Protestantismo y Biblia
Protestantismo y Biblia
Protestantismo y Biblia
ANTE LA SEGUNDA
edicin
Wataado la Primera
libro, dijo asi la Bev
do nu.-f.tro
Arzobispado de
J BJHliri- del
Airea, en su nmero de
Bueno
enero de 19M:
"A nuestro l8" .Ti-rTm
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diversas Sectas
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que los
2 Dado Re-
admiten como
c nica fuente de
d apo-
s^""^ so,apo)
(Sipu en la
Pbro. FERNANDO CARBALLO
PROTESTANTISMO
Y BIBLIA
Soluciones catlicas
a los problemas que plantean
nuestros hermanos protestantes
SEGUNDA EDICION
PUEDE IMPRIMIRSE
t Antonio Rocca
Obispo Titular de Augusta
Buenos Aires, 26 de Abril de 1955
7
todo planteo polmico, pues entiende
y
esto lo iden-
tificams aun con el Secretariado, que las
conviccio-
nes en materia de Fe no habrn
de llegar nunca por va
de la controversia; muy por
el contrario, la discusin,
lejos de ser en sto fuente de luz, slo afirma
a cada uno
en sus ideas y afianza con ello
los antagonismos, aten-
tando contra la unidad que debe
ser meta en materia
de Fe; contra esa unidad que
es una de las notas de la
Iglesia Catlica,
y que no es la uniformidad estreo-
Upada de quienes carecen de carcter,
sino la que con-
cede al hombre la plenitud de
su personalidad, pues nace
de reconocer la existencia de un
solo Dios verdadero,
buscar una sola Verdad
y aceptar un solo Magisterio,
como guia para afianzarse en la recia
orientacin.
Por por la identificacin de la esencia de este
eso,
libro con loque el Secretariado entiende enfoque
ideal
para el planteo de los problemas relacionados
con la for-
macin apostlica, se ha estimado conveniente
que salga
a la venta con su auspicio, esperando
con ello advertir
al lector, desde el comienzo, la
jerarqua de la obra que
tiene en sus manos. Pero, adems,
el Secretariado, en
su carcter de organismo tcnico
especializado en la ma-
teria, confa poder utilizarlo
como referencia inicial
para labores futuras,
y por ello se esforzar en obte-
ner que sea insistentemente recomendado
a los distintos
Consejos Diocesanos, como camino para
llegar al mayor
nmero de socios, a los cuales se les recomendar
hagan
conocer sus opiniones
y pareceres, para tomarlos como
base de los sucesivos estudios que se
harn en la materia
y que en esta forma, se espera, respondern a las nece-
sidades de cada lugar.
Pero la labor quedara trunca y por
consiguiente
resultara insuficiente, si la lectura
de este libro, con
su posterior influjo en el desarrollo
de los estudios
que
se habrn de ir haciendo, quedara circunscripta,
por
8
defecto en el planteo inicial, slo a aquellos que militan
en los cuadros efectivos de la Accin Catlica, o en sus
7imediatas esferas de influencia, siendo necesario para
salvar esa falla que, en el esfuerzo de difusin, no se
desaproveche ninguno, mxime cuando existen muy me-
ritorias instituciones dedicadas al apostolado externo, las
cuales, tal como las Congregaciones Marianas, cuentan
en sus filas con innumerables apstoles muy bien capa-
citados, y cuyo aporte es imprescindible en toda labor
que deba ser coordinada.
9
en la medida que se da a los dems. La defensa de la
10
:
11
En el Captulo 12, versculo 46 del Evangelio de
San Mateo se lee: "Mientras El (Jess) hablaba a la
muchedumbre, su madre y sus hermanos se hallaban
fuera y pretendan hablarle".
Esto es lo que sabe el protestante de memoria que:
12
As, en este caso, para resolver la objecin sobre la
virginidad de Mara Santsima le bastar al catlico
aprender de memoria que San Pablo, en el Captulo l 9 ,
13
creyentes que no han empleado su tiempo en aprender
textos de memoria.
i Por qu ese afn
nos preguntamos de venir ,
14
acicateados por estos dirigentes, presentan batalla a nues-
tras creencias.
Por otraparte, nos consta que muchos, muchsimos
de propagandistas subordinados que actan en nues-
los
tro medio son protestantes de buena fe que pretenden
con su predicacin hacernos un bien espiritual.
Tal vez este Protestantismo que hoy nos ataca es
un enviado de Dios para sacudirnos la modorra oblign-
donos a esclarecer nuestra fe, la cual, de no ser as, se
adormecera tal vez en una cmoda rutina.
15
lando en cada Leccin, con tinta, lpiz de color,
etc., los
argumentos que ms les agraden, para luego, en un
re-
paso, mejor localizarlos y grabarlos en la
memoria. Una
previa lectura del Indice, y un vistazo al mismo antes
de cada Leccin permitir hacerse cargo ms
fcilmente
del ensamblamiento de las diversas materias
que se tratan.
17
2. Protestantismo y Biblia.
LECCION I
EL APOLOGISTA CATOLICO
"Portmonos con mucha pa-
ciencia, con pureza,con doctrina,
con longanimidad, con mansedum-
bre, con uncin del Espritu Son-
to, con caridad sincera, con pala-
tras de verdad, con caridad de
Dios, con las armas de la justi-
cio...".
(2* Corintios, Cap. 6, vers- 3 al 10).
a) PRIVADAMENTE.
18
es urgente, del
licencia de la Santa Sede, o si el caso
Ordinario local". As reza el Cnon 1325 del
Cdigo de
Derecho Cannico. .
b) CON CARIDAD.
19
sculos 3 al 10: ''Portmonos con mucha paciencia, con
pureza, con doctrina, con longanimidad, con mansedum-
bre, con uncin del Espritu Santo, con caridad sincera,
con palabras de verdad, con caridad de Dios, con las
armas de la justicia . .
.".
20
TIPO DE PROPAGANDA REIDA CON LA
CARIDAD CRISTIANA.
"
c) CON UNCION.
22
.
en toda su vida. De
contrario ser un bronce que tae
lo
d) CON VERDAD.
23
t
No debemos nunca
olvidar que
' el protestante de
Un
h mbre n nf0rm d
8
Y aU
oue ataca por principio religioso,
que ' 0 mal inWadt
porque siempre sus
antecesores en la fe protestante
mismos fundadores del Protestantismo
obraron as, pZ ue los
fundamentaron sa
subsistencia en el ataque al
Catolicismo; y porque a
acias extraordinarias,
Dios nos auxi-
como auxili a s m -
sexo 'y
Tt& V3,0r desP-P-ionado al
vigor d
en9S med a
! QUe matan el cu *rpo; que
S
al al'Z no pueden
alma j \
matarla. Temed, ms bien,
(el Demonio) que
a aquel
puede perder el alma y el c^rpo
la gehenna". (Mateo, P en
Cap. 10, vers. 28)
entnea y ligera tribulacin
nnrn '^n- TT nos pre-
Z JTLda
que si la tienda de
Un<l temdad
f mansin terrena
d nuestra Pernos
se deshace
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5)
'
f
- del
dispuestos al martirio
y qM por otra parte sean
profundamente caritativos, piadosos y totalmente vera-
ces y bien formados en su fe, sean los nicos capaces
de hacer frente al que ataca nuestra Religin. De nin-
guna manera queremos decir sto; porque entonces sola-
mente los Santos y los eruditos podran presentar cara
al adversario religioso.
Exponemos simplemente estas dotes, proponindolas
como una meta que alcanzar por el verdadero apologista
catlico. Y mientras tanto, mientras esa meta no
se losrra
en un todo, pues a procurar obtenerla sin por eso dejar
de hacer el apostolado que nos aconsejen las circuns-
tancias.
Recomendamos, por ltimo, la lectura de los Captu-
los 3y 4 de la Segunda Carta que San Pablo, el Apstol
y Apologeta por excelencia, escribi a Timoteo, uno de
sus discpulos; condensan todas estas doctrinas.
CUESTIONARIO
25
.
26
.
LECCION II
SITUACION HISTOKICA
'
' Vosotros, hermanos, habis st-
do llamados a la libertad; pero
cuidado con tomar la libertad por
pretexto para servir a la carne. .
Si mutuamente os mordis y os
devoris, mirad que acabaris por
consumiros unos a otros".
(Glatas, Cap. 5 vers. 13 al 15).
27
.
28
Pongamos un ejemplo: dos individuos se hallan al
borde de ceder al pecado. Uno de ellos posee una slida
formacin espiritual; ante el peligro, recurre a las reser-
vas de su fe, utiliza los medios sobrenaturales que ella
le proporciona, vence la tentacin, se levanta del estado
de tibieza y recupera el antiguo fervor. El otro, por el
contrario, menos formado en la fe, o ms orgulloso, o
de voluntad menos firme, no aprovecha los auxilios de
la Gracia, se deja llevar por lo fcil, cae en la tenta-
cin y peca.
Algo similar pas a la Cristiandad de hace cuatro
Siglos.
Imaginmonos en una gran proporcin del pueblo y
clero cristianos del Siglo XVI
una conducta tan anti-
cristiana cuanto nos la quieran pintar las exageraciones
de los historiadores protestantes.
Pues bien: llega la tentacin inevitable, encarnada
en la rebelinde Martn Lutero en Alemania.
Ante este hecho, los buenos cristianos se harn ms
fervorosos an. Pero los cristianos tibios y los positiva-
mente malos cristianos, una de dos: o resisten heroica-
mente la tentacin y en la lucha purgan por sus pecados,
o bien caen y se apartan totalmente de la fe, pasando
a formar parte de los hijos descarriados de la Iglesia
de Cristo.
O sea: que el fuego ha servido una vez ms para
separar el metal noble de la escoria.
Esto es lo que debemos entender claramente la Igle-
:
29
No ni aun entonces, almas santas que,
faltaron,
aborreciendo estado de cosas, se propusieron reme-
tal
diarlo ('). Pero los intentos de los Santos Pontfices y
de los buenos cristianos por volver a la Cristiandad a su
antiguo esplendor fueron cayendo en el vaco. En cam-
bio el grito de rebelin lanzado por Lutero, hall pronto
eco en las vastas regiones de la Europa catlica.
b) LA PSEUDOBREFOEMA.
30
'
31
. .
c) LA VERDADERA REFORMA.
Canisio. .
32
sensiones a fin de que se destaquen los de probada vir-
tud".
Dios sabe escribir derecho con lneas torcidas.
d) LA OBEA DE LUTERO.
33
3. Protestantismo y Biblia.
doctrina catlica, con motivo de una controversia sobre
las Indulgencias, sostenida contra el Padre
dominico
Tetzel, predicador comisionado por Roma.
Lo ms notable de su doctrina es, tal vez, la procla-
macin del "libre examen" de la Santa Biblia, sin con-
trol dogmtico por parte de la Iglesia. Sigela
en im-
portancia su teora de la "justificacin por la sola fe",
(fe fiducial, en sentido luterano), prescindiendo
de las
obras; es decir: que nuestra fe ciega en Cristo
y no
nuestras obras es la que nos hace justos
y nos lleva al
Cielo. Y en tercer luear la "negacin del libre albedro"
(su famoso servo arbitrio), con lo que deja totalmente
anulada la eficacia y el mrito de las buenas obras,
y
abre una puerta al proceder incontrolado.
Combate la autoridad del Romano Pontfice en el
campo doctrinal. Destruye prcticamente el dogma de
la Presencia Real de Cristo en el Santsimo
Sacramento,
etcteraf 1 ).
Como alguno de los libros y textos de la Santa Bi-
blia contradecan abiertamente sus teoras, no dud en
afirmar que dichos libros y textos eran apcrifos, es
decir, aadidos por mano annima a las Sagradas
Es-
crituras; y por lo tanto, sin ningn valor probativo.
Las Epstolas de San Pablo, interpretadas a su sa-
bor, forman el fuerte de su doctrina. Y los escritos de
San Agustn, difciles, de por s, de entender en su justo
sentido, dado el carcter apologtico
y fogoso con que
fueron redactados, le proporcionaron asimismo abundan-
te material.
En el terreno de la moral y las costumbres, y como
consecuencia de sus teoras, declar nulo el voto de cas-
34
tidad de los Sacerdotes, Religiosos
y Religiosas, incitn-
dolos a contraer enlace. A
los Obispos les invit a negar
obediencia al Papa y a formar Iglesias nacionales. los A
Prncipes les invit a apoderarse de los bienes eclesisti-
cos y a independizarse del Rey o del Emperador, et-
ctera.
Puede afirmarse sin lugar a dudas que para los
Prncipes, el adoptar la nueva religin fu custin ms
bien de poltica y de avaricia que de sentimientos religio-
sos. Para los malos Sacerdotes signific la legitimacin
de una vida irregular por ellos ya de antiguo llevada;
lo mismo dgase de los Religiosos
y Religiosas inobser-
vantes. Para el pueblo en general, la nueva
doctrina se
present como una liberacin de muchas de las obliga-
ciones que la antigua fe les impona... Y
para todos r
eclesisticos y seglares, la doctrina de Lutero se
exhibi
con los atractivos de la originalidad, como algo que
nue-
vamente les trasladaba a los tiempos apostlicos, con su
sencillez, sus cansinas..^ 1 ).
En fin: en los tiempos de Lutero, el mal catlico
poda ser fcilmente un buen protestante. En
cambio,
para que un buen protestante pudiese llegar a ser un
buen catlico,
haba de ajustar no slo su fe, hacindola
ms ilustrada y ms humilde, sino,
y sobre todo, su con-
ducta, atenindose a una disciplina civil
y eclesistica
(i) "Las causas que aceleraron la Reforma fueron varias:
las enemistades entro Bonifacio VIII y Felipe el Hermoso, de
Francia, que se rebel contra el Padre comn de la Cristiandad
y
desdor el prestigio del papado; la residencia de los Papas en
Avin (1309-1376)... el cisma de Occidente
y aquella peste
general que en slo dos aos llev al sepulcro a la tencera parte
de la poblacin europea. Las consecuencias de esta mortandad
no pudieron ser ms desastrosas. Las Iglesias
y beneficios ecle-
sisticos, a millares, quedaron sin sacerdotes
y sin obispos. Para
cubrir estas plazas se admiti al sacerdocio a gente sin
vocacin,
mundana y ambiciosa, que tena puestos los ojos en las riquezas
que la Iglesia haba acumulado a travs de los Siglos por dona-
clones y legados espontneos de sus hijos. Este estado de
cosas
repercuti en las costumbres en general...". Buzn de preguntas.
P. Bertrando L. Conway. C. S. P. Razn y Fe.
35
mucho ms rigurosa que la que le exiga el Protestan-
tismo.
De ah se explica la facilidad con que en un mundo
corrompido pudieron extenderse las fciles ideas nova-
doras.
e) SE PROPAGA EL INCENDIO.
36
Francia, los Pases Bajos y hasta Polonia y Hungra;
Knox predic la revolucin en Escocia; Crnmer, pri-
mer consejero de Enrique VIII, impuso una reforma
"sui generis" en Inglaterra, etctera.
37
a la rebelin protestante, rompiendo definitivamente con
Roma en 1533, y unindose el mismo ao con su favo-
rita Ana.
Se inici as en Inglaterra una persecucin tal con-
tra los catlicos,que nicamente puede ser comparada
a la que inmediatamente se sigui bajo el reinado de la
sanguinaria Isabel I, hija de Enrique VIII y de la antes
nombrada Ana Bolena (').
38
ner luego esta reflexin: Podran ser Hombres de Dios,
podran ser heraldos de la verdadera religin personas
afeadas por lacras morales como las que nos describe
de ellos la Historia?
39
CUESTIONARIO
40
LECCION III
LA SANTA BIBLIA
"Es lo mismo que ensea (San
Pablo) en todas sus Epstolas, en
las cuales hay algunos puntos de
difcil inteligencia, que hombres
indoctos e inconstantes pervierten,
no menos que las dems Escritu-
ras, para su propia perdicin".
41
los Santos Evangelios y, a lo sumo, el de las Epstolas
de San Pablo.
Se arga que la lectura de gran cantidad de textos
del Antiguo Testamento era, cuando menos, intil. Que
no escaseaban pasajes de un realismo perjudicial a es-
pritus jvenes. Que haba el peligro de interpretarlos
torcidamente, al modo con que lo hacan los protestan-
tes, etctera.
En realidad de verdad, el justo medio es lo condu-
cente.
Hoy se ha puesto la Santa Biblia al alcance de todo
catlico y es rarsimo encontrar quien de ello saque per-
juicio. Al contrario, los beneficios espirituales que se
han reportado son prueba fehaciente de que, dada la
actual difusin de los impresos de toda ndole moral, es
un acierto el multiplicar la existencia y difusin de es-
te antdoto divino, a fin de que no desfallezcan y mue-
ran tantas almas.
Conforme este sentir, hay editoriales catlicas (co-
mo A. C.
la B. Espaola), que suman por cientos de mi-
les los ejemplares de la Sagrada Biblia que ha publi-
cado a precios econmicos; por no hablar ya de Institu-
tos Religiosos (como la Pa Sociedad de San Pablo), en-
tre cuyas finalidades se destaca, precisamente, la de di-
fundir el conocimiento de las Sagradas Escrituras.
Por eso recomendamos encarecidamente a todos nues-
tros lectores, que si no la poseen ya, adquieran de inme-
diato una Santa Biblia, no slo para aprovechar mejor
este Curso, sino para recurrir a ella en toda poca de su
vida, como a libro de consulta o de lectura espiritual De
todos modos, no les aconsejamos dejar el Sagrado Texto
al alcance de los nios o de los ms jvenes, pues, efec-
tivamente, alguna narraciones del Amtiguo Testamento
podran excitar en ellos una curiosidad malsana, con per-
juicio para sus almas y para el debido respeto hacia las
Sagradas Escrituras.
42
a) NOCIONES.
(i) Un
antiguo protestante convertido al Catolicismo, que
lleg a ser el Cardenal Newmann, dice en el captulo V de su
libro "Historia de mis ideas religiosas": "La experiencia de-
muestra ciertamente que la Biblia no sirve para un propsito para
el cual no fu creada. Puede ser circunstancialmente el medio
de conversin para algunos individuos; pero un libro, despus de
todo, no puede hacer frente al salvaje y vivaz entendimiento del
hombre ".
YCardenal Baronio, en una frase ingeniosa, se expresaba
el
as: "El
intento del Espritu Santo al hablarnos por medio de
las Escrituras es ensearnos no cmo va el Cielo sino cmo se va
al Cielo".
