La Historia de La Estupidez Humana - Paul Tabori
La Historia de La Estupidez Humana - Paul Tabori
La Historia de La Estupidez Humana - Paul Tabori
E S T U P I D E Z H U M A N A
P A U L
T A B O R I
Ediciones elaleph.com
PsiKolibro
Editado por
elaleph.com
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INTRODUCCIN
Algunos nacen estpidos, otros alcanzan el estado de estupidez, y hay individuos a quienes la estupidez se les adhiere. Pero la mayora son estpidos
no por influencia de sus antepasados o de sus contemporneos. Es el resultado de un duro esfuerzo
personal. Hacen el papel del tonto. En realidad, algunos sobresalen y hacen el tonto cabal y perfecto.
Naturalmente, son los ltimos en saberlo, y uno se
resiste a ponerlos sobre aviso, pues la ignorancia de
la estupidez equivale a la bienaventuranza.
La estupidez, que reviste formas tan variadas
como el orgullo, la vanidad, la credulidad, el temor y
el prejuicio, es blanco fundamental del escritor satrico, como Paul Tabori nos lo recuerda, agregando
que ha sobrevivido a millones de impactos directos, sin que stos la hayan perjudicado en lo ms
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mnimo. Pero ha olvidado mencionar, quizs porque es demasiado evidente, que si la estupidez desapareciera, el escritor satrico carecera de tema.
Pues, como en cierta ocasin lo seal Christopher Morley, en un mundo perfecto nadie reira.
Es decir, no habra de que rerse, nada que fuera
ridculo. Pero, podra calificarse de perfecto a un
mundo del que la risa estuviera ausente? Quizs la
estupidez es necesaria para dar no slo empleo al
autor satrico sino tambin entretenimiento a dos
ncleos minoritarios: 1) los que de veras son discretos, y 2) los que poseen inteligencia suficiente
para comprender que son estpidos.
Y cuando empezamos a creer que una ligera dosis de estupidez no es cosa tan temible, Tabori nos
previene que, en el trascurso de la historia humana,
la estupidez ha aparecido siempre en dosis abundantes y mortales. Una ligera proporcin de estupidez es tan improbable como un ligero embarazo.
Ms an, las consecuencias de la estupidez no slo
son cmicas sino tambin trgicas. Son reideras,
pero ah concluye su utilidad. En realidad, sus consecuencias negativas a todos influyen, y no slo a
quienes la padecen. El mismo factor que antao ha
determinado persecuciones y guerras, puede ser la
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pesadilla.
Tabori muy bien podra haber llamado a su libro: La anatoma de la estupidez, pues ha encarado el
tema con el mismo bagaje de erudicin y de entusiasmo que Robert Burton aplic en La Anatoma de
la Melancola. Aqu, lo mismo que en el tratado del
siglo XVII, hallamos una sorprendente coleccin de
conocimientos raros, cuidadosamente organizados y
bien presentados. Aparentemente, Tabori ley todo
lo que existe sobre el tema, de Erasmo a Shaw y de
Oscar Wilde a Oscar Hammerstein.
El autor revela el tipo de curiosidad intelectual
que no se atiene a las fronteras establecidas por la
ctedra universitaria o por las especialidades cientficas, y que es tan difcil hallar en nuestros das. A
semejanza del estudioso europeo de la generacin
anterior, o del hombre culto del Renacimiento, pasa
fcilmente de la historia a la literatura, y de sta a la
ciencia, citando raros volmenes de autores franceses, alemanes, latinos, italianos y hngaros. Sin embargo, su prosa nunca es pesada ni pedante. En
lugar de exhibir un arsenal de notas eruditas, oculta
las huellas de su trabajo, del mismo modo que el
carpintero elimina el aserrn dejado por la sierra.
Aunque Tabori dice modestamente de su libro
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I
LA CIENCIA NATURAL DE LA
ESTUPIDEZ
Este libro trata de la estupidez, la tontera; la
imbecilidad, la incapacidad, la torpeza, la vacuidad,
la estrechez de miras, la fatuidad, la idiotez, la locura, el desvaro. Estudia a los estpidos, los necios,
los seres de inteligencia menguada, los de pocas luces, los dbiles mentales, los tontos, los bobos, los
superficiales; los mentecatos, los novatos y los que
chochean; los simples, los desequilibrados, los chiflados, los irresponsables, los embrutecidos. En l
nos proponemos presentar una galera de payasos,
simplotes, badulaques, papanatas, peleles, zotes,
bodoques, pazguatos, zopencos, estlidos, majaderos y energmenos de ayer y de hoy. Describir y
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cin. Pero la palabra estupidez rara vez es utilizada; y an se evitan sus sinnimos.
Cul es la razn de este hecho? Quizs, que la
estupidez tambin implica simplicidad... y bien puede afirmarse que el psicoanlisis se siente desconcertado y derrotado por lo simple, al paso que
prospera en el reino de lo complejo y de lo complicado.
He hallado una excepcin (puede haber otras):
el doctor Alexander Feldmann, uno de los ms
eminentes discpulos de Freud. Este autor ha contemplado sin temor el rostro de la estupidez, aunque no le ha consagrado mucho tiempo ni espacio
en sus obras. Contrstase siempre la estupidez,
dice, con la sabidura. El sabio (para usar una definicin simplificada) es el que conoce las causas de
las cosas. El estpido las ignora. Algunos psiclogos
creen todava que la estupidez puede ser congnita.
Este error bastante torpe proviene de confundir al
instrumento con la persona que lo utiliza. Se atribuye la estupidez a defecto del cerebro; es, afrmase,
cierto misterioso proceso fsico que coarta la sensatez del poseedor de ese cerebro, que le impide
reconocer las causas, las conexiones lgicas que
existen detrs de los hechos y de los objetos, y entre
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ellos.
Bastar un ligero examen para comprender que
no es as. No es la boca del hombre la que come; es
el hombre que come con su boca. No camina la
pierna; el hombre usa la pierna para moverse. El
cerebro no piensa; se piensa con el cerebro. Si el
individuo padece una falla congnita del cerebro, si
el instrumento del pensamiento es defectuoso, es
natural que el propio individuo no merezca el calificativo de discreto... pero en ese caso no lo llamaremos estpido. Sera mucho ms exacto afirmar que
estamos ante un idiota o un loco.
Qu es, entonces, un estpido? El ser humano, dice el doctor Feldmann, a quien la naturaleza
ha suministrado rganos sanos, y cuyo instrumento
raciocinante carece de defectos, a pesar de lo cual
no sabe usarlo correctamente. El defecto reside, por
lo tanto, no en el instrumento, sino en su usuario, el
ser humano, el ego humano que utiliza y dirige el
instrumento.
Supongamos que hemos perdido ambas piernas.
Naturalmente, no podremos caminar; de todos modos, la capacidad de caminar an se encuentra
oculta en nosotros. Del mismo modo, si un hombre
nace con cierto defecto cerebral, ello no lo conPsiKolibro
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humanos.
Y sta es la razn, afirman algunos psiclogos,
de que puedan existir seres estpidos; es decir, de
que sea posible la contradiccin entre el Homo sapiens y la estupidez. Si el esfuerzo por satisfacer los
propios deseos o por expresar la propia voluntad
tropieza con resistencias excesivas, dicha resistencia
cobra carcter general, e incluye al instrumento fundamental de expresin: el pensamiento.
Quizs esto parezca demasiado retorcido y
complejo, pero un ejemplo sencillo servir de aplicacin. Consideremos la estupidez aguda y temporaria que es fruto de la vergenza. El sentimiento de
vergenza es ms intenso y ms frecuente durante la
pubertad. Arraiga en la sexualidad, y responde al
hecho de que la madurez sexual resulta cada vez
ms evidente. El ego, educado para negar u ocultar
esta situacin, siente que, sea cual fuere la actitud
que adopte (hablar, caminar, etc.) siempre est expresando lo que, precisamente, se le ha enseado a
ocultar. De este modo se crea una situacin en virtud de la cual el adolescente no puede expresarse.
Es decir, el sujeto no quiere hacerlo. Hay un violento choque entre el deseo y la realizacin, entre la
voluntad y las fuerzas deformadoras. En la mayora
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de los casos triunfa la represin. La derrota del deseo y de la voluntad aparece como expresin de
estupidez. Las risitas de las muchachas; el paso
vacilante y torpe de los adolescentes; las extraas
contradicciones de la conducta de aquellas y de stos, son consecuencia de este conflicto.
Durante el desarrollo del ser humano, el constante esfuerzo por obtener poder, la vergenza subconsciente ante su propio egocentrismo, y la
estupidez aguda y temporaria que esta vergenza
provoca, surgen con caracteres cada vez ms destacados. Sea cual fuere el centro de la actividad individual, el hombre aspira a destacarse del resto (ya se
trate de jugar a los naipes o de amasar una fortuna).
Al mismo tiempo, teme que su intencin sea evidente... o demasiado evidente. Procura ocultarla,
pero le inquieta la posibilidad de que sus esfuerzos
por disimularla fracasen, o de que se frustre su propia ambicin. Por eso en muchos casos se abstiene
de actuar (estupidez pasiva) o acta errneamente
(estupidez activa).
Si este sentimiento de vergenza se torna crnico, tambin la estupidez se convierte en condicin
crnica. Con el tiempo, el hombre olvida que su
estupidez no es ms que un desarrollo secundario;
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la derrota. El mismo fenmeno se observa en muchas mujeres, aunque ellas pueden refugiarse, en la
convencin, todava vigente, segn la cual al hombre toca llevar el peso principal de la conversacin.
La estupidez y el temor, son sinnimos absolutos? Charles Richet, el eminente psiclogo e investigador de ciencias ocultas, encar derechamente
el problema... y luego resolvi esquivarlo! Su definicin es de carcter negativo: Estpido no es el
hombre que no comprende algo, sino el que lo
comprende bastante bien, y sin embargo procede
como si no entendiera. Yo dira que esta frase incluye demasiados elementos negativos. El doctor L.
Loewenfeld, cuya obra ber die Dummheit (Sobre la
estupidez), de casi 400 pginas, alcanz dos ediciones entre 1909 y 1921, enfoca el problema de la estupidez desde el punto de vista mdico; pero este
autor se interesa ms por la clasificacin que por la
definicin.
Agrupa del siguiente modo las formas de expresin a travs de las cuales se manifiesta la estupidez:
Estupidez general y parcial. La inteligencia defectuosa de los hombres de talento. La percepcin
inmadura. La escasa capacidad de juicio. La desatencin, las asociaciones torpes, la mala memoria.
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La torpeza, la simplicidad. La megalomana, la vanidad. La temeridad, la sugestionabilidad. El egotismo. La estupidez y la edad; la estupidez y el sexo; la
estupidez y la raza; la estupidez y la profesin; la
estupidez y el medio. La estupidez en la vida econmica y social; en el arte y la literatura; en la ciencia y la poltica.
La famosa obra del profesor W. B. Pitkin, A
Short Introduction to the History of Human Stupidity, fue
publicada en 1932, el mismo ao en que public su
libro, an ms famoso, Life Begins at Forty!. La breve introduccin ocupa 574 pginas, lo cual demuestra tanto el respeto del profesor Pitkin por su
tema como su propia conviccin de que el asunto es
prcticamente inagotable. Pero tambin l evita
ofrecer una definicin histrica o psicolgica.
El propio Richet, en su breve Lhomme stupide, no
encara definiciones ni clasificaciones. Describe, entre otras, las estupideces del alcohol, del opio y de la
nicotina; la necedad de la riqueza y de la pobreza, de
la esclavitud y del feudalismo. Aborda los problemas de la guerra, de la moda, de la semntica y de la
supersticin; examina brevemente la crueldad hacia
los animales, la destruccin brbara de obras de arte, el martirio de los precursores, los sistemas de
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tres libros sobre la estupidez humana. Los tres volmenes se denominan La historia cultural de la estupidez, Nuevas estupideces de la historia cultural de la
humanidad, y (ttulo un tanto optimista) El fin de la
estupidez humana. El doctor Rth-Vgh, juez retirado,
que durante la mitad de su vida haba observado las
locuras y los vicios humanos con ojo fro y jurdico,
estaba ampliamente equipado para la tarea: era lingista, experto historiador y hombre de profundas
simpatas liberales. Pero tambin tena limitaciones,
confesadas francamente por l. Puesto que escriba
en la Hungra semifascista, deba limitarse al pasado
y evitar cualquier referencia a la poltica. No intent
analizar ni realizar un estudio global; su objetivo fue
entretener e instruir al lector dividiendo a las locuras
humanas en distintos grupos. Las 800 pginas de
sus tres volmenes representan quizs la ms rica
fuente de materiales originales sobre la estupidez
humana.
Remontndonos en la historia, hallamos otros
exploradores de esta selva lujuriosa y prcticamente
infinita. En 1785, Johann Christian Adelung (autor
prolfico, lingista, y bibliotecario jefe de la Biblioteca Real de Dresde) public en forma annima su
Geschichte der menschlichen Narrheit. Esta enorme obra
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estaba compuesta por siete volmenes, pero su ttulo fue un error, pues poco tena que ver con la
historia. Era simplemente una coleccin de biografas: vidas de alquimistas, impostores y fanticos
religiosos. De ellos, slo unos pocos eran exponentes o explotadores de la estupidez.
Sebastin Brant, hijo de un pobre tabernero de
Estrasburgo, educado en los principios del humanismo en la Universidad de Basilea, public en 1494
su brillante Barco de los Necios. A bordo de esta notable nave, dirigida a Narragonia, viajaba una coleccin sumamente variada de tontos, descritos en 112
captulos distintos, escritos en pareados rimados.
Con el ttulo The Shyp of Folys fue traducido por
Alexander Barclay, el sacerdote y poeta escocs,
aproximadamente catorce aos despus de la edicin original, y difundi en toda Europa la fama de
Brant. Digamos de pasada que Barclay agreg bastante al original. Brant tena un robusto sentido del
humor, y l mismo se puso a la cabeza de la tropa
de necios, porque posea tantos libros intiles que
no lea ni entenda. En El barco de los necios el sentido humanista se combinaba con un espritu realmente potico y agudo, y podemos afirmar que, con
ligeras modificaciones de forma, la mayora de los
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y claro, y se acerca al septentrin turbulento y helado, cavilando sobre la eterna estupidez de la humanidad, a la que nunca odi, y por el contrario
compadeci y comprendi perfectamente.
Supuse que este juego de mi imaginacin te
agradara ms que a nadie, ya que sueles gustar mucho de este gnero de bromas, que no carecen, a mi
entender, de saber ni de gusto, y que en la condicin
ordinaria de la vida te comportas como Demcrito
(...) Pues siempre ser una injusticia que, reconocindose a todas las clases de la sociedad el derecho
a divertirse no se consienta ningn solaz a los que
se dedican al estudio; sobre todo si la chanza descansa en un fondo serio y si est manejada de tal
suerte que un lector que no sea completamente romo saque de ella ms fruto que de las severas y aparatosas lucubraciones de ciertos escritores Y por
consiguiente, si alguno se considerase ofendido, o si
la conciencia le acusa o, por lo menos, teme verse
retratado en ella (...) el lector avisado comprender
desde luego que nuestro nimo ha sido ms bien
agradar que morder.
He citado extensamente a Erasmo porque en
estas pocas lneas de su carta de introduccin se
condensa casi todo el argumento de mi propio libro.
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tante excntrico. No crea en la eficacia de la memorizacin de versos o de fechas; y posea audacia suficiente como para atreverse a obligar a su alumno a
que hiciera trabajar su propia mente, independiente
y a menudo dolorosamente. Uno de los ejercicios de
lgica que me plante consista en establecer la relacin entre el sol y una variada coleccin de cosas:
un vestido de seda, una moneda, una pieza escultrica, el diario. No era muy difcil establecer vnculos
ms o menos directos entre el centro de nuestra
galaxia y todo lo que existe sobre la tierra. Y, naturalmente, mi tutor trataba de demostrar que todo se
origina y tiene su centro en el sol, y que nada puede
desarrollarse y sobrevivir sin l.
Si no podemos definir la estupidez (o si slo
formulamos una definicin parcial), por lo menos
podemos tratar de relacionar con ella la mayora de
las desgracias y debilidades humanas. Pues la estupidez es como una luz negra, que difunde la muerte
en lugar de la vida, que esteriliza en lugar de fecundar, que destruye en lugar de crear. Sus expresiones
forman legin, y sus sntomas son infinitos. Aqu
slo podremos describir sus formas principales, y
realizaremos el examen detallado del fenmeno en
el cuerpo de este libro.
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versal. As lo afirma G. M. Stratton en su Social Psychology of International Conduct (1929) y agrega que es
caracterstico de la naturaleza humana este tipo particular de prejuicio. Subraya, adems, otros dos
importantes aspectos:
A pesar de su universalidad, rara vez o nunca
es innato el prejuicio racial. No nace con el individuo. Los nios blancos, por ejemplo, no demuestran prejuicios contra los de color, o contra las
nieras negras, hasta que los adultos se encargan de
influirlos en ese sentido.
(Concepto expresado con ms concisin y belleza por Oscar Hammerstein en la famosa cancin de
South Pacific: Es necesario que te enseen a
odiar...)
Finalmente, dice G. M. Stratton: Este universal
y adquirido prejuicio racial, en realidad nada tiene
de racial. Puede observarse que no guarda relacin
con las caractersticas raciales; ni siquiera con las
diferencias que existen entre diversos ncleos humanos, sino pura y exclusivamente con el sentimiento de una amenaza colectiva... El llamado
prejuicio racial es en realidad una mera reaccin
biolgica del grupo a una prdida experimentada o
inminente, una reaccin que no es innata, sino fruto
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mos casos de prejuicio y de intolerancia; la ilustracin histrica ser harto ms efectiva que cualquier
teorizacin para demostrar la relacin directa que
existe entre la estupidez y el terrible precio que la
humanidad debe pagar por sus prejuicios y sus actitudes de intolerancia.
La ignorancia, es otra forma de la estupidez?
Desde cierto punto de vista, s... del mismo modo
que la fiebre es parte de la enfermedad, sin ser la
enfermedad misma. Ya hemos demostrado que el
ignorante no es necesariamente estpido, ni el estpido es siempre ignorante. Pero ambas condiciones
no pueden ser separadas absolutamente. A igualdad
de posibilidades de educacin, no es difcil determinar la lnea que separa a la estupidez de la ignorancia. El nio o el adulto estpidos aprenden
dificultosamente conceptos tiles, aunque aprendan
de corrido versos en latn o las fechas de las batallas.
Por consiguiente, la estupidez alimenta y presupone
la ignorancia; la condicin aguda se convierte en
crnica.
Estas tres formas o manifestaciones de la estupidez no son sino las ms universales o comunes.
La fatuidad o locura, la inconsecuencia y el fanatismo podran ser objeto de diagnstico y descripcin
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Blancos y reglamentaciones, se acabara para siempre con el analfabetismo. Cuntas iniciativas frustradas, cuntas relaciones humanas destruidas a
causa de la insolencia de los empleados, a causa
del desarrollo mltiple y parasitario del papeleo.
La ley es el fundamento del mundo, dice una
antigua saga. Pero tambin, y con mucha frecuencia,
la ley ha hecho el papel del tonto. En nuestros das,
un juicio consume quizs menos tiempo que en la
poca de Dickens, pero cuesta cinco veces ms. Los
abogados viven sobre todo gracias a la estupidez de
la humanidad; pero ellos mismos impulsan el proceso cuando ahogan en verborrea legal lo que es obvio, demoran lo deseable y frustran el espritu
creador.
Cunto ha pagado la humanidad por la estupidez de la duda? Si hubiera sido posible introducir
todas las invenciones tiles e importantes sin necesidad de luchar contra las argucias y la obstruccin
del escepticismo estpido (pues tambin hay, naturalmente, la duda sana y constructiva), habramos
tenido una vacuna contra la viruela mucho antes de
Jenner, buques de vapor antes de Fulton y aviones
dcadas antes de los hermanos Wright. A veces la
estupidez de la codicia y la estupidez de la duda se
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costo disminuya. Pero aunque poco nos aprovechar para el futuro, deberamos por lo menos no forjarnos ilusiones con respecto a nuestro pasado y a
nuestro presente. Desde el principio del mundo
hemos pagado el precio de nuestra estupidez, y
continuaremos hacindolo hasta que eliminemos,
mediante explosiones, toda forma de vida de la superficie de la tierra...
Este libro intenta presentar por lo menos las
principales facetas de la estupidez a lo largo del desarrollo histrico y en nuestros propios das. No
abriga la intencin de deducir moralejas, y ni siquiera de sugerir remedios. Si bien es cierto que en Gran
Bretaa a veces se condena a los delincuentes habituales a perodos de educacin correctiva, a nadie se le ha ocurrido todava obligar a los estpidos
a someterse a un curso de sabidura, ni ha intentado
suministrarles un mnimo de inteligencia. Gastamos
millones en la fabricacin de bombas atmicas, pero
en todo el mundo los maestros son los trabajadores
intelectuales peor pagados. La conclusin que de
todo ello puede extraerse es tan obvia, que creemos
mejor dejar que el lector llegue a ella por s mismo.
Entre las dos guerras en Europa Central existi
un insulto favorito, que adoptaba la forma de una
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II
LA VORACIDAD DE MIDAS
1.
Antes de la Primera Guerra Mundial las islas
Palau (anteriormente Pelew) pertenecan a Alemania, que en 1899 las habla comprado a Espaa. Luego, en 1918, se convirtieron en mandato japons.
Con desprecio de la obligacin impuesta por la Liga
de las Naciones, el Japn las convirti en bases fortificadas, que le fueron muy tiles durante la Segunda Guerra Mundial. Las islas Palau fueron
escenarios de los ms sangrientos combates librados
en el Pacfico, y la isla central, la de Yap, adquiri
notoriedad en la historia de la guerra. Actualmente
todo el grupo de islas se encuentra en manos norPsiKolibro
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teamericanas.
Pero mucho antes de los alemanes, los japoneses o los norteamericanos, Yap era famosa por
cierta particularidad: su moneda. Aunque inocentes
y primitivos, los nativos de bronceada piel conocan
la institucin del dinero. El nico inconveniente era
que Yap careca absolutamente de metales; y si bien
haba abundancia de conchas, frutos y dientes de
animales, los habitantes de Yap llegaron a la conclusin de que un sistema monetario fundado en estos
objetos tan comunes carecera de la estabilidad necesaria. Era preciso hallar un material tipo que poseyera autntico valor intrnseco.
En definitiva eligieron el producto de una isla
situada a doscientas millas de distancia: las piedras
de una gran cantera, un material perfecto para la
fabricacin de ruedas de molino. La isla estaba a
gran distancia; extraer y dar forma a las piedras implicaba considerable esfuerzo. Por consiguiente, se
dijeron los habitantes de Yap, haban hallado la
moneda perfecta.
Una piedra redonda y chata de aproximadamente un pie de dimetro corresponda ms o menos a media corona o a un dlar de plata. Si se la
perforaba en el centro, se poda pasar un palo por el
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2.
La historia del oro es la historia de la humanidad. Es tambin un importante ingrediente de la
religin, desde el becerro de oro a las estatuas doradas cubiertas de joyas de las madonnas y de los
santos. La Edad Media sombra y rgida personific
la idea del oro en el judo del ghetto, ser despreciado, a menudo maltratado y cuya condicin era semejante a la de un paria; un ser, en fin, excluido de
la comunidad, a quien los pintores flamencos del
siglo XV reflejaron con ingenuo y venenoso odio.
En aquellos siglos de tosquedad y rudeza el pueblo
senta supersticioso temor del oro y de su oculto
poder; los alambiques de los alquimistas eran insPsiKolibro
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trumentos de Satn. No exista autntica comprensin del valor del oro; se lo condenaba a la esterilidad, y apenas intentaba multiplicarse y florecer, se
lo persegua con el hierro y el fuego.
Las primeras transacciones bancarias revistieron,
a los ojos del hombre medieval, el carcter de magia
pura, y los misterios del capital provocaron en l la
misma inquietud que los fenmenos de cierta peligrosa alquimia. En aquella limitada edad del hierro,
los judos fueron los nicos poseedores del secreto
ureo. Con la mgica llave del crdito abrieron los
bazares de Oriente, y con las frmulas de su lgebra
dorada descifraron los misterios de la humanidad.
Entre las poderosas murallas urbanas se levantaba el
ghetto, sombro, ominoso y extrao, con sus calles y
pasajes estrechos y sinuosos; era como la montaa
magntica de las Mil y Una Noches, que atraa hacia
s a las naves. Del mismo modo, el ghetto acumulaba los tesoros ureos por conducto de invisibles
canales.
El orgulloso caballero golpeaba en medio de la
noche a la puerta del ghetto, tras de la cual los parias del oro guardaban sus tesoros; un hombre de
turbante de patriarca y oscuro caftn que le otorgaba apariencia sacerdotal, abra la puerta, lenta y
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cautelosamente. Era Nataniel, el mismo que, segn aseguraban los gentiles, escupa sobre la sagrada
hostia y crucificaba nios en Viernes Santo. Sin embargo, los gentiles acudan a Nataniel... porque
necesitaban oro. Dentro de la casa, las sucias paredes exteriores se convertan en desconcertante espectculo de belleza y esplendor. Ricas telas y vasos
brillantes del Asia fabulosa, incienso indio, pesadas
sedas... Detrs de las cortinas bordadas de extraa
belleza, plidas mujeres de grandes y hmedos ojos
negros contemplaban al caballero que hipotecaba su
tierra y su castillo por unas cuantas piezas de oro.
Los reyes hacan lo mismo: primero tomaban
prestado de los judos, luego los nombraban tesoreros y recaudadores de impuestos. Samuel Levi, tesorero del rey Pedro de Castilla, fue un mago de las
finanzas. Un hombre amable y sereno, dice el
cronista, a quien el Rey mandaba buscar cuando
necesitaba dinero. Graciosamente, lo llamaba Don
Samuel. Y entonces se ideaba el nuevo impuesto.
En Francia, los judos fueron precoces adeptos del
nuevo arte. Despus que se los expuls, Nicholas
Flamel amas una gran riqueza mediante especulaciones con la propiedad juda. Fue su sucesor Jacques Coeur, en un perodo de dura prueba para el
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A medida que nos aproximamos a la poca moderna, se acentan el poder y la influencia del oro.
En el siglo XVIII Inglaterra dej de lado la armadura del guerrero y visti la chaqueta del empleado de
la casa de cambio. La India, con todas sus maravillas
y sus terrores, debi sufrir la conquista. Holanda se
convirti en enorme astillero para sus mercaderes.
Ambas naciones identificaron la poltica con el oro.
El oro se convirti en poder estatal, conquistador,
soberano y civilizador... El prncipe de mercaderes
que sube las escaleras de la Bolsa con un paraguas
bajo el brazo, puede financiar al Gran Mogol, destronar rajs y equipar ejrcitos enteros. En las oficinas revestidas de paneles de la Casa de la India se
fusionan reinos lejanos y se trazan y borran las
fronteras de dominios fabulosos. El mercader que
fuma su pipa de arcilla a la puerta de su oscura oficina de msterdam llega a los mismos mercados; y
aqu es un comerciante en pimienta, y all un prncipe... Ciertamente, estos hombres no inmovilizaban
sus capitales, y sea cual fuere la opinin que nos
merezcan a la luz de las modernas concepciones
econmicas, en esta industriosa y tenaz adquisicin
de riqueza haba cierta dramtica grandeza que los
pintores holandeses del siglo XVIII supieron exprePsiKolibro
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3.
Ni la luz deslumbrante del sol naciente, ni el
brillo enceguecedor del medioda, ni el esplendor
del atardecer, jams podran inspirar o inflamar la
imaginacin humana en la misma medida que el fro
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centelleo del oro. Es cierto que fue frecuente la adoracin religiosa del sol, pero se trataba de un culto
merecido por esta divinidad honesta y fidedigna.
Pues hasta ahora nunca ocurri que el sol se pusiera
sin levantarse de nuevo. El mito de caro adverta a
los mortales de la conveniencia de no acercarse demasiado al astro, y la suerte de Faetn enseaba que
no deba jugarse con el tiempo, determinado por la
marcha del sol.
Pero pinsese en el oro, el ms esquivo, el ms
vengativo, el ms seductor de todos los dioses.
Cuando no se lo busca, sus pepitas ruedan a los pies
del viajero, se acumulan en las orillas de los ros, y el
metal revela sus ricas vetas al golpe casual de pico.
Perseguido, centellea un instante, como una mujer
juguetona... y luego se oculta para siempre, sin dejar
rastros. Cun a menudo un campo de oro se convierte en zona estril, desaparece el polvo de oro de
los ros, y en las anchas vetas de las minas el mineral
se extingue sbitamente!
Mientras los espaoles, obsesionados por la mana del oro, perseguan los tesoros de los caciques,
llegaron a California. All revisaron cada choza, cada
aldea, cada pueblo indgena... pero no hallaron oro.
Sin embargo, les hubiera bastado inclinarse, pues las
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aos antes de Cristo, describi a los buitres que anidaban entre las rocas estriles de Bactria. Con sus
garras duras como el hierro, estas aves sagaces separaban el oro del granito, y guardaban con celo feroz
los tesoros que reunan, por temor a la codicia de
los humanos.
Plinio el Viejo se mostr escptico con respecto
a estos animales legendarios. Pero en cambio present en su Historia Naturalis como un hecho cientfico el caso de las hormigas recolectoras de oro:
Son muy admiradas las antenas de hormigas
indias conservadas en el Templo de Hrcules, en
Eritrea. En la regin septentrional de la India viven
hormigas del color de los gatos; su tamao es el
mismo del lobo egipcio. Extraen el oro de la tierra.
Lo acumulan durante la estacin de invierno; en
verano se ocultan bajo tierra para huir del calor.
Entonces los indios roban el oro. Pero deben actuar
con mucha rapidez, pues cuando huelen la presencia
del ser humano, las hormigas salen de sus agujeros,
persiguen a los ladrones y, si los camellos de stos
no son suficientemente veloces, destrozan a los intrusos. Tal la velocidad y el nimo feroz que el amor
al oro despierta en estos animales. (Tanta pernicitas
feritasque est cum amore auri. Historia Naturalis, XI,
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XXXXVI.)
De acuerdo con Herdoto, algunas de estas
hormigas haban sido capturadas y se las mantena
en la corte del rey de Persia.
Estrabn agrega en su Geographia que se apelaba
a un ardid especial para robar el oro de las hormigas: los ladrones esparcan polvo envenenado cerca
de las madrigueras, y mientras los codiciosos animales se regodeaban con el cebo, se proceda a recoger rpidamente el oro. Estrabn cita a otros
autores, lo cual demuestra que los escritores antiguos no tenan la menor duda respecto de la realidad de estos extraos animales.
Sabemos que los eruditos de la Edad Media
consideraban casi sacrlega cualquier expresin de
escepticismo con respecto a los autores antiguos.
Era posible comentar sus obras, desarrollarlas... pero no criticarlas. No es de extraar, entonces, que la
historia de las hormigas recolectoras de oro se convirtiera en parte integrante del zoolgico medieval!
