Actividad Reglada. Discrecion y Tecnica - Sesin
Actividad Reglada. Discrecion y Tecnica - Sesin
Actividad Reglada. Discrecion y Tecnica - Sesin
REGLADA.
DISCRESION Y
TCNICA.
SESIN
INDICE
DEL
PRINCIPIO
DE
JURIDICIDAD
EN
LA
EXPERIENCIA
JURIDIZACIN
DE
LA
ADMINISTRACIN
V.
ES
ELECCIN
DE
UNA
ALTERNATIVA
ENTRE
VARIAS
ES
UN
MODO
DE
EJERCICIO
DE
LA
FUNCIN
1. El ordenamiento utiliza conceptos abiertos que han de ser rellenados por sus
destinatarios
2. El juez dice el derecho: la Administracin acta
3. El juez slo interpreta el derecho; la Administracin lo interpreta y a veces lo crea
4. La discrecionalidad del juez no existe
5. El juez no es un dominus de la sociedad. Equilibrio
6. Divisin de poderes. Zona de reserva. Principios jurisprudenciales
7. Imposibilidad del juez de sustituir a la Administracin
III. RELATIVIDAD DE LA INTERPRETACIN, DISCRECIONALIDAD Y LMITES DEL
CONTROL JUDICIAL
1. Es a veces difcil deducir una interpretacin nica
2. La unicidad de solucin justa de la metodologa interpretativa judicial no siempre
es trasladable a la realidad administrativa
3. La interpretacin restrictiva en el proceso administrativo
IV. RELATIVIDAD DEL ESTNDAR JURDICO EN EL DERECHO ADMINISTRATIVO
1. Una espuria asimilacin con el concepto jurdico indeterminado
V. RELATIVIDAD DE LA PRUEBA, DISCRECIONALIDAD Y LMITES DE CONTROL
1. Objeto de la prueba: certeza de una afirmacin o proposicin
2. Excepcionalmente, basta la semiplena prueba fundada en la razn
3. Averiguacin y verificacin en el proceso administrativo: dispositivo con mtodo
inquisitivo
4. La sana crtica y su adecuacin al derecho procesal
5. La libre conviccin judicial no es aplicable, en principio, al proceso administrativo
VI. RELATIVIDAD CIENTFICA Y TECNOLGICA. EL CONTROL JUDICIAL DE LAS REGLAS
INDISCUTIBLES, LOS JUICIOS TOLERABLES Y LOS CASOS LMITE
1. La ciencia no suministra verdades absolutas
2. Estado actual de la jurisprudencia. Necesidad de una visin correctiva
3. El control judicial de reglas de universal consenso: tcnicas, cientficas, de
experiencia, estndares
4. Cuando es posible elegir entre varias alternativas hay discrecionalidad
5. El control judicial de los juicios tolerables. Los casos lmite complejos
ELECCIN
DE
LA
CONDUCTA
PUEDE
HABER
DEL
EJERCICIO
DE
LA
DE
LA
INSERCIN
DE
LA
BIBLIOGRAFA
PRLOGO A LA PRIMERA EDICIN
Domingo J. Sesin une discernimiento al talento y disciplina a la vocacin; ms todava: su
percepcin del derecho adquiere refinamiento, hecho de profundidad, anticipacin y sutileza.
Esta obra tiene la rara calidad de ir por la lgica jurdica, ms all de la lgica jurdica.
Sesin ha renovado los mritos de la escuela jurdica de Crdoba, cuyos maestros le
dispensaron tempranamente su confianza. A los veinte aos se recibi de abogado, su
carrera docente comenz en 1977, se prolong en cursos profundizados en Italia (Roma y
Bolonia), en la participacin responsable de todas las jornadas de estudios, en la
frecuentacin de una bibliografa de difcil acceso, a la experiencia de la magistratura
especializada.
No intentar resear el contenido de esta obra ingente; lo hace el autor en su Introduccin y
en sus Conclusiones. Dir slo que el derecho administrativo trata de hacer posible el
equilibrio de las siguientes variables: lo discrecional, lo reglado y lo tcnico; la autoridad y la
libertad; lo determinado y lo indeterminado; lo poltico y lo jurdico.
La reforma del Estado -en curso en toda Amrica latina- se acompaa de un derecho
administrativo a su imagen que respeta al administrado porque respeta a la Administracin.
Porque nada podemos fundar sobre un descrdito ni sobre los despojos del Estado; quiz sea
el momento de hacer el elogio del Estado subsidiario. Nada podemos construir entonces
sobre el Estado argentino anterior a la reforma. Sus gestiones como empresario, comerciante
o benefactor, pertenecen al pasado, a un pasado de ilusiones defraudadas, de declinaciones a
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Se debe buscar el equilibrio aristotlico entre lo que puede y no puede controlar el juez,
enmarcados en nuestra realidad constitucional y sin caer en la utpica concepcin de hacer
justiciable la totalidad de la actividad estatal.
Estoy en desacuerdo con quienes propugnan un control total, sustituyendo la
discrecionalidad administrativa por la judicial, porque sus principios postulan, en esencia, la
politizacin de la justicia en lugar de la juridicidad de la poltica.
Los extremos son igualmente riesgosos: El exceso de control paraliza la actividad
administrativa y sustituye la decisiones del gobierno democrticamente elegido por la
intromisin de los jueces. Empero, el escaso control tambin es pernicioso para el Estado de
Derecho y la garanta de los administrados.
Compleja y mutable es la relacin jurdico-pblica Administracin-administrado, como
intrincada y problemtica es a veces la vida del proceso administrativo, cuando no se
distinguen acertadamente los fenmenos referidos.
En realidad, este trabajo no pretende estudiar una temtica sino, mejor, una problemtica,
relacionada directamente con la praxis administrativa y judicial.
El anlisis de la teora no basta, es necesario dar respuestas adecuadas a nuestros
problemas, aun cuando stas fueren opinables.
En este sentido seala el poeta alemn Busch (2) en un simple verso epistemolgico:
"Dos y dos son cuatro, es verdad;
pero esto es demasiado vacuo, demasiado trillado;
lo que busco es una clave
para cuestiones que no son tan sencillas".
Sin embargo, como ensea Burke (3) , "lo que nosotros mejoramos no es jams
completamente nuevo y lo que conservamos no es nunca completamente viejo".
Desde un punto de vista metodolgico, este estudio diferencia dos niveles. El primero ubica
la discrecionalidad dentro del orden jurdico, explicita su caracterizacin prctica, las tcnicas
de control judicial ms avanzadas, e identifica la discrecionalidad tcnica con relacin a
figuras afines. El segundo efecta un anlisis crtico de la principal problemtica que
comporta la realidad administrativa, utilizando para ello jurisprudencia contempornea
nacional y extranjera.
Estamos en presencia de un derecho que se construye para el siglo XXI, por lo cual estimo
que resulta valioso efectuar nuevas sugerencias normativas e interpretativas.
A medida que avanza la tcnica el administrado necesita de mayor certeza, justicia y
celeridad, en virtud de las cuales el orden jurdico est en continuo proceso de perfeccin.
Es necesario afirmar, una vez ms, que jams se debe claudicar en el firme propsito de
asegurar en forma efectiva la dignidad de los ciudadanos y frenar la arbitrariedad de quienes
mandan. Todo esto, en el marco de la incesante bsqueda de hacer realidad lo que dice la
Biblia en los Libros Profticos: "De la justicia brotar la paz, y del derecho la calma y la
seguridad por siempre".
EL AUTOR
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15
(2) Citado por POPPER, Karl, Conjeturas y refutaciones, Paids, Buenos Aires, 1983, p.
(3) BURKE, K., Reflexiones sobre la Revolucin Francesa, Instituto de Estudios Polticos,
Madrid, 1954, p. 95.
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La Ley Fundamental de Bonn precepta en su art. 20, prr. 3, que el Poder Ejecutivo y los
tribunales de justicia estn vinculados a la ley y al derecho. La Constitucin italiana de 1948
incorpora el principio de legalidad en su art. 97, juntamente con la introduccin especfica de
dos principios de suma importancia en las organizaciones modernas: "imparcialidad y buena
administracin".
La Constitucin espaola establece en el art. 9.2 que tanto los administrados como los
poderes pblicos estn sujetos a la Constitucin y al ordenamiento jurdico. Ms adelante, en
el art. 103.1, dispone que la Administracin Pblica acta con pleno sometimiento a la ley y
al derecho.
La Constitucin argentina prescribe en el art. 99 Ver Texto , inc. 1, que el presidente de la
Repblica tiene a su cargo la Administracin General del pas. Como sostiene Abad Hernando
(20) , de tal dispositivo normativo como del art. 93 Ver Texto que regula el juramento del
presidente: "observar y hacer observar la Constitucin y las reglas consecuentes", se infiere
el sometimiento de la Administracin a las reglas normativas; esto tambin ha de
concordarse con lo establecido por los arts. 1 Ver Texto , 18 Ver Texto , 19 Ver Texto , 28
Ver Texto y 31 Ver Texto de la misma Constitucin.
Atento a la fecha de su sancin y al plexo normativo citado, si bien se adscribe formalmente
dentro de la que adoptan un criterio legalista en sentido estricto, sin embargo, el accionar
administrativo se somete sustancialmente a las nuevas tendencias. En efecto, los principios
generales del derecho, muchos de los cuales se hallan en la Constitucin (arts. 14 Ver Texto ,
14 bis Ver Texto , 16 Ver Texto , 17 Ver Texto , 18 Ver Texto , 19 Ver Texto , 28 Ver Texto ) y
aun en las leyes de fondo (Cdigo Civil: irretroactividad de la ley, buena fe,
reacondicionamiento contractual, etc.), resultan de permanente aplicacin en nuestra
realidad administrativa.
Forma parte de ella todo lo que fue llamado, y aun es denominado por algunos, "bloque de
legalidad", cuyos elementos constitutivos son: Constitucin, ley del Parlamento, reglamento,
jurisprudencia, precedentes administrativos, etc. (21) .
La anterior Constitucin de Crdoba se adecuaba plenamente a lo normado por su par
nacional, mientras que la nueva Norma Fundamental de 1987, con una tcnica legislativa
ms depurada, se incorpora a las modernas tendencias en forma expresa. El art. 174 Ver
Texto dispone que la Administracin Pblica debe estar sujeta al "orden jurdico". Lo mismo
sucede con el resto de las nuevas constituciones provinciales, como las de San Luis, Salta, La
Rioja, Ro Negro y Jujuy.
Las convicciones tico-jurdicas esenciales de nuestra sociedad, como los valores de justicia
material que condensan los principios de derecho, han sido adoptados por estas
constituciones en forma expresa o implcita, e incluso por medio de su remisin a la
Declaracin Universal de los Derechos Humanos Ver Texto y el Pacto de San Jos de Costa
Rica Ver Texto .
Estas recientes normativas provinciales son prdigas en la incorporacin de principios
jurdicos de importante gravitacin en el ejercicio de la funcin administrativa (22) . Por esta
razn, cuando no existe una norma expresa que regule el comportamiento administrativo
correspondiente, la Administracin debe acudir a los propios principios establecidos por la
Constitucin y las normas internacionales a las cuales se hubiere adherido.
Como magistralmente expresa una sentencia del Tribunal Supremo espaol (23) , "afirmar
que la actividad de la Administracin es reglada tan slo cuando el acto se halla regulado por
una ley, reglamento u ordenanza, equivale a caer en un puro formalismo jurdico y
desconocer que al margen de estas normaciones formales, la accin de la Administracin se
rige por fines teleolgicos inexcusables y por principios indestructibles que reglan su
conducta con tanto o ms vigor que las ordenaciones legales".
Fue Merkl (24) quien primero distingui entre principio de legalidad y juridicidad; sin
embargo, interpret el segundo como una formulacin eminentemente terica, cuyo
contenido jurdico-poltico deviene de la naturaleza de los poderes del Estado. Dicha
20
(9) KELSEN, Hans, Teora general del derecho y del Estado, Eudeba, Buenos Aires, 1969,
(10) KELSEN, H., Teora..., cit., ps. 320 y ss.
(11) MERKL, A., Teora general del derecho administrativo, Madrid, 1935, ps. 210 y 22.
(12) CARR DE MALBERG, R., Teora general del Estado, Mxico, 1948, p. 450.
(13) ZANOBINI, G., "Sul fondamento della inderogabilita dei regolamenti", en Scritti varii
di dir. pubbl., 1955, ps. 2 y ss.
(14) MAYER, O., Derecho administrativo alemn, T. I, Depalma, Buenos Aires, 1982, 2
ed., ps. 80 y ss.
(15) GARCA DE ENTERRA, E. y FERNNDEZ, T. R., Curso..., cit., T. I, p. 366; ROYO
VILANOVA, S., Elementos de derecho administrativo, apndice a la 24 d., Valladolid, 1959, ps. 85 y ss.
(16) HAURIOU, M., Prcis de droit administratif et de droit public, Paris, 1933, 12 ed., p.
400.
(17) GIANNINI, M. S., Diritto amministrativo, Vol. I, Giuffr, Milano, 1970, p. 82.
(18) ROMANO, S., El ordenamiento jurdico, "IEP", Madrid, 1963, ps. 22 y ss.
(19) DUEZ Y DEBEYRE, P., Trait de droit administratif, Paris, 1952, p. 117; VITTA, C.,
Diritto amministrativo, Vol. I, 1948, 3 ed., p. 14.
(20) ABAD HERNANDO, J., "La denuncia de ilegitimidad en el derecho pblico argentino",
en Procedimiento administrativo, AADA, La Plata, 1981, p. 110.
(21) CASSAGNE, Juan Carlos, Actas del Congreso Internacional de Derecho Administrativo,
Montevideo, 1981, p. 181.
(22) Repasando brevemente estos principios en la Constitucin de Crdoba, es dable
mencionar "libertad, igualdad de oportunidades, solidaridad (art. 7 Ver Texto ), responsabilidad de los
funcionarios (art. 14 Ver Texto ), publicidad de los actos (art. 15 Ver Texto ), peticionar a las autoridades
y obtener respuestas (art. 19 Ver Texto , inc. 9), igual remuneracin por igual tarea (art. 23 Ver Texto ,
inc. 4)", debido proceso en sede administrativa (art. 23 Ver Texto , incs. 13 y concs.), etc. Anloga
recepcin tienen en las restantes constituciones provinciales.
(23) Tribunal Supremo espaol, sent. del 7/6/1972, Ref. Aranzadi, p. 3123.
(24) MERKL, A., Teora..., cit., ps. 212 y ss.
(25) BALLB, M., voz "Derecho administrativo", en Nueva Enciclopedia Jurdica Seix, Vol. I,
ps. 55 y ss.; GARRIDO FALLA, Tratado de derecho administrativo, Vol. I, Madrid, 3 ed., ps. 220 y ss.;
GALLEGO ANABITARTE, Ley y reglamento en el derecho pblico occidental, Madrid, 1971, ps. 63 y ss.;
GARCA TREVIJANO FOS, Tratado de derecho administrativo, T. I, Madrid, 1974, 3 ed., ps. 481 y ss.;
VILLAR PALAS, Apuntes de derecho administrativo, T. I, UNED, Madrid, ps. 132 y ss.; CLAVERO
ARVALO, M. F., "La doctrina de los principios generales del derecho y las lagunas del ordenamiento
administrativo", Rev. Adm. Pbl. Espaola, nro. 7, Madrid, ps. 51 y ss.; GONZLEZ-BERENGUER y
21
UTURRIA, "Materia contenciosa y fiscalizacin de la discrecionalidad", Rev. Adm. Pbl. Espaola, nro. 37,
Madrid, ps. 163 y 164; MOZO SEOANE, La discrecionalidad de la Administracin Pblica en Espaa,
Montecorvo, Madrid, 1985, ps. 2102 y ss.; CARRO FERNNDEZ VALMAYOR, J. L. y GMEZ FERRER
MORANT, "La potestad reglamentaria del gobierno y la Constitucin", Rev. Adm. Pbl. Espaola, t. 98,
Madrid, mayo-agosto 1978, ps. 161 y ss.; BASSOLS, Coma, "Los principios del Estado de Derecho y su
aplicacin a la Administracin en la Constitucin", en Rev. Adm. Pbl. Espaola, t. 98, Madrid, mayoagosto 1978, p. 133; GARCA OVIEDO, Derecho administrativo, T. I, Madrid, 1959, p. 619.
(26) DE LAUBADRE, A., Trait de droit administratif, T. I, Librairie Gnrale de Droit et de
Jurisprudence, 1980, p. 277; LAUN, R., "Le pouvoir discrtionnaire", en Annuaire de lInstitut
International de Droit Public, 1935, ps. 133 y ss.; DUEZ Y DEBEYRE, Trait..., cit., p. 117; VEDEL, G.,
Droit administratif, Paris, 1973, ps. 4 y ss.; EISENMANN, Ch., Le droit administratif et le principe de
lgalit, "EDCE", nro. 11, 1967, p. 25; JAROSCINSKY, Le principe de lgalit dans ladministration de la
Rep. Popular de Polonia, "EDCE", 1968, nro. 12, p. 225; WALINE, M., Le juge et le droit public, Vol. II,
Paris, 1974, ps. 777 y ss.; MORANGE, G., "Une catgorie juridique ambigu: les principes gnraux du
droit", Revue de Droit Public, 1977, ps. 761 y ss.
(27) JESCH, D., Ley y administracin. Estudio de la evolucin del principio de legalidad,
Madrid, 1978, ps. 13 y ss.; WINKLER, Der Bescheid..., cit., ps. 38 y ss.; BADURA, P., "Lmites y
alternativas de la tutela jurisdiccional en las controversias administrativas", en Relacin de las 4as.
Jornadas de la Asoc. talo-alemana de los estudiosos del derecho pblico, Palermo, 26-28/5/1983;
FINKELNBURG, "Das Gebot der Effektivitt des Rechts Schutzes in der Rechtsprechung des
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y BACHOF, O., Verwaltungsrecht, T. I, Munchen, 1974, 9 ed., ps. 177 y ss.
(28) GIANNINI, M. S., Diritto..., cit., T. I, p. 81; SANDULLI, A. M., Manuale di diritto
amministrativo, Jovene Editore, Napoli, 1978, 12 ed., p. 395; SATTA, F., Principio di legalit e pubbl.
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ps. 5 y ss.; VITTA, C., Diritto amministrativo, Bologna, 1973, ps. 8 y ss.; TREVES, G., "Considerazioni
sullo Stato di diritto", en Rivista Trimestrale di Diritto Pubbl., 1959, ps. 399-416; CASSESE, S., Il
sistema amministrativo italiano, Il Mulino, Bologna,1983, p. 79.
(29) ALTAMIRA GIGENA, J., Los principios generales del derecho como fuente del derecho
administrativo, Astrea, Buenos Aires, 1972, ps. 53 y ss.; ABAD HERNANDO, J., La denuncia..., cit., en
"AADA", ps. 110 y ss.; Autonoma conceptual de las instituciones del derecho administrativo, U.N.C,
1967, ps. 17 y ss.; ILDARRAZ, B. y ZARZA MENZAQUE, Curso de derecho constitucional y
administrativo, Macchi, Buenos Aires, 1968, ps. 265 y ss.; CASSAGNE, J. C., Actas..., cit., p. 181;
Cuestiones de derecho administrativo, Depalma, Buenos Aires, 1987, ps. 249 y ss.; Derecho
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Ultra, Buenos Aires, 1981, p. 35; GORDILLO, Agustn, Tratado de derecho administrativo, T. I, Macchi,
Buenos Aires, 1 ed., ps. VIII-26 y ss.; DROMI, Jos Roberto, Manual de derecho administrativo, T. I,
Astrea, Buenos Aires, ps. 71 y ss.; LINARES, Juan Francisco, Derecho administrativo, Astrea, Buenos
Aires, 1986, ps. 181 y ss.; FIORINI, Bartolom, La discrecionalidad en la Administracin Pblica, T. I,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1965-1981, 1 ed./3 ed., ps. 411 y ss.; MAIRAL, Hctor, Control judicial
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de obra pblica, T. I, baco, Buenos Aires, ps. 419 y ss.; HUTCHINSON, Toms, Ley Nacional de
Procedimientos Administrativos, Buenos Aires, 1987, ps. 4 y ss.; ESCOLA, H. J., Tratado general de
procedimiento administrativo, Depalma, Buenos Aires, ps. 241 y ss.; SESIN, Domingo, "El principio de
legalidad en la Administracin Pblica y su recepcin en la nueva Constitucin de Crdoba", ED, Buenos
Aires, 8/1/1990, nro. 7403, ps. 1 y ss.; TAWIL, G. S., "Algunas reflexiones respecto al alcance del
control judicial de la actividad administrativa (legitimidad, oportunidad, hechos y derechos)", ED, 122811; COMADIRA, Julio R., "La actividad discrecional de la Administracin Pblica", ED, nro. 9974,
29/3/2000, Buenos Aires, ps. 1 y ss.; GUSMN, Alfredo, "El principio de legalidad y el acto
administrativo discrecional", ED, 170-1185; del mismo autor, "Fronteras del poder discrecional", LLC,
2002.
(30) DICEY, A. V., Introduction to the study of the law of the Constitution, London, 1885,
ps. 88 y ss.
(31) WADE, N. G., Diritto amministrativo inglese, Milano, 1969, ps. 14 y ss.; ENTRENA
CUESTA, "La contraposicin entre el rgimen administrativo y el Rule of law", en Estudios de Jornada de
Pozas, Madrid, 1961, nro. III, p. 1; Curso de derecho administrativo, T. I, Tecnos, Madrid, 1979, 6 ed.,
ps. 52 a 66.
(32) WHITE, N. G., Introduction of study of public administration, New York, 1939 (trad.
italiana, 1959), ps. 31 y ss.; TREVES, G., "La giustizia amministrativa americana", en Studi Lessona,
Bologna, 1963, ps. 18 y ss.
22
"Es de la esencia del Poder Judicial ocuparse de los intereses particulares y dirigir
complacidamente su mirada sobre los pequeos objetos que se presentan a su vista; es
tambin de la esencia de ese poder, si no acudir por s mismo en auxilio de aquellos que son
oprimidos, estar sin desmayo a la disposicin del ms humilde de ellos. Por dbil que se le
suponga a ste, puede siempre forzar al juez a escuchar su reclamacin y responder a ella.
"Tal poder es por ello aplicable a las necesidades de la libertad en un tiempo en que el ojo y
la mano del soberano se introducen sin cesar en los ms pequeos detalles de las acciones
humanas, y donde los particulares, demasiado dbiles para protegerse por s mismos, estn
tambin demasiado aislados para poder contar con la ayuda de sus semejantes. La fuerza de
los tribunales ha sido, en todos los tiempos, la ms grande garanta que se puede ofrecer a
la independencia individual, pero esto es, sobre todo, verdadero en los siglos democrticos;
los derechos e intereses particulares estaran siempre en peligro si el Poder Judicial no
creciese y no se extendiese a medida que las condiciones se igualan".
Con estas elocuentes palabras, Alexis de Tocqueville (33) dignifica el control judicial como
esencia del Estado de Derecho.
El principio de juridicidad de la Administracin no estara salvaguardado si no existiera un
control judicial suficiente del accionar administrativo en el marco de los lmites
correspondientes.
En realidad, su existencia no se justifica slo por la institucionalizacin de un sistema de
divisin de poderes sino, en esencia, por la ubicacin en que se hallan quienes juzgan. Son
las normas constitucionales y procesales las que garantizan esta posicin: independencia de
la Justicia e imparcialidad frente a las partes en litigio.
El rgimen republicano se relaciona ntimamente con la evolucin del control judicial y su
trascendencia. Seala Perfile (34) que "el Estado de Derecho reconoce al principio de
legalidad como su viga maestra, y al control jurisdiccional como la garanta del sistema".
Como expresa Sarra, "el rgimen constitucional es perfecto si la Administracin, adems del
sometimiento a la ley, se somete a la Justicia" (35) .
Lo fundamental reside, entonces, en la sumisin del poder administrador al control de la
Justicia.
El Estado de Derecho surge de los condicionamientos polticos constitucionales que
caracterizaron la realidad poltica alemana. La institucionalizacin de un Estado constitucional
moderno asentado sobre dos pilares fundamentales: la tutela de los derechos pblicos
subjetivos y el rol del legislador fue la preocupacin permanente de Gneist (36) , uno de los
principales idelogos de esa nueva posicin. Postul, en definitiva, la necesidad de que el
ejercicio de la funcin administrativa se someta al derecho, siendo ello garantizado por
medio de un sistema de justicia administrativa.
Los administrativistas alemanes perfeccionaron este concepto bajo la dogmtica del derecho
pblico, considerando al Estado de Derecho expresin de una Constitucin ideal legitimadora
del Estado liberal (37) .
23
24
En Francia, las leyes 16/24 de 1790 y 16 fructidor III de 1795, consagraron claramente la
separacin de las funciones judiciales de las administrativas como consecuencia de la
Revolucin de 1789 (41) . Estas normas legales prohibieron a los jueces perturbar de
cualquier manera la actividad de los rganos administrativos.
En 1799 fue creado el Consejo de Estado, cuyas funciones originarias fueron meramente
consultivas; como no tena atribuciones jurisdiccionales, en cuanto slo asesoraba al
Ejecutivo, el sistema se denomin "justicia retenida".
En 1806 se separ una seccin dentro del mismo Consejo de Estado para considerar las
cuestiones contenciosas. En 1872, cuando se confiri a este prestigioso rgano de control la
competencia para dirimir por s los conflictos entre la Administracin y los administrados, se
instaur la "justicia delegada" a cargo del Consejo de Estado, para enjuiciar el ejercicio de la
funcin administrativa.
Esto conforma la estructura de la justicia administrativa, separada de la jurisdiccin ordinaria
que reconoce a la Corte de Casacin como Tribunal Surpemo. Por ltimo, el Tribunal de
Conflictos, creado en 1872, se encarga de dirimir los controvertidos planteos de competencia
surgidos de este sistema de doble jurisdiccin.
Como es sabido, la jurisprudencia del Consejo de Estado francs ilumin el derrotero del
derecho administrativo, perfilando las caractersticas esenciales de sus institutos e influyendo
en gran medida en la configuracin de los ordenamientos jurdicos de no pocos Estados
modernos.
La evolucin normativa del sistema francs tuvo su culminacin en 1953, cuando se crearon
los tribunales administrativos departamentales e interdepartamentales con rango de primera
instancia en lo contencioso-administrativo. El Consejo de Estado pas a resolver los recursos
de apelacin y casacin contra las decisiones de primera instancia.
En los Estados Unidos, la Constitucin de 1787 y la adicin del Bill of Rights de 1791
garantizaron la independencia del Poder Judicial y su competencia para resolver las
controversias en las cuales el Estado sea parte, el debido proceso adjetivo, el control de
constitucionalidad de las leyes y la legitimidad del obrar administrativo.
La Ley de Procedimiento Administrativo de 1946 reconoci expresamente la revisibilidad
judicial de los actos administrativos, tutelando a quien sufre un agravio jurdico (art. 10).
Pero gracias a la excelente jurisprudencia de sus tribunales, se ampli la proteccin a los
intereses legtimos y difusos, adems de los derechos subjetivos administrativos que desde
tiempo antes estaban resguardados (42) .
La Constitucin argentina, similar a la de los Estados Unidos, forma parte del grupo
genricamente denominado -por prestigiosos juristas- "de los pases liberales" (43) .
Los derechos subjetivos administrativos se hallan garantizados en el art. 14 Ver Texto ,
mientras que la tutela judicial de ellos compete al Poder Judicial. Los administrados tienen
una garanta inviolable mediante el control judicial suficiente de conformidad al art. 18 Ver
Texto . La divisin de poderes y la imparcialidad de la justicia quedan absolutamente
aseguradas en virtud del art. 109 Ver Texto (anterior art. 95).
Como bien dice Cassagne (44) "de este modo, la conexin entre la garanta de defensa y la
tutela judicial efectiva se produjo sin forzar la positividad constitucional y aun antes de la
reforma constitucional de 1994, en el cual el principio se introdujo en virtud de la
incorporacin al ordenamiento constitucional del Pacto Internacional de San Jos de Costa
Rica. Ver Texto ".
En efecto, no obstante que nuestro ordenamiento constitucional era suficientemente claro al
salvaguardar el derecho de defensa y la revisin judicial, en el marco de lo dispuesto por el
art. 75 Ver Texto , inc. 22, de la Constitucin de 1994, los arts. 8 Ver Texto y 25 Ver Texto
del Pacto referido que consagran el derecho a la tutela judicial efectiva, adquieren total
25
operatividad conforme al art. 31 Ver Texto de la Constitucin, debiendo entenderse que los
derechos reconocidos por la normativa supra nacional complementan los derechos y
garantas constitucionales de nuestro pas (art. 75 Ver Texto , inc. 22, CN).
Este avance normativo ha sido ratificado por la jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia de la Nacin con estas palabras: "la idea directriz de la divisin de poderes opera
sincrnicamente con otra idea directriz de nuestro sistema constitucional -que emerge de la
garanta del debido proceso- cual es el principio pro actione a que conduce el derecho
fundamental a la tutela judicial efectiva, que se deriva necesariamente del art. 18 Ver Texto
de la Constitucin Nacional, cuya regulacin se integra, adems, con el Pacto de San Jos de
Costa Rica Ver Texto que al ser aprobado por la ley 23054 Ver Texto y ratificado el 5/12/1984
tiene el carcter de ley suprema de la Nacin, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 31 Ver
Texto de la Constitucin Nacional" (45) .
El marco jurdico de revisin de los actos administrativos se completa a nivel federal con la
Ley Nacional de Procedimiento Administrativo 19549, cuyos arts. 23 Ver Texto a 27 Ver Texto
tratan la impugnacin en forma general y expresa.
Las provincias argentinas han ido ms lejos an; en ellas, el control judicial de la actividad
administrativa se presenta ms completo y perfeccionado: se han apartado -en muchos
casos- del modelo americano que adopt la Norma Fundamental, y han recogido las
influencias europeas. En efecto, los ordenamientos provinciales, siguiendo en general el
diseo espaol, francs e italiano, garantizan con mayor amplitud, en sus respectivos
cdigos procesales administrativos o contencioso-administrativos, el acceso a la Justicia,
tutelando los derechos subjetivos e intereses legtimos. Con medios apropiados, tambin
protegen los intereses colectivos o difusos.
Como dice Gonzlez Prez (46) :
"La justa paz de la comunidad nicamente es posible en la medida en que el Estado es capaz
de crear instrumentos adecuados y eficaces para satisfacer las pretensiones que ante el
mismo se formulan. Pues si los anhelos de justicia que lleva en lo ms ntimo de su ser todo
ser humano no encuentran satisfaccin por los cauces pacficos instaurados por el Estado,
por fuerte y brutal que sea la mquina represiva, ser desbordada por aquella bsqueda
desesperada de justicia. De aqu la importancia de una efectiva tutela jurisdiccional".
Magistralmente nos recuerda el juez de la Corte Suprema argentina, Augusto Belluscio (47) ,
que "el Estado de Derecho se caracteriza no slo por su elemento sustantivo, es decir el
reconocimiento y la tutela de los derechos pblicos subjetivos, sino tambin en la forma
como este objetivo intenta alcanzarse... La existencia de un Estado de Derecho implica
aceptar un condicionamiento legal para los rganos estatales -producto de un rgimen donde
el derecho preexiste a la actuacin del Estado y la actividad de ste se subordina al
ordenamiento jurdico-".
En esta misma teleologa manifiesta Garca de Enterra (48) que "sin justicia no hay efectiva
sumisin a la ley y al derecho, como impone el art. 103.1 de la Constitucin, componente
absolutamente imprescindible de un Estado social y democrtico de Derecho (art. 1,
Constitucin espaola)... Un sometimiento pleno a la ley y al derecho no puede tener sentido
alguno si no implicase una sumisin plena al juez, que es elemento indispensable para que
cualquier derecho pueda ser eficaz. Sera incomprensible interpretar que la ley y el derecho,
que someten plenamente a la Administracin, tuvieran para sta, no obstante, un mero valor
indicativo, el de una recomendacin o admonicin moral que sus rganos democrticos
pudiesen luego seguir o no, o seguir en una medida mayor o menor, segn su buen e ilustre
arbitrio... El juez es una pieza absolutamente esencial en toda la organizacin del derecho y
esto no es una excepcin en el derecho pblico cuando se trata de la observancia del
derecho por la Administracin".
Empero, como bien dice Coviello (49) , "la razn de ser de la divisin de poderes y el de
legalidad administrativa slo persistir y tendr valor jurdico en la medida en que ellos se
encuentren insertos en el marco propio de un Estado de Derecho".
26
27
defensa. Por ltimo, la norma refiere a aquellos casos en que la Administracin contesta
parcialmente, en cuyo supuesto el accionante contina en juicio con su pretensin originaria,
es decir, incluyendo tambin lo no tratado por la Administracin.
Qu sucede si la Administracin rechaza el o los recursos interpuestos a fin de agotar la va
administrativa por inadmisibilidad formal. Antes era necesario iniciar un primer contenciosoadministrtivo por ilegitimidad y, en caso de hacerse lugar a lo impetrado por el administrado,
se condenaba a la Administracin a emitir un nuevo acto entrando al fondo de la cuestin;
recin entonces poda incoar otro contencioso-administrtivo.
Por suerte, este anacrnico criterio ha sido a todas luces superado (54) y hoy se exige que el
administrado explicite, en la primera parte de la demanda, las razones formales que
justifican el correcto agotamiento de la va y la ilegalidad de la Administracin al desestimar
formalmente el recurso administrativo. Una vez explicado tal aspecto y su agravio, debe el
actor desarrollar los argumentos de fondo.
Interesante resulta destacar que tambin la jurisprudencia de Crdoba ha brindado adecuada
proteccin a quienes invocan la presuncin denegatoria tcita, sustentndose en que slo
opera a favor del administrado. Cuando se configura el silencio de la Administracin, debe
interpretarse que no se distingue entre presentaciones procedentes o improcedentes, toda
vez que se impone como una obligacin inexcusable a cargo de la Administracin, el resolver
en todos los casos las peticiones de los particulares, razn por la cual frente a su
inobservancia, la demandada pierde la posibilidad de oponer excepciones motivadas en
cuestiones formales sobre la incorreccin en el agotamiento de la va administrativa, lo que
en su caso debe esgrimir oportunamente en su propia sede (55) .
Por otra parte, la tutela judicial efectiva es amplia, en el sentido de que no puede haber
ningn acto dictado en ejercicio de la funcin administrativa, susceptible de agraviar
situaciones jurdicas tuteladas, que quede excluido del control judicial.
La jurisprudencia de Crdoba se inordina en estos principios cuando afirma que "no hay
sanciones irrecurribles, por cuanto es inconcebible que en el actual Estado de Derecho, que
garantiza el acceso a la tutela judicial efectiva, existan reductos que impiden el control
judicial del ejercicio de la potestad sancionatoria, aun cuando la sancin sea la menor". En el
caso "Maguini, Nicols v. Tribunal de Disciplina de Abogados" (56) , se sostuvo en relacin
con el art. 87 Ver Texto de la ley 5805, que en forma expresa seala la irrecurribilidad de la
sancin de apercibimiento pblico, que "...atento el actual desarrollo del Estado de Derecho y
la plena vigencia del `derecho a la tutela jurisdiccional (art. 19 Ver Texto , inc. 9, Const.
Prov., y arts. 18 Ver Texto y 95 Ver Texto , CN) es inconcebible la existencia de normas que
consagran la irrevisibilidad judicial de actos administrativos susceptibles de agraviar la
situacin jurdica de los administrados". En definitiva, se declar inconstitucional el citado
precepto y se revis judicialmente la sancin aplicada.
Por otra parte, a diferencia de lo que ocurre con alguna jurisprudencia nacional, no es
aplicable en Crdoba la "teora de la subsanacin", que implica la posibilidad de que en va
judicial se subsanen los vicios generados durante el desarrollo del procedimiento
administrativo sumarial.
La jurisprudencia cordobesa frente a graves violaciones del derecho de defensa o del
procedimiento previo a la emisin del acto, no admite su subsanacin en sede judicial,
declarando en forma contundente la nulidad absoluta, tal como lo viene pregonando Gordillo
(57) . De tal modo, la tutela judicial efectiva no implica subsanar los errores o
irregularidades de la Administracin, sino la revisin de la actividad administrativa a la luz
del orden jurdico vigente.
28
Opina Snchez Morn (58) que "el control judicial tiene un lmite consustancial, ya que slo
puede tratarse de un control jurdico y no de un control de la bondad o idoneidad poltica,
tcnica o econmica de la decisin discrecional. El contenido del derecho a la tutela judicial
efectiva que proclama el art. 24.1 de la Constitucin espaola coincide exactamente con este
lmite, pues como tiene declarado la jurisprudencia de manera unnime, consiste en el
derecho a obtener del rgano judicial competente una respuesta razonada y fundada en
derecho (no en otro tipo de argumentos o criterios) a las pretensiones deducidas en el
proceso".
Por ello, interpreta en cuanto al control del ejercicio de la discrecionalidad, que el control
judicial slo es posible ante "un contraste claro con una norma jurdica y que no puede
fundarse en valoraciones de otro orden o en vagas apelaciones a las soluciones preferibles,
encubiertas en trminos de mayor justicia o racionalidad. Si as fuera, el juez estara
sustituyendo a la Administracin en la apreciacin y valoracin de las circunstancias que a
sta corresponde realizar para desempear su funcin dentro de los lmites del derecho".
Toms Ramn Fernndez (59) afirma que "en su control del ejercicio del poder discrecional
los jueces no tienen otra herramienta que el derecho, de lo que, obviamente, se sigue que
podrn llegar legtimamente en su crtica de las decisiones discrecionales hasta donde el
derecho y el razonamiento jurdico lleguen y que ms all de ese lmite, ms que impreciso
no precisado, no podrn dar un solo paso..".
Acertadamente, Beltrn de Felipe (60) se pregunta "...control hasta dnde: lo que queda por
determinar es qu tipo de control y con qu intensidad", despus de afirmar que "la cuestin
no es control s o control no, toda vez que se ha de poder interponer recurso contra cualquier
acto administrativo, siendo a mi juicio ste el sentido de la plenitud del control..".
Parejo Alfonso (61) se pronuncia en similar sentido cuando afirma que la competencia del
juez se agota en el control jurdico de la actividad administrativa, sin poder realizar operacin
alguna de sustitucin de actuaciones del poder pblico administrativo carentes de previa
programacin suficiente al efecto por el ordenamiento jurdico.
Tawil (62) manifiesta que la fiscalizacin "de la legitimidad no se limita nicamente, empero,
al control jurdico de legalidad, en cierta medida objetivo y de naturaleza formal. Responde,
por el contrario, a un concepto ms amplio de licitud y justicia que torna procedente la
revisin judicial no slo contra lo ilegal, sino tambin contra lo legal pero injusto, antijurdico
o arbitrario".
Ms adelante (63) pone en evidencia la "inconveniencia de identificar al control de
legitimidad con la actividad reglada y al de oportunidad con la discrecional, en tanto el
control de legitimidad abarca no slo el ejercicio de las facultades regladas, sino tambin el
de las discrecionales al resultar siempre susceptibles de control elementos tales como la
competencia, causa, forma y finalidad del acto". Al igual que la prestigiosa doctrina citada
(Gordillo, Dromi, Mairal), considera que el concepto de legitimidad es notablemente ms
amplio que el de facultad reglada, y el de oportunidad es mucho ms restringido, con los de
facultad discrecional y cuestin de hecho (64) . Similar criterio ha sustentado fundadamente
Gordillo (65) .
En el devenir de los tiempos ya no es posible discutir si los actos administrativos que
trasuntan el ejercicio de una facultad discrecional pueden ser revisados judicialmente, lo
mismo sucede con los llamados actos polticos en la medida en que sean susceptibles de
agraviar derechos o intereses de los administrados, en forma directa o, en su caso, a travs
de sus actos operativos. Lo que en verdad importa es el verdadero alcance del control que
hacen los jueces y cules son sus fundamentos. Debe recordarse que la tutela judicial
efectiva no debe ser slo una verdad declamada sino una realidad aplicada. Debe tener
vigencia real y efectiva, no ficticia ni terica.
Si en la concepcin actual las modernas constituciones subordinan la actuacin de la
Administracin al orden jurdico, ello significa, en su proyeccin prctica, que tanto lo
discrecional como lo poltico forman parte del orden jurdico de donde provienen en forma
expresa o implcita. Es decir, que aun cuando en esencia trasuntan un mbito de libertad, no
29
se desarrollan fuera del derecho, tampoco devienen slo de la norma legal, sino que actan
en los estamentos administrativos ms diversos y en mayor o menor porcentaje en toda la
pirmide normativa.
Si actualmente, lo discrecional administrativo y poltico forma parte del orden jurdico, el
control judicial debe revisar si efectivamente tal actividad ha sido correctamente ejercida
"dentro" de ese universo jurdico. Esto no implica revisar su esencia (seleccin de una
alternativa entre otras igualmente vlidas) sino slo su contorno externo e insercin en el
sistema ordinamental. El control de los jueces determina, al comprobar con el fondo de la
cuestin, que se ha elegido una solucin correcta entre otras de igual condicin dentro del
mundo jurdico. Por ello, en lugar de hablar de tcnicas de control de la discrecionalidad se
debera hablar de tcnicas de control de su "ejercicio". Lo mismo puede decirse del control
de los actos polticos (66) .
Esta interpretacin pretende llegar a una vinculacin absoluta de la discrecionalidad y lo
poltico con el fondo de la cuestin, a partir de la cual quede claro que jams puede haber
inadmisibilidad de la discrecionalidad o de lo poltico, como prius ni como posterius. Tampoco
improcedencia al final del proceso, sino en todo caso desestimacin de la pretensin, al
resolverse que la discrecionalidad o la actividad poltica ejercida es producto del orden
jurdico.
Con tal estrategia se cumplimenta el derecho a la tutela judicial efectiva, ya que el juez
analiza la pretensin entrando al fondo de la cuestin, mediante la aplicacin de principios y
reglas jurdicas, que es el control que prescribe la Constitucin. Avanzar ms all,
pretendiendo sustituir el opinable momento o ncleo interno de lo discrecional, implicara
traspasar los lmites de la juridicidad y entrar en la llamada zona constitucional de reserva de
la Administracin, ultrajando la divisin de poderes.
Este criterio ha sido adoptado por el Tribunal Superior de Crdoba (67) , donde sobre la base
de que la discrecionalidad puede estar en menor o en mayor medida en cualquier elemento
del acto administrativo, el juzgador realiza el control del ejercicio de la discrecionalidad al
momento de resolver el fondo de la cuestin. En el caso citado, se trataba la pertinencia del
adicional por riesgo que impetraba el personal de un hospital psiquitrico. Se discuta si su
correspondencia era de naturaleza discrecional. El Tribunal Superior afirm que la valoracin
de lo que son tareas riesgosas no puede efectuarse sobre la base de una apreciacin
meramente discrecional, sino conforme a pautas ciertas, objetivas, tcnicas y universales, de
lo que deriva la posibilidad del pleno control judicial de la denegatoria administrativa. En esta
hiptesis no queda espacio para una valoracin discrecional porque no existe eleccin. Al
admitirse slo una solucin como consecuencia de la aplicacin de una regla o pauta
universal, objetiva, y por ende determinable intelectivamente, todo ello se remite al bloque
de lo reglado o vinculado.
Lo mismo sucede en la jurisprudencia con la revisabilidad de las cuestiones polticas, como
se vera al tratar las tcnicas de control, en el Cap. IX.
30
Ms adelante el autor citado comenta otros fallos del Tribunal Constitucional que
comportaron un avance respecto de la situacin anterior. En la STC 110/1991 Y 97/1993, se
sustenta que en los supuestos de discrecionalidad tcnica, el control judicial no se reduce a
un mero control externo de comprobacin de que no se han infringido las normas
procedimentales ni se ha incurrido en desviacin de poder. La discrecionalidad tcnica "es
compatible con una base fctica, ya que el juicio tcnico sobre la capacidad de un aspirante,
ha de realizarse sobre unos datos objetivos que permitan deducir la aptitud o ineptitud del
mismo, y la existencia de ese mnimo fundamento fctico debe ser comprobado por el
rgano judicial".
Ello implica una avance porque se entra al fondo de la cuestin, pudiendo controlarse la base
fctica sobre la que se ejerce el control, empero para el citado tribunal sigue siendo
incontrolable la valoracin o apreciacin tcnica propiamente dicha.
En la STC 34/1995, el Tribunal Constitucional afirma que debe respetarse la discrecionalidad
tcnica de los tribunales calificadores, lo que no se cumple si se admite que mediante la
prueba pericial pudiera realizarse un control de las valoraciones tcnicas, pues ello supondra
la sustitucin de la valoracin del rgano calificador por la del perito o por la apreciacin del
rgano judicial al valorar la prueba pericial.
Si bien el tribunal considera que conforme al diseo constitucional no son admisibles
exclusiones al control judicial, sin embargo, la problemtica de la discrecionalidad tcnica
justifica su falta de revisin en razones de legitimidad. Afirma que en estos supuestos, los
rganos de la Administracin "aplican criterios resultantes de los concretos conocimientos
especializados", y que en consecuencia, la limitacin del control obedece a que "contribuye a
salvaguardar el mbito de competencia legalmente atribuida a la Administracin". Reitera
que ello no vulnera la tutela judicial efectiva porque la decisin de la Administracin fundada
en elementos de carcter exclusivamente tcnico, que slo puede ser formulado por un
rgano especializado de la Administracin, excede el "control jurdico que incumbe realizar a
los jueces", implicando una sustitucin del criterio del rgano calificador.
En desacuerdo con algunas posturas vertidas precedentemente que restringen el control
judicial, como desarrollar ms adelante (69) , la remisin normativa a valoraciones tcnicas
no supone automticamente la atribucin al rgano administrativo de una potestad inmune
al control judicial. En efecto, las reglas tcnicas (conocimiento especializado) de universal
consenso, o al menos tolerables (cuando trasuntan una verdad relativa), las reglas de la
experiencia (conocimientos prcticos comunes) como los estndares de conductas integran el
orden jurdico administrativo por remisin expresa o implcita de ste.
Aun cuando el reenvo no surja tcitamente del ordenamiento, las pautas o reglas referidas
pueden tener igualmente relevancia jurdica por el conocimiento acabado de los hechos y la
apreciacin de la prueba con arreglo a la sana crtica racional.
En consecuencia, el control de juridicidad es perfectible, pues el juez al entrar al fondo de la
cuestin verifica si en el sub examine se ha respetado el contenido de la regla determinada
por la ciencia, la tcnica, la experiencia, o el comportamiento social, al momento en que se
concretice el acto administrativo respectivo.
Aun cuando el orden jurdico se remite a cuestiones tcnicas complejas, de difcil
comprensin o de imposible reproduccin probatoria (por su caracterstica intrnseca), de
certeza tcnica o cientfica relativa, la decisin administrativa debe ser controlada por el juez.
Al menos debe verificar con el fondo de la cuestin si la decisin administrativa adopta una
solucin tcnicamente aceptable, "tolerable", cuya razonabilidad sea aprehensible en virtud
de su motivacin.
No se trata de un mero control de legalidad formal externa, el juez debe examinar
detenidamente la verificacin material de los hechos, y aun la apreciacin de los mismos
mediante la aplicacin de pautas tcnicas razonables, adems de la calificacin jurdica
respectiva.
31
En definitiva, lo tcnico -en el sentido expresado- forma parte del orden jurdico y, por tanto,
el control de juridicidad es posible. Lo contrario podra cercenar la tutela judicial efectiva.
Consecuentemente, estoy en desacuerdo con posturas jurisprudenciales que sustentan que
frente a cuestiones tcnicas complejas lo resuelto por los rganos tcnicos de la
Administracin es irrevisable por los jueces (70) .
No obstante, cuando es la propia realidad del objeto o situacin la que admite mrgenes de
opinabilidad, cuando la objetividad del procedimiento de subsuncin se agota, declina la
labor interpretativa y se acrecienta la discrecionalidad.
La opinabilidad intrnseca de ciertas situaciones fcticas no reconducibles a pautas objetivas
por medio de la interpretacin, no puede ser convertida en certeza por el administrador ni
por el juez. Empero, como es la Administracin a quien el orden jurdico le autoriza a
operativizar primero el concepto, en estos excepcionales supuestos le es permitido utilizar la
discrecionalidad relacionada con la tcnica a fin resolver la opinabilidad buscando lo ms
oportuno para el inters pblico.
La discrecionalidad no slo proviene de una norma expresa o implcita sino de la propia
naturaleza de las cosas. Es precisamente el ordenamiento quien se remite tcitamente a ello
cuando no es posible un juicio objetivable que trasunte una solucin justa, sino dos o ms
hiptesis razonables.
Es que una vez agotado el anlisis de la proposicin normativa y de sus principios
inmanentes, expresa o implcitamente condensados en el ordenamiento, sin poder distinguir
lo reglado de lo discrecional, la observacin de la propia realidad del acontecer administrativo
se convierte en el factor decisivo para clarificar la identidad de los conceptos y estar en
condiciones de predecir los efectos ulteriores.
En estos casos debemos aceptar, aunque en su mnima expresin, la posible existencia de
facultades discrecionales para integrar creativamente el concepto. Debe recordarse que los
rganos administrativos no slo son creados para aplicar el derecho sino tambin para
ejercer la discrecionalidad dentro de la juridicidad.
La opinabilidad no excluye de por s el control judicial porque el juez debe verificar si ha sido
correctamente ejercida la discrecionalidad dentro de la juridicidad. Consecuentemente, el
control debe recaer sobre todo el comportamiento administrativo objetivable (cognitivo), y
cuando en algunos aspectos percibe pequeos mrgenes de opinabilidad, en los que es tan
aceptable una solucin como otra, debe respetar el espacio de libertad rellenado por la
Administracin. No cabe aqu sostener que se ha vulnerado la tutela judicial efectiva, pues da
lo mismo una solucin que otra desde el punto de vista jurdico. Asimismo, si el tribunal
examina el fondo de la cuestin en sentido integral, llegando a la conclusin de que la
discrecionalidad ha sido ejercida dentro del orden jurdico, el derecho al debido proceso ha
quedado salvaguardado.
Para el Tribunal Constitucional alemn el derecho a la tutela judicial efectiva, garantizado por
el art. 19.4 de la Ley Fundamental de Bonn, si bien garantiza como principio la plena
justiciabilidad de la actividad administrativa, no impide reconocer al legislador la facultad de
habilitar excepcionalmente a la Administracin la adopcin de decisiones ltimas excluidas
del control judicial plenario, cuando as lo justifiquen consideraciones de naturaleza
preferentemente jurdico-funcional y no se oponga a ello el contenido esencial del citado
derecho fundamental: la garanta de una tutela judicial ptima, aunque no necesariamente
mxima (71) .
Con expresividad ha expresado el Tribunal Supremo espaol (72) que "Hay un ncleo ltimo
de oportunidad o conveniencia, all donde son posibles varias soluciones igualmente justas (o
legalmente indiferentes), en el que no cabe sustituir la decisin administrativa por una
decisin judicial... esta jurisdiccin no constituye un escaln jerrquicamente superior a la
Administracin que le permita a travs de sus resoluciones imponer a los rganos de la
misma una determinada lnea de actuacin en la gestin de los intereses pblicos que tiene
confiada, ni en la propia organizacin de los medios materiales destinados a la misma, sino
que la misin de los tribunales queda circunscripta a corregir las extraviadas actuaciones
32
331.
ed., p. 5.
(36) GNEIST, R., Lo stato secondo il diritto, ossia la giustizia nellamministrazione politica,
Zanichelli, Bologna, 1984, ps. 29 y ss.
(37) BASSOLS COMA, M., Los principios..., cit., p. 138; GARCA PELAYO, M., Las
transformaciones del Estado contemporneo, Alianza, Madrid, 1977, p. 53.
(38) ANSCHUT, Art. 107. Verwaltungsgerichte; NIPPERDEY, H. C., (edit.), Die Grundrechte
und Grundpflichten der Reichsverfassung, 930, Vol. I, p. 129.
(39) BVERFGESS, U., "Effektiver Rechtschutz in einer funktiosfahigen Rechtspflege?",
DVBL, 1982, p. 821.
(40) ROEHRSSEN, G., "La giustizia amministrativa in Italia", en Rassegna dei lavori
pubblici, Estrata nro. 1-3-78.
(41) WALINE, Le juge..., cit., Vol. II, ps. 25 y ss.; ANDREADES STRATIS, La contentieux
adminitratif des tats modernes, Paris, 1934, p. 19; PIQUEMAL, M., Droit administratif, Litec, Paris,
1971, ps. 28 y ss.; AUBY, J. M. y DRAGO, R., Trait du contentieux administratif, T. I, Paris, 1975, 2
ed., ps. 141 y ss.
(42) MAIRAL, H., Control..., cit., T. I, ps. 37 y ss.
(43) VANOSSI, Jorge R., Los temas en el derecho comparado. Lo asimilable. El derecho
pblico provincial, Federacin Argentina de Colegios de Abogados. Instituto de Estudios Legislativos,
Buenos Aires, noviembre 1978; ABAD HERNANDO, J., Los temas de derecho administrativo en una
modernizacin constitucional, Federacin Argentina de Colegios de Abogados, Instituto de Estudios
Legislativos, Buenos Aires, noviembre 1978.
(44) CASSAGNE, Juan Carlos, "La tutela judicial efectiva. Su incompatibilidad con el dogma
revisor y con la teora del agotamiento de la va administrativa", RDCO, Depalma, Buenos Aires, 1999,
nros. 30 a 32, ps. 525 y ss.
148-338.
(45) CSJN, 7/7/1992, "Ekmekdjian, Miguel v. Sofovich, Gerardo y otros" Ver Texto , ED,
(46) GONZLEZ PREZ, J., El derecho a la tutela jurisdiccional, Civitas, 1984, p. 22.
33
la
Jurisdiccin
Contencioso
(51) Sobre el alcance del derecho a la tutela judicial efectiva en la actualidad, ver
excelente publicacin de PERRINO, Pablo, "El derecho a la tutela judicial efectiva y el acceso a la
jurisdiccin contencioso-administrtiva", en Proceso administrativo I, Rev. Der. Pbl., Rubinzal-Culzoni,
Buenos Aires, 2003, ps. 257 y ss.
(52) Trib. Sup. espaol, 20/11/1992, Ar. 8912.
(53) Trib. Sup. espaol, 4/2/1994, Ar. 1388; auto TS. 13/5/1994, Ar. 4419.
(54) Como sucede en Crdoba desde hace tiempo; Cm. Cont. Adm. 1 Nominacin,
"Grau y Cerrito"; Trib. Sup., "Sodicor", entre otras.
(55) Trib. Sup. Crdoba, "Cabrera Paul", A. I. 187/78.
(56) Cm. Cont. Adm. Crdoba, A. I. 103, 14/6/1991, jueces: Sesin, Carranza, Molina.
(57) GORDILLO, Agustn, en su conocido y ponderado Tratado de derecho administrativo,
y dems obras del autor.
(58) SNCHEZ MORN, Santiago, Cuadernos de derecho judicial. Eficacia, discrecionalidad
y control judicial en el mbito administrativo, Consejo General del Poder Judicial de Espaa, Madrid,
octubre 1994, p. 148.
(59) FERNNDEZ, Toms R., De la arbitrariedad de la Administracin, Madrid, Civitas,
1994, 2 ed., 1997, p. 16.
(60) BELTRN DE FELIPE, Discrecionalidad administrativa y Constitucin, Madrid, Tecnos,
1995, p. 77.
(61) PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar y juzgar: dos funciones constitucionales
distintas y complementarias, Tecnos, Madrid, 1993, ps. 124 y ss.
(62) TAWIL, Guido, Administracin y justicia, T. II, Depalma, Buenos Aires, 1993, p. 318.
(63) TAWIL, G., Administracin..., cit., p. 319.
(64) TAWIL, G., Administracin..., cit., ps. 319, 320, 373 y ss.
(65) GORDILLO, Agustn, Tratado de derecho administrativo, 5 ed., T. 1-X, Fundacin de
Derecho Administrativo, Buenos Aires, 1998, ps. 35, 36 y 37.
(66) Como explicitar en puntos posteriores.
(67) Trib. Sup. Crdoba, "Miranda, Margarita v. Provincia de Crdoba, Cont. Adm.", sent.
32/97, jueces: Sesin, Tarditti, Lafranconi.
(68) DESDENTADO DAROCA, Eva, Los problemas del control judicial de la discrecionalidad
tcnica, Civitas, Madrid, 1997, ps. 87 y ss.
(69) Cap. I.II.3 y Cap. VI 1 a 6 y Cap. VII.
(70) Cm. Nac. Cont. Adm., sala III, "Platestiba", LL, 1992-B-181.
(71) Sentencia publicada en "BVerfGE", vol. 61, ps. 111 a 114.
(72) Sentencia citada por LPEZ MENUDO, F., El control judicial de la Administracin en la
Constitucin espaola, en Discrecionalidad Administrativa y control judicial, I Jornadas de Estudio del
Gabinete Jurdico de la Junta de Andaluca, Madrid, Civitas, 1996, p. 38.
(73) Cm. Civ. y Com. Esp. Capital, 21/6/1983, "Subterrneos de Buenos Aires S.E. v.
Fusetti de Turro" Ver Texto , ED, 105-575; TAWIL, G., Administracin..., cit., T. II, p. 400; GUSMN,
Alfredo, Fronteras del poder discrecional, LLC, 2002.
II. CONTENIDO DEL PRINCIPIO DE JURIDICIDAD EN LA EXPERIENCIA CONTEMPORNEA
34
Sabido es que con la nueva formulacin del principio de legalidad, la actividad administrativa
no slo se limita a ejecutar la ley, sino que tiene un poder normativo propio en virtud de la
actividad reglamentaria reconocido por la Constitucin. Asimismo, con la sujecin ampliada
al derecho, los principios generales, figuren o no en la Constitucin, conforman igualmente el
contexto jurdico aplicable a la realidad administrativa. A todo ello llamamos, hoy, juridicidad
o legalidad en sentido amplio.
Consecuentemente, la actividad administrativa puede relacionarse directamente con la
Constitucin, la ley, los reglamentos y los principios generales de derecho. Pero esta
vinculacin puede ser ms o menos intensa puesto que el mismo orden jurdico es quien
determina en qu materias la vinculacin a la norma es total y en qu materias es parcial o
relativa.
En la experiencia contempornea el principio de juridicidad debe asumir, entonces, un
contenido diverso. En algunos supuestos aparece condicionado de manera absoluta por el
precepto normativo concreto que establece expresamente la conducta administrativa debida.
En otros casos, el orden jurdico no determina un condicionamiento explcito, sino que slo
acta como lmite de la libre o discrecional actividad estatal.
Esta nueva concepcin de la juridicidad de la accin administrativa nos obliga a ser ms
prolijos en cuanto a la ubicacin correcta de lo discrecional. En otros tiempos, bastaba decir
que todo lo que no estaba previsto por la normatividad era discrecional. Hoy la situacin es
ms compleja, por cuanto la discrecionalidad no est "fuera" sino "dentro" del orden jurdico.
De all que sea de fundamental importancia examinar la primaca del ordenamiento en el
marco de la jerarqua normativa y las materias ms o menos intensamente vinculadas, para
saber en qu mbitos se mueve normalmente la discrecionalidad y cul es su capacidad de
crecimiento o restriccin.
Incluso, el anlisis de la pirmide constitucional adquiere un renovado inters para justificar
cmo, atento al actual sometimiento de la Administracin al orden jurdico, la
discrecionalidad no slo fluye de una norma autorizativa expresa, sino tambin de la misma
unicidad de la juridicidad, por medio de sus principios.
2. El principio de jerarqua normativa en la Constitucin
La vigencia del orden constitucional y sus principios inmanentes trasuntan una mutacin
esencial del ejercicio arbitrario del poder, por el obrar legtimo del aparato estatal sujeto a la
fuerza vinculante de la primaca jerrquica.
La Constitucin es quien establece y delimita la organizacin administrativa del Estado, los
derechos y deberes fundamentales, como los objetivos que se imponen para satisfacer los
intereses de la comunidad.
De all devienen las reglas supremas que la organizacin y la actividad administrativa deben
respetar, como la unidad del ordenamiento, caracterizado por su relacin internormativa
jerrquica.
En pases como el nuestro, la primaca de la Constitucin -cspide del orden jurdico vigentese debe entre otros motivos a la circunstancia de que configura un ordenamiento originario
estable, con garanta de perduracin, segn seala Snchez Agesta (74) . Pertenecen al
gnero de constituciones rgidas que, como dice Bidart Campos (75) , "despus de resumir
en un cuerpo sistemtico y unitario todas las normas supremas, las recubre de una garanta
de permanencia en cuanto su modificacin debe arbitrarse por un procedimiento distinto al
de reforma o derogacin de las leyes ordinarias. Es el poder constituyente formal el que tiene
exclusiva facultad para introducir enmiendas. El texto constitucional asegura de esta manera
su supremaca, negando a los poderes constituidos del Estado toda competencia para alterar
sus previsiones".
35
Por otra parte, constituye un sistema global del cual deriva el resto de las normas legales y
reglamentarias partiendo de lo general a lo particular. De tal manera, se resguarda el
principio de supremaca, al sustentarse los actos consecuentes en aquellos genricos que le
preceden jerrquicamente.
Esta preeminencia constitucional es formal y tambin sustantiva, por cuanto las normas que
en su consecuencia se dicten, no slo deben respetar el procedimiento de emisin formal
preceptuado por ella, sino tambin los principios, contenidos, objetivos y limitaciones en su
texto contenidos.
La Constitucin argentina, en sus arts. 1 Ver Texto , 28 Ver Texto y 31 Ver Texto , consagra
su jerarqua superior siguiendo el modelo americano. Tngase presente que la Constitucin
norteamericana de 1787 establece la supremaca en el art. 4, seccin 2, confiando a la
Justicia el cometido de resguardar su validez superior con relacin a las leyes que de ella
derivan.
Son entonces los jueces quienes deben aplicar primero la Constitucin por sobre las
normativas consecuentes, que podrn declararse inconstitucionales o inaplicables si
contradicen la Norma Fundamental.
Fue el afamado juez Marshall quien, conforme a lo establecido por la Constitucin, seal en
el caso "Marbury vs. Madison" que "la Constitucin es superior sobre todo acto ordinario del
legislador".
En 1920, con las reformas introducidas en 1929, el sistema austraco, ideado por Kelsen,
adopta el modelo americano con la significativa variante de que no todo juez puede declarar
la inaplicabilidad de la ley que viole la Constitucin sino slo su supremo "Tribunal
Constitucional". De tal manera, el citado control no se dispersa en los diversos rganos
judiciales sino que se nuclea en un centro de convergencia que no analiza la cuestin fctica
planteada, sino la abstracta validez lgico-jurdica de la norma legal respecto de la
Constitucin.
En definitiva, en el sistema referido, los tribunales ordinarios quedan vinculados
directamente a las leyes y a lo decidido por el Tribunal Constitucional. El sistema americano,
en cambio, se vincula directamente con la Constitucin, debiendo los jueces aplicarla en
forma efectiva (76) .
No obstante, quienes optaron por un Tribunal Constitucional, realizan ingentes esfuerzos
normativos para rescatar, en lo posible, el diseo americano.
En la Constitucin de Crdoba el principio de supremaca normativa ha sido expresamente
regulado por el art. 161 Ver Texto . Impone como ley suprema lo dispuesto por la
Constitucin y los tratados provinciales.
Ms adelante, agrega un precepto de fundamental importancia, no establecido expresamente
en la Constitucin Nacional, que obliga a la totalidad de los tribunales y juzgados de la
provincia a tutelar la efectiva vigencia del referido principio de supremaca normativa.
La prioritaria aplicacin de las normas ms elevadas piramidalmente, las hace preceder a las
inferiores, por lo que en caso de contradiccin entre ellas es menester seguir el criterio de
Marshall (77) , "escogiendo la subordinante y dejando de lado la subordinada".
Si bien los jueces no pueden de oficio declarar la inconstitucionalidad de una ley o acto al
margen de una litis concreta, nada empece a que en una controversia judicial puedan
declarar la inconstitucionalidad o inaplicabilidad de una norma particular o general, siempre
que stas incidan directamente en el caso sub examine. Ello al margen de si las partes lo
pidieron, ya que cobra relieve el precepto constitucional analizado y el principio iura novit
curia (78) .
36
37
38
Por ende, lo que fue tan discutido a nivel federal, dando lugar a posiciones encontradas de
prestigiosos juristas (86) , ha quedado esclarecido en el mbito provincial. Me refiero a la
posibilidad de crear rganos y entes descentralizados como facultad del Ejecutivo al margen
de los autorizados expresamente por el art. 75 Ver Texto de la Constitucin Nacional como
atribucin del Congreso.
Al respecto, las constituciones recientes han afirmado que es necesario una ley previa de
creacin y regulacin. Lo mismo sucede en Espaa, donde el art. 103.2 de la nueva
Constitucin dispone que "los rganos de la Administracin son creados, regidos y
coordinados de acuerdo a la ley".
