Racismo Endorracismo y Resistencia - Esther Pineda PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 96

Racismo,

endorracismo y
resistencia

a G.
d
ine
P
her
t
Es

Serie
Identidades
Caracas, Venezuela 2013
Esther Pineda G.
Fundacin Editorial El perro y la rana, 2013
Centro Simn Bolvar
Torre Norte, piso 21, El Silencio,
Caracas - Venezuela / 1010
Telfonos: 0212-7688300 / 7688399

Correos electrnicos:
[email protected]
[email protected]

Pginas web:
www.elperroylarana.gob.ve
www.mincultura.gob.ve/mppc/

Diseo de la coleccin
Dileny Jimnez
Hernn Rivera

Edicin al cuidado de: Douglas Garca


Diagramacin: David Herrera
Correccin: lvaro Trujillo

Hecho el Depsito de Ley


Depsito legal lf 4022013300981
ISBN 978-980-14-2377-5
Impreso en la Repblica Bolivariana de Venezuela
La Coleccin Alfredo Maneiro, Poltica y sociedad, publica obras
puntuales, urgentes, necesarias, capaces de desentraar el
significado de los procesos sociales que dictaminan el curso del
mundo actual. Venezuela integra ese mundo en formacin, de all
la importancia del pensamiento, la investigacin, la crtica, la
reflexin, y por ende, de las soluciones surgidas del anlisis y la
comprensin de nuestra realidad.
Firmes propsitos animan a esta coleccin: por una parte, rendir
homenaje a la figura de Alfredo Maneiro, uno de los principales
protagonistas de los movimientos sociales y polticos que
tuvieron lugar en Venezuela durante los duros y conflictivos aos
sesenta, y por la otra, difundir ediciones de libros en los cuales se
abordan temas medulares de nuestro tiempo.
Identidades: pretende indagar en la diversa gama de culturas
ancestrales y populares latinoamericanas. Tanto las identidades
urbanas y locales como los pueblos indgenas y afrodescendientes.
Dedicatoria

A mi frica,
dadora de vida,
de mi herencia negra,
de mis labios gruesos que cantan verdades,
de mi nariz ancha que respira libertad,
de mis manos grandes que escriben lo que pienso.

A mi frica,
mi vnculo con la vida,
mi vnculo con Amrica.

A mi frica,
que ni ella ni yo nos hemos conocido
Introduccin

Desconozco mi historia, no s de dnde vine, no s quin era
mi gente, ni mi lengua, ni mi msica, no s cul hubiese sido mi
nombre de haber nacido en esa tierra que desconozco y me es ajena
por imposicin, no s cmo vestira hoy, ni cmo sera mi vida, no
puedo saberlo, pues no me dieron la oportunidad de descubrirlo... Y
sin quererlo estoy aqu viviendo en el continente ms diverso, pero
tambin el que tolera la diferencia, en la Amrica de todos, donde
todos se conocen, pero es un lugar en el cual nos han invisibilizado...
La historia antigua de las personas negras y afrodescendientes
es poco conocida, ms an su historia inmediata, nos dicen que la
historia la cuentan y la escriben los vencedores, sin embargo, es
posible cuestionar el hecho de que los vencedores son quienes han
contado nuestra historia, pues para vencer es necesario combatir
en condiciones de igualdad.
Los descendientes de africanos a lo largo del proceso histrico
social no han tenido esa oportunidad, la historia que conocemos
ha sido definida y transmitida por hombres, eurodescendientes,
poseedores de recursos y heterosexuales. No obstante, esa historia
de los africanos y sus descendientes que desconocemos tambin ha
sido ocultada, invisibilizada y minimizada por ellos.
Historia negra, historia afrodescendiente1 que no solo ha sido
desplazada, por el contrario, ni siquiera parece existir. Pero cmo

1 Con frecuencia a lo largo del texto voy a referirme a las personas de

9
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

puede existir una historia de aquellos despojados de su escenario,


su vida y su cultura? Los descendientes de africanos solo poseen
una historia prestada, una historia que no les pertenece, sobre la
cual han construido su experiencia y que hasta los albores de la
sociedad actual se encuentra an irreconocida.
Ahora bien, esa experiencia vivida por los descendientes de
africanos pone de manifiesto el estrecho vnculo existente entre
su ayer, su hoy y su maana, no es posible entenderla sino como
producto de una trada temporaria, donde su experiencia no es
aislada, por el contrario, se define como influencia y producto de
sus distintos momentos histricos.
Por ese motivo el intentar explicar hoy la historia y el
proceso sociocultural de las personas negras y afrodescendientes
desvinculndonos de su pasado, sera desmembrar una vez ms
a estos sujetos resistentes, emularamos el actuar del coloni-
zador invasor que desterr al hombre y a la mujer negros como a
la semilla de la tierra, que los separ de su escenario y de su vida
para sembrarlos en tierra ajena donde y como quisieron, dejn-
dolos desnudos y desposedos de todo lo que conocan. Ya al frica,
a la negritud y la afrodescendencia se le ha quitado demasiada vida,
demasiada historia. Es el momento para devolvrsela.
Es por esta razn que se ha hecho impostergable el tcito
reconocimiento del histrico proceso de exclusin, opresin
y subordinacin del que ha sido vctima el pueblo africano y sus
descendientes en Amrica, como consecuencia del establecimiento
de un modelo econmico mercantilista y la poltica europea de
colonizacin esclavista.

ascendencia africana como negra, afrodescendiente o descendiente de


africano, criterio que permitir al lector sentirse incluido de acuerdo al
trmino que ha definido como ms significativo para la construccin
de su identidad. Si bien algunos en la actualidad apelan a la supresin
del trmino negro por las caractersticas peyorativas que le fueron
atribuidas por el colono esclavista, apuesto por la resignificacin del
lenguaje y su dotacin de calificativos positivos necesarios en el proceso
de consolidacin de la resistencia.

10
INTRODUCCIN

No obstante, el intento de erradicacin de la discriminacin


racial, as como la vindicacin y reconocimiento de los histrica-
mente oprimidos, es irrealizable mediante visibilizaciones triviales
de la africanidad; pues si bien, bailes, msica, comidas, artesanas
y vestimentas constituyen un elemento clave de nuestro acervo
cultural, no debe erigirse como el ncleo caracterstico y unidimen-
sional de representacin de la negritud y la afrodescendencia; la
vindicacin de la experiencia de los descendientes de africanos no
debe materializarse en la exhibicin insustancial de lo extico y lo
diferente, as como tampoco puede convertirse en un espectculo
de sujetos negros para espectadores blancos.
De igual forma, el nfasis no debe ser colocado solo en la
conmemoracin de la liberacin del yugo colonizador, no podemos
pasar por alto el hecho de que esta independencia se genera como
una explosin social en un continente histricamente oprimido. El
pueblo no debe mantenerse sumiso a la arbitrariedad de las colo-
nias espaolas, francesas y portuguesas implantadas con el inicio
del llamado trfico negrero. Colonizacin que se apoy en la ideo-
loga del desprecio al hombre negro, con lo cual pretendi justificar
la expropiacin de sus tierras y la esclavizacin en su territorio,
deshumanizando la africanidad y su descendencia como meca-
nismo de legitimacin de una opresin histrica.
Es en este contexto que nace la necesidad de esta obra, la
cual estar orientada a rememorar, visibilizar y reflexionar sobre
nuestra historia negra y afrodescendiente desconocida por
muchos, incluso por nosotros mismos. Reflexiones para recordar
que la presencia del pueblo africano en el continente no es azarosa,
tampoco es producto de una actividad turstica o una migracin
voluntaria. Es necesario visibilizar el progresivo enterramiento
de la originalidad cultural2 de nuestros pueblos propiciado por el
colonialismo.

2 Expresin tomada del libro de Frantz Fanon Piel negra, mscaras blancas,
publicado en Pars, 1952.

11
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Es por ello pertinente la desarticulacin del discurso racista


hegemnico y la inclusin de un discurso tradicionalmente
concebido como perifrico, a travs de diversas reflexiones que
tendrn como propsito democratizar el pensamiento sobre la
negritud y la afrodescendencia, visibilizar la toma de conciencia,
as como la necesidad de autoafirmacin y reconocimiento de las
personas negras.
Un texto para el fomento del autorreconocimiento, dignifica-
cin y participacin negro y afrodescendiente en esos espacios
histricamente negados para comprender y deconstruir esa
ideologa de desprecio, latrocinio y expoliacin a partir de la cual
se nos explot para beneficio y construccin de imperios que an
nos oprimen. Reflexiones con las cuales se buscar contribuir en
alguna forma al proceso de desalienacin en pro de la erradicacin
del racismo, el endorracismo3 y en consecuencia el fortalecimiento
de distintas formas de resistencia.

3 El endorracismo se define como el autorrechazo de la tipologa fsica de


un grupo humano inducido por el proceso de conciencia y colonizacin.
Esta definicin se complementa con el endorracismo materno que es la
negacin de la madre india, la madre afroamericana y la madre criolla-
mestiza, tomando la opcin unilateral por el origen y el apellido paterno;
esto represent el orgullo del origen paterno de procedencia europea
y la vergenza del origen nativo materno. El endorracismo materno
es la base del racismo global de nuestras sociedades colonizadas y
neocolonizadas. Darcy Ribeiro lo llam el castigo del gento materno.
En su poca, Jos Mart atac este tipo de vergenza que lleva a una
vergenza del origen materno y de la cultura materna.

12
CAPTULO I
Racismo
El origen del racismo

A pesar de que a lo largo del proceso histrico social de la


humanidad han sido mltiples y diversas las explicaciones que se
han intentado dar para comprender el fenmeno del racismo y la
discriminacin racial, sin duda alguna, no podemos ms que refe-
rirlo como consecuencia de las relaciones econmicas ligadas a un
modo de produccin especfico, es decir, como lucha de clases, en el
contexto de una infraestructura econmica4, condicionante de una
dinmica social antagnica y desigual.
Contrario a lo que tradicionalmente se ha hecho creer (que la
esclavitud se fundamenta en criterios de carcter racial), la escla-
vitud surgi en diversos escenarios socio-territoriales, siendo en
la antigua Grecia, el antiguo Egipto y el Imperio romano en donde
alcanzara su mximo desarrollo, pues la esclavitud se consolid
como una institucin universal en el mundo antiguo, como una
relacin de clases sociales.

4 Desde la perspectiva marxista estos conceptos estn bien definidos y


relacionados con la base econmica, unidad de fuerzas productivas y
relaciones de produccin. Para obtener una mejor comprensin se
recomienda leer Karl Marx, Contribucin a la crtica de la economa
poltica, Prlogo, Siglo XXI Editores, sexta edicin, 2007; Christine
Buci-Glucksmann, Gramsci y el Estado, Siglo XXI Editores, primera
edicin, 1978.

15
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

La organizacin de la sociedad de forma jerrquica, donde ya


existi la propiedad privada5, necesariamente coloc a unos pocos
en la situacin de poseedores de bienes, recursos y riquezas, y a
una gran mayora en condicin de desposedos, al ser privados
de la posibilidad de tenencia de aquellos definidos como bienes
escasos, entre los cuales podemos considerar la tenencia de la
tierra y los medios productivos.

La clase se sustantiva, a su vez, frente a los individuos que la


forman, de tal modo que estos se encuentran ya con sus condi-
ciones de vida predestinadas, por as decir; se encuentran con que
la clase les asigna su posicin en la vida, y con ello, la trayectoria de
su desarrollo personal; se ven absorbidos por ella.6

De esta forma y a partir de este orden jerrquico de la sociedad,


aquellos poseedores de los recursos arbitrariamente adquiridos
(por medio del saqueo, hurto, apropiacin, matanzas e invasiones)
apelaran al sometimiento y sistemtica explotacin de aquellos
desposedos7, en pro del mantenimiento y conservacin de los
recursos, as como la reproduccin e incremento de las riquezas a
travs del uso de la fuerza y coaccin fsica, a esto se le llamara
esclavitud.

5 Puede ser caracterizada por la posesin, ya sea propiedad territorial o


de la tierra, como la propiedad de los medios de produccin y del trabajo
generador de capital o riquezas mediante la acumulacin del trabajo
social.
6 Marx, Karl, La ideologa alemana, Editorial Andreus, 1979.
7 Por criterios sintcticos ser mantenida la palabra desposedos, sin
embargo, desde la perspectiva aqu desarrollada el trmino correcto
para la designacin de esta situacin de clase ser la de despojados,
pues la condicin de desposedos supondra la naturalizacin de la
tenencia de bienes y privilegios en pocas manos, por el contrario, se
pretende partir de la nocin de posesin comn y colectiva de los bienes
en un estado inicial de la sociedad, en la cual, progresivamente, a lo
largo del proceso histrico las mayoras fueron despojadas de sus bienes
comunes y monopolizados estos en algunos grupos autodefinidos como
hegemnicos mediante el uso de la fuerza.

16
CAPTULO I. Racismo

Estos sujetos esclavizados8 por ser econmicamente infe-


riores (de acuerdo a la categorizacin y pirmide social definidas
por aquellos poseedores de los recursos) laboraran en los dife-
rentes mbitos de produccin sin remuneracin econmica, pol-
tica o socio-cultural alguna, siendo sometidos al trabajo a cambio
de un precario y limitado sustento, solo el necesario para el mante-
nimiento de su precaria existencia y la continuidad del trabajo.
A partir de esta dinmica se consolidara una economa funda-
mentada en la explotacin, y como consecuencia directa la insti-
tucionalizacin de una clase ociosa, la cual pasara a depender del
trabajo ajeno a travs de la transgresin y deshumanizacin de la
mayor parte de la poblacin de la sociedad.
De esta manera, a partir del trabajo no remunerado de la gran
mayora de la expoliacin y latrocinio de sus tierras y recursos
se erigieron imperios econmicos, los cuales monopolizaron para
sus lmites territoriales y los miembros de su clase el poder poltico,
econmico, social y cultural.
No obstante, los excesivos gastos de carcter militar generados
por la invasin, penetracin y apropiacin de territorios ajenos y
desconocidos, con fines econmicamente expoliatorios y polti-
camente expansionistas, llevaran vertiginosamente a muchos de
estos imperios emergentes a la crisis de orden econmico, que sera
seguida por la amenaza de decadencia del orden poltico, cultural y
social previamente establecido.
Esta situacin de inestabilidad y vicisitud econmicas acele-
rara los intereses expansionistas de los ahora imperios en riesgo
y en proceso de decadencia; esto llevara a la bsqueda de nuevos
espacios y territorios a fin de expropiar sus recursos para garan-
tizar el mantenimiento de su condicin de clase como esclaviza-
dores, es decir, de clase ociosa.

8 Concibiendo la libertad como condicin intrnseca del ser humano, la


utilizacin del trmino esclavizados intenta visibilizar que la situacin
de esclavo no es un estado natural, designio divino o producto de
fuerzas sobrenaturales y extrahumanas, por el contrario, es antinatural,
creada y establecida por la sociedad.

