Concepto de Consonancia - Consonancias PDF

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1

Editorial

La ciencia y la religin, tomadas en un sentido muy amplio, son dos aspectos
dominantes de la cultura humana, cada una de ellas contribuyendo a su manera a
configurar nuestros modos de vivir y de pensar, dando respuestas a nuestras preguntas
respecto a nosotros mismos y la realidad que nos rodea. En otras palabras, dan forma a
cosmovisiones, ms o menos explcitas, que dan sentido a nuestra existencia colectiva e
individual. Lo que caracteriza a la relacin entre la ciencia y la religin, segn la ptica
de la teologa, es la complementariedad ya que, como deca Juan Pablo II cuando
siguen sus propios y respectivos mtodos, la religin y la ciencia son elementos
constitutivos de la cultura. Fe y ciencia, o religin y ciencia, lejos de oponerse,
configuran, nutren, dan vida a la cultura. Una cultura en la que estos elementos
constitutivos se ignoran, o peor an, se enfrentan, se deshumaniza. Lamentablemente,
en el pasado se busc oponerlas afirmando que exista un conflicto entre las mismas,
llegndose al punto de plantear que haba una guerra entre ciencia y religin o, en
trminos institucionales, entre la Iglesia y los cientficos. Con el tiempo, esta postura se
ha ido suavizando a travs del dilogo y el mutuo reconocimiento. De hecho, se puede
constatar que en las ltimas dos dcadas el tema de la relacin entre la ciencia y la
religin convoca a un nmero cada vez mayor de cientficos, telogos y filsofos. Si
bien este fenmeno se observa en varios pases, el predominio del mundo angloparlante
en el mismo es insoslayable. En este mismo contexto tambin se podra sealar la
presencia mayoritaria de pensadores, tanto cientficos como telogos, pertenecientes a
las iglesias reformadas, aunque no falten miembros de la Iglesia catlica, y de otras
religiones.

En los debates se suelen describir distintas maneras de encarar el dilogo. Una de ellas
propone que no existe conflicto alguno entre ciencia y religin, ya que la primera se
preocupa por los cmo y la religin por los por qu; o tambin la ciencia se refiere
a lo que es, y la religin a lo que debera ser. Estas visiones fueron formalizadas por
el bilogo Stephen Jay Gould, y su nocin de non-overlapping magisteria (NOMA) es
compartida por numerosos cientficos y telogos. Sin embargo, otros opinan que esto se
cumple slo parcialmente, ya que hay reas o temas en los que puede haber conflictos
potenciales. Por ello, una de las cuestiones que se discuten ms extensamente es el de la
relacin entre ciencia y religin: coexistencia pacfica, con cierta indiferencia?
conflicto? dilogo? convergencia? Las tipologas de la relacin abundan en la
bibliografa.

En este marco, el trabajo del Dr. Oscar Beltrn que nos ofrece el presente nmero de
Consonancias presenta una visin tradicional de un tema novedoso, y es digno de
mencin por un triple motivo. En primer lugar, porque su autor es un miembro de
nuestra comunidad acadmica con una activa participacin en los grupos dedicados al
dilogo fe-ciencias en nuestro pas y en el mundo hispanoparlante. En segundo lugar,
porque nos ofrece una mirada de dicho dilogo desde una aproximacin filosfica
diversa de la que predomina en los ambientes anglosajones y en la enorme mayora de
las publicaciones especializadas. Finalmente, porque su reflexin gira en torno al
concepto de consonancia, que en plural es el ttulo de la publicacin del IPIS,
expresin de un ideal a alcanzar en el tan arduo como gratificante camino de la
integracin del saber.
Dr. Jorge Papanicolau
Miln
2
EL CONCEPTO DE CONSONANCIA
Un puente entre la ciencia y la teologa


Introduccin: el dilogo entre ciencia y teologa como signo de los tiempos

La preocupacin por la integracin del saber acompaa la vida intelectual casi desde sus
comienzos. Ya en tiempos de Aristteles se hablaba de una cierta organicidad del
conocimiento, que supona la intervencin unificadora de la sabidura: lo propio del
sabio es ordenar, sea en el campo de la vida misma como en el de las ciencias.

En el Medioevo se produce un lento pero firme proceso de culturizacin del
cristianismo, donde la levadura de la Revelacin en la plenitud del Verbo hecho carne
fermenta en la masa de las tradiciones de Grecia y Roma. Se encuentran as la fe y la
razn en una convivencia no fcil pero con definida vocacin de unidad. Es la poca del
dilogo entre la filosofa y la teologa, que alcanza su punto ms alto de madurez en el
perodo escolstico.

A partir del Renacimiento, la crisis del aristotelismo provoca un estado de escepticismo
metafsico en el que se abren paso las nuevas ciencias de la naturaleza: fsica, qumica,
astronoma, biologa. La separacin cada vez ms aguda entre el dominio de la filosofa
y el de la ciencia llega a su punto mximo con el positivismo del siglo XIX, pero desde
all comienza un reverdecer de la metafsica y del espritu de dilogo con la ciencia.
Podramos decir que las primeras dcadas de la pasada centuria dan lugar a un
apasionado debate sobre las relaciones entre la filosofa y el campo cientfico.

Al mismo tiempo, aunque con efectos algo ms tardos, la audacia de los avances de la
ciencia conduce a una conciencia ms clara de sus lmites, y genera una suerte de
reencantamiento por la trascendencia. Si bien ciertas teoras cientficas, como las que
hablan del origen del universo o la evolucin de las especies vivientes, parecan en
principio cuestionar y reemplazar la imagen religiosa tradicional del mundo, pronto se
vio que, en realidad, eran expresiones de una convergencia espontnea entre la ciencia y
la fe que ameritaban una profunda reflexin. Al cabo de algunas tibias insinuaciones,
los aos 70 nos encuentran en plena tarea de coloquio entre las disciplinas cientficas y
la teologa. Desde entonces la actividad de encuentro entre estos dos mbitos de la
cultura se ha incrementado y consolidado de tal manera que, sin exagerar, puede
considerarse como una impronta caracterstica de los tiempos que corren.
1


Segn lo seala uno de los ms destacados expertos, el no hace mucho extinto Mariano
Artigas, el tiempo presente ofrece una oportunidad inestimable para emprender lo que
tan grficamente describe T.Bennett como construccin de puentes.
2
En efecto, por
primera vez en la historia disponemos de una cosmovisin cientfica que proporciona
una imagen rigurosa y unificada del mundo, porque incluye todos los niveles naturales
(el microfsico y el macrofsico, incluyendo el biolgico) y sus relaciones mutuas.
3
La

1
Nessunaltra epoca, come lattuale, ha visto sorgere un interesse cos forte, condiviso allo stesso tempo
da cosmologi, filosofi e teologi, intorno al problema della comprensione delle basi dellUniverso e del
posto che occupiamo in esso. G.COYNE Implicazioni filosofiche e teologiche delle nuove cosmologie
en La Civilt Cattolica 1992 IV p.343.
2
G.BENNETT Y T.PETERS Ciencia y religin en dilogo. Un puente en construccin Puebla UPAEP 2002.
3
La mente del universo Pamplona, EUNSA, 2000, p. 101.
3
feliz combinacin de un alcance cada vez ms ambicioso y un rigor cada vez ms
estricto han convertido a la ciencia en un interlocutor natural de los saberes sapienciales.
Tanto desde lo que podran denominarse temticas fronterizas como desde el impacto
personal que ejercen estas especulaciones en el nimo de los cientficos parece llegada
la hora de acometer, de manera sistemtica y profunda, el dilogo entre la filosofa, la
teologa y la ciencia tantas veces empaado por los conflictos, y sobre el cual la
comunidad intelectual y las instituciones religiosas han puesto ya su esperanza. De
hecho ha quedado definitivamente atrs el prejuicio de una oposicin insanable entre la
mentalidad cientfica y la religiosa.
4


Podemos decir que estamos en presencia de un fenmeno cultural indito, que se viene
desplegando desde hace un tiempo suficiente como para reconocer en l una cierta
trayectoria, y que promete extenderse en el tiempo, ya sea en su estado actual o
abriendo paso a nuevos escenarios con la misma orientacin bsica. No es atrevido
considerarlo como un autntico signo de los tiempos que puede constituirse en un tema
de reflexin en s mismo. S.S. Juan Pablo II supo ver en su momento la importancia
apremiante de este fenmeno y a causa de su desvelo proftico nos ha dejado un
generoso magisterio acerca de l.
5
La pieza ms destacada, despus de la Fides et Ratio,
es para muchos la Carta que dirigi en 1987 al entonces titular del Observatorio
Vaticano, George Coyne.
6
Por entonces estaban en germen varias de las iniciativas que
la Iglesia y otras organizaciones confesionales promovieron para fomentar el dilogo.
Por eso el Papa expresaba all que el modo preciso de la comunicacin entre ciencia y
teologa debe dejarse para el futuro. A casi dos dcadas de este pronunciamiento
parece razonable pensar en un intento por dar una forma ms o menos estable a ese
intercambio.