Todo ello limita en grado sumo la pertinencia de los reglamentos autnomos en materia de
organizacin de la Administracin Pblica, por cuanto al asegurarse la reserva implcita de la
ley, al igual que el art. 75 Ver Texto , inc. 32, de la Constitucin Nacional (87) , es el
legislador quien puede reglar las materias expresamente indicadas por la Constitucin, como
tambin el resto de las no sealadas. Ello en razn de que al no existir expresa reserva
reglamentaria autnoma, la ley puede invadir cualquier zona, debiendo ceder la norma
dictada por el Ejecutivo, aun cuando esta ltima haya regulado su tradicional mbito
funcional (organizacin interna).
39
La operatividad del orden jurdico y la proliferacin de la actuacin del Estado han puesto en
crisis la concepcin dogmtica de la ley, desde una doble perspectiva. De una parte, la ley ya
no es el nico medio de expresin poltica de la sociedad, ya que el espacio de libertad no es
slo regulado por el legislador. De all surge la necesidad de utilizar nuevas herramientas de
carcter complementario a fin de resguardar el referido espacio de libertad.
En este marco, para Parejo Alfonso (88) adquieren significativa importancia: la eficacia
directa de la parte dogmtica de la Constitucin en lo que respecta a los derechos de los
ciudadanos, la potenciacin de los principios generales del derecho y el perfeccionamiento de
la tutela judicial con relacin al Estado.
De otro lado, es dable advertir que cada da adquiere ms vigencia la llamada teora de la
"esencialidad", segn la cual la ley se limita a regular slo los aspectos esenciales de cada
temtica o sector determinado. De tal modo en lugar de la vinculacin positiva de la
Administracin a la ley se impone la "direccin estratgica" de la legislacin (89) . Esta teora
implica en la praxis reconocer la potestad de la Administracin para emitir las reglas
generales de grado secundario, no atribuidas expresamente al Legislativo o no prenormadas
por este poder del Estado.
De tal modo, la Administracin no slo se limita a la simple ejecucin de la ley, sino tambin
a complementar en forma creativa, flexible y con mayor dinamismo, la funcin legislativa.
Consecuentemente, la discrecionalidad se acrecienta para buscar lo mejor para el inters
pblico.
40
una autorizacin legal en favor del gobierno diversa de los reglamentos delegados,
considerados como poderes reglamentarios de especial atribucin. Al contrario, se afirm que
los autnomos constituan un poder reglamentario de competencia ordinaria en favor del
Ejecutivo.
La Constitucin italiana, vigente a partir de 1948, ha continuado con esta disposicin legal,
aunque se hayan planteado algunas aparentes divergencias en el art. 97, que establece que
los organismos pblicos son organizados segn preceptos legales. En realidad, este
dispositivo significa que el legislador slo debe fijar las lneas directrices fundamentales,
dejando al Ejecutivo amplia facultad para implementar concretamente la organizacin
administrativa.
En Espaa, el art. 97 de la Constitucin atribuye al gobierno la referida potestad
reglamentaria destinada a actuar en el mbito interno de la Administracin, siempre que no
exista norma legal previa.
Esto concuerda con lo perceptuado por el art. 103.2, el cual establece que los rganos de
Administracin del Estado son creados y regulados conforme a la ley. Pero al igual que
sucedido en Italia, este enunciado no es interpretado en forma estricta. Se entiende que
ley debe mencionar slo las pautas generales del diseo organizativo, mientras que
actividad reglamentaria del Ejecutivo ha de precisarlas en forma concreta.
la
lo
la
la
41
misin de fijar las grandes lneas del esquema organizativo, mientras se le confiere implcita
y explcitamente al Ejecutivo su concrecin especfica.
En este aspecto, la Constitucin de Crdoba es clara y contundente. El art. 144 Ver Texto ,
inc. 1, establece: "El gobernador tiene las siguientes atribuciones y deberes: 1) es el jefe
del Estado provincial, al que representa, tiene a su cargo la administracin del mismo,
formula y dirige polticas y ejecuta las leyes" (92) . Los principios emergentes de este
precepto normativo armonizan plenamente con lo dispuesto por el art. 144 Ver Texto , incs.
18 y 19. El primero otorga al gobernador la atribucin-deber de organizar la Administracin
Pblica sobre la base de los principios incorporados en el art. 174 Ver Texto (eficacia,
eficiencia,
economicidad,
centralizacin
normativa,
descentralizacin
territorial,
desconcentracin operativa, jerarqua, coordinacin, imparcialidad, sujecin al orden jurdico
y publicidad de normas y actos) (93) .
Ello armoniza con el actual art. 76 Ver Texto de la Constitucin Nacional que
excepcionalmente permite la delegacin legislativa slo con relacin a dos materias
determinadas: a) de administracin y b) de emergencia pblica. Es obvio que dentro del
supuesto a) es posible la instrumentacin de la reforma administrativa cuyos lineamientos
generales deben partir del legislador.
Por el inc. 19 del artculo nombrado, compete al gobernador dirigir la reforma administrativa,
con el propsito de hacer ms eficiente y menos onerosa la Administracin.
Se advierte entonces, ntidamente, que el constituyente de hoy otorg celosamente al
legislador la facultad de diagramar la organizacin estatal con arreglo a las pautas fijadas por
la Constitucin. Dej en manos del administrador la facultad discrecional necesaria para
llevar adelante en su faz operativa los principios de reforma incorporados en la Constitucin y
esquematizados por la ley.
Es decir que en estos mbitos la reserva normativa relativa se impone, y se otorga gran
libertad operativa discrecional al Ejecutivo para que, apelando a la imaginacin creativa,
instrumente la reforma administrativa.
Consecuentemente, la intensidad con el orden jurdico es mnima, atento a la amplitud de
accin que tiene la Administracin para desarrollar eficazmente los principios rectores de la
Constitucin y las pautas orientadoras de la ley.
En definitiva, tanto en nuestro pas como en el extranjero la discrecionalidad es mayor
cuando se aplica al mbito de la organizacin funcional de la Administracin y a su actividad
prestacional.
En este contexto se hallan numerosas normas legales vagas y ambiguas (94) . Su razn
obedece a diversos motivos, desde la imprevisin hasta la voluntad consciente del legislador
de no querer resolver en el precepto normativo cuestiones que concentran intereses polticos
divergentes o cuya dilucidacin sea tcnicamente muy compleja. En ambos casos, por
diferentes razones, deja al administrador la facultad discrecional de apreciarlo y decidirlo.
En el supuesto de que el legislador no quiera comprometer su voluntad poltica en favor de
un sector determinado en aquellas cuestiones que convoquen a multiplicidad de intereses
discordantes, es posible que utilice la frmula normativa ambigua o haga una remisin al
administrador. La situacin conflictiva se remite entonces a otra esfera de poder.
Cuando la cuestin es demasiado compleja o hay que realizar estudios exhaustivos, por
carencia de medios apropiados, o por temor al equvoco, lo cierto es que tambin se le
confieren a la Administracin amplios porcentajes de discrecionalidad para que, a partir de la
necesaria infraestructura cientfica y tcnica, complete la temtica correspondiente.
Es decir que a mayor complejidad de la materia a regular, ms grandes resultan los espacios
de discrecionalidad delegados al administrador, cualquiera que fuera la fuente de la dificultad
(poltica, cientfica, tcnica, econmica, social, sociolgica, burocrtica, etc.).
42
(82) COVIELLO, Pedro, "La denominada zona de reserva...", cit., RDA, nro. 21/23,
Depalma, Buenos Aires 1996, ps. 16 y ss.
(83) WOLFF y BACHOF, Verwaltungsrecht..., cit., ps. 177 y ss.
(84) STEIN, E., Derecho poltico, Aguilar, Madrid, 1973, ps. 247 y ss.; RIVERO, J., Les
liberts publiques, PUF, 1973, ps. 176 y ss. Ver, asimismo, CASESE, Il sistema... cit., ps. 79 y ss.
(85) Art. 110 Ver Texto , inc. 39, Constitucin de Crdoba; art. 115 Ver Texto , inc. 4,
Constitucin de Santiago del Estero; art. 102 Ver Texto , inc. 16, Constitucin de Salta; art. 123 Ver
Texto , inc. 40, Constitucin de Jujuy; art. 139 Ver Texto , inc. 17, Constitucin de Ro Negro; art. 144
Ver Texto , inc. 22, Constitucin de San Luis.
(86) Ver, entre otros: MARIENHOFF, Tratado de derecho administrativo, T. I Ver Texto , ps.
382 y ss.; BIDART CAMPOS, Derecho constitucional, T. I, p. 760; SAYAGUS LASO, Tratado de derecho
administrativo, T. I, Montevideo, 1963, ps. 143 y ss.; VILLEGAS BASAVILBASO, B., Derecho
administrativo, T. II, Buenos Aires, 1949, ps. 311 y ss.
(87) GORDILLO, A., Tratado..., cit., T. I, ps. V-27 y V-35; DROMI, J. R., Manual..., cit., T. I,
ps. 75 y ss.; LINARES, J. F., Derecho..., cit., p. 72.
(88) PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar y juzgar..., cit., ps. 69 y ss.
(89) SNCHEZ MORN, M., Discrecionalidad administrativa y control judicial, Tecnos,
Madrid, 1995, ps. 55 y ss.; PAREJO ALFONSO, L., Crisis y renovacin en el derecho pblico, CEC, Madrid,
1991, ps. 53 y ss.
(90) LINARES, S., Derecho..., cit., ps. 59 y ss.; ALTAMIRA, P. G., Curso de derecho
administrativo, Depalma, Buenos Aires, 1971, p. 276; CASSAGNE, J. C., Derecho..., cit., T. I , ps. 118 y
ss.; MARIENHOFF, M. S., Tratado..., cit., T. I Ver Texto , ps. 249 y ss.
(91) Art. 144 Ver Texto , Constitucin de Crdoba; art. 168 Ver Texto , Constitucin de
San Luis; art. 181 Ver Texto , Constitucin de Ro Negro; art. 137 Ver Texto , Constitucin de Jujuy; art.
141 Ver Texto , Constitucin de Salta; art. 123 Ver Texto , Constitucin de La Rioja; art. 141 Ver Texto ,
Constitucin de Santiago del Estero.
(92) Al respecto ha manifestado el convencional de la Constituyente cordobesa Jorge
Gentile: "Otra frmula novedosa que se agrega [...] es la de `formular y dirigir las polticas. Sabemos
que en sentido lato, el gobernador es el jefe del gobierno provincial y es a l a quien le compete la tarea
de orientar las polticas del Estado provincial de acuerdo, por cierto, a la Constitucin y a las leyes que
en su consecuencia se dicten" (ver Constitucin provincial, debate parlamentario).
(93) En ese sentido ha manifestado el convencional constituyente de Crdoba, Jorge de la
Ra: "Para terminar con este marco global de lo que sern las pautas fundamentales de una gran
reforma administrativa en la provincia, se han estructurado una serie de normas de mejoramiento
tcnico en el mbito administrativo. Se han fijado pautas fundamentales respecto del procedimiento
administrativo, se han fijado reglas fundamentales del empleo pblico; se ha establecido como principio
el ingreso por concurso a la Administracin, se han fijado pautas a los organismos autrquicos y
empresas del Estado. Estamos convencidos de que las prximas legislaturas sern las que podrn sobre
estas pautas fundamentales encarar firmemente la reforma de la organizacin de una estructura
administrativa" (Debates Parlamentarios Constitucin de Crdoba).
(94) LEWIS, W., "Ethics and administrative discretion", Public Administration Review,
1943, ps. 10 y ss.
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44
45
De tal modo se reconocen los espacios libres de la discrecionalidad, pero siempre dentro del
extenso mundo del derecho.
46
47
Por otra parte, algunas de las modernas leyes de procedimiento administrativo que
comenzaron a proliferar a partir de la segunda mitad de los aos 70, adoptaron el pleno
sometimiento de la Administracin al "orden jurdico". Cabe mencionar, al respecto, la Ley de
Procedimiento Administrativo de Corrientes 3460, de fecha 22/11/1978, arts. 4 Ver Texto ,
inc. 5, y 124 Ver Texto . Otro tanto se puede decir de la ley de Formosa 971, de fecha
17/12/1980, arts. 113 Ver Texto y 114 Ver Texto . El Cdigo Procesal Administrativo de esta
ltima provincia (ley 584 Ver Texto , de fecha 20/1/1978) se adhiere a esta tendencia en el
art. 2. Lo mismo sucede en los cdigos de procedimiento administrativo de Mendoza (ley
3918/1973) en el art. 2 Ver Texto , inc. a; de Neuqun (ley 1305/1981) en su art. 2 Ver
Texto , inc. a, ap. 1; de La Rioja, de 1982, en el art. 2, inc. a; y de Entre Ros (ley
7061/1983) en su art. 2 Ver Texto , inc. a, y las nuevas normativas de la provincia de
Buenos Aires y de la Ciudad Autnoma.
48
Si la discrecionalidad ya no es aquello que est fuera del derecho sino que proviene del
propio orden jurdico en forma expresa o implcita, es indudable que concierne al juez
controlar si ese proceso de subsuncin se aplica en la especie, es decir si la discrecionalidad
deriva del orden jurdico y si ha respetado los lmites del mismo.
El control de los jueces termina al comprobar con el fondo de la cuestin que se ha elegido
una solucin correcta entre otras de igual condicin dentro del mundo jurdico. Por ello, en
lugar de hablar de tcnicas de control de la discrecionalidad se debera hablar de
metodologas de control de su "ejercicio", como se explicitar oportunamente.
El ncleo interno de lo discrecional presupone la existencia de varias alternativas igualmente
vlidas para el derecho, que no es dable al juez apreciar, valorar ni sustituir. Empero, s
puede constatar la existencia de las diferentes posibilidades de opcin y si se ha elegido una
de ellas, adems de verificar los dems aspectos y elementos reglados de la actividad
administrativa.
Como bien dice Igarta Salaverra (108) , el juez puede controlar la justificacin de la
decisin valorativa, no la valoracin misma.
Para Bacigalupo (109) , despus de hacer referencia a lo manisfestado por Tornos Ms, "el
derecho es al propio tiempo el presupuesto y el lmite de la competencia judicial de la
decisin", esgrime que "los jueces contencioso-administrtivos no estn legitimados -cuando
en normas legales o reglamentarias no hallan parmetros de control suficientes- para
fiscalizar la oportunidad (sino slo en todo caso la constitucionalidad y/o juridicidad) del
criterio de actuacin discrecional que, ante la ausencia de uno normativamente
predeterminado hubo de establecer por s misma la propia Administracin actuante".
Expresa didcticamente Barra (110) que en la "actividad discrecional el juez tambin deber
revisar -ya veremos con qu profundidad segn los casos- los elementos competencia,
causa, objeto, motivacin, procedimiento y finalidad. Es decir, el acto discrecional ser
invlido si emana de un rgano incompetente, o si se funda en un hecho inexistente o deja
de considerar el hecho relevante para tomar la decisin, o no considera la norma jurdica
conducente para el mismo fin, o resuelve lo imposible de cumplir, u omite seguir el
procedimiento debido, o carece de motivacin o presenta una motivacin ilgica, o persigue
un fin distinto que el autorizado por la norma que otorg la competencia al rgano emisor, o
se encuentra afectado en la necesaria relacin, que debe respetar entre medios y fines".
En este marco, el juez tambin debe hacer realidad los principios generales del derecho y los
preceptos aplicables de los tratados internacionales a los que nuestro pas se ha adherido
cuando controla la insercin de la discrecionalidad dentro de la juridicidad. De all que el
control debe ser amplio.
Aun en los casos de acciones de amparo el control sigue siendo de juridicidad (111) .
Como bien dice el juez Bujn en la causa "Marenco" (112) , "...ningn acto es totalmente
irrevisable por tener algn contenido discrecional; slo podr serlo en esa parte discrecional,
en aquello en que el funcionario puede emplear su propio criterio sin encontrarse obligado a
actuar de una forma determinada. Es decir que siempre existen lmites jurdicos a las
facultades discrecionales de la Administracin, y el juez para determinar si estos lmites han
sido violados o no, debe necesariamente revisar el acto; estos lmites a la discrecionalidad se
diferencian de las facultades regladas en que constituyen por lo general limitaciones ms o
menos elsticas, vagas, imprecisas, necesitadas de una investigacin de hecho en el caso
concreto a fin de determinar su transgresin".
En la misma causa seala el juez Coviello: "Coincido plenamente cuando sostiene que es un
contrasentido lgico hablar de irrevisibilidad de la actividad discrecional de la Administracin
Pblica, salvo arbitrariedad, puesto que para determinar la existencia de sta habr que
revisar el acto. Como lo sostuve in re `Edelmann Ver Texto , del 11/4/1997, no es que los
actos administrativos dictados en ejercicio de facultades discrecionales estn eximidos del
control judicial, sino, antes bien, significa que el alcance del control es ms limitado. Y ello es
49
lgico, en la medida en que el juez valorara la legalidad del acto a travs del control de sus
elementos..".
En los ltimos tiempos el debate doctrinario y jurisprudencial alemn (113) , asigna
importancia a conceptos como "sostenibilidad", "aceptabilidad", que significan "plausibilidad"
o, entre nosotros, "razonabilidad" de la decisin administrativa, segn el parmetro de quien
ha asumido la decisin. Esta metodologa importa superar el modelo tradicional sobre la base
de la revisin judicial de los particularizados vicios formales y sustanciales detectados. La
nueva metodologa propuesta comporta una visin global de la decisin administrativa,
entendida como clusula general, efectuando con control genrico sobre todo el iter
procedimental desarrollado por la Administracin en la actividad controlada. Es lo que en
Estados Unidos se denomina "deferencia administrativa".
En mi criterio es dable ejercitar tanto el control tradicional sobre la base de los vicios del acto
administrativo como el genrico aludido precedentemente, aun cuando se han ejercido
facultades discrecionales. Ello, por cuanto la Administracin ya no slo se subordina a los
precisos lmites de la ley sino a un orden jurdico ms amplio, como se explicit en los puntos
precedentes.
No obstante, ha menester recordar que sobre la base de la divisin de poderes, cuando el
juez controla el ejercicio de la discrecionalidad no reproduce en forma exacta el proceso
lgico desarrollado por la Administracin. El control judicial recae sobre una decisin
administrativa ya dictada. Consecuentemente, si existi un margen discrecional de libre
apreciacin a cargo de la Administracin ("ncleo interno" de lo discrecional), no incumbe al
juez revalorar y ponderar una eleccin ya realizada por la Administracin, pues ello implicara
"administrar", "sustituir" al rgano administrativo competente y "vulnerar" la divisin de
poderes.
El control judicial implica fiscalizar una ponderacin y una eleccin ya realizada, por lo que
debe respetar el poder exclusivo de valoracin otorgado a la Administracin, y slo controlar
cuando se sobrepasen los lmites del mismo. Aun cuando existan varias soluciones
aceptables o razonables, no corresponde al juez sustituir una por otra, sino slo controlar
que el criterio adoptado por la Administracin tenga su propio consenso y sustentabilidad en
el marco de la juridicidad. Ello quiere decir que quien controla no puede imponer su propio
punto de vista acerca de lo que es ms razonable, sino slo verificar si el iter lgico y la
ponderacin ya efectuada por la Administracin se ajusta a pautas objetivas aceptables, aun
cuando fueren opinables.
De all que el proceso lgico seguido por la Administracin y el juez no sea el mismo, ya que
aun cuando a este ltimo no le agrade el criterio adoptado por la Administracin discrecional,
debe no obstante respetarlo, cuando una vez efectuado el control advierta que, en el
consenso objetivo y en el marco de la juridicidad, la solucin es razonable.
Excepcionalmente, cuando en un supuesto concreto se comprobara, sin lugar a dudas, que
slo existe una solucin viable para el derecho, en los supuestos que la doctrina alemana
denomina de reduccin de la discrecionalidad auf null, sera posible como afirma Snchez
Morn (114) , por razones de economa procesal, que el juez declare en la sentencia el
derecho del interesado a una solucin determinada y condenara a sta a emitir el acto
respectivo.
50
DE
LA
JURIDICIDAD
COMO
la relacin referida,
de intereses de los
restrictiva. En este
que detalladamente
51
4. Preocupacin del sistema poltico por la prevencin del abuso del poder
La proyeccin de la discrecionalidad y sus efectos previsibles suscitan creciente inquietud en
los Estados Unidos, en relacin con el desenvolvimiento de los funcionarios administrativos
en la conformacin del inters pblico mediante el uso de esta modalidad de ejercicio de la
funcin pblica. En esencia, preocupa el abuso que puede traer aparejado el desempeo de
esta facultad. Por ello, en los ltimos aos ha proliferado una serie de leyes federales y
estatales con el objeto de prevenir y combatir las nuevas formas del abuso administrativo.
Por iniciativa del entonces presidente Reagan se dispuso un fuerte control sobre la actividad
normativa de los rganos administrativos y se elabor el Cdigo de tica adoptado por la
American Society of Public Administration (120) .
Son numerosos los estudios sobre la tica y la responsabilidad administrativa en el pas del
Norte (121) , que buscan los medios satisfactorios para castigar la corrupcin administrativa
y, sobre todo, para establecer una poltica preventiva unitaria en la materia y evitar el abuso
del poder.
Se habla a menudo de "tica de la observancia de las normas" y "tica de la
responsabilidad". Ellas tienden a prestar atencin a los estndares que orientan el ejercicio
de la discrecionalidad, las estructuras de incentivo externo e interno, el control del conflicto
de intereses que motiva la legislacin y la fiscalizacin ms rigurosa de la gestin y
responsabilidad profesional (122) .
Los nuevos vientos que soplan en los Estados Unidos pretenden mantener niveles elevados
de responsabilidad, mediante el fortalecimiento de la evaluacin permanente del personal, la
medicin del rendimiento de las estructuras estatales, la fiscalizacin de los programas
operativos y otros sistemas similares, para controlar las prerrogativas discrecionales del
management dirigencial. Lo mismo sucede en Italia con la sancin de la Ley de
Procedimiento Administrativo y derecho de acceso a los documentos administrativos (ley 241
52
53
El gobierno britnico, con la conformidad de los otros dos partidos, ha receptado algunas
propuestas de la Comisin, rescatando los valores esenciales del civil service: integridad,
imparcialidad poltica, objetividad, seleccin y promocin por mrito y responsabilidad.
Asimismo, procura establecer una nueva categora de funcionarios, la de Senior civil service
(directivos profesionales designados por riguroso concurso con absoluta imparcialidad
poltica), un nuevo manual y cdigos de conducta para las agencias descentralizadas, un
sistema de denuncias confidenciales en cada Ministerio y agencia a los fines de la prevencin
de la corrupcin.
Salvo la designacin en determinados cargos polticos sin estabilidad, el Informe propone la
realizacin de concursos pblicos y transparentes a fin de que ingresen los mejores en
funcin del inters objetivo de la organizacin estatal respectiva. La seleccin debe
practicarse por comisiones tcnicas con la participacin de miembros independientes. Estos
principios, entre otros, se incorporan a un cdigo de procedimiento especfico para los
nombramientos en cargos pblicos. Se prev tambin un riguroso procedimiento disciplinario
a fin de preservar los referidos standards de conducta asegurando su fiel cumplimiento.
La decisin de priorizar la funcin directiva en la organizacin administrativa mediante la
contratacin por concurso de profesionales altamente capacitados que se hagan responsables
por su gestin y el logro de objetivos, es tambin compartida por otros importantes pases
europeos como Francia, Italia y Holanda.
En Espaa, el Proyecto de Estatuto Bsico de la Funcin Pblica incorpora importantes
principios ticos del servicio pblico en forma de valores: integridad, transparencia en la
gestin, receptividad, competencia profesional, servicio a los ciudadanos, neutralidad e
imparcialidad (art. 7). Pautas similares ha adoptado la Carta Deontolgica del Servicio
Pblico.
Gran relevancia tiene la Convencin Interamericana contra la Corrupcin del ao 1996,
aprobada en nuestro pas por ley 24759 Ver Texto (128) . Esta normativa de carcter
supranacional tiene un mbito de aplicacin vinculado con el derecho penal y con el derecho
pblico. En este ltimo aspecto los rganos de control jerarquizado deben orientar su
accionar en los siguientes temas: a) formulacin y cumplimiento de normas de conductas
que recaen sobre los funcionarios pblicos; b) capacitacin del personal profundizando sus
responsabilidades; c) confeccin de declaraciones juradas patrimoniales; d) perfeccin de los
instrumentos para la compra de bienes y prestacin de servicios que debe realizar la
Administracin Pblica; e) rediseo de eficientes sistemas de control de la percepcin y
erogacin de los fondos pblicos; f) proteccin a quien denuncia actos de corrupcin; g)
intensificacin de los mecanismos de control estatal integral; h) estimular la participacin de
los administrados para combatir la corrupcin.
De gran importancia reviste en la Argentina la Ley de tica Pblica 25188 Ver Texto de 1999
(reformada por decreto 862/2001 Ver Texto y reglamentada por decretos 164/1999 Ver
Texto y 808/2000 Ver Texto ) que cumplimenta lo dispuesto por el art. 36 Ver Texto CN).
Se propicia que quien desempee funciones pblicas adopte, entre otros, los siguientes
comportamientos: a) cumplir y hacer cumplir la Constitucin, las leyes y reglamentos que
defiendan el sistema democrtico y republicano de gobierno; b) observar y respetar los
principios y pautas ticas establecidas en la ley: honestidad, probidad, rectitud, buena fe y
austeridad republicana; c) velar en todos sus actos por los intereses del Estado, orientados a
la satisfaccin del bienestar general, privilegiando de esa manera el inters pblico sobre el
particular; d) no recibir ningn beneficio personal indebido vinculado con la realizacin,
retardo u omisin de un acto inherente a sus funciones, ni imponer condiciones especiales
que deriven de ello; e) fundar sus actos y mostrar la mayor transparencia en las decisiones
adoptadas sin restringir informacin, a menos que una norma o el inters pblico claramente
lo exijan; f) proteger y conservar la propiedad del Estado y slo emplear sus bienes con los
fines autorizados; g) abstenerse de utilizar las instalaciones y servicios del Estado para su
beneficio particular o para el de sus familiares, allegados o personas ajenas a la funcin
oficial, a fin de promover algn producto, servicio o empresa; h) observar en los
procedimientos de contrataciones pblicas en los que intervengan, los principios de
publicidad, igualdad, concurrencia y razonabilidad; i) abstenerse de intervenir en todo asunto
respecto del cual se encuentre comprendido en alguna de las causales de excusacin
54
55
Utpica e inocente pretensin la de ciertas posturas del Estado de Derecho que procuraron
regular detalladamente la totalidad de la actividad administrativa. Tenan por objeto eliminar
por completo la funcin poltica de los rganos superiores de la Administracin, as como
todo tipo de discrecionalidad.
Como qued explicitado anteriormente, el moderno principio de juridicidad no implica
desconocer la discrecionalidad sino ubicarla dentro del contexto de derecho. De tal manera
se respetan los momentos "libres"o la "esencia pura" de lo discrecional, siempre que se
adecue a los lineamientos, directrices y lmites correspondientes.
De all que cuando las modernas constituciones provinciales y extranjeras garantizan la
plenitud del control judicial de la actividad administrativa, esto deba ser entendido como
fiscalizacin de la juridicidad del accionar estatal, pero sin desconocimiento de la
discrecionalidad.
La sujecin de la actividad administrativa al orden jurdico no significa, entonces, que la
Administracin acte rigurosamente presionada por la normativa jurdica. La proteica
realidad administrativa impide el estatismo normativo y el detallismo a ultranza. La
satisfaccin del inters pblico como deber de la Administracin requiere de instrumentos
idneos y suficientemente flexibles.
El principio de juridicidad, en el marco del actual Estado de Derecho, concibe, incluso, que la
misma ley pueda ser fuente autoritativa de una facultad discrecional. Esto constituye una
necesidad objetiva que bien conoce el legislador y que obligadamente debe delegar al
administrador para que complete el contenido de la legislacin.
Otras veces, el propio orden jurdico, explcita o implcitamente, otorga cierta capacidad de
iniciativa para que la Administracin discrecionalmente satisfaga el inters pblico
concretizado. Siempre, claro est, que se adecue a los lineamientos orientativos, los lmites y
la finalidad de la norma o del principio que lo autorice.
La determinacin casustica y concreta de la finalidad establecida por el orden jurdico, por la
cual la Administracin opta entre varias soluciones posibles, por la que, a su criterio, mejor
satisfaga al inters pblico, constituye la sustancia de la discrecionalidad.
El objetivo de una constitucin consecuente con un moderno Estado de Derecho, requiere
que su Administracin Pblica d respuestas adecuadas a las acuciantes necesidades. Para
ello debe reconocer la existencia de una discrecionalidad razonable. De lo contrario, el
excesivo legalismo y reglamentarismo que caracteriza las organizaciones contemporneas,
corre el riesgo de paralizar y anular la inteligencia de sus funcionarios, quienes en lugar de
avanzar se pierden en la confusa interpretacin de la maraa normativa.
Esta bsqueda de nuevos instrumentos de agilidad y eficiencia significan una discreta
libertad operativa. Los lineamientos polticos superiores deben estar claramente establecidos
por el orden jurdico de que se trate; lo dems, en especial su concrecin efectiva en la
56
Que el principio general sea reglado o discrecional depende del punto de vista desde el cual
se analice la cuestin.
Una perspectiva eminentemente prctica advierte que a principios del siglo XX el empleo de
la discrecionalidad era mayoritario (134) .
En la realidad actual, el signo de los tiempos est marcado por la cuantificacin del
panorama legislativo y reglamentario. Esto determina que lo discrecional quede relegado en
un segundo plano. A pesar de esto, y prospectivamente, pienso que tiende a incrementarse.
Desde un punto de vista jurdico, calificada doctrina (135) sostiene que el principio general
es el desenvolvimiento de la actividad administrativa en forma discrecional. Otros, en
cambio, piensan que en nuestro Estado de Derecho la pauta se presume reglada, salvo
norma expresa en contrario (136) .
Sin embargo, estimo que el principio general no es uno ni otro. Tanto lo reglado como lo
discrecional conviven recprocamente en una relacin jurdico-pblica impregnada de
momentos vinculados y discrecionales.
Si bien tanto lo reglado como lo discrecional forman parte de la juridicidad, sin embargo, su
diferenciacin es a veces fundamental para medir el grado de libertad de la Administracin.
Esto es, saber cul es el mbito de accin de un funcionario, hasta dnde puede llegar, si
existen una o varias alternativas vlidas, si puede optar por una de ellas o no. Pinsese, por
ejemplo, en la descentralizacin administrativa, a partir de la cual se confieren al inferior un
57
(103) CLAVERO ARVALO, M. F., "La doctrina...", cit., Rev. Adm. Pbl. Espaola, nro. 7, p.
Discrecionalidad
tcnica,
motivacin
control
58
(111) ARRABAL DE CANALS, O., "La accin de amparo frente al quehacer discrecional de la
Administracin", RAP - Ciencias de la Administracin, nro. 245, febrero 1999, p. 21.
(112) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., 16/4/1998, "Marenco v. Estado nacional" Ver Texto .
(113) MARTINI SERENELLA, Discrezionalit Ammnistrativa e Sindacato Giurisdizionale nell
Esperienza Giuridica, TEDESCA, Luis, Libera Universita Internazionale degli Studi Sociali, La
Discrezionalit Amministrativa: Profili Comparati, Giuffr, Milano, 1997, ps. 26, 27.
(114) SNCHEZ MORN, M., "Siete tesis sobre el control judicial de la discrecionalidad
administrativa", en Cuadernos de Derecho Judicial, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1994, ps.
161 y ss.
(115) BENVENUTI, F., "Ecceso di potere amministrativo per vizio della funzione", Rass. Dir.
Pubbl., 1950, ps. 26 y s.; BOBBIO, N., Teoria dellordinamento, Torino, 1960, ps. 92 y ss.; TARELLO, "Il
diritto come ordinamento", en Atti del X Congreso Internazionale della Societ Italiana di Filosofia
Politica e Giuridica, Milano, 1976, p. 80.
(116) GIANNINI, Diritto..., cit., Vol. I, p. 83.
(117) El programa de desarrollo de las Naciones Unidas incluy esta materia que comenz
a ser objeto de numerosas conferencias internacionales (Manila, 1979; Sussex, 1971; Tampere, 1976) e
importantes estudios, especialmente en los pases desarrollados. PALAZZO, SESIN y ROLN LEMBEYE,
La transformacin del Estado, Depalma, Buenos Aires, 1992, ps. 3 y ss.
(118) MASUCCI, A., "Laccordo nellazione amminitrativa", Formez, Quaderni Regionali,
Roma, 1988, nro. 51, ps. 9 y ss.
(119) GORDILLO, A. Problemas del control de la Administracin Pblica en Amrica latina,
Cuadernos Civitas, Madrid, 1981, ps. 106 y ss.
(120) MORGAN, D., "Varieties of adminitrative abuse some reflections on ethics and
discretion", Administration Society Sage Publication, 1988, ps. 267 y ss.
(121) THOMPSON, D., "The responsibility of adminitrative ethics", Public Administration
Rev., septiembre de 1985, nro. 45, ps. 555 y ss.; CHANDLER, "The problem of moral reasoning in
American Public Administration", Public Admin. Rev., enero de 1983, nro. 43, ps. 32 y ss.
(122) WENER, F., "New directions in the study of administrative corruption", Public
Administration Rev., marzo de 1983, nro. 43, ps. 146 y ss.
(123) RODRGUEZ ARANA MUOZ, Jaime, tica en la Administracin Pblica, Escuela
Gallega de Administracin Pblica, Santiago de Compostela, 1995, ps. 56 y ss.
(124) COMADIRA, Julio, "La regulacin de la tica pblica", Rev. Der. Pbl., RubinzalCulzoni, 2002, "La emergencia econmica II parte", p. 596; tambin del mismo autor el libro Derecho
administrativo, LexisNexis-Depalma, Buenos Aires, 2003, ps. 577 y ss.
(125) IVANEGA, Miriam M., Mecanismos de control pblico y argumentaciones de
responsabilidad, baco, Buenos Aires, 2003, ps. 234 y ss.
(126) GRONDONA, Mariano, Corrupcin, Planeta, Buenos Aires, 1993, ps. 8 y ss.
(127) Standards in Public Life. First Report of the Commitee o Standards in Public Life, vol.
I, Report. 1995, p. 83.
(128) GORDILLO, A., Tratado..., cit., T. I, ps. XVI-1 y ss.; del mismo autor, "Un corte
transversal al derecho administrativo: La Convencin Interamericana contra la Corrupcin", LL, 1997-E1091; MORELLO, A. M., "La clusula tica de la Constitucin Nacional -art. 36 Ver Texto in fine-:
aspectos de derecho penal y procesal. La lucha contra la corrupcin. Aspectos procesales", en Anales de
la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales, vol. LXIII-36-45, p. 46; IVANEGA, Miriam,
"Reflexiones acerca de la tica y de la funcin pblica", ED, 174-987; COMADIRA, J., La regulacin...,
cit., ps. 595 a 643; PAJARES GMEZ, Gustavo, Boletn de control CGRP, nro. 10, junio-julio 1997;
PANETTA, Marisa, "mbito de aplicacin de las normas anticorrupcin", RDA, LexisNexis-Depalma,
Buenos Aires, 2000, ao 14, ps. 425 y ss.
(129) Procuracin del Tesoro de la Nacin, Dictmenes, 227:240, citado por IVANEGA, M.
M., Mecanismos de control..., cit., p. 244.
(130) LACEY, N., "The Jurisprudence o Discretion: Escaping the Legal Paradigm", en
HAWKINS, K. (dir.), The Uses of Discretions, Oxford, 1992, p. 382.
(131) FRAS, Pedro J., "tica y seguridad jurdica", Rev. Notarial, Colegio de Escribanos de
la Provincia de Crdoba, vol. 73, ps. 47 y ss.
(132) RODRGUEZ ARANA MUOZ, J., "La tica en la modernizacin", RDA, Depalma,
Buenos Aires, 1999, ps. 266 y ss.
(133) LAUN, "Le pouvoir discrtionnaire", Annuaire..., cit., ps. 133 a 140.
(134) CABALLERO, J. M., "Lo discrecional y lo reglado", Revista de los Tribunales, nro.
XXXV, 1901, ps. 242 y ss.
59
(135) GIANNINI, Diritto..., cit., Vol. I, p. 485; GASPARRI, P., "Considerazioni sulla
discrezionalit amministrativa", en Studi Cagliari, 1946, ps. 10 y ss.; WALINE, J., Droit administratif,
Paris, 1963, 9 ed., p. 450; BENVENUTI, F., Ecceso..., cit., RDP, p. 308; ZANOBINI, G., Curso de derecho
administrativo, T. I, Aray, Buenos Aires, 1954, p. 24.
(136) LINARES, S., Derecho..., cit., p. 183.
60
el rgano administrativo poda decidir sin sujecin a normas expresas, y defina este poder
discrecional como el conjunto de facultades que la autoridad ejerce obrando libremente, o
sea, sin que ninguna regla de derecho le trace la conducta a seguir en cada caso.
Sobre estas premisas se elaboraron los presupuestos liminares de lo contenciosoadministrativo, cuya materia se individualiza a partir de la vulneracin de una situacin
jurdico-subjetiva administrativa, tutelada por una norma jurdica establecida con
anterioridad en favor del impugnante. Era la actividad administrativa reglada, entonces, la
que slo poda ser objeto del control jurisdiccional.
De tal manera, en sus orgenes, el ingreso en la revisin era sumamente limitado, porque
incluso bastaba que el acto administrativo tuviera un mnimun de discrecionalidad para
convertirlo en "acto discrecional" y, consecuentemente, excluirlo del control judicial.
61
Los arrts "Enjalbert", del 25/7/1820, y "Landrn", del 4/5/1826, marcan un nuevo rumbo.
En ambos se discuten problemas de competencia de la autoridad administrativa para la
demolicin de obras. Pero por primera vez se anulan actos de pura administracin que
anteriormente eran totalmente excluidos del contencioso.
ste es el nacimiento del famoso recurso de exceso de poder cuyo propsito es la legalidad
jurdica objetiva: pretende la invalidacin del acto, al margen de las cuestiones de fondo y
los derechos en discusin.
Este recurso fue calificado de extraordinario por oposicin al de plena jurisdiccin (140) .
La lnea evolutiva del recurso de exceso de poder, con el propsito de controlar la actividad
administrativa discrecional proveniente tanto de los actos de imperio como de gestin o pura
administracin, parte de la fiscalizacin de los vicios de competencia. Sigue con las formas
impuestas y contina con la desviacin de poder que concierne a la finalidad del acto. Ms
tarde se extiende al recurso de violacin de ley. Por ltimo, el remedio extraordinario se
transforma en una impugnacin considerada ordinaria, consolidndose de tal manera un
eficaz instrumento del control de legalidad (141) .
El denominado dtournement de pouvoir, con diversas interpretaciones jurisprudenciales y la
institucionalizacin de procedimientos administrativos no contenciosos, fue adoptado en
Inglaterra y en los Estados Unidos. Igual circunstancia se dio en Alemania con la creacin de
los tribunales administrativos, y en Italia con las atribuciones otorgadas al Consejo de Estado
(142) .
Ms all de las originarias imprecisiones terminolgicas que importaba el vicio de
incompetencia, los conceptos de abuso o desviacin de poder, extralimitacin de facultades y
otras variantes anlogas, sintetizaban en el uso jurisprudencial la invasin de funciones.
Despus, se llega a precisar que la desviacin de poder tiene una significacin diversa en
cuanto alude al vicio que pueda tener el fin del acto sujeto a control.
A pesar de la confusin en el lenguaje jurdico adoptado, este importante avance signific
una sustantiva morigeracin de la rigurosidad con que se interpretaba la excepcin de
incompetencia de jurisdiccin fundada en la discrecionalidad del obrar administrativo. En
efecto, se comienza a rechazar la excepcin cuando se discuten vicios en la competencia,
forma y procedimiento, aun derivados del ejercicio de potestades discrecionales.
Anteriormente, la presencia de un pequeo margen de libertad en cualquier elemento del
acto, bastaba para que la Administracin alegara en su defensa la incompetencia del tribunal,
y ste resolviera hacer lugar, porque la cuestin se impregnaba -en bloque- de
discrecionalidad.
En definitiva, esta nueva orientacin va resquebrajando el excesivo formalismo y el duro
enfrentamiento entre lo discrecional y lo reglado, para proyectar gradualmente una armnica
convivencia entre ambos y una sustantiva ampliacin del control judicial.
62
63
Tal distincin era importante en Italia para justificar la revisin judicial por los tribunales
ordinarios o la intervencin de la jurisdiccin administrativa por medio del Consejo de
Estado. Por ello, Virga (150) sostuvo que cuando el particular es afectado por la conducta
administrativa derivada de una facultad discrecional ejercida irregularmente, corresponde su
revisin ante la jurisdiccin administrativa, en razn del inters legtimo en juego. Al
contrario, cuando lo que se esgrime es un derecho subjetivo consecuente de la violacin de
una actividad reglada, la jurisdiccin ordinaria se impone.
Empero, al margen de estas diversas corrientes del derecho, expresar que no hay actividad
reglada sino facultad discrecional cuando no existe derecho subjetivo, no tiene razn de ser
en el ordenamiento contemporneo. En efecto: por una parte es sabido que la actividad
reglada o vinculada no siempre reconoce la presencia de un derecho subjetivo, sino que
tambin puede contemplar un inters legtimo, colectivo o simple; incluso, es posible que
establezca una norma autoritativa de discrecionalidad. Es decir que lo reglado o vinculado no
siempre importa la existencia de un derecho subjetivo.
Por otra parte, la violacin de un derecho subjetivo bien puede relacionarse con el irregular
desempeo de una facultad discrecional. As, por ejemplo, cuando se dispone el traslado de
un agente administrativo por razones de inters pblico, existe un incorrecto ejercicio de la
discrecionalidad si se prueba que el motivo real de la medida fue la enemistad manifiesta del
superior jerrquico. De esto se advierte que el derecho subjetivo y la discrecionalidad "a
veces" se vinculan en la realidad administrativa.
En definitiva, cada concepto debe ser correctamente ubicado en su lugar porque diversas
pueden ser las consecuencias emergentes. La referida confusin forma parte del pasado, aun
cuando la variada realidad de la accin administrativa haga coincidir, en la actualidad,
algunos supuestos de la relacin prementada (ampliar en puntos siguientes).
64
Sin embargo, no bastaba excluir la discrecionalidad, sino que para evitar incorrectas
interpretaciones sobre su identidad prctica, la reglamentacin de la "Ley de Santamara"
consagr el tan discutido "mtodo de lista" que haca referencia a variadas materias de
naturaleza discrecional.
As, seala que corresponde a la potestad discrecional:
"1) Las cuestiones que, por la naturaleza de los actos de que nazcan o de la materia sobre
que versen, pertenezcan al orden poltico o de gobierno, o afecten a la organizacin del
ejrcito o de los servicios generales del Estado, y las disposiciones de carcter general
relativas a la salud e higiene pblicas, al orden pblico y a la defensa del territorio, sin
perjuicio del derecho a las indemnizaciones a que puedan dar lugar tales disposiciones.
"2) Las resoluciones denegatorias de concesiones de toda especie que se soliciten de la
Administracin, salvo lo dispuesto en contrario por leyes especiales.
"3) Las que niegan o regulan las gratificaciones o emolumentos no prefijados por una ley o
reglamento, a los funcionarios pblicos que presten servicios especiales".
La confusin de la discrecionalidad con los actos polticos o de gobierno, la amplitud
impuesta a su materia, caracterizaron en esencia al incipiente tratamiento de lo discrecional
en el sistema espaol.
Segn ya se dijo supra, significativa influencia tuvo esta ley en los cdigos contenciosoadministrativos de nuestro pas que comenzaron a proliferar en los primeros aos del siglo
XX.
As, el Cdigo Contencioso-administrativo de la provincia de Buenos Aires de 1905 dispone
en su art. 29, inc. 1, que "la Suprema Corte desechar in limine, toda demanda que verse:
1) sobre cuestiones en que la autoridad administrativa haya procedido en ejercicio de sus
facultades discrecionales [...]".
Similares disposiciones fueron incorporadas en el Cdigo de Salta de 1908 (art. 27) y de
Procedimientos Civiles de San Luis ley 310, de 1942 (art. 495).
El primer Cdigo Contencioso-administrativo de Crdoba, ley 3897 , de 1941, establece que
no corresponde la va contencioso-administrativa contra los actos de gobierno que importen
el ejercicio de un poder poltico o poder discrecional (art. 3 , inc. a); y contra las
disposiciones relativas al orden pblico, salud e higiene de la poblacin, salvo los casos de
exceso de poder (art. 3 , inc. c).
El Cdigo de La Rioja de 1947 (ley 1005) establece en su art. 14 Ver Texto que no
corresponde el contencioso contra los actos puramente discrecionales y de discrecionalidad
tcnica.
Siguiendo esta ltima orientacin, los cdigos de Jujuy de 1948 (ley 1005 ) y el de Santiago
del Estero de 1953 (ley 2297 ) disponen que esta va judicial no es procedente contra las
decisiones puramente discrecionales y de discrecionalidad tcnica, salvo el recurso de
anulacin por incompetencia o violacin de las formas sustanciales. Los cdigos de Santa Fe
de 1951 (ley 4106 ), del Chaco de 1967 (ley 848 Ver Texto ), de Misiones de 1960 (ley 51 ) y
de Catamarca de 1971 (ley 2403 ), siguen este modelo.
Es indudable tambin la influencia francesa en estos ltimos ordenamientos, por la recepcin
paulatina de la jurisprudencia del Consejo de Estado.
El amplio horizonte de lo discrecional abarcaba aquellas materias relacionadas con la polica
administrativa en general, ciertos mbitos del poder disciplinario, la organizacin de los
servicios pblicos, el otorgamiento de permisos, autorizaciones y concesiones
administrativas, la atribucin y el retiro de la personera jurdica, etc.
65
66
67
italiana de 1990 y la espaola de 1992 -tambin herederas de esta orientacin- son las ms
recientes.
La nocin de poder discrecional se va liberando de complejas interpretaciones dogmticas
para introducirse en una concepcin ms bien cientfica. El anlisis del ncleo o esencia de lo
discrecional, relacionado con la valoracin poltica o la oportunidad de la medida, tiene por
objeto descubrir el momento decisional administrativo y adaptarlo a la mutable realidad de
los rganos estatales. Se trata de ver el poder dentro del fenmeno discrecional,
desligndolo de la concepcin civilista que se adhiere a las valoraciones psicolgicas.
En este sentido, el Consejo de Estado francs (163) sealaba que "la discrecionalidad se
refiere siempre a estimaciones fundadas en el inters pblico y es, por tanto, un carcter que
se relaciona al tema de la motivacin de los actos administrativos".
Algunos creyeron ver en el sentido etimolgico de la palabra "discrecional" o "poder
discrecional", como se denominaba en sus orgenes, la verdadera naturaleza del instituto. La
antigua doctrina francesa no utilizaba esta terminologa sino que se refera a un poder propio
de la Administracin activa (164) .
Foucart (165) comienza a llamar poder discrecional a aquella valoracin de intereses que
nada tiene que ver con los derechos de los administrados. Posteriormente, se habla de actos
de administracin pura o actos discrecionales (doctrina francesa sucesiva) (166) .
Anloga terminologa se utiliza tambin en Italia (167) , Alemania (168) , Espaa (169) .
En sentido estricto, "discrecionalidad" deriva del latn discernere, que significa "distinguir",
"separar mentalmente". De ah proviene cerno y certus, que implican la actividad de quien
selecciona conociendo, es decir, de quien sabe lo que elige (170) . Por ello, en sentido
jurdico-sustantivo se la ha considerado como una libertad de accin o eleccin de conductas
posibles dentro de un orden jurdico dado. La criticada expresin "poder discrecional" alude a
una libertad "libre", esto es, desprovista de lmites, a diferencia de la nocin actual, que la
considera como derivacin ineludible del Estado de Derecho y de su estructura jurdica.
En realidad, es la interpretacin de los juristas la que establece el verdadero significado y
alcance de lo discrecional ms all de su estricta significacin etimolgica.
Debe quedar en claro que en el derecho actual todo estudio de la discrecionalidad ha de
partir de la funcin administrativa. Donde ella existe, cualquiera que fuera el mbito pblico
o privado en que acte, hay un margen variable de libertad que particulariza el fenmeno
discrecional.
68
en
de
en
no
Como expresa De Laubadre (173) , esta tipologa de actos, cuya nocin era diferente de la
de poder discrecional, no admita ninguna crtica respecto de su legalidad. Su rgimen de
inmunidad jurisdiccional era el mismo que el de los actos de gobierno.
En el mismo sentido, sostiene Fiorini (174) que en el Estado de Derecho no existen actos
discrecionales sino actividades discrecionales que configuran slo momentos especiales
anteriores a la manifestacin exterior del acto administrativo. Los diversos pasos
procedimentales, como precedentes necesarios del acto administrativo, deben tener en
cuenta todas las circunstancias e intereses implicados como presupuestos condicionantes del
fin que deben perseguir.
Esta superacin del concepto de acto discrecional fue elogiosamente acogida por la Ley de la
Jurisdiccin Contencioso-administrativa espaola de 1956, en cuya exposicin de motivos
recoge aquel aporte doctrinal:
"Al relacionar los actos excluidos de la fiscalizacin contencioso-administrativa, la ley no
menciona los actos discrecionales. La razn estriba en que, como la misma jurisprudencia ha
proclamado, la discrecionalidad no puede referirse a la totalidad de los elementos de un acto,
o de un acto en bloque [...]. La discrecionalidad, por el contrario, ha de referirse siempre a
alguno o algunos de los elementos del acto, con lo que es evidente la admisibilidad de la
impugnacin jurisdiccional en cuanto a los dems elementos".
Ha sostenido la jurisprudencia espaola que "a pesar de tratarse del ejercicio de facultades
discrecionales, los actos administrativos que se basen en el uso de ellas tambin son
recurribles jurisdiccionalmente, ya que el art. 40 de la ley del 27 de diciembre de 1956 no los
excluye del mbito de ste, ni el art. 82 de la misma estima inadmisibles las acciones que
contra ellos se deduzcan [...], donde se consigna que la discrecionalidad no puede referirse a
la totalidad de los elementos de un acto" (175) .
Tambin ha sealado, para consolidar este criterio, que aun antes de la ley se haba
consagrado que "no hay actos reglados ni discrecionales cualitativamente diferenciales, sino
slo actos en los que la discrecionalidad est cuantitativamente ms acentuada que la
regulacin y a la inversa" (176) .
La negacin de la existencia del acto discrecional ha implicado un importante avance en el
mbito del control judicial de la actividad administrativa. Ello ha generado la flexibilizacin
del requisito del ejercicio de "facultades regladas" para admitir la impugnacin de los actos
administrativos.
En este sentido se ha explayado claramente la jurisprudencia:
"[...] pues mientras hubo un tiempo en que se estimaba bastante fiscalizar la postestad
reglada de la Administracin, para considerar al particular a salvo del actuar arbitrario de la
autoridad, con pleno desarrollo del recurso subjetivo, el sistema se fue extendiendo, pasando
al recurso objetivo, en el que no se discuta la lesin a un derecho particular, sino la legalidad
del acto administrativo, es decir, si ste haba violado alguna regla jurdica; pero no obstante
tal fiscalizacin, el control jurisdiccional no poda entrar en juego cuando se ejercitaba alguna
facultad discrecional, pues todo cuanto hubiese sido normado anteriormente no poda ser
materia de impugnacin y, por ello, al seguir avanzando en su evolucin el derecho, se lleg
a una nueva etapa en que ya fue posible discutir si los actos administrativos no reglados
haban cumplido su fin legal, precisando si la actuacin discrecional del rgano pblico
pudiera considerarse vlida" (177) .
Sin embargo, el anlisis literal de la norma espaola, en cuanto habla de elementos reglados
y elementos discrecionales, suscita algunas preocupaciones doctrinales. En efecto, Prez
69
Olea (178) manifiesta que la ley "lo nico que dice es que el acto administrativo discrecional
no est ya exento de revisin per se; admite taxativamente la revisin de sus elementos
reglados; y calla cuidadosamente en cuanto a la revisibilidad de los elementos discrecionales.
Si los actos administrativos discrecionales son susceptibles de impugnacin contenciosa,
queda fuera de toda duda; pero ello no supone, al menos en la letra de la ley, que
automticamente quede ampliada la facultad de revisin por los tribunales incluso a los
elementos discrecionales, esto es, a la manifestacin autntica del ejercicio de la
discrecionalidad".
Las citadas divergencias doctrinarias en el derecho espaol han sido morigeradas en la
actualidad con motivo de la moderna ley 29/1998 (14/7/1998), reguladora de la jurisdiccin
contencioso-administrativa. En su exposicin de motivos, contempla implcitamente la
problemtica de la discrecionalidad cuando hace referencia a los nuevos principios que han
de guiar los actos polticos, de gobierno o de direccin poltica. Al respecto, expresa que:
"...la ley no recoge ya, entre otras exclusiones, la relativa a los llamados actos polticos del
gobierno, a que se refera la ley de 1956. Sobre este ltimo aspecto conviene hacer alguna
precisin. La ley parte del sometimiento pleno de los poderes pblicos al ordenamiento
jurdico, verdadera clusula regia del Estado de Derecho. Semejante principio es
incompatible con el reconocimiento de cualquier categora genrica de actos de autoridad
-llmense actos polticos, de gobierno, o de direccin poltica- excluida per se del control
jurisdiccional. Sera ciertamente un contrasentido que una ley que pretende adecuar el
rgimen legal de la jurisdiccin contencioso-administrtiva a la letra y al espritu de la
Constitucin, llvase a cabo la introduccin de toda una esfera de actuacin gubernamental
inmune al derecho. En realidad, el propio concepto de acto poltico se halla hoy en franca
retirada en el derecho pblico europeo. Los intentos encaminados a mantenerlo, ya sea
delimitando genricamente un mbito en la actuacin del poder regido slo por el derecho
constitucional, y exento del control de la jurisdiccin contencioso-administrativa, ya sea
estableciendo una lista de supuestos excluidos del control judicial, resultan inadmisibles en
un Estado de Derecho. Por el contrario, y por si alguna duda pudiera caber al respecto, la ley
seala -en trminos positivos- una serie de aspectos sobre los que en todo caso siempre ser
posible el control judicial, por amplia que sea la discrecionalidad de la accin gubernamental:
los derechos fundamentales, los elementos reglados y la determinacin de las
indemnizaciones procedentes".
El art. 2 de la citada normativa expresa: "El orden jurisdiccional contencioso-administrtivo
conocer de las cuestiones que se susciten en relacin con:
"a) La proteccin jurisdiccional de los derechos fundamentales, los elementos reglados y la
determinacin de las indemnizaciones que fueren procedentes. Todo ello en relacin con los
actos del gobierno o de los consejos de gobierno de las comunidades autnomas, cualquiera
que fuese la naturaleza de dichos actos".
Es indudable el avance de la moderna legislacin espaola, empero, en mi opinin, omite
precisar, en forma clara y concreta, el justo lmite del control judicial frente a lo discrecional,
no obstante que la mera lectura de la exposicin de motivos podra autorizar un control
amplio.
Incluso, podra llegarse a pensar, que cualquiera fuere la naturaleza de los actos del mximo
nivel gubernativo, ya sean actos polticos o actos administrativos, si tienen un componente
discrecional, seran slo controlables en sus aspectos reglados y la determinacin de las
indemnizaciones pertinentes. Y si ello est claro, la normativa nada dice que ocurre con el
resto de los actos administrativos y dems actividades de la Administracin que no provienen
de los mximos rganos polticos. Si no menciona exclusiones expresas, se podra inferir que
el control es amplio dentro de los lmites del derecho.
Pienso que el avance ms importante es respecto de los actos polticos, al dejar en claro que
al menos son controlables sus elementos reglados y/o las indemnizaciones correspondientes.
Ello evita la exclusin en bloque de la revisin judicial de este tipo de actividad, como an
hoy sucede, muchas veces, en la realidad jurisprudencial.
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cuando se cuestione la mera oportunidad o conveniencia con que fue dictado, salvo que al
emitrselo se hubiere incurrido en arbitrariedad vulnerando los derechos e intereses legtimos
del accionante". Ms adelante se agrega que "el acto discrecional podr ser impugnado por
falsedad o inexactitud de los hechos o circunstancias invocadas para emitirlo".
No obstante, al margen de la cuestin terminolgica, es indudable que este Cdigo tambin
se ha incorporado a las modernas tendencias donde ya no se concibe el acto discrecional
puro o discrecional en bloque, sino la existencia de un mismo acto administrativo en el cual
conviven tanto aspectos reglado como discrecionales.
La terminologa utilizada por estos cdigos y la jurisprudencia imperante no nos debe inducir
al equvoco de entender que slo los "elementos reglados" son objeto de revisin
jurisdiccional. Pienso que esto implicara anclarnos en el pasado. Lo sujeto a revisin es, en
realidad, la juridicidad del acto administrativo; omnicomprensivo de los elementos reglados,
la verificacin material de los hechos y el respeto a los principios generales del derecho. El
control debe operar sobre la totalidad de dicho acto, aun cuando al final del proceso se llegue
a la conclusin de que el juez debe respetar la valoracin discrecional efectuada por la
Administracin, por no haberse violentado el orden jurdico.
Tampoco se ha de interpretar que lo vedado al juez es la fiscalizacin de alguno o algunos de
los "elementos discrecionales". Quiz el lenguaje utilizado puede traer confusin. Lo que en
todo caso no podr ser suficientemente controlado es esa pequea porcin, esencia o
modalidad del ejercicio discrecional que puede pertenecer slo "en parte" a algn elemento
del acto. As, por ejemplo, si para realizar una obra pblica el presidente puede elegir una de
las dos opciones que facultativamente prescribe la norma, llamar a licitacin o contratar
directamente, la eleccin que efecta la autoridad no implica que el elemento del acto
llamado "procedimiento" o "formalidad previa" sea discrecional in totum y, por ende, quede
fuera del control judicial: significa que slo una parte o porcin de l es discrecional, porque
al realizar la opcin, automticamente se deben respetar los otros aspectos normados del
procedimiento o formalidad previa. No obstante, debo admitir que excepcionalmente podra
presentarse algn supuesto en que algn "elemento" fuera enteramente discrecional.
Para evitar divergencias interpretativas estimo recomendable hablar de porcin, momento o
modalidad discrecional, en lugar de "elementos discrecionales".
Dignos de elogio en cuanto a la armonizacin de lo discrecional y lo reglado son los actuales
cdigos procesales administrativos de las provincias de Mendoza, Formosa, La Rioja y Entre
Ros (184) . Disponen en el art. 2: "Materia incluida. Sin perjuicio de lo dispuesto en el
artculo anterior, son impugnables por las vas que este Cdigo establece: a) los actos
dictados en ejercicio de facultades discrecionales siempre que la impugnacin se funde en
razones de ilegitimidad. El concepto de ilegitimidad comprende los vicios en la competencia,
objeto, voluntad, procedimiento y forma del acto, la desviacin y el abuso o exceso de poder,
la arbitrariedad y la violacin de los principios generales del derecho [...]".
Se consagra aqu una concepcin amplia de la "ilegitimidad" administrativa, explicitando
claramente su contenido; expresamente se admite, adems, la revisin de los actos emitidos
en ejercicio de facultades discrecionales en la medida en que se cuestionen razones de
ilegitimidad.
De esta forma el control de legitimidad es abarcativo de los lmites jurdicos de la actividad
administrativa, denominados directos, indirectos, residuales y elsticos (buena fe, desviacin
de poder, arbitrariedad, prudencia, etc.) (185) .
Tambin son ponderables los nuevos cdigos contencioso-administrativos, de la provincia de
Buenos Aires (186) , de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires (187) y el Proyecto de Cdigo
Contencioso Administrativo Federal dirigido por Julio Comadira (188) .
Con buena tcnica legislativa, las dos primeras normas legislativas, no realizan distincin
respecto de la naturaleza discrecional o no del acto administrativo sujeto a control, razn por
la cual debe inferirse un contralor judicial amplio de juridicidad, respetando siempre el ncleo
interno de lo discrecional, esto es, la zona de reserva de la Administracin.
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Expresa Comadira (189) , con referencia al Cdigo de Buenos Aires, cuya interpretacin es
tambin vlida para el de la Ciudad Autnoma, "...que la nueva normativa viene a plasmar,
legislativamente, el control pleno de la actividad preponderantemente discrecional de la
Administracin, adecuado a los diversos componentes del acto que la instrumenta: su
vinculacin positiva con el ordenamiento respecto de los elementos reglados (competencia;
causa, forma y contenido, en lo pertinente; y fin), y vinculacin negativa de sus aspectos
discrecionales (libertad electiva), en relacin con los principios generales del derecho".
Tambin el excelente Proyecto de Cdigo Contencioso Administrativo Federal se ajusta a esta
moderna tendencia ya que el art. 2, inc. d), deja absolutamente en claro que corresponde al
juez de la materia el control de los actos emitidos en ejercicio de facultades regladas o
discrecionales.
En definitiva, no ms actos discrecionales ni actos reglados, y si alguna vieja normativa,
jurisprudencia o doctrina as lo denomina, slo significa que en ese acto administrativo hay
un mayor predominio de lo discrecional o lo reglado (190) .
La fulminacin del acto discrecional en bloque y esta paulatina convivencia de la
discrecionalidad dentro del orden jurdico administrativo, han abierto las compuertas de la
revisabilidad de la actividad administrativa hacia un nuevo equilibrio entre la inmunidad de la
Administracin y los intereses tutelados de los administrados.
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discrecional- como dos presupuestos distintos de acceso al control judicial, sino como dos
facetas de un mismo requisito. Al vincularse necesariamente la discrecionalidad a la ausencia
de regulacin o de derecho subjetivo, se integraba a un complejo engranaje, y poda,
tambin, generar la incompetencia por falta de jurisdiccin del tribunal.
En otras ocasiones, slo se articulaba -reitero que an es prctica procesal- la excepcin
referida aduciendo lisa y llanamente la presencia del llamado "acto discrecional" o la
existencia de materia de naturaleza discrecional, para excluir la revisin contenciosoadministrativa en la parte inicial del proceso.
En definitiva, de una forma u otra, aduciendo la incompetencia por falta de jurisdiccin del
tribunal por carencia de derecho subjetivo o la existencia de discrecionalidad, se procuraba
llegar a un solo objetivo: la declaracin de la "inadmisibilidad" de la accin jurisdiccional
incoada.
Sabido es que corresponde en general al tribunal examinar de oficio o a peticin de parte si
concurren todos los requisitos que condicionan la admisibilidad de la pretensin efectuada
(192) .
La propia naturaleza de la "inadmisibilidad" -ligada a aspectos adjetivos- impide examinar la
cuestin de fondo planteada. Al contrario, la "improcedencia" se refiere a la cuestin de
fondo; a lo largo del proceso se examina la juridicidad del acto impugnado y la procedencia
sustantiva de la demanda.
Si la declaracin de inadmisibilidad implica el reconocimiento de que falta alguno de los
presupuestos procesales que necesariamente deben darse para que el tribunal pueda
analizar la pretensin incoada, es fcil deducir que aquellas materias expresamente excluidas
por la ley, constituyen causales que provocan el mentado efecto procesal. La tarea del
intrprete, antiguamente se simplificaba cuando exista el llamado acto discrecional, ya que
acreditada la presencia de l, no era necesario mayor anlisis para que el tribunal, de oficio o
mediante la excepcin pertinente, declarara la inadmisibilidad, atento a la expresa exclusin
prevista por el Cdigo Contencioso-administrativo respectivo.
Empero, la cuestin comienza a dificultarse cuando los aspectos reglados y discrecionales ya
no se hallan en posturas abiertamente antagnicas u opuestas, sino que coexisten, en mayor
o menor porcentaje, en el cauce del procedimiento que realiza la funcin administrativa.
La existencia de una porcin reglada en el acto administrativo sujeto a revisin excluye
prima facie el carcter discrecional de l. De all que comience a surgir la frmula:
"vinculacin de la discrecionalidad a la cuestin de fondo".
Un paso significativo en el concierto internacional ha sido lo sealado en la Exposicin de
Motivos de la Ley Jurisdiccional de lo Contencioso-administrativo de Espaa (1956). Expresa
al respecto que la discrecionalidad no "es un prius respecto de la cuestin de fondo de la
legitimidad o ilegitimidad del acto. La discrecionalidad, por el contrario, ha de referirse
siempre a alguno o algunos de los elementos del acto, con lo que es evidente la admisibilidad
de la impugnacin jurisdiccional en cuanto a los dems elementos; la determinacin de su
existencia est vinculada al examen de la cuestin de fondo, de tal modo nicamente al
juzgar acerca de la legitimidad del acto cabe concluir sobre su discrecionalidad [...]. La
discrecionalidad, en suma, justifica la improcedencia, no la inadmisibilidad de las
pretensiones".
Con razn la ley jurisdiccional no menciona en su dispositivo la exclusin del acto producido
en ejercicio de una facultad discrecional. Como lo ha sealado consecuentemente la propia
jurisprudencia espaola (193) , "la determinacin de la discrecionalidad de tal acto no puede
hacerse ab initio del proceso, sino que est ligada al enjuiciamiento del fondo de ste".
