3 Charlas A Sociedades Médicas

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ALCOHL ICOS ANNIMOS es una comunidad

de hombres y mujeres que comparten su mutua


exper iencia, fort aleza y esperanza para resolver
su problema comn y ayudar a otros a recuperar
se del alcohol ismo.
El nico requisito para ser miembro de A.A. es
el deseo de dejar la bebida. Para ser miembro de
A.A. no se pagan honorar ios ni cuot as; nos man
tenemos con nuest ras propias cont ribuciones.
A.A. no est afil iada a ning una secta, relig in,
part ido polt ico, organizacin o inst it ucin algu
na; no desea intervenir en cont roversias; no res
palda ni se opone a ning una causa.
Nuestro objet ivo primordial es mantenernos
sobrios y ayudar a otros alcohl icos a alcanzar el
estado de sobriedad.
Copyright por el A.A. Grapevine, Inc.
reimpreso con permiso

Traduccin Copyright 1993


por Alcoholics Anonymous World Services, Inc.
475 Riverside Drive
New York, NY 10115
Translated from English. Copyright in the English
language version of this work is also owned by
A.A.W.S., Inc., New York, N.Y. All rights reserved.
No part of this translation may be duplicated in any
form w ithout the written permission of A.A.W.S.
Traducido del ingls. El ori
g i
nal en
ingls de
esta obra tambin es propiedad literaria , de
A.A.W.S., Inc., New York, N.Y. Reservados todos
los derechos. Prohibida la reproduccin total o
parcial de esta traduccin sin perm iso escrito de
A.A.W.S.
Direccin postal:
Box 459
Grand Central Station
New York, NY 10163

www.aa.org

3M - 11/15 (RP)

Tres Charlas a
Sociedades Mdicas
por Bill W.
Cofundador de
Alcohlicos Annimos

La deuda de A.A. con la Medicina


Desde su fundacin en 1935, el programa de
recuperacin del alcoholismo de Alcohlicos
Annimos ha tenido el apoyo y el estmulo de
muchos miembros individuales de la profesin
mdica.
Adems, a medida que A.A. ha ido creciendo,
muchos grupos reconocidos compuestos por
mdicos generales y especialistas se han interesa
do cada vez ms en el distintivo enfoque de A.A.
sobre un grave problema de salud.
Las tres charlas que aparecen resumidas
en este folleto incluyen los dos primeros infor
mes detallados acerca del programa de A.A.
que fueron presentadas ante las reuniones ofi
ciales de eminentes sociedades mdicas, junto
con un resumen ms reciente del progreso de
la Comunidad. Las tres constituyen las piedras
angulares del mejoramiento de la comprensin
de A.A. por parte de uno de sus aliados princi
pales, la Medicina. Las presentaciones fueron
hechas por Bill W., cofundador de A.A.*
La charla ms reciente, presentada ante
la Sociedad Mdica sobre el Alcoholismo de la
ciudad de Nueva York, aparece en primer lugar
en este folleto. La segunda es la presentada ante
la seccin sobre Neurologa y Psiquiatra de la
Sociedad Mdica de Nueva York en su reunin
anual efectuada en mayo de 1944. La tercera parte
contiene extractos de una presentacin hecha ante
la 105 reunin anual de la Asociacin Psiquitrica
Nor teamericana en mayo de 1949, publica
da originalmente en la Revista de Psiquiatra
Norteamericana en noviembre de 1949.
Las opiniones y puntos de vista expresados en
los artculos que aparecen a continuacin pretenden
nicamente expresar la experiencia de A.A. y no
implican el respaldo de A.A. a ninguno de los gru
pos mdicos ante los cuales fueron presentados.
* Bill W. muri el 24 de enero de 1971

LOS DOCE PASOS DE


ALCOHLICOS ANNIMOS
1. Admitimos que ramos impotentes ante el
alcohol, que nuestras vidas se haban vuelto ingo
bernables.
2. Llegamos a creer que un Poder superior
a nosotros mismos podra devolvernos el sano
juicio.
3. Decidimos poner nuestras voluntades y
nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros
lo concebimos.
4. Sin temor, hicimos un minucioso inventa
rio moral de nosotros mismos.
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mis
mos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta
de nuestros defectos.
6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar
que Dios nos liberase de todos estos defectos de
carcter.
7. Humildemente le pedimos que nos libera
se de nuestros defectos.
8. Hicimos una lista de todas aquellas per
sonas a quienes habamos ofendido y estuvimos
dispuestos a reparar el dao que les causamos.
9. Reparamos directamente a cuantos nos
fue pos ible el dao causado, excepto cuando
el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para
otros.
10. Continuamos haciendo nuestro inventario
personal y cuando nos equivocbamos lo admita
mos inmediatamente.
11. Buscamos a travs de la oracin y la meditacin mejorar nuestro contacto consciente con
Dios, como nosotros lo concebimos, pidindole
solamente que nos dejase conocer su voluntad
para con nosotros y nos diese la fortaleza para
cumplirla.
12. Habiendo obtenido un despertar espiri
tual como resultado de estos pasos, tratamos de
llevar el mensaje a los alcohlicos y de practicar
estos principios en todos nuestros asuntos.

Alcohlicos Annimos
comienzo y crecimiento
Por Bill W.
Presentado ante la
Sociedad Mdica sobre el Alcoholismo de la
Ciudad de Nueva York
28 de abril de 1958
Hace catorce aos, me correspondi presentar un
discurso ante la Sociedad Mdica del estado de
Nueva York en su congreso anual. (Ver pg. 27)
Para nosotros, los Alcohlicos Annimos, se fue
un acontecimiento histrico: represent la prime
ra ocasin en que una de las grandes asociaciones
mdicas de los Estados Unidos haba mostrado un
inters favorable en nuestra Comunidad. Los m
dicos de esa poca hicieron mucho ms que mos
trar su inters; nos recibieron con brazos abiertos
y permitieron que nuestro informe sobre A.A. se
publicara en su Revista. Desde aquel entonces, de
cenas de miles de copias sueltas de este artculo
de 1944 han sido distribuidas por todo el mundo,
con el resultado de convencer a los mdicos de to
das partes del valor de A.A. Slo Dios sabe lo que
ese gesto comprensivo y generoso ha significado
para incontables alcohlicos y sus familias.
Profundamente agradecido de que los miem
bros de la Sociedad Mdica sobre el Alcoholismo
de la ciudad de Nueva York, con el mismo espritu
generoso, me hayan invitado a estar aqu esta
noche, les traigo, con un sentimiento de gratitud
eterna, los saludos de los 250,000 alcohlicos recu
perados que ahora componen nuestra Comunidad
en unos 7,000 grupos aqu y en el extranjero.*
Tal vez la mejor manera de comprender los
mtodos y los resultados de A.A. es echar una
mirada a sus comienzos en aquella poca en
que la medicina y la religin iniciaron su relacin
benigna con nosotros. Esta relacin constituye
ahora los cimientos del xito que hemos tenido
desde entonces.
* En 2013 hay ms de dos millones de miembros y ms de
114,600 grupos inscritos.

Es cier to que nadie invent Alcohlicos


Annimos. A.A. es una sntesis de principios y
actitudes que nos vienen de la medicina y de
la religin. Nosotros los alcohlicos no hemos
hecho ms que modelar estas fuerzas, adaptn
dolas a nuestro uso especial en una comunidad
de manera que funcionen con la mayor eficacia.
Nuestra contribucin no fue sino proporcionar el
eslabn perdido de una cadena de recuperacin
que ahora es de tanta significacin y tan promete
dora para el futuro.
Poca gente sabe que las primeras races de A.A. encontraron un terreno abonado
hace unos treinta aos en la consulta de un mdi
co. El Dr. Carl Jung, ese gran pionero de la psi
quiatra, estaba hablando con un paciente alcoh
lico. Lo que sucedi, en efecto, fue lo siguiente:
El paciente, un eminente hombre de negocios
norteamericano, haba seguido el tpico recorrido
del alcohlico. Habiendo agotado los recursos
de la medicina y de la psiquiatra en los Estados
Unidos, haba acudido en ltima instancia al Dr.
Jung. Carl Jung le haba tratado durante un ao y
el paciente, a quien pondremos el nombre de Sr.
R., se senta seguro de que se haban descubierto
y extirpado las fuentes ocultas de su compulsin
por beber. No obstante, poco tiempo despus
de suspender su tratamiento con el Dr. Jung, se
encontr borracho.
Hundido en una negra desesperacin, volvi a
consultar con el Dr. Jung. Le pregunt cul era su
situacin, y el doctor se la explic. En esencia, el
Dr. Jung le dijo: Durante algn tiempo despus
de que usted llegara aqu, yo segua creyendo
que usted poda representar uno de los casos
raros en que la recuperacin es posible. Pero
ahora tengo que decirle con toda franqueza que
nunca he visto recuperarse por medio del arte de
la psiquiatra ni un solo caso en que la neurosis
es tan pronunciada como la suya. La medicina ha
hecho todo lo que puede hacer por usted, y sta
es la situacin.
La desesperacin del Sr. R. se fue intensifican
do. Pregunt: No hay ninguna excepcin? He
llegado realmente al final del camino?
Bueno, le replic el doctor, hay algunas
excepciones, unas pocas. De vez en cuando, en
10

