Mauricio Rojas, Suecia Después Del Modelo Sueco
Mauricio Rojas, Suecia Después Del Modelo Sueco
Mauricio Rojas, Suecia Después Del Modelo Sueco
Mauricio Rojas
Introducción
Escuelas y gozan de una libertad pedagógica bastante amplia. Estas escuelas son gestionadas
por el sector privado con o sin fines de lucro y están abiertas a toda la población y no pueden
seguir prácticas discriminatorias injustificadas en la elección de sus alumnos ni cobrar suple-
mentos extras al cheque escolar que reciben de las municipalidades.
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real e igualitaria (la misma libertad de elección existe entre las escuelas
directamente gestionadas por el sector público). Lo interesante es que mi
hijo no es una excepción. En este país, donde en 1990 las escuelas que no
formaban parte del monopolio estatal eran muy escasas, existen hoy más
de 700 escuelas básicas y secundarias independientes, que les dan educa-
ción a unos 80.000 niños y jóvenes dentro de un sistema pluralista de
colaboración público-privada que crece año tras año.
No sólo la situación de las escuelas ha cambiado radicalmente. Si yo
me enfermase hoy recurriría con toda seguridad a la clínica más cercana,
Nacka Närsjukhus, que es gestionada, como tantas otras en la provincia de
Estocolmo, por una sociedad comercial por acciones. Mi elección sería
además completamente libre y sin que mi decisión me costase ni un peso
más que si eligiese una clínica pública. Más aún, si mi dolencia fuese un
poco más seria seguramente me dirigiría al hospital S:t Göran, que es el
hospital privado más grande que existe en Europa Occidental y que tam-
bién forma parte de la red de colaboración público-privada que abarca hoy
cerca de tres mil productores privados de servicios de salud.
Y así podríamos continuar con los ejemplos. Los ciudadanos de
Suecia pueden hoy, con creciente libertad, elegir a quien entregar el cuida-
do de sus niños o de sus ancianos, a quien comprar electricidad o servicios
de telecomunicación, en qué fondos depositar una parte de sus ahorros para
la jubilación, qué canal de televisión mirar o qué radioemisora escuchar.
Incluso monopolios tan tradicionales como los de la provisión de empleos
o de viviendas de alquiler o de los ferrocarriles o del correo han sido
abolidos. Todo esto era impensable en la Suecia de 1990 y solamente los
lunáticos o los soñadores de entonces se hubiesen podido imaginar seme-
jantes cambios.
El propósito de este trabajo es explicar las razones de estas transfor-
maciones tan profundas y discutir sus perspectivas futuras. Esto es muy
importante en un contexto internacional, en el que muchos siguen todavía
proponiendo un modelo de Estado benefactor que su propio creador, el
pueblo de Suecia, ya ha abandonado. Para darle al lector un punto de
partida adecuado comenzaré por resumir, en forma muy sucinta, la historia
y las características principales de aquel Estado benefactor maximalista
que hoy ya pertenece al pasado de Suecia.
para luego retomar el poder entre 1982 y 1991 y una vez más desde 1994 hasta el presente. El
apoyo electoral del partido estuvo siempre por sobre el 40 por ciento entre 1930 y 1988,
llegando incluso a pasar el 50 por ciento en cuatro ocasiones. En las elecciones de 1991, 1998
y 2002 la socialdemocracia registró, sin embargo, cifras electorales por debajo del 40 por
ciento del voto popular.
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hogar del pueblo” y fue tomado por el líder socialdemócrata Per Albin Hansson del arsenal de
conceptos desarrollados por los sectores nacionalistas de derecha de comienzos de siglo XX.
Alude evidentemente al ideal de Volkgemeinschaft que en Alemania sería agresivamente for-
mulado, entre otros, por el nacionalsocialismo.