Necesidad de una mediacin filosfica

El tono fluido y amistoso en que se desenvuelve hoy el dilogo entre cientficos y
telogos reafirma los progresos alcanzados y augura climas benignos para el
entendimiento. Pero es justo reconocer que a menudo se descuidan ciertas prevenciones
que exige todo intercambio, y llevados por el entusiasmo o la desaprensin los
promotores de ese dilogo caen en conclusiones apresuradas o gestos demaggicos. No
siempre las intenciones de una y otra parte han sido debidamente purificadas, ni se
advierte el peligro del sincretismo o las soluciones precipitadas. En definitiva, se echa
de menos la presencia de un marco de referencia que defina los parmetros
fundamentales de la visin del mundo, de los distintos mbitos epistmicos de abordaje
y de los lenguajes comunes que puedan canalizar un dilogo genuino. Y todo ello es

4
En una reunin interdisciplinaria en Madrid deca Artigas: ... hoy en da se puede afirmar como un
hecho patente que los grandes cientficos, prcticamente sin excepcin, estn de acuerdo en este punto,
que no hay oposicin entre ciencia y religin. Hoy da, incluso sa es mi experiencia personal, en
simposios sobre Filosofa de la Ciencia, no necesariamente de Teologa, etc., sino de pura Epistemologa
o de Ciencia, en cualquier pas de este planeta, se habla tranquilamente de estos temas y en estos trminos
y prcticamente todo el mundo da por supuesto esta compatibilidad. A.A.V.V. Fsica y religin en
perspectiva Madrid, Rialp, 1991, p.177.
5
Cf. J.PAPANICOLAU Religin y Ciencia en el pensamiento de Juan Pablo II: importancia y
responsabilidad del dilogo para una cultura verdaderamente humana en Teologa t.XL 2003 n 82 pp.
83-113.
6
Publicada en diversos medios, por ejemplo LOsservatore Romano edicin espaola 12 de febrero de
1989 pp. 19-21.
4
competencia de la sabidura filosfica, desde su irrenunciable misin de ordenar y
concertar las diferentes perspectivas del conocimiento. De ah la necesidad de
reivindicar el papel mediador de la filosofa para llevar a buen puerto las iniciativas de
encuentro entre la ciencia y la teologa.

Varios autores me sirven de apoyo para esta conviccin. En su Prefacio al notable libro
de Artigas La mente del Universo, el Card. G. Poupard dice: La ciencia est
adquiriendo cada vez mayor conciencia de sus propios lmites y de la necesidad de una
fundamentacin, pero, al mismo tiempo, desafa a la religin, pidindole ms rigor
intelectual en la presentacin de su mensaje espiritual. Este reto es una llamada
saludable a una mayor seriedad por parte de la religin. De este modo, ciencia y religin
son llamadas a una seria reflexin filosfica y epistemolgica, y a construir puentes
slidos que permitan una escucha y un enriquecimiento mutuos.
7
Por su parte el
telogo alemn W. Pannemberg, comentando un pasaje en el que Juan Pablo II propone
un dilogo entre la teologa y la ciencia actuales a la manera de lo que ocurri con
Aristteles en el Medioevo, sostiene que la ciencia moderna no puede tomar
simplemente el lugar que la filosofa aristotlica ocup en relacin con la teologa
medieval, como el Papa parece sugerir en un punto. Uno hasta puede dudar de que la
ciencia moderna pueda reemplazar totalmente a la fsica aristotlica, y ni hablar de la
metafsica y la lgica. La fsica moderna no reemplaza totalmente a la fsica aristotlica,
si junto a la ciencia y a la teologa una filosofa de la naturaleza permanece como una
posibilidad. Los telogos, por supuesto, pueden ser sus propios filsofos.
8


Lo que debe tenerse en cuenta, ante todo, es que ni la ciencia ni la teologa son
competentes para fijar las condiciones del dilogo en cuanto tal. En la prctica del
dilogo interdisciplinario los representantes de las ciencias particulares aportan los
contenidos cada vez ms especializados de su saber y, en el mejor de los casos, una
razonable especulacin, de orden personal, sobre las proyecciones culturales de esa
contribucin. Ahora bien, desde el momento en que esto ltimo cae fuera del objeto
formal de su ciencia, queda al margen de la exigencia de rigor profesional que pone a un
cientfico como interlocutor vlido de la teologa. Todo lo que ese cientfico pueda
aadir a ttulo de implicacin de sus conocimientos no puede hacerlo en cuanto
cientfico. Por su parte, la teologa se acerca al dilogo con la ciencia como a algo que le
es igualmente ajeno. Su especialidad es la Palabra de Dios, y los ecos que esa
revelacin pueda tener en el contexto de la visin cientfica del mundo exceden su
competencia. Ante esta situacin resulta indispensable dar el salto desde la
interdisciplinariedad, que permanece en cierto modo bajo un esquema horizontal, a la
metadisciplinariedad, que bajo una suerte de tercera dimensin registra los distintos
niveles de inteleccin y sus posibles vas de contacto. La interdisciplinariedad entonces
es un primer paso de acercamiento entre las ciencias, pero no alcanza para trascender
hacia las cuestiones que desbordan ese plano y exigen respuestas ms all de los
conceptos puramente disciplinares. As la metadisciplinariedad aparece como
complemento necesario de carcter sapiencial, fundamentalmente a partir de tres reas:
metodolgica, temtica y de fundamentacin.
9


7
P.POUPARD Prefacio a M.Artigas La mente del Universo p. 14. Los nfasis son mos. Ms adelante
agrega esta cita de Barbour:Cualquier perspectiva sobre la relacin entre ciencia y religin refleja
supuestos filosficos p. 39.
8
Cit. en J.PAPANICOLAU art.cit. p. 10 n. 35.
9
L.Clavell insiste sobre quanto sia importante il ruolo della filosofia in questo passaggio alla
metadisciplinarit. Luego se detiene en la articulacin entre tica, antropologa y metafsica, la cual si
5
El trabajo de la filosofa exige una reflexin sobre las teoras cientficas para alcanzar
una justa valoracin de su peso ontolgico, pero tambin una cuidadosa comprensin
del mensaje de fe, al que la teologa debe ser capaz de presentar despojado de arcasmos
o prejuicios derivados de su encarnadura epocal. Como aclara Possenti, la ciencia se
maneja con teoras y la teologa con doctrinas. Y a la filosofa le corresponde el examen
metafsico y antropolgico que evale la posibilidad de conciliar las teoras con las
doctrinas. La vocacin metaemprica del intelecto hace posible introducir el discurso
metafsico ms all del dato cientfico, lo cual contribuye adems a recibir
adecuadamente el aporte de la Revelacin. Por contraposicin, los conflictos entre
religin y ciencia provienen de una interpretacin filosfica equivocada del mensaje
cientfico, impregnndolo de un trasfondo empirista, materialista y positivista.
10


En este tema es muy inspiradora la enseanza de la Fides et Ratio. Si bien all apenas se
menciona la temtica de la ciencia, es considerada un fruto legtimo de la razn
11
y
consta su positiva estimacin por parte del Magisterio.
12
No obstante, cuando el Papa se
refiere a las distorsiones del pensamiento moderno (n.5), y al problema del cientificismo
(n.88) deja muy en claro la relevancia dominante de la filosofa: La referencia a las
ciencias, til en muchos casos porque permite un conocimiento ms completo del objeto
de estudio, no debe sin embargo hacer olvidar la necesaria mediacin de una reflexin
tpicamente filosfica, crtica y dirigida a lo universal, exigida adems por un
intercambio fecundo entre las culturas. Debo subrayar que no hay que limitarse al caso
individual y concreto, olvidando la tarea primaria de manifestar el carcter universal del
contenido de fe. Adems, no hay que olvidar que la aportacin peculiar del pensamiento
filosfico permite discernir, tanto en las diversas concepciones de la vida como en las
culturas, no lo que piensan los hombres, sino cul es la verdad objetiva .Slo la
verdad, y no las diferentes opiniones humanas, puede servir de ayuda a la teologa.
13



Un caso testigo: la idea de consonancia

Entre las mltiples tareas que involucran el arbitraje filosfico, se plantea la pregunta
sobre cul debe ser la pauta epistemolgica adecuada para definir las condiciones del
dilogo entre ciencia y teologa. En esta lnea me ha llamado la atencin una propuesta

