Cataluña Renacimiento, Barroco y Neoclasicismo
Cataluña Renacimiento, Barroco y Neoclasicismo
Cataluña Renacimiento, Barroco y Neoclasicismo
barroco y
neoclasicismo
Renacimiento, barroco y neoclasicismo
ndice
Introduccin.......................................................................................... 7
7. Torre Pallaresa................................................................................ 20
8. Palacio de la Generalitat............................................................. 21
20. Cruz.................................................................................................... 43
31. Jess................................................................................................... 61
33. Ciudadela.......................................................................................... 63
39. El verano.......................................................................................... 75
48. Lucrecia............................................................................................. 90
Bibliografa............................................................................................ 143
7 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Introduccin
Aunque los siglos XVI y XVII y buena parte del XVIII se han considerado si-
glos de decadencia para Catalua, en realidad, y ms a partir de 1749, fueron
momentos de recuperacin y pujanza, tanto en el plano econmico como en
el artstico.
El arte cataln de este periodo no alcanza la misma posicin puntera que ha-
ba tenido durante el periodo medieval, a lo cual contribuy la ausenciade
ncleos cortesanos o aristocrticos. Las iniciativas artsticas se concentran,
8 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Renacimiento
de San Jaime y San Matas, as como las del portal del colegio-convento de
San Jorge y Santo Domingo (1578) y el del acceso lateral de la nueva iglesia
de Sant Domnec (1585).
Interior
Barcelona
Renacimiento
Renacimiento
A partir de la traza del padre Jaume Amig (1518-ca. 1590), parece que las obras
empezaron hacia 1582 bajo la direccin de Bernat Cassany (muerto en 1583),
a quien sustituy Pere Blai (1553-1621), cuando aqul muri. La obra se dio
por acabada en 1592, salvo el sepulcro de Antoni Agust que, segn traza de
Pere Blai, se realiz entre 1592 y 1594.
Interior
Renacimiento
Renacimiento. Clasicismo
La tradicional nave nica con capillas entre los contrafuertes recibi una ver-
sin innovadora: cabecera cuadrada flanqueada por dos sacristas, que man-
tienen la forma rectangular del conjunto, coronada con una cpula ligera-
mente elptica junto con la de la capilla del Santsimo de la seo tarraconen-
se son las primeras sobre tambor de la Catalua renacentista separada de la
nave por un arco triunfal, y con alzado lateral con tribunas sobre las capillas.
Destaca el carcter ya rotundamente clsico del alzado y las cubiertas, as co-
mo la comunicacin de todos los espacios secundarios entre s tribunas, co-
ro, capillas, sacrista, presbiterio que permite la libre circulacin por la nave.
Los materiales, rebozado y piedra, resaltan visualmente la distincin muro/es-
tructura.
Renacimiento
noble, al que sirve de alfizar; en el muro del lado se abre un paso formando un
puente de arco de medio punto y techo de envigado plano, construido sobre
la calle de las Hilanderas, que conduca hacia la plaza del Oli. Sobre la puerta
se superponen dos ventanas de diferentes proporciones y con el mismo orden
clsico; la superior sustituye el encuadre de columnas por pilastras. Entre la
planta noble y la segunda hay engastado un gran arco de medio punto sobre
mnsulas. El paramento lateral sobre el puente se abre a la calle por medio de
balcones con finas molduras rectangulares de carcter renacentista, coronadas
por un escudo con un medalln a lado y lado, ms una ventana sencilla en
la tercera planta.
20 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
7. Torre Pallaresa
Renacimiento
Desde la revuelta de los remensas, a finales del siglo XV, la vida rural mejor
considerablemente, cosa que comport el inicio de un largo periodo de pros-
peridad. De esta poca son muchas viejas masas y casas seoriales catalanas
que han llegado hasta nosotros ms o menos modificadas, como es el caso
de la Torre Pallaresa, adscrita actualmente al municipio de Santa Coloma de
Gramenet.
Esta torre era originariamente una residencia seorial del antiguo trmino de
Badalona conocido originalmente como Valle de Carcerenya, donde en 1342
se inici el linaje de los Carcerenya, que ms adelante se convirtieron en ciu-
dadanos de Barcelona. A principios del XV la masa pas a manos del caballero
Jaume Pallars y fue ocupado por esta estirpe hasta que en 1520 lo adquiri
para la mitra barcelonesa Joan Cardona, entonces obispo auxiliar y homni-
mo del Joan Cardona que sera obispo titular y verdadero transformador del
edificio, que se convirti en una gran mansin renacentista, con una torre de
diferente altura a cada lado de la fachada y un patio interior con galera de
solana de arco rebajado, igual que el acabado de las torres; en 1543 Carlos V
le concedi el ttulo de castillo. Posteriormente fue adquirida por la familia
Caador (1561), y ms adelante por el fabricante Albert Coll (1867). Moder-
namente ha sido restaurada.
21 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
8. Palacio de la Generalitat
Renacimiento. Clasicismo
Renacimiento
Sea quien sea el autor de la traza valga decir que Joan Angls slo tena 16
aos cuando en 1544 se fundaron los Reales Colegios, se puede reconocer una
clara concepcin clsica. De planta cuadrada, en alzado presenta dos niveles
casi idnticos de galeras con cinco arcadas de medio punto con cubierta de
envigado. Un tercer cuerpo de arcos muy rebajados, parecido a una galera
de solana tradicional, Joaquim Garriga lo considera un aadido goticizante
posterior. Las columnas de la planta baja son de orden toscano, las centrales de
orden jnico y las de los arquillos superiores diez por lado tambin toscanas.
Destaca la solucin de ngulo con columnas aparejadas y metidas sobre una
pilastra retranqueada, similar a la adoptada por Antoni Carbonell en el Palacio
del Lugarteniente de Barcelona (1549-1557). En el alfizar de la galera central,
donde los balaustres se han convertido en friso, encontramos las efigies de
los reyes de la Corona de Aragn, desde Berenguer IV a Felipe IV, este ltimo
aadido en 1645. Tambin las enjutas llevan relieves con bustos en clpeos de
judos y moriscos en la galera baja, y de los profetas, los apstoles, los cuatro
vientos dominantes y los cuatro evangelistas en el cuerpo central. Santiago
Sebastin ha interpretado el rico programa iconogrfico del conjunto como
una clara alegora del templo de la sabidura cristiana.
24 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Renacimiento
Las puertas del sagrario del retablo mayor de la capilla del Santsimo Sacra-
mento de la seo tarraconense, enmarcadas entre dos finas columnas corintias
y coronadas por un frontn triangular, capitalizan la funcin principal del re-
cinto. Son puertas de doble batiente con seis bajorrelieves del ciclo de la Pa-
sin cincelados en cobre dorado e inspirados en grabados italianos, como ya
era habitual en la poca y en Catalua. Los cuarterones, que tienen cada uno
28 cm de alto por 22 de ancho, ofrecen un considerable efecto de conjunto,
aunque la ejecucin sea poco esmerada y arcaizante. La lectura se inicia en
el cuartern inferior del batiente izquierdo con la Oracin en Getseman y
contina en el cuartern inferior del batiente derecho con la Flagelacin. Los
cuarterones centrales, de izquierda a derecha, muestran a Jess ante Pilatos y
la Coronacin de Espinas. Finalmente, en los relieves superiores encontramos
el Camino de Glgota y la Crucifixin.
Gracias a una esmerada revisin del "libro de obra" de la capilla, publicada por
Mariano Carbonell, se ha podido corregir el error de atribucin de los men-
cionados relieves a Felip Voltes aunque probablemente debi de colaborar en
el trabajo, y restituir la autora de Gaspar de Lira, un orfebre originario de
Medina del Campo. La noticia en cuestin dice textualmente: "ms a 3 de abril
1590 pagaren a mre. Lira argenter per sis planxes de figures daurades que ha
25 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
fet per a les portes del sagrari de la capella, 150 lliures" ('adems a 3 de abril de
1590 pagaron a maese Lira, orfebre, por seis planchas de figuras doradas que
ha hecho para las puertas del sagrario de la capilla, 150 libras').
26 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
21 x 8,40 m
Alabastro
Renacimiento
Renacimiento
Alabastro
Renacimiento
El primer emplazamiento de este grupo del Santo Entierro fue una peque-
a iglesia del Santo Espritu desaparecida antes de 1593, fecha en la que se
instal en una cripta de la tarrasense iglesia del Santo Espritu y San Pedro
(15741616), donde por desgracia fue destrozado a mazazos el 30 de julio de
1936. Actualmente lo podemos contemplar restaurado en el fondo de una ca-
pilla lateral del mismo templo. Es evidente, sin embargo, que la ambientacin
y disposicin del conjunto ya no puede responder al original. No obstante,
cabe decir que sta es una de las escasas obras conservadas del ms moderno
y destacado de los escultores activos en Catalua a mediados del siglo XVI.
