Indice
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Cuando hace hace algun tiempo comenzamos nuestra labor genealgica, dado nuestro
origen oriental fue inevitable que al poco tiempo nos cruzramos con Gnesis de la
Familia Uruguaya
Quizas esa familiaridad tan inmediata hizo que por algn tiempo no tomramos real
consciencia de lo que representaba.
Con el correr de los aos, fuimos conociendo las obras obligadas de la genealoga
uruguaya, argentina y brasilera.
Nos extraaba de alguna forma, ver que ninguna tena la vastedad y la metodologa de la
obra de Apolant.
Excelentes diccionarios biogrficos, grandes obras de relevamiento de datos,
transcripciones, anlisis histricos; ninguna sin embargo era similar al Gnesis.
Con el tiempo, comprendimos qu la haca diferente. La obra de Apolant es uno de
esos raros trabajos que abren camino donde no lo hay.
Es una transcripcin de libros parroquiales, sin ser un aglomerado de datos fros, como
las transcripciones habituales, con lo tiles que son.
Es un libro de historia, sin pretenderlo, porque nos da una visin fresca y clara de la
poca, con sus avatares polticos y sociales.
Por las mismas razones se podra decir tambien que es un libro de Sociologa o
Antropologa.
Es un diccionario biogrfico, aun sin proponrselo, por la cantidad de informacin que
nos da de muchos de sus personajes.
Diramos que hasta es en algunos casos, casi una novela, si consideramos las
apasionantes pinturas de escenas y personalidades de la poca, que el autor fue el
primero en disfrutar, al punto que las indexa para que se consulten
independientemente.
En un anlisis mas profundo, encontramos las razones de su particularidad.
La obra de Apolant se detiene en todos y cada uno de sus personajes. Al contrario de obras similares, en el marco de una genealoga clsica, que se dedican al estudio y la exaltacin siempre de las mismas familias, individuos y hechos relevantes, Apolant le da la misma importancia a todos. Detalles de cada persona y situacin son registrados, con una metodologa tan cientfica como democrtica. Hace mucho tiempo la genealoga fue el arte de los ricos y poderosos, los nicos que tenan un lugar en la historia.
No hace mucho, cuando comenz a ser ciencia, lo fue de pocas familias y hasta se dictamin en alguna parte, que solo deban registrarse las descendencias legtimas de las mismas. La obra de Apolant mismo fue radiada y atacada en su momento por esa corriente fenecida, en una actitud que a la luz de una mentalidad actual se revela incomprensible y anticientfica Sin pretender ser genealogista, pero habiendo dado un vuelco a la genealoga rioplatense, Apolant es uno de los raros autores que hace su propio camino en la ciencia que lo ocupa. Su metodologa es un ejemplo para quienes estn en la actividad y su obra la fuente de cantidad de futuros trabajos que se han de desarrollar a partir de sus datos, con los mtodos que las nuevas tecnologas permiten. Hoy asistimos a una explosin del interes por la genealoga, de la mano de nuevos medios de comunicacin y difusin. En cada familia alguien se ocupa de registrar e investigar y miles de voluntarios en todo el mundo trabajan en red para documentar y compartir generosamente cada vez ms padrones, listas de embarque, libros parroquiales, listas de enrolamiento, lpidas de cementerios y todo lo que pueda ayudar a encontrar a cada persona, sus ascendientes y races. La generosidad es la marca registrada de todos ellos, y ellos se dedican prolijamente a todos, sin excepciones. En ese marco, es lgico que la obra de Apolant, por derecho propio, sea la primera en entrar, abanderada, renovada y fresca, siempre enriquecedora, al mundo digital rioplatense. Es un gusto haber podido colaborar con eso, y un honor que Ellen Apolant, joven correctora de la edicin papel de su padre, haya corregido tambin este, nuestro homenaje conjunto a l.
