Antropología Del Clima (Vol 2) PDF
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David ROBICHAUX *
RESUMEN A pesar de profundos cambios en la economa local, a medida que los campesinos nahuas del sureste del estado mexicano de Tlaxcala se vuelven cada vez ms dependientes del trabajo asalariado, todava a finales del siglo XX persiste un complejo de creencias y prcticas relativas a la meteorologa. Dicho complejo es alimentado por el importante papel que desempean el volcn de La Malinche en las condiciones meteorolgicas locales y la elevacin de una de las comunidades de estudio en donde ser alcanzado por un rayo no es nada raro. La creencia local coincide con las ideas prehispnicas relativas al origen de la lluvia y el agua y las prcticas rituales tienen que ver con una deidad tutelar femenina del volcn de La Malinche que tiene rasgos asociados con las esposas de Tlaloc, dios de la lluvia y la tierra, o con el mismo Tlaloc. Tales creencias y prcticas son ampliamente difundidas en Mesoamrica contempornea y muestran una capacidad de resistencia a pesar de la aculturacin; la variante local revela el aspecto masculino-femenino de la dualidad mesoamericana.
ABSTRACT Climate and continuity of pre-Hispanic beliefs in the Malinche region (Mexico) Despite major changes in the local economy, as Nahua peasants of the southeastern Tlaxcala (Mexico) become increasingly dependent on wage labor, a system of pre-Hispanic beliefs and practices concerning meteorology persist late in the 20th century. This complex system is nurtured by the important role of the Malinche volcano in local weather conditions and the high altitude of one of the communities studied, where being struck by lightning is not infrequent. Local belief closely matches pre-Hispanic ideas regarding the origin of rain and water, and practices involve a female tutelary deity of the Malinche volcano with traits associated with the wives of the rain and earth god Tlaloc or with Tlaloc himself. Such beliefs and practices are widespread in contemporary Mesoamerica and show strength of resistance despite acculturation ; the local variant reveals the masculine-feminine aspect of the Mesoamerican duality. RSUM Climat et continuit des croyances prhispaniques dans la rgion de la Malinche (Mexique) En cette fin de 20me sicle, les paysans nahuas du sud-est de Tlaxcala (Mexique) conservent encore un complexe de croyances et de pratiques concernant la mtorologie, en dpit des profondes transformations de lconomie locale, qui se manifestent par une dpendance croissante au travail salari. Ce complexe est appuy par limportant rle que jouent le Volcan de la Malinche dans les conditions mtorologiques locales, ainsi que laltitude de lune des communauts dtude o il nest pas rare dtre frapp par la foudre. Les croyances locales concident avec les ides prhispaniques concernant lorigine de la pluie et leau lies une desse tutlaire du Volcan de la Malinche dont les traits sont associs aux pouses de Tlaloc, le dieu de la pluie et de la terre, ou avec Tlaloc lui-mme. Ces croyances et pratiques sont trs rpandues dans lensemble de la Msoamrique contemporaine et montrent la capacit de rsistance en dpit de lacculturation ; la variante locale rvle laspect masculin-fminin de la dualit mso-amricaine.
Nuestro objetivo en el presente artculo es el de presentar algunas creencias y prcticas en torno al clima en una comunidad del altiplano mexicano, y analizar los orgenes prehispnicos de las mismas. Hasta fechas recientes, dichas creencias y prcticas se reforzaban por la situacin orogrfica y los fenmenos climatolgicos particulares de la comunidad, ubicada a 2.400 m. sobre el nivel del mar, en las estribaciones del pico de La Malinche y por la actividad de sus habitantes como carboneros que los llevaba frecuentemente a trabajar hasta los 4.000 m. Como en muchas comunidades rurales de Mxico central, en los ltimos aos del siglo XX, Acxotla del Monte ha sufrido un proceso de abandono de su lengua verncula (el nhuatl), hecho que relaciona con la transformacin de la economa campesina y de la dependencia de un salario por parte de sus habitantes. Aunque stos an conservan ciertas creencias y prcticas fundadas en conceptos de la cosmovisin mesoamericana que se remontan a pocas muy antiguas, en definitiva la transformacin de la economa tradicional parece poner en riesgo la continuidad de un complejo ideolgico milenario. Orografa, clima y economa del medio poblano-tlaxcalteca Al este del valle de Mxico, separado por la Sierra Nevada, se localiza el medio poblano-tlaxcalteca. Esta regin, cuyo nombre proviene de los estados de Puebla y Tlaxcala, se extiende en las inmediaciones de las dos ciudades del mismo nombre. Como en el valle de Mxico, la altitud es de unos 2.100 a 2.200 m., pero a diferencia de este ltimo, no se trata de una cuenca cerrada: hacia el sur la altitud disminuye paulatinamente, lo que permite el drenaje del valle hacia el Ocano Pacfico mediante una serie de afluentes del ro Balsas. En esta rea se yerguen algunos de los picos ms altos del eje neovolcnico de Mxico: por un lado, el Popocatpetl (5 465 m.) y el Iztacchuatl (5 230 m.) que conforman la Sierra Nevada y por el otro La Malinche (4 461 m.). Otros picos menores, producto de la actividad volcnica, se yerguen a partir de las estribaciones de La Malinche. Se trata de una regin compacta, que se extiende a lo largo de los 65 km. que separan los picos de la Sierra Nevada y La Malinche. Aunque se encuentra al sur del Trpico de Cncer, la altitud y las lluvias estacionales junto con la consecuente nubosidad son los factores
que inciden en el ciclo anual del clima en esta regin septentrional de la zona trrida: ms del 90% de las precipitaciones se concentra entre los meses de mayo y octubre (Blsquez, 1946:3). Enero es el mes ms fro con temperaturas promedio de entre los 12 y los 14 y temperaturas mnimas que, segn la altitud, oscilan entre -2 y 6 C (Juregui, 1968:14). Como los das de abril y mayo suelen ser asoleados, las temperaturas medias ascienden a unos 19 con mximas de hasta 28 y 30 en la tarde. Pero ya entrada la poca de lluvias, durante los meses de junio, julio y agosto, las temperaturas mximas descienden a unos 22 24 con mnimas de entre 6 y 12, siempre de acuerdo con la altitud (E. Juregui, 1968:14-15 y Figs. 25 y 29). As, segn la altitud, se registran heladas -generalmente no muy fuertes- durante 8 meses al ao. Dentro de la franja de los 2.100 a los 2.400 m. de altitud hay entre 20 a 70 das al ao que presentan heladas (Lauer y Stiehl, 1973:32). En todas las estaciones del ao, es usual una diferencia de entre 10 a 20 grados de temperatura entre el da y la noche. Durante el perodo que abarca los meses de noviembre a abril, la precipitacin mensual es menor de 20 mm; en las zonas ms bajas las precipitaciones se presentan en forma de lluvia pero en la cima de La Malinche pueden ser en forma de nieve en cualquier mes del ao. A partir del mes de mayo, aumenta la presencia de nubes hmedas provenientes del Golfo de Mxico; en dicho mes puede llover hasta casi 100 mm y en los meses de junio, julio, agosto y septiembre, las precipitaciones sobrepasan los 100 y 150 mm por mes (Blsquez, 1946:3). Normalmente, llueve alrededor de 100 das al ao (Juregui, 1968: Fig. 3) y ms del 90 por ciento de las precipitaciones ocurren entre los meses de mayo y octubre (Blsquez 1946:3). Anualmente, la precipitacin vara de entre 500 y 700 mm a 900 y 1 000 m.(Juregui, 1968:10 y Figs. 5 y 6). Durante la estacin de lluvias, las maanas suelen ser asoleadas y los aguaceros se presentan a ltima hora de la tarde. Estos aguaceros a veces se convierten en tormentas acompaadas de granizo y fuertes vientos conocidas en la regin como huracanes. De unos 20 a 40 das durante la estacin de lluvias, y sobre todo en las zonas ms altas, se presentan tormentas elctricas acompaadas de fuertes lluvias que pueden desalojar de 30 a 40 mm de agua en una o dos horas (Juregui, 1968:13). El suroeste de Tlaxcala est densamente poblado. La densidad demogrfica del estado en su conjunto es de 195 habitantes/km2 pero en al-
gunos muncipios del suroeste alcanza cifras de ms de 1 000 habitantes/km2 (INEGI 1994:52). Muchos de sus habitantes combinan la pequea produccin agrcola con el trabajo en fbricas textiles, asentadas en las afueras de la cercana ciudad de Puebla desde inicios del siglo XIX. Buve ha descrito a los habitantes de la regin como obreros/campesinos y destaca que en la reforma agraria implementada en 1917 a raz de la Revolucin Mexicana, entre las demandas de los obreros de las fbricas se encontraba el reparto de las pequeas haciendas (alrededor de 300 a 1 600 Has.) de la regin y que ellos mismos fueron en muchos casos los beneficiarios de dicho reparto (Buve, 1975). La cosecha principal -y para la mayor parte de los productores la nica- es el maz, base de su dieta, sembrado a veces junto con frijol y calabaza. La siembra se lleva a cabo en marzo y cosechan en noviembre. Predomina la pequea propiedad (de menos de 1 a 3 Has.) y las tareas propias del cultivo del maz son realizadas por los obreros durante su tiempo libre. En algunas comunidades con riego, se cultivan verduras y alfalfa y tambin se dedican a la cra de vacas lecheras. El limitante principal del ciclo agrcola es la estacin de lluvias y, en el caso del maz, las heladas de los meses fros. Hasta los aos cuarentas, en Acxotla del Monte, casi todos los grupos domsticos dependan de la produccin y venta del carbn vegetal. A partir de entonces los hombres comenzaron a contratarse como obreros en fbricas textiles de Puebla. Actualmente, hay al menos un asalariado de 75% entre sus 265 grupos domsticos, en su mayor parte empleados en fbricas textiles de la Ciudad de Mxico (donde pasan toda la semana), de Puebla y, ms recientemente, del estado de Tlaxcala. Otro importante contingente de hombres trabaja como albail en los lugares citados. Como sugeriremos en las conclusiones, esta transformacin de las actividades econmicas podr tener en el futuro un cierto impacto sobre las creencias y las prcticas en torno al clima. La montaa de La Malinche y el imaginario popular Las montaas de gran altura de la Sierra Nevada y La Malinche representan notables obstculos para las hmedas nubes que vienen desde el Golfo de Mxico durante la estacin de lluvias. En el medio poblano tlaxcalteca, es sobre todo La Malinche la que ejerce la mayor influencia sobre
el clima local, atrayendo la humedad necesaria para la agricultura en las tierras de los asentamientos situadas en sus suaves estribaciones. Este fenmeno ya fue subrayado por fray Juan de Torquemada a fines del Siglo XVI. El religioso, que pas mucho tiempo en Puebla y Tlaxcala, observ en relacin a La Malinche: En esta sierra se arman los nublados y de aqu salen las nubes que riegan a Tlaxcalan y pueblos comarcanos y la ms cierta seala que tienen por aquella tierra, de que ha de llover, es ver tocada esta sierra de alguna nube y as tienen por infalible el agua. Comenzaban a cuajarse las nubes (y ahora es lo mismo) al tiempo de las diez hasta medioda, y de all a vsperas comienzan a repartirse unas hacia la ciudad y otras hacia la de los Angeles (Puebla), que cae al medioda y otras a la de Huexotzinco, hacia el poniente, inclinada al medioda; y de esta manera reparte Dios el agua por todas aquellas tierras y tan cierta es en ponindose la nube que no hay duda. Por esta razn los indios, antes que los espaoles viniesen, tenan este lugar por defico y hacan gran reverencia al demonio en l; porque toda la tierra, a la redonda vena aqu a demandar agua, y el ao que faltaba eran muchos los sacrificios que en ella se hacan. Adoraban en esta sierra la diosa llamada Matlalcueye, que quiere decir saya o faldelln azul; y debe de ser la razn por estar rodeada la sierra de montaa, la cual est azuleando de lejos con los humos de la tierra que la cercan, y tener descubierta la corona y pelada por no hacer en la cumbre montaa, y as la llamaron la diosa del faldelln azul; y tambin porque como la invocaban para las lluvias y el agua es azul o cerlea, por eso le llamaron Matlalcueye, tomando la denominacin de una flor azul, llamada matlallin. (Fray Juan de Torquemada, Vol. I, 1975:379). La descripcin de Torquemada del efecto de la sierra de Tlaxcala, conocida actualmente como La Malinche o La Malintzi, sobre el clima local es todava vigente. Adems, en las comunidades situadas en las faldas de La Malinche, la importancia de dicha montaa como ser sobrenatural asociado con el clima en el imaginario popular ha perdurado a pesar de siglos de cristianizacin. Frederick Starr, etnlogo norteamericano que visit Tlaxcala en 1898, describi algunas de las costumbres y creencias a fines del siglo XIX y proporciona ms informacin sobre la naturaleza deificada de la montaa. Nos explica que los tlaxcaltecas crean que la montaa
era una bella mujer que habitaba dentro de una cueva de la montaa. La mujer tena el cabello muy largo y suelto y enviaba la lluvia, el roco, el granizo y la nieve. Los habitantes de la zona le hacan ofrendas en las alturas superiores de la montaa de objetos tales como listones y peines para su pelo, y crean que la montaa estaba atravesada por enormes galeras donde se conservaban centenares de ollas en las que La Malinche preparaba el granizo y la lluvia (Starr, 1900:17). Starr tambin cuenta que en las comunidades de las estribaciones de La Malinche existan especialistas que tenan el poder de controlar la lluvia y el granizo. Estos eran los nicos que tenan acceso a las cavernas del interior de La Malinche. Eran los responsables de garantizar las lluvias necesarias para la agricultura y esa tarea era compensada por el pueblo. Seala que varias comunidades -todas establecidas a una altura de unos 2.400 m sobre el nivel del mar- eran famosas por contar con estos especialistas. Uno de los pueblos que Starr menciona es Santa Mara Acxotla del Monte (Starr, 1900:21). Hoy en da, a finales del siglo XX, en Acxotla del Monte, la montaa es conocida como La Malintzin, La Malinche, el Matlalcuyetl o simplemente, como el cerro. A unos 2.400 m de altitud, donde se ubica el centro del poblado y a elevaciones mayores donde se localizan los terrenos de cultivo (hasta 3.000 m), las tormentas elctricas son ms frecuentes que en el valle. Adems, como los habitantes fabricaban carbn vegetal en los bosques situados en las zonas ms elevadas (hasta los 4.000 m), el peligro de la exposicin a los relmpagos y la cercana a los rumbos donde se acumulan las nubes estn muy presentes en el imaginario popular. La montaa no slo es considerada como fuente de las lluvias, como lo describri fray Juan de Torquemada, sino que tambin se asocia con el granizo, los truenos, las nubes, las fuentes subterrneas de agua e, inclusive, con el mar. Se considera que dentro de la montaa hay una enorme reserva de agua, la cual est conectada con la laguna de Acuitlapilco que se encuentra a unos 8 km. de distancia, as como con el mar (el Golfo de Mxico) que se halla a 180 km. de distancia. Se considera que la laguna de Acuitlapilco, actualmente en estado de desecacin, es muy profunda y peligrosa: se cuenta el caso de un ahogado en dicha laguna cuyo cadver se encontr posteriormente en las playas de Veracruz.
Como en la poca de fray Juan de Torquemada, la acumulacin de nubes alrededor de la cima de La Malinche es seal de que vendr la lluvia. La versin recabada por Starr es todava vlida pero en lugar de hablar de cntaros de agua hoy en da se habla de barriles. Se piensa que los ayudantes o los hijos de La Malinche ayudan a sta a sacar los barriles de las entraas de la montaa y as crean la lluvia. Se trata de seres con cabeza humana y cuerpo de vbora. Habitan en las entraas de la montaa junto con La Malinche, descrita como una mujer corpulenta, con harto cabello, la cual se ha aparecido a carboneros, leeros o campesinos en las estribaciones de la montaa. A veces son transportados a la casa de La Malintzi en las entraas de la montaa donde ven a estos seres -sus hijos- y otras veces, La Malinche se convierte en vbora. As, lo defico del Pico de La Malinche descrito por Torquemada y Starr todava se mantiene a fines del siglo XX. La Malinche, la continuidad de la diosa Matlacueyetl, es vista por los habitantes de Acxotla del monte como un ser benvolo, que les favorece. Este carcter contrasta con el del Popocatpetl, visible desde el atrio de la iglesia, y considerado como enojn y vengativo ya que no le gusta que la gente explote sus bosques. Otros cerros visibles en la regin parecen ser ms importantes que el Popocatpetl en el imaginario local. Segn un cuento relatado por varias personas en Acxotla del Monte, el Pen de Cuatlapanga (2.900 m), conocido como San Lorenzo Cuatlapanga y que se eleva a unos 12 km. de distancia del pueblo, cortejaba a La Malinche: le hizo un temascal (bao de vapor) y la invit a que se baaran juntos. El temascal qued demasiado chico y como La Malinche es grande lo rompi al tratar de entrar. Entonces, La Malinche se enoj y le aplast la cabeza, por lo que ahora el Pen de Cuatlapanga est aplanado. Pero, este ltimo, para vengarse, cort con un machete un seno de La Malinche, el cual qued tirado cerca del pico. Este pecho es conocido como la Chichita, vocablo de origen nhuatl que significa seno, y con este nombre aparece en los mapas. Otro cerro, un crter que surge en las estribaciones de La Malintzi es conocido localmente como El Temascal. Dada la frecuencia de las tormentas elctricas que acompaan las lluvias, los rayos han constituido una causa importante de mortalidad en le zona. Durante nuestra estancia en Acxotla del Monte en el ao de 1976, un hombre muri fulminado por un rayo y en 1987 supimos de otro caso
de un hombre alcanzado por un rayo aunque este ltimo sobrevivi. Por otra parte, supimos de otros tres casos de personas alcanzadas por rayos en la segunda mitad del siglo XX. Todos ellos estaban en el campo o en el monte, elaborando carbn. Algunos de los afectados sobrevivieron y otros murieron. En el decir popular, el destino de los que mueren alcanzados por un rayo es el de convertirse en los ayudantes o hijos de La Malinche, los seres con cabeza de humano y cola de vbora. En cambio, los que sobreviven tienen un destino muy especial: se convierten en graniceros, temperos o quiatlaz, los que trabajan con el tiempo. Durante nuestra estancia en Acxotla del Monte, a diferencia de lo que informa Starr a fines del siglo XIX, no registramos la existencia de ninguno de estos especialistas en la comunidad. Sin embargo, la gente se acordaba de dos que ya haban fallecido, uno de los cuales alrededor del ao de 1972. Segn varios de nuestros informantes, esta persona, despus de haber sido alcanzada por un rayo dos veces, comenz a tener sueos en los que se le apareca La Malinche, quien le deca que su suerte (destino) era ser su ayudante en la tierra. No fue posible averiguar los detalles del aprendizaje del oficio, pero segn algunas personas, este hombre haba rezado a Santa Brbara para convertirse en conjurador del tiempo. As, cuando amenazaba una tormenta elctrica, al momento del primer relmpago, esta persona miraba hacia las nubes; al principio no vea nada, pero luego miraba vboras, leones y otras fieras. Al continuar los relmpagos, alcanzaba a ver a una mujer grande y gorda con harto cabello que es La Malintzi, quien le deca al conjurador lo que tena que hacer para ahuyentar el granizo o los relmpagos. Parece ser que durante las grandes tormentas, el hombre sala e invocaba a Santa Brbara y a La Malinche, para que protegieran a la comunidad de los daos del granizo1. Se consideraba que esta ocupacin, descrita como el oficio de arrear el granizo, era peligrosa puesto que estas personas podan ser alcanzadas por un rayo o arrastradas por la tempestad hacia las orillas del mar. Segn otra informante, los quiatlaz -los que trabajan con el agua- van al cerro a llevar ofrendas a La Malintzi, ofrendas que consisten en listones, peines y escobetillas para que sta se peine. Cuando son alcanzados por un rayo, de alguna manera mueren, pero se considera que reviven. Entonces ven a La Malintzi sentada en una silla. Los hijos de La Malintzi tiene la cara bonita, pero su cuerpo es de vbora. El len es considerado co-
mo el animal de La Malinche. Segn un quiatlaz que conoca esta informante, los granizos son chivos y el agua, borreguitos. El maz perdido por el efecto del granizo es llevado en el interior de La Malintzi donde se guarda junto con enormes barriles de granizo y las nubes que hacen el agua. El ruido all es muy fuerte, como al interior de una fbrica. Son los hijos de La Malintzi quienes fabrican los rayos y se considera que sta trabaja a favor de los hombres. La Malintzi es tambin conocida en Acxotla del Monte como La Matlalcueyetl y La Bernaldina. En Semana Santa, algunas personas suben hasta los arenales que se encuentran hacia la cima donde truenan cohetes y colocan cruces. La fiesta de La Bernaldina se celebra el da 20 de mayo. Ese da tambin llevan flores hacia la cima, lanzan cohetes y tocan el teponaxtle 2. Cerca de un lugar de la montaa, conocido como el ojo, la gente se marea y en las proximidades existe una cueva donde la gente puede quedar dormida. Otro informante de avanzada edad nos habl de un quiatlaz que conoci en el pueblo en sus aos de juventud. Estando en el monte, cay un rayo que lo alcanz y mat a uno de sus hijos que lo acompaaba en la elaboracin del carbn. Despus, en un sueo, se le apareci el hijo difunto y le dijo que viva en la orilla del mar y le pidi que ya no trabajara como campesino, sino como arreador de granizo. En una ocasin, durante una sequa en plena estacin de lluvias, este mismo informante encontr junto a un manantial en una barranca de La Malinche, a dicho quiatlas con otros hombres. Era un 24 de junio, el da de San Juan, patrn de las aguas y el cielo estaba despejado y no haba llovido. Estos hombres pedan la lluvia, tocando uno de ellos el teponaxtle. Pronto se nubl y comenz a llover y la lluvia dur hasta el 8 de julio. Al decir de otro informante en Acxotla del Monte, en otra comunidad de la regin -Santa Isabel Xiloxoxtla- el quiatlaz levantaba acta garantizando la lluvia y la proteccin contra el granizo. Sin embargo, un hombre de ms de 80 aos afirm que, antes, en Acxotla del Monte, una vez recolectada la cosecha de maz, todas las casas le daban un chiquihuite de maz al granicero como pago por haber protegido la cosecha3. Este informante afirm que l no le daba nada porque de hecho ese granicero no saba controlar el tiempo. No obstante, esta misma persona no dudaba que la lluvia provena del interior de algn cerro. Es decir, su escepticismo
era acerca de los poderes de un determinado granicero y no del conjunto de creencias en cuanto al origen de la lluvia. En los aos 70, cuando recabamos esta informacin, la gente contaba que, como ya no haba granicero en el pueblo, quemaban palmas de Domingo de Ramos o ceras de Pascua como proteccin para las fuertes tormentas elctricas que se producen en la regin.4 En el ao de 1989, supimos de otro hombre alcanzado por un rayo, algunos meses antes de nuestra llegada. Varios curanderos venidos de otros pueblos intentaron curarlo, pero sus tratamientos no dieron resultado: el hombre segua en un estado semi-paraltico, acostado todo el da, incapaz de dar unos pasos sin ayuda. Segn algunos vecinos, estos curanderos haban intentado convertirlo en granicero. Algunos opinaron que haban fracasado y que, dado el estado en que haba quedado la vctima, no crean que esto fuera posible. Sin embargo, sus dudas fueron acerca de las posibilidades de recuperacin del hombre, y no sobre la existencia de graniceros cuyos poderes provenan de los rayos. Tambin conocimos a una mujer cuyo padre muri alcanzado por un rayo en los aos 60. Observamos cmo el Domingo de la Santsima Trinidad (primer domingo de junio) en el 1974, en la calle y al lado de la puerta de su casa, la mujer prepar un pequeo montculo de tierra de unos 35 cm. de alto, encima del cual coloc un pequeo maguey que luego adorn con tiras papeles de color, listones y flores. Nos explic que lo haba hecho porque ese da era el santo (onomstico) de la tierra. Tambin nos explic que el da 28 de octubre, haca una ofrenda a su padre y no el da 1o. de noviembre que es cuando se acostumbra hacer la ofrenda a los muertos. El 28 de octubre es el da de la festividad de San Simn y se realizan ofrendas a todos los que mueren accidentados y a las mujeres que fallecen de parto; se trata de una costumbre muy generalizada en Tlaxcala (Ver Nutini, 1988). Estas creencias y prcticas en torno a los fenmenos meteorolgicos y los especialistas forman parte de un complejo ideolgico que imperaba en el Mxico central cuando llegaron los espaoles a principios del siglo XVI. En Acxotla del Monte encontramos una serie de asociaciones entre el agua de la lluvia, el cerro como origen de la lluvia y el mar. Tambin hallamos la existencia de una deidad -Matlalcueyetl o La Malintzi- que tiene
poder sobre el clima y que puede ser influenciada por especialistas que arrean el tiempo. Adems, hay un destino especial para los muertos por el efecto de un rayo, as como para los que sobreviven. En varias de sus obras, Nutini describe algunas de las creencias en torno a La Malinche y otros cerros de la regin que hemos comentado. Al comparar la regin de las estribaciones de La Malinche con la Sierra de Puebla -esta ltima considerada como una regin menos aculturada que la primera- a Nutini le llama la atencin la importancia de las prcticas y creencias en torno al tiempo en Tlaxcala. Nutini piensa que las diferencias se deben a las distintas situaciones culturales que se presentaban en las dos reas en el momento de la Conquista y a los diversos procesos de desarrollo en los aos posteriores (Nutini, 1988:112). Nosotros pensamos que las caractersticas meteorolgicas y topogrficas -la alta frecuencia de tormentas elctricas y el hecho de que el amontonamiento de nubes alrededor de la cima de La Malinche sea visible a grandes distancias puesto que la montaa domina el paisaje- juegan tambin un papel importante en esta diferenciacin. Por otro lado, Nutini seala el culto a los nios difuntos en el mes de agosto como rito de proteccin contra el granizo y las tormentas. Este autor considera que el objeto propiciatorio de estos ritos son La Malintzi y el Cerro del Cuatlapanga5 (Nutini, 1988:142). Tambin seala que tanto en la regin de La Malinche como en las estribaciones orientales de la Sierra Nevada, los graniceros eran recompensados por comunidades enteras aunque tambin trabajaban proporcionando proteccin individual a los terrenos de agricultores (Nutini, 1987:327). En otras partes de Mxico existen diferentes versiones de dichas prcticas y creencias. Por ejemplo, Cook de Leonard describe ritos realizados por los graniceros en la regin de las estribaciones occidentales del Popocatpetl y destaca la presencia de deidades prehispnicas en ceremonias de limpia. Cook observa el uso de escobas y listones rojos, que asocia como Tlazolteotl, la diosa de las inmundicias (Cook, 1966:298). Bonfil describe en la misma regin corporaciones de graniceros, conocidos tambin como trabajadores temporaleos, aureros, quiapequi y teolazqui (Bonfil 1968:101). Para ser granicero hay que ser llamado desde arriba, es decir tocado por un rayo; los que mueren trabajan desde lo alto. Para recuperarse, la vctima debe ser curada por otro u otros graniceros y as es admi-
tido a la corporacin. Si niega la llamada, no se cura y corre el riesgo de recibir otra llamada desde arriba, esta vez de manera definitiva (Bonfil, 1968:102-105). Bonfil observa que la escoba y la palma bendita (de Domingo de Ramos) son implementos rituales caractersticos de los graniceros que se emplean para espantar las tormentas (Bonfil, 1968:123). Martnez y Reyes afirman que entre los nahuas de Zongolica y Amatln de los Reyes, Veracruz, las montaas son consideradas como unidades sagradas. Dentro de estas montaas habitan unos seres de baja estatura que controlan el agua. Adems son considerados como rayos y tanto los nios que mueren sin bautizar como los hombres fulminados por rayos se convierten en estos pequeos seres (Martnez y Reyes, 1970:544). Entre los indgenas de lengua nhuat de la Sierra de Puebla los rayos son considerados como guardianes de las nubes, la lluvia, las tormentas y el granizo (Aramoni, 1990:61). Tambin aparecen elementos del mismo complejo de creencias fuera del rbita nhuatl. Claudio Lomnitz-Adler nos habla de un indio huasteco monolinge de Tanchahuil, San Luis Potos, que le explic que la deidad Maam causaba el viento, la lluvia y el trueno; esta deidad cre la lluvia, trayendo las nubes del mar. Maam se qued en el mar desde donde enva la lluvia. En esta comunidad existe la idea de que la tierra flota sobre agua (Lomnitz-Adler 1992:206-208). En la poca de sequa, al desecar los esteros, los huaves de Oaxaca realizan ritos en los que introducen las imgenes de los santos al mar para pedir lluvias. En una de las oraciones de dichos ritos se refieren al mar como el Mar Bendito al cual le piden las aguas benditas que vienen de la morada de los relmpagos benditos, el viento que nos traer los mares benditos (Covarrubias, citada por Milln, 1993:78). Los chontales de la Costa de Oaxaca realizan ceremonias durante los primeros das de mayo para pedir las lluvias. Desde las cumbres de los cerros, las peticiones se dirigen hacia el mar, donde habitan las divinidades pluviales (Milln, 1993:78).
Creencias prehispnicas en torno a los cerros y el agua La informacin recabada en Acxotla del Monte en los aos 70 y 80 forma parte de un complejo ideolgico comn en Mesoamrica durante la poca prehispnica. Lpez Austin nos dice que en la poca prehispnica, los muertos que iban al Tlalocan (lugar de Tlloc, el dios mexica de la lluvia) eran tenidos por dioses y eran considerados como dueos del agua. Vivan en el monte hueco de donde brotaban los ros y salan los vientos y las nubes que baaban la superficie de la tierra. En la casa de los tlaloque (ayudantes de Tlloc) el verano era perenne, y se daban siempre los frutos de la tierra. (Lpez Austin, 1984 I: 383). Estos seres eran auxiliares del seor de la lluvia para participar en la distribucin de las aguas. Segn Lpez Austin (1984 I:388), los muertos por causas acuticas.../...provocan la lluvia, dirigen los vientos, traen el agua del mar o limpian los cauces subterrneos. Pero sus funciones no eran slo benficas para los hombres; tambin podan ...arrojar sobre ellos los mortales rayos, las destructoras tormentas y los granizos cuando as lo ameritaban los pecados de los pueblos. Adems, podan provocar ciertas enfermedades (Lpez Austin, 1984:389). Lpez Austin nos dice que, de acuerdo con los primeros manuscritos en nhuatl de Sahagn, los antiguos nahuas haban clasificado con el nombre de netlahuitequiliztli la muerte por rayo asestado por Tlloc y una deidad femenina de la lluvia llamada Chalchihuitlicue (Lpez Austin. 1984 I: 392). Johanna Broda ha sealado la importancia de los cerros deificados que actuaban como los servidores pequeos de Tlaloc. Los cerros eran considerados no slo como la morada de dioses sino tambin como los dioses mismos y Tlaloc no era ms que el nombre genrico del grupo de los Tlaloques (Broda, 1971:254). Adems, lagos, fuentes, ros, as como el mar pertenecan a los Tlaloques y formaban un solo dominio, lo que proviene de la idea muy extendida en el mundo azteca de que todo debajo de la tierra era agua (ibd: 259). Distintas versiones mticas atribuyen a Tlaloc diferentes esposas. Segn una de ellas, Chalchihutlicue era la consorte de este dios y la pareja divina, que como otras deidades en la cosmovisin mexica (por ejemplo Mitlantecultli y Mectecaciuatl quienes presidan sobre el Reino de los Muertos) mandaban sobre las aguas. En otra tradicin,
la primera esposa de Tlaloc era Xochiquetzal, la diosa de las flores y del amor. Esta fue raptada por otro dios y Tlaloc tom como segunda mujer a Matlalcueye, una variante de Calchihuitlicue que los tlaxcaltecas identificaban con la montaa de La Malintzi. En otra versin, Chalchiutlicue era la hermana mayor de los Tlaloques. Aunque en el pensamiento azteca el mar no era importante dado su lejana, ste simbolizaba el agua divina (ibd: 260-261). Esta ntima conexin entre cerros y rayos se expresaba tambin en la fiesta de Tepeihuitl, la fiesta del cerro. Se hacan representaciones de los cerros importantes de Mxico, as como imgenes de cerros en memoria de hombres muertos ahogados o heridos por un rayo (ibd: 300). Mientras que el Popocatpetl era el objeto principal de estas fiestas para los habitantes del Valle de Mxico, en Tlaxcala se hacan en honor a Matlalcueye (ibd: 305). Por otro lado, Broda afirma que los tlaxcaltecas hacan una fiesta en honor a la diosa Xochiquetzal y que las ceremonias a esta deidad encajan muy bien en el marco de la fiesta de los Tlaloques en Tepeilhuitl (ibd: 309). Seala Johanna Broda que en una cultura como la mexica, cuyo sustento bsico provena de la agricultura, la preocupacin por la lluvia y la fertilidad era lgica (Broda, 1991:465). Un hecho sobresaliente resultado de la excavacin del Templo Mayor de los aztecas en el centro de la Ciudad de Mxico es la omnipresencia de los smbolos de Tlaloc, el dios de la lluvia, en todas las fases de la pirmide y en las distintas ofrendas (Broda 1982:46-47). Esto demuestra la importancia de la relacin entre el ciclo agrcola y los fenmenos climatolgicos, as como algunos de los conceptos globales de la cosmovisin prehispnica (Broda 1987:62). El dios Tlaloc, importante mucho antes del auge de los aztecas, representa de hecho una dualidad: dios de la tierra asociado con el inframundo, el jaguar, las cuevas y la oscuridad, as como alimento, riqueza y abundancia (Broda 1987:72). Esta misma autora afirma que el culto a las montaas, las cuevas y el agua es muy antiguo y se remonta a la poca preclsica. Y considera que, dada su relacin con la actividad de produccin campesina este culto y el correspondiente complejo de creencias han sobrevivido en muchas partes. Los datos etnogrficos sobre grupos indgenas actuales demuestran la exis-
tencia de creencias comunes que revelan una herencia pan-mesoamericana muy antigua, y que se refuerza continuamente por el paisaje natural de Mesoamrica, un territorio volcnico con picos de montaas destacados donde se juntan las nubes portadoras de agua. As, Broda interpreta la naturaleza de las ofrendas del Templo Mayor como parte de los antiguos y ampliamente difundidos conceptos mesoamericanos de la sacralizacin de las montaas, las cuevas y el agua (Broda, 1987:96-97). Tambin hace hincapi en la presencia del mar en ofrendas que consisten en pequeas representaciones escultricas de animales acuticos y serpientes, as como restos de fauna marina y acutica: peces, dientes de tiburn, erizos, tortugas, cocodrilos, conchas de caracoles marinos, corales, todos provenientes de lugares muy distantes. Estos objetos no slo reflejan la nocin prehispnica del origen de todas las aguas en Tlalocan, el paraso del dios de la lluvia, sino tambin la idea de que el mar era el smbolo de la fertilidad absoluta, encarnada en el agua. As, el trmino nhuatl del mar era huey atl (el agua grande, o agua en su forma absoluta) o ilhuica atl, el agua celestial, el lugar donde se juntan el agua y la tierra (Broda, 1987:99-101). La Malintzi y la dualidad mesoamricana Si en la cosmovisin prehispnica se habla de un dios de la lluvia que tiene una presencia muy antigua en Mesoamrica y que era tambin el dueo de la tierra y de todas las aguas, por qu en Tlaxcala encontramos que la deidad que posee estas caractersticas es una diosa? Segn un texto del siglo XVI, Matlalcueye, la diosa de las aguas era la misma diosa que Chalchihuitlicue (Garibay, 1964:125). Por otro lado, se consideraba que Chicomecoatl, diosa de los panes, habitaba en la sierra de Tlaxcala y se realizaban ritos dirigindose hacia esa direccin (Garibay, 1964:126). Sin embargo, parecera que en ese contexto, la sierra de Tlaxcala era el Iztacihuatl de la Sierra Nevada ya que en la invocacin en dicho rito, aparece el trmino Iztac Cihuatl. Por otro lado, como hemos visto ms arriba, se consideraba que Tlaloc haba tenido varias esposas, una de las cuales era la Matlalcueye, la montaa de Tlaxcala. En una investigacin sobre las deidades femeninas mesoamericanas, Flix Baez-Jorge seala caractersticas semejantes en varias diosas a pesar de las diferencias regionales. Por ejemplo, subraya las asociaciones de estas
diosas con la lluvia, el mar y la tierra (Baez-Jorge, 1988). En el caso especfico de las deidades del Mxico central, compara los atributos de deidades femeninas como Tlazoltotl, Chalchihuitlicue, Cihuacatl, Cicomecatl y Xochiqutzal y Matlacueye que l considera como una advocacin de Calchihuitlicue. En su mayor parte, se relacionan estas diosas con cerros, fertilidad y agua adems de su asociacin con Tlaloc, el dios telrico y de las aguas. Considera que estas deidades no eran sino diversas advocaciones de la Diosa Tierra o Madre Telrica (Baez-Jorge, 1988:127-135). Lpez Austin tambin seala cmo se funden y se separan las deidades de los diferentes panteones mesoamericanos para dar lugar a otras deidades y cmo los atributos de stas cambian cuando realizan diferentes funciones. Hace hincapi en la confusin entre Tlaloc y su reino y la importancia de las diosas madres como divinidades de la tierra y el agua (Lpez Austin 1994:176). Este autor destaca la dualidad de Tlloc que con su consorte Calchihuitlicue representa la separacin del elemento masculino con el femenino. Afirma que Tlloc es representado ms frecuentemente como varn pero que tambin existen representaciones femeninas (ibd:178). A otro nivel de explicacin, aunque dentro de su modelo de principios bsicos para interpretar las creencias de los pueblos de la tradicin mesoamericana, Lpez Austin seala la importancia de la divisin holstica del cosmos, con innumerables pares de oposicin, entre los que resaltan los de muerte/vida, fro/calor, hembra/macho, agua/fuego y lluvias/secas. Segn el planteamiento de este autor, la esencia divina puede separarse en varios dioses y esta divisibilidad, as como la capacidad de conjugacin, producen frecuentes confusiones. A menudo, las divinidades adoptan la forma de dioses patronos que habitan cerros prximos a los poblados que protegen y favorecen todos los aspectos referentes a la reproduccin. Ejemplos notables son las deidades terrestres y las pluviales que frecuentemente se transforman en serpientes y cuyo dominio se extiende al rayo, al trueno, al relmpago, al viento, a la lluvia, a las nubes y a las masas de agua.
Conclusin Con base en una comparacin de los materiales prehispnicos y la interpretacin de stos por autores como Broda y Lpez Austin a partir de los materiales etnogrficos recabados en Acxotla del Monte entre 1974 y 1990, podemos concluir lo siguiente: a) La creencia en el complejo de seres instrumentales en la produccin de la lluvia y en el papel de los cerros como recipientes de agua en dicho proceso, aparece como la continuacin de un muy antiguo complejo de creencias prehispnicas. b) El papel del rayo como factor que recluta ayudantes en los procesos climatolgicos coincide con el complejo prehispnico: los que mueren se convierten en tlaloques mientras que los que sobreviven son graniceros. c) En el caso de Acxotla del Monte, este mecanismo de produccin de lluvia y de los fenmenos climatolgicos circundantes se realiza a travs de una divinidad femenina. Conocido como La Malintzi o Matlalcueytl, este ser rene algunos de los atributos de deidades femeninas mesoamericanas consideradas como consortes de Tlaloc, as como del mismo Tlaloc. d) Persisten prcticas como la celebracin del santo de la tierra que parece ser la continuacin de la fiesta prehispnica de Tepeilhuitl. En el material etnogrfico recabado, este ritual tiene una relacin directa con los que se convierten en ayudantes de La Malinche, es decir los que mueren fulminados por un rayo. e) La asociacin entre el mar, la laguna del rea y el cerro demuestran la continuidad de la cosmovisin prehispnica. Por otro lado, el concepto del mar parece tener la connotacin simblica de huey atl, la esencia del agua como se tena en la poca prehispnica. Finalmente, hay que sealar que, dada la transformacin econmica que ha sufrido Acxotla del Monte, las probabilidades de ser alcanzados por un rayo son bastante menores de lo que lo fueron en el pasado, cuando la comunidad se dedicaba a la produccin de carbn vegetal. Si bien la persistencia del complejo de creencias y prcticas que hemos descrito depende en cierta medida de las vivencias que se producen a raz de los re-
lmpagos, la presencia dominante de la montaa donde se acumulan las nubes refuerza una parte del complejo: el origen de las lluvias en el interior de La Malinche. Adems, otros aspectos de la modernizacin no han modificado estas creencias. Por ejemplo, cuando se perfor el pozo de agua potable en 1972 a una profundidad de 160 m., el agua brot de un modo incontrolable durante varios das antes de que la pudieran controlar. La gente consider que esto era natural, ya que el interior de la montaa est lleno de agua. Otros habitantes insisten en que hay suficiente agua para que se les cree un distrito de riego, como se ha puesto en prctica en comunidades a altitudes inferiores. Esta idea les ha llevado a realizar las oportunas gestiones ante las autoridades correspondientes, aunque sin xito. Finalmente, la gente cuenta el caso de un muerto electrocutado en los aos 60. Actualmente, sus parientes realizan su ofrenda de muertos el da 28 de octubre, fecha en la que se conmemoran a los muertos fulminados por un rayo. Estos datos muestran que este antiqusimo complejo de creencias mesoamericanas est muy arraigado en el imaginario popular y es capaz de adaptarse y de sobrevivir, an dentro del contexto de la modernizacin.
NOTAS
1 2 3 4 5 Sobre la invocacin a Santa Brbara como proteccin del rayo en Espaa, Cf. Mesa et al., en este volumen. Teponaxtle: tambor ritual. Chiquihuite: canasto Sobre las palmas de Ramos como proteccin del rayo en Espaa, Cf. Mesa et al., en este volumen. En nhuatl, coatl: serpiente; apanco: a la orilla del agua.
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RESUMEN Desde hace siglos, los campesinos aymaras del altiplano andino han elaborado varias tcnicas para poner en valor un medio en el cual se ven confrontados regularmente a factores climticos limitantes (alevada altitud, heladas frecuentes, irregularidades pluviales, granizo, etc.) y donde la producccin agrcola es aleatoria. Estas tcnicas no pueden ser disociadas de las representaciones que se hacen del mundo en el cual viven y de las relaciones que establecen con los dioses y los espritus garantes de un buen ao. En este artculo nos interesaremos al complejo meteorolgico, a los individuos responsables de su gestin y a ciertas prcticas adivinatorias que tienen por objeto, a la vez, prevenir, anticipar y dar sentido al evento climtico u otros. ABSTRACT Weather, power and society among the Aymara communities of the Altiplano (Bolivia) The Aymara peasants of the Andean highlands have to deal constantly with limiting climatic factors (high altitude, frequent frost, irregular rains, hail, etc.) and a hazardous agricultural production. They have developed over centuries different techniques to make the most of their harsh environment. These techniques cannot be separated from their world view and their relationships with the gods and spirits who are responsible for prosperity. This article will be focused on the meteorogical complex, the people who manage it and on some divination practises aimed at predicting as well as anticipating and making climatic (and other) events meaningful. RSUM Temps, pouvoir et socit dans les communauts aymaras de lAltiplano (Bolivie) Les paysans aymaras des hauts-plateaux andins ont depuis des sicles labor diverses techniques pour mettre en valeur un milieu o ils sont rgulirement confronts des facteurs climatiques limitants (haute
altitude, geles frquentes, irrgularits pluviales, grle, etc) et o la production agricole est alatoire. Ces techniques ne peuvent tre dissocies des reprsentations quils se font du monde o ils vivent et des rapports quils tablissent avec les dieux et esprits qui sont les garants dune bonne anne. Dans cette article, nous nous intresserons au complexe mtorologique, aux individus qui sont les responsables de sa gestion, et certaines pratiques divinatoires qui ont pour objet la fois de prvoir et anticiper et de donner sens lvnement (climatique ou autre). 1. Los desafos del clima Las sociedades del altiplano andino se confrontan regularmente a numerosos factores climticos limitantes (alevada altitud, heladas frecuentes, iregularidades pluviales, granizo, etc.), que hacen que la producccin agricola sea aleatoria y las condiciones de vida a menudo precarias1. La riqueza y la diversidad de las tcnicas puestas en prctica para lograr la conquista del fro y de la altitud (Murra, 1989) demuestran un conocimiento profundo, desde tiempos remotos, del medio2. Si todos conocen las tcnicas que deben aplicarse en funcin de las condiciones del medio en un ao dado3, por s mismas, no permiten dar cuenta del buen resultado o del fracaso de la empresa. El cultivo de los tubrculos o la ganadera, como las otras actividades relacionadas con la suerte de los individuos o de la colectividad, ocupan un lugar en una cosmologa orientada hacia la prevencin y la interpretacin. Es, entonces, necesario partir de las representaciones de los campesinos -las cuales no son reductibles al acto productivo- para comprender cmo los hechos son interpretados y cmo se define el orden de las causalidades en relacin con los elementos del clima. Veremos que stos no tienen un origen exterior que se situara en la periferia del mundo... Hablar del tiempo que hace, es tambin decir algo sobre las turbulencias sociales, sobre las relaciones que los hombres establecen entre ellos y con los dioses y los espritus que garantizan un buen ao. Es tambin actuar y poner en obra los procedimientos rituales indispensables para obtener una buena cosecha o para alejar las calamidades que la acechan. En este artculo nos interesaremos al ncleo central del complejo meteorolgico, a los especialistas que tienen la responsabilidad de su gestin y a ciertas prcticas adivinatorias que ponen en evidencia las lgicas subyacentes a la percepcin del clima y del tiempo.
2. El clima: un complejo fsico-simblico En aymara las lluvias, los vientos, las heladas, el rayo, el granizo, etc., son fenmenos que el lenguaje corriente distingue y cada uno de ellos lleva un nombre genrico4. Por otra parte, segn la intensidad y las formas que toman y los momentos en los que se manifiestan durante el ao, se les atribuyen otros nombres especficos al mismo tiempo que cualidades y poderes particulares, tanto benficos como malficos. Sin embargo, en los sistemas de interpretacin de los campesinos aymaras, estos fenmenos no se presentan aisladamente, pertenecen todos a un mismo complejo fsico y simblico. Numerosos mitos cuentan el origen del viento, del granizo y de las heladas, representados como hermanos enviados a la tierra, generalmente por un viejo o achachila (cf. supra), como consecuencia de las faltas o de las irreverencias de los hombres5. Ellos mismos convertidos en achachila, estn siempre preparados a manifestarse y a desencadenarse cuando hay una prdida de equilibrio, cuando la comunidad no ha hecho las ofrendas necesarias, cuando se divide o cuando se cometen faltas graves (conflictos entre individuos pertenecientes a generaciones diferentes, abortos, etc.). Las relaciones que los mitos atribuyen a los diferentes fenmenos climticos dibujan una configuracion meteorolgica (Martnez, 1983: 98) en la cual el rayo, bajo los rasgos de Santiago, ocupa una posicin central, hoy asociado regularmente a las fuerzas del clima. El papel esencial de Santiago remite a un complejo mtico y religioso profundamente anclado basado en la tradicin andina pre y post colonial, tradicin que rene el santo, el rayo - y al mismo tiempo los otros fenmenos climticos-, las divinidades de las montaas (llamadas, segn las regiones, achachila, apu o mallku), los antecesores de la comunidad y los chamanes que son los dueos del clima. Totalidad generatriz y fecundante indispensable a la vida en la altitud y al mismo tiempo, temida6. Las metamorfosis sucesivas del antiguo dios Illapa, a las que se han consagrado numerosos estudios, son a menudo citadas como un ejemplo de sincretismo entre una divinidad autctona y una divinidad o un santo de origen hispnico7. En las comunidades contemporneas del altiplano, ms all de la figura del santo catlico, se perpetan ciertos principios y funciones que, en la poca prehispnica, eran los del dios del rayo.
El trmino illapa es hoy pocas veces utilizado para designar al rayo8. Sin embargo la raz illa aparece en diferentes trminos, ricos en sentido, que remiten a la antigua divinidad (tambin llamada Chuqila). Hoy los illa son piedras naturales o esculpidas que representan las matrices, los principios vitales de los animales y las plantas. Son conservadas e incorporadas a las mesas rituales durante los sacrificios destinados a obtener una buena produccin. Ispalla designa los mellizos que, se cuenta, fueron separados por el rayo en el vientre de la madre, candidatos privilegiados a la funcin de chamn9 y el espritu que garantiza el crecimiento de los productos agrcolas (Alb, 1992: 223). Durante ciertos rituales realizados para interrumpir las lluvias excesivas (lo que es poco frecuente) se arrojan al fuego serpientes vivas, representacin de la antigua divinidad del rayo/relmpago (Tschopik, 1968: 316; Bouysse-Cassagne, 1988; Girault, 1988). La relacin entre la divinidad de la montaa, el rayo y Santiago aparece hoy en numerosos mitos recogidos en el altiplano aymara (Monast, 1972; Wachtel, 1990; Cereceda, 1993; Rivire, 1995). Santiago es asociado, adems de la funcin de dueo del clima, a los antepasados fundadores a los cuales se atribuye la aplicacin, en el territorio de las comunidades, de la organizacin dualista -fundamento de la ideologa andina-. Es algunas veces asociado, en los mitos, a San Gernimo y a San Felipe (Wachtel, 1990: 53-54; Cereceda: 1993: 249; Rivire, op. cit.), llamados los Tres Caballeros, cuyos nombres son tambin los de las tres figuras del rayo. En aymara se distingue el relmpago caliente que desciende del cielo, llamado Santiago (o axumay nina, lit. que quema) y los relampagos fros que no queman (nina thaya), llamados San Gernimo y San Felipe10. Entre septiembre y diciembre, cuando los vientos del oeste son muy fuertes y desalojan las nubes, esperadas del nor/noreste, portadoras de lluvias, se practica el wayra chinu (lit. amarre del viento) o wayra katu (lit. captura del viento). En esta ocasin los especialistas atrapan el viento en una tripa de llama que depositan bajo el casco del caballo de Santiago (o algunas veces, de otros santos jinetes) conservado en la iglesia (cf. tambin Cereceda, op. cit.; Wachtel, op. cit.). Santiago inmovilizar los malos vientos, atraer las lluvias benficas, indispensables en los campos y, al mismo tiempo, alejar las heladas. La interdependencia de los fenmenos meteorolgicos, observable empricamente, es expresada en un lenguaje simblico y colorido: la relacin entre un cielo cubierto y la ausencia de heladas o la coin-
cidencia frecuente entre rayo y granizo (fenmenos a menudo sinnimos)11. El complejo meteorolgico aparece tambin cuando se considera el origen de los poderes y las funciones de los especialistas encargados de controlar las fuerzas del clima y de realizar los rituales necesarios para alejar las heladas, atraer las nubes, producir la circulacin de los lquidos en el cosmos, etc. Llevan nombres diversos, maestros, loqtiris y sobre todo yatiri (lit. el que sabe; Huanca, 1989). Los yatiri o chamanes titulares, son elegidos por la comunidad entre los individuos que renen varias condiciones: signos fsicos que testimonian la eleccin divina desde el nacimiento12, el poder de dialogar con los dioses y los espritus, etc. Haber sido tocado por el rayo y de haber sobrevivido despus de una muerte inicitica es el signo ms importante del origen de los conocimientos y poderes particulares de los yatiri, por ello se les da el nombre de hijos del rayo13. Sin embargo, no es suficiente: es necesario demostrar una gran devocin por las divinidades, fidelidad, rigor y eficacidad. Los yatiri tienen sobre todo el poder de acceder al mundo invisible y son los especialistas de la adivinacin, inspirados por el espritu de las montaas o por el de las plantas, quienes les comunican -sobre todo por medio de los sueos- que la tierra tiene hambre y que reclama ofrendas. Hoy, en la mayora de las comunidades, existe una clara divisin entre estos especialistas y las autoridades polticas tradicionales. Pero en ciertas regiones esta separacin no es tan lmpida. Por ejemplo, en las comunidades del sur del departamento de Oruro, donde existen todava los cargos de jilaqata y de cacique (jefes del ayllu y de la comunidad), durante el ao que dura su cargo, y especialmente durante los rituales, llevan respectivamente el nombre de achachila (mallku en esta regin) de su estancia de origen y el del achachila principal fundador, segn el mito, de la comunidad (mientras que su esposa es llamada talla, la divinidad femenina)14. El estar posedo por las divinidades tutelares les otorga poderes chamnicos. Ofician directamente durante los rituales comunitarios, dialogan con los dioses, tareas realizadas en otros lugares por los yatiri (Rivire, 1995). Aunque el uso se pierde, estos ltimos son tambin llamados mallku y su esposa talla.
