El Miedo A Envejecer
El Miedo A Envejecer
El Miedo A Envejecer
EL MIEDO A ENVEJECER
INDICE
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PÁG.
1. INTRODUCCIÓN 4
2. JUSTIFICACIÓN 5
4. DESARROLLO:
I. ANTECEDENTES 6
II. CAMBIOS ANATÓMO-FISIOLÓGICOS 9
III. ¿CLIMATERIO VIRIL? 12
IV. SEXUALIDAD MASCULINA 13
V. IMPLICACIONES SOCIO-ECONÓMICAS Y CULTURALES 15
VI. IMPLICACIONES EMOCIONALES 17
5. IMPLICACIONES TANATOLÓGICAS 19
6. CONCLUSIONES 24
7. GLOSARIO DE TÉRMINOS 26
8. BIBLIOGRAFÍA 27
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1. INTRODUCCIÓN:
Esta es más bien una descripción catártica de un varón de clase baja con
pocas oportunidades económico-sociales pero con buenos recursos 26
intelectuales, que no termina de encontrarle el rumbo a su convulsa vida.
2. JUSTIFICACIÓN: 26
El tema “El miedo a envejecer entre la población masculina” me parece
relevante porque más allá de la vanidad de vernos bien, existe todo un
trasfondo socio-cultural, económico y de mercado, que ha estereotipado y
enajenado a nuestra sociedad a tal grado que los varones, que nos acercamos
a esta fase, vemos disminuidas nuestras expectativas sociales, laborales y
profesionales, amén de los cambios anatomo-fisiológicos y fisio-patológicos
que vamos experimentando.
Esta puede ser una etapa muy natural si asumimos lo que de antemano
sabemos: que no estamos exentos de continuar con el ciclo vital que nos
llevará hasta la muerte.
Sin embargo, en una sociedad competitiva donde todo se mide por los logros
en el terreno profesional y la mayoría de los éxitos que cuentan, son los que se
alcanzan en materia de los bienes obtenidos. Entonces, he ahí mi
preocupación de manifestar, o al menos dar un indicio, del porqué el varón en
estas condiciones pretende aparentar que tiene las mismas fuerzas y
capacidades que sentía cuando tenía unos treinta o cuarenta años de edad.
¿Cuáles son las principales causas que inciden, para que el varón que se
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encuentra entre la quinta y la sexta década de la vida, le tema a envejecer?
4. DESARROLLO:
I. ANTECEDENTES:
Tan importante era el anciano en la cultura Azteca que, por ejemplo, Fray
Bernardino de Sahagún (1956:181) narra que, al anciano junto con el sacerdote
le estaba conferido realizar los ritos fúnebres como señala la siguiente cita: “…
después de la incineración, que se cumplía entonando cánticos, los ancianos
rociaban con agua los residuos humanos; los colocaban en una urna y los
enterraban en alguno de los cuartos de la casa, sin omitir la piedrecilla que le 26
Una vez que los viejos han sido desplazados del poder político y cultural, la
gerontocracia, antes centrada y ejercida por algunos viejos (principalmente
varones), se diluye para dar paso a una nueva forma de vivir la vejez, es decir,
inmersos en nuevos roles desprovistos muchas veces de status social alto, de 26
Por otro lado, el término anciano va asumiendo un nuevo rol (y más que un
sustantivo, un calificativo) describiendo peyorativamente a: el viejo, el “objeto”,
el mueble, el número, el expediente, la enfermedad, el invisible, el sin voz ni
voto, etc.
Mientras que el INAPAM (2007) hace notar que dentro de dos décadas
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serán 8.2 millones de personas que estarán cumpliendo o rebasando los
60 años de edad.
¿Cuáles son los obstáculos que tendremos que vencer los varones que
pronto nos haremos ancianos?
¿Y qué decir cuando vemos nuestro rostro? En él, vemos que poco a poco
nuestra piel se torna áspera, deshidratada, surcada por la acentuación de las
líneas de expresión (en pocas palabras nos arrugamos), nuestras cejas se 26
tornan gruesas y largas, nuestros ojos van perdiendo el brillo y la viveza de la
mirada, nuestros labios resecos dibujan un gesto triste que contrasta con sus
líneas colaterales y la nariz gacha, por la pérdida de la rigidez cartilaginosa,
nos da un aspecto hosco o de intolerancia.
Nos situamos ante el espejo que nos devuelve un rostro desagradable, que no
nos gusta cuando nos miramos y que a veces queremos disimular iluminándolo
con algo que asemeja una sonrisa, que muchas veces se ve patética ante el
descuido de nuestras piezas dentarias (¡Ah juventud, donde saliste a pasear!).
¡Pero todavía hay más! Nuestro sistema muscular a nivel de tórax y vientre va
perdiendo el tono, la flacidez y la inactividad favorecen la obesidad exógena.