43
siquiera la Santa Biblia es el nico manantial de Reve-
lacin Divina, como pretenden los protestantes; ya que
el Mensaje Divino (o sea, el conjunto de aquellas verda-
des que Dios juzg conveniente comunicar a los hombres
en lo tocante a la fe y a la moral), en parte se contiene
en la Sagrada Biblia y en parte se contiene en la Tradi-
cin, como diremos en la Leccin siguiente.
Considerando el Sagrado Texto en su parte mate-
rial, diremos que est dividido en varios Libros; cada
Libro, a su vez, est dividido en varios Captulos,
y cada
Captulo en varios versculos.
En la prctica, al hacerse alusin a uno de los Li-
bros, se cita o bien su autor (por ejemplo Juan, en lugar
:
44
6ia hablando por boca del Papa o por intermedio de los
Concilios Generales.
Aunque ya con anterioridad a la revolucin protes-
tante varios Papas (como Dmaso y Gelasio) y varios
Concilios (como los de Laodicea, Cartago, Florencia, et-
ctera), haban proclamado solemnemente la autentici-
dad de de la Santa Biblia denominada Vulga-
la versin
ta Latina, con todo, en 1546, el Concilio de Trento crey
oportuno proclamar oficial y solemnemente una vez mas
que dicha antigua versin debida a San Jernimo y con-
servada inclume hasta entonces, era realmente autn-
1
tica ).
45
da Vulgata (cuya autenticidad niegan, por diversas con-
veniencias, los novadores protestantes), es autntica;
o
sea, corresponde en un todo y en cada una de
sus partes
a los originales que han escrito, Siglo tras Siglo, los
res-
pectivos autores inspirados.
Del cuidado que siempre se tuvo de no alterar el
texto de las Sagradas Escrituras es un indicio el
siguien-
te detalle: se puede reconstruir texto por
texto, con las
citas bblicas que contienen los escritos de los
Santos Pa-
dres, gran parte de la Sagrada Biblia y casi todo el Nue-
vo Testamento.
Hoy da no existe, ni mucho menos, la escrupulosi-
dad que antes exista al transcribir citas de cualquier
autor; mxime, de un autor sagrado. A pesar de todo,
respecto a la Sagrada Biblia, y para prevenir cualquier
eventualidad, San Juan en los ltimos versculos de su
Apocalipsis (que es el ltimo de los libros de la Santa
Biblia), fulmina anatema contra los que aadieren o
quitaren algo del Sagrado Texto.
Dios Nuestro Seor, en fin, no puede permitir que
se introduzca el error en el Libro de los libros, vehculo
de su Palabra divina.
Sin embargo, como a Lutero y a sus seguidores le
molestaban algunos pasajes de la Santa Biblia, puesto
que se oponan abiertamente a sus nuevas teoras, opta-
ron descaradamente por afirmar que no eran autnticos,
que eran apcrifos, aadidos posteriormente, y que por
lo tanto carecan de todo valor.
46
c) LA SANTA BIBLIA Y LAS
"BIBLIAS PROTESTANTES '
'.
47
tes", salvo los que tengan especial licencia para
ello.
As lo especifican los Cnones 1398-1400 del Derecho
Cannico.
Esto supuesto, cmo distinguir una Sagrada Biblia
editada por los catlicos de otra editada por los
protes-
tantes?
No es difcil distinguirlas.
A) Si tratndose de una edicin castellana la im
presin est hecha en Inglaterra o en los
Estados Uni-
dos de Norteamrica, o bien en pases de habla
castella-
na pero por una "Sociedad Bblica", en este
supuesto
hay que_ andar con cautela; el hecho es, de por s,
una
mala seal, pero no proporciona certeza de que se trata
de una edicin protestante.
B) Si tiene la Santa Biblia notas aclaratorias
^ del
Texto Sagrado al pie de cada pgina, o con cierta
re-
gularidad, probabilsimamente se trata de una
edicin
catlica. Lo mismo dgase si est impresa bajo la super-
visin de un Sacerdote, Instituto Catlico, etctera.
C) Pero la certeza de que efectivamente se trata
de una Santa Biblia legtima la proporciona la "Censura
Eclesistica", el permiso de impresin concedido por
el Ordinario, que generalmente va estampado
en las
primeras o en las ltimas pginas del texto, y se expresa
n estos trminos:
MPRIMATUR, o bien IMPRIMI POTEST vale decir:
imprmase, puede imprimirse; u otras expresiones si-
milares.
2. Esta es, en definitiva, la actitud de la Iglesia:
aconseja la lectura reverente de la Santa Biblia en edi-
cin catlica y prohibe bajo pecado grave la lectura de
dicho Libro en edicin protestante.
Ahora bien; respecto a los otros libros o folletos de
tema religioso editados por los protestantes qu tempe-
ramento adopta la Iglesia?
Similar temperamento. La Santa Iglesia (con el
mismo sentido con que una madre retira del alcance de
48
su hijo pequeo un instrumento cortante), prohibe tam-
bin, bajo pecado grave, la lectura y la mera retencin
de cuanto libro contenga doctrina protestante o de cual-
quier modo hertica. En caso de duda de si se trata de
una edicin catlica o protestante, vase si el libro, folleto
o volante en cuestin, tiene "Licencia Eclesistica". Si
versa sobre materias religiosas o morales, debe necesaria-
mente tenerla.
Esta actitud de la Iglesia no significa poner una
barrera infranqueable a la investigacin. Los obispos
tienen facultad para conceder el permiso de lectura de
"libros prohibidos" a cuantos se lo pidan, siempre, por
supuesto, que posean una cultura religiosa tal que les
inmunice frente a las doctrinas deletreas; por lo dems,
el trmite de Curia es sencillsimo. La madre que pu-
simos arriba como ejemplo, no tendr dificultad en que
su hijo, de edad ya suficiente, maneje instrumentos cor-
1
tantes. .
i ).
49
4. Protestantismo y Biblia.
.
50
diciones de hacer una exgesis correcta de los difciles
pasajes que se encuentran a menudo en la Santa Biblia.
2. Adems, la libre interpretacin de la Sagrada
Biblia, el libre examen, lleva necesariamente al error y
al divisionismo religiosocosa fcil de probar. Si un
;
51
;
divisiones contradictorias.
Por el contrario, nuestros hermanos protestantes,
52
;
(i) Claro est que los protestantes ele boy no naden in-
terpretando cada cual de por s el Libro Sagrado; al menos en
sus puntos esenciales. Por lo general, aceptan el parecer del "Pas-
tor" que desde el plpito les imparte doctrina, quien a su vez
se atiene a los principios generales de la "Confesin" de la cual
es ministro.
De modo que no son frecuentes hoy en protestantes de n-
mero lasinterpretaciones particularistas. Fero, en realidad, todo
protestante, si es consecuente a su doctrina del libre examen, est
capacitado para hacerlas.
De hecho, las cabezas de las distintas Sectas se arrogan la
facultad de adoptar su propia actitud ante los numerosos pasajes
disputados de la Santa Biblia; al punto de ser relativamente fre-
53
No queremos con esto decir que el subjetivismo re-
ligioso penetr el mundo con Lutero. Ni mucho me-
en
nos. Naci mucho antes de que naciera la Iglesia Catlica,
y morir cuando muera el ltimo hombre de espritu
orgulloso que no acepte una norma de fe superior a lo
que pueda hacerle ver su inteligencia.
He aqu lo que, referente a estos asuntos, escribe ya
San Pedro a los primeros cristianos: "Es lo mismo que
ensea (San Pablo) en todas sus Epstolas, en las cuales
hay algunos puntos de difcil inteligencia, que hombres
tndoctos e inconstantes pervierten, no menos que las de-
ms Escrituras, para su propia perdicin" (2 Pedro,
Cap. 3, vers. 16).
e) LA IGLESIA ANTE LA
SANTA BIBLIA.
54
vez que lea el Libro Sagrado para nutrir su inteligencia
en este manantial, el ms antiguo, de verdades trans-
cendentes.
Leer, meditar, reflexionar sobre el Libro Santo. De-
beramos devorar, cual bizo el Profeta Ezequiel por man-
dato de Dios (Ez., Cap. 3, vers. 1 al 3) la Sagrada Es-
critura para ms hacernos carne su contenido.
No olvidemos que existe solamente un agua que sa-
cia y que trasciende a la vida eterna; esta agua es la
palabra de Dios prometida a la Samaritana y a cuan-
tos andan sedientos en este mundo buscando purifica-
cin. Y la palabra de Dios se escucha eminentemente en
la Santa Biblia.
Yerran, pues, quienes no nutren su alma con la lec-
tura del Sagrado Texto y quienes lo leen con espritu
profano, con espritu curioso. Pero yerran tambin quie-
nes sobreestiman, como se dice al principio de esta Lec-
cin, y magnifican fuera de toda medida el mbito de
las Sagradas Escrituras. Queriendo con ello levantarle
un pedestal, en realidad minan su base.
Cual sea la mente de la Iglesia respecto al uso de
las Sagradas Escrituras, consta en inmortales Documen-
tos Pontificios tales como la Encclica " Providentissimus
Deus" de Len XIII publicada en 1893, y en la "Divino
Afilante Spiritu" que compuso Po XII en 1943 con
motivo del cincuentenario del anterior Documento. Po X,
fundador del Instituto Bblico de Roma, habla en sus
Letras Apostlicas del 7 de Mayo de 1909 del espritu
que. ha de animar el estudio de la Santa Biblia, sobre
todo relacionndolo con las exigencias e inquietudes de
la ciencia moderna. Etctera.
55
nuestra alma diariamente con esa divina lectura.
Lea-
mos con ntima aficin los Sagrados Libros
y medite-
mos all da y noche en la Ley del Seor, para acertar
como peritos cambistas, a distinguir la moneda
legti-
ma de la falsa. Aprecie tu hija los divinos Cdices ms
.
.
CUESTIONARIO
56
nifiestan si una Santa Biblia ha sido editada por catli-
cos o por protestantes? Qu pecado comete quien lee o
retiene algn libro que defienda la hereja?
57
LECCION rv
LA TRADICION
"Lo que de m oste ante mu-
chos testigos,encomindalo a
hombres fieles, capaces de ense-
ar a otros".
(2 a Timoteo, Cap. 2, vere. 2).
58
! :
59
dicin), no pudo menos de darles por resultado el con-
fusionismo religioso que an hoy da padecen.
En igual error caeran los jueces que admitiesen co-
mo fuente de sus decisiones nicamente el Cdigo de
Derecho Civil, y rechazasen la jurisprudencia tejida en
torno a la Ley, el historial, decisiones, etc. que ao tras
ao se fu urdiendo en torno a los diversos artculos del
Cdigo, completndolo y actualizndolo. Valga la com-
paracin aunque no sea exacta en un todo.
60
.
b) LA TRADICION DIVINA ES
FUENTE DE REVELACION.
61
gelio: "Me ha sido dada toda potestad en el cielo y en
la tierra. Id y ensead a todas las gentes . todas las
. .
62
de m has aprendido; y que otros la aprendan para que
ellos tambin, oralmente, la enseen a otros.
Si la nica fuente de verdad revelada fuese la
Sagrada Escritura, i por qu no dijo San Pablo: "toma
nota de cuanto he escrito yo y de cuanto han escrito
los diversos predicadores que han convivido con Jess;
junta todo ello a las antiguas Escrituras y sea sta la
pauta de quienes deseen abrazar la religin de Cris-
to?". Mxime, siendo as que cuando San Pablo es-
. .
63
.
que les ense durante los 40 das que pas con ellos
despus de su resurreccin; que sin duda alpuna fueron
los detalles de la constitucin de su nueva Iglesia (He-
chos, Captulo 1, versculo 3).
Por otra parte Jess haba prometido a los suyos
:
64
tiene valor de Palabra de Dios revelada, que ms del
60 % del material que compone el Nuevo Testamento
fu escrito por personas que no conocieron personal-
mente a Cristo ni escucharon de sus labios la Buena
Nueva, sino que adquirieron sus conocimientos sobre el
Maestro escuchando las tradiciones populares, oyendo lo
que de El se deca y aceptaba la nueva Iglesia oficial-
mente (sin que por sto queramos negar la posibilidad
de un aporte de verdades conocidas nicamente por ins-
piracin directa del Espritu Santo). O sea: que antes
aun de escribirse el Nuevo Testamento tenemos ya la
Tradicin sagrada en marcha.
65
5. Protestantismo y Biblia.
.
G6
Queremos con stomenoscabar la autoridad de las
Sagradas Escrituras? Ni mucho menos. Lo nico que de-
seamos es poner las cosas en su debido lugar.
El libro Sagrado encierra, sin duda ninguna, un
inestimable tesoro de espiritualidad que es de todo punto
de vista necesario aprovechar. (Nos referimos no slo a
los 4 Santos Evangelios o al Nuevo Testamento, sino
tambin al Antiguo). Pero al que quiera beneficiarse
con dicho tesoro de espiritualidad, le es de todo punto
de vista necesaria una gua experimentada, cuyo ma-
gisterio se base, principalmente, en la interpretacin que
los telogos de los primeros Siglos dieron a los diversos
pasajes bblicos. Si se rechaza este complemento indispen-
sable que es la Tradicin, el error sobrevendr inexora-
blemente.
Por ltimo la Revelacin ha sido hecha por grados
:
d) DIALOGANDO-
67
A) Recordemos lo dicho en la Leccin 1 Es p-
blica la discusin, o sea: en un
estrado, ante oyentes,
etc. T Iso puede usted aceptarla.
68
Pues bien; aquello que a lo sumo admite usted, se-
or protestante, como hecho histrico, esa verdad hist-
rica, la Iglesia, con el correr de los tiempos, la ha credo
como verdad de fe. Y por fin, esa verdad de fe acerca
de la cual no cabe la menor duda ha sido recientemente
elevada a la categora de dogma de fe. O sea se la elev
:
69
Adems, no es cierto que el pueblo cristiano est
lleno de tales creencias, ni muchsimo
menos.
A su vez, nadie puede negar que el pueblo protes-
tante de ciertas regiones de Alemania,
Suecia, Norue-
ga, etctera, mantiene tambin algunas
tradiciones reli-
giosas extravagantes, sin que por ello
pueda decirse que
las aprueba su Religin oficial.
B) Por lo dems todos
: los protestantes del mundo
se ven obligados a aceptar la Tradicin, al
menos en
estos dos puntos (para poner slo
dos ejemplos) en el :
70
hubiera dicho mas
ras fuesen la \inica regla de fe, lo
claramente ya que por el modo de hablar de su Divino
;
proceder de Apostles,
Hijo Jess, y por el modo de los
cristianos
primeros luego de
y todos los que Siglo
de los
trasSMo fueron profesando el Cristianismo, se deduce
que LA RELIGION VERDADERA ES
AQUELLA
QUE PRACTICARON LOS APOSTOLES y sus legti-
CUESTIONARIO
l
gn intrprete oficial de lo revelador Cmo podra de-
finirse la Tradicin sagrada?
b) Argumento A) qu medio propuso Cristo al
mundo para que se enterase de su doctrina de salvacin?
Argumento B) con qu trozo de las Epstolas de San
Pablo se prueba
legitimidad de la Tradicin ? Hgase
la
la exgesis de dicho texto. Argumento C) cuntos de los
Apstoles consignaron por escrito sus doctrinas? Cun-
tos de los que escribieron haban odo de labios
de Jess
la doctrina que expusieron? Qu confiesa el Evange-
lista San Marcos a este respecto? Alguno
de los escri-
tores sagrados hizo, o pretendi hacer, un cuerpo
com-
pleto de doctrina, como previendo que sus escritos iban
a ser la ms segura norma de fe? Cul fu, en caso con-
trario, su proceder?
72
LECCION V
EL MAGISTERIO
73
tos. El Papa y los Obispos, por expreso mandato del fun-
dador del Reino, Cristo Jess, (y no por mera voluntad
de los hombres), son los custodios oficiales de la fe cat-
lica contra las vicisitudes de los tiempos. Como veremos
a rengln seguido.
74
vers. 12 al 16) ; les di la misin de acompaarle y de
predicar (Marcos, Cap. 3, vers. 14) les ense en priva-
;
75
;
76
'
77
,
a ninguno de ellos.
6. Por lo tanto, los Libros Sagrados son autnticos.
Ahora bien valindonos de esos Sagrados Libros proba-
;
e) EL EPISCOPADO.
78
.
79
do. . . sino modesto, justo. . . ajustado a la doctrina, de
-suerte que pueda exhortar con doctrina santa y argir a
los contradictores". (Tito, Cap. 1, vers. 7 al 9).
C. Por ltimo: estas facultades y obligaciones no
fueron exclusivas de los Apstoles ni de aquellos a quie-
nes los Apstoles impusieron las manos ordenndolos de
Obispos. Junto con la potestad de presidir la Iglesia,
se les transmiti la facultad de ordenar a otros que la
presidiesen, los cuales, a su vez, ordenaran sucesores
"hasta la consumacin de los Siglos"; como aparece cla-
rsimo en la 1 Carta a Timoteo, Obispo, en los versculos
19 al 22 del Captulo 5: "Contra un presbtero no reci-
bas acusacin alguna si no fuese apoyada por dos o tres
testigos. A los que falten, corrgelos. No seas precipi-
. .
80
d) EL PONTIFICADO.
81
6. Protestantismo y Biblia.
ferentes, de distintos Evangelistas, los tres relacionados
con San Pedro, en los cuales el Maestro le confiere
con palabras indubitables la Suprema Potestad tanto
sobre la Iglesia tomada en conjunto como sobre todos y
cada uno de sus miembros.
A) As dice San Mateo en el Captulo 16, verscu-
los 16 al 19: "Tomando la palabra Pedro dijo: T eres
el Mesas, el Hijo de Dios vivo. Y Jess respondiendo,
dijo: Bienaventurado t, Simn hijo de Juan, porque
no es la carne ni la sangre quien eso te ha revelado sino
mi Padre que est en los cielos. Y yo te digo a ti que
t eres Pedro, y sobre esta piedra edificar yo mi Iglesia,
y las puertas del Infierno no prevalecern contra ella.
Yo te dar las llaves del reino de los cielos; y cuanto
atares en la tierra ser atado en los cielos, y cuanto
desatares en la tierra ser desatado en los cielos".
B) San Lucas en Captulo 22, versculos 31 y
el
32, as se expresa: "Y le el Seor: Simn, Simn:
dijo
he aqu que Satans os anda buscando para sacudiros
en la criba como al trigo. Pero yo he rogado por ti para
que no desfallezca tu fe; y t, una vez convertido (arre-
pentido de tu negacin ante la criada del Sacerdote
Caifs), confirma a tus hermanos".
