Dahrendorf, Ralf - Sociedad y Libertad
Dahrendorf, Ralf - Sociedad y Libertad
Dahrendorf, Ralf - Sociedad y Libertad
Ralf Dahrendorf
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Traduccin por
JOSE JIMENEZ BLANCO
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edicin, 1966
Reimpresin, 1971
,
Andrs de la Cuerda. 4. Madrid.-I971
INDICE
Pg.
11'
17
SOCIOLOGA E IDEOLOGA
l.
25
2.
36
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Ms ALL DE LA UTOPA
3.
ESTRUCTURA Y FUNCIN
la teora sociolgica)
4.
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MS ALL DE LA UTOPA
anlisis sociolgico)
5.
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87
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108
127
CONFLICTO y CAMBIO
6.
BURGUESES Y PROLETARIOS
7.
DICOTOMA Y JERARQuA
inferior)
8.
9.
150
162
oo.
oo.
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oo.
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...
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oo,
...
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oo,
oo,
JUECES ALEMANES
.oo
...
180
EL PROBLEMA ALEMN
10.
.lll
fNDICE
10
?g.
PROLOGO
11.
229
12.
262
CONFORMISMO y AUTONOMA
13.
281
EL FUTURO DE LA LIBERTAD
'4.
31 7
A LA EDICION ESPAOLA
15
14
mente" estables.
La consecuencia principal que se desprende de estas dos teoras es
que la teora del conflicto tiene que demostrar que es "verdadera" o "fdsa"
(o se dan o no se dan los conflictos y sus implicaciones en las sociedades),
en -tanto que la teora del sistema social estabilizado slo tiene que de
mostrar que es o no es un instrumento til para el anlisis de las socie
dades. Como se ve, ambas teoras hacen afirmaciones de distinto valor
lgico y, en consecuencia, no pueden conjugarse como elementos de una
misma teora sistemtica. Dicho de otra manera, no son teOf'as compati
bles, que se puedan utilizar una u otra a conveniencia, sino -diramos
contagiados del vocabulario de Dahrendorf- que son teoras conflictivas.
Que Dahrendorf desprenda del pensamiento marxista la' dimensin
dialctica no significa que renuncie a toda dialctica. Desmonta, s, la
dialctica tpicamente marxista, pero en su lugar no aparece el vaco
dialctico. (Existe el vaco dialctico?) Desde las primeras lneas de este
libro, Dahrendorf ha hecho profesin de socilogo "comprometido" o
"responsabilizado" con los problemas de nuestra sociedad. Fiel a esta
profesin, la dialctica "marxista" que se ha desalojado viene a ser sus
tituida por una dialctica que llamaremos de la "democracia pluralista".
Para Dahrendorf los conflictos son reales, existen en toda sociedad.
Es intil ignorarlos y, lo que es ms importante, intentar solucionarlos
definitivamente. La sociedad que lo intenta naufraga en el reino de
Utopa, al margen de la historia, policacamente mantenido. Pero lo que
puede hacerse es regularlos; es decir, admitiendo como insoslayable la
presencia de conflictos en la sociedad, cabe su regulacin; en otras pa~a
bras, su institucionalizacin. (Entre parntesis, no es ste el punto en
que Dahrendarf y Parsons estn muy cerca de decir lo mismo? No
es ste el punto en que Dahrendorf dice explcitamente lo qu Parsons
dice implcitamente y que aqul echa de menos en ste?)
Una democracia pluralista es la forma poltica que Dahrendorf pro-
Catedrtico de Sociologa
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20
21
22
R. D.
Tubinga, verano de Ig6I.
SOCIOLOGIA E IDEOLOGIA
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SOCIOLOGfA E IDEOLOGfA
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SOCIOLOGA E IDEOLOGA
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
_diuas la
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33
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SOCIOLOGfA E IDEOLOGA
32
3
Cfr. H. SCHELSKY: Ortsbestimmung der deutschcn Soziologie (Deter
minantes de la sociologa alemana). (Dsseldorf-Colonia, 1959) y D. BELL:
The End 01 Ideology. (New York, 1960.)
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SOCIOLOGA E IDEOLOGA
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SOCIOLOGfA E IDBOLOGA
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SOCIOLOGIA E IDEOLOGIA
sobre todo, para evitar que puedan aprovecharse por terceras per
sonas, contra la Asociacin o contra la Ciencia, las notables dife
rencias de opinin que sin duda han de esperarse" 7. Seguidamente
chocaron las opiniones apasionadas de unos y otros: Max Weber
y Sombart por una parte, Grnberg y seguramente la mayora de
los presentes por la otra, se enzarzaron en la discusin, hasta que
por fin -siempre siguiendo el informe inevitablemente partidista,
redactado en 1939, del que era entonces secretario de la Asociacin,
Franz Boese- Max Weber "se levant para contestar con palabras
fuertes, que daban a entender con excesiva dureza a los contrin
cantes que no comprendan lo que l (Max Weber) quera decir",
abandonando luego, "molesto", la sesin 8.
Si hemos de creer estos informes, la discusin sobre los juicios
de valor termin con la derrota de los "socilogos cientficos puros".
Siete aos ms tarde, tras la primera guerra mundial y el falleci
miento de Max Weber, haba de constatar Paul Honigsheim: "Sin
embargo, nada de cuanto Max Weber ha hecho, dicho y escrito, se
ha comentado tan tendenciosamente, entendido tan mal y zaherido
como su doctrina de la inhibicin valorativa en la ciencia sociol
gica" 9. Pero la "victoria" de los "socilogos polticos" fue efmera.
La "retirada de los cuadros valaristas subjetivos a la caja de herra
mientas" (como lo expres hace poco el economista hamburgus
Schiller) lO, es decir, el camino de la "poltica social" a la "ciencia
social", o, por mejor decir, su separacin consecuente ha avanzado
desde entonces sin interrupcin. El que se hayan dejado de lado,
antes que solucionado, las cuestiones que tanto apasionaron a los
asistentes a "la discusin de los juicios de valor" supone una ne
gligencia que hoy resulta preciso remediar.
11
Sera errneo calificar la discusin de los juicios de valor en la
Asociacin de Poltica Social como asunto de unos pocos. A pesar
de ello, su desarrollo qued marcado especialmente por la actividad
3
Cita del 1 de los Estatutos de la Sociedad alemana de Sociologa del
ao 1910. Cfr. Verhandlungen des Ersten Deutschen Soziologentages. (Acuer
dos de la primera jornada alemana de sociologa.) (Tubinga, 1911), pg. V.
39
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SOCIOLOGA E IDEOLOGA
41
III
La actividad cientfica comienza, al menos en el orden cronol
gico, con la eleccin del tema. Aqu se encuentra ya el primer punto
de posible contacto entre ciencia social y juicio de valor: el pro
blema de la eleccin del tema. Es una comprobacin trivial estable
cer que el proceso de conocimiento se inicia con la eleccin de un
tema; pero ya la mera pregunta de saber bajo qu puntos de vista
11 M. WEBER: Der Sinn der Wertfreiheit der soziologischen und okono
mischen Wissenschaften. (El sentido de la "libertad de valores" en las cien
cias sociolgica y econmica), op. cit pg. 485.
12 M. WEBER: Der Sinn ... (El sentido .. .), op. cit. pg. 475.
42
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43
IV
Cfr. R.
(Princeton,
LYND:
44
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a J. RUMNEY y J.
ginas 31 y sigs.
MAIER:
46
47
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SOCIOLOGA E IDEOLOGA
han agotado todos los aspectos del tema estudiado con teoras par
ciales. As, por ejemplo, si Parsons tuvo al principio la intencin de
analizar slo los aspectos normativos de la integracin social, afirma
luego de repente que la integracin de las sociedades se realiza ex
clusivamente en ese mismo plano normativo. En esta ampliacin de
las teoras de un campo especfico, para el que han sido utilizadas,
a otros campos ajenos, se esconde realmente un fallo, que habremos
de discutir inmediatamente ComO el problema de la desfiguracin
ideolgica. Pero no debe confundirse ste con el problema aparente,
aqu tratado por separado, de la psicologa de la investigacin, de
la seleccin influida por una valoracin como impulso de la forma
cin cientfica de teoras.
v
Todava ha de mencionarse un tercer problema aparente, que
en la discusin de los juicios de valor ha desempeado una misin
sumamente enturbiadora: el problema de los valores como objetos
de investigacin. Al menos desde Durkheim, Pareto y Max Weber,
y muy especialmente desde la gran obra de Taicott Parsons sobre
la "Structure of Social Action", ocupa la investigacin de los ele
mentos normativos de la accin social un lugar destacado en la cien
cia sociolgica. Todava queda ms patente la importancia de este
aspecto en la antropologa social ms reciente. Tanto los "valores
vlidos", como tambin los "valores divergentes" en relacin con
un todo social, es decir, los juicios prcticos de valor, que imprimen
carcter como las normas generalizadas y obligatorias de la con
ducta de los individuos en una sociedad, forman un objeto prefe
rente de las investigaciones sociolgicas.
Evidentemente existe aqu tambin un punto de contacto entre
la ciencia social y el juicio valorativo, siendo adems un punto de
contacto especfico de la sociologa. Sin embargo, no habr nece
sidad de prolija argumentacin para demostrar que este contacto
no puede ser considerado ni siquiera como una posible fuente de
inadmisible mistificacin. Ya con razn deca Weber que era "una
falta de incomprensin casi imposible de creer" el que se le obje
tase que al exigir una sociologa avalorista quera sacar el conjunto
temtico de los valores del campo de la investigacin sociolgica.
Con Weber podemos oponer a este malentendido lo siguiente: "si
lo que es vlido como norma se convierte en un objeto de investi
gacin emprica, pierde, en cuanto objeto, su carcter normativo:
YI
Recordemos por un momento el ejemplo del socilogo de ten
dencia conservadora que se ocupa de la posicin del obrero indus
trial en la sociedad moderna. Vamos a suponer que estudia, en pri.
mer lugar, la situacin del trabajador en la fbrica. Aqu comprue
ba que uno de los factores que influyen en que el trabajador se halle
a gusto es su pertenencia a grupos pequeos, "informales". Cuanto
ms fuertes son los lazos que unen al individuo a estos grupos in
formales mayor es su rendimiento y tambin sus vivencias de satis
faccin. Es sta una presuncin bien concreta y comprobable. Pero
ahora, el socilogo de nuestro ejemplo, inducido a ello por su orien
tacin conservadora, da otro paso ms: generaliza repentinamente
su presupuesto, bien fundamentado por investigaciones de tipo em
16
M.
WEBER:
Der Sinn .., (En sentido ... ), op. cit., pg. 517.
Oc
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SOCIEDAD Y LIBERtAD
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VII
El problema de la desfiguracin ideolgica slo ha desempeado
un papel secundario en la discusin de los juicios de valor. Slo en
los aos 20 se constituy en el punto central de las discusiones
cientfico-sociales gracias a Scheler y Manheim. Con tanto ms
ahnco se discuti por los participantes de la reunin de Enero
de 1914 la cuestin de las relaciones entre ciencia social y poltica
social, que podemos reducir ahora al problema de la aplicacin de
~
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SOCIOLOGA E IDEOLOGA
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VIII
M.
WEBER:
Der Sinn ... (El sentido.. .), op. cit., pg. 496.
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SOCIOLOGfA E IDEOLOGfA
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K.
JASPERS:
ESTRUCTURA Y FUNCION
TALCOTT PARSONS y EL DESARROLLO DE LA
TEORIA SOCIOLOGICA
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LIBERTAD
J.
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tambin los lmites de una ciencia que slo se limita a clasificar, des
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10
La distincin de las ciencias sociales de las histricas es en cierto sen
tido una implicacin todava ms importante del intento parsoniano que la de
las Universidades alemanas, donde se encuentra muy eIlraizada la biparticin
(aceptada adems por amplios crculos) de la filosofa. Esta distincin, ade
ms, tropieza con la ms acusada resistencia, especialmente en el campo de
en ciencias de la naturaleza y del espritu, en las ideas y en las instituciones.
