Pelinski, Ramon - Etnomusicologia en La Edad Posmoderna

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Etnomusicologa en la edad posmoderna *


Ramn Pelinski
"No es difcil ver que el nuestro es un tiempo de nacimiento y un perodo de transicin hacia
una nueva era....La frivolidad y el aburrimiento que perturban el orden establecido, el vago
presentimiento de algo desconocido, son los heraldos del cambio que se aproxima." (G. W.
F. Hegel)

1. La condicin posmoderna
No necesitamos estar particularmente alertas para observar que las condiciones materiales del
capitalismo tardo estn cambiando dramticamente nuestros modos de vida. Manifestaciones de
ello son la explosin de las nuevas tecnologas de la comunicacin, la informtica, el
almacenamiento digital, la apertura del ciberespacio (que hasta en el Vaticano ha operado una
especie de cibertransusbstanciacin), la reestructuracin del capitalismo, las luchas por la
reivindicacin de las diferencias, la inmigracin y los desplazamientos demogrficos. Ya no hay
fronteras claras entre culturas territorializadas y culturas deterritorializadas. Nuestra sociedad
actual est transida de hibridacin. Nuestro campo de trabajo funde y confunde la aldea con el
ciberespacio.
El fracaso del comunismo y, en general, el colapso de la poltica de clases "ceden terreno a una
gama difusa de 'polticas de la identidad'", basadas en las diferencias tnicas, sexuales o de
gnero de grupos tradicionalmente humillados que luchan por obtener la igualdad (Eagleton
1996: vii, 24). Nuevas teoras proliferan para articular estas transformaciones poderosas que
impulsan el pensamiento contemporneo a pensar - con ms dudas que certezas- el nuevo
milenio.
El objetivo de este texto es mostrar cmo algunas ideas posmodernas han afectado las
perspectivas tericas, los objetivos y las cuestiones de la etnomusicologa reciente. Mi
presuposicin es que algunos textos etnomusicolgicos contemporneos han ganado en
sofisticacin terica, poder crtico y relevancia social en la medida en que se han emancipado de
los vnculos (tal vez opresivos) que haban mantenido tradicionalmente con la etnologa y la
musicologa. Dichos textos, liberados de una identidad disciplinar, buscan una inspiracin ms
bien en las teoras posmodernas del posestructuralismo, del poscolonialismo, del posmarxismo y
de la crtica feminista.
Dado que el posmodernismo significa cosas distintas para personas distintas que viven en medios
culturales diferentes, es necesario presentar -aunque fuera sucintamente- aquellas ideas del
posmodernismo que parecen haber tenido ms repercusin en la etnomusicologa reciente.
Como ha sucedido tambin en otras disciplinas humanistas, las ideas que fundan el pensamiento
de la etnomusicologa actual, provienen en gran parte de la apropiacin, algo tarda, de teoras
europeas de posguerra: la Escuela de Frankfurt con Adorno en particular, los estructuralismos
lingstico y antropolgico de Jakobson y Lvi-Strauss, los posestructuralismos de Foucault,

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Deleuze, Derrida y Lacan, Gramsci y el posmarxismo de Althusser, la sociologa de Bourdieu, y,
en fin, la nueva historia de Le Goff, Veyne y otros.
De una manera u otra, todos estos discursos estn relacionados entre si. Comn a ellos es el
desafo a los relatos magistrales y totalizantes, esto es, a las 'grandes narrativas' de la Ilustracin,
del hegelianismo, del marxismo, etc., que pretenden ser fundacin ltima para legitimar la
creencia en el progreso histrico y en el poder emancipador de la razn. Dichas teoras implican
una visin eurocntrica del mundo, un canon artstico y acadmico unidimensional, y formas
ocultas de dominacin patriarcal que sustentan relaciones racistas, sexistas, homofbicas, y
clasistas. Comn a los discursos posmodernos es tambin apoyar las polticas de lo local y
particular, favorecer posiciones de pluralidad y diferencia y presentarse como defensores de la
diferencia racial, sexual y tnica (Giroux 1992: 29-55).
Las teoras posmodernas asumen una posicin relativista: culturalmente, desafan las posiciones
etnocntricas en nombre del pluralismo; epistemolgicamente, sostienen que "las teoras proveen
en el mejor de los casos perspectivas parciales sobre sus objetos, y que toda representacin
cognitiva del mundo se reduce a construcciones lingsticas e ideolgicas (Best y Kellner 1991:
4). Para el posmodernismo, como para Nietzsche, no hay hechos, sino interpretaciones (aunque
siguiendo a Eco cabra pensar que toda interpretacin es interpretacin de algo...) As, para el
posmodernismo, el conocimiento no es objetivo y neutral (positivismo), o emancipatorio
(marxismo), sino ms bien indisociable de regmenes de poder (Foucault).
El posmodernismo rechaza la idea moderna de un 'sujeto racional unificado' en favor de un
sujeto social y lingsticamente descentrado y fragmentado (Foucault), que sera ms bien una
construccin artificial de discurso, una simple 'posicin de sujeto', un mero 'efecto del lenguaje,
del deseo y del inconsciente' (Best and Kellner 1991: 5, 42). El 'yo' es cada vez una entidad
diferente: el sujeto no habla el lenguaje, sino que es hablado por l. Somos hablados por el
discurso de las instituciones. En esta revolucin copernicana, el sujeto pierde su status
ontolgico: su lugar es ocupado por diferentes teoras de los que el sujeto es mera funcin. El
posmodernismo elimina al sujeto como lugar y origen del discurso.
Si el sujeto posmoderno no es origen del discurso de conocimiento, y el mismo pensamiento no
es ms que una construccin lingstica, nos encontramos frente a una 'crisis de la
representacin' (o de la referencialidad) que, grosso modo, consiste en eliminar la identidad entre
las palabras y las cosas. Por esta razn, el estudio cualitativo de los fenmenos sociales consistir
primeramente en el anlisis de formaciones discursivas, esto es, de diferentes sistemas de
significacin o 'textos' vinculados a la expresin verbal (Tel Quel), cuyo anlisis se puede llevar
a cabo sin postular un sujeto activo, creador o productor. La lengua no es una objetivacin
individual sino colectiva, que existe independientemente del sujeto significante. Para los toricos
idealistas (o pantextualistas) del posmodernismo no existe una distincin entre discurso y
realidad: el discurso es la realidad y viceversa, (para parodiar a Hegel). El nico saber
significante proviene de las formaciones discursivas, como sitios de la lucha por el poder
mediante la produccin de sentido. Para ellos, todo discurso cultural es discurso poltico.

