Protestantismo y Biblia

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EDICION

ANTE LA SEGUNDA
edicin
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(Sipu en la
Pbro. FERNANDO CARBALLO

PROTESTANTISMO
Y BIBLIA
Soluciones catlicas
a los problemas que plantean
nuestros hermanos protestantes

SEGUNDA EDICION

Av. San Marn 4350 Talcahuano 230


T. E. 740 - 0528 T. E. 37 - 6158
FLORIDA (Bs. Aires) BUENOS AIRES
IMPRIMI POTEST
Jos Fernndez. Pbro.

Buenos Aires, 5 de Abril de 1955

PUEDE IMPRIMIRSE
t Antonio Rocca
Obispo Titular de Augusta
Buenos Aires, 26 de Abril de 1955

hecho el depsito que marca la


"Revestios de entraas de misericordia,
hondad, humildad, mansedumbre, longani-
midad, soportndoos y perdonndoos mutua-
mente, sievipre que alguno diere a otro
motivo de queja".
(Colosenses, Cap. 3, vers. 12 y 13).

"...soportndoos los unos a los otros


con caridad, solcitos en conservar la uni-
dad del espritu mediante el vnculo de
la pas".
(Efesioa, Cap. 4, vers. 2 y 3).
ACCION CATOLICA ARGENTINA
Secretariado Central
para Defensa de la Fe Catlica
la
Bartolom Mitre 2560 - Buenos Aire3

Cuando el "Secretariado Central para la Defensa


de la Fe Catlica" (organismo directamente dependien-
te de la Junta Central de la Accin Catlica Argentina),
tuvo ocasin de conocer los textos originales de este libro,
ms que sus claros planteos apologticos, ms, en fin,
que sus condiciones relevantes como obra literaria y
de formacin, interes el fundamento sobre el cual se
asienta toda la exposicin
y que trasluce en todas sus
lneas ,
identificando este libro con los principios que
el Secretariado desea tener como norma rectora de to-

dos sus trabajos apostlicos, como motor en todos sus


esfuerzos, como meta en todos sus caminos: Caridad,
Caridad, Caridad.
Caridad para con el prjimo por sobre todas las

cosas; Caridad frente al error; Caridad frente a la ofen-


sa; pero especialmente Caridad para el equivocado, para
el Dejar de lado todo orgullo y toda vanidad
ofensor.
para que las enseanzas que propague el Secretariado,
atento su carcter de elemento directamente vinculado
al organismo mximo del apostolado laico argentino, es-
tn impulsadas por la Caridad, esa virtud que es Amor,
Amor de Dios, Amor para Dios, Amor en Dios; esa
virtud que es, en palabras del Apstol, "la ms grande
de todas".
Evidentemente este Ubro
y eso lo notar el lector
a medida que avance en su lectura
no es polmico.
,

Ms; el autor ha rehuido consciente y cuidadosamente

7
todo planteo polmico, pues entiende
y
esto lo iden-
tificams aun con el Secretariado, que las
conviccio-
nes en materia de Fe no habrn
de llegar nunca por va
de la controversia; muy por
el contrario, la discusin,
lejos de ser en sto fuente de luz, slo afirma
a cada uno
en sus ideas y afianza con ello
los antagonismos, aten-
tando contra la unidad que debe
ser meta en materia
de Fe; contra esa unidad que
es una de las notas de la
Iglesia Catlica,
y que no es la uniformidad estreo-
Upada de quienes carecen de carcter,
sino la que con-
cede al hombre la plenitud de
su personalidad, pues nace
de reconocer la existencia de un
solo Dios verdadero,
buscar una sola Verdad
y aceptar un solo Magisterio,
como guia para afianzarse en la recia
orientacin.
Por por la identificacin de la esencia de este
eso,
libro con loque el Secretariado entiende enfoque
ideal
para el planteo de los problemas relacionados
con la for-
macin apostlica, se ha estimado conveniente
que salga
a la venta con su auspicio, esperando
con ello advertir
al lector, desde el comienzo, la
jerarqua de la obra que
tiene en sus manos. Pero, adems,
el Secretariado, en
su carcter de organismo tcnico
especializado en la ma-
teria, confa poder utilizarlo
como referencia inicial
para labores futuras,
y por ello se esforzar en obte-
ner que sea insistentemente recomendado
a los distintos
Consejos Diocesanos, como camino para
llegar al mayor
nmero de socios, a los cuales se les recomendar
hagan
conocer sus opiniones
y pareceres, para tomarlos como
base de los sucesivos estudios que se
harn en la materia
y que en esta forma, se espera, respondern a las nece-
sidades de cada lugar.
Pero la labor quedara trunca y por
consiguiente
resultara insuficiente, si la lectura
de este libro, con
su posterior influjo en el desarrollo
de los estudios
que
se habrn de ir haciendo, quedara circunscripta,
por
8
defecto en el planteo inicial, slo a aquellos que militan
en los cuadros efectivos de la Accin Catlica, o en sus
7imediatas esferas de influencia, siendo necesario para
salvar esa falla que, en el esfuerzo de difusin, no se
desaproveche ninguno, mxime cuando existen muy me-
ritorias instituciones dedicadas al apostolado externo, las
cuales, tal como las Congregaciones Marianas, cuentan
en sus filas con innumerables apstoles muy bien capa-
citados, y cuyo aporte es imprescindible en toda labor
que deba ser coordinada.

Y, qu maravillosos resultados habrn de surgir


de una labor conjunta que pueda contar con la genero-
sa cooperacin de las mximas posibilidades de todas
y
cada una de las fuerzas catlicas laicas, que se sientan
unidas por el ideal comn del triunfo de Cristo y de su
Iglesia! Qu ejemplo de unidad se dara entonces a
quienes atenan contra la recta doctrina
y que hoy,
desgraciadamente, alcanzan victorias por las rivalidades
que descubren en nuestro campo! Qu excelente oportu-
nidad pueden significar estas actividades apostlicas de
conjunto, para presentar un frente unido de todas las
fuerzas catlicas argentinas en la "defensa de la Fe"!
De esa defensa de la fe, que correctamente enten-
dida, no debe plantearse nunca como espontnea
y gra-
tuita hostilidad hacia lo no catlico, con la inevitable
antiptica y antiapostlica actitud de permanente re-
chazo hacia todo aquello que aparezca con un sello con-
fesional diferente, sino la
clara posicin que surge de
una firme pero caritativa certidumbre de estar en pose-
sin de la Verdad. Verdad a la cual se la debe salva-
guardar para bien de todos, aun en aquellos que la re-
chazan, que debe salvaguardarse no como el avaro a sus
dineros que por encerrados son estriles, sino como el
sabio a su ciencia que no sufre mengua, sino aumento,

9
en la medida que se da a los dems. La defensa de la

fe no habr de significar nunca encerrar la luz bajo el


celemn, sino sujetarla bien en alto, con mano firme y
pulso sereno, sin debilidades, sin flaquezas, sin renun-
ciamientos y sobre todo sin traiciones, para que alum-
bre como el sol con luz vivificadora y fuerza civilizadora
a justos y pecadores.

CAELOS HORACIO MOLINA Y VEDIA


del Secretariado Central
para la Defensa de la Fe Catlica

Buenos Aires, julio 30 de 1953.

10
:

LA RAZON DE SER DE ESTE LIBRO

Es cosa frecuente que al encontrarse un catlico con


un protestante se traiga a colacin el tema religioso.
Quien inicia la polmica, por lo general, no es preci-
samente el catlico. Son los protestantes que, muchsimo
menores en nmero, tienen, tal vez por ello mismo, un
espritu exageradamente combativo y proselitista.
El catlico, firme y tranquilo en su fe, rehuye por
Jo general las discusiones en este terreno. Pero cuando
la controversia es inevitable, se pone a la defensiva, y
una a una va tratando de solventar las clsicas dificul-
tades que se le presentan: sobre la Confesin, sobre el
Pontificado, sobre el celibato de los Sacerdotes, etc. Pero
llega inevitablemente el momento en que el atacante enar-
bola un texto bblico. "Dice la Biblia en el Captulo tal,
versculo cual, que sto y sto".
Y aqu el catlico queda asombrado. Primero, de la
erudicin de su oponente segundo, de que, al menos en
;

apariencia, las palabras que oye vienen a echar por tierra


sus propias razones.
"Si la Santa Biblia as se expresa piensa el cat-

lico qu podr argir yo?".
,

Con la venia de la siempre Virgen Mara vamos a


poner un ejemplo prctico que ilustre lo que venimos
diciendo. Supongamos que cierto protestante, despus de
haber hablado contra el culto a Mara Santsima (cosa
que suelen hacer con frecuencia), niega que sea ella vir-
gen, arguyendo de esta manera

11
En el Captulo 12, versculo 46 del Evangelio de
San Mateo se lee: "Mientras El (Jess) hablaba a la
muchedumbre, su madre y sus hermanos se hallaban
fuera y pretendan hablarle".
Esto es lo que sabe el protestante de memoria que:

en San Mateo, Captulo 12, versculo 46, se lee que Jess


tuvo hermanos. Y lo enrostra triunfalmente al catlico,
pretendiendo probar con la Santa Biblia en la mano,
que Mara Santsima no fu siempre virgen, ya que tuvo
otros hijos, hermanos de Jess.
Si el catlico no posee un mnimo de ilustracin b-
blica, se ver en aprietos para responder satisfactoria-
mente. Pero si alguna vez se ha tomado el trabajo de
indagar la solucin de sta y de aquellas otras objeciones
de carcter general que normalmente presentan los pro-
testantes en nuestro medio (entre todas, no pasaran de
20 dificultades), entonces estar en condiciones de refu-
tar al adversario usando, como norma, sus mismas ar-
mas: la Santa Biblia.
Bien. He aqu al catlico perplejo ante el texto sa-
grado: "los hermanos de Jess"... Cmo se atrever
l a refutar las palabras bblicas?

Es que no se trata de eso. No se trata de refutar una


palabra de la Santa Biblia con un argumento tomado
de la historia, del sentido comn, de la Tradicin o del
mismo Texto Sagrado. Se trata simplemente de entender
bien un texto ms o menos obscuro, que mal interpretado,
da pie a confusiones errneas.
En una palabra: el catlico, si pretende convencer
a su adversario protestante, ha de conocer y saber expli-
car los textos bblicos de difcil interpretacin con otros
textos bblicos fciles de entender; ya que para los pro-
testantes la nica fuente de revelacin es la Santa Biblia.
Los argumentos tomados de otras fuentes, por ejemplo,
de los documentos de la antigedad cristiana, son acep-
tados a regaadientes por los protestantes.

12
As, en este caso, para resolver la objecin sobre la
virginidad de Mara Santsima le bastar al catlico
aprender de memoria que San Pablo, en el Captulo l 9 ,

versculo 19, de la Epstola que escribi a los Glatas,


dice estas palabras: "A ningn otro de los Apstoles vi,
sino a Santiago, el hermano del Seor".
Y argir: en aquel tiempo (como an hoy se estila
en muchos pases, sobre todo orientales) se daba el nom-
bre de "hermanos" a los primos, a los parientes cercanos
y aun a los simples amigos. El Apstol, hermano del
Seor, de que habla San Pablo, no puede ser hermano
carnal de Jess, hijo de Mara y Jos, ya que, segn
el mismo Evangelio, Santiago el menor, Obispo de Je-
rusaln que es a quien se refiere San Pablo
es hijo
,

de Mara la esposa de Cleofs. (Ms adelante, en la Lec-


cin VIII, hablaremos detalladamente sobre este texto).
En cantidad de otros pasajes bblicos se denomina
"hermanos" a quienes estrictamente no lo son. Por ejem-
plo, en el Captulo 1', versculos 15 y 16 de los Hechos
de los Apstoles, se toma dicho vocablo en distintas
acepciones. Etctera, etctera.
Sintetizando al protestante que propone
: Mara no
:

es virgen,ya que segn San Mateo, Captulo 12, versculo


46, Jess tuvo hermanos, el catlico le responde no se :

trata de hermanos carnales sino de primos o parientes


prximos, segn puede probarse por la Epstola a los
Glatas, Captulo V', versculo 19.

Para bien o para mal, la verdad es que antes el ca-


tlico argentino no necesitaba andar aprendindose de
memoria textos de la Santa Biblia, ya que nadie osaba
atacar su fe. Pero hoy un nmero crecido de Pastores
protestantes, por lo general extranjeros, ha preparado
para la lucha a gran cantidad de jvenes argentinos de
ambos sexos quienes, munidos de un caudal ms o menos
profundo de pasajes bblicos aparentemente contrarios a
la doctrina catlica, ponen en aprieto a nuestros buenos

13
creyentes que no han empleado su tiempo en aprender
textos de memoria.
i Por qu ese afn
nos preguntamos de venir ,

a trastornar la paz religiosa de nuestros pases? Es de


todo punto de vista un proceder inexplicable, mxime
siendo as que en las Naciones de origen de estos "mi-
sioneros" extranjeros abunda la indiferencia religiosa,
el laicismo, el divorcio. . (*).
i Es que vienen los protestantes, tal vez,
a evangeli-
zarnos a nosotros en rechazo de que nosotros hemos en-
viado misioneros catlicos a sus respectivos pases? No
es verdad nadie ha odo hablar de una corriente de mi-
;

sioneros argentinos, espaoles, italianos, etc. a Inglate-


rra, Alemania o a los Estados Unidos de Norteamrica.
i_Qu les mueve entonces? Honestamente hablando,
no podemos encontrar explicacin satisfactoria a esta pre-
gunta. Lo que s, comprendemos perfectamente el pensar
de aquellos suspicaces que ven en el inexplicable prose-
litismo de ciertos pases, una avanzada del imperialismo
poltico 2
( ).
Pero a pesar de todas estas suspicacias, tenemos ca-
ritativamente que suponer que los responsables de esta
situacin son los Jefes de dichas Iglesias, y no quienes,

(1) 1 Anuario protestante "A


Cristian Year Book" de
1947 asigna la pavorosa cifra de 66.700.00 ciudadanos norteameri-
canos que figuran en el censo como no adscriptos a religin alguna.
(2) "En el ao 1912 ese gran estadista norteamericano que
fu Teodoro Eoosevelt, viajaba con el doctor Francisco P. Moreno
por la Patagonia. Eran dos hombres de empuje. All en el
. .

lejano Sur, a orillas del lago Nahuel Huap, pensaban en el porve-


nir de este hemisferio, y en un momento de expansiones recpro-
cas como corolario de una larga conversacin pregunt Moreno
a Eoosevelt:

Coronel, cree usted en una relativamente rpida absorcin
de estos pases latinos por los Estados Unidos t
YRoosevelt contest categrico: CREO"LA MUY LARGA
Y MUY DIFICIL MIENTRAS ESOS PAISES SEAN CATOLI-
COS". ("Los protestantes y la Amrica Latina", P. Camilo Cri-
velli S. I. Publicaciones del Pontificio Colegio Po Latino Ame-
ricano).

14
acicateados por estos dirigentes, presentan batalla a nues-
tras creencias.
Por otraparte, nos consta que muchos, muchsimos
de propagandistas subordinados que actan en nues-
los
tro medio son protestantes de buena fe que pretenden
con su predicacin hacernos un bien espiritual.
Tal vez este Protestantismo que hoy nos ataca es
un enviado de Dios para sacudirnos la modorra oblign-
donos a esclarecer nuestra fe, la cual, de no ser as, se
adormecera tal vez en una cmoda rutina.

La pretensin de quien ha redactado este libro no


fu hacer un profundo tratado de apologtica. Ni mucho
menos. En honor a la claridad y a la simplicidad se han
desechado multitud de citas y de argumentos que, por
otra parte, pueden fcilmente encontrarse en los textos
especializados.
Nuestra obra aspira sencillamente a acomodarse a
las necesidades del gran pblico; se dirije a quienes no
desean hacer un estudio intensivo de la apologtica cat-
lica pero que, por otra parte, quieren salir airosos ante
el ataque protestante tan frecuente, por desgracia, en
nuestra poca.
Para hemos presentado el mate-
facilitar el trabajo
rial apologtico en forma de Lecciones que aconsejamos
seriamente estudiar (no meramente leer), seguidas de
unos Cuestionarios que ayudarn a quienes tienen ver-
dadero inters en retener los principales conceptos que
se ofrecen en las sucesivas Lecciones. Estos Cuestionarios
pueden servir, sobre todo, para el caso en que se realice
un Cursillo en comn. As, quienes lo dirijan, podrn
fcilmente constatar si los temas que se trataron fueron
o no captados por los alumnos.
Dems est decir que cada Leccin habr de expli-
carse en una o varias clases, segn la extensin de la
misma.
Keeomendamos, asimismo, a los lectores, el ir sea

15
lando en cada Leccin, con tinta, lpiz de color,
etc., los
argumentos que ms les agraden, para luego, en un
re-
paso, mejor localizarlos y grabarlos en la
memoria. Una
previa lectura del Indice, y un vistazo al mismo antes
de cada Leccin permitir hacerse cargo ms
fcilmente
del ensamblamiento de las diversas materias
que se tratan.

Requerir este estudio, lo confesamos, un poco de


esfuerzo.No vale lo que no cuesta. De todos modos, dadas
las circunstancias especiales que atravesamos
respecto
al problema protestante,
y supuesto el fuego apostlico
que indiscutiblemente arde en nuestra juventud, creemos
que no ser oneroso a los socios y socias de las Institu-
ciones catlicas en general, y de la Accin Catlica
y
Congregaciones Marianas en particular, el que se les pro-
ponga, por ejemplo, como tema de estudio, la apologtica
antiprotestante.
Y esto supuesto, nos remitimos al da en que uno
de los que se hayan dedicado a estudiar el problema
protestante se vea en la necesidad de defender su fe
y,
basndose en sus nuevos conocimientos, conteste airoso,
con la Santa Biblia en la mano, a las dificultades
qu
oponga el ocasional adversario. Ver entonces
coronados
sus esfuerzos y tendr por bien empleados los minutos
dedicados a estas pginas.
Por lo dems, aunque nunca se hubiese de hacer uso
de losargumentos aqu expuestos, igualmente este estu-
dio emprendido en nombre del Seor
y para mejor hon-
rarle, tendr slidos frutos en un mayor acercamiento
a
Dios, al Verbo de Dios, a la Palabra de Dios, al
testimonio
escrito de su Verbo y su Palabra que es la Santa Biblia.

Ser mucho pretender; pero no perdemos la espe-


ranza de que este librito obsequiado a alguno de nuestros
hermanos protestantes que lo sea de buena fe, ledo por
l y meditado en paz, pueda tal vez llevarle al
convenci-
miento de que no es totalmente legtimo su credo;
y que
16
en cambio el nuestro, heredado del Seor Jess y trans-
mitido cariosamente Siglo tras Siglo hasta nuestros das
bajo los desvelos de una sucesin ininterrumpida de Su-
mos Pontfices, ese credo realmente catlico, puesto que
esparcido, dentro de su unidad, en todos los pases del
mundo, ese Credo es el nico autntico mensaje de sal-
vacin que el Creador se dign transmitir a su creatura;
es el nico sendero por el cual la humanidad ha de as-
cender hacia su Dios si estima en algo no sucumbir.

17
2. Protestantismo y Biblia.
LECCION I

EL APOLOGISTA CATOLICO
"Portmonos con mucha pa-
ciencia, con pureza,con doctrina,
con longanimidad, con mansedum-
bre, con uncin del Espritu Son-
to, con caridad sincera, con pala-
tras de verdad, con caridad de
Dios, con las armas de la justi-
cio...".
(2* Corintios, Cap. 6, vers- 3 al 10).

Muchas son las cualidades de que debe estar adorna-


do el defensor del dogma catlico. Pero vamos a referirnos
a slo tres de ellas, por considerarlas resumen de todas
las dems. Aconsejaremos, pues, al apologista que obre
con mucha caridad; que posea uncin religiosa en el ha-
blar y en el vivir; y por ltimo, que siempre diga la
verdad, lisa y llanamente.
Antes de pasar a extendernos sobre estas dotes, he-
mos de referirnos a una circunstancia especial referente
a toda controversia de este gnero: las disputas sobre
temas religiosos han de tenerse en privado.

a) PRIVADAMENTE.

"Se guardarn los catlicos de tener disputas o


conferencias, sobre todo pblicas, con los acatlicos, sin

18
es urgente, del
licencia de la Santa Sede, o si el caso
Ordinario local". As reza el Cnon 1325 del
Cdigo de
Derecho Cannico. .

Por lo tanto, segn la mente de la Iglesia, el catlico


no ha de andar buscando discusiones sobre temas
religio-
invitaciones a polmicas pu-
sos, ni mucho menos aceptar
de invitados, a hora pre-
blicas (es decir: con asistencia
fijada, etc.) sin antes haber pedido
permiso a la Santa
Excmo. Sr. Obispo de la Dicesis, segn los
Sede o al
casos. Y sto, por la sencilla razn de que en una discu-
oficialmente se
sin pblica se habla, en cierta manera, ;

compromete a la misma Iglesia.


Ahora bien; de improviso se presenta la oportu-
si
nuestra sa-
nidad, por haberse alguien atrevido a atacar
debe catlico privada-
crosanta fe, entonces puede y el
en defensa de nuestras doc-
mente aducir argumentos
t nricis
La Iglesia ha restringido la facultad de entablar po-
Pues,
lmicas para mantener inclume la fe de sus hijos.
comprende, no todos somos capaces
como fcilmente se
presentar
de resolver toda clase de objeciones que pueda
el adversario, algunas de ellas muy sutiles
ciertamente.
_

Igual actitud, por lo dems, adopta la Sociedad civil


al no permitir que cualquier ciudadano
revise ciertos
archivos secretos, o se introduzca en un laboratorio y
maneje substancias venenosas; ni todos estamos capaci-
tados para manipular los cables de alta tensin en una
usina elctrica. . .

La flor de la fe es muy mar-


delicada. Fcilmente se
chita. Pero si se la proteje, embellece perennemente la

vida y la hermosea con perfumes de Cielo.

b) CON CARIDAD.

San Pablo en segunda Carta que escribi a los


la
Corintios, enumera que ha de tener el apstol
las dotes
de la Palabra de Dios. Dice as en el Captulo 6, ver-

19
sculos 3 al 10: ''Portmonos con mucha paciencia, con
pureza, con doctrina, con longanimidad, con mansedum-
bre, con uncin del Espritu Santo, con caridad sincera,
con palabras de verdad, con caridad de Dios, con las
armas de la justicia . .
.".

La regla de oro de toda polmica ha de ser: obrar


con caridad, NO OFENDER AL ADVERSARIO.
A pesar de
ello, en lo que toca a la secular contro-
versia protestante, poco o nada se ha cumplido con este
postulado. Ya desde los primeros tiempos, el fundador
del Protestantismo, Martn Lutero, diriga habitualmen-
te a sus adversarios eptetos de lo ms descomedidos. Y,
por supuesto, reciba a su vez un tratamiento similar.
Ambas partes, catlicos y protestantes, adolecieron
del mismo Pero fuerza es confesar que el insulto
defecto.
y la calumnia estuvieron con mucha ms frecuencia en
labios de los novadores que en boca de los catlicos. La
Leyenda Negra contra Felipe II, la tergiversacin de la
historia en lo referente a la Noche de San Bartolom y
a Inquisicin Espaola, etc., hablan a las claras de
la
la falta de caridad y de justicia en los polemistas e his-
toriadores protestantes.
Por esta misma razn, el apologeta catlico debe es-
forzarse en devolver bien por mal, y, si fuera necesario,
devolver caridad por groseras. Ha de corresponder con
razones y argumentos a las falacias y calumnias que con
mucha frecuencia repiten, generalmente de buena fe, los
propagandistas protestantes.
La caridad, mxima virtud cristiana, nos obliga, en
todo caso, a detestar el pecado pero no al pecador. esto, Y
por amor a Dios; no por conveniencias materiales ni por
mero estoicismo.
Por otra parte, siempre ser verdad que no se cazan
moscas con vinagre, sino con azcar . . .

Es muy cierto que la discusin sobre temas religio-


sos se presta para perder la paciencia; sobre todo, si se
nota mala voluntad en el adversario. Pero se ha de pro-

20
TIPO DE PROPAGANDA REIDA CON LA
CARIDAD CRISTIANA.
"

curar tener mucho control : cabalgar sin perder los es-


tribos.
"No hemos de predicarnos a nosotros mismos, sino
a Cristo Jess, Nuestro Seor". (Segunda Carta a los
Corintios, Cap. 4, vera. 5).
Por ltimo hemos de tratar de ver en el protestante
:

que nos ataca, no a un culpable sino a un equivocado.

c) CON UNCION.

Narra la ancdota que Murillo, el gran pintor es-


paol que trasladara al lienzo una y mil veces la ine-
fable efigie de la Inmaculada, antes de tomar los pince-
les para la tarea de cada da se acercaba al comulgatorio
para recibir en su pecho y grabar en su alma a Jess,
el hijo bendito de Mara. Quera experimentar l tam-
bin (para hacer palpitar luego en la tela), la sensacin
de poseer al Salvador, como le poseyera la Inmaculada
Virgen-Madre.
Y de Velzquez, el autor del famoso Cristo "de la
'
serena muerte ', Gabriel y Galn cant i

"Lo amaba, lo amaba.


No fu slo un milagro del genio. .
.

Hemos contemplado esas telas en el Museo del Pra-


do de Madrid. Realmente la uncin que los lienzos ins-
piran tuvo que haber antes inundado el alma de los
artistas que tal pintaran pues nadie da lo que no tiene.
;

Por esta razn, si el catlico quiere labrar en la


inteligencia y en el corazn de un hermano equivocado
la verdadera efigie del Seor Jess y de su Bendita
Madre, debe previamente l haberles conocido, meditado,
gustado, hecho alma de su alma.
El apologeta que aspira a hacer un poco de bien,
ha de pedir al Espritu Santo que le ilumine; su obrar
ha de ser conforme a la fe; su palabra ha de transpa-
rentar el fervor de un apstol.

22
.

Al Padre Celestial corresponde el mover los cora-


zones de los hombres y encaminarlos hacia Jesiis:
"Nadie
viene a m, a no ser que el Padre que me ha enviado
le traiga" (Juan, Cap. 6, vers. 44). Por lo tanto, al

Padre Celestial debe dirigirse ferviente la oracin misio-


nera del propagandista catlico.
En una apologista debe respirar uncin
palabra: el

en toda su vida. De
contrario ser un bronce que tae
lo

al viento, una campana que retie en el vaco. Y


se
,l
expone a que le digan el famoso: Medice, cura te ip-
sum", mdico, crate a ti mismo (Lucas, Cap. 4, vers. 23).
Uncin en toda la vida es necesaria porque la Keli-
;

gin es una ciencia eminentemente viva; no es un con-


junto de meras elucubraciones teolgicas. Es todo el hom-
bre en accin, relacionndose con su Dios, con sus pr-
jimos, consigo mismo. . .

d) CON VERDAD.

Una nueva cualidad exige San Pablo (en el texto


arriba citado) a los defensores de la fe: la verdad.
Poseer la verdad adquirirla con el estudio tesonero
;

y vivirla en toda circunstancia. Entregar la verdad;


hacer partcipes a los dems de esa verdad por nosotros
conocida y vivida. De aqu la necesidad del estudio.
"Veritas liberabit vos", la verdad os har libres;
son palabras de San Juan, en el Captulo 8, versculo 32,
de su Evangelio.
El ha de aceptar la verdad, aunque sta,
catlico
aparentemente, le hiera; y nunca ha de valerse de la
mentira, ni an de la exageracin, por ms que dichas
armas, a simple vista, le sean muy tiles; y muchsimo
menos, de la calumnia.
Es cierto que el carcter argentino es naturalmente
contrario a estos procederes innobles. De todos modos,
mucho recomendamos prescindir de todo insulto, de toda
irona . .

23
t

No debemos nunca
olvidar que
' el protestante de
Un
h mbre n nf0rm d
8
Y aU
oue ataca por principio religioso,
que ' 0 mal inWadt
porque siempre sus
antecesores en la fe protestante
mismos fundadores del Protestantismo
obraron as, pZ ue los
fundamentaron sa
subsistencia en el ataque al
Catolicismo; y porque a

Mico (cosa por lo general, relativamente


c ) y en
el terreno histrico (cosa ya
ms difcil de conseguir,
conseguir
pues requiere mucha erudicin).
defender DUeStra Santa
DeiJcTciZf malos
persecuciones, ,
tratos
sufrimos Wn
y aun la muerte?
Pues ello significara un insigne
honor. Jess nues-
tro paradigma, redimi
sufriendo. Y "no ha de se
discpulo ms que el Maestro". el
(Lucas, Cap. 6, vers 40
a ar
de la ^uX F V
68 1gC
QUe
d0 CM QUe eUa 86
aremos
lo arduo

de tener P*tase, hemos


la certL
CZa de que en ese entonces,
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acias extraordinarias,
Dios nos auxi-
como auxili a s m -

sexo 'y
Tt& V3,0r desP-P-ionado al
vigor d

en9S med a
! QUe matan el cu *rpo; que
S
al al'Z no pueden
alma j \
matarla. Temed, ms bien,
(el Demonio) que
a aquel
puede perder el alma y el c^rpo
la gehenna". (Mateo, P en
Cap. 10, vers. 28)
entnea y ligera tribulacin
nnrn '^n- TT nos pre-
Z JTLda
que si la tienda de
Un<l temdad
f mansin terrena
d nuestra Pernos
se deshace

i::2Z nz r
ada r Dios una sma
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1*2% mStl ;0
(

5)
'
f
- del

Queremos antes de terminar,


prevenir un dosMp

dispuestos al martirio
y qM por otra parte sean
profundamente caritativos, piadosos y totalmente vera-
ces y bien formados en su fe, sean los nicos capaces
de hacer frente al que ataca nuestra Religin. De nin-
guna manera queremos decir sto; porque entonces sola-
mente los Santos y los eruditos podran presentar cara
al adversario religioso.
Exponemos simplemente estas dotes, proponindolas
como una meta que alcanzar por el verdadero apologista
catlico. Y mientras tanto, mientras esa meta no
se losrra
en un todo, pues a procurar obtenerla sin por eso dejar
de hacer el apostolado que nos aconsejen las circuns-
tancias.
Recomendamos, por ltimo, la lectura de los Captu-
los 3y 4 de la Segunda Carta que San Pablo, el Apstol
y Apologeta por excelencia, escribi a Timoteo, uno de
sus discpulos; condensan todas estas doctrinas.

CUESTIONARIO

Segn lo expuesto en esta Leccin, cules son las


cuatro cosas esenciales que ha de tener muy en cuenta
en su proceder el apologista catlico?
a) Respecto a lo primero, cul es,aproximadamente,
la legislacin del Derecho Cannico? Qu finalidad per-
sigue la Iglesia con este proceder? Pone trabas tambin
la sociedad civil a la ingerencia de las personas
privadas
en ciertos asuntos?
b) Respecto a la caridad, qu actitud se adopt en
Zas controversias de primeros tiempos de la revolu-
los
cin protestante? Qu hechos histricos, sobre todo,
se
tergiversaron? Qu refranes o dichos conviene recordar
para que nuestra conducta en la controversia se acomode
al proceder caritativo cristiano? Enumerar al
menos tres
frases compendiosas (refranes, textos bblicos, etc.)
de
las que aqu se han transcrito.

c) Respecto a la uncin del Espritu Santo, qu se

25
.

entiende por esta cualidad del apologista catlico? De


quin depende, en ltima instancia, la conversin de un
hermano nuestrof A qu cosa se puede comparar el
proceder del propagandista que habla sin uncin y sin
santidad de vida?
d) Respecto a la verdad, qu texto de San
Pablo
puede tomarse como lemat Se inclina el carcter argen-
innobles en
tino al uso de la irona y de los procederes
general f El protestante de buena fe, ha de ser visto

por nosotros como un enemigo? Hemos de temer nos-

otros el martirio en defensa de la verdad? Has ledo ya


los Captulos 3 y 4 de la 2* Epstola de San Pablo a
Timoteo, como se te aconsej?. .

26
.

LECCION II

SITUACION HISTOKICA
'
' Vosotros, hermanos, habis st-
do llamados a la libertad; pero
cuidado con tomar la libertad por
pretexto para servir a la carne. .

Si mutuamente os mordis y os
devoris, mirad que acabaris por
consumiros unos a otros".
(Glatas, Cap. 5 vers. 13 al 15).

Hemos de abordar ahora una tema asaz espinoso:


exponer brevemente y con imparcialidad el panorama
religioso de los tiempos en que hizo su aparicin el Pro-
testantismo.
Hace unos 400 aos, transcurriendo la primera mi-
tad del Siglo XVI.. Ms exactamente: el 19 de abril
.

de 1525 fu el da en que de forma definitiva qued


sellada la ruptura entre las nuevas ideas religiosas y
1
la antigua Iglesia C ).

(i) El vocablo Iglesia (del griego ecelesa - reunin) tiene


mltiples acepciones. He aqu algunas:
a) Iglesia Militante: el conjunto de fieles cristianos cuya
cabeza es el Papa. Iglesia Purgante los fieles difuntos que estn
:

en el Purgatorio. Iglesia Triunfante: los que gozan de Dios


en el Cielo.
b) Se di el nombre de Iglesia en la antigedad a cada
una de las diversas comunidades cristianas, segn las distintas

27
.

a) NECESIDAD DE UNA REFORMA,

i Cmo sobrevino esta escisin religiosa? Dejando


librada a los arcanos de la Divina Providencia la razn
ltima de esta gran prueba del Cristianismo, diremos
que, humanamente hablando, la Cristiandad pas en
aquellos tiempos por una era difcil de su historia.
Tal como los individuos, as tambin las Institucio-
nes atraviesan por perodos de esplendor llammosle
pocas de fervor
y sufren tambin perodos de tenta-
,

cin que pueden fcilmente degenerar en pocas de aban-


dono espiritual.
La Cristiandad de aquel Siglo (incluyendo muchos
de sus miembros ms conspicuos), fu naciendo peli-
grosas concesiones a ciertas formas de rgimen social dia-
metralmente contrarias al Evangelio. .

En una palabra: padeci la Cristiandad, clrigos y


laicos, una inmensa y colectiva tentacin culpable; con
lo cual se cumpli la palabra de Cristo: "He aqu que
Satans os anda buscando para sacudiros en la criba
como el trigo". (Lucas, Cap. 22, vers. 31).
Fu una de tantas borrascas, posiblemente la mayor,
que ha soportado la Nave de Pedro.
Pero el mrito consiste precisamente en no caer en
la tentacin, si es que se tuvo la desgracia de ponerse
en ocasin prxima de la misma. Y la Iglesia perenne,
la Iglesia de Cristo como tal, no cay. Porque no poda
caer, dado el compromiso de su Divino Fundador de
asistirla da tras da hasta la consumacin de los Siglos.

ciudades en que tena instalada su Sede un Obispo; por ejemplo:


Iglesia de Corinto, Iglesia de Efeso, etctera.
c) Actualmente llamamos tambin Iglesia a los diversos
grupos de cristianos heterodoxos, o sea equivocados en su fe; por
ejemplo: Iglesia Heterodoxa Griega, Iglesia Anglicana, Iglesia
Bautista, etctera.
d) Por ltimo, se emplea el vocablo Iglesia como sinnimo
de templo.
Generalmente, al hablar de "la Iglesia '
' nos referimos a
la Iglesia Militante, la Catlica, Apostlica, Eomana.

28
Pongamos un ejemplo: dos individuos se hallan al
borde de ceder al pecado. Uno de ellos posee una slida
formacin espiritual; ante el peligro, recurre a las reser-
vas de su fe, utiliza los medios sobrenaturales que ella
le proporciona, vence la tentacin, se levanta del estado
de tibieza y recupera el antiguo fervor. El otro, por el
contrario, menos formado en la fe, o ms orgulloso, o
de voluntad menos firme, no aprovecha los auxilios de
la Gracia, se deja llevar por lo fcil, cae en la tenta-
cin y peca.
Algo similar pas a la Cristiandad de hace cuatro
Siglos.
Imaginmonos en una gran proporcin del pueblo y
clero cristianos del Siglo XVI
una conducta tan anti-
cristiana cuanto nos la quieran pintar las exageraciones
de los historiadores protestantes.
Pues bien: llega la tentacin inevitable, encarnada
en la rebelinde Martn Lutero en Alemania.
Ante este hecho, los buenos cristianos se harn ms
fervorosos an. Pero los cristianos tibios y los positiva-
mente malos cristianos, una de dos: o resisten heroica-
mente la tentacin y en la lucha purgan por sus pecados,
o bien caen y se apartan totalmente de la fe, pasando
a formar parte de los hijos descarriados de la Iglesia
de Cristo.
O sea: que el fuego ha servido una vez ms para
separar el metal noble de la escoria.
Esto es lo que debemos entender claramente la Igle-
:

sia de Cristo, la perenne, permaneci siempre inclume


en lo esencial, en la fe y en el dogma, porque lleva en
s el germen de la vida: Jess Eucarista, y su autntico
intrprete: el Sumo Pontfice.
Fueron malos miembros de la Iglesia, los malos
los
cristianos de aquella poca quienes, menospreciando los
preceptos de la moral, cayeron en un deplorable estado
que reclamaba pronto mejoramiento. Estos fueron los
que sucumbieron a la tentacin luterana.

29
No ni aun entonces, almas santas que,
faltaron,
aborreciendo estado de cosas, se propusieron reme-
tal
diarlo ('). Pero los intentos de los Santos Pontfices y
de los buenos cristianos por volver a la Cristiandad a su
antiguo esplendor fueron cayendo en el vaco. En cam-
bio el grito de rebelin lanzado por Lutero, hall pronto
eco en las vastas regiones de la Europa catlica.

b) LA PSEUDOBREFOEMA.

Qu consigui revolucionario con sus originales


el
teoras que afectaban no slo ala parte externa de la
Iglesia sino, y principalmente, a su parte ms ntima,
la dogmtica? Qu consecuencias se siguieron a la im-
plantacin de la pseudorreforma?
Algo que ni el mismo Lutero poda prever. Al dar
rienda suelta a los instintos desencaden las pasiones
ms bajas, las guerras ms crueles, y una desorientacin
tal que pronto se arrepinti amargamente de lo mal que
haban interpretado la "libertad evanglica" por l pre-
dicada. As hubo de reconocerlo en cantidad de oportu-
nidades; como por ejemplo, en el Opsculo por l publi-
cado el 6 de mayo de 1525, que intitula: "Contra las
cuadrillas homicidas y ladronas de campesinos", quie-

(1) Los Papas de aquellos tiempos Len X y Clemente VII


desearon ardientemente una verdadera reforma de costumbres.
Que en todas partes existiesen aun entonces almas santas, nos lo
demuestra el famossimo historiador Pastor consignndonos, v. gr.
una lista de 88 Santos y Beatos que florecieron en Italia desde
el ao 1400 a 1529.
No es de extraar que entonces se desoyera el llamado de
la Iglesia. Ayer como hoy. En nuestra poca Len XIII y
Po XI clamaron en el vaco por una cristiana solucin obrera.
Po XII, en nuestros das, fija las normas de la verdadera paz;
y tan poco caso le hacen las Naciones, aun las catlicas, que
ni siquiera llega a brindrsele al legado papal un asiento en
las Organizaciones Internacionales instituidas para mantener la
armona entre los pueblos.

30
'

nes apoyados en las nuevas doctrinas se haban levanta-


do contra sus prncipes, haban incendiado y saqueado
conventos, etctera.
Pasamos a describir algunos prrafos de dicho fa-
moso Opsculo, porque retratan el carcter de Lutero y
sirven para mejor interpretar el espritu de la poca. Di-
ce dirigindose a los prncipes: "Los campesinos roban,
saquean, condcense como verdaderos perros rabiosos.
Desgarradlos, pues, estranguladlos, atravesadlos secre-
ta o pblicamente, donde quiera y como quiera; como se
da fin a un hidrfobo. He aqu cmo puede un Soberano
alcanzar el Cielo derramando sangre, mejor que dedicn-
dose a la Oracin...".
Tal vez extraen al lector eptetos tan poco carita-
tivos en boca de Lutero. Tambin en su tiempo extraa-
ron a muchos, quienes se lo reprocharon al autor. A lo
que l contest con otro escrito titulado: "Acerca del
severo Opsculo contra ios campesinos", que dice entre
otras cosas: "Lo que yo enseo y escribo ser siempre
justo y verdadero, aunque el mundo estalle de despecho
Y a continuacin: "Al jumento, palos. El populacho de-
be ser conducido por la fuerza. El Diablo quiere valerse
del populacho para destruir a Alemania, puesto que no
tiene otro medio de combatir el Evangelio". (Por su-
puesto, el "Evangelio" que predicaba Lutero).
Como se ve, debi ser cosa muy difcil entenderse
con una persona que razonaba de esta manera, capaz de
utilizar cualquier medio, aun la sangre y el fuego, para
imponer lo que l crea que era la verdad.
Segn lo dicho, pues, puede afirmarse sin lugar a
dudas que la nueva doctrina, lejos de mejorar las cosas,
infiri al mundo cristiano una herida tan sangrienta,
y tan profunda que ser necesario que pase tal vez mu-
cho tiempo aun para que se restae por completo.

31
. .

c) LA VERDADERA REFORMA.

Con todo, en el campo


fiel, la rebelin religiosa pro-
voc, de rechazo, un
benfico mejoramiento, que floreci
en una observancia ms estricta de los postulados de la
Religin de Cristo.
Un Concilio Universal del Episcopado de todas las
Naciones fieles a la Iglesia se reuni en Trento (Italia)
en 1545 y consider minuciosamente las nuevas doctri-
nas, presentando al mundo, tras largos aos de labor, un
Cdice sapientsimo que reafirmaba santa fe heredada
de nuestros mayores, y dilucida puntos hasta entonces
oscuros de la doctrina cristiana.
Se reform, bajo la vigilancia de los Papas, la Cu-
ria Romana, el Clero, las Ordenes religiosas; se crearon
Seminarios. .

En Italia, se suscitaron hombres de la talla de San


Po V y San Carlos Borromeo en Alemania, San Pedro
;

Canisio. .

Espaa, donde la hereja protestante no pudo pene-


trarO), fu prdiga en verdaderos reformadores de cos-
tumbres: El Cardenal Cisneros; Santa Teresa y San
Juan de la Cruz, reformadores del Carmelo; San Igna-
cio de Loyola, fundador de la providencial Compaa
de Jess que con sus esclarecidos miembros y sus ilus-
tres Colegios y Seminarios sirvi de baluarte al dogma
cristiano. Y muchos otros que no es del caso enumerar
En fin: se aquilataron valores.

San Pablo escribindole a los Corintios una Carta,


la primera que a ellos enviaba, les dice en el captulo
undcimo: "Oigo que hay entre vosotros cismas y en par-
te lo creo; pues es preciso que haya entre vosotros di-

(1) Hugo Wast en su libro Juana Tabor dice agudamente


que el Seor, en su segunda venida, al fin del mundo, hablar
castellano, pues es la nica lengua en que no se han proclamado
herejas. Por supuesto, Hugo Wast aqu habla como novelista,
no como exgeta.

32
sensiones a fin de que se destaquen los de probada vir-
tud".
Dios sabe escribir derecho con lneas torcidas.

d) LA OBEA DE LUTERO.

Pasaremos ahora a presentar sucintamente la gne-


sis de la nueva doctrina; doctrina fcil, cmoda, que
arrastrara tantos espritus de endeble formacin espi-
ritual.
Pero queremos antes dejar bien sentado que ni en
lo que toca a las creencias ni en lo que toca a las cos-
tumbres, pueden compararse los protestantes de hoy con
sus antecesores en la fe "reformada". Los protestantes
de hoy, como queda ya dicho, lo son por lo general de
buena fe, y llevan una vida muy similar a la de los ca-
tlicos. Han heredado determinada denominacin reli-
giosa como han heredado determinada nacionalidad y de-
terminado apellido. Los hay entre ellos ms observantes
que muchos catlicos; pues aunque tal vez inculpablemen-
te se hallan en el error, desgajados de la vid Cristo-Jess,
con todo, participan algo de su savia, de la savia de su
doctrina contenida en el Evangelio. Y a veces aprovechan
esa savia mejor que algunos catlicos . . .

Pasemos ahora a hacer un poco de Historia, ya que


le debemos una explicacin a nuestros lectores de cmo
pudo tan fcilmente prender en el mundo la pseudorre-
forma luterana.
Martn Lutero (cuya personalidad estudiaremos am-
pliamente en la Leccin 14), naci en Eisleben, Alema-
nia. Aunque careca de verdadera vocacin, ingres en
un Convento de agustinos y se orden de Sacerdote.
De carcter orgulloso y sensual, fu poco a poco
apartndose de los rectos procederes con su conducta, y
de las doctrinas ortodoxas con sus escritos, hasta que
por fin se decidi a presentar 95 tesis contrarias a la

33

3. Protestantismo y Biblia.
doctrina catlica, con motivo de una controversia sobre
las Indulgencias, sostenida contra el Padre
dominico
Tetzel, predicador comisionado por Roma.
Lo ms notable de su doctrina es, tal vez, la procla-
macin del "libre examen" de la Santa Biblia, sin con-
trol dogmtico por parte de la Iglesia. Sigela
en im-
portancia su teora de la "justificacin por la sola fe",
(fe fiducial, en sentido luterano), prescindiendo
de las
obras; es decir: que nuestra fe ciega en Cristo
y no
nuestras obras es la que nos hace justos
y nos lleva al
Cielo. Y en tercer luear la "negacin del libre albedro"
(su famoso servo arbitrio), con lo que deja totalmente
anulada la eficacia y el mrito de las buenas obras,
y
abre una puerta al proceder incontrolado.
Combate la autoridad del Romano Pontfice en el
campo doctrinal. Destruye prcticamente el dogma de
la Presencia Real de Cristo en el Santsimo
Sacramento,
etcteraf 1 ).
Como alguno de los libros y textos de la Santa Bi-
blia contradecan abiertamente sus teoras, no dud en
afirmar que dichos libros y textos eran apcrifos, es
decir, aadidos por mano annima a las Sagradas
Es-
crituras; y por lo tanto, sin ningn valor probativo.
Las Epstolas de San Pablo, interpretadas a su sa-
bor, forman el fuerte de su doctrina. Y los escritos de
San Agustn, difciles, de por s, de entender en su justo
sentido, dado el carcter apologtico
y fogoso con que
fueron redactados, le proporcionaron asimismo abundan-
te material.
En el terreno de la moral y las costumbres, y como
consecuencia de sus teoras, declar nulo el voto de cas-

(1) No trataremos en las siguientes lecciones sino de aque-


llos dogmas que frecuentemente atacan hoy da los protestantes
en nuestra Patria. Por lo dems, es reducidsimo el nmero de
quienes sostienen en un todo las tesis del fundador del Protestan-
tismo; si es que con sus escritos puede llegar a formarse un
cuerpo de doctrina, dado que no pocas veces se hallan en contra-
diccin unos con otros.

34
tidad de los Sacerdotes, Religiosos
y Religiosas, incitn-
dolos a contraer enlace. A
los Obispos les invit a negar
obediencia al Papa y a formar Iglesias nacionales. los A
Prncipes les invit a apoderarse de los bienes eclesisti-
cos y a independizarse del Rey o del Emperador, et-
ctera.
Puede afirmarse sin lugar a dudas que para los
Prncipes, el adoptar la nueva religin fu custin ms
bien de poltica y de avaricia que de sentimientos religio-
sos. Para los malos Sacerdotes signific la legitimacin
de una vida irregular por ellos ya de antiguo llevada;
lo mismo dgase de los Religiosos
y Religiosas inobser-
vantes. Para el pueblo en general, la nueva
doctrina se
present como una liberacin de muchas de las obliga-
ciones que la antigua fe les impona... Y
para todos r
eclesisticos y seglares, la doctrina de Lutero se
exhibi
con los atractivos de la originalidad, como algo que
nue-
vamente les trasladaba a los tiempos apostlicos, con su
sencillez, sus cansinas..^ 1 ).
En fin: en los tiempos de Lutero, el mal catlico
poda ser fcilmente un buen protestante. En
cambio,
para que un buen protestante pudiese llegar a ser un
buen catlico,
haba de ajustar no slo su fe, hacindola
ms ilustrada y ms humilde, sino,
y sobre todo, su con-
ducta, atenindose a una disciplina civil
y eclesistica
(i) "Las causas que aceleraron la Reforma fueron varias:
las enemistades entro Bonifacio VIII y Felipe el Hermoso, de
Francia, que se rebel contra el Padre comn de la Cristiandad
y
desdor el prestigio del papado; la residencia de los Papas en
Avin (1309-1376)... el cisma de Occidente
y aquella peste
general que en slo dos aos llev al sepulcro a la tencera parte
de la poblacin europea. Las consecuencias de esta mortandad
no pudieron ser ms desastrosas. Las Iglesias
y beneficios ecle-
sisticos, a millares, quedaron sin sacerdotes
y sin obispos. Para
cubrir estas plazas se admiti al sacerdocio a gente sin
vocacin,
mundana y ambiciosa, que tena puestos los ojos en las riquezas
que la Iglesia haba acumulado a travs de los Siglos por dona-
clones y legados espontneos de sus hijos. Este estado de
cosas
repercuti en las costumbres en general...". Buzn de preguntas.
P. Bertrando L. Conway. C. S. P. Razn y Fe.

35
mucho ms rigurosa que la que le exiga el Protestan-
tismo.
De ah se explica la facilidad con que en un mundo
corrompido pudieron extenderse las fciles ideas nova-
doras.

e) SE PROPAGA EL INCENDIO.

El libro de los Jueces narra como Sansn "toman-


do trescientas zorras, y teas, at a las zorras dos a dos,
cola con cola, y puso entre ambas colas una tea. Encen-
di luego las teas y solt las zorras en las mieses de los
filisteos, abrasando montones de gavillas, los trigos to-
dava en pie y hasta los olivares" (Jueces, Cap 15, vers
4 y 5).
Otro tanto pas en la cristiandad del Siglo XVI. La
chispa que Lutero prendi en Alemania, pronto fu trans-
mitida a la mayor parte de los pases de Europa, con-
virtindolo todo en una inmensa hoguera.
En todas partes se iniciaron guerras de religin:
unos para defender la antigua fe; otros para imponer
las nuevas doctrinas. Hubo ingentes destrucciones de te-
soros artsticos de la antigedad cristiana que los fan-
ticos protestantes arrasaron, para borrar de la tierra,
de ser posible, todo vestigio de "idolatra papista"; hu-
bo venganzas, saqueos sin cuento...
Bien pronto se suscit la divisin entre los mismos
dirigentes novadores. Como en el caso de las zorras de
Sansn, cada cual eligi sus caminos, contrarios muchas
veces unos de otros, conviniendo nicamente todos en
propagar el incendio anti-catlico-romano.
En el terreno dogmtico (a consecuencia de la teo-
ra del "libre examen"), y luego en el terreno poltico,
Lutero y Melanchton defendieron un tipo de Cristianis-
mo en Alemania. Zuinglio, predic en Suiza, su Patria,
otro tipo de doctrina distinta a la de Lutero; el fran-
cs Calvino propag encarnizadamente ideas propias en

36
Francia, los Pases Bajos y hasta Polonia y Hungra;
Knox predic la revolucin en Escocia; Crnmer, pri-
mer consejero de Enrique VIII, impuso una reforma
"sui generis" en Inglaterra, etctera.

f) DE TAL PALO, TAL ASTILLA.

Por ms que las diversas Denominaciones de pro-


testantes se esfuercen, no podrn negar la Historia.
La implantacin de la religin "reformada" no se
llev a cabo en sus respectivos pases sino mediante la
mentira, la destruccin, y el terror en muchos casos.
Los encargados de promover la nueva religin fueron,
por lo general, de vida escandalosa, y en todo caso, se
dejaron llevar de un cruel fanatismo.
Martn Lutero, padre del Protestantismo, bien poca
cosa es como persona privada Sacerdote agustino aps-
:

tata, infiel a sus votos y obligaciones, que se une en sa-


crilego concubinato con una ex-religiosa hombre, por lo
;

dems, impulsivo y vengativo . . .

Por su parte Enrique VIII de Inglaterra, propul-


sor de la pseudorreforma en su Patria, supera en mucho
la vida desedificante de Lutero.
Este rey ingls comenz siendo custodio del Catoli-
cismo contra las novedades alemanas; incluso escribi en
1521, durante el pontificado de Len X, un alegato con-
tra los protestantes, titulado: "De septem sacramentis"
que le vali del Papa el ttulo de "Defensor de la fe".
Estaba casado con Catalina de Aragn, de la que
tuvo cinco hijos. Pero como iniciara relaciones ilcitas
con Ana Bolena o Boleyn, cegado por la pasin decidi
pedir al Papa Clemente VII la anulacin del matrimonio
anterior para contraer con Ana nuevo enlace.
Siendo sto imposible de conceder, vi en las recien-
tes teoras reformistas, mucho ms laxas que las catli-
cas, una solucin a su problema, pues seguramente los
nuevos predicadores le permitiran el divorcio. Y se uni

37
a la rebelin protestante, rompiendo definitivamente con
Roma en 1533, y unindose el mismo ao con su favo-
rita Ana.
Se inici as en Inglaterra una persecucin tal con-
tra los catlicos,que nicamente puede ser comparada
a la que inmediatamente se sigui bajo el reinado de la
sanguinaria Isabel I, hija de Enrique VIII y de la antes
nombrada Ana Bolena (').

Hasta qu punto fuese arbitrario el proceder del


Padre del Protestantismo ingls, Enrique VIII, puede
verse en su actitud hacia sus sucesivas "consortes". Abo-
rreciendo a su legtima esposa Catalina de Aragn, 7
unido en 1533 con Ana Bolena, pronto tambin se cans
de ella y la hizo ajusticiar (1536) para unirse al da si-
guiente de la ejecucin con Juana Seymour, quien mu-
ri el ao siguiente (1537). Contrajo el rey nueva unin
con Ana de Clveris (1539), a quien pronto repudi pa-
ra unirse por quinta vez, ahora con Catalina Howard
(1540). Dos aos ms tarde Catalina fu tambin ejecu-
tada (1542), pasando a compartir el solio real Catalina
Parr, quien logr sobrevivir al monarca.. 2
( ). .

No es que gocemos, los apologistas catlicos, revol-


viendo estos tristes recuerdos. Dios sabe que no es as;
pero recordamos estos hechos incontestables para propo-

(1) Isabel de Inglaterra fu sanguinaria hasta el extremo.


Comenz su reinado robando el trono a la catlica y simpatiqu-
sima Mara Estuardo, a quien ms tarde mand ejecutar.
Cuando ascendi al poder, eran catlicas an las dos terceras
partes de su reino. Al final de su vida, los catlicos no pasa-
ban de 150.000.
Como muestra de sus mtodos de gobierno, citaremos que
los catlicos eran encarcelados por el mero hecho de no asistir a
los cultos anglicanos. En 1581 se proclam un "bil" que impona
la pena de horca y descuartizamiento a cuantos impartieran o
recibieran la absolucin sacramental...
(2) Puede leerse el captulo "Psicologa de los Reforma-
dores" del libro "El Protestantismo" de Arturo Fosar Bayarri,
editado por Apostolado de la Prensa.

38
ner luego esta reflexin: Podran ser Hombres de Dios,
podran ser heraldos de la verdadera religin personas
afeadas por lacras morales como las que nos describe
de ellos la Historia?

Se nos dir tal vez: hubo tambin en la Iglesia Sa-


cerdotes y aun Papas de conducta reprochable.
Lo admitimos: pero no se presentaron co-
esos tales
mo regeneradores de la Cristiandad; no dijeron ser ellos
portadores de una verdad desconocida hasta entonces.
En el peor de los casos, eran malos defensores de la ver-
dad ya establecida. Pero nunca mesas redentores, pre-
dicadores de una Ley nueva.
Los novadores, por el contrario, puesto que venan
a destruir la religin existente, deban de probar su di-
vina misin. Y mal podan hacerlo utilizando mtodos
ilcitos para la implantacin de su doctrina y llevando
una conducta tan desaconsejable como la que llevaban;
cosa que los mismos protestantes tcitamente reconocen
al no circundar la cabeza de sus padres en la fe con la
aureola de la santidad.
Esto respecto a los fundadores.

Ahora bien, respecto a la nueva religin en s, po-


dr ser Santa y autnticamente cristiana una Religin
(llmese luteranismo, calvinismo, anglicanismo, etc.),
que para imponerse se ha visto necesitada a emplear me-
dios tan diametr alente opuestos al Evangelio de caridad
como el insulto, la calumnia, la deshonestidad, el saqueo,
el asesinato? Podr llamarse la obra de Lutero obra
de Dios?
La tranquila meditacin sobre estas incuestionables
verdades, har que todo protestante de buena voluntad
dude, al menos, de la legitimidad de la fe que profesa.

