Prostitucion Poder y Economia
Prostitucion Poder y Economia
Prostitucion Poder y Economia
Edita:
Forum de Poltica Feminista.
www.forumpoliticafeminista.org
Barquillo 44,2 izq. 28004 Madrid
Tf-fax 91 3191248
[email protected]
[email protected]
Batuecas 24. 47010 Valladolid
[email protected]
Apdo. Correos 475. 18080 Granada
[email protected]
Casa de Encuentros Canga de Argelles
16-18. 33202 Gijn
Centro Cvico Centro Pza. de la Corredera
14002 Crdoba
[email protected]
Plaza dos Castaos s/n Baixo 15008
a Galicia
[email protected]
C/ Pintor Berrovianco Melndez 1,9 C
29006 Mlaga
[email protected]
Asoc. Feminista Flora Tristn. Ordoo 12,
2 izq.24001 Len
[email protected]
Asoc. para el Desarrollo Integral de las
Mujeres Mercedes Machado Avda. La
Libertad. 18 viv. Edif. Araucaria Local 7-8.
Los Majuelos 38108 Taco (La Laguna)
[email protected]
Subvencionado por:
Sevilla
[email protected].
GOBIERNO
DE ESPAA
MINISTERIO
DE IGUALDAD
SECRETARA
GENERAL
DE POLTICAS
DE IGUALDAD
INSTITUTO
DE LA MUJER
INDICE
PRESENTACIN
Nina Infante, Presidenta del Forum de Poltica Feminista
Pg 5
Pg 11
La nueva poltica sexual del patriarcado y sus alianzas con la globalizacin capitalista.
Rosa Cobo Bedia,
Pg 23
Pg 35
Pg 41
Pg 49
Pg 57
Pg 67
Pg 75
Pg 77
Pg 83
Pg 83
Pg 87
Pg 99
Pg 105
Pg 109
Pg 109
Pg 114
Pg 118
Pg 126
Pg 132
Pg 139
PRESENTACIN
ste libro recoge las ponencias del XX Taller del Forum de Poltica
Feminista, realizado en Madrid, Crdoba y Len en abril y junio de 2010,
as como las ponencias del Taller celebrado en Mlaga, cuyo contexto
sigue siendo la crisis econmica mundial.
Por este motivo, el XX Taller profundiza en las reflexiones del XIX realizado en
2009 bajo el lema Feminismo ante la crisis, sumndose a otras iniciativas como
el III Congreso de Economa Feminista (Baeza, abril 2009), el Informe Sombra de
aplicacin por Espaa de la Convencin para la Eliminacin de toda Forma de
Discriminacin de la Mujer CEDAW (Nueva York julio 2009) presentado por la
Plataforma Impacto de Gnero Ya, el Manifiesto Feminismo ante la crisis suscrito por ms de 20 organizaciones y centenares de personas y difundido en decenas de portales, blogs y actos pblicos, el proyecto de INSTRAW Cadenas globales de cuidados (Madrid sept-nov 2009) con un Pliego de Propuestas de Un
lugar justo para el empleo de hogar y sus trabajadoras, el Proyecto Cost Gnero
y Bienestar realizado de 2006 a 2009 en 29 pases europeos y las propuestas no
gubernamentales ante la evaluacin Beijing+15 de la Plataforma de Accin de la
IV Conferencia Mundial de la Mujer en marzo 2010. Todas esas acciones convergen en reivindicar:
- Visibilizar el impacto de gnero de una crisis aparentemente "benigna" para
las mujeres y de las polticas anticrisis, incluyendo la aplicacin a los
Presupuestos, el Plan E etc. de instrumentos ya establecidos como el Informe de
impacto de gnero
- Desarrollar los servicios pblicos de educacin, sanidad y atencin a la
dependencia, imprescindibles tanto para la igualdad de gnero en el reparto del
cuidado de las personas como para una economa socialmente sostenible.
- Igualdad de mujeres y hombres en el empleo, la retribucin, la carrera profesional, la proteccin social por desempleo, jubilacin o incapacidad, y el acceso a la toma de decisiones econmicas.
MUJERES, PODER, ECONOMIA Y CIUDADANIA
El objetivo que pretendemos en el XX Taller es analizar y visibilizar los efectos que ocasiona la crisis econmica, resaltar el incremento de las desigualdades
para los sectores ms vulnerables, fundamentalmente mujeres y recoger las diferentes propuestas que desde las distintas ponencias se exponen.
Para el sistema capitalista de "libre" mercado, amplificado por la globalizacin
liberal, slo vale lo que se puede vender y comprar. Para el sistema patriarcal las
nias -y en menor medida los nios- y las mujeres estamos destinadas al servicio de las necesidades y deseos de los hombres, empezando por los sexuales y
reproductivos, al trabajo domstico no pagado y la produccin no reconocida de
riqueza, compatibles con nuestra disponibilidad para facilitar los ajustes del sistema capitalista en los mercados de trabajo, tanto declarados como sumergidos.
Este libro contiene diecisis ponencias y dos manifiestos reflexiones y alternativas que planteamos durante el desarrollo del XX Taller.
La ponencia: "El sistema global de los cuidados y alternativas", en la que
Amaya Prez Orozco analiza los efectos de las cadenas globales de cuidado y
seala que los cuidados son, la base invisible de los sistemas y estn sistemticamente infravalorados en trminos sociales y econmicos, favoreciendo la desigualdad de gnero y de clase social y afirma que, este sistema socioeconmico
es insostenible a nivel social y reproductivo abogando por un modelo que ponga
los cuidados en el centro avanzando en la corresponsabilidad y reconocimiento
del derecho al cuidado transformando estructuras actuales.
Rosa Cobo en "Violencia econmica hacia las mujeres en un mundo global",
advierte del momento histrico-social de reaccin patriarcal que estamos viviendo
y seala que las polticas de ajuste estructural sobre las mujeres influyen asimtricamente sobre las relaciones de gnero y destaca que la globalizacin econmica est haciendo crecer el empleo remunerado y el trabajo gratuito de las mujeres, lo que supone una tendencia a la subordinacin a los varones y nuevos mbitos de explotacin econmica y domstica alcanzando incluso el femicidio.
FEMINISMO, ASOCIACIONES DE MUJERES Y CAMBIO SOCIAL
A travs del anlisis crtico y colectivo de las sinergias entre lo personal y lo
pblico, lo econmico y lo poltico, entre la omisin de los instrumentos de evaluacin de impacto de gnero y la obstruccin de los cauces de participacin de
las asociaciones de mujeres, como en Beijing+15, y la reaccin antifeminista en
parejas y poderes pblicos, mediticos y econmicos, reflexionamos y elaboramos.
Los movimientos sociales, corrientes del cambio social, estn constituidos por
las organizaciones que elaboran el ideario e impulsan la accin y por la parte de
la sociedad y de las instituciones que las asume o realiza.
La percepcin social del movimiento feminista, adems de carecer de suficiente desglose de estadsticas e indicadores para objetivarlo, suele atribuir el
avance de las mujeres en la educacin, el empleo o la autonoma personal, al
poder -legislativo o ejecutivo, rara vez al judicial- que ha ido asumiendo las reivindicaciones de igualdad, invisibilizando a las organizaciones de mujeres que
las han iniciado, impulsado y vigilando.
11
12
13
hacia pases con ingresos mayores como Honk Kong, Singapur, los pases del
Golfo. En Amrica Latina tenemos el mismo fenmeno. Por ejemplo el 42% de las
nicaragenses en Casta Rica estn en el empleo de hogar, el 72% de las peruanas
que estn en Chile, el 28% de las guatemaltecas en Mxico (datos de CEPAL,
tomados de Ksters, 2008). En Italia se calcula que hay alrededor de un milln de
hogares que estn contratando empleo de hogar, y ms de la mitad de las mujeres
contratadas son extranjeras extracomunitarias. En Francia ms del 50% de las
migrantes, trabajan en empleo de hogar. Y en Espaa segn la EPA, ms de
750.000 hogares estn contratando personas como empleadas de hogar, es decir
el 8% de todas las mujeres ocupadas en el Estado Espaol trabaja como empleada de hogar. De ellas al menos 330.000 en 2007 eran migrantes, esto significa que
ms de una de cada 4 mujeres migrantes que estn en Espaa, estn trabajando
como empleada de hogar3.
En el estado espaol lo que hemos visto es que el empleo de hogar, que histricamente haba estado muy vinculado a la migracin interna rural y urbana, tenda a
disminuir por cambios en las expectativas de vida de las mujeres. Desde mediados
de los 90 ha habido un repunte muy fuerte, fundamentalmente debido a la llegada
de mujeres migrantes, que estn sustituyendo el rol anteriormente jugado por las
mujeres pobres de entornos rurales espaolas.
2- Impacto y significado de las cadenas para el desarrollo
Qu es lo que todo esto nos est diciendo en trminos de desarrollo? Cuando nos
hacemos esta pregunta lo primero a lo que solemos atender es al impacto que
estn teniendo en las propias familias que protagonizan esas cadenas, pero, ms
all, hay que mirar a nivel del propio sistema socioeconmico4 .
2.1- Hogares empleadores y hogares migrantes
Al mirar a los hogares, debemos mirar tanto al hogar que est recibiendo el trabajo de las empleadas de hogar, como al propio hogar de la empleada de hogar
migrante y al hogar que se queda de origen. ste es un primer nivel de hogar que
tenemos que mirar, pero al que no voy a prestar una atencin detallada (y, por limitaciones de tiempo y enfoque de la ponencia no voy a mencionar el impacto en los
hogares en origen).
Pensando en el estado espaol en tanto que pas de destino, debemos considerar
qu ocurre con los hogares empleadores. Algunos de ellos estn consiguiendo con
el empleo de hogar hacer frente a necesidades de urgencia, necesidades perentorias. Para ellos, se trata de una solucin inmediata a problemas urgentes. Pero no
siempre se contrata por necesidades perentorias; no siempre se contrata, por ejemplo, porque hay que cuidar a una anciana con Alzheimer y no existe otra alternati3
14
va. A veces se contrata por una cuestin de status o de compra de tiempo libre,
sobre todo entre las clases medias-altas. Una primera cuestin que tener en cuenta es que las situaciones a las que responde el empleo de hogar son diversas. Por
otro lado incluso en las situaciones de necesidades perentorias el empleo de hogar
tampoco es la solucin milagrosa, que resuelve todo y por completo a las mujeres
que se encargaban antes de ese cuidado. El empleo de hogar no hace desaparecer el trabajo no remunerado de las mujeres autctonas, ni siquiera de las que contratan, ni mucho menos y en ningn caso exime a las mujeres autctonas de la responsabilidad de garantizar los cuidados. Por tanto hablar del papel que est jugando el empleo de hogar no exime de seguir hablando de cuidados no pagados y de
responsabilidad de las mujeres espaolas por esos trabajos de cuidado no pagados.
El otro mbito al que tenemos que mirar son los propios hogares migrantes. A menudo su situacin no es considerada como un problema de desarrollo de los propios
pases de destino y, sin embargo, podemos afirmar rotundamente que lo es. Es decir
lo que ocurra a la poblacin migrante no es problema de los pases de origen, sino
es un problema de destino, porque son parte de la sociedad de destino. Dicho esto,
qu ocurre con los hogares migrantes? Son, sin lugar a dudas, los que estn
pasando por situaciones ms difciles. Encontramos los mismos problemas de cuidado y las mismas estrategias para resolverlos y conciliar que en los hogares autctonos; pero siempre en peores condiciones y agravados (ver por ejemplo Daz
Gorfinkiel, 2008). Pensemos en el ejemplo anterior: ese nio que se queda todas las
noches solo en casa. El problema de conciliacin (o ests en el empleo o ests cuidando) es el mismo que el que tienen la media de las mujeres espaolas, pero se
agrava. Y las estrategias desplegadas en respuesta son ms extremas; por ejemplo
una "solucin" es dejar a los hijos en origen, o tener incluso hijos aqu y enviarlos al
pas de origen porque aqu no se pueden cuidar. Mismos problemas y mismas estrategias, pero agudizados y extremados.
2.2- Regmenes de cuidados injustos
Sin embargo ya no sera acertado quedarse en este nivel de hogar, porque la pregunta va mucho ms all: qu impacto tienen las cadenas a nivel macro, en el conjunto del sistema. Y en este sentido lo que se perfila es que lo que est habiendo es
un proceso de poner soluciones individuales a problemas colectivos. Las cadenas
sacan a la luz la existencia de un rgimen de cuidados injusto, que es el que est
en crisis. La crisis de cuidados est poniendo sobre el tapete la injusticia de la forma
de cubrir los cuidados previa. Sin embargo, a pesar de que esta injusticia se nos
muestra ms claramente que nunca, en vez de articular respuestas y demandas
colectivas, lo que hacemos a travs de las cadenas es poner parches parciales e
individualizados. En trminos coloquiales: que cada quien se las compongan como
pueda.
15
Las cadenas globales de cuidados nos evidencian que el conjunto de las sociedades capitalistas patriarcales estn atravesadas por regmenes de cuidados que, a
pesar de sus diferencias, comparten su carcter injusto. Son regmenes de cuidados injustos en un doble sentido: Son injustos en primer lugar porque ni el estado,
ni el mercado, ni los hombres asumen la responsabilidad de cuidar, sino que esta
responsabilidad se delega a las mujeres en los hogares. En segundo lugar y asociado a lo anterior, porque existe un nexo sistmico entre cuidado, desigualdad, y
exclusin/vulnerabilidad/precariedad.
La primera cualidad ha sido ms elaborada, por lo que no me detengo en ella. A
qu nos referimos al hablar de un nexo sistmico cuidados-desigualdad-exclusin?
Con esto queremos decir que, tal como lo expresa M Jess Izquierdo (2008) "cuidar es un marrn". Cuidar no est ni social ni econmicamente valorado, por lo tanto
todo aquel que pueda y toda aquella que pueda, va a huir del cuidado. Cuidan ms
quienes menos posibilidades de escape tienen. Viceversa, dedicarse a cuidar no
genera ni derechos sociales, ni un ingreso, ni una posicin social reconocida (ni en
el cuidado no remunerado ni en el cuidado remunerado). Por lo que dedicarse a cuidar perpeta la situacin de vulnerabilidad de partida. Y, en una especie de crculo
vicioso, quienes peor situacin econmica tienen, mayores necesidades de cuidados presentan (la salud es un condensador de desigualdades sociales) y a la par
menores posibilidades de cubrirlos. En definitiva, existe un crculo vicioso entre los
cuidados y las situaciones de desigualdad social. Lo cual implica que los cuidados
deberan considerarse en el marco de las polticas de redistribucin; no slo hay que
redistribuir ingresos, no solo hay que redistribuir posibilidades educativas o de acceso al sistema sanitario, sino que los cuidados tienen que redistribuirse en la doble
faceta de los que se reciben y los que se pueden dar y en qu condiciones se dan.
Todo este rgimen injusto que est saliendo a la luz se est cerrando de manera
individualizada. Estamos viviendo un proceso de reprivatizacin de la reproduccin
social. Es decir, la responsabilidad de cuidar sigue recayendo en los hogares, donde
las mujeres echan mano de los recursos que privadamente tienen disponibles: trabajo gratuito (y ah se da transferencia a otras mujeres sobre todo a las abuelas), o
dinero (compra de cuidados mal pagados en el mercado). Los cuidados siguen siendo una responsabilidad del hogar y, en l, de las mujeres: se remiten al mbito de
lo privado-domstico. Pero cada vez se compran ms cuidados precarizados en el
mercado: cuidados privados en el sentido de sometidos a la lgica del capital privado. En vez de avanzar hacia una responsabilidad social lo que aparece es un doble
proceso de privatizacin de los cuidados y una rearticulacin a nivel global de la divisin sexual del trabajo. Aparecen nuevos procesos de exclusin y aqu es especialmente sealar que el empleo de hogar se constituye en un autntico nodo de vulneracin de derechos.
16
Sobre la situacin del empleo de hogar ver Pl Julin (ed.) (2003-2004), Aganzo y Galletero (coords.) (2007) y
Otxoa (2009). A nivel internacional OIT (2009).
Sobre el cruce entre el REEH y la normativa de extranjera ver Zaguirre (en prensa).
17
prestaciones que otorga son las llamadas de cuidados no profesionales en el entorno familiar. (4) Y con fuertes desigualdades en el acceso y el ejercicio de derechos.
Pensemos por ejemplo en prestar servicios en situaciones de conciliacin en un
contexto de precarizacin absoluta del mercado laboral.
La respuesta estatal es sin lugar a dudas insuficiente. Y, en general, lo que esto nos
viene a decir es que el sistema es insostenible a nivel global; podemos decir que el
modelo de desarrollo no es slo en trminos medioambientales, sino que es insostenible en trminos sociales y reproductivos, en la medida en que es un sistema
socioeconmico capitalista y patriarcal que pone la reproduccin y el cuidado de la
vida al servicio de la produccin y de las finanzas. Un modelo de desarrollo que en
lugar de considerar la reproduccin como un objetivo econmico prioritario, la pone
al servicio de valorizacin del capital. Lo que se necesita es dar un vuelco al sistema y poner la reproduccin en el centro de las prioridades como sociedad, y a su
servicio la produccin y las finanzas.
3- Un nuevo modelo reproductivo: corresponsabilidad y derecho al cuidado
Lo que necesitamos es avanzar hacia un nuevo modelo reproductivo sostenible.
Esto tenemos que posicionarlo de forma clarsima en estos momentos en que est
en debate la ley de economa sostenible, en la que se entiende la sostenibilidad nicamente en trminos medioambientales. Es imprescindible apostar por un nuevo
modelo reproductivo sostenible que site a los cuidados como su eje trasversal.
Esto se concretara en dos pilares fundamentales: en primer lugar empezar a pensar en cmo articular un derecho multidimensional al cuidado, y en segundo lugar
la corresponsabilidad en trminos de cuidado. Un derecho al cuidado permitira erosionar ese nexo sistmico entre cuidados y desigualdad y la corresponsabilidad ira
en la lnea de evitar que sean las mujeres en los hogares las responsables de los
cuidados. Es decir, ambos pilares minaran las dos cualidades que definen la injusticia del rgimen de cuidados actual, esa que se nos hace ms evidente a travs de
las cadenas.
Hablamos de un derecho al cuidado como el derecho a: (1) recibir cuidados adecuados en distintas fases del ciclo vital, y no slo en situacin de dependencia; (2) el
derecho a decidir si desea o no cuidar gratuitamente en los hogares y, en su caso,
poder hacerlo en condiciones dignas; (3) y por ltimo derechos laborales en el sector de cuidados, en el empleo de hogar para empezar, en el conjunto de cuidados
que se hacen en el mercado (porque todos los sectores laborales de cuidado tienen
una fuerte penalizacin salarial en trminos de condiciones, no slo en el empleo de
hogar). Estas seran las tres dimensiones de ese derecho multidimensional al cuidado y que funcionaran como principio inspirador que, posteriormente, habra que
concretar en medidas.
18
Este pliego, coeditado con ACSUR-Las Segovias, puede verse en http://www.acsur.org/Un-lugar-justo-para-elempleo-de y www.un-instraw.org.
Puede consultarse en www.un-instraw.org.
19
El seguimiento puede hacerse en la propia pgina de la Organizacin Internacional del Trabajo www.ilo.org o
en http://es.domesticworkerrights.org/
20
conocer entre otras cosas el impacto de la crisis en los trabajos no remunerados. Necesitamos una encuesta de poblacin activa que incluya mdulos
de uso del tiempo, para tener datos frescos.
Las cadenas globales de cuidados nos obligan a pensar en la injusticia de la
organizacin social de los cuidados que est en la base de un modelo socioeconmico insostenible. La respuesta a esta realidad pasa por la constitucin
de un derecho al cuidado y la corresponsabilidad cuatripartita. Y este cambio
no puede posponerse, porque la organizacin social de los cuidados ya est
cambiando. La pregunta es hacia dnde conducimos la transformacin, y a
travs de qu medidas concretas podemos lograr el avance hacia un rgimen
global de cuidados justo.
Bibliografa
- Benera, Lourdes (2008), "The crisis of care, international migration, and public policy", Feminist
Economics, 14(3), pp. 1-21
- Daz Gorfinkiel, Magdalena (2008), "El Mercado de trabajo de los cuidados y la creacin de las
cadenas globales de cuidado: cmo concilian las cuidadoras", Cuaderno de Relaciones Laborales,
26(2), pgs. 71-89
- IOM (2008), World Migration 2008. Managing Labour Mobility in the Evolving Global Economy, IOM
- Izquierdo, Maria Jess (2008), "Los cuidados y las cadenas vistas desde los pases de destino",
Mujeres que migran, mujeres que cuidan: la nueva divisin sexual del trabajo, 1-3 diciembre 2008
- Kofman, Eleonore y Raghuram, Parvati (2007), "The Implications of Migration for Gender and Care
Regimes in the South", Social Policy and Migration in Developing Countries, UNRISD-IOM-IFS
workshop, www.unrisd.org
- Ksters, Johanna (2008), "Migracin y servicio domstico en Amrica Latina: Comparacin de normativas migratorias y laborales en algunos pases de la regin", CEPAL,
http://www.risalc.org:9090/recursos/ficha.php?id=476&es_documento=1
- OIT (Organizacin Internacional del Trabajo) (2009), Trabajo decente para los trabajadores domsticos, OIT, disponible en http://www.ilo.org/public/english/protection/condtrav/pdf/dw_sp.pdf
- Otxoa Crespo, Isabel (2009), "La Reforma del Rgimen de Empleadas de Hogar", en Frum de
Poltica Feminista (ed.), Feminismo ante la crisis, Madrid: FPF, disponible en http://www.forumpoliticafeminista.org/fotos/Mg3f39wfP2UeQgIgjESXVzTrXQJg5QPvxpdN2Ph.pdf
- Lutz, Helma (ed.) (2008) Migration and Domestic Work. A European perspective on a global theme,
Ashgate
- Prez Orozco, Amaia (2009), "Cadenas globales de cuidados: preguntas para una crisis",
Dilogos. Derechos econmicos de las mujeres, nm. 1, ACSUR-HEGOA, disponible en
http://www.acsur.org/IMG/pdf/Dialogos_Nro_1.pdf
- Pla Julin, Isabel (ed.) (2003-2004) Informalidad del empleo y precariedad laboral de las empleadas de hogar, Ministerio e Igualdad, http://www.migualdad.es/mujer/mujeres/estud_inves/658.pdf
- Precarias a la deriva (2004), "Cuidados globalizados", A la deriva por los circuitos de la precariedad femenina, Madrid: Traficantes de Sueos, http://traficantes.net/index.php/trafis/content/download/18059/184955/file/precarias%20a%20la%20deriva.pdf
- Russell Hochschild, Ariel (2000), "Las cadenas mundiales de afecto y asistencia y la plusvala
emocional", en Anthony Giddens y Will Hutton (eds.), En el lmite: la vida en el capitalismo global,
Tusquets, Barcelona, 2001
- Sassen, Saskia (2003), "Contrageografas de la globalizacin. La feminizacin de la superviven-
21
cia", Cap. 2 de Contrageografas de la globalizacin. Gnero y ciudadana en los circuitos transfronterizos, Madrid: Traficantes de Sueos, pgs. 67-86, disponible en http://www.nodo50.org/ts/editorial/contrageografias.pdf
- UN-INSTRAW (Prez Orozco, Amaia, Paiewonsky, Denise y Garca Domnguez, Mar) (2008),
Cruzando fronteras II: migracin y desarrollo desde una perspectiva de gnero, Madrid: Instituto de
la Mujer y UN-INSTRAW, http://www.un-instraw.org/es/publications/gender-remittances-and-development/3.html
- ---- (Prez Orozco, Amaia) (2009a), "Miradas globales sobre la organizacin social de los cuidados en tiempos de crisis I: qu est pasando", Documento de trabajo Serie Migracin, gnero y desarrollo, nm. 5, UN-INSTRAW, http://www.un-instraw.org/es/publicaciones/working-papers/3.html
- ---- (Prez Orozco, Amaia) (2009b), "Miradas globales sobre la organizacin social de los cuidados en tiempos de crisis II: qu retos polticos debemos afrontar", Documento de trabajo Serie
Migracin, gnero y desarrollo, nm. 6, UN-INSTRAW, http://www.un-instraw.org/es/publicaciones/working-papers/3.html
- Yeates, Nicola (2005): "Global Care Chains: a Critical Introduction", Global Migration Perspectives,
No. 44, http://www.iom.int/jahia/Jahia/policy-research/migration-policy/pid/1606
- Vega Sols, Cristina (2009), Culturas del cuidado en transicin Espacios, sujetos e imaginarios en
una sociedad de migracin, Editorial UOC
- Zaguirre Arantxa (en prensa): "La precariedad institucionalizada de las empleadas de hogar",
Mugak, Centro de Estudios y Documentacin sobre Racismo y Xenofobia.