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Dado que el discurso es un sistema lingstico que se autovalida, -un sistema que confirma la
relacin de la realidad proporcionada por quienes la utilizan (Foucault)-, la construccin de la
verdad est asociada con sistemas de poder cuyas operaciones y contradicciones dialcticas
pueden ser descubiertas por el mtodo de la desconstruccin (Subotnick 1996). Si toda teora
est caracterizada por la topicalidad, esto es, si, como atestigua Slavoj Zizek "la teora es siempre
parte de la conjuncin en la que interviene (....), un momento de la totalidad que es su 'objeto'"
(Zizek 1994: 182), una de las tareas de la desconstruccin es justamente contrarrestar los efectos
de esta topicalidad que amenazan naturalizar las estructuras ideolgicas (Krims 1998: 321).
En fin, puesto que la significacin no est dada sino que es construida por la experiencia del
receptor, el pensamiento posmoderno se empea en comprender experiencias que conducen a la
construccin de la subjetividad. Tales experiencias son a menudo corporales - esto es, prelgicas
e inmediatas- y constitutivas de los procesos cognitivos.
Entre las teoras posmodernas que han informado la problemtica de la etnomusicologa
contempornea, destacan -ms all del posestructuralismo y del posmarxismo-, las crticas
postcolonial y feminista.
Los tericos del poscolonialismo (Memmi 1991; Fanon 1988, 1989; Fernndez Retamar 1995;
Sad 1978, 1989, 1993; Freire 1972; Spivak 1987; Minh-Ha 1989; Bhabha 1994; Savigliano
1995, y otros) se proponen descolonizar el discurso que ha construido al Otro criticando las
ideologas implicadas en su invencin. Para utilizar una expresin feliz de Johannes Fabian
(1983) sobre los antroplogos, podramos decir que la mayor parte de las veces 'los
etnomusiclogos no hablan con el Otro; hablan del Otro entre ellos.' Los discursos poscoloniales
desconstruyen las implicaciones poltico-conceptuales de las dicotomas que las potencias
coloniales han producido, a fin de ejercer hegemona sobre un Otro supuestamente inferior,
extico, irracional, marginal. Los poderes coloniales lo han inventado, y pretenden representarlo,
para explotarlo ms eficazmente en nombre de los grandes relatos totalizadores del Occidente.
Orientados hacia la racionalizacin universal, el progreso industrial y la expansin de los
mercados, estos relatos erradican las historias locales o nacionales para proponer un destino
comn unificado para toda la humanidad - que sera, por cierto, el de la civilizacin Occidental,
y erradican las historias locales o nacionales
Para el pensamiento poscolonial, la dicotoma centro-periferia pierde sentido en un mundo de
redes mltiples en el cual los antiguos centros devienen mviles y excntricos. Hoy el centro es
nmada. Ello no puede ser de otra manera en una poca de migraciones, desplazamientos,
mestizaje generalizado, multiculturalismo, identidades complejas y lealtades dispersas. En estas
condiciones emergen una literatura, un arte y una msica poscoloniales como nuevas formas de
resistencia y nuevas sensibilidades para oponer tradiciones locales a la naturaleza multinacional
del capital. Estas expresiones artsticas se valen de estrategias de significacin y gramticas de
oposicin, basadas en el code switching, sincretismo e hibridacin frente a las diversas formas de
hegemona econmica (Lipsitz 1994: 31).
Anlogamente a la visin del Otro de las teoras poscoloniales, la crtica feminista exige el
reconocimiento de los derechos de las mujeres a representarse a si mismas en aquellos dominios

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de la vida de los cuales fueron excluidas por un patriarcado que usurp sus funciones
significativas y representativas, erradicando su presencia histrica (McClary 1991, 1993; Citron
1993; Solie 1993; Cook y Tsou 1994). Las diferencias de gnero son concebidas como
construcciones culturales, polticas y simblicas que crean relaciones asimtricas de
subordinacin -lo masculino es hegemnico con respecto a lo femenino- de las cuales las
mujeres buscan emanciparse. El gnero como categora analtica, ms an, como paradigma de la
nueva musicologa, ha protagonizado la investigacin musical desde mediados de los aos 80,
cuando la (etno)musicologa comenz a abandonar la insularidad de sus estudios positivistas para
abrirse a debates corrientes en las ciencias sociales y humanas sobre la experiencia humana, la
constitucin de la subjetividad, las polticas de la identidad, de la representacin y del poder, el
papel de la msica en la construccin de realidades sociales, etc.
A la crtica feminista se une la crtica gay y lesbiana (Brett, Thomas y Wood, 1994) en el
empeo de proponer una aproximacin alternativa al estudio del hecho musical, que tome en
cuenta la subjetividad de aquellos 'Otros' que han sido tradicionalmente menospreciados,
excluidos y ocultados por la historia musical.
De este modo, las teoras posmodernas del poscolonialismo y del feminismo contribuyen a situar
las polticas de la representacin discursiva de la identidad tnica y de gnero en el centro del
debate musical crtico.
2. La etnomusicologa en la edad posmoderna
La etnomusicologa actual, lejos de temer el dilogo con estas ideas, se nutre de ellas para
articular nuevos problemas, en los que la msica, ms all de buscar su identidad en rasgos
snicos, simboliza pensamientos y prcticas polticas, sociales y culturales de nuestro tiempo.
Si bien es cierto que los debates actuales de la musicologa - en particular de la musicologa
norteamericana -estn informados por perspectivas posmodernas (Kramer 1992, 1993;
Tomlinson 1993; Pasler 1997), sera hiprbole afirmar que la etnomusicologa contempornea
est colonizada por la teora posmoderna. Por una parte, en gran parte del mundo no se dan las
condiciones materiales que promueven reflexiones posmodernas; y en aquellas regiones donde
tales condiciones se dan, hay un lastre histrico que a menudo se opone a reteorizar nuestro
campo de estudios. Por otra parte, pertenece al concepto mismo de posmodernidad el
reconocimiento del pluralismo de tendencias epistemolgicas y discursivas que responden a
aspectos particulares de la realidad musical. En consecuencia, lo que en el curso de esta
disertacin llamaremos, por razones de operatividad, "etnomusicologa posmoderna" no denotar
sino aquellas tendencias emergentes protagonizadas por algunos etnomusiclogos que
trascienden los lmites de categoras intelectuales recibidas para elaborar nuevos teoras
inspiradas en la 'condicin posmoderna.'
2.1. Msica e identidades sociales

