La Responsabilidad Moral en La Empresa
La Responsabilidad Moral en La Empresa
La Responsabilidad Moral en La Empresa
Tesis doctoral
Presentada por:
D. Elsa Gonzlez Esteban
Dirigida por:
Dr. Domingo Garca-Marz
Profesor Titular de Filosofa Moral y Poltica
Universitat Jaume I
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Introduccin
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Introduccin
A mis familias
De un modo especial a Oscar
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Introduccin
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Introduccin
NDICE GENERAL
ndice general......................................................................................................... 5
ndice detallado...................................................................................................... 7
Agradecimientos .................................................................................................. 11
Introduccin ......................................................................................................... 15
Bloque I: tica y empresa ................................................................................... 23
1 La tica Discursiva.......................................................................................... 25
1.1 Caractersticas del mbito moral ...................................................................... 26
1.2 Caractersticas de la tica discursiva ................................................................ 34
Conclusiones....................................................................................................... 529
Bibliografa......................................................................................................... 537
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Introduccin
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Introduccin
NDICE DETALLADO
ndice general......................................................................................................... 5
ndice detallado...................................................................................................... 7
Agradecimientos .................................................................................................. 11
Introduccin ......................................................................................................... 15
1 La tica Discursiva........................................................................................ 25
1.1 Caractersticas del mbito moral .................................................................. 26
1.1.1 La especificidad del mbito moral ............................................................ 26
1.1.2 Desarrollo del juicio moral ........................................................................ 34
1.1.3 Los tres usos de la razn prctica .............................................................. 46
1.2 Caractersticas de la tica discursiva ............................................................ 57
1.2.1 La perspectiva del participante: la metodologa reconstructiva ................ 57
1.2.2 La argumentacin prctica......................................................................... 65
1.2.3 Por qu la tica discursiva?...................................................................... 74
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Introduccin
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Introduccin
Bibliografa......................................................................................................... 537
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Introduccin
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Introduccin
AGRADECIMIENTOS
Una de las grandes enseanzas que la vida me est explicando poco a poco es
que hay muy pocas cosas que las personas podemos hacer sin los dems, el proceso de
elaboracin de esta tesis doctoral ha sido para m toda una experiencia vital de esta
enseanza; y por eso, siento de corazn agradecimiento a las personas que han hecho
posible que este trabajo fuera fragundose, delimitndose y, al fin, que se fuera cerrando
tambin.
Del proceso me siento plenamente responsable aunque soy tambin consciente
que ste nunca hubiera sido posible sin mi encuentro con mi profesor el Dr. Domingo
Garca-Marz. El desarrollo de mis capacidades, tanto para la investigacin como para
la docencia y la gestin de proyectos, se debe precisamente a la confianza, el apoyo y la
preocupacin que he recibido de su parte desde que acab mi licenciatura en
Humanidades en 1995, proporcionndome las condiciones y el marco idneo para que
tal desarrollo personal y profesional fuera posible, siendo siempre el maestro que
comparte con su discpula sus conocimientos y saber. En estos tiempos que corren, de
individualismos y de cortoplacismos, no es fcil encontrar mentores que inviertan
tiempo y esfuerzos en formar y desarrollar las potencialidades del otro. Yo he tenido
tal experiencia y por eso quiero expresarle mi gratitud desde el inicio de estas pginas
por confiar en mi y por apoyar, guiar y dirigir tanto mi formacin como este trabajo de
investigacin con el rigor y el buen hacer que le caracterizan.
En este sentido he tenido la gran suerte de tener la posibilidad de introducirme
en un grupo de investigacin, dirigido por la profesora Adela Cortina, donde he podido
comprobar y vivir la significacin del trabajo cooperativo y de la preocupacin por
formar y capacitar de un modo especial a los ms jvenes. Dentro de ese marco de
trabajo han sido muchas las oportunidades que se me han abierto y las personas que he
tenido la fortuna de conocer, tanto unas como otras han beneficiado el tiempo de estudio
y de elaboracin de esta Tesis Doctoral; a recordarles mi gratitud me ocupo en los
siguientes prrafos.
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Introduccin
En primer lugar esta Tesis Doctoral ha recibido la ayuda durante cuatro aos de
una Beca de Formacin de Personal Universitario (FPUAP/97) del Ministerio de
Educacin y Ciencia, ligada al Proyecto de Investigacin del Ministerio de Educacin y
Ciencia (PB97-1419-C02-02) titulado La tica discursiva como ncleo de las ticas
aplicadas co-dirigido por los profesores de las Universidades de Valencia y Castelln,
Dr. Adela Cortina Orts y Domingo Garca-Marz. El disfrute de este beca no slo me ha
permitido realizar la investigacin que aqu se presenta sobre tica empresarial sino que
tambin me ha ofrecido la oportunidad de formarme como docente universitaria e
integrarme en el Departamento de Filosofa y Sociologa de la Universitat Jaume I.
Tambin a los compaeros de este departamento quiero agradecerles durante todo este
tiempo sus palabras de nimo y sus orientaciones, siempre facilitando mi incorporacin
y mi formacin. Especialmente quiero agradecerle al Director del mismo, Dr. Salvador
Cabedo su constante acompaamiento personal y mi admiracin por su apoyo a la tarea
y labor de todos los colegas del departamento, del que yo tambin he disfrutado.
Tambin esta beca ha posibilitado dos estancias en Universidades punteras en el
mbito de la tica empresarial y la responsabilidad de las organizaciones. A los
profesores Dr. Georges Enderle (University of Notre Dame) y a la Dr. Donna Wood
(Pittsburg University) les estoy enormemente agradecida y en deuda porque pusieron a
mi disposicin todos los medios, materiales y estmulo intelectual para que mi tarea
investigadora fuera por buen camino; adems, de brindarme sus casas y una amistad de
la que espero ser buena portadora. En estas dos Universidades he dejado buenas
amistades y tambin una deuda de gratitud con Natasha Ann, Rajan Ann, Mark Veser y
Lionel Ducros compaeros de estudio y de un sin fin de inquietudes.
Este marco idneo para la investigacin ha sido tambin abonado por las
actividades y trabajos en los que he participado en el rea de Filosofa Moral y Poltica
del Departamento de Filosofa y Sociologa y en la Fundacin TNOR (para la tica de
los negocios y de las organizaciones). Estas actividades no slo me han permitido
conocer de cerca el mbito empresarial, sino tambin conocer y mantener vinculacin
con diversos profesores que han estimulado siempre mi ansa por saber ms, entre ellos
quisiera destacar a los profesores Emilio Martnez (Universidad de Murcia), Jovino
Pizzi (Universidad de Pelotas, Brasil) y Jorge Luis Acanda (Universidad de La Habana,
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Introduccin
Cuba), as como a otros profesores y colegas que han ido pasando por el despacho que
cariosamente le denominamos nuestro camarote. Y, un lugar destacado tiene en este
camarote del rea de Filosofa Moral y Poltica, mi amiga Carmen Ferrete, a la que me
siento unida de un modo especial; con ella he compartido estudio, trabajo, inquietudes,
temores y una profunda amistad. Este trabajo se ha visto beneficiado de su ser tanto en
lo que a apoyo espiritual se refiere como al material, puesto que ella ha corregido y
ledo conmigo la ltima versin de este trabajo doctoral.
Durante todo este tiempo de formacin personal y profesional han sido muchas
las personas que me han estado acompaando desde el inicio y que no han desfallecido
en su pregunta de para cundo esa tesis? ni un solo instante, acompaando a la
pregunta de una sonrisa de nimo. A esas grandes amigas y estupendos amigos quiero
darles tambin las gracias por estar a mi lado, alegrarme y escucharme siempre.
Por ltimo, mi trabajo y desarrollo personal en este marco profesional ha estado,
desde siempre reforzado y acompaado por mi entorno familiar. De mi extensa familia
biolgica, poltica, espiritual y la futurible he recibido la incondicionalidad de quien se
fa de ti por amor y con prdidas. Pues mis padres, hermanas, cuados, sobrina
favorita y sobrino preferido, mis futuros suegros, hermanos, cuadas, sobrina,
Comunidad Delwende y Oscar han sufrido en ocasiones la prdida de mi compaa y de
mi atencin, por sus vidas, a veces incluso en los momentos ms importantes. Su
confianza en mi trabajo, su cario, sus miradas de comprensin y sus palabras de aliento
y su paciencia han sido en los tiempos buenos y en los malos lo mejor y han constituido
para mi una experiencia vital que no se borrar nunca.
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Introduccin
-14-
Introduccin
INTRODUCCIN
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Introduccin
discriminacin salarial por cuestin de gnero y precios abusivos, por mencionar solo
algunas muestras de noticias que en el ltimo mes se han podido ver en tales medios de
comunicacin y que no son aisladas. Estos dos tipos de noticias han dado pie a dos tipos
presiones, como se sealaba, una que viene desde fuera de la empresa y otra desde
dentro, pero que, en definitiva tienen el mismo objetivo, decirle a la empresa que debe
enmarcar su actividad empresarial en el seguimiento no slo de las reglas del mercado y
del derecho, sino tambin de la conciencia moral crtica que ha alcanzado su sociedad.
Es decir, que tienen que dirigir sus negocios desde la perspectiva de un punto de vista
moral universal o perspectiva postconvencional que permita juzgar los aciertos y
limitaciones de cualquier actividad desarrollada en el seno de las organizaciones
empresariales o instituciones sociales.
Aunque el inicio de la reflexin puede fijarse en estas presiones sociales, bien
pronto han sido las empresas las que se han dado cuenta que no slo es necesario dirigir
bajo criterios ticos la empresa para acallar las crticas, sino porque es tambin
beneficioso y porque constituye una necesidad empresarial. En la tarea de definir
modelos tericos y prcticos para la reflexin y orientacin de la prctica empresarial se
han puesto a trabajar con una metodologa interdisciplinar -aunque no siempre se
consiga, muchas reas de pensamiento- desde la tica y la filosofa, a la sociologa
pasando por la economa, la organizacin de empresas, la psicologa y el derecho.
De entre los diferentes enfoques que se han planteado, algunos tienen como
finalidad alcanzar la definicin de un modelo que permita mostrar que tal perspectiva
postconvencional de tica empresarial no es slo una exigencia de unos pocos con el
objetivo ltimo de que la empresa recupere su sentido y legitimidad social, sino tambin
una exigencia pragmtica que acompaa a proyectos empresariales de largo plazo. Esto
es, a la propia empresa le conviene adoptar tal perspectiva postconvencional porque
necesita reconstruir su legitimidad social y funcionar sobre la base de sus tres capitales
ms importantes: el capital fsico, el humano y el social, y no nicamente sobre el
primero de ellos como se construyeron muchos enfoques de direccin de empresas en el
pasado y sobre el que algunas empresas se empean todava en seguir.
La presente tesis doctoral tiene como principal objetivo plantear la posibilidad
de un modelo integral de stakeholders capaz de dar razn de la responsabilidad moral
de la empresa y de su aplicacin o realizacin en la praxis empresarial. Modelo que
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Introduccin
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Introduccin
concepcin terica de la tica discursiva ideada por K-O. Apel y J. Habermas, siguiendo
las propuestas de A. Cortina y D. Garca-Marz.
El plan de trabajo de esta tesis doctoral est dividida en tres bloques que
corresponden a las tres fases en las que se ha llevado a cabo la investigacin de la hiptesis
ya formulada, y cada bloque ha sido dividido en dos captulos. A continuacin se da cuenta
de las intenciones de cada bloque y del objetivo general de cada captulo.
La intencin del primer bloque, titulado tica y empresa, es delimitar el marco
conceptual desde el que se desenvuelve el presente trabajo de investigacin, tanto por lo
que respecta a las coordenadas de fundamentacin tica como de tica aplicada sobre las
que se apoya. En este sentido, se lleva a cabo una primera aproximacin al mbito moral
de la praxis empresarial y se define el marco terico de la investigacin. Este marco se
apoya por una parte en el programa de la tica discursiva diseado por K-O Apel y J.
Habermas y, por otra parte, en la interpretacin que de ella realiza A. Cortina y, en general,
el grupo de investigacin de las Universidades de Valencia (Universitat de Valencia) y
Castelln (Universitat Jaume I).
Para la delimitacin de las coordenadas ticas desde las que se desarrolla el trabajo
el primer captulo, titulado La tica discursiva, tiene como finalidad establecer el marco
procedimentalista dialgico en el que se mover la propuesta de revisin terica de la
metodologa de stakeholders y del concepto de responsabilidad empresarial. En este
captulo, pues, se analiza el mbito moral tal y como lo define esta propuesta ticodiscursiva por considerar que es capaz de ofrecer un punto de vista moral o perspectiva
postconvencional que da cuenta de las caractersticas de universalidad, incondicionalidad
y auto-obligacin del mbito moral, y tambin porque esta perspectiva parece ser, en
nuestras sociedades plurales con economas globales, una buena perspectiva para
reflexionar y explicitar las normas, valores y procedimientos que deberan guiar las
conductas y las actuaciones de las empresas que quieran ser no slo econmicamente
viables sino tambin moralmente responsables.
Una vez explicitado ese punto de vista moral o perspectiva postconvencional que
servir como marco terico de reflexin sobre la praxis y tras explicar brevemente el
programa de fundamentacin de la tica discursiva el segundo captulo se centrar en la
tercera tarea de la tica como filosofa moral, que consiste en la aplicacin del punto de
vista moral al terreno de la praxis. La pretensin de este captulo es mostrar los diferentes
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Introduccin
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Introduccin
capital humano de la misma, sino el tercer tipo de capital que la configura, el capital social
de la empresa como organizacin. Capital que permite la creacin y generacin de
mecanismos de regulacin en la organizacin como es, por ejemplo, la confianza que es
condicin de posibilidad de las relaciones empresariales. Este anlisis permitir comprobar
que es de vital importancia para la empresa encontrar la legitimidad de sus acciones; lo que
conducir a un estudio comparativo de los modelos de empresa utilizados en la literatura
de la tica empresarial, para descubrir que existen, simplificando, dos modelos de empresa:
un modelo de empresa plural -derivado de un enfoque de stakeholders- y un modelo
centrado slo en accionistas o accionistas y trabajadores -derivado de un enfoque de
stockholders.
La finalidad del cuarto captulo es el estudio de la metodologa de stakeholders en
la literatura de Business Ethics norteamericana, donde recibe tratamientos distintos como
enfoque, teora, anlisis, metodologa o nomenclaturas que sern utilizadas indistintamente
en esta tesis doctoral. Esta metodologa naci con la pretensin de mostrar que la
empresa no slo es responsable econmicamente frente a los accionistas, sino que tiene
mltiples responsabilidades (legales, econmicas, medioambientales, ticas, etctera)
frente a mltiples stakeholders (propietarios, trabajadores, clientes, consumidores,
proveedores, etctera). Es decir, este enfoque es un claro rival del enfoque neoclsico de
direccin centrado en el accionista o propietario (el enfoque de stockholder o
shareholder). El anlisis de los presupuestos y tesis que subyacen a este enfoque de
direccin empresarial, as como las dimensiones que presenta el mismo -a saber,
analtica, estratgica y normativa- mostrar la necesidad de buscar el desarrollo de un
modelo integral del pensamiento de Stakeholders, donde las tres dimensiones queden
perfectamente conectadas, lo que nos introduce ya en la tercera parte de la
investigacin.
El tercer bloque de esta tesis doctoral titulado Construccin de un modelo
integral de stakeholders tiene como finalidad ofrecer un modelo de stakeholders que
permita tener en cuenta en la direccin de empresas a los stakeholders tanto por el valor
intrnseco de los intereses que estos poseen como por su valor estratgico. Es decir, tiene
este bloque la finalidad de reflexionar y proponer un modelo integral de empresa que la
capacite
para
establecer
sus
propias
normas
valores
desde
posiciones
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Introduccin
-21-
Introduccin
-22-
Bloque I
tica y Empresa
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-24-
Captulo 1
La tica Discursiva
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El objetivo de este apartado es definir las coordenadas ticas desde las que se
desarrollar esta tesis doctoral. Para tal fin se abordarn los siguientes aspectos, en
primer lugar se tratarn cuestiones introductorias referentes a las caractersticas del
mbito moral, estas caractersticas se descubrirn a travs del lenguaje moral y son la
universalidad, la incondicionalidad y la autoobligacin. Desde el comienzo se es
consciente en este trabajo que esta caracterizacin del mbito moral es una apuesta por
una determinada teora tica, por considerar que es una propuesta adecuada para dar
razn de la responsabilidad o co-responsabilidad desde posturas postconvencionales de
nuestras instituciones empresariales (1.1.1.). En segundo lugar, se adentrar el estudio
en el anlisis de la estructura y evolucin de los juicios morales con el objetivo de
conocer los rasgos propios de una perspectiva postconvencional (1.1.2.). Y, en tercer
lugar, se abordarn los tipos de discursos con los que la razn prctica se manifiesta con
el fin de conocer a qu tipo de discursos corresponden los juicios morales
postconvencionales descritos en el apartado anterior (1.1.3.).
En el uso del lenguaje moral los vocablos tica y moral son utilizados, normalmente, de modo
intercambiable y su etimologa tampoco permite distincin. Sin embargo en el nivel filosfico o analtico
se tiende a diferenciar ambos trminos siguiendo el criterio del nivel de reflexin filosfica que presentan.
As el vocablo tica tiende a ser utilizada como teora o reflexin terica, mientras que el vocablo moral
apunta a un saber de la vida cotidiana. Ver J.L.L. Aranguren, tica, Madrid, Biblioteca Nueva, 1958,
reimpr.1997, pp.19-26; A. Cortina, tica mnima. Introduccin a la filosofa prctica, Madrid, Tecnos,
1986, 3 ed. 1992; A. Cortina, tica sin moral, Madrid, Tecnos, 1990, cap.1; V. Camps, Presentacin
en V. Camps (ed.) Concepciones de la tica, Madrid Trotta, pp.11-27 E. Martnez Navarro / A. Cortina,
tica, Madrid, Akal, 1996, pp. 9-17 A. Cortina, El estatuto de la tica Aplicada, Isegora, vol.13, 1996,
p.121; A. Snchez Vzquez, tica, Mxico, Grijalbo, 1969, pp.22ss; A. Edel/ E. Flower / F.W. OConnor,
Critique of Applied Ethics. Reflections and Recommendations, Philadelphia, Temple University Press,
1994, p.25.
-26-
puede ser o bien inmediata utilizando para ello mandatos o imperativos, entonces es un
lenguaje prescriptivo normativo; o bien una orientacin indirecta, por medio de
estimaciones y evaluaciones y entonces es un lenguaje prescriptivo valorativo. Este
lenguaje moral responde, como se ver en el captulo quinto de esta tesis doctoral, al hecho
bsico de la libertad del ser humano, pues slo el ser humano desde su libertad es capaz de
responder a su entorno y de ajustarse a l.
Por lenguaje descriptivo se entiende aquel que informa o describe sobre cosas.
Cada una de las afirmaciones realizadas pueden ser verdaderas o falsas y el oyente puede
comprobar si lo son o no. Este tipo de lenguaje no es propiamente moral puesto que no
tiene la pretensin de orientar la conducta, sino simplemente de informar sobre cosas o
acontecimientos2. Y, se entiende que se abandona este tipo de lenguaje para entrar en un
lenguaje prescriptivo cuando se dan razones sobre algo, por ejemplo de una accin tomada
o estrategia aprobada por una empresa, normalmente a requerimiento de otra persona. En
ese momento, ya se estn realizando valoraciones, se est evaluando, valorando la bondad
o la justicia de una y de otra. Las interpretaciones siempre se originan desde alguna
perspectiva y en ellas se usa un lenguaje relacional, un tipo de lenguaje particular que es
argumentativo y prescriptivo3. Es decir, se ponen las cosas, los acontecimientos descritos
en relacin unos con otros dando lugar a interpretaciones y prescripciones4. stas son las
que interesan desde el punto de vista de la reflexin de la teora moral, pues se considera
-27-
que los rasgos o caractersticas del mbito moral se pueden reconstruir a partir del estudio
del lenguaje prescriptivo5.
Con el lenguaje prescriptivo se trata de orientar sobre la accin a seguir, bien por
medio de valoraciones o bien por medio de mandatos, a continuacin se abordan estas dos
formas que adopta6. En el primer caso, el lenguaje prescriptivo valorativo o evaluativo, se
sustenta en juicios de valor que emiten una orientacin del actuar. Es decir, son
valoraciones que le permiten al ser humano ajustarse a su entorno, acondicionar el mundo
que le rodea para vivir en l. As los valores quedan definidos como las formas con las que
las personas ven el mundo; son, por tanto, interpretaciones de las cosas y son evaluativos7.
El mbito del lenguaje prescriptivo valorativo no se reduce a una mera cuestin
subjetiva, pues como se esfuerzan por defender algunas corrientes crticas ticas, todo
subjetivismo tiene sus lmites y las sociedades muestran que hay cuestiones que son
intolerables por inhumanas8; al igual que otras pueden presentarse como deseables o
aspirables por considerarlas humanas. Aunque esto ltimo no implica que sean
prescriptivas normativas, es decir, de obligado cumplimiento o exigibles en forma de
mandatos. En esta lnea se encuentra la propuesta de A. Cortina de construir una
antropologa de la valoracin, es decir, descubrir qu valores son morales y podran
resultar una doctrina de la virtud adecuada a la tica discursiva, que se constituye como
antroponimia. As se mantendra la complementariedad entre el universalismo de las
normas y el particularismo de las virtudes. Pero siempre y cuando sean virtudes
morales, es decir, virtudes que sean conditio sine qua non de la humanidad personal9.
Cf. al respecto de este modo de proceder J. Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa,
Barcelona, Pennsula, 1985, 2ed.1991, pp. 59-76; J. Habermas, La inclusin del otro. Estudios de teora
poltica, Barcelona, Paids, 1999, pp. 29-81.
6
Cf. A. Cortina, Qu son los valores en A. Cortina / J. Escamez / E. Prez-Delgado/ V. Mestre
Escriv, Un mundo de valores, op.cit. pp.1-13.
7
Cf. Ibid., especialmente los captulos 1 y 2.
8
Esta tesis ha sido abordada en numerosos estudios por A. Cortina, tratando de mostrar como el
subjetivismo o relativismo moral no es la respuesta a la altura de nuestros tiempos y que existe tambin
cuando hablamos de valores morales unos lmites que quedan establecidos segn su posicin o promocin
de la dignidad humana. Por ejemplo, A. Cortina, Ciudadanos del mundo. Hacia una teora de la
ciudadana, Madrid, Alianza, 1997, p.228.
9
Esta propuesta fue formulada y defendida por J. Conill en las II. Jornadas Internacionales de tica
Aplicada: El estatuto de la tica aplicada y las diferentes ticas de la sociedad civil, Benicasim, Octubre,
2001. Manteniendo que en la determinacin o configuracin de un mbito moral no slo debieran
incluirse las cuestiones exigibles sino tambin, con su propia caracterizacin por la importancia que tiene
en la configuracin de los exigibles, lo aspirable aunque no exigible. Para la propuesta de Cortina ver A.
Cortina, tica sin moral, op.cit., pp.207ss, tambin A. Cortina, tica aplicada y democracia radical,
Madrid, Tecnos, 1993, pp.192-194.
-28-
10
-29-
14
En este sentido se presenta la propuesta de tica Cvica de A. Cortina que elabora en dos niveles. El
primer que denomina tica de mximos que apunta a las prescripciones valorativas y, por tanto, a
propuestas de valores deseables o que invitan al ser humano a ser realizadas y, un segundo nivel; de tica
de mnimos, referida a las conclusiones compartidas y que son mandatos o normas exigibles para
cualquier persona que quiera comportarse racionalmente a la altura de una conciencia moral
postconvencional y crtica. Ver A. Cortina, tica mnima. Introduccin a la filosofa prctica, op.cit.,
pp.63; A. Cortina, tica aplicada y democracia radical, op.cit., pp.195-210; A. Cortina, tica civil y
religin, Madrid, PPC, 1995, pp. 53-109.
15
Elaborado a partir de A. Cortina, tica de la Sociedad Civil, Madrid, Anaya, 1994, pp. 73-76; A.
Cortina, El quehacer tico. Gua para la educacin moral, Madrid, Santillana Aula XXI, 1996, pp. 30-36;
E. Martnez Navarro, E, / A. Cortina, tica, op.cit., pp.40-49; D. Garca-Marz, tica de la justicia. J.
Habermas y la tica discursiva, Madrid, Tecnos, 1992, pp.164-165.
-30-
Tipo de norma
Quin promulga el
mandato
Legal o jurdica El cuerpo legislativo
legitimado para ello.
El Estado
Cul es el carcter de
la obligacin
- Externa
- Coactiva
- Externa
- Moderadamente
coactiva
Moral
Religiosa
La persona, a partir de
diversas fuentes, un
cdigo determinado
de principios, normas
y valores,
personalmente
asumido
Dios, a travs de
revelacin y
magisterio
De quin se puede
esperar obediencia
Todos los que definan
el sistema legal como
ciudadanos o como
sometidos a la
jurisdiccin estatal
Todos los miembros de
la sociedad en cuestin
- Interna, en conciencia
- No coactiva
- Ultimidad (referencia
ltima para orientar la
propia conducta)
Cada persona se
considera a s misma
destinataria de las
normas que reconoce
en conciencia
- Interna, en conciencia
- No coactiva
- Ultimidad
Los creyentes
Ante quin se
responde
Ante los tribunales,
es decir, el Estado
Ante la sociedad
circundante
(vecinos,
compaeros,
clientes, etctera)
Ante la propia
conciencia personal
(s mismo)
Ante la divinidad
correspondiente
A travs de esta propuesta se puede ver que ver el lenguaje prescriptivo normativo
moral remite a normas o criterios que tiene la pretensin de ser vlidas para todo el mundo,
es decir, que todo el mundo debera seguir, independientemente del carcter o ethos
concreto que tenga y, por tanto, no son cuestiones ya invitantes o aspirables sino que las
normas morales son aquellas que son exigibles. No se trata de normas relativas o subjetivas
sino de normas absolutas que pretenden ser vlidas para todo el mundo. En definitiva, son
normas que cuando se examinan detenidamente todas las personas querran para s y para
los dems porque humanizan, son normas que tienen carcter incondicional.
Este rasgo de incondicionalidad remite a la posibilidad de universalizar el
contenido del lenguaje prescriptivo normativo moral. Es decir, que la norma moral podra
ser aceptada por todas aquellas personas a las que se les preguntar si querran esa norma
para s y para su sociedad. El lenguaje moral, en su forma prescriptiva normativa, apunta a
una universalizacin de la norma que propone. Otro rasgo, es que tales normas se apropian
voluntariamente y libremente. Tiene que darse una adhesin voluntaria a la norma. Y
puesto que slo los seres humanos estn dotados de lenguaje, las prescripciones
normativas morales slo pueden estar referidas a los seres humanos individual o
colectivamente-.
En resumen, se puede decir que el ser humano en su ajustamiento al entorno
social y natural desarrolla una segunda naturaleza ethos o carcter- que viene dada por
-31-
16
-32-
manifestacin con su generacin y con las futuras generaciones-; y, por ende, se le podrn
exigir razones o justificaciones en cualquier momento y lugar, porque al considerar que
deben ser para todos los hombres, no dependern de lugares o momentos concretos, son
incondicionales.
Esta incondicionalidad se deber exigir en la pregunta por la justicia y
solidaridad que se da en el hecho o fenmeno moral, pero no en la pregunta por la vida
buena que tambin existe en el hecho moral en segundo trmino, pues el ideal de la vida
buena de una sociedad puede darse sin que se den unos mnimos de justicia y
solidaridad. Sin embargo, cuando en cualquier parte del mundo se denuncia a alguien o
algo por injusto, se estn elevando las razones de justicia y cuidado, y el ser humano se
siente impelido a intesubjetivarlo 19. Mientras que si es una cuestin de felicidad la que
se tiene por mejor, nada impele o exige intesubjetivizarlo20.
En este sentido se puede decir que la moralidad o el hecho moral es una parte
constitutiva de la vida individual y colectiva de las personas. Y que cuando valores o
normas de ese mbito moral entran en disputa o conflicto, entonces se hace necesaria
una reflexin tica21, que trate de ofrecer alcanzar principios morales, tercer elemento
del mbito moral, es decir, criterios que permitan enjuiciar de modo imparcial las
situaciones en las que se producen tales conflictos. Por tanto, una de las tareas de la
tica es la de ofrecer criterios desde los que poder reconocer la justicia de una norma o
valor22.
Tras esta reflexin acerca del mbito moral y de sus caractersticas cabe concluir
haciendo mencin de las tareas que se le pueden asignar a la filosofa moral o teora
tica. En este sentido, diferentes pensadores contemporneos, entre ellos K.O. Apel y A.
Cortina, defienden una triple funcin de la teora tica como parte de la reflexin
19
-33-
Hasta el momento se ha visto que es a travs del lenguaje prescriptivo evaluativo y normativo- como se establecen juicios morales. El lenguaje prescriptivo
permite, mediante el anlisis del contenido sobre lo que se discute, delimitar el mbito
de lo propiamente moral -deber ser o exigibilidad de normas y la aspirabilidad de
valores-. Un estudio del contenido del lenguaje prescriptivo permite explicitar las
razones que acompaan a los juicios morales y en ese sentido llegar a reconstruir el
mbito moral (deber ser) y distinguirlo analticamente de lo que socialmente funciona o
se observa24.
Un estudio del lenguaje prescriptivo puede poner de manifiesto que existen
diferentes niveles de desarrollo del juicio moral, y que slo en el ltimo de los niveles el
sujeto es capaz de distinguir entre vigencia social y validez moral. Capacidad necesaria
para la configuracin de una tica empresarial postconvencional a la altura del
pluralismo tico de nuestras sociedades y de la internacionalizacin de nuestras
empresas.
23
Cf. en K-O. Apel, Teora de la verdad y tica del discurso, Barcelona, Paids, I.C.E.|U.A.B., 1991, pp.
147-184, A. Cortina, tica sin moral, op.cit, pp. 40-41, A. Cortina, El quehacer tico. Gua para la
educacin moral, op.cit., pp. 52 y E. Martnez Navarro / A. Cortina, tica, op.cit., p.23; D. Garca-Marz,
tica de la Justicia. J. Habermas y la tica discursiva, op.cit., pp.172ss.
24
Cf. al respecto a la defensa de una posicin cognitivista para la teora moral J. Habermas, Conciencia
moral y accin comunicativa, op.cit., pp. 98-99.
-34-
-35-
-36-
con los valores con los que optarn normalmente y tomarn una decisin. Por tanto, lo
importante o relevante para conocer cmo se desarrolla tal juicio moral desde la niez a
la madurez cognitiva reside en su modo de razonar acerca no slo de lo que es correcto
sino de lo que debera serlo, es decir, de las prescripciones que realiza31.
Las caractersticas de los juicios morales segn Kohlberg son, en primer lugar,
que son juicios sobre valores no sobre cosas; son juicios de valor. En segundo lugar, que
son juicios sociales porque implican siempre a otras personas. En tercer lugar, son
juicios prescriptivos normativos o evaluativos, juicios de deber, de derechos y
responsabilidades ms que juicios de preferencias subjetivas. Esta naturaleza
prescriptiva hace o implica que sean juicios que obligan directamente a actuar en
determinada direccin. Es decir, aunque no diga exactamente qu hay que hacer s que
orienta sobre la direccin a emprender32.
Los resultados del proyecto de investigacin de Kohlberg, en su versin
definitiva del desarrollo del juicio moral33, se muestran en tres niveles34 y seis estadios
en la evolucin moral de las personas, que tienen su correspondencia con distintos
niveles cognitivos35.
31
Cf. acerca de su concepcin del juicio moral L. Kohlberg / K. Kauffman, Theoretical Introduction to
the Measurement of Moral Judgement en A. Colby et. al., The measurement of Moral Judgment. vol. I
Theoretical foundations and research validation, op.cit., pp. 9-12; R. Hersh / J. Reimer / D. Paolitto, El
crecimiento moral de Piaget a Kohlberg, op.cit., pp. 45-47; J. M. Lozano, tica de les organitzacions o
tica en les organitzacions: Contradicci o joc de paraules? en Papers ESADE, op.cit., p. 4.
32
Cf. al respecto L. Kohlberg / K. Kauffman, Theoretical Introduction to the Measuremnt of Moral
Judgement en A. Colby et.al., The measurement of Moral Judgment. vol.I Theoretical foundations and
research validation, op.cit., pp. 9-10.
33
La ltima versin de su modelo de desarrollo del juicio moral data de 1987; presentando pequeas
variantes de interpretacin de los estadios con respecto a 1976, cuando formul una visin ms cerrada de
su modelo. La versin de 1976 puede encontrarse en L. Kohlberg, Psicologa del desarrollo moral,
op.cit., pp. 185-214; y la ltima versin de su modelo que data de 1987 puede verse reflejada en L.
Kohlberg / K. Kauffman, Theoretical Introduction to the Measurement of Moral Judgement en A.
Colby et.al., The measurement of Moral Judgment. vol.I Theoretical foundations and research validation,
op.cit., pp. 1-61.
34
En su versin de 1987, incluye un nivel intermedio o de transicin entre el nivel convencional y
postconvencional. Este nivel no posee categora de nivel independiente, pues su contenido es de
transicin. Es una perspectiva en la que el sujeto se sita fuera de su propia sociedad y se considera como
un sujeto que toma sus decisiones sin un compromiso general o contrato con la sociedad; se caracteriza
por un escepticismo-relativismo tico y por un egocentrismo moral al que Kohlberg denomin
inconsistencia interna. Ver L. Kohlberg / K. Kauffman, Theoretical Introduction to the Measurement of
Moral Judgement en A. Colby et.al., The measurement of Moral Judgment. vol.I Theoretical foundations
and research validation, op.cit., p. 38; R. Hersh, / J. Reimer, / D. Paolitto, El crecimiento moral de Piaget
a Kohlberg, op.cit., pp. 66-67 y J. Rubio Carracedo, La psicologa moral (de Piaget a Kohlberg) en V.
Camps (ed.), Historia de la tica. La tica Contempornea. Vol.III, op.cit., p.415-516.
35
Cf. al respecto de la definicin y descripcin de los niveles y estadios de la teora del desarrollo moral
del juicio de L. Kohlberg en L. Kohlberg, From Is to Oughten Th. Mishel (ed.), Cognitive Development
and Epistemology, New York, Academic Press, 1971, pp. 151-236; L. Kohlberg, Psicologa del
-37-
-38-
Cf. al respecto de los intereses y modos de razonar que corresponden a cada nivel L. Kohlberg,
Psicologa del desarrollo moral, op.cit., pp.190-195.
40
Cf. Ibid., pp.192ss.
-39-
-40-
45
-41-
46
47
-42-
48
Cf. al respecto J. Habermas, Reconstruccin del Materialismo Histrico, op.cit., pp. 57-83; J.
Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa, op.cit., pp. 135-219; J. Habermas, Aclaraciones a la
tica del discurso, op.cit., pp. 55-82.
49
Cf. para la Teora de la accin comunicativa J. Habermas, Teora de la accin comunicativa:
Complementos y estudios previos, Madrid, Ctedra, 1989, pp. 299-368; J. Habermas, Conciencia moral y
accin comunicativa, op.cit., pp. 157ss.
-43-
Estructuras cognitivas
Tipos de accin
Preconvencional
Interaccin
incompleta
Convencional
Interaccin
completa
Postconvencional
Interaccin de
accin y discurso
Perspectiva social
Estructura de
perspectivas
Estructura de
expectativa de
comportamiento
Concepto de
autoridad
Concepto de
motivacin
Perspectiva
Vinculacin
recproca de
perspectivas de
accin
Modelo de
comportamiento
particularista
Autoridad de
personas de
referencia;
albedro
sancionado
exteriormente
Lealtad con
Perspectiva
respecto a las egocntrica o de
personas;
grupos primarios
orientacin
hacia
recompensas /
castigo
Coordinacin de
perspectivas de
observador y
participante
Modelo de
comportamiento
generalizado
socialmente.
Funcin social
Sistemas de
normas
Autoridad
interiorizada:
lealtad y
legitimidad
Deber vs.
inclinacin
Integracin de
perspectivas de
hablante y
mundo
Perspectiva de una
colectividad
(systems point of
view)
Perspectiva de
principios y
procedimental
(prior to society)
50
El presente esquema es una reformulacin simplificada del ofrecido por J. Habermas para mostrar la
relacin existente entre las etapas de interaccin, las perspectivas sociales y las etapas morales. Ver J.
Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa, op.cit., pp. 194-95.
-44-
51
-45-
Cf. J. Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa, op.cit., p.192; respecto al concepto de
comunidad de comunicacin ver tambin J. Muguerza, Una nueva aventura del barn de
Mnchhausen? (Visita a la comunidad de comunicacin de Karl-Otto Apel) en K.O. Apel / A.Cortina /
J. De Zan / D. Michelini (eds.), tica comunicativa y democracia, Barcelona, Crtica, 1991, pp.132-163
-46-
-47-
siguientes: tiene que ganar la fuerza del mejor argumento, todos los participantes deben
querer llegar a buscar soluciones consensuadas y los participantes en tal discurso
asumirn la decisin por convencimiento y autoobligacin, no por imposicin, como
despus en el apartado 1.2.2. se tendr ocasin de profundizar57.
Por medio del siguiente cuadro se resumen las aportaciones que J. Habermas
realiza en sus trabajos acerca de la delimitacin de estos tres usos de esta razn prctica
dialgica que se da en los discursos. Este cuadro servir de guin a la exposicin de la
distincin y relacin en los usos de la razn prctica:
56
-48-
Lo adecuado
(effectiveness)
El objetivo de la accin
est dado.
Cul es su
objeto de
fundamentacin? Fundamenta
recomendaciones
tcnicas y estratgicas.
Permiten la referencia
del saber emprico a
preferencias hipotticas.
Para que
sirven?
Poseen
exigencia de
validez?
La validez es
independiente de que un
destinatario se decida o
no a seguir las
instrucciones de accin.
El alcance la validez no
es universal.
No existe relacin
interna entre razn y
voluntad.
La eleccin es arbitraria.
Discursos morales-prcticos
(razn moral
Moralitt)
Lo justo (correctness)
Fundamenta las normas que
expresen un inters comn de
todos los afectados.
La voluntad es la de la determinacin o
resolutiva.
Da lugar a soluciones de
compromiso.
Cul es la
relacin entre el
inters propio y
el inters ajeno?
El objetivo es la autorrealizacin y la
clarificacin de la identidad colectiva.
Estn referidos a
A qu contextos contextos de utilizacin
estn referidos? posibles.
Cmo se
relaciona la
razn y la
voluntad?
Discurso tico-existencial
(individuos)
Discurso tico-poltico (grupos)
(razn tica
Sittlichkeit)
Lo bueno (goodness)
-49-
El punto de vista de
imparcialidad que rompe la
subjetividad de la perspectiva
propia de cada participante (pero
sin perder la conexin).
Mediante esta relacin se aclara
la identidad colectiva que deja
sitio para la multiplicidad de
proyectos de vida.
La aportacin principal que ofrece el anlisis realizado por Habermas sobre los
usos de la razn prctica es, a mi juicio, que muestra y explica cmo la teora tica
como filosofa de la praxis humana no puede ser vista nicamente desde un uso
teleolgico, deontolgico o pragmtico, sino siempre a travs de las tres coordenadas y
de su relacin. Cada una tiene una funcin y atiende a discursos distintos con propsitos
y niveles de validez distintos tambin.
En primer lugar, se puede sealar que dependiendo del discurso al que se est
haciendo referencia al hacer la pregunta de qu debo hacer?, se est aludiendo o
necesitando de un uso distinto de la razn prctica. En este sentido, Habermas distingue
tres tipos de discursos: discursos pragmticos, que reclaman del uso pragmtico o
instrumental-calculador de la razn; discursos tico-existencialistas, que apelan a una
razn teleolgica o de las virtudes; y, por ltimo, los discursos morales-prcticos que
apelan a un uso de la razn intersubjetiva o comunicativa.
Es decir, dependiendo del planteamiento del problema, segn si la pregunta est
referida a los medios, a los fines o a cuestiones de justicia y solidaridad, la pregunta
qu debo hacer? adquiere un significado tico o moral o pragmtico que conlleva
diferentes tipos de accin58. Y aquello que se examina ante tal pregunta son las mximas
o reglas de accin que quedan en suspenso en espera de ser examinadas. Esta es la
distincin entre accin y discurso en la tica discursiva que mantiene que normalmente
las gentes actan siguiendo mximas (sustrato de la moralidad) sin cuestionarse su
efectividad, bondad o justicia y slo cuando estas cuestiones se ponen en tela de juicio
es necesario pasar de la accin al discurso, para conocer las razones que acompaan a
tales mximas y examinarlas a la luz de la razn prctica.
De este modo se afirma que nicamente cuando las mximas que se ponen en
cuestin o son problematizadas -en el nivel de la accin- se entra en un proceso
discursivo nivel del discurso- para que los sujetos puedan ser racionalmente
persuadidos de adoptar la misma posicin. En este sentido queda establecido que el
sustrato de todos los tres tipos de discursos est configurado por mximas de accin que
existen en el lenguaje y que se pueden definir como aquellas reglas de accin cercanas a
la situacin y ms o menos triviales por las cuales se rigen normalmente la praxis o
58
-50-
actividad de un sujeto. Con ella el sujeto queda exonerado de la tarea diaria de decidir y
esas mximas se ajustan de una forma mas o menos consistente con la praxis vital en la
cual se reflejan el carcter y la manera de vivir59.
En definitiva, por mxima de una accin se entiende el fundamento o motivo
que mueve la voluntad a querer y a hacer la accin que puede darse por la prctica de
las reglas o por la conciencia de las reglas60. Desentraar esta distincin es sumamente
importante, como ya se ha visto, para poder distinguir las razones que alberga un sujeto
para
emitir
juicios
morales
Kohlberg
preconvencionales,
convencionales
postconvencionales. Por eso lo que importa en este punto, como ya sealar Kant y
siguiendo sus pasos toda la tradicin cognitivista, es que el valor moral de las acciones
radica en las mximas de acuerdo con las que el sujeto se ha decidido y no slo por las
consecuencias derivadas de la misma. A continuacin se muestran los diferentes tipos
de discursos en los que el sujeto tiene que responder a la pregunta qu debo hacer y el
tipo de normas y juicios que elaboran siguiendo la propuesta habermasiana.
El discurso pragmtico, tpico de las situaciones de eleccin racional, apela al
uso de una razn pragmtica. Su objetivo es ofrecer razones acerca de los medios ms
adecuados o eficientes para conseguir un fin que ya est determinado. En esta clase de
discursos lo que se justifican son las recomendaciones tcnicas y estratgicas que
permitirn alcanzar tales objetivos dados.
Con estos discursos se hace referencia al saber emprico, es decir, a preferencias
hipotticas y condicionadas. La validez de las normas que se desprenden de este tipo de
discursos es independiente de su vigencia y su alcance no es universal, es decir, no se
puede aplicar a todas las personas en todas las circunstancias, el deber u obligacin que
59
Se sigue para la definicin de mxima la interpretacin del concepto de mxima de I. Kant desarrollada
por J. Habermas. Kant pensaba sobre todo en las mximas de la sociedad preburguesa diferenciada por
estamentos profesionales. Por lo que entenda las mximas como las unidades ms pequeas de una red
de costumbres practicadas en las cuales se concretaba la identidad y el proyecto vital del grupo o de una
persona, stas regulan el decurso del da, el estilo del trato, la forma y la manera de afrontar los
problemas, resolver los conflictos, etctera. J. Habermas, La necesidad de revisin de la izquierda, op.cit.,
p. 204-205; J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., p.115.
60
Esto es, de cmo se produce el paso de la heteronoma a la autonoma en los seres humanos, o por
utilizar la terminologa kantiana cmo el ser humano puede actuar conforme a la ley moral (de acuerdo
con el deber pflichmssige Handlungen) o por la ley moral (acciones hechas por mor del deber o desde
el deber mismo Handlungen aus Pflicht). I. Kant, Fundamentacin de la metafsica de las costumbres,
Madrid, Espasa-Calpe, 1942, 9 ed.1990, p. 47; M. Garca Morente, La filosofa de Kant. (Una
introduccin a la filosofa), Madrid, Espasa-Calpe, 1975, 3 ed.1986, p.152ss.
-51-
implican es relativo slo al objetivo marcado. As pues, las soluciones que se adoptan
son de compromisos y podrn verse modificadas en situaciones futuras.
Los contextos a los que refiere slo son aquellos en los que se plantea un tipo de
decisin pragmtica. La eleccin ante las cuestiones pragmticas tiene que ser realizada
por los sujetos que se plantean las diferentes posibilidades a elegir, pero no existe
relacin interna entre las razones que se puedan tener y la voluntad (will) para alcanzar
el fin u objetivo que se busca. nicamente cuando los valores se tornan problemticos
se tiene que salir del discurso pragmtico, para entrar en un discurso acerca no ya de los
medios para conseguir el objetivo, sino sobre los valores que estn en juego y disputa61.
De esta forma, se entra ya en los discursos ticos, que se denominan ticoexistenciales cuando la decisin apela a individuos y tico-polticos cuando la decisin
es grupal. Ambos implican el uso de la razn tica o de autocomprensin. Las
cuestiones que se plantean en estos discursos son preguntas que tratan de discernir lo
bueno (goodness), es decir, el objetivo es la autorrealizacin y la clarificacin de la
identidad personal o colectiva. Mediante este tipo de discursos se llega a razones o
justificaciones acerca de los motivos para el cambio de actitud o la decisin acerca de
qu es lo mejor, lo bueno en este caso. Permiten llevar a cabo procesos de
autocomprensin en contextos y circunstancias concretas y ayudan a contestar a la
pregunta de qu es bueno para determinada persona o colectivo.
Como se est dejando notar, estos discursos no apuntan la validez de las
respuestas de modo incondicionado, es decir, lo que es bueno lo es para uno (individual
y/o colectivamente) en este momento espacio-temporal y con estas circunstancias
concretas. La validez no se puede distinguir del momento de vigencia; pero su validez
no es universal. Cada persona y cada grupo deber desarrollar su proceso de
autocomprensin para discernir cul es el mejor modo de autorrealizacin. En
definitiva, estos discursos estn referidos a un telos que es anterior a una forma de vivir
consciente. As la idea de persona realizada o de buena sociedad est en los seres
humanos antes de que se hagan conscientes de los valores que estn en esas ideas.
La relacin que se establece entre la razn tica y la voluntad es interna, es decir
se determinan mutuamente las razones ticas y la voluntad del sujeto o de la
colectividad; a esta voluntad se le ha denominado resolutiva o de determinacin. As,
61
-52-
por ejemplo, cuando una empresa, como organizacin, inicia el proceso de creacin de
un cdigo tico escrito, lo que est iniciando es un proceso de autocomprensin, en el
sentido de tratar de discernir qu valores y qu normas consideran que son las mejores
para convertirse en hbitos y en virtudes de esa empresa. La relacin entre el inters
propio (empresa) y el ajeno (sociedad) al hablar de cuestiones ticas no conduce
necesariamente al encuentro entre ambos tipos de intereses en un punto en comn.
Sin embargo, cuando los intereses de un grupo o de un individuo afectan a los
intereses de otro individuo o colectivo y se produce un conflicto de intereses grupales
entonces, si se continua en el nivel del discurso, se iniciar un discurso sobre la
imparcialidad de los juicios. Es decir, se inicia a partir de aqu el terreno de los
discursos morales.
En el caso de los discursos morales, la finalidad del discurso radica en buscar
interpretaciones de nuestras necesidades con las que tambin puedan identificarse el
resto de los afectados en el conflicto. Se trata, por tanto, de buscar intereses que sean
comunes a todos los afectados o generalizables, esto es, en los que todos reconozcan su
propio mundo subjetivo; y no de la aceptacin de un equilibrio entre intereses
particulares o grupales. La cuestin de si una norma es correcta o justa, depende de esta
posibilidad de encontrar una interpretacin que pretenda o alcance un acuerdo general62.
Esto no significa que no exista relacin con los discursos pragmticos y los
discursos ticos, aunque no se deben confundir. As las cuestiones morales tienen que
ver con las cuestiones pragmticas, pues, ante una cuestin pragmtica se puede pasar a
cuestionar su licitud tras haber tomado una determinacin al respecto. Lo mismo sucede
con las cuestiones ticas, con las que las cuestiones morales tambin estn relacionadas,
puesto que las primeras estn referidas al telos de la vida, la vida que es buena para m
afecta tambin a las formas de vida que son comunes a los seres humanos, por tanto,
requieren de una reflexin en el nivel moral tambin63.
Pero lo que convierte a las cuestiones morales en especficas es la compatibilidad
de las mximas en las que se sustenta con las mximas de otros. Es entonces, y slo
entonces, cuando se hace referencia a cuestiones morales. En definitiva, en ellas lo que se
cuestiona no es la bondad o la eficacia de las mximas sino su correccin o justicia. O
dicho de otro modo, su validez universal de normas o su legitimidad.
62
Cf. D. Garca Marz, tica de la Justicia. J. Habermas y la tica discursiva op.cit., pp.60-61.
-53-
Con estos discursos morales se pueden entablar discursos prcticos mediante los
cuales aquellas propuestas de normas (mximas) que expresen un inters comn de todos
los afectados puedan recibir aquiescencia o aceptacin. Las decisiones que se podran
adoptar del seguimiento de las normas elaboradas en estos discursos son vlidas aunque el
destinatario no las siga64, puesto que gozan de validez universal e incondicionada. As pues
la gnesis de la norma y su validez, -vigencia y validez-, se separan y pueden distinguirse
en este nivel postconvencional.
Para que las exigencias o mximas de validez universal sean objeto de consenso
racional o de un acuerdo motivado racionalmente, los participantes en la argumentacin
deben presuponer que una serie de condiciones estn garantizadas; estas condiciones son
las condiciones pragmticas de la argumentacin. En este sentido se puede denominar al
discurso como un discurso especial65; pues, a juicio de Habermas, las condiciones
formales del discurso deben ser tales que aseguren a todos los participantes una completa
igualdad en las oportunidades de ir de un nivel a otro. La libre circulacin entre los
diferentes niveles requiere tiempo ilimitado, participacin eficaz y sin presiones, as como
igual acceso a la informacin. El contexto al que se refiere es el de una comunidad de
comunicacin ilimitada. En resumen una serie de condiciones que, pragmticoformalmente66, pueden sintetizarse como una completa distribucin simtrica de las
posibilidades de elegir y realizar actos de habla, y que sern objeto de estudio en el
siguiente apartado.
Conviene sealar que es obvio que una situacin de este tipo, donde todos tengan
las mismas oportunidades de participar, es difcil que se d alguna vez en los contextos
reales o fcticos. Sin embargo, tal evidencia no constituye ningn argumento contra el
discurso prctico, porque dicha situacin describe el saber implcito que el participante
debe poseer para dar sentido a su actuacin o instituciones. Es el propio actor el que tiene
que diferenciar desde estas premisas entre un consenso moral y un mero acuerdo fctico o
63
-54-
Cf. al respecto de los dos niveles de fundamentacin y aplicacin de la tica discursiva y a la necesidad
de un principio de adecuacin de la norma vlida J. Habermas, Teora de la accin comunicativa:
complementos y estudios previos, op.cit., p. 442-443; J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso,
op.cit., p.122 y pp. 145-150; K. Gnther, Impartial application of moral and legal norms: a contribution
to discourse ethics in D. Rasmussen (ed.), Universalism vs. Communitarianism Contemporary Debates
in Ethics, Cambridge, The MIT Press, pp.199-206; D. Garca Marz, tica de la Justicia. J. Habermas y
la tica discursiva op.cit., p. 63ss.
68
Cf. J. Habermas, Facticidad y Validez. Sobre el derecho y el estado democrtico de derecho en
trminos de tica del discurso, Madrid, Trotta, 1998.
69
Cf. J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., p.151.
-55-
Las primeras son aquellas normas de interaccin que fijan las expectativas de
comportamiento recprocas de tal manera que el contenido no necesita ser
fundamentado intersubjetivamente; apelan, por ejemplo, a la costumbre, la tradicin o a
la religin. As pues las normas convencionales no establecen ms que el deber de la
reciprocidad, pero no el deber de comportarse con justicia o responsabilidad70. Por su
parte, las segundas, o normas vlidas implican una interaccin intersubjetiva bajo
estructuras de reconocimiento recproco. Es decir, las interacciones que se producen en
los discursos morales, son interacciones basadas en la dignidad de la otra persona y no
por el valor que se le atribuye a su vida, es decir, la reciprocidad no consiste en estas
esferas de discurso en meros trueques, sino en entenderse recprocamente como capaces
de actuar autnomamente siguiendo sus mximas que se dan a si mismos y que tienen
pretensin de ser vlidas- y exigir recprocamente unos de otros entenderse as71.
Para profundizar en estas pinceladas que sobre caractersticas del mbito
normativo moral ofrece la tica discursiva y justificar porqu se ha optado en esta tesis
doctoral por esta propuesta de teora tica, es necesario acudir a su programa de
fundamentacin de lo moral, tarea que se aborda en el siguiente apartado.
70
Recordemos que Habermas a partir de su artculo escrito en 1984 admite la crtica realizada desde las
filas feministas y considera que la responsabilidad como la otra cara de la justicia. Para la crtica a J.
Habermas ver C. Gilligan, In a Different Voice, Harvard, Harvard University Press, 1982 tambin, S.
Benhabib, El otro generalizado y el otro concreto. La controversia Kohlberg Gilligan y la teora
feminista en S. Benhabib, / D. Cornello, Teora feminista y Teora Crtica, Valencia, ed. Alfons el
Magnnim, 1990, pp. 11-149. Para la incorporacin de la crtica a su pensamiento J. Habermas,
Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp. 55-82.
71
Cf. J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., p.156-157.
-56-
La interpretacin del mbito moral desarrollada en los aos 70 por K-O Apel y J. Habermas ha sido
denominada tambin tica comunicativa, tica de a comunidad ideal de comunicacin o tica dialgica.
Con cada una de estas adjetivaciones lo nico que se hace es poner el acento en algunos de sus
componentes bsicos de interpretacin: la comunicacin, el dilogo o el discurso, pero se refieren a la
misma propuesta de teora moral. Sobre las implicaciones de cada una de las adjetivaciones A. Cortina,
tica comunicativa en V. Camps (ed.) Concepciones de la tica, Madrid, Trotta, 1992, pp.181-183
tambin K.O. Apel, Teora de la verdad y tica del discurso, Barcelona, Paids / I.C.E.-U.A.B., 1991,
reimpr. 1995, pp.147-151.
73
La utilizacin del mtodo trascendental en K-O Apel y J. Habermas presenta algunas diferencias; que
radican principalmente en que Habermas desconfa del trmino trascendental y prefiere considerarse un
filsofo reconstructivista: en este sentido el trascendentalismo de Habermas presenta mayor debilidad
frente al trascendentalismo fuerte de Apel. Ver J. Habermas, Teora de la accin comunicativa:
Complementos y estudios previos, op.cit., pp. 423-424; A. Cortina, Razn comunicativa y responsabilidad
solidaria, op.cit.; A. Cortina, La tica discursiva en V. Camps (ed.): Historia de la tica. La tica
contempornea. Vol.III, op.cit., p. 548; A. Cortina, tica comunicativa en V. Camps (ed.)
Concepciones de la tica, op.cit., p.178 y 184ss y Garca Marz, D., tica de la Justicia. J. Habermas y la
tica Discursiva, op.cit., pp.78-95.
74
Cf. al respecto de los diferentes mtodos que se utilizan en filosofa moral A. Cortina, tica mnima.
Introduccin a la filosofa prctica, op.cit., pp. 66-73 y acerca del argumento pragmtico- trascendental
D. Garca Marz, tica de la Justicia. J. Habermas y la tica Discursiva, op.cit., pp.78-95.
-57-
75
Cfr. D. Garca Marz, tica de la Justicia. J. Habermas y la tica Discursiva, op.cit., pp.78-95.
Cf. al respecto J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp.127-231; D. Garca Marz,
tica de la Justicia. J. Habermas y la tica Discursiva, op.cit., pp.28-32.
77
Cf. J. Habermas, La necesidad de revisin de la izquierda, op.cit., p. 186; J. Habermas, La necesidad
de revisin de la izquierda, op.cit., pp. 157-158. En el contexto espaol han sido los trabajos de V. Camps
los que han recordado y apuntado la importancia de la reflexin sobre la funcin pragmtica del lenguaje
en su obra V. Camps, Pragmtica del lenguaje y filosofa analtica, Barcelona, Pennsula, 1976, pp.2936. Importancia del punto de vista de la comunicacin que en obras posteriores ha matizado destacando
que sera un error destacar tal funcin del lenguaje sobre las otras funciones de la comunicacin, aunque
esta sea de suma relevancia. Para esa revisin ver por ejemplo, V. Camps, Comunicacin, democracia y
conflicto en K.O. Apel / J. de Zan / D. Michelini (eds.) tica comunicativa y democracia, Barcelona,
Crtica, 1991, pp.241-256.
76
-58-
actos de habla
con referencia al
- Lenguaje
- De inteligibilidad
- De veracidad o sinceridad
-Mundo objetivo
- De verdad
- Mundo social
Cf. al respecto de estos anlisis de la semitica moderna K-O Apel, La transformacin de la filosofa I.
Anlisis del lenguaje, semitica y hermenutica, Madrid, Taurus, 1985 y K-O. Apel, La transformacin
de la filosofa II. El a priori de la comunidad e comunicacin, Madrid, Taurus, 1985.
79
Cf. al respecto J. Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa, op.cit., pp.77ss; A. Cortina,
Razn comunicativa y responsabilidad solidaria, op.cit., pp.94 ss; D. Garca-Marz, tica de la Justicia.
J. Habermas y la tica discursiva, op.cit., pp.28-41.
80
Para el anlisis de la accin orientada al entendimiento ver J. Habermas, Teora de la accin
comunicativa: Complementos y estudios previos, op.cit., pp.161-192.
-59-
Pero no todos los acuerdos que alcanzan los interlocutores en los actos de habla
presentan las mismas caractersticas o pueden ser considerados como consensos. En este
sentido, el acuerdo se mide en cada caso por el reconocimiento intersubjetivo de las
pretensiones de validez. En el caso de que alguna de las pretensiones de validez del acto
de habla no se alcance, entonces tampoco se producir el entendimiento. El acto de
habla puede ser que no tenga xito. Por otra parte, si se descubre a posteriori que ha
existido engao o que la pretensin era falsa, no existir reconocimiento intersubjetivo y
en tal sentido no existir el consenso81.
En estos actos de habla siempre se parte de la perspectiva participante para
poder interpretar el punto de vista moral. El acto de habla tanto en el nivel de la accin
como del discurso se desarrolla en primera persona del plural nosotros. Frente a este
nosotros se sitan los intentos de interpretar este criterio de imparcialidad desde la
perspectiva del observador, pero tal perspectiva conlleva al aislamiento monolgico de
los horizontes de interpretacin de los implicados e impide alcanzar las perspectivas que
se abren con el dilogo intersubjetivo en la situacin ideal de habla o comunidad ideal
comunicacin82. Es cierto que, las circunstancias fcticas imposibilitan a menudo
entablar la discusin en estos trminos con todos los implicados, y mucho menos con
todos los afectados. Pero como seala Habermas:
Pero an en el caso en que nos tengamos que limitar a ejecutar un discurso
in foro interno, el procedimiento discursivo se distingue de un principio moral,
que como el imperativo categrico, sea de aplicacin monolgica83.
A efectos de la investigacin de tica empresarial que ocupa a esta tesis doctoral,
interesa recordar que las personas en la vida cotidiana continuamente entran en
interaccin con otras personas a travs de la doble estructura de sus actos de habla.
Estos pueden tener xito y en tal sentido llegar a consensos. Pero qu sucede cundo no
es as, cuando no se alcanza el acuerdo, porque alguna de las pretensiones de validez se
pone en cuestin o es problematizada. En este ltimo caso en que el oyente ponga en
tela de juicio alguna de estas cuatro pretensiones de validez que el hablante realiza
performativamente, entonces, dicha accin comunicativa o interaccin se interrumpe al
81
-60-
84
Cf. al respecto A. Cortina, La tica discursiva en V. Camps (ed.): Historia de la tica. La tica
contempornea. Vol.III, op.cit., p.546 ss; A. Cortina, tica comunicativa en V. Camps (ed.)
Concepciones de la tica, op.cit., p.186ss.
85
Cf. al respecto J. Habermas, Teora de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos,
op.cit.; J. Habermas, Teora de la accin comunicativa II. Crtica de la razn funcionalista, Madrid,
Taurus, 1987, reimpr. 2001; J. Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa, op.cit.
86
J. Habermas, Ensayos polticos, Barcelona, Edicions 62, 1988, p.143.
-61-
formales87. Y, en un segundo momento, trat de ver cmo era aplicable tal razn
comunicativa a las relaciones sociales y a las instituciones88. Por tanto, y como l
mismo manifiesta, la teora de la accin comunicativa es mucho ms omniabarcante que
la planteada en una teora moral.
La elaboracin de la teora de la accin comunicativa junto con la teora de la
argumentacin prctica que de ella se deriva, supone como seala Habermas una dura
crtica frente al relativismo moral89, pues con ella se seala la existencia de pluralismo
axiolgico y tico, pero al mismo tiempo la imposibilidad de hablar de un relativismo
moral pues no todas las propuestas normativas o axiolgicas al tratar cuestiones morales
tienen el mismo peso ni pretenden la misma validez90. Y la prueba que ofrece es la
reconstruccin de la racionalidad comunicativa capaz de alcanzar la validez referida a
enunciados normativos. As los enunciados prescriptivos normativos pueden ser vlidos
o invlidos, mientras que los enunciados descriptivos pueden ser verdaderos o falsos,
pero ambos hacen referencia a pretensiones de validez91.
Llegado este momento el propsito de Habermas es el de determinar la
conciencia moral desde la teora de la accin comunicativa. As considera la conciencia
moral como la capacidad de servirse de la competencia interactiva para una solucin
consciente de conflictos de accin, relevantes en perspectiva moral92. Y lo que tiene
que preguntarse una reflexin filosfica al respecto es Qu tipo de argumento, de
razonamiento, es el que debemos aceptar en apoyo de las decisiones morales?93; pues
87
-62-
no todos los razonamientos sirven para apoyarlas o pueden ser considerados como
vlidos o correctos.
Para la solucin de conflictos de accin de modo consensual se requiere de un
punto de vista capaz de generar consenso. Tal punto de vista lo representa la
reciprocidad entre los sujetos agentes que, como ya se apunt en el apartado anterior,
puede ser incompleta e imperfecta o perfectamente recproca. En este sentido Habermas
asla la conciencia moral y la sita slo en el plano cognoscitivo o de elaboracin de
juicio moral, es decir, en juicios sobre conflictos de accin moralmente relevantes. Los
conflictos moralmente relevantes, se dibujan en este marco, como aquellos conflictos de
accin que son susceptibles de solucin consensual y slo las cuestiones de justicia y
responsabilidad lo son94.
Con esta postura cognitivista de su teora moral, sin negar la participacin que
los sentimientos y las emociones morales tienen en la configuracin de los fenmenos
morales, toma distancia de las teoras del sentimiento moral y del emotivismo moral95.
Habermas afirma que las emociones o sentimientos morales forman parte del sustrato o
base emprica de las obligaciones, pero que no pueden erigirse como el lugar desde el
que se puede determinar la validez moral, pues, sta slo se puede determinar por medio
de la accin comunicativa o interaccin comunicativa96.
A modo de conclusin, la metodologa reconstructiva o del participante
desarrollada por la tica discursiva del factum moral, apunta la existencia de un tipo de
94
Cf. J. Habermas, Reconstruccin del materialismo histrico, op.cit., p.70. Debemos tener presente que
J. Habermas entiende que la solucin moral de conflictos de accin es una continuacin por medios
discursivos de la accin comunicativa orientada a la comprensin.
95
Cf. al respecto de esta posicin de distanciamiento J. Habermas, Reconstruccin del materialismo
histrico, op.cit., p.67; J. Habermas, La necesidad de revisin de la izquierda, op.cit., pp.206-208; J.
Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa, Barcelona, Pennsula, 1991, pp.62-68; J. Habermas,
Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp.150-159.
96
Habermas en ningn momento niega que los sentimientos morales desempeen un importante papel en
la constitucin de fenmenos morales. Por una parte, ellos forman parte de la base de nuestra percepcin
de algo como algo moral y, por otra parte, son una orientacin a la hora de enjuiciar el caso particular
moralmente relevante, por lo que constituyen la base experiencial de nuestros primeros juicios intuitivos.
Adems de desempear un papel importante en el caso de la fundamentacin de las normas morales, por
ejemplo, a travs de la empata. Sin embargo, los sentimientos morales en ningn momento pueden
erigirse como la ltima instancia del enjuiciamiento, pues no tienen anclaje en la verdad sino en la estima,
y en esos casos se tendr que recurrir a juicios morales postconvencionales para que todas las personas
tengan derecho a ser tratadas moralmente y sentirse obligadas a comportarse tambin as. Cf. J.
Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp.151.
-63-
Cf. al respecto de los aspectos relevantes J. Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa,
op.cit., pp. 157-161.
98
Esta distincin entre la accin racional-teleolgica (estratgica o instrumental) orientada al xito y la
accin comunicativa, supone una reformulacin de la tipologa weberiana de la accin social. Ver al
respecto J. Habermas, Teora de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos, op.cit.,
pp.369-395; J. Habermas. Para un resumen de esta reformulacin A. Cortina, tica comunicativa en V.
Camps (ed.) Concepciones de la tica, op.cit., p.185ss y A. Cortina, Crtica y utopa: la Escuela de
Francfort, Madrid, Ediciones Pedaggicas, 1994, pp.81-85 y 128-134.
-64-
G.H. Mead, Espritu, persona y sociedad, op.cit.; K-O. Apel, La transformacin de la filosofa II. El a
priori de la comunidad e comunicacin, op.cit.; J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit.,
p.162-163.
100
Esta nomenclatura ha sido criticada debido a que esa comunidad en cierta medida ya existe en la
actualidad y Habermas ha aceptado tales crticas. Por ejemplo en J. Habermas, La necesidad de revisin
de la izquierda, op.cit., pp.189-192 Habermas manifiesta tambin sus reticencias a denominar a esta idea
como regulativa pues en verdad existe una doble tensin con respecto a los presupuestos de la
argumentacin: por una parte slo podemos realizarlos aproximativamente, pero hemos de hacerlos
fcticamente cada vez que nos ponemos a argumentar, pues de otro modo nunca argumentaramos. Para
-65-
en las argumentaciones o dilogos las gentes se esfuerzan porque se escuchen todas las
voces relevantes en el discurso; porque puedan hacerse valer los mejores de todos los
argumentos disponibles habida cuenta del estado presente de nuestro saber; y, porque se
ejerza una coercin sin coerciones, donde los buenos argumentos determinen las
posturas de afirmacin o negacin de los participantes.
Cuando los interlocutores del dilogo o actores del discurso se esfuercen por
lograr esos aspectos, entonces se est en una situacin ideal de habla. En esa situacin
los interlocutores de un dilogo tienen en cuenta la reaccin que cabe esperar del otro
interlocutor a la hora de proyectar su propio discurso y de darle, por tanto, sentido.
Recurdese al respecto que las acciones comunicativas estn orientadas hacia el
entendimiento y utilizan el consenso entendido como convicciones intersubjetivas como
medio para alcanzarlo.
Los riesgos que se corren al adoptar la interaccin comunicativa como el
elemento esencial para la aclaracin del sentido han sido advertidos y considerados por
parte de la tica discursiva101. Pues se podra llegar a pensar que cada uno de los
participantes del discurso utiliza el dilogo y da sentido a sus expresiones a la luz de los
fines que se propone conseguir por medio de tal dilogo, siguiendo de este modo la
estrategia propia de la teora de los juegos. La interaccin se podra convertir en un
clculo de posibilidades que el sujeto se representa mentalmente con los posibles
interlocutores, pero sin tener que entrar en dilogo con ellos, fijando as mentalmente la
interpretacin del sentido102. El sujeto de la interpretacin del sentido quedara as
reducido a un solo sujeto que de hecho no necesita de otros reales103.
Por esta razn, los requisitos que debe cumplir esa comunidad de interaccin,
donde se establecen y producen los discursos, son dos. El primero es que esta
comunidad tiene que contar con una comunidad real de hablantes que sean capaces
establecer un acuerdo sobre el sentido de los trminos y de fijar los criterios de validez
una crtica de la situacin ideal de habla planteada por J. Habermas ver V. Camps, tica, retrica y
poltica, op.cit., pp.27ss.
101
Cf. A. Cortina, Razn comunicativa y responsabilidad solidaria, op.cit., p. 101.
102
Cf. Ibid., p. 101.
103
Por eso se rechaza la idea de comunidad indefinida de investigadores como quera Peirce y tambin la
comunidad de interpretacin en el sentido de Royce y se sigue la nocin de comunicad de interaccin de
G.H. Mead. Ver al respecto de las nociones de verdad que suponen Peirce y Royce J. Habermas,
Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp.164-165.
-66-
para los argumentos104. Y, el segundo requisito es que esa comunidad tiene que haber
aceptado una serie de normas para poder argumentar, unas normas que aseguren que no
se est buscando el propio inters o defender el motivo que uno ya persigue, sino que se
est buscando la verdad o entendimiento. As pues, una de las condiciones de las
argumentaciones ser que se reconozcan recprocamente a todos los participantes en la
comunidad como interlocutores con los mismos derechos, por lo que cada uno deber
exponer sus argumentos para ser escuchado y escuchar tambin a los dems105.
El mecanismo que se sigue en esa comunidad de interaccin es la
argumentacin o discurso prctico que no es un procedimiento para llegar a decisiones
sino para llegar a convicciones:
[La argumentacin] no es un procedimiento de decisin que acabe en
resoluciones, sino un procedimiento de solucin de problemas que conduce a
convicciones106
En este sentido, puede darse el caso que la argumentacin iniciada quede en
tablas y que no se alcance consenso ninguno en un momento determinado por el
momento, pues si en verdad es una cuestin moral quedar en la conciencia de los
interlocutores que una de las posturas es la que merece reconocimiento aunque no se
haga explcita. Y en algn momento de la historia se volver a plantear107.
Desde la tica discursiva se plantea as que en los procesos de argumentacin
prctica, se pretende averiguar qu es lo verdadero o qu es lo correcto, y por eso no
slo se reconocen los argumentos esgrimidos por los interlocutores reales de un discurso
concreto, sino tambin los argumentos de todos los seres dotados de competencia
comunicativa a los que les pueda afectarle lo que en el discurso o argumentacin se
decida. Quien excluya del proceso argumentativo los argumentos de cualquiera de los
afectados por la decisin que en l se tome, est rechazando la lgica de la
argumentacin prctica.
Negarse a escuchar a alguno de los afectados, limitar su capacidad de
argumentacin, dialogar con l en una situacin de desigualdad, o negarse a contar con
104
A. Cortina muestra cmo esta comunidad real constituye claramente un supuesto hermenutico, que es
indispensable para fijar el sentido y la validez de los argumentos. Esta comunidad real tambin ha
recibido el nombre as de comunidad real de argumentacin o comunidad real de comunicacin. Ver
A. Cortina, Razn comunicativa y responsabilidad solidaria, op.cit., p. 103.
105
Cf. Ibid., p. 103.
106
J. Habermas, La necesidad de revisin de la izquierda, op.cit., p. 180.
-67-
interlocutores virtuales que van a resultar afectados por la decisin, supone destruir el
fin propio de la argumentacin por motivos ajenos a su propia lgica: por intereses
subjetivos o particulares, que no se atreven a someterse al canon de la
intersubjetividad108.
Estas ideas acerca del modo en que se debe argumentar en los discursos
prcticos han llevado al desarrollo de reglas para la argumentacin, que tratan de
asegurar la simetra, la inclusin y la reciprocidad tanto entre los interlocutores o
participantes como entre las propuestas realizadas por ellos109 y que R. Alexy identifica
con las siguientes110:
2. Las reglas de la argumentacin. Que vienen a decir que cada hablante debe justificar lo
que dice cuando se le solicita, a menos que pueda probar que tal justificacin es
evitable. Con ellas se expresan los presupuestos pragmticos de la argumentacin
entendida como un proceso en busca de acuerdo. En ellas aparecen ya normas con
contenido tico porque suponen relaciones de reconocimiento recproco111
2.1. Todo sujeto capaz de hablar y actuar puede participar en la discusin
2.2. a) Todos pueden cuestionar cualquier afirmacin
b) Todos pueden introducir cualquier afirmacin en el discurso
c)Todos pueden manifestar sus posiciones, deseos y necesidades
2.3. A ningn hablante puede impedrsele el sus derechos reconocidos en (3.1.) y
(3.2.) por medios coactivos originados en el exterior o en el interior del discurso
107
-68-
-69-
objetivos del dilogo. A esta persona se le reconoce la capacidad que tiene para generar
e interpretar el sentido de las normas112.