Sin embargo, parte de la doctrina afirma que la evolucin normativa espaola "es menos
profunda de lo que pudiera creerse, porque a la hora de la verdad lo nico que la ley de 1956
establece sin lugar a dudas es que los elementos reglados de los actos discrecionales
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tambin son revisables ante los tribunales y a ello estaba llegando ya la jurisprudencia"
(194) .
La nueva normativa espaola, ley 29 de 1998, reguladora de la jurisdiccin contenciosoadministrativa, consagra un control ms amplio, explicitado en su exposicin de motivos
(como se analiz supra), que recepta los avances de la doctrina y la jurisprudencia. En
realidad, avanza en el control de los actos polticos, en sus aspectos reglados, evitando que
en bloque queden excluidos del control; y si bien nada dice de la discrecionalidad de los
actos administrativos, implcitamente, mantiene su subordinacin al orden jurdico en un
marco amplio de control, dentro de los lmites del mundo del derecho.
En definitiva, conforme a lo relacionado supra, debe quedar en claro que nunca ms la
discrecionalidad puede dar lugar a una excepcin de previo y especial pronunciamiento que
pudiera justificar la inadmisibilidad de la pretensin procesal administrativa. Su consideracin
debe ser efectuada juntamente con el anlisis y decisin del fondo de la cuestin.
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definitiva, permite
administrativa.
un
accionar
dinmico
que
fortalece
el
perfil
de
la
efectividad
80
(154) Corte Sup. Bs. As., ser. 12, III, p. 263; ser. 2, V,p. 14; ser. 5; IV., p. 116; sr. 9, VII,
311; Tribunal Superior espaol, sent. del 3/2/1971, 4/7/1914.
(155) Corte Sup. Bs. As., causa B-22278, "Arriaga, Mara Teresa v. Direccin de Escuelas";
causa B-21684, "Sociedad de Socorros Mutuos Italia Unita v. Poder Ejecutivo"; causa B-20120,
"Sociedad Cooperativa de Lans Oeste v. Poder Ejecutivo".
(156) Tribunal Superior de Justicia de Crdoba, sent. del 10/11/1944, en JC, III-641,
jurisprudencia, sta, que se mantuvo durante mucho tiempo hasta mediados de la dcada de los aos
80.
(157) CPCA de Corrientes, ley 2943, de 1971, art. 4 , inc. b; CPCA de Mendoza, ley 3918,
de 1973, art. 2 Ver Texto , inc. a; CPCA de Formosa, ley 584, de 1978, art. 2 Ver Texto , inc. a; CPCA
de La Pampa, ley 952, de 1979, arts. 3 , inc. l, y 2 , inc. a; CPCA de Neuqun, ley 1305, de 1981, art.
3 Ver Texto , inc. a; CPCA de La Rioja de 1982, art. 2, inc. a; CPCA de Corrientes, ley 7061, de 1983,
art. 2 , inc. a; CPCA de Crdoba, ley 7182, de 1986, art. 2 Ver Texto , inc. a.
(158) MAIRAL, H., Control..., cit., Vol. I, ps. 418, 422, 423 y ss.
(159) SAVIGNY, Sistema del diritto romano attuale, T. III, Torino, 1896-1900, p. 22.
(160) SANDULLI, A., Il procedimento amministrativo, Milano, 1940, ps. 11 y ss.;
BENVENUTI, "Funzione amministrativa, procedimento, processo", Riv. Trim. Dir. Pubblico, 1952, ps. 118
y ss.
(161) BERTI, G., "Procedimento, procedura, partecipazione", en Studi in memoria di Enrico
Guicciardi, Padova, 1975, ps. 779 y ss.
(162) ROBSON, W. A., Justice and administrative law, London, 1951, ps. 27 y ss.
(163) Dictamen del 7/7/1950, en expte. 6128, Recopilacin de Doctrina Legal, 1949/1950,
ps. 168 y 169.
(164) CHAUVEAU, M., Principes de comptence et de juridiction administratives, T. I, Paris,
1841, ps. 3 y ss.; MICHOUD, L., "tude sur la notion de pouvoir discrtionnaire de ladministration",
Annales Universit de Grenoble, 1911, ps. 5 y ss.
(165) FOUCART, C., lements de droit public et de droit administratif, T. I, Paris, 1843, p.
174.
(166) RENAULT, Des actes discrtionnaires, Paris, 1899, ps. 57 y ss.; LAFERRIRE, Trait
de la juridiction administrative, T. I, Paris, Nancy, 1896, p. 423; DARESTE, R., La justice administrative
en France, Paris, 1898, ps. 219 y ss.; VIVIEN, tudes administratives, T. I, Paris, 1852, ps. 120 y ss.
(167) PERSICO, Principi di diritto amministrativo, T. II, Napoli, 1882, ps. 226 y ss.;
ARMANNI, La riforma del Consigilio di Stto, Assisi, 1891, p. 21; DE GIOANNIS GIANQUINTO, Corso di
diritto pubblico amministrativo, T.III, Firenze, 1881, p. 539.
(168) TEZNER, F., Das Freie Ermessen Verwaltungsbehorde, Leipzig, Viena, 1924, ps. 22.
y ss.
(169) GALLOSTRA, J. y FRAU, Lo contencioso-administrativo, Madrid, 1881, ps. 8 y ss.;
SANTAMAR DE PAREDES, Curso..., cit., ps. 54 y ss.
(170) COROMINAS, Joan, Diccionario crtico etimolgico de la lengua castellana, Vol. I,
Gredos, Madrid, 1958, p. 147.
(171) HAURIOU, M., La jurisprudence administrative, T.II, Paris, 1929, ps. 182 y ss.;
ALIBERT, Le contrle juridictionnel de ladministration au moyen du recours pour excs de pouvoir ,
Paris, 1926, 1926, p. 83; QUIROGA LAVI, H., Los derechos pblicos subjetivos y la participacin social,
Depalma, Buenos Aires, 1985, ps. 218 y 219.
(172) HAURIOU, Prcis..., cit., p. 340.
(173) DE LAUBADRE, Trait..., cit., T. I, p. 280.
(174) FIORINI, B., La discrecionalidad..., cit., ps. 63 y ss.; GORDILLO, A., Tratado..., cit.,
T. I, ps. VIII-26 y ss.; TIMSIT, "Comptence lie et principe de lgalit", Recueil Dalloz, 1964, p. 217.
(175) Tribunal Supremo espaol, sent. del 3/2/1965, sala 4, Rep. Jurispr. Aranzadi.
81
(176) Tribunal Supremo espaol, sent. del 24/10/1962, Rep. Jurispr. Aranzadi, 4032.
(177) Tribunal Suprema espaol, sent. del 24/10/1959, Rep. Jurispr. Aranzadi, 4024.
(178) PREZ OLEA, "La discrecionalidad administrativa y su fiscalizacin judicial", Revista
de Estudios de la Vida Local, nro. 173, 1972, p. 52.
(179) Trib. Sup. espaol, 22/1/1993, "Aranzadi", A. 57, Ponente: Baena del Alczar.
(180) MOZO SEOANE, La discrecionalidad..., cit., p. 188.
(181) Tribunal Supremo espaol, sent. del 2/12/1963, Rep. Jurispr. Aranzadi, 4845.
(182) Tribunal Superior de Justicia de Crdoba, sent. 64 del 13/10/1982, autos "BMW v.
Gobierno de Crdoba - Cont.-adm.", primer voto de Jess Abad Hernando.
(183) CPCA de Corrientes, ley 2943, de 1971, art. 4 , inc. b; CPCA de Mendoza, ley
3918/1973 Ver Texto , art. 2Z, inc. a; CPCA de Formosa, ley 584/1978, art. 2 Ver Texto , inc. a; CPCA
de Neuqun, ley 1305/1981, art. 3 Ver Texto , inc. a; CPCA de La Rioja de 1982, art. 2, inc. a; CPCA
de Corrientes, ley 6071/1983, art. 2 , inc. a; CPCA de Crdoba, ley 7182, art. 2 Ver Texto , inc. b.
(184) Cdigo Procesal Administrativo de Mendoza, ley 3918 Ver Texto , del 14/8/1973;
CPCA de Formosa, ley 584/1978 Ver Texto ; CPCA de La Rioja de 1982; y CPCA de Entre Ros, ley
7061/1983 Ver Texto . Destacada actuacin de Gordillo y Dromi.
(185) DROMI, R., Proceso administrativo provincial, Idearium, Buenos Aires, 1977, p. 31.
(186) Ley 12008 Ver Texto , BO, 13/11/1997; CASSAGNE, Juan Carlos, "El nuevo Cdigo
Contencioso Administrativo de la Provincia de Buenos Aires", Academia Nacional de Derecho y Ciencias
Sociales de Buenos Aires, Anticipo de Anales, ao XLII, segunda poca, nro. 36, Buenos Aires, 1998;
SORIA, Daniel, "El proyecto de Cdigo Procesal Contencioso Administrativo para la Provincia de Buenos
Aires", Rev. Administracin Local y Derecho, Rev. Argentina del Rgimen de la Administracin Pblica,
agosto 1997, suplemento especial nro. 3; TRIBIO, C. - PERRINO, P., La justicia contenciosoadministrativa en la provincia de Buenos Aires, Depalma, hoy LexisNexis, Buenos Aires, 1995.
(187) Ley 189 Ver Texto del 13/5/1999, BO, 28/6/1999.
(188) COMADIRA, Julio, Proyecto de Cdigo Contencioso Administrativo de la Repblica
Argentina, Ministerio de Justicia de la Nacin, 1999; ver interesante comentario de PERRINO, Pablo CANDA, Fabin, "El proyecto de Cdigo Contencioso Administrativo Federal", ED, 30/6/1999.
(189) COMADIRA, Julio, "Control Judicial de la actividad discrecional de la Administracin
Pblica", en CASSAGNE - GORDILLO (dirs.) - BOTASSI (coord.), El nuevo proceso contenciosoadministrativo de la provincia de Buenos Aires, Platense, Buenos Aires, 2000, ps. 212 y ss.
(190) GORDILLO, A., Tratado..., cit., T. I, p. VIII-28.
(191) MARTN-RETORTILLO, L., "Unidad de jurisdiccin para la Administracin Pblica",
Rev. Adm. Pbl. Espaola, nro.49, p. 163; del mismo autor, "El genio expansivo del Estado de Derecho",
Rev. Adm. Pbl. Espaola, nro. 47, ps. 188 y ss.
(192) GONZLEZ PREZ, J., "Las excepciones de la ley de lo contencioso-administrativo",
Rev. Adm. Pbl. Esp., nro. 11, ps. 101 y ss.; GUASP, J., Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil, T.
I, Madrid, 1943, p. 683; VIVANCOS, E., Las causas de inadmisibilidad del recurso contenciosoadministrativo, Bosch, Barcelona, 1963, p. 130.
(193) Tribunal Supremo espaol, sent. del 2/12/1963, Rev. Jurispr. Aranzadi, 4845.
(194) PREZ OLEA, "La discrecionalidad...", cit., Revista de Estudios de la Vida Local, p.
52.
(195) Cmara Contencioso-administrativa de Primera Nominacin de la Prov. de Crdoba,
A. I. del 18/11/1986, "Fernndez Ges v. Provincia de Crdoba".
(196) As sucede en Crdoba, conforme lo preceptuado por los arts. 26 Ver Texto y 11 Ver
Texto del CPCA., ley 7182; y en los modernos cdigos procesales administrativos provinciales.
(197) LAUN, R., Das Freie Ermessen undseine Grenzen, Leipzig, Viena, 1911, p. 93; Les
actes de gluvernement, "ALIDP", 1931, ps. 85 y ss.; "Lautonomia del diritto", en Studi per Ranelletti, T.
II, Padova, 1931, p. 109.
(198) JELLINEK, W., Gesetz, Gesetzesanwendung und
Tbingen, 1913, ps. 34 y ss.; Verwaltungsrecht, Berlin, 1931, ps. 30 y ss.
259.
zweckmassigkeitserwagung,
82
83
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fines. La norma fija imprecisamente el inters, y de aqu que en la eleccin de este medio
exista discrecionalidad".
Bacigalupo (217) dice que al fin y al cabo la discrecionalidad administrativa es "la
independencia doble de la Administracin respecto de los otros dos poderes del Estado, el
legislativo y el judicial", adhirindose a la postura alemana de Bullinger. Ms adelante,
advierte que "Desde tal ptica la discrecionalidad administrativa (en cuanto fenmeno
exclusivamente derivado de la indeterminacin de las consecuencias jurdicas de las normas
jurdico-administrativas) suele ser definida como margen de volicin para elegir entre la
adopcin o no de una consecuencia jurdica u otra en la aplicacin de normas de estructura
condicional que no obligan a adoptar la consecuencia jurdica por ella prevista o no
predeterminan la consecuencia jurdica que deba o pueda adoptarse. Con otras palabras, se
concibe la discrecionalidad como margen para optar entre las siguientes conductas, una vez
que en la aplicacin de una norma de estructura condicional se ha verificado (en un plano
estrictamente cognitivo) la presencia de un caso subsumible bajo el supuesto de hecho
normativo: en primer lugar entre actuar o no actuar, es decir, aplicar o no la consecuencia
jurdica o alguna de las consecuencias jurdicas previstas como posibles por la norma
habilitante (discrecionalidad de actuacin); y en segundo lugar, elegir entre una
consecuencia u otra, si la Administracin opta por actuar (o est obligada a ello) y son varias
las consecuencias jurdicas permitidas (discrecionalidad de eleccin)".
Mozo Seoane (218) afirma claramente en este sentido que "el rgano administrativo (cuya
competencia venga tambin atribuida por el ordenamiento) se limita a ejercitar la facultad de
decidir qu medida o actuacin concreta satisface adecuadamente el inters pblico que la
norma seala. Esto es tpicamente la discrecionalidad administrativa; una facultad de orden
volitivo dirigida a conformar el inters pblico previsto por el ordenamiento".
Estas modernas posturas parecen adherirse a la concepcin "subjetiva" como "objetiva",
poniendo nfasis tanto en la valoracin interna como en el procedimiento de integracin
normativa.
En este sentido ha expresado tambin Sinz Moreno (219) que "decisin discrecional es
aquella que se toma entre dos o ms soluciones, todas igualmente vlidas para el derecho.
Es cierto que esta concepcin de la discrecionalidad suele considerarse superada por otra,
segn la cual la decisin discrecional se integra en el proceso de aplicacin de la ley [...].
Ahora bien, tal concepcin no llega a eliminar del concepto de discrecionalidad la nota de
libertad de eleccin; sin alguna libertad no hay discrecionalidad".
Siguiendo esta posicin, Santamara Pastor y Parejo Alfonso (220) sostienen que "se habla
de atribucin de potestades discrecionales cuando la actuacin que stas habilitan no se
encuentra totalmente predeterminada en sus diferentes aspectos, de modo que el proceso
aplicativo de la legalidad incluye forzosamente elementos provenientes de la apreciacin
subjetiva de la Administracin".
Al contrario, Villar Palas (221) se incorpora solamente a las orientaciones "objetivas",
cuando considera que "la discrecionalidad no supone una actuacin segn lo que
subjetivamente estime apropiado y justo la Administracin (lo cual s sucede en el derecho
civil con el concepto de autonoma de la voluntad), sino la integracin de la norma imprecisa,
segn los valores inmanentes y objetivos del ordenamiento".
La jurisprudencia espaola comienza, desde 1956, a definir lo discrecional mediante
valoraciones subjetivas relativas a la apreciacin de la oportunidad o conveniencia, y tambin
en su perspectiva objetiva, en cuanto integra el sistema jurdico. En tal sentido ha sealado
el Tribunal Supremo (222) : "Si bien la discrecionalidad no puede referirse a todos los
elementos de un acto en bloque, como ensea la Exposicin de Motivos de la vigente Ley de
la Jurisdiccin, ello no excluye esta forma de actuacin administrativa para los elementos
singulares referidos a la conveniencia y oportunidad de dictarlo, cuando ello se encomienda
al recto rgano emisor".
En la continuidad de este razonamiento, hoy se la define jurisprudencialmente como una
facultad de opcin entre las alternativas jurdicamente posibles (223) . Tambin se la
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Segn Cammeo (237) , cuando no existen normas precisas ni imprecisas se est frente a la
discrecionalidad pura, incontrolable ante la falta de una pauta determinada. Importa,
adems, una valoracin libre cuyo presupuesto es la voluntad, siendo la naturaleza de la
actividad eminentemente subjetiva.
Para Presutti, cuando el administrado carece de un derecho subjetivo tutelado
jurisdiccionalmente o existe una normativa incompleta se est en presencia de la
discrecionalidad pura (238) . El autor procura clarificar los lmites y cometido del control de
legitimidad que efectan los rganos jurisdiccionales, y asigna gran importancia a la labor
jurisprudencial (239) .
Ranelletti (240) considera que hay discrecionalidad administrativa cuando falta toda norma
de derecho que regule la actividad estatal, dejando libertad a los organismos pblicos para
apreciar subjetivamente los intereses colectivos y determinar, en consecuencia, el "cundo",
el "qu" y el "cmo" de la accin correspondiente.
Interesante resulta el aporte de Calamandrei (241) al sealar que la discrecionalidad libre,
por oposicin a la discrecionalidad tcnica, se caracteriza, precisamente, por la libertad para
determinar la consecuencia jurdica derivada de la coincidencia del hecho real con el
supuesto fctico previsto por la norma. Esta ltima regula con precisin los extremos del
hecho especfico, pero no establece claramente cul debe ser la consecuencia jurdica de la
concreta realizacin de estos supuestos, en razn de las mltiples variantes posibles. El
poder discrecional, afirma, se relaciona con la voluntad, no con la inteligencia.
Alessi, al igual que Garca Trevijano (242) , asigna importancia decisiva en la configuracin
del fenmeno que consideramos al inters pblico, por cuanto ste puede estar determinado
de manera precisa o imprecisa: la discrecionalidad se da cuando la determinacin del inters
pblico es imprecisa.
La discrecionalidad es tpica de la funcin administrativa, dice Zanobini (243) . Aade que
ella indica una libertad limitada de eleccin y decisin al adoptar medidas propias de una
determinada funcin. Distingue la participacin de la temtica en estudio en el mbito de las
tres funciones principales del Estado. En la legislativa, funcin primaria e independiente, la
libertad se manifiesta en forma amplia, aunque tambin sujeta a lmites jurdicos. En cambio,
la libertad es inexistente en la funcin jurisdiccional, porque la esencia de esta actividad es
aplicar la voluntad de la ley al caso concreto, no emitir un acto de voluntad.
En
la
funcin
administrativa
la
discrecionalidad
trasunta
un
procedimiento
preponderantemente volitivo tendiente a adoptar en cada caso la resolucin ms apropiada
segn la situacin fctica que se presente.
No obstante, sostiene que la voluntad referida es de carcter secundario respecto de la
primaria, que est expresamente indicada por la ley. Por esta razn, caracteriza a la
discrecionalidad administrativa con una serie de limitaciones impuestas por la ley, de las que
carece la discrecionalidad comn.
Define, en sntesis, a la discrecionalidad como "la actividad prctica que el Estado desarrolla
para satisfacer en forma inmediata los intereses pblicos, cuya defensa ha asumido como
fin".
Dentro de las modernas tendencias, Mortati (244) considera que existe poder discrecional
cuando la ley no predetermina todas las modalidades a observar en su ejercicio, sino que
slo indica el lmite del contenido dentro del cual puede desenvolverse, constituido por el fin
especfico de inters pblico que se quiere satisfacer.
Esta indicacin brinda a la autoridad competente un espectro amplio de elecciones que dan
vida a una normativa particular segn las variadas circunstancias que presentan las
situaciones de hecho. De tal modo, la Administracin puede adoptar una u otra medida,
precisar su indeterminacin y las modalidades accesorias como la duracin, la entidad de las
prestaciones a imponer, etc.
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89
Como es fcil advertir, la doctrina italiana sigue la concepcin "subjetiva" y contina con la
postura francesa de la "apreciacin de la oportunidad", completando el concepto con la
preferencia otorgada a factores volitivos y crticos: la ponderacin de intereses primarios y
secundarios, la discrecionalidad como producto de la funcin administrativa, su esencia libre
condicionada normativamente, su naturaleza subjetiva en virtud del procedimiento
voluntario, la determinacin individual de normas imprecisas, etc.
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administrador para elegir, segn criterios consistentes de razonabilidad, uno entre al menos
dos comportamientos viables, ante cada caso concreto, a fin de cumplir el deber de adoptar
la solucin ms adecuada en satisfaccin de la finalidad legal, cuando por fuerza de
flexibilidad de expresiones de la ley o de la libertad conferida normativamente, no se pueda
traer objetivamente una solucin unvoca para la solucin ocurrente".
92
Dice Mairal (282) que la facultad discrecional "se encontrar all donde la Administracin
cuenta con la posibilidad de eleccin entre varias alternativas: sea que la eleccin se limite al
momento en que actuar, sea que se extienda a la determinacin de la situacin de hecho
que la norma prev o, en fin, a la determinacin tanto de los motivos como del objeto del
acto..."; y De la Ra (283) , que ella se encuentra cuando la eleccin del curso de accin
posible no est reglada y la Administracin puede elegir un comportamiento en el marco de
una realizacin de valores.
En ejercicio de la actividad discrecional, sostiene Marienhoff (284) : "la Administracin acta
con mayor libertad. Trtase de una predeterminacin genrica de la conducta administrativa.
La Administracin aqu no est constreida por la norma, a adoptar determinada decisin: en
presencia de determinados hechos o situaciones, queda facultada para apreciarlos o
valorarlos, y resolver luego si, de acuerdo con tales hechos o situaciones, `se cumple o no la
finalidad perseguida por la norma...", ya que, como dice Luqui (285) , la discrecionalidad no
debe ser expresin del fin particular del agente, sino del inters pblico tutelado.
Para Dez (286) , la actividad discrecional no depende de normas legislativas, concretas y
preexistentes que regulen su actividad, sino de exigencias mutables en el espacio y en el
tiempo.
Pertile (287) considera que "la discrecionalidad es la modalidad de la actividad administrativa
pblica que expresa el juicio prudente de la autoridad en el ejercicio de la competencia a ella
otorgada, con el fin de elegir dentro de ciertos lmites y entre distintas alternativas legales, la
ms justa, oportuna y conveniente, para satisfacer cualquier necesidad relacionada con el
inters pblico".
Comadira (288) afirma que "se configura la discrecionalidad cuando una norma jurdica
confiere a la Administracin Pblica, en tanto gestora directa e inmediata del bien comn,
potestad para determinar con libertad el supuesto de hecho o antecedente normativo y/o
para elegir, tambin libremente, tanto la posibilidad de actuar, o no, como de fijar, en su
caso, el contenido de su accionar (consecuente), todo dentro de los lmites que imponen los
principios generales del derecho".
Tawil (289) advierte que "la potestad administrativa resulta en consecuencia discrecional
siempre que el ordenamiento jurdico no establece cundo, cmo y en qu sentido debe
ejercitarse".
Dice Sotelo de Andreau (290) que "La discrecionalidad no implica de ninguna manera la
libertad amplia frente a la norma, es en realidad la posibilidad de valoracin de las
circunstancias particulares en cada caso concreto, otorgndose un margen de posibilidades
en la aplicacin a las autoridades de la Administracin en el marco de sus polticas de
progreso".
En definitiva, apreciacin de la oportunidad y conveniencia, actuacin libre con sujecin al
orden jurdico, remisin legal y no slo margen de libertad, valoracin del inters pblico,
eleccin entre uno y otro curso de accin, facultades administrativas propias y exclusivas,
arbitrio creador contingente, predeterminacin genrica de la conducta administrativa, son,
entre otras, las principales caractersticas del concepto de discrecionalidad de la doctrina ms
relevante de la literatura administrativista argentina.
Es fcil advertir que, en general, se sigue la tendencia marcada por la doctrina francesa al
ponderarse la libertad de accin en la apreciacin de la oportunidad y conveniencia. Tambin
se sigue la moderna tendencia establecida por las constituciones ms actualizadas del pas y
del extranjero, que importa la integracin y sujecin de la discrecionalidad, producto de la
funcin administrativa, dentro del orden jurdico.
93
C.,
"Lo
discrecional",
Rev.
Gen.
de
Legislacin
(212) Sentencia del Tribunal Superior espaol del 26/9/1957, Repertorio de Jurispr.
Aranzadi, 2734.
(213) GARRIDO FALLA, Tratado..., cit., Vol. I, ps. 282 y 283.
(214) GARCA OVIEDO, Derecho..., cit., T. I, ps. 245 y ss.
(215) GARCA DE ENTERRA y FERNNDEZ, Curso..., cit., T. I, p. 386.
(216) GARCA TREVIJANO FOS, Tratado..., cit., T. I, ps. 422 y ss.
(217) BACIGALUPO, M., La discrecionalidad..., cit., ps. 21, 29, 30.
(218) MOZO SEOANE, La discrecionalidad..., cit., p. 369.
(219) SINZ MORENO, F., Conceptos
administrativa, Civitas, Madrid, 1976, 1 ed.
jurdicos,
interpretacin
discrecionalidad
94
(226) Consejo de Estado francs, 15/6/1951, "Galetzki", sent. 1951, 3, 93; BONNARD, Le
pouvoir..., cit., "RDP", ps. 366 y ss.
(227) HAURIOU, Prcis..., cit., p. 340; NICOLAS, "Le pouvoir discrtionnaire de l
administration", en Mlanges Lambert, T.II, p. 361.
(228) MICHOUD, "tude...", cit., Revue Gn. dAdministration, III, p. 9.
193.
(229) GIRAUD, E., "La notion du pouvoir discrtionnaire", Rev. Gn. Adm., Paris, 1924, p.
95
96
Cuando el artista percibe en una estatua un sentido de belleza, efecta una valoracin que
difiere de la que hace el juez para realizar justicia. Recuerda Ulpiano que Celso defini el
derecho como "el arte de lo bueno y equitativo", pero en vez de atribuir a lo que denomin
"arte" un valor relacionado con la belleza, le asign un valor vinculado con lo justo.
Es obvio que el ejercicio de la funcin administrativa, en su permanente preocupacin por
satisfacer el inters pblico, otorga muchas veces ms relevancia al anlisis de la realidad
para lograr una mejor prestacin, que a la apreciacin de las circunstancias con el propsito
de alcanzar una "estricta justicia".
De all que la actividad discrecional se relacione preponderantemente con lo primero.
Recordemos que la accin administrativa procura la satisfaccin directa e inmediata de los
intereses comunitarios, siendo el derecho un instrumento para su realizacin, cuyo efecto
mediato es la paz social y el orden ms justo. En cambio, al juez le preocupa
inmediatamente el derecho, en el marco del equilibrio y el respeto recproco de la divisin de
funciones.
Ahora bien, una actividad de valoracin no implica siempre una apreciacin subjetiva, sino
que tambin puede ser objetiva, segn el caso.
Es viable completar el concepto indeterminado de la norma mediante un juicio objetivo de
valor cuando es fcil deducir el temperamento o conciencia general. A su vez, puede ser
rellenado por una valoracin subjetiva o posicin personal cuando sea imposible percibir una
pauta objetiva u objetivable.
Slo en este ltimo supuesto se puede hablar de discrecionalidad, porque el orden jurdico
autoritativo en forma expresa o implcita otorga a los rganos administrativos facultad para
apreciar libremente lo mejor para el inters pblico. Existen otras hiptesis, palpables en
infinidad de actividades administrativas concretas, donde hay porcentajes de valoracin tanto
objetiva como subjetiva dentro de mrgenes estrechos o amplios. As, por ejemplo, la
perturbacin del orden pblico, la idoneidad del empleado pblico, la gravedad de una
situacin, la alteracin del prestigio de una institucin y lo necesario para el inters general.
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Para algunos, estos supuestos forman parte de la teora de los conceptos jurdicos
indeterminados, y como tales son concretizables por medio de la actividad interpretativa que
por su sustancia metodolgica excluye el fenmeno discrecional. Discrepo con esta postura:
considero, en cambio, que es menester indagar y separar el momento discrecional de la
labor interpretativa, como se ver oportunamente.
Dice Jesch (294) que la indeterminacin de un concepto es una cuestin de grado; no de
calidad, sino de cantidad.
Pienso que esto es exacto cuando la integracin de l es perfectamente objetivable. Al
contrario, cuando es necesario acudir a la valoracin subjetiva para completar el precepto
jurdico normativo, porque la naturaleza del caso permite el uso de varias alternativas
igualmente correctas, estimo que esta indeterminacin no es ya slo de cantidad sino de
calidad, al utilizarse no solamente la hermenutica interpretativa sino tambin la valoracin
discrecional en mayor o menor medida.
Desde una perspectiva jurdica, el deslinde de ambos fenmenos tiene trascendencia en
relacin a los efectos que puede generar la mera interpretacin de lo indeterminado en
contraposicin con la discrecionalidad, en el marco del control judicial posterior.
En conclusin, cuando hay valoracin subjetiva de circunstancias atendibles, conducentes a
la mejor satisfaccin del inters pblico, la actividad de que se trata es de naturaleza
discrecional.
Cuando el orden jurdico normativo dispone que la seleccin del contratista se realice por
medio del sistema de contratacin directa, que debe contar como mnimo con tres ofertas
jurdicamente vlidas, es obvio deducir que la Administracin puede libremente invitar a ms
oferentes, determinando discrecionalmente su nmero. De igual modo, cuando en un
concurso pblico la norma establece que la Administracin puede elegir a uno de los tres
primeros, estamos frente a una facultad discrecional indiscutible para que el rgano
competente nomine la persona indicada entre las opciones igualmente vlidas.
De los ejemplos propuestos se advierte que uno de los rasgos caractersticos del fenmeno
discrecional es la "libertad de eleccin". Como lo reconoce Garca de Enterra (295) , la
reduccin de las inmunidades del poder no pueden desconocer la esencia de la
discrecionalidad, constituida por la apreciacin de los valores singulares sobre la que se
monta la libertad de eleccin que en ltimo extremo consiste.
Por esto, la doctrina administrativa de los pases socialistas no habla de discrecionalidad sino
de "libertad operacional de manejo de la Administracin" (296) .
La pluralidad de soluciones vlidas para el derecho caracteriza al momento discrecional.
Entindase bien que bastan slo dos alternativas igualmente justas para poder hablar de
discrecionalidad. Empero, cabe recordar que sta es libertad de eleccin dentro de
determinados lmites ms o menos estrechos segn lo establece el orden jurdico.
IV.
DISCRECIONALIDAD
PUEDE
IMPLICAR
PONDERACIN
DE
EXCEPCIONALMENTE DETERMINACIN DEL INTERS PBLICO CONCRETO
INTERESES
Cuando la normativa que regula un concurso para cubrir un cargo en el escalafn profesional
de la Administracin Pblica, dispone que ser elegido el ms idneo, y que los elementos o
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Sin perjuicio de que esta temtica sea profundizada desde otras perspectivas, es dable
enunciar sus lineamientos generales con el objeto de caracterizar an ms las notas que
tipifican el concepto de la discrecionalidad.
Fue Jellinek (308) quien por primera vez plante la problemtica de considerar a la
discrecionalidad como un medio que completa la norma jurdica elstica, flexible e
indeterminada.
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A partir de all se han proyectado diversas posiciones no siempre uniformes que a veces
confunden la integracin normativa por medio de la discrecionalidad, con la hermenutica
interpretativa, la integracin de la norma por va analgica o supletoria, la denominada
discrecionalidad tcnica y los conceptos jurdicos indeterminados, entre otros.
En la variada realidad administrativa existen muchos casos fronterizos en los cuales se hace
difcil distinguir el lmite correspondiente a cada una de las metodologas o tcnicas de
aplicacin del derecho, en relacin con los diferentes modos de ejercicio de la funcin
administrativa.
Lo cierto es que en el mbito discrecional se asigna fundamental importancia a la apreciacin
subjetiva de quien tiene la competencia para declarar la voluntad administrativa,
excluyndose la compleja temtica que presupone el razonamiento jurdico o el proceso de
comprensin.
De all que el fenmeno discrecional est emparentado con la vinculacin sustantivamente
poltica del accionar estatal que se caracteriza por su movilidad, en funcin de las
circunstancias temporales, espaciales, sociales y econmicas. En definitiva, busca elegir la
alternativa ms conveniente; por eso se dice que en la discrecionalidad no hay comprobacin
ni verificacin, sino valoracin o apreciacin subjetiva (309) .
En el ejercicio de las facultades regladas la norma predetermina detalladamente la actuacin
administrativa, y ocurrida la situacin real, que haciendo necesario el accionar estatal, se
produce su adecuacin con la hiptesis prevista legalmente.
En cambio, en el ejercicio de la facultad discrecional el orden jurdico, en forma explcita o
implcita, atribuye al rgano competente la posibilidad de que mediante su "apreciacin
subjetiva" complete el bloque de juridicidad a los efectos de su inmediata aplicacin en la
realidad administrativa concreta.
Cuando la Administracin debe ponerse en movimiento, llega el momento de completar la
regla establecida por el ordenamiento para el caso particular.
Pero como ha sealado Santi Romano (310) , si bien se deja en poder de la Administracin la
ponderacin de los intereses en juego, el propio orden jurdico prohbe que se pueda
prescindir de dicha valoracin subjetiva. Esto condice con los caracteres y principios de la
competencia administrativa que la conciben como una atribucin-deber, es decir que el
rgano no puede abstenerse de su acabado y diligente ejercicio.
As, por ejemplo, cuando un edificio debe ser declarado de inters histrico o artstico,
corresponde a la Administracin respetar las normas que regulan el procedimiento a seguir,
como tambin valorar subjetivamente la oportunidad y conveniencia de los diversos intereses
concurrentes, la determinacin de cundo actuar o no, y otros aspectos en los cuales existe
una porcin de discrecionalidad.
En definitiva, es el propio orden autoritativo quien quiere que esa estimacin subjetiva la
haga la Administracin para cada caso en particular y en virtud de las circunstancias del
momento.
Esta conducta volitiva que permite la eleccin de una alternativa entre varias igualmente
posibles configura, en cierta medida, un quid novi al instituirse una decisin administrativa
ms particularizada, con porciones de valoraciones subjetivas nuevas, que trasuntan la
esencia de una actividad "creativa" como la del legislador. Y es precisamente esa valoracin o
apreciacin personal la que puede aportar algo novedoso, en consonancia con el
ordenamiento que viene a completar.
103
Expresan Salisbury y Heinz (311) que son dos las caractersticas esenciales de la poltica
legislativa que repercuten en la organizacin y el obrar estatal. La primera consiste en
determinar la "oportunidad" de proyectar la solucin de una problemtica especfica en el
marco de una situacin poltica dada. La segunda se vincula con la intencin personal del
legislador al analizar el inters subjetivo que motiva su participacin en funcin del
electorado del cual depende.
political science, Chicago, 1970, ps. 48 y ss.; LOWI, "The public philosophy: interest group y
liberalims", en Amer. Pol. Sc. Rev., 1967, nro. 61, ps. 5 y ss.
El suceso del legislador ser mayor cuando satisfaga las pretensiones de una cantidad ms
grande de destinatarios. Sin embargo, cuanto mayor sea su nmero, como la de los sectores
abarcados, existe la tendencia a regular la problemtica otorgando grandes porciones de
discrecionalidad al administrador. Es decir que la reglamentacin es trasladada a otros
mbitos para evitar que las restricciones o discriminaciones comprometan la "generosidad"
legislativa.
Tambin se seala que cuando es mayor la inversin de tiempo, medios y conocimientos
requerida en la elaboracin de una determinada norma legal, existe la tendencia de remitir al
administrador la funcin de completar los aspectos ms complejos.
De all que Morgan (312) distinga cuatro tipos de discrecionalidad conforme a los variados
aspectos que puede regular este modo de ejercicio de la funcin administrativa:
discrecionalidad tcnica, poltica, profesional y de planificacin.
La que denomina discrecionalidad tcnica es utilizada en la realizacin de las polticas
distributivas o la prctica del pork-barrel (asignacin de fondos en favor de una comunidad),
donde junto con la competencia tcnica de la Administracin se procura realizar una
construccin, mejorar cursos de agua, etc. Afirma que en estos casos la discrecionalidad es
menos controvertida porque se presume la aplicacin de tcnicas experimentadas,
comprobadas y comnmente aceptadas.
La discrecionalidad poltica, de planificacin y profesional son vinculadas por el autor con la
poltica redistributiva, de reglamentacin y autorregulacin, respectivamente. En este marco
concibe la existencia de normas legales ambiguas, que dejan a la funcin administrativa la
difcil resolucin de las cuestiones sectoriales controvertidas, para evitarle al legislador el alto
costo que tendra que pagar en caso de ser l el encargado de hacerlo.
Este complejo panorama de realidades concretas es muy interesante; sin embargo, en
sentido conceptual estricto estimo que es incorrecto admitir la existencia de diversos tipos
del fenmeno estudiado (discrecionalidad tcnica, social, poltica, profesional). Se impone la
unicidad sustancial de la discrecionalidad, aunque se relacione con una variada gama de
materias entre las cuales se hallan las sealadas.
Pienso que esta ltima es la postura acertada. La amplitud de lo discrecional abarca un
sinnmero de mbitos distintos, como variados son los campos sobre los cuales recae el
accionar administrativo. Sin embargo, la unicidad conceptual prevalece.
Lo reglado tambin comprende materias diferentes. No obstante, nadie habla de reglado
artstico, econmico o sancionatorio. Su mbito puede regular las ms diversas reas por las
que se desenvuelve la actividad estatal, pero sin perder su naturaleza intrnseca, cual es
predeterminar normativamente la conducta administrativa debida.
Anloga situacin se da con lo discrecional: recae sobre multiplicidad de materias, pero sin
perder su esencia que radica en la libertad de eleccin.
104
Si consideramos que la actividad discrecional forma parte del orden jurdico vigente, al igual
que la actividad vinculada, es lgico suponer que ambas son modalidades de ejercicio de la
funcin administrativa.
No existe razn para decir que una implica la actuacin de un poder y la otra no. Las dos son
consecuencia del ejercicio de la potestad pblica, en una concepcin genrica.
De all que hablar de "potestad" discrecional bien puede prestarse al equvoco de entender
que en el resto de las "potestades" (imperativa o de mando, sancionatoria, reglamentaria,
etc.) no exista discrecionalidad. Grave error, porque bien sabemos que lo discrecional se
puede encontrar en cualquier campo de la funcin administrativa.
En realidad, se hablaba de "poder discrecional" cuando se consideraba a la actividad
absolutamente libre y se conceba la existencia del llamado "acto discrecional" en bloque.
Todo esto qued atrs, y hoy subrayamos el concepto de funcin administrativa en cuyo
desenvolvimiento coexisten armnicamente tantos aspectos reglados como discrecionales.
Ahora bien, en estricto sentido literal, cuando se habla de "poder discrecional" se acenta el
elemento subjetivo de quien ejerce la atribucin: el sujeto organizacional pblico. Al
contrario, cuando se habla de actividad discrecional o modalidad de ejercicio, en realidad se
realza el accionar concreto, esto es, la conducta.
La prioridad de la dinmica de la actividad procedimental condice con el nuevo enfoque del
acto administrativo en el cual poco interesa si el sujeto emisor es un rgano administrativo,
legislativo o judicial, incluso si es pblico o privado, sino que lo relevante es verificar si el
contenido de este acto trasunta el ejercicio de la funcin administrativa.
Todo ello tambin concuerda con la evolucin que tuvo la definicin de "poder" a partir de
1950, cuando comenz a ser conceptuado desde un punto de vista objetivo atento al rigor
metodolgico de la ciencia jurdica y la recepcin de las posturas neopositivistas. Se supera
entonces la vieja concepcin en la cual el concepto de discrecionalidad era entendido en
forma conjunta con la idea de poder.
VIII. DISCRECIONALIDAD
CONDICIONADA
ES
UNA
FORMA
DE
LIBERTAD
REDUCIDA,
AUTORIZADA
tipos
de
libertades,
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Esta ltima implica la posibilidad de elegir tanto los medios como los fines. La
discrecionalidad administrativa puede escoger los medios, porque en general los fines estn
establecidos por el orden jurdico, salvo supuestos excepcionales.
Estas diferencias sustantivas no pueden ser consideradas en modo absoluto. El Estado de
Derecho contemporneo consiente al individuo una responsabilidad social, por la cual ha
menester su cooperacin para la consecucin de finalidades dispuestas por el ordenamiento
en forma positiva (315) .
Ciertos juristas alemanes hablan frecuentemente de las "normas jurdicas fundamentales"
que constituyen lineamientos genricos de conducta, no slo dirigidos a los rganos estatales
sino tambin a los particulares.
Consecuentemente, debe morigerarse la antigua concepcin liberal segn la cual con relacin
a los sujetos privados, el derecho se limitaba a predeterminar los confines externos de las
esferas jurdicas correspondientes, los requisitos que deben cumplirse para ampliar o reducir
esos espacios, las conductas prohibidas, pero por sobre todo los "lmites", a diferencia de la
actividad administrativa que en general est predeterminada normativamente (316) .
Hoy tambin la libertad de los particulares se halla ms o menos condicionada por una
multiplicidad de normas que no slo sealan los lmites externos de su actuacin, sino que
importan, incluso, exagerado detallismo que a veces reduce ostensiblemente la tan preciada
libertad individual.
La "desregulacin" debe ser un desidertum, tanto para la organizacin estatal y su relacin
con los administrados, como para la propia actividad de los particulares y sus vinculaciones
recprocas.
En conclusin, la discrecionalidad es una forma de libertad en el seno de la funcin
administrativa, aunque est autorizada por el orden jurdico, condicionada por el inters
pblico y reducida por el avance de la actividad vinculada.
A los efectos de satisfacer en forma concreta e inmediata el inters pblico del modo ms
oportuno, el administrador muchas veces puede apreciar discrecionalmente la modalidad de
actuacin, buscando lograr el menor costo posible, la mayor rapidez y eficacia, evitar
inconvenientes a la comunidad, optar por lo ms saludable, etc. Todo ello implica apreciar lo
oportuno para el inters pblico.
Bernatzik (317) es quien tiene la originalidad de proponer a los rganos administrativos la
obediencia de la siguiente mxima, an no superada: "hacer aquello que es ms oportuno
para el inters general". Esto pone en evidencia que a veces no es posible solucionar los
problemas que presenta el proteico accionar administrativo. La apreciacin de lo ms
oportuno para el caso concreto implica ponderar el valor o disvalor de una realizacin que
precede a la eleccin u opcin que finalmente realice la Administracin.
Existe en general el convencimiento de que la oportunidad no slo puede caracterizar la
materia de la discrecionalidad, sino que tambin se halla en otras reas diversas, como la
actividad vinculada, la funcin legislativa e incluso la actividad privada (318) .
Es bien sabido que la Administracin Pblica de nuestro tiempo no slo pretende que el
gobernante se ajuste a la legalidad, sino que en esencia acte convenientemente.
ste es el temperamento que se atisba en las modernas constituciones, al exigrsele nuevos
cometidos a quienes tienen la delicada misin de conducir el destino de los pueblos. Ya no
basta el respeto de la ley para ser gobernante, hoy tambin se exige eficacia, eficiencia,
106
Otras veces, la discrecionalidad puede estar en la primera etapa del procedimiento, porque
una vez utilizada, el resto se desenvuelve por los carriles reglados por la norma. Esto sucede
cuando el cargo debe ser cubierto por concurso o la obra pblica realizada previa licitacin.
En ambos casos la discrecionalidad se manifiesta slo para establecer si se ocupa o no la
vacante, o si se realiza o no la obra: participar en el primer momento del cauce
procedimental cuando se decide promover o no un procedimiento dado. Los dems aspectos
son resueltos detalladamente por las normas que regulan el proceso concursal o licitatorio.
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simple "descargo" o el "sumario", segn la gravedad de la falta cometida. Es decir que aun
en este trascendente principio constitucional tambin puede haber cuotas de
discrecionalidad.
Concluyo entonces afirmando que la modalidad estudiada puede incidir en ms o en menos
en cualquier elemento del acto administrativo.
Consecuentemente, es necesario relativizar aquellas elaboraciones doctrinales que afirman
enfticamente el dominio exclusivo de lo reglado sobre ciertos elementos del acto
administrativo: as como lo reglado puede condicionar cualquier elemento del acto
administrativo, tambin lo discrecional puede incidir en ellos sin discriminacin alguna.
No se debe olvidar que la dinmica de la actividad administrativa impide su cristalizacin en
esquemas genricos e inamovibles: cada situacin particular ha de tener su adecuado
tratamiento.
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Distinta es la funcin de los asesores polticos, que tambin conforman nuestra realidad
administrativa, por cuanto enfocan la cuestin desde una perspectiva diferente,
comprometida sectorialmente.
Tambin para el abogado defensor de los derechos e intereses de los administrados es
importante detectar el momento discrecional de la resolucin administrativa, porque bien
sabe que cuando haya sido ejercida con respeto absoluto del orden jurdico autoritativo, su
impugnacin slo puede llegar al mximo nivel administrativo que corresponda y que al juez
no le compete entrar en la esencia de la discrecionalidad. Distinta es la situacin si sta no
ha sido ejercida dentro del orden jurdico, ha violado los lmites legales impuestos, o ha
incurrido en abusos, en cuyo caso la justiciabilidad de la cuestin no se puede poner en
duda.
2. Anlisis del orden jurdico. El uso de la locucin "podr". La naturaleza intrnseca del
criterio
Son en general tres los aspectos que hay que observar para detectar la presencia de una
atribucin discrecional:
a) el anlisis del orden jurdico vigente que en el marco de una interpretacin contextual
autorice una modalidad discrecional;
b) el uso de la locucin normativa "podr" u otras expresiones anlogas cuando consientan
una libertad de actuacin;
c) la naturaleza intrnseca de la problemtica a dilucidar.
Con relacin al punto a, ha sealado la moderna doctrina que slo del anlisis de la
estructura lgico-formal de la proposicin normativa puede derivar una modalidad
discrecional (320) . Sin embargo, no es necesario o imprescindible que surja en forma
expresa la atribucin precitada; bien puede manifestarse en forma implcita. As, por
ejemplo, cuando en el rea del Ministerio de Accin y Solidaridad Social se autoriza a su
titular, la promocin y el desarrollo de las acciones tendientes a proteger la familia,
asegurando la participacin integral de la mujer, o bien la fijacin y ejecucin de las polticas,
programas y proyectos habitacionales para garantizar a los ciudadanos el acceso a una
vivienda digna, es indudable que aqu existen grandes porciones de discrecionalidad que
surge implcitamente de los amplios conceptos normativos. Lo mismo ocurre cuando en el
campo de la Secretara de la Funcin Pblica se faculta la realizacin de un permanente
estudio de los rganos administrativos tendientes a su mejoramiento y modernizacin,
coordinando y controlando la poltica de reordenamiento administrativo mediante los
sistemas de gestin. La discrecionalidad se pone en movimiento cuando en concreto se elige
alguna de las alternativas o caminos vlidos para satisfacer tales objetivos o finalidades,
dejando que la idoneidad e imaginacin de los funcionarios responsables den rienda suelta a
la promocin de eficaces soluciones.
Tambin existen modalidades discrecionales que surgen en forma implcita del orden jurdico
cuando se crean consejos regionales de promocin y asistencia social para incentivar el
desarrollo de comunidades menores, canalizando su accionar en materias de reactivacin
econmica, promocin de fuentes de ocupacin, mejoramiento de los niveles de ingreso,
proteccin de la minoridad, promocin de la familia y educacin familiar, deportes y
recreacin social, etc.
Incluso cuando se faculta a la autoridad jerrquica superior a nombrar el personal sin
imponerle en forma expresa la obligacin de realizar una seleccin previa, cabe deducir que
hay discrecionalidad para nombrar a uno u otro. Lo mismo sucede cuando se dispone el
traslado del empleado por razones de servicio: si se tiene la atribucin de nombrar y
remover, implcitamente se puede trasladar al agente.
110
A veces la norma expresa: cuando el inters pblico "lo aconseje", "lo estime conveniente",
"a juicio de la Administracin", "a criterio del rgano competente", "segn lo estimase", etc.
En estos casos se alude en general a la apreciacin volitiva que debe efectuar la
Administracin y que califica o individualiza el momento discrecional.
En estos supuestos se pone en evidencia la presencia de una atribucin discrecional.
En definitiva, ste es el primer anlisis que corresponde: la verificacin de si el orden jurdico
le atribuye, al rgano de que se trata, competencia para apreciar las diversas soluciones
posibles en el seno de la discrecionalidad.
b) Otras veces es la locucin "podr" la que nos brinda la clave para determinar si hay
discrecionalidad. As, por ejemplo, cuando el rgano administrativo "puede elegir" entre los
tres primeros postulantes en un concurso.
Esto significa que es potestativo de la Administracin elegir el primero, segundo o tercero,
siendo todas las posibilidades vlidas para el derecho.
Cuando las normativas que regulan la relacin de empleo pblico establecen que "podr
disponerse el reingreso de ex agentes permanentes que hubieran renunciado, en cuyo caso
la designacin podr efectuarse en el mismo cargo en que revistaba", significa con la primera
locucin que la Administracin es libre de disponer o no el nuevo nombramiento. Tngase
presente que a diferencia de la reincorporacin en que al ex agente se le reconoce el derecho
a volver al cargo anterior con todos los efectos emergentes por as disponerse judicialmente,
en el reingreso o la readmisin no existe un derecho subjetivo al nombramiento sino una
simple expectativa, ya que la Administracin nada debe, por lo que es facultativo de sta
disponer o no el reingreso. La segunda locucin "podr" implica que la Administracin puede
elegir entre nombrarlo en la jerarqua inferior, comn a todo nuevo nombramiento, o bien en
el cargo que anteriormente tena u otro de nivel equivalente. Aqu la norma postula una
modalidad excepcional al autorizar que discrecionalmente la autoridad elija entre la categora
de ingreso o la superior.
Cuando la ley 23696, de Reforma del Estado, dispone en el art. 17 Ver Texto que "las
privatizaciones reguladas por esta ley podrn materializarse por alguna de las modalidades
que a continuacin se sealan o por combinaciones entre ellas, sin que esta enumeracin
pueda considerarse taxativa", la expresin "podrn" indica la indiscutible presencia de una
facultad discrecional, por cuanto incumbe a los organismos de aplicacin competentes
efectuar la apreciacin pertinente, eligiendo alguna de las opciones previstas por la norma
para instrumentar la privatizacin (venta de los activos de las empresas, o de la venta de
acciones, locacin con o sin opcin a compra, administracin con o sin opcin a compra,
concesin, etc.).
No obstante, se debe tener presente que la expresin "podr" no autoriza siempre una
modalidad discrecional, por lo que es recomendable observar permanentemente el contexto
en el cual se inserta. Cuando ciertas leyes u ordenanzas del sistema tributario establecen
que el rgano competente "podr" eximir el pago del impuesto en casos de indigencia, esta
expresin no autoriza una facultad discrecional porque la indigencia debe ser rigurosamente
probada conforme a los condicionamientos impuestos por la misma norma. Es decir, que no
hay libertad de la Administracin de eximir o no el pago, porque acreditada la carencia de
recursos como corresponde, el administrado tiene el derecho a impetrar su eximicin.
Lo mismo sucede cuando es la Administracin la que "puede" autorizar el funcionamiento de
una determinada actividad comercial o industrial en caso de que el otorgamiento est sujeto
al cumplimiento de una serie de requisitos previstos. Aqu la locucin "podr" no puede
asimilarse a la libertad de otorgar o no la autorizacin en virtud de una apreciacin subjetiva,
sino que la opcin puede ser positiva o negativa, segn se cumpla o no los requisitos
reglados.
El "podr" equivale entonces a un "s" o a un "no", "autorizar" o "no autorizar", sin que para
su dilucidacin intervenga elemento discrecional alguno; al contrario, slo existe una
111
actividad vinculada que ha menester el anlisis acreditativo de las exigencias impuestas por
la norma para acceder a la concesin de lo impetrado.
En definitiva, la expresin "podr", generalmente, indica una posibilidad de hacer o no hacer,
o hacerlo de tal o cual modo, pero existen ocasiones en que el contexto en el cual se
incorpora slo presupone el cumplimiento de una actividad vinculada, razn por la cual no es
posible quedarse con el significado aislado del trmino empleado, sino verificar su sentido
que es siempre proporcionado por el contexto.
c) A veces el quid de la cuestin, sin embargo, reside ms en la naturaleza de la
problemtica a dilucidar que en la pura literalidad del concepto: la opinabilidad de una
tcnica, de una ciencia, de un estndar jurdico o de pauta de convivencia, constituye una
realidad que por s puede generar razonables dudas para optar por una solucin u otra.
Como se analizar ms adelante, es obvio que en tales mbitos puede existir una indiscutible
modalidad discrecional. Para detectarla es necesario repasar los caracteres distintivos de la
discrecionalidad, sus presupuestos esenciales y por sobre todo si en verdad existe posibilidad
de "eleccin" entre dos o ms indiferentes jurdicos, atento a la naturaleza de las cosas.
Es decir que una vez agotado el anlisis de la proposicin normativa y de sus principios
inmanentes, expresa o implcitamente condensados por el orden jurdico, sin poder distinguir
claramente la actividad reglada de la discrecional, la observacin de la propia realidad se
convierte en el factor gravitante cuando el ordenamiento utiliza frmulas amplias, imprecisas
o difcilmente reconducibles a pautas o reglas objetivables.
En conclusin, tanto el anlisis del orden jurdico vigente como la observacin de las
expresiones gramaticales utilizadas, y la percepcin de la naturaleza intrnseca de la
actividad, son elementos que conjunta o separadamente segn el caso, pueden ser tiles
para que en la realidad de nuestro multiforme accionar administrativo se individualice la
presencia de una modalidad discrecional.
112
Como seal anteriormente (323) , la discrecionalidad puede ser definida como "...una
modalidad de ejercicio que el orden jurdico expresa o implcitamente confiere a quien
desempea la funcin administrativa para que, mediante una apreciacin subjetiva del
inters pblico comprometido, complete creativamente el ordenamiento en su concrecin
prctica seleccionando una alternativa entre varias igualmente vlidas para el derecho".
La presencia expresa o implcita de una facultad discrecional remite a la estimacin subjetiva
de la Administracin el resto de las condiciones o requisitos prescriptos por la ley, bien en
cuanto a la integracin ltima del supuesto de hecho, bien en cuanto al contenido concreto,
dentro de los lmites legales de la decisin aplicable. En las potestades discrecionales existe,
pues, una intencin consciente de la ley de no regular con exhaustividad el supuesto de
hecho o la consecuencia jurdica o cualquier otro aspecto, optando por autorizar a la
Administracin a "...tomar una decisin configuradora y creativa dentro del marco de
directrices legales" (324) .
Cuidado entonces, porque como nos advierte Gonzlez Deleito Domnguez (325) "...segn la
intensidad con la que se acuda a los principios generales del derecho (o a determinadas
reglas de interpretacin), se puede llegar a resultados diversos que, en principio, pueden ir
desde el reconocimiento y confirmacin de ese marco de decisin discrecional a la
Administracin, fijando adecuadamente sus lmites hasta su prctica desaparicin (de
manera semejante a como se integra una laguna legal), de forma tal que, a travs de los
principios generales del derecho, haciendo de ellos un uso inmoderado, se podra llegar en
muchos casos a reducir ese mbito de libertad hasta llegar a un punto en el que se estimase
que cabra una nica solucin justa (que se impondra como la ms racional y razonable,
acorde con los principios de buena administracin, etc.). Con ello, en el proceso aplicativo, se
hara desaparecer en la prctica esa discrecionalidad (que no lo olvidemos ha sido querida
por el legislador), pues ha de tenerse presente que la discrecionalidad supone
estructuralmente una renuncia a la regulacin completa y exhaustiva de la materia
(determinados elementos de la potestad no estn predeterminados normativamente), lo que
le da una cierta semejanza con la laguna legal (materia no regulada, total o parcialmente por
la ley). Pero al contrario de lo que ocurre en sta, en la que la falta de regulacin es un mero
accidente, que se enfrenta a la voluntad de completud del ordenamiento jurdico y que por
ello mismo, puede y debe ser integrada, en la discrecionalidad, lo incompleto de la regulacin
es querida e implica la atribucin de competencias precisamente a la Administracin para
que en cada caso concreto, adopte, dentro del marco que se le haya fijado, una decisin
configuradora y creativa al servicio de la finalidad establecida por la norma".
Cuando el orden normativo autoriza expresa o implcitamente una modalidad discrecional,
nos encontramos con lo que Prez Moreno ha denominado "ley inacabada por conveniencia".
Conviene al servicio objetivo, a los intereses generales, que el legislador habilite a la
Administracin para decidir lo que, en su concreta circunstancia, sea ms garantizador de
una buena administracin o en definitiva lo mejor para el inters pblico.
La discrecionalidad, como seala Snchez Morn (326) comporta, como se reconoce por
doquier, la necesidad de tomar en cuenta criterios no estrictamente jurdicos para adoptar la
decisin, es decir, criterios polticos, tcnicos o de mera oportunidad o conveniencia
(econmica, social, organizativa, etc.) lo que se hace inevitable cuando la respuesta que da
el legislador a los problemas cuya solucin ha de abordar, se puede caracterizar por la
"renuncia a definiciones precisas y la utilizacin de enumeraciones ejemplificativas,
presunciones, descripciones amplias y muy abstractas, conceptos jurdicos indeterminados,
clusulas generales o abiertas, remisin a estndares metajurdicos, etc".
El legislador puede determinar un distinto grado de vinculacin o de sometimiento de la ley y
al derecho. Cuando le otorga una potestad discrecional, o un cierto grado de apreciacin de
un concepto jurdico indeterminado o confiere la reglamentacin de diferentes aspectos a
otros rganos de poder, ese margen de apreciacin para operativizar en la praxis el orden
normativo puede indicar la presencia de una potestad discrecional. En tal hiptesis, la ley y
el derecho no se pronuncian sobre ciertos extremos, renuncian a predeterminar un concreto
contenido y difieren su completitud e integracin al rgano administrativo.
Es imposible que el legislador pueda prever exhaustivamente todo el contenido,
consecuencias y efectos de sus leyes. En muchos casos la participacin de la Administracin
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Congreso es ambiguo o poco claro, el juez no puede efectuar una interpretacin subjetiva de
la ley sin analizar previamente la razonabilidad de la interpretacin realizada por la Agencia o
la Administracin respectiva.
En sntesis, el tribunal debe otorgar "deferencia" a la interpretacin realizada por la
Administracin excepto que llegue a la conclusin de que es arbitraria, absurda o irrazonable.
De all que se ha manifestado que este precedente obliga a los jueces a analizar la cuestin
en dos etapas: en la primera, si despus de estudiar detenidamente la ley se llega a la
conclusin de que es suficientemente clara, all se verifica si la decisin administrativa
encuadra o no en la ntida voluntad legal, razn por la cual ello no ofrece dificultad. En
cambio, si la normativa legal es ambigua, oscura, o silencia algunas materias, existe un
segundo paso que es considerar atentamente la interpretacin o integracin del concepto
realizada por la Administracin y controlar ya no si la interpretacin de la ley es correcta sino
si la decisin administrativa es razonable o aceptable, aun cuando fuere opinable. En caso
afirmativo resulta de aplicacin la doctrina de la deferencia en favor de la Administracin
(330) .
Siguiendo este mismo criterio en la sentencia "Stinson v. United States", el mximo tribunal
manifiesta que "segn Chevron, si una ley no es ambigua es la ley la que decide; sin
embargo, si el silencio o la ambigedad del Congreso ha dejado un espacio para que la
agencia lo rellene, los tribunales deben otorgar deferencia a la interpretacin de la Agencia"
(331) .
La lnea jurisprudencial descripta deja claro, entonces, que el silencio o ambig edad del
legislador trasunta implcitamente una especie de delegacin a la Agencia u rgano
administrativo de aplicacin, para que concretice la voluntad del legislador.
El juez debe analizar la razonabilidad de la medida y, de considerarla antijurdica, debe
demostrar que la decisin administrativa contradice abiertamente la intencin expresada por
el Congreso. La justificacin de esta postura radica en el alto grado de especializacin de las
agencias en problemas tcnicos complejos, en la responsabilidad poltica de los legtimos
representantes del pueblo y la flexibilidad en la unificacin de criterios para toda la Nacin.
En definitiva, si no existe una norma que expresamente lo prohba, aun en materias de
reserva legal, el rgano administrativo competente puede, a travs de la reglamentacin o
del acto administrativo pertinente, completar el contenido de la legislacin en sus detalles
especficos, usando la discrecionalidad cuando sea posible en el marco de la juridicidad.
Es sta la primera tarea del operador del derecho, indagar a priori si, en funcin de la
preservacin de los intereses generales, es viable la integracin o concrecin de la normativa
mediante el uso de la facultad discrecional. La interpretacin debe detenerse cuando percibe
la presencia del momento intrnseco de la discrecionalidad: la libertad de eleccin que
importa la ponderacin de intereses, la apreciacin de lo mejor para la sociedad. Cuando la
interpretacin agote su metodologa lgico-racional y no quede otra instancia ms que
preguntarnos cul de las varias alternativas es la ms conveniente, entramos en la "zona de
reserva de la Administracin".
Consecuentemente, integrar la laguna legal tras completar sus elementos no positivizados
previamente con los deducidos a travs de los principios generales del derecho o diversos
criterios de interpretacin, llegando a la conclusin de que existe una solucin justa,
implicara en la praxis la sustitucin por el tribunal de justicia del criterio de la
Administracin, corriendo el riesgo de invadir su zona de reserva constitucional que le
corresponde con exclusividad.
En esta hiptesis, integrar una laguna legal, hacindole decir al legislador algo que no dijo
expresamente, implicara legislar en la praxis.
Por ello es ms razonable que el juzgador reconozca lisa y llanamente la existencia de una
facultad discrecional para que, en cada caso concreto, sea la Administracin quien decida una
cuestin no reglada expresamente por la ley.
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Existe una segunda posicin de Cammeo (336) que altera su originaria concepcin sobre la
discrecionalidad tcnica.
La insalubridad, inhabitabilidad, peligrosidad, urgencia, gravedad de la sancin, dejan de ser
valorados solamente con un criterio tcnico-administrativo. Juntamente con l se tiene en
cuenta la mejor satisfaccin del fin estatal.
La discrecionalidad tcnica importa la valoracin de un porcentaje flexible, mayor o menor,
sobre la base de la oportunidad, mrito o conveniencia respecto del inters comunitario. Esto
no sucede con los hechos simples, ya que su existencia o inexistencia no se relaciona con la
variable apreciacin del inters pblico.
Las dos posturas de Cammeo coinciden en la diferenciacin de la discrecionalidad pura y la
tcnica, los hechos simples y los complejos; se distinguen a partir de la valoracin de estos
ltimos: en un caso, slo se tienen en cuenta criterios tcnico-administrativos, en el otro
tambin se atiende al inters pblico.
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Empero, cuando los autores sealados pretendieron aplicar esta conclusin a los supuestos
prcticos propuestos, desdibujaron la viabilidad del control.
La recurrencia al anlisis jurisprudencial (338) y el estudio del derecho comparado, en
especial de Francia, Prusia y Austria, determinaron la confusin y oscuridad en la materia. No
obstante, se admiti la competencia jurisdiccional para verificar la existencia o inexistencia
de los hechos, pero no para la apreciacin de la graduacin en ms o en menos de aquellos
supuestos en los cuales la indeterminacin se pona en evidencia. En definitiva, esto
significaba que la discrecionalidad tcnica escapara a todo tipo de fiscalizacin judicial en su
faz operativa.
En la concepcin de Presutti (339) la falta de control constitua un residuo histrico del
"Estado de polica", a diferencia de lo propuesto por Cammeo, que implcitamente buscaba
ensanchar la libertad de los rganos administrativos.
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son adoptadas por el ordenamiento pasando a formar parte del bloque reglado o vinculado;
b) discrecionalidad, que se individualiza en la valoracin subjetiva y la posibilidad de elegir
dentro de la juridicidad.
La opinabilidad debe agotar la hermenutica interpretativa acompaada con la profunda
verificacin de los hechos para separar lo que corresponde a lo "tcnico-reglado" y a lo
"discrecional" relacionado con la tcnica. En definitiva, se tratar siempre de actividad
reglada o discrecional, pues aun cuando se interrelacione con lo tcnico no pierden su
identidad.
Tanto la llamada "discrecionalidad tcnica" como los "conceptos jurdicos indeterminados",
son en mi criterio creaciones artificiosas que tienen la virtud de aglutinar esta compleja
problemtica, buscando refundir el espacio de libertad con lo vinculado, mediante la
reduccin o, incluso, la aniquilacin de uno de los mbitos en cuestin. Fatigosa batalla que
oscurece y complica la delimitacin de sus fronteras.
En lugar de razonamientos que a la larga conducen a la eliminacin de la discrecionalidad o
al imperio de sta sin precisin adecuada de sus contornos, hay que incentivar aquellos
criterios que no destruyan lo discrecional ni lo reglado, sino que procuren iluminar sus zonas
limtrofes, profundizando en la determinacin de la diversa naturaleza de ambos. Es decir,
delimitar estas modalidades administrativas, pero al mismo tiempo postular una armnica
convivencia entre ambas, aceptando una realidad tan insoslayable como la vida misma del
ser humano, que tambin discurre entre zonas signadas por la fatalidad y la libertad.
