Tiempo-Sacro en La Montaña Prehispánica

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 22

TIEMPO-ESPACIO SACRO EN LA MONTAA

PREHISPNICA

David Jess Arreola Gutirrez

Osvaldo Roberto Murillo Soto

TIEMPO-ESPACIO SACRO EN LA MONTAA PREHISPNICA

Este trabajo expone algunas premisas bsicas sobre la concepcin lgica del
tiempo y el espacio ritual durante la poca prehispnica [Arreola, 2008], su
objetivo primordial es brindar fundamentos esenciales de aplicacin en el anlisis
e interpretacin de contextos arqueolgicos de culto en las montaas de Mxico.
El tiempo-espacio
El tiempo1 fue el factor que condicion todas las actividades individuales y
colectivas de las sociedades del pasado,2 este adquiri un carcter social,3
poltico, econmico4 o religioso.
Para los pueblos prehispnicos el tiempo y el espacio constituan una concepcin
sacra que permita ubicar la morada de un dios dentro de la geometra sagrada del
cosmos. Las categoras tiempo, espacio y deidad conformaron una compleja triada
indisociable, que determin la traza de los edificios ceremoniales para que estos
fungirn

como

una

reproduccin

terrenal

del

universo.

Los

contextos

arqueolgicos que se encuentren dentro de un espacio ritual prehispnico debern


ser analizados bajo esta lgica,5 mediante un mtodo tradico que contemple esa

El estudio de las concepciones de las sociedades debe partir de su propio conocimiento, ya que este puede
dar cuenta del mundo natural y social en que los creadores han vivido [Lpez, 1997: 7].
2
Cada sociedad desarrolla su forma especfica de conceptuar el tiempo. Sus nociones de tiempo se derivan
de los estados y procesos fsicos percibidos en el medio natural y social [] El tiempo, transformado por
esta actividad, ya no se percibe como el flujo neutral, homogneo y continuo de procesos y eventos, si no
como el transcurrir de intervalos de distinta duracin asociados con diferentes signos y significados, hechos
y lugares. La conceptualizacin del tiempo no es slo fsica, sino sobre todo imaginaria o simblica. Cada
sociedad crea diferentes modelos por medio de los cuales el tiempo asume el significado prctico y /o
conceptual [] Los patrones de tiempo se establecen en la prctica social [Iwaniszewski, 1997: 171].
3
El calendario organiz el sistema sociocultural en las urbes prehispnicas [Iwaniszewski, 1991: 278].
4
La sistematizacin y el control del tiempo fue un gran logro para las sociedades agrarias, la produccin del
excedente hizo necesario medir el tiempo y planear las actividades productivas [Broda, 1996: 427].
5
Los estudios sobre el espacio para la poca prehispnica, no deben ser abordados desde la perspectiva
occidental en la que el espacio medio natural se le agregan significados fuera del contexto cultural al que
pertenecen, tales como, los sistemas ecolgicos, econmicos, demogrficos y geopolticos. Para entender la

trama sacra, misma que permanece plasmada en los cdices calendricos que
utilizaron los creadores de dichos contextos, es decir, los sacerdotes. Durante el
Posclsico Tardo [1200-1521 d.C.] existieron bsicamente dos expresiones del
tiempo, ambas usaban los mismos 20 signos con diferentes coeficientes para
constituir dos sistemas de cmputo que son distintos y paralelos a la vez:
-

Mezpohualli: Cuenta que usaba dieciocho veintenas para crear un ciclo


bsico de 365 das llamado Xhuitl [Lupo, 2002: 5].

Tonalpohualli: Cuenta que usaba veinte trecenas para conformar un ciclo de


260 das, al que llamaban cuenta de los destinos [Coe, 1976: 110-1].

El uso del tonalpohualli denota una lgica mtica que evocaba -mediante un ritolos espacios de la geometra sagrada; la distribucin espacial que ofrece refleja un
orden matemtico del cosmos, en el cual los eventos del universo se conciben con
carcter cclico; as mismo, muestra como intervienen los dioses sobre diferentes
aspectos de la vida de los hombres y sus influencias que llegan a la tierra en
contextos espacio-temporales; adems seala los rituales a practicar y las
ofrendas a entregar acorde a los momentos del tiempo deificado.6 Esta cuenta no
fue un instrumento de control sobre los dioses y sus fuerzas sobrenaturales, sino
ms bien, una gua prctica para la correcta adoracin de una entidad sagrada
dentro de su tiempo y espacio especficos.
Un mismo tiempo poda estar ligado a cuatro tipos de calidad del espacio, a saber:
A. Geometra sagrada del cosmos, espacio de calidad intangible.
concepcin del espacio, debe ser enfocado desde la perspectiva de la cosmovisin, los sistemas religiosos y
los sistemas simblico-espaciales [Iwaniszewski, 2001: 217-40].
6
Es en un tonalamatl libro de los tonallis o destinos donde se plasmaron los componentes del
tonalpohualli, este ofrece lecturas alternativas dentro del mismo documento sin romper su lgica espaciotemporal. Los tonalamatl del grupo Borgia poseen la lgica de distribucin espacial prehispnica, a diferencia
de sus similares nahuas Aubin y Borbnico.