Brunetto Latini, preceptor de Dante, miembro
prominente del partido gelfo, despus de diez aos
de exilio en Francia ocup el puesto de canciller de
Florencia. Escribi una enciclopedia en prosa, Li
Livres dou Trsor, en el dialecto del norte de Francia.
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bordaron detalles; algn aficionado a la murmuracin quiso provocar verdadera sensacin en sus
oyentes; finalmente, la materia prima del rumor lleg a manos profesionales, que le infundieron
forma de estupidez duradera y casi inmortal.
4.
Hace algunos aos los peridicos publicaron
una nueva teora sobre el ncleo interior de nuestro
planeta. Un erudito profesor haba descubierto que
no estaba formado de nquel ni de hierro, sino... de
oro! Su teora se fundaba en la deduccin de que,
cuando los elementos lquidos que constituan la
masa de la tierra comenzaron a solidificarse, los
metales ms pesados empezaron a hundirse, mientras que se elevaban en burbujas los componentes
ms livianos. Por consiguiente, all se encuentra todo el oro que el hombre pudiera desear... suponiendo que pueda llegar al centro de la tierra.
Hoy da adoptamos una actitud un poco cnica
con respecto a estas teoras y descubrimientos. Pero
si la misma teora hubiese sido revelada en la antigedad, la excitacin habra sido tremenda, y miles
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de individuos hubiesen comenzado a excavar la tierra, en busca de la gigantesca pepita de oro. Otrora,
las leyendas de las minas de oro de Ofir- los tesoros
de Eldorado- no fueron sueos afiebrados, sino tradiciones aceptadas.
De todas las leyendas sobre el tema, la ms antigua y firmemente arraigada fue el misterio de Ofir.
En el captulo noveno del Primer Libro de los
Reyes se lee:
E Hiram envi con la armada a sus servidores,
marineros que conocan el mar, junto con los servidores de Salomn. Y llegaron a Ofir, y all recogieron oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo llevaron
al rey Salomn.
Pocos pasajes de la Biblia provocaron tantas
discusiones, tantos sufrimientos y derramamiento
de sangre como estas pocas lneas.
En el original hebreo del Antiguo Testamento la
palabra no es talentos sino kikkar. En su obra
sobre Ofir, A. Soetbeer dice que un kikkar equivale
a 42.6 kilogramos (aproximadamente 93 libras). Por
lo tanto, la flota llevaba una carga de aproximadamente 17.892 kilogramos.
El Antiguo Testamento trae otras pocas referencias al trfico de oro, en las que se afirma que las
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actual Sophala. El nombre mismo resultaba interesante, pues algunas traducciones de la Biblia llaman
Zophora a Ofir. La sensacin fue mayor an cuando se descubrieron antiguas minas de oro, aproximadamente a doscientas millas de la costa. Sobre la
ruta que lleva a dichas minas, cerca de la moderna
Zimbabwe (en Rhodesia) se hallaron las ruinas de
un templo que mostraba indicios de la artesana fenicia... el pas del rey Hiram.
Y as fueron halladas las minas del rey Salomn.
Pero, se trataba realmente de ellas?
Los modernos exploradores de Ofir se mostraron escpticos. Era imposible, dijeron, que los judos y los fenicios (que nada saban de minera)
hubieran creado una organizacin capaz de producir
semejantes cantidades de oro. Tampoco era probable que hubiesen podido transportar el oro atravesando doscientas millas de jungla africana, en
direccin a la costa. Si el oro habla sido extrado all,
slo los nativos podan haberlo hecho.
Muy bien, replicaron los hombres que crean en
la existencia de Ofir. Probablemente Salomn e Hiram haban conseguido el oro mediante transacciones comerciales.
Los escpticos menearon nuevamente la cabeza.
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5.
Persegua al mundo antiguo la idea de que los
metales era entes orgnicos, que crecan y se desarrollaban como las plantas. Durante mucho tiempo
circul, atribuido a Aristteles, un librito titulado
Relatos milagrosos. La obra era una falsificacin,
pero reflejaba las creencias de la poca. Uno de los
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acomodado al grosor de nuestro dedo y que constituyen excelente remedio para las torceduras. Yo
mismo tengo un anillo hecho con este tipo de oro.
Y as comenz la carrera legendaria del aurum
vegetabile, el oro que crece.
Por lo dems, es absolutamente cierto que en
los viedos hngaros se han hallado estos zarcillos
de oro en forma de alambre espiralado.
Un mdico alemn, E. W. Happel, reuni las
observaciones contemporneas en su libro: Relationes Curiosae (1683, Hamburgo). Dos de los casos
haban ocurrido en Eperjes, en el norte de Hungra,
y fueron informados por el doctor M. H. Franckestein, en larga carta a su amigo Sachs de Lewenheim,
eminente mdico de Breslau.
El viador de un noble estaba descansando despus del trabajo, y de pronto advirti un resplandor
amarillo en el suelo. Lo examin con atencin y hall que estaba enterrado profundamente. Con gran
dificultad consigui arrancar un buen trozo. Llev
el objeto al orfebre. Es oro puro, y del ms fino,
dijo el experto. Feliz, el viador vendi su hallazgo
y regres al lugar donde se haba producido el milagro. Y ciertamente, el milagro hubo de repetirse: al
cabo de pocos das, en el lugar del trozo arrancado
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apareci otro. La autenticidad del caso est demostrada por las actas de un juicio; pues el viador
continu llevando al orfebre los trozos de oro, hasta
que al fin se difundi el rumor, y tanto el propietario del viedo como el gobierno le iniciaron juicio
por haber iniciado la explotacin del oro sin la debida autorizacin.
Otro caso: el arado de un campesino trajo a la
superficie una raz de oro de pocas pulgadas de longitud. El hombre no advirti el valor del objeto, y lo
transform en pieza de arreo. En cierta ocasin,
haba llevado cierta cantidad de madera a la ciudad
de Eperjes, y se detuvo frente a la casa del orfebre;
ste vio la extraa pieza, y la compr por una nada.
Todava en el siglo XVIII muchos eruditos cavilaban sobre el caso del oro vegetal de Hungra.
En el verano de 1718 la conocida revista Breslauer
Sammlungen le consagr un extenso artculo; en 1726
(volumen XXXVI) public un informe de Kesmark,
ciudad de Alta Hungra. De acuerdo con el mismo,
los cosechadores de la propiedad de Andras Pongracz, un noble hngaro, hallaron una pieza de buen
tamao de oro natural que pusieron en manos del
amo, como corresponda. Se estableci el valor del
oro en 68 guldens. (En aquellos tiempos un marco
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6.
La aureomicina es uno de los antibiticos recientes, pero el empleo medicinal del oro (aun en
cantidades minsculas) no es ciertamente un hecho
nuevo. A fines de la dcada del veinte, un balnelogo francs daba a sus pacientes inyecciones de oro
destinadas a combatir el reumatismo. Sin duda eran
muy eficaces... sobre todo desde el punto de vista
del mdico.
Sin embargo, el oro fue empleado como droga
de carcter medicinal ya en tiempos de Plinio. Posteriormente, los mdicos rabes lo convirtieron en
el eje de toda su farmacopea. La terapia medieval
preservaba cuidadosamente las tradiciones. Era
simple cuestin de lgica; el rey de todos los metales necesariamente deba poseer mayores poderes
curativos que las sustancias innobles.
La panacea favorita, casi universal, era el aurum
potabile, el oro potable. Cuando aludan a sus efecPsiKolibro
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que los puntos rojos del sarampin cedan ms rpidamente cuando se envolva al enfermo en sbanas rojas.
Tanto en el caso del sarampin como en el de la
viruela el oro desempeaba un papel curativo. Acaso haba algo mejor para impedir las feas marcas
faciales que el oro, el cual- como todo el mundo
saba- era un maravilloso cosmtico? Alrededor de
1726 se acuaron en Francia nuevas monedas de
oro. Los especialistas en belleza aconsejaron a las
damas frotarse los labios con esas monedas. Pues,
segn afirmaban, el oro atraa la sangre, y los delicados labios cobraran un hermoso color sin necesidad de apelar al lpiz labial.
Una teora semejante recomendaba el oro para
las mujeres bellas que haban enfermado de viruela.
Una delgada hoja de oro era aplicada sobre el rostro
de la paciente; el estelar efecto del oro deba impedir
la maligna obra de destruccin de la viruela. Ese fue
el mtodo aplicado a la condesa Nicholas Bercsenyi,
segundo jefe del prncipe Francis Rakoczi en la lucha de los hngaros contra los Habsburgo. Desgraciadamente, el resultado no fue muy bueno.
Kelemen Mikes, secretario de Rakoczi y amanuense,
que escribi una larga y brillante serie de cartas desPsiKolibro
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7.
La ms deslumbrante y trgica personificacin
del oro fue el sueo de Eldorado.
El primer grupo de aventureros parti a su conquista en 1530. La ltima expedicin tuvo lugar en
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su vez, Ordaz disput con Martnez, a quien acusaba de insubordinacin. Lo sentenci a muerte, pero
la pena fue conmutada por otra un poco menos
drstica; Martnez fue depositado en una canoa sin
remos y la embarcacin lanzada a la deriva sobre las
aguas del Orinoco. Martnez, relat despus que
haba sido recogido por algunos indios amigos, y
llevado a Manoa, donde lo presentaron como curiosidad al cacique reinante (pues en esos parajes jams
haban visto a un blanco). All pas siete meses maravillosos. Martnez asegur que la Ciudad del Oro
era exactamente como haba sido descrita en repetidas ocasiones... o ms fabulosa an, pues en una
sola calle haba tres mil orfebres que trabajaban da
y noche. Despus de siete meses, Eldorado envi
graciosamente de retorno a Martnez, con adecuada
escolta y todo el oro que sus acompaantes podan
transportar. Dnde estaba el oro? Desgraciadamente, en el trayecto una tribu de indios haba atacado la columna, matando a la escolta y
apoderndose del metal.
Todo lo cual fue materia de un informe escrito
por Juan Martnez. Cuando Sir Walter Raleigh cay
sobre Trinidad e incendi la capital espaola en un
gesto un tanto inamistoso, el atemorizado gobernaPsiKolibro
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Toda su vajilla, an la que se emplea en la cocina, es de oro. En sus departamentos hay enormes
estatuas de oro puro. Hay tambin reproducciones
de tamao natural de todos los animales de su pas,
cuadrpedos, aves o peces. Tiene un jardn privado,
donde descansa; y all, todos los rboles, arbustos,
flores y plantas son de oro pursimo. Tambin posee inmensas cantidades de oro, en forma de lingotes, apilados como si se tratara de simples trozos de
madera.
Ms tarde, el erudito Alejandro von Humboldt
realiz un valeroso esfuerzo con el fin de desacreditar la leyenda de Eldorado y de demostrar la
inexistencia de esa regin. De acuerdo con Humboldt, en el territorio entre el Amazonas y el Orinoco hay gran cantidad de una sustancia dorada,
carente de todo valor, la mica. A menudo cubre las
laderas de las montaas, y los rayos del sol poniente
le arrancan reflejos dorados. Los guerreros de algunas tribus emplean el polvo de mica para frotarse la
piel, en lugar de aplicarse tatuajes o pintura.
Los indios odiaban a los conquistadores espaoles, y utilizaron estos hechos para desorientarlos y
seducirlos. Martnez desarroll la leyenda, e invent
la historia de su propia visita a Eldorado para
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res de aventureros alemanes y espaoles. La expedicin fue un completo fracaso. Hohemut fue muerto
por un asesino espaol a sueldo, que lo apual en
el lecho.
1541. La ltima expedicin alemana, bajo la direccin de Felipe von Hutten. Al regreso de la intil
bsqueda, su jefe fue decapitado por el gobernador
de Venezuela.
1552. El primer intento serio de los espaoles,
dirigido por Don Pedro de Ursa, un noble de Navarra. Con el fin de intimidar a las tribus salvajes,
invit a los jefes a una comida, y all los asesin a
todos. El lugarteniente de Ursa, Pedro Ramiro, fue
asesinado por dos oficiales durante una disputa. Ursa mand decapitar a los dos oficiales.
1560. Segunda expedicin de Ursa. Su nuevo
lugarteniente, Aguirre, organiz una conspiracin
contra Ursa, y ste fue asesinado por sus propios
soldados.
1561. Bajo la direccin de Aguirre, la expedicin
se convirti en banda de delincuentes que saqueaban y asesinaban. Sin embargo, a veces andaban tan
escasos de alimentos que se vean obligados a contar los granos de cereal con que se alimentaban. Por
orden de Aguirre, Martn Prez asesin a Sancho
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8.
Pero si fue difcil hallar, y ms an conservar el
oro, siempre se so con la existencia de un atajo.
Ese fue el sueo del alquimista. Y si los alquimistas
no produjeron oro para quienes los patrocinaban,
con cierta frecuencia lo obtuvieron para s mismos,
gracias a la inagotable veta de la estupidez humana.
Hace algunos aos vino a mis manos una antigua gua austraca. Su autor fue J. B. Kchelbecher;
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en sus ratos de ocio el Elixir de la Vida y el Elemento Esencial. Tena a su servicio una docena de
alquimistas, y para ellos construy una hilera de casitas en el Hradsin, el castillo medieval que se elevaba sobre la ciudad de Praga. Eran tan pequeas que
parecan celdas o jaulas. Contbase que si un alquimista incurra en el desagrado del Emperador, se lo
arrojaba desde las almenas sobre las afiladas rocas
de la ladera... y que varios sufrieron esa ingrata
muerte.
La emperatriz Mara Teresa era una mujer inteligente; emiti un decreto en virtud del cual se prohiba la fabricacin de oro en sus dominios. Pero sus
sucesores no siguieron tan discreto ejemplo. Corra
ya el ao 1860, cuando la corte de Viena cay en el
lazo que le tendieron tres estafadores internacionales. Parece casi increble, pero la verdad es que durante dos aos enteros estos sujetos trabajaron en la
Casa de Moneda imperial, bajo la supervisin de los
profesores del Instituto Tecnolgico de Viena. Haban prometido convertir cinco millones de guldens
de plata en oro por valor de ochenta millones! La
administracin de la Casa de Moneda ya haba preparado el presupuesto de la fbrica de oro proyectada, cuando al fin la Corte Imperial recuper el
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Pero el charlatn de Padua alimentaba ms elevadas ambiciones. No lo satisfaca el lento desarrollo de su fortuna. Prepar los detalles de su gran
impostura con el cuidado que un buen general habra puesto en el plan general de una gran campaa.
En primer lugar, difundi la noticia de que haba
descubierto un misterioso polvo de inigualada eficacia. Se trataba del famoso usufur. No se ocupaba
personalmente en la venta; lo suministraba a los
farmacuticos y luego indicaba a los pacientes que
lo compraran en los negocios. Las infinitesimales
cantidades de usufur no podan perjudicar a los enfermos; por consiguiente, a menudo curaban. La
fama de la nueva droga maravillosa se difundi por
toda Italia. Daniel se neg a satisfacer encargos y
pedidos que no provinieran de los farmacuticos
florentinos... y se fue el segundo paso de su cuidadoso plan.
El tercer paso consisti en ir a Florencia y solicitar audiencia al Gran Duque. Saba que el amo de
Toscana era apasionado creyente en la alquimia.
Daniel revel que haba hallado el secreto de la fabricacin del oro, y lo ofreci al duque. Slo peda,
en cambio, 20.000 ducados de oro; y ello slo en
caso de tener xito. La oferta pareca razonable, y el
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solvi que en adelante l mismo se ocupara en fabricar su propio oro. Tan conmovido estaba ante su
buena fortuna, que deposit una calavera sobre el
escritorio de su estudio, para que le recordara
constantemente que todo ser humano es mortal,
poniendo freno as a su propio exceso de confianza
y de orgullo.
Daniel de Transilvania haba cumplido su parte
del acuerdo, y comenz a insinuar indirectas sobre
los 20.000 ducados. Dej entrever que deba dar
dote adecuada a sus hijas. Tambin solicit una breve licencia, pues deba arreglar ciertos asuntos familiares en Francia. Se le concedi la licencia y se le
pag el dinero. El Gran Duque agreg algunos preciosos dones: diamantes, un vaso de jaspe, una cadena de oro y rubes. Y prometi que a su retorno
Daniel sera nombrado canciller de Estado, recibira
un palacio y se le tratarla como hermano. Y en ese
papel, Daniel deba considerar como propio todo lo
que el Gran Duque posea. (Excepto la Gran Duquesa, agrega cautamente el cronista de la poca.)
Una guardia de honor escolt a Daniel hasta
Leghorn, desde donde una nave deba llevarlo a
Marsella. Daniel se mostr muy generoso. Distribuy trescientos tleros entre los soldados, regal una
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cadena de oro al comandante de la tropa, y le entreg una carta que deba poner en manos del Gran
Duque. Y la misiva deca:
Alteza serensima! No podr pagaros las mltiples mercedes con que me habis abrumado como
no sea mediante una franca confesin. En caso de
que Vuestra Gracia se proponga continuar la fabricacin de oro, debo prevenirle que jams obtendr
ms oro que la cantidad contenida en el Usufur. Mi
intervencin en el asunto se limit a reducir un poco de oro puro al estado de polvo, y a venderlo en
cierta mezcla a los farmacuticos. Una vez consumido el polvo, Vuestra Gracia no podr fabricar
ms oro. Ruego a Vuestra Gracia que me perdone el
engao; las amabilidades que ha sabido dispensarme, quiera el Seor recompensrselas de un modo o
de otro. Y os pido un ltimo favor: el reconocimiento de que he sido moderado, y no llegu a engaaros ms cruelmente an. Y antes de
despedirme, dejadme deciros que no soy transilvano, sino italiano; tampoco me llamo Daniel, sino de
otro modo. Desendoos la mejor salud, y recomendando a Vuestra Gracia a la infinita piedad de Dios,
se despide Vuestro Obediente Servidor, el descubridor del Usufur.
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Una vez que pas el primer ataque de indignacin, el Gran Duque tom a broma la impostura... o
por lo menos, as lo afirma el cronista de la poca.
Sea como fuere, no cabe duda de que Europa entera
festej el engao.
El caso del crdulo Gran Duque nos mueve a
risa, y estamos seguros de que nada semejante podra ocurrir en la poca moderna. Pero el alquimista
prospera en el siglo XX con la misma frecuencia y
goza de idntico prestigio. Por otra parte, encuentra
tontos y vctimas tan fcilmente como Daniel de
Transilvania hace dos siglos. Uno de los ms atrevidos y exitosos fabricantes de oro oper en
Alemania poco antes del rgimen de Hitler. Heinrich Kurschildgen era un joven de escasa educacin,
obrero de una fbrica de tinturas... hasta que cierto
da decidi convertirse en inventor. Equip un pequeo taller, al que dio el nombre de laboratorio,
obtuvo dos patentes, y sobre tan frgil fundamento
levant un sorprendente edificio de realizaciones
imaginarias.
Su primera vctima fue un profesor de la Universidad de Colonia; Kurschildgen explic al erudito
caballero que haba descubierto el modo de tornar
radiactiva cualquier sustancia mediante ciertos rayos
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misteriosos. El profesor le crey quizs el joven revelaba una frgil chispa de autntico brillo y contribuy con su opinin experta, la cual de ese modo
vino a respaldar las afirmaciones del inventor.
Ahora, el genio autodidacta se convirti en alquimista hecho y derecho, y desarroll su magnfica invencin; mediante la transformacin de la
materia inorgnica en sustancia radiactiva poda,
segn afirmaba, fisionar el tomo y por consiguiente
fabricar oro.
Cualquiera hubiese credo que las vctimas potenciales recordaran la infinita serie de reyes, duques, nobles, abades y pueblo comn que en el
pasado haban sido objeto de engaos. Pero es indudable que Kurschildgen eligi hombres de corta
memoria o de extrema codicia. Un abogado de
Dusseldorf le entreg veinte mil marcos; un importante hombre de negocios de Colonia aport
cincuenta mil para los trabajos destinados a perfeccionar el gran invento. Muy pronto los crculos
polticos derechistas de Alemania se interesaron en
el talentoso hijo de la patria. Si se lograba fabricar
oro, Alemania podra desembarazarse de la carga de
las reparaciones, reconstruir su maltrecha economa
y crear un nuevo ejrcito.
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Kurschildgen comenz a volar muy alto. Primero se entrevist con Herr Perponcher, secretario del
Partido Nacional Alemn, luego con el profesor
Hennig, otro miembro prominente de la misma organizacin poltica, y finalmente con el gran Hugenberg en persona, el millonario que controlaba un
vasto imperio industrial, periodstico y cinematogrfico. (Digamos de pasada que el oro era slo uno de
los descubrimientos del obrero de Hilden. Invent una mquina que curaba el cncer; un artefacto que con sus rayos detena cualquier motor;
un mtodo destinado a purificar el acero... en realidad, pareca un genio universal.) Recibi ofertas de
Estados Unidos y de Gran Bretaa, y un rico banquero suizo decidi pagarle un salario anual de
veinticuatro mil francos y mantuvo al inventor y a
su familia durante un ao.
Finalmente, sobrevino el desastre, se desenmascararon los ardides de Kurschildgen, se demostr lo
infundado de sus afirmaciones y fue condenado a
diez aos de prisin. Sin embargo, durante un perodo casi igual de tiempo consigui desorientar y
engaar a algunos de los mejores cerebros de Alemania. Y lo consigui gracias a la estpida codicia
que el oro despierta.
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explicando con cierto detalle cmo lo haba fabricado... a partir del plomo. Entre el pblico se hallaba
el seor Glean, el rico panadero, a quien impresionaron mucho las afirmaciones de Melville, y quien
le ofreci formar una sociedad para dedicarse a la
fabricacin de oro... la cual, dicho sea de pasada,
deba ser ms provechosa que la de pan.
El laboratorio del moderno alquimista fue instalado en el stano de la panadera central, y Melville trabaj noche y da con el fin de mejorar su
mtodo de trasmutacin. Pero los trabajos insuman ms y ms dinero. El seor Glean pagaba sin
murmurar, con la esperanza del xito. Finalmente,
se cans de esperar y exigi que Melville produjera
inmediatamente el oro prometido. El alquimista
pidi una semana de gracia y durante los siete das
restantes apenas sali del laboratorio, en el que destilaba, funda, martillaba y mezclaba su mgica pocin. Al cabo de una semana retir de la retorta la
misteriosa mezcla. Pero era el mismo plomo de
siempre, sin el menor rastro de oro. Despus de lo
cual, el seor Glean expuls a Melville con todos
sus aparatos y exigi la devolucin del dinero adelantado. Melville se rehus a pagar y desapareci.
Entonces, el seor Glean (hijo) jur venganza, proPsiKolibro
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9.
Y qu decir de los que hallaron oro, de los favorecidos por la fortuna?
Hugo von Castiglione fue el amo de un enorme
imperio financiero e industrial en Europa Central y
Oriental... hasta que se excedi en los clculos y el
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III
DESPUS DE USTED, SEOR
La ceremonia realza todas las cosas
SELDEN.
1.
Tuvo que ser (casi podramos decir que inevitablemente) un historiador alemn, Johann Christian
Lnig, quien consagrara casi dos dcadas a la tarea
de reunir material para su magnum opus, a la que denomin Theatrum Ceremoniale, y que public en Leipzig el ao 1719. Es una obra en dos volmenes, y
pesa aproximadamente veinte libras. Describe, analiza, explica y detalla todo el ceremonial que rega la
vida de las cortes europeas imperiales, reales y duPsiKolibro
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cin. Y, despus de todo, buen nmero de emperadores y de reyes afirmaron que gobernaron por la
Gracia de Dios, o que contaban con alguna otra
forma de aprobacin directamente emanada de la
Divinidad.
Que los gobernantes son los alter ego de Dios
era principio fundamental del Imperio Bizantino;
aunque, por supuesto, esta misma norma haba sido
aceptada, en distintas formas, en pases tan diversos
como Egipto, la India y los imperios precolombinos
de Amrica del Sur, sin hablar del perodo final del
Imperio Romano, que se enorgulleca de poseer
unos cuantos dioses, adems de Claudio.
En el ao 404 de nuestra era los emperadores
Arcadio y Honorio consideraron necesario disciplinar a los funcionarios de la corte. Arcadio, espaol
por nacimiento, fue el primer emperador del Imperio Romano de Oriente; a la muerte de su padre
Teodosio I, se dividi por vez primera el Imperio
Romano. Honorio, su hermano menor, naci en
Constantinopla, hered la mitad occidental del Imperio, y residi casi siempre en Miln y en Rvena.
Ninguno de ellos fue modelo de gobernante; fueron
manejados por sus esposas, por eunucos, por prefectos pretorianos y por otros favoritos. Sin embarPsiKolibro
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go, ninguno de ellos dud jams de su propia divinidad. He aqu la clusula final del edicto conjunto:
Todos aquellos que, movidos de audacia sacrlega,
desafen nuestra divinidad, sern privados de sus
empleos y de su propiedad.
Destaquemos que esta orden tonante fue emitida no por emperadores romanos paganos, sino ms
bien por gobernantes cristianos. La carta escrita o
dictada por un emperador bizantino tena carcter
sagrado, y sus leyes eran revelaciones celestiales.
Y para dirigirse oficialmente a tan exaltados personajes era preciso usar la frmula Vuestra Eternidad.
En su carcter de imagen de Dios, el emperador exiga adoratio, adoracin. La despiadada etiqueta de la corte obligaba no slo a sus propios
sbditos sino tambin a los enviados extranjeros a
postrarse en presencia del emperador. Liutprand,
obispo de Cremona y autor de varias importantes
obras histricas, fue embajador del rey de Italia ante
la corte de Bizancio. Al principio rehus postrarse
ante ningn ser humano, pero al fin se vio obligado
a ceder. En el informe de su embajada describe el
acto de presentacin de sus credenciales.
El emperador estaba sentado en un trono de
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Valerio Constancio, fueron tambin llamados sacrosantos, y los miembros de su familia fueron
todos nobilissimi y nobilissima. Pero esto fue slo el
principio. Estaban los Siete Ilustres, el Chambeln
principal, el representante de ste (que era ministro
del Interior), el canciller o Quaestor Sacri Palatii, el
ministro de Finanzas, y, finalmente, el comandante
en jefe de la caballera y la infantera. Todos ellos
eran miembros del Consistorio Sagrado. Los patricios y los gobernadores principales tenan el ttulo
de spectabili; es decir, expectables; los Sumos Sacerdotes eran honorati, los senadores clarissimi, los
jueces perfectissimi, los chambelanes egregii, tanto
si actuaban en las chancilleras como si trabajaban
en la corte. Los funcionarios civiles como inferiores
eran los decurii, los recaudadores de impuestos, que
slo merecan el calificativo de respectabili.
Estos eran los ttulos... pero tambin existan reglas exactas sobre el modo de dirigirse a estos dignatarios. A algunos deba decrseles Vuestra
Ponderosidad, y a otros Vuestra Sabidura.
Ciertos funcionarios podan sentirse ofendidos si se
les deca Vuestra Amplitud, en lugar de Vuestra
Excelsitud. Expresiones como Vuestra Veneracin o Vuestra Sagacidad eran utilizados con
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2.
Otros gobernantes europeos no exigan el mismo tributo de humildad que era obligado en la corte
de Bizancio. (Aunque, como podemos verlo en Ana
y el rey de Siam, la postracin completa subsisti en
Siam y en otros pases asiticos hasta bien entrado
el siglo XIX y an durante el siglo XX). Se contentaban con una reverencia o genuflexin. Parece que
esta forma de homenaje, elegante pero incmoda,
fue desarrollada por la notoria etiqueta espaola. La
hallamos en Madrid y en Viena; es probable que en
esta ltima ciudad haya sido adoptado al mismo
tiempo que otras tradiciones espaolas de los
Habsburgo. Tanto les agradaba a los emperadores
de Austria, que procuraron aumentar las oportunidades en que el cortesano deba caer de rodillas.
Todos los peticionantes deban caer sobre ambas
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corte de Versalles, en esto no sigui el ejemplo espaol. Por una u otra razn, se trataba de una prctica reida con la tradicin francesa. En cambio, las
piernas de los cortesanos ingleses sufran duras
pruebas, impuestas por las minucias del ceremonial.
En 1547, el mariscal Vieilleville fue invitado a almorzar con el rey Eduardo VI. En sus memorias
describe la escena con conmovida indignacin:
Los Caballeros de la Jarretera servan la mesa.
Llevaban los platos, y cuando se acercaban a la alta
mesa, se arrodillaban. Reciba los platos el Lord
Chambeln, y de rodillas los ofreca al Rey. A los
franceses nos parece harto extrao que caballeros
de las ms famosas familias de Inglaterra, estadistas
y generales eminentes deban arrodillarse de ese
modo; cuando entre nosotros an los pajes slo se
arrodillan en la puerta, en el momento de entrar al
saln.
Durante el reinado de Isabel las rodillas tuvieron
que trabajar ms an. Paul Henzner, el viajero alemn, relata en su Itinerarium Gernmniae, Galliae, Angliae, etc. (Nuremberg, 1612) cmo se tenda la mesa
de la reina. Cierto dignatario de la corte, a quien no
pudo identificar, entr primero con un bastn, seguido por otro caballero que llevaba un mantel.
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3.
Naturalmente, el arquetipo de toda ceremonia
fue la famosa (o notoria) etiqueta espaola. Era tan
rgida, y provocaba tantas anomalas que haba de
suministrar a los cronistas y a los coleccionistas de
ancdotas material casi inagotable.
El mortal comn no poda tocar la persona augusta de la realeza espaola. En cierta ocasin, el
caballo de la reina espaola se encabrit y desmont
a su majestad; pero el pie de sta qued aferrado al
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4.
Los primeros reyes franceses odiaban la idea de
silenciar la voz fresca y libre del ingenio glico con
la mordaza de la etiqueta y del ceremonial. Adoptaron las tradiciones de la corte borgoona, pero tuvieron buen cuidado de reservarse oportunidades
que les permitan establecer contacto directo con el
mundo de los mortales comunes. Enrique IV favoreci el uso de un lenguaje directo y franco. Prohibi a sus hijos que lo llamaran Monsieur... quera
ser sencillamente pap. Tampoco acept la estpida institucin de las cortes alemanas... los nios
de azotes. Eran hijos de nobles, compaeros de
juegos de los jvenes prncipes de la sangre; y cuanPsiKolibro
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el espectculo con silenciosa ansiedad. Era, ciertamente, un espectculo de gran gala, en el cual representaba el primer papel, como siempre, el supremo
dignatario y principal actor de Francia.
Escena primera: El rey se quita la bata. El Gran
Maestre del Guardarropa ayudaba por la derecha, el
jefe de lacayos por la izquierda. Sin duda, la bata era
una prenda menos trascendente que la camisa. Mucho ms complejo era el acto en virtud del cual el
rey se despojaba de la camisa de noche y se pona la
camisa de da. Un caballero de cmara la entregaba
al primer chambeln, que la pasaba al duque de Orlens, cuyo rango slo era inferior al del propio rey.
El rey reciba la camisa de manos del duque, se la
pona sobre los hombros, y con la ayuda de dos
chambelanes se quitaba la camisa de noche y se
acomodaba la de da.