Resulta extrao que mientras en el proceso judicial se efectan numerosos esfuerzos
tendientes a precisar lo reglado y lo discrecional para marcar en cada caso la intensidad del
control, en el mbito doctrinal, al drsele mayor importancia a la disputa por la extensin de
una u otra, o de predominio de una sobre otra, se descuide un tema de tanta trascendencia
como es la determinacin de sus zonas limtrofes; tal delimitacin dista de ser bizantinismo
terico: permitira establecer con certeza hasta dnde puede llegar el juez en su cometido
jurisdiccional.
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Estas conclusiones son compartidas por Marzuoli (362) , quien resalta el control judicial
como remedio apto para dirimir esta conflictiva problemtica. Para Cassagne (363) , el juicio
tcnico es siempre revisable mientras haya legitimacin.
Empero, hay quienes aun cuando propicien la tutela jurisdiccional plena, terminan
admitiendo supuestos excepcionalsimos donde la competencia exclusiva de la Administracin
se impone (364) . Esto recuerda la enunciada debilidad de la teora de los conceptos jurdicos
indeterminados con el "margen de apreciacin" o "beneficio de inmunidad jurisdiccional".
En ese sentido, Cerulli Irelli (365) seala que existen importantes sectores de actividades
tcnicas de la Administracin Pblica donde las valoraciones efectuadas quedan fuera del
control judicial: son casos en los cuales la funcin administrativa presupone comprobaciones
y valoraciones de carcter tcnico que nada tienen que ver con la ponderacin de intereses
que caracteriza la modalidad discrecional. En ese marco, subraya dos notas distintivas: la
subjetividad absoluta del momento valorativo, y la irrepetibilidad del juicio. El ejemplo tpico
citado es el de los concursos y exmenes en general: aqu no admite discrecionalidad sino
competencia exclusiva de la Administracin por la particular estructura de la actividad.
Las diversas denominaciones: "discrecionalidad tcnica", "margen de apreciacin", "libertad
de apreciacin", "discrecionalidad", etc., son utilizadas por la jurisprudencia (366) en
determinadas circunstancias para explicitar este fenmeno y admitir la competencia
exclusiva de la Administracin. Pero, en general se habla de "discrecionalidad tcnica"
cuando se est en presencia de hiptesis complejas que exigen juicios tcnicos o cientficos
de imposible revisin como consecuencia de la conjuncin de tales aspectos con
apreciaciones personales, o bien por la irrepetibilidad de la experiencia.
La doctrina ms avanzada postula la negacin de la "discrecionalidad tcnica", propiciando el
control de la tcnica, salvo casos excepcionales, mientras que la variada jurisprudencia, en
cambio, oscila entre la postura antedicha y la inadmisibilidad en sede jurisdiccional de
aquellas cuestiones.
Ms recientemente considera De Petris (367) , en este sentido, que la discrecionalidad
tcnica importa un poder administrativo reservado de valoracin, diferente de la
discrecionalidad en sentido estricto. Estima que las razones que justifican estas potestades
son diferentes en uno y otro caso. La construccin poltica del Estado, la divisin de poderes
y la misin de la Administracin de satisfacer el inters pblico son los fundamentos que
avalan la discrecionalidad administrativa. En cambio, el poder de valoracin tcnica exclusivo
de la Administracin se fundamenta en las caractersticas de la organizacin administrativa
cuya idoneidad tcnica la hace ms apta para emitir un pronunciamiento final (especial
relacin de funcionalidad entre la organizacin administrativa y la caracterstica de la
valoracin tcnica a efectuar).
La doctrina italiana en general diferencia entre el accertamenti (verificacin de los hechos) y
el apprezzamenti (valoracin de los hechos). Los primeros son perfectamente controlables,
mientras que los segundos, cuando se relacionan con cuestiones tcnicas complejas o
valoraciones opinables (fatti opinabili), reciben el nombre de discrecionalidad tcnica, en
cuyo caso el control judicial declina. El concepto se conforma de dos partes: a) valoracin de
pautas cientficas, tcnicas y artsticas; b) juicios que importan un margen de opinabilidad
aunque sea mnimo relacionado con lo anterior.
La distincin con la discrecionalidad pura estara dada por el carcter tcnico del estndar de
referencia (368) como la valoracin de los hechos, sin que ello importe una ponderacin de
intereses ni apreciacin de la oportunidad. Tambin se diferencia de la actividad tcnica
porque sta trasunta un resultado cierto unvoco, en cambio, en la discrecionalidad tcnica,
aun cuando se usen los criterios cientficos o tcnicos no es posible llegar a una regla cierta
de universal consenso, subsistiendo un margen de subjetividad u opinabilidad.
No obstante, y sin perjuicio de lo sustentado en los captulos siguientes, resulta til recordar
lo que recientemente dice Comadira (369) : "la denominada discrecionalidad tcnica ser, en
rigor, una especie de la discrecionalidad en general, cuando el accionar administrativo,
cumplido con arreglo a parmetros cientficos o tcnicos, reconozca, en stos, ms de una
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posibilidad, o cuando, siendo la valoracin tcnica unvoca, est ligada a una actuacin
elegible".
En mi opinin y como desarrollar detenidamente ms adelante (370) , la remisin
normativa a valoraciones tcnicas no supone automticamente la atribucin al rgano
administrativo de una potestad inmune al control judicial. En efecto, las reglas tcnicas
(conocimiento especializado) de universal consenso, o al menos tolerables (cuando trasuntan
una verdad relativa), las reglas de la experiencia (conocimientos prcticos comunes) como
los estndares de conductas, integran el orden jurdico administrativo por remisin expresa o
implcita de ste.
Aun cuando el reenvo no surja tcitamente del ordenamiento, las pautas o reglas referidas
pueden tener igualmente relevancia jurdica por el conocimiento acabado de los hechos y la
apreciacin de la prueba con arreglo a la sana crtica racional.
En consecuencia, el control de juridicidad es perfectible, pues el juez al entrar al fondo de la
cuestin verifica si en el sub examine se ha respetado el contenido de la regla determinada
por la ciencia, la tcnica, la experiencia, o el comportamiento social, al momento en que se
concretice el acto administrativo respectivo.
Aun cuando el orden jurdico se remite a cuestiones tcnicas complejas, de difcil
comprensin o de imposible reproduccin probatoria (por su caracterstica intrnseca), de
certeza tcnica o cientfica relativa, la decisin administrativa debe ser controlada por el juez.
Al menos debe verificar con el fondo de la cuestin si la decisin administrativa adopta una
solucin tcnicamente aceptable, "tolerable", cuya razonabilidad sea aprehensible en virtud
de su motivacin.
No se trata de un mero control de legalidad formal externa, el juez debe examinar
detenidamente la verificacin material de los hechos, y aun la apreciacin de los mismos
mediante la aplicacin de pautas tcnicas razonables, adems de la calificacin jurdica
respectiva.
En definitiva, lo tcnico -en el sentido expresado- forma parte del orden jurdico y, por tanto,
el control de juridicidad es posible. Lo contrario podra cercenar la tutela judicial efectiva.
Consecuentemente, estoy en desacuerdo con posturas jurisprudenciales que sustentan que
frente a cuestiones tcnicas complejas lo resuelto por los rganos tcnicos de la
Administracin es irrevisable por los jueces (371) .
No obstante, cuando es la propia realidad del objeto o situacin la que admite mrgenes de
opinabilidad, cuando la objetividad del procedimiento de subsuncin se agota, declina la
labor interpretativa y se acrecienta la discrecionalidad.
La opinabilidad intrnseca de ciertas situaciones fcticas no reconducibles a pautas objetivas
por medio de la interpretacin, no puede ser convertida en certeza por el administrador ni
por el juez. Empero, como es la Administracin a quien el orden jurdico le autoriza a
operativizar primero el concepto, en estos excepcionales supuestos, le es permitido utilizar la
discrecionalidad relacionada con la tcnica a fin resolver la opinabilidad buscando lo ms
oportuno para el inters pblico.
La discrecionalidad no slo proviene de una norma expresa o implcita sino de la propia
naturaleza de las cosas. Es precisamente el ordenamiento quien se remite tcitamente a ello
cuando no es posible un juicio objetivable que trasunte una solucin justa, sino dos o ms
hiptesis razonables.
Es que una vez agotado el anlisis de la proposicin normativa y de sus principios
inmanentes, expresa o implcitamente condensados en el ordenamiento, sin poder distinguir
lo reglado de lo discrecional, la observacin de la propia realidad del acontecer administrativo
se convierte en el factor decisivo para clarificar la identidad de los conceptos y estar en
condiciones de predecir los efectos ulteriores.
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JURDICOS
INDETERMINADOS.
SU
CORRECTA
126
Tezner (377) , en cambio, fue quien incipientemente propici el control de los conceptos
jurdicos indeterminados, planteando la necesidad de diferenciarlos con la discrecionalidad.
La evolucin de la teora reduce ostensiblemente el campo de lo discrecional; concibe que los
conceptos jurdicos indeterminados no admiten mltiples opciones vlidas sino una en cada
supuesto: la integracin normativa se produce, entonces, por medio de la interpretacin.
De tal manera, la ruina de la obra, la urgencia, el orden pblico, etc., son supuestos cuya
resolucin slo admite una posibilidad. La eliminacin de la discrecionalidad -como se
advierte- parece constituir la meta soada de esta concepcin.
Es fcil imaginar la problematicidad de la materia sobre la cual recae el anlisis de la teora.
Como dice Sinz Moreno (378) :
"No se trata slo de resolver ciertos problemas de interpretacin y aplicacin, sino de
establecer las razones por las que el Poder Judicial puede revisar las decisiones que en esta
materia ha tomado la Administracin. Entra en juego, pues, el tema de la relacin entre la
Administracin y la Justicia y el de los poderes que la Administracin tiene para cumplir sus
fines, pero sobre todo, y fundamentalmente, el de la legalidad de la accin administrativa o,
lo que es lo mismo, el de la libertad de los ciudadanos".
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en el mbito de lo preciso como de lo impreciso (381) . Para esta posicin la clave est en la
realidad jurisprudencial adaptada a cada caso concreto y a la naturaleza de las cosas.
Sostiene Martn Gonzlez (382) que los conceptos pueden ser determinados o
indeterminados. En los primeros la norma regula su integracin con pautas expresas o
implcitas por medio de la remisin a reglas de experiencia comn o tcnica. Forman parte de
la actividad reglada y, en consecuencia, pueden ser controlados judicialmente. En los
segundos, la indeterminacin se completa mediante la apreciacin subjetiva de quien resulte
competente para ello. Aqu hay discrecionalidad y, por ende, exclusin del control judicial.
Distingue enfticamente los conceptos que se remiten a un valor, de aquellos que se
completan por medio de la experiencia. En los primeros la voluntariedad de la Administracin
se convierte en criterio decisor esencial; mientras que en los segundos no hay
discrecionalidad sino que todo depende de la verificacin de la experiencia en el caso
concreto. Juicio subjetivo en uno y objetivo en otro. De all la diversidad de tratamiento en
cuanto al control judicial se refiere.
Las nociones vagas o imprecisas del derecho francs se completan a travs del poder
discrecional o de la actividad vinculada, no obstante los avances doctrinarios y
jurisprudenciales en pro de la reduccin de la discrecionalidad y la amplitud del control
judicial (383) .
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Aun en dicho mbito, es indudable que el control judicial slo es viable en las hiptesis de
lmites y excesos, mediante prueba irrefutable que acredite debidamente tales desviaciones.
Las apreciaciones de oportunidad, mrito o conveniencia, cuando el propio orden jurdico
autoriza, explcita o implcitamente, su concrecin por la Administracin, no pueden ser
revisadas por el juez (falta el parmetro objetivo necesario); ni siquiera con el pretexto de
hacer una valoracin de justicia, porque implicara vulnerar la separacin de poderes, dado
que el propio sistema ordinamental quiere que tal marco de libertad sea integrado por lo que
se considere ms conveniente o til (salvo, claro est, el supuesto excepcional de evidente o
notoria injusticia, lmites y excesos aludidos). As, por ejemplo, no es posible controlar,
siguiendo una interpretacin jurdica estricta, la conveniencia de hacer una autopista o un
hotel internacional.
De todo esto se deriva la invalidez de ciertas posturas, que tratando de imitar el silogismo
judicial o la interpretacin jurdica, pretenden trasladar estas herramientas al ejercicio de la
funcin administrativa.
El ordenamiento no puede desconocer la realidad, y aunque no pueda preverla in totum,
establece los medios idneos para superar la problemtica que genera y determina quin es
el responsable para hacerlo.
El juez no administra intereses, no aprecia la conveniencia, oportunidad o utilidad, no
sustituye un juicio opinable por otro igualmente opinable: slo interpreta jurdicamente el
ordenamiento.
Por esta razn, el juzgador utiliza una estrategia distinta de la del propio accionar
administrativo. Esto puede deducirse del positivismo lgico, la hermenutica como crtica
historicista y fenmenolgica, la tpica como forma mental del razonar jurdico, y la
argumentacin como forma especfica de la lgica deductiva.
Con frecuencia la adecuacin al modelo o prototipo slo admite una alternativa vlida en la
cual no hay modalidad discrecional alguna: el concepto indeterminado se integra con reglas
tcnicas o de experiencia indiscutibles, conducta media socialmente obligatoria, estndares
de universal consenso, etc. Aqu la objetividad funciona plenamente. Otras veces, pueden
existir dos o ms hiptesis correctas; para dirimir en este caso cul corresponde elegir es
necesario hacer uso de la discrecionalidad.
Se cumple, en definitiva, lo querido por el ordenamiento, slo que en supuestos
excepcionales, cuando es imposible llegar al prototipo por medio de un juicio intelectivo puro,
no queda otro camino que aceptar la presencia de un momento subjetivo: modo de la
discrecionalidad.
En el caso "Caamao" (401) se hace mencin a la teora de los conceptos jurdicos
indeterminados con motivo de los requisitos a cumplir para la habilitacin de agencias
oficiales de juego. En esta oportunidad la justicia puntualiz que "Si el fundamento de la
resolucin administrativa denegatoria de una solicitud fue un concepto jurdico indeterminado
(en el caso: baja recaudacin), compete a la Administracin primariamente determinar,
articulando, por norma o acto, los extremos que lo conforman. Estrictamente, pues, al actor
slo incumba impugnar el rechazo de su peticin, debiendo la demandada, que adems es
quien cuenta con la informacin disponible, explicar y acreditar, clara y concretamente, los
motivos de la denegacin". Como ello no ocurri, se declar la ilegitimidad de la resolucin
denegatoria de la Lotera Nacional-Sociedad del Estado.
En este caso, si bien se invalida el acto sobre la base de vicios en la motivacin, aun cuando
se hayan explicitado las razones igualmente poda ser controlado por el juez.
En efecto, como lo he explicitado anteriormente, en mi opinin, los conceptos jurdicos
indeterminados pueden en su realizacin aplicar: a) juicios intelectivos puros siguiendo un
mtodo cognitivo, mediante la aplicacin de reglas tcnicas o de experiencia de universal
consenso, o bien; b) utilizar la discrecionalidad en aquellos casos en que el orden jurdico o
la naturaleza de las cosas permita la opcin entre dos o ms alternativas igualmente vlidas
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2. Certidumbre y opinabilidad
Las tcticas, mtodos y enfoques tecnolgicos son con frecuencia diversos, razn por la cual
las generalizaciones que es posible realizar en este campo deben ser manejadas con cuidado.
Cada tcnica presupone una intrincada problemtica. Sus resultados no siempre son
obtenidos automticamente: difieren las circunstancias, la cantidad y calidad de los
materiales, e incluso es complejo el control de las manipulaciones.
Consecuentemente, existen tcnicas que traducen tanto procedimientos estandarizados y
uniformes, como no estandarizados y flexibles. Estos ltimos se adaptan ms a condiciones
especiales de uso particularizado.
El citado panorama se completa con tcnicas exactas y no exactas, ciertas e inciertas,
indiscutibles y opinables: de esto se deduce que la certeza absoluta no siempre existe en la
tcnica, a pesar de que hacia ella tienda.
Expresa Popper (415) que el conocimiento, en particular el de carcter cientfico, progresa en
virtud de anticipaciones injustificadas, presunciones, soluciones tentativas, conjeturas. Las
hiptesis son sometidas a severos tests crticos. En ocasiones pueden superar este examen,
pero esto no implica que puedan ser justificadas categricamente.
Levi (416) considera que la tcnica slo abarca a las disciplinas que manifiestan cuestiones
de causalidad de carcter mecanicista, como la fsica, qumica, medicina y psiquiatra. En su
concepcin, las ciencias agrarias y criminolgicas, por ejemplo, presentan aspectos
compuestos. Son dubitativas, la economa y sociologa. Quedan fuera las ciencias de la
cultura: esttica, pedagoga, ciencia poltica; la razn de esta exclusin obedece a los juicios
individuales que contienen: valor artstico de una obra, idoneidad de un candidato, etc.
Hay quienes, aun destacando la importancia de las ciencias sociales en el mbito de la
organizacin administrativa para reunir datos relevantes que coadyuven a la emisin del
acto, sostienen, sin embargo, que la tcnica fundada en estas ciencias difcilmente conduzca
a un juicio objetivo y absolutamente neutro (417) .
Marzuoli (418) afirma que la opinabilidad no debe convertirse en el criterio decisivo para
determinar lo que es tcnico o no, y, consecuentemente, posibilitar la inclusin o no de las
tcnicas derivadas de las ciencias sociales en el concepto. Las disciplinas exactas y no
exactas admiten mrgenes de opinabilidad, aunque en esta ltima especie tales espacios
sean mayores. Esta mayor amplitud es la que permite afirmar que, desde un punto de vista
genrico, tambin se pueda considerar tcnicas a las de las ciencias sociales.
En definitiva, sustantivamente, debe quedar en claro que:
a) la tcnica presupone un conjunto de conocimientos especializados cuya naturaleza
cognitiva es incuestionable como principio general;
b) no implica siempre certeza absoluta, sino que puede admitir pequeos o grandes bolsones
de opinabilidad.
Desde una perspectiva jurdica, teniendo presente esta realidad, y sin que corresponda hacer
discriminaciones respecto de las disciplinas exactas y no exactas para definir lo tcnico, ya
que ste no es cometido de los juristas, slo es menester determinar cundo existe una
tcnica cierta y una dubitativa en el caso particular.
137
Partiendo de la tcnica tal cual es, de sus diversas acepciones y caractersticas, interesa
saber cules son las metodologas o instrumentos jurdicos idneos para superar la
opinabilidad y precisar las consecuencias ulteriores en el campo del derecho.
Que una tcnica sea discutible o no, es una verdad que debemos aceptar porque el quid de
la cuestin es el criterio discrecional o vinculado que ser necesario utilizar para integrar el
contenido del margen opinable.
Pero como oportunamente se explicitar, en sentido estricto, aquella zona "no susceptible de
producir certeza" por medio de comprobaciones empricas y lgicas, no puede ser calificada
como tcnica. Desde un punto de vista jurdico su naturaleza intrnseca nada tiene que ver
con la estructura cognitiva de la ciencia, porque el factor o elemento dirimente es la
apreciacin o valoracin subjetiva del rgano competente.
Pensemos, por ejemplo, en el supuesto en que la Administracin tiene que declarar de
inters pblico una obra de arte. Una vez realizadas las verificaciones tcnicas necesarias, es
indudable la presencia de un momento subjetivo, en el cual junto a la ponderacin de los
elementos concurrentes surgir la decisin a tomar. La tcnica cumple su cometido al
determinar el valor artstico objetivo, pero la valoracin del resto de las circunstancias, la
apreciacin de la oportunidad o conveniencia, deja de ser tcnica porque intervienen
esencialmente elementos volitivos, no cognitivos.
138
Nada impide al orden jurdico incorporar una regla o elemento tcnico en su prescripcin
normativa.
Con asombrosa claridad, Jellinek (420) nos advierte que la legislacin puede remitirse
expresa o tcitamente a una tcnica determinada. En efecto, cuntas veces expresiones
como idoneidad, peligrosidad, salubridad, probidad, ruina, contaminacin, valor histrico o
artstico y otras relacionadas con la tcnica forman parte de nuestro sistema jurdico vigente.
El enunciado normativo describe un comportamiento administrativo a seguir sobre la base
del dato, regla o elemento tcnico cuya explicitacin operativa debe realizarse al momento
de la aplicacin del precepto.
No cabe duda alguna, en este caso, sobre la integracin de la tcnica al mundo del derecho
del cual pasa a formar parte. De all que no se la pueda considerar como un fenmeno
extrajurdico, aun cuando para conformar su ncleo interno se nutra de notas cualificantes
que nada tienen que ver con la juridicidad.
Comparto el criterio de quienes, como Bachelet (421) , consideran las normas tcnicas como
"reglas de comportamiento" que imponen la obligacin de utilizar los criterios y el proceso
aplicativo de las ciencias y las artes. Se recurre a la pericia de sus especialistas y tienen la
eficacia jurdica propia de la norma que las adopta.
Otras posturas (422) la consideran como un simple dato tcnico o presupuesto de hecho,
cuya obligatoriedad no se dirige a la totalidad de la poblacin sino slo al "mbito interno de
la Administracin". Esta posicin reduce su eficacia a la esfera de la Administracin y,
fundamentalmente, desconoce la naturaleza jurdica de las reglas tcnicas, especialmente
cuando su contenido excede la comn experiencia.
Esto es, a mi juicio, rebatible: as como hay reglamentos de servicios de contenido tcnico
cuya eficiencia repercute en el interior del organismo pblico respectivo (normas de
seguridad en empresas elctricas, de agua potable, telfono, etc.), existen innumerables
dispositivos normativos cuya vigencia y alcance repercute sobre la generalidad de los
administrados (transporte vehicular, trnsito vial, seguridad en fbricas, comercios,
hospitales, confiteras bailables, etc.).
En sentido estricto, aun cuando se le reconoce a la tcnica relevancia jurdica, existen
algunas diferencias sustantivas con la simple norma de derecho. Esta ltima indica el deber
ser de la conducta humana, o sea, el principio deontolgico que regla el comportamiento de
la sociedad sobre la base de un estndar preestablecido. Las normas tcnicas, en cambio,
estn muchas veces sujetas a caracteres de fatalidad, en procura de desentraar el ser de la
cosa, o su principio ontolgico (423) .
En realidad, la incorporacin de la tcnica al orden jurdico no se hace mediante un simple
reenvo o remisin formal (424) , sino que alude a un comportamiento a seguir, aunque est
impregnado de procedimientos empricos complejos cuyas deducciones y relaciones no son
comprendidas fcilmente. Por tanto, si el contenido intrnseco puede ser diferente, no lo es
su ropaje jurdico ni la imperatividad de la conducta a realizar por un rgano especializado.
La variabilidad de lo tcnico abarca tambin los llamados "usos" profesionales de cada oficio,
arte, ciencia o carrera universitaria (425) . Esto adquiere vital importancia en el sector
organizacional administrativo por la recurrencia a pautas estndares comnmente aceptadas
por los especialistas o peritos de cada rea determinada. Normalmente surgen de
prescripciones normativas expresas. En ocasiones, la atribucin de un cometido tcnicocientfico especfico a un rgano dotado de idoneidad en la materia, tambin puede autorizar
tcitamente la utilizacin de usos o pautas medias. La uniformidad o tolerancia de estos
139
140
En definitiva, lo tcnico -en el sentido expresado- forma parte del orden jurdico y, por tanto,
el control de juridicidad es posible. Lo contrario podra cercenar la tutela judicial efectiva.
Consecuentemente, estoy en desacuerdo con posturas jurisprudenciales que sustentan que
frente a cuestiones tcnicas complejas lo resuelto por los rganos tcnicos de la
Administracin es irrevisable por los jueces (428) .
No obstante, cuando es la propia realidad del objeto o situacin la que admite mrgenes de
opinabilidad, cuando la objetividad del procedimiento de subsuncin se agota, declina la
labor interpretativa y se acrecienta la discrecionalidad.
La opinabilidad intrnseca de ciertas situaciones fcticas no reconducibles a pautas objetivas
por medio de la interpretacin, no puede ser convertida en certeza por el administrador ni
por el juez. Empero, como es la Administracin a quien el orden jurdico le autoriza a
operativizar primero el concepto, en estos excepcionales supuestos, le es permitido utilizar la
discrecionalidad relacionada con la tcnica a fin resolver la opinabilidad buscando lo ms
oportuno para el inters pblico.
La discrecionalidad no slo proviene de una norma expresa o implcita sino de la propia
naturaleza de las cosas. Es precisamente el ordenamiento quien se remite tcitamente a ello
cuando no es posible un juicio objetivable que trasunte una solucin justa, sino dos o ms
hiptesis razonables.
Es que una vez agotado el anlisis de la proposicin normativa y de sus principios
inmanentes, expresa o implcitamente condensados en el ordenamiento, sin poder distinguir
lo reglado de lo discrecional, la observacin de la propia realidad del acontecer administrativo
se convierte en el factor decisivo para clarificar la identidad de los conceptos y estar en
condiciones de predecir los efectos ulteriores.
En estos casos debemos aceptar, aunque en su mnima expresin, la posible existencia de
facultades discrecionales para integrar creativamente el concepto. Debe recordarse que los
rganos administrativos no slo son creados para aplicar el derecho sino tambin para
ejercer la discrecionalidad dentro de la juridicidad.
La opinabilidad no excluye de por s el control judicial porque el juez debe verificar si ha sido
correctamente ejercida la discrecionalidad dentro de la juridicidad. Consecuentemente, el
control debe recaer sobre todo el comportamiento administrativo objetivable (cognitivo), y
cuando en algunos aspectos percibe pequeos mrgenes de opinabilidad, en los que es tan
aceptable una solucin como otra, debe respetar el espacio de libertad rellenado por la
Administracin. No cabe aqu sostener que se ha vulnerado la tutela judicial efectiva, pues da
lo mismo una solucin que otra desde el punto de vista jurdico. Asimismo, si el tribunal
examina el fondo de la cuestin en sentido integral, llegando a la conclusin de que la
discrecionalidad ha sido ejercida dentro del orden jurdico, el derecho al debido proceso ha
quedado salvaguardado.
Para el Tribunal Constitucional alemn el derecho a la tutela judicial efectiva, garantizado por
el art. 19.4 de la Ley Fundamental de Bonn, si bien garantiza como principio la plena
justiciabilidad de la actividad administrativa, no impide reconocer al legislador la facultad de
habilitar excepcionalmente a la Administracin la adopcin de decisiones ltimas excluidas
del control judicial plenario, cuando as lo justifiquen consideraciones de naturaleza
preferentemente jurdico-funcional y no se oponga a ello el contenido esencial del citado
derecho fundamental: la garanta de una tutela judicial ptima, aunque no necesariamente
mxima (429) .
Con expresividad ha expresado el Tribunal Surpemo espaol (430) que "Hay un ncleo
ltimo de oportunidad o conveniencia, all donde son posibles varias soluciones igualmente
justas (o legalmente indiferentes), en el que no cabe sustituir la decisin administrativa por
una decisin judicial... esta jurisdiccin no constituye un escaln jerrquicamente superior a
la Administracin que le permita a travs de sus resoluciones imponer a los rganos de la
misma una determinada lnea de actuacin en la gestin de los intereses pblicos que tiene
confiada, ni en la propia organizacin de los medios materiales destinados a la misma, sino
que la misin de los tribunales queda circunscripta a corregir las extraviadas actuaciones
141
(306) CANNADA BARTOLI, voz "Inters" (der. adm.), Enc. dir. italiana, vol. XXII, Milano,
(307) NIGRO, M., Giustizia amministrativa, Bologna, 1976, p. 104.
142
(308) JELLINEK, Gezetz, Gesetzesanwendung..., cit., ps. 30 y ss.; DONATI, D., Il problema
delle lacune nellordinamento giuridico, Milano, 1911, ps. 175 y ss.
(309) GARCA TRAVIJANO FOS, Tratado..., cit., T.I, ps. 412 y ss.; SANDULLI, Manuale...,
cit., p. 401; CASSAGNE, J. C., Derecho..., cit., T. II , ps. 138 y ss.; SANTAMARA PASTOR, J. A. y PAREJO
ALFONSO, L., Derecho..., cit., p. 129; GARCA DE ENTERRA y FERNNDEZ, Curso..., cit., T. I, ps. 381 y
ss.
(310) ROMANO, S., Corso di diritto amministrativo, Padova, 1937, ps. 20 y ss.
(311) SALISBURY, R. y HEINZ, J., "A theory of policy analysis and some preliminary
applications", en Sharkansky analyusis in
(312) MORGAN, D., "Labuso amministrativo: la tipologia. Qualche riflessione sulletica e
la discrezionalit", Riv. Problemi di Amminitrazione Pubblica, marzo 1989, nro. 1, ps. 43 y ss.
ss.
(313) CLAVERO ARVALO, "La doctrina...", cit., Rev. Adm. Publ. Espaola, nro.7, ps. 89 y
(314) FIORINI, B., La discrecionalidad..., cit., ps. 65 y ss.; RANELLETTI, Principi..., cit., ps.
403 y ss.; ROMANO, Corso..., cit., ps. 39 y ss.; APELT, W., Werwaltungsrechtliche Vertrag, Leipzig, 1920,
ps. 97 y ss.
(315) GNY, Mthode dinterprtation et sources en droit priv positif, t. II, Paris, 1919,
p. 201; CAPPELLETTI, Proceso..., cit., ps. 432 y ss.
(316) ZANOBINI, Curso..., cit., T.I, ps. 44 y s.; MIELE, G., Principio di diritto
amministrativo, T. I, Padova. 1953, 2 ed., p. 23; CAPACCIOLI, E., La gestione di affari nel diritto
amministrativo, Padova, 1956, p. 263.
(317) BERNATZIK, E., Rechtsprechung und Materielle Rechtskraft, Viena, 1986, p. 36.
(318) COOPER, F. E., "Administrative justice and the role of discretion", Yale P.J., 1938,
nro. 47, p. 581; GIANNINI, Il potere..., cit., ps. 40-41; MICHOUD, tude sur..., cit., Annales Universit
de Grenoble, p. 9; RASELLI, Il potre discrezionale... cit., p. 14; REGLADE, M., "Du prtendu contrle
juridictionnel de lopportunit en matire de recours pour excs de pouvoir", Rev. Der. Publ., 1925, p.
427.
(319) GIANNINI, Diritto...,. cit., Vol. I, p. 479.
(320) Clara expresin de A. Gallego Anabitarte, en el "Prlogo" a MOZO SEOANE, La
discrecionalidad..., cit., p. 53; MARIENHOFF, M. S., Tratado..., cit., T. II Ver Texto , ps. 422 y ss.
(321) BOBBIO, Teora de la norma jurdica, cit., ps. 101 y ss.
(322) BELADIEZ, Margarita, Los principios jurdicos, Tecnos, Madrid, 1997, p. 111.
(323) Cap. III, Punto III.9, p. 130.
(324) BULLIGUER, "La discrecionalidad de la Administracin Pblica", LL, 1987-A-905.
(325) GONZLEZ DELEITO DOMNGUEZ, Antonio, "Integracin de las clusulas de
atribucin de las facultades discrecionales", en AA.VV., Discrecionalidad administrativa y control judicial,
I Jornadas de Estudio del Gabinete Jurdico de la Junta de Andaluca, Madrid, Civitas, 1996, p. 213.
(326) SNCHEZ MORN, Principios de legalidad y discrecionalidad, Madrid, 1997, p. 114.
(327) PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar y juzgar..., cit., ps. 72 y ss.
(328) SNCHEZ MORN, M., Discrecionalidad administrativa..., cit., ps. 108 y ss.
(329) Trib. Constitucional espaol, sent. 179/85, 99/87, entre otras.
(330) SCALIA, "Judicial Deference to Administrative Interpretation", en Duke Law Journal,
1989, ps. 511 y ss.; MERRIL, T., "Textualism and the Future of the Chevron Doctrine", en Washington
University Law Quartely, nro. 72, 1994, ps. 362 y ss.; GARCA DE ENTERRA, E., Democracia..., cit., ps.
185 y ss.
(331) SCHWARTZ, "Administrative Law Cases During 1993", en Administrative Law
Review, 1994, p. 326.
(332) CERULLI IRELLI, V., "Note in tema di discrezionalit amministrativa e sindacato di
legittimit", Rivista Dir. Proc. Amm., Milano, 1984, nro. 4, ps. 463 y ss.
(333) BENVENUTI, La discerzionalit..., cit., p. 191.
(334) CAMMEO, Commentario..., cit., ps. 131 y ss.; "La competenza di legittimit della IV
Sezione e lapprezaamento dei fatti valutabili secondo criteri tecnici", Giurisprudenza Italiana, Roma,
1902, nro. III, ps. 277 y ss.; Corso..., cit., ps. 188 y ss.
(335) CAMMEO, Commentario..., cit., p. 34.
(336) CAMMEO, Commentario..., cit., ps. 773 y ss.; Corso..., cit., ps. 193 y ss.;
MARZUOLI, C., Potere amministrativo e valutazioni tecniche, Giuffr, Milano, 1985. ps. 11 y ss.
143
144
O.,
(386) PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar y juzgar..., cit., ps. 118 y ss.
(387) BACIGALUPO, M., La discrecionalidad..., cit., p. 128.
(388) GARCA DE ENTERRA y FERNNDEZ, Curso..., cit., p. 380.
(389) SINZ MORENO, Conceptos..., cit., ps. 243 y ss.; OSSENBUHL, F., "Tendenzen und
gefahren der neuren Ermessenlehre", D. ff. Verw., 1968, ps. 618 y ss.; REUSS, H., "Das Ermessen", D.
Verw., BI, 1953, ps. 585 y ss.
(390) KRAWIETZ, W., "Umbestimmter Rechtsbegriff, ffentliches Interesse und
gesetzliche...", Der Staat, 1972, ps. 450 y ss.; GARCA DE ENTERRA y FERNNDEZ, Curso..., cit., p.
389; FERNNDEZ, Toms R., De la arbitrariedad..., cit., 1994.
(391) SINZ MORENO, Conceptos..., cit., ps. 250 y ss.
(392) En su mayora a posteriori de la primera edicin de este libro.
(393) PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar y juzgar..., cit., ps. 119 y ss.
(394) SNCHEZ MORN, M., Discrecionalidad administrativa..., cit., ps. 116 y ss.
(395) BELTRN DE FELIPE, Discrecionalidad administrativa..., cit., p. 110.
(396) GARCA DE ENTERRA, E., Democracia..., cit.
(397) ATIENZA, M., "Sobre el control de la discrecionalidad administrativa. Comentarios a
una polmica", RDA, nro. 85-1995.
(398) BACIGALUPO, M., La discrecionalidad..., cit., ps. 10, 26, 32, 38, 128, y ss.
(399) IGARTA SALAVERRA, J., Discrecionalidad tcnica..., cit., ps. 28 y ss.
(400) GARCA DE ENTERRA, E., Democracia..., cit., p. 137.
(401) Cm. Nac. Cont. Adm., sala I, 2/8/1994, "Caamao", con nota de SARCIAT, Diego,
"Aplicacin de la doctrina de los conceptos jurdicos indeterminados", LL, suplemento de Derecho
Administrativo, 27/5/1996.
(402) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., 11/4/1997, "E. W. v. Gobierno Nacional" Ver Texto .
145
(408) ISNARDI PARENTE, T., Momenti del pensiero greco da Platone a Epicuro, Firenze,
1966, ps. 97 y ss.; MEYNAUD, La tecnocrazia, Bari, 1966, ps. 48 y ss.
(409) ABBAGNANO, N., Dizionario di filosofia, voz "Tcnica", Torino, 1961, p. 837;
BACHELET, V., Lattivit tecnica della pubblica amministrazione, Giuffr, Milano, 1976, ps. 15 y ss.;
LEDDA, F., Potere,..., cit., ps. 383 y ss.; CODACCI PISCITELI, Linvalidit..., cit., p. 122; MARTN
GONZLEZ, El grado..., cit., ps. 228 y ss.; ZANOBINI, Curso..., cit., T. I, p. 29.
(410) POVIA, Sociologa, cit., p. 71.
(411) MIELE, Principi..., cit., p. 28; WEBER, M., The theory of social and economic
organization, Parsons, 1957, p. 161.
(412) MERRILL, R., Some society wide research and development institutions, ps. 409 y
ss.
(413) JELLINEK, W., Sistema dei diritti pubblici soggettivi, p. 246; ROMANO, S., Diritto
costituzionale generale, Milano, 1946, 2 ed., p. 217.
(414) ZANOBINI, Curso..., cit., T. I, p. 30; RANELLETI, Principi..., cit., p. 199; MARTN
GONZLEZ, El grado..., cit., p. 231.
(415) POPPER, K., Conjeturas..., cit., ps. 13 y ss.
ss.
(416) LEVI, Lattivit..., cit., p. 271; BASSI, F., La norma interna, Milano, 1963, ps. 542 y
(423) Ver interesante reflexin de ILDARRAZ y ZARZA MENSAQUE, Curso..., cit., ps. 8 y
(424) ROMANO, Corso..., cit., ps. 37 y ss.; MORTATI, C., Discrezionalit, Novissimo
Digesto Italiano, Torino, 1960, ps. 1106 y ss.
(425) DABIN, Thorie gnrale du droit, Bruxelles, 1953, ps. 53 y ss.; PISCIONE, Ordini e
collegi professionali, Milano, 1959, ps. 97 y ss.; BASSI, La norma..., cit., ps. 545 y ss.
(426) LEDDA, F., Potere..., cit., ps. 274 y 275.
(427) Cap. I.II.3 y Cap. VII y VI 1 a 6.
(428) Cm. Nac. Cont. Adm., sala III, "Platestiba" Ver Texto , LL, 1992-B-181.
(429) Sentencia publicada en BVerfGE, vol. 61, ps. 111 a 114.
(430) Sentencia citada por LPEZ MENUDO, F., El control judicial..., cit., p. 38.
(431) Cm. Civ. y Com. Esp. Capital, 21/6/1983, "Subterrneos de Buenos Aires, Sociedad
del Estado v. Fusetti de Turro" Ver Texto , ED, 105-575; TAWIL, G., Administracin..., cit., T. II, p. 400;
GUSMN, A., Fronteras..., cit.
146
Si el objetivo primordial es buscar soluciones que hagan viable el control judicial de tcnicas
muy especializadas de difcil comprensin, las relacionadas con valoraciones subjetivas
insustituibles de imposible reproduccin probatoria, las que trasuntan juicios de probabilidad,
y no de certeza, el anlisis de esta problemtica no concluye con la profundizacin crtica de
las posturas enunciadas. Es necesario adentrarnos tambin en los siguientes mbitos:
a) La interpretacin jurdica. Muchos creen que la hermenutica interpretativa extensiva
permite solucionar los casos prementados del derecho administrativo, como lo hace en otras
esferas jurdicas. Sin embargo, como se explicitar seguidamente, lo que denomino
"relatividad de la interpretacin" no suministra una pauta cierta que supere la zona de
penumbra: esta metodologa ha menester un trato diferente en el proceso administrativo.
Esto obliga a precisar hasta dnde llega la interpretacin, cundo comienza la
discrecionalidad y qu tipo de reglas interpretativas es dable admitir en nuestra materia.
Para dilucidar este punto es imprescindible determinar el rol del juez y del administrador en
el actual Estado de Derecho, precisando sus confines sobre la base de la clsica divisin de
funciones.
b) Las reglas procesales. Hay quienes consideran que dirimir las cuestiones administrativas
complejas es un problema del derecho procesal. Pero bien sabemos que muchas veces la
"relatividad de las reglas del proceso" hace crisis cuando la propia naturaleza de las cosas es
de difcil comprensin por su opinable configuracin ontolgica.
En otras ramas del derecho, acudir al sistema de la libre conviccin judicial constituye la
clave para resolver la cuestin. Es este mtodo aplicable a la realidad del proceso
administrativo? No se asemeja a la discrecionalidad en cuanto a su naturaleza subjetiva?
Es dable trasladar el habitual silogismo judicial, que obliga a llegar a una solucin justa, a la
virtualidad del procedimiento administrativo que necesariamente debe conciliar el inters
pblico con el privado, la discrecionalidad con lo reglado?
Esto exige una precisin sobre la utilidad de ciertas reglas del proceso, sus lmites estrictos y
su insercin en la problemtica estatal.
c) Los estndares jurdicos, los juicios tcnicos, cientficos o de experiencia. La relatividad de
estos conceptos es una realidad insoslayable en el habitual quehacer administrativo, porque
no siempre son reconducibles a principios de validez absoluta e indiscutible.
Si bien todo esto dificulta el tratamiento jurdico de la cuestin, su correcta individualizacin
en el caso concreto, sin embargo, permitir arribar a conclusiones satisfactorias, dividiendo
la casustica prctica en tres supuestos determinables: 1) reglas ciertas, uniformes y
consensualmente aceptadas por la comunidad cientfica o la sociedad; 2) juicios probables
tolerables; y 3) alternativas tcnicas, cientficas o de experiencia, igualmente vlidas para el
derecho y que justifican una eleccin discrecional.
Finalmente, y con el propsito de facilitar la comprensin del control judicial del ter
procedimental por el cual transcurre la funcin administrativa y sus complicadas
circunstancias, intentar reconstruir con ojos nuevos las clsicas etapas formuladas por el
Consejo de Estado francs: verificacin de los hechos, apreciacin de la prueba, calificacin
jurdica y determinacin de la conducta.
La peculiaridad del proceso administrativo no acepta soluciones improvisadas ni principios
indiscutidos utilizados por otras ramas del derecho, cuya fragilidad surge evidente cuando se
propicia su aplicacin en nuestra temtica. Adelanto mi opinin: considero una confusin
histrica asimilar los principios del silogismo judicial aplicables en otras esferas jurdicas, a
los que sustentan el control de los actos administrativos. De all deviene la oscuridad
147
respecto de los lmites del juez revisor de la conducta administrativa: hasta dnde llega la
tan mentada "zona de reserva de la Administracin", y cmo se marcan los confines de la
revisin judicial. Esta situacin, tal como est planteada hasta nuestros das, no parece tener
solucin.
Para revertir este fenmeno de desplazamiento, capaz de resquebrajar el equilibrio de
poderes del sistema republicano, es imprescindible despojarnos de parte del tradicional
andamiaje jurdico interpretativo y procesal, en tanto tiene un significado diferente en la
revisin del accionar estatal. La salvaguarda del inters pblico junto al privado de los
administrados, pero fundamentalmente la presencia de una de las partes, investida de
potestad pblica, modifica la pureza de los mtodos referidos, por lo que es necesario la
formulacin de un trato distinto.
II. INTERPRETACIN
ADMINISTRADOR
INTEGRACIN
DEL
ORDEN
JURDICO
POR
EL
JUEZ
EL
1. El ordenamiento utiliza conceptos abiertos que han de ser rellenados por sus destinatarios
El orden jurdico utiliza conceptos que Dworkin (432) denomina abiertos; stos hacen
referencia a estndares valorativos abstractos. Corresponde a sus destinatarios integrarlos
en el momento de su concrecin.
La revisin crtica del positivismo jurdico de Kelsen, realizada por Bobbio (433) con la
metodologa neoemirista, pone nfasis, entre otros aspectos, en la globalidad de la
estructura ordinamental por encima de la simple relacin norma-sancin. El poder jurdico,
conferido a los diversos intrpretes y operadores del sistema, se convierte en un instrumento
esencial de comunicacin entre sus diversos grados. De all surge la importancia de las
directivas dirigidas a los rganos competentes para poner en marcha la concrecin de la
juridicidad abstracta.
En otras palabras, la plenitud hermtica del ordenamiento jurdico consiente relaciones de
delegacin entre las normas generales, las menos generales, las particulares y las
plenamente individuales (434) . Ellas implican interrelaciones recprocas dentro de la
sistemtica ordinamental. En ocasiones se determina en forma expresa la pauta que debe
respetar quien elabora la norma individual, mientras que en otros supuestos se conceden
mrgenes de mayor o menor libertad. La clave reside en interpretar a "quin" se delega, y
"cmo" se integra el contenido de lo delegado.
Para la teora pura del derecho, las normas que individualizan el sistema jurdico, como el
acto administrativo y la sentencia, no slo implican una simple deduccin lgica de la
normativa general, sino que tambin aportan ingredientes que no estn explicitados en el
ordenamiento autoritativo.
El agregado que inserta cada poder no es siempre el mismo: el administrador incorpora
calificaciones que explicitan la juridicidad mediante un juicio objetivo y tambin valoraciones
subjetivas originales relacionadas con la oportunidad o conveniencia. El juez, en cambio, slo
puede desarrollar elementos que ya forman parte del derecho, buscando la concrecin de lo
justo en el caso particular; no le preocupa el accionar prctico y continuo de la organizacin,
como sucede en la actividad estatal sino, como dice Snchez Agesta (435) , la aplicacin y el
mantenimiento del derecho.
148
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150
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La misin del jurista revela una nostlgica belleza; la de preparar los caminos para el
advenimiento del reino de los valores, sin que le sea permitido entrar en sus dominios, tal
como Moiss, el legislador que gui a sus pueblos hacia los lmites de la tierra prometida, sin
que le fuera dable penetrar en ella (448) .
Desde una perspectiva prctica, la comunidad no acepta un tribunal que decida los complejos
problemas administrativos con valoraciones subjetivas sobre lo que estime ms conveniente.
El mtodo jurdico es, fundamentalmente, garanta de objetividad, persuasin, explicacin y
justificacin razonada: slo as las sentencias podrn ser aceptadas y obedecidas.
La legitimidad de los jueces no slo proviene de la idoneidad exigida para ocupar el cargo
(mediante concursos pblicos), sino esencialmente de la neutralidad del mismo derecho que
tienen la obligacin de aplicar; su independencia se pone en evidencia cuando los jueces
dirimen el caso concreto con la objetividad e imparcialidad que prescribe el propio orden
jurdico al cual le deben absoluta subordinacin. Su cometido no es crear normas legislativas,
ni ejercer el poder poltico o discrecional tambin creativo para satisfacer de la mejor forma
los intereses sociales. Una duracin limitada en su funcin podra afectar seriamente la
divisin de poderes, la independencia, la imparcialidad, la neutralidad poltica, la
competencia e idoneidad; porque el Poder Judicial no est capacitado para gobernar sino
para dar efectividad al derecho.
No le es dable sustituir al responsable de la decisin poltica, sino que tiene dos objetivos
prioritarios: controlar si la decisin administrativa ha respetado el principio constitucional de
sumisin de la Administracin a la ley y el derecho, y garantizar la tutela judicial efectiva de
los derechos e intereses de los administrados (449) .
Pero como dice Tocqueville (450) , "es a menudo tan peligroso quedarse, como excederse;
[...] por ello los jueces no deben ser solamente buenos ciudadanos, hombres instruidos y
probos, cualidades necesarias a todos los magistrados. Es necesario encontrar en ellos
hombres de Estado; es necesario que sepan discernir el espritu de su tiempo".
No obstante, el juez no es un dominus de la sociedad, y hay que desechar aquellas posturas
que amplan en grado sumo su marco de accin en virtud de la libre apreciacin, propiciadas
por la Escuela realista norteamericana y algunos filsofos italianos de los ltimos aos
(451) , salvo, claro est, cuando el propio orden jurdico lo consienta expresamente.
Con razn, Schmitt (452) afirma que "una expansin sin inhibiciones de la justicia no
transforma al Estado en jurisdiccin, sino a los tribunales en instancias polticas. No conduce
a juridificar la poltica, sino a politizar la Justicia".
La problemtica de todos los tiempos referida a los confines del derecho y la poltica plantea
una cuestin irresuelta; si es posible reconducir las materias "discrecionales" al campo de lo
jurdico, con parmetros objetivos.
Una respuesta positiva implica reflotar la consabida tesis del "gobierno de los jueces", que se
caracteriza por la falta de legitimacin democrtica, e incapacidad para responder a las
mltiples necesidades sociales (453) .
La extralimitacin de los jueces fue ya advertida por Roosevelt en los Estados Unidos en
1913, cuando la Corte Suprema de Justicia, aferrada a un liberalismo excesivo, denominado
"darwinismo jurdico", se opuso a toda regulacin legislativa de la economa, los salarios
mnimos, las jornadas de labor, etc. Se caracteriz el perodo por la atribucin unilateral por
los jueces de funciones legislativas (454) . Por esto, en 1937, el Tribunal Supremo cambi de
jurisprudencia y acept la validez constitucional del New Deal.
La Corte Suprema argentina ha sealado que cada poder, "dentro de los lmites de su
competencia, obra con independencia de los otros dos en cuanto a la oportunidad y
extensin de las medidas que adopta y a los hechos y circunstancias que la determinan"
(455) , siendo obligacin de los jueces "asegurar a cada poder el goce de la competencia
constitucional que le concierne en el mbito de su propia actividad" (456) .
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Afirmar que cada mbito funcional tiene una "zona de reserva exclusiva" no implica negar al
Poder Judicial el control de los actos de los otros poderes del Estado en una causa concreta
(457) . Como dice Mairal (458) , no se trata de la supremaca de un poder sobre otro, sino
de una normativa sobre otra: "el juez se limita a declarar la incompatibilidad de la norma o
acto de rango inferior (la ley, reglamento o acto administrativo) con la de rango superior (la
Constitucin, ley o reglamento, segn el caso)". En sentido concordante, expresa Muller
(459) que la "revisin judicial presupone slo una jerarqua de normas, no una jerarqua de
poderes".
El esquema formulado en los puntos precedentes y sucesivos slo pretende demarcar en
forma precisa los roles del administrador y del juez, sobre la base del equilibrio referido,
buscando siempre la imprescindible armona que debe presidir estas delicadas funciones del
Estado, en la conviccin de que ninguno es absolutamente dominus de la sociedad.
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se adopten, se hizo uso legtimo o abusivo de las normas con arreglo a las cuales deben
ejercerse las atribuciones otorgadas. En tal sentido el control de legalidad supone la debida
aplicacin por el rgano administrativo de las normas estatutarias, de manera que tanto la
descripcin como la clasificacin de los hechos sea correcta. Y es de buena doctrina que el
control de legalidad se cumpla ponderando, entre otras cosas, el prudente y razonable
ejercicio de las facultades regladas del Poder Administrador, porque no es admisible una
actuacin discrecional e irrevisable de aquellas potestades". "Si la actora fue dejada cesante
en atencin a faltas injustificadas, obvio es, entonces, que slo pudieron tomarse en cuenta
las ausencias anteriores a la fecha de la resolucin administrativa y no las posteriores...,
pues de otro modo o se computaban inasistencias cuando ya la empleada haba sido dejada
cesante y sin obligacin de concurrir al trabajo, o la cesanta habra sido decretada por
causales inexistentes".
El control es ms limitado cuando se trata de los ascensos de los militares y fuerzas de
seguridad. Es jurisprudencia constante de la Corte nacional la reflejada en el caso "Gabetta"
(465) cuando dice que "la decisin a tomar por el Poder Ejecutivo nacional respecto del
orden de mritos para determinar los ascensos al grado de general, no se encuentra
condicionada a la propuesta sugerida por la Junta de Calificaciones del Ejrcito, pudiendo
inclusive, variarla y apartarse discrecionalmente de la misma... Adentrarse en el anlisis del
acierto y correccin del proceder administrativo en su actividad discrecional es insusceptible
por principio de justificar el contralor judicial, mxime tratndose de un reclamo castrense,
pues el estado militar presupone el sometimiento a las normas de fondo y forma que
estructuran la institucin castrense, ubicndola en una situacin especial dentro de la
Administracin Pblica, tanto por su composicin como por las normas que la gobiernan, ello
implica la sujecin al rgimen de ascensos y retiros por el cual se confiere a los rganos
especficos la capacidad para apreciar la concreta aptitud para ascender, conservar el grado o
pasar a situacin de retiro". "Tal apreciacin comporta el ejercicio de una actividad
discrecional ajena a la revisin judicial, pues no son los jueces los que puedan evaluar las
aptitudes adecuadas para una determinada situacin de revista dentro de la institucin, ni
los encargados de sustituir el criterio de sus rganos propios integrados por sus ms altas
jerarquas y establecidos con ese fin nico y especfico".
En el fundado dictamen de la procuradora de la Corte Suprema Dra. Mara Reiriz se subraya
que "en consecuencia nos encontramos en la especie, en el marco de ese ejercicio
discrecional que no resulta por principio justiciable, salvo que mediaren razones de grave o
grosera irrazonabilidad, que ni se han dado, ni tampoco se han invocado..".
Como expresa Bianchi, en el comentario del fallo aludido, la materia descripta "Es lo que los
rganos jurisdiccionales no pueden revisar, es aquello que est ms all de la determinacin
legal o mejor an no precisado por la misma. En otras palabras el control de
constitucionalidad consiste en verificar que un determinado comportamiento jurdico o de
hecho est de acuerdo con el ordenamiento jurdico, ahora bien, cuando a este ltimo le
resulta indiferente uno u otro accionar estamos en presencia de una competencia
discrecional y la justicia entonces se encuentra inhibida de actuar no por una prohibicin
legal, sino por una imposibilidad fctica de hacerlo". Ms adelante agrega que "...el velo del
Poder Ejecutivo slo puede ser descorrido por la justicia cuando su decisin traspone el
umbral de sensibilidad de los criterios de razonabilidad".
Precisamente, una clara situacin de arbitrariedad sucedi en el caso "Legn" Ver Texto
comentado en forma impecable por Comadira (466) con motivo de un concurso docente.
Entre otros aspectos, la justicia sustenta el principio general de que los procedimientos de
seleccin de los docentes universitarios no admiten revisin judicial salvo manifiesta
arbitrariedad. Ms adelante expresa que "Si todos los miembros del jurado coincidieron que
el actor posea suficientes mritos acadmicos para aspirar a ocupar uno de los seis cargos
sujetos a concurso y los concursantes que se encontraban en esa misma situacin no
excedan el nmero de cargos concursados, no cabe sino concluir que en tales circunstancias
el ejercicio por parte del decano, de las facultades otorgadas..., procediendo a la elaboracin
de otro orden de mritos con fundamentos propios, revalorizando lo ya valorizado por el
jurado y desconociendo la coincidencia de los miembros del jurado, se muestra como
irrazonable" (del fallo de Cmara).
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Como dice Comadira, en el comentario del fallo referido "...Al actuar de ese modo el decano
se apart del texto expreso del Reglamento mencionado, en tanto ste slo lo facultaba para
aprobar el dictamen unnime, si lo haba, o, en su caso, alguno de los varios emitidos,
elevando una propuesta alternativa de orden de mrito, si la hubiera". Ms adelante agrega
que "...ellas eran las nicas soluciones justas posibles. Opt, en cambio, por un curso de
accin desprovisto de fundamento normativo expreso o razonablemente implcito. Y, al
hacerlo, cometi una manifiesta arbitrariedad".
Resulta ponderable lo sustentado por la Corte nacional en el caso "Timmerman" Ver Texto
(467) cuando reivindica el control de razonabilidad sobre el arresto dispuesto por el Poder
Ejecutivo nacional con motivo del estado de sitio. "...Algunos de estos principios son los
siguientes: A) la excepcionalidad del control... Este carcter deriva fundamentalmente de las
normas constitucionales que atribuyen facultades privativas a cada uno de los poderes del
Estado, en virtud del principio de separacin de los poderes..., habida cuenta adems que el
estado de sitio tiene una rbita propia y una funcin til... ya que se trata de un recurso
extremo para preservar y no para suprimir el imperio de la Constitucin...; B) la
excepcionalidad mencionada no obsta a que el Poder Ejecutivo est obligado, frente al
requerimiento de los jueces competentes, a proporcionar una informacin suficiente sobre
cada caso concreto, a fin de que stos puedan respetar sin controversia la esfera de reserva
del rgano especficamente poltico...; C) el examen de la razonabilidad puede abarcar un
doble aspecto: a) la relacin entre la garanta afectada y el estado de conmocin interior, y
b) la verificacin de si el acto de autoridad guarda adecuada proporcin con los fines
perseguidos mediante la declaracin de estado de sitio...; D) en todos los casos debe fallarse
segn la situacin fctica y jurdica existente al momento de la sentencia". Por ello, siendo
inexistente la nica motivacin concreta que sustentaba el arresto y no pareciendo razonable
reconocer que subsista adecuacin de causa entre el estado de sitio y la detencin, se revoca
la sentencia y se dispone la libertad del ciudadano.
En la causa "Granada" Ver Texto (468) se ratifica, entre otros importantes conceptos, la
intencin del legislador del estado de sitio, en el sentido de que el Poder Judicial no puede
analizar la oportunidad apreciada por los otros poderes ni la valoracin que hagan de los
hechos para declarar el estado de sitio. Los jueces slo pueden examinar la legitimidad del
marco en el que se declara esta medida excepcional, la competencia del rgano, los
requisitos formales y la validez de la decisin, adems de su razonabilidad en el caso
concreto.
En la causa "Gallardo" (469) se hace un impecable desarrollo de la nocin conceptual de la
oportunidad, mrito y conveniencia, y por consiguiente, de los lmites del control judicial, con
motivo de una ordenanza municipal que exige la construccin a su costa de galeras de
ventas a quienes explotan puestos callejeros que ni siquiera tienen un permiso precario.
"Descartada la arbitrariedad o ilegitimidad del acto estatal, slo queda aquello que hace a la
oportunidad, mrito o conveniencia de la medida, cuya revisin no es posible por parte del
Poder Judicial sin una paralela o irremediable afectacin al principio de divisin de poderes
del Estado, sobre el que se funda la organizacin institucional de la Nacin, toda vez que ello
importara tanto como acceder a una indebida intromisin en esferas reservadas al poder
administrador... Por lo dems, todo lo que hace a la evaluacin de la oportunidad, mrito o
conveniencia de una medida de tal carcter, es ajeno al poder jurisdiccional y fue confiado a
los poderes polticos del Estado, por ser ellos los que poseen mayor profesionalidad y
experiencia en el manejo y realizacin de los intereses pblicos".
Un interesante fallo que resguarda la zona de reserva de la Administracin es el caso "Pazos"
Ver Texto (470) : "El derecho de los docentes estatales a una remuneracin justa (art. 14 bis
Ver Texto , CN, y art. 6, inc. b], Estatuto del Docente) no significa el derecho a un escalafn
ptreo o a la exigencia de una proporcionalidad fija entre los diversos cargos, que obligue a
la Administracin a mantener una determinada relacin entre la remuneracin del maestro y
la del profesor de enseanza media... Dado que ante la ausencia de norma de rango legal
relativa a la proporcionalidad entre las remuneraciones de los maestros y las de los
profesores de enseanza media, la autoridad administrativa puede dictar normas de la
materia; la pretendida discordancia que pueda existir entre la ley y el decreto no impone de
por s la descalificacin de este ltimo por violatorio del art. 31 Ver Texto de la Ley
Fundamental, pues resulta indiscutible la competencia del Poder Ejecutivo nacional para
disponer la modificacin de los ndices preexistentes. Ello es as ya que tales criterios
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ingresan dentro de una materia en la cual, excepcin hecha de las hiptesis de arbitrariedad
o irrazonabilidad manifiesta, procede respetar las opciones valorativas y el margen de
discrecionalidad indispensable de las autoridades administrativas, cuando actan
vlidamente en la esfera de sus potestades constitucionales".
Expresa Caringella (471) que la valoracin discrecional que la Administracin debe realizar
para determinar lo que es ms oportuno o conveniente para el inters pblico est
reservada, por definicin, a la propia Administracin; constituye la esencia de la actividad
administrativa funcional, reservada a la Administracin en homenaje al principio de
separacin de poderes. El principio constitucional de la zona de reserva de la Administracin
est fundado, desde una perspectiva prctica, en la ausencia de parmetros a travs de los
cuales el juez pueda controlar con xito una actividad administrativa que comporta en su
seno mltiples variables de valoraciones subjetivas.
En el derecho italiano, aun aquellas posturas ms innovativas en torno al control de la
discrecionalidad relacionada con la tcnica admiten la existencia de una zona de reserva
constitucional inmune al control judicial por respeto a la divisin de poderes (472) .
El Poder Judicial como intrprete final del orden jurdico debe custodiar ms intensamente el
equilibrio de pesos y contrapesos que conciernen a la divisin de poderes, sin excesos de
control que comporten un abuso de la jurisdiccin, pero tampoco una dbil, temerosa o
reducida fiscalizacin de los actos estatales, porque no slo se desmorona la tutela de los
derechos y garantas de los ciudadanos sino la esencia del Estado de Derecho.
De tal manera, a travs de la calificada doctrina y jurisprudencia comentada, se ratifican las
reflexiones efectuadas en los puntos precedentes respecto de cul es, en esencia, la zona de
reserva del juez y la del administrador.
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se sigue fatalmente la sustitucin por parte del juez del ejercicio de facultades propias de la
Administracin".
Tambin en el caso "Lepori" Ver Texto (478) se debaten las facultades del juez y de la
Administracin. No obstante discutirse la validez del concurso de personal por vicios
procedimentales, no se hace lugar al reclamo del actor a fin nombrarlo directamente en el
cargo ya que no es posible sustituir a la Administracin en la valoracin previa de los mritos
del accionante. En este sentido el voto del juez Toms Hutchinson expresa fundadamente:
"La demandante peticiona su derecho al cargo, o que se condene a la Administracin a
ascenderlo, en mrito a su capacitacin, si bien no cabe duda de que la actora tiene slo un
derecho a la carrera administrativa, lo cual se explica en la ley 22140 Ver Texto como el
derecho a iguales oportunidades en la carrera (art. 15 Ver Texto , inc. c]). Conviene dejar
establecido a priori que as como el juzgamiento de los mritos de los agentes que tienen
posibilidades de ocupar un cargo, el nombramiento para cubrir la vacante es una actividad
tambin privativa del Poder Administrador. Por ello la peticin de la actora de que se resuelva
su derecho a ocupar el cargo excede las potestades del tribunal, pues un pronunciamiento de
esa especie llevara implcito el juzgamiento de los mritos de la accionante lo que es materia
privativa del Poder Administrador, slo revisable a posteriori de su ejercicio por ste, si ha
habido ilegitimidad en su accionar".
Con expresividad ha manifestado el Tribunal Supremo espaol (479) que "Hay un ncleo
ltimo de oportunidad o conveniencia, all donde son posibles varias soluciones igualmente
justas (o legalmente indiferentes), en el que no cabe sustituir la decisin administrativa por
una decisin judicial... esta jurisdiccin no constituye un escaln jerrquicamente superior a
la Administracin que le permita a travs de sus resoluciones imponer a los rganos de la
misma una determinada lnea de actuacin en la gestin de los intereses pblicos que tiene
confiada, ni en la propia organizacin de los medios materiales destinados a la misma, sino
que la misin de los tribunales queda circunscripta a corregir las extraviadas actuaciones
administrativas cuando stas infrinjan el ordenamiento jurdico"..."lo que no puede hacer la
jurisdiccin es erigirse en legislador e invadir el mbito normativo de la Administracin".
Como bien dice Comadira (480) recordando a Igarta Salvatierra, "No compete, por ello, al
juez, reconstruir el proceso valorativo realizado por el administrador; slo le asiste, en
nuestra opinin, la posibilidad de determinar si la decisin adoptada por ste est
debidamente justificada. Y el alcance del auxilio pericial del juez, en estos casos, no podr ir
tampoco ms all del anlisis de esa justificacin, sin incursionar en la valoracin volitiva
derivada de otras alternativas".
Consecuentemente, son acertadas las recomendaciones de la Comisin de Derecho Procesal,
Constitucional y Administrativo, del XIX Congreso Nacional de Derecho Procesal (Corrientes,
agosto de 1997) cuando afirma, receptando la postura de Comadira que "El control del juez
en cuanto a la actividad discrecional no puede ser sustitutivo de sta, porque de lo contrario
ello importara avanzar sobre la divisin de poderes" (481) .
La jurisprudencia espaola en numerosas oportunidades (482) ha ratificado los lmites de la
tutela judicial efectiva en el derecho a obtener del juez una respuesta razonada y fundada en
derecho a las pretensiones deducidas en el proceso. Es decir que no puede basarse en otros
criterios o argumentos. De all que el control del ejercicio de la discrecionalidad slo puede
ser objeto de contraste con una norma jurdica, no puede fundarse en valoraciones de otro
orden o en vagas apelaciones a las soluciones preferibles (483) .
Si ello ocurriera, el juez estara sustituyendo a la Administracin en la apreciacin de las
circunstancias. Como se ha dicho, el juez que controla a la Administracin slo puede actuar
a la manera de un administrador negativo: no puede decidir lo que la Administracin debera
hacer, sino slo lo que la Administracin no puede hacer (484) .
En el derecho comunitario existe respeto por los juicios tcnicos complejos en la medida en
que sean plausibles, no pudiendo sustituir a la Administracin, correspondiendo su anulacin
cuando exista, entre otros aspectos, evidente error de apreciacin. El caso "Upjohn" (485) se
relaciona con una impugnacin planteada ante la Corte de Apelaciones britnica de la
revocacin administrativa de una autorizacin de admisin de un producto farmacutico para
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no
de
de
ha
Esta sentencia ha sido criticada por el limitado control judicial sobre las cuestiones tcnicas,
no obstante el inters pblico primario que pretende satisfacer en beneficio de la salud de la
sociedad. Para la orientacin jurisprudencial comunitaria, slo en caso de error o
contradicciones fcticas evidentes, error manifiesto de apreciacin o desviacin de poder, se
puede anular judicialmente el comportamiento administrativo (486) .