C) San Juan, por ltimo, en el Captulo 21, ver-
sculos 15 al 17 "Cuando hubieron comido,
dice as:
dijo Jess a Simn Pedro: Simn, hijo de Juan, me
amas ms que stos? El le dijo: S, Seor, t sabes que
te amo. Dijle: apacienta mis corderos. Por segunda vez
le dijo: Simn, hijo de Juan, me amas? Pedro le res-
pondi: S, Seor, t sabes que te amo. Jess le dijo:
apacienta mis corderos. Por tercera vez le dijo: Simn,
hijo de Juan, me amas? Pedro se entristeci de que
por tercera vez le preguntase: Me amas? y le dijo: Se-
or, t lo sabes todo, t sabes que te amo. Djole Jess:
Apacienta mis ovejas".
No puede caber duda respecto a la autenticidad del
Primado de Pedro. Cmo es posible que los protestan-
82
tes no comprendan en su verdadero significado unos
textos tan claros?
Dios lo sabe.
Lo cierto es que, como queda dicho, el Seor distin-
gui a San Pedro entre todos los dems Apstoles, para
que fuese fundamento ptreo, inconmovible, de su Igle-
sia para que los confirmase en la fe cuando el Demonio
;
83
:
Ciertos protestantes
muy pocos afirman que San
Pedro nunca estuvo en Eoma. Vamos a hacer un brev-i
parntesis para probar lo contrario.
Que San Pedro estuvo en Roma, es un hecho admi-
84
tido por toda la Tradicin cristiana. Kecin a los valden-
ses del SigloXII se les ocurri negarlo.
Clemente Komano (ao 96), Ignacio de Antioqua
(ao 107), Clemente de Alejandra (ao 150), Ireneo,
Obispo de Lyon (ao 190) e innumerables historiadores
y apologetas de los primeros Siglos, lo dan por supuesto.
Por lo dems, ninguna Iglesia que no sea la de Roma se
arrog nunca el honor de poseer los restos de San Pedro.
Por ltimo; las recientes investigaciones arqueol-
cas efectuadas en Roma, confirman que el Santo muri y
fu sepultado en la Ciudad Eterna.
Pasando a los argumentos bblicos para probar este
hecho, aduciremos el final de la primera Ep '.ola de San
Pedro (1* Pedro, Cap. 5, vers. 13): "Os saluda la Igle-
sia de Babilonia, partcipe de vuestra iecciu,
y Marcos,
mi hijo". Es evidente que San Pedro no escriba desde el
villorrio que era en ese entonces la antigua Babilonia. Usa
el Santo de la metfora "Babilonia" para designar la
Roma de aquel entonces, ciudad soberbia e idlatra, opu-
lenta y pecadora, como la antigua Babilonia; otro
tanto
hace San Juan cuando en el Captulo 17 de su Apoca-
lipsis dice haber visto a Babilonia (Roma)
embriagada
con la sangre de los mrtires.
Otra deduccin bblica que confirma la verdad de
esta tesis se obtiene del mismo texto de
San Pedro ya
citado, segn el cual enva el Santo saludos de
parte de
MARCOS. Ahora bien; San Pablo, que por aquellos tiem-
pos estaba encarcelado en Roma, escribe desde all
a Fi-
lemn, diciendo en los versculos 23
y 24 del Captulo
nico de dicha Epstola: "Te saluda Epafras,
MARCOS,
Aristarco. mis colaboradores". Por lo tanto, si Marcos
. .
85
:
86
Lo mismo que en caso del Episcopado, si no se
el
S7
Pero no sera reo de hereja, ya que no se trata de dog-
mas de fe.
Tiene el Sumo Pontfice un tercer modo, ms
co-
rriente aun, de ejercer el Magisterio sus
discursos, alo-
:
88
Y si responden que eran poderes personales para
San Pedro y los Apstoles recnrdeseles el "ensead a
todas las gentes. .estar con vosotros hasta la consuma-
.
CUESTIONARIO
89
en que aparezcan los sucesores de los Apstoles ejercien-
do autoridad episcopal.
d) Hay algn Obispo que por s solo sea infalible?
Recurdese el famoso texto de San Ireneo. Ctese un texto
bblico que afirme el primado de San Pedro. Aceptaron
los Apstoles el Primado de Pedro t La promesa de espe-
cial asistencia como a Jefe de la Iglesia fu conferida
exclusivamente a la persona del Apstol o ms bitn a
su sede, a su silla, a su ctedra, es decir, al Primado de
la Iglesia* Cmo se explica el proceder de los protestan-
tes que niegan el Magisterio del Sumo Pontfice?
90
.
LECCION VI
ARGUMENTOS GENERALES
"Predica la Palabra, insiste a
tiempo y o destiempo, arguye, en-
sea, exhorta con toda paciencia
y con bien fundada doctrina"
(2* a Timoteo, Cap. 4, vers. 2).
91
.
a) TRASLAPAR LA DIFICULTAD A
LA TESIS DEL MAGISTERIO.
92
Podemos contestarle, segn el razonamiento general que
en este inciso exponemos: "Tal cosa ensea la Iglesia?
Luego es cierta". La Iglesia afirma la existencia del
Purgatorio ? Luego el Purgatorio existe.
Se nos negar que el mero hecho de afirmar la Igle-
sia una cosa, constituya de por s una razn que
obligue
a creer. Y le respondemos La Iglesia es la encargadade
:
93
preferentemente, para utilizar en la refutacin de las
ob-
jeciones protestantes ms comunes.
Por fin: tngase muy en cuenta que TRASLADAR
LA DIFICULTAD A LA TESIS DEL MAGISTERIO,
no quiere decir "salirse del tema", cosa sta que
ya he-
mos reprobado como vicio de argumentacin, como falta
de lgica.
Si comienza, -pues, la disputa por el tema:
Purgato-
rio, segn el ejemplo propuesto, ha
de terminar tambin
por el tema Purgatorio.
;
b) EL CREDO.
94
en la liturgia egipcaca, es la siguiente (segn el papiro
Der-Balyzeh) "Creo en Dios Padre Omnipotente; y en
:
Con
el andar del tiempo, cada liturgia y cada Con-
cilio adopt su propio Smbolo, tomando los textos ante-
riores y aadiendo o cercenando aclaraciones, segn exi-
gan las necesidades de la poca y el progreso del dogma.
Los smbolos que hoy ms se utilizan en la liturgia
latina son dos: el Credo que se reza en la Santa Misa,
y el " textus receptus cuya traduccin castellana comn-
'
'
95
habl por los Profetas. Y en la Iglesia una, santa, cat-
lica y apostlica. Proclamo un solo bautismo para el per-
dn de los pecados. Y espero la resurreccin de los muer-
tos y la vida del Siglo venidero. Amn".
D) El Credo que generalmente empleamos en caste-
llano, es el denominado "textus receplus", o sea, una
traduccin del texto occidental latino ms reciente, (algo
posterior al Niceno-Constantinopolitano), que ya us
Fausto Reiense por el ao 450 y se encuentra en varios
Sacramentarlos y Cdices de la poca. Dice as: "Creo
en Dios Padre todopoderoso, creador del Ciclo y de la
tierra. Y en Jesucristo, su nico Hijo, Nuestro Seor,
que fu concebido por obra y gracia del Espritu Santo.
Naci de Santa Mara Virgen. Padeci debajo del poder
de Poncio Pilato. Fu crucificado, muerto y sepultado.
Descendi a los Infiernos. Al tercer da resucit de
entre los muertos; subF a los Cielos y est senta-
do a la diestra de Dios Padre todopoderoso. Desde all
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en
el Espritu Santo, en la Iglesia Catlica, en la Comunin
de los Santos, en el perdn de los pecados, en la resu-
rreccin de la carne y en la vida perdurable. Amn".
Valindose de estos smbolos, o sntesis de fe, pode-
mos adoptar un segundo tipo de argumentacin general,
vlido para probar todas aquellas verdades que estn
enunciadas en alguno de los Smbolos. Nuestra argumen-
tacin puede ser de esta manera: "i TAL COSA ESTA
AFIRMADA EN EL CREDO? LUEGO HEMOS DE
CREER EN ELLA".
Es imposible que Dios Nuestro Seor haya permiti-
do que se deslizaran errores substanciales en estas fr-
mulas resmenes de fe que por tantos Siglos fueron pro-
fesadas constante, universal y permanentemente por la
Iglesia.
Pongamos otro ejemplo prctico. Vamos a suponer,
como en el caso anterior, que se presenta un protestante
y nos. niega la existencia de un Juicio Final, en el que
seremos todos juzgados. Pues bien; puede argumentrsele
96
:;
c) LAS 4 "NOTAS".
97
7. Protestantismo y Biblia.
'
98
:
peor tal vez , dndole a
contraria a
ciertos
que
pasajes
aparece
una
en
significa-
el texto.
cin totalmente la
e) VERDADES INCONTROVERTIBLES.
Helas aqu:
100
.
VERDADES INCONTROVERTIBLES
Los catolicn tenemos unidad de doctrina y de man-
do; los protestantes, no.
101
CUESTIONARIO
102
.
LECCION VII
103
: : :
104
.
105
errneo. Las ma-
Es ste a todas luces un concepto
por ms que slo les pro-
dres, son madres de sus hijos
que creacin del alma
porcionen de s el cuerpo; ya la
proporcionndonos
pertenece a Dios. Mara Santsima,
Dios, es verdaderamente Madre
de s a Jess, que es
de Dios: del mis-
de Jess-Dios, y por lo tanto, Madre
a un hijo-
mo modo que una mujer al dar a luz de si
humana),
hombre (a quien Dios ha infundido un alma
es por el mismo hecho madre de
un hombre.
consideraciones fueron las que movieron a
Estas
los Padres del Concilio de Efeso,
en el ao 431 a com-
esta en labios
poner la bella oracin que desde entonces
Madre de Dios ...
de todos los cristianos: "Santa Mara,
Mara Santsima fu siempre Virgen. Para
los
3
siempre r-ons-
catlicos de todos los tiempos constituy y
esta Seora el modelo perfectsimo
de la de-
tituye hoy
En vano los protestantes
licada virtud de la virginidad.
la Madre de
han pretendido sacrilegamente despojar a
Dios de dicha preciosa joya ...
Pero pasemos a vindicar este titulo de
Mana .
San-
tsima.
a la afir-
A) En el Credo o Smbolo de la Fe, junto
Mara, sostenemos
macin de la maternidad divina de
afirmamos que Mana
ru perpetua virginidad; o sea:
el fin de sus
Santsima ha permanecido virgen hasta
del Smbolo adoptado por el
das. Estas son las palabras
Niceno-Constantinopolitano Creo... n Jesu-
Concilio :
106
ra siempre Virgen, perfectamente engendrado por obra
del Espritu Santo"...
Y no slo San Epifanio profes la perpetua virgi-
nidad de la Madre de Dios; toda la antigedad cristiana
est acorde en esta verdad de fe.
B) Pruebas emanadas de la Santa Biblia. No se
encuentra, por cierto, en las Sagradas Escrituras esta
frase: "Mara conserv perpetuamente su virginidad";
pero los pasajes que se relacionan con el nacimiento de
Jess son tan elocuentes en este sentido, que basta el
ms simple raciocinio para que una mente desprovista
de prejuicios deduzca del texto bblico la perpetua virgi-
nidad de la Madre de Dios.
a) Mara Santsima ha permanecido siempre vir-
gen; no pudo haber sido de otra manera. Aquel sacro-
santo cuerpo, consagrado durante largos meses con la
Presencia Divina, permaneci perennemente consagrado
a Dios; como un cliz que no admite, so pena de sacri-,
legio, otro uso que el de ser receptculo de la Sangre
de Cristo (*).
Suponer lo contrario (que Mara perdiese su virgi-
nidad en algn momento de su vida), sera antinatural,
sera absurdo. Cmo iba a permitirlo aquella bendita
creatura que, segn el citado texto de San Lucas,, por
sus especiales cualidades "haba hallado gracia ante el
Seor?"
b) Existe adems, como prueba fehaciente del apre-
cio que Mara Santsima profesaba a la preciosa virtud,
este detalle muy significativo a pesar de verse Ella
:
107
puesto que yo no conozco varn f. Es indudable que
si no tuviese intencin de seguir observando perpetua-
mente la virginidad (virtud que ella antepone a la mis-
ma gloria de ser Madre de Dios), en ese caso no tendra
porqu extraarse de su futura maternidad.
c) Por estas razones, por el anhelo de permanecer
virgen, es que no di sic consentimiento sino despus de
haber conocido el modo sobrenatural que la hara Ma-
dre del Salvador de Israel.
Esto es lo que naturalmente se desprende del Texto
Sagrado. De todas maneras, con ser tan claro el texto
bblico, no debe extraarnos la actitud del protestante
de nmero que impugna la virginidad de Mara Sant-
sima: ha sido instruido en los errores antimarianos: y
debemos comprenderle. Lo que s, no perdamos oportu-
nidad en hacerle leer este Captulo 1* del Evangelio de
San Lucas. Es, de por s, suficientemente elocuente para
odos no predispuestos en contra.
108
;
es nico. . . A
principios de este Siglo se descubri una lpida
sepulcral (Edgar Ann. Egypt., t. 22) interesante en grado suniu
El ao 5 de nuestra era, precisamente en el que naca Cristo, una
joven hebrea mora en Egipto a consecuencia de su primer alum-
bramiento; su losa sepulcral, entre otras cosas, deca sta: "El
destino me condujo al trmino de mi vida, entre los dolores causados
por mi primognito" . (Esta nota est tomada del libro del Pbro.
. .
109
un verdadero sacrilegio el compartir su virginal cuerpo
con otro ser humano, siendo as que una milagrosa Pro-
videncia la haba hecho esposa del Espritu Santo y
Madre de Dios; y porque no hay ninguna prueba, ni
de la Santa Biblia ni de la Tradicin divina, que
afirme la no-virginidad de Mara. Todo lo contrario.
Desde los albores del Cristianismo se la honr como a
Virgen siempre incorrupta, antes, durante y despus del
parto (*)
2* Dificultad. Ya nos hemos referido en la Intro-
duccin de este libro al hecho de que el Sagrado Texto
diga que Jess tuvo hermanos.
Como manifestamos en aquella oportunidad, mu-
chos son los lugares bblicos en que se utiliza el vocablo
"hermanos" para significar "parientes" o meros ami-
gos. Hemos citado, as, el pasaje de los Glatas, Cap-
tulo 1, versculo 19, en que a Santiago el Menor se le
llama "hermano del Seor", por ms que la misma Santa
Biblia afirme en otras partes que el tal Santiago es hijo
de otra Mara, la esposa de Cleofs.
(El que quiera conocer la prueba completa del he-
cho de que Santiago es hijo de Mara, la esposa de Cleo-
fs, y por lo tanto no es hermano carnal de Jess, que
lea los siguientes textos: Seprn San Juan, Captulo 19,
versculo 25: "Estaban junto a la Cruz de Jess, su
madre, la hermana de su madre Mara la de Cleofs y
Mara Magdalena". Segn San Marcos, Captulo 15,
versculo 40, en el acto de la crucifixin de Jess "haba
110
tambin unas mujeres entre las cuales estaba Mara
. . .
111
b) EL CULTO A MARIA SANTISIMA.
Espasa.
112
LA VIRGEN MARIACON EL NIO IESUS Y EL PROFETA ISAIA'i
(Cotacumbas de Priscila, Roma)
.
"la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este
inundo" (Juan, Cap. L vers. 9).
Junto al Profeta se halla Mara con el nio Jess en su rega-
zo, cubierta por ei velo de las vrgenes, simbolizando sus dos
gloras ms esplendorosas: la maternidad divina y la virginidad
All est la antigua pintura en las simpticas Catacumbas
da Priscila. desafiando a los Siglos y a las herejas. .
la Santsima Virgen, spase que le dara al trmino una
significacin amplia; al igual que en el lenguaje co-
rriente se dice te adoro, te idolatro, querindose signi-
:
lo hace.
Queda, pues, desvanecida otra de las dificultades
ms corrientes que nos oponen los protestantes : la de que
"adoramos" a Mara Santsima.
113
8. Protestantismo y Biblia.
en que nuestros pedidos sean presentados por manos de
su Madre Mara Santsima y a instancias de 6us amigos
los Santos, muchos de los cuales vivieron o murieron en-
tre los tormentos en defensa de su bendito Nombre.
e) RELIQUIAS E IMAGENES.
114
las imgenes de Cristo, de la Virgen Madre de Dios y
de otros Santos, se tengan y guarden en las Iglesias y
se les d el honor y reverencia debidos, no porque se
crea que hay en ellas alguna divinidad o virtud en con-
sideracin a la cual deba drseles culto o pedirles alguna
cosa, o poner en ellas la confianza, como hacan anti-
guamente los gentiles que colocaban sus esperanzas en
los dolos; sino porque el honor manifestado a ellas se
refiere a los prototipos a quienes estas imgenes repre-
sentan; de tal manera que por las imgenes que besamos
y ante las cuales nos descubrimos y nos arrodillamos,
adoramos a Cristo y veneramos a los Santos cuya seme-
janza tienen".
Hace 4 Siglos que los catlicos venimos oyendo estas
mismas palabras. Hace 20 siglos que venimos cumplin-
dolas. Por qu los protestantes se empecinan en decir
que nosotros adoramos las reliquias de los Santos o sus
imgenes? O es que no se puede rendir un culto que
no sea el de adoracin?
Nos hacemos cargo de que a Antiguo
los judos del
Testamento les estuviese prohibido el hacer imgenes
de sus Santos y rendirles culto. (A pesar de ello, rin-
dieron, y meritoriamente, un algo as como culto a los
Angeles, enviados del Seor, y a ciertos hombres de
excepcionales virtudes; como puede verse leyendo: G-
nesis, Captulo 20, versculos 7 y 17; Captulo 49, ver-
sculos 29 al 33; Tobas, Captulo 12, versculo 12; Job,
Captulo 5, versculo l 9 ;
Captulo 42, versculo 8; etc.).
115
Rendir culto no es adorar; lo diremos hasta el can-
sancio.
A) Tenemos, por ejemplo, la fotografa de nuestra
madre o de un ser querido ausente. La besamos, la guar-
damos con cario, por ms que est amarillenta y que la
persona all representada use traje fuera de poca, etc.
No es ciertamente al papel fotogrfico a quien dirigimos
nuestro afecto es a la persona en l representada.
;
116
al Seor durante su vida mortal. Son reliquias stas de
inestimable valor para quienes sin perjuicios razonan.
(Vase, IV Reg. Cap. 13, en que se narra como el solo
contacto de las reliquias de Bliseo fu suficiente para
resucitar un muerto).