contadas ocasiones, los alcohlicos han tenido


lo que se llaman experiencias espirituales vita
les. Parece que son una especie de gran des
plazamiento y reorganizacin emocional. Estos
individuos se ven abruptamente despojados de
las ideas, emociones y actitudes que una vez
constituyeron sus fuerzas motrices, y un conjun
to completamente nuevo de conceptos y motivos
empieza a dominarlos. De hecho, he estado
intentando producir en usted tal redisposicin
emocional. Con muchos tipos de neurticos, los
mtodos que utilizo dan buenos resultados, pero
nunca he tenido xito con un alcohlico de su
categora.
El paciente protest, soy hombre religioso
y todava tengo fe. El Dr. Jung le respondi, la
fe religiosa comn y corriente no es suficiente.
Me refiero a una experiencia transformadora, una
experiencia, si as lo prefiere, de conversin. Le
puedo recomendar solamente que se meta en
el ambiente religioso de su propia eleccin, que
reconozca su propia impotencia personal, y que
se abandone a la merced de cualquier Dios que
usted crea que exista. Tiene que intentar esto
es su nica salida. As habl un grande y humil
de doctor.
Para el futuro A.A. estas palabras dieron en el
blanco. La ciencia haba declarado que el Sr. R.
era un caso casi desahuciado. Las palabras del
Dr. Jung le haban llegado al alma y producido un
gran desinflamiento del ego. Este desinflamiento
profundo es, en la actualidad, uno de los princi
pios claves de A.A. En la consulta del Dr. Jung fue
empleado por primera vez para nuestro bien.
El paciente, Sr. R., eligi el Grupo Oxford
de esos das como su preferida asociacin y
ambiente religiosos. Terriblemente castigado y
casi desesperado, se puso a participar en las acti
vidades del Grupo. Para su gran alegra y asom
bro, pronto se le quit su obsesin por beber.
Al volver a los Estados Unidos, el Sr. R. se
encontr con un querido compaero mo que era
un alcohlico crnico. Este amigo a quien lla
maremos Ebby estaba a punto de ser confinado
en un hospital psiquitrico del estado. En esa
coyuntura, otro ingrediente vital fue aadido a la
sntesis de A.A. El Sr. R., un alcohlico, empez
a hablar con Ebby, tambin alcohlico, y compa
11

ero de fatigas. Esto hizo posible una profunda


identificacin, el segundo principio fundamental
de A.A. Por medio del puente de la identificacin,
el Sr. R. logr pasar el veredicto del Dr. Jung de
lo desahuciados, mdica y psiquitricamente, que
eran la mayora de los alcohlicos. Entonces, pre
sent a Ebby al Grupo Oxford, donde mi amigo
tard poco tiempo en lograr su sobriedad.
Mi amigo Ebby conoca bien mi situacin. Yo
haba seguido el itinerario familiar. En el verano
de 1934, mi doctor, William Silkworth, se haba
rendido ante mi caso y me haba desahuciado. Se
haba visto obligado a decirme que yo era vctima
de una compulsin neurtica que no podra ser
detenida por ningn grado de fuerza de voluntad,
ni ninguna cantidad de educacin ni tratamiento.
Aadi que yo era tambin vctima de un trastor
no fsico que podra ser una especie de alergia
un funcionamiento defectuoso del cuerpo que
acarreara como consecuencias inevitables, el
dao cerebral, la locura o la muerte. De nuevo
el dios de la Ciencia que era en esa poca mi
nico dios me haba desinflado. Estaba listo
para recibir el mensaje que pronto me comunica
ra mi amigo alcohlico Ebby.
Vino a mi casa un da de noviembre de 1934
y estuvo conmigo sentado a la mesa de la cocina
mientras yo beba. No, gracias, me dijo, no quera
echarse un trago. Muy maravillado, le pregunt
qu le haba sucedido. Mirndome de frente, me
dijo que tena religin. Eso fue el verdadero
colmo, una ofensa a mi formacin cientfica. Con
toda la cortesa que me era posible, le pregunt
qu tipo de religin tena.
Entonces me habl de sus conversaciones
con el Sr. R. y de lo desesperado que era el alco
holismo, segn el Dr. Carl Jung. Esta noticia,
sumada al veredicto del Dr. Silkworth, fue la peor
posible. Me afect mucho. Luego Ebby enumer
los principios que haba aprendido del Grupo
Oxford. Aunque esta buena gente a veces le pare
ca demasiado agresiva, no poda criticar la mayo
ra de sus enseanzas fundamentales. Despus
de todo, esas enseanzas le haban hecho posible
lograr su sobriedad.
Se las presento a continuacin, en su esencia,
tal y como mi amigo las aplicaba a s mismo en
1934:
12

1. Ebby admiti que era impotente para dirigir


su propia vida.
2. Lleg a ser sincero consigo mismo, como
nunca antes; hizo un examen de conciencia.
3. Hizo una rigurosa confesin de sus defectos
personales y as dej de vivir solo con sus proble
mas.
4. Repas sus relaciones retorcidas con otras
personas y las fue visitando para hacer las repara
ciones que pudiera.
5. Se resolvi a dedicarse a ayudar a otra
gente necesitada, sin la acostumbrada esperanza
de prestigio personal o ganancia material.
6. Por medio de la meditacin, busc la orien
tacin de Dios para su vida y ayuda para que
pudiera practicar estos principios de conducta en
todo momento.
A m, todo esto me pareca algo ingenuo. No
obstante, mi amigo se atena al sencillo relato de
lo que haba sucedido. Me contaba cmo, practi
cando estos sencillos preceptos, haba dejado de
beber. El temor y el aislamiento haban desapare
cido, y haba adquirido en grado considerable la
tranquilidad de espritu. Sin rigurosas disciplinas
ni grandes resoluciones, estos cambios empeza
ron a aparecer el momento en que se conform.
Su liberacin del alcohol pareca ser una especie
de subproducto. Aunque llevaba solamente unos
meses sobrio, estaba seguro de que tena una
solucin bsica. Entonces, evitando prudente
mente disputas, se despidi de m. La chispa que
se convertira en Alcohlicos Annimos se haba
encendido. Un alcohlico haba estado hablando
con otro, efectuando una identificacin a fondo
conmigo, poniendo a mi alcance los principios de
la recuperacin.
Al comienzo, la historia de mi amigo me pro
dujo emociones conflictivas; a ratos me atraa y
a ratos me repela. Segua unas cuantas semanas
con mi forma solitaria de beber, pero no pude
olvidar su visita. Diversos temas iban corriendo
por mi mente: primero, su condicin de patente
libertad era extraa e inmensamente convincen
te; segundo, que mdicos competentes le haban
desahuciado; tercero, que estos preceptos anti
guos, al ser transmitidos por l, me haban afecta
do poderosamente; cuarto, que no pude ni quise
ajustarme a ningn concepto de Dios, que para
13

m, no habra ninguna tontera de conversin. A


menudo, al tratar de distraerme con otros temas,
descubra que no poda. Por vnculos de compren
sin, sufrimiento y sencilla verdad otro alcohlico
me tena enlazado con l. No poda desligarme.
Una maana, despus de beberme mi
ginebra, experiment la siguiente repentina
e inesperada revelacin. Me dije a m mismo,
Quin eres t para elegir la forma en que vas a
recuperarte? A los mendigos no les toca elegir.
Si la medicina te hubiera dicho que el problema
era un carcinoma, no trataras de remediarlo con
un bao de espuma. Abyecta y apresuradamente
suplicaras a un doctor que matara esas clulas
infernales de cncer. Y si l no pudiera dete
nerlas y t creas que una conversin religiosa
poda hacerlo, no vacilaras en unirte a las dems
vctimas, congregadas en la plaza pblica, para
decir Amn a gritos. Me pregunt: Cul es,
entonces, la diferencia entre t y la vctima de
cncer? Su cuerpo enfermo va desintegrndose.
Asimismo, se va desintegrando tu personalidad;
tu obsesin te condena a la locura o a la tumba.
Vas a probar la frmula de tu amigo, o no?
Huelga decir que la prob. En diciembre de
1934, me present en el Hospital Towns de la
ciudad de Nueva York. Al verme, mi amigo el Dr.
Silkworth dio muestras de incredulidad. Pasado
un rato, librado de sedantes y de alcohol, me
senta horriblemente deprimido. Mi amigo Ebby
vino a visitarme. Aunque me agradaba verlo, me
ech atrs. Tema que se pusiera a evangelizar.
Pero no hizo nada de eso. Despus de charlar un
rato, le ped que repitiera su elegantsima frmula
de recuperacin. Sensata y calmadamente, sin
ejercer la menor presin, me la expuso. Y luego
se march.
Echado all en la cama, desgarrado por emo
ciones contrarias, me hunda en la desespe
racin ms negra que haba conocido. Por un
momento mi orgullosa obstinacin fue aplastada.
Me encontr exclamando: Ahora estoy dispues
to a hacer cualquier cosa que sea necesaria para
recibir lo que tiene mi amigo Ebby. Aunque no
esperaba nada, hice esta desesperada peticin:
Si existe un Dios, que se me muestre. El resul
tado fue inmediato, elctrico, indescriptible. La
habitacin se llen de luz, de una blancura des
14

lumbrante. Me sumerg en un xtasis total y me


pareci que estaba en la cumbre de una montaa
y que soplaba un viento inmenso que me envol
va y me penetraba. Este viento me pareca no
ser de aire sino de Espritu. Me vino fulgurante
a la mente un pensamiento tremendo: Eres un
hombre libre. Luego, poco a poco, fue amai
nando el xtasis. Todava tumbado en la cama,
me encontr en una nueva realidad consciente,
inundada de Presencia. Unido con el universo,
me senta infundido de una paz inmensa. Pens:
As que este es el Dios de los predicadores,
esta es la Gran Realidad. Pero pronto volvi mi
llamada razn; mi educacin moderna tom el
mando. Me crea loco y me senta tremendamen
te asustado.
El Dr. Silkworth, un verdadero santo de la
medicina, si acaso los hubiera, vino a orme con
tar con voz temblorosa este fenmeno. Despus
de hacerme algunas detenidas preguntas, me
asegur que no estaba loco, que tal vez yo haba
tenido alguna experiencia squica que podra
resolver mi problema. Por escptico hombre de
ciencia que l fuese en ese entonces, su respues
ta era la ms comprensiva y sagaz posible. Si
me hubiera dicho alucinacin puede que hoy
yo estuviera muerto. A l le estar por siempre
agradecido.
La buena suerte me persegua. Ebby
me trajo un libro titulado Las variedades de la
Experiencia Religiosa, el cual devor. Escrito
por el siclogo William James, propone que la
experiencia de conversin puede tener realidad
objetiva. La conversin modifica la motivacin y,
semiautomticamente, le hace posible a un indi
viduo ser y hacer lo que anteriormente no poda.
Era muy interesante el hecho de que las expe
riencias de conversin ms notables, las tenan
gentes que haban sufrido una derrota total en un
rea importantsima de su vida. El libro, sin duda,
mostraba la variedad. No obstante, ya sea que
estas experiencias fuesen de un carcter lumino
so o nebuloso, sbitamente abrumador o gradual,
teolgico o intelectual, tenan un denominador
comn obraban transformaciones en gente
totalmente derrotadas. As deca William James,
el padre de la sicologa moderna. Me sonaba el
cuento y he seguido tratando de aplicrmelo.
15