Excepcionalmente, cuando en un caso concreto se comprobara, sin lugar a dudas, que slo
existe una solucin viable para el derecho, en los supuestos que la doctrina alemana
denomina de reduccin de la discrecionalidad auf null, sera posible como afirma Snchez
Morn, por razones de economa procesal, que el juez declare en la sentencia el derecho del
interesado a una solucin determinada y condene a sta a emitir el acto respectivo (487) .
Esta particular situacin puede excepcionalmente configurarse cuando se afectan derechos
constitucionales o cuando la Administracin se abstiene de actuar ante obligaciones legales
de imprescindible cumplimiento para restablecer las situaciones jurdicas conculcadas (488) .
En cuanto a la potestad de sustitucin relacionada con la potestad discrecional, la
jurisprudencia es prudente al sealar que (489) : "a) Si son posibles varias soluciones, todas
ellas lcitas y razonables, nicamente la Administracin, actuando su potestad discrecional,
podr decidir al respecto. Los tribunales no pueden sustituirla. b) Los tribunales habrn de
tomar una decisin positiva si la solucin se impone ya por razones de coherencia, si
inequvocamente el asunto conduce a una solucin determinada, cuando en los autos existe
ya base para ello".
En el mismo sentido se ha sustentado (490) que "la sustitucin no ser generalmente posible
en los supuestos de potestades discrecionales... sin perjuicio de excepciones... para aquellos
casos en los que la coherencia de la decisin administrativa pueda imponer ya, en virtud de
los propios criterios adoptados discrecionalmente, una nica solucin... que implica la
desaparicin de la discrecionalidad".
Beltrn de Felipe (491) se pregunta si los tribunales pueden sustituir las decisiones
discrecionales de la Administracin, y contesta que "la arbitrariedad no es sino un criterio
negativo de control que solamente se convierte en positivo, permitiendo la sustitucin,
cuando la densidad o programacin normativa de la decisin sea tal que no quepa ms que
una solucin".
En el derecho norteamericano no es posible la sustitucin judicial de una decisin
discrecional no obstante ser anulada por el juez, pues se considera que carece legitimidad
para ello por su falta de representatividad, de responsabilidad poltica y de conocimientos
tcnicos (492) .
Lo mismo sucede en el derecho francs porque aun el control a travs del error manifiesto de
apreciacin est dentro del control de legitimidad. Se mantiene inalterado el principio de que
no puede haber control judicial si no existe una norma previa que predetermina la conducta
administrativa debida.
Generalmente, la Administracin responsable en ejecutar la sentencia anulatoria de la
decisin administrativa, que por ejemplo anula la adjudicacin a quien no present la oferta
ms conveniente, sin necesidad de que el juez ordene la adjudicacin al que le sigue en el
orden de seleccin, dicta el acto respectivo cumpliendo con la sentencia, al retirar el acto
anulado e inmediatamente disponer la contratacin con la oferta que se encontraba en el
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segundo lugar. En este hipottico caso basta la sentencia anulatoria sin necesidad de que el
juez al mismo tiempo sustituya a la Administracin. Simplemente le brind el marco jurdico
apropiado para que ella sea quien dicte el acto pertinente cumpliendo con la sentencia.
No obstante, especial cuidado deben tener los tribunales cuando se emiten pronunciamientos
condenatorios destinados a vencer la inactividad administrativa, ya que en principio, no es
dable sustituir a la Administracin en aspectos de su accionar no reglados expresamente.
Incluso, la discrecionalidad en el cuando o la vinculada con las genricas habilitaciones de
creacin de servicios o realizacin de actividades, no pueden ser convertidos en mandatos
concretos ya que podra afectarse la zona de reserva de la Administracin.
En definitiva, en principio el juez no puede integrar el contenido discrecional de la actividad
administrativa anulada, con la sola excepcin de que con motivo de la anulacin, slo sea
posible una solucin justa y en las actuaciones judiciales exista base para ello.
Distinto es lo que ocurre cuando existe la posibilidad de la Administracin de seleccionar
entre dos o ms alternativas igualmente vlidas para el derecho; en este caso la sustitucin
no es posible.
La jurisprudencia de Crdoba muestra un claro ejemplo de imposibilidad de sustitucin no
obstante el control del ejercicio de la discrecionalidad y la nulidad de las actuaciones
administrativas. Este criterio ha sido adoptado por el Tribunal Superior de Crdoba (493)
donde sobre la base de que la discrecionalidad puede estar en menor o en mayor medida en
cualquier elemento del acto administrativo, el juzgador realiza el control del ejercicio de la
discrecionalidad al momento de resolver el fondo de la cuestin. En el caso citado se trataba
la pertinencia del adicional por riesgo que impetraba el personal de un hospital psiquitrico.
Se discuta si su correspondencia era de naturaleza discrecional. El Tribunal Superior afirm
que la valoracin de lo que son tareas riesgosas no puede efectuarse sobre la base de una
apreciacin meramente discrecional, sino conforme a pautas tcnicas ciertas, objetivas y
universales, de lo que deriva la posibilidad del pleno control judicial de la denegatoria
administrativa. En esta hiptesis no queda espacio para una valoracin discrecional porque
no existe eleccin. Al admitirse slo una solucin como consecuencia de la aplicacin de una
regla o pauta universal, objetiva, y por ende determinable intelectivamente, todo ello se
remite al bloque de lo reglado o vinculado. En cambio no sucede lo mismo en cuanto a la
apreciacin del porcentaje que deber establecer el Poder Ejecutivo ya que la propia norma
le da la posibilidad de llegar hasta el cincuenta por ciento del sueldo. Ha menester reconocer
un margen de discrecionalidad cuando existen varias soluciones igualmente vlidas para el
derecho.
En este caso, adems de anularse el acto que rechaza el adicional por riesgo impetrado, se
conden a la Administracin a emitir un nuevo acto acordando el adicional pero
reconocindole la potestad discrecional para determinar en un plazo dado el porcentaje del
adicional por riesgo a abonar a los trabajadores. Lo que no hizo el tribunal es sustituir
directamente a la Administracin y establecer por s el adicional porque ello implica vulnerar
la divisin de poderes y la zona de reserva de la Administracin.
Con relacin a la potestad sancionadora del Estado, el rigor de los razonamientos puede,
excepcionalmente, ser ms permisivo en orden a la disminucin de la sancin por los jueces
en el marco de la interpretacin de la ley y la proporcionalidad.
El Tribunal Supremo espaol, excepcionalmente, ha considerado que "la jurisprudencia viene
manteniendo la procedencia de concretar las sanciones administrativas en contemplacin de
la infraccin cometida, gradundolas con el adecuado criterio de proporcionalidad nsito en
los principios ordenadores del derecho sancionador..., correspondiendo a la actividad
jurisdiccional no tan slo la facultad de subsumir la conducta del infractor en un determinado
tipo legal, sino tambin..., adecuar la sancin al hecho cometido, ya que en uno y otro caso
se trata de la aplicacin de criterios jurdicos plasmados en la norma escrita e inferibles de
principios informadores del ordenamiento jurdico sancionador, como son los de congruencia
y proporcionalidad entre la infraccin y la sancin" (494) .
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Dice Bobbio: "En verdad, ya nadie cree que las operaciones realizadas por el juez para
interpretar el derecho son exclusivamente operaciones lgicas en el sentido estricto de la
palabra, es decir, operaciones de deduccin de ciertas conclusiones a partir de determinadas
premisas; con otras palabras, que la actividad del juez es meramente mecnica o
automtica. Los juristas y los filsofos del derecho prestan cada vez mayor atencin a la
presencia manifiesta u oculta, consciente o inconsciente, de los juicios de valor" (498) .
En el mismo sentido expresa Radbruch (499) que "la interpretacin es una mezcla
inseparable entre elementos teorticos y prcticos, cognoscitivos y creadores, productivos y
reproductivos, cientficos y supracientficos, objetivos y subjetivos".
La incesante bsqueda de mayor certeza, habida cuenta de la presencia de momentos
subjetivos en cada etapa de la interpretacin, y el papel relevante de quien reproduce el
sentido de la norma, promueven el surgimiento de nuevas ideas. Benvenuti (500) sugiere
unificar las opuestas concepciones: rescata la hermenutica, que deja de pertenecer slo a la
reflexin teleolgica para dar respuestas a la problemtica racional cientfica moderna,
clarificando los mecanismos intrnsecos de la comprensin. El autor rechaza la postura del
racionalismo crtico, que slo reconoce la presencia de ncleos semnticos estables, y
describe de modo neutral las elecciones polticas de naturaleza eminentemente discrecional;
tambin se opone al puro perfil ideolgico y vacilante de algunas posturas interpretativas
extremas, compenetradas en demasa con la variabilidad de los efectos polticos y sociales.
En sntesis: el lenguaje, la historia, el presente, y la aplicatio, forman parte del intento
unificador de esta nueva visin que sustenta, en definitiva, la falta de distincin sustantiva
entre la interpretacin y la discrecionalidad: Benvenuti afirma que existe slo una diferencia
de "medida" dentro de un procedimiento indistinguible. De tal modo, la hermenutica
moderna interpreta el contexto normativo, la reflexin subjetiva del operador, o la tradicin
histrica y el devenir actual de los acontecimientos.
La intrnseca problematicidad de controlar el proceso dialctico de la interpretacin, la
dificultad de verificar acabadamente los procedimientos de la comprensin, la falta de
correspondencia ontolgica entre la textura del lenguaje y la praxis, entre otros, son
elementos que hacen descartar el intento de reconducir a frmulas prefijadas la lectura de
los hechos y de las normas.
Como afirma Larenz (501) , en muchos casos es imposible mostrar una interpretacin o
integracin como la nica correcta; slo se puede tomar decisiones "relativamente correctas"
dice Engisch (502) , que no dejan de ser fundadas con argumentos racionales. De all que la
teora alemana califique al razonamiento jurdico como tpico porque se equilibra entre
argumentos y contraargumentos.
Segn Kelsen: "si se entiende por interpretacin la determinacin del sentido de la norma
por aplicar, el resultado de esta actividad no puede ser otro que la determinacin del marco
constituido por la norma y, por consiguiente, la comprobacin de las diversas maneras de
rellenarlo; la interpretacin no conduce, pues, necesariamente, a una solucin nica que
sera la exclusivamente justa; puede presentar varias soluciones, que desde el punto de vista
jurdico son todas de igual valor si estn de acuerdo con la norma por interpretar" (503) .
Si no se pretende descubrir un nico significado del orden jurdico, sino el marco dentro del
cual el rgano decide, cabe preguntarnos: quin lo rellena, cul es su contenido y que lmites
lo condicionan.
Como se puso en evidencia en puntos anteriores, la produccin de la norma particular se
deja a criterio del rgano competente, en un caso para procurar lo ms conveniente al
inters comunitario, y en el otro, para hacer justicia en el caso concreto. El nico que puede
fijar el contenido de la norma superior es quien est llamado a aplicarla. De all la
importancia del operador como vaso comunicante de los diversos niveles del orden jurdico.
La interpretacin debe detenerse cuando percibe la presencia del momento intrnseco de la
discrecionalidad: la libertad de eleccin que importa la ponderacin de intereses, la
apreciacin de lo mejor para la sociedad. Cuando la interpretacin agote su metodologa
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lgico-racional y no quede otra instancia ms que preguntarnos cul de las vas alternativas
es la ms conveniente, entramos en la "zona de reserva de la Administracin".
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Como es sabido, los trminos utilizados por las normas muchas veces se remiten a pautas
establecidas por la sociedad sobre la base de una lnea de comportamiento general: buenas
costumbres, equidad, probidad, negligencia, inmoralidad, buena fe. Se dice que ellos son
"estndares jurdicos" que tienen por objeto sealarle al juez la "conducta media socialmente
obligatoria" (506) .
Existe la conviccin de que se hallan en un punto medio entre lo reglado y lo discrecional,
pero a diferencia de la discrecionalidad que tiene naturaleza subjetiva y voluntarista, el
estndar es objetivo, concreto y flexible.
Es "objetivo" porque utiliza como criterio de valoracin un modelo aceptado como correcto
por las concepciones sociales vigentes, la frecuencia en la repeticin de casos, la normalidad
de un comportamiento, etc. Como dice Esser (507) , constituye un patrn normativo "cuya
eficacia no consiste en un aserto sociolgico, sino en una ordenacin jurdica vinculante". No
es admisible, entonces, una actitud subjetiva del intrprete porque, en definitiva, el sentido
del precepto normativo debe subordinarse a un derecho progresivo que trasunta un equilibrio
estable con el principio axiolgico de la seguridad jurdica.
Es concreto y flexible -a diferencia de la regla de derecho, que es abstracta y rgida- porque
adopta modalidades que la vida social renueva: el acontecer estatal, moral, financiero,
econmico, generan la necesidad de que el prototipo o modelo siga los cambios del medio
situacional.
La falta de rigidez del contenido del estndar le permite adaptarse fcilmente al momento, al
lugar y a los hechos acaecidos en funcin del caso concreto. Por esto, expresa Stati (508) , el
estndar no puede ser tericamente definido, ya que implicara una "contradiccin inicial que
torna imposible una definicin cientfica". Es en esencia -como dice Gurvitch (509) - un
"derecho vivo y flexible", porque muchas veces "las frmulas jurdicas abstractas demuestran
ser por completo incapaces de captar la turbulenta corriente de la vida real del derecho, con
sus instituciones nuevas e inesperadas".
Estimo que el derecho administrativo en ocasiones puede ser subjetivo, y si es as, puede
integrarse con un momento discrecional. Cabe la asociacin con la teora de los conceptos
jurdicos indeterminados, por lo cual formula la misma crtica que realic al analizarla, en
cuanto pretende mantener a ultranza la plena objetividad y subsuncin intelectiva de la
imprecisin. En este sentido es dable sealar:
a) Con frecuencia la adecuacin al "modelo o prototipo" slo admite una alternativa vlida en
la cual no hay modalidad discrecional alguna: reglas tcnicas o de experiencia indiscutibles,
"conducta media socialmente obligatoria", etc. Aqu la objetividad funciona plenamente.
b) Otras veces pueden existir dos o ms hiptesis correctas; para dirimir en este caso cul
corresponde elegir, es necesario hacer uso de la discrecionalidad.
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ltimo caso, basta con que los elementos probatorios sean slo suficientes, por la
particularidad de las materias de que se trate, como se ver oportunamente. Cuando las
reglas tcnicas sean claras y uniformes la plena prueba se impone, no as cuando se trate de
cuestiones tcnicas complejas de difcil penetracin y control, en las que basta la prueba
"semiplena".
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siempre que tenga por objeto salvaguardar el inters pblico en relacin con la juridicidad de
la funcin administrativa. En tal supuesto, el juzgador puede explicitar la averiguacin o
investigacin de los hechos oficiosamente, ordenando las medidas necesarias.
En definitiva, en el proceso administrativo el juez "debe verificar" la certeza de las
pretensiones formuladas en virtud de los elementos probatorios aportados por las partes, y
"puede averiguar" la realidad, slo en determinados supuestos por los medios instructorios
pertinentes (diligencias para mejor proveer).
Esta armnica convivencia entre los principios: dispositivos e inquisitivos, paridad de las
partes en el proceso, e inters pblico en juego, resultan tiles cuando la tcnica se muestra,
a veces, inaccesible por su alta complejidad, dudosa o de imposible reproduccin probatoria.
Los poderes del tribunal se acrecientan siempre que se inordinen al esquema proyectado
supra.
La prudencia debe guiar el uso de las facultades inquisitivas del tribunal, que no debe suplir
la negligente omisin de la parte sobre la cual recae la carga probatoria; y en el caso de que
disponga su implementacin, el juez debe tratar de "completar", ms que de "realizar", la
prueba pertinente; corriendo vista a las partes antes de dar su veredicto.
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Segn Millas: "A partir de una idea, de un principio central, o de un pequeo conjunto de
tales ideas y principios, buscan -los pensadores- una solucin coherente, lgicamente
continua, de los problemas fundamentales" (524) .
Esta afirmacin sobre la actividad filosfica es trasladada si no a la totalidad del
conocimiento cientfico, s a aquellos puntos en los cuales la opinabilidad domina sobre la
certeza.
Con razn se ha dicho que "la ciencia se puede ocupar de valores, pero no los puede afirmar,
con lo cual puede nicamente aceptar la validez de ellos en forma siempre tan slo
hipottica" (525) . Esto tambin relativiza la posibilidad de que en ciertos casos se pueda
llegar a una solucin unvoca.
El valor de toda tcnica que surge de la relacin medio-fin es la utilidad. Esta perspectiva
funcional pone en evidencia que el fin perseguido se ha logrado aun cuando para su
realizacin se hayan empleado suposiciones probables.
Frente a esta realidad innegable que a menudo no consiente verdades definitivas sino
suposiciones probables, cabe preguntarnos cul es la intensidad del control que el juez
efecta sobre los actos estatales impregnados de formulaciones tcnicas y cientficas.
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Como expresa Calamandrei (547) , "el juez es llamado a hacer obra no de voluntad sino de
inteligencia, debe limitarse a aprehender, y a reproducir fielmente en su sentencia, la
voluntad de la ley ya individualizada y concretada fuera de l; debe, en suma, ser el
historiador de una voluntad ajena, que preexiste a su declaracin y que debe considerar un
evento ya acaecido de la realidad".
Si el cometido del juez es salvaguardar el orden jurdico, su deber es respetar la voluntad de
ese mismo sistema que autoriza al poder administrador el ejercicio de una modalidad
discrecional. Slo una vez realizada esta valoracin, podr verificar si los requisitos de la
juridicidad se han cumplimentado.
Podran considerarse tres hiptesis en las que surja evidente la necesidad de acudir a la
discrecionalidad: a) cuando la aplicacin de una norma tcnica puede comportar valoraciones
de hecho susceptibles de dos o ms apreciaciones igualmente vlidas para el mundo
cientfico y jurdico; es decir que existan varias tcnicas, tan vlida una como otra; b) cuando
la norma contenga conceptos indeterminados flexibles cuya concrecin operativa no pueda
desligarse de ponderaciones de mrito, oportunidad o conveniencia; c) cuando las
apreciaciones tcnicas sean opinables, en cuyo caso no sera viable la sustitucin por otro
criterio que de todos modos sera opinable, atento la mutable naturaleza del objeto de
interpretacin; d) cuando despus de la aplicacin de una regla tcnica cierta, definida, de
universal consenso dentro de la especialidad de que se trate, deba determinarse una
conducta posterior donde es necesaria la ponderacin discrecional (por ejemplo, cuando la
Administracin constata la importancia artstica de un inmueble porque tcnicamente es
indudable su relevancia, y a posteriori , debe optar discrecionalmente por expropiarlo o
establecer otro tipo de limitacin al dominio por razones de inters pblico).
Desde la perspectiva jurdica es indiferente uno u otro temperamento, por lo cual debe
respetarse lo discrecionalmente decidido por la Administracin.
178
Es la propia realidad del objeto o situacin la que admite mrgenes de opinabilidad. Cuando
la objetividad del procedimiento de subsuncin se agota, declina la labor interpretativa en
sentido estricto y se acrecienta la apreciacin subjetiva por medio de la discrecionalidad.
En otras palabras, la opinabilidad intrnseca de ciertas situaciones fcticas no reconducibles a
pautas objetivas por medio de la interpretacin, no puede ser convertida en certeza por el
administrador ni por el juez. Esta misma opinabilidad pasa a formar parte del orden jurdico,
e implica que su realizacin o concrecin cristaliza siempre una "verdad relativa", razn por
la cual quien la ejecute, como quien la controle, debe conformarse slo con aproximaciones
atendibles, razonables y suficientes.
En cambio, si el juicio tcnico fuera improbable, la pauta cientfica inaplicable o el
procedimiento desviado, los poderes del juez acrecen en su normal dimensin. En este
sentido, los vicios ms frecuentes son la incorreccin o insuficiencia de las operaciones
tcnicas que sustentan la resolucin administrativa; error en los presupuestos aplicables;
incongruencia de la solucin respecto de la verificacin de los hechos; escasa verosimilitud o
atendibilidad en los juicios; vicios en el procedimiento de concrecin; etc.
Cuando se han utilizado metodologas tcnicas correctas y la apreciacin efectuada por la
Administracin es atendible, aun cuando se carezca de certeza absoluta, lo mismo puede
considerarse que encuadra en la juridicidad.
Del razonamiento efectuado supra es fcil advertir que no slo los juicios tcnicos de
universal consenso pueden ser revisados por el juez, sino tambin los tan slo atendibles,
aunque en sustancia admitan mrgenes de duda: la opinabilidad no excluye de por s el
control judicial, porque se fiscaliza al menos la tolerancia de la solucin dada por la
Administracin.
Con razn dice Aarnio (550) que "en la dogmtica jurdica no hay lugar para el concepto de
verdad y en su lugar debemos contentarnos en conceptos softer, ms blandos, como validez
y aceptabilidad".
El juez puede, entonces, controlar la "conformidad" del obrar administrativo con la regla
cierta e indiscutida, y la "tolerancia" con la regla aceptable.
Existen proposiciones normativas cuya indeterminacin se relaciona con conceptos de una
amplitud tal, que segn el caso pueden convivir elementos de diversa naturaleza intrnseca,
susceptibles de un juicio cognoscitivo o discrecional. Aqullos pueden relacionarse con: a)
juicios de valor; b) cuestiones tcnicas complejas.
a) La inmoralidad de un film puede ser aprehensible objetivamente, sin duda alguna, cuando
el caso genera la aplicacin inmediata de una pauta social uniformemente aceptada. En
cambio, cuando la apreciacin de la pelcula despierta razonables dudas acerca de cul es el
patrn aplicable en un momento determinado, el pequeo margen de valoracin subjetiva
importa una modalidad discrecional. Si existen dos o ms soluciones razonablemente
tolerables por la sociedad, atento a su intrnseca dubitabilidad, parece prudente que la
"eleccin" se deje en manos del rgano competente. El orden jurdico explcita o
implcitamente as lo quiere, porque le encarg la Administracin la concrecin de la
subsuncin ante la particular realidad de los hechos, como autoridad de aplicacin nata del
ejercicio del poder de polica.
Cul es el cometido del juez en este caso? Adems de la profunda verificacin de los hechos
y de su calificacin legal, ha de controlar la apreciacin de la situacin fctica con arreglo a
una pauta al menos tolerable, aunque de certidumbre "relativa".
Al no existir para determinados supuestos verdades absolutas, sino, en todo caso, aserciones
justificadas, conjeturas aceptables, en definitiva, y teniendo presente que la valoracin de la
prueba con arreglo al principio de la libre conviccin no debe aplicarse al proceso
administrativo, parece coherente la solucin proyectada. El juez termina su funcin al
comprobar que los hechos han sido apreciados conforme a una pauta "razonablemente
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tolerable", por lo que en modo alguno puede sustituir la valoracin efectuada por la
Administracin, por su libre conviccin personal.
Este razonamiento es extensible a conceptos o realidades que, segn el caso, admiten, en
mayor o en menor grado, valoraciones sobre probidad, idoneidad, belleza, valor histrico o
artstico, buenas costumbres, peligro, urgencia, emergencia econmica, perturbacin del
orden pblico, pronsticos, proyecciones futuristas, etc.
El Tribunal Constitucional alemn (551) ha sealado que "hay conceptos jurdicos
indeterminados que por la alta complejidad y particular dinamicidad de la materia regulada
pueden ser de tal vaguedad y su concrecin en el momento de la reconstruccin de la
decisin administrativa de tal dificultad, que su control judicial chocara con los lmites
funcionales de la jurisdiccin".
Loredana Giani (552) comentando el sistema norteamericano afirma que muchas veces las
Agencias se encuentran en el medio de la ciencia y la poltica en cuanto, no obstante la
aplicacin de la metodologa cientfica existente, no es posible en algunos casos arribar a
resultados ciertos cuando se adoptan decisiones concretas. Ejemplifica que en teora es
posible para la ciencia determinar la peligrosidad de una cierta sustancia, pero las
prolongadas experimentaciones necesarias para dicha verificacin son a veces imposibles,
razn por la cual la autoridad se ve obligada a establecer un minimun necesario. Esta
decisin tiene una caracterizacin ms poltica que cientfica, buscando equilibrar por un lado
el riesgo y por el otro, la necesidad de decidir. De all que reviste un rol central el proceso
decisional de la agencia.
La revisin por el juez de los aspectos procedimentales de la decisin adquieren un valor
superlativo. Esta preferencia no slo se funda en la conviccin segn el cual un contralor
detallado del procedimiento es suficiente para garantizar la racionalidad de la decisin
administrativa, sino en la circunstancia de que los jueces tienen una mayor experiencia para
valorar estos aspectos.
En Estados Unidos la Corte Suprema de ese pas ha tenido la oportunidad de pronunciarse en
la famosa sentencia "Chevron v. Natural Resources Council de 1984". Como lo he comentado
en puntos anteriores, la problemtica versaba en torno a regulaciones efectuadas por la
Agencia encargada de combatir la polucin ambiental con relacin a la inclusin dentro de un
mismo bloque a las distintas instalaciones de un mismo grupo industrial.
La Corte Suprema de Estados Unidos anula la sentencia de primera instancia sustentando la
conocida doctrina de la deferencia administrativa. Advierte que cuando el Congreso es
ambiguo o poco claro, el juez no puede efectuar una interpretacin subjetiva de la ley sin
analizar previamente la razonabilidad de la interpretacin realizada por la Agencia o la
Administracin respectiva.
En sntesis, el tribunal debe otorgar "deferencia" a la interpretacin realizada por la
Administracin excepto que llegue a la conclusin que es arbitraria, absurda o irrazonable.
De all, se ha manifestado que este precedente obliga a los jueces a analizar la cuestin en
dos etapas: en la primera, si despus de estudiar detenidamente la ley se llega a la
conclusin que es suficientemente clara, all se verifica si la decisin administrativa encuadra
o no en la ntida voluntad legal, razn por la cual ello no ofrece dificultad. En cambio, si la
normativa legal es ambigua, oscura, o silencia algunas materias, existe un segundo paso que
es considerar atentamente la interpretacin o integracin del concepto realizada por la
Administracin y controlar ya no si la interpretacin de la ley es correcta, sino si la decisin
administrativa es razonable o aceptable, aun cuando fuere opinable. En caso afirmativo
resulta de aplicacin la doctrina de la deferencia en favor de la Administracin (553) .
Siguiendo este mismo criterio en la sentencia "Stinson v. United States", la Corte manifest
que segn Chevron, si una ley no es ambigua es la ley la que decide; sin embargo, si el
silencio o la ambigedad del Congreso ha dejado un espacio para que la agencia lo rellene, los
tribunales deben otorgar deferencia a la interpretacin de la agencia (554) .
180
Empero, nos recuerda Tawil (555) que la deferencia lleva implcita una importante limitacin:
la decisin administrativa ser respetada por los jueces a travs de la deferencia, slo si el
rgano administrativo que emita la interpretacin sea nominado por la ley como autoridad de
aplicacin o le confiera competencia alguna en la concrecin de la norma.
Ante la creciente incapacidad funcional para programar materialmente soluciones idneas en
mbitos complejos de la actividad administrativa, el legislador se ve compelido a sustituir la
programacin del contenido de las decisiones por una regulacin detallada del procedimiento
en el cual tengan participacin los rganos tcnicos y los sectores pertinentes de la
comunidad (556) .
De all que las normas constitucionales modernas, las de procedimiento administrativo y
dems regulaciones de la actividad estatal, establezcan mayores garantas en el trmite
administrativo mediante la participacin de los usuarios, audiencias pblicas, conferencia de
servicios con los sectores interesados en la formulacin de una poltica pblica, y dems
pasos procedimentales que aseguren el acierto de la decisin. Ello facilita la funcin del juez
ya que se tratan de aspectos reglados susceptibles de control judicial.
b) Cuando el orden jurdico se remite a reglas tcnicas o cientficas de difcil comprensin, el
esquema formulado supra es plenamente aplicable. En efecto, bastan las decisiones
"tolerables". El control judicial recae sobre todo el comportamiento administrativo cognitivo,
y cuando percibe mrgenes ms o menos amplios, de opinable aceptabilidad, en los que da
lo mismo una solucin que otra, la fiscalizacin declina, debindose respetar estos espacios
de libertad rellenados por la Administracin (pensemos, por ejemplo, en los problemas
ambientales que a veces no son precisables cientficamente en forma convincente).
En este caso el control judicial es menos intenso, pero control al fin. De all que estoy en
desacuerdo con lo resuelto en la causa "Lpez de Reyes" donde la Corte Suprema argentina
se limit slo al control a las cuestiones jurdicias no analizando las cuestiones tcnicas por
su alta complejidad (557) .
Se ha criticado a algunos estudiosos del derecho administrativo en cuanto adoptaron un
criterio sumamente extensivo de la interpretacin, al considerar que no slo constituye un
instrumento para comprender cabalmente el significado de la norma dentro del sistema
jurdico y sus fines, sino tambin para suministrar soluciones creativas cuando la duda es
ineliminable (558) . El objetivo buscado, en realidad, era incorporar la discrecionalidad
dentro de la interpretacin judicial para que el juez no tuviera ninguna excusa que le
permitiera sustraerse al control.
Pretender limitar las atribuciones del poder administrador a fin de evitar la arbitrariedad no
es una razn vlida para entremezclar la interpretacin judicial con la discrecionalidad, hecho
que puede llegar a vulnerar los cimientos del sistema institucional y la seguridad jurdica. La
interpretacin no debe ser creativa en el campo del derecho administrativo porque ello puede
implicar discrecionalidad; pero repito una vez ms: los juicios discutibles bien pueden ser
controlados por el juez, quien debe conformarse con su atendible razonabilidad. Llegamos
entonces a un justo medio: el juez controla la juridicidad, no sustituye ni valora la
oportunidad o conveniencia ya apreciada y seleccionada creativamente por la Administracin.
ss.
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(433) BOBBIO, N., Scienza del..., cit., p. 342.
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(467) CSJN, 20/7/1978, Fallos, 300:816 Ver Texto .
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(472) Consejo de Estado italiano, Seccin IV, sent. 601 de 1999; Corte Constitucional
italiana, sent. 121, 2/4/1999, en "Foro Italiano", 1999, I, c.1369; CINTIOLI, F., Cap. XVII, del libro a
cura di CARINGELLA, F. - PROTTO, M., Il Nuovo Processo..., cit., p. 929.
(473) PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar y juzgar..., cit., ps. 124 y ss.; en similar
sentido GUSMN, A., Fronteras..., cit.
(474) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala I, "Picos, Francisco
(475) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., 5/11/1994, "Gallo v. Estado nacional - Polica Federal".
182
3,
Sec.
6,
14/12/1994;
BACIGALUPO,
M.,
La
(495) Pedro Coviello, voto en la causa "London Supply S.A." Ver Texto , como juez de la
Cm. Nac. Cont. Adm., LL, 2001-D-419, en el mismo sentido GUSMN, A., Fronteras..., cit.
(496) CSJN, 24/11/1998, "Demcheko, Ivn v. Prefectura Naval" Ver Texto .
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(516) SENTS MELENDO, La prueba, cit., p. 58.
(517) BENVENUTI, L., Listruzione nel proceso amministrativo, Padova, 1953, ps. 84 y ss.;
PACTET, I., Essai dune thorie de la preuve devant la juridiction administrative, Paris, 1952, ps. 14 y
ss.
(518) GOLDSCHMIDT, J., Problemas jurdicos y polticos del procesal penal, Ejea, Buenos
Aires, 1961, p. 165; BELING, E., Derecho procesal penal, Imprenta de la Univ. Nac. de Cba., Crdoba,
1943, p. 130; SENTS MELENDO, La prueba, cit., p. 266; GUASP, Comentarios..., cit., T. II, ps. 44 y ss.;
Trib. Sup. de Crdoba, 22/8/1969, LL, 37-830.
(519) LEGAIS, R., Les rgles de preuve en droit civil, Paris, 1955, p. 230.
(520) COUTURE, E., Fundamentos..., cit., ps. 270 y ss.
(521) COUTURE, E., Fundamentos..., cit., p. 273.
(522) LIEBMAN, E., Manuale di diritto processuale civile, Vol. II, Giuffr, Milano, 1959, p.
83; CASTRO, Curso de procedimientos penales, T. II, Biblioteca Jurdica Argentina, Buenos Aires, 1938,
p. 288.
(523) BOHN, La situacin..., cit., p. 89.
(524) MILLAS, J., Idea de la filosofa. El conocimiento, Vol. I, Universitaria, Santiago de
Chile, 1970, p. 109.
(525) KRAFT, F., Einfhrung in die Philosophie, 2 ed., p. 258.
(526) Const. Stato, sez. VI, 6/10/1986, nro. 768, Rass. Cons. Stato, 1986-I-1566; sez. VI,
4/6/1976, nro. 251, Rass. Cons. Stato, 1976-I-828; sez. IV, 24/11/1978, nro. 1034, Rass. Cons. Stato,
1978-II-1623.
(527) TAR Lasio, sez. I, 16/2/1983, nro. 118; TAR Lazio, sez. I, 16/5/1987, nro. 1057.
(528) TAR Trentino-Alto Adige, 1/7/1988, nro. 248, Foro Amm., 1989, p. 864, comentario
de Giorgio Pelagatti.
(529) Cons. Stato, sez. VI, 15/5/1963, nro. 246, Foro Amm., 1963-I-719; sez.IV,
22/12/1964, nro. 1590, Foro Amm., 1964/I/1435; sez. IV, 27/5/1977, nro. 533, Rass. Cons. Stato,
1977-I-176; sez. IV, 18/3/1980, nro. 270, Rass. Cons. Stato, 1980-I-179.
(530) T.S. espaol, sent. del 10/12/1973, Rep. Jurispr. Aranzadi, p. 5060.
(531) T.S., sent. del 17/6/1989, sala 3, seccin 1, Ar. 4730.
(532) T.S., sent. del 9/3/1989, sala 3, Ar. 2426.
(533) CRISCUOLI, G., Introduzione allo studio del dirittoinglese, Le Fonti, Milano, 1981,
ps. 18 y ss.; DAVID, R., Le droit compar. Droit de hier, droit de demain, Paris, 1982, ps. 191 y ss.;
FRANCHINI, C., Il giudice di fronte alla pubbl. amm. nellordinamento inglese, ps. 1114 y ss.
(534) LOUGHLIN, M., "Procedural fairness: a study of the crisis in administrative law
theory", University of Toronto law Journal, 1978, ps. 238 y ss.
184
(535) TAWIL, G., Administracin..., cit., T. II, ps. 342 y ss.; MORENA DEL RO, M.,
"Recursos directos contra las resoluciones del ENRE y Enargas", ED, 13/4/1999.
(536) SCALIA, Judicial deference..., cit., ps. 511 y ss.; MERRIL, T., Textualism and the
Future..., cit., ps. 362 y ss.; GARCA DE ENTERRA, E., Democracia..., cit., ps. 185 y ss.
(537) SCHWARTZ, Administrative Law..., cit., p. 326.
(538) SCHWARTZ, Administrative Law..., cit., ps. 616 y ss.
(539) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala II, 7/10/1980, "Israel Lerev v. resolucin 441/1977
del Banco Central"; Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala II, "Buque Motor Cleopatra", ED, 91-237; CSJN,
Fallos, 268:340 Ver Texto , 280:284 Ver Texto y 293:691.
(540) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala II, "Minondo v. Gob. Nacional", LL, 1977-D-247,
con nota de MICELE; tambin ver al respecto comentario de MAIRAL, H., Control..., cit., t. II, p. 681.
(541) STEIN, Das private..., cit., ps. 21 y ss.
(542) Cont. Adm., "Miranda, Margarita v. Provincia de Crdoba", sent. 32/97, jueces:
Sesin, Tarditti, Lafranconi.
(543) Cm. Civ. y Com. Esp. Capital, 21/6/1983, "Subterrneos de Buenos Aires, Sociedad
del Estado v. Fusetti de Turro" Ver Texto , ED, 105-575; TAWIL, G., Administracin..., cit., T. II, p. 400.
(544) 541 F. 2d 1 D.C.Cir 1976; TAWIL, G., Administracin..., cit., T. II, ps. 368 y 369.
(545) DEL SIGNORE, M., "Il Sindacato del Giudice Ammnistrativo sulle Valutazioni
Tcniche: Nuovi Orientamenti del Consiglio di Stato", Riv. de Diritto Proc., amm. 2000, ps. 182 y ss.;
LUISO, F., "Il Principio del Contraddittorio e Listruttoria nel Processo Amministrativo e Tributario", en Dir.
Proc., amm. 2000, ps. 326 y ss.; SAPORITO, G., Cap. XVIII, y CINTIOLI, F., Cap. XVII, ambos del libro a
cura di: CARINGELLA, F. - PROTTO, M., Il Nuovo Processo..., cit., ps. 914 y ss.
(546) COMADIRA, J., La actividad..., cit., p. 7.
(547) CALAMANDREI, Estudios..., cit., p. 121.
(548) AZPURA AYALA, B., "Kelsen y su posicin frente al positivismo y la direccin
neokantiana", en Hans Kelsen, 1881-1973, Rev. de C. Jurd., Econ. y Soc. Univ. de Chile, Valparaso, ps.
39 y ss., HEMPEL, C., Filosofa de la ciencia natural, Alianza, Madrid, 1973, p. 102.
(549) REICHENBACH, H., La filosofa cientfica, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1953,
p. 299; LARENZ, K., Metodologa de la ciencia del derecho, Ariel, Barcelona, 1966, ps. 215 y ss.
(550) AARNIO, A., Methodologie und Erkenntnistheorie der juristischen Argumentation
Beitrge des Internationalen Symposions "Argumentation in Legal Science", von 10 bis 12 Dez, Helsinki,
1979, ps. 35 y ss.
(551) Auto de 17/4/1991, BACIGALUPO, M., La discrecionalidad..., cit., p. 65.
(552) GIANI, L., La Discrezionalit Amministrativa, Profili Comparati, LUISS, Libera
Universit..., cit., ps. 66, 67.
(553) SCALIA, Judicial Deference..., cit., ps. 511 y ss.; MERRIL, T., Textualism and the
Future..., cit., ps. 362 y ss.; GARCA DE ENTERRA, E., Democracia..., cit., ps. 185 y ss.
(554) SCHWARTZ, Administrative Law..., cit., p. 326.
(555) TAWIL, G., Administracin..., cit., T. II, ps. 346, 357.
(556) BACIGALUPO, M., La discrecionalidad..., cit., p. 234; BARRAZA, Javier - SCHAFRIK,
Hayde, "En torno al sistema de calificaciones previsto para el desempeo de los agentes que revistan
en la Administracin Pblica Nacional. Algunas reflexiones en lo concerniente a su trmite y al
procedimiento recursivo establecido al efecto", RAP Argentina, nro. 220, Ciencias de la Administracin,
Buenos Aires, enero 1997, ps. 14 y ss.; TAWIL, Guido, "El principio de colaboracin y su importancia en
el procedimiento administrativo", LL, 1985-E-952 y ss.
(557) CSJN, Fallos, 263:425 Ver Texto ; TAWIL, G., Administracin..., cit., T. II, p. 397.
(558) PRESUTTI, Istituzioni..., cit., ps. 192 y ss.
185
186
Los tribunales o comisiones de concurso "se constituyen normalmente con una multiplicidad
de procedencias en sus componentes dirigida a establecer no solamente la objetividad e
imparcialidad del conjunto, sino tambin el valor circunstancial que debe darse a cada una de
las pruebas o ejercicios en funcin de la finalidad de seleccin, de modo que segn las plazas
que traten de cubrirse, la Comisin puede considerar ms o menos puntuales los diversos
contenidos de las contestaciones, misin en la que no puede ser sustituido por ningn
rgano administrativo ni jurisdiccional" (564) .
Es fcil advertir que para la jurisprudencia, slo cuando sea evidente el error tcnico
incurrido por el tribunal calificador al considerar como correcta o incorrecta una respuesta
conforme a la sana crtica, el control judicial es posible, pudiendo invalidar total o
parcialmente el concurso, o bien disponer la retroactividad de las actuaciones. Tambin la
revisin del juez es indudable cuando existe notoria arbitrariedad, manifiesto error de
apreciacin o desviacin de poder.
Con relacin a las valoraciones tcnicas ms o menos discutibles, se ha sealado que "En
cualquier caso, aunque se asimilase la actuacin de los miembros de una comisin
calificadora o evaluadora de mritos docentes, al ejercicio de una potestad administrativa, es
evidente que su tarea es de carcter tcnico, sin que este tribunal pueda corregir
valoraciones no regladas por baremos fijos, ni entrar en juicios de preferencia por razn de la
extensin de las exposiciones o del acierto de los proyectos y programas docentes
propuestos por los concursantes o de los planes de investigacin de los mismos..." (565) .
"No se est en presencia de un concurso sujeto a un baremo, cuya aplicacin, segn los
trminos en que pudiera estar expuesto, viniera a suponer la necesidad de una aplicacin
reglada de alguno de sus conceptos, sino de la impugnacin del resultado de un ejercicio oral
de una oposicin, en cuya valoracin el tribunal calificador goza de lo que la jurisprudencia
ha llamado discrecionalidad tcnica, en lo referente a la medida de los mritos intrnsecos de
las respuestas dadas por cada opositor, y que supone la inimpugnabilidad de los resultados
de esa valoracin, pues otra cosa supondra sustituir el juicio del tribunal calificador por el de
los jueces..." (566) .
"La competencia de un magistrado judicial llamado a intervenir para dilucidar sobre la validez
de un concurso de profesores, se encuentra restringida al control de la legitimidad del
procedimiento, sindole vedado entrar a considerar cuestiones de mrito u opinables que son
de exclusivo resorte de las personas a las que se encomend la misin de dictaminar y en los
que cabe presuponer una mayor idoneidad al respecto" (567) .
"La discrecionalidad tcnica que se concede a la comisin especial tiene una cierta medida,
que no se reconoce una discrecionalidad pura y absoluta..., lo que permite al titular un
control judicial de la misma porque, aunque haya una sola apreciacin conjunta en ella hay
que integrar valores muy diversos: los uno de naturaleza objetiva y previamente
determinados como la antigedad en el escalafn, otros, de apreciacin subjetiva como el
valor de los trabajos cientficos en la disciplina, pero siempre a travs de una razonable
ponderacin lgica, que impida que el criterio ltimo de juridicidad consista en aquel nico
juicio subjetivo, esto es, hay una cierta parcela reglada como en toda facultad discrecional
ocurre, que no impide el control, aunque lo puede dificultar..." (568) .
"El examen de aptitudes al que debe proceder un tribunal de concurso es sobre todo de
carcter comparativo y est amparado, por ello, en el secreto inherente a las deliberaciones,
de forma que estas ltimas slo pueden someterse al control judicial en caso de infraccin
clara de las normas por las que se rigen las actuaciones del tribunal de concurso. Por otra
parte este tribunal estima que hay que tener presente el alcance de su control sobre las
decisiones adoptadas en materia de procedimiento de seleccin habida cuenta de la facultad
de apreciacin conferida... Este control se limita al examen de la conformidad a derecho de
los procedimientos seguidos por la Administracin, a la comprobacin de la exactitud
material de los hechos en que se basa la Administracin para tomar su decisin y, por ltimo,
en la inexistencia de error manifiesto de apreciacin, de error de derecho y de desviacin de
poder..." (569) .
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189
tener en cuenta para la fijacin del puntaje para dicho rubro, unida a la magnitud del trabajo
derivado del cargo, la especialidad requerida y el grado de responsabilidad" (580) .
4. Valoracin de publicaciones
"En sede de examen de promocin por mrito comparativo, no es ilegtimo que la
Administracin se reserve el poder discrecional de valorar que las publicaciones realizadas
por los proponentes merezcan una apreciable contribucin a la doctrina o bien a la prctica
profesional, poder que por la amplia discrecionalidad tcnica de la cual siempre se ha
caracterizado, es insusceptible de ser vinculado a criterios mecnicos y predeterminados de
valoraciones" (582) .
190
con el estado respectivo, integra las fuerzas armadas o de seguridad, remiten, por lo
general, a valoraciones o apreciaciones de conjunto que globalmente ponderan los diversos
factores que inciden en el desempeo del personal y que son las que, en definitiva,
determinan el progreso o la finalizacin de la carrera respectiva. Tambin por regla general,
estas apreciaciones conjuntas renen mltiples conceptos jurdicos indeterminados que a la
Administracin corresponde conjugar, sin que pueda tal valoracin ser sustituida por los
tribunales, aunque ello no excluya la vinculacin al procedimiento, a la finalidad del acto y a
los principios generales del derecho. Cuando la jurisprudencia, precisamente, se refiere al
margen de discrecionalidad y a la ponderacin de factores que son de la exclusiva
competencia de la Administracin en su examen y de su criterio privativo, alude a este
criterio de conjugacin de conceptos jurdicos indeterminados. Y cuando la comprensin de la
situacin total es definitiva, no escindible, ni descriptible, la apreciacin no es participable y,
por consecuencia, no es revisable.
Ms adelante agrega que "Las apreciaciones de conjunto competen primariamente al rgano
interviniente y, desde luego a la autoridad que las debe aprobar, siendo, en funcin de las
reflexiones precedentes, insusceptibles, como principio, de revisin judicial. Es evidente, en
tal sentido, que el juez no puede sustituir con su personal criterio cualquier decisin de
cualquier poder o, como aqu acontece, de cualquier autoridad administrativa. El juez dice el
derecho, y el derecho est constantemente definiendo mbitos de discrecionalidad,
encontrando por ello la judicializacin plenaria un lmite en la interdiccin a los tribunales
para invadir los mbitos de competencia de los dems poderes constitucionales".
Con relacin a la innecesariedad del consentimiento para realizar anlisis psicofsicos en el
mbito de las fuerzas armadas y de seguridad, a los fines de evaluar, entre otros aspectos,
los ascensos, se ha pronunciado la Corte Suprema (589) , en el sentido de que "...Los
anlisis clnicos que la Polica Federal efecte para constatar la buena salud del personal a fin
de decidir su ascenso, involucran el ejercicio de una actividad discrecional que, en principio,
no admite revisin judicial". "La incorporacin a la carrera policial supone el sometimiento
voluntario a las normas que rigen a la institucin, es decir, que quien ingresa o desea ser
promovido acepta, espontneamente, que la demandada acceda a su privacidad en la
medida necesaria para evaluar sus aptitudes. La relacin de especial sujecin que mantienen
los agentes con la Polica Federal implica algunas restricciones al derecho a la intimidad de
aqullos en beneficio de los fines propios de la institucin. Por lo tanto, a raz de ese tipo de
vnculo, los agentes no gozan de un mbito de privacidad equiparable en su extensin al que
tiene cualquier particular".
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195
Capital".
(562) Trib. Sup. Castilla-La Mancha, 4/4/1994, DESDENTADO DAROCA, Eva, Los
problemas..., cit., p. 70, y ss.
(563) Trib. Sup. espaol, sala 3, Sec. 7, 11/11/1992.
(564) Trib. Sup. espaol, 5/6/1995, Ar. 4870.
(565) Trib. Sup. espaol, sala 3, Sec. 9, 2/11/1990.
(566) Trib. Sup. espaol, sala 3, Sec. 7, 11/4/1994.
(567) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala I, 6/11/1986, "Sanclemente v. Gobierno Nacional Universidad de Buenos Aires", DJ, 987-I-695, seleccionada por FELDMAN, Mara, "Acto administrativo.
Control judicial", en Actualizacin de Jurisprudencia, p. 8.
(568) Sentencia de la Audiencia Nacional Espaola, 14/11/1978.
(569) "Marcato", 17/3/1971; "Prez
Discrecionalidad administrativa..., cit., ps. 85, 86.
Mguez",
2/3/1991;
SNCHEZ
MORN,
M.,
196
(576) CSJN, Fallos, 240:440 Ver Texto ; 177:169 Ver Texto ; 304:391 Ver Texto ; 284:417
Ver Texto .
(577) Cm. Nac. Civ., sala E, "Devicenzi de Gallardo, Amelia v. Municipalidad de la
Capital", LLBA, 1977-C-81.
(578) Ampliar seguidamente en punto 11, "Opinin personal. Estrategia prctica a seguir",
p. 257.
(579) Corte de Casacin italiana, Sez. 5, decreto 30 del 28/1/1977, "Est. Pranzetti v.
Comune di Santa Fiora".
(580) Corte de Casacin italiana, Sez. 4, decreto 848 del 27/9/1977, "Est. Giovannini v.
Ministero Grazia e Giust".
(581) Corte de Casacin italiana, Sez. 4, sent. 867 del 30/10/1979, PD 792160, "Est.
Giovannini v. Ministero del Tesoro".
(582) Corte de Casacin italiana, Sez. 6, sent. 269 del 10/4/1979, PD 790771, "Est.
Berruti v. onig".
(583) Corte de Casacin italiana, Sez. 4, sent. 328 del 15/5/1979, PD 790958, "Est.
Carbone v. Ministero Difesa".
(584) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala III, marzo 1988, LL, 1988-D-444, seleccionada por
FELDMAN, Mara, Acto administrativo..., cit., p. 10.
(585) CSJN, Fallos, 250:393 Ver Texto ; LL, 118-759.
(586) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala IV, 10/9/1996, "valos v. Estado nacional", ED,
16/4/1998; en el mismo sentido Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala V, "Delgadillo v. Ministerio de
Defensa", ED, 29/5/1998.
(587) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala III, 1/3/1988, voto del juez Gonzlez Arzac, LL,
1988-D-445 y ss.
(588) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala I, 9/5/1995, "Daz v. Ministerio del Interior" Ver
Texto , voto del juez Carlos Grecco.
(589) CSJN, 17/12/1996, con interesante comentario de ANDRUET, Armando, "Dignidad
humana. Intimidad personal", ED, 13/5/1997.
(590) Corte de Casacin italiana, Sez. 4, decreto 731 del 9/6/1978, Pd 781900, "Est.
Santoni Rugiu G. v. Bernaba".
(591) Ver Foro Amministrativo Italiano, junio 1989, ps. 1817 y 2055; noviembre 1989, p.
3050.
(592) Consejo de Estado italiano, Sez. V., 28/4/1988, "Est. de Lipsis-Capozzella v. Comune
di Castrocielo", Foro Amministrativo, 1988, p. 920.
(593) Consejo de Estado italiano, Sez. IV, 23/11/1988, "Est. Ferrari v. Maffi, Ministero
Sanit", Foro Amministrativo, noviembre 1988, p. 3203.
(594) Consejo de Estado italiano, Sez. IV, 8/11/1988, "Est. Malinconino v. Rinaldi y otro",
Foro Amministrativo, 1988, p. 3158.
(595) CSJN, 28/2/1988, LL, 1989-B-1400; DJ, 1989-2-842, seleccionada por FELDMAN,
Mara, Acto administrativo..., cit., p. 10.
(596) CSJN, 30/6/1987, "Jasso Ramn, Amparo" Ver Texto , Fallos, 310:1391.
(597) DESDENTADO DAROCA, Eva, Los problemas..., cit., p. 145.
(598) BACIGALUPO, M., La discrecionalidad..., cit., ps. 130, 131.
(599) Sentencia publicada en BVerfGE, vol. 61, ps. 111 a 114; concuerda con anlisis
efectuados por NIETO GARCA, A., "Reduccin jursdiccional de la discrecionalidad en materia
disciplinaria", RAP Espaola, nro. 44, 1964, ps. 156 y ss.
(600) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala I, 17/11/1983, LL, 1984-C-90; en anlogo sentido
fallo de la CSJN, 8/10/1991, "Legn, Fernando v. Universidad de Buenos Aires" Ver Texto , comentada
por COMADIRA, Julio, "El caso `Legn: un fallo reconfortante", Doctrina Judicial, Buenos Aires, mayo
1992; y por TAWIL, G., Administracin..., cit., T. II, p. 421; ver tambin: CANOSA, A., La
discrecionalidad administrativa..., cit., p. 491; GUSMN, A., Fronteras..., cit.
(601) IGARTA SALAVERRA, J., Discrecionalidad tcnica..., cit., p. 60.
(602) Ver ampliacin en Cap. IX, ps. 337 y ss.
(603) ULE, K., "La ley del 21 de enero de 1960, reguladora de la jurisdiccin contenciosoadministrativa en Alemania", DA, 1964-73-32.
197
(604) MOZO SEOANE, La discrecionalidad... cit., ps. 385 y ss. Ver tambin: GAMBIER, B.,
"El concepto oferta ms conveniente en el procedimiento licitatorio pblico (la doctrina de los conceptos
jurdicos indeterminados y el concepto jurdico)", LL, 1988-D-744.
198
Es dable advertir que para la concepcin tradicional de la teora analizada, los casos difciles
se superan concediendo a la Administracin un cierto margen de apreciacin, no susceptible
de revisin jurisdiccional.
Las dificultades prcticas que genera la aplicacin de reglas complejas de la experiencia
comn o tcnica, el temor de sustituir un criterio administrativo opinable por una decisin
judicial que trasunte un juicio de valor discutible, son algunos de los supuestos excepcionales
que pueden justificar el margen de confianza en favor de la Administracin (concursos,
pronsticos, belleza panormica, peligrosidad, etc.).
Empero, la teora no asemeja esta modalidad restrictiva a la facultad discrecional. Pretende
slo un reconocimiento explcito de la dificultad de su aplicacin en determinados supuestos
fcticos concretos, sin dejar de considerar en teora que la integracin se efecta por
intermedio de un juicio de naturaleza cognoscitiva.
Creo que tanto el margen de apreciacin como su aparente justificacin no hacen otra cosa
que conformar la debilidad de la teora de los conceptos jurdicos indeterminados.
As como en muchos casos la aplicacin de esta concepcin tiene un xito indudable, en
otros supuestos ms complejos, tambin numerosos en la realidad administrativa, la
presencia de una valoracin subjetiva del rgano competente es ineludible. Esto ltimo unido
a la posibilidad de elegir entre dos o ms alternativas vlidas dentro del derecho confirma la
presencia de una modalidad discrecional en su mnima expresin. Poco importa quien tiene
que apreciarla, sea un tcnico, poltico, profesional o administrativo: implica una valoracin
subjetiva en el marco de un margen de libertad. Esto basta para calificarlo de discrecional.
Para justificar el rechazo de un momento discrecional en el margen de apreciacin, se
sostiene que al no efectuarse valoraciones de oportunidad, la discrecionalidad es inexistente.
Sin embargo, como seale anteriormente, lo discrecional no puede limitarse slo a apreciar
la oportunidad; en otras ocasiones trasunta una ponderacin de intereses, una valoracin del
inters pblico o un simple acto volitivo del rgano competente. Siendo su campo de accin
mucho ms amplio, bien se puede considerar el contenido del margen de apreciacin, una
particular modalidad discrecional.
En consecuencia, sostengo que los conceptos indeterminados pueden relacionarse con el
desarrollo de una actividad vinculada (reglas tcnicas ciertas, estndares objetivos, etc.), o
bien discrecional segn el caso concreto a resolver. Es decir que pueden ser determinables
por un proceso intelectivo interpretativo puro, o mediante la utilizacin de una modalidad
discrecional, aunque su incidencia sea minscula.
En definitiva, no coincido con quienes afirman que lo aludido por el trmino oferta ms
conveniente o ms ventajosa es un concepto jurdico indeterminado que slo admite una
solucin justa. Lo mismo puede decirse de la urgencia en una contratacin.
Es necesario analizar cada supuesto real de aplicacin del referido concepto para entonces
determinar con certeza si su realizacin admite una o varias soluciones igualmente correctas
para el derecho.
Como es sabido, determinar cul es la oferta ms conveniente se vincula con cuestiones
tcnicas, cientficas o de experiencia. La remisin normativa a valoraciones tcnicas no
supone automticamente la atribucin al rgano administrativo de una potestad inmune al
control judicial. En efecto, las reglas tcnicas (conocimiento especializado) de universal
consenso, o al menos tolerables (cuando trasuntan una verdad relativa), las reglas de la
experiencia (conocimientos prcticos comunes) como los estndares de conductas, integran
el orden jurdico administrativo por remisin expresa o implcita de ste.
En consecuencia, si para determinar cul es la oferta ms ventajosa slo sea posible la
aplicacin de una regla tcnica, cientfica o de experiencia de universal consenso y slo
exista una de ellas que rena tales requisitos, no existe potestad discrecional, y todo se
remite al bloque de lo reglado o vinculado.
199
Cuando en cambio excepcionalmente existan varias ofertas que de igual modo se subordinen
a la regla tcnica de universal consenso, o bien existan varias tcnicas aceptables, y en todos
los casos sean econmicamente equivalentes, la seleccin de una de ellas incumbe a la
Administracin a travs de la discrecionalidad.
Aun cuando el reenvo no surja tcitamente del ordenamiento, las pautas o reglas referidas
pueden tener igualmente relevancia jurdica por el conocimiento acabado de los hechos y la
apreciacin de la prueba con arreglo a la sana crtica racional.
En consecuencia, el control de juridicidad es perfectible, pues el juez al entrar al fondo de la
cuestin verifica si en el sub examine se ha respetado el contenido de la regla determinada
por la ciencia, la tcnica, la experiencia, o el comportamiento social, al momento en que se
concretice el acto administrativo respectivo. Excepcionalmente puede haber pequeos
porcentajes de discrecionalidad.
El acertado fallo del Tribunal Superior de Neuqun (610) considera "que el control de los
actos administrativos que deciden la adjudicacin de una licitacin pblica sobre la base de
pliegos de bases y condiciones predeterminados como en el caso es una actividad netamente
reglada y, no cabe duda, sujeta al control judicial. Y el decir reglada, guarda ntima conexin
con la naturaleza jurdica de los pliegos... La evaluacin de las ofertas no fue efectuada
teniendo en cuenta la situacin de hecho reglada en la norma antes citada; circunstancia
sta que vicia los decretos... dando lugar a su nulidad... La norma establece claramente que
el mximo puntaje deba asignarse a quien ofreciera ocupar mayor cantidad de personas
radicadas en el ejido municipal de esta ciudad... Ms, las constancias de la causa indican que
ello no ocurri... En efecto, el poder concedente se ha apartado de las reglas establecidas...
efectuando la adjudicacin en infraccin al sistema de calificacin y puntaje, motivo que hace
que su accionar sea ilegtimo y no discrecional, como pretendi establecerlo el municipio
demandado".
Conforme las caractersticas de la causa, el pliego de condiciones estableca ntidamente los
requisitos jurdicos y tcnicos respecto de cul debe ser la mejor oferta, razn por la cual, el
tribunal correctamente considera, entrando al fondo de la cuestin y analizando
detenidamente las probanzas de autos, que debiendo controlar facultades regladas la
revisin judicial es insoslayable.
Aun cuando el orden jurdico se remite a cuestiones tcnicas complejas, de difcil
comprensin o de imposible reproduccin probatoria (por su caracterstica intrnseca), de
certeza tcnica o cientfica relativa, la decisin administrativa debe ser controlada por el juez.
Al menos debe verificar con el fondo de la cuestin si la decisin administrativa adopta una
solucin tcnicamente aceptable, "tolerable", cuya razonabilidad sea aprehensible en virtud
de su motivacin. No se trata de un mero control de legalidad formal externa, el juez debe
examinar detenidamente la verificacin material de los hechos, y aun la apreciacin de los
mismos mediante la aplicacin de pautas tcnicas razonables, adems de la calificacin
jurdica respectiva.
No obstante, cuando es la propia realidad del objeto o situacin la que admite mrgenes de
opinabilidad, cuando la objetividad del procedimiento de subsuncin se agota, declina la
labor interpretativa y se acrecienta la discrecionalidad.
La opinabilidad intrnseca de ciertas situaciones fcticas no reconducibles a pautas objetivas
por medio de la interpretacin, no puede ser convertida en certeza por el administrador ni
por el juez. Empero, como es la Administracin a quien el orden jurdico le autoriza a
operativizar primero el concepto, en estos excepcionales supuestos, le es permitido utilizar la
discrecionalidad relacionada con la tcnica a fin de resolver la opinabilidad buscando lo ms
oportuno para el inters pblico.
La discrecionalidad no slo proviene
excepcionalmente, de la propia naturaleza
quien se remite tcitamente a ello cuando
una solucin justa, sino dos o ms hiptesis
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elemento tcnico, siendo ante todo indispensable que las obras para las cuales se recurre a
la licitacin sean las ms idneas para el fin establecido.
El art. 24 de la ley 584, modificada por la 687 del 8 de octubre de 1984, dispone que los
contratos de obra pblica cuyo importe supere el billn de liras, sern adjudicados a la oferta
econmicamente ms ventajosa, previa consideracin de los siguientes elementos: trmino
de ejecucin, costo de utilizacin, rendimiento y valor tcnico de la obra que los oferentes se
obligan a ejecutar. En los pliegos respectivos hay que mencionar los elementos de valoracin
a ser aplicados separada o conjuntamente en orden decreciente segn la importancia
atribuida a cada uno.
Los ms recientes pronunciamientos jurisdiccionales parecen inclinarse por otorgar mayor
discrecionalidad, tanto en la identificacin de las personas o empresas que la Administracin
considere con mayores garantas para realizar las obras, como en la valoracin de las ofertas
individuales bajo el perfil tcnico y econmico (616) .
No obstante, esta jurisprudencia presupone que los criterios de valoracin de los proyectos
sean determinados de antemano y que los juicios que en su consecuencia se realicen
aseguren la mayor objetividad posible, la imparcialidad y la trasparencia.
En 1986 el Consejo de Estado italiano (617) ha declarado ilegtimo el procedimiento
licitatorio y la adjudicacin efectuada por no haberse respetado el procedimiento que impone
la observancia de una misma metodologa de evaluacin respecto de la totalidad de los
oferentes. Se entendi vulnerado el principio de igualdad, e incorrectamente ejercida la
discrecionalidad.
En nuestro pas, conforme diversas normativas vigentes en estos ltimos aos (618) la
propuesta ms conveniente resulta de la ponderacin conjunta del precio, la calidad, la
idoneidad del oferente y dems condiciones de la oferta que acrediten el mayor beneficio
para el inters de la sociedad.
Como bien expresa Gusmn (619) , la determinacin de la oferta ms conveniente debe
requerir: a) la comparacin objetiva de los elementos ciertos que contienen las ofertas; b) la
justificacin de la compensacin del valor econmico por otros valores vinculados a la
bondad, utilidad o eficacia de la prestacin; c) la demostracin de que la ventaja que
representa la oferta tiene relacin directa con el objeto de la prestacin y las funciones que
debe cumplir; d) el ajuste del dictamen a las reglas tcnicas establecidas en los pliegos
respectivos; e) otras variables que demuestren el mayor beneficio para los intereses pblico.
En mi criterio, a los fines de garantizar la mayor objetividad y transparencia del
procedimiento de seleccin del contratista, el menor precio debe seguir siendo prioritario
dentro de la pirmide jerarquizada de los diferentes aspectos a valorar. En caso de
apartamiento de este principio general, su justificacin y motivacin deben ser contundentes
en orden a establecer en el caso concreto otro orden de prioridades.
La oferta ms conveniente es nicamente la de menor precio, cuando el Estado compra o
contrata servicios estandarizados o de uso comn. En estos casos el producto o servicio
presenta caractersticas tcnicas similares en torno a la calidad y dems aspectos
garantsticos.
Ha sealado el Tribunal Superior de Justicia de Neuqun que la "eleccin de la oferta ms
conveniente presupone que las distintas ofertas presentadas sean comparables entre s y, en
este sentido, las bases de la seleccin juegan un papel decisivo, debiendo por ello ofrecer
claridad, precisin y la menor cantidad posible de variables o elementos indeterminados..."
(620) .
Parece evidente, de esta evolucin normativa y jurisprudencial, que el momento ms
importante en cuanto a la cuantificacin de la discrecionalidad necesaria para elegir el mejor
oferente, se halla ms en la fase de preparacin de los pliegos y normas secundarias (que
prescriben los criterios de valoracin con un orden de preferencias claramente establecidos),
que en la etapa de apreciacin de las ofertas, previa a la adjudicacin.
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(610) Trib. Sup. Neuqun, 15/2/2000, "Consur S.R.L. Cooperativa de Trabajo Esfuerzo
Unido Valentina Sur Limitado U.T.E. v. Municipalidad de Neuqun", primer voto del juez Arturo Gonzlez
Taboada.
(611) COMADIRA, Julio, La licitacin pblica, cit., p. 134.
(612) GUSMN, Alfredo, "La licitacin pblica y sus distintas fase en el nuevo rgimen de
contrataciones administrativas", RDA, LexisNexis, Buenos Aires, 2002, p. 127; Cm. Nac. Cont. Adm.
Fed., 31/12/1996, "Ecron S.A. v. Ministerio de Economa y otro", LL Suplemento Derecho Administrativo,
25/8/1997; CSJN, Fallos, 323:1323; 315:1738 Ver Texto ; Dictmenes de la Procuracin del Tesoro de
la Nacin, 174:78 Ver Texto ; 169:199.