Obra datada y firmada en un borde del sudario de Cristo "Opus Martini Diez
de Liatzasolo, 1544", del conjunto primitivo han quedado las ocho figuras
descritas en el contrato, en cada una de las cuales podemos apreciar el senti-
31 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Renacimiento
Joan Ramon Triad considera que el programa iconogrfico podra haber sido
ideado por el mismo comitente, dado el espritu culto y refinado del persona-
je. Por otra parte, Joaquim Garriga apunta la posible intervencin del huma-
nista Jacopo Sannazaro, o de alguien de su crculo, basndose en las relaciones
conocidas del escultor con este grupo.
96,5 x 45 cm
Renacimiento
250 x 215 cm
Renacimiento
164,5 x 133,5 cm
Renacimiento
En el primer cuarto del siglo XVI la pintura catalana recibi una doble influen-
cia: Pases Bajos e Italia. A este primer grupo pertenece el mejor pintor activo
en Catalua de esa centuria. Aunque pas fugazmente por nuestro pas, la li-
mitada obra que conocemos demuestra una calidad artstica muy superior a
la mayor parte de sus coetneos.
De la produccin catalana de Aine Bru se han conservado dos tablas, del reta-
blo mayor de la antigua abada benedictina de Sant Cugat del Valls, actual-
mente en el Museo Nacional de Arte de Catalua: un santo guerrero y la que
ahora comentaremos, la Degollacin de san Cucufate, una peculiar interpreta-
cin del episodio final de su martirio segn una versin catalana del medieval
Flos Sanctorum o Leyenda urea de Iacobus de Voragine, donde el santo es de-
gollado en vez de decapitado, como correspondera al texto latino, y por lo
tanto en lugar de espada se usa el cuchillo o navaja.
Aine Bru era del Brabante, de la villa de Limeny (Lummen?), y debi morir
en Albi, hacia 1510. Su obra demuestra un conocimiento directo de la pintura
veneciana, que parece indicar como en el caso de Durero, con quien se en-
cuentran evidentes analogas una estancia en el norte de Italia antes de pasar
por Barcelona.
40 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Renacimiento
Los bustos de Cristo y la Virgen, y las imgenes del Cordero Mstico y el Esp-
ritu Santo, todo ello coronado por un gran medalln que representa a la Glo-
ria de Dios Padre, completan el programa de iconografa eucarstica ideado,
probablemente, por el propio Agustn.
42 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Barroco
El ncleo primitivo del edificio, una torre romana rehecha en poca medieval,
se encontraba en un estado prcticamente ruinoso cuando a mediados del
siglo XV lo adquiri la familia Agullana. Hacia 1601 se inici el proceso de
reforma y ampliacin del edificio.
De planta bastante irregular a causa del pronunciado desnivel del terreno, des-
taca la solucin dada a la fachada principal, enlazando las dos partes de la casa
mediante un gran puente cubierto de arco rebajado (1631) sobre una escali-
nata presentada como bifurcacin de la Subida de Santo Domingo que con-
duce de forma abierta al patio de acceso a la vivienda. Sobre el arco se obran
dos balcones separados por el escudo de los Agullana.
43 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
20. Cruz
Mrmol
Barroco
Barroco. Clasicismo
Es, sin duda, uno de las joyas conventuales del periodo y un magnfico ejemplo
de la arquitectura clasicista. Deriva de un antiguo convento del siglo XIII que
haba quedado destartalado por las sucesivas reformas y que al principio del
seiscientos no reuna las condiciones adecuadas para la casa madre de la Orden
de la Merced, una de las ms representativas en la colonizacin de las Indias.
Las obras, iniciadas en 1605, se ejecutaron en varias fases y se prolongaron
casi cincuenta aos. A raz de la desamortizacin, desde 1846 se destin a
usos militares y desde 1926 es la sede de Capitana General de Catalua. De la
estructura primitiva slo quedan las paredes maestras y el claustro. Entre 1926
y 1929 el arquitecto Adolfo Florensa realiz la fachada del paseo de Coln y
transform las dependencias conventuales.
el ritmo con cuatro aberturas de balconada. Los balaustres del terrado son un
aadido moderno. Destaca la riqueza de los materiales, con paramentos de
piedra de Montjuc y elementos de apoyo de tres tipos de mrmol.
Clasicismo vignolesco
La ex colegiata de San Flix de Gerona data en su mayor parte de los siglos XIII
y XIV. Al principio del seiscientos se empez a construir la fachada, segn traza
(1601) de Lltzer Cisterna, un picapedrero de origen francs, establecido en el
gerundense barrio del Pedret, que se consideraba l mismo como un seguidor
de Vignola.
Las obras se llevaron a cabo en varias etapas. Los estudios documentales in-
forman que, por enero de 1605, los maestros de casas Felip Reg oriundo de
Francia y establecido en Sant Mart Vell y Joan Jaus, habitante de Palafrugell,
contrataban el primer cuerpo; y que el propio Reg firmaba a primeros de ju-
nio de 1610 la fbrica del segundo. La parte superior debe de ser ligeramente
posterior, ya que no figura en los contratos exhumados.
Barroco
Los anexos capillas de la Virgen de los Dolores y del Rosario seran tambin
proyectados por fray Josep de la Concepci, pero se construyeron despus de
su muerte (1704 y 1724). La fachada refleja perfectamente el interior: tres cuer-
pos, bien definido el central.
49 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
1681-1732
Barroco. Clasicismo
El interior estaba adornado por pinturas y retablos barrocos del siglo XVIII y
posteriores. Las capillas laterales tenan arrimaderos de marquetera de mr-
mol y haba estucos italianos pulidos al fuego; las celosas entalladas y doradas,
magnficas rejas de forja... Casi todo desapareci con los destrozos de 1936.
Slo nos queda el testimonio de las fotografas antiguas y algunas obras que,
provenientes del templo y del convento, se encuentran actualmente en el Mu-
seo Diocesano y en colecciones privadas.
51 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Barroco. Clasicismo
Dibujo a pluma
Barroco
El primer ncleo del edificio, tambin llamado Porches del Forment, fue cons-
truido para almacenar el grano y el trigo acumulados en el puerto de la ciudad
(1387-1389); ms adelante se aadi el piso alto, dedicado a "hala dels draps"
('ala de los trapos') (1441); a lo largo del seiscientos pas por varias reformas
de carcter menor (1514), se construy una nueva fachada de cara al Pla de
Palau y la Hala dels Draps se transform en sala de armas o arsenal de la ciu-
dad (1553); despus de una tercera fase de reformas (1597-1698), ya en el se-
tecientos, Francesc Socies (doc. 1615-1653) construy un patio o claustro de
dos plantas (1617).
Finalizada la Guerra de los Segadores, el edificio fue ocupado por los sucesivos
virreyes. El marqus de Castel-Rodrigo, entre 1663 y 1664, emprendi una se-
rie de reformas, segn traza y direccin de fray Josep de la Concepci (1626-
1690), que se acabaron en 1668 con otro virrey, el duque de Osuna. Con to-
do, continuaron las quejas de los que lo iban habitando, que coincidan en
el hecho de que era demasiado pequeo. A lo largo del siglo XVIII sufri al-
gunas transformaciones ms, que lo acercaron al neoclasicismo. Finalmente,
con motivo del viaje a Barcelona de la reina Isabel II, en el ao 1846 los capi-
tanes generales se mudaron al convento de la Merc y en 1869 lo ocuparon
los Juzgados de Paz y de Primera Instancia hasta que fue destruido totalmente
durante el incendio de 1875.
54 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Madera polcroma
Barroco
Barroco
Las dimensiones y la estructura son parecidas a las de los retablos del Rosario
realizados en Barcelona San Vicente de Sarri (1617-1620), catedral de Barce-
lona (1618-1620) y Arenys de Mar (1625). Se conserva fragmentariamente a
causa de los destrozos sufridos en 1936, de los que se salvaron nicamente el
grupo central, el relieve de la adoracin de los pastores, algunas columnas y
partes de entablamientos. Aunque hasta entonces el conjunto se haba con-
servado con muy pocas modificaciones, el posterior proceso de restauracin
alter gravemente el programa iconogrfico, uno de los primeros vinculados
al controvertido misterio de la Concepcin de Mara.
