La Hiperinflación Boliviana
La Hiperinflación Boliviana
La Hiperinflación Boliviana
Bolivia ha sido tradicionalmente uno de los pases ms pobres de la Amrica Latina. Con una
economa minera y agrcola, y un amplio sector indgena campesino, su ingreso por habitante ha
estado siempre entre los ms bajos de toda la regin. La historia boliviana, por otra parte, ha
mostrado durante largos perodos una inestabilidad expresada en innumerables golpes de estado y
dictaduras de diferente tipo, en un contexto general en el que las Fuerzas Armadas intervenan
frecuentemente en la poltica del pas y donde un sindicalismo ms o menos revolucionario adquiri
un poder desconocido en otras latitudes.
Desde 1982, sin embargo, y luego de varios aos turbulentos, Bolivia posee por primera vez un
orden democrtico que ha logrado consolidarse al punto de que ya se han producido cuatro
transferencias pacficas del poder a partidos o coaliciones que no estaban en el gobierno. La
alternabilidad propia de la democracia se ha complementado de un modo admirable con el giro
radical que emprendi su economa muy poco despus de haber retornado a la democracia.
Las reformas econmicas bolivianas comenzaron en 1985, bastante despus que las chilenas
pero antes que las del resto de Latinoamrica, cuando el pas vivi una crisis sin precedentes que
lo llev a soportar una brutal hiperinflacin. Para esa poca el producto interno bruto por habitante
del pas haba descendido acusadamente, resultando un 20% inferior al de 1980 y superando, en la
regin, slo al de Hait. [V. CEPAL, Anuario Estadstico 1993, Op. Cit., pg. 188.] Ya para el
momento, sin embargo, el panorama internacional era bastante diferente al de mediados de los
aos setenta. Margaret Thatcher y luego Ronald Reagan haban emprendido importantes acciones
para llevar al Reino Unido y a los Estados Unidos a una economa ms libre y ms apegada a los
equilibrios de mercado. El keynesianismo, aceptado hasta entonces casi como artculo de fe,
comenzaba a ser abandonado en la teora y en la prctica, mientras que el comunismo, gracias a
las incipientes reformas de Gorbachov, iniciaba el trnsito hacia su decadencia final. Los pases
latinoamericanos, con pocas excepciones, estaban sin embargo abrumados por la crisis de la
deuda externa que se generaliz en 1982.
En 1989, muy poco antes de la cada del Muro de Berln, el contraste entre La Paz y el Per de
Alan Garca, azotado en ese momento por una inflacin descontrolada, era sinceramente
impactante. La economa boliviana mostraba a la vez estabilidad y vitalidad, mientras que su vida
poltica pareca haber superado definitivamente el estereotipo de una nacin incapaz de
gobernarse a s misma. No dejaba de llamar la atencin que, en tan poco tiempo, Bolivia hubiese
podido experimentar un cambio tan profundo y radical.
Al producirse en democracia el cambio estructural boliviano contradijo la tesis de quienes
sostenan que era imprescindible una dictadura para lograr imponer las reformas. La idea, sin
embargo, qued flotando todava durante algunos aos entre muchos observadores
latinoamericanos: Bolivia era un pas econmicamente pequeo y su proceso de cambio en
muchos sentidos era menos espectacular que el de Chile. Pero, en un entorno que ya cambiaba
decididamente hacia la economa de mercado, la experiencia boliviana result una confirmacin
importante de que poda salirse de la grave crisis de la deuda mediante vas opuestas a las del
populismo y la economa cerrada que se practicaban hasta entonces.
1 Un Poco de Historia
Para comprender lo que ocurra en Bolivia antes de las reformas es necesario que nos
remontemos bastante hacia atrs, pues de otro modo no puede percibirse el complejo panorama
de fuerzas que se presentaba al momento de la crisis. Lo haremos, claro est, sintetizando lo ms
posible el desarrollo de los acontecimientos, pero tendremos que comenzar nuestro anlisis en una
fecha algo lejana aunque muy bien conocida por los bolivianos: el 9 de abril de 1952.
fueron cuestionadas y el propio candidato supuestamente triunfante dio un golpe incruento. A ste
le sigui otro golpe en noviembre, nuevas elecciones al ao siguiente, un presidente interino
elegido por el congreso, otro golpe de estado, otro presidente designado por el congreso, nuevas
elecciones y dos golpes de estado ms, hasta que finalmente el Gral. Vildoso, a la sazn en el
poder, convoc nuevamente al Congreso de la Repblica para que, segn la ley boliviana,
designase al Presidente de la Repblica, ya que ningn candidato haba logrado mayora absoluta
en las elecciones de 1980. El congreso eligi a quien haba obtenido la mayor votacin en esa
ocasin: se trataba nuevamente de Hernn Siles Zuazo quien, habiendo abandonado el MNR
haca ya largo tiempo, encabezaba entonces la Unidad Democrtica Popular, una coalicin de
izquierda. En total se haban sucedido siete presidentes militares y tres civiles en apenas cuatro
aos. [V. d., pp. 4950.]
