Relación Entre Ciencia y Religión
Relación Entre Ciencia y Religión
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No se debe confundir con estudios religiosos o neurociencia de las religiones.
Se habla de la relación entre la ciencia y la religión para indicar los estudios y
discusiones que surgen a la hora de establecer relaciones y de deslindar ámbitos de
estudio entre lo que es propio de la fe y de las religiones, y lo que es propio de
la ciencia en sus distintas ramificaciones.
La relación entre religión y ciencia ha sido sujeto de estudio desde la antigüedad, entre
filósofos, teólogos, científicos y otros. Diferentes perspectivas regionales, culturas y épicas
son diversas, caracterizada por algunos como conflictiva, otros describiéndola como
armónica y otros proponiéndola de baja interacción.
Índice
1Historia
o 1.1Revolución Científica
o 1.2Periodo Moderno
2Perspectivas
o 2.1Incompatibilidad
2.1.1Tesis del conflicto histórico
o 2.2Diálogo
2.2.1Integración
o 2.3Independencia
2.3.1Críticas
o 2.4Otras posturas
3Percepción pública
4Véase también
5Referencias
6Bibliografía adicional
Historia[editar]
Las obras de Aristóteles influenciaron profundamente a la filosofía natural de la Edad
Media. Muchas de sus posturas filosóficas acerca de la eternidad del universo y el papel
de Dios en el mundo contradecían a las doctrinas de las religiones monoteístas. Sin
embargo, filósofos islámicos, judíos y cristianos intentaron reconciliar su filosofía con sus
respectivas religiones. Durante la Edad Media, los teólogos cristianos utilizaban
argumentos de las posturas de Aristóteles para responder preguntas sobre la naturaleza y
la divinidad. Durante el ciclo XV Y XVI, la iglesia católica reafirmó la autoridad de
Aristóteles, aceptando la razón dentro del ámbito de la fe a causa de la aparición de
nuevas ramas de la ciencia. Como respuesta, algunos pensadores relacionados a la
revolución científica, señalaron las diferencias entre el pensamiento Aristotélico y el
cristianismo. No obstante, las obras de Aristóteles jugaron un papel importante en la
institucionalización, sistematización y expansión del concepto de razón que en la
cristiandad se consideraba subordinada a la revelación, que contenía la verdad última y
esta verdad no podía ser cuestionada.1
El desarrollo de las ciencias (especialmente la filosofía natural) en Europa occidental
durante la Edad Media, tiene un origen importante en las obras de los árabes que se
tradujeron a composiciones en griego y latín. En las universidades medievales, la facultad
de filosofía natural y teología estaban separadas, y la facultad de filosofía a menudo no
permitía que las discusiones relacionadas con temas teológicos se llevaran a cabo. La
filosofía natural, se consideraba un área de estudio esencial por derecho propio y se
consideraba necesaria para casi todas las áreas de estudio. Era un campo independiente,
separado de la teología, que disfrutaba de una gran cantidad de libertad intelectual
siempre y cuando estuviera delimitado al mundo natural. En general, hubo un apoyo
religioso para las ciencias naturales a fines de la Edad Media y un reconocimiento de que
era un elemento importante del aprendizaje. 2
La Edad Media sentó las bases de los avances en la ciencia durante el Renacimiento.
