Catecismo Narrativa - Gerardo de La Torre
Catecismo Narrativa - Gerardo de La Torre
Catecismo Narrativa - Gerardo de La Torre
Gerardo de la Torre
Para investigar y redactar este trabajo, el autor cont con el apoyo del
Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, del Sistema Nacional de
Creadores de Arte
Los temas
001. Qu es un cuento y cmo se escribe?
002. Qu es una novela? Qu la diferencia del cuento?
003. Cul es la funcin de la novela?
004. Cmo se concibe y se escribe una novela?
005Cmo crea sus personajes? Cmo les da nombre?
006 Adquieren sus personajes vida propia?
007. Son las novelas de aventura y misterio un gnero menor?
008. Qu es un escritor?
009. Cmo se desarroll su inters por escribir?
010. Le cuesta trabajo escribir?
011. Cmo escribe y a qu horas escribe?
012. Revisa mucho sus textos?
013. Usa un cuaderno de apuntes?
014. Es necesaria la autocrtica?
015. Qu porcin de sus obras se basa en la experiencia
personal?
016. Lee mucho? Qu autores han influido ms en usted?
017. Cul es el mejor ambiente para un escritor?
018. Qu consejo le dara a un escritor que comienza?
019. Cree en la inspiracin?
020. Le afectan los crticos?
021. Se le han llegado a agotar los temas?
meta. Pero luego tengo que descubrir, mediante mis muy limitados
medios, qu sucede entre el principio y el fin. Y luego hay otros
problemas a resolver; por ejemplo, si conviene que el hecho sea
contado en primera persona o en tercera persona. Luego, hay que
buscar la poca; ahora, en cuanto a m, creo que lo ms cmodo viene
a ser la ltima dcada del siglo XIX. Elijo, si se trata de un cuento
porteo, lugares de las orillas, digamos, de Palermo, digamos de
Barracas, de Turdera. Y la fecha, digamos 1899, el ao de mi
nacimiento, por ejemplo. Porque quin puede saber, exactamente,
cmo hablaban aquellos orilleros muertos? Nadie. Es decir, que yo
puedo proceder con comodidad. En cambio, si un escritor elige un
tema contemporneo, entonces ya el lector se convierte en un
inspector y resuelve: No, en tal barrio no se habla as, la gente de tal
clase no usara tal o cual expresin.
Empieza por una suerte de revelacin. Pero uso esa palabra
de un modo modesto, no ambicioso. Es decir, de pronto s que va a
ocurrir algo y eso que va a ocurrir puede ser, en el caso de un cuento,
el principio y el fin. En el caso de un poema, no: es una idea ms
general, y a veces ha sido la primera lnea. Es decir, algo me es dado,
y luego ya intervengo yo, y quiz se echa todo a perder.
vez lo invent sin saberlo el primer hombre de las cavernas que sali a
cazar una tarde y no regres hasta el da siguiente con la excusa de
haber librado un combate a muerte con una fiera enloquecida por el
hambre. En cambio, lo que hizo su mujer cuando se dio cuenta de que
el herosmo de su hombre no era ms que un cuento chino pudo ser la
primera y quizs la novela ms larga del siglo de piedra.
del padre Luis Coloma o del padre Carlos M. Heredia, tan admirados
entonces, an hoy en el recuerdo pese a lo que pudieran opinar las
nuevas generaciones que ya n o saben n i sabrn jams quines
fueron Coloma y Heredia, hacedores de cuentos ejemplares durante
mi madrugada literaria.
Escriba cuentos sin pensar, estoy diciendo: automticamente,
obsesivamente, frenticamente: vapuleando sin para la Rmington
desde la primera sangra de tres golpes hasta el golpe final en la
cuartilla seis o en la cuartilla nueve. Hasta ese instante, y a semejanza
del corredor de los cuatrocientos metros luego de cruzar la meta, me
pona a jalar aire, a respirar con toda el ansia, a desinflarme finalmente
sobre la silla agotado por el terrible esfuerzo sostenido. Desde luego
no haca caso de consejos. Me recomendaban meditar el tema,
conformar en la imaginacin la psicologa de los posibles personajes,
estructurar con todo esmero las etapas del planteamiento, del nudo,
del desenlace, y por supuesto, primero que nada, antes que todo esto,
estudiar a los sabios y a los tericos de la ciencia y el arte del estilo. Y
los estudiaba, claro que s. Lea a Luis Alonso Schkel (La formacin
del estilo), a Alberto Valenzuela Rodarte (Quiere ser escritor?), a
Juan Antonio Ahumada (El arte de escribir), a E. M. Forster (El arte de
la novela). Los lea con atencin, hasta subrayaba prrafos y acotaba
pginas, pero desde luego no pona en prctica conejo alguno porque
me ganaba la ansiedad de escribir, la cuerda suelta de sentarme y no
pararme sino hasta el fin, el impulso maravilloso que hace muchos
aos se me extravi en el camino pero que en ese entonces me
permita escribir cuentos de una sola sentada, guardados luego en las
Isaac Bashevis Singer: Para ser sincero lo que ms me gusta son los
cuentos, una novela siempre tiene defectos. En un cuento puedo
satisfacer mi deseo de perfeccin. Un cuento puede ser perfecto y
puedo lograr que sea lo que yo quiero e incluso evitar que tenga
defectos. Creo que los cuentos son mi fuerte.