Aqu podra contribuir mucho a la claridad una discusin de la estructura
de las Universidades alemanas, especialmente en lo referente a las disciplinas
de la Economa nacional, Psicologa y Sociologa. "imposibles de encuadrar
perfectamente".
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"Social system", "personality system" y "cultural system". Es tal vez
importante advertir que el concepto de "cultura" se interpreta aqu en el sen
tido de la antroposociologa norteamericana como el resumen de la fijacin
de valores de una sociedad.
33
T. PARSONS y E. A. SHILS: Toward a General Theory of Action. p
ginas 55/56.
3. T. PARSONS: The Present Position and Prospects .. ", pg. 44.
DE
~6 Cfr. sobre todo The Structure of Social Action, pg. 757 Y sigs.: The
73
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T.
T.
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T.
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gina 190.
PARSONS:
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11I
PARSONS:
PARSONS
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y E.
<3
T. PARSONS: The Present Position and Prospeets.... pg. 47. Cfr. tamo
bin el siguiente argumento, op. cit.
u T. PARSONS: The Present Position and Prospects... , pg. 47.
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"
T.
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PARSONS: The Social System, pg. 25. Es interesante notar aqu que
vuelve a comprobar -como ya lo hizo en el sistema de referencia
de la accin con la teora de la acci6n-: "El status-rol es an'logo al tomo
de la mecnica ... " (The Social System, pg. 25).
PARSONS
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SOCIED.~D
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LIBERTAD
SOCIEDAD Y LIBERTAD
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Pero las reflexiones de Parsons sobre esta teora del cambio apeo
nas son una contribuci6n. El captulo del "Social System" titulado
"Los procesos de cambio de los sistemas sociales" no sirve a la
formulaci6n de categoras para el anlisis del cambio social, sino
para demostrar la tesis de que "en el moment,o actual de la ciencia
es imposible una teora general de los procesos de cambio de los
sistemas sociales" M. Parsons aduce especialmente dos motivos o
razones: 1. La convicci6n de que la teora del cambio exigira una
"sntesis de todas las restantes ramas del sistema te6rico conjun.
to" 57, para lo cual falta todava el instrumento; y 2. Las limitaciones
inmanentes a una teora estructuralfuncionlil que ha nacido del
dilema de la ausencia de conocimiento de "las leyes que determinan
los. procesos dentro del sistema" 58. As se limita Parsons a proponer
algunas generalizaciones empricas y una variable trada "ad hoc"
como importante para la teora del cambio.
78
v
Talcott Parsons es considerado hoy por muchos autores, y no
slo en Amrica, como el terico de la sociologa ms importante
del momento actual. Esto no quiere decir, sin embargo, que su obra
no haya sido discutida. Parsons mismo design en cierta ocasin a la
"Evolucin" como el "verdadero dios de la ciencia". Con ello quiso
indicar que aquellos "que le prestan obediencia con autntico espo
ritu cientfico no han de considerar el hecho de que la ciencia evolu
cione ms all de los puntos que han alcanzado ellos mismos como
una traicin cometida contra sus personas. Es el cumplimiento de
sus mismas mayores esperanzas" 59, La obra de Parsons puede correr
y cOlTer esa misma suerte.
Desde luego, la crtica propiamente terica (e inmanente) de la
obra de Parsons se halla todava en sus comienzos. En el fondo no
pasa de un par de estudios indirectamente crticos de Robert K. Mer
ton. Nuestro trabajo en este ltimo apartado ser formular algunas
observaciones sobre ella.
T. PAIlSONS: The Social System, pg. 486.
Theory, etc., pg. 11; cfr. tambin The Social System, pg. 480.
51
T. PAIlSONS: The Social System, pg. 483.
51
T. PARSONS: The Structure o( Social Action, pg. 41.
51
57
79
60
W. E. MOORE, comentario de R. BENDIX y S. M. LIPSET: "Class, status
and power", American Sociological Review. ao 19, nm. 4 (agosto 1954), p
gina 497.
61
S. D. CLAIlK en: American !oumal o( Sociology, ao LVIII, nm. 1
(julio, 1952), pg. 103.
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M. FRIEDMANN: "Lange on Price Flexibility and Employment", Essays
in Positive Economics (Chicago, 1953), pg. 283.
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E.
MAYO:
1952), pg. 7.
8 E. MAYO: Op. cit., pg. 24.
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lO
E.
E.
MAYO:
MAYO:
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Un intento mucho ms serio que el de Mayo para resolver estas
cuestiones lo ha emprendido R. K. Merton en su ya mencionado
Se han criticado frecuentemente las notables obras de TH. W. ADORNO
J. EYSENCK, pero no conozco ninguna crtica que haya
vista sociolgico es decisivo que aun en los casos en que quedan confirma
y otros, as como de H.
114
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115
que significara la renuncia total a afirmar algo-, sino que dice que
los conflictos contribuyen al no-funcionamiento de los sistemas. Por
consiguiente, el concepto de disfuncin nos dice algo sobre los con
flictos. Pero no nos dice bastante, pues contina sin solucin la pre
gunta decisiva: qu es, en realidad, el nofuncionamiento de las
sociedades? Es una "enfermedad" de la sociedad, una desviacin
de la norma social1 O es, a su manera, otro "estado normal" en
que reinan desde luego leyes completamente distintas? Puesto que
esta pregunta queda sin respuesta me inclinara a ver en el concepto
de disfuncin, a la postre, una renuncia a manifestaciones concre
tas, es decir, una categora residual. La "disfuncin" no pasa de ser
una etiqueta, que se puede pegar sobre los fenmenos cuya expli
cacin se considera posible, pero que hasta la fecha no ha podido
darse an; pues con slo comprobar que una huelga o una revolu
cin son "disfuncionales", es decir, que contribuyen a que no fun
cionen los sistemas sociales en cuestin, no se ha explicado evi
dentemente demasiado.
La dificultad de combinar el funcionalismo y el anlisis del con
flicto queda por ello especialmente al descubierto all donde Merton
se ocupa en particular de los fenmenos de conflicto. En su "tipo.
loga de los modos de adecuacin individual" a las estructuras so
ciales -lo que en el lenguaje del anlisis estructural-funcional quie.
re decir: a "metas culturales" y "medios institucionales"- distingue
Merton cinco modos de adecuacin. Los cuatro primeros son en s
correctos y pueden describirse con los medios del anlisis funcio
nal: "la conformidad", como reconocimiento d los valores y medios
vigentes; "la innovacin", rechazando los medios institucionales vi
gentes en cuanto normas culturales aceptadas, es decir, con "pro.
testantismo" en sentido estricto; "el ritualismo", como conformis
mo meramente externo con los medios prescritos en la sociedad,
sin reconocimiento simultneo de los valores vigentes; y la desig
nada como "actitud de retirada" ("retreatism"), susceptible de inter.
pretacin errnea, que representa el desprecio, tanto de los valores
vigentes como de los medios institucionales por los "autnticos
extraos" de la sociedad IS. Ahora nota Merton que en este ltimo
grupo, que consta para l de "psicticos, autistas, parias, expulsa.
dos, vagos, vagabundos, maleantes, alcoholizados e intoxicados por
drogas" 16 debera incluir tambin a los revolucionarios polticos, en
cuanto que los fines y medios empleados por stos contradicen por
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1.
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COSER:
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v
Mi tesis es que la misin constante, el sentido y efecto de los
conflictos sociales se concretan en mantener y fomentar la evolucin
deJas sociedades en sus partes y en su conjunto. Si se quiere podra
calificarse como "la funcin" de los conflictos sociales. Pero en este
caso se emplea el trmino de funcin en un sentido plenamente neu
tral, es decir, sin referencia algu!la hacia un "sistema" en equilibrio.
No se pueden encuadrar bajo el aspecto del sistema social las con
secuencias de los conflictos sociales; por el contrario, los conflictos
slo pueden comprenderse en su efectividad e importancia cuando
son referidos al proceso histrico de las sociedades humanas. Los
conflictos son indispensables como un factor del proceso universal
del cambio social. Siempre que faltan, o se oprimen o se solventan
en apariencia, se hace ms lento o se para el cambio. Cuando se
admiten y regulan los conflictos se mantiene el proceso evolutivo
como un desenvolvimiento gradual. Pero en cualquier caso, en Jos
119
l1957).
120
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VI
Una parte de las tesis contenidas en las reflexiones antes expues
tas se encuentra, en su aspecto metodolgico, en el lmite entre la
teora sociolgica y la teora filosfica de la sociedad. La relacin
"funcional" de conflicto y cambio presenta, por una parte, conse
cuencias inmediatas para el anlisis de determinados problemas;
pero, por otra parte, puede entenderse tambin como que hace refe
rencia a estructuras antropolgicas. Al menos una posible antropolo
ga podra partir lgicamente de la evidencia de la divisin e histo
ricidad de la existencia humana en la sociedad.
Si nos representramos una vez el modelo de sociedad estructu
ralfuncional en un plano normativo (con una interpretacin que se
desva conscientemente de su intencin cientfica), es decir, si nos,
preguntramos qu tal se vivira en un sistema social funcional, des
cubrira este modelo inmediatamente su peor aspecto. El sistema
funcional equilibrado es, en cuanto representacin ideal, un pensa
miento terrible. Es la sociedad en la que cada uno y cada cosa tiene
su sitio fijo, representa su rol y desempea su funcin; la sociedad
en la que todo sigue su marcha a la perfeccin y nada tiene por
ello que alterarse; la sociedad ordenada perfectamente para siempre.
Si esto es as no necesita la sociedad estructuralfuncional de ningn
conflicto y como por otra parte no tiene ningn conflicto evoca el
cuadro terrible de una sociedad perfecta. Este modelo podra admi
tirse como el producto de una fantasa utpica, pero slo puede tener
consecuencias aliberales en cuanto programa o sistema ideolgico
correspondiente a condiciones reales. Si la utopa se convierte en
realidad se hace siempre totalitaria; pues slo una sociedad totali
taria conoce "de facto" -al menos, en apariencia- aquel consenso
122
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E. KANT:
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BURGUESES Y PROLETARIOS
LAS CLASES SOCIALES Y SU DESTINO
CONFLICTO Y CAMBIO
128
129
SOCIEDAD Y LIBERTAD
dad enteramente nueva. Esto, como hemos dicho, suceda hace apeo
nas treinta aos. Cmo han cambiado estos conceptos desde en
tonces! Hace algn tiempo dio la prensa diaria la noticia de que
un gran peridico demcrata-social de un estado federal haba pre
sentado demanda judicial contra la competencia porque sta se
designaba a s misma como "el peridico ms importante" de aquel
estado federal. "Es que nosotros no somos burgueses?", pregunta
ba indignado el peridico social-demcrata, que tena mayor tirada.
El "no ser burgus" se ha convertido de la meta de todos los deseos
en un insulto. Y al preguntar el socilogo de Hamburgo, Kluth,
a trabajadores jvenes si se sentan como "proletarios", stos no
saban siquiera lo que significaba dicha palabra. "Un criminal",
o "uno que no come carne", crean estos obreros que significaba
ser un proletario. La palabra "proletario" ha perdido tanto valor
en el lenguaje de los que en un tiempo se adornaban orgullosos
con ella, que en el mejor de los casos se puede emDlear todava
como un insulto.
El cambio social del significado de la palabra "burgus" y "pro
letario" es lo que en la ciencia se llama un hecho crtico, un hecho
que llama la atencin y precisa de una explicaci9n. Desde luego,
no resulta del todo fcil dar de ello una explicacin satisfactoria.