Cuando Siles asumi la presidencia en octubre de 1982 la situacin poltica estaba muy lejos de
haberse consolidado y la economa, por su parte, manifestaba ya signos preocupantes de
deterioro. Las presiones de la izquierda y el sindicalismo, fortalecidos tras los ltimos aos de
lucha, se sumaban a la presencia de una institucin militar acostumbrada a intervenir
desembozadamente en la vida poltica del pas, todo lo cual conformaba un cuadro de debilidad
institucional a la que no poco contribua la carencia casi absoluta de una verdadera tradicin
democrtica.
La economa, por otra parte, conducida por gobiernos dbiles y transitorios que poco hacan
para mejorarla, presentaba ya los signos caractersticos de la crisis final del modelo de crecimiento
hacia adentro. "Durante el perodo [de] 1976 a 1981, el dficit del sector fiscal no financiero
promediaba alrededor del 9,5% del PIB", [Cariaga, Juan L., Estabilizacin y Desarrollo. Importantes
Lecciones del Programa del Programa Econmico de Bolivia, Ed. FCE/Los Amigos del Libro, La
Paz, 1996, pg. 29.] lo cual induca ya una elevada inflacin y un progresivo endeudamiento. La
situacin financiera del pas era grave: los ingresos fiscales disminuan en trminos reales y del
mismo modo descenda la capacidad de pago frente a los acreedores externos. Hacia mediados de
1981 se haba llegado prcticamente a una cesacin de pagos con el extranjero y el gobierno
militar haba apelado a un control de cambios para evitar el descenso de las reservas. La
economa, en conjunto, se precipitaba hacia una severa crisis. [V. Cole, Op. Cit., pp. 50 y 52, y
Cariaga, Op. Cit., pp. 61 y 64.]
Grfico 1
Deuda Pblica Externa e Inflacin en Bolivia, 1971-1982
2 La Hiperinflacin
En estas delicadas condiciones lleg Hernn Siles Zuazo nuevamente a la presidencia de
Bolivia. Bajo la amenaza latente del retorno de los militares a sus prcticas golpitas, y ante un
sindicalismo poderoso que reclamaba un rpido restablecimiento de su nivel de vida y estaba
dispuesto a todo por conseguirlo, Siles escogi la consolidacin de la democracia como su meta
principal. Ello pareca comprensible pues la situacin, como se ha observado, se caracterizaba por
"un sistema poltico con alto grado de inestabilidad, un estado dbil y reducidos mrgenes de
gobernabilidad", [Equipo Tcnico de UDAPE (Juan Carlos Requena et al.), El Caso Boliviano.
Ajuste Estructural y Crecimiento Econmico: Evaluacin y Perspectivas del Caso Boliviano, Ed.
KAS/CIEDLA, Buenos Aires, 1993), pg. 8.] y una poblacin a la expectativa que depositaba
muchas esperanzas en el nuevo gobierno civil.
Siles, lamentablemente, defraud en buena medida tales expectativas: si bien logr que la
democracia se consolidara, su poltica econmica result en definitiva desastrosa, ahondando la
crisis del pas hasta un punto realmente inconcebible. La gran paradoja de su actuacin como
gobernante es que, habiendo sido capaz de controlar la inflacin provocada por Paz Estenssoro en
su primer gobierno, all por los aos cincuenta, Siles ahora acudi a una receta totalmente
inconveniente para enfrentar la crisis, llevando as a Bolivia a una hiperinflacin que slo puede
compararse con la que, en tiempos de guerra o de inmediata postguerra, tuvieron Alemania,
Austria, Hungra o Polonia.
En dos aspectos fundamentales pueden resumirse las equivocaciones del nuevo gobierno: en su
manejo de las cuentas fiscales y en la poltica cambiaria que adopt como parte del paquete de
medidas econmicas establecido en noviembre de 1982. Ambas lneas de accin resultaron a la
postre decisivas para que toda la situacin econmica del pas escapase de sus manos.
