Tesis Sobre La Obra de Vicente Espinel
Tesis Sobre La Obra de Vicente Espinel
Tesis Sobre La Obra de Vicente Espinel
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FACULTAD DE FILOLOGA
DEPARTAMENTO DE FILOLOGA HISPNICA
UNIVERSIDAD DE BARCELONA
PROGRAMA DOCTORADO HISTORIA E INVENCIN DE LOS TEXTOS
LITERARIOS HISPNICOS
(Bienio 2007-2009)
LA MATERIA NOVELESCA
DE LAS RELACIONES DE LA VIDA
DEL ESCUDERO MARCOS DE OBREGN DE VICENTE ESPINEL
Agradecimientos: A toda mi
familia y a mis amistades por
apoyarme en todo momento en esta
quijotesca
enriquecedora
Dedicatoria:
mis
padres,
Elba,
Sergio,
NDICE GENERAL
NDICE
INTRODUCCIN GENERAL ...................................................... 17
CAPTULO I: CONTEXTUALIZACIN DE LAS RELACIONES
DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE OBREGN ..................... 21
1. INTRODUCCIN ...................................................................... 23
2. BREVE BIOGRAFA DEL AUTOR ......................................... 26
2.1. Nacimiento e infancia ........................................................... 28
2.2. Estudios universitarios y comienzo del peregrinaje vital ...... 31
2.3. Espinel en Italia .................................................................... 33
2.4. Retorno a Ronda ................................................................... 34
2.5. Espinel en Madrid ................................................................ 35
3. CONTEXTO ARTSTICOCULTURAL .................................. 38
3.1. Espinel en el concierto literario ............................................ 38
3.2. Diversas rimas ...................................................................... 39
3.3. Marcos de Obregn y el contexto novelstico ...................... 41
4. CONTEXTO HISTRICO......................................................... 50
4.1. Una vida en tiempos monrquicos ........................................ 51
4.2. Hechos histricos relevantes del perodo vital de Espinel ..... 53
4.3. Hechos histricos relevantes en el Marcos de Obregn ........ 56
5. CONCLUSIN .......................................................................... 61
CAPTULO II: LA ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES DE LA
VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE OBREGN ................................. 63
1. INTRODUCCIN ...................................................................... 65
2. BREVE ESQUEMA TEXTUAL DEL MARCOS DE OBREGN
................................................................................................................. 76
2.1. Problemas en la edicin ........................................................ 80
3. ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL
ESCUDERO MARCOS DE OBREGN ................................................... 88
3.1. Prlogo ................................................................................. 88
3.2. Relacin primera o la initio .................................................. 93
NDICE GENERAL
NDICE GENERAL
13
14
NDICE GENERAL
15
16
INTRODUCCIN
INTRODUCCIN GENERAL
INTRODUCCIN
19
20
21
22
1. INTRODUCCIN
categorizada
y,
sobre
todo,
revalorizada
con
diversas
perspectivas.
La dificultad especfica que tiene la crtica a la hora de clasificar una
novela como el Marcos de Obregn concentra varias razones. La principal
de ellas la representa aquellas distintas fuentes literarias que nutren la
historia, que al someterse a la pluma de Espinel toman el sentido que su
esttica precisa. El otro gran factor lo constituye su fuerte su impronta de
poeta, que implica la supremaca del yo en la obra, ahora trasladada a la
novela bajo la figura de un escudero.
Espinel, por ese motivo, no se ceir exclusivamente a un solo
modelo de forma taxativa, aunque, por ejemplo, la picaresca sea la
referencia ms cercana y la ms notoria en el texto. La forma
autobiogrfica, que el gnero haba cultivado, la adapt a sus intenciones y
necesidades expresivas.
De igual modo, se entiende que sus procedimientos, su visin de
mundo, concuerdan con el contexto histrico. La sociedad en su conjunto,
ese teln de fondo que subyace en la obra, es vivamente retratada por
Espinel. As, Marcos de Obregn, con todos estos elementos, demuestra
esa nueva praxis de la prosa, que ya se empezaba a avizorar en una poca
que la cambi para siempre.
25
26
desglosa
esas
diferencias
incluso
con
los
antecedentes
El aludido inicia contactos con sus colegas de Ronda. Uno de ellos, Isidoro
Castaeda, le informa que la partida de bautismo de Espinel es de 1552 y
que una fe de la misma fue sacada por el Licenciado Ochoa en 1616
(1993, I: 165). Sin ser todo esto un aspecto determinante en lo concerniente
a la materia novelesca, es posible advertir que las diferencias que se
ilustran en este asunto hablan de la dificultad, por lgicas razones tcnicas
de la poca, de establecer un lmite fijo que permita saber la edad exacta
del autor desde que nace hasta que muere. Esta ltima fecha tambin ha
sido objeto de mltiples versiones, como la de Lope de Vega, quien plantea
que el artista rondeo vivi cerca de noventa aos, y no los 74 que
parecieran ser los que, en definitiva, realmente tuvo a la hora de su
fallecimiento.
Espinel es hijo de Francisco Gmez Espinel y Juana Martn,
matrimonio que pudo tener otros hijos. Nada se conoce acerca de los
primeros aos del autor, solo que, al parecer, tuvo una infancia normal y
sin mayores zozobras en los parajes de la sierra rondea, junto a su familia1.
Los datos biogrficos entre autor y el personaje Marcos de Obregn son
anlogos hasta ese instante. La tranquilidad de esos primeros aos de vida
se debi a que su familia tuvo beneficios reales, especficamente tierras,
porque el escritor tuvo antepasados maternos que pelearon por la
Reconquista de Ronda en el ao 1485. Se supone, entonces, que Espinel era
Los supuestos hermanos de Espinel son mencionados solo una vez en su obra cuando el poeta
dedica la elega a su difunta progenitora en Oda a la muerte de su madre: Y es lo que en mayor
grado lloro y siento/, ver mis hermanos y tus dulces prendas/ siguiendo cada cual vano intento,/
de lgrimas haziendo tus ofrendas,/ endechadotes de su mal y dao/ descarriados por diversas
sendas (Espinel, 2001: 592). Heathcote advierte que Espinel no fue el nico hijo de sus padres,
aunque reconoce que el nico pariente que adquiri notoriedad fue un sobrino llamado Jacinto
de Espinel Adorno, quien escribi una novela pastoril (1993, I: 132). Por su parte, Garrote
Bernal complementa dicha informacin cuando, a raz del propio inters de Aylln, un tal
Fernando Cabrera, natural de Ronda, le informa sobre el rbol genealgico del autor, y le
comunica que Gmez Espinel y Juana Martn tuvieron, aparte de Vicente, a una hija llamada
Isabel Gmez Espinel (1993, I: 166). Marcos, el personaje, hace alusin a un hermano en el
episodio del cautiverio de Argel, pero todo hace pensar que es una invencin literaria que nada
tiene que ver con la vida real del autor.
29
30
lugar consta su matrcula entre los aos 1570-1572. El paso por esas aulas
queda grabado en su memoria de tal forma que en la novela menciona a sus
mentores y maestros Salinas y Cansino. Todo indica que el novel rondeo
dej esos estudios inconclusos, ya que no hay evidencia alguna que
verifique la vuelta a sus aulas para completarlos. Una de las probables
causas de esa interrupcin podra haber tenido su origen en las revueltas
estudiantiles provocadas por el proceso que culmin con la detencin y
posterior prisin de Fray Luis de Lon, en 1572, lo que deriv en el cierre
de las aulas, como indica Gili Gaya (1951: 8). Con ello, se inicia un largo
peregrinaje en pos de un mejor porvenir. Espinel vuelve a tierras andaluces
para obtener una capellana heredada de sus tos Bartolom Martnez y
Catalina Martnez en ese mismo ao.
Los datos biogrficos exactos acerca del periodo que comprende los
aos 1572 y 1581 se hacen difusos. Es la segunda gran laguna que se
presenta en cuanto a datos fidedignos se refiere. La mayor parte de la
crtica indica que los antecedentes biogrficos coinciden, a grosso modo,
con el recorrido de Espinel y el personaje Marcos de Obregn en su poca
post universitaria, que lo lleva a lo ancho y largo de la geografa espaola.
En ese segmento, el rondeo habra salido a conocer el mundo,
comenzando por su propio pas por las ciudades de Valladolid, luego
Bilbao, Madrid y Zaragoza. Habra servido a ilustres caballeros como el
Marqus de Tarifa, el Duque de Alba y el Conde de Lemos. Se especula
que el de Ronda pudo haber estudiado en el Colegio Mayor de San Pelayo
en Salamanca, aunque solo en el texto hay constancia de tal dato, pero no
hay rastros ni registro alguno en las matrculas de aquella institucin que d
cuenta de ello. Resalta su particular paso por Sevilla, ciudad donde, segn
se aprecia en la Stira contra las damas de Sevilla2, tuvo sus aos de mayor
2
Navarro Durn agrega que en uno de esos versos de dicha stira es glosado por Pedro de
Padilla en el Tesoro de varias poesas de 1580 (2008: XIV).
32
33
36
37
3. CONTEXTO ARTSTICOCULTURAL
38
Clarke, respecto a la religin en las Diversas rimas, observa que no es un aspecto muy
destacado, si se le compara con el Marcos de Obregn: There is virtually a religious vacuum in
the Rimas (1956: 19).
41
empujado a estos lmites, pues es sabido que los escritores, ms que seguir
una lnea esttica que la teora define y conceptualiza a posteriori, siguen el
rumbo que marcan sus propias lecturas. El terreno apto para lo que los
estetas han definido como Manierismo sigue siendo la poesa, porque es
donde el lenguaje tiene mejores posibilidades transformadoras. El msico y
latinista ha elegido, esta vez, la narrativa para transmitir su mensaje
artstico en clave de autobiografa. Espinel sabe que la prosa tiene mayor
resonancia social que la lrica. Por eso, desde el prlogo, reorienta su
lenguaje para canalizar de mejor forma su propsito. En este mismo sentido
Hauser sugiere una clave. El estudioso plantea que la diferencia
fundamental entre lo que l estipula como el Manierismo y el Barroco
radica en que el segundo es una direccin emocional que apela a amplios
estratos del pblico, mientras que el Manierismo es un movimiento
intelectualista y socialmente exclusivo (1969: 17). Gil y Gaya, en tanto,
destaca, en su anlisis del texto, que es precisamente el intelectualismo el
rasgo que ms predomina en el texto del rondeo, en donde al lado de
acciones de fulleros es posible encontrar, por ejemplo, disertaciones sobre
teora musical (1951: 20-21).
Como analizaremos en el captulo de la estructura de la novela y el
que abarca la relacin con la picaresca, el Marcos de Obregn le debe
mucho a dicho gnero. Este tipo de narraciones ampla el registro social en
el esquema actancial de la novela. Orozco seala que en el Barroco la vida
irrumpe con todos sus claroscuros. La picaresca es un ejemplo de ello: el
tufillo de la vida de barrio, de patios, sacrista y rebotica se cuela entre el
mundo culto e ideal de las letras grecolatinas [] las races de estas
creaciones literarias estn en la vida misma (1975: 40). Espinel, seducido
por la asombrosa versatilidad social del gnero, oscila con su personaje
entre varios espacios socialmente distinguibles como la Corte, la
universidad, las ventas, un tinelo, la ermita, el camino, e incluso el hostil
42
Este aspecto haba sido destacado por Carrasco Urgoiti: La alternante fusin y separacin de
autor y personaje no es, pues, un fallo tcnico, sino uno de los medios expresivos en que se
traduce esa idea de la existencia como una situacin en las fronteras entre el ser y la apariencia,
entre la factibilidad y la ilusin que Arnold Hauser considera motivo fundamental del
sentimiento vital manierista. Propio tambin de ese momento es el sutil juego de ingenio y
cultura que con frecuencia disimula bajo un terso buen decir la alusin y el doble sentido
(1972, I: 40). Carrasco tambin alude a que este rasgo ser un eslabn en el proceso de
modernizacin de la novela.
43
45
49
4. CONTEXTO HISTRICO
La variada historiografa que existe sobre los aos en que tuvo lugar
la vida de Espinel ofrece un panorama que permite entender cmo los
fenmenos exgenos a la literatura de uno u otro modo subyacen en una
historia, incluso en una con carcter tan autorreferencial como la
autobiografa del escudero Marcos de Obregn. De forma indefectible, tal y
como lo considera Orozco en sus valiosos estudios sobre el Barroco
literario espaol, hay unos determinantes histricos, sociales e ideolgicos
de los que tambin se hace portavoz o expresin un determinado artista
cuando produce una obra (1988, I: 24).
Espinel es capaz de introducirnos en el mundo en el cual vive con
innumerables indicios que conducen directamente a la contextualizacin
del tiempo en que escribe su novela. Cabrillana va incluso ms all al decir
que Espinel quiso novelar la Espaa de su tiempo con acontecimientos y
personajes tomados de la realidad (1993, II: 752). Lo hace a travs de la
alusin directa o sugerente de ciertos sucesos histricos que transcurren a
lo largo del periplo del escudero. Este periodo vital cruza un
importantsimo segmento de la historia hispnica, pues se trata de la poca
inmediatamente posterior a la expansin territorial del Imperio espaol y su
dominio hegemnico, tanto en el concierto militar, econmico y cultural en
prcticamente todo lo que actualmente conocemos como mundo occidental.
50
Ambos estudiosos sostienen que la novela de Espinel es una narracin doctrinal informada
por una integracin a la realidad dada desde los comienzos y mantenida por una tesis
perfectista: la de que esta realidad es inmutable y la mejor de las posibles. Esta tesis perfectista
se basa en la aceptacin de determinadas representaciones de la realidad como modelos
cerrados, como sistemas de integracin donde no cabe la anomia, que segregan unas prcticas a
las que hay que ajustar la conducta, y a los que la pertenencia viene dada por vas naturales,
siendo ilcito todo movimiento de aspiracin por otro cauce (1993, II: 648).
51
52
hace
necesario
destacar
algunos
de
los
principales
53
Orozco al analizar aquella clebre frase de Weisbach, dice que no se puede explicar todo el
estilo con ella, pero no es menos cierto que no se puede explicar el Barroco sin la
Contrarreforma [] Por nuestra parte, slo quisiramos subrayar otra vez aquel deseo que se
expres en la sesin XXV del famoso Concilio: que el artista, con las imgenes y pinturas, no
slo instruya y confirme al pueblo, recordndole los artculos de la fe, sino que adems, le
mueva a la gratitud ante el milagro y beneficios recibidos, ofrecindole el ejemplo a seguir, y,
sobre todo, excitndole a adorar y aun a amar a Dios (1975: 47). De esta forma, es posible,
tambin, comprender el objetivo explcito de la novela de Espinel, aquel que buscaba de
congeniar doctrina de fe, de vida, junto con el debido entretenimiento.
8
Elliott dice que la salvaje explosin de la lucha racial y religiosa en Andaluca, entre 1568 y
1570, es una prueba del constante rencor que haba reinado en las relaciones entre moros y
cristianos en el sur de Espaa y del profundo resentimiento de los moriscos por el trato que
haban recibido (1998: 253).
9
En dicho estudio, Carrasco indica que el personaje renegado de la segunda relacin, y que
analizaremos en el captulo sobre la estructura de la obra, es el portavoz de aquellos moriscos de
linaje neocristiano. Por esa razn, est provisto de una buena posicin, y expresa su queja por
las consecuencias que tuvo la exclusin social de aquellas familias de importante condicin y
clase, que conservaron sus seoros. Segn Carrasco, este alegato poda haberse odo en labios
de cualquier morisco educado (2000: 107).
54
de
conquistadores
repobladores,
que
algunos
pudieran
quedarse
El mismo Fernndez destaca cmo el asunto americano es prioritario para el rey, por cuanto
no solo se trataba de un asunto material, sino tambin espiritual: Todo lo dicho nos permite
concluir que Felipe II tuvo siempre muy presente las cosas de las Indias, que para l suponan
algo verdaderamente importante: la expansin de la fe, aquello de seguir la obra de los primeros
apstoles, de lo que dejara constancia en su Testamento, con aquella notable consigna dada a
sus sucesores: que se mantuvieran siempre unidas las Coronas de Portugal y Castilla, porque eso
era lo mejor para su seguridad, aumento y buen gobierno, y para ensanchar nuestra Sancta
fe cathlica y acudir a la defensa de la Iglesia. Esto es para que se mantuviera tambin la
expansin del Evangelio; eso de ensanchar la fe, de que tanto se preciaba el rey prudente
(2005: 307-8).
59
60
5. CONCLUSIN
61
62
63
64
1. INTRODUCCIN
65
66
Segn la clasificacin de Mexa Entre los sentidos interiores del hombre, la memoria es el
ms excelente; y l es el tesorero y guardador de todos (Mexa, 1990, II, 48). En cuanto a la
imaginacin, seala que es uno de los sentidos interiores del ser humano: Ass como los
sentidos esteriores son cinco (como todos saben, el or, el ver y los dems), ass son otros tantos
los sentidos y potencias interiores en el hombre. Puesto que algunos lo reduzgan a quatro, la
comn opinin es que sean cinco; conviene a saber: el sentido comn, la ymaginativa (de quien
agora hablamos), la estimativa, la fantasa, la memoria (Mexa, 1989, I, 586). Fray Luis de
Granada la define como depositaria de las ciencias [] ayudadora fiel de la prudencia, la cual
por la memoria de las cosas pasadas entiende el paradero y suceso de las presentes y venideras.
Ella es conservadora de las experiencias, las cuales sirven no menos para la ciencia que para la
prudencia. Ella es madre de la elocuencia, y la que nos ensea a hablar, guardando dentro de s
los vocablos de las cosas con que explicamos nuestros conceptos y nos damos a entender, por
donde los maestros de hablar, que son los retricos, ponen por la quinta parte de su oficio la
memoria. Ella misma nos habilita para todas las artes y para todas las ciencias, guardando y
reteniendo en s las reglas y preceptos dellas, sin la cual el leer libros, o cursar escuelas sera
coger agua, como dicen, en un arnero, sin las cuales artes y disciplinas la vida humana sera vida
de brbaros o de bestias fieras [] Mas no es menor el milagro desta potencia que el beneficio,
porque acordarse los hombres de una historia, donde las cosas van encadenadas y tienen
dependencia unas de otras, no es mucho, mas que ver que un muchacho tooma de coro cien
vocablos griegos o latinos, cuya significacin no entiende, y no tienen dependencia unos de
otros y que, repitindolos en la memoria siete u ocho veces, de tal manera se le asienten que y
permanezcan en ella hasta la vejez [] (Granada, 1989:453-54).
67
tan cerca entre el personaje y el autor. Es ms, bajo ese personaje literario,
que remite a su creador, no se encubre en demasa esa relacin (aunque
Espinel s cuid la referencia directa), sino que, muy por el contrario,
quiere dejarla patente en forma sugerente, pero adems ambigua. Para el
rondeo, la literatura y la existencia tienen una relacin trascendental en su
texto: una vida literaria y dedicada a las letras que se transforma, con
posterioridad, en una literatura sobre esa propia vida, con todos los
componentes que el arte literario entrega para darle la necesaria ficcin.
Espinel, que ya est en aos avanzados y postreros de su vida, se
atreve a escribir, en lo que se convertir en una especie de testamento
literario as tambin lo hizo Cervantes al dejar su Persiles, su nica obra
genuinamente en prosa, cuya principal motivacin conllevar el principio
estipulado por Horacio y el canon de aquel entonces: la enseanza y el
deleite12.
El marco novelstico idneo para recrear el relato del escudero estar
representado por los espacios fsicos que poseen dos caractersticas: los
realistas, que coinciden mayormente con los recorridos por el autor en vida;
y los que no lo son. Es ac donde la fantasa y la referencia literaria o las
crnicas histricas tendrn especial relevancia. Siempre se ha consignado
que un texto narrativo, cuyo eje bsico es una historia ficticia, no le debe ni
rinde cuentas a la realidad (histrica, por cierto, e inserta en el recorrido
individual de cada autor), a pesar de los vnculos y las relaciones que se
pueden establecer con ella a travs de los indicadores y factores
contextuales que s aportan datos para comprenderla a cabalidad. Pero, de
12
una u otra manera, la obra no es tan solo hija de su autor, sino que tambin
lo es de su tiempo.
Espinel, en esencia, es continuador de los relatos en prosa que se
desarrollan en la pennsula ibrica a partir del siglo XVII, marcados por la
enorme impronta de Cervantes desde que irrumpiera con su primera novela
pastoril, La Galatea, en 1585. En ese contexto, como seala Ferreras, la
novela del XVII ha superado la novela de caballeras y la buclica, pero no
la ha dejado atrs, sino la reutiliza, ya sea en la parodia o en ciertas
acciones episdicas. A ello su suma el incuestionable influjo de la novela
bizantina (1988: 12). Pero tambin irrumpe la otra gran vertiente esttica
que implicar toda una revolucin en la novela desde los primeros pasos
del Lazarillo: la novela picaresca, cuyo representante ms insigne fue el
Guzmn de Alfarache de Mateo Alemn, el referente ms cercano de la
historia del escudero.
El anlisis de las Relaciones de la vida del escudero Marcos de
Obregn13, texto que vio la luz en el ao 1618, seis aos antes de su muerte
y que tiene casi cuatrocientos aos de historia, comprende varias facetas.
En primera instancia, nos ocuparemos de su estructura y de la forma en que
Espinel va conformando la historia, de acuerdo a esa materia emprica y el
caudal literario al cual recurre para elaborarla.
El signo lingstico, la estructura bsica que sustenta a todo discurso
en mayor razn el discurso narrativo presenta una organizacin
multiplaza, y su divisin en prrafos puede corresponder a delimitaciones
indiscutibles pero situadas tan pronto sobre uno como sobre cualquier otro
de los niveles del despliegue discursivo, plantea Greimas (1993: 35-36).
La divisin estructural y esquematizada, dentro de esa premisa elemental,
13
En adelante, usaremos sintagmas nominales abreviados del ttulo de la novela (Vida del
Escudero Marcos de Obregn o Marcos de Obregn con el objeto de evitar redundancias,
forzosas repeticiones y, tambin, agilizar la lectura del estudio. El mismo procedimiento ser
utilizado con otras obras.
73
14
15
El Pinciano explica que la fbula la entiende como el argumento que por otro nombre dize
hiptesi, o cuerpo de fbula y quando episodio, entiendo las aadiduras de la fbula, que se
pueden poner y quitar sin que la accin est sobrada o manca y quando dixere la fbula toda,
entiendo argumento y episodios juntamente (Lpez Pinciano, 1973, II: 15).
16
Es el trmino griego con el que Samaranch desglosa y analiza en su estudio premilitar de la
Potica aristotlica para hablar del argumento.
17
Aristteles, en su definicin acerca de la tragedia y de la epopeya, expone que ambas son
imitaciones de acciones de personajes elevados, pero que la primera es una narracin ms simple
por su metro uniforme. Por ello, comparten la idea de que la imitacin de la accin es el mito:
as llamo mito al entramado de las cosas sucedidas, segn dice el filsofo y esteta griego (1991:
1119).
76
18
que as explica Lpez Morales: la estructura interna de sus comedias, el gua es Horacio, y a
imitacin de su doctrina, el cuerpo de la comedia quedar dividido en cinco actos. Slo que
Torres Naharro ha preferido sustituir el ltimo acto por el italianismo jornada, que ms parecen
descansaderos que otra cosa[] Como se deduce del contexto, jornada no tiene la misma
significacin que su modelo italiano giornata camino de una da segn Nebrija, o cosa de un
da segn Carvallo; sino el de descanso, especficamente descanso al fin del camino o del
trabajo de una da. Hacer jornada, como aparece en Cervantes, sera por extensin del contenido
semntico, descansar al terminar la jornada. En Torres Naharro su empleo claro est es
metafrico (1965: 43). Ese propio sentido metafrico es el que utiliza Espinel para calificar las
pausas del discurso de su escudero, de acuerdo a esa maltrecha condicin fsica y su cansado
estado psicolgico, derivado de ese factor y el de su avanzada edad. No obstante lo anterior,
pareciera ser que la atenta lectura del Orlando furioso de Ariosto, por parte de Espinel, tambin
podra representar una clara influencia en relacin a la denominacin de las pausas. En
numerosas ocasiones, el autor italiano alude entre sus captulos al reposo y descanso para tomar
suficiente aire con objeto de seguir su relato con nuevos bros. As lo demuestra en las octavas
finales del canto XXXIII, cuando dice: Tambin yo me detengo en esta glosa/ y mi costumbre
guardo cual conviene;/ pues la hoja est llena de mi canto,/ quiero aqu reposar del vuelo un
tanto (Ariosto, 2002, II: 2175). El cansancio tambin revela la oralidad del texto clsico, que el
autor quiere destacar para as explicar el uso de estas pausas en el eplogo del canto XIV: No
ms, seor, no ms ya desto canto,/ que estoy ronco, y es bien callar un tanto (Ariosto, 2002, I:
877).
20
Espinel sigue la preceptiva del Pinciano, quien pone como paradigma y ejemplo de las
acciones narrativas temporales a Las etipicas de Heliodoro. Dicha tcnica implica comenzar la
obra del medio de la accin, es decir, una vez avanzados los acontecimientos para volver, en
captulos posteriores, al origen explicativo de ese estado de circunstancias. Todo ello con un fin
esttico destinado al deleite del lector, pero no es necesaria y puede hazer el poeta lo que le
pareciere sin agraviar a la sustancia del poema (1973, III: 207). Sobre este punto volveremos en
el siguiente captulo, y se corresponder a la influencia de la novela bizantina en el Marcos de
Obregn. Esta tcnica est en directa relacin con la influencia del gnero bizantino griego
clsico y del que se desarroll en siglo ureo que recibi en su obra narrativa no tan solo en este
aspecto, que, de todas formas, es bsico a la hora de ordenar u organizar el relato del escudero.
78
21
Haley, por su parte, sugiere el siguiente esquema para la estructura textual global del relato.
Esta propuesta guarda relacin con los puntos geogrficos especficos donde se encuentra el
escudero cuando realiza la narracin de su vida a travs de sus aventuras, dependiendo de los
saltos temporales que lo llevan a distintas pocas. Por esa razn, el estado actual o presente
narrativo, que ubica al protagonista en el Hospital de ancianos y que culmina, luego de la
revisin de casi la totalidad su vida, en esa misma condicin, otorga al relato, desde aquella
perspectiva, un carcter cclico: 1) Marcos is at Santa Catalina: the beginning of the novel; 2)
first flashback to Sagredo episode and direct sequence to hermits humilladero; 3) conversation
with the hermit: second flashback embracing Marcos life from childhood to the beginning of
the conversation with the hermit; 4) events from the end of the present moment, back to Santa
Catalina (1959: 108-109).
79
contenido total o parcial del texto en plena era inquisitorial. Este proceso de
confeccin de un libro tambin comprenda varias fases que podran,
eventualmente, alterar la obra significativamente si su configuracin
editorial era trastocada consciente o inconscientemente.
La primera edicin del texto, emanada de la imprenta de Juan de la
Cuesta, fechada en Madrid el ao 1618, lleva consigo un error de impresin
en la relacin III, lo que distorsiona el sentido lgico de los
acontecimientos con el ltimo prrafo del descanso trece, aunque, en
trminos generales, tampoco afecta significativamente a la totalidad de la
historia y su trama; ms bien afecta a la concordancia temporal de fechas y
acontecimientos que no pudieron realizarse en un determinado periodo
temporal, tal y como se presenta con el orden de los captulos de esa
edicin, como apreciaremos en la siguiente explicacin.
Esta relacin se inicia con la llegada del escudero a Gnova y su
camino a Miln en la introduccin. Del descanso I al IX explica sus
aventuras en aquel pas. El captulo X seala la vuelta a Espaa, previo
naufragio en el mar en aguas francesas. Del captulo XI al XIII, relata las
aventuras, nuevamente, por territorio nacional. Es en este punto donde la
crtica disiente y discrepa acerca de la distribucin de captulos. Por un
lado, la edicin original o prncipe del descanso XVIII al XXIV describe
las aventuras de Sagredo y Mergelina en Amrica, ms el descanso XXV y
ltimo que funciona como despedida del ermitao y, a la vez, como
conclusin del texto y verificacin de su propsito.
La incongruencia del descanso XIV de la relacin III se observa, en
la mencionada edicin, cuando el escudero cierra el ciclo narrativo de su
pasado hasta que deja al matrimonio madrileo de Sagredo y Mergelina,
separ mal las dos partes fundidas por la mutilacin del texto. En ese folio figurara el argumento
de la obra, la clave para su lectura correcta (2005: 11). Por ello es que las dificultades de
impresin no slo tienen que ver con problemas tcnicos, sino tambin de descuidos o, como este
ltimo caso, a intenciones que parecieran venir desde los oscuros rincones de la censura.
81
24
Francisco Ayala describe este procedimiento, pertinente al modo en que Espinel escribi su
obra, que denomina ficcionalizacin del autor. Dice que es un proceso a travs del cual el
hombre que escribe le transmite a su escrito sea por el efecto de su desdoblamiento en
narradorpersonaje de la propia narracin, sea asumiendo dentro de ella el papel de autor
una semblanza de s mismo, entidad ilusoria que va a quedar encerrada en las pginas del libro
mientras el sujeto viviente de que ha sido desprendida se separa de su obra tan pronto como deja
de escribirla y pasa a aplicarse a cualesquiera otras actividades (1984: 49).
87
3.1. PRLOGO
Tanto la suma de privilegio de Juan de Villarroel como la aprobacin
del Doctor Gutierre de Cetina o la propia de Fray Hortensio Flix Paravesn
expresan que el contenido del texto es digno de tener la licencia para ser
impreso y llegar a los lectores por su doctrina y entretenimiento. Estas dos
palabras claves son el principio que rigen las aprobaciones de los escritos
narrativos o su censura en caso de no tenerla por subvertir el orden
preestablecido como literatura conducente a influir de buena forma,
plenamente integrada a la industria cultural impuesta desde el poder para
adoctrinar a los lectores, de acuerdo a los lineamientos morales y ticos de
la poca en que la Inquisicin tena esa potestad, como lo expresa Fray
Hortensio:
El libro del escudero que escribi el maestro
Espinel y Vuestra Merced me manda censurar he visto y
no hallo en l cosa que se oponga a nuestra santa Fe
catlica romana ni ofenda a la piedad de las buenas
costumbres de ella (Espinel, 2008: 20).
Espinel traza, desde su perspectiva de autor, una breve semblanza de
lo que significar su creacin literaria encarnada en un personaje que
denomina pobre escudero en su prlogo al lector. Ya deca Porqueras que
en los prlogos del barroco, se ver mucha densidad terica en problemas
88
literarios y ms violencia en el trato con el lector, con el que cada vez los
autores se mostrarn ms exigentes y selectivos (1965: 4).
Las exegticas palabras de este poeta devenido a narrador, con una
fuerte carga y dosis de falsa modestia, apuntan a su guerra interna para
decidir si lanzaba al ruedo la historia de su escudero, hecho que realizar
por medio de la humildad, que no solamente es tan acepta a los ojos de
Dios, pero al de los de ms speros jueces del mundo (Espinel, 2008:
13)25. El autor advierte que la decisin de concretar su novela fue de la
mano con el juicio de poetas y escritores y destacados humanistas a quienes
se someti para su censura26, entendiendo este acto como la total apertura
a indicaciones y alcances de los connotados. El poeta y msico anuncia que
su intencin es escribir en prosa algo que aprovechase mi repblica,
deleitando y enseando, siguiendo aquel consejo de mi maestro Horacio
(Espinel, 2008: 13)27. De este modo, se pueden colegir las enseanzas, tal
como lo dice Mateo Alemn, cuando en el prlogo del Guzmn tambin
advierte que su libro s trae doctrina que se puede aprovechar:
25
Cervantes habla de ella en El coloquio de los perros, cuando dice Berganza que [] la
humildad es la basa y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna cosa que lo
sea. Ella allana inconvenientes, vence dificultades, y es un medio que siempre a gloriosos fines
nos conduce; de los enemigos hace amigos, templa la clera de los airados y menoscaba la
arrogancia de los soberbios; es madre de la modestia y hermana de la templanza []
(Cervantes, 1995, II: 277-278).
26
Espinel menciona al licenciado Tribaldos de Toledo (1559-1624), quien fue cronista de Indias
y maestro del conde de Villamediana y tambin relacionado a Lope; al maestro fray Flix
Pavesn (1580-1633), gran orador trinitario del barroco; al padre Juan Luis de la Cerda jesuita
autor de una gramtica que homenajea a Nebrija; a Lope de Vega; a Domingo Ortiz de
Mandujana, secretario del Reino de Valencia o Pedro Mantuano, secretario de un Condestable de
Castilla y del Conde de Lemos (Carrasco, 1972, I: 76).
27
En contrapartida, Mateo Alemn configura una historia en que pretende, a travs de las malas
acciones de su protagonista, llevar a la doctrina del lector. Esa advertencia anuncia que segn
como se obre, se recibe en consecuencia. Como seala Navarro, al recordar las palabras de
Hernando de Soto, el Guzmn: ensea por su contrario/ la forma del buen vivir (2004:
LXVIII). En ambos casos en Espinel y Alemn la figura del poeta romano subyace en la
escritura para buscar un soporte moral que la avale ante los ojos de la autoridad clerical y la de
los lectores. Lujn de Sayavedra, en su apcrifo Guzmn de Alfarache, sostiene en la misma
lnea: Para esto te cuento mi vida, para que escarmientes de cabeza ajena (Lujn, 2005: 176).
Gregorio Gonzlez, en tanto, dice de su libro del Guitn Onofre: y si acaso hallaren en l alguna
cosa que pueda ser de fruto, la estimen como salida acaso, que con esto me darn alas para que a
este le haga otra parte y comience cosas ms grandiosas de que pueda sacar algn fruto la
repblica (2005: 406).
89
90
El mozo que tratare de querer ser viejo, deje mis pasos y trate de vencer las pasiones. Dios
pngase al trabajo, y a fuerza de su voluntad rndala en el suelo, venciendo viejos deseos. tese
una soga de sufrimiento y humildad, que arrastre por algunos das los malos apetitos, gastando el
tiempo en virtuosos ejercicios; que a pocos lances llegar santamente al yugo de la penitencia y
con las buenas compaas har costumbre al arado, con que romper la tierra de malas
intenciones, dice el Guzmn de Alfarache (2004: 467). Por su parte, Lujn de Sayavedra
91
tambin opina, en su apcrifa versin del pcaro Guzmn, que la juventud es el periodo de la
incertidumbre e indefinicin, marcado por la inseguridad, el azar o la fortuna y las malas
decisiones o caminos errados: es tempestad la mocedad, porque en ella sale el hombre todo
florido, todo l verde, no reconociendo razn ni otro dueo (2005: 336). No es extrao que estos
pensamientos hayan sido extrados de un texto que necesariamente los escritores barrocos
conocan por su tono humorstico, moral y pardico, como es el Asno de Oro de Apuleyo, cuando
el sacerdote increpa a Lucio y su apetencia a los deseos carnales para decirle: La flor
resbaladiza de una juventud ardiente te ha hecho caer en la esclavitud de la pasin (1983: 334).
92
Bajtn habla de la necesaria identificacin y diferenciacin que se debe realizar entre personaje
y el autor en el plano narrativo. En ese sentido, tal aseveracin implica que la palabra emitida por
el narrador expresa tambin en cada momento la mirada del autor y los acentos que develan su
intencionalidad (1989: 131).