En su aspecto negativo el hecho crtico del significado transforma
do de las palabras "burgus" y "proletario" tiene fcil explicacin:
la antigua divisin de la sociedad en los que lo quieren cambiar todo
y aquellos otros que no quieren alterar nada, no existe ya eviden
temente en esta forma. Nadie trata hoy de destacarse corno prole
tario frente a los burgueses -a no ser que le obligue a ello una
orden totalitaria sobre el lenguaje-; al contrario, el ser un burgus
cuenta hoy corno una caracterstica natural de todo hombre. Al
menos una categora para la comprensin de la sociedad, quiz tamo
bin una especie de estructura. social, ha desaparecido. Pero qu
significa este hecho en su aspecto positivo~ Qu cosa ha ocupado
el lugar de la antigua imagen social y de la antigua estructura
social?
Como mnimo son tres las categoras que compiten aqu por su
reconocimiento, tanto en el campo cientfico como en el pblico.
Una de estas teoras afirma que al desaparecer la antigua divisin
en burgueses y proletarios han desaparecido tambin todas las cla
ses y diferencias de clases. Segn esta concepcin vivimos en una
sociedad a-clasista, en la que todos los hombres son burgueses con
un nivel de vida relativamente uniforme, con intereses y estilos
parejos. "Los burgueses" y "los proletarios" se han encontrado
JI
130
SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
131
"
,)2
SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
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111
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IV
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139
140
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
142
SOCItDAD y LIBERTAO
CONFLICTO y CAMBIO
143
v
Semejante observacin crtica acierta con el meollo de la teora
marxista de las clases sociales. Antes de preguntarnos si y de qu
manera una teora del conflicto de clases, revisada segn estas cr
ticas, es capaz de explicar, mejor que la de Marx, el desarrollo de
la sociedad industrial, es de inters echar una mirada al destino
144
SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
145
,i
146
SOCIEDAD Y LIBERTAD
VI
La dificultad en todas las consideraciones sobre la obra de Marx
reside en la doble cara de su autor. Hay que enfrentarse siempre
CONFLiCTO Y CAMBIO
147
causa de los conflictos de grupo es hoy tan lgico como hace cien
r.
148
149
SOCIEDAD Y LIBEIlTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
CONFLICTO Y CAMBIO
DICOTOMIA Y JERARQUIA
LA IMAGEN DE LA SOCIEDAD DEL ESTRATO INFERIOR
Apenas nadie -sea socilogo o no- negar que tambin hoy en
da hay an conflictos industriales. Aumentos de salarios, demanda
<;lel derecho co-gestin, huelgas y "lock-outs" son demasiado paten
'tes para no verlos en una discusin. Pero hay muchos que afirman
que, teniendo en cuenta la vida poltica de la sociedad actual, rigen
criterios muy distintos de los del pasado y que los intereses y con.
flictos de clase han sido sustituidos por. relaciones completamente
nuevas. Siempre que se argumenta as hay con frecuencia una extraa
mezcla de medias verdades y mentiras. Se dice, por ejemplo, que los
problemas industriales no afectan ya a todos los ciudadanos; esto es
cierto, pero no significa que no haya ya asuntos que no dividan a
la ~ociedad poltica. Se dice que los partidos polticos se parecen en
sus programas hasta confundirse; tambin esto es cierto, pero no
quiere decir que desde el punto de vista del votante o del poltico
sean efectivamente iguales. Se dice que los hombres no reaccionan
ya frente a programas ideolgicos; es cierto, pero no significa que
hayan dejado de existir convicciones divergentes. En el fondo de
estos argumentos se esconde frecuentemente una afirmacin inexacta:
que los hombres, comparando su conducta durante la era dorada
o terrible del capitalismo, han variado en su actitud y modo de
pensar frente a la sociedad. Se dice que hoy en da los hombres no
Redactado en 1958. El text'O presente es en lo esencial una traduccin
del captulo or:e;inal, escrito en ingls, "How People See Society", en mi libro:
C/m and Class Conflict in Industrial Society. Stanford, Londres, 1961.
151
152
SOCIEDAD
LlBERTAD
CONFLICTO
CAMBIO
153
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154
CONFLICTO Y CAMBIO
SOCIEDAD Y LIBEIlTAD
A.
H.
WILLENl!Il:
POPITZ:
155
"
Frente a esta imagen resultan mucho ms variadas incluso las
de la sociedad. Segn los estudios aqu discutidos parece ser que exis
156
SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO y CAMBIO
~.<....~--
157
menos veces, pero con idntico significado" 11. Tambin Popitz sub
raya la "alternativa estereotipada de poder-impotencia" 12, pero cree
que hay otra caractersticas de igual importancia: la dicotoma entre
trabajo manual y nomanual. Esta dicotoma est, para Popitz, es
trechamente emparentada con la "frmula" que Willener encontr
entre sus preguntados: "Incluso trabajadores muy inteligentes, que
juzgan de los empleados de un modo francamente ponderado y reco
nocen que tambin debe haber esta clase de personas, son escp
ticos en un aspecto: les parece sumamente dudoso que los em
pleados trabajan efectivamente" 13. A la actividad del empleado le
falta "publicidad", pues no se puede controlar del mismo modo
en que se controla el trabajo manual; y entre los que realizan un
trabajo "visible" y los que lo realizan "invisible" se distingue con
gran claridad.
En esta cuestin de los criterios de dicotoma social es tambin
significativa la investigacin de Centers. Aun cuando no era sta
en absoluto su intencin encontr Centers realmente que tambin
para la mayor parte de los norteamericanos constaba su sociedad
slo de dos clases: la clase media y la clase obrera a. El 94 por 100
de los encuestados se agrupaban en uno de estos dos estratos. Entre
las caractersticas distintivas de estos estratos encontr Centers
como los de ms importancia las de "conviccin y criterios", "fami
Iia" y "dinero". Pero Centers subraya como Willener: "Para los
miembros de la clase obrera, despus del dinero o de los ingresos, el
criterio ms importante de pertenencia a la clase media est en la
posesin de un pequeo negocio, de un despacho o de una firma
comercial; en resumen, de cualquier forma de trabajo independiente".
Frente a esto "debe considerarse como sumamente significativo que
la caracterstica ms clara que se aduce para la pertenencia a la cIa
se obrera es el "trabajar para ganarse el sustento diario" IS. No
11
slo para el 88 por 100, mientras que los dems "no saban" o se conside
raban como "clase superior, resp. clase inferior". En ambas encuestas las
alternativas eran: "upper". "middle", "working" y "Iower class".
IS
R. CENTERS: Op. cit., pgs. 99/100. Aqu llama sobre todo la atencin
que el material a comparar ofrece coincidencias hasta en los detalles del len
guaje empleado: "trabajar de verdad y no trabajar de verdad" (POPITZ, Ale
mania), "ceux qui travaillent et ceux qui ne travaillent pas" (WILLENER, Suiza),
"working for a living and not working for a living" (CENTERS, EE. UU.).
12
13
SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
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16
17
18
l'
20
159
160
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
161
CONFLICTO
JUECES ALEMANES *
UNA CONTRIBUCION A LA SOCIOLOGIA DEL ESTRATO
SUPERIOR'"
1
La sociologa alemana de postguerra ha producido varios estudios
importantes sobre la situacin social obrera. Deben tenerse en cuenta
sobre todo los trabajos de Popitz y colaboradores, Pirker y colabo
radores, Kluth y colaboradores, Neuloh y colaboradores, y del Ins.
tituto de Investigacin Sociolgica de Frankfurt. Todava son ms
numerosos -aunque, Como rasgo tpico e irnico, se trata de estu
dios personales y no de investigaciones de equipo- los trabajado
res sobre la "nueva clase media" de los empleados (Bahrdt, Claes
sens, Croner, Hartfiel, Mller, Neundorfer, entre otros). Faltan, en
cambio, con la nica excepcin del gran trabajo sobre profesores
universitarios realizado por el Seminario de Sociologa de Gotinga.
estudios alemanes sobre el estrato superior de la sociedad alemana l.
'" Redactado en 1959-60. Publicado por primera vez en el Hamburger Jahr.
bueh fr Wirtsehafts- und Gesellsehaftspolitik, ao 5. (1960). El artculo se
basa en un estudio sobre los jueces en las audiencias territoriales de la Rep
blica Federal, lIevcado a cabo por el Dr. W. RICHTER en colaboracin conmigo.
Los resultados de esta investitgacin se dieron a conocer en un artculo de
W. RICHTER: "Die Richter der Oberlandesgerichte der Bundesrepublik. Eille
berufs. und sozialstatistische Analyse", op. cit., Y se presupone en parte en el
anlisis presente.
3 M. J.\NOWITZ: "Soziale Schichtung und Mobilitat in Westdeutschland".
En Kalner Zeitsehrift fr Soziologie und Sozialpsyehologie, ao 10 (1958),
cuaderno 1.
CAMBIO
163
164
SOCIEDAD Y LIBERTAD
L ...
165
s, del mismo modo ven todos los que estn arriba a otros que se
hallan por encima. El director gerente de una gran empresa se
compara con el catedrtico de Universidad, el catedrtico se fija
en el ministro, el ministro en el gran empresario, y todos creen que
el otro est realmente ms arriba: gana ms, tiene ms influencia,
goza de mayor prestigio y consideracin. Al menos en las socieda
des liberales de. nuestra poca se han diluido las escalas de estra
tificacin social. Unos' ingresos fabulosos no suponen necesaria
mente el mximo poder, el poder no va unido siempre a un gran
prestigio. La clase superior se desintegra en una serie de grupos en
competencia, que se miran siempre en el espejo y a la sombra de
los competidores. El catedrtico conoce las.medidas de los grados
acadmicos, el ministro las del influjo poltico, el financiero las del
crdito y del peso econmico; pero viven en mundos en compe-.
tencia y nadie podra decir con razn que se halla en la cumbre de
la escala social. Tal vez esta capa superior pluralista sea una con
dicin funcional del Estado liberal. Pero en cualquier caso, una
clase superior de esta especie se escapa a toda interpretacin un.
voca y a cualquier clara delimitacin por los socilogos.
En lo que respecta al anlisis sociolgico de la capa social su
perior, esto quiere decir que habrn de encontrarse, en primer
lugar, las caractersticas que permitan una delimitacin prudente
entre los estratos en pugna, a saber el superior, medio e inferior de
la jerarqua social. En este punto no se puede proceder de un modo
. dogmtico ni tampoco sistemtico; ms bien parece ser de primor
dial' importancia el fijar los grupos sociales sobre cuya influencia
decisiva para el destino de la sociedad en conjunto apenas puede
haber dudas, que por consiguiente pertenecern con toda seguridad
a la capa social superior, siempre que (y mientras) exista semejartte
estrato. Estos grupos -a mi entender- se concentran en las lites
funcionales de nuestra sociedad, es decir, en los que ocupan los
primeros puestos de las grandes ordenaciones institucionales en las
que se realiza nuestra vida social: Economa y Poltica, Educacin
y Religin, Cultura, Ejrcito y Derecho. Si se acepta esta divisin
pueden distinguirse siete elites funcionales, cyyo estudio ms de
tallado sera la misin de una sociologa del estrato social superior:
l. Los dirigentes de la economa, en particular los grandes empre
sarios y los presidentes de consejos de administracin de las socie
dades mercantiles ms importantes. 2. Las fuerzas polticas, especial
mente los miembros del gobierno, "funcionados polticos", jefes de
partido y miembros del cuerpo legislativo. 3. Catedrticos y profe
sores, al menos los directores de escuelas e institutos, y los funcio
166
SOCIEDAD Y LIBERTAD
n
Segn el estudio de W. Richter la caracterstica ms acusada de
la situacin social de los jueces de OLG es su sedentariedad social
en el sentido de la ausencia de movilidad. Est claro que la movi
lidad o inmovilidad no se pueden predicar nunca de un grupo aisla
do, sino siempre slo en relacin con los dems. Pero en el caso de
8
Hamburger Jahrbuch !r Wirtschafts- und Gesellschaftspolitik, ao 5.
(Tubinga, 1960), pg. 241 Y ss.