17
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Fueron entonces la crisis y los intereses econmicos (de los


antiguos imperios monrquicos) los que motivaran la exploracin
de nuevas rutas ultramarinas y la violenta penetracin europea en
Amrica, en bsqueda de inagotables tesoros prometidos a travs
de mitologemas9 transmitidos a travs de la historia mediante el
relato oral y escrito.
As, desde el inicio, la llegada al territorio americano estuvo
definida por intereses econmicos, como tambin las posteriores
relaciones implantadas por los invasores con respecto a los pueblos
originarios, fenmeno que habra de estructurarse a partir de tres
ejes de accin: la penetracin, la desarticulacin de la cultura autc-
tona y la introduccin de la cultura fornea, desde ese momento
definida por sus detentores como hegemnica, como la historia lo
atestigua, criterio por excelencia de organizacin del poder tirnico
colonial imperialista.

La penetracin

En un modelo expansionista que se apropia y explota territorios


autnomos y sus recursos, la diferencia econmica fue el primer
criterio para el genocidio europeo en Amrica.
Al desembarcar en tierras americanas, el principio valora-
tivo para la consideracin de la superioridad europea frente a los
pueblos originarios fue de carcter tecnolgico, es decir, el primer
momento de encuentro entre los invasores y los pobladores natu-
rales se caracteriz por la comparacin de las posesiones mate-
riales, recursos y tecnologas europeos con los de los aborgenes;
el hecho de que estos ltimos poseyeran instrumentos, si bien
eficientes, rudimentarios y naturales, facilitara a los invasores el
asumir la superioridad europea como universal, fundamentada en

9 Segn Carl Jung (1958) suponen la suma de elementos antiguos


transmitidos por la tradicin, referente a los dioses y seres divinos,
hroes, bajadas a los infiernos y otras fbulas mitolgicas. En el caso
especfico al que nos referimos uno de los mitologemas que cobrara
mayor fuerza fue El Dorado, lugar ideal de grandes reservas de oro.

18
CAPTULO I. Racismo

su avanzada tecnologa y posibilidades de contabilizacin de sus


vastas y diversas posesiones materiales.
Se hizo presente y manifiesto el desprestigio de lo aborigen, sus
modos de produccin, organizacin social, de igual modo la desca-
lificacin de sus manifestaciones culturales; se consider que todo
aquel no europeo era entonces un pueblo atrasado, incivilizado,
salvaje, primitivo por no haber explotado los recursos de sus tierras
y convertirlos en riquezas tangibles que permitieran el dominio y
sometimiento de otros.
Estas interpretaciones obviaron el hecho de que la organiza-
cin socio-cultural de los pueblos originarios no se desprenda
de una ausente o limitada capacidad prctica e intelectual para
el desarrollo material y tecnolgico, tampoco de su imposibilidad
para alcanzar el progreso previamente obtenido por Europa; por
el contrario, respondi a una cosmovisin especfica del mundo,
donde se privilegiaran la naturaleza, la comunidad, el consumo
para la vida, no para la explotacin, y la bsqueda de la trascen-
dencia espiritual del individuo.
No obstante, seguido a la consideracin de los pueblos origina-
rios como inferiores econmica y culturalmente, se aadir a ello la
descalificacin racial de dicho grupo social, como justificacin para
la realizacin de la violencia, la violacin y el hurto; se dira que
los pueblos originarios eran inferiores racialmente, basados en las
diferencias fenotpicas y la pigmentacin de la piel.
As el hombre blanco, heterosexual y poseedor de los recursos
econmicos se autoproclam como amo y seor, definiendo a
Europa como centro experiencial de esa tierra a ser conquis-
tada, en donde todos aquellos distintos a l (econmica, genrica
y racialmente), ajenos geogrficamente a ese territorio, seran defi-
nidos como inferiores y habran de convertirse en sus siervos, ya
fuese por su voluntad o en contra de ella.
Entonces es posible identificar aqu el surgimiento del racismo,
como producto y extrapolacin de un orden de relaciones econ-
micas especficas; discriminacin por razones de clase, cultura y

19
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

raza10 que sera profundizada al encontrar resistencia a los intentos


de dominacin11.
Sin duda, y contrario a como fuese transmitido y consolidado
en la historia, los pueblos originarios ejercieron resistencia a la
penetracin y explotacin de sus tierras y su gente a manos de los
europeos, resistencia que frente al debilitamiento del pretendido
dominio europeo exacerbara la violencia12, como mecanismo de
control y dominacin del otro negado a sucumbir voluntariamente
ante la explotacin de s mismo y la expropiacin de sus recursos y
tierras.
Esta resistencia ejercida por los pueblos originarios no solo
promovera e institucionalizara el uso de la fuerza por parte de los
colonizadores, sino que adems al no encontrar obediencia y supe-
ditacin a ese pretendido poder13, los colonos buscaran su colo-
cacin en otros sujetos potencialmente explotables, es decir, mano
de obra para la explotacin de estos nuevos recursos, productos y
bienes de consumo.
Este hecho sent las bases de lo que sera la movilizacin
europea hacia el continente africano, con nociones preconcebidas
sobre la inferioridad: como producto y emanacin directa de las

10 Si bien es posible reconocer el carcter obsoleto del concepto de raza y


su inexistencia en el sentido biolgico, considerando la raza humana
como una sola, se har referencia a la vigente nocin de raza entendida
como raza social, inventada, construida y mantenida en el complejo
societal.
11 La dominacin debe entenderse como la posibilidad de encontrar
obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas
dadas.Ver Weber, Max, Economa y sociedad, Fondo de Cultura Econmica,
Mxico, 1964.
12 La violencia solo emerge en condiciones de desigualdad, por lo tanto
cumplir una funcin social; esta se concreta en el control y dominio de
toda alteridad,otro, definido como distinto y en consecuencia, de acuerdo
a la lgica organizativa de nuestra sociedad, como jerrquicamente
inferior. Esta violencia generalmente se har manifiesta en situaciones
donde el sujeto dominante percibe el desafo de su poder, mediante toda
conducta liberadora, emancipadora y autnoma del sujeto dominado.
13 El poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro
de una relacin social, aun contra toda resistencia. Ver Weber, Max, ibd.

20
CAPTULO I. Racismo

diferencias de carcter econmico, organizativo y fenotpico de los


individuos.
La poblacin africana al igual que los pueblos originarios de
Amrica, al poseer una organizacin cultural, poltica, econmica,
fenotpica especfica y distinta a la europea, seran automtica-
mente considerados inferiores.
Cuando encontraron resistencia al ejercicio de la violencia
europea en territorio africano se hizo nuevamente manifiesto el
genocidio de gran parte de la poblacin. Aquellos sobrevivientes,
despus de ser despojados de los recursos de sus tierras, fueron
raptados y movilizados forzosamente (pues la mayora de las veces
el poder adquisitivo europeo estuvo medido por la fuerza) hacia el
continente americano donde pasaron a sustituir la mano de obra
indgena; en otras oportunidades fueron comprados o cambiados
por baratijas y quincallera a los lderes de las comunidades afri-
canas deslumbrados por los tesoros y riquezas ofrecidos por los
forasteros.
De esta manera, la consideracin de la diferencia desde una
perspectiva economicista y utilitarista, al igual que la comprensin
del otro como inferior econmicamente y estigmatizado racial-
mente, facilitara la definicin de ellos, como sujetos, como bienes
y medios productivos; su consecuente cosificacin y por lo tanto
su conversin en mercanca14, transferible, intercambiable, nego-
ciable.
As se dio inicio al llamado comercio triangular15 con esto
se institucionalizara el trfico negrero como empresa transna-
cional donde los africanos y las africanas privados de libertad

14 Segn Marx (1867), mercanca se define como el objeto que se destina al


cambio o la venta.
15 Iniciado con la salida desde Europa Occidental, fundamentalmente de los
pases Espaa, Francia, Portugal, y su desembarque en la costa occidental
del continente africano, donde sus habitantes seran secuestrados, com-
prados, esclavizados, y posteriormente vendidos e intercambiados en las
costas de Amrica y el Caribe, donde los comerciantes se aprovisiona-
ran de exquisiteces y minerales para ser llevados a Europa, centro de
operaciones y motor del comercio esclavista.

21
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

seran comercializados como piezas de india o piezas de bano en


condiciones infrahumanas.
Estos cuerpos expropiados seran exhibidos desnudos en
subastas pblicas, vendidos a precios exorbitantes de acuerdo a la
edad y constitucin fsica, intercambiados por productos tropicales
como el azcar, el cacao, el tabaco, que en Europa pasaran a ser
los artculos de lujo consumidos por la emergente burguesa. Este
comercio martimo de africanos fomentara
El enriquecimiento y ascenso social de los nuevos seores,
es decir, la aparicin de la nobleza de toga, mediante la compra de
ttulos nobiliarios.
Contribuira al mantenimiento y cimiento del nuevo orden
econmico de produccin establecido por parte de la clase europea
ociosa.

La africanidad se deshumaniz y se convirti en mercanca,


como mano de obra gratis, para explotar estas tierras que le eran
ajenas y saquear sus recursos que fueron a parar de forma inelu-
dible e incuestionable (bajo la amenaza de prdida de la vida) a
manos del explotador europeo, en un sistema econmico en donde
el trabajo forzado y no remunerado de muchos estara destinado a
incrementar el poder, riquezas y prestigio de las arcas del capital,
monopolizadas por unos pocos y que posteriormente solidificaran
las bases de los Estados que en la actualidad continan liderando la
opresin sobre frica y Amrica Latina.
No obstante, contrario a la idea transmitida de la colonizacin
como contribucin activa del europeo para la elevacin, supera-
cin, civilizacin, progreso y transicin de los pueblos aborgenes
y africanos de su condicin de salvajes y atraso socio-cultural, el
proceso de penetracin e injerencia europea pone en evidencia la
incapacidad de desarrollo autrquico del continente europeo, dado
que el europeo imaginariamente superior pero econmicamente
arruinado se encontr en la necesidad de acudir a la tierra ameri-
cana para expoliar sus recursos con la mano de obra secuestrada en
el continente africano.

22
CAPTULO I. Racismo

La desarticulacin de la cultura autctona

La cultura africana, si bien se viera significativamente afec-


tada por la separacin fsica de los africanos de su espacio socio-
cultural, sobreviva frente a la imposicin de un nuevo escenario
de vida; no obstante, el mantenimiento de la cultura original, la
organizacin de una comunidad africana en Amrica, su consoli-
dacin y expansin pudieron resultar perjudiciales a los intereses
esclavistas, mediante la organizacin y promocin de alzamientos
y rebeliones capaces de socavar el poder opresor, as mismo, orien-
tados a modificar la jerarqua social hasta ese momento existente,
mediante la apropiacin de los recursos y medios de produccin
con los que se les hubo esclavizado.
De acuerdo con esto, frente al temor de perder el sistema de
privilegios (poder, riqueza, conocimiento y prestigio) arbitraria-
mente adquiridos mediante la explotacin de otros seres humanos,
espacios y recursos naturales, el europeo esclavista apelara a la
efectiva y eficiente desarticulacin de la cultura africana, mediante
distintos dispositivos de dominacin colonial entre los que
podemos mencionar grosso modo:
Las prohibiciones de la prctica y el ejercicio de la cultura
autctona manifestada en expresiones como msica, bailes, cantos,
comidas, religin, rituales y vestimenta, entre otras.
El renombramiento del africano, la anulacin de su auto-
noma y humanidad mediante la adjudicacin de nombres de
origen europeo, y la imposicin del apellido de su esclavista como
signo de propiedad.
La desarticulacin de las comunidades, clanes y familias
mediante la comercializacin y trfico de sus miembros de forma
separada e individual en el comercio esclavista, con lo cual se
perda el rastro y vnculos existentes entre estos.
La introduccin e imposicin de unos idiomas ajenos, los
europeos, y la negacin y sancin del uso de la lengua propia, de ese
modo se intent controlar la transmisin de la cultura y la historia
africana a travs del relato oral.

23
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Estos hechos, en su conjunto, permitieron al europeo escla-


vista la deshumanizacin de la cultura africana y su consecuente
presentacin como animal, primitiva, a travs de la ideologa
dominante que dot de vergenza la africanidad, ridiculizndola
y subordinndola frente a la autodefinicin de la cultura europea
como superior y hegemnica.

La introduccin de la cultura fornea

La autoproclamacin y exacerbacin de la cultura esclavista,


como modelo cultural por excelencia a travs de la imposicin
disfrazada de progreso y civilizacin, permiti la consolidacin
del poder dominante y el desplazamiento de la cultura autctona,
previamente desarticulada, producto de la aprehensin forzada
e incorporacin al acervo cultural propio de los africanos y sus
descendientes de esta cultura ajena.
De esta manera, la penetracin, la desarticulacin de la cultura
autctona y la introduccin de la cultura fornea, hubieron de intro-
ducirse, fortalecerse y mantenerse en el entramado socio-cultural
mediante la puesta en prctica de una ideologa racista a travs de
los diferentes agentes socializadores y elementos constitutivos de
la organizacin social.

24
CAPTULO II
El racismo como ideologa
La sociedad se caracteriza por ser dinmica, producto de la
constante modificacin de estructuras, instituciones y modos inte-
ractivos; tambin hay elementos constantes y persistentes en una
pluralidad de realidades sociales distintas.
Por ese motivo, una de las principales dificultades a las que nos
enfrentamos en cuanto a la desarticulacin, erradicacin y supera-
cin del racismo en nuestras sociedades modernas es su intrincado
arraigo al tejido socio-cultural.
Es frecuente cuestionar su vigencia aduciendo los cambios
manifiestos a lo largo de las dcadas en relacin con otros mbitos
de desarrollo social; continuamos impvidos frente a la reproduc-
cin del racismo y ms an sus peridicos y radicalizados repuntes.
A qu se debe la continuidad del racismo en nuestras sociedades
pluritnicas y multiculturales?
Es necesario comprender que el racismo no posee una exis-
tencia natural, autnoma e indeterminada, no es producto de
confusiones y conflictos naturales entre aquellos que pertenecen
a las que se consideran como razas distintas; por el contrario,
a lo largo del desarrollo del proceso histrico social de la huma-
nidad, las relaciones sociales han sido construidas en torno de la
desigualdad y la diferencia, el dualismo, la asimetra y la oposicin.
El racismo es producto de la configuracin jerrquica y desigual
de la estructura social, donde unos pocos han monopolizado el
poder subordinado a una mayora como garanta de manteni-
miento y preservacin de ese poder en juego.

27
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

As, en una sociedad donde la discriminacin de la diferencia


se defini como necesaria e imprescindible para el mantenimiento
y consolidacin del poder poltico, monrquico y posteriormente
burgus, en un sistema econmico de produccin mercantilista y
ms tarde capitalista, se hara necesaria la introduccin de ideas
especficas capaces de mantener dicho orden deseado por los
detentores del poder.
De esta forma es posible definir el racismo como un conjunto
de ideas distorsionadas sobre la realidad, emanadas de intereses
econmicos concretos, compuestas de presupuestos descalifica-
tivos, degradantes y subordinantes de los individuos por su perte-
nencia tnico-racial, sus formas fenotpicas, el color de piel, y que
se apoyar para su mantenimiento y reproduccin en los dife-
rentes agentes socializadores de la realidad intersubjetiva, es decir,
compartida por todos.
El racismo se establece como un acto coactivo, donde toda prc-
tica y accin social no racista es sancionada a travs de la exigencia
de la lealtad racial, la cual se concreta en el apego a la norma y crite-
rios relacionales establecidos, es decir, el racismo es premiado, el no
racismo, castigado.
No obstante, el racismo se determina y establece como ideo-
loga, entendida esta como un constructo social externo y coercitivo
a los individuos que la conforman y que en ella se relacionan, capaz
de manipular la realidad a fines de prolongar la dominacin ejer-
cida; ideas que seran instauradas en el imaginario colectivo por los
acreedores del poder.
Este poder dominante16 habr de legitimarse
Promocionando creencias y valores afines a l.
Naturalizando y universalizando tales creencias para hacerlas
evidentes y aparentemente inevitables.
Denegando ideas que puedan desafiarlo.
Excluyendo formas contrarias de pensamiento.