La funcin de gala continuaba. Los funcionarios
de la corte ayudaban a Su Majestad a completar su
arreglo, a ponerse los zapatos, a asegurar las hebillas
de diamantes, a colgar la espada y la cinta de la orden elegida por el monarca. El Gran Maestre del
Guardarropa (generalmente el duque de ms edad)
desempeaba un papel importantsimo. Sostena en
sus manos las ropas usadas el da anterior mientras
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meritorios recamaran de oro sus chaquetas. Se otorgaba un permiso escrito, firmado por Su Majestad y
refrendado por el primer ministro. Esas chaquetas
tenan un nombre especial: justaucorps brevet,
chaquetas certificadas.
Cuando el espectculo cotidiano conclua, el rey
abandonaba la cmara y los cortesanos lo seguan.
Pero en la cmara real se desarrollaba entonces una
breve ceremonia secundaria. Era preciso arreglar
el lecho real. No, por cierto, apresuradamente, como suele ocurrir con la mayora de las camas comunes. Este procedimiento tena tambin sus reglas
escritas. Un lacayo se colocaba a la cabecera de la
cama, y el otro a los pies, y el tapicero de palacio
arreglaba el augusto lecho. Deba hallarse presente
uno de los chambelanes, con el fin de vigilar el
cumplimiento de las reglas de la operacin.
La propia cama, lo mismo que los restantes
muebles o artculos de uso cotidiano, deba ser tratada con el debido respeto. Quien pasaba la barrera
que divida la cmara estaba obligado a realizar una
genuflexin ante el lecho.
La costumbre del despertar fue adoptada por
muchas cortes europeas. Johann Kchelbecher describe en 1732 una ceremonia semejante en el HoPsiKolibro
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comprobar que todo estaba en orden, el ujier principal ruga nuevamente: Caballeros, carne para el
rey!
Los guardias se ponan en posicin de firmes y
cierto nmero de dignatarios de la corte marchaban
a la habitacin vecina, donde examinaban atentamente los platos destinados a la mesa real. El
chambeln de la corte los dispona en correcto orden; luego tomaba dos rebanadas de pan y las empapaba ligeramente en la salsa o jugo de las viandas.
Probaba una y ofreca la otra al mayordomo principal. Si estos altos dignatarios consideraban que los
platos tenan buen sabor, la procesin se formaba
nuevamente; a la cabeza se colocaba otra vez el ujier
principal con su bastn, detrs el chambeln de la
corte con su vara de oro, luego el chambeln con un
plato, el mayordomo principal con el segundo, el
inspector de la cocina real con el tercero, y detrs
varios dignatarios de diferentes categoras. Los platos eran escoltados por guardias armados de carabinas... probablemente para evitar que alguien robara
los alimentos!
Una vez que los preciosos alimentos haban llegada al comedor, se anunciaba al rey- con arreglo a
formalidades estrictamente prescritas- que el alPsiKolibro
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cortesanas tena cierto fundamento real. En la deslumbrante corte de este monarca de suprema vanidad viva un hombre equilibrado y comprensivo:
Colbert, el ministro de finanzas. Se le ocurri a
Colbert que, si era necesario que el pas se viera
agobiado por los impuestos, bien poda establecerse
un impuesto sobre la vanidad. Colbert venda los
ttulos y las jerarquas de la corte. El ms barato era
el ttulo de maestro de cocina: costaba slo ocho
mil francos. En proporcin con el grado de importancia, se elevaba el costo: el mayordomo principal,
por ejemplo, pagaba un milln y medio de francos
por su deslumbrante puesto. Colbert confiri a esta
dudosa transaccin cierto aire de respetabilidad
prometiendo pagar un inters anual sobre el capital
que se depositaba. Sin duda, se pagaba el inters,
pero los compradores saban muy bien que jams
volveran a ver su capital, y trataban de compensarse por otros medios. De acuerdo con los clculos de
los historiadores, robaron cinco veces ms que el
inters de la inversin realizada.
Todo esto podra haber sido un fenmeno sin
importancia, un captulo ridculo pero secundario de
la historia de la estupidez humana. Sin embargo, su
costo fue enorme, no slo para Francia sino para
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Europa en general. Por doquier aparecieron pequeas (y a veces no tan pequeas) reproducciones de
la corte de Versalles. Los pequeos prncipes alemanes, as como los grandes duques y los nobles
quisieron imitar al Rey Sol. Innumerables dominios
y principados se arruinaron debido al estpido deseo de emular a Luis XIV. Los soldados de Hesse
que fueron vendidos y terminaron sus das en tierra
extranjera, las innumerables y sucias empresas comerciales de los amos continentales se originaron
principalmente en este sentimiento de vanidad. El
Rey Sol poda sentirse orgulloso; era el centro no
slo de su corte y de Francia, sino de todo el mundo civilizado.
5.
Cuando mora un rey de Francia, se embalsamaba el cadver y se lo enterraba despus de cuarenta
das. Entretanto, el atad descansaba en un fretro
ricamente decorado, cubierto de brocato dorado y
ribeteado de armio. Sobre el fretro se colocaba
una efigie de cera del difunto, con una corona en la
cabeza y un cetro en la mano.
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primi la ceremonia de las comidas. Pues era famoso el tremendo apetito del rey ciudadano, y los ministros de su sucesor temieron que la risa homrica
de la multitud conmoviera las ventanas del palacio.
La realeza difunta tambin acarreaba problemas.
John Stow nos cuenta que Enrique I, despus de
fallecer, mat a su propio mdico:
Se haba prometido gran recompensa al mdico
para que abriera su cabeza [la del rey] y extrajera el
cerebro, pero el hedor lo mat, y por consiguiente
no pudo gozar de la recompensa prometida.
Los ojos, el cerebro y las entraas del rey fueron
enterrados en Run; el resto de su cuerpo fue cubierto de sal y envuelto en cueros vacunos, debido
al hedor que envenenaba a los que estaban alrededor. Y todo por la locura de haberse hartado de
lampreas.
El entierro de Enrique VIII tampoco fue muy
ceremonioso. Un documento contemporneo, conservado en la coleccin Sloane, relata que el cadver
pas una noche entera en un convento profanado
que haba servido de crcel a Catalina Howard:
El rey, a quien llevaban a Windsor para ser enterrado, estuvo toda la noche entre las derruidas
murallas de Sin; y como el atad de plomo sufri
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6.
En 1810 la mitad occidental de Hait se convirti en repblica. Su presidente fue el general Henri
Christophe, nacido esclavo en Granada, y hbil lugarteniente de Pierre Dominique Toussaint L'Ouverture en la revolucin de 1791 contra los
franceses.
La carrera de Christophe haba sido meterica.
Nacido en la esclavitud, se liber por sus propios
esfuerzos, y luego fue cocinero de un conde francs.
Posteriormente se consagr a la carrera de las armas, y demostr su valor en varias guerras de menor importancia, hasta que alcanz la jerarqua de
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general.
Debe decirse en su honor que permaneci fiel a
su esposa a travs de todas las vicisitudes de su carrera. Ella era haitiana, y tambin haba sido cocinera. Napolen era el ideal y modelo de Christophe.
El corso haba comenzado desde abajo; por qu no
poda emularlo?
Durante su presidencia, obtenida gracias al asesinato de Jean Jaeques Dessalines- el emperador
Jacques I de tan particular estilo- Christophe ech
los cimientos de su Propia realeza. El ceremonial y
la etiqueta fueron regulados de acuerdo con el modelo francs. Se ha conservado un ejemplar de la
Gaceta Oficial haitiana, en el que se describen detalladamente las festividades del cumpleaos de la
esposa del presidente.
El titular del amarillento diario (en francs) dice
as:
GACETA OFICIAL DEL ESTADO DE HAIT
30 DE AGOSTO DE 1810
SPTIMO AO DE LA INDEPENDENCIA
El 15 de agosto, dice el editorial, se vio sealado por un sentimiento de general regocijo. ToPsiKolibro
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dos se sintieron posedos por el exaltado entusiasmo que generalmente acompaa el cumpleaos de
Su Alteza, la esposa del Presidente. Como los autnticos patriotas haitianos se interesan por los ms
menudos detalles relacionados con el objeto de su
cario y respeto, daremos un relato minucioso de
todos los brillantes xtasis que han hecho tan soberbia esta magnfica fiesta.
Los soberbios xtasis comenzaron la noche anterior, cuando varias salvas dieron la seal para el
estallido de la alegre y general intoxicacin. En las
cimas de las montaas se encendieron hogueras. Se
ilumin la capital. Se desplegaron estandartes y carteles en los que se expresaba la lealtad y el aprecio
inspirados por las cualidades de la virtuosa consorte. A medianoche se celebr un concierto al aire
libre, en el que se cantaron varios solos y duetos en
elogio del cumpleaos, con el fuego interior y el
hondo poder expresivo que slo el tributo a la virtud puede inspirar. Despus de la serenata el pblico se retir de mala gana a dormir, para levantarse a
primera hora de la maana, al son de pfanos y
trompetas, que sealaban la aproximacin del momento apasionadamente esperado y el principio de
la grata pompa de las festividades.
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Los pares del dominio: El prncipe Noele, coronel de guardias. El prncipe Jean, gran almirante.
Los mariscales del dominio. (Aqu viene la lista de
duques y condes.)
Los pares de la corona: El Despensero principal,
el Copero principal, el Lord Chambeln, el Maestro
jefe de los establos, el Lord Maestre de la Caza, el
Lord Maestre de Ceremonias.
La casa real de la reina: Un Despensero principal, dos Damas de Compaa principales, doce
Damas de Compaa comunes, un Chambeln principal, dos Chambelanes, cuatro Mayordomos del
establo, un secretario privado y una nube de pajes.
El Delfn tena otra casa, y a ella estaban asignados un Gran Mayordomo y dos tutores.
Dnde encontr Henri Christophe, ex esclavo
y ex cocinero, tantos dignatarios y funcionarios?
El Almanaque de la Corte nos informa que Su
Majestad estableci una nobleza hereditaria. Para
empezar cre once duques, veinte vizcondes, treinta
y nueve barones y once caballeros.
El Almanaque, que trae abundante informacin,
detalla el ceremonial de la corte. Sus Majestades reciban todos los jueves. El rey y la reina se sentaban
en sillones; los otros lo hacan con arreglo al rango
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tefacto de cartn dorado, que el presidente del Senado deposit solemnemente sobre la cabeza del
nuevo emperador. Faustin I se sinti tan profundamente conmovido, que eligi palabras un tanto inapropiadas para iniciar sus funciones, pues exclam:
Viva la libertad! Viva la igualdad!
Faustin I organiz su corte imperial sobre el
molde de la que haba tenido Henri I. Cre pares y
altos dignatarios, fund una orden de caballera.
Entre los funcionarios de la corte haba un Lord
Gran Panadero, instituido a imitacin del Grand
Penatier francs. Se produjo cierta confusin, pues
nadie atinaba a establecer las funciones reales de
este caballero. Desconcertado, el hombre pidi audiencia al Emperador, pero ste resolvi muy graciosamente el problema: C'est quelque chose de
bon (Es algo bueno).
El nombre de Lord Gran Panadero era conde
de la Limonada. Lo cual parece un tanto extrao.
Pero haba otro llamado duque de la Mermelada. Y
cuando se repasan los ttulos de la nueva aristocracia, se descubren otros ttulos sorprendentes:
Duque de las Mejillas Rojas (Duc de Dondon).
Duque del Puesto Avanzado (Duc de l'Avance).
Conde del Ro Torrencial (Comte d'Avalasse). ConPsiKolibro
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de del Terrier Rojo (Comte du Terrier Rouge). Barn de la Jeringa (Baron de la Seringue). Barn
Agujero Sucio (Baron de Sale-Trou). Conde Nmero Dos (Comte de Numero-Deux).
Qu haba detrs de toda esta imbecilidad haitiana?
Cuando el emperador Faustin creaba un par,
tambin daba al beneficiario cierta extensin de tierra plantaciones ms o menos extensas confiscadas
a sus antiguos propietarios. Era bien sabido que la
nobleza de Francia, a la que tanto se imitaba, tomaba su nombre de las propiedades que ocupaba, por
lo cual se consider aconsejable que la nueva aristocracia negra se denominara segn la propiedad de
cada uno. Pero las plantaciones no tenan nombres
tan atractivos o melodiosos como los antiguos castillos de la nobleza francesa; los viejos propietarios
las haban bautizado con los nombres de los productos elaborados, o de acuerdo con la ubicacin de
la propiedad, o con cierta particular cualidad del
suelo, etc. As, la patente de nobleza del hombre
que posea limonares era el ttulo de conde de la
Limonada; el nuevo propietario de una fbrica de
jaleas se enorgulleca de que lo llamaran duque de la
Mermelada. Es muy posible que pocos de ellos
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perial, sino de una leyenda muy comercial y prosaica. Deca: Sardines a lhuile. Barton et Cie. Lorient.
El contratista marsells no corra muchos riesgos! Saba que ni los guardias reales ni el propio
emperador haban aprendido a leer, y por lo tanto
consider, que no era peligroso adherir a los uniformes placas de metal recortadas de viejas latas de
sardinas.
Desgraciadamente, la Guardia Real no se mostr digna de su magnfico uniforme. En 1859, cuando estall la inevitable revolucin, desert
desvergonzadamente y abandon al emperador; de
modo que Faustin I resolvi olvidarse de mermeladas, limonadas y dems miembros de la nobleza
Con toda su familia huy a Jamaica, y all termin
su vida, en el exilio, siguiendo as hasta el fin a su
modelo napolenico.
Los extraos ttulos, las ridculas pretensiones
de los negros nos mueven a risa. Pero la raza blanca
no tiene derecho a sentirse muy superior. He aqu
una lista de ttulos y jerarquas recogida de la prensa
de los Estados Unidos:
Portero ayudante en ejercicio (del Senado de los
Estados Unidos).
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7.
En el Imperio Bizantino se hallaban rgidamente
regulados no slo los ttulos y el ceremonial de la
corte, sino tambin las modas. nicamente el emperador tena derecho a usar zapatos rojos. Era uno de
los signos exteriores del poder imperial, como la
diadema. Despus de la cada de Constantinopla, los
zapatos rojos realizaron un largo viaje en el tiempo
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La ley del tabouret incluye muchos otros aspectos, pero no podemos ocuparnos de todos. Quizs sea ste el lugar apropiado para citar el libro de
Marzio Galeotto sobre la casa del rey Matthias Corvinus de Hungra. Beatriz, la esposa italiana del rey,
introdujo una prctica particular: si ella se sentaba,
lo mismo podan hacer las damas de compaa; y
estaban autorizadas a hacerlo sobre cualquier tipo
de silla, sin necesidad de permiso especial. Un cortesano muy escrupuloso mencion el hecho al rey
Matthias, y critic la falta de formalidad; sin duda,
mucho mejor era dejar de pie a las damas.
-Oh, no, que se sienten- replic Su Majestadson tan terriblemente feas, que mucho ms ofenderan la vista del espectador si se quedaran de pie.
La ley del tabouret es slo una pequea muestra
de la tremenda variedad de privilegios y derechos de
que gozaba la alta nobleza. Era una dieta refinada y
sutil con la que se alimentaba la vanidad, y el goce
era ms intenso porque todo se haca pblicamente.
En las recepciones de la corte las damas de rango inferior besaban el ruedo de la tnica de la reina.
Tambin las princesas y las esposas de los pares tenan derecho a rendir este homenaje, pero el privilegio estaba claramente determinado: se les permita
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posible resolver el problema, pues se careca de tradicin prctica con respecto a los platos de vidrio,
decidieron abstenerse de beber durante todas las
comidas que se hicieron en ese viaje, prefiriendo las
torturas de la sed antes que ceder un pice.
En todo caso, estas damas litigiosas coman
juntas. No era el caso de aquel conde alemn, de
quien C. Meiners relata en su Geschichte des weiblichen
Geschlechtes (Historia del sexo femenino, Hanover,
1788) que se cas con una archiduquesa austriaca.
Era un matrimonio de amor, pero el pobre conde se
quejaba amargamente: Podemos dormir en el
mismo lecho, pero no se nos permite comer a la
misma mesa.
Minima non curat praetor, afirma el proverbio
latino. Las cosas pequeas poco importan. Quizs
as es, amenos que se est infectado del virus de la
vanidad. Pues en Versalles an las cosas ms ftiles
posean prodigiosa importancia.
Era privilegio de las princesas poner un toldo
escarlata sobre el techo de sus carruajes. Pero los
hijos y los nietos de la pareja real necesitaban distinguirse de algn modo. Gozaban, pues, del privilegio
especial de llevar el toldo escarlata clavado al techo
del carruaje. Esta situacin suscit un grave proPsiKolibro
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blema, pues el prncipe Cond (prncipe de la sangre) exigi el mismo derecho para las princesas de la
sangre. Pero las intrigas de la corte impidieron la
audaz innovacin, de modo que el indignado Cond
arranc completamente el toldo escarlata del carruaje de su esposa y (con gran consternacin de
todo el mundo) entr sin l al palacio real.
Entr al palacio... he aqu una observacin importante. Los carruajes de los nobles de rango inferior al de prncipe no podan traspasar el patio
interior; una vez llegados a la porte-cochere deban
detenerse, y sus ocupantes caminaban hasta la entrada.
Si el rey visitaba uno de sus castillos en provincias, toda la corte lo segua. En los castillos se reservaba a cada uno la correspondiente habitacin.
Pajes de librea azul escriban con tiza sobre la puerta
el nombre del personaje de la corte Monsieur X o
Madame Y. Pero ni siquiera esta sencilla tarea se
salvaba de la comedia de la precedencia. El absurdo
de la etiqueta gobernaba en los corredores de Marly
o de Fontainebleau. Las damas y los caballeros de
rango excepcional tenan derecho a una palabra suplementaria: pour, para Monsieur X o Madame Y.
Las cuatro letras de la palabra pour, trazadas con
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8.
Cuando el rey Juan Sobieski de Polonia derrot
al Gran Visir turco Kara Mustaf y levant el sitio
de Viena, se reuni en solemne encuentro con Leopoldo, el emperador Habsburgo. El palatino o virrey polaco se postr a los pies del emperador y
quiso besarle las botas. Sobieski se encoleriz y lo
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oblig a incorporarse.
Palatin! Point de bassesse! le grit.
La palabra tiene muchos significados: bajeza,
mezquindad, vulgaridad, acto bajo o mezquino. Pero la mejor traduccin es servilismo.
La palabra servilismo proviene del latn servus,
servidor; pero en Occidente el servidor rara vez o
nunca ha sido abyecto esclavo. Pocos son los amos
que exigieron que se les besara o lamiera las botas.
En Inglaterra esa actitud fue siempre objeto de desprecio; en los Estados Unidos decay y muri, ahogada por el vigoroso aire de la democracia.
Pero el servilismo reviste muchas formas, y el
servilismo del cortesano fue siempre el ms estpido de todos. Este servilismo se expresa del modo
ms notable y vigoroso en la actitud que afirma que
la sangre real no es motivo de deshonra. Tanto el
simple burgus como el altanero par se sentan
igualmente orgullosos y felices de que sus hijas, o
quizs la propia esposa, sirvieran al placer del prncipe o del monarca. El adulterio fue un pasatiempo
en Francia bajo Luis XII, la norma bajo Luis XIV y
un deber durante la Regencia. La Chronique scandaleuse de las cortes abunda en episodios de esta naturaleza. Su expresin culminante fue quizs el famoso
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Pare de Cerfs de Luis XIV. Pero las galantes aventuras de Carlos II o las aventuras erticas de Augusto
el Fuerte fueron apenas menos generales y famosas.
En Galanteries des rois de France, de Sauval; en Les favorites des rois de France, de Chateauneuf; en Amours et
galanteries des rois de France, de SaintEdna, o en los
seis volmenes de Jean Hervez (La Rgence galante;
Les maitresses de Louis XV, etc.) el estudioso de los
recovecos de la historia hallar amplio material. La
Saxe galante, el libro del barn Pollnitz sobre la vida
amorosa de Augusto el Fuerte, alcanz una docena
de ediciones. No hay escasez de material cuando se
investiga la estupidez del servilismo.
El cocu, el esposo cornudo, es figura bastante
familiar. Hay muchas teoras sobre el motivo de que
se atribuya al esposo engaado la posesin de cuernos visibles o invisibles. Llevar cuernos, dice el
Brewer Dictionary of Phrase and Fable, es ser marido
engaado. Es probable que esta antigua expresin
se relaciones con la caza. En la estacin del apareamiento, el ciervo elige varias hembras, que constituyen su harn, hasta que otro ciervo desafa sus
derechos. Si cae derrotado, permanecer solo hasta
que encuentre un ciervo ms dbil, que tendr que
abandonar su propio harn. Como los ciervos tiePsiKolibro
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nen cuernos, y otros machos les arrebatan sus compaeros, es evidente la aplicacin a la frase en cuestin.
Pues yo creo que es cualquier cosa menos evidente; pues en el caso de los ciervos el cornudo
es el macho fuerte, el que tiene xito; sin embargo,
hay otras teoras: Llevar cuernos: Esta expresin se
origina en la antigua prctica de adherir o injertar las
espuelas de un gallo castrado a la raz de la cresta
extirpada, donde crecan y se convertan en cuernos,
a veces de varias pulgadas de longitud.
En apoyo de esta teora se hace referencia a la
palabra alemana Hahnrei, de la que se afirma que
significa tanto capn como cornudo. El nico inconveniente de esta teora reside en que capn, en
alemn, no es Hahnrei, sino Kapaun o Kapphahn.
De todos modos, podemos dejar el problema librado a la sabidura de los fillogos.
Hay una explicacin ms probable, que relaciona al cornudo y a sus cuernos con Andrnico I,
emperador de Bizancio, que rein durante dos aos
y fue nieto de Alejo I (Comneno). Gran parte de su
vida sufri las consecuencias de su propia conducta,
harto licenciosa. Pas doce aos en prisin hasta
que, en un intento de recuperar el poder, fue derriPsiKolibro
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Pero si hubiera razn para sospechar la existencia de otra situacin, estaba dispuesto a emitir un
juicio positivo, con el cual, as lo esperaba, habran
de coincidir sus seoras:
Que el rey ordenara el inmediato envo de a
mujer a la Torre, donde deba ser encerrada en una
mazmorra, bajo estricta guardia, para que nadie pudiera verla; y que luego se aprobara un acta del Parlamento, para que se la decapitara... a lo cual no slo
prestara su consentimiento, pues de buena gana
sera el primero en proponerlo... (Clarendon, Life).
No es de extraar que el conde perdiera el favor
de Carlos II, ni que fuera acusado y desterrado, y
acabara sus das en el exilio. Su peculiar sentido moral era, hasta cierto punto, servilismo a la inversa; no
hubiera tenido inconveniente en que su hija fuera
concubina del duque de York, pero la consideraba
indigna de ser la esposa del duque de modo que,
contra su propia voluntad, vino a ser el abuelo de la
reina Mara y de la reina Ana.
En el hogar de una familia de clase media de la
ciudad de Augsburgo se conserva el recuerdo de un
episodio ms inocente. All, bajo vidrio, est el retrato de cera y la golilla de encaje de Gustavo Adolfo, rey de Suecia. Relata la historia de estas reliquias
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9.
El servilismo, la humildad, la degradacin han
sobrevivido al paso de los siglos y no son fenmenos raros ni sorprendentes. Los aristcratas conoPsiKolibro
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can sus deberes para con la realeza. Pero es realmente extrao que los dolos vivientes pudieran soportar tanto incienso y adulacin durante tanto
tiempo y en dosis tan repetidas.
Aqu, la estupidez era bifronte: se expresaba
tanto en el gobernante como en el sbdito. Desconcierta comprobar que las divinidades humanas
aceptaban sin el menor sonrojo estos desvergonzados himnos de alabanza. Tambin aqu los mejores
ejemplos son los franceses; en otros pases hubo
idntico grado de obediencia y de humillacin, pero
la literatura francesa ofrece la mejor documentacin.
Ronsard fue celebrado por sus contemporneos
como prncipe de los poetas y poeta de los prncipes. En este ltimo papel concibi una oda a Enrique III... que, como todos saban, era el ms
inmoral y el peor de todos los reyes que haban
ocupado el trono de Francia. El ritmo es exquisito,
y las rimas son verdaderos cantos de la lengua francesa; pero sera lamentable prdida de tiempo intentar reproducirlos en verso. Veamos la
traduccin, en sencilla prosa:
Europa, Asia y frica son muy pequeos para
ti, que sers Monarca del universo entero; El Cielo
revel la existencia de Amrica en el centro del
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ocano, para que el Gran Todo fuera dominio francs, obedeciera vuestras rdenes y, as como vuestro
cetro subyug al Polo Norte, triunfara tambin sobre el Sur. Cuando seis Amo del Globo, cerraris
por doquier los templos de la Guerra; la paz y la
virtud florecern en la tierra. Jpiter y Enrique
compartirn el mundo; uno, como emperador de
los Cielos, y el otro como emperador de la Tierra.
Quizs corresponda citar el texto original de las
ltimas dos lneas.
Jupiter et Henri le monde partiront
Lun Empereur du Ciel, et lautre de la Terre.
Infortunadamente, este bello sueo de paz jams cobr realidad.
El incienso ms espeso y nauseabundo fue el
que se quem en honor de Luis XIV. El turista que
recorre los salones y las cmaras de Versalles se detiene, desconcertado y sorprendido, ante los brillantes murales de la Galerie des Glaces; en ellos
Luis aparece en el papel de victorioso seor de la
guerra, hroe de cien batallas, y conquistador de
pueblos. Las desvergonzadas falsificaciones y deformaciones de los serviles pintores cubrieron hectreas de tela, hasta que al fin el propio Luis acab
por creer que l, y no sus generales, era quien haba
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sonalmente en el caso. Si el rey estaba de buen humor, cualquiera de los langer Kerl (tipos altos) poda obtener casi todo lo que pidiese. Pero se
descubri el ardid y Federico Guillermo se encoleriz, orden a Cocceji, su ministro de Estado, que
redactara un decreto que prohibiese esas estratagemas y castigase al abogado que las utilizara. El ministro redact un borrador de decreto, pero deba
consultar al monarca sobre la pena. El rey estaba
pintando, y de excelente humor, pero no se senta
inclinado a interrumpir el impulso creador. De modo que sobre el borde de la tela dibuj un patbulo,
un patbulo del cual colgaba un abogado; y a un lado, como para subrayar la desgracia del hombre de
leyes, se balanceaba un perro. El ministr tom debida nota de la decisin de Su Majestad, y complet
el decreto: Todos los abogados que en el futuro
utilicen la intervencin de los granaderos reales sern colgados en compaa de un perro. Ya estaba
impreso el decreto cuando se descubri el exceso de
celo y de servilismo del ministro. Se retir el decreto, y se destruy tambin el pictograma real.
Pero el rey continu pintando, hasta que, casi
paralizado por la artritis, apenas pudo sostener el
pincel. Aun entonces persisti, y firmaba sus telas:
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Fridericus Wilhelmus in tormentis pinxit. Y los cuadros que no se regalaban, eran vendidos a precios
reales... a quienes buscaban el favor real.
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IV
EL RBOL GENEALGICO
1.
El ttulo que los amos de Birmania exhiban orgullosamente era: Rey de Reyes, a Quien todos los
restantes prncipes acatan; Regulador de las Estaciones; Todopoderoso Director de Mareas y Torrentes; Hermano Menor del Sol; Propietario de los
Veinticuatro Paraguas.
Los prncipes malayos de Sumatra se denominaban:
Amo del Universo, Cuyo Cuerpo brilla como el
Sol; a quien Dios ha creado tan perfecto como la
Luna Llena; Cuyos Ojos brillan como la Estrella del
Norte; Que, al elevarse, arroja sombra sobre todo
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(bien nacido), aunque fuera jorobado o rengo, incorporaban nuevos apndices (propios de la casa
media) a los ttulos nobiliarios en desuso y alimentaban su propia vanidad con este plumaje de pavo
real.
El Titularbuch, publicado a fines del siglo XVIII,
trae instrucciones completas sobre el modo de encabezar cartas a personas de cualquier rango y funcin.
Quien se diriga al alcalde de una ciudad libre del
Imperio, deba comenzar as: Al bien nacido, estricto, de elevados principios, de grande y eminente
erudicin, de grande y eminente sabidura, Alcalde...
(Aqu las referencias a la erudicin y a la sabidura eran atributos particulares de la clase media.)
Un mdico de la corte tena tambin sus propios
ttulos: Al mdico de alta cuna, de gran experiencia
y elevados principios, muy erudito N. N., famoso
doctor en ciencias mdicas, alto mdico de la corte
ducal.
La imbecilidad de esta mana de los ttulos se difundi por toda la sociedad de clase media... hasta
los mayordomos y zapateros remendones.
Quien se diriga a un estudiante universitario
deba utilizar la siguiente frmula: Al noble y muy
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Y las damas, benditas sean, arraigaron firmemente en los ttulos. El trascurso de los siglos no
logr conmoverlas. Haca mucho tiempo que la mayora de los hombres haba dejado de lado los ridculos ttulos y condecoraciones, y ellas todava se
adheran tenazmente a los suyos. Hace veinticinco
aos los diarios de Munich publicaron cierto da las
siguientes noticias fnebres:
Frau Walburga T., 36, Steuerassistengattin (Esposa del recaudador de impuestos delegado).
Martha M., 3, Oberwachtmeisterskind (Hija del
veterano sargento de polica).
Elizabeth H., 77, Hofrathstocheter (Hija del
consejero de la corte).
Quizs el descarro de los europeos continentales suscite en nosotros una sonrisa. Pero consultemos el Almanach de Whitaker de hace apenas diez
aos. Incluye un extenso captulo sobre las Frmulas de encabezamiento. All nos enteramos de
que el ttulo de los arzobispos es: El Muy Reverendo, Su Gracia el Lord Arzobispo de..., y que es
preciso dirigirse a ellos con la frmula Milord arzobispo o Vuestra Gracia. Los arzobispos y cardenales de la Iglesia Catlica Romana tienen
tambin gran variedad de ttulos y de frmulas, que
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van de Su Eminencia el Cardenal... o Su Eminencia el cardenal arzobispo de... a El muy reverendo arzobispo de... Los obispos son Virtuosos
reverendos... Una baronesa es simplemente La
baronesa, pero al dirigirse a ella es necesario utilizar la frmula Milady. He aqu una lista parcial de
otros ttulos y frmulas:
Baronets- Sir (con el nombre de pila), y por escrito Sir Robert A... Bt.
Esposas de los baronets- Vuestra seora o
Lady A... sin nombre de pila, A MENOS que se
trate de la hija de un duque, de un marqus, o de un
conde, en cuyo caso se dir Milady Mary A... ; si
se trata de la hija de un vizconde o de un barn La
Honorable Lady A...
Barones- El Justo y Honorable Lord... y recibir el tratamiento de Milord... Sin embargo, el caso
merece una importante nota al pie. Los miembros
del Consejo Privado de acuerdo con una costumbre largamente establecida tambin tienen derecho
a ser llamados El Justo y Honorable; pero un
prncipe de la sangre incorporado al Consejo Privado es siempre Su Alteza Real, un duque sigue
siendo Su Gracia... y as sucesivamente. El ttulo
de los pares de rango inferior al de marqus, sean o
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cuatro pginas... desde el presidente (que es Honorable) a un capelln del ejrcito o de la armada (que
recibe el simple tratamiento de capelln).