39
CUESTIONARIO

i En qu poca hizo su aparicin el Protestantismo?


a) Cmo podra calificarse el Siglo XVI en cuanto
a la religiosidad se refiere?
Ante una mismasituacin
difcil adoptan igual temperamento
todas las personas
t En qu se basa su distinto proceder?
e Instituciones
tedio terreno en lo esencial la Iglesia
en alguna poca
de su historia? Por qu? Estuvo
ausente la santidad
durante aquellos aos?
b) La pseudorreforma de Lutero qu consecuen-
cias inmediatas acarre al mundo
cristiano? Citar algn
escrito del novador que se
refiera a la situacin reinante.
c) Se siguieron nicamente males de la revolucin
protestante? Qu Concilio se reuni con
motivo de estos
hechos? Enumerar varias de las obras de
verdadera refor-
ma emprendidas en ese entonces,
y algunas de las perso-
nas que las llevaron a cabo.
d) Lo que se dice de Lutero
y de los primeros pro-
testantes puede igualmente
aplicarse a todos los pro-
atantes de hoy? Qu novedades predic en el terreno
del dogma y en el campo de las
costumbres? Cmo se
explica que un nmero tan grande
de personas adoptase
la nueva religin? Qu resultaba ms
dificultoso, ser
catlico o ser protestante?
e) Qu pasaje bblico recuerda la Historia de aque-
llostiempos? Se mantuvieron concordes los
diversos no-
vadores en sus respectivas Patrias?
A qu teora pro-
testante se debe, sobre todo, el
divisionismo religioso?
f) La religin "reformada" se vali de medios l-
citos para imponerse? Nrrese sucintamente
la historia
de Lutero y de Enrique VIII.
Con qu finalidad se re-
cuerdan estos repugnantes hechos?
Pueden catalogarse
como mensajeros divinos los padres del
Protestantismo?
Considerando los medios que han empleado
para su di-
fusin pueden llamarse Santas
las nuevas Religiones
protestantes?

40
LECCION III

LA SANTA BIBLIA
"Es lo mismo que ensea (San
Pablo) en todas sus Epstolas, en
las cuales hay algunos puntos de
difcil inteligencia, que hombres
indoctos e inconstantes pervierten,
no menos que las dems Escritu-
ras, para su propia perdicin".

(2 Pedro, Cap. 3, vers. 16).

No quisiramos pecar de pesimistas al afirmar que


son pocos hoy los catlicos que conocen a fondo el con-
tenido de la Sagrada Biblia ( a ). Tal vez sea ello conse-
cuencia de que en Siglos pasados (y como reaccin con-
tra la tendencia protestante de radicar en dicho Libro
Sagrado la totalidad de los conocimientos religiosos),
existi la propensin a permitir nicamente a las perso-
nas de fe ilustrada el acceso a la Santa Biblia.
Al pueblo fiel se le pona en las manos el libro de
(i) "Este conocimiento y amor a las Sagradas Escrituras
es, en nuestros das, una apremiante necesidad, porque si bien es
cierto que en este llamado "Siglo de las luces" se lee muchsimo,
con todo, cun poco se lee el libro de los libros: la Biblia! No,
no se la lee ni se la conoce. Creo que si al noventa por ciento
de nuestros catlicos se le pregunta qu es la Biblia? se encon-
traran en apuros para contestar". (De la Carta Pastoral de
Mons. Carlos E. Hanlon, Obispo de Catamarca, dada el 2 de sep-
tiembre de 1952).

41
los Santos Evangelios y, a lo sumo, el de las Epstolas
de San Pablo.
Se arga que la lectura de gran cantidad de textos
del Antiguo Testamento era, cuando menos, intil. Que
no escaseaban pasajes de un realismo perjudicial a es-
pritus jvenes. Que haba el peligro de interpretarlos
torcidamente, al modo con que lo hacan los protestan-
tes, etctera.
En realidad de verdad, el justo medio es lo condu-
cente.
Hoy se ha puesto la Santa Biblia al alcance de todo
catlico y es rarsimo encontrar quien de ello saque per-
juicio. Al contrario, los beneficios espirituales que se
han reportado son prueba fehaciente de que, dada la
actual difusin de los impresos de toda ndole moral, es
un acierto el multiplicar la existencia y difusin de es-
te antdoto divino, a fin de que no desfallezcan y mue-
ran tantas almas.
Conforme este sentir, hay editoriales catlicas (co-
mo A. C.
la B. Espaola), que suman por cientos de mi-
les los ejemplares de la Sagrada Biblia que ha publi-
cado a precios econmicos; por no hablar ya de Institu-
tos Religiosos (como la Pa Sociedad de San Pablo), en-
tre cuyas finalidades se destaca, precisamente, la de di-
fundir el conocimiento de las Sagradas Escrituras.
Por eso recomendamos encarecidamente a todos nues-
tros lectores, que si no la poseen ya, adquieran de inme-
diato una Santa Biblia, no slo para aprovechar mejor
este Curso, sino para recurrir a ella en toda poca de su
vida, como a libro de consulta o de lectura espiritual De
todos modos, no les aconsejamos dejar el Sagrado Texto
al alcance de los nios o de los ms jvenes, pues, efec-
tivamente, alguna narraciones del Amtiguo Testamento
podran excitar en ellos una curiosidad malsana, con per-
juicio para sus almas y para el debido respeto hacia las
Sagradas Escrituras.

42
a) NOCIONES.

Bien sabido es que


palabra "biblia" se deriva
la
del priego y significa : los libros
es decir los libros por
; :

excelencia, por antonomasia; el libro de los libros, et-


ctera.
La Santa Biblia es un conjunto de 73 Libros rns
o menos extensos, de unos han sido escritos
los cuales
antes de Cristo (los 46 del Antiguo Testamento, o sea
a Antigua Ley), y otros despus de Cristo (los 27 del
Nuevo Testamento, o sea la Ley Nueva).
Moiss fu quien escribi el primero de estos Libros,
llamado "Gnesis", alrededor de 1500 aos antes de Cris-
to el ltimo fu escrito por San Juan alrededor del ao
;

90 de la era cristiana, y se titula "Apocalipsis".


Estos autores, tanto Moiss como San Juan como
todos cuantos fueron componiendo, Siglo tras Siglo, las
Sagradas Escrituras, han sido instrumentos de Dios. Han
escrito bajo inspiracin divina; es decir: que el Espritu
Santo, por su medio, ha dejado or su voz para aconsejar,
reprender, animar y, en general, ensear al gnero hu-
mano el camino de la salvacin eterna. Por consiguiente
fndo lo contenido en el Sagrado Texto es absolutamente
cierto.
Pero, tngase bien en cuenta: la Santa Biblia no es
una enciclopedia. Se equivocan quienes quieren ver en
las Sagradas Escrituras el modelo de todas las literatu-
ras y un manual perfecto de todas las ciencias (*). Ni

(i) Un
antiguo protestante convertido al Catolicismo, que
lleg a ser el Cardenal Newmann, dice en el captulo V de su
libro "Historia de mis ideas religiosas": "La experiencia de-
muestra ciertamente que la Biblia no sirve para un propsito para
el cual no fu creada. Puede ser circunstancialmente el medio
de conversin para algunos individuos; pero un libro, despus de
todo, no puede hacer frente al salvaje y vivaz entendimiento del
hombre ".
YCardenal Baronio, en una frase ingeniosa, se expresaba
el
as: "El
intento del Espritu Santo al hablarnos por medio de
las Escrituras es ensearnos no cmo va el Cielo sino cmo se va
al Cielo".

43
siquiera la Santa Biblia es el nico manantial de Reve-
lacin Divina, como pretenden los protestantes; ya que
el Mensaje Divino (o sea, el conjunto de aquellas verda-
des que Dios juzg conveniente comunicar a los hombres
en lo tocante a la fe y a la moral), en parte se contiene
en la Sagrada Biblia y en parte se contiene en la Tradi-
cin, como diremos en la Leccin siguiente.
Considerando el Sagrado Texto en su parte mate-
rial, diremos que est dividido en varios Libros; cada
Libro, a su vez, est dividido en varios Captulos,
y cada
Captulo en varios versculos.
En la prctica, al hacerse alusin a uno de los Li-
bros, se cita o bien su autor (por ejemplo Juan, en lugar
:

de Evangelio de San Juan), o bien el nombre de dicho


libro (por ejemplo: Gnesis, Apocalipsis, etc).
Por lo general se emplean abreviaturas en lugar de
palabras completas (por ejemplo: Gen. Apoc. Cap. vers.
en lugar de Gnesis, Apocalipsis, Captulo, versculo).
En fin, la prctica ser la mejor maestra de estos por-
menores.

b) CANON DE LA SANTA BIBLIA.

La palabra "canon" significa, aproximadamente:


regla, norma, pauta, etctera. Por eso se da el nombre
de canon de las Sagradas Escrituras al catlogo oficial de
los escritos bblicos que la Iglesia reconoce como autn-
ticos. De no existir dicho catlogo oficial e infalible, po-
dra el cristiano tener la certeza de que los Libros que
hoy se le presentan, por ejemplo, como escritos por Moi-
ss, concuerdan con lo que realmente escribi dicho au-
tor hace miles de aos, siendo as que no existen los ori-
ginales de tales obras 1
Tiene que haber, pues, un organismo con autoridad
infalible que fije el canon de los Libros Sagrados; o
sea, que determine sin lugar a dudas qu libros son au-
tnticos y cules apcrifos. Este organismo es la Igle-

44
6ia hablando por boca del Papa o por intermedio de los
Concilios Generales.
Aunque ya con anterioridad a la revolucin protes-
tante varios Papas (como Dmaso y Gelasio) y varios
Concilios (como los de Laodicea, Cartago, Florencia, et-
ctera), haban proclamado solemnemente la autentici-
dad de de la Santa Biblia denominada Vulga-
la versin
ta Latina, con todo, en 1546, el Concilio de Trento crey
oportuno proclamar oficial y solemnemente una vez mas
que dicha antigua versin debida a San Jernimo y con-
servada inclume hasta entonces, era realmente autn-
1
tica ).

Puede afirmarse, segn sto, que el Concilio de


Trento impuso una "nueva Biblia" al pueblo cristiano?
De ninguna manera. Lo nico que hicieron los Padres
del Concilio Tridentino, tras largos estudios, fu decir:
definimos que la versin de la Sagrada Biblia denomina-

Casi todos los libros del Antiguo Testamento fueron es-


(1)
critos originariamente en' hebreo ; los del Nuevo Testamento lo
fueron en griego, salvo el Evangelio de San Mateo que lo fu en
arameo. Tanto de los libros del Antiguo Testamento como de los
del Nuevo, hubo numerosas versiones, algunas de ellas, incompletas.
La versin del Antiguo Testamento denominada Alejandrina,
o De los Setenta (comenzada a traducir 250 aos antes de Cristo
y terminada 100 aos antes de Cristo) es ms amplia que la de-
nominada Palestinense o Esdrina (comenzada a codificar 500 ao3
antes de Cristo y clausurada por el Concilio judo iammita 100
aos despus de Cristo). O sea: hay algunos libros en la versin
Alejandrina que no figuran en la Palestinense, tal como el Libro
de Tobas, el Eclesistico, los de los Macabeos, etc. Los libros que
figuran en ambas versiones, se llaman protocannicos ; los que
figuran slo en la versin Alejandrina, deuterocannicos.
Tanto Jess como los Apstoles, al hacer referencia a la Sa-
grada Escritura citan textos conformes con la versin Alejandrina;
con lo cual dan por supuesta su autenticidad.
Durante los tres primeros Siglos del Cristianismo, nadie dud
de la canonicidad de aquellos libros del Antiguo Testamento que
figuran en la versin Alejandrina, y no constan en la versin
Palestinense. En los Siglos IV y V hubo dudas al respecto entre
algunos escritores; pero fueron luego disipadas por los Documentos
eclesisticos posteriores.

45
da Vulgata (cuya autenticidad niegan, por diversas con-
veniencias, los novadores protestantes), es autntica;
o
sea, corresponde en un todo y en cada una de
sus partes
a los originales que han escrito, Siglo tras Siglo, los
res-
pectivos autores inspirados.
Del cuidado que siempre se tuvo de no alterar el
texto de las Sagradas Escrituras es un indicio el
siguien-
te detalle: se puede reconstruir texto por
texto, con las
citas bblicas que contienen los escritos de los
Santos Pa-
dres, gran parte de la Sagrada Biblia y casi todo el Nue-
vo Testamento.
Hoy da no existe, ni mucho menos, la escrupulosi-
dad que antes exista al transcribir citas de cualquier
autor; mxime, de un autor sagrado. A pesar de todo,
respecto a la Sagrada Biblia, y para prevenir cualquier
eventualidad, San Juan en los ltimos versculos de su
Apocalipsis (que es el ltimo de los libros de la Santa
Biblia), fulmina anatema contra los que aadieren o
quitaren algo del Sagrado Texto.
Dios Nuestro Seor, en fin, no puede permitir que
se introduzca el error en el Libro de los libros, vehculo
de su Palabra divina.
Sin embargo, como a Lutero y a sus seguidores le
molestaban algunos pasajes de la Santa Biblia, puesto
que se oponan abiertamente a sus nuevas teoras, opta-
ron descaradamente por afirmar que no eran autnticos,
que eran apcrifos, aadidos posteriormente, y que por
lo tanto carecan de todo valor.

Dems est decir que contra un proceder tan inno-


ble se levant una ola de protestas. Pero el novador, ante
el ataque, se descolg con estas palabras (citadas por
Jansen en el N 419 de su Historia de Alemania): "El
doctor Lutero lo quiere as y as tiene que ser, pues lo
que yo quiero, eso es lo razonable; los papistas y los bu-
rros son una misma cosa".
Ante argumentos de esta ndole no sabe uno si in-
dignarse contra un orgullo tan descarado, o bien si son-
rer caritativamente...

46
c) LA SANTA BIBLIA Y LAS
"BIBLIAS PROTESTANTES '
'.

Desde que Lutero en su tiempo neg la autenticidad


de algunos pasajes de la Sagrada Biblia, los editores de
las diversas "biblias protestantes" distan muchsimo de
coincidir en el contenido de dicho Libro Sagrado. Unos
respetaron el canon de Lutero, otros le fueron aadiendo
algunos de los textos declarados apcrifos por el novador.
Hubo quienes negaron pasajes que aqul admita. Otr^
por fin (hoy tal vez la mayora) se decidieron por acep-
tar el texto de la Vulgata que utilizamos los catlicos,
con algunos pequeas variantes tal es el caso de la
;

Santa Biblia editada en castellano por la Sociedad B-


blica Britnica (traduccin clsica de Cipriano de Va-
lera), que tengo sobr.e mi mesa de trabajo 0).
Y no puede ser de otra manera. Los protestantes,
por no querer admitir la sujecin a una norma religiosa
determinada, se vieron sojuzgados por la esclavitud de
la anarqua en la fe.

1. Existen, pues, dos clases de ediciones de la Santa


Biblia: las ediciones catlicas y las ediciones protestan-
tes. Y como estas ltimas, por no ser autntica palabra
de Dios, constituyen un peligro para el catlico, por
esta razn la Iglesia prohibe seversimamente, bajo peca-
do mortal, el poseer o el leer dichas "biblias protestan-

(i) La Epstola de San Pablo a los Hebreos, la de Santiago,


la Segunda de San Pedro, la Tercera de San Juan, la de San
Judas y el Apocalipsis fueron a veces aceptados por los novadores
y otras veces rechazados. El Eclesistico, los libros de los Maca-
beos, etc., fueron casi siempre rechazados. Cada jefe religioso
(Calvino, Zuinglio, etc.), compuso, por lo general, su propia tra-
duccin de la Santa Biblia y en ella puso nicamente aquellos
libros, captulos y pasajes que ms estaban en consonancia con sus
respectivas doctrinas; y, consecuentemente, quit aquellos que las
contradecan.
Calvino, por ejemplo, admiti la Epstola de Santiago y la
llam "carta de oro", mientras que Lutero la rechaz llamndola
"carta de paja".

47
tes", salvo los que tengan especial licencia para
ello.
As lo especifican los Cnones 1398-1400 del Derecho
Cannico.
Esto supuesto, cmo distinguir una Sagrada Biblia
editada por los catlicos de otra editada por los
protes-
tantes?
No es difcil distinguirlas.
A) Si tratndose de una edicin castellana la im
presin est hecha en Inglaterra o en los
Estados Uni-
dos de Norteamrica, o bien en pases de habla
castella-
na pero por una "Sociedad Bblica", en este
supuesto
hay que_ andar con cautela; el hecho es, de por s,
una
mala seal, pero no proporciona certeza de que se trata
de una edicin protestante.
B) Si tiene la Santa Biblia notas aclaratorias
^ del
Texto Sagrado al pie de cada pgina, o con cierta
re-
gularidad, probabilsimamente se trata de una
edicin
catlica. Lo mismo dgase si est impresa bajo la super-
visin de un Sacerdote, Instituto Catlico, etctera.
C) Pero la certeza de que efectivamente se trata
de una Santa Biblia legtima la proporciona la "Censura
Eclesistica", el permiso de impresin concedido por
el Ordinario, que generalmente va estampado
en las
primeras o en las ltimas pginas del texto, y se expresa
n estos trminos:
MPRIMATUR, o bien IMPRIMI POTEST vale decir:
imprmase, puede imprimirse; u otras expresiones si-
milares.
2. Esta es, en definitiva, la actitud de la Iglesia:
aconseja la lectura reverente de la Santa Biblia en edi-
cin catlica y prohibe bajo pecado grave la lectura de
dicho Libro en edicin protestante.
Ahora bien; respecto a los otros libros o folletos de
tema religioso editados por los protestantes qu tempe-
ramento adopta la Iglesia?
Similar temperamento. La Santa Iglesia (con el
mismo sentido con que una madre retira del alcance de

48
su hijo pequeo un instrumento cortante), prohibe tam-
bin, bajo pecado grave, la lectura y la mera retencin
de cuanto libro contenga doctrina protestante o de cual-
quier modo hertica. En caso de duda de si se trata de
una edicin catlica o protestante, vase si el libro, folleto
o volante en cuestin, tiene "Licencia Eclesistica". Si
versa sobre materias religiosas o morales, debe necesaria-
mente tenerla.
Esta actitud de la Iglesia no significa poner una
barrera infranqueable a la investigacin. Los obispos
tienen facultad para conceder el permiso de lectura de
"libros prohibidos" a cuantos se lo pidan, siempre, por
supuesto, que posean una cultura religiosa tal que les
inmunice frente a las doctrinas deletreas; por lo dems,
el trmite de Curia es sencillsimo. La madre que pu-
simos arriba como ejemplo, no tendr dificultad en que
su hijo, de edad ya suficiente, maneje instrumentos cor-
1
tantes. .
i ).

d) INTERPRETACION DE LA SANTA BIBLIA.

Se narra en el Captulo 8, versculos 26 y siguientes,


de los Hechos de los Apstoles, cmo San Felipe se en-
contr con el primer ministro de la Reina Candaces, So-
berana de Etiopa, el .cual vena en su carro leyendo en
voz alta trozos de la Santa Biblia. Y dice el Sagrado
Texto que ante la pregunta del Apstol: " Entiendes,
por ventura, lo que lees?, l le contest: "Cmo voy a
entenderlo si no hay quien me lo explique?".
Efectivamente, hay cantidad de pasajes del Libro
Sagrado que son muy fciles de interpretar; pero hay
otros que se prestan a confusiones. Para estos ltimos
casos, la Santa Iglesia, ya sea mediante Decretos particu-
lares, ya sea por el sentir comn de sus telogos, y te-

(1) Puede ampliarse el conocimiento de la legislacin ecle-


sistica respecto a la lectura de libros prohibidos consultando
los cnones 1395 al 1405 del Derecho Cannico.

49
4. Protestantismo y Biblia.
.

niendo en cuenta el texto, contexto, el sentido general


de la Revelacin divina y las ciencias afines a la herme-
nutica, ha determinado cul es la verdadera interpre-
tacin de ciertos puntos dificultosos. Al respecto, San
Pedro en su 2 Carta, Captulo 1, versculo 20, prohibe
taxativamente la interpretacin privada de ciertos pasa-
jes de las Sagradas Escrituras.

1. Porque no hay duda que en el texto bblico pue-


den apreciarse cantidad de "sentidos".
Existe el sentido literal de una frase y existe el
sentido tpico de la misma. Puede un texto tomarse en
sentido propio, o traslaticio; en sentido proftico, tropo-
lgico, anaggico, mstico . .

Si se tomase en sentido literal, por ejemplo, la frase


de Jesucristo a sus Apstoles: "Vosotros sois la sal de
la tierra" (Mateo, Cap. 5, vers. 13), no podra tener un
significado ms inconsecuente. Porque qu cosa es la
Bal de la tierra?... Adems, si se echa sal en la tierra
no se la deja infecunda? Y por ventura los Apstoles
en la tierra, en el mundo, tendran una accin tan des-
tructora 1
Todo lo contrario. La frase ha de tomarse, pues, no
en sentido real sino en sentido metafrico.* O sea: as
como la sal sirve para sazonar y evitar la corrupcin,
as vuestra accin entre los hombres ha de perfeccionar
bus obras humanas, dndoles la pauta de su finalidad es-
piritual, preservndolos de la corrupcin de un crudo
materialismo, etctera.
Este versculo, en realidad, es muy fcil de entender
y no puede prestarse a confusiones. Pero pregunto yo
a los protestantes estn la mayora de los cristianos en
:

condiciones de interpretar en su justo sentido textos como


el del Gnesis, Captulo 3, versculos 14 y 15 Romanos,
;

Cap. 9, vers. 18 1 de Juan, Cap. 5, vers. 6 al 9 y en


;
;

general, todos y cada uno de los pasajes de las Sagradas


Escrituras ?
No es cierto que todos los cristianos estn en con-

50
diciones de hacer una exgesis correcta de los difciles
pasajes que se encuentran a menudo en la Santa Biblia.
2. Adems, la libre interpretacin de la Sagrada
Biblia, el libre examen, lleva necesariamente al error y
al divisionismo religiosocosa fcil de probar. Si un
;

mismo por ejemplo: "Este es mi cuerpo" (Mateo,


texto,
Cap. 26, vers. 26), es tomado en sentido literal por un
seor llamado Lutero y en sentido metafrico por un
seor llamado Zuinglio pueden los dos tener razn? No
ser necesario que una Institucin infalible en materia
de fe dictamine cul de los dos sentidos es el verdadero?
La respuesta es obvia. De lo contrario, los partida-
rios del seor Lutero habrn de hacer polmica contra los
partidarios del seor Zuinglio y, por tratarse de un punto
esencial a la fe, esa polmica llegar a ser sangrienta,
como lo atestigua la Historia.

3. Ms an con textos separados de la Santa Bi-


:

blia se pueden probar las cosas ms abmrdas, por ejem-


plo, la no existencia de Dios.
Supongamos grficameute), que
(para explicarlo
alguien se le acerca a usted, lector, y le propone la si-
guiente tesis Dios no existe lo dice la Biblia en el
:
'
' ;

versculo 1' del Salmo 13". Que le responde usted,


lector ?

Pues que, efectivamente, con textos separados de la


Santa Biblia (tal como suelen hacerlo los propagandis-
tas protestantes), se puede probar cualquier cosa. Esto
es lo primero que usted ha de responder.
En segundo lugar, ha de buscar en el Libro Sagrado
la cita propuesta. Nunca crea en los textos que le citan
de memoria bsquelos usted mismo en una Santa Biblia,
;

por supuesto, autntica, catlica. Mientras usted as no


lo haga, la discusin ser, por lo general, infructuosa.
En tercer lugar, examine el contexto de la cita y
fcilmente encontrar qu responder al arguyente.
Veamos en este caso el contexto de la frase "Dio3
no existe", que nos han aducido, e inmediatamente apa-

51
;

recer la solucin: dicha frase la pone la Sagrada


Es-
critura en boca del necio. He aqu el pasaje
completo:
"Dice el necio en su corazn: Dios no existe". (Salmo
13, vera.1). Por consiguiente, el hombre sabio ha
de
decir: "Dios existe".
En una palabra: los textos de la Santa Biblia no
son probativos aisladamente, es decir, fuera de
contexto
y menos aun si se les disloca del sentido general de la
Revelacin. De ah que cuando los protestantes
alegan
un texto bblico contrario (aparentemente, claro est),
a la doctrina catlica, hemos de pensar que dicho
texto
o est mal aducido o est mal entendido.
Porque MAS
VALE TODO EL CONJUNTO DE TEXTOS DE LA
SANTA BIBLIA PERFECTAMENTE COORDINA-
DOS ENTRE SI, QUE UNO SOLO DE ELLOS, DE
DUDOSA INTERPRETACION. Tngase esto ltimo
muy eu cuenta.
4. Por todas estas razones, lo ms lgico que pue-
de hacer el catlico de nmero (o sea, sin mayor
conoci-
miento exegtico de las Sagradas Escrituras) al
que le
presentan determinada cita bblica contraria aparente-
mente a su fe, es repetir sencillamente lo que el clebre
Catecismo del Padre Astete pone en boca del cristiano
para ocasin semejante: "Esto no me lo preguntis
a
mi que soy ignorante. Doctores tiene la Santa Madre
Iglesta que os sabrn responder". Y luego,
acudir a uno
de esos doctores, o a cualquier persona bien
instruida
en Religin para que le resuelvan la dificultad.
Esto es humildad evanglica y sensatez humana.
No por nada los especialistas en Sagradas Escritu-
ras dedican aos al estudio de esta parte de la Teologa,
posiblemente la ms ardua.
Gracias a este proceder, la exgesis de los Sagrados
Textos es una y nica en todo el mundo catlico; nica
y consonante en lo esencial porque la verdad no admite
;

divisiones contradictorias.
Por el contrario, nuestros hermanos protestantes,

52
;

basados en el errneo principio del libre examen, sin


una norma externa infalible, han cado en el SUBJETI-
VISMO y en el individualismo que les llev a la plu-
ralidad de "Confesiones" o sectas religiosas que hoy
carcomen la existencia del Protestantismo como tal.
El subjetivismo filosfico es un error de los ms
perniciosos (yo, mis raciocinios, mis puntos de vista,
;

MI VERDAD). Y en materia religiosa es diametralmen-


te opuesto a la doctrina predicada por Cristo, quien
hasta tal punto quera despersonalizar la verdad, que
de su propia predicacin deca: "Mi doctrina no es ma.
sino de Aquel que me ha enviado". (Juan, Captulo 14,
versculo 24).
El libro de Hartmann Grisar S. I. intitulado:
"Martn Lutero", sumamente documentado, que nos
proporcion abundante material para esta obra, trans-
cribe parte de una carta de Lutero fechada en 1525 y
que dice as, refirindose al subjetivismo religioso, hijo
de la teora novadora del libre examen Hay tantas :
'
'

sectas y opiniones como cabezas. Este niega el bautismo


aqul, los sacramentos; el de ms all cree que hay otro
mundo entre el nuestro y el da del Juicio. Otros dicen
que Jesucristo no es Dios; otros dicen lo que se les an-
toja. No hay palurdo ni patn que no considere inspi-
racin del Cielo lo que no es ms que sueo o imagina-
cin suya" i
1
).

(i) Claro est que los protestantes ele boy no naden in-
terpretando cada cual de por s el Libro Sagrado; al menos en
sus puntos esenciales. Por lo general, aceptan el parecer del "Pas-
tor" que desde el plpito les imparte doctrina, quien a su vez
se atiene a los principios generales de la "Confesin" de la cual
es ministro.
De modo que no son frecuentes hoy en protestantes de n-
mero lasinterpretaciones particularistas. Fero, en realidad, todo
protestante, si es consecuente a su doctrina del libre examen, est
capacitado para hacerlas.
De hecho, las cabezas de las distintas Sectas se arrogan la
facultad de adoptar su propia actitud ante los numerosos pasajes
disputados de la Santa Biblia; al punto de ser relativamente fre-

53
No queremos con esto decir que el subjetivismo re-
ligioso penetr el mundo con Lutero. Ni mucho me-
en
nos. Naci mucho antes de que naciera la Iglesia Catlica,
y morir cuando muera el ltimo hombre de espritu
orgulloso que no acepte una norma de fe superior a lo
que pueda hacerle ver su inteligencia.
He aqu lo que, referente a estos asuntos, escribe ya
San Pedro a los primeros cristianos: "Es lo mismo que
ensea (San Pablo) en todas sus Epstolas, en las cuales
hay algunos puntos de difcil inteligencia, que hombres
tndoctos e inconstantes pervierten, no menos que las de-
ms Escrituras, para su propia perdicin" (2 Pedro,
Cap. 3, vers. 16).

e) LA IGLESIA ANTE LA
SANTA BIBLIA.

La celosa custodia que la Iglesia siempre ha ejercido


Bobre las Sagradas Escrituras es la mejor salvaguardia,
humanamente hablando, de tan preciado tesoro.
Calumnian sencillamente quienes se atreven a afir-
mar que la Iglesia Catlica menoscaba el Libro por exce-
lencia y prohibe su lectura a los fieles, segn ya se ha
dicho.
La
Iglesia desea, por el contrario, que todo cristiano
lea laSanta Biblia con la misma reverencia con que lo
haca San Carlos Borromeo, santo, precisamente del
tiempo de la pseudorreforma, que se arrodillaba cada

cuentes en dichos dirigentes la escisin leligiosa con la conse-


cuente creacin de una nueva Secta disidente.
Debemos, pues, saber distinguir entre el protestante de buena
fe, que acepta lo que su tradicin familiar o regional le presenta
y su "Pastor"' le ensea, y el protestante de mala fe, general-
mente apstata del Catolicismo, que adopt la nueva religin pro-
babilsimamente para legalizar una situacin moral insostenible en
el Catolicismo, o bien que anda buceando en la doctrina protestante
por puro espritu de novedad.

54
vez que lea el Libro Sagrado para nutrir su inteligencia
en este manantial, el ms antiguo, de verdades trans-
cendentes.
Leer, meditar, reflexionar sobre el Libro Santo. De-
beramos devorar, cual bizo el Profeta Ezequiel por man-
dato de Dios (Ez., Cap. 3, vers. 1 al 3) la Sagrada Es-
critura para ms hacernos carne su contenido.
No olvidemos que existe solamente un agua que sa-
cia y que trasciende a la vida eterna; esta agua es la
palabra de Dios prometida a la Samaritana y a cuan-
tos andan sedientos en este mundo buscando purifica-
cin. Y la palabra de Dios se escucha eminentemente en
la Santa Biblia.
Yerran, pues, quienes no nutren su alma con la lec-
tura del Sagrado Texto y quienes lo leen con espritu
profano, con espritu curioso. Pero yerran tambin quie-
nes sobreestiman, como se dice al principio de esta Lec-
cin, y magnifican fuera de toda medida el mbito de
las Sagradas Escrituras. Queriendo con ello levantarle
un pedestal, en realidad minan su base.
Cual sea la mente de la Iglesia respecto al uso de
las Sagradas Escrituras, consta en inmortales Documen-
tos Pontificios tales como la Encclica " Providentissimus
Deus" de Len XIII publicada en 1893, y en la "Divino
Afilante Spiritu" que compuso Po XII en 1943 con
motivo del cincuentenario del anterior Documento. Po X,
fundador del Instituto Bblico de Roma, habla en sus
Letras Apostlicas del 7 de Mayo de 1909 del espritu
que. ha de animar el estudio de la Santa Biblia, sobre
todo relacionndolo con las exigencias e inquietudes de
la ciencia moderna. Etctera.

Y para cerrar esta Leccin, transcribiremos unos


prrafos de San Jernimo "preclaro amador de la Santa
Biblia", como le llama Benedicto XV en su Encclica
"Spiritus Paraclitus" publicada en 1920, que se refie-
re tambin a la posicin de la Iglesia ante las Sagra-
das Escrituras. Dice as San Jernimo: "Apacintese

55
nuestra alma diariamente con esa divina lectura.
Lea-
mos con ntima aficin los Sagrados Libros
y medite-
mos all da y noche en la Ley del Seor, para acertar
como peritos cambistas, a distinguir la moneda
legti-
ma de la falsa. Aprecie tu hija los divinos Cdices ms
.
.

que las perlas y las sedas. Aprenda el Salterio


y ed-
quese en los Proverbios. Habitese con la
meditacin del
Eclesiasts a menospreciar las vanidades mundanas.
Imi-
te los ejemplos de fortaleza
y paciencia que le dicta el
Libro de Job. Lee a menudo la Biblia y aprende de
ella cuanto puedas. Sorprndate el
sueo con el Cdice
en la mano, y al carsete de sueo la cabeza,
d con la
pgina sagrada".

CUESTIONARIO

Estuvo siempre la Santa Biblia al alcance de todo


catlico? Qu razones aconsejaban el antiguo proceder?
En qu se basan los que hoy ponen el Sagrado Libro
en manos de todos?
a) Descrbase en lneas generales qu cosa entende-
mos por una Sagrada Biblia. Qu papel desempe el
Espritu Santo, para con los autores del Libro
Sagrado?
Hgase prctica de localizar en la Santa Biblia los textos
que indique el Profesor.
b) Qu se entiende por "canon" de la SagTda Bi-
blia y cmo se justifica la necesidad del mismo? Qu se
entiende por "Vulgata Latina"? El Concilio Tridentino
fu el primero en proclamar la autenticidad de la Vul-
gata? Qu razones le movieron a proclamarla? Los no-
vadores protestantes fueron fieles en sus traducciones
del Sagrado Texto?

c) Hay una sola "Biblia catlica"? Hay


una sola
"Biblia protestante"? Es lcito al catlico poseer
o leer
una biblia protestante? Cules son los detalles que ma-

56
nifiestan si una Santa Biblia ha sido editada por catli-
cos o por protestantes? Qu pecado comete quien lee o
retiene algn libro que defienda la hereja?

d) Enumrese algunos de "sentidos" que puede


los
tener un texto bblico e con algn ejemplo.
ilstrese
Estamos todos capacitados para dar con el justo sentido?
Qu pasaje bblico puede aducirse para demostrar que
con un texto separado puede probarse un absurdo? Cmo
ha de conducirse el catlico ante quien le alega un texto
bblico como argumento contra la fe? Qu cosa tiene
mayor valor probativo: todo el conjunto de los textos
bblicos cuyo ensamblamiento forma la doctrina catlica,
o bien un texto aislado de dudosa interpretacin? Si un
fiel cristiano se halla ante cierto pasaje bblico que en
apariencia contradice al credo catlico, y no sabe cmo
hallar solucin al problema, qu actitud, con palabras
del P. Astete, es conveniente que adopte? A qu lleva
la prctica del libre examen?
e) Con qu espritu ha de leerse, mejor dicho, me-
ditarse la Santa Biblia?

57
LECCION rv

LA TRADICION
"Lo que de m oste ante mu-
chos testigos,encomindalo a
hombres fieles, capaces de ense-
ar a otros".
(2 a Timoteo, Cap. 2, vere. 2).

No tenemos ningn reparo en admitir que la Santa


Romana conserva en el acer-
Iglesia Catlica Apostlica
vo de su doctrina algunas verdades que por la sola lec-
tura de la Santa Biblia no consta haber enseado Cris-
to; al menos, tal cual como la Iglesia las ensea hoy.
Por ejemplo: la doctrina sobre las Indulgencias, el Pur-
gatorio, la Confesin auricular, etc.
O sea: que entre las verdades de fe que ha de creer
el buen cristiano hay algunas que no figuran en el Sa-
grado Texto si bien pueden verse insinuadas en ciertos
;

pasajes del mismo.


Ante esta situacin se formula el lector una doble
precrunta Cul es la fuente de estas verdades, llam-
:

moslas (aunque impropiamente) "extrabblieas"? Y es


lcito a la Iglesia Catlica profesar una creencia que no
se halle contenida clara y abiertamente en las Sagradas
Escrituras ?
A la primera pregunta contestamos la sagrada Tra-
:

dicin es la fuente de dogmas y verdades de fe que

58
! :

no se encuentran en las Sagradas Escrituras. Y a la se-


gunda cuestin respondemos que no slo le fu lcito a
que le ha sido de todo punto
la Iglesia tal proceder, sino
de vista necesario.
Nuestros hermanos protestantes, por el contrario, no
quieren oir hablar de la Tradicin. Se niegan a creer
cuanta doctrina no conste clara y explcitamente en la
Sagrada Biblia.
Sin duda alguna la teora protestante es ms sim-
plista. Pero no ms verdadera; como se desprende, aun-
que slo sea, de los siguientes hechos
A. El Cristianismo de los primeros 15 Siglos acep-
t, ningn reparo, la Tradicin como fuente prima-
sin
ria de Revelacin es decir, como manantial de primer
;

orden del cual brota el conocimiento de muchas verdades


reveladas por Dios. Fu necesario que recin en el Siglo
XVI, descubriese Lutero,
y tras l aceptasen los pro-
testantes
que dicha veneranda Tradicin era fuente
,

de errores. Lo cual querra decir que hasta entonces,


. .

desde sus primeros aos y durante 15 Siglos, la Iglesia


de Cristo, aquella su Esposa inmaculada sin mancha ni
arruga, a la que se haba prometido asistencia diaria
hasta la consumacin de los Siglos, habra cado en "el
error, la idolatra, la prostitucin de las Sagradas Escri-
turas "... en frase del novador.
Hasta qu punto es capaz de llegar la inteligencia

humana cegada por la pasin


B. Y si nos referimos a los seguidores de Lutero?
Ellos tambin rechazaron la Tradicin divina y pusie-
ron sus ojos nicamente en el texto de la Santa Biblia.
Ms an cada cual se arrog el derecho de interpretar
:

las Sagradas Escrituras segn su propia inspiracin


(si bien, bajo el "influjo" del Espritu Santo). La
consecuencia inmediata de su apreciacin particularista
de cules sean las verdades que constan en el Sagrado
Texto y cules no, (fundamentada en el libre examen,
como ya se dijo, y en la negacin sistemtica de la Tra-

59
dicin), no pudo menos de darles por resultado el con-
fusionismo religioso que an hoy da padecen.
En igual error caeran los jueces que admitiesen co-
mo fuente de sus decisiones nicamente el Cdigo de
Derecho Civil, y rechazasen la jurisprudencia tejida en
torno a la Ley, el historial, decisiones, etc. que ao tras
ao se fu urdiendo en torno a los diversos artculos del
Cdigo, completndolo y actualizndolo. Valga la com-
paracin aunque no sea exacta en un todo.

a) QUE SE ENTIENDE POE TRADICION DIVINA.

No sern muchos los lectores que sepan exactamente


a qu nos referimos cuando hablamos de la Tradicin.
A) Sin duda creern algunos, como cree la mayora
de los protestantes, que cuando tratamos de la Tradicin
aludimos a aquellas narraciones ms o menos veraces
que se cuentan de tal Santo o de tal Santuario. Esto
vendra a ser tradicin con "t" minscula; o sea: lo que
se dice, se cuenta ... No tratamos de eso.
Tampoco hemos de confundir Tradicin con Ma-
gisterio eclesistico. El Magisterio de la Iglesia (ejercido
por intermedio del Episcopado Catlico, y el Sumo
Pontfice y sus Congregaciones, en determinadas circuns-
tancias de las que hablaremos en la Leccin siguiente),
el Magisterio presupone las Sagradas Escrituras
y la
Tradicin; meramente las custodia y las declara. O sea:
interpreta la Palabra de Dios escrita (Santa Biblia) o
transmitida hasta nuestros das (Tradicin).
P) Para mayor inteligencia de qu cosa sea la
Tradicin, he aqu una sntesis de las relaciones de Dios
con el hombre cado: Dios habl primero al mundo por
medio de los Autores inspirados del Antiguo Testamento
(primera parte de la Santa Biblia); luego envi a su
Divino Hijo a redimir la humanidad, y aadi a la an-
tigua doctrina escrita, nuevos libros de diversos Escri-

60
.

tores inspirados. Estos libros reciben el nombre de Nuevo


Testamento (segunda parte de la Santa Biblia).
Al conjunto de todos estos escritos (Antiguo y Nuevo
Testamento) se le da el nombre de Eevelacin escrita.
Ahora bien; a esta Revelacin escrita, Dios, por
expreso designio suyo, aadi la Eevelacin oral (Tradi-
cin sagrada).
Y como a fiel intrprete de ambas Revelaciones, la
escrita y la oral, di a su Iglesia el derecho y la obli-
gacin de interpretarlas infaliblemente (Magisterio ecle-
sistico),para que la Nave de Pedro tuviese siempre a
su vista un seguro faro que la condujese a puerto.
As lo entendieron los escritores sagrados de los pri-
meros aos del Cristianismo . .

C) Y con estos antecedentes, ya podemos precisar


un poco ms qu cosa sea la Tradicin sagrada. As
la describimos: el conjunto de verdades que los Apsto-
les recogieron de labios del mismo Cristo, o que les inspi-
r el Espritu Santo, y que ellos transmitieron a sus dis-
cpulos, y se han conservado hasta nuestros das, supues-
ta la constante aceptacin de la Iglesia.
De esta Tradicin, no slo afirmamos ser fuente de
Revelacin, sino ser fuente primaria, que antecede en
orden lgico, en orden cronolgico y en extensin a la
misma Santa Biblia.
Vayamos por partes.

b) LA TRADICION DIVINA ES
FUENTE DE REVELACION.

A) Luego de haber Cristo Nuestro Seor predica-


do por tres aos la doctrina de salvacin, y poco antes
de subir resucitado y glorioso a los Cielos, encomend a
los "suyos la misin de organizar su nueva Iglesia.
Este fu el mandato, segn nos lo consigna San
Mateo en el Captulo 28, versculos 18 al 20 de su Evan-

61
gelio: "Me ha sido dada toda potestad en el cielo y en
la tierra. Id y ensead a todas las gentes . todas las
. .

cosas que os he mandado. He aqu que yo estar con vos-


otros todos los das hasta la consumacin de los Siglos".
Es indudable que si Jess hubiese querido funda-
mentar su nueva Religin en la palabra escrita, podra
haber dictado sus preceptos a alguno de sus ntimos que,
como San Mateo y San Juan, le acompaaron constan-
temente los das de su predicacin; y luego decir al
mundo: "lie aqu mi Biblia. Creed en ella, practicad
bus preceptos y os salvaris". O por lo menos, podra
haberles dicho al partir: "Consignad por escrito cuanto
de m habis odo, y sea sta la nueva regla de fe".
Por el contrario, les envi a PREDICAR. La famo-
sa "fides ex auditu", la fe es por la predicacin, de San
Pablo en la Epstola a los Romanos, Captulo 10, ver-
sculos 14 al 18, exige, para la salvacin, que se tenga
fe en lo que se predica; no precisamente en lo que se
lee. en el contenido de determinado libro. (Vase Glatas,
Cap. 3, vers. 2).
B) Del mismo Apstol San Pablo aduciremos ahora
un trozo de Carta, de la 2 a Timoteo. A lo largo de la
misma el Santo da a su discpulo normas precisas sobre
la manera de ejercer el apostolado.
As dice en el Captulo 2, versculos 1 y 2 de dicha
2 Epstola a Timoteo: "T, pues, hijo mo, ten buen
cuidado, confiando en la gracia de Cristo Jess; y lo
que de m oste ante muchos testigos, encomindalo a
hombres fieles, capaces de ensear a otros".
Hagamos un poco de exgesis sobre este texto.
"Confa en la gracia de Dios": he aqu la principal
dote de todo apologeta catlico, que nunca se ha de
olvidar en los trabajos de apostolado. "Lo que de m
oste ante muchos testigos": o sea, mi predicacin ofi-
cial, no precisamente mis opiniones privadas. "Enco-
mindalo a hombres fieles, capaces de ensear a otros":
haz apostolado de palabra, ensea la Revelacin oral que

62
de m has aprendido; y que otros la aprendan para que
ellos tambin, oralmente, la enseen a otros.
Si la nica fuente de verdad revelada fuese la
Sagrada Escritura, i por qu no dijo San Pablo: "toma
nota de cuanto he escrito yo y de cuanto han escrito
los diversos predicadores que han convivido con Jess;
junta todo ello a las antiguas Escrituras y sea sta la
pauta de quienes deseen abrazar la religin de Cris-
to?". Mxime, siendo as que cuando San Pablo es-
. .

cribi estos consejos, prximo a la muerte, se hallaba


ya escrita la mayor parte del Nuevo Testamento.
Otro texto paulino Manteneos, hermanos, firmes
:

y guardad las enseanzas que recibisteis, ya de palabra,


ya por nuestra Carta". (2* Tesalonicenses, Captulo 2,
versculo 15).
Fundament, pues, San Pablo la fe de los nuevos
cristianos en la aceptacin de los escritores sagrados? De
ninguna manera. Por el contrario, en un solo pasaje
de sus obras (precisamente en la Carta a Timoteo recin
mencionada), propone explcitamente a la Sagrada Es-
critura como norma de fe; y aun en ese caso la indica
come "til", no como necesaria. He aqu el texto: "To-
da la Escritura es divinamente inspirada y til para
ensear, para argir, para corregir, para educar en la
justicia". (2 Tim., Cap. 3, vers. 16). De ningn modo
1
la propone como nica fuente de verdad revelada i ).

C) Argumento tomado del proceder de los Aps-


toles :

Los Apstoles oyeron a Jess; y no solamente escu-


charon de El la doctrina que luego se consign en el
Evangelio, sino tambin muchas otras cosas que no fi-
guran en dicho Libro sagrado (Juan, Cap. 21, vers. 25;
2 Juan, Cap. nico, vers. 12). Amn de todo aquello

(i) Recomendamos la lectura de toda la segunda Carta de


San Pablo a Timoteo, Obispo consagrado por San Pablo, y Apstol,
eomo l, de la palabra de Dios. Es brevsima; y constituye, por
decir as, el "Manual del Apologista Catlico".

63
.

que les ense durante los 40 das que pas con ellos
despus de su resurreccin; que sin duda alpuna fueron
los detalles de la constitucin de su nueva Iglesia (He-
chos, Captulo 1, versculo 3).
Por otra parte Jess haba prometido a los suyos
:

el Espritu Santo para que completase su instruccin,


como puede verse en el Captulo 14, versculo 26 del
Evangelio segn San Juan. Vamos a conceder a los pro-
testantes que el Espritu Santo no les ensease mucho;
pero algo, al menos, habra de ensearles . .

Convengan con nosotros, pues, los protestantes en


que tanto Jess resucitado, como el Espritu Santo, ha-
brn tenido que ensear a los Apstoles algo nuevo,
aunque fuese muy poco, segn los textos recin aducidos.
Ese "algo" podra versar, por ejemplo, sobre el uso de
los Sacramentos de la Confesin, Eucarista, Extrema
Uncin, etctera, pero algo hubo de ser; que por ser en-
seanza divina debemos aceptarlo aunque no conste por
escrito en la Santa Biblia sino que haya llegado hasta
nosotros por intermedio de la Tradicin divina.
Por todas estas razones, cuando San Marcos quiere
resumir al final de su Evangelio la conducta que siguie-
ron los Apstoles, as dice: "El Seor Jess, despus
de haber hablado con ellos, fu levantado a los Cielos
y est sentado a la diestra de Dios. Ellos se fueron
PREDICANDO por todas partes, cooperando con ellos
el Seor y confirmando SU PALABRA con milagros".
(Marcos, Cap. 16, vers. 19 y 20).
De los escritos de los Apstoles, poco o nada se dice.
Ms an: de 15 Apstoles (contando entre ellos a
Lucas, Marcos, Pablo y Matas), 7 no escribieron. Al-
gunos de los que escribieron lo hicieron brevsimamente.
Y ninguno de ellos intent redactar un cuerpo completo
de doctrina, sino que cada cual fu escribiendo con-
forme las circunstancias se lo iban aconsejando, y con
una finalidad particular.
Y, extrese el lector; hasta tal punto la Tradicin

64
tiene valor de Palabra de Dios revelada, que ms del
60 % del material que compone el Nuevo Testamento
fu escrito por personas que no conocieron personal-
mente a Cristo ni escucharon de sus labios la Buena
Nueva, sino que adquirieron sus conocimientos sobre el
Maestro escuchando las tradiciones populares, oyendo lo
que de El se deca y aceptaba la nueva Iglesia oficial-
mente (sin que por sto queramos negar la posibilidad
de un aporte de verdades conocidas nicamente por ins-
piracin directa del Espritu Santo). O sea: que antes
aun de escribirse el Nuevo Testamento tenemos ya la
Tradicin sagrada en marcha.

A qu viene, por lo tanto, el escndalo de Lutero


(y dems protestantes), al recriminar a la Iglesia por
retener y profesar doctrinas transmitidas por la Tradi-
cin? No hizo lo propio San Pablo, que no conoci a
Jess durante su vida mortal? No confiesa paladina-
mente el Evangelista San Lucas en el principio de su
Evangelio el haber escrito la historia de Cristo "sicut
TRADIDER UNT nolis qui b initio ipsi viderunt, con-
forme nos lo TRANSMITIERON (traditio, transmisin
de una idea), quienes desde un principio fueron testigos
oculares?" (*).
Veamos el caso del evangelista San Marcos: l9) no
fu discpulo de Jess; 2 ? ) segn una tradicin que
arranca desde Papas (confirmada ampliamente por
la crtica histrica), efectivamente escribi el Evan-
gelio que se le atribuye; 3 9 ) acompa a San Pablo en
diversas oportunidades, pero por lo general estuvo junto

(i) Comienzo del Evangelio segn San Lucas: "Puesto quo


ya muchos han intentado escribir la historia de lo sucedido entre
nosotros, conforme nos lo transmitieron quienes desde un principio
fueron testigos oculares y ministros de la palabra, me ha parecido
tambin a m, despus de informarme exactamente de todo desde
los orgenes, escribirte ordenadamente, ptimo Tefilo, para que
conozcas la firmeza de la doctrina que has recibido". Evangelio
segn San Lucas, Captulo 1, versculos 1 al 4.

65
5. Protestantismo y Biblia.
.

a San Pedro en Roma, donde, segn parece, escribi


su Evangelio, compilando los diversos pasajes de la vida
de Jess que l haba odo narrar a los PREDICADO-
RES de la nueva Religin. .

Queda, pues, ms que suficientemente probado que


la Tradicin sagrada sirvi, ya desde los tiempos apos-
tlicos, como fuente de Revelacin. Es decir los primeros

cristianos fundamentaron su fe no slo en las verdades


que les proporcionaban las Sagradas Escrituras sino tam-
bin en aquellas otras verdades que se les transmitan
por va oral. /

Ms aun: afirmamos que:

c) LA TRADICION SAGRADA ES FUENTE


PRIMARIA DE REVELACION.

Es fuente primaria en varios rdenes; a saber:


A) Primaria en orden lgico, en el orden de las
ideas. Vale decir, que para conocer qu Libros de la
Santa Biblia son autnticos, qu uso debe hacer el cris-
tiano de los mismos, etc., debe recurrirse a la Tradicin
divina.
B) Primaria en orden cronolgico, o sea, en orden
de tiempo. Ya exista un cuerpo de doctrina cristiana
conocida mediante la Tradicin sagrada y ya haban
muerto por ella muchos mrtires defendiendo la fe, antes
que fuese escrito por San Juan el ltimo de los libros
que componen la Santa Biblia.
C) Primaria en extensin de doctrina. La Tradi-
cin divina abraza no solamente todas las verdades con-
tenidas de una manera clara en las Sagradas Escritu-
ras, sino que profesa algunas verdades que solamente
son insinuadas en el Texto Sagrado, y por ltimo tambin
aquellas otras verdades que sin estar ni siquiera insi-
nuadas en el Sagrado Texto, fueron profesadas desde
los albores de la era cristiana (por ejemplo, la Asuncin
de Mara Santsima en cuerpo y alma a los Cielos).

G6
Queremos con stomenoscabar la autoridad de las
Sagradas Escrituras? Ni mucho menos. Lo nico que de-
seamos es poner las cosas en su debido lugar.
El libro Sagrado encierra, sin duda ninguna, un
inestimable tesoro de espiritualidad que es de todo punto
de vista necesario aprovechar. (Nos referimos no slo a
los 4 Santos Evangelios o al Nuevo Testamento, sino
tambin al Antiguo). Pero al que quiera beneficiarse
con dicho tesoro de espiritualidad, le es de todo punto
de vista necesaria una gua experimentada, cuyo ma-
gisterio se base, principalmente, en la interpretacin que
los telogos de los primeros Siglos dieron a los diversos
pasajes bblicos. Si se rechaza este complemento indispen-
sable que es la Tradicin, el error sobrevendr inexora-
blemente.
Por ltimo la Revelacin ha sido hecha por grados
:

slo despus de conocer el conjunto de lo revelado pue-


de luego entenderse, apreciarse en su justo valor y gus-
tarse cada una de sus partes. Sin esta preparacin y sin
la gua del Comentarista y del Magisterio corremos el
peligro de entender "no lo que quiso Dios decir sino lo
que cree comprender nuestra ignorancia", como dijera
San Agustn.

d) DIALOGANDO-

Como esta obra aspira a ser libro de texto, perd-


nesenos la insistencia en los mismos conceptos.
1. Un buen protestante se presenta ante usted, lec-
tor, y le afirma, pongamos por caso, que no ha de creerse
en la Asuncin de la Santsima Virgen en cuerpo y
alma a los Cielos, ya que este hecho no est consignado
en ninguna parte de la Santa Biblia. A lo sumo, dice el
protestante, podr creerse como verdad histrica, pero
no como dogma de fe.
Qu actitud adopta usted, lector?

67
A) Recordemos lo dicho en la Leccin 1 Es p-
blica la discusin, o sea: en un
estrado, ante oyentes,
etc. T Iso puede usted aceptarla.

i Es privada, y por otra parte inevitable


o muy con-
veniente? Acptela recordando las dotes
del buen apo-
logista catlico.
Armese luego de una Santa Biblia aprobada
por la
Iglesia.Para contestar esta objecin no sera
necesaria-
pero como existe la psima costumbre
(hija de la falta*
de lgica) de ir saltando de un tema al
otro, usted debe
estar preparado. Aprovecho para
decirle que nunca pase
a nuevos puntos de polmica sin haber
antes solucionado
los anteriores. Pues la clsica
discusin con los protes-
tantes comienza por cualquier
tpico, recorre todos los
dems y termina indefectiblemente con
el tema- celi-
bato sacerdotal. Y lo que es peor: no se obtiene ningn
.

Iruto de este tipo de discusiones.


Bien Ya est usted dispuesto, supongamos,
cha la objecin la Asuncin de la y escu-
:
Santsima Virgen
Alaria en cuerpo y alma a los Cielos
(declarada
ma de fe por el Sumo Pontfice Po XII en como dog-
1950) no
ba de aceptarse por no constar en la
Santa Biblia Eu
todo caso puede admitirse como un
hecho histrico no
como dogma de fe.
B) A sto responde usted.- no es requisito indispen-
sable a las verdades de fe
y a los dogmas, para que ha-
yamos de creerlos, el que se hallen consignados en el Sa-
grado Texto.
El hecho de la Asuncin de Mara Santsima
fu
tenido como cierto por toda la antieedad
cristiana o
sea por la Tradicin. San Epifanio ya se
refiere en sus
escritos a la Asuncin de la Santsima
Virgen. Desde
entonces y hasta ahora siempre fu aceptada
como verdad
incuestionable por la Tradicin patente en los
Concios
los Decretos Pontificios, la doctrina
de los Doctores de l
Iglesia y la devocin popular. Y no solamente
en el campo
catlico, sino tambin por los heterodoxos
orientales.

68
Pues bien; aquello que a lo sumo admite usted, se-
or protestante, como hecho histrico, esa verdad hist-
rica, la Iglesia, con el correr de los tiempos, la ha credo
como verdad de fe. Y por fin, esa verdad de fe acerca
de la cual no cabe la menor duda ha sido recientemente
elevada a la categora de dogma de fe. O sea se la elev
:

a la categora de verdad definida solemnemente como


tal; de modo que al cristiano que negase hoy el hecho
de la Asuncin de Mara Santsima habra de conside-
rrsele como formal y solemnemente hereje.
El Magisterio eclesistico, a quien Cristo di atri-
buciones de atar y desatar, de ensear y de conducir,
tiene plena potestad para tomar tales resoluciones . .
.

2. Habla ahora el dejemos de lado esta


protestante :

Tradicin sobre la Santsima Virgen realmente bien fun-


dada y por lo tanto respetable. Pero no me negar usted
que el Catolicismo est lleno de tradiciones extravagan-
tes, unas ms irreales que otras, sobre Santos, milagros,
etctera.
A) Y usted contesta: no nos referimos a ese tipo de
tradiciones populares hasta cierto punto conformes con
la verdad. Ms aun no tengo ningn reparo en
:
admitir
que muchas de las tradiciones populares sobre temas re-
ligiosos son meras leyendas sin fundamento histrico,
que elda que desaparezcan nos harn un bien a todos.
Pero una cosa son esas tradiciones populares, loca-
listas, particularistas,, de una longevidad relativa y otra
cosa es la Tradicin divina que, por definicin, ha de
arrancar de los tiempos apostlicos, ha de haberse conser-
vado en la Iglesia Siglo tras Siglo y requiere haber sido
aceptada por el Magisterio eclesistico como verdad tra-
dicionalmente creda.
Respecto a ese tipo de tradiciones "pueblerinas"
que usted con sobrada razn rechaza, no olvide que una
cosa es la Iglesia y otra cosa es el pueblo cristiano de
una regin; y que una cosa es la Iglesia y otra cosa un
eclesistico.