Para los borrachos, la solucin patente era el


desinflamiento a fondo, y ms de lo mismo. Esto
me pareca ms claro que el agua. Me haba for
mado para ser ingeniero y, por ello, las opiniones
de esta autoridad en sicologa tenan para m una
significacin decisiva. Este eminente cientfico
de la mente haba confirmado todo lo que el Dr.
Jung haba dicho, y adems haba documentado
ampliamente todo lo que haba expuesto. De esta
manera, William James reforz los fundamentos
sobre los cuales yo y otros muchos nos hemos
mantenidos durante estos largos aos. No me he
tomado ni un trago de alcohol desde 1934.
Armado de una conviccin completa, y
fortalecido por mi caracterstico y vigoroso impul
so de poder, me lanc a curar a los alcohlicos
al por mayor. Era como una propulsin a doble
chorro; las dificultades no significaban nada. No
se me ocurri nunca la vasta presuncin de mi
proyecto. Insista agresivamente en mi intento
durante seis meses y mi casa estaba llena de
alcohlicos. Largas y calurosas arengas con doce
nas de ellos no producan el menor resultado.
(Desgraciadamente, mi amigo Ebby, que estaba
ms enfermo de lo que yo me haba dado cuenta,
tomaba poco inters en los otros alcohlicos, lo
cual puede haber causado sus recadas posterio
res, aunque acab logrando su recuperacin.)
Pero yo haba descubierto que trabajar con los
dems alcohlicos tena una gran importancia
para mi propia sobriedad. No obstante, ninguno
de mis candidatos estaba logrando su sobriedad.
Por qu?
Poco a poco, los defectos de mi manera de
abordar a otros alcohlicos, salan a la luz. Como
una especie de chiflado religioso, estaba obsesio
nado por la idea de que todos tenan que tener
una experiencia espiritual, como yo. Me olvid
de que James haba dicho que haba muchas
variedades de la experiencia transformadora. Mis
compaeros alcohlicos seguan mirndome,
incrdulos, o hacan bromas sobre mi rfaga de
luz. Esto, por supuesto, estropeaba la identifi
cacin potente que era tan necesario establecer
con ellos. Me haba convertido en evangelista.
Sin duda tena que cambiar mi estilo. Lo que me
vino a m en un plazo de seis minutos, puede que
otros tardaran seis meses en obtenerlo. Tena que
16

entender que las palabras son cosas, que hay que


andar con prudencia.
En esa coyuntura la primavera de 1935 el
Dr. Silkworth me advirti que yo haba olvidado
completamente el desinflamiento a fondo. Estaba
sencillamente sermoneando. Me dijo: Por qu
no cuentas a los alcohlicos la pura verdad mdi
ca, antes de hacer otra cosa? Has olvidado lo que
William James deca acerca del desinflamiento
del ego? Inndales con los hechos mdicos, sin
rodeos. No les narres lo de tu rfaga de luz.
Haz una extensa recitacin de tus sntomas para
establecer una identificacin a fondo. Cuando
hagas esto, puede que tus candidatos se dispon
gan a adoptar los sencillos preceptos morales que
ests tratando de ensearles. Esto era una apor
tacin crucial a la sntesis. Y otra vez fue hecha
por un mdico.
En seguida se cambi el nfasis, de pecado
a enfermedad la enfermedad mortal el alco
holismo. Nos valamos de citaciones de varios
doctores que haban dicho que el alcoholismo era
a menudo ms mortfero que el cncer; que se
compona de una obsesin de la mente junto con
una creciente susceptibilidad fsica. Estos eran
nuestros ogros gemelos: la Locura y la Muerte.
Nos apoybamos mucho en la declaracin del Dr.
Jung de lo desesperada que puede ser la condi
cin, y luego administrbamos esa dosis devas
tadora a todo alcohlico a nuestro alcance. Para
el hombre moderno, la ciencia es omnipotente,
casi un dios. Por lo tanto, si la ciencia condenaba
a muerte al borracho, y nosotros ponamos este
funesto veredicto en nuestra cinta transmisora
alcohlica una vctima hablando con otra
puede que aplastara totalmente al que lo escu
chaba. Y puede que, entonces, el alcohlico, sin
tener dnde ms acudir, recurriera al Dios de
los telogos. Cualquiera que fuera la certeza de
este truco, tena ciertamente un valor prctico.
Inmediatamente, se cambi nuestro ambiente
total. Las cosas iban ponindose mejor.
Pasados algunos meses, fui presentado al Dr.
Robert S., un cirujano de Akron. Era un alcoh
lico en mal estado. Esta vez no di ningn sermo
neo. Le habl de mis experiencias y de lo que yo
saba acerca del alcoholismo. Ya que nos compe
netrbamos y nos necesitbamos, el uno al otro,
logramos por primera vez una reciprocidad genui
17

na. Esto marc el fin de mi actitud sermoneadora.


Esta idea de una necesidad recproca constituy
el ltimo ingrediente de la sntesis de la medicina,
la religin y la experiencia del alcohlico que es
ahora Alcohlicos Annimos.
El Dr. Bob, un caso muy grave, logr
su sobriedad casi inmediatamente y desde enton
ces no se tom otro trago hasta su fallecimiento
en 1950. l y yo pronto empezamos a trabajar con
multitud de alcohlicos que encontramos en el
Hospital Municipal de Akron. Casi inmediatamen
te vimos una recuperacin y luego otra. Se haba
formado el primer venturoso grupo de A.A. Poco
tiempo despus de mi regreso a Nueva York, en
el otoo de 1935, esta vez con todos los ingre
dientes de la recuperacin, otro grupo empez a
tomar forma en esa ciudad.
No obstante, durante los aos siguientes, los
grupos de Akron y Nueva York hacan progresos
muy lentamente. Trabajamos con centenares de
casos, pero slo unos cuantos respondieron. Sin
embargo, a finales de 1937, estbamos sobrios
cuarenta, y comenzbamos a sentirnos ms segu
ros de nosotros mismos. Vimos que tenamos
una frmula que, al ser llevada por un alcohlico
a otro, podra producir, como por una reaccin
en cadena, una gran cantidad de recuperaciones.
As que se nos present la pregunta: Cmo se
puede transmitir nuestras buenas noticias a los
millones de alcohlicos en Norteamrica y en
todas partes del mundo? Una posible solucin
pareca estar en una literatura que expusiera
nuestro mtodo en detalle. Otra necesidad era la
de una publicidad bien difundida que atraera a
nosotros una gran cantidad de casos.
Para la primavera de 1939, nuestra Sociedad
haba producido un libro titulado Alcohlicos
Annimos. En este volumen, nuestros mtodos
estaban detalladamente descritos. Para lograr
una mayor claridad y minuciosidad, el programa
de viva voz que mi amigo Ebby me haba comu
nicado a m, fue ampliado para conformar lo que
ahora llamamos los Doce Pasos sugeridos de
A.A. de recuperacin. (Ver pg. 7). Esto era la
espina dorsal de nuestro libro. Para demostrar
la eficacia de los mtodos de A.A., aparecan en
el libro veintiocho historiales. Esperbamos que
estas historias pudieran establecer una iden
18

tificacin entre nosotros y nuestros lectores


lejanos, y sin duda lo han hecho. Ya que nos
habamos retirado del Grupo Oxford, nuestra
Comunidad adopt como nombre el ttulo del
libro, Alcohlicos Annimos. La aparicin de
este libro seal un viraje histrico decisivo.
Veinte aos despus de su primera publicacin,
se han distribuido casi 400,000* ejemplares del
libro. Incontables alcohlicos han logrado su
sobriedad ayudados nicamente por la lectura
de este libro y la aplicacin de sus principios.
Nuestra segunda necesidad era la de la pu
blicidad, y pronto bamos a obtenerla. Fulton
Oursler, destacado escritor y editor, public en
1939 un artculo acerca de nosotros en la revista
Liberty. El ao siguiente, John Rockefeller Jr.,
celebr una cena para A.A., la cual recibi mucha
publicidad. En 1941, apareci una crnica espe
cial en el Saturday Evening Post. Esta historia
sirvi para atraer a miles de personas nuevas a
nosotros. A medida que bamos creciendo en
tamao, iba mejorando nuestra eficacia. El ndi
ce de recuperacin subi dramticamente. De
aquellos que seria y sinceramente probaron A.A.,
una gran proporcin tuvo un xito inmediato;
otros tardaron un tiempo en tenerlo; y otros ms,
si se quedaban con nosotros, mejoraban nota
blemente. Nuestro alto ndice de recuperacin
ha permanecido constante desde aquel tiempo,
incluso con respecto a aquellos que escriban sus
historias para la primera edicin de Alcohlicos
Annimos. De hecho, el 75 por ciento de estas
personas lograron su sobriedad. Solamente un
25 por ciento murieron o se volvieron locos. La
mayora de aquellos que estn vivos todava lle
van, como promedio, veinte aos sobrios.
Tanto en nuestros primeros das como en los
aos posteriores, hemos visto a muchsimos alco
hlicos acercarse a nosotros y luego apartarse
en la actualidad, tal vez tres de cada cinco. No
obstante, hemos descubierto que, afortunada
mente, la mayora de ellos vuelven, a no ser que
sean demasiado psicopticos, o que hayan sufri
do demasiado dao cerebral. Una vez que han
aprendido de la boca de otro alcohlico que estn
afligidos de una enfermedad a menudo mortal, el
seguir bebiendo slo sirve para apretarles los tor
* En 2012, la distribucin sobrepasa los 32,500,000.

