Arquitectura Civil Hispanorromana 2
Arquitectura Civil Hispanorromana 2
Arquitectura Civil Hispanorromana 2
HISPANORROMANA
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Arco de Bará........................................................................................................ 28
Arco de Medinaceli .............................................................................................. 28
Los faros ..................................................................................................................... 30
Villa rural romana........................................................................................................ 31
Villa de Almenara-Puras ...................................................................................... 31
Villa de Can Llauder ............................................................................................ 32
Villa de Tejada ..................................................................................................... 33
Villa La Olmeda ................................................................................................... 34
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La arquitectura romana
La arquitectura fue la más importante de las artes romanas, y muestra la
influencia etrusca en el empleo del arco y la bóveda; y griega, en la adopción
de las líneas rectas y de las columnas. Se caracteriza por su monumentalidad y
por ser de utilidad pública; además, se manifestó en todas las regiones del
Imperio.
Las principales construcciones romanas fueron los foros, los templos, las
basílicas, los teatros, los anfiteatros, las termas, los circos, los arcos de triunfo,
los acueductos y puentes. Los foros, como las ágoras griegas, eran plazas
públicas rodeadas por los principales edificios de la ciudad. Servían de lugar de
reunión, asamblea política y mercado. Los templos, parte importantísima del
arte romano, eran generalmente de planta rectangular y líneas rectas, como los
templos griegos, pero se empleó también la forma circular y la bóveda de
origen etrusco, siendo el más conocido el Panteón de Agripa, en Roma.
Los teatros siguieron los modelos griegos descubiertos y solían tener
capacidad para unos cuatro mil espectadores.
Los anfiteatros, construcciones genuinamente del arte romano, eran de
forma ovales parecidos a las actuales plazas de toros. El más famoso es el
Coliseo, en Roma, con capacidad para 80 mil espectadores, destinado a luchas
de fieras, combates de gladiadores y simulacros de combates navales, ya que
su pista podía inundarse. Los circos estaban dedicados a carreras de carros.
Su forma era rectangular con los extremos curvos. El Circo Máximo de Roma
tenía 600 m de largo y capacidad para más de 200 mil personas.
Los arcos de triunfo se construían en honor de emperadores o generales
victoriosos. Poseían uno o tres vanos adornados con columnas y relieves
alusivos al hecho que conmemoraban. Los acueductos, una más de las obras
monumentales del arte romano, eran largas cañerías que llevaban el agua
desde ríos o lagos hasta las zonas pobladas. Podían hacerse de plomo pero
eran generalmente de piedra. Muchas veces debían tenderse sobre arcos o
puentes y tenían varios kilómetros de extensión. Roma contaba con once
acueductos.
La ciudad romana
Los romanos irán formando sus urbes junto a las colonias griegas y
otras ciudades ya formadas (Com Dipolis). En ocasiones también formarán
nuevas urbes (Nova Urbs) que seguían patrones regulares. La ciudad debía ser
rigurosamente ortogonal. Dentro del perímetro rectangular el área de la ciudad
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se divide en cuatro partes por dos calles principales: el cardo maximus,
orientado de norte a sur y el decumanus maximus, trazado de este a oeste. En
la intersección de ambas partes se abre una plaza; el foro y a sus extremos hay
cuatro puertas principales. Las demás calles se encontraban paralelas a estas
calles principales formando manzanas (areae) de casas cuadradas y
rectangulares. La ciudad quedaba rodeada por una muralla y en el exterior se
dejaba una franja "sagrada" (pomerium) sin permitir la edificación. La
explicación material de no edificar en el pomerium era la de no facilitar el
asedio al ejército invasor con edificaciones pegadas a la muralla, que podrían
permitir la escala del muro o la guarnición de tropas en estos edificios cercanos
a la muralla para estar a salvo de los arqueros de la ciudad.
En el interior estaba el foro, en torno a este se encontraba la basílica,
donde se reunían las altas magistraturas. Los edificios lúdicos solían estar
fuera de las murallas, tales como los teatros, anfiteatros, circos, etc.
Tenían alcantarillado y demás servicios público, que garantizaba el
estado. Se convertía así en un organismo perfecto que servía a todas las
unidades. Hay textos que hablan de cómo los indígenas se asombraban de ver
estas ciudades romanas.
Los foros
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la existencia de rectángulos más alargados. Destacan los foros de Ampurias,
Itálica, Coimbra y el de Clunia.
Los espectáculos
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republicana de celebrar combates gladiatorios fúnebres desaparece por
completo a principios del Imperio.
Teatros
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- Orchestra: semicírculo o un poco más de un semicírculo frente a la escena
en el que se sentaban las autoridades, actuaba el coro y se alzaba un altar en
honor a Dionisio.
- Aditus: Pasillos laterales de entrada a la orchestra.
- Cavea: Estructura semicircular en la que, según el rango social, se situaban
los espectadores. Se dividía en ima cavea, media cavea y summa cavea,
divididos por pasillos horizontales (diazomatas). Se divide en sectores
circulares (cunei).
- Vomitoria: Entradas abovedadas por las que se accedía a la cávea.
- Proscaenium (proscenio): Espacio delante de la escena en el que se
desarrollaba la acción dramática.
- Porticus post scaenam (Pórtico detrás de la escena): Patio porticado con
columnas detrás de la escena.
Teatro de Pollentia
Resulta un tanto atípico, una verdadera miniatura entre los teatros
hispánicos, que resulta imposible de fechar a través de estratigrafías o restos
arqueológicos, ya que la roca en que se tallaron su cavea y su orchestra está
muy esquilmada.