30
El Guzmn apela a todo el fervor vital de su autobiografa para distinguir los aos de la
juventud con el de la adultez, desde donde ha de suponerse se observa el pasado con distancia y
arrepentimiento, tal como lo hace el escudero. El personaje de Alemn califica a aquella edad as:
Terrible animal son veinte aos. No hay batalla tan sangrienta ni tan trabada escaramuza como
la que trae la mocedad consigo. Pues ya, si trata de quererse apartar del vicio, terribles contrarios
tiene (2004: 466). Luego, dice en loa a la, en ocasiones, vituperada vejez: Desventurada vejez
templo sagrado, paradero de todos los carros de la vida Cmo eres tan aborrecida en ella, siendo
el puerto de todos ms deseado? (2004: 394).
31
Sneca, en una epstola, dice a su destinatario en las Alabanzas sobre la vejez: Te aseguro, sin
embargo, que me congratulo de no sentir la vejez ms que en el cuerpo y no en el espritu, tanto
se debilitan los vicios y todo lo que les sirve (1968: 1085).
94
32
De esto da cuenta Rico cuando dice que la adopcin de la primera persona narrativa con fines
didcticos contaba con alguna tradicin en el panorama intelectual a la vista de Mateo Alemn
(pinsese en Ovidio y Boecio) y, muy especialmente, que el ejemplo de las Confesiones
agustinianas (confesin, ya lo hemos visto, llama Guzmn a su relato) predispona a la
acogida de la autobiografa que se propone edificar al lector exponiendo los yerros propios, a la
vez que comentndolos, explicndolos y presentndolos como etapas de una conversin
definitiva. Por otra parte, el sonado xito del Lazarillo (y para un hombre tan ducho en
humanidades como Mateo Alemn tambin contara Lucio Apuleyo) haba acreditado las
memorias ficticias del trotamundos sagaz en la lucha por mejorar su fortuna (1983: 12).
95
para
rendirle
gracias
admirarnos,
en
verdadero
conocimiento
del
universal
34
. Es decir, el discurso
Para Aristteles se llama naturaleza a la materia primera que subyace en cada cosa que tenga
en s misma un principio del movimiento y del cambio, es la esencia de las cosas que tienen en
s esa razn fundamental (1998: 133), y esta se entiende en dos sentidos como materia y como
forma (1998:137). Amrico Castro detalla cmo el pensamiento cervantino acoge el sentido del
neoplatonismo de la naturaleza. Resume as toda la corriente que llega a Espaa no directamente
desde los italianos como Len Hebreo, sino directamente de Erasmo, especficamente del Elogio
de la locura: La doctrina naturalista en Cervantes podra resumirse as: la naturaleza,
mayordomo de Dios, ha formado los seres, poniendo en ellos virtudes o defectos, que imprimen
en cada individuo huellas imborrables y determinadoras de su carcter, cuya realizacin ser el
tema de la vida de cada cual. Esa varia condicin, establece afinidades y disconformidades,
dentro del individuo mismo ante todo, ya que la voluntad o la razn pueden favorecer o
contrariar esa originaria disposicin de la persona. Cada uno ha de conocerse a s mismo, y no
intentar romper su sino natural, su inmanente finalidad. En la relacin con los dems, los afines
se atraen con energa invencible, guiados fundamentalmente por el amor (neoplatonismo); los
dispares, se estrellan trgicamente procurando armonas vedadas por la naturaleza (1987: 171).
99
35
35
36
Morreale observa que el texto original, el Galateo de Giovanni Della Casa, en el cual se basa
el texto del autor espaol, contena ideas provenientes de los escritos clsicos y medievales,
pero su novedad radicaba en el acento, que cae no ya en la doctrina moral, como en tantos
otros libros didcticos tradicionales, sino en el valor social y esttico de los buenos modales []
y que este libro es obra de un prelado y diplomtico pontificio, Mons. Della Casa, que lo
compuso entre 1551 y 1555, en plena madurez y abandonadas para siempre las nieras de la
juventud, despus de haberse distinguido como orador y poeta (Morreale, 1968: 2-3). Sin
duda, los aspectos que describe la investigadora son seales que coinciden, segn el anlisis
expuesto en los anteriores puntos, con el estado social, edad e inquietudes propias del poeta y
narrador de Ronda. Los puentes semnticos, que se extienden desde el texto italiano al de
Espinel, indican que este ltimo retoma el nfasis en la lnea moral para intentar perfeccionar las
acciones humanas. La condicin sacerdotal del autor andaluz en poca postridentina es un factor
determinante y definitivo que explica esa distincin.
102
justeza y en adecuada forma para lograr un texto bien logrado, que cumpla
con su funcin: deleitar al lector.
Previamente, Luis Zapata planteaba, en el texto De brevedad en el
escribir de sus miscelneas, que este arte era un ejercicio que reciba toda
su alabanza, y trazaba junto con esto la lnea que los autores posteriores
incluyen en sus poticas: La brevedad en el escribir y aun en el hablar es
cosa muy loable, y la prolijidad y lo superfluo de grandsimo vituperio
(Zapata, 1948: 79).
El rondeo, a travs de su personaje, coincide con el Guzmn de
Alfarache. Ambos comparten la misma advertencia al discreto lector en el
sentido que su prosa no exagerar en la complejidad de la obra ni en su
extensin (aunque, en la prctica, en el caso del texto de Alemn, diste de
ser realmente as):
No me ser necesario con el discurso de largos
exordios ni prolijas arengas; pues ni le desvanece la
elocuencia de las palabras ni lo tuerce la fuerza de la
oracin a ms de lo justo, ni estriba su felicidad en que
le capte la benevolencia. A su correccin me allano, su
amparo pido y en su defensa me encomiendo (Alemn,
2004: 62).
Este episodio del escudero en su lugar de reposo hace cercano, como
ocurrir durante todo el relato, el dato autobiogrfico de autor y personaje.
Tal como consigna Haley, la coincidencia del ser y el estar entre ambos en
este caso no exacta, aunque similar, lo sita en el convento de Santa
Catalina, en Madrid, donde escribir sus memorias en los ltimos das de
104
37
Como bien seala el crtico, no es el lugar exacto donde el poeta de Ronda pas su vejez,
aunque la similitud de la estancia, su retiro por rincones eclesisticos para escribir su novela,
avalan la cercana de los estados del escritor y su personaje, quien es retratado desde su pobreza
en ese convento para ancianos. Esto revela esas naturales diferencias, no obstante comparten el
fondo, el quid: From this description of the pensioners at Santa Catalina, one can see that
Espinel had in mind a similar characterization for Marcos de Obregn. The persistente of the
legend that Espinel, too, spent his last years in poverty at Santa Catalina, which Mesonero
Romanos, among others, believed, is easy to understand. When he was writing Marcos de
Obregn, Espinel was on old man also living in church quarters, and although his situation at the
Capilla differed from Marcos in several important ways, the general resemblance predominates
(1959: 165-166).
105
con
aquella
pretensin
anterior,
la
de
esconder
Haley cree que esa ambigedad est marcada por una excesiva prisin entre la persona
histrica, el propio escritor y su libertad potica, condicionada por este factor: This is the
historians bondage rather than the poets freedom (1959: 89).
106
108
109
39
40
40
La risa, ese elemento perturbador y muchas veces subversivo, destella todas sus luces en las
novelas picarescas. Es un arma predilecta de la parodia y de la burla, del escarnio y la stira.
Recordamos como Apuleyo, en El asno de oro, ese texto que tuvo gran resonancia en los relatos
ureos, propaga la risa en abundancia en sus pginas, como por ejemplo, en el libro II, cuando
Miln y Lucio hablan del caldeo Difanes, quien devela el futuro de Luzio, pero que tambin
estuvo en la ciudad de Miln y fue, ah, burlado, asaltado y su hermano degollado. As, Miln
cuenta: soltbamos una ruidosa carcajada por la suerte del adivino, que logr escapar
penosamente de su destino (1983: 69).
114
44
De igual modo, Lujn de Sayavedra confa a esta cualidad una carga semntica necesaria para
sobrellevar mejor los infortunios de la vida y tener, con ello, virtud; un valor que el Guzmn su
apcrifo ensalza de acuerdo a los ms elementales conceptos del cristianismo, y que concuerda
con el discurso postridentino del escudero de Espinel: [] aunque el de tener paciencia es muy
general y los comprende a todos, porque son tantos los infortunios de esta vida, que por maravilla
hay tiempo en que no sea menester la paciencia. Tvela aqu por fuerza, por conservar el asiento
que tena, aunque despus no supe conservarle. Y sin duda es una virtud de grandes frutos y
provechos, porque los pacficos como dijo Cristo poseern la tierra (2005: 164).
45
Cervantes tambin apunta a la pugna de esos valores en los continuos arrebatos de su
protagonista, mezcla de un alocado y colrico justiciero que se rebela ante las situaciones inicuas
que aprecia desde su desquiciado mundo, alternndolas con reflexiones dignas de un letrado
capaz de filosofar y opinar de numerosos tpicos de variada leccin con sano juicio y sabidura.
116
48
Navarro tambin seala la presencia que esta obra italiana tuvo no slo el Lazarillo o en las
novelas intercaladas cortas del Guzmn, sino tambin en el Abencerraje y en los relatos
amorosos de Mara de Zayas.
119
recurdese, abogaba por desterrar a los poetas (sobre todo a los lascivos,
como aclara el clebre autor) porque escriben sino unas agudezas que a
modo de blandas espinas os atraviesan el alma y como a rayos os hieren en
ella, dejando sano el vestido (2004: 843). Pide, por lo mismo, el destierro
a la isla de los Lagartos para don Clavijo, que era el nombre de aquel ruin
trovador, que causaba esas nefastas consecuencias.
Por su parte, en el captulo IV de la segunda parte del libro III del
Guzmn de Alfarache, hay un suceso similar. En l, los roles se cambian, y
es la hermosa Gracia, junto a su madre y su hermana que paseaban por el
ro Henares, la que con artes musicales logra embrujar al pcaro: Cantaba
suavsimamente a una vigela, tala con mucha diestreza [] supliquele
que un poco cantase, y sin algn melindre, templndola con su voz, lo hizo
de manera que pareca suspender el tiempo [] (Alemn, 2004: 646). Una
vez ms, la explosiva mezcla entre msica y verso resultaban altamente
nocivas, pues su poder de embrujo fascinante era capaz de dominar, bajar
las defensas y embelesar hasta las ms ptreas almas.
Del mismo modo, Mateo Lujn de Sayavedra, en el Guzmn
apcrifo, realiza todo un tratado de la msica a travs de personajes
histricos, y, en consonancia con el episodio mencionado, seala el efecto
que la meloda tiene como vehculo de conquista. Tal es la fuerza del
sonido y verso, suficiente para que un msico traspase el pecho de alguna
dama, que el personaje refleja la idea en frases como: el canto encanta,
el secreto natural del arte, que fcilmente arrebata los corazones tras s
donde hay inclinacin a ella o es la msica gran incitamento para el
amor, y en ella se halla grande refugio para solicitar y conquistar los
corazones (Lujn, 2005: 244-245).
Como se aprecia, el poder de los poetas y sus versos musicalizados
con guitarras o vihuelas no es exclusividad del bardo msico de Ronda,
sino que es materia que interesa a todos los grandes narradores ureos,
122
50
Llamativo resulta el procedimiento de Cervantes, en El celoso extremeo, que usa para tratar
este asunto. Navarro Durn advierte que el clebre autor vacila seguramente por los cdigos
ticos en darle concrecin: Tenemos dos versiones del vrtice de la relacin amorosa: la del
manuscrito Porras de la Cmara (quien la copi hacia 1604 para el cardenal arzobispo de
Sevilla) y la del texto impreso en 1613. En la del texto manuscrito, se consuma el adulterio; en
la editada, no: Leonora, lucha contra las fuerzas villanas de su astuto engaador [] y l se
cans en balde, y ella qued vencedora, y entrambos dormidos. (Navarro, 1996: 28). De esa
forma, segn la estudiosa, el narrador quiere dejar en claro su ignorancia porque en la segunda
edicin, Leonora, turbada por los acontecimientos, no pudo decirle a su agnico esposo acerca
de su total inocencia. Por tanto, l solo quera resaltar el ridculo en que deja al pobre y
moribundo personaje, como un viejo cornudo, aunque este no lo fuera en estricto rigor.
123
El relato del Decamern, bien dice Rosa Navarro, es adaptado por el andaluz (2008: XXIII).
En ese sentido, como sealremos, lo fundamental de esta versin es el cambio en la moralidad
del texto. Su sentido axiolgico deriva hacia un marcado carcter postridentino.
124
animal hiciese por ser alborotado, podra consumarlo. Pero, en este caso, la
accin del escudero para impedir el pecado es una muestra de la vuelta de
tuerca del modelo. Espinel, de este modo, dialoga con el texto italiano.
Utiliza su riqueza en la composicin de las historias, que en la mayora de
las ocasiones culminaba con la efectiva realizacin de los apetitos carnales
de los protagonistas, algo que el contexto socioreligioso de la poca del
propio relato lo impide. Adems, se suma a esto aquella voluntad del
escudero, proveniente del propio Espinel (un inquisidor), que evitaba as el
castigo que eventualmente hubiese aparecido de forma implacable.
Lo anterior se explica doctrinariamente en el cuarto descanso, en el
momento en el cual Marcos interviene con sus excursos, luego de una
noche llena de disgustos, pesadumbres y alteraciones, efectos propios de
devaneos fundados en deshonor, ofensa y pecado (Espinel, 2008: 37).
Exhorta, una vez que ha advertido su malestar, directamente a los dos
implicados Mergelina y el mocito a que cuiden la honra. 52 Aquello
implicaba la no trasgresin a las estrictas normas de conducta emanadas del
poder moral y social. Si lo contrario hubiese ocurrido, las consecuencias
habran sido muy peligrosas. Mejor no correr esos riesgos.
Torquemada, con su preceptiva moralista y literaria, constituye otro
antecedente y clara influencia en la literatura urea 53 en este y otros tpicos,
que los autores de dicho periodo irn incorporando en sus textos. La idea
52
de la honra de este autor del siglo XVI est basada en los fundamentos de
la ms pura doctrina cristiana, despojada de aquella vanagloria mundana a
la que el mismo alude, y que va en concordancia con los principios del
erasmismo. Por ello, el elemento central, dentro de esta concepcin, lo
constituye la humildad. Dicha cualidad debiera ser patrn de conducta a la
hora de efectuar actos que eludan toda pompa, asunto que en Espinel, como
antes se observara, tambin es una tarea de primer orden, ya que con esa
actitud propia del ideal del buen cristiano desea presentar su prosa.
Torquemada ejemplifica con ciertos personajes la mala honra. Su crtica
surge cuando comportamientos errneos por una torcida praxis de la
llamada buena honra opacan sus virtudes. Cualquiera puede caer en ellos,
incluso quienes no deberan hacerlo por su importancia social. El moralista
denomina este proceso como la vanidad de la honrra, pues no perdona a
los ms perfectos (Torquemada, 1994, I: 365). Critica, dentro de ese
crculo de virtuosos, la conducta de los frailes, quienes deberan ser, sin
duda alguna, paradigmas de rectitud o los ms perfectos y ms sanctos 54
(1994, I: 365), precisamente por ser los servidores de Dios. Pero tambin lo
hace contra prncipes y seores, por las ceremonias y soberbia con que
demuestran sus ttulos. Ese mtodo, que enjuicia sin alusiones personales,
sino hacia colectivos, clases sociales o entes con algn poder o influencia,
es clave en el gnero satrico. Su frmula est basada en la denuncia, que
luego busca la concienciacin y, desde luego, la posterior correccin de
estos vicios. El de Ronda, por su condicin de clrigo y por pertenecer a la
etapa histrica de la Contrarreforma, no llega tan lejos ante tal crtica que
ataca directamente al estamento al cual l pertenece, pero s la pone en
54
Torquemada insiste con la fuerte crtica, de claro corte erasmista, hacia este segmento de
poder, tal y como lo hiciera genialmente el autor del Lazarillo, contra aquellas costumbres que
se enquistaban en esos representantes divinos: Que pues no se contentan con lo que les vasta y
quieren tener un nmero de servidores, hazer grandezas en vanquetes y fiestas y otras cosas
fuera de su hbito, que todo esto es para ser ms estimados que los otros con quien antes eran
yguales (Torquemada, 1994, I: 366).
127
prctica con personajes que no ostentan poder alguno. Al fin y al cabo, son
poseedores de vicios humanos que deben ser igualmente corregidos, como
se observa en el caso de este episodio entre la dama y el msico.
Al seguir el texto en este tema, y, segn el pensamiento de la poca,
algn hecho que hiciera perder el equilibrio de una convencin, ligada a las
relaciones sociales y a las normas de convivencia dentro del matrimonio,
implicaba una sancin moralizante. Es un detalle importante, ya que as lo
hace ver Marcos a Mergelina por su actuar, que no alcanza la transgresin a
su estado civil y que es, en definitiva, lo que la salva del escarmiento:
Qu le parece su buena ventura? Que tal lo ha
sido, pues en cuantas veces la ha probado, la ha
guardado de que los pensamientos no viniesen a la
ejecucin de las obras, para que su honra ya que ha
estado para despearse quedase salva en un aprieto tan
grande; que, arrojndose con tan determinada voluntad,
le ha puesto tantos impedimentos para la cada, y tantas
ayudas para el arrepentimiento [] los malos intentos al
principio errados engendran recato para los venideros
(Espinel, 2008: 38-39).
Del mismo modo, Alemn, en el Guzmn de Alfarache, hace una
larga digresin acerca de este concepto central que encierra toda su
complejidad emanada del vnculo entre el individuo y la sociedad 55 . La
55
Guzmn explica cun difcil es de sobrellevar la honra. Ello orienta el calado que esta facultad
adquirida tiene para el ciudadano del Siglo de Oro y los distintos pasos para obtenerla y
mantenerla sin llegar a perderla. Si as ocurriese se corra el riesgo de la privacin del estatus y
una infravaloracin del individuo: Qu trabajosa es de ganar! Qu dificultosa de conservar
Qu peligrosa de traer! Y cun fcil de perder por la comn estimacin! Y si con el vulgo se ha
de caminar, ella es uno de los mayores tormentos a quien con quietud quiere pasar su carrera le
puede dar la fortuna ni padecer en esta vida (Alemn, 2004: 191). Cervantes, en la historia de
Lotario y Anselmo en el Curioso impertinente, aborda la preponderancia de la misma cuando el
128
honra aparece como un estatus forjado desde la consciencia, que pasa por
un profundo valor filosfico hasta llegar a la conducta del individuo, y los
lmites que las normas sociales le impiden traspasar, como los que le
permiten tener xito, fama y respeto de sus pares:
[] Como si no supisemos que la honra es hija
de la virtud, y tanto que uno fuere virtuoso ser honrado,
y ser imposible quitarme la honra si no me quitaren la
virtud 56 , que es el centro de ella. Sola podr la mujer
quitrmela, conforme la opinin de Espaa, quitndosela
a s misma, porque, siendo una cosa conmigo, mi honra
y suya son una y no dos, como es una misma carne; que
lo ms es burla, invencin y sueo (Alemn, 2004: 190).
Cervantes, en La fuerza de la sangre, tambin menciona la honra
como parte de la virtud. Lo hace cuando Leocadia cuenta a su padre la
terrible experiencia que vive al ser secuestrada y violada por el noble
caballero Rodolfo. El progenitor intenta calmar la honda pena de la moza,
causada por su deshonra, por aquel acto del cual fue vctima, y le dice:
primero, sorprendido por la peticin de su amigo de cortejar a su esposa Camila para probar la
fidelidad de ella hacia l, responde as: [] antes me pides, segn yo entiendo, que procure y
solicite quitarte la honra y la vida, y quitrmela a m juntamente, porque si yo he de procurar
quitarte la honra, claro est que te quito la vida, pues el hombre sin honra es peor es que un
muerto; y siendo yo el instrumento, como t quieres que lo sea, de tanto mal tuyo, no vengo a
quedar deshonrado y, por el mismo consiguiente, sin vida? (2004: 33). Desde la perspectiva del
pcaro, Guzmn otorga, con el stira que lo caracteriza, cdigos honrosos incluso a los bandidos:
quin se preciare de ladrn, procure serlo con honra (2004: 505).
56
Torquemada la define en su Colloquio, especficamente el que se titula Que trata de la vanidad
de la honra del mundo, dividido en tres partes, en los siguientes trminos: Segn el philsofo,
honrra no es otra cosa sino premio de la virtud (Torquemada, 1994, I: 361). Ms claro todava
resulta su bsqueda de la esencia de la misma [] la verdadera honra es la que damos a otros
sin procurarla los que la reciben, porque las obras virtuosas que hizieron las obraron por sola
virtud y sin ambicin ni codicia de la honrra; y que cualquiera que procurare de tomarla por s
mesmo, aunque la merezca, esto solo vasta para que la pierda (Torquemada, 1994: I: 371). Por
cierto, Lpez Pinciano tambin delinea este concepto de la virtud para hacerlo ver como una
fuerza del alma, mediante la qual se obra segn entendimiento, y tambin agrega que el
virtuoso siempre sobrepuja la fortuna sufriendo (1973, I: 22-23).
129
131
en
Mlaga,
le
anim,
porque
se
turb
el
no
conocer
bien
los
mdicos
las
57
Espinel, nuevamente, remite a su personaje y explica con su negativa sus propias convicciones,
que son cercanas al ejercicio sacerdotal de un hombre en la antesala de la vejez. Tal y como
indicamos en el captulo sobre la novela bizantina, Marcos renuncia al matrimonio y otorga la
responsabilidad de cuidarlo con honra a los personajes a los cuales sirve, y que tendrn una
destacada participacin en la historia americana, perteneciente a ese gnero, en la tercera relacin
de la novela.
58
Navarro explica que en este captulo Espinel tuvo la intencin de evocar su pasado, pero el
dolor del recuerdo de una vida azarosa se lo impide. De cualquier forma, realiza un adelanto
con esta ancdota del perro, cuya unidad ms que ser biogrfica es esencialmente novelesca; es
decir, no esboza el discurso vital de Marcos sino aporta una ancdota que entretiene (2008:
XXV).
136
Espinel elude la referencia procaz y el ataque directo a la manera del Guzmn, que con sus
diatribas ponzoosas y violentas esgrime contra el rico y la riqueza, tambin contra el pobre,
comprobable en este ejemplo: no tiene honra, ciencia, poder, valor ni otro bien, pena ni gloria,
ms de aquella para que cada uno la encamina [] Ni se condena el rico ni se salva el pobre por
ser el uno pobre y el otro rico, sino por el uso de ello. Que el rico atesora y el pobre codicia, ni el
rico es rico ni el pobre, pobre, y se condenan ambos (Alemn, 2004: 580).
137
medio de la fortuna, que est ligada al sino o azar. Su reflexin acaba con
una idea sobre la democracia de la muerte, que a todos alcanza: Y de
cualquier manera que sea, todos en la muerte se despiden de mala gana de
la hacienda y de las honras que por ellas les hacan (Espinel, 2008: 58).
3.2.6. LA EDUCACIN
El prximo descanso, el sptimo, aborda otro tpico que interesa a
las letras barrocas: la educacin. Qu, si no todo un manual instructivo, de
diversa ndole, representa aquella narrativa? El propio Alemn espera que
su libro tenga un virtuoso efecto, lo que permite la subsistencia y, de alguna
otra manera, el triunfo ante la adversidad del protagonista. Ese proceso
constituye su instruccin que, segn el final, termina en un rotundo fracaso
por las caractersticas del reincidente pcaro, de ah la moraleja del texto.
Por ello, este tipo de prosa viene cargada de tratados que resaltan el papel
que la educacin y buena crianza de los hijos deben tener dentro de la
sociedad, tanto lo concerniente a valores, en la que hace hincapi el
escudero, como en la instructiva escolar. Marcos dice al hidalgo sobre
cmo debe ser esa crianza y hace un contrapunto con el Quijote, aunque
ambos siguen el camino de la moralizacin e instruccin en las pginas de
sus obras. El escudero no endilga toda la responsabilidad de la educacin a
los padres, sino a la sociedad en su conjunto, ya que, eventualmente, una
mala doctrina familiar puede provocar conductas desviadas:
Acerca de la materia dije de criar los hijos,
hay tantas cosas que advertir y tantas que observar, que,
aun de los propios padres que los engendraron, no se
puede muchas veces confiar la doctrina que han
138
60
Espinel tiene muy en cuenta estas ideas doctrinales cervantinas sobre la educacin. En el
Coloquio de los perros, el clebre creador de Alcal tambin aborda este tema. Berganza
expone a Cipin lo que observa sobra la docta enseanza, tanto intelectual como conductual, en
un aula de clases. Eso ocurre cuando acompa al hijo de su amo mercader a sus lecciones: No
s qu tiene la virtud, que, con alcanzrseme a m tan poco, o nada della, luego recib gusto de
ver el amor, el trmino, la solicitud y la industria con que aquellos benditos padres y maestros
enseaban a aquellos nios, enderezando las tiernas varas de su juventud, porque no torciesen ni
tomasen mal siniestro en el camino de la virtud, que juntamente con las letras les mostraban.
Consideraba cmo los rean con suavidad, los castigaban con misericordia, los animaban con
ejemplos, los incitaban con premios y los sobrellevaban con cordura, y, finalmente, cmo les
pintaban la fealdad y horror de los vicios y les dibujaban la hermosura de las virtudes, para que,
aborrecidos ellos y amadas ellas, consiguiesen el fin para que fueron criados (Cervantes, 1995,
II: 283).
139
Lpez de beda tambin utiliza la fbula como recurso narrativo y moral (para sus causas)
con el mismo animal como protagonista. La zorra, all, quiso engaar a las sardinas, pero una
gata preada en agosto le estrope sus planes. Por esa razn la maldice, y los gatos nacen
desmedrados (2007: 61).
140
Navarro Durn advierte del paralelo que existe entre esta narracin y los relatos del Quijote:
El episodio, burlesco est formado con estofa de un episodio de la primera parte (el de los
odres) y de dos de la segunda el del rebao, y el de Sancho colgando de la rama de un rbol,
asustado por la presencia de un jabal (2008: XXVII).
141
es decir, en el seno del pueblo, y, por esa misma razn, le expresa con
imperativo acento a Paulino: Seprate, pues del vulgo (Sneca, 1984:
54). No ser esta la primera ni la nica referencia que Marcos realiza sobre
el tema, como iremos observando en el transcurso del anlisis.
Conforme avanza el relato, se observa, a modo de sntesis de lo
anteriormente expuesto, que Espinel va intercalando acciones, frases,
tpicos y pensamientos que son fruto de sus lecturas. El autor pretende,
adems, engrandecer la figura del escudero para posicionarle en un sitio
donde fuera fcil distinguir su superioridad intelectual y tica. Destaca su
intento por reforzar el carcter de narrador y contador de anecdticas
historias del personaje y, por otro, por dotarle con un semblante de
idelogo moralista y filosfico. De esta forma, integra los acontecimientos
realizados por el personaje en todos los mbitos y medios en donde este se
desenvuelve dentro de un concepto mayor, que les da sentido trascendente,
de acuerdo a su cristiana visin del mundo.
El escudero vuelve, dentro del propio descanso, con otra digresin
sobre otro tpico de las letras y narrativa barroca relativos a la ociosidad de
las personas, y que surge cuando el hidalgo conmina a Marcos a seguirle:
[] el andar vagamundo y ocioso era cosa
perniciosa para conservar la reputacin y sustentar la
vida, que, aunque es as que la ocupacin cansa el
cuerpo, y la ociosidad fatiga el espritu, y el que trabaja
piensa en lo que hace bien, y el ocioso en lo que puede
hacer de mal, gracia del cielo es menester para que el
ocioso se ocupe en cosas de virtud, y mucha fuerza de
mala inclinacin para que el ocupado se ejercite en el
vicio (Espinel, 2008: 68).
143
63
Mexa aboga por el justo merecimiento al reposo de quien ejecuta un trabajo con denuedo:
Quien quita el trabajo, quita el descanso; al cansado y trabajado todo le es sabroso y dulce: el
comer le da sabor; el dormir, descanso (1989, I: 447). Pero, por contrapartida, aade que en la
ociosidad se multiplican los vicios (1989, I: 451), y luego concluye: Gstese, pues, el tiempo
en lcitos y honestos trabajos; huyamos de la ociosidad, que jams supo hazer cosa buena. Pero
no se entienda tan rigurosamente lo que digo, que no ayan de dormir ni comer los hombres por
trabajar y tomar algn descanso, que lcito es el ocio y pasatiempo alguna vez; pero sabed que
se ha de tomar para bolver mejor al trabajo y en honestos y buenos pasatiempos y descansos
(1989, I: 456).
144
escardadera
que
entresaca
las
buenas
64
Maras sostiene, sobre la novela picaresca, que el torso de la interpretacin vigente de ella
consiste en ver que su tema fundamental es el hambre (1969: 8).
145
Es un concepto muy cercano al que sealara Covarrubias, quien tambin expone el origen del
trmino, que as lo define: es un lugar o aposento donde la familia de un seor se junta a comer;
es nombre alemn, de tine, que vale lo mesmo que mesa, o de tix, que significa lo mesmo y de
all txnelo y corruptamente tinelo. Y hace de advertir que estas mesas son ordinarias de gente, y
que siempre estn puestas, como la de los refitorios (1998: 962). Es, en palabras de Prez
Priego, el comedor de la servidumbre (1994: XVII). Luttikhuizen, en su edicin del Coloquio
de los perros, agrega la caracterstica de espacioso, cuando Cervantes lo menciona como uno
de los lugares adems de la Corte que frecuentaba un alfrez en aquella novela (1994: 639).
146
S por Dios.
Maldiremos,
pues que ruin vino bebemos,
al poltrn del Canavario,
y al Escalco, pues que vemos
que nos sangra el ordinario (Torres Naharro,
1994: 372).
Cervantes, en el Quijote, tambin menciona esos famosos comedores
de poca. Lo hace el mozo de guerra que cuenta al Quijote, a Sancho, y al
primo de Basilio, acerca de su pobreza y sus ganas de ir a la batalla y servir
en exclusiva y con todo honor al rey:
Si yo hubiera servido a algn grande de Espaa o
algn principal personaje respondi el mozo, a buen
seguro que yo la llevara, que eso tiene el servir a los
buenos, que del tinelo suelen salir a ser alfrez o
capitanes, o con algn buen entretenimiento []
(Cervantes, 2004:738).
Desde el Guzmn hasta el texto de Espinel hay numerosos cuadros
en que se relata, igualmente, las malas experiencias culinarias, no ya en
tinelos, sino especialmente en los comedores estudiantiles, donde se
describen las actitudes apicaradas de los estudiantes. Esto se constituye en
un motivo cmico. As lo ejemplifica la experiencia que relata Pablos, en el
Buscn, en la estancia del dmine Cabra, en donde se retrata graciosamente
las esculidas raciones que aquel mezquino ayo daba a l y a Don Diego.
Pablos cuenta con ingeniosa prosa esa circunstancia, donde debe extremar
recursos para probar algn bocado:
150
ser llamados
152
libros,
fieles
consejeros,
amigos
sin
Carrasco Urgoiti alude a ciertas obras que son espejos literarios de Espinel para calificar de
esta forma a los libros. Se trata del Despertador del alma dormida, del agustino Juan Gonzlez
de Crptana, publicado en 1613; y otras similares que aparecen en El reloj en la vida espaola, de
Miguel Herrero Garca (1972, I: 173). Navarro Durn, por su parte, destaca la concordancia de
este segmento narrativo de loa hacia los textos escritos en la cita de Quevedo: Retirado en la paz
de estos desiertos,/ con pocos, pero doctos libros juntos [] (2008: XXVIII).
153
explicacin est por revelarse, no pasa buena noche. Marcos habla del
sueo67 que no pudo tener a causa del ayuno al que se vio sometido. En el
Lazarillo hay un episodio similar. El joven protagonista describe una
sufrida noche de sueo que tuvo a causa del hambre, cuando reposaba junto
a su amo el escudero:
Mas maldito el sueo que yo dorm, porque las
caas y mis salidos huesos en toda la noche dejaron de
rifar y encenderse; que con mis trabajos, males y
hambre, pienso en mi cuerpo no haba libra de carne, y
tambin como aquel da no haba comido casi nada,
rabiaba de hambre, la cual con el sueo no tena amistad
(Valds, 2003: 164).
Ver captulo sobre novela bizantina en donde se habla de los humores del sueo que Marcos
menciona en este prrafo, tema que es referencia constante en la novela barroca.
68
Se trata de un espacio contemporneo del poeta. Como bien expone Carrasco, siguiendo a
Jernimo de la Quintana, la ermita fue fundada en el ao 1605 (1972, I: 174). En tanto, el
mencionado puente lo fue en 1564 (1972, I: 159).
154
155
69
Como bien seala Carrasco Urgoiti, de acuerdo a los estudios de Gili Gaya y de Haley,
Oviedo, quien era secretario del cardenal Bernardo Sandoval, a quien va dedicado la novela, y
Alonso Franco, prroco de la Iglesia de San Andrs donde Espinel desarrollaba su cargo como
Maestro de Capilla, y que tambin escribi aprobaciones de libros y compuso algunas poesas
(1972: 175-176), ejemplifican el refuerzo doctrinario del escudero. El autor recurre a estos
baluartes espirituales, una vez ms, para solidificar y respaldar su preceptiva moral en el texto de
este breve relato, que es solo una ancdota borrosa y sin enjundia; no importa qu sucede, sino
la enseanza, como plantea Navarro Durn (2008: XXIX).
156
3.2.9. LA ANAGNRISIS
VICENTE ESPINEL
Y LA CLASIFICACIN DE LA FBULA DE
157
158
vida70. Tal y como seala el terico espaol del Siglo de Oro, de acuerdo a
la propia clasificacin aristotlica que l utiliza, la historia del escritor de
Ronda se convierte as en un relato compuesto, ya que o tiene agniciones,
o peripecias, o todo junto (1973, II: 25)71. Marcos de Obregn obedece
tambin a la idea aristotlica que el filsofo clsico ejemplifica con la
tragedia del enriquecimiento de la fbula: la principal fuente de placer
para el alma del espectador est en las dos partes del mito, es decir, en las
peripecias y en el reconocimiento (Aristteles, 1991: 1120). El escritor
rondeo recurre a la agnicin por memoria72, tal como lo hace Cervantes,
para el mutuo reconocimiento entre el ermitao y Marcos.
Por otro lado, el Quijote vuelve a hacer patente su gran influencia en
la configuracin y diseo del Marcos de Obregn. Pudiera ser
perfectamente factible que todo este ambiente literario en el humilladero,
desde que el escudero llega por casualidad y describe al ex soldado
70
Cabo opina que Marcos de Obregn presenta una situacin dialogada la cual origina la
narracin propiamente picaresca en el marco de una autobiografa in media res (1992: 46).
71
Lpez Pinciano entrega su propia definicin de este recurso aristotlico: Agnicin o
reconocimiento se dize una noticia sbita y repentina de alguna cosa, por la qual venimos en
grande amor o en grande odio de otro; y peripecia se dize una mudana sbita de la cosa en
contrario estado que antes era (1973, II: 25-26).