19

nillos. Tarde o temprano, se ven obligados a vol


ver a A.A.; tienen que hacerlo o morir. A menudo
esto ocurre despus de su primer contacto. Por
lo tanto, el ndice real de recuperacin en A.A. es
mucho ms alto de lo que al principio creamos
que podra ser.
Otra tendencia que se ha observado en aos
recientes nos ha sido de mucho consuelo. En
nuestros primeros das, podamos tratar sola
mente a los que estaban en las ltimas. No se
poda hacer nada hasta que el alcohol no hubiera
destrozado a su vctima casi totalmente. Pero hoy
en da no siempre tenemos que esperar hasta que
los afligidos lleguen a este punto. Ahora pode
mos ayudar a los alcohlicos a darse cuenta de
adnde van antes de que toquen fondo. Por
consiguiente, hoy da la mitad de los miembros
est compuesta de casos mucho ms benignos.
Muy frecuentemente, la vida familiar, el traba
jo y la salud del alcohlico estn relativamente
intactos. Incluso hay casos posibles que se diri
gen a nosotros hoy en da, gente que ha sufrido
solamente un poco. Aqu, as como en ultramar,
nuestra sociedad est haciendo mucho progreso
para superar todas las barreras de raza, religin y
circunstancia.
No obstante, tenemos que reflejar humilde
mente el hecho de que, hasta la fecha, A.A. sola
mente ha rozado la superficie del problema glo
bal del alcoholismo. Aqu en los Estados Unidos,
hemos ayudado a lograr su sobriedad slo a un
cinco por ciento de una poblacin alcohlica de
4,500,000.
Las razones son estas: No podemos tratar a
alcohlicos que son demasiado psicopticos o que
han sufrido demasiado dao cerebral; a muchos
alcohlicos no les gustan nuestros mtodos y bus
can otras formas distintas o ms fciles; millones
de alcohlicos todava se aferran a la racionaliza
cin de que sus problemas se deben completa
mente a sus circunstancias personales y, por ello,
son culpa de otra gente. Lograr que el alcohlico
activo o posible admita que es la vctima de una
enfermedad progresiva y a menudo mortal es, en
general, algo difcil de hacer. Quizs algunos de
ustedes se estn haciendo la pregunta: Cmo
podemos ayudar an ms eficazmente?
Nosotros los A.A. no les podemos responder
como autoridades, pero creemos que podemos
20

hacerles algunas sugerencias tiles. Consideren


el mdico de cabecera. Hace unos pocos aos,
el borracho era principalmente un fastidio. El
mdico y el hospital le poda ayudar a salvar sus
ms pesadas resacas. Podan ofrecer algn alivio
a la familia; pero, aparte de esto, no pudo hacerse
mucho ms.
Ahora la situacin es diferente. Casi todos los
pueblos y ciudades de este pas tienen un grupo
de A.A. No obstante, con demasiada frecuencia, el
alcohlico no quiere probar A.A. En estos casos,
el mdico de cabecera puede intervenir de forma
servicial. Es al mdico a quien la gente acude al
aparecer en el horizonte los graves problemas.
Despus de desembriagar a la vctima y de tran
quilizar a la familia, puede decirle francamente
al alcohlico qu es lo que le duele. Puede hacer
por l lo que el Dr. Carl Jung hizo por el Sr. R.,
y lo que el Dr. Silkworth hizo por m. Es decir,
explicar claramente al borracho, poco dispuesto
a reconocerlo, que l ha contrado una enfer
medad progresiva y a menudo mortal, que no
puede recuperarse a solas, que necesita mucha
ayuda. Debido a que se sabe mucho hoy acerca
de las deficiencias emocionales y metablicas del
alcohlico, los mdicos de cabecera pueden docu
mentar sus presentaciones de una forma mucho
ms convincente de lo que podan nuestros mdi
cos pioneros.
Es muy grato saber que hoy en da, en muchas
de nuestras facultades de medicina, se dan cur
sos acerca del alcoholismo. En cualquier caso,
es muy fcil obtener informacin sobre el alco
holismo. Organizaciones como, por ejemplo,
el Consejo Nacional Sobre el Alcoholismo, la
Escuela Para Estudios Acerca del Alcoholismo
de Yale*, e incontables clnicas y centros de trata
miento estatales son fuentes accesibles de infor
macin til. El mdico de cabecera, as armado,
puede como decimos en A.A. ablandecer
al borracho de manera que se muestre dispues
to a considerar A.A. O, si se resiste a hacerlo,
puede dirigirle a una clnica, a un psiquiatra o a
un ministro comprensivo. En esta etapa, lo ms
importante es que reconozca su enfermedad y
que empiece a hacer algo al respecto.
* Desde 1962, la Escuela de Estudios Acerca del Alcoholismo
de la Universidad Rutgers.

21

Si el mdico de cabecera desempea su


papel con suficiente esmero, a menudo los
resultados son inmediatos. Si el primer intento no
da resultados, crea no obstante una mayor pro
babilidad de que otros, sucesivos y persistentes,
los darn. Estos procedimientos sencillos no le
quitan mucho tiempo al mdico, ni tendrn que
costarle mucho dinero al paciente. Un esfuerzo
concertado de este tipo, hecho por los mdicos
de cabecera ya ha tenido mucho impacto. Y por
esto, quisiera dejar constancia de la gratitud que
los A.A. les tiene.
Ahora nos toca considerar al especialista, nor
malmente el psiquiatra. Me agrada decir que
muchsimos psiquiatras estn dirigiendo alco
hlicos a A.A. inclusos los psiquiatras que se
especializan generalmente en el alcoholismo. Su
comprensin del alcohlico es ahora profunda. La
paciencia y tolerancia que han mostrado a noso
tros y a A.A. han sido monumentales.
En 1949, por ejemplo, la Asociacin Psiqui
trica Norteamericana me permiti presentar un
discurso ante una sesin de su Reunin Anual
(ver pg. 40) Visto que estos doctores se especia
lizan en trastornos emocionales y el alcoholis
mo sin duda cae en esta categora esta accin
suya siempre me ha parecido una demostracin
patente de su extraordinaria humildad y genero
sidad. Copias reimpresas de ese nico artculo
han producido enormes efectos a nivel mundial.
estoy seguro de que nosotros los A.A. nunca nos
hemos dado suficiente cuenta del valor de esto.
Una vez, entre algunos de nosotros en A.A., era la
moda menospreciar la psiquiatra e incluso todo
tipo de ayuda mdica ms all del mnimo necesa
rio para desembriagarse. Citbamos los fallos de
la psiquiatra y de la religin. ramos propensos
a sacar el pecho y decir: Fjense en nosotros!
Podemos lograrlo, pero ellos no. Les puedo decir
con gran alivio que tal actitud va desapareciendo.
Los miembros serios de A.A. en todas partes se
dan cuenta de que los psiquiatras y los mdicos
contribuan a que naciera nuestra Comunidad, y
desde entonces han sido para nosotros un apoyo
de fiar.
Nos damos cuenta tambin de las vastas impli
caciones que para nosotros los alcohlicos, pue
den tener los descubrimientos de la psiquiatra y
la bioqumica. En realidad, estos descubrimientos
22

son hoy da mucho ms que meras implicaciones.


Su presidente y otros pioneros, dentro y fuera
de esta asociacin, han venido teniendo buenos
resultados durante largo tiempo, y muchos de sus
pacientes han logrado recuperarse sin la ayuda
de A.A. Hay que mencionar aqu que algunos de
los mtodos que se utilizan fuera de A.A. estn en
clara contradiccin con los principios y la prctica
de A.A. No obstante, los A.A. debemos aplaudir
el hecho de que algunos de estos esfuerzos estn
dando resultados cada vez ms prometedores.
Sabemos adems que la psiquiatra a menudo
puede liberarnos de la pesada carga neurtica
que sigue afligiendo a muchos de nosotros des
pus de que A.A. nos ha ayudado a lograr la
sobriedad. Sabemos que muchos psiquiatras, as
como muchas clnicas, nos han enviado inconta
bles alcohlicos que, de otra manera, nunca se
habran dirigido a A.A. Podemos ver claramente
que, aunando nuestros esfuerzos, podemos lograr
juntos lo que nunca podramos lograr separa
damente o en medio de la competencia y de la
crtica miope.
Por lo tanto, deseo hacer la promesa
solemne ante toda la comunidad mdica, de que
A.A. siempre estar dispuesta para cooperar; que
A.A. nunca se meter en la medicina; que nues
tros miembros que se sientan llamados a hacerlo,
ayudarn cada vez ms en las magnficas empre
sas de educacin, rehabilitacin e investigacin
que estn haciendo progresos muy alentadores.
Tan amenazador es el creciente espectro del
alcoholismo que nada que no sea sino la totalidad
de los recursos de la sociedad puede esperar ven
cer a nuestro peligrossimo adversario, ni siquie
ra disminuir su fuerza. La sutileza y el poder de
la enfermedad del alcohlico se ven manifestados
en cada pgina de la historia del ser humano y
nunca tan clara y destructivamente como en este
siglo nuestro.
Nosotros los A.A. sabemos que cuando haya
mos reunido y aplicado juntos nuestros conoci
mientos y comprensin, encontraremos nuestros
amigos de la medicina en la primera linea
precisamente donde tantos de ustedes ya estn.
Cuando podamos disponer plenamente de este
conjunto de accin benigna y cooperativa, vere
23

mos amanecer sin duda un da de maravilla para


la multitud de hombres y mujeres que sufren del
alcoholismo y de sus funestas y siniestras conse
cuencias.