(613) Sent. del Tribunal Supremo espaol del 5/2/1979, Rep. 587, Rev. Adm. Pbl. Esp., t.
90 (sept.-dic. 1979, p. 233).
(614) Providencia DGFCE, Rgimen de la Adm. Publ., Ciencias de la Administracin, nro.
73 de 1985, p. 94.
(615) Cons. Stato, 1971, 1062, I, Sez. V, nro. 473 del 8/6/1971.
(616) TAR Abruzzo, LAquila, nro. 58 del 14/2/1979, en Trib. Adm. Reg., 1979, ps. 1299 y
ss.
(617) Cons. Stato, 397 de 1986.
(618) Art. 18 Ver Texto , Ley de Reforma del Estado 23696, art. 23 Ver Texto , reglamento
aprobado por decreto 436/2000, arts. 15 y concs., Reglamento delegado 1023/8/2001 (dictado en el
marco de la ley 25414 Ver Texto , entre otras).
(619) GUSMN, Alfredo, "La licitacin...", cit., p. 123.
(620) Trib. Sup. Neuqun, acuerdo 617/2000, "Consur v. Municipalidad de Neuqun,
s/A.P.A." Ver Texto , jueces: Gonzlez Taboada, Macome, Medrano, Otharan y Vidal; citado por
BARRESE, Mara - BACCI, Mara, "Contratos Administrativos. Resea de jurisprudencia del Trib. Sup.
Neuqun", RDA, nro. 33/35, enero-diciembre 2000, Depalma (hoy LexisNexis), p. 515.
y ss.
(621) Ver reconfortantes fundamentos de COMADIRA, J., La licitacin pblica..., cit., ps. 91
C) Juicios mdicos
La salud es una situacin emprica cuya verificacin y apreciacin debe ser realizada por un
profesional, siguiendo las reglas de su arte. Puede elegir las metodologas que estime
adecuadas, para lo cual tiene pequeos mrgenes discrecionales.
Sobre la composicin de los integrantes de un concurso para un hospital, ha expresado la
jurisprudencia: "si el juez administrativo no puede invadir el campo de las valoraciones
tcnico-discrecionales de la Administracin Pblica, sustituyendo su propio juicio por el de los
organismos administrativos en un campo exquisitamente tcnico y especializado, no por ello
deja de investigar los lmites dentro de los cuales la valoracin de la afinidad de las materias
es remitida a la Administracin Pblica" (622) .
Tambin se ha sealado que "la determinacin del grado de incapacidad comporta el
resultado de un ter lgico debidamente fundado a travs de una metodologa cientfica
consolidada que permita al juzgador su revisin judicial por medio de la apreciacin y
valoracin de la totalidad de las probanzas de autos, conforme las reglas de la lgica y de la
sana crtica racional. Por otra parte, debe tener en cuenta... la fundamentacin de los
mtodos aplicados para precisar los porcentajes de incapacidad adjudicados. La ligereza en
ello puede trasuntar apreciaciones poco serias o realizadas superficialmente, lo cual le resta
credibilidad y sustento cientfico" (623) .
"El tribunal no se halla vinculado para determinar la idoneidad fsica para el desempeo de
funciones pblicas a un informe concreto, sino que puede, tras examinar todos los informes
obrantes en autos, resolver segn las reglas de la sana crtica" (624) .
Es menester analizar toda la prueba, evaluar la metodologa empleada, su fundamentacin,
profundizar sus divergencias y en definitiva decidir a la luz de las reglas de la sana crtica
racional. La zona de penumbra cuya opinabilidad resulta indudable de la secuencia referida,
confiere un margen de apreciacin en favor de la Administracin, siempre que est avalada
tcnicamente en forma suficiente.
205
Cabe sealar que dentro de la apreciacin entran meras voliciones y juicios intelectivos, por
lo cual es necesario establecer diferencias. Este aspecto es uno de los puntos ms criticados
de la teora de los conceptos jurdicos indeterminados, que no ha conseguido aclarar tal
cuestin.
Bien se puede afirmar que la graduacin de la salud de una persona atraviesa por dos etapas
ineludibles: a) la verificacin o comprobacin de ciertos elementos, como los anlisis clnicos,
la tensin, el peso, los sntomas fsicos, etc.; b) la valoracin o apreciacin de tales aspectos
en funcin de las diferentes metodologas, criterios e interpretaciones que ofrece la disciplina
mdica, y, en su caso, la especialidad de que se trate.
La primera etapa trasunta una actividad vinculada y, por ende, fcilmente comprobable
jurisdiccionalmente. La segunda, al contrario, no siempre se sujeta a pautas uniformes y
consentidas por la comunidad cientfica.
Existen dificultades no slo gnoseolgicas sino tambin ontolgicas para determinar en
ocasiones el grado de salud (nocividad, peligrosidad, gravedad). Las terapias a utilizar, por
otra parte (ciruga, rehabilitacin con aparatos, etc.), no siempre son indiscutibles para los
profesionales del rea. Por tanto, es lgico afirmar que hay mrgenes de discrecionalidad que
la autoridad tcnica correspondiente debe utilizar.
La solucin final es la siguiente: existe o no enfermedad, hay tal porcentaje de incapacidad,
por ejemplo; para ello, la Administracin ha integrado creativamente nuevos elementos que
completan el procedimiento de aplicacin de lo preceptuado normativamente.
El orden jurdico quiere que se llegue a una solucin correcta, aunque deje librado a las
circunstancias la univocidad o no del concepto. El control -como ha quedado sealado para
casos similares-, adems de recaer sobre todos los elementos intelectivos (competencia,
causa, motivacin, objeto, procedimiento, fin), la verificacin de los hechos y la apreciacin
sobre bases objetivables, no deja de revisar la altendibilidad del juicio y su razonabilidad,
cuando advierte la opinabilidad tcnica o cientfica.
(622) Cons. Stato, V Sez. 11/4/1959, nro. 186, Foro Amministrativo, 1959, p. 325.
(623) Cm. Cont. Adm., 1 Nom. Crdoba, sent. del 27/3/1991, "Cocetti, Ezio v. Caja de
Jubilaciones de Crdoba". Jueces: Domingo Sesin, Ricardo Molina y Licia Carranza.
(624) Sent. del Tribunal Supremo espaol del 14/2/1986, sala 5, Rev. Adm. Pbl. Esp.,
nro. 110 (mayo-agosto 1986), p. 324.
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Desde el punto de vista tcnico los especialistas consideran que es fcil detectar la ruina de
una obra e incluso la inminencia de la ruina, pero que es controvertido, en cambio, lo
relacionado con la prdida de funcionalidad de la construccin-instalacin (627) . Si en este
ltimo caso hay diversidad de criterios plausibles, el que elige la Administracin cumple con
lo querido por el derecho; no puede el juez sustituirlo por otro, sino que su cometido finaliza
con la revisin de la atendibilidad o tolerancia.
De los ejemplos expuestos se deduce cmo la discrecionalidad ha jugado un rol creativo de
integracin del orden jurdico en el caso concreto, constituyndose en zona de reserva que
slo representantes del pueblo deben valorar y resolver, directa o indirectamente.
Si no hay principios ni tcnicas nicas y valederas, ni el perito ms preparado puede
comprobar la indiscutibilidad de la ms apta, el marco de libertad administrativa se impone.
(625) Sent. 14 del 23/4/1980, "Valle Luque de Marchesini y otro v. Consejo Profesional de
la Ingeniera y Arquitectura Cont. Adm.", jueces: Abad Hernando, Espinosa y lvarez.
(626) Sent. 22 del 10/7/1987, "Abed, Luis Csar v. Consejo Profesional de la Ingeniera y
Arquitectura de la provincia de Crdoba Cont. Adm.", jueces: Martnez Echenique, Serra y Ayn.
(627) BEDOYA, L., "Ruina de obra", Revista de la Construccin y la Vivienda, Modelos de
Informacin, nro. 187, febrero de 1978.
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admitir que nicamente pueden ser integrados por remisin a juicios objetivos que aseguren
una solucin justa de validez incuestionable. Lo primero implicara consagrar una libertad
desenfrenada, susceptible de emparentarse con la arbitrariedad. Lo segundo acarreara la
virtual desaparicin de la discrecionalidad, cuya supervivencia es imprescindible en los
Estados modernos.
As como en muchos casos la aplicacin de esta concepcin tiene un xito indudable, en
otros supuestos ms complejos, tambin numerosos en la realidad administrativa, la
presencia de una valoracin subjetiva del rgano competente es ineludible. Esto ltimo unido
a la posibilidad de elegir entre dos o ms alternativas vlidas dentro del derecho confirma la
presencia de una modalidad discrecional en su mnima expresin. Poco importa quien tiene
que apreciarla, sea un tcnico, poltico, profesional o administrativo: implica una valoracin
subjetiva en el marco de un margen de libertad. Esto basta para calificarlo de discrecional.
En consecuencia, sostengo que, en atencin al caso concreto que se presente en la praxis,
los conceptos indeterminados pueden relacionarse con el desarrollo de una actividad
vinculada (reglas tcnicas ciertas, estndares objetivos, etc.), o bien discrecional, segn el
supuesto a resolver. Es decir que pueden ser determinables mediante un proceso intelectivo
interpretativo puro, o a travs de la utilizacin de una modalidad discrecional, aunque su
incidencia sea minscula.
En definitiva, no coincido con quienes afirman que lo aludido por el trmino tarifa justa y
razonable es un concepto jurdico indeterminado que slo admite una solucin justa,
tampoco coincido con quienes sustentan que forma parte de la pura discrecionalidad
administrativa.
Es necesario analizar cada supuesto real de aplicacin del referido concepto para entonces
determinar con certeza si su realizacin admite una o varias soluciones igualmente correctas
para el derecho. Existirn casos en los que slo a travs de reglas tcnicas se podr
determinar la razonabilidad de una tarifa o la intensidad del derecho al reajuste de la misma.
En otros supuestos, en cambio podrn ser aplicables tanto pautas tcnicas tolerables y
pequeos porcentajes de discrecionalidad.
Como es sabido, determinar la razonabilidad de un reajuste tarifario se vincula muchas veces
con cuestiones tcnicas, cientficas o de experiencia. La remisin normativa a valoraciones
tcnicas no supone automticamente la atribucin al rgano administrativo de una potestad
inmune al control judicial. En efecto, las reglas tcnicas (conocimiento especializado) de
universal consenso, o al menos tolerables (cuando trasuntan una verdad relativa), las reglas
de la experiencia (conocimientos prcticos comunes) como los estndares de conductas,
integran el orden jurdico administrativo por remisin expresa o implcita de ste.
En consecuencia, si para determinar la razonabilidad del reajuste tarifario slo es posible la
aplicacin de una regla tcnica, cientfica o de experiencia de universal consenso y es
debidamente acreditado el real y efectivo aumento de costos, su equivalencia con
prestaciones similares y la existencia de eficiencia empresaria (lo que excluye su impericia o
negligencia), no existe potestad discrecional, y todo se remite al bloque de lo reglado o
vinculado. Cuando en cambio, existan dudas tcnicas razonables, compensaciones
efectuadas, escasa eficiencia empresaria, valoracin del riesgo empresario, incumplimientos
contractuales ponderables, entre otros numerosos aspectos, la medicin del derecho al
reajuste comporta la apreciacin conjunta tanto de pautas tcnicas como de momentos de
razonable discrecionalidad.
Aun cuando el reenvo no surja tcitamente del ordenamiento, las pautas o reglas tcnicas
referidas pueden tener igualmente relevancia jurdica por el conocimiento acabado de los
hechos y la apreciacin de la prueba con arreglo a la sana crtica racional.
De toda forma, el control de juridicidad es perfectible, pues el juez al entrar al fondo de la
cuestin verifica si en el sub examine se ha respetado el contenido de la regla determinada
por la ciencia, la tcnica, la experiencia, o el comportamiento social, al momento en que se
concretice el acto administrativo respectivo; y aun si los pequeos porcentajes de
discrecionalidad han sido ejercidos dentro del orden jurdico.
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211
En otras palabras: que las cuestiones tcnicas complejas opinables que no admitan una
solucin unvoca, sean controladas judicialmente hasta donde lo permitan sus aspectos
objetivables, debindose aceptar como jurdicamente vlidas las soluciones al menos
tolerables por la comunidad cientfica, tcnica o social correspondiente. El juez no podr
revisar, sin embargo, el mrito de la eleccin discrecional, salvo grave error o arbitrariedad.
b) Como consecuencia de lo anterior, no slo es contrario a derecho el acto administrativo
que vulnere las reglas ciertas y universales (como lo sustentan la doctrina y la legislacin
moderna en la materia), sino tambin cuando infrinja los criterios "atendibles", esto es, las
aserciones que se proyecten como justificadas por el alto grado de probabilidad.
c) Atento a la relevancia que para el tribunal y la Administracin tiene separar lo vinculado
de lo discrecional, estimo propicio que tanto los cdigos procesales como las leyes de
procedimiento impongan la obligacin al perito o profesional, en su caso, de expresar en su
dictamen cundo la ciencia, tcnica o experiencia del sub examine es fcilmente subsumible
e indiscutible y en qu casos esto es imposible.
d) Cuando la dinamicidad de la cuestin permita la aplicacin de pautas objetivas, es
aconsejable que quien formule la norma que regula la materia tcnica, cientfica o de
experiencia lo haga en forma clara. Frente a cuestiones complejas u opinables, el legislador
puede remitirse a criterios "tolerables", determinando ntidamente cul es el rgano tcnico
especializado encargado de fundamentar la decisin. La rebelda natural de ciertas materias
no debe ser prenormada en detalle para no inducir a error al intrprete.
e) Por ltimo, es dable recordar que el control judicial no debe ser meramente formal; es
necesario que analice las operaciones tcnicas realizadas, la individualizacin de las reglas
uniformes o tolerables en virtud de los modelos suministrados por las diversas especialidades
y respete, obviamente, la esencia del momento discrecional, compuesto por la libertad de
eleccin, que presupone una ponderacin comparativa de intereses y asignacin de valores
prevalecientes.
En sntesis, los jueces deben abstenerse de apreciar en forma evidente o solapada la
oportunidad, mrito o conveniencia del accionar administrativo, siempre que no se vulnere el
bloque de juridicidad. Los gobernantes y su personal directivo son los nicos responsables de
la eficiente y eficaz satisfaccin de los intereses colectivos.
Parece prudente que en una democracia la determinacin de los valores sea hecha por
nuestros legtimos representantes. La soberana popular, en caso de disconformidad, tiene
sus remedios para disear el cambio que las circunstancias aconsejan. No es posible que los
jueces sustituyan la apreciacin del mrito que efectan los gobernantes, cuando, cualquiera
que fuera la alternativa utilizada, sta encuadra dentro del orden jurdico.
La congruencia de la eleccin administrativa, su pragmaticidad y coherencia, la exacta
comprobacin de los hechos, la correccin de la estructura lgica de la valoracin realizada,
forman parte del explicitado, persuasivo y equilibrado pronunciamiento judicial. Pero, por
sobre todo, la prudencia frente a soluciones medianamente aceptables, y al mismo tiempo el
coraje frente a la arbitrariedad o injusticia, constituyen los valores que el juzgador debe
realizar, frente a la ambigedad del proceso administrativo.
I. INTRODUCCIN
A continuacin intentar insertar la estrategia propuesta para dirimir los casos complejos,
desarrollada en el captulo anterior, en lo consagrado por la jurisprudencia del Consejo de
Estado francs sobre la materialidad de los hechos y la calificacin jurdica.
212
Parece claro que si verificar implica comprobar, acreditar, demostrar que lo peticionado
condice con la realidad, esto de por s trasunta un juicio intelectivo que excluye toda
valoracin discrecional. Importa la existencia o inexistencia de un, hecho, la verdad o
falsedad de una afirmacin, al margen de que sea judicial o administrativo el mbito donde
se produzca la actividad probatoria.
Con razn, Couture (633) expresa que "la prueba penal se asemeja a la prueba cientfica; la
prueba civil se parece a la matemtica".
Las probanzas administrativas o procesales administrativas no pueden escapar a esta
referencia conceptual, con mayor razn cuando se relacionan con cuestiones de ndole
tcnica.
De all se deduce que el control jurisdiccional del presupuesto fctico es hoy una realidad
indiscutible, desde la incipiente doctrina francesa sobre la "exactitud material de los hechos"
o su "constatacin", como lo denomina la jurisprudencia italiana.
El Consejo de Estado francs ha sealado reiteradamente que si bien este organismo "no
puede apreciar la oportunidad de las medidas sujetas a control mediante el recurso de
exceso de poder, le corresponde verificar la materialidad de los hechos que han motivado
estas medidas" (634) , "detenerse ante el examen del valor de hecho de los motivos
alegados en el acto impugnado", comprobar "la inexistencia flagrante de los hechos
alegados" (635) .
En el derecho italiano el control de legitimidad de extiende al examen de los elementos de
hecho fijados por la norma como presupuestos del ejercicio de la discrecionalidad. Esta
verificacin es extensiva a los componentes de naturaleza tcnica (636) .
La jurisprudencia espaola, en este sentido, controla la "falta de constatacin sobre la
realidad o certeza de afirmaciones contenidas en el expediente" y "toda estimacin de
hechos, datos y pruebas documentales" incorporados (637) . Lo mismo sucede en los
Estados Unidos cuando se diferencian claramente las cuestiones de hecho, de derecho e
inclusive las mixtas (638) . Tambin en el ordenamiento ingls, a la autoridad judicial le es
conferida la atribucin de comprobar la adecuacin del acto administrativo a la ley, tomando
como base los hechos asumidos como presupuestos de la accin (639) .
El control de los hechos ha sido considerado uno de los instrumentos ms relevantes para
frenar el ejercicio de la discrecionalidad (640) . Hoy, es una realidad insoslayable, tanto en
nuestro pas (641) como en el extranjero, cualquiera que fuera la actividad de la
Administracin.
Con razn, manifiesta Mozo Seoane (642) que "los hechos, pues, deben ser estimados y
eventualmente valorados, en su justa medida, partiendo ineludiblemente de su pura y simple
objetividad; parece evidente que ello es la primera condicin para un uso correcto de la
discrecionalidad".
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214
El encuadramiento jurdico, que tambin forma parte de la causa del acto administrativo, es
objeto de control jurisdiccional mediante lo que en Francia se denomina fiscalizacin de la
"calificacin jurdica" de lo hechos. Este prestigioso organismo hablaba incipientemente de la
"exactitud jurdica de los motivos determinantes" (649) .
En el caso "Camino" (650) , adems de manifestar la necesidad de verificar la materialidad
de los hechos, afirma que una vez probados, corresponde "investigar si ellos podan
legalmente motivar la aplicacin de las sanciones previstas por la precitada disposicin". El
alto tribunal invalid la cesanta dispuesta al alcalde de Hendaya porque algunos de los
hechos imputados no eran exactos y otros no encuadraban en ninguna de las faltas
normativamente previstas.
En realidad, fue a partir del caso "Gomel" (651) , en el cual se anul la denegacin de una
autorizacin para construir por infraccin a una norma urbanstica, cuando se comenz a
admitir el control de la correccin de la calificacin jurdica de los hechos: carcter artstico
de los monumentos y lugares, el encuadramiento legal de la inmoralidad de un film o de una
sancin, la perturbacin del orden pblico, etc. (652) .
No existe duda de que tanto el control de la materialidad de los hechos como del derecho
pueden ser objeto de revisin judicial. Ambos aspectos estn ntimamente relacionados, pues
como dice Buch (653) , no hay un fosse, ni una zanja entre el hecho y el derecho.
En conclusin, ni en uno ni en otro hay lugar para la discrecionalidad.
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(634) Consejo de Estado francs, caso "Camino", 14/1/1916, Rev. Der. Pbl., 1917, p.
(635) Consejo de Estado francs, caso "Grard", 5/7/1918, Rec., p. 665.
(636) Corte Constitucional italiana, sent. del 8/7/1957, nro. 103, Giur. Cost., 1967, p.
991; sent. del 18/6/1963, nro. 93, Giur. Cost., 1963, p. 174.
(637) Tribunal Supremo espaol, sent. del 6/7/1969, ponente Cervia Cabrera, Rep. de
Jurispr. Aranzadi, 3326.
(638) DAVIS, K., Administrative law text, St. Paul (E.U.), 1972, ps. 545 y ss.
(639) FRANCHINI, El juez..., p. 1114.
(640) BONNARD, R., "Le pouvoir discrtionnaire des autorits adminsitratives et le recours
pour excs de pouvoir", Revue du Droit Public, 1923, p. 371; WALINE, M., "Le pouvoir discrtionnaire de
ladministration et sa limitation par le contrle juridictionnel", Revue du Droit Public, 1930, ps. 218 y ss.
(641) Doctrina Judicial, LL, ao IV, nro. 13, 10/7/1984, "Marra de Melincoff v. Universidad
de Buenos Aires" Ver Texto , Doct. Jud., 1985-1, 210.
(642) MOZO SEOANE, La discrecionalidad..., cit., p. 467.
(643) Consejo de Estado francs, caso "Renard", Rec., p. 7533; caso "Dadole", RDP, 1921,
p. 385; caso "Ledochowski", 19/6/1903, Red., p. 452; etc.
(644) JZE Principios..., cit., T. I, p. XXXIV; CE, 3/6/1938.
(645) Cm. Nac. Fed. Cont. Adm., sala II, 20/8/1981, "Musso v. Gobierno Nacional Ministerio de Cultura y Educacin", JA, 1982-II-118 Ver Texto ; ED 97-343.
(646) LONG, WEIL y BRAIBANT, Les grands..., cit., ps. 123 y ss.
(647) PREZ OLEA, La discrecionalidad..., p. 48.
(648) NIETO, A., "Reduccin jurisdiccional de la discrecionalidad en materia disciplinaria",
Rev. Adm. Pbl. Espaola, nro. 44, p. 153.
(649) JZE, Principios..., cit., T. III, p. 280.
(650) Caso "Camino", del 14/1/1916, RDP, 1917, p. 453.
(651) LONG, WEIL y BRAIBANT, Les grands..., cit., ps. 121 y ss.
(652) LONG, WEIL y BRAIBANT, Les grands..., cit., ps. 116 y ss.; Delenze, CE, 5/12/1956,
"Thibaulti"; CE, 13/3/1952, "Teissier"; etc.
(653) BUCH, H., Le droit et le fait dans la jurisprudencia du Conseil dtat de Belgique, Le
fait et le droit. tudes de logique juridique, Bruylant, Bruxelles, 1961, p. 174.
VI. LA POTESTAD DISCIPLINARIA
216
217
ella por tanto adecuada y suficiente, lo que obsta para tratarla con un criterio restringido o
limitado. Sustraer de la revisin judicial el anlisis de los hechos que desencadenan la
medida atento las repercusiones que sta acarrea en los derechos subjetivos del funcionario
o empleado, pretendiendo por esa va solamente establecer un control de legitimidad
circunscripto a visualizar si el acto se conforma o no a uno o varios preceptos normativos
determinados, aparece como una reticencia no compatible con el ejercicio pleno por parte de
los tribunales judiciales del control que se le ha asignado por la Constitucin Nacional en
rededor de la actuacin de los otros dos rganos del poder de autoridad del Estado,
respetando por cierto los lmites propios de las atribuciones constitucionales respectivas..."
(656) .
En la senda correcta la Corte Suprema nacional en autos "Marra de Melincoff" Ver Texto
(657) admite el control judicial a fin de verificar si la aplicacin de la sancin y la clasificacin
de los hechos, encuadra en la normatividad vigente, aun cuando reconoce la facultad de la
Administracin para apreciar libremente las faltas.
Al respecto, ha manifestado la Corte "que si bien es cierto que la atribucin jurisdiccional no
puede llegar a establecer el control de los jueces sobre cualquier sancin disciplinaria
impuesta a los servidores del Estado, ya que es sin duda indispensable que el rgano
administrativo cuente con una facultad de libre apreciacin de las faltas, corresponde sin
embargo admitir que procede la intervencin de la justicia cuando se cie a investigar si en
la imposicin de las medidas que se adopten, se hizo uso legtimo o abusivo de las normas
con arreglo a las cuales deben ejercerse las atribuciones otorgadas. En tal sentido el control
de legalidad supone la debida aplicacin por el rgano administrativo de las normas
estatutarias, de manera que tanto la descripcin como la clasificacin de los hechos sea
correcta. Y es de buena doctrina que el control de legalidad se cumpla ponderando, entre
otras cosas, el prudente y razonable ejercicio de las facultades regladas del Poder
Administrador, porque no es admisible una actuacin discrecional e irrevisable de aquellas
potestades". "Si la actora fue dejada cesante en atencin a faltas injustificadas, obvio es,
entonces, que slo pudieron tomarse en cuenta las ausencias anteriores a la fecha de la
resolucin administrativa y no las posteriores..., pues de otro modo o se computaban
inasistencias cuando ya la empleada haba sido dejada cesante y sin obligacin de concurrir
al trabajo, o la cesanta habra sido decretada por causales inexistentes..".
Tambin es ponderable el criterio sustentado por el juez de la Corte Suprema de la Nacin
Augusto Belluscio, respecto de las leyes de prescindibilidad del agente pblico con la
indemnizacin pertinente, en el sentido de que "...para que sean valederas deben fundarse
en la prueba por la Administracin de su existencia, y, ms concretamente, de la supresin
del cargo ocupado por el agente, pues su sustitucin por otro tras la cesanta implicara la
negacin de los fundamentos de racionalizacin administrativa que se invocan..." (658) .
El fallo de la Corte Suprema en el caso "Sola" (659) , con motivo de la remocin de fiscales
adjuntos de la Fiscala de Investigaciones administrativas, resguarda adecuadamente los
principios del derecho disciplinario y las garantas del procedimiento sumarial, invalidando las
irregularidades cometidas.
El juez Augusto Belluscio subraya acertadamente en su voto que "En el mbito
administrativo, la presuncin de buen desempeo de las funciones slo puede ser
desvirtuada mediante el correspondiente sumario que respete las reglas del debido proceso
adjetivo. Esa exigencia ha sido mantenida por esta Corte para los meros agentes de la
Administracin Pblica, ...y su observancia es tanto ms imperiosa frente a la investidura de
los fiscales adjuntos de la Fiscala Nacional de Investigaciones Administrativas, pues no
resulta razonable que funcionarios encomendados de colaborar en la fiscalizacin de la
actuacin de la Administracin puedan ser removidos sin causa, o sin la debida justificacin
de ella, por el jefe de la propia Administracin cuya fiscalizacin la ley les encomienda. Ello
les quitara toda independencia de actuacin y de criterio, impidiendo el eficaz desempeo de
su labor".
En su voto, el juez Enrique Petracchi, expresa fundadamente que "...En primer lugar, resulta
claro que vigente la norma que establece la permanencia en sus funciones de los fiscales
adjuntos mientras dure su buena conducta... las causas de (remocin) que dicho precepto
menciona a continuacin, no pueden ser sino el desarrollo especfico de las modalidades que
218
puede asumir la mala conducta que es el reverso lgico de aqulla. Sera, por ello,
manifiestamente absurdo sostener que la garanta de permanencia en funciones mientras
dure la buena conducta puede ser compatible con causales de cesanta que dependan del
arbitrio discrecional de quien la ordena. En consecuencia, quienes como los fiscales adjuntos,
por la naturaleza de sus funciones slo pueden ser removidos en tanto y en cuanto se
acredite que han incurrido en mala conducta... slo pueden cesar en su cargo a condicin de
que tal prueba se haya producido, lo que excluye de raz la posibilidad de que su separacin
reconozca otras razones".
Es indudable, entonces, que las causales de remocin no pueden obedecer a razones
distintas a las que originaron el procedimiento sumarial respectivo. Lo contrario implica un
grave avasallamiento a las garantas constitucionales, adems de los vicios en el
procedimiento, causa, objeto y finalidad del acto administrativo.
Si bien la jurisprudencia actual reconoce que la graduacin de la sancin en el marco de la
normatividad vigente comporta una facultad discrecional de la Administracin, controlable
slo a travs de la razonabilidad, proporcionalidad y congruencia, excepcionalmente, los
jueces han sustituido una sancin por otra de las legalmente permitidas, especialmente en
las cuestiones contravencionales.
El brillante voto del juez Coviello en la causa "London Supply S.A." Ver Texto advierte que si
la ley establece la atenuacin como una posibilidad discrecional, encuadrada en el ejercicio
de cometidos contravencionales, su posterior control judicial slo estar ceido a la legalidad
o razonabilidad del acto, mas no a la sustitucin de una atribucin deferida por el
ordenamiento slo a la Administracin (660) .
El Tribunal Supremo espaol excepcionalmente ha considerado que "la jurisprudencia viene
manteniendo la procedencia de concretar las sanciones administrativas en contemplacin de
la infraccin cometida, gradundolas con el adecuado criterio de proporcionalidad nsito en
los principios ordenadores del derecho sancionador..., correspondiendo a la actividad
jurisdiccional no tan slo la facultad de subsumir la conducta del infractor en un determinado
tipo legal, sino tambin..., adecuar la sancin al hecho cometido, ya que en uno y otro caso
se trata de la aplicacin de criterios jurdicos plasmados en la norma escrita e inferibles de
principios informadores del ordenamiento jurdico sancionador, como son los de congruencia
y proporcionalidad entre la infraccin y la sancin" (661) .
En la causa "Demchenko" Ver Texto (662) la Corte Suprema nacional ratifica el fallo del juez
de primera instancia que dispuso la disminucin de la multa impuesta a un buque extranjero
por las siguientes razones: no se adecuaba a las circunstancias en que haba sido
comprobada la infraccin, la ausencia de antecedentes y la magnitud de la sancin que
implicaba casi el decomiso, dado el valor del buque.
La mayora de la Corte sustenta: "Que la facultad de graduacin de la multa entre el mnimo
y el mximo previsto en la ley, no escapa al control de razonabilidad que corresponde al
Poder Judicial respecto de los actos de la Administracin Pblica, incluso cuando se trate de
facultades regladas de la Administracin (doctrina de Fallos, 313:153 Ver Texto , entre
otros). En modo alguno la discrecionalidad implica una libertad de apreciacin extralegal, que
obste a la revisin judicial de la proporcin o ajuste de la alternativa punitiva elegida por la
autoridad, respecto de las circunstancias comprobadas, de acuerdo con la finalidad de la
ley... Que en tales circunstancias el control jurisdiccional ha versado sobre aspectos reglados,
que hacen a la proporcionalidad entre la medida y la finalidad de prevencin y punicin de la
ley, y no sobre razones de oportunidad o mrito. En autos, la correccin judicial del exceso
en la punicin no desvirta la recta interpretacin de la ley federal ni descalifica por
arbitrariedad del pronunciamiento recurrido".
Para la Corte Suprema, entonces, en casos excepcionales relativos al ejercicio de la potestad
sancionadora de la Administracin, los jueces no slo pueden invalidar el acto ilegtimo sino
tambin sustituirlo por una sancin inferior. Ello no vulnera la divisin de poderes ni implica
introducirse en cuestiones de oportunidad o mrito, sino que, para la Corte, tal proceder
transcurre en el marco de la interpretacin de la ley, dentro de lo reglado, relativo a la
proporcionalidad de la medida y la finalidad de la norma.
219
220
221
3,
Sec.
6,
14/12/1994;
BACIGALUPO,
M.,
La
222
(665) Trib. Sup. Crdoba, sent. 14/97 del jueces: Sesin, Tarditti, Lafranconi.
(666) Trib. Sup. Crdoba, nro. 11/97 jueces: Sesin, Tarditti, Lafranconi.
(667) Trib. Sup. Crdoba, nro. 12/96, jueces: Sesin, Tarditti, Lafranconi.
(668) Trib. Sup. Crdoba, nro. 34/97, jueces: Sesin, Tarditti, Lafranconi.
(669) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala III, 27/5/1997, con interesante nota de BARRAZA,
Javier, "Las facultades discrecionales de los rganos administrativos para imponer sanciones y los lmites
del control judicial a las referidas potestades. Algunas consideraciones en torno a los conceptos jurdicos
indeterminados", LL Suplemento de Derecho Administrativo, Buenos Aires, 24/8/1998, ps. 7 y ss.
VII. LA CONTRATACIN DE EMERGENCIA
La articulacin de las etapas referidas en los puntos anteriores puede resultar de aplicacin
en el supuesto previsto por el art. 46 Ver Texto de la Ley de Reforma del Estado 23696 y las
normativas provinciales similares, que establecen un procedimiento de contratacin de
emergencia que se aparta de los modelos tradicionales y se aplica en caso de contrataciones
nuevas o en curso, siempre que el objeto "fuere necesario para superar la presente situacin
de emergencia" (670) .
Cul es el criterio a seguir en esta peculiar hiptesis?
a) "Verificacin" de los hechos en su estricta objetiva realidad mediante una profunda
comprobacin de la existencia de la necesidad, de la nueva contratacin o reformulacin de
la vigente, idnea para superar la emergencia.
b) Si es posible "apreciar" los hechos acaecidos siguiendo un juicio intelectivo (reglas de la
experiencia comn y tcnica, estndar jurdico), la subsuncin a la norma importa una
actividad vinculada y, por ende, controlable judicialmente.
c) En cambio, si no es posible aplicar parmetros objetivos atento a la indeterminabilidad de
lo que es objeto de apreciacin, la utilizacin de la discrecionalidad se impone. Basta un
juicio tolerable. El control del juez despus de percibir la imposibilidad de la aplicacin de
una pauta objetiva, no revisa el momento interno de la discrecionalidad, salvo error
manifiesto de apreciacin, irrazonabilidad, desproporcin, incoherencia, desviacin de poder,
injusticia evidente.
d) Cumplidas las etapas anteriores, es fcil encuadrar el caso previsto en la norma con la
motivacin suficiente. Sobre tales aspectos -causa y motivacin- recae tambin el control
judicial.
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224
Barcellona (677) considera que la emergencia como causa de restriccin de derechos debe
ser: a) excepcional, b) acotada en el tiempo y en sus alcances, c) fundada en argumentos
razonables, d) respetar el contenido esencial del derecho sin desnaturalizarlo, e) proporcional
al fin, f) restriccin general, no discriminatoria.
La emergencia econmica proviene de un hecho externo, temporalmente limitado, que afecta
aspectos esenciales de la organizacin del Estado, creando una situacin de peligro colectivo
que autoriza la adopcin de medidas que afectan las garantas individuales (678) . Empero,
la emergencia no crea el poder sino que comporta la causa o motivo y con ello la ocasin
para su ejercicio (679) .
Es decir, que la grave perturbacin econmica, social o poltica, que perjudica profundamente
el normal accionar estatal y los ms caros intereses de la comunidad, autoriza el pronto
ejercicio de un conjunto de remedios extraordinarios destinados a regular el trnsito al
restablecimiento de la normalidad social (680) .
En este sentido ha establecido reiteradamente la Corte Suprema que el estado de
emergencia no crea potestades ajenas a la Constitucin sino que permite ejercer con mayor
profundidad y energa los que ella contempla, llevndola ms all de los lmites que son
propios de los tiempos de tranquilidad y sociego.
Hay quienes consideran que as como ante las emergencias polticas puede declararse el
estado de sitio, ante las emergencias econmicas es posible disponer restricciones en el
mbito econmico. A esto ltimo se lo llama "emergencia econmica" (681) .
La emergencia econmica no es mencionada expresamente por la Constitucin Nacional
aunque se encuentra dentro de la amplia nocin conceptual de "emergencia pblica"
literalmente prevista por el art. 76 Ver Texto de la Constitucin cuando excepcionalmente
autoriza al Poder Ejecutivo el ejercicio de determinadas facultades que corresponden al
Congreso mediante los reglamentos delegados. Consecuentemente, de all surge claramente
que la competencia para dictar las normativas de emergencia econmica es del Poder
Legislativo, pudiendo excepcional y expresamente delegar ciertas facultades al Ejecutivo a
travs de los reglamentos delegados. Slo en casos de urgencia el Poder Ejecutivo podr
dictar el decreto de necesidad de urgencia bajo las condiciones y requisitos establecidos por
el art. 99 Ver Texto , inc. 3 de la Constitucin Nacional
La Cmara Contencioso Administrativo de 2 Nominacin de la Provincia de Crdoba decidi
en el caso "Cura v. Prov" (jueces: Snchez Gavier, Garzn de Bello, Roln Lembeye,
1/3/2002) que a falta de norma especfica en la provincia que regule el decreto de necesidad
y urgencia resulta aplicable por va analgica la previsin contenida en el art. 99 Ver Texto ,
inc. 3, de la Constitucin Nacional, slo ante excepcionales circunstancias vinculadas a
causas de fuerza mayor debidamente justificada.
A nivel nacional la Corte Suprema ha sealado la necesidad de contar con la legislacin
pertinente cuando dice que "El Congreso, como depositario de la soberana popular y nico
rgano de gobierno habilitado para reglamentar en primer grado los derechos
constitucionales, es el que debe declarar el estado de emergencia, cuyo juicio cabe en
principio aceptar (682) .
La necesaria declaracin de emergencia se fundamenta en la tutela del principio de seguridad
jurdica como mecanismo que resguarda el Estado de Derecho.
Todo ello pone en evidencia que el derecho de emergencia no nace fuera de la Constitucin,
sino dentro de ella; se distingue por el acento puesto, segn las circunstancias lo permitan y
aconsejen en el inters de individuos o grupos de individuos, o en el inters de la sociedad
toda (683) .
Como es reiterada jurisprudencia del ms alto Tribunal de la Nacin la restriccin que impone
el rgimen de emergencia "...debe ser razonable, limitada en el tiempo, un remedio y no una
mutacin en la sustancia o esencia del derecho adquirido por sentencia o contrato, y est
225
226
Es sumamente discutido en el marco del derecho pblico el real alcance de la revisin judicial
de la emergencia, vinculndosela con las cuestiones polticas, de gobierno o institucionales,
excluyndose generalmente el control judicial en sus aspectos primordiales.
En mi criterio, la situacin de emergencia puede comprender, entre otros, los siguientes
aspectos: a) verificacin material de la existencia de la emergencia; b) valoracin o
apreciacin de tales hechos en funcin de la determinacin de los comportamientos a seguir;
c) fundamento fctico y jurdico de la emergencia, competencia, forma y fin; d)
razonabilidad; e) temporalidad (689) .
a) Parece claro que si verificar implica comprobar, acreditar, demostrar que los hechos
invocados condicen con la realidad, esto de por s trasunta un juicio intelectivo que excluye
toda valoracin discrecional. Importa la existencia o inexistencia de un hecho, la verdad o
falsedad de una afirmacin. De all se deduce que el control judicial del presupuesto fctico
es hoy una realidad indiscutible, desde la incipiente jurisprudencia del Consejo de Estado
francs sobre la "exactitud material de los hechos", o su "constatacin" como lo denomina la
doctrina italiana.
El Consejo de Estado francs ha sealado reiteradamente que si bien este organismo "no
puede apreciar la oportunidad de las medidas sujetas a control mediante el recurso de
exceso de poder, le corresponde verificar la materialidad de los hechos que han motivado
estas medidas" (690) .
En definitiva es perfectamente controlable por el juez la real existencia de la situacin de
emergencia.
b) distinta es la situacin relacionada con la apreciacin de los hechos mezclada
generalmente con la eleccin de la conducta a seguir, ya que tal aspecto entra dentro de la
oportunidad, mrito o conveniencia donde la valoracin poltico-discrecional es indudable. Tal
aspecto no es objeto de control para la jurisprudencia del Consejo de Estado francs (691) .
Se trata de una ponderacin a realizar dentro de un marco de posibilidades.
Consecuentemente, en el mbito de la emergencia no son objeto de revisin judicial las
conductas operativas establecidas por el legislador para superar la emergencia, siempre claro
est que se respete el lmite externo de la juridicidad (incluso que no aparezcan desmedidos
en funcin con la gravedad de la situacin y la finalidad que se pretende).
El control del juez termina al comprobar que se ha elegido una alternativa entre varias
igualmente vlidas para el derecho, no pudiendo revisar ni sustituir el ncleo poltico
discrecional interno, esto es, el porqu de un remedio en lugar del otro. Tales aspectos
entran dentro del mbito de reserva del "legislador" o del "administrador" en su caso.
Los dems aspectos puntualizados en c), d) y e), son plenamente controlables judicialmente
porque entran dentro del bloque vinculado o reglado expresa o implcitamente por la
juridicidad. De tal modo el juez puede controlar si la declaracin formal de la emergencia es
dictada por la autoridad competente, si se han explicitado las razones de hecho y de derecho
(causa y motivacin) que generan la situacin de emergencia, la proporcionalidad e inters
pblico que pretende salvaguardar.
El uso de la discrecionalidad en el marco de la juridicidad, implica en su operatividad una
serie de momentos de libre valoracin y eleccin, entremezclados por elementos fuertemente
reglados por el ordenamiento. El anlisis de la orientacin poltico-administrativa, la
apreciacin de las circunstancias, la individualizacin de los variados intereses en juego y su
comparacin valorativa en funcin con el inters pblico especfico, la determinacin del
momento decisivo de lo discrecional que se traduce en la eleccin de la alternativa que el
rgano competente considera ms conveniente, constituyen diferentes etapas por las cuales
atraviesa la modalidad discrecional.
Para que ellas impliquen un actuar conforme a derecho, el ter procedimental referido debe
ser lgico, coherente, imparcial y trasuntar valoraciones razonables, sobre la base de una
correcta verificacin de los presupuestos fcticos acaecidos.
227
El control judicial de este proceso decisional debe profundizar con energa los elementos de
algn modo vinculados por la juridicidad, y respetar con prudencia la libre determinacin
administrativa (ponderacin comparativa de intereses, libre eleccin y estimacin).
El juez no slo controla los lmites externos relacionados con las reglas formales
(competencia, forma, procedimiento, etc.), sino que tambin fiscaliza algunas fases del
decisorio interno, como la logicidad, razonabilidad, coherencia, concordancia, paridad de
tratamiento, buena fe. Es decir que la labor del juez abarca dos perspectivas diferentes, en
relacin con la formacin de la decisin y algunos aspectos sustantivos.
Se pretende, en definitiva, que los actos sobre los cuales recae el control muestren
congruencia entre lo que en verdad se ha resuelto y la realidad, proporcionalidad de los
medios empleados, y sea medianamente razonable y equitativo.
Esto no implica que el juez pueda revisar la oportunidad, el mrito o la conveniencia, pero s
los lmites de la juridicidad y la armona interna de lo resuelto.
Tambin resulta controlable por la justicia la temporalidad de la emergencia como su
subsistencia al momento de emitir la decisin judicial. Cuando con el transcurso del tiempo,
la emergencia cesa parcialmente, nada impide a los jueces que al momento de la condena
tengan en cuenta esta circunstancia para aminorar los efectos en favor del justiciable.
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el expropiado, es decir, previa a la privacin del bien a expropiar (699) , lo que obviamente
implica que el Poder Legislativo no puede disponer que la indemnizacin sea de pago a
diecisis aos..".
En conclusin, se sustenta que las obligaciones emergentes de la expropiacin por causa de
utilidad pblica estn no slo fuera del campo de la Ley de Consolidacin, sino tambin de
las competencias asignadas al Poder Legislativo y Ejecutivo, aplicndose preeminentemente
las normas constitucionales pertinentes.
En este mismo sentido se ha pronunciado la Corte Suprema de Justicia de la Nacin:
"Ninguna ley puede modificar ni subvertir los principios de raigambre constitucional que han
sido preservados aun ante el caso de leyes de emergencia y nunca una `indemnizacin
previa podr entenderse como `crdito a cobrar por expropiacin" (700) .
Tambin la elevada edad de los justiciables ha motivado la exclusin de las leyes de
emergencia: En el caso "vila" (701) "se trasluce el planteo de inaplicabilidad de la norma en
cuestin, fundada en la elevada edad de las solicitantes y sus posibilidades de supervivencia,
haciendo especial hincapi en que as se pretendiera mantener la aplicacin de la ley 8250
Ver Texto en el caso de autos, ...claramente se estara privando a las actoras del derecho
constitucional de propiedad, ya que no podran hacer efectivo el crdito que tienen y que les
ha sido reconocido por sentencia...; citando a continuacin en su apoyo el fallo dictado por la
Corte Suprema en el caso `Iachement Ver Texto ... en la cual se confirm la declaracin de
inconstitucionalidad de la normativa de emergencia que dispona la consolidacin de la
obligacin fiscal, atento a la elevada edad de la actora".
Se ha excluido la aplicacin de la normativa de emergencia los daos y perjuicios que recaen
en el fsico de un menor en el caso "Jimnez" (702) : "...el objeto de la pretensin
resarcitoria atiende a la reparacin de los daos fsicos, materiales y morales padecidos por
un nio de corta edad que pierde un ojo y que pertenece a una familia numerosa y carente
de recursos econmicos... desde que la lesin cuya indemnizacin se persigue afecta algo
ms que el patrimonio del damnificado y atae a derechos personalsimos tales como la
incolumidad de la propia persona..". Se ha sostenido, para el caso de indemnizaciones por
incapacidad laborativa, que la doctrina judicial elaborada por la Corte Suprema de Justicia de
la Nacin ha concretado una profunda elaboracin de los principios relativos a la proteccin
del crdito laboral por su carcter asistencial y alimentario reafirmando que en la denegacin
de los beneficios que conforman el derecho del trabajo, debe procederse con suma cautela,
buscando siempre una interpretacin valiosa de lo que las normas han querido mandar. De
tal manera deben descartarse soluciones injustas cuando es posible arbitrar otras de mrito
opuesto, que resulten compatibles con el fin comn de la tarea legislativa y de la judicial (en
ese sentido, Fallos 263:529 Ver Texto y 545 Ver Texto ).
Estas mismas razones resultaron aplicables -mutatis mutandi- al caso que nos ocupa, donde
incluso se patentizan con mayor fuerza los motivos justificantes de la excepcin.
El accionante es un nio que, segn la pericia mdica diligenciada en autos, ha padecido una
incapacidad sobreviniente al accidente que asciende a un 45 por ciento de la total obrera (en
forma permanente).
El dao material escapa por ello a la rbita del derecho de propiedad y se introduce en el
mbito del derecho a la integridad fsica, y por lo tanto excluido de la emergencia.
Tambin en el caso "Davalle" (703) se ha excluido de la ley de emergencia el resarcimiento
de los perjuicios ocasionados por un hecho delictuoso a raz del cual el accionante ha visto
lesionada su capacidad laborativa con una incapacidad equivalente al 99 por ciento de la total
obrera. El dao sufrido resulta de tal magnitud que escapa a la rbita del derecho de
propiedad y se introduce en el mbito del derecho a la integridad fsica.
La Corte Suprema de la Nacin en la causa "Iachement" Ver Texto (704) , declar la
inconstitucionalidad de la emergencia que postergaba el pago de los haberes de pensin a
una persona de 92 aos. Mientras que en el caso "Escobar" (705) , declar inconstitucional la
ley de emergencia y dispuso el pago de una indemnizacin derivada de una explosin de una
230
municin en un predio militar que produjo gravsimas lesiones fsicas, psquicas y estticas al
afectado. El tribunal busca evitar la frustracin de una finalidad esencial cual es el cese del
proceso de degradacin mediante una rehabilitacin oportuna.
Asimismo han sido excluidas de la emergencia los crditos laborales enmarcados en la
relacin de empleo pblico (706) : En ese contexto, no median -para esta causacircunstancias que justifiquen al tribunal frente a la nueva normativa, asumir un criterio
distinto al adoptado en virtud de la ley 8250 Ver Texto , en el punto referido a la exclusin de
la consolidacin de obligaciones accesorias de deudas canceladas en el tracto sucesivo de la
relacin de empleo pblico (art. 2 Ver Texto , inc. d], ley 8250 y precedentes de esta sala in
re "Molina, Luis...", sent. 30/1997; "Miranda, Margarita...", sent. 32/1997; "Faure,
Hctor...", sent. 36/1997; "Medina, Dante...", sent. 90/1998; "Pidlasky, Ahapia...", sent.
140/1998; "Martnez, Roque", sent. 144/1998; "Bessone, Hctor...", sent. 12/1999;
"Vinuesa, Manuel...", sent. 87/2000, entre muchas), y que la propia ley 8836 Ver Texto ,
declara de aplicacin supletoria. En el sub lite, el crdito reconocido a favor de la actora,
encuadra en los precedentes y en los supuestos de exclusin de la ley 8250 Ver Texto , que
armoniza con el texto y el espritu que el legislador ha explicitado en el ltimo prrafo del
art. 7 Ver Texto , ap. d), inc. e), de la ley 8836 donde las deudas de carcter alimentario, y
segn sea la naturaleza del crdito, han sido objeto de especial consideracin como un
supuesto de excepcin habilitada legalmente, difirindose en el Poder Ejecutivo slo su
reglamentacin.
Por ello, la razonable interpretacin y solucin dada para este caso es la que ms se aviene
con la garanta de la efectiva tutela jurisdiccional de los derechos de las personas, que como
garanta implcita (art. 33 Ver Texto , CN, y art. 20 Ver Texto , Const. Prov.), subyace en el
art. 18 Ver Texto de la Constitucin Nacional y en los arts. 19.9 Ver Texto y 39 Ver Texto de
la Constitucin Provincial, incorporndose expresamente al bloque de constitucionalidad a
partir de 1994 (art. 75 Ver Texto , inc. 22, CN) a travs del art. 18 Ver Texto de la
Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, del art. 8 Ver Texto de la
Declaracin Universal de Derechos Humanos, del art. 8.1 Ver Texto de la Convencin
Americana sobre Derechos Humanos, entre otros; y que descarta por incompatible toda
dilacin perjudicial o indebida del proceso judicial.
La jurisprudencia cordobesa, a diferencia de la nacional, ha excluido la aplicacin de la
normativa de emergencia en los supuestos en que la Administracin no cumpla con el
mandato legal de informar el orden de prelacin de los crditos consolidados, declarando
inaplicable el rgimen de excepcin (707) .
Aqu sustenta enfticamente que el principio cardinal en materia de ejecucin de sentencias,
es el cumplimiento de lo ordenado por el tribunal a los fines de asegurar la vigencia
irrestricta del Estado de Derecho y hacer efectiva la revisin de los actos administrativos por
el Poder Judicial. Si bien en el marco de las leyes de emergencia se postergan derechos, la
transformacin del plazo de pago debe efectuarse cumplimentando los requisitos
preceptuados por la ley, en tiempos razonables y con el conocimiento y observancia del
orden de prelacin que da a conocer la Administracin de acuerdo con lo normado por el art.
16 del decreto 1493/1993. Las restricciones y/o postergaciones de los derechos, no pueden
devenir absolutamente discrecionales ni postergarse por perodos indefinidos.
El principio de legalidad que la Administracin debe asegurar en forma preponderante,
impide que puedan disimularse en la instancia judicial los apartamientos del orden jurdico,
que deben sancionarse sin hesitacin a fin de generar legitimidad y prevenir la correcta
actuacin administrativa.
Se manifest por dems en el fallo aludido que "...La actitud reticente de la Administracin
en el sub examen la coloca en situacin de manifiesto desconocimiento e ignorancia de la
`cosa juzgada que emana de la sentencia del tribunal, excediendo de manera
inconstitucional la modalidad establecida en la ley 8250 Ver Texto para el cumplimiento de la
misma, ya que torna absolutamente incierto el plazo que tomar a la Administracin cumplir
el fallo. El incumplimiento de la Administracin de su obligacin de informar conforme al art.
10 Ver Texto de la ley 8250, importa un desconocimiento de la sentencia, que afecta de
231
manera sustancial las garantas establecidas en los arts. 17 Ver Texto y 18 Ver Texto de la
Constitucin Nacional a favor del administrado, al diferir sine die el cumplimiento de un fallo
pasado en autoridad de cosa juzgada. Ante el incumplimiento de la Administracin
corresponde seguir el procedimiento instituido por la ley 7182 Ver Texto , otorgando un plazo
de treinta das para el cumplimiento espontneo de la sentencia en los trminos previstos
por el art. 38 Ver Texto , bajo apercibimiento de iniciar los trmites de ejecucin forzada".
Si bien los derechos y garantas constitucionales se debilitan frente al derecho de emergencia
que impone restricciones de carcter temporal, sin embargo, cuando la Administracin
incumple sus obligaciones nacidas de una normativa limitadora de tales derechos, los
criterios de interpretacin de esa legislacin de excepcin deben ser restrictivos y en el
sentido ms favorable a la esencia y eficacia de los derechos y garantas constitucionales.
La vigencia de una normativa de excepcin, no puede restringir an ms los derechos
implicados, agregando un plus de complicaciones procedimentales y temporales no previstas
en el rgimen de excepcin. Con mayor razn cuando la Administracin no acta con la
diligencia debida para cumplir las obligaciones instrumentales emergentes de la emergencia.
La solucin propiciada armoniza con las conclusiones del "XIX Congreso Nacional de Derecho
Procesal" (6 al 8/8/1997, Corrientes, Cuadernos Conclusiones), donde la comisin integrada
por los doctores Agustn Gordillo, Domingo J. Sesin y Jorge L. Moricet, ratificando la
jurisprudencia de Crdoba, dijo que "...6) En caso de incumplimiento de los plazos o
recaudos previstos por las leyes de emergencia respecto del trmite de ejecucin, el juez
luego de dictada la sentencia e intimada la Administracin morosa, puede aplicar astreintes o
directamente declarar inaplicable el rgimen de excepcin, ordenando ejecutar la sentencia
por la va ordinaria..".
Tambin ha precisado el Tribunal Superior de Crdoba (708) que en estos casos se
compromete la propia seguridad jurdica en la proteccin de la confianza que los ciudadanos
pueden tener en la observancia y el respeto de las situaciones derivadas de la aplicacin de
normas vlidas y vigentes (709) , y que, consecuentemente, resultan inaceptables las
modificaciones que no guardan coherencia con la confianza que gener la conducta anterior
de Estado, ya que las mismas consagraran un tratamiento no igualitario. Esta posicin
respecto de la confianza legtima es una forma de tutelar una efectiva seguridad jurdica.
De gran importancia reviste el caso "Smith" Ver Texto donde la Corte Suprema de Justicia de
la Nacin (710) analiza la proporcionalidad y razonabilidad de la reforma del sistema
econmico financiero que impuls la devaluacin y la pesificacin asimtrica.
Preserva la sustancia de los derechos individuales comprometidos, en el sentido que las
restricciones al ejercicio de los derechos, aun en pocas de grave crisis, deben ser
razonables, "un remedio y no una mutacin en la sustancia o esencia del derecho adquirido".
Afirma que las restricciones impuestas implican una violacin a los arts. 17 Ver Texto y 18
Ver Texto de la Constitucin Nacional en tanto desconoce el derecho de las personas a
disponer libremente de su patrimonio; y que el Poder Ejecutivo haba excedido los lmites de
la delegacin legislativa, debido a que haba afectado derechos adquiridos bajo la vigencia de
un rgimen que garantizaba su inalterabilidad (ley 25466 Ver Texto de Intangibilidad de los
Depsitos).
Tambin se sostuvo que "no es el Poder Judicial quien est facultado para delinear el
derrotero de la legislacin. Tampoco es el responsable de las consecuencias del error, exceso
o irrazonabilidad en que puedan incurrir los poderes a quienes s les incumbe tal tarea. Pero
no puede permanecer inmutable ni convalidar tales desaciertos, so pena de transgredir el
mandato constitucional que le ha sido conferido, cuando, como ha ocurrido en el caso, bajo
la faz de la emergencia se ha transgredido el orden constitucional".
En definitiva, en situaciones de emergencia, de limitacin a los derechos por situaciones
anormales y transitorias, debemos buscar soluciones muchas veces intermedias, esto es, el
punto medio de la balanza, a fin de que la crisis sea soportada por todos en un rgimen de
igualdad entre iguales, donde el sacrificio compartido y la equivalencia de las prestaciones
sean principios que iluminen el camino hacia el retorno de la normalidad.
232
No obstante, debemos tener coraje de dar prioridad a situaciones sensibles, como los daos
a la salud, la enfermedad, la indigencia, la vivienda nica, la edad avanzada, los crditos de
naturaleza alimentaria, entre otros, a fin de salvaguardar la dignidad humana y los derechos
humanos fundamentales.
Son los tribunales entonces los que finalmente en funcin de las particularidades de cada
caso concreto resuelven las controversias, como sucedi en Alemania donde los lineamientos
legislativos de revaluacin quedaron a merced de los jueces que analizaron las cuestiones
con prudencia, justeza y equilibrio.
(670) Esta problemtica ha sido suficientemente estudiada por la doctrina: HUTCHINSON,
T., BARRAGUIRE, A. y GRECCO, M., Reforma del Estado, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1990, ps. 202 y ss.;
GRECCO, La doctrina..., cit., p. 1306; POZO GOWLAND, H., "El rgimen de contrataciones de emergencia
en la ley de reforma administrativa", LL, Actualidad, del 2/11/1989, p. 1.
(671) CSJN, 27/10/1990, "Peralta", Fallos 173:65, consid. 43; LL, 1991-C-158.
(672) CSJN, Fallos, 172:31.
(673) HUTCHINSON, Toms, "La emergencia y el Estado de Derecho", Rev. Der. Pbl., nro.
2002-1, La emergencia econmica, Rubinzal-Culzoni, ps. 27 y ss.; en la misma publicacin: BOTASSI,
Carlos, "Emergencia y derechos adquiridos", ps. 61 y ss.
(674) ROSATTI, Horacio, "El Estado y la colmena: La emergencia en el derecho
constitucional argentino", Rev. Der. Pbl., nro. 2002-1, La emergencia econmica, Rubinzal-Culzoni, ps.
79 y ss.
(675) BIDART CAMPOS, Manual de la Constitucin Reformada, T. II, Ediar, Buenos Aires,
2000, p. 350.
(676) HABA, Enrique, Tratado bsico de derechos humanos, T. II, Juricentro, San Jos de
Costa Rica, 1986, ps. 658 y ss.
(677) BARCELLONA, P., Individualismo propietario, Torino, 1987.
(678) LORENZETTI, R., "Los contratos ante la emergencia econmica", LL, 1993-B-997.
(679) CSJN, Fallos, 172:21 Ver Texto ; 243:464, entre otros.
(680) CSJN, Fallos, 238:76 Ver Texto .
(681) BIANCHI, Alberto, "La Corte ha establecido su tesis oficial sobre la emergencia
econmica", LL, 1991-C-141.
(682) CSJN, 17/3/1998, "Lavandera de Rizzi, Silvia v. Instituto Provincial de la Vivienda"
Ver Texto , LL, 1999-D-149.
(683) CSJN, Fallos, 191:388 Ver Texto .
(684) CSJN, Fallos, 243:467 Ver Texto .
(685) LINARES, Juan Francisco, El debido proceso como garanta innominada de la
Constitucin Argentina, Depalma, Buenos Aires, 1944, ps. 134 y ss.; Razonabilidad de las leyes, 2 ed.,
Astrea, Buenos Aires, 1989, ps. 38 y ss.
(686) HARO, Ricardo, Constitucin, gobierno y democracia, Universidad Nacional de
Crdoba, 1987, p. 243.
(687) WADE, H., Constitutional Fundamentals, 1980, London, ps. 47 y ss.; "Loughlin
Procedural Fairness: a study of the Crisis in Administrative Law Theory", University of Toronto Journal,
1979, ps. 80 y ss.
(688) Trib. Sup. espaol, 19/7/1982, analizada por FERNNDEZ, Toms R., De la
arbitrariedad..., cit., 1998, p. 50.
(689) Este criterio lo he sustentado en sent. del Trib. Sup. Crdoba, 223/96 "Bulacio v.
Prov".
(690) Caso "Gerard", "Rev. Der. Pbl.", p. 453.
(691) BONNARD, R., "Le pouvoir discretionnaire de autorites administratives et le recours
pour exces de pouvoir", Revue du Droit Public, p. 271.
(692) ROSATTI, Horacio, "Un crculo vicioso: impacto de las emergencias continuadas en el
diseo institucional argentino", Rev. Der. Pbl., Rubinzal-Culzoni, 2002, La emergencia econmica II
parte, p. 31.
(693) BARRAGUIRRE, J., "Derecho y emergencia", Rev. Der. Pbl., Rubinzal-Culzoni, 20021, La emergencia econmica I parte, ps. 21 y ss.
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(694) HUTCHINSON, Toms, "La actual crisis y su solucin desde el derecho", Rev. Der.
Pbl., Rubinzal-Culzoni, 2002, La emergencia econmica II parte, p. 342; del mismo autor, "La
emergencia y el Estado de Derecho", Rev. Der. Pbl., nro. 2002-1, La emergencia econmica, RubinzalCulzoni, ps. 27 y ss.; ver tambin, BOTASSI, Carlos, "Emergencia econmica, jurdica y moral en la
provincia de Buenos Aires", en Emergencia Pblica y reforma del rgimen monetario, LLBA, 2002, ps. 67
y ss.
(695) DE GOYCOECHEA, Juan Carlos, Nueva ley de emergencia provincial 9078, ps. 2 y ss.
(696) CSJN, 15/7/1997, "Levi, Horacio v. Estado nacional".
(697) Trib. Sup. Crdoba, auto 174/2002, "Villagra v. Provincia".
(698) Cm. Civ. y Com. Crdoba de Segunda Nominacin, auto interlocutorio 169,
3/9/2000; en el mismo sentido ver Trib. Sup. Crdoba nro. 91, 20/8/2002.
(699) Conf. EDKMEKJIAN, Miguel A., Tratado de derecho constitucional, T. II, Depalma,
Buenos Aires, 1994, p. 225.
(700) CSJN, 5/4/1995, "Servicio Nacional de Parques Nacionales v. Franzini, Carlos y sus
herederos o quien resulte propietario de la Finca `Las Pavas" Ver Texto , entre otros.
(701) Trib. Sup. Crdoba, A. I. 216, 7/11/2002.
(702) Trib. Sup. Crdoba nro. 93, 22/8/2002, "Jimnez, Mara y otro v. Provincia de
Crdoba s/daos y perjuicios Casacin".
(703) Trib. Sup. Crdoba, sent. 60/2003.
(704) CSJN, Fallos, 316:779; JA, 1993-III-59 Ver Texto .
(705) CSJN, Fallos, 318:1593; JA, 1995-IV-295 Ver Texto .
(706) Trib. Sup. Crdoba, sala Cont. Adm., 13/3/2001, "Collado, Ana Mara v. Provincia de
Crdoba", jueces: Sesin, Lafranconi, Tarditti.
(707) Trib. Sup. Crdoba nro. 101, 2/8/2001, "Figueroa, Justo v. Direccin Provincial de
Arquitectura", jueces: Sesin, Lafranconi, Tarditti. Cabe agregar que este criterio es sustentado por la
jurisprudencia cordobesa desde 1991 en autos "IATE v. EPEC".
(708) Trib. Sup. Crdoba, sala Cont. Adm., doctrina de sent. 79/2000, "IATE v. EPEC";
sent. 117/2001, "Abrahin"; sent. 101/2001, "Figueroa" y sent. 106/2001, "Moya".
(709) Trib. Sup. espaol, 147/86, citada por RUBIO LLORENTE, Francisco, Derechos
fundamentales y principios constitucionales, Ariel, Barcelona, 1995, p. 67.
(710) CSJN, 1/2/2002, LL, 4/2/2002; ver completo comentario realizado por HERNNDEZ,
Antonio Mara, Las emergencias y el orden constitucional, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2002, ps. 85 y ss.
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El ncleo intrnseco de la discrecionalidad debe ser respetado por el juez siempre que su
ropaje externo sea correcto. No hay, por tanto, control de la discrecionalidad stricto sensu.
En realidad, hablar de "tcnicas de control de la discrecionalidad" implica un error
conceptual, porque lo que en verdad se controla o se debe controlar, es su ejercicio: el
procedimiento de conformacin de la discrecionalidad, esto es, su insercin en la juridicidad.
Considero ms exacto referirnos a "tcnicas de control del ejercicio de la discrecionalidad",
"tcnicas de reduccin de la discrecionalidad", o bien de "modalidades de control de la
insercin de la discrecionalidad en la juridicidad", como, en definitiva, prefiero denominarla.
Aun las posturas doctrinales y jurisprudenciales ms extremas que dicen controlar la
discrecionalidad, en rigor de verdad, slo propician la revisin de sus lmites jurdicos, no la
valoracin del mrito, oportunidad o conveniencia, reservados siempre a un control poltico.
En efecto, las tcnicas ms avanzadas de control por los hechos acaecidos, los principios
generales del derecho, los estndares objetivos, las reglas tcnicas, el fin, la motivacin, la
razonabilidad y otros, implican, en sustancia, una revisin de la juridicidad del obrar
administrativo, no del ncleo discrecional interno. Todos estos elementos han de ser
considerados como inherentes a la juridicidad del acto, y no como lmites de la
discrecionalidad, razn por la cual la cuestin debe ser reconducida al bloque de lo reglado o
vinculado.
El control del ejercicio de la discrecionalidad tambin abarca: el anlisis del orden jurdico
autoritativo que concede una facultad discrecional en forma expresa, implcita o por la
naturaleza de las cosas; la intensidad y extensin de esta modalidad, y el sujeto con
competencia para ejercerla.