Jos Luis Gonzlez. El cuento est mucho ms cerca del poema que
de la novela. Cul es la diferencia esencial entre un cuentista y un
novelista? Yo creo que es una cuestin de ptica frente a la realidad:
el cuentista percibe la realidad en fragmentos (lo cual no quiere decir
que su percepcin sea menos profunda que la del novelista, no,
porque en cada fragmento puede profundizarse todo lo que sea
necesario); en cambio, el novelista lo que ve es un proceso.
Ford Madox Ford. La primera cosa que hay que considerar cuando se
escribe una novela es la propia historia, y despus la propia historia, y
despus la propia historia! En caso de querer sentirse ms dignificado,
puede llamrsele el tema propio. Una digresin cualquiera
constituir una longueur, un remiendo dentro del cual la mente
avanzar con pesadez. Se puede conseguir de la vida real la escena
ms maravillosa que insertar en un libro. Pero si no se hace que el
tema avance, apartar la atencin del lector. Una buena novela
precisa de toda la atencin que el lector pueda prestarle. Y alguna
ms.
Una historia tiene que transmitir, antes que nada, una
sensacin de ser un hecho inevitable: que lo que ocurre en ella
parezca que es lo nico que poda haber ocurrido. Naturalmente que
puede haber un personaje que exclame: Si entonces hubiera actuado
de forma distinta qu diferente sera ahora todo! El problema del
autor es hacer de su acto de entonces el nico acto que el personaje
poda haber realizado.
Camilo Jos Cela. Todos los temas sirven. Creo que fue a Flaubert a
quien un presunto joven escritor le dijo un da: Maestro, si solamente
tuviera una trama, podra escribir una novela. Le dar una trama
dijo Flaubert. Veamos, un hombre y una mujer se aman, punto y
final de la historia. Ahora desarrllela. Con talento, llegar a escribir La
cartuja de Parma. Pero tiene que tener talento.
Un escritor, un joven escritor, se me acerc un da quejndose
de no tener los recursos necesarios para poder escribir. Yo le dije: Le
dar mil hojas de papel y una lapicera fuente de regalo. Si tiene talento
escribir Don Quijote de un lado y La divina comedia del otro. Ahora
vaya y escriba, y ya veremos qu pasa, aunque probablemente no
escribir esas obras. Es muy dramtico, pero tambin es muy cierto.
P. D. James. Creo que mucha gente no sabe cmo crear una trama y
por eso no puede contar historias. Algunos escritores podran hacerlo
pero no quieren, desean ser diferentes. Pero en la ficcin inglesa hay
una tradicin de fuerte impulso narrativo, y todos nuestros grandes
Robert Louis Stevenson. Tuve una idea para aplicar a John Silver
[personaje central de La isla del tesoro], que haca que me prometiera
una gran caudal de diversin: tomar un amigo mo, al que admiraba
(que probablemente conoce el lector y lo admira tanto como yo
mismo), privarle de sus mejores cualidades y de las gracias ms
elevadas de su temperamento, dejarlo sin nada ms que su fuerza, su
valenta, su rapidez y sus magnficos rasgos de genio y tratar de
expresar todo esto a travs de la cultura de un rudo marinero. Esta
ciruga psquica creo que es una forma corriente de fabricar
personajes, y tal vez sea, en realidad, la nica forma.
Ford Madox Ford. Puedo declarar que nunca en mi vida, hasta donde
recuerdo, utilic a un personaje de la vida real para una finalidad
literaria o nunca lo hice sin ocultar cuidadosamente sus atributos.
Jorge Luis Borges. Tengo dos mtodos [para dar nombre a los
personajes]: uno es utilizar los nombres de mis abuelos, tatarabuelos,
etctera, para darles, digamos, una especie de inmortalidad, pero ese
es solamente uno de los mtodos. El otro consiste en usar nombres
que me hayan impresionado de alguna manera. Por ejemplo, en uno
de mis cuentos uno de los personajes que va y viene se llama
Yarmolinsky, debido a que este nombre me impresion; una palabra
rara, no? Otro personaje se llama Red Scharlach porque Scharlach
significa escarlata en alemn y se trataba de un asesino: era
doblemente rojo, no? Red Scharlach: Rojo Escarlata.