Declaracin acerca del Alcoholismo


La Asociacin Mdica Norteamericana identifica al alcoholismo como una enfermedad compleja
con componentes biolgicos, psicolgicos y sociolgicos y reconoce la responsabilidad de la medicina
para con las personas afectadas. La Asociacin
reconoce que hay diversas formas de alcoholismo
y que cada paciente debe ser evaluado y tratado de
una manera total e individualizada.
Cmara de Delegados
Asociacin Mdica Norteamericana, 1971

24

Es el Alcoholismo
realmente una enfermedad?
La Asociacin Mdica Nor teamericana y la
Organizacin Mundial de Salud, as como otros
muchos grupos profesionales, consideran al alcoholismo como una enfermedad. Los poderes judiciales y legislativos tambin han empezado a reconocerlo as.
Otras autoridades siguen considerando al alcoholismo solamente como una expresin de problemas emocionales ocultos. Otros opinan que se origina como un sntoma precursor de una enfermedad,
sntoma que requiere su apropiado tratamiento.
El Comit sobre el Alcoholismo y la Dependencia de la Droga de la Asociacin Mdica
Norteamericana define al alcoholismo como una
enfermedad caracterizada por una preocupacin
por el alcohol y una prdida de control de la consumicin del mismo, como una clase de dependencia
de la droga que puede perjudicar la salud de un
individuo e impedir su capacidad para trabajar y
llevarse bien con otra gente.
Normalmente, el alcohlico bebe mucho y se
emborracha frecuentemente. No obstante, la cantidad consumida y la frecuencia constituyen nicamente uno de los indicios. El hecho de que algunos
alcohlicos en realidad beben menos de lo que
beben algunos bebedores sociales no altera la condicin bsica del alcohlico ni la hace menos grave.
El factor decisivo es la prdida de control o el ansia
de la droga, el alcohol.
Los impedimentos fsicos y dificultades para
ajustarse a la vida pueden contribuir a la evolucin de la enfermedad, o pueden resultar de ella.
El beber a solas o por la maana temprano pueden
ser sntomas de alcoholismo, pero puede que no se
manifiesten.
De forma parecida, el vivir en los barrios bajos,
ser irresponsable o comportarse de otras maneras
que normalmente se consideran tpicas del alcoholismo, no estn limitados a esta enfermedad, ni son
necesariamente parte de ella. De hecho, la clase
25

compuesta por gente profesional prspera, puede


que constituya el grupo ms grande, y es sin duda,
el ms ignorado del pas.
Del folleto La Enfermedad llamada alcoholismo, publicado por la Asociacin Mdica
Norteamericana (Comit sobre el Alcoholismo
y la Dependencia de la Droga, Consejo sobre la
Salud Mental, Ministerio de Educacin sobre la
Salud); reimpreso con permiso.

26

Los conceptos bsicos de


Alcohlicos Annimos
Por Bill W.
Extractos de una Ponencia Presentada ante la
Sociedad Mdica del Estado de Nueva York,
Seccin de Neurologa y Psiquiatra.
Reunin Anual, Nueva York, N.Y.,
mayo de 1944
Alcohlicos Annimos tiene un solo propsito
un nico objetivo ayudar a otros alcohlicos a
recuperarse de su enfermedad.
No se le requiere nada al alcohlico que se
dirige a nosotros, salvo el deseo de reponerse. No
se somete a ningn requisito para ser miembro
no hay honorarios ni cuotas ni se ve obligado
a creer en ningn punto de vista particular, mdi
co o religioso. Como grupo no tomamos ninguna
postura respecto a ninguna cuestin polmica. No
somos categricamente evangelistas ni reforma
dores. Siendo alcohlicos que nos hemos recu
perado, nuestra intencin es ayudar solamente a
aquellos que deseen reponerse. Esto lo hacemos
porque hemos descubierto que el trabajar con
otros alcohlicos desempea un papel decisivo en
mantener nuestra sobriedad.
Puede que ustedes se hagan la pregunta:
Exactamente cmo funciona A.A.? No puedo
darles una respuesta completa. Despus de diez
aos de experimentacin, se han adoptado diver
sas tcnicas en A.A. que han producido algunos
resultados interesantes. No obstante, como legos
en la medicina, dudamos de nuestra capacidad
para explicarlos. Les podemos decir solamente lo
que hacemos, y lo que, desde nuestro punto de
vista, parece sucedernos.
Desde el comienzo queremos que quede bien
claro que A.A. es un concepto sinttico un
truco sinttico, por as decirlo que se vale de los
recursos de la medicina, la psiquiatra, la religin,
27

y de nuestra propia experiencia con la bebida y


la recuperacin. Ustedes buscaran en vano cual
quier nuevo concepto fundamental. Simplemente
hemos modelado y adaptado antiguos principios
probados de la psiquiatra y la religin de tal
manera que los alcohlicos los acepten. Y luego
hemos creado una sociedad de gente afn en la
que el alcohlico puede entusisticamente poner
estos principios en accin, respecto a s mismo y
a otros que sufren.
Adems, hemos tratado diligentemente de
sacar provecho de nuestra nica gran ventaja
natural. Esta ventaja, por supuesto, es nuestra
experiencia personal de bebedores que nos
hemos recuperado. Muy a menudo los doctores
y los clrigos, despus de una larga exhortacin
o un tratamiento exhaustivo, se echan las manos
a la cabeza al or decir insistentemente al alco
hlico, Pero usted no me comprende. Nunca ha
sido usted muy bebedor, as que cmo puede
comprenderme? Ni tampoco me puede mostrar
mucha gente que se ha recuperado.
Pero cuando un alcohlico que se ha
repuesto habla con otro todava enfermo, rara
mente se ponen estos reparos, porque el nuevo
se da pronta cuenta de que est hablando con un
alma gemela, alguien que lo comprende. Ni tam
poco puede ser engaado el miembro recuperado,
porque l conoce todas las triquiuelas, todas las
racionalizaciones del bebedor. Por lo tanto, las
barreras tpicas se derrumban repentinamente. La
confianza mutua, lo indispensable para cualquier
terapia, se produce entonces, tan seguramente
como la noche sigue al da. Y si no se produce
inmediatamente esta importantsima compenetra
cin, es casi cierto que aparecer cuando el nuevo
haya conocido a otros miembros de A.A. Alguien
lograr hacer una buena conexin.
En cuanto sucede esto, tenemos una buena posi
bilidad de venderle a nuestro candidato las mis
mas cosas esenciales por las cuales ustedes, los
mdicos, han abogado durante mucho tiempo; y el
bebedor problema encuentra en nuestra Sociedad
un lugar propicio para aplicrselas en beneficio suyo
y para el bien de sus compaeros alcohlicos. Por
primera vez desde hace mucho tiempo, l se cree
comprendido, y se siente til; y realmente de una
utilidad especial, a medida que le llega su turno de
28

fomentar la recuperacin de otros. No importa lo


que el mundo ajeno piense de l, l sabe ahora que
puede reponerse, porque se encuentra entre una
multitud de casos peores que el suyo que han logra
do este fin. Y hay otros casos que se parecen exac
tamente al suyo una contundencia de testimonio
que la mayora de las veces le abruma. Y si no se
entrega en seguida, es casi cierto que lo har ms
tarde, cuando la bebida le haya atormentado ms y
le haya cortado sus cuidadosamente planeadas ave
nidas de escape del dilema. Recuerdo que tenamos
setenta y cinco fracasos durante los tres primeros
aos de A.A. gente que dbamos por perdida.
En el curso de los ltimos siete aos, sesenta y
dos de estos casos han vuelto, y la mayora est
haciendo buen progreso. Nos dicen que volvieron
porque saban que, si no, se moriran o se volveran
locos. Habiendo probado todo recurso a su alcance,
habiendo agotado sus racionalizaciones predilectas,
volvieron y cargaron con las consecuencias. Por
ello, nunca tenemos que evangelizar a los alcohli
cos. Si tienen experiencia y una buena orientacin
en A.A., si estn todava cuerdos, vuelven.
Para resumir, Alcohlicos Annimos ha hecho
dos principales contribuciones al programa de la
psiquiatra y de la religin:
1. Nuestra capacidad, como ex bebedores,
para ganar la confianza del nuevo candidato
para establecer una lnea transmisora con l.
2. El ofrecerle al alcohlico una sociedad com
prensiva de ex bebedores, en la que puede aplicar
con xito, tanto a s mismo como a otra gente, los
principios de la medicina y de la religin.
En lo que concierne a nosotros los A.A., estos
principios que ahora utilizamos diariamente, nos
parecen tener una conformidad sorprendente.
Hagamos una comparacin de lo que la medicina
y la religin dicen de forma general al alcohlico.
1. La medicina dice: El alcohlico necesita un
cambio de personalidad.
La religin dice: El alcohlico necesita
un cambio interior profundo, un desper tar
espiritual.
2. La medicina dice: El paciente debe ser
analizado y debe hacer una catarsis mental
completa y sincera.
La religin dice: El alcohlico debe hacer
29

una examen de conciencia y una confesin


o un inventario moral y discusin franca.
3. La medicina dice: Los graves defectos
de la personalidad deben ser eliminados por
medio de un acer tado conocimiento de s
mismo y un reajuste realista a la vida.
La religin dice: Los defectos de carcter
(los pecados) pueden ser eliminados adqui
riendo ms honestidad, humildad, generosi
dad, tolerancia, amor, etc.
4. La medicina dice: El alcohlico neurtico
se retira de la vida y es la viva imagen de la
inquietud y la excesiva preocupacin por s
mismo; se aparta del rebao.
La religin dice: El problema principal del
alcohlico es el egocentrismo. Lleno de temor
y egosmo, ha olvidado la Hermandad de los
Seres Humanos.
5. La medicina dice: El alcohlico tiene que
encontrar un nuevo y poderoso inters en la
vida y reunirse con el rebao. Debe buscar un
trabajo interesante, hacerse socio de clubes,
par ticipar en actividades sociales, par tidos
polticos o aficionarse a cosas que puedan
reemplazar el alcohol.
La religin dice: El alcohlico debe darse
cuenta del poder expulsivo de un nuevo afec
to, el servir por amor a sus prjimos y a Dios.
Tiene que perder su vida para as encontrar
la, debe unirse a la iglesia para olvidarse de
s mismo por medio del servicio. Porque la fe
sin obras es fe muerta.
Hasta este punto, la religin y la medicina parecen estar grandemente de acuerdo.
Pero en un aspecto, se difieren. Despus de
haber indicado al alcohlico las dificultades ocul
tas y haberle mandado seguir un programa de
reajuste, el mdico le dice: Ahora que usted sabe
lo que le es necesario para recuperarse, ya no
debe depender de m. Tiene que depender de s
mismo. Pngase usted a hacerlo.
Entonces, est claro que el objetivo del mdico
es hacer autosuficiente al paciente y dependien
te principalmente, si no completamente, de s
mismo.
30