A partir de los restos y las fotografas antiguas se puede devolver la lectura ori-
ginal al retablo. La hornacina principal, adornada con emblemas de las leta-
nas, presenta a la Virgen como culminacin del rbol de Jes interpretacin
visual de la genealoga de Jess basada en la profeca de Isaas (11, 1-9): "Sal-
dr un retoo del tronco de Jes, brotar un fruto de sus races. El espritu de
Yahv reposar sobre l [...]". La imagen, una de las ms bellas de la estatuaria
barroca catalana, se nos muestra serena, majestuosa y coronada con las doce
estrellas referentes a las doce tribus de Israel, atributo comn dentro de la ico-
nografa concepcionista. Los tres relieves historiados de la predela Visitacin,
Adoracin de los Pastores y Encuentro entre san Joaqun y santa Ana cerra-
ban el discurso de la concepcin virginal de Mara. El resto del retablo evoca-
ba el devocionario tradicional de la parroquia y la capilla: san Martn y santa
Madrona de lado a lado de un gran relieve del Pentecosts evocacin de la
58 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Barroco
Nos encontramos ante una de las obras ms logradas de este periodo, gracias a
la minuciosa, precisa, exquisita y elegante tarea en colaboracin de estos dos
escultores.
60 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Barroco
De los seis registros pictricos que formaban parte del retablo mayor de Sant
Feliu de Codines contratado en 1636 entre Pere Cuquet (antes de 1600-1663)
y los jurados de la parroquia se han conservado cuatro tablas referentes a la
detencin, flagelacin, martirio y confortacin de san Flix. De este ltimo,
San Flix confortado por los ngeles, Joan Bosch aport la fuente grfica utili-
zada por el pintor para la representacin de la figura del santo un grabado de
Cornelis Cort sobre el tema del Martirio de san Esteban de Marcello Venusti
de Mantova, datado de 1576 y, con respecto al resto de la composicin, Joan
Ramon Triad destac "un cierto retardatarismo, evidente en la utilizacin de
los ngeles msicos derivados de modelos italianos de entre siglos". De hecho,
a medida que avanzan los estudios sobre el arte cataln de la poca moderna,
se va constatando la arraigada dependencia de nuestros artfices de modelos
grficos forneos, sobre todo con respecto a pintura y escultura. Una depen-
dencia, sin embargo, ms vinculada a aspectos formales o a soluciones com-
positivas que a la asimilacin conceptual del lenguaje barroco.
61 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
31. Jess
124 x 91,5 cm
Barroco
Hacia el ltimo tercio del siglo XVII, la figura ms relevante de la escuela pict-
rica de Escaladei fue la del cartujano fray Joaquim Juncosa (1631-1708), miem-
bro de una estirpe de pintores de Cornudella, cuya produccin requiere un
estudio exhaustivo. Sus obras conocidas nos lo muestran como un pintor in-
sertado de la nueva ideologa del barroco y seguidor de la escuela romana cla-
sicista poscarracciana. Su estilo, correcto de dibujo y color, supera la media
artstica de los pintores catalanes de la poca y lo sita entre los mejores del
momento. Cen nos da noticia de obras que actualmente desconocemos, al-
gunas de las cuales formaron parte de las colecciones de "casas particulares de
Tarragona y otros pueblos de Catalua".
Barroco. Academicismo
33. Ciudadela
Barroco. Academicismo
Barroco
La iglesia formaba parte del nuevo conjunto conventual de los agustinos cal-
zados, que se haban visto obligados a trasladarse a un nuevo emplazamiento
a causa del derribo del antiguo cenobio en el barrio de la Ribera, con el fin de
construir la Ciudadela. La primera piedra se puso en 1728. Dirigi las obras
Pere Bertran, que, a causa de la lentitud de la construccin, modific (1748)
el proyecto anterior deAlexandre de Retz y adapt la fachada proyectada por
Pere Costa (1735).
Casi terminada despus de 1751, la iglesia se abra a una gran plaza la actual
plaza de San Agustn cerrada por el lado de poniente por el mismo edificio
conventual concretamente la biblioteca, el actual Hotel de San Agustn, por
el de levante por una casa de vecinos y por delante por una reja de hierro de
tres puertas que se destruy en el ao 1855, y que da a la plaza la fisonoma
actual. La fachada, que slo se decor hasta la mitad, presenta cinco arcos
de entrada en el prtico, separados por columnas de orden compuesto sobre
pedestales, y en el panel central el escudo de armas de Felipe V.
bierta es de bveda de can con lunetas y ventanas; las naves laterales son
de arista romana. El coro, situado sobre el prtico, se prolonga por una capilla
lateral y guard, hasta la desamortizacin, libros de canto del siglo XVII. Haba
tambin un rgano situado sobre la capilla de Santa Mnica. Despus de las
vicisitudes sufridas durante la invasin napolenica (1808-1814), en 1835, el
convento y la iglesia fueron incendiados, los frailes se exclaustraron en 1837
y la iglesia se convirti en parroquia.
67 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Clasicismo barroco
Barroco
La larga duracin de las obras, as como las distintas aportaciones de los suce-
sivos artfices, han dado al conjunto un aspecto peculiar, que resume la evo-
lucin estilstica de nuestra arquitectura a lo largo del setecientos. La fachada
exterior (1726-1740), con adiciones de clara influencia rococ, contrasta con
el espritu clsico de la fachada interior (1751).
71 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Barroco
Talla polcroma
Barroco tardo
39. El verano
111 x 186 cm
Barroco. Realismo
El conjunto formado por las Cuatro Estaciones confirma lo que decimos. Co-
mo ya apunt Rafael Benet, al referirse a esta serie, "Viladomat pudo tener pre-
sente para las alegoras del invierno y el otoo, grabados flamencos, y hasta
grabados con paisajes de Claude Lorrain y de Poussin [...] hay en parte de la
construccin de la masa, de las guirnaldas de frutos a secar, as como en la
luz y montaas del fondo algo cataln bien evidente". Por otra parte, Triad
tambin ve en la pintura dedicada al invierno detalles que se inspiran en las
composiciones propias de un Brouwer o un Teniers "un poco alejadas del esp-
ritu cataln antes mencionado", como tambin un cierto preciosismo francs
prximo a los pintores de Luis XIV en la alegora de la primavera y un aire
veneciano en la representacin del verano.
77 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Barroco
San Marcos escribiendo los evangelios es una de las dos composiciones pict-
ricas de grandes dimensiones que decoran los muros laterales de la capilla de-
dicada a san Marcos. Compositivamente enlaza con la produccin de su maes-
tro especialmente con La degollacin de los Inocentes (Barcelona, Real Acade-
mia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi), mientras que los valores pictri-
cos conectan con las pinturas de Luca Giordano (1634-1705), cuya obra tuvo
ocasin de estudiar durante su estancia en Madrid, y de la que se proclam
seguidor encarnizado.
79 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Aguafuerte y buril: 63 x 43 cm
Barroco
La prire a l'amour y La caza del cocodrilo ambos de 1774 seran los ltimos
grabados que Moles realiz en Pars como pensionado de la Junta de Comercio,
institucin a la cual dedic La caza del cocodrilo, que reproduce una pintura de
Franois Boucher conservada hoy en el museo de Amiens, junto con el resto
80 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
de la coleccin de caza extica que, entre los aos 1736 y 1738, se encarg a
varios pintores para decorar la Petite Galerie des Petits Appartements de Luis
XV en Versalles.
81 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Parece que la Rambla estaba ya dotada de antao de una buena arboleda; que
el empedrado de los tramos que unan las calles de la Ciutat Vella con los del
Raval se haba ido haciendo desde el comienzo del setecientos; y que, entre
otras pequeas mejoras, en 1758 se haba inaugurado el alumbrado pblico.
Barroco. Academicismo
Academicismo
Academicismo
La lonja de Barcelona se construy entre los aos 1380 y 1392, se ampli entre
los siglos XVI y XVII, y la ocuparon las tropas de Felipe V (1714), que la con-
virtieron en cuartel. Despus de mltiples gestiones, en el ao 1771 la Junta de
Comercio recuper el edificio y proyect rehacerlo, conservando tanto como
fuera posible las paredes antiguas y, sobre todo, la gran sala de contrataciones.
Academicismo
Iniciadas las obras en 1774, al cabo de doce aos se inaugur una parte con
motivo de la boda de la heredera de los Moja y se dio a conocer la obra pictrica
de Francesc Pla (1743-1805) en el gran saln y en las fachadas. En 1789 ya
estaba completamente terminado.