72
En su Potica, Aristteles puntualiza que la divisin taxonmica de la anagnrisis comprende
cinco posibles formas de realizacin: la primera se establece por el reconocimiento de las seales
exteriores; la segunda, por el apaamiento u opcin del poeta; la tercera, por el recuerdo al ver u
or alguna cosa; la cuarta, por silogismo, en que se colige por un procedimiento racional el
parecido de un personaje y, por ltimo, una quinta opcin, que deriva de los propios hechos y
acontecimientos verosmiles (1991: 140-142). Espinel se apoya en toda esta tipologa para la
agnicin entre Marcos y el ermitao. Por su parte, el esteta del siglo XVI explica los cuatro tipos
de agnicin que existen, segn su clasificacin: por medio del entendimiento, es decir, quando
de una razn por otra razn se viene sbitamente en la noticia de la persona conocida; por
memoria, porque, o la memoria procede de la vista, como el que, viendo la figura de la persona
que amava, suspir causado de la memoria fue conocido; o la memoria procede el odo; por
medio de la voluntad, ya que, la persona, quiere serlo expresamente, como a Ulyses le aconteci
con su ama y con sus pastores; y, agrega a las anteriores, aquellas que surgen por medio del
discurso que puede darse de dos formas: o por medio de verdadero de falso, de los oyentes o del
teatro, que, como dice Aristteles, todo es uno. Los tres primeros tipos de anagnrisis
corresponden a aquellas que provienen directamente del alma (Lpez Pinciano, 1973, II, 30-34).
As, ocurre, de acuerdo a esta ltima sentencia, con el relato del poeta rondeo, aunque no era
persona amada, comparte aventuras con l en el mbito de la soldadesca. Los recuerdos de los
das de milicia implican el orgullo de pertenecer a las armas que defienden territorios imperiales,
aunque estas reminiscencias gloriosas no sean, por cierto, las que predominan en la mente del
escudero.
159
3.2.10. EL
MARCOS
DE
OBREGN
El descanso noveno prosigue con la preparacin del ambiente del
relato, con el fin de adaptarlo a las circunstancias presentes en la historia.
El objetivo, por consiguiente, es adecuarlo tambin a la intencionalidad del
texto. De acuerdo a esto, Marcos transmite la idea de permanecer en paz y
sosiego en aquel lugar tan abrigado y apacible. El humilladero, sacro
161
El crtico plantea que en los tercetos del poeta es posible advertir el menosprecio de la Corte
y elogio de la vida de soledad de naturaleza, lo que dara la explicacin del sentido de las
Soledades (Orozco, 1975: 139). Tambin, en su anlisis de los primeros versos del autor
cordobs, aade que se distinguen tres elementos que pueden ser claramente identificables en la
produccin lrica de Espinel: pluritematismo de naturaleza, mitologa y sentimiento amoroso
(Orozco, 1975: 181), temas que luego el autor de Ronda adecua a su obra narrativa.
162
El captulo dedicado a la novela bizantina abarca este esencial asunto, a partir de las obras
mencionadas que funcionaron como modelos de Espinel.
164
igualmente,
genera
gallardos
espritus,
capaces
de
desear
la
De acuerdo con Carrasco Urgoiti, el personaje sera Juan de Aguilar, al que corresponden los
rasgos fsicos atribuidos a l por Marcos. El personaje sera un participante de un concurso
literario realizado en 1546 en Alcal de Henares (1972, I: 181).
166
167
169
77
Haley alude a la posibilidad de que dicha pobreza proviniera de una mala jugada comercial de
parte del progenitor del escudero: Marcos de Obregns peripatecic youth begins when he sets
out from Ronda to pursue his studies at the University of Salamanca, carrying with him a
meager patrimony. His impovished father has little to give him but lo que pudo, y una espada
de Bilbao (I, 143) because he had suffered financial ruin as a result of some business dealings,
which made a strong impression on the young Marcos: que tiemblo de tratar de fiar ni ser
fiado, que por ah se perdi mi padre (I, 148) (Haley, 1959: 130). Esto representa otro
antecedente que justifica y refuerza esa independencia temprana de Marcos con la que Espinel
dota a su personaje para que procurase la subsistencia por sus propios medios, y hace que eso
sea un advertencia en sus futuras acciones, en cuanto a desconfiar de los negocios, a quienes los
realizan, y a todo el juego de relaciones que se establecen en ellos.
170
80
Esta ancdota, segn la estudiosa, es deudora del episodio acontecido en el texto de Quevedo
(2008: XXX).
172
3.2.11. EL
ESPINEL
Y LA
MURMURACIN
173
rostro como por el quejido constante de una mujer, que lanzaba sus
imprecaciones por su infausto destino. Aquella molestia en el rostro, que
Marcos atribuye a las hormigas, no era otra cosa que gusanos que caan de
un cuerpo colgado, y que se encontraba en avanzado estado de
descomposicin. La mujer cuenta al escudero el suceso:
[] en este mismo lugar en donde ests, mi
amante dio muerte a mi esposo sin consentimiento mo,
para gozarme a solas y en libertad, y que en el ese
mismo lugar el amante, que me haba quedado para
consuelo, pag al culpa de su delito. Veslo ah sobre ti
colgado, siendo mantenimiento de aves y animales
(Espinel, 2008: 88- 89).
El rondeo, con este hrrido espectculo y el hediente espantajo
del rbol, segn sus propios adjetivos, pretende experimentar con
descripciones y escenas exageradas en la imagen y su proyeccin. Estas
pueden llegar, como en este caso, a lo repugnante, a esta especie de
realismo descarnado81. El spero cuadro narrativo lleva consigo esa enorme
carga significativa. Espinel se distancia as de sus modelos; quiere, por un
81
82
Rico habla del problema de los bandoleros en la poca de Felipe II y Felipe III, asunto que el
rondeo tambin incluye en su novela en la tercera relacin (2004: 1007).
175
Julin Olivares seala que esta caracterstica de la novela de Zayas, aquella en la que abundan
episodios de cruda violencia, se corresponde con un propsito reivindicativo de gnero de la
autora, en relacin a la desventaja de la mujer en las relaciones de parejas conformadas por
aristocrticas y nobles. A modo de enfatizar esos aspectos, el modelo que hereda de Espinel
encaja con su objetivo. As lo dice el crtico cuando analiza el texto La fuerza del amor, ya que,
de esta forma, Zayas denuncia las injusticias del patriarcado, la sistemtica degradacin de la
mujer, la violencia infligida al cuerpo y a la psiquis femeninos, la bsqueda de la autonoma
femenina del amor propio, la insistencia en la dignidad y valor de la mujer, y la libertad
nicamente conseguida tras los muros del convento (Olivares, 2004: 90). En efecto, la autora
hace gala de una serie narraciones con imgenes violentas, muchas veces extremas, que
enfatizan su idea particular del amor y las diferencias de gnero en esa poca. Como se aprecia,
el proceso literario hipertextual; el mismo mecanismo que sirviera a Espinel para elaborar su
texto, es reutilizado, tiempo despus, por otra autora con la materia literaria del rondeo.
Precisamente, uno de los recursos ms especficos y originales reconocibles del autor de Marcos
de Obregn es reescrito con otros motivos estticos. Es la dialctica literaria en su ms pura
expresin.
176
178
84
Riley seala que esta funcin, que buscaba el efecto en el lector en la literatura del Siglo de
Oro, se insertaba en el intento de excitacin estimulada por todo lo que fuera excepcional, ya
por su novedad, por su excelencia, o por otras caractersticas extremas. Las causas de admiracin
variaban desde lo puramente sensacional, hasta lo noble, lo bello, lo sublime. Podemos dividirlas,
de una manera, en dos tipos: lo sorprendente y lo excelente (1972: 147). Espinel, con este y
otros episodios de igual crudeza, se sita en el primero de los elementos de la clasificacin y, con
ello, toma distancia con el resto de sus congneres. Evidentemente, quiere ir ms all y, a la vez,
aportar una novedad de estilo en su narrativa que fuera o estuviera a la par con su proceso
esttico, pero tambin moral.
85
Lzaro, casi en el trmino de su referido caso, juzga las murmuraciones que algunos emiten
acerca de la supuesta relacin amorosa entre su esposa y el arcipreste San Salvador, su amo:
Mas malas lenguas, que nunca faltaron ni faltarn, no nos dejan vivir, diciendo no s qu y s
s qu de que veen a mi mujer irle a hacer la cama y guisalle de comer. Y mejor les ayude Dios
que ellos dicen la verdad (Valds, 2003: 207).
179
180
Hay otros captulos como el V de la primera parte del texto miscelneo de Mexa en donde
se refiere negativamente a los habladores, a la virtud de quienes emplean el discurso breve y a
los que poco hablan.
181
87
Todos ellos mantuvieron cargos acadmicos en la segunda mitad del siglo XVI en aulas
universitarias. Maestro Mancio fue catedrtico de Prima en Alcal de Henares y Salamanca y
Francisco de Salinas fue organista y profesor de msica (Carrasco, 1972: 198).
182
88
Es la enfermedad a la piel que Sebastin Covarrubias define como una especie de lepra,
aunque no tan mala como la elefntica, porque aqulla corroe no slo el cuero, pero come la
carne [] (1998: 928).
89
Cervantes, en su discurso comparativo entre un estudiante y un soldado del Quijote, dice
sobre las dificultades del primero: [] principalmente pobreza, no porque todos sean pobres,
sino por poner este caso en todo el extremo que pueda ser; y en haber dicho que padece pobreza
me parece que no haba que decir ms de su mala ventura, porque quien es pobre no tiene cosa
buena. Esta pobreza la padece por sus partes, ya en hambre, ya en fro, ya en desnudez, ya en
todo junto; pero, con todo eso, no es tanta, que no coma, aunque sea un poco ms tarde de lo
que se usa, aunque sea de las sobras de los ricos, que es la mayor miseria del estudiante este que
entre ellos llaman andar a la sopa; y no les falta algn ajeno brasero o chimenea, que, si no
calienta, a lo menso entibie su fro, y, en fin, la noche duermen debajo de cubierta (Cervantes,
2004: 393-394).
183
edad
tan
quitada
de
cuidados
El protagonista del Lazarillo de Diego Hurtado tambin advierte sobre esa cualidad
menesterosa de los estudiantes, cuando recibe una comida que as describe: Es verdad que fue
185
hace una fogata junto a sus compaeros. Cuenta que pusieron por error un
leo que no era tal, sino un fmur de mulo que hinch el aposento de un
humo muy hediondo (2008: 96). Esto provoca ms de algn vmito.
Espinel vuelve a poner su voz cuando recalca que Bien confieso que no
son estas cosas para contarse, pero como sean para consuelo de afligidos, y
mi principal intento sea ensear a tener paciencia, a sufrir trabajos, y a
padecer desventuras [] (2008: 96). Luego, cita como a referentes las
historias y fbulas de Isopo (Esopo), as como las estratagemas de
Cornelio Tcito.
De este modo, contina con su relato y mala fortuna. Es apresado por
culpa de sus compaeros, quienes no saludan con cortesa al corregidor
Bolaos. Luego del sermn hacia ellos por aquella lamentable actitud ante
una autoridad y dignatario, Espinel cierra este ciclo narrativo. Le aade una
breve descripcin que muestra el estado de su personaje:
En esta vida pas tres o cuatro aos hasta que se
me dio una plaza en el colegio San Pelayo, estando
entonces all el seor don Juan de Llanos de Valds
que, cuando esto se escribe, es del Consejo Supremo de
Inquisicin, en compaa de sus hermanos, tan grandes
estudiantes como caballeros y el seor Vigil de
Quiones, que, a fuerza de virtud y merecimientos, es
agora obispo de Valladolid (Espinel, 2008: 98).
Espinel vuelve a estrechar el contacto entre el necesitado escudero y
su propia experiencia. Tal vida no est mal para quien predica de su pobre
condicin. Incluso, menciona una carta sobre la herencia de una hacienda o
a uso de colegio: comida poca, y de poco, mal guisado y peor servido, pero maldito sea el
hueso [que] qued sin quebrar! (2010: 69).
186
una capellana91. Estos datos son partes de la novela con las que Espinel
desea mostrar en la doble autobiografa, la del personaje y del autor, con
los cuales se pueda lograr esa clara identificacin que, como hemos visto,
sugiere y reitera en varias acciones a lo largo del recorrido vital de su
escudero. Poco se sabe del periodo salmantino de Espinel, pero como bien
deja en claro aquel nebuloso ciclo de inestable condicin es el que, tanto
Marcos como Vicente, quieren dejar patente como de fuertes turbulencias
juveniles.
3.2.13. EL
JUEGOS Y TAHRES
Una vez cerrado el paso por las aulas, Marcos contina con su
peregrinaje vital con el objetivo de buscar fortuna. La vida le ha concedido
instruccin, tanto en las vicisitudes que hasta ahora ha descrito como en el
mbito intelectual, producto de su paso por Salamanca. Incluso ha ejercido
como maestro de msica. Siempre se encargar de recalcar la superioridad
que le otorga su ilustracin y sus conocimientos poticomusicales. Su
periodo de aprendizaje contina, aunque tambin busca, a la par de este,
otros horizontes que complementen su existencia.
De esta forma llega al descanso trece. Fuera de Salamanca ya
experimenta una nueva aventura. Llega a Ciudad Real, donde lo acoge Ana
Carrillo, una virtuosa monja. Se encuentra con un mozo y dos hombres. La
interaccin del narrador con su entorno es una constante. El camino es el
medio preciso. Su condicin ambulante permite el contacto con personajes
91
La crtica ha corroborado tanto los nombres como los hechos de San Pelayo, en los cuales se
puede identificar la vida del escudero y la del propio Espinel. Adems, esta carta se vincula al
tipo de carta que el to de Pablos, en el Buscn, le enva al pcaro para que vuelva a Segovia
(Navarro, 2008: XXXII).
187
extraern
las
debidas
lecciones.
Los
mercaderes,
personajes
Gracin Dantisco tambin reitera el vnculo entre el juego y ociosidad. Es una ms de las
malas prcticas que el gentilhombre debe evitar para que su comportamiento se ajuste a los
valores que representan la ejemplaridad, y no se aleje de ella. Apostar, por ejemplo, rompe con
los lmites de la buena crianza. La codicia de bienes econmicos ajenos, incluso de los cercanos,
no entra en el molde del buen ciudadano que se intenta construir: Y por eso no se deve dar el
que pretende ser galateo y bien quisto, a jugar con cobdicia de ganar, especialmente naipes, pues
se vee claro que quien consume su tiempo y hazienda en esto, no le queda lugar para usar la
cortesa, trato y conversacin amable, conforme al buen intento de este tratado. Pues si juega, de
precio, se entiende que su intencin no es otra sino nimo de acrecentar su hazienda, con
prdida de la de sus amigos (Gracin Dantisco, 1968: 126).
190
93
Los humanistas eran testigos del dao personal y social que este vicio produca en las
personas cuando algn incentivo entraba en disputa. En ese entonces, ya se adverta que esta
actividad podra ser aceptada, eventualmente, si era concebida solo como una entretencin y
pasatiempo. El Galateo pretende regir la prctica. Estos planteamientos, acerca del juego sin la
apuesta, haban sido expuestos, entonces, por Gracin Dantisco: Y ass el juego se ha de tomar
por lo que suena, que es juego, y no veras, tan pesadas como se han visto como en los que en l
solo se ejercitan. Y en efecto, hazen vicio de lo que podra ser virtud, pues usando dl por solo
juego, moderado el precio y el tiempo, es una conversacin para passar el tiempo que tiene de
vacante, bien sin prejuizio de nadie, especialmente los que no tienen oficio ni cargos ocupados,
sino que estando ociosos estn haziendo quimeras con el pensamiento, y haviendo de jugar por
passatiempo, ha de ser poco, y con los amigos y conocidos (Gracin Dantisco, 1968: 126-127).
192
Fuimonos cayendo de risa por todo el camino (Espinel, 2008: 108). Esta
breve narracin encuentra su referencia intertextual en los Dilogos de
apacible entendimiento de Gaspar Lucas Hidalgo, publicado en Barcelona
en 1606, como indica Haley en la siguiente cita 96:
[] pero si a eso nos hubiramos de atener,
pudiramos tambin decir, como el maestro Fulano,
cannigo de esta iglesia, que cantando en ella una misa
de rquiem la semana de Pascua, dijo al fin de la misa:
Requiescat in pace, alleluya, alleluya (1959: 98).
3.2.14. EL CAMINO
La presencia del camino, como escenario fsico y social, cubre gran
parte de la historia del protagonista en las distintas geografas que recorre,
tanto en el territorio nacional como en su viaje por Italia. Por esta razn, el
camino es un eje articulador, que fija el entorno de lo itinerante,
imponiendo el azar como condicin suprema. Bajtn explica aquella
trascendencia del cronotopo97 en la historia de la literatura:
96
Haley aade: is found a variation of the same store [] Espinel, if he did not hear the store on
the Gradas de San Felipe, or along the Calle Mayor, could easily have taken it from Lucas
Hidalgo and added his own embellishments before including it in Marcos de Obregn (1959:
98).
97
En el captulo sobre la novela bizantina, se destaca el cronotopo como elemento estructurador
relevante de ese gnero antiguo. Este tipo de narracin, a su vez, recibi toda la influencia de la
literatura griega clsica. As, el cronotopo ser el recurso que organiza un determinado tipo de
relato. La literatura del Siglo de Oro lo desarroll ampliamente con la figura del peregrino como
centro, en sus diferentes tipos y facetas. Por otra parte, tanto los relatos picarescos como los
libros de caballeras son de carcter itinerante, y posibilitan que el desarrollo argumentativo se
produzca en espacios mltiples a travs de rutas terrestres o martimas. No obstante, los primeros
optan por escenarios reconocibles en la realidad emprica. En los segundos abundan sitios y
lugares fantsticos.
196
existen
muchas
que
estn
estructuradas
198
tanto, no es parte del poder eclesistico, pero su voz, muchas veces en tono
de sermn, parece situarle dentro de ese estamento.
Posteriormente, sigue el relato por el camino. A propsito del tpico
analizado, no tarda en reaparecer la autorreferencia a Espinel. Marcos dice
que l y sus compaeros llegan a Adamuz. Con ello aprovecha de
mencionar al autor de la novela:
Y como se ha ofrecido materia tan excelente y
divina virtud como es el agradecimiento, en tanto que
llegamos a Adamuz, tengo de referir un caso digno de
saberse, que le pas al autor de este libro viniendo de
Salamanca; que no ha hay vida de hombre ninguno de
cuantos andan por el mundo de quien no se pueda
escribir una gran historia, y habr para ella bastante
materia (Espinel, 2008: 111).
Una gran historia que merece contarse y que, justamente, est
relacionada con la caridad. El rondeo la recibe de parte de unos
ballesteros que lo encuentran en el camino, una vez que el joven estudiante
haba venido de Salamanca, y no pudo pernoctar en una venta por el poco
dinero que llevaba en sus arcas. Aprovecha la instancia para criticar la
codicia del ventero, aunque no generaliza ni profundiza en ello, y se refiere
solo a aquellos que mal actan, tal y como ocurre en el episodio del
Guzmn.
A Espinel, cuenta Marcos, se lo llevan a una cueva donde es
atentamente recibido; come venado y, en pago, l les devuelve la cortesa
contando cuentos e historias. El propio autor, en voz de su personaje,
realiza una breve pincelada autobiogrfica, que resume un episodio moral y
ejemplarizante, para luego hacer un breve eptome acerca de su historia
199
En ese sentido, la ancdota no puede verificarse con la realidad, pero es uno de los claros
ejemplos de esa dinmica narrativa de Espinel, aquella que mezcla su propia vida con la del
personaje, como dice Rosa Navarro (2008: XXXIII).
200
es
Posteriormente,
y en
tiempo nos valdr con Dios esta caridad (Espinel, 2008: 112). El joven
mozuelo tambin pone al de Ronda, sano y a salvo, en el camino para que
este pudiese huir. Le advierte sobre el riesgo que corri, ya que sin su
ayuda hubiese sido todo muy diferente. Con posterioridad, cuando Espinel
ya era capelln de Ronda, el mozo es aprehendido junto con otros dos de su
misma condicin por sus fechoras de salteadores. El rondeo devuelve la
piedad con piedad, ya que el juez de la causa, Morquecho de Miranda, cede
a los ruegos del sacerdote. Finalmente, el acusado es salvado de la horca, y
es condenado a galeras para purgar su pecado, segn palabras del propio
escudero narrador. Zapata deriva su relato para hablar de las cofradas de
ladrones que haban en Sevilla, y el especial cuidado que tenan para no
alcanzar sus fechoras contra gente como cristianos viejos y esforzados y
lijeros (Zapata, 1948: 40), asunto que Cervantes toma muy en cuenta para
el fondo argumental de su novela Rinconete y Cortadillo. De tal manera
que los sucesos, tan similares en cuanto a sus personajes, conflicto,
desarrollo, moralidad, geografa, y desenlace, hacen posible ese coincidente
dilogo inter o hipertextual. En ambos casos, el breve relato busca
ennoblecer la accin de estos personajes semnticamente antagnicos
(hombre rico/ Espinel versus ladrones) gracias a sus piadosas y caritativas
acciones, lo que desemboca en un final en buenos trminos para todos, no
importando su equidistante condicin social. Es la moraleja de los dos
textos: una buena obra siempre recibir buen pago. Eso s, y como siempre,
el ladronzuelo del relato de Espinel recibe de todas formas el justo castigo
por sus fechoras, pero no el que le estaba predestinado con antelacin, que
era el peor de todos, el de la muerte.
Ahora bien, este recurso narrativo, que incluye historias con el
propio autor como protagonista de un relato paralelo, fue una prctica
habitual en la literatura urea. Ya Cervantes, por ejemplo, lo haba hecho
en el Quijote. Ocurre en el famoso episodio de la quema de libros de la
202
biblioteca del hidalgo. En ese instante, en pleno debate entre del cura y el
barbero en el cual se intercambiaban opiniones sobre los textos que iban a
la hoguera, aparece, a continuacin del Cancionero de Lpez Maldonado,
La Galatea de Miguel de Cervantes. El cura seala al respecto lo siguiente:
Muchos aos que es gran amigo mo ese
Cervantes, y s que es ms versado en desdichas que en
verso. Su libro tiene algo de buena invencin: propone
algo, y no lo concluye nada; es menester esperar la
segunda parte que promete (Cervantes, 2004: 68).
Otra referencia hacia Cervantes, presente en las pginas del Quijote,
es la historia del cautivo en Argel, que cuenta del propio autor de Alcal de
Henares, y que habla de un tal soldado espaol llamado tal de Saavedra, el
cual, con haber hecho cosas que quedarn en la memoria de aquellas gentes
por muchos aos, y todas por alcanzar la libertad (Cervantes, 2004: 410).
Comienza el descanso quince. La peregrinacin por el camino
contina. Llegan a Mlaga, y el escudero se separa de los mercaderes que
le regalan un mulo para que continuara su viaje por el camino del Carpio.
Espinel busca, nuevamente, sorprender al narratario y al lector con la
ancdota que le ocurre con una culebra, que sale del camino haciendo ruido
junto con una zorra, espantando al mulo. Marcos, quizs recordando la
fbula de la zorra y la serpiente de Esopo, dice que seguramente ambas
salieron juntas de la cueva, ya que la culebra con ningn animal hace
amistad, salvo con el zorro (Espinel, 2008: 117). Lucha con ella hasta que
logra matarla. Hace un discurso contra el reptil y su aspecto, quizs con un
sentido religioso alusivo a su simblica relacin con lo pecaminoso 99 .
99
que Espinel quiere relatar para moralizar, y por eso se incluye en su propio
texto. Es muy llamativo que se compare la edad de los personajes el
marqus y su hijo con la de Espinel, en el tiempo en que se escribe el
libro. Estos dos planos, la ancdota del rondeo y los personajes histricos,
que es, a su vez, el material literario de esta historia enmarcada que relata
Marcos, se funden en el texto100. El paralelismo establecido entre lo literario
y lo real demuestra de forma clara las ambiciosas intenciones del autor,
quien quiere dejar en evidencia esta ambigedad en su novela.
100
Rosa Navarro analiza este mecanismo creativo en la literatura de Cervantes en el estudio que
introduce sus Novelas ejemplares. El insigne escritor continuamente participa e irrumpe en sus
narraciones, desplazando al narrador omnisciente. Esto se ejemplifica con la reflexin que el
propio autor realiza cuando Andrs se desmaya, luego de escuchar un poema del paje en
alabanza a la belleza de Preciosa, la protagonista de La gitanilla, como explica la estudiosa
(1995, I: 26). Espinel utiliza otro mecanismo. En este caso, como en los otros mencionados en el
escrito, la irrupcin del autor nace de las propias andanzas del escudero, coincidentes en buena
parte del texto con las del rondeo. Por tanto, la presencia de Espinel es omnipresente en toda la
historia. De todas formas, Marcos, fiel con su autor, se encarga de recordarlo a cada instante en
forma explcita. Incluso, como es posible apreciar, es capaz de ser el narrador de ciertas
ancdotas de su propio creador.
206
101
Haley menciona esta caracterstica del autor andaluz como hombre de pueblo. Espinel es un
hombre enraizado y orgulloso de su tierra. Por ello se refiere a ella a travs de sus sabores, sus
costumbres o de sus paisajes que habitan en su memoria, y que ahora recorre con la mirada de
aos posteriores: Referentes to Ronda occur in Marcos de Obregn with the insistent nostalgia
of youthful memories. When not used to identify Marcos birthplace, they are of anecdotal
character that reveals his (and Espinels) natural familiarity with the towns traditions and objets
of interest [] (Haley, 1959: 123).
209
pequeo delito, segn el juicio del propio texto. Con ello, el autor dota, una
vez ms, de positivos rasgos semnticos a su personaje. Poco a poco,
accin tras accin en la que el escudero tiene la oportunidad de intervenir,
su musculatura moral aumenta. Marcos usa un dornajo donde todos comen
y al cual pone en su fondo, sin que nadie se d cuenta, aceite y almagra.
Luego, ordena que todos pongan su mano en l, y explica que al hacerlo
sonara un cencerro a quien fuera el culpable del hecho. Todos lo hacen y
quedan con las manos manchadas, menos uno, que no introduce su mano
hasta el fondo, por temor a que sonara el cencerro, lo que le hubiese
implicado quedar en evidencia. El culpable del hurto, una vez descubierto
por el singular mecanismo y la astucia de Marcos, recibe las burlas y risas
del resto de sus compaeros. No ser la primera ocasin en que Espinel
utilice el escarmiento para que el afectado sufra la sorna de otros. Marcos
est satisfecho de su resolucin, debido a que nuevamente es capaz de
ponerse al lado de causas nobles, por pequeas que estas sean. Es un juez
que imparte justicia con ecuanimidad. Como el delito tiene ese bajo rango,
el castigo para el transgresor ser, por tanto, de escaso calibre. Espinel,
entonces, mezcla en su narracin lo anecdtico con la agudeza y moralidad
de su protagonista, procedimiento que sirve para posicionarlo cada vez ms
cerca de su propia imagen.
Por otra parte, una de las ms probables fuentes de este episodio de
los higos se encuentra en la Vida de Esopo, especficamente en el Libro del
filsofo Janto y de su esclavo Esopo del clsico griego. Dicha relacin es
posible advertirla por las similitudes en el argumento de ambos cuadros
narrativos. El texto del antiguo fabulista narra la condicin del esclavo
homnimo Esopo, a quien se describe como alguien de bajo porte, de una
extrema fealdad, pero con un agudo ingenio. Adems, el desdichado
personaje era desdentado. Esto no le permita articular palabra. Dos de sus
compaeros queran comer los higos que estaban preparados para su amo, y
210
los robaron con ese propsito. Cuando el seor llama a Agatopo (uno de los
malhechores) para que le lleve la fruta, l y su compaero inculpan al pobre
Esopo, quien no puede defenderse a causa de su mudez. Antes de que el
amo le castigara a latigazos, el esclavo ruega con desesperados gestos que
le dejara probar su inocencia. Coge un cntaro con agua tibia y luego de
meterse los dedos vomita lo que guarda en su estmago, sin dejar rastro
alguno de higos. Luego de esta argucia, reclama con gestos para que sus
compaeros hicieran lo mismo. Su amo se los ordena. Al beber el agua
tibia, entre ellos acuerdan meterse las manos solo hasta los nudillos para as
evitar la contraccin estomacal. De nada les sirve la treta porque apenas lo
hacen expulsan los higos de su vientre. Ante la clara evidencia, el amo les
increpa por acusar falsamente a una persona de un delito que no comete, y
del cual no se puede defender. Al llevarse estos malos compaeros los
azotes del castigo, Esopo agrega la moraleja respectiva que el caso
requiere: quien trama una mal contra otro, sin darse cuenta se lo est
haciendo a s mismo (1978: 191) 102. Evidentemente, Espinel readapta el
modelo para sus propios fines. Busca resaltar, por un lado, la astucia y
sagacidad del escudero y, por otro, castigar el robo, ya que en su caso no se
inculpa a nadie injustamente que no tenga el poder de defenderse.
Prescinde, eso s, y extraamente de acuerdo a su escritura vida de
sucesos repugnantes del vmito, que sirviera a Esopo para descubrir al
culpable de los hechos. Navarro Durn indica en sus estudios que aquella
ancdota del robo de higos, y la forma de encontrar a los culpables, pudo
servir a Alfonso de Valds para nutrir las historias del Lazarillo. Se trata
del episodio del robo y vmito de la longaniza, cuando el mozuelo debe
102
Por otra parte, Navarro Durn afirma que Francisco Delicado tambin hace uso del mismo
recurso cuando Falillo y Lozana instan a Rampn a que coma un bocado de jamn, que el
personaje judo vomita. El episodio del Lazarillo, en tanto, omite aquella condicin del mozuelo
protagonista, ya que es un asunto que el autor no le interesa abordar debido a que no tiene
buenas experiencias familiares al respecto (2003: 154).
211
probar ante el ciego que no se ha comido el trozo que este le reclama, pero
cuando el cruel amo introduce su nariz en la boca le provoca el vmito
donde expulsa lo que ha comido, con lo que queda en evidencia su mal acto
(2003: 100). Es posible apreciar, adems, que la Vida de Esopo del clsico
griego tuvo especial inters para ambos autores hispnicos, quienes cuentan
los sucesos autobiogrficos de sus personajes a travs de un periodo vital
determinado. No es casual, por tanto, que una historia se denomine La vida
de Lazarillo de Tormes y la otra se titule
estableca por entonces como un negro nubarrn que oscureca el cielo del cristianismo catlico.
Dichas fuentes se remitan a los textos grecolatinos, cuyas eruditas y paganas ideas fueron
adaptadas al pensamiento religioso imperante. De este modo, el estudioso cita obras
fundamentales como la thica nicomaquea y el De Animalibus de Aristteles, el Timeo
platnico, De Natura Animalium de Claudio Eliano, De Legibus de Cicern, algunos opsculos
de Plutarco, la Historia Naturalis del mismo escritor latino, o De la naturaleza de los Dioses de
Tulio, que el propio autor ureo menciona, entre otros (1989: 53-57). Del mismo modo, Urbano
Alonso del Campo compila los escritos de Granada con el ttulo Canto a la Naturaleza. El
criterio de esta seleccin se establece de acuerdo a la referencia del texto a algunos de los
elementos maravillosos de la creacin. Entre ellos estn los fenmenos del sol, el agua, el mar,
las plantas y, por supuesto, los animales, incluidos los seres humanos. As, segn Urbano
Alonso, es posible advertir el pensamiento mstico del autor, a partir de cierta presencia del
paisaje y de las obras de la naturaleza como referencia y escala para ir a Dios (1991: 15).
Granada, precisamente, respecto del anterior punto de los sentidos, tiene algunos tratados que
hablan del tema: De los sentidos interiores que estn en la cabeza, De los cinco sentidos
exteriores, y primero de los ojos, Lo que dice Tulio de los sentidos exteriores de nuestro cuerpo,
todos ellos basados en la preceptiva aristotlica, aunque siempre con una perspectiva adaptada a
su visin teolgica.
106
Carrasco se refiere a esos motivos que causaron una incmoda estada en Espinel cuando
regresa a su tierra natal: En 1587, Espinel obtuvo un beneficio eclesistico en Ronda, gracias a
la proteccin del Obispo de Mlaga, y cuatro aos despus logr que se le nombrara capelln de
un hospital en la misma villa. Al parecer, desempe este cargo con poco inters y su
absentismo lleg a constituir un verdadero escndalo; se lanzaron tambin acusaciones de
inmoralidad pero sin que llegara a concretarse ningn cargo serio, a pesar de que se llev a cabo
una investigacin en regla. El poeta se vio sujeto a censuras y reprimendas que hasta cierto
punto pudieron ser merecidas, pero es probable que en ellas entrara tambin, como l pretenda,
buena parte de envidia (Carrasco, 1972, I: 14). Haley, por su parte, seala que todo ese proceso
ayud a que el poeta se ganara enemistades: Espinel, only recently returned to Ronda, already
had enemies. His confessional fervor, it seems, was really a desire to forestall the gossip
circulated by his enemies, to reach the Bishop before his detractors did. How much his failure to
obtain the benefice had to do with Espinels complaints in this epistle cannot be know exactly,
but it is clear that Espinel was being hindered in his ambitions [] The ignorance an envy of
the ilders who had never stirred beyond Ronda proved a constant irritation to the frustrated poet
(Haley, 1959: 15).
216
217
Justina, en el texto de Lpez de beda, tambin clama contra ella: Ah, envidia, envidia!
Unos te pintan como perro rabioso, mas a otros les parece que es decir poco, porque al perro el
saludador le sana con su gracia, mas el envidioso con ajenas gracias empeora (2007: 205).
218
220
descubre
fcilmente
la
flaqueza
del
Esta ancdota surge, segn Carrasco, de forma incidental y en forma de stira en el texto.
Pero, a la vez, forma parte de la preocupacin que existe en los textos del Siglo de Oro por
cmo ciertos hidalgos presuman de su ascendencia montaesa para garantizar su limpieza de
sangre (Carrasco, 1972, I: 262).
222
Esta ancdota es recogida de los textos de Digenes Laercio y de los Apotegmas de Plutarco
(Castro, 1989, I: 211).
110
Navarro Durn plantea que esta historia es similar a la de los lechones en el Guzmn de
Alfarache (2008: XXXIV). All, el propio protagonista, ya condenado como galeote, participa
224
3.2.19. EL
STIRA
226
Sin embargo, as como la lengua en ciertas ocasiones demuestra toda su dulzura, el esclavo
demuestra lo daino que tambin esta podra llegar a ser si no recibe buen uso. Por esta razn,
ofrece a estos invitados la misma cena con igual dosis. Esto debido a que su amo le haba
pedido que comprara alimentos podridos. Esopo se justifica as: Qu mal no hay que no venga
por culpa de la lengua? Por la lengua hay odios, por la lengua hay insidias, engaos, peleas,
celos, discordias, guerras. As que nada hay peor que la maldita lengua (Esopo, 1978: 231).
Espinel tambin retomar este tpico en otros episodios cuando se refiere a las habladuras de la
gente.
227
112
Carrasco advierte, en este exordio del captulo, las equivalencias entre la metfora de la lanza
y la lengua, que Juan de Aranda advirtiera en Lugares Comunes. Gran lstima es que cre la
mar de peces lenguados y produzca la tierra hombres deslenguados, es la frase del Guzmn de
Alfarache que refiere la estudiosa para identificar las equivalencias de los sintagmas (Carrasco,
1972, I: 270).