Mediante el procedimiento de la argumentacin prctica o discurso prctico, la
tica discursiva pretende explicitar o reconstruir el conocimiento intuitivo del sentido de
las pretensiones universales de validez que todo hablante competente posee113, as como
ofrecer una gua o camino capaz de ayudar a continuar la accin por medios racionales
y no utilizar la violencia o la manipulacin para ello114.
La idea bsica que trata de demostrar y justificar la tica discursiva es que en la
comunicacin hablada, en los actos de habla, cuando se rompe el entendimiento entre
los interlocutores, stos entran a formar parte de discursos prcticos o tericos cuando
quieren alcanzar tal entendimiento recproco por medios racionales comunicativos y no
estratgicos o de coaccin115.
La tica discursiva apoyndose en las teoras ya expuestas de la accin
comunicativa, de la lgico-evolutiva de los juicios morales y en postulados bsicos
sobre el sujeto como interlocutor vlido, la comunidad ilimitada de comunicacin y las
reglas de la argumentacin se centra en los discursos prcticos para tratar de descubrir
qu presupuestos existen en estos discursos que conducen al entendimiento recproco y
al consenso, fruto de la afirmacin y conviccin de los interlocutores. A continuacin se
expone la explicacin que sobre su reconstruccin ofrece la tica discursiva de ese
112
Cf. A. Cortina, Razn comunicativa y responsabilidad solidaria, op.cit., pp. 108ss; A. Cortina, tica
comunicativa en V. Camps (ed.) Concepciones de la tica, op.cit., p.182.
113
Es decir, el conocimiento intuitivo que acerca de la verdad prctica del deber ser- que todo ser
humano tiene y que se manifiesta en la vida cotidiana a travs de las expresiones que se aludan en el
captulo anterior, por ejemplo, con respecto a la extorsin a empresas o a la explotacin de seres humanos
en el trabajo o a la existencia de mano de obra infantil en regmenes de semiesclavitud. Ver al respecto de
numerosas prcticas empresariales que hoy en da despiertan expresiones que apelan a una verdad
prctica o deber ser en las conciencias de nuestra sociedad, n. Klein, No logo. El poder de las marcas,
Barcelona, Paids, 2001.
114
Cf. al respecto, J. Habermas, Escritos sobre moralidad y eticidad, Barcelona, Paids, 1991, pp. 97131; J. Habermas, Ensayos polticos, op.cit., p.192; J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso,
op.cit., p. 141.
115
Cf. J. Habermas, Ensayos filosficos, op.cit., p. 143. Como seala A. Cortina, en este sentido la tica
discursiva es deontolgico por teleolgica, pues en la bsqueda de las razones por las cuales el ser
humano tiene al entendimiento descubre las razones que obligan al sujeto a comportarse por deber si
quiere ser racional. Por tanto, los lmites entre las ticas deontolgicas y teleolgicas, sustancialistas y
procedimentalistas, de normas y virtudes se difuminan en cierto modo. La interpretacin de A. Cortina
mantenida al respecto es que En el hecho de que la accin comunicativa entrae el telos del lenguaje
reside un momento axiolgico que, por una parte, justifica el deontologismo de la tica discursiva y, por
otro, nos permite complementar su procedimentalismo con una variante axiolgica. El telos del lenguaje
inherente a la razn comunicativa muestra la primaca de ste frente a la estrategia (p.545). A. Cortina,
La tica discursiva en V. Camps (ed.): Historia de la tica. La tica contempornea. Vol.III, op.cit., pp.
534-535 y 545-546.
-70-
punto de vista moral o criterio de imparcialidad [D] que permite enjuiciar las cuestiones
morales.
Para poder solucionar las cuestiones tericas o prctico-morales cuando stas
han quedado problematizadas en el acto de habla se tiene que entrar en discursos en los
que se trata de dirimir tales cuestiones de verdad o de correccin. Es decir, cuando en
las acciones comunicativas las pretensiones de validez de verdad o correccin quedan
en hiptesis y, por tanto, en suspenso al romperse el entendimiento, la accin puede
continuarse por medio de la violencia o extorsin del otro o por medio de la bsqueda
del entendimiento. Este ltimo camino se adopta porque se tiene el convencimiento de
que es posible encontrar un acuerdo sobre las cuestiones de verdad o justicia. En este
sentido se entra en discursos sobre cuestiones problematizadas para mediante la
deliberacin y la aportacin de razones que lleven a convicciones sobre cuestiones de
verdad o justicia se alcancen consensos.
Pero el discurso prctico necesita de un principio puente que asegure el
entendimiento, es decir, que permita que se den las condiciones por las cuales un
enunciado normativo pueda conseguir la aprobacin de todos los posibles
destinatarios116. Con estas palabras lo expresa Habermas:
El principio puente que posibilita el consenso tiene que asegurar que
nicamente se aceptan como vlidas aquellas normas que expresan una
voluntad general: esto es, como seala Kant una y otra vez, que han de poder
convertirse en ley general.117
Este principio mantiene la condicin de que el discurso no se seguir mediante
otros medios que no sean el entendimiento en busca tambin de entendimiento
intersubjetivo. Por eso, la forma que se le exige es la de un deber ser
incondicionalmente universales y tambin el del tratamiento igual para todos,
publicidad y reconocimiento de todos los afectados, siguiendo la tradicin tica
kantiana.118
116
-71-
119
Cf. J. Habermas, Teora de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos, op.cit., pp. 8788; S. Benhabib, El otro generalizado y el otro concreto. La controversia Kohlberg Gilligan y la teora
feminista en Benhabib, S. / Cornello, D. Teora feminista y Teora Crtica, op.cit., pp. 11-149.
120
J. Habermas, Teora de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos, op.cit., p.86.
121
J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., p. 142.
-72-
122
Cf. W.Rehg, Insight & Solidarity. The Discourse Ethics of Jrgen Habermas, Berkeley/Los
Angeles/London, University of California Press, 1994, pp.69ss.
123
J. Habermas, Escritos sobre moralidad y eticidad, op.cit., p.68.
124
J. Habermas, Teora de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos, op.cit., p.86.
125
Ibid., p.117.
126
Sin embargo, para una tica aplicada, como tambin se tendr ocasin de comprobar, es conveniente
centrarse en el principio U porque explicita de una forma ms clara el clculo de consecuencias. Cf. Ibid.,
p. 117.
-73-
y D los que se encuentran enraizados en el ser humano pero no las normas, pues stas
debern ser descubiertas por los participantes en los discursos.
Segn Habermas, parece que todas las morales coinciden en hacer referencia a
tres aspectos: el trato igual, la solidaridad y al bien comn. Estas ideas comunes a todas
las morales son ideas bsicas que derivan todas ellas de las condiciones de simetra y de
las expectativas de reciprocidad que caracterizan a la accin comunicativa. Es decir, que
se las encuentra en las expectativas que tienen los implicados en una prctica cotidiana
orientada al entendimiento. Ahora bien, cabe tener presente que, dentro de la prctica
comunicativa cotidiana estas presuposiciones del empleo del lenguaje orientado al
entendimiento slo tienen un alcance limitado, porque existen limitaciones de apertura y
duracin de los discursos, tambin de presiones sociales y de utilizacin de estrategias.
En definitiva, el deber ser y el ser no estn completamente separados aunque es
conveniente y posible desde posiciones cognitivistas diferenciar claramente la validez
moral de la vigencia social127.
Los supuestos cognitivos, universalistas y formalistas, que caracterizan a la tica
discursiva como teora moral, se pueden establecer tras el anlisis de la reconstruccin
del principio [U] o principio formal de universalizacin128. Estos supuestos sitan a la
interpretacin discursiva del mbito moral en las filas de las ticas kantianas, aunque
con diferencias, como se ver, que permiten que la tica discursiva no se exponga a
algunas de las crticas, ya clsicas, esbozadas frente a la tica kantiana129.
Por lo que respecta al cognitivismo de la tica discursiva, la fundamentacin de
U permite mostrar que las cuestiones prcticomorales pueden decidirse mediante
razones. Los seres humanos poseen la capacidad de distinguir los juicios morales
vlidos de los juicios convencionales. Las personas estn capacitadas para alcanzar la
127
Cf. Ibid., p.110; J. Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa, op.cit., pp. 131-132.
J. Habermas, Conciencia moral y accin comunicativa, op.cit., p.142.
129
Cf. al respecto de las diferentes entre la tica discursiva y la tica kantiana J. Habermas, Escritos sobre
moralidad y eticidad, op.cit., pp.114-115; J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit.,
pp.163-164; A. Cortina, tica comunicativa en V. Camps (ed.) Concepciones de la tica, op.cit.,
pp.179ss.
128
-74-
verdad sobre las cuestiones prcticas mediante razones de forma anloga a lo que
sucede en el mbito de las ciencias empricas.
El cognitivismo de la tica discursiva permite pensar que en el desarrollo de una
tica aplicada a las organizaciones o instituciones ser posible alcanzar criterios de
validez que sean capaces de guiar las acciones colectivas. En otras palabras, es posible
alcanzar criterios normativos capaces de guiar la accin de las empresas y distinguir
entre las acciones socialmente vigentes (convencionales) y las vlidas moralmente, es
decir, situadas en el nivel postconvencional o de principios.
En este sentido, la posibilidad de poder distinguir la vigencia y la validez moral
de las mximas de accin que se elevan en la prctica empresarial apunta la tarea, desde
la filosofa prctica, de reflexin sobre stas y sus instituciones.
Esta reflexin tendr que venir del examen de las normas que en la prctica
empresarial estn en suspenso respecto a la pretensin de rectitud que presentan. As por
ejemplo, cuando un empresario seala que las razones que le llevan a trasladar su planta
de produccin desde Espaa a Marruecos radican en que este ltimo pas paga salarios
ms bajos y no tiene que invertir tanto dinero en seguridad e higiene de sus trabajadores
tal norma o razn aportada queda en suspenso, cuando por ejemplo los trabajadores de
tal planta cuestionan la correccin o rectitud, no ya de su accin sino de su
razonamiento. Como ya se apuntaba en el apartado anterior, desde la tica discursiva
slo se pueden considerar cmo vlidas aquellas normas (y slo ellas) a las que podran
dar su asentimiento todos los posibles afectados como participantes en discursos
racionales prcticos. En palabras de Habermas:
Una norma solamente puede encontrar la aquiescencia racionalmente
motivada de todos cuando cada implicado o cada afectado potencial ha tenido
en cuenta las consecuencias directas y los efectos secundarios para s y para
los dems en la praxis de seguimiento universal de la norma en cuestin130
Con esto se est afirmando que para dilucidar si la norma es o no correcta es
preciso introducirse en un discurso que, el ltimo trmino, debe someterse al principio
del discurso (D) y en este sentido alcanzar la intersubjetividad tanto en los aspectos
denticos como consecuencialistas que se derivan de la norma131.
130
-75-
determinar la validez de las normas jurdicas como las normas morales A. Cortina, La tica discursiva
en V. Camps (ed.): Historia de la tica. La tica contempornea. Vol.III, op.cit., p. 569.
132
Cf. al respecto de este tema el debate mantenido entre E. Tugendhat y J. Habermas en J. Habermas,
Conciencia moral y accin comunicativa, op.cit., pp. 88-97; J. Habermas, La inclusin del otro. Estudios
de teora poltica, op.cit., pp.49-54; J. Habermas, Teora de la accin comunicativa: Complementos y
estudios previos, op.cit., pp. 89-97; J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp.154-159
133
Cf. al respecto de la distincin entre intereses particulares y generalizables o universalizables J.
Habermas, Problemas de legitimacin en el capitalismo tardo, op.cit., pp. 186-195; J. Habermas, Teora
de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos, op.cit., p. 446, en esta obra define los
intereses particulares como aquellos que en virtud de un test discursivo resultan no ser susceptibles de
generalizacin y, por tanto, ha de llegarse a un compromiso acerca de ellos (p. 446). Y Respecto de la
distincin entre acuerdos y consensos J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp. 158159; J. Habermas, Teora de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos, op.cit., p. 89-97
-76-
134
-77-
135
Cf. J. Habermas, La inclusin del otro. Estudios de teora poltica, op.cit., p.29.
Cf. al respecto de la respuesta a la crtica de dficit motivacional planteada a la tica discursiva J.
Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp.98-100.
137
Cf. al respecto J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp.98-100; J. Habermas,
Escritos sobre moralidad y eticidad, op.cit., pp.85-88 y pp. 121-122; J. Habermas, Facticidad y Validez,
op.cit.; J. Habermas, La inclusin del otro. Estudios de teora poltica, op.cit., pp.65-67.
138
La defensa del universalismo moral frente al contextualismo se corresponde ya con la vieja disputa
entre la moralidad y la eticidad que dirimieron ya hegelianos y kantianos y que se plantea de nuevo,
aunque con nuevos elementos y armas en el fondo de la tica Discursiva. Esta discusin se ha
136
-78-
denominado en ocasiones como la objecin contra el materialismo abstracto. Cf. al respecto J. Habermas,
Escritos sobre moralidad y eticidad, op.cit., pp.97-131.
139
J. Habermas, Escritos sobre moralidad y eticidad, op.cit., p.79.
140
Cf. Ibid., pp. 80ss; J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp. 109-126.
141
El imperativo categrico kantiano exige separa lo universal de lo particular, es decir, los juicios
vlidos conforme a tal principio tienen que resultar insensibles a la naturaleza particular y al contexto del
problema que en cada caso se pretende solucionar y, por ende, permanecer externos al caso particular.
142
Cf. J. Habermas, Escritos sobre moralidad y eticidad, op.cit., pp.1118ss.
-79-
produce cuando se olvidan tres aspectos relevantes, que se han apuntado, en toda tica
discursiva. El primer aspecto es la distincin entre fundamentacin y aplicacin de las
normas morales143; el segundo es que la exigibilidad slo es posible cuando los dems
atendern tambin las normas144; y, el tercero, que slo es posible exigir el
cumplimiento de las normas morales en contextos sociales que ya sean ellos mismos
racionales145.
Por este motivo, cuando se pregunta por la exigibilidad de las normas morales, la
tica discursiva en el nivel de aplicacin manifiesta que tal exigibilidad slo es posible
cuando los dems atendern tambin las normas y apunta que ser necesario utilizar
otros mecanismos como es el derecho para poder complementar la moral y hacerla
exigible. Con estas palabras lo expresa Habermas cuando se le formula tal cuestin:
El cumplimiento de una norma vlida, de una norma que resista la prueba de
la universalizacin, slo puede exigirse de personas que puedan esperar que
tal norma va a ser seguida tambin por todas las dems personas146
El derecho positivo147 y la moral postconvencional se complementan
mutuamente y recubren la eticidad tradicional. Una norma que resiste la prueba de la
universalizacin slo merece reconocimiento general bajo el supuesto de que tambin,
fcticamente, sea seguida por todos148.
Es importante sealar la relacin de complementacin entre moral y derecho,
puesto que la asimilacin de la una a la otra podra dar lugar a diluir la vigencia con la
validez; sobre todo porque aunque el derecho puede haber alcanzado una perspectiva
143
Cf. al respecto entre la distincin entre fundamentacin de las normas y su aplicacin J. Habermas,
Teora de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos, op.cit., pp. 442 donde responde a la
crtica formulada por S. Lukes acerca de la imposibilidad de encontrar unas condiciones de los discursos
prcticos como las sealadas por Habermas; J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit.,
pp.145-150; J. Habermas, Escritos sobre moralidad y eticidad, op.cit., pp. 97-131; J. Habermas,
Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp. 83-108; J. Habermas, La necesidad de revisin de la
izquierda, op.cit., pp.172-175; D. Garca-Marz, tica de la justicia. J. Habermas y la tica discursiva.,
op.cit., pp. 151-156.
144
Cf. J. Habermas, La necesidad de revisin de la izquierda, op.cit., p.161 y pp. 175ss.
145
J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., p.144.
146
J. Habermas, La necesidad de revisin de la izquierda, op.cit., p.161 tambin en J. Habermas, La
necesidad de revisin de la izquierda, op.cit., pp. 175ss.
147
Segn Habermas en las sociedades liberales o modernas, el derecho positivo debiera entenderse como
una plasmacin de estructuras postconvencionales de la conciencia moral, aunque la mayora de los
ciudadanos de ese estado se constate que estn en una etapa convencional de la conciencia moral. J.
Habermas, La necesidad de revisin de la izquierda, op.cit., p.185.
148
Cf. Ibid., p.175.
-80-
149
-81-
-82-
del discurso, para mostrar su validez terica o prctica, pero tras el discurso podramos
desecharla por considerarla no legitima tras el anlisis de los argumentos esgrimidos.
Las ticas clsicas se haban referido a todas las cuestiones de la vida buena;
las ticas kantianas y neokantianas se refieren nicamente a los problemas relativos a la
accin correcta o justa. Y en este sentido la teora moral ha de abordar y explicar la
validez dentica, el deber ser, de mandatos y normas de accin.
Aunque, como ya se sealara al principio de este punto, en la tica discursiva el
deontologismo viene mediado por el teleologismo. Es decir, el deber ser de la norma
tiene como fin la bsqueda de entendimiento y comunicacin entre los afectados por la
norma o participantes en el discurso. Por tanto, la tica discursiva afirma la necesidad de
contemplar no slo el deber ser de la norma, sino tambin deja la puerta abierta a la
bsqueda de valores que ayuden a alcanzar tal entendimiento y comunicacin entre los
afectados. Algunos autores, como Cortina, apuntan y desarrollan en su trabajo la
necesidad de una tica de virtudes y de actitudes que complemente el programa de la
tica discursiva, bajo lo que denomina una antroponimia. Esta teora de los valores y
actitudes dialgicos se hace necesaria para que all donde no existen situaciones donde
se puedan llevar a cabo discursos prcticos se puedan poco a poco desarrollar tales
condiciones. A. Cortina en su propuesta menciona cinco valores que componen lo que
ella denomina tica Cvica. Estos cinco valores son la libertad, la igualdad, la
solidaridad, el respeto activo y el dilogo155.
Por otra parte, cabe sealar que el formalismo de la tica discursiva acta, en
gran medida, de garante del desarrollo y mantenimiento de la pluralidad tica. Es decir,
el abandono del concepto de autonoma en trminos de filosofa de la conciencia con
procedimiento solipsistas- por parte de la tica discursiva, permite ver como el
desarrollo de la felicidad y la realizacin de la justicia son dos aspectos distintos pero
complementarios en la sociedad. El concepto intersubjetivista de autonoma tiene en
155
Cf. Para una crtica a este planteamiento procedimentalista de justicia donde la solidaridad se supone
se dar ver el trabajo de V. Camps, Por la solidaridad hacia la justicia en C. Thiebaut, (ed.), La
herencia tica de la Ilustracin, Barcelona, Crtica, 1991, pp.147ss. Respecto a esa necesidad de
complementar la tica discursiva as expuesta con una tica de virtudes o actitudes A. Cortina, tica sin
moral, op.cit.; A. Cortina, tica comunicativa en V. Camps (ed.) Concepciones de la tica, op.cit.,
pp.189ss. Para la concepcin de su propuesta de tica Cvica y de los valores que la componen pueden
consultarse A. Cortina, La tica de la sociedad civil, op.cit. y A. Cortina, Educar moralmente qu
valores para qu sociedad? en A. Cortina / J. Escamez / E. Prez-Delgado/ V. Mestre Escriv, Un mundo
de valores, op.cit., pp.27-38.
-83-
156
Cf. J. Habermas, Escritos sobre moralidad y eticidad, op.cit., p.121; J. Habermas, Aclaraciones a la
tica del discurso, op.cit., pp. 55-82; A. Cortina, tica comunicativa en V. Camps (ed.) Concepciones
de la tica, op.cit., p.184-185.
157
Cf. al respecto J. Habermas, Escritos sobre moralidad y eticidad, op.cit., p.122; K-O Apel, Teora de
la verdad y tica del discurso, op.cit., pp.147-151.
-84-
Captulo 2
tica empresarial como tica aplicada
-85-
Cf. al respecto de esta tesis A. Edel / E. Flower / F.W. OConnor, Critique of Applied Ethics. Reflections
and Recommendations, Philadelphia, Temple University Press, 1994, pp.4ss; J M. Lozano, tica y
empresa, Madrid, Trotta, 1999, pp.18-25 y B. Almond, Introducing applied ethics, Oxford
UK/Cambridge USA, Blackwell, 1995, pp.1-14.
2
Como por ejemplo propone P. Singer, tica prctica, Barcelona, Ariel, 1984, p.11.
-86-
Como ya se ha sealado, en este trabajo se afirma que la filosofa moral tiene tres
tareas a cumplir; la primera, la explicitacin del mbito moral; la segunda, su
fundamentacin o justificacin filosfica; y, la tercera, consiste en aplicar a los distintos
mbitos de la vida social los resultados de las dos primeras funciones4. Para el objeto de
este estudio, la tica aplicada tiene como propsito aplicar los principios tico-tericos
descubiertos o extrados en el proceso de fundamentacin de los principios morales a los
diferentes mbitos de la praxis humana. Pero, no es su tarea aplicarlos de forma inmediata,
al menos esa va a ser la hiptesis de trabajo que se mantendr en esta tesis doctoral, sino
que tendr que ayudar a la reflexin sobre la toma de decisiones en casos concretos. En
definitiva, lo que se quiere argumentar en este apartado es que la tica aplicada, como
disciplina, no ofrece de inmediato las respuestas tipo a los problemas tipo, porque esto
sera, sin duda alguna, de poca ayuda.
Con el objeto de comprender y entender cul podra ser la tarea de la tica aplicada
como disciplina se pasa, en primer lugar, a analizar una sencilla definicin de tica
aplicada que nos ofrece A.M. Pieper:
La tica aplicada es una ciencia autnoma, una ciencia aplicada. A travs de la
aplicacin de principios ticos generales a determinados mbitos de la vida y
accin deviene una tica especial, concreta, que interpreta la exigencia de
incondicionalidad de la moralidad en relacin con la moral de las diferentes
ciencias prcticas 5
Cf. al respecto A. Edel / E. Flower / F.W. OConnor, Critique of Applied Ethics. Reflections and
Recommendations, op.cit., 1994, p.7.
4
Por su parte, J. Habermas considera que la tica no tiene por tarea aplicar el principio tico, sino slo
fundamentar la moral, dejando esta tarea a otras ciencias sociales.
5
A.M. Pieper, tica y moral. Una introduccin a la filosofa prctica, Barcelona, Crtica, 1991, p.72.
-87-
dialgico,
en
estudiar
los
casos
particulares
elevarlos
Cf. en M. Heler, "La tica aplicada y la situacin moral contempornea", en Cuadernos de tica,
Asociacin Argentina de Investigaciones ticas, Argentina, n 10, 1990, pp.11-16.
7
No es esta una tesis de fundamentacin moral por lo que no se entrar a describir el proyecto de
fundamentacin de los diferentes modelos de interpretacin del mbito moral. Slo sealar que las
diferentes propuestas actuales tienen sus races filosficas aristotlicas, zubirianas, utilitaristas modernos
y kantianas. Para una descripcin de estos modelos y crticas que reciben desde posiciones ticodiscursivas los textos. A. Cortina, tica mnima. Introduccin a la filosofa prctica, Madrid, Tecnos,
1986, 3 ed. 1992, parte II; A. Cortina, tica sin moral, Madrid, Tecnos, 1990, Parte I.
-88-
-89-
Los temas que han centrado los esfuerzos de la tica la tica aplicada en los ltimos
aos con mayor intensidad y que estn reclamando con mayor insistencia sus aportaciones
terico-procedimentales han sido los siguientes mbitos: el mbito de la Salud y la
biotecnologa13, el mbito social14, el mbito del desarrollo15, el mbito de la educacin16,
el mbito de la ecologa17, el mbito econmico18 y, por ltimo, el mbito profesional19.
El elemento comn a estos mbitos de aplicacin, con temas y realidades tan
dispares, es el conflicto de valores al que se tienen que enfrentar los sujetos en el da a
da20. Las sociedades actuales viven en un conflicto de valores permanente ante el que
necesitan guas o prescripciones que les ayuden en la toma de decisiones en entornos cuya
complejidad se ha visto aumentada en las ltimas dcadas por los procesos de
globalizacin o mundializacin econmica, cultural, tecnolgica, poltica y social21.
Conflicto de valores que necesita de una reflexin y un marco comn desde el que poder
reflexionar e ir aportando razones convincentes, cuantas ms mejor para ir configurando
espacios bien informados y con argumentos tanto pragmticos, ticos y morales bien
elaborados. En el siguiente punto se muestra una aproximacin al mbito de la praxis
empresarial como mbito que requiere hoy da de una reflexin tico-aplicada.
la tica aplicada y las diferentes ticas de la sociedad civil, Morella Espaa 2000 y Benicasim-Espaa
2001.
13
Cf. al respecto en D. Gracia, Fundamentos de biotica, Madrid, Eudema, 1989.
14
Cf. al respecto en A. Cortina, tica aplicada y democracia radical, op.cit., 1993; D. Garca-Marz,
Teora de la Democracia, Valencia, Nau Llibres, 1993.
15
Cf. E. Martnez Navarro, tica para el desarrollo de los pueblos, Madrid, Trotta, 2000
16
Cf. al respecto en A. Cortina, tica de la sociedad civil, Madrid, Anaya, 1994; A. Cortina, El quehacer
tico. Gua para la educacin moral, Madrid, Aula XXI Santillana, 1996.
17
Cf. al respecto en N. Martn Sosa, tica y ecologa, Madrid, Libertaria Universidad, 1994; D. GarcaMarz, La responsabilidad ecolgica como responsabilidad moral, Laguna. Revista de Filosofa, n.ero
extraordinario, 1999, pp.293-302 y C. Ferrete Sarria, La eco-tecnologa y la ciencia ecolgica como
alternativas. Una larga historia de olvidos, Laguna. Revista de Filosofa, n.ero extraordinario, 1999,
pp.303-312
18
Cf. A. Cortina/ J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia una nueva
cultura empresarial, Madrid, Trotta, 1994; A. Cortina (dir.), Rentabilidad de la tica para la empresa,
Madrid, Visor, 1997.
19
Cf. al respecto A. Hortal, tica de las profesiones, Madrid, VPC., 1994.
20
Cf. V. Camps, tica, Retrica, Poltica, Madrid, Alianza, 1988, pp. 8ss; J.M. Lozano, tica y empresa,
op.cit., p.21ss.
21
Cf. al respecto de las diferentes caras o aspectos del fenmeno de la mundializacin o globalizacin F.
Fernndez Buey / X. Alegre / M. Vzquez Montalbn / L. De Sebastin / A. Comn / I. De Senillosa / J. I.
Gonzlez Faus, Mundializacin o conquista?, Santander, Sal Terrae, 1999; T.L. Friedman, The Lexus
and the Olive Tree, New York, Anchor, 2000.
-90-
22
23
-91-
-92-
accin, en este caso en el mbito empresarial, refleja el tipo de relacin de la empresa con
los dems y su entorno. En este sentido, la prctica empresarial debe responder a niveles de
excelencia dentro de esa prctica, que no son ms que actitudes firmes, o en terminologa
aristotlica hbitos, es decir una serie de disposiciones permanentes que ha adquirido con
el tiempo.
Por tanto, las excelencias son el fruto de la inteligencia y del esfuerzo personal, no
son naturales, sino que son modelos de comportamientos, de hbitos que se eligen y se
adquieren y desarrollan. Ms an, las excelencias son estrictamente sociales porque o bien
son formas de relacionarse con los bienes externos o bien son formas de relacin
interpersonal28. As nadie puede iniciarse en una prctica sin reparar en tales niveles de
excelencia o en aceptar la autoridad de los mejores modelos realizados hasta el momento,
aunque estos sean superables o modificables29.
En definitiva, toda prctica implica la relacin de personas que se fijan metas
cooperativas para alcanzar bienes colectivos que de otro modo sera imposible alcanzar. En
este sentido, es importante recordar que no se debe tampoco confundir a las prcticas o
actividades con las instituciones. Pues las instituciones estn comprometidas con los bienes
externos, por ejemplo, dinero, prestigio y otros bienes materiales, para su mejor o correcto
funcionamiento. Siguiendo a A. MacIntyre:
[Las instituciones] no podran actuar de otro modo, puesto que deben
sostenerse a s mismas y sostener tambin las prcticas de las que son soportes.
Ninguna prctica puede sobrevivir largo tiempo si no es sostenida por
instituciones30
En este sentido, cabe diferenciar la empresa como institucin de la actividad propia
de la empresa. La relacin entre prctica e institucin es muy estrecha y en este sentido los
bienes externos proporcionados por la institucin se confunden en ocasiones con los bienes
internos de la prctica, es decir, confundir los medios que permiten la persecucin con sus
fines. Toda organizacin o empresa concreta puede ser considerada como una institucin
que desarrolla una prctica que le es propia a travs de acciones o prcticas concretas
27
-93-
31
Para una distincin entre accin, prctica e institucin empresarial ver N.E. Bowie / R.F. Duska,
Business Ethics, London, Prentice-Hall International, 1982, 2 ed. 1990, pp.18-19.
-94-
2.2. Tres perspectivas desde las que explicar el mbito moral en la empresa.
Este enfoque de tica aplicada, entiende que la tica como teora prescriptiva acta
como un correctivo externo de la lgica de los hechos del mbito de aplicacin -en el caso
que nos ocupa del mbito de la empresa-. La relacin que se establece entre la tica y el
mbito de estudio es la racionalidad pura del mbito al cual se aplica, y la tica queda
como algo externo, como un correctivo moral igualmente puro32.
32
Cf. Sobre esta perspectiva P. Ulrich, Bases para una tica econmica crtica, Madrid, Alcal de
Henares, Instituto de direccin y organizacin de empresas, n.83, 1993; P. Ulrich, Integrative Economic
Ethics. Towards a conception of socio-economic rationality, St. Gallen, IWE, n 82, 1998, p.4-6. Para un
ejemplo de aplicacin argumentado de esta perspectiva, R.M. Fox / J.P. DeMarco, Moral reasoning: a
philosophic approach to applied ethics, Chicago, Holt, Rinehart and Winston, Inc., 1990, captulo 10,
pp.195-216.
-95-
33
-96-
37
Para la propuesta de L.S. Paine sus escritos L.S. Paine, Managing for Organizational Integrity,
Harvard Business Review, vol.72, n 2, pp.106-117; L.S. Paine, Moral thinking in management. An
Essential Capability, Business Ethics Quarterly, vol.6, n4, pp.477-492 y L.S. Paine, Cases in
leadership, ethics, and organizational integrity. A strategic Perspective, Chicago, Irwin, 1997. En cuanto
a la propuesta de R.D. George se pueden consultar sus escritos R.T. De George, Business Ethics, New
Jersey, Prentice Hall, Englewood Cliffs, 1982, 5 ed. 1999; R.T. De George, Competing with Integrity in
International Business, Oxford University Press, New York, 1993. Por ltimo la propuesta de P.H.
Werhane ver P.H. Werhane, Moral Imagination and Management Decision Making, New York, Oxford
University Press, 1999.
38
Cf. Sobre estas caractersticas comunes M. T. Brown, La tica en la empresa. Estrategias para la toma
de decisiones, Barcelona, Paids, 1992, pp.107-115; G. Enderle, Business and Corporate Ethics in the
USA: Philosophy and Practice in B.N. Kumar / H. Steinmann (eds.), Ethics in International
Management, Berlin, Walter de Gruyter GmbH& Co., 1998 pp.380-381. Y sobre una propuesta actual de
la tica de las virtudes en clave cvica los trabajos de V. Camps, Virtudes Pblicas, Madrid, EspasaCalpe, 1990, 2ed. 1993; V. Camps / S. Giner, Manual de civismo, Barcelona, Ariel, 1998.
-97-
contempla tanto hbitos y virtudes individuales como procesos organizativos que los
posibilitan. Aunque las propuestas varan dentro de estas propuestas se suelen tratar de
definir los valores de gua de la empresa, las aspiraciones y los modelos de pensamiento y
conducta y, en ocasiones, tambin se proponen estrategias y operaciones concretas para
interiorizarlos en la organizacin. Como R.T. de George esta propuesta no se plantea como
una propuesta cerrada o formula a aplicar:
No hay un algoritmo simple o frmula a seguir para emitir juicios ticos. Estos
son simplemente eso: juicios. Juzgar con integridad a menudo requiere usar
cuidadosamente el anlisis y el razonamiento, as como apoyarse en las
intuiciones bsicas que uno tiene. Una empresa que acta con integridad toma en
cuenta las consecuencias, derechos, y justicia, los sopesa en casos de conflicto; y
al final acta de acuerdo con sus mejor entender. Siempre se debe estar dispuesto
a admitir que se puede cometer un error y se debe estar abierto a mejorar39
Con estas palabras se puede apreciar cmo este enfoque entiende la racionalidad
como phronesis o prudencia es decir, el concepto de integridad implica un fuerte nfasis
en la autonoma de la compaa y de los ejecutivos, para por ejemplo que sus directivos
acten voluntariamente y con conocimiento, con un propsito y controlando la propia
accin teniendo en cuenta los contextos40.
Las crticas a esta perspectiva metodolgica del mtodo correctivo de tica
aplicada, desde las filas de las ticas procedimentales, son fundamentalmente tres.
En primer lugar, este modelo no es ms que una mera reparacin y dada la
complejidad del mundo actual considerar la tica aplicada como un correctivo, sera
simplemente un parcheo, una tica de la reparacin41, que puede conducir a un
problema mayor, pues desde ella no se puede dar explicacin del cambio de valores, desde
ellas no se puede explicar por qu una norma que era excepcional se convierte en norma en
una empresa, por ejemplo. Al no poder contestar a esta cuestin, se tiene que afirmar que
la tica debe ser un fondo continuo dimensin profunda- de la accin del ser humano en
todos los aspectos de la vida y no slo en situaciones concretas.
39
-98-
43
-99-
decir de cada actividad. Con esto se viene a afirmar que los mbitos de la accin humana
poseen su propia racionalidad, y es sta la que se debe elevar como tica de la misma, que
es lo mismo que afirmar que, existe una moral endgena en la praxis vital que no necesita
de la tica normativo-procedimental. Por tanto, existe una moral interna estratgica en la
praxis humana, en el caso de la empresa se apunta que esa moral interna es la de la
bsqueda del mximo beneficio econmico con los menores costes posibles. La definicin
de costes y beneficios est relacionada con el clculo de consecuencias o el clculo
estratgico de utilidades que se derivan para la empresa45. Sin embargo, ante esta
afirmacin, se cae en un argumento circular, pues tiene que fundamentar su carcter
normativo libre de tica y adems puramente funcional.
Bajo una aplicacin de la tica en sentido funcional, subyacen tres presupuestos, en
primer lugar que los seres humanos entran en contratos sociales porque revierte en su
propio beneficio el establecimiento de unas reglas mnimas de juego, dentro de las cuales
puedan utilizar su libertad como deseen. En segundo lugar, est el supuesto de la
racionalidad tico-utilitarista, donde es la utilidad la nica justificacin posible para la
actuacin humana, incluso en referencia a las autoobligaciones morales de los individuos.
Por tanto, su nico objetivo es sacar a la luz la moral mnima de los mbitos sociales,
que es condicin de posibilidad de un buen funcionamiento y que, es capaz de
fundamentar puramente desde su propia racionalidad sistmico-funcional46.
Este tipo de enfoques no pretenden fundamentar un criterio o punto de vista moral
deontolgico de la tica, sino simplemente pretenden una fundamentacin moral por
intereses y nada ms47. Reduccin que da lugar a dos presupuestos que se aaden a los
dos nombrados anteriormente.
El tercer supuesto que subyace a este modelo de tica aplicada funcional es que no
comprende una fundamentacin normativa, sino una motivacin emprica de los sujetos
para una conducta moral. Y, en cuarto lugar, considera que los seres humanos poseen
simplemente racionalidad estratgica y que, por tanto, slo buscan el provecho propio. De
44
-100-
El rasgo distintivo de este modelo es reclaman una aproximacin a la resolucin de los problemas
individualizada para cada caso centrndose en las caractersticas concretas y determinadas del problema
sin tratar de generalizar. En algunas de sus versiones este modo de proceder se asemeja mucho a la forma
de proceder de la casustica que eleva los principios ticos del caso concreto. Por ejemplo las propuestas
que bajo la denominacin de La corporacin americana se han elaborado especial mencin merecen las
propuestas de W.C. Frederick / J. Weber, The values of corporate managers and their critics: an
empirical description and normative implications, Research in Corporate Social Performance and
Policy, Grenwich CT, Jai Pres, vol. 9, 1987, pp.131-152; W.C. Frederick, Values, Nature and Culture in
the American Corporation, Oxford, Oxford University Press, 1995. O la realizada por G. F. Cavanagh en
G.F. Cavanagh, American Business Values with International Perspectives, London, Prentice-Hall
International, 1976, 4 ed. 1998; G.F. Cavanagh / A.F. McGovern, Ethical dilemmas in the modern
corporation, New Jersey, Englewood Cliffs, Prentice Hall, 1988.
49
La caracterstica distintiva que presenta esta propuesta es que provoca una reflexin tica centrada en
ciertos casos paradigmticos de buenas y malas acciones morales. Los argumentos que surgen tras esa
reflexin de casos paradigmticos se utilizan para el anlisis de otros casos y se considera que esta forma de
proceder podra ayuda a explotar las semejanzas y diferencias que se dan entre ellos para entender mejor el
entorno. Ver para el modo de proceder de la casustica A.R. Jonsen / S.E. Toulmin The Abuse of
Casuistry. A History of Moral Reasoning, Berkeley, University of California Press, 1988; existen
numerosos ejemplos de autores que utilizan la casustica como mtodo de tica empresarial especialmente
los libros de texto o manuales que se utilizan en las universidades de Estados Unidos y de las escuelas de
negocio, tanto en Estados Unidos como en la Gran Bretaa suelen utilizar este tipo de mtodo. A ttulo de
ejemplo se pueden mencionar los ms utilizados en las aulas T. Donaldson / A. Gini, Case studies in
business ethics, New Jersey, Prentice Hall, 1984, 4ed. 1996; T. Donaldson, / P. H. Werhane, Ethical
Issues in Business. A philosophical approach, New Jersey, Prentice Hall, 1979, 5 ed., pp.1-12; R.T. de
George, Business Ethics, New Jersey, Prentice Hall, 1982, 5 ed. 1999; L.K. Trevio / K.A. Nelson,
Managing Business Ethics. Straight Talk About How to do it right, New York, John Wiley & Sons, Inc.
50
Cf. al respecto las propuestas de P. Singer, tica prctica, op.cit.; M.G. Velasquez, Business Ethics,
Concepts and Cases, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, 1982, 3 ed. 1992; M. G. Velasquez, Why Ethics
Matters: A Defense of Ethics in Business Organizations, Business Ethics Quarterly, vol.6, n.2, 1996,
pp.201-222; L. Sacconi, The social contract of the firm: economics, ethics, and organisation, Berlin: New
York: Springer, 2000.
51
Cf. W.D. Solomon, Normative ethical theories en Ch.K. Wilber, Economics, ethics and public policy,
op.cit., p.136.
-101-
52
Cf. Respecto al consecuencialismo S. Scheffler, Consequentialism and its critics, Oxford, Oxford
University Press, 1988; P. Petitt, El consecuencialismo en P. Singer (ed.), Compendio de tica, Madrid,
Alianza, 1995, pp.323-336.
53
Cf. Respecto a las tesis del utilitarismo clsico y sus diferentes versiones elaboradas posteriormente E.
Guisan, El utilitarismo en V. Camps (ed.), Historia de la tica. vol. II. La tica moderna, Barcelona,
Crtica, 1992, pp.457-499; E. Guisan, Utilitarismo en Concepciones de la tica, Madrid, Trotta, 1992,
pp. 269-295; E. Guisn, Por qu la mayor felicidad del mayor n.ero no basta (Una reformulacin del
utilitarismo) en Sistema, n 142, 1998, pp.11-22; P. Petitt, El consecuencialismo en P. Singer (ed.),
Compendio de tica, Madrid, Alianza, 1995, pp. 323-336; P. Singer, tica prctica, op.cit.; J.J.C. Smart /
B. Williams, Utilitarismo pro y contra, Madrid, Tecnos, 1981; J.M. Colomer, El utilitarismo. Una teora
de la eleccin racional, Barcelona, Montesinos, 1987.
54
P. Singer, tica prctica, op.cit.
55
Cf. al respectoP. Ulrich, Bases para una tica econmica crtica, op.cit., pp.28 ss.
56
Cf. tambin para esta crtica E.R. Winkler, Overview applied ethics, in Encyclopedia of Applied
Ethics, Vol I, Academy Press, 1998, pp.193-194.
-102-
generaciones futuras y a los posibles afectados por la accin puesto que son impotentes, al
no ser considerados como interlocutores vlidos.
El segundo problema es la afirmacin de un individualismo metodolgico, donde
se palpa una falta de regulacin crtica57. Este individualismo presupone que lo ticamente
bueno es igual a lo empricamente deseable por los seres humanos. Por tanto, lo que las
personas desean subjetivamente no tiene por qu ser cuestionable y sujeto a crtica. El
individualismo metodolgico enmascara el hecho de que los sujetos son capaces de actuar
y pensar de modo postconvencional, diferenciando lo que es socialmente vigente por lo
que esa moralmente vlido y, por tanto, le niega al ser humano la capacidad autocrtica
racional58.
Y, en tercer y ltimo lugar, constituye una perspectiva puramente sistmica, es
decir, carente de visin de la praxis humana. Desde este modo de aplicacin al mundo de
la vida, se tiende a reducir la poltica de ordenacin a nada ms que una regulacin de
sistema, es decir, no se plantea una armonizacin no sistmica de intereses. Sin embargo, y
como afirma Ulrich:
Slo una perspectiva del mundo de la vida que parta primero del valor propio
humano de determinadas ideas principales de calidad de vida personal y social,
es capaz de poner coto metdico a esta falsa totalizacin de las ideas de
ordenacin sistmica59
Y el concebir al ser humano y al mundo en el que vive como fines en s mismos y
como depositarios de derechos civiles y sociales, lleva a afirmar que no es suficiente una
racionalidad estratgica, sino que es necesaria una racionalidad comunicativa e
intersubjetiva como horizonte con sentido propio, en el cual se d el intento de
entendimiento argumentativo. De modo contrario, el sujeto se encontrara ante un callejn
sin salida, pues como se pregunta Cortina:
Qu hacer cuando se plantea un problema moral, es decir, cuando las mximas
entran entre s en conflicto?60
57
Cf. Sobre las diferentes formas que ha adoptado el individualismo y las insuficiencias de tales
planteamientos J. Conill, Sobre la libertad: insuficiencias del individualismo en E. Casaban i Moya
(ed.), Actes del XII Congrs Valenci de Filosofia, Valncia, 1998, pp.213-223.
58
Cf. D. Garca-Marz, La tica en la empresa: el cdigo tico como instrumento de gestin en ESIC
Market. Revista internacional de economa y empresa, Julio/Septiembre, n93, 1996, pp.160ss; J. Conill,
tica del capitalismo, Claves de la razn prctica, n 30, 1993, pp.30-31.
59
P. Ulrich, Bases para una tica econmica crtica, op.cit., p.34.
60
A. Cortina, El estatuto de la tica aplicada, op.cit., p. 125.
-103-
Cf. al respecto A. Cortina, El estatuto de la tica aplicada, op.cit., p.124 se considera que El
principio tico que est verdaderamente en el trasfondo es un principio procedimental, que expresa la
conciencia moral propia del nivel postconvencional de Kohlberg en el desarrollo de la conciencia moral
social. Se trata del principio sacado a la luz por la tica del discurso de K.O. Apel y J. Habermas.
62
Cf. en P. Ulrich, Bases para una tica econmica crtica, op.cit., pp. 37ss; P. Ulrich / T. Maak,
Integrative Business Ethics: A critical approach in St. Gallen in L. Zsolnai (ed.), The European
difference. Business Ethics in the Community of European Management Schools,
Boston/Dordrecht/London, Kluwer Academic Publishers, 1998, pp.59-74.
-104-
mtodo que no sea meramente deductivo ni meramente inductivo. Los intentos han dado
lugar a una variedad de denominaciones, por ejemplo, mtodos dialcticos, modelos
principalistas o de principios de alcance medio, hermenuticos o hbridos. En el contexto,
como veremos, parece ser que el trmino integrativo es el que est ganando el
reconocimiento por parte de los investigadores63.
Lo que tienen en comn las propuestas de tica aplicada que se presentan bajo esta
denominacin es que consideran que no se puede separar tajantemente las exigencias
normativas tericas y las exigencias normativas que provienen de la praxis. Es decir,
consideran que existe una interdependencia entre los juicios morales particulares y las
teoras normativas. Adems, tienen como supuesto que los principios normativos son
descubiertos desde la propia praxis por lo que la investigacin y bsqueda de identificacin
de los mismos puede conducir a una modificacin, si en un determinado momento se
advierte que un principio normativo en una actividad concreta viola o contradice una
creencia moral profunda; por ejemplo una empresa que al examinar sus polticas
medioambientales descubre estar contradiciendo su conviccin de que el respeto y
mantenimiento del entorno natural es importante tanto para la sociedad como para ella
misma y sus trabajadores, puede modificar su actividad o prctica al respecto.
El objetivo de este modelo de tica aplicada es ofrecer un marco de aplicacin
desde el cual las decisiones adoptadas por los seres humanos en todas aquellas actividades
que se desarrollan en mbitos como la medicina, la empresa, la ecologa, la gentica,
etctera, sean decisiones racionales y responsables con las consecuencias que se derivan de
su accin.
Por tanto, para ser responsables dentro de la tica aplicada no se puede ofrecer ni
una tica aplicada simplemente deductiva, que no atienda a la especificidad y problemtica
de las sociedades pluralistas actuales y los mbitos sociales en los cuales el ser humano se
desarrolla, ni tampoco una tica aplicada simplemente inductiva, que nos impida buscar y
desarrollar a travs de nuestras acciones nuestra libertad futura y la de las futuras
generaciones y que adems no atienda a las exigencias de universalidad existentes en las
personas como interlocutores vlidos. En esta lnea, se aboga por una tica aplicada
63
Cf. Por ejemplo las terminologas utilizadas por G.R. Weaver / L.K. Trevio, Normative and empirical
business ethics: separation, marriage of convenience, or marriage of necessity?, Business Ethics
Quarterly, vol.4, n.2, pp.129-143 y W.D. Solomon, Normative ethical theories in Ch. K. Wilber,
Economics, ethics and public policy, op.cit., p. 136.
-105-
64
Cfr. al respecto P. Ulrich, "tica y xito empresarial: ideas clave para una tica empresarial integrativa", II
Jornadas de tica Empresarial, Octubre de 1994, pp. 8-10.
65
Cfr. en J.V. Iribarne, "Acerca de la tica aplicada", Cuadernos de tica, Asociacin de Investigaciones
ticas, Argentina, n 10, 1990, pp.35-36.
66
Aunque no ser objeto de estudio en este captulo es necesario dejar constancia que el modelo
desarrollado por T. Donaldson y Th.W. Dunfee de la Teora de Contratos Integrados que parte del
concepto de Contrato Social de J. Rawls, se debe considerar una propuesta tambin muy desarrollada de
tica aplicada integrativa, pero ser objeto de estudio en el captulo 6 de la presente tesis doctoral donde
tambin se vern las dificultades que presenta. Ver para su propuesta T. Donaldson / T.W. Dunfee,
Towards a Unified Conception of Business Ethics: Integrative Social Contracts Theory, Academy of
Management Review, vol.19, 1994, pp.252-284; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social
Contracts Theory: A Communitarian Conception of Economic Ethics., Economics and Philosophy,
vol.11, 1995, pp.85-112; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to
business Ethics, Harvard Business School Press, Boston, 1999.
67
Cf. para la fundamentacin y aplicacin de la tica del discurso K.O. Apel, La transformacin de la
filosofa, Madrid, Taurus, 1985, pp. 341ss; K.O. Apel / A. Cortina / J. de Zan / D. Michelini (eds.), tica
comunicativa y democracia, Barcelona, Crtica, 1991; J. Habermas, Conciencia moral y accin
comunicativa, Barcelona, Pennsula, 1991; A. Cortina, tica mnima Introduccin a la filosofa prctica,
op.cit.; A. Cortina, tica sin moral, op.cit.; A. Cortina, tica aplicada y democracia radical, op.cit.; J.
Muguerza, Desde la perplejidad, Madrid, F.C.E., 1991; D. Garca-Marz tica de la Justicia. J.
Habermas y la tica discursiva, op.cit., entre otros ttulos reseados en el apartado anterior.
68
K.O. Apel, La transformacin de la filosofa, op.cit., p.380.
-106-
acerca de las pretensiones de validez. Presupone tambin, que todos los participantes en el
discurso estn interesados, en principio, en la solucin de todas las cuestiones imaginables
sobre la validez y no pretenden instrumentalizar el discurso. Es decir, Apel considera que
todos estn interesados a priori en alcanzar soluciones a los problemas que son susceptibles
de consenso para todos los miembros de una comunidad ideal e ilimitada de
argumentacin 69.
Segn Apel en la tica se pueden distinguir dos partes, una parte A que se ocupa de
fundamentar racionalmente la correccin de las normas y, otra parte, denominada B que se
ocupa de disear el marco racional de principios que permite aplicar en la vida cotidiana el
principio descubierto en la parte A. Segn Apel, lo especfico de la parte B es la
responsabilidad70, pues como seala este autor:
La tica del discurso no puede, obviamente, partir del ideal normativo de los
entes puramente racionales o de una comunidad ideal de seres racionales,
separada de la realidad y de la historia. A mi parecer, este punto tienen la
siguiente consecuencia metodolgica: la tica discursiva, a diferencia de una
pura tica deontolgica de principios proveniente de Kant, no puede partir de un
punto de vista abstracto ajeno a la historia o del punto cero de la historia71
La propuesta de aplicacin de Apel se materializa por tanto en una parte B de la
tica que tiene como objetivo fundamentar consensualmente las normas extradas de la
parte A- con las relaciones fcticas que se dan en las situaciones concretas, en el sentido de
una tica de la responsabilidad. El mtodo para tal aplicacin ser mediante discursos
reales, donde debe hacerse valer el principio de universalizacin [U] y en los que debe
existir un dilogo con los expertos en los diferentes mbitos de aplicacin. Y su tarea
principal es la responsabilidad porque como afirma Apel siguiendo la distincin weberiana
entre tica de la responsabilidad y tica de la conviccin, a un sujeto72:
69
Cf. K.O. Apel, Teora de la verdad y tica del discurso, Barcelona, Paids, 1991, pp.154ss; M. Kettner,
tica del discurso y responsabilidad por las generaciones futuras, Anthropos. Karl-Otto Apel. Una tica
del discurso o dialgica, n 183, 1999, pp.82-85.
70
Cf. al respecto M. Kettner, Scientific Knowledge, discourse ethics, and consensus formation in the
public domain in E.R. Winkler / J.R: Coombs, Applied ethics: a reader, Oxford, UK / Cambridge, USA,
Blackwell, 1993, pp.28-45.
71
Ibid., p. 167.
72
Cf. M. Weber, La ciencia como profesin. La poltica como profesin, Madrid, Espasa Calpe, 1992,
especialmente La poltica como profesin (1919), pp.93-164; para el estudio de esta distincin y su
aplicacin al mbito de la empresa ver A. Cortina, tica aplicada y democracia radical, op.cit., pp.272274 y A. Cortina/ J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia una nueva
cultura empresarial, op.cit., pp.77-80.
-107-
73
K.O. Apel, Teora de la verdad y tica del discurso, op.cit., p.172 Ver tambin para esta arquitectnica
D. Garca-Marz, tica de la democracia en K.O.Apel: la arquitectnica de la tica discursiva y su
contribucin a la teora democrtica en Anthropos. Karl-Otto Apel. Una tica del discurso o dialgica,
n 183, 1999, pp.95-99.
74
Cf. K.O. Apel, Teora de la verdad y tica del discurso, op.cit., pp. 180-184.
75
A. Cortina, El estatuto de la tica aplicada, op.cit., p.127.
-108-
76
Cf. en P. Ulrich, Bases para una tica econmica crtica, op.cit., p.39. Tambin P. Ulrich, tica y xito
empresarial: ideas clave para una tica empresarial integrativa, op.cit.
77
Cf. en D. Garca-Marz, tica de la Justicia. J. Habermas y la tica discursiva, op.cit., pp. 56ss.
78
Cf. en P. Ulrich, Bases para una tica econmica crtica, op.cit., pp. 41ss.
-109-
-110-
79
Cf. en P. Ulrich, Integrative Economic Ethics. Towards a conception of socio-economic rationality, St.
Gallen, IWE, n 82, 1998, pp.10-13.
-111-
-112-
-113-
Con este principio se explica que en el nivel de aplicacin cuando dos normas
morales se encuentran, o pueden encontrarse, en conflicto, los discursos de aplicacin
exigen que se considere cul de las normas, que prima facie resultan pertinentes y cuya
validez ya se supone, son adecuadas a la situacin dada cuando sta se describe de la
forma ms completa posible en todos sus rasgos normativamente relevantes. La
adecuacin, no la universalizacin, resulta ser aqu el punto de vista rector mediante el
que se hace valer la razn prctica87.
La interpretacin operacional de [U] y [D] en [A] viene a decir que una y slo
una de las normas que van en inters de todos por igual tiene que ser la adecuada a
cada situacin dada teniendo en cuenta todas las caractersticas relevantes del caso88.
En cuanto a los participantes en los discursos de aplicacin o interpretacin [A]
no significa que los sujetos tengan que transformarse de modo imaginario al estilo
rawlsiano- de su carcter real a un carcter inteligible. Al contrario, si los actores no
aportasen su biografa individual, su identidad, sus necesidades, tradiciones,
pertenencias a grupos, etctera, el discurso prctico quedara inmediatamente privado de
todo contenido89.
As pues, en el terreno de la prctica empresarial, la aceptacin de cualquier
poltica, accin o estrategia que la empresa adopte o quiera adoptar, para poder ser
considerada moralmente vlida, requiere de la realizacin de discursos prcticos con sus
interlocutores o afectados; es decir, de dilogos en los que sea el convencimiento mutuo o
lo que es lo mismo, las buenas razones las que avalen y estn apoyando las decisiones,
polticas y estrategias que la empresa adopta. Estos dilogos debern seguir las reglas de la
argumentacin que se explicitaron en el nivel de fundamentacin. Es decir, no es vlido
cualquier tipo de dilogo y, para que el acuerdo o consenso sobre las polticas o estrategias
a seguir sea considerado como vlido, el dilogo deber respetar tres principios bsicos, a
saber el principio de inclusin, el principio de igualdad y el principio de reciprocidad.
87
Gnther muestra que el principio de adecuacin [A], al igual que el de universalizacin [U], hace valer
la imparcialidad [D] en el enjuiciamiento de cuestiones prcticas, posibilitando as un acuerdo
racionalmente fundado. Tambin en los discursos de aplicacin nos atenemos a razones que no slo valen
para m o para ti, sino que en principio pueden valer para cualquiera. Ver J. Habermas, La necesidad de
revisin de la izquierda, Madrid, Tecnos, 1990, 2 ed., 1996, p.203.
88
J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp.170.
89
J. Habermas, Teora de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos, op.cit., pp. 443
Estas afirmaciones Habermas las realiza como respuesta a S.Lukes.
-114-
Cf. D. Garca-Marz (dir.), El conflicto ecolgico de la Central Trmica de Andorra (Teruel): Un caso
de tica empresarial, Castelln, Universitat Jaume I, 1998, pp.19-20.
91
Cf. D. Garca-Marz, La tica empresarial como tica aplicada: Una propuesta de tica empresarial
dialgica en J. Rubio-Carracedo, J. M. Rosales y M. Toscano, Retos pendientes de tica y poltica.
Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa, op.cit., pp.244-245; D. Garca-Marz, La tica
discursiva como tica aplicada: apuntes para una propuesta de tica empresarial dialgica, I. Jornadas
Internacionales de tica Aplicada: El estatuto de la tica aplicada y las diferentes ticas de la sociedad
civil, Morella, Julio, 2000, manuscrito, pp.20-28.
92
Para la metodologa reconstructiva de la tica discursiva y la perspectiva del participante ver captulo 1
apartado 1.2.
-115-
Cf. A. Cortina / J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la empresa. Claves para una nueva
cultura empresarial, op.cit; D. Garca-Marz, La tica discursiva como tica aplicada: apuntes para una
propuesta de tica empresarial dialgica, I. Jornadas Internacionales de tica Aplicada: El estatuto de
la tica aplicada y las diferentes ticas de la sociedad civil, Morella, Julio, 2000, manuscrito, p.21.
94
D. Garca-Marz, Del balance social al balance tico en A. Cortina (dir.), Rentabilidad de la tica
para la empresa, op.cit., p. 240; D. Garca-Marz, La tica empresarial como tica aplicada: Una
propuesta de tica empresarial dialgica en J. Rubio-Carracedo, J. M. Rosales y M. Toscano, Retos
pendientes de tica y poltica. Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa, op.cit., p. 242; D. GarcaMarz, La tica discursiva como tica aplicada: apuntes para una propuesta de tica empresarial
-116-
se sepa incluir esta metodologa dentro del marco tico establecido en el nivel de
justificacin; es decir, siempre que se desarrolle la dimensin normativa. Esta idea
bsica constituye el ncleo de la hiptesis de trabajo de la presente tesis doctoral como
ya se explicit en la introduccin y se tratar de desarrollar a lo largo del trabajo.
Y, en tercer lugar, el nivel de resolucin de esta tica empresarial dialgica,
apunta que las respuestas concretas debern quedar en manos de los propios afectados,
por lo que el desarrollo o el diseo de herramientas de gestin empresarial que tengan
como horizonte esta mxima ser de vital importancia para la realizacin de la tica
empresarial dialgica. Es decir, desde esta propuesta se anima al establecimiento de
procedimientos necesarios que faciliten el dilogo racional y el posterior acuerdo entre
los diferentes grupos. Ejemplos en esta lnea son las estructuras participativas, los
comits de tica, las oficinas ticas, los balances ticos, las auditorias ticas y los
cdigos ticos.
Como conclusin del apartado, a mi juicio, si bien la tica discursiva nos permite
delimitar el mbito de la responsabilidad, en captulos posteriores la propuesta de la
tica aplicada como hermenutica crtica permitir ampliar los estrictos mrgenes de la
tica discursiva hacia una consideracin no slo de las decisiones de justicia sino
tambin de la prudencia. En este marco ampliado de la tica discursiva pretende
desarrollarse este trabajo 95.
-117-
96
Cf. A. Cortina, tica aplicada y democracia radical, op.cit., parte III; A. Cortina, El estatuto de la
tica aplicada, op.cit., pp.127-134.
97
A. Cortina, El estatuto de la tica aplicada, op.cit., p. 128.
98
Cf. A. Cortina, El estatuto de la tica aplicada, op.cit., p. 134; J. M. Lozano, tica y empresa, op.cit.,
25ss quien desde el punto de vista organizativo propone un modelo que denomina Hermenutica de la
responsabilidad que cuenta con un momento deontolgico, uno aristotlico y un momento utilitarista.
99
A. Cortina/ J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia una nueva cultura
empresarial, op.cit., pp.24-25; A. Cortina, Hasta un pueblo de demonios. tica pblica y sociedad,
op.cit., pp.123-133.
-118-
Cf. A. Cortina/ J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia una nueva
cultura empresarial, op.cit., p. 43.
101
Cf. Ibid., pp.26-28; A. Cortina, El estatuto de la tica aplicada, op.cit., p.132.
-119-
valores que los ciudadanos de una sociedad pluralista comparten y que les permite
construir una vida en comn donde cada cual puede desarrollar su concepcin de vida
buena; que fomenta la autonoma, la dignidad y el desarrollo de las personas102. Los
contenidos que apunta Cortina de esta tica cvica son los valores de la libertad,
igualdad y solidaridad, los derechos recogidos en la Declaracin de los Derechos
Humanos, y las actitudes de la tolerancia activa y de un ethos dialgico103.
La reflexin sobre estos seis aspectos referidos a la prctica empresarial le llevan
a Cortina a definir del siguiente modo la prctica empresarial:
El fin de la empresa es lograr la satisfaccin de necesidades humanas, para lo
cual tiene que contar con la obtencin de beneficio, pero ni satisfacer tales
necesidades puede hacerse a costa de los derechos de los empleados, de algunos
consumidores o de los proveedores, ni el beneficio de los miembros de la
empresa puede pasar por delante de los derechos de los consumidores. Cualquier
organizacin y en este caso, la empresa- ha de obtener una legitimidad social, y
para conseguirlo ha de lograr a la vez producir los bienes que de ella se esperan
y respetar los derechos reconocidos por la sociedad en la que vive y los valores
que esa sociedad comparte104.
Con estas palabras, se observa tanto el peso y la importancia que cobra en este
modelo la conciencia moral alcanzada por la sociedad en la que se inscribe la empresa,
es decir un nivel postconvencional, en el que no se considera justo lo que se adecua a las
normas de una sociedad concreta, sino a principios universales, a derechos humanos y a
valores que potencian la dignidad y humanidad; as como la interrelacin de la empresa
con su entorno econmico, social, jurdico y tico.
Este marco de reflexin concreto y detallado es, a mi juicio, un marco
integrativo de teora y praxis y donde la racionalidad comunicativa goza de un
privilegio sobre la racionalidad estratgica y teleolgica, pero donde estas ltimas
facilitan a la primera la posibilidad de encarnarse en la propia prctica empresarial.
102
A. Cortina ha dedicado buena parte de sus esfuerzos en desentraar y explicitar cul es esa tica civil
en la que se insertan nuestras organizaciones ver por ejemplo A. Cortina, tica de la sociedad civil,
Madrid, Anaya, 1994; A. Cortina/ J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia
una nueva cultura empresarial, op.cit., pp.35-50; A. Cortina, Hasta un pueblo de demonios. tica poltica
y sociedad, Madrid, Taurus, 1998, pp.107-122.
103
Cf. A. Cortina/ J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia una nueva
cultura empresarial, op.cit., pp.38-42.
104
Ibid., p. 25.
-120-
Adems, cabe resaltar que los seis pasos reseados no se dan, o tienen por qu darse,
uno tras otro sino que su desarrollo se da en procesos de interpretacin y comprensin
de la prctica empresarial en el da a da mediante mecanismos como son las tomas de
decisiones, la planificacin de la empresa, etctera. Desde aqu define Cortina una
empresa tica del siguiente modo:
Una empresa tica se entiende entonces no como una organizacin
desinteresada, sino que busca satisfacer el inters de todos los afectados por
su actividad; no movida por una tica de la conviccin, segn la cual es
preciso tomar ciertas decisiones por su valor intrnseco, o evitar otras por su
perversidad igualmente intrnseca, sin atender en ninguno de los dos casos a
las consecuencias que de ello se seguiran, sino movida por una tica de la
responsabilidad, que tiene tambin en cuenta la bondad o maldad de las
consecuencias de las decisiones para la meta que persigue la empresa con sus
actividad; y, por ltimo, la tica de la empresa no es slo personal, no reclama
slo que sus miembros se conduzcan ticamente, sino que pide tambin que sea
moralmente correcta la trama organizativa105.
En resumen, la propuesta de A. Cortina es que una empresa para desarrollar su
actividad o praxis de forma legtima deber atender a cuatro puntos de referencia. En
primer lugar, la meta social por la que cobra su sentido y que es la satisfaccin con
calidad de necesidades humanas de los grupos afectados por su actividad. En segundo
lugar, los mecanismos adecuados para alcanzar tales metas, es decir, el mercado, la
competencia y la bsqueda del beneficio econmico y social. En tercer lugar, el marcojurdico administrativo que se expresa en la constitucin y en la legislacin
complementaria vigente. Y, en cuarto lugar, la conciencia moral crtica alcanzada por la
sociedad106.
105
A. Cortina, Ciudadanos del mundo. Hacia una teora de la ciudadana, Madrid, Alianza, 1997, p.112
Cf. al respecto de este marco tambin D. Garca-Marz, Los cdigos ticos en la empresa en D.
Garca-Marz (comp.), La tica como instrumento de gestin empresarial, Castelln, Universitat Jaume I,
1996, pp.15-29; D. Garca-Marz, Del balance social al balance tico en A. Cortina (dir..), Rentabilidad
de la tica para la empresa, op.cit., pp. 229-255.
106
-121-
Cf. J.W. Weiss, Business Ethics. A managerial, stakeholder approach, California, Wadswokrth
Publishing Company, 1994, pp.8-11; G. Enderle, "Qu es la tica Econmica?", Economa., vol. XVI, n.
31, Junio 1993, pp.97-100; G. Enderle, Business and Corporate Ethics in the USA: Philosophy and
Practice in B.N. Kumar / H. Steinmann (eds.), Ethics in International Management, Berlin, Walter de
Gruyter GmbH& Co., 1998 pp.367-368; R.T. De George, Business Ethics, op.cit., pp.23-26.
-122-
juicio, los tres niveles son absolutamente necesarios para la reflexin profunda del
problema, y desde los tres niveles se aportan respuestas y propuestas que deberan
integrarse en una tica empresarial108.
As pues ante la presencia de un problema moral las preguntas analticas de qu se
hace? qu se puede hacer? y qu se debera hacer? se tratan de responder en tres niveles
que son cualitativamente distintos, tanto en sus metas, intereses como en las motivaciones
que se pueden encontrar dentro de cada uno de ellos para la accin109. Estos tres niveles
han sido denominados por los tericos como nivel micro o individual, nivel meso u
organizacional y nivel macro o de sistema.
En el nivel individual o micro-nivel los problemas que se plantean cuestionan y
esperan respuesta del individuo en solitario. En este nivel de anlisis se espera conocer a
travs de sus respuestas cmo percibe y asume el individuo su responsabilidad tica y
moral en la actuacin del da a da. En este nivel se estudia la moralidad de los individuos
y de sus acciones en la economa y las formas en las que stas se producen. Algunos temas
actuales que se estn analizando en este nivel son el acoso moral (mobbing), los sobornos y
cohechos, el acoso sexual, entre otros.
En el nivel organizacional o meso-nivel las preguntas se dirigen a las empresas
como organizaciones sujetos de responsabilidad, al considerar que poseen sus propios
fines, medios, valores e intereses. De este modo se considera que las organizaciones o
corporaciones son "agentes morales", puesto que se pregunta tambin qu se debe hacer
desde la corporacin. En este nivel se aborda el estudio del papel especfico de las
empresas dentro del sistema econmico y su influencia en los individuos. Este nivel
organizacional puede entrar en conflicto con el nivel individual de las personas que
desarrollan una actividad junto con ms individuos a nivel organizacional. Los temas
principales en este nivel son la toma de decisiones y la accin de las organizaciones
considerando que si un problema tico surge a nivel organizacional, la empresa debera
108
Cf. Est es la propuesta del equipo de investigacin de las Universidades de Valencia y Castelln
(Universidad de Valencia y Universitat Jaume I) que se puede ver en A. Cortina / J. Conill / A. Domingo /
D. Garca-Marz, tica de la empresa. Claves para una nueva cultura empresarial, op.cit. y A. Cortina
(dir.), Rentabilidad de la tica para la empresa, op.cit.
109
Cf. en G. Enderle, "Qu es la tica Econmica?" en Economa., vol. XVI, n. 31, Junio 1993, pp.97-100;
G. Enderle, "A comparison of Business Ethics in North America and Europe", Business Ethics A European
Review, vol.5, n 1, 1996, pp. 33-46.
-123-
Algunos autores como A.B. Carroll proponen una divisin en cinco niveles de anlisis y no en tres. Su
propuesta es considerar los siguientes niveles: individual, organizacional, asociacional, societal e
internacional. Un estudio de su propuesta nos muestra como los niveles organizacin y asociacional se
corresponden con el nivel meso aqu planteado y como los niveles societal e internacional se
corresponden con dos subniveles del nivel macro. A mi juicio, puede entenderse la propuesta de A.B.
Carroll como un desarrollo de estos tres niveles pero si tenemos en cuenta que los niveles hacen
referencia a sujetos de respuesta: individuo, organizacin y sociedad, no es necesaria una mayor
distincin. A.B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, Cincinnati, SouthWestern Publishing, 1989, 3 ed. 1993, pp.92-112.
111
Cf. A. Cortina / J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la empresa. Claves para una nueva
cultura empresarial, op.cit., pp.51-74 y J. Conill, Guerra econmica y comunidad internacional,
Sistema, n 149, 1999, pp. 99-110.
-124-
Convicciones
Valores
Obligaciones
personales
colectivos
generales
DIMENSIN DEL
VALOR
Actuacin del
individuo
(nivel micro)
Actuacin de la
organizacin
(nivel meso)
Actuacin del
sistema
(nivel macro)
NIVEL DE
LA ACCIN
Cf. Sobre los tres niveles de la tica empresarial y los peligros que existen de la disolucin de unos
niveles en otros J.M. Lozano, tica y empresa, op.cit., pp. 44-53.
113
G. Enderle, "Qu es la tica Econmica?" en Economa., vol. XVI, n. 31, Junio 1993. p. 98.
-125-
Cf. en A. Leist, "Qu es la "tica Aplicada"?" en Cuadernos de tica, op.cit., pp. 44-46.
-126-
115
-127-
-128-
sistema moral y la racionalidad prctica para actuar de modo racional, legtimo y justo en
la actividad que le es propia.
En el punto anterior se explic la relacin entre los niveles meso y macro de la
empresa, es decir, entre la organizacin y el sistema econmico. Al apreciar esta relacin
se aprecia que las empresas para poder actuar de modo justo necesitan de un marco
econmico justo y legitimo, que vendr dado de la reflexin en el nivel de fundamentacin
de la tica como filosofa moral, es decir, la tica cuando reflexiona sobre la organizacin
empresarial y sobre la economa posee de nuevo dos niveles: fundamentacin de un orden
econmico justo desde el cual poder aplicar posteriormente en la prctica sus
conocimientos. Pero existe una gran complejidad en este aspecto sobre todo porque ser
necesario establecer momentos de mediacin entre la fundamentacin y la aplicacin que
sern establecidos por el derecho y la poltica122.
Por tanto, podemos afirmar que derecho, poltica y economa son tres modos o
formas diferentes mediante los cuales se da una institucionalizacin o aplicacin del punto
de vista moral de la tica.
En las ltimas dcadas han sido muchos los conflictos de valores y dilemas
morales que se estn planteando en la praxis empresarial su reflexin ha dado lugar
tambin a una demanda de las empresas hacia los expertos en tica en tareas de
colaboracin directa, consejo o asesoramiento. Aunque son diferentes las formas que
est adoptando la asesora tica, por ejemplo, se encuentran asesoras ticas
informativas y normativas, son las asesoras de carcter normativo a las que la empresa
demanda ms. Esta demanda se debe a la necesidad que tiene la empresa de reflexionar
y dirigir sus actividades en relacin con las normas sociales y los principios morales que
rigen su validez. En definitiva, el tipo de asesora tica normativa se dirige a un
122
Cf. al respecto A. Cortina, tica aplicada y democracia radical, op.cit., pp. 169ss; J. Conill, tica
econmica, Dilogo filosfico, n 26, 1993, pp. 63-74; P. Ulrich, tica y xito empresarial: ideas clave para
una tica empresarial integrativa, op.cit., pp.5ss.
-129-
asesoramiento no ya del cmo sino del por qu de las polticas, estrategias y acciones de
la empresa123.
En cuanto a las caractersticas de la asesora tica normativa124, podemos decir
que tal tarea consistir ms en un proceso de ayuda a la toma de decisiones en la
organizacin que en un producto o decisin concreta. Si no fuera as se entrara en
contradiccin con la idea de la autonoma de los sujetos morales y tambin de
responsabilidad de los sujetos por las decisiones siempre apoyndose en sus propias
razones que sern mejores cunto ms pudieran alcanzar el acuerdo o consenso con el
resto de afectados por la cuestin problematizada. En segundo lugar, una asesora tica
normativa es aquella que ayuda a la empresa a reflexionar sobre el tipo de
procedimientos que est desarrollando en su interior y con relacin a su exterior,
teniendo en cuenta el principio de la tica empresarial dialgica, es decir, que tales
procedimientos tratan de incluir a todos los afectados por las decisiones que se van a
adoptar y que se realizan dilogos con ellos para comprender sus puntos de vista e
intereses cuando se explicitan para llegar a un acuerdo basado en el entendimiento.
En esta lnea se podra formular el papel del experto tico bajo diez aspectos
relevantes125:
En primer lugar, el experto tico no predica moralidad sino que la analiza. Como se
ha venido sealando, de algn modo, la tarea de la tica no es la de establecer guas
externas de moralidad para su seguimiento; ni mucho menos. El objetivo de la tica
empresarial, as como de sus expertos es la de ser anatomista de la moral y no moralistas
de la misma; las normas morales y la racionalidad econmica ya existe, los puntos de
conexin entre la rentabilidad tica y econmica se producen a diario, lo que hay que saber
es descubrirlos, explicitarlos y mostrarlos 126.