B. Templo o teocalli, ubicado dentro del espacio del cosmos donde habitan los
hombres, es en su totalidad una creacin humana que se representa sobre
la tierra, el sitio de la geometra sagrada donde mora un dios.
C. Espacio sacro ubicado en el paisaje ritual circundante, constituyen espacios
liminales

que

funcionan

como

entrada

salida

de

las

fuerzas

sobrenaturales que residen en los niveles verticales del cosmos. Estos


lugares pueden tener un templo construido como una adaptacin humana a
la geografa sagrada.
D. Ofrendas, son cosmos a pequea escala, y representan las combinaciones
posibles de fuerzas que llegan a la tierra en un mismo tiempo, pero tambin
representan un mensaje que se manda desde la tierra a las deidades. La
ofrenda es un microespacio cargado de liminalidad.
En los teocallis de la urbe [espacio tipo B] como en puntos del paisaje ritual
[espacio tipo C], se depositaban ofrendas [espacio tipo D] que constituan los
mensajes que se pretenda llegarn al punto de la geometra sagrada del cosmos
en donde reside el dios [espacio tipo A], para ello era necesario que la
ofrenda/mensaje [espacio tipo D] se depositara en presencia de los dioses, por tal
razn se evocaban acontecimientos mticos efectuando rituales teatrales en cada
una de las fiestas de las veintenas, en donde los espacios tipo B y C servan
como escenarios para la realizacin de los ritos, sin embargo, para comprender
mejor las fiestas y sus ofrendas primero debemos entender sus cualidades.
Las ofrendas y los tonalamatl
Como se ha planteado, el tonalpohualli serva para indicar los momentos en que
los dioses regan sobre la tierra en diferentes lapsos de tiempo, sin embargo, esta

gua para el dominio espacio-temporal, no garantizaba la buena convivencia entre


hombres y dioses, ya que estos ltimos no se conceban como entidades
predecibles en su comportamiento, para entender mejor esta situacin pensemos
en los cuatro ayudantes del dios de la lluvia y sus siempre cambiantes calidades
de agua [Cdice Vaticanus B (3773): lm. 69]; desde esta perspectiva se revela
que para el hombre prehispnico una deidad es una fuerza sobrenatural
incontrolable en algunas ocasiones, pero benvola en otras tantas.
La manera de mediar entre los hombres y las fuerzas de los dioses era
precisamente conocer por medio del calendario dnde? y cundo? se hara
presente un dios, para as poder suministrar una ofrenda apropiada que indujera la
convivencia entre estos dos actores.
Las fiestas de las veintenas y su funcin social
Las fiestas de las veintenas constituyen los cortes temporales que concibi el
hombre prehispnico mesoamericano para dosificar sus periodos de actividades
de acuerdo a los cambios que observ en los fenmenos de la naturaleza, dichas
variaciones eran concebidas en un principio como periodos de vida y muerte, en
los que se renda culto a ambas fuerzas, mismas que podan separase en cuatro
periodos estacionales de acuerdo al desarrollo de ao trpico.
Para realizar una lectura estructural de las veintenas debemos tomar en cuenta
que todas las fiestas son eventos histricos mitificados; y que no hay una sola
fiesta que sea dedicada a un dios en especifico o a una cualidad especifica de
lluvia, guerra astral, guerra sobre la tierra, de fertilidad y/o de crecimiento de las
plantas, sino que en cada veintena intervienen entre cuatro y siete deidades; y
cada una corresponde a ordenes sociales especficos y resuelve de manera

simblica las necesidades concretas de distintos grupos sociales, esta es la razn


por la que existan diversos nombres alternos para cada una de las fiestas, porque
estn relacionados directamente con el rito que efectuaba un estrato social
especifico. Por lo que es natural que en todas las fiestas se haga alusin al menos
a una historia, un mito, un hecho real, un dios, un grupo social del pasado y uno
del presente que toma el lugar del grupo desaparecido o vencido.
Las veintenas tienden a ser la de representacin teatral de un mito que tenga que
ver con la guerra y la fertilidad al mismo tiempo; por ejemplo la veintena de
Quecholli puede ser la puesta en escena de los mitos toltecas en los que se relata
como el dios de la guerra Mixcoatl se convierte en sol, pero a la vez es un fiesta
de fertilidad representada por el bosquecillo miniatura, sitio que serva para evocar
la cacera. Es as que en un mismo espacio de culto pueden ser evocadas y
ofrendadas distintas entidades sagradas.
El orden y el conteo de las veintenas
Hanns J. Prem [1991: 389-411] discuti sobre la viabilidad de aplicacin de dos
teoras clave sobre el calendario prehispnico, a partir de sus postulados
efectuamos aqu una interpretacin del funcionamiento del calendario anual y sus
veintenas. El problema de que un mismo ao comience por una veintena diferente
en distintos pueblos, puede ser resuelto si tomamos en cuenta que:
- Las variaciones en las tradiciones de cada grupo existen, porque cada uno
posea una historia distinta ligada a dioses protectores diferentes, a quienes se les
festejaba en una fiesta de las veintenas de forma especial.
- El hecho de que cada pueblo inserte una fiesta de las veintenas diferente como
la principal en el sistema de conteo compartido, nos lleva a postular que no

