Los Duendes de La Mediación
Los Duendes de La Mediación
Los Duendes de La Mediación
La enseanza de las herramientas de la mediacin en el nivel inicial. por Daniel y Ana Igolnikov **
bondad de unos, las dificultades... y como se pueden ver las cosas a travs de otros ojos y otras circunstancias... (Cuentacuentos, Nuria Ventura, Teresa Duran. Ed. Siglo XXI de Espaa Editores). Partiendo de esta premisa consensuada entre psiclogos y educadores, arribamos a la conclusin que si pudisemos incorporar en una especie de cuento las herramientas de la mediacin, podramos comenzar a transmitirlas mejor y a muy corta edad. Como en otras historias, elegimos relatarla para la lectura de los adultos, de modo que como un guionista, cada uno elabore su propia versin al contrselo a los nios que deseen formar en la cultura de la convivencia pacfica.
le llevaba mucho tiempo realizarlos,- .. eran moldes o los haca uno por uno, ... cmo los decoraba.., etc, etc. Nada me resultaba y tena vergenza de confesarle que conoca a esos duendes, as que tuve que recurrir a uno de ellos (no a los que estaban en el puesto sino a los de verdad) y con su ayuda, cambi el rumbo del dilogo. En vez de hablar de lo qu haca , le pregunt sobre ella. Slo as me acerqu, de verdad, a la verdad. Cuando me dijo que, adems de artesana, era mediadora lo comprend todo. Seguimos hablando y como no poda ser de otra manera, comentamos acerca de los duendes y sus andanzas. Un rato despus, sac de un estante otros tres duendes que ella haba conocido, acerca de los cuales me cont. Obviamente, estn incluidos en este relato, previa comprobacin personal de su existencia.. Rondaron en m los duendes y los pensamientos acerca de cuntas personas ms sabran de aquellos. Entonces, porque los vi hecho estatuas y pens que las merecan, consider que tambin precisan que se cuente algo acerca de ellos. Es lo que aqu hago.
Y no es que los duendes de la mediacin lleven antorchitas que iluminan. Son la luz misma. De eso no me di cuenta cuando los vi por primera vez. Ni siquiera poda admitir que existieran. Pero estaban all y all y aqu tambin. Me sealaron el rumbo una y otra vez. Ahora, cuando llega el momento de iniciar una mediacin, o un rato antes, al tomar la agenda, buscar la carpeta, repasar el nombre de las personas y juguetear en mi memoria con qu se encerrar detrs del objeto del reclamo o reencontrar en mi recuerdo las caras y las posturas de las que estoy viendo ya por segunda o tercera vez, miro a los duendecillos que me dan la bienvenida y que aguardan, con ms ansiedad que yo, que se abra el mgico mundo de encontrar el dilogo perdido en la realidad de las personas que no saben como pelear por lo suyo, sin golpear a otro.
Fueron los duendes quienes me orientaron hacia la respuesta. Y por eso creo que ya debo presentrselos. I
las buenas preguntas, desde que lo conoc esa tarea me ha resultado ms grata. Quizs penss que es una casualidad o que es mi imaginacin. Yo creo que si te lo ests preguntando es que ests conociendo a este duende. Prob un tiempito, usa su don (buscar buenas preguntas) y si te resulta, l se te presentar personalmente. Normalmente no tienen apuro, pero vienen a verte porque si encuentran tu sonrisa, es porque su don te sirvi y se ponen contentos y coloraditos y radiantes, como los chicos cuando encuentran el gesto amable o la caricia clida.
dedican a hacer interminables partidas de la escoba de quince, la casita robada, el culo sucio, canasta, rumi, al punto que, concluda la audiencia y cuando todos se van, ellos se quedan horas y horas. En cambio, si no viene otro duende naipero, se la pasa exhibiendo sus artes, hace aparecer o desaparecer cartas de entre sus mangas o en las espaldas y bolsillos de los presentes, o juega al solitario. A veces las cartas se le caen, pero no se desanima y por el contrario, es cuando nos muestra su don de barajar y dar de nuevo. Es el duende que nos orienta en cuanto al momento de rebobinar los argumentos, de reencauzar el dilogo, de serenar los espritus. No es de los Duendes Mayores este duende naipero, pero no por eso hay que menospreciarlo ni dejar de observarlo. Buscalo (todos los duendes estn, siempre estn) y cuando lo tens ubicado no lo interrumpas en su juego, sonrele para que l sepa que lo viste y estte atento: cuando se le caigan las cartas te est preguntando si no solo l, si no vos tambin, deben barajar y dar de nuevo.
serlo.) con el buen humor levant una discordia que era como una piedra en el camino del dilogo, apartndola de la senda del posible acuerdo.