Naturalmente, los ttulos y las frmulas de tratamiento son necesarios. Slo cuando se convierten
en dolos y en materia prima de un snobismo insoportable se incorporan a la historia de la estupidez
humana. Infortunadamente, ello ocurre con bastante frecuencia. Mientras escribo esto, me viene a
la memoria un anuncio escrito a mano, desplegado
en la vidriera de un caf balcnico... un lugar muy
sucio y de psima reputacin. Deca as:
AQU TODO EL MUNDO ES HERR
DOCTOR
Y no cabe duda de que el propietario haba dado en la tecla!
2.
Pocos son los hombres inmunes al orgullo ms
o menos inocente de su genealoga. Nos gusta hablar de nuestros padres y de nuestros abuelos, sin
que para el caso importe si fueron santos o pecadores. Para los que no han conseguido distinguirse, la
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Testamento.
Hace algunos aos se hall un interesante documento en los archivos del Ministerio de Guerra
de Gran Bretaa.
Contena la genealoga de los reyes anglosajones,
la que se remontaba directamente al propio Adn.
Sin duda, la Biblia afirma que todos descendemos
de Adn; pero pocos son los mortales comunes que
pueden permitirse probarlas diversas etapas de esta
lnea genealgica. Para costear investigacin semejante, es preciso ser rico y poderoso.
Cuando se lee un documento de este tipo, se
experimenta la tentacin de desecharlo como estpido ejemplo del snobismo de los antiguos. Es indudablemente tonto, pero sera grave error negarle
significado. Antao estos ficticios rboles genealgicos tenan gran importancia; en su preparacin se
ocupaba una multitud de eruditos; los resultados de
la investigacin se publicaban en libros cuidadosamente impresos, y las masas pagaban piadosos tributo a la ilustre familia vinculada con el propio
Salvador. Y como veremos, no se trata de una broma de gusto ms que dudoso.
Esta absurda exageracin que no comprenda la
blasfemia cometida; la vanidad que no retroceda
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realeza y la nobleza:
Mais qui m`assurera que en long cercle dans
A leurs fameux poux vos Ayeules fidelles
Au douceurs des galans furent toujours rebelles?
La gloria de los descendientes directos de
Adn, el orgullo de las casas reales inglesa, espaola
y sueca provocaban considerable envidia... pero
tambin emulacin. Una antigua familia de la aristocracia francesa, el clan de los Lvis, recogi el desafo. Se trataba de una familia rica, muy rica y
distinguida, que habla figurado en la historia de
Francia desde el siglo XI, y habla dado al pas varios
mariscales, embajadores, gobernadores y otros dignatarios. Posteriormente se elevaron al rango ducal.
Pero, no contentos con la fama y el honor que otros
podan alcanzar, contrataron a un genealogista, el
cual muy pronto descubri que la familia descenda
de la tribu de Lev, de destacado papel en el Antiguo Testamento. El punto de partida fue el nombre
del clan; y no fue difcil reunir los datos necesarios,
utilizando un poco de imaginacin y deformando
bastante los hechos. En esos tiempos, quin se hubiera atrevido a poner en duda la verdad de esa
afirmacin?
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Desde ese da, la familia Lvis se mostr extremadamente orgullosa de su parentesco bblico. Relacionadas con este orgullo excesivo circulaban
muchas ancdotas ms o menos autnticas. Lady
Sydney Morgan, en uno de sus libros de viajes por
Francia (publicado en 1818) relata la visita a uno de
los de los castillos de los Lvis. En uno de los salones encontr un gran cuadro al leo de la Sagrada
Virgen, sentada en su trono, y frente a ella, arrodillado, uno de los Lvis. Con arreglo a la antigua y
repulsiva tradicin artstica (cuya moderna contrapartida son los globos con leyendas en las historietas cmicas), de la boca de la Virgen sala una
cinta con estas palabras: Mon cousin, couvrez
vous... (Primo mo, cubrios)
La Virgen peda a su primo que se cubriera y
que no hiciera cumplidos!
Cuando uno de los duques de Lvis suba a su
carruaje para asistir al servicio divino en Notre Dame, deca en voz alta a su cochero: Chez ma cousine, cocher! (a lo de mi prima, cochero!)
Esta estupidez parece bien autenticada (Peignot
la refiere en su Predicatoriana, Dijon, 1841, pgina
181, nota). A principios del siglo XIX la familia Lvis an se aferraba a la leyenda de su antigua ascenPsiKolibro
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cenda en lnea directa de uno de los tres Reyes Magos, Baltasar. Los eruditos historiadores de Marsella
aceptaron gravemente la afirmacin, como si se
tratara de un hecho probado... aunque entre ellos
haba hombres tan amantes de la verdad como el
consejero estatal Antoine de Ruffi. Ruffi era hombre extremadamente recto; cuando alimentaba una
mnima duda sobre alguno de sus fallos en un juicio
civil, pagaba al perdedor la suma exacta que ste
haba perdido. Sin embargo, sus nobles escrpulos y
su rgido sentido de la justicia no le impidieron
aceptar que el rey Baltasar era un autntico antepasado de la familia Baux.
Tambin los Habsburgo estuvieron a punto de
incurrir en pecado de genealoga. Slo un pequeo
detalle los oblig a desistir de la ascendencia bblica... y por consiguiente no aria.
El emperador Maximiliano tena a su servicio un
historiador, Johann Stab, o Stabius, segn la latinizacin habitual de los apellidos. Era hombre muy
erudito y un poco poeta; en 1502, el Colegio de
Poetas de Viena lo coron solemnemente Hijo
Favorito de las Musas. Deba su carrera sobre todo
al favor del emperador, y trat de demostrar su gratitud. Estableci el rbol genealgico de los HabsPsiKolibro
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burgo, en el que Cam, el hijo de No, apareca como antepasado de la dinasta imperial; y determin
las sucesivas generaciones con la lgica perfecta de
un desequilibrado. Interesaba mucho al emperador
la antigua gloria de la familia, y por cierto no se
opona a que sus cortesanos descubrieran su parentesco con diversos santos y hroes clsicos.
Pero, No antepasado de los Habsburgo? La
cosa era un poco sospechosa.
Maximiliano consider conveniente remitir el
problema a la facultad de teologa de la Universidad
de Viena.
Por supuesto, los eruditos caballeros no se sintieron muy cmodos en sus stiales. Era intil maldecir a Stabius, cuyo servilismo haba originado el
problema... de todos modos, ya no podan esquivarlo. Felizmente para ellos, lograron posponer la
solucin de mes en mes... hasta que, a su debido
tiempo, el emperador falleci. Su sucesor no demostr inters por los parentescos bblicos, y la
obra maestra de Stabius fue archivada discretamente. (La historia del caso aparece en M. Bermann, Alt und Neu Wien, Viena, 1880.)
La manufactura de rboles genealgicos se convirti en ocupacin literaria ms y mas popular. Era
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3.
Es prueba significativa de la vanidad humana el
hecho de que alguna gente, en su anhelo de hallar
antecesores ilustres, no se oponga a que el vnculo
sea fruto del amor adltero o del nacimientos de
bastardos. La sangre real a nadie ensucia, declaraban (lo mismo que los serviles cortesanos cuyas esposas eran amantes del rey). Esta particular
mentalidad explica la fantstica genealoga que alguPsiKolibro
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tal modo que, con desprecio del derecho internacional, orden el arresto del Matthioli; fue encarcelado primero en la Fortaleza de Pignerol, luego en la
isla Santa Margarita y finalmente en la Bastilla (donde muri en 1703). La mscara de hierro era en
realidad de seda, y constitua una especial concesin
que se haca al detenido; se le permita pasear por el
patio interior de la prisin, pero slo cuando llevaba
la mscara. Las delicadas complicaciones internacionales justificaban esta pequea precaucin.
Los genealogistas inventaron una bella fbula
para establecer cierta relacin entre Napolen y el
Hombre de la Mscara de Hierro. De acuerdo con
esta versin, la hija del gobernador de la Isla de
Santa Margarita se apiad del pobre prisionero; se
enamoraron, y la joven concibi un hijo. Naturalmente, era preciso sacar de la crcel al nio,. Una
persona de confianza lo llev a Crcega, donde lleg a la edad adulta. Usaba el nombre de la madre y
aqu apareca el vnculo que era Bonpart. El resto
no exigi mucha imaginacin. Bonpart se convirti
en Bonaparte, o en su forma italiana, Buonaparte.
Los Bonaparte eran descendientes de este hijo del
amor, y Napolen era bisnieto del Hombre de la
Mscara de Hierro, el cual, a su vez, era el legtimo
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bin de innumerables libros y relatos. Fue una muchacha de spero carcter, que encerr al padre en
una alta montaa porque trat mal a la madre de
Melusina. Por este acto irrespetuoso fue condenada
a convertirse todos los sbados en serpiente de la
cintura para abajo. Se enamor de Raymond, conde
de Lusignan, y cas con l, pero hizo jurar a su esposo que jams la visitara en sbado, ni tratarla de
saber lo que haca ese da. Durante cierto tiempo
Raymond cumpli su promesa y ambos vivieron
felices. Tuvieron varios hijos. Pero un da el conde
no pudo dominar su curiosidad; se ocult en la habitacin a la que Melusina sola retirarse, y fue testigo de la transformacin de su esposa. Melusina se
vio obligada a abandonar a su esposo, y a vagar
por doquier como un espectro... aunque otras versiones afirman que el conde la encerr en la mazmorra del castillo.
Este cuento de hadas sin duda sedujo a la aristocracia francesa. Por lo menos cuatro casas (Lusignan, Rohan, Luxemburgo y Sassenaye) incluyeron a
Melusina entre sus antepasados.
En realidad, esta invencin genealgica careca
de todo fundamento. Los Lusignan vivan en un
antiguo castillo que, segn se afirmaba, estaba enPsiKolibro
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cantado por la infeliz Melusina. En Francia, un sbito grito se llama an hoy un cri de Mlusine, aludiendo a la exclamacin desesperada de Melusina
cuando fue descubierta por el esposo. En Poitou
todava se preparan tortas de jengibre, que llevan
impresas la imagen de una bella mujer, bien coiffe,
con una cola de serpiente. Se hornean para la feria
de Mayo, alrededor de Lusignan, y todava reciben
el nombre de Mlusines.
Afrmase que Melusina aparece cuando un
miembro de la familia Lusignan est prximo a morir; y entonces vuelve alrededor del castillo, lanzando quejosos gritos. De acuerdo con ciertos
historiadores, el origen de la leyenda es el nombre
de Lucina, la diosa romana de las parturientas, a
quien las madres, en el momento de dar a luz, llamaban en ayuda con sus gritos de dolor. Mater Lucina se convirti en Mre Lucine, y finalmente en
Mlusine. Sea cual fuere la verdad de esta teora, los
Lusignan poseen un escudo de armas extraordinariamente atractivo: una baera de plata, con duelas
celestas y brillante entre ellas el cuerpo desnudo de
la hermosa sirena...
No todos los escudos de armas eran tan pintorescos. Carlos XI de Francia dio patente de nobleza
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4.
Las universidades alemanas de los siglos XVI y
XVII produjeron bachilleres y doctores como si ya
se hubiera inventado la produccin en serie. Se desarroll una nueva clase social: la aristocracia de los
sabios. Los hombres de ciencia eran muy respetados
(casi tanto como los cientficos de la era atmica);
los prncipes honraban a los sabios, el pueblo les
tema y admiraba. No es de extraar, pues, que se
hincharan de orgullo; ese sentimiento se desarroll
con un ritmo desconocido hasta entonces. Pero haba un inconveniente: la nueva aristocracia careca
de los nombres distinguidos y sonoros, de la ptina
de vejez de la aristocracia de cuna. Tuvieron que
conquistar la inmortalidad con los nombres sencillos y an vulgares de sus padres, y estos nombres
se destacaban ingratamente a pesar de las montaas
de pulida prosa latina con que pretendan cubrirlos.
Schurtzfleisch (Carne de delantal) o Lammerschwanz (Cola de cordero) no eran nombres
muy apropiados para ascender al Olimpo. Poda
temerse que las Musas arrojaran a puntapis a semejantes candidatos a la fama. Era preciso hallar el
modo de pulir, de tornar aceptables nombres tan
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toscos y vulgares.
Uno de los mtodos fue un tanto primitivo.
Consisti en agregar simplemente la terminacin
latina us al nombre alemn. As, Conrad Samuel
Schurtzfleisehius, el erudito profesor de la Universidad de Wittenberg se vio liberado del vergonzoso
recordatorio de su humilde cuna, y el us (como el
francs de y el alemn von) lo convirti en meritorio miembro de la orden de los sabios.
Los autores de libros importantes usaron durante siglos este us, y al cabo alcanzaron cierta
nobleza y distincin; si alguien poda ostentar este
us, se le consideraba hombre de profundos conocimientos; en cambio, los mortales comunes no tenan derecho a usarlo. En las portadas de los libros
y en las citas era posible distinguir a un sabio gracias
al aristocrtico us, que no slo tena buen sonido,
sino que tambin era prctico... porque se poda
declinarlo. Si alguien, por ejemplo, se llamaba sencillamente Bullinger, el texto latino lo condenaba a
eterna rigidez, en su condicin de obstinado e inflexible nominativo. Pero Bullingerus tena toda la
gracia y la flexibilidad de una palabra latina; era posible declinar todos los casos, y decir Bullingerum,
Bullingeri, Bullingero. Y si varios miembros de la
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que adoptaron otro mtodo: tradujeron sus nombres poco elegantes al griego y al latn, y la pilosa
oruga teutnica se convirti entonces en mariposa
clsica de hermosos colores. El excelente Lammerschwanz (cola de cordero) se convirti en Casparus Arnurus, y con ese nombre comenz a
ensear lgica y tica en la Universidad de Jena; el
erudito doctor Rindfleisch (Carne de vaca) se convirti en Bucretius; el pomeranio Brodkorb (Canasta de pan) firm sus trabajos con el magnfico
nombre de Artocophinus.
He aqu una pequea coleccin de estas mgicas
transformaciones, con las traducciones aproximadas
de los nombres alemanes:
Oecolampadius era: Hausschein (Brillo de la casa).
Melanchton era: Schwarzfeld (Campo negro).
Apianus era: Bienewitz (Ingenio de abeja).
Copernicus era: Kppernik.
Angelocrator era: Engelhart (Angel duro).
Archimagrius era: Kchenmaster (Maestro de
cocina).
Lycosthenes era: Wolfhart (Lobo duro).
Opsopoeus era: Koch (Cocinero).
Osiander era: Hosenenderle (Puntita de los
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pantalones).
Pelargus era: Storch (Ciguea)
Siderocratas era: Eisenmenger (Mezclador de
hierro).
Avenarius era: Habermann.
Camerarius era: Kammermeister (Chambeln).
Parsimonius era: Karg (Escaso, parco).
Pierius era: Birnfeld (Huerta de perales).
Ursisalius era: Beersprung (Salto de oso).
Malleolus era: Hemmerlin (Martillito).
Pepericornus era: Pfefferkorn (Grano de pimienta).
Otras naciones adoptaron esta tonta moda. As,
el suizo Chauvin latiniz su honesto nombre y lo
convirti en Calvinus. Y el belga Weier se convirti
en Wierus, el polaco Stojinszky en Statorius, el francs Ouvrier en Operarius, y el ingls Bridgewater en
Aquapontanus.
Podramos agregar miles de nombres a la lista.
Ni siquiera la sangrienta stira de la Epistolas Obscurorum Virorum pudo curar a los aludidos de la mana
de la clasicizacin, a pesar de que las famosas
cartas utilizaban nombres como Mammotrectus,
Buntemantellus, Pultronius, Cultrifex, Pardormannus, Fornacifisis, etc. Fue obra de la suerte que el
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5.
La nueva aristocracia adquiri hermosos nombres, pero an careca de antecedentes y de rboles
genealgicos. Era preciso remediar esta situacin;
los nuevos e impresionantes nombres necesitaban el
respaldo de una firme reivindicacin del ttulo nobiliario. As, comenz a prestarse atencin a las respectivas historias familiares, y se procur tomar
nota de todos los Smith, Jones y Miller que haban
sido famosos, sin hablar de los Schmidt, los Wolfy
los Mller (Pido disculpas: se trata de los Schmidius,
los Wolfius y los Mllerus). Goez, superintendente
de Lubeck, escribi un libro sobre los Schmidt famosos, y lo titul De clanis Schmidiis. (Se publicaron
obras semejantes en Inglaterra, en Estados Unidos,
y sobre todo en Escocia.)
Los Wolf fueron inmortalizados en una tesis
doctoral que un erudito miembro del numeroso
clan present a la Universidad de Leipzig (De Nominibus Lupinus).
En cuanto a los Mller, existi el proyecto de
consagrarles una extensa obra; desgraciadamente,
slo se dio cima a un fragmento. En su obra HoPsiKolibro
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V
LA ESTUPIDEZ DEL BUROCRATISMO
1.
Dice un proverbio turco: Si Al te da autoridad, tambin te dar la inteligencia necesaria para
que sepas mandar. Como muchos proverbios, ste
es al mismo tiempo peligroso y falso. Por lo que se
refiere a la burocracia, la adquisicin de autoridad
muy frecuentemente determina la prdida de la inteligencia, la atrofia de la mente y un estado crnico
de estupidez.
Nadie negar que los funcionarios gubernamentales son seres humanos. Y no cabe duda de
que la mayora son excelentes esposos, padres
afectuosos y buenos ciudadanos. Pero, sea cual fuePsiKolibro
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2.
El primer sntoma de la incapacidad mental del
burcrata es su lenguaje. Del mismo modo que
ciertos desrdenes mentales provocan tartamudeo,
ecolalia y otros defectos del habla, as la burocracia
crea un lenguaje burocrtico. Eric Partridge ofrece
una definicin de notable moderacin, pues afirma
que es el tipo de fraseo que ha sido asociado a mePsiKolibro
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nudo justificadamente con las oficinas del gobierno. Y cita en su brillante Usage and Abusage un breve pasaje que se refiere a los pequeos
comerciantes:
... los siguientes artculos de esta ley se aplicarn solamente a los comercios, es decir a aquellos
artculos de la seccin seis y de la seccin ocho que
se refieren a la aprobacin por los ocupantes de negocios, de las rdenes emitidas con arreglo a las
secciones de los artculos del prrafo c) de la subseccin 1) de la seccin siete y a los artculos del
prrafo a) de la seccin doce...
Se trata de un caso relativamente benigno. A
propsito, recordamos ahora la rplica de un departamento del gobierno al pedido de provisin de
un libro. Se informaba al solicitante que estaba
autorizado a conseguir la obra en cuestin mediante compra realizada por los conductos comerciales normales. En otras palabras, se le autorizaba
a comprarlo en una librera.
La pasin por las palabras largas, por las frases
complicadas, por la expresin tautolgica es innata
en el burcrata. En Gran Bretaa la enfermedad
alcanz tal gravedad (y provoc tan considerable
prdida de tiempo) que Sir Ernest Gowers, miemPsiKolibro
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Bureau of Standards de los Estados Unidos si aconsejaba el uso de cido clorhdrico para la limpieza de
caeras tapadas; recibi esta breve y desconcertante
respuesta:
La eficacia del cido clorhdrico es indiscutible,
pero el residuo corrosivo es incompatible con la
permanencia del metal.
El buen hombre necesit un buen rato para
descubrir el significado de la frase: No use cido
clorhdrico! Se comer las caeras!
Y un funcionario de Washington inform a su
superior:
El contacto verbal con el seor Blank respecto
de la notificacin de promocin adjunta ha puesto
de relieve la formulacin adjunta en la que se destaca que prefiere declinar el nombramiento.
Treinta y una palabras en lugar de cinco: Blank
no desea el empleo.
En Nueva Zelandia un funcionario del gobierno
inspeccion cierta propiedad propuesta para asiento
de un campo de deportes. Su informe fue perfecto
ejemplo de burocratismo:
De la diferencia de elevacin con respecto a la
escasa profundidad de la propiedad se deduce claramente que el contorno impide toda posibilidad de
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3.
Las guerras modernas han diezmado a muchos
pases; pero cada una de ellas han engendrado millones de burcratas. Engordan con la escasez y
prosperan en los momentos de crisis. La paz jams
puede ofrecerles tantas oportunidades de ejercer sus
pequeas tiranas, de utilizar el papeleo para regimentar al individuo y de amargar la vida de sus semejantes. Ninguna guerra fue ganada por
funcionarios; varias estuvieron a punto de ser perdidas por ellos.
Uno de los ms valiosos ejemplares de mi coleccin de tonteras burocrticas data de la Primera
Guerra Mundial, y es francs. El fonctionnaire francs ha sido inmortalizado y crucificado por muchas
plumas brillantes, desde Rabelais a Molire y de
Balzac a Tristan Bernard; pero ninguno de ellos inPsiKolibro
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palabras: secreto militar han servido para disimular multitud de pecados y de ineptitudes en todas las
guerras, de modo que hoy son ya ligeramente ridculas... especialmente desde que se transformaron
en secreto supremo o en altamente confidencial.
Vase el caso de la mujer de Providencia que
durante la ltima guerra recibi un misterioso y excitante llamado telefnico... Larga distancia deseaba
saber si ella aceptaba una comunicacin de Miami.
No podemos decirle quin la llama, inform la
operadora. Es un secreto militar. La dama no era
tonta y tena un hijo en las fuerzas armadas, de modo que acept el llamado y comprob que su conjetura no andaba descaminada. Efectivamente, era el
hijo que estaba en la marina. Las primeras palabras
del muchacho fueron: Hola, mam, habla George.
No puedo decirte dnde estoy... secreto militar!
Durante la ofensiva area contra Londres, los
amplios refugios subterrneos del Ministerio de Informacin (alojados en la Universidad de Londres),
sirvieron de oficinas a una muchedumbre de periodistas, la mayora de ellos britnicos, y algunos norteamericanos y continentales. Haba una estricta
divisin entre ambos grupos. Mientras se desarroPsiKolibro
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llaban los ataques areos, aflua al local la informacin sobre los lugares alcanzados y el grado de gravedad de los daos. No era posible publicar el
nombre de los lugares bombardeados, pero los diarios podan referirse a una escuela en el norte de
Londres, o a una iglesia en la City. Se consideraba que esta informacin era altamente confidencial,
y era leda a los corresponsales britnicos agregados
al Ministerio en una habitacin interior del refugio,
donde no se admita la presencia de corresponsales
extranjeros.
Hasta aqu, todo parece normal. Pero a veces el
lugar era un poco ruidoso, y el funcionario ministerial deba levantar la voz para hacerse or. No haba
puertas que separaran a las distintas habitaciones del
refugio. Y no era preciso aguzar el odo para distinguir las voz estentrea que ruga a pocos metros de
distancia. A veces, esta lamentable falta de formalismo iba ms lejos an. Por ejemplo, cuando algunos de los periodistas britnicos se hallaban en el
bar, comiendo o charlando, la secretsima lista de
los daos apareca adherida a una vitrina de noticias,
de modo que todo el mundo pudiera verla. As, los
periodistas no britnicos no slo deban ser discretamente sordos, sino tambin ciegos.
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4.
En El Inspector General, Gogol erigi inmortal
monumento a la estupidez de los burcratas. El joven y hbil aventurero que engaa a toda la ciudad
tiene xito no por la falta de honradez sino por la
imbecilidad de los distintos funcionarios. Y son
funcionarios gubernamentales precisamente porque
son estpidos, afirma Gogol; y si en definitiva resultan ms lamentables que ridculos, ello se debe
tambin a la desusada profundidad de la estupidez
que padecen.
El burocratismo es ciertamente peligroso cuando est aislado en los lmites de una oficina del gobierno; lo es an ms cuando toma contacto con la
vida real. Los impuestos, los derechos aduaneros, la
agricultura, las reglamentaciones industriales y comerciales, son todas esferas que han dado materia
para innumerables bromas e infinitas dificultades en
nuestras vidas agobiadas por el peso de la burocracia.
Tomemos, ante todo, el caso de los impuestos.
Afirmase que un impuesto popular es un ente imposible... tanto, por lo menos, como un recaudador
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Pero a vuelta de correo le lleg una carta del inspector: No he dicho reducir media pulgada... sino a
media pulgada. Despus de esta decisin final la
fbrica interrumpi la produccin de los llaveros.
Pues con una lengeta de slo media pulgada las
llaves corran peligro de caerse.
Hay ejemplos ms notables an de los actitudes
peculiares de los inspectores britnicos del impuesto
sobre las ventas. Una jarra de metal es objeto de
adorno, y tiene un impuesto del 33 %; si puede ser
utilizada para contener agua caliente, est libre de
impuestos. Una campanilla de forma normal sufre el
33 % de impuesto; si la campanilla tiene la forma
de una mujer vestida de crinolina, el impuesto se
eleva al 100%, porque se trata de una figura animada. No hay impuesto sobre los barmetros, pero el que tenga forma de rueda de timn, con
agarraderas salientes, tiene el 100% de impuesto. Un
juego de cubiertos sufre un impuesto del 66 %;
pero si los cubiertos estn no slo en la caja sino
tambin en la tapa, se reduce el impuesto a la mitad.
Una valija de cuero tiene el 100%... si cierra. En caso contrario, se la clasifica como bolsn para compras y no tiene impuestos, aunque lleve un cierre
relmpago lateral. El impuesto sobre los cepillos y
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puesto total.
Quizs G. B. Stern estuvo en lo cierto cuando
dijo: El recaudador del impuesto sobre la renta
posiblemente es un tiburn, aunque yo jams lo he
visto, ni como pez ni como ser humano; pues slo
me he relacionado con una coleccin de formularios
en sobres especiales, cuya repelente transparencia
permita distinguir mi nombre y direccin en el encabezamiento de la carta.
Los funcionarios de la aduana, pilares de la honestidad y sin duda hombres de considerable capacidad intelectual en la vida privada, tambin sufren
la letal influencia del burocratismo. De lo contrario,
cmo explicar el triste caso del agricultor galense
que posea un magnfico rebao de ganado Suffolk?
Solicit una licencia para exportar varios animales.
Fue concedida, con la condicin de que se adhirieran placas de bronce a los cuernos de los animales.
Pero el ganado de Suffolk es famoso porque carece de cuernos.
O el caso de aquellos inspectores de aduana yugoslavos, que adoptaron una actitud muy suspicaz
ante varias cajas de pelcula virgen que una compaa alemana quiso importar para el rodaje de un
film. Insistieron en abrir todas las cajas. La pelcula,
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5.
Sera un error creer que la estupidez del burocratismo se limita a los funcionarios gubernamentales. Es enfermedad contagiosa, y puede florecer
en cualquier organizacin que ejerza autoridad sobre las actividades humanas. Y se desarrolla particularmente en los sindicatos.
La Unin de Plomeros de Gran Bretaa, por
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Hudson, en Chudleigh, Devon. El brigadier Hudson llam a la telefonista y le pidi que enviara a los
bomberos. Acudieron con mucha demora, y la casa
result completamente destruida. Qu haba ocurrido? Como siempre, la burocracia. La telefonista
sospech que se trataba de una broma. De modo
que telefone al sargento de la polica local. El buen
hombre dorma profundamente. Al fin se levant,
se visti, y fue en su coche hasta la casa. Cuando
comprob que el incendio era real, telefone al
cuerpo de bomberos.
Luego, vino el eplogo... un ejemplo perfecto de
lo que significa aadir el insulto a la injuria. Pues la
Administracin de Correos pidi al brigadier que
pagara el telfono destruido durante el incendio de
la casa. Muy irritado, el militar replic que bien podan olvidarse del reclamo, en vista de que el instrumento poda haberse salvado si el servicio
telefnico hubiera funcionado ms eficazmente.
Pero la Administracin de Correos se mostr inflexible. Segn parece, perder la casa no era suficiente;
el infortunado brigadier tuvo que pagar el instrumento que, precisamente, no le haba suministrado
la ayuda que tanto necesitaba.
En cierto sentido, las democracias occidentales
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nales se ahogaron en un mar de papeles. Nunca olvidar la figura del sargento ruso, con su manchada
tnica y sus bien lustradas charreteras, que examino
nuestros pasaportes en la frontera de la zona ruso
britnica de Austria. Insisti en que le presentramos dokumenti, hasta que al fin nos vimos obligados a entregarle cuentas de hotel, mens, y el
itinerario mimeografiado de la Asociacin de Automovilistas. Estudi celosamente el material durante ms de media hora; y como sostena algunos
de los papeles al revs, no creo que haya obtenido
mucha informacin de todo ello. Pero la considerable masa de papeles seguramente lo convenci de
que ramos personas que viajbamos legalmente, de
modo que al fin nos dej pasar... aunque no de muy
buena gana.
Cun estpido puede ser el burocratismo comunista lo demuestra el lamentable caso de una gran
fbrica hngara, que deba ser completada para
cierta fecha, pues sus productos estaban destinados
a alimentar otra media docena de fbricas. Se daban
fechas y ms fechas, pero la fbrica no estaba lista.
Se concedieron otros tres meses; sin embargo, faltaba mucho para completar el trabajo.
Al fin, se envi una comisin especial al lugar de
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6.
El lector dir que he presentado aqu una seleccin deliberadamente unilateral de casos particulares; que casi todos los burcratas son eficientes e
irreprochables. No es mi intencin afirmar que la
gran mayora de los burcratas o empleados son
estpidos; pero s creo que cada habitante de este
planeta puede citar por lo menos un ejemplo de
estupidez burocrtica. Muchos podemos citar una
veintena o ms an. Y si se suman todos los casos
aislados, resulta un total impresionante.
No es de extraar, pues, que hayamos desarrollado una suerte de rgano protector contra la burocracia; y que en nuestros planes y clculos dejemos
cierto espacio para los extravos y las estupideces
del aparato burocrtico.
El arquetipo clsico del humilde ciudadano que
se defiende contra las fuerzas ciegas e intangibles de
la burocracia es el buen soldado Schweik, el hroe
cmico de nuestra poca. Enfrenta a la estupidez
con estupidez; pero la suya es una especie de idiotez
inspirada, con la que procura asegurar su propia supervivencia. Y su astucia es mucho mayor que la de
los hroes de Kafka, que luchan contra fuerzas ciePsiKolibro
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gas identificadas por algunos crticos con la formidable burocracia de los Habsburgo, y por otros con
el pecado original de la humanidad. Schweik sobrevive y siempre sobrevivir, pues la burocracia no
puede atrapar a un sujeto tan resbaladizo, ni envolver a un individuo cuya pasividad es expresin de la
ms cabal agilidad.