16 Ver Eagleton, Terry, Ideologa. Una introduccin, Editorial Paids, Buenos


Aires, Argentina, 1997.

28
CAPTULO II. El racismo como ideologa

Oscureciendo la realidad social de modo conveniente a s


misma.

Sern estas algunas de las mltiples razones por las cuales el


racismo no ha podido desarticularse, pues ha construido en torno
de l todo un sistema organizativo y protector de ese poder que
detenta, y con el cual, las ideas de una superioridad europea
basada en criterios raciales dejaran de ser simples presupuestos,
pasaran a liderar como criterio de verdad absoluta, ligadas adems
a las ideas del bien y el mal promovidas e instauradas por el cristia-
nismo17.
Esta ideologa racista permitira la profundizacin de la
desigualdad de clase, sus prcticas discriminatorias y su efectiva
transmisin, a travs de generaciones, al haber consolidado la
desigualdad como natural.
Ser entonces desde esta ideologa que los intereses econ-
micos de la clase dominante se expresaran en la exclusin18 y
relegacin del otro de los espacios productivos, basados en la natu-
ralizacin de la diferencia y la inferioridad emanada de las diferen-
cias tnico-raciales.

En lugar de hacer de la corporeidad un efecto de la condicin social del


hombre, este pensamiento hace de la condicin social el producto de
su cuerpo; se trata de someter las diferencias sociales y culturales a la
primaca de lo biolgico (o mejor dicho, de un imaginario biolgico), de

17 De acuerdo a una lgica diferenciadora y jerarquizada introducida por


el cristianismo, junto a la idea del bien y la virtud (posesin y atributo de
aquellos poseedores de los recursos econmicos y el poder poltico en
la figura de la monarqua) y el mal (destino manifiesto emanado de la
miseria, la diferencia y la ausencia de poder), se consolid en el imaginario
europeo la idea de la superioridad en relacin con todo individuo
diferente a l. Concepciones adems apoyadas en interpretaciones
subjetivadas de los libros sagrados en donde se asociara directamente
el origen africano a la inferioridad y servidumbre. Maldito sea Canan,
siervo de siervos ser de sus hermanos (Gnesis 9:18-29).
18 De acuerdo con Frank Parkin (ver bibliografa) consiste en aquellas
estrategias adoptadas por los grupos para separarse de los extraos.

29
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

naturalizar las desigualdades de condiciones justificndolas a travs de


observaciones cientficas.19

As, el racismo como ideologa se organiza en torno de un


complejo de relaciones, se realiza en la interaccin social, se
manifiesta en las mltiples y diversas formas de expresin socio-
cultural, es decir, opera en mltiples y variados escenarios socio-
culturales, a travs de distintas instituciones sociales y agentes
socializadores, los cuales actuarn como reforzadores de esto que
el europeo defini como realidad inescrutable.
Entre estos aparatos socio-culturales, contentivos y repro-
ductores de la ideologa racista podemos considerar: la organiza-
cin comunitaria, familiar y sexo-afectiva, el lenguaje, los medios
de comunicacin, difusin, la educacin y la religin, entre otros.
Elementos a travs de los cuales se consolid el proceso de desar-
ticulacin de la cultura autctona y la introduccin de la cultura
fornea, la cual se instalara a travs de diferentes procesos de
carcter ideolgico. De acuerdo a mi criterio describir aquellos
que han tenido mayor influencia en el proceso de ideologizacin
racista.

La introduccin de un lenguaje discriminatorio

El ser es lo que los hombres hablan20, es decir, a partir del


lenguaje se construye y deconstruye al ser social; de su nominacin
depender su visibilidad y reconocimiento; de su omisin o nomi-
nacin descalificada, su invisibilizacin y exclusin.

19 Le Breton, David, La sociologa del cuerpo, Ediciones Nueva Visin,


Buenos Aires, Argentina, 1997, p. 17.
20 Expresin utilizada por Gorgias en el ao 485 antes de la Era Comn (a.
e. c.). Es necesario aclarar que en este texto se utilizaron las expresiones
antes de la Era Comn (a. e. c.) y Era Comn (e. c.) como referencias
cronolgicas. Estas expresiones corresponden a nombres alternativos
para referirse a los trminos despus de Cristo (d. C.) Anno Domini, en
latn y antes de Cristo (a. C.); estas expresiones han sido utilizadas para
no involucrar el matiz religioso y por la neutralidad de las definiciones.

30
CAPTULO II. El racismo como ideologa

Sin duda los europeos herederos de una cultura filosfica


lo comprendieron, pues efectivamente asumieron que mediante la
asignacin de un lenguaje discriminatorio sera posible institucio-
nalizar, transmitir y mantener el racismo.
En este contexto, sin duda, el lenguaje se constituy como
un elemento significativo en el proceso de construccin de una
sociedad jerarquizada instaurndose como elemento de fomento,
legitimacin e institucionalizacin de las desigualdades.
De este modo el trmino negro/negra fue empleado para
denominar a las personas africanas secuestradas y esclavi-
zadas, as como a sus descendientes nacidos en territorio ameri-
cano; no obstante, dicha denominacin cumplira una clara y
definida funcin social; esta sera diferenciar a todo individuo no
europeo, descalificarlo y subordinarlo por el color de su piel.
As, lo negro fue asociado al mutismo, la invisibilidad, la igno-
rancia, la noche, en consecuencia a la oscuridad; un lugar por natu-
raleza inhspito, desolado, desapacible y lleno de vicios, en efectiva
contraposicin a lo blanco.
Por ese motivo no es azaroso que en nuestro lenguaje cotidiano
y representaciones iconogrficas lo negro se encuentre estrecha-
mente asociado a tipificaciones envilecedoras; vinculado a lo malo,
la desgracia, la desdicha y lo perjudicial, por ejemplo, el mercado
negro (contrabando, venta, distribucin o intercambio clandestino
e ilegal de bienes y servicios), el jueves negro (desplome de la bolsa
de valores de Nueva York), humor negro (satirizacin de situa-
ciones sociales oscuras, dolorosas, polmicas), un futuro negro, gato
negro (smbolo de mala suerte), dinero negro (aquel proveniente
de actividades delictivas), magia negra (brujera), entre otros; los
cuales son solo una muestra del carcter significantemente vili-
pendiado de la negritud.
No obstante, el trmino negro por s mismo no posee una
carga negativa o degradante del sujeto social, por el contrario, sera
en el contexto antes descrito donde le fueron atribuidas signifi-
caciones negativas y peyorativas sobre la negritud. Por esa razn
se hace necesaria la rigurosa diferenciacin entre los contenidos

31
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

simblicos, as como la efectiva y eficiente distincin entre las


designaciones del sistema racista, pues sin duda no es lo mismo
negro que negreado.
De igual modo el lenguaje ejercer un carcter coactivo, norma-
tivo y sancionatorio de la conducta considerada desviada de la
expectativa social; el lenguaje avistar la equivocacin del sujeto
tipificado como negro y alertar a los opresores del intento de este
por igualarse.
El lenguaje construira un sistema de sanciones capaces de
regular las dinmicas sociales fundadas en lo racial, entre ellas,
segn Anthony Giddens21:
Sanciones positivas, las cuales ofrecen recompensas a la
conformidad.
Sanciones negativas, las que ofrecen castigo por un compor-
tamiento rebelde e inconformista.

Estas sanciones podran originarse en el seno de las estruc-


turas:
Formales, es decir, las impuestas por un cuerpo o institucin
garante de la normatividad.
Informales, las reacciones surgidas desde los individuos o
colectivos menos organizados espontneos ante la falta de
conformidad.

Se har frecuente en Amrica Latina y fundamentalmente en


Venezuela la institucionalizacin, aplicacin, desarrollo y manifes-
tacin de las sanciones a travs de la expresin popular; en el caso
especfico que nos ocupa, la condicin racial y discriminatoria de los
descendientes de africano no se har esperar, la emanacin de excla-
maciones como: Negro que no es pretencioso no es negro, excla-
macin cuya intencin primaria fue develar la conducta del negro
salvaje que pretendiese igualarse a la del blanco civilizado.

21 Ver Giddens, Anthony, Sociologa, Alianza Editorial, Madrid, Espaa,


2000.

32
CAPTULO II. El racismo como ideologa

En nuestro entramado relacional no se dejaran pasar desaper-


cibidos los intentos de valoracin, autorreconocimiento y dignifica-
cin de los descendientes de africanos esclavizados; por el contrario
han sido y son an en la actualidad criticados con vehemencia, al no
corresponderse a la imagen prejuiciada y expectativa que de ellos y
ellas se tiene.
En estas sociedades modernas jerarquizadas, donde la expec-
tativa del grupo dominante ser la manifestacin de inferioridad
del otro socialmente estigmatizado, se ha preconfigurado el deber
ser social del negro descendiente de africano, que ha de ser sumiso,
dcil, obediente y, sobre todo, conformista, agradecido de poder
participar en el ncleo interactivo civilizado, gracias a la labor del
colono explotador.
El negro no debe aspirar a ms, no debe desear lo que no se
le ha enseado a desear, y menos an debe incidir en la falta de
mirarse con ojos propios, cualesquiera de estas actitudes bastarn
para identificarlo desde el lenguaje cotidiano como pretencioso;
no obstante, el sujeto pretencioso desde la concepcin popular
puede perder rpido la limosna de igualdad que le fue dada por
su opresor.

Apropiacin cultural

Otro mecanismo por medio del cual fue posible mantener,


prolongar y extender el dominio racista en las sociedades parti de
la apropiacin y monopolizacin de la produccin cultural arts-
tica, discursiva, educativa, intelectual, lingstica y normativa de
las sociedades africanas y afrodescendientes; as le fue posible al
europeo esclavista la obtencin del prestigio social y, en conse-
cuencia, el control de la multiplicidad de elementos condicionantes
en el proceso de consolidacin del poder.
No obstante, dicha monopolizacin no radica en la preten-
dida superioridad blanca para la produccin del capital social, al
contrario, se fundamenta en el desplazamiento, ocultamiento e
invisibilizacin deliberados que ha ejercido sobre la produccin

33
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

social de otras razas no europeas y eurodescendientes, en algunos


casos abiertamente apropiada y usurpada por aquellos autodefi-
nidos como racialmente hegemnicos.
En otros casos este hecho se har notorio, puesto que la produc-
cin social eurodescendiente ha sido exacerbada, promovida y
exaltada incluso cuando la calidad, relevancia, alcance o impacto de
esta fuese inferior a la producida por el racialmente subordinado.
As nuestras sociedades, si bien pluritnicas, habrn de defi-
nirse como hegemnicamente blancas, comunidades imaginaria-
mente homogneas racialmente, que van a manifestarse en abierta
o solapada oposicin y rechazo al racialmente heterogneo. Oposi-
cin que en nuestras sociedades occidentales ha cobrado diversas
formas de realizacin, ya sea de forma activa o de forma pasiva.
Se contina promoviendo la homogeneidad para el manteni-
miento y preservacin del sistema colono-capitalista europeo,
y se instituir la comercializacin y explotacin de la diferencia
cultural para su enriquecimiento. En la crisis del moderno capita-
lismo decadente, bailes, msica, comidas, artesanas y vestimentas,
as como el hambre, la precariedad, la desidia y la inestabilidad
poltica y social que ellos mismos confeccionaron en estas tierras
saqueadas, se trivializan y erigen como el ncleo caracterstico y
unidimensional de representacin de la africanidad y la afrodes-
cendencia en Amrica.
La interaccin y el consumo de la diferencia cultural sern
prohibidos, se limitar su acceso libre y autnomo permitindose
solo dentro de los limites de accin, explotacin y mediacin de la
lgica del capital.

Divisin racial del trabajo

En nuestras sociedades modernas se hace frecuente la consi-


deracin de una erradicacin y supresin total de la esclavitud, se
considera una oscura y pasada etapa del proceso colonial desvin-
culada de nuestras formas actuales de organizacin socio-cultural;
no obstante, este hecho no ha quedado olvidado en los anaqueles

34
CAPTULO II. El racismo como ideologa

de la historia oficial, por el contrario el proceso de exclusin, opre-


sin y subordinacin del que ha sido vctima el pueblo africano y
sus descendientes en Amrica, como consecuencia del estableci-
miento de un modelo econmico mercantilista y la poltica europea
de colonizacin esclavista, contina tan vigente hoy como ayer,
pero bajo nuevas modalidades de intercambio comercial.
La esclavitud, el racismo y la discriminacin racial nacieron
estrechamente vinculados a una dinmica econmica especfica: el
mercantilismo o capitalismo temprano; sin embargo, ha quedado
establecido que segn se altere o transforme el capitalismo, el
carcter represivo de la actividad laboral y productiva tambin
variar.
De esta forma, al no haber sido destruido o desplazado el capi-
talismo como sistema econmico dominante, podemos aducir que
la esclavitud tampoco ha desaparecido, solo ha variado sus formas.
Es decir, se ha dado solo un traslado de la mano de obra gratis a una
mano de obra barata, encarnada en el proletariado22 moderno.
Este sistema proletario, cuyo trabajo ser explotado y subpa-
gado, estar generalmente compuesto de un proletariado racial,
producto de la configuracin desigual de la sociedad heredada de
la poca colonial y su rgimen esclavista. Tras la liberacin de los
esclavos y la abolicin de la esclavitud, estos carecan de prepara-
cin acadmica e intelectual, poder poltico, econmico y social, por
esa causa se convirtieron en la fuerza de trabajo asalariada, la cual
perdurara hasta los albores de la sociedad moderna.
De esta forma, este proletariado racial permanecer sujeto a
prcticas racistas y discriminatorias por no pertenecer al grupo
blanco europeo dominante; sin embargo, el grado o intensidad de
estas manifestaciones racistas y raciales estar estrechamente
ligado a la resistencia ejercida por el grupo racial discriminado.

22 Desde la lgica marxista entendida como aquella clase social constituida


por los trabajadores modernos, quienes al ser privados de la posibilidad
de tenencia de medios de produccin propios se ven empujados a vender
su fuerza de trabajo al detal, cual mercanca, a cambio de un salario que
les permita apenas mantener su existencia en condiciones pauprrimas.

35
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Sin duda alguna, a lo largo del proceso histrico de la huma-


nidad, aquellos grupos que se han enfrentado e intentado modi-
ficar la estructura econmico-racial opresora, que han intentado
penetrar las instancias de poder monopolizadas por los racial-
mente dominantes, aquellos que han tratado de igualarse en su
pretensin de ser tratados como iguales, estarn expuestos a una
significativa profundizacin y acentuacin de las manifestaciones
de discriminacin, subordinacin y exclusin del contexto socio-
cultural al que se aspira acceder.
Una cultura racista permitir legitimar la existencia de una
estructura social racista, anacrnica y descontextualizada, pero
desde la perspectiva de la razn econmica capitalista imperante,
funcional.
Desde los grupos detentores del poder no se intent en el
pasado ni se intenta en nuestras sociedades modernas la modi-
ficacin de la realidad de los africanos y sus descendientes, pues
contina siendo funcional para los intereses del capitalismo.