El gasto fiscal aument bruscamente desde los mismos inicios de la nueva administracin,
mientras los ingresos, paralelamente, acusaban un fuerte deterioro. Si descontamos los efectos de
la inflacin, ya bastante elevada para el momento, y medimos las mgnitudes en trminos reales,
en pesos de 1975 por ejemplo, encontramos que el gobierno elev los gastos de 1.442 a 9.056
millones de pesos bolivianos entre el tercer y el cuarto trimestre de 1982, en tanto que sus
ingresos, durante el mismo periodo, aumentaban apenas de 582 a 743 millones. [V. Cole, Op. Cit.,
pg. 53, autor a quien seguimos en buena parte de nuestra exposicin en este punto.] Semejante
desequilibrio, que se mantuvo en los siguientes aos de su gobierno, resultaba totalmente
inmanejable y someta a la economa en su conjunto a una tensin que sta era incapaz de
soportar.
Los motivos de este acelerado aumento del gasto pblico deben buscarse, como es obvio, en la
esfera de lo poltico. La administracin, queriendo respetar los compromisos con los partidos de
izquierda y los sindicatos, impuso aumentos generales de sueldos por decreto, implant la
indexacin salarial, congel precios, aument el nmero de empleados del estado que llegaron a
constituir el 26% del total de la fuerza de trabajoy ampli los gastos de personal de las principales
empresas pblicas, especialmente YPFB y la COMIBOL. Esta ltima lleg a tener, al ao siguiente,
un dficit global equivalente al 1,6% del PIB de todo el pas, algo bien grave si tomamos en cuenta
que, supuestamente, la COMIBOL era la principal fuente de ingresos de Bolivia. Uno de los puntos
que inclua el paquete de medidas de noviembre agrav considerablemente estos problemas: era
el que dispona la cogestin, con participacin obrera, en los directorios de las dos empresas arriba
mencionadas. [V. Cariaga, Op. Cit., pp. 29, 40, 41 y 49, a quien tambin seguimos en buena parte
de lo que sigue.]
El primer plan de "ajuste" del gobierno de Siles, adems, estableci un rgido control de cambios
que abarcaba todos los tipos de transacciones en moneda extranjera, una paridad fija para la
moneda, aumentos en los precios de los derivados del petrleo que venda YPFB, la industria
estatizada del sector, nuevos precios mximos para todos los bienes regulados y un aumento
general del 30% en el salario mnimo, con incrementos menores para las restantes categoras de
asalariados. Segn el decreto todo el comercio exterior quedaba canalizado a travs del Banco
Central. [Id., pg. 48.] Una de las medidas ms negativas fue la que pretenda "desdolarizar" la
economa, convirtiendo a pesos bolivianos todos los contratos previamente existentes en dlares, u
otras monedas, que se hubiesen pactado entre particulares o con el sector pblico.
Con este conjunto de acciones el gobierno buscaba tanto restablecer el nivel de vida de la
poblacin, ya erosionado por la inflacin, como aumentar el caudal de divisas disponible, que haba
descendido mucho y resultaba insuficiente para cumplir los compromisos existentes con el exterior.
El resultado, en cambio, fue la aparicin de un mercado paralelo de divisas, el aumento del dficit
fiscal que lleg al 14,2% del PIB en 1982 y, en definitiva, la emergencia de una incontrolable
inflacin.
Como la venta de divisas del Banco Central era prcticamente nula, y muy escasos los bienes
que autorizaba importar, se generaron desabastecimientos puntuales que afectaron en importante
medida al aparato productivo nacional. La escasez de divisas, por otra parte, hizo que la cotizacin
del dlar en el mercado paralelo fuese aumentando sin pausa, pues las personas ya no podan
recurrir a contratos privados en dlares y tampoco se avenan a depositar sus recursos en el
sistema bancario nacional, que pagaba tasas muy por debajo de la inflacin. En sntesis, la presin
por adquirir billetes norteamericanos se fue extendiendo a sectores cada vez ms amplios de la
poblacin, al punto que gradualmente todos deseaban poseer dlares para protegerse de la
inflacin y la demanda de la divisa aumentaba sin control. La progresin del precio del dlar,
durante esta poca, es fiel reflejo de lo que venimos exponiendo: ste se cotizaba, en el mercado
libre, a 256 pesos bolivianos en septiembre de 1982, antes de la asuncin del nuevo gobierno, pero
a fines de ese ao haba llegado ya a la cifra de 283 pesos; nueve meses despus alcanzaba un
valor de 761 pesos, muy superior al de la cotizacin oficial, que todava se mantena en 200 pesos.