Josepa Sarriera i de Copons muri sin descendencia (1865) y sus albaceas al-
quilaron el palacio. Pocos aos despus, Antonio Lpez Lpez, primer mar-
qus de Comillas, lo adquiri y emprendi obras importantes de reforma y
decoracin antes de pasar a vivir en l (1875). Finalmente, en razn de vn-
culos matrimoniales, acab incorporndose al patrimonio del segundo conde
de Gell y de sus herederos hasta que, despus de un desgraciado incendio
(1971), qued abandonado durante once aos. Adquirido por la Generalitat
de Catalua (1982), fue restaurado bajo la direccin del arquitecto barcelons
Francesc Mitjans (1989) para habilitarlo como sede de la Direccin General
del Patrimonio Cultural.
que da a la Rambla tambin fue modificada (1934) para abrir unos soportales
en la planta baja, donde actualmente hay establecimientos comerciales, y as
se perdi parte del sentido aristocrtico y seorial del conjunto. Afortunada-
mente, la fachada de Portaferrissa est bien conservada.
88 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Talla polcroma
Barroco tardo
48. Lucrecia
Neoclasicismo
De hecho, con este asunto se inici una polmica, que an perdura, en torno
al neoclasicismo: hasta qu punto la estatuaria clsica era un modelo de ins-
piracin, o se haba convertido en un material para ser copiado? A diferencia
del academicismo que se basa en la Antigedad como modelo que hay que
seguir, es el neoclasicismo la reproduccin arqueolgica del mundo clsico?
Por otra parte, parece ser que la misma obra, Lucrecia, haba inspirado a An-
tonio Canova, de quien se ha repetido a menudo que era el gran maestro con-
temporneo en quien se basaban para sus obras los escultores del momento.
Carlos Cid la compara con el retrato de Agrippina (Museo Capitolino, Roma),
aunque la actitud y la expresin las considera ms prximas a una de las damas
del primer plano del relieve del conjunto funerario de la Condesita de Haro,
encargado a Canova (1806-1808), que deba erigirse en una iglesia de Madrid,
y que hoy se conserva en la Gipsoteca de Possagno. Puso eso de manifiesto la
omnipresencia de los modelos clsicos en la imaginacin de los artistas? Tie-
ne algo que ver la difusin en grabado de los hallazgos arqueolgicos? Falta
un estudio en profundidad del autor y del momento. El tema es realmente
complejo, pero tambin sugestivo.
92 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Talla polcroma
Barroco. Naturalismo
A pesar de haber trabajado para casi todas las iglesias importantes de Barcelona,
muchas de sus obras se han perdido definitivamente. ste es el caso del grupo
escultrico de santa Ana y la Virgen nia, flanqueados por san Joaqun y un
ngel, que presidan el altar mayor de la barcelonesa iglesia de Santa Ana y
que fue destruido en la revuelta iconoclasta de 1936.
93 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Altura: 200 cm
Mrmol
Neoclasicismo
Las obras del edificio de la Lonja dieron trabajo a muchos escultores. La ico-
nografa de los elementos decorativos se llev a cabo, en gran parte, segn
los proyectos de Pere Pasqual Moles (1741-1797). Asimismo, tuvo un papel
importante Carles Sala (1728-1788), aunque no pudo llevar a cabo sus "mode-
llos" porque el proceso avanzaba muy lentamente y la muerte lo sorprendi
antes de la formalizacin del encargo. Destacan del conjunto, las esculturas
que decoran el patio de honor, acabado el ao 1802, y las dos alegoras que
encabezan la espectacular escalera principal.
Pintura al temple
Barroco
El gran nombre de la pintura catalana del ltimo tercio del setecientos es Fran-
cesc Pla Duran (1743-1805), conocido con el sobrenombre de "el Vigat" en
referencia a su lugar de origen. Artista de gran fuerza expresiva, el estilo libre
y original de su pintura destac con fuerza dentro del aburrido panorama de
la plstica acadmica del momento.
Jess apaciguando la tormenta forma parte de los restos de uno de estos conjun-
tos rescatados de la demolicin de los muros que decoraba y adaptado a los
del Palacio Real de Pedralbes. El vigor, la fantasa y turbulencia con que est
representada la escena evanglica parece preceder, como dice Rafael Benet, "al
romanticismo de Delacroix, cuando menos avanzndolo veinticinco aos".
98 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Barroco
Dentro del espritu acadmico, potenciado por la Real Academia de San Fer-
nando y por la Escuela Gratuita de Dibujo, la pintura catalana, sin dejar la
temtica religiosa, se interesar por la alegora y la historia.
Neoclasicismo
Con este panorama, el arte cataln del siglo XVI se caracteriza por la falta
deobrasdegranenvergadura y de artistas con suficiente proyeccin para
convertirse en referentes del nuevo estilo renacentista. Sin embargo, la pro-
duccin de obras de arte y la actividad de los artistas contina siendo intensa.
Nohay"decadencia", por lo tanto. Lo que hay en todo caso es una sociedad
catalana con poco espritu de riesgo y de innovacin y un fuerte arraigode
latradicingoticista.
Como bien seala Joaquim Garriga, el siglo XVI se puede dividir en tres es-
tadios sucesivos, prcticamente de la misma duracin. La primera etapa, la
de recuperacin (1500-1530), donde domina la tradicin gtica salpicada de
espordicos recuerdos de las nuevas formas italianas de carcter decorativo.
El segundo estadio lo define con el nombre de la etapa de la estabilizacin
(1530-1566), donde de manera lenta se difunden las formas renacentistas. Fi-
102 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
nalmente, llo que se define por clasicismo pertenece al tercer estadio, al que
llama "despertar final al nuevo arte", con claras connotaciones derivadas del
ms estricto renacimiento, "a la romana".
Esta evolucin hacia el nuevo estilo se inicia bajo la gua de arquitectos locales
vertidos a un lenguaje gtico plenamente consolidado, como la bveda de
crucera y los arcos apuntados, adems de un amplio repertorio ornamental
gtico. Pronto se produjo una cierta hibridacin, manifiesta en las molduras
de puertas y ventanas. La culminacin del renacimiento lleg por medio de un
crculo culto de aristcratas y eclesisticos, en especial miembros del captulo
de la catedral de Tarragona, que promovieron la obra de Jaume Amig y Pere
Blai. Estos artistas conocan los tratados de Vitrubi, Alberti, Serlio, Paladino y,
por encima de todos, de Vignola, lo cual hizo que la arquitectura iniciara un
proceso slido hacia el clasicismo, que de manera interrumpida llegar hasta
principios del siglo XIX.
Laarquitecturadetradicingtica
Tanto la arquitectura religiosa como la civil son deudoras en los dos primeros
tercios de siglo de las propuestas y los modelos gticos. En la primera, la or-
ganizacin espacial es una consecuencia del espacio gtico, y tambin lo es
el sistema de sustentacin y cubierta. La amplitud espacial de la nave central
flanqueada por capillas laterales tiene un ejemplo paradigmtico en la prioral
de San Pedro de Reus, de Benet Otger, y culminar en las tardas iglesias de
Santa Eulalia de Esparraguera (1587-1612), de San Juan de Valls (1570-1583)
y de San Martn de Tei (1574-1581). De este primer periodo hay que destacar
la iglesia del barcelons convento dels ngels.
Laarquitecturapropiamenterenacentista
Hay cuatro ejemplos de arquitectura civil donde la adopcin del lenguaje re-
nacentista se hace ms evidente: el Palacio del Lugarteniente en Barcelona
(1549-1557), obra de Antoni Carbonell; la Lonja del Trentenario (1559) en la
Casa de la Ciudad de Barcelona; el Colegio de San Jaime y San Matas de Tor-
tosa; y, por encima de todos, la fachada del Palacio de la Generalitat.
Ahora bien, a pesar de una estructura "a la romana", manifiesta en los retablos
de altar, que ordena la superficie en una trama ortogonal de calles verticales
y horizontales, enmarcadas respectivamente por columnas, pilastras o balaus-
tres, y por entablamientos, adems de arcos de medio punto, hornacinas con
cubierta apechinada o de can y coronamiento con frontn triangular, cur-
vado o roto, encontramos una cierta hibridacin con el espritu gtico. Eso
es evidente en el horror vacui presente en el retablo mayor de Santa Mara de
Poblet, de un goticismo pasado por el cedazo de una morfologa clsica, o en
el sepulcro de Ramon III Folc de Cardona-Anglesola, en Bellpuig d'Urgell.
El ltimo cuarto de siglo tendr en la obra terica de Vignola, Regola delli cin-
que ordini d'architettura (1562), una fuente inagotable de inspiracin, especial-
mente a travs de las imgenes, indispensables "manuales de la caligrafa cl-
sica", frase feliz de Joan Bosch, en una clara relacin de causa y efecto entre
este tratado y el retablo mayor de Palams (1590).
Ya al final del siglo, Agust Pujol I formular una nueva esttica canon corto,
hieratismo e inexpresividad contenida que influir en su hijo y en la primera
generacin de escultores del seiscientos.