123
Cf. A. Cortina/ J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia una nueva
cultura empresarial, op.cit., pp.123-144.
124
Se sigue para esta caracterizacin a A. Cortina/ J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la
Empresa. Hacia una nueva cultura empresarial, op.cit., pp.123-144; M.T. Brown, La tica en la
empresa. Estrategias para la toma de decisiones, op.cit. y M.T. Brown, The ethical process. An approach
to controversial issues, New Jersey, Prentice Hall, 1996, 2 ed. 1999.
125
Punto desarrollado a partir de R. Hegselmann, What Is Moral Philosophy and What Is Its Function?
in E. Morscher / O. Neumaier / P. Simons (eds.), Applied Ethics in a troubled world, op.cit., pp. 251-272
y de T. Dare, Challenges to Applied Ethics in Encyclopedia of Applied Ethics, Vol I, Academy Press,
1998, pp.183-190; G. Lantz, Applied Ethics: What kind of ethics and what kind of Ethicist?, Journal of
Applied Philosophy, vol.17, n1, 2000, pp.21-28.
126
Cf. R. Hegselmann, What Is Moral Philosophy and What Is Its Function? in E. Morscher / O.
Neumaier / P. Simons (eds.), Applied Ethics in a troubled world, op.cit., pp. 251-272.
-130-
Cf. Ibid., pp. 251-272; A. Edel / E. Flower / F.W. OConnor, Critique of Applied Ethics. Reflections
and Recommendations, op.cit., pp.32-34; T. Dare, Challenges to Applied Ethics in Encyclopedia of
Applied Ethics, Vol I, op.cit., p.186.
128
Cf. al respecto del papel del experto tico como aquel que ayuda a argumentar y generar argumentos
para la decisin A. Edel / E. Flower / F.W. OConnor, Critique of Applied Ethics. Reflections and
Recommendations, op.cit., pp. 93-135; T. Dare, Challenges to Applied Ethics in Encyclopedia of
Applied Ethics, Vol I, op.cit., p.186; R. Hegselmann, What Is Moral Philosophy and What Is Its
Function? in E. Morscher / O. Neumaier / P. Simons (eds.), Applied Ethics in a troubled world, op.cit.,
pp. 255-257; M.T. Brown, La tica en la empresa. Estrategias para la toma de decisiones, op.cit. y M.T.
-131-
Brown, The ethical process. An approach to controversial issues, New Jersey, Prentice Hall, 1996, 2 ed.
1999.
129
Cf. al repecto R. Hegselmann, What Is Moral Philosophy and What Is Its Function? in E. Morscher /
O. Neumaier / P. Simons (eds.), Applied Ethics in a troubled world, op.cit., pp. 257; E.R. Winkler / J.R:
Coombs, Applied ethics: a reader, Oxford, UK / Cambridge, USA, Blackwell, 1993, 5-6, tambin, E.R.
Winkler, Overview applied ethics, in Encyclopedia of Applied Ethics, Vol I, Academy Press, 1998,
pp.194-195.
-132-
filosofa moral. Es decir, debe aportar nuevos elementos y herramientas o reflexin sobre
los mtodos y estatuto de la tica aplicada como sistema de pensamiento.
En noveno lugar, un buen experto tico recurrir a las muchas ayudas formales
que existen hoy en da para la clarificacin de las cuestiones, porque de otro modo sera
como un astrnomo que se niega a utilizar el telescopio. Por ejemplo, la utilizacin de la
lgica formal para desarrollar modelos de toma de decisiones junto con economistas.
En dcimo, y ltimo lugar, un buen experto tico conoce que normalmente la
experiencia proveniente de otras disciplinas cientficas debe ser tambin reclamada a la
clarificacin de las cuestiones morales. As considera el trabajo multidisciplinar como una
de las tareas bsicas de la filosofa moral, y asume la tarea de iniciador de tales trabajos.
Resumiendo el experto tico es aquella persona que posee las habilidades y
destrezas para desarrollar un cierto tipo de razonamiento, que tiene en sus manos un
cuerpo relevante de conocimiento y que est comprometido con la utilizacin de esas
habilidades y conocimientos para valorar los puntos fuertes y dbiles de los argumentos
y posiciones morales. Ntese que sus habilidades son ms procedimentales que
sustantivas. Su tarea se fundamenta ms en hacer accesible las reglas de la razn y la
argumentacin que el contenido de tales reglas130.
A mi juicio, y a modo de conclusin de este captulo, se ha visto a lo largo del
mismo que la tica empresarial es un saber prctico que se inscribe en la disciplina ms
amplia de la tica aplicada, que posee un mtodo propio cuyo rasgo distintivo es la
interdisciplinariedad y que tiene por objeto ofrecer un marco de reflexin desde el que
interpretar la incondicionalidad que anida en la praxis empresarial. Delimitar la tarea de
la tica empresarial de este modo implica rechazar cualquier mtodo que trate de aplicar
una racionalidad desde fuera a la empresa o que pretenda elevar las normas vigentes de
la praxis empresarial al estatuto de vlidez moral, es decir, implica rechazar la tesis de
la separacin entre la tica y la empresa como dos esferas de racionalidad
completamente distintas y tambin la de elevar sin ms la racionalidad econmicoempresarial al rango de racionalidad moral sin ningn tipo de crtica de la misma.
En este sentido, a lo largo de este captulo se ha visto que en la empresa se
encuentran tres tipos de racionalidad: teleolgica, estratgica y comunicativa de los que
da cuenta los modelos integrativos de raigambre hermenutica. Es decir, estas
130
Cf. T. Dare, Challenges to Applied Ethics in Encyclopedia of Applied Ethics, Vol I, op.cit., 186.
-133-
-134-
Captulo 3
La empresa como institucin social
Bloque II
La empresa desde el enfoque de Stakeholders
-135-
Captulo 3
La empresa como institucin social
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Captulo 3
La empresa como institucin social
Captulo 3
La empresa como institucin social
Como se ha argumentado y mantenido a lo largo del captulo anterior el
sustrato terico de la presente tesis doctoral no es otro que el de una tica
empresarial integrativa que tiene como tarea principal aproximarse a la praxis
empresarial para tratar de sacar a la luz desde l los valores, normas y principios
morales que deberan guiar la actividad y la institucin empresarial. Esta tarea se
realiza partiendo de la perspectiva del nivel meso u organizacional y
contemplando las relaciones e implicaciones que tiene para con los otros dos
niveles, individual y del sistema.
As pues, en este captulo el objetivo principal ser adentrar el estudio en
el modelo de interpretacin de la empresa para descubrir, por un lado, qu
mecanismos o recursos morales son condicin de posibilidad de la misma y, por
otro lado, conocer qu modelo de empresa permitir interpretar y desarrollar en
todas sus dimensiones el principio de la tica empresarial dialgica.
Para llevar a cabo esta objetivo se darn tres pasos. En primer lugar, se
ver cmo existen diferentes modos de conceptuar la empresa que hunden sus
races en las distintas formas de entender su origen y se apuntar la necesidad de
un modelo antropolgico de empresa que tenga en cuenta tanto el concepto de
empresa como praxis e institucin como la dimensin humana de la misma. Es
decir, se propondr entender la empresa como una institucin social o lo que es lo
mismo como una organizacin cooperativa humana (3.1.).
En segundo lugar, se profundizar en las bases de esa cooperacin humana
en las organizaciones a travs del concepto de confianza que se presenta como
condicin de posibilidad de la empresa, es decir, de cooperacin, y del concepto
de capital social, en sus tres dimensiones estructural, relacional y cognitiva,
como la fuente de su generacin y reproduccin (3.2.).
-137-
Captulo 3
La empresa como institucin social
-138-
Captulo 3
La empresa como institucin social
Las tesis que se defienden en la literatura acerca del origen de la empresa se pueden
resumir, a mi modo de ver, en dos1. La primera tesis se encuentra elaborada en el
pensamiento de Frank Knight (1885-1972)2, quien afirma que es la incertidumbre, la
caracterstica fundamental para defender la idea del origen de la empresa. La incertidumbre
motiva una seleccin y una especializacin de funciones que da lugar a la aparicin de la
empresa. Dentro de esta estructura, una clase social personas de negocios- dirige la
actividad econmica con las caractersticas de responsabilidad y control del proceso, y bajo
la existencia de riesgo tiene como objetivo la obtencin de beneficio a ambos lados de la
incertidumbre. Knight, en su obra Riesgo, Incertidumbre y Beneficio (1921), muestra que
en toda actividad econmica existe un riesgo, que desaparece cuando a travs de las
1
Cf. al respecto en E. Bueno Campos, Economa de la empresa. Anlisis de las decisiones empresariales.,
Madrid, Pirmide, 1991, pp.21-43; E. Bueno Campos, Curso bsico de Economa de la Empresa. Un enfoque
de organizacin, Madrid, Pirmide, 1993, pp.53-66; L. Putterman (ed.), La Naturaleza econmica de la
empresa., Madrid, Alianza econmica, 1994, pp.79-84 y 93-109.
2
Cf. al respecto F. Knight, "Riesgo, incertidumbre y beneficio" en L. Putterman (ed.), La Naturaleza
-139-
Captulo 3
La empresa como institucin social
-140-
Captulo 3
La empresa como institucin social
"la mano visible del management reemplaz a lo que A. Smith se refera como la
mano invisible de la fuerza del mercado"5.
La empresa moderna debe ser entendida desde esta perspectiva, dado que ha ido
asumiendo funciones que hasta su aparicin eran competencia del mercado. Las fue
asumiendo mediante la internalizacin de actividades que haban sido realizadas por
diferentes unidades empresariales y, por tanto, de las transacciones que podran haberse
dado entre ellas. De este modo, la empresa no aparece hasta el momento en que la
coordinacin administrativa es un mecanismo ms beneficioso y eficiente que la
coordinacin a travs del mercado. Pero no significa esto que el mercado sea sustituido
como fuerza de produccin, sino que la empresa se hace cargo ahora de una de las
funciones que antes el mercado elaboraba por si slo: la coordinacin e integracin del
intercambio de bienes y servicios6.
Por otra parte, las ventajas de internalizar, no pueden ser observadas hasta que no
surge una jerarqua managerial, es decir, slo cuando esta jerarqua ha tenido xito en la
ejecucin de sus funciones de coordinacin administrativa se produce el desplazamiento de
la coordinacin del mercado. Este proceso ha conducido a que la profesionalizacin de los
directivos haya dado lugar a que la gestin de la empresa se independice de la direccin de
la misma.
Una vez analizadas las tesis sobre el origen de la empresa se va a mostrar, de modo
muy sucinto los elementos, dimensiones y funciones bsicas de la empresa. Los elementos
que configuran la "coordinacin administrativa" o empresa estn interrelacionados entre s
y se coordinan de modo formal, es decir, administrativamente. Estos elementos son
factores activos (recursos humanos, personas) y factores pasivos (capital y tierra; capital
tcnico mercancas, tecnologa y materiales; recursos financieros).
Esta diferenciacin de los elementos que constituyen la empresa como factores
activos y pasivos permite comprender mejor las dimensiones y funciones que
corresponden a una empresa. En este sentido se definirn las funciones de la empresa a
partir de sus propias dimensiones7:
-141-
Captulo 3
La empresa como institucin social
Descripcin
Dimensin
Funcional
Tcnico-econmica
Econmico-financiera
Jurdico-mercantil
Social
En esta lnea se puede afirmar que toda empresa es una institucin que posee
diferentes dimensiones y que se pueden enunciar del siguiente modo: 1/ la empresa es un
sistema tcnico compuesto por un conjunto de tecnologas, procesos y mtodos; 2/ la
empresa es un sistema social, compuesto por un conjunto de personas que actan con roles,
intereses y objetivos distintos, pero con relaciones de interdependencia; y 3/ la empresa es
un sistema abierto en constante relacin con su entorno, interaccin que se produce a
travs del mercado y de los distintos agentes econmicos. Por tanto, en la empresa tienen
que converger la dimensin econmico-financiera, la jurdico-mercantil y la social.
Pero, qu dimensin debe primar sobre las otras dos, de qu forma se deben
atender a estas dimensiones y otras cuestiones similares. Estas dos preguntas que llevan a
la pregunta por la dimensin que posee toda empresa y que permite responder a estas
-142-
Captulo 3
La empresa como institucin social
Cf. al respecto S. Garca Echevarra, Introduccin a la economa de la empresa, Madrid, Diaz de Santos,
1994, pp. 23.
9
Cf. A. Cortina / J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la empresa. Claves para una nueva
cultura empresarial, op.cit., pp.13-17.
10
S. Garca Echevarra, Introduccin a la economa de la empresa, op.cit., p.16.
11
Cf. en J.J. Renau Piqueras, Administracin de empresas. Una visin actual., Madrid, Pirmide, 1985,
-143-
Captulo 3
La empresa como institucin social
que ste acta sobre ella. Por tanto, no slo debe adaptarse al medio sino tambin incidir
en l:
"Como autnoma, la organizacin se convierte en un centro de decisin que
puede establecer intercambios con el exterior y definir sus propias normas de
funcionamiento. Mientras que como dependiente est sujeta a las influencias
sociopolticas, econmicas y tcnicas. De hecho una empresa no puede hacer lo
que quiera en no importa qu tipo de sociedad"12.
La razn principal para que no slo sea necesaria la adaptacin sino tambin la
actitud proactiva hacia el entorno la ofrece la distincin entre dos tipos de entornos, que
dan lugar a dos tipos de empresas.
Por un lado, est el entorno cerrado que es aquel que es estable, donde la
informacin que se posee es perfecta, donde los cambios se producen de forma muy lenta
y no existen apenas costes. En este tipo de entornos no se conoce la competencia y se
mantiene de forma continuada el status quo, dentro de l se establecen empresas
burocrticas, donde la divisin del trabajo es rgida y cuyas funciones predominantes son
tcnicas y administrativas. Un ejemplo de este tipo de empresas se puede atisbar en la
poca taylorista cuando se produjo la revolucin de la produccin. Taylor defini la
empresa mecnica, al extrapolar el paradigma de la mecnica a la organizacin del trabajo;
para l no importaba la persona en s misma sino la persona en el puesto de trabajo.
Por otro lado, se advierte la existencia de entornos abiertos que se caracterizan por
su dinamicidad en los cambios, su inestabilidad e incertidumbre. En ellos existe una
competencia que podra denominarse a veces de "salvaje", los valores sufren cambios
bruscos, la informacin es imperfecta y las estructuras del entorno cambian de forma
inesperada. Este tipo de entornos necesitan de empresas que sean capaces de gestionar la
flexibilidad e integracin de las personas para afrontar la inestabilidad que les caracteriza y
tambin que sean capaces de dar respuestas rpidas a los cambios de la divisin del
trabajo, por tanto, en este tipo de empresas las personas se elevan como la clave de la
institucin13. La empresa flexible que se dibuja y necesita para este tipo de entornos, segn
A. Toffler, tiene que hacer frente a dos retos14: adecuar la estructura de la organizacin a
pp.17-27.
12
J.L. Jimnez Ruiz, Sociologa de la organizacin y de la empresa. Barcelona, Marcombo, 1988, p. 47.
13
Cf. en S. Garca Echevarra, Introduccin a la economa de la empresa., op.cit., pp.17-29. y L. Finkel, La
organizacin social del trabajo, Madrid, Pirmide, 1994.
14
Cf. en A. Toffler, La empresa flexible, Barcelona, Plaza & Jans, 1990.
-144-
Captulo 3
La empresa como institucin social
15
Cf. en A. Marzal, Empresa y democracia econmica., Barcelona, Ariel, 1976 y A. Marzal, Anlisis poltico
de la empresa. Razn dominante y modelos de empresa., Barcelona, Ariel, 1983.
16
Cf. acerca de la relevancia del dilogo entre los sujetos participantes en las instituciones para la
configuracin de instituciones donde la realizacin del sujeto sea posible S. Cabedo, Aportaciones a la
filosofa del dilogo, Recerca. Revista de pensament i anlisi, Universitat Jaume I, n1. 1997, pp.11-22.
17
V. Comito, La empresa, Barcelona, Oikos-tau, 1989. p. 21.
18
A. Cortina / J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la empresa. Claves para una nueva cultura
empresarial, op.cit., p. 25.
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Captulo 3
La empresa como institucin social
Cf. al respecto de esta definicin de empresa J.A. Prez Lpez, Fundamentos de la direccin de
empresas, Madrid, Rialp, 1993, 4 ed. 2000.
20
Cf. al respecto de los modelos propuestos por H. Mintzberg. H. Mitzberg, El poder en la organizacin,
Barcelona, Ariel, 1992, pp.377-543; H. Mintzberg, Mintzberg y la direccin, Madrid, Diaz de Santos,
1991, pp. 135-299.
-146-
Captulo 3
La empresa como institucin social
21
-147-
Captulo 3
La empresa como institucin social
24
Cf. Sobre los modelos antropolgicos de organizacin empresarial, es decir la empresa como
organizacin y como institucin J.A. Prez Lpez, Fundamentos de la direccin de empresas, op.cit.,
pp.28-30; S. lvarez de Mon, La empresa humanista y competitiva. La persona, socio de la
organizacin: participacin, identidad y pertenencia, Bilbao, Deusto, 1998, pp.112-116. Al respecto de la
definicin de la empresa como una institucin social D. Garca-Marz, Del balance social al balance
tico, A. Cortina (dir.), Rentabilidad de la tica para la Empresa, Madrid, Visor, 1997, pp.229-255.
-148-
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La empresa como institucin social
-149-
Captulo 3
La empresa como institucin social
26
Este autor es buen conocedor de Maslow, Argyris, Barnard, Mayo, Roethlisberger, etctera.
Ibid., p. 55.
28
Cf. Ibid., pp.59-60.
29
Cf. Ibid., pp.59-60.
30
Cf. al respecto de la empresa como institucin social caracterizada por unos valores concretos P.
Selznick, Leadership in administration, Row Peterson & Company; Nueva York, 1956, pp.4-6; S. Garca
Echevarra, Responsabilidad social y balance social de la empresa, Madrid, Fundacin Mapfre, 1982,
pp.10-16; S. Garca Echevarra, Introduccin a la economa de empresa, op.cit., pp.195-210.
27
-150-
Captulo 3
La empresa como institucin social
-151-
Captulo 3
La empresa como institucin social
33
Cf. A. Cortina/ J.Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia una nueva
cultura empresarial, Madrid, Trotta, 1994, pp. 130ss.
34
Ibid., p.195.
-152-
Captulo 3
La empresa como institucin social
En resumen, se ha visto que la empresa puede ser vista desde diferentes modelos
que vienen definidos por el fin, las relaciones y los motivos que tienen sus miembros para
entrar en procesos de cooperacin empresarial. Y que tales procesos de cooperacin
empresarial se integran en un marco econmico, un marco jurdico administrativo y un
marco moral o espacio tico, es decir, que toda empresa requiere de legitimacin o validez.
Las caractersticas de este marco moral o espacio tico de la empresa ha sido
abordado en diferentes estudios. Dentro de la disciplina de Economa de Empresa ha sido
Garca Echevarra quin ms ha profundizado en la pregunta de si es necesaria la tica y su
gestin desde la empresa y para la empresa. La respuesta que ofrece en todos sus estudios
ha sido invariable, la tica es rentable y es una necesidad para nuestras instituciones,
principalmente por dos motivos: porque es capaz de generar confianza y reducir costes de
coordinacin al hacer transparente la actuacin de la empresa y porque permite poder
predecir cules van a ser los posibles comportamientos35.
Desde otras disciplinas tambin se llega a esta misma conclusin. Se ha llegado a
afirmar que la cooperacin y las relaciones en sociedad no son posibles o se rompen
35
-153-
Captulo 3
La empresa como institucin social
cuando entre ellas faltan los valores de la credibilidad y la confianza36. De hecho, muchos
estudiosos de la tica de la empresa han mostrado cmo el desarrollo de la tica
empresarial como disciplina ha venido propiciada por una crisis de valores, y una falta de
confianza de la sociedad en la empresa, en definitiva la preocupacin reside en la carencia
confianza que la sociedad tiene en las relaciones que se establecen dentro de las empresas
y de la empresa con sus entornos37.
En este sentido, en los ltimos aos la creacin y mantenimiento de capital
confianza se ha convertido en una de las claves para el desarrollo de los nuevos diseos
empresariales que permitan reducir costes de coordinacin tanto internos como externos.
La transparencia y la seguridad que genera este capital en las formas de comportamiento
de todos los participantes en la prctica empresarial, permite realizar un clculo eficiente
evaluando los riesgos y oportunidades que se le ofrecen a cada uno de ellos38.
A continuacin, el trabajo se centrar en el concepto de capital confianza como
elemento de condicin de posibilidad de la prctica empresarial y en el capital social como
la fuente de generacin de tal capital confianza desde su triple dimensin estructural,
relacional y cognitiva.
36
Cfr. al respecto R.C. Solomon / F. Flores, Building Trust in Business, politics, relationships, and life,
Oxford, Oxford University Press, 2001; F. Fukuyama, La gran ruptura. Naturaleza humana y
reconstruccin del orden social, Barcelona, Edicions B, 2000; F. Fukuyama, La confianza, Barcelona,
Ediciones B, 1998; A. Cortina, Hasta un pueblo de demonios. tica pblica y sociedad., Madrid, Taurus,
1998, pp.98-101; D. Garca-Marz, La tica empresarial como tica aplicada: Una propuesta de tica
empresarial dialgica en J. Rubio Carracedo/ J.M. Rosales / M. Toscano (eds.) Retos pendientes en tica
y Poltica. Contrastes, Suplemento 5, Universidad de Mlaga, pp.235-246; F. Herreros / A. de Francisco
(comps.), Zona Abierta: Capital Social, 94/95, 2001; aplicado al estudio de un caso concreto ver el
interesante estudio de J. Sojka en Polonia. J. Sojka, The impact of trust on employee participation in
Poland, Journal of Business Ethics, vol.21, n.2/3, 1999, pp.229-236.
37
Cf. Sobre la historia del nacimiento de la Business Ethics en EE.UU. R.T. de George, The status of
Business Ethics: past and future, Journal of Business Ethics, vol.6, 1987, pp. 201-211; A. Cortina/
J.Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia una nueva cultura empresarial,
Madrid, Trotta, 1994, pp.75-94; J.M. Lozano, tica y empresa, Madrid, Trotta, 1999, pp.35ss.
38
Cfr. S. Garca Echevarra, Introduccin a la Economa de Empresa, op.cit., pp.198ss.
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Captulo 3
La empresa como institucin social
Con el estudio del capital social se pretende analizar y ahondar en uno de los tipos
de capitales con que cuenta la empresa, los otros dos son el capital fsico y el capital
humano, que posee mayor relevancia desde el punto de vista tico para asegurar el futuro y
largo plazo de cualquier proyecto empresarial, al mismo que tiempo que es uno de los
menos abordados. Dicho con otras palabras, el capital social es uno de los factores clave en
el diseo de un modelo de empresa como institucin social descrito en el capitulo anterior,
y ha recibido la atencin de los estudios y anlisis desde hace relativamente poco tiempo.
El objetivo de este apartado es analizar este concepto con el propsito de explicitarlo en el
modelo de empresa plural e integrativa que se est explorando en esta tesis doctoral.
Para alcanzar este objetivo general, el punto se desarrollar del modo siguiente,
en primer lugar se presentarn las dos corrientes que existen entorno al concepto de
capital social, a saber, la corriente estructuralista y la corriente culturalista, poniendo de
manifiesto las deficiencias que esta ltima ha mostrado en los ltimos aos. En segundo
lugar, se definir el capital social como un recurso relacional y cognitivo apoyada en la
definicin proporcionada por la corriente estructuralista. Es decir, se presentar el
capital social como un recurso relacional con tres dimensiones, a saber, estructural,
relacional y cognitivo y se examinarn las formas que adopta tal concepto de capital
social organizacional. En tercer lugar, se abordar la pregunta de cules son sus
consecuencias para las instituciones, especialmente la empresarial. Se pretende con ello
profundizar en la intuicin bsica apuntada por diversos autores de que el capital social,
y la confianza como una de sus formas, es un mecanismo moral [norma o valor moral] o
condicin indispensable para la creacin de riqueza.
-155-
Captulo 3
La empresa como institucin social
39
-156-
Captulo 3
La empresa como institucin social
Como se puede apreciar en estos dos textos, el capital social se puede eneontrar
y definir a partir de las estructuras sociales que permiten a las personas acceder a
determinados recursos o desarrollar actividades que no podran desarrollar fuera de tales
estructuras. Adems tales estructuras vinculan a los individuos y los sitan en relaciones
de intercomunicacin que es perdurable en el tiempo. En este sentido todas las
relaciones sociales y las estructuras sociales facilitan alguna forma de capital social. Las
formas de capital social que han sido estudiadas desde este enfoque han sido cuatro, a
saber, las obligaciones y expectativas, los canales de informacin, las normas sociales y
la confianza particularizada.
Por su parte, la corriente culturalista define el capital social en trminos
disposicionales. Es decir, contempla el capital social como un fenmeno subjetivo
compuesto por los valores y actitudes de los individuos que determinan cmo se
relacionan unos con otros. Los principales tericos de esta posicin han son R.D.
Putman44 y F. Fukuyama45. Que tienden a definir el capital social como las normas y
valores que permiten el comportamiento cooperativo por parte de los grupos. En
palabras de Putman,
El capital social se refiere a las caractersticas de la organizacin social
tales como redes, normas y confianza social que facilita la coordinacin y
cooperacin para el beneficio mutuo46
43
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Captulo 3
La empresa como institucin social
47
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Captulo 3
La empresa como institucin social
Cf. F. Fukuyama, Falling tide. Global trends and US Civil Society, Harvard International Review,
vol. 20, 1998, pp.60-64.
51
F. Herreros / A. de Francisco, Introduccin: el capital social como programa de investigacin, F.
Herreros / A. de Francisco (comps.), Zona Abierta: Capital Social, op.cit., p. 21.
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Captulo 3
La empresa como institucin social
extender fuera de tales asociaciones o, dicho con otras palabras, que sea una confianza
social. As lo expresa Levi:
Para determinar si hay una conexin entre las adhesiones y la confianza
generalizada se requiere un concepto ms preciso de confianza del que ofrece
Putman53.
Adems Putman afirma tambin que los ciudadanos que tienen una densa red de
compromisos especficos no slo confan los unos en los otros, sino que tambin
producen buen gobierno, gobierno democrtico y, lo que es ms importante, buen
gobierno democrtico. Sin embargo, de nuevo los mecanismos no estn claros. l
argumenta que las sociedades del tipo que sean, engendran suficiente confianza
interpersonal y as se asegura que los ciudadanos sean capaces de superar el problema
del free rider (gorrn), de organizarse y, por tanto, de sancionar efectivamente a los
gobiernos que no acten correctamente. Pero aunque una ciudadana vigilante es sin
duda un requisito para la democracia, no siempre resulta tan fcil estar vigilante. Se
debe considerar que existen ocasiones en que las demandas pueden no ser democrticas,
o pueden representar tan slo a un reducido nmero de personas. Por otra parte su
estudio es un estudio centrado en las asociaciones intermedias ignorando
conscientemente el estudio de un marco jurdico-administrativo efectivo, que sin duda
tiene mucho que ver con el asunto central. Tanto l como Fukuyama le otorgan poco
papel o nulo al Estado para establecer capital social, cuando para bien o para mal tiene
papel activo en la creacin y destruccin de capital social.
El mecanismo de creacin y mantenimiento de capital social que ms desarrolla
Putman es el de la comunidad. Sin embargo, este mecanismo ha recibido una dura
crtica por un excesivo romanticismo; pues aunque, sin duda alguna, los barrios y otras
redes de compromiso cvico, que Putman alaba en sus numerosos trabajos, son una
fuente de confianza, tambin lo son de desconfianza y de localismo54. En ocasiones esos
barrios o comunidades locales promueven confianza slo entre los miembros de su
52
Cf. al respecto de esta crtica a los mecanismos por los que se produce y se mantiene el capital social
M. Levi, Capital social y asocial: ensayo crtico sobre Making Democracy Work, F. Herreros / A. de
Francisco (comps.), Zona Abierta: Capital Social, op.cit., pp.105-119.
53
Ibid., p.109.
54
Cf. Ibid., pp.117-118, tambin ver D. Gambetta, Can we trust trust? en D. Gambetta (ed.), Trust.
Making and breaking cooperative relations, New York, Basil Blackwell Ltd., 1988, pp. 213-237.
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55
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tambin otros conceptos de confianza, no-solo particularizada, sino social que pueden
ser de mayor utilidad para comprender de qu modo el capital confianza es un elemento
constitutivo del marco tico y social en el que se encuentra la empresa inserta.
Los trabajos iniciados por J.S. Coleman que tratan de conectar el capital social y
el desempeo econmico mediante el estudio de la influencia del capital social en el
desarrollo del capital humano son muy importantes para poder ver como la
comprensin comn y las expectativas recprocas de comportamiento entre las
personas o grupos que configuran la empresa constituyen un atributo del capital social
a considerar61.
Las criticas al enfoque culturalista pueden hacer creer que el propio concepto de
capital social est en peligro, pero a mi juicio no es as, fundamentalmente porque la
corriente o enfoque estructuralista parece ofrecernos buenas razones para seguir
pensando que el capital social es importante en nuestras sociedades y que adems es el
garante de la generacin de la confianza particularizada necesaria en nuestras
instituciones econmicas y polticas. Entendiendo por confianza particularizada las
creencias slidas sobre la fiabilidad del otro62. Seguidamente se ven algunos de los
aspectos ms relevantes de esta corriente.
Ya se ha mencionado que el enfoque estructuralista sostiene una definicin de
capital social como conjunto de recursos disponibles para el individuo derivados de su
participacin en redes sociales. Tras esta afirmacin se halla una concepcin del sujeto
como actor que responde a su entorno en base a normas, confianza interpersonal, redes
sociales y organizaciones sociales63.
La primera caracterstica de este modo de entender el capital social, es que
sostiene que el capital social no es un bien privado, sino un bien pblico, es decir, una
clase de bien que se proporciona para el disfrute y provecho de muchos. Por eso se
considera la confianza particularizada que genera el capital social como una forma
61
Cf. J.S. Coleman, Social Capital in the Creation of Human Capital, American Journal of Sociology,
op.cit.
62
Para este concepto de confianza como una creencia o expectativa particular que los seres humanos
tienen con respecto al comportamiento presumible de otros que es de importancia vital ver P. Dasgupta,
Trust as a commodity en D. Gambetta (ed.), Trust. Making and breaking cooperative relations, op.cit.,
pp.49-72; N. Luhmann, Familiarity, confidence, trust: Problems and alternatives en D. Gambetta (ed.),
Trust. Making and breaking cooperative relations, op.cit., pp.94-107; D. Gambetta, Can we trust turst?
en D. Gambetta (ed.), Trust. Making and breaking cooperative relations, op.cit., pp.217ss.
63
Cf. J.S. Coleman, Foundations of Social Theory, op.cit., pp.315-318; J.S. Coleman, Social Capital in
the Creation of Human Capital, American Journal of Sociology, op.cit., p. 96.
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La empresa como institucin social
64
Cf. D. Garca-Marz, La tica discursiva como tica aplicada: apuntes para una propuesta de tica
empresarial dialgica, II. Jornadas Internacionales de tica Aplicada: El estatuto de la tica aplicada y
las diferentes ticas de la sociedad civil, Benicasim, Julio, 2001, manuscrito; J.S. Coleman, The creation
and destruction of social capital: implications for the law, Journal of law, ethics & public policy, op.cit.,
p. 392. A diferencia de J.S. Coleman la posicin de la corriente cultural es que el capital social es un bien
privado considerando la idea de que el capital social es un bien pblico como errnea. Con estas palabras
muestra su desacuerdo F. Fukuyama: Los mercados privados producen capital social porque eso obedece
a los intereses a largo plazo de los individuos egostas y continua diciendo Las virtudes que pretenden
generar (honestidad, formalidad, calidad y justicia) se convierten en activos econmicos y, como tales,
son objetivo de las empresas y los individuos interesados slo en el balance final. Por tanto, El capital
social no es un bien pblico, pero aun as lo dominan las externalidades, es decir, los individuos
producen capital social por motivos propios y egostas, pero una vez producido tiene gran cantidad de
efectos indirectos sobre el resto de la sociedad F. Fukuyama, La gran ruptura, op.cit., p. 320.
65
Cf. J.S. Coleman, The creation and destruction of social capital: implications for the law, Journal of
law, ethics & public policy, op.cit., pp.382-383; J.S. Coleman, Social Capital in the Creation of Human
Capital, American Journal of Sociology, op.cit., p.101.
66
Cf. J.S. Coleman, The creation and destruction of social capital: implications for the law, Journal of
law, ethics & public policy, op.cit., pp.388-389.
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La empresa como institucin social
sociales, las relaciones de confianza y los sistemas de valor que facilitan las acciones de
las personas y sus organizaciones.
Con el enfoque estructuralista se ha alcanzado, a mi jucio, una definicin de
capital social que acenta sus atributos estructurales y relacionales, y retomando la
definicin de la corriente culturalista el capital social tambin tiene un atributo
cognitivo. Estas tres dimensiones o atributos, a saber, estructural, relacional y cognitiva,
son las que definen por combinacin el capital social67. Cada una de estos atributos
puede ser definido del siguiente modo68:
Cf. para el modelo terico del capital social como facilitador de creacin de valor de las empresas J.
Nahapiet / S. Ghoshal, Social capital, intellectual capital and the organizational advantage, Academy of
Management Review, vol.23, 1998, pp.242-266: Para la formulacin de que la creacin de valor se
resuelve de la combinacin e intercambio de recursos P. Moran / S. Ghoshal, Value creation by firms,
Academy of Management Best Paper Proeedings, 1996, pp.41-45; y para la tesis de que el capital social
afecta al funcionamiento interno de las empresas y que contribuye a crear valor en la forma de
innovaciones W. Tsai / S. Ghoshal, Social capital and value creation: the role of intrafirm networks,
Academy of Management Journal, vol.41, n. 4, 1998, pp.464-476.
68
Cf. al respecto de la definicin de estas dimensiones y su relacin W. Tsai / S. Ghoshal, Social capital
and value creation: the role of intrafirm networks, Academy of Management Journal, op.cit., pp.464-476.
-165-
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La empresa como institucin social
Esta es la relacin que ha centrado los esfuerzos de R.D. Putman, escpecialemente R. D. Putman,
Tuning In, Tuning Out: The strange disappearance of Social Capital in America, Political Science &
Politics, op.cit., 664-682 donde afirma que la teora del capital social pretende afirmar que cuanto el ser
humano ms se conecta con otras gentes ms confa en ellos y viceversa.
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Captulo 3
La empresa como institucin social
que las obligaciones sern reparadas, y las obligaciones mantenidas71. Con el siguiente
ejemplo ilustra Coleman esta afirmacin:
Sin un alto grado de fiabilidad entre los miembros del grupo, la institucin no
podra existir, pues una persona que recibe una entrega al principio de la
secuencia de encuentros podra fugarse y causar prdidas a los otros. Por
ejemplo, uno no podra imaginar una asociacin de crdito rotativo que
funcionara con xito en las reas urbanas caracterizadas por un alto grado de
desorganizacin social, o, dicho de otra forma, con un dficit de capital
social.72
Las diferencias que se pueden apreciar entre distintas estructuras sociales pueden
darse por una variedad de razones. Existen diferencias, por ejemplo, en las necesidades
efectivas de ayuda que las personas tienen, en la existencia de otras fuentes de ayuda
(tales como servicios de bienestar del gobierno) en el grado de riqueza, en diferencias
culturales en la tendencia a prestar ayuda y en la de preguntar por ella, en lo cerrado de
las redes sociales, en las logsticas del contacto social y en otros factores. Sea como sea
los individuos en estructuras sociales con algunos niveles de obligaciones pendientes en
cualquier tiempo tienen mayor capital sociedad sobre aquellos que no.
La concentracin de obligaciones constituye capital social que es til no slo
para el que posee poder, sino tambin para aumentar y mantener el nivel de accin de
los otros miembros. Es lo que se ha denominado tambin como estabilidad de las
relaciones entre los miembros o entre los miembros y una organizacin. Esta estabilidad
se puede crear, por ejemplo, en el nivel organizacional a travs de una definicin
concreta y exacta de las obligaciones a cumplir en una determinada funcin de la
organizacin. En este sentido lo importante no es definir lo que la persona en concreto
debe hacer sino desarrollar las reglas y procedimientos que definen la estructura y la
interaccin social en trminos de posiciones ms que de personas73. Con estas palabras
lo expresa J.S. Coleman:
70
Cf. para los niveles de anlisis micro, meso y macro el apartado 2.4.1. de la presente tesis doctoral.
Tambin C.R. Leana / H.J.V. Buren III, Organizational social capital and employment practices,
Academy of Management Review, vol.24, n 3, p. 539.
71
Cf. J.S. Coleman, Social Capital in the Creation of Human Capital, American Journal of Sociology,
op.cit., p.102.
72
Ibid., p.102.
73
Cf. C.R. Leana / H.J.V. Buren III, Organizational social capital and employment practices, Academy
of Management Review, op.cit., pp, 538-555.
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74
75
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La empresa como institucin social
las acciones que pueden daar a otras sino tambin desviando acciones que podran
beneficiar a todos.76
Con estas formas de capital social se ha profundizado, pues, en la dimensin
relacional del capital social, es decir, en sus atributos relacionales. Ahora se va a centrar
la atencin en las estructuras sociales que facilitan su creacin y formacin. La pregunta
es si existen estructuras que facilitan la creacin de capital social y de qu clase. Los
estudios de Coleman apuntan al respecto que las estructuras sociales ms interesantes
son las estructuras sociales de cierre intergeneracional. En estas comunidades existe un
conjunto de sanciones eficaces que pueden guiar y controlar el comportamiento y donde
conceptos como fiabilidad y reputacin adquieren un valor muy importante e interesante
en la creacin y mantenimiento de capital social. Son los lazos existentes entre las
diferentes generaciones las que proporcionan una buena estructura para la generacin de
capital social. Sus palabras sin duda son convincentes al respecto:
El cierre de la estructura social es importante no slo para la existencia de
normas efectivas sino tambin para otra forma de capital social: la fiabilidad
de las estructuras sociales que permite la proliferacin de obligaciones y
expectativas. Incumplir una obligacin es una forma de imponer una
externalidad negativa a otro. No obstante, en una estructura sin cierre eso
puede sancionarse de forma efectiva, pero slo por la persona a la que se debe
satisfacer. La reputacin no puede surgir en una estructura abierta donde las
sanciones que asegurarn la fiabilidad no pueden aplicarse. As, podemos
decir que el cierre crea la fiabilidad de una estructura social77
Con esta tesis se podra explicar la causa de la paradoja con la que se encuentra
Putman en su investigacin entre la disminucin del capital social y el aumento del
asociacionismo en los ltimos aos. Pues las nuevas asociaciones y el tipo de socio que
est engrosando en nmero de personas asociadas en organizaciones sociales lo hacen
en estructuras sociales abiertas, con poco cierre y en el que la nica obligacin que se
establece es la de pagar la cuota mensual o anual. En este sentido, slo se hablara de
76
Cf. J.S. Coleman, Foundations of Social Theory, op.cit., pp.310-311; J.S. Coleman, Social Capital in
the Creation of Human Capital, American Journal of Sociology, op.cit., pp.104-105.
77
Cf. al respecto J.S. Coleman, Foundations of Social Theory, op.cit., p.304; J.S. Coleman, Social
Capital in the Creation of Human Capital, American Journal of Sociology, op.cit., p.107.
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Captulo 3
La empresa como institucin social
una aparente paradoja, pues muchos de los grupos que estn aumentando el nmero de
socios son los llamados grupos de socios que producen poco capital social78.
A este respecto es interesante el concepto de radio de confianza que define
Fukuyama en su trabajo para poder entender que quiz han aumentado el nmero de
asociaciones, pero con radios de confianza ms cortos. Es decir, la extensin del radio
de confianza est disminuyendo en nuestras sociedades. Si bien es cierto que las gentes
siguen compartiendo normas, estructuras, obligaciones, valores, etctera, es decir, es
cierto que existe capital social con sus tres atributos, pero es muy dbil y de extensin
muy pequea, debido al individualismo creciente en las sociedades79. Parece pues, que
las gentes con este esquema y con esta miniaturizacin de la comunidad son capaces de
conciliar sus ansias contradictorias de comunidad y de autonoma80.
Como conclusin de todo este apartado y tras el anlisis realizado en los puntos
anteriores del capital social, a mi juicio son bsicamente tres las consecuencias que se
derivan para la definicin de un modelo de empresa objeto de estudio de este bloque.
En primer lugar, de la definicin de capital social y del estudio de sus atributos o
dimensiones se puede sealar que el capital social permite generar recursos como la
fiabilidad y la reputacin81 que son propiamente relacionales y fruto del capital social.
Estos recursos no slo se disfrutan por parte del centro emisor del recurso, sino tambin
78
Cf. al respecto de la paradoja R.D. Putman, Bowling alone: Americas declining social capital,
Journal of Democracy, op.cit., pp.65-78. Respecto a esa interpretacin de la aparente paradoja F.
Fukuyama, Falling tide. Global trends and US Civil Society, Harvard International Review, op.cit.,
pp.61-63.
79
Cf. al respecto del fenmeno que Fukuyama denomina miniaturizacin de la comunidad F. Fukuyama,
La gran ruptura, op.cit., p.120-123.
80
Fenmeno descrito ya por I. Kant como insociable sociabilidad , que es analizado por J. Conill,
Guerra econmica y comunidad internacional, Sistema, n.149, 1999, pp.99-110. Con esta nocin se
alude a la inclinacin del ser humano a formar parte de la sociedad y, a la vez, su resistencia a ello. Por
una parte se quiere entrar en comunidades y en relaciones con los dems, pero al mismo tiempo se quiere
mantener la individualidad es decir se tiende a aislarse.
81
Cf. R.D. Putman, Bowling alone: Americas declining social capital, Journal of Democracy, op.cit., p
67. Acerca del capital reutacional en la empresa y su caracterizacin J. Villafae, La reputacin
corporativa en J. Villafae en J. Villafae, (dir.) El estado de la publicidad y el corporate en Espaa. La
reputacin corporativa. Informe Anual 2000, Madrid, Pirmide, 2000, pp.161-194; De la tesis de la tica
empresarial como factor reputacional D. Garca-Marz, La tica empresarial como factor reputacional
-170-
Captulo 3
La empresa como institucin social
por aquellos que lo rodean. Por ejemplo, en las empresas del sector bancario, no slo se
benefician de la confianza las empresas, sino tambin los inversores y la economa en
general. As, uno de los efectos en las instituciones es el de generar capital confianza82.
En definitiva, este primer efecto en la organizacin es el de la generacin de capital
confianza en la organizacin a travs de los recursos de reputacin y fiabilidad. La
confianza no se define siempre del mismo modo, por ejemplo F. Fukuyama la define como
una expectativa que se eleva dentro de una comunidad en la que habitualmente se
presentan comportamientos honestos y cooperativos que se fundamentan en normas
compartidas por los miembros de esa comunidad y con miembros de otras comunidades83.
En sus numerosos trabajos sobre la confianza entiende este autor la confianza como una
virtud indispensable para la creacin de riqueza y en este sentido se podra aplicar tambin
a la empresa; es decir, la confianza se plantea como una posibilidad de la praxis
empresarial.
Los estudios de Fukuyama le han llevado a distinguir entre la confianza tribal que
nace y se desarrolla tribalmente, en la familia o grupos muy reducidos, y aquella otra
confianza, la confianza social que tiene que ver con la habilidad para crear comunidades y
organizaciones, incluyendo la econmica para alcanzar objetivos comunes. Esta distincin
se aplica igualmente a la empresas y as la reputacin y fiabilidad seran parte de esa
confianza social que es capaz de desarrollar la empresa. En este sentido, afirma que
adems de capital fsico y humano existe un capital social que puede ser evaluado por la
habilidad de las personas para asociarse y confiar unas en otras. La definicin de F.
Fukuyama de confianza se inscribe dentro de una concepcin cultural de la misma;
-171-
Captulo 3
La empresa como institucin social
considerando que existen partes del mundo capaces de generar y mantener capital social y
otras partes que no.
La definicin de F. Fukuyama de confianza se corresponde con un
comportamiento calculador. Considera que la confianza institucional es una forma de
clculo del riesgo, pero no de acuerdos especiales que tienden a intereses
generalizables84. Una de las crticas que se pueden elevar frente a esta concepcin de
confianza es que una forma de entender la confianza como mero clculo estratgico
puede considerarse como contradictorio en los trminos. La desconfianza est
desprovista de cualquier compromiso y su vacio es rellenado de clculos. La confianza,
como una expectativa de comportamiento cooperativo y buena disposicin a la
cooperacin para lograr objetivos comunes basado en el compromiso de una causa
legtima, puede ser vista como el polo opuesto de la desconfianza, que consiste en la
falta de compromisos y en el clculo estratgico que caracteriza el propio inters, el
aislamiento individual que est equipado de motivaciones tribales o egostas.
En este sentido, a mi juicio, la confianza acarrea la sociabilidad espontnea
mientras que la desconfianza la atomizacin el comportamiento calculador o la
tribalizacin de la sociedad. La confianza, como defienden los tericos del capital social
estructuralistas, es una forma o manifestacin del mismo y en esa misma lnea de
pensamiento sus tericos afirman que es incompatible con los comportamientos
oportunistas o calculadores. De este modo lo expresan claramente F. Herreros y A. de
Francisco:
El concepto de capital social, se construye como recurso, derivado de la
insercin en redes sociales del individuo, que ste puede movilizar en el diseo
de estrategias particulares y para la maximizacin de sus funciones de
utilidad. Lo que s excluye la teora del capital social es el supuesto de
egosmo universal, pues en la medida en que su existencia depende de la
confianza y la fiabilidad interpersonales es incompatible con comportamientos
oportunistas (sociopticos) generalizados85.
84
Cf. J. Sojka, The impact of trust on employee participation in Poland, Journal of Business Ethics,
op.cit., pp.229-236.
85
F. Herreros / A. de Francisco, Introduccin: el capital social como programa de investigacin en F.
Herreros / A. de Francisco (comps.), Zona Abierta: Capital Social, op.cit., p. 3.
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Captulo 3
La empresa como institucin social
Con estas palabras reafirman la idea bsica de que toda prctica est enraizada
en acciones individuales que tienen efectos normativos relevantes en la generacin o
destruccin de confianza interpersonal. Segn la tesis de F. Herreros y A. de Francisco,
dado un determinado de stock de capital social la racionalidad individual que moviliza
los recursos de capital y que se encuentra constreida por las normas y sanciones
subyacentes puede favorecer la convergencia de los intereses individuales y los sociales,
es decir, que puede permitir la cooperacin social y el desarrollo de prcticas
cooperativas siguiendo niveles de excelencia muy altos. Se afirma, por tanto, la
posibilidad de prcticas empresariales en el sentido, antes definido, de organizaciones
de personas que coordinan sus acciones en busca de intereses que favorezcan a todos
sus miembros86.
As pues, el primer efecto que se ha sealado que produce el capital social en la
organizacin es el de generacin de un tipo de confianza que se denominar
particularizada puesto que se genera como fruto de la interaccin en estructuras y bajo
normas ticas de reciprocidad, cooperacin y obligatoriedad.
En segundo lugar, otro de los efectos del capital social es la creacin de capital
humano para la prxima generacin, es decir, habilidades y capacidades para la
actividad productiva87. En este sentido se apunta que la prosperidad econmica si que
est relacionada con la presencia de estructuras sociales generadoras de capital social.
Es decir, la existencia de densas redes sociales fomentan la confianza y la reputacin,
disminuyen costes de transaccin y facilitan una mayor informacin e innovacin. Con
las siguientes palabras lo expresa F. Fukuyama:
El capital social es importante en ciertos sectores y formas de produccin
compleja precisamente porque el intercambio basado en normas informales
puede evitar los costes de transaccin interna de las grandes organizaciones
jerrquicas, adems de los costes de transaccin externa de las transacciones
distantes del mercado88
Adems, como han sealado diversos tericos desde las filas de la estrategia
empresarial, las distintas formas de capital social puede facilitar el desarrollo de capital
86
Cf. al respecto C.R. Leana / H.J.V. Buren III, Organizational social capital and employment
practices, Academy of Management Review, op.cit., pp.538-555.
87
Cf. J.S. Coleman, Social Capital in the Creation of Human Capital, American Journal of Sociology,
op.cit., p.109-114.
88
F. Fukuyama, La gran ruptura. op.cit., pp.262-263.
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Captulo 3
La empresa como institucin social
89
Cf. J. Nahapiet / S. Ghoshal, Social capital, intellectual capital and the organizational advantage,
Academy of Management Review, vol.23, 1998, pp.242-266.
90
Cf. al respecto R. Coase, La naturaleza de la empresa, 1937 donde seala que una de las ventajas de
internalizar las actividades, que venan siendo desarrolladas por diferentes unidades empresariales por
parte de una solo empresa, es que surge una jerarqua de direccin. Esta jerarqua ejecuta con xito sus
funciones de coordinacin administrativa y se convierte en fuente de permanencia, poder y crecimiento
continuo; los hombres van y vienen, pero las instituciones y sus oficinas permanecen.
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Captulo 3
La empresa como institucin social
tal empresa estara paralizada por su propia desconfianza. En este sentido el capital
social organizacional puede ser un sustituto del liderazgo o de la burocracia91.
Este ltimo efecto presenta tambin su cara negativa. Puesto que se puede
producir una estructura de poder institucionalizado que sea disfuncional o que limite la
innovacin y el cambio en las organizaciones. As, fuertes relaciones sociales pueden
conducir a que sean unos pocos los que establezcan las normas y adems la
institucionalizacin, la estabilidad de tal poder puede generar el aislamiento de esa
organizacin y convertirla en menos adaptativa a su entorno o llevarla al conflicto con
su entorno92.
En este sentido, es necesario pensar que este modelo integrativo de tica
empresarial dialgica tendr que apoyarse en un concepto de empresa como institucin
social que se apoya en un modelo antropolgico de empresa y en el que se establece una
interrelacin de tres tipos de capital, a saber, el capital fsico, el capital humano y el capital
social. Ninguno de ellos puede ser descuidado para que la empresa pueda alcanzar y
desarrollar su bien interno, que como ya se explic en el segundo captulo de esta tesis, no
es otro que el de servir productos y servicios a la sociedad por los que cobra legitimidad en
la sociedad o lo que es lo mismo su sentido propio. Tal legitimidad se expresa a travs del
principio de la tica dialgica, es decir, cuando se contemplan los intereses
universalizables, y no slo los particulares y grupales en el establecimiento de las polticas,
estrategias y cultura empresarial.
As pues, parece que los modelos de empresa basados en los propietarios o
accionistas, pese a su predicamento, se encuentran con dificultades, si desde ellos se
pretende establecer procedimientos ticos; mientras que los modelos de empresa plural
parecen ser ms acordes o potencialmente mejores para ayudar a interpretar el principio
moral empresarial o de legitimidad empresarial. Un estudio comparativo realizado con
detalle sobre la investigacin y enseanza de la tica empresarial en Estados Unidos y
Europa apunta que cada uno de estos modelos goza de mayor desarrollo y resonancia a un
lado del Atlntico que a otro. A continuacin se estudia esta diferencia y los modelos
empresariales que subyacen a sta.
91
Cf. al respecto F. Fukuyama, La confianza op.cit.; C.R. Leana / H.J.V. Buren III, Organizational social
capital and employment practices, Academy of Management Review, op.cit., pp.538-555.
92
Cf. C.R. Leana / H.J.V. Buren III, Organizational social capital and employment practices, Academy
of Management Review, op.cit., pp.538-555.
-175-
Captulo 3
La empresa como institucin social
El inters por todos aquellos temas que tienen que ver o que relacionan a la tica
con la empresa, con la economa o con los negocios es creciente desde hace
aproximadamente dos dcadas. Y as lo refrendan vastas bibliografas en ingls, francs,
alemn, espaol, portugus, etc., tambin la aparicin de revistas especializadas, la
incorporacin de la tica empresarial a los planes de estudios, la exigencia de empresas de
ciertos pases para que esta materia aparezca en el curriculum, la creacin de Centros e
Institutos de Investigacin, la creacin de Redes Regionales, la colaboracin entre las
empresas y los gobiernos en proyectos sociales, etctera93.
Por otra parte, cabe sealar tambin que no existe unanimidad internacional en el
trmino a utilizar y ni tampoco en el nivel de aplicacin en el que inciden las
investigaciones;
palabras
tales
como
"business
ethics",
"Wirtschaftsthik",
93
Cf. al respecto J.L. Fernndez Fernndez, tica para empresarios y directivos. Madrid, ESIC, 1994, pp.
37-38; L.J. Spence, Is Europe Distinctive from America? An Overview of Business Ethics in Europe,
Report prepared for the Second World Congress of Business, Economics and Ethics, 19-23, July, Sao Paulo,
Brazil, 2000.
94
Cf. en J. Mahoney, Teaching Business Ethics in the UK, Europe and the USA. A comparative Study.,
Londrs, The Athlone Press, 1990, pp. 167-170.
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Captulo 3
La empresa como institucin social
algunos de los estudios muestran ya, de modo riguroso, algunas de las diferencias ms
importantes entre las investigaciones de la tica empresarial norteamericana y europea95.
Actuar ticamente
(prctica)
Pensar sobre tica empresarial Reflexionar a nivel terico o por razones prcticas.
(reflexin)
En cuanto a los criterios que utiliza para analizar los diferentes niveles de accin,
estos se corresponden con los niveles micro, meso y macro analizados en el captulo
anterior de esta tesis doctoral. Criterios que incluyen como se recuerda las variables de los
actores que intervienen y sus intereses y motivaciones, resumidamente estos tres niveles
son:
95
Cf. al respecto por ejemplo los trabajos de L.L. Nash, American and European Corporate ethics
practices: a 1991 Survey in J. Mahoney / E. Vallance (eds.), Business ethics in a new Europe,
Boston/Dordrecht/London, Kluwer Academic Publishers, 1992, pp.155-176; G. Enderle, "A comparison
of Business Ethics in North America and Continental Europe", Business Ethics. A European Review, vol. 5,
n1, 1996; H. van Luijk, Business Ethics as a Social Institution in Europe: A search for Effective Alliances,
Report prepared for the First World Congress of Business, Economics and Ethics, 25-28 July, Tokyo, Japan,
1996; H. van Luijk, Business Ethics in Europe, in P.H. Werhane / R.E. Freeman (eds.), The Blackwell
Encyclopedic Dictionary of Business Ethics, Oxford/Malden, MA, Blackwell, 1997, pp. 75-77; H. van
Luijk, Business ethics in Europe: a tale of two efforts in R.E. Frederick (ed.), A companion to business
ethics, Oxford/Malden, MA, Blackwell, 1999, pp.353-365; T.F. McMahon, A brief history of American
business ethics in R.E. Frederick (ed.), A companion to business ethics, op.cit., pp.342-352; L.J. Spence,
Is Europe Distinctive from America? An Overview of Business Ethics in Europe, Report prepared for
the Second World Congress of Business, Economics and Ethics, op.cit.
96
Cf. en G. Enderle, "A comparison of Business Ethics in North America and Continental Europe", Business
Ethics. A European Review, op.cit.
-177-
Captulo 3
La empresa como institucin social
En cada uno de los niveles de accin se puede estudiar y analizar su semntica, sus
prcticas y sus modelos o reflexiones tericas. En este sentido, seala G. Enderle que, la
base para la comparacin propuesta no intenta responder a una lista de problemas ticos,
sino ofrecer un marco desde el cual, los actores en los tres niveles son expuestos y forzados
a tomar decisiones y acciones, individualmente y colectivamente97.
Estos puntos de comparacin pueden facilitar una comparacin mejor y ms
profunda del estudio de la tica empresarial entre cualesquiera pases y continentes que se
escojan, incluso tambin podra ayudar para comparar las lneas de investigacin llevadas a
cabo por diferentes autores con vasta bibliografa publicada.
El autor explica, basndose en estas categoras y niveles de comparacin, las
siguientes diferencias y similitudes del estudio de la tica empresarial en Norte Amrica y
Europa Continental que se han visto corroboradas por estudios posteriores como los
realizados por L. Spence98. Los resultados que ofrece, estn restringidos a un tipo
97
Ibid., p. 6.
Cf. L.J. Spence, On Effective Interdisciplinary Alliances in European Business Ethics Research:
Discussion and Illustration, Journal of Business Ethics, vol. 17, 1029-1044; L.J. Spence, Is Europe
98
-178-
Captulo 3
La empresa como institucin social
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Captulo 3
La empresa como institucin social
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Captulo 3
La empresa como institucin social
Categora
CRITERIO DE
DIFERENCIA
Semntica
Habla de
tica
NORTE AMRICA
EUROPA
CONTINENTAL
Mltiples lenguas
Baja expresividad tica
++ Macro
Micro
Empresarial
Inters
internacional
Parmetros de
eleccin
Razones para
la tica
empresarial
Aplicacin
Acta en
tica
Empresarial Paradigma
Formacin
Piensa de
tica
Empresarial Iniciativas
cooperativas
Papel de los
ticos
Menos internacional
Ms internacional
Liberad de eleccin
(eleccin sin barreras)
Restricciones
para
la
eleccin
(eleccin con barreras)
Evitar
escndalos
y Argumentos economicistas
creacin
de
imagen
empresarial
Gran importancia de la Dbil orientacin prctica
orientacin prctica de la
tica empresarial
Normativo principalista Ciencias sociales
(aunque no existe un (aunque no existe un nico
nico paradigma)
paradigma)
Amplia aceptacin en las Empiezan
a
realizarse
escuelas de negocios; esfuerzos, no existe plena
empezando a integrarse en aceptacin e integracin
los curricula
Uso amplio de cdigos de
conducta; programas de
formacin tica, oficinas
ticas, etctera.
Comienzan a implantarse y
desarrollarse
bastantes
cdigos ticos, algunas
iniciativas comunitarias a
nivel de formacin y no hay
oficinas ticas
Enseanza de futuros
directivos, investigacin
orientada ms hacia la
resolucin de problemas y
de orientacin prctica,
incremento de actividades
de auditoria
Enseanza en diferentes
mbitos de grado y
postgrado; su investigacin
est menos orientada a la
prctica y ms a ofrecer
marcos
de
reflexin.
Algunas
acciones
de
consultora
se
estn
iniciando
-181-
Captulo 3
La empresa como institucin social
Esta comparacin entre los dos modelos del desarrollo de la disciplina de la tica
empresarial en la Europa continental y en los Estados Unidos y los pases anglosajones,
especialmente Gran Bretaa y Australia, ha inspirado los objetivos de diferentes
investigaciones para tratar de explicitar las semejanzas y diferencias que tras ellos
existen respecto al concepto de empresa que utilizan. Y si esa diferente concepcin no
es tanto de percepcin o construccin terica, sino de propio sustrato de la realidad
sobre la que tienen que trabajar los ticos en su reflexin.
En este sentido, por ejemplo, diferentes tericos sealan las diferencias que
existen en el trasfondo tanto de las investigaciones como del modo de gestionar y
administrar las organizaciones. Dicho en otras palabras, las distancias que en trminos
de reflexin y de prctica se han establecido entre la empresa la Europa Continental y
en Estados Unidos, distancias que tienen su origen en las diferencias culturales e
histricas que han marcado el desarrollo de sus empresas y de su sistema econmico. Es
decir, aunque es el sistema econmico capitalista (macro) el que se encuentra a ambos
lados del Atlntico su manifestacin es algo distinta tanto al nivel de sistema (macro)
como de modelo empresarial (meso). Esta tesis ha sido defendida, con gran claridad por
M. Albert en su libro Capitalismo contra capitalismo104, quien afirma que existen dos
modelos dentro del propio sistema capitalista, a los que denomina modelo neoamericano
o anglosajn (al de Estados Unidos y Gran Bretaa) y modelo renano (en el que incluye
a la Europa continental y a Japn) de capitalismo bajo los que se encuentran dos
concepciones de empresa. A continuacin se da cuenta de las caractersticas que
distinguen a ambos modelos.
El primer modelo, el modelo neoamericano se caracteriza por una mayor estima
por el xito individual y el beneficio financiero a corto plazo. Mientras que el segundo
modelo, el modelo renano de empresa valora ms el xito colectivo, el consenso y la
inquietud a largo plazo105. Es decir, se est en presencia de dos formas de entender la
actividad o praxis empresarial en sus tres niveles, micro, meso y macro y segn este
autor estos dos modelos estn en plena lucha por mostrar cul de los dos es a la vez el
ms justo y eficaz. Con estas palabras lo resea:
104
-182-
Captulo 3
La empresa como institucin social
Modelo neoamericano
Modelo renano
-183-
Captulo 3
La empresa como institucin social
110
-184-
Captulo 3
La empresa como institucin social
sus empresas que incluye aprendizaje y formacin contina; y por ultimo, en los
esfuerzos de investigacin, desarrollo e innovacin aceptados por las empresas.
Las ventajas del modelo del largo plazo renano segn M. Albert son mayores
que las derivadas del modelo de corto plazo neoamericano, tanto en el aspecto de
eficacia econmica como de justicia social. Sin embargo, en los ltimos tiempos se ha
producido un retroceso del modelo renano frente al neoameriano en ese pulso. Los
motivos son mltiples, pero los ms importantes son que el modelo renano ha perdido el
consenso sobre alguno de sus pilares como son la primaca de lo colectivo sobre los
intereses individuales, el potencial de los sindicatos y las asociaciones y el modo de
administracin de las empresas111, mientras que el modelo neoamericano se ha apoyado
desde los aos 80 en una gran capacidad de publicidad de los valores personales e
individuales a travs de diferentes medios, y tambin ha desarrollado una reflexin
profunda de los modelos de excelencia y de los valores y normas para la actuacin de
sus empresas, especialmente en el nivel micro y marco, a travs de la reflexin de la
tica empresarial norteamericana112.
Las diferencias sealadas entre la tica empresarial norteamericana y de Europa
continental as como las dos modelos que se dibujan en la praxis empresarial en estas dos
reas neoamericana y renana apunta a una serie de consecuencias o recomendaciones para
el futuro tanto de la investigacin como de la enseanza de la tica empresarial. A
continuacin se aportan una breves notas al respecto.
Por lo que respecta a la enseanza de la tica empresarial, sta en los Estados
Unidos no slo se encuentra incluida en los sistemas de enseanza curricular en la
enseanza superior sino que tambin es, hoy por hoy, de obligada inclusin en todos los
sistemas de enseanza continuada y de postgrado para los futuros profesionales en
instituciones empresariales.
Pero ms que su implantacin, que tiene motivos histrico-temporales, lo que ms
distingue la enseanza de la tica empresarial en ambos continentes es la tradicin del
conocimiento del que parten. En Norteamrica est enseanza proviene de la tradicin y
reflexin de los mbitos de la administracin y direccin de empresas, dando lugar a una
forma de ensear la tica empresarial centrada en el qu es ser tico en los negocios o en la
empresa. Mientras que por su parte, la enseanza de tica empresarial en Europa proviene
111
-185-
Captulo 3
La empresa como institucin social
de una reflexin que se desarrolla desde las ciencias sociales y en este sentido se centra
ms en la consideracin y pregunta de qu es tica empresarial113.
Una reciente publicacin sobre la enseanza de la tica empresarial en ocho
escuelas de negocio europeas114 muestra que existe una diversidad de enfoques tericos y
prcticos as como de temas que estas escuelas tratan. Por ejemplo, son tres los enfoques
de enseanza que se presentan: un enfoque de sociologa de las organizaciones115; otro
enfoque de tica aplicada entendida como casustica, es decir, que implican el
conocimiento de las teoras ticas normativas para luego trabajar con casos tratando de
aplicar los principios derivados de la teora tica116; y un tercero, centrado en la
rentabilidad de los aspectos ticos para la empresa o lo que es lo mismo orientados a las
cuestiones sociales117.
Los retos que se derivan para la enseanza y la investigacin se podran plantear, a
mi juicio, bajo tres epgrafes118. En primer lugar, ante la complejidad de los problemas a
que tiene que hacer frente la tica empresarial, uno de sus retos es el de equilibrar el
estudio en los tres niveles en los que se da la toma de decisiones y la accin humana.
Quizs el impulso de estudios de investigacin exhaustivos de casos prcticos o
112
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Captulo 3
La empresa como institucin social
reflexiones sobre temas de tica empresarial no se puede llevar quizs al mismo tiempo en
los tres niveles, pero s que se puede al menos incluir siempre referencias a las posibles
implicaciones para el resto de los niveles. Por otra parte, las cuestiones organizacionales nivel meso- son un desafo para la tica empresarial y tambin para la enseanza. Algunos
autores como Weiss119 y Mahoney120, sealan que no slo es deseable, sino tambin
necesario que la mirada tica se centrase de inmediato en la identificacin, reconocimiento
e implementacin conjuntamente con otros miembros de la compaa de sus
responsabilidades corporativas hacia todos sus otros grupos de intereses121.
En segundo lugar, el estudio de los intereses de los grupos de intereses y de las
responsabilidades de la compaa hacia la sociedad en la cual ella opera y de la cual
depende es un aspecto de la tica empresarial que necesita de mayores investigaciones,
pero sobre todo de su enseanza a los futuros directivos, quienes se tendrn que enfrentar
con sociedades cada vez ms globales.
Y, en tercer lugar, ante las diferencias existentes entre las dos aproximaciones a la
tica empresarial, la europea y la norteamericana, la interaccin y la comunicacin entre
ambas debera ser ms fluida, porque tienen muchas cosas que ensearse y aprender la una
de los otra, tanto en el nivel de la reflexin (pensar) como de la prctica (actuar)
desarrollados en ambos continentes.
Desde mi punto de vista, la teora o metodologa de stakeholders que ha
conocido su desarrollo en paralelo a este proceso de reflexin y accin recoge
potencialmente las ventajas de una visin del largo plazo tal y como las entiende el
modelo renano, pero manteniendo el concepto plural de empresa. Es decir, se mantiene
que en el proyecto empresarial confluyen numerosos intereses y que para el
mantenimiento a largo plazo y para lograr la legitimidad de tal proyecto empresarial es
necesario tener en cuenta todo esos intereses no slo de modo estratgico o
cortoplacista. Es en este sentido en el que un enfoque de Stakeholder parece presentar
una gran potencialidad para el desarrollo de una tica empresarial integrativa siempre y
cuando se sepa enmarcar su propuesta en un marco de reflexin tica tal y como se
propuso en el captulo segundo. Esta es la hiptesis de trabajo de esta tesis doctoral, que
119
Cf. en J.W. Weiss, Business ethics. A managerial stakeholder approach, California, Wadswokrth
Publishing Company, 1994, pp. 20-22.
120
Cf. J. Mahoney Teaching Business Ethics in the UK, Europe and the USA. A comparative Study, op.cit., p.
178.
121
Cf. Ibid., p. 178.
-187-
Captulo 3
La empresa como institucin social
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Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
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La metodologa de Stakeholders
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Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
T. Tuleja, Ms all de la cuenta de resultados, Barcelona, Plaza & Jans, 1987, p.58.
Cf. R. Davis / R.L. Blomstrom, Business and Society: Environment and Responsibility, London,
MacGraw-Hill, 1975, 3ed., p. 259ss; T. Tuleja, Ms all de la cuenta de resultados, Barcelona, Plaza &
Jans, 1987, p. 58ss.
3
Al respecto de la relacin entre el nacimiento del neologismo stakeholder y este cambio de concepcin
cabe destacar las obras de R.E. Freeman, Strategic Management. A Stakeholder Approach, Toronto,
Pitman, 1984, pp. 31ss; A.B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management,
Cincinnati Ohio, South-Western Publishing Co., 1989, 2 ed., 1993, pp. 59-60, J.W. Weiss, Business
2
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Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
-193-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
El SRI incluy en 1963 como grupos a considerar dentro del trmino global a los: accionistas,
trabajadores, clientes, proveedores, prestamistas y sociedad. Ms adelante volveremos sobre este tema de
clasificaciones de los Stakeholders.
10
Cf. al respecto de esta metfora T. Tuleja, Ms all de la cuenta de resultados, op.cit., especialmente el
tercer captulo, pp. 57-67.
11
Ibid., p. 60.
12
La pregunta acerca de la legitimidad de los intereses de los stakeholders en la empresa ha sido trabajada
por diferentes autores desde una perspectiva crtico-discursiva de la legitimidad de los intereses ver D.
Garca-Marz, Del balance social al balance tico en A. Cortina (dir.), Rentabilidad de la tica para la
empresa, Madrid, Visor, 1997, pp.229-255; D. Garca Marz, Mujer y entorno empresarial, Papeles de
tica economa y direccin, n4, 1999, pp.49-64.
13
K.E. Goodpaster, Business Ethics and Stakeholder Analysis in T. L. Beauchamp / N.E. Bowie,
Ethical theory and Business, op.cit., p. 85.
-194-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
moral, y ese inters no puede traducirse en valor econmico14. Dicho de otro modo, al
hablar de los intereses en la empresa, no son slo los intereses econmicos los que estn
en riesgo, sino tambin otra clase de intereses15.
Mediante estas dos metforas se observa que el concepto de stakeholder implica
primero, que la actividad de cualquier organizacin empresarial en definitiva, su buen
o mal funcionamiento y tambin su xito y competitividad depende de numerosos
grupos (stakeholder approach), y no slo de los accionistas o propietarios (stockholder
o shareholder approach). Segundo, que estos grupos tienen o poseen intereses
relacionados directa o indirectamente con la empresa, puesto que son depositarios de
una apuesta16. La pregunta acerca de lo que se apuestan o se juegan estos grupos
de intereses en la actividad empresarial apunta que no son slo intereses individuales o
subjetivos, sino que tambin son o pueden ser intereses grupales e incluso
universalizables. En esta lnea, a lo largo de esta tesis doctoral se entender que un
inters es cualquier demanda o expectativa que un stakeholder puede tener o elevar
frente a la empresa y que tienen que ver con sus posesiones, con sus derechos, con la
satisfaccin de sus necesidades a largo plazo, etctera17.
En resumen, el concepto de stakeholder es bastante complejo, en l se incluye
una relacin que va en dos direcciones; la empresa depende de los stakeholders y la
satisfaccin o respeto de los intereses, derechos o propiedades de los stakeholders est
en juego en la actividad empresarial, por ende, dependen de ella. En este sentido se pone
de relieve una doble relacin que se entabla entre la empresa como organizacin social
14
Cf. Sobre el acoso moral H. Leymann, Mobbing. La perscution au travail, Paris, ditions du Seuil,
1996; M.F. Irigoyen, El acoso moral el maltrato psicolgico en la vida cotidiana, Barcelona, Paids,
1999.
15
Cf. G. Morgan, Imgenes de la organizacin, Madrid, Ra-ma, 1990, pp. 135ss; D. Garca-Marz, Del
balance social al balance tico en A. Cortina, Rentabilidad de la tica para la empresa, op.cit., pp.229255; D. Garca Marz, Mujer y entorno empresarial, Papeles de tica, economa y direccin, op.cit.,
pp.49-64;
16
Cf. al respecto J. L. Fernndez Fernndez, tica para empresarios y directivos, op.cit, p. 141; para la
defensa del concepto de stakeholder como aquel que invierte o se juega un inters ver A. Etzioni, A
Communitarian Note on Stakeholder Theory, Business Ethics Quarterly, October 1998, vol.8, n4,
p.682.
17
Otros autores como Carroll afirman que aquello que pone en juego un stakeholder cabe dentro de tres
categoras diferentes: intereses, derechos y propiedad. En cuanto a inters entiende que ste lo es cuando
una persona o grupo podra ser afectada por una decisin, sta tiene un inters en la decisin. La
categora de derechos la divide en derecho legal que lo define como aquella relacin en la que existe una
reclamacin legal y, derecho moral definido como aquellas situaciones en las que una persona o grupo
opina que tiene un derecho moral para ser tratado de una determinada forma o para tener un determinado
derecho particular protegido. Y la propiedad la define en trminos de poseer un ttulo legal que convierte
-195-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
y sus diferentes stakeholders. Diferentes autores han intentado atrapar esta riqueza
conceptual en una definicin. Esta tarea no ha sido fcil, pues cualquier intento de
definir suele ser insatisfactorio. Sin embargo, un estudio de la evolucin del trmino a
partir de sus definiciones permitir comprender la riqueza que tiene como un nuevo
enfoque de anlisis y gestin de la empresa. Adems este estudio ofrecer algunas pistas
acerca de la relacin entre el concepto de empresa, de teora tica y de un modelo de
tica empresarial integrativo.
-196-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
est basada en razones que apuntan al incremento del valor econmico de la empresa.
La teora o metodologa de stakeholders, por su parte, es un intento de integrar en una
sola teora o metodologa la idea bsica de que la empresa tiene una responsabilidad que da lugar a obligaciones concretas- frente a diferentes pblicos o grupos donde estn
incluidos por ejemplo los accionistas, los clientes, los trabajadores y los directivos.