Las cifras, a partir de all, siguieron la progresin siguiente:
Cuadro 1
Bolivia: Cotizacin del Dlar Norteamericano, 1982-1985
Ao
Mes
$ Oficial
$ Paralelo
1982
Diciembre
200
283
1983
Diciembre
500
1,244
1984
Junio
2,000
3,250
1985
Diciembre
9,000
22,100
Enero
9,000
60,100
Febrero
50,000
120,000
Marzo
50,000
121,000
Abril
50,000
156,600
Mayo
75,000
248,500
Junio
75,000
448,000
Julio
75,000
801,000
Agosto
75,000
1,050,000
Tuvo que declararse, por ello, una moratoria sobre los pagos de la deuda externa ya en 1982, al
no poder cumplirse con la reprogramacin que se haba acordado el ao anterior. A sta siguieron
otras moratorias parciales mientras se proclamaba, en 1984, que el pas no pagara al exterior ms
que una cifra equivalente al 25% de sus ingresos por exportaciones. Si bien esta medida nunca
lleg a ejecutarse cabalmente incluso porque era tanto el desorden causado por las continuas
devaluaciones que resultaba imposible calcular exactamente esas magnitudes la banca
internacional y los organismos multilaterales suspendieron por completo el otorgamiento de nuevos
prstamos a Bolivia. [Id., pp. 64 y ss.]
La poltica gradualista, de hacer pequeos ajustes en los precios pero sin atacar el dficit fiscal
ni satisfacer las demandas del exterior, llev al gobierno a una paulatina prdida de control sobre la
situacin econmica y poltica del pas. El dlar segua subiendo, y con ste la inflacin, lo que
provocaba un malestar social que se extenda de un modo generalizado y preocupante. Los
precios aumentaban a una velocidad vertiginosa, como puede apreciarse en las cifras que
transcribimos en el cuadro 7-2.
La Central Obrera Boliviana (COB), controlada por la izquierdista federacin minera que diriga
Juan Lechn, pas del apoyo al gobierno a oponerse frontalmente a la gestin de Siles, mientras
algo semejante iba ocurriendo con los partidos polticos que constituan su base poltica de
sustentacin. Los paros, huelgas, manifestaciones y tomas se producan cada vez con mayor
frecuencia e intensidad. El pas lleg a estar completamente paralizado en abril y en noviembre de
1984, y nuevamente en abril de 1985, por paros generales lanzados por la COB.[V. Cole, Op.
Cit., pg 59.]
Pero el descontento, por cierto, no era exclusivo de los trabajadores ni de los campesinos.
Movimientos de base regional adquiran cada vez ms agresividad en sus reclamos y protestas,
tratando de lograr una mayor autonoma frente al poder central. [V. Equipo Tcnico de UDAPE, Op.
Cit., pg. 31.] Todo el pas reclamaba soluciones mientras la economa se hunda: el PIB, entre
1980 y 1986 aos que de algn modo enmarcan la crisis experiment un descenso del 10%, en
tanto que la disminucin del PIB per cpita fue, naturalmente, mucho mayor, alcanzando al 22%. El
sector informal creca velozmente, llegando a superar el 50% de la ocupacin total, y el descenso
en los ingresos y la inseguridad en que se viva modific los valores mismos de la poblacin. No
tenan ya ningn sentido ni el ahorro ni los proyectos a mediano plazo. Se viva con sobresaltos,
sin saber si el sueldo poda alcanzar, sin tener idea de cuanto podan valer las cosas maana. Una
fraccin significativa de la poblacin abandon entonces por completo la legalidad y se pas a "la
informalidad delictiva", [Cariaga,Op. Cit., pg. 56.] en buena parte vinculada al trfico de drogas.
Cuadro 2
La Hiperinflacin en Bolivia: Aumentos mensuales y anuales en el IPC,
en %
Ao
Mes
Inflacin
Mensual Acumulada
1982
296.5
1983
328.5
1984 Enero
9.6
9.6
Febrero
23.0
34.8
Marzo
21.1
63.3
Abril
63.0
166.1
Mayo
47.0
291.2
Junio
4.1
307.1
Julio
5.2
328.2
Agosto
15.0
392.4
Septiembre 37.3
576.1
Octubre
975.9
59.1
Noviembre 31.6
1,315.4
Diciembre
60.9
2,177.2
68.8
68.8
Febrero
282.7
377.2
Marzo
124.9
496.2
Abril
111.8
566.5
Mayo
135.7
804.2
Junio
178.5
1,513.7
Julio
166.3
2,583.6
Agosto
166.5
4,367.1
Septiembre 156.5
6,891.4
Octubre
6,761.1
1985 Enero
98.1
Noviembre 3.2
6,980.7
Diciembre
8,170.5
16.8
Fuente: Elaborado sobre la base de datos del BCB proporcionados por Cariaga, Op. Cit., pg. 238.