3. La adivinacin, gestin de lo aleatorio En la sociedad aymara son numerosas las prcticas adivinatorias que tienen relacin con las actividades agrcolas, realizadas en diferentes momentos del ao15. Tienen por objeto no slo anticipar los eventos situados en un futuro ms o menos prximo sino tambin, interpretar las irregularidades y las fallas de los ciclos, tanto presentes como pasados. Se acude a diferentes tipos de indicadores (vegetales, animales, astronmicos, climticos, interpretacin de sueos, etc.); algunos son considerados ms prestigiosos y ms seguros que otros. Es el caso del zorro, del rayo, de varios rapaces, de diferentes cactus que crecen en las alturas o inversamente, de roedores que viven bajo tierra, ciertos reptiles o batracios, animales bien conocidos de los antroplogos que estudian los sistemas simblicos andinos y los diferentes componentes de la pacha (trmino que designa la totalidad espacial y temporal; Taylor, 1987: 31-32; Harris y Bouysse-Cassagne, 1988)16. Se puede distinguir varias formas de adivinacin segn las tcnicas puestas a la obra, las personas que las realizan, las interpretaciones dadas, etc.: la adivinacin inductiva o predictiva y la adivinacin intuitiva o inspirada. Las primeras a partir de la lectura e interpretacin de signos diversos para prevenir un evento que todava no tuvo lugar, son el objeto de configuraciones e interpretaciones ms o menos complejas para el sujeto. Las segundas, habitualmente realizadas por los yatiri, pero no exclusivamente, se fundan en la interpretacin ms literal de los mensajes transmitidos por los dioses y los espritus. En la realidad las fronteras no son tan ntidas y no es raro encontrarlas reunidas; todos pueden chamanizar, como lo dice R. Hamayon (sin ser por lo tanto reconocidos como chamn titular). Los momentos de la adivinacin Las prcticas adivinatorias son realizadas en momentos particulares; existe una suerte de calendario de la adivinacin, en relacin con las actividades y proyectos de los individuos y de la comunidad pero tambin con la disponibilidad de los indicadores consultados. Los signos de la naturaleza no son observados durante el ao con la misma constancia. Las prcticas adivinatorias son realizadas cuando los indicadores ms im-
portantes son ms explcitos (cuando saben ms, sum yatipxi), a partir del mes de mayo y sobre todo a partir de fines de julio y principios de agosto. En esta poca se abre un periodo en el cual las divinidades/espiritus estn en efervescencia, cuando el futuro es incierto y difcilmente dominable por los hombres, cuando la tierra est abierta y tiene hambre y respira; el mes de agosto es llamado phaxsi lakani, lit. mes con una boca. Encontramos as la idea de un porvenir (por venir) cargado de intensidad, decisivo para la produccin agrcola y la reproduccin social. La tierra (el mundo de abajo) est abierta, recibe pero da tambin y se deja ver. En este perodo son visibles los entierros o tapados de moneda de plata, esos tesoros enterrados, atribuidos a los Chullpas, habitantes de un mundo prehumano. Es en agosto que un ser semi-mtico, semi-humano (likichiri, kharisiri) es particularmente activo en sus andanzas, extrae la grasa de los hombres, es decir su principio vital (Rivire, 1991). A fines de esta poca se es ms sensible a las enfermedades de la naturaleza/sobrenaturaleza y que es necesario evitar la frecuentacin de los sitios peligrosos. Las divinidades del inframundo son, entonces, particularmente irascibles y no pueden ser provocadas porque ellas se vengaran. Se evitan los casamientos en agosto porque, se dice, la decisin no pertenece a la pareja sino a las entidades anqha que pueden poner en peligro las relaciones conyugales, etc. No puede haber peleas y la concordia debe reinar en la comunidad, en el seno de la pareja y de la familia. La mayora de los campesinos no trabaja el 1ro. de agosto. Perodo crucial, cargado de potencialidades... Para comprender la importancia del mes de agosto, o ms exactamente del periodo que comienza con la fiesta de Santiago, es necesario situarlo en la cosmologa aymara y tener a la vez aspectos astronmicos, agronmicos, climticos, religiosos y simblicos. Agosto es un mes calificado de aciago, phiru, saxra, nanqha -segn el contexto, trminos que se utilizan para designar las entidades, momentos o sitios rebosantes de poderes, inciertos, dominados difcilmente por los hombres. Es un mes de transicin entre la temporada seca y la hmeda, cuando se esperan las nevadas que facilitarn los ltimos trabajos de roturacin porque la nieve es considerada como la grasa de la Pacha Mama (divinidad de la tierra asociada a la fertilidad).17
A propsito del sofisticado sistema astronmico de la sociedad inca, Zuidema demostr la funcin del ushnu, construccin que serva de punto de observacin astronmico para determinar la posicin del sol en diferentes perodos del ao y los momentos de apertura y de cierre del ciclo agrcola (1980/1989). En la sociedad inca, el ciclo se abra el 18 de agosto (o comenzaba en el momento de la luna llena la ms prxima a esta fecha, dado que se integraban los ciclos solares y lunares). Zuidema y Aveni han observado que el 18 de agosto es una de las cuatro fechas en las cuales el sol y la luna estn en oposicin, el uno en el zenit y la otra en el nadir. En esta fecha, al medioda el sol pasa por encima del ushnu, a medianoche es la luna que pasa por encima de este observatorio que tiene una funcin de gnomon, de axis mundi : une el cielo al mundo subterrneo y atraviesa la tierra. En nuestra regin, se cree hoy que durante esta poca hay intercambios y comunicaciones entre las fuerzas de arriba y las de abajo e inversin entre las instancias. Las cuales se trata de situar en niveles materiales, cuando en realidad es la inversin entre principios metafsicos u ontolgicos (en los cuales tiempo y espacio no estn disociados). Entre un mundo que pertenecera a los humanos de hoy y el de la sobrenaturaleza activada de algn modo por los antepasados. En todo el altiplano aymara, el 1ro. de agosto y los dos das siguientes -y an los otros das del mes- los campesinos hacen wilancha (sacrificios sangrientos de animales) a los achachila y uywiri familiares y comunitarios, que son la base del principio de fertilidad del suelo y de la reproduccin de ganado, de los filones mineros y, por extensin, del origen de las riquezas que hoy pueden ser otras cosas, no slo las cosechas y el ganado. En todas partes el 1ro. de agosto se presta atencin a la fuerza y a la direccin de los vientos enviados por los grandes achachila (Illimani, Sajama, Lixli, etc.) y a la lumasa. Este trmino designa los signos animales, vegetales y climticos, al menos los prximos (escarcha, bruma, ciertos vientos, la humedad bajo las piedras, los vapores que emanan del suelo, etc.). Estos signos son percibidos como mensajes enviados por los dioses en los momentos en los que hay inversin, en los cuales las fuerzas del inframundo son cercanas, efervescentes, cargadas de poderes, muy activas y que lo sern, tambin, durante todo el largo ciclo agrcola, al menos hasta el Carnaval. El trabajo de los hombres es descifrarlos. Los pronsticos que se hacen a partir del 25 de julio (sobre todo el 1ro. de agosto) permiten deter-
minar el momento ideal de la siembra, cuando las intemperies son temibles, la intensidad de la temporada de las lluvias, la calidad de la futura cosecha, etc. Ciertas prcticas adivinatorias efectuadas en esta poca son tomadas de las cabauelas, muy difundidas en el mundo mediterrneo y en Amrica Latina.18 En la sociedad aymara se desconoce este trmino y estas prcticas son expresadas a partir del verbo amuytayaa que significa pronosticar a partir de los signos transmitidos por la naturaleza. Configuraciones adivinatorias y prcticas sociales Los enunciados adivinatorios ponen en relacin 1) un signo observado, un presagio (protase); y, 2) un pronstico (apodose);19 las dos partes del enunciado estn relacionadas por si (o cuando). Citemos algunos ejemplos: si la Cruz del Sur desaparece antes del 3 de mayo, las siembras tempranas (nayra) sern buenas; si desaparece el da de la fiesta, ser mejor hacer siembras medias (taypi); si desaparece despus, siembras tardas (qhipa).20 Se procede del mismo modo con las otras estrellas y constelaciones: Orin (Arado), las Nubes Magallnicas (Qana), ciertas partes de la Via Lctea (especialmente la Constelacin de la llama), las Plyades (Qutu), etc., las cuales indican si las cosechas sern buenas o malas, si sern afectadas por las heladas, si es mejor sembrar en las alturas (cerros, pampas) o en las partes bajas (pampa), etc.21 ciertos enunciados son construidos a partir de la cuidadosa observacin del desarrollo de ciertas plantas salvajes: si el primer florecimiento de la hortiga (itapallu), de varios cactus (sankayu, waraqu, achaqana, etc.) que crecen en las alturas (asociados al mundo salvaje) es destruida por las heladas, las cosechas tempranas corrern riesgos, si es el segundo florecimiento el destruido, sern las siembras medianas las afectadas, etc.
otros enunciados tienen que ver con la observacin de ciertos animales salvajes. As, si en septiembre el zorro chilla con un sonido agudo, se dice que todava no lleg el momento de sembrar, si es ronco, se puede comenzar, si es ronco al principio y agudo despus, hay que esperar. Si chilla primero en la pampa, hay que comenzar a sembrar en esos sectores las papas amargas, si lo hace en las alturas hay que comenzar por las papas dulces, en las laderas abrigadas, etc. otros enunciados se basan sobre fechas precisas, por ejemplo el 25 de julio, fiesta de Santiago. Se dice que en esta poca el zorro y las heladas/granizo hacen una carrera. Si el zorro chilla antes del 25 de julio, habr pocas heladas; por el contrario, si hiela o graniza antes del primer chillido del zorro (si ganan al zorro), el ao ser malo. El allqamari (Phalcobaenus Megalopterus ) es otro animal examinado con mucha atencin. Anida en las cumbres de los achachila, las altas montaas, ancestros y divinidades tutelares de la comunidad. Segn la posicin del nido, al sur/suroeste o al norte, se deducir que el ao ser lluvioso o no y determinar el buen momento de la siembra. El desplazamiento de los allqamari (nidos y excrementos) en las cimas sagradas tiene una relacin de homologa con la rosa de los vientos que se superpone a los grandes ejes de desplazamiento de los flujos de aire entre las planicies amaznicas, la Cordillera y el Ocano Pacfico. Estos grandes ejes estn marcados por la posicin de las grandes montaas (Illimani, Sajama, Wayna Potos, Lixli, etc.) que son los achachilas ms poderosos a los cuales los Aymaras atribuyen el poder de enviar, alejar, retener las nubes portadoras de lluvias. una prctica muy extendida y antigua, llamada piyu o piwi (calificada por Bertonio como gran supersticin, 1612, II: 268), se realiza el primer da de la siembra. Luego de haber sembrado cuatro surcos, se extrae con las dos manos las ltimas papas del costal que contiene las semillas. El nmero de papas restantes, entre 1 y 4, permite hacer pronsticos. Si quedan 4 papas (conjunto llamado jacha ura, lit. gran hora, o jacha sata, lit. gran siembra), el ao se anuncia
bajo los mejores auspicios. Si quedan 3 (jamachi kayu, lit. pata de pjaro), las plantas sern destruidas por las heladas y el granizo. Si quedan 2 (tinkuka o sullka ura), la cosecha sera bastante buena. Por ltimo, si slo queda una papa, el ao ser bueno o malo, sin que se lo pueda prever. Segn otra interpretacin el nmero 1 es llamado pipi (cabeza) y se considera que la hora de sembrar no lleg todava, que la cosecha ser mala y la muerte podr llevarse una persona (la cabeza representa el crneo del difunto). Ciertos indicadores pueden ser relacionados con hechos cercanos, por ejemplo, por un lado, los vientos del suroeste, el cielo descubierto, el centelleo intenso de las estrellas y constelaciones y, por otra parte, la proximidad de las heladas. La observacin de estos diferentes signos reunidos en una configuracin significante conduce a las autoridades tradicionales a convocar a los comuneros y reunirlos en la sata aynuqa (parcela incluida en un ciclo rotativo, bajo el control comunitario y sembrada con papas) para encender grandes fogatas (qhachwa). El humo que desciende sobre las parcelas forma, as parece, un velo capaz de limitar las prdidas radiativas y el calor emitido permitira aumentar puntualmente la temperatura de las parcelas. En el curso de esta ceremonia se presta atencin a la batalla de los vientos en los cielos y se la interrumpe cuando los vientos del sur/suroeste se calman, lo que es interpretado como un favor de Sajama achachila, montaa a cual se atribuye el poder de traer las heladas (ahuyentando las nubes portadoras de lluvias que llegan del nor/noroeste, cf. infra). Se realiza la qhachwa cuando es visible un grupo de signos conocidos, anunciadores de heladas. Se trata a la vez de una tcnica y de un ritual destinados a actuar sobre los elementos materiales y a modificar el curso de los acontecimientos. En ltima instancia, es el hecho de no haber efectuado la ceremonia que sera interpretado como la causa de las heladas... La interpretacion de una configuracin particular no tiene necesariamente un efecto prctico que conduce a la realizacin obligatoria y/o inmediata de la accin esperada22. Varios indicadores examinados en mayo o junio pueden, por ejemplo, decir que las siembras tempranas sern las indicadas o que sera mejor sembrar primero en las pampas. Esto no significa que llegada la siembra se haga exactamente lo que los indicadores han dicho algunos meses antes. Todos ellos dan solamente un marco
de referencia flexible, que se adapta a los diferentes contextos. En la poca de la siembra, las tareas pueden ser avanzadas o retrasadas, en funcin de la disponibilidad de la mano de obra o de yuntas, de la cantidad y de las variedades disponibles de papas, de la humedad de los suelos, etc., contradiciendo, aparentemente, las informaciones dadas por los signos de la naturaleza. La adivinacin sirve no solamente para predecir sino tambin para interpretar las irregularidades climticas de los ciclos agrcolas presentes o pasados. Por el juego de la conmutacin de las causas se da sentido a las irregularidades, a los errores, a las malas elecciones. Es sin embargo necesario que las referencias o los signos que entran en los enunciados adivinatorios y las relaciones definidas entre causas y consecuencias sean aceptadas por todo el mundo. La gran variedad de indicadores socialmente reconocidos, los mensajes contradictorios que transmiten son referencias que permiten dar sentido al acontecimiento. La adivinacin remite a varios problemas epistemolgicos, en relacin con las formas del conocimiento y, ms ampliamente, a la verdad en la sociedad aymara. Para algunos investigadores, la adivinacin no merece ser estudiada porque es imposible prever a largo plazo, la prueba es que los campesinos se equivocan a menudo... Inversamente, personas bien intencionadas, deseando rehabilitar las tcnicas andinas milenarias, fcilmente prueban que los campesinos andinos no se equivocan jams en sus pronsticos. Demuestran la exactitud de las relaciones establecidas entre un signo y un acontecimiento, pero al precio de razonamientos a veces falaciosos, eliminando los otros signos que pudieran contradecirlas. La versin positivista y cientista y la versin militante que se presenta como el contrario y el remedio de la precedente, pecan por un profundo desconocimiento de los sistemas de interpretacin de las sociedades andinas y de la filosofa de la adivinacin... En efecto, su pertinencia es slo comprensible a partir de una visin holista. No es porque no hay adecuacin entre el signo, la interpretacin, la accin y el acontecimiento que se puede decir que la configuracin adivinatoria es falsa o que pertenece a una forma de razonamiento errnea. Por una parte, porque los sistemas de adivinacin siempre integran varios indicadores cuyos mensajes son contradictorios. Por la otra, porque sirven tanto para interpretar la accin retrospectivamente que para anticiparla. Los indicadores son referencias que dan sentido en un mundo donde lo aleatorio es fuerte. No pueden ser ais-
lados de los otros elementos, naturales o sociales, que igualmente contribuyen a definir y orientar la accin. El momento cuando se manifiestan (amanecer y atardecer, nidificacin, aparejamiento, florecimiento, etc.) y las proyecciones que se hacen hacia el futuro son referencias que definen las divisiones temporales socialmente compartidas. Son, sin embargo, flexibles y adaptables a las circunstancias y a las diferentes coerciones (climticas, sociales, materiales, etc.). Las diferencias entre los individuos en las interpretaciones relativas a un mismo indicador confirman (pero no contradicen) la validez de la adivinacin. De otro modo, la accin sera imposible. Como en muchas sociedades, para los campesinos aymaras la verdad no existe de una vez por todas; es eminentemente relacional, evaluada y apreciada en la accin, evaluada con otros acontecimientos.23 El error no es jams absoluto y definitivo, puede ser corregido por la negociacin, el intercambio, el sacrificio, etc. Es significativo que interpretar los signos de la naturaleza, pronosticar, restablecer el equilibrio, social y csmico, son expresados por el mismo trmino, pampachana.24 Los ejemplos de enunciados antes citados muestran que en las configuraciones adivinatorias predomina una lgica ternaria: antes-durante-despus (una fecha, una fiesta), fuerte-mediano-dbil (lluvias, vientos, etc.), alto-mediano-bajo (nidos, platas, etc.), tempranas-medias-tardas (siembra), etc.25 Esta lgica que a dos trminos opuestos asocia un centro/medio, puede ser encontrada en otros dominios: la representacin del tiempo y del espacio, la organizacin poltica, el sistema de cargos, la lectura de la coca, etc. (Rivire, 1983; Bouysse-Cassagne, 1978, 1987). Este medio es equidistante de los extremos. Sin embargo, no son los extremos que lo fundan sino a la inversa: el medio contiene tambin las cualidades de las mitades entre las cuales est situado. La bsqueda del equilibrio y la condena del exceso en todos los dominios de la existencia, est en el centro del pensamiento aymara. A partir de all, la adivinacin no es ms que una ilustracin, entre otras, de esta bsqueda de sentido en la cual, lo justo, lo bueno no existen en s mismo sino en la accin, fsica, intelectual, simblica, etc., y que no concluye jams.
NOTAS
1 Este artculo se basa en los trabajos de terreno realizados en dos comunidades aymaras situadas en el altiplano boliviano a una altitud media de 3.800 m. Cada una de ellas incluye versantes y montaas cuya altitud es todava superior: 4.200 m en Pumani (provincia de Aroma, departamento de La Paz), ms de 5.000 en Sabaya (provincia de Atahuallpa, departamento de Oruro). En la primera, las actividades econmicas descansan en el cultivo de la papa y secundariamente en el de la cebada, de la quinua y del trigo, as como en la cra de bovinos y ovinos. En Sabaya, adems del cultivo de la papa y de la quinua (Chenopodium quinoa Willd.), se practica la cra de ovinos y de camlidos (llamas y alpacas). El altiplano es el Sahel, sumadas las heladas nos deca P. Le Tacon, agrnomo, para dar cuenta de las condiciones climticas del altiplano donde morira, algunos meses despus, a causa de un accidente de montaa. En las comunidades estudiadas, se practica la agricultura entre 3.700 y ms de 4.000 metros. La produccin es buena en promedio un ao sobre cinco, mala o insuficiente cuatro aos sobre cinco. Sobre la agricultura y las tecnologas andinas cf. Ravines, 1978; Lechtman & Soldi, 1981; Mamani, 1988; Morlon, 1992. Sobre los antiguos Aymaras cf. Bouysse-Cassagne, 1987. Lluvia: jallu. Viento: wayra (trmino genrico); otros trminos: asir wayra, tutuka, jampat wayra. Helada: juyphi. Relmpago, trueno: qixu qixu, axumalla. Granizada: chhijchhi. Cf. Paredes, 1963/1976 : 120; Valiente in Alb, 1992: 62-64; Ochoa in Alb, 1988: 91-92; Van Kessel & Condori, 1994: 72-93; Cereceda, 1993. Adems de la citacin de Cobo, a comienzo de este texto, ver tambin Polo de Ondegardo, [1559]1916 : 113). Segn Poma de Ayala, Tenan los yndios antiguos conocimiento de que aba un solo Dios, tres personas (...) Al primero le llamaua yayan yllapa (su padre, el rayo); el segundo, chaupin churin yllapa (su hijo del medio, el rayo); el tercero le llamaua sullca churin yllapa [su hijo menor, el rayo][54]; sacrificaban al yllapa, al rrayo que agora les llaman Santiago, que mando coca y comidas y chicha, ayunando sal y no durmiendo con sus mugeres ni las dichas mugeres con sus maridos, velando una noche (...) y por otro nombre le llaman Curi Caccha (resplandor de oro), yllapa (el rayo) [267]. Segn Arriaga, llevaban el nombre de Yllapa lo que fue rpidamente impedido por la Iglesia que prohibi tambin el nombre de Santiago, sacando al mismo tiempo del calendario catlico destinado a los indios un nombre que era l del santo-patrn de Espaa (Duviols, 1971 : 245). Ver, entre otros, Desmaret (1981), Fuenzalida (1965/1980), Girault (1972/1988), Gisbert (1980, 1991, 1992), Harris & Bouyse-Cassagne (1988), Rivire (1995), Rsing (1996), Salazar (1982), Wachtel (1990). Antes de llegar a Amrica, Santiago y
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Antropologa del clima en el mundo hispanoamericano / 47 15 16 Presentamos aqu una parte de una investigacin en curso sobre la adivinacin en la sociedad aymara. Estos animales y plantas son los equivalentes salvajes de los animales domsticos o de las plantas cultivadas. La vicua es considerada como la llama de los achachila; el allqamari su pollo y guardin; el liqi liqui su pollo y su centinela; el zorro su perro, etc. La achakana (cactus consumido cuando hay penuria de alimentos) es el chunu de los achachila, el ajar jupha es la quinua de la divinidad, etc. En el altiplano, los Aymaras distinguen una temporada hmeda, de septiembre-octubre hasta marzo-abril (jallu pacha) y una temporada seca, de mayo a septiembre, llamada segn los periodos lupi pacha o lapaqa, lit. periodo de luminosidad, thaya pacha, periodo fro y juyphi pacha, periodo de las heladas. Tcnica adivinatoria que consiste en proyectar en los meses venideros las caractersticas climticas observadas durante ciertos das del ao. Las cabauelas eran antiguamente definidas como la vana observacin que hacen algunos de los doce primeros das del mes de enero, infiriendo de cada uno de ellos por su orden el tiempo que har en los doces meses del ao. (Diccionario de Autoridades, 1726: 22). Sobre las cabauelas en Espaa, cf. Mesa et al., en este volumen. Para el Per , cf. Cuba de Nordt, 1967; para Venezuela, cf. de Robert en este volumen; para Mjico, cf. Katz, 1994, en este volumen; Hmond & Goloubinoff, en este volumen. Trminos prestados de Bottro, 1974: 82. En el altiplano las siembras de la papa se extienden desde fines de agosto hasta el mes de noviembre, se las llama respectivamente nayra sata, taypi sata, qhipa sata. El escalonamiento de las siembras es una de las numerosas tcnicas utilizadas para reducir los riesgos climticos. Remarquemos que esta configuracin integra elementos astronmicos y meteorolgicos. A una fecha dada, cada ao, por ejemplo el 3 de mayo, el mapa del cielo es el mismo. La afirmacin que la Cruz del Sur -u otro cuerpo celeste- desaparece antes o despus de una fecha fija slo puede ser comprendida si se tiene en cuenta que su centelleo (fuerte, dbil, nulo) depende de la presencia de nubes o de bruma y por lo tanto de la humedad ambiente. La interpretacin que sigue la observacin de la Cruz del Sur y la que se hace a principios de agosto se basan en la misma lgica: la proposicin si la constelacin desaparece antes del 3 mayo... es equivalente a la proposicin si hay nubes el 1ro de agosto.... En el segundo caso, las nubes portadoras de lluvias son mencionadas claramente mientras que en el primero, la invisibilidad de la constelacin es debida a la presencia de humedad en la atmsfera. Las conclusiones a las que llegamos no son diferentes de las del antroplogo G. Urton que trabaj sobre los indicadores astronmicos en una comunidad de Per (Urton, 1986 y comunicacin personal). ...truth is in the action generated, the social reality reconstituted, and the resultant well-being of the people; it is not to be found in an abstract system or specific verifications of separate oracular pronouncements (Peek, 1991: 135).
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8 PERCEPCION
DE LOS FENOMENOS METEOROLOGICOS
RESUMEN Para los paeces del Cauca (Colombia), los fenmenos meteorolgicos se conciben como espritus de lo alto que viven en espacios mticos ubicados fuera de los espacios socializados del territorio. Los chamanes paeces, que reciben su poder del rayo, tienen la capacidad de leer el futuro en las nubes y, por medio de ritos, de actuar sobre las enfermedades y los elementos climticos. Adems, en un contexto de lucha continua por las tierras, juegan un papel poltico. Otros ritos para actuar sobre el clima son llevados a cabo en fiestas de santo o en el mbito domstico. ABSTRACT El tiempo que hace: Paz perception of meteorological phenomena (Columbia) The Paz Indians of the Cauca (Columbia) perceive climatic phenomena as higher spirits living in mythical spaces above the socialized areas of their territory. Paz shamans receive their power from the lightning
bolt. They are able to read the future in the clouds, cure diseases and have an impact on climatic elements through rituals. Moreover they play a political part in the struggle for their lands. Other climate rituals are performed in saints festivals or within family circles. RSUM Le temps quil fait: La perception des phnomnes mtorologiques chez les Paz (Colombie) Les Paz du Cauca (Colombie) peroivent les phnomnes mtorologiques comme des esprits du haut qui vivent dans des espaces mythiques situs au-del des espaces socialiss du territoire. Les chamanes paz, qui reoivent leur pouvoir de la foudre, ont la capacit de lire lavenir dans les nuages et, par des rites, dagir sur les maladies et les lments climatiques. De plus, dans un contexte de luttes continues pour les terres, ils jouent un rle politique. Dautres rites de matrise du climat prennent place dans les foyers ou lors de ftes patronales. El Departamento del Cauca, ubicado al suroeste de Colombia entre las regiones de los Andes y del Pacfico (ver anexos mapa N 1), tiene una poblacin indgena de 200.000 personas que representan el 40% del total de los indgenas de Colombia y estn asentados en 41 resguardos1 (INCORA, 1986). Los ms numerosos son los paeces y los guambianos, 60.000 y 15.000 respectivamente. (Jimeno & Triana, 1985). Histricamente los paeces han ocupado tierras ubicadas desde los 1.500 a los 3.000 m.s.n.m. No obstante, debido a presiones territoriales y polticas de los hacendados, estn en continua migracin a los 2.000 y 3.000 m.s.n.m. Las mayores poblaciones se hallan en la cordillera central, al noroeste del Cauca en las regiones de Tierradentro, Paniquit, Inz, Morales, Pitay, Jambal y Toribio. (Ver anexos mapas N 2 y N 3). A pesar de vivir en asentamientos dispersos, mantienen la unidad cultural (social y poltica) de lo que ellos denominan Nacin Pez. Situacin del estudio Este trabajo forma parte de una serie de investigaciones sobre etnobotnica y agroecologa que estamos realizando desde 19872, en algunos
de los municipios del centro, noroeste y sur del Departamento del Cauca, entre los 210 y 316 de latitud norte y 7546 y 7659 de longitud oeste. El rea tiene una extensin de 444.332 hectreas. El estudio se desarrolla con indgenas paeces, totorez y yanaconas. Sin embargo, nos centraremos en los paeces que habitan el piso trmico fro, tomando datos de comparacin de las otras etnias citadas si fuese necesario.3 Los paeces se denominan a s mismos Nasa, que significa gente, persona. Hablan el idioma Nasa Yuwe (hacia afuera de su grupo se conoce como lengua pez).4 Los totorez hablan totor. Los coconucos y yanaconas no mantienen en la actualidad su idioma nativo. Los yanaconas hablan el espaol combinado con algunos trminos y expresiones quechuas.5 La comunicacin tanto entre estas etnias como hacia otros espacios nacionales se hace generalmente en espaol. Los paeces, como otros grupos vecinos, basan su economa en agricultura y ganadera en pequea escala. Su principal cultivo es el maz, producto de gran importancia dentro de la vida econmica y social.6 El maz es manejado con sistemas tcnicos tradicionales, en asociacin con frijol y cucurbitceas, mientras que las plantas destinadas al mercadeo como la papa (Solanum tuberosum), el caf (Coffea arabica) y el fique (Agave spp) son manejadas con tcnicas de monocultivo. Cran ganado mayor de manera extensiva y algn ganado menor. Otra fuente de ingresos es la artesana, trabajo en el que se emplea la lana de oveja para confeccionar ruanas, anacos, mochilas adornadas con tringulos de vistosos colores, como tambin las fajas y chumbes, siendo estas actividades femeninas. Los grupos indgenas del Cauca y en particular los paeces tienen una larga historia de lucha agraria y de reivindicacin de su identidad tnica. Desde la invasin espaola del siglo XVI, este pueblo ha sufrido constantes prdidas en sus dominios. A todo lo largo de la regin pez, las comunidades se encuentran en la actualidad reclamando territorios que les fueron sustrados en el pasado y que los enfrenta a una nueva encrucijada: la de cmo explotar, distribuir y defender las tierras que van recuperando7 A pesar de la labor misionera desde la invasin, los paeces tienen an todo un conjunto de smbolos y saberes que estructuran su visin del mundo, sintetizando su experiencia histrica y regulando el quehacer poltico, econmico y social de la comunidad. Entre los paeces se han dado varios movimientos mesinicos asociados con la lucha por sus tierras. Se
destacan lderes como el cacique Juan Tama (siglo XVIII) y Manuel Quintn Lame (a mediados del siglo XX). Juan Tama se ha transformado en un personaje mtico, el modelo de los chamanes, el gran maestro de las plantas medicinales, del manejo de los espritus, es el hijo del Trueno, Kapish. El Trueno/rayo, ocupa el lugar ms importante dentro de su cosmogona, deidad dinmica que se presenta a travs de diferentes formas y circunstancias, como veremos ms adelante. Clima y perodos climticos El territorio de los paeces se ubica en la Cordillera de los Andes. Este territorio goza de variedad de climas en funcin de las altitudes. Se distinguen tres pisos trmicos : pramo (3.000 m.s.n.m.)8, fro (2.000-3.000 m.s.n.m.) y templado (por debajo de los 2.000 m.s.n.m.). De acuerdo con los registros del Instituto Geogrfico de Colombia Agustn Codazzi, la precipitacin anual es de 3.000 mm. en el trmico fro y de 1.682 mm. en el piso trmico templado. En el piso trmico pramo, la temperatura promedio anual es de 0.5C. En el piso fro la temperatura tiene un promedio anual de 13C y la humedad relativa vara al cambiar la temperatura diaria y nocturna; el descenso en la temperatura influye en un aumento de la humedad relativa. En el piso trmico templado, la temperatura oscila entre 17C y 24C. La accin de los vientos es menos intensa que en los pisos trmicos fro y en el pramo. En invierno predominan los vientos alisios del sureste (Pachn, 1987). La distribucin anual de las precipitaciones por piso trmico se hacen de la siguiente manera:
Piso pramo Mes Pc. Periodo climtico invierno intermedio fize seka invierno nus eeni Pc.
E F M A M J J A S O N D
300 220 220 300 300 150 150 150 150 300 300 300
68 68 167 167 167 68 verano sekeen 68 68 167 invierno nus eeni 167 167 167
verano sekeen
70 70 299
verano sekeen
Los paeces diferencian tres periodos climatolgicos.9 El periodo de secas (o verano), llamado sekeen en pez, dura de tres a cinco meses. Al periodo de lluvias lo dividen en dos fases : una primera fase, invierno o en pez nus eeni, con lluvias ms abundantes de septiembre a diciembre; una segunda fase, un periodo intermedio (con sol y lluvia), f ize seka en paz, de enero a mayo, con lluvias menos abundantes, e incluso con una disminucin de las lluvias en enero y febrero en el piso trmico templado.10 Se presentan los periodos climticos en relacin con el ciclo del sol (sek). Los paeces manifiestan que en el periodo de sequa, el sol ronda la noche y, por lo tanto, los enfermos pueden salir en horas nocturnas sin ser afectados. El sol y la lluvia (nus) estn en las montaas azules y, desde este lugar, salen en el periodo que les corresponde. El ciclo de la luna (ate) puede influir sobre los fenmenos climticos en ciertos periodos. As, en
poca de invierno, la aparicin de la luna nueva est acompaada de parameo (llovizna constante y fra). En verano, invierno y periodo intermedio, la luna llena (ate we) trae vientos fros e intensos, lo que agudiza las enfermedades. Ciertos padecimientos en relacin con lo fro y lo caliente ocurren slo en determinadas estaciones. Por ejemplo, el fro del invierno ocasiona en las mujeres agudos dolores menstruales, ya que dicen estar ms propensas a lo que llaman enfriamiento de las partes bajas (vientre), en pez f ize du yaha. En invierno quien est enfermo no puede por ningn motivo exponerse al sereno por el riesgo de que se agrave su malestar, mientras que en verano, el sol ronda la noche y el sereno no es peligroso. Lo anterior nos remite a las categoras de caliente (relacionada con la categora de bravo), fro y fresco que emplean los paeces para determinar ciertos elementos.11 As, el periodo de sequa se relaciona con el sol y con lo caliente, y el periodo de invierno con la lluvia y el fro. Es por ello que las enfermedades de tipo caliente como la menstruacin se afectan con el fro del invierno. Manifiestan que la mujer en este periodo tiene la sangre brava. Adems de dar estas categoras a los periodos climatolgicos y a las enfermedades, tambin se lo dan a las plantas: en el Pramo, sitio bravo, se encuentran generalmente las plantas calientes. En las huertas cerca a la casa estn las plantas frescas y fras (exceptuando las plantas comestibles que se clasifican de igual forma, pero en otros espacios).12 Pronosticar la cercana de la estacin Para los paeces existen indicadores zoolgicos y botnicos que son pronsticos de la proximidad de las diferentes estaciones. La aparicin de un escarabajo pequeo y de color verde en los sembrados, el cambio a un color amarillo en las hojas de maz, la abundancia de armadillos, el revoloteo de las abejas cerca de los sembrados de maz, la migracin de golondrinas grandes a la regin indican que la estacin de sequa se est acercando. El croar de las ranas, la presencia de un insecto llamado mosquituecaballo (caracterizado por ser muy pequeo, de cabeza roja y por producir inflamacin al picar) y de las golondrinas pequeas indican que viene la lluvia1. Los indicadores del periodo intermedio son especialmente los pjaros como el chicao (Turdus leucops), el chamn (Cacicus leucoramp-
hus), la serraja (Elanoides forficatus), el carpintero (Capito bourcierrii) as como la ardilla (Sciurus granatensis) y la maduracin de la granadilla (Passifloraceae). El arco iris indica la llegada del prximo periodo. Por ejemplo, si el arco aparece en invierno, significa que el periodo de tiempo intermedio se avecina y que deben comenzar la cosecha de cultivos como el frijol y la papa. El ciclo agrcola Para plantar los cultivos, seleccionan de preferencia terrenos planos, argumentando que el sol los calienta con mayor facilidad que a las zonas pendientes. La preparacin de los campos de cultivo se hace en estacin de sequa, al final de agosto, aprovechando el sol y el viento de este mes, argumentando que se seca la tierra y no nace tan rpido la hierba y rinde ms el trabajo para sembrar cuando llueva. En la temporada de invierno se da paso a la siembra de cultivos como el maz (Zea mays),14 el frijol (Phaseolus spp.), la papa y la alverja se cosechan teniendo como referencia el ciclo biolgico del ma :
La articulacin entre los trabajos agrcolas, las fiestas religiosas, los rituales y el periodo climtico relacionado se da como lo presentamos a continuacin:
Tumba y roza
Quema. Ritual: siembra del maz del Guaraguau Periodo de descomposicin del suelo. Fiesta de San Jernimo Siembras Lluvia ms intensa Limpieza de plagas Otras labores. Fiesta del Da de las nimas Periodo intermediario, verano-invierno Cosechas. Fiesta del Da de la Cruz. Fiesta de San Isidro Periodo de secas (verano) Periodo de lluvias (invierno)
El ciclo agrcola se relaciona tambin con el ciclo de la luna.15 Del cinco de luna en adelante se procede a sembrar, puesto que si se hace antes, las plantas no germinan. Tampoco en luna nueva se deben deshierbar los cultivos, porque el fruto se da pequeo y de mal sabor. En invierno, en luna llena (ate we), se cosecha el maz y dems cultivos relacionados como la papa y el frijol. En cuarto menguante, de preferencia no se practica ninguna labor importante, porque la luna tiene muy poca energa.16 Los totoroez observan las estrellas en el inicio del ao agrcola (agosto-septiembre) para prever la abundancia de produccin en el ciclo que comienza: si se ven muchas estrellas, la produccin ser abundante,17 pero si observan que la luna menguante est con imgenes oscuras o lo que llaman luna forrada de arco, lo interpretan como pocas de mala cosecha (o mensaje de muerte ; las personas adultas deben entonces besar a un nio para que la luna vuelva a su estado normal (Palacios, 1991). Espacios mticos y fenmenos meteorolgicos Segn los paeces, los factores climticos estn altamente influidos por los fenmenos cosmolgicos, los cuales se conciben como espritus de lo alto que repercuten sobre los seres de la tierra, contemplando dentro de stos seres a los humanos, a las plantas y al agua. Estos espritus viven en diferentes espacios mticos, ubicados fuera de los espacios socializados del territorio: las montaas azules son el espacio ms lejano, el pramo es un espacio de transicin entre las montaas azules y el territorio socializado; los otros espacios mticos son las lagunas, la tierra de serpiente (un tipo de tierra de color caf) y la tierra de duende. Los espacios mticos Las montaas azules En pez, las llaman Ikwes tiwe, que traducen como montaas azules, tierra de visiones. Este es el espacio donde habitan los espritus a los cuales ha dado origen la Madre Tierra o Madremonte (kiwe). Los paeces tienen numerosas narraciones mticas sobre estos habitantes de las montaas que guan, fortalecen y cuidan la comunidad. No obstante aqu
slo trataremos los que vienen al tema, es decir los espritus del tiempo que hace18 y los que lo manejan: el arco, Madrelagua, el viento, la lluvia, las nubes y el duende. Tambin aparecen las montaas azules con la denominacin de Madre de las lluvias (aunque es menos usual), pues una tormenta sobre su cima anuncia el inicio de las lluvias. Autores como Rappaport (1989) sugieren que en el pasado stos picos sagrados fueron utilizados para observar la puesta del sol durante el solsticio de junio y tambin la puesta final de las Plyades. El pramo Wepe, el pramo, es el sitio de transicin entre la casa de habitacin de los espritus y el territorio que habitan los paeces. Es el sitio de predileccin de la actividad ritual pez, es considerado dador de energa y de sabidura. A este espacio llega el vapor de las aguas para subir al cielo y luego mandar todas las lluvias. Al pramo lo llaman tambin tierra de nube. Desde los pramos, las nubes dividen en el firmamento los periodos climticos, adems manifiestan que son las nubes quienes controlan que el sol o la lluvia permanezcan en el periodo climtico que les corresponde. La importancia del pramo como lugar de espritus y de rituales se destaca en todos los Andes del norte (Bernand, 1985; Clarac, 198 ; de Robert en este volumen). En la zona estudiada los pramos ms importantes son: Paletar, Lpez, Delicias, Moras, Purac, Guanacas y Malvas. Las lagunas Yuik, que los paeces traducen como charco o charca y laguna, es el lugar donde habitan el arco (iris?) (kthus) y la lluvia (nus), cuando bajan de las montaas azules hacia el territorio donde est asentada la comunidad. La lluvia y el trueno viven en el fondo de las lagunas de los pramos. All permanecen como espritus hasta el momento en que se corporifican. Tambin en el fondo de sus aguas estn los lderes mesanicos como Juan Tama, donde permanecen esperando a ser convocados por los paeces en el momento en que los necesitaren.
Las principales lagunas de estos territorios tnicos son: La de Juan Tama, de Calvache y La Laguna entre paeces y totorez. La de San Rafael entre los coconucos y la laguna del Buey y del Magdalena entre los yanaconas. A las lagunas de Juan Tama, de Calvache y La Laguna, acuden peridicamente los chamanes (the wala) y gobernadores paeces y totorez. Los primeros van llamando espritus de poder de la naturaleza, como el rayo/trueno, para adquirir sabidura y dirigir a sus pueblos en sus luchas. Cuando los indgenas intentan recuperar sus territorios que fueron usurpados y convertidos en haciendas de ganadera, son los chamanes quienes, con la energa del rayo/trueno, limpian19 a los lderes para que no corran peligro. Leen en sus aguas lo que puede acontecer a su pueblo cuando se aproximan sucesos sociales y polticos especiales (elecciones polticas, marchas, huelgas, paros, etc.). Todo lder cuando adquiere el cargo de gobernador indgena, acude peridicamente a las lagunas con su cabildo para lavar su bastn de mando (uka) e invocar a los espritus (ksaw) y los antepasados. Los chamanes recomiendan hacerse una limpia antes de ir a las lagunas y a los nacimientos de los ros, argumentando que de lo contrario las aguas se enfurecen y el duende, el viento y el arco lanzan rayos/truenos contra esas personas que sin limpieza las sienten extraas. Tierra de serpiente En Ul tiwe, tierra de serpiente, vive yu usa (serpiente), en castellano Madrelagua. Este espritu es una mezcla de viento y lluvia que viene con fuerza; es un fenmeno meteorolgico en s mismo. Al igual que el arco, vive en las montaas azules y gusta de rondar las aguas. Tierra de duende El klium tiwe que los paeces traducen tierra de duende, habita el duende (klium) al bajar de las montaas azules. Este es uno de los espritus de poder y de sabidura. El duende, junto con el arco, son los espritus dueos del maz. Adems es el guardan de las fuentes de agua y de las reas silvestres. Los paeces relatan que anteriormente los rituales sagrados
del agua (a la lluvia, a las lagunas, a los ros, etc.) se le ofrecan al duende, pero que en la actualidad las nuevas generaciones no lo practican. Sin embargo, dentro de los rituales de las lagunas, las tormentas y la creciente de Ramos se nombra al duende como espritu protector. Los fenmenos meteorolgicos El viento Al viento lo denominan weh. Es un espritu que no tiene sitio de habitacin cuando baja de las montaas azules, ya que ronda por todo su territorio. Lo relacionan directamente con el sol. En el periodo de sequa, el viento cambia de direccin21 al parameo (llovizna fra y ligera de la montaa) que surge a finales de agosto, ahuyentando el fro. Para los totorez el viento es el esposo de un espritu que denominan mamarominga y juntos causan el huracn. Mamarominga es la duea de los sitios de pramo. Podemos decir que acta como espritu regulador de los ecosistemas: cuando se infringe la normatividad comunal totor sobre los recursos naturales, se manifiesta en parameo constante acompaado de viento, huracanes y disminucin de la productividad de las tierras.22 Las nubes Las nubes (taph) son clasificadas entre los paeces segn su color en: nubes negras (taph khuc), nubes blancas (taph cihme), rojizas, grises (neblina). Las negras, blancas y rojizas avisan presagios y la neblina atrae al duende. Las nubes son manejadas a travs de diferentes variables simblicas, cuya lectura debe hacerse al caer la tarde (5 6 pasado el meridiano), generalmente en un ritual junto al ro, mambeando coca23 y tocando flauta. El chamn las lee para necesidades concretas, segn sus formas, colores y la energa que dan ; si tienen forma de animal silvestre y su color es oscuro, a la comunidad se le aproximan das difciles de manejo socio-poltico; si la figura de las nubes es oscura y de color grisceo, la premonicin es que va a fallecer uno de los comuneros y si la energa que da es fuerte dicen entonces que es un lder de la comunidad l que fallecer.
La lluvia A la lluvia (nus) le atribuyen varias formas: chamusquina, llovizna, parameo, tormenta y granizada. La chamusquina24 surge normalmente en el periodo climtico intermedio. Llaman con este nombre al fenmeno que se produce cuando el sol refracta y refleja su luz en la lluvia. Este fenmeno seca los cultivos de maz (se amarillan las hojas de maz antes de su cosecha). Se dice que atrae al arco.25 El sereno es la intemperie de la noche. Como ya lo vimos, puede afectar los enfermos. La llovizna (nuskwe) es una lluvia ligera, que se transforma en parameo cuando viene fra y con viento desde las montaas azules. La llovizna acompaa al arco para embarazar a las mujeres.26 La tormenta (wehia di) y la granizada (kwetuba) son ms comunes en el periodo de invierno. La fuerza de la tormenta hace salir al rayo/trueno de las lagunas de los pramos. La granizada cambia de significado segn su color. Cuando es morada significa que los espritus (ksaw) quieren mostrar a un comunero sitios de entierros o huacas;27; si es de color blanco es para avisar el cambio de los periodos climticos. La granizada adems produce una enfermedad, el bajo, a la que estan ms propensos los nios y que tiene la misma sintomatologa del mal viento. Cuando una persona est bajiada, es por que el granizo le ha baado con su aliento, con su aire. El arco El arco (kthus) como fenmeno climatolgico aparece independientemente de los diferentes periodos del clima, siempre y cuando se den simultaneamente la lluvia y el sol. Para los indgenas, tiene siete colores: rojo, rosado, amarillo, morado, azul, verde y gris. Manifiestan que el arco se vuelve corpreo a travs de una serpiente o una persona o proyectndose en el cielo con sus siete colores. Lo perciben como masculino y femenino. Algunas veces, debajo del arco macho, sale la hembra que es ms pequea y de colores difusos. El arco es un espritu protector del maz. A travs de la llovizna, el arco puede embarazar a las mujeres,28 como ocurre en
los Andes ecuatorianos (Bernand, 1985:181-184). Tambin ocasiona enfermedades cerebrales y da salpullido a los nios. El arco al igual que la granizada, anuncia el cambio de periodo climtico. Madrelagua Como lo vimos, Madrelagua (yu usa) es una mezcla de lluvia y viento y para los paeces tiene la forma de una serpiente. En momentos de tormenta afecta los ros, especialmente en Semana Santa (en el periodo intermedio). En la creciente de Ramos (del Domingo de Ramos al Viernes Santo), es muy usual que este espritu ronde las fuentes de agua provocando turbulencia; al respecto narran que las aguas se ponen como endiabladas cuando las azota.29 Intuyen su proximidad por un viento fro en el ambiente. Cuando esto sucede, prohben salir de las casas pues se podra coger un mal viento.30 Madrelagua puede afectar tambin a los cultivos de maz. La relacin entre la serpiente que representa Madrelagua y la Semana Santa -Creciente de Ramos-, consiste en el vnculo de la serpiente con el peligro (diablico ?), con lo profano. Como tal, manifiestan que es ms factible su aparicin en tiempos santos. El rayo/trueno El rayo y el trueno son ms frecuentes en el periodo de llluvias. El rayo/trueno es la divinidad principal de la cosmologa pez. Estos dos nombres generalmente no aparecen desligados en la cultura pez, los denominan en un slo termino kwehne. Le atribuyen caractersticas de poder, fuerza, energa y sabidura (categoras que todo lder pez debe tener). Durante el proceso en que el rayo/trueno transmite su poder al elegido, es llamado Tata wala o ekathen y quien recibe estos dones es denominado hijo del trueno, kpish. Kpish, antiguamente asuma el papel de cacique, as se ha denominado a Juan Tama. Antao los chamanes, que siempre se hubiesen abstenido de ingerir sal, solan coger cintas tejidas y salan a esperar en las riberas de los ros a este cacique que es hijo de las aguas y las estrellas.31 Cuando el rayo cae sobre un terreno, ese sitio no lo siembran porque lo ha dejado sin energa y al subir al cielo se le ha llevado con l. Y
cuando el rayo afecta los sembrados, evitan comer sus frutos, por que les puede dar caspi.32 Si el rayo alumbra a una persona, le cae cerca o lo suea, significa que le ha elegido y le est dando seales de sus dones para que se inicie como chamn (thewala). Los chamanes estn investidos de conocimiento y poder en todos los aspectos que toquen con el bienestar de su pueblo, entre otros la medicina, los ritos de lluvia y el conocimiento de las estrellas. Las estrellas las leen antes de ejecutar una accin individual o colectiva que est relacionada con reivindicaciones frente a instancias externas o a actividades de control social. Como lo vimos, leen tambin las nubes. Los thewala se pueden comparar con los graniceros del altiplano central mexicano (Bonfil Batalla, 1968), y los yatiri del altiplano boliviano (Rivire, en este volumen), que son tambin chamanes iniciados por el rayo, investidos de poderes para actuar sobre las enfermedades y los elementos climticos, pero en el contexto del Cauca, los thewala juegan adems un papel poltico. Ritos climticos Los paeces llevan a cabo varios rituales para actuar sobre los fenmenos meteorolgicos: hacer llegar el sol o la lluvia, calmar la lluvia, calmar o protegerse del rayo y del trueno, combatir la chamusquina. Rogativa: pedir el sol, llamar la lluvia La rogativa se hace cuando se prolonga el invierno o el verano. Se pasan la voz de un comunero a otro, ya sea personalmente o por medio de un cuerno de toro (con el cual se comunican de una casa a otra debido a las distancias que las separan), para que al da siguiente todos vayan desde sus veredas a la cabecera del resguardo con velas encendidas y alguna ofrenda (maz amarillo principalmente) para el Santo Patrono San Jernimo.33 Se renen con el sacerdote catlico, el cual representa al chamn llamador de la lluvia o el sol, el the wala, quien era antiguamente el encargado de este ritual. Con San Jernimo en hombros, cantando cnticos catlicos y letanas para que el cielo mande la lluvia o mande el sol, salen en procesin alrededor de la plaza del poblado. El cura va adelante esparcien-
do incienso, detrs va el santo, y luego las mujeres y los hombres. Al pasar por la calle principal del poblado, quienes no asistieron a la procesin salen de sus casas para hacerle corte al santo. Concluido el recorrido se renen con sus ofrendas en la iglesia para asistir a la misa como ofrenda final. Narran que antiguamente, el ritual era realizado por el the wala, en la cima de una loma ofreciendo coca, chirrincho (aguardiente) y maz capio a los espritus de la naturaleza: cwes (espritu de las cimas, de las lomas), daati (espritu de control social) y ksaw (espritu, sueo, futuro, todo lo que tiene la naturaleza est guiado por este espritu). Sahumerios: Calmar la lluvia, las tormentas y el rayo/trueno - Sahumerio ahuyentador de espritu de lluvia. Lo realizan de preferencia las personas de mayor edad. Para calmar la lluvia, unen lana negra de oveja con maz capio y un poco de brasas en una concha de armadillo y la colocan en las huertas para calmar los espritus. - Sahumerio pa la granizada. Lo realiza cualquiera persona, excepto los nios para que no se afecten con el bajo. Hacen una mezcla de ruda (Rutaceae) con maz capio macerado en un recipiente y lo ponen en todas las esquinas de la casa, para que el granizo se vaya. - Sahumerio pa la tormenta. Se realiza a nivel de familia, cuando el espacio es la casa nuclear, y a nivel de adultos en las parcelas comunales. Hacen (algunas familias las tienen hechas o las han heredado) una cruz de roble (Quercus humboldtii), de chilco (Escallonia floribunda) o de cntaro (Melastomataceae), que son rboles calientes que refrescan, y la colocan en su huerta-parcela con dos mazorcas de maz capio sujetas de lana negra de oveja y ah la dejan con algo de fuego, hasta que pase la tormenta. Acostumbran a guardar las mazorcas en las habitaciones sobre una repisa para usarlas nuevamente y emplean la lana para sahumar34 a los nios que tengan susto. - Sahumerios pal rayo/trueno. Bsicamente son dos y lo practican cualquier persona adulta. El primero es un sahumerio con palma de ramo (Phoenix dactylifera y Phoenix caraniensis) bendecida en el Domingo de
Ramos. Se coloca esta planta con maz capio, brasa de roble, chilco o cntaro preferentemente y un poco de fuego dentro de un recipiente en el corredor de la casa, para que el medio recobre su estado normal.35 El segundo consiste en mezclar en una vasija maz blanco o capio, castilla roja (Rubus idaeus), chirrincho y, algunas veces, hojas secas de coca y lana negra de oveja; esta mezcla se esparce como riego alrededor de la casa en direccin del sonido del trueno y de la luz del rayo. Los elementos que se utilizan en estos dos sahumerios tambin se emplean en los rituales de sahumar muertos o en limpias de las casas. Cuando una persona adulta est agonizante, en algunas regiones pez le hacen la prctica de sahumar muertos, que consiste en ponerle alrededor de su cama, velas, algunas flores moradas y sahumerios con las caractersticas de los empleados para el rayo/trueno; esto para que el enfermo se vaya con los espritus de la naturaleza: parte de lo que es bravo y caliente que est fuera de la parcela [lo silvestre: plantas como roble, cntaro etc.] y parte de lo que cultivamos como el maicito [lo cultivado]. Parte de lo animal [lana de oveja] y parte del cargao del thewala [coca-chirrincho] pa que se vaya con ksaw. Quitar mal de chamusquina Existen dos prcticas para quitar este mal. La primera la efectan los agricultores y consiste en hacer una cruz de las hojas de maz afectadas por la chamusquina y colgarla sobre el fogn de la cocina.36 Esto lo hacen para evitar que todos los cultivos de maz se enfermen. La segunda la efectan las mujeres; hacen una bola de maz capio con flores de resucitado (Iridaceae) y la atan con lana negra para colocarla en el patio. Con este ritual evitan que la chamusquina atraiga el arco y que ste a su vez embarace a las mujeres. Consideraciones finales La investigacin con los paeces desde cualquier inters o mirada, remitir siempre a los entornos polticos que articulan este pueblo. El territorio, la agricultura, el chamanismo y el tiempo que hace (clima, fenmenos meteorolgicos, astros), son aspectos en los que el sistema poltico pez cumple un papel principal, tal como lo hemos mostrado en este artculo.
La territorialidad y el espacio social entre los paeces son dos instancias dinmicas y flexibles que van ms all de las fronteras geogrficas. Esta concepcin da lugar a que los lmites del territorio estn determinados por la contextualizacin de las unidades espaciales, que se extienden o rehacen para incluir de forma temporal o permanente una regin o un lugar. Es el caso de los resguardos, que aunque tienen jurdica y geogrficamente fronteras definidas, comparten entre s, unidades espaciales cuando se hace referencia a la concepcin de la cultura (se evidencia en la tradicin oral), cuando se celebran rituales y al realizar trabajos comunales. Dentro de estas unidades estn los pramos, las lagunas, las montaas, las huacas, los entierros y las parcelas comunales que recuperan en sus luchas territoriales. Son algunos de estos sitios los que contienen y manejan los fenmenos meteorolgicos, donde el pez slo puede intervenir mediante sus rituales, como familia, como comuna o a travs del thewala. El proceso de lucha por la recuperacin y legitimacin de sus tierras muestra diferentes medios de creatividad cultural para enfrentar esta usurpacin. Es as como sus hroes mesinicos y sus rituales de lectura, de limpia, de energa, son la gua que fortalece la conservacin de sus tierras haciendo que los paeces sobrevivan como pueblo defendiendo su autonoma y sus derechos. Dentro de la apropiacin y concepcin territorial, el maz es un elemento determinante para los paeces. En la apropiacin territorial (por efecto de recuperacin a los hacendados o ampliacin de su frontera agrcola), es smbolo de posesin y como muestra de ello se siembra maz. Y en la concepcin es smbolo de transmisin de la fuerza de vida. Al maz le atribuyen propiedades de protector de la comunidad. Es entre todas las plantas la nica que tiene espritus dueos, como el arco y el duende, y espritu rondador, como la Madrelagua. Los primeros le han transmitido en su origen la fuerza y la vida del mundo de arriba [el arco] y del mundo de abajo [este mundo: el duende]. El segundo lo protege de malas energas. Esta facultad hace que ocupe el papel principal en su sistema ritual, alimentario y socio-poltico. No obstante en las prcticas ritualesclimticas, el maz y la lana negra son los elementos predominantes, porque a sta le atribuyen la propiedad de caliente que, al contacto con el maz capio (fro), genera una interseccin fresca, para calmar y ahuyentar espritus y hacer que el medio recobre su estado habitual.