4 Un elemento fundamental de la hegemonía socialdemócrata y del “modelo sueco”
existente hasta fines de los años 60 fue una clara delimitación de funciones entre la empresa
privada y el Estado benefactor, donde el Estado benefactor respetaba la libertad empresarial en
la industria, el comercio y el sector financiero, a la vez que el empresariado respetaba un
monopolio estatal irrestricto en las áreas del bienestar.
5 Alva y Gunnar Myrdal: Kris i befolkningsfrågan (Crisis en la cuestión de la pobla-
6 La carga tributaria total se duplicó entre 1960 y 1989, pasando del 28 al 56 por
ciento del ingreso nacional. Ello hizo que la diferencia entre la carga tributaria sueca y la carga
promedio en los países de la OCDE se ampliase constantemente hasta llegar al 53 por ciento
en 1990. A su vez, el gasto público pasó del 31 al 60 por ciento del ingreso nacional entre
1960 y 1980, período durante el cual se triplicó el empleo público.
7 Este paso de lo que en sueco se llama grundtrygghet (seguridad básica) a inkomst-
bortfallsskydd (protección ante la pérdida de ingresos) fue decisivo en lo que la misma social-
democracia llamó el paso a la “sociedad fuerte” (det starka samhället), lo que en realidad
quería decir al “Estado fuerte”.
8 Es pertinente aclarar que el Estado sueco se compone de tres niveles, a saber: la
nórdicos —Dinamarca, Finlandia, Islandia y Noruega— y también por países como Irlanda,
Austria, Italia, Bélgica y Países Bajos. Además, países antes comparativamente muy pobres,
como Portugal y Grecia, han acortado en más de la mitad su distancia respecto de Suecia.
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impuestos a los trabajadores que, incluidos los gastos sociales y los im-
puestos indirectos, llegan fácilmente a más del 60 por ciento del ingreso,
independientemente del nivel de remuneraciones de que se trate. Al mismo
tiempo, la progresividad tributaria de un sistema semejante es necesaria-
mente muy reducida, así como también lo es la posibilidad de aumentar
aún más los impuestos10.
Este problema tributario es clave y pone una camisa de fuerza al
desarrollo de los servicios del bienestar en una sociedad que en lo funda-
mental sólo acepta la financiación tributaria de los mismos. Pero aún más
importante, tanto en el largo plazo como en lo inmediato, es la relación
entre población activa y pasiva. Cualquier aumento súbito de la población
pasiva desata fuertes desequilibrios fiscales y desencadena —dada la impo-
sibilidad de aumentar la carga tributaria— una espiral de endeudamiento e
inestabilidad. Por ello se puede afirmar que la condición absoluta de un
Estado benefactor como el sueco es el pleno empleo en lo coyuntural y una
relación demográfica positiva en lo estructural. Pronto veremos la impor-
tancia clave de ambos aspectos para entender tanto la crisis del Estado
benefactor como el futuro de la sociedad del bienestar en Suecia.
En lo social la consecuencia del desarrollo del Estado benefactor
maximalista sueco es fácilmente previsible. La vida de los ciudadanos se
vio ampliamente politizada y su libertad de elección severamente restringi-
da. Se puede decir que en cada paso importante en la vida del ciudadano
sueco había un elemento de intervención política que de una manera deci-
siva influenciaba su opción. Esto se refiere, por ejemplo, a la formación de
la familia y a la distribución de los roles dentro de la misma (profundamen-
te influenciados por el sistema asistencial y por una tributación personali-
zada que prescinde de las cargas a mantener), a la decisión de tener hijos
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10 Éste es un problema clásico que explica, por ejemplo, por qué el sistema tributario
norteamericano es mucho más progresivo que el sueco. También explica por qué Suecia tiene
los impuestos más altos del mundo a los salarios bajos, dificultando así de manera manifiesta
la creación de ”empleos de entrada” al mercado laboral. Actualmente, el nivel mínimo de
impuesto total para un trabajador de jornada completa es de alrededor del 60 por ciento de sus
ingresos. A su vez, el nivel más alto de tributación total está en torno al 70 por ciento del
ingreso laboral, lo que da una progresividad tributaria muy limitada y pone, por razones
obvias, un tope prácticamente absoluto a la subida de los impuestos.