Tumbasparalafama;sepulturasparalaeternidad
Elretablo:secuenciasymensajes
La plstica retablstica del siglo XVI bas su lenguaje en la praxis pictrica por
encima de la escultrica. Si bien esta afirmacin es cierta en los dos primeros
tercios del siglo excepcin hecha del gran retablo de Poblet, ya estudiado en
106 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Los inicios del cambio hacia la plstica escultrica los encontramos en la obra
de Jeroni Xanxo. Su retablo de la Piedad (1548-1550), de la capilla de la Piedad
de Seo de Urgell, hoy Museo Diocesano de Urgel, prefigura el sentido narrativo
y didctico de las obras contrarreformistas, en especial los pequeos retablos
de capilla que seleccionan algunas escenas de los misterios del rosario. Pero la
colocacin de los relieves no permite una lectura coherente, dado que mezcla
gozo, dolor y gloria de manera poco lgica.
Losrelievesparlantes
Las imgenes religiosas y los relieves historiados no seran exclusiva de los re-
tablos, sino que integran conjuntos programticos como los del coro, trascoro
y sagrario. Una visin cronolgica nos muestra cmo los primeros ejemplos
datan del primero y ltimo tercio del siglo.
107 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Laesculturaenrelacinconlaarquitectura
A lo largo del siglo XVI muchos escultores realizarn sus obras para que formen
parte de un conjunto arquitectnico, ya sea de manera aislada o como un
todo coherente y unitario. En el primero de los casos hay que recordar los
ejemplos de las virtudes que ornaban el Trentenario barcelons o las imgenes
que, aisladas Santa Eulalia, en el Ayuntamiento de Barcelona, decoraban de
manera representativa algunos edificios civiles o religiosos. Y dentro del nuevo
estilo "a la romana" encontramos la decoracin con gigantes salvajes y putti en
el portal del estudio del palacio de Luis de Centelles (primer cuarto de siglo).
En ltimo trmino, dentro del mismo conjunto de los Reales Colegios de Tor-
tosa, hay que hablar de la deteriorada portada del Colegio de San Jorge y Santo
Domingo (ca. 1585). De autor desconocido, se estructura en un cuerpo bajo en
forma de arco de medio punto flanqueado por pares de columnas jnicas, en-
tre las cuales encontramos dos hornacinas sobrepuestas con esculturas muti-
ladas, presumiblemente los cuatro evangelistas. En el cuerpo superior se obran
cinco hornacinas con imgenes difcilmente identificables, coronadas por un
frontn roto con el escudo de Ferran de Lloaces, antiguo obispo de Tortosa.
La fachada retablo, que tendr mucha aceptacin en el siglo XVII, tiene un
ejemplo temprano en la portada de la iglesia de Santa Mara de Montblanc
(ca. 1590-1595), atribuida recientemente por Bosch, con argumentos bastante
verosmiles, a Agust Pujol I.
Otrastipologas,otrasimgenes
Pero por encima de todas estas obras sobresale con luz propia el Santo Entierro
del polifactico y tantas veces mencionado Martn Dez de Liatzasolo en la
iglesia del Santo Espritu de Tarrasa, lleno de dramatismo contenido y con la
ajustada representacin del desnudo de Cristo, de anatoma convincente y
serenidad clsica.
Parece que Ordez ya haba estado en Npoles antes de intervenir en las obras
que se hicieron en el corodelacatedraldeBarcelona a raz de la reunin
de la orden del ToisndeOro que tuvo lugar en el ao 1519, presidida por
el emperador Carlos V.
Como dice Garriga, los pintores catalanes utilizaron lo que l llama geometria
fabrorum, frente a la perspectiva cientfica de los pintores italianos. As, los
fondos arquitectnicos se disocian de la escena representada.
Lalentadecadenciadelapintura
110 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
El siglo XVI se inicia con una obra maestra de Aine Bru: La degollacin de san
Cucufate, cuya leccin no fue aprovechada por los artistas locales. Lo siguieron
Juan de Borgoa, Antoni Norri y Pedro Fernndez, primeras figuras de inters
local. El retablo de Santa Elena, de estos ltimos a pesar de las discusiones
eruditas que lo atribuyen al Pseudobramantino es ms interesante por las
influencias italianas que por su calidad artstica. Slo Pere Mates representa
con dignidad la pintura autctona y se convierte sin ningn tipo de duda en
el escultor-pintor cataln del siglo XVI, como podemos ver en la Resurreccin
de Cristo.
Uno de los hechos que llaman ms la atencin del panorama pictrico del siglo
XVI cataln es su marcado internacionalismo, por la abundante presencia de
artistas venidos de los puntos ms variados de Europa: Joan Gasc (navarro),
Aine Bru (de los Pases Bajos), Juan de Borgoa (borgon), Pedro Fernndez
(murciano), Pere Nunyes y Henrique Fernandes (portugueses), Pere Seraf "el
Griego", Isaac Hermes Vermei (de Utrecht), etc. A su lado, los talleres locales
son representados por los Mates, activos en Gerona.
El arte cataln del siglo XVII empieza con un hecho incuestionable que se de-
fine con la palabra "autonoma". Despus del corto parntesis del renacimien-
to, estilo poco arraigado en Catalua, en su vertiente de artista y pblico, el
seiscientos nos trae un arte incipiente que incidir en el gusto del pueblo y, lo
que es ms importante, en los artistas. stos ya no tendrn nombres extranje-
ros, sino muy catalanes, como Pujol, Rovira, Grau, Tremulles, Arnau, Cuquet,
Juncosa, Costa, Moret...
Todos estos cambios darn una nueva fisonoma a la ciudad, que conforma
poco a poco un paisaje propio de la ciudad moderna, con la adecuacin de
la arquitectura al conjunto visual urbano. Gerona es ejemplar dentro de este
espritu. Desde la subida a la iglesia de San Martn Sacosta (1606-1610) con el
puente de la Casa Agullana, hasta la escalinata que potencia la visualizacin de
la catedral, iniciada en el ao 1690, los ejemplos integradores se multiplicaron
por toda Catalua.
Gerona es una ciudad donde los desniveles son importantes, y por eso las
escaleras cobran mucha importancia. Una de las perspectivas barrocas ms
imponentes de Catalua es precisamente la que componen lasescalerasyla
fachadadelacatedralgerundense.
Camp influy en el mejor arquitecto del siglo XVII: el carmelita fray Josep de
la Concepci. Al mismo tiempo, la influencia de la planta jesutica en iglesias
de grandes dimensiones ser una constante, tanto en las de la orden Beln
como en las construidas por arquitectos de otras comunidades, como la pa-
rroquial de Trrega.
Entre los rasgos que definen la arquitectura religiosa del siglo XVII en Catalu-
a hay que destacar, en primer lugar, la adopcin de la llamada plantajesu-
tica, que da lugar a iglesias de naves espaciosas flanqueadas por capillas bajas.
Se trata de un tipo que se adapta a las directricescontrarreformistas y que
en cierta manera actualiza una de las grandes invenciones de la arquitectura
gtica catalana: la iglesia de nave nica con capillas entre los contrafuertes.
Sin embargo, las catedrales gticas de Gerona y Tortosa avanzan hacia el fin
definitivo y son proyectadas las respectivas fachadas.
Pero, sin ningn tipo de duda, las innovaciones se hacen patentes en la arqui-
tectura pblica e institucional. La continuacin de las obras de la Generali-
tat recordemos que su fachada, de un clasicismo renacentista, data del 1595-
1619 y de la Casa de la Ciudad de Barcelona, en particular el Saln de Cien-
to, con el proyecto de Agust Pujol II, inician un interesante recorrido. Otros
ayuntamientos construirn su sede a lo largo del siglo, como los de Manresa o
Agramunt. Y tambin hay que destacar la remodelacin del Palacio del Virrey
en Barcelona (1668), dependiente del poder real, que fue proyectada por fray
Josep de la Concepci.
"En el reino de Catalua, cuando yo pas por l, no vi cosas que pudiera em-
plear la vista de nuestra profesin [...] En este ilustre reino ms se han preciado
del arte de la escultura que de la pintura". Esta opinin de Jusepe Martnez en
sus Discursos, dedicados a Joan Josep de Austria, fechados el tercer cuarto del
siglo XVII, viene a demostrar el cambio de gusto del pblico y los patrones
catalanes con respecto al retablo esculpido, por encima del pintado. Eso pro-
dujo el estallido de la escultura en detrimento de la pintura.