Otro de los elementos importantes en la percepcin meteorolgica es el chamn. Este no slo gua al pueblo en instancias socio-polticas a travs de los fenmenos naturales, sino que tambin controla el sistema mdico en la relacin tiempo que hace - seres humanos. En este sentido recobra en el cuerpo de los seres humanos el espritu ido y la vida, es decir la fuerza, la energa y la limpieza, ya que la enfermedad les remite al concepto de desequilibrio entre lo caliente, fro, fresco; fuerzas internas que enferman al ser humano por malas influencias del entorno. Por todo ello, el chamn es denominado en su lengua thewala que significa hombre de poder, gran mdico. Toma su nombre del rayo/trueno que al transmitirle su sabidura y su poder, se denomina tata wala o ekathen, que quiere decir padre grande, padre que tiene y da poder. Una vez convertido en kapish (hijo del trueno) el thewala tiene la gua referencial que es Juan Tama, primer kapish, hijo de las Aguas y las Estrellas. Sin embargo, su clasificacin de todos los elementos en negativos o positivos remite a un chamn malo llamado knes (brujo); no es conocido pblicamente, siempre permanece incgnito. Es de notar tambin que la tendencia mesinica de invocar o seguir a un hroe ha sido para los paeces un coayudante en la reconstruccin de su historia y del derecho a los ttulos coloniales de sus tierras. En cuanto a la denominacin: el tiempo que hace, nos remite a algo vivo, a un estado o a un elemento que tiene la faculdad de irse, de llegar, de vivir en, de hacer que.... Entre los paeces estas caractersticas las tienen todos los seres vivos, y para ellos, tener vida es tener espritu, tener fuerza, tener energa. As entonces, los fenmenos meteorolgicos tienen vida, pero adems tienen autonoma sobrenatural, lo que les hace seres divinizados. Todo lo anterior nos muestra que los paeces tienen an una cosmologa viva, pero esto no debe remitirnos solamente a recursos mnemotcnicos importantes, sino tambin a su carcter histrico. Es la necesidad de permanecer unidos como pueblo, dicho en sus trminos como Nacin Pez. El haber sido, en pocas de la invasin espaola, un pueblo guerrero llev a que las autoridades coloniales dividieran sus asentamientos, ubicndolos distanciadamente unos de otros para debilitarlos. Esto con efecto contrario, fortaleci, primero en la cotidianidad y luego a nivel organi-
zativo, sus distintas manifestaciones como cultura, bien preservndolas, reconstruyndolas o redefinindolas estratgicamente en sus smbolos, sus ritos y sus mitos a travs de espacios educativos, polticos, sociales y econmicos. Agradecimientos Expresamos nuestros agradecimientos a las comunidades donde se vienen realizando estas investigaciones. A los licenciados Milton Harold Collazos, Jaime Enrique Quijano y la antroploga Luz Angela Palacios. NOTAS
1 2 Territorios indgenas con reconocimiento jurdico nacional. El trabajo se comenz a realizar con un grupo interdisciplinario de la Universidad del Cauca en Popayn y en la actualidad se contina con la Corporacin Ambiental Madremonte de la misma ciudad. Para ms informaciones sobre los paeces, ver el artculo de sntesis de Pachn (1987) y entre otros, Bernal 1953, Henman 1978, Rappaport 1981, Jimeno & Triana 1985, Cern 1990, Collazos 1990, Nates Cruz 1991, Nates Cruz & Cern 1992. Sobre los totorez, ver Palacios 1991. Pottier (1983) la incluye dentro de la familia pez-kokonuko y segn McQuown (1955) la lengua pez pertenece a la familia macro-chibcha. Existen diferentes dialectos que son inteligibles entre s y tienen nombres de las varias zonas donde viven: el tierradentro, el pitay, el jambal, el caldono, el toribio, el corinto y el panikita. Los trminos nasa yuwe que aparecen en este artculo estn escritos segn la cartilla Kwes Piyni editada por el Consejo Regional Indgena del Cauca (Proyecto Nasa Toribio). El apstrofe en las palabras equivale al saltillo. Segn Romoli (1963), estos indgenas llegaron al Macizo Colombiano en calidad de prfugos de la conquista inca del Ecuador. Para mayor informacin ver Friede (1967, 1976). Para ms informaciones sobre el maz, ver Nates Cruz (1991) y Nates Cruz & Cern (1992). Sobre el tema ver Rappaport, 1982. En los Andes tropicales hmedos del Norte, el pramo designa las tierras de altitud no cultivadas e inhabitadas. Es frecuentemente dedicado a las pasturas del ganado (en este aspecto, ver De Robert, en este volumen).
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Antropologa del clima en el mundo hispanoamericano / 77 9 Es conveniente referirse a periodo y no a estacin, porque estacin remite a la idea de tiempo constante de verano, invierno, etc., y en este caso no es as; en el verano por ejemplo, pueden representarse das de fro y lluvias. En general todas las poblaciones del pas hacemos referencia a un tercer periodo climtico que recibe el nombre dependiendo de la regin o la etnia. Es comn encontrar estas categoras entre nosotros como poblacin urbana y tambin en otras comunidades indgenas, la diferencia radica en su manejo. Al respecto ver Faust (1989), Corts (1986), Portela & Gmez (1988). Entre los yanaconas las clasificaciones son inversamente proporcionales. Lo fro remite a lo caliente y lo caliente a lo fro. Las poblaciones que viven en el piso trmico caliente son de sangre fra y viceversa, lo mismo sucede con los alimentos. Al respecto ver Lpez Garces (1991), Nates Cruz (1994). El croar de las ranas y la presencia de golondrinas son indicadores comunes en muchas partes del mundo. Al respecto, ver en este volumen Mesa et al. sobre Espaa, Katz, y Villela sobre Mxico. Nombran diferentes variantes como el maz capio (de color blanco), que se usa en los rituales, el maz blanco (de color crema), el maz amarillo y el maz opaco (que tiene variedad de colores). Entre los indgenas totorez, la luna es la madre que les ha dado origen a la vida. Es segn ellos quien maneja y cuida los sembrados; y el sol es quien regula el cuidado de los cultivos alimenticios, pues si alguien daa los sembrados, en el prximo ciclo agrcola no permitir que nada germine (Palacios, 1991). Al hacer referencia a la energa: tener energa, estar sin energa, la relacionan directamente con tener vida, carecer de vida, estar con poca vida. Igualmente sucede con la fuerza. La diferencia que hacen entre fuerza y energa es que la primera da vida para hacer y para sentir y la segunda da vida para permitir acercarse. De la misma manera, en la regin del Cuzco en el Per, ... los campesinos actuales del sur andino analizan las estrellas en el mes de junio para determinar si el ao es abundante o escaso en alimentos (Urbano, 188:84). Esta denominacin la dan para englobar los diferentes periodos climticos y los fenmenos meteorolgicos. Limpiar: quitarle a una persona, objeto o lugar, malas influencias del medio o de personas. Cuando hacen referencia a que un fenmeno cambia de direccin, explican que consiste en ponerlo en sentido contrario del territorio para beneficiarlos. Para mayor informacin ver Palacios (1991). Masticar hoja de coca con el polvo de una roca llamada mambe. Hasta el momento para la chamusquina, al igual que para el sereno, no hemos encontrado el nombre pez.
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Italo SIGNORINI*
RESUMEN El pueblo huave de San Mateo del Mar est ubicado en la barra litoral que separa el Ocano Pacfico de dos grandes lagunas que se abren sobre la calurosa costa meridional del istmo de Tehuantepec. Los vientos recios que soplan durante los meses de invierno azotan el territorio arenoso resecndolo a menudo hasta transformar en un desierto recorrido por dunas mviles lo que en los meses de lluvias (junio-septiembre) es tierra inundada. En esta situacin de variaciones climticas extremas, los Huaves dedican muchos esfuerzos al intento de lograr una sucesin equilibrada de las temporadas que garantice el normal desarrollo de sus actividades econmicas bsicas, la pesca en primer lugar y segundo la agricultura, que ha adquirido hoy da una importancia que no tena antao. En todo el sistema de creencias se insina esta preocupacin, de los mitos a las ideas acerca de la constitucin espiritual del individuo y de los poderes que derivan de ella. El objetivo de este artculo es aclarar este enredo de correspondencias.
ABSTRACT Ritual and Myth as Tools for Predicting and Manipulating the Weather Among the Huave of San Mateo del Mar, Oaxaca, Mexico The Huave people of San Mateo del Mar are located on the coastal barrier which separates the Pacific Ocean from two large lagoons which open to the hot northern coast of the Isthmus of Tehuantepec. The strong winds which blow during the winter months sweep through the sandy territory, often drying to the point of converting it into a desert full of moving dunes, only to become flooded land during the rainy season from June to September. In this context of extreme climatic variation, the Huave dedicate great effort to achieve a balanced transition between seasons which guarantees the normal development of their basic economic activities, number one being fishing, and now agriculture, which has achieved an importance it lacked in the past. The entire belief system reflects this concern, from the mythology to the beliefs regarding the spiritual nature of the individual and the powers which derive from it. This articles objective is to explain these complex inter-relations. RSUM Le rite et le mythe moyens de prvision et de manipulation du climat chez les Huave de San Mateo del Mar (Oaxaca, Mexique) Les Huave de San Mateo del Mar vivent sur la bande littorale qui spare lOcan Pacifique de deux grandes lagunes souvrant sur la torride cte mridionale de lIsthme de Tehuantepec. Pendant lhiver, les vents violents desschent ce territoire sablonneux au point de le transformer en un dsert couvert de dunes mobiles, qui devient pendant la saison des pluies (de juin septembre) une terre inonde. Dans cette situation de variations climatiques extrmes, les Huave tentent, par de nombreux efforts, dobtenir une sucession quilibre des saisons qui assure le dveloppement normal de leurs activits conomiques principales, la pche tout dabord et ensuite lagriculture, qui a acquis une importance quelle navait pas autrefois. Cette proccupation apparat dans tout le systme de croyances, des mythes la conception de la constitution spirituelle de lindividu et des pouvoirs qui en drivent. Lobjectif de cet article est dclairer ce rseau de correspondances.
Los huaves ocupan la franja litoral que separa al Ocano Pacfico de las dos grandes lagunas, llamadas Mar Superior y Mar Inferior, que se abren sobre la costa meridional del istmo de Tehuantepec, en las cercanas de la ciudad homnima. Aqu, sin embargo, tratar slo de los residentes en el municipio de San Mateo del Mar. La aridez extrema del territorio es la causa de que las actividades econmicas de los huaves se centren primordialmente en la pesca; pues a pesar de que demuestran poseer conocimientos del mundo vegetal y tcnicas de explotacin de los recursos agrcolas muy eficientes, la actividad agrcola es reducida debido a la escasez de especies cultivadas y a las pocas posibilidades de que fructifiquen. Esto, curiosamente, no es as por lo que se refiere a la pesca, que antiguamente, antes de la introduccin de las modernas metodologas, se practicaba valindose de mtodos ingeniosos, a pesar de que la subsistencia estaba garantizada por la enorme riqueza ctica de la zona. De hecho, la pesca era esencialmente de bajura al carecer de embarcaciones adecuadas para aventurarse mar adentro. Era y sigue siendo fundamental la pesca del camarn, actividad individual para la que se utilizan atarrayas en las aguas bajas de las albuferas que se forman, durante la temporada de lluvias, en las cuencas de la franja litoral por efecto de la feliz conjuncin del agua dulce de lluvia y el agua marina arrastrada por poderosas mareas, que transforman dichas cuencas en excelentes criaderos naturales de camarones. La pesca del camarn requiere precisamente de un rgimen regular de lluvias, cosa que raramente sucede, en especial en los ltimos veinte aos, en que se ha dado el caso de ausencia total de precipitaciones, aunque s temporadas enteras de fuertes vientos. Estas condiciones meteorolgicas adversas estn originadas por causas que superan el mbito regional, agravadas por la desenfrenada deforestacin a que ha sido sometida el rea interior del istmo. Antes, la densa vegetacin tropical humedeca, de alguna manera, los fuertes vientos del norte que soplan durante los meses de octubre a febrero1.
Oceano Atlantico
Ismo de Tehuantepec
Oceano Pacifico
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Mapa: E. Katz
Oaxaca
500 km
huaves
Fenmenos meteorolgico y mitologa Para los huaves, la lluvia se debe a la accin de seres sobrenaturales. Estos estn an ms cerca del hombre que la benfica y justa mano de Dios en lo que se refiere a la proteccin y al desvelo por sus intereses concretos. La proteccin de los seres sobrenaturales consiste, por un lado, en la defensa de la comunidad frente a cualquier otro ataque, en el plano mgico, procedente de otra comunidad; por otro, en la atencin constante prestada para favorecer la buena marcha de sus actividades econmicas. El ciclo ordenado y regular de las estaciones es esencial para la economa huave, lo cual podra parecer insustancial como observacin, pues es lo que persigue cualquier sociedad, no necesariamente arcaica. Pero para los huaves que viven en un medio ambiente tan poco favorable, con una agricultura casi insignificante, y unas actividades pesqueras que, siendo la fuente primaria de su subsistencia, estn a merced del connubio entre las aguas saladas y dulces, es de vital importancia no slo la regularidad, sino incluso la medida exacta de las precipitaciones. Debido a la conformacin topogrfica y geolgica del territorio, la mayor preocupacin de sus habitantes es evitar que se produzcan inunda-
ciones, tan fatales como la ausencia de lluvias, dos situaciones con las que el huave se enfrenta a menudo. Las inundaciones se deben a la naturaleza impermeable del terreno y a lo accidentado de su relieve, que dificulta que el agua fluya hacia el mar, problema que anteriormente -cuando an no exista la gran presa de Xalapa del Marqus, en el ro Tehuantepec- se vea agudizado por el reflujo de las aguas del ro, que inundaban la depresin situada en la franja paralela al tramo final de su curso. Se comprende, pues, la confusin de los cronistas de los siglos XVI y XVII, que hablaban de la isla de Huazontln para referirse al territorio de San Mateo, ya que, evidentemente lo conocieron durante la temporada de lluvias, es decir, en la poca en que aquel inmenso arenal se transforma en un pantanal por el que la gente ha de desplazarse en cayuco. El temor a las inundaciones, sin embargo, no se debe slo a las dramticas experiencias acumuladas, sino tambin a un mito que refiere un diluvio (ndilihay mundo /se da la vuelta el mundo/) del que se salvaron slo un hombre y dos perros, stos ltimos los progenitores de los huaves. Es, pues, menester que las entidades extrahumanas encargadas del clima cumplan diligentemente con su tarea de protectores y garantes del mundo. Los humanos, subordinados a los seres sobrenaturales, y los ms interesados en que se mantenga el orden establecido, no tienen ms mtodo de actuacin que el rito, que se expresa, como siempre, a travs de acciones y palabras. Para comprender cules son las palabras y cules las acciones que los huaves estiman necesarias para conseguir, ms o menos subrepticiamente, que los dioses satisfagan sus deseos, se hace necesario considerar la idea que tienen de la dinmica de los fenmenos meteorolgicos. *** Alessandro Lupo, de cuyo artculo Conocimientos astronmicos y concepciones cosmolgicas de los huaves de San Mateo del Mar, de 1981, me he servido para tomar muchos de los datos que aqu expongo, y del que reproducir textualmente algunos pasajes en este texto, menciona el hecho de que los componentes terrestres del cosmos no se diferencian de los astrales ni por su naturaleza (ambos tienen carcter divino), ni por las relaciones que establecen con el mundo de los humanos, sino que el huave les
presta una atencin mayor, de modo que la mitologa al respecto es mucho ms rica... En el mbito mismo de las creencias astronmicas, las referencias a la meteorologa son continuas, pudindose afirmar que si faltaran las funciones previsivas de ciertos cuerpos o fenmenos celestes, los huaves se desinteresaran de ellos por completo (1981:295). Adems, las propias entidades-fenmeno natural que para los huaves pueden a veces constituir el alter ego de un individuo, su tono -por lo general, animales-, son el rayo, el viento del sur, la serpiente de las aguas, es decir, como veremos, las relacionadas con la lluvia. Por otro lado, es significativo que quienes estn dotados de un alter ego de este tipo superior reciban colectivamente el apelativo de monbasik, es decir, los que tienen cuerpo de nube, cuerpo que les permite hazaas prodigiosas. La idea es que las lluvias son obra de una operacin conjunta del rayo ayudado por el viento del sur. Al primero lo llaman los huaves teat monteok /seor rayo/, palabra que deriva de ateokan /milagro/ y que, por consiguiente, revela en s la cualidad mgica de esta entidad meterica. Su mayor milagro, grandioso y repetido, es la transformacin del agua que saca del mar con un cubilete en agua dulce de lluvia, que luego derraman sobre la tierra las nubes, empujadas hacia la zona reseca por las mujeres-viento del sur, las mm ncharrek /seora cicln/. Los monteok montan caballos, siendo el trueno el retumbo de sus cascos; el relmpago es el resplandor de la hoja del machete que llevan, y el rayo la concretizacin terrenal, el signo comprensible para los humanos del machetazo con que matan el exceso de agua y de la firma luminosa del cese de las lluvias. El rayo, pues, es el dueo de las lluvias, quien manda en ellas. Sin embargo, tiene un enemigo: la serpiente de las aguas (ndik: el trmino es general, referido a cualquier tipo de culebra, as como tambin a los gusanos), que es metfora mtica del aspecto hostil del agua, de la peligrosidad de sus excesos; es, por lo mismo, el lado negativo del propio monteok. El huave imagina que el mundo est rodeado de agua, pero adems que su interior est lleno de agua, la que brota de los manantiales y forma los ros que corren por la superficie terrestre. A veces, cuando las lluvias son demasiado fuertes, las aguas interiores pueden salir violentamente, corriendo caudalosas por el cauce que ndik cava para ellas con su cacho de oro, despus de perforar el cerro en que normalmente vive encerrado su vida cotidiana. Del mismo metal que el cacho es tambin la lengua de ndik, que por su brillo repre-
senta un excelente blanco para el monteok, que descarga en ella su arma fulminante decapitndola. Es el castigo de monteok a todos aquellos que ahir omeaats /tienen corazn/ y que, descaradamente, desafan con hechos y palabras a los dioses. Y es esto lo que la serpiente hace. Entre la lengua de oro y el rayo existe, sin embargo, otra asociacin que comentar ms adelante. Respecto al castigo impuesto por el rayo a sus adversarios, recuerdo lo que me cont una madre huave, afligida por la muerte de su pequeo. Se haba ido al rancho con l, cuando el cielo empez a oscurecerse y el nio a ponerse nervioso, a llorar y agitarse. Comenz a llover y el nio quiso salir de la choza para orinar. All fuera el rayo lo fulmin, quemndole la boca. La madre no tena ninguna duda: el rayo le haba alcanzado la lengua porque el alter ego del nio, su tono, era serpiente y, por consiguiente, el hijo era serpiente, segn el concepto de coesencia entre el hombre y su doble que caracteriza al tonalismo en general, sea cual fuere su expresin particular. La culebra acutica cornuda es un elemento ideolgico comn en Mesoamrica: la encontramos, por ejemplo, en la iconografa maya clsica, en el folclor de los zoques (Thomas, 1975: 221) y de los chortis (Thompson, 1975: 320-21), como nos recuerda Bez Jorge (1983: 407) en su ensayo sobre la cosmovisin de los zoques, y en forma de dragn entre los totonacas (vase Ichon, 1973: 88). Est encuadrada en un contexto de amplias y abigarradas asociaciones entre serpiente-rayo-nubes-lluvia-cielo, procedentes del modelo de asociacin simblica dominante en Mesoamrica en poca prehispnica, modificado en cada etnia segn, podramos decir, su propia reaccin sincrtica a la presin aculturativa desencadenada por la Conquista. Lupo (1981), en su anlisis de la etnometeorologa huave, hace notar que sta no contempla la identificacin entre la serpiente-agua y la serpiente-rayo, como hacen, por ejemplo, los zoques, segn los cuales -cito las palabras de un informante tal y como fueron registradas por Bez-Jorge (1983: 396)- en los cerros hay muchas serpientes grandes, para all se van cuando hay lluvia, se suben a los rboles. Oamos de los viejitos que las serpientes salen de los rboles y se suben a las nubes, se van subiendo y llegan al cielo, luego se vuelven rayo y trueno y van siguiendo a la nube. Andaban en las nubes las serpientes como rayos. Existe, por otra parte, un concep-
to parecido entre los huaves, sugerido probablemente tambin por el diferente medio ambiente: del mar surgen las ndik oik /serpiente nube/, productos del agua dulce que entra en el mar, vstagos en cierto sentido de la ndik que anida en las entraas del cerro. Las ndik oik son las magas de viento que traen los ciclones y que hacen que ndik pueda abrirse otra vez camino hacia el exterior y regenerarse. Dice Lupo (1981: 299): mientras que todos los informantes estn de acuerdo en indicar a la serpiente cornuda como el enemigo principal del monteok... en el caso del cicln son muchos los que sostienen que es precisamente l quien lo enva... De ah que se acorte la distancia enorme que separa a la serpiente del monteok, hasta casi llegar a hacerlos coincidir a los dos en el cicln. Ndik, pues, no slo resume en s, mediante un proceso sinecdtico, la multiplicidad de los ndik oik, sino que representa el necesario polo de oposicin del monteok para formar una pareja maniquea en la que cada polo condiciona en cierto sentido o, mejor dicho, funda y legitima la existencia del otro, haciendo adems posible su relacin metafrica con elementos que quedan fuera de su campo semntico, como por ejemplo, entre rayo y proteccin (en la cultura de los totonacas de la Sierra, por extensin, entre rayo y maz), o entre serpiente/brujera/maldad. Decamos antes que la serpiente tiene la lengua de oro, es decir, que es rayo. Esto nos lleva a la interrelacin de causas y efectos entre el rayo y la lluvia observables empricamente -los rayos anuncian que est a punto de escampar-, y al mismo tiempo supone algo que al primer impacto nos parece contradictorio, a saber, que en gran parte de la mitologa mesoamericana se hable del rayo como de una emanacin de la lengua misma del reptil terrestre, lo cual es lo inverso de la ontogenia presente en otros mitos de los mismos grupos. Vase, por ejemplo, Ichon (1973: 75, 82, 85, 86, 88), quien refiere la creencia de los totonacas de la Sierra sobre el Seor del Maz, divinidad solar, que le corta la lengua al lagarto para convertirla en Relmpago. Ichon (1973: 88) recuerda, adems, que entre los aztecas el dios terrestre Tlaltecuhtli era representado por un monstruo mitad tiburn, mitad cocodrilo, abierto el hocico, dispuesto a tragarse a los muertos o los astros, con lengua en forma de cuchillo de sacrificio. Seler, como Beyer, interpreta ese cuchillo de slex como un rayo de luz. Adems, los totonacas llaman a la boa serpiente-venado (porque creen que tiene cuernos), y la asocian con el viento. Segn Ichon (1973:
138), adems, el rayo es desatado por el viento -o se desata del calzado del Trueno- bajo la forma de una serpiente. Anlogamente, los huaves llaman a la boa xikuw ndik /venado serpiente/. Permtaseme insistir en algo que ha de quedar suficientemente puesto de relieve. Si evitamos detenernos en oposiciones estructurales consideradas fuera del contexto general (a no ser que persigamos un objetivo analtico), y ms bien nos servimos de ellas como instrumentos hermenuticos para la comprensin global del sistema, podemos apreciar que cada pieza que compone la metfora indgena se comporta como si tragara a su opuesto y lo pariera nuevamente. Limitndome a la metaforizacin huave, ms sencilla que otras de la misma rea mesoamericana, el rayo mata a la serpiente, pero la serpiente contiene el rayo, lo produce y le da sentido; los beneficios contienen los maleficios, y estos ltimos permiten la existencia de los primeros (podramos aadir que esto es as tambin en el plano sicolgico de su reconocimiento como tales, antes que como acontecimientos cuya percepcin la propia costumbre dificulta). Sin embargo, la serpiente no es solamente agua mala, frente a un agua buena o benfica, sino que tambin pertenece al campo de la podredumbre, de la oscuridad y de su expresin mxima, la muerte, turning point para la reanudacin de la vida, de la sexualidad peligrosa (pinsese en su frecuente conexin con el monstruo hambriento de la tierra, y en la personalidad femenina dotada de una vagina dentada que varios grupos del istmo, los zoques, por ejemplo, le atribuyen, aunque no falta tampoco entre los huaves, si bien para stos va ligada al personaje de Sap Cheeb, aparicin malfica en forma de mujer hermosa, encarnacin, a su vez, del vapor que crean las lloviznas espordicas del final de la temporada seca). En un cuento mtico, teat monteok habla a la serpiente como a una novia, para que levante la cabeza y as poder cortrsela, interrumpiendo de este modo su devastador avance en el territorio. Concuerda con esto Bez-Jorge (1983: 396) quien, hablando del lugar que ocupa la serpiente en el pensamiento de los zoques, dice que ocupa un sitio primordial en el mundo sobrenatural. Las creencias asociadas la ubican, precisamente, como eslabn que articula lo natural y lo sobrenatural, la dimensin de lo cotidiano y el mbito de lo mtico, y aade luego que es un encanto... y los encantos antes eran como hombres, se fueron al cerro cuando el fin del mundo, cuando muri nuestro seor Jesucristo. Idea sta decididamente sincrti-
ca, que tiene su homlogo en la cultura huave, si bien en sta la ruptura de la unidad entre la cualidad fsica, que caracteriza hoy a los humanos, y las cualidades y poderes propios de los seres extrahumanos se atribuye a la introduccin del bautismo, que plasma a los hombres otorgndoles poderes limitados, como Dios quiere, aunque quedan enriquecidos por el don de la gracia, que permite establecer con l una alianza especial. Anteriormente, cuando los montaweal /los antiguos/, los humanos eran, por consiguiente, todos monteok, si eran varones, y ncharrek si eran mujeres. Hoy en da, los monteok y las ncharrek viven retirados en el cerro Bernal, situado a oriente, y mantienen el contacto con los humanos para defenderlos de los ataques procedentes del nivel de realidad al que stos ya no tienen acceso, convirtindose en alter ego de algunos de ellos, otorgndoles de este modo poderes superiores. Los monteok exigen de los hombres respeto y observancia de la regla de la generosidad con respecto a los bienes materiales, que han de considerar como el fruto de lo que ellos les han concedido, en particular el agua. Ritos de lluvia Pasemos ahora a la etnografa de los ritos2, que al haber optado por privilegiar aqu las consideraciones de orden general, relatar de manera sinttica, aunque quiz habra tenido que concederle ms espacio. De todos modos, la complejidad de los datos habra sido un impedimento para poderlos discutir adecuadamente en el poco espacio de que disponemos. Podemos decir que los ritos relativos a la lluvia estn dispuestos en un ciclo cuyos eslabones no siempre manifiestan claramente su naturaleza, sino que sta se infiere del anlisis de los elementos simblicos que aparecen en el rito y de las combinaciones de elementos. El ciclo ritual se articula superponindose a lo que yo llamara la espina dorsal litrgica impuesta por el catolicismo. Son tres los momentos religiosos esenciales del calendario litrgico para el pensamiento huave: la Candelaria, el Corpus Christi y San Mateo, patrn del pueblo, que van desde el final de la temporada de viento al final de la temporada de lluvias (es decir, del 2 de febrero al 31 de septiembre), con el pice ritual en el Corpus Christi, que cae al comienzo de la temporada de lluvias.
Singulares asociaciones, por ser figuras sagradas cristianas, vinculan a San Mateo con la Virgen de la Candelaria. Cuenta una leyenda que el Santo, para proteger a su esposa, la Virgen de la Candelaria, y a su hijo, con el que siempre se la representa en la iconografa, mat a su amante-serpiente cortndole la cabeza. Aadamos que a la Virgen de la Candelaria se la llama tambin Nik-mior, el nombre de la diosa que se arroj al mar, en el que desapareci (aunque hay quien dice que los antiguos la conservaban escondida en la iglesia), a la llegada del cristianismo, y que tena forma de piedra. Por eso su nombre completo es Nik-mior kang, pues kang significa piedra; pero la palabra significa tambin vulva, lo cual sugiere interesantes asociaciones. No hay duda de que la diosa antigua estaba caracterizada por una feminidad prepotente, algo que se refleja tambin en su forma epigonal cristiana. A partir de la fiesta de la Candelaria, y a medida que se acerca el Corpus Christi, se van haciendo cada vez ms intensos y frecuentes los llamamientos y los signos acuticos. Me limitar a recordar las tres etapas ms importantes del ciclo ritual. Empezar por el viaje ceremonial que hace el alcalde al mar en el mes de abril. Se trata, en realidad, de un viaje, como lo he llamado yo, aunque en San Mateo se le da el nombre de procesin, dado que el alcalde va acompaado por las imgenes de cinco santos de la Iglesia (Mateo, Candelaria, Juan de Dios, Natividad, Rosario). Sin embargo, es necesario mencionar que el alcalde, personaje sagrado, no debe tocar el agua de las lagunas con sus pies, por lo que es transportado en hombros cuando debe atravesarlas. Al llegar a la orilla del mar pide perdn a Dios, al mar, a los monteok, rogndoles que bendigan al pueblo con lluvias que hagan crecer y hacer contentos a las plantas, los peces y los hombres. Pero no es slo el pueblo, mediante su representante, quien pide perdn, sino tambin los santos, transportados en andas hasta dentro del mar, donde quienes los transportan inclinan las andas en direccin al sureste en seal de reverencia y respeto del santo hacia los monteok que viven en el Cerro Bernal. La devocin del alcalde y la perfecta ejecucin del rito son, obviamente, elementos esenciales para conseguir un resultado positivo. El 3 de mayo se celebra la Santsima Cruz, considerada la puerta de entrada al Corpus. Junto a la mayordoma del Corpus encontramos la mayordoma llamada mbas ndok /cuerpo de la red/, ligada al grupo de pesca-
dores que usaban redes grandes. Parte importante del complejo ceremonial de esta mayordoma es la actuacin del grupo de los poh /tortuga/ (el nalesheran poh es la tortuga de tierra [Chrysemys scripta]). Sobre el altar domstico de la casa del mayordomo est el caparazn de una de estas tortugas, cubierto de flores. El da de la vspera de la mayordoma del Corpus Christi, la tortuga se saca de la casa del mayordomo y se lleva a la Iglesia, de donde sale otra vez para ir en busca de su familia: pap, mam, padrino y madrina. Cada vez que encuentra a un miembro de su familia (personas que han aceptado de antemano interpretar ese papel) regresa a la casa del mayordomo, donde es recibida por un miteat poch /padre de la palabra/, un maestro de ceremonias que conoce la etiqueta y las palabras impuestas por el ritual. Durante su recorrido, la tortuga va acompaada por la msica, ya que, como deca un informante, la tortuga est cantando para la lluvia, porque es del agua, siempre quiere agua. Con esta peticin, la tortuga resume emblemticamente las peticiones de todo el mundo animal debido a su naturaleza acutica, o, mejor dicho, por su tropismo al agua: de hecho, los poh aparecen en la temporada de lluvias, mientras que en la temporada seca estn en letargo bajo la tierra. Aada el mismo informante: De dnde sale la tortuga?, no de dnde el agua? Cmo hace el pjaro?, cmo hacen los animales que quieren agua? Por ejemplo, qu hace la rana? Canta. Qu cosa est pidiendo? Est pidiendo el agua, contenta est la rana. Ahorita dnde est cantando la rana? Est cantando bajo la tierra. La tortuga igualmente. (La conversacin tuvo lugar en la temporada seca.) El canto de la tortuga se confa a un experto que conozca perfectamente el texto, que concluye con las palabras poh leah! poh wish! poh! /tortuga mano! tortuga pie! tortuga!/, es decir, la tortuga anda, la tortuga viene!. El contenido metafrico es patente. De este modo la tortuga se carga de sacralidad, y forma con la serpiente (hablar enseguida de la danza de la serpiente) y con la red para la pesca (que, como hemos visto, posee una mayordoma propia) un articulado complejo de relaciones simblicas, cuyo eje y catalizador es el agua. Escuchemos una vez ms las palabras de un informante: Todo, todo, miles de cruces estn en la atarraya. La atarraya es nangah (sagrada)... La atarraya sirve para dentro del agua, pura cosa de agua3... Atarraya, tortuga y serpiente no estn peleando... todo es miembro del agua... quiere decir que estn mencionando de agua, puro agua.
Una segunda y fundamental celebracin ritual es la danza de la serpiente, que evoca el mito de la serpiente matada por el rayo, del que ya he hablado. Queda a cargo de un grupo ceremonial, los monhing das /los que celebran la danza/, que tambin estn presentes en la fiesta del Patrn y en la de la Candelaria. Sin embargo, la danza cobra su verdadero significado y fuerza operativa slo en el Corpus Christi, en que se danza toda completa, es decir, incluyndose la representacin de la muerte de la serpiente a manos del hroe flechador, episodio que est ausente en las otras dos celebraciones festivas, lo cual es perfectamente comprensible, dado que tendra poco sentido representar el mito para pedir la lluvia el 21 de septiembre o el 2 de febrero. Extremamente interesante es que los personajes del flechador y de la serpiente sean llamados David y Goliat, que David sea, naturalmente, el flechador que mata a la serpiente, y sta Goliat, y que los dems danzantes representen a las ovejas del rebao de David. Observado desde fuera, los etnlogos entendemos perfectamente que las ovejas son las nubes que acompaan al rayo-David, que ste triunfa sobre las aguas enemigas, es decir, que nos encontramos ante un fascinante tout se tient, frente a un milagro de equilibrios sincrticos. Conclusin Al comienzo de este trabajo hablaba de acciones y palabras, los elementos que dan forma y sustancia al rito. El poder de ambas se debe -por el principio de la consecuencialidad existente entre la regla y sus derivaciones- a que se refieren sintticamente a un acontecimiento paradigmtico sagrado, inmutable, mticamente fundado, del que deriva a su vez la posibilidad de conseguir que se produzcan otros acontecimientos, que interesen a los humanos, mediante la fuerza inherente a la analoga establecida con los primeros. Esto es lo que Lisn Tolosana (1983: 38) define una atribucin analgica, a saber, una transferencia metafrica que condense, en un referente analgico indudable, reglas incontrovertibles, y que, al ser llamado, garantice la posibilidad de dominar desrdenes que pudieran trastocar los equilibrios establecidos por el proyecto divino. En el caso particular de que
hablamos, el proyecto divino consiste en la sucesin puntual de las estaciones y en la medida de sus manifestaciones peculiares. Bloch (1974), cuyos intereses se centran principalmente en la forma del discurso, en sus modalidades expresivas, a pesar de que sus consideraciones pueden extenderse fcilmente a los gestos y a todo lo que llamamos accin ritual, refirindose a las caractersticas del lenguaje ritual dice de ste que es un lenguaje empobrecido (1974: 60) por estar su sintaxis comprimida y resultar, por consiguiente, repetitivo y estilizado en extremo. Ms adelante (1974: 63) aade que es un lenguaje cargado de poder y coercin, porque si el discurso del hablante ya contiene en s el tipo de cosas que dir, predecir tambin la respuesta del interlocutor, al menos siempre que ste acepte el mismo cdigo. Este valor constrictivo del lenguaje ritual lo refiere Bloch, sin embargo, solamente a la direccin vectorial arriba/abajo del eje que conecta al superior con el inferior, no importa si se trata del soberano con respecto a su sbdito, o de un dios con respecto al hombre. De hecho, yo creo que la constriccin que puede ejercer el lenguaje ritual del inferior en el superior es exactamente igual a la que ejerce el lenguaje de ste ltimo, dado que la fuerza de este tipo de lenguaje es aspticamente o mejor dicho, neutralmente inherente, es decir, que no depende del nivel jerrquico del hablante.4 Los bailes, gestos, actos simblicos se repiten, pues, siempre iguales en el tiempo. El rito, tanto entre los huaves como en cualquier otra parte del mundo, comunica rdenes, reglas, verdades, las explica y tranquiliza a los hombres cuando, aconjogados por eventos negativos, los ana mediante la emocin compartida en la ejecucin del rito, dndoles adems la esperanza de que, con la forma de sus gestos y sus palabras, podrn conseguir de las fuerzas y los seres infinitamente ms poderosos, lejanos, caprichosos e imprevisibles, transformaciones de la realidad, beneficios y cualquier otro deseo privado o colectivo que tengan. Poh leah, poh wish, poh... y la lluvia empieza a caer.
NOTAS
1 2 Para una descripcin ms amplia y detallada del medio ambiente huave, vase Signorini 1979. Muchos de los datos etnogrficos sobre las fiestas religiosas y los rituales para la lluvia se los debo a las notas de campo recopiladas por Veneranda Rubeo durante su investigacin del 1991-92 (noviembre-junio). Al contener sal, que es sagrada, el agua del mar se vuelve a su vez sagrada. Este tema lo he tratado en mi ensayo Divagaciones a partir de un conjuro contra la espinilla, que va a ser publicado en Madrid en un volumen de homenaje a Carmelo Lisn Tolosana.
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BIBLIOGRAFIA
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RESUMEN Es difcil imaginar que el clima no sea importante para los mixtecos, dado que se llaman a s mismos el Pueblo de la Lluvia. El elemento que ms caracteriza el clima de esta regin es la alternancia entre la estacin de lluvia y la estacin de sequa. El principal cultivo de subsistencia, el maz, depende del temporal, ya que pocas zonas son irrigables. La espera de las primeras lluvias es una fuente de angustia. A su vez, el exceso de lluvia puede ser daino. Para controlar este elemento tan aleatorio, se practican ritos para pedir e impedir la lluvia y se han desarrollado varios mtodos de previsin del clima. Lluvia y sequa sirven de eje simblico en prcticas cotidianas tales como la agricultura y la cocina, y en la expresin de la reproduccin, de los procesos de la vida, de la fertilidad y la abundancia. Al mismo tiempo, el ciclo de la lluvia se representa como el ciclo de la vida hu* ORSTOM (Institut Franais de Recherche Scientifique pour le Dveloppement en Coopration). Dpartement Milieu et Activits Agricoles. 209-213, rue La Fayette. 75480 Paris cedex 10. FRANCIA. Actualmente basada en el CIFOR (Center for International Forestry Research), Bogor, INDONESIA. Mxico, DF.
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mana. Todos los fenmenos meteorolgicos son ligados a la lluvia, pero ciertos pueden ser tambin secos o de lluvia, como el viento, el remolino, y el rayo. El paso de la lluvia a la sequa (y viceversa), marcado por ritos, se compara con el paso entre vida y muerte, entre este mundo y el otro mundo. ABSTRACT Rituals, representations and meteorology in the Land of Rain (Mixteca, Mexico) As Mixtec people call themselves the People of the Rain, it would be difficult to imagine that climate is not important for them. Corn, their main staple, is very dependent on rain, as few areas can be irrigated. Waiting for the first rains is source of anxiety, yet too much rain can cause damage. In order to control this hazardous element, Mixtec people perform rituals to ask for the rains or stop them. They also have developed weather forecasting methods. Rain and drought are a symbolic axis in daily practises such as agriculture and cooking, as well as in the representation of reproduction, vital processes, fertility and abundance. At the same time, the cycle of rain is identified with the human life cycle. All the meteorological phenomena are linked to the rain, but there may be dry or wet winds, whirlwinds and lightning. The passage from rainy to dry seasons (and vice-versa), marked by rituals, is compared to the passage between life and death, this world and the other world. RSUM Rites, reprsentations et mtorologie dans la Terre de la Pluie (Mixteca, Mexique) Il est difficile dimaginer que les facteurs climatiques naient pas une importance prpondrante pour les Mixtques qui se dsignent comme le Peuple de la Pluie. La principale caractristique de leur climat est effectivement lalternance entre la saison sche et la saison des pluies. Le mas, la principale plante vivrire, dpend de la pluie, car peu dendroits sont irrigables. Lattente des premires pluies est source dangoisse, or lexcs de pluies peut tre nuisible. Afin de contrler cet lment tant alatoire, les Mixtques pratiquent des rites pour demander et arrter les pluies
et ont dvelopp diverses mthodes de prvision du climat. La pluie et la scheresse servent daxe symbolique dans des pratiques quotidiennes comme lagriculture ou la cuisine, ainsi que dans lexpression de la reproduction, des processus vitaux, de la fertilit et de labondance. En mme temps, le cycle de la pluie est reprsent comme le cycle de la vie humaine. Tous les phnomnes mtorologiques sont lis la pluie, mais certains peuvent tre secs ou de pluie, comme le vent, le tourbillon et la foudre. Le passage de la pluie la scheresse (et vice-versa), marqu par des rites, se compare au passage entre la vie et la mort, ce monde et lautre monde. Es difcil imaginar que los factores climticos no tengan una importancia preponderante entre los mixtecos, que se autodenominan como el pueblo de la lluvia. En efecto, la principal caracterstica de su clima es la alternancia entre la estacin seca y la temporada de lluvias, y la lluvia es el fenmeno meteorolgico primordial. Los dems elementos climticos estn ligados a ella o se derivan de la misma.
Primero examinaremos el medio fsico de la Mixteca, sus caractersticas climticas y su influencia en la agricultura, principal actividad de los habitantes de dicha regin. Luego estudiaremos la representacin de los fenmenos meteorolgicos, en particular la de la lluvia, y despus la importancia del control de este elemento climtico por medio de la previsin meteorolgica y los rituales, que remiten al mismo sistema simblico.1
El medio fsico La Mixteca, ubicada en el sur de Mxico, ocupa la parte occidental del Estado de Oaxaca, una franja oriental del Estado de Guerrero y el extremo meridional del Estado de Puebla (fig. 1). Como toda la parte tropical de Mxico, est sometida a la alternancia entre estacin seca (de noviembre a abril) y temporada de lluvias (de mayo a octubre). Esta regin montaosa presenta grandes variaciones climticas microlocales en funcin de la altitud y de la orientacin con respecto al ocano, de lo cual son testimonios el mapa de precipitaciones (fig. 2) y las grficas del rgimen de precipitaciones (figs. 3 y 4) y de temperatura (fig. 5) que mostramos ms adelante. En el sur la llanura costera mixteca bordea al Ocano Pacfico, paralelamente a la Sierra Madre del Sur, cuyas vertientes frenan las nubes procedentes del mar. El altiplano, encerrado entre la Sierra Madre del Sur, la Sierra Madre Oriental (la cual lo protege de los vientos marinos del Ocano Atlntico) y el Eje Neovolcnico (que reduce la influencia de los vientos continentales del norte) (fig. 1), presenta un clima ms fro y ms seco. Segn la clasificacin de Kppen modificada por Garca, los climas de la regin se clasifican del clido (A) al templado (C) y del semirido al subhmedo (w (w2)), es decir de 400 mm a 2.600 mm anuales. Debido al relieve, las diferencias de temperatura son muy marcadas entre el da y la noche (fig. 5). Como en otras partes de Mxico, los habitantes de la regin llaman a las tierras bajas tierra caliente y a las altas tierra fra.2
440 mm
930 mm
1280 mm
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500
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2500
3000
Sin embargo, a pesar de estas variaciones, los mixtecos llaman a toda la regin u Savi, la Tierra de la Lluvia. Los aztecas, que conquistaron progresivamente los diversos seoros mixtecos entre los siglos XIV y XVI, la llamaron Tierra de las Nubes, Mixtecapan.3 Los espaoles, despus de haber vencido a los aztecas en 1521, conservaron las estructuras de su imperio e hispanizaron la denominacin de los pueblos y de los lugares. El Mixtecapan se convirti en Mixteca y sus habitantes, los mixteca (en singular mixtecatl), en mixtecos. En la actualidad, la Mixteca est habitada por indgenas -hablantes de lenguas indgenas- y por mestizos (en espaol local gente de razn), que comparten con la poblacin indgena el mismo fondo cultural.4 Los mixtecos constituyen el grupo ms importante. Otros pequeos grupos, antes incluidos en los seoros mixtecos, an constituyen pequeos enclaves: los chochos y los popolocas al norte, los triquis y los amuzgos al sur.5 Como los mixtecos, hablan lenguas de familia otomangue.
La Mixteca fue muy prspera hasta inicios de la poca colonial (Pastor, 1987). Sin embargo, en la actualidad, es una de las regiones ms pobres de Mxico. La parte norte en particular, con clima ms fro y seco, y con tierras erosionadas, padece de un importante xodo rural; su vocacin principal es la agricultura de subsistencia (cultivos asociados de maz, frijol y calabaza),6 con la cual no logran la autosuficiencia; el trenzado de la palma (Brahea dulcis) y, sobre todo, las remesas de los migrantes contribuyen al mantenimiento de la poblacin. En la parte sur, con clima ms favorable y con tierras menos erosionadas, la agricultura de subsistencia se completa con el cultivo del caf (Coffea arabica), la caa de azcar (Saccharum officinarum), el ajonjol (Sesamum indicum ) o el algodn (Gossypium hirsutum), o incluso con la cra de ganado mayor. La tasa de emigracin es tambin relativamente elevada, pero no alcanza, como en la parte norte, un crecimiento demogrfico negativo.7 Los factores climticos son determinantes para esta agricultura que tanto depende de la lluvia.8 Un retraso en la llegada de las primeras lluvias en el mes de mayo pone en peligro los sembrados de maz. Despus, es su crecimiento el que se ve en peligro si las precipitaciones son insuficientes o si la cancula seca (vase ms adelante) dura demasiado, lo que ocurre en los climas semiridos del norte de la Mixteca. En la parte sur, por el contrario, los excesos de lluvias pueden destruir las cosechas, los caminos y los puentes, lo que impide cualquier reabastecimiento desde el exterior. A ello se agregan, en la zona norte, los riesgos de heladas, de noviembre a enero.9 Aunque se haya efectuado un sobrevuelo general de la regin, los datos aqu presentados se recogieron sobre todo en zona subhmeda, en la vertiente de la Sierra Madre del Sur, a unos 150 kms. del Ocano Pacfico, en especial en el pueblo de San Pedro Yosotato, cuyo territorio se encuentra entre 800 y 2.400 m de altitud. Dicho pueblo est habitado tanto por hablantes de espaol como de mixteco; la mayor parte de estos ltimos tiene ms de 40 aos de edad y es casi todo bilinge. En realidad cierto nmero de habitantes es originario de pueblos indgenas o mestizos vecinos y se instalaron en Yosotato, ya sea despus de la revolucin de 1910, o en la dcada de los sesentas, cuando se dio la expansin del caf. Desde los aos sesentas, la mayora de las familias no transmite ya el mixteco a sus hijos, mientras que an se practica en los pueblos vecinos. Como todos los habitantes comparten la misma cultura, me referir a ellos como mixtecos, independientemente de su lengua usual.
La alternancia estacional Los mixtecos llaman a la temporada seca estacin de secas en espaol, o tiempo ichi en mixteco, que quiere decir lo mismo. En mixteco, tambin la denominan tiempo in o da y in, la estacin clida o los meses de calor, porque hace calor durante el da, lo que es menos frecuente en la temporada de lluvias. Sin embargo, en las tierras altas, de noviembre a febrero, la temperatura nocturna puede ser de menos de 0 C (fig. 5). Los mixtecos de estas zonas llaman a este periodo los meses de
Nochixtlan 35 30 25 20 15 10 5 0
N N
Tlaxiaco 40 30 20 10
A A
-10
Ometepec 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0
helada, da y yuwa. La estacin de las lluvias es tiempo sv o da y sv.10 En la representacin de los mixtecos, la sequedad es caliente (in), y la humedad, el agua o la lluvia son fras (vxi). Estas categoras se reencuentran especialmente en la clasificacin de las enfermedades y de los alimentos, y tienen una particular consideracin en los regmenes alimentarios prescritos a los enfermos y a las recin paridas.11 Adems, la oposicin entre seco (ichi) y de lluvia (sv) reaparece en el caso de algunos elementos climticos (viento, remolino, rayo) y de ciertos periodos (cancula). En efecto, la cancula (y y) es el periodo que cae a fines de julio, en el curso del cual disminuyen las lluvias (cf. fig. 4) o pueden incluso, en clima semirido, detenerse por completo. A este periodo se le llama as porque corresponde temporalmente a la cancula espaola (cf. Mesa et al., en este volumen).12 En mixteco, y y significa el mes (y) malo o bravo (y). Se considera que la cancula es peligrosa para las heridas, que se enconan (se hinchan, se infectan y no cicatrizan)13 y que ciertos hongos comestibles, en particular los hongos de chile (Russula spp.) y de jina (Amanita caesarea), se vuelven txicos. Por lo regular la cancula es una cancula seca (y y ichi) o, en ciertos aos, en clima hmedo, puede ser reemplazada por una cancula de lluvia (y y sv).14 Entonces hay pocas tormentas, pero llueve da y noche. En teora la cancula de lluvia comienza, igual que la cancula seca, el da de Santiago (25 de julio), dura tambin un mes (y) y se acaba el 24 de agosto, da de San Bartolo, santo de las culebras. Ese da, salen muchas culebras, saltan una hora nada ms y despus regresan a su normalidad. El principio y el fin de este periodo estn marcados por terribles aguaceros y, en caso de cancula seca, por una tormenta memorable. Los fenmenos meteorolgicos Para los mixtecos, la lluvia (sv) es el fenmeno meteorolgico predominante y los dems fenmenos estn ligados a ella.
Las nubes, la lluvia y el ciclo del agua Segn los habitantes de San Pedro Yosotato, slo la llanura costera es regada por nubes procedentes del mar, cosa que no sucede al alejarse del ocano.15 Lejos de la costa las nubes (vk) se forman en las barrancas (yuvi), en el fondo de las cuales hay agua a menudo: es el vapor (yk) que se eleva de la tierra, sube y se transforma en nube. Como lo describe un habitante del pueblo vecino, Santiago Nuyoo, la nube no viene del cielo, aunque quisiramos, sino sube de la tierra (Monaghan, 1987: 417).16 Tambin, al llegar la estacin de lluvias, cuando se quema la roza, sube el humo y se vuelve nube, dicen los habitantes de Yosotato. Adems, para hacerlas venir, los chamanes de Santiago Nuyoo fumaban tabaco, porque las nubes son como el humo (Monaghan, op. cit.: 441).17 Algunas personas, en especial los ms viejos, mencionan tambin que las nubes se forman en el interior de los cerros ms altos (yuku sukun, o igualmente denominados yuku sv, cerros de lluvia), en cuevas denominadas casa de lluvia (vei sv), en donde reside uun sv, la divinidad de la lluvia.18 El agua de estas cuevas se condensa en nubes, que el viento -que tambin reside dentro de estas grutas- empuja hacia la cumbre de la montaa:
Hay cerros altos donde hay casas de agua. De ah nace la neblina (yukwa vaxi vk sv), ah nace el agua. Estos cerros altos traen agua. Son los cerros ms altos que vemos, de esos cerros de aqu: el cerro de Chicahuaxtla, el cerro de la Campaa, el Yuku Kasa. De esos cerros nace el agua. Son cerros muy fros, traen mucha agua. Cuando se nubla la punta del cerro, viene de adentro del cerro...Con el viento se riega la nublazn. El viento empuja la nublazn de adentro del cerro hasta arriba, en la punta del cerro.19
Hay testimonios de esta representacin desde la poca prehispnica, al menos en lo que toca al Mxico central.20 En efecto, en la estacin de lluvias, al amanecer, la neblina (vk) se estanca en el fondo de los valles y se evapora conforme se eleva la temperatura. Las nubes son frenadas por las montaas ms altas. Despus del medioda, las nubes coronan las cumbres antes de desplomarse en forma de lluvia.21 En Santiago Nuyoo, Monaghan (1987: 417) recibi de un anciano el relato de un mito de origen de la lluvia:
Antropologa del clima en el mundo hispanoamericano / 109 En otro tiempo, no haba lluvias. La gente viva en una tierra rida. Slo la tierra seca, slo la roca dura, la tierra dura. Las plantas, los animales y los hombres que necesitaban la lluvia rogaron a una cinaga (noyo), y comenz a elevarse un vapor de un peasco, llamado nu uun noyo (dios de la cinaga) o San Marcos. [...] De este vapor se formaron las nubes, que maduraron para caer en forma de lluvia.