Guardamos cuidadosamente las reliquias de los se-
res queridos, y las veneramos a unas, a las de proce-
;
117
El Santo Cristo y Santa Biblia de los Templos
la
protestantes y no son suficientes
los locales evanglicos
para mover nuestra alma, que no acta sino por medio
de los sentidos. Y sto ya lo entendieron los cristianos
de las Catacumbas, que decoraron las Capillas de las
mismas con piadosas representaciones de Jess, de Mara
y dems personajes bblicos.
El hecho de que el Concilio Niceno II anatematizase
en el ao 787 a los inconoclastas (destructores de las
imgenes), habla bien a las claras de la legitimidad
y
antigedad del culto de las imgenes.
Por otra parte, si Dios no hubiera querido que rin-
diramos culto a las imgenes de los Santos, bastaba con
que no hiciese milagros en favor de quienes ante elias
imploran su gracia. Sera suficiente que Dios no conce-
diese frecuentes milagros a los que acuden a tal San-
tuario donde se venera determinada reliquia o determi-
nada imagen de tal Santo, para que bien pronto dicho
Santuario se quedase sin devotos. Pero es el caso que
Dios se complace en hacer milagros precisamente por
intercesin de determinado Santo, o de Mara Santsima
venerada bajo determinada advocacin; esto quiere decir
que El aprueba el culto que les tributamos a dichas im-
genes.
Milagros!
oigo decir a algn protestante racio-
nalista Mujerzuelas histricas, que no milagros!
.
No es as
le respondemos. Hablamos de verda-
deros milagros, de una autntica y comprobada suspen-
sin de las leyes de la naturaleza, donde, por ejemplo,
los tejidos necrosados de un enfermo incurable recobran
instantneamente su vitalidad y lozana...
Hay una ancdota, en la que aparece un Sacerdote
catlico dialogando con un Pastor Protestante. Uno afir-
ma la existencia de los milagros; el otro la niega.
Como estn en Roma, el Sacerdote invita al Pastor
a revisar en el Archivo Vaticano el Proceso de Canoni-
zacin de determinado Santo. El Pastor accede, revisa
minuciosamente la documentacin referente a uno de
118
.
CUESTIONARIO
119
d) Qu tipo de culto tributamos a los Santos?
e) Las imgenes y reliquias de los Santos tienen
en s mismas alguna virtud especial? Por qu, entonces,
le tributamos un culto ms obsequioso a ciertas imgenes
120
LECCION VIII
EL SUMO PONTIFICE
"Y yo te digo a ti que t erra
Pedro, y sobre esta piedra edifi-
car mi Iglesia, y las fuerzas del
Infierno no prevalecern contra
ella".
121
.
Y
pasamos a enunciar algunos conceptos, que pueden
servir para diluir ciertos prejuicios que tienen los pro-
testantes respecto al Pontificado.
a) EL PAPA NO ES IMPECABLE.
122
Komano Pontfice se pase el da haciendo dogmas de fe
a cada una de sus opiniones.
La infalibilidad no es una prerrogativa "personal''
sino "oficial" del cargo. Cuando se lo exige su funcin
de Supremo Pastor, el Papa es infalible; no para bien
suyo sino para bien de la Iglesia. Cuando sus funciones
no le exigen infalibilidad, entonces su opinin es, eviden-
temente, muy autorizada, pero no infalible.
Como corolario, diremos que la mayora de los Papas
han pasado su pontificado sin hablar ni una sola vez
"ex eatbedra". En este sentido, pues, lo repetimos, estn
tranquilos los protestantes.
b) EL PODER TEMPORAL.
123
Dueo y Seor de s mismo y del territorio en el que
ejerza sus funciones de Supremo Pastor ).
i
1
124
cordato entre el Cardenal Gasparri y el seor Benito
Mussolini, segn los cuales se reconoci la soberana e
independencia del Estado Vaticano, y se acept un status
con amplias garantas para la Iglesia en Italia.
El Sumo Pontfice Po XI al aceptar la tremenda
reduccin de los antiguos Estados de la Iglesia, a un
puado de kilmetros cuadrados de que consta el Estado
Vaticano, demostr palpablemente que "su reino no era
de este mundo". Que la Iglesia no ansiaba posesiones
terrenales, sino garantas para poder ejercer libremente
su misin espiritual.
Vuelve a ser el Papa, hoy como ayer, un Soberano
temporal. De todos modos, el hecho no ha de ser motivo
de temor para los otros Soberanos temporales. El Estado
del Papa es reducidsimo, simblico. La ingerencia po-
ltica del Vaticano es nula. Cuida, s, el Eomano Pont-
fice de los intereses de las almas en todo el mundo. Pero
es ridicula la afirmacin de que admitir a un Legado
Papal, es instalar en el pas a un gobernante extranjero . .
e) EL BOATO.
125
.
nias
'
pareceran fuera de moda .
' .
En parte s respondemos
Podra entonces, tal
.
126
d) LA DEVOCION AL ROMANO PONTIFICE.
Cerramos esta Leccin justificando el amor entra-
able que profesamos al Papa los catlicos del mundo
entero.
el Sumo Pontfice, ante todo, el Jefe de la Igle-
Es
sia,nuestro gua, nuestro padre. Ocupa el lugar que
ocupaba Jess entre sus Apstoles y Discpulos; es el
Vicario, el Representante de Cristo en la tierra.
Siempre, en el correr de los Siglos, recibi el Roma-
no Pontfice el pleitohomenaje de todos los catlicos,
aun en tiempos en que las guerras, las ambiciones
los
territoriales y aun la inconducta de los Papas deberan
de alejar a los catlicos de su Jefe supremo. Habra,
entonces, menos amor; pero siempre el mismo acatamien-
to y respeto a la investidura papal.
Nuestra poca, gracias sean dadas a Dios, est jalo-
nada por pontificados de Papas santos. El Sumo Pont-
fice actual, Po XII, fu conocido personalmente por los
argentinos que asistimos al Congreso Eucarstico Inter-
nacional de Buenos Aires en 1934, cuando era entonces
Cardenal Eugenio Pacelli. Gratsimos recuerdos dej su
visita entre nosotros. Felices los ojos que le vieron
Hoy, esa misma augusta persona, reflejando en su
rostro la huella de veinte aos ms, gobierna la barca
de Pedro con robusta mano, a travs de las fuertes tor-
mentas de la poca materialista que vivimos.
Quien conozca los pormenores de su vida austera,
no podr menos de prendarse de este elegido de Dios.
Quien haya recibido la caricia de su sonrisa de Padre
Supremo de la Cristiandad, no podr olvidarse jams
del santo y sabio varn que hoy rige los destinos de la
Iglesia.
"El Seor le conserve y le vivifique, le haga feliz
en la tierra y no permita que caiga en poder de sus
enemigos '
'.
127
CUESTIONARIO
128
LECCION IX
LA CONFESION
"Diciendo esto, sopl y les di-
jo: Bccibid el Espritu Santo. A
quienes perdonareis los pecados,
les sern perdonados, y a quienes
se los retuviereis, le sern rete-
nidos".
(Juan, Cap. 20, vers. 22 y 23).
129
9. Protestantismo y Biblia.
Lutero nada quiso saber de sto. No slo despreci
la doctrina de los Santos Padres y la prctica seguida
siempre por la Iglesia, sino que conden severamente,
al menos en los primeros aos de su lucha religiosa, la
Confesin auricular (o sea la Confesin de viva voz al
Sacerdote).
A decir verdad, no le era posible mantener como
confesores a aquellos clrigos apstatas, generalmente de
malas costumbres, unidos la mayor parte de ellos en con-
cubinato sacrilego; que tales fueron
salvo raras excep-
ciones los primeros predicadores del "Nuevo Evan-
,
130
Pedro el cargo de Primado en la Iglesia. Dice as el co-
nocido texto de San Mateo, Captulo 16, versculo 19
"Yo te dar las llaves del reino de los cielos; y cuanto
atares en la tierra ser atado en los Cielos y cuanto des-
atares en la tierra ser desatado en los Cielos". De lo cual
se deduce: si tiene el Primado plena potestad para atar
y desatar en la tierra y consiguientemente en los Cielos,
esta potestad habr de ejercitarse eminentemente en el
terreno de las almas, es decir: perdonando, desatando de
las ligaduras del pecado a quienes, dadas sus disposicio-
nes exteriores, parecen merecer perdn y no perdonan-
;
131
.
or. Otra vez les dijo: La paz sea con vosotros. Como
me envi mi Padre as os envo yo. Y diciendo esto,
sopl y les dijo: Recibid el Espritu Santo; a quienes
perdonareis los pecados, les sern perdonados, y a quie-
nes se los retuviereis, les sern retenidos".
Un poco de exgesis.
Salta a la vista que Jess quiso dar a este hecho es-
pecial solemnidad. Se les aparece milagrosamente en el
Cenculo; dos veces les dice: La paz sea con vosotros.
Luego les confiere, en general, las mismas facultades
que El haba recibido del Padre, sobre todo, en favor de
los pecadores ("no he venido a salvar a los justos sino
a los pecadores", Mateo, Cap. 9, vers. 13) sopla despus
;
132
los retuviereis, lessern retenidos" nos est indicando
el Maestro la obligacin de recurrir a los Apstoles, quie-
nes juzgarn si somos o no merecedores de perdn.
Poda ser ms explcito el Seor? Es posible que
un protestante que lea sin prejuicios este texto, no se
convenza de la institucin divina del Sacramento de la
Penitencia? Claro est que Jess poda haber dicho:
"todo fiel har examen de conciencia y se presentar
arrepentido al Sacerdote a quien confesar sus pecados,
para que ste le d la absolucin".
Pero es el caso que Cristo enunci siempre su doc-
trina en trminos generales por otra parte, muchos pun-
;
133
San Policarpo dice as en el ao 107 de nuestra era,
en su Carta a los Pilipenses, 6, 1: "Sean inclinados los
Presbteros a la conmiseracin, misericordiosos para con
todos, no demasiado severos en el juicio (de la Confe-
sin) ya que todos somos reos de pecado".
134
c) LA CONFESION DURANTE LOS PRIMEROS SIGLOS.
veridad. A
los reos de apostasa, de fornicacin y de ho-
micidio (llamados "pecados cannicos"), se les imponan
graves penas, por lo general pblicas, como podra ser:
dar copiosas limosnas, practicar rigurosos ayunos, vestir
hbitos de penitencia a las puertas .de las iglesias por
largo tiempo, etc. Hoy, en cambio, las penitencias sacra-
mentales que se suelen imponer son muy pequeas.
La misma forma de llevarse a cabo el juicio (la
Confesin es un juicio: el "reo" es el que se confiesa
el "juez", el Sacerdote), ha cambiado mucho. En ios
tiempos apostlicos segn afirman serios investigado-
res, haban de confesarse pblicamente los pecados
pblicos y privadamente los pecados ocultos, si bien los
reincidentes en pecados pblicos se confesaban ya en
privado. Hoy la Confesin siempre es privada; ha de
hacerse (sobre todo tratndose de mujeres), en un con-
fesionario situado a la vista de los fieles; entre el peni-
tente y el Sacerdote media una rejilla y una cortinilla
que permiten or lo que se dice pero no ver a quien se
135
acusa ni al Sacerdote que absuelve. Nada quita
que el
da de maana establezca la Iglesia, si lo cree conveniente,
otra manera de practicar la Confesin.
O sea, que podr modificarse lo accidental el modo
:
pero lo esencial: el someter los pecados a un Sacerdote
para que l juzgue y luego imparta la sentencia (abso-
lucin o reprobacin), eso siempre lo habr
y lo hubo
desde que Cristo dijo: "a quienes perdonareis los peca-
dos, les sern perdonados; y a quienes se los
retuvie-
reis, les sern retenidos".
136
arrepentirse de los pecados en privado; los catlicos pro-
clamamos la prctica del examen de conciencia cuoti-
diano antes de descansar por la noche. Pero una cosa no
quita la otra. El examen y arrepentimiento de cada da
no suprimen la necesidad de la Confesin.
He aqu la frase que siempre ha de tener a flor de
labios el apologista catlico: "Ese texto que usted cita
confirma su teora; pero y todos les dems textos?".
2. aducen los protestantes
Otros pasajes bblicos
con fundamento teolgico por cierto
nrs contra la
,
137
Ifi que so edifique sobre T'N TEXTO bblieo. El mismo
San Pablo, por ejemplo, en su Carta a los Olatas, Ca-
ptulo 5, versculo 6, dice que lo nico que vale en
Cristo Jess es "la fe actuada por la caridad". Por con-
siguiente, la fe sola no basta. (Vase 1* Corintios, Cap-
tulo 13, versculos 1 y 2).
El texto del Apstol arriba aducido, y otros simi-
lares de la misma Epstola a los Romanos, han de in-
terpretarse teniendo en cuenta el propsito de San Pablo
a lo largo de su Carta, o sea: probar que no es precisa-
mente la Ley (entindase bien, la Ley Mosaica), la que
de por s justifica, como afirmaban los judos aferrados
al cumplimiento de la letra de la Ley y despreciadorea
del espritu de la misma, y sobre todo de la obra reden-
tora de Jesucristo. No justifica la Ley, dice San Pablo,
sino la fe, gracias a la mediacin de Nuestro Seor Je-
sucristo.
Un
ejemplo similar en la manera de expresarse si
bien sustentando una tesis diametralmente contraria en
apariencia a la de San Pablo
es el pasaje aducido por
.
138
Recomendamos leer la segunda mitad del Captulo 2
de la Epstola de Santiago, que sita la cuestin en su
1
justo medio i ).
e) LA PRACTICA DE LA CONFESION.
139
!
140
Ministerio que ejerce, y de un hermetismo completo, dado
el estricto secreto sacramental le impide hacer basta
que
el ms simple comentario sobre escuchado?
lo
141
cha frecuencia cuatro horas o ms), son una verdadera
mortificacin para el Sacerdote que, metido
y casi inmvil
en el estrecho mueble que es el confesionario, ha de so-
portar el calor del verano y el fro del invierno. Dada
la proximidad del penitente (por hacerse la confesin en
voz baja), los peligros de contaqrio no son infrecuente*,
as como
el tener que soportar el mal aliento.. .
En
todo caso, bien poco acierto tuvo "el cura que
invent", para su solaz, la Confesin... (*).
5. Es evidente que poco a poco los mismos protes-
tantes van comprendiendo que la Confesin auricular
es altamente beneficiosa a la vida del alma. De aqu, a
conceder que es necesaria (puesto que ordenada por Cris-
to), no falta mucho.
Parecen convencerse nuestros hermanos de que la
"Confesin directa a Dios" es una cosa muy vaga, que
ni supone un buen examen de conciencia, ni da la plena
sensacin del perdn, amn de privar al penitente del
consejo oportuno. La. "voz interior que habla al alma"
del que as se confiesa, es de una autenticidad muy
dudosa; se presta a grandes errores ( 2 ).
Los tiempos, gracias a Dios, van cambiando. Sectas
hay
asmbrese el lector
en las que se practica ya
,
142
El movimiento de los protestantes intelectuales hacia la
Confesin que otrora rechazaran, es hoy casi unnime.
Por ejemplo: los representantes de las "Iglesias Regio-
nales Evanglicas Unidas de Alemania", han realizado
durante el mes de mayo de 1952 un Snodo General Lu-
terano en la ciudad de Flenshurg. Entre las resolucio-
nes que acordaron, figuran unas interesantsimas sobre
la Confesin, que reproducimos en parte, tomadas de la
Comunicacin Oficial que dicho Snodo di a conocer.
Dice as el texto: "La salvacin que ofrece la Iglesia slo
tiene su efecto en la verdadera Confesin por medio del
reconocimiento de todos los pecados y la absolucin di-
vina. Puede tener lugar en cualquier sitio, como conver-
sacin espiritual; como ms adecuado lugar se seala la
sacrista o el despacho del Pastor; no se trata, pues, de
que los confesonarios vuelvan a entrar en el inventario
de las Iglesias luteranas . Los que han sido llamados al
. .
CUESTIONAEIO
143
c) Ha cambiado en lo esencial la Confesin con el
correr de los tiempos? Describir la forma con que se ad-
ministraba la Confesin en los primeros Siglos.
d) Cul es el ms frecuente error de interpretacin
ixcgtita entre los protestantes? En qu fundament Lu-
tero su tesis errnea: "La fe sin obras justifica" ? Qu
ha de tenerse en cuenta para interpretar los textos pauli-
nos de la Carta a los RomanosT
e) Qu giro tomaron la medicina y la psicoterapia
modernas? Qu punto de contacto tienen el psicoanlisis
y la Confesin? El Sacerdote hace psicoanlisis en el
confesionario? La justificacin consiste en que se borren,
o bien en que se cubran los pecados del penitente? Enu-
merar algunos beneficios de la Confesin; referirse a la
utilidad que tiene para los profesionales, los nios, etc.
La administracin del Sacramento de la Penitencia es
un plato de gusto para el Sacerdote? Los protestantes de
hoy. con qu ojos miran a la Confesin?
144
LECCION X
LA SANTA COMUNION
"Jess tom el pan, lo bendijo,
lo parti, y dndoselo a los dis-
cpulos dijo Tomad y comed este
:
145
10. Protestantismo y Biblia.
la Sagrada Eucarista, el Sacramento de la locura de
amor de Dios hacia sus creaturas.
1. Prenuncio. "Cuando el roco ge evapor, vieron
sobre la superficie del desierto una cosa menuda, como
granos, parecida a la escarcha. Los hijos de Israel al verla
se preguntaban unos a otros: " Manhuf", {qu es sto?,
pues no saban lo que era. Moiss les dijo: ese es el pan
que os da Dios para alimento . La casa de Israel dio
. .
146
siempre". (Del Captulo 6' de San Juan; conviene leerlo
todo).
2. Institucin. Entre las diversas narraciones de la
Institucin de la Sagrada Eucarista, elegimos la que
escribiera San Mateo, que dice as: "Mientras coman,
Jess tom pan, lo bendijo, lo parti, y dndoselo a los
discpulos dijo: Tomad y comed, este es mi Cuerpo; y
tomando un y dando gracias se lo di, diciendo:
cliz,
Bebed de l todos, que esta es mi Sangre del Nuevo Tes-
tamento, que ser derramada por muchos para remisin
de los pecados". (Mateo, Cap. 26, vers. 26 al 28).
3. Prctica sacramental. Vamos a transcribir un
texto muyelocuente de San Pablo, escrito varios aos
despus de la Institucin del adorable Sacramento. Est
dirigido a los cristianos de Corinto; hlo aqu: "Os hablo
como a discretos. Sed vosotros jueces de lo que os digo.