Desde el punto de vista del funcionamiento del sistema social,


no son las necesidades de todos los actores participantes las que
tienen que ser comprendidas, ni todas las necesidades de uno,
cualesquiera de ellos, sino solo una proporcin suficiente de una
fraccin de la poblacin.23

La plurietnicidad y multirracialidad se constituyen como


incompatibles e irreconciliables con el sistema econmico impe-
rante, la existencia de uno supone la muerte del otro, y claro est,
histricamente han sido las personas africanas y afrodescen-
dientes las que han muerto masivamente en las manos de una
economa genocida.
Desde una perspectiva funcionalista, el mantenimiento del
sistema solo puede lograrse a travs de la asignacin de roles y

23 Parsons, Talcott, La estructura de la accin social, Editorial Guadarrama,


Madrid, Espaa, 1968, p. 36.

36
CAPTULO II. El racismo como ideologa

posiciones sociales inamovibles e intransferibles a los actores sociales,


el statu quo debe ser preservado, a travs de los mltiples y diversos
agentes de socializacin como a s mismo por medio de los diferentes
mecanismos institucionalizados de normatividad y regulacin.
As, a lo largo del proceso histrico social, a los africanos y sus
descendientes les atribuyeron capacidades superiores para el
trabajo fsico y se les descalific e imposibilit el acceso al trabajo
de tipo intelectual, cientfico y artstico, que sera monopolizado por
los europeos y sus descendendientes de acuerdo al alegato de las
limitadas capacidades de todo individuo negro para el desarrollo
satisfactorio de este tipo de actividad.
La abolicin de la esclavitud no modific esta organizacin
desigual de la sociedad, por el contrario, aun cuando los descen-
dientes de africanos pudieron acceder al sistema educativo, la
educacin emitida a ellos fue limitada y diferenciada por su perte-
nencia a un grupo social descalificado. Dado que

En la escuela se aprenden las reglas del buen uso, es decir, de


las conveniencias que debe observar todo agente de la divisin del
trabajo, segn el puesto que est destinado a ocupar: reglas de la
moral y la conciencia cvica profesional, lo que significa en realidad
reglas del respeto a la divisin social-tcnica del trabajo y en defi-
nitiva, reglas del orden establecido por la dominacin de clase.24

Esto permiti la consolidacin, en el imaginario social de
la idea, de una inferioridad intrnseca en las personas negras
apelando constantemente a un bajo nivel intelectual y poca capa-
cidad de comprensin, por lo cual los dficits a los que se enfrenta
en materia de recursos, salud, vivienda y alimentacin han sido
explicados como producto de su ineptitud intelectual y su innata
mediocridad, obviando de este modo el hecho de que a estos actores
sociales, por pertenecer a un grupo descalificado socialmente o por

24 Althusser, Louis, Ideologa y aparatos ideolgicos del Estado, Ediciones


Nueva Visin, Buenos Aires, Argentina, 1974, p. 14.

37
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

su herencia esclava, le ser limitada su educacin, en consecuencia,


le ser impedido su ascenso de clase.

Consolidacin de una comunidad racialmente homognea

En una sociedad organizada en torno de criterios de jerarqua,


sin duda alguna se intentar mantener el statu quo racial y econ-
mico; esto permite la preservacin, el mantenimiento y la prolon-
gacin de relaciones de poder. Es por esta razn que se busca la
homogenizacin racial de la clase detentora del poder econmico,
mediante la organizacin de grupos raciales capaces de limitar el
acceso del racialmente heterogneo.
A esto se le llamara cierre social25, entendido como el proceso
mediante el cual los grupos tratan de mantener un control exclu-
sivo sobre los recursos limitando su acceso. Cierre social que puede
darse mediante:
La exclusin: estrategias adoptadas por los grupos para sepa-
rarse de los extraos.
La usurpacin: intentos de arrebatar a los menos privile-
giados para adquirir y monopolizar los recursos.

En dicho proceso jugar un papel fundamental la reproduccin,


la forma en que los individuos se vinculen, relacionen y finalmente
reproduzcan, lo cual podr profundizar el orden social mantenido
legitimndolo o podr socavarlo y desinstitucionalizarlo al alejarse
del esquema tradicional y arbitrariamente definido como anterior
al sujeto mismo, como modelo de reproduccin por excelencia.
En los primeros estadios de la sociedad en los que inicialmente
la reproduccin haba sido de tipo endogmica26, se promovi la

25 Parkin, Frank, Orden poltico y desigualdades de clase: estratificacin


social de las sociedades capitalista y comunista, Debate, Madrid, Espaa,
1978.
26 Supone la unin dentro del mismo grupo. Como ser el caso de la
filiacin consangunea o aquellas establecidas dentro del mismo clan,
grupo tnico o racial.

38
CAPTULO II. El racismo como ideologa

reproduccin de tipo exogmica27 con fines econmicos, el acre-


centamiento de las riquezas, la ampliacin del grupo, adems se
instaur el tab del incesto28.
No obstante, a lo largo del proceso de consolidacin de un
modelo relacional y reproductivo de carcter exogmico, este
estuvo fuertemente regulado y orientado hacia aquellas relaciones
que aportaran mayor beneficio econmico.
Este hecho, segn Weber,

crea la rigurosa restriccin del connubio a los descendientes de las


comunidades sexuales permanentes dentro de la propia comunidad
(de culto, econmica, estamental y poltica ) y, con ello, da origen a
una endorreproduccin, por decirlo as, muy efectiva29.

Por tanto las relaciones y la reproduccin responderan a la


preservacin e incremento de la propiedad privada y el capital. No
obstante, posterior a la consolidacin econmica de grupos fami-
liares y territoriales, de la autodefinicin de imperios y de igual
forma la sesgada atribucin de inferioridad a los grupos explotados
en sus tierras, recursos y mano de obra, la reproduccin se cerr;
se castiga y reprime la exogamia, la vinculacin interracial y por
extrapolacin, interclasial30, se promueve con vigor la endorrepro-

27 Comprende la filiacin fuera del grupo, matrimonio o vnculo con


individuos de otros clanes y razas, se puede tomar en cuenta el
matrimonio por rapto, arreglos entre tribus vecinas y el prstamo de
mujeres, entre otras.
28 Algunos autores defienden la hiptesis del tab del incesto desde
una perspectiva socio-cultural, es decir, como medio para mermar
la competencia sexual y el conflicto dentro del grupo (Linton, 1936),
igualmente, otros habrn de argumentar la prohibicin del incesto como
un medio de reforzamiento de la prctica exogmica o filiacin fuera
del grupo y los intereses ligados a ella quedando eliminado por medio
de dichas prcticas, el peligro de que la familia biolgica se convierta en
un sistema cerrado (Levi-Strauss, 1949), (Weber, 1922), (Mauss, 1930),
(Durkheim, 1893).
29 Weber, Max, Ibd, p. 316.
30 Expresin que significa entre diferentes clases sociales.

39
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

duccin, la cual ser el establecimiento sexual y la reproduccin


dentro del mismo grupo racial.
Esta heterogeneidad es definida previamente por los deten-
tores del poder que se han declarado y organizado como grupos
racialmente homogneos, restringiendo el acceso a los medios
productivos y al poder, con lo cual la segregacin racial se consti-
tuye como funcional, es decir, conveniente para el explotador.
Esto permitira la organizacin de comunidades de carcter
connubiales es decir, que permanecen condicionadas por factores
tnicorraciales; siendo en este proceso de conformacin de este
tipo de comunidades donde jugara un papel fundamental la
sexualidad, ms especficamente una sexualidad racial, por ello la
sexualidad ejercida entre personas de diferentes razas trascender
la interaccin corprea, es y ser una interaccin racializada, ideo-
logizada y con frecuencia prejuiciada.
La sola posibilidad de asentamiento interracial estar cargada
socialmente de desaprobacin, crtica, y en el peor de los casos, la
restriccin rigurosa de prohibicin; elementos en su conjunto que
habrn de actuar como mecanismos de sancin y coaccin en pro
del mantenimiento de un statu quo racial. La sexualidad racializada
que sera operada y legitimada a travs de diferentes mecanismos
coactivos de la sexualidad interracial, entre blancos y negros, entre
europeos y africanos.
Entre los elementos coactivos de la sexualidad interracial se
hara manifiesto el hbito y la tradicin: siempre ha sido as, debe
continuar as, que es transmitido a travs de las generaciones
mediante el relato oral y el ms extremo de todos, la prohibicin.
Prohibicin que adems intentar mantenerse a partir de
diversos tipos de sancin a la trasgresin como lo son:
La sancin mstica supone el dictamen de penitencia o exco-
munin.
La sancin jurdica apela al establecimiento de pena o repa-
racin civil.
La sancin moral emanada desde el colectivo y ejercida a
travs de la reprobacin y la censura.

40
CAPTULO II. El racismo como ideologa

La sancin satrica opera en la cotidianidad a travs de


bromas, risas, burlas, chismes, habladuras.

No obstante, pese a la prohibicin de vinculacin sexo-afectiva


entre los racialmente distintos, en el proceso de explotacin, latro-
cinio y secuestro ejercido por los europeos colonizadores, escla-
vistas y latifundistas que penetraron territorios y se asentaron en
ellos, las mujeres negras fueron con frecuencia raptadas y abusadas
sexualmente.
De este modo, a travs de las asimetras de poder habran de
institucionalizarse las relaciones interraciales como furtivas,
espordicas, poco estables; como sexualidad ilegtima, en efectiva
correspondencia a la expectativa social.
La sexualidad interracial se mantendr censurada en los
espacios comunes tradicionales y admitidos por la moral sexual
burguesa, pero a su vez exacerbada, promovida y comercializada
como sexualidad ilcita, nicamente all el sexo salvaje tendra
derecho a formas de lo real, pero fuertemente insularizadas, y a
tipos de discursos clandestinos, circunscritos, cifrados31.
Las mujeres africanas fueron convertidas en instrumento
de canalizacin de la sexualidad incontenida del europeo, here-
dero de una ideologa racista y patriarcal, convertidas en objeto de
placer del amo. Ideologa que contribuy a la consolidacin de la
sexualidad interracial como punible e informal; no obstante, en la
mayora de los casos prolongada en el tiempo, incluso bajo el chan-
taje del otorgamiento de libertad de la mujer esclava.
Sin embargo, en este contexto, es posible dilucidar una tica
sexual europea inconsistente, as como el condicionamiento econ-
mico de las relaciones sexo-afectivas, porque la ideologa racista
del hombre europeo no se hizo presente al momento de vincularse
sexualmente con la mujer africana; se hizo implacable y manifiesta
al momento de considerar su establecimiento de manera formal y

31 Esta expresin fue tomada de Foucault, Michel, Historia de la sexualidad


I. La voluntad de saber, Siglo XXI Editores, Madrid, Espaa, 1998, p. 4.

41
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

regular en la institucin matrimonial en pro de la preservacin de


la casta y estatus social.

Este hecho social se mantiene en nuestras sociedades modernas


las relaciones sexo-afectivas entre individuos de diferentes grupos
raciales son frecuentes, sin embargo temporales e irregulares,
lideradas por la hostilidad y la oposicin, en definitiva, castradas
por la an existente reprobacin social y el criterio econmico del
ascenso social.
Estos hechos, en su conjunto, consolidaron y autodeterminaron
las organizaciones de la sociedad racial estableciendo una serie de
situaciones que explicar a continuacin.

La sexualizacin de la mujer negra

En la organizacin social colonial se hizo manifiesta la escisin


decimonnica entre el amor y el sexo. La sexualidad interracial
se institucionaliz como sexualidad para el placer no para la repro-
duccin; para la experimentacin de los placeres exticos, extra-
vagantes y suprahumanos de los africanos y sus descendientes,
imaginarios del comportamiento sexual que fueron transmitidos
como los mitos a travs del relato oral y mantenidos en nuestra
contemporaneidad.
El mito de la sexualidad exuberante e insaciable del racial-
mente distinto despert la curiosidad, el deseo reprimido por
la tradicin moral y religiosa del cristianismo, al mismo tiempo
promovi la experimentacin de ese placer pecaminoso, pues culpa
y pecado seran perdonados por una Iglesia donde los cargos de
conciencia, crmenes y transgresiones a la moral impuesta fueron
exonerados a un pecador econmicamente fiel y colaborador con
ese Dios indulgente y esa Iglesia capaz de perdonar.
De esta manera bajo el ojo de una Iglesia cristiana corrupta
se institucionalizaron y naturalizaron las relaciones interraciales
como ilegtimas y furtivas; de lunes a sbado el amo abus sexual-
mente de la esclava siendo el da domingo perdonado por su Iglesia.

42
CAPTULO II. El racismo como ideologa

Esta adems lo tipific como una vctima de esa mujer seductora,


desvergonzada y manchada moralmente al igual que su piel, la
cual por medio de ardides, encantos y hechizos lograra seducirlo y
arrastrarlo al pecado.
Esa sexualidad por un lado reprimida, por otro forzada y
promovida, desencadenara la consideracin de la mujer africana
y sus descendientes como propensas a comportamientos sexuales
desbocados: desmoralizadas, promiscuas, negligentes, viciosas,
lujuriosas y perjudiciales, criterios a partir de los cuales sera insti-
tucionalizada por parte del europeo una imagen hipersexuada de la
mujer negra como prestadora de servicios sexuales32.
Se naturaliza la sumisin que le ha sido atribuida a la mujer
africana y afrodescendiente, y se le configurar como objeto cosi-
ficado de placer persistiendo cierta disposicin a considerar a la
mujer negra como objeto apropiable y utilizable para la satisfac-
cin del deseo sexual del hombre blanco, pues este, por su condi-
cin de propietario, se adjudica el acceso y disposicin al cuerpo
socialmente racializado y erotizado.
A la mujer negra se le percibe como producto extico de
consumo, en el contexto de una estructura societal que histri-
camente la ha marginalizado mediante un constante proceso de
exclusin, relegndola a un apartado y reducido espacio de la vida
social donde ha sido y contina siendo sujeta de abuso sexual y
reproductivo.
An se considera socialmente como corrupta, inmoral, de
inagotable apetito sexual, vinculada a los excesos, como caracte-
rsticas propias de su esencia africana. Se le percibe socialmente
como criatura impura, seductora y tentadora, en contraposicin a la
mujer blanca y eurodescendiente quien era depositaria de la honra
familiar33.

