Este documento presenta un ensayo sobre la eternidad y si los justos pasarán la eternidad en el cielo o en la tierra. El autor argumenta que aunque algunos pasajes bíblicos sugieren que la morada final es el cielo, otros pasajes indican que es la tierra. El objetivo del ensayo es responder a esta pregunta tomando una postura reformada, la cual sostiene que en el reino final habrá un nuevo cielo y una nueva tierra renovados donde Dios y los justos morarán juntos para siempre.
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Este documento presenta un ensayo sobre la eternidad y si los justos pasarán la eternidad en el cielo o en la tierra. El autor argumenta que aunque algunos pasajes bíblicos sugieren que la morada final es el cielo, otros pasajes indican que es la tierra. El objetivo del ensayo es responder a esta pregunta tomando una postura reformada, la cual sostiene que en el reino final habrá un nuevo cielo y una nueva tierra renovados donde Dios y los justos morarán juntos para siempre.
Este documento presenta un ensayo sobre la eternidad y si los justos pasarán la eternidad en el cielo o en la tierra. El autor argumenta que aunque algunos pasajes bíblicos sugieren que la morada final es el cielo, otros pasajes indican que es la tierra. El objetivo del ensayo es responder a esta pregunta tomando una postura reformada, la cual sostiene que en el reino final habrá un nuevo cielo y una nueva tierra renovados donde Dios y los justos morarán juntos para siempre.
Este documento presenta un ensayo sobre la eternidad y si los justos pasarán la eternidad en el cielo o en la tierra. El autor argumenta que aunque algunos pasajes bíblicos sugieren que la morada final es el cielo, otros pasajes indican que es la tierra. El objetivo del ensayo es responder a esta pregunta tomando una postura reformada, la cual sostiene que en el reino final habrá un nuevo cielo y una nueva tierra renovados donde Dios y los justos morarán juntos para siempre.
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SEMINARIO TEOLGICO REFORMADO DE MXICO.
Fiel a la herencia Reformada. IXTLIXCHITL NO. 206, COL. AJUSCO, DEL. COYOACN, MXICO, D. F. TEL. 5617- 221 8 STRM@IPRMSG. ORG
En dnde pasaremos la eternidad? Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no exista ms Apocalipsis 21:1.
Ensayo en cumplimiento para la licenciatura en sagrada Teologa. Por: Juan Peate Jimnez. Mxico D.F a 02 de Junio del 2014. [email protected]
2. El asunto de la eternidad y su relacin con la doctrina de la tierra nueva. . 9-11
3. La tierra nueva y su relacin con la doctrina de la creacin. . . . 11-14
4. El Reino de Dios y su relacin con la doctrina de la tierra nueva. . . 14-18
5. El dispensacionalismo. . . . . . . . . 19-23
6. Postura reformada. . . . . . . . . 23-26. a. El concepto del cielo. b. El estado intermedio.
7. La eternidad en la tierra. . . . . . . . 26-27.
8. Argumentos ante este asunto. . . . . . . . 27-38 a. El primer libro de la Biblia testifica este hecho. b. El hombre como administrador de la creacin. c. Es un pacto de Dios con el hombre. d. El Reino de Dios se inaugur en la tierra, no en el cielo.
9. La tierra ser aniquilada o renovada?. . . . . . 39-43
10. El cielo en la tierra. . . . . . . . . 43-45
11. Conclusin. . . . . . . . . . 46-48
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12. Bibliografa. . . . . . . . . . 49-50
INTRODUCCIN.
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La gente habla tanto de ir al cielo, cuando la biblia habla de que los mansos poseern la tierra (Mat.55) Cul es lo correcto? 1
En el corazn de los hijos de Dios hay una anhelo, o ms bien la necesidad de un hogar eterno. 2 Ellos ansiosamente esperan el cumplimiento de las promesas escritas en la Biblia, donde nuestro Seor Jesucristo ha prometido, que todos los que han credo en su nombre sern poseedores de una gran recompensa. Dentro de estas promesas est en que ellos tendrn un hogar, donde Dios morar con ellos, y ellos sern su pueblo, y Dios mismo estar con ellos como su Dios 3 . Pasajes como estos llenan de consuelo y alegra los corazones de los hijos de Dios, pero todava hay una cuestin a lo que ellos tienen que enfrentarse en esta vida, y esta cuestin es la siguiente: En dnde pasaremos la eternidad? dicho de otra manera sera en dnde ser esa eternidad donde se establecer el hogar de los justos? Es En el cielo o en la tierra? Esta es quizs una de las preguntas transcendentales a la que ha de enfrentarse absolutamente todos los hombres, ya sean creyentes o no creyentes en algn momento de sus vidas como personas, y que posiblemente sea tambin una de las cuestiones que ha sido motivo de malas interpretaciones y de controversias entre cristianos evanglicos y de telogos de la fe cristiana de este siglo y de las anteriores, y no es para menos, pues se trata precisamente del futuro de uno como persona y el futuro mismo de la historia de toda la humanidad. Comnmente la mayora de los creyentes de hoy en da, cuando se les pregunta acerca de la meta final de los impos, no dudan en afirmar que ellos por no haber obedecido y aceptado a Jesucristo como el Hijo de Dios y nico Salvador, sern poseedores del infierno donde el fuego los consumir por completo. Esta afirmacin la Biblia misma lo respalda. Pero cuando se trata de preguntar a los cristianos de su meta final no saben que responder, ellos titubean y hasta algunos prefieren optar por lo que diga la mayora y no por lo que dice la palabra de Dios.
1 HENDRIKSEN, William. La Biblia el ms all y el fin del mundo Pg.240. 2 Ibd. Pg.233. 3 Apocalipsis 21.3. RVR1960.
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Quin soy? Para qu estoy? Y Hacia dnde voy? Estas preguntas nos demuestran que la filosofa tambin ha mostrado su inters por responder a muchas de estas cuestiones que el hombre se ha hecho durante varios siglos, y no podemos negar que dentro de estos asuntos que la filosofa ha hecho, esta el intento por responder con base a la mente humana el asunto del destino del hombre, aunque tenemos que afirmar aqu, que muchas de las cosas que ha mencionado la filosofa acerca de la eternidad va en contra de los propsitos de Dios. Bien lo menciona Hoekema cuando dice: Nuestra generacin se encuentra estrangulada por el temor: temor por el hombre, por su futuro, y por la direccin hacia la cual somos impelidos contra nuestra voluntad y deseo. Y de esto surge un clamor pidiendo iluminacin respecto al significado de la existencia de la raza humana y respecto a la meta hacia la cul somos dirigidos. Se trata de un clamor que pide una respuesta a la antigua pregunta sobre el significado de la historia 4 . El cristianismo sabe que la historia de Dios no termina como los Gnsticos, origenistas y los estoicos mencionaron siglos atrs. Los primeros dos grupos crean de que todo volvera a la nada. Los estoicos, por su parte, crean que la historia pasara por etapas, que algn da volvera a comenzar o travs y as sucesivamente, haciendo creer que la historia no est siendo guiada hacia una meta. Pero la biblia nos dice que Jesucristo regresar por segunda vez, que habr una resurreccin de la carne y una vida perdurable para los redimidos en Cristo, hacindonos creer entonces que la historia est siendo guiada hacia una meta, que no termina con la muerte, sino que hay algo ms despus de la muerte para los hijos de Dios. Si creemos entonces que esto es as, podemos afirmar que los creyentes esperan con gran anhelo la realizacin de estas promesas, donde indudablemente incluye la morada final de los creyentes. Pero aun con todo esto que mencionamos la cuestin que nos hemos hecho al principio aun no queda respondida, En dnde habrn de pasar la eternidad los justos? En el cielo o en la tierra?
4 HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuro pg.36.
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//Hay una ciudad en el cielo, donde yo me ir a morar, las calles son de oros y mar de cristal, no hay necesidad del sol porque el Seor la Ilumina// Ah quiero estar, ah quiero estar, con Jesucristo. Ah quiero estar, ah quiero estar, con mi familia. Esta es la estrofa de un canto que comnmente hoy en muchas de las Iglesias Presbiterianas del Sureste cantan como un estribillo. Este canto hace alusin que en el cielo est reservada esa mansin que contiene calles de oros y mar de cristal, aparte de eso, el Seor mismo alumbra esta ciudad. Si utilizramos nuestra imaginacin sin duda alguna esta mansin que est en el cielo no es nada comparada con lo que en el mundo se vive. Aqu hay sufrimiento, dolor, caos, muerte corrupcin etc Pero la ciudad que est en el cielo es mucho mejor, porque a travs de este canto los creyentes ansan estar all, pues cantan as: Ah quiero estar, ah quiero estar Adems de esto, hay pasajes bblicos que hacen suponer la misma idea que este canto hace alusin. Leamos los siguientes pasajes: En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si as no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendr otra vez, y os tomar a m mismo, para que donde yo estoy, vosotros tambin estis 5 . Si, pues, habis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde est Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habis muerto y vuestra vida est escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros tambin seris manifestados con l en gloria. 6
Estos pasajes sin duda alguna hacen sospechar que el cielo es la morada final de los creyentes, y as podramos seguir mencionando otros pasajes como (Heb.11:10; 1Cor.2:9; 1Ped.1:4, etc). Pero as como existen estos pasajes que hacen alusin al cielo como la
5 Juan 14.2-3. RVR1960. 6 Colosenses 3.1-4.
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morada final de los justos tambin existen pasajes que hablan de la tierra como la herencia final de los creyentes, por mencionar una leamos lo siguiente: Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirn la tierra por heredad Mt.5.5 A todo esto nos conduce a otra pregunta: Cul de las dos ideas es la correcta? Esta cuestin implica sin duda alguna para nosotros una gran labor. Parte de mi objetivo en este ensayo es poder responder algo sobre esta cuestin, aunque debo de reconocer que cada uno puede o no quizs aceptar las ideas que he de presentar en este ensayo, pero creo firmemente que la idea que trato de presentar en este ensayo es la que ms hace justicia al pensamiento bblico. La postura que he de tomar en este ensayo es el de la reformada, donde la idea bien podra ser resumida en este prrafo: En el reino de la bienaventuranza final, el nuevo cielo y nueva tierra se refiere a todo el universo de Dios, gloriosamente renovado. Este universo ser para nuestro gozo y nuestro uso, para la gloria de Dios. Las condiciones de santidad, gozo, gloria, etc., que reinan ahora en el cielo, llenarn entonces plenamente el universo redimido (Ap.21:1-3). Nosotros mismos, en cuerpo y alma, seremos adaptados para vivir en ese nuevo universo. 7
Como nos damos cuenta la postura reformada o comnmente llamado el amilenialismo afirma, que ser en esta tierra pero renovada la morada final de los creyentes. Es obvio de que no es de agrado para muchas personas esta respuesta, pero an con todo eso, debemos afirmar que la obra de Cristo en la cruz del calvario tiene doble aspecto, primero, en la cruz redimi a los que de antemano haba predestinado para salvacin, pero de igual manera en el reconcili todas las cosas segn nos dice la palabra de Dios en Colosenses 1.20. Y por supuesto la creacin tambin est en los propsitos de ser libertada del pecado del cul ha sido sujetado segn nos dice el apstol Pablo en el siguiente pasaje. Porque tambin la creacin misma ser libertada de la esclavitud de corrupcin, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creacin gime a una, y a una est con dolores de parto hasta ahora; y no solo ella, sino que tambin nosotros
7 HENDRIKSEN, William. La Biblia el ms all y el fin del mundo Pg.240.
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mismos, que tenemos las primicias del Espritu, nosotros tambin gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopcin, a redencin de n3uestro cuerpo. Romanos 8:21-23.