69
Adems, no es cierto que el pueblo cristiano est
lleno de tales creencias, ni muchsimo
menos.
A su vez, nadie puede negar que el pueblo protes-
tante de ciertas regiones de Alemania,
Suecia, Norue-
ga, etctera, mantiene tambin algunas
tradiciones reli-
giosas extravagantes, sin que por ello
pueda decirse que
las aprueba su Religin oficial.
B) Por lo dems todos
: los protestantes del mundo
se ven obligados a aceptar la Tradicin, al
menos en
estos dos puntos (para poner slo
dos ejemplos) en el :

establecer el canon de la Santa Biblia


y en el practicar
el descanso dominical.
En qu parte de la Santa Biblia se establece el canon
de la misma, o al menos se enumeran
los Libros Sagra-
dos? En ninguna; han sido las respectivas
Confesiones
protestantes quienes basadas en la crtica
histrica acep-
taron el Sagrado Texto que la Tradicin
les presentaba.
Y en qu partes de las Sagradas Escrituras se dice
que haya de santificarse el domingo? En ninguna;
por
el contrario, el Exodo, Captulo
20, versculos 8al 11 dice
"Acurdate del da sbado para santificarlo. Seis das
trabajars y hars tus obras pero el sptimo es
da de
descanso consagrado a Yav, tu Dios". Adems, en
nin-
guna parte de los Evangelios se encuentra el mandato de
Jess: "Santifica el domingo en lugar del sbado"...
Por ello, el santificar el da domingo, es otra costumbre
que aceptaron y mantienen los protestantes basados tam-
bin nicamente en la Tradicin que sustituy el
sbado
judo de la Antigua Ley por el domingo cristiano de la
Ley nueva.
De modo que si los protestantes quisieran ser con-
secuentes y rechazar de plano la Tradicin deberan san-
tificar el sbado y no el domingo. Cosa que
ninguno de
ellos hace, salvo los adherentes de alguna secta
de menor
cuanta.

3. As es, amigo protestante.


Si Dios hubiera querido que las Sagradas Escritu-

70
hubiera dicho mas
ras fuesen la \inica regla de fe, lo
claramente ya que por el modo de hablar de su Divino
;

proceder de Apostles,
Hijo Jess, y por el modo de los

cristianos
primeros luego de
y todos los que Siglo
de los
trasSMo fueron profesando el Cristianismo, se deduce
que LA RELIGION VERDADERA ES
AQUELLA
QUE PRACTICARON LOS APOSTOLES y sus legti-

mos sucesores en el gobierno de la Iglesia.


antitradicionalista, seor protestante,
Si su teora
fuese verdadera, tendramos que admitir
que la Iglesia
en error durante 15 largos
de Cristo se mantuvo el

un Martn Lutero, en el 1500 se


Siglos, hasta que a tal
le ocurri alzarse en defensa de la verdad.
tantos
Podra haber permitido Cristo que durante
aos la Verdadera Iglesia quedase sin fieles? Ni siquie-
la llama
ra habra de haber un pueblo que mantuviese
sin mezcla de "Tradiciones perni-
de la verdadera fe,
ciosas"?
No es posible.
nadie extrae, pues, que Lutero en sus
A momen-
tos de sinceridad exclamase: "Tiemblo siempre que me
precinto si soy yo solo el prudente, si el mundo
no ha
Cmo imaginar que el
conocido el error hasta ahora.
a su Iglesia hasta
Dios omnipotente haya abandonado
Lutero,
dejarla sumirse en el error?" Grisar, Martn
Cap. 17.

CUESTIONARIO

Profesa la Iglesia Catlica alguna verdad de fe que


no se halle contenida abiertamente en las Sagradas Esen-
Siglos,
turas? Hasta la Revolucin de Lutero y durante 15
qu conducta adopt la Iglesia respecto a la Tradicin?

a) Qu diferencia hay entre tradicin y Tradicin


divina? Cuntos tipos de Revelacin existen? Hay al-

l
gn intrprete oficial de lo revelador Cmo podra de-
finirse la Tradicin sagrada?
b) Argumento A) qu medio propuso Cristo al
mundo para que se enterase de su doctrina de salvacin?
Argumento B) con qu trozo de las Epstolas de San
Pablo se prueba
legitimidad de la Tradicin ? Hgase
la
la exgesis de dicho texto. Argumento C) cuntos de los
Apstoles consignaron por escrito sus doctrinas? Cun-
tos de los que escribieron haban odo de labios
de Jess
la doctrina que expusieron? Qu confiesa el Evange-
lista San Marcos a este respecto? Alguno
de los escri-
tores sagrados hizo, o pretendi hacer, un cuerpo
com-
pleto de doctrina, como previendo que sus escritos iban
a ser la ms segura norma de fe? Cul fu, en caso con-
trario, su proceder?

c) Qu queremos significar cuando afirmamos que


la Tradicin divina es fuerte primaria de Revelacin en
orden lgico, cronolgico y por la extensin de la doctri-
na que proporciona? Menoscabamos con ello la autori-
dad de las Sagradas Escrituras?
d) Supngase Vd. que se le propone lo siguiente:
"El hecho de la Asuncin no figura en la Santa Biblia.
Luego no ha de aceptarse; al menos, como dogma de fe".
Qu ha de tener en cuenta antes de aceptar la discusin?
Supuesto que la acepte, cmo responder? Qu aade
la definicin dogmtica a una verdad de fe? Cmo se
denomina al cristiano que niega un dogma? Acepta la
Iglesia ciertas tradiciones populares? Qu frase tendr
Vd. a flor de labios cuando se evidencie un proceder des-
aconsejable de un eclesistico? Las tradiciones pueble-
rinas, son patrimonio exclusivo de ciertas regiones ca-
tlicas? Qu tipo de tradiciones se ven obligados a acep-
tar, como mnimo, los protestantes? Estaba tranquilo Lu-
tero respecto a su actitud hacia la Iglesia tradicional?

72
LECCION V

EL MAGISTERIO

"Id, y ensead a todas las gen-


tes .. . Yo
estar con vosotros to-
dos los das hasta la consumacin
de los siglos".
(Mateo, Cap. 28, vers. 18 al 20).

Ln Lecciones anteriores hemos hablado de la Santa


Biblia y de la Tradicin divina, fuentes
de las que brota
el conjunto de aquellas verdades
religiosas nicas capa-
ces de saciar la sed del entendimiento
humano.
Trataremos ahora del organismo regulador
de am-
bas fuentes de la Revelacin, o sea del
organismo com-
petente e infalible que selecciona, encauza,
purifica y pre-
senta al mejor aprovechamiento del
pueblo fiel, el cau-
dal de Verdades reveladas, que Dios
misericordiosamen-
te se digno comunicarnos. Verdades
reveladas que en su
conjunto no son otra cosa que nuestra
Santa Religin
Sin este organismo providencial que es
el Magisterio
eclesistico, correramos el peligro
de malinterpretar y
aun tergiversar la Palabra de Dios. Por
eso Cristo Nues-
tro Seor le cre en nuestro
beneficio y le prometi su
asistencia hasta el fin de los Siglos.
No son stas, ciertamente, meras afirmaciones
poti-
cas La doctrina revelada, el
depsito de la fe, tiene en
el Episcopado y en el Sumo Pontfice sus defensores na-

73
tos. El Papa y los Obispos, por expreso mandato del fun-
dador del Reino, Cristo Jess, (y no por mera voluntad
de los hombres), son los custodios oficiales de la fe cat-
lica contra las vicisitudes de los tiempos. Como veremos
a rengln seguido.

a) MAGISTERIO AUTENTICO, INFALIBLE Y PEEENNE.

La Jerarqua de Santa Madre Iglesia, cuando co-


la
mo priceptora universal se sienta en su ctedra ante sus
hijos de todos los tiempos, est dotada de estas tres cua-
lidades: autenticidad, infalibilidad y perennidad.
1. Era necesario que as fuese.
Debamos tener los
legtimo, ca-
cristianos un Magisterio autntico, es decir,
a la fe y a las
pacitado para ensear todo lo referente
hacerlo con verdadera autoridad recibida
costumbres; y
de lo alto. .

Nadie sino Dios mismo puede conferir la misin de


ensear sobre estas materias; no pueden conferirla
los

hombres ni el Estado como tal.

Y esto por la sencilla razn de que el rgimen de


lo ha regu-
las relaciones del hombre para con su Dios
lado Dios Nuestro Seor, y slo El est capacitado para
delegar a quienes, entre los hombres, puedan ser voceros
de su divina voluntad.
Ahora bien i quines fueron delegados por Dios pa-
;

ra ensear* Afirmamos que ese Magisterio fu


encomen-
dado a los Apstoles y a sus sucesores en la misin de
gobernar la Iglesia.
Cristo Jess, el Hijo de Dios, ejerci El mismo el
Magisterio durante su vida mortal. Pero como no haba
de .perennemente entre los hombres, y como por
"vivir
otra parte los hombres necesitaban, para no errar, de
un
Magisterio en materia religiosa, por ello deleg su fa-

cultad en sus ntimos amigos, en los Apstoles.


Eligilos uno a uno cariosamente (Lucas, Cap. 6,

74
vers. 12 al 16) ; les di la misin de acompaarle y de
predicar (Marcos, Cap. 3, vers. 14) les ense en priva-
;

do cantidad de detalles acerca del funcionamiento del


Reino de salvacin (Mateo, Cap. 10, vers. 1 al 42; Ma-
teo, Cap. 18, vers. 1 al 35, etc.) ;y por fin, poco antes

de ascender resucitado a los Cielos, les confiri su misin


magisterial, como nos lo narra San Juan en el Captulo
20, versculo 21 de su Evangelio, con estas palabras: "D-
joles (Jess) otra vez: la paz sea con vosotros. Como me
1

envi mi Padre, as os envo yo '. Vale decir: todas aque-


llas facultades que mi Padre me di a m, yo os las tras-
paso a vosotros, mis Apstoles, elegidos entre millones
de hombres; y como mi potestad principal es la de en-
sear los caminos de salvacin, he aqu que quedis vos-
otros dotados de esta misma facultad, la potestad del
Magisterio. Yo, pues, os envo, como mi Padre me envi
"El que os recibe a vosotros, a m me recibe; y el que
me recibe a m, recibe al que me envi" ; son palabras
de Jess que nos transmite San Mateo en el Captulo 10,
versculo 40 de su Evangelio.
2. Estas afirmaciones de Cristo, tan claras y termi-
nantes, suponen, adems, que el Magisterio para el cual
eran enviados los Apstoles haba de ser tambin infa-
lible.
De no ser infalible su Magisterio podan ellos, huma-
namente hablando, caer en el error y ensearlo a los de-
ms. Cosa diametralmente opuesta a los designios di-
vinos.
Por tanto no cabe la menor duda de que la po-
lo
testad del Magisterio delegada por Jess, que luego ejer-
cieron los Apstoles en su predicacin, era no solamente
autntica, es decir, desempeada legalmente, sino tam-
bin infalible; tan infalible como el Magisterio ejercido
por Cristo, la infalibilidad misma.
3. Por ltimo: ese Magisterio autntico e infalible
necesariamente deba ser tambin perenne; o sea: haba
de durar mientras durase la Iglesia.

75
;

Y sto, por la sencilla razn de que la Iglesia siem-


pre ha de necesitar de l.
As lo ha querido Cristo. Poda, es verdad, haber
obrado de manera muy diversa. Poda haber puesto en
manos de sus fieles un Cdigo perfecto de Religin y
moral, y poda haberles dotado a cada uno de ellos de
asistencia divina especial para interpretarlo...
Pero es el caso que no obr as. Mand, en cambio,
a unos pocos, a predicar; y a los dems, a obedecer. Y
por todo Cdigo, inspir a algunos de los suyos que es-
cribiesen unos resmenes, no muy minuciosos, de su vida
y enseanzas (los 4 Evangelios), amn de otros escritos
en los que dista mucho de resplandecer un cuerpo sis-
temtico de doctrina; como ya hemos comentado.
Por qu obr as el Maestro Cristo Jess, y no lo
hizo conforme al agrado de Lutero y de sus discpulos?
Huelga la repuesta.

4. Supuestos estos antecedentes, vamos a aducir aho-


ra un argumento general para recalcar nuestra tesis de
que el Magisterio de la Iglesia es autntico, infalible y
perenne. Se trata de un texto que ya hemos utilizado co-
mo Argumento A de la seccin b) de la Leccin anterior.
El lector debe saberlo ya de memoria. Se trata de
Mateo, Captulo 28, versculos 18 al 20: "Me ha sido
dada toda potestad en el cielo y en la tierra. Id, y ense-
ad a todas las gentes. todas las cosas que os he man-
. .

dado. He aqu que yo estar con vosotros todos los das


hasta la consumacin de los Siglos".
Hacamos notar en la Leccin anterior el modo con
que se ejerci el Magisterio; o sea, la predicacin (id
y
ensead), que di pie luego a la Tradicin divina.
Ahora aadimos, repitiendo el mismo texto de San
Mateo, que dicho Magisterio, por mandato de Cristo, era
autntico, puesto que provena del mismo fundador de
la Iglesia infalible, puesto que el Seor se comprometa

'
a estar con ellos todos los das guardndoles del error
'
'
'

76
'

y por ltimo perenne, puesto que haba de durar


: hasta '

la consumacin de los Siglos", mientras haya hombres en


la tierra capaces de equivocarse.

b) ANTES DE PASAR ADELANTE.

Como puede ver el lector, nos disponemos a probar


la tesis del Magisterio utilizando textos bblicos. Ahora
bien; cuando hemos hablado del canon de la Santa Bi-
blia, dijimos que la Iglesia, con su autoridad derivada
del Magisterio, era la encargada de establecer la auten-
ticidad de las Sagradas Escrituras. Y ahora, al disponer-
nos probar la autenticidad del Magisterio eclesistico,
recurrimos, como a fuente de prueba, a esa Santa Biblia
aprobada por la Iglesia. O sea, que cometemos un apa-
rente crculo vicioso: probar la Biblia por el Magisterio,
y probar el Magisterio por la Biblia.
Cmo se sale del crculo vicioso: Biblia-Magisterio,
Magisterio-Biblia ? Aadiendo un tercer trmino : His-
toria.
Valindonos de la Historia como nexo, dejaremos
perfectamente probada la autenticidad tanto de la San-
ta Biblia cuanto del Magisterio eclesistico.
1. Mediante la crtica histrica, se establece indu-
bitablemente que los cuatro Evangelios pertenecen a los
cuatro Evangelistas que aparecen como autores.
2. Los evangelistas, al narrar la vida de Jess, di-
cen la verdad. No exageran. A tal punto estn ciertos de
lo que afirman, que no dudan en padecer el martirio, si
es necesario, para defender la verdad de lo que dicen.
Otro tanto, los Apstoles en general, y muchos de los pri-
meros cristianos.
3. Narrando los hechos histricos referentes a Je-
ss, los Evangelistas consignan algunos milagros que
no pueden ser hechos sino por un Dios (por ejemplo, las
resurrecciones de muertos).

77
,

4. Por lo tanto, Jesucristo es Dios, ya que hizo obras


de Dics. El mismo afirm de s ser Dios.
5. Jess acepta como autnticos todos los Libros de
las Sagradas Escrituras los acepta en bloque, sin excluir

a ninguno de ellos.
6. Por lo tanto, los Libros Sagrados son autnticos.
Ahora bien valindonos de esos Sagrados Libros proba-
;

mos que Jess confiri a un grupo de personas a facultad


de ensear en la Iglesia. Ese grupo de personas ejerce
lo que se llama "Magisterio eclesistico".
7. Valindose de la autoridad que le confiri Cristo,
el Magisterio declara que tales Libros (del Antiguo y del
Nuevo Testamento) pertenecen a la Santa Biblia, y que
tales no. O sea establece el canon de la Santa Biblia.
:

He aqu, pues, como por intermedio de la Historia


podemos llegar,
mediante un sencillo razonamiento
a establecer la legitimidad de la Santa Biblia y del Ma-
gisterio eclesistico.

e) EL EPISCOPADO.

Volviendo ya a la facultad del Magisterio que segn


San Mateo, Captulo 28 versculos 18 al 20, Jess haba
conferido a su Iglesia, preguntamos: i recibieron los
Apstoles exclusivamente, para s mismos, la facultad
de ensear? O sea: recibieron esta misin como perso-
nas particulares o como cabezas de la Iglesia de Cristo
que se comenzaba a organizar sobre la tierra?
1. Sencillsima es la respuesta. Recurdense las re-
cientemente aducidas palabras de Jess: "Estar con
vosotros hasta la consumacin de los Siglos"; a las que
puede agregarse las que se citan en los Hechos Captulo
l 9 versculo 8: "Seris mis testigos en Jerusaln, en to-
da la Judea, en Samara, y hasta los extremos de la
tierra".
Si el vocablo "vosotros" se refiriese exclusivamen-
te a la persona y no al cargo de Jefes de la nueva Igle-

78
.

sia, Apstoles deban haber vivido hasta el fin del


los
mundo, y haber predicado en los extremos de la tierra;
cosa que no ha sucedido.
Por lo tanto, Jesucristo se diriga a ellos y les pro-
meta su asistencia, no refirindose exclusivamente a sus
personas sino, y principalmente, a sus cargos, los cuales
haban, s, de durar hasta el fin de los Siglos.
2. Otro paso ms: /.Quines haban de ocupar, por
consiguiente, el cargo de los Apstoles, y con l, recibir
la potestad de un Magisterio autntico, infalible y per-
petuo ? Se responde los Obispos y en primer trmino
:
;

el Obispo de Roma, (quien recibe el nombre de Romano


Pontfice, Sumo Pontfice, Papa, Padre Santo, etctera,
pero que fundamentalmente es Obispo de Roma).
Obispo (del griego: epi-skptomai, mirar sobre), sig-
nifica algo as como inspector o prefecto. Episcopado es
el conjunto de Obispos, de prefectos en el terreno ecle-
sistico.
A. He aqu las palabras que pone San Lucas en bo-
ca de San Pablo, segn el Captulo 20, versculo 28 y si-
guientes de los Hechos de los Apstoles: "Mirad por vos-
otros y por todo el rebao sobre el cual el Espritu San-
to os ha constituido Obispos para apacentar la Iglesia
de Dios que El adquiri con su sangre. Ya s que des-
pus de mi partida vendrn a vosotros lobos rapaces. .

y que de entre vosotros se levantarn hombres que ense-


en doctrinas perversas. . Velad pues".
.

Puede haber una afirmacin ms terminante de la


divina misin de los Obispos a quienes el mismo Esp-
ritu Santo puso para apacentar la Iglesia de Dios, para
defenderla contra las doctrinas perversas de los lobos de-
seosos de hacer estragos en el rebao de Cristo?
B. Oigamos nuevamente a San Pablo, esta vez en
Carta a su discpulo Tito, a quien dejara encargado de la
Iglesia de Creta, para que la rigiera como Obispo. Estos
son sus consejos: "Es preciso que el Obispo sea inculpa-
ble como administrador de Dios; no soberbio ni iracun-

79
do. . . sino modesto, justo. . . ajustado a la doctrina, de
-suerte que pueda exhortar con doctrina santa y argir a
los contradictores". (Tito, Cap. 1, vers. 7 al 9).
C. Por ltimo: estas facultades y obligaciones no
fueron exclusivas de los Apstoles ni de aquellos a quie-
nes los Apstoles impusieron las manos ordenndolos de
Obispos. Junto con la potestad de presidir la Iglesia,
se les transmiti la facultad de ordenar a otros que la
presidiesen, los cuales, a su vez, ordenaran sucesores
"hasta la consumacin de los Siglos"; como aparece cla-
rsimo en la 1 Carta a Timoteo, Obispo, en los versculos
19 al 22 del Captulo 5: "Contra un presbtero no reci-
bas acusacin alguna si no fuese apoyada por dos o tres
testigos. A los que falten, corrgelos. No seas precipi-
. .

tado en imponer las manos (ordenar) a nadie, no sea que.


vengas a participar de los pecados ajenos".
(Puede recordarse tambin el texto 2' Tim. Cap. 2,
vers. 1 y 2, citado como Argumento B en la seccin b)
de la Leccin anterior).
3. Resumiendo: desde un principio los Apstoles
consagraron Obispos con el derecho y la obligacin de de-
fender a la Iglesia contra las teoras errneas. Esta fa-
cultad de defender la santa doctrina y de argir a los
contradictores no es otra cosa que el Magisterio ecle-
sistico.
Los Obispos ordenados por los Apstoles, segn que-
da dicho, consagraron a su vez a otros Obispos, y as
sucesivamente hasta nuestros das, haciendo que el Epis-
copado que hoy rige la Iglesia Catlica, Apostlica, Ro-
mana, sea, segn una cadena ininterrumpida de ordena-
ciones, heredero directo de los Apstoles, y por ende, del
mismo Cristo Jess.
Por lo tanto, y en consecuencia, si nuestros Obispos
son realmente herederos, han de poseer la misma potes-
tad de ensear en la Iglesia y detentar un magisterio
tan autntico, infalible y perenne como el de los Aps-
toles; que a su vez, es el del mismo Cristo.

80
d) EL PONTIFICADO.

De modo que tenemos un Episcopado heredero di-


recto de los Apstoles, con la facultad y la obligacin
de ejercer un Magisterio infalible.
Se pregunta: cada uno de los Obispos es infalible?
Respondemos: No. El Episcopado, es decir, todos
reunidos o todos concordes, ese s es infalible.
No hay ninguna excepcin?
S. La hay con el Obispo de Roma, el Papa. "Con
esta Iglesia, (la de Roma), es necesario que concuerdcn
todas las dems Iglesias; y sto propter potiorem prin-
cipalitatem (por poseer ella un alto principado), por
haber conservado en ella inclume la tradicin apos-
tlica". Esto escriba ya en el Siglo II de nuestra era
9
San Ireneo, en su Carta Contra los Herejes, Libro 3 .

Captulo 3 9 Y aada algo muy significativo:


.
Cuando
queremos confundir a los herejes, no tenemos ms que
comparar su doctrina con la de la Iglesia fundada y
constituida por Pedro y Pablo, o sea, la Iglesia de Roma.
De modo que al demostrarles que no concuerdan con
la Iglesia romana, queda demostrado que estn en el
error.
Qu podrn responder a sto los protestantes? Las
palabras de San Ireneo escritas en los albores de la
Iglesia y aceptadas Siglo tras Siglo hasta el adveni-
miento de Lutero, lejos de significar una posicin exa-
gerada del Santo Mrtir, son la afirmacin de una ver-
dad de ayer, de hoy y de todos los tiempos.
Pero vayamos a las pruebas tomadas de la Sagrada
Biblia, ya que nos hemos propuesto argir con el mismo
tipo de argumentos que los protestantes utilizan.
De dos partes constar nuestra argumentacin; pri-
mera: San Pedro recibi el supremo poder en la Iglesia
de Cristo; y segunda: ese poder pas a sus sucesores,
quienes lo fueron ejerciendo hasta nuestros das.
1. Pasamos a transcribir tres pasajes bblicos di-

81

6. Protestantismo y Biblia.
ferentes, de distintos Evangelistas, los tres relacionados
con San Pedro, en los cuales el Maestro le confiere
con palabras indubitables la Suprema Potestad tanto
sobre la Iglesia tomada en conjunto como sobre todos y
cada uno de sus miembros.
A) As dice San Mateo en el Captulo 16, verscu-
los 16 al 19: "Tomando la palabra Pedro dijo: T eres
el Mesas, el Hijo de Dios vivo. Y Jess respondiendo,
dijo: Bienaventurado t, Simn hijo de Juan, porque
no es la carne ni la sangre quien eso te ha revelado sino
mi Padre que est en los cielos. Y yo te digo a ti que
t eres Pedro, y sobre esta piedra edificar yo mi Iglesia,
y las puertas del Infierno no prevalecern contra ella.
Yo te dar las llaves del reino de los cielos; y cuanto
atares en la tierra ser atado en los cielos, y cuanto
desatares en la tierra ser desatado en los cielos".
B) San Lucas en Captulo 22, versculos 31 y
el
32, as se expresa: "Y le el Seor: Simn, Simn:
dijo
he aqu que Satans os anda buscando para sacudiros
en la criba como al trigo. Pero yo he rogado por ti para
que no desfallezca tu fe; y t, una vez convertido (arre-
pentido de tu negacin ante la criada del Sacerdote
Caifs), confirma a tus hermanos".
C) San Juan, por ltimo, en el Captulo 21, ver-
sculos 15 al 17 "Cuando hubieron comido,
dice as:
dijo Jess a Simn Pedro: Simn, hijo de Juan, me
amas ms que stos? El le dijo: S, Seor, t sabes que
te amo. Dijle: apacienta mis corderos. Por segunda vez
le dijo: Simn, hijo de Juan, me amas? Pedro le res-
pondi: S, Seor, t sabes que te amo. Jess le dijo:
apacienta mis corderos. Por tercera vez le dijo: Simn,
hijo de Juan, me amas? Pedro se entristeci de que
por tercera vez le preguntase: Me amas? y le dijo: Se-
or, t lo sabes todo, t sabes que te amo. Djole Jess:
Apacienta mis ovejas".
No puede caber duda respecto a la autenticidad del
Primado de Pedro. Cmo es posible que los protestan-

82
tes no comprendan en su verdadero significado unos
textos tan claros?
Dios lo sabe.
Lo cierto es que, como queda dicho, el Seor distin-
gui a San Pedro entre todos los dems Apstoles, para
que fuese fundamento ptreo, inconmovible, de su Igle-
sia para que los confirmase en la fe cuando el Demonio
;

del cisma y la hereja viniese a cribar a la Iglesia se-


parando el trigo bueno de la cscara; para que como
Pastor supremo, apacentase a los corderos, los fieles,
y
a las ovejas, los Obispos (.*).
D)
Los Apstoles, por su parte, as lo entendieron
y loaceptaron (Hechos, Cap. 5, vers. I 9 y sigs. Cap. ;

12, vers. 5; Cap. 15, vers. 6 y siguientes).


Fu San Pedro quien presidi la eleccin de San
Matas (Hechos, Cap. 1 ? vers. 15 y sigs.) l fu el pri-
, ;

mero que predic a Jess crucificado, convirtiendo a


los 3.000 primeros cristianos que dieron cuerpo a la
nueva Iglesia (Hechos, Cap. 2, vers. 14 y sigs.). Fue
San Pedro, quien, como Pastor supremo, recibi la re-
velacin del Cielo de aceptar en la Iglesia tambin a los
no-judos y como consecuencia de esta revelacin hecha
;

al Jefe de la naciente Cristiandad, recibi el Bautismo


toda una familia de paganos (Hechos, Cap. 10, vers. V
7 sigs.).
San Pablo afirmaba claramente en el Captulo 1* de
su Epstola a los Glatas, versculos 18 y 19: "Luego,
pasados tres aos, sub a Jerusaln para ver y hallar
a Cefas (Pedro), con quien permanec 15 das. A otro
de los dems Apstoles no vi sino a Santiago, el herma-
no del Seor". (Recordar el lector este texto...). Co-
mo puede verse, la visita a la que hace referencia aqu
(i) La Iglesia, en los tiempos de la revolucin protestante,
fu sacudida en la criba ms que en ninguna otra oportunidad. Ello
dio lugar a que, bajo la tutela del Pastor Supremo, se apartase el
trigo limpio (los fieles de la Iglesia de Cristo), de la cscara (los
malos cristianos que apostataron d la fe secular).

83
:

San Pablo fu no slo de cortesa para con el Prncipe


de losApstoles, sino de singular conveniencia para
comparar la doctrina predicada por l durante tres aos,
con la del Jefe nato de la Iglesia, fiel custodio del dep-
sito de la fe. El haberse encontrado con Santiago, primo
del Seor, fu solo cuestin accidental.
2. Ahora bien como en el caso del Episcopado)
(y
las facultades no Pedro en cuanto persona
se dieron a
particular, sino a l como Jefe del Reino; vale decir:
se dieron las facultades al cargo y a quienes le ocupasen.
Pues, pensndolo bien, si haba dificultades doctrinales
y de rgimen en los primeros aos de la Iglesia, cuja
solucin exiga, humanamente hablando, de un Pastor
Supremo capaz de dictaminar sin temor a equivocarse,
i no haba de haberlas en el correr de los Siglos ante las
vicisitudes de los tiempos?
Por eso afirmamos que el Magisterio de San Pedro
y de sus sucesores en el Pontificado al igual que el de
los Apstoles y de sus sucesores en el Episcopado es,
por institucin divina: autntico, infalible y perenne.
De todos modos cosa admirable los protestantes
!

haciendo caso omiso de todos estos textos bblicos, nada


atacan con ms saa que el Primado de San Pedro, d
primer Papa, y el de sus sucesores: San Lino, que sigui
inmediatamente a San Pedro; San Cleto, que sucedi
a San Lino San Clemente, San Evaristo ... y la serie
;

ininterrumpida de 262 Papas que gobernaron la Santa


Iglesia hasta Po XII, gloriosamente reinante.

e) SAN PEDRO ESTUVO EN ROMA.

Ciertos protestantes
muy pocos afirman que San
Pedro nunca estuvo en Eoma. Vamos a hacer un brev-i
parntesis para probar lo contrario.
Que San Pedro estuvo en Roma, es un hecho admi-

84
tido por toda la Tradicin cristiana. Kecin a los valden-
ses del SigloXII se les ocurri negarlo.
Clemente Komano (ao 96), Ignacio de Antioqua
(ao 107), Clemente de Alejandra (ao 150), Ireneo,
Obispo de Lyon (ao 190) e innumerables historiadores
y apologetas de los primeros Siglos, lo dan por supuesto.
Por lo dems, ninguna Iglesia que no sea la de Roma se
arrog nunca el honor de poseer los restos de San Pedro.
Por ltimo; las recientes investigaciones arqueol-
cas efectuadas en Roma, confirman que el Santo muri y
fu sepultado en la Ciudad Eterna.
Pasando a los argumentos bblicos para probar este
hecho, aduciremos el final de la primera Ep '.ola de San
Pedro (1* Pedro, Cap. 5, vers. 13): "Os saluda la Igle-
sia de Babilonia, partcipe de vuestra iecciu,
y Marcos,
mi hijo". Es evidente que San Pedro no escriba desde el
villorrio que era en ese entonces la antigua Babilonia. Usa
el Santo de la metfora "Babilonia" para designar la
Roma de aquel entonces, ciudad soberbia e idlatra, opu-
lenta y pecadora, como la antigua Babilonia; otro
tanto
hace San Juan cuando en el Captulo 17 de su Apoca-
lipsis dice haber visto a Babilonia (Roma)
embriagada
con la sangre de los mrtires.
Otra deduccin bblica que confirma la verdad de
esta tesis se obtiene del mismo texto de
San Pedro ya
citado, segn el cual enva el Santo saludos de
parte de
MARCOS. Ahora bien; San Pablo, que por aquellos tiem-
pos estaba encarcelado en Roma, escribe desde all
a Fi-
lemn, diciendo en los versculos 23
y 24 del Captulo
nico de dicha Epstola: "Te saluda Epafras,
MARCOS,
Aristarco. mis colaboradores". Por lo tanto, si Marcos
. .

estaba con San Pedro y tambin estaba con


San Pablo,
y ste ltimo yaca entre cadenas en Roma como i
mismo lo dice en dicha Epstola, se deduce que
Sau
Pedro viva tambin por aquel entonces en Roma.

85
:

f) iCOMO EJERCEN SU MAGISTERIO INFALIBLE


EL EPISCOPADO Y EL PONTIFICADO?

Sera un grave error el imaginarnos que los Obis-


pos y el Sumo Pontfice ejercen su Magisterio infalible
en todo momento y tratando de cualquier tema, como
ser, histrico, poltico, etctera.
Ha^v quienes creen que nosotros afirmamos semejan-
te absurdo; por eso nos enrostran: "nadie es infalible
en este mundo falible".
Es cierto. Ni tampoco
lo es el Episcopado ni el Sumo
Pontfice, sino en determinadas y excepcionales circuns-
tancias en que Dios se ha comprometido a asistirles, pre-
cisamente en beneficio nuestro, supuesta nuestra falibi-
lidad.
1. Ambos, Episcopado y Sumo Pontfice, han de
representar oficialmente a la Iglesia para poder ejercer
la potestad del Magisterio infalible.
He aqu las condiciones que se exigen
A) El Episcopado cuando: a) concorde
es infalible
con el Sumo Pontfice, b) concorde entre s, c) ensea
sobre materias de fe y costumbres, d) ya sea reunido en
un Concilio ya sea esparcido por todo el mundo.
Si faltare alguna de las 4 condiciones (v. gr. si el :

Episcopado no estuviese de acuerdo entre s, o si dicta-


minase sobre materias fuera de su incumbencia, etc.),
entonces no sera infalible.
B) Respecto al Sumo Pontfice, para que ejerza
su Magisterio infalible se requiere que hable "ex- cathe-
dra" ( J ) o sea: a) que hable como Pastor y Doctor uni-
;

versal, ejercitando la suprema autoridad que de Pedro


recibiera; b) que hable para toda la Iglesia; c) que ten-
ga intencin de definir; y d) que ensee sobre materias
de fe y costumbres. (Concilio Vaticano, Sesin IV, Ca-
ptulo 4).

(i) "Ex cathedra" se pronuncia: ex ctedra, y significa:


desde la ctedra. Se sobreentiende: desde la ctedra de Pedro.

86
Lo mismo que en caso del Episcopado, si no se
el

cumpliesen estas 4 condiciones simultneamente, la doc-


fuerza
trina por el Sumo Pontfice impartida no tendra
de infalible, de dogma de fe.

2. En realidad, no tienen por qu temer los protes-


tantes. El Papa est asesorado por el cuerpo de escritu-
ristas y telogos ms ponderable del mundo;
antes de
definir, consulta el parecer de todos los Pastores del

orbe catlico; y slo en contadsimas ocasiones se decide


a hablar "ex cathedra"; como lo hiciera el 8 de diciem-
bre de 1854 definiendo el dogma de la Inmaculada Con-
cepcin de nuestra Madre Mara Santsima y el l de no-
9

viembre de 1950, al definir su Asuncin en cuerpo y alma


a los Cielos.
El modo corriente de ensear del Sumo Pontfice
es por medio de Cartas Encclicas y por los Decretos
Doctrinales de las Congregaciones Romanas.
Las Encclicas presentan como autor al mismo Sumo
Pontfice. Los Decretos de las Congregaciones dimanan
de eminentes telogos, canonistas, etc. Estos Decretos
suelen ser concisas respuestas a las diversas preguntas
que sobre el amplsimo tema de la fe y las costumbres,
se dirigen al Papado desde todas las partes del mundo.
Cada Congregacin estudia los temas de su incumbencia
ad-
y da, por fin, su decisin, que en ltima instancia^
quiere su fuerza por la autoridad del Sumo Pontfice,
Prefecto nato de todas las Congregaciones.
Aunque el contenido de las Encclicas y de los De-
cretos Doctrinales no constituye materia infalible (ya
que el Papa no pretende darle tal categora), con todo,
el cristiano, ha de prestarle asentimiento interno y
reli-

gioso de su inteligencia; de modo que si no lo hiciere,

si rechazara perentoriamente el contenido de


dichas .En-
1
cclicas y Decretos Doctrinales, pecara mortalmente i ).

(i) Respecto a los Decretos doctrinales, as dice una nota a)


Canon 246, en el Cdigo de Derecho Cannico comentado por
Miguelez, Alonso y Cabreras, de la Editorial B. A. C: Los Decretos

S7
Pero no sera reo de hereja, ya que no se trata de dog-
mas de fe.
Tiene el Sumo Pontfice un tercer modo, ms
co-
rriente aun, de ejercer el Magisterio sus
discursos, alo-
:

cuciones radiales, cartas


y plticas personales, etc. La
ms elemental prudencia aconseja aceptar sin reparos las
enseanzas de estos Documentos pontificios; pero no
pe-
cara gravemente quien rechazase su contenido,
siempre
que no hubiese otras razones que obligasen a aceptar-
lo (*). Y lo mismo dgase de las Cartas
Pastorales de los
Obispos para sus respectivas dicesis.
3. Este es el Magisterio eclesistico, "suave yugo,
carga ligera" (Mateo, Cap. 11, vers. 30). No como lo pin-
tan algunos protestantes: tirana inflexible, abuso de
voluntades.
Es norma y faro y brjula y amable gua que nos
lleva al destino eterno librndonos de los escollos
y sen-
das equivocadas.
Dganse estas cosas a los protestantes que atacan el
Magisterio infalible. Y si no creyesen necesaria dicha
gua del Magisterio eclesistico, pregnteseles por qu
Cristo se expres en los trminos que acabamos de co-
mentar. Aquin se dirigan y para qu las frases de
Jess consignadas por San Mateo, Captulo 16, versculos
16 al 19, San Lucas, Captulo 22, versculos 31 y 32
y
San Juan, Captulo 21, versculos 15 al 17, que arriba
hemos transcrito.

doctrinales exigen asentimiento interno, "lo cual no


obsta a que
alguno, especialmente perito y fundado en razones muy
graves
pueda en un caso excepcional suspender el juicio aun exponer
y
respetuosamente a la Santa Sede las razones que se le ofrezcan
en
contrario, observando externamente, en todo lo dems,
la obligacin
del acatamiento obsequioso".
(i) Tanta importancia tienen los Documentos Pontificios que
existen colecciones de los mismos (por ejemplo, los
que edita la
Accin Catlica Espaola, la Editorial Guadalupe de Buenos
Aires,
etctera), con ndices analticos completsimos segn
sus diversos
temas, que facilitan hallar cuanto han dicho los Sumos
Pontfices
ecbre el asunto que interesa.

88
Y si responden que eran poderes personales para
San Pedro y los Apstoles recnrdeseles el "ensead a
todas las gentes. .estar con vosotros hasta la consuma-
.

cin de los Siglos'' de San Mateo, Captulo 28, versculo


18. Los Apstoles, personalmente, ni haban de ensear
a todas las gentes ni haban de vivir hasta la consumacin
de los Siglos. Por lo tanto este mandato y esta promesa,
fueron dirigidos a los cargos de los Apstoles ms bien
que a sus personas.

Ojal se acelere el advenimiento del Angel del Se-
or que, como en el caso de Tobas, encuentre la frmu-
la para que caiga la venda de los ojos de tantos herma-
nos nuestros, protestantes de buena fe, que podran ser
hoy excelentes cristianos, y por lo tanto, catlicos, ado-
radores del Padre en espritu y en verdad!

CUESTIONARIO

Existe algn organismo regulador del caudal de


Verdades reveladas? Quienes le componen?
a) Cules son las cualidades del Magisterio eclesis-
tico? Qu cosa supone cada una de ellas? Adzcase un
texto bblico que demuestre, en general, que el Magisterio
eclesistico ha de estar adornado de dichas cualidades.

b) Se comete un crculo vicioso al valerse de la


argumentacin bblica para establecer el Magisterio?
Cul es el tercer trmino que viene a romper el crculo
Biblia-Magisterio Magisterio-Biblia? Cmo podemos pro-
bar, valindonos de la critica histrica, la autenticidad
de la Biblia y la legitimidad del Magisterio?
c) Cuando Jesucristo confiri a sus Apstoles la fa-
cultad de ensear, se refera a ellos como personas priva-
das nicamente, o bien a ellos y a los cargos que ellos
desempeaban? Quines son lo$ sucesores de los Apsto-
les en el ministerio de ensear? Ctese un texto bblico

89
en que aparezcan los sucesores de los Apstoles ejercien-
do autoridad episcopal.
d) Hay algn Obispo que por s solo sea infalible?
Recurdese el famoso texto de San Ireneo. Ctese un texto
bblico que afirme el primado de San Pedro. Aceptaron
los Apstoles el Primado de Pedro t La promesa de espe-
cial asistencia como a Jefe de la Iglesia fu conferida
exclusivamente a la persona del Apstol o ms bitn a
su sede, a su silla, a su ctedra, es decir, al Primado de
la Iglesia* Cmo se explica el proceder de los protestan-
tes que niegan el Magisterio del Sumo Pontfice?

e) Qu dice la antigedad cristiana respecto a la


estada de San Pedro en Roma? Alguna Iglesia, fuera
arroga honor de poseer el sepulcro del
de la romana, se el
Apstoles? Hay algn texto bblico que
Prncipe de los
pruebe que San Pedro estuvo en la Ciudad Eterna?

f)Son infalibles en todo momento el Papa y los


Obispos? Qu condiciones requiere el Episcopado para
ser infalible? Cules requiere el Sumo
Pontfice? Ha-
bla con frecuencia "ex cathedra" el Romano Pontfwe?
Cul es su modo habitual de ensear?

90
.

LECCION VI

ARGUMENTOS GENERALES
"Predica la Palabra, insiste a
tiempo y o destiempo, arguye, en-
sea, exhorta con toda paciencia
y con bien fundada doctrina"
(2* a Timoteo, Cap. 4, vers. 2).

Mucho ms fcil, y posiblemente ms ameno, hubie-


ra sido comenzar este libro con la refutacin de las di-
ficultades doctrinales que suelen presentar los protes-
tantes.
Pero, tratndose de un texto didctico, y para esta-
blecer una firme base doctrinal, hemos querido exponer
primero los principios en que se fundamenta nuestra
defensa catlica; por eso hemos establecido ante todo el
mbito y los lmites de las dos fuentes de la Revelacin,
vale decir, la Santa Biblia y la Tradicin divina.
No cabe la menor duda que a estas alturas del libro
se encontrarn, quienes sigan este curso, un tanto fati-
gados.
Hagamos, pues, un alto en el camino y miremos
hacia atrs. Hemos aprovechado algo con el estudio de
estas pginas? No nos encontramos, un poquito siquiera,
ms fuertes en nuestra fe, un poquito siquiera ms ca-
paces para defenderla ante el ataque protestante?
Animo, pues. Probablemente no habr repeticin de

91
.

curso, ni a nadie se suspender la carrera por no haber


aprobado examen de "Protestantismo y Biblia"...
el
De todos modos
me hago yo esta reflexin si tanto
,

inters se toman mis lectores y lectoras por salir airosos


y con "sobresaliente" en las asignaturas de los diversos
estudios que cursan, mucho mayor empeo habrn de
tener en aprovechar al mximo la doctrina que aqu se
expone, ya que ella es, de todo punto de vista, la ms
transcendente; la que transciende de la tierra al cielo,
habla de Dios y de los medios seguros para alcanzarle;
es una gua de consulta en el camino hacia la Patria
eterna, camino ste cruzado por tantos desvos que pue-
den ensaar la ruta del viajero desprevenido.
Adems: la situacin actual de la Argentina y de
Hispanoamrica en general, cuya fe catlica est siendo
sometida con tanta porfa a la prueba del fuego protes-
tante, exige de nosotros un esfuerzo proporcionado a
la gravedad del momento. Ser posible que permanez-
camos de brazos cruzados mientras se extiende en Am-
rifa Central y del Sur aquel mismo incendio que comen-
tbamos haber devastado en el Siglo XVI a la vieja
Europa 1
No es la presente una poca propicia a la cmoda
rutina es momento de fe ilustrada que sepa sobreponerse
;

al error disfrazado de verdad, que nos invade por todas


partes . .

a) TRASLAPAR LA DIFICULTAD A
LA TESIS DEL MAGISTERIO.

En Lecciones sucesivas daremos argumentos parti-


culares para rebatir las dificultades que ms frecuente-
mente esgrimen los protestantes contra la fe catlica.
Ahora vamos a presentar un tipo de razonamientos
generales que sirven para contestar a cualquier objecin.
Pongamos un ejemplo. Se nos presenta un protestan-
te y nos arguye la existencia del Purgatorio es un mito.
:

92
Podemos contestarle, segn el razonamiento general que
en este inciso exponemos: "Tal cosa ensea la Iglesia?
Luego es cierta". La Iglesia afirma la existencia del
Purgatorio ? Luego el Purgatorio existe.
Se nos negar que el mero hecho de afirmar la Igle-
sia una cosa, constituya de por s una razn que
obligue
a creer. Y le respondemos La Iglesia es la encargadade
:

ensear. Posee un Magisterio autntico, infalible


y pe-
renne. Por lo tanto, al afirmarnos la existencia del Pur-
gatorio, no hace ms que cumplir su divina misin
de
ensear.
Sin duda el protestante negar la facultad del Ma-
gisterio eclesistico. Para probarla, est la Leccin V de
esta obrita.
O sea que al presentarnos un protestante una obje-
:

cin contra el Purgatorio (igual que si nos


presentase
cualquier otro tipo de objecin doctrinaria), hemos
TRASLADADO LA DIFICULTAD A LA TESIS DEL
MAGISTERIO. Vale decir: no hemos argumentado di-
rectamente sobre Purgatorio, sino slo indirectamente,
el
probando la tesis general de que la Iglesia posee un Ma-
gisterio infalible. Por eso las pruebas de
la Leccin V
han de aprenderse muy bien.
Esta es una manera fcil de argumentar; pues
as,
una sola serie de razonamientos bien sabidos los
del
Magisterio, valdrn para refutar cualquier tipo de
objecin doctrinaria.
Es, adems, una argumentacin profunda
ya que va
a la misma raz de la cuestin.
De poco valdra probar
al protestante la existencia del
Purgatorio si inmediata-
mente se descuelga con otra objecin similar,
nefando
por ejemplo, la Presencia Real de Jesucristo
en la San-
tsima Eucarista u otra tesis por el
estilo. Por eso pro-
bada la facultad de la Iglesia para dictaminar
en materia
de fe y costumbres, quedan automticamente
probadas
todas las tesis que dicha Iglesia defienda.
De todos modos, como dijimos, hemos de dar,
a lo
largo de esta obra, argumentos
especiales, de tipo bblico

93
preferentemente, para utilizar en la refutacin de las
ob-
jeciones protestantes ms comunes.
Por fin: tngase muy en cuenta que TRASLADAR
LA DIFICULTAD A LA TESIS DEL MAGISTERIO,
no quiere decir "salirse del tema", cosa sta que
ya he-
mos reprobado como vicio de argumentacin, como falta
de lgica.
Si comienza, -pues, la disputa por el tema:
Purgato-
rio, segn el ejemplo propuesto, ha
de terminar tambin
por el tema Purgatorio.
;

El traer al Magisterio de la Iglesia como "medio"


de argumentacin, como "menor" del argumento,
es slo
pasajero. La "consecuencia" ha de ser siempre
sta: lue-
go hemos de creer en la existencia del Purgatorio.

b) EL CREDO.

Existe una tradicin popular ms o menos exacta,


que narra que los Apstoles, antes de separarse para
evangelizar cada cual la regin que le haba sido asigna-
da, compusieron un Smbolo de la fe, un resumen some-
rsimo de las verdades que luego iran a predicar.
Enla actualidad carecemos del texto de dicho "Sm-
bolo pero poseemos algunas frmulas antiqusimas
; que
en seguida pasamos a enumerar a las que vulgarmente
,

se da el nombre de Credo, por ser sta la palabra latina


con que comienzan (credo =creo).
A) La frmula ms antigua de Smbolo que hoy
se conoce, data del ao 150 de nuestra era, y se encuen-
tra en la Obra "Testamento en Galilea de Nuestro Seor
Jesucristo" de autor desconocido (Patrologa Oriental,
pgina 192, edicin L. Guerrierl913), que dice as: "Creo
en el Padre Omnipotente, y en Jesucristo nuestro Sal-
vador y en el Espritu Santo Parclito, y en la Santa
Iglesia y en la remisin de los pecados".
B) Otra frmula, muy usada durante el Siglo III

94
en la liturgia egipcaca, es la siguiente (segn el papiro
Der-Balyzeh) "Creo en Dios Padre Omnipotente; y en
:

el Unignito" Hijo suyo Nuestro Seor Jesucristo; y en


el Espritu Santo y en la resurreccin de la carne y en
la Iglesia Catlica".

Con
el andar del tiempo, cada liturgia y cada Con-
cilio adopt su propio Smbolo, tomando los textos ante-
riores y aadiendo o cercenando aclaraciones, segn exi-
gan las necesidades de la poca y el progreso del dogma.
Los smbolos que hoy ms se utilizan en la liturgia
latina son dos: el Credo que se reza en la Santa Misa,
y el " textus receptus cuya traduccin castellana comn-
'
'

mente solemos emplear.


C) El Credo de la Santa Misa es una frmula que
data, en su actual redaccin, del ao 381. Por haber
sido compuesta esta frmula, primero, por el Concilio
Niceno (en el 325) y luego aceptada con algunas aadi-
duras por el Concilio Constantinopolitano (en el 381),
recibe este Credo generalmente el nombre de Smbolo
Niceno-Constantinopolitano. Traducido al castellano dice
as: "Creo en un solo Dios, Padre Omnipotente, creador
del cielo y de la tierra, de las cosas visibles e invisibles
Y en un solo Seor Jesucristo, Hijo de Dios unignito.
Nacido del Padre antes de todos los Siglos. Dios de Dios,
luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero. Engen-
drado, no hecho, consubstancial al Padre, por el cual to-
das las cosas fueron hechas. El cual, por nosotros los
hombres, y por nuestra salvacin descendi de los Cie-
los. Y se encarn, por obra del Espritu Santo, de Mara
Virgen, y se hizo hombre. Fu tambin crucificado por
nosotros bajo Poncio Pilato, padeci y fu sepultado. Y
resucit al tercer da, segn las Escrituras. Y ascendi
al Cielo, est sentado a la diestra del Padre y nuevamen-
te vendr a juzgar a los vivos y a los muertos su reino
:

no tendr fin. Y en el Espritu Santo, Seor y vivifi-


cador, que procede del Padre y del Hijo, que con el Pa-
dre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado, que

95
habl por los Profetas. Y en la Iglesia una, santa, cat-
lica y apostlica. Proclamo un solo bautismo para el per-
dn de los pecados. Y espero la resurreccin de los muer-
tos y la vida del Siglo venidero. Amn".
D) El Credo que generalmente empleamos en caste-
llano, es el denominado "textus receplus", o sea, una
traduccin del texto occidental latino ms reciente, (algo
posterior al Niceno-Constantinopolitano), que ya us
Fausto Reiense por el ao 450 y se encuentra en varios
Sacramentarlos y Cdices de la poca. Dice as: "Creo
en Dios Padre todopoderoso, creador del Ciclo y de la
tierra. Y en Jesucristo, su nico Hijo, Nuestro Seor,
que fu concebido por obra y gracia del Espritu Santo.
Naci de Santa Mara Virgen. Padeci debajo del poder
de Poncio Pilato. Fu crucificado, muerto y sepultado.
Descendi a los Infiernos. Al tercer da resucit de
entre los muertos; subF a los Cielos y est senta-
do a la diestra de Dios Padre todopoderoso. Desde all
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en
el Espritu Santo, en la Iglesia Catlica, en la Comunin
de los Santos, en el perdn de los pecados, en la resu-
rreccin de la carne y en la vida perdurable. Amn".
Valindose de estos smbolos, o sntesis de fe, pode-
mos adoptar un segundo tipo de argumentacin general,
vlido para probar todas aquellas verdades que estn
enunciadas en alguno de los Smbolos. Nuestra argumen-
tacin puede ser de esta manera: "i TAL COSA ESTA
AFIRMADA EN EL CREDO? LUEGO HEMOS DE
CREER EN ELLA".
Es imposible que Dios Nuestro Seor haya permiti-
do que se deslizaran errores substanciales en estas fr-
mulas resmenes de fe que por tantos Siglos fueron pro-
fesadas constante, universal y permanentemente por la
Iglesia.
Pongamos otro ejemplo prctico. Vamos a suponer,
como en el caso anterior, que se presenta un protestante
y nos. niega la existencia de un Juicio Final, en el que
seremos todos juzgados. Pues bien; puede argumentrsele

96
:;

as: El Credo, Smbolo Apostlico, que ya se profsala


10 Siglos antes de Lutero, exige del cristiano fe en Jesu-
cristo "que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muer-
tos". Ese juicio conjunto de todos, vivos y muertos (los
que vivan en ese entonces y los muertos resucitados al
efecto), recibe el nombre de Juicio Final.
Por lo tanto, si la existencia del Juicio Final est
afirmada en el Credo, hemos de afirmarla nosotros tam-
bin.
O sea, y resumiendo para cualquier verdad que est
contenida en uno de los Smbolos que recin comentamos
"TAL COSA ESTA AFIRMADA EN EL CREDO!
LUEGO HEMOS DE CREER EN ELLA". Y podra
ser ste un nuevo tipo de argumentacin general.

c) LAS 4 "NOTAS".

la existencia y la legitimidad de los Smbo-


Sentada
los, llegar a conocer, prescindiendo de toda otra
podemos
argumentacin, cual es la verdadera Iglesia de Cristo,
la nica capacitada para ensear la verdad.
El Smbolo del Concilio Universal Niceno-Constanti-
nopolitano que arriba hemos citado, (el Credo de la San-
ta Misa), pone en boca de aquellos cientos de Obispos,
representantes de todo el orbe catlico de aquel entonces,
esta afirmacin: "Creo en la Iglesia una, santa, catli-
ca y apostlica". Vale decir: creo en una Iglesia que
posea estas 4 notas, o sea estas 4 dotes UNIDAD, SANTI-
:

DAD, CATOLICIDAD Y APOSTOLICIDAD. Afirmo


que dicha Iglesia es la Iglesia de Cristo. Y si se me pre-
sentase una Iglesia que no mantuviese firme unidad de
fe, unidad de doctrina, unidad de mando: o que no po-
seyese santidad en sus miembros o en su fondo doctrinal
o que no fuese catHca, es decir, universal, extendida por
todo el mundo dentro de la unidad de su doctrina; o
que no fuese apostlica, heredera directa de los Apsto-
les, si se me presentase, digo, una Iglesia que careciese

97

7. Protestantismo y Biblia.
'

de alguna de estas 4 cualidades, entonces no creera en


ella,porque no sera la autntica Iglesia de Cristo, por
ms que a s misma quisiese darse tal denominacin.
Pues bien; segn lo dicho y refirindonos al objeto
de nuestro estudio, j cul de las dos Instituciones, Protes-
tantismo y Catolicismo, podr apropiarse el ttulo de
"verdadera Iglesia de Cristo"?
Por poco que medite y compare el lector, se con-
vencer de que a la Iglesia Protestante le faltan, por
lo menos, 2 de las 4 cualidades exigidas; le falta UNI-
DAD en su pluralidad de Sectas y le falta APOS-
TOLICIDAD, que qued quebrantada para ellos en el
Siglo XVI al romper con los autnticos sucesores de San
Pedro y los Apstoles, y apartarse de la doctrina apos-
tlica tradicional 2
( ).

Por lo tanto, la Iglesia Catlica Apostlica Romana,

( 1 ) Segn el doctor Csar Buiz Izquierdo en ' Ecumenismo '


'

(Burgos, 194S), existen en los Estados Unidos de Norteamrica no


menos de 46 Sectas protestantes perfectamente diferenciadas y con
ms de 50.000 adeptos cada una. El total de Sectas norteamericanas
seria 300; y el total mundial, ms de 1.000. Estos dos ltimos datos
son del B. P. Simn 8. .1. en su obrita "i Protestante f " (Barce-
lona, 1951). A este respecto vamos a transcribir una frase del
Sr. Foster Stockwell, profesor de Teologa en una Facultad Evan-
glica de Buenos Aires, de su libro "/Qu es el Protestantismo!"
(Editorial Columba, Bs. \s., 1954): "Existe, sin embargo, en el
Protestant smo acta! la profunda conviccin de que muchas de sus
:

divisiones son innecesarias y que debilitan su testimonio cristiano".


(2) Hay, con todo, un pequeo grupo de protestantes que
conserva la Jerarqua (al igual que los heterodoxos orientales), y
tiene, por lo tanto, sus Obispos, Sacerdotes, etc. Estos tales, aunque
sean sucesores "de facto" de Obispos catlicos (y por lo tanto,
de los Apstoles), con todo no pueden ser sucesores "de iure" de
lo6 mismos; ya que por su separacin perdieron todo derecho a
presidir en la Iglesia de Cristo".
Por lo dems, en el caso de ciertos protestantes por ejemplo
los episcopalianos ,
como se ha corrompido substancialmente el
rito de la consagracin episcopal, no cuentan ya en su Jerarqua
ccn verdaderos Obispos consagrados. Los heterodoxos orientales,
mal llamados ortodoxos, esos s tienen verdaderos Obispos y Sacer-
dotes, que, (aunque ilcitamente por separados de la nica Iglesia),
ejercen vlidamente su sagrado ministerio.

98
:

que como salta la posee eminentemente estas 4


vista,
notas, es la nica y verdadera
Iglesia de Cristo; y auto-
mticamente, toda "Confesin" que discrepe de la Igle-
sia Catlica, est por ello mismo contaminada con el
error.

Siendo esto as, se desprende un tercer tipo de ar-


gumentacin general (similar al primero que expusimos
en esta Leccin, si bien se diferencia del mismo por las
razones en que se fundamenta). Y es as:
"TAL COSA ENSEA LA IGLESIA CATOLICA -

APOSTOLICA ROMANA? LUEGO ES CIERTA".


Ya que dicha Iglesia, por ser: una, santa, catlica y
apostlica es la nica verdadera Iglesia de Cristo, fiel
guardiana de la verdad.

d) EN TODO CASO, SI NO AUMENTAR,


TAMPOCO DISMINUIR.