Poco a poco, el peso del vientre y la debilidad de los músculos de la espalda
permiten la modificación del centro de gravedad (que antes caía entre la quinta
vértebra lumbar y la primera sacra) y que nos permitía estar erguidos, para
caer ahora en la pelvis y que nos hace encorvarnos.
La misma pérdida del tono de las fibras lisas musculares del tracto
respiratorio, aunado al aumento de la elasticidad de la parrilla costal y
del tejido pulmonar, impiden una buena limpieza bronquial con las
consiguientes infecciones broncopulmonares.
Parafraseando a Pablo Milanés, “…el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo como ayer…”
Bien sabemos que la mujer tiene recursos emocionales de los que el hombre
carece, o bien de los que poco o nada echa mano; la mujer se apoya en su red
social, busca ayuda entre sus amistades, acude al ginecólogo y hace todo lo
posible por sentirse, física y emocionalmente, lo mejor posible.
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A pesar de que el varón es más piel que sentimientos, a pesar de que pone, en
la mayoría de los casos, su valía en los bienes materiales y su seguridad en
cuanto posee. A pesar de eso algunos tenemos nuestro corazoncito, nuestra
parte femenina muy desarrollada y también nos gusta apapachar y por su
puesto, ¡¡que nos apapachen!!
Ese orgullo, esa potencia, esa confianza que nos daba tener una buena
erección y mantenerla hasta el término del coito -y más allá-, se ve vulnerada y
junto con ello olvidamos nuestra capacidad de amar. La inseguridad se planta
en nuestra vida y nuestra capacidad de amar a nuestra pareja se esfuma
(bueno, al menos eso creemos), en parte por temor al rechazo, en parte porque
no sabemos pedirle ayuda, en parte por nuestra inmadurez emocional.
Nuestra capacidad para acariciar decae y al igual que algunas mujeres ponen
su femineidad en el útero y los senos, nosotros ponemos nuestra capacidad de
amar en la erección del pene y en la duración de esta, después de todo -y
aunque muchos de nosotros queriendo ser muy intelectuales, muy civilizados y
muy racionales y lo neguemos-, nos gustaría ser los mejores amantes y por
supuesto estar muy bien dotados.
¿Y porqué?
Por los patrones culturales que nos han enseñado, por los estereotipos
transculturizados que hemos mal asimilados, por la enajenación a la que nos
someten los dueños de la información y por supuesto, la más importante de
todas: ¡por nuestra ignorancia, por nuestra falta de interés por informarnos, por
nuestra incapacidad emocional de amarnos a nosotros mismos y por no saber
pedir ayuda a quien tanto nos ama!
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Para muestra un botón. Hasta los años 70’s las series de televisión, las
películas, las telenovelas y los comerciales, empleaban un prototipo de galán
que estaba cercano a los cuarenta años de edad o que sencillamente y sin
prejuicios los rebasaba. La proyección del varón en esta etapa de la vida hacía
lucir la madurez como una época interesante, las canas, el traje y la gabardina
daban un aire de intelectualidad, seguridad y aplomo. ¡Un varón digno de
confianza en quien apoyar el brazo!
Los que nacimos en los años 60’s ahora somos los padres de estos jóvenes y a
la vez pertenecemos a la pasada generación que creció reprimida por los
padres y las autoridades, donde cualquier expresión de independencia era
tomado como signo de rebeldía y amenaza a los valores sociales, familiares y
nacionales -¡qué aberración!-. Hoy nuestra misma generación ha llegado a la
madurez maltratada por los medios, menospreciada por los jóvenes e ignorada
por nuestras autoridades.
El hecho es que los varones que ahora estamos entre los 40 y 50 años de edad
poca probabilidad tenemos de acceder a tecnologías de punta y mucho menos
a aprender su manejo, quedándonos en desventaja con las generaciones más
jóvenes (más agresivos, más preparados y más audaces).
Este proceso natural de la vida, que a veces negamos o al que nos resistimos
por la falta de valor para reconocer que estamos envejeciendo, es el camino
agreste que tenemos que andar para enfrentar el conflicto entre lo que
pretendemos ser y lo que verdaderamente somos, porque sencillamente
tenemos una edad física y otra mental.
Pero junto a este proceso que pareciera tan natural, se encuentra una variante
todavía más peligrosa y que constituye el lado aberrante, aún desconocido por
muchos de nosotros: la gerascofobia. Con este término se designa al miedo
exagerado por llegar a la vejez o por estar junto a los viejos, ya que se le
relaciona directamente con la llegada inminente de la muerte.
Este tipo de miedo suele estar presente incluso desde la juventud y se refuerza
conforme se va escalando posiciones o se obtienen bienes materiales. Existen
algunos elementos determinantes, por ejemplo: que el individuo sienta la falta
de realización o de logro de ciertas metas y circunstancias socioeconómicas
desventajosas y está asociado a los rasgos de personalidad neuróticos,
histéricos y narcisistas.
Debido a la sobrevaloración de los bienes materiales, la perdida de la belleza,
la seducción, las riquezas y el poder, trae como consecuencia un alto
sentimiento de frustración, de vulnerabilidad y depresión y las ideas e
ideaciones suicidas pueden tomar cauces fatales.
