Meata Tá Ore
Meata Tá Ore
Meata Tá Ore
Voy cerniendo.
Se mastica
Se cierne en el pechì1
El sueño también como un lugar de escucha y lectura de lo que el otro leyó para poderlo
interpretar juntes, el sueño como parte sustancial de las elecciones de campo, de lo que
se iba descifrando en esos acertijos que entregaban los sueños.
Con este apartado busco describir cuáles fueron las elecciones metodológicas que
se fueron presentando desde las encrucijadas que el campo reveló, analizando en este
camino nuevos paradigmas de investigación con comunidades indígenas desde los
testimonios y observación de los participantes narradores. Considero importante narrar el
transcurso de la investigación porque esto también da cuenta de la importancia de “dejar
hablar al campo”, conocer cuáles son esas premisas con las que se piensa la
investigación académica y sobre eso analizar nuevas rutas y elecciones para
investigaciones que nazcan desde el interés de los pueblos con quienes se camina y se
trabaja.
1
Es un paneiro (canasto) para “cargar productos de abastecimiento en el hogar” (AHUÉ, F., 2003, pág. 51)
Considero fundamental pensar esto por dos motivos. Primero, recuerdo una
conversación que tuve alguna vez con un profesor sobre el objetivo de la investigación. Le
decía que me parecía que había decidido trabajar con muchas categorías y que eso me
estaba generando una confusión muy grande porque eran muchas combinaciones de
análisis que debía aplicar sobre los Magüta de quienes hasta ahora estaba empezando a
conocer a partir de las lecturas etnográficas, pero sobre todo en la participación diaria. Él
me respondió que los magüta no eran una categoría, es decir, que era un elemento sobre
el cual no había que detenerse, que ya estaba implícito. Lo cual me daba a entender que
debía leer todo el arsenal teórico de las categorías y aplicarlo sobre los magüta aunque
esto no hiciera ningún sentido para ellos. Por lo tanto, ¿estaba implícito?, ¿cómo iba a
estarlo si yo no soy magüta, ni soy indígena?, hasta ahora estaba empezando a
aproximarme, a comprender la complejidad de sus relaciones sociales en contextos
cercanos al casco urbano de Leticia. Esta fue una de las observaciones permanentes de
Sandra: - estás hasta ahora aprendiendo a encontrarte con tu infancia, con ese primer
despertar de ser una niña magüta. En conclusión, no tenía cómo aplicar las tres
categorías que habían sido definidas desde un escritorio lejos del monte, el río y la
conversación diaria con las paisanas.
En este sentido no se propone una visita nostálgica al pasado para saber qué era
la tradición, sino como dice Sandra, debes recorrer tus huellas porque en ellas habitan
esas voces de abuelas y abuelos que son semilla de algunos árboles que todavía hoy
tienen inscritos en su memoria, cuerpo, palabra y experiencia estos saberes vivos; por lo
tanto, leer sus textualidades, geografías, paisajes, voces y cantos nos revela que es
preciso y urgente volver a caminar hacia atrás para llamar de nuevo a esas fuerzas, a
esos espíritus y reencantar, desde la rebeldía misma de la utopía, “ese terreno silencioso
en el que empiezan a habitar las lenguas maternas” (GÓMEZ, 2012).
Cuando digo que el trabajo de campo “me afectó”, complemento lo que dije
anteriormente al mencionar que ser afectada es “la capacidad que tiene un cuerpo de ser
afectado por otros cuerpos” [es decir], el afecto se comprende como una capacidad de
actuar y la afección es el efecto que esa potencia tiene sobre los otros” (BORDÍN, 2020,
pág. 24, mi traducción). En este sentido, durante el trabajo de campo me entregué al ritmo
de la vida cotidiana con la profesora Sandra con quien compartí mayor tiempo; este
aprendizaje no estaba medido por las premisas de fechas y límites de entrega.
Generalmente una maestría dura dos años; en ese tiempo como estudiantes
debemos, además de cumplir con las disciplinas, participar en congresos, escribir
artículos académicos, y leer una amplia teoría que pueda dar sustento a las preguntas de
investigación que nos hemos trazado; estas preguntas muchas veces, como fue mi caso,
nacen de lo que consideramos es importante para las personas con quienes queremos
investigar, y así vamos creando hipótesis y problemas de investigación que muchas veces
están alejados de las realidades concretas y materiales en las que viven los habitantes de
las comunidades.
En un inicio me había propuesto como objetivo general comprender la relación de
las narrativas orales y los saberes ambientales en la formación de lecturas de la primera
infancia magüta. Si bien el eje central era escuchar cómo las crianças leían las narrativas
orales que les contaban, el campo me hizo tomar un cambio de rumbo definitivo que, si
bien seguía centrado y orientado hacia las crianças, implicó primero un despertar sensible
en lo que yo estaba concibiendo como infancia y, sobre todo, cómo yo estaba sintiendo mi
propia infancia.