rivela come il nocciolo sapienziale al quale rimandano le questioni metadisciplinari. Una ricerca
sapienziale articolata con questi elementi permette di approdare ad ununit del sapere, che non significhi
uniformit. La metadisciplinarit. Scienza, filosofia e teologia en E.Mariani (ed.) Unit del sapere e
del fare, una soluzione transdisciplinare? (risultati del Convegno, Napoli, 26-28 ottobre 2000) Napoli,
Istituto per ricerche ed attivit educative, 2001,reproducido en www.unav.es/cryf
10
Aspetti del dialogo fra scienza e fede en XXIX Semana Tomista Buenos Aires 2004 pp. 15-16. Como
ejemplo, Artigas menciona la cuestin del reduccinismo: El reduccionismo ontolgico no se presenta
como una consecuencia de la ciencia en s misma, sino, ms bien, como una idea metafsica que, por
tanto, debera discutirse utilizando no slo datos cientficos, sino tambin argumentos filosficos. []El
hecho mismo de que argumentamos acerca del reduccionismo muestra que existen dimensiones de la
realidad que trascienden a la ciencia experimental: en efecto, cuando argumentamos acerca del
reduccionismo, utilizamos argumentos que se refieren a la ciencia misma y, por tanto, no pertenecen al
mbito de la ciencia. La mente del Universo pp.163-164.
11
nn. 5, 9, 25 y 30.
12
n.61.
13
n.69. Por eso afirma el Card. Cottier que, a propsito de la necesidad de una mediacin filosfica entre
ciencia y fe, seule une philosophie raliste est capable de sacquitter de cette tche dune manire
adquate. (Le rle de la philosophie dans le dialogue entre la science et la foi en Nova et Vetera a.
LXXXIII, 2007, n.3 pp. 317-318).
6
del sacerdote, fsico y filsofo de la ciencia Ernan McMullin que ha sido acogida luego
por otros eminentes investigadores, como T.Peters
14
y J.Polkinghorne.
15
Se trata del
trmino consonance (consonancia), con el cual se intenta, al menos en principio, definir
un vnculo de convergencia espontnea entre las ciencias y la teologa. La consonancia
se dar cada vez que, siguiendo su propio derrotero, la investigacin cientfica y la
reflexin teolgica confluyan en su concepcin acerca de algn tema. El ejemplo tpico,
en tal sentido, es el de la teora del Big Bang y la idea de un comienzo absoluto del
universo, en directa concordancia con la nocin teolgica de creacin ex nihilo. Si bien
la propuesta de McMullin fue mayormente bien recibida, desde su primera formulacin
en 1981 ha tenido diversos vaivenes y retoques. As no parece significar lo mismo el
concepto de cooperacin de I.Barbour (en sentido fuerte y dbil) que las nociones de
congruencia de Polkinghorne, convergencia y complementariedad de Karakash y
Schffer-Guignier y las de confirmacin y contacto que propone J.Haught.
16
Igualmente
se ha hablado de consonancia fuerte y consonancia dbil, consonancia hipottica
y hasta de disonancia (en relacin a ciertas perspectivas cientficas supuestamente
incompatibles con la fe, como las que tienen que ver con el origen y destino final del
universo).
17
A continuacin intentar presentar con mayor amplitud las lneas
principales de esta discusin seguidas de una apreciacin crtica.


La propuesta de McMullin

En setiembre de 1979 tuvo lugar en Oxford un simposio internacional sobre el tema Las
ciencias y la teologa en el siglo XX. En su contribucin a este encuentro McMullin
introdujo una nueva figura para la caracterizacin del dilogo entre teologa y ciencia,
que denomin consonancia.
18
En la primera parte de su trabajo examina dos modelos de
confrontacin entre la fe y la ciencia. El primero de ellos, designado como principio de
relevancia, est inspirado en San Agustn. Segn el Doctor de Hipona, cada vez que un
pasaje bblico contradice una verdad cientfica debidamente probada debe tomrselo
metafricamente. No obstante, todo lo que se diga en nombre de la ciencia que entre en
conflicto directo con la fe catlica debe ser rechazado como falso. El criterio
agustiniano resulta estrecho porque exige a la ciencia natural que demuestre
rigurosamente sus conclusiones, lo cual es imposible en casi todos los casos. Cuando la

14
T.PETERS (ed.) Science and Theology. The New Consonance Boulder CO, Westview Press 1998.
15
The search for consonance is the basis of my own approach to the question of interrelationship.
Scientists as Theologians. London 1996 p.7. Para un estudio sistemtico de este autor cf. J.M.STEINKE
Konsonanz von Naturwissenschaft und Theologie Gottingen V&R 2006.
16
La mente del Universo pp. 29-32; J.PAPANICOLAU art.cit.p.10 n.34 y p.13. Cf. cita de McMullin en p.
47 donde habla de la sintona fina del universo como compatible, coherente o consonante con el
tesmo.
17
Este ultimo trmino incorporado por R.Russell para sealar aquellos puntos de claro conflicto entre la
perspective cientfica y la teolgica, como es a su juicio la perspectiva catastrfica del final del Universo
en contraste con la renovacin universal anunciada por el cristianismo. Es preciso considerar
cuidadosamente esos casos para no formular apresuradamente supuestas disonancias. As se ha dicho,
p.ej., que la inmensidad temporal del universo no afecta al concepto teolgico de plenitud de los tiempos
en Cristo, ni la aventurada idea de una multitud de universos bastara para conmover el carcter nico
del acontecimiento de la Encarnacin. Cf. MORREN en P.POUPARD (comp.) Aprs Galile. Science et foi:
nouveau dialogue Paris Descle de Brouwer 1994 p. 76.
18
E.MCMULLIN How Should Cosmology Relate to Theology? en A.PEACOCKE The Sciences and
Theology in the Twentieth Century pp. 17-52.
7
conclusin sea probable, prevalece la versin bblica.
19
El segundo, al que llama
principio de neutralidad, est ejemplificado en la obra de Galileo, ms concretamente
en su clebre carta a la Gran Duquesa Cristina de Lorena. Hay en su pensamiento una
ambivalencia: por momentos adhiere al criterio fuerte de San Agustn (slo prevalece la
ciencia sobre la Biblia cuando la proposicin est estrictamente demostrada), y por
momentos introduce una distincin ms sutil: entre aquellas afirmaciones que
definitivamente escapan a la certeza humana, y aquellas que puede esperarse que sean
demostradas en el futuro, de manera que slo acerca de las primeras debe preferirse la
lectura literal de la Biblia. Ms an, en otro pasaje Galileo propone el criterio segn el
cual el texto sagrado debe tenerse en cuenta slo cuando se trate de asuntos referidos
estrictamente al mensaje de salvacin. En todo lo dems habr que preferir la palabra de
la ciencia. De esta manera ya no cuenta si la teora copernicana est demostrada o no.
Simplemente se trata de algo ajeno al mensaje de salvacin, y por eso la teologa queda
fuera de la discusin.

A partir de la encclica Providentissimus Deus de Len XIII (1893) se ha impuesto este
ltimo principio, mientras la regla agustiniana de la relevancia fue adoptada por las
diferentes expresiones del fundamentalismo. Pero todava queda una cuestin pendiente
de resolver. No hay duda de que ciertas afirmaciones de la doctrina cristiana sobre el
hombre (libertad, responsabilidad) tienen injerencia directa en ciencias como la
psicologa o la sociologa. La pregunta es si la Biblia y el dogma influyen, en algn
caso, respecto al contenido de la cosmologa, o sea si la fe limita u orienta, segn el
caso, lo que las ciencias naturales puedan decir acerca del mundo. Por otra parte, la
ciencia ha profundizado sus conocimientos en la lnea adyacente a la temtica
metafsica y religiosa. As, por ejemplo, a partir de la teora del Big Bang, por primera
vez la ciencia fsica fue conducida a afirmar por sus propias fuentes algo as como un
comienzo del tiempo. No es sorprendente que tanto cientficos como no cientficos
llegaran a hablar de este evento-horizonte como la Creacin, y del tiempo a partir del
cual ello ocurri como la edad del universo.
20


Diversos hechos han impulsado un examen profundo de los supuestos de la nueva
cosmologa. McMullin menciona, en primer lugar, el discurso de Po XII a la Academia
Pontifica de Ciencias de 1951, en el que destac el valor de los nuevos hallazgos de la
cosmologa como un notable refuerzo de la certidumbre de las verdades filosficas
tradicionales, en particular la de la existencia de Dios. En este punto va ms all de la
afirmacin de una conciliacin entre ciencia y fe, para hablar de un aporte de evidencia
de las teoras cientficas a favor de la existencia de Dios. Pero adems surgieron voces
discordantes con la teora estndar del origen del universo, como la de F.Hoyle, para
quien la hiptesis del Big Bang est demasiado cercana a la idea cristiana de creacin, y
justamente por eso debe ser combatida.
21
Por el lado del comunismo, el astrnomo
sovitico Ambarstumian sostuvo, a partir de 1959, la inviabilidad del modelo BB
objetando su trasfondo idealista o religioso. Propuso, a cambio, un enfoque del universo
sin comienzo absoluto y sin estricta homogeneidad, fundado en los principios del
materialismo dialctico.

19
One can see the same issue reappearing today when supporters of the literal interpretation of Genesis
characterize the theory of evolution as being only a theory, and argue that as long as this is so, the issue
between the evolutionary and the special creation accounts must remain at the very least an open one. (p.
27)
20
p. 30.
21
p.34.
8
Segn sostiene McMullin, la ciencia se ve obligada a rechazar metodolgicamente la
idea de un comienzo absoluto o de una singularidad, pero eso no significa que no pueda
haber un comienzo absoluto.
22
A juicio de este autor, pueden establecerse a esta altura
tres conclusiones: primero, que el modelo del Big Bang no da derecho a inferir un
comienzo absoluto del tiempo, segundo, que no hay nada cientfica o filosficamente
inadmisible al suponer que un comienzo absoluto podra haber ocurrido (aunque desde
lo metodolgico tal comienzo debera concederse solamente si toda clase familiar de
continuidad pudiese ser excluida), y tercero, que si un comienzo csmico absoluto
ocurri, podra aparecer como el evento horizonte que describe la teora del Big
Bang.
23
Cabe preguntarse si la afirmacin de que el universo tuvo un comienzo
temporal refuerza la idea de un Dios creador. Santo Toms pensaba que s, aunque tena
en claro que un mundo eterno exige igualmente la intervencin del Creador. En todo
caso, lo que uno podra inmediatamente decir, empero, es que si el universo comenz
en el tiempo a travs del acto de un Creador, desde nuestro panorama aparecera como
el Big Bang del que hablan ahora los cosmlogos. Lo que uno no puede decir es,
primero, que la doctrina cristiana de la creacin brinda soporte al modelo del Big
Bang, o Segundo, que el modelo del Big Bang brinda soporte a la doctrina cristiana
de la creacin.
24


Luego de discutir el ejemplo del principio antrpico, McMullin observa que en la
teologa actual se tiende a considerar en trminos neutrales la relacin entre cosmologa
y fe bblica, dado que la intencin del texto sagrado es ajena a la informacin cientfica,
y sus gneros literarios estn ambientados al modo de comprensin de los hombres de
su poca. Pero en el caso del hombre existen puntos de contacto insoslayables, sobre
todo en relacin a la libertad y a la estructura alma-cuerpo.