Siles, sin apoyo y sin una poltica coherente ante la crisis, intent al final tomar algunas medidas
parciales para sanear la situacin, como la eliminacin del control de precios en el mercado de
bienes, pero ya era tarde para la rectificacin: slo otro gobierno, con un nuevo acuerdo poltico
que lo respaldase, poda intentar la tarea de detener la hiperinflacin y encarrilar nuevamente al
pas. Tratando de proteger al menos la reciente democratizacin de Bolivia, Siles, con hidalgua,
opt por convocar a elecciones anticipadas mucho antes de que concluyera su mandato. El
triunfador, por esas ironas de la historia, no fue otro que el viejo lder del MNR, el revolucionario
populista de 1952, Vctor Paz Estenssoro.
que decidir si se adoptara una estrategia gradualista, como la que haba seguido el anterior
gobierno, o una de shock. "Las discusiones fueron largas (relata Cariaga) hasta que en un
momento determinado prim el criterio poltico de uno de los integrantes del grupo: el doctor
Bedregal" quien "convenci a los miembros que favorecan las medidas gradualistas, que el
tratamiento shock era la nica salida real, creble y definitiva para eliminar las expectativas de la
hiperinflacin. A partir de ese momento las cosas avanzaron casi milagrosamente". [Id. pgs. 267.
No es cierto que Jeffrey Sachs haya participado en la elaboracin de este programa. Si bien el
prestigioso economista estuvo en contacto con Banzer en la poca previa a las elecciones, luego,
durante el gobierno de Paz Estenssoro, ocup ms bien una posicin de "auditor externo", en
contacto frecuente con Snchez de Lozada, haciendo aportes y convenciendo a los polticos en
momentos en que el gobierno tena todava muy poca credibilidad. Segn la misma fuente, pp. 104
y 91.]
Adoptada esta decisin fundamental fue tomando forma el decreto que, pocos das despus, y
sin que se filtraran a la prensa su contenido, impactara de un modo tan fundamental sobre la
crisis. En todo este proceso, y en los dficiles meses que siguieron, la "voluntad frrea y la
capacidad poltica que demostr [Paz Estenssoro] para llevarlo adelante hasta sus ltimas
consecuencias, fue lo que convirti este proyecto en un programa exitoso y fundamental para el
pas. Sin su imagen histrica, sus dotes de estadista, su profundo conocimiento de la realidad y,
sobre todo, sin su gran astucia poltica, el conjunto de medidas que formaron parte de su programa
econmico jams se habra podido implantar de una manera creble". [Id., p. 103.]
Las medidas contendidas en el Decreto Supremo 21.060 pueden resumirse como sigue: [Tomado
en parte de Cole, Op. Cit., Cariaga, Op. Cit., Equipo Tcnico de UDAPE, Op. Cit., pp. 41 y ss., y
Gonzlez Rub, Rafael, "Bolivia. Razones y saldos de la revuelta liberal", en Comercio Exterior,
septiembre de 1991, pp. 853 a 856. El Decreto contiene un total de seis ttulos y 170 artculos,
donde se tratan algunas materias que no podremos mencionar, o sealaremos slo al pasar.]
En el sector pblico se congelaron los salarios hasta diciembre de 1985, se unificaron gran
cantidad de bonos compensatorios que existan y se congelaron los cargos.
Se elevaron los precios de los derivados del petrleo, llevndolos al nivel internacional, as
como los de otros bienes y servicios provistos por las empresas pblicas. El precio de la
gasolina pas de 4 a 30 centavos de dolar por litro.
Se adoptaron diversas disposiciones para controlar efectivamente los flujos financieros, los
salarios y las contrataciones de personal de las empresas pblicas.