228
las
honras
ajenas,
castguele,
229
113
El hidalgo Quijote, con sus posturas artsticas, quiere acercarse a la imagen de un escritor
ideal. Cervantes delinea, con estos comentarios literarios del inmortal personaje, los elementos
que deben constituir y configurar a uno que se ajuste a su modelo; y que, adems, sea
consecuente y coherente con su conducta. Es una profesin que concierne dos caractersticas
perfectamente interdependientes, ya que su esttica debiera estar acorde con su tica. Junto con
estos alcances, tambin ofrece una metfora de la lengua como rgano corporal y canal
comunicativo, que todo escritor debe usar sabiamente: Si el poeta fuere casto en sus
costumbres, lo ser tambin en sus versos; la pluma es lengua del alma: cuales fueren los
conceptos que en ella se engendraren, tales sern sus escritos; y cuando los reyes y prncipes
ven la milagrosa ciencia de la poesa en sujetos prudentes, virtuosos y graves, los honran, los
estiman y los enriquecen, y aun los coronan con las hojas del rbol a quien no ofende el rayo,
como en seal que no han de ser ofendidos de nadie los que con tales coronas ven honradas y
adornadas sus sienes (Cervantes, 2004: 668).
230
exacta a las palabras de Marcos, dice as: Fuele preguntado una vez qu
mordedura de animal era la ms ponoosa. Respondi l: De los
animales bravos, la del maldiciente; y de los mansos, la del lisongero
(Mexa, 1989, I: 400).
Don Quijote tambin observa que el exceso de adulacin, fuera de
los mrgenes y cauces normales, conlleva malos entendidos, y enturbia el
ambiente de quienes la oyen. As se lo explica a la princesa Micomicona,
una vez que esta le hiciera una reprimenda por los excesivos halagos que el
caballero le expresara:
No ms: cesen mis alabanzas dijo a esta sazn
Don Quijote, porque soy enemigo de todo gnero de
adulacin; y aunque sta no lo sea, todava ofenden mis
castas orejas semejantes plticas (Cervantes, 2004: 299).
Marcos, para ejemplificar en concreto, menciona al poeta Lope de
Vega y a quienes lo alaban y lisonjean. En vez de ello, propone situar, en
su justa balanza y medida, la grandeza de su genio. Esta mencin exalta la
amistad entre ambos creadores, que estaba sellada recprocamente en sus
obras. Es un retrato de aquella mutua admiracin. Tambin, dentro del
parntesis que sirve de homenaje a diversos artistas, alude a doa Ana
Suazo115, una dama cortesana a quien, igualmente, dedica unos versos en el
Canto segundo de La casa de la Memoria de sus Diversas rimas:
Lleg doa Ana de Suao al coro
de Agustina de Torres prenda cara,
115
Haley indica que Ana de Suazo fue una importante figura de amistad con al que comparta
las artes musicales: ella con prodigiosa voz y l con sus versos y la vihuela: Doa Ana de
Suazo, camerista of the Queen and daugther of Agustina de Torres, at whose house in
Salamanca Espinel visited when he was a student at the university, had been a friend of
Espinels for many years (Haley, 1959: 171).
232
Haley observa muy atentamente el detalle de aquella declaracin, ya que esta favorece las
naturales comparaciones que surgen entre el personaje y el autor. En ese sentido, expresa que
aquella confesin puede corresponder a la posibilidad de acceder a la capellana en Ronda, o
bien a su estancia en Salamanca: The nature of the business that Marcos, representing Espinel,
World have transacted at the catedral in 1572 is not clear. It could have had something to do
with the chaplaincy he was about to receive in Ronda or with his studies at Salamanca, since
ecclesiastical endorsement was necessary for appointments in the Colegio de San Pelayo
(Haley, 1959: 135). Torquemada, en el segundo Colloquio de la honra, usa una expresin
similar cuando Antonio har una pausa en sus reflexiones acerca de la buena honra. El personaje
dice que esta se utiliza para tratar asuntos personales o de particular inters: Otras cosas se
pudieran tratar que agora por ser tarde quiero dexarlas para quando tengamos ms espacio,
porque yo tengo necesidad de yr a despachar cierto negocio (Torquemada, 1994, I: 383).
117
Garrote Bernal considera que el uso de Ronda, como materia literaria de Espinel, ya sea en la
poesa o en su novela, es una mixtura de elementos manieristas y barrocos (2001: 94). Le
concede, por ello, un rasgo de marcada originalidad por el tono descriptivorealista, que
234
respecto de los cnones artsticos con los cuales construye su relato sin
salirse del marco que lo delimitaba, de ah el porqu de su advertencia. Se
observa cmo el autor juega con la denominacin de historiador. Este
trmino es una de las claves en la teora de los conceptos artsticos que se
establecan en ese entonces, cuya dinmica consista en diferenciarlos del
escritor literario. Entra, con este breve comentario, a distinguir la
clasificacin de su prosa a travs del narrador. Lpez Pinciano, con esa
fuente inagotable de terminologas explicativas del arte de las letras,
efecta una larga exposicin acerca de la prctica que trgicos y picos
ejecutan en sus obras con episodios verdicos. De esta manera, mejoraban
la verosimilitud de sus textos, aunque no por ello sern llamados
historiadores, propiamente tales. Aconseja, adems, ser prudente en la
eleccin de esos elementos verdicos a la hora de elaborar una historia a
objeto de no romper los equilibrios de la imitacin que, a fin de cuentas,
darn el genuino carcter literario a la obra:
Este hilo de trama va con la historia texiendo su
tela, y es de tal modo, que el poeta puede tomar de la
historia lo que se le antojare y dexar lo que le pareciere,
como no sea ms la historia que la fbula, porque en tal
caso ser el poema imperfecto y falto de imitacin, la
cual le da el nombre (Lpez Pinciano, 1973, II: 98).
Una vez ms, Cervantes aparece como referente en estos temas. Ya
comenzada la segunda parte, sostiene el Quijote una conversacin con
Sansn Carrasco. En ese instante, el propio Cervantes oficia de crtico
literario. Lo hace cuando opina sobre la desacertada decisin que tuvo al
insertar, en la primera parte, la novela del Curioso impertinente. El hidalgo,
en su dilogo literario con Sansn, distingue la labor del historiador y su
236
compromiso con la verdad, para establecer, as, su diferencia con otro tipo
de texto:
[] los historiadores que de mentiras se valen
haban de ser quemados como los que hacen mentiras
como los que hacen moneda falsa [] La historia es
como cosa sagrada, porque ha de ser verdadera, y donde
est la verdad est Dios, en cuanto a la verdad; pero, no
obstante eso, hay algunos que as componen y arrojan
libros de s como si fuesen buuelos (Cervantes, 2004:
573).
De vuelta al Marcos de Obregn, el parntesis terico, que el
escudero abre con este comentario, permite, perfectamente, ver la faz del
escritor. Espinel narra los orgenes de su tierra natal, que es, a su vez, la
misma de su personaje. Es, en suma, una forma de dar mayor verosimilitud
a su fbula con estos consejos provenientes de la preceptiva literaria que
aplica en su texto118. Por cierto, son ideas que Lpez Pinciano contina a
partir del anlisis aristotlico que el autor griego emite en su Potica, y que
distinguan el arte potico de la historia: la poesa es ms filosfica que la
118
El esteta del Siglo de Oro, a travs de la siguiente cita extrada del dilogo entre sus
personajes, pareciera orientar, como vital envin, el impulso creador del poeta de Ronda. Si
observamos el resultado final de la obra narrativa de este ltimo (con el ejemplo de la
descripcin de su ciudad), que es doblemente autobiogrfica (autorpersonaje), hay
concordancia entre lo que plantea el sabio preceptista y lo que, finalmente, escribe el autor. La
delimitacin de la obra de Espinel, desde el punto de vista conceptual, tiene su debida praxis en
ese instructivo que sigue, practica y respeta. Bajo ningn punto de vista intenta cruzar esas
lneas rojas que fueron delimitadas en los dilogos de la Philosopha antigua potica: Ser
perfecta la heroyca, quanto a la materia, la que se funda en alguna verdad (por las causas que en
la tragedia se dixeron) [] Torno, pues, a mi lugar y digo que, quanto a este punto, tiene ms
perfeccin la pica fundada en historia que no en ficcin pura, y que, en la una y en la otra, se
deve guardar el vso y costumbre de la tierra o tierras de las quales se va haziendo memoria en la
narracin [] (Lpez Pinciano, 1959, III: 166-167).
237
3.2.20. EL
ESCUDERO
238
(Cervantes, 1995, I: 326). Marcos dice que estuvo en ese lugar hasta que se
informa de la conformacin de la armada de Santander, donde menciona al
general a cargo, Pedro Melndez de Avils, un connotado marinero.
El escudero asume que es un momento crucial en su vida. Cambiar
su condicin actual de estudiante, que ya est sin aulas, a la de marinero,
con la intencin de conocer el mundo. Con ello, el texto tambin cambiar
su sentido. El protagonista, dentro de su proceso de aprendizaje, y llevado
por su curioso propsito, desea salir de su patria para empaparse de otras
realidades, como tambin ganarse la vida. Anhela, por tanto, ampliar sus
fronteras empricas con un objetivo fijo, que es la de ser soldado. Por tal
razn, con este rumbo determinado, acaba completamente su periodo
instructivo escolar, y se enrola en la flota armada:
Yo, con el deseo que tena de ver mundo,
desampar los estudios y me acog en compaa de un
amigo capitn, que iba haciendo gente para la dicha
armada; que quien viera la gente que se junt en ella, de
Andaluca y Castilla, juzgara que para todo el mundo
bastara (Espinel, 2008: 146).
Un objetivo similar es el que motiva al propio Toms Rodaja, en el
texto cervantino citado, cuando se encuentra con el capitn Don Diego de
Valdivia en la cuesta de Zambra, luego de dejar a sus dos caballeros a
quienes sirvi. Esto sucede una vez que el hombre de armas le contara las
bondades de la soldadesca y la belleza de la Italia con el evidente fin de
reclutarle. El narrador omnisciente remarca que este soldado ocult los
pesares de esta profesin. Cervantes, evidentemente, irrumpe en ese
comentario, ya que l conoci en carne propia esos peligrosos avatares
como hombre de armas. El personaje de la novela del ilustre escritor se
239
119
La frase que cita y hace alusin Abelln, correspondiente al captulo VIII de la segunda parte
del Quijote, es la siguiente: oh Sancho!, que nuestras obras no han de salir del lmite que nos
tiene puesto la religin cristiana que profesamos. Hemos de matar los gigantes a la soberbia; a la
envidia, en la generosidad y buen pecho; a la ira, en el reposado continente y quietud del nimo;
a la gula y al sueo, en el poco comer que comemos y en el que mucho velar que velamos; a la
lujuria y lascivia, en la lealtad que guardamos a las que hemos hecho seoras de nuestros
pensamientos; a la pereza, con andar por todas las partes del mundo, buscando las ocasiones que
nos puedan hacer y hagan, sobre cristianos, famosos caballeros (Cervantes, 2004: 606).
241
Zapata dio un primer paso en este procedimiento de incluir en los textos detalles
autobiogrficos para moralizar con la paciencia. De cmo la respuesta mansa aplaca la ira
incluye el asunto con una historia que lo involucra a l y a un pariente. En ella cuenta de cmo
estuvo a punto de pelearse y batirse a duelo de espadas con un primo suyo que le haba dicho
una cosa que ni siquiera este recordaba. El litigio termina cuando ambos recapacitan
entregndose recprocamente las armas. La ancdota del escritor renacentista recuerda la frase
de los Proverbios: Responsio mollis frangit iram;/ sermo durus suscitat furorem, (Repuesta
blanda aplaca la ira;/ palabra hiriente atiza la ira) (1999: 592).
244
121
Valbuena Prat afirma que Cervantes explota, cuando analiza el entrems El vizcano fingido,
el tpico que consideraba a los vascos cortos en palabras y largos y liberales en las obras
(Cervantes, 1975, I: 697).
245
valientes, partes que los hacan amables y bien queridos de cuantos los
comunicaban (Cervantes, 1995, II: 194).
En Marcos de Obregn, estos cuadros narrativos costumbristas, que
ofrecen puntos de vista sobre la gente de los pueblos repartidos por la
pennsula, se establecen a la par de los sucesos que acontecen al escudero
en su peregrinaje vital y geogrfico fuera de su Andaluca natal. Espinel
sigue, de este modo, la huella de sus congneres, sobre todo del Peregrino
de Lope, considerado el precursor de la novela nacional 122 . El autor de
Ronda,
con
una
ptica
descriptiva,
observa
comportamientos
Garrote Bernal seala que en todo este periodo del relato de Marcos repartido por el territorio
espaol, previo a su viaje al extranjero, corresponde al del propio autor entre los aos 1572 y
1581, posterior a su estancia por las aulas universitarias de la prestigiosa Salamanca. Segn el
crtico, no hay escritos que documenten si hay una equivalencia efectiva entre lo que le ocurre al
escudero y lo que acontece con su autor. Por ello, la crtica se ha basado en las aventuras del
personaje para construir ese eslabn perdido, aunque, tal y como seala el estudioso, ac no es
posible discernir entre lo autobiogrfico y lo imaginado (Garrote Bernal, 2001: 32). De todas
formas, el apoyo de Espinel en los textos de sus pares, junto con su propio sello, para construir
una historia plagada de aventuras, algunas de notorio corte picaresco, aunque siempre con el
soporte moral del escudero, indican que esa falta de discernimiento (la mezcla entre lo ficticio e
histricoautobiogrfico) es propia de la novela en casi todo su corpus, por la propia naturaleza
de su composicin.
248
evidente peligro (Espinel, 2008: 151). Espinel, con esta historia y el cierre
de la misma, hace un guio a los textos teatrales de la comedia de capa y
espada, en poca de pleno esplendor.
La extrema condicin y composicin de esos lances precisa de una
autorreflexin que no demora en llegar, lo que devuelve el tono moral al
texto, y que, por lo dems, Marcos nunca abandona del todo en el relato.
Lo hace en ocasiones para centrarse en el acontecimiento, muchas veces
abundante de gracia picaresca, sea o no partcipe directo de los hechos.
Pero retorna a l para ejercer el juicio crtico correspondiente.
El escudero llega a la posada donde convalece cerca diez das. En
este momento, es capaz de concluir acerca del cambio de su condicin de
estudiante a soldado, y de este a buscavidas. A ello le suma las
consecuencias que dicho cambio haba trado a su periodo vital:
Seor Marcos de Obregn, de cundo ac tan
descompuesto y valiente?, qu tienen que ver estudios
con bravezas? Muy bien guardis las reglas de vivir que
os ense vuestro padre! No os acordis que el primero
precepto que os dio fue que, en todas las acciones
humanas, tomsedes el pulso de las cosas antes que
acometisedes; y en el segundo que, si las acometades,
mirsedes si puediera redundar en ofensa ajena; y el
tercero, que con vos mismo consultsedes el fin que
pueden tener los buenos o malos principios? Muy bien
aprovechis de ellos! Mas que bien parece pasar de
estudiante a soldado, profesiones tan honradas, y
despus de soldado a molinero, y no a molinero, sino a
molido (Espinel, 2008: 152).
249
Es otro de los conceptos centrales dentro del marco moral de las obras del Siglo de Oro.
Basta recordar, nuevamente, la carencia de esta cualidad, indispensable en todo cristiano y an
ms en sus representantes, en los amos del Lazarillo referente esencial para las novelas
posteriores, por cuanto la genial novela inaugura el estilo crtico por esa ausencia de caridad en
ciertos personajes. Este aspecto significa uno de los elementos claves de aquella magnfica
stira, como lo explica Rosa Navarro en sus estudios del texto renacentista. Por otro lado,
Damiani seala, en el anlisis que realiza en el Quijote, que esta preocupacin se debe a un
resurgimiento de la caridad a partir de la discusin de telogos, que llaman a la preocupacin
por los pobres en la poca de Felipe II. Segn el crtico, ella aparece en distintos personajes
como en el propio hidalgo: es la cualidad moral que ms resplandece en don Quijote.
Adems, asegura que esta es un requisito indispensable para ser denominado caballero
(Damiani, 1987: 133). Espinel, el autor de la novela, ya todo un referente moral, no poda dejar
de aludirla. Aunque, de todas formas, no es central en su texto como en los predecesores, s es
un eslabn ms dentro de todo el perfil de perfeccionamiento del buen cristiano que el escritor
va moldeando, a partir de los errores que el ser humano debe corregir, y de las virtudes que
tenga que mantener o potenciar.
124
El humanista del siglo XVI es mucho ms exhaustivo en el anlisis de los efectos sicolgicos
negativos del juego en quienes lo sufren, sobre todo en el caso de los naipes y dados, los ms
populares en aquel entonces. Esto demuestra la atenta lectura que Espinel hizo del texto, quien
posteriormente reescribe estos aspectos en el suyo. Antonio describe los dainos efectos del
juego a Bernardo, un personaje vicioso que protagoniza el Colloquio de Torquemada:
Verdaderamente, seor Bernardo, podys creer que los que juegan no viven, y que, tenindolo
por oficio, su vida es como sueo. Porque quando comen no toman gusto en los manjares
pensando en lo que han perdido y cmo se desquitarn, y si han ganado, cmo acabarn de
ganar quantos dineros ay en el mundo; y tan envelesados estn en esto que acaece muchas
vezes, acabando de comer, preguntarles lo que han comido y no saber dezirlo ni acordarse dello.
Y con el bocado en la boca van a buscar con quien jueguen, y si a su posada vienen jugadores,
251
primero estn los dados o los naypes en la mesa que se alcen los manteles; y muchas veces les
acaesce comenar a jugar, y pasarsse aquel da y despus la noche, y ser otro da sin averse
levantado del lugar. Esta bien se puede dezir que no es vida, pues se passa el tiempo sin vivirlo.
Y de aqu nascen muchos inconvenientes, porque dexan los hombres de entender en lo que toca
a sus haziendas y al aprovechamiento de sus casas; pierden el cuydado de las mujeres y de los
hijos, y de lo que es menester proveer para ellos, y tienen en poco la salud de los cuerpos.
Porque de la desorden del juego, suceden muchas enfermedades, que de estar tantas horas y
tanto tiempo sentados sin hazer ejercicio ni movimiento, no ser gastan los manjares que se
comen, y bienen a corromperse y engendrar malos humores (Torquemada, 1994, I: 240-241).
252
Rico tambin plantea que desde el Renacimiento se habla de un periodo del libre examen y
la religin personal [] de la reduccin ad hominem de las relaciones sociales y econmicas
(incomparablemente ms vinculadas, en la Edad Media, a la familia, y el grupo), del retrato y el
nacimiento del registro civil (2000:18). De esta forma, se observa como el pensamiento que
domina una determinada poca va, inevitablemente, hacindose presente no solo en la literatura,
sino en el arte en general.
254
como advierte Amrico Castro en su anlisis sobre las doctrinas del error y
la armona en el genial prosista126, apunta a la disociacin que suelen afectar
a este tipo de matrimonios. Marcos, con un marcado acento misgino,
emite su crtica hacia el gnero femenino, pues ve en las mujeres el centro
del problema. Les responsabiliza por los problemas que surjen en esas
uniones. Son ellas, dice en su particular visin, las causantes de estos
males, sobre todo aquellas que intentan trepar en el escalafn social. Separa
de este grupo, con la debida precaucin, a las damas de castas nobles. No
da lugar, por ende, a una lectura distinta:
Que han venido las mujeres a tan infelices estado,
que han privado a su misma naturaleza del gusto que
ella les concedi, porque lo han puesto solo a hurtar y
robar las haciendas, fingiendo querer a los que desean
desollar, por solo igualarse en galas a las que de su
nacimiento por herencia de patrimonio nacieron nobles
y honradas y ricas y principales; que les parece que no
ha de haber diferencia y desigualdad en la tierra de
mujeres a mujeres, como en el cielo la hay de ngeles a
ngeles (Espinel, 2008: 158).
126
Castro observa que este tema es una materia novelesca desarrollada con anterioridad a
Cervantes. Por ejemplo, aparece en Castiglione, ya que en la obra del italiano se permite el
adulterio de la mujer cuando una de ellas es obligada por sus padres a casarse con un hombre de
avanzada edad, pero con mejor hacienda. Esta permisividad se asiente para rescatar, en parte,
una juventud femenina sometida y subyugada (Castro, 1987: 137). Del mismo modo, como bien
apunta el crtico, el asunto es parte del Quijote en las fallidas bodas de Camacho, ya que
Basilio, fingiendo su muerte instantes previos a la boda de Quiteria con el deshonrado Camacho,
urde traza para casarse con ella en las mismas barbas de su prometido. Este ltimo clama
venganza, pero el Quijote, en un ataque de cordura para aplacar los nimos revueltos, dice bajo
el pensamiento de su autor: Quiteria era de Basilio, y Basilio era de Quiteria, por justa y
favorable disposicin de los cielos. Camacho es rico, y podr comprar su gusto cuando, donde y
quisiere (Cervantes, 2004: 713).
256
Haley cree que las relaciones entre el Conde y Espinel tiene larga data, ya que el escudero
sugiere conocer desde su niez al conde. El escritor habra trabajado para su familia con
anterioridad: If, as it would appear, Marcos connection with the Lemos family is a reflection
of Espinels own experience, the author was probably a member of the Counts household in
Valladolid as early as 1576 (Haley, 1959: 140). Esto convierte el episodio en otro
acontecimiento autobiogrfico, que considera digno de hacer literatura por el peso del personaje
en cuestin.
257
crecer. Esta ltima disciplina ser otra de las actividades humanas que
reciben la atencin crtica de Espinel, ya que se la relaciona con la
cuestionada astrologa. Adems, el vulgo caa preso de sus apcrifas y
disparatadas predicciones, asunto que Espinel observa con cida mirada.
El pequeo hombre promete al escudero ser su esclavo, si este le
ayuda en su propsito. Marcos niega el apoyo, y le argumenta sobre lo
inalterable de los actos que la naturaleza realiza en los hombres, porque ya
no es seora de la obra que hizo, sino es que Dios 128 (Espinel, 2008: 161).
Le ratifica que la divinidad no nos hace iguales fsicamente, sino solo en el
alma. Adems, le advierte que con su tamao puede presumir de humilde,
una gran virtud que podra resaltar su humanidad. La porfa del transgresor
personaje sella el castigo del cual ser objeto. El escudero, que revela el
pensamiento de Espinel en estas reflexiones, observa en esa tozuda actitud
un cargado aire de avaricia. Plantea que los avaros son como los borrachos,
ya que nunca se veen hartos de lo que desean, ni apagan la ingrata sed que
traen (Espinel, 2008: 163) 129 . Los encargados de la burla, annimos
personajes que el autor dispone para ejecutar el acto y liberar a su
protagonista de la responsabilidad del mismo, sern cuatro amigos de buen
gusto de Marcos, quien desde ese instante no acepta inmiscuirse en el
entuerto. l cumple con advertir por medio de la consejera palabra y el
juicio con estudiado criterio. El escudero no cuestionar el correctivo el
fondo, que se realizar igualmente porque la actitud el personaje as lo
requiere, sino que lo har con su praxis la forma. Marcos necesita
128
Torquemada plantea algo similar en su preceptiva cuando analiza las pasiones, impotencias o
fobias humanas: ninguno puede negar lo que le da la naturaleza (Torquemada, 1994: 658).
129
Mexa dice en Quntos daos causa el vino sin templanza; y cmo uvo mdicos que
dixeron ser saludable alguna vez embriagarse. Trense hystorias de principales hombres que se
dieron al vino, y qunto dao les caus, que Y, con ser esto verdad, no solamente no lo huyen
algunos hombres, pero buscan y procuran cosas que les provoque sed y ganas de bever; y aun,
como dize Plinio, tales hombres ay que lo beven sin sed, y a slo vino se debe esta abillidad de
poder beverse sin gana (Mexa, 1990, II: 113).
259
El autor del Galateo cree que tanto el destinatario de la burla y mote, como quienes estn
presentes y son testigos de estas, son quienes las cotejan, avalan o rechazan, dependiendo de su
reaccin: Baste que los motes tienen en s cierto testimonio de su donaire y belleza, o de su
frialdad y disgusto. Y para conocer si es bueno o malo, no se puede errar quien advirtiere en
260
seor, quien no mira con buenos ojos que en su propia casa en donde
Marcos tuvo tan buena acogida, gesto que devuelve con un recto y virtuoso
comportamiento se produzcan tales burlas y chismes. Esa recta actitud
funciona para que aquellas malas prcticas desaparecieran, y reinara
siempre la prudencia, tanto en lo que se dijera como en lo que se hiciese.
Espinel hace que su personaje tenga ascendencia sobre otros y sea, en
suma, una especie de justa balanza que restituye los equilibrios perdidos
por la errnea accin humana. Es una caracterstica no menos importante,
ya que de este modo, el escudero podr cumplir con su rol didctico que
disemina por el texto directamente en las acciones mediante sus discursos y
consejos, no tan solo en pensamientos expresados.
Llega el ltimo descanso, el veinticuatro de la primera relacin.
Espinel lo enlaza al anterior con una ancdota que Marcos cuenta de su
seor. Un hombre viene a decirle lo que un hidalgo de Valladolid hablaba
de l en malos trminos. Su reaccin fue pedir azotes con palos contra el
mensajero por traer tales habladuras. Lo hace para que l se los haga llegar
al hidalgo en su nombre. De esa forma, evitara ser comunicado de tan
falsos y ruines rumores. Finalmente, el castigado no recibe el correctivo, y
entiende la enseanza. Nuevamente, resuenan las palabras instructivas de
Gracin Dantisco para este breve episodio. El ejemplo, que Espinel pone
como accin moralizada, podra nacer de su lectura de las reflexiones que
su predecesor emite contra quienes esparcen habladuras sobre otra
persona:
No se deve tampoco en la conversacin dezir mal
de nadie, ni de sus cosas, aunque nos parezca que los
que nos oyen toman gusto dello y presten favorables
odos; lo qual suele acaecer mediante la embidia que por
la mayor parte tenemos al bien y honra los unos de los
262
otros; pues al fin, cada uno se guarda del cavallo que tira
de cozes. Por esto, las personas cuerdas huyen de los
maldicientes, considerando que los que aquellos tales
nos dizen de otros, dirn tambin de nosotros en otra
parte, y como se dize: Huye del que trae nuevas
semejantes, que sse es el que las lleva (Gracin
Dantisco, 1968: 144).
Marcos detiene el relato, luego de esa breve ancdota moral. Observa
que su interlocutor comienza a dar cabezazos y bostezos a causa del sueo.
Ha sido un largo lapsus de tiempo en el que ha relatado casi
ininterrumpidamente buena parte de su periodo vital. Requiere del feedback
necesario para poder justificar que su texto tiene sustancia de dilogo,
aunque en la prctica este sea casi inexistente.
Posterior a la cena, Espinel desea integrar en el texto otra de sus
exposiciones que cuentan con el aval de sus conocimientos, que extrae de
sus lecturas. Esta vez, se referir al sueo y las imgenes que all se
generan, producto del alimento que se ha ingerido. La comida que
comparte con el ermitao no fue abundante, ni siquiera menciona el men
(no quiere entrar en detalles, solo mostrar su sabidura y erudicin), pero,
de todas formas, esto es razn suficiente para que este factor, junto con el
tiempo borrascoso que haba fuera de la ermita, le provocaran el soar
disparates. Una vez ms se hace patente el propsito miscelneo con el
que Vicente Espinel quiere revestir a su texto. Su forma de intercalar las
disquisiciones, pensamientos, reflexiones u opiniones con tpicos
religiosos o cientficos de varia leccin as lo demuestran. Resuena en la
novela el tratado de Mexa sobre el sueo Por qu fue dado el sueo al
hombre; y cmo el sueo demasiado es daoso y vicio muy reprehendido.
De qu manera y postura se debe el hombre acostar, para que sea
263
Torquemada, en el tratado tercero de su Jardn de flores curiosas, esgrime las razones de por
qu existe un ngel bueno, llamado Custodio, y el ngel malo. Estas han sido recogidas a partir
de sus lecturas bblicas y de los telogos que ms cita: Santo Toms y San Agustn. Detalla que
los roles de estos ngeles del bien y del mal estn delimitados por la autoridad de Dios. El ngel
bueno o genio del hombre, segn explica el erudito, es el encargado de nuestras buenas
acciones. El ngel malo, todo lo contrario, ya que siempre nos intenta persuadir para pecar y
delinquir, aunque vive reprimido por la accin divina. Esto evita un desastre mayor por todo el
potencial dao que este ltimo pudiese ocasionar (Torquemada, 1994: 668).
264
265
132
La reaccin de Marcos puede entenderse con la cita de Gracin Dantisco, cuando dice en De
los que se ponen a contar sus sueos: Mal hazen aquellos que se ponen a contar sus sueos,
con tantas veras, y haziendo tanta maravilla de ellos, que es un desvanecimiento de cabea el
ollos; si ya no fuese que el que los cuenta hallase en ellos alguna maravilla (1968: 123). En
efecto, el escudero considera el sueo de su interlocutor como un disparate, pero no as su
microrrelato, cuyo respaldo nace de la importancia del personaje que lo sufre.
266
133
El episodio, dice Carraco Urgoiti, es tambin literaturizado por Lope de Vega en El Marqus
de las Navas (1972, II: 15). El hecho cuenta como verdico en aquella poca, y su carcter
extraordinario es lo que llama la atencin a los escritores, quienes lo incorporan a sus textos. La
estela de aquella narracin, como bien seala Navarro Gonzlez (1977: 132), la contina
Gonzalo de Cspedes y Meneses quien era amigo de Espinel en un cuadro fantasmagrico,
que es relatado por el soldado Pndaro. Se trata de la historia del valeroso Alonso de Cspedes,
quien se bate a duelo con un soldado francs a quien el espaol haba dado muerte. El combate
tiene una duracin cercana a las tres horas, y culmina con el hroe herido y rescatado por sus
criados.
267
3.3.2. REGRESO
En el terico dilogo del captulo XLVII del Quijote entre el cura y el cannigo de Toledo, el
primero alude a un texto ideal, que guarde todas las caractersticas que una obra debera tener
para encontrar su validez. Con ello, ser perfecta y, adems, modlica para los tiempos en que
se desenvuelva y desarrolle: Y siendo esto hecho con apacibilidad de estilo y con ingeniosa
invencin, que tire lo ms que fuere posible a la verdad, sin duda compondr una tela de varios
y hermosos lizos tejida, que despus de acabada tal perfeccin y hermosura muestre, que
consiga el fin mejor que se pretende en los escritos, que es ensear y deleitar juntamente, como
ya tengo dicho (Cervantes, 2004: 492). Por otra parte, Espinel, con esos comentarios, vuelve a
hacer un guio a Cervantes, cuando este habla en el Quijote de la errnea insercin del Curioso
impertinente.
269
necesitan que esa tarea sea obligatoria para (re)orientar a sus eventuales
lectores. De todos modos, los indicios, que ir repartiendo en el itinerario el
protagonista, cumplen cabalmente con la funcin de relacin, que va
zurciendo esa circunstancia narrativa con la histrica. A partir de estos
datos, se pueden observar los aspectos programticos, que se revelan
ntidos en la escritura pedaggica del rondeo. De esta forma se facilita la
lectura del receptor de su tiempo y, por supuesto, del venidero.
El peregrinaje de Marcos, cuando contina el relato, lo lleva a
Valladolid; luego, a Madrid, para recalar, con posterioridad, en Sevilla. All
quiere embarcarse a Italia. El panegrico hacia la ciudad hispalense, en esos
instantes tesorera del reino, por cuanto reciba los acaudalados barcos
pletricos de tesoros provenientes de diferentes puntos transocanicos, es la
antesala de un anlisis social ms spero. Es esa riqueza en trnsito la que
posibilita la proliferacin de los vicios humanos en las calles de la capital
andaluza. Sus portadores son algunos personajes, sobre todo de baja estofa,
quienes la habitan o llegan a esta para tratar de sacar algn provecho de
aquella fenomenal bonanza. La literatura picaresca, con las que dialoga el
texto de Espinel, se encarga de poner en evidencia ese verdadero mercado
del mal, conformado por ruines, meretrices, truhanes y estafadores. Tal y
como dice Navarro Gonzlez, estos espacios andaluces los mismos en que
tienen lugar las aventuras del sin par don Juan Tenorio, por donde se
desenvuelven las aventuras de Marcos en esta relacin, son los que
propician la proliferacin de este tipo de narrativa por esas condiciones
excepcionales (1977: 86). El dilogo intertextual con esas obras picarescas
permite que los peores momentos de la juvenil vida del escudero,
plasmadas en las Diversas rimas, coincidan con su paso por Sevilla.
Aunque, como precisa el propio Haley, su paso por aquella ciudad ya se
haba concretado con anterioridad en sus adolescentes andanzas. As lo
270
271
cuchillada135. Esto sucede porque, al darse cuenta del peligro que corre su
vida en aquellas riesgosas calles, no hay ms remedio que recurrir a la
espada en el cinto para protegerse de ese mundo hostil al que ha llegado.
Previamente, como bien se sabe, Cervantes ya haba optado en el Quijote, y
sin desmerecer la otra disciplina, por las armas. Esta actividad la enaltece
por su propio pasado lleno de vicisitudes, que lo inunda de emprica
heroicidad, de gallarda valenta.
Espinel analiza a su personaje principal, quien seala que con esas
tres potenciales armas (msica, espada y poesa) puede atender a lo que le
depare el destino. Pero estos poderes distinciones que, por ejemplo, todo
buen cortesano debera poseer jugaron en su contra, ya que acrecentaron
su osada, aquella con la cual no se miden los peligros. De este modo, cae
en el negro pozo de las pendencias, en especial las de corte amoroso:
Pseme espada y en las obligaciones en que se
pone quien las cie; que con el desvanecimiento de la
valenta y con haber dado en poeta y msico que
cualquiera de las tres bastaba para derribar a otro juicio
mejor que el mo, comenc a alear ms de lo que me
estaba bien, y a tenerme por paseante y gran ventanero,
y a enamorar cuantas encontraba (Espinel, 2008: 179).
El texto, ahora, se orienta a la aventura amorosa de Marcos, quien se
deja llevar por las insinuaciones de una dama que le invita a su alcoba.
135
Espinel centra brevemente su mirada hacia este personaje, que presume de falsa valenta ante
un grupo de singulares malhechores. Este les cuenta, con tono pico, que haba recibido la
herida en su cara luego de enfrentarse a una treintena de hombres. Navarro Durn relaciona el
episodio de este valentn a aquella insigne agrupacin que liderara el sin par Monipodio en
Rinconete y Cortadillo de las Novelas ejemplares de Cervantes (2008: XXXVIII). Ello porque
el rufin fue finalmente aceptado por esta cofrada, una vez que relatara aquel apcrifo acto
del cual se ufana.
272
Previo al suceso, vuelve el excurso, que esta vez ser contra los embustes
de las bellas y tramposas mujeres, cuya hermosura no dejarn ver sus malas
intenciones. El episodio es similar al que tuviera el mozuelo msico y
Mergelina en la primera relacin. El esposo de esta mujer no era otro que
su reciente adversario, quien buscaba vengar su afrenta con esta traza. El
rufin aparece justo cuando el escudero y su pretendiente se encontraban en
la pieza. Marcos es llevado a una bodega donde es encerrado bajo llaves.
Por tal razn, recurre a una treta: incendiar la puerta y guarecerse en un
pozo sujeto a una cuerda, que los vecinos luego tiran para sacar agua.
Cuando el escudero aparece del foso con plido y endemoniado aspecto
derivado del susto, les ahuyenta. En ese momento aprovecha de
escabullirse entre la confusin.