CONFLICTO Y CAMBIO
167
168
CONFLICTO Y CAMBIO
SOCIEDAD Y LIBERTAD
Cfr. K. M.
BOLTE;
]fi9
11I
CONFLICTO
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SOCIEDAD
171
CAMBIO
LIBERTAD
CUADRO
l'
2
pobla
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total
Estrato social
Clase inferior in fe r.
Sin clasificacin ",
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C. media
superior
Jueces
6
Mtros.
primarios
5
Catedr-
ticos
......
4,6
38,6
13,3
38,6
4,9
55,5
9,7
35,0
2,7
5,8
1,3
0,1
2,1
31,8
2,4
60,9
15,8
--_.---100,0
3385
100.0
100.0
155
856
100.0
4155
7
Estu
dian
tes
47,2
47,4
8
Dillu
lados
-59,0
34,0
3,8
5,0
2,1
0,5
b)
- - - ---
TOTAL
189
0,4
100,0
110688
3,2
100,0
526
11
7
Estu
dian
tes
Dipulados
50,4
1,6
42,9
8,4
52
?
37,2
1,3
25,1
2,5
7,1
7,8
6,6
25,2
3,7
7,5
18,4
25,7
?
27
4
?
1,3
b,9
11,1
23.7
1,'
1,5
12.3
22,1
Juects
4,0
Funcionarios
(0,05)
Catedrticos
Jueces y Abogados Fis(O,n
cales .... "
10.5)
Maestros primarios ,., .. ,
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Profesiones liberales... ...
14.8
Independientes.... ,' .. , ", .,.
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Grupos profesionales
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2
Pobladon
total
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172
SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
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1,15
1,09
1,10
26,3
5,9
26,6
0,90
30,7
52,1
12,8
27,4
0,7
5,1
0,40
0,37
100,0
1,00
-----------100,0
5,0
30,5
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6,0
......
....
_-
15
Todos los datos estn calculados conforme a la Statistik der Bundesre
publik Deutschland, tomo 196, cuaderno I (Stuttgart, 1958), tabla B, 8, p.
gina 52 y ss. La distribucin de las Facultades segn la estadstica federal; la
serie segn la cuota de participacin de los hijos de trabajadores entre los
estudiantes en lnea descendente.
'p
173
174
175
SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
. 1
I
I
I
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1
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IV
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podra argumentarse, por otra parte, que un nmero del 7 por 100
escaso es sorprendentemente bajo, dada la formacin jurdica previa
de los jueces (ya que por 10 dems sera falso acusar de sentir sim.
patas nazis, sin ms examen e indiscriminadamente, a todos los
funcionarios jurdicos del Ejrcito). Yo me inclinara ms bien hacia
esta ltima interpretacin y creera que tampoco el pasado militar
de los jueces es una seal inequvoca de simpatas nazis disemina
das entre los jueces.
.
Ms importante e interesante que estas referencias inmediatas
de tipo poltico, sacadas del presente material, resultan las actitU
des que pueden deducirse de la situacin social de los jueces. M. Ta
nowitz ha probado en su estudio sobre la estratificacin social y
.movilidad alemanas, que los miembros de la clase me.dia superior
(e inferior), as como tambin aquellos que no han ascendido ni
descendido, es. decir, han permanecido estables en la escala social.
se inclinan en medida desproporcionada a dar sus votos para los
partidos del Centro y de la Derecha conservadora 18. Ambas carac
tersticas,. pertenencia a la clase media superior y estabilidad, se en
cuentran en el caso de estos jueces, y combinadas significan que
tambin los padres de los jueces, en muchos casos, pertenecan a la
clase media de orientacin ms bien conservadora. Hablando en
general, la estabilidad social inclina ms bien hacia una conducta
que, segn las preferencias polticas, puede designarse como con.
servadora y enraizada en 10 tradicional o como reaccionaria, rgida
y de horizontes limitados. Quiz sea 10 ms adecuado aqu el tr
mino de actitud conservadora: una actitud, por tanto, que acepta
el "statu qua" poltico y social y 10 defiende can cierta reserva, en
principio, frente a cualquier actividad poltica.
En el caso de los jueces de las audiencias se fortifica an ms
esta suposicin por el hecho de que ms de la mItad de ellos procede
de familias de funcionarios. W. Richter seala a este respecto "que
al menos en la generacin precedente cumpla el funcionamiento
Con sus obligaciones posedo de una autntica tica estatal y que
tambin sus hijos crecieron en este espritu" 19. Efectivamente, la
ms importante consecuencia del gran nmero de funcionarios en las
familias de donde proceden estos jueces debera buscarse en el
hecho de qU muchos jueces han crecido ya en un ambiente de
relaciones muy estrechas con el Estado, es decir, que en un sentido
muy concreto proceden de "estratos estatales". Naturalmente, el
l.
W
CONFLICTO Y CAMBIO
SOCIEDAD Y LIBERTAD
;~
177
v
En cualesquiera circunstancias sociales, el rol del juez queda
descrito por expectativas que podran designarse como conservado
ras. El juez ha de salvaguardar y administrar el derecho vigente,
que es expresin, al mismo tiempo, del "status qua". Aun en el caso
de que las lagunas de la ley le obligan a crear derecho, se orientar
por lo ya vigente, por analoga o referencia a una ley ya existente,
aunque todava no codificada. Como funcionario del Estado ocupa
un puesto estatal; la divisin de poderes de las constituciones mo
dernas garantizan al juez una independencia condicionada, pero
no una autonoma real. Su rol social le exige en todas sus partes
que haga coincidir su propia opinin con la opinin dominante y
con las correspondientes circunstancias o que las reprima en su con
d~cta. As no resulta tal vez sorprendente que la vocacin de
juez atraiga sobre todo a hombres que ya por su familia tienen ten
dencias conservadoras.
Sin embargo, no es absolutamente n.ecesario un rol de tipo cOl
servador unido a una herencia profesional, origen de la clase supe
rior, o bien de una familia de funcionarios. Cabra pensar, sin em
bargo, que el sistema. ya de por s poco flexible, del derecho cod
12
178
CONFLICTO Y CAMBIO
SOCIEDAD Y LIBERTAD
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CONFLICTO
CONFLICTO SOCIAL *
CAMBIO
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
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I~'i...-.
183
184
11
En el lenguaje corriente relacionamos la palabra "conflicto", por
lo general, con la idea de discusiones especialmente violentas. Si
seguimos el modo ordinario de hablar deberamos designar como
conflicto Ul)a huelga, pero no las discusiones para llegar a un acuer
do colectivo; las luchas polticas parecidas a una guerra civil, pero
no los debates parlamentarios. La definicin de conflicto que aqu
empleamos' difiere de este sentido corriente tan estricto. El con
cepto de cpnflicto ha de designar, en primer lugar, cualquier rela
cin de elementos que puedan caracterizarse por una oposicin de
tipo objetivo ("latente") o subjetivo ("manifiesto"). Si, pues, dos so
licitantes se esfuerzan en obtener un puesto habr conflicto, lo mis
mo que en el caso de dos partidos polticos en lucha por el poder,
dos socios en la distribucin de las ganancias obtenidas, dos bandas
criminales que se disputan un determinado sector, dos' naciones que
se enfrentan en el campo de batalla, dos personas que no pueden
soportarse mutuamente, y cosas parecidas. La oposicin entre los
elementos concurrentes (que con frecuencia, aunque no siempre,
puede describirse como la aspiracin comn a "valores" escasos)
puede ser consciente o meramente deducida, querida o impuesta
por las circunstancias; tampoco el grado de consciencia es impor.
tante para designar determinadas relaciones como constitutivas de
conflictos. Pero todo conflicto puede reducirse a una relacin entre
dos O slo dos elementos. Siempre que participen en el mismo muo
chos "partidos"; son las "coaliciones" las que crean el conflicto
como tal entre dos elementos, es decir, los elementos de conflictos
dados pueden ser en su seno multiformes.
Un conflicto se llamar social cuando procede de la estructura
de las unidades sociales, es decir, es supra-individual. El conflicto
del mdico internista entre las expectativas de sus pacientes y las
del Seguro de Enfermedad es un conflicto social; pues existe inde
pendientemente de la personalidad del mdico concreto Dr. H. S. Lo
mismo puede decirse, de ordinario, de los conflictos entre partidos
polticos, entre empresarios y sindicatos, entre la ciudad y el campo,
entre confesiones religiosas, etc. En cambio, un conflicto entre dos
individuos que slo se base en que ambos no pueden sufrirse muo
tuamente, no es un conflicto social. Tampoco es el intento de la
casa "X" de desplazar del mercado a la casa "Y" un conflicto social,
cuando descansa nicamente en la aversin mutua de los dos eme
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
tI'~~
;~\
IY
A
Roles
Enfermos frente
a Seguros
(En el rol de mdico)
Rol familiar frente a
rol profesional
B
Grupos
C
Sectores
D
Sociedades
E
Asociaciones
Supraestatales
.~.
SUPERIORES
FRENTE
A INFERIORES
TODO FRENTE
A PARTE
Familia de ori;:en
Personalidad social
frente a propia familia frente a rol familiar
(como roles)
Rol de soldado frente a obligacin de
Rol profesional frente
obediencia
a rol asociativo
Direccin frente a
Miembros
(en la asociacin)
Empleados anL;:uos
frente a nuevos
(en la empresa)
Familia frente a
"hijo perdido"
I;::esia Catlica frente
a 'Cat6Iicos Viejos"
Aviacin frente a
Ejrcito
Uniones de empre
sarios frente a
Sindicatos
Monopolista frente
a no monopolbta
Prote,tantes
frente a Catlicos
Flamencos
fren te a Valones
Libres frente a
esclavos
Unin Sovitica
frente a Hungrfa
Alemania frente
a Polonia
Empresa A
frente a Empresa B
India
frente a Pakistn
Baviera frente a
Emigrado,
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186
SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
187
II
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Y sigs.
Cfr. T.
PARSONS;
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190
SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFLICTO Y CAMBIO
191
IV
No la existencia de conflictos, sino la aparente tranquilidad de
sistemas sociales nos da motivos para sorprendernos; pues toda so
193
SOCIEDAD Y LiBERTAD
CONfLiCTO Y CAMBIo
192
13
CONFLICTO Y CAMBIO
194
SOCIEDAD Y LIBERTAD
':'~
~'
0'
195
v
Mientras que, por consiguiente, no es posible una declaracin
general. del fondo estructural de todos los conflictos sociales, puede
196
SOCIEDAD Y LIBERtAD
CONFLICTO Y CAMBIO
197
198
199
SOCIEDAD Y LIBERTAD
VI
-'1
200
201
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CONFLICTO Y CAMBIO
VII
De las tres actitudes ante los conflictos sociales, que se encu,en
tran tanto entre particulares como entre grupos y sociedades ente
ras, hay slo una que es racional, es decir, acomodada a las leyes
sociales de los conflictos. Por tanto, slo esta postura garantiza un
control efectivo de la violencia en conflictos sociales dentro y entre
sociedades. Sin embargo, esta ltima postura es mucho menos co
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203
CONFLICTO Y CAMBIO
204
205
SOCIEDAD Y LIBERTAD
VIII
206
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CONFLICTO Y CAMBIO
207
6
Para aplicaciones ms detalladas de la teora de los conflictos en los
campos aqu designados y en otros, cfr. mi Class and Class Conflict in Indus
trial Society (Stanford-Londres, 1961). Otros temas de la aplicacin de la teo
ra del conflicto social a problemas de las relaciones internacionales se en
cuentran ahora en CH. WATRIN: "Die Weltwirtschaftsorganisationen und die
Regulierung zwischenstaatlicher Interessenkonflikte". En Wirtschaft. Gesell
schaft und Kultur. Festgabe, fr Alfred-Mller-Armack (Berln, 1961).