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una verdadera sensación política, ya que el apoyo a la socialdemocracia cayó, por primera vez
en más de 60 años, por debajo del 40 por ciento de los votantes (la cifra exacta fue 37,7 por
ciento).
16 Esto, por cierto, no es absoluto. Siempre ha habido en Suecia pequeños grupos
marginados, como los lapones en el norte del país o diversos grupos seminómades de origen
autóctono o romaní.
17 Moderata samlingspartiet, partido que bajo el liderazgo de Gösta Bohman y de
jóvenes liberales, como el futuro primer ministro Carl Bildt, se alejó cada vez más del paterna-
lismo estatal de ceño conservador.
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tor. Esta crítica articuló ideológicamente una parte importante del senti-
miento de descontento con el paternalismo excesivo propio del Estado
benefactor sueco y propuso además una alternativa a una sociedad cada
vez más regulada y planificada. Éste fue el eje de la propuesta política que
se vería coronada con el éxito electoral en septiembre de 1991, transfor-
mando a Carl Bildt en el primer ministro de Suecia. Por primera vez la
socialdemocracia fue derrotada por una coalición que manifestaba abierta-
mente una voluntad de cambiar profundamente el sistema social existente.
A su vez, la crisis del “socialismo real” y la caída del Muro de
Berlín reactivaron una crítica de izquierda al modelo estatista sueco que
tenía sus raíces en los movimientos populares que surgieron pujantemente
en el país a fines del siglo XIX. Este “socialismo desde abajo” articuló
ahora una crítica que apuntaba a la falta de participación directa de la
ciudadanía en la organización y orientación de los servicios del bienestar.
Este socialismo más libertario llevaría a la Juventud Socialdemócrata a
comienzos de los años 90 a hacerse portavoz de una serie de propuestas de
democratización del Estado benefactor en torno a la idea del “poder pro-
pio”18 o poder directo de la gente sobre su vida cotidiana.
nas como ”influencia del usuario” (brukarinflytande) y otras semejantes que también deman-
daban menos estatismo y más participación ciudadana fueron características de esta crítica al
sistema desde el interior del propio movimiento socialdemócrata.
19 Olof Palme fue el jefe de la socialdemocracia entre 1969 y 1986, año en que fue
asesinado. Su liderato dio clara expresión a la radicalización política que afectó a la sociedad
sueca a partir de fines de los años 60 y que se tradujo en una socialdemocracia que rompió con
su tradición de moderación y búsqueda de compromisos especialmente con los sectores empre-
sariales.
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20 El crecimiento promedio anual del PIB sueco fue del 3 por ciento entre 1999 y
2002, mientras que para la Unión Europea fue de sólo 2,2 por ciento.
21 La deuda pública bajó del 80 al 53 por ciento del ingreso nacional entre 1994 y
2000 y la carga tributaria total, que en 1989 había superado el 56 por ciento del ingreso
nacional, se estabilizó entre 2000 y 2002 en torno al 51 por ciento.
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La izquierda de pasado comunista junto con los sectores más reaccionarios de la socialdemo-
cracia y del movimiento sindical encabezan la resistencia ideológica. Pero aún más importante
es la “resistencia pragmática” que se da en muchas administraciones provinciales y municipa-
les que, por razones presupuestarias o de poder, tratan de dificultar o simplemente impedir la
realización y/o la extensión de la libertad de elección ciudadana.
23 En este sentido es digno de notar el gran interés que en Estados Unidos suscita el
sistema de elección libre escolar de Suecia, que es visto, particularmente por sectores conser-
vadores, como un verdadero modelo a seguir.
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libertad de elección y la presión que ella crea sobre las escuelas existentes.