decir lo que quieren decir. Ni te imagins lo que sucede cuando vienen otros duendes como l, pues en vez de ayudarte arman sus propios acertijos y se desentienden de todo. Pese a ser muy inteligentes, son muy inmaduros, as es que se aburren pronto y recin entonces es cuando ayudan porque hastiados de sus juegos, miran a los que estn all, mediando. Cuando se fastidian con las frases confusas y disfrazadas, se enfadan con sus autores. Entonces, se colocan encima de sus lenguas complicndoles la pronunciacin y les sale de sus bocas, las palabras correctas y la frase sincera. Otras veces, se acerca a t y te dice como funciona el asertijo, siendo tu tarea encontrar la manera de transmitir el mensaje verdadero. El parafraseo puede ser una herramienta, si lo presentas como si en tu interpretacin de su discurso lo hubieses extrado. Si hacerlo directamente te resulta imprudente, puedes proponer un intrvalo, reunirte con esa persona y tratar de convencerlo para que confiese pues ha sido descubierto. Otra tcnica que sugiere el duende consiste en que lo mires fijo, con ojos de sorprendido y gesto de esa no me la creo! a ver si, divertido por haber querido engaar y no logrndolo sin ser reprendido, en vez de esquivarte te pide su ayuda. Hay gente que oculta porque teme mostrar, no porque quiera mentir. Ser confiable y discreto es muy eficaz, tan slo tienes que persuadirlo de que eres as. Recuerda que quien engaa suele creerse vctima de una conspiracin similar. Es tan complicado el hbito de ser sincero, que si no se tiene humor frente a la mentira, todo termina peor. Por ello este duende sonre siempre y es porque no se enoja con las falsedades. Para l son slo un juego.
que no debe contar. Para cerciorarse si es correcto o no contarlo, vers cmo se te acerca, sigiloso y te la susurra preguntndote si te parece apropiado comentarla. A su vez, puedes consultarlo cuando te parezca dudoso citar un ejemplo. Para ello no necesitas acercarte a su odo pues te ser difcil explicarle a los presentes, porque te agachas y le hablas a alguien que no se puede ver. Slo pinsalo una y otra vez, l te escuchar si no la primera, la tercera o cuarta vez y te har saber su opinin. Si crees que no te contesta, no te enfades, porque siempre lo hace. Y no se va con medias tintas: el silencio es un no, tan rotundo como si lo escucharas.
porque no slo sigue las pistas, sino que las busca an adnde no parezca haberlas. Observa a cada uno que llega: cmo viste, cmo habla, cmo se sienta, a quin mira, etc. Luego lo observa cmo se comporta y que hace con sus manos y pies. Si anota lo que escucha o garabatea cualquier cosa. Si dice lo que piensa, si piensa lo que dice. Si se frota las manos. Si juega con sus pies. Si golpea silenciosamente sobre la mesa con cada dedo, como marcando el comps, cuando otro habla. Si pone cara de esto me interesa, mientras mira el reloj para ver cunto tiempo pas y calcular cunto faltar para que termine. Si pone cara de nada, pero anota todo. En fn, buscando la concordancia descubre las incoherencias, hasta que encuentra el ritmo de lo verdadero. Y con mucho empeo logra darse cuenta! Cmo? No lo s. Slo s lo que me cuenta: fulano no est diciendo la verdad... Sutano, en realidad quiere otra cosa Y porqu le creo en vez de pensar que es un chismoso? Por qu me da evidencias de sus opiniones, me muestra el gesto que contradice la voz o la actitud que demuestra el desagrado, pese a la sonrisa plcida. Antes, me tomaba el trabajo de verificar la opinin del duende observador ya no. Su mera indicacin de la simulacin que nota, me alcanza. Siempre recuerdo lo que me dijo la primera vez que lo conoc: - ..si en un momento de la mediacin alguien miente o engaa, no es porque sea necesariamente un mentiroso ni que siempre va a engaar. Es slo que en ese momento lo hizo, as que tu trabajo continu dicindome- consiste en ser precavido y no desconfiar de antemano ... muchas veces -concluy su discurso - la mentira es el pasaporte para la verdad Es un aliado de verdad en esas audiencias que se constituyen en talleres por lo que se aprende en ellas. Es un maestro!! Un duende mayor sin duda alguna.