Uno de los progresos ms significativos en la incesante bsqueda por aminorar la libertad de
quienes expresan la voluntad del Estado, ha sido la fulminacin del "acto discrecional" que
tan elocuentemente ha pregonado la doctrina y jurisprudencia nacional y extranjera.
La discrecionalidad no puede atrapar la totalidad del acto administrativo, sino alguno o
algunos de los elementos, integral o parcialmente.
Como vimos oportunamente (713) , las consecuencias que ello trae aparejado en el marco
de la revisin contencioso-administrativa son fundamentales. Ya no es posible la
inadmisibilidad jurisdiccional del acto discrecional en bloque; se admite la revisabilidad del
resto de los elementos reglados. En mi criterio, tampoco corresponde la inadmisibilidad de
los elementos discrecionales, por cuanto considero viable el control del "ejercicio" de la
discrecionalidad al resolverse la cuestin de fondo, en el momento del dictado de la
sentencia.
Como se ha referido en el captulo pertinente (714) , normalmente la competencia, la forma,
el procedimiento, la causa y el fin se hallan reglados, mientras que es en el objeto y en las
circunstancias de tiempo y lugar donde puede haber mayor discrecionalidad, esto no implica
negar que puede haber porcentajes de discrecionalidad en cualquier elemento del acto.
La jurisprudencia ms actualizada no distingue con nitidez hasta dnde llega la verificacin
de los hechos y cundo comienza en rigor la apreciacin o valoracin discrecional.
Tampoco se discierne adecuadamente cundo la apreciacin debe aplicar pautas tcnicas o
de experiencia objetivas, y cundo una modalidad discrecional.
El control formalista del ejercicio de la discrecionalidad no basta. Es necesario profundizar la
distincin referida, la verificacin de los datos tcnicos, los juicios ciertos y tolerables, y la
coherencia de razonamiento.
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1. Introduccin
Como se coment en los primeros captulos, la actividad administrativa no se subordina slo
a la ley, sino tambin a los principios generales del derecho, que pasan a formar parte del
sector reglado o vinculado, al integrar el orden jurdico y poder ser aplicados en forma
directa.
El ejercicio de la facultad discrecional, al insertarse en el bloque de la juridicidad, debe
necesariamente respetar los lmites impuestos operativamente por los principios generales
del derecho.
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Como expresa Pertile (740) : "La razonabilidad como calidad de lo razonable, de lo que tiene
sustento en la razn, hace referencia a la operacin por la cual el espritu, de dos o ms
relaciones conocidas concluye en otras que de ella se derivan lgicamente; consiste en
establecer un nexo lgico entre varios juicios".
La razonabilidad implica congruencia, proporcin, adecuada relacin de medio a fin; el
exceso identifica lo irrazonable (741) .
Dice Sinz Moreno que ni siquiera la invocacin de la satisfaccin del inters pblico puede
legitimar actuaciones ilgicas, arbitrarias y abusivas (742) .
La jurisprudencia inglesa, con elocuente generosidad, considera que una actuacin
irrazonable se configura cuando ninguna persona de buen sentido la habra adoptado (743) .
En nuestro lenguaje, el criterio de un buen administrador puede llegar a ser entendido como
perteneciente tanto a la zona del mrito como a los lmites de la juridicidad.
En el sistema anglosajn la amplitud del concepto a menudo ingresa en la denominada "zona
de reserva de la Administracin", consustanciada con valoraciones de profundo contenido
poltico-administrativo (744) .
En cambio, en los sistemas francs, espaol, italiano, argentino, los lmites son ms precisos,
en cuanto se afirma en forma reiterada que el juez no puede revisar la oportunidad, mrito o
conveniencia.
La razonabilidad es sumamente utilizada por la Corte Constitucional italiana en los supuestos
de aplicacin del principio de buen andamento de la Administracin Pblica, previsto por el
art. 97 de la Constitucin (745) . Empero, se ha interpretado que la violacin del referido
principio se pone de manifiesto slo cuando la lgica interna del sistema se quiebra, en casos
de evidente contradiccin con el precepto de eficiencia administrativa, arbitrariedad e
ilogicidad manifiesta, entre los ms relevantes (746) .
En la doctrina y jurisprudencia alemana, de manera creciente, se le da cada vez ms
importancia a los trminos, sustentabilidad, aceptabilidad, plausibilidad, o incluso
razonabilidad de la decisin administrativa conforme los parmetros de quien ha tomado la
resolucin. La sustentabilidad est relacionada con una pauta general de razonabilidad, que
no se detiene a indagar particularmente los vicios del acto, sino que recorre el ter decisional
in totum a los fines de indagar su aceptabilidad (747) .
Ratificando la postura de Ramn Fernndez, Garca de Enterra (748) nos recuerda que en el
fondo, el principio de interdiccin de la arbitrariedad se vincula con la necesidad de que las
decisiones administrativas puedan soportar una explicacin objetiva, no es imprescindible
que sea aceptada por una mayora significativa, basta una respuesta satisfactoria, una buena
respuesta, capaz de convencer o, al menos, una respuesta razonable, sostenible, susceptible
de resistir la comparacin con otras decisiones tambin posibles.
Es decir, que no es cometido de los jueces reemplazar la alternativa motivada mediante una
respuesta sustentable por otra igualmente razonable y proporcionada al mismo fin, pues ello
comporta el ejercicio de una facultad discrecional que slo al poder administrativo y
legislativo le incumbe valorar y decidir. ste es en general el criterio mantenido por nuestra
Corte Suprema, desde el caso "Cine Callao" (749) en adelante cuando afirma que "...el
acierto o error, el mrito o la conveniencia de las soluciones legislativas no son puntos sobre
los que el Poder Judicial deba pronunciarse. Slo casos que trasciendan ese mbito de
apreciacin, para internarse en el campo de lo irrazonable, inicuo o arbitrario, habilitan la
intervencin de los jueces".
En materia de discrecionalidad administrativa relacionada con la razonabilidad, merece
destacarse el fallo "Lanin" Ver Texto del Corte Suprema nacional (750) cuando afirma "Que la
circunstancia de que la Administracin obrase en ejercicio de facultades discrecionales, en
manera alguna puede aqu constituir un justificativo de su conducta arbitraria; puesto que es
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precisamente la razonabilidad con que se ejercen tales facultades, el principio que otorga
validez a los actos de los rganos del Estado y que permite a los jueces, ante planteos
concretos de parte interesada, verificar el cumplimiento de dicha exigencia".
Tambin resulta ponderable lo sustentado por la Corte nacional en el caso "Timmerman"
(751) cuando reivindica el control de razonabilidad sobre el arresto dispuesto por el Poder
Ejecutivo nacional con motivo del estado de sitio. Algunos de los principios sustentados son
los siguientes:
a) la excepcionalidad del control. Este carcter deriva fundamentalmente de las normas
constitucionales que atribuyen facultades privativas a cada uno de los poderes del Estado, en
virtud del principio de separacin de los poderes, habida cuenta de que el estado de sitio
tiene una rbita propia y una funcin til ya que se trata de un recurso extremo para
preservar y no para suprimir el imperio de la Constitucin;
b) la excepcionalidad mencionada no obsta a que el Poder Ejecutivo este obligado, frente al
requerimiento de los jueces competentes, a proporcionar una informacin suficiente sobre
cada caso concreto, a fin de que estos puedan respetar sin controversia la esfera de reserva
del rgano especficamente poltico;
c) el examen de la razonabilidad puede abarcar un doble aspecto: a) la relacin entre la
garanta afectada y el estado de conmocin interior, y b) la verificacin de si el acto de
autoridad guarda adecuada proporcin con los fines perseguidos mediante la declaracin de
estado de sitio;
d) en todos los casos debe fallarse segn la situacin fctica y jurdica existente al momento
de la sentencia.
Por ello, en este relevante fallo, siendo inexistente la nica motivacin concreta que
sustentaba el arresto y no pareciendo razonable reconocer que subsista adecuacin de causa
entre el estado de sitio y la detencin, la Corte Suprema revoca la sentencia y dispone la
libertad del ciudadano.
La irrazonabilidad debe ser debidamente acreditada por quien la invoca. Conforme al
diccionario de la Real Academia Espaola, arbitrariedad es el acto o proceder contrario a la
justicia, la razn o las leyes, dictado slo por la voluntad o el capricho. A contrario sensu,
todo acto que tenga alguna justificacin racional, por mnima que sea, no podr calificarse de
arbitrario o irrazonable, aunque puedan existir alternativas que parezcan ms lgicas,
atendibles o preferibles por su razonabilidad (752) .
Con relacin a la transformacin del Banco de Mendoza, la Corte de Justicia de la Provincia
(753) se pronuncia ratificando la postura de Bidart Campos en el sentido de que "en el
control de razonabilidad, los tribunales slo meritan la adecuacin o proporcionalidad entre
el medio utilizado y el fin propuesto, pero no pueden entrar a analizar si entre una variedad
de medios posibles el elegido es el mejor o ms eficaz; y ello porque, conforme a la Corte, lo
jueces no deciden sobre la bondad u oportunidad de las normas que aplican, ni sustituyen a
los rganos polticos en la seleccin de medidas y de los criterios aplicados en cuanto a su
eficacia y conveniencia... Por tanto, habiendo concluido que el medio utilizado ha sido el
jurdicamente correcto, que no se han afectado derechos adquiridos de los particulares, que
el medio es proporcionado a la finalidad escogida; tampoco podemos merituar la
conveniencia y eficacia de la medida en trminos sociales, polticos o econmicos, de la
decisin de anticipar la finiquitacin de la persona jurdica a sus trminos originarios".
Es indudable que la razonabilidad forma parte de la juridicidad; y como dice Coviello (754)
cuando todos los elementos reglados del acto estn reunidos, el juzgador pasara a ponderar
la razonabilidad, que es la adecuada proporcin entre la realidad y el contenido del acto. Por
ello el prestigioso magistrado considera que el juicio de razonabilidad es la evaluacin de la
presencia de uno de los elementos reglados del acto, que es su objeto o contenido.
Es fcil advertir, de lo expuesto, el nfasis puesto sobre requisitos relativos ms a la
juridicidad que a la oportunidad o conveniencia.
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Ha sealado el Tribunal Superior de Justicia de Neuqun que la buena fe asume dos formas:
buena fe objetiva (buena fe lealtad) y buena fe subjetiva (buena fe creencia); la primera se
refiere al actuar de uno de los sujetos intervinientes de la relacin, la otra a la fides que el
segundo deposita en el accionar del primero. Ambas se ven lesionadas cuando uno de los
sujetos esgrime una pretensin jurdica contradictoria con una conducta anterior, la que
haba suscitado en el otro una confianza que luego se ve defraudada por deslealtad o
incoherencia, hacindose aplicable la doctrina del venire contra factum, ya que sta es una
determinacin necesaria e inmediata del principio de buena fe que obliga al proceder leal
(771) .
La buena fe comporta un freno contra el ejercicio arbitrario u abusivo del poder. Como dice
Tillard (772) "los lmites derivados del principio general de buena fe provienen de la que
debe ser la conducta normal, recta y honesta respecto de las personas con las que se est
en relacin. Es el criterio de reciprocidad el que aparece como nota diferenciadora".
En efecto, la buena fe no slo debe provenir del Estado sino tambin de quien se relaciona
con el mismo en sus diversas formas, donde la rectitud y seriedad de las partes son
requisitos inherentes a toda actividad estatal, reglada o discrecional.
En materia de comercio exterior, la jurisprudencia espaola (773) , tras admitir la naturaleza
discrecional de las licencias de importacin y la libertad de la Administracin de cambiar los
criterios ajustados a las nuevas polticas, sin embargo, subraya que ello no implica omitir la
comunicacin de las modificaciones introducidas a quienes peridicamente intervienen en su
concrecin, contrarindose, en caso de no hacerlo, el principio de buena fe.
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facultades discrecionales los rganos administrativos satisfagan, con mayor razn an que en
las predominantemente regladas, el imperativo de una motivacin suficiente y adecuada de
sus decisiones, mxime si el rgano ejecutivo se aparta de criterios uniformemente
reiterados en el curso de los aos por el rgano demandado" (776) .
El precedente administrativo es una actuacin cumplida con anterioridad que por su fuerza
vinculante, a tenor de los principios referidos, obliga al rgano competente a mantener la
uniformidad y coherencia para los casos similares posteriores.
Los nuevos principios constitucionales de buena administracin, como los de coordinacin,
eficacia, imparcialidad, coadyuvan a la funcionalidad y sustento del comportamiento
uniforme.
Pero es importante clarificar que no todo precedente obliga a actuar del mismo modo, es
decir, que no toda actuacin anterior tiene fuerza vinculante para el futuro.
Seala la doctrina (777) que para que el precedente administrativo tenga fuerza vinculante
debe reunir dos requisitos: a) identidad del sujeto administrativo, y b) similitud de
circunstancias.
El primer requisito significa que la actuacin administrativa que sirva como precedente y la
situacin fctica posterior en la cual se invoca el criterio anterior, pertenezcan a la misma
Administracin. De tal manera, no es posible elegir, como precedente vinculante el de la
empresa de energa cuando los nuevos hechos suceden en la Direccin de Vialidad, o que el
precedente de la Administracin provincial se pretenda vinculante respecto del mbito
municipal. Son personas jurdicas distintas que por tener autarqua o autonoma, tienen su
propio ordenamiento preeminente, en algunos aspectos.
El segundo requisito se relaciona con la similitud de circunstancias objetivas y subjetivas
entre la situacin anterior y la posterior. Para ello el anlisis debe recaer sobre los
antecedentes de hecho y de derecho, objeto, tiempo, lugar, caractersticas particulares,
ponderacin de intereses formalidades, etc.
As, por ejemplo, cuando se ha otorgado una autorizacin de caza, los nuevos pedidos que
invoquen el precedente anterior deben demostrar identidad de circunstancias territoriales,
temporales, armas a utilizar, modalidades operativas, objeto de la caza, etc.
Si se cumplen los requisitos, la Administracin tiene la obligacin de encuadrar el caso
posterior en el precedente, que se convierte en vinculante para el supuesto concreto
sucesivo.
Sin embargo, este principio no es absoluto: las razones de mrito y la ilegalidad del
antecedente constituyen causales que eliminan la fuerza vinculante del precedente.
Las razones de oportunidad, mrito o conveniencia, que puede esgrimir la Administracin
ante hechos susceptibles de sujecin al precedente, pero que ella comienza a valorar o
apreciar de otro modo, autorizan un tratamiento diferente siempre que est debidamente
fundado.
Es decir, que por razones de inters pblico, debidamente explicitadas y acreditadas por la
Administracin, es posible apartarse del precedente y con ello relegar a segundo plano los
principios que ste tutela.
Es obvio que el cambio de orientacin poltica no debe ser antojadizo ni caprichoso, porque
ello significa arbitrariedad. As, por ejemplo, si se dejan de extender autorizaciones de caza
ante el peligro de exterminacin de los animales objeto de la permisin, es indudable que
ste constituye un criterio de inters pblico razonable que justifica el apartamiento del
precedente: han variado las circunstancias objetivas que se daban con anterioridad.
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establecerse una indemnizacin por los daos ocasionados sin declarar ilegtimo el obrar
administrativo (796) .
En Espaa el art. 3, ap. 2, de la Ley de Rgimen Jurdico de las Administraciones y
Procedimiento Comn de 1992 establece que las administraciones pblicas "debern respetar
en su actuacin los principios de buena fe y de confianza legtima".
No corresponde la aplicacin de este principio en los siguientes supuestos:
a) Cuando el administrado realice interpretaciones subjetivas sin sustento objetivo, o
ausencia de prueba evidente, respecto de la violacin de sus razonables expectativas.
b) Cuando exista por parte del administrado mala fe, aporte datos falsos o tenga dolosas
actitudes.
c) Cuando la Administracin tenga fundamentos objetivos y serios para justificar el cambio
de comportamiento (por razones de juridicidad o de mrito) y los haya explicitado mediante
la motivacin del acto y su notificacin al interesado.
d) Cuando el interesado reclame comportamientos administrativos ilegtimos, o con diligencia
normal haya podido prever la variacin producida por la Administracin.
e) Cuando la poltica implementada por la Administracin no sea constante o se manifieste
en forma poco clara.
f) Cuando el principio sea invocado por la Administracin, pues slo beneficia y puede ser
impetrado por el particular.
g) Cuando la Administracin en el ejercicio legtimo de sus facultades discrecionales
implemente nuevas polticas que no violenten derechos adquiridos ni normativas vigentes. En
muchos casos, salvo situaciones excepcionales, han podido preverse con diligencia normal, o
se han adoptado medidas transitorias o compensatorias.
Para Garca de Enterra (797) son mnimos y antiguos los casos en que el Tribunal de Justicia
ha aplicado el principio de confianza legtima, condenando patrimonialmente a la
Administracin, por las consecuencias de genuinos actos legislativos. Estima que debe
interpretarse con mucho cuidado este principio porque de lo contrario se promovera una
"petrificacin insoportable" de la legislacin y el fracaso inevitable de toda poltica
comunitaria.
Seala que el criterio fundamental de la jurisprudencia comunitaria es considerar que las
normativas que implican una opcin de poltica econmica con un amplio margen de
discrecionalidad, excepcionalmente, pueden generar responsabilidad patrimonial, cuando
exista una infraccin grave o suficientemente caracterizada, una ilegalidad rayana en lo
arbitrario, que asimismo produzca un dao anormal y particular.
En el razonamiento del juez impera como pauta complementaria y enriquecedora de la
confianza legtima el principio de razonabilidad e igualdad. Pondera el inters pblico en
juego y si ha existido un abuso de discrecionalidad administrativa, esto es, si el poder ha
sido utilizado en exceso.
Tngase presente que la confianza legtima, a diferencia de otras tcnicas de control, no
tutela derechos adquiridos sino, esencialmente, meras expectativas, razn por la cual debe
existir suma prudencia al momento de juzgar la conducta administrativa.
En cambio, la seguridad jurdica garantiza la legalidad administrativa que puede coincidir o
no con las expectativas particulares. Muchas veces tutela los derechos adquiridos. La
confianza legtima se relaciona con la seguridad jurdica desde la sola perspectiva de quien la
invoca.
255
Cuando los cambios generados sean a travs de polticas pblicas generales, con mayor
prudencia debe actuarse. Es indiscutible, como principio general, que las polticas pblicas
comportan directrices cuya ponderacin y valoracin incumbe a la Administracin. El control
judicial es limitado respetando el ncleo discrecional. Empero, nada impide que se analicen
las consecuencias colaterales, manteniendo por ejemplo la legalidad administrativa pero
ordenando una indemnizacin sustitutiva para compensar una razonable expectativa, o bien
la revocacin ex nunc y no ex tunc del acto revocado, segn las caractersticas de cada
hiptesis en particular.
En todo caso las razones de inters pblico deben ser serias al momento de justificar la
conducta administrativa a fin de fundamentar la vulneracin de la confianza legtima.
Resulta paradigmtico el caso "Coughlan" (798) en el ordenamiento ingls por poner en tela
de juicio una poltica general. Con motivo de un accidente de trfico la seorita Coughlan
padece de minusvalas permanentes, razn por la cual se la interna en un hospital municipal.
En 1993 la Administracin le formula por escrito la promesa que en el futuro ser trasladada
a un lugar mejor, el "Mardon House", para el resto de su vida, lo que se llev a cabo con
posterioridad. Sin embargo, en 1998, las autoridades sanitarias decidieron cerrar el
establecimiento por motivos presupuestarios, razn por la cual los enfermos son trasladados,
dejndose sin efecto la promesa de no variar el lugar de residencia. El Tribunal de Apelacin
hace lugar al planteo formulado por Coughlan por haberse vulnerado la confianza creada,
pero sin declarar ilegtima la poltica pblica por no violentar el orden jurdico.
Tambin es interesante el caso "Mulder" del Tribunal de Luxemburgo (799) que evidencia la
responsabilidad del Estado por violacin de expectativas legtimas.
Se trataba de un reglamento del Consejo europeo que regulaba las cuotas lecheras de cada
productor en relacin a su produccin el ao inmediato anterior, pero sin tener en cuenta que
un grupo de ganaderos ya haba reducido su produccin a cambio de subvenciones
conferidas por la propia Comunidad. El tribunal declara la invalidez del reglamento, aun
dictado en ejercicio de facultades discrecionales por haberse vulnerado el principio de
confianza legtima, atento la situacin de algunos ganaderos que haban adoptado un
comportamiento sugerido por la Comunidad de reduccin de la produccin a cambio de
subvencin. La modificacin normativa que les impone un cupo mximo de produccin
reducida, los perjudica porque se toma un estndar de produccin demasiado bajo sin tener
en cuenta que ya se haba reducido anteriormente con motivo del fomento gubernamental.
El Tribunal de la Comunidad Europea (800) considera que cuando la Administracin
comunitaria le hace concebir al particular esperanzas futuras concretas y probadas, ste
puede invocar el principio de confianza legtima. En este caso el Parlamento europeo estim
que la empresa demandada tenan razonables expectativas de que la misma prestara un
servicio de transportes a partir de una fecha determinada, razn por la cual actu de manera
eficiente a fin de cumplir los requisitos del contrato. El Parlamento, por una parte, estimul al
empresario a asumir un riesgo superior al que corren normalmente los oferentes en una
licitacin en un pie de igualdad, y por otra, no comunic al actor una variacin contractual
sustancial vinculado al desarrollo del procedimiento de adjudicacin. Atento el obrar
contradictorio de la Administracin, el tribunal determina la responsabilidad extracontractual,
indemnizando al demandante lesionado en su confianza legtima.
En otro pronunciamiento, el Tribunal de la Comunidad Europea (801) , descarta la aplicacin
de la confianza legtima dado que las instituciones comunitarias disponen de un margen de
apreciacin al elegir los medios necesarios para la realizacin de sus polticas.
Consecuentemente, los operadores econmicos no pueden confiar en la inalterabilidad de
esas polticas que pueden resultar modificadas por los organismos competentes. Ello ocurre
especialmente en un mbito como el de las organizaciones comunes de mercados,
esencialmente mutables en funcin de las variaciones de la situacin econmica.
En el mismo sentido el Tribunal Supremo espaol (802) sostiene que la confianza legtima
tiene dos lmites: a) el conocimiento anticipado, la emisin de polticas proporcionadas y
transitorias suficientes para que los interesados puedan adaptar su actividad, la
implementacin de medidas correctoras o compensatorias; b) este principio no puede
256
257
norma estatuida (derecho seguro), de manera que sus previsiones puedan contemplarse sin
insoportables mrgenes de error, y que no se halle expuesta a cambios tan frecuentes e
imprevisibles que impidan adecuar razonablemente a las sucesivas previsiones normativas
las conductas de sus destinatarios (derecho previsible)".
Tambin se ha manifestado (809) que si el contenido o las omisiones de un cuerpo normativo
produjeran confusin o dudas que generaran en sus destinatarios una incertidumbre
razonablemente insuperable acerca de la conducta exigible para su cumplimiento o sobre la
previsibilidad de sus efectos, podra concluirse que la norma infringe el principio de seguridad
jurdica.
No obstante debe quedar en claro que no violentan este principio simples omisiones o
deficiencias tcnicas (810) . Tampoco se vulnera la seguridad jurdica cuando la ley utilice
conceptos jurdicos indeterminados indispensables, por cuanto no son sustituibles por
referencias concretas, remitindose a reglamentaciones especficas en reas en que la
complejidad tcnica o la necesidad de una previa ordenacin del sector as lo exija (811) .
Cuando el Estado defraude la seguridad jurdica con normativas que generan incertidumbre
respecto del mbito de aplicacin o las condiciones de cumplimiento, incurriendo en
confusiones u oscuridades evidentes, es deber del orden jurdico y, en definitiva de los
jueces, restablecer la juridicidad y la justicia en el supuesto concreto, mediante la anulacin
del obrar ilegtimo, o bien en su caso, la reparacin total o parcial (utilizando el principio del
sacrificio compartido si correspondiere) en el supuesto de obrar lcito o ilcito de la
Administracin. La certeza y la confianza de los ciudadanos son los objetivos prioritarios que
se pretende proteger.
Expresa el Tribunal Constitucional espaol (812) que "la seguridad jurdica es suma de
certeza y legalidad, jerarqua y publicidad normativa, irretroactividad de lo no favorable,
interdiccin de la arbitrariedad... es la suma de estos principios, equilibrada, de tal suerte
que permita promover en el orden jurdico la justicia y la igualdad en libertad".
Nuestra Corte Suprema ha sealado en forma reiterada que "la facultad del Estado de
imponer lmites al nacimiento o extincin de los derechos, no lo autoriza a prescindir por
completo de las relaciones jurdicas concertadas bajo el amparo de la legislacin anterior,
especialmente, cuando las nuevas normas causan perjuicios patrimoniales que no
encuentran con un justo paliativo" (813) . Tambin ha sustentado que "cuando bajo la
vigencia de una norma el particular ha cumplido todos los actos y condiciones sustanciales y
los requisitos formales previstos en ella para ser titular de un determinado derecho, debe
considerarse que hay derecho adquirido, porque la situacin jurdica general creada por esa
normativa se transforma en una situacin concreta en individual en cabeza del sujeto que,
como tal, se hace inalterable y no puede ser suprimida por ley posterior sin agravio del
derecho de propiedad consagrado por el art. 17 Ver Texto de la Constitucin Nacional"
(814) .
Ello concuerda con la jurisprudencia del Tribunal Constitucional espaol cuando afirma que el
contenido esencial de un derecho "es aquella parte del contenido... sin la cual pierde su
pecualiaridad, o dicho de otro modo, lo que hace que sea reconocible como derecho
perteneciente a un determinado tipo. Es tambin aquella parte del contenido esencial que es
ineludiblemente necesaria para que el derecho permita a su titular la satisfaccin de aquellos
intereses para cuya consecucin el derecho se otorga" (815) .
Incluso, la Corte Suprema argentina ha manifestado que "ni el legislador ni el juez podran,
en virtud de una ley nueva o de su interpretacin, arrebatar o alterar un derecho patrimonial
adquirido al amparo de la legislacin anterior ya que, en ese caso, el principio de no
retroactividad deja de ser una norma infraconstitucional para convertirse en la garanta de la
inviolabilidad de la propiedad reconocida por la ley suprema" (816) .
Ello concuerda con la jurisprudencia del Tribunal Supremo espaol (817) en el sentido que
constitucionalmente, la seguridad jurdica respecto de las normas, consiste en la certeza y
claridad para los ciudadanos en su aplicacin y cumplimiento, no contradicha por la
innovacin en el ordenamiento, que puede provocar vacilaciones en su aplicacin.
258
259
En realidad esta tcnica de control ha sido muy poco utilizada por el Consejo de Estado
francs, reservada para casos especiales, vinculados con la construccin de centrales
nucleares, obras pblicas, lneas ferroviarias y esencialmente con la utilidad pblica de las
limitaciones al dominio. Empero ha comenzado a utilizarse en gran parte del mundo
occidental, incluyendo en Estados Unidos, Espaa e Italia (823) .
Algunos critican este avance jurisprudencial aduciendo que se trata de un control de
oportunidad o de mrito que los jueces no pueden realizar ya que implicara sustituir la
valoracin subjetiva realizada por la Administracin.
Como es sabido, la verificacin material de los hechos, esto es, el accertamento como lo
denomina la doctrina italiana, es perfectamente controlable por el juez, sin embargo, el
aprezzamento, es decir, la apreciacin o ponderacin de tales hechos puede realizarse a
travs de un procedimiento reglado por pautas tcnicas, cientficas o de experiencia, o bien
mediante el uso de la discrecionalidad. En consecuencia el margen de apreciacin del que la
Administracin dispone, puede ser en algunos casos amplio o bien reducido.
Para que se configure la nulidad de la actuacin administrativa mediante la tcnica de control
del balance entre los costes y beneficios, por resultar los primeros superiores a los segundos,
el control que debe realizar el juez es negativo, detectando lo irrazonable, desproporcionado,
el error evidente en la apreciacin de los intereses involucrados. En otros casos podr
comprobar el uso abusivo de la discrecionalidad en la apreciacin o ponderacin de los
hechos. Pero en todos los supuestos, debe resultar en forma clara, contundente y
convincente que los costos y e inconvenientes superan a los beneficios.
En principio debe reconocerse la existencia de cierto grado de libertad en favor de la
Administracin en la seleccin de la opcin adoptada y la ponderacin de los intereses
implicados. Por ello el control de juridicidad debe ser estricto y prudente, pues de lo contrario
es susceptible de avanzar en la zona de reserva de la Administracin sustituyendo una
alternativa opinable por otra igualmente opinable propuesta por el juzgador. De all que el
control debe basarse en pruebas ciertas, no en simples conjeturas, estimaciones o
apariencias.
La utilizacin de esta tcnica de control, emparentada con el principio de proporcionalidad,
concuerda plenamente con el ordenamiento jurdico argentino, insertndose en el control
amplio de juridicidad, omnicomprensivo de los principios generales del derecho.
Consecuentemente, la irrazonable desproporcin entre los superiores costos e inferiores
beneficios, configura un vicio que afecta la juridicidad de la decisin administrativa, pues, en
definitiva, se trata de un accionar irrazonable y un abuso de discrecionalidad. La tutela
judicial efectiva debe asegurarse, toda vez que la discrecionalidad ha sido mal ejercida, esto
es, no ha respetado los lmites de la juridicidad.
En tales supuestos la causa del acto administrativo se encontrara viciada, mediante el
control del encuadramiento jurdico o la calificacin jurdica de los hechos. Si el margen de
libertad, de valoracin, se realiza en forma desproporcionada, irrazonable, no ponderando
suficientemente los intereses implicados, la decisin administrativa deviene en antijurdica,
pues para que los hechos encuadren en la norma deben ser valorados razonablemente, en
forma proporcionada, donde la discrecionalidad haya sido ejercida dentro, y no en contra, del
orden jurdico. El sistema ordinamental slo acepta ponderaciones razonables y congruentes,
de all que lo contrario sea antijurdico.
(720) Ver Cap. II, pto. 3, ps. 58 y ss.
(721) CLAVERO ARVALO, "La doctrina de los principios...", cit., Rev. Adm. Pbl. Esp., nro.
7, ps. 101 y ss.
(722) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., 16/4/1998, "Marenco v. Estado nacional" Ver Texto .
(723) COMADIRA, J., La actividad..., cit., p. 5; BACIGALUPO, M., La discrecionalidad...,
cit., ps. 85 y ss.; FIORINI, B., La discrecionalidad..., cit., ps. 90 y ss., PAREJO ALFONSO, L., Administrar
y juzgar..., cit., ps. 37 y ss.; SNCHEZ MORN, Discrecionalidad administrativa..., cit., ps. 113 y ss.
(724) PAREJO ALFONSO, L., Administrar y juzgar..., cit., p. 104.
(725) Ver comentario de BACIGALUPO, M., La discrecionalidad..., cit., p. 85.
260
(726) SNCHEZ MORN, M., Discrecionalidad administrativa..., cit., ps. 73, 140 y ss.
(727) TORNO MAS, J., Discrecionalidad e intervencin..., cit., ps. 393 y ss.
(728) Ver tambin interesantes reflexiones de GONZALES VARAS IBEZ, Santiago, "La
reforma del contencioso-administrativo: el anteproyecto de Ley Reguladora del Proceso Contencioso
Administrativo", Rev. de Poder Judicial Espaol, nro. 39, ps. 203 y ss.
204 y ss.
(729) CASSESE, Sabino, Trattato de Diritto Amministrativo, T. I, Giuffr, Milano, 2000, ps.
(730) Entre otros, VEDEL, G., Droit administratif, Paris, 1976, p. 280.
Ley
de
Obediencia
Debida
23.521:
su
261
(756) Superior Tribunal Neuqun, mayo 1984, "Martnez, Carlos v. Inst. de Seg. Social de
Neuqun", ED, 116-566.
(757) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala III, causa 8434, "Salerlo de Valio, Adriana v.
Estado nacional (Secretara General de la Presidencia), s/amparo", 20/9/1984.
(758) Dictmenes de la Procuracin del Tesoro de la Nacin Argentina, 92:82, 114:214;
150-108; 14/10/1981, en expte. 72/1981 JNC.
(759) Dictmenes de la Procuracin del Tesoro de la Nacin Argentina, 160:287 y 330 y
sus citas.
(760) Sent. del Tribunal Superior espaol, del 10/7/1985, sala 4, "Ar.", 3890, Rev. Adm.
Pbl. Esp., nro. 109 (enero-abril 1986), p. 294.
(761) Trib. Sup. espaol, sala 3, Sec. 3, 16/2/1998, Ar. 1593.
(762) Corte Europea de Justicia, "Sugar (man)", 181/84, comentado por SACRISTN, E.,
"El requisito de la proporcionalidad ante la tutela judicial", RDA, LexisNexis-Depalma, 2000, ao 14, ps.
407 y ss.
(763) Trib. Sup. Andaluca-Granada, 2/2/1998, Ar. 267.
(764) Trib. Constitucional espaol 6/91, DE LA CRUZ FERRER, J., "El control de la decisin
expropiatoria", en AA.VV., Eficacia, discrecionalidad..., cit., p. 325.
(765) Trib. Sup. Crdoba nro. 34/97, "Guerberoff, Eduardo v. Provincia de Crdoba",
jueces: Sesin, Tarditti, Lafranconi; otro caso interesante de sancin desproporcionada es el sentenciado
por la Cm. Cont. Adm. y Trib. CABA, sala I, 18/2/2003, LL Suplemento de Derecho Administrativo,
11/8/2003, p. 46, con nota de DIANA, Nicols, "Pesificacin asimtrica, tasas de inters y razonabilidad
del acto administrativo".
(766) CSJN, causa A-459, "Almirn, Gregorio v. Ministerio de Educacin de la Nacin,
s/accin de amparo" Ver Texto , 27/9/1983.
(767) Tribunal Superior de Justicia de Crdoba, sala Cont. Adm., sent. 20 del 8/7/1988,
"Urretarazu de Salguero, Elena v. Provincia de Crdoba, Cont. Adm.", jueces: Roitman, Ferrer Martnez y
Bonadero.
(768) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala IV, 13/6/1985, "Peso, Agustn v. Banco Central" Ver
Texto , DJ, 1985-2-454.
(769) Sup. Corte Bs. As., 22/2/1983, "Guarino, Blanca, v. Provincia de Buenos Aires" Ver
Texto , DJBA, 125/98; DJ, nro. 13, febrero 1988, p. 486; Cm. Nac. Civ., sala C, 24/5/1984, "Araujo,
Francisco v. Municipalidad de la Capital" Ver Texto , ED del 11/10/1984, p. 4; DJ, nro. 13, febrero 1988,
p. 488.
(770) GORDILLO, A., Tratado..., cit., T.I, VIII-30.
(771) Trib. Sup. Neuqun, "Dovis y Rauque S.R.L. v. Municipalidad de la Ciudad de
Centenario", acuerdo 182/1988, votos de Iribarne, Vzquez de Arguello, Bonifati y Savariano, con cita
de BIANCHI, Enrique Toms, "El principio general de la buena fe y la doctrina del venire contra factum
propium no valet", ED, 106-851, fallo citado por BARRESE, Mara - BACCI, Mara, Contratos
Administrativos. Resea de jurisprudencia del Trib. Sup. Neuqun, RDA, nro. 33/35, enero-diciembre
2000, Depalma (hoy LexisNexis), p. 505.
(772) TILLARD, Csar, "La buena fe y la tica como lmites al ejercicio de la potestad",
Semanario Jurdico de Crdoba, 78-1998-A-67.
(773) Sent. del Tribunal Suprema del 5/2/1981, Repertorio de Jurispr. Aranzadi, 3819.
(774) COMADIRA, Julio, con la colaboracin del MONTI, Laura, Procedimientos
administrativos - Ley Nacional de Procedimientos Administrativos . Anotada y comentada , T. I, Buenos
Aires, 2002, p. 152.
(775) Procuracin del Tesoro de la Nacin, Dictmenes, 168:98.
(776) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala III, causa 8013, "Hugues Tool Company SACIFS v.
Estado nacional", 17/9/1984.
(777) ORTIZA DAZ, J., "El bien comn y la Administracin", en Estudios dedicados al Prof.
Garca Oviedo, Vol. I, Sevilla, 1954, ps. 99 y ss.; DEZ-PICAZO, "La doctrina...", cit., Rev. Adm. Pbl.
Esp., t. 98 (mayo-agosto 1978), ps. 18 y ss.; VILLAR PALAS, Curso de derecho administrativo, Madrid,
1968, ps. 526 y ss.
(778) Trib. Sup. Crdoba, sala Cont. Adm., "Ferreyra, Marisa y otros v. Municipalidad de
las Varillas", set. 120/00, jueces: Sesin, Lafranconi, Ferrer.
(779) GARCA DE ENTERRA, E., Legislacin delegada..., cit., ps. 245 y ss.
(780) PAREJO ALFONSO, L., Administrar y juzgar..., cit., ps. 46 y ss.
(781) Trib. Sup. Chaco, sent. 487/00, 23/8/2000.
262
4,
26/6/2001,
Rev.
Justicia
(803) Trib. Sup. espaol, sala Cont. Adm., 15/11/1999, Rev. Justicia Administrativa, nro.
8, julio 2000, Lex Nova, Madrid, p. 105/106.
(804) COVIELLO, P., La confianza legtima, cit., ps. 912 y ss.
(805) Causa "Industria Lanin S.R.L., con Estado nacional s/daos y perjuicios", 30/6/1977,
Fallos, 298:223 Ver Texto ; ED, 73-717.
(806) COVIELLO, P., La confianza legtima, cit., p. 921.
(807) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala IV, "Itoiz, Carlos y otros v. Universidad de Buenos
Aires" Ver Texto , LL, 2001-A-266; DJ, 2001-1-1062.
(808) Trib. Sup. espaol, 15/11/1999, Rev. Justicia Administrativa, nro. 8, julio 2000, Lex
Nova, Madrid, p. 105.
(809) Trib. Constitucional espaol, 13/4/2000, sent. 104, Rev. Justicia Administrativa, nro.
9, octubre 2000, Lex Nova, Madrid, p. 112.
263
264
previsto, es el caso "Gaubeca" (825) . En esta cuestin primero se emite una normativa en el
mbito castrense con el fin de permitir la disminucin de efectivos, cumpliendo el actor los
requisitos y habiendo optado por la disponibilidad y posterior retiro. Sin embargo, dos meses
ms tarde se deja sin efecto lo anterior, argumentando la inexistencia de vacantes.
En un fundado voto, el juez Guillermo Muoz, sostuvo que "Si bajo la vigencia de una ley el
particular ha cumplido todos los actos y requisitos sustanciales y formales en ella previstos
para ser titular de un determinado derecho, debe considerarse al mismo como adquirido
aunque falte la declaracin formal de una sentencia o de un acto administrativo, pues stos
slo agregan el reconocimiento de ese derecho o el apoyo de la fuerza coactiva para hacerlo
efectivo. De no ser as la titularidad de un derecho quedara supeditada a la voluntad
discrecional del obligado renuente a reconocerlo".
En la nota a fallo, Buricca de Ditloff ha expresado que "La cuestin resulta clara: existen
etapas bien diferenciadas que van desde la mera expectativa a obtener un posible beneficio,
expectativa alimentada por posibles rumores internos tal vez pero desprovista de proteccin
legal; una segunda etapa que comprende el perodo posterior al dictado de la norma legal o
reglamentaria en cuestin que establece el beneficio y el cumplimiento por parte del
interesado de los requisitos impuestos por la norma, situacin que merece la proteccin
constitucional de la propiedad por tratarse de un derecho adquirido; y finalmente, la tercera
etapa que conlleva el reconocimiento de ese derecho por un acto administrativo o judicial,
derecho ejercido, igualmente protegido por la garanta constitucional de inviolabilidad de la
propiedad privada... Una vez ejercida la opcin por el interesado y cumplidos los requisitos
predeterminados por la norma, la modificacin sustancial de las condiciones, como en este
caso, traduce un obrar que excede el marco de lo discrecional para pasar al terreno de lo
arbitrario, insusceptible de convalidacin judicial".
Expresa Barra que "...en la decisin administrativa no se armonizan los intereses de los
partidos sino de los sectores involucrados por la decisin... Hay aqu una mezcla de lgica
jerrquica y de experiencia o tcnica, sensiblemente influida por la racionalidad y la
metodologa de trabajo burocrtica. Cuando la decisin no es absolutamente reglada, el
administrador compone intereses, habitualmente siguiendo una indicacin normativa... Estas
decisiones no son ajenas al derecho. La burocracia tambin supone una racionalidad jurdica,
por su exigencia de previsibilidad, donde sobresalen el valor acordado a las reglas, al
procedimiento de actuacin (procedimiento de toma de decisin), al precedente, pero aun as
debe decidirse sin el grado de mecanicidad y de automaticidad del resultado presentes en
una actividad absolutamente reglada" (826) .
De all la importancia que adquiere el cauce procedimiental en donde se desenvuelve la
actividad administrativa, dndole participacin a los sectores interesados, receptando la
pruebas pertinentes, analizando los informes y dictmenes obrantes en el expediente. Su
inobservancia acarrea, como es sabido, la nulidad del acto.
La obligacin de motivar los actos administrativos, explicitando las razones de hecho y de
derecho en forma suficiente, es una realidad insoslayable en nuestro pas (gracias a la labor
de la doctrina, jurisprudencia y normas de procedimiento administrativo), como en el
extranjero; este requisito es exigible tanto en la actividad reglada como en la discrecional.
Ante una decisin discrecional o no reglada hay obligacin legal de justificarla racionalmente
(no legalmente, ya que no hay norma legal que disciplina su contenido) (827) . Es decir, que
la motivacin permite develar si la Administracin ha usado su libertad de apreciacin en
forma correcta (828) .
Ratificando la postura de Ramn Fernndez, Garca de Enterra (829) nos recuerda que en el
fondo, el principio de interdiccin de la arbitrariedad se vincula con la necesidad de que las
decisiones administrativas puedan soportar una explicacin objetiva, no es imprescindible
que sea aceptada por una mayora significativa, basta una respuesta satisfactoria, una buena
respuesta, capaz de convencer o, al menos, una respuesta razonable, sostenible, susceptible
de resistir la comparacin con otras decisiones tambin posibles.
265
Se deben ponderar los antecedentes de derecho y de hecho relevantes, justificar que los
irrelevantes carecen de trascendencia, explicar fundadamente el apartamiento al precedente
lcito, dar razones de por qu se ha seleccionado una alternativa cuando corresponda, entre
otros aspectos.
La jurisprudencia ha sustentado que "aunque ha de reconocerse a la Administracin cierta
discrecionalidad tcnica y cognoscitiva para analizar y decidir entre situaciones todas ellas
lcitas, realizando una gestin y actuacin reflexiva dentro de la limitacin de los recursos
econmicos con que cuenta para atender a la demanda superior a aqullos, lo cierto es que,
para decidir cules eran los proyectos ms idneos, necesarios, importantes o beneficiosos,
al omitirse los razonamientos que llevaron a su decisin, se deja a los excluidos en una
situacin de indefensin, a la vez que emplea un criterio meramente volitivo, sin acomodarse
a la convocatoria con la que la misma hace su oferta, que produce una arbitrariedad de la
Administracin..." (830) .
El Tribunal Supremo espaol ha sealado que "lo discrecional no es lo mismo que lo
caprichoso, y el margen de libertad que la discrecionalidad otorga a la Administracin lo
sigue teniendo aunque se le imponga la obligacin de expresar los motivos de su actuacin,
deber lgico para que pueda distinguirse entre lo discrecional lcito y lo arbitrario injusto; en
la discrecionalidad los motivos lcitos no son controlables, pero han de ser conocidos,
justamente para que pueda examinarse si la decisin es fruto de la discrecionalidad
razonable o del capricho o humor de los funcionarios" (831) .
Como lo ha sustentado el juez Bujn en la causa "Marenco" Ver Texto (832) , "resulta
evidente que para poder apreciar y valorar si se han vulnerado los lmites de la
razonabilidad, desviacin de poder y buena fe, debe exigirse el cumplimiento del requisito de
la motivacin del acto administrativo, ya que sin ello resultara de cumplimiento imposible el
control judicial que para efectivizarse requiere una manifestacin de voluntad administrativa
cierta y expresa, toda vez que lo intangible resulta de insusceptible revisin".
Consecuentemente, la motivacin no slo se relaciona con la publicidad de los actos de
gobierno, con el perfeccionamiento del derecho de defensa sino tambin con la garanta de
razonabilidad y de certeza, imprescindible en los actos estatales.
"La exigencia de motivacin de los actos resulta aplicable a aquellos dictados en ejercicio de
facultad discrecional, pues de lo contrario quedara librada al albedro administrador una
garanta constitucional, dndole en los hechos un mbito ms amplio que el que se reconoce
al legislador, mxime si tal medida queda exenta del juicio de los magistrados, a quienes
compete el control de la razonabilidad de las leyes y su aplicacin (art. 100 Ver Texto , CN;
arts. 130 Ver Texto y 132 Ver Texto , Const. Prov.).
"Tratndose de un caso en que por razones excepcionales de inters general cede la garanta
constitucional de que se trata (estabilidad del empleo pblico), autorizndose la separacin
de agentes pblicos por causas que no les son imputables, se requiere que se exterioricen
los fundamentos de hecho -no slo de derecho- de la voluntad administrativa que se declara
en los actos administrativos y de modo que su legalidad y razonabilidad sean controlables
judicialmente" (833) .
La jurisprudencia ha expresado, reiteradamente, que las elecciones de las singulares
destinaciones urbansticas adoptadas y aprobadas en el planeamiento general, implican
facultades discrecionales no censurables jurisdiccionalmente, salvo evidente ilogicidad u
otros vicios de exceso de poder (834) . La motivacin es necesaria a fin de explicitar los
mnimos elementos que permitan al juez controlar la lgica intrnseca y la racionalidad,
incluso en razn del sacrificio que se impone a los administrados, poniendo de manifiesto las
caractersticas de la zona, las lneas de desarrollo de los variados servicios, la existencia de
obras de urbanizacin primarias y secundarias y su comparacin con otras reas adyacentes
(835) .
La evidente valoracin poltica de los planes urbansticos admiten la presencia de elecciones
en el marco de la juridicidad. Lo mismo acontece con la tutela de bienes de inters histrico
o artstico en donde el margen de apreciacin subjetiva juega un rol preponderante.
266
En estos ltimos casos es necesario hacer un triple anlisis: a) verificacin del valor histrico
o artstico, desde un punto de vista tcnico; b) apreciacin de la oportunidad, mrito o
conveniencia de la declaracin de inters artstico o histrico en funcin de la solvencia de la
Administracin en un momento determinado, el orden de prioridades, la relevancia del bien
respectivo, etc.; c) la calificacin jurdica y subsuncin normativa una vez decidida la tutela
respectiva.
Lo enunciado se concreta mediante el procedimiento previsto, que exige, adems,
motivacin suficiente del acto que lo instrumente.
En otros mbitos se ha pronunciado la Fiscala de Estado de la provincia de Crdoba:
"No es competencia del suscripto abordar la valoracin del desempeo profesional de la
docente, por obvias razones de especialidad, funcionalidad e inmediatez de la tarea de
supervisin escolar; pero si queda acreditado el desajuste procedimental que enerva las
bases de objetividad que demanda la norma sustancial para la calificacin de los agentes
educadores de nivel primario, la concepcin debe ser revisada" (836) .
En definitiva, y no siendo cometido de este trabajo abordar en profundidad este tipo de vicio,
en sntesis, debe quedar en claro que la reduccin de la discrecionalidad se produce, entre
otras razones, por la imposicin de pautas procedimentales, motivacin y formalidades
regladas de acatamiento ineludible: aun cuando la norma reconozca un gran margen de
libertad, el control de su ejercicio se produce, tambin mediante la fiscalizacin de los
procedimientos, formas y motivacin correspondiente.
El ejercicio de la discrecionalidad no justifica, por tanto, el incumplimiento de los requisitos
procedimentales y formales exigidos por el ordenamiento, salvo cuando el propio margen
discrecional incursione en estos aspectos.
Todos ellos son tpicos requisitos de la juridicidad, pero lo que en realidad justifica su
tratamiento como tcnica de control es la ntima relacin con la discrecionalidad que la
prctica administrativa muestra cotidianamente, como asimismo la relevancia que
histricamente se le ha dado a estos elementos.
Dice Lagrange, entonces consejero del Estado francs, que "el recurso por desviacin de
poder es un instrumento de delicado manejo. Si se abusa de l, se corre el riesgo de
paralizar la actividad de la Administracin y de sustituirla por el gobierno de los jueces. Si se
le invoca con excesiva cautela, se deja un amplio margen a un ejercicio de la discrecionalidad
fundamentado en consideraciones polticas veleidosas. Al hacer uso de la desviacin de
poder, todo tribunal ha de procurar el equilibrio entre estos dos extremos" (837) .
El denominado recurso por exceso de poder nace en Francia junto con el Consejo de Estado
para controlar los abusos de la discrecionalidad. Se atribuye gran importancia a la ley 7/14
de octubre de 1790, que regula las reclamaciones que se sustentan en vicios de
incompetencia, tambin llamada ley de usurpacin de funciones (838) .
El segundo motivo que autoriza el ejercicio de este remedio, en el sistema francs, es el vicio
de forma; el tercero, la desviacin de poder propiamente dicha, relacionada con la
tergiversacin del fin; el cuarto, por violacin de la ley, es decir, del objeto del acto
administrativo; y el quinto, por error de hecho.
La jurisprudencia ha ensanchado progresivamente los mbitos en los cuales el tambin
denominado exceso de poder ha incursionado (839) .
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Expresa la jurisprudencia (848) "la grave dificultad de una prueba directa de la desviacin de
poder, por lo que resulta perfectamente viable acudir a las presunciones. Mediante ellas,
partiendo de unos datos acreditados, puede llegarse, apreciando la existencia de un enlace
preciso y directo segn las reglas del criterio humano, a la conclusin de que la
Administracin ha perseguido un fin distinto del previsto en la norma..".
Al respecto, la Corte Suprema argentina (849) ha sustentado que "la naturaleza
eminentemente subjetiva del vicio de desviacin de poder exige un esfuerzo para su
acreditacin, admisible, sin embargo, aun por va de presunciones", en tanto
condicionamientos mayores comportaran, atento la naturaleza de la desviacin referida, en
una abstraccin o imposibilidad probatoria.
Ha menester probar entonces con la certeza necesaria que la Administracin no ha satisfecho
los intereses generales, sino los propios de los funcionarios competentes en expresar la
voluntad del Estado, o los de su partido, o incluso de sus adversarios, es decir, que no son
los apropiados para el ejercicio de la facultad legal (850) .
Un interesante caso de desviacin de poder es el sentenciado por la Cmara Nacional
Contencioso Administrativo, sala IV, causa "Raffo" (851) . A pesar de tratarse de personal
contratado sin estabilidad, se dispone el cese invocando una causal de emergencia y
racionalizacin del gasto pblico, cuya finalidad result totalmente desviada por cuanto se
comprob la designacin de otro personal en los mismos cargos que los dados de baja. Es
decir que la argumentada racionalizacin de gastos de personal no se compadeci con los
nombramientos posteriores, por lo que el vicio de desviacin de poder result evidentemente
acreditado.
Otro caso que por las caractersticas de la situacin se demostr la desviacin de poder es en
la causa "Ambros" Ver Texto (852) . En un fundado voto la juez Jeanneret de Prez Corts,
sustent que, "...Se ha separado a un empleado de la Administracin Pblica de las
funciones a la que tena derecho en virtud de su ingreso por concurso, mediante decisin
viciada por desviacin de poder y omisin de las formas esenciales, y se lo ha relegado sin
asignacin de tarea especfica propia y sin los mnimos y adecuados medios materiales,
...por lo que debe ser declarada nula la disposicin que as lo establece y asignarle al
demandante funciones propias de su cargo y nivel escalafonario..".
En pocas tempranas de sujecin de la actividad administrativa a la jurisdiccin, el nico
instrumento capaz de controlar el uso incorrecto de la discrecionalidad era la "desviacin del
poder".
Hoy el espectro se ha ampliado, ya que este instituto slo constituye uno de los medios o
modos de fiscalizacin del ejercicio de la discrecionalidad, que se relaciona con un elemento
del acto administrativo: la finalidad.
La motivacin interna del rgano decisor, la investigacin de los mviles subjetivos que en
realidad persigue su titular, ponen en evidencia la dificultad probatoria de este tipo de
infraccin al orden jurdico. Por esta razn los medios de prueba son ms amplios: es
suficiente una conviccin razonable sustentada en elementos directos e indirectos,
presumidos o deducidos lgicamente por el tribunal, de los hechos plasmados en el
expediente administrativo.
Aisladamente la jurisprudencia ha procurado poner las cosas en orden, reduciendo el alcance
desmedido que se le ha dado al instituto de la desviacin de poder, a partir del
reconocimiento de la importancia de otras tcnicas ms avanzadas de control del ejercicio de
la discrecionalidad.
Al efecto es por dems ilustrativa la siguiente sentencia del Tribunal Supremo espaol (853) ,
al sostener que la desviacin de poder "ha sido superada como tcnica de control de la
ilegalidad de la actuacin administrativa, no slo porque en el ejercicio de la potestad
reglada es difcil aislarla como vicio independiente de otros concernientes a los restantes
elementos del acto administrativo distintos del fin, como la competencia, la forma, el
contenido y los motivos, sino porque el desarrollo de otras tcnicas de control, como la
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271
Por su parte, la Cmara Federal en lo Cont. Adm., Sala II (857) , ha sostenido que "la
apreciacin de las condiciones del personal policial, referidas a la concreta aptitud para
ascender, conservar el grado o pasar a situacin de retiro por parte de la Junta de
Calificacin (integrado en la forma prevista por el art. 216 Ver Texto del decreto 6580/1958),
y la informacin que de ella resulta (art. 22, dem) comportan el ejercicio de una facultad
discrecional, ajena a revisin".
En sntesis, considero conveniente, a los fines de un uso correcto de los motivos que generan
la invalidez de un acto administrativo, la reduccin de la desviacin de poder a sus justos
lmites como vicio en la finalidad, ya que la incompetencia, la infraccin a la causa o motivo,
la falta de motivacin, el vicio en el objeto, en el procedimiento, o en la forma, constituyen
tipologas con caracteres propios, que hacen necesario un anlisis separado.
La desviacin de poder es, en definitiva, un vicio que concierne a la juridicidad del acto por
haberse contrariado uno de sus elementos esenciales: el fin. Puede relacionarse tanto con el
ejercicio de una facultad discrecional como de una reglada, razn por la cual, en la
actualidad, debe ser estudiada con este alcance, y no slo como inherente al uso incorrecto
de la discrecionalidad.
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Como manifest en puntos anteriores, los estndares jurdicos, los juicios tcnicos, cientficos
o de experiencia, no siempre son reconducibles a principios de validez absoluta e
indiscutible.
Por ello, he dividido la temtica referida en tres supuestos:
a) reglas ciertas, uniformes y consensualmente aceptadas por la comunidad cientfica;
b) juicios probables tolerables;
c) alternativas tcnicas, cientficas o de experiencia igualmente vlidas para el derecho y que
justifican una eleccin discrecional.
Slo las dos primeras constituyen lmites a la facultad discrecional y, en consecuencia,
integran los elementos de la juridicidad. De tal manera, la violacin de una regla tcnica
uniforme e incluso de un juicio tolerable, importa un vicio en la causa. En estos supuestos la
indeterminacin del ordenamiento se rellena mediante una pauta objetiva o al menos
tolerable por la alta probabilidad en el consenso social, tcnico o cientfico.
Ahora bien, las reglas tcnicas indiscutibles y los estndares objetivos, al ser individualizados
y caracterizados como tales, completan el precepto jurdico y pasan a formar parte de l. Por
tanto, la aplicacin errnea de la integracin referida constituye un vicio de juridicidad
(865) . La confrontacin de la realidad con el modelo impuesto por el tipo medio de situacin
normal o la regla tcnica o cientfica indiscutible, se ha realizado en forma indebida.
En cuanto al valor de las pericias tcnicas la Procuracin del Tesoro de la Nacin ha
sostenido:
"En problemas de este tipo en los que se debaten cuestiones
asesoramiento estrictamente jurdico, la ponderacin de las
conforme a los informes de los especialistas en la materia de que
informes merecen plena fe mientras no aparecen elementos
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destruir su valor, siempre que sean bien fundados, precisos, adecuados al caso, lgicamente
razonados y no adolezcan de arbitrariedades" (866) .
Los estndares urbansticos pueden constituir lmites reductores de la discrecionalidad
(867) . Son los establecidos por la norma a fin de regular implcitamente, por medio de
criterios de fondo, el uso del suelo y la realizacin de las construcciones (caractersticas
tcnicas de la edificacin, alturas mximas, espacios mnimos, etc.).
Para Garca de Enterra (868) constituyen conceptos jurdicos indeterminados al no existir
varias soluciones conforme a derecho: "concurre o no concurre el concepto expresado por la
norma".
La imprecisin del concepto -en mi criterio- puede ser integrada tanto por una regla tcnica
objetiva como por una modalidad discrecional, segn cual sea la "naturaleza de las cosas" a
dilucidar. Para la determinacin de lo "artstico", "arqueolgico", "pintoresco", "armona del
paisaje", se puede utilizar en su fase de aplicacin ineliminables porcentajes de valoracin
subjetiva, en cuyo mbito habita la discrecionalidad.
La delimitacin de espacios libres y zonas verdes en funcin de las necesidades colectivas y
econmico-sociales de la poblacin, tambin implica en su realizacin valoraciones
discrecionales, aun cuando su intensidad sea mnima. Slo en unos pocos casos trasunta
juicios puramente objetivos.
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del canon..., dentro de su esfera discrecional cuyo ejercicio no aparece vulnerado por
arbitrariedad alguna..".
Es fcil advertir que el tribunal, lejos de detenerse en la afirmacin de que se trata de una
facultad discrecional sin entrar en su ncleo interno, correctamente realiz un control de
tolerancia en funcin de las reglas tcnicas y de la sana crtica, llegando a la conclusin de
que era plausible el accionar administrativo.
Situacin anloga a la descripta sucedi en el caso "Dingeport" Ver Texto (871) donde se
excluy al actor de la preseleccin de un contrato de obra pblica. El tribunal analiz en
funcin de las reglas tcnicas y de la sana crtica las razones de la exclusin de la oferta.
Seal que "Desde el punto de vista literal, y atenindose a un criterio muy estricto,
evidentemente la oferta del actor no cumple las condiciones establecidas en el pliego; ya que
ste especifica claramente que hay que colocar los refuerzos en los extremos de las camisas
metlicas de los pilotes, ...El perito opina que en la oferta hay una contradiccin, ya que por
un lado sostiene que se propone realizar los trabajos a contratar de acuerdo con la
documentacin adjunta..".
En definitiva, el tribunal concluye diciendo que "lo que s puede predicarse sin hesitacin es
que en autos no puede decirse que exista una arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, esto es,
que surja de una mera constatacin, que sea patente, notorio, insusceptible de apreciacin
judicial de ms o de menos..." por lo que la accin de amparo fue rechazada.
Sobre las indicaciones no verificables respecto de la calidad de ciertas mercaderas, ha
expresado la jurisprudencia italiana:
"La apreciacin del juez de mrito en orden a la existencia o no de indicaciones no
verificables sobre el origen o sobre la calidad de los productos o mercaderas contenidas en
las pocas figuras o signos constitutivos de la marca, a los fines de la nulidad de la patente
[...], es incuestionable en sede de legitimidad cuando sea sujeto a motivaciones congruentes
y lgicas y resulte inmune de errores de derecho. En la especie ha sido considerado
incuestionable la apreciacin de los jueces de mrito que haban excluido que las palabras
`medicina de los cabellos constituyesen indicaciones no verificables sobre la calidad del
producto Ripantel, en cuanto el trmino `medicina no ha sido usado en sentido tcnico, sino
genrico y propagandstico, con referencia a las comunes lociones para cabellos.
Consecuentemente, no tratndose de especialidad medicinal, se descarta la violacin de las
leyes sanitarias aplicables a tales especialidades sujetas a autorizaciones y controles" (872) .
La jurisprudencia ha sostenido que no es revisable en va jurisdiccional la opinabilidad que
presupone la eleccin del modelo territorial a establecer en el planeamiento urbanstico:
"Los argumentos aducidos por la recurrente [...] no son bastantes para justificar la
inadecuacin a derecho de la calificacin realizada en el plano de la manzana [...], porque ni
prueban la existencia de desviacin de poder ni la improcedencia de esas calificaciones. Todo
lo dems expresa una concepcin distinta del urbanismo o, si se prefiere, del modelo
territorial a establecer, lo cual es cuestin perfectamente opinable, defendible o respetable,
pero que pertenece al mundo metajurdico de la decisin poltica conformadora, en cuyo
control, en cuanto pura decisin [...], los rganos jurisdiccionales no pueden entrar" (873) .
"Las pericias de las partes deben ceder frente a aquellas opiniones pronunciadas por tcnicos
a cargo de funciones pblicas con valoraciones carentes de vicios de logicidad o
contradictoriedad, conteniendo la discrecionalidad, incluso tcnica, un margen de
opinabilidad que justifica o puede justificar convicciones contrastantes; en tal caso el
intrprete debe aceptar la falta de control del mrito de la eleccin administrativa" (874) .
Es necesario recordar que la opinabilidad de una cuestin tcnica cuando es imposible
objetivamente arribar a una verdad absoluta, no deja de ser tal en su naturaleza intrnseca
porque la norma haya elegido una alternativa entre las posibles; su entidad sigue siendo
dubitable, lo que sucede es que el ordenamiento jurdico suministra diversos remedios para
dirimir la opinabilidad. De tal manera, sta deja de ser tal slo desde el punto de vista
jurdico, porque, naturalmente, sigue siendo opinable.
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Es decir que tanto la remisin legal a una pauta aceptable, como a una modalidad
discrecional, constituyen tan slo instrumentos jurdicos idneos para superar
"jurdicamente" un fenmeno opinable.
No es la indeterminacin, sino la indeterminabilidad de la norma, la que habilita el ejercicio
de la discrecionalidad: si la indeterminacin puede ser determinable mediante pautas
objetivas, no hay discrecionalidad. La indeterminabilidad pone en evidencia que la nica
forma de superarla es mediante el margen de libertad ante la posibilidad de varias
soluciones.
En definitiva, la coherencia, armona, razonabilidad, plausibilidad, que debe tener un juicio al
menos tolerable, constituye un freno ms a las reducidas facultades discrecionales,
entremezcladas a menudo con aspectos cientficos, tcnicos o de experiencia. Razn por la
cual, el control de tales extremos conformadores de la juridicidad es un valioso instrumento
que, correctamente utilizado, sirve para evitar el uso irracional de la ciencia y la tcnica.
El sistema ordinamental europeo considera que "en el control de eficacia se verifica si los
objetivos del ente controlado han sido alcanzados, en el de economicidad si se han elegido
los medios menos onerosos para conseguir el objetivo fijado, y el de eficiencia si los medios
han sido utilizados de manera apropiada" (875) .
La ley Foral de Navarra 19/1984 establece en su art. 9 que "el control de eficacia tendr
como finalidad determinar el grado en que se hayan conseguido los objetivos previstos,
analizando las posibles desviaciones que se hayan podido producir y las causas que las
originen"; y el "control de la economa o eficiencia tendr por objeto analizar la forma en que
se han alcanzado los objetivos previstos atendiendo al menor coste en la realizacin del
gasto" (876) .
Por consiguiente, puede decirse que la organizacin administrativa acta eficientemente
cuando obtiene la mxima utilizacin de los recursos disponibles; se comporta eficazmente
cuando alcanza los propsitos previstos. Un accionar eficaz no implica necesariamente que se
haya actuado con eficiencia, y a la inversa, pues ambos conceptos se mueven en mbitos
distintos.
Quien controla jurisdiccionalmente no puede cuestionar el mrito de las polticas adoptadas
por el rgano decisor, pero s puede y debe examinar cmo dichas polticas son
implementadas. El control de gestin no puede cuestionar los objetivos polticos fijados, los
mritos de los mismos, pero s tiene derecho a que esos objetivos sean establecidos en
forma clara y cuantificada, y desde luego, en la eficacia y eficiencia de su implementacin.
Son los medios no los fines los que son objeto de control.
En sentido concordante, el art. 174 Ver Texto de la Constitucin de Crdoba dispone que la
Administracin debe estar dirigida a satisfacer las necesidades de la comunidad con eficacia,
eficiencia, economicidad y oportunidad, en concordancia con el art. 97 de la Constitucin
italiana respecto del "buen andamento" de la Administracin.
Si el control de eficacia presupone verificar en esencia si una actividad administrativa ha
alcanzado el objetivo propuesto, es indudable que ha existido antes una planificacin
prenormada donde se ha incluido ese propsito. En consecuencia, expresa o implcitamente,
ello comporta una actividad reglada o vinculada, donde el contralor deber verificar si los
objetivos se han logrado conforme la planificacin elaborada. Aun cuando no exista un
objetivo reglamentario o legislativamente prenormado, puede resultar de una regla tcnica,
cientfica o de experiencia, en cuyo caso tambin el contralor es perfectible ya que tal pauta
pasa a formar parte de la juridicidad.