Los mixtecos representan la tierra de una manera antropomrfica y femenina: los ros son sus venas, las barrancas su vagina, las cuevas su matriz (Monaghan, 1987: 385, 449). As, el que las nubes se formen en barrancas o en grutas responde a la misma lgica. Matrices simblicas, las cuevas o el interior de las montaas son lugares mticos de origen de los hombres y del maz,22 pero tambin es el lugar donde residen los muertos, los antepasados, cuyo nombre mixteco (tata) significa tambin semillas. Las cuevas ocultan tesoros enterrados o las osamentas de los antepasados paganos (tiumi), de los cuales algunos, segn Monaghan (op. cit.: 393), se convirtieron en uun sv, divinidades de la lluvia. De la misma manera que los primeros hombres y las primeras semillas, las nubes se gestan en el interior de las montaas. Nubes, vapor y humo emanan del seno de la tierra. Da con da, las cocinas llenas de humo, matrices simblicas de la casa,23 recrean el ambiente del inframundo. Los alimentos cocidos en hornos de barbacoa,24 vientre de la tierra de donde se escapa el vapor, se sirven en los rituales. Los tamales, pequeos paquetes de masa de maz, cocidos al vapor en el vientre de las ollas,25 son el platillo tpico de los velatorios y la ofrenda predilecta en el altar de los muertos en Todos Santos; al simbolizar a la vez el sexo femenino y el cuerpo del difunto, los tamales representan en condensado la fertilidad, la vida y la muerte. Despus del parto, es en un bao de vapor, otra representacin de la matriz terrestre, que las mujeres recuperan su fertilidad y renacen a la vida.26 El ciclo de la lluvia sigue el ciclo de la vida: la fertilidad, la abundancia, la vida, provienen del mundo de los muertos, la muerte se recicla en vida, de la misma manera en que la vida lleva a la muerte; la lluvia viene de la tierra, pero, a su vez, la tierra viene de la lluvia.27
La lluvia proviene de la tierra, pero desciende del cielo. En mixteco llueve se dice kun sv la lluvia desciende. Los mixtecos de Yosotato dicen que son las aves que traen la lluvia y que es Dios quien las manda. Si se matan mucho a las aves, ya no va a llover y si sacamos las cras del nido, nos pega el rayo. Los mixtecos clasifican a los animales en funcin de su hbitat (terrestre, acutico o areo); la mayor parte de las aves es animales que vuelan en el cielo. Segn Monaghan (op. cit.: 419-427), la divinidad de la lluvia (uun sv), as como los santos que se asocian a ella guardan una relacin con el cielo. En lengua mixteca, la lluvia tiene el clasificador semntico de lo sagrado (sv-ya) (De Len, 1980).28 Despus de una gestacin en el vientre de la tierra, las nubes se transforman en lluvia, la cual, a su vez, crea29 y fertiliza la tierra. La lluvia, portadora de fuerza vital (yii), es un lquido fecundante que hace crecer las plantas, sus hijos,30 en el tero de la tierra (Monaghan, op. cit.: 449). En efecto, el crecimiento de las plantas y en especial del maz es indisociable de la lluvia. La representacin de la lluvia, como la de las nubes, remite al ciclo de la vida. Como lo expresa un mixteco de Santiago Nuyoo, el maz sin agua es como una mujer que no tiene relaciones sexuales; ni el uno ni la otra cargar frutos (Monaghan, ibid.). El momento ideal para las siembras cae justo al inicio de la temporada de lluvias, cuando las primeras lluvias se unen a la tierra que ha sido calentada por el sol durante la estacin seca. Si esperamos demasiado tiempo para sembrar el maz, la tierra se enfra por efecto de las lluvias.31 De la misma manera, el momento ms propicio para la reproduccin humana ocurre cuando el hombre y la mujer estn en un periodo caliente de su ciclo de vida y cuando la matriz de la mujer est hmeda, pues se dice de las mujeres estriles que su matriz se ha secado; asimismo se considera que las relaciones sexuales calientan. Al igual que la lluvia fecunda a la tierra y nutre a las plantas, el esperma, llamado lquido blanco (nute kwixi), fecunda a la mujer y alimenta al feto (Monaghan, op. cit.: 449). La lluvia debe caer en cantidad suficiente y durante el tiempo necesario para engendrar las plantas (ibid.). De la misma manera, no se considera que una sola relacin sexual baste para engendrar un hijo; se requieren varias consecutivas; luego, durante el embarazo, deben proseguirse las relaciones sexuales para que el esperma haga crecer el feto en el vientre femenino (Monaghan, ibid.; Katz, 1996a).32 En el momento de las siembras es otro lquido blanco, el pul-
que (savia fermentada de Agave) (nute kwixi), el que se ofrenda a la tierra para fecundarla simblicamente (Katz, ibid.). Recogido regularmente durante la estacin seca, bebida ritual, smbolo de fertilidad, el pulque anticipa las lluvias.33 Despus del parto, las mujeres se baan en un bao de vapor (temazcal o bao de torito, en mixteco ), otra matriz simblica, con el fin de recuperar a la vez su calor y su humedad y ser frtil de nuevo; se dice que se cuece (chiyo) el cuerpo de la mujer en el vapor del bao (Katz, 1993, 1996a).34 Chiyo quiere decir hervir, asar, cocer al vapor o en el horno de barbacoa; cocer los alimentos conservando su humedad, mientras que skasu significa asar los alimentos hacindolos crujientes o haber dejado la olla demasiado tiempo al fuego, hasta que los alimentos se hayan secado. Los trminos no designan las tcnicas de coccin, sino el resultado de sta, y se reparten entre lo seco y lo hmedo. Los alimentos cotidianos remiten tambin a este momento ideal de fertilidad en el que el calor se une a la lluvia. Lo hervido es el modo de coccin favorito y slo un plato lquido y caliente,35 acompaado de tortillas de maz, puede llenar, cumplir la saciedad. Estas preparaciones, as como las cocciones al vapor o en el horno de barbacoa (que, como ya vimos, remiten a las nubes), son comunes en las comidas de las fiestas, de las cuales se excluyen las preparaciones asadas secas. Pero existen varias especies de lluvias. En el espaol local, se distingue la llovizna de la brisa, ms ligera. La lluvia designa a la precipitacin en el sentido ms general; el aguacero, una lluvia fuerte; el temporal, la lluvia regular de la estacin de las lluvias, cuando llueve mucho y para, y vuelve a llover, y hace fro; se le dice tambin invierno. Si llueve sin parar, se dice que cierra el temporal o cierra el agua. En mixteco, los diferentes tipos de lluvia se llaman sv, y llegado el caso se le agrega un calificativo: sv yawa, la llovizna, sv shee, el aguacero. Kun kwachi sv, llueve durante un corto instante, se refiere al temporal. En cuanto a la tormenta y al remolino de lluvia, se trata de la culebra de agua (en mixteco, k sv), tambin llamada serpiente emplumada (k tumi).
El remolino de lluvia La serpiente emplumada se describe como un reptil que, al envejecer, se encoge, y a la cual le brotan alas y plumas. Su cuerpo est cubierto de plumas multicolores, muy finas y brillantes (por tanto, es multicolor, como el dios de la lluvia). Su casa (vei) est en las honduras, en las lagunas (mini).36 Durante la temporada de lluvias, es posible observarla, cuando cambia de casa. Se extiende en el cielo como un petate.37 Entonces su desplazamiento acarrea fuertes aguaceros, o incluso tormentas. A veces, se adivina su presencia al observar algo brillante entre las nubes, en medio de un aguacero. Si por desgracia se le mata, desaparece la vegetacin en ese lugar y ya nada crece.
En la laguna, antes, viva un animal, una culebra. Este dura muchos aos. Cuando es viejo, se encoge, le salen alas. Si se cambia a otro lugar, est el viento, est la lluvia. De donde sale, ya no hay agua, y donde yace, nace el agua. En Siniyuvi, as volaron todas las lminas de las casas. Pega muy fuerte el viento, se oye un silbido. Es el remolino de la lluvia, la serpiente de lluvia.38 Antes, en la punta del cerro, haba una laguna, con patos, garzas, pero ya no hay, se sec esta laguna. En estas lagunas, cuando hay una serpiente de agua, vive esta laguna, pero cuando se cambia esta serpiente, se seca.39 Las culebras de agua vuelan en tiempo de agua. Cuando se cambian de lugar, hacen desbarrancaderos. Cuando sale un desbarrancadero, se dice que vino una culebra de agua. En La Paz, un seor dij que vio una pinche culebrota con alas como de guajolote, con plumas; acab la milpa. 40
Los habitantes de Yosotato dicen que hay que tener mucha suerte para verla, pero varios de ellos me han contado que conocieron a alguien que la haba visto, y tanto viejos como jvenes contaron relatos al respecto (Cf. supra). Unos informantes de Monaghan (op. cit.) y de Jansen (1982) declaraban haberla visto o soado. En efecto, Jansen recogi el testimonio de una mujer cuyo nahual era una serpiente emplumada, pues en su sueo ella resenta el fro de las nubes. El nahual o tona, en mixteco kiti nuvi (= animal en el que uno se transforma), es un doble de la persona en el mundo sobrenatural; casi siempre se trata de un doble animal pero tambin puede ser un fenmeno meteorolgico.41
La serpiente emplumada es una divinidad del mundo prehispnico mesoamericano, smbolo del agua celeste, de las nubes y de la temporada de lluvias. Todos los pueblos de esta regin le rendan culto. Diversos mitos relativos a ella fueron recogidos justo despus de la Conquista, y se han preservado numerosas representaciones iconogrficas hasta nuestros das. Se le conoca con el nombre de Quetzalcatl entre los aztecas; al mismo tiempo representaba a Ehecatl, el dios del viento, precursor de las lluvias, y a Venus, estrella de la tarde y estrella de la maana (Sahagn, 1975; Closs et al., 1984; Sprajc, 1990). Por tanto, los relatos sobre la serpiente emplumada son muy ricos en comparacin con otros mitos, de los cuales no se recogen en general ms que fragmentos. Por ejemplo, al parecer, Monaghan obtuv los mitos de origen de la lluvia y de la tierra de un solo informante. En cambio, Jansen (1982), Monaghan (1987), Neff (1994; en este volumen) y yo misma hemos, recogido varios relatos sobre la serpiente emplumada.42 El remolino seco Al remolino de lluvia, asimilado a la serpiente emplumada, se opone el remolino seco o remolino de polvo (en mixteco, tchi ora, tchi uu), tornado de polvo levantado por vientos violentos. En general, este fenmeno se produce a fines de la estacin seca y anuncia la prxima venida de las lluvias. Ciertas personas piensan que es tambin una serpiente y la mayor parte de la gente lo asocia ms bien al viento (tchi).
En el remolino de polvo est el diablo [tchi]. Hay que hacer el signo de cruz para que se aleje. Una vez en San Miguel el Grande, arranc los techos un remolino de polvo. El viento mismo lo hace as. El remolino tuerce los chamizos. Hay unos remolinos que son muy grandes. Empiezan chiquitos y se hacen grandes. Lleva mucha fuerza. Debe ser un animal, debe ser culebra.43
El viento Hay diferentes clases de vientos. Vientos secos (tchi ichi), que soplan en la temporada seca, en especial vientos fros (tchi vxi), en noviembre-diciembre. Este viento viene del cerro, cuando comienza la helada. Es
viento de hielo. Entonces se tapa uno con dos o tres cobijas. En octubre, noviembre, diciembre, sale un aire seco y fro. Viene de por Itunduja. Hay unos hoyos muy feos. De por ah sale y va menorando. A veces saca los techos, reseca mucho el terreno, tira los chayotes [Sechium edule]. No beneficia en nada. A veces dilata quince das. Tira la milpita, la pobre. Cuando no llegan esos vientos, es bueno para el maz. Los aires secos son los malos. Si me peg el aire, me duele la cabeza o da gripa. Pero tambin existen vientos suaves (tchi luli), y vientos que traen la lluvia (tchi sv). El viento bueno es el que trae la lluvia, y el malo, el viento seco que se opone a ello (Monaghan, 1987: 598). En mixteco, el viento bueno contiene el clasificador semntico de lo sagrado, mientras que el viento malo contiene el de los animales (De Len, 1980: 129-30).44 En mixteco, tchi significa a la vez viento, brisa, soplo, diablo y espritu. El viento bueno, tchi ii (viento bendito), es tambin el espritu de Dios, el Espritu Santo. En cuanto al viento malo, el mal aire, tchi shee / tchi ndu vaa, es una entidad malfica, ya sea el diablo u otros malos espritus.45 Este viento emana de ciertas cuevas, de los muertos y de los cementerios, y es la causa de diversas patologas.46 Tambin sucede que atrae gente o animales a cuevas de las que no vuelven jams.47 Chahuistle, hielo, granizo, roco y sereno Otro fenmeno complejo se asociara al mal aire48 y a la lluvia: el chahuistle, a la vez fenmeno meteorolgico, enfermedad de las plantas y entidad malfica, y quizs incluso nahual.49 El chahuistle (en mixteco, uu) viene de la lluvia. Cuando llueve demasiado, ste afecta el maz y los rboles frutales.50 Se debe a las lluvias y al contraste entre lo caliente y lo fro: en tierras clidas todo el tiempo hace calor, entonces no hay chahuistle, mientras que en las tierras fras hace calor y luego hace fro. Se le describe como lluvia o llovizna -fra porque cae en la noche o cuando termina la tarde- que quema las hojas del maz, como helada, y hace pudrir la mazorca o la raz, sobre todo en terreno plano, donde el agua se estanca. Las hojas se secan y se vuelven amarillas. El maz se enfra -como un ser estril- y ya no da mazorcas, ya no trae hijos.51 En cuanto al caf, el chahuistle corresponde a lo que los agrnomos identifican como un hongo, el
ojo de gallo, que provoca manchas sobre las hojas y hace caer los granos. Ciertas personas dicen que es un animal, y otras que no (el chahuistle no es animal, es agua); y es fro y hmedo. En cualquier caso la gente habla del chahuistle como si se tratara de un ser. Tienen remedios para espantarlo, para hacer que se vaya de los maizales. Toman hojas del maizal, las atan unas con otras en forma de perro y las ponen tres chiles a manera de cola. Luego lo cuelgan encima del hogar para ahumarlo y ah se est muriendo del humo, se est quemando el chahuistle. Se han descrito fenmenos anlogos al chahuistle en Honduras (el hielo) (Bentley, 1991) y, sobre todo, en los Andes del norte: la lancha (Bernand, 1985), la cls (De Robert, en este volumen) y la chamusquina (Nates Cruz & Cern, en este volumen). El hielo (yuwa) y el granizo (ii) 52 tienen propiedades semejantes al chahuistle: son hmedos pero queman. La nieve, que slo cae sobre los volcanes del Altiplano Central, es conocida por los mixtecos, quienes la asimilan al hielo.53 Los mixtecos distinguen dos clases de granizo: uno grande (ii anu), que se amontona, y uno pequeo (ii kwachi). Esos elementos pueden perjudicar seriamente las cosechas. En espaol, los mixtecos distinguen el roco del sereno, pero en mixteco tienen un solo nombre: yy. Este elemento es, como los que acabamos de describir, fro y hmedo, y asociado con la lluvia. El rayo El rayo (txya) tambin es asociado con la lluvia54: Normalmente el rayo viene de la lluvia. Pero en ocasiones el rayo es un elemento malo, es un brujo que se ha transformado en rayo. Para ciertas personas, el rayo que viene de la lluvia es un rayo femenino (centella, aa txya), pero tambin puede ser un nahual, una mujer transformada en rayo (aa txya nuvi); el rayo asesino es un rayo masculino (rayo, tee txya), que puede ser tambin un nahual (tee txya nuvi).55 El que tiene nahual de rayo tiene la piel blanquiza con ojones.56 El rayo seco (txya ichi) (masculino?), que cae independientemente de la lluvia es el ms peligroso. El rayo pega mucho ms durante la cancula seca. De nuevo, como ocurre en el caso del viento, la lluvia est asociada a lo bueno, y lo seco a lo malo.
Segn los habitantes de Nuyoo, antes eran ms numerosos los nahuales de rayo. Estaban investidos del poder de traer la lluvia. Pero hoy da estos chamanes estn desapareciendo. Reconocidos desde su nacimiento y bautizados no en la iglesia sino en un estanque habitado por una culebra de lluvia, eran capaces de interceder en el otro mundo para hacer venir la lluvia o frenarla (Monaghan, op. cit.: 434-441).57 En cambio, los habitantes de Yosotato que me han hablado del rayo slo mencionaron los aspectos malficos. El rayo es grosero. A unas muchachas, les quita la ropa.58 La gente que tiene un nahual de rayo es gente potente, en la potencia de electricidad, pero no en la potencia del ser humano. Hace maldad, como los que tienen un nahual de alacrn. Si uno se pelea con alguin que tiene nahual de rayo, le puede caer en su casa. Los nahuales rayos siempre son malos. Hay un seor en un pueblo vecino que se transforma en rayo. Cobra para hacer trabajos [brujera]. Pregunta si quieren que lo maten o lo chamusquen. Cuando un rayo cae sobre una casa o una persona, se preguntan si ello fue provocado por un nahual. Hace unos aos, el rayo peg a dos seoras de Jicaltepec; mat a una de una vez y chamusc a la otra. Por eso no es bueno cortar la gua de calabaza. Si lo come, no es tanto, pero si lo despedaza, lo bota, es malo. El agua es lo que lo crece, no uno. [Entonces] el rayo le pega, el agua le hace dao. Ese le pas a esa seora, la que muri, cortaba mucho las calabazas.59 Para protegerse del rayo durante las tormentas, los habitantes de Yosotato arrojan al fuego sal y una cruz de palma bendita en el Domingo de Ramos60 y plantan en el suelo un machete en forma vertical.61 Entre los triquis, etnia vecina de los mixtecos, el rayo ocupa un lugar todava ms importante que entre estos ltimos, y ms que a la lluvia, es al rayo al que rinden culto. Para ellos el rayo es el dios del maz. En Chicahuaxtla hay una gruta dedicada a l, y ah se hacen (o se hacan) ofrendas de copal 62 y de granos de maz (Huerta Ros, 1981). Una habitante de este pueblo me cont ah la historia de una mujer que deca ser la esposa del rayo (por tanto, rayo masculino) y que el rayo iba a venir a buscarla un da. Efectivamente, un da estall una tormenta muy violenta; por ello los granos de maz cayeron de las mazorcas; la mujer estaba a la puerta de su casa; fue fulminada; se le encontr por los suelos en su casa, con ceniza en las orejas; el rayo se la haba llevado.63
El arco iris El arco iris est tambin ligado a la lluvia. El arco iris es el vapor del agua; viene de las barrancas -como las nubes, por tanto-. Los arco iris se deben de formar donde hay agua. Debe haber un animal. Los arco iris salen en las cinagas: de una cinaga a otra. Si hay una sola cinaga, sale el arco-iris derecho. Cuando hay dos cinagas, se juntan. Se ve cmo crece el arco iris y cmo vuelve a caer en donde hay una barranca. En ocasiones hay dos que salen juntos, uno encima del otro. Son los rayos del sol los que pintan el arco iris, le dan sus colores, azul, verde, rojo, amarillo, blanco. Pero cuando se est cerca de l no se le puede ver; slo se le ve de lejos. No se debe sealar el arco iris, porque se pudre el dedo.64 Su nombre mixteco, k yl, indica su filiacin con la serpiente, k; yl se refiere tal vez a un arco. El arco iris del mar (k kimu) es especialmente peligroso para las mujeres embarazadas, las recin paridas y su beb. Kimu significa mujer delicada, recin parida. Es capaz de provocar abortos o hemorragias, de hacer morir a la mujer embarazada o parturienta y al nio o de afectar al feto. Si aparece este arco iris, las mujeres deben regresar de inmediato a su casa o protegerse -como en el caso de los eclipses- con un trapo rojo sobre el vientre. Se le reconoce por el hecho de que proviene del mar y porque es blanco o de un color ms intenso. Cuando empieza a llover, se va el agua sucia hacia el mar; se pone bravo el mar; crece y crece. Si le sale la espuma, se enoja el mar. Es por eso que el arco iris que viene del mar es nefasto. Tiene el mismo efecto que el eclipse o el mar que se enrojece.65 Los nahuas del Altiplano Central describen un arco iris femenino que hace dao a los hombres y un arco iris masculino que persigue a las mujeres embarazadas y en menstruacin, a las cuales provoca respectivamente un aborto o un falso embarazo.66 Dicen que el arco iris proviene de los arroyos y de las cuevas. Por tanto, ah tambin tiene el mismo origen que las nubes (cf. Palacios de Westerndarp, 1986, citado en Zolla (ed.), 1994: 184-185). El arco iris es multicolor, como la serpiente emplumada y la divinidad de la lluvia. Segn Galinier (1994), entre los otomes, lo multicolor es asociado con el inframundo.
Entre septiembre y octubre el arco iris (k yl) aparece ms a menudo, lo que indica la disminucin de las lluvias (de la misma manera que anuncia la cancula seca en julio). Entonces, aparece del lado de la montaa, y no del mar, como entre mayo y junio, cuando anuncia las lluvias. Ritos y previsin: el control de la lluvia Prever el clima es un medio de contar con un dominio sobre este elemento tan aleatorio. Prever la lluvia es esencial para planificar el inicio de las siembras del maz. La previsin del clima se realiza de diferentes maneras: primero, a largo plazo, para prever el clima de todo el ao, despus para prever o determinar la llegada de la estacin de las lluvias y, por ltimo, el caso del corto plazo; estas ltimas observaciones se hacen especialmente durante la temporada de lluvias, para saber si stas continuarn o se suspendern.67 Previsiones a largo plazo: La primera nube del ao, los almanaques y la pintada de los meses Los mixtecos obtienen un augurio sobre el ao agrcola mediante la observacin de las nubes. En la medianoche del 31 de diciembre, observan el cielo para ver de qu direccin viene la primera nube.68 Segn Monaghan (1987: 416), si la nube va de sur a norte, el ao ser bueno; si va de norte a sur, ser malo, y si no hay nubes, mucha gente morir y las cosechas sern malas. Probablemente, esta observacin est ligada a la direccin de los vientos, porque son los vientos del sur los que traen la lluvia y son los del norte los que traen la sequedad y el fro. Ciertos campesinos mixtecos utilizan un almanaque, el Calendario Galvn, que se vende en todo Mxico y se parece a los utilizados por los campesinos europeos.69 Ah estn indicadas las fiestas de los santos y las previsiones meteorolgicas para todos los meses del ao. Con mayor frecuencia, observan el tiempo que hace durante el mes de enero para prever el clima de los doce meses del ao.70 Este sistema, conocido en otras regiones de Mxico como Cabauelas, se llama aqu la pintada de los meses, y en mixteco kawi y, la cuenta de los meses. Fue
introducido por los espaoles en Amrica Latina, pero ha sido adoptado porque ha podido reemplazar a elaborados sistemas autctonos de la cuenta del tiempo (Katz, 1994).71 La llegada de la estacin de las lluvias Los mixtecos toman en cuenta dos referencias astronmicas para saber cundo debe llegar la estacin de las lluvias: normalmente, las lluvias comienzan cuando las Plyades (las siete cabrillas, yukuun) desaparecen al anochecer y cuando Venus (el lucero, tiuun kn) tiene una posicin particular en el cielo. En la poca prehispnica, los aztecas ya se valan de la referencia de las Plyades72 (Broda, 1991: 479), y Venus, representada por la divinidad de la serpiente emplumada, estaba todava ms ligada al principio de la temporada de lluvias en toda Mesoamrica (Closs et al., 1984; Sprajc, 1990, y en este volumen). A fines de la estacin seca, los mixtecos observan tambin los rastros de humedad o de exceso de sequedad en la naturaleza para pronosticar la prxima llegada de las lluvias: por ejemplo, si al amanecer aparece el roco, si una gruta se cubre de gotas o si las plantas y los pozos se secan. Si se escuchan aves que no cantan ms que en temporada de lluvias, quiere decir que sta se acerca (Katz, 1994). Previsiones a corto plazo: La observacin de la naturaleza Para saber si pronto va a llover o a dejar de llover, los mixtecos observan el comportamiento de los animales, pero siempre se trata de animales acuticos (vinculados al agua) o celestes (que vuelan). As, llover si las ranas croan, si salen los grande saltamontes verdes, llamados chapulines de agua, si las lucirnagas vuelan hacia abajo, si se hacen ms numerosas las filas de hormigas arrieras (Atta mexicana). Estas hormigas tienen un estatuto simblico interesante porque vuelan y forman nidos subterrneos; por ello son intermediarias entre los mundos celeste y subterrneo, entre este mundo y el otro mundo. Los mitos mesoamericanos que se relacionan con ellas las asimilan a Quetzalcatl (la serpiente emplumada) y a Venus, cuya relacin con la lluvia ya hemos visto (Katz, 1995). Cuando todas las aves -que traen la lluvia (cf. supra)- se ponen a
cantar, ello es signo de que va a llover. Durante la temporada de lluvias, si la gallina de monte o la paloma chicuca (Colombina inca) cantan en la maana, llover ese mismo da; si cantan al atardecer, dejar de llover por varios das. En cambio, el gavilucho y el cocuyu anuncian la suspensin de las lluvias, as como las arrieras, si su color cambia al caf claro. Los mixtecos tambin observan los astros y las estrellas, los fenmenos meteorolgicos y telricos. Si la luna est de lado, va a llover. Si las nubes se forman en lnea, habr un fuerte aguacero (sv shee) o una granizada (ii). Si hay un crculo de colores alrededor del sol, es signo de viento o de intensos calores. Si el sol se enrojece en la maana, llover en la tarde, pero si brilla al terminar la tarde, no caer ni una gota de agua. Lo mismo ocurrir si las nubes se enrojecen por efecto del ocaso del sol73 y si el cielo est muy estrellado. A fines de temporada seca, la aparicin de remolinos secos y de relmpagos secos, as como de un arco iris, permite presagiar una estacin de lluvias larga, mientras que a fines de esta estacin -o a fines de julio, justo antes de la cancula- un relmpago seco o un arco iris indican su prximo fin. Lo mismo ocurre con el canto de las aves: durante la temporada de lluvias, un arco iris, el rayo o un terremoto en la maana anuncian la lluvia, y en la tarde, su suspensin. Las previsiones remiten tambin al ciclo de vida. La maana, tiempo del sol que se levanta, corresponde, en la simbologa local al inicio de la vida, mientras que la tarde, la puesta del sol, corresponden a su final (Katz, 1988). As el inicio de las lluvias coincide con el inicio de la vida, la testacin de lluvias a la vida, y la estacin de sequa a la muerte, al periodo de latencia antes del renacimiento. Ritos de paso entre las estaciones La alternancia entre las estaciones es acentuada en esta sociedad, como lo es en el resto de Mxico, con ritos que marcan el ritmo del paso de una estacin a otra. El inicio de la temporada de lluvias est indicado con ritos de lluvia, de los cuales los ms importantes tienen lugar a fines de abril o a principios de mayo, aunque se repiten hasta la cancula.74 Desde luego, este panorama no es perceptible a la escala de una sola comunidad, sino a la de la regin, y hasta de todo el pas.75 Cierto n-
mero de pueblos celebran San Marcos (el 24 de abril), otros la Santa Cruz (el 3 de mayo). En Alcozauca (Mixteca de Guerrero), a San Marcos se le llama Savi (la lluvia o la divinidad de la lluvia) (Casas et al., 1994). En la poca prehispnica, Dzahui (Savi) era la principal divinidad del panten mixteco (Dahlgren, 1966). Otras fiestas tienen lugar para San Isidro (el 15 de mayo), San Antonio (el 13 de junio), San Juan (el 24 de junio), San Pedro (el 29 de junio), patrono de San Pedro Yosotato, y sobre todo Santiago (el 25 de julio), patrono de Santiago Nuyoo. Estos ritos tienen lugar en fecha fija, pero estos santos pueden ser sacados en procesin si la lluvia no llega o si es demasiado fuerte. De este modo, en Yosotato, se saca a San Pedro, y tan pronto se le lleva de nuevo a la iglesia, la lluvia comienza a caer. As, Monaghan (1987: 426) menciona haber asistido en agosto de 1983 a una procesin excepcional de tres imgenes del santo patrono de Nuyoo: una hora despus de la procesin cay un fuerte aguacero. Esos ritos ocurren frecuentemente en las iglesias o alrededor de ellas, pero pueden tambin tener lugar en cumbres y en cuevas, de las cuales algunas se llaman vei sv, casa de la lluvia. En Yosotato, antes la gente adoraban esos lugares, unas cuevas donde hay un pozo de agua; ah la gente iba a pedir agua. Sin embargo, en otros pueblos, la comunidad todava pide el agua en cuevas, tal como en San Pedro Molinos, donde atend a un tal rito en 1985, el da de la Santa Cruz. Por lo general, estos ritos son comunitarios, pero tambin ocurre que personas se renan a ttulo individual en un santuario de la lluvia. En ciertos pueblos, algunos chamanes iban -o van todava- a pedir la lluvia. En Yosotato, segn un anciano, antes, algunas personas que saban cmo hablar con el lugar se trasladaban a la cima de un cerro con ofrendas de copal y de alimentos. En Nuyoo, los chamanes suban a las cumbres de cuatro montaas asociadas a cuatro direcciones y ah fumaban siete puros (shanu) (Monaghan, 1987). Con el humo, del incienso o del tabaco, vena la lluvia: Es aromoso el copal. Lo recibe ah el lugar, la tierra. Con eso ya hay agua. Estos ritos comprenden elementos que remiten al sistema simblico que aqu se ha descrito. Desde luego, las cuevas y las cimas donde ocurren recuerdan los lugares de formacin de las nubes y son puntos de contacto con el otro mundo. Desde la poca prehispnica, se han observado ritos de lluvia en cuevas, cimas, as como en oratorios situados en el cen-
tro del pueblo (Dahlgren, 1966: 229-245). Antao, los antiguos mixtecos sacrificaban aves (y en ocasiones seres humanos) al dios de la lluvia, y le ofrecan plumas y copal; celebraban el rito con banquetes, bebidas y danzas. Estos ltimos elementos siguen siendo practicados, mientras que los otros no se han conservado en todas partes. Tienen una especial espectacularidad en la Montaa de Guerrero (zona mixteco-nahua-tlapaneca), en donde se sacrifican animales, se ofrenda copal y aves vivas y alimentos con formas evocadoras, como tamales con figuras de personajes femeninos, de montaa y de serpiente (Iwaniszewski, 1986; Villela, 1990; Neff, 1994);76 o de tortillas de maz confeccionadas a partir de granos de mazorcas dobles llamadas sv (lluvia) o nii k (mazorcas de serpiente) (Casas et al., 1994), todo ello sobre altares de piedra, de los cuales algunos, en pueblos mixtecos, son protegidos por una construccin en forma de bao de vapor (Neff, 1994). Alimentos, maz, humo, vapor, aves, serpientes, montaas, estos mismos smbolos son omnipresentes. El paso de la estacin de lluvias a la estacin seca est marcada por diversas fiestas patronales, pero en especial por Todos Santos. Es el momento en que los difuntos regresan -desde lejos- a visitar a los vivos, a consumir las ofrendas que se les hacen antes de volver al otro mundo. Se alimentan con el olor, con el vapor de los alimentos (otra vez el vapor) y, como se mencion antes, las mazorcas de maz y los tamales estn presentes sobre el altar. El ciclo de vida llega a su final. El maz concebido en la tierra en el mes de mayo ha crecido a lo largo de la estacin de lluvia hasta cargar sus hijitos que son cosechados al final de la estacin de lluvia mientras que la planta se seca y muere. Los elotes (mazorcas tiernas) estn puestos en el altar de los ancestros en Todos Santos. Las mazorcas seleccionadas como semillas (que, al origen, provienen de los ancestros) seran guardadas en lugares similares al inframundo (colgadas encima del humo del hogar o conservadas en el vientre fresco de una olla) hasta renacer en la prxima estacin de lluvias.
Conclusiones Los campesinos mixtecos, a pesar de haber conocido a lo largo de los siglos drsticos cambios culturales, viven hasta la fecha al ritmo de las estaciones del ao, y necesitan de la lluvia para cultivar el maz. Se sienten en relacin estrecha con su medio ambiente, y se lo representan de manera humanizada: el cuerpo de la tierra es femenino, la planta del maz es una madre cargando su hijo y la lluvia nace de las entraas de los cerros para regar a su vez la tierra y sus semillas. Los elementos meteorolgicos, todos ligados a la lluvia, son concebidos en el otro mundo, inframundo relacionado con los mundos acuticos y celestes, donde estn los antepasados. La divisin del ao en una estacin de sequa, caliente y seca, y una estacin de lluvia, fra y hmeda, sirve de eje simblico. Sequa y lluvias no se oponen, sino son complementarias y se reciclan de una a la otra, como la muerte y la vida. NOTAS
1 Los datos presentados aqu fueron recopilados entre 1983 y 1995. El trabajo de campo se realiz primero en el marco del proyecto Biologa humana y desarrollo en la Mixteca Alta dirigido por los Drs. L.A. Vargas, C. Serrano (IIA-UNAM) y Ph. Lefvre-Witier (CNRS, Francia), con el apoyo de una beca de la UNAM, otorgada por las secretarias de Relaciones Exteriores de Mxico y de Francia de 1983 a 1986. Recib tambin un subsidio de Joven Investigador del servicio de las Areas Culturales del Ministerio de la Investigacin y de la Educacin Nacional francs, as como un financiamiento del CEMCA en 1990. Respectivamente, tierra caliente es en mixteco u in y tierra fra es u vxi. Esta categorizacin es general en Mxico; cf. Motte-Florac, en este volumen. La Mixteca era en esa poca el asiento de una brillante civilizacin que produjo, entre otras cosas, una arquitectura monumental y documentos pictogrficos (cdices) (cf. Jansen, 1982; Flannery & Marcus, 1983; Spores, 1984). Los mixtecos eran los mejores orfebres del imperio azteca (Sahagn, 1975). En el momento de la Independencia de Mxico en 1821, la poblacin indgena de la Mixteca alcanzaba el 85%, y los espaoles y mestizos no eran ms que el 15% (Pastor, 1987). Oficialmente, en Mxico, la poblacin indgena se define en funcin de la prctica de una lengua indgena. En realidad, la mayor parte de la poblacin mestiza de la Mixteca est formada por indgenas que han abandonado su lengua, pero que comparten la misma cultura.
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Antropologa del clima en el mundo hispanoamericano / 125 21 Los climatlogos las llaman nubes orogrficas. Este tipo de nube proviene de la elevacin y del enfriamiento de aire hmedo en contacto con las estribaciones opuestas al viento. La nube se forma en lo alto de esta estribacin, y con frecuencia se precipita en forma de lluvia o de nieve (Lawrence, 1992: 57). En mitos de origen antiguos y actuales, se relata que los primeros hombres salieron de una cueva (Jansen, 1982). En Santiago Nuyoo, los antepasados de los habitantes actuales habran salido de siete cuevas (soko usha) (Monaghan, op. cit.), mito mesoamricano comn (cf. Lammel, en este volumen). Segn un fragmento de un mito de origen del maz recabado en San Pedro Yosotato, las primeras semillas de esta planta fueron tradas del monte por las hormigas arrieras (Atta mexicana) hasta su casa, que era una cueva, y de ah la hicieron conocer por los hombres; este mito es tambin comn a toda Mesoamrica (Katz, 1995). En mixteco, las partes de la casa tienen los nombres de las partes del cuerpo. El interior de la casa es su vientre (ini). Horno de tierra. Al igual de la casa, las partes de la olla tienen los nombres de las partes del cuerpo. El interior de la olla tambin es su vientre (ini). Estos elementos simblicos se han estudiado en diversos trabajos precedentes (Katz, 1993, 1995, 1996a, 1996b). En todas las culturas mesoamericanas, la fertilidad proviene del inframundo (Lpez Austin, 1988). Vase tambin Lpez Austin, 1994. El mixteco es una lengua con clasificadores semnticos. Ya es el clasificador semntico de lo sagrado. Los dems clasificadores se refieren a hombre, mujer, animal y objeto redondo, rbol y objeto largo (De Len, 1980). Cf. ms arriba. Las plantas son llamadas seya sv: los hijos de la lluvia. Ya vimos ms arriba que la humedad es fra. Estas ideas sobre la reproduccin humana son comunes en el rea cultural mesoamericana desde la poca prehispnica (cf. Lpez Austin; para una sntesis sobre el tema, cf. Katz, 1996a). El pulque representa a la vez la sangre, el esperma y la leche materna (Katz, 1996a). Sobre el pulque como sangre y smbolo de fertilidad en el Mxico central, cf. Fournier, 1983. En los ritos de lluvia de la Montaa de Guerrero (rea mixteca-nahua-tlapaneca), la sangre debe correr para que llueva, sangre de los animales sacrificados en los altares (Iwaniszewski, 1986; Casas et al., 1994), sangre humana en los combates de tigres (Hmond y Goloubinoff, 1992). En Timor, Indonesia, el momento optimo de fertilidad en la tierra tambin ocurre cuando las primeras lluvias riegan la tierra calentada por el sol, lo que los bunaq relacionan con la reproduccin humana; y de la misma manera, despus del parto, las mujeres quedan cerca de un fuego con trapos hmedos para recuperar calor y hmedad (Friedberg, 1980, 1982). En general, se trata de un caldo de frijoles, carne o legumbres, calentado por el sabor picante del chile. Sobre la alimentacin y su simbolismo, cf. Katz, 1996b.
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Antropologa del clima en el mundo hispanoamericano / 127 50 En otras regiones esta patologa tiene diferentes aspectos. Por ejemplo, en el caso de los nahuas de Guerrero, por efecto del chahuistle, las hojas de maz se tornan grasosas (esta palabra, de origen nhuatl, tiene la etimologa de grasa) (Eustaquio Celestino Sols, comunicacin personal). La expresin popular mexicana me cayo el chahuistle significa me cayo la mala suerte; sin embargo la mayora de los ciudadanos ya no saben lo que es el chahuistle. Las mazorcas son los hijos de la planta de maz (seya itu). Los mixtecos se representan la planta madura como una mujer que lleva a su hijo en la espalda. ii tiene dos tonos medianos. De la Mixteca de Puebla, se ven de lejos los volcanes ms altos: el Popocatepetl, el Iztaccihuatl y el Pico de Orizaba. Se mencionan ocasionalmente el relmpago (nuva txya) y el trueno (truena = kni), pero se refiere mucho ms comnmente al rayo. Los indios nahuas de Veracruz distinguen tambin un rayo masculino de un rayo femenino, y consideran que el rayo proviene de los antepasados (Mnch, 1983). Agradezco a Alejandro de Avila el haber atrado mi atencin sobre la distincin entre rayo y centella que l haba observado entre los mixtecos de Coicoyan de las Flores. En cuanto a los nahuales-rayo, han sido mencionados por Lpez Austin (1980) entre los antiguos nahuas, pero fueron descritos sobre todo en el rea maya (cf. Hermitte, 1970). De nuevo, este detalle recuerda las antiguas representaciones del dios de la lluvia. En el Altiplano central, los chamanes controladores de lluvia no se transforman en rayo, sino son iniciados al ser tocados por ste (Bonfil Batalla, 1968; Robichaux, en este volumen), como en los Andes (Rivire, en este volumen; Nates Cruz & Cern, en este volumen). Los climatlogos confirman que en caso de electrocucin por una ramificacin del rayo principal, las fuerzas electrostticas generadas pueden desgarrar las vestimentas del atacado por el rayo y aventarlas lejos del cuerpo (Gary, 1995:150-151). Sucede lo mismo si se capturan cras de pjaros o un nido lleno de huevos (cf. supra). En Yosotato, el tercer viernes de cuaresma, de diversos pueblos viene gente a la iglesia. Se pasan plantas y velas sobre el cuerpo, y luego sobre el de las imgenes santas para obtener su proteccin. Llevan estas plantas a sus casas para que las protejan del rayo. Protegerse del rayo con palmas de los Ramos es probablemente una costumbre espaola, an practicada hoy en Espaa (Mesa et al., en este volumen), as como en otras partes de Amrica Latina (por ejemplo, en Colombia, Nates Cruz & Cern, en este volumen). Segn Monaghan (op. cit.: 446), los habitantes de Nuyoo asocian el machete al rayo. El machete tiene el mismo nombre que los antiguos cuchillos de obsidiana (yuchi), del cual dicen que lo produce el rayo o que es el rayo. Rayo y machete (portado por los hombres) son smbolos de masculinidad. Incienso de resina de Burseraceae. Vase otros aspectos de la misma historia en Neff (en este volumen).
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...Hay veces que se pelea el viento del alto, que viene de la puna, y el viento del bajo que es mas fro...y la gente dice: gan el del alto o gan el del bajo, segn contine uno u otro despus de la pelea... (L. Z., Molinos)
RESUMEN Presentamos un primer anlisis de las referencias espontneas a algunos fenmenos meteorolgicos y naturales entre los pobladores de Molinos, localidad de los valles calchaques salteos, Repblica Argentina. En el contexto de tales referencias los fenmenos son considerados o bien co-
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Profesora Ctedra de Orientaciones en la Teora Antropolgica de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas. Argentina. Profesora de la Ctedra de Etnografa de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Profesional Principal de la Carrera del Personal de Apoyo del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas. Argentina.
mo indicadores o bien como agentes de cambios por lo general desfavorables en relacin a algunos aspectos de la vida comunitaria. El conocimiento de sus caractersticas y ciclo de ocurrencia es tenido en cuenta en el diseo de las actividades en distintas esferas, en particular en el dominio de las estrategias locales frente a la enfermedad. Hallamos que la referencia espacial -al alto y al bajo- se constituye en eje o elemento organizador de la informacin sobre estos fenmenos, asignndoseles ciertas cualidades segn se manifiesten u originen en arreglo a esta disposicin espacial. ABSTRACT Aspects of perception of some meteorological and natural phenomena in the population of Molinos (Salta, Argentina) In this paper we introduce a preliminary analysis of the spontaneous reference to meteorological and other phenomena among the inhabitants of Molinos, a town in the Calchaqui Valleys in the province of Salta, Argentina. In the context of such references, these phenomena are considered either as indicators or as agents of change, generally unfavourable in relation to some aspects of community life. The knowledge of the characteristics and ocurrence cycles of these phenomena are taken into account when designing activities in different spheres, particularly in the domain of local strategies against illness. We found that the spatial reference (up and down) is an organizing element of the information about these phenomena, which acquire specific qualities according to their manifestation or origin following this spatial arrangement. RSUM Aspects de la perception de quelques phnomnes mtorologiques et naturels Molinos (Salta, Argentina) Nous prsentons une premire analyse de la manire dont les habitants de Molinos, localit des valles Calchaqu de la rgion de Salta (Andes argentines), se rfrent spontanment aux phnomnes mtorologiques et naturels. Ils considrent ces phnomnes comme des indicateurs ou des agents de changement gnralement dfavorables la communaut. Ils prennent en compte la connaissance de leurs caractristiques et de
leur cycle doccurence pour planifier certaines activits, en particulier dans le domaine de la sant. Ils assignent certaines qualits ces phnomnes selon quelles se manifestent ou quelles proviennent du bas ou du haut, axe spatial principal. Del ambiente El pueblo de Molinos est ubicado a 2.020 metros sobre el nivel del mar en la regin central de los valles calchaques de la provincia de Salta, noroeste de la Repblica Argentina. Integrados por los valles del ro Calchaqu y del extremo norte del ro Santa Mara, stos forman una faja de aproximadamente 200 Kms. de largo. Su altura vara entre los 1.680 y los 3015 metros sobre el nivel del mar. El clima presenta en los valles un rasgo comn: la aridez. Las precipitaciones son escasas e irregulares. En el Departamento de Molinos el promedio anual es de 165,8 mm. Se registra una marcada disminucin de las lluvias durante los meses de otoo e invierno (de abril a octubre), y un notable aumento durante el verano (de noviembre a marzo), poca de mxima insolacin. Si bien durante este perodo cae alrededor del 85% de la precipitacin anual, la elevada evaporacin determina un menor aprovechamiento del agua por el suelo. Las lluvias son de tipo torrencial; esto causa un proceso de erosin de los suelos y la produccin de corrientes rpidas en los cauces de los ros temporarios que arrastran grandes cantidades de escombros. En Molinos la temperatura media anual es de 16 registrndose, como en todo el valle, una amplia variacin trmica diaria. Las temperaturas mnimas y mximas absolutas no son excesivamente acentuadas, por lo que el clima puede considerarse templado. El invierno es benigno con heladas escasas que se inician en mayo, precedidas por das de fuertes vientos. Esto es vlido para el ambiente del valle en su parte baja, ya que las condiciones trmicas en las serranas y reas elevadas son muy distintas (Valencia et al. 1970). De los pobladores Existen diferentes opiniones acerca de las posibles connotaciones de algunos trminos y voces aborgenes -sean geogrficos, tnicos o lingsticos- que designan a los antiguos pobladores del rea, tales como Diagui-
ta o Calchaqu. El rtulo Diaguita es una denominacin genrica que aglutina e identifica a un gran nmero de parcialidades1 que posean una unidad lingstica: el kakan.2 Segn Bertonio (1937), el trmino proviene de una voz Aymara que significa algo as como lugar que est en los confines del mundo, lo que nos conduce a suponer la visin que de estos valles del noroeste argentino se tena desde el altiplano Aymara. En relacin al vocablo Calchaqu, se tratara de una deficiente transcripcin al castellano cuya filogenia ha merecido diversas interpretaciones. La ms plausible, que respeta la supuesta sucesin cronolgica entre lo Aymara y lo Keshua en la regin, refiere al significado que en estos idiomas de las Tierras Altas comparte el trmino: lugar de los que estn enojados, o lugar de los doblemente bravos, o dos lugares con enojados. Segn el cronista padre Alonso de Barzana (1595) se refiere al cacique homnimo ...que por ser valiente un indio llamado Calchaqu, vino dar nombre aquel valle de treinta leguas.... Durante el conflictivo perodo Hispano-Indgena (1543-1660) esta rea padece una verdadera sangra demogrfica como consecuencia de los extraamientos, encomiendas y trabajo en minas, as como de la tenaz resistencia de los indgenas al avance de los conquistadores (Raffino, 1983). De particular importancia durante un largo perodo de la historia posterior a la Conquista y uno de los ms antiguos asentamientos del Valle3, Molinos es hoy una pequea comunidad que participa de los rasgos tpicos del resto de las poblaciones vallistas. Su poblacin, producto del mestizaje indgena-espaol asciende a 505 habitantes y 5.050 para el Departamento del mismo nombre. El relativo aislamiento geogrfico, y fundamentalmente la inexistencia o precariedad de ciertas condiciones antropogeogrficas o sociales (comunicaciones, inmigracin, proximidad de grandes ciudades, actividad industrial, etc.) (Cortzar, 1944:255) contribuyen a la persistencia de formas tradicionales de vida en la zona, de la que Molinos es un claro exponente (Crivos, 1978). A partir de la ocupacin espaola el tipo de asentamiento y acceso a la tierra -bajo la modalidad de encomiendas- se contina en las fincas actuales como forma de organizacin del espacio, de la produccin y de la articulacin social en la zona. El proceso histrico que ha generado esta modalidad, se bas en la preexistencia de una poblacin indgena abun-
dante y organizada en comunidades agrcolas y pastoriles. La nueva organizacin espaola traslad los ncleos poblados al fondo de los valles de los ros, obligando al abandono de los asentamientos en los cerros. Estos poblamientos indgenas se sustentaban, aparte de la razones estratgicas y ecolgicas, en un elaborado sistema de riego que permita la utilizacin de las laderas de los cerros. Actualmente el asentamiento y el modo de produccin en las fincas estn estrechamente relacionados con las condiciones ecolgicas de la zona: las tierras cultivables se presentan de un modo discontinuo, dependiendo de la combinacin de ciertas variables ambientales, pendiente, tipo de suelo, irrigacin y abrigo. La finca abarca en su extensin distintos tipos de ambientes: valles, serranas aledaas donde se ubican los arriendos y los potreros de pastajes4 enclavados en lo alto del cerro, donde se practica la ganadera en pequea escala de cabras, ovejas, llamas, etc. La superficie cultivable es discontinua y la siembra se hace en potreros que suelen oscilar entre media y tres hectreas. El pimentn (Capsicum annuum) es, en las ltimas dcadas, el cultivo de mayor valor en la conformacin del producto bruto local. Tambin adquieren creciente valor comercial: el comino (Cuminum cyminum), la vid (Vitis vinifera), el trigo (Triticum sp.), los porotos pallares (Phaseolus lunatus) y la alfalfa (Medicago sativa), algunos de los cuales se utilizan como cultivos alternativos y rotativos a fin de restituir la potencia productiva de los terrenos. Superpuesto y combinado al sistema de produccin en la finca, funciona el sistema econmico de subsistencia que tiene como eje a los grupos domsticos corresidenciales. En ellos adquieren adems cierto desarrollo las actividades artesanales principalmente el tejido en telar. Asimismo algunos de sus miembros migran peridicamente hacia otras zonas en ocasin de las cosechas de tabaco y azcar. La investigacin Nuestras investigaciones se realizan en localidades del valle de Molinos y se centran en la descripcin de actividades, que consideramos unidades relevantes para la caracterizacin del modo de vida de sus pobladores. Si bien la delimitacin de actividades, como sistemas de principios y conductas interrelacionados, es un problema emprico que debe ser abor-
dado en cada caso (Howard, 1963); en nuestro trabajo privilegiamos su significado funcional (Hill, 1966). Esto es, concebimos, en principio, la actividad como unidad pertinente a la caracterizacin de las estrategias comunitarias para la resolucin de distintos tipos de problemas. Comenzamos por el estudio del campo de las actividades orientadas a la recuperacin de la salud, tomando como referencia las estrategias locales frente a episodios de enfermedad, tales como: tipificacin de la dolencia; determinacin del origen; seleccin, obtencin e implementacin de recursos teraputicos, etc. En relacin a ello abordamos el estudio de otros campos de actividades, fundamentalmente las que se desarrollan -parcial o totalmente- en el mbito de la unidad domstica y que podemos adscribir, en su mayora, a la esfera de la economa (Crivos y Martnez, 1989 y 1990). En el contexto de la informacin obtenida cobran significado las referencias a ciertos fenmenos meteorolgicos y naturales. En primer lugar la descripcin de las actividades remite en todos los casos a espacios a los que se asocian atributos diferenciales: el alto y el bajo. En esos aspectos de la naturaleza y el clima asumen cualidades por las que se considera contribuyen o perturban el desarrollo de distintos tipos de tareas. Tanto el alto como el bajo son trminos relativos a la ubicacin o asentamiento circunstancial de los informantes. No obstante, con ellos se alude en general al cerro y al valle respectivamente. En las pocas referencias al bajo se establecen diferencias con el alto en relacin a actividades o aspectos del medio natural y social. ...Voy a pasear los animales que tengo en el bajito... todos los das... una hora y media para ir y volver... La casa la tengo en el alto, pero yo me quedo aqu para cocinar todo porque all no tengo cocina... (S.H., Molinos). ...Esta casa est mal ideada, debia de haber sido como es la de Ins, all en el alto, sta est en el bajo, asi que el agua por ah vena y la han tenido que atajar arriba con reparito... (A.R., Tomuco). Con respecto a la organizacin social, estas categoras se aplican en la diferenciacin de los grupos locales: los que habitan el alto -cerristosy el bajo -vallistos-. As, los cerristos que pueblan el alto son considerados indios, ms pobres, e ignorantes por los que viven en el valle5. En es-
te sentido resulta sugerente que estudios arqueolgicos y etnohistricos reconozcan para el rea un patrn de poblamiento dividido en dos secciones, una alta y otra baja, vinculadas a travs de la exogamia y la reciprocidad.6 Hallamos diferencias en la percepcin y valoracin de los fenmenos meteorolgicos y naturales segn se localicen en el alto o en el bajo. As, el aire, el viento, que vienen de arriba, son percibidos como poseedores de mayor potencia o fuerza en relacin a los que provienen del bajo. ...La tormenta dura poco tiempo ac porque el aire lleva todo, tiene mucha fuerza... (E.F., Molinos). Adems, el alto es el espacio en el que se originan o el punto inicial de desplazamiento de algunos fenmenos -viento, aire, puna,7 ro, lluvia, nieve- que en su movimiento acarrean elementos o substancias que generalmente anuncian u ocasionan perjuicios en relacin al desarrollo de actividades especficas....El viento del alto, de arriba, trae mucha tierra...anuncia que va a helar, nevar... (E.F., Molinos). Esta propiedad, es destacada en el dominio de las explicaciones locales del origen de algunas enfermedades. As, el aire, la puna y el viento, asumen en general carcter patognico, en tanto acarrean elementos que son considerados causa de estados patolgicos en el hombre y otras especies animales y vegetales.8 ...El aire atrae muchas cosas, hay que orientarse...esa gente que se muere peleando la amontonan, les echan nafta y la queman y no la sepultan. Y ese aire que viene de viento est llegando de todos esos pases extranjeros, por eso la tierra que uno traga, ese viento de arriba, del cerro,... el aire trae el asma, la presin, se le hace la cabeza como si fuera grande... (I.T., Molinos). ...cuando corre el viento de arriba a m me pone nerviosa, me duele la cabeza... en esos cerros que ve para all hay mucha puna, y de ah viene el viento ese de arriba y la trae, y eso nosotros lo respiramos y nos hace cansar. Ahora est lindo porque es el viento de all abajo. El viento de la puna corre cuando se le antoja, este ao ha corrido mucho, blanco que levanta esa tierra, muy fiero ese viento... (D.T., Molinos). Estas mismas propiedades: potencia, fuerza, propiedad de acarreo, adquieren, a veces, un valor positivo facilitando ciertas tareas: ...El ro an-
tes...lea cmo saba traer a la playa! uh! parvas sabamos tener!, apilados los montones, para acarrear era! Toditos cuando amaneca venan a buscar lea, tenamos miedo que le lleve a la lea cuesta abajo!... (A.R., Tomuco). Es as que es posible delimitar tipos de contexto en relacin a los cuales son valorados los fenmenos naturales. Estos contextos constituyen las condiciones -necesarias y a veces suficientes- para que el fenmeno sea percibido como positivo, negativo o neutro. En primer trmino, el estado de un individuo o su disposicin a ser afectado por determinado fenmeno.9 ...El aire hace mal cuando est fuerte y el cuerpo est cado, sudando... (M.M., Tomuco). ... Si el cuerpo est caliente y se moja, el agua enflaquece, chupa, da gripe, dolor de odos, dolor de huesos, causa dao estando mucho... (N.R.G., Amaicha). En segundo trmino, la actividad y la localizacin temporo-espacial como condiciones del medio. As, la abundancia de precipitaciones en el alto es percibida como negativa debido al posible aumento del cauce de los ros que pone en peligro el asentamiento. No obstante, la lluvia es un fenmeno meteorolgico ponderado por los pobladores del valle de Molinos -del bajo- los que esperan su ocurrencia durante los meses de verano en relacin a sus actividades agrcolas. El viento es cualificado como negativo en tanto produce cambios de estado no deseados en individuos que presentan cierta vulnerabilidad. Por su propiedad de acarreo, puede transportar tierra, puna, el espritu, generando distintos tipos de patologas en aquellos que se exponen a l. Al mismo tiempo es considerado positivo en el contexto de ciertas actividades econmicas. ...Estas son parvas de trigo, se pisan con el caballo, bien pisoteado y cuando llega ese vientito, tiramos para arriba y sacamos la paja... (J.C., La Angostura). Tambin en relacin a un mismo campo de actividades un fenmeno puede ser valorado como positivo o negativo. ...este ao hel antes de tiempo, las heladas son en mayo pero este ao se adelant justo un mes. Una noche basta para arruinar la cosecha... se perdi el poroto en Colom y el pimiento ac... (R.R., La Angostura).