22
a idea que quisiera desarrollar en este texto es que estamos viviendo una poca
histrica excepcional, pues los cambios en las estructurales materiales y en las
estructuras simblicas estn produciendo una revolucin en nuestra manera de
vivir, de conceptualizar la realidad social y de producir el conocimiento cientfico. Sin
embargo, es necesario preguntarse por la naturaleza de esos cambios y por sus efectos sobre las mujeres. El hilo conductor de esta reflexin es que estamos viviendo un
momento histrico-social de reaccin patriarcal. Las nuevas estructuras econmicas
capitalistas, la reactivacin de las identidades culturales y la ya clsica violencia de
gnero junto al surgimiento de nuevas formas de violencia patriarcal estn colocando a las mujeres en casi todo el mundo en una posicin defensiva: defendiendo los
derechos que han conseguido en el pasado y luchando para no perderlos. La lucha
de las mujeres hoy apenas puede conseguir nuevos derechos en casi ninguna parte
del mundo. Todos estos elementos juntos indican que las mujeres estamos ante una
poca de reaccin patriarcal. Dicho de otra forma: estamos en un momento de retroceso: mujeres que trabajan en las maquilas hasta la extenuacin, sin horarios, sin
derechos y por una salario que apenas llega a la subsistencia; mujeres que cargan
con las tradiciones ms onerosas de su comunidad cultural, veladas, mutiladas genitalmente, sin derechos civiles ni polticos; mujeres que son objeto de la violencia masculina ms brutal en forma de feminicidio, trata, seleccin prenatal en una gran parte
de Asia con el objetivo de no tener nias; mujeres que estn sometidas a mandatos
religiosos de subordinacin a los varones En una gran parte del mundo las mujeres no son dueas de sus cuerpos porque estos pertenecen a los varones.
Ahora bien, esta visin sobre la realidad social de las mujeres no agota el panorama global de las mujeres en el mundo. Es slo una de sus caras. En el tercio rico
del mundo, siguiendo la terminologa de Mohanty10, y en otras partes del planeta,
colectivos de mujeres han conseguido derechos y, adems, los ejercen. Y en otras
regiones del mundo las mujeres estn luchando denodadamente por conseguir libertades y derechos de los que an carecen. Esta parte de la realidad que relatamos es
la de la lucha de miles de mujeres en todo el mundo que consideran que otro mundo
es posible. En otros trminos: hay dos historias que contar. La de millones de mujeres que son objeto de mltiples violencias, pero tambin la de otras miles que luchan
en muchos rincones del mundo para abandonar la subordinacin, la explotacin y la
opresin. En este texto, nos centraremos en relatar las violencias y tambin algunas
respuestas del feminismo para romper esa lgica de subordinacin. En este contex10
MOHANTY, CHANDRA TALPADE, "De vuelta a 'Bajo los ojos de Occidente': la solidaridad feminista a travs
de las luchas anticapitalistas", en Liliana Surez Navaz y Rosalva Ada Hernndez (Eds.): Descolonizando el
feminismo. Teoras y prcticas desde los mrgenes, Ed. Ctedra, col. Feminismos, Madrid, 2008; p. 417.
23
to es en el que el feminismo se ha convertido con sus tres siglos de historia y con sus
vindicaciones polticas en la voz autorizada que mejor representa las luchas de las
mujeres.
VIOLENCIA ECONMICA
La globalizacin es el hecho social ms significativo de las tres ltimas dcadas
del siglo XX y desde luego, del siglo XXI. Y est dando nombre al ms amplio y profundo proceso de transformacin social despus de la revolucin industrial. En estas
nuevas sociedades que se estn gestando desde hace ya dcadas, se pueden identificar nuevas formas de estratificacin social y nuevas relaciones sociales, con los
consiguientes cambios en las viejas instituciones de la modernidad.
El nuevo capitalismo neoliberal, que es una de las formas centrales en que se
manifiesta la globalizacin, ha causado una crisis profunda en el modelo de sociedad
y de estado del bienestar que se haba edificado en Europa tras la segunda guerra
mundial. Y en efecto, se ha podido observar la quiebra del pacto social firmado entre
la derecha econmica y la izquierda sindical y poltica que garantizaba el papel del
estado en la redistribucin econmica, el derrumbe del pacto patriarcal por el que se
consagraba al varn como proveedor nico del salario familiar y se asignaba a las
mujeres el papel de amas de casa sin salario, el fin de un proyecto nico de emancipacin dirigido por un sujeto poltico nico, -el proletariado-, como agente de transformacin social y la guerra declarada a la igualdad como ncleo central de ese proyecto poltico.
Ahora bien, el anlisis de los programas de ajuste estructural -uno de los instrumentos esenciales del capitalismo-- y en general las investigaciones sobre globalizacin estn marcadas por lo que Isabella Baker denomina un 'silencio conceptual'.
Dicho de otra forma: muchos de los anlisis crticos sobre neoliberalismo "se niegan
a reconocer explcita o implcitamente que la reestructuracin global se produce en
un terreno marcado por el gnero11. Y, sin embargo, los efectos de la globalizacin
neoliberal sobre la vida de las mujeres son muy significativos. No se puede entender
la feminizacin de la pobreza, la segregacin genrica del mercado laboral o el trabajo de las maquilas sin entender que la reestructuracin del capitalismo ha hecho de
las mujeres el modelo de trabajador idneo. Aquel que produce ms beneficios y que
ofrece ms flexibilidad y versatilidad en el trabajo.
Uno de los efectos ms rotundos de los programas de ajuste estructural es el crecimiento del trabajo gratuito de las mujeres en el hogar. Este hecho es el resultado
directo de los recortes de las ayudas sociales por parte del estado, pues aquellas funciones a las que renuncia el estado (salud o nutricin, entre otras) vuelven a recaer
invariablemente en la familia y nuevamente son asumidos por las mujeres, del mismo
modo que antes de que se aplicasen polticas sociales. Sin embargo, hay que subra11
BAKKER, ISABELLA, "Dotar de gnero a la reforma de la poltica macroeconmica en la era de la reestructuracin y el ajuste global", en CRISTINA CARRASCO: Mujeres y economa, Barcelona, Icaria, 1999; p. 245.
24
yar que no slo el recorte de las polticas sociales tiene efectos negativos para las
mujeres. Tambin las polticas macroeconmicas ejercen una influencia significativa
sobre el trabajo no remunerado y sobre las condiciones de vida de las mujeres. El sistema impositivo, las polticas monetarias y el tipo de cambio influyen sobre las condiciones materiales de las mujeres. Si a todo esto se le aade la sobreexplotacin en
los sectores econmicos asociados a las maquilas o a la informalizacin, tenemos
como resultado que las mujeres trabajan ms y en peores condiciones. Las mujeres,
al ser uno de los sectores de poblacin ms pobres, son quienes ms se han beneficiado con los programas sociales y por ello mismo son quienes ms acusan las
medidas de ajuste estructural, puesto que son estos servicios a los que se aplican los
recortes en los presupuestos nacionales.
Cul es el resultado de la aplicacin de estas polticas de ajuste estructural sobre
las mujeres? Lo primero que hay que subrayar es que influyen asimtricamente sobre
las relaciones de gnero. Y es que el estado redefine y expande lo 'privado' para as
invisibilizar los costes de desplazamiento de la economa remunerada a la no remunerada. La necesidad de alargar el salario para poder hacer frente a las necesidades
bsicas implica casi siempre un incremento del trabajo domstico: ms necesidad de
cocinar o cambios en los hbitos de la compra, entre otros12.
Si el primer efecto negativo para las mujeres es el aumento del trabajo en el hogar
a causa de los recortes sociales, el segundo es la ambigua insercin de las mujeres
en el mercado laboral mundial. Diversas investigaciones estn poniendo de manifiesto los cambios que se estn produciendo en la estructura del mercado laboral global,
pues los procesos de produccin de corte taylorista se estn desplazando hacia las
periferias de la economa mundial, generando all nuevas estructurales laborales. De
todas formas, hay que sealar que la globalizacin econmica est haciendo crecer
el empleo remunerado y el trabajo gratuito de las mujeres. En los pases ricos, las
mujeres se trasladan de la industria a los servicios y en los pases pobres, se trasladan del trabajo gratuito del hogar y de la agricultura de subsistencia a la economa
monetaria13.
Lo cierto es que los nuevos sistemas de produccin flexible, consistentes en un
cambio rpido de una lnea de produccin, que producen para el momento y apenas
mantienen existencias mnimas de productos, requieren un nuevo perfil de trabajador/a. Deben ser personas flexibles, capaces de adaptarse a cambios rpidos, a los
que se puede despedir fcilmente, que estn dispuestos a trabajar en horas irregulares, etc. Este segmento del mercado laboral se est convirtiendo en mano de obra
heterognea, flexible y temporal, trabajadores sin puestos fijos, mal pagados, con
empleo a tiempo parcial, trabajadores a domicilio, trabajadores subcontratados por
pequeas empresas semi-informales que se encargarn de partes descentralizadas
de los sectores dominantes, etc14. En todos los pases se tiende a la desregulacin
12
13
25
Op. cit.; p. 38
Op. cit.; p. 28.
26
SASSEN, SASKIA, Contrageografas de la globalizacin. Gnero y ciudadana en las ciudades transfronterizas, Barcelona, 2003; p. 80.
Op. cit.; p. 46.
19
Op. cit.; p. 51.
20
Op. cit.; p. 44.
21
Op. cit.; p. 45.
22
Op. cit.; p. 61.
23
27
Op. cit.; p. 44.
18
CASTELLS, MANUEL, "Eplogo", en PEKKA HIMANEN: La tica del hacker y el espritu de la era de la informacin, Destino, Barcelona, 2001.; p. 185.
28
AMORS, CELIA, Vetas de Ilustracin. Reflexin sobre feminismo e Islam, Ed. Ctedra, col. Feminismos,
Madrid, 2009. Vase especialmente el primer captulo.
26
DURKHEIM, MILE, Las reglas del mtodo sociolgico, Biblioteca Nueva, Madrid, 2006.
27
PATEMAN, CAROLE, El contrato sexual, Anthropos, Madrid, 1988.
28
COBO, ROSA, "Ellas y nosotras en el dilogo intercultural", en Rosa COBO (Ed.): Interculturalidad, feminismo
y educacin, Libros de la Catarata, Madrid, 2007; p. 14.
29
meras y fundamentales, es reforzar el poder que tienen sobre las mujeres de su comunidad. Y as, es perfectamente posible ir a una ciudad como Madrid y a un barrio como
Lavapis y comprobar cmo el espacio pblico est tomado por esos varones mientras las mujeres estn en casa. Y en Barcelona se puede observar el mismo proceso.
El barrio del Raval, por ejemplo, es explcito en esa direccin. La apropiacin del espacio pblico por parte de los varones es una constante en aquellas comunidades
musulmanas que se implantan en nuestras ciudades. El frreo control patriarcal sobre
esas mujeres les lleva directamente a la privacidad oculta de esas casas inhabitables
con las que Occidente paga a sus nuevos, extraos y baratos trabajadores.
Lo cierto es que en torno a la dominacin masculina y a la red de privilegios sobre
la que se asienta esa dominacin, se elabora una ideologa de defensa de la supervivencia cultural, para la cual se apela a la tradicin como fuente principal de legitimacin para la subordinacin de las mujeres. Y es que la tradicin siempre ayuda en este
sentido. No es de extraar que la Ilustracin se haya constituido como una fuente radicalmente crtica con la tradicin y con la religin, porque, tal y cmo dice Amelia
Valcrcel, la religin es una de las fuentes fundamentales que vehicula la sexuacin29.
Lo mismo puede decirse de la tradicin, pues la tradicin es otra fuente extraordinaria
de sexuacin.
Las culturas, cuanto ms hermticas, homogneas y acosadas se autoperciben,
en la medida en que tienen concepciones indiscriminadamente comunitaristas, suelen
ser ms coactivas con las mujeres porque suelen apelar a la tradicin como fuente de
legitimacin. Y la tradicin inevitablemente es sinnimo de subordinacin para las
mujeres. Pero cuando la tradicin no justifica lo suficiente la sumisin y la desigualdad, aparece el fantasma de la 'mujer imaginaria' como fuente de legitimacin. Si el
modelo de la tradicin no existe, se inventa.
La cultura se est convirtiendo, pues, en una coartada patriarcal para que las mujeres acepten su posicin de subordinadas sexuales. En otras palabras, la cultura es la
excusa perfecta en la produccin de una nueva forma de violencia patriarcal. Este
hecho es que esto siempre ha sido recurrente a lo largo de la historia, pues la tradicin siempre ha sido una fuente de opresin, pero lo indito ahora es que la alianza
entre los multiculturalismos mas indiscriminados y el patriarcado est cegando a una
buena parte de la cultura poltica ms progresista e incluso a sectores feministas que
encuentran que los multiculturalismos por el hecho de ser crticos con el etnocentrismo occidental, ya son progresistas en s mismos. Por eso, resulta tan fundamental distinguir entre prcticas culturales que deben ser respetadas y protegidas de aquellas
otras que deben ser demolidas. Y aqu el feminismo es una voz autorizada a la hora
de sealar los lmites legtimos de la tradicin.
VIOLENCIA SEXUAL
Las sociedades patriarcales reaccionan descontroladamente, pues se tambalea el
contrato sexual: ciertos colectivos masculinos no aceptan el debilitamiento de algunos
29
VALCRCEL, AMELIA, Sexo y filosofa. Sobre 'mujer' y 'poder', Anthropos, Barcelona, 1991.
30
aspectos del contrato sexual de la modernidad que permita a cada varn acceder
sexualmente a una mujer, la suya, con la licencia complementaria de acceder a un
pequeo grupo de mujeres, las prostitutas, que eran propiedad de todos. Las reglas
que marcaban los lmites del contrato sexual se estn debilitando en este mundo de
desorden y los varones, como genrico dominante, aprovechan la crisis de esas
reglas para volver a la ley del ms fuerte. Pues bien, en este momento, muchos datos
apuntan a que ciertos colectivos de varones se sienten autorizados a ejercer el control y violencia sobre todas aquellas mujeres, que estando a su alcance, fortalecen su
poder como genrico masculino.
Vamos a decirlo de otro modo: la situacin de las mujeres es de una gran ambivalencia, pues en partes amplias del mundo las mujeres han conquistado derechos individuales formalmente y adems han hecho uso de ellos. Muchas mujeres, cuando han
podido, han acudido al divorcio o han ejercido la maternidad en solitario, es decir, individualmente han prescindido de los varones a partir de determinados momentos de su
biografa porque las expectativas sobre la familia o la pareja que deseaban no eran
satisfechas por sus compaeros o maridos. El acceso a formas de independencia econmica y de autonoma personal les ha permitido negar algunos privilegios masculinos en el seno de sus propias relaciones familiares y de pareja. Las relaciones entre
hombres y mujeres desde una perspectiva microsocial han variado significativamente
en muchas partes del mundo. La crisis de la familia patriarcal que se configur en la
modernidad se observa a travs de muchos datos empricos: aumento de la tasa de
divorcios, crecimiento de familias monomarentales, aparicin de otros modelos de
familia, bajsimas tasas de natalidad en Occidente y en otras partes del mundo
La respuesta reactiva del patriarcado se percibe viendo ahora con formas inditas
de violencia, pues si bien determinados varones en algunos casos no pueden seguir
desarrollando sus privilegios patriarcales, los sectores ms intolerantes y fanticos de
las sociedades patriarcales estn respondiendo con inusitada virulencia. Slo de esta
manera puede entenderse el feminicidio o la extensin de la prostitucin hasta el
extremo de convertirse en la segunda o tercera fuente de beneficios tras el negocio
de las armas y las drogas en el mundo. El mensaje del patriarcado parece ser el
siguiente: se podrn negar algunos privilegios masculinos a varones individuales, pero
las mujeres no podrn sustraerse a los pactos constituyentes del contrato sexual. Por
eso, quiz la prostitucin es una de las grandes metforas del patriarcado del siglo
XXI: a medida que disminuye el nmero de mujeres que pertenecen individualmente
a cada varn, aumenta el volumen de las que pertenecen a todos.
Esta parece ser la propuesta patriarcal de reconstitucin del contrato sexual en
esta poca marcada por la globalizacin: si la ideologa de la igualdad entre hombres
y mujeres, a la que sin duda no ha sido histricamente ajeno el feminismo, y la legitimidad cada vez ms global de la perspectiva de los derechos humanos, han politizado las relaciones entre varones y mujeres y han permitido a stas ltimas emanciparse de algunas marcas de subordinacin, la propuesta del patriarcado es funcional a
31
su propia reproduccin social: aumento del control colectivo sobre las mujeres utilizando un ms que metafrico 'estado de excepcin' para compensar las grietas que
se han abierto microsocialmente en la dominacin masculina. Y no slo microsocialmente, pues las vindicaciones feministas de hacer real el cumplimiento de los derechos formales ha llevado en distintas partes del mundo a aplicar polticas de igualdad
en variados mbitos sociales y polticos. As, no puede negarse que las mujeres, en
zonas diversas del planeta, han conquistado nuevos espacios de libertad e igualdad.
En esta direccin, se puede decir que todos estos procesos estn vinculados a
nuevas formas de violencia: el feminicidio en Mxico o Guatemala, las maras y las
muertes y violencias rituales de mujeres en muchos pases de Centroamrica, las violaciones colectivas en guerras, las violaciones colectivas de algunas mujeres que han
decidido sustraerse al control de su comunidad -y estoy citando el libro de Fadela
Amara, Ni putas ni sumisas30, cuando identifica las prcticas sociales masculinas que
no permiten que las mujeres puedan sustraerse a las estrictsimas y patriarcales normas que les han impuesto los varones de su comunidad-. Todo esto sugiere que se
estn constituyendo en muchas partes del mundo nuevos rituales patriarcales, violencias completamente nuevas e inditas para las mujeres, pues estos asesinatos no
ocurren solamente en Kabul o en Marrakech, sino tambin suceden en ciudades
como Pars o Londres, en definitiva, en ciudades del tercio rico del mundo. Y todas
estas violencias han de sumarse a la estructural y cotidiana violencia de gnero con
la que diariamente convivimos en los pases del Norte 31.
Ahora bien, no podemos sustraernos a la siguiente pregunta: cmo es posible
que estn ocurriendo estas nuevas formas de violencia en el momento en el que
gozan de ms legitimidad que nunca los derechos humanos y en el momento en el
que la ideologa de la igualdad entre hombres y mujeres est adquiriendo la suficiente plausibilidad como para que se estn produciendo prcticas polticas de institucionalizacin de la igualdad de gnero?
LA NATURALIZACIN DE LA DESIGUALDAD
Quiz todo esto es posible, porque en este proceso de rearme ideolgico del capitalismo y de rearme ideolgico del patriarcado, se est produciendo un proceso de renaturalizacin de la desigualdad. Quiz estamos asistiendo a la crisis ms profunda
del principio de igualdad desde el siglo XVIII y la prueba de ello es que se est volviendo a transmitir a travs de todas las instancias socializadoras y mediticas la idea
de que la desigualdad forma parte de la condicin humana. Est cobrando nuevas
fuerzas la idea de que la desigualdad no tiene que ver con procesos sociales y polticos, ni con estructuras de dominacin, ni con sistemas hegemnicos, sino que la
30
AMARA, Fadela y ZAPPY, Silvia, Ni putas ni sumisas, Ed. Ctedra, Madrid, 2005.
POSADA KUBISSA, LUISA, "`Las hijas deben siempre sumisas. Discurso patriarcal y violencia contra las
mujeres: reflexiones desde la teora feminista, en: Asuncin Bernardez (ED.): Violencia de gnero y sociedad:
una cuestin de poder, Madrid, Instituto de Investigaciones Feministas de la UCM/ Ayuntamiento de Madrid,
rea de Promocin de la Igualdad y Empleo, 2001.
31
32
desigualdad forma parte y es inherente a la propia existencia humana. Esta vieja ideologa est extendindose como la plvora, y parafraseando a Marx, podra decirse
que este fantasma recorre el mundo. Esta reactiva forma de pensar se est instalando entre nosotros y nosotras de una forma completamente silenciosa y subterrnea
hasta hacer posible la prdida o recorte de derechos laborales duramente conquistados o encarar la inmigracin como una ciudadana de segunda o de tercera. Y es en
este contexto en el que se est extendiendo la perversa idea de que la prostitucin es
una prctica social neutra y un trabajo como otro cualquiera que no est relacionado
con el patriarcado.