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Es sabido que en el mundo contemporneo hoy se habla de control global o integral que
comprende tanto la legalidad, la regularidad contable, como el control de gestin. Es decir,
que concierne a la verificacin y constatacin de todas aquellas acciones estatales
relacionadas con los aspectos patrimoniales, financieros, normativos, de eficacia, eficiencia,
economicidad y transparencia, entre otros.
Si bien es un control que en los ltimos aos tiene una mayor dimensin e importancia, sin
embargo, su terminologa podra inducirnos al error de hacer controlable en forma absoluta
la actividad estatal. Ello implicara lesionar el principio de divisin de poderes y la zona de
reserva de la Administracin. En efecto, como dijimos anteriormente, el contraloreador no
debe valorar ni sustituir el ncleo interno de la discrecionalidad. No es su cometido
pronunciarse sobre el mrito, la oportunidad o conveniencia de las polticas adoptadas; s en
cambio sobre el procedimiento utilizado para ejecutarlas y los dems aspectos que hacen a
la juridicidad de su ejercicio.
El rgano de control externo no puede decirle a un presidente o a un gobernador por qu
pretende hacer un hospital en lugar de una autopista, o porqu pint de blanco y no de
rosada la casa de gobierno. Todo ello entra dentro de la zona de reserva constitucional que
corresponde a la autoridad administrativa, su valoracin subjetiva y resolucin. El control
slo lo ejerce el Parlamento y en definitiva el pueblo a travs del sufragio.
En Italia, hasta el ao 1994, la Corte dei Conti (Tribunal de Cuentas), rgano extra poder de
control del gasto pblico, realizaba el control de legalidad. A partir de dicho ao mediante la
ley 20 se ampli el control abarcando la "gestin" a fin de dar cumplimiento a lo preceptuado
por el art. 97 de la Constitucin italiana respecto del "buen andamento" de la Administracin.
Sin embargo, no se precisaron sus lmites. Su experiencia prctica -segn algunos estudiosos
de la Universidad de Bologna- fue negativa por cuanto en la realidad no ejerce bien el control
de legalidad ni el de gestin, ya que al desconocer los lmites de este ltimo se generaron
conflictos de poderes con la Administracin activa, lo que a la postre debilit ambos tipos de
control.
Es preferible entonces, un enrgico control administrativo externo y/o judicial de juridicidad,
abarcativo de las normas y principios jurdicos, de regularidad contable y de gestin
(economa, eficacia y eficiencia), en la medida en que sea posible la verificacin de la
actividad en funcin de "reglas", normadas legal o reglamentariamente o bien de carcter
tcnico, cientfico o de experiencia. Empero, debe detenerse en esa zona de reserva
constitucional, omnicomprensiva del ncleo interno de lo discrecional, del mrito,
oportunidad y conveniencia.
En otras palabras, en el marco del Estado de Derecho es dable incentivar el "control intenso"
cuando sea posible la aplicacin de reglas o pautas de universal consenso o al menos
tolerables, y slo el "control del ejercicio" de las potestades discrecionales y las polticas
delineadas por la Administracin Pblica, buscando lo mejor para el inters pblico, mediante
la ponderacin de la oportunidad, mrito y conveniencia de la medida.
En definitiva, quien ejerce la fiscalizacin externa controla la juridicidad en el sentido amplio
descripto. No sustituye ni valora la discrecionalidad y con ello la oportunidad, mrito o
conveniencia ya apreciada y seleccionada creativamente por la Administracin. Llegamos as
a un justo equilibrio.
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Como se afirm ms arriba, la apreciacin objetiva de los hechos slo constituye un medio
de limitacin o reduccin de la discrecionalidad, por cuanto se utilizan reglas tcnicas o de
experiencia, ciertas e indiscutibles, estndares objetivos y principios de la sana crtica (886) .
Al contrario, cuando la apreciacin fctica se realiza utilizando conceptos de valor, criterios
subjetivos, valoraciones acerca de la oportunidad, mrito, conveniencia, pueden existir
elementos discrecionales insustituibles, que escapan al control por su naturaleza intrnseca.
Para que se configure el error manifiesto de apreciacin mediante el uso abusivo de la
discrecionalidad en la apreciacin o ponderacin de los hechos, ha menester que la probanza
sea contundente, adecuada, convincente, slida y rigurosa en demostrar ntidamente el
error, reconociendo la existencia de cierto grado de libertad en favor de la Administracin en
la seleccin de la opcin adoptada. El control jurdico debe ser estricto y prudente, pues de lo
contrario pasa a ser meramente volitivo o subjetivo.
No puede basarse en conjeturas, hiptesis, estimaciones ni apariencias, ni trasuntar una
mera sustitucin de una valoracin opinable por otra apreciacin tambin opinable. La
expresin manifiesta, implica cautela y autolimitacin del juez en el control de la
discrecionalidad. Lo contrario genera inseguridad e imprevisibilidad, susceptible de cercernar
la libertad de la Administracin (887) .
La valoracin o apreciacin "incorrecta" no resulta inconmovible en la actualidad:
jurisprudencia del Consejo de Estado francs ha proclamado el "error manifiesto
apreciacin", cuando la valoracin de los hechos se realiza discrecionalmente, pero con
criterio evidentemente errneo. En el lenguaje jurisprudencial argentino este tipo
infraccin a la juridicidad se subsume en la arbitrariedad y en la irrazonabilidad.
la
de
un
de
Se sostiene, al respecto, que "el mbito de revisin judicial de los actos administrativos slo
comprende -salvo arbitrariedad manifiesta- el control de su regularidad, y no el de
conveniencia o razonabilidad que los funcionarios competentes hayan adoptado en ejercicio
de facultades de que se hallan investidos" (888) .
Tambin se ha sealado claramente que "la calificacin -`cero, mientras el perito sostiene
que debi ser de cuatro puntos sobre ocho- con la que evalu en el caso la respuesta a la
pregunta: `quines y en qu fecha derrocaron a Rosas?, en la prueba de capacidad para
ingresar al Colegio Nacional de Buenos Aires, no constituye como se expresa en una de las
quejas de la demandada `una presunta sino una inequvoca arbitrariedad, que salta a la
vista sin el menor esfuerzo con la sola confrontacin de aquellas dos. Tal arbitrariedad no
puede cohonestarse con los argumentos de que `los actos propios de la prctica docente no
pueden ser revisados en sede judicial y menos an la revisin de un examen y que `la
decisin fue tomada dentro del amplio margen de discrecionalidad que posee la actividad
acadmica [...]. Queda nsita en la norma la idea de que aqullas deben encuadrar en un
marco de apropiada valoracin, con margen en el que tengan cabida razonables divergencias
de apreciacin, y no, como ahora ocurre, en que un aspirante que dio una respuesta a
medias equivocada, se lo califica con cero. La arbitrariedad ha existido" (889) .
"Tratndose de un acto dictado en ejercicio de facultades en gran medida discrecionales, slo
podra ser anulado por el tribunal en caso de probarse por el impugnante la existencia de
arbitrariedad, antes que una mera diferencia de criterio" (890) .
En este sentido ha sealado el Tribunal Supremo espaol (891) : "[...] que se faltara a la
objetividad que debe prevalecer, en las resoluciones que tienen carcter discrecional,
dndose un vicio de nulidad por desviacin de poder, tanto en los casos de inexistencia de
motivo bsico del acto, como de error en la apreciacin del rgano actuante, si bien este
ltimo supuesto ha de estimarse por los tribunales exclusivamente en los casos en que no
admita duda y su existencia sea evidente e incontrovertible".
El Consejo de Estado francs, en el caso "Librairie Franois Maspero" (892) , sustent que en
principio la "apreciacin" de los hechos no es materia judiciable, salvo el supuesto de error
evidente, detectable mediante el buen sentido comn. Se refiere, en esencia, a un error
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282
283
ZANOBINI, Curso..., cit. T. I, ps. 385 y ss.; JZE, Tratado..., cit., T. I, ps. XXXVII, ps. 79 y ss.; LANDI y
POTENZ, Manuale..., cit., ps. 255 y ss.; JARICCHI, Elementi..., cit., ps. 107 y ss.; CODACCI PISANELLI,
A., "Lecceso di potere nel contenzioso amm.", Riv. La Giustizia Amm., 1982-1983, IV, 1.
p. 271.
(840) Consejo de Estado italiano, IV, 5/6/1925, nro. 565, Foro Amministrativo, cit., T. I, 1,
(841) Ver, entre otros: ZANOBINI, Curso..., cit., T. I, ps. 385 y ss.; PRESUTTI, E., I limiti
del sindacato di legittimit, Milano, 1911, ps. 38 y ss.; ALESSI, R., Intorno ai concetti di causa giuridica
illegitimit, eccesso di potere, Milano, 1934, ps. 5 y ss.; MORTATI, Istituzioni di..., cit., T. I, ps. 285 y
ss.; LAFERRIRE, Trait de la juridiction administrative, Dunod, Paris, 1869, T. I, ps. 391 y ss.
(842) GIANNINI, M. S., Diritto..., cit., T. I, p. 632.
(843) Tribunal Supremo espaol, sent. del 24/10/1959.
(844) Cm. Nac. Fed. Cont. Adm., sala III, 11/7/1980, "Carrar, Hctor v. Gobierno
Nacional", "B.C.N. Fed.", julio 980-79, nro. 210, DJ, nro. 13, febrero 1988.
(845) Sent. del Tribunal Supremo espaol del 270/91985, sala 5, Rev. Adm. Pbl. Esp.,
nro. 110 (mayo-agosto 1986), p. 212.
(846) Trib. Sup. espaol, sala 3, Sec. 7, 17/10/1994.
(847) Trib. Sup. espaol, 12/5/1995.
(848) Trib. Sup. espaol, sala 3, Sec. 4, 18/6/2001, Ar. 6066.
(849) CSJN, causa C.437. XXIII, "Consejo de Presidencia de la delegacin Baha Blanca de
la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos s/amparo" Ver Texto .
(850) CHINCHILLA, C., La desviacin de poder, Civitas, Madrid, 1989; en el mismo
sentido, BADEIRA DE MELLO, Celso Antnio, Discrecionalidad y control judicial, 2 ed., Malheiros, Brasil,
1993, ps. 56 y ss.
(851) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala IV, 10/6/2003, LL Suplemento de Jurisprudencia de
Derecho Administrativo, 5/12/2003, con comentario de RUIZ, Sergio, "Vaivenes de la discrecionalidad en
el empleo pblico".
(852) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala IV, 31/8/1994, "Ambros v. Instituto Nacional de
Teconologa Agropecuaria" Ver Texto .
(853) Tribunal Supremo espaol, sent. del 4/4/1972, Repertorio de Jurisprudencia
Aranzadi, 2204, ponente Sinz Brogeras.
(854) GONZLEZ, J. - BERENGUER URRUTIA, "Materia contenciosa y fiscalizacin de la
discrecionalidad", Rev. Adm. Pbl. Esp., nro. 37, ps. 167 y ss.
(855) Cm. Cont. Adm. 1 Nom. Crdoba, causa "Carrasco, Lisandro v. Provincia de
Crdoba, Cont.-Adm.", 8/9/1989, jueces: Domingo Sesin, Licia Carranza y Pedro Caballero.
(856) CSJN., 12/2/1965, LL, 118-759; Fallos, 261-12 Ver Texto .
(857) LL, 145-96.
(858) Ver cuanto se ha dicho al respecto en el Cap. VII, p. 207 y ss.
(859) Este aspecto es claramente explicado, entre otros, por MARIENHOFF, M. S.,
Tratado..., cit., T. II Ver Texto , 1 ed., p. 443.
(860) Procuracin del Tesoro de la Nacin Argentina, 24/2/1982, Carlos Vaquer
(procurador), Rgimen de la Administracin Pblica, Ciencias de la Administracin, nro. 57, p. 89.
(861) Cm. Cont. Adm. Fed., sala I, 5/3/1998, "Jugos del Sur S.A. v. Estado nacional" Ver
Texto , voto del Dr. Pedro Coviello.
(862) COMADIRA, J., La actividad..., cit., p. 5.
(863) CSJN, "El Panamericano", Fallos, 304:721 Ver Texto ; ratific entonces la postura
explicitada detalladamente por TAWIL, G., Administracin..., cit., T. II, ps. 320, 376, 377, 378 y ss.,
quien advierte la citada confusin.
(864) Trib. Sup. Crdoba, "Guerberoff, Eduardo v. Provincia de Crdoba", nro. 34/97,
jueces: Sesin, Tarditti, Lafranconi.
(865) Ver al respecto lo explicitado en los caps. II, nro.I, ap. 4; VII, nro. VI; y VI, nro. IV.
(866) Dictmenes de la Procuracin del Tesoro de la Nacin Argentina, 1/2/1973;
109:396; 515:521; 139:162; 145:319.
(867) Ver sobre el tema: GARCA DE ENTERRA, E., Lecciones de derecho urbanstico,
Civitas, Madrid, 1979, ps. 182 y ss.
(868) GARCA DE ENTERRA, E., Lecciones..., cit., p. 200.
(869) Ver Cap. VI, pto. IV, ps. 199 y ss. y Cap. VII, pto. VI, ps. 245 y ss.
284
(870) Cm. Nac. Civ., sala B, 5/7/1984, "Construccin Vitub S.R.L. v. Municipalidad de
Buenos Aires".
(871) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala IV, 3/9/1985, "Dingeport S.A. v. Administracin
General de Puertos".
(872) Corte de Casacin italiana, Sez. 1, sent. 1535 del 15/7/1965, cod. part. 158, Rel.
Cesaroni, Res. Soc. Ravizza.
(873) Sent. del Trib. Supremo espaol del 16/12/1985, sala 4, Art. 655, Rev. Adm. Pbl.
Esp., nro. 110 (mayo-agosto 1986), p. 312.
(874) Trib. Adm. Regional de Npoles, Sez. I, 14/11/1984, en "TAR", 1086, I, 1896.
(875) Manual de Control del Tribunal de Cuentas europeo.
(876) MENNDEZ PREZ, Segundo, "El principio de eficacia de la funcin administrativa.
Virtualidad prctica: estudio jurisprudencial", en AA.VV., Cuadernos de derecho judicial, p. 23.
(877) MATA, Ismael, "Legalidad y eficiencia en la Administracin Pblica", en Estudios
sobre Tribunales de Cuentas y de Control Pblico, Salta, 1998, p. 340.
(878) IVANEGA, Miriam Mabel, Mecanismos de control..., cit., ps. 96, 97.
6/1988.
(881) Sup. Corte Bs. As., 14/9/1982, "Iribarne, Juan v. Municipalidad de Maip", DJBA,
123-419; DJ La Ley, ao IV, nro. 13, p. 488.
(882) Cm. Nac. Cont. Adm. Fed., sala III, causa 6419, "Michel, Roberto v. Recurso art. 40
Ver Texto , ley 22140", 2/8/1984; causa 6939, "Echenique, Jos Luis v. Resolucin 911, Ministerio de
Economa, s/resolucin (art. 40 Ver Texto , ley 22140)", 14/8/1984.
(883) CSJN, causa M-548, "Marra de Melincoff, Alicia Leonor v. Universidad de Buenos
Aires, s/nulidad de resol. y reincorporacin" Ver Texto , 10/7/1984.
(884) Dictmenes de la Procuracin del Tesoro de la Nacin Argentina, 100:338; 96:4;
102:226, entre otros.
(885) CSJN, causa 548, XIX, "Marra de Melincoff, Alicia Leonor v. Universidad de Buenos
Aires, s/nulidad de resol. y reincorporacin" Ver Texto , 10/7/1984, Rgimen de la Adm. Pbl., Ciencias
de la Adm., nro. 73, 1984, p. 1110.
(886) Cap. VII, ps. 251 y ss.
(887) SNCHEZ MORN, M., Siete tesis..., cit., ps. 155 y ss.; del mismo autor,
Discrecionalidad administrativa..., cit., p. 137.
(888) CSJN, 23/7/1981, "Ginart de Castex, Amelia", Fallos, 303-1029 Ver Texto .
(889) Cm. Fed. Cont. Adm., sala I, 17/11/1983, "Rabinovich, Jos v. Universidad Nacional
de Buenos Aires", LL, 1984-C-90.
(890) Sup. Corte Bs. As., 27/10/1981, "Avcola San Miguel v. Municipalidad de Gral.
Sarmiento" Ver Texto , DJBA, 122/175; DJ La Ley, ao IV, nro. 13, p. 488.
(891) Tribunal Supremo espaol, sent. del 24/10/1959, Rep. Jurispr. Aranzadi, 898.
(892) C.E.Ass., 2/11/1973, "Socit Anonyme Librairie Franois Maspero", en LONG, M.;
WEIL, P.; BRAIBAN, G.; DELVOLV, P. y GNVOIS, B., Les grands arrts de la jurisprudence
administrative, Aubin Impremeur, Francia, 1990, 9 ed., ps. 699 a 679.
(893) LONG, WEIL y otros, Les grands arrts..., cit., ps. 677 y ss.
(894) Consejo de Estado francs, 27/4/1951, "Toni", rec. 236-23, abril 1977; "Fed.
Industria Farmacutica", rec. 180, AJDA, 1967, 401, concl. de Galabert.
(895) Tribunal Administrativo Regional Lazio, Sez. II bis, 26/11/1988, "Est. Tosti v.
Ministero Poste e Telecomunicazioni", Foro Amministrativo, septiembre 1989, p. 247.
(896) Consejo de Estado italiano, Sez. VI, 23/4/1990, "Est. Zeverini Jockey Club Italiano v.
Zarrelli", Foro Amministrativo, 1990, p. 969.
(897) Corte de Casacin italiana, Sez. 6, decreto 1120 del 31/10/1978, P.D. 782474, "Est.
Dato v. Amministrazione Provinciale".
(898) Tribunal Administrativo Regional Lazio, Sez. I, 20/4/1988, "De Napoli y otros v.
Ministero Pubblica Istruzione", Universit di Studi di Genova, Foro Amministrativo, abril 1989, p. 1152.
(899) Corte de Casacin italiana, Sez. 4, sent. 142 del 4/3/1980, P.D. 800318, "Est.
Imperatiche v. Anas".
285
1. Introduccin
No es nuestro cometido exponer los antecedentes y la interesante evolucin, en nuestro pas
y en el extranjero, del control de los actos polticos. Se pretenden analizar las tendencias
actuales y cul debe ser la intensidad del control judicial en el mundo contemporneo, en el
marco de las modernas normativas constitucionales y legales vigentes.
An genera discusiones su propia expresin terminolgica: en Francia se denominan actos de
gobierno y en Italia actos polticos. En nuestro pas para los constitucionalistas, son las
cuestiones polticas no justiciables, mientras los administrativistas los llaman actos de
gobierno, aunque algunos separan estos ltimos de los denominados institucionales.
Dentro del amplio horizonte de los actos polticos como prefiero denominarlos
genricamente, encontramos en la doctrina y praxis jurisprudencial a las cuestiones
relacionadas con la subsistencia y organizacin del Estado en su ms alto nivel, las relaciones
internacionales, la ruptura diplomtica con otro pas, la elaboracin de tratados, la poltica
interior, las relaciones del gobierno federal y provincial, el estado de sitio, la intervencin
federal, el indulto, la integracin de las cmaras legislativas, la relaciones internas del
Parlamento, la designacin de los miembros de la Corte Suprema, el juicio poltico, la
expulsin de extranjeros, el procedimiento de formacin de las leyes, etc.
Tradicionales concepciones diferenciaban la funcin administrativa de la poltica,
caracterizando esta ltima por la existencia de un mvil poltico cuya razn de Estado era
motivo suficiente para excluir el control judicial. El acto poltico tambin est vinculado con la
jurisdiccin contencioso-administrativa, desde una perspectiva procesal, porque siempre fue
una materia inmune a la revisin judicial.
Para la correcta dilucidacin de esta importante temtica en la actualidad, considero de suma
importancia explicitar a priori cmo juegan en la especie los principios y los nuevos
preceptos constitucionales, cuya interpretacin, alcance y operatividad, nos permite insertar
la cuestin en el marco de un ponderable equilibrio.
286
por la Escuela realista norteamericana y algunos filsofos italianos de los ltimos aos
(901) .
Con razn se afirma que una expansin sin inhibiciones de la justicia no transforma al Estado
en jurisdiccin, sino a los tribunales en instancias polticas. No conduce a juridificar la
poltica, sino a politizar la justicia.
La problemtica de todos los tiempos referida a los confines del derecho y la poltica plantea
una cuestin irresuelta: si es posible reconducir las materias discrecionales que slo
competen al poder administrador, al campo jurdico, con parmetros objetivos.
Una respuesta positiva implica reflotar la consabida tesis del "gobierno de los jueces", que se
caracteriza por la falta de legitimacin democrtica e incapacidad para responder a las
mltiples necesidades sociales (902) .
La extralimitacin de los jueces fue ya advertida por Roosevelt en Estados Unidos en 1913,
cuando la Corte Suprema, aferrada a un liberalismo excesivo, denominado "darwinismo
jurdico", se opuso a toda regulacin legislativa de la economa, los salarios mnimos, las
jornadas de labor, etc. Se caracteriz el perodo por la atribucin unilateral por los jueces de
funciones legislativas (903) . Por esto, en 1937, el Tribunal Supremo cambi de
jurisprudencia y acept la validez constitucional del New Deal.
La Corte Suprema argentina ha sealado que cada poder, "dentro de los lmites de su
competencia, obra con independencia de los otros dos en cuanto a la oportunidad y
extensin de las medidas que adopta y a los hechos y circunstancias que la determinan"
(904) .
El Estado confa al juez el cometido de declarar razonadamente la voluntad concreta de la ley
que vincula el mundo de los hechos con el bloque de juridicidad en forma hipottica y
abstracta. La actividad cognoscitiva que precede a su pronunciamiento importa una facultad
de raciocinio comn a todo intrprete, pero una vez deducida la conclusin, entonces impone
el sello de la autoridad del Estado.
Normalmente se asigna al juzgador la funcin de interpretar el ordenamiento, resolviendo
una controversia entre partes con el dictado de una norma individual basada en la
Constitucin, la ley o los principios del derecho. Su razonamiento es absolutamente jurdico,
estndole vedado efectuar valoraciones de oportunidad y conveniencia, o fundar en stas sus
votos porque tal cometido compete exclusivamente a la Administracin Pblica o al
legislador, en virtud del principio de separacin de poderes.
Sin embargo, excepcionalmente el ordenamiento delega en los rganos judiciales la facultad
de inferir el criterio necesario para resolver el conflicto. La graduacin de la pena, la
determinacin del monto justo de una indemnizacin expropiatoria, la fijacin de un plazo
inexistente para el cumplimiento de una obligacin, son ejemplos fieles. Su contenido ser
rellenado con los principios inmanentes del orden jurdico, las convicciones sociales, y, en
definitiva, las valoraciones de lo que es "justo", todo esto dentro del estilo del sistema
jurdico vigente. Ello ocurre porque en estos supuestos es el juez el primer destinatario del
orden jurdico para rellenar el concepto.
La legitimidad de los jueces no slo proviene de la idoneidad exigida para ocupar el cargo
(generalmente mediante concursos pblicos), sino esencialmente del mismo derecho que
tienen la obligacin de aplicar; su independencia se pone en evidencia cuando los jueces
dirimen el caso concreto con la objetividad e imparcialidad que prescribe el propio orden
jurdico al cual le deben absoluta subordinacin. Su cometido no es crear normas legislativas
ni ejercer el poder poltico o discrecional tambin creativo para satisfacer de la mejor forma
los intereses sociales.
Una duracin limitada en su funcin, podra afectar seriamente la divisin de poderes, la
independencia, la imparcialidad, la neutralidad poltica, la competencia e idoneidad, porque el
Poder Judicial no est capacitado para gobernar sino para dar efectividad al derecho. No le es
dable sustituir al responsable de la decisin poltica, sino que tiene dos objetivos prioritarios:
287
288
Como bien dice Fernndez (908) , el cometido del juez consiste "en verificar si en el ejercicio
de su libertad decisoria la Administracin ha observado o no los lmites con los que el
derecho acota esa libertad y si, finalmente, la decisin adoptada puede considerarse, en
consecuencia, como una decisin racionalmente justificada..". Con el mismo criterio, Beltrn
de Felipe (909) diferencia la funcin de administrar de la de juzgar y hacer ejecutar lo
juzgado, por lo que la sustitucin judicial de la discrecionalidad administrativa convertira a
los jueces en administradores, lo cual no armonizara con su cometido especfico de juzgar y
hacer ejecutar lo juzgado, como lo seala el art. 117.3 de la Constitucin espaola.
En sntesis, como se sustent anteriormente, el control judicial implica fiscalizar una
ponderacin y una eleccin ya realizada, por lo que debe respetar el poder exclusivo de
valoracin otorgado a la Administracin, y slo controlar cuando se sobrepasen los lmites del
mismo. Aun cuando existan varias soluciones aceptables o razonables, no corresponde al
juez sustituir una por otra, sino slo controlar que el criterio adoptado por la Administracin
tenga su propio consenso y sustentabilidad en el marco de la juridicidad. Ello quiere decir
que quien controla no puede imponer su propio punto de vista acerca de lo que es ms
razonable, sino slo verificar si el ter lgico y la ponderacin ya efectuada por la
Administracin se ajusta a pautas objetivas aceptables, aun cuando fueren opinables.
De all que el proceso lgico seguido por la Administracin y el juez no sea el mismo, ya que
aun cuando a este ltimo no le agrade el criterio adoptado por la Administracin discrecional,
debe no obstante respetarlo, cuando una vez efectuado el control advierta que, en el
consenso objetivo y en el marco de la juridicidad, la solucin es razonable.
289
a) En primer lugar, en vez de hablar de elementos que hacen a la legalidad del acto
administrativo y de control de legalidad, se debera hablar de elementos de juridicidad y
consecuentemente control de juridicidad. Ello por cuanto al subordinarse la Administracin al
orden jurdico tambin los principios generales del derecho, estn o no en la Constitucin,
pasan a integrar los elementos del acto (buena fe, igualdad, proporcionalidad, precedente,
confianza legtima, razonabilidad). Sus vicios afectan la juridicidad en el sentido amplio
expresado, pudiendo ser invalidados por el juez en los casos de arbitrariedad,
irrazonabilidad, desproporcionalidad, error manifiesto de apreciacin, evidente ilogicidad, etc.
b) En segundo lugar es dable advertir que la discrecionalidad administrativa ya no es aquello
que estaba fuera del derecho sino que actualmente debe concebrsela como producto del
orden jurdico.
Originalmente la discrecionalidad era contemplada desde una perspectiva eminentemente
procesal. Siempre fue vinculada con la exclusin del control judicial. Su individualizacin era
de suma trascendencia para detectar que al estar en presencia de la actividad libre o no
regulada lo resuelto por la Administracin era irrevisable. Se consideraba que no haba
discrecionalidad cuando exista un derecho preestablecido en favor del particular.
La consecuencia prctica inmediata de este devenir histrico fue la identificacin entre lo
reglado y el derecho subjetivo administrativo, mientras que lo discrecional se asimilaba con
la falta de predeterminacin legal o vaco legislativo.
Sobre estas premisas se elaboraron los presupuestos liminares de lo contenciosoadministrtivo, cuya materia se individualiza a partir de la vulneracin de una situacin
jurdico-subjetiva vulnerada, tutelada por una norma jurdica establecida con anterioridad en
favor del impugnante. Era la actividad reglada, entonces, la que slo poda ser objeto del
control jurisdiccional. En sus orgenes bastaba que el acto administrativo tuviera un minimun
de discrecionalidad para convertirlo en acto discrecional y consecuentemente excluirlo del
control judicial. Se rechazar in limine, decan los primeros cdigos de la materia.
En una segunda etapa fue el Consejo de Estado francs el que comenz a incursionar los
lmites de la discrecionalidad y en general despus en nuestro pas comienza a rechazarse la
excepcin de incompetencia de jurisdiccin cuando se discuten vicios en la competencia,
forma, procedimiento y fin, aun derivados del ejercicio de potestades discrecionales.
De all que los cdigos que comenzaron a surgir a partir de los aos 70 hasta nuestro das,
slo excluyen del control jurisdiccional la parte discrecional del acto. Ya no se habla de acto
discrecional o acto reglado ya que los tiempos modernos reconocen slo la presencia de
actos administrativos cuyos elementos constitutivos pueden tener mayor o menor
discrecionalidad.
En definitiva, los cdigos actuales, si bien no hablan de acto discrecional, sin embargo
establecen que no son impugnables los actos dictados en ejercicio de facultades
discrecionales, salvo que se funden en razones de ilegitimidad. Ergo, dicha facultad bien
puede ser motivo de inadmisibilidad.
En mi criterio, ni siquiera esa porcin de discrecionalidad puede ser motivo de inadmisibilidad
en la primera etapa del proceso, de oficio por el tribunal como al momento de resolver la
excepcin de previo y especial pronunciamiento. La discrecionalidad no debe ser motivo de
exclusin ni comportar un requisito procesal. Es decir que no puede dar lugar a una
excepcin de previo y especial pronunciamiento ni de fondo que pudiera justificar la
inadmisibilidad.
En efecto, la discrecionalidad debe ser tratada como un posterius recin al momento de la
sentencia con el fondo de la cuestin.
Considero que la discrecionalidad es "una modalidad de ejercicio que el orden jurdico
confiere expresa o implcitamente a quien ejerce la funcin administrativa, para que,
mediante la apreciacin subjetiva de los intereses pblicos comprometidos, complete
290
291
Considero que el acto poltico es "una modalidad de ejercicio que el orden jurdico confiere
expresa o implcitamente a los rganos constitucionales superiores que ejercen la funcin
poltica, para que, mediante la apreciacin subjetiva de los intereses pblicos
comprometidos, complete creativamente el ordenamiento seleccionando una alternativa
entre otras igualmente vlidas para el derecho".
La apreciacin subjetiva que incumbe al rgano poltico competente realizar ponderando el
inters pblico, la libertad de eleccin entre varias opciones polticas igualmente vlidas para
el derecho y, al mismo tiempo, la sujecin al orden jurdico, constituyen los presupuestos
esenciales que inexorablemente debe tener toda actividad poltica.
292
el propio concepto de acto poltico se halla hoy en franca retirada en el derecho pblico
europeo. Los intentos encaminados a mantenerlo, ya sea delimitando genricamente un
mbito en la actuacin del poder regido slo por el derecho constitucional, y exento del
control, ...resulta inadmisible en un Estado de Derecho. Por el contrario, y por si alguna duda
pudiera caber al respecto, la ley seala -en trminos positivos- una serie de aspectos sobre
los que en todo caso siempre ser posible el control judicial, por amplia que sea la
discrecionalidad de la accin gubernamental: los derechos fundamentales, los elementos
reglados y la determinacin de las indemnizaciones procedentes".
El art. 2 de la citada normativa expresa: "El orden jurisdiccional contencioso-administrtivo
conocer de las cuestiones que se susciten en relacin con:
"a) La proteccin jurisdiccional de los derechos fundamentales, los elementos reglados y la
determinacin de las indemnizaciones que fueren procedentes. Todo ello en relacin con los
actos del gobierno o de los consejos de gobierno de las comunidades autnomas, cualquiera
que fuese la naturaleza de dichos actos".
Es indudable el avance de la moderna legislacin espaola respecto de los actos polticos, al
dejar en claro, que al menos son controlables sus elementos reglados y/o las
indemnizaciones correspondientes. Ello evita la exclusin en bloque de la revisin judicial de
este tipo de actividad, como an hoy sucede, muchas veces, en la realidad jurisprudencial.
El Tribunal Supremo espaol antes de la citada reforma a la Ley de la Jurisdiccin
Contencioso-administrativa se haba pronunciado en reiteradas oportunidades en el sentido
que "...tras aprobarse la Constitucin y en especial teniendo en cuenta lo previsto en los
arts. 9.1 y 24, no puede admitirse en nuestro derecho que existan actos de los poderes
pblicos no sometidos al ordenamiento jurdico y, en consecuencia, exentos del control
jurisdiccional. Desde luego ello no excluye que existan actos de los mximos rganos
constitucionales que tengan asimismo un mximo contenido poltico, los cuales no son
controlables respecto del fondo de la decisin en sede jurisdiccional, sino ante la instancia
poltica correspondiente. Pero en cuanto dichos actos contengan elementos reglados
establecidos por el ordenamiento jurdico, estos elementos son susceptibles de control
jurisdiccional" (913) .
Para el Tribunal Supremo ello implica que la doctrina del acto poltico no puede ser invocada
como fundamento de inadmisibilidad, ya que es obligado para el juzgador comprobar si
existen en el acto elementos reglados y comprobar tambin si en cuanto al fondo se da ese
contenido poltico no controlable (914) .
293
294
295
de los jueces a fin de ejercer su jurisdiccin. Ello, por cuanto dicho carcter es de una
generalidad tal que no permite en el caso, tener configurado el inters concreto, inmediato y
sustancial que lleve a considerar a la presente como una causa, caso o controversia, nico
supuesto en que la mentada funcin puede ser ejercida".
Similar criterio fue adoptado por el Tribunal Superior de Justicia de Crdoba en la causa
"Gonzlez" (928) , donde se discuta si miembros del Concejo Deliberante en el carcter de
tales o simples ciudadanos podan impetrar la exhibicin de documentacin relativa al pago
de viticos de funcionarios municipales a travs del amparo. En el referido pronunciamiento
se sostuvo que ser concejal no es ttulo suficiente para otorgarle legitimacin para accionar,
como tampoco lo es ser habitante o ciudadano de la Nacin Argentina: "...los actores no
acreditan el dao diferenciado o el agravio distintivo con relacin a cualquier miembro de la
colectividad. La averiguacin de los datos solicitados por los actores en nada mejora o
perjudica su esfera de derechos y garantas que tutela el orden constitucional, que viabiliza
el amparo. No se advierte cul es la lesin o restriccin que repercute en su esfera interna;
no hay parte en sentido jurdico estricto... Desde otra perspectiva es importante destacar
que el amparo incoado contra todo acto u omisin de autoridades pblicas no puede ser
interpuesto por quien tambin ejerza funciones pblicas como sucede en la especie, al
pretender los actores actuar en el carcter de concejales. La norma constitucional presupone
una relacin jurdico-pblica Administracin-administrado, donde la primera acta investida
de potestad pblica y el segundo impetra la nulidad del acto u omisin lesiva a fin de tutelar
su derecho o garanta constitucional, lesionado, restringido, alterado o amenazado, en su
calidad de ciudadano o administrado. De admitirse la legitimacin activa de quien est
dotado de potestad pblica contra quien tambin ejerza la funcin administrativa o de
gobierno, implicara desconocer el principio liminar sealado, por cuanto en esta hiptesis no
habra una relacin Administracin-administrado, sino una vinculacin AdministracinAdministracin, es decir, inter-orgnica, regulada en este caso, por principios y normas
constitucionales. Carece entonces de legitimacin el peticionante para estar en juicio. En
efecto, tal discrepancia se resuelve muchas veces, si correspondiere y tuviere la envergadura
necesaria, mediante el procedimiento del conflicto de competencias, o directamente a travs
de los controles y responsabilidades fijados por el derecho constitucional".
Similar criterio se ha sustentado en Espaa con otros fundamentos. El Tribunal Supremo
(929) sostiene que la falta de respuesta o falta considerada incorrecta de un gobierno a la
solicitud de informacin de un parlamentario, es acto infiscalizable por la jurisdiccin
contencioso-administrtiva, porque no se trata de un acto administrativo, sino de un acto
poltico parlamentario. Tambin ha sealado el Tribunal Supremo (930) que "Los informes o
documentos que, para el mejor cumplimiento de sus funciones parlamentarias, pueden
recabar los diputados a la Administracin Pblica, por conducto de la Presidencia de la
Asamblea Regional de Cantabria... y el deber que pesa sobre el Consejo de Gobierno y sus
miembros de proporcionar a dicha Asamblea la informacin o ayuda que precise del mismo o
de stos, ...se enmarca en el mbito de las relaciones institucionales de los poderes polticos
de esta Comunidad Autnoma. Por ello los actos que se producen en el seno de estas
relaciones no son actos administrativos y la eventual infraccin de cualquiera de sus
elementos reglados no puede someterse al control de los tribunales sin desplazar a stos la
decisin en una materia cuyo contenido es exclusivamente poltico parlamentario, por cuanto
afecta a las relaciones institucionales entre la Cmara y el Ejecutivo, relaciones que no
guardan afinidad con las que surgen como consecuencia de un acto administrativo... Se
trata, ms bien de un acto poltico, o si se quiere, poltico parlamentario, pero nunca
administrativo, y por ello no residenciable ante los tribunales de este orden jurisdiccional..".
A veces la lucha poltica sale de lo que debe ser su mbito funcional, que an siendo muy
amplio en oportunidades se escapa de sus contornos y pretende desplazarse a los tribunales.
Sin embargo, las herramientas judiciales tienen sus lmites.
296
contemplando principalmente relaciones entre poderes pblicos, siendo por ello que los
administrados no pueden impugnar el acto institucional: no son parte en el mismo,
careciendo entonces de accin para cuestionarlo.
En la actualidad expresa con buen criterio Cassagne (932) que el acto institucional es
producto de la funcin gubernativa o poltica y engloba la actividad de los rganos superiores
del Estado respecto de aquellas relaciones que hacen a la subsistencia de las instituciones
esenciales que organiza la Constitucin tanto en el derecho interno como en el internacional.
En su concepcin estos actos estn excluidos de la revisin judicial, por carecer de efectos
jurdicos directos sobre los particulares, reducindose de tal modo lo no controlable ya que la
anterior categora de actos de gobierno no se diferencia de la revisin judicial que puede
tener cualquier acto administrativo.
Con relacin a un planteo efectuado contra el gobierno espaol de no recurrir la resolucin
del ministro del Interior britnico de dejar en libertad a Pinochet, procesado por la Audiencia
Nacional espaola por los delitos de genocidio y tortura, el Tribunal Supremo espaol (933)
considera que el gobierno cumpli con su obligacin de solicitar la extradicin activa iniciada
por el rgano judicial espaol, pero no existe ninguna norma que obligue a recurrir la
decisin denegatoria del gobierno extranjero, mxime cuando tal pretendido recurso se
enmarca en el mbito de la direccin poltica exterior que corresponde al gobierno segn el
art. 97 de la CE, por medio de actuaciones que no son administrativas ni sometidas al control
jurisdiccional, en las que aqul interviene como rgano poltico y no como rgano de la
Administracin ejerciendo potestades administrativas. En definitiva, concluye que son
cuestiones polticas en el mbito de la soberana y que no existen elementos reglados
vulnerados, por lo que no corresponde el control judicial.
En sntesis, es correcto y razonable que no corresponde el control judicial cuando el acto no
se vincula inmediata o directamente con los particulares, pero es indiscutible que por ms
acto poltico o institucional que sea, cuando el mismo es susceptible de agraviar una
situacin jurdico-subjetiva tutelada por el ordenamiento constitucional en forma personal y
directa, el control judicial es insoslayable. Debe ser ejercido y no pueden existir retaceos en
honor a la majestad de la justicia y el derecho a la tutela judicial efectiva.
No es la naturaleza del acto lo que determina entonces la exclusin de la revisin judicial,
sino si es susceptible de agraviar derechos subjetivos o intereses tutelados en forma
personal o directa.
10. El acto institucional que puede ser slo controlado en su aplicacin concretizada. La
mentada devaluacin
A veces en una misma problemtica se presenta un doble objeto de anlisis y resolucin por
ser una controlable y otra incontrolable: As por ejemplo, no es cuestionable judicialmente el
cambio del valor de la moneda porque entra dentro de la zona de reserva de la
Administracin el establecimiento de la poltica monetaria con arreglo a pautas de mrito,
oportunidad y conveniencia, repercutiendo en general sobre la totalidad de la poblacin.
Empero, nada impide que en un caso concreto, puedan repararse las consecuencias
patrimoniales en funcin del agravio acreditado y la justeza del mismo; y aun pueda
declararse su inaplicabilidad o inconstitucionalidad del acto aplicativo slo para ese agravio o
perjuicio individualizado por la parte debidamente legitimada. La declaracin de
inconstitucionalidad por razones de fondo no altera la vigencia de la norma pues el juez debe
circunscribirse a declararla inaplicable en el caso concreto.
El Tribunal Supremo espaol (934) seala que el acto de devaluacin de la moneda es
poltico aun cuando ello no tiene relevancia sobre el fallo del caso que se concreta
exclusivamente en pretensiones indemnizatorias.
Consecuentemente, como por ejemplo sucede con el estado de sitio o la intervencin federal
(entre otros), es en principio irrevisable la valoracin poltico discrecional de las razones
297
tenidas en cuenta para su adopcin. Empero, distinto es lo que sucede con sus actos de
aplicacin si lesionan un derecho fundamental o causan un dao patrimonial particularizado,
en cuyo caso la revisin judicial es procedente para subsanar el obstculo concreto o en su
caso ordenar la indemnizacin pertinente.
En concreto pueden plantearse tres situaciones diversas: a) actos polticos o de gobierno
susceptibles de ser controlados judicialmente cuando en un caso concreto afecten situaciones
jurdicas subjetivas; b) actos polticos o de gobierno que no pueden ser anulados por
trasuntar una medida de alta poltica relevante para el gobierno. En caso de producir
perjuicios concretos, stos slo pueden ser indemnizados; c) actos polticos o de gobierno
que no inciden en situaciones individualizadas sino que repercuten genricamente sobre la
poblacin, en cuyo caso no son controlables judicialmente. A stos un sector de la doctrina
los llama institucionales.
298
299
300
discrecional interno, esto es, el porqu de un remedio en lugar del otro. Tales aspectos
entran dentro del mbito de reserva del "legislador" o del "administrador" en su caso.
Los dems aspectos puntualizados en c), d) y e), son plenamente controlables judicialmente
porque entran dentro del bloque vinculado o reglado expresa o implcitamente por la
juridicidad.
El uso de la discrecionalidad en el marco de la juridicidad, implica en su operatividad una
serie de momentos de libre valoracin y eleccin, entremezclados por elementos fuertemente
reglados por el ordenamiento. El anlisis de la orientacin poltico-administrativa, la
apreciacin de las circunstancias, la individualizacin de los variados intereses en juego y su
comparacin valorativa en funcin con el inters pblico especfico, la determinacin del
momento decisivo de lo discrecional que se traduce en la eleccin de la alternativa que el
rgano competente considera ms conveniente, constituyen diferentes etapas por las cuales
atraviesa la modalidad poltico-discrecional. Para que ellas impliquen un actuar conforme a
derecho, el ter procedimental referido debe ser lgico, coherente, imparcial y trasuntar
valoraciones razonables, sobre la base de una correcta verificacin de los presupuestos
fcticos acaecidos.
El control judicial de este proceso decisional debe profundizar con energa los elementos de
algn modo vinculados por la juridicidad, y respetar con prudencia la libre determinacin
administrativa (ponderacin comparativa de intereses, libre eleccin y estimacin).
El juez no slo controla los lmites externos relacionados con las reglas formales
(competencia, forma, procedimiento, etc.), sino que tambin fiscaliza algunas fases del
decisorio interno, como la logicidad, razonabilidad, coherencia, concordancia, paridad de
tratamiento, buena fe. Es decir que la labor del juez abarca dos perspectivas diferentes, en
relacin con la formacin de la decisin y algunos aspectos sustantivos.
Se pretende, en definitiva, que los actos sobre los cuales recae el control muestren
congruencia entre lo que en verdad se ha resuelto y la realidad, proporcionalidad de los
medios empleados, y sea medianamente razonable y equitativo.
Esto no implica que el juez pueda revisar la oportunidad, el mrito o la conveniencia, pero si
los lmites de la juridicidad y la armona interna de lo resuelto.
Tambin resulta controlable por la justicia la temporalidad de la emergencia como su
subsistencia al momento de emitir la decisin judicial. Cuando con el transcurso del tiempo,
la emergencia cesa parcialmente, nada impide a los jueces que al momento de la condena
tengan en cuenta esta circunstancia para aminorar los efectos en favor del justiciable.
12. Conclusin
La sujecin plena a la ley y al derecho por parte de los poderes pblicos quedara
desvirtuada si los jueces no ejercen el control que inexorablemente les pertenece como
guardianes de los preceptos constitucionales y sus principios axiolgicos inmanentes. No se
trata de invadir funciones que le corresponden al poder poltico sino de custodiar fielmente la
prevalencia de la Constitucin y sus principios por sobre las normas y actos derivados.
Consecuentemente no son los jueces quienes suplantan al poder poltico en este caso, sino
que es la propia Constitucin y sus principios que vehiculizados por el juez pasan a ser una
realidad aplicada y no una o verdad declamada.
En el marco de estos principios, no se cristaliza el gobierno de los jueces sino de la efectiva
supremaca de la Constitucin, imponindose por sobre los actos secundarios que la
incumplan o desvirten.
301
En conclusin, las otrora doctrinas que justificaban la exclusin del control judicial de las
cuestiones polticas como una manifestacin de las inmunidades del poder, hoy han quedado
en desuso frente a los enfticos preceptos constitucionales en este nuevo ciclo de reformas
de las leyes supremas de nuestro pas, siguiendo los modelos europeos descriptos. En efecto,
se ha reforzado y ampliado el derecho de defensa en el marco de la tutela judicial efectiva
con una mayor accesibilidad incluso respecto de la legitimacin para ser parte en una causa
judicial (derechos subjetivos, intereses legtimos y difusos). Asimismo, se ha ampliado el
principio de juridicidad que exige el pleno sometimiento de los poderes del Estado a la ley y
al derecho (arts. 18 Ver Texto , 43 Ver Texto , 116 Ver Texto , 31 Ver Texto , 75 Ver Texto ,
incs. 22 y concs., CN; arts. 18 Ver Texto , 19 Ver Texto , inc. 9, 20 Ver Texto , 48 Ver Texto ,
161 Ver Texto , 165 Ver Texto y concs. de la Constitucin de la Provincia de Crdoba; art. 8.1
Ver Texto del Pacto de San Jos de Costa Rica y 8 Ver Texto , 9 Ver Texto y concordantes del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos; art. 8 Ver Texto de la Declaracin
Universal de Derechos Humanos).
En definitiva, la estrategia para el control de los actos polticos guarda cierta analoga con el
control del ejercicio de la discrecionalidad. Es intenso con relacin a los requisitos de
juridicidad y respetuoso del ncleo interno poltico discrecional.
302
Slo desde una perspectiva amplia lo "no jurdico" puede referirse a oportunidad, mrito,
conveniencia, en la medida en que tales conceptos suponen flexibilidad, sujecin a
orientaciones polticas mutables segn el tiempo, lugar, contextos, etc.
En definitiva, aun cuando tanto los elementos reglados como los discrecionales de un acto
respeten la juridicidad -y, por ende, no exista posibilidad de invalidarlo por infraccin al
derecho-, no obstante, ste puede ser considerado inoportuno.
Analizar la oportunidad no presupone aplicar ninguna regla sino verificar si la realizacin
prctica de lo resuelto es conveniente o no, segn las circunstancias particulares.
Salvo extrema gravedad (en cuyo caso se aplican las pautas del error manifiesto de
apreciacin), la inoportunidad no es vicio de la juridicidad que haga posible su revisin
judicial.
Dentro de los innumerables pronunciamientos en torno a la exclusin del control judicial de
la oportunidad, ha sealado la jurisprudencia con relacin a los permisos de uso del dominio
pblico que "Descartada la arbitrariedad o ilegitimidad del acto estatal, en el caso por el
carcter precario del permiso vencido, slo queda aquello que hace a la oportunidad, mrito
o conveniencia del obrar de la Comuna, cuya revisin judicial no es posible, sin una paralela
o irrenunciable afectacin al principio de divisin de poderes del Estado, pues importa una
indebida intromisin en esferas reservadas al poder administrador. Ello, en virtud de que
tales facultades fueron asignadas a los poderes polticos del Estado, por ser ellos los que
poseen mayor profesionalidad y experiencia en el manejo y realizacin de los intereses
pblicos" (944) .
En la causa "Gallardo" (945) se hace un impecable desarrollo de la nocin conceptual de la
oportunidad, mrito y conveniencia, y por consiguiente, de los lmites del control judicial, con
motivo de una ordenanza municipal que exige la construccin a su costa de galeras de
ventas a quienes explotan puestos callejeros que ni siquiera tienen un permiso precario.
"Descartada la arbitrariedad o ilegitimidad del acto estatal, slo queda aquello que hace a la
oportunidad, mrito o conveniencia de la medida, cuya revisin no es posible por parte del
Poder Judicial sin una paralela o irremediable afectacin al principio de divisin de poderes
del Estado, sobre el que se funda la organizacin institucional de la Nacin, toda vez que ello
importara tanto como acceder a una indebida intromisin en esferas reservadas al poder
administrador... Por lo dems, todo lo que hace a la evaluacin de la oportunidad, mrito o
conveniencia de una medida de tal carcter, es ajeno al poder jurisdiccional y fue confiado a
los poderes polticos del Estado, por ser ellos los que poseen mayor profesionalidad y
experiencia en el manejo y realizacin de los intereses pblicos".
Se efectivizan para el supuesto otros tipos de controles: administrativos y polticos. De tal
manera, un acto puede ser revocado por razones de oportunidad, de oficio o a peticin de
parte; se puede destituir a un gobernante por medio de un juicio poltico por la emisin de
un acto inoportuno; aplicar sanciones despus de realizado un exhaustivo control de gestin,
etc.
En consecuencia concuerdo con Tawil (946) en el sentido que no cabe identificar el control de
legitimidad con la sola fiscalizacin de las facultades regladas y el de oportunidad con lo
discrecional, por cuanto el control de juridicidad abarca tambin el control del ejercicio de la
discrecionalidad dentro del ordenamiento, respetndose su ncleo interno. Es cierto entonces
que el concepto de legitimidad es mucho ms extenso que el de facultades regladas, y el de
oportunidad ms reducido que el de facultad discrecional (947) .
Cierto es que la proliferacin legislativa, junto con la progresiva evolucin de las tcnicas de
control de la discrecionalidad, han reducido la libre zona de reserva de la Administracin.
303
304
El juez no slo controla los lmites externos relacionados con las reglas formales
(competencia, forma, procedimiento, etc.), sino que tambin fiscaliza algunas fases del
decisorio interno, como la logicidad, razonabilidad, coherencia, concordancia, paridad de
tratamiento, justicia, buena fe. Es decir que la labor del juez abarca dos perspectivas
diferentes en relacin con la formacin de la decisin, y, al mismo tiempo, algunos aspectos
sustantivos.
Se pretende, en definitiva, que el acto sobre el cual recae el control muestre congruencia
entre lo que en verdad se ha resuelto y la realidad, proporcionalidad de los medios
empleados, y sea medianamente razonable y equitativo.
Esto no implica que el juez pueda revisar el mrito, la oportunidad o conveniencia (949) ,
salvo que ellos estn normados de antemano; tampoco que se convierta en un rgido esclavo
de las formalidades. Pienso que esta visin sustantiva del quehacer jurisdiccional permite
controlar a fondo no slo los lmites de la juridicidad, sino tambin la armona interna de lo
resuelto por la Administracin.
La utilizacin coordinada de todas estas tcnicas constituye un valioso instrumento para
luchar contra los abusos de la libertad administrativa.
No es nuestro cometido esperar con tranquilidad el devenir de sucesos impactantes, como
pueden ser las grandes reformas legislativas que con firmeza impongan estos mecanismos,
sino la tarea relevante de los verdaderos operadores del derecho: realizar la aplicacin
prctica de las modalidades sugeridas en forma equilibrada y racional, con la plena
conviccin de que ello ya configura de por s algo extraordinario.
p. 154.
10 y ss.
(903) SCHIWARTZ, Le droit aux etats - Unis, une cration permanente, Paris, 1979, p.
(904) CSJN, Fallos, 243:513.
(905) GARCA DE ENTERRA, E., Democracia..., cit., p. 34.
New Haven.
(906) POUND, R., Introduction to the Philosophiy of Law, Cap. III, Yale University Press,
(907) BACIGALUPO, M., La discrecionalidad..., cit., ps. 68 y ss.
(908) FERNNDEZ, Toms R., De la arbitrariedad..., cit., p. 249, la tarea de los jueces no
implica repetir el mismo ejercicio que la Administracin, para llegar al mismo o diferente resultado (lo
que le convertira en administradores).
(909) BELTRN DE FELIPE, Discrecionalidad administrativa..., cit., p. 187.
(910) Trib. Sup. Crdoba, "Margarita v. Provincia de Crdoba", Cont. Adm., sent. 32/97,
jueces: Sesin, Tarditti, Lafranconi.
(911) HARO, Ricardo, "Las cuestiones polticas: prudencia o evasin judicial", LL, 1991-D1066.
(912) GARCA DE ENTERRA, E., Democracia..., cit., ps. 31 y ss.; en el mismo sentido,
BIDART CAMPOS, Germn, Derecho constitucional del poder, T. II, Ediar, Buenos Aires, 1967, ps. 333 y
ss.; ROMERO, Csar, Derecho constitucional, Zavala, Buenos Aires, 1975, ps. 33 y ss.; HARO, R., "Las
cuestiones polticas...", cit., ps. 1051 y ss.
(913) Trib. Sup. espaol, 22/1/1993, Aranzadi, A 57, Ponente: Baena del Alczar.
(914) RDA, nro. 9, julio-septiembre 1997, p. 437.
(915) Trib. Sup. espaol, 6/11/1984.
(916) SCHEUNER, U., Der Bererich der Regierung, en Festgabe fur Rudolf Smend,
Gottingen, ps. 253 y ss.
(917) EMBID, Irujo, "La justiciabilidad de los actos de gobierno", en Estudios sobre la
Constitucin espaola, Homenaje al Prof. Garca de Enterra, T. III, p. 2739.
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I. INTRODUCCIN
307
3. La discrecionalidad, segn la materia en que interfiera, puede ser general y amplia o bien
restringida o empequeecida. El orden jurdico es, entonces, a veces condicin,
predeterminacin y detalle; otras veces, slo lmite.
4. Materias de reserva legal absoluta. En este contexto, la discrecionalidad juega un papel
limitado y sometido in totum a la expresa norma legal autoritativa. Aqu la vinculacin de la
Administracin al bloque de juridicidad es mximo, porque mnima es la discrecionalidad. La
prudencia en el uso de esta facultad ha de ser el principio orientador. Su ejercicio queda
relegado a cuestiones menores, sin que se afecte la esencia de los derechos y libertades
tutelados.
5. Materias de reserva legal relativa. Discrecionalidad del administrador para ejecutar la
reforma administrativa. Las recientes constituciones otorgan celosamente al legislador la
facultad de diagramar la organizacin estatal con arreglo a las pautas fijadas por su texto.
Dejan en manos del administrador la facultad discrecional necesaria para llevar adelante, en
su faz operativa, los principios de reforma incorporados en la Norma Fundamental y
esquematizados por la ley. Como se advierte, en estos mbitos la reserva normativa relativa
se impone y se otorga, correlativamente, gran libertad operativa discrecional al Ejecutivo
para que, apelando a la imaginacin creativa, instrumente la reforma administrativa.
6. Proyeccin de discrecionalidad como instrumento de transformacin. Cuanto ms lejos
estamos de la dialctica autoridad-libertad, la actividad administrativa es ms libre y,
consecuentemente, la discrecionalidad es mayor. Ms que normas de contenido hay aqu
reglas orientadoras, que atento a las caractersticas precitadas del orden jurdico, conforman
una aureola impregnada de juridicidad que sirve de valla, sostn y gua.
Las actividades de planificacin, junto con las pautas de buena administracin, en pro de la
celeridad, economa, sencillez, eficacia y eficiencia de la actividad administrativa, y las
nuevas modalidades de prestacin que preocupan a las administraciones modernas, forman
parte de la juridicidad menos intensa y, correlativamente, de una discrecionalidad slo
orientada por la unidad, coherencia y plenitud del orden jurdico de la cual forma parte.
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311
1. La discrecionalidad tcnica no existe: el fenmeno que encierra este concepto debe ser
descompuesto en dos partes: a) reglas tcnicas uniformes o tolerables, que como tales son
aceptadas por el ordenamiento, pasando a formar parte del bloque reglado o vinculado; b)
discrecionalidad, que se individualiza en la valoracin subjetiva y la posibilidad de elegir
dentro de la juridicidad.
Tanto la llamada "discrecionalidad tcnica" como los "conceptos jurdicos indeterminados"
son, en mi criterio, creaciones artificiosas que tienen la virtud de aglutinar una compleja
problemtica, buscando refundir el espacio de libertad con lo vinculado, mediante la
reduccin o, incluso, la aniquilacin de uno de los mbitos en cuestin. Fatigosa batalla que
oscurece y complica la delimitacin de sus fronteras.
En lugar de razonamientos que a la larga conducen a la eliminacin de la discrecionalidad o
al imperio de sta sin precisin adecuada de sus contornos, deben incentivarse aquellos
criterios que no destruyan lo discrecional ni lo reglado, sino que procuren iluminar sus zonas
limtrofes, profundizando en la determinacin de la diversa naturaleza de ambos. Es decir,
delimitar estas modalidades administrativas; pero, al mismo tiempo, postular una armnica
convivencia entre ambas, aceptando una realidad tan insoslayable como la vida misma del
ser humano que tambin discurre entre zonas signadas por la fatalidad y la libertad.
2. La indeterminabilidad de la opinabilidad de la cuestin analizada debe agotar la
hermenutica interpretativa acompaada de la concienzuda verificacin de los hechos para
separar lo que corresponde a lo "tcnico-regalado" y a lo "discrecional" relacionado con lo
tcnico. En definitiva, se tratar siempre de actividad reglada o discrecional, pues aun
cuando esta ltima se interrelacione con lo tcnico, no pierde su identidad
312
3. Nada impide al orden jurdico incorporar una regla o elemento tcnico en su prescripcin
normativa.
El enunciado normativo describe un comportamiento administrativo a seguir en virtud del
dato, regla o elemento tcnico, cuya explicitacin operativa debe realizarse al momento de la
aplicacin del precepto. No cabe en ese caso duda alguna sobre la integracin de la tcnica al
mundo del derecho, al que pasa a integrar. De ah que no pueda considerrsela como un
fenmeno extrajurdico, aun cuando para conformar su ncleo interno se nutra de notas
cualificantes que nada tienen que ver con la juridicidad.
4. Cualquiera que fuera la participacin de la tcnica en el mundo jurdico, es necesario su
plena comprensin, mediante el anlisis profundo de cada uno de los elementos que la
articulan; poco importa a estos efectos si se halla totalmente reproducida en el texto
normativo, o es implcitamente enunciada por ste.
313
1. El ordenamiento utiliza conceptos abiertos que han de ser rellenados por sus
destinatarios. A veces se determina en forma expresa la pauta que debe respetar quien
elabora la norma individual, mientras que en otros supuestos se conceden mrgenes de
mayor o menor libertad. La clave reside en interpretar a "quin" se delega y "cmo" se
integra el contenido de lo delegado.
2. El agregado que inserta cada poder no es siempre el mismo. El administrador incorpora
calificaciones que explicitan la juridicidad por medio de un juicio objetivo, as como tambin
valoraciones subjetivas originales relacionadas con la oportunidad o conveniencia. El juez, en
cambio, slo puede desarrollar elementos que ya forman parte del derecho, buscando la
concrecin de lo justo ante el caso concreto; no le preocupa el accionar prctico y continuo
del aparato estatal, sino la aplicacin del derecho.
3. El juez dice el derecho, la Administracin acta: en sentido estricto, el juez no crea el
derecho libremente, ex novo, porque la solucin del caso siempre la encontrar en el amplio
universo del orden jurdico. Por esto, aun cuando la determinacin de la norma individual por
medio de la sentencia, agregue un elemento diferente, sta no deja de pertenecer a la teora
del derecho. Lo que hace el juez es explicitar en el caso concreto el sistema ordinamental,
por eso "dice el derecho", utilizando para ello la mecnica interpretativo que ser amplia o
reducida segn el caso. La Administracin acta, pero para tal accionar usa tanto la tcnica
de la interpretacin como la de la discrecionalidad creativa en funcin del inters pblico en
juego.
4. La interpretacin, aun cuando utilice metodologas amplias, slo debe tener un sentido
uniforme, por lo que su determinacin concreta tiene efectos generales, a diferencia de la
discrecionalidad, cuya particularizacin no sirve siempre como precedente de utilizacin
obligatoria.
5. El juez slo interpreta el derecho, la Administracin lo interpreta, y a veces lo crea.
El juez no administra ni legisla, interpreta el orden jurdico existente y excepcionalmente
tiene amplias facultades para explicitar el derecho en el caso concreto.
Si el margen de libertad atribuido por el ordenamiento se dirige a la Administracin, habr
discrecionalidad (relacionada con cuestiones tcnicas, polticas, administrativas, etc.); si, en
cambio, su destinatario es el juez, habr interpretacin en sentido amplio.
6. La discrecionalidad del juez no existe. La facultad discrecional implica una "posibilidad de
eleccin entre alternativas igualmente vlidas para el derecho" que el juez institucionalmente
no puede consentir, ya que si bien en su fuero interno puede admitir esta variedad,
formalmente est obligado a considerar slo una como la "justa". La discrecionalidad poltica
y legislativa se inspiran en valoraciones de mrito; en cambio, la "libertad judicial", slo en
un ideal de justicia.
7. Si no se pretende descubrir un nico significado al orden jurdico, sino concretamente el
marco dentro del cual el rgano decide, cabe preguntarnos: quin completa las normas,
cul es su contenido y qu lmites lo condicionan?
El nico que puede fijar el contenido de la norma es quien est llamado a aplicarla. La
produccin de la norma particular se deja a criterio del rgano competente, en un caso, para
procurar lo ms conveniente al inters comunitario, y, en el otro, para hacer justicia en el
314
REGLAS
TCNICAS
INDISCUTIBLES,
LOS
JUICIOS
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316
10. En estos casos la funcin administrativa despliega una actividad cognoscitiva hasta cierto
punto; lo dems es rellenado con una valoracin subjetiva por el rgano idneo competente.
Es cierto que por regla general la norma propicia la realizacin de un juicio objetivo, pero no
menos cierto es que quien redact la norma no puede ignorar la complejidad de la naturaleza
de las cosas o de las situaciones que necesariamente debe interpretar quien se ocupe de la
concrecin efectiva del concepto.
En sntesis, si el propio orden jurdico da claras directrices respecto de quien debe integrar la
indeterminacin especfica y presupone implcitamente la dificultad de su operatividad, es
lgico suponer que el margen discrecional lo tiene el operador referido, es decir, la
Administracin especializada, y no el juez. Lo expuesto condice plenamente con el concepto
ampliado de discrecionalidad formulado, en el cual se dej sentada la posibilidad de que la
discrecionalidad tambin fuera ejercida por tcnicos o expertos.
Distinto es el supuesto en que el juez penal o de faltas debe -por ejemplo- definir con
exactitud si un hecho es "inmoral" o bien "obsceno". En efecto, el orden jurdico quiere que
en este supuesto sea el propio juez quien dirima tal imprecisin, mediante sus herramientas
interpretativas que no buscan la conveniencia, sino lo ms justo.
1. Los juicios cientficos, tcnicos o de experiencia que realice la Administracin a los efectos
de verificar o apreciar los hechos concretos, deben ser suficientemente motivados mediante
la referencia a la regla objetiva o pauta tolerable utilizada en virtud de la remisin dispuesta
por el orden jurdico. La claridad y coherencia lgica han de ser evidentes, as como la
imprescindible mencin de los principios cientficos en que se funde, sean stos de
aceptabilidad absoluta o relativa.
2. Los principales vicios que se presentan al respecto son: las vacilaciones, la escasa firmeza,
la motivacin insuficiente (falta de explicitacin de las reglas tcnicas), la contradiccin de la
subsuncin con pautas aceptables, la oscuridad, la deficiencia de los fundamentos tcnicos,
cientficos o de experiencia, la falta de concordancia entre las opiniones tcnicas, la falta de
unicidad del razonamiento, entre otros.
3. Es menester que los dictmenes tcnicos y periciales informen en detalle cules son los
aspectos objetivables a la luz de las reglas respectivas, cules los tolerables, y cules
admiten un mayor o menor grado de opinabilidad, y, por ende, la posibilidad de elegir entre
dos o ms opciones vlidas. Tales aspectos pueden ser regulados expresamente por las leyes
de procedimiento administrativo y los cdigos procesales pertinentes.
A fin de orientar el cometido del juez y del administrador y sealar sus lmites precisos en
tan compleja problemtica, considero pertinente ajustar el plexo normativo vigente a las
siguientes pautas:
1. En los cdigos procesales administrativos se podra establecer que no slo son objeto de
control judicial las hiptesis fcilmente reconducibles a reglas tcnicas, cientficas o de
experiencia, sino tambin los juicios tolerables, cuya aproximacin sea suficiente, atendible,
razonable y motivada. En otras palabras, que las cuestiones tcnicas complejas opinables
sean controladas hasta donde lo permitan sus aspectos objetivables, debiendo aceptarse
como jurdicamente vlidas las soluciones al menos tolerables por la comunidad cientfica,
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