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EL ASUNTO DE LA ETERNIDAD Y SU ESTRECHA RELACIN CON LA DOCTRINA DE LA TIERRA NUEVA. Para responder la cuestin: En dnde pasarn la eternidad los justos? nos es necesario saber que esta cuestin nos lleva a considerar la doctrina de la tierra redimida. La Biblia es un libro de historia redentora. Su tema es el desarrollo histrico del plan redentor de Dios para el mundo. Tanto la redencin como sus sinnimos bblicos, salvacin y reconciliacin, implican la restauracin-el comprar de nuevo-de lo que ha sido salvado y reconciliado. 8
Es importante para nosotros entonces iniciar con este tema de la doctrina de la tierra redimida, para el asunto que hemos de tratar de aqu en adelante, pues sabemos que esta doctrina tiene mucha importancia con respecto a la vida por venir, y sobre todo el estado final de los redimidos en Cristo. El glorioso futuro de la tierra no es solamente un asunto que se presente en el ltimo libro de la Biblia segn leemos en Apocalipsis 21.1, sino ms bien, este es un asunto que resalta tanto en el Antiguo y Nuevo Testamento. Los Salmos nos testifican este hecho, leamos por ejemplo algunos de ellos. Gozar l de bienestar, y su descendencia heredar la tierra. Salmo 25.13. Porque los malignos sern destruidos, y los que esperan en Jehov, ellos heredarn la tierra. Salmo 37.9. Tambin los profetas del Antiguo Testamento profetizaron que la tierra sera dada por herencia a los hijos de Dios: As dijo Jehov: En tiempo aceptable te o, y el da de salvacin te ayud; y te guardar, y te dar al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades. Isaas 49.8. Habitaris en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seris por pueblo, y yo ser a vosotros por Dios. Ezequiel 36.28.
8 WALDRON, Samuel E. El fin de los tiempos. Pg.263.
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Ante esto, el Nuevo Testamento tambin hay predicciones de que esta tierra ser restaurada para que los justos en Cristo la tomen por posesin. Mt.5.5 nos dice de la siguiente manera Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirn la tierra por heredad. Este pasajes que Jess pronuncia en el Sermn del Monte no es un producto de la mera imaginacin de parte de l, ni mucho menos era algo nuevo para los oyentes en ese momento, pues Jess estaba parafraseando lo que en el Salmos 37.11 el salmista David haba ya pronunciado: Pero los mansos heredarn la tierra, y se recrearn con abundancia de paz. El anhelo ferviente de la creacin segn nos los describe el apstol Pablo en su carta a los Romanos 8.21-23 es, el de ser libertada de la esclavitud de corrupcin, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Este anhelo se har realidad cuando Cristo cree los cielos nuevos y tierra nueva que Apocalipsis 21.1 no ensea. Estas afirmaciones nos hacen creer que la historia misma de Dios est siendo guiada hacia esa gran meta. Una meta en la cual la herencia que aguarda Dios para sus hijos es la promesa de tomar posesin tierra que ser redimida por l. El que venciere heredar todas las cosas, y yo ser su Dios, y el ser mi hijo. Apocalipsis 21.7 Mencionamos en los primeros prrafos que doctrina de la tierra redimida es ante todo un asunto de ciertos pasajes o textos, sino un tema constante de la Biblia. Eso hace que sea un tema importante en la escatologa bblica. Pero de igual manera es de suma importancia para nosotros porque en ella se nos permite presenciar la verdadera historia de Dios para su pueblo. La historia de Dios est siendo movido hacia una meta, de eso podemos estas seguro, porque la misma palabra nos la declara. Pero esta historia no es una historia que apunta hacia una final como lo supone el dispensacionalismo, donde cree que todo ser destruido. Ms bien, la historia que Dios nos permite presenciar con esta doctrina es de consuelo y esperanza para el creyente. En apocalipsis 21:1 al describir la historia del futuro de Dios para su pueblo, Juan apunta a un cielo nuevo y una tierra. Su visin es una visin de esperanza, Dios no se ha dado por vencido con Su creacin. Siguiendo el mismo lenguaje de Isaas (Isaas 65:17), en vez del lenguaje apocalptico paralelo de su poca, habla de cmo Dios renovar su creacin. La antigua tierra desaparecer, pero vendr una nueva tierra. Lo mismo suceder con el cielo.
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Incluso Dios cambiar su lugar de residencia cuando llegue el tiempo de hacer todas las cosas nuevas. La historia de Dios es as, lleno de consuelo y esperanza, que llena de nimo al pueblo de Dios a seguir luchando, y perseverar en su fe, porque sabe que Dios est guiando a su pueblo hacia una meta, donde los propsitos de Dios sern cumplidas en su mxima esplendor y gloria, y que alcanzar su consumacin en los nuevos cielos y la nueva tierra que estn todava en el futuro. 9
Pero antes de pasar a estudiar por qu el dispensacionalismo piensa y afirma que es en el cielo la morada final de los creyentes, debemos describir aqu, algunas doctrinas importantes que guardan relacin con la doctrina de la tierra redimida. LA TIERRA NUEVA Y SU RELACIN CON LA DOCTRINA DE LA CREACIN. El primer libro de la Biblia, Gnesis, inicia con un versculo muy significativo y valioso para la teologa cristiana. Es es una afirmacin teolgica 10 pues dice En el principio cre Dios los cielos y la tierra.(Gn.1.1). En tal afirmacin se testifica el origen y el creador de todas estas cosas que vemos. Para la teologa cristiana no hay la menor duda de que es Dios l que se ha revelado en la palabra como l nico Dios verdadero el creador de todas estas cosas. Aunque el orden de tratamiento no es un indicador infalible de su relativa importancia, en este caso tal parece que Dios pens que el hecho de la creacin tena la suficiente importancia como para ponerlo en primer lugar. 11
Hay que destacar aqu, que aunque pareciera que estamos atribuyendo solamente a Dios Padre como el creador de toda la creacin no es as, sino ms bien tenemos que recordar que es un acto libre del Dios trino. Todas las cosas son inmediatamente del Padre, por medio del Hijo, y en el Espritu Santo. En general puede decirse que el ser es por el Padre, el pensamiento o la idea es por el Hijo y la vida por el Espritu Santo. 12 Por lo tanto hay una economa de la Santa trinidad en la creacin, y por esa misma razn la creacin como
9 VANG, Preben; CARTER, Terry G. El relato divino. Pg.315. 10 MONTGOMERY, James Boice. Los fundamentos de la fe cristiana. 11 ERICKSON, Millard. Teologa Sistemtica. 12 BERKHOF, L. Teologa sistemtica. Pg.153.
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lo dice Bavinck no ha de ser deificada ni despojada sino que, como el teatro de la gloria de Dios, ha de ser disfrutada y usada con sentido de mayordoma. Es la buena creacin de Dios. 13
Adems de esto, tal parece que la teologa cristiana del primer siglo tambin recalca el hecho de la importancia de la doctrina de la creacin. La razn la hallamos en la primera frase de nuestro credo apostlico: Creo en Dios padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra Los primeros padres de la Iglesia tambin vieron la necesidad de colocar primero esta afirmacin para defender la fe cristiana, y es que si analizamos la historia de nuestro credo encontramos que fue creado para refutar aquellas creencias anti bblicas que estaban surgiendo en ese momento, y en especial las filosofas que estaban introducindose en las iglesias para daar a la fe cristiana. Dentro de las filosofas que se destacaron en los primeros siglos y que por cierto no podemos decir que estamos libres de ellos en la actualidad estn los Gnsticos, los Origenistas y los estoicos. Todos estos grupos filosficos hablaron tambin acerca del origen de la creacin y gran parte de estas ideas afectaron tambin la cosmovisin bblica cristiana de la historia y la doctrina de la creacin. Los Gnsticos primero, y los origenistas despus, sostuvieron que el actual universo volvera a la nada donde fue creado. Los estoicos, por su parte, que tanta influencia tuvieron en la asctica cristiana de los primeros siglos, enseaban que el mundo haba de pasar por un eterno ciclo de sucesivas destrucciones y nuevas creaciones, en las que emerga en la misma forma y disposicin que en las previas existencias. 14
Por esta razn muchos de los padres de la iglesia vieron una gran necesidad de resumir la fe cristiana en un credo, donde se encuentra aunque no de forma exhaustiva ni mucho menos superior a la palabra los artculos de la fe en este credo, donde no solamente se nota la importancia de la doctrina de la creacin sino tambin se declara al Dios de la Biblia, un solo Dios en tres personas que son de la misma esencia.
13 BAVINCK, Herman. En el principio: Fundamentos de la Teologa de la Creacin. PDF. Pg. 4. 14 LA CUEVA, F. Curso de formacin teolgica evanglica. Escatologa II.Pg.305.
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En las cartas paulinas tambin se refleja la importancia que dio a la doctrina de la creacin. Quizs no de forma extensa pero no con eso debemos desechar lo que el apstol Pablo nos ensea sobre esta doctrina. Leemos en (Rom.8.21) lo siguiente: Porque tambin la creacin misma ser libertada de la esclavitud de corrupcin, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Un anlisis no profundo sino sencillo de este pasaje nos revela cosas importantes para el tratado de la doctrina de la creacin. En primer lugar, en este versculo el apstol Pablo para hablar de la creacin no est utilizando la palabra griega ( (Mundo) o (Tierra)) sino la palabra griega que est utilizando es () que literalmente significa Creacin refirindose a todo aquello que ha sido creado por Dios mismo. En segundo lugar hay que notar que el apstol habla de que esta creacin ser libertada a la corrupcin. Para analizar el trmino de corrupcin a la cual est hablando l aposto l en este versculo tenemos que tomar el contexto mismo, y hallamos que l est hablando de la corrupcin del pecado que se ha adueado no solo del ser humano sino tambin de la creacin, pero a la vez el mismo apstol habla de a travs de Jesucristo esto fue ya quitado, por lo tanto el ser humano le espera un futuro glorioso, pero no solo ellos sino tambin la creacin, y eso ser en la glorificacin que se har posible en la segunda venida de Cristo. Y la tercera y ltima que tambin podemos considerarla para decir que ser en esta tierra nuestra morada final, es la frase con la que se inicia el Evangelio de Juan, que como lo dice Millard es el evangelio de: orientacin ms teolgica de todos los evangelios del Nuevo Testamento. Y es que la frase con la que inicia el apstol es utilizar la misma frase con el que comienza el libro de Gnesis: En el principio haciendo alusin una vez ms la creacin, pero no solo eso, sino tambin no se nos debe olvidar que Juan escribe tanto para judos como para griegos, y estos ltimos inspirados por los pensamientos de los filsofos griegos crean que la materia es mala, y por tanto conceban no solo el cuerpo sino tambin la creacin material como mala, y de ah viene su idea que ellos no poda creer que Dios hubiese tomado la semejanza de hombre para hacer posible la redencin del ser humano Muchos de los que piensan ya sea consciente o inconscientemente de que esta tierra no es la morada final de los justos, cometen el error de llegar a pensar como lo hacan los griegos influenciados por el pensamiento platnico. Creen que esta tierra como un mundo material
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es mala y que por ello necesitamos un hogar mucho ms mejor que esta tierra a la cul vivimos. Desechan por completo y no conciben a esta creacin como una obra y el reflejo de la sabidura de Dios y no solo esto, si esto fuera un pensamiento bblico entonces negaramos de igual forma la resurreccin del cuerpo de los creyentes, porque Qu importancia tiene que afirmemos de la resurreccin del cuerpo, pero a la vez neguemos sobra la renovacin de la creacin de Dios? Por eso, necesitamos notar que muchas de las veces cuando pensamos que la creacin ha de ser destruida estamos dndole la razn a la filosofa y no a la palabra de Dios. Ahora bien, Todos sabemos que hoy comnmente se habla de que el pueblo de Dios le est reservada una morada, la Biblia respalda este hecho. Los evanglicos ya sean conservadoras o carismticas y hasta las mismas sectas como los testigos de Jehov hablan de la cuestin final de los creyentes. La cuestin aqu no es solo saber, sino cmo y en que est fundamentada nuestra idea de esta morada final que nos est reservada, y la idea que tengamos sin duda afectar nuestra forma de ver a la creacin de Dios. Por eso afirmamos primeramente que la doctrina de la creacin tiene una estrecha relacin con la doctrina de la nueva tierra que Apocalipsis nos presenta. Por eso podemos afirmar que este asunto no es solamente del libro de Gnesis, hay que notar que en muchos otros libros de la Biblia tanto del Antiguo como en el Nuevo Testamento nos hablan acerca de esto. As como Gnesis nos describe la creacin perfecta de Dios y su triste cada por causa del pecado del hombre, en Apocalipsis nos declara sobre los Cielos nuevos y tierra nueva, donde los que han credo en Jesucristo son lo que entran a poseer esta tierra. EL REINO DE DIOS Y SU RELACIN CON LA DOCTRINA DE LA NUEVA TIERRA. Otra de las doctrinas que resalta al estudiar el tema de la eternidad de los justos, es sobre el tema del Reino de Dios o Reino de los cielos. Bueno, no debera haber duda de que la venida del reino en el pensamiento bblico es fundamental. La biblia podra ser titulada muy defendiblemente, como comenta un erudito, El libro de la Venida del Reino de Dios 15 . La llegada, continuacin y consumacin final del Reino de Dios, es un tema
