Nuestro Arte: Gerardo Azcúnaga
Nuestro Arte: Gerardo Azcúnaga
Nuestro Arte: Gerardo Azcúnaga
ISBN 978-970-9715-53-8
EDUARDO RAMÍREZ
Todo lo que obedece a las leyes de la vida,es decir, todo lo que se pudre,
me inspira reflexiones tan contradictorias que rayan en la confusión mental
E. M. Cioran
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¿FIGURATIVO O ABSTRACTO?
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por subrayar lo expresionista, deforma, excede, rompe (la experimentación,
la mezcla provocativa de materiales, el humor cáustico incluso).
A principios del siglo XX Rimbaud, en un texto que luego se tomó como
uno de los tantos manifiestos de la poética contemporánea, escribió que el
poeta debe someterse a “un largo, inmenso y razonado desarreglo de
todos los sentidos”. Lo que siempre ha llamado mi atención es que en la
mayor parte de la poética de las manifestaciones posteriores, sólo se enfa-
tiza la parte que alude al “desarreglo”, mientras que pocos han reparado
en los adjetivos que determinan la propuesta de evidente ruptura como un
acto de raíz racional: “largo, inmenso y razonado”.
La actitud de Gerardo hacia el trabajo cabe perfectamente en la tensión
que la aparente contradicción enuncia: un largo, inmenso y razonado des-
arreglo de todos los sentidos. Así visto, es más evidente que cada uno de los
gestos expresionistas de sus piezas, cada torsión, no es resultado (como en la
inmediatez de la pintura, por ejemplo) de un acto espontáneo, de un gesto
corporal del productor que incide directamente en los medios que lo reflejan.
La elección de la cerámica y sus meticulosas consideraciones técnicas dejan
claro que para lograr esta gestualidad, el trabajo, en apariencia espontáneo,
es resultado de una larga, inmensa y razonada depuración formalista.
De este modo, podríamos decir que una de las interrogantes que nos plan-
tea enfrentarnos con la obra de Azcúnaga es esta inquietante tensión, con-
seguida a través de una búsqueda racional cuyo objetivo es que las formas
evoquen lo irracional, es decir, lo vital.
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Si bien cada que se habla de figura humana en cerámica es lugar común
rememorar la Creación bíblica, el mito primordial que da origen a la huma-
nidad (lo que podría distraernos o asignar falsos sentidos a las piezas que
nos ocupan en esta ocasión), no tengo ningún reparo en traerlo a cuento.
Al recurrir a ese mito, lo que regularmente se subraya es el acto creador, la
posibilidad humana de emular esta capacidad divina. Es decir, en la compa-
ración se diviniza el acto. Por el contrario, mi interés al referirme a este mito
es por lo humano que revela. ¿Qué ocurriría si pudiéramos ver esos ejerci-
cios figurativos como intentos de retratar, regresar al momento primordial
de la creación para revelar en qué consiste la experiencia de ser humano,
como un acto de humilde entendimiento de la propia naturaleza, una refle-
xión sobre lo humano en su momento originario, esencial?
Vistas así, las deformaciones, alteraciones o alternativas anatómicas que
se nos presentan no deberían ser leídas como monstruosas, bestiales, en-
gendros o intentos fallidos de creación. La deformación es redimida por el
ejercicio reflexivo sobre la vitalidad, la esencialidad humana que las figura.
Así, estas de-formaciones pasan a ser simplemente formas de la fuerza vital
que nos anima, de la voluntad que nos sostiene, de la pulsión que nos
mueve, no importa si es hacia el deseo o hacia el terror.
Para Azcúnaga, el horno, parte central de este proceso técnico, es el
símbolo e instrumento de esta reflexión: se trata de una construcción
racional, calculada, que permite controlar la fuerza irracional del fuego
para figurar y dar solidez a esa materia primordial, originaria, que es la
arcilla.
Así, en su taller, el mismo lugar de los libros como herramienta de estu-
dio y reflexión, lo tiene la serie de muestras o maquetas que le sirve no sólo
para experimentar sus formas sino, sobre todo, para calibrar su horno, ya
que Gerardo no sólo diseña sus piezas sino además diseña y construye los
hornos que le han sido necesarios para producirlas, darles realidad y con-
sistencia. El horno es su metodología reflexiva.
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¿ENTRE EL HEROÍSMO Y LA BESTIALIDAD?
