Narracion Oral
Narracion Oral
Narracion Oral
Resumen: Este artículo presenta una experiencia sostenida a lo largo de varios años, y
desarrollada en una institución pública de nivel inicial, que conjuga dos expresiones
artísticas: los títeres y la narración oral. El relato de la génesis de este maridaje -
producida en el ámbito hospitalario-, de las distintas etapas del proyecto y de los
resultados obtenidos se entrama con la presentación de saberes docentes generados en
la cotidianeidad del trabajo en las aulas.
Palabras clave: narración oral, títeres, educación literaria, desarrollo del lenguaje.
Abstract: This article presents a sustained experience over several years, and developed
in a public institution of initial level, which combines two artistic expressions: puppets
and oral narration. The story of the genesis of this marriage - produced in the hospital
setting -, the different stages of the project and the results obtained are linked to the
presentation of teaching knowledge generated in the daily work in the classrooms.
Keywords: oral narration, puppets, literary education, language development.
Los comienzos
Desde hace cinco años, estoy desarrollando en el Jardín de Infantes N° 925 “Dr. Carmelo
Esandi” de la ciudad de Bahía Blanca el proyecto literario QUETECUENTO, en el que no
solo me propuse lograr el disfrute de los niños ante las manifestaciones literarias, sino
que asumí el compromiso de iniciarlos gradualmente en el oficio de convertirse, desde
la primera infancia, en lectores competentes, sensibles y críticos, en consonancia con
aquella afirmación de la genial escritora argentina Graciela Montes (1999): “Vengo a
proponer que hablemos de ensanchar fronteras, de construir imaginarios, de fundar
1
María Andrea Dominella es Maestra Normal Superior y Profesora Especializada en Educación Inicial, con
una trayectoria de más de treinta años en el nivel. Es narradora oral escénica y capacitadora docente en
el ámbito del trabajo oral escénico con títeres. Integrante de los grupos “Traficantes de Palabras de las
que acarician y hacen cosquillas” y “Titiricuénticas”. Participa del Programa Municipal Bahía Lee
(Programa de lectura y narraciones destinado a acercar la palabra a los distintos ámbitos educativos y
culturales de la ciudad de Bahía Blanca).
Mencho
2
Docente, narrador y titiritero de amplia trayectoria en la ciudad de Bahía Blanca.
Cuando lo llevé, al día siguiente, olvidando por completo que era yo quien lo manejaba,
y en un claro ejemplo de disociación, el niño lo miró a los ojos y le contó, con mucha
tristeza, sus problemas familiares. Ambos “hablaron” y la angustia del niño fue cesando
poco a poco. Finalmente, Mencho le regaló un poema y el niño se fue sonriendo.
Sentir que “al otro” le pasa lo mismo y que se puede instaurar una relación de
empatía resulta una experiencia reconfortante, más aún cuando se hace a través de una
bella historia y de un personaje que en ese momento tiene tanta vida que parece haber
escapado del cuento para estar allí, junto a un niño que sufre.
Por otra parte, cuando en la institución se celebra un acto conmemorativo y los
niños advierten que Mencho hace su aparición, se disponen a ser partícipes de alguna
travesura protagonizada por esta criatura cuya personalidad tan bien conocen. El
objetivo concreto de estas intervenciones es que los niños puedan ir apropiándose, de
manera gradual, de los modos particulares en que se configura un personaje y de los
mecanismos a través de los cuales se le otorgar una determinada identidad. Estos
saberes resultarán necesarios en el momento en que los propios niños les den vida a sus
criaturas y los inserten en una secuencia dramática. En el mismo sentido, es preciso
considerar que los títeres necesitan disponer de un espacio propio, -no olvidemos que,
para los chicos, tienen vida y como tal deben tratarse-. Es por este motivo que siempre
me he valido de pequeños retablos no convencionales, en donde los personajes se
esconden para asomarse, luego, al maravilloso mundo de los cuentos.
Luego de esta actividad, que ofició como disparadora, llegó al jardín una compañía
titiritera con el propósito de que, además de disfrutar de las obras, los pequeños
pudieran observar, desde su rol de espectadores, la variedad de elementos que se
emplean en una puesta en escena y cuáles son los diferentes tipos de títeres que pueden
utilizarse de acuerdo a la acción dramática que se quiera representar.