QU HACER ANTE LA REACCIN PATRIARCAL?
Si bien anteriormente reflexion sobre distintas violencias contra las mujeres en el
marco de la globalizacin y bajo una agresiva reaccin patriarcal, en este epgrafe
intentar mostrar, parafraseando a Gloria Anzalda, los nuevos rostros que estamos
creando las feministas a partir de las luchas, ofensivas unas veces, defensivas otras,
que estamos protagonizando las mujeres en casi todo el mundo.
Siguiendo este anlisis, es plausible sostener que la conquista de derechos de
muchas mujeres en distintas partes del mundo, la ampliacin de sus esferas de libertad y el aumento de su conciencia de subordinacin han alertado las antenas patriarcales. El miedo a la prdida de privilegios y el temor a compartir espacios de recursos
y de poder ha inquietado al mundo masculino y ha favorecido el rearme ideolgico del
patriarcado. Los sectores ms intolerantes y fanticos de ese mundo se han aliado a
su vez con los clanes masculinos ms duros de otras dominaciones (racial, cultural y
capitalista) y la suma de esas fuerzas ha desencadenado un verdadero proceso de
reaccin patriarcal. Las visiones ms conservadoras y rgidas del patriarcado viven
con la mentalidad de la Guerra Fra. No pueden pensar en las mujeres en trminos de
igualdad sino de dominio. Y en la vida cotidiana trasladan esa mentalidad produciendo microconflictos en la vida de pareja y familiar cuando las mujeres quieren hacer uso
de su autonoma. De qu manera podemos las mujeres feministas responder a este
silencioso pero efectivo rearme ideolgico y material del dominio patriarcal?
Nuestro pasado nos muestra que las luchas colectivas suelen dar resultados si nos
juntamos, si decidimos que cuntas ms seamos y ms articuladamente actuemos
mejores resultados obtenemos. Con nuestras diferencias, con nuestras agendas
especficas, con nuestra adscripcin ideolgica: el pacto es la base de la poltica. Y el
feminismo es un proyecto poltico. La lucha feminista es una lucha poltica que tiene
como objetivo desactivar la poltica sexual del patriarcado. Lucha, poltica, pactos, son
las palabras fundamentales del diccionario feminista. Pero las preguntas clave son
con quin pactamos y qu pactamos. Y para eso es fundamental salir de esta situacin de discusiones intrafeministas endogmicas y luchas por el relevo generacional
que est teniendo lugar en el feminismo. Un paradigma intelectual tan poderoso tericamente y un movimiento social tan transformador como es el feminista es lgico que
33
32
AMORS, CELIA, Tiempo de feminismo. Sobre proyecto ilustrado, feminismo y postmodernidad, Ed. Ctedra,
col. Feminismos, Madrid, 1987; p. 70.
33
AMORS, CELIA, "Igualdad e identidad", en Amelia Valcrcel (Comp.): El concepto de igualdad, Madrid,
Pablo Iglesias, 1995; p. 47. Vase tambin LUISA POSADA KUBISSA, "Pactos entre mujeres", en Celia
Amors (Dir.): 10 palabras clave sobre mujer, Navarra, Verbo Di vino, 1995.
34
Desde mediados de los aos 90 vamos a observar, en nuestro pas, por igual
en otros estados de la UE, un crecimiento progresivo y sostenido de mujeres en
situacin de prostitucin fenmeno que va a ir en aumento en la dcada siguiente.
Un conjunto de factores comunes facilitaron tanto el crecimiento del nmero de
mujeres en prostitucin como la globalizacin del mercado de la carne: el neoliberalismo, la destructuracin social y econmica de numerosos estados europeos,
cuyas mujeres van a ser las que abastezcan los prostbulos de los territorios de la
Unin34, el debilitamiento de las barreras penales y la persistente desigualdad entre
hombres y mujeres, son algunos de los factores que contribuirn a favorecer el
reclutamiento de mujeres con destino a la prostitucin y el crecimiento exponencial
del consumo sexual de mujeres, tanto en Europa como en nuestro pas.
Tambin en esta poca, mediados de los aos 90, el fenmeno de la prostitucin comenzar a ser objeto de preocupacin y debate para las organizaciones de
mujeres de nuestro pas, aunque se tratar de una cuestin que, inicialmente, slo
alcanzar prioridad y relevancia poltica para un grupo reducido y minoritario del
movimiento asociativo de mujeres, por igual comprobaremos que las aportaciones
acadmicas nacionales sobre la materia son nulas. A lo sumo muy limitadas, lo que
evidenciar la escasa atencin que despierta el fenmeno tanto en la teora como
en la prctica feminista de la dcada.
LA DISTINCIN FICTICIA ENTRE TRATA Y PROSTITUCIN.
La distincin entre trata y prostitucin constituye una cuestin esencial y nuclear del debate actual y tal diferenciacin como se ver no es slo conceptual sino
que tambin comporta consecuencias perjudiciales para las mujeres prostituidas.
34
Las natachas, trmino empleado para referirse a las mujeres de los pases de la antigua Unin Sovitica,
abastecern, en otros, los prostbulos de Israel; las albanesas los prostbulos italianos; a principios de los aos
2000 los informes sobre explotacin sexual en nuestro pas reflejaran la relevancia numrica de las mujeres
procedentes de los pases del este.
35
36
37
36
Me refiero al consentimiento desde el punto de vista del derecho penal. En este mbito el consentimiento
requiere ausencia de fuerza fsica o psicolgica.
37
Segn la OIT en Tailandia, Indonesia, Malasia o Filipinas la prostitucin representa entre el 2 y el 14% del
conjunto de las actividades econmicas, en los Pases Bajos la industria de la prostitucin alcanza un 5% del
PIB del pas.
38
Segn la Directiva Presidencial Estadounidense de Seguridad Nacional frente al Trfico de Personas del
2003, " el turismo sexual mueve alrededor de 1.000 millones de dlares cada ao en todo el mundo".
39
El diario el Pas obtiene unos 5 millones de euros anuales por sus anuncios de contactos y cifras similares
mueve el Mundo o el ABC.
38
Qu ha propiciado que esta actividad constituya un negocio mundial que prospera y crece de forma vertiginosa. O que los organizadores de este negocio sean
modelos de referencia y de cita pblica. O que el consumo sexual de mujeres en
prostitucin sea tratado como una forma ms de ocio y un mero entretenimiento
masculino.
Pues bien, una de las razones que ha propiciado la mundializacin de la industria del sexo es la expansin primero conceptual de la distincin entre prostitucin
forzada y prostitucin libre y la transposicin despus al derecho internacional e
interno de dicha distincin.
De la banalizacin de la explotacin sexual de las mujeres se hace eco el diccionario de la Real Academia, as en su actual edicin el trmino trata lo recoge bajo
en concepto de vender seres humanos como esclavos y el trmino trfico de mujeres: como atraerlas a los centros de prostitucin para especular con ellas. En el
avance de la vigsima tercera edicin revisa el trmino trfico de mujeres como
atraerlas con coaccin o mediante engao a centros de prostitucin para su explotacin sexual
Sin engao o sin coaccin la prostitucin queda registrada en el imaginario
colectivo y en los textos legales como una actividad que eligen las ms mujeres y
como una actividad sin reproche penal para quienes se benefician de ella organizndola, es decir, para los proxenetas, quedando estos y sus actividades integrados
en la sociedad y en la medida en que esa actividad econmica, que consisten precisamente en ofertar mujeres en prostbulos y macroburdeles, deja de ser ilegal
puede expandirse sin riesgos ni trabas, y al mismo tiempo se estimula por diversos
medios (publicidad) el consumo sexual de mujeres por parte de los hombres y
mientras crece la demanda de mujeres se hace necesario renovar y captar nueva
mercanca y el ciclo se repite y expande.
Y si se admite una prostitucin sin coercin, ni intimidacin slo cabe la proteccin a las mujeres prostituidas que sufran coercin o intimidacin y por tanto slo
las vctimas de tales modalidades podrn gozar del amparo punitivo y del estatuto
de victimas.
Son las mujeres en situacin de prostitucin las que tendrn que acreditar, por
exigencias del derecho penal, que ellas han sufrido amenaza, fuerza, coaccin,
rapto, fraude, engao, abuso de poder o de una situacin de vulnerabilidad40 para
gozar del estatuto de vctimas de la trata, no bastar la mera acreditacin de que
son objeto de explotacin sexual como aconteca en el derecho internacional y
nacional del siglo pasado.
40
Hemos tomado la definicin de Trata del Protocolo de Palermo en trminos similares define la trata el
Convenio de Varsovia de de 16 de mayo de 2005.
39
El feminismo abolicionista del siglo XXI, que respald la ley sueca de enero de
1999 que penaliza la compra de servicios sexuales, entiende que el camino hacia la
igualdad entre hombres y mujeres requiere inexcusablemente erosionar y destruir
todos los privilegios y prerrogativas masculinas impidiendo, entre otras, esas prcticas de poder y abuso que representa el consumo sexual de mujeres en prostitucin. El recurso a la ley penal es un instrumento disuasorio cuya eficacia est sobradamente probada y aunque no deba ser el nico mecanismo contribuir con toda
seguridad a revocar esa autorizacin social que han tenido los hombres, hasta
ahora, para hacer uso sexual de las mujeres.
40
41
42
- Qu beneficios ha reportado y reporta la maternidad a mujeres de otros tiempos o de otros lugares, donde no pueden elegirla?
Para ganar terreno al patriarcado: la autodesignacin
Es positivo o negativo poder elegir la maternidad?
Podemos definir el deseo de ser madres? "matrideseo"-"matriquerencia"-"matrimocin""matriatraccin"-"matrigusto"
- de gestar, parir y amamantar
- de vivir para y por otros
- de solidarizarse con otra generacin
- de trascender y dejar huella
- de cumplir el ciclo biolgico femenino
- de empoderarse con esta funcin exclusiva
- de .
Podemos definir el instinto maternal, si existe?
Podemos explicar qu supondra para nosotras ser madres? (Al menos tres consecuencias positivas y tres negativas)
Por qu no decidimos pronto, en nuestra vida, si queremos o no ser madres?
Es vindicable la singularidad y la diferencia sexual para sacar ventaja de ello?
ESCRITOS SOBRE MALOS Y BUENOS AMORES
EL AMOR TE CONVIERTE
El amor te convierte en rosal
y en el pecho te nace
esa espina robusta como un clavo
donde el demonio cuelga su uniforme
Al tocar lo que amas te quemas en los dedos,
y sigues sigues hasta abrasarte toda;
despus,
ya en pie de nuevo,
tu cuerpo es otra cosa
...es la estatua de un hroe muerto en algo
al que no se le ven las cicatrices.
FRAGMENTO
....porque has deshilachado mi ternura,
porque yo era un puercoespn sin pas aparentes
y una tarde me crispaste los pinchos
y en las sienes
-ya blancas por el uso de los besos-,
43
44
..."Cundo empezarn los hombres a hablar con otros hombres de su vida personal, a tocar a otros hombres cuando deseen sentir el calor de una persona humana? Para eso estn las mujeres, actan como amortiguador entre los hombres que,
solos, se despedazaran. Las mujeres hablan con mujeres y con hombres. Si slo
se relacionan con mujeres enseguida se las considera enemigas de los hombres,
pero son los hombres quienes se niegan a relacionarse con otros hombres, quienes
actan como enemigos de los hombres..."
Verena Stefan. "Mudas de piel"
CUANDO LLEGA EL AMOR
Hablando de las mujeres actuales, no podemos dejar de tratar el tema del amor,
pues todava se constituye en el pilar bsico de la biografa femenina. Los hombres
no son ajenos ni mucho menos al amor: lo disfrutan y lo sufren igualmente, pero no
les invade la existencia. En sus juegos y juguetes no estn presentes los afectos, la
intimidad ni los amores. Slo saben que alguien aparecer en sus vidas, como partenaire, sobre todo sexual y que ser el producto de una buena conquista.
La educacin sentimental femenina, que hace referencia a los amores, est anclada en la idea romntica y complementaria, de aparicin del "prncipe azul", hombre
casi sin defectos visibles, que dar sentido a la vida, siendo capaz de tapar todos
los agujeros y carencias, que proteger, acompaar, saciar y hasta cuidar detalles, cubrir necesidades y adivinar gustos. La educacin del sentimiento amoroso sigue siendo nula, tal como deberamos entenderlo hoy da. La nica que conocemos es la que est anclada en viejas formas y valores, de poder desigual, (dominio-sumisin) y de complementariedad de los sexos y avalada por la literatura, el
cine, la TV, las msicas.
El amor no es un concepto compartido socialmente. Se entiende por amor cosas
diversas. Yo puedo estar pensando en la pasin, t en el cuidado, la otra en los afectos o la compaa, y el otro en el apoyo incondicional a su persona o en todo a la
vez.
Eso es a lo que llamamos amor?
Qu es el amor?
Compaa sexual, cuidado, atencin, magia y adivinacin, trabajo, pasin, emocin, sentimiento afectivo, compaa solcita, proyecto de convivencia, familia,
amistad?
Para los muy jvenes (ellos) el amor se confunde con la compaa sexual, para ellas
con la compaa social. Mostrarse en pblico con pareja da estatus, pero no el mismo
para las chicas que para los chicos. Para ellos no se acaba la libertad de movimientos ni el deseo de que exista, para ellas, se acaba por imposicin o interiorizndola
como deseable. El amor as entendido es una situacin casi de "estado civil":
45
JONASDTIR, Anna G. (1993). "El poder del amor. Le importa el sexo a la democracia?". Madrid. Edit.
Ctedra Feminismos.
46
dad de los sexos, en las relaciones amorosas reales, extrapola la complementariedad ertico-sexual y reproductiva que los varones y las mujeres tenemos inscrita en
nuestros cuerpos sexuados. Qu tendr que ver tener ovarios o testculos, vulva o
pene, para comportarnos de una cierta manera estereotipada y por tanto prescrita
de antemano? Podramos decir que no hay derecho a que alguien (mi pareja o
potencial pareja mujer) suponga que yo, por ser hombre, voy a ejercer la fuerza,
estar dispuesto a toda hora para el sexo, saber arreglar cualquier desperfecto, proteger a mi familia, ganar ms que nadie? Hay derecho a que alguien (mi pareja o
potencial pareja) d por supuesto que a m me gusta guisar, ocuparme de las personas dbiles o enfermas de la familia, cuidar de la casa y de la ropa, estar siempre bellsima, organizar las relaciones con el entorno familiar o amistoso, estar esperando decisiones para acatarlas con gusto?
Es muy probable que a l se le den algo mejor estos supuestos que a m y a m se
me den mejor estos otros que a l, porque tanto l como yo somos producto de una
socializacin en azul o en rosa que nos ha hecho aprender ciertas habilidades y
desarrollar ciertas cualidades, mostrando slo una cara de lo que somos como
seres individuales y singulares, como seres completos, primitivos "andrginos"? Es
tambin muy posible que estas expectativas de la otra parte me hagan incluso
aprender o esmerarme en lo que se espera de m, aun a costa de silenciar mis
voces interiores, de hacerme violencia, de arremeter contra mi autoestima.
Seguramente pienso y siento que as me querrn ms y que asegurar la fidelidad
hacia mi persona, porque llegar a ser imprescindible. Incluso soar en or algn
da de labios de la persona amada, como colmo del amor que por m profesa, frases de este tipo: No puedo vivir sin ti, te necesito, te adoro, sin ti no soy nada, lo que
siento por ti es inexplicable, eres lo ms maravilloso que me ha ocurrido Estas frases, consideradas amorosas, nos las solemos imaginar en un contexto de intimidad,
atraccin y deseo insustituibles, anhelamos orlas e imaginamos que detrs de ellas
hay nicos y elevados sentimientos. Pero, en realidad, nuestra falta de educacin
del sentimiento amoroso, contaminado por todas las historias novelescas, las expresiones poticas, las canciones, pelculas e imgenes de todo tipo que se enseorean de nuestras vidas, nos est taponando el verdadero significado de "la media
naranja": un ser incompleto, perdiendo su jugo, ansioso de que le tapen con la otra
media, que tiene que coincidir con todos sus gajos.
Todos estos modelos repetitivos y obsoletos hacen estragos e incluso muestran a
algunas chicas que el papel amoroso masculino es ms rentable: al poner menos
pierden menos, as es que va siendo ya corriente encontrar chicas que tambin
quieren ser reinas y no princesas dormidas, guerreras y no rendidas incondicionales, amantes sexuales y no amadas complacientes y magas sabias y no slo discpulas embobadas. Qu pasa entonces? Ni roles complementarios ni roles igualitarios, as es que aparece la guerra ertica, la guerra de sexos, para intentar ganar la
47
partida sin discusin. Muchos chicos estn paralizados ante estas novedades en los
comportamientos femeninos y no acaban de atreverse a establecer vnculos. Las
chicas dicen que les tienen miedo y simplemente es una cuestin de inseguridad
ante el cambio y la falta de modelos. Si a ellos les han dicho que tenan el papel
dominante y de control en el amor, Cmo no van a temer el no tenerlo? Cmo
van a disfrutar de las nuevas posibilidades?. Muchos chicos actuales se resisten a
los cambios, creyendo que ya pasar la tormenta o que las chicas que conocen se
pasan un montn.
Tanta modernidad, para tener an como quimera amorosa el mito del andrgino cortado por la mitad de "El Banquete" de Platn o como gua y faro las palabras aplastantes del matrimonio eclesistico "dos en una sola carne", incluso a ello aplicamos
la ideologa china del ying y el yang, inexcusablemente unida al sexo de nacimiento. Es tan intenso el deseo de fusin que pensamos que sta slo puede darse
entre pares de opuestos complementarios., donde lo convexo y lo cncavo, lo dbil
y lo fuerte, lo activo y lo inactivo, etc hallen su frmula exacta de acoplamiento.
Esto es tan improbable que se d que casi resulta imposible. Por eso tantas bsquedas sucesivas, tantas decepciones, tantas separaciones esperadas e inesperadas, tantas comparaciones intiles y tantas vueltas a empezar. Todo esto nos hace
infelices y es injusto, no? No sera mejor aprender de lo que vemos y vivimos,
hacernos otros propsitos y experimentar con nuevos resultados e ir perfeccionando? Qu tal si probamos con dos naranjas enteras?
En la actualidad la idea generalizada de persona, como sujeto de derechos, espacios y bienes, tanto sociales como individuales, debera dar como resultado la construccin de un nuevo sujeto amoroso y ertico, que desea compartir su vida con otro
u otros sujetos amorosos y erticos. Y olvidarnos de la idea de objeto amoroso,
pues nos acerca a los seres inanimados, a las mquinas, instrumentos, herramientas, tiles o cosas y tambin nos acerca al abismo y la desgracia de la complementariedad, de la carencia, y nos sita no como pares sino como dispares. As es que
tendramos que llamarle disparejas a las formadas por un sujeto y un objeto complementarios e incompletos y parejas a las formadas por dos seres completos que
se reconocen como iguales y legtimos en su plenitud. Esta sera una nueva frmula que podra ir acabando con el mito de la media naranja y con la injusticia de la
complementariedad. Somos personas sexuadas y diferentes, no partidas por la
mitad.
48
Todas las mujeres que han participado con nosotras a lo largo de casi veinte
aos, todas, nos han ido nutriendo, regalndonos viejos y modernos relatos sobre
sexualidad y las distintas formas de vivenciarla, as como de las variables personales y circunstanciales que la enriquecen o la limitan. Ello ha permitido al equipo que
conformamos el Instituto de Sexologa, reflexionar y re-pensar continuamente sobre
cuestiones relacionadas con la misma. Aqu queremos compartir algunas de esas
reflexiones.
En grupos de ayuda, teraputicos o de investigacin partimos siempre del concepto de sexualidad de las participantes. Si os parece, pensemos y respondamos
interiormente a cada uno de estos interrogantes:
- Qu determin que fueras la clase de nia que fuiste?
- Qu ha permitido que en este momento, piensas, sientas, actes y tengas una
percepcin del mundo tan singular?
- Qu ha favorecido que tengas una determinada visin de la sexualidad en
general y una vivencia tan particular de la misma?
Detrs de cada una de estas preguntas hay tantas respuestas como mujeres
habitamos el planeta. Y en esas respuestas se encuentran un cmulo de experiencias, creencias, exigencias y expectativas que afectan directa, aunque no siempre
de forma consciente, a la vivencia sexual de cada una de nosotras, todas determinadas por la variable gnero, todas sesgadas por esa mirada androcntrica que histricamente ha impactado en nuestra realidad sexual y que tan graves consecuen-
49
50
51
52
Qu vi, qu no vi?
- Vi una historia, un argumento. Es la primera vez que he seguido un relato
porno de principio a fin. Con esto no quiero decir que me gustara, quiero decir que
me entretuvo.
- El cuerpo del porno convencional, como deca el siglo pasado Vicent Marqus,
es un cuerpo desarticulado, inconexo, fragmentario, "lo que pone cachondo", y utilizo aqu el masculino a conciencia, es siempre un rgano aislado o combinado con
otro rgano. Pues bien, percib que esa fragmentacin de los cuerpos tan propias
de ese gnero, sobre todo de la presentacin explcita de rganos y sus movimientos rtmicos, aburridos y montonos, no desaparecen del todo. Pero forman parte de
la puesta en escena, no es la escena.
- No vi en el relato porno tanta obsesin por los tamaos de penes, vaginas
y pechos. Ni tampoco por las cantidades, de polvos, de orgasmos, de lquidos
53
54
BIBLIOGRAFA
ARANCIBIA CLAVEL, Gloria. Placer y Sexo en la Mujer. Biblioteca Nueva, Madrid, 2002.
BONILLA BEJARANO, N.(1995) Identidad. Serie Documentos Especiales Cuadernos de
Sexualidad. Ministerio Educacin Nacional de Colombia.
ETXEBARRIA, L (2005) "Ya no sufro por amor" Ediciones Martnez Roca.
FERNNDEZ LOLA, Infante, Ana, Barreda, Maite, Padrn, M del Mar y Doblas, Jos Juan (2006).
Educasex Mlaga. Jvenes, sexualidad y gnero. Estudio cualitativo sobre la sexualidad de las personas jvenes del mbito rural. Mlaga: rea de Juventud, Deportes y Formacin - Centro de
Ediciones de la Diputacin de Mlaga.
INFANTE GARCIA, Ana; Pars ngel, ngela; Fernndez Herrera, Lola y Padrn Morales, M del
Mar (2009). Y t qu sabes de "eso"? Manual de educacin sexual para jvenes. Mlaga: rea de
Juventud y Deportes - Centro de Ediciones de la Diputacin de Mlaga. Depsito Legal: MA-2.61209 http://www.institutodesexologia.org/jovenes.html
JORNADAS FEMINISTAS "Juntas y a por todas" (1994). Federacin de Organizaciones Feministas
del Estado Espaol.