El cliz de bendicin que bendecimos, no es la comunin
de la Sangre de Cristo? el pan que partimos, no es la
comunin del Cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno,
somos muchos un solo cuerpo, pues todos participamos de
ese nico pan". (1* Corintios, Cap. 10, vers. 15 al 17).
Y ahora, del mismo Santo Apstol, una descripcin
viva del modo "con que se celebraban los gapes, especie
de cena sacrifical, en la que el Presbtero consagraba y
distribua la Sagrada Eucarista entre los asistentes.
Dice San Pablo: "Porque yo he recibido del Seor lo
que os he transmitido, que el Seor Jess, en la noche
en que fu entregado, tom el pan, y despus de dar
gracias lo parti y dijo: Este es mi cuerpo, que se da
por vosotros; haced sto en memoria ma. Y asimismo,
despus de cenar tom el cliz diciendo: Este cliz es
el nuevo Testamento en mi Sangre: cuantas veces lo be-
bis, haced sto en memoria ma. Pues cuantas veces co-
mis este pan y bebis este cliz, anunciis la muerte del
Seor hasta que El venga. As, pues, quien come el pan
y bebe el cliz del Seor indignamente, ser reo del Cuer-
po y de la Sangre del Seor. Examnese, pues, el hombre
147
mismo, y entonces coma del pan y beba del cliz'
C
pues ei que sin discrecin come y bebe el Cuerpo del >V
or, se come y bebe su propia condenacin". (1* Corin-
tios,Captulo 11, versculos 23 al 29).
No puede haber
lugar a dudas; Cristo Jess pro-
meti e instituy el Sacramento de la Santsima Euca-
rista; y los cristianos, cumpliendo su mandato, solem-
nizaron desde el primer momento el recuerdo de la Ulti-
ma Cena alimentndose con el Pan consagrado, vnculo
de unidad y fuente de vida; como claramente consta en
los textos citados.
El que niegue la divina institucin del Sacramento,
niega la evidencia.
En
su revisin total del dogma catlico Lutero re-
chaz, al menos en parte, la doctrina tradicional sobre
la Sagrada Eucarista, doctrina que afirma que bajo las
especies sacramentales (mientras stas no se corrompan),
se contiene de un modo permanente el Cuerpo de Nues-
tro Seor Jesucristo, juntamente con su Sangre, Alma
y Divinidad. Y
adems: que esta presencia es verdadera,
real y no meramente simblica.
substancial,
1. El deseo ntimo de Lutero (segn se entrev le-
yendo sus escritos), fu suprimir radicalmente todo ves-
tigio de Misa y Comunin; pero la luz de las palabras
de Cristo era tan clara, que no le fu posible ocultarla.
Por eso hubo de conformarse con tejer una teora propia
sobre este Sacramento, la cual, luego de diversas modi-
ficaciones, es an sustentada por los protestantes del
grupo luterano.
A
imitacin de Lutero, y paestos en tren de hallar
"interpretaciones" a los textos sagrados, los diversos
Jefes religiosos disintieron de su maestro, declarndose
entonces violentas polmicas (como la que sostuvo Lutero
148
con Zuinglio), en las que se falt tanto a la caridad
debido a los insultos, calumnias, etc., que, por paradoja,
el Sacramento de la unidad pas a ser el Sacramento que
entre los protestantes trajo ms discordia.
2. Por va de ilustracin, resumiremos algunas de
dichas teoras errneas respecto a la Presencia Real. Se-
gn Lutero Jess est realmente presente en la Sant-
:
149
cuenta Jess no tom una vid en sus manos diciendo:
,
150
Ahora bien afirmamos que en la Hostia consagrada
;
151
y
Cristo-Eucarista.
Por otra parte... desengamonos; el hombre ha
de ejercitar su fe. En este punto, o en otro cualquiera
de la Santa Religin. Hemos de hacer ofrenda a Dios
de nuestra inteligencia que no ve, pero cree, as como
le hacemos una ofrenda de nuestra voluntad, aceptando los
designios de su Providencia, y le hacemos ofrenda de
nuestro corazn amndole a El sobre todas las cosas.
c) LA SANTA MISA.
152
mente diversos : la Misa en cuanto Sacrificio y la Misa en
cuanto Sacramento.
1. La Misa en cuanto Sacrificio. Afirmamos que el
Sacrificio de la Misa es la representacin incruenta del
Sacrificio de la Cruz.
Ya sabemos que todo sacrificio supone: un oferente,
una vctima y la destruccin de dicha vctima.
A) Tanto en la Cruz como en la Misa, uno mismo
es el oferente: Cristo Jess. Ahora bien: en la Cruz,
Cristo fu el nico oferente; mientras que en la Misa,
Cristo es el oferente principal, pero est representado por
un Sacerdote, que acta como oferente secundario.
B) La vctima es una misma en la Misa y en la
Cruz: o Cristo Jess que se ofrece en holocausto al
sea,
Padre Celestial por los pecados del mundo.
C) La destruccin de la vctima, en la Cruz fu
efectuada en forma cruenta (ya que Jess muri derra-
mando su sangre) en la Misa, la destruccin es en for-
;
153
te, el acto excelso en que se realiza tino de los siete Sa-
cramentos: el de la Santsima Eucarista, o Comunin-
Cristo, presente en el altar por la transubstancia-
cin, simultneamente se ofrece a Dios como victima pro-
piciatoria (Misa-Sacrificio) y se ofrece a los hombres como
manjar espiritual de sus almas (Misa-Sacramento).
El Sacramento de la Santsima Eucarista, o Comu-
nin, airo estable; es el mismo Jesucristo, vivo y
es
verdadero, bajo las especies eucarsticas. Prescinde dicho
Sacramento, en su esencia, de que haya o no comulgan-
tes (si bien la institucin del mismo fu hecha en orden
a la comunin o manducacin). Por eso es que en nues-
tras Iplesias reservamos en el tabernculo este Sacra-
mento Santsimo de la Sagrada Eucarista, o sea: las
partculas consagradas remanentes d una Misa. Las re-
servamos con toda pompa y veneracin, poroue en ellas,
mientras no se corrompan, est ocnHo Jesucristo, segn
hemos dicho en el apartado anterior.
Deah que
y a eso vamos , los catlicos rinda-
mos culto de adoracin al Santsimo Sacramento, a la
Saerada Eucarista. So somos, vvr*. 'd'a*ras los catli-
cos; adoramos a Jess, verdadero Dios, escondido en el
pan consagrado. Y
adoramos ese pan consagrado (que
en realidad ya no es r>ai), poroue le hemos odo a El
decir "Este es mi cuerpo*'.
3. A
fin de facilitar la inteleccin de estos razona-
mientos, repetiremos, cambiando la forma de expresin,
lo dicho hasta ahora sobre la Santa Misa.
i Qu es la Santa Misa?
Un sacrificio en el que
Jess se ofrece una vez ms a Dios Padre para que
los hombres mejor aprovechemos los beneficios de la Re-
dencin.
Qu oficio el Sacerdote en la Misa?
desempea
i
Es el oferente secundario del Sacrificio. Jess es el
oferente principal; el Sacerdote acta en nombre de
Jess.
154
i Qu es la Santsima Eucarista? Es un Sacra-
mento instituido por Jesucristo en la Ultima Cena. Se
realiza esteSacramento en la Santa Misa. Su signo sen-
sible son las apariencias de pan y de vino que quedan
despus de la Consagracin de la Misa, bajo las cuales
se contiene Nuestro Seor Jesucristo, vivo y verdadero.
Qu es comulgar? Es participar del Sacramento
de la Eucarista recibiendo dentro de s las sagradas es-
pecies en las que se ocultan: Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Nuestro Seor Jesucristo.
Qu relacin tiene la Santa Misa con la Sagrada
Eucarista?
Por la palabra "Misa" se entiende ms
bien la accin sacrificial, el Sacrificio. Por la palabra
"Eucarista" se entiende ms bien el Sacramento que
tiene lugar en dicha accin sacrificial; se entiende ms
bien lo estable, el pan y el vino consagrados en la Santa
Misa.
Ahora bien: el vino consagrado es consumido total-
mente por el Sacerdote; pero el pan consagrado no se
consume todo de propsito, precisamente para que quede.
El remanente se guarda luego en el tabernculo del altar.
All le adoramos los catlicos, puesto que ese pan con-
sagrado, la Hostia consagrada, es el verdadero Cuerpo
de Jesucristo, y de all le retira el Sacerdote para darlo
en Comunin a los fieles que lo requieren.
Podramos decir: la Santa Misa, accin sacrificial,
es transente; la Sagrada Eucarista, Sacramento, per-
manece.
4. Si Dios est en todas partes, para qu hemos de
ira adorarle a la Iglesia? Esta es una cuestin frecuen-
temente propuesta por los protestantes. A la que respon-
demos con estos razonamientos:
A) Ciertamente Dios est presente en todas partes,
pero tambin es cierto que El tiene predileccin por
hacer sentir sus atributos de Poder, Misericordia, etc.,
en unos lugares con preferencia a otros. El Arca Santa
155
de Moiss ,y el Templo de Salomn prueban bien a las
claras este aserto.
B) Somos los hombres de naluraWa tal, que nues-
tros sentidos influyen de manera decisiva sobre nuestra
inteligencia. As, es verdad que podemos elevar a Dios
nuestro corazn en cualquier parte; pero mucho ms
fcil nos ser recoger nuestro espritu en un Templo,
donde todo ayuda a la oracin.
C) Por ltimo: sera una falta de delicadeza muy
grande para con Dios, que ha querido hacerse presente
en nuestros altares, el no ir a visitarle, el no rendirle el
debido culto de adoracin. No est presente Dios en todas
partes del mismo modo que lo est en el Santsimo Sa-
cramento, vale decir, con su Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad, comb lo estaba en Palestina; ni derrama sus
gracias y favores en todas partes con la misma abundan-
cia con qtu- lo hace en el alma del que le recibe. De no
ser as, en vano habra instituido Jess la Santsima
Eucarista; en vano habra establecido amorosamente su
tienda entre nuestras moradas.
Estas consideraciones movieron a la Iglesia a decre-
tar la obligacin grave de asistir a la Santa Misa los
Domingos y Fiestas, y la de Comulgar al menos una vez
al ao, por Pascua.
156
verdad como la muerte de Cristo en la Cruz y como la
liturgia del Cielo ante el trono de Dios y del Cordero.
Si esto no es culto Divino no existe el culto sobre la
tierra".
d) LA SANTA COMUNION.
Por general los Santos Padres del 1' y 2" Siglo son bastante
lo
reticentes al escribir sobre los Misterios de nuestra santa Religin
de ah la dificultad que a veces se presenta para probar ciertos
puntos de nuestra doctrina con textos de la Antigedad Cristiana.
157
. ;
158
aqu las palabras de su famoso Motu Proprio del 20 de
diciembre de 1905: "El deseo de Jesucristo y de la Igle-
sia, de que todos los cristianos se acerquen cuotidiana-
mente a la Sagrada Mesa, se fundamenta sobre tocto en
el hecho de que los fieles, unidos a Dios por el Santsi-
mo Sacramento, reciban de El fuerza para vencer la sen-
sualidad, para evitar las faltas leves que cada da salen
a nuestro paso, y para precaver los pecados graves a los
que la naturaleza humana est tan inclinada".
Es una pena que la rutina en comulgar destruya en
gran parte estos buenos efectos O)-
3. No podemos cerrar esta Leccin sin decir algo
sobre la "Comunin ha jo las dos especies", ya que algu-
nos protestantes (por ejemplo, los luteranos) observan
esa prctica.
Ya hemos dicho que en cada una de las especies Eu-
carsticas est Jess realmente presente; por lo tanto,
basta comulgar bajo la sola especie de pan o bajo la
sola especie de vino para recibir a Jess vivo y verda-
dero con su Cuerpo y Sangre.
Es cierto que Cristo al instituir en la Ultima Cena
el Santsimo Sacramento dijo: "Haced sto en memoria
ma", o sea: consagrad, y comulgad bajo las especies de
pan y vino. Ahora bien: este mandato fu dado directa-
mente a los Apstoles, que eran los primeros Sacerdotes
de la incipiente Iglesia. No fu, por lo tanto, mandado
a todos los fieles el comulgar bajo las dos especies, as
como tampoco les fu mandado a todos el consagrar.
Qu prctica adoptaron los primeros cristianos
sobre la forma de comulgar? Comulgaban a veces bajo
las dos especies y a veces lo hacan solamente bajo la
especie de pan. Alos encarcelados por la fe y a los en-
159
fermos graves les llevaban la Comunin bajo esta sola
especie. Otro tanto dgase de los anacoretas y de las
familias cristianas en determinadas circunstancias, los
cuales llevaban al desierto o a sus domicilios particulares
el pan consagrado, para rendirle adoracin, y para comul-
gar cuando fuese oportuno hacerlo.
Poco a poco se fu suprimiendo, entre los fieles, la
costumbre de comulgar bajo la especie del vino, debido a
que esta prctica es ms incmoda, se presta a que se caiga
el vino, ste se corrompe con ms facilidad que el pan,
para comulgar ha de beberse de un mismo cliz o bien
recibirse en la boca el vino consagrado mediante una
cuchar ta... todo lo cual crea inconvenientes.
i
160
comulguen bajo una sola especie; o bien que todos los
latinos comulguen bajo las dos; o bien que sea optativo. . .
En una palabra y como ya lo hemos dicho tratando
de la Confesin
la Iglesia manda y ordena en todas
,
161
11. Protestantismo y Biblia.
Presencia Real
entre s por no admitir sencillamente la
(Lutero, Zuinglio, Calvino. Palabras de Jess: "i Que-
.
CUESTIONAKIO
Sacramento deEucaris-
la
qu resultados di respecto al
principales teoras errneas sobre la
ta * Referirse a las
catlica. Pudieron
Presencia Real, y luego probar la tesis
Apstoles trminos ambiguos al refe-
haber utilizado los
Eucarista? Explicar en que consiste
rirse a la Santsima
transubstanciacin. Bajo las especies
de pan esta
la
162
tambin la preciossima Sangre de Nuestro Seor Jesu-
cristo?En qu razones nos basamos para afirmarlo? Qu
ejemplo podemos aducir para ilustrar el hecho de la tran-
substanciacin? El desidertum del cristiano consistira
en "comprender" los Misterios de nuestra santa Religin?
c) Bajo qu aspectos se puede considerar la Santa
Misa? Paralelo entre el sacrificio de la Misa y el de la
Cruz. En qu consiste el Sacramento de la Eucarista?
Probar la necesidad de rendir culto a Dios en los Tem-
plos.
d) De cundo data la prctica de recibir la Sania
Comunin? Referirse a alguno de los efectos de este Sa-
cramento. Qu diferencia esencial existe en comulgar
bajo una o bajo las dos especies? Las palabras de Crislo:
"Haced esto en memoria ma" obligan a todos los cris-
tianos? Cual fu la prctica, en el correr de los Siglos,
respecto a la Comunin bajo ambas especies? Puede hoy
un catlico comulgar bajo ambas especies? Se diferencia
en lo esencial nuestra Misa de la celebrada la noche del
Jueves Santo? A quin corresponde el regular la liturgia
de los Sacramentos?
163
LKCCION XI
164
Ahora bien la pena correspondiente merecida por
:
a) EL PURGATORIO.
165
. ,
166
EPITAFIO DE AGAPE
167
He aqu una frase de Tertuliano escrita en el ao
217 de nuestra era: "La esposa rueera por el alma de
bu esposo, y pide para l refrigerio,
y volverse a juntar
con l en la resurreccin y le ofrece sufragios todos
; los
das aniversarios de su muerte". (De Monogamia,
10).
Podramos referirnos a cantidad de otros documen-
tos de aqul entonces. Pero solamente vamos
a transcri-
bir alguno de los escritos de San Agustn.
Y elegimos
los de este Santo, porque sus obras fueron
copiosamen-
te citadas por los protestantes en sus primeras
polmicas
contra los catlicos.
Dice as San Agustn comentando el Salmo 37:
"Lmpiame, Seor, en esta vida y djame de tal modo
que ya no sea necesario el fuego pnrificador hecho por
causa de aquellos que sern salvos, pero de tal manera,
con todo, como por medio del fuego. Pues se lee (1*
Cor.]
Cap. 3, vers. 15): El ser salvo, pero de tal manera]
con todo, como por medio del fuego". (In Psalmum
37).
Refirindose el Santo a la obligacin de trabajar im-
puesta por Dios en el Gnesis, dice as: "El que no tra-
baje su campo y le permita cubrirse de espinas, tendr
en esta vida la maldicin de su tierra en todas sus obras,
y despus de esta vida tendr o el fuego del Purgatorio
:
o la pena eterna".
Con frecuencia habla San Agustn sobre el Purga-
torio; l mismo narra haber ofrecido sufragios por
su
madre muerta, etctera.
Como nota ilustrativa aadimos que no solo los cris-
tianos orientales, ortodoxos y heterodoxos, defienden
la
existencia del Purgatorio, sino que los mismos israelitas
conservan esta creencia.
3. Pero echemos un vistazo a las Sagradas Es-
crituras.
A) Antiguo Testamento. El Libro 2 de los Maca-
beos en su Captulo 12, versculos 43 al 4b', as dice: "Y
mand hacer una colecta en las filas y se recogi hasta
doce mil dracmas, que envi a Jerusaln para ofrecer sa-
168
orificios por el pecado (de los que haban muerto)...
Obra santa y piadosa es orar por los muertos. Por eso
hizo que fuesen expiados los muertos, para que fuesen
libres de los pecados".
Que responden los protestantes a este texto? Mu-
chos de ellos hacen lo que Alejandro, Rey de Macedouia,
con el nudo gordiano lo desatan cortndolo. Vale decir
:
169
habr referido a las almas que aman a Dios y se puri-
fican de sus pecados en los abismos del Purgatorio.
4. De todos modos, convenimos con los protestantes
en que muy poco trae la Sagrada Biblia acerca del Pur-
gatorio. El texto del Antiguo Testamento del Libro 2
de los Macabeos, que hemos aducido, es ciertamente
apodctico, prueba por s solo. Los textos del Nuevo
Testamento, en cambio, son pasibles de diversas inter-
pretaciones. Por ello la prueba de nuestra tesis la fun-
damentamos, primero, en el texto de los Macabeos y,
segundo, en la prctica de los primeros Siglos de Cris-
tianismo y en los escritos de San Agustn, autor, por
lo dems, de las preferencias de Lutero.
Hemos de notar, con todo, que si bien no consta
por los Evangelios que Jess se refiriese directamente a
Ja existencia del Purgatorio, tampoco en ellos leemos
que El atacase esta creencia comn de su tiempo, como
atac otras creencias judaicas contrarias a la verdad.