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En las ltimas dcadas, los etnomusiclogos han prestado especial atencin a las diferencias de
gnero (crtica feminista, gay y lesbiana) y de edad (teoras sobre las msicas populares de los
jvenes).
La concepcin de un sujeto fragmentado y artificialmente construido como una funcin del
lenguaje, la nueva aproximacin al hecho diferencial del gnero rechaza la visin esencialista de
una identidad esttica y constante, en favor de una visin de las identidades como procesos
dinmicos, complejos, frecuentemente reinterpretados, generalmente imaginados, y sujetos a
negociaciones coyunturales.
Por otra parte, entre identidad y msica existe un vnculo privilegiado: la msica posee el poder
de ofrecer a la gente la experiencia corporal de sus identidades imaginadas en el momento de la
performance (Frith 1996). La performance no reenva a un sentimiento de identidad que estara
detrs (o ms arriba, o debajo) de la performance, sino que es la realidad misma de la identidad.
Para Turino, la ejecucin musical 'no es puramente una afirmacin sobre identidad y
cosmovisin, sino que es ms bien la esencia de tal afirmacin' (Turino 1989: 29). Dicho de otra
manera: 'hacer msica no es una manera de expresar ideas; es una manera de vivirlas.' (Frith
1996). Adems, pensar que la performance no es smbolo de cosas externas a ella, sino esas
mismas cosas manifestadas como performance, es un retorno hacia una fenomenologa de las
cosas mismas (Friedson 1996: xi-xvi)
Al disolverse la oposicin colonial de centro-periferia, los lmites entre los territorios tnicos y
las fronteras entre las msicas, la oferta musical de imgenes identitarias es ilimitada en su
diversidad: se extiende desde las msicas territorializadas que configuraron las primeras
ficciones identitarias de nuestra infancia hasta el flujo global de las msicas mediatizadas que
tanto pueden imponernos las ficciones identitarias del colonizador, como permitir que veamos en
la msica del Otro aspectos (y espectros) de nuestra propia identidad.
Probablemente no hay texto etnomusicolgico contemporneo que no trate aunque sea
implcitamente los procesos de construccin identitaria. Para no mencionar ms que un par de
ejemplos: Para Turino, la construccin de identidades "implica procesos creativos continuos que
cuestionan la concepciones esencialistas de la cultura y la identidad" (1993:13). As, entre los
indios de Conima (Per) que emigran a la ciudad de Lima, emergen nuevas identidades sociales:
en lugar de la identidad nica de su comunidad de origen, los indios construyen una identidad
nueva que sintetiza elementos montaeses, comportamientos urbanos, cultura internacional del
rock, etc. Por su parte, M. Stokes (1994) muestra cmo la construccin musical del lugar imbrica
cuestiones de etnicidad e identidad.
La contribucin particular de la etnomusicologa a la comprensin de las relaciones entre msica
e identidad se distingue por haber mostrado a nivel global que los conceptos, comportamientos y
msicas que se relacionan directamente con el gnero son construcciones culturalmente variables
(Sarkissian 1992: 345; Koskoff 1989; Herndon y Ziegler 1990; Robertson 1993). Por lo dems,
tanto el feminismo como la musicologa gay y lesbiana (Brett 1994; Cusick 1994) han
contribuido a promover el debate sobre cuestiones contemporneas que han sido ignoradas por la
(etno)musicologa tradicional, tales como el papel del gnero, del deseo, de la subjetividad y de
la experiencia personal de la msica y del cuerpo en la constitucin de la identidad.

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2.2. Globalizacin y localismo, dispora e identidad
El problema de la construccin de identidades culturales vuelve a plantearse en aquellos textos
cuyo objeto principal es la relacin dialctica entre globalizacin y localismo: el posmodernismo
desencadena el poder de lo local, regional, idiosincrtico para homogeneizarlo globalmente bajo
la forma de World Music. En efecto, la condensacin del tiempo histrico, el
empequeecimiento del espacio geogrfico, y la promiscuidad de sonidos provenientes de
lugares distantes, inspiran aquellos estudios que examinan crticamente las estrategias de fusin
y confusin de sonidos y sentidos locales, y la circulacin de sonidos y sentidos entre audiencias
locales y transnacionales en un mundo en el que las culturas autnomas, homogneas y
autocontenidas dentro de territorios soberanos con fronteras bien demarcadas, son entidades e
identidades en vas de disolucin (Guilbault 1993a; Lipsitz 1994; Mitchell 1996).
Los estudios sobre globalizacin y localismo estn particularmente enfocados hacia cuestiones
polticas y estticas de las msicas transnacionales y de las diferencias culturales que ellas
implican, hacia la dialctica entre homogeneizacin y diversidad, y hacia las categoras
(pastiche, nostalgia) que caracterizan la produccin de la "World music", etc (Erlmann 1993: 315; 1994; 1998: 12-21).
La globalizacin de la industria musical -en particular aquella que produce la World music,
suscita tambin problemas de identidad en relacin con el imperialismo cultural, y la creacin o
confirmacin de un espacio local propio (Guilbault 1993b; 1996). Segn George Lipsitz
(1994:3), las transformaciones de la msica popular involucran cambios en la potica y la
poltica del lugar. A pesar de la globalizacin de los medios de produccin y de distribucin, y a
pesar de su carcter viajero, las msicas populares contemporneas refuerzan y a la vez sabotean
los vnculos con su lugar de origen. Bien que la comunicacin musical intercultural trae
recuerdos de colonialismo (exotismo, racismo), las condiciones emergentes de la globalizacin
estn cambiando este panorama: a pesar de la integracin global, las identidades locales no
desaparecen.
Por otro lado, en un tiempo de heterogeneidad, hibridacin, y multiplicidad, y en un mundo
interconectado, en que el capital opera a escala global, las identidades territorializadas en
perspectivas locales tienen la posibilidad de abrirse a las identidades diaspricas que les ofrece la
globalizacin.
En fin, gracias a la interconexin de prcticas musicales y discursivas en un mundo globalizado y
mediatizado, el objeto de estudio de una etnomusicologa posmoderna resulta ms complejo una complejidad que reside menos en la materia sonora que en su situacionalidad social. Como
luego veremos, esta complejidad resulta particularmente evidente en el trabajo etnogrfico.
2.3. El cuerpo en la msica
La participacin del cuerpo en la formacin de singificaciones prelgicas y prediscursivas es uno
de los temas centrales del posmodernismo en su crtica a la moral cristiana, a la racionalidad
moderna y al objetivismo cientfico. Esta crtica tiene que ver con la represin del cuerpo en la