necesariamente el orden de las veintenas era diferente en cada pueblo, an


cuando todos empezaran el ao en referencia al mismo tiempo-espacio, esto es
con respecto al mismo fenmeno astronmico o a la misma estacin del ao. De
lo que podemos inferir que cada poblado sigui su propio engranaje en las
veintenas,7 y por lo tanto, nos encontramos ante una utilizacin de veintenas
diferentes en cada villa para comenzar el ao, sin embargo, este orden no afect
su relacin con la cuenta de 260 das tonalpohualli , ya que estos dos ciclos se
empalmaban, puesto que los dos comenzaban con en el mismo signo: ce cipactli
1 Lagarto [Mendieta, 1971: 98]; [Sahagn, 1985: 223]; [Duran, 2002: 230]. Si el
ao comenzaba en el mismo signo del calendario adivinatorio, pero en diferente
veintena en cada pueblo, entonces los conteos anuales empiezan y terminan con
en el mismo signo adivinatorio en cada lugar.
Ahora bien, si la arqueoastronoma sugiere que algunos pueblos de la Cuenca de
Mxico y el valle de PueblaTlaxcala pudieron determinar los nemontemi8 a partir
de movimientos astrales [Iwaniszewski, 1994], entonces no debemos descartar
que basndose en marcadores de horizonte, diferentes signos del calendario
adivinatorio tambin fuesen sealados mediante posiciones solares o aparicin de
estrellas significativas. Los nombres de las veintenas que contienen estos signos,
son los que varan de acuerdo a las diferentes tradiciones de cada pueblo, por lo
que, aunque el comienzo del ao estuvo ligado a la observacin de fenmenos
7

El comienzo de la sucesin de veinte en veinte das con los que festejaban los antiguos, y sus nombres,
tambin se hace acompaar por la cuenta de los meses, que se empareja con las veintenas, que eran las
fiestas de la gente vieja [] Algunos pobladores hacen empezar, hacen entrar el ao en Xilomanaliztli, otros
los hacen empezar en Izcalli, y tambin en Xochilhuitl y en Atemoztli, y all colocan los cinco das llamados
nemontemi. Como ara que la cuenta de un ao este completa hay trescientos sesenta y cinco das y seis horas,
cada cuatro aos se hace bisiesto, que todas las veces cae en el ao tecpatl [Castillo, 2001: 167].
8
Cinco o seis (?) das adicionados para completar el ao solar al final del periodo de las dieciocho veintenas.

astrales y a condiciones particulares en su entorno,9 invariablemente aluden al


mismo ciclo de tiempo.
Ahora bien, valorando el registro arqueolgico e histrico que ofrecen las
montaas [Montero, 2004], y considerando que estas fungieron como escenarios
propicios en los que se recrearon de manera tridimensional los mitos de las
veintenas, resta plantear cmo eran concebidos ritualmente los montes y sus
parajes durante la poca prehispnica.
La montaa en los paisajes rituales
La construccin de todo paisaje ritual se dio a partir de la manipulacin concreta,
imaginaria y simblica del espacio y del tiempo, en funcin de las relaciones
duraderas que establecieron las sociedades con el espacio fsico; estas
complementaron los referentes que brindaron el orden, el sentido y el significado a
las prcticas sociales [ibd., 2008: 92].10
Las montaas ms altas no necesariamente fueron las ms importantes
ritualmente, cada grupo legitim su herencia, territorio, poder, prestigio o historia
desde su perspectiva particular, es as que cada monte ofrece mltiples
escenarios que fueron interpretados por el hombre prehispnico como entradas y
salidas de los dioses a diferentes puntos de la geometra sagrada del cosmos, lo
cual nos da pauta para proponer que cada punto en la geometra real de un cerro
al ser usado para evocar diferentes deidades, tambin produjo diferentes tipos de
contextos arqueolgicos entre s, que requieren casos particulares de estudio.
9

El calendario corresponda con el ciclo de vida del maz segn las condiciones climticas de cada regin.
Para hacer social la arqueologa del paisaje es necesario incluir el medio natural material al discurso
social y hacer ver cmo est mediando la prctica social particular [] Los individuos pueden actuar de
acuerdo con ideas cosmovisionales generales, pero al ser situados en sus contextos particulares interpretan
activamente sus modelos cosmovisionales, que pueden resultar incluso contradictorios con el propsito de
ejecutar un plan de accin dado [Iwaniszeski, 2007b: 14].
10

Evidencias concretas con respecto a la particularidad de cada espacio estn


presentes en aspectos tales como: las distintas perspectivas visuales que brinda
una misma montaa de un flanco a otro cuando es percibida desde diferentes
centros ceremoniales, inclusive los senderos procesionales de ascenso y sus
parajes de significancia ritual o mtica como rocas, manantiales, cumbres, entre
otros no son los mismos ni siquiera desde el plano visual que brinda un mismo
flanco y estn situados en relacin a diferentes puntos del cosmos en
correspondencia al punto de observacin del paisaje ritual, este fenmeno de
concepcin diferida se debe a que las puestas o salidas del sol acontecidas en
periodos de tiempo relevantes -en base a un modelo cosmovisional- y utilizando el
panorama que brindan los cerros como marcadores de horizonte solar, no
necesariamente coincidi para todos los pueblos, cada grupo realiz las
adecuaciones necesarias en las orientaciones arquitectnicas u astronmicas de
su espacio, o bien, simplemente se tomaron como marcadores de significancia,
diferentes referentes del espacio natural. Para hacer ms complejo el problema
del estudio del paisaje ritual hay que considerar los cambios de concepcin del
cosmos que un mismo pueblo o varios tienen de un mismo cerro a travs del
tiempo percibido en decursos de larga duracin. Los montes se clasificaron y
reclasificaron de forma continua y las clasificaciones no fueron permanentes.
Distintos grupos sociales con distintas visiones, manipularon activamente el
gnero de sus montaas y por lo tanto su paisaje ritual, esto influa en las ofrendas
que se entregaban, por ejemplo al cerro Tepetzinco o Tepetzintli hoy Pen de
los Baos se le conceba con un gnero masculino, sin embargo, durante la