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El varón maduro con cercanía a la ancianidad modifica su comportamiento de
tal manera que sale de sus patrones conductuales habituales:
Podemos decir que en materia del miedo a acercarse la vejez no hay nada
dicho con certeza, pero el temor al paso de los años existe y es cada vez más
frecuente. ¡Esta resistencia únicamente nos lleva a la infelicidad!
5. IMPLICACIONES TANATOLÓGICAS:
Desde el nacimiento, el ser humano va eslabonando una cadena de pérdidas
que, a más de inflingirle dolor y sufrimiento, deberían permitirle crecer,
enriquecerse con la experiencia y madurar emocionalmente. Sin embargo,
pocos son los que logran encontrarle un valor a lo que como personas son, al
sentido que tiene su existencia, a tener un proyecto de vida y a cumplir
algunas de sus metas.
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Es a partir de los 40 años de edad, que la mayoría de los varones se
encuentran ubicados en un estatus social y psicológico óptimo, donde la
experiencia, las metas alcanzadas y la productividad, tienen una revaloración
importante. Pero de igual forma, es el momento en que las capacidades físicas
y psíquicas inician un cambio notorio.
Esto puede ocasionar que el varón se vaya sustrayendo poco a poco del hogar,
se aleje de la familia y se encierre en sí mismo o se dedique a alcoholizarse
–recordemos que estamos en un medio psicosocial que ofrece pocas opciones
interesantes para quienes estamos en vías de llegar a la senilidad, y que
muchas veces no contamos con recursos económicos, sociales ni culturales
para tornar en productivo el tiempo que aparentemente nos sobra-.
El tanatólogo debería encausar al varón en esta etapa para que aproveche sus
recursos, capacidades y habilidades. Y quizá podría ser de utilidad que este
consejero esté o haya estado en circunstancias similares, por lo regular, solo
quien ha pasado por estas pérdidas y las ha superado suele ser un buen 26
maestro y un referente a imitar. La autoridad se la brinda no solo el
conocimiento del área en la que es experto sino también la experiencia que ha
solventado.
I. RECOMENDACIONES GENERALES:
o ¿Quién soy?
o ¿Qué hice?
o ¿Cómo me siento?
o ¿A dónde voy?
o ¿Quién me acompaña?
o ¿Habrá tiempo?
ELEVE SU AUTOESTIMA:
Manténgase siempre limpio y oliendo a fresco,
Vístase de acuerdo a su edad,
Si lo considera necesario, tíñase el pelo de forma discreta,
permita que poco a poco se vayan notando sus canas.
Mire siempre de frente y regale una sonrisa, levante la mirada
del piso.
Organícese, dé un tiempo para realizar algún deporte.
Organice o ingrese a algún grupo de personas que como usted,
se encuentran en la madurez.
En la medida de lo posible, evite competir o confrontarse
infructuosamente con gente más joven que usted.
Sea solícito, pero no regale su experiencia a quien no se la
pida.
Sublime sus debilidades aprovechando las potencialidades que
aún no ha desarrollado.
CUIDE SU SALUD:
Mantenga su calidad de vida,
Realícese un chequeo al menos cada seis meses,
Si padece alguna enfermedad crónico degenerativa, acuda a sus
citas médicas,
¡Es tiempo de realizarse un chequeo de próstata y antígeno
prostático!
¡¡¡Acuda al servicio médico si detecta disminución de su
capacidad de erección!!! ¡Platíquelo con su pareja!
CUIDE SU ECONOMÍA:
Recuerde que un varón entre los 40 y los 50años de edad tiene
un potencial económico limitado y supeditado a los logros de sus
últimos 20 años.
Pero también recuerde que en esta etapa de la vida tiene entre
10 y 20 años para buscar una mejora en su economía.
No malgaste su dinero, no adquiera deudas innecesarias.
¡Cuidado con el dinero de plástico!
No invierta en negocios riesgosos.
Desarrolle su creatividad y realice actividades económicas que 26
6. CONCLUSIONES:
Este intento de ensayo es quizá el producto de una catarsis obligada que bullía
por salírseme por la piel y por el alma. Es un llanto callado que muchos
varones maduros, creo yo, llevamos a cuestas pero que los patrones culturales
en los que fuimos criados nos impiden hacerlo patente.
Hay que llorarle un poco a la juventud, hay que despedirla con tristeza pero hay
alma.
7. GLOSARIO DE TÉRMINOS:
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Gerontocracia: Autoridad o gobierno de los viejos.
GARDNER, et al. (1978). ANATOMÍA: estudio por regiones del cuerpo humano. Edit.
Salvat, México. Segunda edición.
SAHAGÚN, Fray Bernardino (1956). Historia General de las Cosas de Nueva España.
Tomo II. Ed. Porrúa, México.
SANTA BIBLIA (1979). Reyna-Valera Versión antigua. Edit. Betania, Puerto Rico.