Este enfoque requiere por supuesto de tiempo, muchas veces de largo tiempo, dado que
es preciso ir estableciendo lazos de confianza con la gente: “que permitan comprender
cómo las habilidades ofrecidas por ellos [los investigadores científicos] beneficiarán y
complementarán las habilidades y la experiencia de los poseedores de conocimientos
tradicionales” (OJO PÚBLICO, 2021, los grifos son míos); estas relaciones de
confianza solo se generan desde el compartir diario, en las prácticas cotidianas, que en el
caso de los magüta son ir a la chagra, cultivar la tierra, colaborar con la tostada de
farinha, preparar las bebidas como masato, payauarú, ayudar a torcer chambira, entre
otras. Este compartir diario, caminando muchas veces con las crianças que acompañan a
sus familias a la chagra y donde crean juegos con todos los elementos que los rodean,
como sube y baja, un juego donde un palo de árbol se atraviesa sobre otro palo para
luego subirse a ambos lados y luego subir y bajar; o el juego de hacer arcos con la fibra
de la palma de canangucho (aguajal), me permitieron ir entendiendo cómo los
conocimientos se van conectando en una relación con el ambiente (becoming).
Fotografia.
Otro aspecto que se tornó fundamental en los primeros contactos con los magüta
fue la necesidad de pensar desde los términos, conceptos y objetos con los que la gente
describe y realiza sus actividades cotidianas. Por ejemplo, antes de iniciar el trabajo de
campo, una noche estuve conversando con el hijo de una de las líderes del resguardo de
San Sebastián de los Lagos. Las preguntas de investigación estaban incipientes y no
había todavía una ruta de cómo preguntar ni por dónde empezar a pensar. En algún
momento le dije: - siento que tengo el vaso vacío- confesando de alguna manera que mis
ideas sobre la lectura no lograban ampliarse más allá de mi experiencia. Él guardó
silencio y después me dijo: - aquí tienes que hablar con las palabras de los paisanos 2, con
las palabras de los abuelos para que te entiendan, aquí tienes que pensar es que tu
canasto está vacío, porque aquí las cosas se llevan en canasto, no en un vaso, ahora
todo esto que cuentas está en fermentación.
La etnografía, como bien destacan Vich & Zavala (2014) propone un camino
valioso para las investigaciones sobre la oralidad, dado que a partir de ella que se puede
producir un conocimiento desde la experiencia directa que el investigador vivencia (pág.
11). Así mismo, la etnografía, al estudiar los modos de vida de diferentes culturas en el
mundo, permite acercarse a aspectos de la vida de las crianças, de su desarrollo y de las
prácticas de crianza, que no serían fácilmente alcanzados desde otros abordajes
(REMORINI, 2013). Este tipo de estudio permite comprender que los sentidos que les son
asignados a la infancia, su constitución de cuerpo y persona, así como sus experiencias
en consecuencia con las trayectorias que éstas siguen, son resultado de un entramado de
relaciones que varían desde el contexto cultural en que cada uno se desarrolla (Ibidem).
Siguiendo esta elección de estudio etnográfico, continuaría con el tercer objetivo
específico que buscaba analizar los procesos de aprendizaje en la formación de lecturas
de la primera infancia desde la comprensión que las crianças tienen sobre las narrativas
que escuchan, llevando en cuenta los estudios de la antropología de la infancia (COHN,
2006, 2019; DÍAZ, 2010, GÓMEZ, 2013; TASSINARI 2009) los cuales se proponen
reconocer a las crianças como “actores sociales que merecen ser oídas y serán
consideradas informantes legítimos” (BUSS-SIMÃO, 2014, p.5, mi traducción).
Artesanía
Escucha
Canasto colaborativo
conocimientos tradicionales
es decir, . En ese momento lo entendí que era un elemento sobre el cual no había que
detenerse,
En este sentido no se propone una visita nostálgica al pasado para saber qué era la
tradición, sino como dice Sandra, debes recorrer tus huellas porque en ellas habitan esas
voces de abuelas y abuelos que son semilla de algunos árboles que todavía hoy tienen
inscritos en su memoria, cuerpo, palabra y experiencia estos saberes vivos; por lo tanto,
leer sus textualidades, geografías, paisajes, voces y cantos nos revela que es preciso y
urgente volver a caminar hacia atrás para llamar de nuevo a esas fuerzas, a esos
espíritus y reencantar, desde la rebeldía misma de la utopía, “ese terreno silencioso en el
que empiezan a habitar las lenguas maternas” (GÓMEZ, 2012).