En vez de plantear un saber teolgico con implicaciones que afecten directamente el
contenido de la ciencia, se puede plantear como una instancia que ayude a interpretar el
sentido de las teoras cientficas en un contexto de visin del mundo: Esto sera tomar a
la teologa no como una fuente autnoma de implicacin lgica capaz de afectar la
apreciacin de una teora cientfica, sino como un elemento en la construccin de una
visin ms amplia del mundo. Y aqu surge la propuesta clave: El objetivo podra ser
la consonancia ms bien que la implicacin directa [] El cristiano no puede separar
su ciencia de su teologa como si fueran en principio incapaces de interrelacin. Por
otra parte, ha aprendido a desconfiar de los caminos ms simples que conducen de un
punto al otro. Debe apuntar a una suerte de coherencia de la visin del mundo, una
coherencia a la cual deben contribuir la ciencia y la teologa, y por cierto muchas otras
formas de construccin humana como la historia, la poltica y la literatura. Puede, y
ciertamente debe esforzarse por hacer su teologa y su cosmologa consonantes en la
contribucin que ellas hacen a su visin del mundo. Pero esta consonancia (como lo
muestra la historia) es una relacin tentativa, permanentemente bajo escrutinio, en
continuo e imperceptible cambio.
25
Esta es la propuesta que intentar examinar.


22
Scientists ought not assume that the Big Bang had no antecedent; they ought to do whatever they can
to establish a law-like succession. But this is not to say that there must be an antecedent, that the success
of these principles demonstrates that an absolute beginning is imposible. This is a metaphysical claim,
and it would require more on its behalf than a mere inductive appeal to the success up to this point of the
genetic and conservation principles. (p.38)
23
p. 40.
24
Ibid..
25
pp. 51-52.
9
La consonancia como hecho

El trmino consonancia sugiere que hay reas de correspondencia, conexin o
relevancia entre los conocimientos de la naturaleza tal como los conciben las ciencias
naturales y como los ha desarrollado la teologa. A mi entender, se trata de subrayar la
congruencia espontnea que resulta del ejercicio autnomo de diferentes disciplinas,
como una seal de apoyo mutuo en el comn sendero hacia la verdad. Puede decirse que
este fenmeno se ha hecho particularmente visible desde el momento en que las nuevas
teoras cientficas introducen perspectivas de gran escala (sea en el dominio de la
materia entendida como substrato universal, como en la fsica cuntica; sea en el
dominio del Universo como totalidad, en el caso de la cosmologa; sea en el terreno del
dinamismo universal, segn lo propone la teora de la evolucin) que se muestran en
condiciones de una comparacin casi directa con los planteos de la filosofa y la
teologa. Como lo ha sealado Juan Pablo II, la unidad que percibimos en la creacin,
sobre la base de nuestra fe en Jesucristo como Seor del universo, as como la
correspondiente unidad por la que luchamos en nuestras comunidades humanas, parece
reflejarse y reforzarse en los hallazgos reveladores de la ciencia contempornea.
26


Hoy es posible reconocer varios ejemplos locuaces de consonancia. Sin duda el ms
emblemtico tiene que ver con las teoras cosmolgicas referidas al origen del Universo
y su cotejo con el relato bblico y la idea teolgica de creacin. Pero tambin es posible
identificar relaciones de consonancia en otros temas de la fsica, como la discusin
sobre el determinismo y la contingencia de las leyes naturales, principalmente a nivel
cuntico, que estaran en conexin con el problema teolgico de la Providencia y la
libertad. La cuestin del principio antrpico y el modelo evolutivo introducen fuertes
resonancias en la temtica teolgica de la creacin y el lugar del hombre en el Universo
como criatura escogida por Dios. Ms recientemente se han insinuado otros vnculos
por el estilo a partir de las investigaciones sobre teora del caos y complejidad,
queriendo establecer una consonancia a partir de la sensibilidad de las condiciones
iniciales con el gesto amoroso de Dios en el comienzo de las cosas. En todos estos
casos las discusiones estn en curso y tal vez pase mucho tiempo hasta que se aquieten.
Pero cabe reconocer una tendencia muy provocadora en la direccin de un encuentro
entre ciencia y teologa que necesita de un anlisis cauteloso y responsable.

Ahora bien, esa consonancia (tomando el trmino, si se quiere momentneamente, a
manera descriptiva) puede entenderse, en un extremo, como mera coincidencia, y en el
otro como signo de un acercamiento hacia un discurso comn y una utpica sper
unificacin del conocimiento. Ante la contundencia del hecho, las reacciones no se han
demorado, y pueden citarse ejemplos bastante cercanos a cada uno de esos extremos. A
partir de la huella abierta por McMullin, varios estudiosos han procurado asumir este
fenmeno cultural en trminos ms equilibrados, dando lugar a la idea de consonancia
como propiedad natural del intercambio entre disciplinas.
27



26
Carta al Director del Observatorio Vaticano cit. p. 20. Dada la ndole de largo alcance de las teoras
cientficas actuales no sorprende que la consonancia aparezca tambin entre distintos mbitos dentro de la
misma ciencia. El mismo Juan Pablo II ha destacado este hecho a propsito de la visin evolutiva del
universo, cuando sostena que la convergencia, de ningn modo buscada o provocada, de los resultados
de trabajos realizados independientemente unos de otros, constituye de suyo un argumento significativo
en favor de esta teora. Mensaje a la Academia Pontifica de Ciencias en LOsservatore Romano
edicin espaola 25 de octubre de 1996 p.5.
27
Cf. p.ej. J.STEINKE Op.cit. pp. 57-59.
10
El dilogo desde la consonancia

Segn la tipologa cuatripartita de Barbour, mayoritariamente aceptada, la consonancia
correspondera al mbito del dilogo. De modo que esta idea equidista tanto del mero
paralelismo sin conexin como del intento de introducir argumentos tomados de una
disciplina en la justificacin de las afirmaciones de otra. La inviabilidad del modelo
integracionista es planteada segn algunos desde la posibilidad de congeniar una misma
visin religiosa con distintas teoras cientficas, y viceversa. Y ponderando, adems, el
contraste entre el sentido analgico y misterioso de las afirmaciones teolgicas con la
precisin y lgica explicativa de la ciencia. A ello se aade la diferencia fundamental
entre el carcter progresivo y acumulativo del conocimiento cientfico y el desarrollo no
lineal de la teologa.
28


Ahora bien, como en todo dilogo, es pertinente fijar las condiciones que lo hagan
posible y fructfero. Siguiendo a T.Peters,
29
las condiciones bsicas seran:

1. Cada parte del dilogo debera tener una posicin para proponer;
2. Cada parte del dilogo debera comenzar con una disposicin hacia la apertura
combinada con la voluntad de escuchar con simpata la postura adelantada por los
representantes de las otras tradiciones;
3. El dilogo genuino requiere una disposicin de amor, tanto hacia el otro como hacia
la verdad;
4. El dilogo genuino requiere suficiente tiempo y resistencia para discutir asuntos en
forma profunda y minuciosa.

Las cualidades subjetivas constituyen un dato insoslayable para asegurar la buena
marcha del dilogo y sostener razonables expectativas de progreso. La actitud de acogida
supone desde ya el respeto al espacio de manifestacin del otro y el reconocimiento de la parte
de verdad que, eventualmente, le pueda corresponder. Pero con eso no basta. Ms bien hay que
decir que esta aceptacin no debe ser slo pasiva, en el sentido de que no neguemos las
conclusiones, sino tambin activa, en el sentido de que integremos esas conclusiones
con las que se deriven de nuestra propia disciplina.
30


Por otra parte, la consonancia es un supuesto metodolgico que afecta no solamente a la
consistencia de la visin del mundo sino tambin de la teologa y hasta de la ciencia. En
otras palabras, desde la vocacin de dilogo sustentada en la idea de consonancia se
plantea la necesidad de discriminar criteriosamente entre las diferentes posturas tericas
que surgen de la labor cientfica y teolgica, a fin de presentar al otro la visin ms
confiable. Usualmente esa confiabilidad parece darse prioritariamente del lado de la
ciencia, pero en ella tambin hay lugar para diferentes interpretaciones de sus teoras,
sobre todo en los campos ms avanzados o controversiales. Un caso referencial es el de
la fsica cuntica. Otro ejemplo muy discutido es el del principio de inercia en relacin
con la accin conservadora de Dios.
31
En estos y otros tpicos se pone de manifiesto la

28
Th.BYRNE Theology and Scientific Understanding en P.Byrne J.L.Houden Companion
Encyclopedia of Theology pp. 449-450 en www.books.google.com.ar.
29
The Science-Religion Dialogue An Ecumenical Catalyst? en Dialog: a Journal of Theology 40,
2001, n.3 p. 228.
30
G.V.COYNE S.J. A. OMIZZOLO Caminantes del Universo astronoma y bsqueda humana de sentido
Buenos Aires CIAFIC 2005 pp. 161-162.
31
Cf. W.PANNENBERG Theological Questions to Scientists en A.Peacocke (ed.) The Sciences and
Theology in the Twentieth Century Univ. Notre Dame Press, 1981 pp. 3-16.
11
influencia que ejerce sobre la mentalidad del hombre de ciencia su propia visin del
mundo y su perspectiva religiosa. Ms all de los problemas que supone la
convalidacin de confiabilidad respecto a los interlocutores, y dado que, an bajo el
criterio de tomar en cuenta la mejor ciencia disponible, nos encontramos a veces con
distintas aproximaciones tericas, es necesario que la metafsica y la teologa se ocupen
de entrar en consonancia con cada una de ellas, a la manera en que lo han hecho con los
distintos lenguajes y realidades culturales con las que han debido interactuar. De este
modo se dar el primer paso hacia la verdad, que es el de la credibilidad.