Aunque su planta sea romana en líneas generales, tiene tantos detalles
de tipo griego (párodoi descubiertos en vez de los auditus maximi en forma de
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túnel, orchestra de planta ultrasemicircular y rodeada por un banco con
respaldos de piedra.
Teatro de Acinipo
Es el más antiguo de nuestros teatros, en estilo romano ortodoxo.
Ubicado en la Serranía de Ronda, en el término municipal de Ronda. Obra
quizá cesariana, o por lo menos del Segundo Triunvirato, que debe la
majestuosa conservación de sus estructuras, sin retoques apenas, a su
temprano abandono en el siglo II d.C. Aprovecha la propia pendiente para el
graderío, excavado directamente sobre la roca madre, de hecho toda la
estructura básica de este teatro (cavea, orchestra, proscaenium, auditus
maximi y parte baja de la parascaenia) está tallada en la roca. Esto ha
permitido hallar en el hyposcaenium, tras la fila de agujeros destinados a los
postes del telón, un pasillo en diagonal, rehundido y con ensanchamientos
circulares: posiblemente sirvió para instalar mecanismos escénicos. La escena
del teatro fue construida con los materiales resultantes de la construcción del
graderío y se encuentra en pie en casi todo su alzado si bien los elementos
arquitectónicos más representativos desaparecieron hace siglos. En su
momento poseía dos vomitorios laterales para el acceso de público y un muro
perimetral que no se conserva, sobre el que se asentaba una summa cavea.
Su frons scaenae recta, de sillares bien escuadrados y unidos con mortero y
grapas, muestra entalles donde se fijaban los arquitrabes de la columnatio, y
constituye el mejor ejemplo que tenemos de este tipo de estructura escénica,
tan característica de la época tardorrepublicana y de principios del Imperio.
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Pero la verdadera fiebre constructiva comienza con Augusto, y alcanza
su momento álgido bajo la dinastía Julio-Claudia: nada menos que doce teatros
hispánicos pueden fecharse en esta época, y el resto se hallan en tal estado, o
se conocen aun tan mal, que resulta imposible aventurar fechas concretas.
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Cavea. Con capacidad en su momento para 6.000 espectadores,
divididos en tres zonas: ima cavea (22 filas de graderio), media cavea (5 filas) y
summa cavea, esta última muy deteriorada en la actualidad.
La parte inferior en la que se situaban las clases sociales más
acomodadas, está excavada y sustentada en la propia pendiente del terreno,
sin soportes artificiales, según la tradición griega y al igual que otros teatros
enclavados en España. Esta parte se subdivide en cinco sectores radiales
(cunei) delimitados por escaleras para la circulación y, a nivel horizontal, por un
corredor (praecintio) que lo separa de las graderías superiores, sustentadas por
un complejo sistema de arcos y bóvedas de cañón.
Orchestra. El lugar de máxima preferencia era la orchestra, espacio
semicircular pavimentado de mármoles blancos y azulados. Aquí en tres
gradas, originalmente de mármol, se colocaban los asientos móviles de los
senadores y las máximas autoridades que acudían a los espectáculos
teatrales. La orchestra quedaba separada del graderío por un antepecho de
mármol, del cual se conserva un fragmento.
Escenario. El proscenio rectangular, el escenario o pulpitum y por
último el frontal de la escena (frons scaenae), constituyen la vista más
espectacular y característica del teatro, tiene 7,5 m de anchura, 63 de longitud
y 17,5 de altura total, está formado por dos cuerpos de columnas de orden
corintio con basamentos y cornisas de mármol, adornado con esculturas en los
espacios entre columnas y en él se abren tres puertas, una central llamada
valva regia y dos laterales llamadas valvae hospitalia. Se aprecian fuertes
retranqueos en la disposición de los sillares, en concordancia con el dinamismo
estructural y compositivo de la escena. Se desconoce cómo fue el frente
escénico original, ya que el actual parece ser que fue construido en época de
Trajano.
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Teatro de Caesaraugusta
La construcción de este teatro romano en la ciudad de Caesaraugusta
(actual Zaragoza) dio inicio a comienzos del siglo I d. C., en la época del
emperador romano Tiberio, y sus obras finalizaron bajo el gobierno del
emperador Claudio, a mediados del primer siglo de nuestra era. Su extensión
era de 7.000 metros cuadrados (106 metros de diámetro) y tenía capacidad
para albergar unos 6.000 espectadores, lo que le convirtió en uno de los más
grandes de la Hispania romana.
Al contrario que otros teatros, que usaron desniveles en el terreno, el
edificio se construyó en terreno plano usando opus caementicium, a imitación
del Teatro de Marcelo de Roma, con una estructura de anillos concéntricos y
muros radiales entre ellos que se disponen formando una cavea o gradas que
fueron recubiertas por losas de mármol, al igual que la orchestra.
La fachada fue decorada con sillares en opus quadratum, presentando
una altura al exterior de tres pisos y veintidós metros. Poseía un singular
acceso independiente desde la puerta central de la fachada hasta la orchestra
de trazado perpendicular a las tablas o scena y que recorría como un eje el
teatro para uso de las autoridades, que accedían así directamente a los
escaños reservados a ellos en el semicírculo orquestal. Este exclusivo acceso
se puede observar también en los teatros de Turín o Minturno, si bien es único
entre los de la Hispania romana, y puede deberse a la variedad de
espectáculos, no solo dramáticos, que se celebraban en él.