La reaccin inicial a las medidas fue a la vez de asombro, alivio y rechazo. Casi todos se
asombraron por la profundidad y rigor de las acciones del gobierno, pero una buena parte de la
poblacin sinti tambin satisfaccin, pues se admita que slo de un modo drstico y con polticas
coherentes y simultneas se poda salir de la angustiosa situacin existente. El apoyo, por lo tanto,
no tard en llegar. Aceptaron el decreto las personas que confiaron en que se mantendran sus
polticas, los que fueron trayendo poco a poco sus capitales del exterior o, simplemente,
reintegrndolos al sistema bancario, y una fuerza poltica fundamental: la ADN de Hugo Bnzer que
propici, muy poco tiempo despus, la firma de un "Pacto por la Democracia" para hacer
polticamente viables las medidas que se haban tomado.
Pero as como llegaron apoyos no previstos hubo tambin reacciones virulentamente opuestas.
Las reduccin en el empleo pblico fue drstica y se eliminaron rpidamente ms de 40.000 cargos
del sector pblico, afectndose especialmente la COMIBOL, donde se produjeron ms de 20.000
despidos. La COB manifest su desagrado por las medidas y fue elevando el tono de su crtica
hasta que, en noviembre de 1985, declar un paro general por tiempo indeterminado. El paro llev
al gobierno a decretar el estado de sitio y a reprimir las manifestaciones que se produjeron, pero en
ningn caso la protesta cont con el apoyo de la mayora de la poblacin. Esta, antes que salir a
reivindicar el viejo sistema que de modo tan brutal haba naufragado, prefiri en cambio aceptar la
Nueva Poltica Econmica y confiar en el rumbo trazado.
Contribuy a esto ltimo la eficacia que, desde un primer momento, mostraron las medidas. Al
eliminar la dualidad del tipo de cambio y dejar que ste flotara libremente, en un entorno en que se
tomaban drsticas acciones para reducir el dficit fiscal y se controlaba la emisin monetaria, el
gobierno logr que la inflacin, semana a semana, disminuyera de modo perceptible. Lo hizo con
rapidez: de una tasa semanal del 36,8% se baj inmediatamente al 4,6% y al 0,8% en las dos
sucesivas semanas. [V. Cariaga, Op. Cit., pg. 169. Las tasas semanales mencionadas
representan un 250%, un 20% y un 3,2% mensual respectivamente.]
Los resultados de las medidas, en general, fueron no slo positivos sino hasta cierto punto
espectaculares. Las cifras del cuadro 7-3 muestran en parte esta evolucin, aunque no de un modo
tan claro como podra esperarse por la aparicin de un factor que vino a complicar grandemente el
xito del programa: en 1986 se produjeron descensos pronunciados en el precio de los
hidrocarburos en el mercado mundial y el valor del estao, hasta all el principal producto de
exportacin de Bolivia, continu muy por debajo del de aos anteriores. Si en 1984 las ventas de
estao haban representado un total de 554 millones de dlares, en 1986, en pleno desarrollo de
las reformas, este valor se situ apenas en 252 millones, descendiendo an a 220 millones en el
ao siguiente. Esta circunstancia, y los efectos graduales de la liberacin de la economa, han
hecho que la composicin de las exportaciones bolivianas cambie significativamente,
Cuadro 3
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996*
1997*
-1.0
-2.5
2.6
2.8
2.7
4.7
5.3
3.4
4.2
4.8
3.7
3.9
4.2
-8.1
-2.3
-6.7
-5.7
-4.5
-5.8
-4.9
-6.8
-6.0
-3.2
-1.9
-2.0
-2.8
Inflacin en %
8,170.5
66.0
10.7
21.5
16.6
18.0
14.5
10.5
9.3
8.5
12.6
8.0
6.7
Desempleo (2)
5.8
7.0
7.2
11.6
10.2
9.5
7.3
5.4
5.8
3.1
3.6
3.5
77.5
72.1
94.7
119.9
126.2
129.7
126.6
132.7
134.4
145.0
147.2
174.2
(3) Base enero de 1985 = 100, promedios anuales. La metodologa vara ligeramente a partir de 1993.
Nota: (1) Incremento interanual del PIB; (2): Dficit Fiscal del Sector Pblico no Financiero; (3): en
%; (4): Segn estimaciones oficiales y de la CEPAL; (5): Salarios reales, base 1985 = 100,
promedios anuales. La metodologa vara ligeramente a partir de 1993. Las cifras de 1996 y 1997
son provisionales, existiendo pequeas discrepancias segn las fuentes consultadas. Fuentes:
Cariaga, Op. Cit., y CEPAL, Op. Cit..