Mantiene que la empresa tiene esa responsabilidad porque los stakeholders tienen
intereses (exigencias o demandas subjetivas) legtimos referentes, por ejemplo, a la
seguridad del producto, a la no-discriminacin en el puesto de trabajo, a la proteccin
del medioambiente, etctera.
Tras esta sucinta exposicin de la distincin entre un enfoque de direccin o de
empresa centrado en los propietarios o en los stakeholders, se puede apreciar mejor que
la definicin que se ha expuesto presenta cierta deficiencia o es incompleta en dos
sentidos. Por una parte, nicamente pone de relieve la necesidad que tiene la
organizacin de conseguir apoyo de otros grupos de intereses para desarrollar su
actividad, pero no pone de manifiesto la importancia que tiene, ni la riqueza que otorga,
una empresa a los stakeholders. Es decir, no considera que la empresa puede y de hecho
incidir de modo positivo o negativo sobre los intereses o expectativas de los
stakeholders. Por otra parte, no ofrece ningn significado acerca de qu es lo que aporta
cada una de las partes en relacin.
Estas deficiencias conducen a una de las formulaciones de stakeholders ms
utilizada en la actualidad y que se ha convertido en un clsico dentro de la literatura de
stakeholders. Esta es la definicin que ofrece Freeman de stakeholders del siguiente
modo:
Cualquier grupo o individuo que puede afectar o ser afectado por el logro de
los objetivos de la empresa20
En esta definicin se incorpora el sentido de apoyo de los grupos hacia la
empresa que indicaba el SRI, pero de un modo mucho ms concreto, pues hace hincapi
ya no en el xito, pudiendo ste ser muy abstracto, sino en los objetivos, decisiones o
polticas de la empresa. As, en mi opinin, esta definicin va ms all del stakeholder
como grupo de apoyo pues, por un lado, en este poder afectar o ser afectado no se
& Society , vol.33, n1, 1994, pp.95-98; G. Moore, Tinged shareholder theory; or whats so special about
stakeholders en Business Ethics: A European Review, vol.8, n2, 1999, pp.117-127.
20
R. E. Freeman, Strategic Management. A Stakeholder Approach, op.cit, p.24.
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Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
A. B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit., p.60; Tambin Evan y
Freeman definen en el mismo sentido a un Stakeholder Los Stakeholders son aquellos grupos quienes
tienen un inters en o reclamacin sobre la compaa W.M. Evan / R.E.. Freeman, A Stakeholder
Theory of the Modern Corporation: Kantian Capitalism in T. L. Beauchamp / N.E. Bowie, Ethical
theory and Business, op.cit., p. 75.
22
El modo en que el enfoque de stakeholders ha sido utilizado la definicin de la responsabilidad social
de la empresa ser objeto de estudio en el captulo quinto (siguiente) de esta tesis doctoral.
23
W.R. Dill, Public Participation in Corporate Planning: Strategic Management in kibitzens world in
Long Range Planning, 1975, pp, 57-63 citado por R.E. Freeman / D.L. Reed, Stockholders and
Stakeholders: A new Perspective on Corporate Governance in California Management Review, op.cit.,
pp. 88-106.
24
Cf. acerca de los trminos en los que se plantea el debate K.E. Goodpaster, Business Ethics and
Stakeholder Analysis in T. L. Beauchamp / N.E. Bowie, Ethical theory and Business, op.cit., pp. 85-93;
A.B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit.; T. Donaldson / L.E.
-198-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
A mi juicio, se descubre uno de los puntos clave de esta tesis doctoral, que tiene
que ver con la cuestin de fondo de si este concepto de stakeholder debe ser utilizado
por las empresas de un modo meramente estratgico con el objetivo de dirigir su
empresa hacia los objetivos econmicos que necesita para su supervivencia en el
mercado; o, por el contrario, la inclusin del punto de vista de los stakeholders en la
concepcin de la empresa va ms all de la pura estrategia y su pretensin debera ser
tratar a los stakeholders desde planteamientos tico-normativos buscando el largo plazo
del proyecto empresarial25. Esta ltima posicin llevara a fijarse en el enfoque de
stakeholder como el modo de definir la responsabilidad social de la empresa y su
definicin se aproximara a la que ofrece, en 1982, De George quien define a los
stakeholders como:
Aquellos hacia los que la empresa tiene cualquier obligacin moral son
llamados colectivamente Stakeholders de la corporacin26
Bajo esta posicin, que mantiene esta tesis doctoral, se afirma que la empresa
tiene obligacin o responsabilidad moral frente a algunos grupos o individuos, y que
slo stos pueden ser considerados como stakeholders. As pues no es todo grupo que
pudiera apoyar a la empresa, sino slo hacia aquellos grupos que poseen intereses
reclamaciones o exigencias- legtimas. Pero aqu la dificultad estriba en averiguar
cundo un inters de un stakeholder es legtimo y por qu la empresa se tiene que ver
obligada a satisfacerlo27.
Preston, The Sakeholder theory of the corporation: concepts, evidence and implications in Academy of
Management Review, 1995, vol.20, n1, pp.85-91 y R.E. Freeman, Strategic Management. A Stakeholder
Approach, op.cit.. Sobre el desarrollo del debate en los ltimos aos el monogrfico de la revista
Academy of Management Review, vol. 24, n.2, 1999 donde expertos como R.E. Freeman, T. Donaldson,
J.S. Frooman, D.A. Gioia, L.K. Trevino y G. Weaver en el enfoque de Stakeholders presentan su posicin
al respecto y establecen un dilogo entre ambas posiciones. Tambin sobre este debate S.L. Berman /
A.C.Wicks / S. Khota / T.M. Jones, Does Stakeholder orientation matter? The relationship between
stakeholder management models and firm financial performance? in Academy of Management Review,
vol. 42, n5, 1999, pp.488-506.
25
K.E. Goodpaster, Business Ethics and Stakeholder Analysis in T.L. Beauchamp / N.E. Bowie,
Ethical theory and Business, op.cit., p. 87.
26
R.T. de George, Business Ethics, New Jersey, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, 1982, 4 ed. 1995, p.
133.
27
En la bibliografa al respecto encontramos otras conceptualizaciones del trmino que ponen de relieve
este aspecto de la responsabilidad que tiene cualquier empresa no slo hacia los accionistas sino tambin
hacia otros grupos. Ver por ejemplo A. Kitson / R. Campbell, The Ethical Organization. Ethical Theory
and Corporate Behaviour, London, MacMillan Business, 1996, pp.108-111, J. Donaldson, Business
Ethics A European Casebook, London, Academic Press, 1992, p. XXV y R.E. Freeman / D.L. Reed,
Stockholders and Stakeholders: A new Perspective on Corporate Governance in California
Management Review, vol.25, n. 3, 1983, pp.88-106.
-199-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Ibid, p. 87. Ver tambin A.B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit.
-200-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
intrnseco y no meramente estratgico. Las dudas que surgen ante esta visin tienen
relacin con la dificultad de pedirle a la direccin de una empresa una gestin de esta
clase, dado que entre la direccin de la empresa y sus accionistas y propietarios existe
una relacin de carcter legal ser ensalzado en numerosos casos sobre el resto de
relaciones sociales que la empresa pueda tener con otros stakeholders. Por tanto, la
neutralidad que se le exige al directivo bajo un enfoque multifiduciario est minada
desde el principio, no existe tal posibilidad de equilibrio de intereses por parte de la
direccin de una empresa puesto que la relacin legal toma preeminencia.
El estudio de estos dos enfoques conduce a Goodpaster a recomendar una
sntesis de las dos visiones. Esta postura sostiene que la empresa tiene unas
responsabilidades morales hacia los stakeholders porque tienen un valor intrnseco, pero
que no se puede pedir que la responsabilidad fiduciaria bsica de la empresa hacia los
accionistas pierda preeminencia. En este sentido afirma que es posible mantener la
preeminencia de la responsabilidad de la empresa hacia sus accionistas, pero siempre
dentro de un marco tico y de responsabilidad tica ms amplio. En su opinin, esta
responsabilidad tica es el deber u obligacin de la empresa de no hacer dao, chantaje,
robo, etctera. Es decir, que la empresa deber seguir manteniendo un enfoque centrado
en el accionista, pero con una perspectiva ms amplia que otorga el marco tico y del
que una empresa no puede salirse aun a riesgo de ir en contra de los beneficios
econmicos de los accionistas. As pues, los accionistas no pueden esperar de sus
directivos que adopten un comportamiento que pudiera ser inconsistente con las
expectativas ticas razonables de la comunidad.
A mi juicio, esta propuesta de sntesis ofrece una idea bsica, de vital
importancia desde el punto de vista de la tica empresarial, que apunta que las empresas
deberan dirigirse estratgicamente y moralmente al mismo tiempo. Sin embargo, no
existen apenas estudios que desarrollan tal idea. Apunta esta necesidad de sntesis, pero
no ofrece ms razones que las de mantener la preeminencia de los intereses de los
accionistas al mismo tiempo que afirma la imposibilidad que existe de dirigir la empresa
de espaldas a la sociedad y a los stakeholders de la empresa, no slo por razones
estratgicas sino tambin morales porque tales stakeholders tienen un valor en s
mismos.
pp. 62-66.
-201-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
29
Cf. para la propuesta de una direccin de la empresa que atienda a estas dos dimensiones la propuesta
de P. Ulrich, Bases para una tica econmica crtica, Madrid, Alcal de Henares, Instituto de direccin y
organizacin de empresas, n.83, 1993; P. Ulrich, "tica y xito empresarial: ideas clave para una tica
empresarial integrativa", II Jornadas de tica Empresarial, Octubre de 1994; P. Ulrich / T. Maak,
Integrative Business Ethics: A critical approach in St. Gallen in L. Zsolnai (ed.), The European
difference. Business Ethics in the Community of European Management Schools,
Boston/Dordrecht/London, Kluwer Academic Publishers, 1998, pp.59-74. Para un anlisis de su
propuesta J.F. Lozano, La tica en la direccin empresarial: participacin y responsabilidad en A.
Cortina (dir.), Rentabilidad de la tica para la empresa, op.cit., pp.83-121 y A. Cortina/ J. Conill / A.
Domingo / D. Garca-Marz, tica de la Empresa. Hacia una nueva cultura empresarial, Madrid, Trotta,
pp.129-133.
-202-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
En
segundo
lugar,
deberemos
entender
los
procesos
30
Cf. R.E. Freeman, Strategic Management. A Stakeholder Approach, Toronto, Pitman, 1984, pp. 52-54,
y especialmente la nota 3 del captulo p.81, donde seala, por una parte, que la terminologa que usa es la
misma de G. Allison, Essence of Decision, Boston, Little Brown, 1971 y, por otra parte, que este esquema
tridimensional puede utilizarse para complementar una aproximacin de portafolio para la direccin
estratgica de las empresas.
31
R.E. Freeman, Strategic Management. A Stakeholder Approach , Toronto, Pitman, 1984, p. 53.
-203-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
32
Cf. W.M. Evan / R.E. Freeman, A Stakeholder Theory of the Modern Corporation: Kantian
Capitalism in T. L. Beauchamp / N.E. Bowie, Ethical Theory and Business, op.cit., pp. 75-84.
33
Cf. T. Donaldson / L.E. Preston, The Stakeholder theory of the corporation: concepts, evidence, and
implications in Academy of Management Review, op.cit., pp.65-91.
34
Donaldson desde sus primeras aproximaciones al modelo de Stakeholders en su obra: T. Donaldson,
The Ethics of International Business, New York, Oxford University Press, 1989, pp. 46-51 ha intentado
desarrollar una base normativa para la teora de los stakeholders desde la moderna teora de los derechos
de propiedad basndose fundamentalmente en el pensamiento Rawlsiano. Ver al respecto el captulo 6 de
esta tesis doctoral.
-204-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Estos autores sealan que si se acepta sta interpretacin de los tres aspectos o
dimensiones de la metodologa de stakeholder, entonces se pueden formular bajo cuatro
hiptesis la propuesta de la teora de stakeholder. Hiptesis que se explican a
continuacin35.
La primera hiptesis mantiene que la teora de stakeholders es indiscutiblemente
descriptiva. Es decir, presenta un modelo para analizar y representar qu es la empresa.
Describe la empresa como una constelacin de intereses cooperativos y competitivos
que poseen un valor intrnseco. Los aspectos de este modelo pueden ser examinados
para una adecuada descripcin: Es este modelo ms preciso descriptivamente que sus
modelos rivales? Ms an los participantes ven, de hecho, la corporacin de esa
forma? El modelo tambin puede servir como un marco para examinar cualquier
demanda emprica, incluyendo predicciones instrumentales, relevantes para el concepto
de stakeholder, pero no para examinar la base normativa del concepto.
La segunda hiptesis, afirma que la teora de stakeholder es tambin
instrumental o estratgica. En este sentido la teora establece un marco para examinar
las relaciones, si las hay, entre la prctica de la direccin de stakeholder y el logro de
diversos objetivos de realizacin resultados- de la empresa. El principal centro de
inters aqu ha sido la proposicin o propuesta de que las empresas que practican la
35
Cf. T. Donaldson / L.E. Preston, The Stakeholder theory of the corporation: concepts, evidence, and
implications in Academy of Management Review, op.cit., pp.66-69.
-205-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
36
Cf. Al respecto de este punto S.L. Berman / A.C. Wicks / S. Khota / T.M. Jones, Does Stakeholder
orientation matter? The relationship between stakeholder management models and firm financial
performance? in Academy of Management Review, vol. 42, n5, 1999, pp.488-506.
37
ste aspecto del equilibrio de los intereses en juego ha sido precisamente uno de los ms criticados por
la bibliografa sobre Business Ethics. Ver por ejemplo E. Sternberg, Just Business. Business Ethics in
action, London, Lancaster Place, 1995, especialmente pp. 49-53.
-206-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. por ejemplo la bibliografa reseada en los colectivos editados por el Clarkson Centre for Business
Ethics. M.B.E. Clarkson, The corporation and its Stakeholders: classic and contemporany raedings,
Toronto, University of Toronto Press, 1998; J.M. Logsdon / D.J. Wood / L.E. Benson (eds.) Research in
Stakeholder Theory, 1997-1998. The Sloan Foundation Minigrant Project, Clarkson Centre for Business
Ethics, 2000. En cuanto a centros de investigacin se pueden mencionar el Clarkson Centre For Business
Ethics en Toronto (Canada).
39
Cf. M.B.E. Clarkson./ M.C. Deck, Applying the stakeholder management to the analysis and
evaluation of corporate codes in D.C. Ludwig(ed.) Business and society in a changing world order, New
York: Mellon Press, 1993, pp. 55-76; D.R. Robideaux./ M.P. Miles/ J.B. White, Codes of Ethics and
Firm Size: A Stakeholder Approach to Strategic Planning., International Journal of Value-Based
Management, vol. 6, n. 1, 1993, pp. 49-60.
40
Cf. E. Petkus./ R.B. Woodruff, A Model of Socially Responsible Decision-Making Processes in
Marketing: Linking Decision Makers and Stakeholders, Marketing Theory and aplication, vol.3, 1992,
pp.154-161; R.A. Upchurch, A Conceptual Foundation for Ethical Decision Making: A Stakeholder
Perspective in the Lodging Industry (U.S.A.), Journal of Business Ethics, vol.17, n.12, 1998, pp.13491361.
41
Cf. M.B.E. Clarkson, "Defining, Evaluating, and Managing Corporate Social Performance: A
Stakeholder Management Model." in Post, James (ed.), Research in Corporate Social Performance and
Policy, Greenwich, Conn., JAI Press, vol.12, 1991, pp.331-358; M.B.E. Clarkson, A Stakeholder
Framework for analyzing and evaluating corporate social performance, The Academy Management
Review, Vol, 20, n. 1, 1995, pp. 92-117.
42
Cf. K. Davenport, An independent social audit / External Assessment of Levi Strauss" in J.M.
Logsdon / D.J. Wood / L.E. Benson (eds.) Research in Stakeholder Theory, 1997-1998. The Sloan
Foundation Minigrant Project, Clarkson Centre for Business Ethics, University of Toronto, 2000,
pp.101-116; M. Sillanp, The Body Shop Values Report--Towards Integrated Stakeholder Auditing,
Journal of Business Ethics, vol. 17, n. 13, 1998, pp. 1443-1456.
43
Cf. T. Donaldson / L.E. Preston, The Stakeholder theory of the corporation: concepts, evidence, and
implications in Academy of Management Review, op.cit., pp.69ss.
-207-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
-208-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
-209-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
45
Cf. Sobre la dimensin descriptiva de los stakeholders en base a la urgencia, legitimidad y poder de los
stakeholders el interesante trabajo de R.K. Mitchell / B.R. Agle / D.J. Wood, Toward a Theory of
Stakeholder identification and salience: defining the principle of who and what really counts, Academy
of Management Review, vol.22, n. 4, 1997, pp. 853-886 y B.R. Agle / R.K. Mitchell / J.A. Sonnenfeld,
"A report on stakholder attributes and salience, corporate performance, and CEO Values" in J.M.Logsdon
/ D.J. Wood / L.E. Benson (eds.) Research in Stakeholder Theory, 1997-1998. The Sloan Foundation
Minigrant Project, Clarkson Centre for Business Ethics: University of Toronto, 2000, pp.39-54. Con
respecto a esta informacin que ofrece el concepto de Stakeholder J.M. Lozano seala que al preguntarse
por los intereses que hay en juego en una empresa, el anlisis de Stakeholders est afirmando que vivimos
en sociedades pluralistas en trminos de disposicin de poder, pero no en trminos ideolgicos o
culturales. As este anlisis da una imagen de la empresa como el nudo de una red de relaciones y,
consecuentemente, permite ver a la empresa como una entidad relacionada con toda clase de grupos e
interactuando J.M. Lozano, tica y empresa, Madrid, Trotta, 1999, p. 125.
-210-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
46
Cf. R.E. Freeman, Strategic Management. A Stakeholder Approach, op.cit., p. 58. Por ejemplo, son
considerados como clsicos en la literatura los trabajos sobre poder corporativo de E.M. Epstein: en los
que analiza los siguientes aspectos del poder corporativo: niveles (macro, intermedio, micro e individual),
esferas (econmica, social y cultural, poder sobre los individuos, tecnolgica, medioambiental y poltica)
y las consecuencias del poder sobre los diferentes niveles, E.M. Epstein, The Corporate Social Policy
Process and the Process of Corporate Governance, American Business Law Journal, vol. XXV, n. 3,
1987, pp. 361-383; E.M. Epstein, Dimensions of corporate power, pt.1 en California Management
Review, vol.16, n2, pp.9-23; E.M. Epstein, The Corporate Social Policy Process: Beyond Business
Ethics, Corporate Social Responsibility, and Corporate Social Responsiveness, California Management
Review, vol. XXIX, n. 3, Spring, 1987, pp. 99-114; E.M. Epstein, Dimensions of corporate power,
pt.2, California Management Review, vol.16, n4, pp. 32-47; E.M. Epstein, Business Ethics and
Corporate Social Policy, Business & Society , March, vol. 37, n. 1, 1998, pp. 7-39.
-211-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Anlisis del
comportamiento del
Stakeholder
Explicacin del
comportamiento del
Stakeholder
Anlisis de la
coalicin
Comportamiento actual
Objetivos
Comportamientos comunes
Potencial cooperativo
Stakeholders
Intereses comunes
Amenaza competitiva
Opiniones
Estrategias genricas
(Valoracin de las
fuerzas estratgicas)
Ofensiva
Defensiva
Cambio de reglas
Dominio
Programas
especficos para
Stakeholders
Programa de
Stakeholder
integrativo
Fuente:FREEMAN, R.E., Op. cit. A Stakeholder Approach, Toronto, Pitman, 1984, pg. 131
-212-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. al respecto T. Ambler / A. Wilson, Problems of Stakeholder Theory, Business Ethics: A European
Review, 1995, pp.30-35
49
Cf. R.K. Mitchell / B.R. Agle / D.J. Wood, Toward a Theory of Stakeholder identification and
salience: defining the principle of who and what really counts, Academy of Management Review, op.cit.,
pp. 865ss. Ver sobre el concepto de poder de Max Weber su obra M. Weber, Economa y sociedad,
esbozo de sociologa comprensiva, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2 ed. 1964, tambin J. Pfeffer,
Power in organizations, Harper Business, 1981. Otros estudios acerca del poder en las organizaciones a
destacar son estudios entre los que podemos destacar, E.M. Epstein, Dimensions of Corporate Power
(1), California Management Review, vol. 16, n 2, 1973, pp. 9-23; G. Morgan, Imgenes de la
organizacin, op.cit.; A. Buckley, The Essence of Business Ethics, New York, Prentice-Hall, 1995 y E.
Sternberg, Jus Business. Business Ethics in action, op.cit., pp.159-168 y 215-262. Para un anlisis y
crtica del concepto de poder basado nicamente en acciones estratgicas J. Habermas, Problemas de
legitimacin en el capitalismo tardo, Madrid, Ctedra, 1999, pp. 161-234; J. Habermas, Perfiles
filosfico-polticos, Madrid, Taurus-Santillana, 1984, reimpr. 2000, pp.205-222.
50
Sobre la diferencia entre accin estratgica y accin comunicativa se remite al apartado 1.2. de la
presente tesis doctoral y acerca de un estudio y distincin del poder estratgico derivado de la accin
estratgica y del poder comunicativo derivado de la accin comunicativa se remite al apartado 6.3. de a
presente tesis doctoral; y tambin a H. Steinmann, Business Ethics in a modern society, EBS Review,
n12., summer, 2001, p.14.
-213-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
del poder, que como se enunci ya en el primer captulo de esta tesis doctoral y como se
defender en el apartado 6.3 de esta tesis doctoral, no es la nica forma o tipo de poder;
existiendo tambin, cuando se habla de tipos de poder referidos a las acciones, el poder
comunicativo. Sin embargo, la utilizacin del concepto de poder en la literatura de
stakeholders est siempre apoyada en un concepto de poder como influencia abriendo
diferentes clasificaciones o tipologas.
Estas tipologas hacen uso de la fuente de la que emana la capacidad de
influencia (poder) para analizar los diferentes tipos de poder que existen. As por
ejemplo, algunos autores utilizan la siguientes tipologa: poder coercitivo, poder
utilitario y poder normativo-social51. El poder coercitivo es el que emana de los recursos
fsicos que posee el sujeto, el poder utilitario emana de los recursos materiales o
financieros de que dispone y el poder normativo-social surge de los recursos simblicos
que tiene el sujeto.
En este sentido la empresa se entiende como configurada por diferentes
stakeholders que tienen la capacidad para influir en las polticas, estrategias o acciones
de la empresa. Esa capacidad para influir o poder estar definida por la fuente de la que
provenga y tambin por la urgencia del inters que eleven los stakeholders. La categora
de urgencia se puede definir como la presin que ejercen los stakeholders para hacer
valer su inters a travs del poder. Esta presin viene determinada por el grado en el
tiempo y en intensidad- en que los stakeholders influyen en un tema concreto sobre la
empresa. Por ejemplo, la urgencia del inters que eleva Greenpeace sobre las empresas
multinacionales respecto a los vertidos contaminantes es muy alta, mientras que no se
presenta tan alta en otros grupos como pueden ser los trabajadores de las
multinacionales52. Esta categora permite describir los stakeholders de un modo no ya
esttico sino dinmico en el tiempo.
As pues, para responder a la pregunta planteada en la dimensin analtica de la
metodologa de stakeholder acerca de quines son aquellos grupos o individuos que
51
Cf. Al respecto de esta formulacin A. Etzioni, Modern organization, Englewood Cliffs, 1964, p.59;
formulacin que siguen y aplican a sus estudios D.J. Wood, D.J./Jones, R.E., Stakeholder Mismatching:
A Theoretical Problem in Empirical Research on Corporate Social Performance., The International
Journal of Organizational Analysis, vol.3, 1995, pp.260ss; R.K. Mitchell / B.R. Agle / D.J. Wood,
Toward a Theory of Stakeholder identification and salience: defining the principle of who and what
really counts, Academy of Management Review, op.cit., pp. 865ss.
-214-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
pueden afectar o ser afectados por el logro de los objetivos de la empresa?, pregunta
que tiene por finalidad describir lo ms certeramente posible las relaciones de la
empresa con su entorno y para la que se contemplan dos categoras: el poder de los
stakeholders y su urgencia.
Desde mi punto de vista, un anlisis de este tipo poco dice acerca de qu
stakeholders hay que incluir el mapa de stakeholders, segunda pregunta relevante del
uso analtico de la metodologa. Pues al considerar a los stakeholders como grupos o
personas que influyen o son influidas, cualquiera puede ser considerado en mayor o
menor medida un stakeholder. Esta dificultad ha conducido a los estudios sobre el
enfoque de stakeholder a definir los grupos o individuos no ya slo su poder o su
urgencia, sino tambin por el grado de legitimidad de sus demandas y por el grado y
tipo de responsabilidad que la empresa tiene frente a tales intereses53. Es decir para
llevar a cabo un uso analtico del enfoque de stakeholders que sea lo ms exhaustivo
posible y que responda tambin a la dimensin normativa de la metodologa de
stakeholder, tal y como se formul en la cuarta hiptesis de la metodologa, as como en
el anlisis de las definiciones del mismo, es necesario considerar que un stakeholder no
es cualquier grupo de presin, sino aquel grupo de presin que reclama o demanda
intereses legtimos.
52
Cf. R.K. Mitchell / B.R. Agle / D.J. Wood, Toward a Theory of Stakeholder identification and
salience: defining the principle of who and what really counts, Academy of Management Review, op.cit.,
pp. 867ss.
53
Cf. Para una cronologa desde el memorandum del Stanford Institute Research de 1963 al trabajo de
Donaldson / Preston de 1995, sobre del modo en que se define los stakeholders desde grupos de apoyo
pasando por ser grupos de influencia o presin a ser demandantes o reclamantes legitimados R.K.
Mitchell / B.R. Agle / D.J. Wood, Toward a Theory of Stakeholder identification and salience: defining
the principle of who and what really counts, Academy of Management Review, op.cit., pp.858. En cuanto
a la propuesta de definir los tipos de responsabilidad de la empresa en el uso analtico de stakeholders Cf.
A.B. Carroll, A Three-Dimensional Conceptual Model of Corporate Performance, Academy of
Management Review, vol. 4, n4, 1979, pp. 497-505 y A.B. Carroll, Business & Society, Cincinnati Ohio,
South-Western Publishing Co., 1989, 2 ed., 1993, p. 78:
TIPOS DE RESPONSABILIDADES
STAKEHOLDERS
Econmica
Legal
tica
Filantrpica
Propietarios
Clientes
Trabajadores
Comunidad
Pblico en general
Grupos activistas
Otros
Matriz Stakeholder/Responsabilidad
-215-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. Sobre esta tesis para poder descubrir y analizar los stakeholders relevantes para la empresa y
dibujar un mapa de stakeholders completo y exhaustivo de las relaciones de la empresa con sus
stakeholders R.K. Mitchell / B.R. Agle / D.J. Wood, Toward a Theory of Stakeholder identification and
salience: defining the principle of who and what really counts, Academy of Management Review, op.cit.,
pp.853-886; S.L. Wartick / D.J. Wood., International Business & Society, Malden / Oxford, Blackwell
Publishers Inc., 1998, 2 reimpr.2000, pp.93-115.
-216-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
55
Cf. E. Lukes, El poder. Un enfoque radical, Madrid, Siglo XXI, 1985; R.K. Mitchell / B.R. Agle / D.J.
Wood, Toward a Theory of Stakeholder identification and salience: defining the principle of who and
what really counts, Academy of Management Review, op.cit., pp. 868-870.
56
Cf. al respecto R. E. Freeman / D.L. Reed, Stockholders and Stakeholders: A new Perspective on
Corporate Governance in California Management Review, op.cit., pp.88-106; R. E. Freeman, Strategic
Management. A Stakeholder Approach, op.cit., pp. 22ss y A. Kitson / R. Campbell, The Ethical
Organization. Ethical Theory and Corporate Behaviour, op.cit., pp. 108ss.
57
Cf. R. E. Freeman, Strategic Management. A Stakeholder Approach, op.cit.; A. B. Carroll, Business &
Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit.; D. W. Wheeler / M. Sillanp, The Stakeholder
corporation. A blueprint for maximizing stakeholder value, London, Pitman Publishing, 1997.
-217-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
58
Cf. Sobre esta clasificacin W. M. Evan / R.E.. Freeman, A Stakeholder Theory of the Modern
Corporation: Kantian Capitalism in T. L. Beauchamp / N.E. Bowie, Ethical theory and Business, op.cit.,
pp.75-84.
-218-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. A. Cortina / J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la empresa. Claves para una nueva
cultura empresarial, op.cit., pp.51-74; J. Conill, Guerra econmica y comunidad internacional, Sistema,
n 149, 1999, pp.99-110.
60
Cf. R.E. Freeman / D.R.Jr. Gilbert, Corporate Strategy and the Search for Ethics, New Jersey, Prentice
Hall, Englewood Cliffs, 1988; A. Kitson / R. Campbell, The Ethical Organization. Ethical Theory and
Corporate Behaviour, op.cit., p. 110.
61
A. B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit., p. 65.
62
Ibid., p. 62.
-219-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
grupos sociales satlites de la empresa64. S. Garca Echevarra mantiene que existe una
interpretacin de la empresa que apunta que la empresa est configurada por diferentes
grupos de afectados. Estos grupos de afectados junto con la empresa forman una
coalicin de intereses y de poder, en la que adems unos adoptan el papel de
participantes y otros de colaboradores. Su tesis consiste en afirmar que la decisin de
los objetivos empresariales nicamente corresponde a los grupos nucleares participantes
en la empresa, pero no al resto, puesto que stos intentan reflejar:
Los objetivos del grupo, mientras que los grupos satlites tratan de buscar
formas y poder para que se reflejen, en todo o en parte, sus objetivos concretos
que tratan de perseguir a travs de la instrumentalizacin empresarial o
sistema de objetivos pluralista65.
Como se puede observar en este texto, la clasificacin de Garca Echevarra se
define siguiendo el criterio de posesin de poder, entendida como capacidad de
influencia y tambin de urgencia del inters que poseen. En esta lnea afirma que la
descripcin de los diferentes grupos y su clasificacin es de vital importancia para la
direccin de empresas. Esta descripcin ser utilizada, en un primer momento, para
conocer los aspectos relevantes del entorno a travs de la informacin que proporcionan
los propios grupos sociales para, en un segundo momento, valorar si la empresa es
capaz o no de poder asimilar esos intereses o demandas66. El criterio en este caso que
apunta, el profesor Garca Echevarra, para valorar la satisfaccin de los intereses es la
cercana que tengan a las competencias empresariales.
En definitiva, bajo esta clasificacin es imprescindible saber diferenciar entre los
grupos que poseen objetivos concretos que ataen a las competencias empresariales los
intereses que abanderan los grupos nucleares- y aquellos objetivos que siempre
quedaran ms alejados de la actividad empresarial los intereses que elevan los grupos
satlites-. A estos ltimos la empresa debe prestarles atencin porque, como seala el
63
Ibid., p. 23.
Esta clasificacin se enmarca en el concepto de Responsabilidad Social amplio de la empresa que
teoriza S. Garca Echevarra, Responsabilidad Social y Balance Social de la empresa, Madrid, Fundacin
Mapfre, 1982, pp. 69-73. En esta distincin el autor entiende por social: la dimensin sociolgica de
las relaciones interhumanas, las relaciones societarias, por lo que para nosotros aqu siempre social
equivale a Sociedad o relacionado con la Sociedad pp. 69.
65
Ibid., pp. 73-74.
66
Cf. S. Garca Echevarra, Los lmites de la competencia desde una perspectiva tica en A. Argandoa
/ A. Cortina, et.al., tica y empresa: una visin multidisciplinar, Madrid, Visor, 1997, pp.139-166
64
-220-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
-221-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
-222-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. W. M. Hoffman, Business and environmental ethics in J. Drummond / B. Bain (eds.), Managing
Business Ethics. A reader on Business Ethics for Managers and Students, Oxford, Butterworth
Hinemann, 1994, 2 ed. 1996, p.155.
69
Cf. R. E. Freeman, Strategic Management. A Stakeholder Approach, op.cit. pp.43ss En la pgina 56
Freeman propone un ejemplo de los Stakeholders especficos de una gran empresa. Por su parte A. B.
Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit. muestra en un cuadro un
ejemplo de desglose de Stakeholders especficos en una hipottica empresa americana.
-223-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
-224-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. acerca de los intereses de las mujeres como derechos fundamentales y universales no renunciables
en nuestra sociedad V. Camps, El siglo de las mujeres, Madrid, Ctedra, 1998; V. Camps, Derechos de
la mujer y derechos universales en J. Rubio-Carracedo, J. M. Rosales y M. Toscano, Retos pendientes de
tica y poltica. Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa, Suplemento 5, 2000, pp. 137-148 y
sobre el concepto de inters tambin V.Camps / S. Giner, El iinters comn, Madrid, Centro de Estudios
Constitucionales, 1992, pp.45ss. Para otras posiciones feministas en la filosfia espaoa denominadas
feminismo de la igualdad proponen pensar la perspectiva del gnero desde una perspectiva del sujeto y no
del hombre o de la mujer ver por ejemplo A. Valcrcel, Sexo y filosofa, sobre mujer y poder,
Barcelona, Anthropos, 1991; A. Valcrcel, El feminismo, en J. Rubio-Carracedo, J. M. Rosales y M.
Toscano, Retos pendientes de tica y poltica. Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa, op.cit.,
pp.123-135; C. Amors, Tiempo de feminismo. Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad,
Madrid, Ctedra, 1998.
-225-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
las posibles coaliciones que se pueden dar entre ellos. Como certeramente recuerda
Freeman debe tenerse en cuenta que lo que reclaman muchas veces los stakeholders no
est siempre relacionado con intereses econmicos sino que en ocasiones est
relacionado con el reconocimiento de valores o de formas de vida que un grupo o
coalicin de stakeholders eleva. Es decir, que ver la empresa desde la metodologa de
stakeholders no implica solamente explicar e identificar las interrelaciones en que est
inmersa la empresa, sino tambin en distinguir aquellas que se derivan de su actividad
ordinaria de las que se derivan de las consecuencias e implicaciones de su actividad. Por
eso los stakeholders no slo son grupos vinculados directamente y exclusivamente con
la actividad de la empresa sino con grupos que pueden ver afectados sus intereses por la
actividad empresarial o que pueden afectar a la actividad empresarial71.
La utilidad de esta propuesta como mtodo para identificar los diferentes
stakeholders con respecto a estos tres atributos es, a mi entender, de gran vala como
herramienta heurstica si el objeto es conocer quin o qu realmente cuenta para la
direccin? y qu mecanismos o canales de comunicacin utilizan o tienen para
expresar sus intereses?. Es decir, siempre y cuando se tenga siempre presente que no
tiene pretensiones de ser una herramienta prescriptiva de la accin de las empresas, sino
simplemente de anlisis de las percepciones de qu stakeholders se contemplan bajo la
interpretacin que cada empresa hace de su mapa de stakeholders. Sin embargo, desde
mi punto de vista, son bastante cuestionables las implicaciones que, de esta herramienta
de identificacin de stakeholders, derivan sus autores, quienes llegan a afirmar que este
uso:
Permite dirigir un mapa de stakeholders legtimos y por tanto llegar a ser
sensibles con las implicaciones morales de sus acciones con respecto a los
stakeholders72
Respecto a las implicaciones de la herramienta para la direccin de empresas se
desprende de esta afirmacin que la identificacin de los atributos de los stakeholders
permitir orientar o prescribir la actuacin de la empresa siguiendo criterios morales.
Sin embargo, como se acaba de comprobar el concepto de legitimidad se apoya tanto en
razones convencionales (sociales y legales) como postconvencionales (morales), pero en
71
Cf. al respecto R.E. Freeman, Strategic Management. A Stakeholder approach, op.cit., pp. 63ss; J.M.
Lozano, tica y empresa, op.cit., p. 127.
-226-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
ningn momento trata de distinguir ambos tipos de criterios y, por tanto, no se puede
decir que el mero hecho de identificar los stakeholders definitivos permita decir que
stos son los stakeholders legtimos desde el punto de vista moral. Esta propuesta de
clasificacin trata de presentarse como un criterio para distinguir la legitimidad de los
stakeholders o de sus intereses frente a la vigencia de los mismos, pero no lo consigue.
En definitiva, no logra diferenciar correctamente entre un inters o reclamacin legtimo
desde una perspectiva convencional de vigencia social y un inters legtimo desde una
perspectiva postconvencional o de validez moral.
Desde mi punto de vista, esta propuesta de los stakeholders Relevantes (salience
stakeholder) es de suma vala para la clasificacin de los stakeholders, para conocer
quin cuenta realmente para la empresa y poder elaborar un mapa de stakeholders con
las relaciones tal y como las percibe la empresa con los diferentes grupos de
stakeholders. Sin embargo, necesita que algunos de los conceptos que utiliza sean
desarrollados teniendo en consideracin la distincin existente entre vigencia social
(convencionalidad de los juicios sociales) y validez moral (postconvencionalidad de los
juicios morales), as a la distincin entre acciones estratgicas y acciones
comunicativas.
En este sentido, a mi juicio, se apunta la necesidad de revisar tres conceptos
presentes en la metodologa de stakeholders a la luz de tal perspectiva, a saber, el
concepto de poder estratgico, el concepto de legitimidad y el concepto de
responsabilidad de la empresa. As pues parece necesario elaborar, por una parte, un
concepto de poder corporativo que no slo responda al modelo de racionalidad
estratgica o accin estratgica sino tambin al uso y existencia de un poder
comunicativo capaz de generar tambin entendimiento y cooperacin entre los
stakeholders; de esta tarea se ocupar el ltimo apartado de tesis doctoral donde se lleva
a cabo una propuesta integral de la metodologa stakeholders desde la tica empresarial
integrativa y un concepto de responsabilidad moral empresarial.
Por otra parte, tambin se hace necesario un concepto de legitimidad que permita
criticar la vigencia social o legal de la validez moral de los intereses de los stakeholders.
Como ya se ha sealado en diferentes momentos de este trabajo, y se analiz tambin en
el primer captulo de esta tesis doctoral, no todas las normas sociales o legales son
72
R.K. Mitchell / B.R. Agle / D.J. Wood, Toward a Theory of Stakeholder identification and salience:
-227-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
73
-228-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
la normativa. Por tanto, esta dimensin analtica no ser la que permitir desarrollar
propiamente una gestin del mbito moral de la empresa, aunque es de vital importancia
para incluir a todos los afectados en la propia direccin as como sus intereses y las
posibilidades y canales que tienen para poder expresar sus intereses y expectativas.
Aunque llegado este momento se debe pasar a tratar de responder a la pregunta de tras
este anlisis de los stakeholders qu se debe hacer, cmo se debe actuar con cada una
de estas relaciones. Esta pregunta se aborda en la dimensin estratgica del uso
instrumental de la metodologa de stakeholders.
74
Cf. W.C. Frederick / K. Davis / J.E. Post, Business and Society. Corporate Strategy, Public Policy,
Ethics, New York, McGraw Hill, 1988, p.84.
-229-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
-230-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
75
Cf. T.M. Jones / A.C. Wicks, Convergent Stakeholder theory, Academy of Management Review, vol.
24, No 2, 1999, pp. 237-241; D.P. Quinn / T.M. Jones, An Agent Morality Model of Business Policy.,
Academy of Management Review, vol. 20, 1995, pp. 25ss; S.L. Berman / A.C.Wicks / S. Khota / T.M.
Jones, Does Stakeholder orientation matter? The relationship between stakeholder management models
and firm financial performance? in Academy of Management Journal, vol. 42, n5, 1999, pp.491-492.
-231-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
76
T.M. Jones / A.C. Wicks, Convergent Stakeholder theory, Academy of Management Review, vol. 24,
No 2, 1999, pp. 237-241; D.P. Quinn / T.M. Jones, An Agent Morality Model of Business Policy.,
Academy of Management Review, vol. 20, 1995, p. 25.
-232-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
77
A. Kitson / R. Campbell, The Ethical Organization. Ethical Theory and Corporate Behaviour, op.cit.,
p.160.
-233-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
78
Cf. R.E. Freeman / D.L. Reed, Stockholders and Stakeholders: A new Perspective on Corporate
Governance in California Management Review, vol.25, n. 3, 1983, pp.88-106; J.M. Lozano, tica y
empresa, op.cit., p. 133.
79
Cf. A.B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit., p. 77.
80
W.C. Frederick / K. Davis / J.E. Post, Business and Society. Corporate Strategy, Public Policy, Ethics,
op.cit., p.77.
81
J.M. Lozano, tica y empresa, op.cit., p. 133.
-234-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
82
Cf. I. C. MacMillan / P.E. Jones, Strategy Formulation: power and politics, St. Paul, MN, West, 1986,
pp.66ss.
83
Cf. G.T. Savage / J.D. Blair, The importance of relationships in Hospital negotiation strategies,
Hospital & Health services administration, vol. 34, n. 2, 1989, pp. 231-253; G.T. Savage / T.W. Nix /
C.J. Whitehead / J.D. Blair, Strategies for Assesing and Managing Organizational Stakeholders,
Academy of Management Executive, vol. 5, n 12, 1991, pp. 61-75; J.D. Blair / T.T. Rock / T.M. Rotarius
/ M.D. Fottler / G.C. Bosse / J.M. Driskill, "The problematic fit of diagnosis and strategy for medial
group stakeholders - Including IDS/Ns" in Health Care Management Review, vol. 21, n 1, 1996, pp. 7-
-235-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Como se puede apreciar siguiendo esta matriz surgen cuatro tipos de estrategias
con respecto a los stakeholders, a saber, estrategia de implicacin, de control, de
defensa o de colaboracin.
La estrategia de stakeholder tipo 1 o implicada, es aquella que responde a una
situacin en la que existe una alta colaboracin con los stakeholder y un bajo nivel de
amenaza. Este sin duda alguna es el tipo ideal de stakeholder, donde la estrategia a seguir,
sera, tener en cuenta los intereses de todos los afectados por la actividad empresarial.
Algunas manifestaciones prcticas de este tipo de estrategias son, por ejemplo, la direccin
participativa, la democracia industrial, etctera.
La estrategia de stakeholder tipo 2 o de control es aquella en que los stakeholders
podran ser considerados como no-stakeholders, puesto que se da una baja cooperacin de
los stakeholders en la empresa, y el nivel de amenaza sobre la empresa tambin es bajo. La
estrategia aqu se centra en la direccin por parte de la organizacin de esos stakeholders
marginales, para que la situacin no cambie o para estar preparados por si se producen
cambios.
La estrategia de stakeholder tipo 3 o defensiva responden a las situaciones en que
se da una alta posibilidad de amenaza por parte de los stakeholders hacia la empresa, y un
bajo nivel de cooperacin. Por tanto, la estrategia recomendada es aqu defender la
empresa de los stakeholders agresivos hacia ella.
Por ltimo, la estrategia de stakeholder tipo 4 o colaboradora, en esta situacin se
da una alta cooperacin, y una alta posibilidad de amenaza de los stakeholders con
respecto a la empresa. Aqu la estrategia es intentar aumentar la colaboracin, es decir,
intensificar o tratar de maximizar la probabilidad de que ese stakeholder siga siendo de
apoyo para la empresa.
La recomendacin general que se plantea desde un punto de vista instrumental
del enfoque de stakeholders es que la empresa debera, por una parte, tratar de satisfacer
mnimamente los intereses demandas o exigencias- de aquellos stakeholder que en
apariencia no presentan una amenaza o colaboracin potencial, es decir, que no tienen
28; J.D. Blair / G.T. Savage / C.J. Whitehead, "A Strategic Approach for Negotiating with Hospital
Stakeholders." Health Care Management Review, vol. 14, n 1, 1989, pp. 13-23.
-236-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
poder de influir en los objetivos de la empresa; y, por otra parte, satisfacer al mximo
los intereses de aquellos que presentan una alta potencialidad de cooperacin84.
A mi juicio, pese a que esta propuesta para la generacin de estrategias puede
resultar de cierta utilidad como un modo de relacionarse con el poder estratgico de los
stakeholders, no arroja ninguna luz acerca del tipo de estrategias que la empresa tiene que
adoptar con respecto al resto de atributos que posee un stakeholders y que se descubren al
elaborar el anlisis de stakeholders. Es decir, la comprensin de las relaciones con respecto
a los stakeholders y la generacin de estrategias siguiendo esta propuesta slo responde a
los stakeholders como influyente (influencers) pero no como stakeholders definitivos con
poder, legitimidad y urgencia, por utilizar la terminologa de Mitchell, Agle y Wood.
Por lo tanto, son cuatro modos estratgicos de tener en cuenta a los stakeholders y
de reflejarlos en el plan estratgico de la empresa, pero nada dicen respecto al tipo de
responsabilidad que tiene la empresa frente a cada uno de ellos pues no se est
considerando la legitimidad de sus intereses. En ese sentido no aporta una comprensin
sobre los aspectos de legitimidad y moralidad de las decisiones empresariales y sus
estrategias. Y no aporta criterios o principios para decidir en caso de conflicto de
estrategias dentro del mismo tipo. En definitiva, en el proceso de elaboracin de estrategias
no slo pueden converger consideraciones estratgicas sino tambin consideraciones
acerca de la legitimidad y moralidad de las estrategias, como se defiende en este trabajo y
se argumentar en forma de propuesta en el ltimo apartado de esta tesis85. La cuestin que
cabe resolver o contestar es si esas cuestiones de legitimidad y de estrategia convergen en
ocasiones por accidente o porque existe un ncleo normativo y, por tanto, prescriptivo en
el enfoque de stakeholders.
La relacin entre las versiones instrumentales y normativas del enfoque de
stakeholder ha sido fuente de discusin durante los ltimos aos, pues existen propuestas
tericas de stakeholders que afirman que la convergencia de los dos tipos de cuestiones
estratgicas y normativas-, o lo que es lo mismo el uso instrumental del enfoque de
stakeholders y el uso normativo del mismo, tienden a converger como por inercia.
Mientras que otras propuestas mantienen que no es simplemente la inercia sino que
existen razones fundamentales que exigen la convergencia de los dos usos, instrumental y
84
Cf. G.T. Savage / T.W. Nix / C.J. Whitehead / J.D. Blair, Strategies for Assesing and Managing
Organizational Stakeholders, Academy of Management Executive, vol. 5, n 12, 1991, p.72.
85
Cf. J.M. Lozano, tica y empresa, op.cit., pp.134ss.
-237-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
normativo y, por tanto, exigen el desarrollo del uso normativo del enfoque de
stakeholders86.
La cuestin que est en juego en este debate es la relacin que se establece entre los
tres usos del enfoque de stakeholders, a saber, el uso analtico, el uso estratgico y el uso
normativo. Este ltimo, de modo genrico, se basa en las razones morales que existen para
dirigir la empresa bajo el modelo de stakeholders, es decir, por el valor intrnseco o
legitimidad que tienen determinados stakeholders. En otras palabras, el uso normativo del
enfoque de stakeholders no contempla a los stakeholders como medios para conseguir la
maximizacin de los intereses de los accionistas, ms bien considera que ciertos intereses
de los stakeholders poseen legitimidad moral y frente a ellos la empresa tiene una
responsabilidad
moral
que
se
define
en
trminos
de
co-responsabilidad
postconvencionalidad. Esta ltima posicin es la que mantiene esta tesis doctoral y que
ser justificada y argumentada a lo largo del bloque tercero, pero antes se analizarn las
propuestas que la literatura ha proporcionado acerca de las obligaciones y
responsabilidades que tienen frente a sus stakeholders y sus argumentos. Anlisis que se
realiza en este apartado del uso instrumental, puesto que parten de una visin y definicin
de stakeholder instrumental.
86
Cf. Sobre este debate T.M. Jones / A.C. Wicks, Convergent Stakeholder theory, Academy of
Management Review, vol. 24, No 2, 1999, pp. 237-241; D.P. Quinn / T.M. Jones, An Agent Morality
Model of Business Policy., Academy of Management Review, vol. 20, 1995, pp. 25ss; S.L. Berman /
A.C.Wicks / S. Khota / T.M. Jones, Does Stakeholder orientation matter? The relationship between
stakeholder management models and firm financial performance? in Academy of Management Journal,
vol. 42, n5, 1999, pp.491-492.
-238-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
asuntos (issues) representativas con las que se enfrentan los directivos en su trato con
los diversos stakeholders87.
Algunos autores como N.E. Bowie y R.F. Duska explican que aunque existen
muchas clases de posiciones dentro de la direccin de una compaa, normalmente, se
eligen a los directivos (managers), como representantes de la empresa, por dos motivos.
En primer lugar, porque es a ellos ante quienes los miembros del personal presentan sus
reclamaciones e informes, y el directivo es el nico que tiene responsabilidad de dirigir
y conducir al conjunto de la organizacin, adems de ser el mximo responsable ante
los accionistas. Y en segundo lugar, porque las responsabilidades que poseen los
directivos, en la mayora de los casos, son aplicables a otras posiciones.
Una mirada sobre el entorno actual del tejido empresarial permite observar que
cada una de las relaciones que se establecen entre la gestin de la empresa, la direccin
de los stakeholders y los directivos conlleva un conjunto de responsabilidades que a
menudo derivan en conflictos de intereses o de obligaciones llegando a crear problemas
organizacionales. N.E. Bowie y R.F. Duska destacan de esta forma algunos de esos
conflictos:
La relacin con los propietarios o accionistas saca a la luz el problema de
cmo justificar el gasto de dinero en calidad en lugar de en objetivos
econmicos. La relacin con los clientes eleva cuestiones de seguridad y
responsabilidad del producto, y la relacin con clientes potenciales saca a
colacin todos los problemas asociados con la publicidad. La relacin con
otras empresas desencadena una multitud de cuestiones como el espionaje
industrial o el mantenimiento de secretos organizacionales. Los trabajadores
realizan demandas a los empresarios como salarios justos, condiciones de
trabajo dignas, compensaciones por perjuicios o daos, y el derecho a tener
una vida privada. Con los gobernantes, con problemas que tienen que ver con
el tema de si las regulaciones gubernamentales son buenas o necesarias o
simplemente estn desautorizadas. Con el pblico en general, por ejemplo con
87
Cf. de los anlisis ms interesantes al respectos de estas obligaciones de la empresa frente a los
diferentes Stakeholders W. M. Evan / R.E. Freeman, A Stakeholder Theory of the Modern Corporation:
Kantian Capitalism in T. L. Beauchamp / N.E. Bowie, Ethical theory and Business, op.cit., pp. 75-84; A.
B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit., pp.189-546; N.E. Bowie /
R.F. Duska, Business Ethics, op.cit., pp. 40-42, 67-92; J.W. Weiss, Business Ethics. A managerial
Stakeholder Approach, op.cit., pp.133-213.
-239-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
4.3.2.1. Propietarios
Los propietarios tienen un inters financiero en la organizacin en forma de
acciones y/o bonos. Ellos esperan que la empresa o direccin de la organizacin les
asegure algn tipo de retorno de beneficios a cambio de su apuesta. Sin duda alguna
cualquiera de ellos ha dado dinero directamente o indirectamente a la compaa. En este
sentido, la empresa afecta al sustento de los propietarios y/o a su jubilacin y esperan,
tienen la expectativa, de que la direccin de la empresa posea la habilidad necesaria
para cuidar de sus bonos o acciones cuando ellos ya no puedan trabajar. Por supuesto,
los intereses de los propietarios sern diferentes dependiendo del tipo de propiedad que
posean90.
88
-240-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Diferentes estudiosos del tema, entre ellos N.E. Bowie y R.F. Duska, sealan
que las obligaciones que tienen los directivos respecto a los propietarios o accionistas se
basan en tres obligaciones fiduciarias que poseen por ser representantes o directivos de
la empresa. Sin duda alguna los negocios no pueden funcionar sin representantes, y los
directivos son representantes que tienen responsabilidades fiduciarias que acompaan a
su representacin. Siguiendo a estos autores, se enuncian tres clases de obligaciones.
En primer lugar, obligaciones de obediencia, que implican que el directivo debe
obedecer todas las directrices razonables de la empresa. La clave de esta obligacin
reside en el trmino razonable que, segn Bowie y Duska, quiere significar que las
directrices deben ser acordes con las funciones establecidas en el contrato existente
entre el directivo y la organizacin.
En segundo lugar, obligaciones de confidencialidad, que se relacionan con el
secreto de la informacin referente a la empresa. La riqueza intelectual suele dar lugar a
conflictos de derechos entre el empleado y el empleador, entre otros motivos porque
esta riqueza es en gran medida parte de la futura empleabilidad del trabajador/a.
Y, en tercer lugar, obligaciones de lealtad que significan que no debe crearse
competencia con la empresa. Un ejemplo de esta obligacin la ofrece la funcin que
desempea el contable que debe ser leal a las directrices empresariales de cada empresa
individualmente aunque trabaje para diferentes organizaciones interrelacionadas entre
s91.
Entre los conflictos de intereses y de responsabilidades que suelen ser ms
comunes en la relacin entre los propietarios y los directivos, y que han dado lugar a
numerosos trabajos por el conflicto o dilema tico al que suele dar lugar, est la
obligacin fiduciaria del delator o whistle-blowing. El Whistle-blowing se centra en
la obligacin de un trabajador o representante, no slo de desobedecer ciertas demandas
del superior sino tambin de informar el mal comportamiento o acciones incorrectas del
superior. As es el acto por el cual un trabajador informa del comportamiento ilegal o
inmoral de un igual o superior.
Como se puede apreciar, este acto puede entrar en conflicto con la obligacin de
lealtad que tienen los trabajadores y los directivos con respecto a la empresa y a sus
propietarios.
91
Cf. N.E. Bowie / R.F. Duska, Business Ethics, op.cit., pp. 70-71.
-241-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. R. Duska, Wistleblowing and Employee loyalty in T. L. Beauchamp / N.E. Bowie, Ethical theory
and Business, op.cit., pp. 312-316.
-242-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
del soplo, de modo que el objetivo no debe ser buscar la proteccin para el sopln,
aunque tambin es un tema que debera trabajarse en las organizaciones.
N. Bowie, Business Ethics, Englewood Cliffs, N.J., Prentice Hall, 1982, 1 ed., p.142 citado en N.E.
Bowie / R.F. Duska, Business Ethics, op.cit., p. 73.
-243-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
moral o social, esto es as porque tal maximizacin permite el mayor bien o porque son
derechos de propiedad. El objetivo de la empresa es bien diferente desde el punto de
vista del concepto de stakeholder, pues entonces su objetivo debe contemplar la
sentencia kantiana del respeto a las personas. El verdadero objetivo de la empresa es, de
este modo, servir de vehculo para la coordinacin de los intereses de los
stakeholders95, es decir, la empresa sirve para la satisfaccin de los stakeholders, y
ninguno puede ser usado como medio.
Evan y Freeman definen las obligaciones de los directivos como el
cumplimiento de dos principios que ellos denominan Principios de la direccin de
Stakeholders que son los siguientes y que se analizarn en profundidad en el ltimo
captulo de esta tesis doctoral y aqu slo se enuncian:
El primero es que la corporacin deber ser dirigida para el beneficio de sus
stakeholders: sus clientes, proveedores, propietarios, trabajadores y comunidad local.
Los derechos de estos grupos deben ser asegurados, y adems los grupos deben
participar, en cualquier sentido, en decisiones que afectan substancialmente a su
bienestar. (Principio de la legitimidad corporativa).
El segundo afirma que la direccin tiene una relacin fiduciaria hacia los
stakeholders y hacia la empresa como entidad abstracta. sta puede actuar en el inters
de los stakeholders como su representante (agente) y debe actuar en los intereses de la
corporacin para asegurar la supervivencia de la firma, salvaguardando el largo plazo de
cada grupo. (Principio fiduciario de los stakeholders).
Sealan adems que estos criterios son guas ideales para la organizacin
inmortal y que son dos principios universales. Dicho en otras palabras, que estos dos
principios son los que aseguran el largo plazo de la actividad empresarial y que son
condicin de posibilidad de su existencia.96.
4.3.2.3. Trabajadores
Los intereses ms comunes de los trabajadores son bsicamente tres: su puesto
de trabajo, su retiro o jubilacin y la empleabilidad. La empresa, por su parte, espera de
los trabajadores que sigan las instrucciones de los directivos, que durante todo el tiempo
94
-244-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
96
Ibid., p. 82.
Ibid., p. 80.
98
Cf. N.E. Bowie / R.F. Duska, Business Ethics, op.cit., p.86.
97
-245-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
posibilidad del abuso del poder y la usurpacin de libertad por medio del uso de la
coaccin99.
Los conflictos de intereses ms significativos entre la empresa y los trabajadores
como stakeholders- emanan de la misma aplicacin de estos derechos. Tres se
presentan como los ms significativos.
En primer lugar, el derecho de los trabajadores a la libertad. El derecho a la
libertad es el derecho de la no-interferencia. Pero esta no-interferencia tiene un fin,
puesto que el ser humano no es libre para hacer lo que le d la gana. La especificacin
clsica del derecho a la libertad la ofrece John Stuart Mill al sealar que:
El nico fin por el cual el ser humano tiene garantizada individual o
colectivamente en interferir la libertad de otros con su propia libertad de
accin es la proteccin. El nico objetivo por el cual el poder puede ser
ejercido correctamente sobre cualquier otro miembro de la comunidad de la
civilizacin, o contra l, es prevenir el dao a otros. Su propio bien, bien sea
fsico o mental, no es garanta suficiente100.
No obstante, las corporaciones podran y de hecho han argumentado recurriendo
a esta definicin que violaciones aparentes sobre la libertad de los individuos son
necesarias para prevenir el dao que pudiera sufrir la corporacin. Sobre la base de este
argumento las compaas han regulado el vestuario, la vida social, la vida familiar y las
opiniones polticas de los empleados interfiriendo en ocasiones la libertad de los
trabajadores101.
En segundo lugar, el derecho de los trabajadores a un salario justo. Desde el
punto de vista del laissez-faire, en un mercado libre ideal, la gente tiene su fuerza de
trabajo para vender, y su suerte depende de la ley de la oferta y la demanda. Desde este
punto de vista las empresas pueden decir que pagan y pagarn dependiendo del precio
del mercado. De este modo, siguen argumentando que si los obreros no quieren trabajar
por el salario que les ofrecen, pueden no coger el trabajo y son libres de hacerlo.
99
Cf. N.E. Bowie / R.F. Duska, Business Ethics, op.cit., p.86; J. W. Weiss, Business Ethics. A managerial
Stakeholder Approach, op.cit., pp.184ss. Weiss seala que el contrato que se establece entre un trabajador
y la persona que le da trabajo es tan desigual en trminos de poder que por este motivo se ha planteado un
contrato social entre ambas partes con el objetivo de estipular un tipo de contrato ms simtrico en la
relacin contractual. De acuerdo con este punto de vista los trabajadores podran negocia y discutir la
arbitrariedad de la direccin al usar su poder sobre los trabajadores.
100
J.S. Mill, Sobre la libertad y otros escritos, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1991,
p.13.
-246-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
4.3.2.4. Clientes
Algunos autores como Bowie, Duska y Weiss consideran que si bien es obvio
pensar que las empresas tienen alguna responsabilidad hacia sus clientes, cabe
preguntarse por el substrato tico de esta expectativa, es decir, cul es la naturaleza de la
responsabilidad corporativa hacia los clientes como stakeholders105. Si se piensa que un
consumidor no est obligado a comprar un producto y es libre de comprarlo o
rechazarlo, por qu no podra cualquiera argumentar que la responsabilidad para
determinar la seguridad y confianza que espera el cliente- reside ms en el cliente que
en el productor?
En el caso que se conteste afirmativamente a la primera parte de esta pregunta se
sita uno bajo la visin clsica de la teora del libre mercado que sostiene que al cliente
se le debe dar un anuncio del producto hueco o vaco de advertencias (caveat emptor), y
101
-247-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
que la mxima debe de ser deja que el comprador se cuide de s mismo106. La doctrina
de esta advertencia vaca tiene cierta verosimilitud en un mundo donde los productos
industriales son lo suficientemente simples para ser examinados directamente por su
seguridad y confianza, y donde existe suficiente tiempo para el consumidor para hacer
eso. En opinin de estos autores la doctrina de la advertencia vaca es defectuosa
moralmente porque sta sita toda la responsabilidad para determinar la seguridad y
confianza en el cliente. As apuntan que requisitos de imparcialidad o justicia deberan
al menos hacer de la seguridad y la confianza una responsabilidad compartida del
cliente y el productor107.
Siguiendo a J.W. Weiss se pueden enumerar tres crticas a esta teora del libre
mercado de libre eleccin con respecto a la relacin cliente empresa108. La primera es
que existen empresas que manipulan las necesidades y los hbitos; la segunda, que hay
una falta de informacin sobre productos en bastantes ocasiones; y, la tercera, que la
mano invisible no protege al cliente contra anuncios controvertidos y productos de baja
calidad.
Desde este punto de vista se puede pensar que tal responsabilidad compartida
quizs es una idea imposible si se consideran las caractersticas de los productos de una
sociedad altamente tecnolgica y opulenta. Los clientes no conocen, y no puede
esperarse, que sepan suficiente sobre automviles, ordenadores, etc. Adems, los
clientes modernos realizan centenares de decisiones de compra cada semana por lo que
no se puede esperar de ellos que investiguen la seguridad y confianza de todos ellos. Por
estas razones apuntan que las empresas deben tener mas responsabilidad ante la
seguridad y confianza de los productos y servicios y que, adems, el mbito jurdico
debera regularlo109.
106
A este respecto Weiss seala que esta teora sostiene que la relacin entre la empresa y el cliente est
regulada por una mano invisible, puesto que el cliente tiene libertad y sentido comn suficiente para
seleccionar lo que quiere o rechazar lo que no quiere. J.W. Weiss, Business Ethics. A managerial
Stakeholder Approach, op.cit., p. 137.
107
Cf. N.E. Bowie / R.F. Duska, Business Ethics, op.cit., p.83.
108
Cf. J.W. Weiss, Business Ethics. A managerial Stakeholder Approach, op.cit., p.137.
109
Cf. N.E. Bowie / R.F. Duska, Business Ethics, op.cit., p.83.
-248-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
2.
3.
4.
Cf. M.G. Velasquez, Business Ethics. Concepts and Cases, op.cit.; J.W. Weiss, Business Ethics. A
managerial Stakeholder Approach, op.cit., p.138 sealan que existe un contrato social implcito o
explcito entre los clientes y las empresas de que se derivan una serie de obligaciones de la empresa ante
los clientes y de derechos que todo cliente debera poder ejercer.
111
Cf. J.W. Weiss, Business Ethics. A managerial Stakeholder Approach, op.cit., pp.139ss.
-249-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Ibid., p. 139.
Ibid., p. 143.
114
Cf. R.T. de George, Business Ethics, op.cit., p. 133.
113
-250-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
4.3.2.5. Proveedores
Los proveedores, interpretados en el sentido de stakeholders, son vitales para el
xito de la compaa. Los materiales en bruto determinarn la calidad del producto final
y el precio. Por su parte, la empresa es un cliente del proveedor y es, por tanto, vital
para el xito y supervivencia del proveedor. Cuando la compaa trata a los proveedores
como un miembro valioso de la red de stakeholders, ms que como simplemente una
fuente de materiales, el proveedor responder cuando la compaa lo necesite.
En este sentido, se habla de esa necesidad mutua (reciprocidad de obligaciones)
que implica el trmino stakeholders, pues los proveedores y la compaa pueden
mejorar o caer los dos juntos. Por supuesto, de nuevo, la relacin particular con el
proveedor depender de un nmero de variables tales como el nmero de proveedores, y
si estos suministran bienes acabados o materias primas115.
115
-251-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
tambin ha sealado junto con Evan, que desde el punto de vista estratgico, s que
tienen una clara relevancia.
Aun as no sitan a los competidores en el sentido restringido del trmino de
stakeholder, porque hablando con propiedad estos no son necesarios para la
supervivencia o el xito de la empresa. Es decir, el enfoque de Stakeholders trabaja
igualmente bien en un contexto de monopolio. Ahora bien, siguen diciendo que, los
competidores y el gobierno debern ser los primeros en ser incluidos en una teora
bsica ms extensa. No es verdad que los intereses de los competidores en una industria
estn siempre en conflicto, existen muchos casos que muestran lo contrario. Y, adems
no existe ninguna razn por la cual las uniones de asociaciones u otros grupos
multiorganizacionales no puedan unirse para solucionar problemas comunes117
Los conflictos que normalmente se suelen dar entre una empresa y sus
competidores son los relacionados con el espionaje industrial y la competencia desleal
que normalmente supone una ruptura de las leyes del mercado o empresariales.
and Corporate Behaviour, op.cit., p.110. Esto llevara al anlisis del mercado y de las reglas bsicas de la
libre competencia. Cf. J. Conill, tica del capitalismo, Claves de la razn prctica, n.30, 1993, pp.25-35.
117
Cf. W.M. Evan / R.E. Freeman, A Stakeholder Theory of the Modern Corporation: Kantian
Capitalism in T. L. Beauchamp / N.E. Bowie, Ethical theory and Business, op.cit., p. 81.
118
Ibid.,p. 81.
-252-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
119
ticas que una comunidad pudiera ejercer como presin frente a la empresa. Como
sealan Bowie y Duska:
Despus de todo, desde la decisin de empezar un negocio resida en la libre
decisin del empresario, no es la decisin de cerrarla, moverla o
abandonarla tambin la libre decisin del propietario?, no es el propietario
libre de hacer con el negocio lo que desee? qu es lo que quiere?120.
Sin embargo, a la luz de las reflexiones acerca de la responsabilidad social y
ecolgica de la empresa, este argumento defendiendo la libertad del propietario ha sido
modificado, principalmente porque se considera que cuando una empresa comienza su
actividad, se presupone que lo hace con el objetivo de satisfacer los intereses de dos
grupos: propietarios y comunidad en la cul se establece. Su existencia reside sobre, al
menos, un acuerdo o contrato implcito: que esta relacin ser mutuamente beneficiosa.
Aunque ninguna de las partes pueda prever el posible futuro dao, cualquiera podra
argumentar que existe por lo menos un entendido implcito de que cualquier perjuicio
que pudiera provocar cualquiera de las partes ser evitado, si ello es posible.
En esta lnea, Bowie y Duska mantienen que la relacin entre una empresa y su
comunidad implica al menos tres principios ticos, a saber, que ninguna parte podr
daar a la otra sin suficiente razn (no dao); que la compensacin deber ser realizada
por daos anteriores o costes (justicia compensatoria); y, que en algunos casos, la
empresa deber estar obligada a prevenir el dao (obligacin de prevenir prejuicios)121.
Los conflictos ms comunes que se suelen producir entre la empresa y la
comunidad como stakeholder son dos: el cierre de plantas y la contaminacin
atmosfrica:
a) En cuanto al cierre de una planta: los argumentos esgrimidos normalmente a
favor del cierre de plantas de produccin son el argumento de la libertad, es decir, uno
puede hacer lo que quiera con su propiedad, y el argumento del beneficio que defiende
119
Cf. podemos encontrar una aplicacin de esta idea en D. Garca-Marz, Aspectos ticos de la relacin
Banca-Industria en A. Argandoa, (dir) Dimensiones ticas de los mercados financierios, Banco Bilbao
Vizcaya, 1994.
120
N.E. Bowie / R.F. Duska, Business Ethics, op.cit., p.77.
121
Ibid., p. 78.
-253-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
los derechos de los propietarios de hacer lo que ellos quieran para maximizar los
beneficios econmicos siempre que no impliquen sus actos ni fraude ni extorsin.
Frente al primero de los argumentos se podra decir que la empresa es una
organizacin social y que implica a otras esferas con las que est relacionada y, que para
cerrar una relacin se deben dar suficientes razones para ello a la otra parte. Tambin se
podra estudiar o considerar la capacidad de la empresa y su tamao y posibilidades
de re-organizacin. Adems, se puede apelar tambin al concepto de justicia
compensatoria, por el cual la ciudad o comunidad contribuye al beneficio que la
empresa consigue permitindole usar sus tierras y sus ciudadanos como trabajadores.
Como respuesta al segundo argumento se podra decir que muchas plantas no se
trasladan porque no obtengan beneficios, sino porque quieren obtener ms beneficios de
los que tienen. Este argumento entra en conflicto adems con el de prevenir el perjuicio.
Cualquier persona o empresa tienen una responsabilidad de prevenir el dao cuando
existen cuatro condiciones: proximidad, capacidad, necesidad y ltimo recurso122.
b) Contaminacin medioambiental. Puesto que la contaminacin es un dao y
la produccin causa polucin existen lmites que deberan ser puestos a la polucin
causada por las empresas. Si se trata a la contaminacin como una externalidad de la
empresa, esta debe tratarse como un coste. Pero quin debera pagarlo? Una respuesta
podra ser que deben pagarlo quienes consumen el producto. As el directivo debera
computar el coste de reducir la contaminacin subiendo el precio de los productos. Pero
esto presenta dificultades, pues algunos de los costes no son anticipados y la
contaminacin se manifiesta varios aos despus. Adems, si algunos directivos lo
contabilizan y otros no, se crea una competencia desleal. Por tanto, se necesitara poder
adelantar los posibles efectos y tambin una regulacin gubernamental. En definitiva,
una co-responsabilidad de la administracin pblica y las empresas123.
La cuestin medioambiental es fcil tratarla tericamente pero no en
concreto como demuestran los numerosos casos de contaminacin, de los cuales se
puede concluir que se produce un conflicto entre dos obligaciones por parte de la
empresa: obtener beneficios y no causar dao124.
122
-254-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. J.W. Weiss, Business Ethics. A managerial Stakeholder Approach, op.cit., p. 149.
Cf. D. Stipp, EPA, Public Differ Over Major Risks, The Wall Street Journal, October 1, 1990, B1,
Col.6, citado en J.W. Weiss, Business Ethics. A managerial Stakeholder Approach, op.cit., p. 149.
127
Cf. D. Garca-Marz (dir.), El conflicto ecolgico de la Central Trmica de Andorra (Teruel) Caso de
tica Empresarial., Castelln, Publicaciones Universitat Jaume I, 1998, y J.W. Weiss, Business Ethics. A
managerial Stakeholder Approach, op.cit., p. 154.
126
-255-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
128
A. Kitson / R. Campbell, The Ethical Organization. Ethical Theory and Corporate Behaviour, op.cit.,
pp. 108ss.
-256-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. T. Donaldson / L.E. Preston, The Stakeholder Theory of the corporation: concepts, evidence and
-257-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
informacin
crtica.
Los
stakeholders
pueden
describir
-258-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
-259-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
-260-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
demandas son del tipo: flexibilidad laboral, cambios temporales a departamentos o reas
donde el horario sea ms adecuado a sus necesidades, teletrabajo, etctera142.
Estas crticas, implcitamente, estn apuntando a una debilidad ms general, que se
puede enunciar de siguiente forma: el enfoque de stakeholder posee una laguna filosfica
en su seno, es decir, el enfoque naci normativo y con conceptos normativos pero no posee
una justificacin filosfica que permita diferenciar entre intereses y responsabilidades
morales, econmicos, sociales o de otro tipo, ni tampoco entresacar los principios o
criterios morales que deberan regir los comportamientos humanos y de las empresas143.
Ante estas limitaciones algunos autores llegan a concluir que,
No es una obligacin tica para un negocio aceptar los puntos de vista de
sus stakeholders pues no todos los puntos de vista de los stakeholders tienen el
mismo peso y porque una empresa no necesita, y normalmente, no debera
aceptar, la visin de sus stakeholders ya que ellos pretenden minar el valor
propio del largo plazo de la compaa" 144
Por decirlo en trminos de responsabilidad, la empresa no tiene responsabilidad
ninguna hacia ellos, porque una empresa que es responsable con todos, no es responsable
con nadie, dando lugar a una responsabilidad difusa. Definir la responsabilidad moral de la
empresa se convierte as en la prioridad de este estudio. Pues de otro modo, como se ver
en el captulo quinto, son muchos los autores que, siguiendo el pensamiento de M.
Friedman, mantienen que la responsabilidad procede la naturaleza de los contratos
especficos, no de las relaciones con cada uno de los stakeholders. El nico stakeholder
ante el cual la empresa es automticamente responsable son los propietarios porque la
empresa les pertenece. E. Sternberg, siguiendo este presupuesto afirma que el enfoque
confunde Empresa y Estado, puesto que afirma que todos los stakeholders son igual de
importantes para la empresa y que la empresa debe dar respuesta igual a todos. Sin
embargo, los participantes en una empresa no son ciudadanos145.
142
Cf. A.M. Morrison / R.P. White / V. Van Velsor / The Center for Creative Leadership, Breaking the
Glass Ceiling, Addsison-Wesley, Reading, MA, 1987; F.N. Schwartz, Management Women and the
New Facts of Life in T. Donaldson / P.H. Werhane, Ethical issues in Business. A Philosophical
Approach, New Jersey, Prentice Hall, 1979, 5ed.1996, pp. 381-392; D. Garca-Marz, Mujer y entorno
empresarial, Papeles de tica, Economa y Direccin, op.cit., pp.49-64
143
T. Donaldson, The Ethics of International Business, New York, Oxford University Press, 1989, pp 4464.
144
E. Sternberg, Just Business. Business Ethics in action, op.cit., pp.108-109.
145
Cf. Ibid., pp. pp.49-51.