Todas las escuelas de Suecia —independientemente de si son gestionadas
por el sector público o el privado— deben hoy plantearse la misma pregun-
ta acerca de la satisfacción de sus usuarios que todo productor se plantea
cuando depende de la elección voluntaria de los consumidores. De esta
manera la escuela pública ha sido sacada de su rutina y de su típica actitud
monopolista frente a un consumidor que antes no tenía opciones alter-
nativas.
Este cambio señero en el sector de la educación se ha reproducido
de diversas formas en otros sectores. Cada vez son más los municipios que
organizan muchos de sus servicios a través de sistemas de vouchers, espe-
cialmente aquellos que se brindan a jubilados y ancianos, así como en lo
que respecta al cuidado de niños de edad preescolar. Al mismo tiempo
existe hoy en el sector de la salud una amplia aceptación del principio de
soberanía del consumidor, que de hecho tiende a acercarse cada vez más a
un sistema de libertad nacional de elección de la atención médica y
hospitalaria24.
Otro desarrollo interesante de la libertad de elección tiene que ver
con los fondos de pensiones. El sistema sueco fue tradicionalmente, como
tantos otros, un sistema de reparto financiado por la tributación corriente.
Este sistema fue remodelado a fines de los años 90, cuando se le dio a cada
contribuyente propiedad privada sobre una parte de sus ahorros para la
pensión (correspondiente al 2,5 por ciento del salario bruto) y el derecho a
decidir con plena libertad la colocación de aquella parte entre una gran
variedad de fondos alternativos. Esto ha convertido a los suecos en uno de
los pueblos más capitalistas de la tierra, creando un interés popular inusita-
do por los vaivenes de la bolsa de valores.
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24 Aquí las diferencias regionales son grandes, ya que esta libertad de elección no se
basa en una ley nacional, como en el caso de la escuela, sino en decisiones de los gobiernos
provinciales. Así se da el caso de una total libertad de elección en la provincia de Estocolmo
(donde en lo fundamental se paga a los proveedores de servicios de salud de acuerdo con el
principio de que “la plata sigue al paciente”), que contrasta con la casi total falta de libertad en
el norte del país, donde la dispersión geográfica de la población sumada a sólidas mayorías de
izquierda han bloqueado efectivamente este desarrollo.
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desregulación de otras áreas donde las empresas públicas han sido someti-
das a la competencia —principalmente transportes, pero también activida-
des tan diversas como la provisión de empleos o los servicios de correo—
y a la generalización del sistema de licitaciones dentro del sector público,
así como a la libertad de abrir escuelas, centros de salud y muchas otras
actividades cuya demanda está regulada, ya sea por el sistema de vouchers
o por pagos directos del sistema fiscal.
Estos cambios han alcanzado su mayor profundidad en las áreas
privatizadas y desreguladas, donde los productores públicos o semipúbli-
cos aún existentes están sometidos a las formas normales de funcionamien-
to de las firmas privadas25. En los sectores de servicios más tradicionales
—salud, educación, cuidado de niños y ancianos— los grados de compe-
tencia y establecimiento de actores privados varían mucho dentro del país,
dependiendo esencialmente de los grados de concentración urbana —con
la provincia de Estocolmo claramente a la vanguardia de los cambios— y
de las mayorías políticas en los niveles provincial y municipal, donde las
áreas con estables mayorías de izquierda están, en general, muy retrasadas
respecto de las áreas de mayorías cambiantes y, aún más, de las áreas con
mayoría liberal-conservadora. Así, por ejemplo, hay municipalidades don-
de todo el sector de servicios para ancianos y de cuidado de niños está
sometido a la competencia o ha sido privatizado (ya sea por licitación o
dentro del sistema de vouchers), y otras donde nada de esto existe. En el
nivel nacional un grado de privatización que va del diez al veinte por
ciento de los servicios básicos es bastante común, con una tendencia en
alza muy clara para la mayoría de ellos.