Espinel, para este cuadro narrativo, tiene muy en cuenta las aventuras
del protagonista del Guzmn de Alfarache; aquellas que le acontecen no en
su habitual habitat de Sevilla, sino en Madrid. Considera las truhanescas
andanzas del pcaro a las que vuelve luego de ser despedido tras haber
estafado a un especiero. Con esa recaudacin se compra finas ropas para
aparentar ser un fino galn soldado, hijo de algn caballero principal, en
el captulo VIII del libro segundo. El pcaro, crtico con su aventura
amorosa, tal cual lo hace el escudero con esa mirada retrospectiva del
narrador autobiogrfico, habla de aquel caso que le acontece por aquella
presuncin. Poseer esta negativa caracterstica le hizo ser presa fcil de
algunos engaos. Su vestuario suntuoso es el que llam la atencin de una
moza agraciada que guardaba otros propsitos, tal y como le acontecer a
Marcos. Ella enva a una de sus sirvientas para contactarle, y le invita a su
casa a cenar. La historia de Guzmn, adems, se sirve la figura literaria del
hermano, que proviene del teatro aunque en la narrativa picaresca esta se
deconstruye por su condicin truhanesca quien supuestamente cuida la
honra de su consangunea. La dama dilata la comida porque pronto se har
273
274
Espinel refuerza su discurso con una frase con la que culmina el descanso:
Y un nimo como el de un hombre, que hace cara a un ejrcito entero, se
rinda a una mujer, que huye de un ratn es cosa que espanta (Espinel,
2008: 184).
El autor sigue con el curso de aquellos sucesos en el descanso quinto.
Marcos es perseguido por un alcalde. Esta autoridad es cmplice de su
adversario burlado. El escudero busca el amparo en casa de un amigo, el
marqus Luis de Guzmn, quien vive junto a Omniun Sanctorum. No tarda
en aparecer la crtica hacia los jueces. Contrapone la actitud de ese prfido
alcalde a la del recto Justino Chvez, a quien refiere como ejemplo a seguir
por su destacada labor judicial sevillana en la poca, segn el narrador. La
suma de estos dos elementos protectores del escudero representan
verdaderos refugios de privilegio, trascendentales para su, ahora,
problemtica condicin. Se trata del amparo del seor marqus y del
templo sagrado, es decir, del poder de la iglesia y el de la nobleza. Estos
gruesos sayos, no se olvide, son los que arropaban y cobijaban al propio
Espinel, y posibilitaron, bajo ese mecenazgo, su condicin de escritor y de
msico destacado.
En estos pasajes, el protagonista adquiere rasgos cada vez picarescos.
Estos se acentan por los procedimientos que usa para salir de sus
contratiempos. La forma de evitar ser descubierto por el enemigo que lo
busca es el uso de las mismas armas del truhn: el engao y la burla. Es el
propio escudero quien urde una estratagema para vengarse de su rival y
ridiculizar, al mismo tiempo, al alcalde y al toledanillo. Este ltimo era un
corchete endiablado, que estaba encargado de apresarle. Utiliza la
influencia de su amistad con el sacristn de la iglesia, quien tambin juega
a su favor. Dispone para ello del recurso teatral del disfraz, tan recurrente
en toda la literatura urea, sobre todo en el teatro y en el gnero bizantino.
Su traza consiste en vestirse de un vagabundo que pide limosnas en la
276
277
136
Dichas columnas tambin se mencionan en la segunda parte del Quijote, cuando el titiritero
le abraza las piernas al hidalgo y menciona estos promontorios. Lo hace para establecer una
laudatoria comparacin, con claro acento pardico y burlesco, entre esas nobles columnas y las
enjutas extremidades del caballero andante. Ocurre luego de que, aparentemente sin conocerle,
este personaje informa a los que moraban la posada de quin es ese tan famoso y valiente
justiciero que rondaba los caminos junto a su fiel escudero Sancho. Aquel artista itinerante era,
nada menos, Gins de Pasamonte, el galeote que fuera liberado por el propio Quijote en la
primera parte de la novela (Cervantes, 2004: 746).
280
3.3.5. LA
PERIPECIA,
EL
RETORNO
HACIA
LA
PRECEPTIVA
ARISTOTLICA
Rosa Navarro explica el uso de la peripecia en las Novelas ejemplares de Cervantes tales
como La espaola inglesa, Rinconete y Cortadillo, El licenciado Vidriera, El amante liberal o
El coloquio de los perros. En ellas, se observa los distintos grados y matices con los que el gran
escritor nacido en Alcal aplica este procedimiento. Lo hace, segn la estudiosa, de forma
sucesiva, por ejemplo, en La espaola inglesa, pero muy sutilmente en El licenciado Vidriera
(1995, I: 18). Espinel, de acuerdo a esto, es muy consciente de esta prctica en las obras de sus
congneres, pero tambin de acuerdo a los principios establecidos por los tericos. En suma, son
estos los dos grandes mecanismos de los que se vale para construir su novela. La lectura de los
preceptos y de su aplicacin, que varan en el estilo de cada escritor en sus textos, van dando
luces al rondeo para adaptarlas a la historia de su escudero.
284
Segn Haley, el episodio del supuesto cautiverio de Espinel estara fechado en el ao 1578.
Esto, de acuerdo a la teora de Prez de Guzmn, quien se cie de forma literal al contenido de
la novela para establecer el vnculo entre lo que acontece al escritor y al personaje, y as darle
total credibilidad al hecho, por lo que lo tilda de verdico. Pero, de acuerdo al destacado
bigrafo, no hay seales ni siquiera en su obra potica de este suceso, ni tampoco el autor de
Ronda figura en los archivos de cautivos espaoles de la poca (Haley, 1959: 9). Aquello
supondra, si se le compara con las constantes referencias que Cervantes hizo de su propia
experiencia, un notable caso de herosmo muy digno de ser igualmente cantado en versadas loas
con absoluta recurrencia, cosa que en el rondeo no sucede, como bien indica Navarro Durn
(2008: XXXIX).
287
Carrasco Urgoiti sita esta postura de Espinel en su conocimiento que tanto en la cultura
islmica como en la cristiana no se conceba una postura intermedia, que denomina nueva
cultura, en donde los espaoles, que descendan de musulmanes, pudiesen absorber sin trauma
alguno a ambas (Carrasco, 1993, II: 792).
288
289
Incluso el ilustre novelista menciona a otro renegado murciano, con el cual el cautivo se hace
amigo, quien cuenta que, cuando los de su condicin queran volver a tierras espaolas,
juntaban firmas entre los prisioneros cristianos para decir que haban hecho buenas obras con
estos desdichados, lo que les permitira volver a ser aceptados en la sociedad hispana, una vez
retornados a ella (Cervantes, 2004: 413).
291
292
Espinel tambin alude al trmino cuando habla del papagayo que iba
en su embarcacin que sufre la tormenta en las Baleares. Los marineros le
preguntan cmo se encuentra en su jaula, y el ave responde que Como
cautivo, perro, perro, perro (Espinel, 2008: 194).
El renegado de la historia del narrador andaluz, segn Marcos,
tambin ser alguien que viene haciendo grandsimos daos en las costas
espaolas y en las islas Baleares (Espinel, 2008: 211), tal y como lo hace
Hazn de Los baos de Argel. Como se observar en el captulo, este
personaje tendr tambin claros signos de cristianismo en sus actuaciones y
pensamiento. La prueba de ello es la razn que le hizo huir de Espaa y la
propia actitud que con Marcos tiene, ya que lo nombra ayo de su hijo para
instruirlo bajo los preceptos catlicos, pues sabe que el escudero no dudar
en impartirlos con la sabidura que haba demostrado hasta ese momento.
Se observa, en estas naturales comparaciones, la profunda
admiracin del autor de Ronda hacia la prosa de Cervantes, tanto en la
forma de urdir acontecimientos como en la caracterizacin de los
personajes. Espinel, en el caso de este negativo actante, utiliza esa
importante base de datos proveniente de los textos de su congnere para
configurarle. Su intento, en la reescritura de ciertos aspectos del relato
cervantino, constituye un verdadero homenaje. Pero, por otro lado, es
tambin un intento por reforzar la visin que se tena en aquel entonces de
este tipo de arquetipos por la importancia simblica que en ellos recae,
aunque ya sabemos que el rondeo le agrega sus propios y humanizados
matices. El renegado tendr, en general, una carga negativa y, a partir de
entonces, cada autor le proporcionar los rasgos que le harn ms o menos
despreciable, segn sus actos, palabras y axiologa. Esas negativas
cualidades provienen de sus nuevas y renovadas convicciones religiosas, ya
posicionadas en las antpodas de las del narrador hispano. Espinel le
otorgar, aparte del espacio retrico para argumentar sus cuitas que lo
293
295
Segn Mas, para Espinel, slo la aventura del protagonista parece importante en el
desarrollo novelesco interno, y no en funcin del medio que lo rodea (1993, II: 771).
297
por las pendencias que tenga con pcaros, gitanos o por sus propios
enredos, sino porque le situar en la peligrosa zona enemiga, asunto que le
pona en grave riesgo. La firme doctrina con la que lo ha dotado, sus
empricas andanzas, y su carcter letrado son conductas de entrada que le
ayudarn a salir de esa condicin y a desenvolverse sin demasiadas
zozobras en comparacin a los personajes cervantinos en un territorio
que no se caracterizaba por ser benevolente con cautivos cristianos, como
lo denuncia Miguel de Cervantes en sus dos comedias argelinas. Adems,
Marcos comenta el curioso caso de su hermano solo mencionado para la
ocasin, tambin cautivo, que organiz una rebelin en un barco, lleg a
Espaa y luego muere. Ese ejemplo le servir para ser precavido, sumiso y
racional en aquella estancia donde su supervivencia dependa tanto ms de
su conducta como de la voluntad de sus captores.
3.3.8. LA (AUTO)REPRESIN
ESCUDERO
298
En La gran Sultana de Cervantes, el Turco le dice a Catalina que su esposa poda rezar e
invocar a tu Lela Marin,/ que entre nosotros es santa [] que nosotros alabamos,/ y de ser
Virgen la damos/ la palma en primer lugar (Cervantes, 1975: 468). Es la denominacin que en
lengua rabe se daba a la virgen Mara, algo as como doa Mara, como observa Rico (2004:
391).
299
con
estos
favores
me
enterneca
300
Segn Navarro Gonzlez, el escudero no volvera a repetir ese lamentable alarde, aquel que
implica vivir a costa de las vctimas que sufren males (1977: 103). Pero, como se observa, el
origen de estas habilidades tiene antecedentes anteriores, como el propio personaje lo demuestra
con Alima y la esposa del jerarca musulmn. La alusin a esas especiales y extraordinarias
capacidades en la primera relacin no hace ms que reafirmar la idea contraria. Marcos ya las
posea con mucha antelacin y, por cierto, tambin haca ostentacin de ellas, aunque fuese
cuestionndoselas y dando a entender que eran una condicin inherente a su persona, como un
don natural que le brota y fluye con espontaneidad, sin que l se propusiera usarlo con
demasiado esmero.
144
Hay un personaje del Lazarillo que tambin cumpla labores similares. Se trata de una vieja
que ayudar a curar a Lzaro de su estado calamitoso, luego de la paliza que recibi a manos del
clrigo: A esta hora entr una vieja que ensalmaba, y los vecinos; y cominzanme a quitar
trapos de la cabeza y curar el garrotazo. Y como me hallaron vuelto en mi sentido, holgronse
mucho y dijeron: Pues ha tornado en su acuerdo, placer a Dios no ser nada (2003: 154).
302
leyenda que habla de cmo esta fue construida por dos turcos y dos
cautivos, quienes fueron asesinados por el rey para que no revelaran el
secreto de su ingeniera. Como bien apunta Carrasco Urgoiti, esta fuente
tambin es referida en el Quijote y es una de las pocas menciones
topogrficas del cautiverio en todo el episodio de Argel (Carrasco, 1972, II:
79). Desde esta perspectiva, el relato del rondeo asemeja a una especie de
zoom que, de acuerdo a la necesidad esttica de la accin narrativa, se
enfoca y acerca, en ocasiones, a las acciones y pensamientos de su
personaje, como en otras se alejar para mostrarnos el ambiente que lo
rodea para ofrecer un plano ms general y circunstancial, como lo hace en
este breve episodio.
El tpico del agua, en otro sentido, tambin es aludido con constante
frecuencia. Es una de las preocupaciones principales de Marcos. Esta
refleja una actitud ecolgica que, segn Navarro Gonzlez, proviene de su
origen andaluz, ya que en aquella zona seca y calurosa el vital lquido es un
objeto cuya valoracin tiene mayores alcances. Es lo que demuestra el
tercer soneto de las Diversas rimas, cuando el poeta se autodefine: Fue de
elementos el principio mo,/ ms de agua y tierra que de fuego y viento,/ y
agora en fuego me convierte el uso (Espinel, 2001: 422).
La actitud naturalista, con especial sensibilidad hacia el entorno y el
agua, ser importante, ya que, en la medida que el personaje cambia de
latitudes, ir refiriendo el tema con una recurrente mirada comparativa. De
una u otra forma, el elemento vital representa ser un objeto conductor algo
as como una especie de canal de la memoria que siempre retrotrae a
Marcos a su tierra natal. Posiblemente, el sevillano Mexa vuelva a ser su
referente, porque en su Silva, siempre en un tono mucho ms academicista
que el literario potico de Espinel, dedica un captulo sobre el tema, bajo
las referencias clsicas de pensadores como Tales, Hesodo, Aristteles,
Plinio, entre otros.
304
3.3.9.
LA
ANALEPSIS
COMO
RECURSO
RETROSPECTIVO
COMPARATIVO
145
Navarro Durn sostiene que el episodio tiene su origen a las ceremonias y festejos que se
hicieron para celebrar, en Valladolid, el nacimiento de Felipe IV (2008: XL). Carrasco Urgoiti,
adems, postula que estos hechos se describen en la crnica editada por Alonso Corts, que muy
probablemente Espinel ley (Carrasco, 1972, II: 86-87), asunto que tambin propone Haley
(1959: 174-176).
306
Carrasco Urgoiti cita la siguiente definicin de los tordos: son aves de grande sentido y ansi
aprenden de hablar [] de noche aprenden mucho ms que de da, porque estn muy atentos
escuchando lo que oyen y aquello aprenden y todo lo contrahacen, como es el ladrar del perro,
el cacarear de la gallina y el tosser de las personas hasta nombrar los criados y criadas por sus
307
en
los
pimpollos
gorjean
[]
148
Dicho texto se redacta entre los aos 1525 y 1527. En l se aludira solo a la vida del
emperador romano Marco Aurelio, pero Guevara lo complementar de tal forma, que este se
convertir en un manual educativo para prncipes, perfectamente extrapolable a la instruccin
ideal que debiera tener un postulante al poder en el reino espaol, en la poca en que el libro
sale a la luz (Blanco, 1994: XVII).
149
Asimismo, Guevara, en el captulo LV del libro III, explicar en trminos semejantes, lo que
le pide Marco Aurelio a su hijo antes de su muerte Dxote hombres muy fieles que sean
mayordomos de tus thesoros; y no sin causa digo que sean fieles, porque muchas vezes es ms
lo que los cogedores a los prncipes roban, que no lo que en sus casas los prncipes gastan
(Guevara, 1994, II: 929).
309
150
Este tema es de total relevancia en las letras ureas. Caldern de la Barca lo escoge para
construir el argumento de La vida es sueo. Como se sabe, el prncipe Segismundo fue
encerrado en su torre por el miedo a los terribles presagios anunciados por las fuerzas estelares.
Aquellas predecan la feroz tirana del futuro rey, una vez que se hiciera con el poder. El temor a
que tal designio se cumpliera hizo que su padre tomara tan drstica determinacin.
311
Torquemada pone en duda la existencia de las amazonas en sus Jardn de flores curiosas.
Dialoga y polemiza con el tratado de Mexa, a quien menciona. Lo hace a travs del
pensamiento de Estrabn: Quin podr creer que aya havido algn exrcito o alguna ciudad
o ayuntamiento que fuesse solamente de mugeres, y no slo que lo fuessen sino que
acometiessen tierras agenas y las guerreassen y conquistassen a sus vecinos y tuviessen
atrevimiento de meter sus exrcitos en Jonio y de all, de la otra parte del Ponto, hasta tica?
(Torquemada, 1994, I: 544-545). Este razonamiento, sin embargo, no es suficiente para que
Espinel no siga creyendo en los postulados de su coterrneo para confeccionar este breve tratado
sobre esas antiguas y mticas guerreras. El de Ronda sigue los criterios de Mexa respecto a este
asunto y, como se aprecia, no los pone en duda.
315
Segn los sabios antiguos, las amazonas habitaban tierras asiticas. Sus
esposos fueron asesinados por los escitas. Ellas se vengaron y decidieron
hacer su vida con ausencia casi total de hombres. El autor seala que hay
unos pocos que viven con ellas, pero solo hacen quehaceres domsticos y
no son bien alimentados. As los mantienen sin interferir en su mejor arte,
que era la guerra, por las que fueron tan famosas. Dice, finalmente, que
fundaron la ciudad de feso y tuvieron dos famosas lderes: Martesia y
Lampedo. La correspondencia de este tratado con el relato del rondeo
nace a partir de las caractersticas que Mexa recoge de sus clsicas
referencias grecolatinas. Incluso, alcanzan hasta la propia etimologa del
concepto que define a una amazona, puesto que originalmente el
renacentista lo hace en griego, y Espinel lo traduce al latn, la lengua en la
se especializaba y se senta ms cmodo:
[] trataron casamiento y paz con los varones de
una de las comarcanas provincias desta manera: que
ciertos tiempos sus maridos se juntasen en lugar
sealado, donde estavan en su compaa algunos das,
hasta que se sentan o sospechavan estar preadas []
Y porque estas amazonas usavan mucho en la guerra los
arcos y flechas, para esto y para los otros exercicios de
las armas parece le estorvavan los pechos; por esta
causa, a las nias chequitas que les nascan, quemvanle
las tetillas derechas con fuego. Y desta manera, fueron
llamadas amazonas (casi sin teta), porque en griego
mazos quiere dezir teta, y a, sin [] (Mexa, 1989: I:
250-251).
316
318
En el captulo de la Silva de varia leccin, que se denomina Quan necesasria sea el agua a la
vida humana y de qunta excelencia sea este elemento. Dzense algunos avisos para conocer si
es buena un agua y, entre dos, qul es la mejor, se habla de ello. En efecto, el sabio autor
andaluz da consejos que Espinel parece considerar con suma obediencia, dada la trascendencia
que le otorga al vital elemento. Para Mexa, quien cita y se apoya en filsofos y naturalistas
clsicos como Aristteles o Plinio, la observacin del entorno es primordial para su anlisis: El
primer aviso que ponen, es, si el hombre va a tierra estraa y quisiere saber qu tal es el agua
della, o la quisiere llevar de all a otra parte, que mire y note, en la comarca y vecindad de aquel
ro o fuente, los que all biven o beven de aquel agua, qu disposiciones tienen: si son de sanos
cuerpos o rezios, de buenas y claras colores de rostros y llustrosas tezes, y no enfermos de ojos
y piernas; porque donde los hombres tales fueren, es argumento de ser el agua buena, y lo
contrario desto ser mala (Mexa, 1989, I: 687).
319
Navarro Gonzlez estipula que, luego de su paso por Sevilla en 1581, Espinel se traslada a
Miln y recorre la pennsula itlica hasta el ao 1584, ya que aparece una resea en loor suya en
el Cancionero de Lpez Maldonado (1977: 15), y por la aparicin en la Diversas rimas de la
Cancin a Pedro Lainez, quien haba fallecido en Marzo del ao sealado (Haley, 1959: 1011).
320
escudero reconoce que acta como un demonio, pues procede a travs del
engao154.
Guzmn, con sus habituales y tramposas artimaas, realiza una treta
similar con un objeto metlico, una vez que ha estafado a don Juan Osorio,
en complicidad con el escribano y tesorero Aguilera, ms su fiel sirviente
Sayavedra, en la ciudad de Miln. El pcaro, cuando husmeaba en las calles
milanesas, ya pronto a partir a Gnova, ve a un soldado que compraba una
hermosa cadena, que pareca de oro. Como no era ms que una imitacin,
el protagonista decide adquirirla, aunque luego enva a fabricar una rplica
de oro de iguales caractersticas donde un platero, porque sabe que esta le
sera til en el futuro. No tratar del proceso de alquimia como tal, de
hecho no es Guzmn quien aparenta ser el falsificador de metales, pero el
mecanismo de burla para perseguir un propsito es anlogo al del escudero.
En estos pasajes, Alemn hace referencia acerca de lo malo de la venganza,
a partir de la traza que pretende urdir contra sus parientes por el rechazo
que haba recibido por parte de ellos en su anterior visita una vez llegado
a Gnova. El pcaro, ahora siete aos ms tarde, vestido con elegancia y
con abundante dinero en sus bolsillos, logra ganarse la confianza de su to.
El Guzmn le pedir matrimonio a una pariente de la madre soltera y con
una hija a cuestas de Don Beltrn, que es el nombre de su familiar. La
154
Vargas Llosa est muy atento al concepto de la libertad que Cervantes expone en el Quijote.
Segn el escritor contemporneo, el insigne relato del admirado prosista del siglo ureo es una
novela de hombres libres, en la que el protagonista se enfila hacia un bsqueda infinita de
aquella utpica libertad, llevado por los propios acontecimientos vitales del autor, quien fuera
privado de ella en su cautiverio en Argel por cinco largos aos, y por las otras detenciones que
sufri en Espaa por sus deudas y causas laborales. Para Vargas Llosa, ello se entiende por la
idea que del texto emana, y que se adelanta a la que tuviera Europa a partir del Siglo XVIII, en
la cual la libertad se establece como la soberana de un individuo para decidir su vida sin
presiones ni condicionamientos, en exclusiva funcin de su voluntad (2004: XIX). En ese
sentido, este concepto se problematiza, puesto que a quienes se pone en libertad es a individuos
que han cometido algn delito. Pero, segn el crtico, se explica porque El Quijote no cree que
la justicia, el orden social, el progreso, sean funciones de la autoridad, sino obra del quehacer de
individuos [] (2004: XX). Esa visin, por ende, es compartida, al menos en este episodio por
Espinel. De esta forma se entiende este desafo a la autoridad y la justicia que ambos escritores
realizan con marcada similitud.
323
324
325
3.4.3. LA NIGROMANCIA
Previo a esa vuelta, Marcos introduce brevemente el descanso cuarto
con la alusin a su experiencia militar en Mastric, que era como se refera
a Maastricht, la actual ciudad de Holanda. No est claro si este hecho
histrico ha sido una experiencia compartida entre escritor y personaje. Tal
y como ocurriera con el captulo del cautiverio, no hay registros tangibles
de una participacin que fuese objeto de loas poticas por haber formado
155
Garrote Bernal y Lara Garrido mencionan una glosa con la que Espinel, dos aos antes de
que su novela fuera publicada, se presenta a un certamen potico en Toledo. Lo hace, segn
consignan los crticos, con la siguiente frmula literal: de manera pblica con un heternimo
estamental (1993, I: LXXIX).
327
En efecto, Haley coteja los datos histricos que ponen en duda la supuesta participacin de
Espinel en aquella batalla, ya que, segn el destacado bigrafo, el autor andaluz se encontraba
en Espaa en la fecha exacta en que el verdico episodio se llev a cabo: Marcos, and very
likely Espinel, was in Sevilla in 1579, the year the Battle of Maestricht took place. Nor would
ha have gone to Maestricht from Italy, for he did not arrive there until 1581, long alter the battle
was over (1959: 158).
328
157
Asensio, apoyado en Correas, aclara que aquella cueva no era otra cosa que la propia
Universidad donde el estudiante realizaba sus actividades acadmicas. Explica que a los nuevos
que all aparecan les hacan creer que bajo la sacrista de la parroquia de San Cebrin se
realizaban actos de nigromancia (Asensio, 1970: 185).
330
quinto del tercer libro, y llega a una posada camino de Sevilla. En el sitio
haba una bella moza, rubia y blanca, que llam su atencin. Otros dos
moradores se encontraban presentes: un portugus y un cataln. Pablos se
hace pasar por nigromante para entretener y engatusar a la rubia, a quien
quera para el deleite segn confiesa, como tambin para impresionar a
los dems huspedes. Al recurrir a la magia, el efecto hara que pareciese
que se hunda la casa y que se abrasaba, y otras cosas que ellas, como
buenas creedoras, tragaron (2005: 97). El episodio de la obra de Quevedo
resalta por su comicidad, que est ausente en el de la obra de Espinel. La
distancia se establece una vez ms entre un pcaro genuino, como Pablos,
en relacin a un escudero tico como Marcos de Obregn. Esto permite
distinguir, una vez ms, la lejana de Marcos con el arquetipo del personaje
truhn para asemejar, de nuevo, la imagen de Espinel a la de su
protagonista. Este hecho, que hemos remarcado, coincide con las
apreciaciones de Bjornson. El estudioso analiza el conformismo social del
personaje principal de la novela. Este se establece por razones de
conveniente obediencia, de acuerdo al estatus que el mismo protagonista
tiene, ya que, de alguna manera, es cercano tambin al del propio escritor:
La moral del autor concuerda bastante con la
naturaleza de sus experiencias vividas, pues ambas
sirven para reforzar una estructura temtica subyacente,
basada en una declaracin moral implcita: el orden
social existente es bsicamente justo y es obligacin del
hombre conocer su lugar dentro de ese orden y
conformarse (Bjornson, 1993, II: 902).
La visin del intelectual ante ciertas manifestaciones que consideraba
ruines, y que estaban validadas por el propio vulgo que se autoengaaba
333
3.4.4. LA MSICA
Una de las pasiones de Espinel como tambin uno de sus
reconocidos oficios no poda dejar de tener un papel preponderante en la
vida del escudero. El personaje ha ido revelando su faceta musical a travs
de algunos comentarios y, sobre todo, de ciertas acciones. Hasta entonces,
335
158
El poema laudatorio es una constante de las letras ureas para homenajear a los destacados
estetas, como tambin a las amistades de los crculos intelectuales. En esta oda, por ejemplo,
Fray Luis demuestra la admiracin a este referente musical, y son similares a los que Espinel
recibiera de Lope o Cervantes: El aire se serena/ y viste de hermosura y luz no usada,/ Salinas,
cuando suena/ la msica estremada,/ por vuestra sabia mano gobernada./ A cuyo son divino/ el
336
alma, que en olvido est sumida/, torna a cobrar el tino/ y memoria perdida/ de su origen
primero esclarecida (1987: 81).
159
Navarro Gonzlez indica que la influencia de Salinas en la obra de Espinel es esencial en
aspectos tericos. El referente del rondeo supera la tradicional concepcin clsica que se tena
acerca de la msica. Esta se divida en tres grandes reas: Mundana, Humana e Instrumental. La
nueva idea, segn Navarro, era ms racional y exacta, y tambin constaba de tres partes: []
msica que se dirige slo a los sentidos, msica que se dirige slo al entendimiento, msica que
se dirige a los sentidos y a la inteligencia (1977: 34).
337
338
de
la
belleza
femenina,
acompaada
de
positivas
Carrasco Urgoiti, quien tambin comenta el anlisis de Fucilla como fuente de este episodio,
cita a Gili Gaya para aclarar que el famoso pintor italiano no tiene ningn cuadro con el nombre
y el tema referido en l, pero cree que se trata de una copia del de Venus y Adonis de 1554, que
se encuentra actualmente en el Museo del Prado. Probablemente, segn Carrasco, esta sera la
obra con la cual el autor se confundi (1972, II: 157).
341
Carrasco Urgoiti seala que esta dama de la familia Maldonado de Salamanca se cas con
don Rodrigo de Cspedes. Se cree que la pastora Clida, de cuyo olvido de queja Liseo el alter
ego de Espinel la representara a ella en las Diversas rimas (1972, II: 164-165).
164
Lara Garrido y Garrote Bernal citan el estudio de Fucilla, quien advierte que Espinel
emple el viejo procedimiento de la contaminatio, en la construccin del relato. Este se funde
con el cuento de la inocente calumniada que tambin ha tenido numerosos ecos en la literatura
novelesca de varios pases, a partir del relato de Renaldo del Orlando furioso (1993, I:
XLVIII).
165
Brigitte Wittmann analiza las dificultades que ha implicado para los estudiosos la autora de
esta pieza, que tuvo bastante popularidad en su poca. Los problemas comienzan con el propio
ttulo del texto en las tres primeras ediciones que se conocen. Dos de aquellas llevan el nombre
que finalmente se impuso, pero en la tercera aparece el de El labrador ms honrado, Garca del
Castaar, con Rojas como autor; aunque tambin otro catlogo, de la misma edicin, menciona
una obra bajo el nombre de Del rey abajo, ninguno, que se atribuye a Caldern de la Barca,
autora que este habra negado, segn expresa Wittmann (1980: 18). La estudiosa sugiere que la
confusin pudo deberse a que la obra tal vez fue escrita en colaboracin, y apunta a una
hiptesis, que no sera descartable, de McCurdy acerca de una representacin de una comedia en
el Buen Retiro en 1640 de los autores Antonio de Sols, Rojas y el propio Caldern (1980: 20).
De todas formas, a falta de pruebas que sean mucho ms concluyentes, sugiere que la autora de
la obra se siga atribuyendo a Rojas Zorrilla.
343
1650, aunque existe otro manuscrito que pareciera ser anterior a este primer
volumen impreso, como asegura Wittmann (1980: 22), citando al propio
Fucilla. Segn el crtico italiano, el sentimiento de honor tambin se da en
el Peribaez o el Comendador de Ocaa de Lope, donde igualmente se
produce la muerte, a manos del deshonrado, de aquel que causa su
deshonra (1993, II: 800).
En efecto, en los captulos de la obra de Ariosto se presenta la
historia de Renaldo, un soldado itinerante que se encuentra con casualidad
con un caballero, a quien le acongoja una sensible pena amorosa. Renaldo
se diriga a la India a buscar a su amada Anglica. Ella, que siempre estuvo
enamorada del hombre de armas, huye luego de haberse entregado a un
joven sarraceno. Cuando Renaldo se da cuenta de su error al revisar sus
sentimientos, comienza su bsqueda. En su largo periplo pasa por Italia.
Cuando atraviesa el ro Po, se encuentra en la otra ribera, y por casualidad,
con el gentil caballero, quien le invita al lujoso castillo donde viva. Luego
de cenar, Renaldo not en su anfitrin aquella profunda melancola,
manifestada con hondos suspiros, tal y como sucede a Marcos con Aurelio.
El esquema narrativo, como se aprecia, es similar al episodio del texto del
rondeo. Los diferencia, eso s, el fin que motiva sus respectivas
peregrinaciones, ya que a este soldado francs le mueve el amor, asunto
que, como se ha visto, no coincide con los intereses del escudero. Los
constituyentes del microrrelato: personajes, espacios, motivos amorosos y
valricos, guardan numerosas similitudes entre ambos textos, como se
apreciar en el desarrollo de la historia 166. Enseguida, al seguir el relato, el
166
Muiz advierte, al observar los elementos constitutivos de este microrrelato, las similitudes
con la novela del Curioso impertinente inserta en el Quijote. Como se ha dicho, el relato
enmarcado de Cervantes est basado en la honra y la fidelidad de dos amigos, y la esposa de
uno de ellos. Del mismo modo, segn la estudiosa, este episodio influye en el autor del Crotaln
para la historia de Menescaro y Ginebra (Muiz, 2002, II: 2668). Segre, a su vez, advierte que el
Orlando furioso fue una de las obras capitales que nutrieron la inmortal novela de Cervantes en
las diversas alusiones que del texto italiano se hacen. Menciona, por ejemplo, el valor que el
barbero, en la purga de libros de la biblioteca del Quijote, le asigna al texto original de Ariosto,
344
aunque exculpa a la traduccin de Urrea por la difcil empresa de traducir a otro idioma los
libros de versos (Segre, 2002, I: 23). Espinel, que pudo conocer directamente la traduccin del
Orlando furioso de Jernimo de Urrea de 1549, coincide con Cervantes en el uso de esta
referencia literaria para alimentar su novela. La lectura directa y la importancia que Cervantes
asigna a este texto italiano parecen factores fundamentales a la hora de determinar el apoyo del
autor andaluz en aquella historia.
345
Ariosto refuerza el ejemplo que acaba de sealar con otro microrrelato, que sigue a
continuacin. Una vez que Renaldo abandona el castillo con una balsa obsequiada por el triste
caballero, el soldado escucha otro suceso con caractersticas similares a manos de uno de los
balseros, quien le alaba que no hiciera la prueba de la copa. Es la historia de Anselmo, un juez
que busca como esposa a una mujer joven, bella y honesta. Luego de encontrarla, comienza a
sentir celos. Adonio, un caballero, se enamora de ella y trata de agasajarla. No lo logra y se va a
un bosque a llorar su pena por siete aos. Vuelve como un barbudo harapiento. Anselmo debe ir
a otra ciudad a cumplir sus deberes legales y le pide a un mago conocer la futura fidelidad de su
bella esposa Arga, pero este le tiene malas noticias, pues ella le ser infiel. El juez se duele
porque su mujer le deshonrar por inters: Sobre todo martirio al triste amante,/ que a su seso
trabaja y da tormento,/ fue saber que, vencida d avaricia,/ por precio haba de dar su pudicia
(Ariosto, 2002, II: 2727). Adonio, mientras tanto, recurre a un hada que se convierte en un
perro, que al sacudirse bota perlas de oro. La joven esposa, al ver el magnfico perro, lo desea,
pero el enamorado le pide a cambio una noche con l. Ella accede y mantiene esa relacin
durante un ao. Cuando su esposo vuelve, se entera de todo por boca del orculo. Anselmo
intenta vengarse, va al bosque en busca de su esposa y encuentra un castillo con un guardia
etope, tan feo como el mismo Esopo. El castillo fascina al juez. El guardia se lo ofrece a
cambio de una noche. El violento rechazo a esta propuesta dura solo un poco, ya que la codicia
por poseer tan rica fortaleza le hacen ceder. En pleno acto, es descubierto por su esposa, quien le
reprocha su actitud, la cual, segn ella, merece un castigo peor. Finalmente, ambos se perdonan,
olvidan sus mutuas culpas y todo vuelve a la normalidad. El srdido eplogo, por su claro
componente inmoral, no tendr la ms mnima opcin de servir de referente en el texto de
Espinel. De todas formas, es posible advertir su atenta lectura de esta obra. Se aprecia de qu
forma adapt ciertos elementos de los dos cantos para su propia novela en aspectos tan
importantes como los relativos a la honra conyugal.
347
Zorrilla, Del rey abajo, ninguno. Se trata del labrador Garca, quien ayuda
econmicamente, y de forma annima, al rey Alfonso XI de Castilla en su
cruzada contra los moros, segn cuenta al monarca el conde de Orgaz,
quien, a su vez, tambin sabe de la ascendencia noble del generoso
labrador. El rey, admirado por el gesto, decide conocerlo y se dirige a su
casa con don Mendo. Pero el noble, que va disfrazado de rey para proteger
el anonimato del verdadero soberano, se enamora de Blanca, la esposa de
Garca. El labrador descubre en su pieza al supuesto monarca tratando de
poseer a su esposa porque don Mendo haba sobornado a un criado para
que le diera la informacin de los horarios de caza de jabales que Garca
tena a diario; pero como los animales huyeron por la abrupta entrada del
enamorado, el esposo haba regresado antes a casa. Garca condena a
muerte a su esposa para lavar su deshonra y se desmaya cuando lo intenta.
Ella escapa y es acogida por la reina en palacio. Cuando todo se aclara,
Garca mata a su ofensor. De nuevo, coinciden factores como la falsa
sospecha, el honor y la injusta condena a muerte de la infeliz esposa. Al
igual que en la novela de Espinel, todo se resuelve en trminos justos.
