Autoconciencia Animal y Teoria de La Mente - Jorge Morales
Autoconciencia Animal y Teoria de La Mente - Jorge Morales
Autoconciencia Animal y Teoria de La Mente - Jorge Morales
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Introduccin
El trmino teora de la mente (tm) fue introducido a la literatura
de cognicin animal por Premack y Woodruff (1978). De acuerdo
con ellos, un individuo tiene tm cuando atribuye estados menta
les a s mismo y a otros (sean stos de la misma o de otra especie)
(p. 515). Tener tm implica ser capaz tanto de atribuir estados no
observables directamente como usar dicha informacin para hacer
predicciones, especficamente sobre la conducta de otros organis
mos. En trminos ms afines a la literatura filosfica, esta cuestin
se puede reformular preguntando si un individuo utiliza o no cierta
psicologa popular para predecir la conducta de otros individuos.
Las investigaciones de Premack se concentraron especficamente
en determinar la presencia o no de tm en chimpancs (Pan troglo
dytes), pero la cuestin puede ser fcilmente trasladada a otras espe
cies animales o inclusive, como ha ocurrido, a nios prelingsticos
o a humanos con dficit mental (autismo, esquizofrenia) o dficit
fisiolgico con implicaciones cognitivas (sordera).
El rango de estados mentales que puede tener un individuo es
amplsimo. ste incluye pensamientos, conocimientos, creencias,
dudas, gustos, emociones, pretensiones, adems de deseos, propsi
tos o intenciones. Tradicionalmente, estos estados se han conden
sado en dos estados bsicos, cuya combinacin permite formular
estados complejos. Me refiero, claro, a creencias y deseos. Tpicamen
te, creencia y deseo se definen como actitudes proposicionales,
es decir, un estado mental particular cuyo contenido es una pro
posicin, a la cual o bien se considera verdadera o bien se anhela
su contenido respectivamente. A pesar de lo anterior, evitar el uso
de esta terminologa en lo que sigue pues genera conflicto decir que
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tres aos y normalmente despus de los cuatro, que los nios pue
den pasar esta prueba crucial para la atribucin de una tm cabal a
un individuo. El proceso clave para comenzar a atribuir creencias
falsas a otros individuos se da cuando se supera el proceso de atri
bucin por default de creencias. Segn su modelo, atribuimos por
default a otros individuos las creencias que tenemos en nuestra caja
de creencias. Si el nio pequeo cree que en una caja hay choco
lates, aunque otro sujeto no pueda saber que en la caja hay chocola
tes, el nio pequeo atribuir al otro sujeto su propia creencia de
que en la caja hay chocolates. Cuando el mecanismo de cmp co
mienza a utilizarse en algn momento despus del tercer o cuarto
ao, ste permite que se frene o supere el proceso de atribucin por
default y el nio comienza a mezclar sus propias creencias con las
creencias que genera la cmp con respecto a las creencias que podran
tener los otros individuos. Esto, claro, en colaboracin con el me
man 2000, para una opinin en contra del supuesto carcter definitivo de la prue
ba de creencia falsa para probar tm. Segn argumentan, exige demasiados recursos
lingsticos y de memoria como para ser una prueba definitiva). La prueba clsi
ca de creencia falsa (cf) fue desarrollada por Wimmer y Perner (1983) y luego
modificada para convertirse en la prueba estndar por Baron-Cohen et al. (1985).
Segn la versin estndar de cf, es decir, una prueba lingstica diseada para
nios, se le presenta al sujeto un personaje, Sally, quien deja un objeto deseable
(un chocolate, por ejemplo) en una canasta. Cuando Sally se ausenta de la habi
tacin, otro personaje, Anne, quita el objeto y lo coloca en una caja. Se les pide
a los nios que predigan dnde buscar Sally el objeto cuando regrese a la habi
tacin. Usualmente los nios autistas no pasan la prueba, y los nios sin dficit
la pasan slo despus de los cuatro aos de edad. Los nios autistas y los meno
res de cuatro aos responden que Sally buscar el chocolate en la caja (donde
est el chocolate), y no en la canasta (donde Sally cree que est). (Vase Wellman
et al., 2001, para una revisin de la literatura; vase Stenning y Van Lambalgen,
2008, para una crtica a los diferentes modos de plantear el problema. Por ejemplo,
los resultados varan si se les pide que digan dnde buscar Sally o si se les pide
que busquen donde creen que buscar Sally. Actuar a diferencia de responder ver
balmente, o la diferencia entre creencia y creencia que conduce a actuar, son re
levantes).