Un asunto crucial en toda instancia de dilogo tiene que ver con la dimensin
lingstica. En varios ambientes circula una versin alternativa de la idea de los dos
magisterios de Gould, a saber, la teora de los dos lenguajes, el de la ciencia y el de
la teologa. Casi como evocando el episodio de Babel, quienes adhieren a esta postura
consideran extremadamente limitadas las posibilidades de comunicacin a partir de las
divergencias de cdigo que tienden a aislar a las disciplinas. Puede reconocerse en esta
posicin un acercamiento al anlisis posmoderno de los relatos, siguiendo la lnea
abierta por F.Lyotard.

Entonces, los partidarios de la consonancia destacan que a travs del acuerdo que
supone entrar en dilogo se empiezan a superar las barreras del lenguaje.
32
Como
veremos enseguida, la clausura de las posiciones no reconoce la posibilidad de una
apertura intelectual y cercena las posibilidades de entendimiento. Adems, pasa por alto
determinadas semejanzas de orden epistemolgico entre la ciencia y la teologa que
redundan en un mayor acercamiento entre sus respectivos lenguajes.
33
Segn una
corriente afianzada en los ltimos tiempos, cabe esperar un mayor esclarecimiento
respecto de los puentes comunicativos entre las disciplinas a partir del empleo de la
metfora. Las instancias de comprensin que se habilitan a partir de la relacin de
consonancia potencian el recurso a la metfora y otras variantes de la analoga, por
cuanto la vinculacin misma entre los dos planos terminolgicos da pie a la aparicin de
nuevos sentidos.
34
Ciertamente, eso no excluye las peculiaridades que adopta este
recurso en cada mbito. Acertadamente seala McMullin que la analoga a la que
recurre la teologa tiene que ver con el carcter trascendente de su objeto, mientras la

32
Cf.T.PETERS Where Are We? en Zygon v.31 1996 n2
33
Entre las afinidades ms significativas, se enumeran: (1) el empleo de mtodos cuidadosamente
desarrollados; (2) la bsqueda de un conocimiento en apertura irrestricta; (3) la prctica de la
investigacin en ambientes comunitarios y bajo interaccin con otras disciplinas; (4) la produccin de
conocimiento relevante para los grupos humanos ms amplios; (5) ambos se influyen mutuamente en el
orden personal y cultural. W.R.STOEGER S.J. Relating the Natural Sciences to Theology: Leves of
Creative Mutual Interaction en R. J. RUSSELL, T.PETERS Y N.HALLANGER God's action in nature's
world: essays in honour of Robert John Russell p. 28. Cf. tambin J.Polkinghorne Scienza e fede Miln,
Mondadori, 1987 pp. 97-98.
34
El autor refiere a J.M.SOSKICE Metaphor and Religious Language Oxford, Clarendon Press, 1985. Al
fin y al cabo, el trmino consonancia es una metfora trasladada desde la teora musical. Esta aseveracin
se inscribe en un contexto ms general de discusin, donde era un lugar comn en su tiempo contrastar la
visin objetiva de la ciencia con la subjetividad del conocimiento metafsico y religioso. Dice al
respecto Th.Byrne: a sharp constrast between scientific beliefs as anchored in experience and
theological beliefs as metaphysical becomes hard to sustain. Rather, we have a difference in degree in
the amount of interpretation given to facts of experience and in the freedom beliefs-systems show in
building upon experience in theory construction. Theology and Scientific Understanding en P.Byrne
J.L.Houden Companion Encyclopedia of Theology p. 448 en www.books.google.com.ar.
12
ciencia acude a ella por cuestiones de defasaje metodolgico que tienen que ver con el
arduo problema de la modelizacin.
35


Adems aqu se tiene en cuenta una concepcin epistemolgica mucho ms crtica
respecto del mtodo y las posibilidades de la ciencia, en clara superacin del modelo
neopositivista que prevalece entre los partidarios del conflicto o la independencia de
dominios. Para entender el concepto de consonancia es preciso introducir elementos
sociolgicos y hermenuticos (puede pensarse en ideas como comunidad, ya referidas
a grupos intelectuales o a sociedades de creyentes, como tambin en los consagrados
paradigmas de Kuhn) importantes en la evaluacin del conocimiento cientfico.

Algunos autores, como W.Drees, tienen menos entusiasmo con respecto a los caminos
de la consonancia. Segn este investigador se trata de una idea til, pero de suyo
demasiado vaga, ya que la mera ausencia de contradiccin o incluso la presencia de una
cierta correspondencia entre las conclusiones teolgicas y cientficas dependen de una
visin general del mundo cuya amplitud suele dar acogida a muy diversos puntos de
vista. En otras palabras, la consonancia precisa de ciertos criterios para no confundirse
con una mera construccin ad hoc.

Entre ellos, est el supuesto general del realismo crtico, ampliamente desarrollado en
relacin a esta temtica, y con el que Drees est de acuerdo. Pero a su entender no debe
pensrselo en forma ingenua, sino a partir de que tanto la teologa como la ciencia
tienen un aspecto de construccin que no puede ignorarse. Ni los registros objetivos
de la observacin emprica ni la rigidez de la norma sola Scriptura pueden soslayar la
instancia hermenutica y la intermediacin de los lenguajes. Por eso la consonancia no
es meramente descriptiva sino, al menos en parte, un modo de entender la realidad
desde ciertas instancias de construccin. Por eso Drees habla de consonancia
constructiva.


Supuestos de la consonancia

Ya es tiempo de plantear la cuestin de los supuestos de la idea de consonancia. Aquel
que nos sale al paso inmediatamente, y que ha sido destacado por encima de los otros,
es sin duda el de la unidad de lo real. Aunque la teologa y la ciencia aborden diferentes
objetos formales, su punto de referencia est en el nico mundo existente, que es el que
nos rodea y que se muestra por igual a telogos y cientficos.
36
Esto implica superar
definitivamente la dicotoma entre los asuntos del Cielo y los asuntos de la Tierra,
como si la teologa tuviese su mirada puesta exclusivamente en las alturas de lo
sobrenatural, y dejase como menester de la ciencia profana el conocimiento de las cosas
de este mundo. Lo cierto es que no solamente hay un sentido sobrenatural, que incumbe
a la teologa, en referencia al Universo visto como creacin, como don y como

35
Realism in Theology and Science: Response to Arthur Peacocke en Religion and Intellectual Life 2
(4) 1985 p. 47 cit. en P.ALLEN Ernan McMullin and Critical Realism in the Science-Theology Dialogue
Andershot (UK), Ashgate, 2006 p. 158.
36
es razonable asumir que, si ciencia y religin estn haciendo afirmaciones respecto a la misma
realidad, esas afirmaciones, en ciertos puntos, se reforzarn, se criticarn o se iluminarn entre s? La
versin breve va como sigue: ambas, ciencia y religin buscan la verdad acerca de la misma realidad,
aunque sus mtodos y caminos pueden variar, no podramos esperar, que al final, podran resultar ser
valiosas compaeras? G.BENNETT Y T.PETERS Ciencia y religin en dilogo. Un puente en construccin
Introd. pp. xlii.
13
sacramento de Dios, sino que tambin la ciencia puede contribuir a la reflexin
teolgica hacia una representacin ms adecuada de Dios, ya que todo lo que podemos
atribuirle se toma por analoga del conocimiento de sus criaturas.
37


Justamente lo que otorga pleno sentido a la unidad de lo real es la universal dependencia
con respecto a una Causa Primera. Slo por referencia a Dios como Principio y Fin de
todas las cosas es posible justificar esa unidad trascendental que pone a todo lo existente
bajo la comunin del ser participado y de las leyes que lo gobiernan. Artigas lo resumen
de esta manera: deseo expresar que nuestro universo es racional, que funciona
utilizando informacin, que le podemos atribuir una cierta creatividad, que hace posible
la existencia de seres humanos que son racionales y creativos en sentido estricto, y que
todo ello requiere un fundamento divino y una participacin en la creatividad de
Dios.
38


Esta perspectiva trascendente de Dios contrasta con la ligereza de pensamiento que ha
llevado a algunos cientficos del presente a plantear una curiosa gnosis a partir de la
bsqueda de la Theory of Everything (TOE) o tambin llamada Great Unification
Theory (GUT). De acuerdo a esa perspectiva, detrs del rgimen multifactico del
Universo hay una clave extremadamente simple de la que depende toda razn, y que se
suele identificar como la mente de Dios. Tal vez buscando una consonancia ms
profunda, o una unificacin final del conocimiento, o acaso un puente directo entre lo
cientfico y lo religioso, se personaliza la ley csmica y al mismo tiempo se banaliza la
figura de Dios. El supuesto de la presencia divina como trasfondo y soporte de toda
realidad no puede ciertamente reducirse a una frmula o entidad platnica. Cualquier
verdadero creyente sabe que el nombre ms propio de Dios es Amor.
39