Instalacin - Para ver esta obra es imprescindible el programa Acrobat Reader versin 6.0 o superior. En caso de no tenerlo, puede instalarse el que se incluye en este CD. Elementos a tener en cuenta antes de comenzar una bsqueda: -Slo es posible utilizar el buscador de Acrobat Reader para encontrar apellidos. Debajo de cada apellido puede haber una lista de nombres de pila, por orden alfabtico, que habr que examinar para encontrar un individuo en especial. -El buscador de Acrobat Reader busca simultneamente en cuatro ndices distintos de apellidos: tres de ellos refieren a otras tantas secciones de Gnesis de la Familia Uruguaya, y el cuarto corresponde al Operativo Patagonia. Es por eso que en los resultados de bsqueda puede aparecer varias veces un mismo apellido, lo que significa que hay informacin sobre personas con ese apellido en las dos obras, o en distintas secciones de Gnesis. -En ningn caso los nmeros que figuran junto a los nombres se refieren a pginas del libro, sino a nmeros de familias, partidas o expedientes. -Por indicaciones ms detalladas sobre el empleo de los ndices, es conveniente consultar las Explicaciones para el uso de los ndices. Cmo buscar un apellido: 1) Hacer click en el botn de bsqueda de Acrobat Reader e ingresar el apellido que desea buscar. Asegurarse de que est desactivada la opcin Palabras completas (Whole words only). -En algunos casos excepcionales, es posible que el resultado derive a otra forma distinta del mismo apellido. Por ejemplo, si se ingresa el apellido GATZE, el resultado ser GATZE cfr. Gaso. En ese caso, repetir la bsqueda utilizando la nueva grafa sugerida. - Si el apellido buscado no apareciera, intentar escribirlo de un modo
distinto, suprimir la(s) letra(s) final(es) o -eventualmente- ingresar apenas las primeras tres o cuatro letras. 2) En la ventana de resultados, hacer click sobre el apellido resaltado, para ir al ndice. El nombre del ndice que se est consultando ("Principal", "Censo 1769", "P. Aldecoa" o "Indice O.P.") aparecer debajo de la ventana principal.
3) Una vez en el ndice, buscar bajo el apellido el nombre de pila de la(s) persona(s) sobre las que se desea obtener informacin. -Si el apellido aparece repetido -seal de que figura en ms de un ndice- habr que repetir los pasos 2) y 3) tantas veces como aparezca. 4) Consultar la parte de la obra a la que refiere el ndice, ayudndose con los "Marcadores" (Bookmarks) de la ventana izquierda de la pantalla, guindose por las siguientes referencias:
nmero, p. ej., 11 (2), esto significa que en aquel lugar figuran varias personas distintas del mismo nombre y apellido, en general padre e hijo, o madre e hija, homnimos. Si las cifras entre parntesis siguen al PM, la persona referida figura ese nmero de veces en el Padrn Milln bajo distintas familias. Indice del Censo de 1769: -Refiere al Apndice Demogrfico, bajo el ttulo El Censo de 1769. - Los nmeros corresponden a los nmeros correlativos antepuestos a cada casa, familia, chacra o estancia, anotadas en el padrn. Indice del Padrn Aldecoa -Refiere al Apndice Demogrfico, bajo el ttulo El Padrn Aldecoa de 1772/3. - Los nmeros corresponden a los nmeros correlativos antepuestos a cada casa, chacra o estancia, anotadas en el padrn.
generales a otros apellidos. Se han englobado en el ndice varias veces diferentes apellidos o un apellido escrito de distintos modos, bajo uno solo, indicando, sin embargo, siempre las dos o ms posibilidades. Esta simplificacin facilitar mucho la bsqueda y las identificaciones, especialmente porque el mismo apellido figuraba en aquella poca muchas veces en distintas formas. As figuran, p.ej., Alvarez, Albarez y Albares juntos; Alme(i)da engloba los dos apellidos y a la vez Almeyda; igualmente Martn(ez); Torre, Torres y de la Torre se hallan juntos, etc. No figuran en el ndice: i) ii) los lugares en que una persona se halla mencionada por mera referencia o aclaracin; los nombres de los ascendientes ms all de los abuelos en los casos en que fueran consignados, si aquellos no vivieron en Amrica. Las ascendencias rioplatenses figuran, sin embargo, ntegramente en el ndice. hermanos o herederos que vivieron en pases europeos; los sacerdotes en los lugares en que fueron mencionados nicamente como autores de determinado documento o actuando en determinada poca, pero s bajo el N 513 en la recopilacin de todos los Curas Prrocos de la Iglesia Matriz desde los primeros das (ya antes de la fundacin de la ciudad de Montevideo, o sea a partir de 1724) hasta nuestros das; los alcaldes, alguaciles, gobernadores, etc., en los lugares en que fueron mencionados nicamente como tales en ocasin de un pleito civil, causa criminal, adjudicacin de terrenos, etc.