Teatro de Tarraco
Ubicado en los alrededores del foro de la ciudad de Tarraco (actual
Tarragona) capital de la provincia Hispania Citerior Tarraconensis. El teatro fue
construido en época de Augusto a finales del siglo I a.C., como resultado de la
monumentalización del foro colonial, y era uno de los edificios más emblemáticos de
Tarraco. El edificio se utilizó hasta finales del siglo II, fecha en la que se
abandonó su uso. En el siglo III, después de un incendio en el recinto, en la
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zona monumental anexa al teatro se hicieron nuevos edificios usando los
materiales del teatro.
Aunque se encuentra muy deteriorado, lo poco que se conoce de él,
(unas cuantas gradas de la ima cavea, parte de la orchestra y restos ínfimos de
la scaena) nos basta para intuir una interesante innovación: frente al dogma
tradicional, que ve el teatro como un conjunto de círculos y de radios en torno a
un único centro geométrico, aquí los cunei y las scalae parten de un punto
distinto. Dado este paso, pierde valor el principio de la orchestra semicircular,
destinado a realzar precisamente su centro, y se abre la posibilidad de realizar
orchestrae más estrechas, como arcos de círculo.
Teatro de Saguntum
Edificado en una ladera de la ciudad de Sagunto. Fechado en base a
restos cerámicos en época de la dinastía Julio-Claudia, alrededor del 50 d.C.
El principal problema de este teatro es haber estado a la vista de todos
desde siempre, expuesto a saqueos e intervenciones indiscriminadas; eso hace
que su escena sea muy mal conocida. La gradería, con su parte inferior
apoyada en la roca y sus zonas altas completadas con hormigón, muestra un
interesante sistema de pasos abovedados. Por encima de ella corría el pórtico
del ático, interrumpido en el centro por lo que, igual que en Bilbilis u otros
lugares, puede ser interpretado como un santuario. En la parte alta de los
muros externos se veían en el siglo pasado modillones: allí se colocaban los
postes destinados al toldo que cubría el edificio durante las representaciones.
Teatro de Itálica
Se enclava en el llamado Cerro de San Antonio, al este del casco urbano de
Santiponce, aprovechando la ladera natural sobre el Baetis. Fue construido en época
augustea, y su uso, seguramente ya esporádico, se prolongó hasta, al menos, el siglo
V, más o menos como en el resto de Hispania, siendo posiblemente la principal causa
de su abandono, más que su condena por motivos religiosos, la desaparición paulatina
o el desinterés de las elites locales que solían sufragarlos; lo cierto es que quedó en
desuso y parte de sus terrenos se fueron rellenando y convirtiendo en almacenes y
corrales, en vertederos y hasta en lugar de enterramientos ocasionales, ya en época
medieval. Fue finalmente colmatado y cegado por diversas riadas del Guadalquivir.
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Tenía una capacidad para 3.000 espectadores, y en él se escenificaban
representaciones de obras trágicas, cómicas y espectáculos de mimo.
Excepcionalmente, se producían actuaciones musicales e, incluso, algún acto
religioso, especialmente los relacionados con el culto al emperador.
La cronología de la escena sigue sin resolverse por completo, aunque se
sitúa en la segunda mitad del siglo I d.C. y sustituyó a otra primitiva. Su proscaenium,
orchestra y accesos fueron rehechos a comienzos del reinado de Tiberio; la frons
scaecae también es fruto de reconstrucción, y se hicieron otras reformas en época
severiana.
Como en todos los teatros romanos, la orchestra separaba el escenario del
graderío. Éste, revestido de mármol, cuenta con tres escalones anchos en la zona baja
(primus subselliorum ordo), donde se instalaban los asientos móviles (subsellia,
sedilia) para personajes del mayor rango. Un balteus o cinturón de mármol (en Itálica
de colores alternos) separaba esta zona privilegiada de los habituales tres sectores de
gradas. En cuanto a la zona del escenario, se imbricaba con la orchestra mediante los
nichos alternantes de un pulpitum pintado. La frons scaenae era un edificio de órdenes
columnados, con las tres puertas usuales o valvae (la regia o central y las dos
hospitales o laterales. La zona trasera del teatro, que daba al río, estaba ocupada por
un amplio pórtico, con pedestales inscritos de distintas épocas, y un pequeño
santuario dedicado a Isis (Iseion), con lápidas de plantas de pies, similares a las del
Nemeseion del anfiteatro.
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El teatro fue dedicado a Lucio y Cayo César, nietos de Octavio Augusto,
cuyos nombres aparecen en dos grandes dinteles de mármol gris situados sobre los
accesos oriental y occidental del teatro. Por esta razón, se sabe que fue construido
entre los años 5 y 1 a. C.
Estaba excavado casi totalmente en la roca, aprovechando la ladera norte del
monte del castillo de la concepción, correspondiendo al tipo clásico de teatro apoyado
en ladera, si bien los cuerpos laterales del edificio se apoyarían en galerías
abovedadas.
El teatro fue concebido con un ambicioso programa ornamental: Parece que
muchas de las obras fueron esculpidas en mármol griego en talleres imperiales de la
propia Roma.
Muchos materiales se habían conservado gracias a su reutilización como
material de construcción en la cimentación del mercado tardorromano del siglo V.
Entre las obras descubiertas destacan: tres altares circulares dedicados a la
Tríada Capitolina (Júpiter, Juno y Minerva) y al cortejo de Apolo (las Gracias, las
Musas y las Horas), los capiteles corintios del frons scaenae, una escultura de Apolo
tocando la cítara y un bajo relieve esculpido de Rea Silvia.