La religin no intenta hacer esto. Dice que la


fe en s misma no es suficiente, ni siquiera para el
no alcohlico. El clrigo dice que tenemos que
buscar y depender de un Poder Superior Dios.
Nos aconseja que oremos y recomienda franca
mente una actitud de dependencia constante de
l, que preside sobre todos nosotros. De esta
manera descubrimos una fuerza que excede en
mucho a nuestros propios recursos.
As que la diferencia principal parece resumir
se as: la medicina dice: Conzcase a s mismo;
sea valiente y podr enfrentarse con la vida.
La religin dice: Concete a ti mismo, pide a
Dios que te conceda la fortaleza y llegars a ser
verdaderamente libre.
En Alcohlicos Annimos, el nuevo candida
to puede probar este o aquel mtodo. A veces
elimina el aspecto espiritual de los Doce Pasos
sugeridos hacia la recuperacin y depende total
mente de la honestidad, la tolerancia y el trabajo
con otros.* No obstante, es curioso e interesante
observar que la fe siempre les viene a aquellos
que prueban este programa con una mente abierta
y, mientras tanto, se mantienen sobrios. Pero
si rechazan el contenido espiritual de los Doce
Pasos, raramente pueden mantenerse abstemios.
En todas partes nuestra experiencia de A.A. ha
sido as. Recalcamos lo espiritual simplemente
porque miles de nosotros nos hemos dado cuenta
de que sin lo espiritual no podemos lograr nuestro
objetivo.
Reducidos a su esencia, estos Pasos significan
sencillamente:
a. Admisin del alcoholismo
b. Anlisis de la personalidad y catarsis
c. Ajuste de las relaciones personales
d. Dependencia de algn Poder Superior
e. Trabajo con otros alcohlicos.
Muy enfticamente, subrayamos el hecho de
que la adherencia a estos principios no es un
requisito para ser miembro de A.A. Todo alcohli
co que admite que tiene un problema es miembro
* Los Doce Pasos del programa de A.A. estn reproducidos
al principio de este folleto.

31

de A.A., sea cual sea el grado en que est discon


forme con el programa. El programa en su tota
lidad, basado en nuestra experiencia, no es sino
una sugerencia. Al alcohlico que al principio
pone reparos al factor espiritual, le recomenda
mos que mantenga una mente abierta mientras
considera a su propio grupo de A.A. como un
poder superior a s mismo. En estas condiciones
el recin llegado comienza a experimentar un
cambio de personalidad con tal rapidez y de tales
dimensiones, que no puede atribuirlo completa
mente a la autodeterminacin y la autodisciplina.
No slo desaparece su obsesin alcohlica, sino
que tambin se encuentra cada vez ms liberado
del temor, resentimientos e inferioridad. Estos
cambios, parece que se han efectuado automti
camente. Por lo tanto, l llega a la conclusin de
que un Poder superior a l mismo sin duda ha
estado obrando. Llegado a este punto, empieza
a formarse su propio concepto de Dios. Luego
va adquiriendo confianza en este concepto, con
fianza que va creciendo a medida que se van acu
mulando en su vida diaria las pruebas de que su
nueva fe realmente surte efecto, verdaderamente
produce resultados.
Esto es lo que la mayora de los A.A. estn
tratando de expresar, al hablar de una experiencia
espiritual. Se estn refiriendo a una cierta clase
de cambio de personalidad que, en su opinin, no
podra haber ocurrido sin la ayuda y la presencia
del Espritu creador del universo.
Para el miembro medio de A.A. puede que
transcurran muchos meses antes de que se d
cuenta de la fe en el sentido espiritual. No obs
tante, no conozco a casi ningn miembro que
lleve un ao en A.A. que siga considerando su
transformacin como un fenmeno completamen
te sicolgico basado totalmente en sus propios
recursos normales. Casi todos los miembros de
A.A. les dirn que, aunque no estn conformes
con el concepto de Dios que puede tener un clri
go, se han formado un concepto personal del que
pueden depender absolutamente un concepto
que funciona para ellos.
A nosotros los A.A., no nos importa lo
que otra gente llame a esta experiencia espiritual
nuestra. Pero para nosotros, se parece mucho a la
32

conversin, la misma experiencia que la mayora


de los alcohlicos ha prometido solemnemente
que no tendran nunca. De hecho, empiezo a
creer que deberemos llamarla la conversin, por
que s que nuestro amigo el Dr. Harry Tiebout*
est presente en esta sala. Como sabrn ustedes,
l es el psiquiatra que recientemente dijo ante la
Asociacin Siquitrica Norteamericana, sociedad
profesional de la que es miembro, que lo que
nosotros los A.A. experimentamos es, sin duda ni
broma, la conversin. Y si pudiramos consultar
con el espritu del gran siclogo William James,
l ciertamente nos remitira a su destacado libro
Las Variedades de la Experiencia Religiosa, en
el que, con tanta maestra, se explora el cambio
de la personalidad por medio de la variedad edu
cacional de la experiencia espiritual, o la conver
sin. Cualquiera que sea este proceso misterio
so, parece sin duda dar resultados, y a nosotros
que nos encontramos camino del manicomio o de
la funeraria, cualquier cosa que da resultados nos
parece muy, muy buena.
Me alegra muchsimo poder decirles que otros
muchos miembros distinguidos de su profesin
han manifestado la opinin que nuestros Doce
Pasos son una buena medicina. Y los clrigos de
todas las denominaciones dicen que son buena
religin, y a nosotros los A.A. nos gustan los
Pasos porque surten efecto. Ardientemente espe
ramos que a todos los mdicos aqu presentes,
les resulte posible par ticipar en este acuerdo
feliz. En los primeros aos de A.A., nos pare
ca a nosotros, los alcohlicos, que estbamos
vagando por una especie de tierra de nadie que
aparentemente separaba la ciencia de la religin.
Pero todo esto ha cambiado, porque A.A. se ha
convertido en el terreno de reunin de los dos
conceptos.
S, Alcohlicos Annimos es una empresa cooperativa. Todos los casos que necesitan
tratamiento se envan a ustedes los mdicos. Con
frecuencia trabajamos con el psiquiatra y a menu
do descubrimos que l puede hacer o decir cosas
a un paciente que nosotros no podemos. l, a su
vez, se vale del hecho de que nosotros, como ex
* El Dr. Tiebout muri en 1966.

33

alcohlicos, podemos entrar en lugares a donde l


teme ir. En todas partes estamos en contacto diario
con hospitales y sanatorios pblicos y privados.
El apoyo entusistico que tantas de sus ms des
tacadas instituciones nos dan, es algo por lo que
estamos profundamente agradecidos. La oportu
nidad de trabajar con alcohlicos tiene la ms alta
significacin; para muchos de nosotros significa la
vida misma. Sin la posibilidad de olvidar nuestros
problemas personales, ayudando a otros a salvar
los suyos, sin duda pereceremos. Esto es el cora
zn de A.A. es nuestra sangre vital.
Hemos sacado otras pginas del Libro de la
Medicina y las hemos empezado a utilizar de
forma prctica. De ustedes, seores, es de quie
nes aprendemos que el alcoholismo es una enfer
medad compleja; que el beber anormal no es
sino un sntoma de una inadaptacin personal a
la vida; que, como clase, nosotros los alcohlicos
somos propensos a ser susceptibles, inmaduros
emocionalmente, y a imponer exigencias exage
radas a nosotros mismos as como a otra gente;
que, la mayora de las veces, al perseguir algn
ideal de perfeccin ilusorio, hemos ido a la ban
carrota; que al haber fracasado en nuestro inten
to de realizar este sueo, nosotros, personas de
fina sensibilidad, nos escapamos de la dura reali
dad por medio de la botella; que esta costumbre
de escapar acaba convirtindose en una obsesin
o, como ustedes dicen, una compulsin por beber
tan sutilmente poderosa que ningn desastre, por
grande que sea, ni el acercamiento de la muerte
o la locura, puede, en la mayora de los casos,
quitrnosla; que somos vctimas del eterno dile
ma del alcohlico: nuestra obsesin asegura que
sigamos bebiendo, pero nuestra creciente sus
ceptibilidad fsica asegura que, si lo hacemos, nos
volveremos locos o moriremos.
Estos hechos, salidos de la boca de ustedes,
hombres de ciencia, al ser comunicados por un
miembro de A.A. a otro alcohlico, producen un
efecto profundo y quebrantador. Ese ego engre
do, aquellas complicadas racionalizaciones, por
medio de las cuales nuestro amigo neurtico
ha estado tratando de construir la autosuficien
cia sobre una base de inferioridad, empiezan a
derrumbarse. A veces el desinflamiento se parece
al de un globo al acercarse a un atizador canden
te. Pero el desinflamiento es lo que buscamos
34

nosotros los A.A. Nuestra experiencia universal


es que hasta que no comience el desinflamiento y,
consiguientemente, el conocimiento de s mismo,
no podemos hacer ningn progreso. Cuanto ms
podamos destruir la ilusin de que el alcohlico
puede superar el alcoholismo por s solo, o de
que podr algn da beber como un caballero,
ms asegurados estamos de tener xito.
De hecho, tenemos la intencin de provocar una crisis, de hacer que el alcohli
co toque fondo como se dice en A.A. Ustedes
sabrn, por supuesto, que esto se hace indirecta
mente. Nunca pronunciamos ninguna sentencia,
ni tampoco decimos a ningn alcohlico lo que
l tiene que hacer. Ni siquiera le decimos que es
alcohlico. Al contarle la gravedad de nuestros
propios casos, le dejamos que saque sus propias
conclusiones. Pero una vez que ha aceptado el
hecho de que es alcohlico y que adems es impo
tente para recuperarse sin ayuda, casi tenemos la
batalla ganada. Como los A.A. dicen: lo tenemos
enganchado. Es como si estuviese agarrado por
una especie de torno de banco sicolgico. Si las
mandbulas no lo tienen al principio sujeto con
suficiente fuerza, el beber ms, casi sin duda, le
aprieta los tornillos hasta el punto en que grita:
Basta! Entonces est, como decimos, ablande
cido. Esto le reduce a un estado de dependencia
completa de cualquier cosa o persona que pueda
hacerle dejar de beber. Est en el mismo aprieto
mental que el paciente que sufre de cncer, quien
llega a ser dependiente, abyectamente dependien
te, de lo que ustedes, hombres de ciencia, pueden
hacer para tratar el cncer. Y aun mejor, se vuelve
dulcemente razonable, con una mente verdade
ramente abierta, como nicamente pueden hacer
lo los moribundos.
En tales condiciones, ni siquiera a los sofisti
cados les resulta difcil aceptar las implicaciones
espirituales del programa de A.A. Alrededor de
la mitad de los miembros de A.A. fueron una vez
agnsticos o ateos. Esto disipa la idea de que
tenemos xito nicamente con los predispuestos
a la religin.
Estos son algunos de los factores bsicos que tal vez expliquen en parte el xito que
35