Un segundo supuesto, que est estrechamente conectado con el de la unidad, es el que
asume la inteligibilidad del universo, su capacidad para revelarse a la inteligencia
humana, en cuanto es imagen y semejanza de su Autor. Este supuesto ha sido
certeramente destacado por los epistemlogos actuales, sobre todo en relacin a la

37
Suma Contra los Gentiles II, 2-4.
38
La mente del universo p.18.; there are excellent reasons for suggesting that, as a matter of historical
fact, natural theology is to be understood as a demonstration, from the standpoint of faith, of the
consonance between that faith and the structures of the world. McGrath, A. E.: The Foundations of
Dialogue in Science and Religion. 1998, 107-108.
39
Cuando los cientficos en su entusiasmo hablan de teora del Todo y de la mente de Dios
inevitablemente tratan de cuantificar lo que no es cuantificable: la intimidad, la bondad, la armona, etc.
[] Habr siempre una tensin entre la ciencia y la teologa debido al carcter trascendental (ms all de
la razn) de sta. Pero en esta especie de bsqueda platnica de la mente de Dios en la nueva fsica, esa
tensin podra ser fuente de un dilogo bastante creativo. Hoy, quizs ms que en otros tiempos, la visin
cientfica del mundo es el principal estmulo en la bsqueda de una visin ms unificada y abre nuestras
mentes a la vasta riqueza del universo de la cual ninguna disciplina puede apropiarse exclusivamente. La
ciencia nos invita a esta visin y nos previene para no absolutizar los resultados cientficos. Debemos
cuidarnos de una peligrosa tentacin de los cosmlogos en cuya cultura Dios es visto esencialmente, sino
exclusivamente, como una explicacin y no como una persona. Dios es la estructura matemtica ideal, la
teora del todo. Dios es Mente. Un firme principio de la reflexin de la persona religiosa debe ser que
Dios es ms que eso y que su Revelacin en el tiempo es ms que una comunicacin de informacin. An
si descubrimos la mente de Dios no hemos necesariamente encontrado a Dios. La naturaleza de nuestra
emergencia en un universo en evolucin y nuestra incapacidad para comprenderlo, aun con todo lo que
sabemos por la cosmologa, puede ser una indicacin de que en el universo Dios nos est comunicando
mucho ms que informacin. A travs de las limitaciones de las ciencias, podramos ver el universo como
una nica revelacin de Dios, la de que Dios es Amor. G.V.COYNE S.J. A. OMIZZOLO Op.cit. pp. 165-
166.
14
posibilidad del conocimiento cientfico. Volviendo a Artigas, la creencia en un orden
natural subyacente y en la capacidad humana para conocerlo fueron dos factores que
contribuyeron al desarrollo sistemtico de la ciencia experimental moderna y continan
estimulando su progreso tambin en la actualidad. En la medida en que esas creencias
han ayudado a conseguir algunos logros cientficos y son anteriores a ellos, pueden ser
consideradas como genuinos supuestos de la ciencia.
40
Ms an, cuando el cientfico se
persuade de la capacidad de su saber para entender el mundo, no puede sustraerse a la
bsqueda de su fundamento. Y esa bsqueda lo conduce hacia la teologa.
41
Deseo
agregar, por mi parte, que en la medida en que se enfatiza la dimensin constructiva de
los distintos saberes y de la presunta consonancia entre ellos se da lugar a una reflexin,
de suyo muy trabajada a lo largo del siglo XX, sobre la confluencia histrica entre
Cristianismo y ciencia. No parece desatinado pensar que el espritu capaz de acoger y
profundizar el mensaje de la fe, y que al mismo tiempo extrajo de su propia naturaleza
una explicacin cientfica del mundo, deba al fin y al cabo ser consonante consigo
mismo.

En tercer lugar corresponde introducir el supuesto del realismo, definido como la
conviccin segn la cual nuestro conocimiento alcanza el verdadero ser de las cosas.
42

No se trata de una presuncin vaca o voluntarista, ni mucho menos de una pretensin
agotadora de la realidad. Todos los autores estn de acuerdo en que la verdad
perseguida es esquiva y exige muchas veces retrocesos y replanteos. Tampoco deja de
ser problemtica la nocin de realismo, no slo en referencia a la ciencia, sino en
particular a su postulacin para el dilogo con la teologa.
43
Lo que resulta ms
discutible, a mi juicio es la perspectiva del ya citado Drees, segn el cual en el campo
intelectual sobresalen dos cuestiones: la de la verdad y la de la inteligibilidad, que son
independientes en la medida en que no todo lo que tiene sentido es verdadero. Ahora
bien, la consonancia es un asunto que se pone en juego respecto de la segunda cuestin,
no de la primera.

Finalmente, el punto ms delicado en este elenco de supuestos se refiere al equilibrio
que ha de haber entre autonoma y complementariedad de las disciplinas. La justa
independencia que debe preservarse en cada rama del saber constituye una conquista
que hoy parece definitivamente afianzada. Detrs de ella corre la posibilidad de un
dilogo promisorio que d lugar a lo mejor que cada parte pueda poner de s y desde s.
La consonancia no requiere que la ciencia incorpore la nocin del Brahman en sus

40
La mente del universo p. 57. It would be impossible to be a scientist without believing that the world
can be understood, at least in part, by human thought. Davies, P. Is the Universe Absurd? en Peters, T.
(ed.): Science and Theology. The New Consonance. p. 66.
41
Cf. STEINKE Op.cit. p. 37. La suposicin es que hay un fundamento universal de nuestra comprensin y,
como no puede contradecirse, la comprensin que tenemos de una disciplina debe complementar la de
todas las dems. Se es ms fiel a la propia disciplina se trate de ciencias naturales, las ciencias sociales,
la filosofa, la literatura o la teologa- si se acepta este fundamento universal. G.V.COYNE S.J. A.
OMIZZOLO Op.cit. p. 161.
42
science at its best and faith at its best both humble themselves before truth. T.PETERS R.J.Russell
Contribution to the Science & Theology Dialogue en Gods Action p.8.
43
Vase especialmente P.ALLEN Ernan McMullin and Critical Realism in the Science-Theology
Dialogue. Incluso puede plantearse una problemtica semejante en el area misma de la teologa: What is
a matter of some dispute, however, is whether or not theological assertions refer -- that is, is theology a
form of realism? Do theological statements merely give expression to the faith of a religious community
or do they refer to a reality beyond themselves such as God? Theologians are asking to what extent
critical realism in the philosophy of science should be incorporated into theological methodology.
T.PETERS Where Are We?
15
ecuaciones. Los telogos no necesitan trocar sus criterios de verdad por los que
provienen de la ciencia. [Adems] evita la ambicin excesiva de presumir que ya sea la
ciencia o la religin tienen cautiva la verdad. A menudo, la llamada guerra entre ciencia
y religin es el resultado de los reclamos exclusivos del acceso a la verdad hechos por
algunos reduccionistas o fundamentalistas.
44


Ahora bien, esa autonoma debe conjugarse adecuadamente con el hecho de que
ninguna de las disciplinas ostenta el dominio de la verdad completa y total. Ms
todava, se reclaman entre s para fortalecer su propio punto de vista. Con justas
palabras de Polkinghorne, la religin sin ciencia est confinada; no logra ser
completamente abierta a la realidad. La ciencia sin la religion es incompleta; no logra
alcanzar la comprensin ms profunda.
45
En tal sentido, Pannenberg aboga por una
reformulacin del dogma religioso de la creacin del mundo bajo las categoras actuales
del conocimiento cientfico, que difieren largamente de las imgenes propias de los
mitos babilnicos.
46
No obstante su acuerdo fundamental con McMullin en el texto que
presentamos al comenzar la exposicin de la idea de consonancia, el telogo alemn es
de la idea de que la consonancia, en cierto sentido, tambin implica un soporte o
sustento racional. No en la lnea de la justificacin propiamente dicha, como si por
ejemplo la doctrina de la creacin dependiese estrictamente de una premisa cientfica,
sino como una instancia que convalide su sentido y le permita ser formulada en el
contexto de inteligibilidad apropiado.
47
Claro est que la cooperacin de que estamos
hablando no puede plantearse en trminos compulsivos. Coyne y Omizzolo proponen
hablar de una invitacin, trmino que satisface con creces las demandas naturales de
cortesa, pero que parece insuficiente ante la necesidad de complemento que cada
disciplina posee.
48


Lo que acabamos de expresar en torno a los supuestos, que desde ya amerita una
discusin mucho ms profunda, confirma la importancia de la mediacin filosfica. De
dnde tomar, si no, ideas tales como unidad ontolgica, inteligibilidad, realismo, etc.?
Este punto ha sido extensa y acertadamente discutido por M.Artigas en su obra La
mente del universo, sobre todo al cotejarlo con la perspectiva de otros autores, como
Barbour. La idea central es que slo la reflexin mediadora de la filosofa puede tender
un puente que haga posible la interaccin entre dos mundos conceptuales tan
heterogneos y, sobre todo, que no incluyen el dilogo como una instancia
metodolgica esencial. Por eso, el primer paso que conduce hacia esa unidad [entre
ciencia y religin] es una reflexin filosfica ms que un verdadero dilogo entre dos
compaeros diferentes.
49
Por su parte, Pannenberg considera que el desprestigio de la
filosofa como visin del mundo a partir de la Modernidad, en beneficio de la ciencia,