Ray Bradbury. Yo dira que creo mis personajes para que vivan su
propia vida. En realidad, no soy yo quien los creo a ellos sino que son
ellos quienes me crean a m. Lo que tengo claro cuando escribo, es
que quiero que los personajes vivan al lmite de sus pasiones y de sus
emociones. Quiero que amen, o que odien, que hagan lo que tengan
que hacer, pero que lo hagan apasionadamente. Es eso, esa pasin,
lo que la gente recuerda para siempre en un personaje. Pero no tengo
un plan preconcebido: quiero vivir las historias mientras las escribo.
Le doy un ejemplo sobre cmo es mi relacin con los personajes.
Es algo que me pas: el personaje principal de Fahrenheit obligado
008. Qu es un escritor?
Gustave Flaubert. Los libros que ms ambiciono escribir son
precisamente aquellos para los que menos medios tengo. En este
sentido, Bovary habr sido una inaudita proeza de fuerza de la que
solo yo me dar cuenta: asunto, personaje, efecto, etc., todo est
fuera de m: esto deber hacerme dar un gran paso para lo sucesivo.
Por lo dems, lo que hacemos no es para nosotros, sino para los
dems; el arte no tiene nada que ver con el artista; no importa que no
le guste el rojo, el verde o el amarillo, todos los colores son bellos, lo
que hay que hacer es pintarlos.
John Steinbeck. El escritor tiene que creer que lo que est haciendo
es lo ms importante en el mundo. Y estar en posesin de esta ilusin,
incluso cuando sabe que no es cierto.
Ben Hecht. Tal vez hubiera sido lo mismo de haber ido a dar a una
fbrica de calderas o a una planta siderrgica. Pero decid que me
divertira, sin importar aquello a que me dedicara. Durante cincuenta
aos me las he arreglado para hacerlo as.
Doris Lessing. Siempre supe que iba a ser escritora, pero no fue sino
hasta que tuve bastante edad veintisis o veintisiete aos cuando
me di cuenta de que era mejor dejar de decir que iba a ser escritora y
ponerme a trabajar.
Truman Capote. Todo el tiempo supe que iba a escribir un libro, Dios
sabe por qu. No saba cul iba a ser el tema, pero saba que iba a ser
un reportaje en escala inmensa.
Harper Lee. Escribir es algo que uno tiene que hacer. Es como la
virtud, que lleva en s misma la recompensa. Escribir es egosta y
contradictorio. Todo escritor que vale escribe por propia complacencia.
Nunca escrib con la idea de publicar algo hasta que empec a
trabajar en Matar un ruiseor. Creo que lo sucedido antes puede haber
sido una forma subconsciente de aprender a escribir, de adiestrarme.
Como ve, ms que poner una palabra tras otra, escribir es un proceso
de autodisciplina que tiene que aprenderse antes de que pueda uno
llamarse escritor. Hay gente que escribe, pero es muy distinta de la
que tiene que escribir.
Lawrence Durrell. Oh, no. Bueno, djeme decirle. En los ltimos tres
aos, durante una terrible situacin econmica, escrib Limones
amargos en seis semanas y despach el texto mecanografiado con las
correcciones. Fue publicado tal como estaba. A Justine la retardaron
Camilo Jos Cela. Tengo una Fundacin donde se guardan todos mis
manuscritos originales. Es la nica Fundacin del mundo que contiene
el corpus total de los originales de un autor. Si va all algn da,
descubrir que todos mis manuscritos estn repletos de tachaduras y
borraduras. Sufro cuando escribo, pero tambin disfruto.
Norman Mailer. Slo otro escritor puede saber el dao que escribir
una novela puede hacerte. Quedarse sentado ante un escritorio y
exprimir palabras de ti mismo es una actividad antinatural. Diversas
clases de veneno esencias de fatiga se secretan a travs de tu
sistema. A medida que envejeces se vuelve peor. Creo que es uno de
los motivos por los que estoy tan interesado en los boxeadores
profesionales. Pienso a menudo en el boxeador maduro que tiene que
ponerse en forma para un combate ms y sabe que el castigo har
estragos en su cuerpo. No es de asombrarse que eso lo ponga de mal
humor. Lo que caracteriza a todo boxeador mayor que he visto
entrenarse para un combate es el mal estado de nimo que cuelga
sobre l y su grupo. Quiz lo nico bueno que salga del asunto ser el
dinero. El resto se acerca a una conclusin previsible. Aunque gane el
combate aunque lo gane bien no va a obtener una nueva vida a
partir de un xito deslumbrante, no del modo en que lo haca cuando
Juan Filloy. A mano. Tengo todava, a los 93 aos, una caligrafa que
yo como graflogo considero de una persona de 50 aos. Tengo una
escritura muy firme, muy recta; la ma no es una escritura hachada por
los nervios, ni por trepidaciones de fenmenos vasculares. Es una
caligrafa hasta cierto punto artstica, a la manera de las escrituras
inglesas.
juega tenis, nada, o realiza alguna labor que te atonte slo para
mantener tu intestino en movimiento, y al da siguiente vuelve a
escribir.