LAGARDE, Marcela. Claves feministas para la autoestima de las mujeres. Madrid: Horas y Horas,
2000.
LAGARDE, Marcela. Para mis socias de la vida: claves feministas para el podero y la autonoma
de las mujeres, los liderazgos entraables y las negociaciones en el amor. Madrid, Horas y horas,
2005.
PADRN MORALES, , M del Mar; Fernndez Herrera, Lola; Infante Garca, Ana y Pars ngel,
ngela (2009). Libro Blanco sobre Educacin Sexual. Mlaga: rea de Juventud y Deportes Centro de Ediciones de la Diputacin de Mlaga. Depsito Legal: MA-2.757-09 http://www.institutodesexologia.org/jovenes.html
RUBIN, G (1989) "Reflexionando sobre el sexo: notas para una teora radical de la sexualidad".
En Vance, Carol, Placer y peligro. Madrid, Editorial Talasa.
TIEFER, L (1995) "El sexo no es un acto natural" y otros ensayo Talasa Ediciones.
TISDALE, S. (1994) "Dime guarradas" El sexo: una reflexin alternativa. Grijalbo Mondadori
VARELA, N. (2008) "Feminismo para principiantes. Barcelona: Ediciones B
55
MODELOS DE PAREJA:
CONSECUENCIAS EN LA SALUD MENTAL DE LAS MUJERES
Roco Carmona Horta.
Psicloga
1. INTRODUCCIN:
Voy a hablar de los modelos de pareja y las consecuencias en la salud mental de
las mujeres. Y lo voy a hacer desde mi experiencia como psicloga feminista. Para
ello, primero definiremos los modelos de pareja, y luego, algunas posibles consecuencias que estos modelos puedan tener. Y por ltimo, har una breve propuesta
de cmo deberan ser unas relaciones de pareja saludables.
2. MODELOS DE PAREJA:
Siguiendo el criterio de Fina Sanz, Existen 3 modelos de pareja. El modelo de
fusin, el de inclusin y el de interdependencia.
Al hablar de los modelos de pareja, hablo de relaciones heterosexuales, pues son
la mayora, pero estos tres modelos tambin se pueden extrapolar a relaciones
homosexuales.
Para entendernos mejor, vamos a ver los modelos como si de entes estancos se
trataran, aunque en la realidad se encuentran tantas variantes como parejas
existen.
Para comprender estos modelos, debemos hablar de dos conceptos; el de separacin y de fusin. Estos conceptos estn interrelacionados y son complementarios,
y definen el tipo de vnculo existente entre dos personas.
Al hablar de fusin, nos referimos al estado de unin absoluta de dos personas. Es
un estado donde no sabes muy bien dnde empieza la una para terminar la otra. En
este estado, no existe identidad propia, no existe el Yo, slo el nosotros. Este estado es el que se da en el estado prenatal. El beb no es consciente de que es un ser
aparte de su madre. Los dos son uno. Sin embargo, desde el momento que nace
comienza a encontrar y buscar espacios de separacin, de identificacin y diferenciacin de las dos partes.
Tanto la fusin como la unin son estados positivos y necesarios. Lo importante es
saberlos combinar. En la fusin, encuentro apoyo, compaa, proteccin, mientras
que en la separacin me encuentro a m misma, como persona independiente, con
propia identidad. En este estado es donde puedo pensar sobre mis necesidades y
deseos, y por tanto, en el momento en que puedo responsabilizarme de m misma.
57
Este modelo se da en la primera etapa de la relacin de pareja, en la etapa del enamoramiento. Tambin es el modelo adolescente. Aunque no slo se da en la adolescencia.
En esta fase no se tienen ms ojos que para la pajera. Este modelo sigue el mito de
la media naranja y lo refuerzan los cuentos tradicionales de prncipes y princesas
nos lo recuerdan en todos sus finales: "se casaron, comieron perdices y fueron felices"
58
- Los 2 son 1.Cada persona es una media naranja, y unidas, forman una entera.
Es decir, las personas no estamos completas por nosotras mismas, y necesitamos encontrar aquella otra mitad, que se adapte completamente a m, para as
poder formar un todo.
- Este modelo, respeta la lgica matemtica de + = 1
- Todo lo dems pasa a un segundo plano, las amistades, el trabajo, los estudios,
la familia, el dinero, la participacin poltica.
- Desean compartir todos los espacios y el tiempo al 100%, esperando armona
completa, sin roces.
- Esto implica poca libertad personal, pero no se vive como tal, sino que no que
no se desea.
Este modelo, es el imperante en los medios socializadores. Es el que a todas nos
ensean que deberamos desear alcanzar: bajo este modelo, "debido a que el amor
todo lo puede" consideramos que tendramos la felicidad absoluta. Pues por fin
estaramos "completas". Sin embargo, por qu a pesar de desearlo tanto, no existe en la realidad?
Como antes dije, bajo este modelo de relacin de pareja nos aniquilamos a nosotras mismas. Bajo la motivante mscara de unin y fortaleza, nos encontramos otra
realidad muy distinta, donde:
- Somos seres para otr@s, no para nosotras
- Nos relacionamos a base de cuidar
- Se nos impone un modelo imposible de alcanzar que nos impide saber lo que
nosotras queremos
- No fomenta la asertividad
- Potencia la dependencia, esperando que sea el otro quien nos complete y
cubra nuestras necesidades.
- Se convierte en un pacto tcito de afecto a cambio de proteccin.
- Vivimos esperando la aprobacin del resto, por lo que se incrementan los miedos, la ansiedad, sntomas depresivos, culpa constante por no ser capaces de
conseguir "el xito"
Como deca, este modelo est abocado al fracaso. El motivo principal es por que
una de las dos partes, se va a acabar dando cuenta de que por ms que se intente
adaptar a la relacin, hay muchas necesidades que sta no cubre, as que la persona fusionada ir salindose del espacio comn para buscar el suyo propio, de modo
que deje de intentar compartir el 100 % y de dejar de adaptarse a ser una sola mitad,
para ser un "uno mismo"
Como ya dije anteriormente, los hombres se sienten ms cmodos en la separacin,
por tanto, es probable que sean ellos quienes comiencen a buscar su propio espacio. Mientras que las mujeres, en el intento desesperado de mantener la fusin,
seguirn anulndose a s mismas, y adaptndose al espacio que ellos les marquen.
59
60
dar con amigas S hacen sus actividades, pero preferiblemente cuando no obstaculiza los planes de la pareja. Es decir, se antepone la pareja a cualquier cosa. O
como he dicho antes, por que el rol de mujer se vea activado: y hay que cuidar a
alguien. Por ejemplo, Este es el caso de una mujer que enfoca su tiempo libre el fin
de semana a la familia, y un da, una amiga la llama dicindole que necesita su
ayuda. En este caso, la mujer, acudira a ayudar a su amiga, por que esto est en
el rol de cuidados o quedara todas las tardes para salir a caminar con la amiga,
pero no justificado como ocio, sino como salud. Ahora, si la amiga la llamara para ir
a jugar al tenis entonces, no lo hara.
Dentro de este modelo hay muchas mujeres que no se ven reflejadas aunque s lo
estn, por que tienen/hacen actividades. Sin embargo, s estaran aqu dentro todas
aquellas mujeres que a pesar de haber ido ganando independencia en el terreno
laboral, de ocio, intelectual siguen manteniendo una dependencia afectiva de
sus parejas.
Como os dije antes, estos modelos no representan formas estancas y podemos
encontrarnos infinidad de variantes que pueden ir desde parejas que asumen perfectamente su rol y no les genera ningn malestar, pasando por relaciones abusivas
debido a que se asientan en la desigualdad y el desequilibrio, llegando a encontrarnos aqu todas aquellas relaciones de violencia en la pareja.
Por ltimo, est el modelo alternativo, el ms saludable:
MODELO DE INTERDEPENDENCIA:
61
Este modelo es el ms difcil, pues no nos ensean a estar con nosotras mismas,
sino a ser para las y los dems. Adems, las mujeres, cuando nos sentimos solas,
nos sentimos desoladas. Por eso nos cuesta tanto la separacin. No lo aprovechamos como un momento de encuentro con una misma, sino que luchamos desesperadamente por que no ocurra. Sin embargo, cuando nos ofrecemos la oportunidad
de encontrarnos con nosotras mismas, es el momento en que comenzamos a comprendernos y por tanto a respetarnos. Bajo estas circunstancias, nos vemos preparadas para entablar relaciones de igualdad. Donde no tengo miedo a comunicarme
y me ofrezco la oportunidad de hablar de mis necesidades, de escuchar las de mi
pareja y ms adelante, de proponer alternativas propicias para ambas partes.
62
EFECTOS:
- Psquicos: Apata, tristeza, falta de inters, culpa, ansiedad
- Fsicos: problemas de sueo, de alimentacin, disfunciones sexuales, dolores
diversos y/o generalizados como son los dolores musculares, las migraas y las
fibromialgias.
- Sntomas de gnero: malestar difuso o irritabilidad crnica, descontento permanente de las relaciones de pareja, retroceso o paralizacin del desarrollo personal, desmoralizacin, inseguridad y actitud defensiva, o de queja constante,
deterioro de la autoestima.
Y si hablamos de relaciones de violencia: estaramos hablando de lo que denominamos sndrome de gnero de violencia de pareja.
4. ALTERNATIVA:
Como podemos desprender de lo hablado hasta ahora, llegamos a la conclusin
que debemos aprender a crecer tanto en la fusin como en la separacin. Y en el
caso concreto de las mujeres, especialmente en espacios de alejamiento del otro.
Es importante comprender que soledad no es sinnimo de desolacin, sino que es
la oportunidad de encontrarse con sigo misma. Tambin hay que crecer en la independencia, pero ms an, en la autonoma. Y as podremos estar preparadas para
desarrollar modelos de interdependencia reales. Que fomenten las relaciones de
igualdad, de respeto y compromiso.
Existen muy pocos modelos reales de interdependencia, y estos van contra todo
agente socializador que nos rodea: canciones, pelculas, cuentos pero es importante luchar para que la realidad no se convierta en ideal, sino que el ideal sea nuestra realidad.
DINMICA DE TALLER "LA SEXUALIDAD Y LOS MODELOS DE PAREJA":
1. A modo de recordatorio de los modelos de pareja y relacionndolos con la
sexualidad compartida, hicimos una lluvia de ideas de lo ms probable que podra
ocurrir a nivel sexual bajo cada modelo. Para ello se imaginaban una relacin de
fusin, otra de inclusin y otra de interdependencia y en voz alta comentaban qu
pensaban que era ms probable que le ocurriera a una mujer en sus relaciones de
pareja.
Pensad que sois la mujer, e incluir:
- Qu piensa: expectativas de la relacin sexual. Para qu tiene una relacin
sexual, qu espera ella que ocurra en la relacin sexual compartida, qu piensa
de la masturbacin
- Qu hace: Busca su placer, lo ofrece o ambos. Si se masturba o no
- Qu siente: Consecuencias que todo lo anterior puede tener en sus emociones,
(tanto si s se masturba, como si no lo hace). Si hay comunicacin, y en caso de
haberla, de qu tipo. Qu siente: culpa, miedo, vergenza, frustracin, rabia,
alegra
63
64
PRCTICA
Inventar momentos en los que se puedan dar algunos de los tres tipos de modelos
de pareja y luego resolverlos para intentar llegar al modelo alternativo.
1 - Conversacin con dos amigas mientras escuchan una cancin de Luis
Fonsi.
Amiga 1) Me ha dejado
Amiga 2) Ta, ahora qu vas hacer?
Amiga 1) Yo crea que l era de otra manera, que lo dara todo por m.
Amiga 2) Lo siento por ti.
(Se escucha el sonido de un portazo y seguidamente ruido de calle)
Amiga 1) Hola Lorena, Qu tal?
Amiga 2) Me ha dejado, yo crea que l era de otra manera, que lo dara todo por
m.
Amiga 1) Pues ahora eres t la que puede darlo todo por ti.
2 - Imaginar 3 parejas de naranjas. Cada una de ellas sigue un tipo de modelo de pareja.
La primera pareja registran el tpico modelo de la media naranja.
La postura sexual que realizan es la del misionero y la frase que podra decir la
mujer sera la siguiente: "Te quiero mucho, t eres mi amor.
La segunda pareja tienen el modelo de inclusin. La postura sexual que realizan es
la del perrito y la frase que podra decir la chica sera "Estrjame que no me duele".
La tercera pareja tienen el modelo alternativo y la postura sexual que utilizan es la
del "69". La frase de ella podra ser "sabes lo que me gusta, sino te lo digo yo".
3- Imaginar que hay una pocin mgica en Internet.
De esta pocin van apareciendo muchas imgenes de forma muy rpida en las que
se pueden ver momentos sexuales entre personas. Tambin aparecen palabras
como "deseo", "placer", "ilusin", "amor"... Despus de menos de un minuto aparece una imagen negra y seguidamente la siguiente frase "Quin te lo aporta?"
65
67
blica la proteccin por maternidad. Como seala Mara Pazos en Pensiones e igualdad de gnero, incluida en Feminismo ante la crisis, publicacin del Taller de
Poltica Feminista que antecede a este, la Seguridad Social es un sistema creado
sobre el modelo de hombre trabajador-mujer dependiente econmicamente de l,
que a duras penas se transforma -empujado por el feminismo y la incorporacin de
las mujeres al empleo42 sin que los hombres se incorporen al cuidado de la infancia y personas dependientes- en la direccin del modelo de hombres y mujeres en
igualdad en el empleo y los cuidados.
La pensin de viudedad es parte de esa concepcin de la mujer econmicamente dependiente. En plena guerra civil, a la vez que el Fuero del Trabajo franquista
se propona "liberar a la mujer casada de la fbrica y el taller", la Ley de 18 de julio
de 1938 cre el Rgimen Obligatorio de Subsidios Familiares, estableciendo una
prestacin por fallecimiento del asegurado a las viudas y hurfanos en situacin de
necesidad, que en la Ley 193/1963 de Seguridad Social se generaliz un subsidio
temporal, o la pensin vitalicia del 45% de la base de cotizacin si la viuda hubiera
cumplido 40 aos, se encontrara incapacitada para el trabajo, o tuviera a su cargo
hijos habidos con el causante con derecho a pensin de orfandad, mientras el
viudo, solo tena derecho a pensin si estaba incapacitado para el trabajo y haba
sido sostenido por la esposa. La ley 24/1972 suprimi el subsidio temporal de viudedad y estableci la presuncin de la situacin de necesidad de la viuda.
La primera consecuencia de la Constitucin democrtica de 1978 fueron las
Sentencias 103/1983 y 104/1983 del Tribunal Constitucional igualando los derechos de mujeres y hombres ante la pensin de viudedad, que ha conducido a que
en 2009 el 6,8% de los 2,2 millones de pensionistas por viudedad sean hombres y
el 93,2% mujeres y la anulacin del requisito de conducta deshonesta o inmoral de
la viuda. La reivindicacin de las asociaciones de viudas ha logrado elevar la pensin del 45% de la base de cotizacin al 52% o el 70% si tiene cargas familiares, y
lograr su compatibilidad con un nuevo matrimonio para mayores e incapacitados
cuya pensin sea su principal fuente de ingresos. En 1995 el Pacto de Toledo de
los agentes sociales y todos los grupos polticos con representacin parlamentaria,
plasmado en la Ley 24/1997, propici la sostenibilidad futura del sistema financiando va aportaciones del estado, no por cotizaciones, de las pensiones no contributivas y los complementos de mnimos, dos figuras especialmente feminizadas.
La "normalizacin" del divorcio ha creado una nueva situacin en numerosas
pensionistas por viudedad, para la que se ha establecido que, si hay concurrencia
de beneficiarios/as, la cuanta ser proporcional al tiempo vivido, garantizndose
en todo caso, el 40% a favor del cnyuge superviviente o conviviente (con requisitos) en el momento del fallecimiento, mientras la Ley 26/2009 ha establecido, para
las nuevas pensionistas por viudedad, haber tenido antes derecho a una pensin
42
De las mujeres "econmicamente activas" en 1930 el 66% eran solteras, 19,4% casadas y 14,3% viudas; en
1980 las solteras representaban el 46,3%, frente al 53,7% de casadas o viudas; en 2009 las activas estaban
solteras en un 34,5%, casadas el 55,6%, viudas el 2,1% y divorciadas el 7,7%.
68
69
70
1) El empleo a tiempo parcial femenino, continuamente en expansin, disminuye el salario y, consecuentemente, la pensin de jubilacin contributiva de dichas
mujeres.
2) El aumento del nmero mnimo de aos cotizados necesario para acceder a
la pensin contributiva de jubilacin expulsa del sistema a ms mujeres que hombres, en trminos porcentuales.
3) La ampliacin del periodo de cotizaciones sobre el que se calcula la pensin
(y por tanto el periodo en el que los huecos de cotizacin estn penalizados con el
mnimo legal aplicable), hace que las pensiones de las mujeres tiendan a disminuir.
El trabajo a tiempo parcial y las excedencias son una mala "poltica de conciliacin? porque menoscaban la vida profesional y los derechos econmicos y de proteccin social de las mujeres, como tambin la conversin de la paga a la cuidadora familiar, que el artculo 18 de la Ley de Dependencia dice que ser "excepcional",
en la prestacin mayoritaria (49,4%), porque cuidar 10 horas al da es incompatible
con el empleo, la salud y la vida personal. La verdadera conciliacin de vida laboral
y familiar requiere la reduccin general de jornada, los permisos iguales para mujeres y hombres y los servicios profesionales y pblicos de atencin a la infancia y las
personas mayores dependientes.
Ms an, estas medidas no solamente perjudican a las mujeres que las "eligen?
sino al conjunto de las mujeres, al alimentar cifras de baja productividad femenina
que actan, por el fenmeno de "discriminacin estadstica? sobre las aspirantes a
tener una vida profesional intensa.
La comprobacin de los efectos perniciosos que tienen las sucesivas reformas
sobre las pensiones de las mujeres ha hecho que se alcen voces en contra del principio de contributividad, difcil de mantener en la prctica, pues acarreara una situacin de insostenibilidad del sistema y la no asuncin por parte de los hombres del
50% del trabajo domstico, lo que produce muchas desigualdades, ineficiencias y
problemas sociales.
Conclusiones
El modelo de pareja hombre sustentador-mujer cuidadora es incompatible con la
igualdad en el empleo y en el cuidado de las personas. Es un despilfarro de la educacin y las capacidades de las mujeres y genera nuestra dependencia econmica
y aislamiento social. En confluencia con otros mecanismos ideolgicos y econmicos de asignacin de roles sexuales, el sistema de pensiones empuja a muchas
mujeres a la precariedad laboral, la economa sumergida y la dependencia econmica durante toda la vida.
Los factores que conducen a la situacin de desigualdad de hombres y mujeres
en el sistema de pensiones derivan de las desigualdades de vida laboral, retribu-
71
cin, regmenes especiales, como el de Empleadas de Hogar y fiscalidad (tributacin conjunta del IRPF) imposibles de remontar sin un paralelo reparto familiar y
social de las tareas de cuidado de la infancia y personas dependientes.
La pensin media de las mujeres es un 38,6% ms baja que la de los hombres.
Nuestras pensiones medias por jubilacin contributiva (592 /mes), por viudedad
563 /mes) y las no contributivas (340 /mes) estn por debajo del umbral de la
pobreza. Por tanto, el sistema de pensiones no cumple, para la mitad femenina de
la poblacin, el principio de equidad y tampoco el de eficiencia, ya que empuja a
muchas mujeres (especialmente las de salarios bajos y con huecos de cotizacin
que no les permiten sumar los 15 aos, ni menos los 20 o 25 que el gobierno anuncia) a permanecer en la economa sumergida o en el hogar, infrautilizando sus capacidades y limitando su igualdad y su autonoma econmica actual y futura.
La solucin para salir de este crculo vicioso es valorar y repartir el trabajo
domstico no remunerado, en especial el de cuidado de la infancia y personas
dependientes. Valorar los bienes y servicios producidos por l permitir considerar
la realidad en su conjunto y revisar las polticas pblicas que hoy colocan, explcita
o tcitamente, a las mujeres en una situacin de desventaja en el mercado de trabajo, en el sistema de pensiones y en la economa en general.
Sin embargo, es importante advertir contra posibles vas que, con la apariencia
de compensar las desigualdades, contribuyen a su permanencia. Dentro del feminismo, una postura reivindica que se elimine la contributividad, es decir, que las
pensiones no dependan de las cotizaciones. Esta postura es comprensible, visto
que el trabajo domstico no solamente no reporta beneficios a las mujeres sino que
les penaliza, pero no es viable ni razonable si pretendemos que todas las personas contribuyan en la medida de sus posibilidades y sean retribuidas, directa e indirectamente, segn sus necesidades. El problema no es que los principios de equidad y eficiencia no sean vlidos, sino que no se aplican coherentemente. La pensin de viudedad, las "paguitas? a cuidadoras, los reconocimientos de periodos
cotizados por excedencias o por partos son versiones del salario al ama de casa
que han fracasado, pues no han compensado a estas mujeres y se han vuelto contra ellas. Como seala Diane Sainsbury, nunca estas migajas podrn llegar a igualar los derechos generados por la insercin en el empleo de calidad. La nica solucin, pues, es la eliminacin de la divisin del trabajo, orientando todas las polticas al modelo de sociedad de personas sustentadoras/cuidadoras en igualdad
(Sainsbury, 1999).
El ingrediente ms necesario para este cambio estructural es el cambio en el
comportamiento masculino que carga a las mujeres con el peso de la atencin a la
infancia y a la dependencia, lo que se da a travs de dos vas:
1) retirada femenina del empleo (aunque sea temporalmente y/o a tiempo parcial), lo que redunda en precariedad para las mujeres, con o sin cargas familiares;
72
2) trabajo precario y sin los mnimos derechos sociales de las mujeres inmigrantes.
An as, este modelo lleva a un callejn sin salida debido a la crisis demogrfica: una sociedad cada vez ms envejecida, con menos nios/as, menos personas
en edad de trabajar y cuidar; y ms personas mayores que necesitan cuidados y
recursos.
Los ejes de actuacin para el cambio de modelo son:
1) Polticas para que los hombres asuman su 50% del trabajo domstico y de
cuidados, y particularmente los permisos de maternidad y paternidad iguales e
intransferibles, junto con polticas educativas igualitarias.
2) Universalizacin de la educacin infantil de calidad desde los 0 aos y del sistema pblico y profesional de atencin a la dependencia.
3) Jornadas de trabajo menos absorbentes, con horarios ms cortos para todas
las personas a tiempo completo.