Anfiteatros
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- Venationes: lucha con animales salvajes.
- Naumachiae: representación de batallas navales.
La antigua Hispania contaba con doce anfiteatros, algunos de los cuales son
los siguientes:
Anfiteatro de Segóbriga
Fechable entre el 30 y el 60 d. c., estaba situado frente al teatro y era el
mayor edificio de los que se construyeron en la ciudad de Segóbriga.
Tiene una forma elíptica irregular. Su longitud era de 75 metros de largo y la
arena medía 40 x 34 m, la arena limitaba con las gradas mediante un podium. La
mitad del edificio está apoyada en una colina, mientras que el resto se erigió con
muros y bóvedas de cemento, y sin fachada monumental. Entre las peculiaridades
más interesantes, cabe resaltar que, igual que en Mérida, las gradas del pódium son
solo dos y no están netamente separadas de la ima cavea. La inclinación de ésta, por
lo demás, es la más acentuada de cuantas se conocen.
Anfiteatro de Tarraco
Fue construido durante el siglo II d.C., en un espacio que había sido un área
funeraria.
Durante el imperio de Heliogábalo, a principios del siglo III d.C., en el
anfiteatro se llevaron a cabo diversas reformas. En conmemoración de este hecho, el
podium se coronó con una gran inscripción monumental, de la que se conservan
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numerosos fragmentos. Estas reformas afectaron a las gradas, al tribunal o pulpitum,
al pódium y a las puertas; parece además, que en el mismo momento se transformó la
fossa.
Se construyó cerca del mar en la parte baja de la ciudad por su fácil acceso
tanto para el público asistente a los espectáculos como para el desembarco en la
playa de los animales usados para ellos. Está colocado en una pronunciada pendiente,
aprovechando la roca para recortar parte de las gradas. En las demás partes donde no
se podía aprovechar la topografía, las gradas se levantaron sobre bóvedas. Se
combinó el uso de hormigón (opus caementicium) y el de grandes sillares de piedra
(opus quadratum).
Debajo de la arena donde se celebraba el espectáculo, en los sótanos
inferiores, se hallaban unos montacargas que, mediante un sistema de poleas y
contrapesos accionados por tornos, levaban las jaulas con las fieras, los gladiadores o
diversos elementos escenográficos de los juegos. En las fosas o sótanos también
había zonas de descanso y de culto. En la zona norte de la fosa trasversal se encontró
una pintura al fresco dedicada a la diosa Némesis, que decoraba una pequeña capilla
destinada a la invocación de esta diosa protectora de los gladiadores.
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Anfiteatro de Itálica
Se construyó en la época de Adriano, aproximadamente entre los años 117-
138 y fue uno de los más grandes de todo el Imperio Romano.
El aforo de este edificio era desmesurado para la ciudad, pues ésta, al
parecer, sólo contaría 8000 habitantes, y el anfiteatro tenía capacidad para 25.000
espectadores. Con unas medidas totales de 156 x 134 m, disponía de tres niveles de
graderío. Bajo el nivel del antiguo suelo de madera del anfiteatro había un foso de
servicio para los diferentes espectáculos de gladiadores, denominados munus
gladiatorum y luchas contra fieras, llamadas venationes.
Pese a las destrucciones, puede darse como probable que en la parte más
alta de las amplias caveas, hubiese un pórtico columnado, semejante al del Coliseo.
El anfiteatro contaba además con varias salas dedicadas al culto de Némesis
y de Dea Caelestis.
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Circos
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Circo de Emérita Augusta
Su construcción fue iniciada a principios del siglo I d. C. (año 20 d.c.) durante la
época de Tiberio y era el mayor de los edificios de espectáculos de la ciudad, junto
con el anfiteatro. Con sus más de 400 m de longitud y 30 m de anchura, era el que
gozaba de los favores de un público más dado a emociones fuertes que a cultas obras
teatrales. Debido a sus grandes dimensiones se encontraba fuera del recinto
amurallado, al lado de la calzada que unía Emerita con Corduba (Córdoba) y Toletum
(Toledo). Es el único Circo de todo el Imperio Romano que conserva toda su planta,
debido al excepcional hecho de que jamás se reutilizó el solar para construcciones
posteriores, reaprovechándose la fábrica como acarreo de material, pero
permaneciendo la planta como descampado. Estaba concebido para dar cabida a
unos 30.000 espectadores distribuidos en un graderío con la clásica división en cáveas
marcada por las diferentes procedencias sociales de sus ocupantes.
El circo contaba con: Porta Pompae (puerta de los desfiles) ,12 carceres
(aparcamientos de carros), Porta Triumphalis, tribunal iudicium. Se trata de un circo
relativamente ancho para los cánones normales, destaca en eél el hecho de que las
doce carceres y la porta pompae no basten, pese a su anchura, para ocupar el
conjunto del costado correspondiente, solucionándose la anomalía mediante la
curvatura de la cavea. La spina fue muy ancha y lujosa, dividida en varios sectores. La
fachada, austera y cerrada, consistía en un muro de sillares animado tan sólo por
falsas pilastras en relieve, y en el que se abrían, de trecho en trecho, puertas
arquitrabadas; por detrás de él, y pegadas al muro, subirían escaleras hacia la parte
alta de la gradería.