iii) iv)
v)
Los nombres de las personas que formaron familias o que vivieron casados en Montevideo entre 1726 y setiembre de 1767 y a quienes se refiere este trabajo en primer lugar, aparecen en negrilla e igualmente los de sus segundos (o terceros) esposos aunque estas repetidas nupcias hayan sido contradas tan slo despus del ao lmite. Tambin los nmeros donde estn consignados sus matrimonios, lugares en que se halla la informacin principal sobre ellos, figuran en negrilla. As se distinguen en el ndice inmediatamente las personas principales de las que trata el trabajo, los fundadores de las familias, hombres y mujeres, y todos los dems del mismo apellido que ostentan el mismo nmero (muchas veces entre otros nmeros), son familiares de ellos. El ndice indica de este modo, p. ej., inmediatamente que la fuente principal para Juan Antonio Artigas es la partida 63 y todos los dems Artigas que tambin ostentan el 63 pertenecen a su familia inmediata, entre otros, p. ej., Martn Jos Artigas, cuya informacin principal se halla - segn surge del ndice - en la partida 359. Por otro lado todos los Artigas que figuran con el N 359 son parientes de Martn Jos.
Tambin se hallan destacados con nmeros en negrilla los lugares donde se encuentran los datos principales de algunas otras personas, cuyos nombres no aparecen en forma destacada, porque ellos no fundaron familias, como p. ej. el maestre de campo Manuel Domnguez, mencionado muchas veces como testigo, pero con la infomacin principal sobre l en la partida N 44. Huelga decir que no todos los lugares indicados para un determinado nombre tienen que referirse forzosamente a la misma persona. Figuran, p. ej., en el trabajo muchos Jos Rodrguez, siete de ellos - todas personas diferentes - con nmeros en negrilla; y muchas remisiones al lado de su nombre se refieren todava a otros homnimos de ellos.
En el OPERATIVO PATAGONIA
Los nmeros corresponden a los nmeros correlativos antepuestos a cada familia. Los nombres de los cnyuges de las familias pobladoras (pero no los de sus hijos que vinieron con ellos) y los nombres de los agregados (tambin de padres o suegros) como de los solteros independendientes y los nmeros correlativos bajo los cuales se halla la informacin principal, figuran en negrilla. (No figuran en el ndice los nombres de los abuelos, etc., en los pocos casos en que fueron consignados). La indicacin (2) (3) despus del nmero significa que el mismo nombre aparece en aquel lugar 2 3 veces, refirindose a distintas personas homnimas, en general a padre e hijo o madre e hija; en algunos casos, adems a un(a) sobrino(a), etc. Se espera que los ndices, as organizados, den a quien los use, el mximo provecho.
Biografia
Juan Alejandro Apolant naci el 25 de mayo de 1903 en la ciudad prusiana de Belgard (actual Polonia). Inici estudios universitarios de Qumica, pero finalmente opt por la Filosofa, y obtuvo su doctorado en 1926 en la Universidad de Leipzig, con una tesis sobre los sindicatos llamados "pacficos" o "amarillos", que se edit en 1928. Ante el avance del nazismo, decidi emigrar a Uruguay, donde se estableci en 1936 junto a su esposa, Ellen Segall, y sus hijos Rolf y Ellen.Tres aos despues obtiene la nacionalidad uruguaya, renunciando a la alemana. En 1964 integr el ncleo fundador del Centro de Estudios del Pasado Uruguayo y en 1966 public Gnesis de la Familia Uruguaya, la primera de las muchas obras en las que plasm su inters por la historia y la genealoga de su patria adoptiva. Le siguieron, entre otras, La partida bautismal de Jos Artigas: Autntica o apcrifa? (1966); Padrones olvidados de Montevideo del siglo XVIII (1966-68); Crnica del naufragio del navo Nuestra Seora de la Luz (1968), Operativo Patagonia (1970), Instantneas de la poca colonial (1971) y La Ruina de la Ciudadela (1974). Recibi en dos ocasiones (1966-67 y 1970-71) el Premio Pablo Blanco Acevedo, otorgado por la Universidad de la Repblica, y tambin por dos veces el Primer Premio en el Concurso Literario Municipal, categora Biografa e Historia (1968-69 y 1970-71). Fue miembro de nmero del Instituto Histrico y Geogrfico del Uruguay. Falleci el 26 de diciembre de 1975, dejando concluido el manuscrito de la segunda edicin ampliada de Gnesis de la familia uruguaya. Se le considera un renovador de la genealoga moderna en el Ro de la Plata, en su valoracin del individuo comn y su vida cotidiana, por sobre la concepcin clsica de las lneas aristocrticas y hechos notables.