4) Eliminar todos los desincentivos a la inclusin de las mujeres en el empleo de
calidad que se encuentran en todo el sistema de impuestos y prestaciones; en particular los incentivos al tiempo parcial, las excedencias y prestaciones para el cuidado incompatibles con el empleo, la declaracin conjunta del IRPF y, como hemos
visto, la pensin de viudedad.
5) Igualdad en la proteccin social; con especial atencin a la inclusin de las
Empleadas de Hogar en el Rgimen General de la Seguridad Social y a la equiparacin de la Pensin No Contributiva con el mnimo general de las pensiones. La
adaptacin del sistema de Seguridad Social a la sociedad actual exigira, junto con
otras reformas en pro de la igualdad de gnero, la eliminacin la pensin de viudedad, como ya ha hecho Suecia, aplicando medidas transitorias para que las viudas
actuales sin otro tipo de rentas y las personas mayores que ya han sido vctimas
de los incentivos adversos no empeoraran an ms su situacin. En primer lugar
se debera hacer la pensin de viudedad incompatible con otro tipo de rentas. En
segundo lugar, eliminar el derecho para los nuevos matrimonios y para las personas por debajo de una cierta edad. Por otro lado, la Pensin No Contributiva debera aumentarse hasta un nivel digno, que podra ser el mnimo actual de las pensiones de viudedad y de jubilacin, a la vez que ese mnimo general se hace
incompatible con todo tipo de rentas personales (que no es el caso de los mnimos
actuales).
Toda esta reforma hara que el umbral de vida digno fuera el mismo para
todas las personas mayores sin ingresos. Al no incentivar la dependencia econmica de las mujeres, sino nuestra vida profesional con cotizaciones normales y
la creacin de servicios profesionales de cuidados a la infancia y la dependencia, el sistema de Seguridad Social ganara en equidad y eficiencia y el sector
pblico dispondra de ms recursos para combatir la pobreza, como PNC dignas,
rentas de insercin y medidas transitorias mujeres ya jubiladas no se vean per-
73
74
75
76
77
78
Por ltimo, nos gustara recordar de nuevo las reivindicaciones que hemos venido haciendo a lo largo del proceso de tramitacin de la Ley, todas ellas desodas:
1) Que el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos se regule exclusivamente en
una ley especfica y deje de estar tipificado como delito regulado dentro del Cdigo
Penal, siempre y cuando no se realice contra la voluntad de la mujer o por imprudencia.
2) Que se garantice la prctica de la IVE en la red sanitaria pblica y que se
regule la objecin de conciencia del personal sanitario.
3) Que no se restringa el derecho a la IVE por razones de salud de la mujer gestante en ningn momento del embarazo.
4) Que los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres jvenes en materia de IVE, tengan la misma regulacin que para el resto de las mujeres.
5) Que se garantice una interlocucin fluida, sistemtica y en igualdad de condiciones entre los partidos polticos y las organizaciones feministas.
AMPLIA
Asamblea Feminista
Comisin para la Investigacin de Malos Tratos a Mujeres
Federacin de Mujeres Jvenes
Forum de Poltica Feminista
Lilas
Nosotras No Nos Resignamos
http://mujeresantecongreso.blogspot.com
Las asociaciones que firmaron el Manifiesto Feminista ante la Nueva Regulacin
del Aborto que se present en el Congreso de los Diputados el da 11 de marzo de
2009 fueron:
Abogadas para la Igualdad (Asturias)
Acci Positiva
ACSURAS
AMPLIA-Asociacin Profesional de Agentes de Igualdad
Asamblea de Mujeres de lava
Asamblea de Mujeres de Bizkaia
Asamblea de Mujeres de Cantabria
Asamblea de Mujeres de Ermua
Asamblea de Mujeres de Palencia
Asamblea de Mujeres de Salamanca
Asamblea Feminista de Madrid
Asociacin de Ayuda a Vctimas de Agresiones Sexuales y Violencia
Domstica. ADAVAS, Len
Asociacin de Madres Solas (AMASOL)
Asociacin de Mujeres Clara Campoamor, Len
Asociacin de Mujeres de Orihuela Clara Campoamor
Asociacin de Mujeres La Rondilla, Valladolid
Asociacin de Mujeres La Rueda, Burgos
79
80
Lilas
Marcha Mundial das Mulleres na Galiza
Marxa Mundial de Dones de Catalunya
Marxa Mundial de Dones de Valncia
Mujer Palabra
Mujeres de Negro de Madrid
Mujeres en marcha (Almera)
Mujeres de Izquierda Unida Comunidad de Madrid
Mujeres en Rojo
Mujeres ocupando la igualdad.- Asc. de Mujeres de Vallecas
Mujeres por la Paz
Mujeres por la salud y la paz de Valencia
Nosotras No Nos Resignamos
Organizacin de Mujeres de la Confederacin Intersindical y STEsIntersindical
Organizacin de Mujeres de STERM-Intersindical (Regin de Murcia)
Partido Feminista
Plataforma 8 de marzo de Sevilla
Plataforma Catalana de Suport al Lobby Europeu de Dones
Plataforma de Apoyo al Lobby de Mujeres de Castilla y Len (ALEMCYL)
Plataforma estatal de organizaciones de mujeres por la abolicin de la prostitucin
Red de Ciudadanas Europeas
Secretara de Igualdad de la Comisin Ejecutiva Municipal del PSOE de
Granada
Secretaria de la Mujer CGT Madrid-Castilla La Mancha
Tertulia Feminista Les Comadres (Asturias)
Trasversales
Unidad Cvica por la Repblica
Vindicacin Feminista
Xarxa de Dones per la Salut (Catalunya)
81
83
De la generalidad de las organizaciones en todas las CCAA el 34% de las asociadas se autodefinen como
feministas (Murillo,2003:104) y tan slo el 10% de la organizaciones tienen como finalidad principal 'la reivindicacin y la reflexin sobre el feminismo' (Murillo, 2003:110).
84
var a cabo una poltica feminista se encuentra por primera vez tambin en el seno
de las instituciones
El feminismo est actualmente visible bsicamente en los mbitos acadmicos,
en la investigacin y en el enunciado de los cambios sociales, pero ms escasamente en la opinin pblica. Como movimiento social, aparentemente est poco
activo. No podemos decir que no haya mujeres trabajando por el feminismo, reivindicando la igualdad real y efectiva, luchando por ella, pero no se facilita su presencia pblica, con el argumento de que no interesa, que carece de sentido al existir
ya un marco legal que en teora, as lo garantiza. Ciertos sectores de la sociedad a
los que no les interesa la igualdad, han intentado aislarlo, ocultarlo. Por eso, han
dejado que sea una cosa de mujeres y para mujeres, como algo que no merece
mucho la pena compartir.
En las sociedades ms avanzadas de nuestro tiempo, en general, los movimientos feministas, son fuerzas vivas y muy activas que difcilmente van a poder ser
paradas por muchas estrategias que se invente para contrarrestarlas. El proceso es
tan imparable, que la opinin pblica en su mayora, ha asumido que se trata de
uno de los principales motores actuales del cambio social. Los cambios logrados
para alcanzar la igualdad formal y las acciones positivas para avanzar en la igualdad real han sido instrumentos de utilidad en esta lucha.
Conviene recordar aqu que un movimiento social no es un partido poltico o una
organizacin que mantiene su existencia independientemente del grado de participacin, movilizacin o acceso a los medios de comunicacin. Esta diversidad es la
que ha caracterizado a los movimientos feministas antes y ahora. En este sentido
nos proponemos:
- Analizar cmo representa los problemas de gnero el movimiento feminista al
plantearlos frente al Estado.
- Buscar estrategias para conseguir que las reivindicaciones feministas no sean
tamizadas por el aparato burocrtico.
- Afrontar una transformacin ideolgica y organizativa feminista del Estado y
cuestionar si es posible semejante transformacin.
- Combinar el trabajo del movimiento de mujeres hacia las administraciones
pblicas sin olvidar poner el mismo acento en el cambio respecto al mercado y la
familia.
Opinamos que los espacios de encuentro entre asociaciones de mujeres diversas es condicin necesaria, aunque no suficiente, para constituir alianzas y pactos
por la igualdad. La existencia de los consejos de participacin, de igualdad o de las
mujeres son una frmula que debe terminar de perfeccionarse, sobre todo teniendo en cuenta qu asociaciones y qu mujeres estn participando: es necesario que
44
Una nueva concepcin del liderazgo, en la que la creatividad y la sensibilidad necesariamente estn presentes, al igual que la comunicacin; en un sistema de organizacin menos jerrquico, ms horizontal, en el que la
multilateralidad y la divergencia de perspectivas, pensamientos y sentimientos merecen total respeto. Se trata
de Humanizar las Relaciones: las personales, las profesionales, las comerciales, las polticas, las familiares;
cmo? creando espacios para la opinin, la crtica, que propicien el encuentro en un ambiente "amigable".
Carmen Castro 2003. www.singenerodedudas.com
85
participen las mujeres con mayor diversidad, en funcin de la clase social, la edad,
la etnia o el origen, la orientacin sexual o posibles discapacidades,
Es as mismo pertinente cuestionar el estilo de los liderazgos femeninos en las
organizaciones de mujeres para la igualdad44.
El trabajo lo enfocaremos como un espacio de encuentro donde el conocimiento se construye a partir del intercambio, la reflexin y el anlisis tanto individual
como grupal. Lejos del papel centralizado de control del conocimiento, debemos
situarnos como mediadoras y facilitar la colectivizacin del saber, de forma que
todas aprendamos de la experiencia y de la sabidura de las dems, as como de
las aportaciones tericas y prcticas de mujeres que participan en mbitos tericos
y prcticos, en los espacios acadmicos, polticos y sociales.
Partiremos de este modo, de una metodologa activa en la que se fomenta la
participacin de cada una de las mujeres asistentes al taller, adoptando los principios bsicos del Aprendizaje Dialgico; esta metodologa que se viene aplicando en
las Comunidades de Aprendizaje educativas, en la actualidad comienza a utilizarse tambin en la formacin feminista y se basa en:
Dilogo igualitario: basado en la contribucin realizada por todas las mujeres,
donde la importancia reside en los argumentos y no en el estatus
Inteligencia cultural: todas las mujeres tenemos una inteligencia cultural adquirida a lo largo de nuestra experiencia de vida y que expresamos a travs de las
interacciones
Transformacin: Las mujeres podemos interactuar con el medio para transformarlo. La concepcin transformadora de la prctica social reconoce que las mujeres somos sujetos de cambio y no objetos a cambiar.
Dimensin instrumental: El dilogo incluye el aprendizaje de los contenidos
que nos son tiles para nuestra prctica poltica como la comunicacin, el liderazgo, las redes o la planificacin.
Creacin de sentido: La participacin definiendo los objetivos del taller de
acuerdo con nuestras necesidades y expectativas. La utilidad de los contenidos y
las herramientas prcticas para llevar a la prctica nuestra propuesta ideolgica y
poltica, dota de sentido nuestro aprendizaje.
Solidaridad: Entendida desde la sororidad45, es el eje que gua los grupos de
formacin dialgica feminista donde todas aprendemos de todas, empoderndonos
al dotarnos de una autoridad que nos permitir confrontarnos con los obstculos y
las barreras de nuestra participacin poltica.
Igualdad de las diferencias: Hace referencia al derecho a la diversidad en
todos los aspectos de nuestra vida, militancia feminista o poltica.
Por tanto, en este modelo de Formacin Dialgico, los grupos se convierten en
verdaderos laboratorios de produccin ideolgica, terica y experimental.
Utilizando esta metodologa participativa, existen variables que no podemos controlar pero, sobre todo, partimos del hecho de que no vamos a imponer ningn punto
de vista, por mucho que est avalado por la teora. En definitiva, el desarrollo del
Taller se realizar a partir de la construccin intelectual y vivencial de cada una de
las mujeres que integramos el grupo.
45
Sororidad, def.: Amistad entre mujeres diferentes y pares, cmplices que se proponen trabajar, crear, convencer, que se
encuentran y se reconocen en el feminismo para vivir la vida con un sentido profundamente libertario. Marcela Lagarde
86
87
46
Asociaciones de mujeres en la Comunidad Autnoma de Madrid, en Las mujeres de Madrid como agentes de
cambio social, Instituto de Estudios de la Mujer, Universidad Autnoma de Madrid, 1995.
El asociacionismo femenino en la Comunidad de Madrid. Consejo de la Mujer, 1996.
48
Estudio del Tejido Asociativo de las Mujeres en Granada. Concejala de Igualdad de Oportunidades,
Ayuntamiento de Granada, 2010.
49
Estudio de S.P. Snchez Muros sobre 229 asociaciones de 133 municipios, el 80% de los existentes, excluyendo a la capital. Diputacin provincial de Granada, Delegacin de Igualdad, 2010.
50
Vctor Prez-Daz y Joaqun P. Lpez Novo: "El Tercer Sector Social en Espaa: Madrid, Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales, 2003.
47
88
89
Ver Participacin de las asociaciones de mujeres en las polticas de igualdad hoy XVI Taller de Poltica
Feminista, 2006 www.forumpoliticafeminista.org
90
91
3.- Asturias
El Consejo Asturiano de la Mujer, constituido el 4 de abril de 2001 como rgano
de participacin y consulta del Instituto Asturiano de la Mujer creado en 1999. Est
presidido por la Consejera de la Presidencia y la Directora del Instituto Asturiano de
la Mujer y lo integran representantes de las Secretaras de la Mujer de partidos polticos, sindicatos, algunos Consejos locales y 23 asociaciones de mujeres.
4.- Canarias
Sigue la Comisin para la igualdad del Instituto Canario de Igualdad, presidida
por su Directora e integrada por 18 vocales: 5 de la Administracin autonmica; 3
sindicales, 3 empresariales y 7 a propuesta de las entidades que trabajan en programas de igualdad y promocin de las mujeres. Hay movimiento.
5.- Cantabria
El Consejo de la Mujer de Cantabria se cre por la Ley autonmica 3/1997 y se
constituy en 1998. Ha subido de 28 a 39 asociaciones de mujeres, reunidas en
Asamblea que elige a la Presidenta y en Comisin Permanente y Grupos de
Trabajo. www.consejomujercantabria.com
6.- Castilla La Mancha
En 2010 ha suprimido, como medida de ahorro, su Instituto de la Mujer. El
Consejo Regional de la Mujer de Castilla La Mancha se cre por Decreto 35/90 y
tiene 34 vocales entre Administracin Autonmica, Ayuntamientos, partidos, sindicatos, organizaciones de empresarias, de Vecinos, Universidad, Consejo de la
Juventud, Madres y Padres de alumnas/os, Consejo Escolar y 13 Asociaciones de
Mujeres.
7.- Castilla y Len
El art. 25 de su Ley 1/2003 de Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres ha consolidado el Consejo Regional de la Mujer creado en 1996, con presidenta y vicepresidenta 1 designadas por el gobierno y Vicepresidenta 2 elegida por 28
vocalas: 6 de la Administracin autonmica y local, 4 de sindicatos y organizaciones empresariales, 3 de organizaciones agrarias y 14 de asociaciones de mujeres.
8.- Catalua
El Consell Nacional de Dones de Catalunya, adscrito y presidido por el Institut
Catal de les Dones, creado por Decreto de C. Presidencia 460/04 y constituido en
2005 ha pasado de tener 204 a ms de 300 asociaciones, constituyendo la red ms
extensa de participacin de asociaciones de mujeres de todo el estado, e intensificando sus asambleas territoriales, comisiones de trabajo y permanente e incidencia.
9.- Comunidad Valenciana
Sigue vigente, aunque sin seales de actividad, el Consejo Valenciano de la
Mujer de la Orden de 25.07.1997, presidido por la Consejera de Bienestar Social y
la Directora General de la Mujer, con 8 vocales de municipios, sindicatos y organizaciones empresariales, 2 de asociaciones de mujeres rurales, 4 de amas de casa,
2 de federaciones de mujeres y hasta 6 asociaciones designadas por el gobierno.
92
10.- Extremadura
No hay Consejo de la Mujer.
11.- Galicia
Tras las elecciones de 2009, la Secretaria de Igualdad de la Xunta http://igualdade.xunta.es/ de la Consejera de Presidencia, no parece estar aplicando el Decreto
181/2008 que regula el Consejo Gallego de Participacin de las Mujeres en el
Empleo de su Ley 2/2007 de trabajo en igualdad
12.- Islas Baleares
El Consell de Participaci de la Dona de les Illes Balears adscrito al Institut
Balear de la Dona se constituy el 27 de junio de 2008, con 28 asociaciones, del
que Nina Parron, elegida por ellas, que explica en su ponencia su actuacin.
13.- Madrid
El Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid creado por la Ley 3/93 ha
subido de 88 a 143 asociaciones, ms por maniobras electorales de asociaciones
afines al gobierno autonmico que por un aumento de actividad. Presidido en sus
dos ltimos mandatos por ese sector, lucha por subsistir como plataforma plural y
activa, estabilizarse en lo econmico y administrativo y recuperar un Plan autonmico de igualdad y las subvenciones a asociaciones. www.consejomujer.es
14.- Murcia
La extincin por Decreto 17/2010del Presidente del Instituto de la Mujer de la
Regin de Murcia, creado en 2002 no servir precisamente para activar el Consejo
Asesor Regional de la Mujer creado por Orden de 11.02.05 de la Consejera de
Presidencia (BORM 17.02.05), con y representantes gubernamentales y 13 no
gubernamentales designadas por el Gobierno.
15.- Navarra
El Consejo Navarro de la Mujer regulado por el Decreto Foral 351/96 de acuerdo con la Orden Foral 54/2007, lo forman 3 representantes del Instituto Navarro de
Igualdad, 2 de sindicatos y 6 de las 178 asociaciones, estructuradas por 3 merindades y 3 reas (rural, asistencial y empleo). Es activo.
16.- Pas Vasco
Para cumplir el artculo 25.5 de la Ley vasca 4/2005 de Igualdad,
Emakunde/Instituto Vasco de la Mujer public en 2007 el borrador de Anteproyecto
de Ley de creacin del Consejo Vasco de Mujeres para la Igualdad y las respuestas
a las sugerencias de 23 asociaciones o coordinadoras de mujeres, previendo una
composicin 100% no gubernamental incluyendo a las asociaciones de mujeres,
secciones de mujeres de asociaciones de carcter social y consejos locales y forales de mujeres. Con el cambio de gobierno en 2009 se ha paralizado, regresando a
la Comisin Consultiva creada en 1998. www.emakunde.es
17.- La Rioja
Sigue el Consejo sectorial de la Mujer de La Rioja de la Orden de 08.04.97 adscrito al Consejo de Bienestar Social, con 1 vocal no gubernamental por cada comarca y 4 gubernamentales.
93
55
De las 43 provincias que no son a la vez C. Autnomas tienen Consejos provinciales de Mujeres 5 de las 8
andaluzas (Crdoba, Mlaga, Granada, Almera y Huelva), 3 de las 9 de Castilla y Len (Valladolid, Len y
vila), ms o menos 2 de las 3 diputaciones forales vascas (Vizcaya y Guipzcoa).
56
FEMP 2009 Gua para la constitucin de Consejos Locales de Mujeres
57
Institut de Ciencies Politiques i Socials, Barcelona, n 26, 2009 Poltiques de gnere i participacin ciutadana
al mn local, Mara de la Fuente y Mara freixanet (coords.) ver Sombra aqu y sombra all: relaciones y avatares entre el movimiento de mujeres y las instituciones, de Sonia Ruiz, y Participando o legitimando? Balance
y reflexiones desde los Consejos Locales de Igualdad en Euskadi, de Eva Martnez.
94
La promocin de la participacin de las asociaciones de mujeres por los gobiernos es desigual, pero quieren las asociaciones de mujeres participar polticamente? Esta misma pregunta se lanzaba contra el voto femenino en Espaa hace 80
aos, y Clara Campoamor contestaba que la democracia slo se desea y se aprende ejercitndola. Es decir, es a quienes tienen el poder a quienes cabe preguntar,
cuando crean los consejos de la mujer (y bien sabemos lo que algunos se resisten
a crearlos) y los activan como espacio de consulta e interlocucin a las asociaciones de mujeres, sabiendo que eso les supone trabajar ms y recibir ms crticas.
Casi 2 de cada 3 asociaciones se integran en los Consejos de Mujeres, cuando existen, y su actividad podra graduarse en 3 niveles:
95
1. Obtener subvencin para hacer una merienda, una excursin y una charla,
y apoyar los actos institucionales del 8 de marzo y el 25 Noviembre
2. Dictaminar, proponer, denunciar, hacer cumplir, informar sobre la elaboracin y seguimiento de Planes de Igualdad y contra Violencia de Gnero.
3. Intervenir en las polticas especficas de igualdad y tambin en las generales de empleo, educacin, salud, urbanismo, medio ambiente, servicios a infancia y
dependientes, en Presupuestos participativos con perspectiva de gnero.
Progresan regularmente las asociaciones y consejos de mujeres del nivel 1 al
3? Como seala Eva Martnez en el artculo citado, no siempre. Hay Consejos que
se estancan durante dcadas en el nivel primario, que puede ser cmodo para
ambas partes, como diciendo "t haz lo tuyo y djame a m que haga lo mo": es
decir, la poltica para los polticos y para las asociaciones la mesa camilla, tranquilas. Tambin hay retrocesos. Hay tutelas que mantienen a las asociaciones en una
perpetua minora de edad, cooptaciones y frmulas que priman la competicin sobre
la cooperacin entre asociaciones, que prefabrican desde arriba la estructura territorial, sectorial e ideolgica del asociacionismo de mujeres, en vez de reconocer el
trabajo, la unidad de accin y los pactos desde abajo, y contradicciones entre el
reconocimiento de la ciudadana activa -que se basa en autonoma y la crtica constructiva- y la prevalencia del asistencialismo como principal funcin social de las
asociaciones de mujeres y la subvencin como principal relacin con los poderes
pblicos. Y, aunque el poder por definicin influye ms de lo que es influido, y por
tanto tiene ms responsabilidad en el fracaso de los cauces de democracia participativa, tambin nosotras, las asociaciones de mujeres, tenemos que estar a la altura en cuanto a base social, aumentar nuestra representatividad cooperando unas
con otras, evaluar la incidencia social de nuestras reivindicaciones y actuaciones.
5.- Por qu la sociedad simpatiza ms con las reivindicaciones que con
las organizaciones feministas?