32 En la sociedad colonial esclavista, la sexualidad de la mujer negra estuvo


condicionada por criterios de oferta-demanda, por esa razn muchas
de las esclavas fueron compradas con fines comerciales, es decir, para
prostituirlas.
33 El hombre blanco acumulaba y descargaba placer y deseo en los

43
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Se ve ante todo como un objeto apropiado a la apetencia y los deseos


fsicos del hombre, sea blanco, negro o mestizo. En fin, ella es la
amante por excelencia. En cambio, pocos presentan a la mujer de
color como amada, digna de ser esposa del hombre y la seora de su
hogar (...). Este papel est reservado para la mujer blanca a quien se
la identifica con la castidad, la pureza y la virginidad intocable.34

As se establecieron dos sexualidades paralelas: una legtima


entre los racialmente iguales, permanente, pblica, aceptada, promo-
vida y, a su vez, una sexualidad perifrica, marginal, desaprobada,
cuestionada, rechazada, ilegtima y furtiva entre los racialmente
distintos. Una sexualidad econmica-reproductiva y una sexualidad
para el placer, donde la mujer negra contina siendo percibida como
un objeto transitorio para el placer, fetiche, ideal para la satisfaccin
de la curiosidad y la experimentacin, pues la sexualidad colonial
sigue tan vigente como entonces, fundada en criterios anlogos y en
pro de mantenimiento de las mismas desigualdades.

Una organizacin familiar negra de tipo matrilineal

Las mujeres negras, al ser despojadas de la autodetermina-


cin sobre sus vidas y cuerpos, fueron convertidas forzosamente
en padres y madres, obligadas a asumir el liderazgo familiar, prin-
cipalmente a travs de embarazos no deseados, as como fueron
desmanteladas la familia africana y sus descendientes; hecho que
podemos explicar principalmente a partir de tres elementos:
Producto de la ausencia del reconocimiento paterno de sus
hijos por parte de los europeos como consecuencia de los prejuicios
econmicos y raciales antes descritos.

cuerpos definidos sin honor, es decir, pudo satisfacer con la mujer negra
prcticas sexuales no aceptadas y permitidas por la moral burguesa y el
cristianismo en el cual se apoyaba.
34 Morales , Inrida, Mujer negra, mirar del otro y resistencias. Nueva Granada,
siglo XVIII. En: Memoria y sociedad. Disporas afroamericanas. Escenarios
histricos, dilogos atlnticos, balances y perspectivas. Nmero 15. Volumen
7, Pontificia Universidad Javeriana, Bogot, Colombia, 2003, p. 57.

44
CAPTULO II. El racismo como ideologa

Como resultado del desconocimiento de la paternidad del


ser que llevaba en sus entraas al haber sido vctima de repetidos
ultrajes y vejaciones.
Finalmente, por la imposibilidad de establecimiento marital
con individuos pertenecientes a su estrato econmico y racial al
ser la sexualidad negra fuertemente reprimida y prohibida por sus
esclavistas35.

La definicin de la maternidad como valor africano

Al haber sido devastada la familia negra por el sistema escla-


vista, a la mujer africana le fueron asignados caractersticas y roles
que respondieron a la lgica de dominacin establecida, es decir,
sometida a los intereses y posibilidades de obtencin de beneficios
por parte de estos.
Entre estos mltiples roles veleidosamente asignados a la mujer
negra, le fue atribuida la maternidad como valor africano intrn-
seco, como naturaleza. La mujer negra la madre, no obstante, no
solo madre en cuanto a tero a ser explotado, sino tambin la madre
de otros, la madre al servicio de quien lo necesite, la madre tero,
pero tambin la madre pecho, dadora de leche, reproductora, pero
tambin cuidadora, aquel ncleo de la familia propia, la familia
negra, pero tambin sostn de la familia de su opresor.

La estigmatizacin esttica de lo negro

Ahora bien, la prohibicin y sancin de las vinculaciones inte-


rraciales no fue suficiente, por ese motivo se hizo necesaria la
introduccin de estigmas de carcter esttico capaces de evitar el
contacto entre los racialmente diferentes. Este hecho profundiz,

35 Las relaciones sexuales entre esclavos con frecuencia fueron prohibidas


y limitadas. Algunas de las prcticas que permitieron el cumplimiento
de dicho designio colonial fue el sometimiento de los esclavos a una
constante vigilancia por parte de sus esclavizadores; su separacin
por grupos de sexo y edad para el trabajo, actividades cotidianas, y el
encierro al momento de dormir.

45
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

significativamente, la desigualdad social existente, legitimando e


inscribiendo criterios de discriminacin y exclusin que habrn de
trascender la subjetividad de la percepcin fsica del otro.
Este hecho, ms que tener un origen psicolgico y fsico de
repulsin natural al diferente, se origin por motivos de orden
economicista. La prohibicin o limitacin de la reproduccin inte-
rracial a travs de instrumentos jurdicos o culturales impidi el
ascenso social y econmico del grupo racial, social y econmica-
mente oprimido, esto tuvo como consecuencia el monopolio de las
riquezas en los colonos blancos endorreproducidos.
No obstante, segn Max Weber podramos medir la atraccin o
repulsin racial subjetiva fundndonos en si se establecen relaciones
sexuales normalmente o con rareza, con carcter permanente o solo
temporal e irregular36; sin embargo, este hecho solo puede permi-
tirnos medir el grado de penetracin cultural del prejuicio racial, pero
no una repulsin o rechazo fsico, biolgico o psquico natural, pues las
vinculaciones sexuales entre colonos y esclavas fueron frecuentes, en
ocasiones prolongadas, sin embargo siempre ilcitas.
De esta manera, la limitacin de vinculacin interracial es
introducida en el imaginario colectivo a travs de la idea de lo
esttico y lo no esttico, los europeos econmica y polticamente
dominantes se autodefiniran como lo bello y monopolizaran en
sus rasgos lo esttico, por el contrario todas las dems razas y sus
fenotipos, especficamente aquellas de origen y ascendencia afri-
cana, fueron definidas como antiestticas, atribuyndoles caracte-
rsticas grotescas, discordantes y no armoniosas.
En este contexto, el amor ser definido y surgir como encanta-
miento de los sentidos, como bsqueda de la belleza, no obstante, lo
negro al definirse como no bello y antiesttico, no sera merecedor del
amor; este pasara a convertirse no solo en un privilegio de clase, sino
tambin de razas. El amor era un privilegio europeo.
Lo esttico tambin es jerarquizado y en la pirmide social de
una sociedad racializada, los fenotipos negroides se encontrarn

36 Ver Weber, Max, ibd, p. 315.

46
CAPTULO II. El racismo como ideologa

en el escalafn ms bajo, esta descalificacin esttica de lo negro


consolid una repugnancia esttica inducida permitiendo pasar
desapercibida la carga ideolgica.
Estos hechos, en su conjunto, fueron asumidos como conse-
cuencia de elecciones propias, las cuales cumplieron una funcin
social: el alejamiento de los racialmente distintos, la continuidad
de la reproduccin endogmica, en consecuencia, la preservacin,
mantenimiento de los recursos y el poder en manos europeas y
eurodescendientes.
Esta arbitraria organizacin de patrones de belleza dividi el
mundo en bien (belleza) y en mal (fealdad), promoviendo en un
extremo la valoracin y el reconocimiento en quienes se adecen
efectiva y eficientemente a la expectativa esttica impuesta, y en
aquellos que no lo hagan se acentuarn las prcticas aspectistas37 y
ostracistas38; en el contexto de una sociedad hostil que sanciona la
naturalidad con rechazo, la renuncia a la homogenizacin esttica
con exclusin y la diferencia con repulsin.

La introduccin de un trato diferenciado

El trato diferenciado de los individuos en las sociedades jerar-


quizadas permite legitimar el poder arbitrariamente adquirido
a travs del despojo de riquezas a otros pueblos autnomos, as
como mantener en estos el estado de subordinacin al que han sido
sometidos.
La diferenciacin en la interaccin y formas relacionales coti-
dianas permite la consolidacin de esas otredades39 construidas,

37 Aspectismo: es una de las discriminaciones ms comunes en la sociedad


que a su vez puede llegar a ser la ms injusta, porque se atribuye al
aspecto fsico, es decir, la apariencia.
38 Ostracismo: exclusin voluntaria o forzosa de un individuo de los oficios
pblicos; apartar a un miembro de la comunidad por no ser del agrado o
inters de los dems.
39 Otredades: condicin de ser otro. Es una postura epistemolgica que
explora discursivamente la imagen de las culturas que hicieron su
espacio en la periferia u otros espacios culturales intermedios.

47
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

nosotros dominadores, ellos dominados, nosotros blancos euro-


peos y eurodescendientes,ellos negros africanos y sus descendientes.
El trato, la forma en que somos aceptados o rechazados,
integrados o excluidos, depender de la valoracin que nos den o
asignen en la sociedad, esta valoracin va a depender de los roles y
estatus que asumimos y representamos en la pirmide social, y que
fueron definidos anteriormente a nosotros de acuerdo a nuestra
clase social, pertenencia tnico-racial, entre otras.
Estas diferencias visibles (raciales) y aquellas inducibles
(clase social) condicionan inevitablemente el conglomerado de
relaciones donde participamos, ya sean amistosas, sociales, econ-
micas, entre otras.
Como diferencias visibles podemos considerar los rasgos
fsicos, fenotpicos, de las formas, volumen, dimensiones del
cuerpo, su pigmentacin, marcas, identificaciones, estas permiten
la creacin del estigma. La sola posesin de alguna de estas carac-
tersticas bastar para estigmatizar, excluir, despreciar e ignorar a
sus portadores.

Diferencias en la barba, el cabello, vestido, modo de alimentarse,


divisin del trabajo entre los sexos y todas las dems que saltan a
la vista (...) pueden dar pie en algunos casos a atraccin y repulsin
entre gentes diferentes y, como reverso positivo, a la conciencia de
comunidad entre gentes parecidas que pueden formar entonces la
base de una comunizacin.40

En el caso especfico de los africanos y sus descendientes, el alto


contenido de melanina, en consecuencia, la fuerte pigmentacin de
su piel, el cabello, rasgos y musculatura son sin duda alguna, carac-
tersticas estigmatizadoras en una sociedad donde se establecieron
las facciones perfiladas, el cabello lacio y piel caucsica como el
criterio de belleza y civilizacin por excelencia.

40 Weber, Max, ibd, p. 317.

48
CAPTULO II. El racismo como ideologa

Ahora bien, aquellos elementos no perceptibles al primer


momento como: la clase social, la religin, la preferencia sexo-
afectiva, entre otras, son estigmatizables, es decir, el descubrir
la pertenencia de estos grupos especficos o su sola sospecha de
pertenencia bastar para ser objeto de estigma, es decir, desdea-
bles, excluidos.
Estas prcticas racistas habrn de ejercerse y desarrollarse
mediante la negacin literal, la cual segn Ariel Dulitzky41 supone
fundamentalmente la negacin, por parte del Estado y las dife-
rentes instituciones que lo componen, de la existencia de cualquier
forma y grados de discriminacin racial en sus pases e institu-
ciones; introduciendo, promoviendo y exacerbando la nocin de
mestizaje y un discurso de igualdad que contribuir a la invisibili-
zacin de las desigualdades y formas de discriminacin.
As se neutralizaran las acciones emancipatorias por parte
del grupo oprimido, en consecuencia se afirmara, la prolongacin
y mantenimiento de la dominacin; esta ha sido principalmente
la forma lideradora en Amrica Latina, ejercida esencialmente
a travs de las oligarquas nacionales. La idea del mestizaje en
Amrica Latina, ms especficamente en nuestro pas, se introdujo
y constituy como un instrumento invisibilizador del extermino
genocida ejercido por los europeos en contra de las civilizaciones
de nuestra Amrica.
Si bien es cierto que nuestra poblacin se constituye de
mestizos (vale acotar que fundamentalmente en los sectores ms
desposedos, pues sin duda las autorreconocidas como lites se han
cuidado lo suficiente de no manchar su pureza racial), este fue y
es un mestizaje violentado, violentador y violento; especficamente
violentador de las mujeres indgenas y africanas constituidas en
objeto de placer del hombre blanco colonizador.
En Amrica Latina se ha hecho frecuente pensar que los negros
son los otros, no nosotros; hemos estado demasiado ocupados

41 Dulitzky, Ariel, A region in denial: Racial discrimination and racism in


Latin America. In: Neither enemies nor friends. Latinos, blacks, afro-latinos.
1st ed. Palgrave Macmillan, EE. UU., 2005.

49
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

intentando blanquear a nuestros pases, de limpiar nuestra sangre


de la tragedia africana. As, a lo largo y ancho de toda Amrica Latina
y el Caribe se nos presenta a la poblacin afrodescendiente como
minoritaria, adems se han institucionalizado instrumentos de invi-
sibilizacin, exclusin y negacin del racismo en Amrica Latina.
Sin embargo, no es posible evadir una realidad social en la cual
las relaciones culturales, econmicas, polticas y sociales han sido
histricamente racializadas producto del secuestro y movilizacin
forzosa del pueblo africano hacia nuestro continente. Con esto se
preconfigur su destino al ingresar como clase social descalificada
y donde se naturaliz su maltrato, exclusin y rechazo, en una orga-
nizacin social piramidal, donde la cspide es blanca y se oscurece
hacia la base.
No obstante, esta negacin del racismo permite la continuidad
de una poltica excluyente e invisibilizadora de la desigualdad
racial existente en el pas, pero adems garante de la continuidad
de un racismo cordial; este puede realizarse eficientemente al
filtrarse a travs del mito de la armona racial.
En nuestras sociedades ha sido comn la asociacin del racismo
solo a prcticas abiertas y visiblemente discriminatorias, funda-
mentalmente aquellas de tipo segregacionista, entre las cuales es
posible distinguir de acuerdo a la categorizacin desarrollada por
Anthony Giddens42:
La microsegregacin; esta supone la segregacin en espacios
pblicos, sanitarios, salas de espera, transporte y diversos espa-
cios pblicos que poseen instalaciones separadas para blancos y
no-blancos.
La mesosegregacin; esta consiste en la separacin de los
individuos en diferentes reas urbanas por su condicin y perte-
nencia tnico-racial.
La macrosegregacin; en la cual pueblos enteros son sepa-
rados en territorios diferenciados, establecidos como reservas para
nativos.

42 Giddens, Anthony, ob. cit.

50
CAPTULO II. El racismo como ideologa

La comprensin del racismo como hecho abiertamente segre-


gacionista ha contribuido a obviar e invisibilizar aquellas prcticas
discriminatorias cordiales, es decir, que no son visibles pero que de
igual forma afectan y limitan significativamente el desarrollo de la
vida en sociedad del sujeto racializado.

51
CAPTULO III
Endorracismo

Sin duda alguna, la injerencia y penetracin forzosa de la


cultura europea esclavista en Amrica, aunadas al proceso de
desarticulacin de la cultura autctona y la introduccin de una
cultura fornea racista, sent las bases de otra de las formas opera-
tivas del racismo, emanada a partir del mismo grupo discriminado;
esto ha sido denominado como endorracismo.
El endorracismo es el racismo desde dentro, una autodiscri-
minacin emanada del sujeto que sufre y experimenta el prejuicio
por su pertenencia tnico-racial. Ahora por qu surge el endorra-
cismo? Qu lo motiva? El endorracismo es uno de los fenmenos
ms representativos de la influencia colectiva en el ser social, el
desprecio externo por estar vinculado a una raza considerada infe-
rior que ejercer una presin tal, capaz de introducir en el propio
individuo el desprecio al que est expuesto, es decir, un autodes-
precio instigado donde el sujeto racializado por otro autoconce-
bido como superior, acepta mirarse a s mismo con los ojos del
amo como consecuencia de la coaccin racista.
El sujeto racializado internaliza como propia la discrimina-
cin que se le ha impuesto y la reproduce sobre s, como tambin
sobre aquellos pertenecientes a su grupo tnico y racial. Esta
discriminacin desde el sujeto racializado, tambin conocida como
endorracismo, va a expresarse a travs de los diferentes agentes
socializadores, pero tambin y fundamentalmente protagonizada
por los sujetos en los espacios cotidianos de la vida en comn.