Es claro que los nios menores de cuatro aos atribuyen algunas creencias.
Sin embargo, el hecho de que no puedan atribuir creencias falsas hace pensar que
el mecanismo de cmp no est en completa accin hasta despus del cuarto cum
pleaos. Esto, por supuesto, no significa que no puedan hacer algunas atribucio
nes de creencias (y no meramente deseos).
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miran al lugar adecuado. Todo parece indicar que los nios en esta
franja de edad tienen conocimiento implcito de cul es la respues
ta correcta, y quiz inclusive actuaran correctamente, pero no pue
den explicitar verbalmente dicho conocimiento.
Naturalmente, todos estos experimentos apuntan a que el mode
lo de Stich y Nichols aplicara tambin para primates. Esto es, los
mecanismos de tm en primates seran similares a los de la tm tem
prana descrita en la seccin anterior, precisamente en el estado pre
vio a que entre en funcionamiento la cmp. Es precisamente la
imposibilidad de incluir en sus procesos de inferencia las creen
cias de otros y distanciarse de la realidad lo que parece impedir
que los chimpancs pasen las pruebas de creencia falsa. Sin duda
hace falta ms evidencia a este respecto, pero al menos lo que tene
mos hasta el momento hace pensar que el modelo de Stich y Nichols
es congruente no slo ontogenticamente, sino tambin filogen
ticamente.
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Conclusiones
Frente a la evidencia presentada en la seccin precedente, pode
mos sospechar que no se sostienen ni el requisito de Gallup ni el
de la teora-teora de la autoconciencia. De acuerdo con el prime
ro, slo animales con un concepto de s mismos (y presumiblemen
te, por lo tanto, que pasaran la prueba de are) podran tener tm;
y segn la segunda, los mecanismos de lectura de la propia mente
son los mismos que los de tm, y por lo tanto los primeros no esta
ran presentes ante la ausencia de los segundos.
Si bien algunas tareas de autorreconocimiento, como tocar mar
cas en el propio cuerpo al mirarse en un espejo, podran implicar la
posesin de un concepto de s mismo, no queda claro que se tra
te propiamente de tm o que implique tm.19 No es claro por qu te
ner un concepto de s mismo sera atribuirse un estado mental o
por qu se requerira de poseer un concepto (de s mismo o cual
quier otro) para ser un mentalista sobre los dems. La discusin
sobre el aspecto prctico de la autorreflexin es relevante ahora. No
es necesariamente a travs de la teora o de lo conceptual que pode
mos hablar de autoconciencia, sino a travs de la prctica y la ac
cin. La unificacin necesaria para actuar, y con ello la conciencia
que implica, bastara para considerar que por lo menos algunas es
pecies animales son autoconscientes. En qu grado y cmo es ste
comparable con el de los seres humanos, es una pregunta abierta.
Por otra parte, los casos de esquizofrenia en seres humanos prue
ban que son falsas las hiptesis que hacen dependientes la auto
conciencia de tm. En dado caso, un pensamiento autorreferencial
o reflexivo es un estado mental E1, con un contenido que no es
precisamente otro estado mental E2, sino un estado mental E1 con
un indicador de posesin o pertenencia (quiz relacionado con el
procesamiento en la memoria de corto plazo). Lo cual no es ms
Tampoco es completamente claro que lo que muestran las pruebas de are
sea la posesin de un concepto de s mismo. Un tipo de autoconciencia como el
descrito por Korsgaard permitira pasar la prueba sin que ello implicara la pose
sin de un concepto de s mismo, es ms, sin que implicara la posesin de con
cepto alguno.
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Bibliografa
Baron-Cohen, S.; A. Leslie y U. Frith (1985), Does the Autistic
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