(Puede verse: Mateo, Captulo 23 ntegro).
Adems y volviendo al clsico argumento expues-
to en la Leccin TV, apartado b), argumento C)
toda la doctrina de Cristo consta por la Santa Biblia.
no
,
170
crea cierto derecho a retribucin. Ahora bien; hay una
gran diferencia entre el mrito de las obras pas que
realiza una persona en estado de gracia de Dios, y el
mrito de las obras de quien est en pecado mortal.
A) Al que est en gracia de Dios, en amistad con
Dios, (por lo tanto, sin pecado mortal), a se todo lo que
hace con recta intencin le sirve para merecer un lugar
ms alto en el Cielo. Decimos "con recta intencin",
pues es necesario que al menos implcitamente las obras
se ofrezcan a Dios y se hagan por agradar a Dios.
Dice as San Pablo: "Todo lo que hagis, sea de
palabra sea de obra, hacedlo todo en nombre de Nuestro
Seor Jesucristo Teniendo en cuenta que del Seor
. . .
lucrar mritos?
Tambin pueden. Pero sus mritos les servirn ni-
camente para hacerlos a ellos menos indignos a los ojos
de Dios de recibir la gran gracia que es el arrepenti-
miento de sus pecados. O sea: el que est en pecado
mortal, vive en un estado de enemistad con Dios. Si
practica obras buenas (por ejemplo, oraciones, limosnas,
etc.), ms se acerca al recto sendero, mejor se dispone a
recibir la gracia de Dios, y con ella el arrepentimiento y
el perdn.
171
las ms
triviales, adquieren verdadero valor sobrenatural
si hacemos por Dios. Desde las clsicas obras de mi-
las
sericordia que practic Tobas y que tuvieron su premio
aun aqu en la tierra (), hasta las sencillas labores del
cuotidiano vivir, todo ha de servirnos de escaln que nos
acerque ms a Dios.
Los mismos errores que cometemos, si al incurrir
en ellos hemos pretendido hacer algo bueno por agradar
a Dios, tienen mrito. El que hace un mal, creyendo que
hace un bien, gana mritos delante de Dios. De ah que
en nuestras crticas somos muchas veces injustos (Mateo,
Cap. 7, vers. 1 y 2). En todo caso que nos fuese lrita
la censura, deberamos razonar de esta manera: la obra
de Fulano de Tal est mal hecha pero he de respetar al
;
172
cin y valora nuestros mritos; pero en ninguna manera
se obliga a satisfacer nuestro pedido. Porque nosotros,
como nios pequeos que somos, no conocemos qu es
lo que nos conviene y qu es lo que nos hace dao. Por
eso hemos de aceptar confiadamente las disposiciones que
nuestro buen Padre Dios adopta con respecto a nosotros
y con respecto a las personas por las que ofrecemos nues-
tras obras meritorias.
173
precepto de Cristo que obligue al ayuno o a la absti-
nencia.
En el Sagrado Texto encontrarn cantidad de pa-
sajes en que se aconsejan estas prcticas (Tobas. Cap.
12, vei s. 8; 2 Macabeos, Cap. 13, vers. 12; Isaas, Cap. 58,
vers. 3 al 9; Jeremas, Cap. 14, vers. 12; Joas, Cap. 3,
vers. 7 al 10; Hechos, Cap. 13, vers. 2 y 3; etc.); pero
la obligacin de observar ayuno y abstinencia en deter-
minados das una ley meramente eclesistica.
es
ayun El personalmente (Lucas, CaDtu-
Jesucristo
lo 4, vers. 2) y di normas sobre el modo de hacer el
ayuno-. "Cuando ayunis, no aparezcis tristes como los
hipcritas que demudan su rostro para que los hombres
vean que ayunan; en verdad os digo: ya recibieron su
recompensa. T, cuando ayunes, ngete la cabeza y lava
tu cara" (Mateo, Cap. 6, vers. 16 y 17).
Respecto al ayuno y abstinencia cuaresmales, San
Jernimo y San Len afirman ser ley eclesistica prove-
niente de los tiempos apostlicos.
Resumiendo. Si un protestante habla contra el ayu-
no, conviere recordarle el citado pasaje de San Mateo,
Cap. 6, vers. 16 y 17, en que Cristo se refiere al modo
de ayunar. Por consiguiente
le diremos
se trata de
,
174
dinero se ha convertido hoy en mgica llave que abre
todas las puertas, de lo bueno y de lo malo; privarnos
del mismo supone privarnos de multitud de satisfaccio-
nes; y por lo tanto, hacer un gran sacrificio.
Pero para que la limosna sea meritoria, ha de ha-
cerse con buena intencin, con la de ayudar al necesitado,
y rechazando cualquier fin bastardo, como pudra ser
la vanagloria.
"Cuando hagas limosna dice Cristo
no vayas,
175
los pobres que, dentro
de gus posibilidades, no
ayudan
a quienes estn ms necesitados
t.car al neo, ponga el
que ellos. n"es
pobre la mano sobre el corazn
v
dW
pregntese cmo cumple con
la ley de la ca ir ad
Pues
ya que
~<**^Z
hay que pagarles para que
bauticen, casen, etctera"
10 0 haCem S DOtar que
,os Sacerdotes han de
obtener*!
obtener ?
de alguna
parrafon
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61
P'
7
Pr P
dinero necesario para el
tenimien'to a^l
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L eD
-K*? "Tlas
gelio recoje 1
palabras ?
PtU, 10 verscul 7 de 811 Evan-
'
5 versculo
, , o
J * Carta a Timot eo- Ca-
18, recuerda esta frase de
lina smnlar del Deuteronomio,
Jess y
Captulo 25, versculo 4
s, por lo tanto, completamente
"bblico" el que los
Sacerdotes reciban ofrendas
en metlico o en espVies
dTcnL
del Culto
S
S
entacin
y
y de los Obras de beneficencia
el mantenimiento
176
percibir dinero pero el presupuesto de Culto, en las na-
;
(i) "Y
el presupuesto nacional de Culto, dnde va a
parar? Enprimer trmino, es muy reducido; y lo poco que se
destina a gastos de Culto se emplea en socorrer las necesidades
ms apremiantes de Colegios gratuitos, Capellanas militares, ayuda
a las Curias, Seminarios, etc. El Clero parroquial no recibe ninguna
subvencin del Estado, ni figura en el presupuesto nacional o pro-
vincial". Tomado del folleto "Vida y Religin" (conjunto de
verdades religiosas redactado para el hombre de la calle), del
Pbro. Fernando Alvarez. Edit: Ediciones Paulinas, Bs. Aires.
177
12. Protestantismo y Biblia.
.
d) INDULGENCIAS-
178
cincuenta y pregonaris la libertad para toda la tierra
y para todos los habitantes de ella. Ser para vosotros
jubileo, y cada uno de vosotros recobrar su propiedad,
volver a su familia".
Tambin la Iglesia Catlica ha adoptado la prc-
tica de los jubileos cada determinado nmero de aos.
Pero, claro est, las deudas que condona la Iglesia con
ocasin del Jubileo no son de orden material, sino de or-
den espiritual. As, cada 50 o cada 25 aos, o con oca-
sin de un gran acontecimiento religioso, el Sumo Pon-
tfice proclama el Ao Santo, el Ao Jubilar, en que se
perdonan con muchsima facilidad nuestras deudas es-
pirituales para con Dios.
Los confesores, en tiempos de Jubileo, tienen licen-
cia especial para perdonar ciertos pecados gravsimos
(o sea, aquellos pecados "reservados" de que hablamos
en el apartado a) de la Leccin IX sobre la Confesin).
Y ios fieles pueden lucrar muy fcilmente, para s y para
las almas del Purgatorio el perdn de las penas tempo-
rales debidas por los pecados.
Cmo se entiende que la Iglesia pueda conceder el
perdn incluso de las "penas" debidas por las ofensas
a Dios? No se dijo que en la Confesin se perdonaba
la "culpa" pero que la "pena temporal" deba pur-
garse con padecimientos en esta vida o en el Purgatorio?
Es verdad. Pero tambin se dijo que nuestras obras
meritorias nos dan un cierto derecho ante Dios, que nos
autoriza a esperar que El disminuya las penas debidas
por los pecados. O sea, que los mritos disminuyen las
:
penas.
Ahora bien; la Iglesia es depositara del tesoro in-
finito de los mritos de Jesucristo, y del caudal enorme
de los mritos de Mara Santsima y de los Santos. El
Sumo Pontfice, lugarteniente de Jesucristo, puede dis-
poner de esos mritos y aplicarlos sei'n crea conveniente.
(Recordar los famosos Mateo, Cap. 16, vers. 16 y sigs. y el
:
180
2. No intentamos con esto afirmar, segn ya se dijo,
CUESTIONARIO
182
sar de Lutero al respecto? Qu opinan hoy muchos pro-
testantes? Cul fu la prctica de primitiva?
la Iglesia
Pruebas tomadas de las Catacumbas y de San Agustn.
Qu dice la Santa Biblia respecto al Purgatorio?
t>) Qu entendemos por obras pas? Qu mrito
tienen las obras del que est en gracia de Dios y del que
est en pecado mortal? Nuestras pequeas obras de todos
los das, los mismos errores que involuntariamente come-
temos, nuestras penas y enfermedades, pueden ser fuente
de mrito? Obligan a Dios nuestros mritos?
c) Qufinalidad tiene la Iglesia al imponer ayunos
y abstinencias? Qu texto de San Mateo puede aducirse
para probar la conveniencia del ayuno? Qu afirman San
Jernimo y San Len respecto al ayuno cuaresmal? Es
compatible la limosna meritoria con la vanagloria? Qu
es antes: la caridad o la justicia? Los Sacerdotes venden
los Sacramentos? Por qu razn cobran con motivo de
administrarlos? Es justo que se ostente ms boato exter-
no cuando contrae matrimonio una persona de alta socie-
dad que cuando se casa un pobre? El Sacramento es
distinto en ambos casos? Las Bulas y Las Dispensas
Pontificias, se venden?
d) Qu se entiende, en general, por Jubileo? Puede
perdonar la Iglesia las culpas? Puede la Iglesia eliminar
o al menos disminuir la pena por ellas merecida? fDe
dnde obtiene la Iglesia los mritos requeridos para satis-
facer por la pena? Qu se entiende por Indulgencias?
Qu significa "tantos das de Indulgencia"? Todas las
Indulgencias son aplicables por los difuntos? Todas son
Plenarias? Qu prctica di pie a Lder o para que recha-
zase la doctrina sobre las Indulgencias? Es lcito con-
ceder indulgencias a quien contribuya con limosnas a las
Obras de la Iglesia? Hay que tener dinero para lucrar
Indulgencias? A qu intencin convendra dedicar mu-
chas de nuestras buenas obras? Quin nos puede ayudar
grandemente a aprovechar los mritos que provienen de
nuestras obras pas? Podr negar algo Jess a su Madre?
183
2 . :
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LECCION XII
EL ECUMBNISMO
185
.
a) MOVIMIENTO ECUMEXISTA.
186
Congresos Internacionales entre delegados de todas las
Keligiones que rinden culto a Cristo, con miras a formar,
cediendo cada cual un poco de su parte, un tipo de reli-
gin cristiana standard, nica para todos, y que satis-
faga a todos, incluso a los catlicos.
1. Fu Edimburg, en el ao 1910, la sede de la
primera Convencin del Protestantismo que alcanzara
realmente proyecciones. Desde entonces, las diversas de-
nominaciones ''Fe y Orden, Fe y Trabajo", etctera, or-
:
187
pondra el fracaso total de Cristo), sera
que, por un im-
posible, la Iglesia Catlica dijese, a una con los
protes-
tantes y heterodoxos orientales: "yo tambin
dudo de
la autenticidad de mi fe; veamos si
entre todos encon-
tramos la verdad".
A
pesar de' todo, la Santa Sede permiti, ya desde
1950, que, segn el juicio de los respectivos Obispos,
asistiesen a estos Congresos representantes
catlicos en
carcter de observadores. Al recin citado
Congreso de
Lund, por ejemplo, asistieron tres observadores catlicos.
Resta decir que pese a la buena voluntad que mueve
a todos, el desarrollo de estos Congresos fu siempre
bo-
rrascoso, tanto al tocarse el tema de la
dogmtica como
el de
la poltica. Sobre todo en este ltimo
terreno, la
discordia se agudiza, ya que la mayora de las
Iglesias
heterodoxas orientales y muchas de las Confesiones
pro-
testantes son acusadas de una inexplicable
pasividad ante
el Comunismo.
Puede decirse que an no han llegado los ecumenis-
tas a conclusiones prcticas; salvo la magnfica
de fo-
mentar el deseo de unin en busca de una nica verdad.
b) LA INTRANSIGENCIA DE LA
IGLESIA CATOLICA.
188
Por el contrario, en cosas accidentales, secundarias,
la Iglesia es, ha sido y ser transigente dentro de lo po-
sible, o sea, dentro de lo que no suponga embarcar a
la Iglesia en algo ilcito o errneo.
La Iglesia, por ejemplo, ante una nueva doctrina
filosfica o ante un nuevo rgimen poltico, adopta siem-
pre una posicin expectante: observa y medita. El fil-
sofo o el poltico desearan que la Iglesia inmediatamente
se decidiese en favor de ellos; en favor de lo que ellos
creen ser la verdad. Ms an: desearan que la Iglesia
fuese transigente, aceptase tcitamente los errores escon-
didos en los pliegues de dichos sistemas filosficos o
regmenes polticos.
Pero la Iglesia obra con mucha cautela. Apoyar
decididamente cuanto de verdad se involucre en dichos
movimientos filosficos o polticos; pero se abstendr
de dar su franco apoyo a los movimientos en s, pues
sabe por experiencia de Siglos que todo movimiento, por
ser movimiento, es cambiante, que pronto cae en errores
y que esos errores pueden llegar incluso, a hacer desapa-
recer totalmente aquella verdad sobre la que haban co-
menzado a edificarse los sistemas.
Por esta falta del ciego total apoyo que esperaban
de la Iglesia Catlica, es que muchos polticos se vuelven
luego contra ella.
No sucede as en los pases donde impera el Protes-
tantismo: precisamente porque el Protestantismo es ms
"transigente", se adapta con mayor facilidad a las cir-
cunstancias. O sea, se expone a caer, o cae ms fcilmente
en el error.
Es por esta razn que muchas de las actuales Con-
fesiones protestantes han cedido ante la enseanza laica,
el divorcio, el aborto legal, el neomaltusianismo, o bien
ante la avanzada comunista, etctera.
2. Dos ejemplos de intolerancia religiosa
clsicos
nos enrostran los protestantes: la Inquisicin espaola y
la Noche de San Bartolom.
Aunque no podemos extendernos sobre el particular,
189
vamos a sugerir estas ideas: la exagerada intolerancia
religiosa de la Edad Media no se debi ni a los protes-
tantes ni a los catlicos, sino a la misma Edad Media
en s.
190
la nacin catlica por excelencia, a ella dirigieron los
protestantes ms que a ningn otro pas sus dardos em-
ponzoados de mentiras. La Leyenda Negra no es ms
que eso una leyenda
: . . .
191
Sajorna, Brandemburgo, de Ilesse, etc., que
"protesta-
ron" ante la Dieta de Spira porque exiga libertad
reli-
giosa para los at! .-.,s .1.- los Estados
fie dichos prn-
cipes, i Qu razones alegaron Lutero
y los prncipes no-
vadores? Un principio que hoy da le dara
vergenza
adoptar a cualquier protestante, pero que
en la poca
no pareca tan escandaloso: "Cuius regio, illius
religio"
yale decir: cada cual ha de tener
la religin que" est
implantada en la regin en que vive.
*) EL LATIN Y EL ECUMEXTSMO.
192
C) La mayor parte de los escritos y Documentos
de antigedad cristiana estn en latn; podemos beber
la
la teologa en sus propias fuentes.
D) El latn es, de por s, una lengua riqusima en
matices. Adems, como lengua muerta, no sufre altera-
ciones; lo que se ha escrito hace Siglos, hoy le compren-
demos en el mismo sentido que le imprimi su autor.
Inconvenientes: el pueblo no entiende el latn utili-
zado en las ceremonias.
A) Es cierto; ste es un gran inconveniente. Pero
los fieles pueden utilizar traducciones que les hacen par-
ticipar inteligentemente a ellos tambin en los actos de
Culto.
B) Adems: hay pases catlicos de Rito Latino
en que algunos de los Sacramentos se administran ya
en lenguaje corriente.
C) Por lo dems, las Iglesias Orientales catlicas
utilizaron siempre en su liturgia el griego o la lengua
propia de las respectivas naciones.
D) En nuestra Patria, gracias a Dios, se est difun-
diendo cada vez ms el Misal y los Sacramntanos en
castellano (M- Mediante su uso, no slo se interpretan
mejor las ceremonias sino que se participa en ellas acti-
vamente junto con el Sacerdote.
Es de suma urgencia obedecer, en este terreno, a
los Sumos Pontfices y a nuestra Jerarqua que desde
hace aos vienen instando a que se proporcione a los
fieles una participacin cada vez mayor en los actos de
Culto.
Las devociones fundamentadas en el sentimentalis-
mo, y no en un claro concepto de nuestros deberes para
con Dios, la Santsima Virgen y los Santos, han de ceder
las pocas posiciones que an les quedan al avance de
193
194
entero por los catlicos y hasta por algunos protestantes,
es una devocin precisamente de origen protestante. Un
grupo de anglicanos pertenecientes a la "Sociedad de la
Expiacin" comenz a difundirla en 1908. . .
195
o.ial benevolencia el movimiento Ecumenista, e ilumine la
inteligencia de los Jefes de las distintas Confesiones e
Iglesias que participan del afn unionista (*)
"Si el Seor no edifica la casa, en vano se esfuerzan
quienes quieren edificarla" (Salmo 126). En la Torre
de Dabel que lian levantado, sin pretenderlo tal vez, los
protestantes, es imposible or un lenguaje comn: prue-
ba patente de ello son las Conferencias Ecumenistas a que
nos hemos referido.
El Seor tiene ya su Caga edificada. Es la Casa
Paterna donde el Padre Celestial, representado por nues-
tro Padre comn, el Sumo Pontfice, espera recibir con
un gran abrazo a los hijos prdigos de todo el mundo.
Tardarn mucho en volver?
CUESTIONARIO
(i) A
fin de popularizar esta devocin hemos insertado al
final de este libro un "Octavario" popular, del cual existe tam-
bin una edicin aparte en cmodas hojitio" del tamao de una
estampa. Estas hojitas pueden adquirirse en la Editorial De
Tu S.E.L., Juan B. Alberdi 3061, Bs. Aires.
