Susana Thénon. Habitante de La Nada
Susana Thénon. Habitante de La Nada
Susana Thénon. Habitante de La Nada
Susana Thnon.
HABITANTE DE LA NADA (1959)
Susana Thnon
VERDUGO
Cada da
mis horas
se tornan ms agudas,
ms speras,
desde que no respiro
y el sol me arde.
Conozco el castigo.
Conozco todos los castigos.
En todo instante
se renueva
la fugaz memoria de los espejos,
el perfil hosco de los cuerpos oxidados,
el andamiaje de palabras
no habitadas por manos
o por bocas oscuras.
El tiempo arruga los caminos,
borra las miradas lejanas,
va encendiendo la muerte en los rincones.
Y cmo no saber esto:
llegar un minuto vaco
que aore nuestros rostros.
CRCULO
HOY
NO
CAMINOS
Ceguera del gesto
cuando en vano se aferra
al muro espeso de los hechos consumados.
Entre mansos,
Desesperanzados ecos.
AQU
Clvate, deseo,
en mi costado rabioso
y moja tus pupilas
por mi ltima muerte.
Aqu la sangre,
aqu el beso roto,
aqu la torpe furia de dios
medrando en mis huesos.
NO ES UN POEMA
Esto no es un poema:
es un puntapi universal,
un golpe en el estmago del cielo,
una enorme nusea
roja
como era la sangre antes de ser agua.
POEMA
AQU, AHORA
MEDIATOR DEI
MUNDO
HABITANTE DE LA NADA
INFIERNO
Crees en el odio
del que arroja veneno en tus labios?
Crees en el rencor
del que te muerde hasta apagar su infierno?
Crees en la leyenda
de los polos opuestos
y en esa venerable mentira
de la enemistad entre el agua y el aceite?
Hoy,
cuando el amor se disfraza de odio
para sobrevivir,
cuando el verdugo llora
detrs de la muerte
y dios descansa?
CAOS
DNDE
Slo el misterio
nos hace vivir.
Slo el misterio.
F. Garca Lorca.
cmo seguir
qu ser
dnde morir
HABITANTE
Eres habitante
de mis deseos prohibidos.
Tu ritmo se levanta
cerca de mi latido ms tenue.
Tu credencial
es un gemido.
ORACIN
POEMA
SED
MS ALL
AMOR
UNO
Decirte
que yo soy 1 ms
dentro del NO mundo.
Decirte
idiomas con espinas bajo las uas.
Decirte
nada
para tu algo casi nada.
NOMBRES
En la desolacin de mi sangre,
bajo la angustia que me enceguece
yo busco nombres para mi amor:
mi amor casi odio,
apenas sol.
SER
Morder tu significado
en esta escala de magnitudes
inalterables.
Ser, al extremo
de tu meridiano,
un punto,
un breve signo
peregrino por tus aledaos.
Desvanecer tu lmite,
ahondar en tu sonora latitud,
reconocer uno por uno tus puertos
y nombrarlos por sus nombres.
HISTORIAS DE MAGIA
Un muchacho espera
que lo alcance el mar.
Quiere ser el muchacho
ausente, a la hora del paseo.
Se cubre de arena.
Es un barco ahogado.
Un administrador se detiene
y piensa, cuatro veces quise demasiado.
(Los nmeros celestes determinan
a los nmeros sucios de tierra
en Cannes, en los stanos violentos
de Cannes, y en
todos todos los augurios de amor).
EL MUERTO
Su rostro murmura,
mis etapas no son dulces,
como un deporte la piel se sumerge
y la boca estalla
en remolinos de tiempo.
La tierra canta
sobre mi noser.
Como una fiesta saltan los ojos
aunque la muerte deba ser quietud.
Como verdes locos fugitivos de la noche
mis manos son inflamables.
EL BAILARN
A SOLAS
Es cierto:
la seriedad de su sonrisa.
La imaginas a solas
con tanto grito alrededor?
El tiempo entre los perfumes camina,
destapa un frasco, pierde minutos de dejar morir
entre los trajes a media vivos,
como recin ahorcados.
Comprendo:
los gritos enmudecidos,
los peces, nacimiento perpetuo.
Antes, una vez...
Nadie lo sabr nunca.
La imaginas a solas
con tanto abismo alrededor?
RESTO
YO
Yo vivo y tiemblo,
recompongo viejos verbos destrozados
en los hornos del fro
y me invento una palabra para cada lgrima.
Yo salgo a pasear
y me inclino sobre las fuentes vacas
para besar mi boca inexistente.
Yo tengo la mirada llena de sal
y cuerpos como estrellas de arena
y flores voraces
que me consumen lentamente.
Yo vivo y tiemblo,
resucito y me arrastro por el aire caliente
de las floraciones
y por el ojo siempre abierto del da.
ELLA
De madrugada
(ella se toc las manos).
De madrugada, apenas.
Ella recuerda que nada importa
aunque su sombra siga corriendo
alrededor de la noche.
Algo se detuvo en algn momento,
algo marchaba dbilmente
y se detuvo en algn momento.
Ella tembl como un sonido
congelado entre los labios de un muerto.
Ella se deshizo como un recuerdo
convocado hasta la saciedad.
Ella se inclin sobre su respiracin
y comprendi que an viva.
Se toc la libertad
y la dej escurrirse como una pequea noche.
Se anud la angustia alrededor del cuello
y record su color extraviado.
Ella mordi a ciegas en la oscuridad
y escuch gritar al silencio.
Y aprendi a rerse
del olor a tiempo que despeda su sangre.
De noche
(ella se cort las manos).
De noche, apenas.
Ella recoge su pequeo crepsculo.
Ella suea en la ereccin de la rosa.