-261-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
Cf. A. Kitson / R. Campbell, The Ethical Organization. Ethical Theory and Corporate Behaviour,
op.cit., pp. 108-111.
147
Cf. En W.E. Stead / D.L. Worrell / J.G. Stead, An integrative model for understnding and managing
ehtical beahviour in business organizations in J. Drummond / B. Bain, Managing Business Ethics,
Oxford, Rutterworth Hineman, pp. 55-63; E. Sternberg, Just Business. Business Ethics in action, op.cit,
pp.49-57.
148
Este tipo de crticas las podemos leer en, R.T. de George, Competing with Integrity in International
Business, op.cit., pp. 39-41; J. Drummond / B. Bain, Managing Business Ethics, op.cit.; J. Donaldson,
Business Ethics A European Casebook, op.cit.; J. Mahoney, How to be ethical: ethics resource
management in B. Harvey (ed.), Business Ethics. A European Approach, op.cit., pp. 44-45; G. Corbetta,
Shareholders in B. Harvey (ed.), Business Ethics. A European Approach, op.cit., pp.98-102; A. Kitson /
R. Campbell, The Ethical Organization. Ethical Theory and Corporate Behaviour, op.cit., pp.108-116; E.
Sternberg, Just Business. Business Ethics in action, op.cit., pp.49-57 y T.L. Beauchamp / N.E. Bowie,
Ethical Theory and Business, op.cit., pp. 55ss.
149
Cf. N.E. Bowie, Empowering People as an end for Business in G. Enderle / B. Almond / A.
Argandoa, People in corporations. Ethical Responsibilities and corporate effectiveness,
Boston/Dordrecht/London, Kluwer Academic Publishers, 1990, pp.105-111.
-262-
Captulo 4
La metodologa de Stakeholders
estratgicas o incluso de propio inters, es decir, intereses particulares para atender las
exigencias de los diferente stakeholders, lo cual podra ir incluso en perjuicio del inters de
la supervivencia del proyecto empresarial150.
Y finalmente en este sentido, Goodpaster seala que la neutralidad que se le exige
al directivo para equilibrar intereses puede minar la responsabilidad moral de los
directivos, como agentes, pues en ocasiones podran olvidar que deben actuar en el mejor
inters de sus jefes, los accionistas. De modo que en caso de conflicto de inters, y bajo
esta perspectiva, el agente-directivo estar obligado a los intereses de los jefes o
accionistas, porque su relacin es fiduciaria151.
Desde mi punto de vista, todas estas crticas evidencian la idea de que se est en
presencia de un enfoque o metodologa potencialmente til, pero no ante una teora
acabada, pues no tiene desarrollado su ncleo normativo. Adems, como tambin se ha
evidenciado desde el enfoque de stakeholder se ha dicho mucho sobre las obligaciones y
responsabilidades de los directivos hacia los otros stakeholders, pero muy poco de las
obligaciones de los otros stakeholders hacia la corporacin. Por tanto, quiz en estos
momentos la tarea ms importante de este enfoque es especificar y estudiar de qu y por
qu es responsable la empresa y no slo ante quien tiene obligaciones; y sugerir tambien
cmo los conflictos de responsabilidades entre los grupos de stakeholder pueden ser
resueltos, en definitiva ofrecer criterios normativos que permitan reflexionar sobre las
responsabilidades de la empresa.
As pues, como ya se ha sealado anteriormente el enfoque de los stakeholders,
no es un constructo ticamente autosuficiente, pues para poder ser considerada como
una teora tica, se necesita un planteamiento de empresa que intente responder a cmo
establecer sus propias normas y valores desde posiciones postconvencionales, as como,
la configuracin de un modelo de empresa que a travs de sus estructuras y procesos sea
capaz de responder a la pregunta de su responsabilidad moral y generar procedimientos
para darle satisfaccin. Estas cuestiones sern objeto de estudio en el tercer bloque,
cuyo plan de trabajo se ha diseado del siguiente modo, en primer lugar un estudio de la
responsabilidad moral de las empresas y en segundo lugar una propuesta normativa del
enfoque de stakeholders.
150
Cf. K.E. Goodpaster, The Concept of Corporate Responsibility, Journal of Business Ethics, vol. 2,
1983, pp.1-22.
151
Cf. Ibid., p.16.
-263-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Bloque III
La construccin de un modelo integral de stakeholders
-265-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-266-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a
la responsabilidad moral empresarial
-267-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-268-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-269-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. H. Mintzberg, Mintzberg y la direccin, Madrid, Daz de Santos, 1991, pp.353-388; J.E. Post / A.T.
Lawrence / J. Weber, Business and Society. Corporate Strategy, Public Policy, Ethics, Irwin,
McGrawHill-International, 1975, 9ed.1999, pp.59-60; J. Diller, Una conciencia social en el mercado
mundial? Dimensiones laborales de los cdigos de conducta, el etiquetado social y las iniciativas de los
inversores, Revista Internacional del Trabajo, vol. 118, n. 2, 1999, p.113.
-270-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. las diversas ediciones de la obra J.E. Post / A.T. Lawrence / J. Weber, Business and Society.
Corporate Strategy, Public Policy, Ethics, op.cit., p.59.
3
Cf. al respecto de los dos principios W.C. Frederick, Theories of Corporate Social Performance in S.
P. Sethi / C.M. Falbe (eds.) Business and Society. Dimensions of conflict and cooperation, Lexington,
MA, Lexington Books/D.C. Heata, 1987, pp. 143-144; J.E. Post / A.T. Lawrence / J. Weber, Business and
Society. Corporate Strategy, Public Policy, Ethics, op.cit, pp.60-61.
-271-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
H. Mintzberg, Mintzberg y la direccin, op.cit., p.359. Como se analizar en el apartado siguiente, esta
idea plantea la cuestin de si tales actuaciones empresariales son verdaderamente voluntarias. En
realidad, se supone que las actividades empresariales son voluntarias por la nica razn de que no
obedecen a un imperativo legal. No obstante, como denuncian actualmente diferentes gobiernos y
empresas de los pases en desarrollo, la presin del mercado les hace en la prctica proceder
obligatoriamente de maneras que pueden ser injustas. J. Diller, Una conciencia social en el mercado
mundial? Dimensiones laborales de los cdigos de conducta, el etiquetado social y las iniciativas de los
inversores, Revista Internacional del Trabajo, op.cit., p.113ss.
5
Cf. al respecto H.R. Bowen, Social responsibilities of the Businessman, New York, Harper&Row, 1953,
especialmente, pp.120-121; M. Heald, Social responsibilities of business: Company and community 19001960, Cleveland, OH, Case Western Reserve University Press, 1970; J.E. Post / A.T. Lawrence / J.
Weber, Business and Society. Corporate Strategy, Public Policy, Ethics, op.cit., pp.59-65.
6
Cf. H.R. Bowen, Social responsibilities of the Businessman, op.cit. pp.71-83.
-272-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Ibid., p.120.
-273-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
clsica que mantena que la empresa slo deba ser regida por las reglas del libre
mercado; como ya se ha expuesto y criticado en el tercer captulo de esta tesis doctoral.
Esta nueva posicin significa que el empresario para responder del poder que
tiene, y que la sociedad le permite o autoriza a utilizar, tendr que preocuparse por
averiguar las implicaciones de tal responsabilidad para con ella. Por tanto, deber
preocuparse por averiguar de qu es responsable y establecer procedimientos por los
cuales sea capaz de mantener una relacin con los grupos que conforman la sociedad
con el fin de conocer si est ajustndose a tales normas, no slo jurdicas sino tambin
sociales8.
Para profundizar en esta idea central, origen del pensamiento de la RSE, se
tomar el argumento de la obra ya mencionada: Social responsibilities of the
Businessman9. En ella Bowen mantiene que las organizaciones empresariales son
centros vitales de poder y de toma de decisiones, y que las acciones de estas grandes
empresas tocan y afectan las vidas de los ciudadanos en muchos sentidos. Su
concepcin de la Responsabilidad Social est unida a las obligaciones que los
empresarios como tales tienen frente a su sociedad. Aqu este autor se refiere a la
responsabilidad de los empresarios como:
"las obligaciones de los empresarios de perseguir aquellas polticas, para
tomar aquellas decisiones, o para seguir aquellas lneas de accin que son
deseables en trminos de los objetivos y valores de nuestra sociedad. Esta
definicin no implica que los empresarios como miembros de la sociedad estn
carentes del derecho para criticar los valores aceptados en la sociedad y que
tengan que trabajar para mejorarlos. Adems, a la vista de su gran poder e
influencia, ellos pueden tener muy bien la obligacin de hacerlo. Asumimos,
sin embargo, que como sirvientes de la sociedad ellos no deben hacer caso
omiso de los valores que estn socialmente aceptados o situar sus propios
valores por encima de los de la sociedad. Sinnimos de responsabilidad social
son
responsabilidad
pblica,
obligacin
social
moralidad
empresarial10
8 Cf. para la distincin de entre las normas jurdicas, sociales, morales y religiosas apartado 1.1.1. de esta
tesis doctoral.
9
Ibid.
10
Ibid., p. 6.
-274-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-275-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
12
-276-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
la argumentacin que la apoya fue tratada tambin por H.R. Bowen. Los crticos de la
empresa, siempre han visto con recelo los intentos de argumentar el buen o correcto uso
del poder a favor o en beneficio de la sociedad, considerando que es una forma de
justificar un poder que no deberan tener en sus manos. En este sentido:
Desconfan de los argumentos de los empresarios de que su poder est siendo
usado o ser utilizado- benvolamente y sealan la frecuente proclividad del
hombre de una clase social dada a mantener puntos de vista consecuentes con
los intereses de su propia clase13.
La crtica o sospecha se centra, por tanto, en la consideracin de la doctrina o
pensamiento de la RSE como un mecanismo para retener el poder que ya poseen y para
justificarlo pero sin nimo o intencin verdadera de hacer un buen uso de l.
De acuerdo con este argumento los negocios econmicos, y la empresa y los
empresarios como sus caras visibles, son una de las instituciones ms importantes de la
sociedad dentro del sistema capitalista contemporneo. El poder en este sistema tiende a
concentrarse en pocas manos, es decir, que son pocos los empresarios que pueden tomar
decisiones econmicas bsicas tales como qu bienes se producirn, cmo ser
organizada la produccin, quin ser contratado y despedido, cmo sern las
condiciones laborales, qu tipo de formacin requerirn de la mano de obra que estn
dispuestos a contratar, cmo se redistribuirn los beneficios, cmo de rpidos sern
explotados los recursos naturales, y un largo etctera de cuestiones. Mediante el control
que poseen de los medios de comunicacin masiva los empresarios tambin influyen, de
un modo decisivo, sobre las elecciones de los consumidores y sobre la formacin de la
opinin pblica. Adems mediante el poder financiero empresarial se ejerce tambin
una influencia, directa o indirecta, sobre el gobierno estatal. En este sentido, la
influencia de la empresa y de los empresarios sobre la sociedad se produce en todos los
mbitos sociales, a saber, en la educacin, en el estado como administracin pblica, en
la familia, en el mercado de trabajo, etctera14.
13
14
-277-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Desde este punto de vista crtico se considera que esta concentracin de poder
podra amenazar la divisin pluralista de poderes que existe entre las distintas
instituciones sociales, as como reducir posiblemente la viabilidad de una sociedad libre.
Por su parte, los empresarios tratan de justificar y de proteger su posicin y privilegio
argumentando que ellos son lderes naturales de la sociedad, que poseen ese poder
porque tienen unas cualidades excepcionales y que tratan de ejercerlo de forma
benevolente siempre por los intereses de la sociedad en general. La conclusin de este
argumento, como ya se ha mencionado, es que consideran que el pensamiento de la
RSE es slo un medio de lavar la cara a la utilizacin del poder, para no perderlo y
para poder seguir utilizndolo, ahora s, con la autorizacin o beneplcito de la
sociedad, pero en el fondo es un engao. Con las siguientes palabras lo expresa Bowen:
La conclusin de esta lnea general de argumentacin es que la doctrina de
la responsabilidad social es sospechosa en la misma medida de la retencin
del poder los empresarios y de permitir que permanezcan como nicos jueces
del inters social15.
En definitiva, se considera que la doctrina de la RSE es slo un mecanismo de
legitimacin del poder, o lo que es lo mismo que sirve para que el poder se alcance y se
mantenga por aquellos que ya lo tienen. En mi opinin, esta crtica posee una fuerza que
no se puede negar fcilmente. Al alcance se tienen numerosos ejemplos que muestran
que en ocasiones la actuacin y no slo el poder de influencia de las empresas ha sido
utilizado en contra de los intereses de la sociedad, produciendo daos humanos y/o
naturales enormes. A mi juicio, no cabe duda que el pensamiento de la RSE es y puede
ser utilizado como una simple racionalizacin de prcticas partidistas o un nuevo opio
para el pueblo, y tambin que se ha instrumentalizado utilizndola slo como una
estrategia empresarial para obtener mayores beneficios econmicos16. Es lo que se
podra denominar como el triunfo de una razn manipuladora o estratgico-utilitarista
en nuestras sociedades, donde se sitan a los dems interlocutores en el clculo
estratgico que se realiza, desde el individuo o desde la empresa, para alcanzar ciertos
fines propuestos de antemano.
15
16
-278-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
17
Cf. Davis, K. The case for and against business assumption of social responsibilities in A.B. Carroll
(ed.), Managing corporate social responsibility, op.cit., p.37.
18
Cf. al respecto de este principio de legitimidad D.J. Wood, "Corporate Social Performance Revisited."
Academy of Management Review, vol.16, n4, 1991, pp.695-697.
19
Cf. N.J. Mitchell, The Generous Corporation. A Political Analysis of Economic Power, Yale University
Press, 1989.
-279-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-280-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
campo semntico poco a poco, como se ver en los siguientes puntos hasta incluir no
slo razones desde una perspectiva convencional sino postconvencional.
20
Cf. sobre el estatuto de la disciplina Business & Society A.B. Carroll, Social issues in management
research: Experts views, analysis and commentary in Business & Society, vol. 33, 1994, pp. 5-29 y
sobre la disciplina de la Business Ethics, R.T. De George, The status of Business Ethics: past and
future, Journal of Business Ethics, vol.6, 1987, pp.201-211; E. Gonzlez, La tica aplicada a la
empresa: aportaciones de la Business Ethics Norteamericana en E.Casaban i Moya (ed.) Actes del XII
Congrs Valenci de Filosofia Valencia, 1998, pp.315-325.
-281-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
21
K. Davis, Can business afford to ignore social responsibilities?, California Management Review, vol.
2, 1960, p.70.
22
sta es la idea que trata de desarrollar desde una perspectiva tica discursiva P. Ulrich en sus diferentes
trabajos entre los que destacamos P. Ulrich, Transformation der konomischen Vernunft.
Fortschrittsperspektiven der modernen Industriegesellschaft, Stuttgart, Bern, 1986; P. Ulrich, Integrative
Wirtschaftsethik. Grundlagen einer lebensdienlichen konomie, Stuttgart, Haupt / Bern, Viena, 1997.
-282-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
23
K. Davis, Can business afford to ignore social responsibilities? in California Management Review,
op.cit., p.71.
24
K. Davis, K. / R.L. Blomstrom, Business and its environment, New York, McGraw-Hill, 1966.
25
Ibid., p. 12.
-283-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
las acciones empresariales sobre los grupos de intereses que ven como sus intereses y
expectativas dependen o se modifican por sus actividades.
En definitiva, se presenta un concepto de RSE que permite entender la empresa
como una institucin no meramente econmica, sino social y responsable de su poder
frente al sistema social al que pertenece. Y tambin considera que la responsabilidad
empresarial no slo reside en la responsabilidad individual de los diferentes miembros
de la empresa, sino que la empresa como institucin social, tal y como qued definida
en el captulo segundo de esta tesis doctoral, tiene una responsabilidad. Es decir, la RSE
se va abriendo camino desde posiciones individuales o micro de la asuncin de RSE a
posiciones organizacionales o meso, y aunque habr que esperar unos aos ms a
encontrar tericos que se preocupen de esta cuestin la idea bsica planteada de modo
intuitivo se encuentra en sus trabajos, aunque a veces l mismo sea impreciso en la
atribucin de responsabilidad26.
Una delimitacin ms precisa de la RSE ser realizada con posterioridad por
otros autores en trabajos que tratan de definir con mayor precisin las obligaciones
concretas a que da lugar la asuncin de la RSE. En esta lnea de trabajos se encuentra el
estudio de W.C. Frederick, bajo cuya propuesta la RSE se considera una forma de
responsabilidad pblica. Partiendo de esta premisa propone que las obligaciones que
genera la RSE tienen que estar siempre en consonancia con las obligaciones que
cualquier organizacin pudiera tener frente a la opinin pblica. Con estas palabras
expone su posicin:
"[Las responsabilidades sociales] significan que los empresarios deberan
supervisar el modo de operar de un sistema econmico que satisface las
26
En este sentido es importante destacar que esta primera idea formulada de modo casi intuitivo acerca de
la responsabilidad de la empresa como una responsabilidad organizacional y colectiva fue sostenida por
otros muchos trabajos que estudiaban la relacin empresa sociedad. As por ejemplo Joseph W.
McGuire en su libro Business & Society de 1963 define la Responsabilidad Social Empresarial del
siguiente modo:"La idea de las responsabilidades sociales supone que la empresa no tiene solo
obligaciones econmicas y legales sino tambin ciertas responsabilidades hacia la sociedad que se sitan
ms all de estas obligaciones" J.W. McGuire, Business and society, New York, McGraw-Hill, 1963,
p.144. Como podemos comprobar McGuire sostiene que las responsabilidades sociales no se
corresponden ni con las obligaciones legales, ni con las econmicas. Sin embargo, al igual que las
definiciones anteriores la Responsabilidad Social se define en negativo, sealando que aunque tiene que
ver con la responsabilidad econmica y la legal, no se corresponde exactamente con ellas pues tiene que
ir 'ms all' de estas obligaciones. Este 'mas all' (beyond these obligations) es el que tratara de explicar y
definir McGuire en su obra, llegando a afirmar que las corporaciones debern interesarse en los temas
polticos, en el bienestar de su comunidad, en la educacin, en la 'felicidad' de sus trabajadores y, de
hecho, en el mundo social como un todo. As pues, reclama que las empresas deben actuar de modo justo
-284-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-285-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-286-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
nmero de trabajos sobre el tipo y la clase de respuestas que las empresas deben generar
(RSC2) para ser consecuentes con las obligaciones que se derivan de su RSE (RSC1)30.
Estos estudios tienden a ser ms pragmticos que los ya mencionados. Presentan
la mayora de ellos una orientacin dirigida hacia la accin, la puesta en prctica y los
resultados y, en general, estn bastante alejados de la preocupacin por la justificacin
moral de las respuestas sociales. Su inters reside en servir de gua a los directivos
acerca de cmo pueden y tienen que responder de modo pro-activo y no reactivo frente
al entorno social turbulento.
En esta lnea se encuentran buen nmero de publicaciones influyentes acerca de
cmo los directivos se han comportado histricamente frente a sus entornos, para
despus tratar de desarrollar y proponer mecanismos y patrones de comportamiento que
capaciten a los empresarios para conseguir que sus empresas respondan a las demandas
sociales. Por ejemplo, el libro de M. Heald, The Social Responsibilities of Business:
Company and community, 1900-1960 es una muestra representativa de estos estudios.
En este libro se describen las responsabilidades de las corporaciones con respecto a las
polticas y programas, que stas adoptan y desarrollan. Tras un estudio de los entornos
de la empresa, el autor seala que la asuncin de la RSE conlleva la respuesta mediante
polticas concretos y programas que permitir poner en accin la responsabilidad
empresarial y adems ser evaluada como positiva o negativa31.
Por otra parte, la formacin de una opinin pblica crtica con respecto al uso
del poder empresarial, como se ha visto en el apartado anterior, ha estado presionando
para que tambin la administracin pblica desarrolle guas de actuacin socialmente
responsables para las empresas. Exigencias, que en el contexto norteamericano,
condujeron en los aos setenta a realizar un estudio y posterior publicacin por parte del
Comit de Desarrollo Econmico (CDE) titulado Social Responsibilities of Business
Corporations. Esta obra constituye un avance en el modo de concebir y de desarrollar la
RSE. En ella las obligaciones que la empresa tiene hacia la sociedad estn definidas por
la mutua dependencia que existe entre ambas esferas. Observan que las funciones
empresariales existen por el consentimiento pblico, aadiendo que es el principal
30
Cf. W.C. Frederick, From CSR1 to CSR2: The maturing of Business & Society thought, Business
and Society, vol.33, n.2, 1978, pp.150-164; W.C. Frederick, Toward CSR3: Why ethical analysis is
indispensable, California Management Review, vol.28, n.2, 1986, pp. 126-141.
31
M. Heald, The social responsibilities of business: Company and community 1900-1960, op.cit.
-287-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
32
Committee for Economic Development, Social responsibilities of business corporations, New York,
Author, 1971.
33
Ibid., p.16.
34
Para elaborar esta parte propositiva del estudio, el CED llev a cabo una Investigacin de Opinin en
las empresas durante 1970; en esta investigacin dos tercios de los encuestados manifestaban que crean
que los negocios tienen una obligacin moral de ayudar a otras instituciones principales para alcanzar el
progreso social, siempre a expensas de la rentabilidad. Tambin en esta lnea el trabajo realizado por
P.Ulrich, Management-Eine konzentrierte Einfhrung, Bern/Stuttgart, 6 ed.1992.
-288-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Responsabilidad
econmica
Elaborado a partir de: Committee for Economic Development, Social responsibilities of business
corporations, New York, Author, 1971, p. 16
Cf. al respecto de la caracterizacin de los tres tipos de obligaciones que tiene la empresa Committee
-289-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Reduccin de la contaminacin
Instalacin de controles de contaminacin
Desarrollo de programas de reciclado
Conservacin y esparcimiento
Plantas de proteccin y de ecologa
animal
Restaurar reas y campos para su uso
Cultura y arte
Donaciones para instituciones de arte
Cuidado mdico
Ayuda a la planificacin de la salud de la
comunidad
Diseo de programas de atencin mdica
a bajo coste
Gobierno
Mejorar la gestin en el gobierno
Modernizar y reorganizar el gobierno
-
-290-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
INDIVIDUAL
ORGANIZACIONAL
Fundamentacin
Aplicacin
Fundamentacin
Aplicacin
Fundamentacin
Aplicacin
Fundamentacin
Aplicacin
CONVENCIONAL
POSCONVENCIONAL
-291-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
36
Cf. al respecto H.L. Johnson, Business in contemporary society: Framework and issues, Belmont, CA,
Wadsworth, 1971, para una visin utilitarista de la RSE ver tambin J.W.Jr.Anderson, Corporate Social
Responsibility. Guidelines for top management, New York, Quorum Books, 1989, pp.9ss
-292-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Ibid., p.50.
Cf. al respecto de la forma de entender la RSE como juicio convencional Ibid., p.51.
39
Ibid., p.54.
38
-293-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
40
Cf. al respecto de la importancia de la evaluacin del utilitarismo desde esta su posicin originaria, el
trabajo desarrollado por J.M. Bermudo, Eficacia y justicia. Posibilidad de un utilitarismo moral,
Barcelona, Horsori, 1992.
41
Cf. A. Smith, La teora de los sentimientos morales, Madrid, Alianza, 1997, J. Conill, De Adam Smith
al Imperialismo econmico, Claves de la razn prctica, n 66, 1996, pp.52-56.
-294-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
necesidades, sino de sus propias ventajas. Nadie excepto los mendigos, elige
ser dependiente de la benevolencia de sus conciudadanos42.
Con estas palabras Smith quiere mostrar que la disposicin al intercambio, a
travs de la que el ser humano obtiene aquello que necesita, no est basado en un
sentimiento de benevolencia, sino en un sentimiento de inters personal, de egosmo
personal. Por este motivo, cuando una empresa o persona trata de vender cualquier
servicio o producto no apela a la benevolencia humana para cubrir o satisfacer las
necesidades que pudiera tener o para mejorar sus objetivos econmicos, sino ms bien,
apela a las propias necesidades o intereses de las personas tratando de mostrar de qu
modo sus productos o servicios darn satisfaccin a los mismos. Sera absurdo que un
vendedor de seguros tratara de vender un seguro de vida bajo el argumento que en caso
de no vender uno al da le tirarn de la empresa, ms bien tratar de mostrar las ventajas
de tal seguro, y sobre todo de qu modo muchos de nuestros intereses a corto y largo
plazo, sern satisfechos por tal seguro43.
Tambin J.S. Mill comparte estas afirmaciones aunque, a mi juicio, por su parte,
no cae en la ingenuidad de afirmar que si cada cual persigue su propio inters tal y
como lo consigue, con ello se fomenta el inters de todos. Los estudios de J.S. Mill
muestran que esta afirmacin es una falacia, puesto que los intereses de los diferentes
individuos o grupos pueden entrar en conflicto y de hecho entran en conflicto en
determinadas condiciones. Por este motivo, es necesario contar con criterios morales o
limitaciones auto-impuestas en esa bsqueda individual del auto-inters para asegurar
que se fomenta o persigue el bien comn. Segn las posiciones defensoras de la
maximizacin de utilidades deberan existir no slo criterios externos legislacinadecuados que permitan que cada individuo pueda alcanzar la satisfaccin de sus
intereses, sino tambin criterios morales, motivaciones internas. Ambos criterios son
necesarios para impedir que los intereses sociales se vean perjudicados y con ello se
desaprovechen posibilidades de gozar de felicidad44.
42
A. Smith, Investigacin sobre la naturaleza y la causa de la riqueza de las naciones, vol.I, Barcelona,
Oikus-tau, 1988, pp.96-97; J. Conill, De Adam Smith al Imperialismo econmico, Claves de la razn
prctica, n.66, 1996, pp.52-56.
43
Cf. al respecto de la obra de A. Smith y su pensamiento W.J. Barber, Historia del pensamiento
econmico, Madrid, Alianza Universidad, 1974, 5 ed. 1980, pp.25-52.
44
Cf. A. Smith, Investigacin sobre la naturaleza y la causa de la riqueza de las naciones, vols. I, II,
op.cit.; J.S. Mill, El utilitarismo. Un sistema de la lgica, Madrid, Alianza, 1984. Para un estudio
sistemtico del pensamiento de J.S. Mill ver P. Schwartz, La nueva economa poltica de John Stuart
-295-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Siguiendo esta posicin tica, H.L. Johnson define esta tercera forma de
entender la RSE, en cuyos fundamentos se ha detenido el trabajo por ser una de las ms
comunes en los modelos de tica empresarial actuales, del siguiente modo:
"Un empresario o directivo responsable socialmente es aquel que tiene una
funcin de utilidad de segundo tipo (orden), de esta suerte esta interesado no
slo en su propio bienestar, sino tambin en el de los otros miembros de su
empresa y en el de sus conciudadanos45
Con estas palabras Jonson, apoyndose en el pensamiento de A. Smith y J.S.
Mill, muestra como desde este punto de vista, los empresarios no actuaran de modo
responsable socialmente porque sea su inters, por ejemplo, mejorar las condiciones
sociales. Los empresarios o directivos actuaran de modo responsable porque slo de ese
modo podrn alcanzar su inters de primer orden, es decir, la maximizacin econmica
de sus utilidades. Bajo este punto de vista los directivos pueden interesarse por los
conciudadanos y entornos sociales ms prximos porque de su bienestar depende, en
cierta medida, la continuidad empresarial y el apoyo que le pueden proporcionar a la
empresa.
El cuarto y ltimo modo de entender la RSE recibe el nombre de
Lexicogrfica y bajo este enfoque los objetivos a perseguir por las empresas que
desean ser responsables socialmente se identifican con los de los consumidores. Por eso,
en primer lugar, se evalan por orden de importancia los objetivos de los consumidores,
con relacin a la futura rentabilidad econmica y de largo plazo de la empresa. Es decir,
mediante un clculo estratgico de costes - beneficios-. Para este estudio se tienen en
cuenta no slo los objetivos que tienen ahora los consumidores sino tambin la
experiencia pasada con los consumidores y con tales objetivos. Adems tambin se
valora la experiencia anterior en negocios similares. La decisin pues depender tanto
del clculo estratgico como de la capacidad de anlisis y tambin de prudencia que
posea la empresa46.
Mill, Madrid, Tecnos, 1968. Para una aproximacin a los principios del pensamiento utilitarista J.M.
Colomer, El utilitarismo. Una teora de la eleccin racional, Barcelona, Montesinos, pp.52-71 y sobre las
diferentes variantes que podemos encontrar del utilitarismo: E. Guisn, Utilitarismo en V. Camps (ed.)
Concepciones de la tica, Madrid, Trotta, 1992, pp.269-295.
45
H.L. Johnson, Business in contemporary society: Framework and issues, op.cit., 1971, p.68.
46
Cf. Ibid., p.73.
-296-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
alcanzar
sus
objetivos
bsicos
y,
por
tanto,
tienen
Ibid., pp.77ss.
Cf. al respecto J. Conill, Las relaciones banca-cliente en A. Argandoa (ed), La dimensin tica de las
instituciones y mercados financieros, Madrid, Fundacin BBV, 1995, pp.67-94.
48
-297-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
parte de stas a ningn coste y a menudo tanto en el corto como en largo plazo
del beneficio.
La suposicin de que las responsabilidades sociales son algo ms que una
actitud, el modo en que un directivo enfoca su tarea de toma decisiones, es un
gran cambio en el modo en que la economa toma sus decisiones. Esto es una
filosofa que considera la comparacin del inters social y el inters ilustrado
de los negocios en el largo plazo con el viejo, estrecho y desenfrenado inters
egosta del corto plazo49.
Por tanto, la RSE no se ve ahora como una justificacin de un poder que la
empresa puede utilizar a favor de sus propios intereses, sino como una obligacin que
las empresas tienen por su propia existencia. Las empresas son la cara visible del
sistema econmico y ste se inscribe dentro de la sociedad; por eso los objetivos y
finalidades que la empresa persiga no podrn ir en contra de los fines sociales, y ms
an tendrn que ayudar al desarrollo de tales fines. En estas palabras recoge tambin la
idea bsica que afirma que la asuncin de la RSE, es decir, el responder de modo
socialmente responsable no es o no debe ser considerado como coste empresarial, sino
como un beneficio a largo plazo, y a mi juicio como se ha podido comprobar en trabajos
recientes, en ocasiones tambin al medio y corto plazo50.
As pues, las razones que apoyan la asuncin por parte de la empresa de su RSE
apuntan a razones de legitimidad social: la empresa como una institucin social recibe
legitimidad de la sociedad por el cumplimiento de sus responsabilidades econmicas de
acuerdo a valores sociales vigentes y su responsabilidad tambin de mejorar esa
sociedad mediante sus respuestas, es decir, mediante sus comportamientos. Adems, las
empresas tienen que aceptar tal RSE no por imposicin legal o por un inters
econmico, sino por ser instituciones sociales que ms all de ser responsables frente a
la ley y de sus funciones econmicas lo son frente a la sociedad.
Con el breve anlisis de la posicin de Steiner se pretende mostrar de qu modo
va cobrando importancia en el seno de la reflexin de la RSE la idea de la necesidad que
tiene la empresa de una legitimacin de su actividad por parte de la sociedad. Para luego
49
G.A., Steiner, Business and society, New York, Random House, 1971, p.164.
Cf. El estudio realizado desde la Fundacin TNOR-Castelln y la Universitat Jaume I sobre el caso
espaol de la Central Trmica de Andorra (Teruel-Espaa) muestra con claridad este punto D. GarcaMarz / C. Ferrete / E. Gonzlez, Across-the-border Contamination. The Andorra Power Plant (Teruel):
A Business Ethics Case in Journal of Business Ethics, vol.22, 1999, pp.261-271.
50
-298-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
ver, a travs del modelo de Zeniseck y Carroll, que los conceptos tica y moral son
introducidos en el discurso de la RSE como correspondientes a esos valores y normas
sociales vigentes en un sociedad y ampliamente aceptados dentro de ese marco social
concreto que ofrece la nacin, el estado, la comunidad o el conjunto de trabajadores de
la empresa.
La posicin de Steiner se corresponde con una forma de entender las
obligaciones de la empresa como deberes derivados de los contratos implcitos o
explcitos entre la empresa y la sociedad. Frente a la posicin utilitarista, considera que
el fin de la empresa no es nicamente o primordialmente el beneficio econmico, sino
que la empresa lo que posee es una especie de licencia para operar que le concede la
sociedad. La posicin de Steiner es la siguiente: entre la empresa y la sociedad existen
mltiples contratos y algunos de esos contratos son de carcter tico porque hacen
referencia a criterios, principios o normas que todo el mundo debera de respetar
estuviera donde estuviera actuando, es decir, que hacen referencia a aspectos de
comportamiento que no pueden ser trasgredidos por la empresa a riesgo de ser
considerada inmoral y de que la sociedad le retire la licencia concedida51.
As pues se ha salido de la perspectiva convencional de ver la dimensin tica de
la RSE para apuntar a una perspectiva postconvencional que no slo tiene en cuenta
aquello que una sociedad determinada considera como justo o correcto sino que apunta
a un intento de averiguar unas obligaciones que tuvieran un carcter universal,
incondicionado y de autoobligacin. Sin embargo, este apunte a una perspectiva
postconvencional o moral de la RSE no consigue desarrollarse ms all de su
enunciacin puesto que recibe inmediatamente numerosas crticas, como se ver a
continuacin, desde posiciones filosficas utilitaristas y tambin desde la economa
neoclsica que le llevan a replegarse en un concepto de RSE ms amplio que el
utilitarista, pero todava anclado en posiciones convencionales o sociales. En definitiva,
y a los efectos de esta investigacin, es en el nivel de la reflexin terica donde un
51
Cf. al respecto de esta idea A. Sen, Sobre tica y economa, Madrid, Alianza, 1989; A. Sen, Bienestar,
justicia y mercado, Barcelona, Paidos I.C.E./U.A.B., 1997; A. Sen, Economics, business Principles, and
Moral Sentiments en G. Enderle, (ed.), International Business Ethics: Challenges and Approaches,
Notre Dame, University of Notre Dame, 1999, pp. 15-29; J. Conill, Mercado y justicia: Un reto para la
tica econmica contempornea en J. Rubio-Carracedo, J. M. Rosales y M. Toscano, Retos pendientes
de tica y poltica. Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa, Suplemento 5, 2000, pp.247-257.
-299-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
52
Cf. M. Friedman, The Social Responsibility of Business is to Increase Its Profits, New York Times
Magazine, 13 de Septiembre, 1970; tambin en T.L. Beauchamp / N.E. Bowie (eds.), Ethical Theory and
Business, Prentice Hall, Englewood Cliffs, 1979, 4ed. 1993, pp. 55-60.
53
El debate y las claves para entender el enfrentamiento terico entre los defensores de una RSE
entendida en sentido amplio o restringido ha quedado registrado en H.G. Manne / H.C. Wallich, The
modern corporation and social responsibility, Washington, DC, American Enterprise Institute for Public
Policy Research,1972.
54
Como ms tarde expresar T.M. Jones, la RSE es como un mtodo, es una forma de auto-control que
implica elementos de obligacin normativa, incentivo altruista y de imperativo moral en la bsqueda de la
autentica realizacin de la actividad empresarial. T.M. Jones, Corporate Social Responsibility Revisited,
Redefined in California Management Review, vol. 22, n.2, 1980, p.59.
-300-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Estas tres caractersticas de la RSE, que son una constante de los defensores de
una justificacin de la RSE donde la obligacin econmica es una ms entre otras
obligaciones, han conducido en el terreno de la aplicacin a diferentes estudios y
propuestas prcticas para tratar de hacer operativa esta concepcin. Propuestas que
adems incorporan el concepto o vocablo tico para referirse a las obligaciones o
responsabilidad que la empresa tiene y que va ms all de las obligaciones derivadas de
su responsabilidad econmica y jurdica. En este sentido, y como ya se enunci al
principio del punto, las cuestiones ticas se incorporan dentro de los modelos de RSE o
aparecen en ellos como una responsabilidad ms entre las dems responsabilidades.
Entre las numerosas propuestas, las realizadas por T.J. Zenisek y A.B. Carroll
merecen especial inters, pues tratan de dar respuesta a dos de las principales
dificultades de aplicacin que presenta esta definicin de RSE. En primer lugar, la
carencia de mecanismos para distinguir entre las acciones de las empresas que son
'puramente voluntarias' y aquellas que son 'respuestas a normas sociales'. Es decir, dado
que existen normas o criterios que son al mismo tiempo de carcter social, legal y tico,
es difcil averiguar la motivacin que ha tenido la empresa para actuar siguiendo tal
criterio, si lo ha hecho por miedo al castigo o sancin social, la legal o la moral. Y, la
segunda dificultad es que la empresa tiene problemas para interpretar y concretar las
obligaciones que se desprenden de la nocin de RSE. Una nocin que aunque incluye
las relaciones econmicas y legales, va ms all de ellas y que se caracteriza por ser
voluntaria, es decir, de auto-obligacin.
El rasgo distintivo de ambas propuestas es que tratan de ofrecer un marco desde
el cual poder explicar, en el terreno de la aplicacin, la RSE como aquellas obligaciones
que podran recibir el adjetivo de legtimas desde una perspectiva normativa y no slo
descriptiva; es decir, que demandan no slo congruencia entre las expectativas sociales
y las respuestas empresariales (los valores y normas vigentes socialmente y la respuesta
concreta empresarial) sino tambin entre las expectativas ticas o morales y las
respuestas empresariales (los valores y normas validos moralmente y la respuesta
concreta empresarial)55. Dicho con otras palabras, son intentos de argumentar desde el
lenguaje moral aquellas obligaciones empresariales que reclaman para s una
combinacin de perspectivas convencionales y postconvencionales.
55 Estos autores las utilizan como sinnimos.
-301-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. al respecto de la relacin entre el Derecho y la tica J. Habermas, Factididad y Validez, Madrid,
Trotta, 1998, pp.535-587. Para un anlisis del concepto de derecho en la tica discursiva A. Cortina, tica
sin moral, Madrid Tecnos, 1990, 2 ed. 1992 pp.163-182; D. Garca-Marz, tica de la Justicia. J.
Habermas y la tica discursiva, Tecnos, Madrid, 1992, pp.180-188 y D. Garca-Marz, tica de la
democracia en K.O. Apel: la arquitectura de la tica discursiva y su contribucin a la teora democrtica
en Anthropos. Huellas del conocimiento, monogrfico sobre Karl-Otto Apel. Una tica del discurso o
dialgica, n 183, marzo-abril, 1999, pp.95-99.
57
La mayora de los estudios realizados acerca de la aplicacin de la RSE se mueven nicamente en esta
lnea de trabajo de bsqueda de congruencia entre los comportamientos empresariales y los valores y
normas sociales vigentes. Es decir, son propuestas y estudios que se sitan en una perspectiva
convencional del juicio moral. Por ejemplo en esta lnea se encuentran los trabajos de S.P. Sheti,
Dimensions of Corporate Social Performance: An Analytical Framework, California Management
Review, vol.17, n.3, 1975; L.E. Preston / J.E. Post, Private management and public policy: The principle
of public responsibility, Englewood Cliffs, NJ, Prentice Hall, 1975; H.G. Fitch, Achieving corporate
social responsibility, Academy of Management Review, vol.1, 1976, pp.38-46.
58
Cf. T.J. Zenisek, Corporate social responsibility. A conceptualization based on organizational
literature, Academy of Management Review, vol. 4, 1979, 362.
-302-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
tica empresarial
Grado de congruencia?
(Crisis moral)
Aspecto ideolgico
(Actitudes gerenciales que
constituyen las demandas legtimas)
.
Grado de congruencia?
(segunda dimensin de la
responsabilidad social
Aspecto operacional
(Referido a los comportamientos
organizacionales)
B
Demandas / Expectativas Sociales
Grado de congruencia?
(primera dimensin de la
responsabilidad social)
59
-303-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
comportamientos. Es decir, segn l se produce una crisis o conflicto moral cuando, por
ejemplo, la tica de la empresa es una y la del trabajador es otra, y en el seno de estas
relaciones es cuando se puede definir la tica empresarial. Zeniseck, sita la dimensin
tica dentro de la empresa, entre su filosofa empresarial y los comportamientos que los
miembros de la misma tienen que llevar a cabo para desarrollar la actividad empresarial.
Segn su modo de entender la tica Empresarial, sta se compone de dos
elementos, a saber: un aspecto es la accin o comportamiento y otro las creencias o
ideologa. Considera as que la tica empresarial es lo que se podra denominar, hoy en
da, como cultura empresarial, es decir, el ncleo de creencias y valores de una empresa
as como los procedimientos y comportamientos que los desarrollan en la prctica60.
A mi juicio, se puede interpretar este esquema y propuesta de Zeniseck del
siguiente modo: toda empresa posee carcter tico, producto de la eleccin y
ajustamiento organizacional a su entorno social61. Por este motivo, la relacin que se
establece y el grado de congruencia entre la tica de la empresa concreta y las
demandas y expectativas sociales constituyen, bajo este modelo, las dos dimensiones de
la RSE. Con estas dos dimensiones se trata de diferenciar, en el nivel de la reflexin, el
carcter de la vigencia de valores empresariales con el carcter de vigencia social de los
mismos. Es decir, que lo que reclama este modelo es un mayor nivel de congruencia en
los juicios morales desde una perspectiva convencional. En definitiva, este modelo pone
de relieve la tensin que existe entre la vigencia social de normas y el respeto de las
mismas por parte de las actividades empresariales y apunta que las empresas deberan
tratar de unir ambos extremos para que no hubiera fallas entre ellos y crear crisis
morales.
En este sentido, el modelo de Zeniseck recuerda, de nuevo, la importancia que
tiene para la comprensin de la RSE tanto la justificacin de la misma como su puesta
en prctica, y como tal relacin tiene que ser congruente. Fundamentacin principios y
razones de la RSE- y aplicacin comportamiento y acciones- tienen que estar en
60
Cf. Ibid., p.362. Para el concepto de cultura empresarial o corporativa ver J.M. Lozano, Dimensiones
y factores del desarrollo organizativo: la perspectiva cultural en A. Cortina (dir.), Rentabilidad de la
tica para la empresa, Madrid, Visor, 1997, pp.37-81.
61
Cf. al respecto del concepto de ajustamiento el trabajo de X. Zubiri, Sobre el hombre, Madrid, Alianza,
1986, pp.344ss. y J.L.L. Aranguren, tica, Madrid, Biblioteca Nueva, 1958, reimpr. 1997, pp.57ss.
Nocin que ser analizada en este trabajo en el apartado 5.3.1.
-304-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
consonancia; sin embargo, la deficiencia de este modelo es que no permite salir del
estrecho marco convencional de los juicios morales.
El modelo propuesto por A.B. Carroll, no slo es el que ha gozado de mayor
predicamento en la literatura, sino que adems sobre l se han construido muchos de los
modelos de Actuacin Social Corporativa (corporate social performance) que existen
hoy en da62. En su modelo de RSE, como se ver a continuacin, se trata de mostrar
pragmticamente de qu modo se podran generar comportamientos y procesos que den
respuesta a la congruencia exigida por el modelo de Zeniseck aunque, como tambin se
ver, la dimensin tica de la empresa no se presenta como gua de la RSE, sino como
una dimensin ms de la RSE.
Carroll sita la RSE en un modelo sincrnico y sumamente contextual. En este
sentido afirma que:
"La responsabilidad social de la empresa abarca las expectativas
econmicas, legales, ticas y discrecionales que la sociedad tiene de las
organizaciones en un momento temporal determinado63.
La propuesta de Carroll64 incluye cuatro clases de responsabilidades a saber:
econmicas, legales, ticas y discrecionales. La caracterizacin que ofrece de cada una
de ellas se puede resumir brevemente del siguiente modo:
Las responsabilidades econmicas, de las que una empresa tiene que responder
primeramente. Este mbito de responsabilidad es parte de su responsabilidad social,
pero la parte ms importante, puesto que la principal gua de la empresa y orientacin es
que sta tiene que producir bienes y servicios que la sociedad quiere y venderlos a un
justo precio. Un precio que la sociedad cree que representa el valor del bien y servicio
62
Cf. para estos modelos de Actuacin Social Corporativa, A.B. Carroll, A Three-Dimensional
Conceptual Model of Corporate Performance, The Academy of Management Review, vol.4, n.4, 1979,
pp.497-505; Wartick, S.L. / P.L. Cochran, The evolution of the corporate social performance model,
Academy of Management Review, vol.10, n.4, 1985, pp.758-769; D.J. Wood, "Corporate Social
Performance Revisited." Academy of Management Review, op.cit., pp.691-718; D.J. Wood / R.E. Jones,
Stakeholder Mismatching: A Theoretical Problem in Empirical Research on Corporate Social
Performance, The International Journal of Organizational Analysis, vol.3, 1995, pp.229-267; M.B.E.
Clarkson, A Stakeholder Framework for analyzing and evaluating corporate social performance, The
Academy Management Review, vol.20, n.1, 1995, pp.92-117
63
A.B. Carroll, A Three-Dimensional Conceptual Model of Corporate Performance, The Academy of
Management Review, op.cit., p.500.
64
Cf. Ibid., pp.497-505 y A. B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management,
Cincinnati Ohio, South-Western Publishing Co.,1989, 2d. 1993, pp.32-37.
-305-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. A.B. Carroll, The pyramid of Corporate Social Responsibility: Toward Moral Management of
-306-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-307-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
empresariales
bajo
cuatro
categoras,
saber:
proaccin,
68
68
Cf. al respecto de la definicin de estas cuatro categoras de repuestas comportamentales frente a las
diferentes reas de responsabilidad social I. Wilson, What One Company is Doing About Todays
Demands Business in G.A. Steiner (ed.), Changing business society interrelationships, Los Angeles,
Graduate School of Management, UCLA, 1975.
69
Cf. A.B. Carroll, A Three-Dimensional Conceptual Model of Corporate Performance, Academy of
Management Review, op.cit, p.502.
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Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Proaccin / Praction
Adaptacin / Accommodation
Defensa / Defense
Reaccin / Reaction
R. Discrecionales
Discretionary R.
R. ticas
Ethical R.
R. Legales
Legal R.
R. Econmicas
Economic R.
Consumo
Consumerism
Discriminacin
Discrimination
Medioambiente
Environment
Seguridad del
puesto de trabajo
Occupational
Seguridad del
Safety
producto
Product Safety
Accionistas
Shareholders
Como se puede observar los temas (social issues) que propone como necesitados
de una respuesta empresarial (corporate social responsiveness) son aquellos que la
sociedad en un momento determinado y concreto eleva como tales. Es decir este modelo
sigue manteniendo posturas o estando situado en un nivel convencional de la RSE.
En cuanto a las propuestas de evaluacin de las respuestas concretas (corporate
social responsiveness) frente a su RSE son muchas las propuestas que tratan de utilizar
-309-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
70
Cf. al respecto del enfoque de Stakeholder los captulos 4 y 6 de esta tesis doctoral. Para una propuesta
de evaluacin de la RSE mediante el uso instrumental del enfoque de stakeholders, por ejemplo T.M.
Jones, Corporate Social Responsibility Revisited, Redefined, California Management Review, op.cit.;
A. B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit. J.W. Weiss, Business
Ethics. A managerial, Stakeholder approach, Belmont, California, Wadsworth Publishing Company,
1994.
71
T.M. Jones, Corporate Social Responsibility Revisited, Redefined, California Managememt Review,
op.cit., pp. 61ss.
-310-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
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Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-312-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
discusin y debate tanto desde teoras organizacionales como desde teoras ticas. Tras
la lectura de estas posturas se pueden distinguir dos posiciones contrapuestas. Por un
lado, aquella que niega con rotundidad la posibilidad de considerar a la empresa como
sujeto de responsabilidad y, por otro lado, aquella que, con firmeza, argumenta que las
empresas son, al igual que las personas morales, sujetos de responsabilidad. Como no
poda ser de otro modo, considerando que el debate fue iniciado hace ms de treinta
aos, tambin se encuentran propuestas que, en unos casos, formulan respuestas que no
son ms que intentos de mediacin entre ambas posturas contrapuestas y, en otros casos,
intentos de rebajar sus tesis tomando lo mejor de cada una72.
Estas tres posiciones servirn de gua el desarrollo del trabajo que sigue. La
primera posicin seala que el sujeto de responsabilidad empresarial es el individuo
responsable que goza de capacidad de actuacin y decisin, pero no la organizacin
como un todo, as es la persona individual la que debe responder de sus actos (a). La
segunda posicin seala que el sujeto de responsabilidad empresarial es la empresa en
s, en este sentido, postula que a la empresa, al igual que a las personas, se les puede y
debe atribuir responsabilidades, pues poseen intencin y se guan por criterios morales
(b). Y, por ltimo, se encuentra una tercera posicin, que ser la que esta tesis defiende,
que intenta argumentar a favor de una posicin que, sin negar las aportaciones de las
anteriores, considera que existe una posicin que permite afirmar que tanto las empresas
como los individuos que la configuran son sujetos de la RSE (c). Para presentar los
argumentos que apoyan esta tercera posicin se analizarn, en primer lugar, las dos
posturas ms alejadas para despus mostrar la posibilidad de una respuesta que
considera que la empresa es sujeto de responsabilidad en su calidad de agente moral.
Cf. respecto a los elementos del debate contrapuesto entre estas dos posturas W.M. Hoffman, What is
necessary for corporate moral excellence? in J. Drummond / B. Bain, Managing Business Ethics. A
reader on Business Ethics for Mangers and Students, Oxford, Butterworth-Heinemann Ltd., 1994, reimpr.
1996, pp.41-54; J.W. Weiss, Business Ethics. A Managerial, Stakeholder Approach, op.cit., pp.87-91.
73
Cf. M. Friedman, Capitalism and Freedom, University of Chicago Press, Chicago, 1962; M. Friedman,
The Social Responsibility of Business is to Increase Its Profits en T.L. Beauchamp / N.E. Bowie (eds.),
Ethical Theory and Business, op.cit., pp. 55-60.
74
Cf. J. Ladd, Morality and the Ideal of Rationality in Formal Organizations in T. Donaldson / P.H.
-313-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Empresarial, por M.G. Velsquez75. Esta posicin mantiene que slo los individuos son
sujetos de responsabilidad pero nunca las organizaciones o empresas como tales. As,
por ejemplo, M. Friedman en su intento de delimitar el mbito de la RSE se pregunta
antes que nada, quin es responsable y a quin se le puede imputar responsabilidades.
Friedman considera, a mi juicio de modo certero, que esta pregunta es anterior a
cualquier otra que se pueda plantear dentro del discurso de la RSE, porque dependiendo
de la respuesta que se halle a tal cuestin, las implicaciones sobre la concepcin de la
RSE sern bien distintas. Con estas palabras introduce el tema:
Los discursos sobre la "responsabilidad social de las empresas y sus negocios"
se caracterizan por su imprecisin analtica y su falta de rigor. Qu significa
afirmar que las "empresas" tienen responsabilidades? Tan slo la gente tiene
responsabilidades. Una corporacin es una entidad artificial y en este sentido
puede tener responsabilidades artificiales, pero no se puede decir que las
"empresas" tengan responsabilidades por s mismas, ni siquiera en sentido
abstracto. El primer paso para esclarecer la doctrina de la responsabilidad
social de los negocios se basa, precisamente, en preguntar para quin y qu es lo
que esto implica76
Como se puede leer en este texto, Friedman circunscribe el debate o discusin de
la RSE a las responsabilidades que las personas como individuos puedan tener. Los
ejecutivos o propietarios como personas son los que pueden ser, a su modo de ver,
considerados sujetos de responsabilidad, pero no una organizacin o entidad creada de
modo artificial por las personas, como son las empresas. Su posicin, por tanto es que
nicamente de modo individual y personal se puede ser responsable y no se puede
atribuir responsabilidad a las organizaciones o instituciones.
Tras formular esta tesis su discurso se centra en los directivos o ejecutivos como
sujetos de la responsabilidad; debido, fundamentalmente a que considera que son ellos
los que tienen la obligacin de dirigir las empresas siguiendo los deseos o intereses de
Werhane (eds.), Ethical issues in Business. A Philosophical Approach, Prentice Hall, Englewood Cliffs,
1979, 3ed. 1988, pp. 110-122; J. Ladd, Person and Responsibility, Ethical Concepts and Impertinent
Analogies in H. Curtler (ed.), Shame, Responsibility and the Corporation, Haven, New York, 1986,
pp.77-97.
75
Cf. M.G. Velsquez, Business Ethics. Concepts and cases, Englewood Cliffs, New Jersey, Prentice
Hall, 1982, 4ed. 1992, pp.42-45; M.G. Velasquez, Why Corporations are not morally responsible for
anything they do, Business & Professional Ethics Journal, vol.2, n. 3, Spring, 1983, pp.1-18.
76
M. Friedman, The Social Responsibility of Business is to Increase Its Profits en T.L. Beauchamp /
-314-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
sus propietarios, que al fin y al cabo son quienes les emplean. Es decir, all donde
propiedad y gestin empresarial se encuentra ya disociada y claramente diferenciada los
ejecutivos se convierten en responsables frente a los propietarios; es decir una
obligacin fiduciaria con respecto a ellos77.
Sin duda alguna, esta respuesta est relacionada con, y lleva inmediatamente a
preguntarse por, el contenido de tal responsabilidad frente a los propietarios. Del
contenido de tal responsabilidad se ocupar este apartado ms adelante en su tercer
punto, por ahora lo que preocupa es conocer y entender bien las posiciones que respecto
al sujeto de la RSE se establecen. Slo en ese sentido, es necesario avanzar en este
momento que M. Friedman niega que la empresa tenga una RSE propia, es decir, niega
que sus ejecutivos por el hecho de ser ejecutivos de empresas tengan que cumplir con
una RSE concreta. Su tesis afirma que son los individuos, las personas de modo
individual y voluntario quienes son sujetos de responsabilidad social. Los directivos son
responsables de la responsabilidad econmica; fueron contratados, elegidos para tal fin,
pero no son sujetos de la responsabilidad social como directivos, pues tal tarea
corresponde a los funcionarios pblicos y no a personas que no fueron elegidas por
sufragio universal para tales fines.
En este sentido, M. Friedman realiza una separacin taxativa entre los objetivos
econmicos y los objetivos sociales. En cuanto a quin tiene que perseguir cada uno de
estos dos objetivos que existen en la sociedad, su opinin es que los primeros deben ser
perseguidos por los lderes empresariales y, cuando propiedad y gestin est separada,
por los directivos; y, los segundos, deben ser objeto de preocupacin de los lderes
elegidos por la sociedad. No niega que cada persona pueda perseguir individualmente
objetivos sociales, pero desde luego a ttulo personal e individual. As dice:
Los accionistas o los clientes o los empleados pueden gastar su dinero por
separado en una accin particular, si as lo desean. El ejecutivo est ejerciendo
N.E. Bowie (eds.), Ethical Theory and Business, op.cit., p.56.
77
Cf. al respecto de las obligaciones fiduciarias de los directivos frente a los propietarios N.E. Bowie /
R.F. Duska, Business ethics, Englewood Cliffs, New Jersey, Prentice Hall, 1982, 2 ed.1990, pp.70-72. En
este trabajo diferencian tres obligaciones fiduciarias que los directivos tienen frente a los propietarios:
obediencia, confidencialidad y lealtad. Adems sealan que los directivos tienen obligaciones fiduciarias
especiales dependiendo de su rango o categora dentro de la corporacin; aunque en general y con
interpretaciones diferentes todos los trabajadores tienen estas tres obligaciones con respecto a los
propietarios. En la misma lnea encontramos el trabajo R.F. Duska, Why be a loyal Agent? A systematic
Ethical Analysis in N.E. Bowie / R.E. Freeman (eds.), Ethics and Agency Theory. An introduction,
Oxford, Oxford University Press, 1992, pp.146-147.
-315-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
M. Friedman, The Social Responsibility of Business is to Increase Its Profits in T.L. Beauchamp /
N.E. Bowie (eds.), Ethical Theory and Business, op.cit. p.57.
79
Cf. Ibid., p.57.
-316-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
la sociedad, adems no sera admisible que fueran elegidos como lo son actualmente, si en
verdad tienen que ocuparse de objetivos o fines sociales. En tal caso, deberan ser elegidos
democrticamente. Como ya se ha sealado, Friedman no niega que el propietario o
directivo con su propio dinero y tiempo se comprometan con fines sociales, pero siempre a
ttulo individual y como ciudadanos, no como lderes empresariales o empleados.
El trabajo desarrollado por M. Friedman es el ms discutido y debatido, pero
existen otros trabajos que en la misma lnea argumentan con mayor profundidad esta
posicin, ste es el caso de la obra de J. Ladd. La diferencia entre ambos reside en que
mientras Friedman se apoya en el principio de separacin entre los objetivos sociales y
los econmicos, J. Ladd se apoya en la tesis de la separacin entre moral y empresa.
Con la posicin de J. Ladd se trata de abrir y explicar, ms si cabe, la tesis de separacin
entre tica y economa, entre objetivos morales y sociales y objetivos empresariales y
econmicos.
Los trabajos de J. Ladd constituyen un intento de argumentar, al igual que
Friedman, que las empresas no pueden ser consideradas sujeto de responsabilidad
puesto que son los individuos los que actan en ellas y, en todo caso, slo a ellos se les
puede considerar sujetos de responsabilidad. Bajo este enfoque se defiende que las
empresas no pueden ser calificadas de agentes morales porque son miembros de una
clase de organizaciones formales y por ello son incapaces de acomodarse a motivos
morales. As lo expresa, J. Ladd:
No es procedente pedir a las empresas que adapten su comportamiento a los
principios ordinarios de moralidad. No podemos ni debemos esperar de las
empresas ni de sus representantes oficiales (cuando acten como tales) que
sean sinceras, valerosas, consideradas o comprensivas, ni que tengan ningn
tipo de integridad moral. Estos conceptos no forman parte del vocabulario de
la empresa80
Como se puede ver en estas palabras las empresas son consideradas
organizaciones formales, por eso cuando se dice, por ejemplo, que las empresas actan
racionalmente, lo que se afirma es que esas empresas estn actuando de acuerdo con las
reglas formales que son consideradas por los participantes, pero no significa que se las
califique de agentes morales. Estas afirmaciones han suscitado la crtica de muchos
80
J.Ladd, Morality and the Ideal of rationality in formal organizations in T. Donaldson / P.H. Werhane,
-317-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
tericos de la empresa, por situar a la empresa fuera del dominio tico; crticas frente a
las que Ladd se ha defendido sealando que:
Esa no es mi posicin. Ms bien, mi posicin es simplemente que los
conceptos ticos no pueden ser aplicados de modo directo a las corporaciones
como si stas fueran personas; esto no quiere decir que no puedan ser
aplicados de modo indirecto a las empresas, es decir, a los individuos o a los
grupos de individuos asociados con las corporaciones de algn modo u
orden81.
Por tanto, lo que viene a mantener su posicin es que las empresas se encuentran
dentro del dominio del lenguaje moral slo de modo indirecto. Es decir, que sus
acciones o polticas son susceptibles de recibir calificaciones tales como justas,
correctas, morales, inmorales, etctera, porque estas calificaciones se aplican a los
individuos que trabajan o que estn en relacin con la empresa. As pues, slo de modo
indirecto se pueden juzgar a las empresas como sujetos de responsabilidad. Una vez
planteada la tesis central de esta posicin se aborda el argumento en el que se sustenta.
El argumento que sostiene la tesis de Ladd podra formularse en cinco pasos del
siguiente modo: (1) la empresa es un miembro de la clase de organizaciones formales.
(2) Las organizaciones formales deben, por definicin, actuar exclusivamente para
maximizar el logro de un conjunto de objetivos especificados, por ejemplo, el beneficio.
(3) La maximizacin del logro de un conjunto de objetivos especificados descarta la
posibilidad de actuar sobre la base de normas morales. (4) La capacidad para actuar
sobre la base de normas morales es una condicin necesaria para la agencia moral. (5)
Las corporaciones no pueden ser agentes morales, slo los individuos pueden serlo.
El tercer paso de este argumento es crucial para la defensa de su posicin y
requiere un anlisis con detalle para conocer por qu y de qu modo mantiene que las
corporaciones son incapaces para construir el objetivo de actuar moralmente dentro de
sus estructuras formales. Ladd sostiene que slo las consideraciones morales pueden
influir en la toma de decisiones en una organizacin formal y, tambin, que slo cuando
las consideraciones estn basadas en hechos empricos se pueden considerar cuestiones
morales. De este modo una empresa podra marcar sus objetivos especficos teniendo en
(eds.), Ethical issues in Business. A Philosophical Approach, op.cit., p.119.
81
J. Ladd, Corporate mythology and individual responsibility in T.I. White, Business Ethics. A
Philosophical reader, New York, Macmillan Publishing Company, 1993, p.236.
-318-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
cuenta en sus tomas de decisiones las actitudes morales de los clientes o sobre las
actitudes morales de la opinin pblica. Sin embargo, sigue defendiendo Ladd, los
problemas morales per se nunca podran influir en las tomas de decisiones
empresariales, y aade, porque la moralidad no es nunca un problema de conocimiento
emprico82. El argumento que genera para defender su posicin cae en crculo vicioso y
en una contradiccin argumentativa, pues define las cuestiones morales primero como
basadas en hechos empricos para luego negar tal premisa, por eso afirma que:
Las nociones morales no pueden ser aplicadas directamente a las
organizaciones formales porque el marco terico lgico de la toma de
decisiones organizacional excluye automticamente y necesariamente la clase
de razonamiento moral que demandamos de y atribuimos a los individuos
cuando stos se implican en deliberaciones morales, discusiones morales y
tomas de decisiones morales. Mi conclusin es que desde el momento en que
las organizaciones formales (ej. corporaciones) no pueden tener obligaciones
morales, ellas no pueden tener responsabilidades morales en el sentido de
tener obligaciones hacia aquellos afectados por sus acciones por el poder que
tienen.
Las
organizaciones
tienen
tremendo
poder,
pero
ninguna
responsabilidad83
Con esta rotundidad, concluye su argumento negando la posibilidad de la
existencia de responsabilidad de la empresa, pese al poder que tiene que, como afirma,
es muy grande; pero la responsabilidad ser de los individuos concretos e individuales
no de las empresas. Ladd concluye este argumento afirmando que las corporaciones no
pueden ser agentes morales porque son anlogas a las mquinas que persiguen
resultados concretos y no hay ninguna de estas mquinas que evalen y cambien sus
propios objetivos. Alguien lo hace por ellas. Como mucho, por tanto, se puede entender
la responsabilidad empresarial en trminos de accin delegada (vicarious action), es
decir, a su entender, las empresas pueden actuar slo a travs de las acciones de los
seres humanos individuales84.
82
Cf. J. Ladd, Morality and the Ideal of rationality in formal organizations in T. Donaldson / P.H.
Werhane, (eds.), Ethical issues in Business. A Philosophical Approach, op. cit. pp. 119.
83
Ibid., pp. 118. Ver tambin J. Ladd, Corporate mythology and individual responsibility in T.I. White,
Business Ethics. A Philosophical reader, op.cit., pp. 242.
84
Este modo de entender la empresa corresponde a la primera metfora en la que introduce G. Morgan,
Imgenes de la Organizacin, Madrid, Ra-ma, 1990, pp.9-28.
-319-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. al respecto L. May, Vicarious Agency and Corporate Responsibility in P.A. French (ed.), The
spectrum of responsibility, New York, St. Matins Press cop., 1991, pp.313-325.
86
Cf. al respecto de su distincin entre organizaciones abstracta y organizaciones concretas J. Ladd,
Corporate mythology and individual responsibility in T.I. White, Business Ethics. A Philosophical
reader, op.cit., pp. 247ss.
-320-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
reflexiona sobre las excepciones o casos en que el sujeto tampoco puede ser
considerado totalmente o plenamente sujeto de responsabilidad. Estos casos
excepcionales no implican que se convierta la empresa en sujeto sino ms bien que se
deber considerar tal responsabilidad individual como disminuida o mitigada87.
Este autor afirma que la responsabilidad moral, para ser considerada como tal,
requiere que los actos que realiza el sujeto o individuo sean expresin de libertad y de
conocimiento. En esta lnea afirma, que es cierto que en ocasiones en las grandes
corporaciones se realizan actos de los que no se tiene el conocimiento suficientes acerca
de las consecuencias que tales actos podrn producir o, tambin podra ser el caso, de
actuar bajo las ordenes de un superior. Esto no implica que la persona deje de ser
responsable, sino que tal responsabilidad quedar mitigada o atenuada debido a la
ignorancia de hechos que no poda conocer o a la presin que un superior puede ejerce.
La responsabilidad individual, pues, es una manifestacin de la libertad y
conocimiento del ser humano sobre las intenciones y consecuencias de sus actos. En
este sentido existen excusas, como son la ignorancia y la incapacidad, que pueden ser
argumentos suficientes para que no se considere al individuo sujeto de responsabilidad.
Y por otra parte, tambin pueden darse situaciones que son atenuantes de
responsabilidad. Por ejemplo, podran situarse en esta lnea muchas actuaciones
relacionadas con las coimas en Latinoamrica relacionadas con comportamientos de
corrupcin empresarial, pues no slo existe en muchos de esos caso permisividad legal
y social sino que no existe posibilidad de iniciar negocio alguno en ocasiones sin el
pago de tales gratificaciones88.
Cf. al respecto de su posicin M.G. Velsquez, Business Ethics. Concepts and cases, op.cit., pp.42-45;
M.G. Velasquez, Why Corporations are not morally responsible for anything they do, Business &
Professional Ethics Journal, op.cit., pp. 1-18.
88
Cf. al respecto Transparency International, La hora de la transparencia en Amrica Latinoamrica,
1999 [http://www.transparency.de]
-321-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
89
Cf. al respecto A.C. Wicks / R.E. Freeman, Organization Studies and the new pragmatism: positivism,
anti-positivism, and the search for ethics in Organization Science, vol.9, n2, March-April, pp.123-140
muestran como las aproximaciones pragmticas herederas de la tradicin de John Dewey, William James
y Richard Rorty pueden ayudarnos a entender la imposibilidad de separar los objetivos econmicos de las
empresas de los objetivos sociales y ticos que tambin persiguen.
90
P.A.French, The corporation as a moral person, American Philosophical Quarterly, vol.16, n 3, July,
1979, p.207.
-322-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
intencionalidad, sin duda alguna son causa de que sucedan acontecimientos, pero la
pregunta es si tienen intencionalidad91.
La investigacin de French se centra, por tanto, en averiguar dnde, en qu lugar
y de qu forma se puede establecer la intencionalidad y capacidad de intencin de las
empresas. Porque al demostrarlo ser imposible negar que la empresa, al igual que las
personas, es un miembro de la comunidad moral y sujeto por derecho propio de
responsabilidad y no slo de poder como afirmaba Ladd. En definitiva, su objetivo es
mostrar cmo la empresa tiene la capacidad de actuar intencionadamente, de pensar y de
producir consecuencias que son el resultado de un acto intencional92.
Los resultados de tales indagaciones le llevan a afirmar que la intencionalidad
de la empresa se encuentra en su Estructura de Decisin Interna de la Empresa, o dicho
de otro modo:
Una Estructura de Decisin Interna Empresarial (esto es Estructura DIE) es
la herramienta de redescripcin necesaria que autoriza la fundamentacin de
la intencionalidad de la empresa93.
Respecto a la concepcin de intencionalidad es menester exponer que las
atribuciones de intencionalidad respecto a cualquier acontecimiento no implican que la
atribucin de intencionalidad sea formulada para cada uno de los actos que tuvieron
lugar en tal acontecimiento. En otras palabras, dada una descripcin de un hecho donde
una accin es intencional no implica que sobre cada descripcin de una accin sta
fuera intencional. Se puede afirmar que existe una oscuridad referencial de las
atribuciones de intencionalidad. Por ejemplo, una empresa textil emprende la accin
(intencionadamente) de construir una nueva planta de produccin en una zona concreta,
cercana a un Parque Natural, que no presenta peligro tras realizar los estudios
econmicos, sociolgicos y ecolgicos pertinentes. Tras su inauguracin se produce un
incendio en el Parque Natural y buena parte de sus especies animales trasladan su
hbitat a las inmediaciones de la planta de produccin con los consecuentes daos que
tal planta puede producir sobre especies animales. La intencin de la empresa fue la de
91
92
-323-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
instalar y construir una nueva planta de produccin pero no la de daar a las especies
animales del Parque Natural prximo.
Sin embargo, una nueva diferencia surge al paso entre el modo de tomar las
decisiones y llevar a cabo las acciones las personas y las empresas, esta diferencia
apunta a la toma de decisiones que en el primer caso suele ser individual y en el
segundo colectivo. En este sentido, French salva la diferencia apoyndose en el
pensamiento aristotlico que diferencia entre las acciones voluntarias o intencionadas y
las acciones involuntarias; distinguindolas en funcin de si la fuerza o impulso de tal
accin proviene del propio sujeto o es externa a l; y esa fuerza la denomina razn
deliberativa94. Es decir, las acciones voluntarias o intencionadas son fruto de la eleccin
deliberativa voluntaria, razonada y reflexionada que permite elegir un curso de accin o
algo frente a otras cosas; pero no dice nada de si esa deliberacin es colectiva o no. As
pues, en el caso que se pueda demostrar la existencia de deliberaciones empresariales
colectivas que conducen a actos voluntarios e intencionados, en tal caso se podra
atribuir a la empresa una responsabilidad moral por tales deliberaciones y actuaciones95.
La tesis que mantiene French al respecto es que la razn deliberativa que existe
en las empresas va ms all de los individuos, su tesis afirma que la empresa como tal
tambin es sujeto moral porque elabora razones para su comportamiento a travs de la
estructura DIE, por eso afirma:
Lo que necesitamos mostrar es que tiene sentido decir que las corporaciones,
y no slo la gente que trabaja en ella, tiene razones para hacer lo que est
haciendo. Por lo general, a nosotros se nos ha dicho que son los directivos, o
ejecutivos, los que realmente tienen las razones y deseos de la empresa, y, por
otra parte, que las acciones corporativas no pueden ser reducidas sin restarles
valor, las intenciones corporativas son siempre reducibles a las intenciones
humanas 96.
93
P.A.French, The corporation as a moral person, American Philosophical Quarterly, op.cit., p.211.
Cf. Aristteles, tica a Nicmaco, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1981, Libro III:2,3.4 y
5, pp.32-41.
95
Cf. al respecto del concepto de deliberacin en Aristteles los estudios de A. McIntyre, Historia de la
tica, Barcelona, Paids, 1994, pp.75-80; J. Moreau, Aristteles y su escuela, Buenos Aires, Eudeba,
1972, pp.200-201, J. Montoya / J. Conill, Aristteles: sabidura y felicidad, Madrid, Cincel, 1986,
pp.135-139; P.A. French, Responsibility Matters, Kansas, University Press of Kansas, 1992.
96
P.A. French, The corporation as a moral person, American Philosophical Quarterly, op.cit., p.212
94
-324-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Como se puede leer en esta cita, lo que trata de mostrar French es que la empresa
realiza acciones empresariales que tienen una intencionalidad propia que no es
equiparable a la suma de las intencionalidades de las personas que configuran la
empresa, pues en ocasiones las intenciones empresariales no se corresponden con stas.
La investigacin queda ahora en el terreno de la pregunta siguiente desde dnde se
construyen las razones empresariales?.
La respuesta que dar a esta pregunta es que las razones empresariales se
construyen en los procesos de deliberacin o toma de decisiones que tienen lugar en la
empresa dentro de su estructura de DIE. Una estructura que tiene dos elementos: el
organigrama y las reglas de reconocimiento de decisin empresarial. French mantiene
que el organigrama organizacional delimita los estadios y niveles dentro de la estructura
de poder de la empresa, mientras que las reglas de reconocimiento de decisin
empresarial normalmente se sitan y pueden descubrirse en la poltica empresarial. Las
reglas de reconocimiento son las reglas que indican las razones por las cuales se ha
realizado un acto.
Con estos dos elementos, French intenta mostrar las similitudes que existen entre
los procesos de deliberacin y toma de decisin en las empresas y en las personas. Para
l las empresas poseen intencionalidad para la accin y son sujetos de responsabilidad
moral al igual que las personas, pues aunque incorpora en su seno los actos de las
personas biolgicas, no lo hace como la suma de deseos e intenciones personales,
porque podra darse el caso que la toma de decisin final no coincidiera con todos los
deseos e intenciones personales.