...en invierno es poca de heladas y se puede hacer charqui, la carne se puede preparar bien, cuando no hay viento la carne se seca bien, sin tierra... (N.R.G., Amaicha). Sin embargo y en trminos generales los elementos del medio ambiente y del clima son valorados como negativos, en tanto su emergencia o accin genera o perpeta estados de cosas que son considerados obstculos o impedimentos en relacin al desenvolvimiento de la vida individual y grupal. Los pobladores intentan controlar este efecto negativo utilizando distintos recursos. Todos ellos derivan del cuerpo de creencias, ya sea de naturaleza religiosa o acerca de los fenmenos y procesos naturales observados, que, a la manera de principios tericos les otorgan fundamento y sentido. En el contexto de estas creencias adquiere particular relevancia la referencia a seres de diferente naturaleza localizados en un espacio -el alto-, y en un tiempo -los das de los espritus, las horas malas-, que afectan al individuo y la realizacin de ciertas tareas. ...como dicen hay malas horas que vienen y le encuentran a uno... esa hora es cuando recin est hacindose la noche y a las doce de la noche o del da, y cuando ya est amaneciendo... (M.F., Molinos). ...el da martes y viernes los espritus andan disparando y llamndoles ya llegan por la noche... (E.F., Molinos). ... Dicen los hablares que esa parte es mala, que hace asustar... toda la parte esa alta...me sale un amigo y despus se ha desaparecido... Me agarr un espritu malo de la puna...Guido me dijo que ah hay siempre gente esto indios, que antes sabia ser peor...sabian aparecer amigos... pegaban en el anca del caballo y ste sala disparando... (J.C., Humanao). ...All arriba siempre dicen que...esa casa vieja es un antigal.10 Ah en el alto, en el cerro, hay unos antigales grandsimos; esa (luz) sale de ah, enseguida se desaparece...eso parece que ha sido ciudad indgena aos antes... (N.R., Amaicha). ...Un hombre se ha perdido en el cerro, en un agujero, le dicen la casa del diablo. Encontraron la huella que dejaba la ropa. En una quebrada angosta habia un agujero inmenso, negro y parecia que botaba gas, es fiero, se pierden, en Antofagasta de la Sierra...(N.R, Amaicha).11
La alusin a un espacio potencialmente hostil al hombre -el cerro, el alto- en relacin a un espacio familiar -el bajo, donde se asienta el pueblo-, guarda cierta analoga con los dos medios opuestos con los que Sturzenegger (1992:219) sintetiza la percepcin del espacio entre los campesinos actuales del Chaco argentino -el monte y el pueblo-. En ambos casos, un espacio ligado a lo desconocido y peligroso se opone a un espacio familiar al abrigo de lo desconocido -el pueblo, el bajo-. En ambos casos, este ltimo no es un espacio totalmente homogneo, hay lugares -cementerios (en los valles generalmente sobreelevados en relacin a los asentamientos humanos)- que, potenciados por el tiempo -en horas o das malos- es riesgoso recorrer, ...enclaves hostiles al hombre en el corazn mismo de la residencia de los hombres.... En el marco de estas creencias adquieren sentido los recursos utilizados por los pobladores a fin de controlar o neutralizar el efecto negativo atribuido a los fenmenos meteorolgicos y naturales. El ms frecuente es la propiciacin a la Pachamama12 (8) o a deidades del santoral cristiano, previa y/o durante la realizacin de actividades econmicas y teraputicas. Estas prcticas asumen funciones de prevencin y de manipulacin. En algunos casos se enfatiza el papel activo de estas deidades, de cuya voluntad depende la posibilidad de manipular ciertos fenmenos: ...cuando voy al cerro no me olvido y digo esto: Pachamama componeme el tiempo que anda en estas partes, en estos lugares malos, componeme el tiempo para hacer mi trabajo...ella, Pachamama, roga por todos... (F.CH., Tacuil). ...para la Pachamama hay que poner retazos de tela debajo de una higuera para que devuelva el espritu del asustado...porque la Pachamama se lo saca, el viento es hijo de la Pachamama y con eso le saca el espritu... (R.C., Molinos). En otros, estas acciones tienden a prevenir su eventual ocurrencia: ...no hay que sentarse mucho en el cerro, nosotros acostumbramos a sentarnos en la pea pero antes hacemos una cruz en la tierra, no se sienta uno de cualquier forma, hacemos una cruz, entonces dicen que no agarra nada... (F.CH., Tacuil).
Vinculadas a estas prcticas, hallamos referencias a lo que denominamos conductas de evitacin: no transitar por ciertos lugares a determinadas horas -revolcadero de guanacos13, antigales, cerros punosos-, el cruce de ros caudalosos, etc. Finalmente y en relacin a las actividades teraputicas, son utilizados recursos a los que se atribuyen propiedades que neutralizaran el efecto negativo de, entre otros, los fenmenos meteorolgicos y naturales en el individuo. La emergencia de tales cualidades teraputicas se vincula, a su vez, a la accin de fenmenos meteorolgicos como el trueno, el rayo y el aire. ...la piedra del rayo es para curar el mal del corazn...hay que conocerle...es una piedra marrn chiquitita, esa cae del cielo cuando viene el trueno, decimos ha tirado el rayo y realmente ha tirado... despus tapa se mete en la profundidad y al ao sale... (D.R., Tacuil).14 ...Esto es para sahumar...cada verano, en el primer trueno, se despega, se cae el asta de venado. Se despega un pedazo, como si fuera un nudo (M.C., La Angostura). As tambin en la prctica de la sahumada se pretende neutralizar el efecto patognico del aire, utilizando un elemento con sus mismas propiedades -el humo producido al sahumar- que, a diferencia del fenmeno natural, el hombre puede controlar.15 ...Hay tambin el aire enfermedad...como all hay viento de arriba grave, un viento que de arriba corre continuo, pega fuerte en la cara y levanta tierra...por ah agarra sudando a la persona, le agarra en la vista, o le agarra en el brazo o en el cogote mismo...pero ese con una sahumada le compone (F.Ch., Tacuil). Como hemos visto a travs de las citas de nuestros informantes, los elementos de la naturaleza y el clima cobran significados diferentes y adquieren distintos valores segn las situaciones a las que aluden en sus relatos. De todas ellas destacamos aquellas que se refieren a las estrategias locales frente a la enfermedad, las cuales ilustran de modo particularmente expresivo la pluralidad y ambivalencia que asumen las referencias a los fe-
nmenos meteorolgicos y naturales, an en el marco de un mismo dominio de actividades. Es as que hallamos que las mismas propiedades por las que un fenmeno es considerado causa de una enfermedad son tenidas en cuenta como importantes en la formulacin de estrategias para prevenirla y aliviarla. De este modo un fenmeno adquiere diferentes valores segn se lo considere en el contexto del argumento sobre la causa de la enfermedad (etiologa) o en el de las prcticas destinadas a su cura (terapia). En sntesis, la percepcin, categorizacin y valoracin de los fenmenos meteorolgicos y naturales por parte de los pobladores de Molinos guarda estrecha relacin con las propiedades que se les atribuyen en contextos especficos. De este modo el conocimiento del entorno natural no est constituido por un universo de categoras cerradas y estticas cuyo significado es independiente de las situaciones en las que los fenmenos ocurren y compartido por todos los miembros de la poblacin; sino por categoras flexibles que integran un saber dinmico, permanentemente actualizado y testeado por los pobladores en sus emprendimientos cotidianos. Sin embargo, el anlisis del material nos permiti reconocer principios que engloban creencias culturalmente compartidas y otorgan inicialmente unidad y sentido a las referencias de los pobladores: la categorizacin dicotmica del espacio en el alto y el bajo, en que los fenmenos meteorolgicos y naturales asumen caractersticas distintivas y la consideracin del alto como espacio amedrentador y peligroso, territorio de entidades o seres sobrenaturales. De estos principios pueden derivarse percepciones, interpretaciones y conductas en relacin al medio natural. El conocimiento implicado por ellos interviene como componente esencial en el diseo y puesta en prctica de las actividades que caracterizan el modo de vida de los habitantes del valle de Molinos. De este modo el enfoque centrado en las actividades, como modo particular de registro y organizacin de la informacin acerca de la percepcin de los fenmenos meteorolgicos y naturales, nos permite dar cuenta de aspectos de su variabilidad intracultural por lo general no contemplados en los estudios sobre el tema, lo cual, creemos, plantea consecuencias interesantes para la investigacin antropolgica en este campo.
NOTAS
1 2 Los cronistas designaban genricamente con este trmino a todos los pueblos valliserranos de las actuales provincias argentinas de Salta, Tucumn, Catamarca y La Rioja, as como los ubicados en el norte Chico de Chile. Al cronista Alonso de Barzana (1595) se le atribuye un lxico sobre el vocabulario kakan manuscrito que fue extraviado en el siglo XIX, lo que impidi el conocimiento del grupo lingstico local y su relacin con el quechua y el aymara. De acuerdo a este cronista, el kakan, el sanavirn y el tonocot eran las tres lenguas indgenas del noroeste argentino, incorporndose posteriormente el quechua introducido por los Inkas y el Aymara que penetr desde el altiplano con anterioridad a la expansin del Tahantinsuyo. Las primeras noticias acerca de Molinos las tenemos de 1659, ao en que exista ya un pequeo oratorio perteneciente a la Hacienda de Toms de Escobar, quien era encomendero de los pueblos de Chicoana y Atapsi, con ciento ochenta y dos indios. Aos ms tarde, el Mariscal de Campo Diego Diez Gmez, Teniente Gobernador de Salta de 1686 a 1697, funda la Hacienda de Molinos, centro de la encomienda de indios Pulares y Tonocots de San Pedro Nolasco de los Molinos de Calchaqu (Crivos; 1978). El nombre del paraje Los Molinos reaparece en una Carta Anua del 22 de noviembre de 1760 en que se alude al repartimiento de los indios que hizo Mercado y Villacorta consignando cien indios calchaques de tasa perteneciente a la encomienda de Isasmendi. En la Municipalidad de Molinos existe un registro del ao 1884 que muestra una poblacin de 6.500 habitantes para el Departamento del mismo nombre que inclua Seclants, Banda Grande, El Churcal, Luracatao, Tacuil, Amaicha, Molinos, Formanco, Umano, Tras la Loma, Santa Rosa, Tiopampa, Esquina, Colom, Brealito, Seclants Adentro, Gualfin, Rumibola; los cuales cultivaban 2.749 cuadras cuadradas todas ubicadas en el fondo del valle (Raffino, 1983). El sistema de arriendo es una forma contractual tradicional que consiste en la utilizacin de una parcela para la produccin familiar a cambio del trabajo en las tierras del dueo. Los potreros de pastajes son ocupados, en trminos generales, por varias generaciones, e inclusive las fincas se venden o transfieren con arriendos incluidos. Resabio del encomendado que se ha ido transformando en una especie de derecho reconocido (Garreta, M y M. F Sola, 1992-93). Los rasgos que se atribuyen a uno y otro grupo guardan cierta correspondencia con los sealados por Katz (1991) para Mxico, en su trabajo sobre los mixtecos. El arquelogo Raffino (1984a) plantea la hiptesis de que este patrn de poblamiento se corresponda a un tipo de organizacin sociopoltica -tribu con cacicato-, dividida en dos secciones o mitades, cada una de ellas dirigida por un jefe poltico, ocupando un espacio fsico propio: una poblacin en la parte alta y otra en la parte baja. El trmino puna designa, en su primera acepcin, una regin geogrfica, una meseta que se ubica entre los 3.700 metros sobre el nivel del mar hasta los 4.790 m en que comienzan las nieves perpetuas.
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Annamaria LAMMEL *
RESUMEN El artculo presenta diferentes niveles de la organizacin de los conocimientos y de las representaciones del clima entre los totonacas del Golfo de Mxico. Los fenmenos meteorolgicos ms importantes, como la lluvia, aire o el arco iris se sitan en un sistema de interrelacin y con los cuerpos celestes y la tierra forman modelos coherentes. El modelo climtico est constituido por unidades climticas (tiempos). La relacin interdependiente entre el hombre, los fenmenos meteorolgicos, los seres sobrenaturales y el mundo fsico son representados por el modelo del orden y del caos. ABSTRACT The colours of the wind and the voice of the rainbow Perception of climate among the Totonac Indians (Mexico) The article describes the way knowledge and representations relating to the climate are organized among Totonac Indians of the Gulf of
LCPE, CNRS-ENS, URA 1575, 1. Rue Maurice Arnoux, 92120 Montrouge, FRANCIA. En unas partes del artculo colabor con Cs. Nemes, (Ministerio del Medio Ambiente de Hungra)
Mexico. The most important meteorological phenomena like wind and rain are situated in a coherent system with the moon, sun and earth. The climatic model is made up of climatic units called tiempos. The interdependent relationship between human beings, meteorological phenomena, supernatural beings and the physical world is represented by models of order and of chaos. RSUM Les couleurs du vent et la voix de larc-en-ciel Perception du climat chez les Totonaques (Mexique) Larticle prsente les diffrents niveaux de lorganisation de la connaissance et des reprsentations du climat chez les Totonaques du Golfe du Mexique. Les phnomnes mtorologiques les plus importants comme la pluie, le vent et larc-en-ciel sintgrent dans un systhme cohrent qui les lie la lune, au soleil et la terre Le modle climatique est constitu dunits appeles tiempos. La relation dinter-dpendence entre tres humains, phnomnes mtorologiques, tres surnaturels et monde physique est reprsent par les modles de lordre et du chaos.
El viento que viene del este es el viento del infierno, como cuentan todos los indios totonacas que habitan estos lugares. Porque el viento, el aire, trae las enfermedades del otro mundo.1 Cuando el viento, el aire fresco llega, se dice que viene del norte. Y se dice que es el norte el que ha llegado, porque este viento que viene del planeta de los muertos, trae el fuego, el ventarrn y el cicln. Llega del norte, lugar de los muertos2. Los totonacas dicen que los malos vientos son blancos (snapapa un) como el huevo, y los buenos vientos son azules (spupucu un), y liberan a los habitantes de las enfermedades nefastas. El dios del agua, de los ros, de los lagos y del mar es el arco iris (chamacxculit). En el sitio en el que se forma el arco iris puede verse un nio, un nio que llora, que lleva el color preferido de los totonacas (azul-verde: spupucu stakninqui). Vemos un nio que llora dentro del agua, donde el arco iris se forma, se construye. El arco iris es una curva y entonces el nio se levanta del interior del agua y sale, sube hacia el cielo. As se forma el arco iris y el nio cae del otro lado. Cuando se ve un nio que llora el arco iris, el dios de las aguas y de la luz del sol (chichini) ilumina al nio. Es as como los colores del nio se reflejan a travs de las gotas de lluvia. Es el arco iris. Pero el agua puede hacer dao al hombre, es necesario respetarla, es sagrada.3
Introduccin Los totonacas, que viven actualmente al norte del estado de Veracruz y en el estado de Puebla, en Mxico, tienen que hacer frente a las dificultades de un clima tropical, a menudo violento. La importancia del viento y del arco iris, que aparece frecuentemente despus de la lluvia trada por los vientos del norte, puede explicarse en base a ciertas caractersticas del clima de la regin. En el Golfo, en contraste con otras regiones de Mxico estudiadas en esta obra, las precipitaciones son importantes, incluso durante la estacin seca, y permiten realizar dos cosechas anuales. Como contrapartida a este clima generoso, las intensas precipitaciones durante la estacin de lluvias4 somete a los habitantes a rudas pruebas, difciles de soportar en ocasiones. En los meses de septiembre, octubre y noviembre, los ciclones y huracanes amenazan las tierras. Durante el invierno los vientos del norte provocan oscilaciones trmicas, con lluvias considerables y temperaturas que pueden descender por debajo de 0 C5. El medio ambiente fsico justifica la importancia concedida a los fenmenos meteorolgicos, pero como muestran las dos citas anteriores, los conocimientos empricos de los totonacas estn intrnsecamente asociados a conocimientos culturales. Cmo oyen los totonacas la voz del arco iris y cmo perciben los colores del viento? Cules son los procesos que contribuyen a construir estas representaciones? Cmo se establece la representacin sobre el clima y sobre los fenmenos meteorolgicos desde un punto de vista psicolgico? Se trata de una relacin entre el individuo y las propiedades perceptibles de los fenmenos fsicos, o bien, de la integracin de un conocimiento construido por leyes implcitas de la creacin sociocultural y adquirida, que parte de la realidad exterior, mediante el aprendizaje cultural? Este artculo estudia la organizacin de las representaciones del clima. Presentamos las etapas de la construccin de la representacin del clima y de los fenmenos meteorolgicos en funcin de los condicionamientos del medio ambiente fsico y del conocimiento cultural (representacin de unidades del clima, el modelo climtico, modelos del orden climtico y del caos).
Metodologa Nuestras investigaciones de campo han sido realizadas, principalmente, en dos pueblos: Plan de Hidalgo, que se encuentra en la llanura, a 15 kms. del golfo de Mxico, y Coahuitlan, situada a unos cincuenta kms. del golfo de Mxico, sobre una montaa de 500 metros de altura rodeada de precipicios. Los estudios psico-antropolgicos y ecolgicos se realizaron en los aos 1985-19866, mientras que las investigaciones ms centradas sobre los aspectos de sicologa cognitiva se iniciaron durante el ao 19917 y fueron completadas en los aos 1994 y 1995. Los mtodos para la recogida de datos consistieron en observaciones, entrevistas, experiencias contextuales8 y encuestas sistemticas. El nmero de informadores o sujetos dependa del carcter del objeto estudiado. Segun los temas oscilaba entre 20 (observacin o entrevista) y 100 (experiencias realizadas entre nios y adolescentes en el cuadro escolar). La tierra de los totonacas Los pueblos totonacas Plan de Hidalgo9 y Coahuitlan10 se sitan en el estado de Veracruz, en una regin perteneciente al antiguo Totonacapan, lugar de origen de los totonacas antes de la llegada de Corts. El Totonacapan limita al norte con el ro Cazones, al este con el golfo de Mxico, al sur con el ro Antigua y al oeste con el parteaguas de la Sierra Madre oriental11. Los totonacas, que viven sobre este territorio desde el final del siglo VIII de nuestra era, se decan originarios del lugar mtico de Chicomoztoc12 y se consideraban como uno de los grupos constructores de Teotihuacan.13 Aun cuando su origen real sigue siendo desconocido, se puede afirmar que desarrollaron una cultura importante en el Totonacapan. Participaron en la construccin y en la vida de la famosa ciudad ritual del Tajn14 y fundaron centros tales como Xiuhtetelco, Macuilquila o Tlacuiloloztoc. Durante el periodo postclsico entraron a menudo en conflicto con sus vecinos los tepehuas, pero sobre todo con pueblos guerreros de la Meseta Central, como los mexicas o los tezcocanos. En el momento de la conquista espaola, el Totonacapan era tributario de la triple alianza15 desde haca ms de 80 aos. Aunque los totonacas no gozaban de plena independencia, los cronistas describen ciudades florecientes (Cempoala y Quiauiz-
tlan) con sistemas de canalizacin, magnficos palacios e iglesias que podan albergar a todo el ejrcito de Corts. La sociedad de los totonacas estaba jerarquizada: los nobles y el alto clero constituan la capa superior; los pequeos seores, los comerciantes y los artesanos, la capa intermedia; y, los agricultores, la capa inferior. Esta jerarqua permita una alta especializacin de las actividades, el desarrollo y transmisin sistemtica de los conocimientos, el uso de la escritura (segn varios testimonios) y un dominio de las tcnicas arquitectnicas que permitan la construccin de magnficos edificios. Se puede suponer que posean, igualmente, conocimientos de astronoma e incluso, algn tipo de meteorologa culta. Para los totonacas, la nica forma de sobrevivir a la colonizacin, a las enfermedades, al descenso catastrfico de la poblacin, conservando al mismo tiempo su identidad tnica, era seguir siendo agricultores y vivir en un marco aldeano. Los conocimientos de los actuales totonacas son los de los agricultores, con escasas posibilidades de especializacin. Segun las regiones habitadas, cultivan plantas de subsistencia como el maz, el frijol, el chile (pimiento), o plantas comerciales como la vainilla o el caf.
Veracruz totonacas
Puebla
El Totonacapan actual, nombre no oficial (aunque aceptado en los usos lingsticos) del territorio habitado por los agricultores mexicanos de lengua totonaca, cubre una superficie netamente inferior a la que posea en el periodo anterior a la conquista. El territorio actual limita al norte con el lecho del ro Cazones, al sur con el ro Tecolutla, al oeste, con la divisoria de confluentes de las cuencas de diferentes ros de la Sierra Madre y al este con el litoral del golfo de Mxico. Descripcin de los fenmenos meteorolgicos: Unidadades de representaciones Los fenmenos meteorolgicos, identificados por nombres propios, tienen una existencia en s mismos, pero al mismo tiempo son inseparables del conjunto de otros fenmenos. Los datos presentados en esta parte se basan en encuestas (entrevistas-discusiones) realizadas con adolescentes de 14/15 aos y adultos de ms de 20 aos. Sin duda alguna es la lluvia (sin) quien tiene la prioridad entre los fenmenos meteorolgicos. Lluvia, tierra y sol son los tres elementos indispensables para el crecimiento de las plantas. La lluvia viene del mar segn los habitantes de Plan de Hidalgo que se encuentran cerca del Golfo de Mxico. En Coahuitlan, situado entre las montaas se dice que la lluvia llega de la Sierra Madre.16 La lluvia cae de las nubes que con el calor del sol se forman del agua. Es el viento, el aire, el que hace mover las nubes y que desencadena la lluvia. El viento puede llegar de la luna, que est constituida de agua. As el aire, el sol, la luna, el viento y las fuentes de agua (mar, montaa) son inseparables de la formacin de la lluvia. El ciclo del agua as representado corresponde a dos realidades geogrficas y a observaciones precisas de la formacin de este fenmeno fsico. Pero la lluvia, como todos los fenmenos meteorolgicos, tiene una forma de existencia relacionada con el mundo sobrenatural. En las dos regiones, los conocimientos son diferentes en cuanto a la lluvia: en la sierra, todos los interrogados dicen que hay dos veces doce serafines (jilin, trueno) que traen el agua de las fuentes de la montaa en sus baldes y la derraman sobre los pueblos. Hay serafines buenos que aportan el agua necesaria para las plantas, y hay serafines malos que destruyen la cosecha. Es el dios (Quintlatican) del agua quien los enva. Los serafines tienen una
espada y cuando la chocan contra su balde el ruido es el trueno y la luz es el relmpago. La lluvia forma parte de la tormenta junto con el viento, el relmpago y el trueno. Hay tres diferentes relmpagos: el blanco, no es malo, no es tan peligroso como los otros dos, el azul es muy malo, mata los rboles, los animales y al hombre. El relmpago ms peligroso es el rojo, que quema a los seres humanos. En el pueblo de Plan de Hidalgo y del Tajn los informantes dicen que son los doce ancianos que traen la lluvia y la tormenta. Estos ancianos son habitantes del Tajn, donde reinaron antiguamente. Es el dios Tajn (Trueno) quien les enva a buscar agua, por orden suya ponen sus vestidos coloridos y empiezan a tronar, llover y relampaguear. Cuando la lluvia o la tormenta desaparecen llega el arco iris (chamaxkhuli), ser sobrenatural siempre malfico y representado en muchas formas. Segn los habitantes de Coahuitlan, el arco iris puede ser un beb que llora, como lo muestra el texto arriba citado. Hay que tener cuidado cuando uno escucha el llanto de un beb abandonado, ste puede ser el arco iris que chupa la sangre de los seres humanos. Segn unos informantes el arco iris es una mujer muy mala. Este fenmeno fsico est relacionado con la serpiente (lua) de plumas por la ubicacin que toma el arco iris: se forma entre las nubes. Cuando las serpientes envejecen, el rayo se encarga de transportarlas de la tierra hacia el mar: los rayos son como las serpientes. Unos informantes dicen que la serpiente es un animal gigante y cuando le salen alas y quiere volar, se la lleva el trueno, su marido, luego la deja caer en el mar. La serpiente vive en montes altos. Cuentan que cuando ya es muy grande, se queda quieta y aspira hacia su boca los animales, as los perros, pollos, puercos, becerros. El trueno lo lleva y se escucha porque trae agua, relampaguea, y trae aguacero. Unos precisan que esta serpiente es el Masacuate. Segn algunas informaciones el arco iris es la serpiente misma, porque chupa la sangre. Chamaxculit wuan lua, el arco iris, se convierte en serpiente, empieza a salir del agua como vapor y despus adquiere colores, persigue a la gente, y luego aparece un nio en su vientre. El arco iris te contamina y te pone un nio, embaraza a las seoras.17 El rayo, el arco iris, la serpiente y la lluvia (tormenta) estan as asociados y son fenmenos interdependientes. El ltimo fenmeno meteorolgico que presentamos aqu brevemente es el viento (un). Segn los totonacas de Coahuitlan el viento es un
hombre que vive en una cueva en las montaas. Es un hombre malo; si quiere, destruye la cosecha. Los vientos llegan en la mayora de los casos del sur, del oeste y del norte. Los totonacas dicen que los malos vientos son blancos (snapapa un) y los buenos son azules (spupucu un). Otros informantes dicen que el viento del norte es de color amarillo, llega del planeta de los muertos y trae enfermedades graves, trae el fuego, el ventarrn y el cicln.18 Los informantes de Plan de Hidalgo dicen que el arcngel San Miguel es el dios del aire, l es responsable de la lluvia. El huracn es viento, es el norte y avanza con ms intensidad y velocidad. Sale del mar y arrastra todo consigo. El huracn es puro aire. La percepcin del sistema climtico: Modelizacin y variacin interindividual El sistema climtico est definido, por una parte, por las variaciones en el movimiento de los cuerpos celestes y por otra, por los fenmenos fsicos de la atmsfera (caunin), que se suceden en el mismo orden cada ao. El modelo cosmognico y el clima Los habitantes de Coahuitlan y de Plan de Hidalgo miden el tiempo que pasa en funcin de fenmenos constantes que contrastan con lo efmero de la vida humana. En la percepcin del sistema climtico la posicin espacial de los cuerpos celestes con respecto a la tierra (tiyat), punto de referencia y centro del mundo (cxliquitot catuxaut), juega un papel importante. Sentirse en el centro del mundo es una constatacin que corresponde a una realidad espacial. Es importante identificar las formas de los cuerpos celestes y la de la tierra en la percepcin del sistema climtico. En sus representaciones, la tierra puede tomar formas geomtricas bidimensionales (cuadrado, crculo) o bien una forma tridimensional (esfera). Para comprender el carcter de estos datos hay que saber que en el rea cultural mesoamericana, las imgenes geomtricas bidimensionales de la tierra y de los cuerpos celestes estaban muy generalizadas. En el conocimiento tradicional de los totonacas de la costa, es la forma redonda la ms aceptada, mientras que en la region de la Sierra es la cuadrada.19 El
conocimiento sobre la forma tridimensional de la Tierra deba adquirirse, sin duda, en la escuela. Estos datos muestran que en el caso de imposibilidad de observacin directa, la representacin se construye a partir de las informaciones verbales, bien se trate de conocimientos mticos de los adultos, o de las conocimientos cultos transmitidos por la escuela. Es evidente que estos conocimientos no son construidos mediante operaciones mentales de los individuos, sino que son representaciones listas para integrar en el conjunto del conocimiento. Se las llamar desde ahora representaciones reproductivas, por oposicin con las representaciones reflexivas, donde la variacin interindividual es mucho ms importante y en las que intervienen operaciones mentales. Dnde se sita la Tierra en el espacio? El 8% de los nios y adolescentes representa visualmente la Tierra como una bola pegada al cielo y el resto de los informantes la ubica sobre el agua. Los jvenes y los adultos piensan igualmente que la Tierra est situada sobre el agua. Para resumir, se puede decir que la Tierra, sea circular, cuadrada o en forma de esfera, se sita sobre el agua. En esta constatacin se puede observar una importante influencia del medio ambiente fsico de los totonacas. Como ya hemos dicho los totonacas habitan cerca del mar y por ello parece lgico que consideren que la Tierra se sita sobre el agua. Pero al mismo tiempo, en el area cultural mesoamericano, es muy frecuente la representacin de la Tierra situada sobre el mar. Un fenmeno interesante se produce aqu: el conocimiento cultural y la observacin directa convergen. El 92% de los sujetos acepta esta explicacin y se puede decir, por ello, que se trata de una representacin compartida por el conjunto de la poblacin. Es una representacin fuerte que es reproductiva y reflexionada al mismo tiempo. En este caso existen de forma complementaria los conocimientos de una base perceptiva y de una base discursiva y forman una unidad representacional que recibe el nombre de representacin bimtrica.20 Est constituida por un elemento verificable (representacin reflexiva) y por un elemento culturalmente adquirido (representacin reproductiva) que forman un conjunto coherente para obtener un fin comn (aqu, por ejemplo, dar una explicacin espacial y construir el sistema climtico). Segn la observacin directa, todo lo que carece de apoyo cae (ley de la gravitacin). As, la Tierra misma, con el agua encima, necesita un apoyo para evitar caer en el vaco. Como muchos pueblos del mundo, los
totonacas21 piensan que la Tierra est sostenida en cuatro puntos (los cuatro puntos cardinales) por cuatro reyes (rey) o cuatro tortugas (khayan). Pero las tortugas se cansan de permanecer siempre en el mismo lugar de la tierra y a los reyes les gusta cambiar de brazo de vez en cuando. Una vez por ao, el 6 de enero, despus del solsticio de invierno, periodo importante en la percepcin del sistema climtico, las tortugas intercambian sus lugares y los reyes cambian de brazo. En ese momento la Tierra se mueve, para permanecer luego en reposo durante un nuevo ao. Esta representacin integra observaciones y componentes culturales que se organizan en una unidad por un encadenamiento lgico de causa a efecto. Como hemos dicho, los cuatro puntos que sostienen la Tierra corresponden a los cuatro puntos cardinales: Este (cxliputhni), Oeste (cxlikotanum), Sur (cxakpuhn) y Norte (cxtamajan). Todos los totonacas de ms de diez aos los conocen e incluso, amenudo, les dan otros nombres. Los puntos cardinales juegan un papel muy importante en la percepcin del sistema climtico, pero asimismo en la cosmovisin en general. Son indispensables al buen funcionamiento del mundo. Cada esquina del mundo posee su propio dios (quintalican); as el Este es asociado al dios del agua y de la lluvia (Chuchut, sin), el Oeste al dios del sol (Chichini, calor y luz), el Sur al dios de la tierra (Tiyat) y el Norte al dios del aire y del viento (un). El equilibrio entre estos elementos (tierra, luz, calor, agua y aire) es indispensable para una sociedad agraria. Es, as, necesario entrar en contacto con ellos a travs de su esencia divina (espiritual). Pero estar en contacto directo con los dioses es privilegio de especialistas dignos de esta tarea. El conocimiento de los elementos-dioses, situados en los cuatro puntos cardinales, es guardado en secreto por los responsables del mantenimiento de su frgil equilibrio. Y en este caso, la representacin bimtrica se manifestar en las prcticas de las danzas rituales, como es el caso de la danza del volador (el que vuela), o la danza del quetzal. La Ttierra as soportada y protegida por los dioses de los elementos indispensables a las plantas y, en consecuencia, a todos los seres vivos, se sita en un espacio ms extenso, entre el cielo y el mundo subterrneo. En este tema podemos distinguir tres tipos de representaciones: Tipo 1: Hay varios cielos (entre tres y nueve) y bajo la tierra se encuentra el mundo subterrneo (lakgaputhkatiath).
Tipo 2: Hay tres mundos superpuestos: la Tierra, sobre la cual los totonacas viven actualmente, es el mundo del tiempo presente. El mundo situado bajo la Tierra es el lugar de los hombres que vivan antes que nosotros. Por encima de la tierra se encuentra el mundo de las generaciones futuras. Tipo 3: La Tierra est localizada entre un solo cielo y el infierno. Los nios menores de 14 aos no tienen conocimientos a este respecto. Con la adolescencia la cosmovisin se elabora, por un lado con la ayuda de las representaciones reproductivas, a veces contradictorias, y por otro mediante representaciones reflexivas. Todo ello permite al individuo una originalidad basada en la libertad de combinacin. La Tierra no se mueve, su posicin permanece constante. Las unidades de medida del sistema climtico y del tiempo cclico estn ligadas a los recorridos efectuados por el Sol y la Luna. La periodicidad de estos movimientos permite establecer la divisin del ao. La naturaleza misma ofrece una especie de reloj anual. Los solsticios (solsticio de invierno: talajpalin chichini; solsticio de verano: palancotanu palaxka), y los equinoccios (lu tinacho chichini) ayudan a identificar los momentos de cambios que se repiten de forma idntica de ao en ao. El Sol (chichini) se sita por encima de la Luna. Esta jerarqua espacial corresponde a la clase cosmognica, a la importancia del linaje de los dos dioses. Cuando el Sol se oculta en el horizonte, pasa por debajo de la Tierra. Si desaparece durante el da y no hay nubes en el cielo, es que la Luna le cubre. Es el fenmeno del eclipse solar (axni lakatzala papa latasun chichini). En el sistema climtico, la Luna (papa) y el Sol (chichini) juegan papeles importantes. La Luna, segn ciertos informadores cultos, es un hombre viejo, vencido por un joven que se convirti en el Sol (chichini). La Luna, como cabe esperar de un viejo, efecta su trayecto lentamente. Un mes lunar (aktim papa) dura 28 das. Las fases de su cambio son las siguientes: Luna llena: tililima papa Media luna: pupitz amasput papa Cuarto de luna: amesput papa Luna nueva: azinanta tzu sputmats.
La Luna es fra y est constituida de agua. Puede ser muy peligrosa como Luna nueva (azinanta tzu sputmats), durante el periodo de la cancula (julio, agosto). En los rboles, las plantas en general e, incluso, en los seres humanos, la humedad aumenta en ese momento y las heridas no curan. Como la Luna est hecha de agua, est en relacin con el viento que trae el agua sobre la Tierra. El Sol es de fuego y de luz. La vida depende en parte de l. Es el cuerpo-sol e incluso, la divinidad ms importante de los totonacas. Los factores espaciales forman una especie de esqueleto en el que se integrarn los fenmenos meteorolgicos para constituir juntos el sistema climtico. Modelos del ciclo climtico La percepcin del clima y su organizacin en unidades estructuradas se realiza mediante sensaciones corporales de temperatura (variacin anual) y por la observacin de los fenmenos meteorolgicos. Se podra esperar que, a la manera de lo que ocurre en las sociedades occidentales; existiese un sistema climtico bien definido, conocido de forma parecida por todos los individuos. Aunque existe un conocimiento cultural del sistema climtico y el nmero de sus unidades es limitado, se encuentra una fuerte variacin entre los individuos en la percepcin y la organizacin del sistema anual. El ao (los doce meses del calendario gregoriano) es dividido en varios tiempos. Un prefijo, el ca, se aade a diferentes palabras, dando as nombre a varios periodos climticos. De este modo los totonacas distinguen entre los periodos siguientes: castalanka: tiempo del aire claro calonkni: tiempo del fro catlancasin: tiempo de la lluvia calhcacna: tiempo del calor caxanatni: tiempo de las flores casin chichini: tiempo del sol y de la tempestad caun: tiempo del viento
Esta parte de nuestras encuestas ha sido realizada sobre 40 sujetos mayores de 14/15 aos mediante entrevistas. Antes de la edad de 14/15 aos, la representacin de las unidades climticas no es an establecida. Los nios y adolescentes jvenes solo pueden responder a estas cuestiones por tanteo. Alrededor de los 15 aos, cuando se es considerado maduro para entrar en el mundo adulto las representaciones ya se organizan en modelos completos. Despus de esta edad en el nivel de la constitucin de modelos no pudimos observar diferencias segn el factor edad. El tiempo que hace est directamente relacionado al tiempo que transcurre. Los tiempos (ca) estn divididos en unidades que se superponen a los meses del calendario gregoriano. Tomando como variable independiente el tiempo que transcurre (los meses) y como variable dependiente el tiempo que hace, se pueden definir seis modelos del sistema climtico:
meses enero febrero marzo abril mayo junio julio agosto septiembre octubre noviembre diciembre Tiempo 1 Tiempo 2 fro fro flor flor flor sol sol sol viento viento viento fro fro fro lluvia lluvia lluvia lluvia lluvia lluvia lluvia fro fro fro Tiempo 3 fro/viento/lluvia fro/viento/lluvia fro/viento/lluvia calor sequa sequa sequa lluvia lluvia fro/lluvia fro/lluvia fro/lluvia Tiempo 4 fro/viento fro/lluvia fro//lluvia lluvia lluvia sequa sequa sequa sol sol sol fro/lluvia Tiempo 5 fro fro/lluvia calor calor calor calor calor calor fro fro fro fro Tiempo 6 fro fro aire claro aire claro aire claro sol sol sol lluvia lluvia lluvia fro
En el grfico siguiente se puede ver el porcentaje de los modelos elegidos por las personas preguntadas.
tiempo 6 29%
tiempo 1 25%
Esta tabla muestra una fuerte diferencia en la percepcin del tiempo climtico. Nos podemos preguntar si existe un sistema climtico comn a los totonacas de las dos regiones. Desde el punto de vista de las categoras lingsticas, las diferencias son muy marcadas, pero hemos pedido precisiones sobre las diferentes denominaciones. La lluvia y el viento van siempre juntos, es el viento el que anuncia la llegada de la lluvia. El tiempo del viento y el tiempo de la lluvia pueden designar la misma unidad climtica del ao. El viento, la lluvia y el fro van juntos durante los meses de diciembre, enero y febrero. De este modo, las denominaciones tiempo del fro, tiempo del fro y de la lluvia y tiempo del fro, el viento y la lluvia, pueden ser consideradas como sinnimas. Estas tres unidades climticas del ao son tratadas al mismo nivel por todos los sujetos cuestionados. El tiempo de las flores y el tiempo del aire claro ataen al mismo tipo del realidad. El tiempo del calor y el tiempo del sol corresponden al mismo perodo del ao. De esta manera, aunque podemos consta-
tar diferencias interindividuales, es evidente que existe, a grandes rasgos un sistema conocido por los totonacas que va a determinar el calendario agrario. Modelo del orden climtico y modelo del caos En el marco de los modelos del ciclo climtico, los totonacas piensan que el orden asegurado por el ritmo anual del tiempo es frgil. Este ciclo no funciona automticamente, sino que existen fuerzas sobrenaturales que lo manejan. Otro tipo que se superpone a stos es el modelo del orden climtico. En esta parte del artculo estudiamos la percepcin del orden y tambin el carcter incontrolable y catico de los fenmenos meteorolgicos. Estos conocimientos se expresan de manera simblica y metafrica mediante discursos narrativos. Aqu presentamos los resultados del anlisis de los discursos narrativos sobre el orden y el diluvio registrados en los pueblos Coahuitlan, Plan de Hidalgo, Coyutla y Tajn. En nuestra encuesta hemos recogido sistemticamente los discursos sobre el diluvio de unos treinta sujetos. Los nios y jovenes adolescentes conocen solamente fragmentos de estos discursos. As, de lo que hablaremos en adelante se basa en datos obtenidos en la poblacin de ms de 14/15 aos, que ya conoce la tradicin oral. En las narraciones, el diluvio (muncaclat) est en relacin estrecha con fenmenos fsicos, tales como el trueno, la lluvia, el viento, las nubes y el rlampago. Por definicin, el diluvio no es ms que la lluvia que no deja de caer. Los fenmenos meteorolgicos, como lo hemos visto en la parte anterior, son interdependientes. El exceso del conjunto de estos elementos (incluso de la lluvia sola), es tan peligroso como su ausencia. El mundo ha sido destruido ya una vez por la lluvia incesante y se hace necesario, a cualquier precio, impedir que la catstrofe se reproduzca. Las diferentes variantes del discurso narrativo sobre el diluvio, conocidas por todos los habitantes de la regin de la costa, proporcionan una explicacin clara que asegura a los totonacas que el diluvio ser evitado. Presentamos aqu una versin recogida recientemente: Los doce ancianos eran habitantes de Tajn, reinaban en Tajn. Tenan una relacin con Dios, y ponan sus vestidos y empezaban a tronar y llover, tenan relmpago. Encontraron un da un nio, llamado Juan,
quien era hurfano, lo cuidaron. Un da lo dejaron solo. Era un nio muy inquieto, muy curioso y abri uno de los bales donde los doce ancianos, guardaban sus trajes, y estos trajes tenan un poder. Y el nio se visit con uno de ellos, y haca travesuras y con estos trajes fcilmente entr entre las nubes. Y un da con sus travesuras puso un diluvio y los viejitos se dieron cuenta que agarr el traje y por eso llova. Lo buscaron y por castigo lo enviaron al fondo del ocano. Y por eso el da de San Juan, se escucha sus gritos. Y precisamente los truenos son sus gritos. Y hasta la eternidad se queda en el fondo del ocano.22 En este texto podemos ver la relacin entre diferentes asociaciones de fenmenos meteorolgicos con el panten totonaca. Aqu el trueno (jilin) puede ser considerado como un hombre llamado San Juan. La fiesta de San Juan Bautista es el 24 de junio, da prximo al solsticio de verano (palankotanu palaxka), cuando los rayos inciden perpendicularmente sobre el Trpico de Cncer y cuenta entre los ms largos del ao en el hemisfero norte. Es el tiempo de los truenos y los huracanes que presentan un peligro permanente para las cosechas. Es por ello, el momento adecuado para asegurarse de que las fuerzas sobrenaturales (lase los fenmenos meteorolgicos) no se transformen en diluvio. Para guardar el orden del mundo fsico hay que respetar el modelo del orden, en el que las unidades ms poderosas ejercen un control sobre las unidades subordinadas: as el mundo se situa en la cumbre del sistema, los seres sobrenaturales estn subordinados a ellos, estos dirigen a los fenmenos meteorolgicos, quienes a su turno determinan las posibilidades del hombre. Esta lnea asegura el buen funcionamiento del mundo, pero al mismo tiempo esconde un peligro: es reversible. Su reversin produce el caos. En el modelo del estado catico es el hombre quien trata de determinar los fenmenos meteorolgicos, y por consiguiente dominar a los seres sobrenaturales y al mundo fsico. Pero el cambio de la posicin del hombre contribuye a la destruccin de la tierra. La inversin del modelo del orden lleva al caos. As el hombre que no respeta las leyes del orden debe ser eliminado de este encuadramiento. En los discursos del diluvio la forma de eliminacin es meter Juan en el fondo del mar. El respeto del orden es la obligacin de cada individuo. El modelo climtico y el modelo del orden tienen que ser mantenidos: el hombre debe intervenir por las peticiones, rituales en este mundo amenazante.
Manipulacin del clima: el reto del volador Hemos visto que los fenmenos meteorolgicos y los elementos indispensables para mantener la vida en una sociedad agraria se ubican en los cuatro puntos cardinales alrededor del centro. Durante el ao estos elementos tienen diferente presencia, segn los tiempos (ca), pero al final de un ciclo anual, los mismos perodos vuelven. El tiempo que pasa sigue un camino que se caracteriza por la combinacin succesiva de estos fenmenos fsicos y al final del ciclo llega al punto de partida. El tiempo es cclico. El baile ritual ms famoso de los totonacas, el volador, conocido entre varios grupos indgenas de Mxico, e incluso de Guatemala, representa visualmente los modelos arriba presentados. Actualmente en el baile del volador participan cinco danzantes. Uno de ellos entona msica con un tambor pequeo colgado sobre su dedo gordo y al mismo tiempo toca flauta, cuatro danzantes bailan alrededor de l. Despus de ejecutar varios sones a los elementos, situados en el espacio segn la forma siguiente: Aire Sol Fuego Tierra Lluvia
Todos los danzantes suben a un palo que mide aproximadamente 18 metros. Cada danzante desciende girando trece veces. 13 multiplicado por 4 da 52. Segn los viejos en un ao existen 52 semanas. Durante este tiempo, el caporal sigue tocando su msica y hace movimientos especiales mirando hacia el cielo. Segn los danzantes cuestionados, el volador sirve para pedir lluvia, buena cosecha y fertilidad de las tierras a los dioses, como al dios del Sol, al dios del aire, a San Miguel Arcngel, al dios de la tierra, etc. Pero su objetivo principal es la peticin de lluvia. Todo lo que se asocia con esta danza es sagrado, as el palo mismo, de donde se saltan al vaco los danzantes. Antes de cortar el rbol adecua-
do en el bosque, tienen que presentar una ofrenda al dios de la montaa, a Tzinkun. Antes de poner el palo en la tierra, hacen enborrachar un pollo, lo llevan a lo largo del tronco, cortan su cuello y con su sangre dibujan doce cruces sobre el palo, rezan y al final entierran el pollo en el hoyo. El pollo, siendo el smbolo de la muerte, va a obstaculizar la cada mortal de los danzantes en este rito peligroso. El arcngel San Miguel, dios del aire, debe protegerlos tambin, como nosotros volamos en el aire l es nuestro dios protector. No puede ser cualquier persona danzante de volador. Es la comunidad la que decide quin puede tener el honor de actuar en esta ceremonia. Los danzantes tienen que seguir estrictamente las reglas relacionadas al baile sagrado: antes y despus de una semana de la presentacin del baile, viven limpiamente, no tienen relaciones sexuales, presentan ofrendas, se preparan para el baile. Como ellos dicen solo as pueden asegurar el orden del mundo: la direccin de los cuatro puntos cardinales, los movimientos del Sol, y de la Luna, el equilibrio entre los vientos, la lluvia, el fro o el calor. El carcter sagrado de esta danza necesitaba, con toda evidencia, desde hace mucho tiempo, estas preparaciones. Como lo describen entre otros pueblos la pureza de la persona que participa en ella es indispensable. As Ibarra (1939: 468) dice que 15 das antes de la danza, el danzante de la parte ms alta deba de abstenerse de todo contacto carnal. Entre los huastecas, el volador comienza igualmente con los ritos preparativos que son parecidos a los de los totonacas (Stresser-Pan, 1952: 327-334) como la abstinencia sexual, el ayuno, danzas nocturnas preliminares, comidas comunes con ofrendas a los dioses. El volador es sin duda de origen precolombino. Aunque esta danza est conocida en varias partes de Mxico, en su forma ms compleja se guardo -aparentemente- solamente entre los totonacas. La interpretacin del baile es objeto de discusin. En la descripcin de Fewkes (1907), los danzantes del volador de Papantla se vestan con disfraces de pjaros, y el baile mismo y los ritos que lo acompaan coinciden con nuestras observaciones.
Una vieja, llamada bruja presenta ofrendas de copal, aguardiente y un pollo y pone todo eso al hoyo cuando meten en el palo y realizan varios pequeos ritos durante los varios das de la ceremonia (Fewkes, 1907: 249). Segn Fewkes, el volador se parece al antiguo baile del sol de los Indios del Plano norteamericano. Adela Breton al principio de este siglo (1910: 513-520) estudi este baile en Coyutla, situada a unos 10 kilmetros de Coahuitlan. El palo en aquel entonces meda aproximadamente 21 metros y lo pusieron en la base de un templo viejo, donde se encuentra hasta hoy da. En aquel tiempo, como ahora, cinco personas suban al palo por la maana; mientras tanto otros danzantes bailaban alrededor del palo, abajo. Ests mismas personas repetan el baile a medioda y por la noche. Doce hombres en vestidos fantsticos con sombreros puntiagudos bailaban en rueda cambiando las direcciones del este al norte de la izquierda a la derecha, siempre en frente del centro. Breton considera que el volador forma parte de un ritual muy importante. Existen explicaciones segn las cuales los danzantes que caen en el vaco simbolizan de una parte las estrellas y de otra las vctimas en las ceremonias precolombinas (Krickeberg, 1933: 74-75). Los actuales totonacas insisten en que el volador, como lo hemos dicho, tiene como objetivo la peticin de lluvia y el mantenimiento del orden de los elementos. Conclusiones Se puede ver que tanto los conocimientos verbalmente transmisibles como el rito del volador tienen puntos comunes y forman parte de un corpus de conocimientos tradicionales. Una parte de estos conocimientos es conocida por toda la poblacin, otra es accesible, solamente, despus de cierta edad (despus de 14/15 aos) y la otra es el dominio de los especialistas. Estos conocimientos tienen sus estructuras internas y se adquieren a travs de un aprendizaje cultural. Los jvenes van a saber que cuando un beb llora es el arco iris o que el viento puede tener color azul. Las representaciones que se forman, en parte en base a estos conocimientos, son reproductivas. Estos conocimientos constituyen parte de representaciones
bimtricas con las representaciones reflexivas que el individuo construye por sus propias facultades. Las unidades de representaciones sobre la lluvia, arco iris, viento, etc., se organizan en modelos del clima, que permiten organizar el trabajo agrario. El modelo del orden climtico da instrucciones para entrar en contacto con la naturaleza. Y al final los ritos ofrecen la posibilidad de entrar en contacto con el mundo complejo climtico. ***** Agradecimientos Por este medio quisiera agredecer los consejos y ayuda a Joaqun Daz Alonso, Csaba Nemes y a las coeditoras del libro, Esther Katz y Marina Goloubinoff. NOTAS
1 Estas frases estan extradas de una larga historia sobre la conquista de Mxico. La narracin registrada en lengua Totonaca (1985, Coahuitlan), fue contada en lengua Totonaca por Santiago Salvador Garca (70 aos, analfabeto). La narracin en lengua Totonaca (1985, Coahuitlan) fue contada por Antonio Jimnez (70 aos, analfabeto). La narracin en lengua Totonaca (1985, Coahuitlan) fue contada por Garca Lpez (65 aos, analfabeto). Las precipitaciones anuales se sitan por encima de 1.500 mm. La media anual de temperaturas es superior a 22C (Durante la cancula la temperatura puede superar los 40C). Estos estudios han sido realizados gracias a una beca de la UNAM por A. Lammel y Cs. Nemes. Esta investigacin fue realizada por A. Lammel gracias a una beca de estudio de la fundacin Fyssen. Mtodo elaborado por M. Cole (Cole et al., 1971) para el estudio de las matemticas entre los Kpelle de Liberia y es conocido como antropologa experimental. Plan de Hidalgo se sita en el municipio de Paplanta, Estado de Veracruz. Coahuitlan se sita en el municipio de Coahuitlan.
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Antropologa del clima en el mundo hispanoamericano / 173 11 En lo concerniente a las fronteras del Totonacapan prehispnico, hay divergencias, pero la mayor parte de los autores se acuerdan sobre los lmites descritos aqu (Palerm, 1952-1953; Kelly y Palerm, 1954; Garca Payon, 1958; Moguel, 1982). Chicomoztoc (en las siete cuevas), es considerado en la tradicin oral como el lugar de origen de la humanidad o de algunas tribus. Varios autores consideran que los totonacas pertenecan a una de las siete tribus originarias de Chicomoztoc (Krickeberg cita a Torquemada, a Sahagun y al Codex Vaticanus A, 1933; 133-135). La Arqueologa confirma la presencia totonaca en Teotihuacan (Garca Payn, 1989). La magnfica ciudad de Tajn se desarroll a partir del siglo IV y conoci una importante vida cultural antes de su decadencia a principios del siglo XIII. El nombre Tajn es una palabra de origen Totonaca y significa trueno. Tajn es an hoy uno de los dioses ms importantes de los totonacas. En 1428 sobre la Meseta Central, las tres ciudades, Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, concluyeron una alianza y desarrollaron un imperio bajo el dominio de soberanos comunes. Los tributos cobrados a los pueblos sometidos eran repartidos proporcionalmente (2:2:1) entre las tres ciudades. Ocurre lo mismo entre los mixtecos (Katz, en este volumen). Cf. Katz, en este volumen y Nates Cruz & Cern, en este volumen. Entre los mixtecos, el arco iris es tambin una serpiente, sin embargo no es una serpiente emplumada, que es la tormenta. Vase tambin Neff, en este volumen. Sobre los colores del viento entre los nahuas, vase Neff, en este volumen. Ver las observaciones de Ichon (1968). La nocin de bimetra ha sido introducida por Lammel y Nemes (1988, 1989). El 80% de los sujetos interrogados ha dado respuestas en las reuniones de discusin. El 20% de los sujetos de menos de 25 aos no tenan un conocimiento bien definido a este respecto. Narracin contada por Roberto Prez Garca, 18 aos, Tajn, 1995.