196
temporales? Referirse a la Inquisicin espaola y a la
Noche de San Bartolom. Fueron transigentes los Monar-
cas de aquella poca ? Lo fu Lutero y los Prncipes lu-
teranos ante la Dieta de Spiraf Qu argumento emplea-
ron contra los catlicos?
197
LECCION XIII
198
bilidad
humanamente hablando
de elevar sus ojos al
,
199
estado de vida. Si as no lo ha hecho no ha sido pru-
dente; pagar las consecuencias en la medida que
no
haya sido previsor.
2. Supuesta la existencia del celibato como estado,
pasamos a rebatir la opinin de quienes dicen que es
imposible observarlo castamente, por ir sto contra las
leyes de la naturaleza. Hoy da la medicina ha dicho ya
su ltima palabra al respecto: es falso que la abstinencia
total del desahogo venreo voluntario acarree ningn
trastorno somtico. Al respecto, le o a un cirujano ge-
neral, profesor de medicina, estas palabras: "Tenemos
en nuestros hospitales de Buenos Aires muchas salas para
enfermedades venreas; pero no tenemos ninguna para
enfermos de castidad". Y a otro profesor, especializado
precisamente en psiquiatra.- "Yo he probado en m mismo
que la abstencin total es incua" 1 ).
3. Tampoco puede alegarse que el clibe cumplidor
200
de su deber en materia de castidad, vaya contra las
Leyes de Dios.
Dios instituy el Sacramento del Matrimonio; pero
tambin instituy el del Orden Sagrado. Y as como no
todos estn obligados a consagrarse Sacerdotes recibien-
do el Sacramento del Orden, tampoco todos estn obli-
gados a recibir el Sacramento del Matrimonio.
El clibe consciente no menosprecia al Matrimonio.
Lo reverencia como a "Sacramento grande" (Efesios,
Cap. 5, vers. 32), pero no se siente con vocacin para
adoptarlo; o bien las circunstancias le indican que no
lo debe adoptar.
201
devocin a Mara Santsima nuestra Madre, vida parro-
quial con participacin de sus actividades en alguna Ins-
titucin, en contacto con Sacerdotes
y personas de bue-
nas costumbres, etctera. Dios da peculiares gracias de
estado a los clibes como tales.
Medios naturales: el primero es el enfoque de vida.
El que ha de prescindir de todo lo Tol-
clibe sabe bien
rente al sexo. Su proceder entero se subordina a r-sta
idea. Por eso. ante ciertos y determinados problenas,
de un modo reacciona el clibe y de otro modo el soltero.
Mucho le ayudar tambin al que abraza el celilato
el ocupar la mente con una gran idea. Podra sta ser
la caridad hacia los familiares necesitados en aras de log
cuales ha prescindido del matrimonio; o bien un amor
ferviente a Dios, en cuyas manos ha colocado toda su
vida, su corazn, sus mejores euergas espirituales y
corporales; o, sino, la idea del bien, de la ciencia, el ma-
gisterio, etctera.
Un
gran ideal empequeece todas las dems tenden-
cias. Es como esos rboles robustos a cuyo derredor no
crece ni la yerba, porque ellos lo absorben todo. De no
haber este ideal superior, peligra la castidad, mx'ine
en los de temperamento sanguneo.
Y sobre todo: huir de la tentacin. Por una parte,
pedir a Dios "no nos dejes caer en la tentacin"; y
por otra parte, escapar de ella.
Hagamos un poco de filosofa barata: El imn es
un hierro como cualquier otro, pero con la virtud de
atraer. Ponemos un alfiler a 10 centmetros y el imn
no lo atrae; lo ponemos a 5 y el alfiler ser irremisible-
mente atrado por el imn. Alfiler que no quiera ser
202
cautivado, que no se acerque ms de lo prudente. Que
se mantenga a distancia. . .
203
mismo. Como el glotn que se desvive por la crema Chan-
tilly, y cree que nadie puede prescindir de comerla.
6.Esta es nuestra tesis respecto al celibato: todo
soltero ha de privarse de cierto tipo de satisfacciones.
Dios las ha reservado al estado matrimonial, porque di-
chas satisfacciones llevan anexos serios
y graves deberes
que slo pueden sobrellevar quienes han contrado ma-
trimonio.
Por otra parte: hay solteros, los clibes, que libre-
mente y con todo derecho hicieron de su situacin un
estado permanente de vida. Esos tales tienen la misma
obligacin de observar castidad que un soltero cualquie-
ra, si bien gozan de mayores facilidades para
observarla
que los que se quedaron solteros por imperio de las
circunstancias, y pese a su voluntad.
204
otros?". A lo que respondi Jess: "Todo el que dejare
hermanos o hermanas o padre o madre o hijos o campos
por amor de mi nombre recibir el ciento por uno en
la tierra y despus la vida eterna'' (Mateo, Captulo 19,
versculos 28 y 29).
De San Pablo y San Juan consta que eran solteros;
San Pablo no slo se glora de serlo sino que aconseja
no casarse a cuantos desean entregarse al servicio de
Dios. Lase todo el Captulo 7 de su 1* Carta a los
Corintios.
Oriente y Egipto.
C) El Concilio de Elvira (Espaa), celebrado entre
los aos 300 y 306, prohibe, por primera vez en el
mundo,
que los Obispos, Sacerdotes y Diconos de la regin vivan
en matrimonio. Y manda deponer de sus cargos a quienes
no observen total continencia.
Los Sumos Pontfices aprobaron este dictamen y
fueron extendiendo la obligatoriedad del celibato clerical
205
a diversas repiones. As, el Papa San Siricio emiti un
documento en el que se alegan bellsimas razones en pro
del celibato eclesistico, al mismo tiempo que se castiga
severamente a quienes no le observen En fin; que
en todo Occidente el celibato clerical era obligatorio ya
en el Siglo V.
En Oriente, luego de diversas prohibiciones y con-
cesiones, se permiti, desde el Siglo VII en adelante, a
los Sacerdotes y Diconos, vivir con sus esposas si ya
haban contrado enlace antes de la ordenacin. As
y
todo, el celibato se convierte en requisito indispensable
para aquellos que han de ocupar los ms altos cargog
eclesisticos. Por lo dems, nunca faltaron entre los
orientales, Monasterios en los que se observ, no slo cas-
tidad perfecta, sino tambin pobreza y obediencia.
D) Podemos, por lo tanto, resumir as el proceso
que se ha seguido en el establecimiento del celibato cle-
rical: absolutamente hablando no hay incompatibilidad
entre la funcin sacerdotal y el matrimonio; pero como
es ms propio al Sacerdote el celibato (segn consejo
de Cristo que luego repitiera San Pablo), entonces poco
a poco brot de la naciente Iglesia la hermosa flor del
celibato de una plyade siempre creciente de Sacerdotes
castos que han puesto todo su corazn y toda su persona
a los pies de Cristo, al servicio de su reinado.
2. Esta es, a grandes rasgos, la historia del celibato
eclesistico. Hoy se encuentra claramente legislado que
quien aspira al Sacerdocio en la Iglesia Catlica Apos-
tlica Romana de Rito Latino, ha de renunciar, previa-
mente, al matrimonio. Si prev que no va a poder so-
brellevar las cargas del celibato, pues ya no se acerca
a las Sagradas Ordenes. Y si los Superiores del Seminario
donde l ha de. cursar sus estudios, prevn, con su expe-
riencia, que dicho candidato no podr soportar dichas
cargas, no le admitirn al Sacerdocio; le dirn, sencilla-
206
mente, mas o menos estas palabras: "su
temperamento
no esta hecho para cumplir sus futuros
deberes Sacer-
dtales y le abrirn las puertas del Seminario.
,
207
universal comentario: "e\ Papa puede hacerlo; si le
pareci prudente, no tenemos nada que aadir".
El caso, aunque muy desusado, ni suscit polmicas,
ni se organizaron peticiones en masa al Vaticano para
obtener dispensas similares, ni acaeci nada de cuanto
presagiaban los no catlicos. Es que nuestros Sacerdotes
aman su celibato; y el pueblo fiel, v en este renuncia-
miento algo muy grande y muy conveniente a la vocacin
de Mediador que cuadra al Sacerdote ( J ).
o) EL SACERDOTE CATOLICO
OBSERVA EL CELIBATO.
208
ni seres anormales; son seres perfectamente normales
que observan un plan de vida sabiamente ordenado, el
cual, en buena psicologa experimental, y segn leyes
fisiolgicas perfectamente conocidas, les lleva natural-
mente a la observancia de la castidad perfecta. Y sta
es explicacin
la "bumana" del celibato casto del
Sacerdote.
Ahora bien si aadimos a lo anterior una vocacin
;
209
14. Protestantismo y Biblia.
deja la meditacin para ir tras el pecado o se deja el
pecado para ir tras la meditacin"...
Mas de una hora diaria le llevar el rezo del Bre-
viario, que, an hecho con cierta distraccin, le va gra-
bando en el subconsciente mximas de vida superior,
ejemplos de varones preclaros por su virtud, etc., amn
de facilitarle un enfoque de la vida litrgica paralelo
al de la vida civil.
hijos extraviados.
Un arma infalible tiene el Sacerdote a su alcance
(igual que todos los fieles, pero tal vez ms que ellos)
para defender la pureza de su vida y es la mortificacin
;
210
le evitan or aquellas conversaciones inconvenientes de
que tanto gusta el mundo. La modestia de la vista ante
personas de otro sexo es defensa de la pureza de su es.-
tado. Las lecturas. todo, en fin, conspira a favor de
. .
la santidad de su vida.
Y por si lo dicho fuese poco, cada semana han de
rendir cuenta de su alma ante el Sacerdote confesor y
cada ao se beneficiarn con varios das de Ejercicios
Espirituales, durante los cuales, lejos de toda actividad,
practican un balance de su vida y auscultan el estado
de su alma . .
211
impecables para su servicio en la tierra, sino de hombre
falibles, i Por qu! Misterio de su Sabidura.
E) Una cosa evidente: si el Sacerdote se conserv*
fiel a sus obligaciones, es imposible que caiga. Pero si
voluntariamente desprecia los medios naturales y sobre-
naturales que le facilitan el mantenerse en su estado,
entonces fatalmente caer, a la corta o a la larga. Le
suceder exactamente como al casado que descuida su
iespectivas obligaciones.
P) Esta reflexin nos hacemos nosotros: nadie, que
sea cuerdo, al constatar el elevado nmero de adulterios,
pongamos por caso, que a diario se cometen, sacar en
consecuencia abolir la institucin matrimonial y procla-
mar el amor libre. Pues del mismo modo, aquellos que
al or: "yo conoc a un cura que..." (la casi totali-
dad de estas narraciones son meras noveleras sin nin-
gn fundamento; pero, supongamos que fuesen ciertas),
quienes al or que un Sacerdote falt a su deber de c-
libe, sacan por consecuencia suprimir el celibato clerical,
esos tales no discurren debidamente.
Ni suprimir, pues, el matrimonio porque haya ca-
sados que pequen, ni suprimir el celibato porque haya
clibes que pequen.
Finalmente quienes andan -divulgando aquellos
:
212
eorazn. Miran, llenos de ternura, al Sacerdote y se la-
mentan: "Pobre! Por qu no podr casarse?". Y con
todo entusiasmo se sacrificaran para hacerle el favor
de casarlo.
De dnde esta repentina conmiseracin? Sin em-
bargo, no es obstculo que dichos seores sean ellos mis-
mos solteros otengan hermanos o hermanas en la misma
situacin, y que no se casan "porque eso es cosa particu-
lar de ellos "... Pues que apliquen el mismo razona-
miento en favor del Sacerdote; si l no quiso casarse, y
prefiri ser Sacerdote, l tendr sus razones i 1 ).
Algo ms peligroso, segn nuestro punto de vista,
resulta cierta postura "transigente" que se est difun-
diendo tambin entre algunos catlicos mal formados en
su fe. Se jactan stos de tener un espritu ms amplio,
ms moderno, y por eso "comprenden" la situacin del
Sacerdote, del mismo modo que "comprenden" la situa-
cin de un casado que falta a su deber.
De ninguna manera. La culpa de un hombre casado
es grave; pero la del Sacerdote es gravsima, por ser
sacrilega. Si vemos mal a un polica que roba valido de
su uniforme, y a un militar que vende al enemigo los
secretos de guerra, si nos repugna un mdico que exige
a su enferma la entrega de su cuerpo a cambio de la
salud, con mucha mayor severidad debemos juzgar al
Sacerdote que no cumple su promesa jurada; pues ni
el polica, ni el militar, ni el mdico ostentan la excelsa
misin de recordar al prjimo la necesidad del cumpli-
miento de los respectivos deberes para con Dios, tal como
sucede con el Sacerdote.
Ahora bien: no confundamos la persona con la Ins-
213
titucin. No confundamos a "un Sacerdote" con el "Sa-
cerdocio". El ejrcito, la polica y la medicina, seguirn
siendo beneficiosos y benemritos por ms que un militar,
un polica o un mdico hayan faltado a su deber.
Quien por conocer un mdico de malas costumbres
desprecie la medicina y no consulte su enfermedad con
los facultativos, obrara ridiculamente. De modo similar
quien por conocer el caso de un Sacerdote escandaloso
desprecie al Sacerdocio en s y no quiera beneficiarse
con los auxilios de la Religin, ese tal tampoco procede
con cordura.
5. Dice la Sagrada Escritura: "El vino y las mu-
jeres hacen apostatar a los sabios" (Eclesistico, Captu-
lo 19, versculo 2).
El Sacerdote lo sabe; por eso lleva una vida mori-
gerada y mantiene, respecto a las personas de otro sexo,
aquella "respetable distancia" de que hablamos al prin-
cipio de esta Leccin.
No quiere decir sto que haya de huir de la mujer
o que haya de sentirse disminuido ante ella. Todo lo
contrario. El Sacerdote es y debe ser el gran confidente
de la mujer, que busca en l comprensin, consejo y
apoyo; y, a su vez, la mujer es una gran ayuda para
el Sacerdote, dado su espritu eminentemente religioso
y abnegado.
A imitacin de San Pablo, el Sacerdote ha de ver
en cada mujer a una hermana. La mujer pecadora es
para el Sacerdote una hermana que necesita urgente-
mente los auxilios de la gracia para reconstruir su vida.
Y la mujer buena, honra de la gran familia de los cris-
tianos, es una hermana que puede hacer mucho bien al
que lo necesite y que, adems, debe ella misma recibir
ayuda para mantenerse y adelantar en la virtud.
Mara Santsima representa para el Sacerdote el
prototipo femenino. Humilde, pura, abnegada. En toda
mujer cristiana resplandecen destellos de aquella humil-
dad, pureza y abnegacin. Pero donde ms clara aparece
214
la estampa de Mara, la Madre del Sacerdote por anto-
nomasia, es en la madre de los Sacerdotes, en cuyos co-
razones ha ido ella fomentando desde la niez, el subli-
me ideal de la conquista de las almas
Tambin Jess se encontr con la mujer en su cami-
no. Las Santas Mujeres fueron admitidas en el squito
del Maestro. Las mujeres pecadoras
representadas en
la Samaritana y la Magdalena, hallaron en El amplio
perdn.
La mujer se benefici con los milagros del Tauma-
turgo, y escuch emocionada los preceptos de la Nueva
Ley, segn la cual, ella, esclavizada hasta entonces du-
rante Siglos, dejaba de ser un mero objeto para uso
y
provecho del hombre.
Por eso la mujer guarda hasta el da de hoy hacia
Jess una gratitud muy grande, un profundo cario res-
petuoso. Por eso, siempre
como la esposa de Pilatos y
como la Vernica, sale a su defensa y limpia las afren-
tas de su rostro.
Ahora bien; la mujer sabe que el Sacerdote es el
Ministro, en la tierra, de ese Jess . .
215
.
216
Los hombres tienen necesidad de quienes les eleven al
Cielo, les pongan en contacto con su Creador y Seor.
Por eso muy grande ha de ser el mrito y el galardn
que le espera a los valientes que en nombre de Dios
brindan, entre peligros, su vida entera en beneficio de
la salvacin de sus hermanos.
217
. .
21S
el de han Pablo
Primera a los Corintios, Captulo 7'
pues tiene una fuerza probativa
muy grande.
2. Y ahora, por va de ilustracin, vamos a trans-
enbir unos prrafos referentes
al celibato eclesistico
gmal
oTZ 7 pU
J S 7 Mara; el ver su Predileccin
C0
^
'<* d * Jnes, el Bautista
F vL?7
el Evangelista; el or al gran Apstol
San Pablo ensal-
y
zar en su predicacin el valor
inestimable de la virgini-
dad, especialmente para poderse
emplear ms de conti-
ftuo en el servio de Dios (el
que no tiene mujer, anda
nicamente solicito de las cosas
del Seor y en o que
ha de hacer pora agradar a
Dios"); todo to era casi
unposible que no hiciera sentir
Nueva^ Alianza el celestial encanto
a s Sacerdote^ de S
de esta virtud priv
legada. y hacerse voluntariamente obligatoria su
.
.
inmaculada' .
t** h ostia santa,'
Como puede verse, ambos Pontfices
sealan por
una parte, la mayor pureza que supone
el celibato,
y or P
219
.
220
mundial Haba, por ejemplo, en un mismo
campo Mi-
nistros de varias Religiones:
heterodoxos orientales pro-
testantes catlicos, etctera. Los
que eran casados no se
aventuraban, por lo comn, a llevar
los auxilios de la
Keligion a quienes los necesitaban,
por temor a los car-
celeros que lo tenan seversimamente
prohibido Pensa-
ban esos Ministros que su vida
perteneca tambin a sus
esposas e hijos. En una palabra,
estaban atados. Los Sa-
cerdote catlicos, por el contrario,
libres de toda ligazn
humana, no teman arriesgarse por servir
a sus fieles.
C) Por qu an los mismos
Secerdotes catlicos de
rito Oriental se han estancado en sus
respectivas regio-
nes? Por que no han demostrado
el espritu misionero
que caracterizo siempre a los
Sacerdotes de Rito Latino?
La respuesta es sencilla: Cmo les
iba a ser posible
enmphr aquello de Cristo: "id predicad acompaa-
dos de su mujer
y
y de sus hijos? Es cosa asaz difcil, m-
6 lahl nd ' ( como su <*de,
por lo general, en el
cZ }
caso de los Pastores protestantes misioneros)
sueldos que compensen los
grandes
gastos y el sacrificio.
D) ^
Son muchas, en fin, las pequeas trabas que di-
ficultaran en nuestro medio la
accin de un Clero al
que se le permitiese la vida matrimonial.