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cultura Occidental y con el rechazo del mismo como medio de conocimiento en la dicotoma
Cartesiana de cuerpo y espritu.
La bsqueda secular de sentido racional y abstracto detrs de la superficie sensible de la msica
ha desviado la atencin de los aspectos corporales de la msica, visiblemente ausentes en los
discursos musicolgicos institucionalizados. Por el contrario, la centralidad del cuerpo en la
comprensin de la msica ha sido constantemente acentuada por las llamadas 'musicologas
alternativas': estudios en msica popular, estudios de msica y gnero, teora crtica feminista
(Middleton 1983: 235-70; Brett 1994: 371; McClary 1991: 23), etc. Estas musicologas tienen en
comn la cuestin recurrente de cmo conceptualizar el cuerpo en cuanto condicin de
posibilidad para toda experiencia musical posible (Walser 1991; McClary y Walser 1994). En
particular, la crtica feminista apela a la performatividad de la msica en cuanto 'la actualizacin
de la msica por cuerpos reales y voces reales que bajan la msica de estratosfera para participar
en prcticas cotidianas.' (McClary 1991: 417).
2.4. El impacto de las nuevas tecnologas de la comunicacin
La relacin privilegiada que la posmodernidad guarda con los medios de difusin masiva y las
nuevas tecnologas de la comunicacin ha sido tambin objeto de atencin por parte de los
investigadores, particularmente por aquellos que estudian las msicas populares. Dado que estos
medios han sido decisivos en la creacin de una cultura de masas, los procesos de produccin, de
difusin y de recepcin han sido el terreno de investigaciones particularmente fructferas para el
desarrollo de teoras.
Sabemos que la comunicacin masiva tiende a reducir la experiencia de la realidad a una
experiencia de imgenes. En este sentido, la TV resulta el medio ms tpico de la cultura
posmoderna. Si los medios de comunicacin masiva propagan simultneamente a nivel global
representaciones (imgenes) que no se pueden distinguir de la realidad, podemos hablar de la
insensibilidad creciente del pblico que ve la TV y asiste a la realidad como espectculo (Eco,
Baudrillard). En esta perspectiva se inscriben algunos trabajos que estudian la percepcin
distrada, diseminada, fragmentada (Benjamin) del televidente, una actitud que representara la
estructura misma del conocimiento y de la percepcin de fines del siglo XX (Straw 1993). Por su
parte, de Carvalho reflexiona sobre los cambios de sensibilidad que las innovaciones
tecnolgicas provocan en la ejecucin y la recepcin musical de los circuitos de consumo
musical actual. Estas innovaciones "provocan una constante renovacin de la percepcin del
oyente de msica" y propician un clima meditico "que homogeneiza el impacto sensorial de la
msica." (Carvalho 1996: 254-55). Ms an, las nuevas tecnologas de grabacin y de
reproduccin llevan a un gusto estandarizado, en el que el control electrnico de la alteridad
anula las diferencias entre las msicas.
Otros medios de comunicacin masiva, como la cassette, tambin han configurado de manera
especfica la produccin, difusin y recepcin de la msica popular contempornea (Manuel
1993).
2.5. La reconceptualizacin de la etnografa musical

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La nueva etnografa musical se funda en reflexiones crticas que tienen por objeto tanto la
experiencia directa del trabajo de campo, como su representacin interpretativa en la forma de
textos.
2.5.1. Trabajo de campo
El trabajo de campo est muy alejado de aquellas misiones folklricas cuyo objeto principal era
recoger la mayor cantidad posible de piezas para someterlas despus a la clasificacin,
descripcin, anlisis y explicacin en el gabinete del investigador. Las 'relaciones asimtricas'
que el contexto colonial crea en este tipo de trabajo no pueden captar los aspectos interpersonales
humanos y comprometerse en 'procesos interactivos personales' que reconocen los valores
especficos de las sociedades estudiadas (Barz y Cooley 1997: 7, 11; Canzio 1995). Para obtener
una comprensin intercultural inmediatamente vivida, la etnografa musical actual
reconceptualiza el trabajo de campo, buscando nuevos modelos de etnografa en una pluralidad
de inspiraciones: las teoras feministas (McClary 1991, 1993; Koskoff 1987, 1993), la
fenomenologa (Titon 1997, Friedson 1996), la hermenutica (Rice 1997), el dialogismo
bakhtiniano (Feld 1990), etc. En particular el feminismo ha mostrado el carcter androcntrico
de lo que pretende ser escritura genricamente neutra (Babiracki 1997: 121-36)
En esta lnea, las interrogaciones de la etnografa musical actual estn teidas de
posmodernismo: qu podemos conocer a travs del trabajo de campo sin explotar a los
detentores de la cultura investigada? qu puede ofrecer la etnografa musical al conocimiento
del ser humano? qu obligaciones de reciprocidad tiene el etnomusiclogo frente a los
miembros de la cultura que estudia? (Clifford 1983; Barz y Cooley 1997: 11). Como observa
Timothy J. Cooley pasar del estudio de la msica como objeto al estudio de la msica como
cultura lleva a practicar una etnomusicologa reflexiva en la cual el investigador no puede
situarse fuera de la cultura como observador de una cultura objetivamente observable. Dado que
la subjetividad del investigador interfiere en el proceso de su experiencia de la cultura estudiada
(vivida), es necesario que explicite su posicin epistemolgica y el modo de su relacin con la
cultura estudiada (Cooley 1997: 16-7; Kisliuk 1997: 23-44).
2.5.2. El Otro entre nosotros, o la etnomusicologa repatriada.
La crtica protagonizada por los discursos poscoloniales ha contribuido a reorientar la
investigacin etnomusicolgica hacia campos de trabajo ms cercanos a la vida cotidiana del
investigador. Esta reorientacin recibe el nombre de 'etnomusicologa repatriada'. Contrapartida
de la etnoteora, la etnomusicologa repatriada surge implcitamente del discurso poscolonial.
Postular el derecho de las culturas africanas o sudamericanas a expresarse con su propia voz,
equivale a admitir que tambin las minoras tnicas de la ciudad en que vivimos pueden atraer la
atencin del investigador musical. La 'fantasa pastoral' de una cultura extica - pura y lejanacomo objeto de estudio, es un residuo de la escuela de Berln (Musicologa comparada), para la
cual la bsqueda de universales era ms importante que la comprensin de la especificidad de
una cultura musical a partir de un contacto inmediato con ella. Si la extraeza del Otro es ya mi