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Elisabeth MOTTE-FLORAC*
RESUMEN Los purhpecha o tarascos viven en el denominado Eje Neovolcnico que atraviesa el centro de Mxico; algunos viven en la Sierra Tarasca o Tierra Fra, llamada as por su clima. Debido a la topografa y al bioclima estos agricultores slo pueden obtener una cosecha al ao, y ella poco abundante. Tales condiciones establecen un violento contraste con las Tierras Calientes, frtiles pero insalubres, ubicadas tan slo a unos cuantos kilmetros. Nuestro propsito es describir la percepcin del clima que tienen los purhpecha de la Sierra Tarasca en lo que toca a la salud (dolores, enfermedades, infortunios), enfocando sucesivamente los puntos siguientes: la identidad sanitaria de los habitantes de la Sierra, la prdida del equilibrio y las enfermedades en relacin con las estaciones, los fenmenos meteorolgicos y los castigos infligidos por los dioses o los santos. Este ltimo punto me llevar a una nueva manera de observar cmo fue evolu* Laboratoire de Botanique, Facult de Pharmacie, Universit de Montpellier-I, 15, Avenue Ch. Flahault, 34060 Montpellier, Cedex 2 / Laboratoire de Langues et Civilisations Traditions Orales, CNRS, 44 rue de lAmiral Mouchez, 75014 Paris, FRANCIA.
cionando la representacin de algunos seres sobrenaturales considerados como causa de enfermedades, en particular los aires (por la influencia de los espaoles en cuanto al concepto del diablo y, ms recientemente, por la de ciertos conceptos modernos). ABSTRACT Humors, saints and weather: Climate and health among the Purhpecha of the Sierra Tarasca (Michoacn, Mxico) Purhepecha or Tarascos live in the mountain range of central Mexico; some of them live in the Sierra tarasca or Cold land so named because of the climate. Due to topography and bioclimate, these farmers can only obtain a small crop from their land. Such conditions contrast strongly with those of the fruitful (but unhealthy) Hot land just a few kilometres away. The aim is to describe the Sierra tarascan Purhepechas perception of climate with regard to health (pain, disease, misfortune). I will deal here with the following points: -Sierra inhabitants health identity- imbalance and diseases at different times of the year, -meteorological phenomena- and punishment imposed by gods or saints. This last point will lead me to consider in a new way the evolution (after the introduction by the Spaniards of the devil concept and, more recently, under the influence of modern concepts) of some supernatural beings causing disease, particularly aires. RSUM Des humeurs, des saints et du temps: Climat et sant chez les Purhpecha de la Sierra Tarasca (Michoacn, Mexique) Les Purhpecha ou Tarasques, vivent dans les montagnes du centre du Mexique; certains dentre eux occupent la zone appele Sierra tarasca ou encore Terre froide en raison de son climat. Topographie et bioclimat y sont tels que ces agriculteurs ne peuvent faire produire leurs terres que de maigres rcoltes. Ces conditions contrastent violemment avec celles des
fertiles (mais insalubres) Terres chaudes, distantes de quelques kilomtres seulement. Jenvisagerai ici la perception que les Purhpecha de la Sierra tarasca ont du climat dans le seul cadre de la sant (mal, maladie, malheur) en abordant les points suivants: - lidentit sanitaire des habitants de la Sierra, - le dsquilibre et les maladies au cours des saisons, - les phnomnes mtorologiques et les chtiments infligs par les dieux ou les saints. Ce dernier point mamnera considrer dune faon nouvelle, lvolution de la reprsentation de certains tres surnaturels qui provoquent des maladies - en particulier les aires - dabord sous linfluence de la diabolisation importe par les Espagnols puis en suivant sa progression jusqu la modernit. De las sensaciones que percibe el cuerpo humano, las que procuran los elementos climticos son las que ms constantemente se nos presentan, y a veces son violentas, generadoras de traumas y traumatismos. No es sorprendente por tanto que las encontremos en la etiologa de los problemas de salud en la mayor parte de las poblaciones. Y es entre los agricultores donde tienen una atencin todava mayor, porque a travs de la prdida de las cosechas y la hambruna asecha ms la muerte y, previamente, muchas formas de perjuicios para el ser humano en sus dimensiones tanto biolgica como psicolgica, pero tambin social y metafsica. Por esta razn examinar el trptico hombre-tiempo-salud mediante los registros indisociables del dolor, la salud y el infortunio. Aqu analizaremos esta relacin familiar y esencial que une al hombre y al tiempo entre los purhpecha1 (amerindios del centro oriental de Mxico) de la zona montaosa llamada Sierra Tarasca. Como desde hace varios siglos han subsistido de una agricultura acondicionada por el relieve y por el clima, sus referencias a los elementos son omnipresentes y determinan todos los aspectos de la vida, en particular lo relacionado con la salud. El fro, el viento, el calor forman parte de las marcas ineludibles de la enfermedad, as como el granizo, las heladas y la tormenta lo son de la desgracia. Me propongo analizar estas correlaciones clima-salud a travs de dos nociones fundamentales en la medicina tradicional purhpecha (presentes por lo dems en muchos otros pueblos): la de equilibrio y la de castigo. Despus de presentar en un primer momento el clima y las referencias identitarias que ste determina,
me ocupar de la nocin de ruptura de equilibrio siguiendo a lo largo del ao las estaciones y sus consecuencias sobre la salud. Por ltimo, reduciendo ms an el campo de observacin, enfocar este estudio hacia los fenmenos meteorolgicos cuya extremos violencia provoca un miedo visceral que se expresa culturalmente mediante la idea de castigo infligido por los dioses o por los santos. Clima e identidad Los purhpecha viven al noroeste del estado de Michoacn (mapa 1) en una zona que tiene la peculiaridad de inscribirse en una sierra de volcanismo reciente2 y en un clima regional caracterizado por la alternancia de dos temporadas: la temporada de lluvias (tiempo de aguas: emnda,3 xannkwaru) con precipitaciones frecuentemente violentas, meses calurosos y das largos, y la temporada seca (tiempo de secas, cuaresma: kwarsma) con escasas precipitaciones (menos de 5% del total anual. Reyna Trujillo, 1971: 45, meses fros y das cortos. En la mayor parte de esta regin, esas dos temporadas tienen una duracin aproximadamente equivalente (la temporada seca dura de diciembre a mayo); segn Labat (1988: 34), la temporada de lluvias sera ms corta para las alturas superiores a 2500 m. Durante los meses secos, la temperatura va bajando hasta (diciembre enero, el mes ms fro del ao, antes de volver a elevarse paulatinamente para llegar a su mximo en el mes de mayo junio). El fro y la falta de humedad atmosfrica determinan durante este periodo unas variaciones bastante importantes,4 aunque las temperaturas no lleguen nunca a ser extremosas (Labat, 1988: 36). En general, el rea ocupada por los purhpecha se subdivide en tres subregiones (mapa 1): la zona del lago de Ptzcuaro, la Sierra Tarasca y la Caada de los once pueblos. La Sierra Tarasca, tambin llamada Meseta Tarasca o Sierra Purpecha, no tiene una delimitacin unnimemente adoptada. A veces se ve reducida a la Tierra Fra5 (a menudo llamada verdadera Sierra Tarasca), es decir una zona de relieve elevado6 (mapa 2), cuyos rasgos climticos ms relevantes son: promedios anuales de temperatura bastante bajos (mapa 3), desde 14-16C a 2.000 m de altura hasta menos de 12C entre 2.500 y 3.000 m de altura, y con numerosos das de heladas en el ao (mapa 4), o sea en promedio entre 120 y 180 cada ao. Pa-
ra otros, los lmites de la Sierra Tarasca incluyen -parcial o totalmente- la Tierra Templada, zona entre los 500 y 1.500 m de altura, ubicada al borde de la verdadera Sierra, y que se opone a ella por la ausencia casi total de heladas y una mayor cantidad de lluvias (mapa 5). La denominacin de Tierra Templada no aparece en el discurso de los purhpecha que viven en la Tierra Fra (donde se realiz el trabajo de campo;7 mapa 1). Viene en su mayor parte asimilada a la Tierra Caliente (o Tierras Calientes, o a veces Tierras Bajas) que llaman xuryo: lugar de sol; por lo tanto, en lo que sigue la Sierra Tarasca tendr valor de Tierra Fra. Como su apelacin lo indica, la Tierra Caliente tiene promedios anuales de temperaturas ms elevados y lluvias menos abundantes (mapas 3 y 5). A esas condiciones climticas bastante contrastadas corresponden medios ambientes naturales con recursos especficos y, por consiguiente, sistemas econmicos distintos. - La Tierra Fra est cubierta de bosques (de encinos y pinos, y arriba de los 2.700-2.800 m de altura, de oyameles) roturados para dejar lugar a milpas pequeas y empinadas debido al relieve, que no se pueden cultivar sino de modo tradicional, salvo en los valles. La nica temporada de lluvias y la ausencia de red hidrogrfica imponen la prctica de una agricultura de temporal y no autorizan sino una sola cosecha cada ao. A fin de cuentas, numerosas plantas alimenticias o de inters econmico no pueden aguantar las temperaturas fras que prevalecen durante gran parte del ao. Slo unos cuantos cultivos alimenticios pueden soportar estas desfavorables condiciones. En las milpas, el maz -a veces en asociacin con el frijol- o el trigo (impuesto por los espaoles para pagar el tributo a la corona (Durston, 1976: 29), pero siempre cultivado en pequea cantidad y en las tierras ms pobres) tienen bajos rendimientos.8 En el solar (ekwru) se plantan siempre en asociacin maz y diversas plantas alimenticias: pimientas, alegra (pri: Amaranthus paniculatus var. leucocarpus Saff., Amaranthaceae), varias cucurbitceas como las calabacitas, los chilacayotes (tiki: Cucurbita ficifolia Bouch), los chayotes (appu: Sechium edule Swarz), etctera. - En Tierra Templada el muy bajo nmero de heladas permite producir el aguacate. Verdadera fiebre agrcola (Linck y Santana, 1988) que empez a fines de los aos sesentas para alcanzar su mximo al-
rededor de fines de los setentas, este cultivo se difundi con la rapidez y la fuerza de una epidemia, lo que provoc deforestacin y reconversin de numerosas milpas. Esta fuente de prosperidad ocasion la envidia de los habitantes de la Tierra Fra. - Por ltimo, el calor y la abundante red hidrogrfica confieren a la Tierra Caliente una fertilidad envidiable. Estas tierras fueron colonizadas muy pronto por los espaoles, lo que provoc el repliegue de una parte de las poblaciones indgenas hacia tierras accidentadas demasiado pobres para ser codiciadas como la Tierra Fra. Las difciles condiciones climticas de esta Sierra nunca permitieron ms que una economa de autosubsistencia. Pero en los ltimos decenios la situacin se torn realmente crtica. El cambio en el sistema de tenencia de la tierra, tema extremadamente conflictivo entre las comunidades indgenas tanto a nivel individual como a nivel colectivo (Basurto, 1982: 34), y una demografa elevada tuvieron como corolario una inevitable disminucin de las superficies disponibles para cada familia. De tal situacin resultan producciones generalmente insuficientes; de complemento que eran, las diversas producciones secundarias (aprovechamiento de la madera, de la resina, cra familiar de animales, produccin y venta de artesana, cosecha -y eventualmente venta- de productos alimenticios y medicinales, etc., Motte-Florac y Labat, 1994) con frecuencia se volvieron entonces en fuente principal de ingresos. Pero aqu tambin la naturaleza se va empobreciendo y ya no puede satisfacer las necesidades de todos; se hace necesaria una emigracin temporal. Cuando los movimientos no se hacen hacia los Estados Unidos, se orientan hacia las grandes plantaciones (caa de azcar, policultivo) de la Tierra Caliente, ubicadas a unos cuantos kilmetros solamente. Tales movimientos desde las Tierras Fras hacia las Tierras Calientes con sus abundantes producciones agrcolas son ya antiguos. En efecto, a travs de los siglos, numerosas epidemias devastaron las Tierras Calientes ya que la prosperidad que procura calor y presencia de agua tiene, como contraparte, una abundancia de animales ponzoosos, insectos y parsitos variados, vectores de enfermedades (paludismo, ricketsiasis, diversas dermatosis, numerosas enfermedades digestivas, etc.) y de muerte. El considerable nmero de decesos por esas epidemias (in-
cluso pueblos enteros se han visto a veces aniquilados) ha provocado la utilizacin espordica de una mano de obra procedente de la Sierra (con instalacin definitiva en algunos casos) (Aguirre Beltrn, 1952: 245-247). Las mediocres condiciones de salud de esas tierras calientes y hmedas, donde la enfermedad y las fiebres son temibles, siempre se han opuesto a la salubridad de la Sierra, en la cual, sin embargo, la enfermedad est presente. La poblacin de la Sierra tambin ha sido diezmada por grandes epidemias; pero es cierto que tampoco se observan muchas afecciones (paludismo, difteria, ttanos, mal del pinto, bocio, etc.) -o cuando mucho, son muy raras- ni se encuentra gran nmero de insectos y animales ponzoosos. Durante mucho tiempo, el aislamiento de la Sierra ha sido tal que gran parte de sus habitantes no saban de estas pestilencias de la Tierra Caliente, sino a travs de las narraciones de las pocas personas (como los arrieros) que tenan que radicar all por algn tiempo y de las enfermedades de difcil curacin con las cuales regresaban. Entre estas ltimas, las que ms marcaron la memoria colectiva fueron el paludismo (fros: manrakwa), que provocaba por lo general la muerte de esos viajeros, y las terribles fiebres (calenturas: xurri). De stas se deca que se deban a la comida local: adems de mala, la gente por maldad la presentaba frecuentemente ya alterada. La ampliacin de la red de ferrocarriles mexicanos tuvo como consecuencia alguna apertura en la Sierra, gran proveedora de madera para los durmientes. Las personas de edad dicen que desde entonces las idas y vueltas se han multiplicado y algunas de las plagas de las Tierras Calientes hicieron su aparicin en la Sierra, como los arlomos (gorupos amarillos y luminosos, de patas cortas, que viven en la tierra) que provocan dermatosis. En los ltimos decenios, la circulacin adquiri una gran magnitud y muchos son los que acuden a la Tierra Caliente como trabajadores estacionales. Cuando finalizan sus estancias all y regresan a su casa, alaban en su discurso el clima agradable y sano de la Tierra Fra. Esta ventaja de la Sierra permite compensar en algo la intolerable desigualdad entre dos zonas tan cercanas y limitar lo atractivo9 de tierras con alto rendimiento que siguen fuera del alcance de algunos.
Por otra parte, a finales de los aos ochentas, el carcter salubre de la Sierra se vio todava acentuado con el problema del clera. Se consider que haba sido poco afectada en comparacin con otras regiones, en particular la del lago de Ptzcuaro, como lo subrayaba la Presidenta de la OMIP (Organizacin de Mdicos Indgenas Purhpecha) en una intervencin oral en el Tercer Congreso Internacional de Etnobiologa (Mxico, 1992). Tierra sana, la Sierra se distingue no solamente de las Tierras Calientes, sino tambin de otras zonas cuyo clima y cultura son comparables con los suyos. Este deslinde con respecto al otro en el campo de la salud no es ms que el reflejo de una situacin de marginacin mucho ms general. En efecto, la denominacin de Tierra Fra, a travs de su referencia al clima, es testimonio de la existencia de un lugar aparte. Las dificultades de una cotidianidad tributaria del fro y de las incertidumbres del tiempo encuentran su compensacin en una proteccin contra la enfermedad y contra los invasores que esta tierra poco frtil no atrae. El clima contribuy entonces a hacer de la Sierra una tierra de refugio para gran parte de la poblacin purhpecha durante la Conquista. Por mucho tiempo se qued aislada, fuera de los contactos con los espaoles primero y luego con los mestizos. A travs del tiempo, se convirti en uno de los ltimos y ms resistentes baluartes conservadores del idioma y de la cultura purhpecha, con sus deseos y sus aspiraciones. La unidad sanitaria que determina el clima refleja un problema de identidad10 ms general, al mismo tiempo antiguo (con races muy anteriores a la Conquista), profundamente complejo11 (ya que la pertenencia implica tambin la oposicin)12 y paradjico (al mismo tiempo rechazo y atraccin hacia el otro, reivindicaciones de autonoma e inclinacin hacia ciertas ventajas de una integracin nacional). Estaciones y equilibrio Segn los purhpecha, no se puede concebir la salud sin el equilibrio (nocin comn a las medicinas llamadas tradicionales). Su mito que cuenta la creacin del mundo (Boyd, 1969: 2-5) describe el paso del caos hacia la armona, es decir hacia la dualidad (ya que sin dualidad no puede existir el equilibrio y la armona todava no se crea). La primera dualidad se manifiesta en la pareja al mismo tiempo divina y tangible de Tat Xur-
yata (Padre Sol) y Nan Ku (Dama Luna) que resume en ellos los grandes principios de vida y de muerte (Sol-da-caliente-masculino-seco/Luna-noche-fro-femenino-acuoso). De sus amores nacer una numerosa descendencia: dioses, astros, naturaleza, animales, hombres. Ya nacidos durante la fase principiante de la armona al salir del caos, dioses y hombres mezclan su dualidad en una interdependencia estrecha que se traduce en las imgenes reflejadas del macrocosmos (presencia tangible de los dioses) y del microcosmos (presencia tangible del hombre). Por esta razn cualquier desequilibrio (sea por exceso o por carencia) en uno de esos universos acarrea el peligro del regreso al caos original, a la no-vida y acarrea consigo el otro mundo. Por lo tanto hay que rectificarlo rpidamente para volver a encontrar el equilibrio armonioso que debe regir en cualquier forma dual de la creacin. Da y noche, calor y fro, deben sucederse, sin ruptura. Encontramos aqu uno de los principios fundamentales -el respeto de una alternacin o de un equilibrio entre caliente (xorpiti) y fro (irpiti),- justo medio que indica un cuerpo en plena salud (ni ardiente con fiebre ni fro como un cadver). Ms all del sencillo nivel fsico o biolgico, el equilibrio caliente/fro es tambin simblico.13 Por lo tanto, las cualidades caliente o fro se atribuyen a todos los elementos del mundo temporal (astros, plantas, alimentos, enfermedades, etc.) siguiendo criterios esencialmente metafricos, morfolgicos, organolpticos, etc. Los valores trmico, simblico, sobrenatural, son definitivamente siameses y se los debe manejar como tales para evitar cualquier ruptura que determina la enfermedad. Por eso mismo se le presta mucha atencin a todo lo que, al mezclar calor y caliente, baja temperatura y fro, podra ser fuente de desequilibrio sea entre las diferentes partes del cuerpo (lo caliente, capaz de desplazarse dentro del organismo,14 y lo fro, capaz de insinuarse en alguna de sus partes), sea entre este ltimo y el medio ambiente. As es como el tiempo interviene en un gran nmero de desequilibrios cuya evolucin sigue la de las estaciones. - La temporada seca es un periodo de vida ms lenta para la naturaleza, en el transcurso de la cual plantas, animales y hombres tienen que padecer sequa y muy bajas temperaturas (sobre todo cuando empieza). De ah resulta la aparicin de numerosos sndromes.15 Cuando inicia la temporada, tanto el fro como las variaciones de temperatura ms pronunciadas generan graves problemas bronco-
pulmonares: anginas (karpchakwa), bronquitis (tipchani), pulmona (neumona). Sin embargo, el fro no es el nico problema en este periodo; otros factores intervienen en forma no despreciable, aun cuando la poblacin no los tome en cuenta y siga atribuyendo al fro la mayora de las patologas. Eso pasa con el abastecimiento de agua, uno de los problemas ms importantes en los pueblos de la Sierra como lo sealan todos los trabajos (Aguirre Beltrn, 1952; Beals, 1973; Castile, 1974, etc.). Su racionamiento es tal que las condiciones de higiene son particularmente deficientes y favorecen el desarrollo de numerosos padecimientos. Las disenteras (posiciones: yurri yskwa) son frecuentes (Beals, 1973: 204) y difciles de curar, as como algunas dermatosis. Por otra parte, la ausencia de la mayora de los productos frescos -quelites (shakwa), frutas, etc.- perjudica la alimentacin que se hace montona, mal balanceada y pobre en vitaminas. La poblacin mal alimentada resiste menos las enfermedades y sus consecuencias; las epidemias se propagan, por ejemplo la de sarampin (wachrikwa), de la cual Beals (1973: 205) escribe que es comn durante el mes de marzo. Para la poblacin conservar una buena salud durante este periodo de bajas temperaturas implica una mejor atencin hacia todo lo que podra provocar un exceso de fro (as, se trata de no comer demasiados alimentos de esta categora) o todo lo que podra ocasionar un cambio caliente/fro, demasiado brutal o demasiado intenso (no hay que salir rpidamente despus de haber permanecido mucho tiempo cerca del fuego; no hay que lavarse el cabello los das de mucho fro; no hay que baarse despus de haber comido alimentos fros ni si la temperatura es baja, etc.). Si a pesar de todo llega a romperse el equilibrio, se cura rpidamente la enfermedad compensndola con productos calientes. El carcter antagnico de cualquier tratamiento es particularmente patente para las enfermedades dobles, como esas toses o esas diarreas de calor o de fro16 que se curan en forma simtrica. Al final de la temporada seca, cuando la temperatura tiende a alcanzar su mximo (ms an cuando el tiempo de lluvias se atrasa), las precauciones se incrementan en el transcurso del da. Conviene evitar los excesos de calor. As, despus de haber trabajado mucho tiempo al sol, se aconseja
tomar un t de plantas fras para templar el calor del cuerpo. La escasez de agua que llega a su mximo en esta poca y las condiciones particularmente difciles (ms an cuando el periodo de mala alimentacin ha sido largo) favorecen la propagacin de enfermedades contagiosas. Registros de principios del siglo demuestran que las grandes epidemias, como las de viruelas (kwarshikwa) y de tifo (terikwa), aparecen a menudo en abril-mayo (Motte-Florac, en prensa). - Por el contrario, la temporada de lluvias, caliente y hmeda, es un periodo clemente donde la naturaleza es prdiga y da el indispensable maz. Los equilibrios -caliente/fro, primordial, y seco/hmedo, secundario-17 se armonizan; el calor ambiente compensa el fro de la lluvia. Caliente y hmedo, el tiempo reproduce los humores que definen un organismo sano. Katz (1992) subraya la relacin establecida entre lo caliente y hmedo y la fertilidad (para los mixtecos, el cocimiento en el agua o al vapor simboliza la fecundidad). En oposicin a la temporada seca, el cuerpo no est debilitado por los malos humores (fro y seco) de la atmsfera. Es cierto que el hombre, al disponer nuevamente de agua y de una alimentacin variada, resiste mejor las enfermedades. Se entiende entonces por qu se considera que las enfermedades contradas durante este periodo del ao son, la mayora de las veces, benignas y que no pueden volverse peligrosas sino por falta de cuidado. A lo largo de esta estacin, se invoca frecuentemente el descuido como causa de las enfermedades. En realidad, uno se enferma cuando no toma ninguna precaucin (en particular para moderar el fro de la lluvia cuando ningn calor ambiente viene a compensarlo) o cuando no cura de inmediato una diarrea o una tos. Esta ltima es frecuente (aun si las enfermedades bronco-pulmonares no son las ms frecuentes en este perodo)18 debido a las caminatas bajo la lluvia. Cuando se trata de nios, la mayora de las veces se responsabiliza a la madre; se la acusa de no haber curado la enfermedad cuando aparecieron los primeros sntomas. - Sin embargo, durante este periodo fasto unos cuantos das son temidos; se trata de los das de la cancula, sequa intraestival de duracin variable, que aparece (salvo en los aos particularmente lluviosos en los que no se presenta) a la mitad de la temporada de llu-
vias (entre el 15-20 de julio y el 22-25 de agosto). Esos das de ausencia de lluvia entre dos periodos de precipitaciones mximas19 se viven como un periodo particularmente nefasto ya que representan una ruptura brutal en un contexto favorable. Se dice que, como no hay lluvia para templar el calor, es puro fogazo. El desequilibrio es tal que el conjunto de la poblacin se ve afectado: durante la cancula se siente novedades. Tambin de esos das se dice que los tres primeros son los ms temibles y que los efectos persisten todava varios das despus de que las lluvias hayan regresado. Las personas ms afectadas son aquellas cuyo estado de salud es malo o frgil (criaturas, recin paridas, convalecientes, etc.). Es necesario vigilarlos con mayor cuidado ya que las cortaduras no se cierran, las llagas no se curan, los enfermos corren el riesgo de morir. Tambin por la ausencia de cualquier elemento moderador del calor externo, hay que dedicar un cuidado muy particular a las mujeres embarazadas (calientes por la presencia del feto). En el transcurso de este periodo, las condiciones se asemejan a las del fin de la temporada seca, cuando las lluvias tardan en llegar, pero se perciben como mucho ms peligrosas. La prudencia es indispensable. Ms que nunca se tiene cuidado en no dejar a los nios chiquitos demasiado tiempo al sol, ya que podran padecer de empacho de calor (kngini), en no sentarse sobre una piedra calentada por el sol para evitar las almorranas (chars petkwa), en no acentuar el desequilibrio hacia lo caliente evitando el consumo inmoderado de alimentos calientes, las emociones fuertes (clera, miedo, que provocan exceso de calor), etc.; los hombres se abstienen de trabajar demasiado al sol para no ser vctimas del mal de orn, etc. Sin embargo, el nmero de patologas calientes que requieren un cuidado particular durante la cancula es limitado, en comparacin con el nmero muy elevado de enfermedades fras de las que hay que protegerse durante la temporada seca (las caractersticas climticas de la Tierra Fra tienen, por cierto, mucho que ver con esta desproporcin); cada, irritacin de la piel, aborto, problemas de posparto, miedo, fracturas, epilepsia, dolores de estmago, clicos, diarreas, vmitos, orzuelos, etc., vienen generalmente expresados en trminos de fro.
Existe una confusa asimilacin entre este fro y los aires (tarata: aire o viento). Sin embargo, estos aires son entidades profundamente complejas que traducen bien el misterio del fro y del viento, realidades invisibles slo aparentes a travs de sus consecuencias. Su complejidad tiene que ver al mismo tiempo con la forma de percibirlos (los dos principios del fro y del ser inmaterial se interpenetran) y con su carcter hbrido20 -ntima fusin entre conceptos prehispnicos e hispnicos, que dieron lugar despus a numerosas transformaciones, integraciones, innovaciones (Motte-Florac, en prensa)-. En consecuencia, tales aires pueden referirse tambin a entidades materiales (fro, corriente de aire, viento, emanaciones diversas, etc.) como a seres invisibles con representaciones muy variables (dioses, espritus, manes, almas del purgatorio, etc.) que comparten algunos rasgos con los humanos (deseo de venganza, sensibilidad al elogio, atraccin hacia los alimentos, etc.), aunque pertenezcan al mundo sobrenatural. Cualquiera que sea su naturaleza, se dice que pueden introducirse en el cuerpo por todos los orificios naturales (boca, nariz, etc.) o patolgicos (llagas) o tambin durante una inyeccin o una intervencin quirrgica. En tales casos acarrean enfermedades (fras, por supuesto) que se curarn por procedimientos de los cuales se dice que calientan el cuerpo al mismo tiempo que evacuan los aires que lo penetraron (su salida se acompaa frecuentemente con un ruido). Los masajes, las torsiones, las ventosas, los empachos, las fricciones y los ts que intervienen utilizan siempre productos (esencialmente vegetales) calientes (Motte-Florac, 1992-95) y vienen complementados por una dieta adecuada (Motte-Florac, 1996). La posicin de los aires en su conjuncin con los campos de lo biolgico, de lo simblico y de lo sobrenatural les permite ingresar al universo de la patologa en varios niveles (Motte-Florac, 1995), en particular a travs del desequilibrio que acabamos de ver y del castigo que vamos a considerar. Elementos y castigo Como para la mayora de las poblaciones cuya sobrevivencia se relaciona con el trabajo de la tierra y con una nica cosecha anual, la existencia de los purhpecha est subordinada a la regularidad de los ciclos estacionales y a la expresin moderada de los fenmenos atmosfricos. Cual-
quier exceso que afecte la normalidad hipoteca gravemente las cosechas y, ms all, la salud. La violencia del tiempo con sus dramticas consecuencias, por ser imprevisibles, potentes e incontrolables, se interpreta como un castigo, como una expresin de la ira celeste. En los tiempos prehispnicos, ya estaba presente la nocin de castigo divino y era la que, segn Somolinos dArdois (1965), se haba extendido ms en la ideologa de las poblaciones del centro de Mxico. El pecado poda ser alguna transgresin de los deberes religiosos (negacin de limosnas y de ofrendas, ausencia a las ceremonias, ruptura de ayuno, etc.) como tambin alguna infraccin al cdigo social vigente. La existencia de dioses vengadores, cuya ira era de temer, constitua para los gobiernos, al mismo tiempo espirituales y temporales, un poderoso sistema de control (como ocurre en muchas otras partes del mundo). Esta concepcin era tal, como lo recuerda Aguirre Beltrn (1947), que el enfermo se perciba como un pecador y representaba una perturbacin religiosa y social para el buen funcionamiento del grupo. Tiempo despus, este castigo divino tom nuevas fuerzas en la fe de los conquistadores: (...) Dios omnipotente, gracias a Su poder, castiga a los enemigos de los justos con inundaciones, granizo y lluvia, y de Su mano es imposible escapar... (Agobardo de Lin, Liber de grandine et tronitus, en P.L., CIV, cols. 151-152, citado por Cardini, 1982: 235). Dioses y santos Entre las poblaciones precortesianas del Altiplano Central de Mxico (con los cuales los purhpecha compartan muchos rasgos culturales) el sentimiento religioso se expres muy temprano, segn Martnez Corts (1965: 57) a travs del culto a la fertilidad con los dioses de la lluvia, del viento, del agua. Para los aztecas, estos mismos dioses (respectivamente Tlloc, Ehecatl, Calchihuitlicue) y otros seres sobrenaturales (como los Tlaloque21 para la lluvia y los Ehecame para el viento) ostentaban todos el poder de castigar a los pecadores, ya sea que su falta fuera un delito ritual, una mala conducta moral o una ofensa personal (como por ejemplo aventurarse en los montes, las cuevas o los manantiales, sus lugares de residencia). Airado, el dios de la lluvia provocaba sequa, ahogamiento o tambin diversas enfermedades -gota de las manos o de los pies, o de cualquier parte del cuerpo, tullimiento de algn miembro o de todo el cuerpo,
envaramiento del pescuezo o de otra parte del cuerpo, encogimiento de algn miembro o el pararse yerto... (Sahagn, lib. 1, cap. XXI, 1969, 1: 72.22)- Dioses y divinidades del viento,23 del agua y de los montes eran considerados como responsables de castigos semejantes (Viesca Trevio, 1986: 80-81). Pero todos tenan tambin el poder de curar las afecciones que causaban, a cambio de ofrendas llevadas a sus lugares de residencia o de festividades realizadas en su honor. Es probable que divinidades parecidas hayan pertenecido al panten purhpecha; como lo recalca Carrasco (1976: 31) (...) La religin indgena antes de la conquista estaba basada en el culto a dioses que representaban los diferentes elementos naturales.... Las informaciones disponibles son poco abundantes, pero se sabe que los Anganmucuracha, divinidades de los bosques, vivan como las divinidades aztecas en cuevas, montes, barrancas (Seplveda, 1988: 32), con lo cual se otorgaba a dichos lugares un carcter sagrado y peligroso. Desde su llegada, los religiosos espaoles se empearon en combatir o en esconder celosamente las creencias locales. Los santos, tirnicamente impuestos o introducidos con astuta estrategia, sustituyeron a las divinidades (como ya lo haban hecho muchos siglos antes en todos los pases cristianizados en la cuenca del Mediterrneo). Por lo tanto, desde fines del siglo XVII, los ritos destinados a las divinidades eran ya desnaturalizados, as como haba sido modificado el panorama etiolgico de las enfermedades; el terapeuta haca referencia a la ira de Dios Nuestro Seor o de la Santsima Virgen (Martnez Corts, 1965: 50). En la actualidad todava, dolores, enfermedades e infortunios se perciben muchas veces como castigos mandados por Dios (as pasa en particular con las grandes epidemias). Pueden ser considerados como responsables la Virgen Mara o todos aquellos santos (Santo Patrono de la persona, de la familia, del oficio, del barrio, del pueblo, etc.), cuya cantidad recuerda la abundancia de las divinidades de antao que sustituyeron o con las cuales se confundieron; pero, en este caso, se trata de creencias escasas e individuales. En efecto, se solicita ms bien a los santos para las curaciones, y a los espritus malos, a los aires, se les considera como responsables de enfermedades. Esta disociacin entre los que infligen el castigo y los que lo borran resulta probablemente del choque que provoc la Conquista y que hizo estrellar la ambivalencia de las deidades prehispnicas en dos entidades perpetuamente opuestas. Su aspecto beneficioso ha sido atribuido a los santos, y su aspec-
to malfico a los diablos. Pero cuando todas las divinidades prehispnicas se vean sin discriminacin y en forma global eran convertidas en diablos por los espaoles, algunas de ellas (dioses del viento, de la lluvia y de los montes, as como otras divinidades generalmente asociadas con ellos) se vean cambiadas en aires24 (Motte-Florac, 1992-95). Volvemos a encontrar esta asimilacin en las nociones intercambiables de aires y de espritus malos. Sin embargo, estos espritus malos heredaron de las divinidades prehispnicas, de las cuales proceden, nombres diferentes y particularidades que los distinguen: los pikurekata corresponden al antiguo dios de los bosques que resida en los montes en las cuevas, en las barrancas; los mirngwa son espritus que se manifiestan por un aire muy tenue y los mbai, espritus muy fros que viven en las cuevas y se materializan en forma de luz (Velsquez Gallardo, 1947: 85; Motte-Florac, por parecer). Es interesante observar que dichos aires, mezcla de divinidades prehispnicas y de conceptos introducidos por los espaoles, estn evolucionando entre los purhpecha en forma diferente segn las enfermedades que se les atribuye. Algunos aires son considerados como responsables de las enfermedades relacionadas con el fro (parecidas a las que mandaban antes los dioses de la lluvia, del viento y de los montes). Ya que estas afecciones pueden ser curadas por los mdicos modernos, los aires responsables tienden poco a poco a ser asimilados con el fro y, a pesar de los valores metafricos de esta cualidad, se observa una evolucin cada vez ms notable hacia la interpretacin biolgica. A otros aires se les atribuyen enfermedades tradicionales (que nadie puede curar sino los terapeutas tradicionales) como la prdida del espritu;25 por esta razn se les sigue considerando como malos espritus (Motte-Florac, 1992-95). Enfermedades y calamidades Para los purhpecha, la etiologa del pecado se qued particularmente presente para las manifestaciones de envergadura (grandes epidemias y plagas). Si bien las primeras se presentan menos que antao, las calamidades siguen idnticas. Lluvias diluvianas que inundan las milpas y se llevan los cultivos, tormentas de viento que levantan la tierra y arrancan las matas, retrasos en la llegada de la temporada de lluvias, sequa, epidemias de parsitos y patologas diversas, comprometen las cosechas y dejan
una parte de la poblacin en la necesidad, abriendo el paso a las afecciones. Esas catstrofes son inevitablemente coraje de Dios, castigo de Dios. Pero, compartido por una gran parte de la poblacin, el sentimiento de culpabilidad se hace carga colectiva y ms fcil de llevar para cada individuo. Observemos sin embargo que en unos casos (poco frecuentes) una sola persona lleva la culpa. As pasa por ejemplo en Sicuicho, donde se dice que si alguien azota al Nio Jess26 que se encuentra en la iglesia, debajo de la estatua a caballo de Santo Santiago (Santo Patrono del pueblo), eso provoca de inmediato una tormenta impresionante. Varios testimonios estn todava presentes en la memoria colectiva, y cada vez un nio travieso haba sido el culpable. Carrasco (1970: 272) relata hechos semejantes con dolos (tars), estatuas de piedra que representan deidades prehispnicas que algunas personas conservan en sus casas o en sus milpas; el hecho de golpearlas genera tormentas violentas. El sentimiento de culpabilidad resulta ms pesado cuando el castigo afecta nicamente a unas cuantas personas, como es el caso en que las heladas (yawkwa) o el granizo (shanwata) perjudican las cosechas; en este caso, ocurre la mayora de las veces que slo unas milpas se vean tocadas. En la Sierra se dice que el granizo o la helada azotan como por lista, para tocar solamente a los que han pecado. Obviamente los deterioros ms temidos son los que afectan el maz, base de la alimentacin. Por esta razn el pecado se considera siempre en estrecha relacin con el grano preciado, sagrado. Se considera como falta el hecho de haber tirado o desperdiciado maz, de haberse negado a venderlo o de haberlo vendido a un precio demasiado elevado, de no haber ofrecido las primicias a la iglesia o de no haber pagado el diezmo (contribucin cuya evaluacin se deja actualmente al juicio de cada uno) a la iglesia durante la cosecha, etc. A la catstrofe que representa la prdida misma de la cosecha viene a sumarse un terrible sentimiento de culpabilidad (de por s generador de perturbaciones), empeorado todava por la mirada reprobadora de los dems, ya que no faltan los comentarios para encontrar en los comportamientos de las vctimas miles de razones para tal castigo y la oportunidad viene en su punto para acordarse de una ofensa pasada. No puede haber castigo divino que no sea justo y merecido.
Observemos que existe un trmino medio para este castigo: la advertencia divina. As es como se percibe la helada incompleta de las matas de maz. Por ltimo, a veces el dao es individual. En este caso el enojo divino afecta a una sola persona, generalmente en su cuerpo, o a una sola familia a travs de la prdida de sus bienes. Entre esos daos, el caso del rayo27 (pirtakwa) es particularmente interesante en la medida en que ha guardado un poco de la ambivalencia del dios de la lluvia. Para los aztecas, recibir el rayo, dedo divino, luminoso y aterrador, que enciende los rboles y mata los animales y a los hombres, tena como compensacin el ser admitido de inmediato en el paraso, el Tlalocan -pasaba lo mismo con los que moran ahogados o a consecuencia de una enfermedad infligida por Tlloc o una de las divinidades del agua (Soustelle, 1955: 135)-.28 Para los purhpecha actuales, no hay otro paraso que el de la Iglesia Catlica, y el nico consuelo de la familia es pensar que cuando un cristiano muere de un rayo, Dios pone la lluvia en la crcel. La ambivalencia actual ya no se refiere a los muertos, sino a los vivos. En efecto, los que se salvan de tal experiencia estn considerados como seres aparte, algo locos o que gozan de dotes particulares, pero siempre diferentes de lo que eran antes (como lo recalcan Chevalier y Gheerbrant (1982: 766), lo que baja del cielo en la tierra, es tambin la fertilidad del espritu, la luz, las influencias espirituales). Incluso se dice que antao hubo quienes, despus de esta experiencia, podan curar... pero quin sabe si ser cierto. Esta informacin nos recuerda que en el Estado de Morelos, los graniceros siguen siendo numerosos (Paulo Maya, 1989). Aparentemente, en la actualidad nadie ejerce tales funciones en la Sierra y slo Rojas Gonzlez (1940) menciona entre los purhpecha prehispnicos la presencia de brujos ahuyentadores del granizo y de las malas nubes. Como ya lo vimos, los dioses de la lluvia, del viento, de los montes, etc., podan castigar a los humanos con la violencia de los elementos, condiciones atmosfricas nefastas o tambin diversas enfermedades. Para los purhpecha, la disyuncin de las divinidades y la integracin de sus poderes por mitad entre los santos y por mitad entre los diablos, la fusin de conceptos prehispnicos y espaoles ms o menos cercanos, la aparicin de la medicina moderna, han debilitado mucho la nocin de castigo en el registro de esas patologas. En el caso de los aires asimilados al fro,
las afecciones se ven principalmente reducidas a un problema de desequilibrio, a una falta de prudencia. En cuanto a las enfermedades tradicionales provocadas por los espritus malos (mirngwa y mbai, cuyas relaciones con los aires ya hemos sealado) que extravan a la gente en el monte y los vuelven temporalmente locos, se interpretan raras veces como castigos; se dice ms a menudo que esos espritus actan por travesura. La nocin de castigo es ms perceptible (aunque muy alterada) en el caso de los que amarran a los nios que se han dormido en el monte o que han cruzado un ro (y que no han sido llamados por su nombre en el momento de la ida o del cruce). En esas situaciones de prdida del espritu, la nocin precolombina de castigo divino sigue manifiesta en todo su esplendor (Motte-Florac, por parecer). Prevencin y teraputica Sin tener accin directa sobre esas calamidades, el hombre puede tratar de limitarlas llevando una vida libre de pecado, intentando curarlos o, si a pesar de todo ocurren, dedicndose a alejarlos rpidamente mediante acciones colectivas o individuales, o de ambos tipos. Desde la poca prehispnica tales acciones estriban en un sistema de reciprocidad29 hombre-divinidades, establecido bajo la mediacin de los sacerdotes. A las fiestas (que implican el principio de las cargas), ofrendas y rezos deben corresponder lluvias, ausencia de catstrofes naturales, clima agradable. Entre todas las acciones colectivas, algunas se realizan en una fecha fija y regular, como la misa del 3 de mayo, da de la Santsima Cruz. Hace algunos aos todava, esta misa se deca en la cumbre de un monte cercano (como el oratorio ubicado en el lugar ms elevado del camino entre Sicuicho y Pamatcuaro), recordando que en los tiempos prehispnicos ah se realizaban rituales30 en honor del dios de la lluvia para hacerla llegar. Segn Villa Rojas (comunicacin oral mencionada por Aranda Kilian, 1992: 20), (...) En algunas regiones de Mesoamrica, en el mes de mayo se adoraba a una cruz y se le imploraba para que propiciara las lluvias; dichas cruces estaban asociadas a los cuatro vientos. Fcilmente escondido atrs del smbolo compartido de la cruz, este culto propiciatorio para la llegada de las lluvias se vio transformado en una veneracin de la Santa Cruz, signo de la omnipotencia divina; lo cual permiti conservar cierta relacin
con las cosechas ya que, en este da, se bendicen las cruces que sern colocadas en las milpas para alejar de ellas las calamidades. El valor propiciatorio para la llegada de las lluvias (fundamental en la fiesta prehispnica), ausente de estas festividades en honor a la Santa Cruz, fue reestablecida por la poblacin en otra ceremonia cuya fecha es variable (pero siempre en el transcurso del mes de mayo). Se trata de una misa, pedida y pagada por la gente del pueblo, para que Dios les otorgue una buena temporada de lluvias. Si, a pesar de todo, la temporada de lluvias dilata en llegar, poniendo en peligro la cosecha, las efigies de la Virgen, de Cristo, de San Isidro Labrador (Santo Patrono de los agricultores) o tambin del Santo Patrono del pueblo, se sacan en procesin31 hasta los campos, para que puedan darse cuenta de la extensin del desastre. El recorrido se acaba cerca de un ojo de agua donde todos comparten una gran comida. Muchas son las historias que cuentan los milagros, como por ejemplo el da en que una estatua de San Juan Bautista haba sido trada hasta el manantial del pueblo (Pamatcuaro) y en que baos32 y preparativos de la comida haban sido bruscamente interrumpidos por una tormenta violenta que un cielo totalmente despojado no permita prever. A nivel individual varias prcticas profilcticas se realizan, sea en forma permanente (se puede colocar en la milpa la cruz decorada, bendecida el da tres de mayo), sea cuando el peligro aparece. Por esta razn es importante quedar atento por una parte a las fechas y por otra parte a los marcadores que anuncian la llegada inminente de la helada,33 del granizo,34 de una tormenta35 con el fin de realizar, en tiempo til, alguna prctica preventiva. As, cuando se quiere desviar una tormenta importante (siempre precedida por un viento violento) o el granizo, para que no atraviese su propia milpa, se pueden hacer seales de la cruz hacia los cuatro puntos cardinales con agua bendita, con cenizas o con palmas bendecidas en el domingo de Ramos. Pero si ya lleg la tormenta, procede antes que nada protegerse a uno mismo y por eso, sin cesar y mientras uno va caminando, hay que recitar rezos segn la creencia de cada quien (Santa Brbara se invoca a menudo).36 En el caso de quedar esos rezos sin efecto siendo la persona alcanzada por el rayo (sin que muera), se considera que es muy difcil curarla. La conmocin se trata con fricciones, masajes y, ms tarde, con ts.
Las nicas verdaderas enfermedades que se pueden evocar en el marco del castigo son, como ya lo vimos, las que, debidas a los espritus, a los aires, se traducen en los nios por una prdida del espritu. Su tratamiento, basado principalmente en la llamada del enfermo por su nombre y en rezos, indica su carcter religioso antiguo. Pero su relacin con los fenmenos meteorolgicos, a travs de las divinidades que las provocaban, se hizo difcil de leer, escondida por una diabolizacin uniformizante que las asimila con otras afecciones patgenas ms directamente demoniacas (Motte-Florac, por parecer). Estas enfermedades, como se mencionan cada vez menos en la Sierra, permiten evocar el problema de la evolucin cultural que se est produciendo. La escolarizacin, el acceso a los medios de comunicacin, la inmigracin temporal regular han empezado, hace varias dcadas, a corroer en forma notable una cultura que el relieve y el clima haban contribuido, hasta entonces, a preservar. En estos ltimos aos el proceso se va acelerando, en particular a causa del mejoramiento de las vas de comunicacin (el asfaltado de la carretera hasta Pamatcuaro se hizo en 1991-1992). Este acondicionamiento se tradujo rpidamente en cambios visibles -como la disminucin notable del uso del rebozo o la desaparicin de muchas trojes perfectamente adecuadas al clima- o de percepcin menos inmediata. Es probable que la presencia de las antenas parablicas que aparecieron a principios de los noventa (adems de todos los dems cambios) tendr rpidas repercusiones sobre lo dicho y lo hecho en relacin con el tiempo, a pesar del profundo deseo de numerosos purhpecha de la Tierra Fra de preservar sus races, su idioma, su cultura. NOTAS
1 La denominacin de tarascos, a menudo empleada en la literatura, no es del gusto de los interesados que le encuentran una connotacin peyorativa. Prefieren el vocablo purhpecha que utilizan en su propio idioma (de tradicin oral) para hablar de ellos mismos. Tanto el origen como el significado de ambos nombres han ocasionado numerosos e inagotables debates. Se trata del Sistema Montaoso Central o Eje Neovolcnico Transverso que atraviesa el centro de Mxico de oriente a occidente.
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Antropologa del clima en el mundo hispanoamericano / 201 17 18 19 20 Como en la medicina de los humores de Hipcrates y Galeno, de la cual proceden, segn algunos (como Foster, 1979), esas nociones. Tanto en la clnica civil como en el dispensario religioso de Pamatcuaro, las gastro-enteritis llegan al primer lugar de las enfermedades en este periodo. Segn Labat (1988: 35), el primer mximo (julio) corresponde a una intensificacin de los alisios y el segundo (septiembre), a la llegada de los ciclones tropicales. Las relaciones establecidas entre aires y enfermedades son frecuentes en numerosas poblaciones. Segn Herzlich y Pierret (1984: 136), el aire y el clima son los primeros factores explicativos de la enfermedad. Para Martnez Corts (1965: 57) los Tlaloque son la cudruple representacin de Tlloc, en relacin con los cuatro puntos cardinales; para Musset (1991: 201) se trata de los compaeros del dios de la lluvia, en realidad un mosaico heterclito de pequeos dioses unidos por un tema mayor, el agua. Como lo recalca Martnez Corts (1965: 57), muchas enfermedades en relacin con los dioses del agua y del viento pueden corresponder a padecimientos reumticos que afectan las articulaciones y los msculos. Observemos, por otra parte, que la mayora de esos problemas presenta un carcter crnico difcil de curar. Ehecatl, dios del viento, era una de las advocaciones de Quetzacatl, la serpiente emplumada que tena fama de curar todos los males y enfermedades. En Espaa, los aires se asimilan tambin con manifestaciones del Diablo. Este espritu tambin llamado alma procede del tonalli de los aztecas, al mismo tiempo entidad anmica ubicada en la cabeza, que tiene la posibilidad de separarse del cuerpo durante la vida (Lpez Austin, 1989: 223-252) y signo bajo el cual naci el paciente, y por lo tanto su suerte o su destino (Soustelle, 1955: 223). En 1993, este Nio Jess fue retirado por el cura de la parroquia por estar, segn su punto de vista, al origen de prcticas demasiado alejadas de la religin. Pasa lo mismo con la persona que un torbellino impetuoso arranca a los aires (llamado en purhpecha akuts jankua /serpiente lluvia (Velsquez Gallardo, 1978: 56). Sobre la continuidad de esas creencias en el Altiplano Central de Mxico, vase Robichaux, en este volumen. Para Pavageau (1992: 44-45) estos mecanismos de contraparte que practican los purhpecha favorecen un sentimiento de espera y de reciprocidad: ventajas materiales llegaran a cambio de sacrificios, de donativos y de rezos. Este sentimiento de dependencia parece favorecer una actitud de fatalismo y de sumisin y moldear comportamientos polticos poco participativos. Entre los aztecas, las divinidades de la lluvia tenan fama de residir en la cumbre de los montes: Martnez Corts (1965: 57); por esta razn, en este lugar se realizaban fiestas en su honor (Sahagn, mencionado por Ortiz de Montellano, 1990: 195). Segn Carrasco (1970: 271), los purhpecha dicen que en varias de las cumbres de la Sierra se encuentran dolos (estatuas de piedra que representan dioses prehispnicos).
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COSAS DE DIOS
Anomalas meteorolgicas y enfermedades de las plantas en la Sierra Nevada (Andes venezolanos)
Pascale de ROBERT*
RESUMEN La regularidad del clima procura un ritmo a la vida de la sociedad quien logra tambin cierto manejo de los riesgos agrcolas. Los eventos meteorolgicos y astronmicos que perturban este orden pueden afectar a las plantas cultivadas y se atribuyen a manifestaciones de divinidades. Se analizan las representaciones de los elementos del clima junto con los problemas fitosanitarios que preocupan ms y ms a los habitantes. En estos cambios climticos, agrcolas y sociales, ellos parecen ver el signo de una degradacin en las relaciones de los seres humanos con su entorno natural y sobrenatural.
ORSTOM, Dpartement Milieu et Activits Agricoles. 213, rue La Fayette. 75480 Pars Cedex 10.
ABSTRACT Things of God Climate, anomalies of the sky and plant diseases in the Venezuelan Andes The regularity of climate, which permits management of farming risks and gives a certain rhythm to the life of society, is sometimes disturbed by meteorological and astronomical events which are interpreted as divine manifestations and related to human illnesses and plant diseases. Representations of the elements of climate are studied with particular references to the phytosanitary problems that are of ever increasing concern to the inhabitants. They seem to perceive in climatic, agricultural and social change the sign of degradation of the bonds that tie people to their natural and supernatural environments. RSUM La pluie et le soleil, le soleil avec la lune. Climat, anomalies du ciel et maladies des plantes dans la Sierra Nevada (Andes vnzuliennes) La rgularit du climat, qui permet de grer les risques agricoles et rythme la vie de la socit, est parfois trouble par des vnements mtorologiques et astronomiques compris ici comme des manifestations divines et rapports aux maladies des hommes et des plantes. Les reprsentations des lments du climat sont plus particulirement tudies en relation avec les problmes phytosanitaires qui proccupent de plus en plus les habitants. Ceux-ci semblent voir dans les changements climatiques, agricoles et sociaux le signe dune dgradation des rapports qui lient les hommes leur environnement naturel et surnaturel. Es la regular alternancia de estaciones donde dominan la lluvia y el sol que asegura el crecimiento armonioso de los cultivos de secano. Los campesinos de las altas tierras marginales de los Andes venezolanos confieren por lo tanto una gran importancia al clima: ajustando sus actividades a las variaciones espaciales y estacionales de los elementos naturales, logran enfrentar los rigores que caracterizan a su ambiente como por ejemplo las bajas temperaturas. Sus prcticas se basan sin embargo en la experiencia de un clima mediano sin grandes fluctuaciones, un clima re-
gular que impone su ritmo al calendario agrcola y a la sociabilidad campesina. Pero el tiempo, por definicin, es variable. Los habitantes lo experimentan a menudo por relacionar muchos de sus problemas de salud con fenmenos meteorolgicos que no ubican en la norma climtica. Muchas de estas anomalas se entienden como manifestaciones de seres sobrenaturales capaces de manipular astros y meteoros para afectar los hombres, los animales y las plantas cultivadas. Para tratar de mantener cierto equilibrio, cada uno debe comportarse de manera adecuada y evitar molestar los elementos y los seres de la atmsfera. Cuando ocurren calamidades susceptibles de amenazar la reproduccin de la sociedad, en particular cuando se pierden las cosechas, se recuerdan otras irregularidades celestiales como, por ejemplo, el espectacular encuentro del Sol con la Luna. A travs de estas relaciones que establecen entre anomalas del cielo y desrdenes sanitarios y sociales, los habitantes deben enfrentar nuevos problemas tales como los que plantean la introduccin reciente de patgenos en sus cultivos. El orden del clima La cuenca del ro de Nuestra Seora se extiende entre 820-833 de latitud norte y 7058-7122 de longitud oeste. Est encajonada en la Sierra Nevada cuyas cumbres, cercanas a los 5.000 msnm, dominan la ciudad de Mrida, capital del Estado andino de Mrida. En esta cuenca se encuentran los pueblos de mayor altura de la regin de los Pueblos del Sur que los citadinos solo conocen, a travs de ancdotas, por sus carreteras de tierra peligrosas o las maneras rsticas de su gente (Fig. 1). En las aldeas ubicadas ro arriba de la cuenca, los campesinos de Apure cultivan principalmente trigo y papa en asociacin con una ganadera bovina extensiva. Se dicen habitantes de tierra fra y su clima, lo califican de cordial, no es muy caliente y tampoco muy fro para nosotros. La organizacin del paisaje agrcola permite resaltar los conocimientos utilizados aqu en el manejo de los recursos naturales y de los fenmenos climticos y micro-climticos. Los campesinos aprovechan la diversidad caracterstica del ambiente montaero con la reparticin vertical de sus cultivos y ajustan el calendario agrcola tanto con la reparticin de las precipitaciones como con el calendario religioso.