Posteriormente se llevaron a cabo varios encuentros durante los cuales los niños
elaboraron sus títeres de papel. Al momento de realizar sus propias producciones -en
algunas ocasiones ayudados por sus familias dentro de la institución-, cada uno tomó
decisiones acerca de qué personaje quería crear y cuáles serían sus características físicas
, lo que resultaba determinante para saber con qué materiales plásticos debían contar,
ya fuese de desecho o convencionales. También comenzaron a pensar en qué espacio
se desarrollaría la escena en la que ese personaje habría de intervenir, dado que, a
través de la participación en las experiencias educativas incluidas en la secuencia, habían
aprendido que las diferentes situaciones que querían representar necesariamente
debían estar enmarcadas en un tiempo y en un espacio.
Una vez que verbalizaron inquietudes, preferencias, problemas que podrían
surgir -la falta de materiales, la posibilidad de reemplazo de unos por otros, la necesidad
de audio para los efectos sonoros-, pusieron manos a la obra. Cada uno confeccionó un
títere, le otorgó una identidad, le atribuyó unas características bien definidas y le puso
un nombre.
Surgió entonces el problema del retablo. Sólo contábamos con algunas telas e
hilo, pero eso fue suficiente para el propósito de la actividad. Los niños prepararon la
escenografía con cartones, cartulinas, telas y papeles, en tanto que el audio estuvo a
cargo de los docentes.
En un principio, trabajaron la entrada en escena, el saludo y la salida del
personaje. Luego, el planteo de un conflicto y la resolución. En ese momento
introdujimos algunos códigos de manipulación: los títeres debían mirarse cuando
estuvieran dialogando, tenían que simular que caminaban –y no “andar volando”-,
desplazarse de manera verosímil, entre otros requisitos.
Los mismos niños inventaron una variedad de pequeñas obras que daban cuenta
de modos diversos de concebir los personajes, los diálogos y la acción teatral. Invitaron
a presenciarlas a los niños más pequeños del jardín, con tarjetas que ellos mismos
elaboraron con cartulinas.
La experiencia colectiva resultó muy enriquecedora, no solamente por el trabajo
grupal donde se pusieron de manifiesto las actitudes cooperativas para resolver los
conflictos, la posibilidad de coordinar diálogos y acciones con los otros, sino que también
los títeres resultaron un instrumento privilegiado para desarrollar el capital lingüístico
de los niños. Suele ocurrir que quienes se muestran más tímidos o silenciosos frente a
la figura de un adulto o de sus pares, encuentran en la interlocución o la manipulación
del títere un mediador que les permite dar a conocer su voz y su palabra. En este sentido,
iniciar a los pequeños en el mundo de los títeres no sólo permitió desarrollar los
contenidos propios de la literatura, sino que también se trabajaron aquellos
relacionados con las prácticas del lenguaje, en particular la escucha, que constituye uno
de los cuatro ejes sobre los que se fundamenta el Diseño Curricular de Nivel inicial de
Provincia de Buenos Aires.
Mientras desarrollaba este proyecto, comencé a narrar cuentos con
intervenciones de títeres con una frecuencia de tres veces por semana y he sostenido
esta labor hasta el momento de mi retiro de la profesión. Compartir textos literarios a
viva voz, con la colaboración de estos entrañables personajes, me sigue resultando una
actividad gratificante y placentera, en tanto provoca que los niños se muestren
expectantes y gustosos de escuchar nuevas y viejas historias que se tornan inolvidables,
porque se anclan doblemente: “en las imágenes creadas por la voz del narrador y por la
expresividad de los títeres que siempre deben estar al servicio de las historias” (Ortiz y
Santa Cruz, 2015, p 114). Por ello, a pesar de mi distanciamiento, me he comprometido
a continuar con este proyecto, porque me mueve un especial afecto a esta institución
en la cual desarrollé mi tarea docente durante los últimos veinte años. Es un lugar
mágico y por ende esa magia se renovará cada vez que un títere salga a escena para
contar una nueva historia.
Referencias bibliográficas
Caivano, F. (Abril, 1989). Este cuento se acabó. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil.
Año 2, N° 5, pp. 32-33.
Dirección General de Cultura y Educación (2008). Diseño curricular para la educación
inicial. La Plata: Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de
Buenos Aires.
Montes, G. (1999). La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio
poético. México: FCE.
Ortiz, B y Santa Cruz, E. (2015). Narración y títeres: otros públicos, nuevos desafíos. En
Pellizzari, G. (comp.). ¿Cómo aprendemos y cómo enseñamos la narración oral?
Propuestas, testimonios y reflexiones acerca de la técnica de contar cuentos.
Rosario: Homo Sapiens, pp. 113-126.
Santa Cruz, E. (2015). Conferencia pronunciada el 20 de agosto de 2015 en las Jornadas
Salud y Literatura Infantil y Juvenil del Hospital Carolina Tobar García, CABA.