44
G.BENNETT Y T.PETERS Op.cit. p.xliv.
45
Science and Creation cit. en J.STEINKE Op.cit. p. 62.
46
Art.cit.
47
Science cannot tell theology how to construct a doctrine of creation, but you can't construct a doctrine
of creation without taking account of the age of the universe and the evolutionary character of cosmic
history. Divine Action cit. Debe existir un nivel de consonancia entre las afirmaciones de la ciencia
y las de la teologa si stas ltimas tienen que tener un sentido J.POLKINGHORNE cit. en L.GALLENI
Op.cit. p. 39.
48
Es importante enfatizar la palabra invitacin para preservar la independencia epistemolgica de las
distintas disciplinas. Somos libres de aceptar o no la invitacin, de permanecer firmes dentro de la propia
disciplina y continuar buscando la respuesta sin contaminarse con posibles soluciones que surjan en otros
campos. Pero, nos parece que la invitacin es real y bien fundada y que se requieren, por lo tanto, serias
razonas para rechazarla. Op.cit. p. 161.
49
P. 32. Cf. tambin pp. 39-43, 48 y 79.
16
ha sido un obstculo para la comprensin de la idea misma de mundo y su relacin con
el Creador.
50



La consonancia hipottica

La idea de consonancia segn surge de los trabajos de McMullin y Polkinghorne tiene,
segn la opinin de otros estudiosos, un carcter optimista, comprometido o fuerte
que debera ser matizado. Es as que Peters propone establecer una distincin entre
consonancia fuerte y consonancia dbil: Consonancia en sentido fuerte significa
acuerdo, armona. Acuerdo o armona debera ser un tesoro que esperamos encontrar,
pero que todava no hemos encontrado. Ahora nos encontramos trabajando con la
consonancia en sentido dbil esto es, mediante la identificacin de dominios comunes
de cuestionamiento.
51
Las dificultades propias de los diferentes dominios
epistemolgicos, la falta de consenso sobre algunos temas crticos en materia de
consonancia y la presencia de algunos contraejemplos (que, como ya he adelantado, se
han denominado disonancias) sugieren un camino ms cauto. Se trata de plantear la
consonancia ya no como un hecho definitivamente establecido sino como una cierta
hiptesis de trabajo, como una aspiracin que, en principio, tiene una razonable
oportunidad de ser satisfecha. De ah que se haya propuesto la denominacin de
consonancia hipottica.
52


Al plantearse en estos trminos atenuados, la consonancia resulta ms flexible ante
ciertos casos de disonancia (aparentemente) insanable, segn lo ha destacado Russell.
Un ejemplo paradigmtico tiene que ver con la confrontacin entre los modelos
catastrficos que plantea la cosmologa respecto al fin del universo con la perspectiva
escatolgica de la religin cristiana. Sin embargo, en la medida en que se adopta un
marco de aproximacin basado en la consonancia hipottica, cabe esperar que las
desavenencias se desvanezcan o al menos sean planteadas en trminos menos
conflictivos.
53


Adems de las disonancias, el modelo hipottico permite absorber las dificultades de un
solapamiento restringido. Quiere decir que la consonancia no debe esperarse en todos
los temas, tal vez ni siquiera en la mayora. En definitiva, no pueden ocultarse los
contrastes entre el tipo de saber de la ciencia y la teologa en trminos de evolucin
histrica, perspectiva causal y pautas de validacin. En efecto, y para no extendernos
ms all del primer punto, resulta decisivo considerar en cualquier escenario de
relacin entre ciencia y teologa la disparidad histrica que arrastran en su desarrollo

50
Art.cit.
51
Where Are We?.
52
En su forma comprometida la consonancia implica acuerdo virtual o armona. Describir la relacin
entre ciencia y religin en este sentido resultara equivocado. En muchos aspectos, los discernimientos de
la ciencia y la religin son disonantes. La consonancia tambin puede ser concebida de una manera
provisional. Esta presentacin de la consonancia describe de una manera ms precisa la relacin actual
entre ciencia y religin. La forma provisional de consonancia funciona como una hiptesis, de ah la
expresin consonancia hipottica. []Llevando las presunciones al nivel de hiptesis, ciencia y religin
pueden dedicarse a programas de investigacin comunes, confirmar y rechazar demandas juntas. La
consonancia hipottica es una disposicin hacia el dilogo. Ms especficamente, es un compromiso con
la fecundidad inherente del dilogo. Es esta disposicin, este compromiso, el que hace al final, atractiva la
consonancia hipottica. Bennet y Peters Op.cit.
53
G.COYNE N.OMIZZOLO Op.cit. p. 162.
17
ambas disciplinas. La teologa cristiana ya estaba completamente consolidada en su
estructura fundamental cuando se produjo la revolucin cientfica copernicana. Por otra
parte el dinamismo y la creatividad de los hombres de ciencia en los ltimos 300 aos
contrastan ntidamente con la relativa rigidez de las propuestas teolgicas en ese mismo
perodo. El problema se ha agudizado en cierto modo a partir de las ltimas teoras
cientficas, cuyo perfil y lenguaje las pone bastante lejos de los supuestos intuitivos de
la metafsica realista tradicional a la que se ha amoldado la mentalidad occidental y que
ha servido de soporte a la teologa tradicional.

De la misma manera, y dado el carcter hipottico de la ciencia (y hasta cierto punto de
la teologa) se corre el riesgo de establecer consonancias transitorias, o sea que una
conexin ostensible entre las conclusiones de ambas disciplinas sobre una misma
cuestin puedan desengancharse posteriormente a causa de una correccin en esas
mismas hiptesis. Por ltimo, cabe evaluar el riesgo de una consonancia asimtrica, que
actualmente parece acontecer, segn la cual la instancia cientfica aparece con mayor
peso propio y como un condicionante ms enrgico que su par de la teologa.

Todas estas situaciones escabrosas no deberan disminuir la confianza en el modelo de
consonancia hipottica. No debe perderse de vista que la principal fuente de
justificacin para cada saber estar siempre dentro de s mismo, o en todo caso en
conexin con los supuestos sapienciales. All donde la consonancia no funcione no
debera recaer la sospecha, o en todo caso debera tomrselo como un indicador
subjetivo, a mitad de camino entre una refutacin propiamente dicha y una
corazonada.

Algunas consideraciones crticas
Creo, ante todo, que debe aplaudirse la intencin de promover la unidad del
conocimiento, el entendimiento pacfico y constructivo entre las disciplinas y la
posibilidad de abrir caminos de creatividad estimulante. Tal como lo he comprobado al
estudiar la obra de Jacques Maritain, la causa de la integracin del saber, cualquiera sea
la forma que deba adoptar, representa una meta impostergable para nuestra cultura, que
avanza con impulso irrefrenable hacia horizontes de conocimiento y aplicacin tcnica
que desafan la imaginacin ms audaz. Las responsabilidades que supone la
administracin de ese conocimiento, las pautas de poder que se desprender de l, la
amenaza de una progresiva desigualdad en el capital intelectual de los distintos pueblos,
el deterioro de la identidad religiosa sofocada por el avance cientfico, son diferentes
escenarios que pueden presentarse en el corto plazo si no se buscan instancias de
contrapeso para llegar a una cosmovisin verdaderamente integradora, en el sentido de
salvaguardar las competencias propias de cada especialidad y, al mismo tiempo,
custodiar las verdades y valores fundamentales que inspiran la existencia humana.

Adems me parece laudable la propuesta de apuntar a una mediacin filosfica que le
devuelva a este saber su misin ordenadora. En modo particular, estimo la impronta
realista que se pretende asignar a los fundamentos del dilogo, poniendo como centro de
gravedad el ser y la verdad de las cosas, conforme a una metafsica que est a la altura
de la vocacin trascendente de la inteligencia humana. Voces encumbradas en esta
discusin han sealado con firmeza que la mejor garanta de una consonancia capaz de
iluminar a los saberes y abrir caminos de interaccin fecunda est en nuestra capacidad
para reconocer lo que las cosas son, para subordinar nuestros enfoques y rivalidades a la
18
unidad y el orden que gobiernan en el Universo, y sobre todo para reconocer la dignidad
de la bsqueda del otro y ponernos a su lado comulgando no slo en la verdad sino en el
amor.

No obstante, advierto algunos puntos poco satisfactorios en esta propuesta de la
consonancia, sobre todo a partir de lo que ms especficamente se pone en juego desde
la perspectiva de cada uno de los autores involucrados. Ante todo veo un serio defecto
en la semntica que oscila entre el saber religioso (entendido como una sntesis de
tradiciones, rituales y plegarias afines a una comunidad) y la teologa propiamente
dicha. A mi entender no pueden plantearse los mismos parmetros en un caso y otro.
Las religiones son, por lo menos en sus expresiones ms arraigadas, una manifestacin
de la vocacin trascendente del hombre, capaces de inspirar la orientacin de vastos
espacios culturales y de movilizar el corazn de las personas hasta extremos intangibles
desde lo natural. La teologa, por su parte, tiene una meta ms modesta: pretende, dentro
de cada culto, derivar las conclusiones que, a partir de un cierto ncleo doctrinal,
quedan a su disposicin a partir de la aplicacin de los conocimientos y las reglas de la
razn. Tengo la impresin de que la idea de consonancia es ms consistente con el
dilogo entre ciencia y teologa que cuando se plantea el intercambio con lo religioso,
donde la densidad y resonancia del mensaje es mucho mayor y trasciende, hasta cierto
punto, las categoras lgicas de la compatibilidad.