Semblanza de JUAN ALEJANDRO APOLANT Por Ellen Apolant charla dada en el Seminario de Genealoga Juan Alejandro Apolant, 21-23 de noviembre de 2003, a 100 aos de su nacimiento. Homenaje del Instituto de Estudios Genealgicos del Uruguay
Debo confesar que no me es fcil hablar sobre mi padre del punto de vista personal y familiar, porque toca algo muy personal, muy ntimo, de lo que no se puede hablar framente, sin emocin. De todos modos no voy a dar aqu una cronologa de los hechos de su vida, sino ms bien haciendo una parfrasis de su libro Instantneas de la Epoca Colonial, tratar de dar unas Instantneas de la vida de Juan Alejandro Apolant. *********** Me pareci interesante relatar cmo vino a dar a estas tierras una persona nacida en la pequea ciudad de Belgard en la entonces prusiana provincia de Pomerania una ciudad en ese entonces de unos 12,000 habitantes en el noreste de Alemania.- hoy Bialogard en Polonia. Cuando mi padre tena 6 aos, sus padres (mi abuelo era mdico) decidieron mudarse a Berln, una ciudad que ofreca muchas ms posibilidades tanto de trabajo como culturales. Y ah creci y se form, conoci a mi madre a travs de amigos mutuos, se cas y estableci su familia. Segn me contaron, promediando el ao 1935 mis padres viajaron a Londres a visitar a los parientes ingleses de ambos lados de la familia, y recin estando all se dieron cuenta de lo que realmente estaba pasando en Alemania en esa poca... A m me resulta difcil pensar que dos personas tan inteligentes no se haban percatado antes de lo que ocurra a su alrededor, pero tambin es cierto que el Berln de esa poca era una explosin del bien vivir, de teatros, de cultura de toda ndole, de diversin y ellos eran jvenes y haba censura y no tengo por qu dudar de lo que me transmitieron. De todos modos, una vez que se les haban abierto los ojos, ya no dudaron y tomaron la decisin de irse de Alemania, - ese no era un pas en el que podran quedarse ni en el que queran criar a sus hijos. Apenas de regreso en Alemania empez mi padre a escribir a toda la gente que conoca que viva en el extranjero; a Sud Africa, Australia, Estados Unidos, etc. Recibi dos ofertas de trabajo de Inglaterra y de Espaa- pero mi madre insisti que si dejaban Alemania, deban tambin irse de Europa. Que visin! Entre las cartas que se mandaron, el 20 de agosto del 35 tambin fue una a Buenos Aires, donde un primo hermano de mi padre tena un negocio de importacin de tejidos, Hirschberg Ltda. La rama inglesa de la familia viva en Manchester y se turnaban para pasar seis meses ah y seis en Bs As. El primo, Freddy Hirschberg, le contest el 3 de setiembre que siempre haba querido abrir una sucursal en Montevideo, y que si mi padre tuviera inters, podra hacerse cargo de ella, garantizndole trabajo por un ao. Al recibir esa respuesta, lo primero que hicieron mis padres fue ir a un Atlas y buscar donde quedaba Montevideo. Y el da 10 de setiembre (fjense que rpido llegaban las
cartas en esos das!....) mi padre le contesta aceptando el ofrecimiento, habiendo ya ido al Consulado argentino para informarse de los requisitos. De inmediato se puso con su inimitable fervor a aprender espaol de forma intensiva (hablaba francs y saba latn, lo que le facilit el aprendizaje). Y esto pinta perfectamente a mi padre - su energa, su fuerza de voluntad, su enorme capacidad de trabajo, su gran inteligencia - el 12 de noviembre, o sea apenas 2 meses despus, le escribe a su primo su primera carta en espaol. Si me permiten, voy a transcribir unos pasajes. Hay, por cierto, algunos errores de vocabulario y de sintaxis ninguno de ortografa, -pero fjense en el uso que hace del condicional y del subjuntivo... . 