Variaciones verticales El ro Nuestra Seora nace en la cercana del pico Humboldt para encontrar, unos 3.000 metros ms abajo y 35 kilmetros ms all, el ro Chama en una zona de escasa vegetacin xeroftica. All, el relieve impide la penetracin de las masas nublosas proveniendo del Lago y confiere a la cuenca un clima bastante seco para la zona andina venezolana (Redaud et alii 1991). Tal particularidad climtica es templada ro arriba con la altura y por la influencia pluviomtrica de los vientos alisios que suben de los llanos (Andressen, 1986). La poca lluviosa se extiende desde los meses de abril-mayo hasta octubre-noviembre (Fig. 2). Durante la estacin seca cuando el cielo est despejado, la amplitud trmica es alta y puede sobrepasar los 20C en altura. La sequa relativa del lugar favorece las heladas que pueden ocurrir a partir de 3.200 msnm cuando el balance energtico es negativo. Las tierras y las casas de Apure estan esparcidas entre 2.500 a 3.400 msnm ro arriba de Los Nevados1. Estas aldeas se benefician de unas precipitaciones medias anuales de 950 mm y de temperaturas medias anuales que varan, segn la altura, entre 11C a 5C (las ms bajas no conciernen el piso habitado en forma permanente). Por lo tanto, el clima es ms fresco y
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hmedo que en el resto de la cuenca pero sigue siendo adecuado al cultivo del trigo hasta una altura de 3.100 msnm en la vertiente sur. El cereal se cultiva segn un ciclo bienal -incluyendo algunas veces una rotacin con arvejas- y ocupa un lugar privilegiado en el paisaje. Puesto que los tiempos de barbechos son ms largos que ro abajo (as como los ciclos de vida de la mayora de las plantas cultivadas en estas alturas) las parcelas dedicadas al trigo conforman un mosaico diversificado relacionado con los ciclos agrcolas, las capacidades de drenaje de los suelos y la exposicin de las vertientes. No hay ningn tipo de riego en los campos trigueros y el crecimiento de las plantas anuales sembradas con las primeras lluvias, depende de la reparticin y de la intensidad de las precipitacones. En las partes bajas de las vertientes -hmedas, de mayor pendiente y de menor insolacin- se mantienen formaciones boscosas que procuran lea a los habitantes. Igualmente, los estrechos fondos de valle y las depresiones hmedas no suelen cultivarse porque la acumulacin de aire fro puede producir heladas localizadas. Ubicadas en el piso triguero y cerca de las casas, las huertas se cultivan con un cuidado muy especial: se aran y deshierban con mayor frecuencia y se pueden regar en tiempo de sequa. Los muros de piedra, la sombra de algunos rboles o el modelaje de la topografa permiten seleccionar el microclima que se considera adecuado para cada cultivo. Las plantas de papa y haba ocupan la mayor parte de las huertas de Apure aunque tambin se logra cosechar maz y caraotas por debajo de los 2.700 msnm. Se siembran igualmente algunos vegetales (zapallo, cebolla, etc.) y plantas medicinales (ruda, lino, etc.). Los habitantes de Apure padecen regularmente de los efectos de las heladas en sus rozas, que son pequeas parcelas de papa ubicadas entre 3100 y 3400 m de altura. Para limitar las prdidas ocasionadas por estos fenmenos, cada familia dispone de varias rozas ubicadas en diferentes lugares (topografa y microclima variables) que siembra con una mezcla de variedades ms o menos resistentes y segn un calendario flexible para poder escalonar las cosechas. Tales prcticas aseguran cada ao que una cantidad mnima de tubrculos sea cosechada a pesar de los ocasos climticos. En los Andes centrales, fueron analizadas como una estratgia de dispersin de los riesgos agrcolas (Morlon, 1991).
A mayor altura, donde no logran crecer las plantas cultivadas, el ganado pastorea en el pramo2 en semi-libertad gran parte del ao. La mayora de los bovinos se vuelven a traer cerca de las casas durante la estacin seca para la realizacin de trabajos agrcolas y tambin para su alimentacin: cuando los pastizales de altura resultan afectados por la sequa, las parcelas trigueras (rastrojos y barbechos) procuran el forraje necesario. La organizacin en pisos diferenciados de los cultivos y de la ganadera est relacionada con las variaciones altitudinales y estacionales, con las particularidades climticas y ecolgicas del lugar (de Robert, 1993). Los habitantes de Apure se acuerdan en reconocer que se benefician de un buen clima, un clima bueno para nosotros, bueno para el trigo y las habas. Referindose a este mismo clima, suelen diferenciarse de las poblaciones instaladas fuera de las tierras fras e incluso de los campesinos de ro abajo, que se dicen de sangre liviana, muy flojos en el fro y para caminar y hasta delicados como la gente de la ciudad. El ritmo anual En estas latitudes, la duracin del da y las temperaturas medias mensuales varan poco a lo largo del ao. El ritmo estacional lo da la reparticin de las precipitaciones. El invierno designa aqu la estacin lluviosa -el verano astronmico del hemisfero norte- durante el cual las cumbres ms elevadas se cubren de nieve. Las ltimas lluvias de noviembre anuncian entonces el verano pero sealan tambin el principio del ciclo agrcola con el arado de los barbechos trigueros, la barbechadura, realizado en forma colectiva. En esta poca, los hombres arreglan sus arados de madera y buscan sus yuntas en el pramo para preparar en conjunto las parcelas que sembrarn unos meses despus. Al terminar aquellas labranzas, los habitantes estn ocupados, de diciembre hasta febrero y en otras parcelas, en la cosecha y la trilla del trigo que se sembr el ao anterior. En fin, con las primeras lluvias del invierno, los terrenos barbechados son nuevamente arados para la siembra del cereal. Con los principios de la mano-vuelta, pequeos grupos de familias se constituyen cada ao para trabajar de manera ms eficiente al intercambiar mano de obra segn un orden codificado y contabilizando cada da de trabajo (un da para usted, otro para mi).
Es as como el verano es la poca del intercambio cuando el cultivo del trigo ocasiona reuniones muy apreciadas por ser las casas bastante alejadas las unas de las otras. Aquellos trabajos colectivos resultan ser de gran importancia para los habitantes porque fomentan una vida social ms intensa. Desde la madrugada hasta la noche, los integrantes de varias fincas se renen en las tierras de uno de ellos para las mismas tareas: los hombres trabajan en el campo mientras las mujeres preparan, en la cocina y con los rubros del que se beneficia del trabajo, las abundantes comidas repartidas entre todos para la ocasin. Es un tiempo en el cual se fortalecen los lazos de vecindad, de parentesco y de compadrazgo. Un momento propicio a la preparacin de futuros intercambios, para enterarse y comentar todos los hechos y eventos locales del invierno. Durante el verano, ocurren tambin numerosas fiestas religiosas que pueden lograr reunir a la mayora de los habitantes de Apure. Entre las ms importantes, se destacan las fiestas de diciembre, las paraduras de enero (Clarac, 1981) y la Semana Santa que establece el enlace entre estacin seca y estacin lluviosa. Al verano se opone el invierno, una poca de poco trabajo y escasas reuniones. Es un tiempo propicio al aburrimiento que describe aqu un estado depresivo grave a lo cual resistiran mejor los habitantes de las tierras fras. Cuando ya estn instaladas las lluvias y que las cosechas se han terminado, gran parte de las plantas cultivadas crece sin mantenimiento alguno. Los deshierbes regulares de las huertas slo movilizan una mano de obra reducida y familiar y es lo mismo para el cuidado del poco ganado mantenido cerca de las casas o la preparacin, ocasional, de una nueva roza en altura. Los trabajos agrcolas del invierno son menos pesados y los que siguen siendo indispensables -deshierbes, aporques, cosecha precoz en la huerta y fabricacin de queso- son generalmente realizados por las mujeres. Por lo tanto durante la poca lluviosa, los hombres de la cuenca alta suelen dejar sus fincas para trabajar como obreros en zonas agrcolas ms dinmicas (Mucuches, cercanas de Mrida). En sus ausencias, los trabajos de construccin y de reparacin resultan difcil de emprender porque exigen una organizacin colectiva. El mal tiempo, los caminos daados por las lluvias o el puente que se llev el ro dificultan los viajes, incluso para visitar sus vecinos. En invierno, cada finca parece recogerse en s misma.
La poca de lluvias tambin es sinnima de los junios que son los meses en que se pasa hambre (junio-agosto). Esperando las primeras papas, los habitantes deben contentarse a menudo de una sola comida diaria. Por la falta de alimentos y las intemperies, ellos se sienten ms vulnerables en sus cuerpos: las enfermedades son frecuentes y se curan con bebedizos caseros, pero tambin dedicando ms tiempo al sueo y pasando das taciturnos cerca del fogn. Como ocurre en muchas partes, las estaciones climticas dan un ritmo a la vida de los hombres: en el verano se concentran las principales actividades agrcolas, en el invierno las relaciones sociales son ms escasas. Las variaciones climticas se reflejan en la sociabilidad y en la intimidad misma de los habitantes, como una alternancia entre el denso y el vaco, la fiesta y el aburrimiento, la vida y la muerte. Las referencias a la poca lluviosa y ms particularmente a las manifestaciones del mal tiempo aparecen en forma repetitiva en la etiologa de las enfermedades de los hombres y de las plantas. La previsin del tiempo La previsin de cambios climticos suscita pocos comentarios entre los habitantes de la cuenca alta y ninguno de ellos se reconoce como un especialista del clima. Sin embargo, los campesinos practican a veces la previsin del tiempo en particular durante las pocas intermedias cuando el sol o la lluvia tardan en imponerse. Sobre este punto, los de Apure se sienten favorecidos porque pueden arar antes de las primeras fuertes lluvias; por el contrario, los suelos agrcolas de ro abajo, arcillosos y compactos, resultan impenetrables por tiempo de sequa. Durante el mes de enero, se evala el tiempo de todo el ao que empieza a travs de observaciones meteorolgicas: los fenmenos atmosfricos de los doce primeros das indican las tendencias climticas de cada mes (es la pinta) y los de los doce das siguientes permiten confirmar o corregir estas predicciones (es la repinta). La prctica de pinta y repinta es bastante difundida en las zonas rurales de los Andes venezolanos (Clarac, 1981). Como lo muestra Katz, quien describe una pintada de meses similar en Mxico, los principios de este pronstico meteorolgico tienen probablemente unas races europeas (Katz, 1994)3.
El almanaque que se vende en el mercado de Mrida y en todo el pas propone tambin unas previsiones climticas anuales indicando los fenmenos meteorolgicos dominantes segn los ciclos lunares. Para el mes de abril de 94 por ejemplo, predeca vientos fuertes despus del cuarto menguante, llovizna entre la luna nueva y el cuarto creciente, un tiempo nublado y clido hasta la luna llena y, para terminar el mes, lluvias frecuentes4. Los habitantes de la cuenca alta consultan a veces el almanaque pero sin fervor o por pura curiosidad. Los muy escasos adultos que dicen saber leerlo se apoyan tambin en sus observaciones personales. Los colores de algunos crepsculos indican un cambio de tiempo (rojo) o la llegada de lluvia (amarillo), la luna volteada hacia los Llanos seala generalmente la inminencia de un tiempo de invierno, el comportamiento de algunos animales anuncia la lluvia (las hormigas salen numerosas, el pato chupapiedra vuela del ro hacia la sierra) o un cambio de tiempo (los tbanos son ms numerosos). Como en otros lugares de los Andes venezolanos, el pasaje de pjaros (Echevarra, 1988) o el aspecto de plantas silvestres y cultivadas (Lpez, 1990) pueden igualmente utilizarse en el arte de las previsiones meteorolgicas. A pesar de ello, algunas de estas reglas dejan a numerosos habitantes de Apure escpticos. Ellos prefieren conformarse de previsiones menos atrevidas: hay viento y lluvia en invierno y mucho sol en verano. Aquel aparente desinters para las tcnicas adivinatorias, cuyo dominio se deja a sabios citadinos (almanaque), pudiera ser un resultado de la erosin de conocimientos tradicionales. Pero demuestra tambin cierto fatalismo frente a los acasos climticos, lo cual debe estar ligado a las representaciones locales del clima. En efecto, el clima no solo se determina aqu con posiciones geogrficas particulares o con el movimiento regular de los astros. Depende igualmente del querer de seres invisibles quienes pueden, en cualquier momento, perturbar el curso ordinario de las estaciones. En estas condiciones, bien se puede entender que los campesinos acuerdan un valor muy relativo a las previsiones meteorolgicas locales y nacionales. Las anomalas del cielo Las particularidades climticas del lugar participan entonces del orden del mundo que los hombres no pueden influir aunque logran reducir,
por ejemplo, la probabilidad de riesgo agrcola con la ubicacin adecuada de sus parcelas cultivadas. Los habitantes de Apure se someten por lo tanto a los efectos de la lluvia y del viento en invierno, a los del sol y de las heladas en verano. Pero aquel clima ordinario, buen clima, puede ser perturbado por fenmenos inesperados cuya naturaleza y fuerza son difciles o imposibles de predecir. Bien sean localizados o de gran extensin, desarreglan el tiempo y afectan directamente la sociedad mediante enfermedades de los hombres, de los animales y de las plantas cultivadas. Interpretados como manifestaciones sobrenaturales, aquellos eventos responden a conductas humanas descuidadas o irrespetuosas. Algunas anomalas -o sus supestos efectos en el cuerpo humano- pueden entonces evitarse conformndose con algunas reglas elementales y cuidando los diferentes dueos del clima. Ciertas anomalas, generalmente ms graves, se interpretan como signos nefastos para el conjunto de la comunidad. En fin, cada una de ellas parecen producirse ms en algunos lugares y en algunos momentos del ao. Las aguas, los aires, la neblina Una fina lluvia, un viento seco o una neblina persistente pueden atribuirse, en cierto contexto o en lugares particulares, a los seres de la naturaleza capaces de jugar con los elementos del clima. Los habitantes saben distinguir los fenmenos meteorolgicos ordinarios -tal como la lluvia del invierno necesaria para el crecimiento de las plantas- de los, menos regulares, a travs de los cuales se manifiestan los arcos por ejemplo.5 Su identificacin tiene un papel particularmente importante ya que puede ser la causa de numerosas enfermedades. Aquellos seres invisibles que poblan la atmsfera y hacen un poco el tiempo muestran la importancia singular que se confieren aqu a los acasos climticos. Los arcos son seres acuticos. Prefieren las aguas estancadas a las aguas corrientes y las aguas del cielo a las que salen de la tierra. Por ello, viven generalmente en los charcos y pantanos ubicados tanto en el territorio de los hombres como en el pramo. Su presencia puede ser atestiguada por unas algas que son como espuma y de color rojizo: encontradas en la superficie de estas aguas, se designan como mierda de arco. Sin embargo, cualquier agua puede ser habitada por un arco, incluso el agua de
consumo cuando se le encuentra unos reflejos irisados (color de arco iris), lo que explica que los campesinos eviten de caminar sin sus sombreros bajo la lluvia y que prefieren tomar el agua hervida que se guarda cerca del fogn al agua fra de los riachuelos. Los arcos son responsables de la mayora de las enfermedades de piel correspondiendo a diferentes patologas (eczema, sarnas, lceras) y solo se les atribuye acciones malficas. El mordizco de arco, para el infortunado quien habr pisado un charco, se manifiesta como una llaga incurable capaz de llevar la vctima a la muerte. Unos sntomas parecidos a los de la sarna se atribuyen a un contacto con un agua demasiado fra o contaminada, por ejemplo al dejarse mojar por la brisa de arco. En esta lluvia fina y penetrante igualmente designada como orina de arco, los campesinos reconocen las irrisaciones del arco iris que no colorea la llovizna o brisa ordinaria.6 En las tierras habitadas y cultivadas, las diferentes categoras de precipitacin (lluvias, llovizna, granizo, tormenta...) se atribuyen a manifestaciones malficas solamente cuando se producen en momentos inesperados (de manera repetida durante la estacin seca por ejemplo) o cuando permiten explicar, a posteriori, el malestar de algunos individuos. La salud del cuerpo humano depende en efecto de cierto equilbrio -ni muy fro, ni muy caliente- que conviene conservar o restablecer con una conducta y una alimentacin adecuadas (de Robert, 1993)7. Las personas ms frgiles (antes y despus del parto, durante las menstruaciones, despus de un trabajo intenso, en estado de ebriedad, etc.) se ven ms fcilmente afectadas por las enfermedades relacionadas con los meteoros que son generalmente frescas. Los aires se manifiestan para vientos repentinos o imperceptibles movimientos del aire. Pueden ocasionar hinchazones o provocar la fiebre y los escalofros del pasmo. Durante el mes que sigue el parto, la mujer es muy sensible a este fenmeno y slo sale de su hogar envuelta de ropas calientes. Su beb es igualmente protegido de los elementos climticos y se dice que una corriente de aire puede dejarlo bizco para toda la vida. Aquellas entidades que son los aires y los arcos -algunas veces llamadas espritus - son asociadas a patologas muy diversas y prefieren manifestarse en el territorio de los hombres. La poca lluviosa y las estaciones intermediarias resultan ser los momentos ms propicios tanto para esas enfermedades como para los eventos meteorolgicos extraordinarios. As
como algunos fenmenos perturban el orden de las estaciones y del tiempo ordinario, igualmente son asociados directamente a los desajustes del equilibrio del cuerpo humano. La neblina no ocasiona ninguna enfermedad en particular. Al contrario, los montaeros no dejan de resaltar la belleza del da cuando descubren sus paisajes usuales nublados. Sin embargo, en el pramo, la neblina es una manifestacin privilegiada de los cheses quienes, al igual que los arcos, son seres del agua. Viven en el fondo de las lagunas y se muestran algunas veces con aparencia humana. Los cheses parecen disponer de poderes mayores a los de los arcos pero no siempre son hostiles a los hombres. La neblina encontrada en altura resulta sin embargo un presagio de mal augurio e invita a los viajeros al respeto y al silencio. La neblina es algo ms que un simple fenmeno de condensacin y de la misma manera que una lluvia puede ser orina de arco, la neblina es a veces el aliento de ches (Echevarra, 1988). Cuando hay neblina, e incluso en la ciudad capital, se suele hablar en voz baja. Cuando se pone bravo el pramo As como existen pocas ms frtiles en anomalas meteorolgicas, hay un lugar donde el clima resulta ser ms particularmente imprevisible: el pramo. Las tierras de altura, escasamente frecuentadas por los hombres, estn igualmente sujetas a los cambios estacionales del clima: son marcados por las transformaciones de la vegetacin (bien conocidas por los que recojen plantas medicinales) y los movimientos del ganado. Sin embargo, al hablar de sus experencias en el pramo, los campesinos resaltan ante todo las manifestaciones de mal tiempo: vientos, lluvias, neblina, nieve, tormentas. Distinguen tambin diferentes tipos de pramo designados como manso, bravo o verdadero segun la fuerza y el poder de este espacio bastante personalizado.8 La visita ocasional de los hombres y la presencia de los animales domsticos reducen el carcter malfico del pramo segn un proceso de amansamiento en el cual el ganado tiene un papel muy importante. En efecto, se supone que los bovinos mantienen connivencias particulares tanto con los hombres como con los cheses. Aunque fuera una paradoja, aquellos animales de origen europeo sirven hoy en da de enlace entre la
poblacin andina y los ltimos representantes de un panten empaado por siglos de cristianizacin. En su territorio, los cheses manipulan en particular los elementos del clima siguiendo una lgica que desafa las leyes meteorolgicas ms elementales del mundo de los hombres. El tiempo que hace en el pramo depende tambin, o tal vez en primer lugar, del humor de sus habitantes y dueos que son los cheses.9 Cuando el pramo se pone bravo, el caminante de un da despejado puede extraviarse, perder el sentido o la razn e incluso desaparecer para siempre en una tormenta repentina. Para otros, ms afortunados, la espesa neblina escampar milagrosamente y aparecer un jardn de plantas medicinales o el buey perdido desde mucho tiempo. Los campesinos nunca van al pramo sin necesidad, al contrario de los citadinos montaeros que se pasean por placer cerca de las cumbres. Hay que resaltar que a travs de aquellos fenmenos meteorolgicos, el pramo manifiesta el sentimiento que le inspira una persona particular en un momento dado. Se dice que el pramo se pone bravo, que le dio rabia o que se puso frico aunque tambin puede experimentar simpata y ternura si alguin le cae en gracia, si le agarr cario o que le quiere bien. Para intentar amansar aquel espacio insumiso de carcter tenebroso, los campesinos respetan comportamientos y rituales especiales cada vez que deben ir en altitud. Los caprichos del pramo pueden ser regulados por intermedio de los santos y patrones locales invocados en la tormenta. Ante todo, conviene evitar de molestar la quietud de la montaa con gritos o el ruido de un derrumbe y manifestar su respeto cuidndose muy especialmente de las lagunas en las cuales no se debe pescar. Tambin se hace regularmente ofrendas de miche (aguardiente de caa) y de chim (pasta de tabaco), ambos muy apreciados por los cheses. Es as como se puede esperar amansar el pramo que conserva toda su libertad para establecer relaciones privilegiadas con las personas de su gusto o sealar su descontento o su mal humor por medio de alguna tormenta. En estas montaas, y as como lo muestra Bernand para Ecuador, el pramo posee un clima propio que nadie puede predecir (Bernand, 1985). El tiempo que reina cerca de las cumbres depende aqu de la relacin singular que cada visitante sabr establecer con los seres de la montaa.
Astros y meteoros: las cosas de Dios Los desrdenes climticos no se limitan solamente a los espacios silvestres del pramo. En el territorio de los hombres, los arcos o los aires, importantes actores en la etiologa de las enfermedades de los habitantes, se manifestan discretamente. Designan sus vctimas en forma individual entre los descuidados y por lo tanto no pueden considerarse como verdaderos maestros del clima cuyos elementos no manejan totalmente. La sucesin armoniosa de las lluvias que riegan y del sol que hace madurar el trigo es aqu obra de Dios, y es lo mismo para todo evento capaz de romper el orden del cual depende las cosechas y por lo tanto los habitantes. Desde las tierras habitadas y cultivadas, las manifestaciones divinas se reconocen por su carcter espectacular y/o por sus efectos catastrficos sobre la produccin agrcola. Se expresan por el intermediario de los meteoros -con una amplitud o unos efectos nunca superados por las anomalas ya evocadas- y de los astros como la Luna, el Sol y la Tierra cuyos comportamientos se relacionan igualmente al clima y a las enfermedades.10 De hecho, los habitantes se refieren a las cosas de Dios para cualquier evento que juzgan fuera de lo normal, es decir excesivo, inusual o repetitivo, y en ello peligroso para toda la sociedad y no solo para individuos como vena al caso hasta ahora. Plagas como el granizo que destruye cosechas enteras, epidemias graves, terremotos e incluso la guerra o el antiqusimo diluvio, estn relacionadas con fenmenos celestiales.11 En aquellos eventos extraordinarios que perturban el mundo y trastornan el orden de los elementos naturales, los habitantes reconocen la mano de Dios que se manifiesta a los hombres. Los desrdenes astronmicos, telricos o meteorolgicos se interpretan como advertencias para reforzar la fe o el temor con la demostracin de poderes, pero algunas veces tambin con castigos. Esto es el caso cuando los movimientos de la Tierra o las anomalas del cielo se acompaan de catstrofes agrcolas. Al momento de evocar las cosas de Dios, el eclipse solar es generalmente el primer ejemplo citado. Del nombre de aquel espectacular fenmeno astronmico derivara el trmino de clis, una nocin que cubre fenmenos de diferentes naturalezas y a la cual los campesinos dan actualmente una importancia particular. Si la clis puede ser el eclipse solar tambin llamado oscurana, describe con ms frecuencia algunos fenmenos
meteorolgicos y problemas precisos que afectan a las plantas cultivadas.12 Se dicen clis los aguaceros que perturban un da seco y caliente o una noche clara, los vientos con lluvias intermitentes, las lloviznas de los das soleados que acompaan algunas veces un arco iris. La clis describe entonces la mezcla o la sucesin rpida en un lapso corto de fenmenos que caracterizan el invierno y el verano, de astros o de meteoros de naturaleza caliente y fresca. En fin, una clis se reconoce en los sntomas que conducen a la prdida de una cosecha: las hojas se queman y los tubrculos se pudren o la planta se seca antes de que los granos puedan cuajar13. Aunque algunas clises parecen ser fenmenos comunes e incluso difciles de observar por ser inadvertidos, describen igualmente cierto estado de confusin entre los elementos. De este punto de vista, un tiempo de verano en invierno tiene la misma significacin que un instante de noche en el da o que un terremoto. Por lo mismo, la combinacion de dos estados opuestos en la misma planta (hojas secas y races podridas) es una perfecta rplica, en las parcelas de los campesinos, de los desrdenes observados entre los astros y los meteoros. Todas las anomalas del cielo observadas en el pramo y en el territorio de los hombres se refieren a una ruptura de equilibrio, a una suspensin del orden ordinario (estaciones climticas, salud, ciclos de produccin). Conviene subrayar que los arcos, los aires y los cheses atacan a la integridad fsica de individuos, a sus cuerpos, mientras que las cosas de Dios afectan en primer lugar la produccin. Tal diferencia es muy importante: de los primeros, los campesinos pueden esperar cierta clemencia gracias a su propia vigilancia. Mediante una ralacin individual y personal se puede eventualmente negociar con ellos. En cambio, las cosas de Dios parecen mucho ms difciles de gestionar ya que en estos casos, es el conjunto de la comunidad que se ve implicada y a veces afectada. Cuando perturban el curso habitual del clima, cuya regularidad y moderacin son necesarias para el desarrollo de los cultivos, se asimilan generalmente a castigos colectivos que sancionan actos en los cuales las vctimas no siempre han participado (no respecto de los das santos y de las prcticas religiosas, ruptura de las reglas de sociabilidad).
Los desrdenes de la produccin Cuando los acasos climticos daan los cultivos, es la sobrevivenvia de la familia cuyas tierras fueron afectadas que es amenazada e incluso a veces, la de toda la comunidad. Las irregularidades climticas pueden alcanzar proporciones importantes ya que los habitantes disponen de una sola cosecha anual y que no tienen los medios para compensar, por ejemplo, la insuficiencia de las precipitaciones con un sistema de riego. Aunque existen prcticas culturales para gestionar los riesgos agrcolas, no siempre evitan los efectos de fluctuaciones climticas demasiado inusuales. Por lo tanto, hasta el momento de guardar sus cosechas, los campesinos se abstienen de pronosticar sus resultados dejados a la voluntad de Dios: si Dios quiere, tendremos papitas. Esta actitud un poco fatalista traduce tambin la impotencia de los habitantes frente a la degradacin de sus condiciones de vida y medios de produccin. Ciertos eventos que no pueden ser entendidos como meras consecuencias de descuidos personales. Las representaciones del clima, y ms particularmente de los acasos climticos, deben aprehenderse en la problemtica global de la percepcin del cambio: las transformaciones de las condiciones climticas, agrcolas, sanitarias y sociales resultan aqu ntimamente ligadas. Al mismo tiempo que ven multiplicarse las irregularidades climticas, los habitantes observan una proliferacin de enfermedades entre las plantas y los hombres. Muchos campesinos delatan igualmente la degradacin de algunos de los valores que hacen la cohesion de su comunidad. Las relaciones que reconocen entre la evolucion del clima y los problemas de sus cultivos traducen, tal vez, las nuevas dificultades que debe resolver esta pequea sociedad marginalizada de los programas de desarrollo regional. Das aciagos Mientras las iras del pramo se dirigen hacia individuos, las anomalas del cielo observadas desde las tierras cultivadas son susceptibles de afectar toda la poblacin. Para no arriesgarse en provocarlas, cada uno tiene que respetar el calendario religioso y en particular los das aciagos. En estos das, como ocurre cada domingo y en numerosas fechas del calenda-
rio catlico, los campesinos no emprenden ni trabajos agrcolas ni tareas exigiendo un esfuerzo fsico. Los que se dejaran llevar por la gana de trabajar arriesgan un accidente grave (se voltean los bueyes o se hiere uno, se puede morir uno) durante un lapso corto pero determinado por Dios y conocido de El solo. Los das aciagos se festejan el 6 de febrero, el 28 de abril, el 16 de noviembre y tambin el primer lunes de agosto, da en el cual se toma un bebedizo de ruda (Ruta graveolens) para protegerse durante un ao entero de los mordizcos de cualquier animal (y de los mojanes). Algunas familias consideran igualmente el 5 de marzo, el 22 de febrero y el 7 de agosto como das aciagos, lo que permite pensar que la lista de estas fechas particulares pudiera alargarse en un calendario bastante flexible y siempre renovado en funcin de experiencias locales. En estas fechas, los ancianos vivieron un terromoto (temblor) o un eclipse solar (oscurana) que los actuales habitantes todava recuerdan con mucho detalle. Decan que vena un temblor cada media hora y as durante 15 das... Eso es cosa de Dios, hay que respetar los das aciagos. Los das aciagos conmemoran entonces unas cosas de Dios ms espectaculares y recuerdan que las manifestaciones de Dios pueden alcanzar dimensiones terribles. Sin embargo, el recuerdo de calamidades terrestres que van a la par que estos desrdenes astronmicos y telricos parece menos seguro puesto que, segn los habitantes, anuncian igualmente la clis de las cosechas, la guerra o una terrible tormenta. La memoria colectiva conserv numerosos detalles descriptivos, en trminos espaciales o cronolgicos, de los das aciagos ubicados con precisin en el calendario anual. Sin embargo, resulta difcil determinar la fecha exacta de los eventos en el tiempo largo, en la historia de esta sociedad. En una sociedad donde los hechos y los gestos de ms de dos generaciones se confunden con el pasado mitolgico, vale recalcar la fuerza de aquel recuerdo gracias a la colaboracin de un astrnomo.14 Para el cuadro siguiente, Laques calcul las fechas, las horas y los porcentajes de superficie solar ocultada por la Luna para todos los eclipses parciales y totales que ocurrieron desde 1850 en Apure. El ms espectacular, un eclipse total cuyo mximo se alcanz a las 10:49 am, tuv lugar el 3 de febrero de 1916. Con tres das de diferencia, corresponde al da aciago del 6 de febrero conmemorando un evento que la decana de Apure ubica en su pequea niez:
se hizo de noche como a las 10 de la maana. Mi mam contaba que se puso tan oscuro que las gallinas se fueron a dormir.15 Cuadro 1: eclipses solares en el pramo de Apure (L: 71 O, lat: 830 N), desde el ao 1850, en horas diurnas (7 am a 6 pm) y con 80% o ms de superficie solar ocultada (Pierre Laques, com. pers.).
tipo: CT = centrale totale, CA = centrale annulaire; local: porcentaje de superficie solar ocultada por la luna en el Pramo de Apure; altura: angulo con el horizonte del sol en el momento del mximo; hora: hora del mximo del eclipse (tiempo universal); C: conjonction= hora del fenmeno en relacin con la tierra. Ao 1861 1886 1916 1940 1973 1991 fecha 31/12 29/07 03/02 01/10 24/12 11/07 tipo CT CT CT CT CA CT local 80% > 90% 100% 80% 80% 80% altura 17 915 5915 715 3631 3701 hora (TU) 12:18 11:17 15:49 11:05 13:48 20:23 C (TU) 13:50 12:55 16:02 12:43 15:04 19:07
Los das aciagos no se relacionan siempre con eventos csmicos y todos los eclipses solares tampoco se enmarcaron en el calendario religioso. La memoria de algunos de estos pudo empaarse con otras fechas importantes: as los eclipses parciales del ltimo da del ao 1861 o de la Navidad del 1973. Otros eclipses pudieron pasar inadvertidos o ser menos impresionantes por causa de condiciones de nubosidad (el del 11/07/91 en la poca lluviosa) o de luminosidad (los que alcanzan su mximo en la maanita). Por otra parte, el sistema de fallas de Bocon explica la frecuencia de los movimientos ssmicos afectando a la regin y no hay duda que puedan relacionarse otros das aciagos con fechas de terromotos ms violentamente perceptibles (el 16 de noviembre conmemora un temblor). De cualquier manera, la memoria de estos eventos del pasado sigue siendo selectiva. En este propsito, conviene resaltar que los das aciagos imponen un da sin trabajo en los tres momentos del ao ms cargados en tareas agrcolas, o sea los relacionados con el ciclo del trigo: en la ciega (6
de febrero), las siembras (28 de abril) y los arados de barbecho (16 de noviembre). En cuanto al primer lunes de agosto, se ubica en toda la estacin de lluvias durante la cual los cultivos se encuentran ms expuestos a las clises en razon de la humedad. Esta observacin parece dar a los das aciagos una funcin de (garde-fou?): en las pocas donde la intensidad de los trabajos colectivos y la amplitud de los medios desplegados para trabajar la tierra pudieran hacer olvidar la fragilidad de las obras humanas, la sociedad escogi conmemorar la potencia de Dios. Sin embargo, manifestaciones divinas por medio de eventos tan extraordinarios como eclipses y terremotos son bastante inusuales. En cambio, todos los habitantes reconocen que las clises relacionadas con fenmenos meteorolgicos anormales son ms numerosas y, puesto que afectan a las plantas cultivadas, toda la sociedad se ve amenazada. Aquellos eventos menos espectaculares pero repetitivos sancionan comportamientos humanos irrespetuosos. Aunque sea compartida, tal responsabilidad resulta muy pesada para los habitantes de la cuenca alta. De las plantas enfermas Aunque dispongan de cultivos bastante sanos, los campesinos de Apure reconocen dos tipos de problemas susceptibles de daar las cosechas: los que se atribuyen a la presencia de pequeos animales en los suelos y las plantas y cuyos orgenes se deben buscar en las irregularidades climticas. Hay que subrayar que, con la excepcin de los daos ocasionados por animales domsticos o silvestres, todos los problemas de las plantas cultivadas estn ms o menos relacionados con la meteorologa local. Los meones, un hemptero no identificado, se multiplican en tiempo de sequa en los campos de trigo mientras que algunas larvas estaran ms numerosas en las tierras hmedas o en poca lluviosa. Sin embargo, los gusanos, larvas o insectos que son visibles se quitan eventualmente a mano, en la huerta no suelen preocupar tanto.16 Puesto que se integran a la cadena alimenticia en la cual cada uno tiene que encontrar su comida, se soporta su presencia. Siempre ocasionan estragos pero sin poner realmente las cosechas en peligro. Por otra parte, su carcter daino se ve compensado por algunas ventajas ya que sirven de complento alimenticio a los animales domsticos (gallinas, perros) y que la fauna pelgica se utiliza como in-
dicador de la cualidad de los suelos agrcolas.17 Algunos se quejan sin embargo de la rosquilla, del gusano blanco o del pasador (Spodoptera sp., Premnotrypes sp, Liriomyza sp.?) que habran sido introducidos hace algunos aos con semillas de papa contaminadas. Los problemas fitosanitarios que los habitantes relacionan con los acasos climticos siguen siendo los que ms les preocupan hoy en da. Las heladas y la sequa afectan normalmente una baja proporcin de los cultivos y las prdidas que pueden ocasionar se toman en cuenta en el momento de organizar la siembra. Por lo general, se consideran como particularidades ineludibles del clima local. Por lo tanto, es la clis que los campesinos consideran hoy en da como la ms importante causa de estragos en los cultivos y, por lo menos, la ms anormal. Antes de provocar la putrefaccin de la raz y la muerte de la planta, la clis se manifiesta con un arrugamiento, resecamiento o manchas en las partes foliares sin que haya evidencias de la presencia de parsitos. Segn la fuerza del evento se pierde unas partes ms o menos grandes de la cosecha. Asociadas a las anomalas meteorolgicas ya comentadas, las clises son ms frecuentes en tiempo hmedo y caliente donde alternan lluvias y escampos o sea durante el invierno y en algunos aos ms hmedos. Afectaran tambin a menudo las parcelas ubicadas cerca de un pozo de agua o incluso a orillas de los ros, por las brisas que caen en el ro. Aunque afectan desde algn tiempo a las habas y, muy raras veces al trigo, la clis sigue siendo una enfermedad tpica de la papa. Varios autores sealan, para otras comunidades campesinas americanas, una relacin similar entre fenmenos meteorolgicos y enfermedades de las plantas. En Ecuador, la lancha es una lluvia muy fina con granizo que provoca una clase de podredumbre en los cultivos (Bernand, 1985). En este mismo volumen, Nates Cruz y Cron evocan la chamusquina colombiana que amarillenta las hojas del maz inmaduro en tiempo de lluvia y sol susceptible de atraer arco, mientras Katz analiza, entre los Mixtecos, el chahuistle que seca o pudre las matas del maz. En Honduras, Bentley (1991) intent cruzar conocimientos tradicionales y cientficos en relacin con las enfermedades de los cultivos y estudi la nocin de hielo que incluye problemas fitosanitarios similares a la clis. Como lo constata para el hielo, solo una observacin sistemtica in situ de plantas enfermas po-
dra permitir la caracterizacin de las diferentes patologas incluidas en la categora clis. La propagacin por tiempo hmedo y caliente as como los sntomas observados hacen pensar en un hongo como por ejemplo el Phytophthora, pero es probable que las clises puedan originarse de otros parsitos, bacterias, virus e incluso de problemas de oligotrofia, de exceso de humedad o aun de heladas. En efecto, para realizar su diagnstico en el momento de comprobar la enfermedad, los campesinos asocian el tipo y la importancia del desgaste con sus recuerdos meteorolgicos recientes a la par que consideran las particularidades de la parcela: microclima y riesgos de heladas, variedades sembradas ms o menos resistentes, problemas anteriores que no se pudieron curar, etc. Pero a veces, se descubre demasiado tarde los efectos de la clis en las rozas. Ya que los campesinos de Apure no se benefician de las acciones de apoyo tcnico organizadas en algunas regiones agrcolas ms favorecidas, no cabe duda que les faltan conocimientos fitopatolgicos para determinar las causas reales de las enfermedades de sus cultivos. Por las mismas razones, sus medios de accin se ven limitados. Si una fuerte clis afect el conjunto de las plantas, la parcela se deja abandonada durante uno o dos aos. Algunas partes de la huerta cultivadas de manera ms intensiva pueden beneficiarse de cenizas del fogn para prevenir la enfermedad. El ao que sigue la enfemedad, se intenta sembrar otra planta o se privilegia asociaciones y rotaciones de cultivo. Cualquiera sea la o las causas de las clises, stas se manifiestan como un desarreglo del ciclo vegetativo de las plantas cultivadas y un testimonio de cierta confusin entre los elementos del clima. Las enfermedades de las plantas, as como las enfermedades de los hombres, se describen aqu como una ruptura de equilibrio en la cual los fenmenos meteorolgicos tienen un lugar muy importante. Por el hecho que parecen ms frecuentes y ms generalizadas que en el pasado, estas enfermedades preocupan ms especialmente a los habitantes. El tiempo que hay, el tiempo que pasa Los campesinos hablan de estos problemas fitosanitarios como de una clase de gangrena difusa e insidiosa bastante difcil de controlar hasta
el momento. Segn dicen los ancianos, las cosechas eran mejores en el pasado y las clises ms espectaculares pero mucho ms escasas. Las plantas de hoy parecen afectadas por la mas mnima irregularidad climtica cuyas consecuencias las tiene que soportar todo el mundo, incluso los que respetan rigurosamente las tradiciones agrcolas y religiosas. Entonces, quin tiene la culpa? Para explicar aquellos cambios de gran importancia para ellos, los campesinos se refieren en primer lugar a la evolucin de la sociedad y de la agricultura desde hace unas dcadas. La progresin de las enfermedades de las plantas cultivadas se vio favorecida por las semillas seleccionadas (sobre todo de papas) que los campesinos adquirieron en las zonas agrcolas modernas durante sus viajes y migraciones estacionales. El intercambio de productos agrcolas es una prctica muy antigua en los Andes, pero a los habitantes de la cuenca alta, les resulta cada vez mas difcil procurarse de las diferentes variedades autctonas de papas negras (Solanum andigenum) que siguen cultivando.18 Cuando la escasez de alimentos les obligan a usar parte de los tubrculos reservados para la siembra o que las semillas resultan insuficientes (nueva roza, mala cosecha), prueban entonces variedades adquiridas en otras regiones. Las que se encuentran en el mercado, variedades seleccionadas de S. andigenum y variedades de papa blanca (S. tuberosum), no son muy apreciadas por su sabor aguado o arenoso, por lo que no se conservan en tierra mucho tiempo y por su baja resistencia a las clises y las heladas. Aunque sean sin duda vectores de patgenos, es su propia naturalesa, dbil, no aguantadora e inadaptadas a la tierra y al clima de aqu que las hace mas vulnerables pero tambin capaces de debilitar las variedades locales.19 La nica papa verdaderamente fuerte que aguanta todo sera la papa monte que crece silvestre.20 Para cultivar las variedades seleccionadas, los campesinos de las zonas agrcolas ms ricas disponen de insumos y tratamientos qumicos: estos clnicos que usan para curar las clises en Mucuches. Los escasos intentos llevados a cabo en este sentido en Apure no fueron concluyentes y varios habitantes temen los efectos secundarios: estos insumos seran, segn ellos, la principal causa de la debilitacin de las plantas pero tambin de los suelos, incapaces de producir sin esta asistencia que, de paso, sale cara. Pero los efectos de una gestin demasiado intensiva de los suelos no se reservan a los meros agricultores modernos. La degradacin de los sue-
los de la cuenca tambin sirven para explicar la nueva importancia de las clises: una tierra frtil se dice bien alimentada pero mal mantenida se pone flaca y cansada como uno cuando se pone viejo. Las plantas cultivadas resultan entonces ms susceptibles a la enfermedad como es el caso cuando los tiempos de barbechos se disminuyen. De manera general, es con esta nocin de debilidad que la gente se refiere a los desrdenes de la produccin: debilidad de las plantas acostumbradas o no a los insumos y que ya no soportan ni las heladas ni las clises, debilidad de la tierra gastada y maltratada ya incapaz de dar buenas cosechas pero, tambin debilidad de los nios e incluso de los adultos quienes no aguantan la enfermedad, las restricciones alimenticias, el esfuerzo fsico y la dureza del clima. En Los Nevados, hasta las personas pueden de esta manera ser afectadas por las clises (Uno est clisao) (Torres, 1976:89). Si los hombres y las plantas parecen ms frgiles que en el pasado es porque la sociedad cambi y, con ella, algunos de los valores que garantizaban, as dicen los ancianos, la benevolencia de los dioses y la clemencia del tiempo. As, las nuevas costumbres alimenticias perturban el equilibrio del cual depende la salud ya que el consumo de productos que se dicen frescos y livianos aument. Algunas prcticas actuales parecen irrespectuosas: se descuidan los cultos a los santos y los deberes de cristianos, los tiempos de barbecho ya no se respetan y los trabajos colectivos amenazados por el trabajo asalariado, se venden espigas de trigo para decoracin (entonces, para qu Dios nos dara grano), las cumbres de las montaas se escalan sin precaucin a los cheses, etc. Todos estos cambios se relacionan con un clima que parece ms desordenado y menos previsible que en el pasado: estaciones climticas menos marcadas, numerosas clises que se producen incluso en verano, tendencia al recalentamiento del clima.21 Los hombres, por sus comportamientos, hubieran alterado la suerte de contratos que los tenan en relacin con los diferentes dueos del clima. As, al evocar las causas de males que les parecen nuevos, los habitantes de Apure utilizan a menudo la frmula ya no hay respeto quien liga las irregularidades del clima a los desrdenes de la sociedad. Los desarreglos, desajustes del clima y las anomalas meteorolgicas se interpretan como seales precursores del fin de un mundo.
Cuando hablan de su clima, los campesinos se refieren, al igual que los climatlogos, a los estados de la atmsfera encima de este lugar en sus succesiones habituales (Sorre citado por Brunet et al., 1992). Pero si el clima caracteriza un lugar geogrfico e impone su ritmo a la sociedad, el tiempo resulta ser igualmente aqu un medio de expresin privilegiado entre los seres sobrenaturales que parecen encontrar muchas buenas razones para divertirse con la lluvia y el sol. En estas condiciones, es difcil de reducir algunos fenmenos a la expresin lgica de leyes fsicas. La moderacin de los elementos depende tambin de los comportamientos de los hombres, quienes comparten entonces cierta responsabilidad frente a los acasos climticos y a los problemas sanitarios asociados. Cuando las cosechas se daan ms que de costumbre, el recuerdo de tiempos ms clementes no solo es nostlgico. Expresa tambin el desconcierto y las incertidumbres de los habitantes que ven sus plantas, sus suelos y sus hijos debilitarse, sin poder luchar con los medios tcnicos que sus vecinos -citadinos o campesinos que tienen instruccin- parecen disponer con mayor xito. A pesar de la desconfianza que suscitan en la cuenca alta, los polvos, sellos, lquidos y grnulos que proponen doctores en medicina y tcnicos agrcolas tienen una incontestable eficiencia. No sera esta misma eficiencia, todava mal dominada y sin embargo parcialmente importada aqu con nuevos alimentos y semillas mejoradas, que amenaza un poco esta pequea sociedad campesina? Eso es lo que parecen sugerir los habitantes al relacionar nuevos tratamientos y conductas con cambios climticos y problemas agrcolas. Mientras se dice que los ancianos saban negociar con los dueos del clima, interpretar los signos de sus iras y modificar en consecuencia sus comportamientos individuales y colectivos, uno se siente hoy en da ms a menudo vctima de castigos colectivos imposibles de evitar, ms difciles de gestionar pero anunciando tal vez una mayor integracin a la sociedad global (de Robert y Monasterio, 1995). La multiplicacin de los problemas fitosanitarios con las clises resulta ser, hoy en da, la ms clara expresin de esta mutacin. Unos esperan poder adoptar prximamente nuevos remedios, otros echan de menos el tiempo en el cual las anomalas del cielo y los males de los hombres solo parecan depender de ellos mismos.
Agradecimiento Gracias al Centro de Investigaciones Ecolgicas de los Andes Tropicales (Mrida, Venezuela) y particularmente a la Dra. Maximina Monasterio, fue posible realizar muchas estadas de campo en las mejores condiciones. Parte de los datos utilizados aqu se recolectaron durante mi estada como estudiante en el CIELAT y la Universidad de los Andes de Mrida. Quiero tambin agradecer muy especialmente a Anne-Elizabeth Laques, Claudine Kauman, Esther Katz y Adalberto Gonzlez por sus lecturas atentivas. Este artculo es dedicado a Miguel-Angel Dugarte, del pramo de Apure, quien acept ayudar en mantener el pluvimetro sin reconocer jams que el tatuco para medir lluvia pudiera servir en algo. NOTAS
1 2 Segn la clasificacin de Thornthwaite, el clima de Los Nevados es hmedo mesotrmico con exceso de agua en el verano astronmico (Redaud et al. 1991). El pramo se caracteriza por un clima y una vegetacin (arbustales y rosetales de Espeletia schultzii) que se pueden reconocer ya desde los 2.700 msnm en la cuenca (ver Monasterio, 1980). Sin embargo, el trmino se utiliza aqu en su acepcin local para designar las tierras de altura que no son cultivadas y que no son habitadas. Este sistema de prediccin todava es vigente en Espaa donde se conoce como Las Cabauelas, cf. Mesa Jimnez et al., en este mismo volumen. Extracto del ALMANAQUE VENEZOLANO, Religioso-Histrico-Astronmico-Onomstico. Editorial Belloso Rossell, Maracaibo. 1994 era el ao 81 de este almanaque. Los arcos son los que pintan el arco iris dice la gente de Apure. La importancia cosmolgica del arco iris es sealada en toda Amrica y se puede consultar sobre ello los trabajos de Nates Cruz y Cron (Colombia) y de Lammel (Mxico) en este mismo volumen. En la Pedregosa, otro sitio de los Andes venezolanos, se le dice igualmente miao de Arco a la brisa de arco (Clarac, 1981:102). Se describen manifestaciones patgenas muy similares del arco iris (cuychi) en los Andes de Ecuador (Bernand, 1986). A gran parte de las plantas, de los alimentos y de las enfermedades se les atribuyeron as una naturaleza caliente o fresca. Las plantas frescas permiten curar las enfermedades calientes y viceversa. Tales principios se manejan en numerosas sociedades. Sobre aquel tema, hay que consultar en particular el artculo de E. Motte-Florac en este mismo volumen.
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Mrida
Mucuchiesz
Tobar
Dardo ARBIDE *
RESUMEN El artculo presenta una investigacin en arquitectura llevada a cabo en la isla Paulino en la provincia de Buenos Aires, Repblica Argentina, y enmarcada en un proyecto de estudio del medio ambiente de la isla. Los habitantes son migrantes de origen italiano que construyen un asentamiento rural en un medio nuevo y diferente. Comenzamos la descripcin con el hecho geogrfico de base, y continuamos con el asentamiento, la casa -su articulacin y organizacin espacial- y la organizacin del entorno. A partir de datos de los pobladores -su da de vida y las variaciones anuales de ste- adquieren sentido las caracterstica de la casa y de la construccin del mbito inmediato a la misma como tcnica de acondicionamiento del entorno. Se pone de manifiesto la interrelacion de: 1.- los hechos histrico-geogrficos: el contexto regional y la isla desde 1882 hasta nuestros das; 2.- los fenmenos climticos con sus ciclos anuales y otros de mayor duracin como las inundaciones;
Instituto de Arquitectura, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Concepcin del Uruguay, ARGENTINA.
3.- el hombre como sujeto activo que opta por permanecer en el medio, tiene una particular percepcin y memoria del mismo, y opera mediante un mecanismo de ensayo y error, consciente de su capacidad de transformarlo. Tanto esta percepcin del medio como la capacidad para operar sobre l tienen limitaciones culturales. Es posible reconocer en la isla Paulino varias envolventes que tienden a controlar el medio y a lograr en su interior mejores condiciones de habitabilidad. Tambin es posible reconocer en la construccin de estas envolventes decisiones formales. El estudio de la formalizacion de las soluciones tcnico-constructivas es otro posible acceso a los criterios de valor de los pobladores. ABSTRACT Adjustment to the climate of Italian immigrants housing in an Argentine rural settlement. This article is based on an architectural research on a rural settlement of Italian immigrants in the Paulino island, in the province of Buenos Aires, Argentina. After a description of the basic geographical facts, we describe the settlement and the typical dwelling, its spatial organization and interlinking to different sectors, as well as the organization of the islanders house surroundings. With the introduction of data about the settlers (i.e.: their average working day, the annual variations that affect it, the perception of the weather) the dwellings features and the development of its immediate surroundings acquired a definite purpose, as a technique for adapting to the environment and as transition between house and farm (smallholding). Ultimately, we describe the cultivated and planted areas as the controlled context of the housing under study. In the descriptions, one notices the dynamic interrelation ship of diverse components: 1.- The geographical facts: The regional background, and that of the islands before, 1882 and after the development of the Paulino Island and the immigrants settlement; 2.- The weather conditions, with their annual cycles and other incidents of longer duration, such as floods.
3.- Man as an active participant: Even if subject to environmental hardships, man opts to remain in that environment, has a particular perception, sensitivity and memory of it, and operates on its transformation - by trial and error - starting from those insights and memory and from the awareness of his ability to transform. Both this perception of the environment and of the ability to operate within it have limitations of a cultural nature. In our case: Italian immigrants establishing a settlement on the edge of an Argentine city, from which this settlement becomes isolated. But those limitations always leave alternatives actions. And the study of these alternatives and of the subsequent actions paves the way towards understanding the world of values of the Islands community. RSUM Ladaptation au climat de lhabitation dimmigrants italiens dans une zone rurale dArgentine Cet article est le produit dune tude darchitecture mene auprs dimmigrants italiens installs sur lIle Paulino, une zone rurale de la province de Buenos Aires, en Argentine. Aprs une prsentation du cadre gographique, nous dcrivons le mode dhabitat et le type de maison de cette rgion et la manire dont ils sarticulent avec lorganisation spatiale et lenvironnement. Cest partir de la vie des habitants et des variations annuelles que les caractristiques de la maison, la construction de lenvironnement proche, de mme que la technique damnagement du milieu prennent tout leur sens. Ltude met en vidence une inter-relation entre les faits historicogographiques, les phnomnes climatiques et lhomme. Mais cette perception du milieu aussi bien que la capacit dagir sur lui sont dtermins culturellement. Dans le cas prsent il sagit dimmigrants italiens stablissant la campagne dans un milieu nouveau et diffrent de celui quils connaissaient. On peut voir lIle Paulino diffrentes stratgies pour contrler le milieu et le rendre plus habitable. Ltude des choix de techniques de construction nous renseigne galement sur les valeurs que partagent les habitants.