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propia extraeza, ms vale repatriar el objeto de mi estudio. Esta perspectiva tiene la ventaja de
aguzar la mirada lejana del etngrafo con la certeza inmediata del 'insider'
Las exploraciones en direccin a una 'etnomusicologa urbana' han sido protagonizadas por
Adelaide Reyes Schramm ([1979] 1992), quien propone como objeto de estudio las minoras
tnicas en el contexto urbano de las grandes ciudades. M. Slobin (1993) ofrece un estudio
programtico de las prcticas musicales - diversas y complejas, que las subculturas minoritarias
mantienen en las grandes ciudades, cultivando lazos interculturales en redes transnacionales y
transtnicas, en las cuales lo global sigue implicando lo local.
La etnografa musical urbana que tiene por objeto el estudio de prcticas musicales populares es
un terreno en el que se distinguen particularmente los estudiosos anglosajones (por ejemplo I.
Chambers, R. Middleton, S. Cohen, J. Shepherd, A. Goodwin, S. Frith, L. Grossberg, y muchos
otros). Entre ellos, P. Manuel (1995) ha enfatizado las 'inclinaciones inherentes' entre las
subculturas urbanas y la esttica posmoderna.
En fin, un aspecto particular de la repatriacin de la etnomusicologa es la consideracin de la
propia tradicin musical erudita como objeto de estudio etnomusicolgico. (Kingsbury 1988;
Jeffery 1992; Nettl 1992a; 1992c; 1995). Podramos denominar esta tendencia como
'autoetnomusicologa', una tendencia que se distingue por reconocer al yo como alteridad, la
propia identidad como diferencia. En efecto, un criterio para evaluar la pertinencia de una
descripcin socio-musical de las msicas del Otro, sera aplicarlo a nosotros mismos (Rosaldo).
2.5.3. Crisis de la autoridad etnogrfica.
La crtica de la construccin colonial del Otro ha comportado una crisis de la autoridad
etnogrfica. Esta crisis se manifiesta, segn J. Clifford, en el hecho de que el Primer mundo ya
no es origen y fundamento de verdad antropolgica. Vivimos ms bien en una situacin de
comunicacin y de contacto intercultural en la cual los procesos de interpretacin son recprocos
(Clifford 1980; 1983: 119; 1988). En una situacin de etnografa generalizada, la autoridad
etnogrfica est distribuida entre el etnomusiclogo y sus colaboradores de modo que entre ellos
se establece un vnculo de reciprocidad (Clifford 1983). Ms all del intercambio de
informaciones sobre las respectivas culturas, este vnculo es uno de los fundamentos ticos de la
comprensin intercultural como proceso de 'fusin dialgica de horizontes' (Gadamer) culturales,
Tradicionalmente, era el etnomusiclogo quien 'deca la ltima palabra' sobre una cultura
musical determinada. Hoy, sabiendo que el Otro, a quien describimos, es en gran parte fruto de
nuestra construccin intelectual, nos preguntamos quin est legitimado para tomar la palabra en
representacin de quin, cul es el papel del etnomusiclogo en la descripcin e interpretacin de
una cultura y cul el del colaborador autctono que nos hace el don de su competencia cultural.
La problemtica de la representacin y de la autoridad es particularmente visible en la
produccin y recepcin de pelculas y vdeos (Titon 1992; Dornfeld 1992)
2.6. Nuevas polticas de la representacin

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El posmodernismo ha incentivado la reflexin sobre la adecuacin y la legitimidad de nuestros
medios para representar (textualmente) la Alteridad cultural (Barz y Cooley 1997:1). Una de las
repercusiones del discurso poscolonial en la etnomusicologa actual es, en efecto, el
reconocimiento de que representar la cultura del Otro, pasa necesariamente por las categoras
mentales del investigador. Lo que importa es admitir la accin del filtro cultural y no pretender
presentar el propio discurso como 'reflejo fiel' de la cultura del Otro.
El elemento de subjetividad es inevitable y solamente llega a ser un obstculo para la adquisicin
del conocimiento del Otro, si no se reconoce su existencia, haciendo pasar por lo tanto la
representacin subjetiva por verdad objetiva. No se trata, pues, de encontrar simplemente lo que
uno quiere encontrar y despus contrselo a todo el mundo...El sujeto del discurso debe, pues,
identificar su posicin social e intelectual para poner en evidencia las relaciones de poder
involucradas en sus palabras. Desde Orientalism de Edward W. Said (1978), no podemos negar
que el Otro es el resultado de una construccin ideolgica en la que interviene toda clase de
filtros, con un sistema de proyecciones, rechazos y discriminaciones generalmente interiorizados.
La subjetividad del investigador juega un papel decisivo en la reconceptualizacin de la
etnografa musical. En lugar de ofrecer descripciones puramente objetivistas y 'cientficas' que
pretenden explicar la msica con una conceptualizacin racional y lgica, el etnomusiclogo
involucra sus propios sentimientos y reacciones emotivas en sus reflexiones sobre la experiencia
del campo. El objeto de la bsqueda no es el objeto musical, sino ms bien la msica en cuanto
cultura, esto es, la msica comprendida desde la experiencia personal, directa, corporal,
cinestsica. Mientras el etngrafo moderno se situaba en un punto fuera de la cultura, desde el
cual representaba al Otro, y aceptaba el paradigma cientfico segn el cual la cultura sera
objetivamente observable, el etngrafo posmoderno trata de comprender su posicin frente la
cultura estudiada, explicitando sus puntos de vista epistemolgicos, sus relaciones con la cultura
y las personas que estudia, etc (Barz y Cooley 1997: 16-7)
2.7. Representacin y hermenutica
La emergencia de las teoras poscoloniales en etnomusicologa coincide con un retroceso de las
posiciones formalistas, universalistas y estructuralistas, en favor de un retorno de la
hermenutica fenomenolgica (Rice 1997: 101-20. Vase no obstante Meyer 1960 y 1998) y de
una atencin mayor a la construccin social de significaciones. Tal es, por ejemplo, el paso de la
'primera' semiologa musical propuesta por Jean-Jacques Nattiez en los aos setenta a sus
posiciones epistemolgicas actuales, en las que la hermenutica juega un papel importante
(Nattiez 1990).
Una posicin cercana a los ideales del posmodernismo es la de aquellos etnomusiclogos (por
ejemplo Friedson 1996; Rice 1997) que apelan a diversas metforas de la fenomenologa
hermenutica de Edmund Husserl, Martin Heidegger, Hans-Georg Gadamer, y Paul Ricoeur.
Ms all de las oposiciones entre mico y tico, 'insider' y 'outsider' - implicadas en la nocin de
fronteras culturales -, ms all de la oposicin entre trabajo de campo y escritura acadmica,
vivencia y representacin, el etnomusiclogo aspira a disolver las fronteras entre el Yo y el Otro,
en una progresiva 'fusin de horizontes' culturales (Gadamer). Por otra parte, nuestra condicin
ontolgica de 'ser-en-el-mundo' (Heidegger) tiene prioridad sobre el conocimiento, la