Cuando estoy escribiendo un libro o un cuento trabajo todas
las maanas, empezando tan pronto como sea posible despus de la
salida del sol. No hay nadie que moleste o hace fresco o fro y uno
entra en calor a medida que escribe. Se lee lo que se lleva escrito y,
como uno siempre se detiene cuando sabe lo que va a suceder a
continuacin, sigue escribiendo a partir de ah. Se escribe hasta que
se llega a un lugar donde a uno todava le queda jugo y donde se sabe
lo que va a suceder a continuacin, y entonces uno se detiene y trata
de seguir viviendo hasta el da siguiente, cuando se vuelve a poner
manos a la obra.
los das Generalmente trabajo de las ocho a las dos, pero si las
cosas salen b ien puedo seguir hasta las cuatro. Slo que cuando
hago eso quedo completamente agotado. De hecho cuando el libro va
saliendo bien, lo nico que me detiene es el puro agotamiento. No me
gustara hacer lo que Elizabeth Bowen me cont que haca: escribir
algo todos los das, estuviera trabajando en un libro o no.
Claude Simon. Escribo con un bolgrafo de punta redonda (StabiloStylist 188) y despus paso a la mquina de escribir. Escribo con
muchsima dificultad. Mis frases se construyen poco a poco, despus
de borrar muchas veces, lo que descarta el uso inicial de la mquina
de escribir Empiezo a escribir todas las tardes alrededor de las tres
treinta y trabajo hasta las siete treinta o las ocho.
Anthony Burgess. No creo que eso importe mucho. Trabajo por las
maanas aunque pienso que la tarde es un buen tiempo para trabajar.
La mayora de la gente duerme por la tarde. Yo siempre la he
considerado un buen momento, especialmente si se ha comido poco.
Es un tiempo de silencio. Es una hora en que el cuerpo se encuentra
quieto, sooliento, pero el cerebro puede estar muy agudo. Tambin
creo que el inconsciente tiene la costumbre de hacer valer sus
derechos durante la tarde. La maana es un tiempo consciente, pero
la tarde es una hora en que deberamos tratar mucho ms con el
interior de la conciencia.
Lo nico que haca all era trabajar. Era perfecto. Era como un caballo
de tiro con un reflejo condicionado. Entraba dispuesto a quedarme
sentado ante mi escritorio. Sin televisin, no haba forma de dejar de
hacerlo. No quera verme tentado. Hay una antigua creencia talmdica
de que construyes una cerca alrededor de un impulso. Si eso no
basta, construyes una cerca alrededor de esa cerca. As que nada de
entretenimientos. (Salvo un refrigerador!) Escriba a mano con un
lpiz y se lo daba a mi ayudante, Judith McNally. Ella mecanografiaba
para m y al da siguiente yo revisaba. Como a mi edad empiezas a
olvidar demasiado, difcilmente recordaba qu haba escrito el da
anterior. Por lo tanto lo lea como si lo hubiera hecho algn otro. El
crtico que hay en m se senta encantado. Ahora poda dedicarme a
arreglar la prosa. La nica virtud de perder tu memoria de corto plazo
es que te libera para ser tu propio corrector.
Escribo sin interrupcin de ninguna clase, hasta las dos y media, que
es cuando los nios regresan y empiezan los ruidos de la casa.
Durante toda la maana no he atendido el telfono, mi mujer ha
estado filtrndolo. Entre dos y media y tres, almorzamos. Cuando me
he acostado tarde la noche anterior hago una siesta hasta las cuatro
de la tarde. Desde esa hora hasta las seis leo oyendo msica, siempre
escucho msica, salvo cuando escribo porque le pongo ms atencin
a la msica que a lo que estoy escribiendo. Luego me voy por ah a
tomar un caf con quien tenga una cita y por la noche siempre hay
amigos en la casa. Bueno..., creo que esta es la situacin ideal para
un escritor profesional, la culminacin del que ha estado trabajando
exclusivamente para hacer eso. Pero de pronto encuentras que,
cuando ya lo eres, es esterilizante.
Gnter Grass. Escribo la primera versin no siempre, pero muy a
menudo en grandes hojas; los principios de captulo, y a veces
tambin los captulos enteros, a mano. Pero mi verdadero mtodo de
trabajo es de pie ante el pupitre, con la mquina de escribir.