Estos cambios tan significativos en la demanda y la oferta no se han
visto acompañados por un cambio de igual magnitud en lo que se refiere al
financiamiento de los servicios básicos. La regla sigue siendo en este caso
un estricto financiamiento público directo (vía asignación presupuestaria o
pago a la firma licitadora) o indirecto (vía vouchers) que excluye la posibi-
lidad para el consumidor de hacer pagos extras por un acceso preferencial a
algún servicio o para obtener un servicio de más alta calidad. Esto no
excluye un cierto cobro por los servicios recibidos, por ejemplo de salud,
pero ese cobro tiene que ser igual para todos e independiente de quién
preste el servicio en cuestión. La finalidad declarada de este principio es
resguardar un acceso relativamente igualitario a los servicios básicos de
salud, educación y bienestar en general.
25 Si bien algunas de estas empresas siguen recibiendo un tratamiento especial en
caso de crisis, como recientemente ocurrió con los Ferrocarriles del Estado, cuyo enorme
déficit hubiese llevado a cualquier empresa privada a la quiebra, pero que en este caso motivó
la decisión política de salvar a la empresa cubriendo su déficit.
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26 El empleo aparente aumentó del 73,4 al 78,2 por ciento de la población entre 20 y
64 años de edad entre 1997 y 2001. En el mismo lapso la cesantía total cayó del 12,5 al 6,5 por
ciento.
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déficit de más de 200.000 puestos de trabajo respecto de la situación imperante en 1990. Aún
más, en 1990 el empleo entre la población de 20 a 64 años de edad era del 86 por ciento a
compararse con el 78,2 por ciento que se alcanzó en 2001.
28 El empleo efectivo, en este caso las personas entre 20 y 65 años de edad que
realmente trabajaban, fue del 70,1 por ciento en 1997 (año en que culmina la caída del
empleo) y del 70,6 por ciento en 2001.
29 El número de personas jubiladas anticipadamente ha pasado de 350.000 en 1989 a
1,53 millón a 2,33 millones y que la relación entre las personas de 25 a 64 años de edad y
aquellas de mayor edad disminuirá de 3,1 a 2,1 veces.
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por ciento del presupuesto estatal y cuyo monto casi triplica el servicio de
la deuda pública.
Las razones profundas de estas tensiones presupuestarias —a saber,
la relación entre carga tributaria e ingreso nacional así como entre pobla-
ción activa y pasiva— nos llevan derechamente a tres de los dilemas más
importantes que la sociedad sueca deberá resolver en los años próxima-
mente venideros.
El primero de ellos se refiere a lo que podría llamarse la relación de
lealtad o confiabilidad entre ciudadanos y Estado. Un Estado que ofrece
beneficios sociales tan amplios y generosos como el sueco presupone una
relación con sus ciudadanos donde éstos estén lealmente dispuestos a, por
una parte, trabajar y aportar una alta proporción de sus ingresos al erario
público y, por la otra, a no sobreutilizar o aprovecharse de los sistemas de
subsidios. Lo que se presupone es, simplemente, una fuerte base de decen-
cia y solidaridad social, tanto de parte de la población como del Estado.
Ahora bien, es justamente esta base moral la que se ha resquebrajado de
una manera extremadamente visible y preocupante. Suecia vive hoy lo que
con toda propiedad se puede llamar una crisis moral generalizada, que en
su forma más evidente se expresa en una serie de escándalos de corrupción
que han choqueado a una nación que tenía una idea muy diferente de sí
misma31.