15 WALDRON, Samuel E. El fin de los tiempos.Pg.73.
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esencial de nuestra escatologa cristiana y bblica, y no debe ponerse en duda de su importancia. Adems, los cuatro evangelistas y los mismos apstoles del primer siglo dieron mucha importancia acerca de esta doctrina, de hecho el centro del mensaje de los apstoles fue precisamente proclamar acerca de Jesucristo como Rey y Seor de todas las cosas, tomando en cuenta de que cuando ellos hablaron de Cristo como Rey, implcitamente tambin estaban hablando acerca del Reino de Dios. Esto se hizo posible cuando Cristo venci al prncipe de las tinieblas con su muerte en la cruz y resurreccin al tercer da, donde los que entrarn a este Reino sern aquellos que se arrepientan de sus pecados y son regenerados por el Espritu Santo. Aunque no podamos definir exhaustivamente con palabras exactas acerca del concepto del Reino de Dios, lo que si podemos y no debemos dejar a un lado durante nuestro estudio sobre esta doctrina, son los aspectos que se presenta en la palabra de Dios para describirnos acerca de este asunto. Aqu mencionaremos por lo menos dos aspectos acerca de este Reino, tomando en consideracin lo que los telogos nos dicen acerca de ello. Tomemos en consideracin lo que nos dice Samuel E. Waldron en su libro El fin de los tiempos. l nos describe por lo menos una afirmacin que valdra la pena mencionarlas aqu. a. El carcter del Reino: Es eterno o Escatolgico? Cuando Samuel E. Waldron menciona que el Reino de Dios es eterno hace notar como dice la Escritura que Dios en su soberana total de todo por cuanto hay, es quien gobierna sobre todo y en todos. Esta afirmacin segn lo vemos es mencionado en pasaje como Salmo 103:19; Daniel 4:34-36. Aqu mencionaremos por lo menos uno de estos pasajes Ms el fin del tiempo yo Nabucodonosor alc mis ojos al cielo, y mi razn me fue devuelta; y bendije al Altsimo, y alabe y glorifique al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y l hace segn su voluntad en el ejrcito del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: Qu haces? En el mismo
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tiempo mi razn me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a m, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza fue aadida. Ahora, Waldron nos menciona podemos lograr ver acerca de este pasaje, y nos dice: Este reinado eterno o soberana de Dios implica al menos cuatro cosas: 1. Dios siempre ha posedo el derecho regio a ser obedecido por todas Sus creaturas. 2. Dios como soberano Creador siempre ha posedo la omnipotencia para mantener tales derechos. 3. Dios siempre ha mantenido esos derechos en el cielo, el trono del universo. 4. Dios siempre ha ejercido una providencia regia sobre todas las cosas de tal manera que todo ocurre por medio de y de acuerdo con Su propsito y decreto eterno. 16
Tambin el tema del Reino de Dios como lo menciona no solamente Waldron sino tambin otros muchos telogos reformados tambin es escatolgico. Citemos lo que una vez ms nos menciona Waldron sobre este asunto: el hecho del pecado y la derrota de las fuerzas del mal hacen necesaria la oracin: Venga Tu reino (Mt.6:10). El Reino de Dios es, por consiguiente, tambin la meta escatolgica de la historia (Dan.2:44; Zac.14:9) y no simplemente una realidad omnipresente. Ahora bien, hay un aspecto muy importante que ha sido, sin duda alguna una pregunta de gran debate entre los telogos, no solo reformados sino tambin de aquellos otras corrientes teolgicas que se han dedicado al estudio sobre este aspecto. Quizs el ms comn entre estas corrientes y podra ser tambin la postura de varios evanglicos es la dispensacionalista, que ms adelante hablaremos acerca de ellos y sobre todo el tiempo que ellos ubican sobre este aspecto del Reino de Dios. El aspecto al que nos referimos es como lo menciona Hoeckema si el reino de Dios en la enseanza de Jess y de los apstoles era considerado como una realidad presente o futura. Hay muchos quienes se han inclinado a decir que el reino de Dios es exclusivamente futuro, mientras que otro se han ido al otro extremo de asegurar que es ahora en nuestro presente que el reino de Dios est. Para la postura reformada, para solucionar esta tensin que existe
16 WALDRON, Samuel E. El fin de los tiempos.Pg.76.
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sobre este aspecto, mencionamos que el reino de Dios ya ha sido inaugurado a travs de la muerte de Cristo en la cruz del Calvario, pero que este reino no ha llegado en su mximo esplendor y gloria, que solamente ser posible en la segunda venida de Jesucristo. Ahora, quizs la pregunta que ahora nos hacemos a estas alturas es esta: Qu tiene que ver todo este asunto con el tema de la eternidad de los justos? Pues bien, precisamente con el ltimo aspecto que mencionamos conlleva a que nos hagamos una cuestin importante: En dnde se ha y ser establecido en su mximo esplendor ese reino del cual hablamos? Por lo menos la postura reformada como ya lo hemos mencionado, hemos dicho que ese reino ya ha sido inaugurado en la primera venida de Jesucristo. Las palabras mismas de Jess afirman este hecho (Lc.11:20; 17:20-21) tambin en las parbolas mismas de Jess dan a entender que el reino de Dios est presente, por ejemplo: a. Mt.13:44-46. parbola del tesoro escondido. b. Lc.14:28-33. parbola de la construccin de la torre y del rey que marcha en guerra. Pero de igual manera, hay pasajes bblicos que anuncian que el reino De Dios es futuro, tales como (Mt.22:1-14; 13:24-30; 13:47-50 etc) Pero lo que debemos estudiar es lo que preguntamos hace unos momentos, en donde habr de establecerse por completo este reino, y la respuesta que damos a este asunto es que ser precisamente en esta tierra cuando sea renovada por Dios mismo. Hay muchas objeciones quizs sobre esta respuesta, en especial lo que afirman los dispensacionalistas, como lo analizaremos ms adelante, ellos no creen que el reino de Dios se ha presente y a la vez futura, ellos prefieren afirmar que es totalmente futura, y por lo tanto ellos prefieren hablar de que el reino de Dios se har realidad en el milenio que apocalipsis habla, y como consiguiente al afirmar tal idea niegan por lo tanto que esta tierra sea la morada final de los creyentes, pues ellos dicen que el reino de Dios no es de esta tierra, sino que ellos prefieren ver que en los cielos est el verdadero reino de Dios. Ahora bien, si hablamos entonces de que el reino de Dios ser establecido en su mxima esplendor y gloria en la segunda venida de Jesucristo y que ser en esta tierra donde actualmente vivimos pero renovada, entonces debemos notar lo que dice Hockema al hablar
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sobre el tema del reino de Dios, pues nos dice lo siguiente: Una implicacin adicional de la presencia del reino merece ser notada: el reino de Dios implica una redencin csmica. El reino de Dios, como hemos visto, no trata simplemente de la salvacin de ciertos individuos, ni siquiera de la salvacin de un grupo de escogidos. Trata nada menos que de la renovacin completa de todo el cosmos, culminando en el nuevo cielo y la nueva tierra. 17
Por eso creemos que, la doctrina del reino de Dios y la doctrina de los nuevos cielos y la nueva tierra, tiene relaciones mutuas, ya que ambas hablan del destino eterno de los creyentes. La primera nos reafirma de que Dios es quien est guiando esta historia de su Iglesia, mientras que la segunda no conforta al saber que nuestra historia como hijos redimidos por Cristo no termina solamente con nuestra muerte fsica, sino que hay vida para nosotros los hijos de Dios cuando seamos resucitados con nuestro cuerpos resucitados y seamos puestos como herederos de las promesas hechas por Dios a los hijos de l, cuando heredemos los cielos nuevos y tierra nueva. Esta es la historia redentora de Dios. Una historia que culmina con la redencin de toda la creacin, donde habr de ser la morada especial para los justos. Volver a ser perfecto y bueno en gran manera como Dios lo pronuncia en Gnesis captulo 1. A todo esto llegamos a la pregunta importante para nosotros. Si la doctrina de la tierra redimida es un asunto Bblico tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, y un asunto de redencin donde ha de establecer en su mximo esplendor el Reino de Dios, Por qu entonces mucha gente habla del cielo como la morada final de los justos? Esta pregunta tiene una respuesta sin duda alguna, esto es lo que a continuacin presentamos.
17 HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuroPg.68.
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EL DISPENSACIONALISMO. La perspectiva proftica popular hoy tiene un nombre. Se llama Dispensacionalismo, o ms completamente, Premilenarismo Dispensacional El premilenarismo es la perspectiva de que Cristo ha de volver antes del milenio profetizado en Apocalipsis 20:1-10. El termino, milenio, simplemente es un periodo de 1000 aos. Los 1000 aos de Apocalipsis 20 es un tiempo en el que Cristo reina y Satn es atado. Los premilenaristas afirman que esto significa un reinado personal y fsico de Cristo en la tierra durante 1000 aos literales despus de que regrese. 18
Acerca del concepto del dispensacionalismo podemos citar lo siguiente: El dispensacionalismo es un sistema teolgico cristiano que afirma que Dios ha empleado diferentes medios de administracin de su voluntad y su gracia en diferentes perodos de la historia humana. Lo distintivo del dispensacionalismo es que sostiene que Israel como nacin y la Iglesia como cuerpo de Cristo no forman un nico pueblo de Dios, sino dos pueblos con profecas, promesas y destinos diferentes 19 . La idea de que el cielo es la morada final de los justos es una idea precisamente de la escatologa dispensacionalista. Gran parte de las iglesias carismticas como las iglesias pentecostales, Asambleas de Dios, iglesias restauracin y otros, mantienen esta postura. Ellos afirman que los textos que hablan de la tierra como la herencia de los redimidos en Cristo, son aplicados en el milenio. Despus de haya pasado el milenio esta tierra ser destruida por completo, de modo de que de ella no se vuelva a saber ya ms y por fin los cristianos se irn a vivir en el cielo. La influencia del dispensacionalismo ha hecho que tambin en los creyentes de las iglesias conservadoras y reformadas este causando divisiones de ideas. Por ejemplo, en nuestro pas, Mxico, el dispensacionalismo ha causado gran impacto en la parte sur. Estados como Chiapas, Tabasco, Oaxaca etc la gran mayora de los creyentes incluidos los de la INPR e IPRM creen que la eternidad ser en el cielo, de modo que cuando se les predica de un libro como Apocalipsis llegan a entenderlo como un libro de terror y no de esperanza.
18 WALDRON, Samuel E. El fin de los tiempos. Pg.6 19 http://es.wikipedia.org/wiki/Dispensacionalismo.
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Esto no lo digo de tal manera que se entienda como una crtica, sino solo como un dato que demuestra la influencia del dispensacionalismo. Adems de esto, otro de los fenmenos que ha provocado el dispensacionalismo es la extrema aceptacin de supuestas experiencias de algunas personas que afirman haber ido al cielo y al infierno, y que por supuesto aunque traten de negar esto nuestros queridos hermanos en Cristo, muchas veces estas experiencias llegan a ser vital para que muchos creyentes lleguen a creer que el cielo es la morada donde tiene que estar, y por su puesto lleguen a creer que esta tierra no ser la morada final de los creyentes. Hoy el dispensacionalismo durante el pasar de los aos se ha ido subdividiendo en categoras. El premileniasmo de Niagara, Socfieldismo, y el Clsico son ejemplos de ellos. Aunque todas estas categoras siguen aplicando el mtodo gramtico-histrico como principio de interpretacin. Pero todos estos grupos afirman que el cielo es la morada final de los creyentes. Pero tambin hay otros que llegan a afirmar que la Iglesia, que por cierto, no incluye al pueblo de Israel segn ellos vivirn separados del pueblo de Dios (Israel), Israel que vivir en la tierra, y la Iglesia que vivira en el cielo. Pero la idea ms general que los dispensacionalistas dicen es que es el cielo la morada final de los creyentes. Cuando uno lee lo que dicen los dispensacionalistas de esta tierra, se da uno cuenta de que ellos no dan ni la mnima oportunidad a la tierra para que Dios la renueve y la libere del pecado. Ellos en un sentido por completo renuncian a la tierra como morada final. Leamos algunos comentarios que ellos hacen respecto a este asunto: el creyente morar en la presencia de Jess en la casa de su Padre. La vida en la casa del Padre est asegurada por la pro- mesa de Cristo de preparar un lugar para nosotros all (Jn.14:2, 3); la preparacin de un lugar para nosotros fue la obra expiatoria de Cristo en la cruz del Calvario. La morada eterna del creyente es entonces, un hogar en el cielo; 20
Cometario de Guy Duffiel, telogo pentecostal. Hemos ya hablado de la Nueva Jerusaln, as como de los nuevos cielos y de la nueva tierra que Dios habr creado cuando hayan desaparecido el cielo y la tierra actuales. Nos