El novelista andaluz, de vuelta a las andanzas de Marcos, prepara la
accin venidera. Aprovecha de concatenar el anterior episodio a travs de
dos personajes que sirven a Aurelio. Con ellos casi termina batindose en
combate de espadas, una vez que abandona la finca del caballero. Es el
presagio de sus futuras dificultades. La actitud de uno de los sirvientes,
comparable a la de un matn, le hace entrar en sospecha. Este personaje le
acompaar en su aventura por Venecia168. El precio por la buena accin de
168
Espinel no duda en seguir dando vivas impresiones de las ciudades italianas que ha visitado,
como tambin de los personajes que las pueblan. Este aspecto es estudiado por Laurenti. El
crtico alaba las impresiones de Espinel por el grado de exactitud y pertinencia de las mismas:
Las descripciones de estas pocas ciudades son, por lo general, verdicas, sin matices o tonos
equvocos; en dichas imgenes hay fuerza de percepcin y una intuicin ejemplar; un tono
estilstico tan incisivamente pictrico para el cual las pocas pinceladas son necesarias para crear
la imagen de una ciudad o de un personaje tpico italiano (1993, II: 836).
348
Marcos son cien escudos, que fueron regalados por la agradecida dama
liberada. La codicia ahora s emerge en la historia, separada del anterior
conflicto amoroso, y ser el centro de las nuevas aventuras. Estas
comienzan cuando el escudero y su criado llegan a una posada.
El episodio tambin tiene las caractersticas de una novela de engaos entre burladores, al
modo italiano, que recuerda los lances del Casamiento engaoso de Cervantes, segn indica
Rosa Navarro (2008: XLIV).
350
Garrote Bernal destaca la cercana que hubo entre este personaje y Espinel. El poeta dirige
laudatorios versos, en el canto I de Cancin a su patria de las Diversas rimas, a este famoso To
Fernando, cuyo valor de suerte al mundo suena,/ que le llaman en guerra un fiero Marte/ y en
paz la misma paz, en todo y parte (Espinel, 2001: 493). Tambin le dedica la gloga III en
forma ntegra.
351
171
Haley anexa los informes mdicos que hablan de las dificultades de salud del rondeo.
Dichos documentos haban sido publicados por Prez de Guzmn en el siglo XIX. En ellos se
verifica la cercana entre los males y enfermedades que atacan a Marcos con las del autor: tiene
vna enfermedad de orina con una carnosidad muy grande que le suele estorbar muy a menudo e
poner en aprieto e ansimesmo todas las primaueras suele caer malo de muy graues
enfermedades como la tubo aora un ao (en ansi tiene nezesidad de rrepararse) en esta e curarse
de vna gota artetica que tiene e si se pusiese en camino correria rrisego su vida e salud [] le
seria de mucho peligro e dao el ponerse en camino e mas en el tiempo tan frio como le hace
[] (1959: 197). Esto constituye otra prueba ms acerca de los innumerables aspectos
(auto)biogrficos que sirvieron a Espinel como motivos literarios para la configuracin de su
personaje.
352
carcter impo de sus camaradas de viaje. Este ltimo acto era considerado
un delito grave, y demuestra que el espritu religioso de la obra permanece
intacto. Reaparece la referencia a la impiedad como una notable falta
moral, tan recurrente de la literatura del siglo ureo. El escudero se fabrica
una embarcacin con una gran bota de vino de diez azumbres (Espinel,
2008: 282)172 y sus ropajes. En ese momento reza y logra llegar a la orilla.
Se da cuenta que est en territorio francs al escuchar el acento de los
sorprendidos habitantes, pues, luego de salir del agua, l les haba hablado
en italiano. Estos lugareos creyeron ver a su arribo a una ballena 173. Sigue
la (auto)alabanza al carcter polglota del personaje. Marcos se reembarca
cuando la fala que lo llevaba retorna y lo recoge. Llegan a Marsella.
Espinel deja entrever otro importante dectico temporal de ndole
autobiogrfico al mencionar la edad de su escudero, quien ronda los
cincuenta aos. Dicha cantidad no se corresponde con la del autor cuando
172
Montoro ya haba advertido la semejanza de ese pasaje, que relaciona la bota de Marcos de
Obregn, equivalente a ms de 20 litros, y la que aparece en el episodio de la llegada de Ricote
a Espaa junto con unos peregrinos alemanes en el Quijote (1993, II: 927). Fue el reencuentro
del morisco con Sancho. La reunin termina en una gran comida, que se refresca con una buena
cantidad de vino que los comensales bebieron de seis botas, ms una que sac Ricote que en
grandeza poda competir con las cinco (Cervantes, 2004: 962).
173
Carrasco Urgoiti advierte que a Raimundo Lulio (Ramn Llul) se le atribua, as como a San
Francisco de Paula, el poder de apaciguar el mar embravecido con sus oraciones. La estudiosa
aporta otros datos: En algunas leyendas hagiogrficas el santo reza desde la orilla por el
salvamento de un barco que se halla en peligro; en otras el mismo est embarcado y se salva
usando la capa como bote de salvamento (1972, II: 181). Los poetas contemporneos a
Espinel, que escriben sobre esos sucesos, son Pedro de Espinosa y Bartolom Leonardo de
Argensola. Por otra parte, Carrasco Urgoiti tambin alude a un famoso episodio bblico como
posible influencia en la novela del autor de Ronda en este cuadro narrativo. Se trata de la
experiencia vivida por Jons durante tres das en el vientre del gran pez. Adems, el episodio
incluye un naufragio. Milagros Rodrguez tambin menciona esta referencia del emblemtico
texto religioso en el Lazarillo, aunque ac tiene un sentido distinto. Sucede cuando el
hambriento mozuelo es golpeado de forma feroz por su mezquino amo, el clrigo, en el segundo
tratado. El avaro personaje buscaba en la pieza de Lzaro la supuesta serpiente que le robaba el
pan. El mozuelo, aturdido con la golpiza, as lo declara: De lo que sucedi en aquellos tres das
siguientes ninguna fe dar, porque los tuve en el vientre de la ballena (2003: 154). Navarro
Durn, por su parte, advierte la presencia de este alusin bblica en el Guzmn de Alrafarche
cuando, en uno de los episodios de galanteo con una seora, el pcaro estaba escondido en una
tinaja, esperando salir en el momento preciso; una vez que este pasa, dice: Mas viendo que
tardaba y la casa estaba muy sosegada, sal del vientre de mi tinaja, cual otro Jons del de la
ballena, no muy limpio (Alemn, 2004: 237).
353
este volva de Italia, puesto que, por esa fecha (1584), recin bordeaba los
treinta y cinco. Como se aprecia, al de Ronda no le interesan las conexiones
exactas, en lo cronolgico ni en lo biogrfico, entre sus propias
experiencias y las de su personaje. Ello atentara contra el sentido mismo
de la ficcin de la fbula, segn los parmetros estticos que sigue. El
juego de acercamientos y lejanas entre autor y personaje no termina.
Espinel, de acuerdo a la experiencia martima y lmite sufrida por su
escudero, torna a recurrir a la fbula griega para extraer la sustancia de sus
enseanzas. La narracin insertada no tiene referencia exacta en algunas de
las famosas fbulas que provienen de los clsicos autores del gnero, pero
s denota su clara influencia. Intenta contrastar el acto temerario de
arrojarse al agua con el miedo y respeto que se debiera tener a esta fuerza
natural. Lo hace a partir del cuentecillo que protagonizan el escarabajo y el
caracol, cuando ambos estaban a la orilla de un arroyo. El caracol estaba
recogido en actitud de respeto, pero el imprudente escarabajo decide volar,
convencido de que su principal ventaja con las alas le protegera. Pero,
enseguida, una gruesa gota de agua se escapa, le envuelve y arrastra hacia
la corriente.
El narrador, al repasar su anterior aventura, menciona a sus
influencias poticas. Cuando se arroja al charco de los atunes, por
ejemplo, alude a la denominacin que del Mediterrneo haca el poeta Luis
de Gngora. Tambin refiere a la victoria de Cristbal Surez de Figueroa,
en El passagero (1617). All se identifica a Lorenzo Laso como un
caballero que durante una borrasca se lanza al mar. Luego de haber nadado
toda la noche, este noble es rescatado a medio morir a causa del
enfriamiento (Carrasco Urgoiti, 1972, II: 183-185). Para aprovechar esas
instancias y alusiones literarias, Espinel, cierra el descanso con un excurso
sobre su arriesgada aventura, de la que se reprehende con dureza.
354
3.4.8. REGRESO
SALUD
Espinel, con recurrencia, incluye los elementos de la naturaleza circundante para explicar la
vida humana. Orozco plantea que esta tendencia, que desemboca y penetra en el Barroco en la
pintura, proviene de los escritores msticos franciscanos. Con ello, se pretenda otorgar un
sentido profundo y trascendente a todo lo que existe (1975: 52). El crtico menciona como
representante destacado de esta faceta al religioso de la Orden de Santo Domingo, fray Luis de
Granada, que, como se mencionara con anterioridad, es uno de las ms posibles influencias de
Espinel en esta materia. Lo hace cuando analiza la forma en que Granada observa a las gallinas
y su forma de alimentarse, o cuando este detalla la singular habilidad de los gatos al cazar. Para
355
til para dar relevancia a ciertos aspectos que ataen a tpicos como su
figura, el poco cuidado de ella y, cmo no, la msica. Por esa razn hace
alusin a un pardillo, de quien alaba las sonoras cualidades de su canto.
Marcos, en su pieza, alimentaba a uno de ellos con caamones. Una noche
fue un ratoncillo que se sobrealiment con los restos de esa comida. Esto le
impidi regresar a su madriguera, pues su barriga se atascaba con la
entrada. Espinel utiliza dicha comparacin, que alude a su propia
condicin, para dirigirse a s mismo a travs del siguiente monlogo
interior:
Este ratoncillo, por haber comido tanto, ha
buscado su muerte. Yo voy por el mismo camino; que, si
un ratn con solo una noche de regalo ha engordado
tanto, yo, que todos los das como y ceno mucho y muy
regaladamente, qu fin pienso tener sino la enfermedad
que he cogido y alguna apopleja, que me acabe presto?
(Espinel, 2008: 288)175.
La especial atencin que el rondeo presta a los animales se puede
entender tambin en uno de los tratados de la Silva de Pedro Mexa, Cmo
de las aves y animales pueden tomar exemplo y reglas para bien y
Orozco es extraordinaria la riqueza de observacin del religioso y la satisfaccin que
demuestra en esa prxima contemplacin de su vivir (1975: 98). La pcara Justina, en su relato,
tambin parece haber bebido del nctar de la literatura de los sabios miscelneos, pues habla de
los animales y sus cualidades: No hay animal cuyas propiedades, en todo y por todo, sean tan
malignas que, a vueltas de algunas nocivas, no tenga otras tiles y provechosas (Lpez de
beda, 2007: 46).
175
Navarro Gonzlez cita el poema que Espinel dedica a don Juan Tllez de Girn en las
Diversas rimas, donde un autorretrato versado describe perfectamente la anatoma del autor de
Ronda y la incomodidad fsica y esttica que siente con su condicin corporal. El paralelismo
que realiza el crtico vuelve a poner en un mismo plano de circunstancias al autor y al personaje:
Con la gordura tengo un ser de monstruo,/ grande la cara, el cuello corto y ancho,/ los pechos
gruesos, casi con calostros,/los brazos cortos, muy orondo el pancho,/ el ceidero de hechura de
olla,/ y a donde me siento, hago all mi rancho./ Cada mano parece una centolla,/ las piernas
torpes, el andar de pato,/ y la carne al tobillo se me arrolla (1977: 18).
356
virtuosamente bivir los hombres. De nuevo Espinel toma prestada las ideas
que el autor renacentista expone en sus textos. El sabio de la escritura
miscelnea indica cmo es posible aprovechar a los animales no solo para
medicinas, sino tambin para el nimo y las costumbres humanas con sus
ejemplos y virtudes. De este modo resalta su lealtad, organizacin,
obediencia, entre otros aspectos. Tambin menciona el tema de la
alimentacin, puesto que ve en ellos exemplo de templana en todos los
vicios; no comen ms de lo que basta mantenerse, ni duermen [ms] de lo
necesario (Mexa, 1990, II: 189). Espinel, se puede apreciar, observ una
situacin contraria.
Fray Luis de Granada tambin describe el extraordinario mecanismo
de supervivencia que ofrecen los animales, si se les observa con suma
atencin, en uno de los tratados de su Introduccin del Smbolo de la Fe,
que lleva por nombre De las habilidades que los animales tienen para
mantenerse. En dicho escrito, el mstico religioso alude a los, en ocasiones,
complejos, sorprendentes y curiosos sistemas alimenticios de mamferos,
aves, peces, crustceos, entre otras especies. Dichas habilidades, segn la
ptica de Granada, fueron concedidas por la gracia divina para que el orden
de todo lo existente se mantuviera, de tal manera que el equilibrio del ciclo
vital continuara su maravilloso trnsito. Es por ello que cada ingenioso
sistema, que permite a un animal sostenerse y perpetuarse, debiera ser
alabado no solo por su inherente funcionamiento, sino tambin por ser obra
de quin es.
Torquemada, por otra parte, en el coloquio Que trata de la desorden
que en este tiempo se tiene en el mundo, y principalmente en la cristiandad,
en el comer y beber, con los daos que dello se siguen, y qun necesario
sera poner remedio en ello, llam la atencin sobre el despropsito de la
sobrealimentacin. La advertencia buscaba generar buenos hbitos a travs
del mal ejemplo y abuso de la comida. En el tratado, donde se cita un
357
de
todos
muchedumbre
los
dellos
manjares,
ay
porque
siempre
en
la
enfermedad
176
El tratado de Torquemada es extenso. No solo apoya sus planteamientos con la teora sabia
de la Biblia, sino tambin de los eruditos clsicos. As, por ejemplo, cita la vida de Adn y
Matusaln, quienes vivieron largos aos producto de su alimentacin a base de frutos; o el
ejemplo de Plinio, que diferenciaba el sano manjar simple con el nocivo ayuntamiento de
manjares. Salazar, personaje del dilogo, emite una frase que calza perfectamente con la
conciencia que Espinel adquiri de su deplorable condicin fsica; estado que, por cierto, fue
provocado por el desorden de su poco controlada dieta: Yo creo que ay muchas personas que
aunque lo entienden, no dexan por eso de comer a su voluntad, porque el aparejo les da ocasin
a querer cumplir tanto con el apetito como con la salud (Torquemada, 1994, I: 328).
358
espera que su fiel sirviente atienda a consejos como los que siguen: Come
poco y cena ms poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina
del estmago (Cervantes, 2004: 872).
Marcos, a partir de la experiencia del ratoncillo, comprende que la
buena salud se mantiene mediante dos procesos: quitarse la cena y hacer
ejercicio, como lo declara en sus habituales disquisiciones. Con ello
disminuir su peso, al menos por ahora. A partir de ese tema, desliza una
leve crtica a los grandes seores porque arrastran sus vicios, pasiones y
apetitos a sus criados. Vuelve la crtica a los asuntos de la Corte. La
referencia a los textos miscelneos, que intentan proponer un marco
regulatorio para las conductas humanas, sirven, en este caso, tambin para
que el personaje se trace sus propios lmites.
3.4.10. EL
LA
360
TEORA SOBRE LA
Tal y como sugieren los editores del siglo XIX y Rosa Navarro en
sus ediciones de Marcos de Obregn177, el final del descanso trece termina
con el recuento y exposicin vital del escudero hacia al ermitao. Marcos
hace gala de la admiracin que caus su relato en aquel interlocutor. Pero
el cansancio de su extenso discurso hace que el personaje le solicite irse de
la ermita. Esto porque la lluviosa tormenta, la argucia textual que funciona
como uno de los azarosos factores que permiten su cuasi monlogo, ya
haba pasado. Una vida de pasado tormentoso cuyo relato calza,
precisamente, en el periodo en el cual se desenvuelve una tempestad puede
entenderse como un elemento simblico e interpretativo del texto en su
conjunto. En consecuencia, Marcos ha purgado sus culpas en su
arrepentido relato confesional dentro de la ermita. Este detalle no es menor,
debido a que una correcta segmentacin, tanto textual como episdica, en
pos de una armnica y lgica secuencia de los hechos de toda la novela as
lo requera. De esta forma se retoma la coherencia, tanto en esa estructura
semntica como en la de los descansos, que estaba extraviada en las
publicaciones que respetan la edicin prncipe.
Marcos vuelve al escenario donde retoma sus andanzas como
incansable viajero, en el descanso catorce. Pasa por el ro llamado
Guadalete, que algunos llamaban el Leteo. Se refiere a la errnea creencia
que naca de la comparacin entre Andaluca y los Campos Elseos, una
vez que se cruzaba ese ro178. El escudero llega a la venta de Darazutn. El
177
Dicha materia ya fue destacada en el punto nmero dos. Al seguir esta nueva distribucin de
los captulos, se podr concatenar sin dificultad los acontecimientos que suceden a Marcos en
Andaluca, una vez que se despide del ermitao. Luego de esos hechos, volver a juntarse con el
matrimonio SagredoMergelina, para, posteriormente, retornar de forma definitiva a Madrid y
enclaustrarse en el hospital de ancianos.
178
Carrasco Urgoiti alude, en sus estudios del Marcos de Obregn, al mtico ro de nombre
Leteo. En los Campos Elseos, explica, habitaban y llegaban las almas de los muertos luego de
haber bebido de esas aguas (1972, II: 204). En las Diversas rimas, Garrote Bernal observa que
Espinel, en el poema Cancin a su patria, dedicado a su natal Ronda, hay una referencia a
Garcilaso. Se trata del verso har parar las aguas del olvido, que asemeja al que el poeta
rondeo dedica a su tierra: har parar las aguas del Leteo. Esto demuestra, a partir del ejemplo,
361
autor gusta retornar a temas que ha ido dejando esparcidos en el texto. Ello
porque en la venta, con un calor que arrecia, ve una tinaja para beber el
agua que tanto extraaba. Se suma a ello el sonido de unas guitarras que
escucha a lo lejos. Reitera el panegrico de este arte por los efectos que
provoca con su dulzura: mitigar pasiones y preparar el alma para todo el
resto de ciencias. Tambin, como es lgico, vuelve a hacer gala de su
conocimiento terico musical al hablar de los tonos mayores y menores.
El escudero toma descanso y conversa con los msicos acerca de
diferentes temticas, como la invencin de relojes, o sobre msica y la
astrologa. Resurge el tpico que se establece como uno de los ejes
creativos del rondeo. Se trata de la mnemotecnia, ya que justo se
encontraba presente un famoso oidor. A propsito del tema, el magistrado,
de nombre Hernando Villaseor, se precia de esta cualidad al memorizar
ciertas redondillas nuevas. Estos versos fueron compuestos por el propio
escudero, quien se sorprende de orlos de una boca extraa. El oidor le
pregunta si haba escuchado rumores de la venida del famoso Marcos de
Obregn, hombre de buen gusto y partes (Espinel, 2008: 300). El
protagonista se admira de su ganada fama, esta vez de poeta, asunto que
implica toda una novedad en el texto.
Villaseor 179 aclara que su tcnica es artificial, pero el ejercicio
ayuda. No obstante, y por sobre todo, Marcos desea recalcar que su relato
es de orden confesional. Hace nfasis en la memoria, que siempre trae
sucesos desagradables. Desea en lo ms ntimo que estos acontecimientos
nunca se hubiesen producido, al tenor de esta declaracin cargada de
melanclico existencialismo. Muchos de estos recuerdos le laceran. Se
que muchos de los motivos poticos tambin forman parte de la materia novelesca del autor
andaluz (2001: 463).
179
Hernando de Villaseor, oidor de Sevilla, Consejero de Indias entre 1618 y 1636, era natural
de Caete del Real (Carrasco Urgoiti, 1972, II: 208).
362
acerca, por esta causa, a los motivos por los cuales decidi contar su
historia autobiogrfica:
Por
rostros
desfigurados
gracias
su
natural
habilidad
cuando resume el recorrido vital del autor de este libro, desde que
abandonara Ronda como estudiante hasta su regreso, ya con canas en sus
cabellos, a esa ciudad. En ese instante, dice el escudero, Espinel reconoci
a cada uno de las personas que haba dejado de ver desde su lejana niez180.
Los ejemplos de los cuales se vale para insistir en este punto tienen el
aroma de clsica erudicin que tanto gusta exhibir:
Y no se dice por cosa de admiracin que Cinea,
embajador del rey Pirro, en dos das que estuvo en
Roma, conoci y nombr por sus nombres a todos los
moradores della? Mitridates, rey del Ponto, negocia con
veinte y dos naciones que tena sujetas en el propio
lenguaje de ellos. Julio Csar en un mismo tiempo lea,
escriba y dictaba y oa cosas importantsimas, y por eso
se hace particular mencin de ellas (Espinel, 2008: 301).
Pero estos antiguos casos no son otra cosa que un nuevo guio a la
miscelnea, una de las influencias capitales de esta obra. Carrasco Urgoiti
ya haba mencionado la correspondencia entre este prrafo con su
equivalente de la Silva de varia leccin de Pedro Mexa (1972, II, 210). La
coincidencia de la cita pone en evidencia, una vez ms, los ntimos lazos
que unen la novela con este tipo de textos, particularmente con el de Mexa.
Espinel, como se observar, reescribi algunos de los ejemplos de los
cuales el erudito sevillano se vale para hablar de la mnemotecnia en uno de
sus numerosos tratados:
180
Navarro Durn seala que este episodio es relevante, precisamente, por estas tres razones: las
loas de Marcos o Espinel hacia s mismo, en primera instancia; por la nueva revelacin de
Marcos, quien es tan poeta como el propio Espinel, en segundo lugar y, en tercer trmino, por la
capacidad mnemotcnica del autor, alabada por el mismo personaje (2008: XLVII).
364
181
Fradejas sugiere un posible vnculo del Marcos de Obregn con un texto medieval de
evidente contenido religioso. Se trata de la Disciplina clericalis, de Pedro Alfonso. El texto
tambin tena sentencias y moralidades que en el original enlazan entre s los cuentos (1993,
II: 796).
182
El ndice es mencionado por Gili Gaya, quien detalla que las ediciones de Madrid de
Gregorio Rodrguez omiten el prrafo en cuestin (Carrasco Urgoiti, 1972, II: 215).
367
Navarro Durn advierte que el asunto de los bodigos de pan del clrigo tiene larga data en la
369
370
tambin es cosecha propia del autor, aunque los lobos, corderos, serpientes
y pastores fueron personajes protagonistas de varias de las fbulas de
Esopo o de Babrio. Cuenta la ocasin en que un lobo se quiebra las piernas
al caer en la trampa puesta por un pastor. Le ocurre cuando segua a un
cordero, y salta por el susto provocado por una serpiente muerta. La
moraleja que el mozo pcaro extrae para su conveniencia revela sus
problemas de moralidad. Sostiene que la propia defensa, casi por un
instinto de supervivencia, puede provocar daos ajenos, tal cual ocurre con
el cordero, pero eso se justifica a plenitud. La respuesta tan atrevida
escandaliza a los oyentes y al propio Marcos, quien as se vuelve a
distanciar del argumento de un personaje con tales pensamientos. Es
evidente que es ese el efecto que Espinel quiere transmitir. Por esta causa,
sella su visin acerca del comportamiento humano, y definitivamente ubica
a Marcos, ya un poco ms cerca del final del texto, en un lugar equidistante
al de los autnticos pcaros.
En el comienzo del descanso diecisis, el escudero contina con el
anlisis del mozuelo, pero para centrarse ahora en su cualidad de hablador.
Retorna el discurso contra ellos, pero, por sobre todo, se detiene en quienes
la agudeza supera su bachillera. Dichas reflexiones sirven como
introduccin de la historia venidera. Se reitera, como en caso todo el texto,
el modelo que extrae del Guzmn de Alfarache, donde las disquisiciones
anuncian el trmino de una unidad narrativa para iniciar otra.
185
La historia trata de un mdico, quien en Persia deba sanar de la vista al rey. Si no cumpla,
su vida estaba sentenciada a muerte. Como no poda hacerlo, por la dificultad de la tarea, urde
una traza para salvarse. Esta estratagema consista en que se deba sacrificar a un joven prncipe.
El elegido fue el de Npoles. Cuando le raptan y llevan a tierras infieles, este se enamora de la
hija del rey. La pareja y el galeno logran escapar con los tesoros del monarca. As se cumple el
juramento del mdico a la princesa, para poder salvar su vida, a quien le prometi de ser
crhistiana y le pidi la palabra de su esposo para que la llevasse a su reino (1968: 159).
372
3.4.13. LA
BIZANTINO
186
Es otra referencia al plano contextual histrico que subyace en la novela. Ya se haba aludido
a este en la discusin sobre la expulsin de los moriscos, muchos de los cuales fueron
embarcados desde el puerto valenciano. En aquella ciudad, an quedaron ncleos reducidos de
esa poblacin, an a pesar de la importante merma que produjo su desalojo.
373
los
187
memorias, que fija un punto del presente para hurgar en el pasado, que
llegar de nuevo al instante inicial. Es otra de las interesantes innovaciones
en su propuesta artsticonarrativa, basada en la adaptacin de los recursos
narrativos existentes a los que imprime su particular sello distintivo.
Paralelamente, el gnero bizantino tambin interviene en la
caracterizacin de aquellos personajes protagonistas del relato enmarcado
en tierras americanas. La carga semntica ejercida sobre ellos convertir el
tono satrico con el cual es posible identificarles en la primera relacin de
la novela en otro cuya esencia ser la ejemplaridad. As lo establecen las
propias exigencias del canon de esa corriente narrativa en aquellos
captulos finales. En este sentido, estos elementos de la obra de Espinel
coinciden con los textos bizantinos clsicos y los contemporneos a su
poca. El modelo de virtuosismo de los protagonistas de este microrrelato
tendr plena coherencia, adems, con el sentido didcticomoral, que el
escritor andaluz imprime a toda su novela.
189
Espinel tambin acusa la misma fatiga en varios de sus poemas de las Diversas rimas. Hay
algunos versos que as lo demuestran. Por ejemplo, el soneto XIV, de claro corte amoroso:
Durar no puede en tanta desventura/ un corazn de padecer cansado,/ que a mal tan importuno
y obstinado/ no basta la paciencia, ni cordura (Espinel, 2001: 434). O el soneto XX, con un
tono ms existencialista, acorde al momento que vive cuando intenta cerrar su historia: Mis
378
esperanzas, con esfuerzo sumo,/ van sustentando la pesada carga/ que traigo a cuestas, enojosa y
larga,/ y entre ellas mismas mi bivir consumo (Espinel, 2001: 458).
190
El tema de la muerte se reitera de forma asidua en las Diversas rimas, as como tambin el
del amor. Eros y Tnatos, como siempre, predominan en los versos de los poetas. Espinel no es
la excepcin a este fenmeno. Garrote Bernal advierte que hay cinco poemas que estn
dedicados a la muerte de su madre. El crtico seala que el dolor del amor, producto del
desengao reiterado en las glogas del poeta rondeo puede ser menor al que causa la muerte
(2001: 223). El escrito ms sugerente, y que alude directamente a los versos de Manrique lleva
por nombre Elega a la muerte de su madre. Los primeros versos del poema expresan la misma
idea del texto novelesco. La vida no es ms que un momentneo estado, cuyo movimiento
avanza hacia la muerte: Si de la humana vida transitoria/ el trmino es finito, y slo resta/ aquel
trofeo de la alma y la gloria,/ y la felicidad del alma puesta/ est slo en bivir eternamente,/ a
tanto bien hallndose dispuesta/ (Espinel, 2001: 592).
379
Valdivieso, segn los datos recogidos por Haley, ejerci el cargo de capelln, justamente, en
la capilla mozrabe de la Catedral de Toledo. Fue, adems, y en ese entonces, secretario del
certamen potico realizado en esa ciudad, y en donde, por cierto, particip Espinel. Ese
importante evento se llev a cabo en 1616, al tiempo en que se produca la inauguracin la
Capilla del Sagrario. Esta haba sido donada por el Cardenal Bernardo Sandoval y Rojas,
mecenas de Valdivieso y del propio Espinel (Haley, 1959: 169-170).
192
Linares tambin resalta esta faceta de la novela del rondeo. En su visin, es una de las ms
destacadas del texto: Y aunque se diga que es una obra secundaria o que no tiene otro inters
380
Bjornson asegura, en efecto, que el narrador, para justificarse a s mismo antes sus yerros, ha
creado una verdadera teora sobre la necesidad de la paciencia e ilustra la inutilidad de ser
impaciente. De esta forma, podr apreciar las cosas con calma, estar abierto a una percepcin
sin mayor reflexin de la belleza, y el respeto por uno mismo basado en el honor (1993, II:
902-903).
382
Carrasco Urgoiti alude a la condicin de amigo y protector de Quevedo de don Pedro Girn,
el Duque de Osuna. El personaje tambin fue reconocido por haber tenido una juventud
turbulenta. Espinel le cita a modo de proyeccin de su propio nimo colrico. Otro caso como el
suyo advierte al lector sobre esta grave amenaza (Carrasco Urgoiti, 1972, II: 283).
195
Antonio Ferrer del Ro, ya en el siglo XIX, destaca que este elemento articula gran parte del
texto y es la clave para entender la aceptacin que Marcos de Obregn, una vez impreso, tuvo
en aquel entonces: xito grande y bien merecido tuvo la obra entre los doctos y las gentes
vulgares: sustancialmente es un admirable tratado de prctica de vida, cuyo elemento principal
consiste en el ejercicio de la paciencia; no refirindose la paciencia viciosa del que, por comer
y beber y holgar, sufre cosas indignas de imaginar entre hombres, sino la que acicala y afina
las virtudes, y asegura la quietud del nimo y la paz del cuerpo (1993, I: 103).
196
Los ltimos reconocimientos y homenajes, que el autor realiza antes de culminar su relato, se
dirigen a Jorge de Tovar, secretario del patrimonio real, y a la viuda doa Juana de Crdoba,
duquesa de Sesa. Ella contraer segundas nupcias con el condestable de Castilla Juan
Fernndez. Esta pareja vivira al lado de la Capilla donde Espinel era maestro (Haley, 1959:
166-172). Finalmente, tambin alude al hijo de doa Juana, el sexto duque de Sesa, don Luis
Fernndez de Crdoba, a quien Lope de Vega, segn Carrasco Urgoiti, suplicaba en vano
favoreciese como mecenas al propio Espinel, por el ao 1617 (1972, II: 285). La inclusin en el
texto de estos notables se inserta, en este caso, de acuerdo a ciertos intereses de ndole personal
del autor.
383
384
4. CONCLUSIN
385
388
esenciales de la fbula, que son muy destacados en las obras del gnero
cultivado desde los lejanos modelos griegos.
Tambin es necesario resaltar el relato morisco, que Cervantes
aprovecha de su bagaje literario y su propia experiencia aciaga en tierras
rabes. Espinel tuvo muy en cuenta este asunto, a travs de sus propias
lecturas de las obras del insigne escritor, para elaborar el episodio del
cautiverio de Marcos en Argel, ya que los datos biogrficos apuntan a que
la inclusin de este es netamente literaria, pues Espinel no habra sufrido
cautiverio alguno en dicho territorio.
Otro gnero que recibe la especial atencin del novelista ser la
miscelnea. Con su ayuda transformar el relato del escudero en una
historia que rezumar retazos de erudicin. Adems, reforzar el mensaje
moral de su escritura. Espinel recurre a estos textos para revestir algunas de
las acciones del relato. Su intencin es enriquecerlas con curiosidades,
datos de inters, consejos o singulares ancdotas, por lo general a travs de
ejemplos de personajes histricos. Todo se ir adaptando al sentido de su
novela. Estos amenos apuntes servan como apoyo a las disquisiciones
expuestas en cada descanso, en el marco de su proyecto didctico. Los
principales referentes a los que Espinel acude son la Silva de varia leccin
de Pedro Mexa, los Coloquios y el Jardn de flores curiosas, de Antonio
de Torquemada, el Galateo de Gracin Dantisco, y la sabia mstica
Introduccin del smbolo de la Fe de fray Luis de Granada, quienes
reescribieron a los sabios clsicos escritores grecolatinos en diferentes
temas de inters, adems de realzar los hbitos de buenas costumbres y
modales a la manera de El cortesano de Castiglione.
Captulo aparte merecer la influencia de los relatos autobiogrficos
de algunos de los soldados del reino, quienes escribieron sus hazaas y
andanzas para escenificar los aos en que el imperio se expenda por
Europa y Amrica.
389
390
391
392
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393
394
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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1. INTRODUCCIN
197
Martnez define la intertextualidad como una propiedad de todo texto, concebido como un
tejido de textos; el texto remitir siempre a otros textos, en una realizacin transformadora o
transgresora (2001: 10).
395
tiempo
198
198
Genette habla de cinco tipos de relaciones denominadas transtextuales, las cuales ordena
segn el orden aproximadamente de abstraccin, de implicitacin y de globalidad. Estas son
las de intertextualidad, cuyo caso ms frecuente es la cita textual o edectica; la paratextual,
ms distante que la anterior y vinculada a otro texto mediante seales generales como el ttulo,
subttulos, etc.; la metatextualidad, que utiliza el comentario para hablar de otro texto sin citarlo
expresamente; la architextualidad, que tiene un nivel ms abstracto e implcito que vincula a
textos de acuerdo a, por ejemplo, los gneros y, por ltimo, la hipertextualidad, que relaciona el
hipotexto o texto anterior con el hipertexto, que es posterior (1989: 10-14). En el caso de
nuestro estudio, que requiere de todas las anteriores, el nfasis se establece en este ltimo
aspecto, en los lazos literarios establecidos entre un texto que se alimenta de y con anteriores
escritos, lejanos o cercanos a este. Es, en definitiva, un ejemplo ms de cmo se ha desarrollado
el arte literario en su larga travesa: Precisamente porque la literatura es historia de la literatura,
porque los escritores crean sus textos desde sus lecturas, con el nctar de esos escritos que
llenan su tiempo (Navarro, 2004: XIV) o, como dice el propio Genette, no hay obra literaria
que, en algn grado y segn las lecturas, no evoque otra, y, en este sentido, todas las obras son
hipertextuales (1989: 19).
396
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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397
199
Vilanova atribuye a otro relato el inicio del gnero bizantino: Las maravillas de ms all de
Tule, de Antonio Digenes, que tambin pertenece al mismo siglo que la obra de Caritn. Se
trata de una historia que est basada en un viaje fabuloso caracterstico de la antigedad
alejandrina (1989: 352).
398
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de
los
jvenes
protagonistas,
reconocimiento
de
crmenes,
relaciones
con amigos
o personajes
201
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401
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203
Garca Gual califica esta obra como una imitacin bastante fiel de la trama en castellano
(1972: 260). Sin embargo, si bien es cierto que existen similitudes en los captulos I y XIX, a
partir del captulo X, el argumento de la obra avanza por otros caminos y gneros como el relato
de caballera o el gnero pastoril. Queda, ciertamente, el grueso de la trama. Esta coincide, en
los captulos mencionados, con la reescritura del clsico a travs de elementos anlogos en
cuanto a la estructura y a personajes reconocibles.