El barmetro 2831 del CIS en marzo de 2010 muestra algunas opiniones pblicas interesantes: el 53,8% de la poblacin califica las desigualdades que actualmente existen entre hombres y mujeres en nuestro pas como bastante o muy grandes, aunque el 78,5% cree que son menores que hace diez aos. El 94,9% est
bastante o muy a favor de la plena igualdad entre hombres y mujeres en los salarios (76,6%), las posibilidades de compaginar la vida laboral y familiar (73.5%), el
acceso a puestos de responsabilidad en las empresas (65.7%), las perspectivas de
promocin profesional (60,2%) y las oportunidades para encontrar y conservar un
empleo (53,6%). Las medidas a favor de la igualdad con mucho o bastante de
acuerdo son:
96
% muy o
bastante de
acuerdo
Flexibilizar los horarios de trabajo de hombres y mujeres con cargas familiares, para facilitar la conciliacin de la vida personal y laboral
95,1
Sancionar a las empresas que pagan menos a mujeres que a hombres por
realizar el mismo trabajo
91,9
88,7
87,6
78,7
65,6
Garantizar por ley un nmero equilibrado de hombres y de mujeres en las listas electorales de los partidos
63,7
62,7
28,5
Nosotras, que hemos trabajado para sacar adelante esas medidas frente a resistencias muy fuertes, podemos estar orgullosas de su respaldo social actual, como
tambin de que el 69,8% opine que los gobiernos deben adoptar medidas para que
las empresas faciliten la conciliacin de la vida laboral y familiar, frente al 17,2% que
cree que no; o que el 71,9% considere ideal la familia en la que los dos miembros
de la pareja tienen un trabajo remunerado con parecida dedicacin y ambos se
reparten las tareas del hogar y el cuidado de los/as hijos/as. Sin embargo, esa
buena calificacin de las medidas e ideales de igualdad no se corresponde con la
simpata hacia sus defensoras, las organizaciones feministas, que obtenemos un
aprobado pelado (5,06) de simpata social, aunque muy por encima de las organizaciones con ms poder, como los partidos, organizaciones religiosas y sindicatos.
97
Organizaciones
simpata
Ninguna
(0-1) (2-3)
(4-6)
Mucha Media
(7-8) (9-10)
2.2
1.8
23.2
33.7
33.0
7,48
3.0
3.5
30.4
31.0
27.7
7,03
Ecologistas
5.9
5.5
35.8
28.7
17.1
6,28
Pacifistas
9.2
7.8
37.5
22.2
13.3
5,67
11.7
8.5
42.4
20.6
8.8
5,23
FEMINISTAS
12.3
11.0
40.0
18.2
9.0
5,06
18.6
9.9
35.6
16.4
8.9
4,68
Grupos antiglobalizacin
12.9
9.9
32.2
12.1
4.9
4,57
Sindicatos
21.4
14.2
38.9
12.8
5.2
4,11
Organizaciones religiosas
24.7
13.7
36.6
13.2
6.2
4,04
Partidos polticos
32.7
23.0
34.1
5.0
0.9
2,87
Movimiento okupa
43.0
14.9
20.5
6.0
2.6
2,45
Creo que no hay contradiccin entre nuestro trabajo de incidencia poltica e interlocucin sobre los poderes pblicos -que tiene como fin una sociedad de igualdad
real entre mujeres y hombres- y el de incidencia social directa. Tenemos que repartir nuestros esfuerzos para cuidar la interaccin directa con el conjunto de mujeres
y tambin de hombres, y por directa me refiero tanto a "salir a la calle", como a usar
mejor internet y los medios de comunicacin y mejorar nuestra comunicacin con
nuestra propia voz, como movimiento feminista autnomo, necesario para analizar
crticamente el impacto sobre la situacin de las mujeres de la crisis econmica, de
la desvirtuacin de la Ley de Dependencia, la reforma laboral, el ataque neoliberal
al estado del bienestar, las polticas de ajuste que estn eliminado ya organismos
de igualdad en Castilla La Mancha, Murcia y Madrid, la reaccin antifeminista que,
cada vez ms empoderada mediticamente, puede crear opiniones regresivas, y
convertir estos nuevos o viejos problemas en demandas, propuestas y conquistas.
98
99
Antes de centrarnos en los debates actuales, es importante sealar principalmente los cambios ocurridos en los aos 80 porque sus efectos todava inciden en
la lucha feminista en Espaa. El feminismo espaol es diferente al resto de pases
de Europa del Norte porque en nuestro pas el contexto poltico, durante la gestacin de la 2 ola, era tambin diferente. Esto hizo que debates como el de la igualdad y el de la diferencia se resolvieran de forma diferente y surgieran otras cuestiones como la autonoma o no del movimiento.
En el feminismo de los 70 y 80 se opuso la igualdad a la diferencia. La diferencia se consider desde el discurso de la igualdad como una reivindicacin
ms reaccionaria y as se sell por un tiempo el debate, adems de mantener la
idea de igualdad y diferencia como conceptos excluyentes. En la actualidad y con
la perspectiva de 20 aos estamos entrando finalmente en un anlisis que arroja luz sobre estas cuestiones, hay mayor claridad sobre el proceso histrico del
feminismo y se puede comprender mejor cmo se dieron en nuestro pas uno y
otro discurso. Recientemente se ha vuelto a abrir este debate y se ha entendido
que el feminismo de la igualdad no pasa por la imitacin del modelo social masculino.
Tambin en esta poca en los pases occidentales y tambin en Espaa se produjo una fragmentacin del movimiento, surgieron asociaciones preocupadas en
diferentes reas y con diferentes formas de actuacin lo que hizo que algunos sectores interpretaran esto como una crisis del movimiento.
Paralelamente se produce la consolidacin del movimiento acadmico. Esto
hace que en la dcada de los 80 acontezca la produccin terica ms importante.
Paradjicamente, las acciones de los movimientos de base se ven reducidas.
Adems es en esta poca cuando se introducen algunas de las reivindicaciones en
la agenda pblica y se institucionalice parte del movimiento, esto se produce debido al sistema de subvenciones creado y al transvase de las lderes del movimiento
a los denominados organismos de igualdad.
A finales de los 80 y principalmente en los 90 empiezan a surgir las crticas ms
duras frente al etnocentrismo del feminismo occidental. El objeto del feminismo deja
de ser la mujer como un todo y empieza a central su atencin en la diversidad.
Surgen as diferentes corrientes como el feminismo postcolonial, el ecofeminismo,
el discafeminismo, el feminismo queer o el feminismo lesbiano.
Toda esta serie de debates y de corrientes de pensamiento se han materializado en diferentes tipos de asociaciones con diferentes formas de actuacin. A da de
hoy, todava hay asociaciones cuyo objetivo es influir en la poltica institucional y
otras que se mantienen fuera del sistema. Todo esto ha supuesto dificultades, pero
100
101
alejadas de la esfera pblica y ms en concreto de la esfera poltica, an hoy existen diferencias en cuanto a la cultura poltica de hombres y mujeres.
Las mujeres votan menos y sienten un menor inters por la poltica tradicional,
sin embargo, el asociacionismo de mujeres ha crecido en los ltimos aos de manera esperanzadora. Segn el Instituto Andaluz de la Mujer, el nmero de asociaciones de mujeres se ha ido incrementando notablemente desde las 152 existentes en
1989 hasta las ms de 1.400 que existen actualmente en la Comunidad Autnoma
Andaluza. Este fenmeno juega una baza importantsima para que las mujeres se
incluyan en los crculos polticos, adquieran esa cultura poltica necesaria para su
empoderamiento y para ser copartcipes del diseo de sus propias vidas.
A pesar de los esfuerzos realizados por fomentar el asociacionismo, a pesar de
los intentos de difundir sus ventajas entre la poblacin y por tanto atraerla, la juventud espaola no presenta unas tasas de asociacionismo muy altas, no recurre a este
canal con la frecuencia deseada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el resto
de poblacin tampoco lo hace, de hecho es respecto al asociacionismo donde las
diferencias por razn de edad se ven ms atenuadas, hay menos diferencia en la
tasa de asociacionismo en gente joven y gente mayor.
La tasa de asociacionismo de los hombres jvenes es, en la actualidad, superior a la de las mujeres, casi ocho puntos porcentuales de diferencia, sin embargo,
con una mirada a la evolucin del asociacionismo en los ltimos 20 aos podemos
ser ms optimistas. La tasa de asociacionismo de las mujeres se ha ido incrementando paulatinamente, mientras que la de los hombres se ha mantenido ms igual.
Segn datos del Informe de la Juventud en Espaa (INJUVE 2008), en relacin a
la diferencia entre mujeres y hombres jvenes, en funcin de los objetivos de la
asociaciones en las que se insertan, los hombres escogen mayoritariamente asociaciones ldicas y recreativas, mientras que las mujeres asociaciones que tengan
un efecto sobre el exterior, es decir, asociaciones que buscan transformar o cambiar el entorno.
Si nos centramos en las nuevas asociaciones de mujeres jvenes con una orientacin feminista, stas han adoptado nuevas formas de organizacin, priorizando la
necesidad de evitar estructuras tradicionales, con jerarquas claramente definidas y
roles rgidos, siempre conforme a una reglamentacin que la mayora de las veces
ha sido creada por un pequeo grupo, dejando fuera las aspiraciones y perspectivas de los nuevos miembros que a integran. Siendo conscientes de esta realidad,
desde la Asociacin Mujeres Politlogas planteamos la necesidad de analizar la
situacin del movimiento asociativo de mujeres del municipio de Granada, del que
nosotras formamos parte. Esto se materializ durante el ao 2007 y publicado en el
2008, con la realizacin del Estudio sobre el Tejido Asociativo de Mujeres en
Granada subvencionado por el Ayuntamiento de Granada a travs de la convocato-
102
ria de proyectos para asociaciones de mujeres. Los resultados de este estudio dejaron entrever la necesidad de fomentar el asociacionismo entre las mujeres jvenes
del municipio, dando a conocer la evolucin, visibilizando los resultados ms positivos de las Asociaciones de Mujeres, haciendo ver que constituyen grupos para participar en la toma de decisiones. Asimismo se recomend el establecimiento de cauces de comunicacin y colaboracin entre las asociaciones de mujeres y las asociaciones juveniles, dando a conocer entre stas ltimas la evolucin, logros e importancia del movimiento feminista.
Pensamos que estas conclusiones y recomendaciones del Estudio sobre el
Tejido Asociativo de Mujeres en Granada no se podan poner en marcha sin conocer tambin, de modo especfico, el fenmeno asociativo de las mujeres jvenes
de Granada, por lo que a la siguiente convocatoria de subvenciones presentamos
la realizacin de una investigacin sobre la participacin de las mujeres jvenes
de Granada en el movimiento asociativo, cuyos objetivos principales eran, por un
lado, conocer los factores que motivan el asociacionismo de mujeres jvenes y
por otro conocer su posicionamiento respecto al feminismo. Para ello, optamos
por tcnicas cualitativas de investigacin social, entrevista en profundidad y grupos de discusin, seleccionando a mujeres jvenes con ms de un ao de residencia en la ciudad y que pertenecieran al movimiento asociativo, excluyendo los
partidos polticos, fundaciones y sindicatos, e incluyendo a colectivos no registrados oficialmente.
Una vez realizada la investigacin, las conclusiones a las que se lleg fueron las
siguientes:
1. Las mujeres jvenes a pesar de no ser un grupo mayoritario, s que son un
grupo muy activo dentro de las asociaciones. Entienden la participacin como un
estilo de vida, lo que las hace mantener una postura activa dentro de sus organizaciones.
2. A su vez, reconocen que las nuevas tecnologas estn cambiando los mecanismos de participacin, cambiando las formas de conexin inter-asociativa e intr.asociativa, posibilitando en trabajo en red inclusive a nivel transnacional.
3. Las mujeres jvenes se asocian en funcin de sus intereses profesionales,
formativos y sociales. Resaltar que las mujeres eligen las asociaciones como mecanismo de colaboracin social, segn sus propias habilidades y mbitos de inters
profesional.
4. La principal razn para que la jvenes en Granada no escojan asociaciones
especficamente de mujeres, es que entienden que la defensa de los valores de
igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres no se circunscriben exclusivamente a las asociaciones de mujeres.
5. Por otra parte, el nivel de envejecimiento de las asociaciones de mujeres
podra observarse como obstculo para el acercamiento de las jvenes a este tipo
de asociaciones. Las personas en general, y en este caso las mujeres, tienen a
organizarse con personas de edades similares, por lo que para incrementar la pre-
103
sencia de las jvenes en las asociaciones feministas existentes en el tejido asociativo de Granada se requerir un esfuerzo adicional a nivel interno.
6. La visin de las feministas ms jvenes y las ms mayores no es la misma.
Las feministas jvenes apuestan por la inclusin de los hombres en las asociaciones feministas, como mecanismo ms eficaz y ms justo de participar y estn ms
cerca del feminismo de la tercera ola.
7. El llamado velo de la igualdad, que podra identificarse como otro de los obstculos en la participacin de las mujeres jvenes en el feminismo, no supone en
este caso un obstculo determinante, las mujeres jvenes entienden que se han
producido numerosos avances que han mejorado su situacin con respecto a las
generaciones anteriores, sin embargo, esto no hace que ignoren los retos pasados
y futuros que el feminismo tiene que afrontar.
8. Tambin, la difusin de las asociaciones feministas dentro del mbito formativo es esencial, ya que muchas jvenes estn centrando sus inquietudes feministas en la esfera acadmica.
9. Por ltimo, es fundamental reforzar la difusin de las asociaciones feministas, promover el acercamiento y el dilogo intergeneracional entre mujeres supone
un elemento indispensable para que se produzca el relevo en las asociaciones feministas.
Por tanto, podemos decir que el feminismo granadino, segn las conclusiones
del estudio, est presente en numerosas asociaciones, sin embargo presenta importantes grados de dispersin. Es decir, las mujeres jvenes no son apticas, simplemente estn cambiando sus formas de participar.
Favorecer los encuentros y el conocimiento entre asociaciones facilitara las
posibles colaboraciones futuras, el establecimiento de mnimos, el aprendizaje
mutuo y el intercambio entre las diferentes asociaciones.
104
as Asociaciones de Mujeres nacieron y crecieron desde sus propias inquietudes. Viven y dan frutos para la igualdad entre hombres y mujeres, antes de ser
amparadas bajo el manto de las instituciones, diputaciones, ayuntamientos,
institutos, ministerios
105
106
107
Kaixo, Egunon!
Quiero agradecer esta oportunidad, en primer lugar a Miren Ortubay del Forum
Feminista Mara Maeztu. Ella es el primer eslabn de sta cadena que me trae
hasta aqu, hasta vosotras. Gracias a Begoa San Jos y a todas las mujeres del
Forum de Poltica feminista y en especial a las compaeras de Crdoba. He venido
sobre todo a aprender y espero poder compartir algunas reflexiones sobre experiencias personales y colectivas, muy diferente quiz de lo que esperabais.
En mi lugar tena que haber estado otra invitada, Eva Martnez de Plazandreok, del
Pas Vasco.
Yo no soy vasca de nacimiento aunque si de adopcin, ya que llevo viviendo en
Vitoria-Gasteiz ms de 20 aos. Este dato tiene su importancia porque de alguna
manera, demuestra la realidad cambiante, la diversidad y la presencia de personas
nacidas en otra parte pero que ya formamos parte de esta realidad que se construye. Me refiero a las personas migradas. Esto enlaza, por ejemplo, con uno de los
ejes de estos talleres, el de Ciudadana. Slo este tema dara para un taller de
varias jornadas... Est muy unido adems a la cuestin de la identidad. A nuestra
identidad, o identidades como mujeres y de cmo, una lucha por la igualdad entre
mujeres y hombres, tendra que tener en cuenta toda esta diversidad.
El Pas Vasco, Euskadi, como vosotras sabis, y algunas aqu conocis ms de
cerca, est atravesado por un conflicto que afecta toda la vida poltica, incluida la
participacin socio-poltica de las mujeres. En el Pas Vasco existe un movimiento
asociativo de mujeres vigoroso. Un vistazo a la pgina web del Instituto Vasco de la
Mujer, Emakunde, nos revela numerosas asociaciones de mujeres (las registradas).
Si bien es cierto que la mayora son de carcter cultural o asistencial, no son, o no
se denominan "feministas". Sin embargo, y de alguna manera son espacios de
encuentro de mujeres con sus propias necesidades y reivindicaciones. Son receptoras de subvenciones; algunas incluso, no podran existir sin ellas.
109
Por otra parte, estn las asociaciones auto-denominadas feministas, con diferentes propuestas, agendas, formas de organizacin, etc. Bilgune Feminista, de carcter nacional, Plazandreok, local, Las asambleas de mujeres, siendo la de Bizkaia
la ms fuerte hoy en da, son algunos ejemplos. Estas organizaciones, se coordinan
puntualmente, con otras mixtas (de mujeres feministas principalmente de sindicatos
y de ONGs ), dentro de plataformas como la coordinadoras del 25 N o del 8 M, o
coincidimos en convocatorias como las concentraciones de protesta por asesinatos
machistas, o la reciente campaa a favor del aborto y la libre eleccin de las mujeres. Se puede decir en general, que a pesar de la nutrida presencia de mujeres en
el ltimo Jardunaldi Feministak en el 2008 en Portugalete (Bizkaia), las organizaciones feministas estn un tanto debilitadas por el decreciente nmero de militantes, la falta de "regeneracin" y el preocupante relevo generacional. Por otra parte,
nuevos retos como la creciente presencia de mujeres de otras latitudes hace urgente y necesario un debate y propuestas feministas incluyentes de estas nuevas realidades. Un buen ejemplo en este sentido es la Asociacin de Trabajadoras del
Hogar de Bizkaia ATH-ELE que lleva ya unos aos de andadura. Este sector, ha
sido siempre muy precario, para las propias mujeres autctonas que son las que
desempean este trabajo, pero que al ser "remplazadas" por mujeres extranjeras
inmigradas, no slo no mejoran las condiciones laborales sino que empeoran. Aqu
me detengo aunque sea para subrayar que nos enfrentamos a retos de hondo calado que tienen que ver con la actual globalizacin de modelo liberal en alianza con
el Patriarcado. As por ejemplo, cuando nuestras evolucionadas constituciones y
democracias representativas recogen reivindicaciones feministas en forma de Ley
de Igualdad, Ley Integral contra la violencia de gnero o la Ley de dependencia,
todava, a mi parecer. Estn lejos de alcanzar los intereses o las necesidades de
muchas mujeres, especialmente las que se encuentran en situaciones de mayor
precariedad o vulnerabilidad (mujeres mayores, mujeres viudas, jvenes, mujeres
de las zonas rurales, mujeres inmigrantes...)
La conciliacin de vida personal, familiar y laboral que ha supuesto un avance
importantsimo puede no significar nada para una mujer viuda, o una mujer inmigrada. Esta ltima, ni siquiera para plantear ese derecho, se encuentra en igualdad de
condiciones con las mujeres nativas. Cmo conciliar sin una pareja, (familia monomarental), o con pareja que para el caso da igual, con responsabilidades, que
muchas veces incluye tambin a otros familiares como padre, madre o hermanos/as
(familia extensa), jugando con los husos horarios y desde un locutorio? Conciliar
vida personal, cuando no se tienen los derechos ms bsicos como trabajadora, o
incluso no existes si ests en situacin irregular, (recordemos que la mayora de las
mujeres migradas desempean trabajos precarios como el " servicio" domstico,
trabajadoras sexuales, cuidado de personas, etc. De hecho gracias a ellas se hace
posible la conciliacin de vida personal, familiar y laboral de muchos hombres y
mujeres con trabajos ms estables y mejor remunerados.
110
Por otra parte han surgido tambin asociaciones como Mujeres del Mundo,
Malen Etxea... por citar algunas. Feministas con una especial preocupacin por
las reivindicaciones especficas de las mujeres migradas. Pero otras experiencias,
con mujeres de pases como Burkina Faso, Mali, Senegal, Nigeria, Guinea
Ecuatorial, presentan retos ms complejos que nos ubican ante barreras que hay
que ir superando antes de llegar a un proceso participativo en trminos socio-polticos. Me refiero a la alfabetizacin, a la posibilidad de "salir" de casa (a muchas de
ellas los maridos no les permiten o slo cuando ellos deciden), o asistir a una reunin sin tener que preocuparse del cuidado de las criaturas. No son, como se cree
normalmente las "diferencias" culturales las que les impiden participar, son realidades concretas con soluciones posibles pero que no estn a su alcance. Es un crculo vicioso: no se pueden organizar para demandar sus derechos y no son tenidas en
cuenta porque no estn organizadas, no pueden interlocutar con las instituciones
porque tampoco saben cmo ( los trmites, plazos y procedimientos para recibir
subvenciones son especialmente complicados y terminan por ser "disuasorios" , y
no solo para las mujeres africanas tambin para muchas otras mujeres autctonas
de otras asociaciones). Existen barreras, pero tambin es cierto que an as, las
mujeres de Djelia Taama Musoo, (que as se llama la asociacin con la que he compartido e intercambiado experiencias desde hace ms de dos aos) por ejemplo,
consiguen mantener y ampliar sus redes de apoyo entre ellas y con otras organizaciones y personas en Vitoria-Gasteiz. Son muy visibles y vistosas "en la calle",
algunas de ellas son muy conocidas por su participacin en las actividades socioculturales de nuestra ciudad. Al comienzo no es fcil entender sus prioridades si
vienes de una cultura organizativa "occidental", pero el feminismo nos ha enseado a escuchar, tender puentes, facilitar y compartir oportunidades para que sean
las mujeres mismas, desde sus experiencias y a su ritmo, las protagonistas de su
propio proceso, con voz propia.
En el caso de las asociaciones de mujeres viudas del Pas Vasco, pertenecientes a la Federacin FEVI, desde AZ,Participacin les hemos acompaado en varios
procesos participativos, a travs de La Mesa que las rene cada mes, en los talleres de autoestima y empoderamiento y en su participacin en la elaboracin del V
Plan de Igualdad de Emakunde. Me han impresionado mujeres de setenta y hasta
de noventa aos, despus de hacer una reconstruccin personal y colectiva de sus
vidas, y reflexionando desde una perspectiva de gnero son capaces de dar nuevas
lecturas y encontrar algunas claves para entender situaciones pasadas y presentes.
Al final del proceso muchas de ellas se reconocen y declaran orgullosamente feministas,! No es solo una ancdota. Este ejercicio y aprendizaje poltico ha sido significativo en sus vidas y en la lucha por conseguir pensiones dignas entre otras
cosas. Han dejado de ser "vctimas", "madres resignadas" y orgullosas de "la virtud del sacrificio" realizado por sus descendientes, a ser sujetos de derechos.
Derechos que les han negado por ser mujeres!