20 DUFFIELD Guy P; CLEAVE Nathaniel M. Van. Fundamentos de la teologa pentecostal. Pg.
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queda por estudiar lo que ser la vida de los Bienaventurados en el cielo, teniendo en cuenta su estado glorioso y eterno 21 . El cielo ser entonces, como lo es ahora, la morada de los hombres 22
Los argumentos que ellos ponen para decir que no es esta tierra donde estamos actualmente viviendo donde ser la morada final de los justos es, que ellos afirman que en realidad la tierra es la morada ms bien del pecado, y es necesario que la morada de los justos sea un lugar donde habite la santidad y la presencia de Dios, y eso solo puede ser en el cielo: notemos lo que dice Chafer acerca de esto: Es evidente que la tierra que ah se nos describe es la nueva, por el hecho de que se nos dice que ah no habr ms lgrimas, ni clamor, ni dolor, ni muerte. Y para que estemos seguros de esto, estos pesares siempre han pertenecido a la tierra y no al cielo 23 . (Lewis Sperry Chafer.) Esta idea que nos est describiendo Chafer es, una idea que nos est describiendo acerca de la Nueva Tierra que Apocalipsis 21:1. Pero cuando analizamos esta pequea idea que este autor nos describe, podemos captar lo siguiente: 1. Nos dice que la Nueva tierra que Dios crear no estar ubicado en este planeta donde estamos, sino en el cielo. Por supuesto que ellos hablan de los cielos nuevos y de la tierra nueva. Pero la idea que ellos presentan no es idntica a la que presenta la postura reformada. Ellos describen a la tierra Nueva como totalmente diferente, pero como veremos ms adelante, cuando uno analiza el pasaje de apocalipsis se da uno cuenta de que la palabra griega que ah utiliza no es neos sino kainos la primera indica el origen de algo totalmente nuevo, mientras que la segunda indica un renovacin de la misma creacin. Cuando ellos estn hablando de esta nueva creacin entonces, ellos hacen creer de que esta nueva creacin no ser aqu en el planeta tierra, sino uno puede imaginarse que esta nueva tierra estar ubicado en algn lugar del espacio que ellos prefieren llamarlo como el
21 LA CUEVA, F. Curso de formacin teolgica evanglica. Escatologa II. Pg. 350. 22 SPERRY, Chafer Lewis. TEOLOGA SISTEMTICA. Pg. 823. 23 Ibd. 823.
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cielo, por eso Chafer no duda en decir que esta tierra est lleno de esos males, mientras que el cielo (algn lugar del espacio) como ellos suponen no habr esos males que ha habido en la tierra. Y por eso hablan tanto del arrebatamiento, haciendo creer que los creyentes no solo lo que ya reinan en el cielo, sino lo que se queden al final del milenio sern arrebatados al cielo. Despus de arrebatados Dios crear estos nuevos cielos y nueva tierra para ellos. Pero no olvidemos, esta nueva tierra ya no es aqu en nuestro planeta, sino en algn lugar del espacio. 2. Nos describe la razn del por la tierra no es la morada de los justos. Este autor claramente hace creer que el pecado seguir reinando eternamente en la tierra, de modo que la nica salida de Dios sea el de destruirla completamente. Esto se hace ms claro cuando dice lo siguiente: Est tierra ha sido la esfera del pecado y de la corrupcin, y por tanto, no ha sido adecuado para que est en ella la presencia de Dios; pero el cielo mismo ser tan santa como el mismo cielo. 24
Notamos que el sigue mencionando de la tierra nueva pero ubicada en el cielo. Segundo, el sigue mencionando la aniquilacin total del planeta tierra. Y tercero el da la razn porque afirma estas dos ideas, y lo dice que no puede ser el hogar eterno de los justos esta tierra, por la sencilla razn de que ha sido la esfera del pecado. Ante esto podemos responder lo siguiente, aunque ms adelante mencionamos otros argumentos del porque creemos que es esta tierra pero renovada la morada final de los justos. 1. Aunque es verdad que la creacin aun esta sujetada al pecado, por causa de que los hombres seguimos teniendo nuestra naturaleza pecaminosa y sobre todo lo que no son regenerados, pero eso no impide que la presencia de Dios mor en la creacin. Si esto fuese nuestra idea estaramos negando la inmanencia de Dios, y sobre todo negar que el Espritu Santo sea el que este preservando la creacin. Pues no olvidemos que en la creacin hay una economa de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espritu Santo. La ltima persona de la deidad es quien preserva y hace posible la providencia para la creacin.
2. Decir que la creacin ser totalmente aniquilada es tomar en cuenta la filosofa de los griegos, quienes por supuesto ellos no solo dijeron que la creacin es mala, sino que negaron rotundamente de que Dios pudiese tener relaciones con su creacin y sus criaturas. Aunque sabemos que hay mucho ms que podemos hablar del dispensacionalismo, pero nos limitaremos en decirlo aqu. Y reconozco que podemos seguir viendo lo que ellos piensan sobre este asunto, pero nuestra tarea an es mucha y por eso hemos de pasar al siguiente punto. Analizar lo que nos dice la postura reformada acerca de este asunto. POSTURA REFORMADA. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirn la tierra por heredad. Mt.5.5. El postulado de la doctrina reformada ante este asunto de la eternidad, ha afirmado que es en esta tierra pero renovada la morada final de los creyentes, aunque como bien se menciona en el ltimo punto de este tratado, el cielo y la tierra sern uno. Pero para llegar a tal conclusin debemos iniciar como primer punto, tratando acerca del concepto que tenemos acerca del cielo. EL CONCEPTO DEL CIELO. Iniciar con el concepto del cielo para nosotros es muy importante para el correcto entendimiento de la eternidad, ya que muchos en la actualidad cuando escuchan la palabra cielo, inmediatamente miran hacia arriba. Y por supuesto, una idea como esa, o una lectura demasiada literal de un pasaje como el de Filipenses 3.20 que dice: Ms nuestra ciudadana est en los cielos, nos hara creer que la tierra en s no es nuestra morada, o al mismo tiempo nos hara creer que cuando Jess ascendi sigui flotando al espacio y est en el espacio 25 . A todo esto llegamos entonces a la pregunta siguiente: Qu es el cielo?
25 GIFFORD, David. Catecismo de los Evangelios. Pg. 71.
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Cuando alguien encuentra el trmino cielo en la Biblia, uno tiene que saber el sentido en que dicho texto dndole a tal palabra, ya que las Escrituras con respecto a la palabra Cielo se usa de diversas maneras. Aunque el cielo en la Biblia, se usa frecuentemente con respecto al universo fsico visible para nosotros en el firmamento, tambin se usa con respecto a ese lugar invisible para nosotros que es la morada especial de Dios y de sus ngeles. Esto ha dado lugar a la distincin popular en tres cielos: el cielo etreo (atmosfrico), el cielo estrellado (celestial), y el cielo de Dios 26 . Este ltimo, el cielo de Dios, es la morada especial de Dios, donde su gloria es manifestada completa y perfectamente. Adems el profeta Isaas nos dice que el cielo es, el trono de Dios mismo pues dice: Jehov dijo as: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; Dnde est la casa que me habis de edificar, y dnde el lugar de mi reposo? Isaas 66.1 (RVR1960). Asimismo hay que recordar que hay otras palabras que en la Biblia se ocupa para referirse a este cielo o morada de Dios. En algunas ocasiones por ejemplo en Heb.12.22-24 como la ciudad de Dios, en Glatas 4.26 se describe como la Jerusaln de arriba y nuestro Seor Jesucristo estando colgado en la cruz lo describi como un paraso cuando le dijo al ladrn as: De cierto te digo que hoy estars conmigo en el paraso, haciendo alusin a la morada especial de Dios. A esta afirmacin que hemos hecho, resalta otra pregunta con respecto al cielo. El cielo es un lugar? La respuesta es s. El hecho de que afirmemos que es la morada de Dios nos hace creer y afirmar que es un lugar. Tambin el pasaje de Jn.14.2 cuando dice: En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si as no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros no hace creer esta idea de que en realidad si es un lugar. Otros pasajes que sustentan esta idea lo tenemos en (Gn.5.21-24; Heb.12.22).
26 WALDRON, Samuel E. El fin de los tiempos.Pg.131.
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Ahora, como bien lo han mencionado los telogos reformados hay que reconocer que este lugar no la debemos entender como la meta final de los creyentes, sino ms bien, este lugar ser nuestra morada provisional entre la muerte y la resurreccin, pues como bien lo menciona las Escrituras al morir vamos al cielo para nosotros quienes hemos credo en Jesucristo, pero esperamos segn las promesas una resurreccin de nuestro cuerpo y cielos nuevos y tierra nueva. Esta morada provisional hoy comnmente lo conocemos el estado intermedio. EL ESTADO INTERMEDIO. Y de la manera que est establecido para los hombres mueran una sola vez, y despus de esto el juicio. Hebreos 9.27 (RVR1960) Mientras que el destino temporal de los cuerpos fsicos de los creyentes y los incrdulos sea el mismo hasta que Cristo regrese, sus almas en la muerte entran en dos estados completamente distintos. Las almas de los creyentes inmediatamente se tornan perfectas y quedan libres de pecado, y entran en el gozo de la presencia inmediata de Dios. Como dijo Pablo, ausentarnos de este cuerpo es vivir junto al Seor (2 Co.5.8.) 27 . Hay muchos que dicen creer en la Biblia y, sin embargo, no estn seguro de que las almas de los creyentes que han muerto han ido al cielo 28 . La biblia respalda el hecho de que por causa del pecado todos tendremos algn da que morir. La paga del pecado es muerte, y por cuanto todos somos pecadores, algn da nuestros cuerpos volvern al polvo del que fuimos formado. Pero a esto debemos aadir algo: tenemos un consuelo grande, pues por la gracia de Dios, nosotros los redimidos por su sangre, nuestras almas sern llevadas al cielo despus de morir. Esperamos con ansia la resurreccin de nuestro cuerpo incorruptible y glorificado, para despus heredar la tierra nueva sin mancha y sin pecado como nuestra herencia final, donde hemos de pasar la eternidad con Dios. Debemos notar que cuando hablamos de cielo, obviamente estamos hablando del cielo de Dios, a la que ya nos hemos referido en el tema anterior. Ah es donde las almas de los
27 WILLIAMSON. G.I. La confesin de fe de Westminster. Pg.375. 28 HENDRIKSEN, William. La Biblia el ms all y el fin del mundoPg.51.
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hijos de Dios estn, contemplando la gloria perfecta de Dios. Tambin mencionamos en el captulo anterior que este cielo en donde est establecido la morada y trono de Dios es un lugar, eso nos hace creer que cuando los hijos de Dios mueren son llevados a este lugar, pero no duermen como algunos lo han querido decir, ni mucho menos es un estado inconsciente a la que se encuentran, sino que las almas tiene actividad durante la estancia provisional a la que se encuentra. La Biblia no tiene una doctrina independiente del estado intermedio. Su enseanza respecto a este estado nunca debe ser separada de su enseanza respecto a la resurreccin del cuerpo y la renovacin de la tierra 29 . La esperanza entonces que aspira el creyente no solamente es que su alma despus de la muerte entre al cielo, sino espera la resurreccin corporal de su cuerpo, que ser glorificado para poder entrar a su reposo eterno que ser precedida despus de que Dios mismo haya renovado la tierra. Ahora llegamos al asunto que hemos venido tratando. Ya hemos hablado de que el trmino cielo en las Escrituras se ocupa de diversas maneras. Hablamos de igual manera en que s iremos al cielo, pero no ser nuestra morada final sino solo provisional entre la muerte y la resurreccin, pues esperamos cielos nuevos y tierra nueva donde ser la morada final y en donde los hijos de Dios pasarn la eternidad. A ese asunto es la que ahora pasamos a tratar. LA ETERNIDAD EN LA TIERRA. En el reino de la Bienaventuranza final, el nuevo cielo y nueva tierra se refiere a todo el universo de Dios, gloriosamente renovado. Este universo ser para nuestro gozo y nuestro uso, para la gloria de Dios. Las condiciones de santidad, gozo, gloria, etc., que reinan ahora en el cielo, llenarn entonces plenamente el universo redimido (Ap.21.1-3). Nosotros mismos, en cuerpo y alma, seremos adaptados para vivir en ese nuevo universo 30 . Durante el estado intermedio que ser en el cielo, nuestro gozo aun no estar completa. Nuestro hogar en otras palabras no ser en ese cielo, sino que esperamos nuestra glorificacin que solamente ocurrir en la segunda venida de nuestro Seor Jesucristo y el
29 HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuroPg.127. 30 HENDRIKSEN, William. La Biblia el ms all y el fin del mundoPg.240.