hemos tenido. Me gustara disponer de suficiente


tiempo para darles una idea ntima de nuestra
vida comn, de nuestras reuniones, del aspecto
social, de esas firmes amistades como nunca
habamos conocido antes, de la participacin de
miles de nosotros en los esfuerzos de la guerra y
en las fuerzas armadas, donde tantos A.A. estn
dndose cuenta de que pueden enfrentarse con
la realidad no estando ya institucionalizados,
ni siquiera dentro de un grupo de A.A. Hemos
descubierto que se puede depender de Dios tanto
en Alaska como en India, que la fortaleza puede
brotar de la debilidad, que tal vez nicamente
aquellos que han conocido los frutos de la depen
dencia de un Poder Superior pueden comprender
plenamente el verdadero significado de la liber
tad personal, la libertad del espritu humano.
Sin duda, ustedes que estn aqu esta maana,
se darn cuenta de lo mucho que les debemos a
ustedes, de lo mucho que nos hemos apropiado
de ustedes, y de lo mucho que seguimos depen
diendo de ustedes. Porque ustedes nos han pro
porcionado las municiones que hemos utilizado
como sus asistentes legos los que apuntamos
su artillera. Les he expuesto para su inspeccin
nuestra versin de los factores que producen el
cambio de personalidad, nuestro mtodo de anli
sis, catarsis y ajuste. He intentado ensearles algo
de nuestro nuevo e irresistible inters en la vida
esta Sociedad en la que los miembros se com
prenden, unos a otros, en la que los clamores del
ego se disuelven en nuestro gran objetivo comn,
en la que podemos aprender suficiente paciencia,
tolerancia, honestidad, humildad y servicio como
para dominar a nuestros antiguos maestros, la
inseguridad, el resentimiento, y los insatisfechos
sueos de poder.

36

Comentario por
Foster Kennedy, M.D.*
Neurlogo, Nueva York
Hemos odo un discurso elocuente y verdade
ramente conmovedor tanto en su forma como en
su contenido informativo.
No tengo la menor duda de que un hombre
que se ha recuperado del ansia del alcohol tiene
mucha mayor capacidad para curar el alcoholis
mo que un doctor que nunca ha sido afligido de la
misma maldicin.
Por comprensivo y paciente que sea el mdi
co en su relacin con el paciente, ste sentir,
sin duda, o se imaginar que el doctor le est
tratando con condescendencia, o se formar la
idea de ser intimidado por uno de los profetas
menores.
Esta organizacin de Alcohlicos Annimos
se vale de dos de las mayores fuentes de poder
conocidas por el ser humano, la religin y ese ins
tinto de asociarse con sus prjimos que Trotter
ha llamado el instinto gregario.
La fe religiosa ha sido descrita por Matthew
Arnold como una creencia firme en un poder
superior a nosotros mismos que sirve para crear
la rectitud, y de esto se puede adquirir un senti
miento de utilidad por medio de una especie de
conversin religiosa que puede ser llamada una
de las variedades de la experiencia religiosa.
La asociacin del enfermo con aquellos que,
habiendo estado enfermos, se han repuesto o
estn recuperndose, es una sugerencia tera
putica de curacin y una eliminacin de su sen
timiento de ser un paria para la sociedad; y el
hecho de que est aprovechando profundas fuer
zas internas se ve mostrado en el amplio desa
rrollo de este movimiento robusto y bienhechor.
Adems, el movimiento ofrece un objetivo de
alta fuerza motriz emocional, convirtiendo a cada
* Fallecido

37

alcohlico recuperado en un misionero entre los


enfermos.
Creo que nosotros los mdicos siempre hemos
tenido dificultad en encontrar para nuestros
pacientes convalecientes una ocupacin de sufi
ciente fuerza motriz emocional como para com
pensar los resultados squicos del alcohol que les
ha sido retirado.
Estas personas se llenan de un santo celo y es
este mismo ardor el que le mantiene constante al
misionero mientras su prjimo se est sanando.
Creo que nuestra profesin tiene que recono
cer y valorar esta magnfica arma teraputica. Si
no lo hacemos, tendremos que declararnos culpa
bles de esterilidad emocional y de haber perdido
esa fe que mueve montaas, sin la cual es poco lo
que la medicina puede hacer.

38

Qu opinan las autoridades


mdicas de A.A.?*
En 1967 la Asociacin Mdica Nor teamericana deca que la pertenencia a A.A. era todava
la forma ms eficaz de tratar el alcoholismo e
hizo una citacin de la Dra. Ruth Fox, eminente
autoridad en la medicina y, en aquel entonces,
directora mdica del Consejo Nacional sobre el
Alcoholismo: Con sus miles de grupos y sus
300,000 alcohlicos recuperados [ahora ms de
2,000,000], A.A. sin duda ha alcanzado a un mayor
nmero de casos que todos nosotros los mdicos.
Para los pacientes que pueden aceptarla y que la
aceptarn, puede que sea la nica forma de tera
pia necesaria.
Tengo el ms alto respeto por el trabajo que
A.A. hace, por su espritu, y su filosofa bsica de
ayuda mutua. No pierdo ninguna oportunidad de
expresar mi apoyo pblica y privadamente cuan
do puede ser de utilidad.
Karl Menniger, M.D.
Fundacin Menniger
El tratamiento tal vez ms eficaz en la reha
bilitacin del alcohlico es una filosofa de vida
compatible con el individuo y su familia, una fe
absorbente en s mismo que le viene solamente
despus de haber aprendido a comprenderse a
s mismo y de haber tenido una asociacin nti
ma con otros cuyas experiencias son compara
bles a las suyas. La cooperacin del mdico con
Alcohlicos Annimos es una manera de obtener
estas cosas para su paciente.
Marvin A. Block, M.D., miembro del Comit
sobre el Alcoholismo y la Dependencia
de la Droga de la Asociacin
Mdica Norteamericana
* Ver tambin el folleto A.A. como recurso para
los profesionales de la salud.

39

La Sociedad de
Alcohlicos Annimos
Por Bill W.
Extractos de un discurso presentado ante la
105 Reunin Anual de la
Asociacin Siquitrica Norteamericana.
Montreal, Quebec, mayo de 1949
Alcohlicos Annimos est muy agradecida
por esta invitacin a hacer una presentacin ante
la Asociacin Siquitrica Norteamericana. Es una
ocasin muy feliz. Siendo legos en la materia, no
tenemos nada ms que una historia que contar
y, de aqu, el carcter personal y poco cientfico
de la siguiente narracin. Cualesquiera que sean
sus ms profundas implicaciones, las actitudes
y los acontecimientos que desembocaron en la
formacin de Alcohlicos Annimos son fciles
de relatar.
[Aqu el orador describi su experiencia perso
nal en lograr su sobriedad, sus primeros e infruc
tuosos trabajos con otros alcohlicos y su encuen
tro, ms tarde, en Akron, Ohio, en mayo de 1935,
con el Dr. Bob S., que lleg a ser el cofundador de
A.A.]
Cuando me fui de Akron en septiembre de
1935, tres alcohlicos se estaban manteniendo
sobrios. Llegado a Nueva York, me puse a tra
bajar y otro grupo de A.A. tom forma. Pero no
haba nada muy seguro. Estbamos todava volan
do a ciegas.
Entonces, empez un perodo de experimen
taciones que dur tres aos, y que culmin con
la publicacin en 1939 de nuestro libro de texto
Alcohlicos Annimos.
Ese libro, que es ahora la espina dorsal de
nuestra Comunidad, se abre con una historia tpi
ca de beber y recuperacin. El siguiente captulo,
titulado Hay una Solucin ofrece un resqui
cio de esperanza. Dos captulos describen, en el
lenguaje de A.A., el alcoholismo y al alcohlico,
40

teniendo, por supuesto, como sus objetivos, pri


mero el de establecer una identificacin y luego
de provocar un desinflamiento. Un captulo est
dedicado a ablandecer al agnstico. Todo esto
nos conduce a los Doce Pasos de Alcohlicos
Annimos de hoy da. Estos Pasos, base de nues
tra terapia, y una manera prctica de vivir, no son
nada ms que una versin ampliada y adaptada
de los principios enumerados por mi amigo en la
mesa de la cocina.
El resto del texto est dedicado principalmen
te a la aplicacin prctica de estos Doce Pasos
y a reducir la resistencia interna del lector. La
importancia de trabajar con otros alcohlicos est
enrgicamente recalcada. Hay captulos dirigidos
a las esposas y a los patrones y otro acerca de las
relaciones familiares. El ltimo captulo describe
la nueva Sociedad y pide al alcohlico recuperado
que se ponga a formar un grupo. Esta ideologa
est apoyada entonces por treinta historiales o,
mejor dicho, historias escritas por miembros de
A.A. Estas sirven para consumar la identificacin
y despertar la esperanza. En las cuatrocientas
pginas de Alcohlicos Annimos no aparece
ninguna teora, sino solamente narraciones de
experiencias.
Cuando apareci el libro en abril de 1939, tena
mos unos cien miembros. La tercera parte de
ellos tena una base impresionante de sobriedad.
El movimiento se haba extendido hasta Cleveland
y se estaba difundiendo hacia Chicago y Detroit.
En el Este lleg a Filadelfia y a Washington. Hubo
un acontecimiento extraordinario en Cleveland. El
Plain Dealer public algunos artculos muy favore
cedores acerca de nosotros, apoyados por comen
tarios editoriales. Los veinte miembros, nuevos en
su mayor parte, se vieron bombardeados con soli
citudes de informacin por telfono. Armados con
el libro de A.A., respondieron a todos. Los miem
bros nuevos trabajaban juntos con los ms recin
llegados. Pasados dos aos, por medio de esta
reaccin en cadena, Cleveland tena centenares
de nuevos miembros. El ndice de xito era muy
elevado. Era la primera evidencia que tenamos
de que podamos asimilar rpidamente a una gran
cantidad de gente.
Entonces vino una publicidad tremenda a nivel nacional. El artculo que apareci
41