403
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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204
Vargas Llosa explica, de igual modo, las razones que impulsan a Cervantes a crear su
inmortal parodia al gnero caballeresco y que dependen, efectivamente, de este deseo de efugio
de los individuos ante las vicisitudes que la sociedad de aquellos tiempos los haca padecer: La
literatura caballeresca [] no es realista, porque las delirantes proezas de sus paladines no
reflejan una realidad vivida. Pero ella es una respuesta genuina, fantasiosa, cargada de ilusiones
y anhelos y, sobre todo, de rechazo, a un mundo muy real en el que ocurra exactamente lo
opuesto a ese quehacer ceremonioso y elegante, a esa representacin en la que siempre triunfaba
la justicia, y el delito y el mal merecan castigo y sanciones, en el que vivan, sumidos en la
zozobra y la desesperacin, quienes lean (o escuchaban leer en las tabernas y en las plazas)
vidamente las novelas de caballeras (2004: XIV).
405
Los clsicos griegos, por ende, son el perfecto elemento que podra
as presentar una modlica moralidad 205 . El texto de Heliodoro Las
etipicas, precisamente, es el ideal que se presta para aquel propsito, por
pertenecer a la categora de novela moral. Bataillon sostiene, adems, que
esta novela a los erasmistas les agrada por mil cualidades que faltan
demasiado en la literatura caballeresca: verosimilitud, verdad sicolgica,
ingeniosidad en la composicin, sustancia filosfica, respeto de la moral
(Bataillon, 1950: 621).
Este proceso de vinculacin entre literatura y su fin prctico se
enmarca dentro de un estamento superior que se encuentra en los estratos
sociales y jerrquicos del periodo, desde las clases dominantes a las
dominadas. Maravall lo denomina cultura dirigida
206
. El barroco
205
Este soporte moral se corresponde con un tipo de sociedad, como la del reino espaol de
aquel entonces, relacionada con una imperiosa necesidad: Heliodoro ha demostrado al
humanismo del Renacimiento que la novela ertica poda tener un idealismo trascendente y un
verdadero fin moral (Vilanova, 1989: 354).
206
Maravall recalca que el poder autoritario, vertical y dirigido del siglo XVII consecuencia
del proceso de deterioro econmico y cisma cultural del siglo XVI que hizo crisis, as como el
factor religioso del Concilio de Trento que signific el triunfo de la moral conservadora
cristiana contra los intentos de disminuir el poder eclesistico, utiliza al arte como un vehculo
y medio necesario para la consecucin de su plan normativo. El pulso entre erasmistas y
contrarreformistas, si bien es un choque fuerte de cosmovisiones, coinciden en el fondo: la
conducta del individuo. As, el arte se convierte en un manual, un declogo que busca la praxis
del lector: Esa preocupacin por el conocimiento, dominio y manipulacin sobre los
comportamientos humanos llevaba a una identificacin entre aqullos y las costumbres, entre la
conducta y la moral. Todo ello implica un pragmatismo que, en fin de cuentas, se resuelve en
una menor o mayor, mas slo superficial, mecanizacin del modo de conducirse de los
hombres (2008: 138).
406
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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207
Eco, por su parte, aade que la invencin de la imprenta que genera, en aquella poca, la
reproduccin masiva de obras literarias es un asunto que permite a los estamentos del poder usar
aquella innovadora tecnologa como herramienta hacia sus propsitos conducentes a influir en la
masa y moldear su ethos: Difundiendo entre el pueblo las normas de una moral oficial, esta
literatura realiz una obra de pacificacin y de control, favoreci la eclosin del humor y
procur en definitiva un material de evasin. A fin de cuentas, sin embargo, sostuvo la
existencia de una categora popular de literatos, y contribuy a la alfabetizacin de su pblico
(1973: 18).
208
Riley seala que las doctrinas poticas aristotlicas dieron origen inmediatamente a una
preocupacin crtica por los fines y los medios que surgi al darse cuenta de que en esta nueva
era de la imprenta y de las convulsiones religiosas en Europa, la literatura era, para bien o para
mal, una fuerza social poderosa (1971: 17).
407
[] de Heliodoro no ay duda que sea poeta y de los ms finos picos que han hasta agora
escripto; a lo menos ninguno tiene ms deleyte clsico y ninguno en el mundo auda y suelta
mejor que l; tiene muy buen lenguaje y muy altas sentencias; y, si quisiessen exprimir alegora,
la sacaran dl no mala. Torno, pues, a mi lugar y sigo que, quanto a este punto, tiene ms
perfeccin la pica fundada en historia que no en ficcin pura, y que, en la una y en la otra, se
deve guardar el uso y costumbre de la tierra o tierras de las quales se va haziendo memoria en la
narracin, que de la persona, sexo, edad y estado de vida ya se dixo quando se trat de la
verisimilitud de la fbula (Lpez Pinciano, 1973, III: 167).
210
Teijeiro observa que la multiplicidad de trminos con que las novelas de aquella poca solan
denominarse obedece a un proceso de consolidacin que dificulta la taxonoma de los relatos en
prosa del barroco hispnico: Si repasamos el panorama narrativo espaol del Siglo de Oro,
podemos advertir que no existe publicado ningn relato bajo el epgrafe de novela. De esta
manera, se habla de crnica, tratado, vida, historia, trabajos, etc., que indican la
disparidad terminolgica en la que se apoyan los escritores (1988: 66).
211
Gonzlez Rovira tambin visualiza esa confluencia de cauces en la literatura urea: El
principal problema para aceptar la inclusin, la mezcla de elementos de otras narrativas, ser
tambin, no se olvide, un factor constituyente en la mayora de las manifestaciones barrocas
(1996: 164).
408
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409
410
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Garca Gual constata que Heliodoro cuida hasta el ms mnimo detalle en la defensa del
principio de castidad. Ni la propia naturaleza carnal de los protagonistas, pese a su fuego
interior, logra quebrantar sus principios pese a los patticos encuentros que tensionan la
posibilidad de una trasgresin del juramento de virginidad (1972: 308).
214
Este hecho es clave, ya que resalta el concepto que desde Lpez Pinciano, y luego Gracin,
se alaba de Heliodoro: la pica amorosa, en contraste con la pica heroica (Gonzlez Rovira,
1996: 64). Los numerosos estudios del gnero apuntan a sealar que la defensa de la obra y su
calado en la literatura urea se debe, precisamente, al valor ejemplarizante que posee.
412
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215
Garca Gual habla de una especie de realismo costumbrista, con personajes ni tan
soberbiamente castos como en otras novelas, ni tan maravillosos que provoquen a su paso
desmayos y congregaciones multitudinarias (1972: 246). Por su parte, Brioso Snchez y
Crespo sealan que el texto posee adems de la profundizacin psicolgica de los personajes
marcados aspectos de un realismo crtico con una calificacin ms matizada y comprensiva de
lo que otros llaman parodia (1982: 152).
216
El conocimiento que el autor espaol tuvo de la obra clsica data de la traduccin que su
amigo Ludovico Dolce hizo de la novela de Tacio con el nombre, antes sealado, de Amorosi
Ragionamenti, en 1546, y de la traduccin italiana de Anbal Coccio de 1551.
413
217
Menndez Pelayo califica este hecho como un acto de depuracin moral y esttica en la
novela de Nez de Reinoso, en comparacin a los personajes del clsico griego, que s caen en
la tentacin del pecado carnal (1971: 68).
218
Como plantea Gonzlez Rovira, la honra, no slo asociada a la castidad, adquiere un nuevo
matiz que amplifica su estamento personal y moral y se inserta en una categora social (1996:
112).
414
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415
219
Lope se nutre de un personaje cuya figura proviene del teatro. Se trata del hermano, que es el
celador de la honra de la hermana. Del mismo modo como lo hace el marqus en la Himenea de
Torres Naharro o Beliseno de la Tragicomedia de Lisandro y Roselia. Celio es el guardin que
busca la venganza de la afrenta a su familia. El hbil recurso del entrecruzamiento amoroso
entre los hermanos resuelve un problema que acaba en buenos trminos, sin vctimas, y con la
honra intacta. En La seora Cornelia de Cervantes, el hermano de la joven, Lorenzo, tambin
es celador de la honra.
220
Deffis seala que el texto es una novela cristiana con tres ejes: el viaje del alma, el culto
mariano y la figura del peregrino que, a su vez, tiene dos aristas: el viaje del alma desde lo
terrenal a lo celestial y el relato de la peregrinacin no regida por el azar, sino por los dogmas de
la iglesia dominante (1999:51).
221
Lope plantea un fin moral, neoaristotlico y post tridentino de su obra (Avalle-Arce, 1973:
336).
416
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4.2. EL
417
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inicia mediante
la
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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La crtica coincide en destacar que la presencia del esquema Heliodoriano del encuentro
separacinencuentro de los personajes protagonistas en las obras de los autores del Siglo de
Oro permite el multienfoque de los puntos de vista, as como la amplificacin y contraste de los
acontecimientos. En dicho procedimiento, la lnea de accin principal del texto se bifurca en los
dos protagonistas, para luego volver a su cauce normal. La separacin, a veces disfrazada en
trgicos sucesos como la falsa muerte del ser amado, sorprende al receptor, que sigue la lnea de
accin sugerida por el punto de vista de slo un personaje. La reorganizacin de las acciones,
tendientes a resolver los enigmas presentados por esta separacin, est dada por la posterior
versin del punto de vista del otro personaje, una vez producido el reencuentro. Esta dialctica
es el procedimiento que da vigor al relato bizantino, y se orienta a dar protagonismo al
destinatario de la obra, a fin de mantener su atencin y, junto con ello, que el mismo pueda
participar en la reconstitucin de los hechos narrados y evidenciar sus contrastes.
421
224
Zimic advierte el influjo bizantino en esta tcnica, y aade que en Cervantes no slo pretende
revelar episodios graduales para despertar la curiosidad del lector, sino tambin para sondear y
revelar los modos de ser y las actitudes de los personajes en su intento de interpretar la realidad
(1998: 97).
422
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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Un aspecto del complejo nudo narrativo, que implica los avatares de los protagonistas
retenidos o hechos cautivos, lo constituye su preciada plusvala como personajes y sujetos
deseados por sus captores. La posibilidad de poseerlos y acceder a su intimidad a cualquier
precio provoca la aparicin de la mediacin celestinesca que encontraremos, dado el carcter
dramtico del conflicto, tambin en numerosas obras de teatro (Gonzlez Rovira, 1996: 113).
423
posesin de la amada est latente en esta obra con un tono ms ertico que
su contempornea.
De igual modo, en el Clareo, hay un personaje que es el smil de
Sstenes Amete, que cumple el mismo rol de Sstenes. Dicha funcin
ser la de interceder ante Florisea para que acepte las ventajas de unirse a
Tesiandro para ofrecerle lo que te conviene, y te dan marido, y te dan
casa, y te dan riquezas (Nez, 1991: 124). Estos episodios siempre estn
bajo el signo de la dualidad del bien y el mal, que es el trasfondo didctico
del texto en cuanto a su concepcin forjadora de modelos de conducta.
La Selva transita por otras aguas. El texto presenta una alta moral de
dos personajes, aunque con realizaciones prcticas distintas. La pureza del
protagonista no ha sido puesta en peligro en ninguna ocasin. El idealismo
espiritual y platnico de Luzmn y la ausencia de personajes que inciten al
quebrantamiento de la castidad de Arbolea as lo demuestran.
El Peregrino
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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tpicos que forman parte de la novela bizantina barroca. Amar con celos
es infierno, dice el fnix (Vega, 1973: 268). Al ser infundados, expresa
Bataillon, constituyen una falta imperdonable (1964:241). Dicha temtica
est ntimamente relacionada con el tema de la honra y el honor que se
despliega en la literatura urea, y es parte elemental de los cdigos de las
relaciones de fidelidad en la vida conyugal.
226
Gonzlez Rovira habla de ciertas condiciones que implican el refuerzo de esta institucin,
como la sesin XXIV del Concilio de Trento. Esta pretenda defenderlo de los afanes
reformistas. Tambin, el inters de las novelas barrocas en solidificar el matrimonio por el
descenso en la natalidad debido a la peste y, finalmente, por el nuevo rol de la mujer en la
familia y en la sociedad (1996: 114-115).
227
Teijeiro expresa que la obra literaria empieza a interesar en tanto en cuanto suponga un
modelo para vivir, siempre que descubra un camino ejemplar dentro de la conciencia
vivificadora que arrastra el cristianismo (1988: 33).
425
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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Isea, la amante deshonrada. El camino que inicia sin familia, sin marido y
sin honra (Nez, 1991: 137) conduce al texto, por otra parte, hacia las
fronteras del gnero cuando huye de su malaventura hacia una retiro
espiritual. Isea, a la deriva, inicia una peregrinacin que develara el
sentido del texto hacia los verdaderos y ocultos motivos del autor al
escribir la obra: el smbolo de la dispora juda ante la persecucin sufrida
en Europa228:
[] lo casaron con Florisea, que no con menos
amor y contento fue recibida. Y todos alegres y
contentos viven en su tierra natural, sino yo a quien
fortuna, no harta de mis trabajos ni de mi contraria
suerte, aflige, y de un trabajo mayor lleva, alongndome
de
mi tierra
y trayndome
por
las
ajenas
Es la tesis sugerida por Bataillon y Teijeiro, quienes analizan el origen converso de Nez de
Reinoso y el propio periplo vital que lo llev, por esa causa, a huir de Espaa. El modelo griego,
entonces, pasa a ser un parntesis en sus intenciones. El influjo de las riquezas estructurales y
semnticas, que el gnero representa en la historia de Leucipa y Clitofonte, permiten la
versatilidad que busca el autor. Este se pasea por otros gneros, como el pastoril o la novela de
caballeras, que no tienen en sus acciones el ritmo vertiginoso de las historias provenientes de
Grecia. El matrimonio de la pareja bizantina Clareo y Florisea, el final lgico y consecuente
del gnero que Nez respeta, queda, por tanto, relegado a un segundo lugar.
428
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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432
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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4.5.1. MENTIRAS
Estas poseen una doble funcin: lo que es ingenio digno de
admiracin en los protagonistas, se considera una trasgresin en los
antagonistas (Gonzlez Rovira, 1996: 120-121). Las circunstancias de
quin o quines mienten quedan supeditadas a la cualidad y condicin de
tal o cual personaje, segn los semas con los que el autor lo configure en su
sistema axiolgico.
La anttesis a esta permisividad concedida a los hroes con el
antivalor de la mentira, con justa y necesaria causa, la sufre un personaje
secundario que encarne la oposicin de los nobles propsitos de los
personajes dignos. Por ejemplo, en Las etipicas, Demneta es culpable de
las desdichas de su hijastro Cnemn, aquel griego exiliado que ayuda a
Tegenes y Cariclea. Ella inventa sendas trazas que el autor denomina
seca y severamente maquinaciones para vengar el rechazo de l ante las
indecorosas propuestas de su madrastra que son, finalmente, descubiertas.
Por ello, le es aplicado el castigo ms severo que sufre un personaje
transgresor: la expulsin del relato e historia a travs de la muerte.
En Leucipa, por otra parte, se sigue la misma lnea. La mentira como
forma de salvacin o como antecedente nefasto para un oponente, como es
el caso, por ejemplo, de la maquiavlica traza urdida por Tersandro y
Sstenes cuando introducen un falso testigo de la supuesta muerte de
Leucipa por rdenes de Mlite. El fracaso de sus intenciones representa el
peor de sus castigos.
El Clareo retorna a la caracterizacin del apcrifo parentesco entre
los dos amantes, como rasgo constitutivo y recurrente en el bizantinismo.
El personaje Florosindos se interpone en los planes de Clareo para poder
llevarse a Florisea. El joven protagonista le hace prometer a su hermano
433
231
Teijeiro explica que la aparicin de este personaje, que casi no interviene en la accin, no es
ms que un recurso de la misma para enredar el camino del hroe, ya que este se casar con
Isea, aunque luego, repitiendo la trama del Leucipa, encuentre a su amada y deshaga su
matrimonio con la desventurada protagonista (1991: 69).
434
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
OBREGN
4.5.2. ENGAOS
El ocultamiento de ciertos elementos biogrficos mediante el cambio
de la apariencia fsica de un personaje pretende coadyuvar a la creacin del
suspense. A travs de este procedimiento se dramatizan sus aventuras. Ser
la propia accin la responsable de dilucidar la resolucin de esta peripecia.
El recurso clsico ya es usado en la novela griega como en la bizantina del
Siglo de Oro, y su teatralidad facilita su factor de sorpresa en el engao.
En Las etipicas, los protagonistas mutan su apariencia para alcanzar
sus loables fines, motivados por la necesidad de proteger sus proyectos
personales.
Heliodoro,
para
este
efecto,
recurre
la
homrica
era su amada, llora porque no repar en ello, ya que la chica tena aspecto
de muchacho (Tacio, 1982: 301). Por tanto, ac, el disfraz y la
transfiguracin fsica cambia, adems, la sexualidad de los protagonistas.
En otro episodio posterior, Mlite, saciada de su apetito sexual con
Clitofonte, se compromete a ayudar a los amantes a huir. Para ello, viste a
Clitofonte con sus ropas y le dice: Ests mucho ms guapo as. Te pareces
a un Aquiles que vi una vez en un cuadro (Tacio, 1982: 313)232.
Isea, en el Clareo, reitera este recurso cuando reescribe el episodio
del no reconocimiento de la enamorada por parte del joven lo que dificulta
la anagnrisis, por la vestimenta y el aspecto de su amada Florisea:
[] entrando por un camino que era todo cubierto
de sombros rboles, vimos venir por l una doncella, la
cual vena tan rota y desnuda que las carnes se le
parecan, y vena atada con gruesas cadenas; todos los
cabellos traa cortados, y la cabeza toda rasa y mal
compuesta (Nez, 1991: 109).
Contreras, en la Selva, viste a Luzmn de peregrino apenas
comenzado el relato. Estos hbitos, ms la larga barba que ostentaba como
peregrino del amor, impiden su inmediato reconocimiento lo que tambin
dificulta la anagnrisis por parte de Arbolea, cuando ellos se reencuentran
en los captulos bizantinos agregados en la nueva edicin. En el octavo
libro, Arbolea adopta de igual forma el hbito de peregrino, pero como
Tridonio, haciendo creer al ermitao Valern que era l (ella) quien estuvo
enamorado de una bella doncella sevillana llamada Arbolea.
232
Crespo y Brioso Snchez se refieren al cuadro que relata la apariencia de mujer con que la
madre de Aquiles le viste para que no vaya a la guerra, lo que habla de los remotos orgenes de
este procedimiento (1982: 313).
436
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233
Lope traslada este recurso a su novela desde su potica teatral en el Arte nuevo de hacer
comedias. El fundamento para este rasgo externo se sustenta en el efecto que provoca en la
trama, sustentado en la transfiguracin externa del personaje, lo que deviene en la mutacin de
su respectivo gnero. Esto es admitido por la masa en la comedia para su el goce esttico. Eso
s, que siempre guarde el debido decoro a las mujeres (1967:17).
437
4.5.3. APARIENCIAS
La variedad nominal tambin es un rasgo que se reitera en obras con
el propsito de buscar el ocultamiento de la verdadera identidad de un
438
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4.6. EL VIAJE
La novela bizantina es, en esencia, la novela del desplazamiento 234. El
periplo de los protagonistas, que muestra intratextualmente los designios
del azar en la aventura por distintas geografas, es un recorrido trazado en
un mapa desde el sujeto de enunciacin o autor del texto con los fines que
se establecen, segn la trama de las historias del gnero.
El desplazamiento, adems, establece indefectiblemente relaciones y
vnculos interculturales, incluso en la novela nacional. Este gnero, a travs
de sus textos, develan el complejo sentido que la relacin de la cultura
occidental desarrolla con sus alteridades por medio de la exploracin y la
llegada a territorios extraos.
Los mltiples temas, que ac se desarrollan, van desde la descripcin
fsica del territorio hasta la de sus habitantes, el exotismo y las peripecias
en forma de proeza de sus protagonistas. Por ello, el gnero bizantino se
articula a partir de dos fundamentos: la novela de aventuras, que implica
una dinmica de movimiento geogrfico, y por consiguiente de las
acciones; y, por otro lado, el principio didcticomoralizante, que le da un
sentido trascendente a dicho desplazamiento.
234
Bajtn seala que una de las influencias fundamentales de la novela griega clsica es la
novela geogrfica, que desarrolla los motivos descriptivos (1989: 241). Por ende, incluye la idea
de la visualizacin de nuevos espacios o geografas desconocidas, cuya necesaria descripcin,
una de las esenciales caractersticas de la narracin, adquiere preponderancia, en este caso, por
sobre la accin y/o sicologa de los personajes.
441
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444
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4.7. LA PEREGRINACIN235
La definicin de peregrinar tiene tres acepciones, que parecen dar luz
respecto del fondo significativo de las obras revisadas: 1. Andar por
tierras extraas, 2. Ir en romera a un santuario por devocin o por voto y 3.
Fig. En algunas religiones, vivir entendiendo la vida como un camino que
hay que recorrer para llegar a una vida futura en unin con Dios despus de
la muerte236. Estas son, de forma sincrtica, aplicables a la bsqueda que
plantea el viaje fsico de los protagonistas, de acuerdo a los contextos
histricosociales que denota cada texto bizantino en el que se
desenvuelven. Pero esto tambin est ntimamente ligado a ese sentido
espiritual que cruza de manera transversal a los textos del gnero de toda
poca. A pesar de aquellas distancias espaciotemporales, las obras
bizantinas griegas y ureas congenian en un sentido espiritualreligioso y
didcticomoral de sus relatos.
Tegenes y Cariclea, en el texto de Heliodoro, no solo escapan para
vivir juntos y desposarse para encajar en el modelo de peregrinacin de los
jvenes amantes, sino tambin para buscar aquella perfeccin espiritual que
la dignidad de sus respectivas condiciones nobles establece. Con ese
propsito, asumen el compromiso de castidad, avanzando con la
incertidumbre de la espera en las pruebas de vida que los dioses les ponen,
a veces quejndose amargamente de aquellas, como parte de un sinuoso y
pedregoso camino.
235
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449
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451
237
Carlos Romero Muoz advierte de esa presencia literaria del personaje en los siguientes
trminos: El corsario (o, sin ms, el pirata) es un personaje casi imprescindible en la novela
occidental, desde sus comienzos. Por desgracia, esa presencia supera el mbito de la literatura,
puesto que fue parte de la realidad europea meridional y septentrional hasta tiempos
increblemente prximos a los nuestros (2002:137).
452
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238
AvalleArce insina en esta historia la trama de La Dorotea, donde Lope proyecta su juvenil
y fallida relacin con Elena Osorio (1973: 181).
456
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4.12. EL CAUTIVERIO
Es un importante recurso heredado de la pica clsica. El cautiverio
tiene variantes derivadas por motivos de ndole amoroso, econmico,
poltico y religioso. La cautiva y/o el cautivo representaban un trofeo que
generaba dividendos, con alguna de esas anteriores variables, para sus
captores. Gonzlez Rovira distingue dos tipos: los producidos por los
infieles o salvajes y los exticos (1996: 142-143). Tambin contienen la
458
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Bajtn habla de la importancia que este tpico posee, as como tambin los elementos que
presuponen la custodia y aislamiento del hroe en un determinado lugar en el espacio posterior
hacia la meta, es decir, las posteriores persecuciones y bsquedas (1989: 252).
459
en
la
caracterizacin
del
personaje,
como
se
apreciar
posteriormente.
El Peregrino explica la idea del cautiverio desde la perspectiva
polticoreligiosa: la captura de uno de los protagonistas por los infieles
(rabes, turcos) y la solucin a ella mediante la hbil huida de uno de los
jvenes, o de ambos, de aquella condicin, y que alimenta los rasgos picos
de quien la logra. Pnfilo y Nise van a Ceuta. l queda preso por participar
en una batalla contra los rabes, y es enviado a Fez como esclavo. Nise se
convierte en el mozuelo sirviente Azn Rubin. Ellos pueden reunirse y
escapar a caballo hacia Ceuta con dos renegadas rabes. Luego, huyen a
Lisboa y desde ah se embarcan a Roma, donde las dos musulmanas se
convierten al cristianismo, que es, a su vez, la verdadera liberacin en su
estado ms puro.
El Persiles diferencia la presencia del cautiverio de acuerdo a
quienes realizan el rapto. El capitn Bradamiro, por ejemplo, es sealado
como el paradigma de los piratas crueles de los mares septentrionales. Sin
embargo, Cervantes explica el cautiverio de una dama a manos de un
corsario para determinar el tipo de secuestro que sufre Auristela. Es, en este
caso, un negocio, una trata, que implica una jugosa ganancia (bien lo sabe
el propio autor). Por ese motivo, la cautiva recibe un trato digno, la
mercanca es un bien que debe cuidarse:
460
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Noticias sobre al piratera de los mares del Norte en tiempos no muy anteriores a C. se
encontrarn en Olao Magno, Historia (XII, 40), donde precisamente se trata del respeto que
de la virginidad de las prisioneras tenan los piratas: en parte, claro est, en vista a su venta, pero
en parte de obsequio a determinadas convenciones de un embrionario derecho internacional
(Romero, 2002: 137). De esta forma, se observa que la connotacin del pirata encierra una serie
de matices sociohistricos, que la literatura urea acoge para hacer ficcin con toda su
complejidad.
461
Bajtin analiza el concepto del cronotopo, dentro de la novela griega antigua como la tcnica
abstracta entre el espacio y el tiempo (1989: 253) As, a este espacio se otorga la mxima
preponderancia a la accin narrativa: la iniciativa y el poder pertenecen nicamente al suceso
(1989: 253), esto por su carcter transitorio.
462
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465
466
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4.15. LA ASTROLOGA
Esta ciencia de ancestrales pocas serva para predecir el destino de
los hombres. Adems, representa una forma de explicar las conductas
humanas.
En el caso de la novela helnica, los astros, cuyos nombres
representaban dioses, que tenan cualidades y caractersticas influyentes,
ejemplifican la cosmovisin humana de la antigedad, orientada a
determinar el origen de los fenmenos que rodean la existencia. En Las
etipicas, es Calasiris el que pone en relieve la importancia astral, que
implica la posterior accin de los hombres. As, por ejemplo, manifiesta el
significado de la desaparicin de su esposa en el relato de su vida:
Tras su prdida, cuando ella pas a otro destino,
pas una poca sin desgracias, feliz y orgulloso de lo
dos hijos que haba tenido de ella. Pero no muchos aos
despus, el curso celeste de los astros que el destino rige
alter nuestra vida, y el ojo de Saturno242 cay sobre mi
casa, trayendo un empeoramiento (Heliodoro, 1979:
148).
Tacio, con su acentuado realismo, en el Leucipa, se aleja de las
seales que muestran los astros para cosificar un destino humano. Por el
contrario, es la propia accin del personaje, movido por sus pasiones y
designios de los dioses, la que va sealando su hoja de ruta vital.
Los textos de Nez y Contreras tampoco consideran estos tpicos
como elementos de una preocupacin literaria. El nfasis est marcado por
242
Segn Crespo, Crono o Saturno era considerado por los astrlogos el planeta malfico por
excelencia (1979: 148).
467
468
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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4.16. LA RELIGIN
Como hemos apreciado en los distintos componentes del gnero, la
religiosidad que emana de los textos bizantinos se conjuga con los
preceptos morales que logran conformar los modelos de virtud de sus
protagonistas, y es el trasfondo ideolgico que subyace en cada texto
representativo. Esto es transversal desde las novelas griegas antiguas a los
del Siglo de Oro, ya que permite la adaptabilidad de los otros elementos y
tpicos del gnero, que se desenvuelven dentro de distintos contextos
sociohistricos.
243
Coincide en esa misma perspectiva el estudio que Hurtado Torres realiza sobre la astrologa
en el Siglo de Oro, que plantea la existencia de dos tipos: la falsa y la verdadera o legal, basado
en el tratado que Pedro Ciruelo escribi sobre el tema en 1628. As, en la primera pueden
pronosticarse las alteraciones de los cielos en la tierra y en los hombres; la segunda, en cuanto
pretende pronosticar casos de fortuna concretos y saber los secretos de la voluntad del hombre,
es diablica. Segn esto, la verdadera puede averiguar alteraciones de del aire, mar y tierra,
pronosticar inclinaciones de los nios la falsa responde a elecciones e interrogaciones []
Admite, por tanto Ciruelo, una astrologa judiciaria, pero con ciertas restricciones (casos de
fortuna, voluntad y deseos del hombre) (1984: 18-19).
244
Maravall puntualiza que la tarea del intelectual barroco es la de ampliar y dominar el
conocimiento de las ciencias y, a la vez, conocer la naturaleza humana: Si en el siglo XVII,
poca en que se halla en su primera fase de constitucin definitiva la ciencia moderna, todo
saber tiene como objetivo dominar aquella zona de la realidad a que se refiere, esto no deja de
ser de rigurosa aplicacin a la ciencia del hombre (2008: 135).
469
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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471
Esta razn de la pasin de los amantes es la que, seala Teijeiro, habra ayudado a la
prohibicin inquisitorial del texto del ndice de Zapata en 1532 (1991: XLII).
472
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474
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246
Doctrina y deleite conviene tenga mezclado el que tiene el poema (Vilanova, 1953: 608).
Esta frase, que pertenece a Lpez Pinciano, es propsito de fundamental importancia en la
concepcin de novela barroca que se reitera nuevamente, y es Espinel quien lo asume literal y
literariamente.
475
En reiteradas ocasiones, en los estudios de la novela bizantina, ha sido citada la clebre frase
de Cervantes te ofrezco los Trabajos de Persiles, libro que se atreve a competir con Heliodoro
en el prlogo de esta novela bizantina con la que Cervantes se despide del mundo. Dicha
sentencia alude al proceso de reacentuacin. Cervantes deja en evidencia el procedimiento de
los autores del Siglo de Oro: servirse de referentes o modelos para sus propsitos de escritura,
como lo seala el propio Bajtin, citando justamente la noble riqueza de la obra cumbre del
propio Cervantes, el Quijote.
248
Espinel confeccionaba sus ltimos captulos en la poca en que los Trabajos de Persiles y
Sigismunda deban de acabar de salir de las prensas de Juan de la Cuesta, las mismas donde se
imprimi Marcos de Obregn (o incluso Espinel pudo haber ledo la narracin cervantina en la
476
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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Esta novela pudo influenciar varios de sus episodios sobre todo el captulo
bizantino de la tercera relacin en su historia novelada y, ms an, parece
evidenciar una muy notoria injerencia ideolgica y esttica. Dicha
influencia es posible evidenciarla en el propsito cervantino de cristianizar
su historia septentrional. Es lo que hace Espinel en el relato bizantino por
tierras americanas, episodio que cumple con todas las caractersticas del
gnero.
Las novelas del periodo ureo no tienen los cdigos culturales y
estticos de sus antepasadas griegas. Como se reitera, la viabilidad de usar
o, ms bien, readaptar o reescribir un texto en otro depender de los
factores sociotemporales y estilsticos que los autores plasman en sus
obras. Son los tericos los que validan la presencia clsica, que a veces
asoma muy notoriamente, y otras veces de forma sublime en los relatos de
los escritores.
En el caso de Espinel, la compleja construccin de su novela, en la
que desfilan multiplicidad de gneros desde la picaresca, la novela de
aventuras, la novela de caballeras, la miscelnea, la soldadesca, la
peregrinacin o la autobiografa, no permiten identificar a primera vista los
rasgos bizantinos que en el texto subyacen. El utilitarismo doctrinario de
una escritura con un explcito mensaje religiosomoralista, la estructura y
modalidad narrativa, la itinerante autobiografa (de autor y protagonista) y
el sentido de ficcin que Espinel otorga a la fbula de su nico relato en
prosa, cimientan el punto de partida de estos indicios de lectura y la
(re)valorizacin de la novela bizantina en la historia del escudero Marcos
de Obregn.
propia imprenta, porque la aprobacin y el privilegio del Persiles son de 1616) (Navarro
Durn, 2008: XXIII).
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CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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menudo podemos
ver, y se
249
482
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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483
6.1.1.
CONVERSIN
DE
LOS
PERSONAJES
ANTERIORMENTE
PARODIADOS
484
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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cuidado
de
levantar
cados
y derribar
ACCIONES EN EL CRONOTOPO DE LA
separacin,
huida,
rapto,
el
reconocimiento
no
251
Deffis clasifica el cronotopo dentro de los textos bizantinos hispnicos de los siglos XVI y
XVII, pero tienen su raz, evidentemente, en la novela griega. Su taxonoma confirma que la
mayora de los componentes mencionados se encuentran en el Marcos de Obregn a travs de
todo su relato, no tan solo en el episodio bizantino americano de Sagredo y Mergelina. Ellos
son: el camino, la Corte, la falsa muerte, el hospital, las nsulas, la prisin la entendemos como
el lugar fsico del cautiverio cualquiera sea su ndole, causa o geografa donde se produzca el
mar, el matrimonio, el naufragio, la posada y el templo. Se exceptan en el texto del rondeo el
486
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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253
Cervantes, en el Persiles, hace una defensa de esta visin esttica de la verosimilitud o efecto
de realidad de su obra. Es el manto ideolgico con que la construye y, adems, solventa en el
propio texto en el captulo XVIII de la tercera parte. Esta postura la contrasta con el discurso
histrico, que siempre debe estar basado en la realidad, aunque no lo parezca: Otra vez se ha
dicho que [no] todas las acciones no verosmiles ni probables se han de contar en la historia,
porque si no se les da crdito, pierden su valor, pero al historiador no le conviene ms de decir
la verdad parzcala o no le parzcala (Cervantes, 2002: 600-601).
489
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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en aquellas montaas, ques el ms desemejado que ay en el mundo, salvo que tiene mucho
entendimiento y es muy amigo de las mugeres. Y dizen que ovo que aver con una de aquellas
patagonas, que ans las llamamos nosotros por salvajes, y que aquel animal engendr en ella
aquel fijo; y esto teninlo por muy cierto segn sali desemejado, que tiene la cabea como de
can, y las orejas tan grandes que le llegan fasta los hombros, y los dientes muy agudos y grandes
que le salen fuera de la boca retuertos, y los pies de manera de ciervo y corre tan ligero que no
ay quien lo pueda alcanzar. Y algunos de los que lo han visto dizen dl maravillas (1998: 321).
492
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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Odiseo sigue su relato en la cueva de Polifemo. Ulises se siente culpable del horror que
vivirn l y sus compaeros, ya que no hizo caso de quienes le advirtieron que huyeran para
evitar as la tragedia que presenciaron: As, pues, encendimos el fuego, quemamos la ofrenda
y, cogiendo los quesos, comimos y all nos sentamos a esperar su venida [] Dije as, pero
nada repuso su espritu impo. Dando un salto, sus manos ech sobre dos de mis hombres, los
compaeros, los cogi cual si fueran cachorros, les dio contra el suelo y corrieron vertidos los
sesos mojando la tierra. En pedazos cortando sus cuerpos dispuso su cena: devoraba, al igual del
len que ha crecido en los montes, sin dejarse ni entraas ni carne ni huesos meolludos []
(Homero, 2008: 233-235). En tanto, en el Primalen se cuenta las crueldades del Gran Patagn:
Y l anda de contino por los montes caando y trae dos leones de tralla con que faze sus caas
y trae un arco en sus manos con saetas muy agudas con fiete. Y desque este Patagn se cri en
aquellas montaas, faze mucho dao que sale a lo llano y no falla hombre de ac de los nuestros
que no mata, por manera que los hombres no son seguros y por aquella parte dexan de fazer sus
lavores por l; y algunas vezes nos avemos juntado por lo matar y tanto avemos fecho como
nada, antes l nos fecho gran dao. Y trae un cuerno a su cuello taindolo vienen muchos de
aquellos patagones a le ayudar y fazen gran dao que no temen sus vidas, por manera que ans
lo avemos dexado fasta que Dios, que es poderoso, lo quite del mundo, que muchos nos sera
menester la su muerte (1998: 321-322).