Cuatro horas de trabajo directo en el manuscrito, y a esto se
aaden tranquilamente de dos a cuatro horas de correcciones,
investigaciones, preparacin de lo que har al da siguiente y
siempre, en los intervalos, el dibujo.
Siempre he ledo pasajes de mis trabajos, de mis manuscritos,
a las mujeres con quienes he vivido. En mi caso, es algo que va unido
a las relaciones amorosas.
Entonces me doy gusto. A veces las cosas salen casi como yo quera
que salieran.
Juan Filloy. Corrijo mucho. Hay un refrn francs que dice que toda la
misin del escritor consiste en corregir. Y esa es mi tesis. Si no, uno
no puede hacer megasonetos. Sabe lo que es un megasoneto?
Jos Donoso. Reescribo diez veces el texto; una y otra vez lo leo, lo
rehago, lo reelaboro y lo voy haciendo de nuevo en la mquina. Puedo
escribir un da completo, o toda la noche, desde las ocho a las nueve
de la maana siguiente, sin cansarme.
Zadie Smith. Trata de leer tus trabajos como los leera un extrao;
mejor an, como lo hara un enemigo tuyo.
hombre. Pero puesto que mi talento reside en las palabras, debo tratar
de expresar torpemente en palabras lo que la msica pura habra
expresado mejor. Es decir, que la msica lo expresara mejor y ms
simplemente, pero yo prefiero usar palabras, del mismo modo que
prefiero leer a escuchar. Prefiero el silencio al sonido, y la imagen
producida por las palabras ocurre en el silencio. Es decir, que el trueno
y la msica de la prosa tienen lugar en el silencio.
Ray Bradbury. Lea usted poesa todos los das. La poesa es buena
porque ejercita msculos que se usan poco. Expande los sentidos y
los mantiene en condiciones ptimas. Conserva la conciencia de la
nariz, el ojo, la oreja, la lengua y la mano. Y, sobre todo, la poesa es
metfora o smil condensado. Como las flores de papel japonesas, a
veces las metforas se abren a formas gigantescas. En los libros e
poesa hay ideas por todas partes; no obstante, qu pocos maestros
del cuento recomiendan curiosearlos.
Apostillas. Trato de leer cuando menos dos horas al da. Leo sobre
todo cuentos y novelas (y con gusto sucumbo a los deleites que ofrece
la literatura policiaca), leo tambin ensayos y poesa. Me interesan la
Ray Bradbury. Si uno escribe sin garra, sin entusiasmo, sin amor, sin
divertirse, nicamente es escritor a medias. Significa que tiene un ojo
tan ocupado en el mercado comercial, o una oreja tan puesta en los
crculos de vanguardia, que no est siendo uno mismo. Ni siquiera se
conoce. Pues el primer deber de un escritor es la efusin: ser una
criatura de fiebres y arrebatos. Sin ese vigor, lo mismo dara que
cosechara melocotones o cavara zanjas; Dios sabe que vivira ms
sano.
John Fowles. Antes que nada, que lea y que piense. Todos los
buenos libros son experiencia destilada.
John Dos Passos. S que han causado malos efectos sobre algunos
escritores. A veces la gente me enva artculos sobre m, pero despus
de un tiempo hago un paquete y lo mando a la Universidad de Virginia
para que los profesores cavilen un poco. Ocasionalmente miro algunas
cosas, pero casi siempre me las he ingeniado para evitar todo lo que
se ha escrito sobre mi obra, porque sencillamente no tengo tiempo
para ocuparme de eso. No creo haber perdido el sueo por lo que
podramos denominar la recepcin crtica de mi obra. En cierto
John Irving. Las reseas slo son importantes cuando nadie sabe
quin es uno. En un mundo perfecto todos los escritores seran lo
suficientemente conocidos como para no necesitar a los crticos.
John Updike. Creo que vivimos una poca de predominio visual y que
tanto el cine como las artes grficas, las artes pictricas, nos acechan,
acechan a la gente de la palabra. En mi resea acerca de RobbeGrillet y sus teoras escrib sobre los celos que sentimos. En suma,
estamos celosos porque las artes visuales han capturado todas las
personas glamorosas: los ricos y los jvenes.