Estos escándalos espectaculares son simbólicamente muy importan-
tes, pero lo realmente serio en términos de las finanzas públicas y del
bienestar general es la disposición creciente de la población a optar por el
ausentismo laboral o simplemente por abandonar las filas de la población
activa. En el fondo, se trata de un cambio mental respecto de la relación
entre derechos y obligaciones combinado con una relación entre salarios
netos y subsidios que en la práctica desincentiva el trabajo legal (dándole a
su vez grandes incentivos a cualquier forma de trabajo al margen del siste-
ma)32. Este problema se hace de muy difícil solución una vez que la prácti-
ca de “vivir del trabajo de otros” se hace común en una sociedad cuyos
31 El escándalo más notable, y de amplias consecuencias para la credibilidad general
del sector público, involucra a un centenar de funcionarios del poderoso monopolio estatal de
la venta de bebidas alcohólicas (Systembolaget), cuya jefa es nada menos que la esposa del
primer ministro. Incluso el rey, Karl XVI Gustav, se ha hecho eco de estos escándalos en su
reciente discurso de Navidad al decir: “Ha sido doloroso descubrir que en aquel idilio en el
cual habíamos vivido y queríamos vivir estaba el caldo de cultivo de la frivolidad y la
codicia.”
32 Es interesante notar que esta verdadera epidemia de ausentismo laboral y abandono
de la fuerza de trabajo por motivos de salud se da en uno de los pueblos más sanos del planeta
y sin que haya ni la más mínima evidencia de un empeoramiento real de sus condiciones
generales de salud. Tampoco se puede hacer referencia a un cambio en las condiciones mismas
de la vida laboral de tal magnitud que pudiese explicar semejante desarrollo.
240 ESTUDIOS PÚBLICOS
Suecia bajo la forma de cuentas o fondos individuales de seguridad social, incluyendo también
las pensiones.
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34 Esta cifra debe ponerse en relación a la población del país que no alcanza ni a los 9
millones de habitantes.
35 La explicación de que en Suecia no exista hoy un partido xenófobo de importancia
no está por cierto en la falta de una base potencial de apoyo para tal partido. En 1991 surgió
un partido así, llamado Nueva Democracia que obtuvo un éxito rotundo en las elecciones de
septiembre de ese año. Lo que ocurrió luego es que ese partido se hundió por la falta de un
liderazgo claro y el caos interno que pronto lo aquejaron. Es así como toda una generación de
activistas se quemó políticamente y Suecia se convirtió, al menos por un tiempo, en una
excepción escandinava.
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pio ha aprobado la apertura del país a este tipo de migración, pero el gobierno ha hecho hasta
ahora oídos sordos a esta decisión verdaderamente histórica.
37 Se trataría de prestaciones laborales fuera del mercado de trabajo normal que
podrían combinarse con prácticas, estudios u otras medidas de activación cuyo objetivo es, por
una parte, impedir la formación de una cultura de la dependencia y la pasividad y, por la otra,
hacer imposible el trabajo al negro paralelo a la recepción de subsidios.
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debatido. Se da un grado muy alto de igualdad en los ingresos netos corrientes, provenientes
ya sea del trabajo o de los subsidios. Al mismo tiempo, se dan desigualdades en la fortuna
acumulada que incluso son mayores que las existentes en Estados Unidos. Lo más peculiar de
Suecia es, debido a la alta carga tributaria a los ingresos laborales, la dificultad de formar una
fortuna por medio del trabajo. Esto hace que la movilidad económica en términos de fortuna
acumulada sea muy limitada e infinitamente más baja que en los Estados Unidos.
41 Desde el punto de vista del desarrollo, es una simple estupidez prohibirle a la gente
hacer un aporte adicional al cheque educacional a fin de obtener una mejor educación para sus
hijos, aumentando así el gasto total de la sociedad en educación. El resultado es que esos
ingresos se canalizan hoy hacia la adquisición de más viajes de turismo, automóviles, vesti-
menta u otros productos de consumo no productivo.
42 El debate francés sobre el velo islámico y otras manifestaciones religiosas en las
escuelas públicas es el ejemplo más claro de este tipo de profundos dilemas que conmueven a
toda la Europa contemporánea, dividiendo a izquierdas y derechas y sembrando la disensión
entre conservadores, liberales o socialistas.
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