Suelen recriminarnos los protestantes que nosotros


aumentamos con Preceptos, Sacramentos y Tradiciones
el contenido de las Sagradas Escrituras. Es entonces el
momento de contestarles con el siguiente razonamiento
No hay duda que los catlicos aadimos al depsito
de la fe contenido en las Sagradas Escrituras algunos
Preceptos, dogmas, etc., que los protestantes no aceptan
por no hallarse expresados (al menos tan claramente co-
mo ellos desearan que se expresasen) en el Libro Sa-
grado.
Pues bien; si segn modificar AUMENTAN-
ellos,
DO el depsito de la fe es sean consecuentes y
ilcito,
no lo modifiquen DISMINUYENDO dicho depsito, o
sea, haciendo caso omiso de aquellos pasajes que con evi-
dencia contradicen sus teoras.
Y aqu est lo grave. Ellos no slo no aumentan el
99
Sagrado Texto con el complemento indispensable de ia
Tradicin y el Magisterio, sino que positivamente le dis-
minuyen rechazando trozos (y aun Libros enteros, como
ya hemos dicho) de la Sagrada Biblia. Y, lo que es


peor tal vez , dndole a
contraria a
ciertos
que
pasajes
aparece
una
en
significa-
el texto.
cin totalmente la

Por tratndose de cierto tipo de polrr.ic*


lo tanto,
en que sea oportuno, puede recordarse la frase:
"EN TODO CASO, SI NO AUMENTAR, TAM-
POCO DISMINUIR".
Y siempre ser oportuno recordarlo cuando se trate
de vindicar las glorias de Mara Santsima, Madre de
Dios, y los derechos de Jurisdiccin y Magisterio del
Sumo Pontfice y los Obispos.

e) VERDADES INCONTROVERTIBLES.

Transcribiremos a continuacin un conjunto de bre-


ves frases (muchas de ellas ya estampadas en este libro),
que encierran conceptos claros, fciles de comprender,
y que pueden, tal vez, ser empleadas con xito en la po-
lmica. Nadie, ni aun los protestantes, puede poner en
duda la legitimidad y verdad de estas afirmaciones. Las
ofrecemos al apologista para que las emplee segn su
eriterio.

Helas aqu:

100
.

VERDADES INCONTROVERTIBLES
Los catolicn tenemos unidad de doctrina y de man-
do; los protestantes, no.

Los padres del Protestantismo fueron, casi sin ex-


cepcin, personas de conducta escandalosa.

Los catlicos no vamos a molestar a los protestantes


envindoles misioneros ; los protestantes molestan con sus
"misiones'' en pases catlicos.

Nunca hemos odo que un misionero evangelista, pon-


gamos por caso, vaya a misionar regiones luteranas, n%
que un misionero anglicano misione regiones calvinistas. .

Por qu nos hacen este "trato preferencial" a los ca-


tlicos, si es que todos estamos igualmente en el error f

Nunca un buen catlico se hace protestante ; no es


raro que un oteen protestante se haga catlico. Porque
pasar al Protestantismo es ir a lo fcil; y pasar al Cato-
licismo, es ir a lo difcil.

Vale ms todo el conjunto de textos de la Santa Bi-


llia coordinados entre s, que uno solo de ellos de dudo-
sa interpretacin.

No es posible que la Iglesia de Cristo haya pasado


10 15 Siglos sumida en el error, hasta el advenimiento
de Lutero.

Una cosa es la Iglesia y otra cosa un eclesistico.

En labios de un cristiano de nmero, (que, por tan-


to, no ha profundizado en la Teologa), es perfectamente
"Esto no me lo preguntis
lgica la siguiente expresin:
m que soy ignorante. Doctores tiene la Iglesia que
os sabrn responder".

101
CUESTIONARIO

Merece nuestra sacrosanta Reliqin que dediquemos


a su conocimiento una buena parte de nuestras energa?
Es momento propicio el actual para permanecer en c-
moda rutina f
a) Qu quiere decir "trasladar la dificultad a la
tetis del Magisterio"? Pngase un ejemplo.

b) Qu entendemos por Credo? De cundo datan


los dos Credos que estn hoy preferentemente en uso?
Qu tipo de argumentacin general puede elaborarse ba-
sndose en la autoridad del Credo?
l) Cules son las 4 notas, o caractersticas,
que se-
pn elSmbolo Niceno-Constantinopolitano ha de osten-
tar la verdadera Iglesia de Cristo? Qu significado tiene
cada una de estas notas? Posee la Iglesia Protestante
estas 4 notas? Las posee la Iglesia Catlica Apostlica
Romana? Supuestas estas cualidades de la Iglesia. Catli-
ca, hgase un argumento general que sirva para rebatir
cualquier tipo de objecin.
d) Referirse al razonamiento: "En todo caso, si no
aumentar, tampoco disminuir".
e) Enunciar brevemente algunas "Verdades incon-
trovertibles".

102
.

LECCION VII

EL CULTO A MARIA SANTISIMA Y A


LOS SANTOS
"Apareci en el cielo una seal
grande: una mujer vestida de sol,
con la luna debajo de sus pies y
sobre la cabeza una corona de
doce estrellas . .

(Apocalipsis, Cap. 12, vers. 1).

La figura de Mara Santsima, la Madre de Jess,


ha sido y es objeto de sentida veneracin por parte de
toda la Cristiandad, incluida la oriental heterodoxa.
Slo fu excepcin notable el Protestantismo que,
llevado de su desmedido afn de innovar, hizo caso
omi-
excelencias que la Santa Bi-
so de las extraordinarias
blia y la Tradicin ms antigua nos transmitan acerca
de la Santsima Virgen, para equiparar a la Madre de
Dios con culquiera de las mujeres famosas de las que
hablan los Libros Sagrados.
El pueblo fiel, ante el sacrilegio protestante, redo-
bl su amor y veneracin por la Virgen Santsima.
Tanto,
protestantes
que no tenemos reparo en conceder a los
que en algunos casos ha llegado ese pueblo hasta a exa-
gerar la nota, tributando a Mara Santsima eptetos
desmesurados, o atribuyndole obras de las cuales no es
autora. Pero stas son. como fcilmente se comprende,

103
: : :

pas exageraciones de hijos piadosos. Exageraciones


auc
por ser inexactitudes, no dudamos
en reprobar
Mara Santsima, por lo dems, tiene
suficientes clo-
nas radiantes para que sea necesario adornarla
con ttu-
los mas o menos autnticos.
Se n nue8tr o Propsito, preferimos
los arrumen-
tos de fla Santa
.
f,
Biblia; pues con el Libro Santo en
la
mano es facilsimo probar a los protestantes
que ellos
cometen una grave omisin al no
tributar el culto y
Ja veneracin debida a
quien fu nada menos que la
Madre de Jess, nuestro Redentoi.
Si no aumentar, le diremos
al protestante, tampoco
disminuir. .

a) DOS GLORIAS DE MARIA


MATERNIDAD Y VIRGINIDAD.

Trataremos de dos gemas, las ms refulgentes de la


corona de Mara Santsima; su Maternidad divina
y su
perpetua virginidad.
1. Mara es Madre de Dios. Madre en el verdadero
sentido de la palabra. Como lo dice claramente la
Santa
Biblia
Veamos el Captulo 1 del Evangelio segn San
Mateo, versculo 18: "/, concepcin de Jesucristo
fu
asi: estando desposada Mara, su madre,
con Jos, antes
de que se juntasen se hall haber concebido
Mara del
Espritu Santo".
Y ahora transcribimos unos hermosos prrafos toma-
dos de los Captulos 1 y 2' del Evangelio segn
San Lu-
cas, dejando al lector la invitacin
de leer los textos
completos: "En el mes sexto fu enviado el ngel
Ga-
briel de parte de Dios a una ciudad
de Galilea llamada
Nazareth a una virgen desposada con un varn
de nom-
bre Jos... Y entrando el ngel a donde
estaba lt dijo:
Dios te salve, llena de gracia, el Seor es contigo...
No temas, Mara; concebirs en tu seno y dars a luz

104
.

un hijo a quien pondrs por nombre Jess. El ser gran-


de y llamado Hijo del Altsimo .
y su reino no tendr
. .

fin. Dijo Mara al ngel: cmo podr ser sto, puesto


que yo no conozco varn? El ngel le contest: El Es-
pritu Santo vendr sobre ti y la virtud del Altsimo te
cubrir con su sombra y por sto, el hijo engendrado
ser santo, ser llamado Hijo de Dios .Y se fu el w
. .

gel. En aquellos das se puso Mara en camino


y . . .

salud a Isabel. As que oy Isabel el saludo de Mara . .

clam en fuerte voz: bendita t entre las mujeres y


bendito el fruto de tu vientre! De dnde a m que la
madre de mi Seor venga a m?... Por aquellos das
sali un edicto de Csar Augusto para que se empadronase
todo el mundo ... Jos subi de Galilea, de la ciudad de
Nazareth, a Judea, a la ciudad de David que se llama
Beln, por ser l de la casa y de la familia de David,
para empadronarse con Mara, su esposa, que estaba en-
cinta. Estando all se cumplieron los das de su parto,
y di luz a su hijo primognito y le envolvi en paales
y le acost en un pesebre, por no haber sitio para ellos
en el mesn".
Pasaje inefable! Por qu le olvidan los protes-
tantes ?

Mara es Madre de Jess.


Jess es Dios.
Luego, Mara es Madre de Dios.

Y como tal, merece un culto sealadsimo. No cabe


duda. Los catlicos no hacemos ms que continuar tri-
butando a Mara Santsima el honor que desde el primer
bastante de su maternidad divina le tributaron ngeles
y
hombres.
2. Una objecin contra la maternidad divina. Hay
protestantes que defienden que Mara (por haber dado
de s a sil hijo la naturaleza humana y no la naturaleza
divina, que era ya preexistente), fu Madre de Jess-
hombre y no de Jess-Dios.

105
errneo. Las ma-
Es ste a todas luces un concepto
por ms que slo les pro-
dres, son madres de sus hijos
que creacin del alma
porcionen de s el cuerpo; ya la
proporcionndonos
pertenece a Dios. Mara Santsima,
Dios, es verdaderamente Madre
de s a Jess, que es
de Dios: del mis-
de Jess-Dios, y por lo tanto, Madre
a un hijo-
mo modo que una mujer al dar a luz de si
humana),
hombre (a quien Dios ha infundido un alma
es por el mismo hecho madre de
un hombre.
consideraciones fueron las que movieron a
Estas
los Padres del Concilio de Efeso,
en el ao 431 a com-
esta en labios
poner la bella oracin que desde entonces
Madre de Dios ...
de todos los cristianos: "Santa Mara,
Mara Santsima fu siempre Virgen. Para
los
3
siempre r-ons-
catlicos de todos los tiempos constituy y
esta Seora el modelo perfectsimo
de la de-
tituye hoy
En vano los protestantes
licada virtud de la virginidad.
la Madre de
han pretendido sacrilegamente despojar a
Dios de dicha preciosa joya ...
Pero pasemos a vindicar este titulo de
Mana .
San-

tsima.
a la afir-
A) En el Credo o Smbolo de la Fe, junto
Mara, sostenemos
macin de la maternidad divina de
afirmamos que Mana
ru perpetua virginidad; o sea:
el fin de sus
Santsima ha permanecido virgen hasta
del Smbolo adoptado por el
das. Estas son las palabras
Niceno-Constantinopolitano Creo... n Jesu-
Concilio :

cristo que... "naci de Santa Mara


Virgen .

que al afirmar los Padres del Conci-


Es indudable
lio: "naci de Santa
Mara Virgen" estaban afirman-
Virgen vale decir:
do "naci de Santa Mara que es ,

"naci de Santa Mara siempre Virgen".


que San Kpi-
Y es tan cierta esta interpretacin,
palabras del Smbolo
fanio, en el Siglo IV, glosando
las
se expresa: Ji.1 cual (de-
Niceno que comentamos, as
hombres por nuestra salvacin,
ss), por nosotros los y
hizo hombre de Ma-
descendi, y se enearn, esto es, se

106
ra siempre Virgen, perfectamente engendrado por obra
del Espritu Santo"...
Y no slo San Epifanio profes la perpetua virgi-
nidad de la Madre de Dios; toda la antigedad cristiana
est acorde en esta verdad de fe.
B) Pruebas emanadas de la Santa Biblia. No se
encuentra, por cierto, en las Sagradas Escrituras esta
frase: "Mara conserv perpetuamente su virginidad";
pero los pasajes que se relacionan con el nacimiento de
Jess son tan elocuentes en este sentido, que basta el
ms simple raciocinio para que una mente desprovista
de prejuicios deduzca del texto bblico la perpetua virgi-
nidad de la Madre de Dios.
a) Mara Santsima ha permanecido siempre vir-
gen; no pudo haber sido de otra manera. Aquel sacro-
santo cuerpo, consagrado durante largos meses con la
Presencia Divina, permaneci perennemente consagrado
a Dios; como un cliz que no admite, so pena de sacri-,
legio, otro uso que el de ser receptculo de la Sangre
de Cristo (*).
Suponer lo contrario (que Mara perdiese su virgi-
nidad en algn momento de su vida), sera antinatural,
sera absurdo. Cmo iba a permitirlo aquella bendita
creatura que, segn el citado texto de San Lucas,, por
sus especiales cualidades "haba hallado gracia ante el
Seor?"
b) Existe adems, como prueba fehaciente del apre-
cio que Mara Santsima profesaba a la preciosa virtud,
este detalle muy significativo a pesar de verse Ella
:

invitada por el Angel a aceptar la maternidad divina,


se opuso perpleja objetando: "Cmo podr ser sto

(!) Desde los albores del Cristianismo, los escritores sagrados


aplicaron a Mara Santsima y a su virginidad perpetua, aquellas
palabras de Ezequiel, Captulo 44, versculo 2:"Y me dijo el Seor:
esta puerta permanecer cerrada no se abrir y ningn hombre pe-
;

netrar por ella porque el Seor Dios de Israel ha entrado por


ella''. No puede expresarse el hecho sublime de la perpetua invio-
labilidad de Mara Santsima, con palabras ms claras y bellas.

107
puesto que yo no conozco varn f. Es indudable que
si no tuviese intencin de seguir observando perpetua-
mente la virginidad (virtud que ella antepone a la mis-
ma gloria de ser Madre de Dios), en ese caso no tendra
porqu extraarse de su futura maternidad.
c) Por estas razones, por el anhelo de permanecer
virgen, es que no di sic consentimiento sino despus de
haber conocido el modo sobrenatural que la hara Ma-
dre del Salvador de Israel.
Esto es lo que naturalmente se desprende del Texto
Sagrado. De todas maneras, con ser tan claro el texto
bblico, no debe extraarnos la actitud del protestante
de nmero que impugna la virginidad de Mara Sant-
sima: ha sido instruido en los errores antimarianos: y
debemos comprenderle. Lo que s, no perdamos oportu-
nidad en hacerle leer este Captulo 1* del Evangelio de
San Lucas. Es, de por s, suficientemente elocuente para
odos no predispuestos en contra.

4. Principales objeciones contra la perpetua virgi-


nidad de Mara Santsima.
pueden pres-
1* Dificultad. Ciertos pasajes bblicos
tarse sin duda a una torcida interpretacin. Para en-
tenderlos bien, recurdese este principio de la Lgica:
"La afirmacin de una cosa no significa necesariamente
la negacin de otra".

Estn, pongamos por ejemplo, Alfredo y Roberto


juntos. Si yo oigo decir que Alfredo tiene tez blanca,
no por ello voy a deducir que Roberto no la tiene por-
;

que afirmar una cosa no significa necesariamente negar


la otra.
Otro ejemplo: Antonia est acostumbrada a dar
$ 100 de limosna cada mes. Si oigo afirmar que hasta
el mes pasado ha estado dando dicha limosna, no voy
a deducir por ello que no la va a dar ni en el corriente
ni en el prximo mes, etc. Para poder yo deducir tal cosa
tendra que haber odo decir positivamente: "Antonia

108
;

ha dado limosna, por ltima vez, el mes pasado". M-


xime si no hay ninguna razn para creer que en el fu-
turo cambiar el modo de obrar de dicha persona, dada
su ndole generosa, el estado floreciente de su fortuna,
etctera.
De modo quela afirmacin de una cosa no signi-
fica necesariamente la negacin de otra. La afirmacin
de que Jesucristo es "hijo primognito" no significa
que no pueda ser tambin "hijo unignito", es decir,
hijo nico. La afirmacin de que San Jos no ejerci
la totalidad de sus derechos de esposo "antes que na-
ciera Jess", no quiere decir que despus los ejerciese.
La Santa Biblia al afirmarnos: es hijo primognito,
no niega ni afirma que sea hijo unignito. al afirmar Y

San Jos no ejerci sus derechos conyugales antes que


naciera Jess, nada afirma ni niega respecto a si des-
pus los ejerci o no
Por ello es que los catlicos establecemos nuestra
tesis interpretando todo el conjunto de textos que se
refieren a la Madre de Dios. Y la probamos con razones
fehacientsimas como las que se expusieron; o sea: por
el amor de Mara Santsima a la virginidad que, segn
se dijo, antepuso an a la gloria de ser Madre de Dios
por el hecho de que para tan pura Seora, habra sido

(i) "El vocablo hebreo primognito es un trmino legal y


jurdico que, sin posib lidad de duda, designa el primero en nacer,
aun cuando (Exodo Cap. 13, vers- 2) tras l no vengan otros hijos;
tan ' primognito ' resulta si le siguen otros hermanos, como K
' '

es nico. . . A
principios de este Siglo se descubri una lpida
sepulcral (Edgar Ann. Egypt., t. 22) interesante en grado suniu
El ao 5 de nuestra era, precisamente en el que naca Cristo, una
joven hebrea mora en Egipto a consecuencia de su primer alum-
bramiento; su losa sepulcral, entre otras cosas, deca sta: "El
destino me condujo al trmino de mi vida, entre los dolores causados
por mi primognito" . (Esta nota est tomada del libro del Pbro.
. .

Dr. Jess Montanchez "Jess nio, adolescente, joven", que junto


con los de ' ' Jess, Verbo encarnado " y " Pasin de Jesucristo re-
dentor ' ' forman un interesantsimo estudio sobre la personalidad
de Cristo dentro riel marco histrico de su tiempo. Edit el Insti-
tuto de Cultura Religiosa Superior, Buenos Aires).

109
un verdadero sacrilegio el compartir su virginal cuerpo
con otro ser humano, siendo as que una milagrosa Pro-
videncia la haba hecho esposa del Espritu Santo y
Madre de Dios; y porque no hay ninguna prueba, ni
de la Santa Biblia ni de la Tradicin divina, que
afirme la no-virginidad de Mara. Todo lo contrario.
Desde los albores del Cristianismo se la honr como a
Virgen siempre incorrupta, antes, durante y despus del
parto (*)
2* Dificultad. Ya nos hemos referido en la Intro-
duccin de este libro al hecho de que el Sagrado Texto
diga que Jess tuvo hermanos.
Como manifestamos en aquella oportunidad, mu-
chos son los lugares bblicos en que se utiliza el vocablo
"hermanos" para significar "parientes" o meros ami-
gos. Hemos citado, as, el pasaje de los Glatas, Cap-
tulo 1, versculo 19, en que a Santiago el Menor se le
llama "hermano del Seor", por ms que la misma Santa
Biblia afirme en otras partes que el tal Santiago es hijo
de otra Mara, la esposa de Cleofs.
(El que quiera conocer la prueba completa del he-
cho de que Santiago es hijo de Mara, la esposa de Cleo-
fs, y por lo tanto no es hermano carnal de Jess, que
lea los siguientes textos: Seprn San Juan, Captulo 19,
versculo 25: "Estaban junto a la Cruz de Jess, su
madre, la hermana de su madre Mara la de Cleofs y
Mara Magdalena". Segn San Marcos, Captulo 15,
versculo 40, en el acto de la crucifixin de Jess "haba

() Delicadamente se refiere el P. Astete en su famoso Ca-


tecismo a la virginidad de Mara Santsima durante el parto, em-
pleando esta comparacin: "Jess naci milagrosamente de Mara
Santsima -orno el rayo de sol atraviesa por un cristal sin rom-
perlo ni mancharlo". Por su parte, Prez Milln as se expresa:
'
'Mara Santsima, siempre Virgen, es el rbol que nos di el
fruto sin perder la flor".
En realidad, nada obsta a que un Dios, que haba de apa-
recerse resucitado en el Cenculo sin abrir las puertas, atravesando
la materia, nada obsta a que ese Dios omnipotente haga su ingreso
en la tierra mediante un milagro de tipo similar.

110
tambin unas mujeres entre las cuales estaba Mara
. . .

Magdalena y Mara la Madre de Santiago el Menor y


de Jos". Por lo tanto, la Mara madre de Santiago el
Menor, y de Jos, es la Mara esposa de Cleofs. Y por
lo tanto, Jess y Santiago no pueden ser hermanos en
sentido de la palabra, sino primos o parien-
el estricto
tes.Finalmente tngase en cuenta que a Cleofs se le
da el nombre de Alfeo en algunos pasajes del Sagrado
Texto).
Entre los muchos casos del Antiguo Testamento en
que se emplea el trmino: "hermano" por el de "pa-
riente", vamos a elegir uno muy claro.
Dice el Gnesis, Captulo 11, versculo 31, que Abra-
ham es hijo de Tar, y que Lot es hijo de Aram. Por
consiguiente Abraham y Lot no son hermanos. A pesar
de ello, en los versculos 14 y 16 del Captulo 14 del
mismo libro, se les llama hermanos. Etctera.
Y con ello, quedan solventadas las dos dificultades
que ms frecuentemente proponen los protestantes contra
la virginidad de Mara.
La Santsima Virgen nos perdone el que siquiera
sea por va de estudio hayamos hablado de su no-virgi-
nidad bien sabe Ella que no lo hemos hecho sino porque
;

nos fu necesario hacerlo.


En lo tocante a otras dificultades, por ejemplo,
contra cualquiera de los dogmas acerca de Mara San-
tsima, puede argumentarse o bien con textos de la San-
ta Biblia, Tradicin, Santos Padres, etctera, o bien
TRASLADANDO LA DIFICULTAD A LA TESIS
DEL MAGISTERIO (como se dijo en la Leccin ante-
rior) ; vale decir : haciendo este raciocinio : Tal cosa, tal
dogma, afirma la Iglesia? Luego es cierto. Y pasar de
inmediato a probar, por la Leccin del Magisterio, que
la Iglesia no puede equivocarse.

111
b) EL CULTO A MARIA SANTISIMA.

No es extrao que tributemos un culto


los catlicos
muy especial a Aquella a quien el Arcngel San Ga-
briel llamara "llena de gracia" y Santa Isabel "bendita
entre todas las mujeres". Con ello no hacemos ms que
cumplir con un deber de estricta justicia al brindar nues-
tra ferviente devocin a quien es Madre de Dios y Ma-
dre nuestra Santsima.
Miramos, los catlicos, a Jess; y llenos de admi-
racin y amor hacia El, exclamamos con aquella mujer
hebrea: "Bienaventurado el vientre que te llev
y los
pechos que te amamantaron". (Lucas, Captulo 11* ver-
sculo 27).
Todo nuestro tributo, pues, a Ella. Menos el tri-
buto de adoracin, que se debe slo a Dios ().
(Tcnicamente hablando: el tipo de culto que ofren-
damos a Mara Santsima recibe el nombre de hiperdu-
la; inferior al culto de latra, tributado slo a Dios;
y superior al culto de dula, tributado a los Santos).
Honramos a Mara Santsima, la invocamos y la
amamos con todo nuestro fervor; pero no llegamos a
adorarla. Si hubiese algn devocionario popular (cosa
reprobable por cierto), que hablase de "adoracin" a

(i) Ka miro de Maeztu, gran pensador espaol, cuya vuelta al


Catolicismo produjera gran resonancia, dice as de s mismo: "Al
eulto de la Virgen no volv por consideraciones intelectuales, sino
por exigencias del corazn. Siempre juzgu lgico que la Encama-
cin se preparase su advenimiento limpindose el camino y escogien-
do para ello una mujer inmaculada y libre del pecado original;
pero la necesidad de dirigir a Ella mis rezos no naci de este
pensamiento, sino de las llamas y los rescoldos de mis propias pa-
siones. Cuando de ellas se recoje, como es inevitable, la amargura
de un gran desengao, hace falta que surja algn estmulo o con-
suelo que de nuestra cada nos levante, so pena de degradacin
definitiva. Ninguno hay comparable al influjo que en casos tales
puede ejercer sobre nosotros una sombra blanca, una belleza moral
pura que nos redima al recordarnos que, a pesar de todo, somos
suyos. . ". "Hombres que vuelven a la Iglesia", Severn Lamping.
.

Espasa.

112
LA VIRGEN MARIACON EL NIO IESUS Y EL PROFETA ISAIA'i
(Cotacumbas de Priscila, Roma)
.

LA VIRGEN MARIA CON EL NIO JESUS Y EL PROFETA ISAIAS

Esta imagen es tenida por la ms antigua representacin de


la Madre de Dios. Est pintada en una de las bvedas de las Ca-
tacumbas de Priscila, y data de finales del Siglo I o principios .'el
Siglo II, cosa que prueba la antigedad del culto a Mara San-
tsima.

Isaas aparece con un rollo en la mano, sus profecas sobre


el Mesas y su madre virgen (Isaas, Cap. 7 y sigs ). Muestra el
Profeta una estrella que recuerda el vaticinio de Balaam (Nme-
ros, Cap. 24, vers. 17): "La veo, pero no ahora; la contemplo, pe-
ro no de cerca Alzase de Jacob una estrella, surge de Israel un
cetro .
" Esa estrella puede tambin hacer referencia a Jess,

"la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este
inundo" (Juan, Cap. L vers. 9).
Junto al Profeta se halla Mara con el nio Jess en su rega-
zo, cubierta por ei velo de las vrgenes, simbolizando sus dos
gloras ms esplendorosas: la maternidad divina y la virginidad
All est la antigua pintura en las simpticas Catacumbas
da Priscila. desafiando a los Siglos y a las herejas. .
la Santsima Virgen, spase que le dara al trmino una
significacin amplia; al igual que en el lenguaje co-
rriente se dice te adoro, te idolatro, querindose signi-
:

ficar te amo, te reverencio, etc.


:

El catlico que "adore" en el sentido estricto de


lapalabra a Mara Santsima, comete un garrafal error.
Pero sto
estnse tranquilos los protestantes nadie ,

lo hace.
Queda, pues, desvanecida otra de las dificultades
ms corrientes que nos oponen los protestantes : la de que
"adoramos" a Mara Santsima.

c) QUIENES SON LOS SANTOS. .

Los Santos, que hoy gozan de Dios en el Cielo, fue-


ron hombres y mujeres como nosotros en lo tocante a
nuestra comn naturaleza humana. Pero lo heroico de
sus virtudes, su talla moral, les han hecho superiores
a nosotros como es superior un procer o un sabio a
un simple ciudadano que cumple sus deberes sin pena ni
gloria.
Ms an; los Santos tienen una caracterstica que
los distingue de los dems hombres: la facultad de ha-
cer milagros.
Dios Nuestro Seor se complace frecuentemente en
permitir que se suspendan las leyes de la naturaleza,
en honor o por intercesin de determinados siervos su-
yos. Ylos hombres, al conocer dicha especial Providen-
cia de Dios en favor de los Santos, piden y obtienen
gracias extraordinarias por intercesin de los mismos.
De sobra sabemos los catlicos que el nico Media-
dor es Jesucristo, segn aqullo de San Pablo en la
1 Carta a Timoteo, Captulo 2, versculo 5 pero no ;

hemos olvidado el pasaje de San Mateo, Captulo 18,


versculo 10, ni el de San Juan, Captulo 19, versculo
27, y por ello sabemos tambin que Jess se complace

113
8. Protestantismo y Biblia.
en que nuestros pedidos sean presentados por manos de
su Madre Mara Santsima y a instancias de 6us amigos
los Santos, muchos de los cuales vivieron o murieron en-
tre los tormentos en defensa de su bendito Nombre.

d) EL CULTO DE LOS SANTOS.

Tal como hablndose del culto a Mara San-


se dijo
tsima, debemos tambin rendir culto a los Santos; pero
tt? *A culto de mayor jerarqua, o sea el de latra o re
adoracin. Tampoco podemos tributarles un culto similar
il que ofrendamos ala Madre de Dios, o sea. el culto
de hiperdula.
Nuestro culto a los Santos ha de ser menor que el
que tributamos a Dios y a la Santsima Virgen, pero
mucho mayor que el culto civil que brindamos a nuestros
seres queridos y a nuestros antepasados. Nunca, por lo
tanto, ha de convertirse en adoracin propiamente tal.
Veneracin, s. Adoracin, no

e) RELIQUIAS E IMAGENES.

Para entender en todo su significado el verdadero


sentido de nuestro culto a las reliquias e imgenes de
los Santos, nada mejor que transcribir unos prrafos de
la Sesin XXV del Concilio Tridentino, clausurado en
1563, cuando los errores protestantes sobre este particu-
lar se extendan por varias naciones de Europa.
Esta es la doctrina del Concilio y de la Iglesia al
respecto: "Los cuerpos de los Santos mrtires y de los
dems que reinan con Cristo, que otrora fueron miem-
bros de Cristo y templos del Espritu Santo, deben ser
venerados por los fieles, ya que por ellos obtienen los
hombres muchos beneficios de Dios.
El Concilio
prosigue el Documento ordena que
,

114
las imgenes de Cristo, de la Virgen Madre de Dios y
de otros Santos, se tengan y guarden en las Iglesias y
se les d el honor y reverencia debidos, no porque se
crea que hay en ellas alguna divinidad o virtud en con-
sideracin a la cual deba drseles culto o pedirles alguna
cosa, o poner en ellas la confianza, como hacan anti-
guamente los gentiles que colocaban sus esperanzas en
los dolos; sino porque el honor manifestado a ellas se
refiere a los prototipos a quienes estas imgenes repre-
sentan; de tal manera que por las imgenes que besamos
y ante las cuales nos descubrimos y nos arrodillamos,
adoramos a Cristo y veneramos a los Santos cuya seme-
janza tienen".
Hace 4 Siglos que los catlicos venimos oyendo estas
mismas palabras. Hace 20 siglos que venimos cumplin-
dolas. Por qu los protestantes se empecinan en decir
que nosotros adoramos las reliquias de los Santos o sus
imgenes? O es que no se puede rendir un culto que
no sea el de adoracin?
Nos hacemos cargo de que a Antiguo
los judos del
Testamento les estuviese prohibido el hacer imgenes
de sus Santos y rendirles culto. (A pesar de ello, rin-
dieron, y meritoriamente, un algo as como culto a los
Angeles, enviados del Seor, y a ciertos hombres de
excepcionales virtudes; como puede verse leyendo: G-
nesis, Captulo 20, versculos 7 y 17; Captulo 49, ver-
sculos 29 al 33; Tobas, Captulo 12, versculo 12; Job,
Captulo 5, versculo l 9 ;
Captulo 42, versculo 8; etc.).

Pero esta prohibicin les fu hecha a los judos, no


por la maldad intrnseca de rendir culto a un Santo
representado por una imagen; ya que, segn hace un
momento nos dijo el Tridentino: "el honor manifestado
a las imgenes se refiere a los prototipos a quienes estas
imgenes representan", sino por el peligro de que ca-
yesen en una idolatra similar a la de los pueblos paganos
que los rodeaban.

115
Rendir culto no es adorar; lo diremos hasta el can-
sancio.
A) Tenemos, por ejemplo, la fotografa de nuestra
madre o de un ser querido ausente. La besamos, la guar-
damos con cario, por ms que est amarillenta y que la
persona all representada use traje fuera de poca, etc.
No es ciertamente al papel fotogrfico a quien dirigimos
nuestro afecto es a la persona en l representada.
;

Tenemos tambin en nuestras Iglesias imgenes de


todo tipo, algunas de ellas con antigedad de Siglos. Va-
mos, por ejemplo, a la Catedral de Lugo y all encontra-
remos una imagen de Mara Santsima, la de los Ojos
Grandes, ante la cual San Pedro de Mezonzo compuso la
Salve. Pues bien movidos por el. amor a nuestra Madre
;

Celestial y conmovidos por el recuerdo de que ante dicha


imagen se compuso oracin tan bella como la Salve, nos
inclinamos de rodillas y oramos fervorosos, no a aquel
trozo de madera ms o menos bello, sino a Mara San-
tsima que desde el cielo vuelve a nosotros esos sus ojos
misericordiosos.
Vamos a Lujn y all encontramos la imagencita
de la Virgen que quiso quedarse entre nosotros para
llenarnos de sus favores, y ante la cual nuestros proce-
res juraron defender la Patria. No es raro, pues, que
nosotros nos prosternemos ante esa imagen veneranda,
y llenos de fervor elevemos nuestra plegaria a Mara
Santsima (cuyas bondades nos recuerda la imagen que
tenemos ante nuestros ojos), exponindole nuestras ne-
cesidades y las necesidades de esa Patria que ella vi
nacer desde su atalaya junto al ro Lujn. . .

B) Y lo que fotografa o de una


se dice de una
imagen, con igual o mayor razn se ha de decir de
una reliquia o de un objeto que conserve para nosotros
recuerdos queridos: la estilogrfica que us el difunto
padre, el silln de un antepasado ilustre, los escritos de
un Santo, las ropas que utiliz un mrtir ms aun un ; :

huesecillo, un trozo de aquel cuerpo que tanta gloria di

116
al Seor durante su vida mortal. Son reliquias stas de
inestimable valor para quienes sin perjuicios razonan.
(Vase, IV Reg. Cap. 13, en que se narra como el solo
contacto de las reliquias de Bliseo fu suficiente para
resucitar un muerto).
Guardamos cuidadosamente las reliquias de los se-
res queridos, y las veneramos a unas, a las de proce-
;

res o antepasados, con culto civil, y a las otras, a las


de los Santos, con culto religioso. Y no adoramos a nin-
guna de ellas.

f) TEMPLOS CATOLICOS Y TEMPLOS


PROTESTANTES.

En las iglesias catlicas, est, ante todo, Jesvis Sa-


cramentado, presente, vivo y verdadero en el Sagrario.
Adems de contar con la presencia real de este Augusto
Seor, nuestras Iglesias poseen imgenes o representa-
ciones de su divina persona, as como efigies de Mara
Santsima y de los Santos y Santas que nos precedieron
con el ejemplo de una vida ntegra o de un arrepenti-
miento sincero. Los Templos protestantes, por el con-
trario, son fros. No hay en ellos el calor que irradia
Jess-eucarista, nuestro Padre y Hermano. No est en
ellos la imagen de Mara Santsima nuestra Madre, que
nos consuela y alienta, y nos infunde con su recuerdo
la idea de pureza y humildad. No est all la represen-
tacin de un San Jos, modelo de obrero paciente no ;

est all la Magdalena ni Agustn confirmndonos que.


"ms ama aquel a quien ms se le ha perdonado". El
Ministro del Seor no encuentra a un Santo Cura de
Ars mortificado y lleno de celo por las almas; el rico
no ve a un San Francisco de Ass que se despega de
todo para vestirse de Dios; la joven no halla la repre-
sentaron de la Mrtir de la Purera, Mara Goretti, la
muchacha contempornea que tratara de cubrir con su
sangre la inmundicia de nuestro Siglo. . .

117
El Santo Cristo y Santa Biblia de los Templos
la
protestantes y no son suficientes
los locales evanglicos
para mover nuestra alma, que no acta sino por medio
de los sentidos. Y sto ya lo entendieron los cristianos
de las Catacumbas, que decoraron las Capillas de las
mismas con piadosas representaciones de Jess, de Mara
y dems personajes bblicos.
El hecho de que el Concilio Niceno II anatematizase
en el ao 787 a los inconoclastas (destructores de las
imgenes), habla bien a las claras de la legitimidad
y
antigedad del culto de las imgenes.
Por otra parte, si Dios no hubiera querido que rin-
diramos culto a las imgenes de los Santos, bastaba con
que no hiciese milagros en favor de quienes ante elias
imploran su gracia. Sera suficiente que Dios no conce-
diese frecuentes milagros a los que acuden a tal San-
tuario donde se venera determinada reliquia o determi-
nada imagen de tal Santo, para que bien pronto dicho
Santuario se quedase sin devotos. Pero es el caso que
Dios se complace en hacer milagros precisamente por
intercesin de determinado Santo, o de Mara Santsima
venerada bajo determinada advocacin; esto quiere decir
que El aprueba el culto que les tributamos a dichas im-
genes.
Milagros!
oigo decir a algn protestante racio-
nalista Mujerzuelas histricas, que no milagros!
.

No es as
le respondemos. Hablamos de verda-
deros milagros, de una autntica y comprobada suspen-
sin de las leyes de la naturaleza, donde, por ejemplo,
los tejidos necrosados de un enfermo incurable recobran
instantneamente su vitalidad y lozana...
Hay una ancdota, en la que aparece un Sacerdote
catlico dialogando con un Pastor Protestante. Uno afir-
ma la existencia de los milagros; el otro la niega.
Como estn en Roma, el Sacerdote invita al Pastor
a revisar en el Archivo Vaticano el Proceso de Canoni-
zacin de determinado Santo. El Pastor accede, revisa
minuciosamente la documentacin referente a uno de

118
.

los milagros aducidos (una curacin repentiua), cons-


tata las declaraciones de los mdicos: aos de enferme-
dad, radiografas, biopsias; un neo evidente con metsta-
sis, o sea, con extensas ramificaciones . Constata la
. .

minuciosidad y garanta de los testimonios y por fin


exclama rendido: si todos los milagros admitidos por los
catlicos fueran como ste, yo no tendra dificultad ai-
guna en aceptarlos. A lo que replica el Sacerdote: pues
sepa usted que ste es precisamente uno de los milagros
que han sido rechazados por la Sagrada Congregacin
por no haber llenado los indispensables requisitos nara
que se le acepte oficialmente como milagro absolutamente
probado. .

CUESTIONARIO

De cundo data la devocin a Mara Santsima?


Esta devocin fu muy impuganada? Qu afirman los
protestantes, llevados de su afn de innovar? Son justos
los protestantes para con la Madre de Jess, nuestro
Redentor?
a) Qu afirma
respecto a la maternidad de Mana
Santsima primer Captulo del Evangelio segn San
el
Mateo? Enunciar un brevsimo argumento que prueoe
que Mara es Madre de Dios. Cules son las objeciones
protestantes ms comunes respecto a la perpetua virgi-
nidad de Mara Santsima? El primer Captulo de San
Lucas afirma taxativamente que Mara Santsima ha
permanecido virgen despus del nacimiento de Jess?
Qu razones prueban hasta la evidencia esta verdad?
b) El culto a Mara Santsima, es algo de superero-
gacin, o de estricta justicia? Cumple un deber el cris-
tiano que adora a la Santsima Virgen?
c) Qu se entiende por un "Santo"? Cul es el ar-
gumento ms claro en favor de la santidad de un varn
ilustre ?

119
d) Qu tipo de culto tributamos a los Santos?
e) Las imgenes y reliquias de los Santos tienen
en s mismas alguna virtud especial? Por qu, entonces,
le tributamos un culto ms obsequioso a ciertas imgenes

y reliquias, prefirindolas a otras? En el Antiguo Testa-


mento hay casos de culto a los ngeles y a los Santos/
Citar algunos ejemplos de culto, veneracin y estima tri-
butados a Proceres o a personas y cosas queridas, que no
sea precisamente adoracin.
catlicos y los Tem-
Templos
f) Diferencia entre los
plos protestantes. Cmo aprueba Seor el culto a de-
el

terminadas imgenes en determinados Santuarios? Anc-


dota respecto a la autenticidad de los milagros.

120
LECCION VIII

EL SUMO PONTIFICE
"Y yo te digo a ti que t erra
Pedro, y sobre esta piedra edifi-
car mi Iglesia, y las fuerzas del
Infierno no prevalecern contra
ella".

(Mateo, Cap. 16, vers. 18).

Tratando en Lecciones anteriores del Magisterio


hemos dedicado unos prrafos al Obispo de
eclesistico,
Piorna, al Sumo Pontfice.
Probamos entonces, con argumentos tomados de la
Santa Biblia, que, Nuestro Seor quiso conceder a San
Pedro la jefatura de la naciente Iglesia; que, para este
menester, le dot de las facultades necesarias, entre las
cuales sobresale la de dictaminar infaliblemente, bajo
ciertas condiciones, en materia de fe y costumbres; que
los Apstoles, muerto Jess, aceptaron sin retaceos su
suprema autoridad y que, por fin
;

y sto es lo ms
importante dichas facultades no fueron privativas de
,

Pedro, persona particular, sino conferidas al cargo de


Supremo Pastor.
As lo entendi siempre la Iglesia Santa de Dios,
segn consta por antiqusimos Documentos.
Para no repetir aqu lo ya dicho, recomendamos a
los que hacen este curso, que relean todo lo referente a
los apartados d). e) y f) de la Leccin V
sobre el Magis-
terio Eclesistico.

121
.

Y
pasamos a enunciar algunos conceptos, que pueden
servir para diluir ciertos prejuicios que tienen los pro-
testantes respecto al Pontificado.

a) EL PAPA NO ES IMPECABLE.

Creen muchos protestantes que nosotros, llevados de


una desorbitada sumisin al Papa, afirmamos que l es
al _'<"> as como un dios.
Ni muchq menos. El Sumo Pontfice, elegido bajo la
inspiracin del Espritu Santo entre millones de hom-
bres para Jefe de la Isrlesia, claro est que ha de ser,
como persona particular, un dechado de virtudes y de
ciencia. Pero de ninen modo le tenemos por impecable;
tanto es as, que admitimos sin reparos que hubo alcn
Papa que en su vida privada dej bastante que desear.
Consonaremos, al respecto, los siguientes hechos
significativos tomados al azar: en la Catedral de Tuy
(Espaa) hay un retablo que data del 1718 en el que
aparecen representados el Cielo, el Infierno, el Purga-
torio v el Limbo. Pues bien; entre las almas que gimen
en el Purgatorio, el artista no ha tenido reparo en colo-
car a Sacerdotes. Religiosos y hasta un Papa. Ms an-,
el Dante, en su poema teolgico "La Divina Comedia",
situ, decididamente, a un Papa en el Infierno. .

Huelsan los comentarios.


El Sumo Pontfice, como cualquier mortal, est en
posib'lidad de caer en faltas. Por eso se confiesa peri-
dicamente, y recibe, como cualquier cristiano, la abso-
lucin de las imperfecciones que pueda haber cometido.
Por lo tanto: el Papa impecable, no. Pero infa-
lible, si.

Cmo es sto posible? Ya lo hemos dicho en la


Leccin Y. En
determinadas y contadsimas ocasiones,
el Sumo Pontfice hablando "ex cathedra", bajo una
especial iluminacin del Espritu Santo, goza del privi-
legio de la infalibilidad. No se trata, pues, de que el

122
Komano Pontfice se pase el da haciendo dogmas de fe
a cada una de sus opiniones.
La infalibilidad no es una prerrogativa "personal''
sino "oficial" del cargo. Cuando se lo exige su funcin
de Supremo Pastor, el Papa es infalible; no para bien
suyo sino para bien de la Iglesia. Cuando sus funciones
no le exigen infalibilidad, entonces su opinin es, eviden-
temente, muy autorizada, pero no infalible.
Como corolario, diremos que la mayora de los Papas
han pasado su pontificado sin hablar ni una sola vez
"ex eatbedra". En este sentido, pues, lo repetimos, estn
tranquilos los protestantes.

b) EL PODER TEMPORAL.

Es un hecho que, en el pasado, los Sumos Pontfices


ejercieron poder temporal sobre regiones ms o menos
extensas de Italia. Tal proceder, en el sentido de algunos,
est reido con la pobreza evanglica; sobre todo, con
aquella frase de Jess: "Mi reino no es de este mundo".
(Juan, Cap. 18, vers. 36).
1. Veamos hasta qu punto se justifican estas
crticas.
A) El poder temporal no es indispensable a la Igle-
sia, ya que ella ejerce primordialmente un poder espi-
ritual. El sostn de la Iglesia de Cristo no consiste en
las bayonetas ni en los tributos del pueblo, sino en la
asistencia diaria del Espritu Santo.
B) Pero el poder temporal del Sumo Pontfice
en un Estado libre es muy conveniente al ejercicio del
poder espiritual. Si el Papa gobierna a las almas desde
un territorio sujeto a dominacin extraa, es muy na-
tural que el seor de dicho territorio pretenda influir
en las decisiones del Pontfice. Con gran detrimento,
claro est, para la Iglesia.
Por lo tanto, es muy conveniente que el Papa sea

123
Dueo y Seor de s mismo y del territorio en el que
ejerza sus funciones de Supremo Pastor ).
i
1

2. Supuestos estos dos principios, veamos qu nos


dice la Historia.
En los primeros Siglos, los Papas carecieron de po-
sesiones. No eran Jefes de ningn Estado, sino que se
conducan como subditos.
Poco a poco, diversas donaciones fueron fundando y
acrecentando los bienes de los Papas, es decir, de la
Iglesia; al punto de que ya en el Siglo VIII puede de-
cirse que el Sumo Pontfice era el Seor de Roma.
Durante el curso de los tiempos los Papas fueron enri-
queciendo la ciudad eterna con monumentos de arte; en
muchas ocasiones tuvieron que defenderla contra eirci-
tos invasores.
Hubo, empero, un lapso de tiempo (del ao 1305
al 1376) en que los Papas dejaron Roma para estable-
cerse en Avin (Francia). Estos aos probaron cun
desventajoso era que Jos Sumos Pontfices se vieran su-
jetos a la ingerencia extranjera. Segn hemos ya anotado,
una de las races de la aparicin del Protestantismo, fu
el descrdito de la Iglesia durante esos aos del "Des-
tierro de Avin".
Con diversos altibajos lleg la Historia del Papado
hasta el da 20 de setiembjse de 1870 en que las tropas
aliadas de Italia penetraron en Roma, obligando al Papa
a recluirse en el Vaticano. All permanecieron los Sumos
Pontfices, en calidad de prisioneros, hasta que el da
11 de febrero de 1929 se firm un Tratado y un Con-

(1) Transcribimos unas frases de su Santidad Po IX pro-


nunciadas el 20 de abril de 1849, cuando aun no se haba snseitado
el problema de la expoliacin de los Estados Pontificios: "Jama
acudiran con devocin y confianza al Obispo de Roma los pueblos,
los reyes y las naciones si le viesen subdito de un soberano o de
un gobierno, sin plena libertad e independencia plena. Siempre
Tiacera en ellos la sospecha de que el Papa obraba influenciado
por el soberano o por el gobierno del territorio en que se alber-
gase ; y bajo este pretexto, los Decretos Pontificios seran des-
obedecidos".

124
cordato entre el Cardenal Gasparri y el seor Benito
Mussolini, segn los cuales se reconoci la soberana e
independencia del Estado Vaticano, y se acept un status
con amplias garantas para la Iglesia en Italia.
El Sumo Pontfice Po XI al aceptar la tremenda
reduccin de los antiguos Estados de la Iglesia, a un
puado de kilmetros cuadrados de que consta el Estado
Vaticano, demostr palpablemente que "su reino no era
de este mundo". Que la Iglesia no ansiaba posesiones
terrenales, sino garantas para poder ejercer libremente
su misin espiritual.
Vuelve a ser el Papa, hoy como ayer, un Soberano
temporal. De todos modos, el hecho no ha de ser motivo
de temor para los otros Soberanos temporales. El Estado
del Papa es reducidsimo, simblico. La ingerencia po-
ltica del Vaticano es nula. Cuida, s, el Eomano Pont-
fice de los intereses de las almas en todo el mundo. Pero
es ridicula la afirmacin de que admitir a un Legado
Papal, es instalar en el pas a un gobernante extranjero . .

e) EL BOATO.

Una palabra sobre la pompa de la corte Papal: los


cardenales, la silla gestatoria, los guardias suizos. . .

Se ve que quienes impugnan el boato papal, nunca


han estado enel Vaticano. No hay duda que si asistiesen
a alguna de las grandes ceremonias que en la Baslica
de San Pedro se realizan, cambiaran de manera de
pensar.
Vamos a copiar, por lo ocurrente, la opinin de un
protestante sobre la silla gestatoria (especie de trono
porttil sobre el cual el Sumo Pontfice es transportado
en las grandes solemnidades). "En cuanto a la silla ges-
tatoria, es lo nico factible, aunque no sea ms que para
que se pueda ver al Papa"... (Richard Baumann en
"Peregrinacin a Roma").
En el Vaticano se conserva el boato de la corte pa-

125
.

pal, nica y exclusivamente para realzar las ceremonias


del culto y como obsequio al Vicario de Cristo en la
tierra.
El Papa Po XII, actualmente reinante, por ejem-
plo, es sumamente parco y mortificado como persona
privada. Pero no por eso suprime el ceremonial externo
vigente, porque sabe que esas honras no se le tributan
personalmente a l, sino al Jefe de la Iglesia, al Vicario
de Cristo.
Por otra parte, bajo el punto de vista econmico,
este aparato externo exige unas erogaciones sumamente
reducidas, que no gravan mayormente ni a la Iglesia ni
al Papado.
Aprovechamos la coyuntura para enunciar algunas
razones que justifican el boato del culto divino en gene-
ral, y que pueden servir para solventar buen nmero de
dificultades de los protestantes.
A) Ante todo, ha de tenerse en cuenta que somos
humanos; conocemos por intermedio de los sentidos. El
aparato del culto externo sirve para suscitar en nosotros
la idea de la grandiosidad de los actos aue se realizan.
B) Adems: el aparato del culto es, sobre tcdo,
ofrenda a Dios. Dios se merece nuestro incienso, nuestros
ricos ornamentos, la plata de nuestros altares, las armo-
nas de nuestros coros, el son de nuestras campanas, la
majestad de nuestros Templos. Y mucho ms.
C) La tendencia moderna
se nos areruye a ve-
ces va hacia la simplicidad; por eso ciertas "ceremo-
,

nias
'
pareceran fuera de moda .
' .


En parte s respondemos
Podra entonces, tal
.

vez, y se^n esto, irse reduciendo el boato Duramente


externo del culto con tal que se vaya supliendo esta ca-
rencia con una mayor participacin del entendimiento y
una ms pura oblacin del espritu. Pero suprimirse to-
talmente el boato del culto, jams. Siempre el hombre
habr de rendir culto externo a Dios y habr de rodear
ese culto de un boato que signifique la total entrega a la
Divinidad de su persona y de lo mejor de su hacienda.

126
d) LA DEVOCION AL ROMANO PONTIFICE.
Cerramos esta Leccin justificando el amor entra-
able que profesamos al Papa los catlicos del mundo
entero.
el Sumo Pontfice, ante todo, el Jefe de la Igle-
Es
sia,nuestro gua, nuestro padre. Ocupa el lugar que
ocupaba Jess entre sus Apstoles y Discpulos; es el
Vicario, el Representante de Cristo en la tierra.
Siempre, en el correr de los Siglos, recibi el Roma-
no Pontfice el pleitohomenaje de todos los catlicos,
aun en tiempos en que las guerras, las ambiciones
los
territoriales y aun la inconducta de los Papas deberan
de alejar a los catlicos de su Jefe supremo. Habra,
entonces, menos amor; pero siempre el mismo acatamien-
to y respeto a la investidura papal.
Nuestra poca, gracias sean dadas a Dios, est jalo-
nada por pontificados de Papas santos. El Sumo Pont-
fice actual, Po XII, fu conocido personalmente por los
argentinos que asistimos al Congreso Eucarstico Inter-
nacional de Buenos Aires en 1934, cuando era entonces
Cardenal Eugenio Pacelli. Gratsimos recuerdos dej su
visita entre nosotros. Felices los ojos que le vieron
Hoy, esa misma augusta persona, reflejando en su
rostro la huella de veinte aos ms, gobierna la barca
de Pedro con robusta mano, a travs de las fuertes tor-
mentas de la poca materialista que vivimos.
Quien conozca los pormenores de su vida austera,
no podr menos de prendarse de este elegido de Dios.
Quien haya recibido la caricia de su sonrisa de Padre
Supremo de la Cristiandad, no podr olvidarse jams
del santo y sabio varn que hoy rige los destinos de la
Iglesia.
"El Seor le conserve y le vivifique, le haga feliz
en la tierra y no permita que caiga en poder de sus
enemigos '
'.

127
CUESTIONARIO

/Cmo justifica el Romano Pontfice la posesin de


las prenogativas de que hoy goza?
a) Es impecable l Papa? Hubo algn Papa. que,
como tal, haya faltado a sus deberes? Establecer bien
la diferencia entre la persona del Papa y la investidura
que ejerce. Citar algn ejemplo en que se vea que los
catlicos no tenemos al Papa como a un dios de per-
feccin absoluta. Puede ser el Sumo Pontfice infalible
sin ser impecable? Es de temerse la infalibilidad pon-
tificia? Si el Papa
se pone a dictaminar sobre geografa,
no habr peligro de que se equivoque?
poltica, etc.,

b) Conviene o no conviene que los Papas gocen de


poder temporal? Qu dice la Historia al respecto? Que
nos recuerda el 20 de septiembre de 1870? Que se con-
cert en 1929 entre el Cardenal Gasparri y el Seor Be-
nito Mussolini?
c) Por qu causa el Sumo Pontfice admite l boato
de la corte vaticana? Qu razones justifican el esplen-
dor externo del culto divino en general?
d) En pocas turbulentas para el Pontificado, falt
la sumisin y l pleitohomenaje al Romano Pontfice?
En qu se fundamenta nuestra devocin al Pontificado
en general y al Papa actual, en particular?

128
LECCION IX

LA CONFESION
"Diciendo esto, sopl y les di-
jo: Bccibid el Espritu Santo. A
quienes perdonareis los pecados,
les sern perdonados, y a quienes
se los retuviereis, le sern rete-
nidos".
(Juan, Cap. 20, vers. 22 y 23).

Una de las ms fundamentales innovaciones de Mar-


tn Lutero fu el suprimir el Sacramento de la Peni-
tencia, o Confesin.
De hecho, por ms que las palabras de Cristo son
bien claras, leyendo los Sagrados textos no sa'ta a la
rsta la institucin de la Confesin-sacramento tal como
se la practicaba en los tiempos de Lutero y se la practica
y practic siempre en la Iglesia Latina, salvo modifica-
ciones accidentales.
De todos modcs, vamos a suponer que a un tal Lu-
tero, o a un seor cualquiera, se le presentasen dificul-
tades para interpretar los pasajes bblicos referentes a
la Confesin. Ante este hecho, cul sera el recto pro-
ceder de quien desease cono er la verdadera exresis de
estos textos, el sentido genuino que quiso imprimirles
Cristo Nuestro Seor? Pues lo ms lg'co para conocer
la verdad sera indagar cmo interpretaron estos tex + os
los telogos cristianos, sobre todo de los primeros Sig'os.

129
9. Protestantismo y Biblia.
Lutero nada quiso saber de sto. No slo despreci
la doctrina de los Santos Padres y la prctica seguida
siempre por la Iglesia, sino que conden severamente,
al menos en los primeros aos de su lucha religiosa, la
Confesin auricular (o sea la Confesin de viva voz al
Sacerdote).
A decir verdad, no le era posible mantener como
confesores a aquellos clrigos apstatas, generalmente de
malas costumbres, unidos la mayor parte de ellos en con-
cubinato sacrilego; que tales fueron
salvo raras excep-
ciones los primeros predicadores del "Nuevo Evan-
,

gelio", i Quin les tendra el respeto y la confianza ne-


cesarios como para confiarles sus culpas y pedirles con-
sejo en los trances difciles?
Adems, la supresin de la Confesin
Sacramento
ste de por gravoso
s
cuadraba perfectamente para
,

"facilitar" el ingreso a la nueva Iglesia.


La razn teolgica en que Lutero fund dicha su-
presin, la enunciaremos al hablar de la justificacin por
la sola fe.

a) QUE DICE LA SANTA BIBLIA.

En el Libro de los Nmeros se encuentra algo as


como un prenuncio de la Confesin. Dice Moiss de parte
de Dios: "Cuando un hombre o mujer cometieren algn
pecado que puede acaecer a los hombres, y por negligen-
cia traspasasen el mandato del Seor y delinquieren,
confesarn su pecado y restituirn el capital, y darn,
a ms, una quinta parte a aquel contra quien hubieren
pecado" (Nmeros, Cap. 5, vers. 6 y 7). Como a con-
tinuacin se habla de la participacin de los Sacerdotes
en estos asuntos, parecera que dicha confesin habra
de hacerse a los Sacerdotes. Pero este texto no lo ofre-
cemos como argumento.
A) Tomando ya palabras de Cristo, nos referire-
mos al pasaje en que se le confiere solemnemente a San

130
Pedro el cargo de Primado en la Iglesia. Dice as el co-
nocido texto de San Mateo, Captulo 16, versculo 19
"Yo te dar las llaves del reino de los cielos; y cuanto
atares en la tierra ser atado en los Cielos y cuanto des-
atares en la tierra ser desatado en los Cielos". De lo cual
se deduce: si tiene el Primado plena potestad para atar
y desatar en la tierra y consiguientemente en los Cielos,
esta potestad habr de ejercitarse eminentemente en el
terreno de las almas, es decir: perdonando, desatando de
las ligaduras del pecado a quienes, dadas sus disposicio-
nes exteriores, parecen merecer perdn y no perdonan-
;

do, no desatando, a quienes conste que no se encuentran


dispuestos.
De aqu arranca la doctrina de los "pecados reser-
vados", o sea de la facultad que se reserva el Papa para
s (o que reserva para los Obispos o para determinados
Sacerdotes), de perdonar cierto tipo de pecados, como
podra ser, por ejemplo, el pecado de sacrilegio perpe-
trado contra las Sagradas Especies Eucarsticas (el Pa-
pa se reserva para s mismo el perdonar este pecado),
o bien el pecado de aborto (este pecado est reservado
al Obispo, pudindolo perdonar slo l y ciertos
y deter-
minados Sacerdotes), etc., etc.
El Sumo Pontfice, pues, segn el derecho y la
obligacin que emanan de las palabras de Cristo, ata y
desata; puede perdonar los pecados o bien retener el
perdn.
B) Una facultad similar ha prometido primero, y
luego conferido Cristo a los Apstoles. Las mismas pa-
labras que empleara Jess con San Pedro al referirse a
su dignidad primada, las emplea luego con ellos.
As se expresa San Mateo en el Captulo 18, verscu-
lo 18: "En verdad os digo: cuanto atareis en la tierra
ser atado en el Cielo y cuanto desatareis en la tierra
ser desatado en el Cielo". Vale decir: el mismo derecho
y la misma obligacin de atar y desatar en el foro de
las conciencias que se concede a Pedro, se concede tam-
bin a los Apstoles; siempre, claro est, bajo la auto-

131
.

rdad y dentro de los lmites que seale el Jefe de la


Iglesia.
C) Los pasajes citados, aunque de clarsima inte-
leccin para el catlico, dan pie, con todo, a los protes-
tantes para una torcida interpretacin pero el texto que
;

a continuacin citaremos no puede dejar lugar a dudas:


el S-or, por libre voluntad, confiere a los continuadores
de su obra los mismos poderes que El tiene y entre ellos,
;

explcitamente, el de perdonar pecados.