55
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

El endorracista tomar como propios y legitimar los criterios


expuestos por el racista para ejercer la dominacin sobre el conce-
bido como racialmente heterogneo, es decir, el endorracista, sujeto
racialmente heterogneo que previamente ha internalizado la
racializacin de su opresor, apoyar las premisas en que se afirma
que su grupo tnico y racial es inferior, atrasado, salvaje, incapaz,
incivilizado, desprovisto de belleza y con capacidades intelectuales
deficientes.
A partir de esto proceder a adoptar como propia la cultura de
su opresor, intentar imitar sus conductas, valoraciones, rasgos
fsicos, indumentaria, gustos, preferencias musicales, culinarias,
modos relacionales, modismos, lenguaje, argot, expresiones corpo-
rales, oficios, profesiones y valores partiendo de la creencia de que
al reproducirlos le ser posible acceder a las posiciones de poder,
privilegio, estima social y estatus histricamente monopolizadas
y administradas por los autodefinidos como racialmente homog-
neos y superiores.
Estos hechos en su conjunto condicionaron la organizacin
socavada de la negritud y la afrodescendencia que se manifest en
varios roles.

Comunidad negra y afrodescendiente dbil

En Amrica Latina el establecimiento y consolidacin de una


comunidad racial negra y afrodescendiente se vieron significa-
tivamente impelidos e interrumpidos, por ese motivo esta comu-
nidad racial constituida por los descendientes de africanos se
encuentra de forma dbil en Amrica Latina, donde el sentido de
pertenencia est ausente o en el mejor de los casos presente pero
vago, sin embargo su no existencia no responde a una disposicin
de la comunidad, al contrario, fue configurada a travs de diversos
dispositivos de dominacin colonial.

56
CAPTULO III. Endorracismo

Desconocimiento histrico

El sistema colonial no ha desaparecido, contina tan vigente


como al inicio de la trata negrera; los descendientes de africanos
continan ajenos a su cultura, pues les ha sido negada, ocultada e
invisibilizada; adems de ello, han sido obligados a asumir como
universal y vlida una historia donde no aparecen representados
y en donde su presencia aparece sujeta a criterios de diferencia e
inferioridad.
La historia tal como la conocemos fue relatada y definida por
determinados personajes, en determinados momentos histricos;
esta historia subjetivada pasara a monopolizar y dominar la historia
oficial, ah quedaron establecidos, seleccionados y en mayor medida
excluidos, aquellos episodios socio culturales que no se adecuaran o
favorecieran los intereses de la ideologa dominante.
Este hecho pone en evidencia cmo la historia, al igual que
la ciencia, estara significativamente influenciada por crite-
rios de clase, utilizada como instrumento de deslegitimacin de
todo orden social ajeno al erigido como hegemnico. Con esto la
historia emanada del perodo colonial se encontrara estrecha-
mente vinculada a una configuracin de relaciones de poder,
como productora y reproductora de una ideologa e intereses de
clase en cuyo seno la deliberada exclusin de la historia negra, de
los africanos y sus descendientes, se defini como una necesidad
impostergable, al ser esta opuesta y amenazadora a los intereses
del sistema consolidado.
Desde este criterio, la historia se establece como construc-
cin arbitraria y subjetiva; esta defini la relevancia, importancia
y presencia de episodios histricos especficos, principalmente
aquellos acontecidos en Europa y protagonizados por europeos
y sus descendientes, de igual forma cre sentencias de muerte e
invisibiliz otros, principalmente aquellos sucedidos en tierras
africanas o protagonizados por africanos y sus descendientes en
Amrica.

57
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Esta organizacin jerarquizada de la historia ayud a conso-


lidar en el imaginario colectivo una historia racializada, racista y
eurocentrista, al obviar e ignorar la produccin cultural y fenome-
nolgica africana y descendiente, al excluir el punto de vista del
racialmente distinto.
Es por esta razn que las personas negras y afrodescendientes
continan desconociendo sus races e incluso aquellos quienes
creen estar acercndose a su cultura originaria se encuentran
aproximndose a una cultura que ha sido apropiada, comercia-
lizada y distorsionada por el opresor, pues nos venden nuestra
cultura distorsionada y convertida en manifestacin extica del
salvajismo y la in-civilizacin.

La negacin de la ascendencia africana

La frecuente negacin de la ascendencia africana no ser


ms que la materializacin de la ideologa dominante que dot de
vergenza a la africanidad; el endorracista intentar superar su
pasado, liberarse de su ascendencia y de la mancha de su historia,
intentar acercarse al modelo social civilizado y civilizatorio que
fue definido y promovido como el europeo por excelencia.

Vergenza esttica

Vivimos constreidos en un sistema capitalista que dirige,


controla y ha alterado la forma en que nos vemos, la forma en que
deseamos vernos, es decir, nuestros gustos y deseos, los cuales
darn paso a la formacin de dos nuevas clases sociales definidas
de antemano como antagnicas e irreconciliables: estticos y no
estticos.
Fue as como la tez blanca, el cabello rubio y los rasgos minu-
ciosamente perfilados, ya sea por la mano de la naturaleza o de
la ciruga esttica, se erigen como los criterios lideradores de la
belleza del mundo.

58
CAPTULO III. Endorracismo

No obstante, dichos criterios prototpicos y estereotpicos a


partir de los cuales habr de definirse lo bello responden a una
herencia colonial eurocntrica que promovi, mediante la imposi-
cin, la asimilacin e internalizacin de una esttica fornea.
El mundo ha perdido su soberana esttica; se ha rendido a
una esttica imperializada, unidimensional, unirracial, unicultural
orientada a desmantelar las culturas originarias y la diversidad,
descalificando e intentando desintegrar la soberana pluricultural
y multirracial de los pueblos, mediante la motivacin y promocin
de la desestimacin y vergenza de los rasgos y fenotipos de todo
aquel no europeo; esto se convirti, inevitablemente, en el motor
generador del endorracismo al difuminarse los comportamientos y
gustos propios de los pueblos.
Ahora bien, esta anulacin y neutralizacin de la diferencia
habr de materializarse en la comercializacin especulativa
de la esttica imperialista, definida como ley superior, sin
embargo, pese a la comercializacin de su ideal de belleza, de
colocacin de sus productos, cosmticos, peinados, accesorios y
la consecuente modificacin de nuestros cuerpos de acuerdo a
sus criterios de belleza, los descendientes de africanos seguirn
siendo, dentro de la lgica eurocntrica y anglosajona, mujeres
y hombres provenientes de los no azarosamente llamados por
ellos pueblos atrasados.
En este proceso la ms afectada ser la mujer negra, pues se
le exige definirse a partir y en relacin al prototipo socialmente
establecido de belleza y feminidad, criterios de feminidad y belleza
ajena, pues adems han sido definidos desde la masculinidad para
el ejercicio de la mujer blanca.
Las mujeres descendientes de africano han estado ausentes de
consideracin en la configuracin de este proceso, por esa razn no
encuentran un referente en s mismas, sus posibilidades de ascenso
social, familiar, econmico y personal estarn condicionadas por su
efectiva adecuacin a los rasgos fsicos, gestuales, actitudinales y
comportamentales de las mujeres blancas.

59
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Exorreproduccin negra

La restriccin a la vinculacin interracial es transversal y


multidireccional? Existe en todos los grupos raciales? La expe-
riencia histrica parece demostrar que no, las restricciones a la
sexualidad interracial al surgir como producto y mecanismo de
los intereses econmicos generalmente son de carcter unidirec-
cional, emanadas desde arriba por parte de aquellos detentores del
poder blico, econmico y poltico.
Los econmica y polticamente subordinados parecen no tener
prejuicios ni colocar obstculos a la vinculacin interracial, por
el contrario, es aceptada con agrado, aprobada con expectativas,
incluso promovida, dado que este otro racialmente diferente
generalmente europeo o eurodescendiente, al gozar de mayor
estima, reconocimiento social y estatus econmico, permitir la
elevacin del estatus social de aquel histricamente relegado y
excluido por su pertenencia a determinado grupo racial y por tanto
aportar a la elevacin econmica.
Esta promocin a la interracialidad y a la exorreproduccin
en grupos raciales histricamente vulnerables, se instituciona-
liz a travs de los diferentes agentes socializadores, entre ellos
el lenguaje, mediante el cual es posible transmitir, a lo largo de las
generaciones, afirmaciones como hay que mejorar la raza.
Este endorracismo no fue producto del efectivo reconocimiento
de inferioridad o de un real desprecio a su cultura y su raza, al
contrario, fue producto y consecuencia de los sufrimientos origi-
nados por la trata negrera, la esclavitud, el racismo, la bsqueda de
evitar el dolor y el mejoramiento de la calidad de vida a travs del
acceso a oportunidades que le haban sido negadas.
De ese modo, en una sociedad donde la negritud ha sido
asumida como un crimen y cuyo expediente es imborrable al estar
impreso en la piel, se intentar la modificacin de esa experiencia
social. Con la miscegenacin43 se intenta romper la cadena de

43 Miscegenacin es la mezcla de razas, de pueblos, de etnias distintas.

60
CAPTULO III. Endorracismo

sufrimiento negro, a travs de la interracialidad; se espera aclarar


la piel y alterar algunos rasgos fenotpicos del individuo, lo que
permitir su elevacin social y el progreso proscrito por el capi-
talismo, con el cual, adems progresivamente, se espera la supera-
cin de la subordinacin negra.

61
CAPTULO IV
Resistencia
Es indudable el hecho de que la diferenciacin econmica, la
raza y la cultura configuran experiencias diferenciadas, as como
de exclusin y relegacin en los ms afectados; tambin es cierto
que esta experiencia diferenciada permite la creacin de dignidad,
honor, identidades, identificaciones y resistencia.
Es decir, permite la formacin de una comunidad racial, pues
la experiencia intersubjetiva, comn, es sentida subjetivamente. La
experiencia de exclusin al ser compartida sentar las bases de un
sentido de pertenencia.
Esta comunidad racial estar fundamentada en vinculaciones
biolgicas y territoriales, la relacin interna con el pas de origen
suele mantenerse en algunos grupos, sobreviviendo a las mezclas
(la descendencia), de igual modo se legitima por la dimensin
histrica de la comunidad racial.
Esta construccin de la comunidad a partir de la experiencia
afectiva, biolgica, histrica y territorial ese sentido de perte-
nencia a una comunidad dar origen a la formacin de una comu-
nidad poltica.

Aquellos grupos humanos que fundndose en la semejanza del


hbito exterior y de las costumbres, o de ambos a la vez, o en
recuerdos de colonizacin y migracin, abrigan una creencia subje-
tiva en la procedencia comn (...) sin tener en cuenta si existe o no
una verdadera comunidad de sangre.44

44 Weber, Max, ob. cit., p. 318.

65
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

No obstante, la creencia en el parentesco de origen siendo


indiferente que sea o no fundada puede tener consecuencias
importantes, especialmente para la formacin de la comunidad
poltica.45
En el caso de las comunidades judas, como tambin y espec-
ficamente en Amrica Latina en las comunidades indgenas, existe
una comunidad tnica-racial; no ha sido este el caso de las comuni-
dades negras y afrodescendientes por qu?
Los judos e indgenas, al igual que los africanos, fueron vctimas
de la violencia y estuvieron expuestos a la discriminacin, por esta
causa se intent desarticular su cultura y organizacin autnoma;
producto de esta violencia generada fueron obligados a movilizarse
a otros territorios y an as mantuvieron el contacto con su cultura y
tradicin. Pese a esto, el judo y sus descendientes se sienten judos,
el indgena se siente indgena, sin embargo, el negro americano no
se siente africano ni se siente afrodescendiente. Este hecho ha difi-
cultado, significativamente, la organizacin poltica de las comuni-
dades negras y afrodescendientes.
En Amrica Latina, y fundamentalmente en Venezuela, no
existe esta creencia subjetiva en un origen comn, ni siquiera en
aquellos en los que existe una verdadera comunidad de sangre. Al
no existir esta creencia subjetiva, esta conciencia de comunidad no
podr existir en una comunidad negra y afrodescendiente comba-
tiva, real y slida.
Este hecho

Est condicionado por la comunidad poltica de recuerdo o, sobre


todo, en los primeros tiempos, por la persistencia del lazo con las
comunidades culturales; adems, por el fortalecimiento duradero
de las comunidades de clan u otras, en la vieja y en la nueva comu-
nidad, o por otras relaciones duraderas, sentidas permanentemente.

45 Ibdem.

66
CAPTULO IV. Resistencia

Donde estas faltan o cesan, falta tambin el sentimiento tnico


colectivo siendo indiferente la afinidad de sangre.46

Esta comunidad construida y organizada solo podr mante-


nerse y legitimarse a travs del honor tnico; este es el honor
especfico de las masas porque es accesible a todo aquel que perte-
nece a la comunidad de origen creda subjetivamente47 siendo
entonces alimentado por la conviccin de la excelencia de las
propias costumbres y de la inferioridad de las ajenas48.
Es decir, la construccin de un honor tnico negro y afrodescen-
diente solo ser posible mediante la sobrevaloracin y exaltacin
de la cultura y costumbres propias, a travs de la infravaloracin
de la produccin cultural europea y eurodescendiente, pero de
acuerdo a la experiencia histrica de encuentro forzado y vecindad
obligatoria excluyente entre blancos y negros, en la cual estos
ltimos, desde el inicio y establecimiento de dicha relacin, fueron
subordinados e inferiorizados; se neutraliz su accin organizativa,
se imposibilit que el negro descalificara y despreciara la cultura
ajena, exaltando la propia, y con esto fue destruida la posibilidad de
una organizacin de comunidad slida fundada en el honor tnico.
Se nos dir entonces que detrs de toda oposicin tnica se
encuentra de algn modo la idea de pueblo elegido49, sin embargo,
este ha sido monopolio de los blancos europeos, quienes por su
condicin de poseedores-explotadores, pero sobre todo por sus
vnculos con el cristianismo, cuyo origen es el mismo (Europa),
introdujeron sobre la base de un Dios tambin racializado las
nociones de pueblo elegido; permitiendo y legitimando el dominio
europeo sobre otras tierras y sujetos sociales distintos a l.

46 Weber, Max, ob. cit., p. 320.


47 Ibdem.
48 Ibdem.
49 Ibdem.

67
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Esta ausencia de comunidad tnico-racial negra dio como


consecuencia la extensin y homogeneizacin de la cultura, modos
y costumbres europeos; la homogeneidad de las costumbres
puede tener las fuentes ms distintas y procede en alto grado de la
adaptacin a las condiciones naturales exteriores y de la imitacin
en el crculo de la vecindad50.
A pesar de la dificultad de organizacin colectiva y creacin de
comunidad racial negra y afrodescendiente, a lo largo del proceso
histrico social se han articulado grupos y movimientos de resis-
tencia, a fin de combatir los embates discriminantes e invisibiliza-
dores de la lgica dominante.
A continuacin definir y mencionar algunos de ellos, los
cuales considero con mayor relacin y vinculacin para lograr una
mejor comprensin del contenido temtico tratado en esta obra.