208
SOCIEDAD Y LIBERTAD
EL PROBLEMA ALEMAN
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10
212
SOCIEDAD Y LIBERtAO
EL PROBLEMA ALEMN
213
214
SOCIEDAD :Y LIBERTAD
EL PROBLEMA ALEMN
215
perfecta, pero de que existen unos pocos individuos que han supe
rado esa imperfeccin. En su calidad de semidioses se hallan capa
citados y autorizados para decir a todos los dems lo que es exacto
y lo que es equivocado en el mundo social y poltico. La misin de
la poltica se limita, pues, a encontrar esos pocos elegidos a los que
poder traspasar toda la soberana de la decisin.
La sociedad que es fundamento del Estado representativo concede
a sus instituciones -la economa, la iglesia, el sistema educativo, et.
ctera- una vida propia. No sin razn surgieron las instituciones,
representativas en una poca en que los nuevos grupos dirigentes eco
nmicos presentaban sus propias pretensiones frente a las elites ms
antiguas de orientacin autoritaria: la competencia de los intereses
opuestos es uno de los principios de la tradicin representativa. En
la misma medida en que se fusionan diversas elites e intereses se
convierte en problemtico el funcionamiento del Estado representa
tivo. Y, por el contrario, el Estado representativo funciona en la
medida en que se consigue mantener viva la multiplicidad, siempre
presente, de valores y representaciones. El Estado representativo es
un Estado sin ideologa, sin cerrazn intelectual, sin pretensiones de
poder absoluto; es por ello el Estado que proporciona al individuo el
ms amplio campo para el libre despliegue de sus facultades.
Aun exponindome al peligro de ser mal interpretado deseara re
sumir estas explicaciones en una frmula, que seguramente causar
extraeza: el Estado autoritario es el Estado considerado como un
padre de familia recto y bondadoso. El Estado totalitario' es el Esta
do como un vigilante brutal en una prisin. El Estado representa
tivo es el Estado como un vigilante nocturno, siempre preocupado
por limitar sus atribuciones a la proteccin de la libertad de las per
sonas a l confiadas. Aun cuando sea quiz el padre de familia la
figura ms digna de los tres, es el vigilante nocturno el que deja ms
espacio para moverse a los que le estn confiados.
Esta caracterizacin general no puede cerrar-se sin una adverten
cia final. La realidad poltica no se identifica jams Con la teora
poltica y las reflexiones apuntadas hasta aqu forman ms bien
parte de la teora poltica. Con ello se quiere dar a entender, sobre
todo, que ninguna sociedad realmente existente se puede caracte.
rizar en todos sus detalles con una de estas tres etiquetas. En par
ticular, no quisiera ser mal interpretado, confundiendo, por ejem
plo, los tres tipos de ejercicio del poder con los tres "bloques" de los
neutralistas, los orientales y los occidentales. Se trata ms bien de
tres tradiciones polticas --que se podran designar igualmente Como
'Ia conservadora, la extremista y la liberal- que estn representadas
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
II
EL PROBLEMA ALEMN
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219
SOCIEDAD Y LIBERTAD
EL PROBLEMA ALEMN
218
.:
III
<
Por otra parte hay pocos motivos para nosotros, los alemanes, de
evadirnos hacia regiones lejanas al tocar el punto del Estado repre
sentativo y sus enemigos. Tambin nuestra propia historia y momento
presente puede incluirse en las categoras de las tradiciones autori
taria, totalitaria y representativa. Y podra darse el caso de que fue
Alemania, en cierto sentido, el primer pas en vas de desarrollo; al
menos, de que en la historia alemana reciente han surgido problemas
muy parecidos a aquellos con los que nos encontramos ahora en los
pases en vas de desarrollo. Alemania fue el primer pas que recu
per, con todas sus consecuencias, el tiempo perdido por la tardanza
en industrializarse y pag por ello un precio poltico. De aqu que
en ninguna parte se muestre tan claro el conflicto de las tres poten
cias polticas -la autoritaria, la totalitaria y la representativa
como en nuestro propio pasado.
Hoy en da no es ya preciso subrayar que la historia poltica de
Alemania durante los ltimos decenios se aparta llamativamente de
aquella otra de los pases occidentales, con los que cabra esperar
lgicamente una comparacin. Para encontrar las races de este d
senvolvimiento especial deberamos buscar muy atrs en el pasado
germnico. Slo de una manera simplista y casi superficial pueden
presentarse aqu algunas reflexiones, que necesitan ser constatadas
por la investigacin histrica.
'.
Hace ya cincuenta aos que el socilogo americano Veblen seal
el extrao hecho de que Alemania logr mantenerse en el poder, a
travs de todo el proceso de la industrializacin, una clase dirigente
esencialmente feudal y autoritaria o, si se quiere, pre-industrial. Aun
con el peligro de herir con ello algunas de las categoras ya introdu
cidas para la comprensin de la sociedad, me atrevera a afirmar que
hasta 1945 y a diferencia de Inglaterra y los Estados Unidos no ha
sido Alemania jams un pas capitalista. Al menos no conoce la
historia alemana aquel conflicto, tan significativo para el primitivo
capitalismo ingls, entre los nuevos grupos dirigentes econmicos
El PROBLEMA ALEMN
220
221
SOCIEDAD Y LIBERTAD
SOCIEDAD Y LIBERTAD
EL PROBLEMA ALEMN
222
IV
El camino autoritario quedaba cerrado a Alemania despus de
1945. Mas a pesar de ello y de las evidentes y multiformes influencias
de las potencias de ocupacin de entonces, parece sorprendente ver
con qu unanimidad -suavizando la expresin podra quiz aadirse:
hasta ahora- ha seguido la parte occidental de Alemania el camino
del Estado representativo. No puede explicarse slo por el influjo del
exterior; tampoco puede ser el resultado de instituciones polticas
acertadamente concebidas. Ms bien hay que pensar que han tenido
lugar profundas transformaciones en la sociedad alemana, que nos
autorizan a reservar en la actualidad a las instituciones represen
tativas una importancia y oportunidades mucho mayores que en.
toda la historia poltica alemana de los tiempos pasados.
Entre estos factores transformados se encuentra, sobre todo, el
desarrollo de un orden econmico quasi-liberal. Ha de llamrsele
quasi-liberal, porque, naturalmente, no tendra sentido suponer que
en nuestra poca puedan existir todava rdenes econmicos libera
les en el sentido clsico de la palabra. A pesar de todo, el desen
volvimiento econmico de la posguerra en la Repblica Federal ha
originado por primera vez en la historia alemana unas condiciones
que pudieran describirse como capitalistas. Entre dichas condicio
nes se cuenta que las instituciones y grupos dirigentes econmicos
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SOCIEDAD 1
EL PROBLEMA ALEMN
LIBERTAD
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226
SOCIEDAD Y LIBERTAD
v
Una de las preguntas ms importantes y urgentes que se presen
tan actualmente a todos los ciudadanos, y en particular al poltico
y cientfico, es la siguiente: cmo es posible, hoy en da, la libertad?
La respuesta ms general a esta pregunta es: reforzando aquellos
elementos polticos que he designado aqu como representativos o
liberales en oposicin a los autoritarios y totalitarios. La poltica
puede hacer de los hombres seres no-libres, pero jams puede hacet
de ellos individuos libres. Una de las utopas ms peligrosas de nues
tro tiempo es que pudiera hacer esto ltimo. La actividad poltica
slo puede crear aquellas condiciones, dentro de las cuales es posible
la libertad que cada uno de nosotros entiende: la libertad de escuchar
y leer lo que se quiera; la libertad de decir lo que se piensa; la
libertad de colaborar personalmente en la transformacin de las cir
cunstancias; pero tambin la libertad de ir por la noche al baile, de
coleccionar sellos o de pasar sus vacaciones en Baviera, en el mar del
Norte o en Italia. Mas el marco para la libertad as entendida slo lo
proporcionan aquellas instituciones polticas que se limitan a fijar
las reglas de juego o procedimiento de las discusiones y del modo de
hallar la solucin, sin decidir ellas mismas, y por adelantado, el
contenido de dichas decisiones. Estas instituciones no reclaman para
s la prerrogativa de hacer efectivamente libres a los hombres, sino
que se contentan con la meta alcanzable de garantizar a cada uno la
posibilidad. de la libertad. Las instituciones representativas parten de
la imperfeccin humana y de sus efectivas circunstancias. Por esta
razn slo proporcionan el marco dentro del cual mantienen constan
temente abiertas las posibilidades de cambio. Presuponen la multi
plicidad de los intereses humanos y procuran al juego antagnico de
estos intereses determinadas formas de expresin.
Pero con estas indicaciones no se contesta a la pregunta sobre
las posibilidades de la libertad hoy en da, sino que se la desplaza.
Cmo podremos reforzar las instituciones representativas? Qu
podemos hacer para mantener la libertad en nuesto pas? Cmo se
puede sostener vivo y efectivo el espritu liberal en la comunidad?
A estas preguntas se puede contestar partiendo de las condiciones
funcionales sociales en el Estado representativo. Ante todo parece
necesario alcanzar las cuatro metas siguientes: en primer lugar se
ha de procurar imponer la efectiva igualdad poltica de todos los ciu
dadanos, es decir, preocuparse de que todos pueden ejercer sus dere-
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
II
EN ALEMANIA *
'SOCIBDAD
230
LlBBRTAD
Cfr.
J.
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232
EL PROBLEMA
ALEMN
233
11
Para dar mayor claridad a los argumentos conviene tratar antes
del primero y fallido ensayo de una democracia alemana, es decir,
de la sociedad alemana anterior a 1933. Podemos partir para ello
del nico intento, en cuanto yo sepa, realizado hasta la fecha para
exponer nuestro problema con todas sus implicaciones: del nota
ble ensayo de Talcott Parsons sobre "Democracy and Social Struc
ture in Pre-Nazi Germany", del ao 1942.
Parsons encuentra las causas estructurales del fracaso de la de
mocracia alemana en un conjunto de caractersticas de la sociedad
alemana de la poca de Weimar: por una parte, el predominio de
Prusia y de su clase dominante de "Junker" (nobles de inferior ca
tegora), con sus valores particulares de tipo "militar feudal". Estos
se unieron -segn Parsons- con la burocracia, procedente igual.
mente de estratos pre-industriales, y que constitua "el supremo ele
mento de prestigio de la burguesa" 7. Los nobles prusianos y la bu
rocracia estaban unidos por la idea del Estado paternalista, por el
"conservadurismo prusiano". Como estratos sociales lograron ha
cerse aun con -.el control de la creciente industrializacin dentro de
esta ideologa. "El hecho de haber surgido en Alemania una econo
ma industrial moderna en el seno de una sociedad que se hallaba
estructurada en gran parte por el Estado prusiano, y el de haberse
encontrado esta economa industrial relacionada con el modelo, de
profundos efectos, del conservadurismo prusiano, explican sm duda
alguna el desarrollo general en muchos aspectos" B.
y as, en Alemania, a diferencia de lo que sucedi en otros pases
industriales, no se desarroll un "individualismo econmico" ni tam
poco un capitalismo liberal, ni siquiera una economa nacional en
sentido clsico. La burguesa industrial se someti a los valores bu
rocrticomilitares de sus antecesores histricos. Las consecuencias
de este desarrollo se muestran en la estructura esttica formalizada
de la sociedad alemana, en la estructura familiar, en la posicin de
la mujer, en el "fundamentalismo" y "romanticismo" del pensamien
to alemn. "Un aspecto, al menos, de importancia crtica del movi
miento nacional-socialista est en el hecho de que este representa
una movilizacin de las tendencias romnticas, extraordinariamente
234
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
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IJI
"Amplios sectores de la pequea burguesa han hecho suya la
causa del nacional-socialismo, y el partido, hoy en da, se dirige
sobre todo a ellos. Si esta verdad evidente hubiera precisado de otra
confirmacin nos la daran las elecciones prusianas de 1932, de las
que salieron completamente deshechos el partido econmico y otros
partidos moderados" (Geiger, en 1932) 10.