En segundo lugar discrepo con una especie de naturalismo teolgico, que procura
asignarle a este saber un formato excesivamente acomodado a los esquemas de la
ciencia natural. Desde luego que, segn se ha insistido en todo momento, damos por
descontado que la teologa es una ciencia, y se somete a ciertos criterios de construccin
y desarrollo que emanan del sujeto y actan como modesto envase de la Palabra. Se ha
discutido durante siglos el significado del carcter cientfico de la teologa, y no soy un
experto en ese tema. Pero experimento cierta perplejidad ante la intencin de presentar
el discurso teolgico con modelos demasiado cercanos al de las ciencias empricas,
donde el telogo debera manejar hiptesis de investigacin, experiencias de
corroboracin, etc. Tal vez se deslice aqu un cierto despotismo epistemolgico que
persiste en presentar el paradigma del mtodo cientfico a la manera del esquema
hipottico deductivo como carta de ciudadana para el dilogo entre las disciplinas.

Aunque, repito, no conozco el tema en profundidad, me atrevo a pensar que en muchos
de esos planteos naturalistas se escapa un dato esencial del saber teolgico, a saber su
dependencia intrnseca del dato revelado y la regulacin especial que ejerce sobre ella el
Magisterio de la Iglesia. La luz de la fe, bajo la cual el telogo contempla los dogmas
que son los principios de su saber, impregna toda la labor teolgica y debera
presentarse como una diferencia cualitativa insoslayable a la hora de dialogar. En otras
palabras, quiero decir que la teologa se presenta al dilogo en carcter de ciencia, pero
es ms que eso, o lo es de un modo muy especial. Y francamente no veo, en casi ningn
caso, que se haya puesto de relieve esa diferencia. Al contrario, abundan los
comentarios acerca de la situacin desfavorable que atraviesa la teologa al confrontar
con disciplinas aparentemente mucho ms slidas que ella. Pareciera que, al haberse
ocultado o directamente sustrado su impronta sobrenatural, la teologa tiene que
abandonar para siempre el lugar de privilegio como rectora de todas las ciencias. Si bien
apenas lo he mencionado, creo que el tema de la jerarqua del saber ha entrado en una
etapa de confusin que tendr, a la larga, un elevado costo.
19
Menciono, en tercer lugar, algunas reservas sobre la manera en que se interpreta el
trmino realismo en este contexto. Por momentos adquiere una significacin
empalidecida, donde el calificativo de crtico lo transfigura poniendo en primer lugar
el aspecto de construccin o acuerdo que el de la referencia hacia lo real. Muchos
autores entienden el realismo como una expresin de deseos, o como un ingrediente
ms en la constitucin del objeto de conocimiento. Y as se corre el peligro de plantear
la consonancia como fin y no como medio, o de diluir su fundamento en una especie de
consenso sin referencia propia al ser de las cosas. En resumen, creo que en la mayora
de los casos la opcin por el realismo queda a mitad de camino y esteriliza
proporcionalmente los esfuerzos emprendidos en su nombre.

Por ltimo, advierto en algunos casos una dependencia o injerencia excesiva entre los
saberes, principalmente cuando se trata de complementar la propuesta teolgica.
Reconozco sinceramente que no llego a comprender el aporte efectivo y sustancial que
puede hacer la visin actual de la ciencia en la asimilacin de los misterios de la fe
acerca del mundo. No veo que la teora del Big Bang o de la evolucin de las especies
aada elementos fundamentales a la concepcin del Dios creador, tal como la contempla
la filosofa y la teologa. Claro que no son cuestiones superfluas, y que el intercambio
no debe desdearse. Pero sigo creyendo que el instrumento privilegiado para desarrollar
las grandes lneas de la reflexin teolgica est en la filosofa tradicional, y todo cuanto
se quiera proponer ms all de eso debe darlo por supuesto. Expreso estos pensamientos
con reserva y a la espera de una meditacin ms prolongada. Pero haciendo pie en
ciertos principios que, en mi modesto parecer, me conducen a ellos.

Concluyo, pues, aseverando que la idea de consonancia, abierta a los matices y
salvedades ya comentados, es una propuesta generosa en perspectivas que contribuye,
sin duda alguna, a enriquecer la comprensin y la prctica del dilogo entre ciencia y
teologa. Apoyada en la seguridad de nuestro arraigo en el ser de las cosas y su
inteligibilidad, ella se ofrece como garanta de un entendimiento cuyas formas debern
definirse con trazos sutiles y no siempre precisos. En todo caso, depender no slo de la
vocacin de dilogo, debidamente preparada, de los cientficos y los telogos, sino
tambin de la oportunidad que se brinde a la filosofa para interceder con su reflexin e
iluminar los caminos.

*

Apndice: la idea de consonancia en Toms de Aquino


En Santo Toms el verbo consonare o sus derivados aparece ms de 300 veces. Y
aunque tiene una aplicacin especial en el concepto de lo bello, prevalece su uso como
sinnimo de coherencia, congruencia o armona entre distintas fuentes de verdad, a
saber la Revelacin, los Santos Padres, los Doctores o Maestros y los filsofos.

Podemos reconocer algunos principios que conducen la metodologa del Aquinate y que
involucran la idea de consonancia. En primer lugar, la consonancia est ante todo en las
cosas, ya por referencia a Dios Creador, ya por su mutua relacin:

Dios es causa de la consonancia en las cosas. Empero hay en ellas una doble
consonancia: la primera, segn el orden de las criaturas a Dios, y a esto apunta
20
cuando dice que Dios es causa de consonancia como el que llama a todas las cosas
hacia s mismo, en cuanto las convierte a s mismo como fin []. La segunda
consonancia est en las cosas segn la relacin de unas con otras, y a esto apunta
cuando aade que congrega todo en todos. Esto puede entenderse a partir de la
afirmacin de los platnicos, de que lo superior est en lo inferior segn
participacin, mientras que lo inferior est en lo superior por cierta excelencia y as
todo es en todo. Y porque todo se halla en todo bajo un cierto orden, se sigue que
todas las cosas se ordenan al mismo fin ltimo.. In De Div.Nom. c.4 l.5

En segundo lugar, nuestro intelecto es verdadero cuando est en consonancia con las
cosas, y las cosas son verdaderas cuando estn en consonancia con su Autor:

la verdad divina es la medida de toda verdad. Puesto que la verdad de nuestro
intelecto es medida por la cosa que est fuera del alma, nuestro intelecto se dice
verdadero porque es consonante con la cosa. Pero la verdad de la cosa es medida
por el intelecto divino, que es causa de las cosas, como la verdad de los artefactos
lo es por el arte del constructor. As el arca es verdadera cuando resulta consonante
con el arte. C.G. I, 62

En tercer lugar, en aquello que no es contrario a la fe debe preferirse lo que sea
consonante con la opinin de los filsofos. A propsito de una discusin teolgica
sobre las jerarquas anglicas, Santo Toms recomienda una determinada posicin bajo
el peso de la autoridad de Dionisio (al que se tomaba por entonces como discpulo
directo de San Pablo). Pero luego agrega: y porque es ms consonante con la sentencia
de los filsofos, de quienes acogemos todo aquello que no sea contrario a la fe,
descartando lo restante. (In II Sent. 10, 2)

Por ltimo, lo que es de fe no es de suyo consonante con la razn, sino en cuanto
proviene de la Palabra de Dios y es confirmado por los milagros:

Aunque lo que pertenece a la fe, y principalmente en torno a este sacramento, no
sea consonante con la razn humana considerndolo en s mismo, en cuanto dicho
por Dios y confirmado por los milagros resulta empero de la mxima consonancia
con la razn. En efecto, nada es ms consonante con la razn que aquello que ha de
creerse a Dios en todo cuanto dice y se testimonia. In IV Sent. 9, 1, 3d ad 2m

En lo que a nuestra investigacin concierne, vale destacar la frecuente utilizacin
de estos trminos en referencia al acuerdo entre la razn y la fe, que en algunos
ejemplos se asimila muy prximamente a lo que hoy representan la teologa y la
ciencia. Sin perjuicio del estado precario de muchas disciplinas cientficas en el
siglo XIII, lo que podramos denominar el espritu cientfico ya estaba dando sus
primeros brotes en aquella poca, y las oportunidades de dilogo prevalecan
sobre la desconfianza. Adems, como la mayora de las ramas del quehacer
cientfico estaban todava incorporadas a la filosofa, los casos de consonancia (o
disonancia) tenan una repercusin mucho mayor que hoy en da.

A la luz de esta breve indagacin cabe subrayar la fuerte presencia de esta idea en los
textos del Aquinate, lo cual no parece sorprendente en virtud de la radical consonancia
que este autor afirma, como clave de bveda de su pensamiento, entre la razn y la fe.
Sera por otra parte muy sencillo mostrar a travs del testimonio de Toms su pleno
acuerdo con la base de supuestos que hemos sealado, tanto para la mediacin
filosfica, como para la consistencia misma de la consonancia segn se entiende en el
21
presente. Tal como lo he sealado en otros trabajos,
54
la evocacin de los maestros
antiguos a propsito de una reflexin sobre los principios directrices del dilogo ofrece
una reconfortante comprobacin de su vitalidad, y nos invita a dialogar no slo con
otras expresiones de nuestro tiempo, sino tambin con las ricas tradiciones de la
philosophia perennis.


* * *

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