El Sacerdotes casado, por poco que se
descuidara
pasara a ser un pequeo burgus
con legtimos deseos
de asegurar el porvenir a su esposa
y a sus hijos. Si el
Justado remunerase sus servicios,
tanto peor; pues en
ningn momento podra alzarse contra
una injusticia de
ese Estado por detenerle el
obstculo de la familia de-
pendiente de su sueldo.
Respecto a la esposa, podemos suponer
que sea vir-
tuosa, circunspecta, etctera.
Pero si no lo es? El caso
oe esposas celosas, entrometidas,
cuando no positivamente
escandalosas, no es, en verdad,
demasiado infrecuente
ror su parte, los hijos, su ndole, su
educacin y dems
distraeran necesariamente al
Sacerdote de las peculiares
funciones ministeriales. Etc+era.
221
El Apostolado no puede exponerse a tales remoras.
4.Es ya tiempo de que cerremos este Captulo. Lo
hemos alargado de propsito porque, en la prctica, no
hay conversacin o polmica con protestantes en que no
salga a relucir el tema. Conviene, por lo tanto, estar
preparados.
Convnzanse de una vez por todas los que an no
comprenden el celibato eclesistico, que ste no crea seres
anormales. El Sacerdote catlico es un hombre como otro
cualquiera, que deseoso de servir a Dios libre de ataduras
humanas, se ha consagrado totalmente al servicio de la
Divinidad, aceptando la invitacin evanglica de perma-
necer clibe. No ha perdido nada con ello; antes al con-
trario ha ganado mucho. Vase sino:
El Sacerdote es "Padre", aunque no sea esposo.
Llena su corazn de carne con otro corazn de carne: el
de Jess-eucarista.
Fecundiza su vida con la paternidad; con una pa-
ternidad espiritual muchsimo ms noble que la natural.
No engendra hijos para esta vida; los engendra para el
Cielo.
Durante toda su existencia, el Sacerdote alimenta la
vida del alma de sus hijos espirituales con los diversos
Sacramentos deposita en sus labios entreabiertos el man-
:
222
Sacerdote est reseco, que la vida de Sacerdote es anor-
mal y estril ? . . .
CUESTIONARIO
223
sacerdocio?
c) Todos hs caracteres sirven para el
El Sacerdote fiel a su celibato, es
un hroe, un ser
Enumerar
anormal, o simplemente un seor corriente?
Sacerdote, para man-
algunos de los medios de que goza el
se explica entonces
tener la santidad de su estado. Cmo
la cada de un Sacerdote?
Enumerar varias de estas ex-
plicaciones, y entre ellas, una aducida
por San Pablla
la aboli-
inobservancia del celibato clerical, justificara
adoptar el Sacerdote
cin del mismo? Qu posicin debe
frente a las personas de otro sexo? A quien ha de ver
el Sacerdote en la mujer?
Quin es, para el Sacerdote,
el prototipo femenino? Qu
actitud adopto Jess hacia
la mujer, y la mujer hacia Jess?
Cul es el secreto
'
^^"^
la aviacin.
los Sacerdotes y los hombres de
de la Santa Biblia en que se
d) Aducir tres textos
najeste la conv~
Z^ffiS*^<<<ro Sacerdotes no
de Jess, repetido por San
claro
f
servase]lesti consejo tan
Pablo y galardonado por
San Juan en el Apocalipsis?
sacerdotal exige pureza de
Demostrar que el Ministerio Enumerar
vZ Za entrega personal por la Causa. del
se seguiran
afinos inconvenientes que Pa-
medio, de un clero casado. Son
diento en nuestro
nuestro s Sacerdotes?Qu espectculo conmueve
Tes" transcrito
segn el texto que hemos
y escita admiracin",
de Po XI?
224
LECCION XIV
a) MARTIN LUTERO.
225
15. Protestantismo y Biblia.
Por ese entonces, y contando l 21 aos cumplidos, un
da de fuerte tempestad formul el voto de hacerse Re-
ligioso; a los dos meses ingres en el Convento de
Agustinos de dicha ciudad de Erfurt. Corra entonces el
ao 1505.
Es el mismo Lutero quien nos asegura que su ingre-
so en Religin fu debido a que un rayo cay muy cerca
suyo, pudindole haber muerto. En este rayo crey ver
un llamado de lo alto; y a pesar de no tener ninguna
cualidad para el claustro, y de que sus mejores amigos
trataron de disudirle de su desatinado empeo, insisti
en hacerse religioso. Estas dos peculiaridades de su ca-
rcter el padecer frecuentes alucinaciones y el poseer una
:
226
el colocar en la puerta de la Iglesia Universitaria de Wit-
temberg, un escrito que contena 95 Tesis sobre las in-
dulgencias, contrarias a la doctrina catlica tradicional;
en ese escrito se invitaba, adems, a todas las Universi-
dades de la comarca a asistir a la disputa teolgica que
l, Lutero, iniciaba alrededor de este tema. Corra el
ao 1517.
Desde entonces se fu extendiendo como un reguero
de plvora la duda religiosa. El campo estaba prepara-
do, segn lo dijimos en la Leccin II; no fu necesario
ms que arrojar la chispa.
2. Entre las disputas que sostuvo Lutero de pala-
bra y por escrito para defender su improvisada doctri-
na, se destaca la Controversia de Leipzig (ao 1519),
en la que se defini contra el Primado del Eomano Pon-
tfice, llamando al Papa: "Anticristo, hidra de Eoma'\
etctera. Juan Eek, telogo catlico, le rebati; pero Lu-
tero, dando nuevas interpretaciones a la Santa Biblia y
tergiversando descaradamente la Historia, pudo salir ms
o menos airoso ante los ojos de sus amigos.
Despus de un maduro estudio de la situacin por
parte de la Curia Romana, Len X public una Bula en
la que se condenaban, punto por punto, los principales
errores de la nueva doctrina luterana, pero sin mencionar
en el documento a Lutero. Se invitaba luego al novador
a retractarse de los errores en que pudiera haber incurri-
do, dndosele 60 das de plazo para ello; de lo contrario
automticamente recaera sobre l la pena de la Excomu-
nin. Lutero contest quemando publicamente la Bula
y los libros de Derecho Eclesistico ante delegados de las
Universidades, adictos a su doctrina. La suerte estaba
echada; era el 10 de diciembre de 1520.
3. Desde entonces, la distancia que separaba a
Lutero de la verdadera Iglesia fu hacindose cada vez.
mayor.
Veamos algunos puntos de su nueva doctrina.
En la pgina 208 del volumen 3 de la "Correspon-
dencia del doctor Martn Lutero", se encuentra una
22?
.
228
Frontispicio del Opsculo de Lutero que lleva por ttulo:
"Contra elPapado fundado en Roma por el Demonio", editado
en el ao 1545. En dicho grabado puede apreciarse la boca del
Infierno, del cual, entre llamas, sale un Papa sentado en su
trono, llevado por Demonios. Dos Diablos le colocan la tiara, etc.
Son muy frecuentes en las obras de Lutero grabados como
ste. El historiador Hartmann Grisar afirma que "la mano de
Lutero no estuvo ajena a la composicin y diseo de estas es-
tampas; es decir, que ha participado en el argumento y en
la forma".
De hecho Lutero permiti el doble matrimonio del
Landcjrave Felipe de Htsse.
Cuando en diciembre de 1539 dicho
Prncipe le nidio
autonza^n formal para contraer nuevo
matrimonio^ ct
una joven de 17 aos (hija de una
camarera de palacio)
con la cond.cin expresa de
que ella haba de ser tenida'
como esposa legtima
y, por lo tanto, elevada a la Tate
n PnnCeSa LUter y 8U te1
fon ? i rl '
?
au t0ri cln ue
e i Melanch-
rmi os "Vv f f,
1 P^aba
en esto.
UeStra Alteza Mt resuelt0 a tomar se-
m,nT T
gunda mujer estimamos que debe
^
. .
230
perturbaciones en el interior de su alma, como puede
colegirsepor sus escritos. La reforma iba destruyendo
todo el orden cristiano preestablecido durante Siglos; l
mismo se horrorizaba ante su obra.
Fu tambin en esta poca (ao 1525), en que sus
amigos lograron convencerle de que dejase la vida irre-
gular que llevaba y contrajese matrimonio., tal como l
lo haba aconsejado a los Religiosos y Religiosas.
Catalina Bora, ex monja, fu elegida para compa-
era. Esta sacrilega unin, en vez de tranquilizar a Lu-
tero, como l y sus amigos esperaban, exasper an ms
su espritu. As escribe el ao de su boda: "He aqu
que por este matrimonio me he rebajado y envilecido
de tal manera que espero que los ngeles habrn redo
mientras lloran todos los demonios" (Estudio sobre Lu-
tero, Kroker).
Melanchton, telogo de Lutero, se lamenta a su ami-
go Carnerario en carta del 16 de junio de 1525, en estos
trminos: "Y como observo en Lutero tristeza e inquie-
tud, causadas por este cambio de su existencia procuro
;
231
6 Grandes controversias se sipuieron a la
siembra
de la doctrina del "libre amen";
controversias que
Lutero hubo de sostener no slo
contra catlicos sino
tambin contra protestantes como l,
pero que disentan
de sus puntos de vista. Zuinglio, Erasmo,
Eck y muchos
otros mantuvieron polmicas por
escrito, y a veces de pa-
labra, con el novador.
232
de salvacin y por otra parte aceleran el retorno a la
1
luz i )-
Demonio.
Su misma terminologa no es propia de un hombre
normal: usaba con frecuencia contra sus adversarios los
eptetos de: borrico, perro, puerco endiablado, turco, ei-
etera. Gustaba mezclar en sus expresiones las palabras:
excrementos, rameras y otras ms soeces an.
Dice Grisar en el Captulo 18 de la obra citada: "Es
imposible seguir a Lutero a lo largo de sus descripciones
del matrimonio y de las relaciones sexuales, sin que nos
ofendan la superficialidad y la grosera de sus trminos,
y sin reconocer en ellos que en Lutero dominaba la sen-
'
sualidad '.
Paralelamente a estas expresiones, emplea Lutero
otras donde reina un notable piadosismo subjetivo, que
233
.
234
gador, Newmann se di de lleno al estudio de la Historia
Eclesistica de los primeros Siglos de nuestra era. Prepar
varias monografas sobre los escritos de los Santos Padres.
Y fu entonces que la duda religiosa comenz a corroer
su espritu: Qu Iglesia era la legtima heredera del
Evangelio y del primitivo Cristianismo? La Catlica o
la Protestante anglicana?
Nada se poda responder. Pero mientras la luz iba
paulatinamente iluminando su inteligencia, se mantuvo
fiel a sus creencias anglicanas; ms an: su vida fu
un constante amargo constatar que la fe de sus primeros
aos, querida y defendida por l con todo el vigor de
su fuerte personalidad, iba cediendo terreno ante el ava-
sallador mpetu de la verdad catlica que, pese a sus
ntimos deseos, iba posesionndose de su inteligencia.
Hasta que por fin, vencido, como Pablo, por la luz, hubo
de entregarse al Seor de cuerpo entero con un: " Seor!
Qu quieres que haga?" (Hechos, Cap. 9, vers. 1 al 7;
Cap. 22, vers. 10; Cap. 26, vers. 14).
Vamos a dejar hablar a Newman. Nuestra nica
tarea ser ir transcribiendo prrafos de alguno de loa
Captulos de su diario ntimo, que tal es su "Historia
de mis ideas religiosas".
As pues, dejando el Captulo 1 referente a su niez,
pasamos al Captulo 2*, que abarca el perodo de su vida
transcurrido entre los aos 1833 y 1839. Dice as: "Cuan-
do era joven, y despus, segn fui creciendo, yo crea
que el Papa era el Anticristo. En Navidad de 1824 predi-
qu un sermn en este sentido".
Efectivamente durante muchos aos Newmann crey
firmemente en la autenticidad de su fe anglicana. Pero
luego, al profundizar sus estudios religiosos, lleg nece-
sariamente a dudar de la legitimidad de las creencias pro-
testantes.
Veamos qu nos dice en el Captulo 3 9 de su libro,
que abraza los aos 1839 al 1841. "Mi fuerte era la anti-
gedad ahora bien, se encontraba que a la mitad del
;
235
loe Siglos XVI y XIX. Vi mi rostro en este espejo; yo
era un hereje monofisita. La Iglesia de la "Va media"
(que el Movimiento de Oxford patrocinaba), estaba en
lamisma posicin que la Iglesia Oriental. Roma era lo
mismo que hoy; los protestantes ramos herejes euti-
quianos".
La perseverancia de Newmann en el estudio de los
primeros Siglos de la Iglesia, la comparacin de la esencia
de las diversas herejas con la Confesin anglicana,
y
sobre todo, el anlisis de ciertas actitudes oficiales que
adoptaba la Iglesia protestante a que perteneca, desen-
cadenaron en su espritu una terrible tempestad, que dur
aos de zozobra.
El Captulo 4 de su libro, o sea, el que describe el
perodo desde el ao 1841 al 1845, as lo demuestra "Toda :
236
Mara; sino porque pienso que la Iglesia de Roma es la
Iglesia Catlica, y la nuestra no es parte de la Iglesia
Catlica porque no est en comunin con Roma".
La Universidad de Oxford, escandalizada de la acti-
tud de Newmann, le expuls del nmero de sus acadmi-
cos. Era el ao 1843.
237
'
238
tonees deben su fe catlica a la pluma del historiador,
poeta, orador y telogo apologista ingls.
Reservamos al lector el completar el paralelo entre
Martn Lutero y el Cardenal Juan Enrique Newmann.
CUESTIONARIO
239
los errores protestantes. / Qued tranquilo el espritu del
240
EESUMIENDO
"El que ama a su hermano est
en la luz. El que aborrece a su
hermano est en tinieblas . . . Lo
que desde principio habis odo
el
(o sea la ms pura doctrina de
los Apstoles), procurad que per-
manezca en vosotros. Si en vos-
otros permanece lo que habis
odo desde un principio, tambin
vosotros permaneceris en el Hijo
y en el Padre.
(1* de San Juan, Cap. 2,
vers. 10 al 25).
241
publicaciones.
El artculo que a continuacin transcribimos, se re-
ferir al hecho de las numerosas conversiones al Catoli-
cismo que se producen entre los protestantes.
Expone dicho trabajo las razones que movieron a
ciertas personalidades "evanglicas" a abrazar nuestra
Santa Religin Catlica.
No es mero sentimentalismo el que mueve a estos
hombres
dice en sntesis la publicacin. Es la fuerza
de una Religin cuyas verdades ensamblan perfectamente
con el sentido comn, que es la verdad en la mente de
todos, y con el cosmos y sus exigencias teolgicas, filo-
sficas y fsicas.
242
La ciencia no informada por la verdad catlica es
puro relumbrn; es fofa, no tiene asidero, carece de fun-
damento firme, desilusiona a quienes ponen su esperan-
za en ella. .
243
* 16. Protestantismo y Biblia.
.
244
dades que aqu se exponen. La Santa Biblia (por nosotros
tan querida como por l), necesita el complemento de
la Tradicin divina, apostlica y patrstica, y el Magis-
terio eclesistico; slo as puede proporcionar al mundo
el autntico y estable cuerpo de doctrina salvadora que
hemos heredado de Cristo.
Tenga el lector protestante la seguridad de que la
Iglesia Catlica le espera con los brazos abiertos, como
buena Madre de todos que las dificultades, que sin duda
;
245
: .
COLOFON
ATACAR EL MAL. EN LA RAIZ
EN LA ARGENTINA
HAY UN SACERDOTE CADA 4174 habitantes
246
Huelgan los comentarios. Las cifras, por s solas,
lo dicen todo.
Harto trabajan nuestros Sacerdotes; muy bien di-
rigida ha de estar indudablemente su accin cuando, sien-
do tan pocos, mantienen en el pas un alto "standard"
de vida religiosa, que otras Naciones catlicas envidia-
ran. . .
247
i
APENDICE
249
Sarao Pontfice, que los espera con los brazos abiertos,
cual a otros hijos prdigos.
La intercesin de San Pedro, que por inspiracin
tuya estableci su Sede en Roma, y el valimiento de San
Pablo, cuya conversin a la verdadera fe celebramos lle-
nos de jbilo, hagan que cuanto te pedimos en este Oc-
tavario obtenga el favor de ser odo por tu Divina Ma-
jestad. Te lo imploramos por intercesin de la siempre
Virgen Mara, madre tuya y madre nuestra queridsi-
ma. Amn.
Recemos un Padre Nuestro y un Ave Mara por la
conversin de los Heterodoxos Orientales y de los Pro-
testantes.
250
Antfona. San Pablo Apstol, predicador de la Ver-
dad y Maestro de los gentiles, intercede por nosotros
ante el Seor que te ha elegido.
Oremos. Oh Dios, que por la predicacin del bien-
aventurado Apstol Pablo adoctrinaste a todo el mun-
do, concdenos que tengamos fuerza de voluntad para
seguir los ejemplos de aquel cuya conversin celebramos.
Por Jesucristo Nuestro Seor. Amn.
251
pedimos llegue pronto el da en que tus hijos los Hete-
rodoxos Orientales y los Protestantes, vueltos a la Casa
Paterna, se decidan tambin a recibir tu carioso abrazo
y a cobijarse en el manto de Mara Santsima, la madre
comn de todos los hombres. Amn.
252
Po XII, a fin de que una vez ms las huestes infernales
se estrellen ante el edificio inconmovible de tu Santa
Iglesia. Amn.
res que haga?. ". Que pronto llegue el dia en que ellos
. .
25-i
INDICE
Introduccin 7
Resumiendo 241
Colofn Atacar
: el mal en la raz 246
PRESENTAMOS
VIDA
Y RELIGION
(Resumen de verdades religiosas redac-
tado para "el hombro de la ccile")
*
Autor: Pbro. FERNANDO ALVAREZ
.*
PROLE T MORAL
La moral matrimonial. Una solucin al
problema de los hijos.
* EL EJEMPLAR: $ 12.-
MATERNIDAD Y ESPIRITU
El maravilloso proceso del embarazo y
el parto, bajo el punto de vista
fisiolgico y espiritual.
* EL EJEMPLAR: $ 16.-
Florida (F.C.N.G.B.), el di
30 de Mayo de 1 *55
Por ltimo- El apologista ca-
3
tlico fundamentar preferente-
mente sus pruebas en textos bbli-
cos. Pocos textos, pero bien apren-
didos- Unas pocas citas bblicas
son suficientes para rebatir las
principales objeciones de los pro-
testantes.