En nuestro mundo moderno Schweik tiene muchos descendientes y camaradas. As, por ejemplo,
una firma britnica de fabricantes de muebles escribi a uno de sus clientes: Seor: Despus que usted nos envi su estimada orden por 20 sillones
medianos de roble, la Junta de Comercio dividi la
orden y aprob la entrega de slo diez unidades. Le
rogaramos que nos enve otra orden por 20 sillones
para que la Junta de Comercio la reduzca a la mitad
y tengamos de ese modo la cantidad necesaria de
unidades. Y a una joven norteamericana que solicitaba un nuevo talonario de cupones de racionamiento, para reemplazar al que haba perdido, se le
pidi que relatara detalladamente lo que haba hecho para hallar el anterior. Y respondi con magnfica sencillez: Mir en todas partes. Creo que esta
mujer haba heredado parte del espritu inmortal de
Schweik; lo mismo que el caballero norteamericano
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march a casa.
Casi idntico ingenio demostr un jefe de departamento de un gran edificio gubernamental de
Londres que se vio trasladado de un da para otro,
con todo su personal, a un saln excesivamente pequeo para las necesidades del trabajo. Como la sala
vecina estaba vaca, solicit se le permitiera ocuparla, pero el pedido fue denegado. Era preciso adoptar
una decisin rpida, de modo que consigui una
mesa y varias sillas, y puso a dos de sus empleados a
trabajar en la habitacin de marras. Luego pidi
nuevamente, por conducto oficial, que se le permitiera utilizar el sitio. Despus de varias semanas de
espera, se repiti la misma negativa anterior. Pasaron otras tantas semanas, y al fin se encontr casualmente con el funcionario encargado de la
distribucin de los locales; consigui acorralarlo, y
le pregunt por qu no le cedan aquel sitio (supuestamente) vaco. El hombre respondi que se
reservaba la habitacin para darle el mejor destino
posible. El departamento necesit siete meses para
descubrir lo que haba ocurrido... y entonces se
concedi autorizacin; al mismo tiempo, se aplic
una reprimenda al jefe de departamento por haber
adoptado una actitud unilateral. Soport la reprenPsiKolibro
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7.
El seor Philip Fothergill, presidente del Partido
Liberal britnico, pronunci hace aos un discurso
en el que resumi la estupidez y la malignidad del
burocratismo, mediante una versin moderna de la
parbola del buen samaritano:
El samaritano hall al hombre herido a la vera
del camino, y telefone a los hospitales de Jerusaln
y de Jeric. Debido a cierta desgraciada desinteligencia entre ambas instituciones, se produjo una
demora de varias horas en el envo de una ambulancia, y cuando el vehculo lleg al lugar la vctima ya
haba muerto.
No es posible censurar la actitud del samaritano que hizo tan poco. Debe recordarse que era ciudadano de una potencia sospechosa. Ms an, la
visa de su pasaporte probablemente estaba vencida,
y si hubiera cado en manos de la polica local seguramente habra sido encarcelado o deportado por
las autoridades judas, en su condicin de extranjero
indeseable...
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8.
Cuando el burocratismo alcanza su forma ms
elevada, ms peligrosa y ms aristocrtica recibe el
nombre de protocolo diplomtico, de etiqueta internacional, de procedimiento propio del servicio
exterior. Sea que debamos ver en el diplomtico a
un hombre pagado para mentir, como afirm
cierto francs cnico, o a un espa glorificado y privilegiado, como afirm un norteamericano, est
sometido a leyes y a reglamentos que en algunos
casos tienen siglos de antigedad, y son hoy an
ms insensatos que originalmente.
Durante una generacin entera una tremenda
acumulacin de archivos amonton polvo en la biblioteca de la corte y del Estado de Baviera, en MuPsiKolibro
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precedencias.
El conde Ottingen, enviado del emperador Leopoldo I, se reuni con los embajadores del Sultn en
un lugar denominado Zalankemen, Hungra oriental. En el acto de desmontar, ambos grupos se vigilaban con ojos de lince, pues quien tocaba primero
el suelo deba realizar una humilde reverencia frente
al otro, todava sentado en su montura. El conde
austraco era viejo y corpulento, y no estaba en
condiciones de desmontar de un salto. Mientras
forcejeaba por bajar del caballo, los representantes
turcos permanecieron en la misma postura, con un
pie en el estribo. Finalmente, el conde logr llegar al
suelo... y en el mismo instante los turcos tambin
tocaron tierra.
La planta del pie no era la nica parte del cuerpo
que desempeaba un papel importante en la diplomacia; tambin era preciso vigilar otra regin del
cuerpo, ubicada en un lugar muy diferente. La tradicin afirmaba que quien se sentaba primero adquira
preeminencia. En la conferencia de paz de Karlowac, se aplic una ingeniosa idea con el fin de satisfacer los escrpulos de precedencia de los
representantes austrohngaros, turcos, polacos y
venecianos. Se construy un saln circular, formado
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sentarse a la derecha del nuncio papal? Por desgracia, el mencionado nuncio slo tena un lado derecho. Sir John se vio en un aprieto, pero al fin
descubri una solucin brillante. Pidi al representante papal que mandara buscar al nuncio residente
en Pars. Monseor se ech a rer e hizo lo que se le
peda. Ahora era muy natural que el nuncio de Pars
se sentara a la derecha del londinense. Y por su
parte, los dos belicosos embajadores podan hacerlo
donde mejor quisieran. El francs eligi el asiento
de la izquierda, porque de ese modo estaba ms cerca del nuncio de Londres; el espaol vot por el de
la derecha, porque as, aunque a un asiento de distancia, el lugar que ocupaba era ms distinguido. Y
ambos se sintieron satisfechos.
A veces era intil apelar a ardides o a recursos
ingeniosos. Los propios embajadores resolvan el
asunto apelando a la fuerza.
As ocurri en Londres, en septiembre de 1661.
Lleg un nuevo embajador sueco, que en su propia
nave remont el Tmesis. Con arreglo a la etiqueta
de la corte, el carruaje real lo esperaba en la Torre;
el enviado suba al coche y era trasladado a Whitehall. Los carruajes de los restantes diplomticos
extranjeros solan unirse a la procesin. Y aqu surPsiKolibro
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VI
LA ESTUPIDEZ DE LA JUSTICIA
1.
Antao, el juez se pona sus vestiduras, se ajustaba la peluca, y abandonaba su condicin de ser
humano. Era una mquina que dispensaba justicia...
o lo que entonces se consideraba justicia. Expulsaba
de su mente la frase de San Pablo: Pues la letra
mata, pero el espritu da vida. San Lucas lo expres
con mayor claridad an: Desgraciados de vosotros, abogados! Pues habis perdido la llave del saber!
El juez- el juez que condena, el hombre del prrafo y del precedente- no se interesaba por la persona del acusado ni por la intencin que el hecho
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jams se habra hecho culpable de semejante conducta. Poda emborracharse, pero ciertamente jams
se aplicaba multas. Tampoco era raro que enviara
nios al patbulo. En la famosa Biblioteca Szchenyi
de Budapest hall una detallada descripcin del proceso de una nia de trece anos, Margarete Dissler,
que en 1780, en pleno perodo del Iluminismo, fue
sentenciada a morir decapitada. En el volumen correspondiente a 1681 del Sonntagischer Postilion de
Berln (N 30) hay un informe sobre el caso de una
muchacha de catorce aos de edad, que fue sorprendida cuando pegaba fuego a una casa. Hoy diramos que se trata de una piromanaca, y
trataramos de curarla mediante un cuidadoso tratamiento psiquitrico. En 1681 fue condenada a
muerte, decapitada y su cuerpo quemado pblicamente. El Vossische Zeitung trae en el nmero 112 de
1749 la crnica del proceso a una bruja, en la regin
de Baviera. La bruja fue quemada, y se descubri
que haba iniciado en sus malignas prcticas a una
nia de ocho aos. La nia fue arrastrada al patbulo, donde el verdugo le abri las venas.
Tiempos de horror, que es mejor olvidar. Excepto que, en la Alemania nazi y en Rusia comunista, la edad lmite para la responsabilidad penal ha
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descendido hasta el punto en que muchachos y nias adolescentes han sido enviados a prisiones,
campos de concentracin o, en centenares de casos,
ejecutados por el hacha o por el pelotn de fusilamiento. A medida que desapareca el sentido de justicia de estos pases, se revivan sin vacilar principios
y castigos propios del Medioevo.
Hoy, una sirvienta que cediera a la tentacin y
robara unos pocos chelines sufrira una multa o sera puesta en libertad condicional; hace un siglo o
dos era colgada.
Hoy, la infortunada madre soltera que destruye a
su hijo en un acceso de terror, va a la crcel por pocos meses o aos; antao, era enterrada viva, y se le
clavaba una estaca en el corazn.
La justicia de pocas ms primitivas no renunciaba a sus rgidas exigencias de retribucin aunque
el malhechor escapara. Se aplicaba la sentencia in
effigie. Si el delincuente haba sido condenado a
muerte, se fabricaba un mueco de paja; el artefacto
era transportado a la plaza principal de la ciudad,
donde se armaba el patbulo.
All, en presencia de la efigie, se lea solemnemente la sentencia; y luego se ordenaba al verdugo
que cumpliera su deber. Sin olvidar una sola de las
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2.
An ms extraos que los casos relativos a cadveres o a objetos inanimados fueron los juicios en
que se acusaba a animales.
Mucho se ha escrito sobre estas extraas aberraciones, blanco fcil de muchos humoristas. Pero la
ley de la Edad Media (y an de pocas ms modernas) castigaba a los animales sobre la base de un
sistema lgico.
Algunos de estos juicios buscaban la eliminacin
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El pueblo aterrorizado esperaba que sus sacerdotes combatieran la plaga maldiciendo o exorcizando al Espritu Maligno.
Pero esta excomunin o exorcizacin tena sus
propias reglas, estrictamente determinadas. El formalismo de la Edad Media habla arraigado en la ley
cannica tan profundamente como en el derecho
civil; ello es fcil de explicar, pues en ambas esferas
eran casi siempre juristas legos los que deformaban
y retorcan, tejan y entretejan, corregan y fabricaban, los prrafos y las clusulas.
Por consiguiente era preciso observar los formalismos legales y las reglas del tribunal an en el
proceso de la excomunin: acusacin, nombramiento de un defensor, proceso, discurso de la acusacin y discurso de la defensa, sentencia. Todo lo
cual hoy nos parece bastante cmico; pero desde el
punto de vista de la poca no era ms extrao que
muchas tradiciones que han sobrevivido hasta
nuestros das. An se busca plvora oculta en los
stanos del Parlamento britnico, lo mismo que en
tiempos de Guy Fawkes; no hace mucho tiempo un
abogado de Jersey plante ante el Tribunal Real el
antiguo derecho normando a echar mano del Clameur de Haro en un litigio de tierras. El alguacil sigue
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recorriendo los caminos ingleses, y todava es posible que nos lleven a la crcel por deudas. Y en todos
los pases existen idnticas supervivencias de las
instituciones y de los procedimientos legales antiguos.
La primera sentencia del tribunal eclesistico era
una admonicin (monitoire), y serva como advertencia a los criminales. Si no se obtena el resultado
deseado, segua la excomunin o maledictio. Ninguna de estas dos medidas iba dirigida contra los
animales, sino contra el demonio que se haba posesionado de ellos.
A veces los tribunales civiles ensayaban el mismo procedimiento. Se trataba, en la mayora de los
casos, de caricaturas de los juicios eclesisticos. F.
Nork, en su obra Sitten und Gebruche der Deutschen
(Stuttgart, 1849) reproduce las actas de un proceso
de este tipo, efectuado en la comuna de Glurns,
Suiza.
El da de Santa Ursula, Anno Domini 1519,
Simon Fliss, residente de Stilfs, compareci ante
Wilheln von Hasslingen, juez y alcalde de la comuna de Glurns, y declar en nombre del pueblo de
Stilfs que deseaba iniciar proceso contra los ratones
del campo, con arreglo a lo prescripto por ley. Y
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como la ley instituye que los ratones deben ser defendidos, pidi a las autoridades que nombraran a
dicho defensor, para que los ratones no tuvieran
motivo de queja. En respuesta al pedido, Wilhelm
von Hasslingen nombr a Hans Grienebner, residente de Glurns, para dicho cargo, y lo confirm en
el mismo. Despus de lo cual Simn Fliss nombr
al acusador en representacin de la comuna de
Stilfs, que fue Minig von Tartsch.
Este importante proceso se prolong mucho
tiempo, o quizs el tribunal se reuna en sesin plenaria slo dos veces por ao, pues la audiencia final
tuvo lugar en 1520, el mircoles siguiente al da de
San Felipe y San Jacobo.
El juez fue Conrad Spergser, capitn de mercenarios en el ejrcito del Condestable. Y hubo diez
jurados.
Minig von Tartsch, en representacin de todo
el pueblo de la comuna de Stilfs, declar que haba
citado ese da a Hans Grienebner, abogado defensor
de las bestias irracionales conocidas por el nombre
de ratones de campo, despus de lo cual el arriba
mencionado Hans Grienebner compareci y se dio
a conocer en su funcin de abogado defensor de los
ratones.
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Minig Waltsch, residente de Sulden, fue llamado en calidad de testigo, y declar que durante los
ltimos dieciocho aos acostumbraba cruzar los
campos de Stilfs, y que haba visto los daos considerables producidos por los ratones de campo, y
que apenas haban dejado un poco de heno para uso
de los campesinos.
Niklas Stocker, residente de Stilfs, atestigu
que ayudaba en el trabajo de los campos comunales,
y que siempre haba visto que esos animales, cuyo
nombre no conoca, causaban grandes daos a los
agricultores, y eso era especialmente visible en otoo, en la poca de la segunda siega.
Vilas von Raining reside ahora en las proximidades de Stilfs, pero durante diez aos ha sido
miembro de la comuna. Testifica que puede apoyar
la declaracin de Niklas Stocker, y aun la refuerza
afirmando que muy a menudo ha visto con sus propios ojos a los mencionados ratones.
Despus de lo cual, todos los testigos confirmaron bajo juramento sus respectivos testimonios.
Es evidente que el tribunal se abstuvo de interrogar a los campesinos de Stilfs, que eran parte interesada, y que demostr su absoluta imparcialidad
al elegir testigos independientes y sin prejuicios: dos
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Los procesos individuales a animales culpables eran muy distintos. En ellos, el juez aplicaba el
antiqusimo principio del ius talionis: ojo por ojo,
diente por diente. Si era posible aplicar penas in absentia, o aun castigar a los cadveres, por qu no se
poda castigar a las bestias criminales? La sombra
concepcin de la retribucin y de la disuasin exiga
dicho castigo: Acaso la Diosa de la Justicia no tena
los ojos cubiertos por una venda? Indudablemente,
no poda o no quera ver si el hacha del verdugo
caa sobre un hombre o una bestia.
E. P. Evans consagr al tema todo un libro. En
The Criminal Persecution and Capital Punishment of Animals (Londres, 1906) dedica diez pginas a enumerar
los libros y estudios que se ocupan del problema; y
en los ltimos cincuenta aos han aparecido docenas de obras consagradas a la exploracin de esta
extraa regin de la experiencia humana.
La primera sentencia de que se tiene noticia fue
fallada en 1266 contra un cerdo; la ltima fue la
condena a muerte de una yegua, en 1692. La serie
de procesos increblemente grotescos se prolong
durante ms de cuatro siglos. Se han conservado
ms de noventa protocolos e informes autnticos...
Si se tiene en cuenta la tremenda devastacin proPsiKolibro
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ducida por incendios, guerras, y por el descuido general de la humanidad, se trata de una cifra extraordinaria. La mayora de los casos ocurrieron en
Francia, pero tambin hay ejemplos en Alemania,
Suiza e Italia. No hay muchos datos fidedignos sobre los casos britnicos, pero algunas lneas de Shakespeare demuestran que la ejecucin judicial de
animales no era rara. En El mercader de Venecia,
Graciano ataca en estos trminos al despiadado
Shylock:
Tu alma feroz animaba sin duda a un lobo que,
ahorcado por haberse comido a un hombre, dej
escapar de la horca su alma cruel y fue a hospedarse
en tu cuerpo mientras te hallabas en las entraas de
tu impa madre.
El proceso criminal incumba al tribunal competente. El fiscal de la Corona desarrollaba la acusacin. A veces se suministraba defensor al acusado.
Se citaba a los testigos, y en ocasiones se examinaba
el teatro del crimen; por supuesto, se tomaba cuidadosa nota de todas las actuaciones. A veces, de
acuerdo con ciertas reglas de procedimiento, se
torturaba al cerdo acusado, y sus chillidos de dolor
eran considerados confesin de la culpa. Durante el
proceso el animal acusado estaba sometido a confiPsiKolibro
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namiento solitario, en las mismas crceles, al cuidado de los mismos guardianes que los delincuentes
humanos. De acuerdo con los recibos oficiales, las
autoridades asignaban la misma suma para el mantenimiento de los animales que para los hombres.
Exista slo una dificultad. Segn las reglas, deba
llevarse registro de los prisioneros. Qu nombre
aplicar a los animales encarcelados? El espritu burocrtico exiga satisfaccin; de modo que los presos cuadrpedos eran registrados bajo el nombre de
su dueo; por ejemplo, el cerdo de X. Y.. Si durante el proceso se probaba la culpabilidad del acusado, el tribunal dictaba sentencia. En un caso
ocurrido en 1499 la sentencia fue leda al animal,
con toda formalidad, en la prisin donde transcurran sus tristes y nerviosos das de arresto. Se lo
acusaba de asesinato, y fue debidamente ejecutado.
Entre los mtodos de ejecucin, se consideraba a la
horca el ms vergonzoso. Pero haba casos todava
ms graves, en que el animal haba destrozado o
corneado a su vctima con particular crueldad.
Para castigar estos crmenes se quitaba la vida al
maligno animal con los mtodos ms severos. En
1463 dos cerdos fueron enterrados vivos; en 1386
un cerdo fue llevado al sitio de la ejecucin en un
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trineo de madera.
El verdugo ejecutaba pblicamente la sentencia
de muerte, y lo haca con el mayor formalismo. Por
lo dems, reciba sus honorarios habituales. En los
archivos de Meulan, Francia, se ha conservado una
cuenta de gastos relacionada con la ejecucin de un
cerdo, en 1403. El importante documento dice as:
Por alimentos para el cerdo encarcelado- 6
groats de Pars.
tem: pago al verdugo que viaj desde Pars para ejecutar la sentencia, por orden del Juez- 54
groats de Pars.
tem: alquiler del carro que llev al cerdo al lugar de ejecucin- 6 groats de Pars.
tem: por la cuerda para atarlo y amordazarlo 2
groats de Pars y 8 denarios.
tem: por guantes- 2 denarios de Pars.
La cuenta de gastos demuestra que el verdugo
us guantes... como si hubiera estado ejecutando a
un criminal humano. A veces se cortaba el hocico
del cerdo, y sobre la cabeza desfigurada se colocaba
una mscara de facciones humanas; y a veces se
vesta al animal con chaqueta y briches, para que la
ilusin fuera mayor.
La mayora de los acusados eran cerdos, lo que
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En cambio, conocemos mejor lo ocurrido al perro que mordi a un regidor en cierta aldea de la
Baja Austria. El dueo del perro demostr su inocencia y fue absuelto; pero el perro debi expiar su
culpa. Fue condenado a un ao y un da de crcel.
Para que el castigo fuera ms severo, no deba cumplirse en la crcel comn, sino en una jaula colocada
en la plaza del mercado. La jaula de hierro reciba, el
nombre de Narrenketterlein (La jaulita de los tontos); serva de picota y era utilizada para albergar a
delincuentes expuestos a la burla pblica.
A veces se suscitaban graves choques de autoridad y de competencia. En 1314 un toro atraves
enfurecido la aldea francesa de Moisy, y corne a un
hombre. El conde de Valois, cuya propiedad limitaba con la aldea, se enter del caso y orden el
arresto del toro, y dispuso que se le iniciara juicio
criminal. Los emisarios del conde fueron a Moisy y
comenzaron una investigacin en regla. Interrogaron a varios testigos y el toro fue hallado culpable
de asesinato intencional. El tribunal feudal del conde pronunci la sentencia y el toro fue ahorcado en
el patbulo de la aldea.
Pero en este punto el alcalde y los regidores de
la aldea comprendieron que el conde de Valois no
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3.
A veces la jurisprudencia adquira tintes romnticos. Por lo menos, se es el nico adjetivo aplicable al grupo de luminarias jurdicas que surgi a
principios del siglo XVIII, especialmente en las universidades alemanas. Las ideas de estos hombres
fertilizaron el rido suelo del derecho y promovieron el desarrollo de extraas flores. Cuando
se estudian las disertaciones, comentarios, las disputas y las monografas de la poca (material por
cierto muy abundante) el lector siente que se abre
camino en un campo de flores silvestres. Porque se
trata de un terreno al mismo tiempo florido y silvestre, y constituye amplia prueba de que la locura
humana es simplemente inagotable.
Estos estudiosos del derecho no se ocupaban de
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acontecimiento que es la materia de toda la disertacin: la dama, que viaja sola en la diligencia, inesperadamente da a luz. El autor no demuestra el menor
inters por comadronas o por mdicos. Slo le
preocupa el problema legal: Es necesario pagar el
billete del nio recin nacido?
Hay dos posibilidades:
1) Que la dama haya alquilado todo el vehculo...
en cuyo caso tiene derecho a llevar tantos pasajeros
como desee, y el conductor no puede exigir pago
adicional. El nio puede ser considerado un pasajero invitado.
2) Que ella haya comprado un solo billete, en
cuyo caso el problema es de naturaleza totalmente
distinta. Esta posibilidad fue analizada por varios
jurisconsultos, y la opinin fue que el nio no necesitaba pagar billete: quia portus est portio mulieris,
vel viscerum.
El doctor Klver adhiri a esta opinin, aunque
por razones completamente distintas, y segn parece escribi su estudio con el fin de exponer sus originales y sorprendentes conclusiones en lugar de los
puntos de vista anticuados de sus colegas. Sostuvo que la afirmacin segn la cual el nio formaba
parte del cuerpo de la madre (como cualquiera de
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profesor Pfretzscher, desde un punto de vista estrictamente jurdico, clasifica esta afirmacin en la
categora de las promesas condicionales. De
acuerdo con la lex permittens, un contrato adquiere
validez, cuando incluye una condicin determinada,
slo si dicha condicin cobra carcter real. Es decir,
si el autor de la carta decide no casarse nunca, la
dama en cuestin no puede obligarlo a dar ese paso.
El problema final en el campo del amor honorable:
Qu ocurre si la destinataria no contesta? De
acuerdo con nuestro autor, ella no est obligada a
contestar. Si la declaracin o propuesta ha sido hecha en trminos suficientemente explcitos, compromete al remitente, aunque la dama no replique
una palabra. Si hubiera alguna duda, corresponde
interrogarla bajo juramento sobre la interpretacin
que ha dado a la carta.
El profesor Pfretzscher se ocupa muy brevemente del amor culpable e ilegal. Incluye sobre todo
cartas de amor de personas casadas, es decir, las
cartas dirigidas a una tercera persona. Si la esposa
cometiera acto tan inadmisible, el esposo puede
proceder de dos modos:
1) Si la esposa lo hizo por inexperiencia, y se
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so de un joven estudiante de teologa, que se enamor de la criada de su padre. El hombre perteneca a la iglesia evanglica; ella era feligresa de la
iglesia reformada. Lo cual significaba que el eventual matrimonio de ambos jvenes tropezaba con
serios obstculos. Cierto da los fieles de la iglesia
evanglica recogieron varios volantes en los que se
insultaba a su religin en trminos blasfemos y obscenos. La investigacin practicada descubri que el
autor de las hojas era el joven estudiante. Pero, por
qu atacaba a su propia fe? Se le cit a una reunin
con el Consejo eclesistico, donde confes todo.
Quera excitar al clero evanglico para que criticara
con renovado vigor a la iglesia reformada; de ese
modo se desarrollara una disputa religiosa ardiente
y prolongada, y entonces la dama de sus sueos se
dejara convencer, cambiara de culto y se casara
con l... una compleja mezcla de pasin y de teologa. Las autoridades eclesisticas sospecharon que
algo no andaba muy bien, y remitieron el joven a la
facultad de medicina de Helmstdt. La opinin de
los facultativos fue la siguiente:
Responsum Facultatis Medicae: Despus de
comunicarnos los documentos referentes al cand.
theol. C. H., y de requerir nuestra opinin sobre si
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por la mudanza de los nuevos ocupantes (probablemente porque stos haban concitado la enemiga
de algunos espectros o trasgos).
En caso de encantamiento probado, se invalidaba el contrato de venta. Si un yerno reciba de su
suegro una casa encantada como parte de la dote de
su esposa, poda devolverla y exigir que se le entregara el valor en efectivo. Adems, los propietarios
de casas embrujadas podan solicitar que se las liberara de impuestos.
Los espritus malignos podan apoderarse no
slo de casas, sino tambin de seres humanos. Qu
ocurra si el marido o la mujer caan vctimas de esta
situacin? Si el problema se presentaba durante el
compromiso, la otra parte poda dar por terminado
el noviazgo. Pero si ya haban contrado matrimonio, el marido o la mujer deban soportar la situacin; semejante eventualidad no era causa de
divorcio. Por ejemplo, una mujer piadosa se vio poseda por un trasgo. La malignidad del duende se
manifest de varios modos. La buena mujer cay en
el descuido y en la suciedad, y todos los objetos valiosos de la casa desaparecieron poco a poco. El
esposo se arruin completamente, pero no pudo
separarse de ella, pues todo era resultado de la inPsiKolibro
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4.
El perodo romntico de la jurisprudencia concluy hace aproximadamente ciento cincuenta aos,
pero la estupidez de quienes apelan a los juicios se
ha prolongado hasta nuestros das. Lejos de mi la
idea de que los legisladores suministran intencionalmente ocasiones para la manifestacin de la locuPsiKolibro
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ejemplo, el caso de la joven de Wshington que conoci en una fiesta a un golfista profesional, y recibi de l algunos buenos consejos sobre el modo de
mejorar su tcnica.
Poco despus, el hombre le envi una factura
por doscientos dlares. La joven crey que el hombre bromeaba, pero l le asegur que era la tarifa
acostumbrada, e insisti en el pago.
Asombrada, la joven consult a un abogado
amigo, y ste afirm que en tales circunstancias la
exigencia de pago era ridcula. Si vuelve a hablarle
del asunto, envemelo, dijo el letrado.
Pocos das despus recibi una factura de cien
dlares, por el consejo legal recibido. Y en definitiva tuvo que pagar las dos cuentas!
Las leyes poseen tremenda capacidad de supervivencia. A menudo se mantienen en los cdigos sin
ser derogadas durante siglos, y un abogado hbil en
busca de un precedente o de una clusula favorable
a veces puede apoyarse en cierta prctica legal o en
cierta reaccionaria ley puritana que nadie recuerda ni
se ocupo jams de eliminar.
Un edicto de Cromwell contra las blasfemias no
ha sido derogado nunca en Inglaterra. Estableca un
sistema de multas, graduadas de acuerdo con el lenPsiKolibro
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5.
Nada refleja la estupidez humana tan cabal y
perfectamente como la mana de pleitear. Los hombres y las mujeres que pleitean incansablemente, sin
la menor esperanza de xito, a menudo sin razones
de carcter material que lo justifiquen, aos y aos
absortos en una disputa de menor cuanta, son
gente que a menudo est al borde de la locura. Pero
en muchos casos adoptan esa actitud absurda y suicida por simple estupidez.
En 1890 muri en la antigua ciudad de Szekesfehervar un abogado hngaro llamado Juan Farkas.
Adquiri fama en el papel de defensor de muchos
asaltantes de caminos. Se especializ en la defensa
de bandidos, y amas una fortuna considerable graPsiKolibro
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sin xito.
Aun esto no era ms que una de las etapas del
asunto. Fadgyas prosigui e inici litigio:
contra el Colegio de Abogados, porque no apoy su queja contra el abogado del propio Fadgyas,
contra el presidente y los jueces del tribunal,
porque su apelacin fue rechazada,
y contra varios otros magistrados, jueces, empleados y diversos funcionarios de la administracin
judicial.
Todas estas quejas y procesos determinaron, a
su vez, una cosecha de juicio por injurias y libelo
contra Fadgyas. Entre los acusadores se contaban el
primer polica, el propietario de la agencia de servicio domstico, la polica, el alguacil, el vecino de
Fadgyas, su abogado, y numerosos jueces y empleados del tribunal.
Durante tres aos enteros la mitad de los casos
examinados por el tribunal del condado tuvieron
por figura principal a Fadgyas: unas veces como
parte acusadora, y otras como acusado.
En la primera audiencia de la apelacin Fadgyas
fue condenado a un mes de prisin. Apel nuevamente, e inici juicio el fiscal de la acusacin y a su
propio ahogado defensor. Al primero, porque haba
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empleado trminos insultantes; al segundo, porque no se haba expresado con suficiente energa.
Y todo por un perro mestizo.
Quizs en ninguna parte como en los Estados
Unidos esta mana litigiosa ha alcanzado tan inmensas proporciones y producido tan ricos frutos (sobre todo para los abogados). Cuando Harry
Ferguson, el inventor y multimillonario britnico,
inici proceso contra la compaa Ford, el caso dio
ocupacin a setenta y dos abogados (muy felices,
por cierto, de participar en el juicio). Las declaraciones previas ocuparon 300.000 pginas de tamao
oficio, escritas con letra apretada, y varios centenares de miles de pginas con notas, pruebas y diversos documentos. En conjunto, se escribi ms de
un milln de pginas de documentacin antes de
que el primer abogado se pusiera de pie y se aclarara
la garganta. Durante las primeras cinco semanas de
procedimientos judiciales, las declaraciones testimoniales insumieron alrededor de cinco millones de
palabras, aunque slo se haba llamado a tres testigos. Es verdad que se trataba de un juicio que implicaba el destino de varios millones de dlares. En
definitiva, el caso fue resuelto fuera del tribunal,
pero se gast por lo menos un milln de dlares en
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VII
LA ESTUPIDEZ DE LA DUDA
1.
El 11 de marzo de 1878 la Academia francesa de
Ciencias se reuni para presenciar una interesante
demostracin. Du Moncel, el conocido fsico, deba
presentar el fongrafo, la nueva invencin de Edison. La ilustre asamblea se impresion mucho
cuando la pequea y primitiva mquina comenz
repentinamente a hablar y repiti fielmente las palabras que Du Moncel haba registrado pocos momentos antes.
De pronto, Jean Bouillaud, el famoso mdico,
un hombre de ochenta y dos aos que se haba pasado la mayor parte de la vida tratando de identifiPsiKolibro
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car la relacin entre ciertas funciones y determinadas regiones del cerebro, se puso de pie, se acerc a
la plataforma y aferr por el cuello al infortunado
Du Moncel.
Sinvergenza!, rugi. Cmo se atreve a intentar engaarnos con esos ridculos trucos de ventrlocuo!
Camilo Flammarion, que fue testigo personal del
incidente, relata el caso en el primer captulo de su
libro Linconnu: Y el enfurecido mdico permaneci
colrico y escptico hasta el fin de su vida.
El 30 de septiembre, poco ms de seis meses
despus de la demostracin, la Academia de Ciencias realiz otra reunin. El obstinado escptico
solicit la palabra, y declar que, despus de prolongada y cuidadosa consideracin, mantena un
postura inicial; que el llamado fongrafo no era otra
cosa que un truco de ventrlocuo. Es absolutamente imposible, dijo Bouillaud, que el noble rgano de la palabra humana pueda ser reemplazado
por el innoble e inconsciente metal.