Para mejor entender este pasaje, adelantamos que
se refiere a una aparicin de Jess resucitado a sus dis-
cpulos en el Cenculo.
Dice as el texto de San Juan, Captulo 20, versculos
19 al 23: "Estando cerradas las puertas del lugar donde
se hallaban los discpulos por temor a los judos, vina
Jess y puesto en medio de ellos les dijo: La Paz sea con
vosotros . Y los discpulos se alegraron viendo al Se-
.

or. Otra vez les dijo: La paz sea con vosotros. Como
me envi mi Padre as os envo yo. Y diciendo esto,
sopl y les dijo: Recibid el Espritu Santo; a quienes
perdonareis los pecados, les sern perdonados, y a quie-
nes se los retuviereis, les sern retenidos".
Un poco de exgesis.
Salta a la vista que Jess quiso dar a este hecho es-
pecial solemnidad. Se les aparece milagrosamente en el
Cenculo; dos veces les dice: La paz sea con vosotros.
Luego les confiere, en general, las mismas facultades
que El haba recibido del Padre, sobre todo, en favor de
los pecadores ("no he venido a salvar a los justos sino
a los pecadores", Mateo, Cap. 9, vers. 13) sopla despus
;

Jess, como querindoles infundir algo muy profundo


de s, algo vital; y les dice "recibid el Espritu Santo".
Mucho le necesitaban los Apstoles para ejercer con rec-
titud el difcil ministerio del Sacramento de la Peniten-
cia. Y por fin, sin usar ninguna metfora, les confiere,
en particular, la facultad de absolver dicindoles abier-
tamente: "A quienes perdonareis los pecados les sern
perdonados...". Ms aun; al decirles: "A
quienes se

132
los retuviereis, lessern retenidos" nos est indicando
el Maestro la obligacin de recurrir a los Apstoles, quie-
nes juzgarn si somos o no merecedores de perdn.
Poda ser ms explcito el Seor? Es posible que
un protestante que lea sin prejuicios este texto, no se
convenza de la institucin divina del Sacramento de la
Penitencia? Claro est que Jess poda haber dicho:
"todo fiel har examen de conciencia y se presentar
arrepentido al Sacerdote a quien confesar sus pecados,
para que ste le d la absolucin".
Pero es el caso que Cristo enunci siempre su doc-
trina en trminos generales por otra parte, muchos pun-
;

tos de la misma no constan explcitamente en las Sagra-


das Escrituras, como ya hemos dicho y repetiremos cuan-
tas veces sea preciso. No olvidemos que despus de la
Resurreccin se apareci a sus Apstoles y les habl lar-
gamente de la constitucin definitiva de su Iglesia (He-
chos, Cap. 1, vers. 3). Amn de que les dej amplia li-
bertad para constituir y reglamentar la Iglesia segn su
libre arbitrio, bajo la proteccin del Espritu Santo. . .

Resta decir que esta potestad de perdonar, como to-


das las que confiri Cristo a San Pedro y a los Apsto-
les (segn se dijo en la Leccin V), no fu privativa de
ellos mismos, sino que es una facultad anexa al cargo,
en bien de la Iglesia. Ellos, y sus sucesores que haban
de durar hasta la consumacin de los Siglos, tendrn,
pues, estos poderes. Por otra parte, y dada nuestra na-
turaleza cada, nunca faltaran pecadores que deban apro-
vecharse de ellos.

b) QUE DICE LA TRADICION.

Aunque para poco vale el hablar de


los protestantes
los telogos de primeros Siglos del Cristianismo, con
los
todo vamos a transcribir algunos prrafos de sus escri-
tos, tomados casi al azar, referentes a la Confesin.

133
San Policarpo dice as en el ao 107 de nuestra era,
en su Carta a los Pilipenses, 6, 1: "Sean inclinados los
Presbteros a la conmiseracin, misericordiosos para con
todos, no demasiado severos en el juicio (de la Confe-
sin) ya que todos somos reos de pecado".

San Cipriano, por el ao 251, en su Tratado sobre


los pecadores, 29, as se expresa: "Os ruego, hermanos,
que cada cual confiese sus delitos mientras vive en este
Siglo, mientras puede confesarse, mientras el perdn
y
la penitencia dada por los Sacerdotes es grata al Seor".

San Juan Crisstomo, en el ao 381, dice en su libro


Acerca del Sacerdocio 3, 5 y 6: "Los Sacerdotes han re-
cibido una potestad que Dios no le ha dado ni a los An-
geles ni a los Arcngeles. Pues a ellos no les ha dicho:
cuanto atareis en la tierra ser atado en los Cielos y
cuanto desatareis en la tierra ser desatado en los Cie-
los. Limpiar la lepra del cuerpo, mejor dicho, no lim-
. .

piar sino declarar que estn limpios, era potestad de los


Sacerdotes judos; y as y todo, ya vis qu dignidad
significaba esto para ellos. Pero nuestros Sacerdotes re-
cibieron la potestad no meramente de declarar la lim-
pieza sino positivamente de limpiar; y no la limpieza
del cuerpo sino la inmundicia del alma".

Supuestos estos textos tan antiguos (del ao 107,


del 251 y del 381), no comprendemos cmo pueden decir
los protestantes que la confesin es un invento de la Edad
Media.
La ms
constante Tradicin divina est por el "creo
en perdn de los pecados" conferido por el Sacer-
el
dote en el santo tribunal de la Penitencia. Hasta las
mismas Iglesias heterodoxas orientales que se fueron se-
parando de la Iglesia Catlica, han conservado la prc-
tica de la confesin auricular.

134
c) LA CONFESION DURANTE LOS PRIMEROS SIGLOS.

Ladisciplina externa del Sacramento de la Confe-


sin noha sido siempre idntica en la Iglesia de Cristo.
Entendmonos. Lo esencial de la Confesin, (o sea:
el someter los pecados al Sacerdote en orden a obtener
la absolucin de los mismos) siempre permaneci inal-
terable durante el correr de los tiempos. Cambi, eso s,
lo externo; por ejemplo, la frecuencia en confesarse, la
cuanta de la penitencia, la forma de administrarse el
Sacramento, etctera.
Por ejemplo, antiguamente la Confesin se practica-
ba con poca frecuencia. Ms tarde, los Padres del Con-
cilio Lateranense IV (ao 1215) mandaron que todos
cuantos haban llegado al uso de la razn deban confe-
sarse al menos una vez por ao. Hoy se aconseja la Con-
fesin frecuente, como medio provechossimo para la pro-
pia santificacin.
Adems en los primeros Siglos se usaba de gran se-
:

veridad. A
los reos de apostasa, de fornicacin y de ho-
micidio (llamados "pecados cannicos"), se les imponan
graves penas, por lo general pblicas, como podra ser:
dar copiosas limosnas, practicar rigurosos ayunos, vestir
hbitos de penitencia a las puertas .de las iglesias por
largo tiempo, etc. Hoy, en cambio, las penitencias sacra-
mentales que se suelen imponer son muy pequeas.
La misma forma de llevarse a cabo el juicio (la
Confesin es un juicio: el "reo" es el que se confiesa
el "juez", el Sacerdote), ha cambiado mucho. En ios
tiempos apostlicos segn afirman serios investigado-
res, haban de confesarse pblicamente los pecados
pblicos y privadamente los pecados ocultos, si bien los
reincidentes en pecados pblicos se confesaban ya en
privado. Hoy la Confesin siempre es privada; ha de
hacerse (sobre todo tratndose de mujeres), en un con-
fesionario situado a la vista de los fieles; entre el peni-
tente y el Sacerdote media una rejilla y una cortinilla
que permiten or lo que se dice pero no ver a quien se

135
acusa ni al Sacerdote que absuelve. Nada quita
que el
da de maana establezca la Iglesia, si lo cree conveniente,
otra manera de practicar la Confesin.
O sea, que podr modificarse lo accidental el modo
:

pero lo esencial: el someter los pecados a un Sacerdote
para que l juzgue y luego imparta la sentencia (abso-
lucin o reprobacin), eso siempre lo habr
y lo hubo
desde que Cristo dijo: "a quienes perdonareis los peca-
dos, les sern perdonados; y a quienes se los
retuvie-
reis, les sern retenidos".

d) FUNDAMENTO TEOLOGICO DE LUTERO.

Tina vez ms repetimos que los protestantes caen


frecuentemente en un grave error de interpretacin exc-
grtiea. Las Sagradas Escrituras son un cuadro con mu-
chos colores; si nos empeamos en mirar un solo cen-
tmetro, encontraremos el cuadro todo oscuro o todo
claro. Hay que mirar el conjunto de los tonos, la traba-
zn de los textos.
Un texto o dos de la Santa Biblia considerados se-
paradamente de todo el cuerpo de doctrina, pueden dar-
nos una verdad trunca, una verdad incompleta; que por
lo tanto no es "la verdad". (Recurdese lo dicho en la
Leccin III, apartado d) respecto al Salmo 13).
1. Alegan, por ejemplo, los protestantes: se lee en
el Salmo 4: "Arrepentios de los pecados de vuestro
corazn en la intimidad de vuestras alcobas". Por con-
siguiente, argumentan, no es necesaria la Confesin.
Pero, les contestamos y todos los dems textos que
hemos citado? Por qu olvidan ustedes tan fcilmente
los textos en que se promete a San Pedro y a los Aps-
toles la facultad de atar y desatar,
y aquel otro pasaje
en que Jess les confiere este poder dicindoles: a quienes
perdonareis los pecados les sern perdonados, y a quienes
se los retuviereis, les sern retenidos?
Por lo dems continuamos dicindoles bien est
,

136
arrepentirse de los pecados en privado; los catlicos pro-
clamamos la prctica del examen de conciencia cuoti-
diano antes de descansar por la noche. Pero una cosa no
quita la otra. El examen y arrepentimiento de cada da
no suprimen la necesidad de la Confesin.
He aqu la frase que siempre ha de tener a flor de
labios el apologista catlico: "Ese texto que usted cita
confirma su teora; pero y todos les dems textos?".
2. aducen los protestantes
Otros pasajes bblicos
con fundamento teolgico por cierto
nrs contra la
,

Confesin. Ya los empic Lutero para probar muchus


puntos de su nueva teologa son los referentes a esta
;

tesis Luterana: "La sola fe fiducial, sin obras, justifi-


ca". (Pe fiducial =
fe que confa en el perdn de los
pecados por los mritos de Cristo).
Justificar es lo mismo que hacer justo, hacer al
hombre agradable a Dios. Segn tesis errnea de Lu-
tero, la sola fe fiducial, sin obras (y por consiguiente
sin necesidad de la Confesin), basta para hacer al hom-
bre justo.
Ntese oue no afirmamos, glosando a Lutero, que
la sola fe borre el pecado segn l, los pecados no se
;

"borran" sino que se "ocultan", a los ojos de Dios, de-


moro que el hombre justificado por su fe fiducial en
los mritos de Jesucristo que todo lo cubren, aparece
agradable a la Divinidad.
Pues bien; esta teora ("la sola fe fiducial justifi-
ca"), pretende Lutero probarla con varios textos de San
Pablo tomados de su Epstola a los Romanos, rodos ms
o menos como el que transcribimos a continuacin: "Jus-
tificados, pues, por la fe, tenemos paz con Dios por me-
diacin de Nuestro Seor Jesucristo". (Romanos, Cap-
tulo 5. versculo 1).
Si no hubiese en la Santa Biblia ms que este texto
sobre la justificacin, vaya y pase; la tesis luterana
quedarla anrobarla. Pero como hay muchos otros textos
en que, adems de la fe, se exigen otras disposiciones
para justificarse y salvarse, entonces cae por tierra todo

137
Ifi que so edifique sobre T'N TEXTO bblieo. El mismo
San Pablo, por ejemplo, en su Carta a los Olatas, Ca-
ptulo 5, versculo 6, dice que lo nico que vale en
Cristo Jess es "la fe actuada por la caridad". Por con-
siguiente, la fe sola no basta. (Vase 1* Corintios, Cap-
tulo 13, versculos 1 y 2).
El texto del Apstol arriba aducido, y otros simi-
lares de la misma Epstola a los Romanos, han de in-
terpretarse teniendo en cuenta el propsito de San Pablo
a lo largo de su Carta, o sea: probar que no es precisa-
mente la Ley (entindase bien, la Ley Mosaica), la que
de por s justifica, como afirmaban los judos aferrados
al cumplimiento de la letra de la Ley y despreciadorea
del espritu de la misma, y sobre todo de la obra reden-
tora de Jesucristo. No justifica la Ley, dice San Pablo,
sino la fe, gracias a la mediacin de Nuestro Seor Je-
sucristo.

En definitiva: este modo de expresarse del Apstol:


la fe es lo que justifica, es la lrica reaccin contra la
tesis judaica : la ley es lo qe justifica.

Un
ejemplo similar en la manera de expresarse si
bien sustentando una tesis diametralmente contraria en
apariencia a la de San Pablo
es el pasaje aducido por
.

San Mateo, Captulo 7, versculo 21, en el que Jess


se refiere a los que le aclamaban sin poner en prc-
tica su doctrina, empleando estas palabras: "No todo
aquel que dice Seor, Seor! entrar en el Reino de
los Cielos sino aquel que hace la voluntad de mi Padre
que est en los Cielos".

Interpretara imperfectamente quien comentase as


el citado texto: "La entrada a los Cielos depende de las
obras, del cumplimiento de la voluntad del Padre, y no
de la fe; pues el andar diciendo a Jess Seor, Seor!,
supone tener fe en su persona y en su misin". Tal expli-
cacin torcera el sentido de las palabras de Cristo. Pues
otro tanto puede afirmarse de la interpretacin luterana
al texto de San Pablo que hemos aducido.

138
Recomendamos leer la segunda mitad del Captulo 2
de la Epstola de Santiago, que sita la cuestin en su
1
justo medio i ).

e) LA PRACTICA DE LA CONFESION.

Pasado ya de moda el crudo materialismo en Medi-


cina, van concediendo hoy los mdicos cada vez ms im-
portancia al alma del enfermo en orden a la curacin
de cualquier dolencia del mismo; y los psiquiatras, por
su paite, lejos de menospreciar la Confesin Sacramen-
tal como en pocas ya superadas hacan algunos de
ellos la consideran ahora como algo de mucha impor-
,

tancia, aun bajo el solo punto de vista sanitario, para


mantener o restaurar la salud psquica.
1. El psicoanlisis, por ejemplo (un poco desacre-
ditado por los mercaderes de la psiquiatra), se basa en
algo as como en un remedo de la Confesin. Prescindi-
mos de la eficacia o ineficacia de los diversos mtodos
empleados ms aun el psicoanlisis f reudiauo fu posi-
; :

tivamente rechazado por la moral catiica. Pero traemos


a colacin este tipo de teraputica, nicamente porque
ambos, el moderno psicoanlisis y la antigua Confesin,
tienen un punto de contacto en cuanto que dan impor-
tancia suma a la liberacin del alma mediante la manifes-
tacin al exterior del "algo"' que traba la vida normal
del espritu.
Liberar el alma de la culpa o del problema que la
preocupa es de una necesidad impostergable para la vida

(i) "Qu le aprovecha, hermanos mos, a uno decir "yo


tengo fe", sino tiene obras? Podr salvarle la fe? Si el hermano
o hermana estn desnudos y carecen de alimento cuotidiano, y
alguno do vosotros les dijere: "Id en paz, que podis calentaros
y hartaros '', pero no le direis con qu satisfacer la necesidad de
su cuerpo, qu provecho les vendra? As tambin la fe, si
no tiene obras, es de suyo muerta '. Tomado de la Epstola de
'

Santiago, Captulo 2, versculos 14 al 17.

139
!

espiritual, y de una eficacia importantsima para el


regular funcionamiento de las potencias anmicas. Lo
vemos los Sacerdotes todos los das. Espiritas desorien-
tados por la duda, apesadumbrados por situaciones apre-
miantes o agobiados por un delito, deponen su problema
en el santo tribunal de la Penitencia, reciben el aliento,
y el consejo oportuno, y la absolucin de sus culpas si
es necesario, y por fin abandonan el confesionario reno-
vados en su alma mas buenos y
; . ms sanos.
. .

Por eso no dudamos en afirmar: a ms confesiona-


rios, menos Institutos de psicoterapia.
Pero no confundamos. El Sacerdote no hace psico-
anlisis. No anda buceando en el alma del penitente tras
la ctarsis reveladora. Escucha simplemente lo que se
le expone, pregunta como juez que es
sobre las cir-
,

cunstancias agravantes o atenuantes de las culpas que el


penitente confiesa, y luego como representante de

Dios , da el perdn; y como mdico del alma da el con-
sejo y el tratamiento espiritual correspondiente.
2. Una confesin bien hecha deja renovado al hom-
bre pecador. Renovado en el estricto sentido de la pa-
labra. Su alma, antes muerta por ei pecado, ahora vive
la vida de la gracia de Dios, de la amistad de Dios. Sus
pecados han sido borrados, suprimidos, no meramente
"cubiertos" al estilo protestante. Esa alma, al conjuro
de la absolucin del Sacerdote, y supuestas sus buenas
disposiciones, ya es otra (Ezequiel, Cap. 18, vers. 31).
Cuntos vicios se abandonan, gracias a la frecuen-

te Confesin que obliga al arrepentimiento y al prop-


sito! Cuntas almas dbiles o ignorantes hallan en el
Confesor a un verdadero Padre que con una prudente
llamada de atencin les evita incurrir en graves desrde-
nes morales
A quin podr recurrir, por ejemplo, el mdico, el
abogado, la esposa, la nia, con entera confianza para
resolver graves problemas profesionales, familiares, de
ndole ntima, etc., sino al Sacerdote, a quien se le sabe
capaz por sus largos estudios, honorable por el santo

140
Ministerio que ejerce, y de un hermetismo completo, dado
el estricto secreto sacramental le impide hacer basta
que
el ms simple comentario sobre escuchado?
lo

3. Una cosa queremos especialmente recalcar ade-


:

ms del examen previo de conciencia, toda buena confe-


sin requiere un arrepentimiento sincero de los pecados
y un firme propsito de no volverlos a cometer.
Es un error protestante que repetidas veces pudimos
comprobar, el creer que para la Confesin catlica bas-
ta la formalidad externa de la acusacin al Sacerdote.
Ni mucho menos. Sin arrepentimiento y sin propsito
no hay perdn.
Por ello, una de las obligaciones del Confesor con-
siste precisamente en excitar al penitente indebidamente
preparado a qne se arrepienta de sus pecados y a que
formule un firme propsito de enmienda. Si el penitente,
a pesar de los consejos del Sacerdote, rehuye el prop-
sito o no mostrase estar arrepentido de sus culpas, ei
Sacerdote tiene la srrave obligacin de no absolverle.
De modo que hemos de hacer comprender a l<s pro-
testantes que la Confesin no es una mera formalidad
externa, ni un absolver automticamente a cuantos se
presentan; la Confesin supone un arrepentimiento y
un propsito internos que se evidencian a la Iglesia y a
sus Ministros mediante la formalidad externa de la acu-
sacin de los pecados a un Sacerdote.
Sin arrepentimiento y sin propsito no hay perdn.
Lo repetimos porque esta frase sirve para solventar buen
nmero de prejuicios protestantes.
4. "La Confesin, es un invento de los curas" se
oye decir de vez en cuando. Seguramente que qiiien tal
dice, ignora en un todo los beneficios que reporta esa
Confesin que l desprecia. Nada digamos del desconoci-
miento craso de los textos bblicos que hemos aducido.
No es as, seor mo. El or confesiones es positiva-
mente incmodo para el Sacerdote. Le exige un estudio
prolongado y renovado de la moral, para no errar en sus
juicios; las largas "sesiones" de confesionario (con mu-

141
cha frecuencia cuatro horas o ms), son una verdadera
mortificacin para el Sacerdote que, metido
y casi inmvil
en el estrecho mueble que es el confesionario, ha de so-
portar el calor del verano y el fro del invierno. Dada
la proximidad del penitente (por hacerse la confesin en
voz baja), los peligros de contaqrio no son infrecuente*,
as como
el tener que soportar el mal aliento.. .

En
todo caso, bien poco acierto tuvo "el cura que
invent", para su solaz, la Confesin... (*).
5. Es evidente que poco a poco los mismos protes-
tantes van comprendiendo que la Confesin auricular
es altamente beneficiosa a la vida del alma. De aqu, a
conceder que es necesaria (puesto que ordenada por Cris-
to), no falta mucho.
Parecen convencerse nuestros hermanos de que la
"Confesin directa a Dios" es una cosa muy vaga, que
ni supone un buen examen de conciencia, ni da la plena
sensacin del perdn, amn de privar al penitente del
consejo oportuno. La. "voz interior que habla al alma"
del que as se confiesa, es de una autenticidad muy
dudosa; se presta a grandes errores ( 2 ).
Los tiempos, gracias a Dios, van cambiando. Sectas
hay
asmbrese el lector
en las que se practica ya
,

la confesin al Pastor, si bien no obligatoriamente. En


nuestra misma Patria existen Templos protestantes pro-
vistos de confesionarios iguales a los de nuestras Iglesias.

(1) "Que nadie diga que fueron los funcionarios de la


Iglesia quienes inventaron ese Sacramento del perdn, porque, si
as hubiese sido, humanos como son, seguramente se habran ex-
cluido a s mismos de sus humillaciones. Y
sin embargo, ningn
Sacerdote. n ngn Ob spo, ningn Cardenal, ni siquiera el Santo
: :

Padre, es inmune a la necesidad de la Confesin". Paz en el Alma,


Fulton S.'ieen. P>er-Amer- Argentina, Bs. As.
(2) "Seria muy hermoso hundir la cabeza en un pauelo y
decir a Dios que estaraos contritos; pero sabemos perfectamente
que, si cometisemos un crimen contra el Estado, ste no aceptara
esa clase de reparacin. Ni siquiera en los divinos tribunales puede
un crimina] ser, al mismo tiempo, juez y jurado; eso sera dema-
siado cmodo' '. Fultcn Sheen, en el libro recin citado.

142
El movimiento de los protestantes intelectuales hacia la
Confesin que otrora rechazaran, es hoy casi unnime.
Por ejemplo: los representantes de las "Iglesias Regio-
nales Evanglicas Unidas de Alemania", han realizado
durante el mes de mayo de 1952 un Snodo General Lu-
terano en la ciudad de Flenshurg. Entre las resolucio-
nes que acordaron, figuran unas interesantsimas sobre
la Confesin, que reproducimos en parte, tomadas de la
Comunicacin Oficial que dicho Snodo di a conocer.
Dice as el texto: "La salvacin que ofrece la Iglesia slo
tiene su efecto en la verdadera Confesin por medio del
reconocimiento de todos los pecados y la absolucin di-
vina. Puede tener lugar en cualquier sitio, como conver-
sacin espiritual; como ms adecuado lugar se seala la
sacrista o el despacho del Pastor; no se trata, pues, de
que los confesonarios vuelvan a entrar en el inventario
de las Iglesias luteranas . Los que han sido llamados al
. .

ministerio de la Palabra estn obligados, por su misin,


a guardar inquebrantable secreto de confesin ante todo
el mundo, incluso en juicio".
Dios quiera que venga pronto el da en que, desapa-
recida sta y las dems barreras que nos separan de nues-
tros hermanos protestantes, lleguemos a formar el Frente
de Espiritualidad que anhela el Papa, para oponernos
eficazmente al avance del materialismo ateo.

CUESTIONAEIO

Cul fu el proceder de Lulero respecto a la Con-


fesin?
a) Qu textos del Evangelio prueban la institucin
divina del Sacramento de la Penitencia? Hgase exgesis
del texto de San Juan. La facultad de perdonar fu
privativa de los Apstoles?
b) Existen testimonios de los primeros Siglos, re-
ferentes a la Confesin? Qu prctica han seguido, al
respecto, las Iglesias orientales heterodoxas?

143
c) Ha cambiado en lo esencial la Confesin con el
correr de los tiempos? Describir la forma con que se ad-
ministraba la Confesin en los primeros Siglos.
d) Cul es el ms frecuente error de interpretacin
ixcgtita entre los protestantes? En qu fundament Lu-
tero su tesis errnea: "La fe sin obras justifica" ? Qu
ha de tenerse en cuenta para interpretar los textos pauli-
nos de la Carta a los RomanosT
e) Qu giro tomaron la medicina y la psicoterapia
modernas? Qu punto de contacto tienen el psicoanlisis
y la Confesin? El Sacerdote hace psicoanlisis en el
confesionario? La justificacin consiste en que se borren,
o bien en que se cubran los pecados del penitente? Enu-
merar algunos beneficios de la Confesin; referirse a la
utilidad que tiene para los profesionales, los nios, etc.
La administracin del Sacramento de la Penitencia es
un plato de gusto para el Sacerdote? Los protestantes de
hoy. con qu ojos miran a la Confesin?

144
LECCION X

LA SANTA COMUNION
"Jess tom el pan, lo bendijo,
lo parti, y dndoselo a los dis-
cpulos dijo Tomad y comed este
:

es mi cuerpo; y tomando un ca-


lis, y dando gracias se lo di, di-

ciendo: Bebed de l todos, que


esta es mi sangre".
(Mateo, Cap. 26, vers. 26 al 28)
"Haced sto en memoria ma".
(1? Corintios, Cap. 11, vers. 24).

El tema de Santsima Eucarista es poco agitado


la
por los protestantesque actan en nuestro medio. Con
todo, de vez en cuando se les oye el tildarnos de idla-
tras a los catlicos, porque adoramos a Jess-Dios, vivo
y verdadero en la Hostia Consagrada.
Poroso nuestro propsito ser probar brevemente
la institucin divina del Sacramento de la Eucarista,
para luego recordar las doctrinas sobre la Presencia Real,
la Santa Misa, la Santa Comunin, etctera.

>) INSTITUCION DIVINA DE LA


SANTISIMA EUCARISTIA.

Ms que hacer apologtica, vamos a solazar nuestra


alma con algunos textos de la Santa Biblia referentes a

145
10. Protestantismo y Biblia.
la Sagrada Eucarista, el Sacramento de la locura de
amor de Dios hacia sus creaturas.
1. Prenuncio. "Cuando el roco ge evapor, vieron
sobre la superficie del desierto una cosa menuda, como
granos, parecida a la escarcha. Los hijos de Israel al verla
se preguntaban unos a otros: " Manhuf", {qu es sto?,
pues no saban lo que era. Moiss les dijo: ese es el pan
que os da Dios para alimento . La casa de Israel dio
. .

a este alimento el nombre de man. Era parecido a la


semilla de cilandro, blanco, y tena un sabor como de tortas
de harina de trigo amasada con miel. Moiss dijo: Dios
ha ordenado que se llene un omer de man para conser-
varlo, y puedan ver vuestros descendientes el pan con
que os he alimentado en el desierto". Tomado del Exodo,
Captulo 16.
Varios Siglos despus, comenta hermosamente este
milagro el Libro de la Sabidura, haciendo ante Dios la
siguiente consideracin: "Alimentaste a tu pueblo con
manjar de Angeles y le suministraste del Cielo un pan
preparado sin fatiga, el cual contena en s todo deleiif
y la suavidad de todos los sabores. Y as, aquel tu susten-
to demostraba cun didce eres para con tus hijos".
(Sabidura, Cap. 16, vers. 20 y 21).
Ypasamos al Nuevo Testamento. El mismo Jess nos
va a hablar en forma muy clara de la institucin de la
Santsima Eucarista que, llegado el momento, habr de
brindarnos como regalo celestial: " Dijronle a Jess:
nuestro padres comieron el man en el desierto. Y Jess
les repuso: En verdad os digo; no os di Moiss el pan
del Cielo, sino mi Padre es el que os da el pan del Cielo.
Yo soy el pan de la vida. El que comiere de este pan vi-
vir eternamente, y el pan que yo dar es mi Carne por
la vida del mundo. En verdad, os digo: si no comiereis la
Carne del Hijo del Hombre y no bebireis su Sangre, no
tendris vida en vosotros. Este es el pan que del Cielo
baj. No como sucedi a vuestros padres, que comieron
el man y murieron. Quien come este Pan, vivir para

146
siempre". (Del Captulo 6' de San Juan; conviene leerlo
todo).
2. Institucin. Entre las diversas narraciones de la
Institucin de la Sagrada Eucarista, elegimos la que
escribiera San Mateo, que dice as: "Mientras coman,
Jess tom pan, lo bendijo, lo parti, y dndoselo a los
discpulos dijo: Tomad y comed, este es mi Cuerpo; y
tomando un y dando gracias se lo di, diciendo:
cliz,
Bebed de l todos, que esta es mi Sangre del Nuevo Tes-
tamento, que ser derramada por muchos para remisin
de los pecados". (Mateo, Cap. 26, vers. 26 al 28).
3. Prctica sacramental. Vamos a transcribir un
texto muyelocuente de San Pablo, escrito varios aos
despus de la Institucin del adorable Sacramento. Est
dirigido a los cristianos de Corinto; hlo aqu: "Os hablo
como a discretos. Sed vosotros jueces de lo que os digo.
El cliz de bendicin que bendecimos, no es la comunin
de la Sangre de Cristo? el pan que partimos, no es la
comunin del Cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno,
somos muchos un solo cuerpo, pues todos participamos de
ese nico pan". (1* Corintios, Cap. 10, vers. 15 al 17).
Y ahora, del mismo Santo Apstol, una descripcin
viva del modo "con que se celebraban los gapes, especie
de cena sacrifical, en la que el Presbtero consagraba y
distribua la Sagrada Eucarista entre los asistentes.
Dice San Pablo: "Porque yo he recibido del Seor lo
que os he transmitido, que el Seor Jess, en la noche
en que fu entregado, tom el pan, y despus de dar
gracias lo parti y dijo: Este es mi cuerpo, que se da
por vosotros; haced sto en memoria ma. Y asimismo,
despus de cenar tom el cliz diciendo: Este cliz es
el nuevo Testamento en mi Sangre: cuantas veces lo be-
bis, haced sto en memoria ma. Pues cuantas veces co-
mis este pan y bebis este cliz, anunciis la muerte del
Seor hasta que El venga. As, pues, quien come el pan
y bebe el cliz del Seor indignamente, ser reo del Cuer-
po y de la Sangre del Seor. Examnese, pues, el hombre

147
mismo, y entonces coma del pan y beba del cliz'
C
pues ei que sin discrecin come y bebe el Cuerpo del >V
or, se come y bebe su propia condenacin". (1* Corin-
tios,Captulo 11, versculos 23 al 29).
No puede haber
lugar a dudas; Cristo Jess pro-
meti e instituy el Sacramento de la Santsima Euca-
rista; y los cristianos, cumpliendo su mandato, solem-
nizaron desde el primer momento el recuerdo de la Ulti-
ma Cena alimentndose con el Pan consagrado, vnculo
de unidad y fuente de vida; como claramente consta en
los textos citados.
El que niegue la divina institucin del Sacramento,
niega la evidencia.

b) PRESENCIA REAL EUCARISTICA.

En
su revisin total del dogma catlico Lutero re-
chaz, al menos en parte, la doctrina tradicional sobre
la Sagrada Eucarista, doctrina que afirma que bajo las
especies sacramentales (mientras stas no se corrompan),
se contiene de un modo permanente el Cuerpo de Nues-
tro Seor Jesucristo, juntamente con su Sangre, Alma
y Divinidad. Y
adems: que esta presencia es verdadera,
real y no meramente simblica.
substancial,
1. El deseo ntimo de Lutero (segn se entrev le-
yendo sus escritos), fu suprimir radicalmente todo ves-
tigio de Misa y Comunin; pero la luz de las palabras
de Cristo era tan clara, que no le fu posible ocultarla.
Por eso hubo de conformarse con tejer una teora propia
sobre este Sacramento, la cual, luego de diversas modi-
ficaciones, es an sustentada por los protestantes del
grupo luterano.
A
imitacin de Lutero, y paestos en tren de hallar
"interpretaciones" a los textos sagrados, los diversos
Jefes religiosos disintieron de su maestro, declarndose
entonces violentas polmicas (como la que sostuvo Lutero

148
con Zuinglio), en las que se falt tanto a la caridad
debido a los insultos, calumnias, etc., que, por paradoja,
el Sacramento de la unidad pas a ser el Sacramento que
entre los protestantes trajo ms discordia.
2. Por va de ilustracin, resumiremos algunas de
dichas teoras errneas respecto a la Presencia Real. Se-
gn Lutero Jess est realmente presente en la Sant-
:

sima Eucarista, pero slo durante la Cena (algo similar


a nuestra Misa), y nicamente en el momento de la Co-
munin. Segn Zuinglio Jess no est realmente pre-
:

sente en la Santsima Eucarista; su presencia es simb-


lica. Segn Calvino: Jess est " virtualmente" presente
en la Santsima Eucarista, de una manera similar al sol,
que est virtualmente presente en aquello que ilumina,
etctera.
Todas estas teoras, y otras que no mencionamos, son
triste pero legtimo fruto del "libre examen" segn el
cupI, todo cristiano se siente con derecho a interpretar
la Santa Biblia segn le ilumine el Espritu Santo . .

A) Para llegar a sus respectivas conclusiones, los


telogos protestantes tuvieron que retorcer el sentido
claro y sencillo de las palabras de Cristo antes citadas:
"Este es mi Cuerpo, sta es mi Sangre". Pues no dijo
el Seor "Este es mi Cuerpo mientras dure la Cena";
ni dijo: "Esto simboliza mi Cuerpo"; ni tampoco: "En
este pan estoy yo de una manera virtual".
Jess dijo simplemente: Este "es" mi Cuerpo. San
Lucas, San Marcos, San Pablo, etc., en sus originales
griegos emplean al referirse a esta frase de Jess el verbo
"ser", no los verbos "simbolizar", "representar" etc.
B) Es verdad que en otros pasajes se lee que Jess
dijo de s mismo: "Yo soy la puerta del redil, el que
por m entrare se solvar; yo soy la vid, vosotros los
sarmientos" (Juan, Cap. 10, vers. 9; Cap. 15, vers. l p ).
Pero en estos textos claramente se comprende que la
alocucin es metafrica; tanto por la expresin en s,
cuanto por el contexto. Adems
y tngase muy en

149
cuenta Jess no tom una vid en sus manos diciendo:
,

Esta vid "es'' mi Cuerpo, tal como dijera cuando se


refiri al pan bendito y solemnemente consagrado por El
en la Ultima Cena.
Los Evangelistas, al referirse a la Institucin de
la Sagrada Eucarista, evidentemente hubieron de poner
sumo cuidado en los trminos que empleaban, abstenin-
dose de usar palabras ambiguas; ya que el asunto era
sumamente delicado, y de ser mal entendido poda pres-
tarse nada menos que a la idolatra.
C) Por todas estas razones, nos unimos los catli-
cos con San Ignacio Antioqueno para anatematizar a los
herejes de hoy que, como los del primer Siglo, contempo-
rneos del Santo, "se apartan de la Eucarista porque
no creen que la Eucarista es la Carne de Nuestro Sal-
vador Jesucristo, la cual Carne padeci por nuestros pe-
cados y fu resucitada por la benignidad del Padre".
(Carta a los de Esmirna 7, 1).
3. He aqu nuestra tesis: Jesucristo, segn consta
por la Sagrada Biblia, est verdadera, real y substanrial-
mente presente en la Sagrada Eucarista. A las palabras
consaeratorias del Sacerdote, deja el pan de ser pan y
se convierte en el Cuerpo de Cristo, sin que por ello
desaparezcan las apariencias, las especies de pan. otro Y
tanto pasa con el vino. A este cambio de substancia, a
este desaparecer la substancia del pan y hacerse presente
la substancia de Cristo Jess, se le da el nombre de
"transubstanciacin". i 1 ).

(1) Por lo chocante, copiamos un prrafo del libro: "A las


Fuentes del Cristianismo", escrito por el protestante Sr. Samuel
Vila: "Una de las razones de ms peso en contra del dogma dt
lft transubstanciacin y que ms ha preocupado a los" catlicos pen-

sadores, es el hecho de que no existen las pruebas que sera de


esperar del cambio producido en los elementos que componen la
hostia una vez consagrada. Si a stos se ha agregado una substan-
cia venenosa, la persona que ingiere los alimentos consagrados y
por ende, transubstan ciados en el cuerpo y sangre de Cristo, muere
exactamente lo mismo que si no se hubiere realizado el milagro

150
Ahora bien afirmamos que en la Hostia consagrada
;

no slo est el Cuerpo de Cristo, sino tambin su Sangre


y su Alma. Porque si Cristo est vivo bajo las especies
del pan, debe su Cuerpo contener su Sacratsima
Sangre, y debe el todo estar animado por su Alma.
Y, a su vez, si bajo la apariencia del vino se contiene
la Sangre viva de Cristo, debe all estar sin duda
alguna
el Sagrado Cuerpo y el Alma benditsima de
Nuestro
Salvador.
Es todo sto, evidentemente, una cadena de mila-
gros y de misterios que Dios Nuestro Seor quiso poner
al alcance de nuestra inteligencia, y sobre todo, de nues-
tro corazn, para nuestro bien.
"Este es mi Cuerpo". Jess lo dijo; no cabe la
menor duda. Si nosotros creemos en El y le amamos,
aceptaremos su palabra.
Cuando el Maestro hizo vislumbrar este milagro de
sublime amor, a los judos apegados a la tierra, .stos
se apartaron de El llenos de escepticismo. Hoy, y cada
da, Jests vuelve a exponer su doctrina, e invita a todos
a aceptarla en su colosal sencillez "En verdad, en verdad

os digo: si no comiereis la Carne del Hijo del Hombre


y bebiereis su Sangre, no tendris vida en vosotros",
Y a todos los que hoy le escuchamos (a los que creemos
de la transubstanciacio. Es bien notorio el caso de un Arzobispo
de Per que muri envenenado por el cliz que tom el Viernes
Santo, y ello de una manera tan fulminante que ni siquiera le
di tiempo de retirarse del altar".
En primer lugar, comentamos nosotros, el vino consagrado
y el vino sin consagrar conservan absolutamente las mismas es-
pecies, o sea las mismas cualidades no slo fsicas sino tambin
qumicas; por lo tanto, el Sacerdote que ingiere un vino envenenado
experimentar en s los mismos efectos tanto si est consagrado
ese vino como si no lo est. No hay, pues, que esperar ningn
"cambio producido en los elementos que componen la hostia una
vez consagrada"; porque, en lo sensible, tal cambio no existe.
En segundo lugar, el ejemplo propuesto por el seor Vila ha
sido mal inventado o mal transcrito; porque precisamente en el
Viernes Santo no se consagra el vino del cliz. .

151
y

en su palabra y a los que no creen, o que buscan sub-


terfugios y explicaciones artificiosas para conformar su
inteligencia que se rebela a aceptar el misterio en toda
su magnitud), a todos Jess nos dice, como otrora a sus
compatriotas: "Queris iros vosotros tambin?" "Se-
or! A quin iremos?", es nuestra respuesta por boca
de San Pedro; "T slo tienes palabras de vicia eterna"
(Juan, Cap. 6, vers. 67 y 68).
4. Es el obsequio de nuestra fe. Las apariencias
externas nos dicen una cosa; El, Jess, nos dice otra.
Y le creemos a El, porque le sabemos omnipotente, ve-
raz y porque le amamos.
"Bienaventurados los limpios de corazn, porque
ellos vern a Dios" (Mateo. Cap. 5, vers. 8). Con qu
facilidad admiten la Real Presencia las almas entregadas
totalmente a Dios! A ellas no les cuesta este acto de fe.
A otros, por el contrario, les ser ms dificultoso
por lo tanto muy meritorio el creer en la verdad de
,

Cristo-Eucarista.
Por otra parte... desengamonos; el hombre ha
de ejercitar su fe. En este punto, o en otro cualquiera
de la Santa Religin. Hemos de hacer ofrenda a Dios
de nuestra inteligencia que no ve, pero cree, as como
le hacemos una ofrenda de nuestra voluntad, aceptando los
designios de su Providencia, y le hacemos ofrenda de
nuestro corazn amndole a El sobre todas las cosas.

c) LA SANTA MISA.

La de Malaquas (Malaquas, Cap. 1, ver-


profeca
sculo 11), se cumple
al pie de la letra en el acto litr-
gico catlico por excelencia, el santo Sacrificio de la
Misa.
Para mejor inteleccin de la esencia de la Santa
Misa, hemos de considerar en ella dos tpicos eompleta-

152
mente diversos : la Misa en cuanto Sacrificio y la Misa en
cuanto Sacramento.
1. La Misa en cuanto Sacrificio. Afirmamos que el
Sacrificio de la Misa es la representacin incruenta del
Sacrificio de la Cruz.
Ya sabemos que todo sacrificio supone: un oferente,
una vctima y la destruccin de dicha vctima.
A) Tanto en la Cruz como en la Misa, uno mismo
es el oferente: Cristo Jess. Ahora bien: en la Cruz,
Cristo fu el nico oferente; mientras que en la Misa,
Cristo es el oferente principal, pero est representado por
un Sacerdote, que acta como oferente secundario.
B) La vctima es una misma en la Misa y en la
Cruz: o Cristo Jess que se ofrece en holocausto al
sea,
Padre Celestial por los pecados del mundo.
C) La destruccin de la vctima, en la Cruz fu
efectuada en forma cruenta (ya que Jess muri derra-
mando su sangre) en la Misa, la destruccin es en for-
;

ma incruenta (o sea sin derramamiento de sangre), y


est simbolizada por la separacin de las especies o apa-
riencias del pan y del vino consagrado, y por la Comu-
nin que hace el Sacerdote destruyendo dichas sagradas
especies al ingerirlas.
Es menester, pues, que nos convenzamos de que la
Santa Misa es un Sacrificio, por ms que no se realice al
estilo con que solemos nosotros imaginarnos los sacrifi-
cios; o sea: sobre un altar de piedras, con lea, vctima
sangrante, fuego, etctera.
Debemos, adems, recalcar que el Sacrificio de la
Misa, como todo sacrificio, sirve para proporcionarnos
un fruto. El sacrificio de la Cruz nos proporcion como
fruto la Redencin el Sacrificio de la Misa nos propor-
;

ciona como fruto el que nosotros aprovechemos cada vez


con ms abundancia los beneficios de la Redencin.
2. La Misa en cuanto Sacramento. Adems de ser
un Sacrificio, la Santa Misa es tambin, simultneamen-

153
te, el acto excelso en que se realiza tino de los siete Sa-
cramentos: el de la Santsima Eucarista, o Comunin-
Cristo, presente en el altar por la transubstancia-
cin, simultneamente se ofrece a Dios como victima pro-
piciatoria (Misa-Sacrificio) y se ofrece a los hombres como
manjar espiritual de sus almas (Misa-Sacramento).
El Sacramento de la Santsima Eucarista, o Comu-
nin, airo estable; es el mismo Jesucristo, vivo y
es
verdadero, bajo las especies eucarsticas. Prescinde dicho
Sacramento, en su esencia, de que haya o no comulgan-
tes (si bien la institucin del mismo fu hecha en orden
a la comunin o manducacin). Por eso es que en nues-
tras Iplesias reservamos en el tabernculo este Sacra-
mento Santsimo de la Sagrada Eucarista, o sea: las
partculas consagradas remanentes d una Misa. Las re-
servamos con toda pompa y veneracin, poroue en ellas,
mientras no se corrompan, est ocnHo Jesucristo, segn
hemos dicho en el apartado anterior.
Deah que
y a eso vamos , los catlicos rinda-
mos culto de adoracin al Santsimo Sacramento, a la
Saerada Eucarista. So somos, vvr*. 'd'a*ras los catli-
cos; adoramos a Jess, verdadero Dios, escondido en el
pan consagrado. Y
adoramos ese pan consagrado (que
en realidad ya no es r>ai), poroue le hemos odo a El
decir "Este es mi cuerpo*'.
3. A
fin de facilitar la inteleccin de estos razona-
mientos, repetiremos, cambiando la forma de expresin,
lo dicho hasta ahora sobre la Santa Misa.
i Qu es la Santa Misa?
Un sacrificio en el que
Jess se ofrece una vez ms a Dios Padre para que
los hombres mejor aprovechemos los beneficios de la Re-
dencin.
Qu oficio el Sacerdote en la Misa?
desempea
i
Es el oferente secundario del Sacrificio. Jess es el
oferente principal; el Sacerdote acta en nombre de
Jess.

154
i Qu es la Santsima Eucarista? Es un Sacra-
mento instituido por Jesucristo en la Ultima Cena. Se
realiza esteSacramento en la Santa Misa. Su signo sen-
sible son las apariencias de pan y de vino que quedan
despus de la Consagracin de la Misa, bajo las cuales
se contiene Nuestro Seor Jesucristo, vivo y verdadero.
Qu es comulgar? Es participar del Sacramento
de la Eucarista recibiendo dentro de s las sagradas es-
pecies en las que se ocultan: Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Nuestro Seor Jesucristo.
Qu relacin tiene la Santa Misa con la Sagrada
Eucarista?
Por la palabra "Misa" se entiende ms
bien la accin sacrificial, el Sacrificio. Por la palabra
"Eucarista" se entiende ms bien el Sacramento que
tiene lugar en dicha accin sacrificial; se entiende ms
bien lo estable, el pan y el vino consagrados en la Santa
Misa.
Ahora bien: el vino consagrado es consumido total-
mente por el Sacerdote; pero el pan consagrado no se
consume todo de propsito, precisamente para que quede.
El remanente se guarda luego en el tabernculo del altar.
All le adoramos los catlicos, puesto que ese pan con-
sagrado, la Hostia consagrada, es el verdadero Cuerpo
de Jesucristo, y de all le retira el Sacerdote para darlo
en Comunin a los fieles que lo requieren.
Podramos decir: la Santa Misa, accin sacrificial,
es transente; la Sagrada Eucarista, Sacramento, per-
manece.
4. Si Dios est en todas partes, para qu hemos de
ira adorarle a la Iglesia? Esta es una cuestin frecuen-
temente propuesta por los protestantes. A la que respon-
demos con estos razonamientos:
A) Ciertamente Dios est presente en todas partes,
pero tambin es cierto que El tiene predileccin por
hacer sentir sus atributos de Poder, Misericordia, etc.,
en unos lugares con preferencia a otros. El Arca Santa

155
de Moiss ,y el Templo de Salomn prueban bien a las
claras este aserto.
B) Somos los hombres de naluraWa tal, que nues-
tros sentidos influyen de manera decisiva sobre nuestra
inteligencia. As, es verdad que podemos elevar a Dios
nuestro corazn en cualquier parte; pero mucho ms
fcil nos ser recoger nuestro espritu en un Templo,
donde todo ayuda a la oracin.
C) Por ltimo: sera una falta de delicadeza muy
grande para con Dios, que ha querido hacerse presente
en nuestros altares, el no ir a visitarle, el no rendirle el
debido culto de adoracin. No est presente Dios en todas
partes del mismo modo que lo est en el Santsimo Sa-
cramento, vale decir, con su Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad, comb lo estaba en Palestina; ni derrama sus
gracias y favores en todas partes con la misma abundan-
cia con qtu- lo hace en el alma del que le recibe. De no
ser as, en vano habra instituido Jess la Santsima
Eucarista; en vano habra establecido amorosamente su
tienda entre nuestras moradas.
Estas consideraciones movieron a la Iglesia a decre-
tar la obligacin grave de asistir a la Santa Misa los
Domingos y Fiestas, y la de Comulgar al menos una vez
al ao, por Pascua.

5. En arriba citado: "Peregrinacin a


el libro
Roma" escrito por
Pastor protestante alemn Richard
el
Baumann, se leen prrafos que dejan entrever que este
piadoso escritor, en plena capacidad intelectual, se va
acercando cada vez ms hacia la roca de Pedro, hacia la
nica y verdadera Iglesia de salvacin, la Catlica, Apos-
tlica, Romana.
He aqu su comentario, luego de asistir a la celebra-
cin de una de nuestras Misas: "Renunciar al Santo
Sacrificio es rechazar la accin del Glgota y separar la
tierra del Cielo, donde sin cesar se festeja el Sacrificio
del Cordero. Al salir, mi conclusin era sta: es ver-
. .

dad todo lo que se ha hecho en el altar del Seor; tan

156
verdad como la muerte de Cristo en la Cruz y como la
liturgia del Cielo ante el trono de Dios y del Cordero.
Si esto no es culto Divino no existe el culto sobre la
tierra".

d) LA SANTA COMUNION.

Luego de haber hablado de la existencia del San-


tsimo Sacramento de la Eucarista, diremos ahora algo
acerca de su recepcin por parte de los fieles.
1. Por conservar toda la fragancia de los aos
inmediatos a la constitucin de la Iglesia de Cristo,
transcribimos dos textos, el uno tomado de Los Hechos
de los Apstoles y el otros de la Didaj, ambos documen-
tos de fines del primer Siglo, y ambos muy explcitos,
deutro de la prudencia que les exiga la "disciplina del
arcano", i 1 ).
Dice San Lucas en sus Hechos de los Apstoles, refi-
rindose a los primeros cristianos: "Perseveraban en or
la enseanza de los Apstoles, en la Comunin de la frac-
cin del pan y en la oracin". (Hechos, Cap. 2, vers. 42).
Leemos en la Didaj: "Reunindoos el da domin-
go, partid el pan y dad gracias, despus de haberos con-
fesado de vuestros pecados, para que sea limpio vuestro
sacrificio". (Didaj 14, 1. Ntese como ya entonces se

( La " disciplina del arcano obligaba a los primeros files


i )
'
'

a mantener el ms estricto secreto tanto en sus escritos cuanto en


sus conversaciones con profanos, respecto a ciertas prcticas reli-
giosas que, si llegasen a conocimiento de los no iniciados, seran
por ellos torcidamente interpretadas y serviran para hacer mofa
del Cristianismo. As, por ejemplo, en el texto de 1* Corintios,
Captulo 10, versculo 15, aducido como prueba en esta Leccin,
as: se expresa el Apstol tratando de la Santsima Eucarista: "Os
hablo como a discretos. ".. .

Por general los Santos Padres del 1' y 2" Siglo son bastante
lo
reticentes al escribir sobre los Misterios de nuestra santa Religin
de ah la dificultad que a veces se presenta para probar ciertos
puntos de nuestra doctrina con textos de la Antigedad Cristiana.

157
. ;

exiga la Confesin Sacramental para adquirir la lim-


pieza del alma previa a la recepcin del Santsimo Sa-
cramento).
Como puede verse en ambos textos, la prctica de
la Comunin (comunin: comn-unin) siempre, desde
los albores del Cristianismo, ha constituido el centro de
la liturgia. Ha sido vnculo de unin de los hombres entre
s,partcipes de un mismo pan (1 Cor., Cap. 10, vers. 17)
y ha sido tambin el vnculo de unin de los hombres
con su Dios, ya que El se digna bajarse hasta hacerse
alimento de sus creaturas a fin de estar en contacto ms
ntimo con ellas.
Lstima que no lo entiendan los protestantes. Ls-
tima que desprecien los escritos de los Santos Padres,
que nos transmiten el palpitar de la primitiva Iglesia,
y por ende el autntico sentir de Cristo en lo referente
a la constitucin y rgimen de la misma.
2.Podramos extendernos en la consideracin de los
efectos de la Sagrada Eucarista en el alma del que la
recibe. Bstenos considerar que el que comulga debida-
mente, entra en unin estrecha con el mismo Jesucristo, el
autor de la gracia, el dador de todo bien. Esto supuesto,
jqu podr Jess, (el mismo bondadoso Seor de los
caminos de Palestina), negar al alma que se acerca a El
con fe y le expone sus necesidades T . .

Comulgar frecuentemente era la consigna de los pri-


meros Cristianos que deban fortificar su alma con el
alimento espiritual por excelencia, ya que estaban ex-
puestos a padecer fatigas y aun el martirio en defensa
de su fe.
La SagradaEucarista, "pan de los fuertes y vino
que engendra vrgenes" (Zacaras, Cap. 9, vers. 17), es
tambin hoy el alimento indispensable de los espritus
que desean luchar contra el crudo materialismo que todo
le invade.
El Pontfice de la Eucarista,San Po X, reco-
mend con todas las vera. la Comunin frecuente. He

158
aqu las palabras de su famoso Motu Proprio del 20 de
diciembre de 1905: "El deseo de Jesucristo y de la Igle-
sia, de que todos los cristianos se acerquen cuotidiana-
mente a la Sagrada Mesa, se fundamenta sobre tocto en
el hecho de que los fieles, unidos a Dios por el Santsi-
mo Sacramento, reciban de El fuerza para vencer la sen-
sualidad, para evitar las faltas leves que cada da salen
a nuestro paso, y para precaver los pecados graves a los
que la naturaleza humana est tan inclinada".
Es una pena que la rutina en comulgar destruya en
gran parte estos buenos efectos O)-
3. No podemos cerrar esta Leccin sin decir algo
sobre la "Comunin ha jo las dos especies", ya que algu-
nos protestantes (por ejemplo, los luteranos) observan
esa prctica.
Ya hemos dicho que en cada una de las especies Eu-
carsticas est Jess realmente presente; por lo tanto,
basta comulgar bajo la sola especie de pan o bajo la
sola especie de vino para recibir a Jess vivo y verda-
dero con su Cuerpo y Sangre.
Es cierto que Cristo al instituir en la Ultima Cena
el Santsimo Sacramento dijo: "Haced sto en memoria
ma", o sea: consagrad, y comulgad bajo las especies de
pan y vino. Ahora bien: este mandato fu dado directa-
mente a los Apstoles, que eran los primeros Sacerdotes
de la incipiente Iglesia. No fu, por lo tanto, mandado
a todos los fieles el comulgar bajo las dos especies, as
como tampoco les fu mandado a todos el consagrar.
Qu prctica adoptaron los primeros cristianos
sobre la forma de comulgar? Comulgaban a veces bajo
las dos especies y a veces lo hacan solamente bajo la
especie de pan. Alos encarcelados por la fe y a los en-

(i) De lo sublime a lo ridculo hay un paso. Una Misa mal


dicha o mal oda, o una Comunin mal hecha, pierden toda su
grandiosidad para convertirse, tal vez, en una positiva falta do
respeto a Dios. Por eso, el lema de algunos equivocados liturgistas:
"Menos Misas, mejor dichas y mejor odas'', tiene, en parte, su
razn de ser.

159
fermos graves les llevaban la Comunin bajo esta sola
especie. Otro tanto dgase de los anacoretas y de las
familias cristianas en determinadas circunstancias, los
cuales llevaban al desierto o a sus domicilios particulares
el pan consagrado, para rendirle adoracin, y para comul-
gar cuando fuese oportuno hacerlo.
Poco a poco se fu suprimiendo, entre los fieles, la
costumbre de comulgar bajo la especie del vino, debido a
que esta prctica es ms incmoda, se presta a que se caiga
el vino, ste se corrompe con ms facilidad que el pan,
para comulgar ha de beberse de un mismo cliz o bien
recibirse en la boca el vino consagrado mediante una
cuchar ta... todo lo cual crea inconvenientes.
i

El Papa Gelasio, a fines del Siglo VI, mand que


se comulgase no slo bajo la especie de pan sino tam-
bin bajo la especie de vino. Esto prueba que en aquel
entonces se comulgaba en general bajo la especie del
pan nicamente. Por qu dict esta ley? Porque los
herejes maniqueos se acercaban a comulgar en Templos
catlicos para apoderarse de la Sagrada Forma y pro-
fanarla. Ahora bien : los maniqueos tenan al vino
por "criatura del Diablo". Por lo tanto, oblisando a
comulsar a todos bajo la especie del vino, se logr que
los maniqueos no se acercasen a recibir la Sagrada
Eucarista.
Nuevos Decretos Pontificios aconsejaron regresar a
laantigua costumbre de comulgar bajo una sola especie.
El Concilio Constantinopolitano, a principios del Siglo
XV, impuso esta prctica como severa ley.
Hoy da, los orientales heterodoxos y los catlicos
de Rito Oriental comulsan bajo las dos especies. Ms
an; los catlicos de Bito Latino pueden comulgar bajo
las dos especies en cualquier templo catlico de Rito
Oriental, o bien en nuestros Templos de Rito Latino
cuando se celebra Misa en Rito Oriental.
..y si el da de maana la Jerarqua lo cree con-
.

veniente, puede ordenar que todos los catlicos orientales

160
comulguen bajo una sola especie; o bien que todos los
latinos comulguen bajo las dos; o bien que sea optativo. . .