Panafricanismo

Una de las formas de resistencia ejercida sobre la explota-


cin europea fue el panafricanismo, corriente poltico-filosfica
que propona la vindicacin de la unidad de los africanos nacidos
en frica o fuera de ella, y oprimidos durante la historia reciente,
proponiendo fundamentalmente, por un lado, la hermanacin de
los descendientes de africanos y la resignificacin de la negritud
mediante el pan-negrismo.
Por otro lado, partiendo de la idea de que no sera posible la libe-
racin en un continente ajeno, liderado por el opresor, se propone
la repatriacin, es decir, el retorno de los descendientes de afri-
canos al pueblo de origen. Sin embargo, no fueron consideradas sus
dificultades, entre las que podemos mencionar:
Los inconvenientes de conciliacin de la cultura adquirida y
la cultura autctona.

50 Weber, Max, ob. cit., p. 323.

68
CAPTULO IV. Resistencia

Los vnculos afectivos, biolgicos y generacionales desarro-


llados en la tierra del opresor, producto del proceso de mestizaje
impuesto o voluntario.

Movimiento de supremaca negra

Producto de las desigualdades y discriminaciones hacia las


personas negras basadas en una supuesta inferioridad racial, uno
de los mecanismos de resistencia surgidos por la inversin de la
dinmica de dominacin: el pueblo negro habr de asumirse como
el pueblo elegido, superior a otras razas. Esta forma de organiza-
cin y resistencia se caracteriz por la apropiacin y reproduccin
de formas de dominacin y exclusin del opresor, al establecer una
dinmica diferenciada en torno de una alteridad categrica, donde
el blanco europeo y eurodescendiente ser esta vez el enemigo a
soslayar.
De este modo la supremaca negra utiliz los mismos recursos,
promocin de la endorreproduccin, estigmatizacin e infravalo-
racin del racialmente distinto, pero esta prctica, contraria a la del
europeo, no ser ejercida para mantener el poder, sino para recu-
perar el poder arrebatado.

Movimientos de resistencia negra

En nuestras sociedades modernas, sin duda, se ha constituido


una identidad a partir de la negritud. Lo negro como lugar y
espacio de reconocimiento de integracin, resistencia y visibiliza-
cin; contexto en el cual surgirn los movimientos de resistencia
negra que rehsan denominarse afrodescendientes.
Algunos adjudicarn a este hecho un carcter endorracista, no
obstante, existirn diversas explicaciones a este hecho social, entre
las que podemos considerar:
El desconocimiento promovido e instaurado de su cultura
originaria; los sujetos no se reconocen como tal al haber perdido el
contacto con su cultura originaria.

69
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

El individuo no se reconoce, pues con la idea de la afrodes-


cendencia puede constituir una pluralidad y amplitud tal en la cual
se pierde y diluye su experiencia racial diferenciada.

El autorreconocerse como negro no es el problema, lo ser la


carga peyorativa y discriminatoria con que se le ha significado;
pese a ello, el racismo no se supera ni desarticula eliminando
palabras del vocabulario, menos aun trminos con los cuales gran
parte de la poblacin se ha identificado para la construccin de
su identidad; se hace necesario resignificar el lenguaje y dotar
de nuevas valoraciones, no podemos desarticular ese vestigio de
identidad construida.

Afrocentrismo

Otra de las formas de resistencia ejercida y desarrollada frente


al impacto de la dominacin europea fue el afrocentrismo; este
parte de la premisa de rechazo de la hegemona europea en la
conformacin de la cultura y civilizacin, intentando desplazar el
foco de atencin hacia una historia centrada en frica y la exalta-
cin de su cultura y produccin.

Afrodescendencia

La afrodescendencia surge como mecanismo de resistencia


frente al racismo y endorracismo emanados de las estructuras
sociales herederas del pensamiento colonizador. La afrodescen-
dencia es un concepto poltico, de significacin de la experiencia
propia y apropiacin de espacios polticos histricamente negados.
Por ese motivo podemos distinguir tres tipos de afrodescendencia:

1 )La afrodescendencia visible



Comprende aquellos individuos que por sus caractersticas
fenotpicas y pigmentacin pueden ser identificados y vinculados

70
CAPTULO IV. Resistencia

de forma inmediata con las personas africanas. Estos sujetos


pueden o no ser conscientes de su pertenencia tnica-racial, de
igual modo puede que se reconozcan o no como afrodescendientes.

2 ) La afrodescendencia oculta

Producto del proceso de mestizaje e interracialidad desarro-


llado en nuestro continente. A pesar de las limitaciones y prohibi-
ciones surgi una cantidad significativa de individuos poseedores
de africanidad en su carga biolgica, aunque no fuera perceptible
en sus facciones y pigmentacin. Es afrodescendiente aquel en cuyo
ncleo familiar existi un origen, pigmentacin o rasgo negroide,
sin embargo, este puede no manifestarlo de forma perceptible en
su piel y rasgos corpreos51. Este, al igual que el afrodescendiente
visible, puede tener o no conocimiento de su herencia, as como
reconocerse, negar su afrodescendencia o estar en proceso de reco-
nocimiento.

3 ) El afrodescendiente poltico

Este tipo de afrodescendiente puede ser cualquiera de los


anteriores, visible u oculto, pero que decide reconocerse afrodes-
cendiente como forma de vindicacin y vinculacin a su herencia
africana; tambin como un medio para promover y apoyar los
esfuerzos polticos de los movimientos afrodescendientes52, por
esta razn el afrodescendiente poltico nace del reconocimiento.
Ahora bien, uno de los inconvenientes en cuanto al uso de la
categora afrodescendiente es que contribuye a homogeneizar
experiencias dismiles. Al no ser todo afrodescendiente, negro,
muchos de estos autorreconocidos como afrodescendientes por su

51 Distingo entre afrodescendiente visible y el oculto porque no todo


afrodescendiente es negro, pero todo negro s es afrodescendiente.
52 Colectivos organizados, compuestos por afrodescendientes visibles e
invisibles, orientados a la vindicacin socio cultural de la ascendencia
africana a travs de acciones polticas concretas.

71
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

origen biolgico (pero cuya herencia africana no se hace percep-


tible) no han sido discriminados ni han experimentado de forma
directa los embates del racismo. Esto habr de colocarlos en una
experiencia socio cultural distinta.
El afrodescendiente visible, es decir, aquel de origen africano
pero que posee sus caractersticas fenotpicas y de pigmenta-
cin, va a estar ligado a una experiencia especfica: subordinado,
expuesto al racismo y al endorracismo.
La concepcin de afrodescendencia permite abarcar y
comprender experiencias dismiles de origen comn. Por ese
motivo la consideracin de la afrodescendencia como un manto
unificador de la experiencia racial por la ascendencia tnica contri-
buye a la invisibilizacin de la situacin racializada y discriminada
del afrodescendiente visible, con lo cual cede a la tentacin de
disminuir la calidad distinta de experiencias histricas particulares
en bsqueda de generalizaciones forzadas53.
De igual modo, la introduccin del trmino afrodescendiente y
su consecuente adopcin por parte de destacados personajes, acti-
vistas e intelectuales vinculados al tema, trajo como consecuencia
la creacin de nuevas brechas y jerarquas, diferenciadoras de unos
muchos negros y unos pocos afrodescendientes.
Hecho a partir del cual se han creado afrolites que han mono-
polizado la reflexin en cuanto a este tema, del cual ha quedado
excluido el negro comn y que no entiende por qu ahora se le
quiere llamar y se le exige reconocerse como afrodescendiente.
Este, adems, no conoce la afrodescendencia no porque no
quiera conocerla o integrarse, sino porque la posibilidad le ha
sido negada al haberse conformado grupos de poder capaces de
resguardar la afrodescendencia y distribuirla bien administrada en
los espacios por ellos admitidos, en los cuales es posible la obten-
cin o ampliacin del campo de privilegios (poder, riqueza, conoci-
miento y prestigio) y donde se demuestra que la afrodescendencia

53 Foner, Eric, Nothing but Freedom: Emancipation and its Legacy, 1983, p. 2.

72
CAPTULO IV. Resistencia

no es de todos ni de todas, la afrodescendencia an no ha sido


democratizada.
Por esta razn, al plantearse la supresin del trmino afrodes-
cendiente, es necesario plantearse si estamos frente a una diferen-
ciacin liberadora o una dignificacin excluyente.
Contrario a esto, los esfuerzos deben estar orientados a
presentar a los actores sociales el origen de estos contenidos,
sus significados, su contexto, su carga ideolgica, para que este
sujeto, opresor u oprimido, comprenda la gnesis de su situacin
y pertenencia de clase; no obstante, esta liberacin solo es posible
mediante la integracin de opciones, donde el sujeto sea capaz de
abordar su situacin y construir su identidad desde esos contextos y
significaciones que le son cmodos, comunes, y no, por el contrario,
profundizar su situacin de forneo social.
Intentar imponer la afrodescendencia como nica identidad
negra es un acto transgresor, como la del colono europeo. Es posible
su acercamiento, su explicacin, permitirle al sujeto vincular la
afrodescendencia con su historia y su experiencia sin forzarlo. El
sujeto, en la medida en que logre identificarse, podr reconocerse.
De lo contrario la dignificacin de la negritud se convertir en la
tirana de la afrodescendencia.

El papel de las mujeres negras en la resistencia

Tanto la historia pasada como la inmediata de las mujeres


negras ha sido la historia de la exclusin, la violencia, la transgre-
sin de su libertad y su cuerpo, pero tambin una historia de resis-
tencia y la lucha por la emancipacin del cepo sexista-racista de
nuestras sociedades occidentales.
La resistencia africana y la de sus descendientes en nuestro
continente fue masculinizada, el liderazgo, herosmo y escaso
reconocimiento otorgado por una sociedad excluyente fue mono-
polizada por el varn negro. La participacin de las mujeres en el
proceso desarticulador de la autoridad y el poder del sistema escla-
vista fue invisibilizada y distorsionada.

73
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Las mujeres africanas, negras y afrodescendientes de la


Amrica colonizada y el Caribe participaron activamente en los
alzamientos de esclavos y cimarrones, expresiones del descontento
popular y detonantes de movimientos preindependentistas; luchas
en las que, adems, se hicieron presentes en medio de la batalla,
en el enfrentamiento, tomando las armas como combatientes; sin
embargo su resistencia fue desvalorizada, as como su reproduc-
cin y transmisin a travs de la documentacin oficial y el relato
oral como intervencin protectora de los hombres en batalla, orien-
tada a la preparacin de sus comidas, la limpieza, reparacin de
sus ropas, de igual forma al servicio del cuidado y atencin de sus
heridas.
Se anul la contribucin de la mujer negra a la elevacin de la
economa europea opresora a travs de la explotacin de su trabajo,
como productora de mano de obra en las haciendas y plantaciones,
de igual modo su participacin en el fortalecimiento de la economa
cimarrona.
Tambin se invisibiliz sistemticamente la lucha de las
mujeres africanas y afrodescendientes en la bsqueda de su
libertad, sin embargo, este hecho se ha presentado como contradic-
torio, pues fueron estas mujeres las ms interesadas en vindicar su
autonoma y su humanidad.
Estos hechos en su conjunto motivaron en las africanas y sus
descendientes mujeres el cuestionamiento del orden esclavista,
sexista y clasista establecido por el pensamiento europeo; estas
mujeres se orientaron a la promocin y bsqueda de la libertad
dignificante de la resistencia, la cual se hizo manifiesta a travs de
La resistencia al sistema esclavista mediante el control sobre
su cuerpo. Con frecuencia la mujer negra, frente a sus escasas posi-
bilidades de accin y de transformar su realidad, optara por el
suicidio, el aborto y el infanticidio. En el caso de que la gestacin
llegase al alumbramiento, apelaba a la negociacin de la libertad
del hijo mulato; situacin no siempre posible, pues por sus condi-
ciones precarias de vida la mortalidad infantil y muerte posparto
se convirtieron en regla, tambin los abortos involuntarios por el

74
CAPTULO IV. Resistencia

ritmo y explotacin de su trabajo; incluso posterior a la superacin


de esta serie de eventos se encontr rentable el rapto de sus hijos
por parte de los esclavistas para ser vendidos o intercambiados en
otras plantaciones y ncleos de produccin.
La resistencia mediante el sabotaje del trabajo dentro de las
haciendas y plantaciones, el trfico de productos pertenecientes a
las haciendas en las cuales permaneca como esclava interna, as
como la planificacin y conspiracin de asesinato de los amos.
A travs de las mltiples peticiones de libertad y las denun-
cias de carcter judicial introducidas contra los usos y abusos de
sus amos.
Mediante el desafo al orden establecido, al generar escn-
dalos pblicos originados a partir de la introduccin en la indu-
mentaria de piezas y accesorios tradicional y exclusivamente
reservados al uso de las mujeres blancas.
Finalmente a partir de la radicalizacin de la resistencia
concretada en el cimarronaje, comprendido como el traslado a
territorio emancipado del yugo opresor.

No obstante, al revisar la situacin de la mujer en el proceso


cimarrn podemos distinguir: el cimarronaje voluntario y el cima-
rronaje impuesto; este fue organizado en torno del secuestro de las
mujeres esclavas por parte de los antiguos esclavos, ahora libres,
para ser llevadas al cumbe54 para el mantenimiento, reproduccin
y establecimiento de estos nuevos hogares africanos y afrodescen-
dientes. Sin embargo, este cimarronaje forzado mantuvo a la mujer
en situacin de minusvala, violencia y dependencia del varn, ya
no de aquel hombre blanco, sino tambin de aquel hombre negro
compaero de su histrica desgracia.
Estos hechos en su conjunto contribuyeron a la conformacin
de una experiencia femenina y racial diferente a la vivenciada

54 Espacio liberado de la dominacin esclavista cuyo principal objetivo era


dar resguardo y cobijo a quienes huan de los opresores, de la esclavitud.
Poblacin formada por esclavos negros fugitivos donde vivan como
hombres libres.

75
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

por las mujeres blancas y los hombres negros, a partir de la cual


se consolid a su vez su situacin social actual, heredera de los
prejuicios y estereotipos a los que estuvo sometida en el pasado y
que constituyeron elementos de base para su exclusin del sistema
de produccin artstico, cultural, econmico e intelectual de la
sociedad moderna.
Por esta razn, en la resistencia, las desigualdades de gnero
juegan un papel fundamental, pues a pesar de que las mujeres
desde el cimarronaje participaron en el proceso de resistencia,
defensa y emancipacin de la dominacin europea, sus esfuerzos
fueron invisibilizados y monopolizados por los hombres negros,
africanos y sus descendientes.
La mujer negra fue sujeta a una triple discriminacin, de raza,
de clase, pero tambin de gnero. Ella fue discriminada e infrava-
lorada no solo por el hombre blanco sino tambin por el hombre
negro, compaero de lucha y explotacin.
Expuesta a lo que conocemos como patriarcado negro, en el cual
los hombres descendientes de africanos entran en abierta pugna
con los hombres blancos y eurodescendientes, los cuales histrica-
mente socavaron su poder mediante la apropiacin de las mujeres
de su grupo etnico-racial; este hombre negro tradicionalmente
desprovisto de su poder y autoridad, solo puede homologarse al
blanco, as como la afirmacin de su masculinidad y raza subordi-
nando a la mujer negra.
Frente a esta situacin las mujeres intentaron encontrar
respuestas a su situacin en el feminismo, sin embargo, este se
caracteriz por ser burgus y racista, excluyente e invisibilizador
de las mujeres negras.