Poca gente habra odo hablar de Bouillaud si
Flammarion no lo hubiese inmortalizado. Pero la
Academia Francesa tena ya un miembro realmente
inmortal: Joseph Jrome Le Frangais de Lalande, el
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causa del mareo. Por consiguiente, (decan los mdicos) si el gobierno tena la audacia de dedicarse a
tan peligroso experimento, deba erigir empalizadas
a lo largo de las vas... por lo menos hasta la misma
altura que los coches.
Flammarion y otros han puesto en la picota a
muchos de estos tontos de la duda.
Durante siglos Europa entera ha asistido a la
cada de meteoritos. Los fragmentos se conservaban
en las vitrinas de los museos, acompaados de documentos debidamente autenticados con respecto al
lugar y momento de la cada. Finalmente, la Academia francesa de Ciencia despert de su digno letargo, y encomend a Lavoisier, el gran qumico, la
preparacin de un informe sobre los mencionados
proyectiles. Cuando el informe fue presentado, la
Academia declar que el asunto era increble, y que
no poda aceptarse su realidad; era imposible que
del cielo cayeran piedras. Esos meteoritos seguramente haban sido vomitados por alguna erupcin
subterrnea. Me pregunto qu habra dicho ante
este informe la mujer de Idaho en cuya casa, a principios de 1955, cay un meteorito de regular tamao, que atraves el techo y golpe con fuerza la
cadera de la buena seora (le cost tres meses repoPsiKolibro
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muerte ensear ideas diferentes de las que sostuvieron las autoridades antiguas y aceptadas.
En la Universidad de Bolonia, los colegas de
Luigi Galvani lo coronaron con un gorro de bufn;
se rieron de l y lo llamaron el maestro de baile de
las ranas.
En 1840 la Academia Francesa decidi al fin
prestar cierta atencin a los fenmenos conocidos
entonces bajo la denominacin de magnetismo
animal o sonambulismo. Hoy hablamos de hipnosis. Como consecuencia del anlisis practicado, el
augusto cuerpo resolvi que en el futuro no perdera tiempo en tales experimentos... del mismo modo
que la estupidez del perpetuum mobile o el vano
sueo de la cuadratura del crculo, no se trataba de
un tema apto para las deliberaciones de los sabios
all reunidos.
Recurdese el caso de Semmelweis, el hombre
cuya obra salv la vida de millones de madres, gracias al descubrimiento de la causa de la fiebre puerperal. Su larga y trgica lucha (que acab en un asilo
de locos, con su espritu completamente destrozado) ha sido descrita en muchas ocasiones.
Edward Jenner, una de las mayores glorias de la
medicina britnica, el descubridor del mtodo de
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vacunacin, casi comparti la suerte de Semmelweis. Cuando explic por vez primera su descubrimiento de la vacuna, sus colegas lo atacaron con
furia casi inhumana. Las prensas lanzaron ensayos y
panfletos desbordantes de veneno. Cierto doctor
Moseley dej escapar una frase en vena proftica:
Quin puede prever las consecuencias que acarrear, a lo largo de aos, la inyeccin de jugos animales en el organismo humano? Qu pensamientos
fermentarn en los espritus contaminados de fiebre
animal? Qu influencias ejercern sobre el carcter
humano los fluidos de cuatro patas? Otros adoptaron tambin los mismos lemas baratos. El doctor
Rowley decor la cubierta de su folleto con la imagen coloreada de un muchacho de cabeza de buey.
El doctor Smyth mezcl su clera profesional con
buena dosis de mentiras, y present un caso extremadamente trgico como argumento contra Jenner.
Relat la historia de un nio que haba recibido la
vacuna; despus, ese ser (que ya no era humano)
empez a caminar en cuatro patas, mugiendo como
una vaca y acometiendo como un toro a la gente.
Ms recientemente, el profesor Ferragutti, que
invent y desarroll el automotor movido por gas
de carbn de lea, tambin debi soportar una fanPsiKolibro
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ba emigrado a los Estados Unidos, muri en la miseria, humillado y amargado porque no pudo reunir
el dinero indispensable para promover su invento, a
pesar de que goz de considerable favor en Florida,
donde en 1850 efectu la primera demostracin
pblica. Su suerte no fue un caso particular; por cada inventor de xito ha habido mil fracasos; y, en
realidad, cada una de las invenciones conocidas podra haber sido aplicada muchos aos antes de la
fecha en que se difundi si no hubiera sido por la
locura de la incredulidad, por la estupidez de la duda.
2.
Si el inventor ha debido superar graves dificultades, qu decir del poeta, del pintor, del msico?
O del pensador, del reformador, del jefe religioso?
La estupidez siempre ha teido e influido el juicio
de los contemporneos. El hombre de ciencia y el
poeta: ellos han sido los nicos autnticos profetas
de la humanidad, y este privilegio les ha acarreado
siempre y por doquier sufrimientos fsicos y morales.
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Este instructivo libro nos ensea cmo protegernos del mal de ojo y de otros peligrosos encantamientos. En tales casos, el mejor recurso es el
siguiente:
Aphonidas + Maltheurs + urat + puatia +
condisa + fondem + ortoo + Noxio + apeis + Burgasis + Glay + venia serchani.
El signo + es el signo de la cruz. Era el truco
permanente de los autores de libros mgicos. De
ese modo, garantizaban a las personas piadosas que
los encantamientos eran eficaces por sus propios
mritos y no por la ayuda del Maligno.
El Enchiridion tambin suministraba un mtodo
infalible para atrapar a un ladrn:
Escrbanse los nombres de los que residen en
la casa, arrjense los trocitos de papel en un vaso
lleno de agua y dgase en voz baja el siguiente encantamiento:
Aragon + labilasse + parandano + Eptalicon +
Lambured +, yo te mando que me digas el nombre
del ladrn!
Si el nombre del ladrn est en uno de los papeles, subir a la superficie. Si suben varios de ellos,
es que hay cmplices.
No es de extraar que el Papa Len III (que,
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miento humano que en la ridcula tragedia de Shakespeare. La escena de Bruto y de Casio recuerda el
caso del payaso y del luchador que en la feria se
exhiben y luchan por un premio de pocos centavos.
Los crticos posteriores tambin se mostraron
diligentes en sus tiros contra el Cisne de Avon;
crean sin duda que apuntaban a un gorrin. No
merecen que aqu los nombremos, pero citaremos
por lo menos las acusaciones ms comunes contra
el mgico dramaturgo y bardo inmortal:
Es excesivamente difcil de comprender. No
tiene talento trgico ni cmico. Sus tragedias son los
productos de un teatro de ltima categora. Su comedia es excesivamente vulgar y no mueve a risa.
No es original: es nada ms que un copista. Nunca
ha mostrado capacidad propia de invencin; es un
cuervo que se adorna con las plumas de otros pjaros ms bellos. Su obra es irreal, imposible, exagerada, ridcula, preciosista, afectada, obscena, inmoral. Escribe para la multitud; se complace en
descubrir horrores; carece de encanto o de gracia;
no tiene ingenio y posee un estilo hinchado.
Entre los crticos alemanes, Johann Christoph
Gottsched, que en el siglo XVIII ejerci gran inPsiKolibro
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siguiente:
Si un poeta como Goethe incluye estos versos
en sus obras, no podemos sorprendernos de que los
franceses acusen a los alemanes de falta de gusto.
De todos modos, no alcanzo a comprender por qu
Herr Goethe eligi personajes tan pedestres como
Clavigo, Egmont y Fausto para pintar ideas y actos
humanos.
Franz von Spaun, publicista contemporneo,
tambin eligi al Fausto como blanco de sus ataques:
Ni siquiera un hombre delirante, agobiado por
la fiebre, farfulla tantas estupideces como el Fausto
de Goethe. Mis dedos se resisten a sostener la pluma. Limpiar estos establos de Augias exigira algo
ms que la fuerza de Hrcules. No aludir a la torpeza de los versos; lo que he ledo es para m prueba suficiente de que el autor no puede competir
siquiera con los ms mediocres talentos de la vieja
escuela. Quizs el Fausto tenga una meta definida,
pero el buen poeta no puede limitarse a un tosco
diseo; es preciso entender el arte del dibujo y del
color... Alguna gente produce versos que fluyen con
la misma facilidad que el agua de un grifo, pero este
flujo diabtico de aburridos versos no es el rasgo
distintivo de un buen poeta.
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Y no olvidemos la nota necrolgica que un annimo ensayista de Weimar escribi seis meses despus de la muerte de Goethe, en la revista
Sachsenfreun:
Nuestro Goethe est olvidado; no porque el
pueblo de Weimar sea insensible a las realizaciones
respetables, sino debido al propio carcter del hombre. En l nada habla de humano; slo se cuidaba
de s mismo, y los grandes intereses de la humanidad le eran ajenos... Sus obras... bueno, si, le sobrevivirn; es decir, perdurarn los seis u ocho
volmenes en los que una mano de capacidad crtica
separar el grano confundido entre cuarenta volmenes de paja...
Si un contemporneo alemn sostena tales opiniones sobre el ms excelso poeta de su propia nacin, qu podan decir los extranjeros? De acuerdo
con Coleridge, Fausto no era otra cosa que una serie
de imgenes en camera obscura, una obra vulgar y
de lenguaje soez. De Quincey se mostr ms severo
an, pues opin que incluso la ms baja supersticin
egipcia, la embrujada Titania o el borracho Calibn
no podan soar con dolos tan vacos y lamentables
como los que Goethe ofreca a los alemanes.
Cuando alguien mencionaba a Goethe, Vctor
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3.
Piedras y palos pueden romperme los huesos,
pero los insultos no me lastiman, cantan los nios;
sin embargo, muchos genios sensibles han sufrido
bastante como consecuencia de la crtica injusta e
implacable. De todos modos, a veces han sufrido
cosas peores.
La figura de Cyrano de Bergerac es conocida
sobre todo gracias a la obra brillante de Rostand;
pero poca gente sabe que fue un genio olvidado y
perseguido, uno de los primeros autores del gnero
de la ciencia ficcin, un poeta y un pensador maravillosamente claro. Ese olvido obedece a buenas
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torturado y desterrado.
Martn Lutero fue secuestrado por los caballeros
enmascarados de Federico el Sabio, y estuvo diez
meses preso en Wartburgo. Toms Moro perdi
primero su libertad y luego la cabeza, porque se neg a reconocer la autoridad real en materia eclesistica. Benvenuto Cellini, tan grande artista como
talentoso autobigrafo, estuvo preso en Castel Angelo, Roma, acusado de asesinato y de desfalco.
(Probablemente era culpable de ambos delitos, por
lo que no tendra derecho a figurar en esta galera de
presos ilustres.) En la prisin, Miguel de Cervantes
escribi su inmortal Don Quijote. Sir Walter Raleigh pas trece aos como involuntario husped de
la Torre Blanca, escribiendo los ocho volmenes de
su historia del mundo. (Lleg slo hasta el ao 130
a.C.). Fue puesto en libertad en 1616, y arrestado
nuevamente dos aos despus. Esta vez, la sentencia tantas veces suspendida fue cumplida. Francis
Bacon fue sentenciado por soborno y corrupcin, a
detencin por el tiempo que determinara la voluntad del rey Ignoramos cunto tiempo estuvo
detenido Shakespeare por cazar en veda, pero sabemos que hubo de soportar veinticinco azotes por
cierta aventura juvenil. Daniel Defoe fue puesto en
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4.
Pero si la estupidez de la duda constituye una
maldicin, la estupidez del crdulo constituye su
contrapartida cmica. No me refiero al tonto comn, al hombre medio excesivamente crdulo...
sino al sabio, al historiador erudito, al eminente
hombre de ciencia que a veces puede ser engaado
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nio!
Las cartas presentaban otros pequeos errores y
anacronismos que impulsaban a dudar de su autenticidad. Sir David Brewster, el fsico escocs y bigrafo de Newton, intervino en la disputa y declar
redondamente que toda la correspondencia era una
falsificacin; de cualquier modo, todo el mundo saba que Newton haba comenzado a ocuparse de
fsica mucho despus, y que en la fecha de las cartas
Pascal no poda haber soado siquiera con la ley de
la gravedad.
El profesor Chasles se mostr imperturbable. A
los franceses que dudaban replic (como suele hacerse en casos semejantes) que eran malos patriotas
y espritus negativos. Contra Sir David utiliz un
arsenal completo de nuevos argumentos: present
cartas de Galileo, dirigidas por el gran italiano al
joven Pascal, en las que aquel ya aluda al principio
de la gravitacin. Con ello procuraba demostrar que
Pascal trabajaba en esos problemas cuando Newton
no haba nacido todava.
En vano los escpticos arguyeron que Galileo
estaba ciego en la poca indicada por las fechas de
las cartas: pocos das despus Chasles presentaba
otra carta de Galileo en el original italiano, en la que
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ms.
El desenlace fue provocado por un accidente de
menor importancia. Vrain-Lucas cometi un delito
en perjuicio de la Biblioteca Imperial, y fue arrestado por la polica. Se estudiaron sus antecedentes, y
salieron a luz los complicados hilos del asunto BoisJourdain. La confesin del impostor quebr el orgullo del profesor. En la sesin de la Academia realizada el 13 de septiembre de 1869 reconoci
humildemente que haba sido engaado y que la
gloria del descubrimiento de la gravedad perteneca
a Newton.
Durante el proceso, Vrain-Lucas se defendi
con cnica franqueza. Afirm no haber perjudicado
al profesor Chasles; el placer que haba causado al
anciano caballero con sus falsificaciones bien vala
140.000 francos. Tambin haba prestado un servicio a su pas, atrayendo la atencin del pblico sobre el glorioso pasado de Francia.
Sin embargo, la patria se mostr desagradecida.
Vrain-Lucas fue condenado a dos aos de prisin.
El ridculo no mat a Michel Chasles. Digiri el
dolor de la desilusin, el escndalo del proceso... lo
nico que no pudo digerir fue el pat que comi
con excelente apetito a la edad de ochenta y ocho
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prendente que estas ilustraciones primitivas incluyera detalles de cierto culto flico. El mundo parisiense de la ciencia recibi el descubrimiento con
considerable simpata. Algunos sugirieron que el
abate deba reclamar el Premio Volney, discernido
por la Academia, pero luego prevalecieron otros
criterios. El director de la biblioteca inform que
poco antes de los estudios del abate, un misionero
norteamericano lo haba visitado y haba preparado
una copia exacta del manuscrito. Exista el peligro
de que alguna sociedad norteamericana o mejicana
publicara una edicin facsmil, anticipndose a los
franceses. Era un problema de prestigio nacional, de
modo que, por recomendacin del Ministerio de
Bellas Artes, el gobierno resolvi publicar el estudio
del abate Domenech a expensas del Estado.
El libro fue debidamente publicado bajo el siguiente ttulo: Manuscrit pictographique Amricain prcd dune Notice sur lIdographie des Peaux-Rouges par
lAbb Em. Domenech, Membre de la Socit Gographique
de Paris, etc. Ouvrage publi sous les auspices de M. le Ministre dEtat et de la Maison de lEmpereur, Paris, 1860.
De modo que Francia fue la primera en reivindicar la gloria.
Pero entretanto algo anduvo muy mal.
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VIII
MITO Y ENSUEO
1.
Un autor oculto tras el seudnimo de Johannes
Staricius public en 1615 un libro con el sugestivo
ttulo de El misterioso tesoro de los hroes
(Geheimnissvoller Heldenschatz). La obra se basaba en
los principios de la ciencia mgica. Era la poca
en que incluso los hombres de ciencia responsables
sentan la seduccin de esta profunda rama del saber. Los legos se sentan ms atrados an, pues la
supersticin se disfrazaba de ciencia, y quienes la
aplicaban no tenan razn para temer que se les acusara de brujera. El misterioso tesoro de los hroes mereci los honores de muchas ediciones; he
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moho.
En mis investigaciones tropec con un peridico
que anunciaba una ocasin nica: la venta de cabezas humanas ofrecidas en el mercado libre. El nmero 7 del Ordentliche Wchentliche Post
Zeitungen, publicado en Munich en el ao, 1684,
trae un informe sobre la feria de Ao Nuevo en
Leipzig. Menciona como rasgo caracterstico de la
feria el hecho de que algunos comerciantes emprendedores estaban vendiendo cabezas de turcos,
perfectamente envasadas en barriles. Pocas semanas
antes se haba librado frente a las puertas de Viena
una gran batalla entre los ejrcitos turcos y los cristianos, y los horribles trofeos seguramente haban
sido recogidos all. Al principio no hubo mayor demanda, a pesar de que las cabezas eran baratas (un
tlero imperial por pieza). Pero despus los soldados descubrieron la existencia de la original mercanca, y se formaron colas, y el precio se elev a la
inflacionaria cifra de ocho tleros imperiales.
El mundo animal tambin poda suministrar valiosos medios de proteccin. Staricius llama la atencin de sus lectores sobre la gamuza. Es bien
sabido, escribe, que en determinadas pocas las balas no hieren a estos veloces animales. Ello se debe
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efecto: infundan extraordinaria bravura a los soldados, pues estaban seguros de que las armas enemigas nada podan hacerles. Y si alguno cala, no era
probable que pudiera quejarse del fracaso del amuleto. Si un soldado era herido, exista una sencilla
explicacin: el enemigo haba aplicado frmulas
mgicas ms potentes an. Pero el amuleto haba
demostrado su valor, pues la herida no era mortal!
Este sencillo pero astuto ardid hizo rico a Neithart. Y famoso tambin, pues el relato del truco
sobrevivi durante mucho tiempo; en l se basaron
el Passauer Kunst (Arte de Passau) y muchas otras
leyendas.
Posteriormente surgi un rival, que prometi un
xito mayor an: el llamado tlero de Mansfeld,
acuado en honor de Hoier Mansfeld por sus descendientes, los condes de Mansfeld. Este antepasado de la distinguida familia era un hombre
importante. Naci mediante una operacin cesrea;
es decir, no como cualquier mortal, sino como
Macduff, conquistador de Macbeth. Fue afortunado
en la guerra, y jams perdi una batalla. Resumi su
gloria en este lema: Ich, Graf Hoier, ungebohren,
Hab noch keine Schlacht verloren (Yo, el conde
Hoier, que no he nacido, no he perdido an una
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sola batalla). Los tleros, acuados durante la Guerra de Treinta Aos, en una cara tenan impreso el
lema, y en la otra llevaban la imagen de San Jorge.
Eran muy codiciados; los soldados se sentan felices
de pagar diez o doce veces el valor nominal por cada uno de ellos.
Los mercenarios de cierta educacin exigan de
la magia protectora ms que los soldados analfabetos. Generalmente utilizaban amuletos preparados
por alquimistas y astrlogos con la ayuda de las
ciencias ocultas.
Hoy es imposible interpretar los encantamientos
mgicos incorporados a estos amuletos. Nadie ha
podido explicar por qu incluso prncipes y generales tenan tanta fe en la palabra Ananisapta. Quizs
era un acrstico formado por las letras iniciales de
cierto poderoso encantamiento. Tampoco ha podido descifrarse el enigma de la llamada frmula Sator; quizs jams tuvo ningn significado. Tambin
se empleaban cuadrados mgicos, de abajo para
arriba, de derecha a izquierda o diagonalmente era
siempre la misma: treinta y cuatro. Y si se sumaban
tres y cuatro el resultado era siete... cifra que, como
todos saben, es la de mayor poder mgico entre todas. Locuras inofensivas, como las mascotas que los
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mucho tiempo se cavil sobre el secreto de la maravillosa armadura. Slo se saba que estaba hecha de
un metal llamado Electrum; pero no tenan la menor idea sobre los ingredientes de tan extraordinaria
sustancia. Al fin, Paracelso suministr la solucin.
Todos los metales, asegur, estn sometidos a la
influencia de determinado planeta. Por consiguiente, si se mezclan los metales apropiados cuando las
constelaciones precisas ocupan el cielo, se obtendr
una nueva sustancia metlica, que poseer las potencias secretas derivadas de la estrella. Paracelso
bautiz al nuevo metal con el nombre de Electrum
Magicum. Era una amalgama de oro, plata, cobre,
acero, plomo, estao y mercurio. La receta prescriba grandes cantidades de oro y de plata, de modo que no estaba al alcance de los pobres.
Pero no era cosa fcil de obtener ni siquiera para
el rico. Los libros mgicos que explicaban la preparacin del Electrum Magicum, afirmaban que no era
posible el xito, a menos que se aplicaran rigurosamente ciertas reglas muy complejas.
La primera afirmaba que todo el proceso deba
ser, an en los ms mnimos detalles, de carcter
marcial. El cielo, el aire, el estado de la atmsfera, el
da, la hora y el minuto, el lugar, los implementos y
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el fuego- y an el alma, la moral y la voz del artesano- deban conformarse al espritu de Marte. La
forja y el martillo, las tenazas y el fuelle tambin deban ser manufacturados bajo las constelaciones
apropiadas; con ese fin, deba buscarse el consejo de
un astrnomo reputado. Marte, la estrella del Dios
de la Guerra, desempeaba el papel fundamental en
todos los detalles astrolgicos.
Pero veamos un ejemplo: Cmo asegurar la
marcialidad del fuego?
Muy sencillamente. El fuego provocado por el
rayo era el nico que mereca el calificativo de
marcial, pues caa del cielo con tremendo poder
destructivo, acompaado por horrsono trueno. Por
lo tanto, era preciso esperar hasta que el rayo incendiara un rbol o un trozo de madera, transportar el
fuego a casa, alimentarlo cuidadosamente en algn
recipiente, y mantenerlo hasta que llegaba el exacto
perodo astrolgico que deba presidir la forja de la
armadura.
Los siete metales deban ser fundidos en siete
diferentes constelaciones; ciertamente, una dura
prueba de paciencia. Pero ni siquiera esto bastaba.
Tambin el propio armero, como ya hemos dicho,
deba hallarse de humor marcial. Su trabajo deba
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nos el mismo que presida la teora de la usnea humana. Cuando la esencia vital de un animal desapareca, tambin se disipaban sus propiedades
mgicas; por consiguiente, era necesario extraerlas
mientras an estaba vivo.
(Idntica teora se aplic de un modo que podemos calificar de interesante y horrible al mismo
tiempo, en las recetas que, segn se deca, ayudaban
a ganar pleitos. El abogado deba arrancar la lengua
de un camalen vivo, y colocarla bajo su propia lengua, mientras expona su alegato. Era seguro que, de
ese modo, ganaba el caso. Como todo el mundo
sabe, los camaleones cambian de color de acuerdo
con las necesidades.)
Ahora nuestro guerrero era invulnerable, y vesta la invencible armadura... Ya poda entrar en batalla. Pero no bastaba gozar de proteccin. Era
necesario destruir al enemigo.
Aqu entraban en accin las espadas mgicas.
Las leyendas de la Edad Media abundan en estas
espadas milagrosas. Apenas haba hroe que no poseyera algn arma de este tipo... irresistible e indestructible. La mayora tena nombres especiales:
Balmung, de Sigfrido; Durandal, de Rolando; Escalibur, del rey Arturo; Joyeuse, de Carlomagno;
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Aqua Magnanimitatis.
El noble brebaje se preparaba de acuerdo con la
siguiente receta:
En mitad del verano, tmese el ltigo y castguese vigorosamente un hormiguero, para que las
hormigas, atemorizadas, exuden su secrecin cida y
olorosa. Tmese cantidad suficiente de hormigas, y
deposteselas en un alambique. Virtase coac
fuerte y puro sobre ellas, sllese el recipiente y
pngase al sol. Djeselo all durante catorce das,
fltrese y pngase en el licor obtenido media onza
de canela.
El brebaje deba beberse antes de la batalla,
mezclando media cucharada en un vaso de buen
vino. Inmediatamente, el soldado se senta posedo
del ms heroico coraje. No se trataba de una pasin
salvaje y sanguinaria, sino ms bien del entusiasmo
que lleva a realizar trascendentes y sugestivas hazaas.
Se aconsejaba tambin mezclar la pocin con el
aceite extrado de la cizaa, y frotarse las manos con
la mezcla tambin convena aplicarla a la hoja de la
espada. As preparado, un soldado poda afrontar
sin dificultad a diez o doce adversarios, pues stos
sufriran sbito desaliento. La naturaleza marcial de
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las hormigas explicaba el milagroso efecto de la pocin. Despus de todo, es bien sabido que las hormigas son insectos guerreros.
Pero aqu no acababan los artificios heroicos.
Tambin el caballo de batalla deba realizar prodigios de valor.
Las herraduras y el freno deban forjarse con
hierro que ya hubiera servido para matar. Las herraduras hacan del caballo un animal valeroso, rpido,
inteligente y gil. Por otra parte, el freno converta a
la ms salvaje montura en obediente criatura.
Tambin existan mtodos destinados a evitar la
fatiga del caballo. Si de las riendas se colgaban
dientes de lobo, el caballo poda galopar durante
das enteros sin cansarse; por lo menos, as lo afirmaba la magia del siglo XVII.
Pero no basta que el soldado fuera inviolable y
su espada invencible, ni que su alma estuviera impulsada por la pasin marcial. En campaa era preciso soportar muchas tribulaciones: fro, sed,
hambre.
Se conocan varios encantamientos contra el
fro. Envulvanse los pies en papel, pnganse encima las medias, y antes de calzarlas virtase un poco de coac en las botas. En realidad, no era un
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guese un poco de estircol seco de caballo y extindase sobre la herida. Pueden obtenerse buenos resultados con estircol de cabra, reducido a polvo y
mezclado con vinagre. Tambin puede prepararse
una aplicacin con estircol de ganso mezclado con
vinagre fuerte.
Para que el tratamiento fuera ms efectivo, el
mdico ordenaba una bebida curativa. Era preciso
mezclar con cerveza un poco de album graecum,
destilar la mezcla y dar al herido una cucharada de la
pocin todas las maanas. Por lo menos, se trataba
de una mezcla de fcil preparacin, pues el album
graecum de misterioso sonido se hallaba en todas
las casas en que haba perros...
Es evidente, por lo tanto, que los pacientes tratados con el ungento blico sanaban porque
ningn mdico manipulaba las heridas, de modo
que la Naturaleza poda desarrollar el proceso curativo sin interferencia humana.
Quizs la mejor y la ms universal de todas las
curas contra las heridas de bala fue inventada por
Ferene, un mdico transilvano.
El erudito galeno fue mdico de la corte de
Sigmundo Bathory, prncipe de Transilvania. Era
muy respetado por el prncipe, que no se separaba
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He hallado esta panacea en mi cofre de medicinas: a quien desee salvarse de herida de espada, de
acometida de lanza y del terror de las balas de can... djesele vivir en paz en Brasso. Y como considero que esta es la ms segura medicina, aqu me
quedar a esperar el fin de la guerra; y aconsejo a Su
Alteza y a todos los que deseen escapar a los peligros de la batalla que sigan mi humilde ejemplo.
No se conoce la respuesta del prncipe.
2.
El sueo de la invulnerabilidad, las distintas recetas para el equipo del hroe invencible, son cosas
modestas comparadas con otro sueo de la humanidad, mucho ms descabellado y ms universal: el
sueo de la eterna juventud, la ilusin de que es posible usurpar las funciones del propio Dios creando
vida.
Aqu debemos comenzar por establecer la diferencia entre el secreto de la longevidad y el de la
eterna juventud.
Entre los longevos clebres, Juan Rovin y su esposa ocupan un lugar distinguido. Rovin naci en
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las aventuras extraconyugales de Zeus. Si tan deslumbrantes eran la belleza y la juventud de la diosa,
por qu estos devaneos amorosos?
La mitologa escandinava ubicaba la fuente milagrosa, la Jungbrunnen en el castillo de Iduna. Lucas
Cranach y sus compaeros de escuela pintaron docenas de cuadros sobre tan sugestivo tema, de un
lado, entran en la fuente ancianos decrpitos y secos; del otro, salen seres jvenes y bellos...
Las novelas romnticas de caballera, los romances medievales, tambin incluyen extensas referencias a la fuente de la eterna juventud. Cuando
comenz la exploracin de nuevos y desconocidos
continentes, la gente supuso que entre los tesoros
de estas regiones meridionales deba contarse la
fuente maravillosa. Se hallaba en la India, donde
Alejandro el Grande ya la haba buscado? O en el
pas fabuloso del Preste Juan, al que la imaginacin
ubicaba en Asia o en Abisinia? Despus del descubrimiento de Amrica, estas especulaciones se concentraron particularmente, y un conquistador
espaol equip dos naves con el fin preciso de buscar la famosa fuente.
Su nombre, naturalmente, era Ponce de Len, y
se saba (o se imaginaba) que Bimini era el nombre
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de la isla donde se hallaba la fuente que milagrosamente converta a los viejos en jvenes. Conquistadores frreos y decididos a todo, probados en
feroces batallas, atravesaron los ocanos desconocidos en direccin a la isla misteriosa. La atrevida empresa no utilizaba como gua el comps dela
ciencia... sino la estpida charla de algunos nativos.
Nada tan caracterstico del alma del conquistador
espaol, mezcla de desprecio a la muerte, de viril
determinacin y de credulidad infantil, como el hecho de que se dejara influir por una combinacin de
romances caballerescos y de historias fabulosas fabricadas por los indios. Es muy probable que la poblacin nativa, que odiaba a los conquistadores,
difundiera deliberadamente el cuento de la fuente
mgica de Bimini con el mismo propsito que la
movi a hablar del sueo de Eldorado... para desembarazarse de una vez de los invasores extranjeros.
Ponce de Len no hall Bimini. Pero cuando
navegaba hacia el norte descubri una hermosa
costa, cubierta de flores y abundante en frutas. Por
causa de las flores que la adornaban generosamente
la bautiz con el nombre de Florida. Durante cierto
tiempo busc la fuente, pero al fin se cans del
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asunto y embarc de regreso a la patria, mas enfermo y ms viejo que cuando sali.
El fracaso de la expedicin a Bimini desilusion
a la vieja Europa, tan deseosa de rejuvenecimiento.
Se comprendi que las fuentes de la eterna juventud
eran simplemente fuentes termales, y que el influjo
de las leyendas las haba transformado en fantsticos e inalcanzables sueos de rejuvenecimiento.
Pero, como es el caso con harta frecuencia, la
humanidad no pudo resignarse a la idea de perder
uno de sus ms queridos sueos.
No exista una Fuente de Juvencia, pero haba
seres humanos rejuvenecidos. As lo afirmaron graves hombres de ciencia y famosos viajeros.
El caso ms famoso fue el de la abadesa de
Monviedro, de quien nos habla Velascus de Tarento. La piadosa virgen haba alcanzado pacficamente
su centsimo aniversario en el convento donde resida, cuando ocurri el milagro. De pronto, tuvo una
nueva denticin; largos y abundantes cabellos negros reemplazaron a los escasos mechones blancos;
el pergamino amarillento de su rostro se convirti
en fresca y rosada piel. La piadosa anciana se sinti
poco complacida con esta broma de la Naturaleza;
la situacin provocaba en ella profundo embarazo...