111
112
113
BALEARES
Nina Parrn,
Presidenta del Consejo de la Mujer de las Islas baleares
iempre es un momento especial encontrarme con otras feministas para debatir, reflexionar, intercambiar opiniones Pero a veces, unas Jornadas tienen
un significado personal, adems del colectivo. Este es el caso. Despus de
10 aos sin ver a Begoa San Jos, coincidimos en las jornadas sobre gnero y
desarrollo en Bilbao el 26-27 de mayo, y volvimos -espero que por muchos aos- a
enlazar nuestra trayectoria de activistas, en la que quiero contaros la experiencia de
interlocucin para el cambio social que vivimos, que no es una cualquiera, sino la
que creo fue la primera lucha global feminista utilizando las nuevas tecnologas. En
1996, Kabul cay bajo el poder de los talibanes, y miles de personas huan a
Pakistn, entre ellas, muchsimas mujeres, algunas de las cuales, desde el exilio en
Pakistn, Irn u otros lugares, a travs de internet, dieron la seal de alarma sobre
la situacin de extrema gravedad en que vivan las mujeres que no pudieron huir. El
SOS fue recogido por las australianas, quienes lanzaron el mensaje a EE UU y
Canad, y estas la lanzaron a Europa. En febrero de 1997, slo unos meses ms
tarde, ya estbamos las feministas de Madrid iniciando una campaa de denuncia y
presin poltica con el objetivo de que ningn estado democrtico reconociera al
gobierno talibn, cosa que estaban dispuestos a hacer, y si no lo hicieron fue por
esta campaa mundial, sostenida durante varios aos, con intervenciones destacadas, como la de Enma Bonino.
114
pero el hecho es que son un referente en todo lo relacionado con las mujeres, y de
esta asociacin han salido mujeres con poder dentro de la universidad, del movimiento ciudadano y de la poltica. A veces creo que les pasa como al Cid, que "gan
una batalla despus de muerto", porque aunque actualmente el Lobby de Dones
est bastante debilitado, los medios le siguen llamando. Incluso a m, que no soy del
Lobby, me llaman y me preguntan qu piensa el Lobby de Dones sobre cualquier
cosa que tenga que ver con mujeres.
Tambin se cre la universidad de verano de estudios de gnero, bajo la direccin de feministas socias del Lobby de Dones, que podra ser un referente pero no
aglutina a las feministas, queda para las estudiantes con el reclamo de los crditos.
Es "la academia", no permea hacia la calle, a la sociedad.
Y entonces, qu pasa con el movimiento feminista? No lo hay. Me pregunto si
el feminismo se ha institucionalizado, si se ha hecho polticamente correcto y se ha
quedado sin oxgeno. Hay adems pocas que se llaman especficamente feministas. Incluso ADIBS (Asociacin de dones de les illes Balears) hemos propuesto
cambiar nuestros estatutos para especificar que somos una asociacin feminista.
En el 2000 se estaba creando el Institut Balear de la Dona (IBD), con una de las
integrantes del Lobby de Dones como directora. En el 2001 entr a trabajar en esta
institucin. Ese 25 de Noviembre, la directora del IBD invit a todas las asociaciones de mujeres y a las reas de la mujer de ONGs, partidos y sindicatos para organizar entre todas los actos conmemorativos. Se juntaron todas, las progresistas, las
conservadoras, todos los partidos y sindicatos. Fue una buena idea, pues todas se
sorprendieron de la cantidad de mujeres que estaban alrededor de esta idea. Pero
dur poco, pues en los aos sucesivos, cada vez las conservadoras iban desapareciendo ms y ms, incluso cuando el Partido Popular gan las siguientes elecciones. Tal vez contribuy el hecho de que la nueva directora se enter de qu era el
Institut Balear de la Dona entrando en su web
En el poco tiempo que funcion esa primera etapa del IBD no hubo tiempo material de apoyar la consolidacin de un movimiento de mujeres y feminista. Luego no
hubo -ni an hoy lo hay- inters por ello. S estn muy organizados, y son fuertes
en estructura, los partidos y sindicatos, as que cada vez ms, ocuparon el espacio
en las coordinaciones espordicas, fundamentalmente, para la celebracin del 8 de
marzo y 25 de noviembre. Adems, el Poder en una ciudad pequea se siente cercano y a veces funciona el amiguismo, en plan "cmo vamos a montar un cristo a
esta que es amiga": no se planta cara a una amiga as como as Construir el IBD
fue una empresa apasionante pero fue y sigue siendo un organismo dbil a nivel de
estructura, con pocas personas en la plantilla, y con una gran movilidad o se les
acaba el contrato o las funcionarias se van a los dos aos cuando acumulan el tiempo necesario para el concurso de traslado. Nadie ha apostado por el IBD. Las
115
siguientes directoras han continuado esta dinmica, no han superado el trabajo realizado por la primera, y en mi opinin la mejor, directora.
Las asociaciones que existen son pocas e invisibilizadas por partidos y sindicatos que toman las reivindicaciones feministas como parte de la arena poltica donde
actuar. Para esto, impulsan asociaciones, que obviamente sirven como "correa de
trasmisin" a la sociedad de sus posturas, como se deca antiguamente En localidades de la isla hay algunas asociaciones, a las que apoyamos, pero con poco
peso a nivel general.
En 2005 empieza la lucha por el Consell de les Dones; el PP quera una ley de
la mujer, bochornosa por lo anticuada de planteamientos. No se consigui hasta el
cambio de un gobierno progresista. Pero la Administracin pblica quiere un Consell
de les Dones tutelado y maniatado, y los partidos y sindicatos queran la presidencia del Consell, o al menos luchar por estar en la Permanente. Fue un duro debate;
esgrimiendo cuestiones formales y jurdicas conseguimos que tanto la Presidencia
como la Permanente estuviera formada por asociaciones de mujeres; por cierto,
ADIBS que fue la asociacin que ms enmiendas y cuestionamiento hizo, result la
que ostenta la Presidencia-. Pero los partidos y sindicatos sentenciaron al Consell
en la prctica si no podan estar en la direccin, lo desautorizaban. Dicen que el
Consell es casi maquinaria de la administracin pblica y tiene las manos atadas
para liderar batallas polticas. Y cuando digo polticas me refiero a las del juego poltico, pues para eso lo quieren, sobre todo pesando en que si en las prximas elecciones pierde el pacto de progreso, el Consell servira como herramienta contra el
PP Pero un Consell de Dones o un movimiento feminista fuerte es mucho ms
que eso.
No todo son malas noticias ADIBS hemos unido fuerzas con el Lobby de
Dones, tratando de reforzar el Consell y lanzando reivindicaciones, unas autonmicas, otras a nivel estatal, como las autoinculpaciones en la ltima batalla por ahora
del aborto. Tambin con Dones i Lletras, formado por mujeres de la universidad,
para potenciar una lnea de formacin feminista. Se llamar "Dilogos feministas en
la luna" porque no queremos dar charlas sino que haya debate, explicitar y reivindicar el feminismo y porque lo haremos en una librera llamada Luna Y porque no
podemos usar el Casal de les dones que no es en realidad una casa para las asociaciones sino de la Administracin.
La pregunta que no me quiero hacer y que me niego a responder es se lucha
mejor con un gobierno del PP? Como cuando recin conquistada la Democracia
muchas personas que se sentan perdidas en ella decan que contra Franco se
luchaba mejor Yo quiero vivir en un estado democrtico gobernado por gobiernos
progresistas que no manipulen, sino que respeten escrupulosamente el tejido asociativo, la sociedad civil organizada. En Baleares, la administracin pblica no cons-
116
truye sociedad civil en la forma que debe, que es apoyando su visibilizacin y respetando su autonoma. Tampoco desde los partidos. Al revs, estamos tuteladas por
estos. Los partidos juegan a la lucha poltica y las asociaciones de mujeres estamos
dentro de esa lucha como un trofeo a conseguir o un sandwich que se quisieran
merendar, pagando las consecuencias de esas luchas partidistas, despojndonos
incluso de liderar la organizacin de nuestras fechas conmemorativas. En Malllorca
lo organiza una Plataforma Ciudadana por la Igualdad, formada por partidos sindicatos, juventudes de estos, y asociaciones de mujeres de su rbita, asociaciones
impulsadas para servir de lanzaderaSe cre con un fin, conseguir el Consell de
les Dones, una vez conseguido pero no controlado, mantienen esta Plataforma y
lideran los actos conmemorativos, excluyendo todos los grupos que nos negamos a
formar parte de dicha Plataforma. As de anticuados son sus planteamientos. Stalin
y puro.
Pero tambin tenemos que repensarnos: qu se construye ahora desde el feminismo, desde qu bases? Qu modelo de Consells de Dones queremos? Para
qu nos sirve? Cmo conseguir zafarnos del tutelaje administrativo?
Algunas cosas se hacen: Este otoo haremos un primer congreso de mujeres
baleares, para debatir cuestiones de la teora feminista, y el pasad diciembre, por
primera vez en la historia de las islas, hubo mujeres isleas en el congreso de
Granada. Y fueron becadas por los Consells de les dones, pues viajar desde las
islas es mucho ms caro que en la pennsula. Sobre todo, aquellas mujeres de las
islas menores.
Espero que en estas Jornadas, entre todas intercambiemos informacin y buenas prcticas, adems de dudas e incertidumbres estos espacios siempre han
sido importantes, pero al parecer, no slo no han perdido su razn de ser, sino que
los necesitamos cada vez ms. Gracias al Forum de Poltica Feminista por crear
este cauce.
117
COMUNIDAD VALENCIANA
Alicia Gil Gmez,
Gerenta y coordinadora general de la Fundacin Isonoma de la Universitat Jaume I de Castelln.
Lo primera de ella, es romper una idea equivocada, que se ha venido manejando en estas jornadas, sobre la financiacin de las Fundaciones ya que no todas,
mejor dicho, ninguna Fundacin recibe financiacin por el hecho de serlo, a no ser
que nazcan en el seno de instituciones comprometidas con su financiacin desde el
momento de su creacin -estoy pensando en Fundaciones de Bancos, adscritas a
Partidos Polticos e incluso algunas que dependen directamente de las
Universidades, etc.- Como sabis, soy la coordinadora general y la gerenta de la
Fundacin Isonoma, que aun perteneciendo la mayora de las y los miembros de
su patronato a la Universidad Jaume I, carece de financiacin propia, no as, hay
que decirlo, otras Fundaciones adscritas a la misma Universidad, lo que implica que
la financiacin es un compromiso, o no, de quienes toman las decisiones con los
objetivos que persigue la organizacin financiada. Esto quiero que quede clarsimo.
Es decir que, las Fundaciones, tienen el mismo rgimen econmico que cualquier
otro tipo de organizacin sin nimo de lucro. La diferencia estriba en su estructura.
En el caso de Isonoma, nace como resultado de diferentes iniciativas comunitarias
de empleo, Now e Equal, que pusimos en marcha algunas mujeres feministas y que
desarrollamos en la Universidad Jaume I, lo que nos permiti tender un puente entre
la Universidad, la sociedad civil y, fundamentalmente, las mujeres.
Desarrollar este tipo de iniciativas, o cualquier otro proyecto adscrito a distintos
fondos, supona que, finalizado el proyecto, se acababan los recursos y por tanto la
118
actividad. Ello nos situaba de nuevo en el punto cero, ya que se desmembraban los
equipos y nos sumerga en la incertidumbre de si nos aprobaran, o no, el siguiente
proyecto para poder continuar el trabajo emprendido. A esta situacin, haba que
sumar la tendencia a la endogamia, propia de las Universidades, que dificultaba la
participacin as como la consolidacin de los logros en la sociedad civil y, en particular, en los diferentes colectivos mujeres beneficiarias de los proyectos, dificultndonos conseguir fondos para crear equipos estables que garantizaran el desarrollo
de los procesos abiertos. Dificultad, que no poda ser superada por el Seminario de
Investigacin Feminista (con el que, la Universidad Jaume I, cuenta desde el
momento de su creacin) cuyo trabajo, al ser estrictamente acadmico, no llega a
las mujeres no universitarias.
Por estas razones, y otras ms que no tengo tiempo de explicar, decidimos crear
la Fundacin Isonoma58 cuya diferencia con otras estructuras organizativas, sin
nimo de lucro, es que las Fundaciones tienen que tener un Patronato y se tiene
que inscribir en un rgano oficial de control (bien autonmico, bien estatal, dependiendo del mbito de actuacin de cada Fundacin), denominado Protectorado. El
Patronato tiene que tener un mnimo de tres patronos. La Fundacin Isonoma tiene
tres patronos, siendo el ms relevante la propia Universidad Jaume I, que cuenta
con cuatro vocalas, y las Secretaras de la mujer de los sindicatos mayoritarios
CCOO y UGT (cada uno con una vocala), a quienes incluimos para que la
Fundacin venciera esa fuerza endogmica y centrpeta, comn a todas las
Universidades, que les lleva a cerrarse sobre s mismas, de manera que la
Fundacin no se dejara vencer por tal dinmica impidiendo, as, que perdiera la funcin social, origen y objetivo de su existencia. El presidente de la Fundacin es el
rector (quien quiera que sea, y desde el mes de junio es Vicent Climent) y, en este
momento, las vocalas estn ocupadas por mujeres feministas: Asuncin Ventura,
que es profesora de Derecho Pblico y vicepresidenta de la Fundacin, Carmen
Olaria que es catedrtica de Prehistoria y ocupa la secretara y Mercedes Alcaiz
que es profesora de Sociologa y vocal, todas ellas y yo misma, pertenecemos al
Seminario de Investigacin Feminista, en cuya creacin, en 1989, cuando la
Universidad Jaume I no exista en Castelln donde slo haba un Colegio
Universitario dependiente de la Universidad de Valencia, tambin tuve el honor de
participar.
Cuando en 1995, nos aprobaron el primer proyecto NOW, adscrito a las
Iniciativas Comunitarias de Empleo del Fondo Social Europeo, hicimos dos cosas
que marcaron la trayectoria de lo que hoy es Isonoma: pusimos en marcha el primer postgrado universitario de agentes de igualdad (un mster de 510 horas) y creamos una red de municipios, para poder trabajar directamente con la poblacin. En
un principio contamos con doce y, a da de hoy, dinamizamos una red de ciento siete
municipios, desplegados por toda la geografa del Estado espaol.
58
Palabra transcrita del griego clsico, que significa igualdad de derechos e igualdad de trato.
119
120
puede ser de otro modo, la mayora son estandarizados, sirviendo ms como coartada a la propia empresa que como medio para alcanzar la igualdad efectiva de
mujeres y hombres Esta situacin no se est denunciando a pesar de que dentro de las grandes y medianas empresas se estn haciendo planes de igualdad que
son un autntico descabello. Desde la Fundacin Isonoma, hemos informado al
Ministerio de Igualdad a travs de la Direccin General de Empleo, instndoles a
que impongan algn tipo de lmite, o de control, a quienes elaboran y/o asesoran en
la elaboracin y puesta en prctica de los planes de igualdad sin tener formacin
experta en la materia.
Otra va, que estamos abriendo, es el desarrollo de la cultura y el acceso y la
implicacin de las jvenes en temas vinculados a la igualdad de oportunidades y de
trato, al empoderamiento y contra la violencia sexual y de gnero. En relacin con
la cultura, esta primavera de 2010, hemos organizado el primer congreso de mujeres escritoras para impulsar la Igualdad efectiva, de mujeres y hombres, como primer paso para la creacin de alianzas con distintos grupos de mujeres, y para facilitar espacios de dilogo y conocimiento conjunto dirigidos a realizar cambios sustantivos, es decir, aquellos encaminados a mejorar la vida de las personas.
En relacin con los cambios, permitidme que os explique, a modo de ejemplo, la
relacin que hemos establecido con las mujeres escritoras y la literatura. Relacin
que consideramos de gran inters porque, las mujeres escritoras feministas, son
quienes crean y difunden el imaginario colectivo, quienes pueden ayudar a transformarlo contando otras maneras de relacionarse, narrando historias marcadas por
diferentes valores y posicionamientos ante lo que es vivir desde un cuerpo de mujer.
Por ello, es fundamental trabajar con ellas para cambiar el imaginario de las relaciones entre mujeres y hombres, pues el simbolismo heredado de tales relaciones proviene de la literatura masculina... Resumiendo, la Fundacin Isonoma, es una entidad comprometida con los cambios sociales y culturales, desde una perspectiva
feminista, cuya pretensin es jugar un papel dinamizador con el fin de facilitar la creacin de sinergias entre diversos grupos y colectivos de mujeres.
En relacin con el estado de las mujeres en la Comunidad Valenciana, la situacin poltica es un problema que nos afecta muy directamente y es que no da igual
que est el PP o el PSOE en el gobierno. Los doce aos de gobierno del partido
popular han supuesto el desmantelamiento sistemtico de las organizaciones de
mujeres, el Consejo de la Mujer no funciona ya que apenas se rene, y cuando lo
hace convoca mayoritariamente a mujeres vinculadas al partido popular, y aunque
los Sindicatos tambin forman parte del Consejo, su voz carece de peso especfico En fin, que tenemos un panorama desolador, en una Comunidad Autnoma
donde se pusieron en marcha espacios como El Feminario, un referente para
muchas feministas, que pusieron en marcha, en Alicante, las hermanas Simn
(Nieves y Elena) junto con otras compaeras. Una Comunidad donde, a partir de los
121
aos ochenta, se impulsaron numerosas organizaciones de las que hoy slo quedan algunas mujeres activistas, individuales testigos de la silenciosa desaparicin
del Instituto de la Mujer, afectadas por la retirada de recursos a las organizaciones
de mujeres con criterios avanzados de desarrollo, de progreso, de igualdad, de justicia social, de participacin ciudadana, de democracia Otro de los problemas que
padecemos las mujeres que trabajamos en el mbito de la igualdad, es la concentracin de los recursos ya que, los pocos que hay destinados a las organizaciones
de mujeres, se quedan en Valencia capital, reducindose sustancialmente para las
provincias "perifricas" de Alicante y Castelln, por este orden, que estn social, cultural y polticamente descapitalizadas y desprotegidas. En Castelln, para que os
hagis una idea, la Direccin General de la Mujer a fecha de hoy no tiene coordinacin. Del antiguo Instituto de la Mujer, solo queda un edificio con dos administrativas que esperan, como agua de mayo, que les llegue la jubilacin Son tan escasos los recursos, que las subvenciones que dan a las asociaciones de mujeres son
de 300 euros al ao
Y hablando de subvenciones, en relacin con el debate suscitado anteriormente, en torno a si es conveniente o no pedir subvenciones, quisiera hacer una reflexin a partir de nuestra experiencia. Y es que, dada la situacin creada por el partido popular en la Comunidad Valenciana, los primeros aos nos denegaron todas las
ayudas que solicitamos. Ello, unido a que los presupuestos eran prricos, decidimos
dejar de pedir subvenciones a la Direccin General de la Mujer, porque nos pareca
una tomadura de pelo tener que hacer tantsimo papeleo para recibir una negativa
o, en su defecto, unas cantidades tan ridculas. En un momento determinado, pblicamente pusimos de manifiesto que la Direccin General de la Mujer no nos aportaba ninguna ayuda a lo que, con razn, pblicamente respondieron que si no lo
hacan era porque no se les solicitaba. A partir de ese momento solicitamos todas
las subvenciones y ayudas que sacan De manera que si nos las deniegan,
habiendo cumplido todos los requisitos, podemos reclamar y, si no hacen caso, acudir a los medios de comunicacin y denunciarlo. Una subvencin solo obliga a la
realizacin de la actividad para la que ha sido concedida. Las subvenciones son fondos pblicos que pagamos las y los contribuyentes. Por ello, no se puede consentir
que los pocos dineros que hay vayan a parar exclusivamente a organizaciones de
mujeres no feministas, es mi opinin, aunque me gustara que lo abordsemos ms
en profundidad porque, en ocasiones, en base a unos principios que no se corresponden con la realidad, hacemos una dejacin de los recursos pblicos que, sin
embargo, necesitamos para poder desarrollar las actividades que tenemos comprometidas y que dan sentido a nuestra organizacin. Insisto en ello, porque nosotras
recibimos financiacin de distintas instituciones, y os aseguro que no somos complacientes con nadie, no tenemos que renunciar a principio alguno y, aunque tenemos los mismos problemas de fondo que tendramos sin recibir subvencin, contar
con recursos nos permite realizar actuaciones que, de otro modo, no podramos
poner en marcha.
122
Sobre los temas vertebradores del taller, me gustara sealar algunos inconvenientes y algunas ventajas, adems de plantear alternativas, no sin antes dejar claro
que la Fundacin Isonoma no es un observatorio, pero al trabajar con diferentes
grupos y colectivos dispone de mucha informacin.
El poder
En relacin con el poder, los problemas que nos hemos encontrado, en general,
es que si bien las feministas sabemos el modelo de poder que NO queremos, desde
el movimiento feminista no tenemos arbitrado un modelo de poder con el que, a partir de criterios mnimos de consenso, nos podamos identificar un nmero significativo de grupos y colectivos feministas. Si alguien tiene conocimiento de la existencia
de tal modelo de poder ruego que, urgentemente, lo d a conocer porque ahora ms
que nunca lo necesitamos.
Nos falta, por tanto, idear y poner en prctica modelos de poder propios, articulados a partir de nuestra experiencia y teniendo la teora crtica feminista como referencia.
Las dificultades que nos hemos encontrado, cuando tras articular algn modelo
lo hemos puesto a prueba, son las relaciones entre nosotras, que necesariamente
tenemos que mejorar. No s cmo lo vamos a hacer pero debemos hacerlo, incluyendo este punto entre los objetivos del movimiento feminista. Y es que, las mujeres, no hemos roto con el mandato patriarcal y seguimos relacionndonos afectadas
por las filias y las fobias, lo que supone un gran obstculo que impide que realicemos el gran pacto intra-gnero, que necesitamos para constituirnos como referente
poltico, y al decir poltico me refiero a pblico. Considero que la mayora somos
conscientes y conocedoras de esta situacin, de este problema, porque, quien ms
y quien menos, en algn momento lo hemos padecido. Sin embargo nos resistimos
a visibilizarlo, a hablar de ello, y as jams podremos resolverlo.
Pero no slo tenemos que hablar de las relaciones entre nosotras, de la autoridad que nos conferimos o que no nos reconocemos, sino que tambin deberamos
consensuar qu modelo de sociedad y de relaciones queremos construir para un
futuro, a medio y largo plazo, comenzando por cuestionar, pblicamente, los modelos familiares, que son una fuente de complicaciones y de limitaciones en la vida de
las mujeres. Tambin, sobre este tema, el feminismo debera tener articuladas alternativas para poder pensar en un mundo otro, porque ya hemos analizado el estado
de la cuestin de la sociedad androcntrica y patriarcal en la que vivimos, y sabemos que hay alternativas, porque conocemos experiencias singulares de las que
podemos aprender para hacerlas extensiva. Lo que nos hace falta, quizs, es perder el temor a quedarnos sin suelo debajo de los pies y asumir la responsabilidad
colectiva de participar en la transformacin social, imprescindible para que el mundo
tenga futuro y para que tengamos un lugar propio en el mundo del futuro.