Creo que envidiamos el xito, la magnitud del encanto. Una
pelcula no requiere mucho trabajo. Se filtra dentro de nosotros, n os
llena como la leche llena el vaso, en cambio se necesita cierto
esfuerzo cerebral para transformar un ramillete de marcas mecnicas
impresas sobre la pgina en imgenes vivas y en movimiento. De
modo que s, el poder del cine, el espantoso poder del cine, su
manera de cautivarnos desde el deficiente mental al genio, su
manera de hipnotizarnos Lo que no s es hasta qu punto esos
intentos de imitar esa instantaneidad, es mezcla de imgenes, son
relevantes para el arte del novelista. Creo que la novela desciende de
dos fuentes: los relatos histricos y las cartas. Las cartas personales,
la novela epistolar; la novela de Richardson que ahora es revivida
como un tour de forc, posee esa instantaneidad cinematogrfica: el
tiempo transcurre en la pgina. Pero esta es una corriente minoritaria
dentro de la novela contempornea; en general nos cautiva la novela
como historia, como relato de cosas que se hicieron alguna vez.
John Irving. Bueno, las pelculas, las pelculas, las pelculas son el
enemigo, por supuesto. El cine es enemigo de la novela porque
reemplaza a las novelas. Los novelistas no deberan escribir para el
cine a menos que se den cuenta de que no son buenos novelistas
Octavio Paz. Las palabras. Dales la vuelta, / cgelas del rabo (chillen,
putas) / aztalas, / dales azcar en la boca a las rejegas, / nflalas,
globos, pnchalas, / srbeles sangre y tutanos, / scalas, / cpalas, /
psalas, gallo galante, / turceles el gaznate, cocinero, / desplmalas, /
destrpalas, toro, / buey, arrstralas, / hazlas, poeta, / haz que se
traguen todas sus palabras.
Julio Cortzar. Un escritor juega con las palabras pero juega en serio;
juega en la medida en que tiene a su disposicin las posibilidades
interminables e infinitas de un idioma.
Camilo Jos Cela. Uno no puede estar sujeto a reglas. En ese caso
escribir n o pasara de ser una mera habilidad. Puede haber reglas
para el futbol u otra clase de deporte, que al final no prueban nada
ms que una determinada habilidad. El gran arte se diferencia por el
hecho de que constantemente est en estado de ser creado. Cualquier
profesor podra decir: Este libro no respeta las reglas gramaticales.
Pero qu importancia tiene eso si uno est creando nuevas reglas?
Una vez le dijeron a Unamuno: Esa palabra que usted usa no figura
en el diccionario. El respondi diciendo: No importa, ya figurar.
Se da cuenta?
Harold Bloom. Supongo que hacen ms bien que mal, y sin embargo
es algo que no entiendo. Escribir me parece un arte solitario. La crtica
es un arte que puede ensearse, pero como todo arte tambin la
crtica depende finalmente de un talento inherente o implcito.
Recuerdo haber comentado, en algo que escrib en alguna parte, que
haba dejado de ir a la Asociacin de Lenguas Modernas hace algunos
aos porque la idea de un congreso de veinticinco mil o treinta mil
crticos es tan risible como la idea de un congreso de veinticinco mil
poetas o novelistas. No hay veinticinco mil crticos. Con frecuencia me
pregunto si hay cinco crticos vivos a la vez en cualquier poca. El
grado en que es posible ensear el arte de la ficcin o el arte de la
poesa es un problema ms complejo. Histricamente, sabemos cmo
los poetas se convierten en poetas y los escritores de ficcin se
convierten en escritores de ficcin. Leyendo. Leen a sus predecesores
y as aprenden lo que hay para aprender. La idea de Herman Melville
asistiendo a una clase de escritura siempre me provoca dolor.
George Steiner. Oh, por cierto que s. Esa es una pregunta muy
buena: usted ha hecho que me d cuenta ahora. Antes de empezar un
nuevo libro o un ensayo largo, busco una pgina de la mejor prosa en
el lenguaje del caso y la leo tranquilamente antes de ponerme a
escribir. Pero siempre es algo que no tiene nada que ver con el tema.
libradas en mis libros pueden ser muy tontas, pero han conservado
una cierta inmediatez frente a la vida, no un conjunto de reglas
aplicadas a la vida de antemano.
TIPOS DE NARRADOR:
Primera persona
Narrador protagonista. El narrador es tambin el protagonista de la
historia (autobiografa real o ficticia).
Entramos al cuarto donde papi agonizaba. Sus ojos vidriosos me
miraron desde el fondo de la muerte. Me acerqu a la cama, lo bes
en la frente y le auscult el corazn: segua con su ritmo obstinado
contando el tiempo. Luego le palp el abdomen y sent una inmensa
piedra dura.
Fernando Vallejo, Desbarrancadero
igual da l que otro y luego le ped con los ojos que lo volviera a pedir
s y entonces me pidi si quera yo decir s mi flor de la montaa y
primero le rode con los brazos s y le atraje encima de m para que l
me pudiera sentir los pechos todo perfume s y el corazn le corra
como loco y s dije s quiero S.