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cumplimiento de la promesa de heredar esta tierra como nuestro Jess lo mencion en el Sermn del Monte: Bienaventurado los mansos, porque ellos recibirn la tierra por heredad. Mt.5.5. Como ya hemos mencionada al inicio de este escrito, muchos no estn de acuerdo con esta idea de que sea esta tierra la cul ser la herencia de los justos, pues hay muchos pasajes que suponen al cielo como la meta final y otros pasajes que hablan de la tierra como la meta final de los justos. ante esto ya hemos visto como solucionan esta tensin los dispensacionalistas, haciendo creer que las promesas acerca de la tierra es aplicada al milenio, mientras que para la reformada los pasajes que hablan del cielo la aplican al estado intermedio, para despus afirmar que esta tierra es la herencia final de los justos. ARGUMENTOS ANTE ESTE ASUNTO. Las Escrituras deben ser primeramente ante todo nuestra base para defender nuestra fe. La biblia misma puede testificarnos acerca de los propsitos que Dios tiene para esta tierra. EL PRIMER LIBRO DE LA BIBLIA TESTIFICA ESTE HECHO. Ya desde muchos siglos atrs los cientficos han querido poner en tela de juicio no solo a la palabra de Dios, sino a Dios mismo como el creador de todas las cosas que existen y que podemos contemplar con nuestros ojos. Ante las primeras teoras que surgieron ya siglos atrs est la teora de la Evolucin que por cierto, ha tenido tanta influencia en nuestro mundo actual y sobre todo es algo que va en contra de la palabra de Dios. Aunque ha llegado a ser una creencia y a ser aceptado durante ya ms de un siglo, hoy no existe ni una sola pizca de prueba que este sea la verdad 31
La Biblia nos ensea en sus dos primeros captulos varias afirmaciones con respecto al origen la tierra y de todas las cosas que existe pues dice: En el principio Dios cre los cielos y la tierra (1.1) y vio Dios que era bueno (1.4; 1.10; 1.12; 1.18; 1.21; 1.25; 1.31).
31 WILLIAMSON. G.I. La confesin de fe de Westminster.Pg.72.
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Estas dos afirmaciones para nosotros son muy significativo, no solamente son afirmaciones teolgicas que confirman nuestra fe, sino tambin presuponemos que toda la Escritura es inspirada por Dios, y por lo tanto las cosas que en ellas se afirman son verdades para nosotros. Para nosotros la creacin no solo es primera en orden de tiempo; sino que tambin tiene prioridad lgica. Es el principio y base de toda revelacin divina y consecuentemente es tambin el fundamento de toda vida tica y religiosa 32 . Aunque el orden en que han sido puestos los libros de la Biblia no es cosa infalible como ya lo hemos mencionado anteriormente 33 , eso no hace de que nosotros inadecuado que podamos afirmar que para tal parece que ha Dios le ha sido importante colocar en primer lugar todo acerca del origen de la creacin, pero lo ms importante que sin duda nosotros como creyentes debemos reconocerlo, es el hecho de que en ese mismo libro en el primer captulo y en el primer versculo se afirma de que es Dios el nico creador absoluto por cuanto todo existe. Esto asegura no solo a Dios como creador, sino de su existencia misma de l. En el principio cre Dios los cielos y la tierra. Esta es una de las primeras y ms fundamentales afirmaciones de la teologa y de la fe cristiana. Esta declaracin de fe si queremos tomarlo de esa manera descarta por completo la idea que los evolucionistas y filsofos griegos dicen acerca del origen del universo y de la tierra. Por su puesto, para nosotros en primer lugar reconocemos que la creacin ha sido producto de la sabidura de Dios. Juan Calvino lo describe bien cuando dice: El admirable poder de Dios se nos demuestra tanto en el cielo como en la tierra de casi forma infinita, no solo por medio de las cosas secretas que requieren un estudio y conocimientos cientficos, como la astronoma, la medicina y las ciencias psquicas, sino por medio de todo lo que es evidente que ni los ms limitados en su intelecto ni los menos instruidos pueden dejar de dar testimonio de ello al abrir los ojos 34
Adems de esto el mismo libro de Gnesis nos dice que Dios vio que toda esta creacin es buena: y vio Dios que era bueno en gran manera (1.4; 1.10; 1.12; 1.18; 1.21; 1.25; 1.31).
32 BERKHOF, L. Teologa sistemticaPg.149. 33 Pg.9 prrafo 1. 34 CALVINO, Juan. Institucin de la Religin Cristiana. Pg.17.
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Esta frase se menciona siete veces en el captulo uno. Nos hace notar que el mundo antes de la entrada del pecado era perfecto. Pero a la vez, la misma creacin sigue siendo muestra de la gran sabidura de Dios, el poder y la manifestacin de la gloria de Dios. Por eso la virtud que Dios pudo ver ante su obra es que esto que ha creado es bueno en gran manera. Para los que niegan de que se esta tierra nuestra morada final, muchas veces consciente o inconscientemente llegan a pensar con lo hicieron los filsofos del antao. Los filsofos como los gnsticos influenciados por el pensamiento platnico llegaron a afirmar de que este mundo material (la creacin incluido nuestro cuerpo) era mala, y por lo tanto uno tena que librase de ella. Bien lo menciona Waldron cuando dice: Descartar todo el nfasis en la tierra a favor de una idea ms espiritual del estado eterno plantea importantes cuestiones. Basados en que concluimos que el estado eterno no puede implicar la tierra? Esta conclusin necesita ser examinada para ver si se deriva de una perspectiva heredada de la filosofa griega 35 . Por lo tanto, para nosotros de la fe cristiana, tener perspectiva bblica acerca de la creacin, nos hace creer y afirmar con tal seguridad de que esta creacin es obra de Dios y no de algo que haya sido por accidente, y por otro lado, una cosmovisin cristiana de la creacin no hace llegar a creer por fe de que esta creacin ser en donde no solo el reino de Dios ser establecido por completo, sino tambin en donde nosotros los que hemos sido redimidos seremos los herederos de la tierra. Si Dios hubiera hecho nicamente el alma (o al espritu), entonces lo griegos hubieran estado en el acierto. Pero la visin cristiana es que Dios cre todo lo que nos rodea y, por lo tanto, todo esto es valioso y nosotros deberamos apreciar el valor que su origen le otorga 36 . La pregunta con la que inicia nuestro Catecismo Mayor de Westminster dice: Cul es el fin principal del hombre? Inmediatamente la respuesta nos dice: El fin principal y ms noble del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de l para siempre. A esto tambin podemos hacer una muy importante acerca de la creacin: Cul es fin o el propsito con la
35 WALDRON, Samuel E. El fin de los tiempos. Pg.265. 36 MONTGOMERY, James Boice. Los fundamentos de la fe cristiana.Pg.167.
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cul fue creado todo lo que podemos ver? Pues bien, la Biblia misma nos dice que toda la creacin es para la gloria de Dios. Salmos 19.1 nos testifica esta verdad cuando dice: Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Por lo tanto, podemos llegar a una conclusin, esta creacin es de suma importancia para Dios, no est fuera de sus propsitos. El hecho de que l sea el creador nos hace pensar y creer que lo hizo bueno y para alabanza de su gloria. Por eso, no debemos pensar que esto al final cuando el regrese tengamos que despedirnos de ella, al contrario debemos creer que l mismo la renovar, de manera que el pecado ya no reine en nosotros ni en su creacin. Esta debe de ser un consuelo y una esperanza para nosotros. EL HOMBRE COMO ADMINISTRADOR DE LA CREACIN. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y seoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Gnesis 1.26. Toda la Biblia es importante y cada libro en ella es la palabra de Dios y por eso merece nuestra y estudio. Pero ningn otro libro de la Biblia es indispensable de la manera en que el libro de Gnesis lo es. Podemos entender el resto de la Biblia sin leer el libro de Habacuc, por ejemplo, o Abdas; pero si no tenemos un conocimiento de Gnesis el resto de la Biblia nos parece impenetrable. Todo el resto de la Biblia depende del libro de Gnesis, y nuestra comprensin de la Biblia presupone que tengamos el contenido de este libro 37 . El libro de Gnesis aparte de que en ella se nos revela el origen de todas las cosas tambin en este mismo libro Dios nos hace saber acerca del hombre, donde sin duda alguna, este que es conocido como la corona de la creacin por portar la imagen de Dios tiene una posicin muy grande en toda la creacin, no es porque l as lo haya querido, sino porque Dios le placi que el hombre fuese el administrador de toda la creacin. Con toda seguridad uno puede afirmar que la creacin sin el hombre no puede estar, as como el hombre sin la
37 NYENHUIS, Gerald. Origen de la promesa evanglica Pg. 13.
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creacin no podra vivir y a la vez, ambos (creacin (mundo material) y el hombre) no pueden estar solos sin la providencia de Dios. El pasaje que hemos citado al inicio de esta seccin es otro de los pasajes muy importantes para la fe cristiana. El pasaje nos ensea acerca del origen del hombre. El hombre no es una evolucin de alguna otra especie como lo supone los cientficos o las teoras que ha surgido con el pasar del tiempo. Segn la Biblia nos ensea que es una creacin de Dios y que la esencia del hombre consiste en esto, en que es la imagen de Dios. Por ser eso se le distingue de todas las otras criaturas y conserva supremaca como cabeza y corona de toda la creacin 38 . En la segunda parte del versculo 26 notamos que lo de seorear est relacionada con la imagen de Dios 39 . El hombre al ser el portador de la imagen de Dios tiene participacin especial en la creacin, de hecho a l se le otorga la bendicin de administrar la creacin. El ser humano es el mayordomo de toda lo que Dios ha creado. Es interesante entonces notar que si Dios bendijo al hombre con esta autoridad limitada, por lo tanto el hombre tiene saber que a travs de l, ha de ser bendecida la creacin. Esta bendicin no fue otorgada a ninguna otra criatura de la creacin sino al hombre. A esto resalta una pregunta Por qu Dios hizo tal cosa? La respuesta a esta pregunta nos lleva a reflexionar primeramente sobre otra cuestin muy importante e interesante: si el hombre es concebida como corona de la creacin Por qu razn entonces no lo puso al principio y fue la creacin del mundo y todo lo que en ella hay tomo el primer lugar? En respuesta a esto deduciramos que por lgica Dios pens que antes de que crear el hombre necesitaba un hogar, y su hogar sin duda alguna tena que ser la creacin buena de Dios. Por eso es tan interesante que aunque Gnesis nos presenta la maldicin de la tierra por causa de la desobediencia del hombre, as el ltimo libro de la Biblia Apocalipsis, nos presenta la restauracin de los cielos nuevos y tierra nueva, porque para Dios la creacin es tan importante porque sabe que es el hogar del hombre. En la misma palabra de Dios se nos ensea que Dios le haba placido que el hombre fuese seor no solo de ciertos animales de la tierra, sino ser administrador de toda la creacin. Es