De las tres grandes artes, la escultura es la que presenta una mayor originali-
dad. Un anlisis evolutivo nos demuestra que al principio, con la estirpe de
los Pujol, hay que hablar de un naturalismo reformado que dar paso a travs
de los imagineros del segundo tercio a un barroco formal y de concepto, evi-
dente en las obras de Andreu Sala, ya en las postrimeras del siglo. Asimismo,
la evolucin de la trama arquitectnica del retablo conservar al principio un
sistema de retcula con techos y calles claramente delimitados, y a continua-
cin dar importancia al cuerpo central, que invade y unifica los cuerpos pero
rompe la armona primigenia.
Otras influencias las podemos relacionar con la visin directa de las obras, co-
mo el San Francisco Javier Yacente (1687) de Andreu Sala, en la capilla de San
Paciano de la seo de Barcelona, con influencias de la Beata Ludovica Alberto-
ni de Bernini, o la Santa Gertrudis del retablo de San Antonio y Santa Clara
(hacia 1689), hoy en la iglesia de san Vicente de Sarri, del mismo autor, in-
fluida por la Santa Mara Magdalena de Alessandro Algardi. Aunque no se ha
documentado ningn viaje de Sala a Italia, convendra suponerlo para expli-
car estas relaciones.
Losgrandesprogramasescultricos
Este sistema reticular tambin est presente en los sagrarios. As, los temas
principales Santa Cena, Cristo triunfante y Cristo con la Sagrada Forma y el
Cliz, en la portada se complementan, en el grandioso y octogonal Sagrario
Mayor de la parroquia de San Pedro de Reus (1630-32), de Rafael Rocafort, con
Aarn y Melquisedec sumo sacerdote y sacerdote rey, de claras connotaciones
eucarsticas, con los Santos Padres de la Iglesia y con bustos de apstoles en
tondi en los paneles exteriores.
Los sepulcros para la fama de principios del siglo XVI sern sustituidos, aun-
que en el ltimo tercio del siglo XVII cambien su sentido, por sepulcros de
carcter ms moralizador, sin dejar de convertirse en una imagen de honor y
gloria que la muerte se lleva, como en el sepulcro de Diego Girn de Rebolle-
do, a quien encarg uno parecido al que haba concebido para sus hermanos
Godofredo Girn de Rebolledo y Francisca Vilanova Girn de Rebolledo, con
una iconografa diferenciada. El de Godofredo y Francisca es una verdadera
vanitas, donde la muerte que corona la tumba domina toda la gloria militar,
verdaderas vanidades de la fama y la gloria.
117 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Laretablstica:delatransicinalasnuevastendencias
Delretabloclasicistaalretablobarroco
El nuevo estilo barroco conect con el gusto del pueblo, como se pone de ma-
nifiesto en la catedral de Barcelona, que llena sus capillas de retablos exube-
rantes, donde poco a poco se rompe la compartimentacin de paneles narra-
tivos por la unidad barroca. La lista de escultores que se insertan en el nue-
vo estilo se abre con Pau Sunyer, autor del retablo mayor del santuario de la
Gleba (1688-1693), en el cual, aunque utiliza la columna salomnica, sigue
los esquemas tradicionales. Coetneo de estos artistas es Andreu Sala, el ms
berniniano de todos los escultores catalanes, como podemos constatar en el
retablo de San Antonio y Santa Clara (ca. 1689) de la iglesia de san Vicente
de Sarri, con hornacinas de perspectiva forzada flanqueadas por columnas
salomnicas.
La produccin de retablos y esculturas fue asumida en gran parte por una serie
de talleresfamiliares muy activos, como los de los Pujol, Grau, Tramulles o
Sunyer.
En la primera mitad de siglo hay que destacar a Pere Cuquet, autor de las
pinturas de la parroquia de Sant Feliu de Codines, entre las cuales est el San
Flix en la prisin confortado por los ngeles, y las del retablo de la iglesia
del Carmen de Manresa, hoy en el Museo Comarcal de Manresa. Cierra este
periodo, an de tendencias manieristas, Llus Gaudin y su retablo mayor de
Tei. La relacin de otros autores importantes nos la da Francesc Fontanella en
su obra Lo Desengany (ca. 1650), que refirindose a Vulcano cuando pretende
pintar la beldad de Venus, le hace decir: "[...] de sa bellesa gentil / un nou
retrato vull fer. / Vinga lo tento i paleta, / vinga colors i pinzells, / vinguen
Ros, Arnau, Ripoll, / Casanoves y Cuquet; / y per millor retratarla / Oh! Que
en aquest punt tingus / de Guirro lo colorit / la destresa d'Altissen [...] ('de
su belleza gentil / un nuevo retrato quiero hacer. / Vengan el tino y la paleta,
/ vengan colores y pinceles, / vengan Ros, Arnau, Ripoll, / Casanoves y Cuquet;
/ y para retratarla mejor / Oh! Que en este momento tuviera / el colorido de
Guirro / y la habilidad de Altissen')".
Los pintores que permanecan activos en Catalua produjeron obras muy dis-
cretas, a pesar de los voluntariosos elogios que algunos de ellos recibieron.
En los primeros aos del siglo XVII el grabado tuvo una fuerte incidencia en
la letra impresa, tanto los xilogrficos como los calcogrficos. La razn hay
que buscarla en la existencia de un gran nmero de editores que promovieron
la produccin de libros. Los nombres de Lacavalleria, Sebasti de Cormelles,
Jaume Romeu, Sebasti y Jaume Matevad, Esteve Libers... llenan el panora-
ma de impresores barceloneses. Adems, la existencia de buenos grabadores,
la mayora orfebres, da un aire autctono a la produccin catalana. Autores
de renombre dentro de la calcografa son el orfebre tarraconense Joan Baptista
Vilar y Ramon Olivet; mientras que la xilografa, ms popular, casi qued an-
nima. La dinmica grabadora de la segunda mitad del siglo contina en ma-
nos de orfebres, entre las cuales destacan en las tcnicas de buril y aguafuerte,
Bonaventura Fornaguera, Francesc Gazn, Maties Jener y, sobre todo, Francesc
Via. La xilografa popular tiene en los Abadengo de Moi a los mximos repre-
sentantes. Pere Abadal, documentado entre 1657 y 1688, fue el iniciador de
una estirpe que llegar hasta el siglo XIX.
Adems de estos usos, el otro gran campo de expansin del grabado barroco es
la temtica religiosa. Los gozos o las estampasdesantos y de la Virgen alcan-
zaron una gran difusin popular. La mayora estaban realizadas con tcnicas
xilogrficas, utilizadas igualmente para la impresin de relatos de aconteci-
mientos contemporneos, como la Guerra de los Segadores.
122 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
El arte cataln del siglo XVIII empieza histricamente con la muerte de Carlos
II y lo podemos cerrar con el inicio de la Guerra del Francs, en 1808. Hay
cuatro periodos que deben tenerse en cuenta: la corte del Archiduque Carlos,
con los aos iniciales de Felipe V; el reinado de Felipe V y Fernando VI, con
el interregno de Luis I; el reinado de Carlos III; y, finalmente, el de Carlos IV.
Ahora bien, para estudiarlo mejor cerraremos el presente captulo en el ao
1775, fecha de la fundacin de la Escuela Gratuita de Dibujo, que fomenta un
arte acadmico que derivar hacia el neoclasicismo.
En este apartado se estudia la produccin artstica de una gran parte del siglo
XVIII, que empieza con la GuerradeSucesin.
Los acontecimientos histricos del primer tramo del siglo XVIII tienen una re-
percusin muy directa sobre la actividad artstica, que en general se revitaliza.
tanas. Cirici Pellicer explica este esquema de casas bajas con el fin de asegurar
la presencia del sol en las calles, aunque haba una razn ms pragmtica: la
Ciudadela, para ser efectiva en su dominio del puerto, no poda tener delante
ninguna muralla arquitectnica que impidiera defender la ciudad. El esquema
del momento, desdichadamente, cambi a partir del ao 1837, y el barrio de
la Barceloneta se convirti en uno de los de ms densidad demogrfica y, al
mismo tiempo, ms insalubres.
Fuera de la capital, cobra gran impulso la poltica de red vial y de regado em-
prendida por los Borbones, en particular por Carlos III. La razn de este hecho
hay que buscarla en un intento de aproximacin de la Corte a las provincias,
que las haca ms vulnerables al poder real, a la vez que ms sometidas, aun-
que realmente las mejoras de todo tipo en el aspecto de caminos y puentes fue
notable. Los ejemplos son mltiples, pero referidos a Catalua hay que sealar
la carretera a Aragn, con notables puentes y viaductos, ideada por Prspero
de Verboom, revisada en 1761 por Pedro Martn Cermeo (d. 1792) y dirigida
por Joan Escofet; de la de Barcelona a Madrid, dirigida por Soler Faneca , autor
tambin del puente de Tremp sobre el ro Noguera, y de la carretera y el puen-
te sobre el ro Llobregat, segn diseo de Carles Saliquet y obrada a partir de
1764 por la compaa de Manuel Torrentes. Y tambin destaca el puente de
Molins de Rei (1765-1769), que las riadas de 1971 se llevaron para siempre.