Para explicar este ltimo punto French acude a una analoga con la lgica del
pensamiento de la teora de juegos con la que el pensamiento filosfico est
familiarizado. Desarrolla la analoga del siguiente modo. La estructura DIE de una
empresa es un tipo de regla(s) constitutiva(s) anloga a las reglas de juego de la Teora
de juegos. El organigrama de la organizacin de una empresa distingue diferentes
jugadores y clarifica su jerarqua y las lneas entretejidas de responsabilidad dentro de
la empresa. Tal organigrama proporciona lo que podra denominarse la gramtica de la
toma de decisin empresarial, mientras que lo que, l denomina reglas de
reconocimiento interno proporciona la lgica.
-325-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Por tanto, las reglas de reconocimiento pueden ser de dos tipos, tal y como
explica French. Las primeras, que estn parcialmente insertas en el organigrama de la
organizacin, son reglas que sirven para reconocer procedimientos. Las segundas, que
normalmente estn en las polticas corporativas, permiten la toma de decisiones de
modo interno a travs del seguimiento de normas o reglas polticas internas.
Al considerar tanto la gramtica como la lgica existente en la estructura DIE,
se puede afirmar, junto con French, que las decisiones en las corporaciones no se toman
nicamente de modo individual, sino que en la empresa se activan una serie de
mecanismos internos que permiten afirmar que en el momento en el que se toma una
decisin dentro de una estructura DIE, tambin la empresa est decidiendo algo. Por
supuesto, French no niega la importancia y el papel que tienen los sujetos de modo
individual en esta estructura de toma decisin, as como que su responsabilidad
individual no se ve disminuida o difuminada dentro de esta responsabilidad empresarial.
Ahora bien, lo que subraya insistentemente es que las empresas son capaces de alcanzar
sus objetivos y fines empresariales de modo corporativo.
En resumen, y como conclusin de la aportacin de French a la pregunta sobre el
sujeto de la responsabilidad empresarial, su argumentacin rebate, a mi juicio, los
prejuicios antropocntricos que afirman que las posiciones que sitan a la empresa
como sujeto moral de la responsabilidad empresarial no pueden ser consideradas como
vlidas puesto que las polticas de las corporaciones reflejan slo los objetivos actuales
de sus directivos. Esta objecin no es cierta y slo se tiene que observar a las grandes
compaas para percatarse de ello, puesto que en un mismo ao se pueden producir
cambios
relevantes
importantes
97
Ibid., p.214.
-326-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
98
Cf. al respecto de su mtodo y de su argumentacin sobre la empresa como sujeto moral en K.E.
Goodpaster / J.B. Jr. Matthews, Pueden tener conciencia moral las empresas?, Harvard-Deusto
Business Review, 1982, pp.5-18; K.E. Goodpaster, The Concept of Corporate Responsibility, Journal of
Business Ethics, vol. 2, 1983, pp.1-22.
99
K.E. Goodpaster, The Concept of Corporate Responsibility, Journal of Business Ethics, op.cit., p.10
100
Cf. K.E. Goodpaster, Principle of moral projection in P.H. Werhane / R.E. Freeman, The Blackwell
Encyclopedia Dictionary of Business Ethics, Cambridge/Massachusetts, Blackwell Publishing, 1997,
p.432.
-327-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Contexto
Responsabilidad
Causal
Jurdico y
moral
(La empresa es
responsable de
esto)
Social y
jurdico
Nivel convencional
Responsabilidad
decisoria
Qu hacer para
delimitarla?
Se subraya el factor de
causalidad en cuanto a las
consecuencias producidas por
los propios actos.
Nivel
preconvencional
Responsabilidad
del seguimiento de
reglas
Caracterstica
Moral
Nivel
posconvencional
Adaptacin elaborada a partir de: K.E. Goodpaster / / J.B. Jr. Matthews, Pueden tener conciencia
moral las empresas?, Harvard-Deusto Business Review, Cuarto trimestre, 1982, p.5-18
-328-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
101
Ntese que este tipo de responsabilidad decisoria ha sido ya explicitada a travs del concepto de
intencionalidad y la estructura DIE de P.A. French en este punto y que las perspectivas del juicio moral a
las que alude fueron analizadas tambin en esta tesis doctoral en el primer captulo.
-329-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
K.E. Goodpaster / J.B. Jr. Matthews, Pueden tener conciencia moral las empresas?, HarvardDeusto Business Review, op.cit., p.8; K.E. Goodpaster, The Concept of Corporate Responsibility,
Journal of Business Ethics, op.cit., pp.8ss. En este mismo sentido los estudios acerca del desarrollo
cognitivo de Piaget y la teora del desarrollo del juicio moral de L. Kohlberg y J. Habermas, ver el punto
1.1.2. de esta tesis doctoral.
103
Cf. Respecto al proceso de proyeccin moral K.E. Goodpaster, The Concept of Corporate
-330-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
la hora de definir lo que es justo de lo que no, es vital en las organizaciones para
denominar a una accin o consecuencia como moral.
Y, por ltimo, la responsabilidad moral empresarial, al igual que la
responsabilidad individual requiere apartarse del pensamiento puramente economicista
o legalista de la empresa y abandonar las decisiones corporativas orientadas nicamente
hacia el beneficio econmico. Como ya se ha explicado, esto es debido a que toda
empresa posee un mbito moral del que debe responder no slo bajo criterios
econmicos o legales, sino tambin morales. Esta moralidad tiene que ver con los
procesos mediante los que las empresas generan razones y toman decisiones en la
empresa y posteriormente se las auto-exigen, es decir, que la responsabilidad moral es
una cuestin de auto-obligacin ms que de requerimiento de imposicin de modo
externo.
-331-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
105
-332-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
toman decisiones son los siguientes: empresa como agente racional, como proceso
organizacional y como egosmo poltico.
El modelo de empresa como agente racional asume que las acciones
empresariales son resultado de un proceso unificado en el que un acto es escogido
cuando parece que ser maximizador de los valores de la empresa. En este sentido, el
modelo sugiere que la toma de decisin es racional; las empresas auto-conscientemente
intentan perseguir los valores tal y como lo hacen los seres humanos. De acuerdo con
este modelo, la mente de la empresa podra consistir en la mente de sus altos
ejecutivos y miembros del consejo de direccin, y se presupone que los ejecutivos y sus
miembros son capaces de consultar unos con otros con el objetivo de llegar a una
decisin.
El modelo de la empresa como proceso organizacional niega que las decisiones
empresariales sean el resultado de procesos de toma de decisiones unitarios. Este
modelo admite que existen normas y principios implcitas o tcitas que entran en
funcionamiento cuando se tiene que tomar una decisin. Aquellas normas y principios
que alcanzan a ser formalizados forman parte de lo que se conoce como normas de
procedimiento estndar.
Por ltimo, el modelo de la empresa como egosmo poltico ve el proceso de
toma de decisiones en trminos de decisiones de trabajadores individuales y de los
intereses que ellos persiguen dentro de ella. La analoga de tal comportamiento con el
modo de comportarse los individuos en sociedad buscando encontrar sus intereses
individuales en la sociedad, es la que da el nombre a este modelo.
La posicin de Donaldson al respecto es que la empresa y sus procesos de toma
de decisiones no pueden verse ni explicarse slo desde uno de estos modelos. El
comportamiento de las empresas en sus tomas de decisiones suele incluir elementos y
caractersticas de los tres. Considera, por tanto, que las comprensiones de la empresa
como exentas de valoracin moral son cuanto menos incompletas. En este sentido la
pregunta correcta no es si la empresa es un agente moral o no sino cundo es moral y
cuando no lo es.
Corporation, op.cit, pp. 99-111; T. Donaldson, The Ethics of International Business. New York: Oxford
University Press, 1989. Para otras formas o metforas de ver la organizacin empresarial G. Morgan,
Imgenes de la Organizacin, op.cit. y S.P. Robbins, Organization Theory: Structure, design and
application, Englewood Cliffs, New Jersey, Prentice-Hall, 1986, 2 ed. 1987.
-333-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. al respecto M.T. Brown, La tica en la empresa. Estrategias para la toma de decisiones,
Barcelona, Paids, 1992, pp.43ss; J.M. Fischer / M.S.J. Ravizza, Responsibility and control. A theory of
Moral Responsibility, Cambridge, Cambridge University Press, 2000, pp.208-210.
107
Cf. al respecto del planteamiento de T. Donaldson, Corporations and morality, op.cit., pp.29-34; T.
Donaldson, Rights in the Global Market in R.E. Freeman (ed.), Business Ethics. The State of the art,
Oxford, Oxford University Press, 1991, pp.139-162. Para un interesante anlisis sobre la propuesta de
Donaldson E.M. Hartman, Donaldson on Rights and Corporate Obligations in R.E. Freeman (ed.),
Business Ethics. The State of the art, op.cit., pp.163-172.
108
La diferencia entre el ajustamiento de loa animales y de las personas a su entorno ser objeto de
estudio en el siguiente apartado siguiendo el pensamiento de X.Zubiri y J.L.L. Aranguren (5.3.1).
-334-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
morales para tomar sus decisiones. Pero esta condicin no es suficiente porque el agente
moral adems es capaz de controlar la estructura de sus polticas y reglas (2).
La segunda condicin se sustenta en que los seres humanos son responsables
moralmente no slo de sus acciones, sino tambin del mantenimiento de sus
capacidades morales. As la agencia moral empresarial implicar tambin el
mantenimiento de las facultades morales corporativas, tales como ciertas polticas,
reglas y procedimientos morales empresariales.
Si las corporaciones satisfacen estas dos condiciones entonces podran ser
calificadas de agentes morales, pero no como actores o personas morales. Es decir,
por una parte, las empresas son sujetos de responsabilidad moral de pleno derecho y no
simplemente como medios mediante los que se realiza la responsabilidad moral
individual. Por otra parte, siguiendo a Donaldson, sera un error mantener que porque
una empresa puede usar razones morales en sus tomas de decisiones, stas poseen
automticamente otras propiedades morales tales como placeres, obligaciones humanas
y derechos humanos109.
Como se puede ver esta propuesta viene a afirmar que plantear la
responsabilidad moral de las empresas, es decir considerar que las empresas son sujetos
de la responsabilidad empresarial, es del todo pertinente, pero esto no significa que las
empresas tengan que ser exactamente como las personas; por eso el concepto de agente
moral permite situar a la empresa como sujeto de las decisiones y actuaciones de las
mismas y salvar las distancias que tienen con respecto a las personas.
Desde esta posicin intermedia se mantienen las tesis bsicas defendidas por P.
French y K.E. Goodpaster referentes a que las empresas actan con intencionalidad y
racionalmente dentro de la estructura de DIE y tambin en los procesos cognitivos
internos, y puesto que sus acciones racionales afectan a otras personas, esas acciones
pueden ser evaluadas desde un punto de vista moral. As por ejemplo, si es inmoral que
un individuo discrimine tambin lo es que lo haga una empresa.
Esta posicin intermedia viene a construirse sobre los estudios de la empresa
como sujeto de responsabilidad, pero subrayando la importancia que tienen las
personas, los individuos que la componen en tales actuaciones. Desde este punto de
vista se tiene que recuperar el papel central de las personas en las empresas, pues sino se
109
-335-
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De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. R.T. De George, Corporations and morality in H. Curtler (ed.), Shame, responsibility and the
corporation, op.cit., p. 66; R.T. De George, Business Ethics, op.cit., p. 127.
111
Cf. Respecto a la caracterizacin de la responsabilidad individual y la responsabilidad compartida as
como acerca de su relacin P.A. French, Principles of responsibility, shame and the corporation in H.
Curtler (ed.), Shame, responsibility and the corporation, op.cit., pp.19-55; T. De George, Corporations
and morality in H. Curtler (ed.), Shame, responsibility and the corporation, op.cit., pp. 66-67; M.J.
Zimmerman, Sharing responsibility in P.A. French, The spectrum of responsibility, New York, St.
Matins Press cop., 1991; P.A. French, Collective and Corporate Responsibility, Columbia University
-336-
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De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. J. R. Boatright, Ethics and the conduct of Business, op.cit.; A. B. Carroll, Business & Society.
Ethics and Stakeholder Management, op.cit.; T. Donaldson, Corporations and morality, op.cit.; J.E. Post
/ W.C. Frederick / A. T. Lawrence / J. Weber, Business and Society. Corporate Strategy, Public Policy,
Ethics, op.cit.; S. Garca Echevarra, Responsabilidad social y balance social de la empresa, Madrid,
Fundacin Mapfre, 1982; G.A. Steiner, Business and society, op.cit.; K.E. Goodpaster, The Concept of
Corporate Responsibility, Journal of Business Ethics, op.cit., pp. 1-22; T.M. Jones, Corporate Social
Responsibility Revisited, Redefined, California Management Review, op.cit., pp. 59-67; S. Stone, Where
the Law Ends: The social control of corporate behaviour, New York, Harper Colophon Books, 1975;
J.M. Lozano, tica y empresa, op.cit., pp.96-102.
114
Cf. H.F. Sohn, The social responsibility debate, Journal of Business Ethics, vol.1, n.2, 1982,
pp.139-144; D.J.D. Uyl, The new crusaders. The corporate Social responsibility Debate, Bowling Green
State University, Bowling Green, 1984.
-339-
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De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
exclusiva consiste en crear una atmsfera de conflicto vigoroso, competencia entre los
distintos grupos. La tarea del estado es la de velar porque ese espacio de competencia
libre funcione, impidiendo concentraciones de poder y creaciones de monopolio
mientras que la funcin de la empresa es la maximizacin del beneficio econmico para
sus propietarios. As lo expresa M. Friedman:
En un sistema de propiedad privada de libre empresa, un ejecutivo, de
cualquier organizacin, es el empleado de los dueos del negocio. l es
directamente responsable ante los propietarios. Esta responsabilidad consiste en
llevar el negocio de acuerdo con los deseos de estos ltimos. Estos deseos,
generalmente, sern hacer cuanto ms dinero sea posible conforme a las normas
bsicas de la sociedad, tanto las legales como las de la costumbre tica.115
Es decir, la funcin de la empresa es la bsqueda del beneficio o maximizacin
del beneficio, siempre dentro de unas reglas, respetndolas, pero en ningn momento es
funcin o parte de las funciones de la empresa la introduccin de guas o criterios
sociales. La empresa nunca debe ir ms all de estos requerimientos, segn este modelo
si una empresa adopta posturas o decisiones de responsabilidad social ms all de estas
posiciones el beneficio econmico se ver reducido y se atenta contra la propia idea de
empresa. De este modo elocuente se pregunta Friedman acerca de lo que debe significar
esa responsabilidad social que va ms all del beneficio econmico:
Por ejemplo, debe abstenerse de incrementar el precio de un producto para
poder contribuir al objetivo social de evitar la inflacin, incluso si el incremento
de un precio fuera una de los principales intereses de la corporacin. O bien, que
debe aumentar los gastos para reducir la contaminacin por encima de la
cantidad sujeta a los intereses de la corporacin o la que es requerida por la ley
para contribuir al objetivo social de mejorar el medio ambiente. O bien, que a
expensas del beneficio de la corporacin, l deba contratar a desempleados
conflictivos, en lugar de trabajadores cualificados para as contribuir al objetivo
social de reducir la pobreza.
En cualquiera de estos casos, el ejecutivo corporativo estara utilizando el
dinero de otros por el inters social. En tanto que sus acciones de acuerdo con la
"responsabilidad social" reduzcan las ganancias de los accionistas, el ejecutivo
115
M. Friedman, The Social Responsibility of Business is to Increase Its Profits in T.L. Beauchamp /
-340-
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est haciendo uso del dinero de los accionistas. En tanto que sus acciones
incrementen el precio para los clientes, est utilizando el dinero de stos ltimos.
En tanto que sus acciones disminuyan los salarios de los empleados, el ejecutivo
est utilizando el dinero de los trabajadores116
Como se puede ver en este texto, adems de considerar que el mbito de la
empresa es un mbito donde no cabe la reflexin tica, mantiene que cualquier empresa
que se implique o trate de solucionar cuestiones sociales est actuando fuera de sus
funciones, y eso es negativo tanto para la supervivencia y legitimidad de su actividad,
como para la sociedad, porque por una parte, la empresa no est preparada ni sabe cmo
se solucionan los problemas o asuntos sociales y, por otra parte, en el caso de que lo
haga quien se ver perjudicado sern los propietarios, los clientes, o los trabajadores.
Esto le lleva a afirmar tambin que los ejecutivos de la empresa, no pueden
arrogarse el derecho de velar por el bienestar de la sociedad, pues no han sido elegidos
por la sociedad. Y defender la postura contraria, supondra tratar de solucionar
problemas por medio de procedimientos antidemocrticos lo que no se puede alcanzar
por medios democrticos. Es decir, sera a su juicio una forma de permitir a las
empresas que impusiesen tributos para satisfacer necesidades o promocionar valores
sociales- y que utilizasen los beneficios con propsitos sociales cuando no estn
elegidos democrticamente y el estado, configurado y elegido para tal fin, no es capaz o
tiene dificultades para solucionarlos.117. Y todo esto, se exige cuando en realidad es la
maximizacin del beneficio dentro de ciertas reglas el nico principio que puede
esgrimirse al hablar de responsabilidad.
De otro modo, afirma Friedman, se estara socavando las propias condiciones
que posibilitan la existencia de las empresas que es la del mercado libre ideal basado en
la propiedad privada, donde ningn individuo puede coaccionar a otro, toda cooperacin
es voluntaria y todos los grupos en tal cooperacin se benefician o no necesitan
participar. ste es el criterio que se deber considerar al entrar en relacin en la
empresa, y que debe guiar la empresa, el hecho de obtener, maximizar, conseguir
beneficios.
-341-
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De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
En este sentido, este modelo funcionalista de empresa viene a afirmar que las
consideraciones morales estn excluidas del anlisis de la empresa, pues es el criterio
del beneficio econmico el que llega a funcionar como principio moral que justifica las
decisiones y acciones de las empresas. Es el mercado el nico encargado de moralizar
la empresa118.
Los supuestos en los que se apoya este modelo para negar la responsabilidad
social de la empresa y reducirla al beneficio econmico y al respeto de la legalidad
vigente, se pueden exponer brevemente del siguiente modo:
1. Las empresas no son personas sino entidades jurdicos artificiales. No se les puede
exigir responsabilidad moral a una empresa, slo los individuos la tienen.
2. El ordenamiento jurdico es el que define detalladamente el papel del agente o
fiduciario y hace responsables a los directivos de las empresas de los bienes cuya
administracin les confan los accionistas. La direccin de una empresa no puede
arrogarse, en nombre de la moral, el derecho a administrar esos bienes segn criterios
que sean en parte extraeconmicos.
3.
sacrificar los beneficios. La rentabilidad y la buena salud financiera han sido siempre
y deben continuar siendo los imperativos categricos de cualquier actividad
empresarial.
4. Los directivos de las empresas no son representantes elegidos democrticamente
por el pueblo, ni han sido ungidos ni designados como guardianes de la moralidad.
En consecuencia, carecen del mandato social que una sociedad democrtica tiene
derecho a exigir a quienes pretenden fijar unas directrices ticas o sociales. Al
mantener las motivaciones de la actuacin de las empresas confinadas a lo
econmico, se mantiene tambin el poder de los directivos de las empresas dentro de
su contexto adecuado.
5. El poder, la dimensin y la escala de actividades de las grandes empresas
modernas (tanto nacionales como internacionales) son impresionantes. Sera
118
Cf. T. Carson, Freidmans Theory of Corporate Social Respnsibility, Business and Professional
Ethics Journal, vol.12, n1, pp.3-32; D. Garca-Marz, Del balance social al balance tico en A. Cortina
(dir.), Rentabilidad de la tica para la empresa, Madrid, Visor, 1997, 229-255; J.M. Lozano, tica y
empresa, op.cit., pp.86-93.
-342-
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119
Cf. K. Davis, The case for and against Business Assumption of Social Responsibilities, Academy of
Management Journal, op.cit., pp. 320-322.
120
Ibid., pp.312-322.
121
Cf. Tambin para este argumento Ch.D., Stone, Where the Law End, op.cit., pp.77ss.
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Cf. D.J.D. Uyl, The new crusaders. The corporate Social responsibility Debate, op.cit., pp. 8-13.
Algunos trabajos significativos en esta lnea son R.E. Freeman / D.R. JR. Gilbert, Managing
Stakeholder Relationships in S.P. Sethi / C. M. Falbe (Eds)., Business and society: Dimensions of
conflict and cooperation, op.cit., pp. 397-424; R.E. Freeman / Jr. D.R. Gilbert, Corporate Strategy and
the Search for Ethics. Englewood Cliffs, N.J., Prentice-Hall, 1988; R.E. Freeman. / D.R.Jr.Gilbert / E.
Hartman, Values and The foundations of Strategic Management in Journal of Business Ethics, vol. 7,
123
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argumento es criticable por dos motivos, en primer lugar, porque equipara las normas
sociales y morales a las normas legales. Como ya se ha explicado en esta tesis
doctoral, estos tres tipos de normas o regulaciones del comportamiento humano se
pueden distinguir si se realizan las siguientes preguntas: quin promulga la norma,
quienes son los destinatarios, ante quin se responde, de qu tipo es la sancin y de
quin se espera seguimiento u obediencia130. En segundo lugar, porque tal
equiparacin implicara afirmar que es moralmente correcta o vlida toda norma que
se encuentre juridificada, lo que equivaldra a caer en el error de confundir la
moralidad vigente con la moralidad vlida y, por tanto, a una disolucin de lo moral
en el derecho y una imposibilidad de criticar las actuaciones empresariales
actuales131.
As pues, aunque tiene razn Friedman cuando afirma que los directivos y la
empresa como tal no han sido elegidos por medios polticos y democrticos, lo que no
se puede negar es que existe una distincin entre lo pblico, que afecta a todos como
ciudadanos, y lo estatal, que son cuestiones que slo pueden recaer sobre las
estructuras polticas establecidas. No cabe duda que el Estado y las estructuras
polticas son y deben seguir siendo los principales mecanismos encargados de
proteger los intereses pblicos, al menos eso defienden la mayora de los defensores
de la RSE; pero tambin manifiestan que existe un marco social y moral que la
empresa debe tambin respetar y que no puede verse sustituido por normas jurdicas
que sustituyan los juicios morales de las empresas.
4. Estas tres razones anteriores permiten afirmar una cuarta, y es que no se pueden
separar criterios econmicos de los criterios sociales y morales cuando se habla de
las empresas. Por ejemplo, como se vio en el apartado acerca del poder empresarial,
como cualquier otra clase de poder, influye tanto cuando se ejerce como cuando no
se ejerce. La decisin de la inaccin y de no hacer valer la influencia de una empresa
para defender criterios sociales, ecolgicos, o econmicos es en s misma una
decisin moral. Esto implica que gestionar y dirigir una empresa pensando que no
existen criterios sociales o morales que la empresa debiera seguir, aboca a
consecuencias sociales y empresariales indeseadas.
130
131
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Por ejemplo, las empresas que durante mucho tiempo han estado utilizando los
recursos naturales como s ningn tipo de reflexin moral tuviera cabida en la
planificacin y desarrollo del proyecto empresarial estn empezando a cuestionarse
ese modo de actuar; principalmente por dos motivos, el primero porque algunos de
los recursos que son vitales para su supervivencia, desarrollo y estabilidad estn
empezando a ser escasos. Y, en segundo lugar, porque la crtica social es cada vez
mayor con respecto a sus modos de actuar. Cabe sealar que ninguno de los enfoques
que caen bajo el modelo de permisividad social proponen que se diluya las
disciplina de mercado, como insina el modelo funcionalista, sino ms bien que se
explore ese espacio en el que el beneficio econmico y el beneficio moral y social
van de la mano132.
5. El modelo funcionalista tambin afirmaba que no es necesaria la reflexin acerca
de la responsabilidad moral empresarial porque al fin y al cabo es suficiente pensar
acerca de la responsabilidad individual de cada miembro de la empresa. Sin
embargo, y como ya se analiz en el punto anterior al tratar el tema del sujeto de la
responsabilidad empresarial, no se pueden igualar la responsabilidad individual y la
colectiva; puesto que se pueden encontrar decisiones y actuaciones que lleva a cabo
una empresa que algunos o muchos de sus miembros no aprueban pero que la
realizan por falta de poder en la organizacin o porque la estructura de DIE y las
reglas de procedimiento no le capacitan para modificar la decisin o cambiar el modo
de actuacin. As pues no se puede decir que una empresa es tica, honesta o
ntegra porque los miembros de la misma lo son de modo individual.
6. Una de las crticas que se ha vertido sobre la RSE es que sta parece exigir
imposibles a la actividad empresarial. Sin embargo, esta es una falsa imagen de las
propuestas de RSE porque lo que ofrece el pensamiento de la RSE son marcos desde
los que cada empresa pueda interpretar sus propias obligaciones. Es decir, los
contenidos y alcance de la RSE debern ser interpretados desde la propia realidad
132
Cf. al respecto P. Ulrich, / T. Maak, Integrative Business Ethics: A critical approach in St. Gallen en
L. Zsolnai (ed.), The European difference. Business Ethics in the Community of European Management
Schools, Boston/Dordrecht/London, Kluwer Academic Publishers, 1998, pp.69-72; P.Ulrich / U.
Thielemann, How Do Managers Think about Market Economies and Morality? Empirical Enquires into
Business-Ethical Thinking Patterns, Journal of Business Ethics, 1993, vol.12. pp.879-898; D. GarcaMarz, Del balance social al balance tico en A. Cortina (dir.), La rentabilidad de la tica para la
empresa, op.cit., pp.238ss.
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8. La ltima de las razones apuntada por los detractores de la RSE tiene que ver con
la propia prctica de la RSE y afirma que las empresas no tienen ni habilidades ni
conocimientos para llevar a la prctica la RSE. Sin embargo, esta afirmacin
encuentra fcil contrarrplica pues hay buenos ejemplos que muestran que las
empresas han utilizado sus recursos y conocimientos (habilidades y experiencia) al
servicio de la resolucin de problemas sociales y que, en ocasiones, incluso lo han
hecho mejor que las administraciones pblicas hablando en trminos de eficiencia y
eficacia133.
A mi juicio, la posicin del permiso social es capaz de mostrar cmo la
racionalidad empresarial y la racionalidad social y moral se encuentran entretejidas y
como es imposible separar completamente el mbito de la tica y el de la empresa; es
decir, que si la responsabilidad empresarial es la responsabilidad econmica, est tendr
que situarse dentro de un marco ms amplio y en relacin con la responsabilidad social
y moral que la conciencia moral postconvencional de nuestras sociedades han
alcanzado. As pues, la actuacin de las empresas debe responder tanto de los objetivos
que se fija como de los medios que utiliza para alcanzar tales objetivos y tal respuesta
estar referida a los valores y normas no slo legales y econmicos sino tambin
sociales y morales.
De este modo, ante la pregunta de por qu las empresas deben ser consideradas
como agentes morales responsables se puede responder, entre otras razones, que porque
es imposible separar el mbito empresarial del mbito social y moral. A continuacin se
tratar de dar cuenta de los mbitos o esferas de responsabilidad y, como ya se ha
sealado, esta tarea se llevar a cabo mediante la bsqueda de un marco que permita a
cada empresa interpretar sus mbitos de responsabilidad y el alcance de la misma.
Una forma que existe de pensar sobre las diferentes clases o mbitos de
responsabilidad que tienen las empresas es realizando un examen de los fines que se
encuentran en la misma. Es decir, para indagar la respuesta a la pregunta de qu es
133
Cf. K. Davis, The case for and against Business Assumption of Social Responsibilities in Academy
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136
Cf. acerca del concepto de homo economicus y las implicaciones de esta concepcin antropolgica
para la construccin de una Etica Empresarial J. Conill, tica del capitalismo en Claves de la razn
prctica, n.30, Marzo, 1993, pp.25-35; J. Conill, De Adam Smith al Imperialismo econmico en
Claves de razn prctica, op.cit., pp.52-56.
137
S. Garca Echevarra, Responsabilidad social y balance social de la empresa, op.cit., p 12.
138
Ibid., p.13.
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la empresa no slo esta definida por elementos econmicos, sino que estos estn
definidos anteriormente por las elecciones, posibilidades y exigencias tanto en el nivel
interno como en el externo de la empresa. Por tanto, es la interrelacin entre la empresa
con los diferentes sistemas, as como la incidencia de los grupos humanos en ella, lo que
configura y define la empresa; en el sentido de los modelos de permiso social que se
apuntaron en el punto anterior. Este tipo de definiciones es mucho ms cercano a la
realidad empresarial, aunque al mismo tiempo posee mayores dificultades operativas.
Esta segunda explicacin de la interpretacin de la empresa como sistema
abierto, ha recibido el nombre de sistema socioeconmico, es decir, sistema social y
abierto; y contempla como su propia definicin muestra, una dimensin ms poltica.
Poltica en el sentido de que se entiende que es la empresa como organizacin la que
tiene que definir los objetivos que pretende conseguir. Y tendr que elaborar, organizar
y planificar polticas empresariales con el fin de alcanzar tales objetivos. Esta dimensin
poltica de la empresa est tambin interrelacionada con otras tres dimensiones, la
social, la econmica y la tcnica de la empresa, pues para la elaboracin de las polticas
con vistas a alcanzar los fines propuestos estas dimensiones juegan tambin un papel
fundamental.
Este modo de comprender la empresa pone de manifiesto que la empresa se
encuentra en una relacin de interpenetracin con la sociedad, es decir, en una relacin
de mutua influencia e interdependencia con el sistema social. A continuacin se trata
con detalle esta compleja relacin con el fin de poner en evidencia que tambin la
dimensin moral es una dimensin de la organizacin y, por tanto, que es imposible
separar como se sealaba anteriormente el mbito de lo econmico y empresarial del
mbito de lo moral139.
El modo en el que incide la empresa en la sociedad a travs de sus polticas y de
su estructura no es neutral, pues en ocasiones utiliza el poder o la capacidad para
generar cambios en sus entornos con fin de desarrollar sus polticas con vistas a alcanzar
sus objetivos. No son pocas las empresas que invierten sus recursos tangibles o
intangibles para obtener la fidelidad de los consumidores o para cambiar los gustos o
percepciones sobre determinados temas. Por ejemplo, empresas que tienen como
objetivo producir productos dermatolgicos para recin nacidos y que ponen a
139
Cf. D. Garca Marz, Ethik im Bamkwesen. Eine Wirtschafsethische, St. Gallen, IWE, n.71, 1995.
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De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
disposicin de los hospitales a sus investigadores para que den charlas a las futuras
madres. Con este tipo de polticas, quizs comportamientos que no se daban antes en el
cuidado de los bebs comienzan a adoptarse como necesarios y cotidianos en la
sociedad en la que se inician tales prcticas.
Pero la influencia es mutua pues tambin la sociedad y las modificaciones
sociopolticas inciden en las estructuras de poder y organizativas de la empresa140. As
por ejemplo, los cambios en las normativas legales de un pas inciden, por ejemplo, en
los sistemas de produccin que las empresas deben desarrollar, o tambin en el modo en
que los diferentes grupos sociales pueden participar en ellas; a travs del sistema
administrativo-poltico de la sociedad se puede ver modificada una determinada
estructura empresarial.
Garca Echevarra seala que existe cierto peligro, si no se tiene en cuenta que la
mutua influencia existente entre la empresa y la sociedad puede y, de hecho, tiene
repercusiones no slo a corto sino tambin a largo plazo; y que tales repercusiones
pueden generar cambios sociales que no se haban calculado al desarrollar ciertas
normativas legales o fiscales sobre las empresas. Esta mutua influencia acarrea
modificaciones en las dos direcciones en la estructura interna y externa de la empresa y
tambin de la sociedad en el largo plazo141.
Esta incidencia mutua tambin puede ser de distinta intensidad. Es decir, que las
modificaciones que se generan pueden ser mayores o menores dependiendo del tipo de
cambios que sean. Esta idea, recuerda que la empresa como sistema abierto y social,
tiene la capacidad de, y la posibilidad de, planificar y adoptar decisiones dentro de sus
entornos. La empresa fija de forma autnoma la funcin objetivo, cuando dispone de
capacidad poltica y de informacin tcnica, econmica y legislativa.
Este modo entender la empresa como un sistema en interpenetracin con la
sociedad, abierto y social implica considerar la responsabilidad que la empresa tiene
como un componente vital para una sociedad pluralista. Es decir, una sociedad que
busca dos cosas: en primer lugar, desarrollar instituciones econmicas que busquen una
integracin de motivos econmicos y sociales, y que respondan a la hora de fijar sus
objetivos, en sus planificaciones y estructuras organizativas, a su propia autonoma
140
Cf. al respecto el estudio de S. Garca Echevarra, Empresa y orden econmico, Madrid, 1980; S.
Garca Echevarra, Responsabilidad social y balance social de la empresa, op.cit., pp.28ss.
141
S. Garca Echevarra, Responsabilidad social y balance social de la empresa, op.cit., pp. 28-29.
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integrando al mismo tiempo los intereses de los grupos sociales. Y, en segundo lugar,
que persiga un ordenamiento social y econmico que de estabilidad y libertad a la
sociedad y eficacia a la economa142.
Desde la teora de sistemas la relacin entre la empresa y la sociedad se ha
identificado tambin como una relacin de interpenetracin. Concepto que servir para
aclarar, ms si cabe, la posicin que se mantiene en este trabajo de empresa como
sistema social y abierto que posibilita delimitar de qu es responsable la empresa.
El estudio de L.E. Preston y J.E. Post permite, a mi juicio, explorar con detalle la
interpenetracin entre empresa y sociedad. Ellos aplican en sus estudios el conocimiento
de la teora de sistemas para tratar de explicar la relacin existente entre ambas.
Siguiendo los conocimientos sistmicos, estos autores afirman que existen tres modelos
de relaciones sistmicas que representan cmo las gentes piensan las complejas y
mltiples relaciones institucionales, a saber, sistemas colaterales, suprasistema
dominante o sistemas de interpenetracin143. Un sistema se define por dos o ms
componentes o subsistemas que interactan uno con otro. Estos componentes se
encuentran separados de sus entornos ms amplios por una frontera o lmite. Teniendo
en consideracin este primer presupuesto, la teora de sistemas habla de sistemas
cerrados y abiertos que se pueden dar en la sociedad.
Los sistemas cerrados son aquellos sistemas que se auto-contienen
completamente, no implican ningn tipo de interaccin con el entorno y son descritos
como sistemas cerrados. Aunque un sistema cerrado puro no existe en la realidad, es
slo una posibilidad terica, el grado en que el sistema est cerrado o abierto aporta un
punto de referencia para el anlisis. Por su parte, los sistemas abiertos son aquellos
sistemas en los que se transforman los elementos que proceden del entorno en
resultados que se vuelven a introducir en el entorno. La frontera que existe entre los
sistemas es la que filtra el tipo o clase de elementos de entrada que puede recibir el
sistema desde el entorno y la clase de resultados que pueden ser descargados en l. Esta
142
Cf. al respecto A. Cortina, Sobre tica, Empresa y Estado de Bienestar en A. Duato / A. Albarrn
(eds.), La empresa ante la crisis del Estado de Bienestar, Madrid, Miraguano, 1999, pp.21-50; A. Cortina
/ J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la empresa. Claves para una nueva cultura
empresarial, Madrid, Trotta, 1994, pp.35-50; S. Garca Echevarra, Responsabilidad social y balance
social de la empresa, op.cit., pp. 65-68.
143
Cf. L.E. Preston / J.E. Post., Private Management and Public Policy. The Principle of public
responsibility, op.cit., pp.16ss.
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concepcin de los sistemas es utilizada en diferentes reas del saber como la fsica, la
biologa y las ciencias sociales144.
Los sistemas sociales son invariablemente abiertos e implican el intercambio
de elementos de entrada y de salida con el entorno. Algunos sistemas sociales
individuales pueden ser ms o menos abiertos, por ejemplo, una familia en una pequea
poblacin alejada de las grandes ciudades y que adems mantiene pocas relaciones con
sus vecinos, podra considerarse como un sistema micro extremadamente cerrado.
Mientras que, por ejemplo, una empresa multinacional es un sistema macro y muy
abierto.
Y aunque todas las instituciones pueden ser consideradas como sistemas abiertos
o cerrados, las relaciones que se establecen entre sus elementos pueden ser de tres
clases, como ya se ha mencionado. El suprasistema colateral es aquel sistema
compuesto por numerosos sistemas, complejos y grandes, que no son ms que los
elementos del mismo y que no tienen porqu entrar en relacin. Por otra parte, los
suprasistemas dominantes son aquellos que una vez desarrollados, toman una existencia
independiente y ejercen un grado de control sobre el resto de sus componentes internos.
Por ltimo, se dice que los sistemas estn nter-penetrados cuando ms de un sistema
distinto, no totalmente contenido por ningn otro, est implicado en un acontecimiento
o proceso nico.
Esta idea proviene del pensamiento de T. Parsons sobre los sistemas sociales,
que defiende que las instituciones (economa, poltica, familia, educacin y religin) son
los sistemas sobre los que est construida la sociedad y que la relacin que existe entre
tales instituciones es de interrelacin. Cada una de ellas tiene un papel que jugar y una
funcin distinta en el mantenimiento del orden social. La funcin de la institucin
econmica, mantiene este autor, es producir y distribuir bienes y servicios, y crear
riqueza. La legitimidad de cada institucin se mantiene y proviene del grado de
cumplimiento que cada institucin alcanza145.
144
Refererencias clsicas acerca de la teora general de sistemas son: K.E. Boulding, Toward A General
Theory of Growth, General Systems Yearbook, vol. I, 1965,66-75; E. Nagel, The structure of Science,
New York, Harcourt, Brace,1961; L. Von Bertalanffy, An Outline of General System Theory, Bristish
Journal of Philosophical Science, 1950, I, 134-165; L. Von Bertalanffy / A. Rappaport (eds.) The General
Systems Yearbook, Ann Arbor, Mich.: Society for General Systems Research, 1965; F. K. Berrien,
General and Social Systems, New Brunswick, N.J., Rutgers University Press, 1968.
145
Cf. al respecto del pensamiento de T. Parsons sobre la sociedad, las instituciones que la conforman,
sus funciones y su legitimidad en T. Parsons, The structure of social action, Glencoe, IL, Free Press,
-357-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
1949; T. Parsons, The social system, Glencoe, IL, Free Press, 1951; T. Parsons, Structure and Process in
Modern Societies, New York, The Free Press, 1960; J. Habermas, Perfiles filosfico-polticos, Madrid,
Taurus-Santillana, 1984; reimpr. 2000, pp.205-222.
146
Cf. al respecto de la mutua influencia y de los intercambios entre la organizacin y su entorno R.M.
Cyert / J.G. March, A Behavioral Theory of the Firm. Cambridge, Mass. Backwell Business, 1963, 2ed.
3 reimpr.1996.
147
Para la tesis de la empresa y el papel del empresario como factor de innovacin social J.A.
Schumpeter, Capitalismo, socialismo y democracia, Barcelona, Folio, 1984.
-358-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
La corriente de pensamiento neoclsica entiende la sociedad como dividida en diversos dominios tales
como el mbito econmico, poltico y sociocultural. En esta sociedad el papel de la empresa puede ser
visto como puramente econmico y la responsabilidad de la empresa estara limitada a este objetivo
econmico. Cf. al respecto W.J. Barber, Historia del pensamiento econmico, op.cit., pp.19-110 y 155210; P. Schwartz, La nueva economa poltica de John Stuart Mill, op.cit.
-359-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. al respecto, E. Ulrich, La empresa como sistema social-productivo, Madrid, 1970; P. Ulrich,
Business in the nineties: facing public interest in P. Ulrich / C. Sarasin (eds.), Facing public interest.
The ethical challenge to Business policy and corporate Communications, op.cit., p.2; P. Ulrich,
Economa de mercado libre o social?, Erasmus, Vol.1, n2, 1999, pp.143-152 tambin S. Garca
Echevarra, Introduccin a la economa de la empresa, op.cit., pp.128-129.
-360-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
que tratan de explicar qu se puede incluir dentro de estos dominios como parte de la
responsabilidad empresarial y el modo en que la empresa debe jerarquizar estos
deberes u obligaciones.
El estudio de las diferentes propuestas realizadas muestra la existencia de dos
modelos distintos de entender la relacin de estos mbitos y su jerarquizacin. El primer
modelo interpretativo responde a una visin de la empresa como institucin econmica,
situando el mbito de responsabilidad econmico como el prioritario y primero al que la
empresa debe responder. Segn esta posicin, slo tras la satisfaccin de ste la
empresa puede empezar a satisfacer las obligaciones derivadas de los siguientes mbitos
de responsabilidad. El mximo representante de este modelo es A.B. Carroll quien en
1979 public un trabajo que ha venido a convertirse en clsico en el tema150. El segundo
modo de entender los mbitos de la responsabilidad es aquel que considera que la
empresa es una organizacin social y que las obligaciones derivadas de su
responsabilidad social incluyen las obligaciones econmicas, de tal suerte que es
imposible separarlas por completo. Argumenta que la responsabilidad en el mbito
social est por delante de la responsabilidad econmica, en el sentido de que la primera
determina la consecucin y la forma de la segunda; se puede decir que el modelo
responde a una concepcin integrativa de empresa. La elaboracin de este modelo ha
sido realizado por D.J. Wood y Y-C. Kang151. A continuacin se explican estos dos
modelos de interpretacin.
El modelo de interpretacin de los mbitos de responsabilidad empresarial de
Carroll se caracteriza por considerar que la consecucin de los benficos econmicos
debe darse en primer lugar, es decir, que la relacin que establece los dominios de
responsabilidad es jerrquico y que sin la consecucin de uno de los mbitos no se
puede dar la del siguiente.
Carroll se pregunta si existen reas definidas en las cules cualquier empresa es
responsable y contesta que s que existen, y que stas son bastante equivalentes a las
150
-361-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
152
Cf. A.B. Carroll, Business & Society. Ethics and Stakeholder Management, op.cit., p. 37.
Ver apartado 5.1.3. del presente captulo y J.M. Lozano, tica y empresa, op.cit., pp. 107-112.
154
Cf. A. B. Carroll, A Three-Dimensional Conceptual Model of Corporate Performance, Academy of
Management Review, op.cit., p. 500.
153
-362-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Y-C. Kang / D.J. Wood, Before profit social responsibility: Turning the economic paradigm upside
down in D. Collins /D. Nigh, Proceedings of the Annual Meeting of the International Association for
Business and Society, op.cit., pp.408-418; Y-C. Kang, Before-profit social responsibility, Stakeholder
management, and just enterprise system. op.cit.
156
Y-C. Kang / D.J. Wood, Before profit social responsibility: Turning the economic paradigm upside
down in D. Collins /D. Nigh, Proceedings of the Annual Meeting of the International Association for
-363-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
social157. Sin embargo, pocas seran las personas que suscribiran tal afirmacin como
deseable o exigible. Por tanto es necesario profundizar ms en la lgica de los conceptos
mencionados para saber a qu se hace referencia al hablar de legitimidad institucional y
de supervivencia organizacional158. En este sentido, si bien es cierto que se necesita del
beneficio econmico como medio para los fines empresariales y que stos forman parte
de la legitimidad de la empresa, estos no constituyen ni son la finalidad de la misma
como ya se argument en el captulo segundo de esta tesis doctoral159.
Segn el modelo interpretativo de la responsabilidad empresarial de Kang y
Wood, la relacin que se establece entre las diferentes instituciones es de tal forma que,
aunque se considera que existe una relacin estrecha entre ellas, ninguna de ellas puede
ser instrumentalizada por las dems y adems es posible y conveniente distinguir entre
organizacin e institucin. Tal y como se viene defendiendo a lo largo de esta tesis
doctoral. Es decir, por una parte, las funciones de las instituciones sociales no se pueden
elegir totalmente, sino que se solapan muchas veces, estn entremezcladas; y, por otra
parte, las instituciones y las organizaciones no son equivalentes. Una institucin puede
ser servida por distintas organizaciones y una sola organizacin puede realizar las
funciones de mltiples instituciones como, por ejemplo, sucede con las empresas
cuando estas realizan tambin la formacin continuada de sus trabajadores.
En este sentido, la legitimidad de las empresas como organizacin depende del
grado en el que cumple o da satisfaccin a sus funciones que estn en funcin de las
instituciones. Por tanto, no se puede decir que la primera de las responsabilidades, y
menos an afirmar que es la nica, es la responsabilidad econmica, pues con ello se
negaran las mltiples funciones que le corresponden a la empresa como organizacin
dentro de un sistema nter-penetrado de instituciones. En palabras de A. Cortina:
Business and Society, op.cit., p.412.
157
T. Parsons, An approach to Psychological Theory in Terms of the Theory of Action in S. Koch (ed.)
Psychology: A Study of Science, New York: McGraw-Hill Book Company, 1959, vol.III, p. 649. Ver
tambin T. Parsons, A paradigm for the Anlisis of Social Systems and Change, in N.J. Demerath /
R.A. Peterson (eds.), System, Change, and Conflict, New York, The Free Press, 1967, pp.189-212; L.E.
Preston / J.E. Post., Private Management and Public Policy. The Principle of public responsibility,
op.cit.; S. Garca Echevarra, Responsabilidad social y balance social de la empresa, op.cit.; S. Garca
Echevarra, Introduccin a la economa de la empresa, op.cit.
158
Para analizar estos aspectos este trabajo se basa especialmente en los trabajos de S.L. Wartick / D.J.
Wood, International Business & Society, Malden MA: Blackell, 1998; D.J. Wood, Corporate Social
Performance Revisited" in Academy of Management Review, op.cit., pp.691-718; D.J. Wood, Business
and Society, 1990, 2 ed. 1994. New York, NY.: HarperCollins.
159
Cf. A. Cortina/ J. Conill / A. Domingo/ D. Garci-Marz, tica de la empresa. Claves para una nueva
cultura empresarial, Madrid, Trotta, 1994, pp. 22-23.
-364-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
160
-365-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Eleccin
Discrecional
Econmica
Hacer o no hacer
algo sin sancin
Las funciones
institucionales
son definidas por
la ley y por la
poltica pblica
tica
Legal
Legal
tica
Obedecer la ley
Econmica
No eleccin
El derecho codifica la
tica e impone multas
Discrecional
La eleccin es un hecho
bsico de la existencia humana
Jerarqua de
Y-C Kang / D.J. Wood
(1995)
Fuente: Y-C. Kang / D.J. Wood, Before profit social responsibility: Turning the economic paradigm
upside down in D. Collins /D. Nigh, Proceedings of the Annual Meeting of the International Association
for Business and Society, Vienna, Austria, 1995, pp.414
-366-
E
l
e
c
c
i
n
p
o
r
t
o
d
o
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
por las empresas frente a las distintas posibilidades de accin constituyen el sustrato
sobre el que poder interpretar los mbitos de responsabilidad en la empresa. En este
modelo se revisan las categoras de la responsabilidad social de la empresa expresadas
en el modelo de Carroll y se muestra cmo las relaciones que establece tal modelo entre
las responsabilidades ticas, legales y discrecionales son simplistas, puesto que no slo
sitan la responsabilidad econmica en la base de la responsabilidad empresarial, como
primera responsabilidad sin la cual las dems no se podrn desarrollar, sino que adems
consideran que la empresa no tiene eleccin o libertad para definir de qu modo y cmo
llevar a cabo esa responsabilidad econmica, es decir, niegan o separan tajantemente la
vinculacin, que de hecho existe, entre tica y economa.
Por su parte, la idea fundamental que defiende el segundo modelo de
interpretacin, el de Kang y Wood, es que los mbitos de responsabilidad estn
definidos, en primer lugar, por las responsabilidades morales de los directivos como
individuos para realizar elecciones ticas o morales, seguidas de las obligaciones de la
empresa de obedecer las normas sociales y legales, y que dependiendo de cmo stas se
definan
en
cada
empresa
se
configurarn
los
contenidos
de
las
dems
162
-367-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
163
Cf. al respecto apartado 2.4. y para la relacin entre niveles de anlisis e interpretacin de la
responsabilidad empresarial ver Ibid., pp.694-699.
-368-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
En este mbito se requiere de la empresa que respete las leyes y normas sociales
que esa sociedad concreta posee y que, en la medida de lo posible se comprometa a
mejorar esa sociedad.
El mbito medioambiental tiene que ver tanto con el consumo de recursos
naturales como de carga al entorno, puesto que cualquier decisin de la empresa y
cualquier accin est relacionada directa o indirectamente con el entorno en estos dos
trminos. El aspecto fundamental en este mbito lo constituye el:
164
-369-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
165
Cf. al respecto G. Enderle / L.A. Tavis, A Balanced Concept of the Firm and the Measurement of Its
Long-term Planning and Performance in Journal of Business Ethics, vol. 17, 1988, pp.1134ss.
-370-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-371-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-372-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Xavier Zubiri, Madrid, Editorial Moneda y Crdito, Tomo II, 1970, pp.172-173.
168
Para los antiguos, realidad, ser, significaba cosa; para los modernos, ser significaba intimidad,
subjetividad; para nosotros, ser significa vivir, Ortega y Gasset, J., Qu es filosofa?, Madrid,
Alianza Editorial, Revista de Occidente, Primera edicin, Revista de Occidente, Madrid, 1957, 1998,
p.176.
169
Ver apartado 5.2.1.
170
Cf. Ibid., p.178.
171
Cf. Ibid., p.183.
-373-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
que es de interpretacin propia del sujeto y tambin de decisin desde la libertad acerca
de cmo se quiere relacionar con ese entorno el agente.
El primer atributo, el vivir como hacernos a nosotros mismos y al mundo
prximo, constituye el rasgo ms externo del vivir. Todo lo que el ser humano hace,
realiza o emprende pasa a formar parte de su vida de modo inmediato cuando se da
cuenta de ello. Este saber no quiere decir conocimiento intelectual sino ms bien darse
cuenta, enterarse, comprenderse. La vida, en definitiva, es saberse y comprender
tambin el mundo que le rodea y hacerse en l. En el caso que ocupa a este trabajo, esta
reflexin realizada por Ortega y Gasset, permite pensar que la empresa como sujeto
colectivo o agente moral toma posesin de su realidad cuando inicia un proceso de
cambio de cultura corporativa, en ese momento trata de comprender e interpretar tanto
las normas y los valores, individuales y colectivas, por las que se define la empresa172.
El segundo atributo, hace referencia a la libertad que tenemos para hacernos.
Porque una cosa es que el sujeto se conozca o se haga o se comprenda en este mundo
primer atributo de carcter pasivo para el ser humano- y la otra est en resolver cmo
vivir, en decidir qu suerte tomar. Existencia, libertad y fatalidad estn unidas
interiormente entre ellas, se superponen, se necesitan unos vocablos a otros; es
imposible entender uno sin los otros. La vida para hacerse y saberse primer atributotiene que haber ido eligiendo entre diferentes posibilidades, tiene que haberse ido
construyendo, decidiendo, resolviendo173. En palabras del autor:
ste es otro esencial y dramtico atributo de nuestra vida, que va unido al
anterior. Por lo mismo que es en todo instante un problema, grande o pequeo,
que hemos de resolver sin que quepa transferir la solucin a otro ser, quiere
decirse que no es nunca un problema resuelto, sino que, en todo instante, nos
sentimos como forzados a elegir entre varias posibilidades. [Si no nos es dado
escoger el mundo en que va a deslizarse nuestra vida y esta es su dimensin
172
Cf. al respecto de la relacin entre cultura corporativa y tica empresarial J.M. Lozano, Dimensiones
y factores del desarrollo organizativo: la perspectiva cultural en A. Cortina (dir.), Rentabilidad de la
tica para la empresa, op.cit., pp.37-81; J.W. Weiss, Organizational behavior and change: managing
diversity, cross-cultural dynamics, and ethics, Cincinnati, Ohio, South-Western College Pub, 2000.
173
Cf. sobre los procesos de toma decisiones empresariales y el modo en que a travs de ellos se
configura la identidad social y moral de la empresa L. Nash, Ethics Without the Sermon, Harvard
Business Review, Noviembre-Diciembre, 1981, pp. 79-90; M.T. Brown, La tica en la empresa.
Estrategias para la toma de decisiones, Barcelona, Paids, 1992; A. Castieira, Los procesos de
decisin de los directivos. El componente tico en A. Cortina (dir.), Rentabilidad de la tica para la
empresa, op.cit., pp. 123-142; J.S.Jr. Harvey, Reinforcing Ethical Decision Making Through
-374-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-375-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
178
Cf. al respecto J. Conill, El enigma del animal fantstico, Madrid, Tecnos, 1991, especialmente todo
el bloque I en el que se ocupa de la hermenutica crtica como razn experiencial, pp.135-197. Desde un
punto de vista empresarial esta misma idea es la que muestra G. Enderle en sus estudios cuando habla de
los espacios de libertad moral (space of freedom) de la empresa y de las fuerzas o realidades que limitan
su libertad de eleccin (choice of constraints), ver por ejemplo, G. Enderle, What is Business Ethics? in
T.W. Dunffee / Y. Nagayasu (eds.), Business Ethics: Japan and the Global Economy, Kluwer Academic
Publishers, Boston/Dorcrecht/London, 1998 pp.133-150; G. Enderle, A conceptual framework for
business ethics, Forthcoming, 1999; G. Enderle, Global Competition and cororate resonsibilities of
small and mdium-sized enterprises, 14th EBEN Conference, Valencia, 2001, Forthcoming.
179
X. Zubiri, Sobre el hombre, Madrid, Alianza, 1986, p.17. Respecto de la importancia de la realidad y
de la razn experiencial en Zubiri J. Conill, El enigma del animal fantstico, op.cit., pp.160-198; J.
Conill, El poder de la metira. Nietzsche y la poltica de la transvaloracin, Madrid, Tecnos1997, pp. 144157; J. Conill, Concepciones de la experiencia, Dilogo filosfico, vol.41, 1998, pp. 148-170; D.
Gracia, Voluntad de verdad. Para leer a Zubiri, Labor, Barcelona, 1986.
-376-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
no sujeto de180. Es esta apropiacin que realiza el ser humano de sus posibilidades lo
que le diferencia y le separa del animal. Pues si bien este ltimo est sometido a la
condicin de justeza, es decir, tiene que ajustarse al medio externo, adecuarse y
responder a los estmulos que de l recibe con una respuesta adecuada. La respuesta ser
adecuada, en el caso del animal, si el animal logra establecer entre el medio y su
respuesta un equilibrio dinmico y reversible. Este ajustamiento que el animal se da por
respuesta a un estmulo exterior, en el ser humano se produce a travs de la posibilidad.
En este sentido, es en el que se entender tambin, en esta tesis doctoral, el modo de
ajustarse las empresas a sus diferentes entornos, como ya se pudo ver y defender en el
bloque segundo y en el apartado 5.2. de este trabajo de investigacin. En palabras de X.
Zubiri:
Mientras que en el caso del animal, el ajustamiento transcurre directamente
de su realidad orgnica a la realidad del medio, en el caso del hombre ese
ajustamiento transcurre a travs de ese sutil medio que es la posibilidad.
Por esto, si el ajustamiento en el caso del animal es una mera justeza, en el
caso del hombre es un ajustamiento que, antes de tener justeza, pende de una
posibilidad que establece el tipo de justeza que el hombre va a realizar en su
acto. Tiene que elegir, o hacer la justeza misma, facere iustum, justificar.
Mientras en el animal su conducta est exhaustivamente determinada, en el
hombre exige un mecanismo de justificacin181.
Con estas palabras argumenta que el agente moral por el mero hecho de serlo
tiene que responder a su entorno vital de un modo diferente al animal, lo tendr que
hacer por un mecanismo de apropiacin y justificacin que tiene que crear por si
mismo. Es una forma de explicar el hecho de la libertad de los agentes morales (el ser
humano y sus instituciones) desde la capacidad de auto-determinar sus acciones y
respuestas. Las empresas como agentes morales tambin presentan este modo de
relacionarse con su entorno, por ejemplo, cuando inician un programa medioambiental a
todos los niveles de su organizacin. Entre las diferentes posibilidades y desde su
libertad tienen la capacidad de auto-determinar sus procedimientos y acciones.
Se puede observar aqu, en este punto, lo cercano que estn el pensamiento
orteguiano y zubiriano, pues ambos contemplan los dos atributos de la respuesta del
180
-377-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Ibid., pp.347-348.
Ibi., p.350.
183
Cf. Ibid., p.350.
182
-378-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-379-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
respecto de una posibilidad, sino que implica la preferencia de una posibilidad entre
otras. Esta segunda acepcin del trmino justificacin lleva a la investigacin zubiriana
a preguntarse cundo algo est justificado? Y su respuesta, invariablemente, ser que
algo est justificado cuando otorga preferencia a lo bueno187.
A tal conclusin llega tras negar que pudiera ser la sociedad o los imperativos la
fuente o marco de referencia de la justificacin o del acondicionamiento. Rechaza que
sea la sociedad porque sta lo nico que define es la normalidad del ser humano en
sociedad, pero el ser humano puede volverse contra la sociedad188. Y tambin rechaza el
imperativo porque el carcter de la moral no slo tiene que ver con el mbito de lo
debido, sino tambin con lo que se quiere y apropia el ser humano, segn l:
Lo moral no es, pura y simplemente, un decreto sobre lo bueno y sobre lo
malo, ni es la constatacin de que una persona est o no ordenada, sino que el
problema moral est en qu es esa ordenacin189.
Como se puede ver en este texto, el pensamiento zubiriano acerca de la moral no
est basado primordialmente en deberes o normas que establecen lo que es bueno y lo
que no, sino en la fruicin, es decir, en el querer, en la apropiacin de unas
posibilidades frente a otras. Es esta fruicin la que es propia segn Zubiri de una
realidad moral capaz de apropiarse las mejores posibilidades para acondicionar, en el
sentido de perfeccionar, su vida creando valores, pero atenindose a la realidad190. En su
concepcin sobre lo moral la primacia no la tiene el deber sino la vida moral. Y esta
vida moral se construye a travs de un proceso de posibilitacin y apropiacin
(fruicin), donde las exigencias morales o deberes se sienten como propios y como
formas de optimizar la propia vida.
De este modo, afirma Zubiri la vida o realidad moral constituye un modo de vida
abierta a un campo de sentido entendido como posibilidades apropiables, que
constituyen, una autntica apropiacin creativa, configuradora de un estilo de vida
innovador. El anlisis de algunas empresas muestran claramente este punto al que se ha
llegado acerca de la realidad moral de las personas y las organizaciones de la mano de
poltica de la transvaloracin, op.cit., p. 156.
187
Cf. X. Zubiri, Sobre el hombre, op.cit., p.121.
188
Cf. Ibid., pp.354-55.
189
Ibid., p.362-363.
190
Cf. Sobre el pensamiento de lo moral de X. Zubiri como una concepcin que supera el nihilismo
nietzscheano en el trabajo que realiza J. Conill, El poder de la metira. Nietzsche y la poltica de la
-380-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-381-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. A. Cortina, tica mnima. Introduccin a la filosofa prctica, Madrid, Trotta, 1986, 3 ed. 1992,
pp.:30-32; A. Cortina, tica sin moral, op.cit., pp.58-64; J. Muguerza / F. Quesada / R. Rodrguez
Aramayo (eds.), tica da tras da. Homenaje al profesor Aranguren en su ochenta cumpleaos, Madrid,
Trotta, 1991; E. Lpez-Aranguren / J. Muguerza / J.M. Valverde, Retrato de Jos Luis L. Aranguren,
Barcelona, Crculo de Lectores, 1993; E. Bonete Perales, Aranguren: la tica entre la religin y la
poltica, Madrid, Tecnos, 1989; C. Hermida del Llano, Aranguren (1909-1996), Madrid, Ediciones del
Orto, 1997, pp. 28-34.
196
Esta doble dimensin de la moral descrita por el profesor Aranguren tiene antecedentes en el
escolasticismo, y se puede encontrar tambin en el pensamiento desarrollado por Ortega y Gasset, aunque
la terminologa y la precisin de los trminos est tomada de X. Zubiri quien las denomino moral como
estructura y moral como contenido, pero cuya caracterizacin es igual como l mismo seala al inicio de
su captulo dedicado a los elementos de la moral del hombre en J.L.L. Aranguren, tica, Madrid,
Biblioteca Nueva, 1958, reimpr. 1997, p.56.
197
Cf. A. Cortina, Hasta un pueblo de demonios. tica pblica y sociedad, Madrid, Taurus, 1998, p.74.
-382-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
El autor subraya la existencia de dos significados del vocablo preferencia. Por una parte, preferencia
como el acto de preferir que pone en juego el sujeto para ajustar su comportamiento a la situacin en la
que se encuentra; acepcin que es la empleada en esta argumentacin. Por otra parte, preferencia puede
significar tambin como la realizacin de una posibilidad, de tal modo que la posibilidad preferida queda,
en efecto, realizada. J.L.L. Aranguren, tica, op.cit., p. 57-67.
199
Cf. Aranguren toma la denominacin de X. Zubiri, Sobre el hombre, op.cit., pp.345ss; J.L.L.
Aranguren, tica, op.cit., pp.58ss.
200
Cf. J.L.L. Aranguren, tica, op.cit., p.59.
-383-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
201
Cf. Al respecto del concepto vaco de amoralismo A. Cortina, tica sin moral, op.cit., pp.58-64.
J.L.L. Aranguren, tica, op.cit., p.59.
203
Cf. Ibid., pp.66ss; J.L.L. Aranguren, Propuestas morales, Madrid, Tcnos, 1983, 2 ed. 1986, pp.77ss.
202
-384-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Desde mi punto de vista, la respuesta que ofrece tanto X. Zubiri como J.L.L.
Aranguren aboca a un criterio sustantivo rector de las elecciones morales que no se
puede mantener en sociedades plurales y abiertas. Apuntar a un criterio sustantivo por
ms imbuido en el sentido comn de los agentes morales que se diga que est, no
permite salir del convencionalismo y vigencia de las normas y valores; es decir, no
ofrece un criterio o principio moral postconvencional, universal, desde el que poder
emitir un juicio acerca de lo moral o inmoral del ajustamiento204. En este sentido, a mi
juicio tal y como ya se argument en el primer bloque de esta tesis doctoral, un criterio
o principio con contenido no ser de gran utilidad para reflexionar acerca de la
moralidad de las acciones o comportamientos de los sujetos, dado el pluralismo tico o
axiolgico que caracteriza a nuestras sociedades y a la internacionalizacin de nuestros
sistemas econmicos, culturales y polticos205.
Esta propuesta, en mi opinin, en lugar de remitir a un criterio postconvencional
que permita reconocer la incondicionalidad de la responsabilidad moral, remite a una
responsabilidad moral condicionada por las normas vigentes o valores aceptados
mayoritariamente por una sociedad concreta. Pero, tal criterio no permite mediar entre
conflictos de responsabilidades empresariales, por ejemplo, cuando tales conflictos se
producen en una empresa que tiene plantas de produccin en dos pases con ideal del
sujeto vigente tan distintos como la Indochina rural y la Espaa industrializada. Cul es
la responsabilidad moral de esta empresa con respecto a estos dos pases donde opera,
es la misma responsabilidad? Y si se contesta que no es la misma responsabilidad por
qu? As pues, aunque como se muestra a continuacin la tradicin hispana permite
desentraar los elementos de la responsabilidad moral queda todava por esclarecer el
tipo de norma moral a la que deber ajustarse el comportamiento del sujeto para poder
ser calificado no solamente de socialmente responsable, sino tambin de moralmente
responsable.
Esta tarea se llevar a cabo desde la posicin de la tica discursiva, formal y
deontolgica que ha sido adoptada en este trabajo de investigacin por considerar que
desde ella se ofrece un criterio que lejos de ser sustantivo es procedimental y
204
Cf. al respecto de una defensa de la responsabilidad moral empresarial desde posiciones que podran
incluirse en esta posicin de tica formal de bienes R. W. McGee (ed.), Business ethics and common
sense, Westport, Conn, Quorum Books, 1992 y S. Bok, Common Values. Missouri, University of
Missouri Press, 1995.
205
Ver al respecto el apartado 1.2. de esta tesis doctoral.
-385-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
cognitivista y que permite, por ello, establecer las bases para buscar y encontrar el
consenso entre todos los habitantes del planeta y alcanzar una voluntad dialgica, en un
mundo cada vez ms globalizado y al mismo tiempo ms plural206. En este sentido, la
responsabilidad moral sera aquella que respetara un principio de actuacin de tal clase
que asegurara la incondicional, universal y auto-obligacin del mbito moral. Es decir,
un principio o norma moral de actuacin que para respetar el pluralismo tico y
axiolgico y al mismo tiempo ser capaz de ofrecer un criterio o punto de vista desde el
cual poder distinguir las normas vigentes socialmente de las vlidas moralmente, tendra
que ser procedimental.
A lo largo de este punto se ha realizado un estudio sistemtico de los elementos
constitutivos de la responsabilidad y a travs de este estudio se ha podido ver, en primer
lugar, siguiendo a Ortega y Gasset, que la responsabilidad de los sujetos tiene que ver
con la relacin que establece el sujeto con su entorno o realidad. Una relacin que
establece con los dems sujetos y con los objetos con los que coexiste en una
circunstancia concreta, es decir, frente a un conjunto de posibilidades determinadas y
limitadas. En segundo lugar, se ha profundizado con Zubiri en el modo en que el sujeto
se relaciona con su propia circunstancia; tal modo de relacionarse posee dos aspectos
clave, por un lado, el sujeto tiene que entender y comprender su circunstancia y, por
otro, tiene que elegir y decidir para configurar su propia relacin con el entorno
(responsabilidad como ajustamiento por apropiacin). En tercer lugar, y apoyados en el
pensamiento de J.L.L. Aranguren, se ha podido explicitar que el sujeto tiene libertad
dentro de esa circunstancia concreta para apropiarse de aquellas posibilidades que irn
creando su ethos o segunda naturaleza (responsabilidad como ajustamiento por justeza),
de las que el sujeto tendr que dar cuentas o razn de la posibilidad elegida entre las
diferentes posibilidades de su circunstancia.
Por tanto, se ha podido explicitar que los elementos constitutivos de la
responsabilidad son la libertad, la circunstancia concreta, la apropiacin de
posibilidades y las normas a las que el ser humano remite para dar cuenta de su
apropiacin. En este sentido, a mi modo de ver, dependiendo del tipo o clase razn a la
206
Cf. al respecto J. Habermas, Escritos sobre moralidad y eticidad, Paids, Barcelona, 1991, pp. 82ss;
K-O Apel., Teora de la verdad y tica del discurso (Introduccin a cargo de Adela Cortina), Barcelona,
Paids, ICE de la Universidad Autnoma de Barcelona, 1991, 5 reimpr. 1995, pp. 147ss; A. Cortina,
tica sin moral, op.cit., pp. 68-74. D. Garca-Marz, La tica ante la responsabilidad ecolgica,
Laguna. Revista de Filosofa, Nmero extraordinario: Universalismos, 1999, pp.296-299.
-386-
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De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Elaboracin propia
-387-
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tambin ante la conciencia, o Dios207. De modo grfico se puede mostrar esta triple
relacin del siguiente modo:
207
Cf. O. Hffe, Estrategias de lo humano, Buenos Aires, Alfa, 1979, pp. 56ss. O. Hffe, Diccionario de
tica, Barcelona, Crtica, 1994, pp. 246-247.
208
Cf. M. Kettner, tica del discurso y responsabilidad por las generaciones futuras en Anthoropos
Huellas del conocimiento. op.cit., pp.82-86.
-389-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
acto pero no en sentido moral, pues por ejemplo, no posee libertad de accin, es decir
no tiene la posibilidad de reflexionar sobre su circunstancia y elegir libremente una
respuesta.
En definitiva, la estructura de la responsabilidad moral tiene que ir unida a los
elementos constituyentes de la misma. Slo se podr atribuir e imputar responsabilidad
moral a aquel sujeto que ha actuado desde su propia circunstancia desde la libertad. En
tal caso, s que se produce la triple relacin mencionada por Hffe y por Kettner que
entabla el sujeto con su realidad que est configurada tanto por otros sujetos como por
objetos, tal y como se explic tambin en el punto anterior.
Sin embargo, cuando se estudia el funcionamiento de esta triple relacin se
puede encontrar el caso de un sujeto al cual se le imputa responsabilidad pero que l no
la reconoce. Es decir, que esta estructura de la responsabilidad vista desde el punto de
vista de su funcionamiento, puede presentar las siguientes variantes del modelo inicial
que afirma que un sujeto es responsable de, pero tambin pueden darse los siguientes
casos: un sujeto asume la responsabilidad de, un sujeto es hecho responsable por y un
sujeto obra responsablemente. Al introducir estas tres variantes de la estructura que
puede adoptar la responsabilidad sta gana en capacidad de anlisis de las situaciones
de responsabilidad de los sujetos.
De este modo se puede decir que en cada caso concreto en que se ponga en
funcionamiento la responsabilidad o ajustamiento se pone en marcha alguna de las
siguientes variantes de la estructura de la responsabilidad: algn sujeto es o tiene
responsabilidad de algo, asume la responsabilidad de algo, es hecho responsable de algo
o algn sujeto obra responsablemente209. Es decir, que cuando se habla de la
responsabilidad de los sujetos no siempre se alude a aquella responsabilidad que asume
el sujeto, sino en ocasiones a aquella que se le imputa pero no asume, o aquella que an
tenindola no la asume y, tambin aquella que se manifiesta en sus actuaciones. El
grfico de la estructura de la responsabilidad quedara modificado ahora del siguiente
modo:
209
Cf. R. Ingarden, Sobre la responsabilidad. Sus fundamentos nticos, Madrid, Dorcas-Verbo Divino,
1980.
-390-
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-391-
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Captulo 5
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Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
travs de su estructura DIE poseen ambos tipos de ajustamiento los dos pueden ser
sujetos de responsabilidad. Pero el hecho de afirmar que ambos pueden ser sujetos de
responsabilidad no significa que lo sean siempre, pues al analizar las condiciones que
tiene que reunir una situacin para que el sujeto sea hecho responsable se puede
observa que no a todo sujeto se le puede hacer responsable de su obrar puesto que
algunos no poseen los rasgos bsicos o constitutivos de la responsabilidad, por ejemplo,
algunos sujetos no tienen ante si la oportunidad de elegir entre diferentes posibilidades o
no conocen o reconocen ciertas normas por lo que parece, a simple vista, que no se les
podra hacer responsables.
En este sentido, un sujeto para ser considerado responsable deber poseer tres
capacidades. La capacidad de libertad de accin, es decir de autodeterminarse; en
segundo lugar, la capacidad de conciencia, es decir de reflexin, de anticipacin y de
apropiacin de una respuesta sea de accin o inaccin- y, en tercer lugar, la capacidad
de afectacin o interpelacin210, es decir, la capacidad de regirse por normas que
pueden ser de carcter postconvencional y no slo convencional. Porque slo en el caso
que el sujeto sea capaz de regir su comportamiento por expectativas recprocas de
comportamiento normas- ser posible exigirle que las respeta y las cumpla.
Por tanto, ante la pregunta: quin es responsable? la respuesta siempre tiene que
apuntar a un sujeto que decide, elige o acta libre de presin externa y consciente211. Es
decir, el sujeto debe poseer capacidad para conocer las circunstancias concretas de la
accin, reflexionar sobre ellas, tratar de anticipar las consecuencias o efectos derivados
de la posibilidad que baraja y tener la capacidad de obrar en consecuencia, por lo que
tambin este sujeto tiene que estar abierto y tener la capacidad de afectacin o
interpelacin. Dicho con otras palabras, la capacidad de orientar la conducta con
principios o reglas no slo convencionales sino tambin postconvencionales; pues de
otro modo actuando slo con arreglo a normas convencionales el sujeto se refugia en las
reglas que la sociedad o comunidad concreta le otorga, pero no es capaz de regirse por
210
-394-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
sus propias normas cuando sale de ella, cuando pierde su marco de referencia concreto
de responsabilidades o deberes.
En general, respecto a esta afirmacin parece existir un amplio acuerdo, pues,
casi todos los trabajos referentes a la responsabilidad de la empresa, como se vea en los
apartados anteriores, suscribiran que para poder hablar de responsabilidad en la
empresa stas tienen que ser conscientes de sus acciones y las consecuencias posibles
que va a generar tal accin y adems tiene que tener libertad para poder actuar. Es decir,
que si acta por extorsin o presin externa no se puede considerar a la empresa
plenamente responsable 212.
Al desentraar estas capacidades que un sujeto debe tener para poder ser
considerado plenamente responsable, cabe pensar que el tipo de responsabilidad moral
que caracteriza a la empresa no es un tipo de responsabilidad plena sino condicionada,
principalmente porque, como se ha ido dibujando a lo largo de esta tesis doctoral, la
empresa para desarrollar su actividad o prctica que le es propia de modo responsable
necesita de la conjugacin de otras responsabilidades. Y, por otro lado, necesita de
marcos o sistemas econmicos y legales que le posibiliten actuar en libertad y
responsabilidad. La empresa para alcanzar o desarrollar la prctica o bien interno que le
es propio depende de otras instituciones y sistemas pues ella misma es una institucin
socioeconmica abierta en interpenetracin e interdependencia con ellas213.