38 BERKHOF, L. Teologa sistemtica Pg. 242. 39 Ibd. 23.
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interesante notar que en el mismo pasaje se nos especfica que el propsito de Dios era de que el hombre seoreara en el cielo (atmosfrico), tierra y mar. Veamos una pequea estructura sobre esto: y seoree en los peces del mar, (que fuese seor del mar) en las aves de los cielos, (que fuese seor de los cielos y el aire) en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. (Que fuese seor de la tierra) Que gran bendicin tena el hombre por ser portador de la imagen de Dios. A todo esto entonces llegamos a una pregunta Acaso no ha sido el propsito de Dios siempre que el hombre goce de este privilegio? Para aquellos quienes todava creen que el cielo es la morada final de los creyentes, me temo que han olvidado ya sea consciente o inconscientemente no solo la importancia del libro de Gnesis para la fe cristiana, sino tambin la bendicin que Dios pronunci para el hombre en Gnesis 1.26 cuando dijo: y seoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Este es el propsito que Dios tiene an con el hombre. l no se ha olvidado de que el hombre necesita de un hogar y por eso dentro de sus propsitos est el de restaurar toda esta creacin para beneficio del hombre. Si Dios quisiera que el hombre pasar la eternidad en cielo lo podra hacer, pero la Biblia nos ensea de que Dios puso al hombre en la creacin misma que el hizo. l le dio el derecho de que fuese administrador de la creacin, y por consiguiente que la tierra fuese su hogar. Pensar que la eternidad ser en el cielo caeramos en el error de pensar, como lo piensan algunos dispensacionalistas que la tierra esta maldita y por lo tanto debe de ser destruida. Pero la realidad, la Biblia nos ensea de que en todo esto, la creacin no hubiese sido maldita si no hubiese sido por el hombre. Adems de esto, llegamos a los que algunos reformadores tambin han sostenido: la glorificacin de los creyentes est relacionada y ligada a la renovacin de la creacin. No es slo los creyentes que han de ser liberados de
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la esclavitud de la corrupcin, sino que la misma creacin lo ser 40 . Esto es el doble aspecto de la redencin que Cristo ha hecho en la cruz no solo por sus hijos, sino tambin por la creacin. ES UN PACTO DE DIOS CON EL HOMBRE. Y te dar a ti, y a tu descendencia despus de ti, la tierra en que tu moras, toda la tierra de Canan en heredad perpetua; y ser el Dios de ellos. Gnesis 17.8. El tema del pacto es algo muy importante como lo han mencionado los telogos reformados en su mayora, pues no se puede entender a fondo el tema de la redencin, la justificacin, el asunto de la iglesia etc si no se analiza a profundidad sobre el tema del pacto. Es un tema que corre por toda la Biblia o, como algunos dicen, el hilo conductor 41 . Si tomamos en cuenta esta idea que nos presentan los telogos reformados, que sin duda no podemos dejar de mencionar que hay mucha razn en lo que se afirma, nos damos cuenta de que s, en realidad el pacto que Dios ha hecho con el hombre tiene mucha relevancia para la correcta comprensin no solo de toda la Escritura sino tambin de las promesas que Dios ha hecho a su pueblo. El pacto es ante todo una iniciativa de Dios hacia el hombre, y en especial para el pueblo redimido por la sangre del cordero. Dios ha sido siempre un Dios de pactos, y los pactos que Dios ha hecho son acompaados por sus promesas. El pasaje que hemos citado al inicio de esta seccin es un fragmento que est en un contexto donde Dios ratifica su pacto con Abraham. Si tomamos en cuenta lo que hemos mencionado al principio de que el pacto es el hilo conductor como algunos lo llaman de la Biblia, vamos a notar que este pacto del que mencionamos tiene que ver con el pacto de Gracia. Este pacto tiene varias administraciones en el tiempo antes de la venida de Cristo. Desde Adn hasta Abraham se manifiesta en varios pactos separados, los cuales son en esencia un solo pacto en el cual la gracia predomina (Efesios 2:12) 42 . Aunque no es nuestra intencin desarrollar por completo lo que el captulo 17 de Gnesis nos ensea, basta mencionar que la forma en que Dios ratifica su pacto es estableciendo el
40 MURRAY, John, La redencin consumada y aplicada. Pg.173. 41 NYENHUIS, Gerald. Origen de la promesa evanglica Tomo I. Pg.93. 42 http://www.iglesiareformada.com/Coppes_Pacto_Gracia.html.
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sacramento del pacto, la circuncisin, que como bien sabemos esto era una seal que distingua al pueblo de Dios. Nuestro inters al tomar este pasaje para el asunto que estamos tratando acerca de la eternidad, es tomar en cuenta de que los pactos de Dios siempre han sido acompaados con promesas, y una de las promesas que Dios menciona en este captulo 17 de Gnesis est en el versculo 8 donde Dios le promete a Abraham y a sus descendientes. Hay que tomar en consideracin algo muy importante que nos menciona no solo el Dr. Gerald Nyenhuis sino tambin los dems telogos reformados que: La enseanza del pacto, sin embargo, no fue dada en un bloque, o, como decimos de un jaln; ms bien su revelacin fue progresiva 43 . Si uno prestar atencin en los pactos que Dios hizo no solo en el libro de Gnesis sino en los dems pactos, nos daramos cuenta de que siempre vino implcito la promesa de la tierra. Aunque el pacto de obras se realiza hasta en el captulo 2:16-17 de Gnesis si uno se acercara al texto superficialmente o sin tomar el contexto anterior, podra afirmar que ese pacto no incluye una promesa, pero si tomamos el contexto, Dios ya haba dicho al hombre que l sera el encargado de sojuzgar y seorear la tierra y todo lo que haba en ella, por lo tanto, podemos deducir que el cumplir el pacto implicaba que Adn poseera la tierra como heredad, pero por causa del pecado sabemos que la tierra fue maldita no por su propia voluntad como lo menciono el apstol Pablo. El pacto de gracia como ya lo mencionamos es presentado en el Antiguo Testamento en varios pacto separados, los cuales son en esencia un solo pacto. Pero a lo que vamos es, que en los pactos que Dios estableci no solo con No, Abraham y David, estaba la promesa de heredar y tomar por posesin la tierra, no solo ellos sino tambin los descendientes del linaje de Abraham. Por ejemplo, cuando Dios hizo el pacto con No, la promesa que Dios pronunci es que jams volvera a destruir la tierra con diluvio y puso el arcoris como seal; el pacto con Abraham es que l poseera la tierra de Canan y aqu hay algo muy importante que no debemos pasar por alto:
43 NYENHUIS, Gerald. Origen de la promesa evanglica Tomo I. Pg.93.
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Hoekema dice: Ntese que Dios prometi dar la tierra de Canan no solamente a los descendientes de Abraham sino tambin a Abraham mismo. Sin embargo Abraham nunca posey ni siquiera un metro cuadrado de suelo en la tierra de Canan (cf. Hch.7:5)-a excepcin de la cueva de sepultura que tuvo que comprar de los heteos (Gn.23) 44 . Por su puesto, los dispensacionalistas diran que esta promesa as como las dems promesas como el que le fue promulgado a David en (2 Samuel 7) se cumplirn en el milenio. Ante esta idea hay una objecin que por su puesto disminuye la grandemente el significado de esta promesa hecha a Abraham. En primer lugar, decir que esta promesa es solamente para los judos creyentes y que tendr cumplimiento en el futuro viola la palabra de Dios y por supuesto da a entender que en verdad hay dos pueblos de Dios, por un lado Israel y por otro lado el gentil, cuando en realidad el apstol Pablo nos menciona en Glatas 3:28-29 lo siguiente: Ya no hay judo ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varn ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jess. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos segn la promesa. Si el apstol Pablo dice que no hay ya distincin entre judo ni griego, nos da entender que en realidad hay un solo pueblo que es conocido como el verdadero linaje de Abraham, dndonos a entender que el verdadero pueblo Israel es ahora la Iglesia, y este nuevo Israel tambin son herederos de la promesa que se la fue hecho a Abraham, de que poseeran la tierra por heredad; no con esto estamos diciendo que la tierra que poseern este limitado a palestina como los dispensacionalistas aseguran, sino que hay que recordar que Canan segn el libro de Hebreos en su captulos 4 nos dice que Canan era un tipo del reposo eterno que est preparado para el pueblo de Dios. Canan, por lo tanto, no era un fin en s misma, sino que apuntaba la nueva tierra por venir 45 . Adems de esto, tenemos que recordar que el mismo apstol Pablo en Gal.3:28-29 nos dice lo ms fundamental para nosotros. En primer lugar, nos da entender en primer lugar que el pacto de gracia es cumplida a travs de la persona de Cristo. Si Cristo es el cumplimiento del pacto hecha a Abraham, entonces podemos deducir que por supuesto Cristo tambin no solo sello con su sangre ese pacto sino tambin las promesas hechas a Abraham y al pueblo
44 HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuro Pg.312. 45 HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuro Pg.313.
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de Dios. Por medio de Cristo entonces podemos estar seguros de que las promesas sern cumplidas, si Dios prometi dar la tierra por heredad a Abraham y los descendientes de l, Dios lo habr de cumplir, porque ese pacto y esas promesas ya estn aseguradas por la sangre de Cristo. Si Dios le dio tanta importancia a la tierra y toda su creacin desde el primer libro de Gnesis y sobre todo que en los pactos que hizo Por qu entonces pensar que ser el cielo nuestro hogar final cuando Dios ha prometido darnos la tierra por heredad? La tierra es muy valiosa para Dios como ya lo mencionamos. Dios pens en un hogar para su pueblo y ese hogar es la tierra renovada. EL REINO DE DIOS SE INAUGUR EN LA TIERRA NO EN EL CIELO. Ya hemos hablado un poco acerca del tema del reino de Dios o delos cielos en captulos anteriores 46 . Mencionamos que el reino de Dios ocupa un lugar importante en la teologa sobre todo en lo que respecta a la escatologa cristiana. Ya sabemos de igual manera que el tema del reino de los cielos no es un tema exclusivamente del Nuevo Testamento, sino que sus razones de ser se encuentra en lo que se menciona en Antiguo Testamento acerca de este asunto tan importante. El dispensacionalismo ha tomado este reino como algo netamente futuro. Dicen ellos que esta promesa ser cumplida en lo que ellos llaman el milenio y que por supuesto no ser un reino eterno sino solamente sern mil aos sobre la tierra, y a base de ellos sacan la conclusin de que la morada final del creyente no ser aqu en la tierra sino en el cielo. Pero a esto llegamos a una cuestin que por supuesto el dispensacionalismo no aceptara como un argumento vlido, pero la Biblia lo menciona y por eso lo ponemos en nuestro tratado. En dnde se inaugur el Reino de Dios? No es acaso en la tierra? Y si Dios inaugur su reino en la tierra, no es acaso porque Dios incluye a la tierra en sus propsitos y quiere establecer su trono en ella? Por supuesto que podemos estar seguros de que Dios inaugur su reino aqu en la tierra, aunque que recordar como bien lo hemos mencionado anteriormente, este reino no ha
46 Pg.11.
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llegado en su mxima plenitud, sino que esto ser cuando el regrese por segunda vez que har que la glorificacin de los creyentes sea posible. Pero no solo los creyentes sern glorificados sino la tierra tambin ser restaurada para que Dios establezca su trono en ella. Muchos pasajes de la Biblia, aunque vuelvo a recalcar no se trata de cuantos pasajes mencionemos, sino se trata de que haga estos pasajes estn en unidad con todo la Biblia, nos da a entender que el reino de Dios se estableci en la tierra. Y no encuentro ningn pasaje al menos que nuestros hermanos si conozcan una donde diga que el reino de Dios se haya inaugurado en el cielo. Ms bien, pareciera que nuestros hermanos dispensacionalistas estn pensando lo mismo que el pueblo judo en tiempos de Jess cuando imaginaron que el reino mesinico se trataba de que Jess fuese un poderoso poltico que los vena a libertar de la esclavitud, cuando en realidad la obra de Jess era el de cumplir la ley que los hombres no podan hacer por su propia cuenta, y sobre todo como lo menciona el apstol Pablo reconciliar todas las cosas no solo los escogidos hacia Dios sino todas las cosas incluyendo la tierra. El ltimo y gran profeta de Dios Juan el Bautista segn nos narra el evangelio de Mateo 3:2, el contenido de su mensaje era esto: Arrepentos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Notamos que el mensaje central de l, es el reino de Dios. Pero si hablamos de reino implcitamente estamos hablando de dos cosas muy importantes: Primero que hay un rey, y por supuesto Juan era el precursor o el heraldo de Cristo, Jess nuestro Seor quien ms adelante el apstol Pablo lo presenta como el Nuestro Seor Jesucristo, que era del linaje de David segn la carne, hacindonos entender que Cristo es ya Rey y el nico. Algunos han admitido que en algn sentido Cristo ya es rey en el trono de Dios, pero han negado que l est en el trono de David. Esta perspectiva asume una distincin no bblica entre el trono de Dios y el trono de David. En el pacto Davdico Dios adopt a los hijos de David como sus propios hijos (2 Sam. 7:14). Por lo tanto, no existe ninguna distincin entre el trono de Dios y el trono del ms grande Hijo de David, Jess el Mesas. Ms an, el Nuevo Testamento explcitamente afirma que por su resurreccin Jess ha tomado Su asiento en el trono de David en cumplimiento de la profeca (Hech.2:30,31) 47 .