Circo de Tarraco
Fue construido a finales del siglo I d.C. bajo el mandato de Domiciano. Se
construyó impulsado políticamente por el Concilium provinciae Hispaniae citerioris,
reunión anual de los representantes de la provincia Citerior, y se ubicó muy cerca del
Foro Provincial de Tarraco, dentro del recinto amurallado en la terraza inferior de la
Parte Alta de la ciudad de Tarraco. Tenía aforo para 25.000 personas y se mantuvo
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activo hasta el siglo V. El circo original tenía aproximadamente 117 m de ancho por
340 m de longitud; la arena o pista tenía 74 m de ancho. Se conservan restos de los
asientos en dos escaleras; se ha identificado también una de las butacas de piedra
reservadas a las autoridades de la ciudad y la provincia Tarraconense. Se han
encontrado dos losas sepulcrales de aurigas del circo, las dos escritas en verso.
Se trata del circo más pequeño de los conservados en la Península, si no
contamos el posible circo de Itálica, pero es también el más refinado en su estructura.
Ello se explica por su importancia oficial y política, ya que se halla vinculado
directamente al foro provincial de la ciudad, en el centro de la misma, y no a las
afueras, como es común en este tipo de monumentos.
Este circo no se construye apoyándose en una colina, es más, se desprecia la
colina del costado izquierdo, prefiriendo recortarla y después construir con hormigón
una estructura de bóvedas que sustentan el graderío.
El circo cuenta con pódium, porta triumphalis (puerta principal), porta livitensis
(puerta para la salida de los heridos), pulvinar (tribuna de honor), y por supuesto,
carceres, spina y caveae.
Su fachada se ajusta al sistema de arquerías basado en el Tabulario, con
falsas pilastras entre los vanos, lo que le daría un empaque y una elegancia
desconocidos en el resto de la Península.
Circo de Toletum
Construido en época flavia o tal vez bajo el mandato de Trajano en la ciudad
de Toletum (Toledo). Pese a estar poco investigado, ya que más de la mitad de la
infraestructura aún permanece sin excavar, sus similitudes con otros circos de la
península como el de Emerita Augusta, permiten afirmar que su aforo debía moverse
entre los 15.000 o 30.000 espectadores, lo que inicialmente resultó suficiente para
cubrir las necesidades de la urbe así como de otros pueblos de los alrededores. El
circo romano tenía unas dimensiones de 422 metros de largo por unos 101 metros de
ancho aproximadamente. Dadas las dimensiones del circo, como sucedió en casi
todas las ciudades hispanorromanas, éste se situaba a las afueras del recinto
amurallado; es seguro que desde la ciudad existiera una calzada dirección al circo, la
cual no ha sido encontrada.
Aún se conservan buena parte de los arcos que sostenían la gradería en el
sector del fondo y parte del costado izquierdo. Además del curioso sistema de
escaleras en las fachadas, se reconoce la base de la porta triumphalis, flanqueada por
unas escaleras de acceso a la cavea. El muro del podio se apoyaba sobre una
infraestructura de hormigón reforzada con piedras verticales de trecho en trecho.
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Las termas
Las termas romanas son recintos públicos destinados a baños típicos de la
civilización romana. En las antiguas villas romanas los baños se llamaban balnea o
balneum y si eran públicos thermae o therma.
Eran baños públicos con estancias reservadas para actividades gimnásticas y lúdicas.
También eran consideradas lugares de reunión y a ellos acudía la gente que no podía
permitirse tener uno en su casa. A veces los emperadores o los patricios concedían
baños gratis para el resto de la población.
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En España se han encontrado restos en Segóbriga, Zaragoza, Cabezo de
Alcalá (Teruel), etc. Esas termas van a desaparecer en el Medievo occidental,
mientras que la cultura islámica va a adoptar la antigua tradición de las termas
romanas. Algunos ejemplos de termas en Hispania son:
Termas de Caesaraugusta
Las termas públicas fueron construidas en el siglo I d. C., en la época del
inicio de la dinastía Julio-Claudia (con Calígula o Claudio), y se utilizaron hasta el siglo
IV d.C., Se han conservado restos de las letrinas públicas y de una piscina al aire libre
que se construyó posteriormente en el mismo lugar.
Los restos más notorios son los de la natatio, que presenta columnatas a sus
costados. Estaba revestida con placas de mármol en suelo y paredes, y decorada con
motivos florales. Todo ello en el estilo de la época final julioclaudia. El frigidarium se
cerró en sus lados mediante formas absidiales.
No es este el único resto de instalaciones termales de Caesaraugusta del que
quedan testimonios, pues se han descubierto canales de desagüe pertenecientes a
instalaciones privadas termales y restos de un caldarium y un frigidarium de una villa
suburbana situada en la actual plaza del Pilar.
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Las de Clunia Sulpicia, en Burgos, construidas durante el siglo I d.C. Se ha
estimado que la superficie construida era de unos 7.000 m2, aunque estos datos no se
pueden dar como definitivos al no estar finalizada aún la fase de excavaciones en la
zona.
Los acueductos
Los acueductos tenían como fin el abastecimiento de agua a las ciudades
romanas durante todo el tiempo, para alimentar las fuentes, las termas y para que en
las cloacas fluyera el agua que sobrara para mantener el saneamiento de la ciudad,
por lo que el acueducto no solo era el puente que traía el agua sino toda la conducción
desde el manantial hasta las cloacas. Incluso a veces lo hacía bajo tierra sin la
utilización de muros o arquerías (opus arcuatum). El primer elemento que los romanos
edificaban como arranque del acueducto solía ser un depósito con el correspondiente
dique y sus contrafuertes. En la parte occidental del Imperio romano, incluida Hispania,
los opus arcuatum, eran utilizados para hacer propaganda del buen hacer del
gobernante.