veintena nahua Atlcahualo se le perciba con gnero femenino y se le llamaba


Quetzalxoch [Sahagn, 1985: 99].
Por tales motivos, resulta necesario inducir a la particularizacin en el estudio de
cada montaa y de cada espacio ya que cada monte posee una historia diferente;
dado que cada cerro ofreci a los pueblos distintas perspectivas visuales y porque
un mismo sitio pudo ser reutilizado en distintas etapas del tiempo por distintos
grupos con diferentes concepciones del cosmos y es evidente que muchas de las
concepciones particulares de cada etnia prehispnica se perdieron en el proceso
histrico coyuntural que ocurri durante el Virreinato de la Nueva Espaa; porque
no todas las ceremonias estuvieron consagradas a la fertilidad; porque no solo los
nahuas subieron a ofrendar a las montaas; porque cada pueblo ofrendo a sus
entidades sagradas del agua identificadas por sus nombres particulares segn su
lengua, por lo tanto no todas las entidades sagradas de la lluvia se llamaban
Tlaloc; y no todos los pueblos tuvieron a Tlaloc como su deidad proveedora del
agua y la fertilidad, por citar solo algunos factores. Podemos sealar que una
misma montaa estuvo inmersa en la concepcin de distintos paisaje rituales,11
cada pueblo ordeno y brindo significancia a su entorno natural material de forma
particular y por lo tanto interpret activamente su visin del cosmos, a partir de las
distintas construcciones culturales que crearon las relaciones de significado entre
los diversos componentes del medio natural [Iwaniszewski, 2007b:25].
En Mesoamrica la zona de las montaas situada en la cota altitudinal de los
4,000msnm fue propicia para habilitar recintos de culto, este espacio natural

11

La evidencia arqueolgica del Mazatepletl o Cerro del Judo [Rivas, 2005], ejemplifica la diversidad de
ritos en un monte y en un mismo espacio.

corresponde al trmino del bosque que da paso al ltimo tipo de vegetacin, el


pasto alpino, que a su vez antecede la zona de arenales, rocas y glaciares. El
hecho de que algunos templos se encuentren ubicados en limites altitudinales
donde existen cambios en clima, flora y fauna, debi ser captado por el actor
social de poca prehispnica como un cambio de tonalli12 en el ambiente, un
espacio liminal donde la materia ligera que constitua a las entidades sagradas se
encontraba dispersa por dicho lugar,13 funga como un portal de entrada y salida
de las fuerzas sobrenaturales que residen en los niveles verticales del cosmos e
indicaban los limites que los mismos dioses establecan en el territorio para
delimitar su morada. No debemos descartar la posibilidad de que los peregrinos
concibieran fenmenos tales como el mal de montaa y el fro extremo como
una accin del dios sobre el hombre, para ello era necesario prepararse
ritualmente para acceder a estos planos liminales mediante el uso de entegenos
[Duran, 2002: 60-2]; [Ruiz, 1987: 134-7].
Una vez descrita la concepcin sacra del tiempo y del espacio montas
prehispnico, exponemos brevemente algunos paradigmas de aplicacin.
Tiempo-espacio sagrado en la montaa
Los mexica tenochca iniciaban la cuenta del ao en la veintena Atlcahualo, el
primer da ofrendaban a Tlaloques, Chalchiuhtlicue y Quetzalcoatl en sitios de la
Cuenca de Mxico como el Ioaltecatl, Cocotl y Pantitlan [Sahagn, 1985: 77, 98-9];
en trminos generales si nos limitamos a esta informacin, tendramos la nocin
12

Aqu implica un equivalente a espritu o alma.


Es factible considerar la posibilidad de que distintos utensilios litrgicos utilizados en los templos de las
ciudades, fuesen primero llevados ceremonialmente a esos espacios para que fuesen cargados, o bien, que
se bajaran temporalmente elementos de la montaa como por ejemplo la tierra, el agua y las rocas, y que
estos posteriormente fuesen restituidos a su sitio.
13

de que los rituales de la veintena14 se efectuaron exclusivamente en esos sitios


sacros, que inclusive entre distintas crnicas discrepan. Sin embargo, cmo
hemos sealado el tonalpohualli indicaba la morada y los momentos de injerencia
de los dioses en los distintos estratos del cosmos, por lo tanto, es necesario
adentrase en su lgica para entender a profundidad el orden que mantena el
cosmos en ese momento especifico del tiempo, que a su vez estableci el
fundamento e indujo la forma para realizar los rituales, aspectos que determinaron
la creacin del que ahora es un contexto arqueolgico ceremonial.

Figura 1. Las entidades sagradas del aire y el agua se manifiestan en nuestro plano
existencial el da ce cipactli, el tonalpohualli indica el tiempo-espacio sacro propicio para
consagrarles ofrendas.
14

Para el Posclsico Tardo, el inicio del ao en Tlatelolco comenzaba en la veintena Atlcahualo, el da 2 de


febrero [Sahagn, 1985: 77, 441], pero considerando la correccin gregoriana del calendario occidental en
1582, esta fecha corresponde al actual 12 de febrero.