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ellas la torsión simboliza el pathos que da humanidad al cuerpo. Del mismo
modo que en la tragedia griega sucumbir al Destino evidencia la dimensión
humana –Gerardo no es ajeno a esta tradición y lo podemos ver en su Urna
para una tragedia (1996-97), o en el Prometeo encadenado–, en el contex-
to de esta reflexión sobre la humanidad, la torsión en las piezas de Azcúnaga
parece mostrar la tensión de una caída en la vida, de una caída en el deve-
nir del tiempo que alude a lo decrépito, a la natural decadencia que es tam-
bién un éxtasis.
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que encubre la vida. Cada una de sus piezas en esta línea busca evidenciar la
bestialidad humana como esa pulsión neta, sin defensas, que nos mueve:
aberturas tersas o dentadas, recovecos peludos, masas erigidas plenas de
vitalidad, juegos de superficies rugosas-tersas-peludas, despiertan en noso-
tros ese centro vital donde conviven, en un mismo punto, las fuerzas que se
atraen y se repudian.
Igual que la torsión, la abertura es una de las formas insistentes a lo largo
de la trayectoria de este artista, y esencial en su trabajo escultórico. En ella se
actualiza una relación dinámica entre interior y exterior.
La simple grieta ya sugiere un interior, la mínima abertura opera como
deseo de penetrar, de conocer, de desgarrar. En toda abertura, como en los
umbrales o las heridas, se funde un punto que dinamiza el cambio de senti-
do (entrar-salir). Frente a esos mínimos abismos orgánicos, cargados de vida,
experimentamos el deseo y la repugnancia, lo terrorífico y lo acogedor, el
aullido que es petición.
Siguiendo a Bataille, ¿podríamos decir que es precisamente ese inacaba-
miento que conforma esta obra el punto de comunicación que persigue
Gerardo, y esa “desnudez animal”, a la que nos expone al enfrentarla, por la
que rechazamos o nos perdemos en esta convocatoria?
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POSDATA DEL 2006: UNA RELECTURA DEL LAOCOONTE
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para expresar ciertas cualidades de los fenómenos, Lessing instaura una jerar-
quía en estas distintas formas de expresión: “cuanto la vida supera a la ima-
gen, tanto el poeta supera al pintor”.
Más cerca de nuestro tiempo, el último de los críticos modernos, Clement
Greenberg, retoma el Laocoonte para reflexionar sobre la teoría del arte. Si
bien su Hacia un nuevo Laocoonte hace más referencia al texto de Lessing
que al grupo escultórico griego, su reflexión nos sirve, primero, para resta-
blecer la igualdad en cuanto a los distintos medios de expresión artística al pro-
clamar la autonomía, y no la competencia de las distintas formas del arte,
pues establece que, cuando las formas ya no presentan resistencia a esta
necesidad de representar la naturaleza, de ser literarias, es cuando alcanzan
su autonomía y pureza. Además, afirma que a cada cultura y momento de la
historia le corresponde una forma de arte particular.
Si pensamos la obra de Azcúnaga como posible respuesta no intencional a
esta discusión, ¿cuales serían sus aportaciones a ella?, ¿cómo sería el Laocoon-
te de Gerardo Azcúnaga?
Dentro de la tradición de la escultura, como forma, el trabajo de Gerardo
se instaura en la historia a través del expresionismo de la torsión; pero, al deci-
dirse por la cerámica como soporte, busca la reivindicación de materiales me-
nospreciados por esa misma tradición. Así rompe con la aparente dictadura
del soporte y confirma la expansión de los campos artísticos sin apostar por
su desarticulación.
Las formas en las que se define su trabajo, al liberarse de todo intento
representativo de una realidad aparente, alcanzan objetivos más esenciales y
autónomos dentro de la tradición de las formas.
El Laocoonte definido en la obra de Azcúnaga no le apuesta al equilibrio
clásico, a una “dignidad” ante el padecimiento, ni tampoco a un desborda-
miento de la pasión definida por la estética romántica. La torsión de los mús-
culos del cuerpo que expresa el dolor y la pasividad de la abertura de la boca,
que en Winckelmann representan dos fuerzas opuestas que equilibran la
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expresión, en la obra de Gerardo se equilibran en otros términos. La obra de
Azcúnaga es un Laocoonte sin cuerpo, pero con boca. La torsión, presente
en la mayoría de sus trabajos, acompañada por una abertura igual o más
expresiva definiendo un grito tan dramático como el dolor de la vida y el
padecimiento vital, no se definen como opuestos, sino establecen un nuevo
equilibrio al contraponerse con el tratamiento técnico de un soporte tan frá-
gil y quebradizo como la cerámica.