Es decir, la responsabilidad empresarial, por la propia actividad que desarrolla y
por su dependencia de la cooperacin entre sus miembros y de interdependencia con
otros sistemas, tiene un tipo de responsabilidad condicionada o, como se denominar
en esta tesis doctoral, co-responsabilidad214. La co-responsabilidad constituye la
212
-395-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Ibid., pp.30ss.
Cf. al respecto M. Kettner, tica del discurso y responsabilidad por las generaciones futuras en
Anthoropos Huellas del conocimiento. op.cit., p.83.
216
-396-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-397-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
ha
cambiado
hasta
tomar
el
significado
de
En alemn la palabra Schuld significa indistintamente culpa y deuda, por lo que en este sentido la
culpa es susceptible de ser asimilada por reparacin de daos causados.
218
A. Heller, tica General, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1995, pp. 89-90.
-398-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
219
Cf. al respecto H. Jonas, El principio de responsabilidad, (Ensayo de una tica para la civilizacin
tecnolgica), Barcelona, Herder, 1994 , pp.:212 ss con su defensa del principio de responsabilidad basado
en la capacidad de poder que tenemos, subraya en todo momento, la idea de que nuestro poder, es decir la
capacidad para ejecutar o hacer abortar determinadas acciones, representa un factor primordial e
inexcusable a la hora de atribuir cualesquiera responsabilidades.; M. Cruz, Hacerse cargo. Sobre
responsabilidad e identidad personal, Barcelona, Paids, 1999, pp.53ss donde seala que si al hablar de
responsabilidad comenzamos a abrir las puertas del discurso a otras modalidades del obrar que no sea el
obrar consumado, entonces se corre el peligro de que no haya forma de contener la llegada de nuevos
elementos a la espera de pensamientos con lo que nos veremos inundados. Sin embargo, el autor acaba
por aceptar tambin la responsabilidad por omisin (el obrar por inaccin) entendiendo que habr que
entender el hacer en un sentido suficientemente amplio como para que pueda abarcar en determinadas
condiciones el no hacer, en este sentido se incluyen dentro de la categora de acciones aquellas que
nunca llegaron a ser, lo que no obtuvo ms estatuto ontolgico que el de no llegar a ser. Para una defensa
de la misma tesis ver R.R. Aramayo, Los confines ticos de la responsabilidad en M. Cruz / R.R.
Aramayo (coords.): El reparto de la accin. Ensayos en torno a la responsabilidad, Madrid, Trotta, 1999.
-399-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
toda responsabilidad tiene un sujeto, aunque este no sea un solo individuo sino un sujeto
colectivo. Siguiendo a V. Camps, cabe plantearse la cuestin de qu pasa en el caso que
por ejemplo no se le pueda determinar con certeza el sujeto de responsabilidad de una
accin que ha dado lugar a efectos indeseados, casos que en nuestra poca son cada vez
ms comunes. En sus palabras:
Numerosos ejemplos subrayan la importancia e inters de esa ampliacin de
la idea de responsabilidad. La complejidad y anonimato derivado de las
nuevas tcnicas, la ampliacin del mbito de los servicios, los accidentes
incontrolables, hacen muy difcil el reconocimiento de esa relacin entre un
acreedor y un deudor que, segn Nietzsche, estaba en el origen de la nocin de
responsabilidad. El dao producido ha de ser reparado, pero es difcil
imputarle ese dao a un supuesto deudor o incumplidor de un tambin
supuesto compromiso. La responsabilidad frente a un dao no siempre se
encuentra vinculada a la nocin de culpa. Tenemos al dao frente al dao ms
que al dao frete a la culpa. Quin es responsable de un accidente areo, de
la desaparicin de la capa de ozono, de la dogradiccin, del hambre, del
SIDA? Males que deben ser reparados, independientemente de que puedan
serle imputados a alguien220
En tales situaciones, se asume afirma Camps que, con independencia de quien
pueda ser el culpable, cualquier mal debe ser reparado, y no slo individualmente sino
tambin socialmente y , las respuestas que normalmente se apuntan giran en torno a los
sistemas polticos221.
Adems, se apunta que la responsabilidad es, en muchas ocasiones, una
responsabilidad a futuro; se pueden atribuir actos a actores que an no han tenido
lugar. Esta posibilidad es del todo impensable para la culpa que siempre tiene su tiempo
en elecciones y acciones pasadas, existentes en el pasado. Cuando se emplea en este
sentido la responsabilidad, la nocin denota o se identifica con las responsabilidades,
los deberes u obligaciones asociadas a la posicin o al papel que el sujeto ocupa en la
sociedad. Por ejemplo, cuando se afirma que una de las responsabilidades de la empresa
220
V. Camps, Virtudes Pblicas, Madrid, Coleccin Austral, Espasa Calpe, 1990, 2ed. 1993, pp.66-67.
Cf. V. Camps, Virtudes Pblicas, op.cit., pp.66ss; M. Cruz / R.R. Aramayo (Coords.): El reparto de la
accin. Ensayos en torno a la responsabilidad, op.cit., pp.13ss.
221
-400-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
222
Cf. al respecto de este tema S. Garca Echevarra, La respuesta empresarial a una nueva dinmica del
empleo: eficiencia econmica versus eficiencia social en clave tica?, Instituto de Direccin y
Organizacin de Empresas, Madrid, Alcal de Henares, n242, 1998; J. Conill, Reconfiguracin tica
del mundo laboral en A. Cortina (dir.), Rentabilidad de la tica para la empresa, op.cit., pp.217-224.
223
M. Cruz / R.R. Aramayo (Coords.): El reparto de la accin. Ensayos en torno a la responsabilidad,
op.cit., p.16.
-401-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
224
Cf. al respecto de las diferentes formas de orientar la accin, a saber, religiosa, moral y legal y la
explicacin de sus diferencias A. Cortina, tica sin moral, op.cit., pp.167-182; A. Cortina, tica de la
Sociedad Civil, Madrid, Anaya, 1994, pp.73-76; A. Cortina, El quehacer tico. Gua para la educacin
moral, Madrid, Santillana Aula XXI, 1996, pp.30-36; E. Martnez / A. Cortina, tica, Madrid, Akal,
1997, pp.40-49; A. Cortina, / J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, tica de la empresa. Claves para
una nueva cultura empresarial, Madrid, Trotta, 1994 , pp.46-47.
225
Cf. al respecto. A. Cortina, La tica de la Sociedad Civil, op.cit., 1994, pp.73-76; A. Cortina, El
quehacer tico. Gua para la educacin moral, op.cit., pp. 30-36; A. Cortina, Sobre tica, empresa y
Estado de Bienestar en A. Duato / A. Albarrn (eds.) La empresa ante la crisis del Estado de Bienestar.
Una perspectiva tica, Madrid, Miraguano, 1999, pp. 21-50; D. Garca-Marz, tica de la justicia. J.
Habermas y la tica discursiva, Tecnos, Madrid, 1992, pp. 164-165; A. Piepper, Etica y moral. Una
introduccin a la filosofa prctica, Madrid, Crtica, 1991, pp. 43-54 y 96-98; A. Sanchez Vazquez, tica.,
op.cit., pp. 83-99.
-402-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
obligar a su seguimiento; las normas jurdicas pueden estar vigentes y no ser vlidas, pero
el individuo est igualmente obligado a su cumplimiento; el cumplimiento de una norma
jurdica se debe dar siempre aunque se desconozca la misma, porque de modo contrario la
sancin igual se da.
Las normas sociales: son normas que proceden y tienen validez en sociedades
concretas; se establecen a travs del tiempo mediante la costumbre, la moda, la tradicin,
etctera; se espera que todos los miembros de la misma sociedad adopten estas normas y
las respeten; la sancin que se impone ante la ruptura de una norma social es el ostracismo
social o la vergenza pblica; en estas normas se plasma el proceso de autocomprensin,
es decir la definicin de lo que se considera bueno por para una determinada sociedad.
Y, por ltimo, las normas religiosas, estas normas son promulgadas por un dios por
medio de revelacin y magisterio y slo son los creyentes de esa determinada religin los
que deben acatar estas normas, o por lo menos a ellos van dirigidas. La sancin vendr
dada por ese dios, porque es ante l ante el cual se debe responder.
As pues, la responsabilidad del sujeto est referida siempre a una norma o
criterio que permite distinguir entre cuatro clases o tipos de responsabilidad que los
sujetos pueden tener. Cuando, por ejemplo, a una empresa espaola se le interpela para
que diga por qu acto de una manera determinada, o se encuentra en un proceso de
toma de decisin acerca del modo en que quiere de dirigir sus relaciones con los
proveedores que tiene en Sudfrica, inicia una serie de procesos de apropiacin de
posibilidades que remiten a normas de diferente tipo, aunque para el caso que ocupa a
este trabajo, la respuesta podra ser de dos tipos, una que atendiera a las exigencias de
las normas legales, sociales y, en el caso de ser creyentes, a las religiosas. Con lo cual la
respuesta de la empresa sera vista a ojos de la sociedad espaola y de sus tribunales de
justicia como correcta.
Pero, tambin podra situarse la respuesta en un plano postconvencional;
entonces, la respuesta adems de respetar los requerimientos de las normas legales,
sociales y religiosas, si procede, adoptar una perspectiva universal y tratar de ver si su
norma podra universalizarse; y en caso de que la respuesta fuera negativa que tratar de
buscar los procesos para averiguar qu norma sera adems de correcta social y
legalmente moralmente vlida. En definitiva, tratara de definir su propia
responsabilidad u obligaciones morales con respecto a los diferentes interlocutores que
-403-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-404-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
A lo largo de este punto se explicarn, en primer lugar, los tres rasgos apuntados
referentes a la responsabilidad moral empresarial, a saber: su carcter postconvencional
y convencional, su carcter intersubjetivo o de co-responsabilidad y su atencin a las
consecuencias de las acciones. Y, en segundo lugar, se expondr el modelo de G.
-405-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
227
Cf. Al respecto de la tica como responsabilidad convencida M. Weber, La ciencia como profesin. La
poltica como profesin, Espasa Calpe, Madrid, 1993; V. Camps, Virtudes Pblicas, op.cit.; A. Cortina,
Razn comunicativa y responsabilidad solidaria, Salamanca, Sgueme, 1985, pp. 187-199; J. Muguerza,
Desde la perplejidad, Madrid, F.C.E., 1991, pp.255ss.
-406-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
228
D. Garca-Marz, Del balance social al balance tico en A. Cortina (dir.), La rentabilidad de la tica
para la empresa, op.cit., p. 240; D. Garca-Marz, La tica empresarial como tica aplicada: Una
propuesta de tica empresarial dialgica en J. Rubio-Carracedo, J. M. Rosales y M. Toscano, Retos
pendientes de tica y poltica. Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa, op.cit., p. 242; D. GarcaMarz, La tica discursiva como tica aplicada: apuntes para una propuesta de tica empresarial
dialgica, I. Jornadas Internacionales de tica Aplicada: El estatuto de la tica aplicada y las diferentes
ticas de la sociedad civil, Morella, Julio, 2000, manuscrito, p.22.
-407-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
para que sea posible tal exigencia ser necesario que se vayan estableciendo los
procesos y mecanismos necesarios para que sea posible.
Esta exigencia de corresponsabilidad moral de los sujetos ha sido abordada por
K.O. Apel, quien seala que el hecho de que no existan ahora las condiciones para que
puedan darse acciones y decisiones siguiendo la perspectiva postconvencional que
implica en el caso de la tica discursiva- su principio dialgico, no significa que no
exista una responsabilidad de todos los sujetos por ir creando las condiciones que
posibiliten el dilogo entre los afectados por las acciones o normas y sus
consecuencias229.
Unos sujetos que, como afirma Apel y se ha defendido en este captulo, no son
slo individuales, sino tambin sujetos colectivos. Es decir, ya no es posible seguir
manteniendo en nuestras sociedades plurales y complejas el concepto de
responsabilidad tradicional atribuible a sujetos individuales, primero porque los sujetos
son tambin sujetos colectivos que se enfrentan a respuestas que necesitan tambin del
concurso de distintos sujetos tanto individuales como colectivos. Y, segundo, porque
estos ltimos pueden ser de distinta clase, por ejemplo, sistemas, subsistemas,
instituciones u organizaciones.
En definitiva, para alcanzar un ajustamiento moral a la circunstancia concreta
desde una posicin o perspectiva postconvencional y al mismo tiempo responsable
(valoracin de las consecuencias) la empresa requiere de y depende de la
corresponsabilidad de todos los otros sujetos de los que tambin depende el
ajustamiento230.
En este sentido, desde la perspectiva de la tica discursiva el logro de la
definicin de la co-responsabilidad se realizar en trminos de intersubjetividad. Por
una parte, con las instituciones sociales, econmicas y empresariales y, por otra, con los
grupos de stakeholders que configuran la empresa. Una bsqueda de intersubjetividad
229
Cf. K.O. Apel, Teora de la verdad y tica del discurso, op.cit., pp.170-184.
Cf. K.O. Apel, La problemtica que planteja una macrotica universalita de corresponsabilitat en A.
Castieira (ed.), Europa a la fi del segle XX, op.cit., pp.121-148; K.O. Apel, Una tica de la coresponsabilitat per Europa i el mn en A. Castieira (ed.), Europa a la fi del segle XX , op.cit., pp.101120; P.Ulrich, tica y xito empresarial: ideas clave para una tica empresarial integrativa", II Jornadas de
tica Empresarial, Octubre, 1994, manuscrito; P. Ulrich, Bases para una tica econmica crtica, Madrid,
Alcal de Henares, n.83, 1993; D. Garca-Marz, Del balance social al balance tico en A. Cortina (dir.),
Rentabilidad de la tica para la empresa, op.cit., pp.231ss; J.C. Siurana Aparisi, La idea de sujeto en la tica
del discurso de Karl-Otto Apel aplicada al problema de las directrices anticipadas en el mbito de la
tica biomdica, op.cit., pp.77-79.
230
-408-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
que
tales
intereses
universalizables
definidos
se
podrn
alcanzar
inmediatamente, sino que desde ellos se podr criticar la actuacin concreta al mismo
tiempo que tratar de crear las condiciones para que tales intereses se pudieran alcanzar.
Un ejemplo de este tipo se est llevando a cabo desde la organizacin
transparencia internacional que aglutina tanto a instituciones legales, como econmicas
y sociales. Este organismo tiene por objetivo tratar de combatir la corrupcin poltica,
econmica y empresarial, considerando que ste es un inters universalizable, mediante
propuestas que implican una co-responsabilidad entre las diferentes instituciones, es
decir, que cada uno de los sujetos en los procesos de dilogo y reflexin analiza y
explora cual es su parte de responsabilidad en la generacin o promocin de la
corrupcin, y las interrelaciones que existen. En este sentido, co-responsabilidad no
significa que todos tienen la misma responsabilidad, sino que todos tienen o participan
de la responsabilidad. Esta afirmacin permite entrar en el tercer rasgo o caracterstica
de la responsabilidad empresarial que es su postconvencionalidad y convencionalidad.
El concepto de responsabilidad moral empresarial respeta los sistemas
convencionales de normas pero trata de ir ms all de ellos, es decir, adopta una
perspectiva postconvencional con respecto a sus obligaciones o deberes. Slo as la
responsabilidad moral de las empresas se podr entender como un tipo de
responsabilidad exigible siempre, sea cual sea la circunstancia de la empresa, pues lo
que se le pide a la misma es que utilice los espacios de libertad que tiene ante s para
elegir aquella posibilidad que sea ms acorde con las exigencias u obligaciones morales.
231
-409-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-410-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. al respecto A. Cortina, Ciudadanos del mundo. Hacia una teora de la ciudadana, op.cit., pp.100-
-411-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
115.
236
Cf. al respecto de esta tipologa R.T. De George, R.T., Competing with Integrity in International
Business, Oxford Unviersity Press, New York, 1993, pp.184-193 y de su aplicacin para la relacin entre
responsabilidad y mbitos de responsabilidad G. Enderle / L.A. Tavis, A Balanced Concept of the Firm
and the Measurement of Its Long-term Planning and Performance in Journal of Business Ethics, op.cit.,
pp.1135ss; G. Enderle, Integrating the Ethical Dimension into the Analytical Framework for the Reform
of State-Owned Enterprises in Chinas Socialist Market Economy: A Proposal, Journal of Business
Ethics, vol.29, 2001, pp.261-275.
-412-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Empresa A
Responsabilidades
Econmicas
(3)
Empresa B
Responsabilidades Responsabilidades
(3)
Sociales
Econmicas
(2)
(2)
(1)
(1)
responsabilidad
empresarial
Responsabilidades
Medioambientales
responsabilidad
empresarial
Responsabilidades
Medioambientales
Empresa C
Responsabilidades
Econmicas
Responsabilidades
(3)
Sociales
Responsabilidades
Sociales
(2)
(1)
responsabilidad
empresarial
Responsabilidades
Medioambientales
Responsabilidad Empresarial:
(1) Requerimientos ticos mnimos
(2) Obligaciones positivas ms all del mnimo
(3) Aspiraciones de ideales morales
Adaptado de: G. Enderle, Integrating the Ethical Dimension into the Analytical Framework for the
Reform of State-Owned Enterprises in Chinas Socialist Market Economy: A Proposal, Journal of
Business Ethics, 2001, p.272
-413-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-414-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
Cf. Ibid.
-415-
Captulo 5
De la responsabilidad social empresarial a la responsabilidad moral empresarial
-416-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
-417-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
-418-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. N.E. Bowie, Business Ethics. A Kantian perspective, Oxford, Blackwell Publishers, 1999, p.1; W.M.
Evan / R.E. Freeman, A Stakeholder Theory of the Modern Corporation: Kantian Capitalism in T.
Beauchamp / N.E. Bowie (ed.) Ethical Theory and Business, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, New
Jersey, 1979, 4ed.1993, 1st, p.75.
-419-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
de diferenciar entre lo que hay y lo que debera haber en los negocios en trminos
morales.
Sin duda alguna, la teora kantiana no es la nica teora normativa que puede ser
utilizada para tal fin. Tambin las teoras morales utilitaristas, de las virtudes o las
neokantianas como la rawlsiana y la discursiva, pueden argumentar que el mejor marco
para la empresa es aquel en el que el valor del trabajo se estructura y apoya en la
libertad y en el establecimiento de las condiciones de posibilidad para el desarrollo de
las capacidades racionales de los seres humanos, ms que aquellos marcos que no
fomentan tal tipo de valor del trabajo3. Ningn defensor de las teoras normativas
afirmar nunca que stas ofrecen respuestas correctas o unvocas ante las situaciones de
reflexin que se platean, ms bien lo que tratan de mostrar es que son capaces de
proporcionar marcos de reflexin y guas para la toma de decisiones prudentes, justas y
responsables.
Sin embargo, algunas voces se han alzado frente a este tipo de propuestas de
requerimiento de marcos o normas imparciales ticas que permitan juzgar desde
principios de justicia o equidad las cuestiones o conflictos empresariales. Estas crticas
se han desarrollado, principalmente, frente a las propuestas kantianas por considerar que
stas no incluyen en su seno la reflexin sobre la responsabilidad por las acciones o
momento consecuencialista de reflexin4. Frente a esta crtica los defensores de las
posiciones normativo-kantianas en tica empresarial mantienen que existe un lugar para
los requerimientos imparciales en tica, que tienen lugar en la tica de las relaciones
empresariales. Por ejemplo, sealan sus defensores, parece que existe en la conciencia
de las gentes la intuicin de que los intereses personales no deben entrometerse en
dichas transacciones y que son inapropiadas. Esta intuicin apunta que existe un punto
Cf. N.E. Bowie, "Business ethics, philosophy and the next 25 years", Business Ethics Quarterly, vol.10,
n 1, 2000, p. 11. Para os usos normativos y prescriptivos de la responsabilidad J.J. Brummer, Corporate
responsibility and legitimacy. An Interdisciplinary Analysis, New York, Greenwood Press, 1991, pp.11ss;
En esta lnea se encuentran por ejemplo los trabajos de Georges Enderle quien apoyndose en el
pensamiento de A. Sen, trata de desarrollar un marco normativo de tica empresarial apoyndose en el
concepto de espacio de libertad moral, responsabilidad y desarrollo de capacidades. G. Enderle, A
Conceptual Framework for Business Ethics in the Global Context, Report prepared for the Second World
Congress of Business, Economics and Ethics, 19-23 July, Sao Paulo, Brazil, 2000; G. Enderle, A
conceptual framework for business ethics Manuscript, 1999; G. Enderle, Business and Corporate Ethics
in the USA: Philosophy and Practice in B. Nino Kumar / H. Steinmann (eds.): Ethics in International
Management, Walter de Gruyter, New York, 1998.
4
Cf. N.E. Bowie, Business Ethics. A Kantian perspective, op.cit., pp. 6-7.
-420-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
de vista imparcial que permite enjuiciar desde el punto de vista tico las relaciones de
las gentes.
Las dos propuestas normativas kantianas de fundamentacin de la teora de
stakeholders que se presentan a continuacin entienden que la teora moral kantiana
proporciona una justificacin normativa para toda una serie completa de prcticas
empresariales y para la crtica y rechazo de otras.
A pesar de que el trabajo de Bowie se presenta como una continuacin del
proyecto iniciado por Evan y Freeman, ambos poseen independencia y no es
prolongacin de ste, excepto en el planteamiento. Por este motivo es indistinto para la
comprensin y estudio de estas propuestas kantianas el orden en el que sean expuestos,
dado que como trabajos tericos no guardan ms relacin que la sealada. Se ha optado
por exponer en primer lugar la propuesta de Bowie y posteriormente la de Freeman,
porque ste ltimo ha evolucionado en su pensamiento con respecto a la justificacin
normativa de la teora de stakeholders desde posiciones kantianas a posiciones
neokantianas siguiendo a John Rawls. Por esta razn, se ha considerado que en aras de
la claridad expositiva del pensamiento del autor era ms conveniente explicar su teora
en el segundo lugar para poder mostrar su evolucin hacia lo que se denominar el
segundo periodo del pensamiento Freeman con su modelo de stakeholders-como-partecontratante (stakeholder as contractor).
6.1.1. Las tres formulaciones del imperativo categrico de I. Kant: N.E. Bowie
N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism" in Business Ethics Quarterly, Special n 1, 1998, p. 38.
-421-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Con estas palabras, trata de dejar bien claro que su propuesta normativa de los
stakeholders, mediante la explicacin de las tres formulaciones kantianas aplicadas a la
empresa, no es ms que una apunte acerca de lo que deberan ser las empresas, y a partir
de esa explicacin normativa y prescriptiva, se espera, al menos ese es uno de los
supuestos que el autor mantiene en sus escritos, que la comunidad empresarial, siga
tales principios morales prescritos, puesto que deber implica poder6.
Bowie ofrece un amplio estudio de la aplicacin de las tres formulaciones del
imperativo categrico de Kant a la empresa. En primer lugar, en este estudio, argumenta
que la primera formulacin del imperativo categrico proporciona una teora de la
permisibilidad moral para las interacciones del mercado. Las interacciones que violan la
formulacin de la universalidad del imperativo categrico son moralmente no
permisibles. Y, al contrario, aquellas interacciones que respetan el principio universal y
son consistentes con l son permisibles siempre y cuando no violen cualquier otro
principio moral. En segundo lugar, Bowie utiliza la segunda formulacin del imperativo
categrico, para argumentar que el respeto a las personas proporciona la base para una
teora ms slida de la obligacin moral en las interacciones del mercado laboral, en
este sentido argumenta que un mnimo laboral es que las personas no pueden ser
tratadas como simples medios sino como fines en s mismos, poseedores de dignidad y
autonoma. Por ltimo, Bowie apoyndose en la tercera formulacin del imperativo
categrico, a la que denomina la formulacin de la comunidad moral, argumenta a
favor de una empresa basada en la metodologa de stakeholders7.
Bowie es consciente de que las tres formulaciones no son diferentes sino modos
de expresar de distinta forma un nico imperativo categrico. Sin embargo, considera
que las distintas formulaciones subrayan tres aspectos de este mismo imperativo: la
universalidad, la persona como fin en s misma y la comunidad moral. A continuacin,
se expone con mayor detalle esta propuesta terica kantiana que cae dentro de lo que se
ha denominado modelo correctivo de tica empresarial, tal y como se expuso en el
segundo captulo de esta tesis doctoral.
La primera formulacin del imperativo categrico dice: Obra slo segn
aquella mxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley
6
-422-
Captulo 6
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universal8. Con esta primera formulacin, se presenta una argumentacin fuerte acerca
de la inmoralidad de ciertas acciones como romper promesas, contratos, o mentir sobre
condiciones laborales, productos o servicios, puesto que la propia empresa, no querra
que tales formas de actuar se convirtieran en universales. Es la inconsistencia de la
mxima lo que la convierte en inmoral la accin o decisin, es decir, si se afirma un
principio general o mxima para que sea seguido por una persona o por todo el mundo,
slo se sabr si es moral si uno se pregunta si tal mxima o principio general podra
llegar a convertirse en ley universal. Slo cuando se mantiene la consistencia de la
mxima o principio general, con la respuesta afirmativa a la pregunta por la
universalidad de la misma se puede afirmar la moralidad de la misma. Como seala
Bowie:
El imperativo categrico funciona como una prueba para ver si el principio
(mxima) sobre el que se basa la accin es moralmente permisible9
As pues todo aquel principio o mxima de accin que pase tal prueba podr ser
adoptada por los seres humanos como moralmente permisible. La aplicacin de esta
primera formulacin del imperativo categrico a la tica empresarial ha sido
argumentada y aplicada a distintos casos de dilemas morales en el mbito empresarial,
como, por ejemplo, a casos de dilemas morales frente a cierres de plantas o a la
seguridad de los productos de la industria juguetera10.
Tambin ha sido aplicada en el mundo de los negocios a cuestiones como la
ruptura de contratos, el robo, la informacin privilegiada o la fuga de cerebros11. Por
ejemplo, en el caso de robo en la empresa, se puede decir que si la mxima de accin
del robo se universalizara en las empresas la propiedad privada dejara de existir como
tal. Si todo el mundo fuera libre de poder tomar lo que quisiera entonces, cmo se
podran establecer lmites de propiedad? Y dada la necesidad de algunas prcticas de
propiedad privada para el desarrollo de capacidades humanas y de su autonoma, una
-423-
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Con esta primera formulacin se puede apreciar que existe un marco tico
irrebasable fuera del cual las acciones o decisiones de las empresas podran ser
consideradas como inmorales o incorrectas desde el punto de vista moral. En general,
las reglas que se establecen tras reflexionar sobre el imperativo categrico son reglas de
prohibicin del tipo no se puede mentir, estafar, romper contratos minar la confianza de
la gente, etctera, porque son prcticas que la gente no querra universalizar. Sin
embargo, tambin se pueden evaluar las acciones y prcticas de la empresa para
describir cmo una empresa debera interactuar con sus stakeholders. Es decir,
desarrollar una gua tica de accin positiva para las empresas14.
La segunda formulacin del imperativo categrico permite abordar esta tarea y
dice as: Obra de tal modo que te relaciones con la humanidad, tanto en tu persona
como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca slo como un medio15.
Esta forma de expresar el principio de universalidad kantiano se conoce tambin como
el principio de trata siempre a los seres humanos con respeto. En el mbito de la
empresa implica una reflexin acerca de la liberad y voluntariedad de las partes para
entrar en acciones y contratos sin coaccin. En estas acciones ambas partes tienen que
reconocer que las transacciones econmicas son acuerdos entre adultos responsables
racionales que actan como tales y, por esta razn, tienen que pasar la prueba del
respeto a las personas. Personas que tienen dignidad y no precio, y que son fines en si
mismas y no medios para conseguir otras cosas por parte de la empresa16.
Bowie argumenta que apoyados en esta formulacin de imperativo categrico se
pueden hallar razones morales para defender un derecho universal al trabajo
significativo que tiene como rasgo distintito que el ser humano, como trabajador, es
tratado con respeto y como un ser autnomo y racional17. Kant cuando afirm que los
14
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seres humanos son fines en s mismo y deben ser respetados siempre, apuntaba a la
dignidad que caracteriza al ser humano. Los seres humanos tienen dignidad porque
poseen ciertas capacidades que lo diferencian de otros seres. Tienen la capacidad de
darse normas a s mismos y tambin la capacidad del raciocinio. As pues, como seres
autnomos racionales, los seres humanos son responsables de sus acciones y decisiones,
puesto que la voluntariedad y la racionalidad son dos de las condiciones para la
responsabilidad. En definitiva, los seres humanos racionales y autnomos son capaces
de elaborar y seguir sus propias leyes, no estn sujetos de modo causal y determinado a
las leyes de la naturaleza.
De este modo, la segunda formulacin del imperativo categrico kantiano
implica que en el mbito de los negocios todos los seres humanos siempre deben ser
tratados como fines en s mismos, sujetos de responsabilidad y al mismo tiempo de
dignidad y autonoma. Desde el punto de vista kantiano, la contribucin del capitalismo
debera ser que generara siempre puestos de trabajos con un valor tal que contribuyeran
y ayudaran a crear auto-respeto y autonoma en las personas.
El argumento completo que Bowie elabora siguiendo esta segunda formulacin
del imperativo categrico con implicaciones para la tica empresarial, podra expresarse
como sigue. Para que una empresa sea considerada moral, los trabajadores de la misma
debern ser tratados como fines y no como meros medios. Para que una empresa trate a
sus empleados como fines, entonces la dignidad (self-respect) de los trabajadores debe
ser respetada. Para respetar la dignidad de los trabajadores, stos deben tener cierta
cantidad de independencia as como la habilidad para satisfacer una cierta cantidad de
sus deseos. Si las gentes pueden tener cierta cantidad de independencia as como de
satisfaccin de sus deseos, entonces pueden tener cierta cantidad de riquezas. Si la
riqueza directa que obtiene la empresa no es para repartirla entre la gente, entonces el
trabajo debe ser retribuido de modo que sea suficiente como para que el trabajador
pueda satisfacer cierta cantidad de deseos. Por tanto, los trabajos deben ser de tal clase
(dir.) Rentabilidad de la tica para la Empresa, Madrid, Visor, 1997, pp.187-228; P.F. Drucker,
Meaningful Work, Executive Excellence, November, 1999, p. 5; P.F. Drucker, Management Challenges
for the 21st Century, New York, Harper Collins, 1999, captulos 5 y 6; J.B. Ciulla, Ethics, the heart of
leadership, Westport, Conn., Praeger, 1998; N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism", Business
Ethics Quarterly, op.cit., pp.40-44.
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Cf. N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism", Business Ethics Quarterly, p.43.
I. Kant, Fundamentacin de la metafsica de las costumbres, Madrid, Espasa-Calpe, 1990, 9 edicin
(1942, 1), p.111.
20
N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism", Business Ethics Quarterly, op.cit., p.45-51; N.E. Bowie,
Business Ethics. A Kantian perspective, op.cit., pp.82-119.
21
Cf. N.E. Bowie, The Firm as a moral community in R. M. Coughlin (ed.), Morality, Rationality, and
efficiency: New Perspectives on Socio-economics, Armonk, New York, M.E. Sharpe Inc., 1991, pp.169183. N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism", Business Ethics Quarterly, op.cit.,1998, pp. 45-51. Es
19
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propuesta lejos de ser sustantiva es procedimental, pues a su juicio, slo desde caminos
procedimentales normativos se podr respetar el pluralismo tico y al mismo tiempo
construir y respetar unos mnimos morales25. Estos procedimientos seguirn cuatro
principios bsicos:
1. La empresa deber considerar los intereses de todos los stakeholders
afectados por cualquier decisin que sta tome.
2. Esta consideracin deber implicar la obtencin de aportaciones de todos
los stakeholders afectados.
3. Nunca deber darse el caso que los intereses de un nico stakeholder tomen
prioridad en todas las decisiones.
4. Cada empresa de negocios deber establecer procedimientos diseados
para asegurar que las relaciones entre los stakeholders sean gobernadas por
reglas o normas de justicia. Estas reglas de justicia sern desarrolladas de
acuerdo con los principios 1-3 y debern recibir el apoyo de todos los
stakeholders26
Con los dos primeros principios se pretende asegurar los requerimientos de la
teora moral kantiana de la autonoma moral de las personas, entendida como valor
absoluto y dignidad. Por su parte, el tercer principio asegura la legitimidad de las
decisiones de la empresa y de la propia actividad empresarial. Y, por ltimo, el cuarto
principio tiene la funcin de asegurar que las reglas y procedimientos operacionales de
la empresa estn sujetos a consideraciones morales kantianas.
Bowie seala que distintos estudios empricos as como la observacin de los
propios stakeholders muestran que las personas en general, aunque no siempre, desean
ser tratada en la empresa tal y como Kant afirma que deberan ser tratadas. Sin embargo,
todava queda una cuestin por resolver y es si es posible que las empresas traten a sus
stakeholders de este modo siguiendo este concepto normativo de justicia. Es decir, se
pregunta si es posible desarrollar el dictum filosfico de que deber implica poder27,
ante tal cuestin la respuesta de Bowie es que s que es posible y no slo cuestin de
deber.
25
Cf. Al respecto N.E. Bowie, New directions in corporate social responsibility, Business Horizons,
op.cit., pp.64-65.
26
N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism", Business Ethics Quarterly, op.cit., p.47.
27
Cf. Ibid., p.49.
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La propuesta normativa de Bowie afirma, pues, que la empresa para ser moral en
sus actuaciones y decisiones debera seguir los cuatro principios enumerados, y debera
hacerlo por respeto a la ley moral o imperativo categrico. Pero en la tica empresarial
cabe considerar tambin que los beneficios derivados de tal seguimiento son de suma
importancia en las sociedades plurales y competitivas. No significa esto afirmar que se
deba actuar moralmente por el beneficio econmico que se obtendr, sino ser
conscientes de que el seguimiento del marco normativo kantiano da, por s mismo,
resultados econmicos y empresariales ventajosos28.
Por ltimo, Bowie seala que su propuesta normativo-kantiana de stakeholders,
tiene como uno de sus rasgos el cosmopolitismo y, por tanto, el universalismo. sta es
una de las grandes ventajas de esta perspectiva con respecto a otras que son localistas y
que no pueden ir ms all de las fronteras nacionales de un pas. Esta perspectiva
cosmopolita permite pensar en una tica empresarial internacional, pues los principios
ticos derivados y explicitados sirven lo mismo para la empresa de un pas concreto o
cultura concreta como para otro, pues respeta el pluralismo tico sin caer en el
relativismo moral29. En palabras de Bowie:
Obviamente diferentes culturas podran adoptar algunos principios morales
diferentes y todava as los principios de ambas podran pasar las pruebas de
los imperativos categricos30
Es decir, tales principios ticos propuestos podran ser diferentes pero todos
cumplir con un marco mnimo, as diferentes prcticas empresariales pueden resultar
vlidas pero siempre dentro de un marco de normas universalmente vlidas que
establecen las reglas del juego y dentro de las cuales las personas pueden elaborar
respuestas creativas a su entorno31.
Las reflexiones y aportaciones que realiza este enfoque normativo-kantiano de
la metodologa de stakeholders son valiosas por cuanto trata de explicitar y establecer
28
Cf. Al respecto N.E. Bowie, New directions in corporate social responsibility, Business Horizons,
op.cit., pp.56-65; N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism", Business Ethics Quarterly, op.cit.,
pp.51-54; N.E. Bowie, Business Ethics. A Kantian perspective, op.cit., pp.120-148.
29
Cf. N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism", Business Ethics Quarterly, op.cit., p.55; N.E. Bowie,
Business Ethics. A Kantian perspective, op.cit., pp.149-176.
30
N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism", Business Ethics Quarterly, op.cit., p.55.
31
En esta misma lnea se sitan los trabajos de tica Empresarial Internacional de T. Donaldson, Moral
minimums for multinationals in T. Donaldson / P. H. Werhane, Ethical Issues in Business. A
philosophical approach, New Jersey, Prentice Hall, 1979, 5 ed. 1996, pp.95-110; T. Donaldson, The
Ethics of International Business. New York: Oxford University Press, 1989; R.T. De George, Competing
with Integrity in International Business, Oxford University Press, New York, 1993.
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32
Cf. Al respecto W.M. Evan, / R.E. Freeman, A Stakeholder Theory of the Modern Corporation:
Kantian Capitalism in T. Beauchamp / N.E. Bowie (ed.) Ethical Theory and Business, op.cit., pp.75-84;
R.E. Freeman, R.E. / D.R.Jr. Gilbert, Corporate Strategy and the Search for Ethics. Englewood Cliffs,
N.J., Prentice-Hall, 1988.
33
W.M. Evan, W.M / R.E. Freeman, A Stakeholder Theory of the Modern Corporation: Kantian
Capitalism in T. Beauchamp / N.E. Bowie (ed.) Ethical Theory and Business, op.cit., p. 76.
34
Ibid., p. 78.
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Ibid., p. 78.
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2.
3.
4.
5.
6.
7.
empresa cuando se pregunta por quines somos, quines queremos ser y cmo queremos
alcanzar nuestro objetivo. La estrategia empresarial es, pues, un mecanismo a travs del
cual se puede integrar tica y estrategia y que se encuentra en el seno de la
organizacin. Ante la pregunta de cul de estas estrategias es ms acorde con los
principios morales de la empresa de stakeholders formulados por Freeman, ste
responde que es la estrategia de proyectos personales la que mejor salvaguarda el
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Cf. Al respecto R.E. Freeman / D.L. Reed, Stockholders and Stakeholders: A new perspective on
corporate governance, California Management Review, vol. 25, n.3, 1983, pp.92-95; R.E. Freeman,
Strategic management: A Stakeholder approach, op.cit., pp.110-117; W.M. Evan / R.E. Freeman, A
Stakeholder Theory of the Modern Corporation: Kantian Capitalism in T. Beauchamp / N.E. Bowie (ed.)
Ethical Theory and Business, op.cit., pp.75-84.
42
Cf. Al respecto W.M. Evan / R.E. Freeman, A Stakeholder Theory of the Modern Corporation:
Kantian Capitalism in T. Beauchamp / N.E. Bowie (ed.) Ethical Theory and Business, op.cit., p.83; R.E.
Freeman, Strategic management: A Stakeholder approach, op.cit., pp.195-213.
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kantianas, que tuvieron su expresin durante los primeros aos ochenta hasta posiciones
ralwsianas y pragmticas que ha desarrollado desde finales de los ochenta y noventa. A
continuacin, se explica esta evolucin as como la propuesta de comprensin del
anlisis de stakeholders que propone en nuestros das Freeman.
La formulacin de los dos principios ticos de stakeholders y la definicin de
empresa como un nexo de contratos de los cuales la empresa y sus directivos son
responsables generan durante la dcada de los aos 90 un gran debate entorno a la teora
as formulada. Una de las crticas ms importantes que se desarrolla durante esta etapa
est relacionada con el concepto de responsabilidad que utiliza la teora, bajo el que se
considera agentes morales a las empresas y a sus directivos y, por ende, tambin
responsables de su relacin con los stakeholders.
La crtica a este concepto se basa en sealar que la responsabilidad de las
empresas y de su direccin slo se deriva de la naturaleza de los contratos explcitos y
concretos y nunca de las relaciones sean estas implcitas o explcitas- con cada uno de
los stakeholders, tal y como sostiene la metodologa de stakeholders. Segn los
defensores de esta crtica, si se mantiene el concepto de responsabilidad amplia de la
teora, entonces la empresa debera ser considerada responsable de todos sus
stakeholders por ejemplo tambin de grupos terroristas, extorsionadores, etc.- y esto
podra ser contrario a los intereses de gobernabilidad y a convertir la responsabilidad en
un concepto demasiado difuso y poco eficaz para las empresas43.
La elaboracin de la respuesta de Freeman a estas crticas da lugar a la
elaboracin de su propuesta de stakeholders como partes contratantes (stakeholderas-contrator) que se corresponde con el segundo periodo del pensamiento de Freeman
respecto al ncleo normativo de la teora de stakeholders.
Con esta propuesta define la empresa de nuevo como un nexo de contratos
explcitos e implcitos, pero esta vez con el propsito de evitar los efectos negativos
que podran derivarse del monologismo del planteamiento kantiano planteado utilizar la
intersubjetividad que le ofrece la teora de la Justicia de J. Rawls44. Bajo el cobijo de
43
E. Sterngerg, Just Business. Business Ethics in Action. London, Warner Books, 1995, pp.55ss; E.
Sternberg, The Defects of Stakeholder Theory in Corporate Governance, 5, 1997, pp.3-10.
44
Cf. R.E. Freeman / W.M. Evan , Corporate Governance: A Stakeholder Interpretation, The Journal of
Behavioural Economics, vol. 19, n. 4, 1990, pp. 337-359; R.E. Freeman, The politics of Stakeholders
theory: some future directions, Business Ethics Quarterly, vol.4, Issue 4, 1994, pp. 409-421.
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45
Estos tres principios parecen una formulacin ms elaborada de los dos principios de direccin que
fueron presentados por Freeman en su primer periodo bajo la fundamentacin kantiana del modelo de
Stakeholders. A saber: el principio de una Direccin de Empresas que estuviera orientada hacia el
Stakeholder, y el principio de configuracin de Consejos de Direccin donde no slo tuvieran
representacin los accionistas, sino tambin los Stakeholders de la empresa.
46
Cf. al respecto R.E.Freeman / W.M. Evan , Corporate Governance: A Stakeholder Interpretation.,
The Journal of Behavioral Economics, op.cit., pp. 337-359; R.E. Freeman, The politics of Stakeholders
theory: some future directions, Business Ethics Quarterly, op.cit., pp. 409-421; Para la formulacin de la
Teora de la Justicia Rawlsiana J.Rawls, A theory of justice, Cambridge MA: The Belnap press of Harvard
University Press, 1971, 2ed.1999; J. Rawls, El liberalismo poltico, Barcelona, Crtica, 1996.
47
R.E. Freeman, The politics of Stakeholders theory: some future directions in Business Ethics
Quarterly, op.cit., p. 415.
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50
El uso realizado por Freeman de la Teora Rawlsiana de la Justicia ha recibido la crtica de autores
como A.M. Marcoux, Who are the Stakeholders?: The Failure of the Stakeholder-as-Contractor View,
Business & Professional Ethics Journal, vol.17, n.3, 1998, pp.79-108 y J. W.Child / A.M. Marcoux,
Freeman and Evan: Stakeholder theory in the original position, Business Ethics Quarterly, vol.9, n 2,
1999, pp.207-223. Estos autores sealan tres problemas derivados de la utilizacin del Contrato Social de
Rawls por parte de Freeman: El primero es que no es acorde con Rawls ni en la forma, ni en el
propsito, ni en el nivel de conocimiento (o de ignorancia) requerido, por lo cual no existen motivos para
la utilizacin del velo de ignorancia. En segundo lugar, fracasa al establecer y cortar el velo de la
ignorancia a las condiciones de racionabilidad que se requieren para resolver el problema moral que
Freeman y Evan establecieron para ser solucionado (considerando que el propio Rawls utiliza el velo de
la ignorancia como una herramienta que permita disear un orden social justo). En tercer lugar, el
argumento, considerado aparte su sostenida tradicin Rawlsiana, fracasa al sostener la teora de
Stakeholder porque falla al demostrar la racionalidad de adoptar las reglas institucionales J.W.Child /
A.M. Marcoux , Freeman and Evan: Stakeholder theory in the original position, Business Ethics
Quarterly, op.cit., p.207.
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51
Cf. R.E. Freeman, The politics of Stakeholders theory: some future directions, Business Ethics
Quarterly, op.cit., pp.417.
52
Cf. Ibid., pp.417.
53
La formulacin de estas dos definiciones la encontramos en R.E. Freeman / D.L. Reed, Stockholders
and Stakeholders: A new perspective on corporate governance, California Management Review, op.cit.,
p. 91.
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que son afectados por la empresa. Aquellos que slo afectan a la empresa son,
presumiblemente, excluidos, por ejemplo los competidores o las exigencias de la
sociedad en general.54
Freeman, en sus ltimos escritos, pretende introducir un punto de vista ms
pragmtico o como l mismo dice narrativo de la fundamentacin del uso normativo de
la metodologa de stakeholders55. Por este motivo, Freeman no quiere que esta
propuesta de stakeholder-as-contractor sea clasificada como una propuesta de
justificacin normativa de la teora de stakeholders. La razn principal es que debe
adoptarse una perspectiva pragmtica para el estudio de la metodologa de stakeholders
que contemple cuatro dimensiones de la misma: descriptiva, instrumental, normativa y
metafrica. Segn l las dos primeras dimensiones descriptiva e instrumentalpermiten desarrollar una aproximacin analtica a la teora de stakeholders; mientras
que las otras dos dimensiones normativa y metafrica- constituyen el enfoque
narrativo de la teora.
En este sentido, l considera su stakeholder-as-contractor como una narracin
ms acerca de lo que los seres humanos pueden hacer en los negocios y cmo podran
vivir, es decir acerca de cmo los agentes empresariales y econmicos podran
organizarse. As afirma que:
Para el pragmtico es justo nosotros ms que justicia o justificacin en
cualquier sentido de cimientos fundamentales. El valor pecuniario de nuestras
54
Cf. Al respecto A.M. Marcoux, Who are the Stakeholders?: The Failure of the Stakeholder-asContractor View, Business & Professional Ethics Journal, op.cit., pp.79-108.
55
Posicin mantenida por Freeman desde 1991, en su trabajo con J. Liedtka, R.E. Freeman / J. Liedtka,
Corporate social responsibility: A Critical approach, Business Horizons, vol.34, n.4, 1991, pp.92-98 y
desarrollada fundamentalmente a partir de 1994 en sus trabajos R.E. Freeman, The politics of
Stakeholders theory: some future directions in Business Ethics Quarterly, op.cit., pp.409-421; A.C.
Wicks / D.R.Jr. Gilbert / R.E. Freeman, A Feminist Reinterpretation of the Stakeholder Concept,
Business Ethics Quarterly, vol. 4, n.4, 1994, pp. 475-497; R.E. Freeman, Stakeholder theory in P.H.
Werhane / R.E, Freeman (eds.), The Blackwell Encyclopedic Dictionary of Business Ethics,
Oxford/Malden, MA, Blackwell, 1997, pp.602-606; A.C. Wicks / R.E. Freeman, Organization Studies
and the new pragmatism: positivism, anti-positivism, and the search for ethics, Organization Science,
vol. 9, n.2, 1998, pp.123-140; R.E: Freeman, Divergent Stakeholder theory, Academy of Management
Review, vol. 24, n.2, 1999, pp.233-236; R.E: Freeman, Response. Divergent Stakeholder Theory,
Academy of Management Review, vol.24, n.2, 1999, pp.233-236; J.S. Harrison / R.E. Freeman,
Stakeholders, Social Responsibility, an Performance: Empirical Evidence and Theoretical Perspectives,
The Academy Management Journal, vol. 42, n. 5, October, 1999, pp.479-487; R.E. Freeman, Business
ethics at the millennium, Business Ethics Quarterly, vol.10, n.1, 2000, pp.169-180.
-444-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
R.E. Freeman, The politics of Stakeholders theory: some future directions, Business Ethics
Quarterly, op.cit., p.418.
57
Cf. al respecto R.E. Freeman, The politics of Stakeholders theory: some future directions, Business
Ethics Quarterly, op.cit., pp. 413-415; R.E. Freeman, Stakeholder theory in P.H. Werhane / R.E,
Freeman (eds.), The Blackwell Encyclopedic Dictionary of Business Ethics, op.cit., pp.602-606.
58
Cf. al respecto del concepto y perspectiva pragmtica que sigue Freeman vese A.C. Wicks / R.E.
Freeman, Organization Studies and the new pragmatism: positivism, anti-positivism, and the search for
ethics, Organization Science, op.cit., pp.126-131.
-445-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
59
Cf. respecto a posiciones que defienden y aportan argumentos o pruebas a favor de un modelo de
stockholders especialmente J. Dobson, Defending the Stockholder Model: A Comment on Hasnas, and
on Dunfees MOM, Business Ethics Quarterly, vol.9, n2, 1999, pp.337-347; G. Moore, Tinged
shareholder theory; or whats so special about Stakeholders, Business Ethics: A European Review, vol.8,
n2, 1999, pp.117-127; J.R Boatright, Contract Theory and Business Ethics: A review of Ties that Bind,
Business and Society Review, vol.105, n.4, 2000, pp.452-466.
-446-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
60
Cf. al respecto de la caracterizacin del modelo simbitico G.R. Weaver / L.K. Trevino, Normative
and empirical business ethics: separation, marriage of convenience, or marriage of necessity?, Business
Ethics Quarterly, vol.4, n.2, 1994, pp.129-143; T. Donaldson, When integration fails: the logic of
prescription and description in Business Ethics, Business Ethics Quarterly, vol.4, n.2, 1994, pp.157169; este modelo tambin es defendido por D.J. Wood, Corporate Social Performance Revisited,
Academy of Management Review, vol. 16, n. 4, 1991, pp. 691-718.
-447-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
emprico-normativos, pero que cuando son examinadas con detalle se aprecia que son
nicamente descripciones o interpretaciones descriptivas de la realidad. Es decir, no son
normativas porque no proporcionan guas sobre acciones o polticas.
La discusin respecto a la relacin entre modelos descriptivos y normativos no
es nueva, aunque se ha reavivado con la eclosin de las ticas aplicadas que tratan de
buscar un estatuto propio que contemple ambos extremos61. En el modelo simbitico, el
es y el deber ser se tocan sin fundirse, es decir, sin caer en el naturalismo o en una
idealizacin absoluta. En este sentido, se encuentran muchas teoras que identifican el
debe meramente de la abstraccin del es idealizado de la naturaleza humana. Es
decir, que el debe se extrae del es, pero no se identifica con l. Tambin se puede
apreciar esta relacin pero no-fusin entre el es y el debe en el terreno de las
instituciones sociales tales como las promesas, acuerdos y contratos.
En esta misma lnea se presenta el proyecto de Donaldson y Dunfee que tiene
como objetivo avanzar en una interconexin entre la investigacin normativa y la
emprica de la tica empresarial bajo la teora que denominan ISCT (Teora de los
contratos sociales integrados). Esta teora incorpora hallazgos empricos como parte de
un proceso contractual de juicios normativos realizados.
Esta teora simbitica reconoce que:
Las obligaciones ticas se basan sobre dos niveles de consentimiento: el
primero, un contrato macro-social teortico que apela a todas las partes
contratantes racionales y, el segundo, unos contratos micro-sociales reales
entre los miembros de numerosas comunidades localizadas. A travs de este
proceso, buscaremos poner ese ser y el debe en una armona simbitica,
requiriendo la cooperacin tanto de la investigacin emprica como normativa
en la interpretacin de los juicios de valor finales.62
61
La discusin respecto a la relacin entre los modelos descriptivos y normativos puede retrotraerse, al
menos, hasta la formulacin de Hume de dos argumentos, posteriormente desarrollados por G.E. Moore y
Ch. Stevenson, que actan como un corte entre el es y el deber ser. A estos dos argumentos se les ha
denominado tambin la guillotina de Hume -D. Hume, Tratado de la naturaleza humana, Madrid,
Tecnos, 1988. El primer argumento fue desarrollado magistralmente por G.E. Moore (G.E. Moore,
Principia Ethica, Cambridge, Cambridge University Press, 1903, pp.15-16) con su famosa explicacin de
la falacia naturalista. Y, el segundo argumento, est asociado a la teora emotivista desarrollada por
Charles Stevenson (Ch. L. Stevenson, Ethics and Lenguage, Yale Univesity Press, New Haven, 1944) y
se centra en la posibilidad del desacuerdo tico.
62
T. Donaldson / T.W. Dunfee, Towards a Unified Conception of Business Ethics: Integrative Social
Contracts Theory, Academy of Management Review, vol. 19, 1994, p.254.
-448-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
63
Cf. Ibid., pp.252-284 y T. Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social Contracts Theory: A
Communitarian Conception of Economic Ethics., Economics and Philosophy, vol. 11, 1995, pp. 85-112;
T.W. Dunfee / T. Donaldson, Contractarian Business Ethics: Current Status and Next Steps, Business
Ethics Quarterly, April, 5, n.2, 1995, pp. 173-186; T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social
contract Approach to business Ethics, Harvard Business School Press, Boston, 1999; T. Donaldson /
T.W. Dunfee, Prcis for: Ties that bind, Business and Society Review, vol.105, n. 4, 2000, pp.436-443;
T. Donaldson / T.W. Dunfee, Securing the Ties that Bind: A response to commentators, Business and
Society Review, vol.105, n 4, 2000, pp.480-492.
64
J.Rawls, A theory of justice, op.cit.
65
T.W. Dunfee, Business ethics and extant social contracts, Business Ethics Quarterly, vol.1, n.1, 1991,
pp.23-51.
66
Cf. T. Donaldson / T.W. Dunfee, Towards a Unified Conception of Business Ethics: Integrative Social
Contracts Theory, Academy of Management Review, op.cit., pp. 254.
-449-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
67
Cf. Ibid., p. 260; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social Contracts Theory: A Communitarian
Conception of Economic Ethics, Economics and Philosophy, op.cit., p. 89; T.W. Dunfee / T. Donaldson,
Contractarian Business Ethics: Current Status and Next Steps, Business Ethics Quarterly, op.cit., pp.
173-186; T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business Ethics,
op.cit., pp.18-19.
68
J. Rawls, A theory of justice, op.cit.
69
D. Gauthier, Morals by agreement, Oxford, Clarendon Press, 1986; T. Donaldson, The Ethics of
International Business, op.cit., pp.153-163; P. Francs, Introduccin en D. Gauthier, Egosmo,
moralidad y sociedad liberal, Barcelona, Paids I.C.E. / U.A.B., pp.9-33 En su libro D. Gauthier La
moral por acuerdo, adapta el pensamiento hobbesiano incorporando conceptos de maximizacin, y
racionalidad econmica en la estrategia prescriptiva hobbesiana. Gauthier argumenta que la racionalidad
de la maximizacin del inters y la moralidad no estn en conflicto, y que, por lo tanto, la moralidad
emerge de la racionalidad de maximizacin de inters. Los individuos, los estados nacin, y las
corporaciones poseen responsabilidad morales no a pesar de, sino porque, ellos desean perseguir sus
propios intereses de modo exitoso. Este es un modo de tratar de interpretar la teora de juegos como una
explicacin de la tica. Si la tica se ve como un conjunto de hbitos y principios que sirven para la
funcin de resolver los problemas de individuos egostas en contextos colectivos, entonces tanto la
gnesis como la autoridad de la tica parece que se explican. La gnesis de la tica procede de la lgica de
los problemas de accin colectivos, mientras que su autoridad deriva de la necesidad obvia de satisfacer el
propio inters.
-450-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
las
teoras
contractualistas
utilizan
la
herramienta
del
70
T. Donaldson, Corporations and morality, Prentice Hall, Englewood Cliffs, 1982, pp.36-58.
T. Donaldson, The Ethics of International Business, New York: Oxford University Press, 1989.
72
Cf. T.W. Dunfee / T. Donaldson, Contractarian Business Ethics: Current Status and Next Steps,
Business Ethics Quarterly, op.cit., pp.173-186.
73
T.W. Dunfee / T. Donaldson, Contractarian Business Ethics: Current Status and Next Steps, Business
Ethics Quarterly, op.cit., p.176.
71
-451-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
[El lenguaje del contrato social] Este lenguaje enfatiza el acuerdo mutuo. Es
el lenguaje que se refiere a la articulacin de modo parcial, tcita, o acuerdos
hipotticos que existen entre un conjunto de agentes morales74.
Los tericos de las teoras contractualistas tratan de mostrar y de dar razn del
porqu las partes contratantes racionales podran estar de acuerdo y aceptar los trminos
de un acuerdo dado. En este sentido, se han utilizado diferentes estrategias y
razonamientos. Por ejemplo, J. Rawls utiliza un mecanismo pre-contractual, es decir
sita a sus partes contratantes en una situacin anterior al contrato o posicin
originaria, utilizando para ello el mecanismo del velo de la ignorancia para que en l
decidan acerca del contrato que querran gobernara su sociedad una vez ste se
retirara75. O, tambin, por ejemplo, los supuestos que mantienen que el acuerdo es slo
una solucin viable para problemas serios de no-cooperacin, como afirma Gauthier en
su formulacin76.
En sus trabajos Gauthier seala que las teoras contractuales han presentado una
gran debilidad a la hora de explicar y mostrar la racionalidad del estar de acuerdo con
un contrato; pues al fin y al cabo, las gentes normales y corrientes no viven sus vidas ni
sus acuerdos tras esos mecanismos como el velo de la ignorancia y tantos otros que los
tericos han diseado77. Es decir, las gentes forman parte de acuerdos y dan su
consentimiento a propuestas sin encontrarse detrs de esos mecanismos. Explicar por
qu lo hacen y por qu deberan continuar hacindolo es lo que no se ha explicado
todava con suficiente conviccin.
En su libro Moral por acuerdo trata de dar cuenta de este hecho, que es posible
construir un argumento racional por el cual un individuo para estar de acuerdo en
trabajar conjuntamente con otros slo tiene que basar sus convicciones en una sociedad
egosta, sin preocuparse por si las consecuencias de sus acciones redundan o no en
otros, positiva o negativamente. Es decir, que desde la teora del egosmo o del inters
74
T. Donaldson, The language of International Corporate Ethics, Business Ethics Quarterly, vol.2, n.3,
1992, p.273.
75
Cf. Al respecto de la posicin original y del mecanismo del velo de la ignorancia que utiliza J. Rawls
en su teora contractualista J.Rawls, A theory of justice, op.cit., pp.102-170; J. Rawls, Sobre las
libertades, Barcelona, Paids / I.C.E. U.A.B., 1996, pp.48-54; E. Martnez Navarro, Justicia en A.
Cortina (dir.), 10 palabras clave en tica, Navarra, Editorial Verbo Divino, 1994, pp.178-186; E.
Martnez Navarro, Solidaridad liberal. La propuesta de John Rawls, Granada, Comares, 1999, pp.131144.
76
Cf. D. Gauthier, Morals by agreement, op.cit.
77
Cf. Ibid., pp.15ss.
-452-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
de los sujetos, trata de mostrar que el inters de las personas es suficiente para que stas
acuerden leyes morales, y se comprometan y consientan libremente en cumplirlas78.
Gauthier afirma que quedan muchas cuestiones por resolver respecto al
consentimiento de las partes, principalmente porque las restricciones que les imprimen
sus tericos son tantas que parece imposible en muchas ocasiones que las gentes
normales y corrientes pudieran querer tales acuerdos. Por ejemplo, una de las
dificultades con las que se encuentran estas propuestas es qu ocurre cuando en la vida
real, sin posiciones originarias, a un individuo de una comunidad no le salen las
cuentas y no tiene motivacin para seguir las reglas ticas o morales de su comunidad.
Y esta pregunta no es balad pues no hay que olvidar olvidar que para estas propuestas
la racionalidad de la que parten los sujetos es la de maximizar el propio inters dentro
de las propias comunidades donde vive.
Segn estas teoras de la eleccin racional o de la maximizacin de inters en la
tradicin del contrato social es que los juegos de cooperacin son ms beneficiosos
para todos los que participan en ellos. Pero qu sucede cundo alguien trata de
aprovecharse de los dems o cuando prefiere no jugar porque ve que en solitario podra
conseguir ms de lo que consigue siguiendo las normas comunitarias? A esta pregunta
la doctrina de la eleccin racional, en general, responde que se debern de establecerse
condiciones para que en la negociacin a todos les interese entrar en la negociacin y
tambin para que despus de alcanzado el acuerdo y consentimiento a todos les
convenga tambin conservar y hacer guardar el acuerdo alcanzado. Pero, esta respuesta
es demasiado amplia y no responde completamente a la cuestin planteada por lo que se
establece una de los temas o cuestiones ms relevantes para el campo de la tica
empresarial hoy en da, que tiene que ver con la pregunta de si es posible disear un
acuerdo hipottico apropiado para la tica empresarial que pudiera resolver los
problemas de justificacin del acuerdo.
En busca de una respuesta a esta cuestin, Donaldson y Dunfee proponen utilizar
la idea de contratos sociales existentes o reales (Extant Social Contract, en adelante
ESC), es decir, tratan de descubrir si esos contratos existentes apuntan a algn contrato
implcito capaz de ser considerado como legtimo y normativo. As es como bajo este
78
Cf. Ibid. Al respecto de la doctrina del inters como mvil de las acciones humanas y del anlisis y
crtica de la propuesta realizada por D. Gauthier, A. Cortina, Hasta un pueblo de demonios. tica pblica
y sociedad. Madrid, Taurus, 1998, pp.68-70.
-453-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
enfoque ningn acuerdo que apoye un contrato social existente puede ser presumido
hasta que sea apoyado con evidencias de consentimiento actuales.
Los autores de la ISCT apoyndose en algunos de sus trabajos anteriores79 han
elaborado una teora contractualista basada en el concepto de consentimiento de las
partes para entrar en acuerdos. A continuacin se describe, resumidamente, las
aportaciones que estos trabajos realizan para entender el concepto de consentimiento y
el modo en que sus autores lo utilizan.
Donaldson en su trabajo de 1982, Corporations and morality, siguiendo la
tradicin clsica de utilizar un acuerdo hipottico como mecanismo para realizar un
anlisis de los derechos y responsabilidades especficas, disea los trminos del acuerdo
entre empresas de negocios econmicos y la sociedad. Las empresas se consideran todas
ellas empresas cooperativas de produccin y la sociedad como los miembros
individuales de una sociedad dada en su conjunto.
Utilizando este mecanismo del acuerdo hipottico, Donaldson identifica las
expectativas recprocas de las partes en el contrato, expectativas que tienen que ver con
el inters que presentan en la maximizacin de beneficios (por ejemplo, en la
especializacin, aumento de salarios, seguridad, etctera) y en la minimizacin de
desventajas (contaminacin, destruccin de la contabilidad personal, alineacin del
trabajador, etctera) de las organizaciones productivas.
Posteriormente, en 1989 Donaldson modifica la versin del modelo del contrato
social para incorporar un nivel superior o global a su anlisis y no slo estatal o
nacional. El resultado de este trabajo se encuentra en su libro The Ethics of
International Business. Utilizando de nuevo el mecanismo del contrato social
imaginario, confa esta vez en la razn y la intuicin para identificar los trminos en el
contrato que establece un mnimo de responsabilidad para las empresas globales. Desde
aqu reconoce tres obligaciones de las corporaciones globales: en primer lugar, la
obligacin del aumento del bienestar a largo plazo de los trabajadores y consumidores
all donde operen, en segundo lugar, la minimizacin de los efectos colaterales o
desventajas asociados con las sociedades productivas en desarrollo y, en tercer lugar, la
abstenerse de violar los niveles mnimos de justicia y de derechos humanos.
79
Cf. T. Donaldson, Corporations and morality, op.cit.; T. Donaldson, The Ethics of International
Business, op.cit.; T.W. Dunfee, Business ethics and extant social contracts, Business Ethics Quarterly,
op.cit., pp.23-51.
-454-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
81
-455-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
autnticas. Los trabajos sucesivos (1994, 1995, 1999 y 2000) elaborados por ambos
autores tratan de explorar el modo en que una teora contractualista puede ser
desarrollado para combinar dos tipos de contratos: el contrato social hipottico y los
contratos sociales reales o existentes (ESCs). El objetivo es integrar los dos enfoques
del es y el deber ser en una armona simbitica de modo que la investigacin
emprica y normativa cooperen en la interpretacin de los juicios de valor ltimos82.
Tratan de mostrar que existe una base de obligacin que se deriva de un
principio de consentimiento definido en sentido amplio. La expresin de consentimiento
es exigida por las normas de una comunidad como un todo ms que cada una de las
normas especficas de la misma; es decir, que cuando alguien es miembro de una
comunidad consiente o acepta las normas de tal comunidad en global. As puede ser que
algunas de las normas existentes en esa comunidad no sean para el miembro dignas de
ser respetadas, pero en general el resto s. Por eso, por ejemplo, puede ser que para
algunos trabajadores de la BP en Casanare (Colombia), nativos de la zona y que
conocen las violaciones de derechos humanos que existen, quisieran que se pagara
algn tipo de donaciones a grupos guerrilleros, considerando que su objetivo es luchar
contra la corrupcin gubernamental. Pero como trabajador de BP de esa comunidad
empresarial tiene que aceptar sus normas escritas en sus polticas y cdigos ticos de no
tomar parte en ningn tipo de acciones que puedan poner en peligro o violar ninguno de
los derechos humanos. As pues tiene que asumir la norma de BP en toda su extensin
al firmar su contrato de trabajo83.
Existen o pueden existir muchos motivos por los cuales se acatan o se da el
consentimiento a las normas derivadas de estos contratos sociales reales o existentes
(Extant Social Contract en adelante ESC). Pero lo importante es que existe, implcito o
82
Cf. T. Donaldson / T.W. Dunfee, Towards a Unified Conception of Business Ethics: Integrative Social
Contracts Theory, Academy of Management Review, op.cit., pp. 252-284.; T. Donaldson / T.W. Dunfee,
Integrative Social Contracts Theory: A Communitarian Conception of Economic Ethics., Economics
and Philosophy, op.cit., pp. 85-112; T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract
Approach to business Ethics, op.cit.; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Prcis for: Ties that bind, Business
and Society Review, op.cit., pp.436-443; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Securing the Ties that Bind: A
response to commentators, Business and Society Review, op.cit., pp.480-492.
83
Cf. para el caso de BP en Casanare (Colombia) M. McIntosh / D. Leipziger / K. Jones / G. Coleman,
Corporate Citizenship. Successful strategies for responsible companies, London, Financial Times
Management, Pitman Publishing, 1998, pp.35-40 y 120-122; C. Swann, Case study BP Amoco.
Emerging from the shadows, Responsible Business, A Financial Times Guide, June 1999, p.19; Amnesty
International On-line, Colombia: British Petroleum risks fuelling human rights crisis through military
training en la pgina web de Amnistia Internacional [http://www. amnesty.org]; y el Cdigo de
Conducta de BP-Amoco On-line, [http://www.bpamoco.com].
-456-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Es importante sealar cmo las teoras discursivas basadas en el dilogo y posterior consenso de los
posibles afectados por la norma en cuestin hacen hincapi, a diferencia de las teoras contractualistas, en
el tipo de razones que se esgrimen para alcanzar el consenso. Es decir, que la validez del consenso
depender de las razones ms que del consentimiento.
85
T. Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social Contracts Theory: A Communitarian Conception of
Economic Ethics., Economics and Philosophy, op.cit., p.86.
86
Ms adelante se explicar la prueba desarrollada por la ISCT para descubrir las normas autnticas;
baste decir por el momento que se reconoce una norma como autntica cuando una mayora sustancial de
los miembros de la comunidad cumplen con la norma y cuando la mayora de sus miembros la aprueban
T. Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social Contracts Theory: A Communitarian Conception of
Economic Ethics., Economics and Philosophy, op.cit., p. 98.
-457-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. Ibid., p.89; T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business
Ethics, op.cit., p.21.
88
Cf. T.W. Dunfee, Business ethics and extant social contracts, Business Ethics Quarterly, op.cit.,
pp.23-51.
89
Ibid., p. 32.
-458-
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90
-459-
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92
-460-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. al respecto T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business
Ethics, op.cit., pp. 199-201.
-461-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
rules), es decir, que ayudan a decidir sobre la base de aquellas normas ms acordes o en
consonancia con las hipernormas o principios morales. Seguidamente se muestra un
cuadro resumen con los elementos que se van a exponer a continuacin detalladamente:
-462-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
96
Cf. al respecto T. Donaldson / T.W. Dunfee, Towards a Unified Conception of Business Ethics:
Integrative Social Contracts Theory, Academy of Management Review, op.cit., pp. 256-259; T.
Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social Contracts Theory: A Communitarian Conception of
Economic Ethics., Economics and Philosophy, op.cit., pp. 90-92; T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that
Bind. A social contract Approach to business Ethics, op.cit., pp. 28-33.
-463-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. T. Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social Contracts Theory: A Communitarian Conception
of Economic Ethics., Economics and Philosophy, op.cit., p.94.
98
El concepto de espacio de libertad moral como necesario ante la racionalidad limitada de los agentes
econmicos as como por las restricciones existentes ante la eleccin de los agentes ha sido elaborado
tambin en esta lnea por G. Enderle en sus trabajos G. Enderle, A conceptual framework for business
ethics, 1999, Forthcoming; G. Enderle, Integrating the Ethical Dimension into the Analytical
Framework for the Reform of State-Owned Enterprises in Chinas Socialist Market Economy: A
Proposal, Journal of Business Ethics, vol.30, 2001, pp.261-275; G. Enderle / L.A. Tavis, A Balanced
Concept of the Firm and the Measurement of Its Long-term Planning and Performance, Journal of
Business Ethics, vol. 17, 1998, pp. 1129-1144.
99
T. Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social Contracts Theory: A Communitarian Conception of
Economic Ethics, Economics and Philosophy, op.cit., p.95.
-464-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
contratos que sern establecidos para el beneficio mutuo de todos. Y, tambin pueden
definirse mucho mejor las responsabilidades que cada cual tiene dentro de ese espacio,
la libertad y la responsabilidad se sitan como dos caras de una misma moneda dentro
de este espacio moral100.
Se trata de configurar un marco moral como condicin de fondo para las
negociaciones eficientes. Esto significa que debern establecerse reglas morales para
reducir la incertidumbre y comprometerse con la eficiencia econmica que es uno de los
intereses y deseos que tienen todos.
Adems tambin en este espacio de libertad moral se ofrece la oportunidad que
todos los que entren en un contrato puedan salvaguardar sus valores y principios
culturales, ideolgicos y religiosos. Las partes contratantes o agentes morales racionales
entran as en estos acuerdos con el objetivo, a veces, de mantener su libertad como
grupos o comunidades para realizar interpretaciones especficas de lo que la
racionalidad moral limitada requiere en las transacciones econmicas.
En este sentido, bien sea por las consideraciones de comprometerse con la
eficiencia para reducir la incertidumbre o por mantener la libertad cultural, ideolgica o
religiosa, las partes contratantes elegirn los trminos de los contratos macro-sociales
que permitan la generacin de normas morales especficas en el nivel de la comunidad
para regular la actividad econmica.
Tras esta explicacin de la racionalidad moral limitada de los agentes morales y
su inters en entrar en un acuerdo macro con la sociedad que dibuje un espacio de
libertad moral desde el que realizar sus actividades y perseguir sus intereses econmicos
particulares dentro de las comunidades a las que pertenecen, se hace ya necesario
explicar con mayor detalle, en primer lugar el contrato macro social, en segundo lugar
los contratos micro-sociales y en ltimo lugar las reglas que permitirn dirimir los
conflictos entre normas vlidas o legtimas.
El contrato macro-social de la ISCT es un constructo parecido a la eleccin en la
posicin original ideada por J. Rawls, pero con menos condiciones de restriccin para
las partes contratantes. Estos contratos macro-sociales representan los acuerdos que
100
Cf. al respecto G. Enderle en sus trabajos G. Enderle, A conceptual framework for business ethics,
1999, forthcoming; G. Enderle, Integrating the Ethical Dimension into the Analytical Framework for the
Reform of State-Owned Enterprises in Chinas Socialist Market Economy: A Proposal, Journal of
Business Ethics, op.cit.; G. Enderle / L.A. Tavis, A Balanced Concept of the Firm and the Measurement
of Its Long-term Planning and Performance, Journal of Business Ethics, op.cit., pp. 1129-1144.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
podran ser realizados por las partes contratantes racionales quienes son conscientes de
sus limitaciones como actores econmicos y quieren proporcionar un marco moral a la
actividad econmica productiva. Este contrato macro-social sirve para justificar los
contratos micro-sociales del ISCT, es decir, proporcionan el aspecto normativo de la
teora.
As pues, el contrato normativo hipottico o macro contrato social se encuentra
en el nivel ms alto de abstraccin de la ISCT. De este macro contrato social de los
agentes morales racionales con la sociedad se obtienen las hipernormas (hypernorms),
que son los principios ticos fundamentales que son reconocidos universalmente. Las
hipernormas son principios que permiten que sea posible elaborar contratos y establecen
lmites para esos posibles contratos.
Donaldson y Dunfee sealan que el trmino hipernorma lo toman del concepto
de hiperbien de Ch. Taylor101 y de moralidad dbil de M. Walzer102. En su teora
tica de bienes Taylor caracteriza el concepto de hiperbien como aquel bien objetivo
que no se reduce al reflejo de posiciones de valor y preferencias subjetivas. Estos
hiperbienes o bienes de orden superior son bienes o fines independientes de nuestros
deseos, inclinaciones o elecciones103. Por su parte Walzer caracteriza la moralidad
minimalista (local o dbil) como aquella que es expresada de diferentes modos por la
gente en todo el mundo. Los principios de esta moralidad no son construidos sino que
son descubiertos de entre los existentes. Estos principios existen y nicamente lo que
hay que hacer es buscar la congruencia de los principios que son reconocidos
comnmente.