"Un estudio sobre los cambios de poder ocurridos en los partidos
no-marxistas y no-catlicos nos permite suponer que los nacional
socialistas se aprovecharon principalmente de los partidos liberales
12
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TH. GEIGER:
(Koln-Ha~en,
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IV
Es slo otro modo de. expresar la falta de una burguesa clsica
decir que tambin el capitalismo se despleg en Alemania sto en la
forma especial de un capitalismo refrenado por el Estado, y privado,
por lo mismo, de su fuerza dinmica interior. En la proclama funda
cional de la Asociacin de Poltica Social del ao 1872 se haca
referencia a la tarea de "suscitar a tiempo la intervencin bien pon
derada del Estado para salvaguardar los legtimos intereses [en el
campo econmico, R. D.] de todos los miembros de la comunidad",
a fin de asegurar con ello el cumplimiento "de las supremas misiones
de nuestra poca y de nuestra nacin" lB. Pero esta postura, en la
Alemania de fin de siglo en vas de una rpida industrializacin, no
era en absoluto radical o reaccionaria, sino que corresponda ms
bien a la poltica oficial, a los hechos reales. "Lo que Bismarck que
ra decir con ello", comenta Jantke interpretando un punto de vista
que en lo esencial concuerda con esta tendencia, "no era la creacin.
lB
Cfr. F. BOESE: Geschichte des Verems fr Sozia/politik, 1872-1932
(Berln, 1939), apndice m, pg. ;l48 v ss.
24U
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C.
JANTKE:
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16
J. SCHUMPETER:
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un todo moral... El fin del Estado no es, por tanto, proteger al indi
viduo slo en su libertad personal y en su propiedad..., el fin del
Estado es ms bien el de colocar a los individuos, gracias a esa aso
ciacin, en situacin de obtener aquellos fines, aquel estudio de la
existencia, que, como tales individuos, no hubieran podido alcanzar
jams... El fin del Estado es, por consiguiente, el de llevar al ser hu
mano al despliegue positivo y al progresivo desarrollo ... Esta es, seo
res, la naturaleza propia y tica del Estado, su verdadera y superior
misin" 11.
El movimiento obrero alemn consider, pues, desde un principio,
que su misin consista en llevar a la prctica los valores de la do
minante aristocracia prusiana en cierto sentido en contra de ella
misma. La democracia social alemana fue el protestantismo del Esta
rlo feudal prusiano. Protestando contra la enajenacin de sus valore~
originarios se encontraba, sin embargo, dentro del mundo propio de
este Estado. As pudo darse el caso de que los ms calificados repre
sentantes de este movimiento obrero -Lassalle, Bebel, Ebert- lue
ran ensalzados una y otra vez por hi~toriadores alemanes de todas
las direcciones ideolgicas precisamente por aquello que parece al
menos contradecir a sus intenciones democrticas: por su conciencia
nacional, su fidelidad al Estado y su comprensin de la tradicin.
"Donde fracasaron emperadores y reyes, prncipes y nobles, tuvo
que poner orden el antiguo ayudante cabestrero", escribe el historia
dor social-demcrata Stampfer con evidente orgullo del presidente
Ebert 33. Mas esto no quiere decir otra cosa sino que el "ayudante
cabestrero"haba demostrado ser mejor emperador que, por ejempl9,
Guillermo n. Esto significa que tampoco fue atacado por los de
izquierdas el primado del Estado autnomo como realidad de la idea
moral. Y significa adems, por tanto, que tambin en las actividades
izquierdistas se mantuvo el capitalismo imperfectamente desarrollado
como un obstculo estructural para la evolucin de una democracia
alemana.
v
Hay que analizar el aspecto sociolgico de la idea lassalliana del
Estado, que hasta la fecha no es ajena en absoluto a considerables
21
F. LA5ALLE: Arbeiterprogramm (nueva edicin Offenbach, 1946), p
gina 41.
11 F. STAMPPER: Die ersten 14 Tahre der Deutschen Republik (Offen
bach, 1947), pg. 439.
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VI
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29
F. HOfSTATTER: Gruppendynamik (Hamburgo, 1957), pg. 63 hasta 70.
HOfSTATTER no ha conseguido explicar satisfactoriamente la sorprendente se
mejanza de los perfiles de asociacin ingleses y americanos. Quiz pueda pro
porcionar algunos puntos de apoyo para una explicacin el argumento que
he intentado propoller aqu.
30
Cfr. C. J. FRIEDRICH: Demokratie als Herrschalts- und Lebensform
(Heidelberg, 1959).
250
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EL PROBLEMA ALEMN
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
VII
Se ha dicho en alguna ocasin que el trmino de "alemn a-pol
tico" describe sobre todo a los intelectuales germanos 34. Cuando se
habla del fracaso de esta inteligencia germana durante la poca nazi
se busca frecuentemente la explicacin del mismo en su despego de
la poltica y no en una actitud activamente anti-democrtica de
los intelectuales. Tampoco F. Stern ha escapado del todo a esta falsa
interpretacin, aun cuando con relacin a la Alemania de Bsmarck
distinga con pleno derecho: "Despus de 1871 una pequea parte de
los intelectuales universitarios, incluso a la vista del xito, continu
escptica frente a la Alemania imperial, confiando que Alemania
aceptara las instituciones polticas de Occidente. Un grupo ms nu
G. W. F. HEGEL: Op. cit., 181, pg. 164.
As, HEGEL: Op. cit., 183, pg. 165.
34
Cfr. para el captulo siguiente tambin mi ensayo "The Intelligents;l
Which Is Not", Chicago Review (marzo, 1960).
EL
PROBLEMA ALEMN
253
32
33
3',
F.
STERN:
36 H. van
1871), pg. 2j5.
Op. cit.
TREITSCHKE:
Historische
llnd
LL PkOBLEMA ALEMN
254
255
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K.
MANNHEIM:
256
SOCIEDAD Y LIBERTAD
VIII
Si el intento analtico precedente es correcto, deber explicarse
la victoria del nacional-socialismo en Alemania por la alianza de la
derecha anti-democrtica con el centro, igualmente anti-democr
tico. El predominio constante de la clase superior prusiana pre
industrial, con su especfica concepcin de la sociedad y del Es
tado, forma el fondo del fracaso de la democracia germana. Mas
sera errneo buscar en este estrato superior -no importa deno
minarlos "nobles", "militares prusianos" o "grandes capitalistas"
a los sostenedores del totalitarismo nacional-socialista. Bismarck
y Hitler representan dos estratos y dos tradiciones fundamental
mente distintos de la sociedad alemana. Sin embargo, en el ao
1933 result posible una alianza transitoria de ambas tradiciones
por su antipata comn hacia el Estado representativo. El "extre
mismo de derechas", autoritario y paternalista, y el "extremismo
del centro", totalitario y terrorista, se unieron para derrocar a la
Repblica de Weimar; la aceptacin de la Ley de Emancipacin es
obra de ambos grupos, lo mismo que el primer gabinete de Hitler.
Por breve que resultase la duracin de este pacto, sus efectos
fueron desastrosos, y desde este punto de vista pueden considerar
se efectivamente el capitalismo alemn semidesarrollado y la ausen
cia de una burguesa liberal como las caractersticas decisivas de
la sociedad alemana antes de 1933. Sin embargo, precisamente con
referencia a dichas caractersticas, ha producido el rgimen de
Hitler una serie de consecuencias no intencionadas en la sociedad
alemana, cuya importancia se subestima con frecuencia, aun cuan
do ge parece que deberan formar el punto de partida de cualquier
anlisis poltico-sociolgico de la sociedad alemana actual. Hay que
destacar sobre todo tres de estas consecuencias.
En primer lugar, el rgimen hitleriano ha llevado, debido a la
guerra, a la eliminacin fsica casi total de la antigua clase supe
rior prusiana. Tal vez fuera sa la intencin de los nacional-socia
listas. As escriba U1rich von Hassell el 19 de octubre de 1939
siete semanas despus de comenzada la guerra- en su Diario: "En
Bamberg ense el portero del hotel a Use algunas pginas del
Listn de Nobles; pero l y un camarero quedaron profundamente
consternados ante la lista interminable de defunciones. Es evidente
que aumenta de da en da el odio del Partido contra los nobles y
los llamados intelectuales. Mientras los jvenes de la nobleza mue
ren en masa, vctimas de la guerra, se zahiere su clase social, sin
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R.
BENDIX:
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JI
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1
Me refiero aqu al "Indice de la produccin industrial de Alemania des
de 1860", as como a la "Evolucin productiva de Alemania por habitante",
segn B. GLEITZE: Wirtschafts- und $Qzialstatistisches Handbuch (Colonia,
1960), pg. 236.
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III
Si consideramos, en primer lugar, la parte de Alemania ocupada
despus de la guerra por las fuerzas soviticas, nos parece que aqu
se tom ms en serio aquel reto de la poca del desmoronamiento,
que hemos descrito como la necesidad de formar un nuevo estrato
superior. Al menos podra interpretarse todo el desarrollo de la
ZOna oriental despus de la guerra como la evolucin de una nueva
clase dominante, presentndose aqu un proceso casi sistemtico,
en el que pueden distinguirse tres etapas sucesivas.
Al terminar la guerra, tanto en Alemania oriental como en la
occidental, eran muy pocas las "lites" o grupos dirigentes institu.
cionales relativamente intactos. Quiz se encontraran en este es
tado slo las lites eclesistica, jurdica y pedaggica. Solamente
aqu haba grupos directores en funcionamiento (aunque desacre.
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%10
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271
3
Cfr. ad hoc el artculo que sigue marcando la pauta, "The Problem
of Youth in Modern Society", Diagnosis of Our Time (Londres, 1943), de
Mannheim.
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
IV
Si el proceso central del desarrollo social germano-oriental despus
de la guerra fue el de la formacin sistemtica de un nuevo estrato
superior y de una nueva clase dirigente, se pueden caracterizar me
jor las transformaciones de la sociedad germano-occidental a base
de estudiar el reto econmico causado por el colapso. No es segura
mente casual que el llamado "milagro econmico" se tome, tambin
por el pueblo, como el smbolo de las transformaciones ocurridas
durante los ltimos quince aos. Y, efectivamente, el desarrollo eco
nmico de Alemania occidental presenta desde 1946 algunos aspec
tos que dan la impresin de que la industrializacin se ha vuelto a
repetir aqu a pasos agigantados: durante el perodo de 1946 a 1950
aument la produccin per capita lo mismo que durante el perodo
de 1871 a 1910; se repiti igualmente cierta tendencia a la reunin
de empresas pequeas' en entidades cada vez mayores, as COmo el
paso de mtodos de produccin relativamente primitivos a una per
feccin tcnica cada vez ms completa; por la incorporacin de los
fugitivos y expulsados se repiti incluso el proceso de movilidad o
absentismo, del paso de las profesiones agrarias a las industriales,
proceso que acompaa siempre a toda industrializacin.
Para nosotros resulta desde luego ms interesante la forma que
no la cuanta, del desarrollo econmico germano-occidental. Ante el
trasfondo de la historia de Alemania hay un aspecto de este desarrollo
que destaca sobre los dems y resulta "maravilloso"; el hecho de que
el renacimiento econmico posblico se haya canalizado por formas
tan liberales. Indudablemente han quedado anticuadas las teoras
liberales clsicas sobre las cuestiones econmicas. En muchos puntos
se ha hecho inevitable la intervencin de las autoridades estatales
en el engranaje econmico. Si, adems, se aaden los problemas
especiales del mercado alemn para los bienes de produccin y
consumo en la poca inmediata a la guerra, resultaba lgico pensar
eh una fuerte influencia estatal sobre los asuntos econmicos. De
ah que sera errneo designar a la poltica econmica estatal de
Alemania occidental, desde la poca del Consejo Econmico de las
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J.