47 WALDRON, Samuel E. El fin de los tiempos. Pg.79.
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Si hablamos de un rey, por supuesto que tambin estamos haciendo implcitamente de que hay un lugar en donde est gobernando, la pregunta sera En dnde se estableci el reino de Dios? Segn el mensaje que Juan el Bautista nos presenta no dice que es en esta tierra y no en el cielo o en otro lugar. Es otras palabras Juan el Bautista estaba anunciando la llegada o el establecimiento de ese reino aqu en la tierra. Adems de esto, segn los Evangelios sinpticos, el primer mensaje de Jess al comienzo de su ministerio pblico tena que ver con el Reino de Dios (Mar.1:15). Se trataba de un mensaje que ya Juan haba proclamado, y dentro de cuya perspectiva lo anunci el Seor mismo (Comp. Mat.3:2 y 4:17) 48 . Hoekema nos describe por lo menos cinco seales que confirmaron el establecimiento de reino de Dios en la tierra, que por su puesto tambin nos hace suponer que eso era seal del cumplimiento de lo que los profetas y Juan haban ya dicho acerca de este Reino: a. Echar fuera demonios. (Mt.12:28) b. La cada de Satans. (Lc.10:18) c. Realizacin de milagros. (Mt.11:4-5) d. La predicacin del evangelio. (Mt.11:5) e. La ddiva del perdn. (Mr.2:10) 49 . Todas estas seales eran las evidencias de que el Reino ya estaba establecido, pero establecido en dnde? Por supuesto en la tierra, no en el cielo. no con esto quiero dar a entender que el tema del cielo hay que dejarlo a un lado, sino que entender bien en concepto del cielo nos ayudar a ver que el cielo y la tierra sern uno, y no que la tierra sea destruida y olvidada como muchos de nuestros hermanos dispensacionalistas suponen. Si el Reino se ha establecido aunque no en su plenitud en la tierra, eso nos garantiza de que en la segunda venida se har posible el establecimiento del Reino de Dios aqu en la tierra pero renovada. Dios establecer su trono aqu con nosotros, pero no por mil aos sino toda la eternidad. Por eso creemos que Dios da mucha importancia a la tierra, porque sabe que esta creacin que nos menciona en Gnesis ha sido y ser la morada final de sus hijos. Aunque en este momento por el pecado la tierra este esclavizad pero la misma palabra de
48 GRAU, Jos. Curso de formacin teolgica evanglica. Escatologa final de los tiempos. Pg. 77. 49 HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuroPg.61.
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Dios nos dice que algn da ser libertad y ser restaurado as como los hijos de Dios sern glorificados en la segunda venida de Nuestro Seor Jesucristo.
LA TIERRA SER ANIQUILADA O RENOVADA? Una de las cuestiones que tambin ha sido de polmica en el mundo protestante y que tiene que ver precisamente con la doctrina de la tierra nueva, es si este ser aniquilado por completo o ser renovado. Por su puesto la respuesta de dispensacionalistas es que dira que si ser destruida por completo, por ejemplo notemos lo que un dispensacionalista dice acerca de este asunto: Las Escrituras hablan claramente de un final irreversible de este mundo. Existen Pasajes claros en los que dicho fin se predice sin ambages. Por ejemplo: Mt.24:35; Mr.13:31; Lc.16:17; 21:33: 2 P.3:10-13: Ap.20:11: 21:1. El ms claro y detallado es, sin duda, 2 P.3:10-13, 50 Por su puesto que esta idea que presentan nuestros hermanos dispensacionalistas hacen suponer como ellos lo mencionan una destruccin total de la tierra, y por eso ellos prefieren decir que en el cielo es la morada final del creyente. Los luteranos tambin han optado por decir que esta tierra en decir que esta tierra ser aniquilada, y que la nueva tierra que se menciona en Apocalipsis y que lo menciona el profeta Isaas sern totalmente nuevos y no renovado como lo dice la postura reformada. Quizs los telogos ms cercanos que exponen mejor sobre este asunto son Hoekema y William Hendriksen, que bsicamente ellos afirman que esta tierra que vemos actualmente ser renovada, y que por supuesto es esta tierra la morada final de los creyentes. Resumiendo el pensamiento que nos presenta William Hendriksen podemos citar lo que le mismo menciona en su libro La Biblia, el ms all y el fin del mundo que dice de esta manera: Cuando Cristo vuelva, el cielo y la tierra sern despoblados por un momento. Por una parte, Cristo y sus ngeles, junto con las almas de los redimidos, venidos del cielo; por
50 LA CUEVA, F. Curso de formacin teolgica evanglica. Escatologa II. Pg.305.
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otra, los creyentes subiendo desde la tierra a recibir a su Seor en el aire, y los incrdulos siendo llevados ante el trono de justicia de Cristo (en el aire?). Cuando esto ocurra, el universo ser sometido a un glorioso proceso de transformacin, de modo que de los viejos cielo y tierra saldrn un nuevo cielo y una nueva tierra 51 . Notamos que William Hendriksen utiliza la palabra transformacin dndonos a entender que por medio de la gran conflagracin saldr esos nuevos cielos y tierra nueva. En otras palabras la tierra no ser aniquilada sino renovada o rejuvenecida como l lo llama. Aunque William Hendriksen en su libro no nos presenta argumentos sobre su pensamiento Hoekema si lo hace. l hace referencia a 4 razones del porque es preferible decir que la tierra ser renovada y no aniquilada como los luteranos y por supuesto los dispensacionalistas suponen. 1. La primera radica en la correcta interpretacin de las palabras griegas kainos y neos. Algo que ha sido muy importante para la postura reformada y que se recalca no solo a los ministros de la palabra de Dios sino tambin a los comentaristas bblicos es, la correcta exgesis que se hacen en los textos que gua por supuesto a la correcta interpretacin de los textos de la Escritura. Dentro de esta labor que el estudioso de la Biblia tiene que hacer para la buena exgesis esta sin duda la labor de analizar cada palabra del texto. Cuando a un Cristiano que apela la postura dispensacionalista se le pregunta el por qu piensa que la tierra no es la morada final de los creyentes, la respuesta es sorprendente en algunos. Ellos toman el pasaje como el que de 2 Pedro 3:10-13 para afirmar que la tierra no es la morada final de los creyentes porque el apstol Pedro menciona que la tierra ser destruida y consumida por el fuego. Y del otro lado, si a un luterano se le cuestiona si los cielos nuevos y tierra nueva que menciona apocalipsis 21:1 sern totalmente nuevo o renovado, ellos no dudan en afirmar que ser totalmente aniquilada y que Dios crear un cielo y tierra totalmente nuevos y no renovados. Ante esta situacin, lo reformados han desechado por completo la idea de aniquilacin, y han optado por utilizar la palara renovacin por varias razones. Los siguientes dos argumentos que presentamos son en especial los que Hoekema nos presenta en su libro La
51 HENDRIKSEN, William. La Biblia el ms all y el fin del mundoPg.229.
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Biblia y el futuro, aunque no descartamos la posibilidad de hay otros argumentos reformados que bien podran tambin mencionarse. Pero nosotros esperamos, segn sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia 2 Pedro 3:13. Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no exista ms. Apocalipsis 21:1. Estos dos pasajes que hemos citado ambos utilizan la palabra nuevo. A simple viste uno podra imaginarse que estos cielos y tierra nueva que va crear Dios son totalmente nuevos, ms en el pasaje de Apocalipsis porque menciona que El primer cielo y la primera tierra pasaron dando a suponer que de este cielo y tierra que vemos actualmente ya no existirn ms, o como lo diran algunos, sern aniquiladas que de ella no se tendr memoria. Ante esta idea debemos rechazarla porque, parece ms una cosmovisin griega que cristiana bblica lo que tenemos aqu. Los Gnsticos, los Origenistas y ms los Estoicos, influenciados por la filosofa griega crean de que este mundo volvera a la nada. Y esta idea predomin ya desde los primeros siglos de la vida de la Iglesia Primitiva, tuvo tanta influencia que los mismos padres de la Iglesia decidieron crear los credos a la que ya nos referimos anteriormente para defender la fe cristiana. Por esta razn rechazamos la aniquilacin total de la tierra, pues creemos que esa idea es una influencia de la cosmovisin griega. Adems, tenemos que tomar en cuenta algo muy importante acerca del texto. En el texto griego, hay dos palabras que se pueden traducir como nuevo ( y ). Aunque tienen la misma traduccin, sus significados varan. La palabra neos significa nuevo en tiempo u origen, en tanto que la palabra kainos significa nuevo en naturaleza o en cualidad 52 . Y ambos pasajes como el de Pedro y el de Apocalipsis utiliza la palabra , y al utilizar esta palabra no est indicando la aparicin un mundo diferente a lo actual, sino implica ms bien la renovacin de la misma creacin actual que ser sometida a fuego para su liberacin de la esclavitud.
52 HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuroPg.315.
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No cabe duda de que la doctrina de la Segunda Venida de Nuestro Seor Jesucristo es un asunto que nos llena de valor para perseverar en la fe, gozo y nos llena de esperanza para los creyentes. Este acontecimiento de la segunda venida de Nuestro Seor Jesucristo, estar asociado con acontecimientos muy importantes para los creyentes. Una de ellas como ya hemos desarrollado un poco aqu en este escrito es la renovacin de la tierra, que ser la morada final de los creyentes, pero ante esto hay otro evento que ser nico y maravilloso para el creyente, esto es la resurreccin y glorificacin del cuerpo, no solo de los creyentes que hayan quedado hasta la segunda venida, sino tambin los creyentes que ahora estn en el cielo. Aunque no lo mencionamos anteriormente, para aquellos quienes niegan que la eternidad no ser en la tierra se meten en un problema grande, porque si los creyentes han de resucitar con cuerpos glorificados es obvio de que tiene que haber un lugar donde pararse esos cuerpos, nuestra imaginacin de parte de nosotros nos hara pensar que estaremos volando en el aire con estos cuerpos glorificados si no definimos bien nuestro concepto del cielo. Pero no solo este grupo de creyentes tendra problemas con este asunto de la resurreccin sino, tambin aquellos quienes afirman la aniquilacin total de la tierra tendran complicaciones cuando se les pregunte lo siguiente: Cmo ser la naturaleza de este cuerpo resucitado? Ser totalmente nuevo o preservaremos nuestro cuerpo pero glorificado? La Escritura ensea muy claramente que preservaremos nuestra identidad. Nuestro cuerpo ser reconocible como nuestro cuerpo. Esto es dijo nuestro Seor Jesucristo a sus discpulos en el aposento alto: Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy (Lc.24:39.40.). Seremos nosotros mismos para toda la eternidad 53 . La Biblia nos ensea que Jesucristo resucito con su cuerpo fsico, no un cuerpo espiritual como algunos lo mencionan. Decir que no ser este mismo cuerpo la que ser glorificado por lgica nos vendra a la mente decir entonces que: No necesitaramos ser glorificados entonces, pues el cuerpo que tendramos no sera de la misma naturaleza de la anterior y por lo tanto no necesitara ser glorificado. En segundo lugar estaramos asegurando que Satans pudo ms que Dios, porque Dios no podra restaurar el cuerpo del creyente
53 LLOYD, Martin Jones. La iglesia y las ltimas cosas. Pg.275.
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haciendo que su nica alternativa sera destruirlo por completo para despus dar un nuevo cuerpo en naturaleza. Por supuesto, esto no es lo que nos ensea la Biblia. Las Escrituras testifican que seremos glorificados, en otras palabras, el pecado ya no tendr parte en nosotros sino tendremos un cuerpo incorruptible. Por lo tanto, Los resucitados en Cristo no sern un grupo de personas totalmente nuevos de seres humanos, sino el pueblo de Dios que ha vivido sobre la tierra. Por analoga, es lgico esperar que la nueva tierra no ser totalmente diferente de la presente sino que ser la presente tierra maravillosamente renovada 54 . Podramos seguir poniendo otros argumentos que bien podran respaldar la idea de la renovacin, pero nuestra intencin no es alargarnos mucho, sino presentar algo breve. Por lo tanto pasaremos a desarrollar el ltimo punto, donde nuestra intencin es presentar la gran paradoja de este asunto. Esta paradoja nos hace an ms llenarnos de felicidad, porque s que muchas personas, as como tambin en algn momento pens yo igual, quieren ir a vivir en el cielo, La razn de esto es, porque ellos conciben a la tierra el lugar donde la injusticia, la pobreza, el sufrimiento, el lloro, la muerte entro otros males que reinan sobre la tierra. Esto es cierto. Mientras que el hombre no sea glorificado la tierra seguir tambin gimiendo por causa del pecado. Pero tambin es cierto que la Biblia ha dejado una doble esperanza para nosotros, as como hemos de ser resucitados y glorificados, tambin la tierra ser renovada, el pecado ser quitado de ella y reinara solo la justicia y la perfecta presencia de Dios. La paradoja es esta: si el cielo es donde est la morada de Dios, donde reina la perfecta justicia y presencia de l, y a la vez Apocalipsis nos dice que en la Nueva tierra es donde Dios establecer su tabernculo y har de esta tierra su residencia, no es acaso entonces, que a la vez que estamos en la tierra estaremos en el cielo para reinar juntamente con l en la eternidad? Esta es la gran paradoja que trataremos a continuacin. EL CIELO EN LA TIERRA.