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Acueducto de Les Ferreres
Fechado tradicionalmente en el siglo I, en la época de Augusto. Suministraba
agua desde el río Francolí hacia la ciudad de Tarraco. Mide 217 metros de largo y 27
metros de altura máxima. Tiene dos niveles con arcos superpuestos, sin más ligazón
que la coaxialidad de los pilares, y construido a base de sillares unidos en seco.
Acueducto de Segovia
Es la obra de ingeniería civil romana más importante de España y es uno de
los monumentos más significativos y mejor conservados de los que dejaron los
romanos en la península Ibérica. La falta de inscripción, que estaba situada en el ático
del acueducto, hace que no se pueda saber con certeza la época exacta en que fue
construido. Los investigadores lo sitúan entre la segunda mitad del siglo I y principios
del II, en tiempo de los emperadores Vespasiano o Nerva.
El acueducto de Segovia conduce las aguas del manantial de la Fuenfría,
situado en la sierra cercana a 17 kilómetros de la ciudad, en un paraje denominado La
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Acebeda. Recorre más de 15 kilómetros antes de llegar a la ciudad. El agua se recoge
primeramente en una cisterna conocida con el nombre de El Caserón, para ser
conducida a continuación por un canal de sillares hasta una segunda torre (llamada
Casa de Aguas), donde se decanta y desarena, para continuar su camino. Después
recorre 728 metros hasta lo alto del Postigo (el espolón rocoso sobre el que se
asentaba la ciudad en torno al Alcázar). Antes, hace un brusco giro y se dirige hacia la
plaza del Azoguejo, donde el monumento presenta todo su esplendor. En la parte más
profunda mide 28 metros (con cerca de 6 metros de cimientos) y tiene dos órdenes de
arcos que se sostienen con pilares. En total tiene 162 arcos.
Está construido con sillares de granito colocados sin argamasa entre ellos.
Su autor hizo un extraordinario alarde de técnica, pues el equilibrio de tan liviana
construcción descansa en el conjunto de la obra. De esta forma, el acueducto sólo se
mantiene estable si se conserva en su integridad, a diferencia de otros ejemplos como
el de los Milagros de Mérida, cuya estabilidad descansa de manera independiente en
los pilares. Fue restaurado en el siglo XV por la reina Isabel de Castilla.
Sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela
con letras de bronce donde constaba la fecha y el constructor. También en lo alto
pueden verse dos nichos, uno a cada lado del acueducto. Se sabe que en uno de ellos
estuvo la imagen de Hércules Egipcio, que según la leyenda, fue el fundador de la
ciudad.
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excavada en roca viva. En la parte final de dicha conducción, ésta tuvo que salvar el
río Albarregas, para lo cual se tuvieron que construir una serie de arquerías
(arcuationes), que constituyen la parte más monumental de dicha construcción, la cual
finalizaba en el altozano del Calvario, donde apareció la torre de distribución
(castellum aquae). En cuanto al tramo en el que se tuvo que recurrir a la construcción
de arquerías, éstas se alargan 830 metros, con una altura de 25 metros en la parte
más profunda del valle del río Albarregas. Se compone de robustos, pero elegantes
pilares, en los que alternan cinco hiladas de sillares de granito con otras tantas hiladas
de ladrillo. Arcos a diferentes alturas van enlazando los pilares, cuyo núcleo es de
opus caementicium. Los arcos de enlace son de ladrillo, salvo el que salva el cauce
del río Albarregas, que tiene las dovelas de granito muy bien trabajadas. Son todavía
73 los pilares que han permanecido más o menos deteriorados.
Esta obra causó el asombro de los emeritenses de los pasados siglos, que
consideraron milagroso que los pilares se conservaran aún enhiestos, de ahí el
nombre de Los Milagros con el que se conoce al acueducto.
Los puentes
Los puentes, junto a las calzadas y vías romanas, agilizaban el intercambio de
productos entre los territorios provinciales y la metrópolis y eran verdaderamente
importantes para las vías romanas. Los puentes romanos alcanzaron un nivel muy alto
de desarrollo y su construcción tenía la intención de perpetuarse en el tiempo. Tenían
que emplear exclusivamente el arco de medio punto y en mantener la horizontalidad
de la calzada y estar construidos de sillería con almohadillado.
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Puente de Alcántara
Construido entre 104 y 106, cruza el río Tajo en la localidad cacereña de
Alcántara. Consta de 6 arcos de desigual altura, los cuales descansan en cinco pilares
a su vez a distintas alturas sobre el terreno de roca allanada de pizarra. Existe un
templete conmemorativo con un arco de triunfo superior en el centro del puente con
una altura de 10 m, denominado de Trajano. El puente está hecho de sillares
almohadillados de roca granítica de entre 45 y 50 cm. Además a los pies del puente
hay un templete romano dedicado al constructor del mismo, Cayo Julio Lacer.
Una inscripción en el centro del puente indica que fue construido en honor al
emperador romano Trajano, nacido en Hispania. En su entrada meridional se deja
constancia en otra inscripción de que su ingeniero fue Cayo Julio Lacer. El puente de
Alcántara fue construido gracias a los impuestos de siete villas lusitanas y pretendía
unir la calzada de Norba (Cáceres) a Conimbriga (Condeixa-a-Velha) como estación
de la Vía de la Plata.