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SCHUMPETER:
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EL PROBLEMA ALEMN
5 Cfr. TH. VEBLEN: Theorie der feinen Leute. (Teora de la clase ociosa.)
(Koln-Berln. sin fecha), un libro cuyo xito de pblico ms de medio siglo
despus de haber aparecido por primera vez en Alemania no se debi segura
mente a la casualidad.
::;!~:;j:~~~t..-:::~":
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
v
Mientras que al principio hablbamos de cuatro retos, presenta
dos a la sociedad alemana por el descalabro blico, me he limitado
en el anlisis de las respuestas oriental y occidental a tres de dichos
retos: la industralizacin renovada, la formacin de un nuevo estrato
superior y la institucionalizacin de nuevos valores. Bajo el aspecto
de la solucin de estos problemas ha desaparecido la sociedad alema
na nica de 1945. Las dos formaciones estatales, la Repblica Federal
y la Repblica Democrtica Alemana constituyen ya hoy en da dos
sociedades con sus estructuras propias, que se distinguen entre s,
tanto como la germano-occidental de la francesa o la germano-orien
tal de la sociedad polaca, por ejemplo. Pero a fin de poder valorar
adecuadamente esta afirmacin queda todava por contestar la cuarta
pregunta: cmo se ha enfrentado la sociedad alemana o, mejor dicho,
las dos sociedades alemanas al reto de hallar un nuevo centro, por
el que orientarse y en el cual poder integrarse? Y esta pregunta nos
llevar inmediatamente a otra cuestin: qu une a las dos partes de
Alemania y qu las separa de otros pases?
Me qtrevera a afirmar que el problema de la integracin social,
en ambas partes de la sociedad alemana, ha quedado sin solucin
hasta la fecha. Una mirada a los caractersticos factores de integra
cin de las sociedades corrobora esta impresin: la religin, que cons
tituye una fuerza vinculativa de importancia en muchas sociedades
histricas y actuales, tiene en Alemania efectos predominantemente
disgregadores, a razn de la divisin confesional. Falta a las dos par
tes de Alemania, tanto a la occidental como a la oriental una imagen
EL PROBLEMA ALEMN
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
CONFORMISMO Y AUTONOMIA
13
........._
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
.....
__ ..
CONFORMISMO Y AUTONOMA
283
dad; todos quieren ser igual de fuertes y respetados. Esta pasin ele
va ciertamente a los bajos al rango de los ms encumbrados; pero
tambin nos encontramos en el corazn humano con una inclina
cin funesta a la igualdad, que hace que los dbiles quieran arrastrar
hacia abajo a los fuertes y que los hombres prefieran la igualdad en
la esclavitud a la desigualdad en la libertad. No es que los pueblos
con un orden social democrtico menosprecien la libertad por s mis
ma; al contrario, poseen un instinto congnito de la libertad. Pero no
es la meta principal de sus deseos; de verdad y para siempre aman
nicamente la igualdad; decididos y con esfuerzo repentino tratan
de captar la libertad y... se contentan pronto si no consiguen alcan
zar la meta; pero sin igualdad nada les contentara y se hallan firme
mente decididos a sucumbir antes que perderla.
Pero si todos los ciudadanos son iguales por un estilo, les resultar
difcil defender su independencia contra los ataques del poder. Como
nadie posee la suficiente fuerza para luchar slo con xito, unica
mente la unin de las energas de todos podra garantizar la libertad.
Pero no siempre se logra esta unin. Por consiguiente, de un mismo
orden social pueden sacar los pueblos dos grandes consecuencias
polticas; las consecuencias son muy distintas, pero nacen de los
mismos hechos".
Pocas dudas puede haber sobre la identidad de aquel a quien se
referan estas observaciones. Tocqueville no quera prevenir a los
americanos sobre los peligros inmanentes a su sistema poltico; ms
bien quera confrontar con su alternativa las situaciones polticas de
Amrica y Francia. Trazando el cuadro de una democracia sin liber
tad deseaba advertir Tocqueville a sus paisanos y no a sus hospe
dadores. Pero la finalidad evidentemente pragmtica de sus observa
ciones no desvirta la argumentacin de Tocqueville, ni garantiza
este fin que las amonestaciones aplicables a la Francia del ao 1840
no puedan atribuirse igualmente a la situacin americana de 1950
o a la de nuestras sociedades contemporneas occidentales en gene
ral. El hecho mismo de que -si podemos creer en este punto a
Tocqueville, y creo que podemos hacerlo sin temor- la misma es
tructura social puede producir resultados polticos contradictorios
hace necesario dirigir dichas preguntas una y otra vez a las socieda
des que prefieren la igualdad: Es la igualdad o la libertad la que
cuenta principalmente para los hombres de esta sociedad? Estaran
dispuestos a renunciar a las satisfacciones de la igualdad para con
servar su libertad o ms bien se inclinaran a desprenderse de su
libertad para continuar siendo iguales, aunque hayan de ser iguales
en la esclavitud? Significa para ellos la democracia que todos los
284
SOCIEDAD Y LIBERTAD
hombres han sido creados iguales o ms bien que han sido creados
libres?
Si una misma estructura social es capaz de producir resultados
polticos contradictorios, debe haber un factor que hace inclinarse
la balanza y decide cul de las dos alternativas se realizar en una
sociedad dada. Con relacin a los Estados Unidos ha intentado Toc
queville identificar qicho factor: "los anglo-americanos, que fueron
los primeros que se encontraron ante esta grave alternativa, fueron
lo suficientemente afortunados para escapar al absolutismo. Las cir
cunstancias histrias, su origen, su formacin y, sobre todo, sus
costumbres los capacitaron para crear e imponer la soberana del
pueblo" 2. Circunstancias, origen, formacin y costumbres constitu
yen una mezcla abigarrada de condiciones. Slo en un sentido muy
vago y genrico pueden considerarse como un factor nico. Pero este
"factor" complejo no resulta del todo desemejante, en algunos as
p~ctos, a lo que Riesman y sus colaboradores denominan el "carc
ter sodal". Si se da la estructura social de la igualdad -parece decir
Tocqueville- es el carcter social de los hombres en dicha estruc
tura el que decide cul de los dos sistemas de gobierno opuestos ser
erigido y mantenido.
Ahora bien, Riesman afirma que el carcter social de sus paisa
nos se ha transformado decisivamente en estos ltimos decenios.
Habr que ver si el diagnstico de Riesman es exacto o no. Pues hay
argumentos convincentes y observaciones admisibles que podran
oponerse a su afirmacin de que el norteamericano actual ha per
dido su direccin interior. Mi impresin es que Riesman procede con
excesiva dureza con sus paisanos y trata con demasiada suavidad al
hombre dirigido por otros. Por otra parte, las tesis de Riesman con
tienen una suficiente apariencia de verdad con referencia a los Esta
dos Unidos y otros pases comparables, lo que permite aceptarlas
por ahora como verdaderas. Presuponiendo, pues, la exactitud de su
diagnstico habr que ver en las pginas siguientes hasta qu punto
ha influido la evolucin del carcter social, preconizada por Riesman,
en la sociedad americana (yen un sentido ms amplio, en cualquier
sociedad compuesta de individuos dirigidos por otros) para escoger
una u otra de las alternativas de organizacin poltica expuestas por
Tocqueville. Qu sucede con la libertad en una sociedad en la que
la conducta social de la mayora puede describirse como dirigida
por otros? Qu resistencia ofrece el hombre dirigido por otros al
totalitarismo? Qu apoyo proporciona a una sociedad libre? Cmo
a A.
DE TOCQUEVILLE:
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11
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
A.
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D.
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D.
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12
190.
189.
231.
232.
Secrecy (Glencoe, 1956). Esta y las siguien
CONFORMISMO Y AUTONOMA
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CONFORMISMO Y AUTONOMA
296
16
Esta exposicin se basa en la obra de EUGENE KINKEADS, "The Study
of Something New in History", en The New Yorker, de fecha 26-X-1957.
Esta fuente se considera como buena, pero resulta por ahora y en parte uni
lateral; tambin por esta razn no se ha de interpretar mal, generalizando
o dogmatizando, lo que sigue.
297
1;
Todas las citas de este apartado proceden del artculo nombrado en la
nota 16, inmediatamente precedente.
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CONFORMISMO Y AUTONOMA
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IV
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CONFORMISMO y
AUTONOMA
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D.
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23
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
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hay, por otra parte, una gran masa de ciudadanos que tienen desde
luego el derecho de votar, pero a quienen se prohibe cualquier acceso
ulterior a participar en el proceso dividido del ejercicio de dicho
dominio. Pueden surgir opiniones divergentes si extendemos el con
cepto de clase a grupos tales como la burocracia estatal o industrial.
pero puede haber pocas dudas sobre el hecho de que estos grupos
han ocupado el sitio de antiguas elites de dominio y poseen, en
conjunto. "el poder". Yo, al menos, no dudara en calificarlas de clase
dominante aun cuando se trate de una clase dominante de caracte
rsticas sociales muy particulares.
Si contemplamos las caractersticas de la burocra;:ia como clase
dominante nos revela el Estado que marcha por s mismo posibili
dades evolutivas que ni son automticas ni muy agradables. Hay que
reconocer en justicia que Riesman mismo haba previsto esas posi
bilidades, aun cuando su descubrimiento parece haberle sorprendido:
"Paradjicamente puede ser que mientras en los Estados Unidos han
sustituido los planos elevados de los grupos de veto a los dirigentes
de las clases se ha concentrado, sin embargo, ms el poder en otro
sentido, a saber, con relacin a la desaparicin de las antiguas divi
siones del poder, tanto desde un punto de vista constitucional como
tambin psicolgico-social" 21. Riesman emplea aqu el trmino "para
djicamente" porque cree que, por una parte, nadie tiene ya el poder
y que, por otra parte, aquellos que lo poseen son ms poderosoS que
cualesquiera de sus antecesores en la historia. Esta exposicin es cla
ramente contradictoria y, sin embargo, acierta plenamente con la
situacin social de las burocracias pblicas y privadas. Las burocra
cias se hallan en la situacin curiosamente ambigua de ser soporte
y al mismo tiempo meros representantes potenciales del dominio.
A la vez que son la sede ltima y real del dominio en todas las orga
nizaciones sociales, incluida la del Estado, no representan un pro
grama poltico concreto. Los fines, por cuya causa ejercen las buro
cracias su dominio, no tienen su origen dentro de sus jerarquas, ni
pueden tampoco tenerlo. Los burcratas pueden influir en las deci
siones polticas o modificarlas u ofrecerles resistencia, pero no pue
den tomar estas decisiones por s mismos. En un Estado moderno no
hay nadie que est en situacin de gobernar sin la burocracia o con
tra la misma. Pero al mismo tiempo no puede gobernar tampoco la
burocracia sin una "cabeza", sin aquellos que dan las normas direc
tivas, y segn las cuales obran sus miembros. Las burocracias son,
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D.
RIESMAN:
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
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D.
RIESMAN:
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El anlisis de la poltica del hombre dirigido por otros, que he
intentado presentar. en este ensayo, se distingue en varios puntos
del propio anlisis de Riesman. Supone, en parte, una interpretacin
de la concepcin de Riesman, en parte la completa, y en parte la
crtica. La direccin por otros supone en el campo de la poltica lo
que he denominado una democracia sin libertad. Me parece que esto
se puede demostrar mediante una rigurosa interpretacin del libro
de Riesman, aun cuando en el presente ensayo, y con la misma finali
dad, ha utilizado argumentos y material adicionales. Creo adems
que una democracia sin libertad y, por tanto, una direccin por otros
represetltan en el fondo un estado de cosas muy poco grato. Riesman
no lo manifiesta, pero no puedo ocultar la impresin de que, a pesar
de diversas afirmaciones en contrario, comparte en el fondo esta
opinin. Esta es la razn por la que llamara al presente ensayo un
complemento del anlisis de Riesman. Hay, sin embargo, un tercer
punto decisivo en que mantengo una opinin totalmente distinta a la
de Riesman. Si mi interpretacin de su obra es correcta, opina Ries
man que el socilogo que ocupa una posicin valorativa frente a los
resultados de su investigacin debera renunciar con todo cuidado
a manifestarla. Est preocupado de que posiblemente "el juicio del
lector pudiera verse influido por el concepto 'autodirigido', que sue
na como un tipo ms autnomo, y por ello mejor que el de "dirigido
por otros", y quisiera ver interpretado su anlisis "como una cons
truccin.tipo de los modos de actuar determinadas formas de canfor
midad en el carcter de clase media":I6. Opino que esta extraeza
recada de los autores en un galimatas de trminos sociolgicos no
es algo casual. Abstenindose de todo juicio de valor sigue Riesman
a sus compaeros de profesin en su pecado cardinal. Lo hace unido
a las ms funestas consecuencias. Intenta ser un socilogo, es decir,
un hombre que analiza la realidad sin alabarla ni censurarla. Pero ha
cindolo ha convertido a su obra -quiz en contra de su voluntad
en un instrumento propicio para la creacin de aquel estado de cosas,
que es probablemente el menos apetecido por l mismo.