Las cuentas calendricas del mezpohualli y tonalpohualli eran distintas pero


paralelas a la vez (figura 1): a) ambas iniciaban su conteo el da ce cipactli 1
Lagarto; b) el signo del da cipactli se encuentra debajo del pie que usa el seor
del agua para apoyarse y empezar a caminar, mientras que el signo calli Casa
es el nico que se encuentra en el cielo -como metfora que designa el lugar de
su morada-, en la esquina inferior derecha se encuentra una pequea planta de
maz de la cual empiezan a brotar el xilotl maz tierno; c) tambin hay un
sacerdote que lleva en la mano un xilotl y ofrenda en un cuerpo de agua el da ce
cipactli; d) otro especialista ritual entre sus manos sostiene una jarra del seor
del agua y un xilotl.15 Estas tres ltimas escenas pueden interpretarse como
alusiones a la veintena Xilomanaliztli otro nombre de Atlcahualo; e) un sacerdote
vinculado con Quetzalcoatl ofrenda sangre de autosacrificio en un cuerpo de agua
el da ce cipactli, y; f) en la cumbre de una montaa y en un manantial un
sacerdote de Piltzintecuhtli ofrenda instrumentos de autosacrificio de sangre el da
ce cipactli, inclusive a la tierra misma se le represent con cuerpo de cipactli.16
Una vez que ha sido desglosada la dinmica que mantena el cosmos durante el
primer da de las cuentas calendricas -desde la perspectiva de distintos
tonalamatl procedentes de diferentes regiones-, podemos inferir que las crnicas
alusivas a la celebracin de Atlcahualo en la Cuenca de Mxico primordialmente lo
que hacen, es describir la fiesta desde la perspectiva de los mexica tenochca que

15

El xilotl que se ofrendaba en Xilomanaliztli no correspondan al ciclo de crecimiento anual de la planta, sino
ms bien, los primeros xilotes que brotaban de la planta un ao antes, se guardaban para esta ofrenda.
16
A Tezcatlipoca tambin se le identifica como Piltzintecuhtli en algunos mitos [THM, 1973: 27, 33-4].

revivan el mito de la nia noble Quetzalxoch, con el cual justificaban el derecho


legitimo de gobernar sobre otros pueblo, as como, sobre su territorio. Pero
tambin demuestra que distintos pueblos de Mesoamrica conceban al primer da
de los ciclos -ce cipactli o quicoquevi o como corresponda nombrarle-, como
propicio litrgicamente para ofrendar a las entidades sacras del agua, el aire y los
sustentos en sus cerros, cuevas, barrancas, manantiales, ros, cascadas y lagos
sagrados, existe evidencia arqueolgica que sustente esta propuesta?
Un indicio de esta dinmica ceremonial lo encontramos en la falda occidental de la
Iztaccihuatl donde se localiza una roca labrada, popularmente conocida como la
piedra del conejo o la piedra semilla de Tomacoco, esta exhibe un bajorrelieve
alusivo a la primer trecena del tonalpohualli que inicia en ce cipactli. Podemos
concebir que este monumento al menos para el Posclsico fungi como un sitio
ritual de paso,17 parte de un sendero procesional utilizado por la gente de
Amecameca y otras villas que los conduca a la base de las barrancas de
Alcalica(n) y (A)milpulco, ambas con parajes rituales filiados temporalmente a la
poca, que bien pudieron haber sido ofrendados al inicio de su calendario.
En la piedra del conejo tambin fue esculpida la fecha calendrica mahtlahtli
tochtli 10 Conejo (figura 2), si contamos simultneamente las trecenas del
tonalpohualli a partir del signo 1 Lagarto como si este fuera el da 12 de febrero,
entonces el da 10 Conejo equivale al actual 10 de mayo. En trminos de fiestas
de las veintenas mahtlahtli tochtli corresponda al octavo da de la veintena
17

Actualmente los graniceros conciben a la piedra del conejo como el portal donde se ofrenda y solicita
permiso para acceder a la montaa, comunicacin personal Aniceto don Cheto Crdoba, 2009. Por
Alcalica(n) y (A)milpulco descienden ros que suministran agua a la regin, desde Amecameca ofrecen la ruta
ms directa para acceder caminado a la Iztaccihuatl y pueden usarse para ascender hasta El Pecho otro
espacio de culto significativo de la poca [Iwaniszewski et al., 2007].

Toxcatl, que fray Diego Duran [2002: 50] describi como la solemne fiesta de
peticin de lluvias consagrada a Tezcatlipoca conmemoraba del 9 al 19 de mayo.

Figura 2. Tepeyolotl y Tlaloc poseen contextos rituales compartidos, el registro


arqueolgico de la Iztaccihuatl corresponde a las ofrendas estipuladas en los tonalamatl.
[Fotografa Emeterio Ramrez Torres, 1989]

La trecena ce quiahuitl 1 Lluvia que comprende al mahtlahtli tochtli, form parte


de dos veintenas Huey Tozoztli y Toxcatl.18 En distintos tonalpohualli estaba
dedicada para rendir culto en las montaas a Tlaloc y a Tezcatlipoca, este ltimo
en su advocacin de Tepeyolotl19 el seor de los animales. La evidencia
arqueolgica sustenta que Tepeyolotl y Tlaloc -o sus equivalentes regionales-

18

Si contamos como inicio del ao el da 12 de febrero, el ltimo da de Huey Tozoztli corresponde al 02 de


mayo y el primer da de Toxcatl al 03 de mayo, la noche de transicin debi ser particularmente especial.
19
Tepeyolotl como octavo seor de la noche es el patrono de los das tochtli [Cdice Borgia, lm. 14];
[Cdice Fejrvry-Mayer, lm. 2]. El mahtlahtli tochtli de la piedra del conejo estaba asociado a un
petrograbado de mono (figura 2), animal vinculado a Ehecatl-Quetzalcoatl pero tambin a Tezcatlipoca
[THM, 1973: 112]; [Cdice Borgia, lm. 49].

podan ser evocados y ofrendados en un mismo espacio de culto, la ofrenda 23


del Templo Mayor de Tenochtitln suministra un magnfico ejemplo (figura 3).