as que cierre porque me voy... Tambin estn los diplomticos que protestan en voz baja porque se espera media hora y ellos estn muy ocupados y odian la impuntualidad. Y los que te hablan francamente para chamuyarte que va a ser una prdida de tu valioso tiempo, porque no tiene instrucciones (ni las quiere tener) para resolver por las buenas lo que puede perder por las malas dentro de unos aos. Pues bien, el duende del cierre se los tira por la cabeza. ..SI, SI, CERR Y QUE SE VAYA. Te va a decir una y otra y otras vez. Si no quieren acordar, qu no acuerden y se acab. Ellos no tienen tiempo que perder (mentira!!!) pero yo tampoco y esta vez es cierto, clama con fastidio y coraje. Porque el duende cierra y sanseacab. As es como funciona su don, cuando acierta. Esto es, cuando realmente el nimo de no acordar es ms poderoso. Aceptar su mensaje y cerrar ser un proceder sensato. Lo cual es bueno para un mediador que debe buscar el acuerdo, pero no inventarlo ni forzarlo. Y cuando se equivoca, lo que sucede en las ocasiones que la posicin de cierre es fingida, tan slo es una tcnica para que el otro ceda y esto tampoco pasa, la decisin del mediador de cerrar, es la mejor forma de abrir el camino del acuerdo. O nunca te pas que al decidir el cierre, el que lo pretenda te pide unos minutos de conversacin aparte y all te dice que quizs podra hacerse un trato..? Estas son las veces que el don del cierre, fracasa como tal y la mediacin consigue su objetivo. Es por eso que este duende no quiso ms, pues estuvo a gusto con su labor y para l, gran engredo, siempre era lo mismo: si queran cerrar, que cierren y sanseacab.
que ellos construyeran su propio acuerdo, el cual tomaron como tan de ellos, que a m nada me tocaba Lo que suceda en la mediacin actual no apareca en los manuales y ya no saba qu hacer, porque en m fuero ntimo presuma que si presentaba (lo cual me aconsejaba el don respectivo) el cierre, lo iban a agarrar volando y mi deber era otro: procurar que la mediacin fuese una experiencia agotada y no un trmite burocrtico. Fue all que apareci el don de la discrecin quin se present, se sent enfrente de m, me mir a los ojos y le habl a mi conciencia. - te voy a contar una historia (y me la cont noms)..hace muchos aos, un eximio dibujante de caricaturas cre un personaje: El otro yo del Dr Merengue. En cada cuadro de la historieta apareca el elegante Dr Merengue, hombre exquisito en sus modales y vestimenta, dirigiendo frases agradables y cordiales a su interlocutor. Ambos estaban dibujados con trazos gruesos y firmes. Pero como surgiendo desde dentro del Dr Merengue, con lneas de boceto se perfilaba un personaje que tena sus mismos razgos faciales, pero poda tener cuernos como un diablo, una aurela como un pobre angelito o una cara de furia, etc, etc y expresaba lo que en verdad pensaba de su interlocutor el Dr Merengue o lo que en realidad quera decirle. Algo as como Que tal, como le va, distinguido amigo en el dilogo manifiesto y cundo te morirs, desgraciado en el mensaje oculto. En el cuadro siguiente continu el duende- seguan hablando, del mismo modo y en el ltimo conclua la historia, ora como si slo hubiese existido el discurso formal del Dr Merengue, ora como si su otro yo fuese quien se daba el gusto. ..Pues bien - concluy el Duende - vos sos el caricaturista, as que te toca dibujar los cuadros siguientes de esta mediacin para que no quede en historieta. Me volvi a mirar, como esperando alguna pregunta que no hice, se levant despaciosamente y me volvi a mirar. Frunc el ceo, pero no se me ocurri decirle nada porque estaba pensando en lo que me cont. Entonces, me salud con su enorme mano y se fue. Qu me quiso decir? Me pregunt una y otra vez. Parafrase: 1. las personas, todas podemos tener ese otro yo, que expresa lo contrario, o al menos lo distinto, de lo que hacemos, pensamos o decimos. 2. Alguien define cual mensaje debe ser el que llegue. 3. El mediador debe orientar el dilogo. 4. Su herramienta, como el lpiz en el dibujoes la discrecin para que sin desconocer el doble mensaje, ste no perturbe el desarrollo del posible acuerdo. As que, desde entonces, cuando enfrent una situacin de hipocresa, trato de ser discreto sin dejar de procurar que los argumentos, que en la historieta se escriben dentro de globitos, no estallen destrozando el dilogo. Cuando en una mediacin, mientras estamos tratando de cocinar el acuerdo pero los discursos orales o gestuales presionan demasiado, mi labor y la tuya tambin, se facilita pidindole a este duende que, con sus grandes manos, contenga la tapa para que no se desborde el contenido o disminuya el fuego de la hornalla, para que no hierva.