En una palabra y como ya lo hemos dicho tratando
de la Confesin
la Iglesia manda y ordena en todas
,

estas cuestiones accidentales, cuestiones de detalle. Dios


le di potestad para ello. Y
la Iglesia hace uso de esa
potestad segn las circunstancias lo aconsejan.
Pero
nos arguyen
no es ms parecido al modo
,

de proceder de Cristo y los Apstoles en la Ultima Cena,


el comulgar bajor las dos especies? Respondemos: s.

i No sera ms parecido al pan empleado por Jess


un pan ms grande que las hostias comunes, por ejemplo,
con miga y corteza ? Respondemos s. :

No hay dificultad en admitir que, en algunos as-


pectos, nuestra Misa podra ser ms parecida a la Ultima
Cena, a la Primera Misa celebrada en el mundo. Lo que
afirmamos es que las diferencias que existen con dicha
Misa-tipo son accidentales. Y
que estas diferencias fue-
ron impuestas o admitidas, previa seria deliberacin, por
la Iglesia, que es la que en sto tiene potestad. Pero lo
esencial (amn de cantidad de detalles accidentales) eso
se mantiene y se mantendr siempre en la Iglesia Ca-
tlica, ya que El est y estar siempre con nosotros
hasta la consumacin de los Siglos.
4. Juzgamos qu la correcta preparacin del apo-
logista catlico le exige conocer bien la doctrina teolqica
referente a la Sagrada Eucarista, sea que los protestan-
tes nos ataquen, o no, sobre este particular. Por eso
a
hemos expuesto, en parte al menos.
Para el caso en que se suscite polmica, habrn de
ecalcarse estos puntos:

1') Institucin del Sacramento por parte de Cristo


(San Mateo).
2') Presencia Real, no simblica, de Cristo en la
Santsima Eucarista (Jess dijo: este "es" mi cuerpo).
3P) Los protestantes estn en perfecto desacuerdo

161
11. Protestantismo y Biblia.
Presencia Real
entre s por no admitir sencillamente la
(Lutero, Zuinglio, Calvino. Palabras de Jess: "i Que-
.

ris iros vosotros tambin?").


Los primeros cristianos celebraban Misa y
co-
4)
(Hechos, San Pablo a los Corintios, Didaj).
mulgaban
5) Ya que el pan consagrado es el Cuerpo de Cris-
Sangre, su Alma
to vivo, debe contener su preciossima
bajo la sola
y su Divinidad (por eso, basta comulgar
comulgaban fre-
especie del pan los primeros cristianos
;

cuentemente bajo una sola especie).


Cuer-
6) Dios est en todas partes, pero no con su
en Palestina
po, Sangre, Alma y Divinidad como
estuvo
hoy en la Santsima Eucarista. (No somos ido-
y est
latras los catlicos adorando la
Sagrada Eucarista).
los Templos
Dios prefiere que le adoremos en
7*)
(Arca Santa, Templo de Jenisaln; en
nuestras Iglesi m
sobre todo, Jl
hay recogimiento propicio a la oracin; y
est all esperando nuestra
visita).
.
estas
vive
Finalmente: si el apologista catlico
verdades, las podr comunicar mucho
mas fcilmente
a los dems.

CUESTIONAKIO

los protestantes respecto


Qu cargo suelen hacernos
a la Santsima Eucarista?
bblicos que de un modo
a) Sealar algunos pasajes
Santsimo^ Sacramento; sobre
u otro se relacionen con el
institucin.
todo, el texto referente a su
del "libre examen ^
b) La errnea tesis protestante
,

Sacramento deEucaris-
la
qu resultados di respecto al
principales teoras errneas sobre la
ta * Referirse a las
catlica. Pudieron
Presencia Real, y luego probar la tesis
Apstoles trminos ambiguos al refe-
haber utilizado los
Eucarista? Explicar en que consiste
rirse a la Santsima
transubstanciacin. Bajo las especies
de pan esta
la

162
tambin la preciossima Sangre de Nuestro Seor Jesu-
cristo?En qu razones nos basamos para afirmarlo? Qu
ejemplo podemos aducir para ilustrar el hecho de la tran-
substanciacin? El desidertum del cristiano consistira
en "comprender" los Misterios de nuestra santa Religin?
c) Bajo qu aspectos se puede considerar la Santa
Misa? Paralelo entre el sacrificio de la Misa y el de la
Cruz. En qu consiste el Sacramento de la Eucarista?
Probar la necesidad de rendir culto a Dios en los Tem-
plos.
d) De cundo data la prctica de recibir la Sania
Comunin? Referirse a alguno de los efectos de este Sa-
cramento. Qu diferencia esencial existe en comulgar
bajo una o bajo las dos especies? Las palabras de Crislo:
"Haced esto en memoria ma" obligan a todos los cris-
tianos? Cual fu la prctica, en el correr de los Siglos,
respecto a la Comunin bajo ambas especies? Puede hoy
un catlico comulgar bajo ambas especies? Se diferencia
en lo esencial nuestra Misa de la celebrada la noche del
Jueves Santo? A quin corresponde el regular la liturgia
de los Sacramentos?

163
LKCCION XI

PURGATORIO, OBRAS PIAS,


INDULGENCIAS
"Y mand hacer una coluda en
las Jilay recogi hasta doce mt
dracmas, que envi a Jerusaln.
para ofrecer sacrificio por el pe-
cado . Obra santa y piadosa e
. .

orar por lo muertos. Por eso htr


zo que fuesen expiados los muer-
tos, para que fuesen libres de lo
pecados".
(2 Macabeos, Cap. 12,
vera. 43 al 46).

Si bien el Sacramento de la Penitencia borra todos


los pecados cometidos despus del bautismo, hemos de
tener en cuenta que los borra en cuanto a la culpa, pero,
ordinariamente, no en cuanto a la pe na temporal.
El Sacerdote, en nombre de Dios, perdona la culpa,
la ofensa a la Divinidad, y por ello, el penitente queda
reconciliado con su Dios. Pero no hemos de olvidar que
todo pecado acarrea de por s, adems, una pena, un cas-
tigo (que ser mayor o menor segn sea la magnitud
de la falta), y que por lo general no desaparece total-
mente al administrarse el Sacramento de la Penitencia.
Perdonar el Padre Dios a su hijo arrepenl ido pero ;

le impondr igualmente el justo castigo que por sus


faltas mereciera.

164
Ahora bien la pena correspondiente merecida por
:

el pecado puede redimirse o aminorarse en vida mediante


las obras pas (ayunos, mortificaciones, limosnas, etctera).
Pero si el hombre muere sin haber redimido la totalidad

de la pena merecida por sus pecados (este caso es el ms


frecuente), entonces ha de cancelar la deuda en el otro
mundo, ha de limpiar su alma totalmente antes de llegar
al Cielo, pues all "no puede entrar nada que est man-
chado" (Apocalipsis, Cap. 21, vers. 27). El lugar donde,
entre tormentos, estas almas se purifican se llama Pur-
gatorio.
Existe tambin, para el alma que dej este mundo,
otro medio de purificacin, adems del Purgatorio: son
los mritos de los sufragios y las obras pas en general
que los que an no han muerto (y por lo tanto se en-
cuentran an en estado de lucrar mritos), pueden ofre-
cer por las almas de los que se encuentran purgando por
sus pecados ( x ).

a) EL PURGATORIO.

Nuestros conocimientos sobre el Purgatorio se deben


no precisamente al hecho de habrselo odo nombrar a
Cristo, sino porque: l 9 ) la existencia de un Purgatorio
se deduce naturalmente de la doctrina cristiana; 2 9 ) por-
que as lo dedujo la primitiva Iglesia por El fundada, y
3*) porque las Sagradas Escrituras hablan con trminos
inequvocos de un lugar de purificacin para los que
mueren con reliquias de pecado en su alma.
1. Es completamente acorde con toda la doctrina
del Salvador el que exista un lugar intermedio entre
el Cielo (donde slo han de entrar las almas inmacula-
das), y el Infierno (donde van los que mueren en pecado

(i) La sigla R. I. P. significa "Requiescat in pace", o sea:


"Descanse en paz". La Sigla Q. E. P. D. significa: "Que en paz
descanse ".

165
. ,

mortal, sin haberse arrepentido de sus ofensas a Dios).


En este lugar intermedio el alma se purifica, como el oro
en el crisol, y luego, limpia de toda mancha puede ya
gozar en el Cielo de la visin del que es la Pureza y
Santidad.
El mismo Lutero
siempre recurrimos a su opinin,
ya que ella di la pauta de la de todo el Protestantismo
durante primeros aos de rebelin admiti la existen-
los

cia del Purgatorio. En sus escritos del ao 1537 la de-
fenda an pero luego, ms consecuente con su errnea
;

teora: "la sola fe fiducial justifica", sostuvo que quien


mora depositando su fe en los mritos de Cristo, iba
directamente al Cielo; y quien mora sin esa fe, directa-
mente al Infierno.
Hoy los protestantes se inclinan
a admitir la exis-
tencia de un lugar de expiacin paraalmas de los que
las
mueren sin haber satisfecho totalmente por sus pecados
a la Divina Justicia. Pero de ningn modo quieren darle
a ese lugar el nombre de Purgatorio . .

2. La existencia del Purgatorio fu admitida un-


nimemente por la primitiva Iglesia. Quien haya tenido
oportunidad de visitar las Catacumbas de Roma, habr
experimentado el inefable gozo espiritual de encontrarse
en contacto con esos documentos indelebles de la devocin
de nuestros padres en la fe, que son las tumbas de los
mrtires y de los primeros cristianos. Todo all respira es-
peranza en una vida futura; pero previa a esa vida, se
supone siempre un tiempo de purificacin total que ha
de sobrellevar el alma del difunto. Por eso, en los epitafios
de los no mrtires, se pide al visitante una oracin para
que pronto el alma del fallecido se vea en libertad para
voiar al Seno del Padre Celestial.
La antigedad cristiana celebra sufragios en be-
neficio de sus difuntos. De no creer en la existencia del
Purgatorio, en vano habran sido elevadas a Dios esas
plegarias; pues si el alma estaba en el Infierno de nada
le valdran, y si estaba en el Cielo, eran innecesarias.

166
EPITAFIO DE AGAPE

Trozo de lpida mortuoria que se halla en las Catacumbas


de Priscila. La inscripcin dice lo siguiente:

"EUCARISTES ES LA MADRE Y PIO ES EL PADRE. . .

A VOSOTROS OS PIDO, HERMANOS, QUE OREIS


AQUI CUANDO VENGAIS, Y QUE ROGUEIS AL
PADRE Y AL HIJO... Y OS ACORDEIS DE LA
QUERIDA AGAPE PARA QUE EL OMNIPOTENTE
DIOS TENGA EN SU GLORIA A AGAPE".

Como ya en los albores del Cristianismo se profes


se ve,
la creencia de que las almas de los fieles difuntos necesitan
nuestras oraciones para que, libres de las ataduras que les
mantienen en el Purgatorio, puedan volar a la gloria de Dios.

167
He aqu una frase de Tertuliano escrita en el ao
217 de nuestra era: "La esposa rueera por el alma de
bu esposo, y pide para l refrigerio,
y volverse a juntar
con l en la resurreccin y le ofrece sufragios todos
; los
das aniversarios de su muerte". (De Monogamia,
10).
Podramos referirnos a cantidad de otros documen-
tos de aqul entonces. Pero solamente vamos
a transcri-
bir alguno de los escritos de San Agustn.
Y elegimos
los de este Santo, porque sus obras fueron
copiosamen-
te citadas por los protestantes en sus primeras
polmicas
contra los catlicos.
Dice as San Agustn comentando el Salmo 37:
"Lmpiame, Seor, en esta vida y djame de tal modo
que ya no sea necesario el fuego pnrificador hecho por
causa de aquellos que sern salvos, pero de tal manera,
con todo, como por medio del fuego. Pues se lee (1*
Cor.]
Cap. 3, vers. 15): El ser salvo, pero de tal manera]
con todo, como por medio del fuego". (In Psalmum
37).
Refirindose el Santo a la obligacin de trabajar im-
puesta por Dios en el Gnesis, dice as: "El que no tra-
baje su campo y le permita cubrirse de espinas, tendr
en esta vida la maldicin de su tierra en todas sus obras,
y despus de esta vida tendr o el fuego del Purgatorio
:

o la pena eterna".
Con frecuencia habla San Agustn sobre el Purga-
torio; l mismo narra haber ofrecido sufragios por
su
madre muerta, etctera.
Como nota ilustrativa aadimos que no solo los cris-
tianos orientales, ortodoxos y heterodoxos, defienden
la
existencia del Purgatorio, sino que los mismos israelitas
conservan esta creencia.
3. Pero echemos un vistazo a las Sagradas Es-
crituras.
A) Antiguo Testamento. El Libro 2 de los Maca-
beos en su Captulo 12, versculos 43 al 4b', as dice: "Y
mand hacer una colecta en las filas y se recogi hasta
doce mil dracmas, que envi a Jerusaln para ofrecer sa-

168
orificios por el pecado (de los que haban muerto)...
Obra santa y piadosa es orar por los muertos. Por eso
hizo que fuesen expiados los muertos, para que fuesen
libres de los pecados".
Que responden los protestantes a este texto? Mu-
chos de ellos hacen lo que Alejandro, Rey de Macedouia,
con el nudo gordiano lo desatan cortndolo. Vale decir
:

niegan que los Libros de los Macabeos sean inspirados


y que, por lo tanto, formen parte de la Santa Biblia.
All se las vean. La ms severa crtica y la tradicin
ms antigua los incluye en el Cnon de la Santa Biblia,
segn ya se dijo. Mal procedimiento ste de "desatar
cortando" inaugurado por Lutero De todos modos, sin
!

ninguna duda estos Libros datan de ms de cien aos


antes de Cristo; son, al menos, en el peor de los casos,
portadores de una tradicin judaica digna de todo
respeto.

B) Pasando al Nuevo Testamento, leemos que Jess,


segn Captulo 12, versculo 32, del Evangelio de San
el
Mateo,, habla de pecados que "no sern perdonados ni
en este mundo ni en el otro". De lo cual puede deducirse
que hay pecados que se perdonan en el otro mundo, en
el Purgatorio.

San Pablo, & su vez, se refiere a los pecados veniales


que sern borrados por el fuego, y habla del alma del
justo que ser salvada "pero de tal manera, con todo,
como por medio del fuego". (1* Corintios, Captulo 3,
versculo 15). Muchos comentaristas entre ellos San
Agustn, segn recin hemos visto
aplican estas pala-
,

bras al fuego del Purgatorio.


Tambin de San Pablo puede alegarse la frase de
la Carta a los Pilipenses, Captulo 2, versculo 10: "Al
nombre de Jess se doble toda rodilla en los Cielos, en
la tierra y en los abismos". Se supone que en los abis-
mos del Infierno las almas de los condenados no harn
reverencia a Dios; por lo tanto, parece que el Santo se

169
habr referido a las almas que aman a Dios y se puri-
fican de sus pecados en los abismos del Purgatorio.
4. De todos modos, convenimos con los protestantes
en que muy poco trae la Sagrada Biblia acerca del Pur-
gatorio. El texto del Antiguo Testamento del Libro 2
de los Macabeos, que hemos aducido, es ciertamente
apodctico, prueba por s solo. Los textos del Nuevo
Testamento, en cambio, son pasibles de diversas inter-
pretaciones. Por ello la prueba de nuestra tesis la fun-
damentamos, primero, en el texto de los Macabeos y,
segundo, en la prctica de los primeros Siglos de Cris-
tianismo y en los escritos de San Agustn, autor, por
lo dems, de las preferencias de Lutero.
Hemos de notar, con todo, que si bien no consta
por los Evangelios que Jess se refiriese directamente a
Ja existencia del Purgatorio, tampoco en ellos leemos
que El atacase esta creencia comn de su tiempo, como
atac otras creencias judaicas contrarias a la verdad.
(Puede verse: Mateo, Captulo 23 ntegro).
Adems y volviendo al clsico argumento expues-
to en la Leccin TV, apartado b), argumento C)
toda la doctrina de Cristo consta por la Santa Biblia.
no
,

Existe, adems, la Tradicin y el Magisterio que suplen


todo aquello que qued sin consignar en los libros. (Juan,
Captulo 21, versculo 25; 2* Juan, Captulo nico, ver-
sculo 12; Hechos, Captulo 1, versculo 3).

b) EL MERITO DE LAS OBEAS PIAS.

Le damos el nombre de obras pas, obras piadosas,


o simplemente buenas obras, a todo aquello que hacemos
por Dios, con recta intencin.
Una limosna, una plegaria, el aceptar resignada-
mente una pena, etc., pueden ser motivo para aproxi-
marnos ms al Cielo.
L Porque toda buena obra tiene "mrito"; o sea,

170
crea cierto derecho a retribucin. Ahora bien; hay una
gran diferencia entre el mrito de las obras pas que
realiza una persona en estado de gracia de Dios, y el
mrito de las obras de quien est en pecado mortal.
A) Al que est en gracia de Dios, en amistad con
Dios, (por lo tanto, sin pecado mortal), a se todo lo que
hace con recta intencin le sirve para merecer un lugar
ms alto en el Cielo. Decimos "con recta intencin",
pues es necesario que al menos implcitamente las obras
se ofrezcan a Dios y se hagan por agradar a Dios.
Dice as San Pablo: "Todo lo que hagis, sea de
palabra sea de obra, hacedlo todo en nombre de Nuestro
Seor Jesucristo Teniendo en cuenta que del Seor
. . .

recibiris por recompensa la herencia". (Colosenses, Cap-


tulo versculos 17 y 24).
3,
Ms an: el cristiano en gracia puede lucrar mri-
tos para s y para otros; y no slo en el terreno de lo
sobrenatural, sino tambin en el plano de lo natural, de
lo humano. Asimismo, el cristiano en gracia de Dios
puede adquirir mritos en pro de los difuntos, para que
el Seor alivie sus penas si estn en el Purgatorio. Con-

soladora verdad, el poder seguir obsequiando a nues-


tros seres queridos, con oraciones, mortificaciones y su-
fragios !

B) Y los que no estn en gracia de Dios, pueden .

lucrar mritos?
Tambin pueden. Pero sus mritos les servirn ni-
camente para hacerlos a ellos menos indignos a los ojos
de Dios de recibir la gran gracia que es el arrepenti-
miento de sus pecados. O sea: el que est en pecado
mortal, vive en un estado de enemistad con Dios. Si
practica obras buenas (por ejemplo, oraciones, limosnas,
etc.), ms se acerca al recto sendero, mejor se dispone a
recibir la gracia de Dios, y con ella el arrepentimiento y
el perdn.

2. Desearamos dejar en el nimo de nuestros lec-


tores el convencimiento de que todas nuestras obras, hasta

171
las ms
triviales, adquieren verdadero valor sobrenatural
si hacemos por Dios. Desde las clsicas obras de mi-
las
sericordia que practic Tobas y que tuvieron su premio
aun aqu en la tierra (), hasta las sencillas labores del
cuotidiano vivir, todo ha de servirnos de escaln que nos
acerque ms a Dios.
Los mismos errores que cometemos, si al incurrir
en ellos hemos pretendido hacer algo bueno por agradar
a Dios, tienen mrito. El que hace un mal, creyendo que
hace un bien, gana mritos delante de Dios. De ah que
en nuestras crticas somos muchas veces injustos (Mateo,
Cap. 7, vers. 1 y 2). En todo caso que nos fuese lrita
la censura, deberamos razonar de esta manera: la obra
de Fulano de Tal est mal hecha pero he de respetar al
;

Sr. Fulano que la hizo, pues desconozco cual fu su inten-


cin al efectuarla. Tal vez con esta misma obra equivoca-
da, el autor ha adquirido mritos delante de Dios.
Una fuente de mrito que solemos despreciar, es
el aceptar con buen nimo las enfermedades
y penalida-
des de la vida. Basta ir ofreciendo a Dios la aceptacin
de nuestros sufrimientos para que se aumentan nuestros
mritos ante Dios, mritos que cual precioso capital
podemos luego ir empleando, ofreciendo a Dios por las
almas del Purgatorio, o por cualquier otra intencin
razonable.
3. Algo muy importante. Dios recibe nuestra peli-

(i) "Buena es la oracin


con el ayuno, y la limosna con la
justicia. Mejor es poco en justicia
que mucho en iniquidad. Mejor
es dar limosna que acumular tesoros; pues la limosna libra de la
muerte y limpia de todo pecado. Los que practican la misericordia
y la justicia, sern colmados de felicidad mientras que los pecadores
;

eon enemigos de su propia dicha. Cuando orbais t y tu nuera


. .

Sara, yo presentaba ante el Santo vuestras oraciones. Cuando ente-


rrabas a los muertos, tambin yo te asista. Cuando sin pereza te
levantabas y dejabas de comer para ir a sepultarlos, no se me
ocultaba esa buena obra, antes contigo estaba yo. Por eso me
envi Dios a curarte a ti y a Sara, tu nuera". (Tobas, Captulo 12,
versculos 8 al 14).

172
cin y valora nuestros mritos; pero en ninguna manera
se obliga a satisfacer nuestro pedido. Porque nosotros,
como nios pequeos que somos, no conocemos qu es
lo que nos conviene y qu es lo que nos hace dao. Por
eso hemos de aceptar confiadamente las disposiciones que
nuestro buen Padre Dios adopta con respecto a nosotros
y con respecto a las personas por las que ofrecemos nues-
tras obras meritorias.

c) AYUNO, ABSTINENCIA Y LIMOSNA

Nos referiremos ahora a estas obras pas que podra-


mos llamar "clsicas", por citrselas ya desde muy anti-
guo en la Santa Biblia, porque fueron recomendadas por
Cristo, y porque segn testimonio unnime de los autores
sagrados, son muy aceptas a Dios.
1. Ayuno y abstinencia. Ayunar es privarse de
comer total o parcialmente y hacer abstinencia, es abs-
;

tenerse de comer carne.


La Iglesia ha establecido ciertos das de penitencia
pblica (muy pocos, por cierto), en que todos, salvo
excepciones, debemos mortificarnos en el comer. Cada
cual goza de libertad para mortificarse particularmente
pero la Iglesia, como desagravio de los pecados que p-
blicamente cometemos, nos impone una penitencia pbli-
ca que limitemos nuestras comidas en determinados das.
:

El ayuno, en frase de San Ambrosio es "muerte del


pecado, raz de la gracia y cimiento de castidad";
la
y San Agustn dice de la abstinencia que: "purifica el
alma, eleva la mente y sujeta la carne al espritu". La
Iglesia, como buena Madre, nos recuerda peridicamente
estos medios de santificacin y al obligarnos a practi-
carlos en ciertas oportunidades, nos invita a que lo haga-
mos ms frecuentemente.
No busquen los protestantes en la Santa Biblia un

173
precepto de Cristo que obligue al ayuno o a la absti-
nencia.
En el Sagrado Texto encontrarn cantidad de pa-
sajes en que se aconsejan estas prcticas (Tobas. Cap.
12, vei s. 8; 2 Macabeos, Cap. 13, vers. 12; Isaas, Cap. 58,
vers. 3 al 9; Jeremas, Cap. 14, vers. 12; Joas, Cap. 3,
vers. 7 al 10; Hechos, Cap. 13, vers. 2 y 3; etc.); pero
la obligacin de observar ayuno y abstinencia en deter-
minados das una ley meramente eclesistica.
es
ayun El personalmente (Lucas, CaDtu-
Jesucristo
lo 4, vers. 2) y di normas sobre el modo de hacer el
ayuno-. "Cuando ayunis, no aparezcis tristes como los
hipcritas que demudan su rostro para que los hombres
vean que ayunan; en verdad os digo: ya recibieron su
recompensa. T, cuando ayunes, ngete la cabeza y lava
tu cara" (Mateo, Cap. 6, vers. 16 y 17).
Respecto al ayuno y abstinencia cuaresmales, San
Jernimo y San Len afirman ser ley eclesistica prove-
niente de los tiempos apostlicos.
Resumiendo. Si un protestante habla contra el ayu-
no, conviere recordarle el citado pasaje de San Mateo,
Cap. 6, vers. 16 y 17, en que Cristo se refiere al modo
de ayunar. Por consiguiente
le diremos
se trata de
,

una prctica que El aconseja. Ya rengln seguido, po-


demos preguntar a nuestro interlocutor si l personal-
mente cumple con este deseo del Maestro. (Probable-
mente contestar con la mentirilla de que: "s; algunas
veces hago ayuno". .). Tal vez alegue que los ayunos
.

han de ser espontneos, y por eso ataca la obligacin


de ayunar como tal puede respondrsele entonces que
;

la Iglesia, con amplia potestad para ello, ha legislado


que esta penitencia se haga pblicamente, oficialmente,
en determinados das; lo cual no quita que todo buen
cristiano pueda y deba hacer abstinencia o ayuno en
otros das, segn su devocin se lo indique.
2. Limosna. Una buena manera de lucrar abun-
dantes mritos para con Dios, es el hacer limosnas. El

174
dinero se ha convertido hoy en mgica llave que abre
todas las puertas, de lo bueno y de lo malo; privarnos
del mismo supone privarnos de multitud de satisfaccio-
nes; y por lo tanto, hacer un gran sacrificio.
Pero para que la limosna sea meritoria, ha de ha-
cerse con buena intencin, con la de ayudar al necesitado,
y rechazando cualquier fin bastardo, como pudra ser
la vanagloria.
"Cuando hagas limosna dice Cristo
no vayas,

tocando la trompeta delante de ti como hacen los hip-


critas en las Sinagogas y en las calles para ser alabados
de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su
recompensa. Cuando des limosna, no sepa tu izquierda
lo que hace la derecha para que tu limosna sea oculta;
y el Padre, que ve lo oculto, te premiar". (Mateo, Ca-
ptulo 6, versculos 2 al 4).
Algo ms hemos de tener en cuenta si deseamos
agradar a Dios con nuestra limosna antes que la caridad
:

est la justicia; antes que el dar limosna est el no en-


riquecerse injustamente a expensas ajenas.
Son terribles las frases de la Sagrada Escritura
contra los que se hacen ricos defraudando al pobre. A
esos tales les dice, por ejemplo, el Apstol Santiago:
"Vuestra riqueza est podrida... vuestro oro y vues-
tra plata estn carcomidos por el xido; ese xido ser
testigo contra vosotros y roer vuestras carnes como fue-
go . El jornal de los obreros que han segado vuestros
. .

campos, defraudado por vosotros, clama, y los gritos, de


los segadores han llegado a odos del Seor de los Ejr-
citos. (Santiago, Cap. 5, vers. 3 y 4. Puede verse tambin
Miqueas, Cap. 2, vers. 1 y 2).
Da grima constatar que haya personas que destinan
una cierta suma mensual a limosnas, y simultneamente
no pagan lo justo a quienes de ellos dependen para su
sustento. Esos tales tienen una idea muy equivocada de
la limosna cristiana.
Tambin tienen una idea equivocada de la limosna

175
los pobres que, dentro
de gus posibilidades, no
ayudan
a quienes estn ms necesitados
t.car al neo, ponga el
que ellos. n"es
pobre la mano sobre el corazn
v
dW
pregntese cmo cumple con
la ley de la ca ir ad
Pues

M^?ST5 ^fir tm pecados con la

muy neces>tados, claro est. Antes,


esa limosna se con
cretaba en los "diezmos";
hoy suele dejarse a arbitrm
qUC t0* den Para el
el
cuko
culto v^T K ?Ceimiento
y de obras
las de beneficencia de la Iglesia,
que
lo q
ellos crean conveniente. '

3. Y ya que hemos mencionado la limosna


para el
sostemmu-nto del Culto, aprovechamos
para referidos
a a a
a s palabras:
tas
i
: r acin protestante
Los curas venden los Sacramentos,
'

ya que
~<**^Z
hay que pagarles para que
bauticen, casen, etctera"
10 0 haCem S DOtar que
,os Sacerdotes han de
obtener*!
obtener ?
de alguna

parrafon
parte el
61
P'
7
Pr P
dinero necesario para el
tenimien'to a^l
man

L eD
-K*? "Tlas
gelio recoje 1
palabras ?
PtU, 10 verscul 7 de 811 Evan-
'

dichas por Jess a los 72 dis-


e V, ra
/r7anV' v ? aD i,
P dCar
M Cn Ia
P abl /
CS C ' 0pe d
n ul T
pitulo -
'

5 versculo
, , o
J * Carta a Timot eo- Ca-
18, recuerda esta frase de
lina smnlar del Deuteronomio,
Jess y
Captulo 25, versculo 4
s, por lo tanto, completamente
"bblico" el que los
Sacerdotes reciban ofrendas
en metlico o en espVies

dTcnL
del Culto
S
S
entacin
y
y de los Obras de beneficencia
el mantenimiento

Si los gobiernos corriesen


con estos gastos, o si las
limosnas espontaneas de los fieles
fuesen cuantiosas, la
Iglesia posiblemente no
establecera aranceles con que

176
percibir dinero pero el presupuesto de Culto, en las na-
;

ciones catlicas en que an se mantiene, suele ser muy exi-


guo; y las limosnas espontneas. . . tambin lo son (*).
Adems aprndaselo bien de memoria el apologis-
ta catlico
el Sacerdote no vende los Sacramentos
,

suele cobrarse un tanto con ocasin de la administracin


de ciertos Sacramentos, y se lo cobra a ttulo de limosna,
no a ttulo de operacin de compra-venta. Kepetimos:
no se venden los Sacramentos. Se recibe, s, un tanto, a
ttulo de limosna para la honesta sustentacin del clero
y el mantenimiento del Culto y de las Obras de benefi-
cencia.
Por ltimo: nada se recibe por el hecho de adminis-
trarse la Confesin y la Comunin, ambas de uso tan
frecuente; ni por la Extrema Uncin. ni por la ma- . .

yora de los Sacramentos. Se suele cobrar, s, por el


empleo de extraordinaria ornamentacin en los matrimo-
nios y funerales, y tambin una pequea contribucin con
motivo de la administracin del Bautismo.
Los que son pobres, y por lo tanto no pueden con-
tribuir con nada, esos tales nada pagan. No contarn,
en algunos casos, con el boato externo; pero el Sacramen-
to se les administrar tan ntegramente como al ms
adinerado.
... Es cierto que delante de Dios todos somos igua-
les.Pero delante de los hombres, no. Ni somos iguales, ni
es lgico que queramos aparentarlo. El que ocupa un
puesto elevado en la escala social, es muy natural que
desee rodear los actos transcendentales de su vida (por

(i) "Y
el presupuesto nacional de Culto, dnde va a
parar? Enprimer trmino, es muy reducido; y lo poco que se
destina a gastos de Culto se emplea en socorrer las necesidades
ms apremiantes de Colegios gratuitos, Capellanas militares, ayuda
a las Curias, Seminarios, etc. El Clero parroquial no recibe ninguna
subvencin del Estado, ni figura en el presupuesto nacional o pro-
vincial". Tomado del folleto "Vida y Religin" (conjunto de
verdades religiosas redactado para el hombre de la calle), del
Pbro. Fernando Alvarez. Edit: Ediciones Paulinas, Bs. Aires.

177
12. Protestantismo y Biblia.
.

ejemplo, el contraer matrimonio), con un aparato exter-


no mayor que el que corresponde a otro seor que no
posee un rango tan elevado. I'or lo dems, habr quienes
al hacer la distribucin del dinero a emplearse con oca-
sin de contraer enlace, prefieren realzar la ceremonia
religiosa
que es lo principal , y no dar tanta impor-
tancia, por ejemplo, al servicio de confitera que es
asunto secundario
Otros, al revs; escatimarn con la
.

Iglesia y no dudarn en gastar en trajes, fiesta, etc.,


diez o veinte veces ms de lo que emplean en la cere-
monia nupcial. La Iglesia no puede cerrar los ojos ante
estos hechos por ms que hoy soplen vientos de comu-
nismo. . .

4.Veamos ahora dos objeciones de las que suelen


proponer los protestantes: "En nuestros Templos no se
pasa la bandeja como en las Iglesias catlicas". A lo que
contestamos: de alguna parte les vendr entonces el di-
nero. Ademas, no en todos los Templos protestantes su-
eede lo mismo. A nuestro entender, la regla general es
que los protestantes tambin aprovechan la oportunidad
del concurso de fieles para recabar limosnas con des-
tino a los gastos del Culto y para sus Obras de benefi-
cencia.
Otra objecin: "Por qu se venden las Bulas y las
Dispensas Pontificias?". La respuesta es la misma que
para los Sacramentos: no se venden. Las Curias Dioce-
sanas y la Curia Romana con algo han de sostenerse. La
entrega de esas concesiones (Bulas, Dispensas, etc.) da
motivo a que quien las usufructa ayude con su limos-
na al sostenimiento de la Iglesia. Por lo dems, son tan
exiguas esas tasas ! . .

d) INDULGENCIAS-

Conocemos por el Captulo 25 del Levtico, verscu-


lo 10, una de las normas que Dios imparti al pueblo de
Israel por intermedio de Moiss: "Santificars el ao

178
cincuenta y pregonaris la libertad para toda la tierra
y para todos los habitantes de ella. Ser para vosotros
jubileo, y cada uno de vosotros recobrar su propiedad,
volver a su familia".
Tambin la Iglesia Catlica ha adoptado la prc-
tica de los jubileos cada determinado nmero de aos.
Pero, claro est, las deudas que condona la Iglesia con
ocasin del Jubileo no son de orden material, sino de or-
den espiritual. As, cada 50 o cada 25 aos, o con oca-
sin de un gran acontecimiento religioso, el Sumo Pon-
tfice proclama el Ao Santo, el Ao Jubilar, en que se
perdonan con muchsima facilidad nuestras deudas es-
pirituales para con Dios.
Los confesores, en tiempos de Jubileo, tienen licen-
cia especial para perdonar ciertos pecados gravsimos
(o sea, aquellos pecados "reservados" de que hablamos
en el apartado a) de la Leccin IX sobre la Confesin).
Y ios fieles pueden lucrar muy fcilmente, para s y para
las almas del Purgatorio el perdn de las penas tempo-
rales debidas por los pecados.
Cmo se entiende que la Iglesia pueda conceder el
perdn incluso de las "penas" debidas por las ofensas
a Dios? No se dijo que en la Confesin se perdonaba
la "culpa" pero que la "pena temporal" deba pur-
garse con padecimientos en esta vida o en el Purgatorio?
Es verdad. Pero tambin se dijo que nuestras obras
meritorias nos dan un cierto derecho ante Dios, que nos
autoriza a esperar que El disminuya las penas debidas
por los pecados. O sea, que los mritos disminuyen las
:

penas.
Ahora bien; la Iglesia es depositara del tesoro in-
finito de los mritos de Jesucristo, y del caudal enorme
de los mritos de Mara Santsima y de los Santos. El
Sumo Pontfice, lugarteniente de Jesucristo, puede dis-
poner de esos mritos y aplicarlos sei'n crea conveniente.
(Recordar los famosos Mateo, Cap. 16, vers. 16 y sigs. y el
:

Mateo, Cap. 18, vers. 18).


En los Aos Jubilares (sean de Roma, cada tantos
179
aos, sean de Santiago de Compostela, cada vez que la
fiesta de Santiago Apstol, 25 de julio, cae en domingo),
el Papa concede con liberalidad, aunque bajo ciertas con-
diciones, esos mritos. Y
como el conceder dichos mritos
trae como consecuencia una remisin, un perdn, o sea
una indulgencia de las penas debidas por el pecado, por
ello el conceder esos mritos se suele llamar: conceder In-
dulgencias.
Tngase adems en cuenta, que no solamente en los
Aos Jubilares se conceden Indulgencias. En dichos aos
se otorgan con ms abundancia; pero en cualquier poca
el cristiano puede lucrar para s y para las almas del Pur-
gatorio estas Indulgencias.
L "Cien das de Indulgencia", leemos a veces al
pie de una oracin. Para entender esa frase, hemos de
recordar lo dicho sobre la penitencia pblica que sola
imponerse en los primeros tiempos de la Iglesia. El pe-
cador arrepentido que cumpla con aquellas pesadas con-
denas (por ejemplo: ayunar, vestir hbitos de peniten-
cia, etc.), sin duda alguna iba lucrando cada da un poco
de mrito en favor de la remisin total de las penas
debidas por sus pecados. Pues bien hoy, cuando la Tsrlc-
:

sia concede, por ejemplo, "Cien das de Indulgencia",


quiere significar que concede tanta remisin de pena
cuanta correspondera que se le remitiese al que hubiera
hecho cien das de penitencia pblica del tipo de la que
sola hacerse en los primeros tiempos del Cristianismo.

De modo que al cristiano que en las debidas condi-


ciones (entre ellas, en gracia de Dios), reza tal oracin o
ejecuta tal obra pa enriquecida con Indulgencias, a ese
tal Dios le disminuye parte de la pena temporal debida
por sus pecados. Y si se tratase de Indulgencias aplica-
bles a los difuntos, el cristiano que las lucra y las aplica,
puede conseguir, asimismo, alivio para un ser querido,
si ste se encuentra en el Purgatorio.
A veces la Indulgencia que se concede es Plenaria,
vale decir, abarca toda la pena merecida por los pecados.

180
2. No intentamos con esto afirmar, segn ya se dijo,

que el mrito proveniente del lucro de Indulgencias


obli-

gue a Dios Nuestro Seor a remitir las penas de los

fieles difuntos. Nosotros ofrecemos nuestras obras; Dios


las acepta o no, segn los designios de su
Provi*-

dencia, la cual tiene en cuenta tanto el bien particular


del difunto cuanto el bien comn. De lo contrario, un
rico que dejase abundante dinero para sufragios,
ira

inmediatamente al Cielo, mientras que un pobre tendra


que purgar ms por carecer de recursos.
Dios ve todo y conoce todo valora las obras del rico
;

y del pobre en su justa medida valora las disposiciones


;

espirituales del fallecido y el nimo de los que quedan.


Dios es lamisma justicia.
3. La cbispa que provoc incendio protestante fu
el

precisamente una controversia sobre las Indulgencias. En


poca de Lulero se abus indiscutiblemente de la pre-
dicacin ,y del trmite para la concesin de Indulgen-
cias. Frecuentemente se otorgaban a quienes
supuestas
ciertas disposiciones espirituales, y entre ellas siempre la
de estar en gracia de Dios entregasen una limosna pre-
,

establecida, que era destinada a las Obras de la Iglesia.


Esto supuesto le fu muy fcil al pueblo inculto caer
en los estribillos: "comprar" Indulgencias, "rescatar
con dinero" las almas del Purgatorio, etctera; y lo
que es peor: se tegivers toda la doctrina sobre las
Indulgencias.
A) Quien ha seguido nuestros razonamientos, bien
comprende que no tiene nada de particular el que la
Iglesia haya avalorado con Indulgencias esta obra pa
que es dar limosna. Se prest el hecho a abusos al punto ;

de que la misma Curia Romana tuvo que hacer encarce-


lar a algunos de los predicadores de Indulgencias . .

Pero el abuso no justifica la condenacin del buen \iso.


B) Por lo dems siempre ha sido posible lucrar,
:

para s o para los difuntos, Indulgencias, an Plenarias,


mediante sencillos actos de piedad que no significan nin-
gn desembolso.
181
Ni las indulgencias, por lo tanto, se compran; ni se
favorecen con ellas los ricos ms que- los pobres; ni son
un permiso para pecar, ni siquiera perdonan los pecados,
estrictamente hablando, si bien pueden perdonar la pona
temporal por ellos merecida; por el contrario, el que
lucra una Indulgencia debe estar en gracia de Dios,
sea sin pecado.
4. Hemos expuesto con cierta amplitud lo tocante
a la limosna y a las Indulgencias, pues nuestros conceptos
sobre el particular han de ser muy claros.
Los protestantes se escandalizan de cierto tipo de
caridad estruendosa que a veces adoptamos los catlicos.
Ellos quieren saber, adems, qu es eso de "vender"
Sacramentos y "comprar" Indulgencias... Debemos
ilustrarles; por eso debemos primero ilustrarnos.
Y al cerrar esta Leccin sobre el Purgatorio
y las
obras pas, elevamos nuestro pensamiento a la que
es
Medianera de todas las gracias, la Madre de Dios, Madre
nuestra, y Madre tambin de nuestros hermanos protes-
tantes. Y pensando en ella, pedimos a Jess instan-
temente la conversin de estos hermanos nuestros. Que
vean pronto la luz, como el ciego de Jeric (Lucas, Cap-
tulo 18, versculos 41 y 42).
Ofrezcamos con frecuencia los mritos de nuestras
buenas obras con este fin. Yque nuestro ofrecimiento
sea por intermedio de Mara Santsima. Ella las presen-
tar a su Hijo y nos las devolver transformadas en
abundantes gracias de conversin. Pues nada niega en el
Cielo Jesucristo a la que en la tierra nada le neg a El.

CUESTIONARIO

Los pecados se perdonan en la Confesin en cuanto


a la culpa o en cuanto a la pena? Puede redimirse en
esta vida la pena temporal* Qu es el Purgatorio?
a) Supuesto el conjunto de la doctrina de Cristo,
deducir la necesidad de un Purgatorio. Cul fu el pen-

182
sar de Lutero al respecto? Qu opinan hoy muchos pro-
testantes? Cul fu la prctica de primitiva?
la Iglesia
Pruebas tomadas de las Catacumbas y de San Agustn.
Qu dice la Santa Biblia respecto al Purgatorio?
t>) Qu entendemos por obras pas? Qu mrito
tienen las obras del que est en gracia de Dios y del que
est en pecado mortal? Nuestras pequeas obras de todos
los das, los mismos errores que involuntariamente come-
temos, nuestras penas y enfermedades, pueden ser fuente
de mrito? Obligan a Dios nuestros mritos?
c) Qufinalidad tiene la Iglesia al imponer ayunos
y abstinencias? Qu texto de San Mateo puede aducirse
para probar la conveniencia del ayuno? Qu afirman San
Jernimo y San Len respecto al ayuno cuaresmal? Es
compatible la limosna meritoria con la vanagloria? Qu
es antes: la caridad o la justicia? Los Sacerdotes venden
los Sacramentos? Por qu razn cobran con motivo de
administrarlos? Es justo que se ostente ms boato exter-
no cuando contrae matrimonio una persona de alta socie-
dad que cuando se casa un pobre? El Sacramento es
distinto en ambos casos? Las Bulas y Las Dispensas
Pontificias, se venden?
d) Qu se entiende, en general, por Jubileo? Puede
perdonar la Iglesia las culpas? Puede la Iglesia eliminar
o al menos disminuir la pena por ellas merecida? fDe
dnde obtiene la Iglesia los mritos requeridos para satis-
facer por la pena? Qu se entiende por Indulgencias?
Qu significa "tantos das de Indulgencia"? Todas las
Indulgencias son aplicables por los difuntos? Todas son
Plenarias? Qu prctica di pie a Lder o para que recha-
zase la doctrina sobre las Indulgencias? Es lcito con-
ceder indulgencias a quien contribuya con limosnas a las
Obras de la Iglesia? Hay que tener dinero para lucrar
Indulgencias? A qu intencin convendra dedicar mu-
chas de nuestras buenas obras? Quin nos puede ayudar
grandemente a aprovechar los mritos que provienen de
nuestras obras pas? Podr negar algo Jess a su Madre?

183
2 . :

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LECCION XII

EL ECUMBNISMO

"Pero no ruego slo por stos-


(los Apstoles) , sino
por cuantos
orean en m por su palabra,
para que todos sean uno... para
qno sean unificados por estrecha
unin".
(Juan, Cap. 17, vers. 20 al 23).

El Ecumenismo es, en lneas generales, un simp-


tico movimiento que se lleva a cabo por las diversas
Iglesias protestantes y heterodoxas orientales, a fin de
fomentar la unin de todas ellas entre s y, como etapa
final, con la Iglesia Catlica Apostlica Romana.
Pero antes de hablar de este Movimiento, conviene
dar un vistazo global al mundo religioso Cristiano de
hoy, para ver qu lugar ocupa la Iglesia catlica con
relacin a las dems Iglesias y Confesiones que tienen a
Jesucristo como a Dios y Seor.
A) Como puede apreciarse en el Cuadro Sinptico
de la pgina anterior, existen catlicos apostlicos roma-
nos tanto de Rito Latino cuanto de Ritos Orientales. De
modo que los catlicos orientales de Rito Maronita, pon-
gamos por caso, son tan catlicos apostlicos romanos
como nosotros los argentinos de Rito Latino. Sern dife-
rentes, segn los diversos Ritos, los procedimientos can-

185
.

nieos y la forma externa del culto; pero la fe es una.


Y el mando es nico: todos obedecemos, en cuestiones
de fe y costumbres, al Romano Pontfice, y por eso todos
somos "romanos". La denominacin de Iglesia Catlica,
o sea: "universal", se debe precisamente, a que nuestra
Iglesia es una y nica para todo el mundo,
y tiene miem-
bros, de hecho, en todo el mundo, dentro de la estricta
unidad de fe y de gobierno de que venimos hablando.
B) Por su parte, hay tambin cristianos orientales
que desde hace unos diez Siglos (primera gran escisin
religiosa) no pertenecen a la Iglesia Catlica por no que-
rer prestar obediencia al Romano Pontfice. Estas Igle-
sias Orientales se dieron a s mismas
el nombre de "Or-
todoxas", o sea: "las que tienen la verdadera fe". En
iealidad son Heterodoxa:;, vale decir: las que tienen otra
fe que la debida.
C) Existe, en fin, un grupo de cristianos muy nume-
roso, alguna de cuyas Confesiones o Iglesias acta con
turbulento prosclitismo entre nosotros. Provienen estos
grupos religiosos
como ampliamente se ha dicho
de ,

la segunda gran escisin que padeci el Catolicismo, ha-


ce unos cinco Siglos. Su denominacin de Protestantes
se debe a haber "protestado" Lutero y los Prncipes ple-
gados a su revolucin religiosa, contra la Dieta de Spira
(ao 1529) por el hecho de que dicha Dieta conceda li-
bertad religiosa a los catlicos que vivan en territorios
protestantes . .

a) MOVIMIENTO ECUMEXISTA.

Despus de haber situado a las Sectas protestantes


y a las Iglesias Heterodoxas Orientales dentro del vasto
panorama cristiano, pasamos a historiar un poco el Mo-
vimiento EcuT/icni.sta que se ha iniciado en principios de
Siglo, y cada vez va alcanzando mayor importancia.
El principal objetivo de este Movimiento es promover

186
Congresos Internacionales entre delegados de todas las
Keligiones que rinden culto a Cristo, con miras a formar,
cediendo cada cual un poco de su parte, un tipo de reli-
gin cristiana standard, nica para todos, y que satis-
faga a todos, incluso a los catlicos.
1. Fu Edimburg, en el ao 1910, la sede de la
primera Convencin del Protestantismo que alcanzara
realmente proyecciones. Desde entonces, las diversas de-
nominaciones ''Fe y Orden, Fe y Trabajo", etctera, or-
:

ganizaron otras Convenciones, entre las que se destacan


la de Lausanna en 1926 y la de Oxford en 1937.
De estos Movimientos naci uno nuevo y pujante: el
"Ecumenismo" propiamente dicho, que celebr su pri-
mera Conferencia en Utach.
Prueba de la envergadura de estas Conferencias, es
la de Amsterdam que reuni en 1948 a representantes de
148 Iglesias disidentes: la ms reciente de Lund, que en
]952 cont con la asistencia de representantes de 158
diversas Denominaciones provenientes de 40 pases.
2. Prcticamente todas las Iglesias y Denominacio-
nes protestantes y heterodoxas orientales tienen algn re-
presentante en este Movimiento. La Iglesia Catlica, no.
A primera vista parece sta una posicin intransi-
rente de nuestra Iglesia; y no es as. Por la sencilla ra-
zn de que estos Conpresos Ecumnicos buscan la verdad,
y la Iglesia catlica ya la posee. Ellos se saben desorien-
tados; nosotros tenemos la certeza de ser la Iglesia de
Cristo.
Si reconocindose la autenticidad del tesoro de la
Revelacin que posee la Iglesia Catlica, el Movimiento
Ecumenista la invitase a conferenciar respecto a detalles
de liturgia, organizacin interna, rgimen externo, etc.,
entonces nuestra Iglesia aceptara gustosa y discutira
con ellos en pie de igualdad. Lo que no puede discutir-
se en pie de igualdad es la autenticidad del mensaje evan-
glico heredado de Cristo y mantenido inclume por la
Iglesia Catlica Apostlica Romana durante 20 Siglos.
El suceso ms terrible para la Humanidad (que su-

187
pondra el fracaso total de Cristo), sera
que, por un im-
posible, la Iglesia Catlica dijese, a una con los
protes-
tantes y heterodoxos orientales: "yo tambin
dudo de
la autenticidad de mi fe; veamos si
entre todos encon-
tramos la verdad".
A
pesar de' todo, la Santa Sede permiti, ya desde
1950, que, segn el juicio de los respectivos Obispos,
asistiesen a estos Congresos representantes
catlicos en
carcter de observadores. Al recin citado
Congreso de
Lund, por ejemplo, asistieron tres observadores catlicos.
Resta decir que pese a la buena voluntad que mueve
a todos, el desarrollo de estos Congresos fu siempre
bo-
rrascoso, tanto al tocarse el tema de la
dogmtica como
el de
la poltica. Sobre todo en este ltimo
terreno, la
discordia se agudiza, ya que la mayora de las
Iglesias
heterodoxas orientales y muchas de las Confesiones
pro-
testantes son acusadas de una inexplicable
pasividad ante
el Comunismo.
Puede decirse que an no han llegado los ecumenis-
tas a conclusiones prcticas; salvo la magnfica
de fo-
mentar el deseo de unin en busca de una nica verdad.

b) LA INTRANSIGENCIA DE LA
IGLESIA CATOLICA.

Con motivo del Ecumenismo cabe anotar algn con-


cepto sobre la tan malinterpretada intransigencia de la
Iglesia Catlica.
1- La Iglesia es intransigente en lo esencial, cu lo
dogmtico, porque posee la verdad. Transigir en el cam-
po religioso, supone un cambio. Vale decir: o admitir
alguna verdad que antes se rechazaba, o abandonar al-
guna que antes se profesaba. Y
sto ni lo ha hecho la
Iglesia, ni lo har, ni puede hacerlo. La intranskrencia
de la Iglesia es la intransigencia de Cristo: "El que no
est conmigo, est contra m; el que no siembra conmi-
go, desparrama". (Lucas, Cap. 11, vers. 23).

188
Por el contrario, en cosas accidentales, secundarias,
la Iglesia es, ha sido y ser transigente dentro de lo po-
sible, o sea, dentro de lo que no suponga embarcar a
la Iglesia en algo ilcito o errneo.
La Iglesia, por ejemplo, ante una nueva doctrina
filosfica o ante un nuevo rgimen poltico, adopta siem-
pre una posicin expectante: observa y medita. El fil-
sofo o el poltico desearan que la Iglesia inmediatamente
se decidiese en favor de ellos; en favor de lo que ellos
creen ser la verdad. Ms an: desearan que la Iglesia
fuese transigente, aceptase tcitamente los errores escon-
didos en los pliegues de dichos sistemas filosficos o
regmenes polticos.
Pero la Iglesia obra con mucha cautela. Apoyar
decididamente cuanto de verdad se involucre en dichos
movimientos filosficos o polticos; pero se abstendr
de dar su franco apoyo a los movimientos en s, pues
sabe por experiencia de Siglos que todo movimiento, por
ser movimiento, es cambiante, que pronto cae en errores
y que esos errores pueden llegar incluso, a hacer desapa-
recer totalmente aquella verdad sobre la que haban co-
menzado a edificarse los sistemas.
Por esta falta del ciego total apoyo que esperaban
de la Iglesia Catlica, es que muchos polticos se vuelven
luego contra ella.
No sucede as en los pases donde impera el Protes-
tantismo: precisamente porque el Protestantismo es ms
"transigente", se adapta con mayor facilidad a las cir-
cunstancias. O sea, se expone a caer, o cae ms fcilmente
en el error.
Es por esta razn que muchas de las actuales Con-
fesiones protestantes han cedido ante la enseanza laica,
el divorcio, el aborto legal, el neomaltusianismo, o bien
ante la avanzada comunista, etctera.
2. Dos ejemplos de intolerancia religiosa
clsicos
nos enrostran los protestantes: la Inquisicin espaola y
la Noche de San Bartolom.
Aunque no podemos extendernos sobre el particular,

189
vamos a sugerir estas ideas: la exagerada intolerancia
religiosa de la Edad Media no se debi ni a los protes-
tantes ni a los catlicos, sino a la misma Edad Media
en s.

No se olvide que fu esa una poca que hered la


tradicin de las Quemas de Brujas, de los Juicios
de
Dios, de las Ordalas, etc., resabios todos de las
costum-
bres brbaras. Por otra parte
(y en sto admiramos a
la Edad Media), en aquella poca el peor
de los delitos
era la hereja, el delito contra Dios mismo,
que por ser
superior El a todos los prncipes
y naciones, constitua
su ofensa un crimen, el ms aborrecible, puesto
aue de
lesa Majestad Divina. Hoy da nuestras mentalidades
materialistas no comprenden este lenguaje. Hov
en-
tendemos mejor, por ejemplo, la decisin de la Corte
Suprema de un pas americano tenido por protestante,
a la que se llev el pleito sobre la prohibicin
de la
pelcula blasfema "El Milagro". Esta moderna
Corte
Suprema se declar impotente para prohibir dicha pe-
lcula ya que no poda juzgar sobre
qu cosa es "blas-
femia". . .

Por dems, y volviendo a nuestro tema, se exa-


lo
ger hasta en lo referente a la Inquisicin
lo increble
espaolo. En los poros casos (segn hoy est demostra-
do), en que se aplic en Espaa la pena capital
con
intervencin de dicho Tribunal eclesistico de la Inqui-
sicin, ha de tenerse en cuenta que era el
poder civil
diramos: el Gobierno, quien aplicaba la pena. El
papel de la Iglesia consista en juzgar si haba habido
o no delito contra la fe; el Gobierno, por su parte, ba-
sndose en que este tipo de delincuentes contra Dios
era muy pernicioso para la tranquilidad de la Nacin,
cas-
tigaba o eliminaba al culpable, como hoy se castiga o
elimina a los delincuentes contra la seguridad del Estada,
o contra la propiedad privada.
Lo que en realidad ha sucedido en lo concerniente a
la Historia de la Inquisicin espaola
y, en general, de
toda esta poca, es que siendo como lo es an hoy Espaa

190
la nacin catlica por excelencia, a ella dirigieron los
protestantes ms que a ningn otro pas sus dardos em-
ponzoados de mentiras. La Leyenda Negra no es ms
que eso una leyenda
: . . .

En lo tocante a la Noche de San Bartolom (24 de


agosto de 1342), la Historia ha puesto suficientemente
en claro que fu la Keina de Francia Catalina de Me-
diis
que tena de todo menos de buena catlica la ,

nica responsable de la matanza de los protestantes hugo-


notes. Como Reina aleg haber sido hechas esas muertes
en defensa propia, para librarse de una conjuracin; los
Reyes vecinos, al igual que el Papa, le enviaron la feli-
citacin de rigor; no por las muertes acaecidas, sino por
haberse ella librado de la conjura. Hqy da lo mismo se
hace cuando el poder constituido de una nacin logra
sofocar un levantamiento interno.
Pero nada ha de extraarnos que se haya tergiver-
sado la Historia de varios Siglos ha. Si en nuestros mis-

mos das ignoramos muchas veces lo que realmente ocurre,


ya que de un mismo hecho se nos dan versiones contra-
dictorias y simultneamente "fidedignas"!
Por otra parte, no se quedaron atrs los protes-
tantes en lo que respecta a la mal entendida intoleran-
cia religiosa. Para justificar nuestro aserto basta reco-
rrer, por ejemplo, las efemrides de los Reinados de
Enrique VIII de Inglaterra, de la sanguinaria Isabel I,
de Eduardo VI, Jacobo I, etctera, que en Inglaterra y
Escocia ahogaron en sangre todo intento de vida ca-
tlica 1
).
Y
si nos referimos al propio Lutero? Recurdese lo
dicho al principio de esta Leccin sobre la actitud in-
transigente, as como la de los prncipes luteranos de

. (i) Los Reyes de Inglaterra vienen jurando, desde hace


Siglos, ante el Arzobispo protestante de Cantorbery
:
" to maintain
to the utmost of her power, in the United Kingdom the protestan*
teformed Religin established by law", o sea: "mantener hasta
el lmite de su poder la Religin protestante establecida por la
'
leyes en el Reino Unido '.

191
Sajorna, Brandemburgo, de Ilesse, etc., que
"protesta-
ron" ante la Dieta de Spira porque exiga libertad
reli-
giosa para los at! .-.,s .1.- los Estados
fie dichos prn-
cipes, i Qu razones alegaron Lutero
y los prncipes no-
vadores? Un principio que hoy da le dara
vergenza
adoptar a cualquier protestante, pero que
en la poca
no pareca tan escandaloso: "Cuius regio, illius
religio"
yale decir: cada cual ha de tener
la religin que" est
implantada en la regin en que vive.

*) EL LATIN Y EL ECUMEXTSMO.