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comprensin y la interpretacin. La comprensin preverbal precede la explicacin, como lo
hemos experimentado frecuentemente en el trato con msicos de tradicin oral que no poseen
una teora musical formalizada (Rice 1997: 114 -5).
2.8. Retricas de la representacin.
La crisis de la autoridad etnogrfica -vinculada a la arriba mencionada crisis de la
representacin- y el 'epistemocentrismo' que este concepto involucra, han llevado a buscar
nuevas estrategias retricas para la representacin cultural que van ms all del estilo objetivista
de escritura (Barz y Cooley 1997: 38). En primer lugar est la nocin poscolonial de que la
descripcin etnogrfica y su interpretacin implican la eleccin de estrategias discursivas
acordes con el contexto socio-cultural y los hbitos discursivos de la cultura estudiada. As, el
antroplogo Renato Rosaldo cree que una disciplina que opera a nivel global, tiene que admitir
estrategias retricas en respuesta a la diversidad de las culturas con las cuales entra en dilogo.
Se trata de incluir al Otro en el discurso del etnomusiclogo, sea apelando a recursos de escritura
que enfatizan la palabra del lugareo, sea utilizando modos de representacin afines a los de la
cultura estudiada.
En consecuencia, los modos de representacin posmoderna tienden a abandonar el registro
acadmico - objetivista y 'cientfico' de escritura unidimensional para experimentar con retricas
nuevas. Algunos (etno)musiclogos enfatizan las interferencias e hibridaciones entre msicas
eruditas, tradicionales y masivas desclasificndolas por medio de yuxtaposiciones provocativas
de textos. Por ejemplo, McClary (1991), rene estudios sobre msicas eruditas y populares en un
mismo volumen; Walser (1993: 57-107) seala rasgos de virtuosismo clsico en un solo de
guitarra elctrica de heavy metal. Con tales procedimientos se pretende democratizar el canon,
minorizando las msicas mayores y mayorizarndo las msicas menores. En otros casos, una
proliferacin masiva de citas, neologismos, conceptos de la nueva filosofa francesa, etc,
producen probablemente ms abstraccin de lo que la msica tratada puede consumir, como es el
caso del brillante estudio de Siciliano (1997) sobre msica popular y posmodernidad. Estrategias
frecuentes son los cambios de registro narrativo y la mezcla de gneros, los textos colaborativos,
el dilogo, el etnotexto, y la ficcin. Dichas estrategias tienen en comn que todas ellas abren la
posibilidad de varias lecturas, una visin multiperpspectivista de la realidad musical, el rechazo
de verdades absolutas y monolticas, etc.
2.8.1. La mezcla de gneros
Something is happening to the way we think about the way we think, deca Clifford Geertz
hablando de la frecuente mezcla de gneros en la escritura intelectual y artstica de los ltimos
aos (1983: 20). Anlogamente a la prctica musical contempornea, el pastiche y el bricolage
invaden la escritura etnogrfica para desactivar posibles imposiciones de verdad nica. Los
discursos de la etnografa contempornea son discursos de pluralidad como lo muestran la
polifona de voces divergentes, la yuxtaposicin de gneros literarios y, sobre todo, el
perspectivismo epistemolgico que los inspira. Puesto que ya no existe un paradigma unificador
(como lo ha sido, por ejemplo, el paradigma antropolgico en la etnomusicologa norteamericana
durante ms de veinte aos), hoy es posible, para citar ejemplos evidentes, que toricos

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postmarxistas de la msica popular integren ideas de la semiologa (Tagg 1987; Shepherd y
Wicke, 1995), la cual, a su vez, no desdea el trato con la hermenutica (Nattiez, 1994). Por otra
parte, la pluralidad de estrategias discursivas responde a una concepcin del objeto de
conocimiento cuyas mltiples facetas pueden adquirir luz propia mediante recursos retricos
adecuados.
Los ejemplos de este nuevo modo de escritura se distinguen por su pluralismo metodolgico, una
modalidad reflexiva que suspende la oposicin entre registros narrativos (diarios de campo,
cuadernos de viaje, descripciones etnogrficas, etc.) y, en fin, un estilo literario cultivado cuya
lectura seduce. Podemos citar entre ellos a Lortat-Jacob (1990), Taylor (1998), y Savigliano
(1995, 1997), en cuyos trabajos la invencin narrativa - con una mezcla novedosa de dilogo,
ficcin, poesa, drama, teora pura y dura, etc. -, y finura reflexiva se alejan transgresivamente de
la escritura acadmica para descubrir aspectos de la msica que suelen pasar generalmente
desapercibidos a la etnomusicologa convencional.
2.8.2. Texto colaborativo
Todo trabajo de investigacin es empresa colectiva en varios sentidos: tanto en lo que atae a la
productividad del dilogo intersubjetivo entre investigadores, como en lo que atae a la actitud
de reciprocidad con los autctonos, cuyas informaciones son objeto de 'traducciones' negociadas
con ellos y presentadas en forma accesible para su reapropiacin (Clifford 1980: 518-32). La
presencia de diferentes voces en una investigacin no es accidental: enfatiza la voz del
autctono, quien puede eventualmente protagonizar la autora del texto como colaborador o
coautor. Responde, adems, a la intencin de presentar diversos puntos de vista, favorecer
lecturas desde distintas perspectivas (Bakhtin 1981) y distribuir la autoridad etnogrfica entre
investigadores y autctonos informantes, colaboradores o amigos, para que stos tengan la
posibilidad de controlar la interpretacin de su propia historia. Tal es la estrategia utilizada por
Guilbault en su estudio sobre el Zouk (1993a).
Otros ejemplos de este perspectivismo son el artculo de Helen Koskoff (1993) sobre el canto de
Miriam, una mujer Hasid, que entrelaza las perspectivas descriptivas y analticas del observador
externo, con la perspectiva de su comunidad religiosa (los Lubavitcher) para terminar
introduciendo la dinmica del poder que existe entre entre el observador y el Otro observado; y
mi propio reestudio de un cancionero castellonense, en el que los textos de tres etnomusiclogos
'outsiders' hacen contrapunto con los textos de dos lugareos: un danzante y un poltico (Pelinski
1997b). En esta manera de trabajar, los 'informantes' de la vieja etnografa se transforman en
colaboradores y co-autores, y los 'etnomusiclogos', en audiencia activa y dialogante.
2.8.3. Dilogo
Dilogo es metfora hermenutica para nombrar el proceso de comprehensin mutua,
interpersonal o intercultural, en el cual las dicotomas de sujeto y objeto tienden a desaparecer.
Es el sitio en el cual los dialogantes leen, debaten, contradicen y critican libremente las prcticas
culturales, en un proceso de relacin recproca (Erlmann 1996: 11-2).