James Joyce, Ulises
Segunda persona
Narrador en segunda persona. Crea el efecto de estar contndose la
historia a s mismo, a un yo desdoblado. O bien se le habla a una
persona ausente o incapacitada para participar en un dilogo.
(Primer caso)
Morosamente lo aprendiste en las grandes novelas, Gabriel, y
sobre todo en el buen cine. Antes de cumplir los treinta aos una y
otra vez te hundiste en alguna butaca del cine Arcadia (enclavado en
la calle Balderas, de la que todo el mundo pensaba que reciba ese
nombre en homenaje al matador de toros de nombre Alberto,
empitonado y muerto en 1940 en la plaza El Toreo de la ciudad de
Mxico, y no en honra del coronel Lucas Balderas, muerto en Molino
del Rey en 1847 en combate con los yanquis invasores), empecinado,
terco en descifrar el Ocho y medio de Federico Fellini que te arrojaba
una avalancha de imgenes que no parecan tener relacin unas con
otras: trozos de realidad, alucinaciones, recuerdos, fantasmagoras,
pesadillas, delirios.
Gerardo de la Torre, Cola de perro
(Segundo caso)
Mrate nada ms, Lucrecia Figueroa. Mrate all tendida con un
agujero oscuro en el pecho y otro, definitivo, en la cabeza. Esa vino a
ser tu ganancia en estos negocios. Pero dejemos claro que de la
profesin de abogada no esperabas ganancia econmica, nada
semejante al lucro. Comenzaste a estudiar derecho porque tu querido
padre y sus compaeros se quejaban todo el tiempo de que les hacan
falta abogados, gente buena y decente que les ayudara a resolver los
problemas en el sindicato y en la comunidad. Del otro lado de la mesa
siempre topaban con abogados que recitaban al dedillo reglamentos,
leyes, precedentes. Los mareaban con tanta palabrera.
Gerardo de la Torre, La muerta
Tercera persona
Narrador omnisciente (el que todo lo sabe). El narrador omnisciente
es aquel cuyo conocimiento de los hechos es total y absoluto. Sabe lo
que piensan y sienten los personajes: sus sentimientos, sensaciones,
intenciones, planes
Hans Castorp se dijo que deba de haber dejado tras l la zona
de los rboles frondosos y la de los pjaros cantores, y este
pensamiento de cesacin, de empobrecimiento, hizo que, posedo por
el vrtigo y las nuseas, se cubriese la cara con las manos durante
dos segundos. Pero ya haba pasado. Comprendi que la ascensin
haba terminado, y que haba culminado el desfiladero. En medio de
un valle el tren rodaba ahora ms fcilmente.
Thomas Mann, La montaa mgica
Narrador colectivo
Varios narradores que, a la manera de corredores de relevos, se van
pasando la estafeta para contar ciertos hechos. Pueden expresarse en
cualquier persona del singular o del plural. ste es el tipo de narrador
que ofrece la novela Mientras agonizo, de William Faulkner, contada
median te monlogos, a veces muy largos, por los miembros de una
familia que lleva a enterrar a la madre.
antes o despus, nos ofrece una ilusin tan intensa de que cada
personaje habla con una voz diferente de los dems
Silvina Bullrich
Nada me parece ms acertado para un estudio sobre cuento que
comentar o discutir el Declogo del perfecto cuentista de Horacio
Quiroga. [Como los puntos de Quiroga estn lneas arriba, omito su
exposicin y me quedo solamente con los comentarios de Silvina
Bullrich. Nota del compilador.]
1. Cabe preguntarse hasta qu altura de la vida o de la obra
supone Quiroga que debemos aceptar influencias extraas y cundo
tenemos derecho a sentirnos maestros a nuestra vez, aunque slo sea
maestros de nosotros mismos. Ningn artista puede aceptar este
consejo sin rebelarse un poco, pues su mayor ambicin es volar con
sus propias alas. Por otra parte en qu maestro crey Quiroga?
Tengo la impresin de qu en varios. Pues si bien sus cuentos
misioneros acusan alguna influencia de Kipling o de Poe, en otros,
como en Los perseguidos, por ejemplo, vemos asomar a
Maupassant, pero no al perfecto cuentista de Bola de sebo,
respetuoso del tiempo del lector, resuelto a captarse su simpata y a
despertar su emocin al mismo tiempo que su sorpresa, sino al de sus
cuentos menores como A caballo, La cama, El loco, etctera.
2. Este segundo mandamiento no se presta a mayores
comentarios, pues es una redundancia del primero, aunque menos
admisible. Nadie escribira una lnea si no pensara que tiene algo que
decir distinto (y sin duda superior) de sus maestros. Toda persona con
personalidad se siente singular cuanto ms aquel que tiene vocacin
creadora. Por fuerte que sea el mandato interior de escribir, creo que
todos terminaramos por dominarlo si no supusiramos que una
pgina, una frase, puede aportar algo al panorama cultural del mundo,
de nuestro pas o de nuestra aldea.