Unporcentaje muy elevado de los catlicos de todo


el mundo (el 97 %), profesa el Rito Latino segn
hemos podido ver en el cuadro sinptico.
Nosotros, los de este Rito, usamos la lengua ecu-
mnica por excelencia, el latn, tanto en la Liturgia
como en el lenguaje oficial de las relaciones con la Santa
Sede, y en el estudio de la filosofa y la teologa.
Hasta el Siglo V se utiliz el
griego preferentemente
desde entonces, el latn. De modo que no
es esencial a la
Iglesia Catlica el uso de la lengua latina. Si el da de
maana quisiese modificar su lenguaje, podra hacerlo
sin duda alguna.
Hoy por hoy, las ventajas del latn, son muy
grandes.
A) Se ofrece a Dios en todas partes del mundo, y
hasta con las mismas palabras latinas, un idntico Sa-
crificio la Santa Misa. Puede, por ejemplo, un Sacerdote
:

japons oficiar en nuestras Iglesias o en cualquier Templo


del orbe, sin que la Liturgia adoptada cambie en lo ms
mnimo.
B) Los estudios hechos en latn, dan la mxima uni-
dad al dogma catlico. En todas partes se ensea lo mis-
mo con los mismos trminos y conteniendo un mismo
concepto. Hasta algunos de los textos de estudio son idn-
ticos en todo el mundo.

192
C) La mayor parte de los escritos y Documentos
de antigedad cristiana estn en latn; podemos beber
la
la teologa en sus propias fuentes.
D) El latn es, de por s, una lengua riqusima en
matices. Adems, como lengua muerta, no sufre altera-
ciones; lo que se ha escrito hace Siglos, hoy le compren-
demos en el mismo sentido que le imprimi su autor.
Inconvenientes: el pueblo no entiende el latn utili-
zado en las ceremonias.
A) Es cierto; ste es un gran inconveniente. Pero
los fieles pueden utilizar traducciones que les hacen par-
ticipar inteligentemente a ellos tambin en los actos de
Culto.
B) Adems: hay pases catlicos de Rito Latino
en que algunos de los Sacramentos se administran ya
en lenguaje corriente.
C) Por lo dems, las Iglesias Orientales catlicas
utilizaron siempre en su liturgia el griego o la lengua
propia de las respectivas naciones.
D) En nuestra Patria, gracias a Dios, se est difun-
diendo cada vez ms el Misal y los Sacramntanos en
castellano (M- Mediante su uso, no slo se interpretan
mejor las ceremonias sino que se participa en ellas acti-
vamente junto con el Sacerdote.
Es de suma urgencia obedecer, en este terreno, a
los Sumos Pontfices y a nuestra Jerarqua que desde
hace aos vienen instando a que se proporcione a los
fieles una participacin cada vez mayor en los actos de
Culto.
Las devociones fundamentadas en el sentimentalis-
mo, y no en un claro concepto de nuestros deberes para
con Dios, la Santsima Virgen y los Santos, han de ceder
las pocas posiciones que an les quedan al avance de

(i) La Editorial de ios Padres Benedictinos de Buenos Aires


presenta Misales y Sacramntanos econmicos y muy completos
para uso del pueblo, editados bajo la sabia direccin del Reveren-
dsimo Padre Abad Mitrado Don Andrs Azcrate O.S.B., pioneer
del movimiento litrgico argentino.

193

13. Protestantismo y Biblia.


.

un Cristianismo integral, que debe mejor ser compren-


dido para llegar a ser ms intensamente vivido.
Que rezamos el Santo Rosario? Hagmoslo pausa-
damente. La costumbre de rezar el "Rosario meditado"
se va extendiendo, a Dios gracias, entre nuestros fieles.
Que activamente participamos en los actos de Culto
y dialogamos en latn con el Sacerdote! Preocupmonos
de indagar el hondo significado de las frases que pro-
ferimos.
El Canto Litrgico en boca de todos los fieles ha
de resonar, como otrora, en nuestros Templos. En este
rengln hemos de aprender de los protestantes, pues
por lo general ponen mucho empeo en alabar a Dios
mediante el canto. El genio de la msica, Juan Sebas-
tin Bach, era protestante. .

Los Papas han hablado; la jerarqua de nuestro


pas, tambin 0). Que no suceda con el canto y la parti-
cipacin de los fieles en el Culto, como sucedi con la
cuestin social. La Iglesia habl tambin en aquel en-
tonces; pero los acaudalados y aquellos en cuyas manos
estaba mejorar la situacin obrera, formar sindicatos
catlicos, etctera, no dieron importancia a sus palabras.
La desobediencia a la Iglesia trae siempre consecuen-
cias fatales.

d) OCTAVARIO PEO UNION DE LA IGLESIA.

El Octavario Pro Unin de las Iglesias Cristianas:


Heterodoxa, Protestante y Catlica, se practica entre las
muy significativas fechas 18 y 25 de enero. Conmemo-
ramos el 18 de enero la ctedra de San Pedro en Roma,
y el 25 del mismo mes, la Conversin de San Pablo.
Este Octavario, que hoy es practicado en el mundo

(i) Puede verse la Pastoral Colectiva del Episcopado Argen-


tino publicad:?, el 25 de julio de 1952; as como la Encclica Me-
diator Dei del Papa Po XII publicada el 20 de noviembre de 1947.

194
entero por los catlicos y hasta por algunos protestantes,
es una devocin precisamente de origen protestante. Un
grupo de anglicanos pertenecientes a la "Sociedad de la
Expiacin" comenz a difundirla en 1908. . .

Veamos antes quienes eran los integrantes de la So-


ciedad de la Expiacin. Formaban stos una especie de
Congregacin Religiosa constituida a fines del Siglo pa-
sado por miembros de ambos sexos pertenecientes a la
Iglesia Anglicana, quienes fundaron varios Monasterios
de vida comn, basndose en las Reglas de San Fran-
cisco.
En 1908. como queda diebo, practicaron por primera
voz el Octavario pro Unin de la Isrlesia y al ao si-
;

guiente se pasaron en pleno a la Iglesia Catlica, for-


mando parte de una floreciente Tercera Orden Francis-
cana que an boy subsiste.
Otro caso similar de conversin en masa, es el del
monasterio protestante de Santa Mara, que tambin
despus de haberse impuesto por unos aos las Resrlas
Franciscanas, pas colectivamente al Catolicismo hoy ;

constituye una prspera Comunidad Misionera.


Son varios los monasterios protestantes de vida co-
mn que practican en nuestros das las Reorlas de San
Francisco, si bien adaptadas, como es natural, a sus pe-
culiares modalidades...
/.Ser que el Protestantismo ha de atravesar una
etapa franciscana (tal como le sucediera a Jneryensen,
Cbesterton, Papini, Cemelli, Olaudel. el Gran Rabino de
Roma Zolli, etctera), antes de recibir el abrazo frater-
nal del Catolicismo?
Desconocemos los designios de la Divina Provi-
dencia.
La tendencia a la unin es un hecho innegable y ven-
turoso en nuestra poca. Ms an: ivcfhpensnbh, dado
el avance de las fuerzas sin-Dios, que slo podr, ser de-
tenido por un frente nico de autntica espiritualidad.
La Prctica del Octavario Pro Unin de la Iglesia
har sin duda que Dios Nuestro Seor mire con espe-

195
o.ial benevolencia el movimiento Ecumenista, e ilumine la
inteligencia de los Jefes de las distintas Confesiones e
Iglesias que participan del afn unionista (*)
"Si el Seor no edifica la casa, en vano se esfuerzan
quienes quieren edificarla" (Salmo 126). En la Torre
de Dabel que lian levantado, sin pretenderlo tal vez, los
protestantes, es imposible or un lenguaje comn: prue-
ba patente de ello son las Conferencias Ecumenistas a que
nos hemos referido.
El Seor tiene ya su Caga edificada. Es la Casa
Paterna donde el Padre Celestial, representado por nues-
tro Padre comn, el Sumo Pontfice, espera recibir con
un gran abrazo a los hijos prdigos de todo el mundo.
Tardarn mucho en volver?

CUESTIONARIO

iQu lugar ocupan, dentro del Cristianismo, la igle-


sia Heterodoxa Oriental, la Protestante u la Catlica?
i A qu se deben estos nombres
que las identifican?
a) Qu se entiende por "Ecumenismo"? Tiene la
Iqlesia Catlica algn representante oficial en dicho Mo-
vimiento? /Puede ponerse en pie de igualdad nuestra Igle-
sia con las dems Iglesias Cristianas? Qu conclusiones
prcticas se han obtenido en los Congresos Ecumenistas
realizados hasta la fecha?
b) Iglesia Catlica /es intransigente en lo esen-
La
cial o enaccidental? Qu actitud adopta la Iglesia ante
lo
una nueva doctrina filosfica o un nuevo rgimen pol-
tico? Qu suelen exigir los polticos a la Iglesia? /Qu
actitud suele adoptar el Protestantismo ante los poderes

(i) A
fin de popularizar esta devocin hemos insertado al
final de este libro un "Octavario" popular, del cual existe tam-
bin una edicin aparte en cmodas hojitio" del tamao de una
estampa. Estas hojitas pueden adquirirse en la Editorial De
Tu S.E.L., Juan B. Alberdi 3061, Bs. Aires.

196
temporales? Referirse a la Inquisicin espaola y a la
Noche de San Bartolom. Fueron transigentes los Monar-
cas de aquella poca ? Lo fu Lutero y los Prncipes lu-
teranos ante la Dieta de Spiraf Qu argumento emplea-
ron contra los catlicos?

c) Es esencial el latn a la liturgia catlica? Es


ventajoso el uso de esa lengua? Qu actitud ha de adop-
tar el pueblo fiel en los Oficios Divinos? Referirse al uso
del Misal, del Sacramentarlo y del Canto litrgico. Qu
consecuencias trae la desobediencia a las normas de la
Iglesia?

d) Qu entendemos por "Octavario pro Unin de las


Iglesias"? Cules fueron los comienzos de esta devocin?
Referirse a la influencia de San Francisco en la conver-
sin de protestantes al Catolicismo. Podrn llegar a un
acuerdo entre s los protestantes en sus Congresos Ecu-
menistas, si rechazan volver a la Casa que el Seo* ha
edificado ?

197
LECCION XIII

EL CELIBATO DE LOS SACERDOTES


"El clibe se cuida de la cota*
del Seor, de cmo agradar al
Seor. El casado ha de cuidarse
de las cosas del mundo y de c-
mo ha de ugradar a su mujer; y
as est dividido".

(1* Cor., Cap. 7, vers. 32 y 33).

Un delicado problema vamos a tratar ahora: el del


celibato sacerdotal. Los protestantes no le encuentran
solucin; por otra parte, tampoco faltan catlicos mal
informados que tienen al respecto ideas muy confusas.
Por eso nos extenderemos un poco ms delo acostumbra-

do, a fin de proponer en


la cuestin sus debidos trmi-
nos. Planteado el problema, la solucin caer por su
propio peso.
Defendemos, primero, el celibato casto como un es-
tado de vida que. legtimamente puede adoptar cualquier
hombre o mujer. Y luego, refirindonos ya particular-
mente a los Sacerdotes, justificaremos con razones f Ca-
dentsimas su celibato libremente abrazado y fielmente
observado.
Claro est que las razones que aqu se exponan,
sern entendidas mucho ms fcilmente por quienes po-
sean un corazn puro, que por aquellos que, sumergidos
en el lodo, no tengan tiempo, ni deseos, ni tal vez posi-

198
bilidad
humanamente hablando
de elevar sus ojos al
,

Cielo y apartar su cuerpo de la tierra. Ms an: son


razones que se entienden perfectamente en pocas de
fervor. Pero en las pocas de tibieza espiritual, su res-
plandor se opaca. El entendimiento, entonces, amortecido,
falto de la viveza espiritualque proporciona la devocin,
necesita de renovados esfuerzos para ver claro. Y sto,
no por culpa de las razones en s, sino por culpa de la
tibieza o de la frialdad espiritual en que se encuentra
sumido el entendimiento humano.
Muchos sern los cortos argumentos que iremos ex-
poniendo a lo largo de esta Leccin. Recordamos al le"tor
el consejo de subrayar o marcar aqullos que le parezcan
ms probativos, a fin de grabrselos en la memoria y de
tenerlos "a mano" cuando convenga utilizarlos.

a) ES POSIBLE OBSERVAR UN CELIBATO CASTO.

Con frecuencia se oye decir que quienes no lian


contrado enlace son clibes. Nosotros preferimos decir
que pueden ser clibes y pueden ser meros solteros, se-
gn el caso.

1. El soltero o soltera (todas estas consideraciones


se aplican indistintamente a los varones y a las mujeres),
pudieron no haberse casado por no haber encontrado
oportunidad para hacerlo, o bien porque un trauma f-
sico o psquico les oblig a permanecer alejados del
matrimonio; el clibe, por el contrario, hace de su si-
tuacin un estado de vida; voluntariamente busca y
a-cepta el quedarse soltero por alguna razn de orden
superior, como podra ser el servicio de Dios, la ayuda
a familiares necesitados, el entregarse a la ciencia, al
servicio de la Patria, etctera.
El clibe, pues, no es un mero soltero. Ha dirigido
y encauzado su existencia entera con la formacin espiri-
tual y las providencias materiales que le exige su 'tpico

199
estado de vida. Si as no lo ha hecho no ha sido pru-
dente; pagar las consecuencias en la medida que
no
haya sido previsor.
2. Supuesta la existencia del celibato como estado,
pasamos a rebatir la opinin de quienes dicen que es
imposible observarlo castamente, por ir sto contra las
leyes de la naturaleza. Hoy da la medicina ha dicho ya
su ltima palabra al respecto: es falso que la abstinencia
total del desahogo venreo voluntario acarree ningn
trastorno somtico. Al respecto, le o a un cirujano ge-
neral, profesor de medicina, estas palabras: "Tenemos
en nuestros hospitales de Buenos Aires muchas salas para
enfermedades venreas; pero no tenemos ninguna para
enfermos de castidad". Y a otro profesor, especializado
precisamente en psiquiatra.- "Yo he probado en m mismo
que la abstencin total es incua" 1 ).
3. Tampoco puede alegarse que el clibe cumplidor

(1) "La altsima proporcin de adolescentes que ignoran en


nuestro pas que la continencia prematrimonial es la nica garanta
para su integridad moral y fsica, demuestia acabadamente que no
se ha difundido an el verdadero fundamento de la educacin
sexual. Debe dnilgarse la opinin de la Academia de Medicina
dt Pars, del Colegio de Mdicos de Nueva York y sus alrededores,
dt la Asociacin Argentina de Dermatologa y Sifilologa y de
r.uchas otras fuentes indiscutibles que demuestran la garanta que
significa la castidad, y que son a veces ignoradas hasta por los
pedagogos y los mdicos". "La verdadera profilaxis venrea",
profesor Dr. Luis Mara Balia.
En el Congreso sobre Prostitucin que organizara en Soma la
Federacin Abolicionista Internacional en 1950, el profesor Scremin
present varias conclusiones importantes afirmando, entre otras co-
sas: 1 que los prostbulos son fuente inevitable de contagio ven-
reo; 2 V que son escuela de desviaciones sexuales antinaturales;
y
3 V que sirven no tanto para solucionar un problema de los solteros
cuanto paca fomentar el vicio de solteros y casados ya que en
Italia, por ejemplo, concurren a los prostbulos con mayor fre-
cuencia los hombres casados que los solteros.
Recomendamos la lectura del libro ' ' Funcin Sexual ' ' dp'
Dr. Manuel IT. J. Bello, Bs. Aires, 1953, distribuido por la A.J.A.C.

200
de su deber en materia de castidad, vaya contra las
Leyes de Dios.
Dios instituy el Sacramento del Matrimonio; pero
tambin instituy el del Orden Sagrado. Y as como no
todos estn obligados a consagrarse Sacerdotes recibien-
do el Sacramento del Orden, tampoco todos estn obli-
gados a recibir el Sacramento del Matrimonio.
El clibe consciente no menosprecia al Matrimonio.
Lo reverencia como a "Sacramento grande" (Efesios,
Cap. 5, vers. 32), pero no se siente con vocacin para
adoptarlo; o bien las circunstancias le indican que no
lo debe adoptar.

Objetar alguno : Dios ba dado esta orden al gnero


humano: ''Creced y multiplicaos" (Gnesis, Captulo l v ,

versculo 28). La respuesta a esta objecin es sencilla;


el mandato de multiplicarse no fu dado a cada uno de
los individuos en particular, sino al gnero humano en
general. De contrario, pecara quien no se multipli-
lo
case, quien no tuviese descendencia; cosa evidentemente
absurda.

Supuesta la existencia legal del celibato casto,


4.
se nos arguye la experiencia ensea que quienes adoptan
:

ese estado de vida estn muy expuestos a caer en falta,


a cometer fornicacin.
Respondemos: depende. Si adoptan, para no caer,
los medios peculiares a su estado, no caern. Si se des-
cuidan y no elevan su espritu, y ceden a los sentidos,
caern; al igual que los casados que no ejerzan control
sobre sus pasiones.
Cules son esos medios necesarios para no caer?
Los hay de dos tipos: medios sobrenaturales y medios
naturales.
Medios sohrenaturales: oracin, mortificacin, prc-
frecuente de la Confesin y la Santa Comunin C ),
1
tica

(i) Segn pensamiento del Cardenal Goma, la Santa Comu-


nin, el trato ntimo con Dios, devuelve, en parte, al hombre el

201
devocin a Mara Santsima nuestra Madre, vida parro-
quial con participacin de sus actividades en alguna Ins-
titucin, en contacto con Sacerdotes
y personas de bue-
nas costumbres, etctera. Dios da peculiares gracias de
estado a los clibes como tales.
Medios naturales: el primero es el enfoque de vida.
El que ha de prescindir de todo lo Tol-
clibe sabe bien
rente al sexo. Su proceder entero se subordina a r-sta
idea. Por eso. ante ciertos y determinados problenas,
de un modo reacciona el clibe y de otro modo el soltero.
Mucho le ayudar tambin al que abraza el celilato
el ocupar la mente con una gran idea. Podra sta ser
la caridad hacia los familiares necesitados en aras de log
cuales ha prescindido del matrimonio; o bien un amor
ferviente a Dios, en cuyas manos ha colocado toda su
vida, su corazn, sus mejores euergas espirituales y
corporales; o, sino, la idea del bien, de la ciencia, el ma-
gisterio, etctera.
Un
gran ideal empequeece todas las dems tenden-
cias. Es como esos rboles robustos a cuyo derredor no
crece ni la yerba, porque ellos lo absorben todo. De no
haber este ideal superior, peligra la castidad, mx'ine
en los de temperamento sanguneo.
Y sobre todo: huir de la tentacin. Por una parte,
pedir a Dios "no nos dejes caer en la tentacin"; y
por otra parte, escapar de ella.
Hagamos un poco de filosofa barata: El imn es
un hierro como cualquier otro, pero con la virtud de
atraer. Ponemos un alfiler a 10 centmetros y el imn
no lo atrae; lo ponemos a 5 y el alfiler ser irremisible-
mente atrado por el imn. Alfiler que no quiera ser

don de inmunidad ante las pasiones, de que gozaban Adn y Eva.


Respecto a la devocin a la Santsima Virgen, recomiendan los
antores la prctica de rezar 3 Avemarias y lia oracin: "Bendita
sea tu pureza" al levantarse, y otro tanto al acostarse, aunque
modificando, en este ltimo caso, as la oracin: "Yo te ofrezco
en esta noche...". Dicha prctica se recomienda an a los que
Labitualmente viven en pecado mortal.

202
cautivado, que no se acerque ms de lo prudente. Que
se mantenga a distancia. . .

La "respetable distancia" es el secreto de quienes,


como han de cumplir su deber de castidad. Aho-
clibes,
ra bien. Esa respetable distancia puede mantenerse
per-
fectamente, an supuesta una estrecha relacin con per-
sonas de diverso sexo, principalmente si prima
sobre
todas las actividades un noble ideal, como podra
ser el
del Apostolado.
Podr, a pesar de todos los esfuerzos, reprimir el
clibe perfectamente sus tendencias? Sin
duda alguna.
La funcin de los diques consiste en reprimir las
aguas. Es enorme la presin que ejerce el lquido ele-
mento sobre la pared de un dique; sin embargo, una
pared de contencin bien construida
y diligentemente
conservada, ofrece, sin duda alguna, amplias garantas.
Si las grietas que puedan ir apareciendo son descuida-
das y no se acude rpidamente a repararlas, entonces,
s, peligrar la estabilidad del
dique
5. FA celibato casto es un hecho corriente. Quien
afirme lo contrario, alegando que la continencia es, de
por s, imposible de observar, nos obliga a pensar torci-
damente de l mismo, de sus hermanos y hermanas, de
sus hijos e hijas, etctera.
Que no sea derrotista este seor. Que se decida a
frecuentar, por ejemplo, nuestros ambientes catlicos,
nuestras familias, nuestras parroquias, nuestros conven-
tos,y se convencer de que an quedan muchos corazo-
nes que se conservan limpios en esta tierra inundada
por el lodo.

Lo que en realidad sucede es que muchos de los


crticos que "no se explican" el celibato casto, tienen
los pobres un temperamento que les hace casi imprescin-
dible satisfacer sus apetitos, mxime si no poseen una vo-
luntad robusta, capaz de poner valla a la fuerza del ins-
tinto. Y piensan que a todos los dems les sucede
lo

203
mismo. Como el glotn que se desvive por la crema Chan-
tilly, y cree que nadie puede prescindir de comerla.
6.Esta es nuestra tesis respecto al celibato: todo
soltero ha de privarse de cierto tipo de satisfacciones.
Dios las ha reservado al estado matrimonial, porque di-
chas satisfacciones llevan anexos serios
y graves deberes
que slo pueden sobrellevar quienes han contrado ma-
trimonio.
Por otra parte: hay solteros, los clibes, que libre-
mente y con todo derecho hicieron de su situacin un
estado permanente de vida. Esos tales tienen la misma
obligacin de observar castidad que un soltero cualquie-
ra, si bien gozan de mayores facilidades para
observarla
que los que se quedaron solteros por imperio de las
circunstancias, y pese a su voluntad.

b) HISTORIA DEL CELIBATO SACERDOTAL.

Queremos dejar bien sentado, ante todo, que no


hay ningn texto bblico que obligue a quienes ejercen
la funcin sacerdotal a mantenerse alejados del matri-
monio. Pero al mismo tiempo afirmamos que son varios
los textos bblicos que aconsejan el celibato a quienes
desean dedicarse al servicio de Dios. Estos textos sern
expuestos ms adelante.
1. Pasamos ahora a exponer una breve resea de
los pasos que se han seguido hasta la implantacin defi-
nitiva del celibato sacerdotal en la Iglesia de Rito Latino.
A) Cristo Nuestro Seor, Sacerdote Eterno, nues-
tro modelo en todo, no contrajo matrimonio. Por eso se
le llama "el Prncipe de los vrgenes".
De los Apstoles, algunos eran solteros, otros eian
casados. Pero todos, segn lo evidencia la lgica, siguie-
ron solos a Jess; basta recordar el pasaje en que San
Pedro dice al Seor: "He aqu que nosotros lo hemos
dejado todo y te hemos seguido a Ti. Qu ser de nos-

204
otros?". A lo que respondi Jess: "Todo el que dejare
hermanos o hermanas o padre o madre o hijos o campos
por amor de mi nombre recibir el ciento por uno en
la tierra y despus la vida eterna'' (Mateo, Captulo 19,
versculos 28 y 29).
De San Pablo y San Juan consta que eran solteros;
San Pablo no slo se glora de serlo sino que aconseja
no casarse a cuantos desean entregarse al servicio de
Dios. Lase todo el Captulo 7 de su 1* Carta a los
Corintios.

B) A su vez, muchos de los cristianos de los prime-


ros Siglos, hombres y mujeres, comenzaron a practicar
los consejos evanglicos de pobreza, castidad y obedien-
cia. Los que tal observaban eran tenidos en gran estima-,
a pesar de todo, como sola oficiar de Sacerdote el jefe
de familia (presbtero =
anciano), es natural que hu-
biese pocos Sacerdotes solteros. Tertuliano, en el ao
200 ("De Exhortatione Castitatis"), habla del gran
nmero de Sacerdotes que vivan continentes, ya que
haban elegido a Dios por esposo. El apologeta Orgenes,
por la misma poca ("In Leviticum"), justifica as el
celibato sacerdotal: los. Sacerdotes de la Antigua Ley
observaban continencia alejndose de sus esposas durante
el perodo de sus servicios en el Templo los de la Nueva
;

Ley no conocen tales inconvenientes, por ser clibes.


A los Sacerdotes judos corresponda la paternidad ma-
terial ; a los cristianos, la espiritual, etctera.
En el Siglo IV el celibato eclesistico era prctica
comn bien no obligatoria
si
en Espaa, Italia,
,

Oriente y Egipto.
C) El Concilio de Elvira (Espaa), celebrado entre
los aos 300 y 306, prohibe, por primera vez en el
mundo,
que los Obispos, Sacerdotes y Diconos de la regin vivan
en matrimonio. Y manda deponer de sus cargos a quienes
no observen total continencia.
Los Sumos Pontfices aprobaron este dictamen y
fueron extendiendo la obligatoriedad del celibato clerical

205
a diversas repiones. As, el Papa San Siricio emiti un
documento en el que se alegan bellsimas razones en pro
del celibato eclesistico, al mismo tiempo que se castiga
severamente a quienes no le observen En fin; que
en todo Occidente el celibato clerical era obligatorio ya
en el Siglo V.
En Oriente, luego de diversas prohibiciones y con-
cesiones, se permiti, desde el Siglo VII en adelante, a
los Sacerdotes y Diconos, vivir con sus esposas si ya
haban contrado enlace antes de la ordenacin. As
y
todo, el celibato se convierte en requisito indispensable
para aquellos que han de ocupar los ms altos cargog
eclesisticos. Por lo dems, nunca faltaron entre los
orientales, Monasterios en los que se observ, no slo cas-
tidad perfecta, sino tambin pobreza y obediencia.
D) Podemos, por lo tanto, resumir as el proceso
que se ha seguido en el establecimiento del celibato cle-
rical: absolutamente hablando no hay incompatibilidad
entre la funcin sacerdotal y el matrimonio; pero como
es ms propio al Sacerdote el celibato (segn consejo
de Cristo que luego repitiera San Pablo), entonces poco
a poco brot de la naciente Iglesia la hermosa flor del
celibato de una plyade siempre creciente de Sacerdotes
castos que han puesto todo su corazn y toda su persona
a los pies de Cristo, al servicio de su reinado.
2. Esta es, a grandes rasgos, la historia del celibato
eclesistico. Hoy se encuentra claramente legislado que
quien aspira al Sacerdocio en la Iglesia Catlica Apos-
tlica Romana de Rito Latino, ha de renunciar, previa-
mente, al matrimonio. Si prev que no va a poder so-
brellevar las cargas del celibato, pues ya no se acerca
a las Sagradas Ordenes. Y si los Superiores del Seminario
donde l ha de. cursar sus estudios, prevn, con su expe-
riencia, que dicho candidato no podr soportar dichas
cargas, no le admitirn al Sacerdocio; le dirn, sencilla-

(1) Puede leerse este Documento en el "Enchiridion Symbo-


lorum", Denzinger, nmero marginal 89.

206
mente, mas o menos estas palabras: "su
temperamento
no esta hecho para cumplir sus futuros
deberes Sacer-
dtales y le abrirn las puertas del Seminario.
,

Doce largos aos tiene a su disposicin el


estudiante
de nuestros Seminarios para decidirse
por el s o por
el no. Una vez al ao por lo
menos practica el candidato
al Sacerdocio un retiro espiritual
de 6 das para pensar
exclusivamente en Dios, en su alma
y en su vocacin
Antes de recibir cada una de las tres
ltimas Ordenes
feagradas, ha de escribir de puo
y letra un documento
en el que consta que desea recibir la
Sagrada Orden
correspondiente con pleno conocimiento de
causa respecto
a las obligaciones que el celibato le
impone. En cualquier
momento de su carrera, puede abandonarla
sin ningn
perjuicio para su honra ni para
su hacienda. No es
posible ordenarle de Sacerdote
si no tiene cumplidos
A anos de_ edad, o cuando menos,
y con dispensa de
Koma, 22 anos. Pueden pedirse ms
garantas? Toman
los novios, por ejemplo,
siquiera sea la dcima parte de
estas precauciones en la eleccin
de su permanente estado
ele vida, el matrimonio?
Por eso la obligacin jurada de observar perfecta
y perpetua castidad que contrae el Sacerdote, es alo
que obliga con la fuerza de una solemnsima
promesa
hecha a Dios y a los hombres, que de
ninguna forma se
puede quebrantar.
3. No quedara completo este bosquejo sobre la his-
toria del celibato eclesistico si no
dejramos bien sen-
tado que la ley del celibato, promulgada por la
Iglesia,
puede por la misma Iglesia ser derogada si lo
creyese
oportuno.
Conocido por ejemplo, el reciente caso en que
es,
se consagr. Sacerdote a un ex Pastor protestante alemn
convertido al Catolicismo, a quien el Papa, por
dispensa
especial, permiti seguir viviendo con
su esposa y sus
hijos, en perfecto matrimonio. El
mundo catlico se en-
ter de la noticia
y tranquilamente la acept con este

207
universal comentario: "e\ Papa puede hacerlo; si le
pareci prudente, no tenemos nada que aadir".
El caso, aunque muy desusado, ni suscit polmicas,
ni se organizaron peticiones en masa al Vaticano para
obtener dispensas similares, ni acaeci nada de cuanto
presagiaban los no catlicos. Es que nuestros Sacerdotes
aman su celibato; y el pueblo fiel, v en este renuncia-
miento algo muy grande y muy conveniente a la vocacin
de Mediador que cuadra al Sacerdote ( J ).

o) EL SACERDOTE CATOLICO
OBSERVA EL CELIBATO.

Aunque le duela admitirlo a nuestros adversarios,


el Sacerdote catlico observa el celibato. Hace Siglos
que viene observndolo, y hoy lo ostenta como una de sus
mejores galas.
1. Es que hay que partir del supuesto de que el
Sacerdote no es un seor cualquiera que de la noche a
la maana le vistieron una sotana y le dijeron man- :

tngase casto. El llegar al Presbiterado supone muchos


aos de reflexin y de prueba.
No todos los caracteres sirven para el Sacerdocio;
no todas las voluntades poseen el mismo temple. La se-
leccin, en largos aos de Seminario, permite llegar a
las gradas del altar solamente a quienes, humanamente
hablando, presentan garantas.
Yo les dira a muchos escptieos: Si usted desde su
primera juventud hubiera vivido retirado en una casa
de estudios y hubiera luego rodeado su vida de activi-
dades similares a las de un Sacerdote, guardara usted
tambin castidad. Porque los Sacerdotes no son hroes

(i) Es raro el caso, pero se da, de la Ordenacin Sacerdotal


de un casado cuya esposa (de libre voluntad, y por lo general
para ingresar ella a un Convento de Religiosas) consiente en
separarse perpetuamente de l y dejarle en completa libertad. La
Ordenacin Sacerdotal de viudos es un poco ms frecuente.

208
ni seres anormales; son seres perfectamente normales
que observan un plan de vida sabiamente ordenado, el
cual, en buena psicologa experimental, y segn leyes
fisiolgicas perfectamente conocidas, les lleva natural-
mente a la observancia de la castidad perfecta. Y sta
es explicacin
la "bumana" del celibato casto del
Sacerdote.
Ahora bien si aadimos a lo anterior una vocacin
;

divina, unas especialsimas gracias de Dios en favor de


su Ministro, y un constante empleo de los medios sobre-
naturales y naturales especficos para mantener la san-
tidad del estado sacerdotal, tendremos entonces el cua-
dro completo de la situacin del Sacerdote frente a
su celibato.
2. Vamos a enumerar sucintamente algunos de los
medios de que goza el Sacerdote para cumplir santamente
con s,u vocacin.
Ante todo, su gran ideal de Apostolado, de servicio
de Dios, de ofrenda a Dios de todos los momentos de
la vida.
Viste el Sacerdote sotana negra, de renunciamiento,
que le distingue de todos los dems; pero para celebrar
la Santa Misa se reviste totalmente de un alba de blanca
pureza que le habla de la angelical virtud, indispensable
para ser digno Ministro del Altsimo. Sobre esa blanca
vestidura coloca los ricos ornamentos sagrados que le
dicen algo de la gloria del Cielo, predisponindole al
contacto directo con la Divinidad que habr de tener
lugar en la Santa Misa.
El Santo Sacrificio le sita Mediador entre el pue-
blo pecador y el Dios ofendido. Y
l, despus de haber
ofrecido por todos y por l mismo, comulga, recibe en
su pecho al buen Jess que al menos "ex opere operato"
le llenar de su gracia.
El Sacerdote hace meditacin diariamente, durante
20 6 30 minutos. Y segn frase de Santa Teresa, "o se

209
14. Protestantismo y Biblia.
deja la meditacin para ir tras el pecado o se deja el
pecado para ir tras la meditacin"...
Mas de una hora diaria le llevar el rezo del Bre-
viario, que, an hecho con cierta distraccin, le va gra-
bando en el subconsciente mximas de vida superior,
ejemplos de varones preclaros por su virtud, etc., amn
de facilitarle un enfoque de la vida litrgica paralelo
al de la vida civil.

Gran devocin profesa el Sacerdote a la Reina del


Clero, Mara Santsima. La vida de la Madre de
Jess
tiene muchsimos puntos de contacto con la del Sacer-
dote. Ambos engendran y dan a Jess al mundo. Ambos
le llevan entre las gentes para bendecir, perdonar, hacer
el bien. en Y
la hora del sacrificio, ambos, a los pies de
la Cruz de Cristo, perdonan, como El, y oran por los

hijos extraviados.
Un arma infalible tiene el Sacerdote a su alcance
(igual que todos los fieles, pero tal vez ms que ellos)
para defender la pureza de su vida y es la mortificacin
;

corporal. Al que ejercita esta arma el Demonio nunca


le presentar batalla, pues se sabe ya vencido
por an-
ticipado.
Los ministerios: bautizar, casar, asistir a moribun-
dos, etctera, le colocan a cada momento ante la
realidad
profunda de esta vida, sin disfraces ni disimulos. Y
cuntas lecciones, cuntos consuelos derivan al Sacer-
dote del santo ministerio del confesionario!
unos atraer el plpito o la tribuna, a otros la
A
pluma, a otros la ctedra. Tal vez el Instituto que X
fundar, o la obra Z que dirigir.

O sea viven los Ministros de Dios una intensa se-


:

gunda vida dentro de su existir comn.


Muchas veces al da ven el Santo Crucifijo; y la
imagen de ese hombre muerto entre dolores por salvar
a los dems, es un lenitivo a sus penas y un aliciente
para la lucha.
Su hbito y la pblica profesin de su Ministerio

210
le evitan or aquellas conversaciones inconvenientes de
que tanto gusta el mundo. La modestia de la vista ante
personas de otro sexo es defensa de la pureza de su es.-
tado. Las lecturas. todo, en fin, conspira a favor de
. .

la santidad de su vida.
Y por si lo dicho fuese poco, cada semana han de
rendir cuenta de su alma ante el Sacerdote confesor y
cada ao se beneficiarn con varios das de Ejercicios
Espirituales, durante los cuales, lejos de toda actividad,
practican un balance de su vida y auscultan el estado
de su alma . .

3. Esto supuesto, se objeta: cmo explicar enton-


ces las cadas que de vez en cuando se producen entre
las filas del clero?
A) Tal vez Dios permite estos dolorosos hechos para
mantener en humildad al orden sacerdotal. Si los Sacer-
dotes se supiesen impecables, seran insufribles por lo
orgullosos.
B) Por otra parte, los Sacerdotes, como confesores,
muchas veces han de encontrarse con reincidentes, car-
gados de misereas espirituales. Quien ha ofendido a Dios,
siquiera sea en cosas leves, comprender al pecador mu-
cho ms fcilmente que el asceta intachable, severo y
rgido por lo general.
C) La fe del que cree en Cristo y en la Iglesia
prescindiendo o a pesar de la persona del Sacerdote, esa
fe es mucho ms genuina y meritoria que aquella otra
que tiene su razn de ser en el Ministro a quien se sabe
santo.
D) De todos modos, la explicacin ltima de la
falibilidad Sacerdotes, es la debilidad humana.
de los
El Ministro del altar, "un hombre tomado de entre los
dems hombres para que se dedique al servicio de Dios",
no deja por eso de ser hombre, y por esta razn "l
mismo est tambin rodeado de flaquezas' (Hebreos, Ca-
'

ptulo 5, versculos 1 al 3. Vase la 2 Corintios, Captulo


4, versculo 7). Dios no ha querido servirse de ngeles

211
impecables para su servicio en la tierra, sino de hombre
falibles, i Por qu! Misterio de su Sabidura.
E) Una cosa evidente: si el Sacerdote se conserv*
fiel a sus obligaciones, es imposible que caiga. Pero si
voluntariamente desprecia los medios naturales y sobre-
naturales que le facilitan el mantenerse en su estado,
entonces fatalmente caer, a la corta o a la larga. Le
suceder exactamente como al casado que descuida su
iespectivas obligaciones.
P) Esta reflexin nos hacemos nosotros: nadie, que
sea cuerdo, al constatar el elevado nmero de adulterios,
pongamos por caso, que a diario se cometen, sacar en
consecuencia abolir la institucin matrimonial y procla-
mar el amor libre. Pues del mismo modo, aquellos que
al or: "yo conoc a un cura que..." (la casi totali-
dad de estas narraciones son meras noveleras sin nin-
gn fundamento; pero, supongamos que fuesen ciertas),
quienes al or que un Sacerdote falt a su deber de c-
libe, sacan por consecuencia suprimir el celibato clerical,
esos tales no discurren debidamente.
Ni suprimir, pues, el matrimonio porque haya ca-
sados que pequen, ni suprimir el celibato porque haya
clibes que pequen.
Finalmente quienes andan -divulgando aquellos
:

tristes casos que, dada la fragilidad humana, suceden


alguna vez, esos tales se parecen bastante al escarabajo,
animalejo ste que se complace en revolver los residuos
ajenos . . ..

4. Nos referimos ahora a algo muy chocante, por


la falta de lgica que supone.
Fustigan los no catlicos, en general, al Sacerdote
por ser un embaucador que impone a los
"un parsito,
dems cargas pesadas como los ayunos, las abstinencias,
la insoportabley vergonzosa confesin de los pecados",
etctera. que segn ellos el Sacerdote es un
En fin,
deshecho humano, digno de todo desprecio. Pero llegan
al tema del celibato y se les ablanda repentinamente el

212
eorazn. Miran, llenos de ternura, al Sacerdote y se la-
mentan: "Pobre! Por qu no podr casarse?". Y con
todo entusiasmo se sacrificaran para hacerle el favor
de casarlo.
De dnde esta repentina conmiseracin? Sin em-
bargo, no es obstculo que dichos seores sean ellos mis-
mos solteros otengan hermanos o hermanas en la misma
situacin, y que no se casan "porque eso es cosa particu-
lar de ellos "... Pues que apliquen el mismo razona-
miento en favor del Sacerdote; si l no quiso casarse, y
prefiri ser Sacerdote, l tendr sus razones i 1 ).
Algo ms peligroso, segn nuestro punto de vista,
resulta cierta postura "transigente" que se est difun-
diendo tambin entre algunos catlicos mal formados en
su fe. Se jactan stos de tener un espritu ms amplio,
ms moderno, y por eso "comprenden" la situacin del
Sacerdote, del mismo modo que "comprenden" la situa-
cin de un casado que falta a su deber.
De ninguna manera. La culpa de un hombre casado
es grave; pero la del Sacerdote es gravsima, por ser
sacrilega. Si vemos mal a un polica que roba valido de
su uniforme, y a un militar que vende al enemigo los
secretos de guerra, si nos repugna un mdico que exige
a su enferma la entrega de su cuerpo a cambio de la
salud, con mucha mayor severidad debemos juzgar al
Sacerdote que no cumple su promesa jurada; pues ni
el polica, ni el militar, ni el mdico ostentan la excelsa
misin de recordar al prjimo la necesidad del cumpli-
miento de los respectivos deberes para con Dios, tal como
sucede con el Sacerdote.
Ahora bien: no confundamos la persona con la Ins-

(1) Se nos viene a la memoria el caso de Lutero, que pro-


clam que todos los Sacerdotes y Religiosas deban contraer ma-
trimonio y l no se decida a hacerlo, pues saba que como casado
;

perdera mucho de su prestigio y de aquella movilidad que conve-


na a su misin de predicador. Pero sus amigos lograron conven-
cerlo ;y, por fin, se uni con Catalina Bora, ex-Religiosa, quien,
ciertamente, no le hizo feliz.

213
titucin. No confundamos a "un Sacerdote" con el "Sa-
cerdocio". El ejrcito, la polica y la medicina, seguirn
siendo beneficiosos y benemritos por ms que un militar,
un polica o un mdico hayan faltado a su deber.
Quien por conocer un mdico de malas costumbres
desprecie la medicina y no consulte su enfermedad con
los facultativos, obrara ridiculamente. De modo similar
quien por conocer el caso de un Sacerdote escandaloso
desprecie al Sacerdocio en s y no quiera beneficiarse
con los auxilios de la Religin, ese tal tampoco procede
con cordura.
5. Dice la Sagrada Escritura: "El vino y las mu-
jeres hacen apostatar a los sabios" (Eclesistico, Captu-
lo 19, versculo 2).
El Sacerdote lo sabe; por eso lleva una vida mori-
gerada y mantiene, respecto a las personas de otro sexo,
aquella "respetable distancia" de que hablamos al prin-
cipio de esta Leccin.
No quiere decir sto que haya de huir de la mujer
o que haya de sentirse disminuido ante ella. Todo lo
contrario. El Sacerdote es y debe ser el gran confidente
de la mujer, que busca en l comprensin, consejo y
apoyo; y, a su vez, la mujer es una gran ayuda para
el Sacerdote, dado su espritu eminentemente religioso

y abnegado.
A imitacin de San Pablo, el Sacerdote ha de ver
en cada mujer a una hermana. La mujer pecadora es
para el Sacerdote una hermana que necesita urgente-
mente los auxilios de la gracia para reconstruir su vida.
Y la mujer buena, honra de la gran familia de los cris-
tianos, es una hermana que puede hacer mucho bien al
que lo necesite y que, adems, debe ella misma recibir
ayuda para mantenerse y adelantar en la virtud.
Mara Santsima representa para el Sacerdote el
prototipo femenino. Humilde, pura, abnegada. En toda
mujer cristiana resplandecen destellos de aquella humil-
dad, pureza y abnegacin. Pero donde ms clara aparece

214
la estampa de Mara, la Madre del Sacerdote por anto-
nomasia, es en la madre de los Sacerdotes, en cuyos co-
razones ha ido ella fomentando desde la niez, el subli-
me ideal de la conquista de las almas
Tambin Jess se encontr con la mujer en su cami-
no. Las Santas Mujeres fueron admitidas en el squito
del Maestro. Las mujeres pecadoras
representadas en
la Samaritana y la Magdalena, hallaron en El amplio
perdn.
La mujer se benefici con los milagros del Tauma-
turgo, y escuch emocionada los preceptos de la Nueva
Ley, segn la cual, ella, esclavizada hasta entonces du-
rante Siglos, dejaba de ser un mero objeto para uso
y
provecho del hombre.
Por eso la mujer guarda hasta el da de hoy hacia
Jess una gratitud muy grande, un profundo cario res-
petuoso. Por eso, siempre
como la esposa de Pilatos y
como la Vernica, sale a su defensa y limpia las afren-
tas de su rostro.
Ahora bien; la mujer sabe que el Sacerdote es el
Ministro, en la tierra, de ese Jess . .

Cul es, pues, el "secreto" del celibato sacerdotal?


Digmoslo en una palabra: el "secreto" consiste en

(i) "Mara ocupa un puesto preferente en la Liturgia de la


Iglesia y en el Breviario. El liturgo que no cumpla su ministerio
de un modo oficial y rutinario, tratar de llegar a una relacin
personal con la Madre de Dios. Es casi natural, podramos decir,
que vea en Ella la encarnacin del femenino, el cual le
ideal
servir de norma para su vida personal y para la cura de almas,
lo mismo que para el trabajo de educar al sexo
femenino. Mara
es "la llena de gracia", es la corona de su sexo en sentido
natural
y sobrenatural, es la Virgen de las vrgenes, la Madre de las ma-
dres y, como Madre de Cristo, Madre nuestra tambin... Ella
rene de un modo nico todo cuanto hay de noble en la mujer.
El Sacerdote que la venera comunicar a todas sus hermanas algo
de su nobleza y de su distincin. En toda mujer que encontrare
en su vida tratar de buscar un rayo de la dignidad femenina, o
tambin, de despertar el que brilla ante l en Mara". (El Sacer-
dote en el mundo, Jos Scllmair, Poblet-Fax).

215
.

que el Sacerdote no mira a la mujer con los


mismos ojos
con que la mira el hombre de la calle;
y la mujer no
mira al Sacerdote como a un hombre de la calle.

6. Hemos dicho, parafraseando a San Pablo (He-


breos, Cap. 5, vera. 1 y 2; 2 Corintios, Cap.
4, vers. 7),
que el Sacerdote, en cumplimiento de su misin subli-
me, no pierde su humanidad, sino que la eleva, la
sobre-
naturalka; y poniendo en prctica los medios que la
Iglesia le proporciona, se mantiene firme
en su estado
y sirve a la Cristiandad, a pesar de la lucha que la ma-
teria libra contra el espritu (Romanos,
Captulo 7. ver-
sculos 19 al 25).
i Cuntos aviones surcan hoy veloces los aires? In-
numerables. Sin embargo, todo vuelo siemif ica dos fuerzas
en constante pugna: la gravedad contra la velocidad.
La gravedad atrae el avin a tierra; la velocidad lo man-
tiene sobre ella.
Una minuciosa revisin de motores y comandos hace
que lo difcil, elno caer, sea una realidad de todos los
das en millones de aparatos.
Descuiden los pilotos sus comandos; abandonen los
mecnicos la conservacin del instrumental de vuelo.
Y pronto vendr el desastre ; no por culpa de la aviacin
en s, sino por culpa de los hombres de la aviacin.
Guiar un carretn en tierra sera, ciertamente, ms
seguro para los pilotos, que conducir un avin en los
cielos. Pero esto ltimo es ms noble, sin
duda alguna.
Lo exige la Patria, el progreso, la propia vocacin. .

Descuide el Sacerdote el rezo del Oficio Divino, el


hacer meditacin, Ejercicios Espirituales, el reconfortar
constantemente su espritu en las fuentes de la gracia
y el vigorizarlo con la mortificacin voluntaria; descuide
los "controles": la cada ser inevitable. Pero
por culpa
ae su desidia.
Ms seguro le sera al Sacerdote (sobre todo al del
Clero Diocesano), permanecer en tierra, ser uno de
tan-
ios. Pero la vocacin Divina llama con
dulce insistencia.

216
Los hombres tienen necesidad de quienes les eleven al
Cielo, les pongan en contacto con su Creador y Seor.
Por eso muy grande ha de ser el mrito y el galardn
que le espera a los valientes que en nombre de Dios
brindan, entre peligros, su vida entera en beneficio de
la salvacin de sus hermanos.

d) EL PORQUE DEL CELIBATO SACERDOTAL.

Ya se han dejado entrever, a lo largo de esta Leccin,


las razones por las que la Iglesia mantiene en vigor la
ley del celibato clerical.
1. Comencemos por proponer argumentos tomados
de la Santa Biblia.
Antiguo Testamento. En el Captulo 6' del Libro de
los Nmeros, se dan normas respecto a los hombres y mu-
jeres consagrados a Dios; pero sto no es ms que una
tosca figura de la consagracin total que brindan a Dios
nuestros Sacerdotes y nuestros Eeligiosos y Religiosas
en general.
La legislacin referente al deber de continencia de
los Sacerdotes judos durante su servicio en el Templo,
se asemeja ya ms a nuestro celibato clerical. Con todo,
puede decirse que en la Ley Antigua se desconoci la
joya del celibato virginal.
Nuevo Testamento. En la Nueva Ley, ley de las fi-
nezas de la caridad y de la gracia, es donde se oye en
toda su armona el delicado lenguaje de la virginidad.
A) Daba el Seor normas sobre el matrimonio, con-
formes al nuevo Evangelio; pero les parecieron a los
Apstoles muy difciles de cumplir. De ah que le dije-
ran: "Entonces es mejor no casarse". A lo que respondi
Jess (segn se lee en San Mateo, Cap. 19, ver. 11 y 12)
"No todos son capaces de entenderlo, sino aquellos a quie-
nes les ha sido concedido" Hay varias clases de perso-
nas prosigue el Maestro
que por una causa u otra
,

no pueden contraer matrimonio; pero hay algunos que

217
. .

a s mismos se han impuesto la obligacin de no casarse


"por el reino de los Cielos".
De manera que, segn Cristo, en primer lugar: no
todos estn capacitados para abrazar el celibato no todos ;

"son capaces de entenderlo". Y en segundo lugar: hay


quienes le* abrazan "por el reino de los Cielos", por al-
canzarle ellos mismos y por hacrselo alcanzar a los de-
ms. A estos ltimos "es ha sido concedido", por espe-
cial don de Dios, el decidirse por la senda de la virgini-
dad, senda que prefirieron al camino del matrimonio.
B) San Pablo, en su Primera Carta a los Corintios,
Captulo 7 aconseja decididamente el celibato a quie-
'.

nes desean entregarse al servicio de Dios. He aqu sus


palabras: "Este es mi consejo a las viudas y a las per-
sonas no casadas: bueno es que as permanezcan, como
permanezco yo En cuanto a las vrgenes, no tengo
. . .

precepto del Seor; doy, s, consejo. Juzgo que es ven-


tajoso al hombre no casarse. Ests ligado a una mujert
No busques quedar desligado. Ests sin tener mujert
No busques el casarte. Si te casares, no por eso pecas, y
si una doncella se casa, tampoco peca El que no tiene
. .

mujer anda nicamente solcito de las cosas del Seor,


y en lo que ha de hacer para agradar a Dios. Al contra-
rio, el que tiene mujer, anda afanado en las cosas del
mundo, y en cmo ha de agradar a la mujer, y as se
halla dividido", (i* Corintios, Cap. 7, vers. 7 al 33. Con-
viene leer todo el Captulo).
C) He aqu, por fin, segn la misma Santa Biblia,
el galardn de quienes se han mantenido vrgenes: "Y
cantaban como un cantar nuevo delante del trono . .

Estos son los que no se mancillaron con mujeres, porque


son vrgenes. Estos siguen al Cordero doquiera que vaya.
Estos fueron rescatados de entre los hombres como pri-
micias escogidas para Dios y para el Cordero". As dice
ci Apocalipsis en su Cap. 14, vers. 3 al 5.
No queremos pararnos a hacer un comentario exe-
gtico de los dos ltimos textos recin citados; es tan
obvio que salta a la vista. Recomendamos, eso s, graben

21S
el de han Pablo
Primera a los Corintios, Captulo 7'
pues tiene una fuerza probativa
muy grande.
2. Y ahora, por va de ilustracin, vamos a trans-
enbir unos prrafos referentes
al celibato eclesistico

mol pZUcS ^ D CUmentOS de los do * ltimos S


P
, ase expresa:
XI en
Eneiclica " Ad catholici sacerdotii"
asi "El gran
aprecio que el Divino Maestro
mostr tener de la castidad,
exaltndola como algo su-
perior a las fuerzas ordinarias;
el reconocerle a El como
flor de Madre virgen
y criado desde la niez en la
'

gmal
oTZ 7 pU
J S 7 Mara; el ver su Predileccin
C0
^

'<* d * Jnes, el Bautista
F vL?7
el Evangelista; el or al gran Apstol
San Pablo ensal-
y
zar en su predicacin el valor
inestimable de la virgini-
dad, especialmente para poderse
emplear ms de conti-
ftuo en el servio de Dios (el
que no tiene mujer, anda
nicamente solicito de las cosas
del Seor y en o que
ha de hacer pora agradar a
Dios"); todo to era casi
unposible que no hiciera sentir
Nueva^ Alianza el celestial encanto
a s Sacerdote^ de S
de esta virtud priv
legada. y hacerse voluntariamente obligatoria su
.
.

guarda, que muy pronto lo fu


por seversima lev7 ecle
siastica en toda la Iglesia
Latinad
La "Menti nostrae", exhortacin al clero
catlico
del actual Pontfice Po XII, da
similares razones en
pro del celibato sacerdotal. "Y es precisamente polque
aebe estar Ubre de las preocupaciones
del mundo para
dedicarse todo entero al Divino
servicio or lo que la
Iglesia ha establecido la ley
del celibato, para que fue e
n S manifie to a todos que
el Sacerdote es S
SSFa n ?
ulge la castidad sacerdotal,
tanto ms viene a ser el
CrSt0: " 1wstia
?3E
hostia
'

inmaculada' .
t** h ostia santa,'
Como puede verse, ambos Pontfices
sealan por
una parte, la mayor pureza que supone
el celibato,
y or P

219
.

otra, lamayor utilidad que reporta a la Iglesia el que


pus Ministros se entreguen de cuerpo entero al apos-
tolado
3. Invitamos a los protestantes a un momento de
reflexin sincera. Si los Sacerdotes no observan esto
Consejos evanglicos que suponen una mayor perfeccin,
t quin ha de
observarlos? Si los Pastores no los ponen
en prctica cmo han de practicarlos las ovejas? Si,
conforme a los deseos de Lutero, hemos de decir a las
Religiosas, o sea, a las vrgenes consagrada? a Dios en
Conventos, Colegios y Hospitales, que dejen su hbito
y que contraigan matrimonio, para quin han sido es-
critas las palabras de la Santa Biblia que hemos trans-
crito ? . .

realidad, nos hacemos cargo de que los Pastores


En
protestantes no aspiren al sublime gnero de \ida qn<* su-
pone la observancia de Consejos Evanglicos en ge-
los
neraly del celibato en parti?ular. Porque el concepto dft
"Pastor" y el de "Sacerdote" se diferencian diametral-
mente.
A) El Sacerdote vive su Ministerio de Mediador en-
tre Dios y los hombres. Sus manos han de ser inmacula-
das puesto que con ellas ha de tocar a Jess-Eucarista
en la Santa Misa. Su corazn ha de estar vaco de todo
lo de la tierra, para inspirar confianza a las almas deli-
cadas que necesitan solucin a sus problemas ntimos de
conciencia.
B)El Sacerdote todo para Dios y para las almas se
ofrece al Ministerio sin retaceos de su tiempo, de su per-
sona y de su hacienda. Es lo que se ha patentizado en
los campos de concentracin durante la segunda
guerra

(i) La Encclica "Ad catholici sacerdotii", de Po XI, la


Exhortacin "Menti nostrae" de Po XII y la Encclica "Sacra
Virginitas" del mismo Sumo Pontfice actual, son tres documentos
interesantsimos que edit en castellano, y por separado, en edicin
econmica, el Secretariado de Publicidad y Propaganda de la
A.C.A., calle Eo Bamba 972, Bs. Aires.

220
mundial Haba, por ejemplo, en un mismo
campo Mi-
nistros de varias Religiones:
heterodoxos orientales pro-
testantes catlicos, etctera. Los
que eran casados no se
aventuraban, por lo comn, a llevar
los auxilios de la
Keligion a quienes los necesitaban,
por temor a los car-
celeros que lo tenan seversimamente
prohibido Pensa-
ban esos Ministros que su vida
perteneca tambin a sus
esposas e hijos. En una palabra,
estaban atados. Los Sa-
cerdote catlicos, por el contrario,
libres de toda ligazn
humana, no teman arriesgarse por servir
a sus fieles.
C) Por qu an los mismos
Secerdotes catlicos de
rito Oriental se han estancado en sus
respectivas regio-
nes? Por que no han demostrado
el espritu misionero
que caracterizo siempre a los
Sacerdotes de Rito Latino?
La respuesta es sencilla: Cmo les
iba a ser posible
enmphr aquello de Cristo: "id predicad acompaa-
dos de su mujer
y
y de sus hijos? Es cosa asaz difcil, m-
6 lahl nd ' ( como su <*de,
por lo general, en el
cZ }
caso de los Pastores protestantes misioneros)
sueldos que compensen los
grandes
gastos y el sacrificio.
D) ^
Son muchas, en fin, las pequeas trabas que di-
ficultaran en nuestro medio la
accin de un Clero al
que se le permitiese la vida matrimonial.
El Sacerdotes casado, por poco que se
descuidara
pasara a ser un pequeo burgus
con legtimos deseos
de asegurar el porvenir a su esposa
y a sus hijos. Si el
Justado remunerase sus servicios,
tanto peor; pues en
ningn momento podra alzarse contra
una injusticia de
ese Estado por detenerle el
obstculo de la familia de-
pendiente de su sueldo.
Respecto a la esposa, podemos suponer
que sea vir-
tuosa, circunspecta, etctera.
Pero si no lo es? El caso
oe esposas celosas, entrometidas,
cuando no positivamente
escandalosas, no es, en verdad,
demasiado infrecuente
ror su parte, los hijos, su ndole, su
educacin y dems
distraeran necesariamente al
Sacerdote de las peculiares
funciones ministeriales. Etc+era.