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vez en Pars, sigui las instrucciones del libro y comenz a transformar el mercurio en oro. Fabric
oro por valor de muchos millones, y consagr esa
fortuna a fines de caridad. Como era verdad que un
rico burgus llamado Nicols Flanel haba destinado
grandes sumas a obras de beneficencia, la imaginacin medieval, siempre ansiosa de milagros, confundi la figura del mercader con la del alquimista, y
crey todo lo que la tradicin oral difundi sobre
este ltimo. Un creyente de celo particularmente
ardoroso lleg al extremo de comprar la casa de
Flanel, en el nmero 16 de la Rue Marivaux, y la
demoli completamente, en la esperanza de hallar
en algn escondrijo el milagroso libro de corteza de
rbol.
La literatura sobre Flanel es abundante, y alude a
buen nmero de diferentes secretos, pero estos
ltimos pertenecen en realidad a la historia de la
alquimia propiamente dicha. Baste decir aqu que se
atribua a Flanel el descubrimiento del Elixir de la
Vida; que se aseguraba que no haba muerto, afirmndose que en su atad se haba depositado un
mueco de madera, despus de lo cual haba partido
con su esposa hacia Oriente. Trescientos aos despus la feliz pareja an viva, como lo informa con
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car al conde Saint-Germain. El falso conde desempe su papel con arte exquisito. Relat aventuras
que haba vivido casi dos mil aos antes; entusiasmndose, describi el palacio de Poncio Pilatos, y a
la Sagrada Familia, y su amistad con la venerable
Santa Ana, a quien posteriormente pudo prestar un
gran servicio, pues fue la informacin suministrada
por el conde en el concilio de Nicea la que determin la canonizacin de la dama.
Cuando el autntico conde se enter del asunto,
tan cercano al sacrilegio, se limit a encogerse de
hombros: Si los tontos de Pars se complacen en
tales estupideces, dijo al barn Gleichen, que se
diviertan. Mi nica virtud es que parezco ms joven
de lo que soy realmente... y eso es todo.
La fbula no corri solamente en Pars. Cruz el
canal de la Mancha y apareci en las columnas del
London Chronicle. En el nmero del 3 de junio de
1760, este respetable rgano public un extenso
artculo sobre la llegada a Londres del conde SaintGermain. Un pasaje de la crnica describa un extrao incidente relacionado con el Elixir de la Vida.
Como ancdota, la historia lleg hasta el siglo XX, y
todava aparece aqu y all. Sin embargo, en el siglo
XVIII se tomaba el asunto muy en serio, al punto, PsiKolibro
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frn oriental, hojas de rosas rojas, madera de sndalo, la raz del loe y mbar gris. Estos materiales
sern reducidos a polvo y mezclados con cera y
aceite esencial. El ungento as obtenido forma una
pasta, y debe ser extendido sobre la regin del corazn todas las noches, antes de acostarse.
Luego, la dieta; su duracin depende del temperamento del paciente. La ms breve es de diecisis
das, la ms prolongada de treinta. El men es bastante simple: una gallina por da, preparada en sopa.
Naturalmente, no se trata de cualquier ave... sino de
una gallina alimentada durante dos meses con cierta
comida especial.
Este alimento para pollos era un tanto extrao...
se compona exclusivamente de vboras (Aqu corresponde recordar que durante varios siglos Europa padeci la mana de las vboras. Atribuanse
milagrosos poderes curativos, no slo a las vboras,
sino tambin al blsamo teriacal que se obtena de
ellas. Este blsamo se venda en pequea tortas redondas, llamadas trochisci (de ah el nombre de troquista o droguista).
Naturalmente, las gallinas no estaban dispuestas
a comer vboras con la misma facilidad que ingeran
lombrices de tierra. Era necesario seguir otros mPsiKolibro
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todos. Primero se despellejaban las vboras, se cortaba la cabeza y la cola, se lavaban los cuerpos en
vinagre, se los frotaba con sal y se los cortaba en
pequeos trozos. Se colocaba en un recipiente el
sabroso alimento, y se los mezclaba en partes iguales con romero, granos de ans y eneldo, agregando
media libra de semillas de alcaravea; luego, deba
llenarse el recipiente con agua limpia, y se pona todo al fuego. Cuando el agua se haba evaporado, se
agregaba una buena porcin de trigo puro, y se
continuaba cocinando toda la mezcla, hasta que el
trigo hubiere absorbido las valiosas cualidades de la
vbora. El alimento estaba listo; se formaban pequeos glbulos, arrollados en afrecho, y se serva a
la gallina.
Mientras duraba la cura el paciente deba limitarse a comer diariamente dos platos de sopa de gallina
y un poco de pan. Una vez concluido el perodo de
dieta, el sujeto deba tomar doce baos- con el estmago vaco- en agua perfumada con ciertas hierbas.
Es imposible negar que toda esta concepcin
era lgica y razonable. No es posible alimentar al
paciente con carne de vbora; entonces, que el
efecto medicinal de la vbora sea absorbido por el
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trigo, que el trigo sea comido por la gallina, y la gallina consumida por la persona deseosa de rejuvenecer.
Hasta ahora, el asunto marcha perfectamente.
Pero inmediatamente sigue la piece de rsistance de
la cura, la esencia milagrosa que libra batalla en el
cuerpo bien preparado (bien preparado por la sopa
de gallina y el emplasto sobre el corazn) contra los
procesos txicos del envejecimiento, y triunfantemente renueva la juventud. Los mdicos medievales, herederos de la antigua medicina rabe y griega,
alentaban innumerables supersticiones sobre el
efecto de sustancias absolutamente fantsticas y
costosas. Crean en el poder curativo de las piedras
preciosas, de las perlas, del coral, de los dientes de
hipoptamo, del marfil, del corazn de ciervo, etc.
Villanovanus coleccion las sustancias de ms poderoso efecto, y concibi una receta irresistible. No
repetir aqu las proporciones; es poco probable que
ninguno de mis lectores intente preparar la mixtura.
Se necesitaban los siguientes productos:
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Oro
Raz de loe
Madera de sndalo
Perlas
Zafiros
Jacintos
Esmeraldas
Rubes
Topacios
Coral blanco
Coral rojo
Limaduras de marfil
Corazn de ciervo
mbar gris
Moschus
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3.
A mediados del siglo XVIII inflam a Pars una
nueva perspectiva de rejuvenecimiento.
Por qu buscar la fuente de la eterna juventud
en Bimini, cuando se hallaba aqu mismo, al alcance
de nuestras manos? La sangre, el fluido vital, estaba
presente por doquier; circulaba en la venas de los
jvenes. Bastaba utilizarla en beneficio de los ancianos... an quedara buena cantidad para sus propietarios originales.
Robert Desgabets fue el primero que concibi la
idea de la transfusin de sangre. Slo se ocup del
aspecto terico del problema; pero pocos aos despus, en 1664, Richard Lowers, el mdico y fisilogo ingls, efectu con xito la operacin, utilizando
dos perros. La noticia alent a Jean-Baptiste Denis,
mdico de la corte de Luis XIV, y el galeno propuso
intentar el atrevido experimento sobre la persona de
seres humanos.
Se trataba de un torpe tanteo, comparado con
las maravillosas hazaas de la medicina moderna. El
objetivo final era el rejuvenecimiento; y se crea que
se lo alcanzara extrayendo la sangre envejecida e
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siglo se hallaban en el punto ms bajo, y los caballeros decrpitos alentaban la esperanza de recuperar
su virilidad mediante esta cura tan peculiar.
El informe ms detallado se encuentra en las
memorias de Rtif de la Bretonne, el extrao personaje en cuyas obras- ms extraas an- se delinea la
geografa, la fisiologa y la tica de las noches de Pars. El nombre de la proveedora de sunamitas que
desempeaban el papel de botellas de agua caliente era madame Janus. En su instituto esta mujer
tena cuarenta jvenes bien adiestradas. El precio de
una cura era dieciocho francos, la muchacha reciba
seis, y madame Janus doce. La cura completa duraba veinticuatro das... mejor dicho, veinticuatro noches. Tres parejas de muchachas atendan el servicio, y se turnaban cada ocho das. La inteligente
empresaria cuidaba los detalles: una de las muchachas era morena, y la otra rubia. Ni siquiera el ms
estricto moralista hubiera podido objetar el asunto,
pues slo se empleaban jvenes de irreprochable
reputacin y perfecta inocencia. De acuerdo con la
concepcin cientfica general, nicamente doncellas estaban en condiciones de suministrar la cura...
de lo contrario, poda temerse que hicieran ms mal
que bien. Para mayor seguridad, el cliente depositaPsiKolibro
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ba como garanta una suma importante; si no cumpla las reglas, perda el depsito.
La concepcin de la sunamita descubri otro
medio de avivar el fuego de la vida y de encender la
llama del entusiasmo. En resumen, la idea era utilizar el aliento humano para restaurar el vigor y la
virilidad del ser humano.
En su libro Syntagma inscriptionum antiquarum,
Toms Reinesius, el famoso anticuario (1587-1667),
describi una extraa y antigua piedra conmemorativa. Fue hallada por un arquelogo de Boloa, de
nombre Gommarus. La inscripcin deca:
AESCULAPIO. ET. SANITATI.
L. CLODIUS. HERMIPPUS.
QUI. VIVIT. ANNOS. CXV. DIES. V.
PUELLARUM. ANHELITU.
QUOD. ETIAM. POST. MORTEM.
EIUS.
NON. PARUM. MIRANTUR. PHYSICI.
JAM. POSTERI. SIC. VITAM. DUCITE.
es decir, se trataba de una piedra conmemorativa
erigida por L. Clodius Hermippus en honor de Esculapio y de Sanitas. Hermippus vivi hasta la maPsiKolibro
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d. Latein bersetz. Gedruckt in der alten Knaben Buchdruckerey, Sorau, Hebold, 1753. (Hermippus redivivo, o un extrao ensayo fsico-mdico sobre el
curioso mtodo destinado a prolongar la vida hasta
la edad de 115 aos mediante el aliento de jvenes
doncellas, tomado de un monumento romano, pero
apoyado con razones mdicos, etc. por Johann
Heinrich Cohausen, y ahora traducido del latn.)
De acuerdo con el doctor Cohausen, el caso de
Hermippus era bastante verosmil. Pues la ciencia
(como el autor lo demuestra con acopio de citas)
considera que el aire que los pulmones expelen est
saturado de toda suerte de emanaciones y de tomos absorbidos en el interior del cuerpo, y producidos por la sangre y por otros lquidos del
organismo. De acuerdo con la experiencia, el aliento
del enfermo es infeccioso, porque lleva la simiente
de la enfermedad. Por otra parte, si esta premisa es
cierta, tambin debe serlo la contraria; el aliento de
una persona sana contiene elementos sanos, vigorizadores y, si dicho aliento es inhalado por otros,
esos elementos ingresaran en la sangre, la refrescarn y acelerarn su circulacin.
Todo esto era especialmente aplicable, continuaba el razonamiento, al caso de las muchachas
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jvenes y sanas, No estaban tan alejadas del momento en que nacieron; es decir, del instante en que
traen al mundo el ms poderoso blsamo vivificador, que despus se agota paulatinamente, a medida
que se desarrolla la vida de la mujer. No cabe duda
de que el aliento y las exhalaciones de las muchachas poseen gran cantidad de este elemento esencial; y que el mismo, al entrar en el torrente
sanguneo del anciano, renueva su sangre cansada y
gastada, y acelera el movimiento del pulso.
Naturalmente, el paciente debe seguir un sistema de vida adecuado y aplicar una dieta higinica,
pues en s mismo el aliento de una joven no es suficiente para sostener al organismo... aunque es verdad, como lo afirman ciertos escritos misteriosos,
que el aire contiene elementos nutritivos. As, Plinio
relata que en el extremo ms alejado de la India viven hombres que carecen de boca. No comen ni
beben, y se nutren con el aire que inhalan por la
nariz, con el perfume de races y de flores, con el
aroma de las manzanas silvestres. Hermolaus Barbarus menciona el caso de un romano que vivi del
aire durante un perodo de cuarenta aos. Olimpiodoros, el gran neoplatnico griego, habla de un
hombre que vivi sin comer ni beber, sustentndose
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4.
Si el alquimista poda preparar en sus alambiques y retortas una pocin capaz de crear la eterna
juventud- es decir, si era capaz de vencer a la
muerte- por qu no habra de alcanzar el xito en el
otro extremo de la lnea vital, all donde se dibuja
ante nosotros el eterno interrogante del nacimiento?
Por qu, razonaban los incorregibles soadores, no
podase crear vida artificialmente?
El homunculus, el ser humano creado por el
hombre, comenz con Paracelso a rondar las cuevas
de los alquimistas. Hasta entonces slo existan vagas concepciones. Paracelso suministr las primeras
instrucciones detalladas sobre el mtodo a seguir.
Este hombre fabuloso, en cuyo cerebro pareciera
que se hubiesen combinado una docena de formas
intelectuales- que fue ora mdico de xito, ora
charlatn, ora brillante inventor, o confuso adepto
de las ciencias ocultas- resumi en su obra De natura
rerum los conocimientos de la poca sobre el hoPsiKolibro
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munculus:
Se ha discutido mucho si la naturaleza y la
ciencia nos han dado los medios de crear un ser
humano sin ayuda de mujer. En mi opinin, es empresa perfectamente posible y que no contradice las
leyes naturales. He aqu cmo debe procederse: colquese buena cantidad de simiente humana en un
alambique. Una vez sellado ste, se lo mantendr
durante cuarenta das a una temperatura igual a la
temperatura interior del caballo (es decir, deba
enterrarse el alambique en estircol de caballo)
hasta que empiece a fomentar, a vivir y a moverse.
En ese punto ya tendr forma humana, pero ser
transparente e insustancial. Durante otras cuarenta
semanas deber ser alimentada cuidadosamente con
sangre humana y mantenida en el mismo lugar clido, y al cabo de ese perodo se tendr un nio vivo
y autntico, como el que nace de mujer, pero mucho ms pequeo. Es lo que denominamos homunculus. Debe ser atendido con cuidado y diligencia,
hasta que crezca lo suficiente, y comience a mostrar
indicios de inteligencia.
El resto se halla envuelto en la bruma caracterstica de Paracelso. Pero en definitiva resulta que el
homunculus debe ser considerado una criatura til;
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Ocurri en la ciudad de Montpellier que un noble llamado Aiguemere entr al servicio del cardenal
Valette, y lo acompa a Alsacia. Despus de cuatro
aos de ausencia, Aiguemere falleci. Por diversas
razones, la esposa no pudo seguirlo cuando se incorpor a la corte del cardenal, y permaneci en la
casa seorial, donde pas los cuatro aos en honorable reclusin.
Los hermanos del noble fallecido, los seores
De La Forge y De Bourg-Le-Mont experimentaron
considerable sorpresa cuando, poco despus de la
muerte de Aiguemere, fueron informados de que su
cuada viuda, lady Madeleine, estaba embarazada La
sorpresa se convirti en indignacin cuando se enteraron del feliz acontecimiento: la viuda haba dado
a luz un nio. Poco les importaba la moral de lady
Madeleine, pero el nio fue inscripto en los registros eclesisticos como hijo del finado seor Aiguemere, y por consiguiente como legtimo
heredero de todas sus tierras y posesiones.
Esto ya era demasiado. Los dos hermanos iniciaron proceso, con el fin de obtener la declaracin
de ilegitimidad del nio. Poca duda caba respecto
del resultado probable. Como estaba demostrado
que la viuda no haba visto a su esposo durante
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pus apareci una stira de la stira, con este sugestivo ttulo: Concubitus sine Lucina, ou plaisir sans
peine (Londres, 1752).
Uno de los aspectos ms divertidos del caso fue
que el gran Albrecht von Haller tom el asunto en
serio, y lo incluy en su Bibliotihera anatomica.
El ejemplo de las yeguas portuguesas fertiliz la
imaginacin de los fabulistas, aunque en el caso de
estos ltimos la esencia del asunto no era la paternidad del viento, sino ms bien la de la nieve. La coleccin Cent Nouvelles Nouvelles (publicada por
primera vez en 1432) relata la historia del mercader
que regresa despus de una ausencia de diez aos, y
encuentra en su hogar un nio ms que los que dej. La esposa ya ha preparado una explicacin: Juro
que no he conocido a otro hombre que t. Sin embargo, una maana baj al jardn para recoger un
poco de acedera; arranqu una hoja y la com. Sobre
la planta habla cado un poco de nieve fresca. Apenas la hube tragado sent lo mismo que las veces
anteriores en que qued embarazada. Es evidente
que este bello nio es nuestro hijo. El esposo era
hombre discreto y cauteloso; fingi creer la historia.
Esper unos aos, hasta que el nio creci, y entonces lo llev consigo en viaje de negocios, y lo
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anticlmax. Afirmse que la buena seora haba realizado su excursin en 1871, y que se haba visto
precipitada instantneamente de su hogar en
Highbury a una casa en la calle Lambis Conduit, a
unas tres millas de distancia, donde cay ruidosamente en medio de una sance. En su libro Duendes
y trasgos sobre Inglaterra., dice Harry Price: Naturalmente, todo el asunto fue un engao; pero este moderno trnsito de Venus (en paos menores, y de
un peso de 107 libras) no fue nunca desmentido
formalmente. Y, quizs afortunadamente, la excursin nocturna no tuvo otras consecuencias... es decir, la familia Guppy no aument.
5.
La ciencia insisti en aclarar el misterioso enigma de la vida humana. Por una parte, intent crear
vida por medios artificiales; por otra, con considerable hybris, procur convertir a la muerte misma
en fuente de vida.
Este proceso recibi el nombre de palingnesis.
Con el fin de comprenderlo, ante todo debemos
familiarizarnos con los extraordinarios detalles del
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cia del pjaro milagroso. Apelaban a un sencillo argumento: de acuerdo con la Biblia, No embarc en
el Arca un macho y una hembra de cada especie;
por consiguiente, los animales que sobrevivieron al
Diluvio slo pudieron reproducirse de acuerdo con
las leyes de la Naturaleza. Y esta premisa se opona
absolutamente a cualquier mito alusivo a un pjaro
que naca o renaca de sus propias cenizas, pasando
por un estado intermedio de gusano.
No es ste el lugar apropiado para analizar esa
explicacin cientfica o seudocientfica. Pero quien
alguna vez haya mirado desde una altura en direccin a las pirmides de Egipto, y contemplado la
puesta del sol en el desierto, con sus ardientes colores, comprender fcilmente el mito del fnix. Pues
este espectculo cotidiano es uno de los ms prodigiosos fuegos artificiales ideados por la Naturaleza.
Se dira que el sol poniente ha incendiado el desierto, y que las llamas alcanzan al cielo, tindolo de
rojo. Es fcil advertir que la imaginacin de los
hombres primitivos pudo interpretar este espectculo celestial afirmando que el sol se quemaba en su
propio fuego, para renacer al da siguiente...
Pero los hombres eruditos de siglos pasados rara vez abandonaban sus gabinetes. Los viejos tomos
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posea efectivamente cierta base real. Las muy discutidas sales se hallaban en las cenizas de la planta, y
si el recipiente pasaba repentinamente de un medio
fro a otro caliente, es muy posible que sobre el vidrio se formaran ciertos depsitos... como los que
forma el hielo sobre el vidrio de una ventana. El
resto era fruto de una imaginacin lujuriosa y del
rumor que cobraba mayores proporciones a medida
que pasaba de boca en boca.
El libro del abate de Vallemont trae el grabado
en cobre de un gorrin encerrado en un recipiente
de vidrio. Fue creacin artificial de un qumico
francs llamado Claves; surgi del polvo, y el polvo
retornaba, segn que se lo mantuviera sobre el fuego o se lo retirara de l. La posibilidad de esta vida
fantasmal condujo a la ciencia a ciertas conclusiones definitivas. Y tan importante doctrina debe ser
tratada con el debido respeto; al fin y al cabo, fue
aceptada por hombres serios y eruditos.
Por otra parte, es bien sabido que en los cementerios a menudo aparecen los espritus de los
muertos, vagabundeando entre las tumbas. El pueblo supersticioso cree que dichas apariciones son
los propios muertos; otros afirman que cierto demonio cobra esa forma fantasmal y desarrolla un
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juego infernal con los mortales. La palingnesis suministr a la ciencia la clave del enigma. Las sales
contenidas en el cuerpo humano, y liberadas por la
fermentacin, se elevaban a la superficie del suelo, y
all, de acuerdo con la ley de simpata, la sombra del
muerto cristalizaba en una aparicin visible. Los
supuestos fantasmas no eran otra cosa que fantasmas... es decir, desde el punto de vista cientfico,
fenmenos comunes y cotidianos.
Una teora valiosa, sin duda. Era un golpe mortal asestado a la supersticin. Arruinaba (o abrigaba
la esperanza de arruinar) el floreciente negocio de
los mdium y todos los que se dedicaban a evocar el
espritu de los muertos. Despus de todo, y de
acuerdo con esta explicacin, no evocaban a los
autnticos espritus, sino a los falsos... sombras artificiales que se elevaban de las sales del cuerpo humano. Seguramente era el truco al que apelaban
todos, desde la Bruja de Endor al ltimo adivino de
feria.
Lstima grande que la teora cientfica fuera por
lo menos tan absurda como la supersticin a la que
se propona combatir!
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IX
LOCURA ERTICA
1.
En todos los tiempos hubo pensadores prestigiosos y, hasta cierto punto, moderadamente misntropos, que afirmaron con la mayor seriedad que
el amor es una enfermedad- por lo menos, una forma de locura temporaria- y que las personas que la
padecen deben ser tratadas como enfermos. El tema
ha dado materia para millones de buenos y de malos
chistes; ha sido veta inagotable de escritores y dibujantes, actores cmicos y psicoanalistas un tanto
frvolos.
Los amantes poco se han preocupado de toda
esta agitacin, y por supuesto han tenido razn en
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proceder as. Pero la noble pasin, el poderoso impulso; la inspiracin y la excelsitud del amor a menudo se mezclan con lo risible, y desde el principio
de los tiempos la estupidez ha representado cierto
papel en las relaciones de los sexos. Aqu no nos
ocuparemos del desequilibrio del amor, de la locura
que aguijone a Orlando en sus aos sombros, del
prstino Trieb de los pueblos germnicos, sino ms
bien de las ms superficiales tonteras del amor, es
decir, de lo que los franceses llaman la folie erotique.
2.
En esta esfera no hay motivo para retornar al
mundo antiguo, a las crnicas griegas y romanas.
Sabemos que el amor, en el sentido que se le atribuye modernamente, era casi completamente desconocido en el perodo precristiano. En su carcter de
madre de la familia, la mujer era objeto de gran respeto; se la colocaba sobre un pedestal, donde se la
dejaba en paz. Y, ciertamente, jams se la persegua.
En el seno del matrimonio, poco se hablaba de
amor. Si el hombre deseaba diversin y estmulo, se
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audacia. Esta actitud fomentaba el espritu de aventura, y una de las leyes supremas a que se ajustaba el
caballero: la proteccin al dbil, y particularmente a
las mujeres. Lo cual, a su vez, se desarroll finalmente hasta convertirse en el servicio a una sola
mujer... Cristaliz en una costumbre convencional, a
menudo carente de autntica pasin, y se convirti
en tradicin superficial, la cual, sin embargo, influy
sobre todos los aspectos de la vida... Este servicio
caballeresco se cumpla siempre en beneficio de
mujeres casadas, pues ellas detentaban el ms elevado rango de la alta sociedad. El propsito era simplemente desarrollar un juego entretenido de las
pasiones intelectuales y amorosas. El caballero elega una dama (frouwe) y le ofreca sus servicios. Para l era una necesidad casi esencial encontrar a la
dama y convertirse en su caballero (frouwenritter).
Si la dama aceptaba al oferente, ste realizaba todas
sus hazaas en nombre de la elegida. Por otra parte,
de acuerdo con las leyes de la caballera, la dama no
poda aceptar los servicios de otro caballero. Como
smbolo de su aceptacin, otorgaba al caballero una
cinta, un velo o una corona, que l llevaba en el casco o en la punta de la lanza... para que el recuerdo
de la dama lo acompaara constantemente en sus
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fuerza. Pero se trata de un exceso de menor importancia, comparado con el puntapi que el caballero
La Tour-Landry menciona en el poema didctico
dirigido a sus hijas. El manuscrito data del siglo
XIV, contiene noventa y ocho captulos de preceptos para una conducta moral y civilizada, e ilustra
estas normas con ejemplos y breves ancdotas. El
buen caballero hace gran hincapi en la obediencia,
y relata el caso de una mujer que siempre contradeca a su marido. Finalmente, el esposo se enfureci,
la derrib de un golpe y, cuando yaca en el suelo, le
aplic un puntapi en el rostro, rompindole el
puente de la nariz. Y sta es la moraleja que el gentil
padre extrae de la historia: Y as la mujer qued
desfigurada para siempre, a causa de su malvada
naturaleza. Mejor habra estado si se hubiese comportado discretamente, obedeciendo al esposo, pues
a ste le incumbe mandar, y es virtud de la mujer la
obediencia y el silencio. El caballero no tiene una
palabra de censura para el esposo.
Quizs el pasaje citado baste para caracterizar la
vida domstica en la poca de la caballera. Las mujeres, encadenadas a maridos borrachos y brutales,
gozaban de cierto amos y seores salan de caza, o
respiro slo cuando sus marchaban a la guerra, o
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de seda nuevas, las enviaban a la dama de sus sueos, solicitndoles que usaran la prenda durante
ocho o diez das. Y entonces, escribe el ms celebrado chismoso de todos los tiempos, comenzaban a usarlas, con gran placer de sus cuerpos y
almas.
El fuego del amor caballeresco tena muchas variaciones. Est el caso del seor Guillen de Balauni,
que eligi por amada a la seora de Javiac. La dama
consider con benevolencia los ruegos del caballero, y lo acept como servidor regular. Durante
cierto tiempo este amor platnico continu de
acuerdo con los cnones establecidos, pero un da el
seor de Balauni se enter del caso de una pareja de
enamorados que haban disputado, para reconciliarse despus. Y el protagonista de la historia suministr algunos detalles ntimos... entre otras cosas,
explic cun dulce era hacer las paces con la dama,
despus de un perodo de amorosa disputa.
Tanto agrad la idea al seor de Balaun, que
quiso probar con su propia dama el sabor agridulce
de la disputa y la reconciliacin. Naturalmente, ante
todo deba pelear con ella, y lo logr torpemente,
pues no se le ocurri nada mejor que expulsar a un
mensajero que le traa una carta de la seora de JaPsiKolibro
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y le present la ua arrancada y el poema; ella, baada en lgrimas, acept ambos presentes, y el seor de Balaun recibi como recompensa el beso del
perdn.
Despus de lo cual, quizs es ms fcil comprender la famosa balada de Schiller, sobre el guante
que la dama arroja a los leones. El caballero acepta
rescatarlo, pero con l cruza la cara de la cruel mujer. La ancdota aparece por vez primera en Brantme, que asegura su autenticidad. Para demostrar la
verosimilitud del caso, Brantme cita otro caso del
que fue testigo presencial. Una dama exigi a su
enamorado que, como prueba de la profundidad de
sus sentimientos, se atravesara el brazo con una daga. El caballero estaba muy dispuesto a satisfacer el
pedido, y Brantme se vio obligado a emplear toda
su fuerza para evitar tan absurda automutilacin.
(Este tipo de belle dame sans merci existe an
en nuestro siglo. En el proceso realizado en, Venecia contra la condesa Tarnowska- acusada de asesinar al esposo- el fiscal utiliz con bastante xito los
anteriores asuntos amorosos de la dama. As, se
descubri que haba tenido un admirador, el conde
Bergowski, a quien exigi, como prueba de amor,
que en su presencia se atravesara la mano con una
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tirla en una pieza de gnero de doce yardas de longitud; o de hinchar la misma prenda con una crinolina o un miriaque.
Del mismo modo, la moda del Frauendienst lleg a verdaderos extremos. Excelente cosa era que el
caballero se consagrase a la tarea de proteger a las
mujeres, y lo mismo puede decirse de la institucin
de los caballeros andantes, que salan a defender
viudas y hurfanos; pero bajo los dictados de la
moda, el magnfico principio pronto se deterior.
La pauta uniforme de los torneos no satisfizo a los
espritus ms inquietos. Era preciso inventar algo
nuevo para conquistar el favor de las damas.
La innovacin consisti en que el caballero procur- en honor de su dama- aumentar las dificultades que deba afrontar en el curso del torneo.
Algunos caballeros se negaron a llevar armadura en
las manos, en los brazos o en las piernas, procurando demostrar de ese modo que sus respectivos ngeles guardianes los protegeran mejor que el hierro
o el acero.
El duque de Santr habla de la llegada a Pars de
un caballero extranjero, que llevaba brazaletes de
oro alrededor del codo derecho y del tobillo derecho; ambos brazaletes estaban unidos por una larga
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cadena, tambin de oro. Se cometan tonteras semejantes an cuando se tratara de una verdadera
batalla. En las Chronicles de Froissart se menciona el
caso de unos jvenes caballeros ingleses, que en
1336 desembarcaron en Francia para luchar por su
rey. Llevaban parches sobre uno de los ojos, pues
haban jurado a sus respectivas damas que hasta que
hubieran demostrado su coraje en algn hecho heroico, slo utilizaran un ojo.
Cuando el caballero andante se cubra con la armadura verde y sala a buscar aventuras, cometa
muchas idioteces... el tipo de hazaa temeraria tan
maravillosamente caricaturizada en Don Quijote. La
ms brillante stira de todos los tiempos nos lleva a
olvidar que estas cosas ocurrieron realmente, y que
eran tomadas absolutamente en serio.
Poco a poco, la situacin de las mujeres desamparadas pas a segundo plano. El caballero andante
deseaba exaltar la gloria de su propia seora. Cuando llegaba al dominio de un seor feudal, formulaba
un desafo, llamando a todos los caballeros a enfrentarlo en combate pour lamour de sa dame. Estas invitaciones venan acuadas en los ms corteses
trminos. El desafiante peda a su adversario que lo
recomendara al favor de su propia dama, y le deseaPsiKolibro
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ba al mismo tiempo que gozara de todos los placeres del amor con la elegida de su corazn. Despus
de intercambiar estas corteses frmulas, se arrojaban el uno sobre el otro, y procuraban romperse
mutuamente la cabeza... pour lamour de sa dame.
El vencedor no se satisfaca con la mera gloria.
Las costumbres de la caballera incluan la extraa
condicin de que el caballero vencido deba ofrecerse como esclavo a la dama del vencedor. Desafiar
esta convencin implicaba el ostracismo, la expulsin de las filas de la caballera. En un baile de la
corte, Juana, reina de Npoles, honr a un caballero
de Mantua bailando con l. El noble caballero se
sinti abrumado por el honor, y all mismo jur que
partira inmediatamente y que no regresara hasta
haber conquistado dos caballeros para el servicio de
la reina. Logr su propsito, pero la reina (de
acuerdo con la costumbre) recibi bondadosamente
a los caballeros y les devolvi la libertad.