3. Temo que este tercer mandamiento contradiga a los dems
aunque al mismo tiempo los resume y los justifica. Aceptar la frase de
Buffon, con una ligera variante, ya es sealar el rumbo acertado a los
jvenes cuentistas a quienes se dirige.
4. Es acaso el triunfo lo ms importante en una obra literaria?
No conocemos fracasos ms gloriosos que muchos xitos y no suele
el escritor avergonzarse un poco de la popularidad cuando sta se
convierte (resultado inevitable) en un manoseo de su obra?
Personalmente me gusta ms la estrofa de Almafuerte: Pero yo
tambin creo que la derrota / merece sus laureles y arcos triunfales /
cualquier dolor que sea siempre rebota / sobre el alma futura de los
mortales. La vida de Quiroga fue toda entera una derrota y por eso su
obra cobr fuerza y perdura.
Y ahora llegamos al quinto mandamiento, el nico verdaderamente esencial a mi modo de ver para guiar a un joven cuentista:
5. El factor sorpresivo del final suele ser el gran acierto de
muchos cuentistas; entre los nuestros: Borges o Delmiro Senz.
Podramos decir que los cuentos ms perfectos son los que conducen
al lector, en medio de una confortable desorientacin, hacia l final
previsto por el autor. Y he aqu, tal vez, la diferencia fundamental entre
la tcnica del cuento y la de la novela. El cuento no puede dejar el final
librado al azar; por el contrario: depende casi totalmente de l. La
novela puede permitirse infinitas libertades: la de tener un desenlace
equvoco, la de no tener ninguno, o dejarlo al gusto del lector e incluso
que ya estbamos al tanto, que los ataques eran extraos sin agregar
el adjetivo y que los temores eran serios.
8. La ltima frase sorprende en un escritor tan autntico como
Quiroga y debilita el consejo importante, quizs el ms importante del
Declogo. Pues nadie puede discutir que no sea un acierto llevar el
personaje y la ancdota firmemente hacia el fin al. As el cuento es, en
cierto modo, ms perfecto que la novela, pues no admite licencias. Por
supuesto que estas recetas hacen del cuento un oficio ms o menos
fcil o difcil de aprender y que la misma libertad de la novela (como
toda libertad) aumenta sus responsabilidades y obliga a buscar de
manera incesante un cauce que, tambin incesantemente, se pierde.
Es ms difcil perderse en un largo camino que en un camino corto.
9. No creo que quepa la discusin alrededor de este noveno
mandamiento. Por otra parte es casi inhumano escribir bajo una real y
reciente emocin. En esto la novela y el cuento se asemejan. Quiz
slo la poesa, la romntica, no la actual, pueda ser una excepcin.
10. Hoy parece sorprendente que alguien pueda pensar en sus
amigos al escribir: el mundo es tan vasto y el escritor tan aislado, sus
miras tan lejanas en el tiempo y en el espacio, que no creemos
encontrar ninguna valla que nos impida seguir este consejo ingenuo.
A lo largo de este Declogo la palabra ingenuo ha acudido varias
veces a mi mente y varias veces la he rechazado, pues la obra y la
vida de Quiroga nada tienen de candorosas, son recias y brutalmente
humanas, como lo es su muerte y lo son las muertes que jalonan su
paso por la tierra. Pero hay que resignarse a admitir que un cierto
candor se filtra en su Declogo. Quiz sea imposible querer encerrar
al hombre en diez mandamientos sin sentir la imposibilidad (lase
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
Mientan siempre.
Narra el mximo tiempo que has estado sin poder dormir, con
atencin a las seales que te daba el cuerpo.
Imagina que sobre tu ciudad cae una lluvia que no cesa en cien
das, y todo lo que eso desencadena.
XX. Sus principales novelas: El juguete rabioso (1926), Los siete locos
(1929), Los lanzallamas (1931).
Nueva Ola en la ciencia ficcin. Sus novelas Crash y El imperio del sol
fueron adaptadas al cine. Su obra narrativa recibi varios premios.
Banville, John (1945). Novelista irlands, uno de los grandes
talentos de la lengua inglesa. Autor de la llamada Triloga de las
revoluciones Coprnico (1976), Kepler (1981) y La carta de Newton
(1982) y de cerca de una docena de novelas ms, entre las que
destacan El mar (2005) y Antigua luz (2012).
primera parte de una triloga sobre el drama del holocausto judo, que
complet aos ms tarde con El alba (1960) y El da (1961).