12 de noviembre 1935 Mi querido Freddy, Me atrevo a escribirte hoy en espaol. Espero que comprendas mi carta y que no haya demasiadas faltas en ella. Te agradezco tu carta del 6 de Noviembre con la adjunta copia de tu carta al Sr. Castelnuovo y la manera tan amistosa con que me le has presentado a l. Yo tambin le he escrito (copia inclusa) y te comunicar su contestacin y la fecha exacta de mi salida para Milano.- Como ya te he escrito, actualmente se obtiene an para Italia Rm 500. - por mes, as que probablemente no necesitar dinero del Sr. Castelnuovo. En todo caso te agradezco tu amabilidad y cuidados. (.......) Creo que sera ms sencillo si t o bien tu firma despachase este asunto, que si yo escribiese de aqu a la dicha autoridad en Montevideo. Espero que ests no enojoso conmigo si te pido procurar este Permiso. (......) Acerca de mi llegada a Buenos Aires no puedo decirte an la fecha exacta, porque todava no me he decidido que vapor tomar. Quisiera tomar un vapor extranjero, pero ya no hay cartas de crdito sobre estos buques. (........) Sin ms por hoy. Vuelvo a agradecerte muchisimamente tu amabilidad y te ruego dar nuestros recuerdos ms cordiales a todos los tuyos. Te saludo a ti amistosamente. Tu......
12 de Noviembre 1935 Muy estimado Sr. Castelnuovo: El primero de todos le ruego a UD de tener la bondad de disculpar que mi carta contiene seguramente faltas de sobra y que ella no muestra un estilo muy castellano. No hace ms que ocho semanas que me he ocupado de este idioma; espero, sin embargo que Ud. me comprender. (..........) 13 de Diciembre de 1935 Mi querido Freddy,
He de agradecerte muchas veces tus cartas del 8 de Noviembre (la invitacin oficial) y del 23 de Noviembre.... (........) Tu cumplimiento acerca de mis progresos en la lengua espaola era muy amable pero segn creo una cortesa a la que mi carta apenas te autorizaba. (Aunque la escrib naturalmente sin asistencia de mi profesor y tambin sin mostrrsela despus). Pero, vamos: el aprender y el hablar espaol me dan mucho gusto y estoy convencido que podr arreglarme suficiente si estoy all. Ms o menos tericamente no se puede aprender naturalmente un idioma, pero estando unos meses en el pas y hablando nicamente espaol, espero que ya no tendr demasiado dificultades en cuanto a la lengua usual. (......) Milano Hotel Manin 17 de Enero de 1936 Mi querido Freddy: Estoy, pues, desde hace 4 das en Milano y ya puedo decir que no me arrepiento de este viaje.... (........) El Sr. Castelnuovo y yo hablamos en espaol. Al principio no he entendido demasiado es decir las singulares palabras; en el sentido ca -, pero ahora ya se ha acostumbrado mi oreja un poco a esta redundancia de palabras, a esta velocidad al hablar y a este comer de por lo menos un cuarto de las palabras. Acerca de m, puedo arreglarme en rigor y, viendo que l y los otros me comprenden, creo que est en el camino justo. (........) Y al llegar a Bs. As. en mayo del 36 ya lo hablaba correctamente. Dos meses ms tarde lleg a su nueva patria y el resto de la familia se le uni a mediados de agosto. Yo recuerdo cuando era chica que siempre se compraba en casa el Patoruz y el Rico Tipo, porque no contento con dominar el idioma clsico, mi padre quera aprender y entender tambin como se expresaba la gente comn y cmo pensaba, para poder consustanciarse ms con su nuevo pueblo. Todo esto suena muy lindo y muy romntico, pero hay que recordar que mis padres tenan en ese entonces 33 y 30 aos respectivamente y es de admirar su visin y valenta de dejar atrs a familiares y amigos y una vida muy cmoda y agradable por simple conviccin, no por necesidad, para empezar una nueva vida en un mundo extrao y remoto. A poco de llegar, mis padres fueron al consulado alemn aqu y entregaron sus pasaportes alemanes, ya que queran romper todo vnculo con el pas que albergaba un rgimen tan atroz como el nazista. A los 3 aos adquirieron la ciudadana legal uruguaya, mientras que mi hermano y yo fuimos aptridas hasta los 18 aos, momento en el cual pudimos tambin nosotros, tramitar la ciudadana uruguaya. **********