221
El Apostolado no puede exponerse a tales remoras.
4.Es ya tiempo de que cerremos este Captulo. Lo
hemos alargado de propsito porque, en la prctica, no
hay conversacin o polmica con protestantes en que no
salga a relucir el tema. Conviene, por lo tanto, estar
preparados.
Convnzanse de una vez por todas los que an no
comprenden el celibato eclesistico, que ste no crea seres
anormales. El Sacerdote catlico es un hombre como otro
cualquiera, que deseoso de servir a Dios libre de ataduras
humanas, se ha consagrado totalmente al servicio de la
Divinidad, aceptando la invitacin evanglica de perma-
necer clibe. No ha perdido nada con ello; antes al con-
trario ha ganado mucho. Vase sino:
El Sacerdote es "Padre", aunque no sea esposo.
Llena su corazn de carne con otro corazn de carne: el
de Jess-eucarista.
Fecundiza su vida con la paternidad; con una pa-
ternidad espiritual muchsimo ms noble que la natural.
No engendra hijos para esta vida; los engendra para el
Cielo.
Durante toda su existencia, el Sacerdote alimenta la
vida del alma de sus hijos espirituales con los diversos
Sacramentos deposita en sus labios entreabiertos el man-
:

jar inefable de la Santa Comunin; les perdona sus fal-


tas; les bendice cuando ellos se sienten capaces de fundar
un nuevo hogar; les acompaa al sepulcro.
La paternidad espiritual tiene la virtud de formar,
sostener e incrementar la vida sobrenatural de los espri-
tus; porque el Ministerio sacerdotal consiste en engen-
drar constantemente a Cristo en las almas de los hom-
bres. . .

Laesposa del Sacerdote es la Iglesia. La ama en-


traablemente; por ella se sacrifica y en defensa de ella
entrega su vida si es necesario.
Puede afirmarse, con verdad, que el corazn del

222
Sacerdote est reseco, que la vida de Sacerdote es anor-
mal y estril ? . . .

Transcribiremos, para finalizar, un hermoso prrafo


de Po XI tomado de la Encclica recientemente citada:
"Espectculo es, por cierto, para conmover y excitar ad-
miracin, an repitindose con tanta frecuencia en la
Iglesia Catlica, el de los jvenes levitas qne antes de
recibir el Sagrado Orden del Subdiaconado, es decir, antes
de consagrarse de lleno al servicio de Dios, por su libre
voluntad renuncian a los goces y satisfacciones que ho-
nestamente pudieran proporcionarse en otro gnero de
vida". Y sto, nica y exclusivamente "por el Reino
de los Cielos".

CUESTIONARIO

Estn todas las personas igualmente capacitadas


para entender las razones en pro del celibato sacerdotal?
a) Es lo mismo decir soltero que clibe? El celibato
va contra las leyes de la naturaleza o contra las Leyes
de Dios? Enumerar algunos de los medios sobrenaturales
y naturales que el clibe ha de adoptar para no caer.
Qu entendemos por "respetable distancia" ? Quin est
en mejores condiciones para observar castidad, el clibe
o el soltero?
b) Hay algn texto bblico que obligue al celibato
eclesistico? Quienes lo comenzaron a observar en la
Ley Nueva? Qu ao se hizo obligatorio el celibato para
los Sacerdotes de determinada regin? Tard mucho en
extenderse esta obligacin a toda la Iglesia Latina? La
Iglesia Oriental, qu legislacin observa al respecto? El
Sacerdote acepta "a ciegas" la obligacin del celibato?
Qu proceso antecede a su voto definitivo? Absoluta-
mente en ningn caso la Iglesia Latina acepta ordenar
Sacerdote a un candidato ya casado?

223
sacerdocio?
c) Todos hs caracteres sirven para el
El Sacerdote fiel a su celibato, es
un hroe, un ser
Enumerar
anormal, o simplemente un seor corriente?
Sacerdote, para man-
algunos de los medios de que goza el
se explica entonces
tener la santidad de su estado. Cmo
la cada de un Sacerdote?
Enumerar varias de estas ex-
plicaciones, y entre ellas, una aducida
por San Pablla
la aboli-
inobservancia del celibato clerical, justificara
adoptar el Sacerdote
cin del mismo? Qu posicin debe
frente a las personas de otro sexo? A quien ha de ver
el Sacerdote en la mujer?
Quin es, para el Sacerdote,
el prototipo femenino? Qu
actitud adopto Jess hacia
la mujer, y la mujer hacia Jess?
Cul es el secreto
'

de las relaciones entre Sacerdote y


mujer? Paralelo entre

^^"^
la aviacin.
los Sacerdotes y los hombres de
de la Santa Biblia en que se
d) Aducir tres textos
najeste la conv~
Z^ffiS*^<<<ro Sacerdotes no
de Jess, repetido por San
claro
f
servase]lesti consejo tan
Pablo y galardonado por
San Juan en el Apocalipsis?
sacerdotal exige pureza de
Demostrar que el Ministerio Enumerar
vZ Za entrega personal por la Causa. del
se seguiran
afinos inconvenientes que Pa-
medio, de un clero casado. Son
diento en nuestro
nuestro s Sacerdotes?Qu espectculo conmueve
Tes" transcrito
segn el texto que hemos
y escita admiracin",
de Po XI?

224
LECCION XIV

MARTIN LUTERO Y JUAN ENRIQUE NEWMANN


"Por sus frutos los conoceris...
Todo rbol bueno, da frutos bue-
nos y todo rbol malo, da fru-
tos malos".
(Mateo, Cap. 7, vers. 16 y 17).

Las fuertes personalidades de Martn Lutero y de


Juan Enrique Newmann se prestan a un paralelo entre
estas dos existencias cuya razn de ser ha sido, para uno
de ellos, un continuo descender desde la verdad hacia el
error, y para el otro, un continuo ascender del error hacia
la verdad.
Dos libros, ms que ningn otro, nos servirn de
gua: "Martn Lutero" de Hartmann Grisar S. J. (his-
toriador jesuta alemn sumamente documentado), y el
sencillo libro "Historia de mis ideas religiosas" de Juan
Enrique Newmann, especie de diario ntimo en que el
autor va narrando su conversin al catolicismo.

a) MARTIN LUTERO.

Naci Lutero en Eisleben (Alemania) el 11 de No-


viembre de 1483.
Despus de haber cursado estudios de bachiller, su
padre le inscribi en la Facultad de Derecho de Erfurt.

225
15. Protestantismo y Biblia.
Por ese entonces, y contando l 21 aos cumplidos, un
da de fuerte tempestad formul el voto de hacerse Re-
ligioso; a los dos meses ingres en el Convento de
Agustinos de dicha ciudad de Erfurt. Corra entonces el
ao 1505.
Es el mismo Lutero quien nos asegura que su ingre-
so en Religin fu debido a que un rayo cay muy cerca
suyo, pudindole haber muerto. En este rayo crey ver
un llamado de lo alto; y a pesar de no tener ninguna
cualidad para el claustro, y de que sus mejores amigos
trataron de disudirle de su desatinado empeo, insisti
en hacerse religioso. Estas dos peculiaridades de su ca-
rcter el padecer frecuentes alucinaciones y el poseer una
:

voluntad tenaz hasta la terquedad, le acompaaron du-


rante toda su vida.
Dado que su manera de ser no era para el Sacerdo-
cio, bien fcil le hubiera sido obtener dispensa del voto
de entrar en Religin, si es que efectivamente un prop-
sito emitido sin previa deliberacin y ante el peligro de
muerte poda alcanzar la categora de voto. Pero a pesar
de todos los tropiezos, lleg a ordenarse de Sacerdote
en 1507.
Durante el banquete subsiguiente a la Primera Misa,
el padre de Lutero, en un impromptu, se levant col-
rico y exclam que el llamamiento de su hijo al Sacer-
docio no era de Dios sino del diablo; que lo primero era
la obediencia a los padres, etc. Permtasenos notar que
el progenitor de Lutero, en su vida hogarea, haba dado
tambin muestras de un carcter bastante alterado. El
futuro reformador guard muy malos recuerdos de su
padre.
Ya Sacerdote, Lutero se dedic a la enseanza y al
estudio; particip en la poltica
y poco a poco fu des-
vindose de la doctrina tradicional catlica!
1. Los escritos de Lutero, desde el 1515 en adelante,
ya contienen el germen de sus novedades en materia
religiosa.
La primera demostracin pblica de su rebelda fu

226
el colocar en la puerta de la Iglesia Universitaria de Wit-
temberg, un escrito que contena 95 Tesis sobre las in-
dulgencias, contrarias a la doctrina catlica tradicional;
en ese escrito se invitaba, adems, a todas las Universi-
dades de la comarca a asistir a la disputa teolgica que
l, Lutero, iniciaba alrededor de este tema. Corra el
ao 1517.
Desde entonces se fu extendiendo como un reguero
de plvora la duda religiosa. El campo estaba prepara-
do, segn lo dijimos en la Leccin II; no fu necesario
ms que arrojar la chispa.
2. Entre las disputas que sostuvo Lutero de pala-
bra y por escrito para defender su improvisada doctri-
na, se destaca la Controversia de Leipzig (ao 1519),
en la que se defini contra el Primado del Eomano Pon-
tfice, llamando al Papa: "Anticristo, hidra de Eoma'\
etctera. Juan Eek, telogo catlico, le rebati; pero Lu-
tero, dando nuevas interpretaciones a la Santa Biblia y
tergiversando descaradamente la Historia, pudo salir ms
o menos airoso ante los ojos de sus amigos.
Despus de un maduro estudio de la situacin por
parte de la Curia Romana, Len X public una Bula en
la que se condenaban, punto por punto, los principales
errores de la nueva doctrina luterana, pero sin mencionar
en el documento a Lutero. Se invitaba luego al novador
a retractarse de los errores en que pudiera haber incurri-
do, dndosele 60 das de plazo para ello; de lo contrario
automticamente recaera sobre l la pena de la Excomu-
nin. Lutero contest quemando publicamente la Bula
y los libros de Derecho Eclesistico ante delegados de las
Universidades, adictos a su doctrina. La suerte estaba
echada; era el 10 de diciembre de 1520.
3. Desde entonces, la distancia que separaba a
Lutero de la verdadera Iglesia fu hacindose cada vez.
mayor.
Veamos algunos puntos de su nueva doctrina.
En la pgina 208 del volumen 3 de la "Correspon-
dencia del doctor Martn Lutero", se encuentra una

22?
.

carta dirigida por l a Melanchton, fechada en la Wart-


bourg el 1 de agosto de 1521, que dice: "S pecador,
un verdadero pecador y peca de firme; pero cree ms
fuertemente todava" (pecca fortiter sed fortius fide).
No ha de tomarse literalmente esta fuerte expresin
de Lutero, que luego tantas veces habra de emplear en
sus escritos. Comprendemos perfectamente que se trata
de una peligrosa hiprbole para quitar el miedo y dar
confianza a su amigo, cuya conciencia remorda ante los
nuevos procederes contra Roma y la fe catlica. Pero,
evidentemente, a estas expresiones y consecuencias le lle-
vaba su teora: "La sola fe fiducial justifica"; por lo
tanto, las obras, el pecar o no pecar, es cosa trivial, se-
cundaria, para quien tiene firme fe en Cristo".
No hemos de extraarnos aue esta doctrina, errnea
de por s y ms peligrosa an puesto que era torcidamen-
te interpretada, llevase a los peores desrdenes. Mxime
si se la junta con la prdica de que: "El hombre es algo
as como un animal sin libertad, al que conducen o guan
Dios o el diablo".
Hartmann Grisar, el ms profundo historiador de
Lutero, estudia a fondo el problema y saca esta conse-
cuencia: "Sobran en la teora luterana las leyes y las
sanciones, cuya superfluidad queda demostrada cuando
se afirma que, sin libertad, no puede haber nadie res-
'
ponsable '.
4. Otra carta transcribimos de la vasta obra "Co-
rrespondencia del doctor Martn Lutero". Est fechada
el 27 de enero de 1524, va dirigida por el reformador
a su amigo Bruck y dice as " Debo confesar que no me
:

atrevo a prohibir que se tengan varias mujeres porque


a eso no se opone la Sagrada Escritura". Frases como
sta sobre la bigamia se encuentran con cierta frecuen-
cia en sus escritos. Dios sabe que "interpretacin" le
habr dado el novador a pasajes tan claros ccmo Mateo,
:

Captulo 19; Marcos, Captulo 10; Lucas, Captulo 16;


1 Corintios, Captulo 7; Efesios, Captulo 5, etctera!.
.

228
Frontispicio del Opsculo de Lutero que lleva por ttulo:
"Contra elPapado fundado en Roma por el Demonio", editado
en el ao 1545. En dicho grabado puede apreciarse la boca del
Infierno, del cual, entre llamas, sale un Papa sentado en su
trono, llevado por Demonios. Dos Diablos le colocan la tiara, etc.
Son muy frecuentes en las obras de Lutero grabados como
ste. El historiador Hartmann Grisar afirma que "la mano de
Lutero no estuvo ajena a la composicin y diseo de estas es-
tampas; es decir, que ha participado en el argumento y en
la forma".
De hecho Lutero permiti el doble matrimonio del
Landcjrave Felipe de Htsse.
Cuando en diciembre de 1539 dicho
Prncipe le nidio
autonza^n formal para contraer nuevo
matrimonio^ ct
una joven de 17 aos (hija de una
camarera de palacio)
con la cond.cin expresa de
que ella haba de ser tenida'
como esposa legtima
y, por lo tanto, elevada a la Tate
n PnnCeSa LUter y 8U te1
fon ? i rl '
?
au t0ri cln ue
e i Melanch-
rmi os "Vv f f,
1 P^aba
en esto.
UeStra Alteza Mt resuelt0 a tomar se-
m,nT T
gunda mujer estimamos que debe

hacerlo de modo secre-


to, como ya hemos
manifestado con ocasin de la dispen-
sa que so , citaba. No hay
en ello contradiccin ni escn-
dalo considerable". O sea. que Lutero y los novadores,

^
. .

impelidos por las circunstancias,


autorizaron la bigamia
d 8 le ^ tiraas
Siente
Esta debilidad de Lutero, tuvo tremendas
consecuen-
cias. A raz de esta bigamia, se sucedieron cantidad de
divorcios cuyas partes, luego de la
separacin, exigieron
a los nuevos jefes religiosos un
permiso formal para con-
traer legalmente nuevo matrimonio;
pues si se haba
concedido autorizacin para la bigamia, con
mucha mayor
razn habra de concedrsele para
el divorcio absoluto
y total.

Martn Bucero, que fu quien en nombre del


Land-
grave *ehpe de Hesse haba pedido autorizacin
a Lutero
para el doble matrimonio que comentamos,
certifica el
escndalo y la inmoralidad que el
acontecimiento pro-
voco en el pueblo, con estas palabras,
escritas desde Ma--
aeburgo, al Prncipe: "El pueblo retorna
al salvajismo
la inmoralidad reina donde quiera".

Lutero, por su parte, en la misma poca,


y refirin-
dose a varias provincias alemanas en las
que" se haba
extendido la pseudorreforma protestante, las califica
de
una Sodoma espantosa "...
5. A esta altura de su vida Lutero sufri grave

230
perturbaciones en el interior de su alma, como puede
colegirsepor sus escritos. La reforma iba destruyendo
todo el orden cristiano preestablecido durante Siglos; l
mismo se horrorizaba ante su obra.
Fu tambin en esta poca (ao 1525), en que sus
amigos lograron convencerle de que dejase la vida irre-
gular que llevaba y contrajese matrimonio., tal como l
lo haba aconsejado a los Religiosos y Religiosas.
Catalina Bora, ex monja, fu elegida para compa-
era. Esta sacrilega unin, en vez de tranquilizar a Lu-
tero, como l y sus amigos esperaban, exasper an ms
su espritu. As escribe el ao de su boda: "He aqu
que por este matrimonio me he rebajado y envilecido
de tal manera que espero que los ngeles habrn redo
mientras lloran todos los demonios" (Estudio sobre Lu-
tero, Kroker).
Melanchton, telogo de Lutero, se lamenta a su ami-
go Carnerario en carta del 16 de junio de 1525, en estos
trminos: "Y como observo en Lutero tristeza e inquie-
tud, causadas por este cambio de su existencia procuro
;

con todo mi celo, y empleando todas las razones posibles,


animarlo. " (Lutero, Grisar).
. .

La vida de Lutero como esposo parece haber trans-


currido sin mayores altibajos. Con relativa frecuencia
se refiere el novador a Catalina Bora en sus escritos.
A veces le llama cariosamente su "amada Kathe"; pero
muchas otras veces hace bromas, an groseras, a costa
de ella, y que no es del caso transcribir precisamente por
lo groseras que son. De vez en cuando, refirindose a
lo atado que le tena su familia (Catalina di a Lutero
6 hijos), y al carcter de su compaera, la llama "Ca-
tena" (o sea, en castellano, cadena), "Maitre Cathe-
rine", "Maestro Moiss", "santsima seora doctora",
etctera.
Es conocida la ancdota en la que aparece Lutero
hablando con Catalina, ambos mirando al Cielo en una
noche estrellada, y diciendo: "Este hermoso Cielo no
es para nosotros". . .

231
6 Grandes controversias se sipuieron a la
siembra
de la doctrina del "libre amen";
controversias que
Lutero hubo de sostener no slo
contra catlicos sino
tambin contra protestantes como l,
pero que disentan
de sus puntos de vista. Zuinglio, Erasmo,
Eck y muchos
otros mantuvieron polmicas por
escrito, y a veces de pa-
labra, con el novador.

Por otra parte, el hecho de constatar


un siempre
creciente divisionismo religioso
entre sus mismos prosli-
tos tuvo necesariamente
que resquebrajar el fundamento
teolgico que Lutero (dentro
de su impenetrable y altivo
subjetivismo), se haba edificado
como sostn de la nueva
doctrina. Es por eso que la
duda se haca a presente
cada momento en su nimo,
mxime durante los pero-
dos de depresin general
que el novador frecuentemente
padeca.
En 1540 pronunciaba Lutero, fatieado v
desalentado
estas frases que se hallan recogidas en el libro
"Conver-
saciones de sobremesa". As se
expresa: "No puedo creer
por mucho que me esfuerce,
y sin embarpo enseo a
los dems. S. pero no
creo. Ah! Quin pudiera, al

menos, y tan solo, creer!".
He aqu la prueba de la caducidad de su doctrina
El cnterw subjetivo de la fe no puede
ser garanta de
salvacin. La fe fiducial luterana, sin obras,
puede obs-
curecerse y an faltar, sobre todo
cuando arrecia la ten-
tacin o cuando una cadena de pecados
apartan al alma
humana del recto sendero, del "recta sapere",
del gustar
lo recto.

Pero la fe sustentada con obras, tal como la profe-


samos los catlicos, sa, cuando llega la prueba, subsiste
en las cenizas mientras las obras brillan en la
superficie.
Las obras realizadas constante
y
meritoriamente en las
tinieblas de la tentacin y en las arideces
de la sequedad
espiritual, por una parte dan igualmente
la seguridad

232
de salvacin y por otra parte aceleran el retorno a la
1
luz i )-

7. No ha de extraar, pues, que Lutero, en base a


sus procederes y a sus teoras, pasase la mayor parte de
6U vida sobresaltado, inquieto, padeciese alucinaciones
espantosas, y su carcter fuese agrio y combativo.
En una cosa hallaba paz su desasosegado espritu:
en lanzar invectivas contra el Papado.
Hartmann Grisar documenta fehacientemente, ba-
endose en novador, que Lutero era un
los escritos del
psicpata. Tena manas obsesivas acerca del Demonio,
a quien vea en todas partes ya en la persona del Papa
: :

ya obrando en los acontecimientos ms triviales, o pre-


sentndosele en forma de perro, de lechuza, etctera. Crea
en las brujas, quienes, deca, haban de ser arrojadas &
fuego tema seriamente el inmediato fin del mundo
; .

Hoy da se puede afirmar sin temor a equivocarse,


y sin exagerar absolutamente la nota, que Lutero padeca
ana neurosis la obsesin de ser perseguido por parte dei
:

Demonio.
Su misma terminologa no es propia de un hombre
normal: usaba con frecuencia contra sus adversarios los
eptetos de: borrico, perro, puerco endiablado, turco, ei-
etera. Gustaba mezclar en sus expresiones las palabras:
excrementos, rameras y otras ms soeces an.
Dice Grisar en el Captulo 18 de la obra citada: "Es
imposible seguir a Lutero a lo largo de sus descripciones
del matrimonio y de las relaciones sexuales, sin que nos
ofendan la superficialidad y la grosera de sus trminos,
y sin reconocer en ellos que en Lutero dominaba la sen-
'
sualidad '.
Paralelamente a estas expresiones, emplea Lutero
otras donde reina un notable piadosismo subjetivo, que

(i) No creemos equivocarnos demasiado al afirmar que los


protestantes no tienen, propiamente, fe. Desean tener fe. Ansian,
se ven en el compromiso de creer en algo hermoso y lgico que
es el Cristianismo. Pero no pueden llegar al fondo de su fe, como
lo hace el catlico.

233
.

por momentos es dulce y fomenta hasta un cierto fervor


en el que lee. Pero esas dulzuras desaparecen como las
pompas de jabn al tropezar con imprecaciones contra
el "Papa asno" o eptetos por el estilo.
8. Martn Lutero falleci en Eisleben, su ciudad
natal, el 18 de febrero de 1546, a la edad de 62 aos,
previa una fatigosa enfermedad del corazn, cuyo diag-
nstico exacto an hoy da se desconoce.
Muri asistido por sus amigos. Catalina Bora y sus
hijos que se encontraban viviendo en un pueblo cercano
junto a Eisleben, no fueron avisados de la proximidad
de la muerte del padre del Protestantismo.
El postrer escrito de Lutero, fechado dos das antes
del fallecimiento, fustiga el proceder de los Sacramn-
tanos, Secta que, como tantas otras, haba nacido a la
sombra del tristemente clebre libre examen. Puede, pues,
decirse que, pese a las molestas dolencias de su vejez,
Lutero muri con su pluma luchadora en la mano. . .

Dios se haya apiadado de l.

b) JUAN ENRIQUE NEWMANN.

Indudablemente, Newmann es la anttesis de Lutero.


Espritu delicado, investigador profundo, amante de la
verdad en todas sus expresiones . .

Naci Juan Enrique Newmann en Londres el 21 de


febrero de 1801, de familia protestante anglicana.
Curs estudios universitarios y luego se hizo Pastor.
Lleg a ser profesor de la Universidad de Oxford., y por
fin, Prroco de la Iglesia Anglicana de Santa Mara, de
dicha ciudad.
Hombre amante del estudio, le agrad sobremanera
el recientemente iniciado "Movimiento de Oxford" que
tenda a una profunda revisin de la fe protestante an-
glicana, a fin de establecer un cotejo de la misma con los
dems credos, especialmente con el credo catlico romano.
Llevado de su innata piedad y de su espritu investi-

234
gador, Newmann se di de lleno al estudio de la Historia
Eclesistica de los primeros Siglos de nuestra era. Prepar
varias monografas sobre los escritos de los Santos Padres.
Y fu entonces que la duda religiosa comenz a corroer
su espritu: Qu Iglesia era la legtima heredera del
Evangelio y del primitivo Cristianismo? La Catlica o
la Protestante anglicana?
Nada se poda responder. Pero mientras la luz iba
paulatinamente iluminando su inteligencia, se mantuvo
fiel a sus creencias anglicanas; ms an: su vida fu
un constante amargo constatar que la fe de sus primeros
aos, querida y defendida por l con todo el vigor de
su fuerte personalidad, iba cediendo terreno ante el ava-
sallador mpetu de la verdad catlica que, pese a sus
ntimos deseos, iba posesionndose de su inteligencia.
Hasta que por fin, vencido, como Pablo, por la luz, hubo
de entregarse al Seor de cuerpo entero con un: " Seor!
Qu quieres que haga?" (Hechos, Cap. 9, vers. 1 al 7;
Cap. 22, vers. 10; Cap. 26, vers. 14).
Vamos a dejar hablar a Newman. Nuestra nica
tarea ser ir transcribiendo prrafos de alguno de loa
Captulos de su diario ntimo, que tal es su "Historia
de mis ideas religiosas".
As pues, dejando el Captulo 1 referente a su niez,
pasamos al Captulo 2*, que abarca el perodo de su vida
transcurrido entre los aos 1833 y 1839. Dice as: "Cuan-
do era joven, y despus, segn fui creciendo, yo crea
que el Papa era el Anticristo. En Navidad de 1824 predi-
qu un sermn en este sentido".
Efectivamente durante muchos aos Newmann crey
firmemente en la autenticidad de su fe anglicana. Pero
luego, al profundizar sus estudios religiosos, lleg nece-
sariamente a dudar de la legitimidad de las creencias pro-
testantes.
Veamos qu nos dice en el Captulo 3 9 de su libro,
que abraza los aos 1839 al 1841. "Mi fuerte era la anti-
gedad ahora bien, se encontraba que a la mitad del
;

Siglo V se reflejaba, a mi parecer, la Cristiandad de

235
loe Siglos XVI y XIX. Vi mi rostro en este espejo; yo
era un hereje monofisita. La Iglesia de la "Va media"
(que el Movimiento de Oxford patrocinaba), estaba en
lamisma posicin que la Iglesia Oriental. Roma era lo
mismo que hoy; los protestantes ramos herejes euti-
quianos".
La perseverancia de Newmann en el estudio de los
primeros Siglos de la Iglesia, la comparacin de la esencia
de las diversas herejas con la Confesin anglicana,
y
sobre todo, el anlisis de ciertas actitudes oficiales que
adoptaba la Iglesia protestante a que perteneca, desen-
cadenaron en su espritu una terrible tempestad, que dur
aos de zozobra.
El Captulo 4 de su libro, o sea, el que describe el
perodo desde el ao 1841 al 1845, as lo demuestra "Toda :

nuestra miseria como Iglesia, i no proviene de que la


gente se asusta de mirar frente a frente las dificultades?
Se han paliado actos, cuando se deba denunciarlos. . .

Y cul es la consecuencia? Que nuestra Iglesia (la angli-


cana) durante Siglos, ha ido cayendo ms abajo, hasta
que parte de sus pretensiones y manifestaciones son una
pura vergenza?
Desengaado Newmann de la doctrina protestante
por profesada, pero sin dar an el paso definitivo
l
hacia Roma, a quien en su interior todava odiaba, se
crey en el deber de presentar su renuncia al curato de
Santa Mara.
As dijo a sus feligreses en el sermn de despedida
refirindose a la Iglesia Anglicana: "Madre, madre!
jCmo es posible que hayas recibido tantas cosas buenas
y no sepas conservarlas? Cmo has dado a luz tantos
hijos y no los reconoces?. Las flores y las promesas
. .

caen de tu seno sin permanecer en tus brazos".


Y en carta a un amigo se expresa de este modo, por
la misma poca: "Debo decirte francamente que no fu
por desilusin, irritacin o impaciencia el haber presen-
tado, con razn o sin ella, mi dimisin al curato de Santa

236
Mara; sino porque pienso que la Iglesia de Roma es la
Iglesia Catlica, y la nuestra no es parte de la Iglesia
Catlica porque no est en comunin con Roma".
La Universidad de Oxford, escandalizada de la acti-
tud de Newmann, le expuls del nmero de sus acadmi-
cos. Era el ao 1843.

Dos aos pasaron desde la dimisin de su cargo de


Pastor. Dos aos de estudio, meditacin, zozobras
y des-
esperanzas. Pero por fin triunf la luz. Newmann, con-
vencido de la necesidad de dar un paso definitivo hacia
la verdadera Iglesia de Cristo, hizo solemnemente su
profesin de fe catlica, previa una retractacin de los
innumerables escritos de su juventud que fuertemente
la atacaban . . .

El Captulo 5 del libro que comentamos comienza


con estas palabras: "Desde que me hice catlico ya no
tengo, naturalmente, ms historia que contar de mis opi-
niones religiosas. Al decir sto no quiero dar a entender
que mi inteligencia ha estado ociosa o que he dejado de
pensar en asuntos teolgicos, sino que no tengo cambios
que anotar ni inquietudes ni perplejidades de ningn
gnero. He vivido en paz y tranquilo; no he tenido nin-
guna duda. . Ha sido como la llegada al puerto despus
.

de un temporal en alta mar. Mi felicidad ha permanecido,


en este espacio de tiempo, sin interrupcin".
Como complemento, transcribimos una opinin de
Newmann sobre el Clero Catlico, opinin que estampa
el autor en el ltimo Captulo del hermoso libro que ve-
nimos comentando: "En primer lugar, tengo que decir
que cuando me hice catlico, nada me sorprendi tanto
como la manera de ser evidentemente inglesa de nuestros
Sacerdotes; eran ms naturales y menos afectados que
muchos de los Clrigos anglicanos Luego me sorpren-
. . .

di tambin, cuando tuve ms ocasin de juzgar de los


Sacerdotes, le fe sencilla en el Credo catlico y en la doc-
trina que siempre han profesado cosa que nunca ha pa-
;

237
'

recido les fuese una carpa. Y ahora, que yo he estado en


la Iglesia Catlica veintin aos, tengo que aadir que
no puedo recordar haber odo un solo ejemplo en Inglate-
rra de un Sacerdote desleal.
"Siempre dispuesto para sacrificarse por su pueblo
noche y da, enfermo y sano, en todas las estaciones; siem-
pre dispuesto para acudir al llamamiento de cualquier
enfermo. El que un feligrs pueda morir sin Sacramentos
por su falta, le espanta.
"i Qu fascinacin tan poderosa es la que hace obrar
del mismo modo a miles de hombres y les infunde tan
pronta obediencia a una regla determinada como si estu-
vieran sometidos a una severa disciplina militar! Es muy
difcil dar la repuesta, a no ser que se admita la nica
que es obvia : que esos hombres creen intensamente lo que
profesan
Tales son las expresiones que Juan Enrique Newmann
estamp en su interesantsimo y ameno libro "Historia de
mis ideas religiosas" luego de vivir durante aos en el
seno de la Iglesia Catlica Apostlica Romana.
Cabe, por fin, destacar que la Iglesia, en mrito a su
sincero arrepentimiento y a sus notables virtudes, le con-
cedi las Sagradas Ordenes del Sacerdocio en Roma por
el ao 1847, a los 46 de su edad, previos varios aos de
estudio en la Ciudad Eterna.
Vuelto a Inglaterra, su figura fu enaltecindose
ms y ms. al punto de poder experimentar en 1878 la
gran satisfaccin de ser recibido triunfalmente por la
misma Universidad de Oxford, que otrora le expulsara
de su seno, y que ahora le confera el ttulo de "fellow"
honorario.
El Papa Len XIII, para coronar la magnfica obra
con sudor y lgrimas comenzada, le confiri en 1879 la
prpura cardenalicia. . .

Falleci el Newmann en Edcbaston el 11


Cardenal
de Agosto de 1890. Son innumerables los que desde en-

238
tonees deben su fe catlica a la pluma del historiador,
poeta, orador y telogo apologista ingls.
Reservamos al lector el completar el paralelo entre
Martn Lutero y el Cardenal Juan Enrique Newmann.

CUESTIONARIO

Qu punto de relacin tienen las existencias de Mar-


tn Lutero y de Juan Enrique Newmann?
a) Por qu poca y en qu pas naci Lutero? Cul
fu el mvil de su entrada en Religin? Cules fueron
las dos peculiaridades ms notables de su carcter? Re-
ferirse a su Sacerdocio; a la Controversia sobre las fn-
didgencias; a la Controversia de Leipzig. Qu actitud
adopt Len X
respecto a Lutero? Qu hizo Lutero con
la Bula de Excomunin? Qu consecuencias acarre la
teora Luterana: "la sola fe fiducial justifica"? Referirse
al doble matrimonio de Felipe de Iesse y a la unin
sacrilega del propio Lutero. Qued tranquilo el espritu
del novador despus de su unin con Catalina Bora? Qu
referencias nos transmite Lutero de Catalina? A qu
resultados llev la teora luterana del "libre examen"?
Qu consecuencias tuvo para el mismo Lutero su doc-
trina religiosa, principalmente la que se refiere a la jus-
tificacin por la sola fe fiducial? Bosquejo del psiquismo
de Lutero. Referirse a las circunstancias del fallecimien-
to de Lutero.
b) Por qu poca y en qu pas naci Juan Enrique
Newmann? A qu confesin protestante perteneca? Re-
ferirse a sus estudios
y a su nombramiento como Pastor.
Por qu se adhiri al Movimiento de Oxford? Cules
fueron sus estudios predilectos? Referirse a sus primeras
dudas acerca de la autenticidad de la fe anglicana; a la
renuncia del curato de Santa Mara; y a la actitud que
adopt hacia l la Universidad de Oxford. Abjuracin de

239
los errores protestantes. / Qued tranquilo el espritu del

apologista ingls despus de su conversin al Catolicis-


mo t Juicio de Newmann acerca de los Clrigos catli-
cos. Referirse a su Ordenacin Sacerdotal, a su reinte-
gro a la Universidad de Oxford y a su cardenalato. Fa-
llecimiento del Cardenal Newmann. Paralelo entre Martn
Lulero y el Cardenal Juan Enrique Newmann.

240
EESUMIENDO
"El que ama a su hermano est
en la luz. El que aborrece a su
hermano est en tinieblas . . . Lo
que desde principio habis odo
el
(o sea la ms pura doctrina de
los Apstoles), procurad que per-
manezca en vosotros. Si en vos-
otros permanece lo que habis
odo desde un principio, tambin
vosotros permaneceris en el Hijo
y en el Padre.
(1* de San Juan, Cap. 2,
vers. 10 al 25).

La escisin religiosa entre catlicos y protestantes


se produjo hace cuatro Siglos pero inmediatamente, poco
;

a poco fueron aminorndose los enconos. Hoy nos encon-


tramos tal vez en vsperas de la unin total. De todas
maneras, desgraciadamente la lucha an subsiste.
Sepa el apologista catlico que nunca ha de ver en
elprotestante que le arguye a un enemigo vea ms bien ;

a un hermano equivocado, segn hemos dicho al princi-


pio de esta obra. Pero sepan, a su vez, los protestantes
que nos duele mucho a los catlicos que vengan a "mi-
sionar" nuestros pases con teoras religiosas seamos
sinceros
en plena decadencia. Nos es doloroso, porque
se nos considera en un plano similar al de los ateos o al
de los idlatras. Y nos es muy doloroso porque tenemos la
certeza de que dichas prdicas no consiguen en ninguna

241

16. Protestantismo y Biblia.


forma hacer buenos protestantes; consiguen, eso s, ha-
cer perder totalmente sus creencias a los catlicos de fe
vacilante. En una palabra sus trabajos sirven nicamen-
:

te para destruir la Cristiandad no para construirla.


;

Por todas estas razones, sin duda alguna han de


dar muy estrecha cuenta a Dios de sus actos los Jefes
religiosos que dirigen la campaa dcscatolizadora mun-
dial, de la que nos dolemos.
No es poca para insistir en la desmembracin del
Cuerpo Mstico de Cristo. Es poca de unir.
En buena hora encuentre el recto y nico sendero de
la verdad el Movimiento Ecumenista. Laudable todo es-
fuerzo, en el terreno espiritual o en el material, tendien-
te a unir energas que puedan ser aprovechadas en la lu-
cha contra el enemigo comn: el materialismo ateo 0).
Queremos cerrar esta obra con un testimonio que su-
ponemos imparcial y libre de toda sospecha para nues-
tros adversarios en la fe, ya que emana de una fuente
protestante o sea vamos a ceder la palabra a una de sus
; :

publicaciones.
El artculo que a continuacin transcribimos, se re-
ferir al hecho de las numerosas conversiones al Catoli-
cismo que se producen entre los protestantes.
Expone dicho trabajo las razones que movieron a
ciertas personalidades "evanglicas" a abrazar nuestra
Santa Religin Catlica.
No es mero sentimentalismo el que mueve a estos
hombres
dice en sntesis la publicacin. Es la fuerza
de una Religin cuyas verdades ensamblan perfectamente
con el sentido comn, que es la verdad en la mente de
todos, y con el cosmos y sus exigencias teolgicas, filo-
sficas y fsicas.

(1) Nos informan publicaciones norteamericanas de los tra-


bajos de protestantes y catlicos en pro de la filmacin de pelculas
religiosas en comn. A estas pelculas, cada cual le agrega luego,
en la banda sonora, un comentario adecuado, pudiendo as ser
exhibidas por catlicos y protestantes. Se consigue con ello hacer
buenos films religiosos a bajo costo.

242
La ciencia no informada por la verdad catlica es
puro relumbrn; es fofa, no tiene asidero, carece de fun-
damento firme, desilusiona a quienes ponen su esperan-
za en ella. .

En fin; el artculo que transcribiremos es una ver-


dadera apologa del Catolicismo. Y tanto mayor valor
tiene, por cuanto est redactado por una pluna
protes-
tante. Lo transcribimos para que lo mediten nuestros
lec-
tores catlicos o protestantes. Est tomado del importan-
te semanario evanglico alemn: "Christ unc Welt",
co-
rrespondiente a la entrega del 21 de agosto de 1952.
Se titula: Ist der Protestantismo am Ende? Toca a
su fin el Protestantismo ?
Y
dice as: ;<
No se trata del nmero de las con-
.
.
.

versiones, sino de su peso; y el peso espiritual


de los
que van de Wittemberg a Koma es hoy mayor que nunca
lo fu en el pasado. Son frecuentes los casos de conver-
sin de contemporneos preeminentes
y espiritualmente
destacados Estas personas se convierten por motivos
.
.
.

senos internos se convierten por una decisin espiritual


:

que no es superficial, sino que tiene races muy profun-


das; se convierten no apartndose de Dios,
sino yendo
hacia Dios, al que creen encontrar ms clara,
ms hon-
damente presente en Roma que en nuestras Iglesias Evan-
glicas.

"Hombres como Greene y Haecker, Be- Waugh y


rengruen no son cabezas subalternas que encuentran se
ms a gusto obedeciendo las rdenes de Roma. Sus obras
demuestran su origen y fuerza cristianos, no su debili-
dad e incertidumbre. Nosotros, los Evanglicos, tenemos
muy buena razn para preguntarnos porqu estos mo-
dernos portavoces de la antigua verdad han desertado
de nosotros para pasar a Roma.
"Se
trata de algo muy serio: es una ocasin para
que Evanglicos se pregunten dnde radican las dife-
los
rencias de su fe y de su vida, que alejan de ellos preci-

243
* 16. Protestantismo y Biblia.
.

smente a aqullos que con seriedad y celo quisieron ser


cristianos.
"El cosmos ordenador del credo catlico, particu-
larmente doctrina neotomista, tiene un atractivo para
la
seres espirituales a quienes el orden en la universalidad
les es igualmente una necesidad interna. Este
cosmos del
pensar catlico abarca con una intensidad incomparable
la integridad del ser: desde lo biolgico pasando por
lo
psquico, basta lo metafsico; tiene un ambiente defini-
do para un orden social y del derecho basado en lo so-
brenatural. Existe en este mundo catlico un sistema de
un orden espiritual, firme y amplio en el que cada cosa
ocupa su sitio y rango claro y definido.
"Una tal ordenacin de todo lo existente, basada en
lo sobrenatural e ideada intensamente, no es cosa de poca
monta en un mundo desquiciado. Se equivocara uno
demasiado si se intentara rebajar la universalidad de este
cosmos catlico del pensar a la categora de un refugio
para sentimentalistas quebrantados por la vida, disimu-
lando as las deficiencias del Protestantismo, que no tiene
ninguna ordenacin de la misma altura que ofrecer.
"Pero la fuerza creadora de las enseanzas catli-
cas no es lo ms
decisivo que atrae a los hombres hacia
la Iglesia Catlica. Lo mas importante es que all en-
cuentran la presencia de Dios de una manera ms viva,
ms cercana y ms verdadera que en las Iglesias Evan-
glicas. La lmpara del Santsimo en los Templos cat-
licos siempre abiertos, la adoracin perpetua, que no en-
mudece en ninguna hora en la superficie de nuestro pla-
neta. .sto es en lo que el Catolicismo aventaja al Pro-
testantismo con sus Iglesias cerradas y slo abiertas por
horas los domingos". .

Hasta aqu, la revista protestante "Christ und


Welt". Nada nos queda por aadir a nosotros.

Que el lector protestante, en cuyas manos haya cado


nuestra obrita, medite sinceramente las indubitables ver-

244
dades que aqu se exponen. La Santa Biblia (por nosotros
tan querida como por l), necesita el complemento de
la Tradicin divina, apostlica y patrstica, y el Magis-
terio eclesistico; slo as puede proporcionar al mundo
el autntico y estable cuerpo de doctrina salvadora que
hemos heredado de Cristo.
Tenga el lector protestante la seguridad de que la
Iglesia Catlica le espera con los brazos abiertos, como
buena Madre de todos que las dificultades, que sin duda
;

se oponen a dar el paso decisivo, no son tan grandes como


la imaginacin las representa; que todo en este mundo
importa, pero salvar el alma es lo esencial.
Y al catlico lector sugerimos un fervoroso acto de
agradecimiento a Dios por la gracia inefable de haberle
hecho nacer en un medio que profesa la fe verdadera;
favor que lleva aneja la responsabilidad de conocer bien
la nica doctrina de salvacin y defenderla valientemente
como a tesoro inapreciable que es.

245
: .

COLOFON
ATACAR EL MAL. EN LA RAIZ

Nos permitimos opinar que la causa profunda de la


extensin del Protestantismo en la Argentina es la es-
casez de Sacerdotes.
Indudablemente que, ante el ataque protestante, el
laicado catlico debe ponerse sobre aviso y hacer frente
a la avalancha; pero la accin del Sacerdote es insusti-
tuible para que pueda mantenerse y acrecentarse la fe de
nuestros antepasados y de nuestros Proceres. la ver- Y
dad es que el nmero de Sacerdotes en nuestra Patria
es exiguo, ridculo, frente a la ingente cantidad de almas
que dependen de sus cuidados.
Consultemos la siguiente estadstica que estampa el
P. Hermann Fisher S.V.D. en su libro "Ms Sacerdo-
tes para la salvacin del Mundo
'
'

En Portugal hay un Sacerdote cada 569 habitantes


En Irlanda hay un Sacerdote cada 607 habitantes
En Italia hay un Sacerdote cada 804 habitantes
. .

En Espaa hay un Sacerdote cada 945 habitantes


.

En Austria hay un Sacerdote cada 1000 habitantes


. . . .

En Inglaterra hay un Sacerdote cada 1063 habitantes .

En Francia hay un Sacerdote cada 2000 habitantes


. . . .

En Alemania hay un Sacerdote cada 2130 habitantes


.

En Colombia hay un Sacerdote cada 2711 habitantes


. . .

En Mjico hay un Sacerdote cada 4029 habitantes


. . . .

EN LA ARGENTINA
HAY UN SACERDOTE CADA 4174 habitantes

246
Huelgan los comentarios. Las cifras, por s solas,
lo dicen todo.
Harto trabajan nuestros Sacerdotes; muy bien di-
rigida ha de estar indudablemente su accin cuando, sien-
do tan pocos, mantienen en el pas un alto "standard"
de vida religiosa, que otras Naciones catlicas envidia-
ran. . .

Pero la labor a desarrollar es enorme; y de suma


urgencia.
Por todo ello, ha de ser unnime nuestro propsito
* de trabajar ardorosamente por el fomento de las
vocaciones eclesisticas
* de impartir a nuestros nios una educacin tal, que
haga posible el que frutifique en alguno de ellos la
semilla de la vocacin

* de invitar a los nios piadosos de nuestro conoci-


miento a que piensen sobre la posibilidad de su in-
greso al Seminario;
* de costear los estudios a los menos adinerados, y, en
general, de dar limosna para el sostenimiento del
Seminario
* y sobre todo, un firme propsito de rogar mucho
a Jess, el Sacerdote por antonomasia y a Mara San-
tsima, laReina del Clero, para que vaya siempre
en aumento el nmero de Sacerdotes santos.

"La mies es mucha,


los operarios
muy pocos. Rogadpues, al dueo
de la mies para que enve operarios
a su mies".
(Mateo, Cap. 9, vers. 37 y 38).

"Seor! Slvanos, que perece-


mos!".
(Mateo, Cap. 8, vers. 25).

247
i
APENDICE

OCTAVARIO PRO UNION DE LA IGLESIA

para rezarse, preferentemente, del 18 al 25 de enero,


das en que se conmemora la Ctedra de San Pedro en
Roma y la Conversin de San Pablo i 1 ).

ORACION PAEA TODOS LOS DIAS

Seor Jess: en la hora de total desorientacin que


vive el mundo, nos postramos ante Ti, que eres el Ca-
mino, la Verdad y la Vida, y despus de rendirte el ho-
menaje de nuestra sumisin total a tus quereres divinos,
te formulamos la siguiente peticin: Reina, Seor, en el
corazn de todos los hombres.
Reina en aquellos que hoy te desconocen o que, ig-
norantes, te rechazan. Pero, sobre todo, ejerce tu reinado
en la multitud de integrantes de las Iglesias Heterodoxas
Orientales y Protestantes, que de algn modo te rinden
culto como a Dios y Seor, pero que no aceptan sumisos
la totalidad de tus derechos. Haz que eliminados los
obstculos que los mantienen apartados de la nica y
verdadera Iglesia, la Catlica Apostlica Romana, se
acerquen a Ti y a tu Representante en la tierra, el

(i) La Editorial De Du S.R.L., de Juan B. Alberdi 3061,


Buenos Aires, ha impreso este Octavario en cmodas hojitas triples.

249
Sarao Pontfice, que los espera con los brazos abiertos,
cual a otros hijos prdigos.
La intercesin de San Pedro, que por inspiracin
tuya estableci su Sede en Roma, y el valimiento de San
Pablo, cuya conversin a la verdadera fe celebramos lle-
nos de jbilo, hagan que cuanto te pedimos en este Oc-
tavario obtenga el favor de ser odo por tu Divina Ma-
jestad. Te lo imploramos por intercesin de la siempre
Virgen Mara, madre tuya y madre nuestra queridsi-
ma. Amn.
Recemos un Padre Nuestro y un Ave Mara por la
conversin de los Heterodoxos Orientales y de los Pro-
testantes.

ORACION PARA EL DIA 1

Seor Jess, que durante tu vida mortal ejecutas-


te el estupendo milagro de dar vista al ciego de Jeric;
te rogamos que abras los ojos de nuestros hermanos Pro-
testantes y Heterodoxos Orientales, a fin de que les sea
dado ver que el nico seguro camino que lleva a Ti es
el que nos seala la Iglesia Catlica Apostlica Romana.
Amn.

ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DIAS

Antfona. Todo aquello que atares sobre la tierra


ser atado en los Cielos, y todo aquello que desatares
sobre la tierra ser desatado en los Cielos, dijo el Seor
a Simn Pedro.
Oremos. Oh Dios, que entregando a vuestro bien-
aventurado apstol Pedro las llaves del Reino celestial
le conferiste la autoridad pontificia, concdenos que me-
diante su intercesin nos veamos libres de las ataduras
del pecado.

250
Antfona. San Pablo Apstol, predicador de la Ver-
dad y Maestro de los gentiles, intercede por nosotros
ante el Seor que te ha elegido.
Oremos. Oh Dios, que por la predicacin del bien-
aventurado Apstol Pablo adoctrinaste a todo el mun-
do, concdenos que tengamos fuerza de voluntad para
seguir los ejemplos de aquel cuya conversin celebramos.
Por Jesucristo Nuestro Seor. Amn.

ORACION PARA EL DIA 2

Seor Jess, que entre tus fieles amigos elegiste a


Simn y le cambiaste el nombre llamndole "Pedro",
o sea, piedra fundamental sobre la que edificaras tu
Iglesia concdenos ver en todos y cada uno de los Papas,
:

sucesores que son de San Pedro, a otras tantas piedras


sillares sobre cuya estabilidad descansa, por especial
designio tuyo, la Iglesia santa de Salvacin. Amn.

ORACION PARA EL DIA 3

Seor Jess, que nos preveniste dicindonos: "Guar-


daos de los falsos profetas que vienen a vosotros reves-
tidos con pieles de ovejas"; haz que viendo sus frutos
de: anarqua en la fe, sacrilego espolio de los legtimos
derechos de Mara Santsima y menosprecio del Sacer-
docio virginal del cual T nos diste sublime ejemplo, se-
pamos apartarnos de esos falsos profetas, y adherirnos
incondicionalmente a los verdaderos Pastores de tu re-
bao. Amn.

ORACION PARA EL DIA 4*

Seor Jess, que extendiste tus brazos en el madero


de la Cruz para abrazar a todos y salvarlos a todos: te

251
pedimos llegue pronto el da en que tus hijos los Hete-
rodoxos Orientales y los Protestantes, vueltos a la Casa
Paterna, se decidan tambin a recibir tu carioso abrazo
y a cobijarse en el manto de Mara Santsima, la madre
comn de todos los hombres. Amn.

ORACION PARA EL DIA 5

Seor Jess, que para mantener inclume la unidad


de fey salvaguardar la unidad de orden y de mandato,
diste a tu Iglesia un Pontificado supremo dotado de in-
falibilidad en materia de fe y costumbres: concdenos
-aceptar siempre con nimo de adhesin sincera la auto-
ridad de aquellos a quienes dijiste: "Apacienta mis
ovejas, apacienta mis corderos". Amn.

ORACION PARA EL DIA 6

Seor Jess, que con todo anhelo deseaste la unidad


pidiendo al Padre Celestial que todos sus
<ie tu Iglesia,
miembros fuesen "una misma cosa", de modo que for-
masen "un solo rebao bajo un solo pastor": mira, Se-
or, cmo el cisma ha destruido la unidad de tu grey.
Y concdenos, te lo imploramos, el pronto retorno de las
ovejas descarriadas al nico aprisco de salvacin que
constituye la Iglesia de tus elegidos. Amn.

ORACION PARA EL DIA 7

Seor Jess, que dotaste a San Pedro, tu primer


Vicario, de las facultades necesarias para que llegase a
ser firme sostnde tu Iglesia, y le aseguraste solemne-
mente que "las puertas del Infierno no prevaleceran
contra ella": te imploramos que colmes de especiales
auxilios celestiales a tu actual Vicario el Sumo Pontfice

252
Po XII, a fin de que una vez ms las huestes infernales
se estrellen ante el edificio inconmovible de tu Santa
Iglesia. Amn.

ORACION PARA EL DIA 8

Seor Jess, que iluminaste la inteligencia y mo-


viste la voluntad de tu antiguo perseguidor Saulo con-
virtindolo en el infatigable apstol de las Gentes: te
suplicamos que ilumines y muevas el corazn de tantos
hermanos nuestros que no se deciden an a postrarse
ante Ti y decirte, como San Pablo " Seor Qu quie-
: !

res que haga?. ". Que pronto llegue el dia en que ellos
. .

tambin, convertidos, se transformen en fervorosos aps-


toles de la verdad de tu doctrina salvadora. Amn.

25-i
INDICE
Introduccin 7

La razn de ser de este libro n


Leccin I : El Apologista Catlico 18
a) Privadamente 18
b) Con caridad 19
c) Con uncin 22
d) Con verdad 23
Cuestionario 25

Leccin II: Situacin Histrica 27


a) Necesidad de una reforma 28
b) La Pseudorreforma 30
c) La verdadera reforma 32
d) La obra de Lutero 33
e) Se propaga el incendio 36
f ) De tal pal, tal astilla 37
Cuestionario 40

Leccin III : La Santa Biblia 4i


a) Nociones ... 43
b) Canon de la Santa Biblia 44
c) La Santa Biblia y las "Biblias Protes-
tantes" 47
d) Interpretacin de la Santa Biblia . . 49
e) La Iglesia ante la Santa Biblia 54
Cuestionario 56

Leccin IV: La Tradicin 58


a) Qu se entiendepor Tradicin divinal 60
b) La tradicin divina es fuente de re-
velacin 61
c) La tradicin sagrada es fuente prima-
ria de revelacin 66
d) Dialogando 67
Cuestionario 71
Leccin V ; El Magisterio 73

a) Magisterio autntico, infalible y pe-


renne .
74
b) Antes de pasar adelante 77
e) El Episcopado 78
d) El Pontificado 81
) San Pedro estuvo en Boma 84
f) (Cmo ejercen su Magisterio Infalible
el Episcopado y el Pontificado t .... 86
Cuestionario 89

Leccin VI: Argumentos Generales 91

a) Trasladar la dificultad a la tesis del


Magisterio 92
b) El Credo 94
c) Las 4 "notas" 97
d) En todo caso, si no aumentar, tampo-
co disminuir 99
e) Verdades incontrovertibles 101
Cuestionario : 102

Leccin VII: El Culto a Maria Santsima y a los


Santos 103

a) Dos glorias de Mara: Maternidad J


Virginidad 104
b) El Culto a Mara Santsima 112
c) | Quines son los Santos! 113
d) El Culto de los Santos 114
e) Reliquias e Imgenes 114
f) Templos Catlicos y Templos Protes-
tantes 117
Cuestionario 119

Leccin VIII : El Sumo Pontfice 121

a) El Papa no es impecable 122


b) El Poder Temporal 123
c) El Boato 125
d) La Devocin al Romano Pontfice 127
Cuestionario 128

Leccin IX : La Confesin 129

a) (Qu dice la Santa Biblia! 130


b) (Qu dice la Tradicin! 133
c) La Confesin durante los primeros
siglos 135
d) Fundamento Teolgico de Lutero .... 136
e) La prctica de la Confesin 139
Cuestionario 143

Leccin X : La Santa Comunin 145


a) Institucin Divina de la Santsima
Eucarista 145
b) Presencia Real eucarstica 148
c) La Santa Misa 152
d) La Santa Comunin 157
Cuestionario 162

Leccin XI : Purgatorio, Obras Pas, Indulgencias 164


a) El Purgatorio 165
b) El mrito de las Obras Pas 170
e) Ayuno, Abstinencia y Limosna 173
d) Indulgencias 178
Cuestionario 182

Leccin XII : El Ecumenismo 185


a) Movimiento Ecumenista 186
b) La intransigencia de la Iglesia Catlica 188
e) El Latn y el Ecumenismo 192
d) Octavario Pro Unin de la Iglesia .... 194
Cuestionario 196

Leccin XIII : El Celibato de los Sacerdotes 198


a) Es posible observar un Celibato casto 199
b) Historia del Celibato Sacerdotal .... 204
e) El Sacerdote Catlico observa el Celibato 208
d) El por qu del Celibato Sacerdotal . . 217
Cuestionario 223

Leccin XIV: Martn Lutero y Juan Enrique New-


mann 225
a) Martn Lutero . 225
b) Juan Enrique Newmann 234
Cuestionario . 239

Resumiendo 241

Colofn Atacar
: el mal en la raz 246

Apndice : Octavario pro unin de la Iglesia 248


DE NUESTRO FONDO EDITORIAL

Para obsequiar a aquellas personas que


desean tener una visin de conjunto del
Catolicismo (novios, adultos de Primera
Comunin, Misin de Mara, etctera).

PRESENTAMOS

VIDA
Y RELIGION
(Resumen de verdades religiosas redac-
tado para "el hombro de la ccile")
*
Autor: Pbro. FERNANDO ALVAREZ

En un vistoso folleto de 62 pginas se van expo-


niendo las verdades de nuestra fe de un modo
ameno e instructivo. - A LOS PADRES MISIONEROS
recomendamos esta obrita (para que la obsequien
en Conferencias, etc.), y les hacemos descuentos
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Dr, LUIS H. AMADEO MAZA


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FLORIDA BUENOS AIRES
Este libro se termin de im-
primir en las prensa* de la
Pa Sociedad de San Pablo
Avenida San Martn 4350 -

Florida (F.C.N.G.B.), el di

30 de Mayo de 1 *55
Por ltimo- El apologista ca-
3
tlico fundamentar preferente-
mente sus pruebas en textos bbli-
cos. Pocos textos, pero bien apren-
didos- Unas pocas citas bblicas
son suficientes para rebatir las
principales objeciones de los pro-
testantes.

Teniendo en cuenta estos tres


puntos fundamentales es que ha
sido redactado este libro. Y se le
dio forma de texto
con Leccio-
nes y Cuestionarios
para faci-
,

litar' la tarea de aquellos que de-


searen hacer un Cursillo sobre
apologtica antiprotestante.

Nos consta que en muchas Pa-


rroquias y Casas de Estudio, de
Capital e Interior, se han llevado
a cabo con todo xito dichos
"Cursillos sobre Protestantismo"
usndose como texto el presente
libro.

Un Captulo hemos alargado de


propsito el referente al celibato
:

sacerdotal. Creemos que hoy ms


que nunca es necesario vindicar
esta hermosa joya de la fulgente
corona de la Iglesia Catlica; tan-
to ms resplandeciente, cuanto que
constituye todo un ments al Si-
glo en que vivimos, entregado en
su casi totalidad a los instintos
rastreros de la materia.

Mientras haya hombres y muje-


res que consagren totalmente su
existencia, en generoso holocausto,
a la Divinidad, mientras haya
hombres y mujeres que en fecun-
dsima virginidad engendren cons-
tantemente para Cristo las almas
de nuevos adoradores, entonces,
podremos asegurar al mundo que
aun no se ha extinguido totalmen-
te en la tierra la llama de Ja
Verdad. . .
Impreso en la Argenta-a
Printed in Argetmne

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