Feminismo negro y mujeres afrodescendientes

Llama la atencin que en la actualidad las concepciones


sociales de la violencia contra la mujer se encuentren circunscritas
de forma reduccionista a su forma ms perceptible, la de aquellas
mujeres violentadas por sus parejas; pero las mujeres invisibles,

76
CAPTULO IV. Resistencia

es decir, las mujeres afrodescendientes, hemos sido violentadas


por la historia, por los pueblos, por una economa capitalista, por
un estado esclavista, posteriormente racista, y en definitiva, cual-
quiera que sea su caso, opresor.
Hecho comn en una sociedad organizada por criterios de alte-
ridad categrica, donde se define un otro, por naturaleza diferente
y opuesto, como enemigo a soslayar, pero donde la mujer afrodes-
cendiente ha sido excluida del proceso de construccin de un otro
frente al cual definirse como opresora/explotadora, producto de
su posicin en la pirmide social, al encontrarse vctima de una
coaccin plural que solo ella experimenta, al ser interceptada por
el clasismo, el racismo y el sexismo en respuesta a los criterios de
apropiacin, exclusin y explotacin propios de la trada de la opre-
sin, es decir, la ideologa capitalista, patriarcal y racista.
De esta manera, la mujer descendiente de africanos se
encuentra a merced de todos y de todas: en primer lugar, a merced
del hombre por su sola condicin de tal, ya sea del hombre blanco,
negro o indgena; en segundo lugar, oprimida por el componente de
clase, sojuzgada por el hombre y la mujer capitalistas, pero tambin
por el hombre blanco proletario, los cuales operan a travs del
clasismo y el sexismo patriarcal.
No obstante, esta metaviolencia ejercida contra nosotras,
mujeres afrodescendientes, ha sido ignorada, invisibilizada y redu-
cida, adems de secuestrada, por un movimiento feminista que
lucha por la erradicacin de la violencia ejercida contra un grupo,
ms no de todas.
En el feminismo se diluir la experiencia afrodescendiente al
afirmar que todas las mujeres compartimos la situacin de opre-
sin por el solo hecho de ser mujeres, sin duda ha sido ms fcil
para las mujeres que no han experimentado la opresin de raza o
clase centrarse exclusivamente en el gnero55.

55 Hooks, Bell, Mujeres negras. Dar forma a la teora feminista, en: Otras
inapropiables: feminismos desde las fronteras, Editorial Traficantes de
Sueos, Madrid, Espaa, 1984, p. 49.

77
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Las mujeres afrodescendientes, a pesar de que comparten la


experiencia del ser mujer, su construccin de la feminidad y los
elementos socio culturales implicados como los roles, la esttica, el
trabajo y la clase social, entre otros, hacen referencia a experien-
cias completamente distintas.
La experiencia histrica afirma que la desigualdad, la opre-
sin y el sufrimiento se experimentan de diversas formas, distin-
guindose, profundizndose y/o agravndose por la pertenencia
del sujeto a un determinado grupo racial, econmico o poltico, su
situacin geogrfica, as como su preferencia sexo-afectiva.
As, cuando hablamos de feminismo en su forma abstracta y
generalizadora es habitual asociarlo a la defensa de los derechos de
la mujer blanca, heterosexual, clase media; olvidamos los diversos
matices que ha de tomar lo femenino, la pluralidad de mujeres, de
sus historias, de sus culturas, de sus experiencias, y las posibles
maneras en que habr de expresar su sexualidad.
Ser por esta razn que el feminismo tal como lo conocemos,
ese feminismo que ha definido como su mayor preocupacin la
dignificacin y autonomizacin de la mujer burguesa, eurodescen-
diente y heterosexual, se ha constituido como un movimiento insa-
tisfactorio, descontextualizado y por tanto insuficiente e incapaz de
dar respuesta a las demandas de la pluralidad de mujeres y expe-
riencias, as como de transformar su realidad.
El feminismo no es ni debe ser solo uno, su comprensin y
manifestacin en estos trminos expresara as un carcter reduc-
tivo, castrante, excluyente y arbitrariamente designado, el cual se
constituye como invisibilizador de la mujer negra; un feminismo
que parece exaltar el proceso de sujecin y coercin al que ha sido
sometida la mujer blanca en nuestras sociedades, pero que a su vez
habr de obviar la explotacin, relegacin, esclavitud y subvalora-
cin a las que ha sido expuesta y sometida la mujer descendiente de
africanos en Occidente.
De este modo, el feminismo y la mujer negra se han configurado
histricamente como incompatibles, irreconciliables y opuestos,
pues el feminismo nace como crtica a unas condiciones de vida

78
CAPTULO IV. Resistencia

particulares, como crtica y lucha contra un sistema especfico de


opresin contra la mujer, en la cual las mujeres negras y afrodes-
cendientes nunca se reconocieron, dado que sus experiencias,
intereses y necesidades no eran los mismos; en las voces de las
feministas que reclamaban el acceso al voto, al trabajo, a la libertad
sexual no se escuchaba la voz de la mujer descendiente de afri-
canos, incluso, contina siendo as.
No existe un solo modelo de mujer, coexisten una infinidad de
modos de ser mujer, de ejercer la feminidad, y por tanto diversas
formas de feminismo. Por ese motivo hoy es necesario visibilizar las
experiencias de las mujeres negras, sus especificidades, aquellas
que nadie o muy pocos y pocas han contado, ni el feminismo ni los
movimientos en afrorresistencia.
Esta mayora silenciosa histricamente ha reclamado y an
reclama a gritos desde sus gargantas sin voz la consideracin de sus
experiencias, distintas a las de la generalidad de las mujeres, y cuya
lucha ha quedado absorbida por estos movimientos, en los cuales
ha participado en pro de la superacin de sus estados de opresin
sin verse ellas emancipadas.
Hoy la mujer descendiente de africanos reclama un feminismo
negro, un feminismo afrodescendiente, frente a la imposibilidad de
identificacin con el feminismo tradicional: un feminismo clsico,
europeo y burgus que tampoco ha podido identificarse con ella,
con sus experiencias y necesidades.
Es necesaria la deconstruccin positiva de estos movimientos
en pro de una consolidacin democratizadora, incluyente y visi-
bilizadora de la diversidad; nos encontramos entonces frente a la
necesidad de un feminismo negro capaz de romper con la estructura
tradicional, eurocntrica y heteronormada del feminismo, pero
tambin requerimos la organizacin de un movimiento negro y afro-
descendiente feminista capaz de trascender el patriarcado negro
homofbico, movimiento en el cual pueda ser posible la desnatura-
lizacin del rechazo, la exclusin y la invisibilizacin de los indivi-
duos bajo criterios racistas y sexistas, capaces de validar, reconocer
y visibilizar nuestras experiencias diferenciadas.

79
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

En este escenario histrico social se hace insostenible la cons-


truccin de una historia y una lucha feministas inherentes a las
mujeres negras y afrodescendientes sin remembrar su historia
pasada; es pertinente, imprescindible e impostergable la resigni-
ficacin de las mujeres negras, la visibilizacin y dignificacin de
su experiencia, de igual modo la promocin y lucha por la equidad
desde espacios de diferencia.

80
Reflexiones finales
Aunque sabemos que la idea de la raza como categora biol-
gica y gentica ha quedado desestimada a pesar de la an persis-
tente renuencia a travs del desarrollo cientfico la mayora de
las veces dominado por la clase opresoras, ha sido adems hist-
ricamente garante del mantenimiento del estatus que respecto a
este tema ha encarnado.
Sin embargo, la raza como concepcin cultural y antropolgica
con diferencias en la forma organizacional de la vida social, o un
origen fundado en las diferencias de la apariencia fsica, actitudinal
de los individuos, contina tan vigente ayer como hoy.
La raza, el conflicto tnico-racial y la discriminacin por color
de piel continan siendo una constante en nuestras sociedades. A
lo largo del proceso histrico social la mayor parte de los conflictos,
guerras, genocidios, discriminaciones y desigualdades han sido
justificados arbitrariamente en la categora raza, como un medio
para ocultar los criterios reales de esta desigualdad, los cuales fueron
en el pasado y son an en la actualidad de carcter econmico.
Por esa razn, la modificacin de la estructura desigual de
nuestras sociedades y la superacin del racismo, solo son posibles
mediante la deconstruccin de la dinmica de clases sociales intro-
ducida en Amrica Latina durante el perodo colonial y mantenida
en nuestras sociedades modernas por el sistema capitalista, como
categora normativa, sentenciosa y jerarquizada.

81
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Sin embargo, los intentos de desarticulacin y erradicacin del


racismo y el endorracismo no deben significar la supresin de la
experiencia diferenciada heredada de esa construccin racializada
de nuestras sociedades, pues el obviar las diferencias en pro de la
superacin de la desigualdad solo puede profundizarla.
Nos dirn que la discriminacin y la desigualdad solo pueden
trascenderse en la medida en que el sujeto social deja de recono-
cerse como sujeto racionalizado y objeto de discriminacin, aun
as esto significara, por el contrario, ms que la superacin de la
desigualdad, la negacin de su historia, de su experiencia, de sus
vivencias, la negacin de s mismo; negacin que permitir la
homogeneizacin opresora en manos de los detentores del poder y
por tanto del privilegio racial.
El individuo solo existe en el reconocimiento de su pasado, su
presente y su futuro, de lo que emite y lo que omite. La visibilizacin
de todos estos elementos es una experiencia integral.
Hasta ahora, las personas negras y afrodescendientes solo
poseen una experiencia fragmentada, una historia llena de ausen-
cias, un pasado cargado de omisiones y un futuro vedado con prohi-
biciones.
Los pueblos de Amrica Latina han buscado la independencia y
varios de ellos la han conseguido; sin embargo, lo que se ha logrado
hasta el momento es una independencia poltica, territorial y, en
unos pocos casos, econmica, pero ninguno de nosotros ha alcan-
zado una independencia experiencial; seguimos sujetos a una
historia y experiencia dominantes, o mejor dicho dominadoras, que
se han definido como nuestras, pero que nos son ajenas.
El racismo y la discriminacin no se erradican mediante la invi-
sibilizacin de la diferencia y la experiencia propia; es necesario
reconocer que no existe una experiencia dominante sino domi-
nadora, que no somos inferiores sino que fuimos inferiorizados,
que no somos o fuimos esclavos, sino que fuimos esclavizados. El
entendimiento de la experiencia racial en estos trminos permite la
modificacin de la comprensin y percepcin de la experiencia y, en
consecuencia, la efectiva y eficiente organizacin de la resistencia.

82
Reflexiones finales

No basta entonces para erradicar el racismo y la desigualdad


por razones de gnero con el reconocimiento nominal e iconogr-
fico, la burda exposicin y exhibicin de estos pueblos y mujeres
histricamente invisibilizados e invisibilizadas, sin modificar la
estructura organizacional de la sociedad en pro del reconocimiento
e inclusin participativa; la diferencia necesariamente debe tradu-
cirse en oportunidad, en visibilizacin, en participacin, y esto solo
puede lograrse mediante la descolonizacin, despatriarcalizacin,
descapitalizacin y desracializacin de las relaciones sociales.

83
Bibliografa
Althusser, Louis, Ideologa y aparatos ideolgicos del Estado, Ediciones
Nueva Visin, Buenos Aires, Argentina, 1974.

Dulitzky, Ariel, A Region in Denial: Racial Discrimination and Racism


in Latin America. In: Neither Enemies nor Friends: Latinos, Blacks,
Afro-Latinos, Anani Dzidzienyo and Suzanne Oboler Edition, First
edition, Palgrave Macmillan, EE. UU., 2005.

Eagleton, Terry, Ideologa. Una introduccin, Editorial Paids, Buenos


Aires, Argentina, 1997.

Foner, Eric, Nothing but Freedom: Emancipation and its Legacy, Baton
Rouge, Louisiana State University Press, 1983.

Foucault, Michel, Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber, Siglo


XXI Editores, Madrid, Espaa, 1998.

Giddens, Anthony, Sociologa, Alianza Editorial, Madrid, Espaa, 2000.

Hooks, Bell, Mujeres negras. Dar forma a la teora feminista, En: Otras
inapropiables. Feminismos desde las fronteras, Traficantes de Sue-
os, Madrid, Espaa, 1984.

Le Breton, David, La sociologa del cuerpo, Ediciones Nueva Visin,


Buenos Aires, Argentina, 2002.

Marx, Karl, Ideologa alemana, Editorial Andreus, 1979.

Morales Villegas, Inrida, Mujer negra, mirar del otro y resistencias.


Nueva Granada, siglo XVIII. En: Memoria y sociedad. Disporas
afroamericanas, escenarios histricos, dilogos atlnticos, balances
y perspectivas. Nmero 15. Volumen 7, Pontificia Universidad Jave-
riana, Bogot, Colombia, 2003.

85
Racismo, endorracismo y resistencia Esther Pineda G.

Parkin, Frank, Orden poltico y desigualdades de clase. Estratificacin so-


cial de las sociedades capitalista y comunista, Editorial Debate, Ma-
drid, Espaa, 1978.

Parsons, Talcott, La estructura de la accin social, Editorial Guadarrama,


Madrid, Espaa, 1968.

Weber, Max, Economa y sociedad, Fondo de Cultura Econmica, Mxico,


1922.

86
NDICE

DEDICATORIA 7

INTRODUCCIN 9

CAPTULO I. RACISMO 13
El origen del racismo 15
La penetracin 18
La desarticulacin de la cultura autctona 23
La introduccin de la cultura fornea 24

CAPTULO II. EL RACISMO COMO IDEOLOGA 25


La introduccin de un lenguaje discriminatorio 30
Apropiacin cultural 33
Divisin racial del trabajo 34
Consolidacin de una comunidad racialmente homognea 38
La sexualizacin de la mujer negra 42
Una organizacin familiar negra de tipo matrilineal 44
La definicin de la maternidad como valor africano 45
La estigmatizacin esttica de lo negro 45
La introduccin de un trato diferenciado 47

CAPTULO III. ENDORRACISMO 53


Comunidad negra y afrodescendiente dbil 56
Desconocimiento histrico 57
La negacin de la descendencia africana 58
Vergenza esttica 58
Exorreproduccin negra 60

CAPTULO IV. RESISTENCIA 63


Panafricanismo 68
Movimiento de supremaca negra 69
Movimientos de resistencia negra 69
Afrocentrismo 70
Afrodescendencia 70
El papel de las mujeres negras en la resistencia 73
Feminismo negro y mujeres afrodescendientes 76

REFLEXIONES FINALES 81

BIBLIOGRAFA 85
1.000 ejemplares

Se termin de imprimir en la
Fundacin Imprenta de la Cultura

Guarenas, mayo 2013

También podría gustarte