123
La economa
En relacin con la economa tenemos muchas ventajas, porque tenemos alternativas muy desarrolladas a travs de las economistas feministas, quienes han trabajado de manera muy rigurosa, planteando propuestas de gran calado, que tenemos que poner en relacin con los modelos de poder. Y es que si carecemos de un
modelo de poder, articulado desde la sostenibilidad econmica, no vamos a avanzar polticamente. Estoy hablando, obviamente, desde la subjetividad de nuestra
experiencia y desde nuestra posicin como feministas.
Disponemos de importantsimos recursos que son, a la vez, la cara y la cruz de
nuestras vidas ya que, como se deca ayer, y yo estoy de acuerdo, el asunto de los
cuidados es el tema que nos engancha y doblega. Sin embargo, "los cuidados" es
uno de los temas por los que tenemos una alternativa de vida, de futuro. Tal es as,
porque "los cuidados" no solo son fuente de empleo precario y/o sumergido, sino
empleo fuerte, porque es lo ms importante que hay en este mundo y no s si
somos conscientes de esta fortaleza, aunque no dejo de reconocer que, a la par,
son nuestra cruz Es decir, que tambin nos toca resolver determinados inconvenientes, en relacin con la economa, y vertebrar las soluciones en torno a la idea
de poder que tampoco acabamos de ver clara.
Informacin y Comunicacin:
Y para poder articular soluciones conjuntas a problemas comunes, precisamos
tener informacin, permanente, fluida y verdadera, de lo que hacemos cada una, de
nuestras experiencias. Pero nos faltan canales propios de informacin y la comunicacin, tanto de carcter interno, como para difundir el trabajo realizado a la opinin
pblica, ante la que nos mostramos demasiado pudorosas y timoratas. Bien es verdad que los encuentros de mujeres, que las actividades que realizamos, no son noticias de relevancia para los medios, pero, aun as, no debemos de dejar de intentarlo (aqu se aplicara la regla planteada para las subvenciones: hay que acribillar a
los Mass Media con nuestras actividades) Si estas jornadas fueran un encuentro de
tos (perdn, de varones), los medios de comunicacin ya habran recibido 800 mil
comunicados con fotos, se habran hecho ruedas de prensa, enviado convocatorias, difundido programas luego los medios vendran o no vendran, pero la informacin estara dada. Adems, se contara con un individuo que ira metiendo la
informacin en las redes sociales (Face Book, Twiter, etc.), grabaran el evento y lo
colgaran en You Tube,.. De este tipo de iniciativas tenemos que aprender y ponerlas en juego. Yo espero que las mujeres jvenes lo tengan incorporado y sean ms
activas que nosotras para visibilizar sus trabajos, sus propuestas, sus acciones.
Mujeres y ciudadana.
Es evidente que, aun cuando representamos el 52% de la poblacin, lo que nos
sita como la parte ciudadana con mayora, de las dos mitades -hombres y mujeres- que integramos la sociedad, nuestro mayor inconveniente es que no estamos
124
125
ASTURIAS
Carolina Garca Acebal.
Forum de Poltica Feminista de Asturias.
ara situarnos en el punto alcanzado hoy por las polticas pblicas y el movimiento feminista asturiano, creemos conveniente comenzar nuestra intervencin, dando unas mnimas pinceladas sobre la historia del movimiento asociativo de mujeres, en nuestra comunidad.
Podemos comenzar con tres datos, tres efemrides que celebramos este 2.010:
- 34 aos desde la primera Asociacin feminista de Asturias
- 21 aos de Consejo de Asociaciones de Mujeres de Gijn
- 11 aos de Instituto Asturiano de la Mujer. Consejo Asturiano de la Mujer.
Si algo caracteriza el pasado y futuro del movimiento organizado de mujeres es
sin duda el dinamismo, un crculo que nunca termina de completarse, pues rpidamente se plantea otro. Un camino plagado de esfuerzo y xitos, que nos obliga y
estimula para mirar siempre hacia el siguiente punto, quizs movidas por el miedo
a ver como todo puede desvanecerse, conocedoras de que tal peligro nos acecha
siempre, y que nos impide, en muchas ocasiones echar la vista atrs, hacer repaso, analizar los pasos dados, los resultados de stos, y casi sin darnos cuenta,
seguir caminando seguras de poder evitar tropiezos repetidos y recordando siempre cul es el fin ltimo que nos puso en el camino.
As pues, podramos comenzar esta, ms que resumida, introduccin histrica,
con la llegada en 1976 de la Asociacin Feminista Democrtica de Asturias, AFA,
que toma el nombre de Clara Campoamor, lo que ya define su compromiso, eligindose el 25 de noviembre de ese mismo ao, como fecha para su presentacin en
sociedad.
Una sociedad en la cual, en materia de polticas de igualdad, estaba todo por
hacer y en la que las "cuestiones de mujeres" eran siempre pospuestas ante otros
temas "ms importantes" por parte de las fuerzas progresistas; en el conjunto de la
sociedad el rechazo a esas cuestiones era simple y claro. Mostraba el camino que
habra de seguirse en aos posteriores: nicamente podramos atajar, reducir e
intentar erradicar la desigualdad existente entre varones y mujeres en nuestra sociedad, actuando y presionando, al unsono, desde diferentes espacios, tanto sociales,
como polticos.
Pese a que podramos elegir esta fecha, noviembre del 76, como punto de partida para el asociacionismo feminista en Asturias, injusto sera olvidar, que previo a
126
este nacimiento, diferentes grupos de mujeres, ya comenzaban desde el mbito universitario, y desde organizaciones polticas a trabajar en campaas y acciones. Tal
el es caso del MDM (Movimiento Democrtico de Mujeres) o de AUPEPM,
(Asociacin Universitaria para el Estudio de los Problemas de la Mujer), que nace a
finales de 1975 como la primera organizacin legal de mujeres en la Universidad de
Oviedo.
De esta manera y, con el escenario de la transicin poltica, de fondo, el movimiento feminista regional ir sumando adeptas, configurndose como espacio de
participacin para mujeres, que llegadas desde los ms variados mbitos, por fin
encuentran el lugar que buscaban. A la vez, iran reclamando el lugar que les corresponda y por el que tanto haban luchado en las diferentes organizaciones polticas.
Como es evidente, todo est por hacer y debatir, y la agenda urgente estaba
clara, abolicin del delito de adulterio, acceso a la anticoncepcin, legalizacin del
divorcio, patria potestad compartida, el derecho al aborto, etc. Durante unos aos el
movimiento feminista se centrar en los cambios legislativos, comprendiendo que
este era el nico camino que nos llevara al xito de la convivencia futura en igualdad, aunque quizs utpicamente convencidas de que nicamente con ellos lo conseguiramos.
Son aos muy intensos en la vida poltica y los cambios se suceden con rapidez,
la unidad de AFA pronto se fragmenta entre el debate de la doble militancia, la participacin de mujeres en las nuevas instituciones democrticas, en las entidades
que partidos y sindicatos crean para desarrollar los temas de la mujer y la percepcin que comienza a configurarse en el movimiento feminista espaol de que es
necesario especializarse en campos concretos de trabajo, as nace Mujeres por la
Salud Nielda o El colectivo de Escuela no Sexista.
Por tanto el movimiento feminista asturiano, al igual que ocurra en el resto del
pas, una vez va consiguiendo las modificaciones legislativas ms urgentes, se ir
diversificando, creando organizaciones y asociaciones que trabajarn desde espacios ms sectoriales, los diferentes aspectos discriminatorios que les afectaban de
una forma ms concreta, y que por supuesto exigan diferentes formas de estar, incidir o reivindicar.
Con el fin de ir instaurando los organismos que actuaran como escenarios
polticos para la organizacin poltica y social de las mujeres en Espaa, surge
el Instituto de la Mujer (1983), descentralizando los primeros recursos destinados
a ello. Uno de los primeros Centros de Informacin de los Derechos de la Mujer,
dependiente de este organismo, se crea en Gijn y en el marco de los debates
sobre su puesta en marcha o sus orientaciones, un grupo de mujeres que provienen de las diversas lneas de trabajo en que se ha fragmentado el movimiento
127
128
129
etapa, que afectar tanto a las organizaciones que participan en los consejos como
aquellas que se mantienen alejadas de las instituciones.
De nuevo reaparece el debate de la independencia del movimiento esta vez ligada a la colaboracin con las instituciones. Mucho hemos hablado del impacto que la
poltica de subvenciones ha tenido en el movimiento feminista favoreciendo el
aumento de las asociaciones pero tambin su fragmentacin. Ciertamente todo
movimiento social se mueve entre estas dos tensiones y as avanza la historia. No
cabe la decisin de cual es la ms correcta pues, quienes creemos en el anlisis
dialctico, sabemos que ambas son absolutamente necesarias, la opcin por una u
otra se debe a diversas coyunturas en las que las opciones personales no estn
fuera de lugar.
En el Forum de Asturias consideramos que la colaboracin con el feminismo institucional es necesaria si pretendemos que nuestras propuestas se hagan realidad,
ciertamente somos conscientes de los riesgos, ser absorbidas por la dinmica de la
Administracin y perder autonoma e independencia, pero tambin de sus posibilidades, influir en la configuracin de la agenda poltica, participar en la configuracin
de los programas o propuestas que se llevan a cabo entre otras.
En cualquier caso creemos que es tiempo de una reflexin sobre el momento
presente. Hemos alcanzado un marco normativo que puede considerarse definitivo
y definitorio para mucho tiempo. Las leyes de igualdad, y contra la violencia de
gnero establecen un nuevo escenario.
Por otra parte la primera crisis global est poniendo en cuestin avances sociales, formas de administracin entre otras muchas cosas, el feminismo se va a
encontrar con nuevas amenazas (o las viejas revestidas de nuevos colores) y nuevos retos a superar. Los cambios sociales con la llegada masiva de mujeres inmigrantes, los cambios demogrficos y otros configuran una nueva realidad que no
podemos abordar con las respuestas de antao.
Habr que superar como en otras ocasiones la desconfianza mutua entre quienes trabajan en las instituciones, partidos y sindicatos siempre condicionadas por
las prioridades que establecen los grupos a quin pertenecen, muy susceptibles a
las crticas, pues tienen siempre en el horizonte la competicin electoral, obsesionadas, en fin, por controlar la situacin y quienes trabajan en asociaciones obsesionadas a su vez por el miedo a ser controladas o utilizadas, desconfiadas de cualquier
institucin en la que sin duda se proyecta el patriarcado, reticentes a los apoyos,
proclives en exceso al papel de vctimas y orgullosas de su vanguardismo.
En estos aos la superacin de estas actitudes y la fluidez de las relaciones
entre el continuum que forma el movimiento de las mujeres ha dependido, en exce-
130
so, de las relaciones informales, de las caractersticas personales de quienes ocupan unos u otros puestos. El futuro nos va a exigir mejorar esa situacin puesto que
nos queda la importante tarea de no retroceder sobre lo conseguido tanto en las instituciones como en el debate ideolgico en el seno de la sociedad.
131
ANDALUCA
M Vicenta Prez Ferrando,
Vicepresidenta del Consejo de la Mujer del Ayuntamiento de Crdoba.
132
damental para todas las personas y constituye un valor capital para la democracia. La sociedad democrtica no se puede permitir ignorar la capacidad, de los
conocimientos, la experiencia y la creatividad de las mujeres".
La ciudadana y la democracia representan conceptos complejos que han entrado ya en el imaginario comn. Las caractersticas de la democracia imperante en el
siglo XXI es todava una democracia liberal, representativa (que no participativa),
basada en el principio de la ciudadana activa. La recuperacin y profundizacin de
la democracia real y de la participacin ciudadana exige en la actualidad una repolitizacin de la cuestin social.
Por ello, la participacin poltica debe apostar por articular en el espacio de la
movilizacin social, las polticas de redistribucin socioeconmica y las polticas de
reconocimiento cultural as como de los derechos de las mujeres, como grupo social
que ha estado invisibilizado en el espacio pblico.
El instrumento principal de la ciudadana y de la democracia es la participacin.
Si aceptamos que ser ciudadanas activas, exige por nuestra parte: un compromiso
cvico (responsabilidad); una deliberacin colectiva (dilogo) y una accin organizada (opinin, propuesta), hemos de garantizar tambin, que nuestros derechos sean
respetados y cumplidos en la prctica. De este modo, la participacin se transforma
en pasar de ser meras habitantes a ser ciudadanas participativas y despus
ciudadanas comprometidas (Lagarde).
Partimos de que la participacin nunca es terica slo existe cuando se ejerce y
ha de tener un contenido y un sentido: se participa ante un problema compartido por
la ciudadana. As pues, lo que nos afecta colectivamente ha de hacerse de manera participada.
Participar, desde esta perspectiva, es reconocernos, tener voz y voto, disminuir
el poder personal por el colectivo, crear instancia nuevas de control y de participacin, tomar decisiones, no slo ser consultada. Por ello, podemos concluir que se
participa cuando se posibilita la duda, la curiosidad, la crtica, sugerencias, presencia viva, con voz
"Lo pblico" -atribuido histricamente a los varones- es el mbito normal de la
presencia masculina, mientras que an hoy da la mujer "pblica" o de la "vida pblica", es interpretada como una mujer sospechosa de llevar una "mala vida", de ser
prostituta o libertina o una irresponsable de sus obligaciones maternales y domsticas. Slo como heronas sacrificadas por grandes causas se las ha reconocido y
legitimado en la vida pblica (Massolo).
La participacin de las mujeres en los espacios pblicos, organizaciones, asociaciones locales, donde se hace la "poltica informal" o comunitaria y donde se construyen tejidos sociales solidarios de la vida cotidiana, ha sido y es, formidable y fundamental, aunque insuficientemente reconocida y valorada. A travs de estos espacios y formas de participacin informales y comunitarias, las mujeres hemos podido
aprender y demostrar, habilidades de gestoras sociales, para el mejoramiento de las
condiciones de vida, de la familia, del vecindario, del pueblo, del barrio, en definitiva, de la comunidad.
133
134
social, con garanta de igualdad y respeto a la diferencia. As mismo, hemos de ejercer un control social de la funcin pblica para exigir legtimamente el cumplimiento de los compromisos adquiridos por parte de las personas que ejercen el poder
social, institucional y poltico.
2. El empoderamiento
Las mujeres tenemos que hacernos presentes como grupo para que a nuestros
discursos, exigencias y acciones se les confiera poder. Este poder que se nos confiere desarrolla la capacidad para incidir en lo pblico.
Dicho esto, tenemos que hablar de un elemento importante y de un reto fundamental a alcanzar ya: EL EMPODERAMIENTO., que es la clave de la participacin
de las mujeres en la esfera pblica, lo cual implica un proceso que toma diversos
caminos y tiempos segn la diversidad de las mujeres, los contextos y las condiciones. Entendemos por empoderamiento, la accin por la cual el sujeto mujer, se convierte en agente activo como resultado de accionar y que vara de acuerdo a cada
situacin concreta.
El rasgo ms sobresaliente del trmino es contener la palabra poder. El poder
sobre, es el ms comn, es la habilidad de la persona para hacer que otras acten
en contra de sus deseos, es un tipo de controlar, es el que los hombres utilizan habitualmente.
El poder desde una perspectiva de gnero en cambio, es poder para, con y
desde dentro. El empoderamiento as, conduce a lograr autonoma individual, a estimular la resistencia, la organizacin colectiva y la protesta mediante movilizacin.
El empoderamiento, permite a las mujeres ganar poder y control sobre sus propias vidas, implica la toma de conciencia, la autoconfianza, la ampliacin de opciones, el mayor acceso a recursos y acciones para transformar las estructuras y las
instituciones que refuerzan y perpetan la discriminacin de gnero y las desigualdades (Massolo).
En la "Carta Europea para la igualdad de mujeres y hombres" (2006) se dice que
las autoridades locales y las regionales, son las esferas de gobierno ms prximas
a la poblacin representando los niveles de intervencin ms adecuados para combatir la persistencia y la reproduccin de las desigualdades y sirven para promover
una sociedad verdaderamente igualitaria.
En nuestras sociedades, persiste todava la conviccin de que las mujeres representan un servicio pblico gratuito, disponible todo el tiempo, para todo problema de
emergencia social (las mismas mujeres contribuimos a mantener dicha conviccin,
debido a los roles de gnero, madre, ama de casa, esposa, abuela) y a la divisin
sexual del trabajo, que recarga sobre las mujeres, las responsabilidades de las labores
domsticas, responsabilidades que se suponen transferibles a los asuntos pblicos.
3.- El Consejo Municipal de las Mujeres
Los ayuntamientos son instituciones de gobierno y administracin de territorios
y poblaciones que suponen atributos de mayor proximidad, conocimiento de las
necesidades y potencialidades locales, atencin directa a los asuntos cotidianos de
las colectividades, ciudades y pueblos.
135
Sus funciones tienen mucho que ver con las necesidades cotidianas de las mujeres (agua potable, zonas verdes, vivienda, escuela, transporte, recogida de basura...).
La disponibilidad y localizacin de los servicios y equipamientos pblicos tiene
impacto diferencial segn el gnero: ni les falta por igual a mujeres y hombres, ni los
utilizan por igual mujeres y hombres.
El compromiso cvico, la deliberacin colectiva y la accin organizada sobre los
temas que afectan a las mujeres, van a ir conformando una ciudadana activa que
ir posibilitando la creacin de redes de asociaciones.
Para que podamos participar en lo que se decide, podamos tener capacidad de
proponer qu se hace, podamos representar nuestros intereses y sobre todo, para
que podamos lograr la igualdad entre hombres y mujeres se crea el Consejo
Municipal de la Mujer de Crdoba en 2000 (este ao estamos celebrando el dcimo
aniversario de su creacin).
La creacin del CMM es un ejemplo de participacin democrtica de las mujeres en el inicio del proceso de accin poltica en el espacio pblico, para logar la
igualdad real entre hombres y mujeres; es el rgano de representacin de los
colectivos y asociaciones de mujeres en la poltica municipal; supone por tanto,
la voz y opinin de las mujeres en los distintos mbitos de la vida de la ciudad.
La finalidad que tiene el CMM, es elaborar estudios, informes y medidas para su
traslado al ayuntamiento -as como a otros organismos-, para hacer efectivo el principio de igualdad de la mujer en todos los mbitos de la vida poltica, econmica y
social del municipio de Crdoba.
Est compuesto por asociaciones de mujeres de Crdoba; secretaras de la
mujer de los sindicatos; reas de mujer de ONGS; ctedra Leonor de Guzmn de la
Universidad de Crdoba; mujeres representantes de otros consejos locales y representantes de los partidos polticos en la corporacin local.
Su estructura est formada por la Asamblea General, en donde participan las
representantes de las distintas asociaciones y colectivos de mujeres de Crdoba y
se renen cada dos meses y por la Comisin Permanente que est formada por la
presidenta, vicepresidenta y vocales. Tal vez lo ms interesante de esta estructura
es que las asociaciones y colectivos de las mujeres que forman parte del CMM eligen en asamblea a sus representantes para formar parte de la Comisin
Permanente.
Algunas de las funciones posibles del CMM son:
- Identificacin de asuntos de gnero de inters colectivo.
- Traslado de esos asuntos o puntos a la agenda pblica.
- Intermediacin/concertacin para la elaboracin, deliberacin y aplicacin de
las polticas municipales.
- Desarrollar y promover nuevos liderazgos en las organizaciones de las mujeres.
- Promover, contribuir, participar o liderar procesos de dilogo y de negociacin
de intereses, en situaciones que requieran el establecimiento de consensos y
pactos.
136
137
138
139
140
141
142
Mujer de los sindicatos, organismos pblicos, fuerzas polticas, ONGs... toda entidad que sinceramente quisiera plantear su apuesta por la erradicacin de este fenmeno. Esta iniciativa cuaja en el ao 2000, y desde ese momento ha trabajado
como red que da respuesta frente a la violencia de gnero.
Destaca, en su trayectoria pblica, su capacidad de respuesta inmediata frente
a hechos concretos, ya que cada noticia de muerte de una mujer vctima de violencia de gnero en Canarias supone una convocatoria automtica de concentracin
de repulsa al da siguiente, en varias islas (la primera fue Tenerife), con la publicacin de un manifiesto que denuncia el hecho y reivindica soluciones.
Destacan, tambin, sus pronunciamientos pblicos ante los acontecimientos
polticos relacionados con la Violencia contra las Mujeres, como, por ejemplo, la
reaccin ante la tramitacin de la Ley Estatal o la presencia ante el Parlamento
Canario para valorar el estado de implementacin del Programa Canario para la
Prevencin y Erradicacin de la Violencia contra las Mujeres.
En 2009 y 2010, ha habido intervenciones en defensa de los Servicios de
Proteccin a Mujeres Vctimas de Violencia en Tenerife, seriamente daados por la
quiebra de una fundacin canaria, patronato creado dependiente de UGT que los
gestionaba por delegacin del Cabildo, y por las limitaciones presupuestarias institucionales.
Al igual que la Plataforma 8 de Marzo, la conmemoracin de una fecha sirve para
concentrar la reivindicacin y denuncia de la Violencia contra las Mujeres y las
bases patriarcales que la sustentan. Los actos conmemorativos del 25 de
Noviembre, Da Internacional contra la Violencia Hacia las Mujeres han sido convocados por el Foro en los aos del 2000 haciendo hincapi cada ao en algunos de
los aspectos que se relacionan con aqulla.
2.2. Cmo Funciona
Al igual que la Plataforma, carece de Estatutos, registro y normas escritas. Las
reglas son no escritas y los acuerdos por consenso de los grupos asistentes. La
estructura es simple: Una portavoz, una Permanente y una Asamblea de Grupos
participantes.
As y todo, tiene un gran prestigio, siendo consultada por las Instituciones en
numerosas ocasiones. Como muestra de este prestigio, ha recibido:
- El Premio 8 de Marzo del Gobierno Canario, en 2009
- El Premio del Cabildo Insular de Tenerife.
Su impacto en la prensa es mayor que el de la Plataforma, pues cada vez que
se produce una muerte, muchos medios llaman a la portavoz y asisten a las concentraciones organizadas por el foro.
Hemos sensibilizado a las Instituciones:
Desde hace 7 aos el Gobierno Canario hace concentraciones de repulsa a los
feminicidios ocurridos en Canarias, y desde hace 3 aos, los Ayuntamientos y
143
144