493
tono evidentemente realista del resto del texto 257 . Primero, porque el
protagonista de la obra el escudero con sus autorreferenciales aventuras
dota al texto de una personalidad mayoritariamente autobiogrfica donde
inserta gran cantidad de episodios personales verdicos y personajes
histricos reales. Tambin, se insertan acciones con notorias tonalidades
picarescas, cuyo realismo se aprecia a travs de distintos cuadros
costumbristas y sociales, adems con cierta orientacin crtica de los vicios
que desnudan una sociedad en crisis, aunque, en el caso de Espinel, sus
juicios hacia las problemticas sociales de su entorno sean ms bien
morigerados y tenues. Otro aspecto que distingue la disociacin de los
discursos es la solemnidad y espritu trgico del relato americano del
matrimonio, que contrasta con el acento humorstico desacralizador y
subversivo con el que el autor reviste algunas de las hazaas, aventuras y
desventuras del escudero. En suma, la subordinacin de lo maravilloso, en
el episodio bizantino del Marcos de Obregn, en el plano de la
verosimilitud,
dista
de
cuadrar
proporcionalmente
por
acciones
257
Marn expone los efectos que estos elementos maravillosos y fantsticos tienen en el lector,
como tambin su relevancia literaria que los llev a ser preferidos por esta causa a comienzos
del siglo XVI por el pblico, y explica la decisin de Espinel de contar con ellos en su literatura
aunque no midiera sus consecuencias estticas, tal como lo hiciera Cervantes: Todos estos
seres que rompen el orden natural de las cosas, mezcla de rechazo y fascinacin, representan lo
maravilloso natural de estos libros, en el Primalen en perfecta convivencia con el mundo
caballeresco, y responden al gusto de la sociedad de la poca por lo diferente, lo inusual o nunca
visto (1998: XIX).
494
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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6.2. IN
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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ocho),
y,
como
estbamos
ociosos
Esto se enmarca dentro de los rasgos estructurales de las novelas del periodo ureo; es el
concepto de lo que Deffis, en la narrativa de Cervantes, observa en el Persiles: variedad en la
497
unidad (1999:84). En ella, los relatos intercalados se relacionan con el tronco narrativo, asunto
que es tradicional en las manifestaciones literarias en prosa y fundamental en las bizantinas. El
narrador lo hace patente en el captulo dcimo del tercer libro del Persiles, cuando habla de las
posibilidades narrativas (mltiples aventuras) que la peregrinacin ofrece: Las peregrinaciones
largas siempre traen consigo diversos acontecimientos y, como la diversidad se compone de
cosas diferentes, es forzoso que los casos lo sean. Bien nos lo muestra esta historia, cuyos
acontecimientos nos cortan su hilo, ponindonos en duda dnde ser bien anudarle; porque no
todas las cosas que suceden son buenas para contadas y podran pasar sin serlo y sin quedar
menoscabada la historia. Acciones hay que, por grandes, deben callarse y otras que, por bajas,
no deben decirse, puesto que es excelencia de la historia que cualquiera cosa que en ella se
escriba puede pasar, al sabor de la verdad que trae consigo [] (Cervantes, 2002: 526-527).
259
El suspense y el exotismo del relato americano del matrimonio Sagredo-Mergelina en la
tercera relacin del Marcos de Obregn se funden ac para instaurar una nueva categora de lo
raro. Maravall define esta tcnica barroca para que se mueva ms el nimo, empujado por las
fuerzas retenidas y concentradas, liberadas luego, pero siempre despus de dejarlas colocadas
como ante un canal conductor que las dirija. La tcnica del suspense se relaciona con la
utilizacin de los recursos de lo movible, y cambiante, de los equilibrios inestables, de lo
inacabado, de lo extrao y raro, de lo difcil, de lo nuevo, de lo nunca antes visto (2008: 445).
Para dicho efecto, el relato bizantino o sus elementos interpolados son los que agudizan a ese
propsito.
260
Este proceso se denomina doble focalizacin, segn la terminologa que aplica Gonzlez
Rovira. La separacin de los amantes permite que cada cual asuma el relato de sus peripecias,
una mirada multifocal que, dependiendo del caso, resuelve o explica los intersticios textuales de
la accin. Este artificio es crucial para el uso de la suspensin.
498
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
OBREGN
499
Cervantes, con su novela bizantina o la novela ejemplar El celoso extremeo, sigue siendo,
en este tpico, el espejo literario de Espinel, as como tambin pueden observarse las claras
influencias boccaccianas.
262
Haley habla del arrepentimiento de Espinel de sus pecados de juventud en un poema enviado
al Obispo de Mlaga Francisco Pacheco, donde se revela esa actitud como si de una confesin
se tratara: In this poem to the Bishop, Espinel described himself as he might have done in the
privacy of the confessional. His mea culpa was perhaps a somewhat exaggerated selfdeprecation designed to emphasize his repentance of past excesses. Y luego cita unos versos
de la Diversas Rimas: [] Tuve una juventud de abrojos llena,/ Virtudes pocas, abundantes
vicios,/ Que me amenazan con ardiente pena,/ De la templana traspass los quicios/ De Baco, y
Ceres ocup el regao,/ Y en Chipre hice alegres sacrificios:/ De mal sufrido tuve mi pedazo,/ Y
al maldezir de la figura muda/ Levant contra el cielo rostro, y brao [] (1959: 14).
500
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263
Espinel, como Cervantes, sostienen la defensa del matrimonio segn los postulados del
catolicismo contrarreformista, aunque desliza y critica el estado del matrimonio por el abuso y
provecho social al que es sometido por los enlaces por conveniencia. El autor del Persiles, por
ejemplo, expone su visin del sagrado vnculo cuando Periandro le habla al joven polaco en el
captulo sexto del tercer libro: [] y a lo que comnmente se dice, que, al enemigo que huye,
la puente de plata. Y el mayor que el hombre tiene suele decirse que es la mujer propia. Pero
esto debe ser en otras religiones que en la cristiana, entre las cuales los matrimonios son una
manera de concierto y conveniencia, como lo es el alquilar una casa o otra heredad; pero, en la
religin catlica, el casamiento es sacramento que slo se desata con la muerte o con otras que
son ms duras que la misma muerte, las cuales pueden escusar la cohabitacin de los dos
casados, pero no deshacer el nudo con que ligados fueron (Cervantes, 2002: 500-501).
501
El rol social de la mujer adltera, dice Gonzlez Rovira, en la Espaa de los Austria tiene
una consideracin pecaminosa y delictiva (1996: 79). Es una de las constantes argumentativas
como discursivas en boca del buen escudero con la que Espinel delimita este tpico.
502
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265
El destino de la mujer viuda en la poca urea poda estar confinado a un convento, en caso
de no tener hijos o, en otro, podra volver a contraer matrimonio, si as se diera el caso, con
algn hombre que la haya deshonrado anteriormente (Bataillon, 1964: 240-243).
503
6.5.1. MENTIRAS
Marcos de Obregn no escatima esfuerzos en usar el ardid y la
artimaa, ya sea para el loable intento de superar la adversidad, como
beneficio personal para proseguir sus aventuras, o como forma de
venganza, justificada por el hecho de que as se infringe un castigo a quien
lo merezca por alguna razn superior, incluyndose a l mismo si fuera
preciso y necesario.
Esto implica una sustantiva diferencia con los textos bizantinos que
lo anteceden. La trampa y engao son predilectos en el gnero picaresco.
All se impone una mxima: el fin justifica los medios, lo que se hace a
plena conciencia, y de paso configura un conflicto de valores.
Los textos clsicos, como Las etipicas o el Leucipa, signan el pulso
axiolgico y antittico entre los hroes y los personajes que se oponen a
ellos. Los primeros lograrn sus objetivos, y el engao es parte de la
habilidad para sacudirse los problemas e infortunios que deben afrontar y
sortear. No ocurrir lo mismo con aquellos personajes que representen la
oposicin al proyecto del hroe; sus acciones y ardides, para obtener sus
propsitos, estarn en el mbito de lo reprochable y lo punitivo.
Marcos de Obregn, en el episodio bizantino de la tercera relacin
que protagonizan el doctor y su esposa, reduce el espacio de la mentira, ya
que est desplegada slo para la salvacin de la honra de Mergelina,
justificada porque ella es pretendida por el capitn del navo de corsarios.
La analepsis que remite a los acontecimientos de su captura hecha por los
piratas que la protagonista relat a su esposo y ayo, luego del reencuentro
con ellos en la cueva de los vaqueros se usa con la doble finalidad de
504
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6.5.2. ENGAOS
El recurso del disfraz femenino, al igual que en las obras bizantinas
clsicas, tiene amplia presencia en obras dramticas acorde a su origen
teatral y en la novela bizantina del Siglo de Oro que el rondeo conoce
perfectamente. Espinel tambin recurre a la transfiguracin de personajes
con la finalidad de despistar o sorprender al lector, y as darle alguna salida
a la problemtica de alguno de ellos. El ejemplo y paradigma del cambio de
personalidad y hasta de sexo, que tan bien explota Lope en el Peregrino, es
reutilizado por Espinel en el disfraz de Mergelina, convertida en paje, para
as huir de los corsarios infieles y, a posteriori, revelarse con su verdadera
505
6.5.3. APARIENCIAS
El escudero, por su parte, relata un singular caso de polinomasia.
Extrapola el recurso bizantino y lo reutiliza en el relato del cautiverio en
Argel. Este rasgo adquiere una connotacin y significado mucho ms
profundo, ya que adquiere tintes religiosoideolgicos. Alima, que era el
nombre de la joven rabe hija del amo del escudero durante su cautiverio,
terminar con un representativo y simblico nombre que exalta, por un
lado, la conversin como rito de salvacin espiritual y, por otro, el poder de
persuasin apostlico y evangelizador del hombre de armas cuyo discurso
provoca, justamente, la alteracin nominal, de personalidad y de alma del
506
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6.6. EL VIAJE
El viaje de Marcos de Obregn funciona con dos frmulas. Por un
lado, el relato en tierras espaolas, ya que sigue el modelo de
nacionalizacin de las acciones del Peregrino de Lope, que ocupa toda la
primera relacin y, luego, el retorno al modelo bizantino, que traslada las
508
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Haley destaca este punto que conecta nuevamente el relato del escudero Obregn con el de la
autobiografa de Espinel, ya que constata el contacto entre el escritor y el duque, a partir del
homenaje realizado en la capilla de Miln a en memoria de la fallecida Ana de Austria cuando
Espinel estuvo en dicha ciudad entre 1581 y 1583. Precisamente, el bigrafo cita a un arquitecto
real Pellegrino de Pellegrini quien menciona la participacin que le correspondi a Espinel
en dicha ceremonia: Et il Sig. Vicenio Spinello, poeta Ecc. Et gentilhuomo del Sig. Duca di
Medina Sidonia, h inventate le historie, che nell corpodella chiesa son poste, et fattiui i motti,
et versi latini, et spagnuoli [] (1959: 10).
509
510
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6.7. LA PEREGRINACIN
512
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513
propio orden del mundo. Una fortuna pagana con la cual se est en
permanente pugna en la batalla por la supervivencia:
Ya cansado de tantos golpes de fortuna, por mar y
por tierra, y viendo lo poco que me haba durado la
mocedad, determin de asegurar la vida y prevenir la
muerte, que es el paradero de todas las cosas (Espinel,
2008: 347).
Esta misma azarosa y muchas veces cruel fortuna, que incita al retiro
del escudero para resguardarse de la muerte en las postrimeras de su vida,
es la que ejerce su podero en la peregrinacin por experimentacin de
Mergelina y Sagredo en su bizantina historia por tierras americanas.
Sagredo, al igual que Marcos, se queja de ella, pues es la que lo separa de
su esposa, y le depara numerosos peligros que significan la toma de
conciencia de nuestra caducidad, de lo transitorio de la amargura de
nuestra peregrinacin en la vida (Vilanova, 1989: 385):
Oh
rigores
de
las
estrellas,
desdichas
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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Auristela expresa, en trminos muy parecidos, su idea de la fortuna en el captulo cuarto del
tercer libro del Persiles: Parceme, hermano mo dijo Auristela a Periandro, que los
trabajos y los peligros no solamente tienen juridiccin en el mar, sino en toda la tierra, que las
desgracias e infortunios as se encuentran sobre los levantados sobre los montes como con los
escondidos en sus rincones. Esta que llaman fortuna (de quien yo he odo hablar algunas veces,
de la cual se dice que quita y da los bienes cuando, como y a quien quiere) sin duda alguna debe
de ser ciega y antojadiza, pues, a nuestro parecer, levanta los que haban de estar por el suelo y
derriba los que estn sobre los montes de la luna (Cervantes, 2002: 457).
515
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518
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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todos
determinamos
confesarnos
519
Carrasco Urgoiti hace referencia a las polticas de limpieza de la sangre de la iglesia que
Marcos con su captor discuten, y que ataen a los conflictos polticoreligiosos que esto trae
consigo (1972, II: 61). Por otro lado, subyace en el relato el histrico suceso de la expulsin de
los moriscos en el ao 1609, que tuvo implicancias sociales y econmicas en la Espaa de
comienzos del siglo XVII.
520
CAPTULO III: LA NOVELA BIZANTINA EN LAS RELACIONES DE LA VIDA DEL ESCUDERO MARCOS DE
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6.12. EL CAUTIVERIO
Marcos de Obregn tambin sufre varios cautiverios. El primero de
ellos acontece cuando cae a manos del rabe (renegado cristiano) en
Baleares. Es enviado a Argel donde, a pesar a no tener libertad, ostenta el
mencionado cargo de ayo, que le da cierto privilegio y posicin. En este
episodio se evidencia que este tpico es un tema contingente de la poca,
de acuerdo a las palabras de su amo:
Obregn, parceme que vas mirando a Argel y
echndola maldiciones por verla tan llena de cristianos
cautivos y por eso la llamis ladronera o cueva de
ladrones a esta ciudad [] (Espinel, 2008: 226-227).
Por cierto, la cautela y prudencia rasgos resaltados por Espinel en
todo el texto como virtudes divinas que contribuyen a la realizacin de
proyectos inmediatos con las que acta el escudero en tierras rabes es
destacado como tctica fundamental para una futura liberacin. As lo hace
porque el personaje se entera de la historia de su hermano, que tambin
estuvo cautivo por esas tierras, huye luego de matar a sus amos.
Lgicamente, dicho asunto nos advierte el escudero pona en evidente
peligro su vida. La moraleja es: Yo serva a mis amos con el mayor gusto
y diligencia que poda, y mi servicio les ms grato que el de los otros
cautivos, porque haca de la necesidad virtud (Espinel, 2008: 204).
Consigue privilegios, no sin antes padecer castigos e incomprensiones. Su
colaboracin implica su perdn, lo que consigna el alto valor de su cultura
moral y cristiana, reivindicada por sus acciones y consejos en tierra hostil.
522
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Cervantes relata el curioso caso de los dos mancebos, falsos cautivos de Argel, que fueron
recriminados y castigados por el alcalde del pueblo. Este episodio remite de forma directa a su
mtico cautiverio, como seala la autoridad: Yo he estado en Argel cinco aos esclavo y s que
no me dais seas dl en ninguna cosa de cuntas habis dicho (Cervantes, 2002: 534).
523
Carrasco Urgoiti menciona a soldados descolgados de la guerra contra los moros al mando de
Pedro Machuca como causantes de ese problema social (1972, II: 236).
524
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6.15. LA ASTROLOGA
272
Riley se recuerda observa que una de las caractersticas esenciales de la esttica cervantina
reside en la bsqueda de la verosimilitud, an tratndose de elementos maravillosos. Dentro de
ese contexto, los sueos representan una amenaza: Es claro que el peligro de la fantasa reside
en que, al admitirla, se reduce el poder que tiene la razn para distinguir lo real de lo falso
(1962: 304).
527
6.16. LA RELIGIN
Vicente Espinel comparte plenamente los principios del catolicismo
espaol catlico postridentino. Desde su privilegiada posicin sacerdotal,
practicada en su tierra y en Madrid, el rondeo plasma en su escritura los
postulados que refieren a los siguientes tpicos274:
273
De acuerdo a esto, Hurtado seala que, segn el pensamiento astrolgico de la poca, los
cometas son seales que Dios enva para prevenir al hombre de sus pecados (1984: 68) y,
dentro de ese orden de malos presagios y designios de infortunios, predice la muerte de reyes,
prncipes y seores.
274
Deffis menciona que las novelas de peregrinacin, con el Persiles y el Peregrino como guas,
se enmarcan, tambin, dentro del sistema cultural imperante que describiera Maravall en la
poca: si nos preguntamos cul es su intencin ideolgica, aparece como las ms obvia, la de
ser instrumentos propagadores al servicio del dogma que sustenta a la vez al papado y a la
monarqua: la religin catlica, apostlica y romana. Y lo hacen erigiendo al peregrino como
paradigma del perfecto catlico enfrentado a un mundo laberntico plagado de barbarie, vicios y
errores herticos [] (1999: 151). Este modelo es el adecuado para lo que propone Espinel y
528
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de
las
errticas
costumbres
humanas
sociales
la historia de su escudero. Ello vislumbra el trasfondo ideolgico que sustenta las acciones del
personaje.
275
Francis habla de esa irrestricta lealtad de Espinel a la monarqua, como tambin al estamento
al cual sirve desde que volviera de Italia en su tierra natal: ya hemos caracterizado la voz
concilliadora de Espinel para con el honor y su sancin explcita de las prcticas socio
religiosas exclusivistas de la Iglesia (1993, II: 756).
529
530
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531
Cervantes, segn Rosa Navarro, no es tanto propagador de una ortodoxia catlica, sino
imitador de un relato, con abundantes referencias al culto a los dioses, que cristianiza (2003:
08). Esto porque La peregrinacin religiosa no deja, por tanto, de ser una excusa, como lo es
en La espaola inglesa, novela que, como seal Lapesa, 1971 (y subray tambin Avalle-Arce,
1975: 330), tiene muchos elementos en comn con el Persiles. Si Ricaredo, catlico entre
protestantes, va a Roma, a asegurar su conciencia, es para que sus padres no le casen con la
doncella escocesa y pueda seguir siendo fiel a su amada Isabela. Los largos y duros trabajos que
pasan Persiles y Sigismunda, por mar y por tierra, no son ms que una forma de purgar su
transgresin y de poner a prueba ese amor que los une. La condicin es la misma que Heliodoro
impone a sus dos personajes, a Tegenes y Cariclea: la castidad (2003: 13). Esta diferencia
esttica y doctrinaria demuestra la distancia entre los dos autores, ya que Espinel subordina lo
religioso a los relatos que le preceden, y que reescribe en el Marcos de Obregn. En Cervantes,
esa cualidad opera en forma contraria.
532
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7. CONCLUSIN
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sociedad postridentina espaola del Siglo XVII. Es por ello que el sentido
teleolgico de la escritura de Espinel est en directa relacin con el
trasfondo evangelizador de su mensaje.
El destacado msico y poeta sigue la huella de la preceptiva literaria,
especialmente Lpez Pinciano, quien observa en el texto griego un
paradigma que contiene el principio bsico aristotlico de la verosimilitud.
Esto signific adaptar la fbula al relato heroico. El modelo etipico supera
los gneros establecidos por Aristteles, ya que la imitatio, que es el
principio de la verdad potica, es susceptible de realizarla no slo con el
verso, sino tambin en la prosa pica.
Guiado por esta orientacin y la lectura del Peregrino y la influencia
del Persiles de Lope y Cervantes, respectivamente, el escritor andaluz
adopta el argumento clsico en el microrrelato de sus personajes
secundarios Sagredo y Mergelina, quienes, en primera instancia, son
arquetipos sociales de la poca como parte del estamento pequeo burgus.
Estos, cuando el relato ya entra de forma definitiva en el gnero, adquieren
el carcter y las virtudes de los personajes bizantinos, acordes con la
moralidad de esta corriente literaria. Aquellas caractersticas se mantienen a
la largo de su larga existencia secular: defensa de la castidad para mantener
la honra.
Por otro lado, la novedad de este microrrelato bizantinizado radica en
su ubicacin espaciotemporal. El continente americano representa un
nuevo y original sitio, que ser el escenario donde acontecern tanto las
aventuras y desventuras como los encuentros y desencuentros de sus
protagonistas.
Otro significativo recurso, que el rondeo adopta del clsico modelo
bizantino en el marco estructural y narrativo de su relato, es el principio in
media res. Dicho procedimiento est orientado a provocar un efecto del
lector ante la novedosa disposicin textual de las acciones de los personajes
535
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537
538
539
540
1. INTRODUCCIN
541
543
2. EL PCARO Y LA PICARESCA
278
279
verdadera alma del pcaro, y en ellas se expresan los dos puntos de vista
con los cuales la crtica define y clasifica al representante del gnero. En
ocasiones, se validan estos dos significados para definir al personaje, con lo
cual su presencia y figura se amplifica, como, a la vez, se diluye en lo que
representa su real esencia. Si observamos con detencin, la primera de estas
conceptualizaciones coincide con la descripcin del Guzmn y de Pablos;
la otra, con la de Lzaro y, en parte, con la de Marcos de Obregn.
Ahora bien, el propio Del Monte para despejar el camino y las
dudas insiste, con posterioridad, en que el pcaro est al margen de toda
norma tica y regla social (1971: 60). Bataillon agrega que el personaje
nace ms bien en la ignominia que en la extrema miseria (1969: 209).
Por tanto, a la hora de poner en la balanza, es evidente que, considerando
las caractersticas de Lzaro y Guzmn, es preciso poner el acento en esas
diferencias para concluir quin es, en definitiva, la viva imagen de un
pcaro. Lzaro, por ejemplo, siente compasin y piedad por su amo
escudero, ya que comparte con l la poca comida que logra mendigando.
Este personaje esconde su pobreza y miseria para aparentar una imagen
social de la cual ya no es parte. El mozuelo protagonista, adems, luego de
trabajar como aguador y resolver sus problemas de miseria, no delinque, no
es un tahr, menos alguien que engae ni robe. Ha escalado socialmente, y
acepta las reglas de ese mundo. El pcaro, en tanto, es consciente de lo
malo de sus actos, y no puede evitar caer y recaer en ellos, pues, tal y como
el propio Guzmn lo expresa, goza con esa vida picaresca. Incluso, se
atreve a declarar: Que los pcaros lo sean, andar! Son pcaros y no me
maravillo, pues cualquier bajeza les entalla, y se hizo a su medida, como a
escoria de los hombres (2004: 227). Por tal razn, la madera tica de
ambos personajes tiene diferencias profundas.
Guzmn, el pcaro por excelencia, tambin fue mozo de muchos
amos, asunto que Alemn importa del Lazarillo. La obra anterior, por tanto,
548
549
550
sin embargo, no se resiste a evitar que Marcos tenga alguna aventura como
las de los personajes paradigmticos del gnero o, incluso, a actuar como
ellos en ms de alguna ocasin. Por tanto, el uso del gnero en el propio
personaje es morigerado y controlado por la pluma del autor. Navarro
Gonzlez, en efecto, seala que hay ciertos elementos que emparentan a
Marcos con el modlico paradigma: el vagabundaje y la prdida de tiempo,
el carcter travieso y burln, aunque asume que estos tenues rasgos lo
alejan de la ruindad de los autnticos pcaros (1977: 146).
Todo el grueso de la historia relatada por el escudero, y sus acciones
ejemplares sobrecargadas con largos excursos, logran disimular algunas de
las malandanzas de Marcos expuestas por Espinel. Sin duda, el pasaje
donde la estela del pcaro est ms acentuada en la figura del escudero
Marcos de Obregn corresponde a la aventura que vive en Italia, cuando
acuchilla a uno de los burladores con los cuales mantiene una pendencia.
Por ese hecho es encarcelado. Luego, logra escapar del encierro al engaar
al carcelero, hacindole creer que es alquimista y que ha fabricado un polvo
que se convertir en oro. Por si no fuera poco, libera, como el Quijote, a
unos galeotes que le ayudan en su intento 280 . Extraamente, tal y como
apuntamos en el anlisis del episodio, ese acto queda impune. La crtica, en
general, olvida que esta accin s que est a la altura de Pablos o Guzmn.
Por ello, es posible apreciar, en este caso, cmo Espinel gusta acercar a su
personaje a esa imagen pcara como a alejarlo de l rpidamente. Lara
Garrido y Rallo Gruss argumentan que esta dicotoma en la construccin
del personaje, basada en una rgida caracterizacin bajo parmetros de
rectitud, pero con algunos matices oscuros que no alcanzan a ensombrecer
toda su figura, se debe a dos factores provenientes del propsito de la
fbula:
280
Navarro Gonzlez advierte tambin que el comportamiento del escudero en este episodio es
despiadado, por lo que le asigna claros rasgos picarescos derivados del modelo del autor
rondeo, el Guzmn de Alfarache (Navarro Gonzlez, 1977: 145).
552
que,
aun
de
aquellas
injurias
que
556
557
El modelo narrativo del Guzmn, como el del Lazarillo, es muy similar al del Marcos de
Obregn, pero, no se olvide, la perspectiva vital del protagonista no es la misma que la de
Marcos, pues su edad no era tan avanzada. Adems, el texto de Alemn anunciaba una
continuacin de la historia que nunca vio la luz. Espinel concluye su obra como si fuera un
testamento, sin posibilidad alguna de tener una secuela, pues es una historia cerrada. Por otro
lado, en esa tcnica narrativa haba tenido otros referentes ms all de la picaresca, como la
propia novela paradigmtica del gnero bizantino, Las etipicas de Heliodoro, o el modelo
cervantino del Persiles, el Coloquio de los perros y el Peregrino de Lope.
558
560
CONCLUSIN
561
562
563
564
565
1. INTRODUCCIN
566
que, dadas esas circunstancias, fue equilibrada y acorde con sus objetivos
estticos y prcticos.
Espinel se decide por un escudero que correspondiera al paradigma
del mozo de muchos amos, por lo que sigue el modelo literario
inaugurado por el Lazarillo, donde personajes de baja condicin cuentan
sus avatares. Previo a esa profesin ejercida, el personaje haba sido
estudiante de la Universidad de Salamanca, y tena sangre montaesa en
sus venas, lo que de inmediato significa otorgarle un estatus diferente, en
relacin a otros personajes de igual oficio y distinto linaje. Posteriormente,
el mismo escudero se autodefine como soldado. Estas dos etiquetas con las
cuales se reviste al personaje, ms los prestigiosos antecedentes familiares
e intelectuales, sin duda orientan el sentido de la intencionalidad del autor
de Ronda en el mbito axiolgico del texto. En consecuencia, en el
momento en que el escudero es dotado de la preciada honra, est
ahorrndose potenciales problemas. Es ms, tendr el anhelado prestigio.
As, el autor acerca al personaje a su propia imagen, que es el propsito de
su fbula. Pero, eso s, le aade pobreza y necesidades.
Los dos oficios de Marcos de Obregn escudero y soldado
ocuparn las pginas del siguiente captulo para observar cmo el debate
de las armas y las letras, cuya insigne presencia es posible apreciarla en el
tratado cervantino del Quijote, da luces respecto de la relevancia de tales
tpicos para los escritores del Siglo de Oro. Espinel, como se analiza en el
captulo II, as como otros novelistas, no est ajeno a dicha discusin.
El rondeo se siente atrado por el significado simblico de lo
militar, en plena poca de expansin del imperio espaol. Adems, esa
inspiracin pudo deberse a la imagen slida de los referentes literarios que
fueron partcipes de hazaas militares como Garcilaso de la Vega o, ms
cercano a l, el mismo Miguel de Cervantes o el propio Alonso de Ercilla.
567
568
569
Lara Garrido y Rallo Gruss destacan que Marcos pone al servicio de sus amos siempre de la
nobleza a quienes sirve solidariamente sabidura, msica y consejos. A cambio de eso, reciba
comida y a veces dinero. Los estudiosos citan las distintas expresiones que el escudero realiza
cuando se pone bajo las rdenes de sus protectores, tales como arrimarme, acud a
favorecerme, Hice asiento con un gran prncipe. A su vez, tambin resaltan la degradacin
sociohistrica que la figura del escudero haba sufrido desde la poca en que el joven noble
esperaba ser armado caballero hasta llegar a ser el hidalgo menesteroso que se empleaba en
oficios modestos. Una de aquellas funciones consista, segn el apoyo de Covarrubias, en
acompaar a una dama: Oy en da ms se sirven de dellos las seoras, y los que tienen alguna
passada huelgan ms de estar en sus casas que de servir por lo poco que medran y lo mucho que
les ocupan (1993, II: 652-654). Obregn realiz esta ltima tarea en ms de alguna
oportunidad.
570
573
574
En dicho captulo, se hizo referencia al contrapunto que el Quijote hace entra las letras y las
armas. En l se refera a la condicin pobre del estudiante. Luego, a las pobrezas y miserias del
soldado. Por ello, Cervantes, y sin olvidar las penurias grabadas a fuego en su mente, sabe que,
aunque la trascendental materia es de dificultosa salida, orienta su predileccin hacia la
postura del soldado, ya sea por solidaridad, ya sea por su propia experiencia: Alcanzar alguno a
ser eminente en las letras le cuesta tiempo, vigilias, hambre, desnudez, vguidos de cabeza,
indigestiones de estmago y otras cosas a stas adherentes, que en parte ya las tengo referidas;
mas llegar uno por sus trminos a ser buen soldado le cuesta todo lo que a el estudiante, en tanto
mayor grado, que no tiene comparacin, porque a cada paso, est a pique de perder la vida
(Cervantes, 2004: 396).
576
577
284
En aquel episodio del Buscn, Quevedo representa a Narvez como a un loco espadachn que
daba saltos. Con posterioridad, un mulato con una cicatriz le reta a duelo, y el pobre orate no
puede hacer otra cosa que huir ante las arremetidas de su contrincante. Dicha enemistad entre
ambas personalidades nace cuando el escritor y el hombre de armas discuten por un pasaje del
libro que este avezado espadachn haba escrito sobre el arte de la esgrima (Navarro Durn,
2008: 125).
578
579
580
4.1. LA SOLDADESCA
El gnero autobiogrfico no era propiedad exclusiva de la picaresca.
Hubo, en los siglos XVI y XVII, ciertos libros que perfectamente pudieron
ser espejos literarios para los intelectuales dedicados a cabalidad a la
escritura, o a quienes alguna relacin tuvieron con la milicia. Ms de
alguno, como Garcilaso, Ercilla o Cervantes, tuvo contacto directo con las
propias instituciones armadas. Cosso habla de la relacin que estos relatos
de la soldadesca tienen con la literatura:
Lo que inventan y agregan a la verdad de sus
vidas, puede entrar dentro del gnero novelesco. Pero
ellos no quieren hacer una obra literaria y artstica, como
se lo propone un novelista, sino crear un sujeto o
protagonista que corresponda a lo que el autobigrafo
cree sin duda que debi ser, no lo que en realidad fue
(Cossio, 1956: VI).
Pedraza asegura que el soldado, tal y como el pcaro, es un individuo
no representativo de la sociedad, a pesar de lo que siempre se dice. El
soldado, por tanto, est en conflicto con esa sociedad porque est en busca
de su identidad, de un sentido para su vida y del ascenso econmico y
estamental (2006: 33). La escritura de una vida implica un esfuerzo,
precisamente, en dicha direccin, tal y como seala Levisi, puesto que
estos textos, con nombres como Memorias, Vidas Confesiones,
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intentaron revelar ese sentido. No era fcil tampoco acceder a esos textos,
puesto que, en su gran mayora, estaban manuscritos, y su destino no era el
pblico, sino la familia y un reducido grupo de lectores. A pesar de ello,
contina Levisi, estos textos no estaban aislados de las circunstancias
literarias que imperan en el momento de escribirlas (1984: 14), por lo que
es probable que los destacados intelectuales y narradores del siglo ureo
estuvieran en eso grupos de privilegiados que leyeron las obras y
absorbieron sus ideas.
Es probable, tambin, que el influjo de personajes histricos como
Coln, Corts o el mismo poema pico de Ercilla, hizo que estos soldados
decidieran dar fe de sus vidas en textos que las relatasen. Los textos
referidos siguen esa estela de gloria personal. Se trata del Libro de la vida y
costumbres de don Alonso Enrquez de Guzmn, Vida y trabajos de
Jernimo de Pasamonte, Vida del capitn Alonso de Contreras, las
Memorias de D. Diego Duque de Estrada y la Vida de Miguel de Castro.
haba fallecido. Por esta razn, decide buscar sus propios medios de
supervivencia. Su relato parece un molde sacado de los relatos de la
picaresca, pero, por asuntos de sangre, es mucho ms cercano a la
experiencia vital de Marcos de Obregn:
El ao de mill e quinientos e diez e ocho e medio,
syendo yo de hedad de diez e ocho, erca de diez e
nueve, hallme syn padre y pobre de hazienda y rico de
linaje y con una madre muy habladora, aunque honrrada
muger e buena cristiana y de grand fama [] E
congoxado de la pobreza y deseoso de la riqueza acord
de yr a buscar mis aventuras (1960:7).
Ya desde joven, el soldado cuenta que se enrola en el ejrcito. Como
Marcos, tiene un mal fsico. Se trata de una dolencia que le trajo malas
experiencias: Adoles de una tan grande enfermedad que me lleg al
passo de la muerte (1960: 10). Cuando parte embarcado rumbo a Italia,
cuenta que en Formentera sostienen un duro combate con moros. Luego
llegan a Italia, pasa por algunas de sus ciudades. Posteriormente, por
problemas cortesanos, es condenado a destierro, pero por su participacin
en la batalla de Ibiza se le condona el castigo. A partir de all, el soldado
comienza una larga exposicin de sus andanzas por la Corte y con
diferentes caballeros; su viaje al Per y su posicin entre la confrontacin
entre los conquistadores Pizarro y Almagro, hasta su vuelta al Reino. All
sigui al amparo del Emperador hasta el trmino del libro y final de su
vida, probablemente en el ao 1547, como seala Keniston (1960: XLVI).
b. Vida y trabajos de Jernimo de Pasamonte. (1553- 1605). Es, sin
duda, uno de los autores ms complejos en cuanto a la psicologa del
585
285
Rico recuerda que hay estudios que tienden a pensar que el galeote del Quijote, Gins de
Pasamonte, es, en realidad, el mismo Jernimo. Cervantes conoca a este soldado, pues fue su
compaero de armas en la histrica batalla de Lepanto. Tambin se le ha relacionado como el
posible autor de la Segunda parte apcrifa del Quijote, escondido tras el seudnimo de
Avellaneda (2004: 205). La duda surge, a la hora de validar esta teora, cuando se atienden a
razones como sus problemas visuales o el poco fondo cultural de Pasamonte. No se sabe, con
certeza, si estas limitaciones le permitieron elaborar una obra de esa naturaleza.
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5. CONCLUSIN
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CONCLUSIN GENERAL
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CONCLUSIN GENERAL
CONCLUSIN GENERAL
CONCLUSIN GENERAL
CONCLUSIN GENERAL
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BIBLIOGRAFA
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breves
de
historia
natural;
edicin,
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crtica
II;
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Servicio
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Espaola;
antologa
de
la
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crtica
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Servicio
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celoso
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Tres
novelas
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612
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616
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Tres
comedias:
Soldadesca,
Ymenea,
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tcnica
Ministerio
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narrativa
andaluza;
La
picaresca.
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la
crtica
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adversidades;
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Milagros
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Orgenes, textos
y estructuras; edit.
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628