Figura 3. El anahuatl de Tezcatlipoca se deposito debajo del chicahuaztli como metfora


de su control sobre la neblina, las nubes y la lluvia.

Existe una cercana entre sus nombres secretos: a Tepeyolotl se le llama


corazn de la montaa, mientras que a Tlaloc se le identifica como el que est
encarnado de tierra, el estrecho vinculo entre sus nombres y lugares de morada
los cerros y las cuevas- hace que ambos tengan contextos rituales compartidos.
Desde una perspectiva tradicional Huey Tozoztli solo se concebira dedicada a
Tlaloc, Chalchiutlicue, Chicomecoatl, Xilonen y Cinteotl, mientras que Toxcatl se
concebira primordialmente como una fiesta citadina, ajena a los cerros, dedicada
a Tezcatlipoca e indiferente a rituales de fertilidad, sin embargo, en la lm. 67 del
Cdice Borgia -donde se hace referencia a la trecena ce quiahuitl- se observa que
el sacerdote que ofrenda al dios de la lluvia se sita en la cima de un cerro que

posee una cueva con ojos nocturnos, como alusin a la morada de Tepeyotlotl, as
mismo, se representa como objeto ofrendado una pata humeante de jaguar
como una insinuacin al seor de los animales (figura 2).20
En la trecena ce quiahuitl del Cdice Borbnico lm. 5 (figura 2) y del tonalamatl
Aubin lm. 721 se exhiben las ofrendas que deban suministrarse a las entidades
sacras de la montaa y los mantenimientos, mismas que concuerdan exactamente
con el registro arqueolgico de la Iztaccihuatl [Iwaniszewski et al., 2007] e
inclusive con el de otras montaas [Nevado de Toluca, 2009].
Por otra parte, ya en la siguiente trecena pero an en Toxcatl en los Cdices
Borgia y Cospi encontramos que seis das despus del 10 Conejo y ocho das
despus en el Cdice Vaticano B,22 existe la alusin a un evento solar significativo
vinculado con Tezcatlipoca, suceso que puede interpretarse para algunas latitudes
del Altiplano Central como la representacin del primer paso del Sol por el cenit,23
un acontecimiento que preceda un cambio de poca por la llegada de las lluvias
[Sprajc, 2001: 79-80]. En el crter del Nevado de Toluca se recuper una escultura
al bajorrelieve que exhibe la fecha 2 Casa, esta resulta sugerente ya que
Tepeyolotl tambin es el patrono de los das casa [Cdice Borgia lm. 10]. El
20

Otra evidencia arqueolgica de este complejo simblico Tlaloc-Tepeyolotl, la encontramos en la ofrenda 13


del Templo Mayor de Tenochtitlan, donde se recupero una pata de jaguar tallada en madera.
21
Estos cdices muestran la participacin de Chicomecoatl en los rituales y es precisamente en est trecena
donde corresponde la fecha calendrica chicome coatl 7 Serpiente, la glosa del Cdice Ros lm. 20r
seala: aunque la serpiente es signo de mala suerte, cuando Tlaloque estaba en el signo de las siete
serpientes lo consideraban afortunado para toda las cosas. Por tal motivo, ofrendar a Chicomecoatl ese da
resultaba ritualmente propicio para esperar un crecimiento sano del maz, tal vez, el momento ms importante
de todo el ao para los rituales en los campos de cultivo, recordemos que unas de las funciones del calendario
era determinar los das de siembra y la fortuna de los cultivos [Duran, 2002: 231-2].
El da chicome coatl corresponda a Toxcatl y en algunas regiones del Altiplano Central acaeca 9 das antes
del primer paso del Sol por el cenit. Para vislumbrar la importancia que tuvo en el calendario citamos el caso
actual del pueblo de Tenango del Valle donde no siembran la planta del maz despus del 15 de mayo [da del
primer paso cenital en la regin] porque ya no se logra, comunicacin personal Jos Miranda, 2009.
22
Lm. 7 de cada uno de los cdices.
23
Momento en que el astro alcanza su punto ms alto en el cielo y no proyecta sombra lateral al medioda.

personaje grabado en la estela comparte con el Tepeyolotl del folio 9v del Cdice
Telleriano Remensis: la cola, las patas y los coyolis; el dios ilustrado en el
documento posee como tocado un ojo estelar y una nariguera solar lo que denota
su carcter astral, por su parte la estela exhibe un motivo solar y est asociada al
primer paso cenital del Sol que ocurre en la montaa entre los das 15 a 17 de
mayo [Nevado de Toluca, 2009]. Desde otra perspectiva, el signo casa como
cargador de ao posea mal augurio, se perciba como ao nubloso o lluvioso y se
le asociaba como el lugar donde el Sol se mete o encierra por que la tierra no
fructifica [Duran, 2002: 229]. Suponemos que la estela fue erigida en ese sitio para
que el dios parase el agua en un ao de mal augurio, ya que Tepeyolotl tambin
estaba ligado a la puesta del Sol y la llegada de la noche, adems de que se
vinculaba con el fin de pocas en este caso de la temporada seca a lluviosa.24
Aunque brevemente se ha expuesto la dinmica que mantena el cosmos
prehispnico durante el mes de mayo de nuestro calendario, ahora resulta
comprensible el culto en las montaas y sus parajes que conmemoraban los
naturales de estas tierras an para 1569, denunciado por los frailes cristianos
como idolatra.25
Tal vez para el lector an resulte difcil concebir a la montaa como morada de el
corazn del monte -e inclusive de otras deidades-, sin embargo, Olivieri [2004:
172-82, 466-71] da una extensa lista de ritos, sacrificios y potestades
24