Enmarcado en un proyecto mayor el estudio del medio ambiente en la isla Paulino se desarroll con el apoyo de la Comisin de Investigaciones Cientficas de la Provincia de Buenos Aires, Rep. Argentina, que financi el trabajo de un tcnico, la Arq. Susana Ramrez, siendo mi tarea la de director de la investigacin. Para este estudio se instal una estacin meteorolgica cedida por la Fuerza Area Argentina y se registraron variantes del clima en distintas zonas de la isla que luego se compararon entre s y con datos del Observatorio Astronmico de La Plata. Finalmente se trat de explicar, a partir de las variaciones del medio, las diferencias entre unos y otros registros. El procedimiento seguido, tanto para el desarrollo de la investigacin como para la redaccin final del trabajo, fue el de descripciones sucesivas. As se fueron recortando distintos campos que luego se integraron en contextos ms abarcativos que, en cierta medida, los explican. Comenzamos con una descripcin del hecho geogrfico de base: el rea de las islas en la desembocadura del ro Santiago, en la provincia de Buenos Aires. Continuamos con la descripcin del asentamiento y de la casa-tipo, su organizacin espacial y su articulacin en diferentes reas, as como de la organizacin del entorno de la casa ISLEA. A partir de la introduccin de datos de los pobladores -bsicamente su da de vida, las variaciones anuales de este, la percepcin del climaadquirieron sentido las caracterstica de la casa y de la construccin del entorno inmediato a la misma como tcnica de acondicionamiento del entorno y como transicin entre la casa y la quinta. Finalmente describimos la zona de quintas como el contexto controlado de las casas estudiadas. El estudio se desarroll en la zona de acceso al puerto de La Plata, en la isla Paulino, provincia de Buenos Aires. La eleccin del lugar se realiz teniendo en cuenta ciertos aspectos de ese asentamiento: la actividad agrcola de la mayora de los pobladores, su relativo aislamiento fsico y la accesibilidad para el desarrollo de nuestro trabajo. El medio fsico A lo largo de la costa del ro de la Plata, desde la ensenada de Barragn en direccin sureste, se extiende una zona aluvional, baja y en parte
inundable, atravesada por numerosos arroyos y zanjones, y cubierta de vegetacin bastante espesa. Reconocida genricamente como Las Islas, incluye geogrficamente la llamada isla Paulino. Esta zona, de menos de 2 mts. de altura sobre el cero del ro y que se extiende entre la barranquilla y la ribera actual, se eleva ligeramente en las proximidades de la costa del ro de La Plata. Por la depresin resultante corren las aguas del ro Santiago, buscando su salida hacia el norte. Al realizarse las obras del puerto la boca del Santiago se ciega descargando sus aguas a travs del canal de acceso al puerto platense. Las llamadas islas Santiago y Paulino, separadas por este canal no son tales, sino porciones del cordn litoral que corre delineando la costa actual. Los suelos de las islas son variables y sumamente jvenes. La roca madre puede ser una capa de sedimentos recientes, de aproximadamente 50 cm. de humus vegetal, muy ricos en materia orgnica. Son flojos, porosos y algo lavados a causa de la napa fretica que est muy cerca de la superficie, incluso suelen estar sumergidos en pocas de crecida. Son los mejores del Partido de Berisso, con buenos rendimientos para quinta, plantaciones forestales de madera blanda y vias americanas. Las quintas marcan la distribucin de estos suelos hmicos, pues los cultivos llegan exactamente hasta la curva del nivel de 2 mts. Por debajo de una capa de 40 cm. de suelo compacto, aparece primero arena, en algunos casos, y despus un fango arcilloso en estado de suspensin lquida, que se comporta como una almohadilla plstica. Estos suelos hinchables estn por debajo de los 1.000 gms./cm2 de capacidad de carga, capacidad que se reduce por la proximidad de la napa fretica, siendo aconsejable, para fundaciones de edificios pequeos, zapatas superficiales y mnima carga, y para los de mayor envergadura, pilotes. En cuanto al clima se manifiesta relativamente benigno, diferencindose bastante del de la zona alta, en la que se halla ubicada la ciudad de La Plata. La temperatura mxima absoluta es de 40,5C., siendo la mnima absoluta de 3,8C. y la media de 16C.; la amplitud trmica es de 12C. Las heladas son raras y se producen entre junio y julio. La humedad media es de 81%, en verano 74% y en invierno 85,7%. El promedio de precipitaciones es de 900 a 1.000 mm., siendo la estacin ms lluviosa el otoo y la ms seca el invierno. A pesar de esto la combinacin de todos los
factores hace que en invierno, con lluvias copiosas y cortas, falte agua por la gran evaporacin que se produce. El viento norte domina todo el ao y provoca aumento de la temperatura y de la humedad relativa. Cuando la temperatura sube mucho, el viento vira al noroeste o al este, producindose tormentas elctricas con truenos y chaparrones hasta que sopla del cuadrante sur o suroeste durante 2 3 das, refresca el aire y limpia la tormenta. Este ciclo se repite y, en consecuencia, el tiempo es bastante variable. Los vientos del suroeste -el Pampero- suelen ser sbitos y violentos, as como los del sureste, que se mantienen durante varias horas. Cuando estos ltimos coinciden con crecidas del ro de La Plata se producen crecientes de mxima magnitud como la del ao 1940. En resumen Las Islas tienen un clima semihmedo, sin estacin seca, templado y con inviernos benignos. En cuanto a la flora y la fauna, nuestra zona debe considerarse una prolongacin del rea del Delta del sistema Paran-Plata. Respecto a la fauna dice Ringuelet: El ro Paran es una gigantesca va faunstica, un camino real de dispersin que desemboca en el Plata y que prolonga hacia el sur las condiciones ambientales, florsticas y faunsticas del noreste argentino. Sobre la flora dicen Cabrera y Dawson: A juzgar por su composicin florstica la galera del ro de La Plata es tan solo una prolongacin de la galera del ro Uruguay, que llega hasta esta latitud a travs del Delta del Paran inferior. Pero estas caracterstica han cambiado con la llegada del europeo. La fauna se ha empobrecido y algunas especies vegetales, tradas por los inmigrantes, aparecen hoy como naturales. Los desplazamientos de tierra, producidos por las obras del puerto, el desmonte para establecer quintas y el abandono posterior de stas han contribuido a modificar las caracterstica primitivas de la zona. Los pobladores, sus actividades y el clima En el momento de comenzar el trabajo la poblacin de la zona que bordea el canal era de 62 personas de las cuales 48 eran habitantes permanentes y 14 temporarios. De este total de poblacin 37 eran de sexo masculino y 25 de sexo femenino. Por ltimo 29 se incluyen en el grupo de
edad activa y 33 en el de edad pasiva, correspondiendo 15 a menores de 15 aos y 18 a mayores de 60 aos. Las actividades de los pobladores difieren en horario y ocupacin segn las estaciones climticas del ao. Estas actividades pueden ser agrupadas en tareas realizadas a cielo abierto y tareas realizadas al reparo. Las tareas a cielo abierto son las relacionadas con la quinta: arado de la tierra, sembrado, cuidado y mantenimiento del cultivo, cosecha y arreglo de algunas herramientas. Las tareas realizadas al reparo comprenden a la higiene personal, la limpieza y ordenamiento de las habitaciones, comer, descansar, seleccin y embalaje de semillas, verduras y frutas. En los meses de baja temperatura comienzan las tareas a cielo abierto a las 06h00 y las prolongan hasta las 12h00, momento en que regresan a la casa para almorzar, retomando luego a las tareas de la quinta hasta la puesta del sol que marca el fin de la jornada de trabajo. Segn los quinteros la hora de ms fro en esta poca del ao es entre las 08h00 y las 09h00: Cuando despunta el sol. En verano comienzan las tareas a cielo abierto a las 04h30 y las continan hasta las 11h00. Almuerzan y duermen la siesta a la sombra de los arboles, en algn lugar donde corra un poco de brisa, durante estas horas que es cuando el sol est ms abrasador. A las 16h00, se reanudan las actividades en la quinta hasta las 20h00 para luego cenar y realizar alguna tarea al reparo hasta que se acuestan a las 22h00. En los das de lluvia se suspenden las tareas a cielo abierto y se trabaja en lugares protegidos. Los pobladores perciben al clima de la isla como benigno y manifiestan no sufrir condiciones extremas respecto a la temperatura. En verano cambian sus actividades para paliar el efecto del calor en las habitaciones: comen en el patio de la casa reparados del sol y utilizan para la elaboracin de la comida cocinas a gas en garrafas. En el invierno comen en el interior de la vivienda y emplean cocinas a lea que adems ayuda a calefaccionar las habitaciones. Tampoco manifiestan sufrir condiciones extremas respecto a la humedad del aire y del suelo, ya que una vez pasada la lluvia el viento Pampero seca rpido. Para ellos los meses de ms fro son junio y julio y los ms calurosos diciembre y marzo.
Las casas, su articulacin y organizacin espacial Las construcciones de la isla Paulino se distribuyen en dos zonas marcadamente diferentes: una, alrededor del desembarcadero, en la que se agrupan recreos, comercios y viviendas, ms densa y heterognea en cuanto a tamao y caracterstica constructivas de edificacin; la otra, separada de la primera por la escuela, se extiende a lo largo del canal y en ella se alinean las quintas, cada una con su casa. Estas integran en un conjunto de edificios de distintas caracterstica y jerarqua que rodean un patio, generalmente de tierra apisonada, que est siempre protegido por emparrados y arboles de sombra, en el que se desarrolla una serie de actividades: desde la limpieza de semillas y empacado de frutas y verduras hasta el lavado de ropa y el tendido de la mesa. Sobre el patio se abre una construccin que alberga a los dormitorios y que es, siempre, la ms cuidada; otra, en la que se ubica la cocina; una tercera, que sirve de depsito y de lugar de trabajo los das de lluvia; y, por ltimo, el excusado. Estas construcciones se complementan con gallineros y canteros de almcigos y flores cercados por enredaderas, caas y setos. Este conjunto de construcciones, rboles, plantas y cercos configuran un mbito agradable, que ayuda a atemperar las condiciones del clima. As los emparrados crean zonas frescas de trabajo, los rboles dan sombra a las construcciones de cinc y forman barrera contra el viento. Por consiguiente para realizar una evaluacin de las condiciones de confort de estas construcciones es necesario un anlisis de la relacin entre stas y su entorno inmediato. Del anlisis comparado de las veintitrs casas, surgen ciertos rasgos comunes a todas ellas: estn integradas por un conjunto de construcciones generalmente independientes, aunque en algunos casos se adosen unas a otras; estas construcciones estn constituidas por espacios cerrados (dormitorios, cocinas, letrinas), semicerrados (galpones, galeras, patios) y abiertos (patios, jardines). Las caracterstica espacio-funcionales de la casa-tipo son las siguientes: la clula bsica del conjunto es una construccin de dos habitaciones unidas entre s y protegidas por una galera a la que abren ambas. Es la primera que se construye y la que conserva mayor jerarqua. En principio un cuarto sirve de dormitorio y otro de cocina, lue-
go, a medida que se van agregando otras construcciones, es destinada a dormitorio de los miembros principales de la familia. La segunda construccin en jerarqua consta tambin de dos habitaciones: una sirve de cocina y la otra de dormitorio del pen o de los arrendatarios de la quinta; esta construccin no tiene galera y abre directamente al patio, protegida por el emparrado. Estas dos construcciones se integran en un patio, protegido por una parra o por rboles, con muchas plantas en tierra, macetas y tarros. Este patio, fresco y sombro, es el lugar de reunin y de trabajo de la casa: en l se lava y cose la ropa, se cocina en brasero y se come cuando las condiciones del tiempo lo permiten, se preparan las semillas y se embalan frutas y hortalizas. Unido al patio principal, y como una prolongacin del mismo, se encuentra un patio de servicio. Es simplemente un pedazo de tierra apisonada por el uso, sin ningn tipo de cubierta y menos cuidado que el principal. A el se abren el galpn y la letrina: al primero es, en la mayora de los casos, semicerrado y sirve de depsito de los tiles de labranza; la segunda es la construccin menos cuidada debido a que resulta precaria. Las casas tienen, adems, un pequeo jardn delantero, ubicado generalmente entre el acceso al patio y la construccin principal; en l se ubican, en canteros simtricos, plantas de flores, y en su centro hay algn rbol que arroja sombra: palmera, limonero o manzano. Todas las casas estn cercadas por setos vivos que las separan de la quinta y del sendero. El crecimiento de esta casa-tipo se produce por la construccin de nuevos volmenes, requeridos por el crecimiento de lo familia, la mayor intensidad del trabajo o la extensin de la tierra trabajada. Estas nuevas construcciones se articulan con las anteriores mediante patios que llegan a cerrar por tres lados; luego se enlaza el patio principal con el de servicio. La circulacin entre una habitacin y otra se hace a travs de espacios semicerrados o abiertos. En cuanto a la organizacin del espacio se observan las siguientes caracterstica: la casa islea se ubica en espacios abiertos, al borde del terreno ligeramente inclinado hacia atrs y frente al canal; los cercos y setos que aparecen en su proximidad poniendo lmites, le otorgan un mayor grado de intimidad. De esta manera se separa toda la propiedad del sendero que une a las quintas, los sembrados de la huerta y el jardn del patio.
Los espacios cerrados tienen la particularidad de ser totalmente estancos. A pesar de estar comunicados entre s el pasaje de uno a otro no se realiza a travs de la puerta que los comunica. Este carcter de estanco se refuerza por la oscuridad en que estn sumidos, ya que los postigos de las ventanas y puertas estn permanentemente cerrados, llegando en algunos casos a clausurarse las ventanas. Estas caracterstica, sumadas a su elevacin sobre el nivel del terreno, los asla an ms de los espacios en que se desarrolla la mayor actividad de la casa. Los espacios semicerrados comunican a las habitaciones entre s y tambin con el patio. Las galeras, espacios intermedios entre las habitaciones cerradas y el patio semiabierto, son verdaderos balcones que se asoman a este ltimo, en el que se concentran todas las actividades domsticas y algunas labores relacionadas con la quinta. Las circulaciones y el patio, equipado con mesa de comer y de trabajo, lugar de cocinar y lavar, constituyen el rea vital de la casa, el lugar donde se trabaja y se descansa, donde se rene la familia y se recibe a las visitas. El resultado es una organizacin donde los espacios se ordenan estableciendo recprocas dependencias, condicionando mutuamente su forma y calidad, ligndose y trabndose a travs de mltiples gradaciones para constituir una trama abierta que admite nuevas adiciones sin perder su escala. La organizacin del entorno de la casa La organizacin del entorno de la casa islea tiende a ordenar el espacio intermedio entre la quinta y la habitacin, dando albergue a ciertas funciones, y a controlar el medio ambiente, generando un microclima que acta como atemperador del clima de la zona. Logra su objetivo mediante el manejo de elementos de composicin arquitectnica, naturales y constructivos, que se repiten en cada una de las quintas con muy pocas variantes.
Los elementos que componen el entorno de la casa son: 1. volmenes reales: habitaciones, copas de rboles, arbustos, canteros; 2. volmenes virtuales: galeras, patios; 3. planos verticales reales: cerco de gallinero o corral, cerco de arbustos; 4. planos verticales virtuales: palos de sostn de las galeras, troncos de los rboles; 5. planos horizontales reales: solado de ladrillos, tierra o pasto, emparrado; 6. planos horizontales virtuales: estructura de la prgola, base de las copas de los rboles. Estos elementos naturales y constructivos definen distintos espacios en el entorno inmediato a la casa. Tambin configuran distintas organizaciones del espacio en una y otra estacin del ao debido al cambio de follaje de la vegetacin y a las deferencias de luz. En todos los casos los rboles de hojas caducas bordean las casas y su implantacin sigue el recorrido del sol, cerrando el patio central por el norte. Los espacios ms comunes son: sauce mimbre, rbol del cielo, higueras, ciruelos, parras y perales. El patio principal es un volumen claramente delimitado por planos verticales y horizontales, volmenes reales y virtuales. Los volmenes de las habitaciones que lo bordean por el sur, nunca pierden su caracterstica de tales, debido al contraste entre su rigidez y opacidad y la transparencia y flexibilidad de las masas vegetales. Macetas, canteros, arbustos, circulaciones, definen y articulan sutilmente las diferentes zonas del patio, configurando diversos espacios intermedios o de transicin. Sobre estos elementos aparece el plano definido por la base de las copas de los rboles que se prolonga en el emparrado y cubre -cierre real en verano y virtual en invierno- el gran volumen del patio. Atravesando uno de los planos que enmarca el patio principal, llegamos al patio secundario, o de servicio, definido por diferentes tratamientos del piso y por construcciones de menor tamao que las que bordean el patio principal. Nunca aparece este patio techado, resultando as un espacio abierto de transicin entre el patio principal y el terreno de cultivo.
En los meses fros, ciertos volmenes y planos reales se transforman en virtuales al caer las hojas de los rboles. Estos elementos cambiantes, configuran, en cualquier poca del ao, una sucesin de espacios de transicin entre volmenes muy definidos. Tambin contribuyen a que los diferentes espacios del entorno resulten dinmicos y se definan y sucedan en forma clara y gradual. La distribucin de estos elementos de composicin del entorno, propia de todas las casas de la isla, acta como reguladora del clima, ya que permite, en los meses de bajas temperaturas, un mximo asoleamiento del patio y de los volmenes que componen la casa. La incidencia del sol, la absorcin de la radiacin solar y la irradiacin de los cuerpos, provocan en estos meses un aumento de la temperatura del aire, resultando agradable la permanencia en las distintas zonas de trabajo inmediatas a la casa. En estos mismos meses, los volmenes de la casa y la vegetacin del sendero protegen al entorno contra los vientos que provenientes del norte van rotando al sur. Esta proteccin es conveniente porque los vientos son fuertes y haran desagradable la permanencia en torno a la casa, pero tambin permite que durante todo el ao exista ventilacin cruzada de brisas suaves y rasantes que en los meses fros secan rpidamente el suelo. En los meses de temperaturas elevadas, la vegetacin produce densas zonas de sombra sobre el patio y sobre los volmenes, interceptando la radiacin solar en las zonas de estar y de trabajo y sobre las construcciones. Al encontrarse las plantas en su mxima foliacin reducen la temperatura del aire mediante la absorcin de radiacin solar, el aumento de la evaporacin de la humedad del suelo y la transpiracin de las plantas. En estos meses las brisas suelen ser ms fuertes, debido a la diferencia de temperatura y de presin entre las zonas de sombra y las soleadas, y mantienen el aire a temperaturas moderadas al provocar el aumento de la evapotranspiracin. El patio resulta protegido de los vientos durante todo el ao: mediante el cerco que separa a la casa del sendero, cuando provienen del norte y noroeste, y mediante los volmenes construidos, cuando provienen del cuadrante sur. La zona de quintas puede ser dividida en cinco franjas bien diferenciadas:
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El canal de acceso al puerto de La Plata, nica va de salida de la isla. A lo largo de la isla y bordeando el canal, se extiende el sendero de acceso a las quintas sombro y hmedo. Est enmarcado por setos de ligustro, laurel, caa tacuara, pltanos, etc. Esta cortina vegetal tiene una altura entre 3 y 6 mts., forma una pantalla continua que dificulta la entrada del sol y mantiene al suelo barroso, repara de los vientos dominantes y da privacidad a cada una de las casas. En esta franja paralela al sendero se asientan las casas. Tiene un ancho aproximado de 40 mts. Las construcciones se encuentran alejadas del sendero unos 10 a 15 mts. y orientadas al noreste y noroeste, dando su espalda al sureste y suroeste. En las primeras pocas del asentamiento el emplazamiento de los volmenes era ms cercano al sendero y enfrentado al canal pero la actitud emprica de los constructores los llev a desplazar los volmenes a la ubicacin actual al advertir la inconveniencia de la primitiva disposicin. Esta zona se encuentra arbolada por especies de hojas caducas. La zona de cultivo se extiende a lo largo de la isla con un ancho aproximado de 120 mts. Debido a la gran pendiente del terreno el agua escurre rpidamente hacia el monte, lo que ocasiona el lavado de la tierra. Es la franja del monte que se desarrolla en la zona del baado. Su cota mxima es de 0,40 mts. sobre el nivel del ro y su ancho es de aproximadamente 80 mts. Crecen all especies autctonas y naturalizadas, siendo algunas de estas ltimas explotadas con fines comerciales.
Los valores registrados para los vientos en la isla son superiores a los valores registrados para La Plata, cuando provienen del cuadrante norte y rotan al este, y son ligeramente inferiores en la isla cuando provienen del cuadrante sur y rotan al oeste. Esto se debe, en parte, a que la zona de monte acta como barrera de vientos. La zona de calma que produce esta cortina protege tanto a la zona de cultivo como a las casas. La vegetacin del sendero, de hojas perennes, acta como barrera contra los vientos provenientes del cuadrante norte y genera una zona de calma de mas de 30 mts. de ancho sobre la franja en que se ubican las ca-
sas; provoca un aumento de la humedad relativa del aire y de la humedad del suelo, disminuye la temperatura del aire y del suelo, ya que impide la incidencia del sol sobre esta franja cuando el mismo se halla en el poniente. Las heladas son raras debido a que la gran masa de agua que rodea la isla, acta como moderadora de la temperatura y de la humedad relativa del aire. Con la puesta del sol comienza el proceso de irradiacin y de prdida de calor de la tierra, luego de los cuerpos y muy posteriormente de la masa de agua que atempera el enfriamiento de la tierra evitando de esta manera las heladas. Con la disminucin de la accin mecnica de los vientos, la tupida vegetacin del monte y del sendero provoca el aumento de la humedad relativa del aire y de la humedad del suelo, hace disminuir la temperatura del aire durante todo el da en verano y la eleva en invierno. Debido a que la cortina de rboles no permite el cambio de temperatura del aire a la altura de las copas, se genera por debajo de stas un desplazamiento de aire ascendente. De esta manera la zona de quintas de la isla Paulino da una respuesta al clima a dos escalas diferentes: una es la proteccin de toda el rea respecto al clima de la zona; la otra es la proteccin de la casa mediante el tratamiento del entorno inmediato a la misma. Este tratamiento acta como barrera protectora que disminuye la accin agresiva de los elementos del clima y ayuda a mantener la energa producida en el interior de las habitaciones en la estacin ms fra. Discusin y conclusin A travs de los 90 aos de ocupacin de la isla se reconocen tres etapas en el proceso de construccin del hbitat: 1. En 1883, con el comienzo de la construccin del puerto, las islas empiezan a adquirir su fisonoma definitiva. Sus primeros habitantes son los obreros que trabajan en el armado de la maquinaria empleada en las obras, cuyo montaje se efecta en un muelle provisorio ubicado en el extremo norte de la isla, y en el dragado de los canales. En 1889, en el primer barco que atraca en el puerto, llega Paulino Pagani, el primer colono que se afinca definitivamente en la isla
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y de quien toma sta su nombre. Comienzan a proliferar ranchos de barro y paja y precarias casillas de madera que albergan a inmigrantes en su mayora italianos, algunos espaoles y uruguayos. Finalizadas las obras del puerto, las quintas y los frigorficos absorben mano de obra. En 1915 una inundacin arrasa con todos los ranchos y deteriora las casillas. Empieza entonces la reconstruccin que configurara su aspecto actual: solo quedan los inmigrantes italianos, los ranchos desaparecen y las viviendas se levantan en cinc y madera. Se inicia una poca de gran prosperidad en la que toda la familia se dedica a la quinta, saliendo a trabajar afuera solamente los hombres mayores. La zona de cultivo se extiende ganndole terreno al monte: surgen viedos y plantaciones de frutales, sauces y lamos. Pero una nueva inundacin, el 15 de abril de 1940, vuelve a arrasar los cultivos, las vivienda y toda la infraestructura turstica que haba adquirido cierta importancia. Esta vez la reconstruccin se hace ms difcil. Unos aos antes haban comenzado los problemas para la colocacin de los productos de la tierra, adems pesaba el incentivo de las nuevas industrias de Berisso y la prosperidad de las viejas. Emigran entonces familias enteras, quedando solo la poblacin ms vieja. Si bien en la dcada del 50 se radican nuevas familias, stas no alcanzan a compensar la poblacin perdida.
A lo largo de estos tres periodos la poblacin de migrantes italianos y sus descendientes aprehendieron las caracterstica del medio y han ido adaptndose a l en un proceso de ajuste que an contina. Han ordenado la casa, su entorno y toda el rea, con elementos de la zona y ajenos a ella, que han ido integrando paulatinamente, hasta lograr un nivel de habitabilidad ptimo, con los medios de que dispone. Mediante la creacin del entorno han conjugado una adecuada respuesta a las condiciones naturales con su forma de vida. La racionalidad de este ajuste puede ser aclarada. Su eficacia es el resultado de una prctica continua de construccin y reconstruccin del medio y de la limitacin de los recursos, as como de una dinmica de cambio muy lenta. La eleccin de algunos pobladores de volver a la isla en
los ltimos aos de su vida refuerza esta lentitud, buscan el lugar del pasado y lo recomponen como tal. En esta prctica continua hay una reflexin constante sobre la eficacia de lo construido - orientacin con respecto al viento y al sol, altura con respecto a las inundaciones, etc.- que logra, al cabo de muchos aos, el ajuste al entorno con medios limitados. Esta reflexin sobre la practica construye un saber en el dilogo entre los pobladores que estos guardan. En la medida en que no hay disposiciones que determinen el ordenamiento de los elementos de la casa y las quintas ste se torna ms eficiente en su relacin con el medio. La implantacin de las construcciones en la parte mas elevada del terreno y cercanas al canal, a una distancia tal que resguarda su intimidad, es la ms adecuada. Tambin es correcta la ubicacin de las habitaciones respecto al sol y el viento, ya que al abrir stas al noreste y noroeste quedan protegidas de las lluvias y de los vientos de invierno. En consideracin a la humedad del suelo, solo los dormitorios se elevan. La letrina se ubica de manera tal que los vientos reinantes, provenientes del nornoreste, alejan de la casa sus emanaciones. Las habitaciones se integran con otras construcciones destinadas al trabajo y a los animales. Estas construcciones no solo definen espacios interiores sino que contribuyen a definir espacios exteriores. La totalidad se articula mediante espacios intermedios con funciones especficas: albergar ciertas actividades; servir de nexo entre volmenes edificados; contribuir al control del medio. La casa se organiza en una trama abierta y flexible que admite el crecimiento por adicin sin perder la escala. Los elementos de arquitectura, constructivos y naturales, son utilizados simultneamente en el control del medio y en la creacin de una sucesin de espacios que varan de lo privado a lo pblico y de lo abierto a lo cerrado. El partido abierto, estructurado a partir de una circulacin principal que, tangencialmente, lleva a diferentes espacios semiabiertos en torno a los cuales se ubican los volmenes construidos y a los que se llega por circulaciones secundarias. La construccin de las habitaciones est a cargo de un constructor profesional que, de acuerdo con los habitantes, define el emplazamiento, orientacin, etc. La construccin del entorno est a cargo del usuario. Es-
te entorno no solo complementa la construccin de la casa sino que regula las condiciones de habitalidad tanto de las habitaciones como de los espacios que el mismo crea. En definitiva la decisin respecto a estas condiciones y los mecanismos para su regulacin quedan en manos de los usuarios. La eleccin y el uso de las especies vegetales resulta ser adecuado: la vegetacin de hojas perennes protege de los vientos reinantes y dan privacidad; la vegetacin de hojas caducas regula el asoleamiento de los volmenes y del entorno. En estas descripciones se advierte la interrelacin dinmica entre distintos componentes: 1. los hechos geogrficos, el contexto regional y las islas antes de 1882 y despus de la construccin de la isla Paulino y del asentamiento; 2. los fenmenos climticos, con sus ciclos anuales y otros de mayor duracin como las inundaciones; 3. el hombre, si bien sometido a las condiciones del medio, opta por permanecer en l, tiene una particular percepcin del mismo, y opera en su transformacin mediante un mecanismo de ensayo y error. Tanto su percepcin del medio como su capacidad para operar sobre l tienen limitaciones culturales. En nuestro caso: migrantes de origen italiano construyendo un asentamiento rural en el acceso a una ciudad argentina de la que este asentamiento queda aislado. Pero estas limitaciones siempre dejan alternativas de opcin. Y es el estudio de estas alternativas y de las posteriores opciones una va de acceso al mundo de los valores de los pobladores de la isla. Agradecimiento Los dibujos han sido realizados por el Arq. Fernando Valeriras.
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REPUBLICA DE ARGENTINA
RESUMEN Las inundaciones en el barrio de La Boca, Buenos Aires, Argentina, constituyen un fenmeno revelador de mltiples deficiencias de la infraestructura urbana local y de diversas necesidades socio-habitacionales que los vecinos consideran insatisfechas. De esta manera, el gran desastre que significa la llegada del agua, potencia de los numerosos desastres que conviven cotidianamente con los vecinos: La presencia de un ro altamente contaminado, la obsolescencia de los sistemas de cloacas y pluviales, el deterioro edilicio, la insalubridad y el hacinamiento de las viviendas colectivas y otros. Interpelando a las significaciones que los distintos vecinos le adjudicaban al fenmeno, hemos analizado los efectos del aislamiento, las me* Instituto de Ciencias Antropolgicas, Universidad de Buenos Aires (UBA) y FLACAM (Facultad Latinoamericana de Ciencias Ambientales), Buenos Aires, Argentina. FLACAM y CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas), Buenos Aires, Argentina. .
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tforas del desastre, la construccin de conocimientos acerca de las inundaciones (basados en la observacin del clima) y las redes sociales de amortiguacin. ABSTRACT Con el corazn en la boca1: Social representations of floods in a neighbourhood of Buenos Aires. Floods in the Buenos Aires neighbourhood of La Boca are an issue that highlights many weaknesses of the city planning. At the same time, it reveals a lot of social and housing needs, perceived as unsatisfactory by the residents. So the great disaster involved in water entering the streets and houses adds to daily disasters the tenants have to endure: a highly polluted river, the obsolescence of sewerage and waste pipes, the poor state of the buildings, an unhealthy environment, and crowded collective houses, among others. Looking into the meanings assigned by the inhabitants to this phenomenon, the authors analyse the effects of isolation during the flood, knowledge about its causes (based on climate observation) and the social networks that help to mitigate its impact. RSUM Con el corazn en la boca2: Reprsentations sociales des inondations dans un quartier de Buenos Aires Les inondations la Boca, un quartier de Buenos Aires (Argentine), constituent un phnomne rvlateur des multiples dficiences des infrastructures urbaines locales et de divers problmes au niveau du logement. De cette faon, au grand dsastre occasionnel de linondation sajoutent de nombreux dsastres quotidiens. La prsence dune rivire hautement pollue, les conditions vtustes du rseau dgot et de canalisations, le mauvais tat des btiments, un environnement insalubre et des immeubles surpeupls, entre autres. En examinant la signification que les habitants attribue ce phnomne, nous analysons les effets de lisolement, les mtaphores du dsastre, la construction de la connaissance sur les inondations (base sur lobservation du climat) et les rseaux sociaux qui amortissent leur impact.
Inundaciones en La Boca y su impacto sobre los conventillos Este trabajo analiza las inundaciones en el barrio de La Boca de la ciudad de Buenos Aires, desencadenadas por los fuertes vientos del sudeste que provocan el ascenso de las aguas del riachuelo, un curso de agua que bordea a la ciudad por el sur y sobre cuya margen est asentado el barrio. Durante el transcurso del trabajo de campo hemos buscado y localizado vecinos especialmente vulnerables frente al fenmeno. Tal como seala Herzer (1990) entendemos como vulnerabilidad social a la debilidad de ciertos sectores de la poblacin para absorber, amortiguar o mitigar el impacto de un fenmeno natural. La vulnerabilidad rene aspectos socioeconmicos, ambientales, sanitarios, nutricionales y psicosociales. Durante el trabajo de campo hemos concetrado nuestro inters en conocer las representaciones sociales, la percepcin del fenmeno meteorolgico, y las estrategias de prevencin. Inundaciones en La Boca Las inundaciones tienen una larga historia en La Boca. En el curso de este siglo sobrevinieron grandes inundaciones, en los aos 1905, 1940, 1959, 1989 y 1993. Adems de estas fuertes inundaciones que afectaron a todo La Boca, son frecuentes las inundaciones que anegan extensas reas del barrio, que estn localizadas en zonas bajas. La totalidad del barrio -salvo algunas situaciones puntuales- est por debajo del nivel que alcanzan las probables inundaciones bianuales (Programa Recup Boca, 1988). En La Boca las inundaciones se desencadenan por dos fenmenos aislados que al coincidir multiplican el impacto. Estos son, por un lado, las crecidas del riachuelo provocadas principalmente por los vientos del sudeste3, que al retener el curso del aguas elevan el nivel del ro; y otro lado, las lluvias intensas sobre el rea, cuando el agua cada supera la capacidad de evacuacin de los desages pluviales. Con los vientos del sudeste las aguas del riachuelo desbordan a travs de los desages pluviales anegando al barrio y generando un peligroso foco de infeccin ya que las aguas de este ro son reconocidas por su alto nivel de contaminacin con residuos lquidos industriales de hidrocarburos y cidos sulfricos. El sistema de cloacas y pluviales unificados existen-
te en algunas zonas del barrio, agrava an ms la situacin porque al desbordar las contaminadas aguas del riachuelo regresan los desechos cloacales. Durante las crecidas a las ve que el agua va ganando las calles tambin comienzan a sumergirse los patios y las primeras plantas de las precarias viviendas colectivas conocidas como conventillo o inquilinatos. Casi la tercera parte de los habitantes del barrio, ms de 16.000 pesonas viven en conventillos en condiciones de hacinamiento e insalubridad. En estas unidades residen entonces las familias ms directamente afectadas por las inundaciones. Las crecidas tambin influyen en el deterioro progresivo de los edificios. En los conventillos, mayoritariamente construidos con estructuras de madera, cuyo estado por lo general es ruinoso, la permanencia del agua aumenta el riesgo de derrumbe. Entre otros impactos, tambin a causa de las inundaciones se anula el sistema de transporte, el suministro de electricidad y de telfonos (Programa Recup Boca, 1988:). Aspectos metodolgicos En esta investigacin el trabajo de campo se realiz en dos etapas. La primera se llev a cabo a travs de visitas diarias al barrio durante los meses de abril, mayo, junio y julio de 1992. Durante la segunda etapa, se realizaron visitas cuando el informe meteorolgico anunciaba la amenaza de una sudestada. Esta segunda etapa se extendi desde agosto de 1992 hasta abril de 1993, luego de una gran inundacin. En la eleccin de cules conventillos observar, se busc que estuvieran prioritariamente localizados en la superposicin espacial del rea topogrficamente ms deprimida con la de mayor concentracin de conventillos. Al comienzo diversos informantes claves barrriales nos orientamos en las primeras entrevistas, luego estos primeros entrevistados nos recomendaron dialogar con otros vecinos y as sucesivamente. El seguimiento de una particular trama de vecinos preocupados por sufrir el impacto de las sudestadas se manifest como una estrategia metodolgica adecuada para esta investigacin. Hannerz (1986) propone las redes sociales entendidas como relaciones no institucionalizadas de intercambios reiterados entre diversas personas, como una herramienta til para extraer, de un
conjunto amplio, conjuntos menores de relaciones sociales. La informacin obtenida de fuente primaria fue contrastada y reforzada con datos de fuente secundaria, como censo de poblacin, datos sociodemogrficos y habitacionales relevados por agencias de promocin social. Una vez que dimos por saturada la informacin (Glaser, Strauss, 1967) elaboramos cuatro grandes conjuntos temticos para ser analizados: Los efectos entrpicos, las dimensiones del asilamiento. Las significaciones del acontencimiento. Las maneras de construir conocimiento acerca del fenmeno. El papel que ejercen redes sociales especficas como parte de un sistema popular de prevencin del desastre.
El efecto isla: las dimensiones del aislamiento Ante la amenaza de inundacin o durante la misma, el vecino sufre un aislamiento que compromete diversos aspectos de su vida cotidiana referidos principalmente a la movilidad fsica, las actividades laborales y educativas, los hbitos de uso y consumo de bienes y la credibilidad que los ajenos barriales pueden poner en duda. Tan solo el temor al peligro de inundacin provoca que muchos vecinos no abandonen sus viviendas para protegerlas, una vez que el agua avanza la correntada a veces impide caminar. No solo es que perds cosas sino que no te pods mover a ningn lado, seala una vecina destacando la reclusin en la que se ve envuelta. De esta manera el vecino inmovilizado fsicamente no puede asistir a su trabajo, escuela u otros mbitos de socializacin. Respecto a los daos materiales es probable que no se repongan, o no se usen los bienes por temor a que el fenmeno se reitere. Por ejemplo, una vecina visitada haba embolsado parte de la ropa de su familia por miedo a que el agua se la arruinara. Luego de las sudestadas es comn ver por un largo tiempo electrodomsticos que no funcionan y muebles arruinados. Al inmovilizar los bienes amenazados por la inundacin, o al no reponer o reparar los bienes perjudicados por el agua, se plantea un retraimiento en los hbitos de uso y consumo de los bienes materiales.
Las particularidades de la inundacin en La Boca, donde el ro desborda por los desages y que puede anegarse sin llover, no es bien conocida en el resto de la ciudad, lo cual perjudica la credibilidad de los afectado. Lo mismo deben elaborar adecuadas justificaciones para ser comprendidos fuera del mbito barrial. Ellos [en referencia a sus empleadores] creen que como no llueve no entra el agua ac a La Boca. En los das de sudestada tengo que ir a buscar un certificado de los Bomberos, para justificar mi inasistencia al trabajo. Este relato, como tantos otros similares, sealan una distancia cognoscitiva entre el barrio y su externalidad. Al aislamiento fsico, social, econmico y cognoscitivo, desencadenado por las inundaciones, propongo denominarlo efecto isla. Similar retraimiento social es analizado por Bartolom (1985), al estudiar el impacto social de las relocalizaciones compulsivas provocadas por las construcciones de grandes represas. Bajo el concepto de efectos entrpicos, Bartolom analiza las disminuciones en la eficacia y productividad de los sistemas de subsistencia. En una misma lnea argumental, anteriormente Scudder (1981) y otros autores han demoninado estrs multidimensional, a la dramtica situacin que empieza a manifestarse con los primeros rumores de relocalizacin. En forma semejante, ante las primeras amenazas de sudestadas se evidencian determinados fenmenos como estados de tensin y alerta, que configuran un acontecimiento de gran movilidad emocional en un contexto de inmovilidad fsica. Una de las consecuencias ms ejemplificadoras del estado de alerta es el insomnio. Hay gente que no duerme en los das de mayor peligro. Ni yo ni mi vecina nos acostamos, nos amanecemos cuando vemos que el ro est crecido. Uno tiene temor de quedarse dormido y de que te aparezca. La situacin de incertidumbre acerca de la llegada del agua, la tensin por estar informado, las noches de vigilia y las consecuencias posteriores a la inundacin generan un contexto propicio para el deterioro de la salud mental. Lima et al (1988), seala que las vctimas de las catstrofes poseen una elevada tasa de morbilidad psiquitrica sufriendo comnmente de ansiedad y depresin. En La Boca estos y otros sntomas se manifiestan en la contundente expresin local: vivimos con el corazn en la boca por el agua.
El agua, cmo la apags los significados de las inundaciones Un calendario local Las inundaciones son fuertes marcadores temporales. Todo un conjunto de eventos de la vida social son ubicados cronolgicamente en relacin a los impactos ms fuertes. Durante el trabajo de campo, las sudestadas de noviembre de 1989 y de febrero de 1993 marcaron un antes y un despus en la memoria de los vecinos. Las trazas del agua que an se mantienen en las paredes de sus viviendas son las huellas de un singular calendario local. La ltima inundacin, no s de qu fecha fue, pero fue grande, sali todo el barrio. An queda la marca en la pared, no se puede limpiar; El ao antes de la gran inundacin muri mi marido. Al respecto, Bouysse-Cassagne (1988) seala que los eventos naturales, como lluvias y sequas, dan al vivir una cierta estructura de periodizacin, y propone considerar aquellos fenmenos que se convierten en marcadores temporales, como categoras de acontecimiento y periodizacin historiogrfica. En este caso, no se trata de una periodizacin cclica, sino de un acontecimiento extraordinario, en torno al cual una serie de eventos individuales y sociales son ubicados y ordenados cronolgicamente. Las metforas del desastre, la percepcin de la vulnerabilidad En cuanto a la significacin integral del fenmeno se han rescatado ciertas metforas, analizndolas en el sentido interactivo segn sugiere Turner (1974). Para este autor en la metfora dos pensamientos diferentes coactan y engendran uno nuevo, sin que esto signifique que uno sustituya a otro. Agrupando las diversas expresiones metafricas, en primer lugar, encontramos que se compara a las inundaciones con otro desastre cuyo detonante es tambin de orden natural. En diversos relatos los vecinos comparan a las inundaciones con los incendios. Es horrible, porque bien dicen que tanto en el agua como en el fuego en un segundo perds todo. Los incendios son frecuentes en el barrio de La Boca dado que muchos conventillos son de madera y chapa y que es frecuente la utilizacin de combustibles lquidos para cocinar y calefaccionar. Por lo tanto, es
comprensible que el fuego sea una catstrofe que se recree simblicamente como un material til para elaborar comparaciones. La igualacin del fuego con el agua, pone en interaccin dos imgenes dramticas, que refuerzan la visin trgica del acontecimiento. Sin embargo en algunos casos, la analoga del fuego no alcanza, ya que no encuentra una accin que detenga a la inundacin: El fuego en algn momento lo apags, pero el agua, cmo la apags?. En segundo lugar, cuando la dramaticidad de las vivencias de una inundacion no es comparable con otros acontecimientos catastrficos frecuentes en el mbito barrial, como incendios y robos, se construyen metforas cosmovisionales: Cuando viene la inundacin para nosotros es el fin del mundo. Los diferentes tipos de metforas utilizadas actan como fenmenos de referencia. Los mismos, reflejan las ponderaciones individuales que los afectados realizan en base a los daos sufridos y las experiencias vividas ante otros acontecimientos dramticos. En nuestro caso, para la poblacin ms afectada del barrio, la inundacin no encuentra fenmeno-desastre que la supere. La sudestada de un viento helado y arrasador: la construccin de un conocimiento prctico En el trabajo de campo se puso de manifiesto un conjunto de conocimientos utilizables que son producidas por quienes tienen mayor necesidad de amortiguar el impacto. Dos caractersticas caben resaltar acerca del saber local del fenmeno: (1) el conocimiento acerca del fenmeno es producido o construido; (2) quienes producen conocimiento son las personas ms vulnerables frente a las inundaciones. Si bien existen ciertas formas de acumulacin y transmisin de conocimiento, ste es bsicamente producido por quienes han vivido al menos el impacto de una inundacin, y por otra parte, por quienes tienen mayores necesidades de amortiguar el impacto. Tal como plantea Baraona (1985) acerca de la reproduccin del saber campesino, tambin aqu el conocimiento se encuentra ligado a los procesos de subsistencia. Amortiguar el impacto de las inundaciones es una necesidad que se torna prioritaria cuando el vecino comienza a ser vulnerable ante las sudestadas.
En cuanto al contenido de este conocimiento, se pueden diferenciar cuatro aspectos: (1) el conocimiento acerca de los medios de comunicacin que brindan mayor informacin; (2) la lectura de fenmenos meteorolgicos; (3) las estimaciones sobre el avance del agua; (4) los mecanismos para mitigar los riesgos una vez que el fenmenos se desencaden. 1) Se conocen los medios de comunicacin que brindan mayor informacin acerca del fenmeno. La radio te informa mejor, mi vecina tiene constantemente encendida la radio Rivadavia, cosa que ac no agarra [...] Rivadavia es una barbaridad como informa, Radio Mitre siempre te anuncia, o si no Radio del Plata. A veces tengo las dos radios encendidas. 2) La elaboracin de procesos de percepcin ambiental se hace particularmente evidente en la caracterizacin de los vientos del sudeste. Los vecinos desarrollan una sofisticada meteorologa folk, incluyendo indicadores tales como la velocidad, la direccin exacta, la temperatura, la rotacin. Llega cuando hay un viento fuerte, vos sabs cual es el viento de sudestada. Te da derecho en la cara, ya lo capts. Cuando vens caminando te da un fro.... La sudestada es un viento helado y arrasador que generalmente sopla de noche y se lleva las hojas de los rboles. Los que vivimos ac ya lo conocemos. Si en un da no cambia el viento, el agua se viene. Ya el viento es tradicional. Vos cuando ves un viento medio raro decs: no ser sudestada?. Porque son las horas clave, seis de la maana, doce del medioda, seis de la tarde y doce de la noche, son las horas que cambian los vientos. De seis de la tarde a doce de la noche, mir las horas que hay, despus tens que esperar a las seis de la maana. 3) El aspecto ms constructivista de este conocimiento es que la gente elabora un clculo, en base al avance del agua, para saber cundo tienen que comenzar a proteger sus bienes materiales, ubicndolos en lugares elevados dentro de sus propias viviendas, o trasladndolos a casas de vecinos. Este clculo es personal y constituye una estrategia preventiva individual. El agua se cuela por las bocas de tormenta y aparece en el patio [...] Yo hice un clculo de cmo tiene que estar el agua para empezar a mover las cosas. Cuando empieza a subir de la rejilla del patio, ya s que es prominente. Hay que levantar. Vamos a mirar la alcantarilla de la esquina. Viste esa que est en el medio de la calle?: hay una redonda. Cuando empieza a salir el agua, uno sabe. Cuando sali el agua es que se est viniendo.
4) Entre los mecanismos para amortiguar los riesgos durante la permanencia del agua, ocupan un lugar preeminente los conocimientos acerca de cmo moverse en los das de inundacin. Por ejemplo, saben que tienen que caminar por el medio de la calle para evitar ser succionados por las alcantarillas destapadas. Yo a Nahuel lo mando a la panadera por el medio de la calle, por temor a los cables, y a las alcantarillas destapadas. Los vecinos saben tambin, que no tienen que tocar las paredes de los pasillos de entrada a los conventillos, porque all se encuentran los medidores de electricidad. Redes de amortiguacin Se identificaron dos tipos de redes de amortiguacin del impacto: (1) las redes de alerta; (2) las redes de ayuda y autoevacuacin. 1) Los que viven en la parte baja del conventillo y reciben el impacto de la crecida en su propia casa, alentados por la proximidad fsica y por compartir la necesidad preventiva, establecen lazos de informacin. Lomnitz (1979) menciona que la cercana espacial y el similar estado de carencia ayudan a la formacin de una red social de intercambio de bienes y servicios. La particularidad de la trama de intercambios que hemos encontrado en los conventillos de La Boca, es que los servicios intercambiados estn constituidos por informacin acerca del estado de alerta. Los vecinos te avisan: `ojo que hay sudestada!. Siempre viene alguno a avisar, y te dice que el ro esta muy crecido o empieza a salir agua por all por el fondo [de la casa]. 2) Paralelamente a las redes de alerta, existen redes de ayuda y de autoevacuacin, estructuradas en base a la proximidad social. Frente a la inminencia de la inundacin y durante su desencadenamiento, los vecinos saben que cuentan con la ayuda de sus parientes y amigos. En este relato de autoevacuacin, una vecina describe cmo ante la desesperacin recurre a la ayuda de sus familiares prximos. Fue terrible, hay que vivirlo para saber cmo es, a m me agarr un ataque de nervios cuando el agua me llegaba a la cintura. Lo puse a mi hijo en mis hombros y me fui a la casa de mi hermana, que vive a cuatro cuadras, ella est alto, ah que no le llega el agua. Tuve que hacer un esfuerzo brbaro para llegar. No sabs como me dola la cintura! Mi hermana me deca: sos loca, cmo
vas a venir con la criatura al hombro y descalza, si te cas te puede agarrar la correntada. La extensin de estas redes depende del nmero de parientes y amigos, disponibles para ayudar, que vivan en el barrio. Bolin y Trainer (1978) desarrollan el concepto de modelo familiar de recuperacin luego de un desastre, diferenciando tres caminos de recomposicin: por un lado la recuperacin autnoma donde no se utiliza ayuda extrafamiliar; por otro la utilizacin de redes parentales; y por ltimo el recurrir a la ayuda institucional. Segn estos autores, las familias combinarn estas tres estrategias dando prioridad a aqulla que sea ms ventajosa. En La Boca, ante la urgencia de evacuacin, los vecinos recurren mayoritariamente a sus propias familias. La eficacia de la autoevacuacin utilizando redes familiares radica en la permanente disponibilidad. Conclusiones En el barrio de La Boca el fenmeno sudestada es el mayor delator de diversas situaciones de carencias preexistentes, que devienen de antiguos procesos de conformacin urbana. Cuando los vientos del sudeste se desencadenan el barrio exhibe toda su vulnerabilidad infraestructural, la contaminacin del riachuelo, la obsolescencia de los sistemas de pluviales y cloacas, el deterioro edilicio. Este desastre, consecuencia de un largo desencuentro entre las condiciones de habitabilidad y la capacidad para amortiguar el fenmeno, tiene su principal escenario en las viviendas colectivas o conventillos. Las personas que all residen no encuentran en otros acontecimientos barriales comparacin que alcance para caracterizar la gravedad de las inundaciones. Por lo tanto, elaboran metforas apocalpticas, donde las inundaciones llegan a compararse con el fin del mundo. Otros fenmenos desastres, tambin frecuentes en el mbito barrial, como incendios y robos evidentemente no logran reflejar el abanico de carencias que develan las inundaciones. El aislamiento que sufre el vecino ante las sudestada que abarca distintos aspecto de su vida cotidiana, como la inmovilidad fsica, el distanciamiento de los mbitos de socializacin, es contrarrestado en parte con activacin de redes sociales de alerta y autoevacuacin. Hacia el interior
del conventillo ante la amenaza de inundacin se reactiva los lazos solidarios, los habitantes de estas viviendas colectivas cuentan con la informacin de alerta y el asilo de su vecinos. Por otra parte la disponibilidad de la ayuda familiar extensamente difundida en el barrio constituye la principal opcin de refugio. La presencia de ambas redes sociales sumado a un amplio conocimiento para identificar el fenmeno y saber cmo actuar, configuran un indispensable sustento para la elaboracin de una estrategia de mitigacin popular (Maskery 1989). La consolidacin de esta incipiente mitigacin popular puede reducir los impactos negativos de las sudestadas. Pero sin duda, es necesario que administracin municipal contemple una planificacin negociada de soluciones infraestructurales, donde participen los vecinos afectados y las organizaciones barriales. NOTAS
1 2 Literally, with the heart in the mouth. This idiomatic expression refers to a very stressing situation. It is a playword, since La Boca is the studied neighbourhood. Littralement, Avec le coeur dans la bouche. Cette expression idiomatique se rfre une forte situation de stress. Cest un jeu de mot, vu que La Boca est le quartier tudi. El fenmeno de las sudestadas se lo reconoce como un estado climtico, caracterizado por vientos regulares a fuertes del sector sudeste, con velocidades superiores a los 35 km/h; precipitaciones persistentes dbiles y moderadas y temperaturas relativamente bajas (Boletn del Servicio Meteorolgico Nacional, 1989).
o R de la Pl a at
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ANEXOS
IINTRODUCTION Annamaria LAMMEL, Esther KATZ, Marina GOLOUBINOFF & Csaba NEMES - Lanthropologie du climat : un champ de recherche dvelopper LANTHROPOLOGIE DU CLIMAT Vyasheslav RUDNEV - Ethno-meteorology: a modern view about folk signs. Martin de la SOUDIRE - Notre temps quotidien. Pour une ethnographie de la mtorologie ordinaire. LE CLIMAT : SAVOIRS ET REPRESENTATIONS Bernard SERGENT - Ethnopsychologie et climats en Grce ancienne. Elizabeth MOTTE-FLORAC - Des humeurs, des saints et du temps : Climat et sant chez les Purhpecha de la Sierra Tarasca (Michoacan, Mexique).
Pascale de ROBERT - La pluie et le soleil, le soleil avec la lune. Climat, anomalies du ciel et maladies des plantes dans les Andes vnzueliennes. Ivan SPRAJC - Observation of Venus extremes in Mesoamerica: astronomy, climate and world view. Esther KATZ - Rites, reprsentations et mtorologie dans la Terre de la Pluie (Mixteca, Mexique). Annamaria LAMMEL - Les couleurs du vent, la voix de larc-en-ciel. Perception du climat chez les Totonaques (Mexique). Jean-Claude NGUINGUIRI - Savoirs et pratiques lies aux variations saisonnires chez les pcheurs vili du Congo. Catherine CORVEC - La rose des vents et lorientation en Bretagne. Martin de la SOUDIRE - Neiges en Margeride. Hivers paysans dans une rgion de montagne franaise. CLIMAT, VARIATIONS SAISONNIRES ET CALENDRIERS Chantal BLANC-PAMARD & Herv RAKOTO-RAMIARANTSOA - Lire la lune : Cours du temps, rythmes climatiques et pratiques agricoles. Lexemple des communauts rurales des Hautes Terres centrales de Madagascar. Aline HMOND & Marina GOLOUBINOFF - Le chemin de croix de leau. Climat, calendrier agricole et religieux chez les Nahuas du Guerrero (Mexique). Dominique JUH-BEAULATON - Perception du climat et calendrier agricole chez les Fon du sud du Togo et du Bnin.
Denis MALASI Ngandu - Climat et activits saisonnires dans une communaut forestire du Zare. Narjys EL ALAOUI - Laction rituelle pour la pluie (Anti-Atlas, Maroc du Sud). Monique CHASTANET - Entre bonnes et mauvaises annes au Sahel: climat et mtorologie populaire en pays soninke (Mauritanie, Sngal) au 19 et 20 sicles. Anne BERGERET - Saisons mouvantes, prvisions, prsages et dcisions chez les Peul du Nord-Yatenga (Burkina Faso). CLIMAT ET POUVOIR Valentin PELOSSE - Entre savoirs populaires et observation mtorologique scientifique : Le cas des Socits savantes de province en France au XIXe sicle. Marie Alexandrine MARTIN - Les Khmers et la pluie. Gilles RIVIRE - Temps, pouvoir et socit dans les communauts aymaras de laltiplano (Bolivie). va PCS - Southeast european weather magicians : Indo-european agrarian shamanism. CHANGEMENTS CLIMATIQUES ET SOCITS Jean-Louis OLIVE - Saint Gaudrique et la pluie dans les Pyrnes catalanes : de la fertilit aux grandes inondations. Anne LUXEREAU - Risque climatique et changement social dans la rgion de Maradi (Niger)
Claudie HAXAIRE - Quand scheresse se conjugue avec conjoncture : Les alas contemporains du climat selon les Gouro de Cte dIvoire. Judith EPSTEIN - Le rle de linformation dans les attitudes et les opinions individuelles face aux changements climatiques. Enqute comparative au Qubec (Canada) et dans le sud-est de la France.