Las cifras permiten apreciar, antes que nada, la penosa situacin en que se encontraba Bolivia
antes de las reformas. Slo uno de los indicadores del ao 1985 presenta un comportamiento
favorable, el desempleo, pero en realidad dicho porcentaje es bajo slo porque los gobiernos
anteriores haban aumentado las contrataciones del sector pblico sin tener en cuenta los
requerimientos de la economa, sino atendiendo de preferencia a consideraciones polticas o
4 La Consolidacin
No pudo el MNR continuar en el gobierno despus de las elecciones generales de mayo de
1989. Si bien alcanz un buen resultado estuvo lejos de obtener la mayora de los votos, por lo que
la eleccin del presidente recay, otra vez, en manos del congreso. La ADN de Banzer pact
entonces con el tercer candidato ms votado, Jaime Paz Zamora, del MIR, y ste finalmente se
impuso en la votacin.
Paz Zamora, que provena de las filas de la izquierda y haba mantenido un discurso contrario a
las reformas durante su campaa, despert inicialmente algn recelo entre quienes defendan el
cambio producido. Se tema el regreso, ms o menos abierto, a las polticas populistas que tanto
dao haban hecho al pas en el pasado. Pero, a pesar de la desconfianza y de los malos augurios,
el nuevo gobernante no consider prudente provocar un vuelco en la poltica econmica: eso le
hubiera podido enajenar el apoyo de ADN y el de una buena parte del electorado, y hubiese
arriesgado la estabilidad econmica del pas, con los costos polticos consiguientes.
Durante su mandato, en realidad, se consolidaron las reformas realizadas aunque poco se
avanz en su profundizacin. En septiembre de 1990 el congreso aprob una ley que daba un
marco apropiado para la nueva economa del pas, recogiendo casi toda la normativa del Decreto
Supremo 21.060 (v. supra). La nueva ley "garantiz la propiedad, la libertad cambiaria, la libre
transferencia de capitales, intereses, dividendos y regalas al exterior, [as como] la libre
convertibilidad" de la moneda, ayudando a definir con mayor precisin las funciones del estado en
el mbito econmico. [Id., pg. 60.] Al ao siguiente el congreso aprob adems la normativa legal
que permita la inversin privada en los importantes sectores de la minera y el petrleo, con lo que
se daba un sustantivo avance hacia la mayor apertura econmica y el ingreso de inversiones
extranjeras.
Se dieron tambin los pasos para iniciar el ya demorado proceso de privatizacin, aprobndose
una ley que autorizaba al estado a vender sus empresas o buscar otras formas de participacin del
capital privado. En el perodo de Paz Zamora llegaron a privatizarse 21 empresas pblicas y se
liquidaron otras 7, pero el proceso, en general, no mostr mayor vigor, pues no se tocaron los
gigantes que todava posea el sector pblico. [V. d., pg. 64 y Cariaga, Op. Cit., pp. 214 a 224,
passim. ] Tambin durante este perodo se reorganiz el Banco Central y se cerraron varios
bancos estatales. La inversin extranjera fue llegando a Bolivia en cantidades cada vez ms
apreciables.
El perodo de Paz Zamora, por lo tanto, puede considerarse como el de la consolidacin de las
reformas y la estabilidad macroeconmica, tal como la lectura del cuadro 7-3 (v. supra) permite
comprobar con facilidad. Ms importante an, es la poca en que los partidos populistas y de
izquierda van abandonando su programa y su fraseologa anteriores, aceptando poco a poco el
modelo de libre mercado y reconociendo a ste "como el factor que alienta mayores grados de
competitividad y alienta el crecimiento econmico". [UDAPE, Op. Cit., pg. 97.] De all en adelante
ya pocos en Bolivia siguen defendiendo el sistema cerrado que imperara anteriormente, el poder
desmesurado de los sindicatos, los desequilibrios fiscales y el papel rector del estado en la
economa.
En 1993, despus de ganar las elecciones aunque sin obtener mayora absuluta, Gonzalo
Snchez de Lozada, el principal arquitecto de los ajustes de 1985, fue elegido por el congreso para
ocupar la primera magistratura de Bolivia. Un hombre claramente comprometido a favor del libre
mercado, Goni, como se lo llama popularmente, decidi realizar algunas de las reformas
estructurales pendientes an en el pas del Altiplano. Entre sus realizaciones destacan el
otorgamiento de completa autonoma al Banco Central en 1995 y un amplio programa de
privatizaciones que afect, ahora s, a las ms importantes empresas del pas: YPFB (petrleo), el
Lloyd Areo Boliviano, los telfonos, la energa elctrica, los ferrocarriles, etc. [V. Talvi, Ernesto,
"Una visin positiva del futuro del Uruguay: Los prximos diez aos de reformas", exposicin
realizada durante el evento "Horizontes 97" del CERES (Centro de Estudios de la Realidad
Econmica y Social), Montevideo, 12/11/1997, pg. 23.]