Abre el recorrido por la arquitectura religiosa del arte barroco una obra a ca-
ballo entre dos siglos: la iglesia de Beln, que fue seguida por la de San Severo,
trazada por Jaume Arnaudies, de esquemas similares, con una gran profusin
decorativa patente en celosas, en esgrafiados y en el uso de arquitectura pin-
tada en el bside, detrs del retablo.
La tradicin popular, de una religiosidad muy arraigada, tuvo una doble ver-
tiente constructiva: los santuarios y las capillas. Entre los primeros destacan
tres: el de la Misericordia (1748) de Reus; el de la Virgen de la Gleba (1759);
y el del Remedio, de Alcover (1761). Los dos primeros introducen la variedad
del camarn, pequea capilla tras el altar, donde se venera a la Virgen.
Contrastando con estos ejemplos urbanos, las iglesias de pueblo o los santua-
rios, ms prximos a la devocin popular, se realizaron segn laestticaba-
rrocatradicional, con profusin de dorados y de ornamentacin.
La arquitectura civil catalana de los tres primeros cuartos del siglo XVIII care-
ci de grandes proyectos, en parte por la represin borbnica y por la recons-
truccin de los estragos que la Guerra de Sucesin hizo en Catalua y, ms
particularmente, en Barcelona. Tendremos que esperar hasta 1775 para ver un
verdadero estallido arquitectnico en palacios y edificios institucionales.
En los tres primeros cuartos del siglo XVIII la escultura catalana evoluciona
desde un barroquismo formal y conceptual bien asumido hasta las incipientes
maneras moderadas del academicismo. La lucha entre tradicin y novedad se
fue decantando poco a poco hacia la segunda, aunque la inercia plstica y el
gusto del pueblo segua prefiriendo la primera.
A todo ello no fue ajeno el hecho de que el escultor fuera alcanzando el grado
de artista por encima del de artesano agremiado. Las luchas entre carpinteros
y escultores seran constantes, con una cierta ventaja de los primeros, aunque
hubo escultores privilegiados que alcanzaron el grado de acadmico.
Sin embargo, la culminacin del lenguaje barroco se produjo durante este pe-
riodo en obras retablsticas de primer orden, como son los grandes retablos
de Igualada, Arenys y Cadaqus, a los que habra que aadir el de Palafrugell,
por desgracia destruido en 1936. Iconogrficamente, se impuls el tema de
la Immaculada, que a veces se confunde con el de la Asuncin, y que tuvo
una nueva tipologa dedicada a ella: la litera de la Virgen, en referencia a su
dormicin y posterior asuncin.
Laculminacindellenguajebarroco
Entre los escultores acadmicos hay que mencionar a Pere Costa, activo en las
fachadas de la catedral de Gerona (1730-1733); de San Agustn Nuevo (1728-
1735) y San Felipe Neri (1721-1752), en Barcelona; y en el mausoleo de Felipe
V en Cervera (1746), e incluso en el gran proyecto del altar-presbiterio de la
catedral gerundense (1752) y en la magnfica Caridad (ca. 1750) de la fachada
de la capilla del Hospital de la Santa Creu de Barcelona. Asimismo, Carles Grau
decor con esculturas la iglesia de San Miguel del Puerto (1753); el Colegio
de Cirurgia (1762-1764); y los palacios barceloneses de la Virreina (ca. 1775)
y Larrad (ca. 1775).
Dos obras paradigmticas cierran esta pequea relacin tipolgica. Nos referi-
mos al alfizar de la escalera del Palacio Dalmases de Barcelona (ca. 1700) y el
coro, desgraciadamente no conservado, de la catedral nueva de Lrida (1774-
1779) de Llus Bonifa Mass. El primero es un raro excurso, ya que introdu-
ce la temtica mitolgica con los relieves del Rapto de Europa y del Carro de
Neptuno. El segundo es la obra culminante del XVIII cataln. Su programa
129 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Elretablobarroco
El catlogo de autores se abre con las figuras de Pau Costa y Josep Sunyer. Pau
Costa es el ltimo representante de la manera de hacer compartimentada y
didctica que entronca con los esquemas utilizados durante todo el siglo XVII,
inspirados a la vez en la estructuracin narrativa del gtico y del renacimiento.
Entre sus obras hay que destacar el retablo de Arenys de Mar, empezado el ao
1706 y acabado en 1711, donde abandona la columna salomnica y utiliza la
cilndrica; el de Palafrugell (1711-1723); y el de Cadaqus (1723-1727).
Elconflictoentretradicinynormativaacadmica
El segundo momento est representado por una serie de artistas que quieren
adquirir el grado de acadmicos, dejando de lado el carcter gremialista y arte-
sano que informa toda la prctica escultrica hasta entonces. Todos ellos, sin
embargo, habrn entendido el nuevo camino estilstico y se adentrarn con
gran fuerza en l, al margen de algunos ejemplos rezagados que se explican
por los estamentos que encargaban la obra.
130 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Entre los escultores de este periodo hay que mencionar a Pere Costa Cases,
autor del retablo mayor de la iglesia del Real Monasterio de San Bartolom,
de las religiosas agustinas de Peralada (1726), y del monasterio de San Ramn
de Portell (1741). Pero el artista que por calidad y cantidad representa el arte
escultrico en estos aos es Llus Bonifa Mass. Trabaj para los monasterios
de Poblet, Escaladei y Vallbona de les Monges; para los santuarios de la Mi-
sericordia de Reus; el Remedio de Alcover, Paret Delgada y otros, y para las
catedrales de Barcelona, Lrida y Gerona. Proyect retablos que l no realiz,
como los de Aitona, Sarral y Vallmoll. Segn Martinell, el conjunto de su obra
consta de cincuenta retablos con imgenes y relieves, treinta y dos imgenes
exentas, doce proyectos no ejecutados por l, cinco pasos de procesiones, ocho
modelos de imgenes para ejecutar en plata, dos literas de la Virgen, siete ur-
nas, siete imgenes de las denominadas "de vestir" y su obra culminante, el ya
comentado coro de la catedral nueva de Lrida (1774-1779).
Como ltimo representante de los Moret de Vic aparece Carles Moret Bru-
garoles. Su principal obra fue el retablo del Milagro de Riner. Encargado en el
ao 1747, fue acabado en 1758. Obra demostrativa de la pericia del artista,
combina el retablo y el camarn en sabia simbiosis plstica. Cierra esta panor-
mica escultrica el amplio taller de la familia de los Real de Vic. El iniciador fue
Josep Real (1686-1754), que trabaj con los hermanos Moret en el camarn
de Sant Joan de les Abadesses y fue el autor de las caritides que representaban
a las cuatro estaciones (1715-1716). Sus hijos, Vicen (1732-1772) y Antoni
(1728-1797) Real Vernis, continuarn la manera de hacer paterna, aunque tu-
vieron talleres separados.
Sin embargo, el espritu gremial empieza a ser superado por el sistema acad-
mico, que reconoce a los artistas la capacidad de actuar al margen de las com-
plejas reglamentaciones de los gremios.
Entre los escultores catalanes que durante este periodo alcanzaron el estatus
de acadmico est Carles Salas y LlusBonifa. Este ltimo es el autor de una
gran cantidad de obras repartidas por toda Catalua, entre las que sobresale el
corodelacatedralnuevadeLrida, lamentablemente destruido.
Fuera del mbito barcelons tenemos que mencionar a Dions Vidal, discpulo
de Palomino y autor de la decoracin pictrica de la capilla de la Cinta (1714)
de la catedral de Tortosa.
La evolucin y consolidacin del grabado fue uno de los hitos que el arte ca-
taln asumi a lo largo del siglo XVIII. Desde los grabadores-orfebres a caba-
llo entre los dos siglos, la recuperacin vino por obra de Miquel Sorell, ms
activo en Roma que en Barcelona. Pero fue el valenciano Pere Pasqual Moles,
quien inici el resurgimiento. Ante la falta de grabadores, a la que no es aje-
na la represin borbnica, cuando con motivo de la llegada a Barcelona de
Carlos III, en 1759, los gremios le quisieron regalar una coleccin de grabados
que traducan la mscara real, se tuvo que llamar a un grabador forneo, J.
A. de Fhert. ste fue quien tradujo los dibujos de Francesc Tremulles, excepto
tres, las letras capitales y los marmosetes que grab Moles, el cual obtuvo de
la Junta de Comercio una beca para ir a Pars a perfeccionarse, con la finalidad
de que al volver pudiera ensear la tcnica a todo aquel que la mencionada
institucin le propusiera. Su estancia parisina fue la ms fructfera, tanto por
la cantidad como por la calidad de sus grabados, como se puede ver en La caza
del cocodrilo. Otros grabadores cualificados seran Francesc Boix e Ignasi Valls.