Si el hombre dirigido por otros se. encuentra hoy en muchos pa.
ses en disposicin de im poner su democracia sin libertad, es ello
2Il
.1.
D.
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14
Y LA IGUALDAD *
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SOCIEDAD
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LIBERTAD
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citas de este captulo en las pgs. 214 y ss. Para el concepto de la "demo
cracia total", cfr. op. cit., pgs. 125 y ss.; cfr. tambin J. L. TALMON: The
Origins 01 Totalitarian Democracy. (Londres, :1952.)
I
Cfr. H. J. LASKI: A. Grammar 01 Politics, 6.& ed. (Londres, 1934), p
ginas 147-172 ("Liberty and Equality"). Las dos citas en pgs. 147 y 153.
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
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K.
MARX:
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SOCIEDAD Y LIBERTAD
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Siempre que se habla de igualdad pensamos, en primer trmino,
en la naturaleza humana, en su uniformidad y diversidad. No es se
guramente casualidad que Heimann insista, en el mismo prrafo en
que habla de la igualdad de los hombres como hijos de Dios, en que
"los hombres no son iguales por naturaleza"; ni tampoco que Laski
acote sus exigencias de igualdad con la clusula de que las "native
endowments of men" no son "by no means equal"; ni que Marx, al
tratar de la igualdad, aada como algo lgico que "los hombres no
seran individuos distintos si no fueran desiguales" 9. Tras el problema
de la conciliaci6n de libertad e igualdad se esconde siempre la cues
tin: son los Hombres, por naturaleza, iguales o desiguales? Corres.
ponde por ello "la igualdad" -sea cual sea- a la naturaleza humana
o no? No podemos confiar en contestar aqu plenamente a esta pre
9 Cfr. E. HEIMANN, op. cit., pg. 215; H. J. LASKI, op. cit., pg. 154;
K. MARX: Crtica del programa de Gotha (Berln, 1946), pg. 82.
EL FUTURO DE LA LIBERTAD
327
gunta tan general como importante. Pero puede ser til para el pro
blema que nos ocupa el intentar sacar el tema de la igualdad de la
naturaleza humana del medio impreciso de su formulaci6n usual
y referirlo a la tensin entre libertad e igualdad.
Al comienzo del segundo libro de su "Poltica" desarrolla Aris
tteles un argumento que puede ayudarnos, mutatis mutandis, en
nuestras reflexiones. Arist6teles se ha propuesto "estudiar cul de
todas es la mejor sociedad poltica (civil) para que los hombres pue
dan vivir, en cuanto sea posible, segn su propia voluntad" -es
decir, puedan ser libres- y concluye a este fin: "Hemos de comen
zar con aquello que es el comienzo natural de semejante examen.
O bien todos los ciudadanos poseen todas las cosas en comn, o nada,
o bien algunas de ellas" 10. De una manera correlativa deberamos
comenzar preguntando si todos los hombres son por naturaleza igua
len en todo, o en nada, o en algunas cosas. Como esta cuesti6n atae
a los fundamentos, tanto de la discusi6n antropol6gica como de la
iusnaturalista, nos contentaremos con examinar, igual que antes,
el problema de la conciliabilidad de libertad e igualdad bajo los pre
supuestos de desigualdad total, igualdad total e igualdad parcial de
la naturaleza humana.
Supongamos, pues, en primer lugar, que todos los hombres son
completamente desiguales, por naturaleza, en todos los puntos. "La
naturaleza humana", en singular, resultara en ese caso una ficci6n
sin sentido; habra tantas naturalezas humanas como individuos. To
das las coincidencias aparentes, que la experiencia nos impone, seran
accidentales e incluso seran limitaciones de aquella desigualdad esen
cial en que consistira la naturaleza humana. Arist6teles ha demos
trado que no es posible una comunidad (y una sociedad) bajo el
presupuesto de la desigualdad total; alguna cosa han de poseer los
hombres en comn por naturaleza, para reunirse, aunque s610 sea el
instinto de autoconservaci6n hobbesiano, como raz6n del contrato
social. Se puede preguntar, al menos, si es posible la libertad en el
caso de desigualdad total; incluso podra uno verse tentado a descu
brir en la desigualdad total, simultneamente, la libertad total (en
su posibilidad), no cohibida por "dato" alguno; mas en cualquier
caso es seguro que no existe nuestro problema de conciliabilidad de
libertad e igualdad: si no hay igualdad no puede resultar un proble
ma su relacin con la libertad.
10
ARISTTELES: Politik und Staat der Athener, traducido por O. GIGON
(Zurich, 1955), pg. 82.
EL FUTURO DE LA LIBERTAD
11
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MARSHALL:
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principio del recto orden social y que, Como tal principio, haba con
tinuado influyendo en la historia incluso despus de ms de dos mi
lenios. La igualdad del status civil es el contrato social de los hom
bres libres; por ella, y slo por ella, se transforma la oportunidad
de la auto-realizacin de privilegio de unos pocos escogidos en pe
ticin de derecho de todo hombre. Sin esta forma de igualdad no es
es posible pensar en una libertad universal.
Mas debemos insistir aqu en que la igualdad del status civil slo
crea, y puede crear, la libertad problemtica. Los derechos civiles de
igualdad forman, segn su propia naturaleza, una base de diferencia
cin social. Su importancia se puede hacer resaJtar por ello igual.
mente diciendo que son la condicin para hacer posible la desigual
dad: por ser todos los hombres iguales en sus derechos civiles pue
den ser desiguales en sus formas de existencia; sin la igualdad de las
oportunidades y lmites no es posible la multiplicidad de las formas
y modos de vida. Si los derechos y obligaciones del rol de ciudada
no trascienden la base de la existencia social y tratan de regular tam
bin la forma del autodesarrollo humane, se convertirn en destruc
tores de la libertad en lugar de ser su condicin necesaria. La liber
tad asertiva, por tanto, slo puede crearse mediante la igualdad del
status civil, como una oportunidad: dentro de una sociedad de ciu
dadanos iguales sigue siendo un deber de cada individuo en parti~
cular, que gracias al status civil ser susceptible de solucin, pero no
por el hecho mismo queda ya solucionado.
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En un plano abstracto parece clara y evidente la conciliabilidad
EL FUTURO DE LA LiBERTAD
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337
SOCIEDAD Y LIBERTAD
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ment~ por esta razn deseo proceder aqu, como en temas anteriores.
con una intencin abierta e "ingenua", y reflexionar sobre el proble
ma sin tener en cuenta los intentos de solucin anteriores de algunos
puntos. Que semejante "ingenuidad" permita tambin solamente so
luciones crticas puede ser lamentable para algunos; pero corres
ponde a la intencin de estas reflexiones.
Con respecto a la igualdad del status social podemos presentar
dos problemas extremos, en los que las oportunidades de la libertad
se encuentran particularmente en peligro y en los que, por tanto, se
pueden calibrar mejor las complejas relaciones entre igualdad social
y libertad individual. Son los problemas presentados por los lmites
inferior y superior de la jerarqua del status social: existe alguna
categora social, por debajo de la cual no debe caer nadie, sin perder
las oportunidades de la libertad? Hay, por el contrario, posiciones
sociales, cuyo status supera en tal medida al nivel general que peli
gran por su culpa las oportunidades de libertad de los otros? Cmo
se presenta el problema de la conciliabilidad de libertad e igualdad
en los dos extremos, en la base y en la cspide de la pirmide de la
posicin social? Al contestar a estas preguntas presuponemos, como
nica condicin, las relaciones existentes en las sociedades indus
triales desarrolladas contemporneas.
La base tericl de la pirmide del status social de las sociedades
modernas debera comprender, desde el punto de vista de los cuatro
factores de la estratificacin social, hombres que no han gozado de
ninguna clase de formacin o educacin, que se hallan sometidos en
todas sus relaciones sociales y no poseen por ello ninguna autorida'd,
cuyo prestigio est por debajo del de todos los dems portadores de
posiciones sociales y que no poseen propiedades ni ingresos que les
permitan satisfac~r las necesidades ms elementales de la vida. Est
claro que en semejante caso queda en entredicho la igualdad de la
participacin del proceso social y con ello la oportunidad de la auto
realizacin: la total exclusin de las recompensas ("rewards" y
bienes ("facilities") de la sociedad equivale a una negacin de la
misma categora de todos los ciudadanos; limita la misma opor
tunidad de libertad en que consiste el status civil. Por consiguiente,
un nivel mnimo del status social (yen este sentido la misma posi-
cin de todos) es condicin indispensable de la posibilidad de la liber
tad; y, adems, en la misma medida en que los derechos fundamen
tales civiles: forma parte de la "condition"y no de las "conditions"
del individuo libre. De ah que como eliminacin de una estructura
social 'de las oportunidades de libertad, un mnimum de status social
resulta elemento, indispensable de la igualdad del status civil.
22
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cin, pero que en todos estos cambios ha quedado siempre sin tocar
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EL FUTURO DE LA LIBERTAD
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EL FUTURO DE LA LIBERTAD
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349
SOCIEDAD Y LIBERTAD
VII
Cuando los tericos polticos del siglo XIX hablaban de igual
dad social, se referan casi exclusivamente a las dos igualdades del
status civil y social. Ni Kant ni Hegel, ni Tocqueville ni Marx, ni
Lasalleni los Fabier, descubrieron junto a estas dos aquella ter
cera igualdad social, que en nuestro siglo deba volver a poner
en entredicho, de un modo peculiar, la libertad del hombre en la
sociedad. J. S. Mill, tantas veces injustamente criticado, representa
aqu una notable excepcin. En su tratado sobre la libertad habla
de la "tirana de la mayora". Aun cuando este trmino es usual en
la filosofa poltica, su estudio condujo a Mill -si interpreto bien
a una idea entonces nueva: la de "la tirana de la sociedad", como
l la denomin. "La sociedad puede ejercer su propio dominio y
efectivamente lo ejerce: y si da rdenes falsas en lugar de las ver
daderas, o sencillamente las da en asuntos de los que no debiera
ocuparse, practica una tirana social, que es ms terrible que mu
chas formas de opresin poltica, porque, aun cuando de ordinario
no se basa en sanciones tan eXtremas, ofrece meno1:posibilidades
a la huida, penetra ms profundamente en los detalles de la vida y
esclaviza al espritu mismo". Mill mismo precisa ms esa tirana
21
E. KANT: "Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbrgerlicher
Absicht". En Kants Poplllire Schriften (Berln, 1911), pgs. 210-211.
".i
22
J. S.
MILL:
350
EL FUTURO DE LA LIBERTAD
SOCIEDAD Y LIBERTAD
351
23
D. JACOBSON: "Everything Without Tears". En EncOlmter, nm. 57
(junio, 1958), pg~ 29 y ss.
352
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Cfr. D.
RIESMAN:
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353
'VIII
25
23
D.
RIESMAN:
354
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