Los arcos
Los arcos tenían un carácter triunfal (Arco de Triunfo) y eran promovidos por
el Estado a la voluntad de ciudadanos o promovido con dinero privado. Los arcos se
colocaban en accesos de ciudades o vías de comunicación. También se encontraban
en aquellas ciudades que eran capitales de provincia o muy importantes. En Mérida se
sabe que existían dos arcos, uno de Maximiano y otro de Trajano. En Córdoba se han
conservado partes como claves o restos epigráficos. En Tarraco se han conservado
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uno en el foro, que conmemoraba las victorias de Augusto en España, y otro del que
no se sabe nada.
Arco de Bará
Situado a unos 20 km al nordeste de Tarragona. El arco está situado sobre el
trazado de la Vía Augusta. Es un arco honorífico constituido por un cuerpo central
sobre un podio, decorado con pilastras acanalados que culminan en capiteles
corintios. Tiene un único vano en arco de medio punto. La parte superior de la
construcción tiene un entablamento formado por arquitrabe friso y cornisa. Está
construido con piedra calcárea, probablemente de algún yacimiento cercano. La
construcción del monumento deriva del testamento de Lucio Licinio Sura y se hizo en
el reinado de Augusto, sobre el año 13 a. C. La inscripción que se conserva dice: «Ex
testamento L(ucio) Licini(o) L(ucio) f(ilii) Serg(ia tribu) Surae consa[...]». Lo erigió para
marcar los límites territoriales y terminar con las disputas entre las tribus de los
ilergetes y los cosetanos.
Arco de Medinaceli
El Arco de Medinaceli constituye un ejemplo único de arco de triunfo romano
monumental dentro de Hispania. Ubicado en Medinaceli, provincia de Soria, es el
único de tres vanos existente en España.
Su conservación es aceptable salvo su decoración que es pobre y está muy
desgastada debido a la situación geográfica en la que se encuentra. Se edificó sobre
una colina que dominaba el valle del Jalón, a casi 1.200 m. de altura y en una zona
fría, de lluvias, vientos y nevadas lo que provocó el desgaste de los sillares, las
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molduras y cornisas. Sus lados norte y oeste, que dan al pueblo y la montaña están
mejor conservado, pero el sur y el este que dan al valle, están muy desgastados. El
basamento está en peor estado y tiene algunos sillares repuestos.
Su fábrica es de Opus Quadratum de tamaño variable, colocados a soga y
algunos a tizón. Sobre ellos se labraron todos los elementos decorativos. El tamaño
del conjunto mide 13'20 m. de largo, 2'10 m. de ancho y 8'10 m. de altura. Fue erigido
a finales del siglo I. Servía, además de su función conmemorativa, de puerta de
acceso a la ciudad. El arco central era paso de carruajes y animales y los laterales de
los peatones.
Su base está formada por cuatro grandes pilares que se unen mediante
bóvedas formando dos arcos iguales de 1'30 m. de luz compuestos por siete dovelas
iguales. Están coronados por una la moldura de remate, desde ella nace el arco
central, convirtiéndolos así elementos de sustentación de este.
El arco central coronado por una moldura similar a la de los elementos
inferiores, formado por 23 dovelas y con dos conjuntos decorativos laterales.
La parte superior consta de dos filas de sillares coronados por una cornisa.
En estos sillares se anclaban las letras doradas que formaban la inscripción
conmemorativa, quedándonos algún perno de sujeción. Esta inscripción ha sido
reconstruida y dice:
Lado Norte: NVMINI AVGVSTO SACRV[M]. Consagrado al numen Augusto (del
emperador).
Lado Sur: NVMINI IMP(eratoris) DOMITIANI AVG(usti) GER(manici). Al numen del
emperador Domiciano Augusto germánico. Fue modificada en 98 a NVMINI
IMP(eratoris) TRAIANI AVG(usti) GER(manici). Al numen del Emperador Trajano
Augusto germánico.
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Los faros
El faro más destacado de Hispania fue el faro de Brigantium (La Coruña), más
conocido como Torre de Hércules. Construido por los romanos como faro de
navegación en el siglo I d.C., comprendida la construcción entre los reinados de Nerón
y Vespasiano en función de los hallazgos de fragmentos de terra sigillata y vasos de
paredes finas datables entre los años 40 y 80 de nuestra era. La inscripción al pie de
la torre y las referencias documentales sobre la ciudad de Brigantium (La Coruña)
revelan la existencia de un faro de la época de Trajano. En su base se encontró una
piedra votiva con la inscripción en latín, lo que ha permitido identificar al arquitecto
autor de la misma como Cayo Sevio Lupo, originario de Aeminium, hoy Coímbra, en
Portugal.
La torre perdió, posiblemente, su uso marítimo durante la Edad Media al
convertirse en fortificación. Fue en el siglo XVII (1682) cuando el Duque de Uceda
encargó la restauración arquitectónica al arquitecto Amaro Antúnez, que construyó una
escalera de madera que atravesaba las bóvedas hasta la parte superior, donde se
sitúan dos pequeñas torres para soportar los fanales. En el reinado de Carlos III se
realizó la reconstrucción completa. La obra neoclásica se terminó en 1791 bajo la
dirección de Eustaquio Giannini.
La torre era, antes de comenzar la reforma, un cuerpo prismático con base
cuadrada; en el exterior presentaba un muro de piedra con dos puertas en la parte
baja y ventanas asimétricas que la recorrían hasta el piso superior, y una mordiente
helicoidal que llegaba hasta la parte superior. En su interior conservaba la vieja
estructura romana, pero con escaleras de madera que pertenecían a la restauración
de edificio, armonizándola en su decoración con marcos superiores de puertas y
ventanas.
La fachada actual de la torre es el fruto de la remodelación neoclásica
efectuada en el siglo XVIII.