Para 1630, la antigua autoridad de la literatura y la filosofía clásica, así como su
necesidad, comenzó a erosionarse. Con el éxito absoluto de la ciencia y el avance
constante del racionalismo, el individualismo científico ganó prestigio. Junto con los
inventos de este período, especialmente la imprenta de Johannes Gutenberg que permitió
la difusión de la Biblia en los idiomas distintos al latín. Esto permitió que más personas
leyeran y aprendieran de las Escrituras, lo que condujo al movimiento evangélico. 3
Revolución Científica[editar]
La importancia de este período en las discusiones de ciencia y religión se debe en gran
parte a las causas proporcionadas por la teoría copernicana en general (que desafió el
pronunciamiento bíblico de que la tierra no se movía), y por la defensa de la teoría de
Galileo en particular. En segundo lugar solo después del darwinismo, la revolución
copernicana y el asunto de Galileo se consideran con demasiada frecuencia como una
demostración clara e irrefutable de que la ciencia y la religión simplemente no se mezclan,
y que eran incompatibles entre sí. Este punto de vista solo se aceptó a fines del siglo XIX,
cuando la ciencia se convirtió, no en un arma para ser utilizada contra la religión, sino en
un campo de batalla, sobre el cual lucharon tanto los religiosos como los secularistas. 4
Galileo Galilei (1564-1642) difundió en sus escritos la teoría heliocéntrica de Copérnico
según la cual la Tierra gira alrededor del Sol, y no al contrario. La Inquisición condenó
estas ideas por oponerse abiertamente a las enseñanzas de la Escritura. En efecto, un
pasaje bíblico narra cómo el caudillo hebreo Josué ordenó al Sol detenerse. A causa de
esto, Galileo fue confinado, bajo custodia, en su villa de Arcetri hasta 1633. De allí pasó a
Florencia, donde, ya ciego, siguió trabajando hasta su muerte en sus escritos.
Respecto a la teoría Darwinista, que habla de la evolución de las especies, chocaba
frontalmente con el relato bíblico según el cual es Dios quien crea las especies. En
consecuencia, la doctrina católica condenó la teoría darwinista, sobre todo la que incluía la
evolución ininterrumpida desde el simio al hombre. Fue en esta época, cuando empezaron
las fuertes contradicciones entre ciencia y religión católica, puesto que la primera estaba
avanzando a causa de nuevos descubrimientos, la segunda mantenía una interpretación
literal de la Biblia en la comprensión del ser humano, el mundo y la naturaleza.
Periodo Moderno[editar]
En el siglo XVII, los fundadores de la Royal Society mantuvieron en gran medida puntos de
vista religiosos convencionales y ortodoxos, y varios de ellos eran prominentes miembros
de la Iglesia. Los problemas teológicos que tenían el potencial de ser divisivos,
generalmente se excluían de las discusiones formales de la Sociedad. La participación
clerical en la Royal Society se mantuvo alta hasta mediados del siglo XIX, cuando la
ciencia se profesionalizó más.5 Albert Einstein apoyó la compatibilidad de algunas
interpretaciones de la religión con la ciencia. En "Ciencia, filosofía y religión, un simposio"
publicado por la Conferencia sobre Ciencia, Filosofía y Religión en su relación con el estilo
de vida democrático, Inc., Nueva York en 1941, Einstein declaró:
De acuerdo con esto, una persona religiosa es devota en el sentido de que no tiene dudas sobre el
significado y lo elevado de esos objetos y metas superpersonales que no requieren ni son capaces
de fundamentos racionales. Existen con la misma necesidad y realidad que él mismo. En este
sentido, la religión es el antiguo esfuerzo de la humanidad para ser clara y completamente
consciente de estos valores y objetivos, y constantemente para fortalecer y extender su efecto. Si
uno concibe la religión y la ciencia de acuerdo con estas definiciones, entonces parece imposible un
conflicto entre ellas. Porque la ciencia solo puede determinar qué es, pero no qué debería ser, y
fuera de su dominio, los juicios de valor de todo tipo siguen siendo necesarios. La religión, por otro
lado, solo trata con evaluaciones del pensamiento y la acción humana: no puede hablar
justificadamente de hechos y relaciones entre hechos.
Según esta interpretación, los conocidos conflictos entre religión y ciencia en el pasado
deben atribuirse a una interpretación errónea de la situación que se ha descrito.De este
modo, Einstein expresa puntos de vista del no naturalismo ético. Entre los científicos
modernos destacados que son ateos se incluyen el biólogo evolutivo Richard Dawkins y el
físico ganador del Premio Nobel Steven Weinberg. Entre los científicos prominentes que
defienden las creencias religiosas se incluyen el físico ganador del Premio Nobel y
miembro de la Iglesia de Cristo Unida Charles Townes, cristiano evangélico y exdirector
del Proyecto Genoma Humano Francis Collins, y el climatólogo John T. Houghton. 6