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La metfora del dilogo expresa que, para obtener una comprensin intercultural, es preciso
reconocerse a s mismo (esto es, su propia cultura), reconocer al Otro y dialogar con el Otro
sobre la base de la Alteridad que nos constituye. Esto significa admitir que 'yo es un Otro'
(Rimbaud) antes de poder descubrir que 'el Otro es un yo' (Todorov 1989:49). En este dilogo
nadie tiene la ltima palabra, ninguna voz reduce la otra a una simple condicin de objeto, y el
otro es reconocido como sujeto (Todorov 1982: 311).
La finalidad del dilogo es, pues, obtener una comprensin intercultural. Como toda
comprensin, se trata de una aproximacin, obtenida de varias maneras a travs del dilogo, esto
es, de una mutua correccin de la comprensin por cada participante hasta llegar a un acuerdo
adecuado sobre toda interaccin particular (Marcus y Fischer 1986: 29). En efecto, la tradicin
hermenutica reciente (Gadamer, Ricoeur, Geertz) nos ha enseado que comprender la cultura
del Otro, implica un dilogo continuo entre mis 'prejuicios' culturales y los del Otro, en cuyo
horizonte su diferencia aparece como una de las manifestaciones mltiples de la unidad del ser
humano. La nocin de dialogismo (Bakhtin 1981: 324-30) remite a un discurso polifnico en el
que voces diferentes se entrelazan y se orientan hacia la fusin de sus respectivos horizontes
socio-culturales - un objetivo que, aunque utpico, no debe ser descartado.
Hay que sealar, sin embargo, que en el proceso dialgico, la fusin de los horizontes socioculturales no implica la disolucin de la identidad cultural. En efecto, la comunicacin
intercultural puede de valerse de un 'lenguaje de contraste perspicuo' (Charles Taylor), esto es un
lenguaje 'en el cual nosotros formularamos ambas, su forma de vida y la nuestra como
posibilidades alternativas en relacin con ciertas constantes humanas comunes a ambas un
lenguaje en el cual las posibles variaciones humanas seran formuladas de tal manera que ambas,
sus formas de vida y la nuestra, seran perspicuamente descritas como variaciones alternativas.'
(Taylor 1985: 125)
La metfora del dilogo se ha utilizado en la etnomusicologa con varias connotaciones: como un
intento de apropiacin de la hermenutica en el proceso de comprensin de otras culturas (Rice
1997), en un sentido ms vasto, como 'dilogo de las culturas', o, en fin, como estrategia para la
construccin de textos (Ch. Keil y S. Feld 1994). Por su parte, en el Postscript a la segunda
edicin de Sound and Sentiment (1990: 239-68) Feld, basndose en Bakhtin, plasma el concepto
de dialogic editing en cuanto negociacion entre el autor y los Kaluli sobre lo que el libro dice de
ellos. Aqu el dilogo es yuxtaposicin de voces, que abre cuestiones sobre derechos, autoridad,
y poder de controlar lo dicho; es, en fin, mostrar cmo los Kaluli interpretan la interpretacin que
de su cultura hizo el autor del libro.
2.8.4. Etnotexto
Otra forma retrica de descripcin etnogrfica es la representacin cultural basada casi
exclusivamente en la terminologa musical de los autctonos. El investigador deja de lado la
subjetividad de sus mpetus hermenuticos para dar lugar a la voz del autctono, a la cual se le
atribuye una objetividad de la que carecera la voz del investigador. Resultado de esta estrategia
con pretensiones de objetividad cientfica, son los etnotextos que presuponen el reconocimiento
de registros, niveles o modos tericos propios de las culturas estudiadas (de Coppet y Zemp
1978).

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2.8.5. Ficcin
En ciertos casos, las fronteras entre ficcin y no ficcin, literatura y etnomusicologa, resultan
borrosas. El etnomusiclogo-autor produce una obra literaria que describe situaciones y
comportamientos atribuibles a las experiencias de campo de un etnomusiclogo. En este registro,
basndose en las prcticas y el saber musical de comunidades indgenas imaginarias, LortatJacob (1994) escribe un tratado ficticio de etnomusicologa. Se trata de un texto que no tiene por
objeto una etnografa 'real', sino una textualizacin de una larga experiencia personal de trabajo
de campo que produce una etnografa virtual (vase Geertz 1988; Okely 1992).
2.8.6. Representaciones globales de la msica.
Uno de los aspectos ms productivos de las teoras poscoloniales es la crtica al etnocentrismo
arraigado en la historiografa de la msica occidental. Esta crtica se ha plasmado en
representaciones globales de las msicas del mundo, que, por otra parte, corresponden a
transformaciones profundas de la prctica musical contempornea. En efecto, hoy, las msicas
homogneas de pequeas comunidades indgenas aisladas que solan ser objeto casi exclusivo de
la etnomusicologa ceden lugar a msicas hbridas de sociedades urbanas. Los estilos unitarios
tienden a disolverse en el proceso de su diseminacin global. Las msicas viajan en el espacio y
en el tiempo, acortan las distancias tanto espaciales como temporales, abolen la separacin entre
arte erudito y arte popular, entre tradiciones orales y escritas, entre msica erudita, folklrica y
masiva. La 'simultaneidad de todo con todo' (Jameson 1984) lleva, a su vez, al pastiche como
forma adecuada de la expresin posmoderna. La prctica de la composicin y de la
improvisacin posmodernas imagina constantemente nuevas fusiones y confusiones entre
msicas eruditas, tradicionales y masivas. Estudiar la msica hoy, es 'ocuparse de las mezclas'
(Garca Canclini 1992: 11-2).
No es sorprendente, pues, que una etnomusicologa alerta a los cambios en la vida musical
actual, busque maneras de representar esta nueva situacin. Mientras algunos etnomusiclogos
dan cuenta del impacto de las msicas occidentales sobre las msicas del mundo (Nettl 1985),
otros documentan la recepcin de estas msicas en el mundo actual. Ya en 1977 D. Reck
exploraba msicas tradicionales y populares de Oceana, Asia, frica, Europa y Amrica. Con
mayor o menor xito acadmico, empresas panormicas fueron llevadas a cabo por May (1988),
Titon con Koetting, McAllester (1992), y Manuel (1988), sin olvidar World Music. The Rough
Guide (1994.). Entre los proyectos comprehensivos cabe notar tambin World Music, editado por
Simon Broughton y otros (1994), The Penguin Encyclopedia of Popular Music, editada por D.
Clarke, y la reciente Garland Encyclopedia of World Music (1996-) proyectada en nueve
volmenes bajo la direccin de B. Nettl, J. Porter y T. Rice. El proyecto ms vasto -y ms
largamente esperado- es The Universe of Music. A History (ed. gl. Kuss 2000) cuya ambicin es
presentar en sincrona virtual un panorama de todas las msicas del mundo.
3. Conclusin