Vulson de la Colombire relata un caso ms
fantstico an. El caballero del cuento se comprometi a obtener para su amada los retratos de
treinta damas... naturalmente, despus de vencer a
los correspondientes serviteurs. El valeroso predecesor de Don Quijote llevaba pintada sobre su proPsiKolibro
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pio escudo la imagen de su dama, y as sali a cumplir su propsito. Cuando se topaba con un caballero que no estaba dispuesto a reconocer que el rostro
pintado sobre el escudo era ms bello que el de su
propio dama, lo desafiaba a combate singular. El
caballero vencido deba someterse, y entonces se
pintaba el rostro de su dama bajo el retrato de la
dama del caballero andante. La crnica afirma que
el heroico caballero logr alcanzar su objetivo al
cabo de un ao.
La responsabilidad de esta coleccin de estupideces no incumbe solamente a los caballeros. Aunque intoxicados por estas oleadas de romanticismo
mal digerido, sin duda se velan alentados por las
mujeres. Complaca a las damas esa admiracin que
mitigaba un poco tanto hasto, y adems su vanidad
se senta halagada. La dama de un castillo vecino
poda ser de ms elevado rango; en cambio, el caballero de esta dama haba coleccionado mayor nmero de retratos, haba llevado a ms pases los colores
de su amada, y cometido ms descabelladas tonteras.
Es posible que todo esto no fuera autntico
amor; pues el verdadero afecto habra provocado un
sentimiento de ansiedad por el hombre que sala a
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manos.
Es difcil establecer quin fue esa dama. De
acuerdo con los datos de la autobiografa, puede
darse por seguro que era mujer de muy elevado rango. Algunos indicios parecen apuntar a la esposa del
prncipe Leopoldo de Austria.
Cuando el joven UIrich fue armado caballero en
Viena, consider llegado el momento de ofrecer
formalmente sus servicios a la dama. Pero un caballero no tena tan fcil acceso a una dama como un
paje, de modo que debi buscar un intermediario.
Afront la tarea una de las tas de Ulrich, ntima
amiga de la dama elegida por el caballero.
Aqu comienza una larga relacin. Ulrich envi
sus canciones a la dama; ella las acept, y aun las
elogi, pero contest que no necesitaba un caballero, y que Ulrich no deba soar siquiera con que sus
servicios fueran aceptados. Con esta actitud la noble
dama se atenla a las antiguas normas del galanteo:
actitud de rechazo y palabras de aliento, manteniendo as al desgraciado amante en constante tormento
de duda.
En cierta ocasin la dama dijo al to de Ulrich:
Aunque vuestro sobrino fuera de mi mismo rango,
no lo querra, porque el labio superior le forma una
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lecho, hasta que la herida cur completamente. Entretanto, perdi muchsimo peso, y prcticamente se
convirti en un esqueleto.
No poda comer ni beber; tena los labios cubiertos por un horrible ungento, y no lograba retener nada en el estmago. Mi cuerpo sufra,
escribe el incorregible enamorado, pero mi corazn estaba feliz.
La dama se enter de la intervencin quirrgica,
y poco despus escribi una carta a la ta de Ulrich,
informndole que abandonaba su residencia y que
viajara acierta ciudad, donde con mucho gusto vera
a la ta. Y puede traer a su sobrino... pero slo
porque deseo ver su labio corregido; por ninguna
otra razn.
Al fin lleg el gran momento en que el noble
caballero pudo expresar sus sentimientos, cara a
cara con su adorada belleza, a la que siempre, en sus
poemas, haba llamado la Pura, la Dulce, la Bondadosa. Lleg el da, y apareci la dama; a caballo y
sola, mientras la escolta quedaba muy rezagada. UIrich espole su caballo y se puso a la par de la dama;
pero ella, naturalmente, se apart rpidamente, como si el encuentro le desagradara. El infortunado
joven no sospech que esta actitud se ajustaba a las
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normas del juego amoroso. Ulrich estaba tan terriblemente embarazado, que sinti que la lengua se le
pegaba al paladar, y no fue capaz de pronunciar una
sola palabra. Profundamente avergonzado, se retras, y luego trat nuevamente de aproximarse, pero
continuaba mudo. Cinco veces repiti la maniobra,
y siempre con los mismos resultados negativos.
Acab la cabalgata, y se perdi la oportunidad. Ya
de regreso, Ulrich slo se atrevi a aproximarse a la
dama para ayudarla a desmontar.
Y entonces ocurri algo inesperado.
La Pura, la Dulce, la Bondadosa acept la ayuda
del caballero y desmont, mientras Ulrich sostena
el estribo; pero antes de poner el pie en el suelo
arranc un mechn de cabellos de la cabeza de Ulrich y le murmur al odo: Esto, por vuestra cobarda!
Mientras se frotaba el cuero cabelludo, el inexperto enamorado reflexion sobre la misteriosa (?)
observacin y como ya no confiaba en la palabra
hablada, nuevamente apel al escribiente. En un
extenso poema explic sus sentimientos, y la buena
ta se encarg de llevarlo a la dama. Aqu surgi otra
situacin inesperada. Ulrich recibi una respuesta,
pero la mala suerte segua encarnizndose en su perPsiKolibro
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sona. No saba leer, y su escribiente se hallaba ausente. Durante diez das guard contra su pecho la
carta que no poda leer, durante diez das enteros
padeci en el umbral de la bienaventuranza, hasta
que el escribiente (la nica persona en quien confiaba) regres al lado del caballero. Ulrich sufri terrible desilusin. La carta contena un poema, muy
breve, en el que cada slaba era una gota de veneno.
Era evidente que los versos haban sido compuestos
por la propia dama, y en ellos se expresaba la idea
de que quien deseaba algo prohibido a s mismo
estaba negndose:
Wer wnscht, was er nicht soll,
Der hat sich selbst versaget wohl.
Y para que no cupiera ninguna duda, la poetisa
de elevada alcurnia repeta tres veces las dos lneas.
Pero esto no poda desalentar al obstinado
amante. Era parte de todo este absurdo sistema el
que, si provena de la Pura, la Dulce, la Bondadosa,
an la maldad deba ser aceptada humildemente. Su
amor no flaque, pero como las palabras no daban
ningn resultado, intent demostrar con hechos que
mereca el favor de la dama.
Ulrich comenz a aparecer en todos los torneos
del pas, y a luchar valerosamente por el honor de
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su seora.
Rompi cien lanzas contra sus adversarios, y
siempre triunf. Ya se le conoca como uno de los
mejores caballeros. Pero continuaba persiguindolo
su mala estrella: cierto da recibi fuerte golpe en la
mano derecha, y perdi el dedo meique. Sali del
torneo, se dirigi a la ciudad, y una vez all el cirujano descubri que el dedo segua adherido a la mano
por una o dos pulgadas de piel, y que quizs fuera
posible salvarlo. Se necesitaron varios meses de
tratamiento, pero al fin el dedo cur, aunque qued
definitivamente deformado.
Y aqu comienza el verdadero relato, cuyo eje es
este meique.
Entretanto, von Lichtenstein haba hallado un
nuevo intermediario, en lugar de su ta, la cual evidentemente no era muy eficaz. Un caballero de su
amistad tena acceso a la corte ducal, y acept desempear el papel de mensajero. El amigo inform
a la dama cun heroicas hazaas ejecutaba Ulrich
para demostrar su amor; haca poco tiempo, agreg
el caballero, que aun su dedo meique haba sufrido
las consecuencias de tan hondo sentimiento. No es
verdad, son todas mentiras, replic la dama. He
odo de personas que me merecen confianza que
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Formaban la vanguardia cinco escuderos, seguidos por un portaestandarte que llevaba una bandera
de color blanco nieve. Lo acompaaban dos trompeteros. Luego, venan tres caballos con armadura, y
tres sin ella; ms atrs, varios pajes, que transportaban el casco plateado y el escudo del caballero. Luego, otro trompetero con cuatro escuderos, que
portaban plateados manojos de lanzas, dos muchachas vestidas de blanco, a caballo, y dos violinistas,
tambin a caballo. Finalmente, la Diosa Venus en
persona, cubierta por un manto de terciopelo blanco que le llegaba hasta los ojos; bajo el manto, un
vestido de mujer, de seda y linn, y la cabeza cubierta por un sombrero recamado de perlas. Bajo el
sombrero, dos largas trenzas adornadas tambin
con perlas.
As ataviada, Venus recorra la ruta elegida. Los
caballeros competan por el honor de romper lanzas
con ella. Llegado el momento de la justa, Venus
se calzaba la armadura bajo el vestido, y en lugar del
sombrero se tocaba con el yelmo... pero debajo de
este ltimo continuaban colgando las trenzas. Sera
ftil describir los torneos, a pesar de que el noble
UIrich relata escrupulosamente cada uno de ellos.
En cierta ocasin se top con un estpido de su
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la esposa no vea nada objetable en estas actividades. Y aun es posible que su esposa se sintiera halagada por la fama conquistada por el esposo durante
su Frauendienst. Tambin es muy posible que ella
tuviera su propio serviteur.
Naturalmente, el incgnito de la gira de Venus era mera formalidad; todos saban que bajo el
corpio de seda lata el viril corazn de Ulrich von
Lichtenstein. Tambin lo saba la elegida de su corazn. Cierto da, el mensajero confidencial lleg al
alojamiento de Ulrich, portador de una inesperada
comunicacin. Traa un anillo de la amada del tenaz
caballero. Ella comparte la alegra de vuestra gloria, deca el mensaje, y ahora acepta vuestros servicios, y como voto os enva el anillo. El loco del
amor recibi arrodillado el presente.
Pobre hombre! Si hubiera conocidos las reglas y
normas del juego de amor medieval, hubiera anticipado con matemtica precisin el siguiente movimiento de su dama. Pasaron algunos das, y apareci
nuevamente el intermediario, pero ahora su expresin era sombra y desalentada. Vuestra dama ha
descubierto que os entretenis con otras mujeres;
esta fuera de s de clera, y reclama la devolucin
del anillo, pues os considera indigno de llevarlo.
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ranza de recompensa.
Lo cual, en todo caso, demuestra que este idiota
del amor se crea hombre discreto.
3.
La adoracin abstracta, ultraterrena de las mujeres en la poca de la caballera fue sin duda cosa
buena y noble; pero los enamorados aplicaron excesiva tensin a la cuerda vibrante del romance, hasta
que al fin se rompi. Estos adolescentes barbados,
revestidos de armadura, y aficionados al lad, empezaron a crecer, y a comprender que las damas, a
las que haban puesto sobre tan elevado pedestal,
eran, despus de todo, nada ms que mujeres... y
que a veces no mereceran tantos sacrificios.
Tannhuser (no el Tannhuser de las leyendas,
sino el autntico, que vivi entre 1240 y 1270) se
rebel contra el yugo de las mujeres y en sus
poemas satiriz audazmente los ideales de la caballera:
Treuer Denst der ist gut,
Den man schnen Frauen thut...
Buena cosa era el servicio leal prestado a las
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slo se expresa pequea fraccin de mis sentimientos, y la mayor parte de ellos queda guardada
en lo profundo de mi corazn.
Las damas de los salones desarrollaban un fro
juego de amor: sentimental, etreo y fantstico, con
cierto matiz platnico, y todo ello diluido en literatura y expresado en hiprboles vacas y alambicadas.
Pero lograron que muchos jvenes romnticos y
inexpertos aceptaran las reglas del juego. BussyRabutin, que en su madurez ya estaba muy lejos de
estas tonteras platnicas, describi su juvenil pasin por una bella viuda:
Alentaba yo tan ridcula concepcin del respeto
debido a las mujeres, que mi bella viuda podra haberse muerto de angustia a mi lado, si no hubiera
comprendido mi tontera y no me hubiese alentado.
Y durante mucho tiempo ni siquiera me atrev a
tomar nota de su benevolencia. Crea firmemente en
la imposibilidad de conquistar el amor de una dama
si no haba consagrado cierto tiempo a suspiros,
llorosas lamentaciones, ruegos y cartas de amor.
Mientras no hubiera cumplido estas obligaciones,
no me consideraba con derecho a esperar el menor
favor.
Como se advierte en esta cita, la hermosa viuda
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4.
Debido a los siglos de influencia rabe, las mujeres espaolas vivan en una atmsfera muy parecida
a la de un harn. No slo la opinin pblica se
opona a las relaciones entre hombres y mujeres; los
furiosos celos del esposo tambin imposibilitaban
completamente el contacto con los presuntos
amantes. Cuando el marido se hallaba impedido de
vigilar personalmente a la mujer, lo reemplazaba la
duea, que con ojos de Argos cumpla su misin. Es
cierto que la astucia femenina siempre hallaba medio de burlar la guardia ms estricta; pero estos casos nada tienen que ver con la historia de la
estupidez humana. Muy al contrario.
Y sin embargo, en Espaa, que careca prctiPsiKolibro
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camente de vida social, tambin hallamos una versin algo ms atenuada del juego de amor desarrollado con tanta pasin en la poca de la caballera, y
en el lugar que se hubiera credo menos apropiado:
la corte real. La vida social de la corte espaola sufra el influjo de una de las ms extraas invenciones del espritu humano: la etiqueta espaola. Fue
ideada por Felipe II, que la transmiti a sus sucesores, junto con un imperio que ya empezaba a agrietarse por todos los costados.
La etiqueta espaola convirti en divinidades las
personas del rey y de la reina. Y los dioses no sonren. La risa y la diversin fueron desterradas de la
corte. De Felipe IV se afirma que en toda su vida
slo ri tres veces.
La reina tena una dama de compaa de cierta
edad, la Camarera Mayor. Su tarea consista en
mantenerse constantemente al lado de la reina, y en
observar con frrea severidad el cumplimiento de la
etiqueta. La reina de Espaa no debe rer! advirti una vez en que la joven reina estall en carcajadas, ante las piruetas de un payaso de la corte. La
reina de Espaa no debe asomarse a la ventana!
aunque la ventana daba al solitario jardn de un monasterio. En otra ocasin, como la reina hallara muPsiKolibro
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cho placer en la charla ociosa de sus loros, la Camarera Mayor con sus propias manos retorci el cuello
de las infortunadas aves.
Esta Camarera Mayor era la duquesa de Terranova, una mujer de cierta edad. Gozaba de completa autoridad en todos los asuntos de etiqueta;
pero cuando la reina qued embarazada, la duquesa
pas un mal rato. La costumbre espaola permita
que durante los primeros meses del embarazo la
futura madre satisficiera cualquier capricho o apetito. La reina aprovech la ocasin, y cuando la
odiada bruja apareci para el saludo matutino, le
aplic dos fuertes bofetadas. No pude resistir la
tentacin, se apresur a decir la reina, y la venerable Camarera Mayor no pudo decir una palabra.
En esa atmsfera, las damas de compaa se
moran de hasto. Tambin tenan una supervisora,
la Guardadama, la cual, con la ayuda de varias colaboradoras, vigilaba la moral de las cortesanas. Las
mujeres casadas no podan servir a la reina; slo se
aceptaban vrgenes o viudas. Deban vivir en el palacio; pero para que la vida que llevaban fuese ms
soportable, las reglas de la corte les permitan tener
uno o ms admiradores oficiales. Y stos tenan
su propio ttulo: galanteos de palacio. El caballero
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5.
A principios del siglo XVIII arraig en Gnova
la institucin de los cicisbeos. En esencia, se trataba
del derecho de la dama noble a tener no uno sino
varios galanes, que le prodigaban las indispensables
atenciones personales. Si la dama tena varios caballeros, stos se dividan celosamente las responsabilidades. Uno la asista en el tocado matutino, otro la
acompaaba a la iglesia, el tercero la sacaba a pasear, el cuarto la escoltaba en las fiestas, el quinto
aseguraba los placeres de la mesa, el sexto manejaba
las finanzas de la seora. Se consideraba que estos
deberes constituan los ms dulces privilegios.
Tanto se difundi la moda, que al cabo de cierto
tiempo se estim verdadera desgracia que una dama
no tuviera un cicisbeo, o que un hombre de cierto
rango no consagrara la mayor parte de su tiempo a
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esas tareas.
La posicin del esposo se pareca bastante a la
que tuvo durante la poca de la caballera; estaba
obligado a aceptar al admirador de su esposa... y
hacerlo de acuerdo con ciertas formalidades solemnes y pblicas. La diferencia consista slo en que el
caballero medieval rara vez vea a su seora, mientras que el cicisbeo rara vez se apartaba del objeto
de su amor. En circunstancias ordinarias, el esposo
no formulaba objeciones a esta compaa permanente; pues los cicisbeos se mostraban ms celosos
unos de otros que lo que poda estar el marido de su
mujer. Eran guardianes muy eficaces. Podan presentarse inconvenientes slo cuando haba un solo
cicisbeo; pero despus de todo lo mismo ocurre en
cualquier poca cuando el galanteo pasa a mayores.
Y a menudo suceda lo mismo que en el Frauendienst medieval: el propio esposo se converta en
cicisbeo de otra dama casada.
La institucin del cicisbeo se distingua de las
relaciones comunes, ms o menos pblicas, ms o
menos toleradas, en que estaba organizada y legalizada; pues cuando se discutan los contratos matrimoniales, uno de los aspectos importantes del
acuerdo era el nmero de cicisbeos que podra
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aceptar la futura esposa. Desafiar la tradicin hubiera sido fatal... tan fatal como oponerse a los dictados de la moda. En toda la historia de Gnova
slo se conoce el caso de un hombre valeroso que
se atrevi a adoptar esa actitud: el marqus Spinola,
a quien la muy vulgar pasin que experimentaba por
su prometida le movi a insistir que se incluyera en
el contrato una clusula contraria a la venerable
costumbre. Exigi franca y desvergonzadamente
que, mientras durara el matrimonio, la esposa no
aceptara ningn cicisbeo; por su parte, se comprometa a no asumir ese papel en el servicio de
ninguna mujer.
La estpida moda se extendi de Gnova a otras
ciudades italianas. Los autores contemporneos se
sintieron un tanto desconcertados ante la difusin
de esta mana, y al fin no se les ocurri otra excusa
que la idea de que toda la institucin representaba
realmente un progreso general de las costumbres,
pues impeda que los jvenes nobles se dedicaran a
placeres y a ocupaciones ms viciosos.
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6.
Los ms sombros captulos de la folie erotique
corresponden a la combinacin del sexo con la religin. No es ste el lugar apropiado para escribir una
historia de las diversas sectas y religiones, desde los
Jumpers (Saltarines) a los anabaptistas, de los Convulsionistas a los Tembladores o Holly Rollers...
para no referirnos sino a un tipo especial de cisma
que sigue el principio fundamental de servir a Dios
mediante la danza. Cuando la folie erotique se
combin con la mana religiosa, el resultado fue una
revuelta contra el ascetismo de las iglesias establecidas, o la aplicacin ms extremada an de esos
mismos principios ascticos.
Las protestas francas contra los dogmas ascticos tienen diferentes explicaciones. La motivacin
es a menudo de carcter sofstico. Pero, con excepciones relativamente poco numerosas, todas coinciden en un punto: la importancia de la satisfaccin
sexual. Aunque parezca extrao, esta opinin no
excluye la idea de que sexo y pecado son trminos
idnticos. Pero los sectarios agravaban la cosa con la
afirmacin de que el pecado estaba permitido, y aun
era necesario y deseable, en inters de la salvacin.
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masculinos. Esta primitiva forma de strip-tease ocurra generalmente durante el servicio divino. De
ese modo, cada reunin aportaba una nueva sensacin... lo cual era probablemente el propsito de los
fundadores. Este despliegue de desnudeces llegaba
aparentemente a extremos, y el acto sexual slo se
interrumpa, por lo general, en el momento de la
concepcin. Nunca participaban mujeres de edad, y
an se les negaba informacin, porque no podan
comprender.
Los ejercicios de santificacin desarrollados
por los Mucker tuvieron muchos imitadores. Por
ejemplo, los Bdenje (Vigilias) instituidos por el
notorio Rasputn, olas llamadas pruebas ideadas
por Daria Smirnova, que fund una secta en San
Petersburgo. Esta santa o Divina Madre se
desnudaba en compaa de sus adeptos masculinos,
para poner a prueba el vigor de su fe; pero las
pruebas eran tan escandalosas, que cuando la
Smirnova fue procesada en 1914, las audiencias se
desarrollaron en recintos privados.
Husser fue uno de los ltimos grandes Salvadores que turbaron la paz de Alemania durante
casi diez aos. Este extrao profeta, que muri en
1927, haba quedado impotente despus de una vida
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de frentica disipacin, y por lo tanto se dio a predicar la supresin de los placeres de la carne... pero
personalmente se esforzaba en obtener por lo menos satisfacciones sustitutivas, reviviendo las prcticas de la sunamita. Sus discpulos crean firmemente
que el gran Lou haba logrado la teleprocreacin, y este absurdo fue discutido solemnemente
por el rebao de fieles.
La estupidez, en sus formas sexuales y religiosas,
ha creado muchas otras sectas y originado dogmas
pervertidos. Por ejemplo, los purificantes, cuyo
centro estaba en Siberia, y cuyas enseanzas se difundieron hasta Finlandia y el sur de Rusia. Su
dogma principal era la supremaca de las mujeres.
Afirmaban que, como el pecado haba llegado al
mundo a travs de Eva, por sus hijas se obtendra la
salvacin. Fue una secta de matices acentuadamente
masoquistas; y fue descrita en detalle por el propio
Sacher Masoch, el hombre que dio su denominacin a esta aberracin sexual.
Los moravios, o Herrnhuter, tambin crearon
una religin con muchos oscuros elementos de perversin sexual. (No me refiero aqu a los Hermanos
de Plymouth, ni a los actuales Herrnhuter, cuyos
ncleos se encuentran en diversos lugares de AlePsiKolibro
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sus antecesores en los primeros tiempos del cristianismo. Por lo que sabemos, Orgenes y Leoncio de
Antioqua fueron los primeros cristianos que se
castraron; el rabe Valerio reivindic la dudosa distincin de haber organizado una secta sobre la idea
de la castracin. Estos sectarios se convirtieron en
peligro pblico; no se contentaban con castrar a sus
propios fieles, y hacan vctimas por doquier, entre
individuos completamente ajenos a tales ideas religiosas. En un ao de cosecha particularmente rica
castraron a 690 hombres. La idea de que la extirpacin del rgano sexual pecaminoso era grata a Dios
(idea conocida ya en los tiempos precristianos),
nunca desapareci totalmente de la vida de las sectas. Pero aparte de la horrible institucin de la castracin con fines musicales (durante mucho
tiempo los eunucos representaron sobre la escena
papeles femeninos, y los nios castrados formaban
los coros de la iglesia) esta idea slo hall expresin
en una serie de tragedias individuales. Despus de la
desaparicin de los valerienses, no volvi a constituir el fundamento de una comunidad sectaria.
Hasta el siglo XVIII no hallamos grandes grupos de
castrados en Rusia. En 1715 se arrest a cierto nmero de estos desequilibrados en el distrito de
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Uglitch, de la provincia de Jaroslav. Dos aos despus se realiz gran nmero de arrestos en Mosc,
donde la secta estaba dirigida por un hombre llamado Lupkin. Despus de su muerte, su nombre y su
tumba se convirtieron en bandera y lugar de peregrinacin de sus adeptos. En 1738 la zarina Ana
Ivnovna orden que el cuerpo fuera exhumado y
quemado.
Pero la epidemia de autocastracin se difunda
cada vez ms. Los procesos posteriores revelaron
hechos horribles: canibalismo, asesinato de nios,
etc. De todos modos, las medidas represivas resultaron intiles. En 1771 apareci el Mesas de los
skoptsi. Era Kondradtij Sselivanov, un original
aventurero que se haca pasar por el zar Pedro III.
Los skoptsi todava adoran en l al Hijo de Dios, y
consideran que su misin fue ms importante que la
de su hermano Jesucristo.
No es necesario seguir detalladamente la historia
posterior de los skoptsi. Fueron particularmente
numerosos durante la segunda mitad del siglo XIX.
El ms elevado porcentaje corresponda a las provincias rusas de Orel y Petersburgo, en las que haba
ocho skoptsi por cada cien mil habitantes. Algunos
distritos estaban libres de esta plaga religiosa, pero
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rusa predicaba la bienaventuranza de la muerte mediante la estrangulacin; en otra, los miembros eran
quemados vivos; otros preferan morir enterrados.
A menudo los habitantes de aldeas enteras perecan
por el fuego. En el distrito de Olonetz murieron de
este modo tres mil sectarios. En 1896-97 cierto
Feodor Kovalev enterr vivos a veintiuno de sus
fieles... pero olvid incluirse. En 1917 un predicador
llamado Chadkin condujo a sus fieles al bosque,
donde todos deban morir de hambre. Visti de harapos a las mujeres, y les prohibi llevar alimento o
bebida. Comenzaron a agravarse los padecimientos
del grupo, y uno de aquellos infortunados huy.
Chadkin temi que la polica pudiera hallarlos, y
resolvi que todos deban morir inmediatamente.
Primero se asesin a los nios, luego a las mujeres, y
finalmente a los hombres. Cuando lleg la polica,
slo encontr con vida a Chadkin y a dos de sus
apstoles
No es fcil determinar hasta qu punto estas
sectas perduran y se mantienen activas. Hace treinta
aos todava se filtraron noticias de algunas extraas
y temibles comunidades, activas en la regin de
Mosc. En ellas la folie erotique hall su forma final
y ms frentica, demostrando que la estupidez puePsiKolibro
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de impregnar todos los campos de la actividad humana, todas las formas del pensamiento y de la fe.
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X
EL FIN DE LA ESTUPIDEZ
1.
Este libro no pretende ser una historia completa, y ni siquiera un anlisis sistemtico de la estupidez. El tema es tan vasto como la humanidad
misma, con toda su historia escrita y no escrita. A lo
sumo, he procurado esbozar el tema, como lo hicieron otros antes que yo. Por otra parte, creo que
nunca se escribirn demasiados libros sobre la estupidez, la cual ha causado a los hombres ms perjuicios que la sfilis o que la peste.
He tratado de cubrir los principales aspectos del
problema; pero aunque algunos de los captulos tienen exceso de material, apenas he rozado la superfiPsiKolibro
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clculo fantstico.
He aqu una breve lista de ttulos publicados en
los Estados Unidos y relacionados todos con cuestiones de astrologa:
Astrologa y accidentes.
Su futuro y las estrellas.
Astrologa y matrimonio.
El zodaco, y el alma humana.
Libro de astrologa del estudiante.
Astrologa familiar.
Astrologa y carreras de caballos.
La influencia de las estrellas sobre las cotizaciones de
bolsa.
Cmo y cundo jugar bridge, en relacin con las estrellas.
No es de extraar que con frecuencia se lean en
los diarios anuncios de este tipo:
Dama de buena posicin y educacin, nacida
Escorpin, busca relacionarse con caballeros nacidos en Tauro. Objeto: matrimonio.
Se ha calculado que la poblacin de los Estados
Unidos gasta ciento cincuenta millones de dlares
anuales en astrlogos, adivinos y otros charlatanes.
Esta maravillosa presuncin de los hombres, los
cuales empiezan por aplicar nombres arbitrarios a
las estrellas del cielo, y luego extraen trascendentales
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conclusiones de esa nomenclatura arbitraria, constituye una de las ms notables pruebas de la inmortalidad de la estupidez.
Pero la astrologa es slo uno de los variados
mtodos con los que se procura penetrar los misterios del futuro. En la antigedad y durante el medioevo se conocieron cien distintas formas de
adivinacin, veintenas de mtodos aplicados a la
predicacin del futuro. Slo tenan una caracterstica
comn: jams daban resultado. Cuando acertaban,
lo deban a mera coincidencia, o gracias al tipo de
profeca estilo Macbeth, en la que ciertas cosas ocurren gracias a la deformacin voluntaria de los hechos. He aqu una lista parcial:
Dafnomancia- adivinacin por medio del laurel.
Cleromancia- adivinacin mediante dados, huesos, etc. o echando suertes.
Botanomancia- adivinacin por medio de las
plantas.
Pegomancia- adivinacin por medio de las
fuentes.
Sicomancia- adivinacin mediante hojas de sicomoro.
Xi1omancia- adivinacin por medio de hojas
cadas.
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2.
Consideremos ahora el caso de los coleccionistas. No el de quienes consagran tiempo y dinero,
conocimiento y amor a reunir obras de arte o a
formar una buena biblioteca. Me refiero a los hombres y a las mujeres en quienes coleccionar es una
mana devoradora. Han existido coleccionistas de
cerraduras, de llaves, de llamadores; de bastones, de
pipas, de tarjetas de visita, de programas, de avisos
fnebres, de billetes de ferrocarril. En Pars existi
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3.
Despus de ofrecer al lector un muestrario de la
estupidez humana a travs de las pocas, las profesiones y los pases, slo resta abordar un problema.
Un problema desagradable, pertinaz, y sin embargo
esencial. Abrigo la esperanza de haber demostrado
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el elevado costo, los peligros y los males de la estupidez. Naturalmente, se plantea el siguiente problema: Es posible curar la estupidez?
El mejor modo de determinar la naturaleza secundaria, derivada, no congnita de la estupidez
consiste en observar su desarrollo en los nios. Un
nio inteligente se idiotiza gradualmente, durante su
primera pubertad (es decir, en el tercer o cuarto ao
de su vida). Caracteriza a este perodo el persistente
y vigoroso deseo de conocimiento sexual. Si dicho
deseo es objeto de grosera y arbitraria represin
(como es el caso muy a menudo), y si se le aplican
una serie de calificativos injuriosos, el nio reprimir su instinto y su deseo de conocimiento. Se
comportar como si nadie supiera de todo ello... y
an lo fingir en su fuero interno. Pues para todos
los nios es muy importante estar seguros del amor
y del apoyo de sus padres y del medio. Este no querer saber (que incluye cierto elemento de venganza
infantil) fcilmente puede ser transpuesto a otros
campos. Una vez que el nio advierte que no es
conveniente saber, no tarda en alimentar verdadero
temor al conocimiento... y finalmente se convierte
en autntico estpido. Existe, como sabemos, slo
un tipo de autntico conocimiento... y es el que se
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No le parece? Cuando desean decir algo profundo o importante, empiezan por disculparse, porque
no se sienten seguros de s mismos.
Otra fuente de estupidez, como ya hemos visto,
es la duda. Se expresa bajo la forma de una aparente
parlisis cerebral. Ocurre a menudo que el dudoso
encara los problemas con claridad y sensatez; el inconveniente reside en que duda de su propio conocimiento, en que no confa en su propio saber.
Tambin puede considerar que todos los problemas
tienen dos aspectos, y que cada problema admite
dos soluciones... y debido a las dudas que lo aquejan, teme expresar cualquiera de ellas. Muchos procuran superar esas dudas mediante la burla y el
cinismo. Lo consiguen... pero slo superficialmente,
pues en lo ms hondo de la personalidad persiste el
sentimiento de inseguridad.
El origen de la estupidez puede hallarse en la infancia, en la duda y tambin en la vida de los instintos. O la vctima es ignorante, y est insegura de
que sus deseos sean tica y socialmente correctos, o
sus emociones y sus deseos chocan entre s, y este
conflicto provoca la duda que influye todas las funciones mentales, domina los procesos del pensamiento y por lo tanto engendra estupidez.
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