La posibilidad de que Tepeyolotl sea la deidad protectora de un ao la retomamos del Cdice Borbnico
lm. 21 y 22 donde aparece como cargador de aos seis veces. En el mito de los Soles se relata que
Tezcatlipoca se transform en felino al tener contacto con el agua [THM, 1973: 30].
25
el Volcn y la Sierra Nevada [Popocatepetl e Iztacchuatl], y el otro volcn de cabe Tecamachalco [Pico
de Orizaba], y la Sierra de Tlaxcala [La Malinche], y la Sierra de Toluca [Nevado de Toluca] y otros
semejantes, los tenan por dioses e iban cada ao a ofrecer sacrificios sobre ellos a los dioses del agua, y
esto an no ha cesado, que este ao pasado de 1569, [] en todas estas sierras dichas hallaran cada ao
ofrendas nuevas, si las visitasen por el mes de Mayo [Sahagn, 1985: 64].

sobrenaturales que en las fuentes histricas se le atribuyen a Tezcatlipoca y que


el grueso de los investigadores concibe exclusivamente como pertenecientes a
Tlaloc, entre las cuales se encuentran: el sacrificio de infantes, la peticin de lluvia,
el rayo y la fertilidad. As mismo, existen diferentes casos referentes a esta
temtica donde la deidad del espejo humeante mantiene una estrecha relacin
con los montes, el hielo, el heno, las nubes y el agua [Cdice Telleriano Remensis
folio 3v, 9v 16v]; [Duran, 2002: 276]. A Tepeyolotl tambin se le reconoce como
las semillas que viven dentro del Tlalocan [Lpez, 1994:186].26 Otros ejemplos
alusivos a la concepcin de Tezcatlipoca como dador o supresor de lluvia, estn
documentados en los procesos inquisitoriales.27
Finalmente deseamos aclarar que por razones de espacio no nos fue posible
adundar en un anlisis ms profundo, nuestra intencin primordial es poner en tela
de discusin algunos postulados bsicos que estimulen a la reflexin sobre la
complejidad en el estudio de un contexto ritual de montaa prehispnico entendido
a travs de la lgica del calendario.

26

En el tonalmatl del Cdice Borbnico los cargadores de los das que aluden a Tepeyolotl presentan una
configuracin cambiante, a medida que transcurre el tiempo, el corazn representado en la cima del cerro, se
va introduciendo en este, hasta que finalmente se posiciona por completo en el interior.
27
En el Proceso del Santo Oficio contra los indios Mixcoatl y Papalotl se relata que el primero de ellos
invocaba varias veces a Tezcatlipoca o Tepochtli tanto para atraer como para detener las lluvias [pp. 53-73].

Bibliografa
Arreola Gutirrez, David Jess
2008 El Templo Calendrico de Tlatelolco y sus espacios de significacin. Una
lectura del espacio-tiempo sagrado entre los mexica tenochca y tlatelolca.
[Propuesta de un mtodo tradico para la lectura simblica de la arquitectura
ritual], tesis de licenciatura en arqueologa, ENAH, Mxico.
Broda, Johanna
1996 Calendarios, cosmovisin y observacin de la naturaleza, en Temas
mesoamericanos, Lombardo S. y Nalda E. (coord.), editado por el INAH,
[Coleccin obra diversa], Mxico, pp.427-69.
Castillo, Cristobal del
2001 Historia de la venida de los mexicanos y de otros pueblos e historias de la
conquista, traduccin y estudio introductorio de F. Navarrete, editado por
CONACULTA, [Coleccin Cien de Mxico], Mxico.
Cdice Borbnico
1991 Introduccin y explicacin de F. Anders, M. Jansen, Luis Reyes, Graz, ADV,
Mxico-Espaa.
Cdice Borgia
1993 Los templos del cielo y de la oscuridad: Orculos y liturgia. Facsmile del
cdice y libro explicativo del llamado Cdice Borgia, A. Ferdinan, J. Maarten
y L. Garca, editado por FCE / Sociedad Estatal Quinto Centenario /
Akademische Druck und Verlagsanstalt, Mxico-Austria.
Cdice Magliabechiano
1970 Facsmile del cdice, Biblioteca Nazionale Centrale de Firenze, ed.
Akademische Druck und Verlagsanstalt, Austria.
Codex Laud
1966 Introduction de C. A , Akademische Druck- u. Verlagsanstalt, Burland Graz,
Austria
Codex Telleriano-Remensis
1995 Ritual, divination, and history in a pictorial Aztec manuscript, by Eloise
Quinones Keber; foreword by Emmanuel Le Roy Ladurie; illustrations by
Michel Besson, Austin, University of Texas Press, EUA.
Cdice Vaticanus A (3738) o Cdice Ros
1979 Reproduccin a color del manuscrito en posesin de la Biblioteca
Apostlica Vaticana, Editado por Graz, Vol. 65 de las series Cdices Selecti
Italia.