en el tiempo de la mediacin. Y es la hora de presentarte al ltimo y es el que tiene el don de la paz. Es el Duende que la busca sin cansarse y al mejor estilo Ghandi, no usa la violencia para ello. Est convencido de su utilidad para la convivencia de tal modo y manera que ni siquiera discute sobre este punto, aunque pueda enfrascarse en cuanta conversacin trate el asunto. Es que discutir es diferente que opinar distinto. Sin fastidiarse con los violentos es capaz de esperar el tiempo para que se persuadan. Ellos tambin buscan la paz, slo que no tienen paciencia para hallarla y se despreocupan de perderla porque creen que, de nuevo con violencia, la conseguirn. Adems, si la paz no es en sus trminos, no es paz (cualquier parecido con alguien real, no es coincidencia). Este duende no se dedica a convencerlos, pero no acta como s no existieran. Si se le cruzan en su camino, no rehuye el dilogo. Pero sabe que debe ocupar su tiempo en persuadir a otros, a los ms, sobre cmo vivir y disfrutar de la concordia. Si sta es mayor, aquellos sern cada vez menos.. Es nuy pragmtico, as que ejemplifica su evangelio con actitudes concretas, sugiriendo y aplicando mtodos idneos. No es que haga milagros, porque esa es tarea de ngeles y no de duendes, pero los propone cada vez que, en casos adnde la violencia era la nica salida, muestra que el dilogo, la escucha atenta, la renuncia a lo que no era importante, son las paradas necesarias en los mil caminos que llevan al acuerdo y eso hace la paz posible. Su mayor logro ha sido reunir a personas de distinta trayectoria pero de similar actitud competitiva y agresiva que era tan natural para ellos, fue reemplazada por ellos mismos por una conducta mas eficiente para resolver los conflictos que les presentaban otros: la mediacin fue el nuevo mtodo que los convirti en hacedores de la paz ( peacemakers). Aunque no son an lo suficiente en nmero, pues muchos ms debieran caminar por esa senda junto a estos misioneros de la concordia que predican una nueva alternativa a la violencia, en todos los continentes se viene marchando por ese rumbo. Son esos, todos esos que practican lo que dicen cada vez que median, los que cada tanto se renen en foros, congresos o seminarios para conocerse y transmitirse lo que hacen, y como les resulta y estn vidos de aprender nuevas cosas, los que producen este cambio de paradigma, adnde la violencia deja de ser la nica respuesta, para ser solamente una alternativa. Pero no lo hacemos solos. Los mediadores lo realizamos junto con quienes van creyendo (..te conocern por tus resultados.. ) en los mtodos alternativos de resolver los conflictos porque as se ocupan ahora de los suyos. Me refiero a las partes y a quienes los asisten. No se si hay menos gente que opta por la violencia, pero s que hay muchos ms cada vez, que optan por la mediacin. Claro que esto vos ya lo sabas. Lo que te vine a decir es que adems de los mediadores, las partes y quienes las asisten, estn los duendes. Y este Duende desparrama su don generosamente, porque sabe que fortunas tales como el amor o el saber, cunto ms se reparten, mas crecen y quien la hubiese repartido en
nada mengua ni su porcin de amor ni de saber (si te cuento todo lo que s, no se menos por habrtelo contado; si te doy todo mi amor, ni un trocito de mi amor pierdo). Con la PAZ sucede lo mismo: si encontramos la forma de vivir en paz, ninguno recibir menos paz que la que tena. Por el contrario, tendr ms y ms y ms. Con esa conviccin nuestro ltimo duende trabaja, como todos los dems.
Moraleja
Esos doce pequeos malandras, traviesos, juguetones, generosos estn contigo, mediador! Estn en tu sala, mediadora! Slo tienes que esperar a que lleguen, pero puedes buscarlos tambin. Sin duda, los encontrars. Ms an, creo que con alguno ya te has cruzado, an sin percibir quin era ni cuntos m habra. Si has tenido el don de las buenas preguntas, el de la oportunidad, la ancdota, el barajar y dar de nuevo, si has usado un acertijo, creado un mbito de buen humor, o puesto la casa en orden. Si has planteado con coraje y decisin el cierre, sin someterte a l. Si has sido capaz de producir alianzas an a partir de pequeas cosas. Si has sido discreto sin dejar de procurar el dilogo franco, en fn, si has hecho todo para conseguir que haya paz cada vez ms, no es solamente que aprendiste bien este oficio de mediar. Creme es que, adems, los duendes estn contigo.
-4Eplogo
Tal como magnficamente lo ha descripto Gianni Rodari en Cuentos para Jugar (Madrid Alfaguara l980 juvenil 23) ...las palabras tienen un sentido, un peso, una fuerza inigualable, porque han estado fijadas, una a una en un proceso de creacin colectiva nica en el mundo por su duracin y complejidad. Desde los primeros aos de vida del nio ha de tener un instrumento que le ayude a construir slidas estructuras... tal vez, de este modo, con los duendes de la mediacin, los nios puedan adems, acercarse a construir una convivencia pacfica.