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El tratamiento de las cuestiones discutidas en este estudio ha pretendido basarse en los varios
discursos del posmodernismo (posestructuralismo, descontruccionismo, poscolonialismo, etc)
que proveen reflexiones tericamente provocativas y estimulan la trasgresin de las fronteras
tradicionales de la etnomusicologa. En efecto, la etnomusicologa actual tiende a integrar su
discurso en los contextos ms vastos de otros discursos, sean stos antropolgicos, sociolgicos,
filosficos, histricos, etc. Esta apertura interdisciplinaria coincide con las prcticas musicales
contemporneas que suelen ser condensaciones de una pltora de estilos musicales, un
cruzamiento de cdigos y voces diferentes. El discurso de la etnomusicologa actual es plural y
polifnico.
Termino estas consideraciones con una serie de enunciados que me parecen resumir el objetivo
que nos proponamos, esto es, esclarecer la relacin existente entre diversas tendencias de la
etnomusicologa actual y los varios discursos que pueblan el lenguaje del posmodernismo.
Hemos visto que ciertas expresiones de la etnomusicologa actual trabajan en concordancia con
ideas del pensamiento contemporneo que constituyen debates centrales en los movimientos
llamados poscolonial, feminista y, en general, posmoderno. Basadas en tales discursos, algunos
investigadores proponen nuevos enfoques a la investigacin musical. Para lograr este objetivo, la
etnomusicologa se esfuerza por mantener una actitud reflexiva y crtica sobre sus propias
premisas tericas. Al explicitar sus premisas, facilita el debate de ideas con otras orientaciones
de la investigacin musical, y asume una actitud de dilogo con disciplinas y tendencias afines.
La etnomusicologa en la edad posmoderna ve el pretendido 'discurso verdadero' y 'las verdades
absolutas' de la ideologa positivista como un valor contextualmente variable, que depende de la
posicin y de los intereses del sujeto investigador. Acorde con el cambio de paradigma cientfico
operado en el siglo XX (Th. Kuhn), no ignora el papel de la subjetividad y el 'punto de vista' del
investigador en la constitucin del objeto de investigacin y en la produccin de los resultados
de la misma.
Es improbable que las cuestiones precedentes hubieran podido ser planteadas dentro de un
paradigma enraizado en modelos totalizadores, verdades objetivas y positivas, centradas en
anlisis musicales inmanentes, y claras clasificaciones de gneros musicales y culturas,
relaciones transparentes entre estructuras musicales y sociales, en un rgimen disciplinario de
verdades etnomusicolgicas.
Sin desmedro de poseer perspectivas tericas propias y una historia distinta en el concierto de las
disciplinas acadmicas, la etnomusicologa posee vocacin interdisciplinaria. Su tendencia a
apropiarse crticamente del discurso de otras disciplinas muestra que su sentimiento de identidad
y de jerarqua disciplinaria es tan dbil, que no le importa ponerse trajes ajenos, a condicin de
que le queden bien. En vez de moverse dentro de compartimentos estancos, prefiere cruzar
fronteras y ensanchar la nocin de investigacin musical, extendindola a todos los sonidos que
la gente utiliza - inclusive los de la propia cultura - y a todos los sentidos que la gente le otorga.
La etnomusicologa ha abandonado, como innecesarias y simplistas, las oposiciones entre
'popular' y 'culto', oral y escrito, y la presuposicin que un conjunto diferente de mtodos y
actitudes es necesaria para el estudio de estas categoras. Por el contrario, desclasifica estas
clasificaciones buscando un lenguaje que escape a la lgica de las oposiciones binarias para dar

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lugar a cuestiones de complejidad, ausencia, diferencia y especificidad, es decir, a cuestiones que
constituyen una amenaza para la hegemona cultural y las narrativas magistrales que mantienen
el canon de la msica erudita (Giroux, 1992: 23; Marcus y Fischer 1986)
En fin, si la etnomusicologa es un campo de estudios atractivo, se debe, quizs primeramente, a
que est transida por ciertos rasgos del mundo contemporneo que filsofos, antroplogos y
socilogos describen como el rechazo de paradigmas autoritarios, la desconfianza hacia los
estilos totalizadores del conocimiento, una perspectiva crtica sobre sus presuposiciones tericas,
y, por qu no, una incertidumbre sobre su propia direccin como disciplina (Marcus y Fischer
1986: 14-5). En este sentido, la etnomusicologa en la era posmoderna podra ser un esbozo de la
musicologa del futuro, toda vez que, como propona Norberto Bobbio para los investigadores,
realice sus tareas 'sin ambiciones, con seriedad, con desinters, con rigor y con autodisciplina.'
Esta actitud no excluye sin embargo que la etnomusicologa actual, al encontrarse en una especie
de transicin hegeliana hacia un rgimen transdisciplinario, podra disolverse como disciplina
con fronteras bien establecidas. Posmodernizar la etnomusicologa sera entonces asumir el
riesgo de incrementar el panten posmoderno con una nueva fatalidad: la muerte de la
etnomusicologa.
* Una primera versin de este trabajo se public en codexxi (vase Pelinski 1997a)
Las teoras posmodernas tienen, desde luego, sus crticos. Entre los ms finos cabe mencionar a Terry
Eagleton (1996) y entre los ms despiadados a Alan Sokal y Jean Bricmont (1999)

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