Hoy no es tiempo de imponer masivamente cánones estéticos, de jerarqui-
zar los soportes o de defender la pureza de las formas para privilegiar expresio-
nes artísticas. Proponer el trabajo de Gerardo Azcúnaga como una relectura
del Laocoonte nos permite hacer evidente una forma particular y contempo-
ránea de responder a los cuestionamientos que atraviesan y dan sentido a la
tradición del arte. Una forma en la que está presente el cuestionamiento sobre
los soportes y las jerarquías de los materiales. Una propuesta que plantea la
posibilidad de un lenguaje que, afincado en la tensión entre la tradición clási-
ca y los lenguajes de las vanguardias, representa una aportación a los lengua-
jes contemporáneos. Pero, sobre todo, una afirmación sobre la necesidad de
que la obra sea un modo de reflexión (y relectura) sobre los temas que defi-
nen a la humanidad, más allá de quedarse en ejercicios autorreflexivos, guia-
dos por tendencias coyunturales y planteamientos retóricos.
Septiembre, 2006
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Dentro del ojo de pescado • CAT 1
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Prisión • CAT 2
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Prisión • CAT 3
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Caminando sobre agua • CAT 4
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Prisiones VI • CAT 5
21
Sobre fuego• CAT 6
22
Prisiones V • CAT 7
23
El tragafuego• CAT 8
24
Agresiones I • CAT 9
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Piedraparada I • CAT 10
26
De la serie Prisiones • CAT 11
27
Claustro 9610 • CAT 12
28
Claustro • CAT 13
29
UUUGGH • CAT 14
30
Cuenco para una noche de insomnio • CAT 15
31
Sin título • CAT 16
32
De la luna y de su sombra • CAT 17
33
De la serie Claustros • CAT 18
34
De la serie Claustros • CAT 19
35
Sólo la puntita • CAT 20
36
De las serie Anatomías alternativas • CAT 21
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De la serie Anatomías alternativas • CAT 22
38
Piedraparada • CAT 23
39
Corazón para otro principio • CAT 24
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CURRICULUM
Gerardo Azcúnaga
Monterrey, México, 1958.
Exposiciones individuales
2006
Drexel Galería, Monterrey, México.
2003
Cincuenta esculturas, Centro de las Artes de Nuevo León, Monterrey,
México.
2002 Referencias orgánicas, Galería del Museo de la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público, México, D.F.
Escultura, Drexel Galería, Monterrey, México.
1998
Esferas (instalación), MARCO, Monterrey, México.
1994
Museo de Monterrey, México.
1991
Galería Leopoldo Carpinteyro, Instituto Mexicano Norteamericano de
Relaciones Culturales, Monterrey, México.
Máscaras, Galería Pakal, Monterrey, México.
1987
Arte A.C. Centro Cultural, Monterrey, México.
Exposiciones colectivas
2007
Los Nuevos Leones, Fórum Monterrey 2007, Monterrey, México.
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Manos que ven, Fórum Monterrey 2007, Monterrey, México.
Los artistas por los artistas, Pinacoteca de Nuevo León, Monterrey,
México.
El origen del mundo, ex fábrica La Constancia, Puebla, México.
Alarca, talavera contemporánea, Museo Franz Mayer, México, D.F.
2006
Cerámica mexicana, Museo Nacional de Bellas Artes, Beijing, China.
Los hábitos de la ceniza, Centro de las Artes San Agustín, Oaxaca,
México.
Nuevo León - Visión plástica, Instituto de México, San Antonio,
Texas, EUA.
2005
The Dream of Earth, Instituto Mexicano, San Antonio, Texas, EUA.
EPA Building & Sacramento International Airport, Sacramento,
California, EUA.
Edificio Citigroup, San Francisco, California, EUA.
People’s Gallery, El Paso, Texas, EUA.
The Stanlee & Gerald Rubin Center for the Visual Arts, El Paso,
Texas, EUA.
The Stanlee & Gerald Rubin Center for the Visual Arts, El Paso,
Texas, EUA.