Cdice Vaticanus B (3773)


1993 Cdice Vaticanus B, Manual del adivino, facsmile del cdice y libro
explicativo del llamado Cdice Vaticano B, A. Ferdinan, J. Maarten y L.
Garca, editado por FCE / Sociedad Estatal Quinto Centenario /
Akademische Druck und Verlagsanstalt, Mxico-Austria.
Coe, Michel D.
1976 Early steps in the evolution of Maya writing, en Origins of Religious art and
Iconography in Preclassic Mesoamrica, edited by Nicholson H.B. UCLA,
EUA.
Duran, fray Diego.
2002 Historia de las Indias de Nueva Espaa e Islas de la Tierra Firme,
editado por CONACULTA, Mxico.

TOMO II,

Iwaniszewski, Stanislaw.
1991 Arqueoastronoma
de
Teotihuacan,
en
Arqueoastronoma
y
etnoastronoma en Mesoamrica, J. Broda, S. Iwaniszewski y L. Maupom
(coord.), editado por la UNAM, Mxico.
1994 Archaeology and archaeoastronomy of Mount Tlaloc, Mexico: a
reconsideration, en Latin American Antiquity, vol. 5, No. 2, EUA.
1997 El tiempo social y la ideologa en Tikal, en Simbolgicas, M. Marie-Odile
(coord.), editado por INAH / CONACYT / PLAZA Y VALDEZ, Mxico.
2001 Astronoma, materialidad y paisaje: reflexiones en torno a los conceptos
de medio ambiente y de horizonte, en Boletn de antropologa americana,
Instituto Panamericano de Geografa y Cultura No. 37, julio-diciembre 2000
/ enero-diciembre 2001, Mxico.
2007a Y las montaas tiene gnero. Apuntes para el anlisis de los sitios rituales
en la Iztacchuatl y el Popocatpetl, en La montaa en el paisaje ritual, J.
Broda, S. Iwaniszewski y A. Montero (coord.), editado por IIH-UNAM /
CONACULTA / INAH, Mxico.
2007b La arqueologa de alta montaa frente al paisaje montas en Mxico
central: problemas, interpretaciones, perspectivas epistemolgicas, en
Pginas en la nieve. Estudios sobre la montaa en Mxico, M. Loera, S.
Iwaniszewski y R. Cabrera (coord.), editado por ENAH / CONACULTA / INAH,
Mxico.
Iwaniszewski, Stanislaw y Montero Garca, Ismael A.
2007 La sagrada cumbre de la Iztacchuatl, en La montaa en el paisaje ritual,
J. Broda, S. Iwaniszewski y A. Montero (coord.), editado por IIH-UNAM /
CONACULTA / INAH, Mxico.
Lpez Austin, Alfredo
1996 Cuerpo humano e ideologa, editado por IIA-UNAM, Mxico.
1994 Tamoanchan y Tlalocan, editado por FCE, Mxico.
Lupo, Alessandro

2002 Scansione del tempo e calendario: lesempio mesoamericano, Corso di


laure in Teorie e pratiche dell antropologia anno accademico 2002-2003,
edizioni della Facolt di lettere e Filosofia, La Sapienza Roma, Italia.
Montero Garca, Ismael A.
2004 Atlas Arqueolgico de la Alta Montaa Mexicana, editado por SEMARNAT /
COMISIN NACIONAL FORESTAL, Mxico.
2008 Apuntes al Mapa de Cuauhtinchan II desde la geografa simblica, en
Mapa de Cuauhtnchan II. Entre la ciencia y lo sagrado, T. Tucker y A.
Montero (coord.), Mesoamerican Research Foundation, Mxico.
Nevado de Toluca
2009 Aguas celestiales. Nevado de Toluca, A. Montero, P. Luna y R. Junco
(coord.), editado por SAS / INAH, Mxico.
Olivier, Guilhem
2004 Tezcatlipoca. Burlas y metamorfosis de un dios azteca, editado por
Seccin de obras de antropologa, Mxico.

FCE,

Prem, J. Hanns.
1991 Los calendarios prehispnicos y sus correlaciones, en Arqueoastronoma
y Etnoastronoma en Mesoamrica, J. Broda, S. Iwaniszewski y L.
Maupom (coord.), editado por UNAM, Mxico.
Proceso del Santo Oficio contra Mixcoatl y Papalotl, indios, por hechiceros
1912 En Procesos de indios idlatras y hechiceros, TOMO III, Publicaciones del
Archivo General de la Nacin, Mxico.
Rivas Castro, Francisco
2005 Sincretismo de la deidad Ocelote-Tortuga (prehispnica) con San Bernab
y San Bernab (colonial), Magdalena Conteras, D.F., en Arqueologa y
antropologa de las religiones, P. Fournier y W. Wiesheu (coord.), editado
por ENAH / CONACULTA / INAH, Mxico.
Sahagn, fray Bernardino de
1985 Historia General de las Cosas de la Nueva Espaa, paleografa A. Garibay,
ed. Porra, 6 edicin, Mxico.
Sprajc, Ivn
2001 Orientaciones astronmicas en la arquitectura prehispnica del centro de
Mxico, editado por INAH, Coleccin Cientfica # 427, Mxico.
Teogona e Historia de los Mexicanos. Tres opsculos del siglo XVI
1973 Paleografa ngel Ma. Garibay K., ed. Porra, 2 edicin, Mxico.

También podría gustarte