En segundo lugar, se encuentran los contratos micro-sociales que se realizan por
los miembros de comunidades concretas dentro de los marcos establecidos de las
hipernormas y de los contratos macro-sociales hipotticos. De modo ms preciso
Donaldson y Dunfee sealan que los contratos macro-sociales hipotticos dibujan y
establecen espacios de libertad moral, dentro de los cuales est moralmente permitido a
las comunidades crear normas ticas para sus miembros, normas autnticas. A
continuacin se expone el modo en que la ISCT explica e interpreta estos contratos
macro y micro sociales en el mbito econmico.
101
Cf. C. Taylor, Sources of the self, Cambridge, MA: Harvard University Press, 1989.
Cf. M. Walzer, Moralidad en el mbito local e internacional, Madrid, Alianza, 1996.
103
Cf. C. Taylor, Sources of the self, Cambridge, op.cit., p.14.
102
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104
T. Donaldson / T.W. Dunfee, Prcis for: Ties that bind, Business and Society Review, op.cit., pp.438.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Bajo estos supuestos y dentro de este experimento mental diseado, las partes
contratantes podran estar de acuerdo en seguir un contrato macro-social mnimo que
estableciera los trminos de la tica econmica. Estos mnimos son105:
1. Las comunidades econmicas locales poseen espacio de libertad moral en
el cual pueden generar normas ticas para sus miembros mediante
contratos micro-sociales.
2. Las normas generadas en los contratos micro-sociales (authentic norms)
deben estar fundamentadas en el consentimiento informado y respaldadas
por un derecho individual de sus miembros para ejercer el derecho a la voz
y a la salida.
3. Una norma del contrato micro-social para llegar a ser obligatoria
(legitimate norm) debe ser compatible con las hipernormas.
4. En los casos de conflictos entre normas que satisfacen los trminos del
contrato desde 1 hasta 3 del contrato macro-social, la prioridad debe ser
establecida mediante la aplicacin de las reglas consistentes con el espritu
y la letra del contrato macro-social (priority rules).
Los mnimos establecidos por el macro-contrato social introducen una serie de
reglas que permiten resolver los conflictos entre normas, stas son las reglas
prioritarias, tambin denominadas reglas por experiencia (rules of thumb). Existen
diferentes formas para poder establecer y desarrollar la prioridad de las normas, pero los
autores proponen seis reglas que expresan consistencia con el espritu y la letra del
contrato macro-social106.
La primera regla prioritaria afirma que las normas comunitarias locales tienen
prioridad a menos que su adopcin generara dao a los miembros de otra comunidad. Es
decir, las transacciones nicamente dentro de una comunidad, que no tienen efectos
adversos significativos sobre otros seres humanos o comunidades, deberan ser
105
Cf. al respecto de las clusulas o mnimos del hipottico macro-contrato social T. Donaldson, / T.W.
Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business Ethics, op.cit., p.38-46; T. Donaldson /
T.W. Dunfee, Prcis for: Ties that bind, Business and Society Review, op.cit., pp.440-441.
106
Cf. El mtodo utilizado para el establecimiento de estas normas puede encontrarse en T.W. Dunfee,
Business ethics and extant social contracts, Business Ethics Quarterly, op.cit., pp. 43-44. Respecto a las
caracterizacin y funcin de las reglas prioritarias T. Donaldson / T.W. Dunfee, Towards a Unified
Conception of Business Ethics: Integrative Social Contracts Theory, Academy of Management Review,
op.cit., p. 268-270; T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business
Ethics, op.cit., pp.181-191; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Prcis for: Ties that bind, Business and
Society Review, op.cit., pp.442-443.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
gobernadas por las normas comunitarias del pas de acogida. La segunda regla
prioritaria, dice as: las normas de la comunidad local diseadas para resolver conflictos
de normas tienen prioridad a menos que su adopcin cause dao a los miembros de otra
comunidad. La tercera regla prioritaria mantiene que cuanto ms global o extensa sea la
fuente de la que emana la norma, mayor prioridad posee. La cuarta regla prioritaria
afirma que las normas esenciales para el mantenimiento del entorno econmico, en el
que las transacciones tienen lugar, deberan tener prioridad sobre normas
potencialmente dainas hacia el entorno. La quinta regla prioritaria establece que ante
conflicto de normas se seguirn modelos de consistencia entre normas alternativas que
proporcionen una base para la prioridad. La sexta y ltima regla prioritaria mantiene que
las normas bien definidas tendrn normalmente prioridad sobre las ms generales o
menos precisas.
De este modo, se obtienen tres tipos de normas que se corresponden con las
cuatro clusulas o mnimos del macro-contrato hipottico, a saber: normas autnticas,
hipernormas y normas legtimas.
Las normas autnticas son aquellas que satisfacen los requisitos de las dos
primeras clusulas del macro-contrato, es decir, son aquellas normas ticas que se
generan dentro de un espacio de libertad moral en una comunidad. Como ya se ha
expresado, la comunidad se entiende como un grupo definido y circunscrito que
interacta con unas metas y valoraciones que comparte dndose sus propias normas de
comportamiento tico. Pertenecen, pues, al mbito de los micro-contratos o contratos
existentes y reales107.
El papel de las comunidades para crear y generar sus propias reglas y normas
autnticas es subrayado por ISCT, considerando que es a partir de esta generacin, por
parte de las comunidades de modo espontnea y libre, de normas y reglas de
comportamiento que consideran correctas como se puede definir el punto de partida
para examinar cul de estas normas generadas podran ser consideradas tambin como
legtimas para la comunidad global ms amplia.
107
Cf. al respecto del concepto de comunidad T. Donaldson / T.W. Dunfee, Towards a Unified
Conception of Business Ethics: Integrative Social Contracts Theory, Academy of Management Review,
op.cit., p. 273; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business
Ethics, op.cit., pp.98-102.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
En este sentido las normas legtimas se definen como aquellas normas autnticas
que son compatibles con las hipernormas. Es decir, una norma tiene que pasar la prueba
de los requisitos de la hipernorma antes de poder llegar a convertirse en obligatoria para
los miembros de una comunidad.
Sin duda alguna determinar cundo una comunidad empresarial suscribe una
norma particular y real es una tarea bastante difcil. No es fcil reconocer las normas
autnticas, por eso, los autores de la ISCT, proponen seguir las siguientes reglas
empricas para poder descubrirlas:
Una norma (N) constituye una norma tica autntica para una situacin
recurrente (S) para los miembros de una comunidad (C) si y slo si:
a) La conformidad con N en S es aprobada por la mayora de los miembros de C.
b) La desviacin desde N en S se desaprueba por la mayora de los miembros de C.
c) Un porcentaje sustancial (sobre el 50%) de miembros de C, cuando encuentran
S, actan de acuerdo con N.108
Como se puede observar, estas reglas apuntan la necesidad de desarrollar
estudios empricos para reconocer estas normas autnticas en comunidades concretas y
particulares, es decir, para poder ser capaces de determinar las normas autnticas. En
este sentido, se abre todo un campo de investigacin acerca de la dimensin emprica de
la ISCT, para la definicin de comunidades relevantes y de sus normas autnticas, para
la identificacin de actitudes ticas relevantes y para la identificacin de
comportamientos ticos relevantes de ISCT109.
Las comunidades relevantes son aquellas comunidades que tienen un inters
vlido en una decisin empresarial con implicaciones ticas. Identificar esas
comunidades relevantes y las normas que abanderan como aplicables a las decisiones es
vital, pues entonces la norma podra ser evaluada como parte del proceso de decisin.
La forma de identificar estas comunidades difiere, as pues, del modo en que la teora de
stakeholders identifica a sus grupos. Los enfoques de stakeholders identifican a sus
comunidades porque tienen un inters en la toma de decisin, mientras que la ISCT
los identifican porque poseen una norma aplicable a la decisin. Lo cual significa que
incluso los grupos ms pequeos de las comunidades que esgriman normas distintas
108
T. Donaldson / T.W. Dunfee, Towards a Unified Conception of Business Ethics: Integrative Social
Contracts Theory, Academy of Management Review, op.cit., p. 263-264.
109
Ibid., pp. 273-276.
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110
Cf. al respecto T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business
Ethics, op.cit., pp. 199-201.
111
Cf. T. Donaldson / T.W. Dunfee, Prcis for: Ties that bind, Business and Society Review, op.cit.,
pp.441.
112
Cf. T. Donaldson / T.W. Dunfee, Towards a Unified Conception of Business Ethics: Integrative
Social Contracts Theory, Academy of Management Review, op.cit., p.264.
113
El peligro que ms tarde se sealar con respecto a la ISCT recaer precisamente en este momento
normativo de la teora. Existe un peligro muy grande de confundir vigencia social o aprobacin social
por parte de la mayora con validez de un principio moral o gua de actuacin moral.
114
Cf. al respecto T. Donaldson, Moral minimums for multinationals in T. Donaldson / P. H. Werhane,
Ethical Issues in Business. A philosophical approach, op.cit., pp.98-107; T. Donaldson, The Ethics of
International Business, op.cit., pp.66-101; T. Donaldson, Rights in the global market in R. E. Freeman
(ed.), Business Ethics. The state of the art, Oxford, Oxford University Press, 1991, pp.139-162; T.
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Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Donaldson, The language of International Corporate Ethics, Business Ethics Quarterly, op.cit., pp.271281.
115
T. Donaldson / T.W. Dunfee, Towards a Unified Conception of Business Ethics: Integrative Social
Contracts Theory, Academy of Management Review, op.cit., p.266-267.
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Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
la luz del hipottico contrato macro-social. As pues, es una teora que trata de
armonizar los factores normativos y empricos, sin tratar de erradicar las diferencias
entre es y deber ser.
Segn los autores de la ISCT la teora de stakeholders, con su visin de que las
empresas y sus directivos deberan considerar los intereses de todos los stakeholders no
slo los intereses de los accionistas, se queda muda ante los principios de las
comunidades, presentando dos deficiencias relevantes, una de cariz descriptivo y otra de
carcter normativo.
Los autores realizan un estudio exhaustivo acerca del trato y estudio que el
enfoque de stakeholders da a las normas autnticas generadas en la comunidad, y
muestran cmo los enfoques de stakeholders no prestan atencin a las normas y
principios de actuacin generadas en esas comunidades. En sus diferentes
formulaciones no contemplan la posibilidad de tener en cuenta la eticidad existente en
las comunidades econmicas y empresariales, ni estudian los contratos sociales
existentes (ESCs) como generadores de normas autnticas susceptibles de ser analizadas
a la luz de teoras morales o hipernormas para poder establecer su validez moral o
legitimidad. En definitiva, los enfoques de stakeholders presentan en su dimensin
descriptiva una deficiencia, ya que siendo capaz de definir los intereses, no contemplan
sin embargo las normas que rigen a las comunidades que rodean a la empresa116. Y, con
ello, no ofrece guas de actuacin frente a posibles conflictos morales. Es decir, es una
buena teora descriptiva y emprica pero no lo es en el sentido normativo, como gua de
accin117.
116
Cf. al respecto T. Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social Contracts Theory: A Communitarian
Conception of Economic Ethics., Economics and Philosophy, op.cit., pp.88.
117
Cf. al respecto de la falta de desarrollo normativo de la teora de Stakeholders T. Donaldson, / L.E.
Preston, The Stakeholder Theory of the Corporation: Concepts, Evidence, and Implications., Academy
of Management Review, vol. 20, 1995, pp. 65-91; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Integrative Social
Contracts Theory: A Communitarian Conception of Economic Ethics, Economics and Philosophy,
op.cit., p.86; T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business Ethics,
op.cit., pp. 235-262; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Prcis for: Ties that bind, Business and Society
Review, op.cit., pp.436-443; T. Donaldson / T.W. Dunfee, Securing the Ties that Bind: A response to
commentators, Business and Society Review, op.cit., pp.480-492.
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118
T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business Ethics, op.cit.,
p.235.
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Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
119
Cf. al respecto K.E. Goodpaster, Business Ethics and Stakeholder Analysis, Business Ethics
Quarterly, vol. 1, n. 1, 1991, pp. 53-72.; K.E. Goodpaster, Stakeholder paradox in P.H. Werhane / R.E.
Freeman (eds.), The Blackwell Encyclopedic Dictionary of Business Ethics, op.cit., pp.601-602.
120
T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business Ethics, op.cit.,
p.237.
121
Cf. al respecto del modelo multifiduciario con el que denomina K.E. Goodpaster a este enfoque
normative de Stakeholders K.E. Goodpaster, Business Ethics and Stakeholder Analysis., Business
Ethics Quarterly, op.cit., pp. 53-72.; K.E. Goodpaster, Stakeholder paradox in P.H. Werhane / R. E.
Freeman, (ed.), The Blackwell Encyclopedic Dictionary of Business Ethics, op.cit., pp.601-602.
122
Cf.al respecto por ejemplo D. Garca-Marz, Del balance social al balance tico en A. Cortina (dir.)
Rentabilidad de la tica para la empresa, op.cit., pp.229-255; D. Garca-Marz, La tica empresarial
como tica aplicada: Una propuesta de tica empresarial dialgica en J. Rubio-Carracedo / J. M. Rosales
y M. Toscano, Retos pendientes de tica y poltica. Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa,
Suplemento 5, 2000, pp.235-246.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Se refieren a los trabajos que Bowie a realizado tratando de desarrollar una justificacin normativa al
enfoque de Stakeholders desde posiciones kantianas en sus diferentes trabajos N.E. Bowie, Business
Ethics. A Kantian perspective, op.cit.; N.E. Bowie, "A Kantian theory of capitalism", Business Ethics
Quarterly, op.cit., pp. 37-60; N.E. Bowie, "The Moral Obligations of Multinational Corporations" in S.
Luper-Foy (ed.) Problems of International Justice, Boulder Co, Westview Press, 1988. Tambin a los
trabajos que ha realizado R.E. Freeman sobre un intento de justificin normativa tanto desde posiciones
kantianas como rawlsianas en sus diferentes trabajos ya mencionados en el apartado anterior y de entre
los que se pueden destacar W.M. Evan / R.E. Freeman, A Stakeholder Theory of the Modern
Corporation: Kantian Capitalism in T.L. Beauchamp / N.E. Bowie, Ethical Theory and Business, op.cit.,
pp.75-84; R.E. Freeman / W.M. Evan, Corporate Governance: A Stakeholder Interpretation., The
Journal of Behavioral Economics, vol. 19, n. 4, 1990, pp. 337-359; R.E. Freeman / D.R.Jr. Gilbert,
Corporate Strategy and the Search for Ethics, op.cit.; R.E. Freeman, The Politics of Stakeholder Theory:
Some Future Directions, Business Ethics Quarterly, op.cit., pp.409-421; R.E. Freeman, Divergent
Stakeholder Theory, Academy of Management Review, op.cit., pp. 233-236.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
124
T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business Ethics, op.cit.,
p.239.
125
Cf. T. Donaldson / T.W. Dunfee, Securing the Ties that Bind: A response to commentators, Business
and Society Review, op.cit., p.489.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
definiciones y reconoce un proceso por el cual las reglas o normas ticas legtimas
pueden ser identificadas; en definitiva, permite considerar la dimensin normativa de la
teora de stakeholders.
Tras este repaso de las crticas de la ISCT a los enfoques instrumentales de los
stakeholders y las razones por las cuales se considera que la ISCT es una propuesta
mucho ms completa desde el punto de vista descriptivo y normativo para fundamentar
los supuestos principales de los enfoques de stakeholders, conviene profundizar ahora
en las implicaciones que la ISCT tiene para la metodologa de stakeholders.
Estas implicaciones ya se han mencionado de algn modo a lo largo de la
exposicin de la teora de la ISCT y en las crticas a los enfoques de stakeholders y
principalmente son tres. En primer lugar, las normas ticas autnticas, basadas en
comunidades especficas, definen el estatus de los stakeholders y ofrece criterios para
clasificar los intereses de los stakeholder en conflicto. En segundo lugar, las
hipernormas establecen los lmites sobre las normas autnticas y pueden dirigir el
reconocimiento de ciertas exigencias fundamentales de stakeholders. Y, en tercer lugar,
las comunidades polticas, sociales y polticas relevantes pueden actuar para definir las
lmites primarios de la obligacin de los stakeholders para las organizaciones que estn
operando dentro del espacio de libertad moral y tambin para las organizaciones
establecidas bajo la autoridad legal. Con estas palabras lo expresan Donaldson y
Dunfee:
Las comunidades relevantes son fuentes de normas que definen las
obligaciones de los stakeholders incluyendo las compaas globales
interdependientes (las principales compaas de petrleo), los estados nacin
(Alemania, Estados Unidos) o subdivisiones polticas (Arizona), comunidades
econmicas regionales (La Comunidad Europea) y asociaciones industriales
(Asociacin de productores qumicos) entre otras126.
Como se puede apreciar por sus palabras son muchas y muy diversas
comunidades las que permiten ir dibujando las obligaciones hacia los stakeholders.
Adems, la forma en que estas comunidades establece y desarrolla las normas variar de
unas comunidades a otras como un reflejo de sus objetivos econmicos y sus sistemas
legales. Por tanto, las normas autnticas relevantes de stakeholder varan de una
126
T. Donaldson, / T.W. Dunfee, Ties that Bind. A social contract Approach to business Ethics, op.cit.,
p.245.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
de
stakeholders
implicaciones:
En primer lugar, las comunidades sociopolticas relevantes son una fuente
primaria de gua por lo que respecta a las obligaciones hacia los stakeholders de las
organizaciones que son creadas o que operan dentro de sus fronteras129.
127
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
sociopolticas relevantes, las normas de la comunidad que poseen los intereses de mayor
significacin en la decisin deberan ser candidatas a tener prioridad. En otras palabras,
all donde exista un conflicto de normas con poca base para detectar aquellas que seab
prioritarias, las organizaciones tienen suficiente discrecionalidad para elegir entre las
normas legtimas en competencia132.
La ISCT se presenta como una teora capaz de ayudar a jerarquizar y dar
prioridad a unas normas con respecto a otras cuando stas entran en conflicto. Lo que
demuestra la habilidad de la teora para lidiar con los extremos entre exigencias
particularistas y universalistas. Bajo esta teora las reglas prioritarias ya identificadas
sirven como gua general para elegir entre normas legtimas en competicin133.
Puesto que a continuacin se trataran las deficiencias de las propuestas
normativas de fundamentacin de la teora de stakeholders, no se realizar ahora un
examen de las crticas que ha recibido esta postura o de las crticas que desde posiciones
discursivas podra recibir. Simplemente se apuntan los dos tipos de dificultades ms
importantes con las que se encuentra esta propuesta terica normativa de tica
empresarial. Por una parte, ambigedades o dificultades para mantener la normatividad
en el nivel postconvencional de la teora, confundiendo en algunos extremos de la
misma la vigencia de las normas con su validez. Esta deficiencia permite que la teora
no llegue en ocasiones a ser capaz de explicar porqu ser moral, as como propicia que
se caiga, a menudo, en un juego de reglas de la mayora que quizs desde posiciones no
universalistas sera aceptable, pero desde teoras universalistas como se pretende la
suya. Por otra parte, la teora se presenta como una teora procedimental pero no
explicita suficientemente el procedimiento por el que se pueden desarrollar las
hipernormas, dejando un vaco terico al respecto que produce inquietud y que conduce
a la larga a confundir de nuevo vigencia con validez. A estas deficiencias se tiene que
unir la ya comentada sobre la demostracin que la teora de stakeholders es superior
frente a enfoques de direccin centrados en el accionista. En el siguiente apartado se
puede encontrar el estudio detallado de estas crticas.
132
133
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
El examen de las crticas a los fundamentos ticos utilizados por los diferentes
enfoques de stakeholders aqu explicados y analizados se desarrollan siguiendo las
crticas que la tica discursiva desarrolla con respecto a la propuesta kantiana, el
-483-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
134
Cf. para este punto los puntos 1.2.1 y 1.2.2 de esta tesis doctoral y J. Habermas, Aclaraciones a la
tica del discurso, Madrid, Trotta, 2000, pp.160-166; V. Camps, tica, retrica y poltica, Madrid,
Alianza, 1988, pp.27ss.
-485-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Al respecto cabe sealar que tal propuesta tica puede considerarse de irresponsable
cuando se trata de una propuesta prctica, pues como ya demostr M. Weber, as como
se ha defendido en este trabajo en el captulo quinto de esta tesis doctoral, cualquier
propuesta tica desde el momento en que implica una afectacin y puede condicionar el
desarrollo y formas de vida de los dems seres humanos con los que interacta, tiene la
obligacin de considerar las consecuencias o efectos derivados de los principios,
criterios o normas que propone como gua de actuacin. En definitiva, cualquier
planteamiento tico tendra que ser un planteamiento de tica de la responsabilidad
convencida y en este sentido debe atender tambin a las consecuencias derivadas de su
planteamiento o efectos colaterales que podra dar lugar135. Aspecto que recoge la
formulacin del principio de universalizacin de la tica discursiva con toda claridad al
sealar que la norma, regla o decisin que pueda ser susceptible de universalizacin, es
decir moral, ser aquella que cumpla la condicin de que las consecuencias y los efectos
secundarios que resulten de su previsible seguimiento universal para la satisfaccin de
los intereses de todos los posibles afectados por ella como participantes en un discurso
prctico136.
Tras estas crticas o deficiencias de los planteamientos kantianos como
fundamento del uso normativo de la metodologa de stakeholders, se pasa a sintetizar
las debilidades que, desde la tica discursiva y la tica empresarial integrativa aqu
defendida, presentan las propuestas contractualistas para tal fundamentacin inspiradas
en el pensamiento de J. Rawls. Concretamente se har referencia a la formulacin de la
teora de stakeholder-as-contractor desarrollada por R.E. Freeman en su segundo
periodo y a la Teora de los contratos sociales integrados (ISCT) que posee un marco
terico contractualista y comunitarista. En este momento, las crticas se centrarn
nicamente en el primero de ellos exponiendo las crticas o debilidades bajo siete
puntos, para luego tratar el resto de crticas.
135
Cf. al respecto el apartado 5.3.3. de esta tesis doctoral y los trabajos de M. Weber, La ciencia como
profesin. La poltica como profesin, Espasa Calpe, Madrid, 1993; V. Camps, Virtudes Pblicas, op.cit.;
A. Cortina, Razn comunicativa y responsabilidad solidaria, Salamanca, Sgueme, 1985, pp. 187-199; J.
Muguerza, Desde la perplejidad, Madrid, F.C.E., 1991, pp.255ss.
136
Cf. al respecto del principio de universalizacin y de sus implicaciones el apartado 1.2.3 de esta tesis
doctoral as como J. Habermas, Teora de la accin comunicativa: Complementos y estudios previos,
Madrid, Ctedra, 1989, pp.86ss; J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, Madrid, Trotta, 2000,
pp.142ss; W. Rehg., Insight & Solidarity. The discourse ethics of Jrgen Habermas, Berkeley/Los
ngeles/London, University of California Press, 1994, pp.69ss.
-486-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
137
Cf. Al respecto de la crtica comn a la filosofa moral escocesa de los sentimientos morales y al
contractualismo J. Habermas, La inclusin del otro. Estudios de teora poltica, Barcelona, Paids, 1999
pp.41-44.
138
Ibid., p. 43.
139
Cf. Ibid., p. 43; D. Garca-Marz, tica de la Justicia. J. Habermas y la tica Discursiva, Madrid,
Tecnos, 1992, pp.132-133.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
140
En el caso de J. Rawls las cuestiones morales y las cuestiones de justicia poltica de una asociacin
jurdica de individuos.
141
J. Habermas, La inclusin del otro. Estudios de teora poltica, op.cit., p. 43.
142
Cf. Al respecto D. Reed, Stakeholder Management Theory: A Critical Theory Perspective, Business
Ethics Quarterly, 1999, pp. 465.
143
J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, Madrid, Trotta, 2000, p.209.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
144
145
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
prueba o control del equilibrio reflexivo que demuestre que sus acuerdos no van en
contra de las intuiciones morales146.
As la tica discursiva seala que la diferencia, e incluso retroceso, con respecto
a Kant es que al menos bajo el planteamiento kantiano cualquiera puede inteligir la ley
moral gracias a la razn prctica, es decir, tiene ventajas derivadas del cognitivismo;
mientras que en Rawls, con el papel de parte contratante en la posicin original solo
hace falta exigir de uno mismo la capacidad de adoptar decisiones racionales con vistas
a determinados fines. Le falta en este caso, todo momento intelectivo que vaya ms all
del clculo de los propios intereses. Cmo puede Rawls motivar a sus destinatarios a
colocarse en la posicin original? Ante esta pregunta este autor modificar su
concepcin de persona cargndola de contenido normativo147. Aun as a la pregunta
kantiana de averiguar lo que todos podran querer, la Teora de la Justicia de Rawls no
puede exigir ms que decisiones racional-teleolgicas, que provienen de un
voluntarismo concebido para que en la posicin original concuerden entre s los sujetos,
pero le falta un conocimiento moral-prctico que exceda el clculo de los propios
intereses. En definitiva la crtica que la tica discursiva eleva frente a Rawls se centra en
su infidelidad al cognitivismo kantiano que tambin presenta la propuesta de
stakeholder-as-contractor desarrollada por Freeman y la de ISCT de Donaldson y
Dunfee148.
Antes de pasar a la cuarta crtica conviene que un anlisis ms exhaustivo esta
debilidad con respecto a la propuesta de ISCT, puesto que al ser una variante del
contractualismo rawlsiano presenta peculiaridades propias, y esta crtica no afecta de
igual modo a la ISCT. Como se ha visto, el objetivo de Donaldson y Dunfee consiste en
ofrecer una teora de tica econmica y empresarial pluralista que permita resolver
conflictos morales en estos dos contextos. En este sentido presentan su propuesta como
una gua moral para la accin econmica y empresarial en cualquier tipo de comunidad
o contexto, tratando de desarrollar una teora de tica empresarial y econmica
146
Cf. Ibid., p. 61. Acerca de las ides de posicin originaria, equilibrio reflexivo y consenso entrecruzado
J. Rawls, A Theory of Justice, Cambridge MA: The Belnap press of Harvard University Press, 1971, 2
ed.1999, pp.102ss; E. Martnez Navarro, Solidaridad liberal. La propuesta de John Rawls, op.cit.,
pp.79ss.
147
Cf. al respecto E. Martnez Navarro, Solidaridad liberal. La propuesta de John Rawls, op,cit. pp.7475.
148
Cf. Ibid., 62; A. Cortina, La tica discursiva en V. Camps (ed.): Historia de la tica. La tica
contempornea, Barcelona, Crtica, 2000, p.554; D. Garca-Marz, tica de la Justicia. J. Habermas y la
tica Discursiva, Madrid, Tecnos, 1992, pp.132-133.
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Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
normativa, universalista y formal, que sirva como gua para la actuacin de los agentes
morales (empresas y sus stakeholders).
Como ya se ha explicado, uno de los componentes esenciales de la ISCT son los
contratos macro-sociales que generan hipernormas ticas que se consideran atan o
vinculan moralmente en cualquier situacin social. Aunque estas hipernormas son
valores fundamentales tales como el respeto de la vida humana y el supuesto de la
fiabilidad y del mantenimiento de las promesas, se descubren aqu como esenciales para
las relaciones de los negocios. La legitimidad de las hipernormas proviene de un
experimento mental en el que se asumen que todas las partes del contrato son racionales
y que podran consentir la validez de esas normas en un universo moral.
El otro componente de la ISCT es el de los contratos micro-sociales que operan
en diferentes comunidades morales. Este componente sirve como un proceso generador
de normas dentro de un espacio de libertad moral que cada comunidad disfruta. Este
espacio de libertad moral es imprescindible, dada la racionalidad moral limitada de las
personas en cuestiones econmicas. Las reglas que existen en la comunidad no llegan a
ser consideradas como autnticas hasta que reciben el consentimiento libre de la
mayora de los miembros de la comunidad. Cuando normas ticas micro-sociales de
diferente tipo de comunidades entran en conflicto son las reglas de prioridad las que
determinan qu norma comunitaria es ms consistente con las hipernormas del contrato
macro-social. Slo las normas comunitarias consistentes con las hipernormas
universales son legtimas ticamente.
Los autores sealan que los principios morales universales se descubren a partir
de una comprensin compartida acerca de ellos. Es decir, las comprensiones
compartidas estn sujetas a reinterpretacin cuando las circunstancias cambian. Su
posicin es un universalismo moral, pero atendiendo al contexto particular que siempre
es variable. Sin embargo, su explicacin acerca del procedimiento que deben seguir los
agentes morales econmicos y empresariales para guiarse por esta teora, conduce a la
confusin entre las comprensiones ticas locales y la fuerza legitimadora de las
verdades morales149. Al mantener que en el nivel descriptivo las hipernormas, es decir
149
Cf. al respecto de esta crtica D.L. Swanson, Toward and integrative theory of business and society:
A research strategy for corporate social performance, Academy of Management Review, vol. 245, n. 3,
1999, pp. 506-522; J. M. Calton, Book reviews. Ties that bind: A social Contracts approach to Business
Ethics by T. Donaldson / T.W. Dunfee, Business & Society, op.cit., p.224.
-491-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
150
-492-
Captulo 6
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154
-493-
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Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
157
Cf. W. Rehg., Insight & Solidarity. The discourse ethics of Jrgen Habermas, op.cit., pp.124-135
Cf. J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., p.137; E. Martnez Navarro, Solidaridad
liberal. La propuesta de John Rawls, op.cit., pp.74-75
158
-494-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
las
propuestas
comunitaristas
no
permite
formular
propuestas
postconvencionales, es decir, que sus propuestas no posibilitan para salir del estrecho
marco de los contextos o convenciones sociales. En este sentido, la tica del discurso
concede siempre la prioridad de lo justo sobre lo bueno y afirma que slo se puede dar
un concepto de justicia ticamente neutral y universal que tenga carcter vinculante,
pero nunca un concepto de bondad vinculante y neutral161. Las coordenadas ticodiscursivas permiten mostrar la especificidad de las cuestiones morales, tica y
pragmticas, como se estudi en el primer captulo de esta tesis. Al distinguirlas la tica
discursiva es capaz de explicar cmo las orientaciones de valor incluyendo las
autocomprensiones de personas o grupos orientadas por valores- se juzgan por el punto
de vista tico, mientras que los deberes, normas y principios de justicia se juzgan por el
punto de vista moral. El neoaristotelismo sigue haciendo referencia a cuestiones ticas
proponiendo puntos de vista ticos y no morales para decidir ticamente. Por tanto,
siguen confundiendo particularismo o contextualismo con universalismo, confusin que
159
Cf. al respecto para la perspectiva del participante utilizada por la tica discursiva frente a la
perspectiva observador el primer captulo de esta tesis doctoral, especialmente el punto 1.2.1. Y para su
utilizacin en el mbito de la tica aplicada ver el punto 2.2.3 y el apartado 2.3 tambin de esta tesis
doctoral.
160
Cf. al respecto J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp. 93-97; J. Habermas, La
inclusin del otro. Estudios de teora poltica, op.cit., pp.55-61; para una defensa de los neoaristotelismos
ver A. MacIntyre, Tras la virtud, Barcelona, Crtica, 1987, C. Thiebaut, Cabe Aristteles, Madrid, Visor,
1988; C. Thiebaut, Los lmites de la comunidad, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1992; V.
Camps, Virtudes Pblicas, Madrid, Coleccin Austral, Espasa Calpe, 1990, 2ed. 1993
161
Cf. J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp. 83-108, especialmente para las
dificultades del neoraristotelismo pp.93-97; J. Habermas, La inclusin del otro. Estudios de teora
poltica, op.cit., pp.55-61.
-495-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
se deja sentir en algunos de los puntos explicados de la teora de la ISCT, pese a obligar
a sus normas autnticas a pasar el filtro de las normas de legitimidad 162.
En este sentido, los enfoques comunitaristas no pueden atrapar el contenido
universalista de una moral del igual respeto y la responsabilidad solidaria para con
todos. Todo esbozo global de un bien colectivo universalmente vinculante que pudiera
fundamentarse en la solidaridad de todos los seres humanos tropieza con un dilema
porque puede abocar a dos extremos, pues al detallar el contenido se puede caer en un
cierto paternalismo con lo que se resta autonoma a los sujetos, o bien, para huir de este
peligro se propone una concepcin desustanciada, despegada de todo contexto local,
con lo que el concepto de bien queda destruido163.
Una de las ventajas que la tica discursiva ofrece al respecto es que la
comunidad a la que hace referencia es una comunidad moral universal. Su concepto de
justicia entendida de modo universalista exige que uno responda frente al otro. Esta
perspectiva tico discursiva entraa un concepto de sujeto como interlocutor vlido y su
concepto de comunidad ideal de comunicacin conduce a entender que las personas
morales se saben pertenecientes a la comunidad moral. A esta comunidad pertenecen
todos aquellos que se han socializado en una forma de vida comunicativa; as su
identidad como comunidad se desarrolla en relaciones de reconocimiento recproco, por
lo que siempre pueden apelar a una instancia ms all de la propia comunidad,
siguiendo a G. H. Mead164. Desde esta perspectiva el concepto de justicia significa
tambin solidaridad165. En palabras de Habermas,
Solamente los afectados mismos pueden llegar a poner en claro desde la
perspectiva de participantes en deliberaciones prcticas lo que sea igualmente
bueno para todos. El bien relevante desde el punto de vista moral se muestra
162
Cf. esta confusin se puede apreciar en la propuesta de tica aplicada que subyace, a mi modo de ver,
la propuesta desarrollada por A. Hortal en sus escritos A. Hortal, tica de las profesiones, Dilogo
Filosfico, n26, 1993, pp.205-222; A. Hortal, tica de las profesiones., Madrid, VPC., 1994, A. Hortal,
Sobre lo que viene llamndose tica aplicada en X. Quinz / J.J. Alemany (eds.), Ciudad de los
hombres, ciudad de Dios, Universidad de Comillas, Madrid, 1999, pp.77-90; A. Hortal, tica aplicada y
conocimiento moral, I Jornadas Internacionales de tica Aplicada: El estatuto de la tica aplicada y las
diferentes ticas de la sociedad civil, Morella, Julio, 2000, manuscrito.
163
J. Habermas, La inclusin del otro. Estudios de teora poltica, op.cit., p. 58.
164
Cf. G.H. Mead, Espritu, persona y sociedad, Paidos, Buenos Aires, 1972.
165
Cf. J. Habermas, La inclusin del otro. Estudios de teora poltica, op.cit., pp.59.
-496-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
-497-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
170
Cf. B. Williams, Ethics and the Limits of Philosophy, Cambridge, MA, Harvard University Press,
1985.
171
Cf. Ch. Taylor, Sources of the self, Cambridge, MA: Harvard University Press, 1989.
172
Cf. B. Williams, Ethics and the Limits of Philosophy, op.cit., 1985.
173
Cf. J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., p.131.
174
J. Habermas, Aclaraciones a la tica del discurso, op.cit., pp. 96-97 y pp.183-192.
-498-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
supremos que trascienden todas las formas de vida particulares, y que apelan a la
autoridad de la razn de un Derecho natural universal o del Dios trascendente. Taylor
tiene por imposible una moral fundamentada autnomamente desde la razn, pues en tal
caso tal moral, por una parte, tiene que cerrarse en s misma al acceso a las
motivaciones y, por otra parte, tiene que privarse de la posibilidad de iluminar el nico
trasfondo sobre el que se torna comprensible el significado existencial del ser moral.
As su propsito es mostrar una tica de bienes, donde los bienes son algo objetivo que
no se reduce al reflejo de posiciones de valor y preferencias subjetivas. Sin embargo, su
propuesta tiene serios problemas de aplicacin.
Aun con independencia de cmo se enjuicie la propuesta de Taylor, su crtica
deja abierta la cuestin del porqu ser moral, es decir, la cuestin por la motivacin. En
este punto, la respuesta de Taylor es que la filosofa debe convencer de la incomparable
importancia de la orientacin por el bien, debe hacernos sensibles para la dimensin del
bien, tantas veces soterrada y darnos la fuerza necesaria para el compromiso apasionado
con l. Por su parte, Habermas manifiesta que una filosofa que piense
postmetafsicamente llega demasiado tarde para la primera de esas dos cosas, para
aguzar el sentido moral; y la segunda, la tarea de superar el cinismo moral, es una
exigencia desmedida para ella. Por estas dos razones mantiene que ante la pluralidad de
proyectos de vida moralmente justificados los filsofos ya no pueden dar por su cuenta
instrucciones sobre sentidos de la vida que sean universalmente vinculantes. Como
filsofos lo nico que queda es la retirada al nivel reflexivo de un anlisis del
procedimiento con el que se pueden responder las preguntas ticas en general.
Para el caso de esta tesis doctoral, la tarea se centra en la bsqueda de un marco
procedimental desde el que sea posible en los diferentes mbitos prcticos interpretar el
punto de vista moral en la praxis empresarial. Un marco en el que, como se expuso en el
segundo captulo de esta tesis doctoral, se dan cita la racionalidad teleolgica,
estratgica y comunicativa presentes en la racionalidad empresarial, y desde el que es
posible obtener guiar los procesos de decisin y actuacin desde el punto de vista moral
o, lo que es lo mismo, desde una perspectiva postconvencional de los juicios morales y
no slo convencionales.
En definitiva, desde la tica aplicada se puede ofrecer un marco de reflexin
procedimental que atienda a los momentos deontolgico, aristotlicos y utilitaristas,
-499-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
siempre con una preeminencia o primaca del primero sobre los otros dos. En esta lnea
se presenta el modelo integral de la metodologa de stakeholders desde la tica
empresarial integrativa, como un modelo que permite orientar la empresa en su deber u
obligacin moral, atendiendo tanto a los contextos particulares y al fin propio de la
actividad empresarial, como a las posibles consecuencias y efectos colaterales de la
aplicacin de las normas o del seguimiento de determinados cursos de accin.
-500-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
-501-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
-502-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
las decisiones y actividad de la empresa, pero no dice nada acerca de la validez moral de
tal influencia.
En este sentido, la tica discursiva afirma, por un lado, que los intereses pueden ser
cualificados y que existen tres tipos de intereses, particulares, grupales y universalizables o
generalizables. Por otro lado, define el poder referido al tipo de accin que realiza o
emprende el sujeto y as muestra la existencia de un poder estratgico y de un poder
comunicativo. Por ltimo, a los afectados por las normas morales les define de
interlocutores vlidos concepto que permitir entender y definir la legitimidad de los
stakeholders no slo desde posiciones convencionales o de poder sino desde una
perspectiva moral o postconvencional. En este sentido, la propuesta tico-discursiva sirve
como fundamentacin para la definicin de lo que debera ser una empresa tica y muestra
la importancia de la toma de decisiones y de la creacin de espacios y canales de dilogo
para explicitar e interpretar los principios ticos de justicia en cada caso176.
Como se ha argumentado en esta tesis doctoral, el modelo de tica empresarial
integrativa177 pone de manifiesto que es necesario que exista coherencia y compatibilidad
entre el punto de vista moral o validez fundamentada y las circunstancias de la
problemtica concreta178. Es decir, que el modelo de tica empresarial que se deriva de la
interpretacin del punto de vista moral alcanzado por la tica discursiva es que se tenga en
cuenta tanto el momento deontolgico como prudencial y consecuencialista antes de
realizar la aplicacin del principio moral reconstruido en el nivel de fundamentacin de la
teora tica. As, la adecuacin o interpretacin es un paso intermedio entre la idea y su
realizacin prctica. En definitiva, entre el principio moral o validez moral expresado y la
176
Cf. al respecto D. Garca-Marz, Del balance social al balance tico en A. Cortina (dir.),
Rentabilidad de la tica para la empresa, op.cit., pp. 238-245; D. Garca-Marz / C. Ferrete / E.
Gonzlez, Across-the-border Contamination. The Andorra Power Plant (Teruel): A Business Ethics
Case in Journal of Business Ethics, vol.22, 1999, pp.261-271; D. Garca Marz, La tica empresarial
como tica aplicada: Una propuesta de tica empresarial dialgica en J. Rubio Carracedo / J. M. Rosales
/ M. Toscano, Retos pendientes de tica y poltica. Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa,
Suplemento 5, 2000, p.237.
177
En el captulo 2 de esta tesis doctoral se ha explicado con detalle los rasgos bsicos de este modelo
integrativo de tica empresarial, as como su justificacin del principio de una tica econmica y
empresarial, se remite a este captulo para su explicacin.
178
Cf. Al respecto K. Gnter, Der Sinn Der Angemessenheit, Frankfurt, Suhrkamp, 1988, p.53; K.
Gnther, Impartial application of moral and legal norms: a contribution to discourse ethics in D.
Rasmussen (ed.), Universalism vs. Communitarianism Contemporary Debates in Ethics, Cambridge, The
MIT Press, pp.204-205; D. Garca Marz, tica de la Justicia. J. Habermas y la tica discursiva op.cit.,
p. 63ss; D. Garca-Marz, La tica empresarial como tica aplicada: Una propuesta de tica empresarial
dialgica en J. Rubio-Carracedo, J. M. Rosales y M. Toscano, Retos pendientes de tica y poltica.
Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa, op.cit., pp. 237-238.
-503-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
aplicacin del mismo debe existir un paso intermedio de interpretacin que compete a la
tica empresarial aplicada179.
En esta lnea, la perspectiva postconvencional que se deriva del principio de
universalizacin [U], lo que exige es que todos los afectados por la actividad empresarial
sean considerados como interlocutores vlidos de la empresa, cuyos intereses es preciso
tener en cuenta en la toma de decisiones. Estos intereses se descubrirn en discursos o
dilogos reales con afectados180. Pero, como ya qued puesto de manifiesto, al hablar de la
tica empresarial dialgica en el segundo captulo, no todos los discursos llevan al
descubrimiento de todos los intereses de todos los afectados por la poltica, decisin o
accin de la empresa, por eso es necesario que tales discursos atiendan a los siguientes
cuatro principios: principio de sinceridad de los interlocutores; principio de inclusin de
todos los afectados potenciales, presentes y futuros; principio de reciprocidad entre los
participantes; y principio de simetra entre todos los intereses planteados.
Desde esta perspectiva, se considera que el nivel de legitimacin de la empresa es
el del descubrimiento de normas y procedimientos empresariales decididos o alcanzados
en dilogos que se acerquen a estos cuatro principios mencionados. En este sentido, se
afirma que la empresa debera respetar un mnimo moral en sus acciones, polticas y
estrategias con respecto a sus stakeholders y buscar establecer las bases de su
responsabilidad moral empresarial. Ese mnimo moral o principio moral o de legitimidad
constituye la perspectiva postconvencional desde la que la empresa puede desarrollar sus
juicios morales; es decir, su co-responsabilidad convencida postconvencional.
Bajo esta concepcin de la responsabilidad moral empresarial, el concepto de
stakeholders tiene slo un valor estratgico o instrumental para la empresa sino que tiene
un valor intrnseco. Es decir, que desde la posicin de una teora tica discursiva se apela a
un uso normativo de la metodologa de stakeholders en el que cada stakeholder sea
considerado como un interlocutor vlido de la actividad empresarial y, por tanto, se apunta
la necesidad de establecer dilogos reales en los que no slo se establezcan relaciones de
poder estratgicas, sino que se potencie el dilogo entre los afectados con el fin de intentar
179
180
-504-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. Al respecto A. Cortina, Ciudadanos del mundo. Hacia una teora de la ciudadana, Madrid,
Alianza, 1997, p.99-104; D. Garca-Marz, La tica empresarial como tica aplicada: Una propuesta de
tica empresarial dialgica en J. Rubio-Carracedo, J. M. Rosales y M. Toscano, Retos pendientes de
tica y poltica. Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa, op.cit., pp.235-246.
182
Cf. Al respecto D. Garca-Marz, Etica de la Justicia. J. Habermas y la Etica Discursiva, op.cit.
-505-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
entre los diferentes stakeholders y la empresa generando con ello, una cultura de la
co-responsabilidad y de la cooperacin y no del conflicto.
183
Cf. Al respecto de esta propuesta D. Garca-Marz, Del balance social al balance tico, A. Cortina
(dir.), Rentabilidad de la tica para la empresa, op.cit., 238-245; D. Garca-Marz, La tica empresarial
como tica aplicada: Una propuesta de tica empresarial dialgica en J. Rubio-Carracedo / J. M. Rosales
y M. Toscano, Retos pendientes de tica y poltica. Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofa,
op.cit., pp. 235-246.
184
Cf. Al respecto G. Enderle / L.A. Tavis, A balanced concept of the firm and the measurement of Its
Long-term planning and performance in Journal of Business Ethics, op.cit., p.1132; G. Enderle,
Business and Corporate Ethics in the USA: Philosophy and Practice in B. N. Kumar / H. Steinmann
(eds.), Ethics in International Management, New York, Walter de Gruyter, 1998, pp.379-380.
-506-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. Al respecto J.L. Badaracco, Defining moments. When managers choose between right and right,
Boston, Harvard University Press, 1997; A. Cortina / J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, D., tica
de la empresa. Claves para una nueva cultura empresarial, Madrid, Trotta, 1994, especialmente el
captulo 4.
186
Ver apartado 1.2. de esta tesis doctoral para la explicacin de los tipos de discurso y la explicacin de
los discursos morales o racionales. Baste recordar aqu que al discurso se le denomina racional por el
proceso de creacin y desarrollo del discurso que es el que garantiza que las normas resultantes
representen intereses generalizables de todos, pues la tica discursiva tal y como la formulan Apel, K-O y
Habermas, J. es una tica procedimental y propositiva. Cf. Al respecto J. Habermas, Problemas de
legitimacin en el capitalismo tardo, Madrid, Ctedra, 1973, reimpr.1999; J. Habermas, Facticidad y
validez. Sobre el derecho y el Estado democrtico de derecho en trminos de teora del discurso, Madrid,
Trotta, 1998.
-507-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. Al respecto A. Cortina / J. Conill / A. Domingo / D. Garca-Marz, D., tica de la empresa. Claves
para una nueva cultura empresarial, op.cit.; D. Garca-Marz, Ethik im Bamkwesen. Eine
Wirtschafsethische, St. Gallen, IWE, n.71, 1995; D. Garca-Marz, / C. Ferrete / E. Gonzlez, Acrossthe-border Contamination. The Andorra Power Plant (Teruel): A Business Ethics Case in Journal of
Business Ethics, op.cit.
188
Cf. al respecto en D. Garca Marz, "Las relaciones banca-industria" en A. Argandoa (ed), La dimensin
tica de las instituciones y mercados financieros., op. cit. pp. 127 y A. Cortina / J. Conill / A. Domingo / D.
Garca-Marz, D., tica de la empresa. Claves para una nueva cultura empresarial, op.cit., pp. 133-135
-508-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
metodologa de stakeholders, pero desde la hermenutica crtica se muestra que tal marco
normativo de actuacin deber ser fomentado y desarrollado desde dentro con estrategias
y actitudes o virtudes. Por lo que el procedimentalismo dialgico que sirve de marco al
modelo integral del enfoque de stakeholders se ve complementado con su uso instrumental
y descriptivo.
A continuacin al explorar la re-conceptualizacin del concepto de stakeholders a
la luz de los conceptos discursivos de interlocutor vlido y poder comunicativo se pretende
mostrar de qu modo se insertarn en el modelo integral de stakeholders los tres usos de la
metodologa y, en definitiva, las racionalidades estratgica, prudencial y comunicativa.
(b) En esta lnea de bsqueda de complementacin del procedimientalismo
discursivo, a mi juicio, la propuesta realizada por A. Cortina al sugerir la necesidad del
desarrollo de una Doctrina de la Virtud adecuada a la tica discursiva sirve de base para tal
complementacin189. Cortina apunta la pertinencia de un ethos dialgico que acte como
mecanismo dilogico y que permita educar y cultivar en el proceder dialgico mismo en la
sociedad y en las organizaciones. Con estas palabras lo expresa Cortina:
Cultivar una actitud dialgica de quien est dispuesto a conocer los intereses
de los afectados por una norma, escuchar sus argumentos, exponer los propios
y no dejarse convencer por intereses particulares de individuos o de grupossino por los generalizables. Esto supone desarrollar la capacidad de
reconocimiento de todos los posibles interlocutores como personas, es decir,
no slo de los participantes en el dilogo, sino de todos los afectados por la
decisin, por tanto, estar dispuesto a optar por la solucin que no descuida a
ninguno de ellos190.
Con estas palabras quiere subrayar la autora que la tica discursiva requiere para
su realizacin tambin de actitudes dialgicas y no slo de procedimientos adecuados.
Dicho en trminos empresariales no slo se requiere el establecimiento de las
condiciones para que se puedan llevar a cabo dilogos entre los diferentes stakeholders
con el propsito de definir y alcanzar los intereses universalizables que guiarn
189
Cf. al respecto de esta propuesta y su desarrollo, por ejemplo en A. Cortina, tica sin moral, op.cit.,
pp.207-215; A. Cortina, Etica aplicada y democracia radical, op.cit., 1993, pp.192-194; A. Cortina, La
tica de la sociedad civil, Madrid, Anaya, 1994; A. Cortina, Educar moralmente qu valores para qu
sociedad? en A. Cortina / J. Escamez / E. Prez-Delgado/ V. Mestre Escriv, Un mundo de valores,
Valencia, Generalitat Valenciana, 1996, pp.27-38.
190
A. Cortina, tica sin moral, op.cit., p.207.
-509-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
191
-510-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Ibid., p.223.
Cf. respecto a las caractersticas del ethos dialgico A. Cortina, tica sin moral, op.cit., pp.236-238;
A. Cortina, Etica aplicada y democracia radical, op.cit., pp. 220-221
196
Cf. A. Cortina, Etica sin moral, op.cit., p.215; D. Garca-Marz, tica de la Justicia. J. Habermas y la
tica Discursiva, op.cit., pp.141-151.
197
Cf. al respecto A. Cortina, tica mnima. Introduccin a la filosofa prctica, Madrid, Tcnos, 1986,
3 ed. 1992, pp. 193ss; A. Cortina, Etica aplicada y democracia radical, op.cit., pp.126ss; A. Cortina, La
tica discursiva en Camps, V. (ed.): Historia de la tica. La tica contempornea, Barcelona, Crtica,
2000, pp.536-572.
195
-511-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
-512-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. al respecto A. Cortina, Etica comunicativa en Camps, V. (ed.) Concepciones de la tica, op.cit.,
pp.190-192.
201
Cf. Ibid., p.192.
-513-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Ibid., p.192.
Cf. Ibid., p.192 Un anlisis prctico de la necesidad de autocomprensin de los intereses y
pretensiones de un Stakeholder concreto como es el de las mujeres trabajadoras en la empresa dentro del
marco general de definicin de los intereses universalizables en la empresa es realizado se puede
encontrar en D. Garca-Marz, Mujer y entorno empresarial, Papeles de tica economa y direccin,
n4, 1999, pp.49-64.
204
Cf. hacer de la irrebasabilidad del sujeto K.O. Apel, La transformacin de la filosofa, Madrid, Taurus,
II, 380-381; A. Cortina, Razn comunicativa y responsabilidad solidaria, op.cit., captulo 6; A. Cortina,
Etica aplicada y democracia radical, op.cit., pp.136-140.
203
-514-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
puedan afectarles. A mi juicio, y siguiendo a Cortina, se puede afirmar que los derechos
que les corresponden a tales interlocutores o stakeholders, en el caso de la empresa,
vlidos podran tener las calidades de ser derechos absolutos, innegociables,
inalienables y sujetos a responsabilidad205. Es decir, cada stakeholder como
interlocutor vlido, desde este personalismo procedimental, tendra una serie de
derechos a participar en los dilogos que se planteen y cuyos resultados les afecten.
As pues, cuando en el uso instrumental de la metodologa de stakeholders se
plantee la necesidad de averiguar la correccin de una accin, decisin o poltica que se
pretende implantar o cuando la empresa planifica y decide las relaciones que tendr con
sus diferentes stakeholders, el establecimiento de dilogos que tengan como objetivo
averiguar la correccin de la cuestin planteada, es una exigencia moral. Es decir, es
preciso que todos los stakeholders entendidos como interlocutores vlidos- como
afectados por la norma, decisin o accin que va a emprender la empresa participen en
los dilogos. Slo entonces cuando ninguno de los stakeholders afectados est incluido
y considerado como interlocutor vlido; y siempre buscando el entendimiento utilizando
las buenas razones para convencer al otro de la validez de la propia perspectiva, se
puede llegar a comprobar si una decisin es universalmente vlida, es decir, si est
legitimada moralmente.
En este sentido, la perspectiva o concepto de poder desde la que abordan las
relaciones empresariales entre stakeholders es de suma relevancia, como ya se puso de
manifiesto en los captulos cuarto y quinto de esta tesis doctoral, el poder que existe en
la empresa no es nicamente un poder estratgico o instrumental, sino que tambin es
capaz de generar consensos. sta es precisamente una de las ideas clave que subyace a
la tica empresarial integrativa donde el uso del poder no se entiende slo como
influencia si no que tambin el uso del poder como entendimiento forma parte de este
modelo integral de stakeholders. Y ser desde este ltimo uso del poder empresarial
desde el que la empresa es capaz de establecer dilogos entre los stakeholders que
definan las directrices morales de la empresa.
Un anlisis de las estructuras de poder de la empresa y del grado de legitimidad
que posean tales estructuras permitir distinguir entre situaciones o acciones de
violencia estructural o dominacin hasta las situaciones o acciones de libertad y
205
-515-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
206
Cabe resear que son muchos los estudios del poder que slo tienen en cuenta su dimensin de
violencia o dominacin del otro legtima o ilegtima-, lnea iniciada por M. Weber y que tiene su reflejo
en estudios como el de R. Garca, Opresin y revolucin, Madrid, Editorial ZYX, 1965; R. Garini, El
poder. Un intento de orientacin, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1982; O. Hffe,Dominacin en
Diccionario de tica, Barcelona, Crtica, 1994, pp. 83-84. Tambin se encuentran otros estudios que
siguiendo la corriente hermenutica de pensamiento tratan de mostrar el poder del dilogo y centran sus
esfuerzos en mostrar el poder no ya slo como dominacin o violencia sino como comunicacin y
entendimiento legtimo como la obra de Kgler, H. H., The power of dialogue. Critical Hermeneutics
after Gadamer and Foucault (Translated by Paul Hendrickson, Die Macht des Dialogs: Kristische
hermeneutik nach Gadamer, Foucault und Rorty, 1992, Stuttgart, Germany), 1996.
207
Cf. al respecto de anlisis del concepto de poder en J. Habermas sus trabajos J. Habermas, Problemas
de legitimacin en el capitalismo tardo, Madrid, Ctedra, 1973, reimpr. 1999, pp.161-234; J. Habermas,
Perfiles filosfico-polticos, Madrid, Taurus-Santillana, 1984, reimpr. 2000, pp.205-222; J. Habermas,
Facticidad y validez, . Sobre el derecho y el Estado democrtico de derecho en trminos de teora del
discurso, Madrid, Trotta, 1998, pp.363ss
-516-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
agente tiene que disponer de los medios que muevan al otro al comportamiento
deseado208
Por su parte, H. Arendt denomina a este concepto descrito de poder por M.
Weber fuerza, violencia, o poder instrumental. Principalmente porque H. Arendt parte
de un concepto de accin comunicativa que se orienta hacia el entendimiento mutuo y la
cooperacin209. Desde esta premisa entiende Arendt el concepto de poder como la
capacidad de ponerse de acuerdo, en una comunicacin sin coacciones, sobre una accin
en comn. Partiendo pues de esta concepcin de la accin y de poder, se plantea la
bsqueda de acuerdos voluntarios como la alternativa a la coaccin o manipulacin
ejercida en las acciones estratgicas donde el entendimiento se busca unilateralmente
para poder alcanzar los objetivos propuestos, o lo que es lo mismo para que la accin
iniciada tenga xito en el sentido estratgico.
La diferencia entre un tipo y otro de poder, entre una concepcin y ejercicio del
poder en uno u otro sentido, tiene importantes repercusiones para la gestin y
administracin de las empresas. Si como se viene afirmando desde un modelo integral
de stakeholders fundamentado en el principio de la tica empresarial discursiva, se
admite que el fenmeno fundamental del poder no es la instrumentalizacin de una
voluntad ajena para los propios fines, sino la formacin de una voluntad comn en una
comunicacin orientada al entendimiento210, entonces se est en disposicin de entender
que en la empresa existe un poder que puede ser utilizado en ambos sentidos, pero que
slo en el segundo se podr considerar legitimado moralmente y acorde con el concepto
de stakeholder definido como interlocutor vlido. El motivo principal radica en que slo
cuando se han tenido en cuenta las pretensiones de racionalidad que radican en cada
stakeholder, entendido como interlocutor vlido, se puede generar un entendimiento
entre los stakeholders de la empresa que provenga de la conviccin de cada uno de los
stakeholders y no desde la manipulacin de las mismas.
Alcanzar convicciones intersubjetivas, acerca de intereses universalizables por
todos los stakeholders, que orienten a la empresa en su quehacer diario, es una de las
aportaciones de la generacin y ejercicio del poder comunicativo que posee la empresa.
208
-517-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Mediante este uso ser capaz de definir su propia responsabilidad moral. Los beneficios
de tal ejercicio se traducen en un clima tico en las relaciones internas y externas de la
empresa; en la generacin de confianza interna y externa; en la innovacin en productos
y servicios; en la creacin de una reputacin slida y positiva. En definitiva, en una
gestin orientada al largo plazo del proyecto empresarial.
Sin embargo, la generacin de ese poder comunicativo y su ejercicio no es tarea
fcil, principalmente porque se necesita de una estructura y procesos empresariales en
los que sea posible que cada stakeholder pueda manifestar su propia subjetividad, es
decir, sus intereses, identidad, expectativas, etctera y al mismo tiempo todos los
stakeholders tienen que reconocerse unos a otros como sujetos responsables de sus
actos o, lo que es lo mismo, como sujetos capaces de un entendimiento intersubjetivo211.
As pues, partiendo de este concepto comunicativo de poder el modelo integral
de stakeholders promueve la emergencia de procesos dialgicos verdaderos en seno de
la empresa. El objetivo de estos procesos de discursos prcticos de justificacin no es el
de alcanzar compromisos sino consensos autnticos basados en la comprensin y
entendimientos mutuos de los intereses que podran ser universalizables y gua moral
para la responsabilidad de la empresa. Al final del proceso, todos los stakeholders
deberan compartir no slo el plan particular de accin estrategias generadas- sino
tambin la justificacin o legitimacin de tal plan212.
En este sentido existen algunas propuestas prcticas que podran ser
consideradas tiles para el desarrollo de este modelo integral de stakeholders, tanto en
lo referente al desarrollo de procesos y procedimientos empresariales, as como un ethos
dialgico en la empresa que permitan definir los intereses universalizables que deberan
guiar la responsabilidad moral empresarial. Estas propuestas son imprescindibles para
ofrecer respuestas a las empresas que en el da a da con lo que se encuentran son
estructuras jerrquicas y no simtricas de poder entre los diferentes stakeholders.
Aunque tiene que quedar tambin claro que desde esta propuesta integral de
stakeholders lo nico que se pide es que la direccin incluya sistemas y procedimientos
empresariales mediante los cuales sea capaz de iniciar procesos de toma de decisiones
211
Ibid., p.209. Recurdese que la pretensin racional inmanente al habla funda una igualdad radical entre
todos los sujetos.
212
Cf. M.G. Bowen / F.C. Power, The Moral Manager: Communicative Ethics and the Exxon Valdez
Disaster, Business Ethics Quarterly, vol. 3, n2, 1993, pp. 97-115.
-518-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
donde pueda imaginar cmo sera el dilogo en situacin ideal, es decir que considere
las perspectivas de todas las partes afectadas por la decisin a tomar. En definitiva,
desde esta propuesta no se eliminan las situaciones de asimetra y desigualdad aunque
se compromete la empresa desde su co-responsabilidad convencida postconvencional a
mejorar las condiciones de tales dilogos all donde sea posible y a responder desde ella
a su propia realidad.
A mi juicio, las propuestas ms tiles en este sentido son aquellas que tratan de
mostrar cmo el proceso dialgico puede conseguir identificar los puntos de vista de los
stakeholders y las exigencias morales de modo ms efectivo, discutiendo estas
reclamaciones en foros de opinin relativamente abiertos, descubriendo retos ticos y
sociales y tratando de trabajar para alcanzar soluciones aceptables. Lo que es importante
en el contexto de la toma de decisin en la empresa es el procedimiento de la
argumentacin discursiva que sirve de orientacin y regulacin para el proceso de toma
de decisiones, pero no la idea del consenso. Los enfoques de la tica discursiva animan
a las empresas a tomar en consideracin todos los puntos de vista en sus decisiones y a
comprometerse en reflexiones crticas sobre sus posiciones; en este sentido deberan
siempre tratar de comportarse de modo que no entraran en conflicto con los intereses
universalizables y el dilogo abierto.
En definitiva, de lo que se trata es de generar en la empresa estructuras de una
comunicacin que no est distorsionada para poder generar un poder comunicativo y
legtimo213. As es necesario distinguir la generacin de poder comunicativo que se
forja a travs de los procesos discursivos y dialgicos con la obtencin de convicciones
que se plasman en consensos alcanzados por el reconocimiento de los otros con sus
intereses y pretensiones de validez. Un dato que apoya y que refuerza la idea de la
necesidad de generacin y utilizacin del poder comunicativo por parte de las empresas
reside en que ninguna institucin vive de la fuerza (poder estratgico), sino del
reconocimiento (generado por el poder comunicativo), como se ha explicado ya en la
definicin de la responsabilidad moral empresarial como co-responsabilidad
postconvencional214.
213
Cf. J. Habermas, Perfiles filosfico-polticos, op.cit., p.210. Para esta idea en las organizaciones y en la
empresa A. Cortina, Hasta un pueblo de demonios. tica pblica y sociedad civil, op.cit., pp.167-183 y
H. Steinmann, Business Ethics in a modern society, EBS Review, n12., summer, 2001, pp.12-14
214
Cf. J. Habermas, Perfiles filosfico-polticos, op.cit., p.217.
-519-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
215
Cf. Ibid., pp.217ss y J. Habermas, Problemas de legitimacin en el capitalismo tardo, op.cit., pp.161234.
216
J. Habermas, Perfiles filosfico-polticos, op.cit., p.218.
217
Cf. Ibid., pp.219ss, tambin D.H. Wrong, Power. Its forms, bases and uses, New Brunswick,
Transaction Publishers, 1995, 2 ed. 1997; M.T. Brown, La tica en la empresa. Estrategias para la toma
de decisiones, Barcelona, Paids, 1992, pp. 26-28 y 158ss.
-520-
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218
219
-521-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
-522-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. T.M. Jones / L.D. Goldberg, Governing the Large Corporation: More Arguments for Public
Directors, Academy of Management Review, vol. 7, n. 4, 1982, pp. 603-611; J. Kohls, Corporate board
structure, social reporting and social performance, Research in Corporate social performance in Policy,
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Corporations in the moral community, Fort Worth, Harcourt Brace Jovanovich College Publishers, 1992;
P. Luoma / J. Goodstein, Stakeholders and Corporate Boards: Institutional Influences on Board
Composition and Structure, The Academy Management Journal, op.cit., pp.553-563.
221
Cf. A. Cortina, El estatuto de la tica aplicada, Isegora, vol. 13, 1996, pp.119-134.
222
Cf. G. Enderle, / L.A. Tavis, A Balanced Concept of the Firm and the Measurement of Its Long-term
Planning and Performance, Journal of Business Ethics, op.cit., pp.1129-1144; G. Enderle, Global
Competition and corporate responsibilities of small and medium-sized enterprises, 14th EBEN
Conference, Valencia, 2001, Forthcoming
-523-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
223
D. Garca-Marz, La tica en la empresa: el cdigo tico como instrumento de gestin, ESIC Market.
Revista internacional de economa y empresa, Julio/Septiembre, n93, 1996, pp.159-168; J.F. Lozano,
Proposal For A Model for the Elaboration of Ethical Codes Based on Discourse Ethics, Business Ethics
European Review, 2001, 157-163. Existen tambin muchas otras propuestas de elaboracin y utilizacin
de cdigos ticos basados en la metodologa de Stakeholders aunque no desde esta perspectiva integral de
Stakeholders, simplemente a ttulo de ejemplo se citan dos de ellas D.R. Robideaux / M.P. Miles / J.B.
White, Codes of Ethics and Firm Size: A Stakeholder Approach to Strategic Planning., International
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Applying the Stakeholder management to the analysis and evaluation of corporate codes in D.C.
Ludwig, (ed.), Business and society in a changing world order, New York: Mellon Press, 1993, pp.55-76.
224
Cf. D. Garca-Mar, Del balance social al balance tico en A. Cortina (dir.), Rentabilidad de la tica
para la empresa, op.cit., pp.229-255; M. Dierkes, Corporate Social Reporting and Performance in
Germany in L.E. Preston (ed.), International and Comparative Corporation and Society Research,
Greenwich, CT, London, JAI Press, 1990, pp. 227-265; M. Kaptein / J. Wempe, The Ethics Report: A
Means of Sharing Responsibility, Business Ethics: A European Review, July, 1998, pp. 131-140; M.
Sillanpa, The Body Shop Values Report--Towards Integrated Stakeholder Auditing, Journal of
Business Ethics, vol.17, n.13, 1998, pp.1443-1456.
-524-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
225
Cf. K. Davenport, Corporate Citizenship: A Stakeholder Approach for Defining Corporate Social
Performance and Identifying measures for assessing it in Business and Society, vol.39, n.2, 2000,
pp.210-219.
226
Cf. Centro Nuovo Modello di Sviluppo, CRIC. Rebelin en la tienda, Opciones de consumo, opciones
de justicia, Barcelona, Icaria, 1997; A.E. Appleton, Environmental labelling programes: Internatinoal
trade law implictions. International Environmetnal Law and Policy Series, Boston/Dordrecht/London,
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consumo responsble, Barcelona, Intermn, 2000.
227
Cf. P.D. Kinder / S. D. Lydenberg / A. L. Domini, Investing for Good: Making Money While Being
Socially Responsible, New York, Harper Business, 1993; R.B. Hutton / L. DAntonio / T. Johnsen,
Socially Responsible Investing. Growing Issues and New Opportunities, Business & Society, vol. 37,
n.3, September, 1998, pp.281-305; acerca de los fondos de inversin ticos en Espaa el documento
elaborado por el Centro de Estudios Persona, Empresa y Sociedad CEPES, Observatorio de los fondos de
investin ticos, ecolgicos y solidarios en Espaa, Barcelona, Esade, 2001.
228
Cf. K. Davenport, An independent social audit / External Assessment of Levi Strauss" in J.M.
Logsdon / D.J. Wood / L.E. Benson (eds.) Research in Stakeholder Theory, 1997-1998. The Sloan
Foundation Minigrant Project, Clarkson Centre for Business Ethics, University of Toronto, 2000,
pp.101-116; M. Kaptein, Ethics management: Auditing and developing the ethical content of
organizations, Boston/Dordrecht/London, Kluwer Academic Publishers, 1998; J. Rosthorn, Business
Ethics Auditing - More Than a Stakeholder's Toy, Journal of Business Ethics, vol. 27, 2000, pp. 9-19;
M. Sillanpa, The Body Shop Values Report--Towards Integrated Stakeholder Auditing, Journal of
Business Ethics, op.cit., pp. 1443-1456; S.A. Waddock, The multiple bottom lines of corporate
citizenship: Social Investing, Reputation, and Responsibility Audits, Business and Society Review,
vol.105, n.3, 2000, pp.323-345; D. Garca-Marz, Auditoria tica, 2001, Manuscrito.
-525-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Cf. al respecto de estos principios que establecen la calidad de una auditoria tica S. Zadek / P. Pruzan
/ R. Evans, Building Corporate AccountAbility: Emerging Practices in Social and Ethical Accounting,
Auditing, and Reporting. Earthscan, London, 1997.
230
La colaboracin del gobierno dans con el sector empresarial ha permitido la elaboracin de la
denominada Carta de Copenhague. Una gua directiva para el informe de Stakeholders. Al respecto
-526-
Captulo 6
Hacia un modelo integral de la metodologa de stakeholders
Copenhagen Center, The Copenhagen Charter. A managerial guide to Stakeholder reporting, Denmark,
The House of Mandag Morgen, 1999 o tambin en http://www.copenhagencentre.org.
231
Cf. http://www.unglobalcompact.org.
232
Cf. existen dos casos de resolucin del conflicto mediante el dilogo y posterior acuerdo de los
Stakeholders que pueden servir de ilustracin. Estos dos casos son el caso de la empresa Nestl en
Latinoramrica y el caso Endesa en Teruel (Espaa). Para el caso de Nestl, S.A., M.G. Velasquez,
Business Ethics. Concepts and cases, New Jersey, Prentice Hall, 1982, 3 ed.1993, pp.204-312; J.E. post,
Assessing the Nestl boicot: Corporate accountability and Human Rights, California Management
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Management, Cincinnati Ohio, South-Western Publishing Co., 1989, 2ed. 1993, pp. 67-69 y 169-170; M.
McIntosh / D. Leipziger / K. Jones / G. Coleman, Corporate Citizenship. Successful strategies for
responsible companies, op.cit., pp.230-231. Para el caso de Endesa en Teruel (Espaa) D. Garca-Marz, /
C. Ferrete / E. Gonzlez, Across-the-border Contamination. The Andorra Power Plant (Teruel): A
Business Ethics Case in Journal of Business Ethics, op.cit.; D. Garca-Marz (dir.), El conflicto
ecolgico de la Central Trmica de Andorra (Teruel) Caso de tica Empresarial., Castelln,
Publicaciones Universitat Jaume I, 1998.
-527-
Conclusiones
CONCLUSIONES
-529-
Conclusiones
-530-
Conclusiones
En este sentido, las empresas debern crear mecanismos para, por un lado,
incluir a todos los afectados por la norma, decisin o accin que tengan la intencin o
pretensin de llevar a cabo; por otro lado, que cuando se establezcan los dilogos stos
deben realizarse para buscar siempre el entendimiento entre las partes; y, por ltimo,
generar relaciones de simetra e igualdad con ellos. As pues, dos consecuencias se
derivan de este planteamiento para la tica empresarial: la primera es que la gestin y
reflexin de la empresa debe realizarse siempre atendiendo a los tres niveles de
actuacin que se dan en la empresa, a saber, nivel micro, meso y macro, que estn en
plena relacin; aunque con una preeminencia del nivel meso por cuanto se est frente a
una tica organizacional, con implicaciones en el sistema y en las actuaciones
individuales. Y, en segundo lugar, que el carcter de la empresa que se apunta subraya
la centralidad de los intereses de las personas en las mismas, por lo que es una
perspectiva antropolgica la que se reclama tambin.
En lo referente al concepto de empresa que seala este modelo de tica
empresarial integrativo, ste indica que en ella se debe tener en cuenta, es decir
escuchar y dirigir, a todos los grupos de intereses con los cuales se relaciona, pues de
ellos depende su credibilidad social y la confianza de la sociedad en la empresa y, en
consecuencia, tambin el largo plazo del proyecto empresarial. El estudio de las
diferentes concepciones y propuestas de empresas ha sealado a la metodologa o
enfoque de stakeholder como la que mejor responde a tales premisas, pero teniendo en
todo momento presentes las siguientes caractersticas que deber desarrollar la empresa
plural o enfoque de stakeholders:
En primer lugar, que la empresa es una institucin social o, lo que es lo mismo,
una organizacin cooperativa humana y, por tanto, la configuracin de la empresa que
se apunta tiene que ser un modelo antropolgico donde el sujeto y la persona cobra el
puesto central que le corresponde en las organizaciones.
En segundo lugar, que la confianza y el capital social como la fuente de su
generacin y reproduccin son mecanismos indispensables para una empresa que no
slo se quiera en el mercado trabajando de modo reactivo sino tambin proactivo y
vital, a la altura de la conciencia moral critica alcanzada en su sociedad. Ambos
aspectos se presentan como condiciones de posibilidad de la empresa, es decir, de la
cooperacin de los sujetos en el largo plazo.
-531-
Conclusiones
-532-
Conclusiones
-533-
Conclusiones
admite la responsabilidad moral que tiene en cada una de las acciones y decisiones que
emprende puede tomar este modelo integral que implica tres dimensiones que se
corresponden con tres usos de la metodologa, pero que aqu se proponen integradas:
a)
-534-
Conclusiones
poseen legitimidad moral y frente a ellos la empresa tiene una responsabilidad moral
que se define en trminos de co-responsabilidad convencida postconvencional y se
sustenta en los presupuestos de una tica empresarial integrativa.
En definitiva, con este modelo integral de stakeholders se puede pensar, y
tambin poner en prctica en el nivel meso de las empresas, mtodos de gestin que
permitan a la empresa como agente moral dirigir la responsabilidad moral que tiene.
Este modelo no pretende ser ms que una reflexin acerca de una forma plausible de
poder gestionar terica y prcticamente tal responsabilidad moral empresarial; en
definitiva, un modelo que pretende ayudar a disminuir la distancia entre los discursos y
los actos, entre las declaraciones y las prcticas empresariales en materia de
responsabilidad moral postconvencional.
-535-
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