54 HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuro Pg.315.
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Y o una gran vos del cielo que deca: He aqu el tabernculo de Dios con los hombres, y el morar con ellos; y ellos sern su pueblo, y Dios mismo estar con ellos como su Dios. Apocalipsis 21:3. Anteriormente hemos mencionado que cuando hablamos del cielo no estamos refiriendo a tres conceptos diferentes. De los tres conceptos mencionamos que uno de los conceptos es conocido por algunos como el cielo de Dios, donde sabemos que cuando las personas que creyeron en evangelio de Cristo y fueron llamados por Dios mueren, van directamente a este lugar. Son felices pero su felicidad es provisional, porque ellos sern resucitados y glorificados para morar por la eternidad en la tierra. Este cielo como lo mencionamos anteriormente es donde se manifiesta la perfecta justicia, presencia y gloria de Dios. El pecado no tiene cabida en este lugar. Los seres celestiales cantan Santo, Santo, Santo a Dios. Dios es reconocido como Rey y exaltado su nombre por todos los moradores de ese lugar. Al escuchar esto nos llena de alegra, todos queremos estar ah, pues hay razones para decirlo, pues es el cielo de Dios y sobre todo su morada y queremos de igual manera que esa sea tambin nuestra morada. Pero esto no ser as, no moraremos all. Ms bien, la Biblia nos menciona en Apocalipsis 21:1-3 que es Dios quien cambiara de residencia y har de nuestra morada su morada. Cuando leemos este pasaje de Apocalipsis podemos lograr presenciar un doble consuelo para el creyente. En primer lugar, Dios les dar a sus hijos como heredad por perseverar hasta el final la tierra nueva, ellos vivirn ah por eternidad. Esto no quiere decir que cuando hayan tomado por posesin la tierra nueva ya no seguirn estando en la presencia de Dios o en cielo de Dios, ms bien, recibiremos doble bendicin, seremos herederos de la tierra nueva pero al mismo tiempo tambin lo seremos del cielo, porque el cielo y la tierra ya no estarn separados, como lo estn ahora, sino que sern uno 55 , por eso decimos que el cielo o mejor dicho la presencia de Dios se establecer en la tierra. No con esta idea estamos contradiciendo todo lo que hemos dicho acerca de la tierra nueva como la morada final de los creyentes, sino que estamos afirmando que muchas veces aquellos que dicen que el cielo es la morada final de los creyentes lo dicen por no
55 HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuro Pg.308.
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comprender bien acerca del concepto de cielo, y cuando esto sucede muchos se imaginan a los cuerpos flotando en el aire, o algunos hasta llegan a suponer que la morada final de los creyentes est ms all del sol, lejos de esta tierra y del universo. Pero esto no es as, Y por si todava queda duda de esto, hay algo muy interesante que deberamos ponernos a reflexionar. Despus de que Juan vio la visin de los cielos nuevos y tierra nueva, y presenciar la nueva Jerusaln, las siguientes palabras que el ngel que dirige a Juan es que la venida de Cristo est cerca, y es significativo que en estos ltimos versculos la frase que se resalta tres veces es He aqu yo vengo pronto! Aunque la ltima frase literalmente dice: Ciertamente vengo en breve. Amn. La respuesta de Juan ante esto fue la siguiente: Si, ven, Seor Jess. Cul es la razn? El y las personas que eran coparticipe de los sufrimientos que estaban padeciendo, no solo esperaban el regreso inminente de Jess nuestro Seor Jesucristo, sino ansiosamente ellos tambin estaban esperando los cielos nuevos y tierra nueva donde establecera Dios su trono y su gloria. Por eso con entusiasmo Juan pudo decir Si, ven, Seor Jess. Por eso es tan significativo que Apocalipsis termina con las tres visiones que llenan de esperanza: los cielos nuevos y tierra nueva, la nueva Jerusaln y las palabras del ngel diciendo que la segunda venida de Cristo est cerca.
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CONCLUSIN. Cuando llego a este punto debo reconocer que hay mucho por aprender. S que un tema como esto requiere mucho esfuerzo y esmero. Agradecemos que muchos telogos reformados hayan tenido la iniciativa de tratar asuntos como estos. La iglesia est en espera de respuestas para afirmar su fe en Cristo. S que hay muchas otras cosas que pudimos haber tratado en esto pero sabemos de antemano que hay muchos autores que tambin nos puede explicar ante los asunto que no tratamos. Pero sobre todo la Biblia es el nico libro, inspirado por el Espritu Santo quien nos puede ensear y sacarnos de toda duda. La doctrina de la nueva tierra debera darnos esperanza, valor y optimismo en estos das de desesperanza. Si bien el mal parece desatado en este mundo, nos consuela saber que Cristo ha logrado la victoria final. Aun cuando los ecologistas describan el futuro de esta tierra en trminos lbregos, es alentador saber que algn da Dios preparar una nueva
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tierra gloriosa sobre la cual los problemas ecolgicos que ahora nos vejan ya no existirn 56 . La Biblia nos dice que solamente por medio de Jesucristo su nico hijo reconcilio todas las cosas, las que estn en los cielos como las que estn en la tierra. La muerte y resurreccin de Nuestro Seor Jesucristo ha cambiado el sentido de la historia de aquellos que son sus escogidos y de la tierra misma. El apstol Pablo nos recuerda que nuestra condicin antes de que Cristo viniese a morir por nosotros era, que nosotros merecamos la muerte, pero prosiguiendo, l mismo apstol nos da una esperanza y nos dice que: Ms la ddiva de Dios es vida eterna en Cristo Jess. Las promesas de Dios no solo incluyen la vida eterna, sino que l mismo ha dicho en su palabra que estos que han sido salvados por la pura gracia de l, sern los que hereden la tierra como recompensa de haber aceptado el llamado que Dios les hizo. Esta tierra ser donde ellos vivirn perpetuamente, gozaran de la presencia de Dios, ellos sern llamados pueblo de Dios y Dios mismo ser su Dios como dice su palabra. La redencin de Dios no solamente se trataba de salvar a algunas personas sino en su ms grande propsito inclua la redencin de la misma tierra. Esto es lo que nos recuerda el apstol Pablo en su carta a los romanos, l nos dice que: Porque tambin la creacin misma ser libertada de la esclavitud de corrupcin, a libertad gloriosa de los hijos de Dios. Esta libertad gloriosa se har posible cuando Jesucristo regrese por segunda vez, mientras tanto nuestra oracin debe de ser el de pedir que Dios establezca su Reino en la tierra como nuestro Seor Jesucristo ense a sus discpulos: Padre Nuestro que ests en los cielos, Santificado sea tu nombre. Venga tu Reino. Hgase tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierraMt.6.9-10. Desde el primer libro de la Biblia Dios demuestra su gran inters por su creacin. Antes de la cada Dios pronunci que todas las cosas que l ha haba hecho era bueno en gran manera. Esta creacin es el reflejo no solo de la existencia de un ser supremo a nosotros, sino es el mismo reflejo de su gran poder y su sabidura que cuentan la gloria de ese nico y verdadero Dios que se ha revelado en su palabra.
56 11. HOEKEMA, Anthony A. La Biblia y el futuro Pg.322.
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El hecho entonces de que haya sido colocado en el primer libro de la Biblia el asunto de la creacin, nos demuestra que esto no fue una casualidad meramente humana, sino que es el mismo Espritu Santo que ha querido que sea de esa manera. Si su palabra nos dice la siguiente manera: Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay Heb.11:6, entonces no hay mejor manera de confiar que iniciando en creer lo que nos dice el primer Gnesis en su primer captulo y versculo: En el principio Dios cre los cielo y la tierra, porque si tengo fe en que Dios fue el creador de todo lo que existe y sobre todo mi creador, entonces empezamos a creer que hay alguien supremo a nosotros y que no nos creamos a nosotros mismo sino, que fue Dios el que nos hizo. Por lo tanto, si empezamos a creer por fe que Dios es el creador entonces empezamos a creer tambin que toda la creacin anuncia la gloria de sus manos, y que esta creacin tiene un gran valor para Dios, pues todo lo que existe de l, por l y para l. Pensar que la tierra no est en los propsitos de Dios nos hara pensar o suponer que en realidad Satans, nuestro enemigo ha ganado la victoria, y que como nica opcin que queda para Dios sera la destruccin total de la tierra, y que los creyentes tendrn que decirle adis algn da esta tierra. Pero esto no es lo que nos ensea la palabra de Dios. El mismo Salmista David nos recuerda en el Salmo 37 que aquellos quienes permanecen fiel y no hay maldad en ellos, sern lo que poseern la tierra como heredad, y no solo lo dice una vez, sino constantemente lo repite en ese salmo. Al morir, todos sabemos que solamente hay dos caminos para el hombre. El infierno est reservado para los injustos, mientras que el cielo est reservada para los que creyeron en Jesucristo. Pero esto no ser la morada eterna de los justos, sino que ellos esperan la resurreccin de sus cuerpos y que sean glorificados para recibir a su seor, y cuando haya sucedido esto, ellos reinaran en los cielos nuevos y tierra nueva, pero no solo sern mil aos, sino toda una eternidad. Ello sern testigos de cmo Dios renovar la tierra para un futuro glorioso como lo anunciaron los profetas de Israel. Abraham y sus descendientes sern los que morarn en esta tierra. Cristo es victorioso, no el diablo; el plan de Dios, aunque aparentemente frustrado por un tiempo, en realidad no lo est, y al final se le ve triunfar completamente. Somos vencedores. S, somos ms que vencedores, porque no solamente somos librados de la
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maldicin ms grande, e incluso de todas las maldiciones, sino que obtenemos tambin la bendicin ms gloriosa (Ap.21:3) 57 . La historia de Dios sigue siendo su historia, que est siendo guiada hacia una gran meta que llenan de gozo y esperanza al pueblo de Dios. Esa fue la manera en que Juan la pudo contemplar en la Isla de Patmos cuando en revelacin el ngel de Dios le mostr los nuevos cielos y nueva tierra. Aunque l estaba preso por causa del evangelio, jams se dio por vencido, porque saba que su fe sera recompensada cuando Cristo vuelva por segunda vez al mundo y renueve la tierra para que sus hijos moren en ella. Ech, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edn querubines, y una espada encendida que se revolva por todos lados, para guardar el camino del rbol de la vida. Esta es quizs las palabras ms triste que Dios pronunci para el hombre en el huerto de Edn. Pero sin duda alguna, las palabras que llenan de gran gozo y esperanza a todos los creyentes es la que se pronuncia en Apocalipsis 21:1-3, donde Dios reafirma que l mismo har estar con nosotros Reinando en los cielos nuevos y tierra nueva. Mientras llegue ese da glorioso, nuestra oracin debe de ser como como el que Juan pudo pronunciar en sus labios. Si, ven, Seor Jess. Establece tu trono sobre la tierra. Amn. FICHAS BIBLIOGRFICAS. 1. BAVINCK, Herman. En el principio: Fundamentos de la Teologa de la Creacin. PDF. 216 Pginas.
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4. DUFFIELD Guy P; CLEAVE Nathaniel M. Van. Fundamentos de la teologa pentecostal. Bogot, Colombia. Segunda edicin. Editorial DESAFIO. 343 Pginas.
57 HENDRIKSEN, William. Ms que vencedores Pg. 202.
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