II Bienal de Cerámica Contemporánea y Diseño, Puebla, México.
Casa tomada, Arte A.C. Centro Cultural, Monterrey, México.
2004
Contemporary Mexican Ceramics (residencia y exposición), Sanbao Ceramic
Art Institute, Jingdezhen, China.
Mexikask Keramik Kunstcemtret Silkeborg Bad, Dinamarca.
Tesoros modernos, San Antonio Museum of Art, San Antonio,
Texas, EUA.
Mexican Report, Blue Star Contemporary Art Center, San Antonio,
Texas, EUA.
Mexican Art Museum, Austin, Texas, EUA.
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2003–1982
Cuenta con más de doscientas exposiciones locales, nacionales e
internacionales.
Reconocimientos
2002
Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, FONCA-Conaculta,
México.
2001
Premio Escultura, V Bienal Monterrey FEMSA, Centro de las Artes
Pinacoteca, Monterrey, México.
2000
Premio Escultura, Fundación Cultural Omnilife, Guadalajara, México.
1998
Premio II Bienal Internacional de Arte en Cerámica, Monterrey,
México.
1996
Premio I Bienal Nacional de Arte en Cerámica, Monterrey, México.
1994
Premio Escultura, Segunda Bienal Monterrey, Museo de Monterrey.
1992
Mencion honorífica, Primera Bienal Monterrey, Museo de Monterrey.
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Universidad de Monterrey, Monterrey, México.
Museo Amparo, Puebla, México.
Casa Candina, San Juan, Puerto Rico.
Museo Internazionale delle Ceramiche, Faenza, Italia.
Musée d’Art Moderne, Saint-Étienne, Francia.
Kerimikmuseum-Grimmerthus, Dinamarca.
Sanbao Ceramic Art Institute, Jingdezhen, China.
2001
Piedraparada, Centro de las Artes de Nuevo León, Monterrey, México.
1998
Bienal de Escultura de la Maison Hamel-Bruneau (realización de obra
efímera in situ), Québec, Canadá.
Esferas, Instalación en MARCO, Monterrey, México.
1995
Primer Certamen de Escultura al Aire Libre, INBA, Corredor de la Roma,
México, D.F.
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CATÁLOGO
2. Prisión 8. El tragafuego
2004 • gres y madera 1990 • gres y madera
53 x 55 x 52 cm 50 x 51 x 28 cm
Colección del autor Colección particular
3. Prisión 9. Agresiones I
2004 • gres y madera 1991 • gres y madera
58 x56 x 49 cm 88 x 57 x 30 cm
Colección particular Colección Miriam Medrez
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13. Claustro 20. Sólo la puntita
1995 • gres y acero 1996-97 • talavera y acero
27.4 x 17.4 x 15.6 cm 71 x 12 x 12 cm
Colección Sylvia Vega Colección Jaime Contreras y Selene
Lazcarro
14. UUUGGH
1991 • gres y madera 21. De la serie Anatomías
46 x 30 x 26 cm alternativas
Colección Antonio Enríquez 2002 • gres, pelo humano, y acero
Samaniego 179 x 24 x 24 cm
Colección Boris Hirmas
15. Cuenco para una noche
de insomnio 22. De la serie Anatomías
1994 • gres esmaltado alternativas
22.8 x 29.1 x 29.1 cm 2002 • gres y acero
Colección particular 83 x 20 x 18 cm
Colección del autor
16. Sin título
1988 • gres 23. Piedraparada
27 x 17 x 11 cm 1995 • gres con engobes
Colección particular 154 x 70 x 45 cm
Colección del autor
17. De la luna y de su sombra
1988 • gres, esmalte y madera 24. Corazón para otro principio
41.3 x 31 x 31 cm 1998 • gres con manganeso y esmalte
Colección Roberto Ortiz Giacomán 61.5 x 48.5 x 48 cm
Acervo de la Bienal de Cerámica de
18. De la serie Claustros Nuevo León
2002 • gres y pelo humano
23 x 28 x 32 cm
Colección del autor
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Eduardo Ramírez
Académico e investigador en Artes Visuales, desde hace
más de diez años edita la revista Velocidad Crítica.
COORDINACIÓN EDITORIAL
FORMACIÓN TIPOGRÁFICA
FOTOGRAFÍA DE LA OBRA