en el Saturday Evening Post (marzo de 1941)


suscit una avalancha de miles de solicitudes des
esperadas en nuestra pequea oficina de Nueva
York. Esto nos permiti preparar una lista de alco
hlicos en centenares de ciudades. Los hombres
de negocios que estaban viajando fuera de los
centros establecidos de A.A. utilizaban estas listas
para iniciar nuevos grupos de A.A. Por medio de
los envos de literatura y una abundante corres
pondencia, los grupos de A.A. iban brotando
por correo. Visto que no haba ningn contacto
personal, esto era asombroso. Los clrigos y los
mdicos empezaban a dar su aprobacin. Deseo
mencionar aqu que el Dr. Harry Tiebout, coordi
nador de nuestra discusin hoy, era el primer psi
quiatra en observarnos y ofrecernos su amistad.
Alcohlicos Annimos creca como hongos. La
etapa pionera haba terminado. Aparecimos en el
mapa de los EE.UU.
[En este punto el orador resumi el tamao
de la Comunidad en 1949 aproximadamente
80,000 miembros y 3,000 grupos en 30 pases y
su composicin general.]
De los alcohlicos que se quedan con noso
tros, un gran porcentaje logran su sobriedad en
seguida y se mantienen sobrios; otros la logran
despus de algunas recadas; otros hacen pro
gresos. Pero muchos bebedores problema aban
donan A.A. despus de un breve contacto, quizs
tres o cuatro de cada cinco. Algunos son demasia
do psicopticos o han sido demasiado lastimados.
Pero la mayora tienen poderosas racionalizacio
nes que todava tienen que derrumbar. Y esto
es precisamente lo que ocurre con tal que en su
primer contacto se les haga una buena presen
tacin de A.A. Entonces, el alcohol acaba ator
mentndoles tanto que se ven forzados a volver
a nosotros, a menudo despus de muchos aos.
Estas personas nos dicen que tenan que volver;
no tenan otra opcin. Los alcohlicos les haban
enseado acerca del alcoholismo, y haban sido
afectados ms profundamente de lo que crean.
Tales casos nos dan la agradable impresin de
que la mitad de los que se van despus de tener
contacto con A.A. finalmente volvern, la mayo
ra de ellos para recuperarse. As que solamen
te adoctrinamos al principiante. No evangeliza
mos nunca. El alcohol se encargar de ello. Los
clrigos dicen que hemos sacado provecho del
42

Diablo. Estas son afirmaciones de tamao consi


derable, pero nosotros las creemos conservado
ras. No hay duda de que el ndice de recupera
cin ser ms elevado de lo que se supona antes.
Lo anterior ha sido un resumen de nuestro
origen, nuestra idea teraputica central, y los
resultados cuantitativos. El resultado cualitativo
es indudablemente un tema demasiado amplio
para el mbito del presente discurso.
Alcohlicos Annimos no es una organizacin
religiosa; no tiene ningn dogma. La nica pro
posicin teolgica es un Poder superior a uno
mismo. E incluso este concepto no se impone a
nadie. El principiante simplemente se enfrasca
en nuestra Sociedad y se esfuerza por practi
car el programa lo mejor que puede. Dejado en
paz, l ciertamente nos informar del comienzo
gradual de una experiencia transformadora, la
llame como la llame. Hace tiempo, los observado
res crean que A.A. tendra atractivo nicamente
para los predispuestos a la religin. No obstante,
entre nuestros miembros se cuenta un antiguo
miembro de la Sociedad Atea Norteamericana
y otros 20,000 casi tan duros de pelar. Aquellos
que se estn muriendo pueden llegar a tener una
extraordinaria amplitud de mente. Hoy en da,
por supuesto, hablamos poco de la conversin, ya
que a tanta gente verdaderamente le horroriza la
posibilidad de ser poseda por Dios. Sin embargo,
parece que la conversin, tal como fue definida
en sentido amplio por James, es nuestro proceso
bsico; todo el resto del aparato no es sino los
cimientos. Cuando un alcohlico trabaja con otro,
lo que hace es simplemente reforzar y sostener
esa experiencia esencial.
Las fuerzas de la anarqua, la democracia y la
dictadura desempean papeles impresionantes en
la estructura y la contencin de nuestra Sociedad.
El Dictador Tirano, el alcohol, es muy imperso
nal. Pero ni siquiera la Gestapo de Hitler tena
la mitad de su eficacia. Cuando la anarqua del
alcohlico se enfrenta con su tirano, el alcohlico
tiene que convertirse en un ser social o perecer.
Forzosamente, nuestra Sociedad ha optado por
el tipo ms puro de democracia. Naturalmente,
el potencial explosivo de nuestra Sociedad algo
neurtica es enorme. Como en otros lugares, se
acumula alrededor de aquellos agentes provoca
dores: el poder, el dinero y el sexo. Por todo A.A.,
43

estos volcanes subterrneos entran en erupcin


al menos mil veces al da; explosiones que ahora
consideramos con algn humor, considerable
magnanimidad y poco temor. Nos parecen ser
valiosas lecciones prcticas para nuestro desa
rrollo. Nuestra afinidad profunda, la urgencia de
nuestra misin, la necesidad de aliviar nuestra
neurosis para sobrevivir contentos, todo esto,
junto con nuestro amor a Dios y a nuestro pr
jimo, nos han mantenido sorprendentemente
unidos. Parece que la unin da la seguridad.
Con una cantidad suficiente de sacos terreros
se puede amortiguar cualquier cantidad de dina
mita. Creemos que somos una familia bastante
segura y feliz. Vengan a comprobarlo en cualquier
reunin de A.A.

Hoy da muchos alcohlicos son enviados a A.A. por sus psiquiatras. Librados de
la bebida, vuelven a sus doctores como pacien
tes ms fciles de tratar. La esposa de casi todo
alcohlico se ha convertido, en algn grado, en
su madre posesiva. La mayora de las mujeres
alcohlicas que todava tienen marido, viven con
un padre perplejo. A veces esto acarrea muchos
problemas. Lo sabremos los A.A.!
Ahora para concluir: nosotros los A.A. nos
esforzamos por estar conscientes de la posibilidad
de que nunca podremos tocar sino una peque
a parte del problema global del alcoholismo.
Hacemos un esfuerzo para recordar que nuestros
xitos, cada vez ms numerosos y ms grandes,
pueden convertirse en una bebida embriagadora,
que nuestros propios recursos siempre sern limi
tados. De aqu la pregunta que les hago, hombres
y mujeres de la medicina: Participarn ustedes,
mdicos armados con sus escalpelos invisibles,
trabajadores todos, en nuestra causa comn? Nos
gusta considerar a Alcohlicos Annimos como
un terreno medio entre la medicina y la religin,
el perdido catalizador de una nueva sntesis. Esto
a fin de que los millones de personas que an
estn sufriendo, pronto puedan salir de la oscuri
dad a la luz del da.
Estoy seguro de que nadie entre los concu
rrentes en esta gran Sala de la Medicina consi
derar inapropiado que deje la ltima palabra a la
religin:
44

Dios, concdenos la serenidad para aceptar las


cosas que no podemos cambiar, el valor para cam
biar las cosas que podemos, y la sabidura para
reconocer la diferencia.

45

LAS DOCE TRADICIONES


DE ALCOHLICOS ANNIMOS
1. Nuestro bienestar comn debe tener la pre
ferencia; la recuperacin personal depende de la
unidad de A.A.
2. Para el propsito de nuestro grupo slo
existe una autoridad fundamental: un Dios amo
roso tal como se exprese en la conciencia de
nuestro grupo. Nuestros lderes no son ms que
servidores de confianza. No gobiernan.
3. El nico requisito para ser miembro de A.A.
es querer dejar de beber.
4. Cada grupo debe ser autnomo, excep
to en asuntos que afecten a otros grupos o a
Alcohlicos Annimos, considerado como un
todo.
5. Cada grupo tiene un solo objetivo primor
dial: llevar el mensaje al alcohlico que an est
sufriendo.
6. Un grupo de A.A. nunca debe respaldar,
financiar o prestar el nombre de A.A. a ninguna
entidad allegada o empresa ajena, para evitar que
los problemas de dinero, propiedad y prestigio
nos desven de nuestro objetivo primordial.
7. Todo grupo de A.A. debe mantenerse com
pletamente a s mismo, negndose a recibir con
tribuciones ajenas.
8. A.A. nunca tendr carcter profesional, pero
nuestros centros de servicio pueden emplear tra
bajadores especiales.
9. A.A. como tal nunca debe ser organizada;
pero podemos crear juntas o comits de servicio
que sean directamente responsables ante aque
llos a quienes sirven.
10. A.A. no tiene opinin acerca de asuntos
ajenos a sus actividades; por consiguiente, su
nombre nunca debe mezclarse en polmicas
pblicas.
11. Nuestra poltica de relaciones pblicas se
basa ms bien en la atraccin que en la promo
cin; necesitamos mantener siempre nuestro ano
nimato personal ante la prensa, la radio y el cine.
12. El anonimato es la base espiritual de todas
nuestras Tradiciones, recordndonos siempre
anteponer los principios a las personalidades.
46

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Se pueden obtener formularios de pedidos completos en la
Oficina de Servicios Generales de ALCOHLICOS ANNIMOS,
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A.A. EN LAS INSTITUCIONES CORRECCIONALES
A.A. EN LOS ENTORNOS DE TRATAMIENTO
EL PUNTO DE VISTA DE UN MIEMBRO DE A.A.
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