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Villa rural romana
La Villa romana originalmente era una morada rural cuyas edificaciones
formaban el centro de una propiedad agrícola en Roma Antigua. Constituyen uno de
los ejemplos más notables de edificación romana.
Sus orígenes se remontan a las villas griegas del siglo V a. C. y aparecen en
la zona del Lacio un siglo más tarde. Estas propiedades podían consistir en pequeñas
haciendas dependientes de trabajo familiar o por el contrario en grandes propiedades,
con trabajadores esclavos, o siervos. En los siglos II y I a. C. se produce un
crecimiento económico y la paulatina desaparición de los pequeños agricultores
paralela a un significativo aumento de los latifundios. Esto repercute positivamente en
las villae, cuya parte residencial pasa a ser cada vez más sofisticada y elegante
constituyéndose en magníficas domus. Construidas frecuentemente en torno a un
patio, comenzaban a ser edificadas como casas de campo para los ricos, siendo
cultivadas por arrendatarios y supervisadas por un administrador (vilicus). La mayoría
de estas construcciones son abandonadas a finales del siglo II d. C. y las que
perduran son transformadas de forma radical. Las causas son, fundamentalmente, un
reestructuramiento de la producción motivado por la concentración de tierras y la
competencia con la producción africana. A partir del siglo IV muchas se transforman
en lugares de culto y algunas compaginan ambas funciones, constituyéndose en un
factor importante de la cristianización del mundo rural. En el valle del Guadalquivir
perduran algunas villas hasta el siglo VII transformadas en iglesias cristianas. Las
invasiones bárbaras unidas a un cambio en la cultura y en la propiedad acaban con las
últimas villas.
Villa de Almenara-Puras
Se trata de los restos de una villa romana del siglo IV, con una buena
cantidad de mosaicos que han llegado intactos hasta el siglo XXI.
A través de las excavaciones se ha podido constatar que antes de esta villa
del siglo IV hubo otra del siglo III de menores dimensiones y categoría. No se conoce
el nombre de los propietarios ni sus actividades pero a juzgar por las dimensiones, lujo
de los mosaicos y objetos aparecidos, los historiadores han llegado a suponer que se
trataba de una gran familia bastante rica que llegó a utilizar la casa como vivienda
habitual para lo que se construyeron buenas estancias tanto para los propietarios
como para invitados.
La casa, orientada al este, tiene una extensión de 2500 m2 que se articulan en
torno a dos patios con columnas (peristilo). En el terreno de alrededor había otras
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estancias para criados y colonos además de los edificios propios de una granja. La
entrada principal la tiene por el lado que da al este; la planta está distribuida en dos
zonas bien diferenciadas, una para la familia y otra para invitados, visitas sociales o de
negocios. Las termas se hallan al oeste y definen claramente el alto estatus del dueño
de la casa. En el ángulo nordeste están las habitaciones del servicio así como las
cocinas y despensas.
Los muros fueron levantados con hormigón (opus cementicium). Las paredes
estaban pintadas al fresco, algunas con zócalo que imitaba el mármol. El suelo de
todas las habitaciones estaba tapizado con mosaicos de diferente calidad y se cubría
el edificio con teja curva llamada ímbrice.
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Villa de Tejada
Está situada en Quintanilla de la Cueza, municipio de Cervatos de la Cueza
(Provincia de Palencia).
En lo que se refiere a la cronología del yacimiento, parece clara la existencia
de un hábitat desde el siglo II d. C., con un apogeo a finales del siglo III y durante el
IV d. C., produciéndose a mediados del siglo V d. C., la decadencia y abandono
progresivo de la villa.
El área excavada muestra, tan sólo, una parte de la extensión total que
ocuparía la villa, que al parecer se extendía al norte y oeste de las construcciones
conocidas. Lo descubierto se agrupa en tres bloques diferentes:
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Villa La Olmeda
La villa romana La Olmeda es una villa romana situada en el término
municipal de Pedrosa de la Vega (Palencia). Ubicada en la vega del río Carrión,
próxima al margen derecha del mismo. Se trata de una explotación agrícola en la que
se diferencian dos fases cronológicas distintas. Por un lado, existió una villa fundada a
finales del siglo I que perduró hasta finales del siglo III, momento de crisis económica y
social, y por otro, la reedificación de la villa, de nueva planta y en un lugar distinto,
durante el siglo IV, perdurando hasta mediados del siglo V, siendo destruida y
abandonada posiblemente en el siglo VI.
El conjunto de la explotación constaba de dos partes: la villa urbana,
residencia señorial del latifundista (la parte excavada), y la villa rústica, residencia de
los trabajadores, ya fueran esclavos o colonos, además de estancias de almacén,
cuadras, etc. Esta segunda parte no está localizada y puede estar ya destruida debido
a la precariedad de su construcción.
Se trata de una explotación agraria formada por diversas edificaciones. El
edificio principal muestra dos partes bien diferenciadas: la "villa" propiamente dicha y
los baños con los que se comunica por un gran pasillo. La fachada principal se abría al
sur, con una galería porticada enmarcada por dos torres octogonales. El conjunto
residencial se remata en la fachada norte, con dos torres cuadradas. La villa se
dispone en torno a un patio central, en cuyo derredor, comunicadas por un amplio
peristilo, se distribuyen las habitaciones. Se conservan numerosas habitaciones, entre
las que se destaca el oecus al este. En la zona de los baños, al oeste, se conservan el
apoditerium y el frigidarium, pavimentados con opus signinum.
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