La venta de los activos estatales se ha realizado generalmente bajo una figura bastante original,
denominada capitalizacin, que opera del siguiente modo: el comprador, generalmente una
empresa o grupo internacional, se compromete a capitalizar la empresa y realizar inversiones
directas a cambio de un 50% del paquete accionario. El 50% restante no queda en manos del
gobierno sino que pasa a un fondo de capitalizacin, que pertenece en principio a todos los
bolivianos, y que constituir el eje del sistema de fondos privados de pensiones que est
comenzando a funcionar en el pas. [V. d., pg. 12, y Cariaga, Op. Cit, pp. 2234.] La iniciativa es
original y, en principio, parece muy favorable para el pas desde todo punto de vista, aunque su
evaluacin concreta an no puede realizarse porque recin est comenzando a funcionar.
Para concluir nuestro recuento histrico slo resta agregar que Hugo Bnzer Surez, el lder de
ADN que tanto apoyara las reformas en su etapa inicial, ha sido escogido presidente de Bolivia en
1997 con el amplio respaldo de una coalicin que abarca prcticamente a todos los partidos
polticos salvo el MNR. Se mantiene as la continuidad poltica y la alternabilidad democrtica
desde 1982, un largo perodo, sin duda, para el pas latinoamericano que ms clebre fuera por
sus constantes golpes de estado.
En el balance general del proceso de cambios, tremendamente positivo para la nacin boliviana,
merecen destacarse algunos puntos de inters. El primero se refiere a que estas reformas fueron
realizadas, a diferencia de las chilenas, dentro del marco estricto de la democracia y sin la presin
ni el apoyo de los organismos internacionales que, como el FMI, suelen vincularse de modo tan
directo a los procesos de ajuste. Quedaron as completamente desvirtuados los mitos que
hablaban de la necesidad de un gobierno militar para enfrentar el "costo social" de la
transformacin del viejo modelo o que hacan de esta transformacin apenas una "receta" del
mencionado organismo internacional. Lo que s fue necesaria fue la profunda conviccin y la frrea
voluntad que se tuvo al momento de lanzar el shock econmico, la capacidad poltica para negociar
y buscar acuerdos en apoyo del programa y la coherencia y profundidad de las medidas
tomadas. [V. Cariaga, Op. Cit., pp. 171 a 174.] Sin estos factores, por supuesto, el intento hecho
durante el gobierno de Paz Estenssoro hubiese fracasado lastimosamente, como luego veremos
ha sucedido en otros pases de la regin.
El segundo punto a considerar es que Bolivia no tuvo que pagar un costo social tan alto por los
cambios, al menos no tal alto como lo pag por la hiperinflacin, el intervencionismo estatal y el
dominio sin cortapisas de los sindicatos en la vida del pas. Los indicadores sociales ms
importantes muestran a las claras la forma en que ha mejorado una situacin social que, si bien
todava est muy alejada de lo que anhelan los bolivianos, permite alentar fundadas esperanzas de
superacin:
El primer elemento a destacar es el incremento en los salarios reales, que hoy son ms
que el doble de lo que fueran en el peor momento de la crisis. (v.supra, cuadro 7-3)
La mortalidad infantil se ha ido reduciendo apreciablemente, aunque todava est muy lejos
de los valores de otras naciones de la regin. Ha pasado de 109,2 por mil a 75,1 por mil
entre 1980-85 y 1990-95, segn datos de la CEPAL.
En suma, parecera que el "costo social" del ajuste ha estado ms en la imaginacin de algunos
comentaristas que en la realidad concreta que viven los bolivianos, al menos si tomamos un
perodo lo suficientemente amplio como para hacer una comparacin bien fundada.
La transformacin realizada por Bolivia est, como toda transicin, an sin completarse del todo.
Faltan realizar reformas en el mbito laboral, en materia de vivienda, en aspectos que tienen que
ver con la descentralizacin del poder y con la administracin de justicia. Nadie sostiene que los
bolivianos han llegado al paraso o que en el pas existe una irrestricta economa de mercado. Pero
es importante recordar que el proceso de cambios realizado ha permitido que Bolivia saliese del
caos, la ha situado nuevamente en la va del desarrollo econmico, ha contribuido decisivamente a
consolidar su democracia y ha aportado mayor bienestar para todos sus habitantes.