133 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Durante el siglo XVIII los grabados continan teniendo las mismas aplicacio-
nes consolidadas en el siglo precedente: ilustracindelibros, estampera re-
ligiosa, relatos de acontecimientos contemporneos, etc.
Hay pocos ejemplos religiosos a partir de 1775. El catlogo empieza con dos
obras en la provincia de Tarragona: laiglesia de Vilallonga y el antiguo con-
vento de los jesuitas, actualmente templo de San Agustn, en la capital. Y a
continuacin encontramos, ya en el siglo XIX, la desaparecida parroquia de
Sants (1828) de Francesc Renart, de estilo pseudoneoclsico, y la ms purista
capilla del cementerio viejo de Barcelona (1818), de Antonio Genesi, y la igle-
sia de los Padres Misioneros de Sabadell (1831-1832), de Antoni Cellers.
As pues, estos aos de trfico de siglo harn suyos los postulados de la ilus-
tracin y demostrarn que los cambios estilsticos tienen mucho que ver con
la sociedad que los fomenta o rechaza. Catalua se insertar lentamente en el
nuevo siglo, en el cual la religin dejar de ser protagonista para ocurrir un
excurso dentro de la panormica del arte del siglo XIX. Slo se mantendr un
cierto aire popular y naturalista en la obra de Ramon Amadeu.
del espritu barroco slo se podan realizar con un presupuesto que estuviera
al alcance de la recortada economa de nuestros ambientes, si la madera era
el material utilizado, podemos concluir afirmando que lo que realmente se
prohiba, aunque fuera de una manera indirecta, eran los esquemas estructu-
rales y decorativos caractersticos del barroco".
Laesculturareligiosaentreelbarrocoyelclasicismo
Naturalismo,academicismo,clasicismo,neoclasicismo
Otro artista cambiante fue Salvador Gurri, que combina un estilo vaporoso y
barroco con el protoneoclasicismo, patente en una de las piezas desgraciada-
mente desaparecida ms bellas y de ms espritu neoclsico de la estatuaria
catalana. Nos referimos al aguamanos (1789-1801) de la sacrista de la catedral
nueva de Lrida, obrado con mrmoles, jaspes y metales y que fue preferido
al proyectado por el italiano Francesco Estoppani.
para el embajador espaol ante la Santa Sede, Antonio Vargas Laguna, hoy en
el museo de Parma. Ya en el siglo XIX, Antoni Sol cultivar el neoclasicismo,
pero en Roma, donde lleg a ser presidente de la Academia de San Luca.
Losprogramasciviles
En la escultura catalana de finales del siglo XVIII y de comienzos del XIX to-
dava encontramos buenos exponentes de la continuidaddelatradicinba-
rroca, centrada en los retablos, la imaginera y los temas populares, cuyo m-
ximo cultivador es el escultor RamonAmadeu, muy conocido por sus gracio-
sas figuras de pesebre.
Gracias a las pensiones o becas que la escuela conceda a sus alumnos, escul-
tores como DamiCampeny o Antoni Sol pudieron estudiar en Roma y en-
traron en contacto con el neoclasicismo europeo. Campeny se relacion con
Canova, el ms importante de los escultores neoclsicos, y lleg a ser el pri-
mero de los artistas catalanes modernos plenamente adscritos a las corrientes
internacionales.
EledificiodelaLonjaguardalacoleccinmsimportantedeescultura
neoclsicacatalana: en el patio, en la escalera de honor y en las dependencias
de la Cmara de Comercio y de la Academia de Bellas Artes, donde se conserva
una importante serie de obras de Dami Campeny.
Los grandes programas tienen en Pere Pau Muntanya su mejor artfice. La de-
coracin de la Aduana Nueva de Barcelona, as como laAlegora de Carlos III de
la Casa Bofarull de Reus son ejemplos muy logrados. Excurso de arte acadmi-
co fue Francesc Pla, llamado "el Vigat". Su estilo prefigura el arte romntico,
patente en su obra Jess apaciguando la tormenta. Y son conjuntos magnficos
los programas alusivos a la familia de los Cartell, en el gran saln del Palacio
Moja, y el del saln del trono del Palacio Episcopal de Barcelona. Otra obra
interesante, de autor annimo, es el programa del saln de la Casa Erasmo de
Gnima, en la barcelonesa calle del Carmen, con paneles alusivos a la historia
de David y a las bellas artes, y el techo que representa el carro de la Aurora.
El siglo XIX se abre con una serie de pintores formados en la Escuela Gratuita
de Dibujo, bajo la influencia del francs Joseph Flaugier, discpulo de David.
Salvador Mayol, Francesc Lacoma i Sans y Vicent Rods cultivan el retrato, y
con ellos una plyade de artistas cultivan la pintura de flores; los ms destaca-
dos son Salvador Molet y Francesc Lacoma i Fontanet.
Hay varios aspectos que caracterizan la pintura catalana de finales del siglo
XVIII y principios del XIX.
Otra tcnica decorativa que alcanz un gran desarrollo fue el esgrafiado, uti-
lizado habitualmente para el revestimiento de fachadas y exteriores.
Un tema caracterstico de los grabados catalanes de finales del siglo XVIII son
las fiestasycelebraciones, tanto las de carcter popular (traducidas en xilo-
grafa) como las de carcter oficial: las mscaras reales y tambin los tmulos
o cadalsos que se erigan en las iglesias con motivo de la muerte de los reyes
o de personajes importantes. Muchos de estos tmulos eran construcciones
efmeras deestiloneoclsico, cargadas de simbologa.
JosepBraconsClaps
143 Renacimiento, barroco y neoclasicismo
Bibliografa
Alarcia, M. A.; Ainaud de Lasarte, J. (1983). El Renaixement a Catalunya (catlogo). Bar-
celona: Ayuntamiento de Barcelona.
Arranz, M. (1991). Mestres d'obres i fusters. La construcci a Barcelona en el segle XVII. Barce-
lona: Colegio de Aparejadores y de Arquitectos Tcnicos de Barcelona.
Balasch, M. Esther (coord.) (1995). Antoni Agust, bisbe de Lleida i arquebisbe de Tarragona
(1517-1586) (Aportacions entorn del marc sociocultural de Catalunya en la seva poca). L-
rida: Amics de la Seu Vella.
Bosch, J. (1990). Els tallers d'escultura al Bages del segle XVII. Manresa: Caixa de Manresa.
Bosch, J.; Garriga, J. (1997). El retaule de la Prioral de Sant Pere de Reus. Reus: Edicions del
Centre de Lectura / Colegio de Arquitectos de Catalua.
Carbonell, M. (1986). L'Escola del Camp de Tarragona en l'arquitectura del segle XVI a Cata-
lunya. Tarragona: Institut d'Estudis Tarraconenses Ramon Barenguer IV.
Garriga, J. (1986). "L'poca del Renaixement. Segle XVI". En: Histria de l'Art Catal (vol.
IV). Barcelona: Edicions 62.
Mart Bonet, J. M.; Junc Ramon, J. M.; Bonet Armengol, L. (1980). El convent i
parrquia de Sant Agust de Barcelona. Barcelona: Archivo Diocesano y Biblioteca Pblica Epis-
copal de Barcelona.
Mart Bonet, J. M. (coord.) (1987). Sant Vicen de Sarri. 1.000 anys d'Histria (Catleg
Monumental de l'Arquebisbat de Barcelona, vol. VI/1). Barcelona: Archivo Diocesano.
Mata, S. (1992). Isaac Hermes Vermey. El pintor de l'escola del Camp de Tarragona. Tarragona.
Mata, S. (1992). "El pintor holands Isaac Hermes Vermey, un manierista en la Tarragona
del siglo XVI. Notas sobre otras actuaciones suyas en las comarcas tarraconenses". Boletn del
Museo e Instituto Camn Aznar (nm. 47).
Perell, A. M. (1996). L'arquitectura civil del segle XVII a Barcelona. Barcelona: Publicacions
de l'Abadia de Montserrat.
Subirana, R. M. (1990). Pasqual Pere Moles i corones. Valncia 1741-Barcelona 1797. Barcelo-
na: Biblioteca de Catalua.
Triad, J. R. (1984). "L'poca del Barroc. Segles XVII-XVIII". En: Histria de l'Art Catal (vol.
V). Barcelona: Edicions 62.
Triad, J. R. (1997). "Escultura Moderna". En: Art de Catalunya. Barcelona: Edicions l'Isard.