El almuerzo en casa se serva siempre a la una menos cuarto en punto. Durante la guerra a la una, mi padre se levantaba de la mesa, - y me parece verlo se llevaba su plato y se sentaba en el living al ladito de la radio para escuchar al Reporter Esso que en la voz de Mario G. Bordoni, traa las ltimas noticias de la guerra. Ah no se poda hablar, no se poda hacer ruido, no se poda interrumpir... Pasada esa poca, las comidas familiares eran generalmente momentos de aprendizaje para nosotros. En la mesa jugbamos a juegos de preguntas sobre conocimiento general, o se hablaba de temas de inters general, a menudo se dialogaba sobre temas filosficos o morales o se comentaba algn libro, fomentando as nuestra curiosidad y nuestro pensamiento independiente y crtico. Cuando surga cualquier duda, haba que ir de inmediato al diccionario o a la enciclopedia o a algn libro de referencia un hbito que me qued firmemente arraigado hasta hoy. Mi padre era una especie de genio universal tena un conocimiento fabuloso y se interesaba por todo: astronoma, lingstica, matemticas, economa, filosofa....; lea muchsimo, iba mucho al teatro, no se perda concierto de la OSSODRE. A menudo despus de la comida nos ponamos todos a resolver problemas matemticos como pasatiempo. A l le encantaba hacer solitarios era su manera de hacer relax. ********** Era un muy buen atleta - en Alemania haba ganado algunas competencias en gimnasia (barras y caballo). Yo recuerdo que jugaba muy bien al tenis y que le encantaba andar a caballo. Recuerdo cuando yo era chica y veranebamos en Atlntida, cmo despus de cabalgar por las playas, l vena a casa, me suba en la montura y dbamos una pequea vuelta al paso o al trote, y yo me senta toda una amazona... Cuando caminaba siempre lo haca muy rpido y era difcil mantener el paso con l por poco tena que correr para quedar a su lado. Le gustaba ir al Estadio. Mi hermano era hincha de Nacional (y yo tambin, por supuesto, imitando a mi dolo que me llevaba 6 aos). Mi padre entonces decret ser hincha de Pearol para que hubiera dilogo y polmica en casa! ******* Pero no se puede hablar de Don Juan como le decan todos sus amigos, sin hablar tambin de Ellen madre quien, como l mismo lo plasm en su dedicatoria en el Operativo Patagonia fue su fiel colaboradora y compaera de toda una vida... Eran inseparables, una pareja ejemplar y ella tambin lo acompa, lo asisti y lo apoy en todo su trabajo (incluso al principio trataba de mantenerse despierta cuando en su forma incansable golpeaba la mquina de escribir hasta altas horas de la madrugada pero luego, por suerte, desisti de hacer eso). Aunque no tena vocacin de historiadora, lleg a saber ms que muchos otros sobre el tema. Iba con l a los archivos donde copiaba los documentos con puo y letra, ya que en esa poca no se permita fotografiarlos y no existan todava las tcnicas ms modernas de hoy en da; organizaba y mantena todo su archivo de fichas, ayudaba en la lectura de las pruebas de galera y lo ms importante siempre estaba all para l.
Como en ese entonces no exista todava la computadora personal que hubiera podido
hacer con ella! - el mtodo de trabajo de mi padre consista en escribir algo a mquina
(usaba siempre cinta de dos colores - roja y negra - para marcar distintas cosas) y luego
cortaba las hojas y con cinta scotch pegaba las partes que iban juntas (debi haber
empleado toneladas de cinta adhesiva!) . El cortar y pegar original, de las
computadoras de hoy en da.
Todo el mundo salvo mi madre tena prohibicin absoluta de tocar algo sobre su
escritorio supercargado de papeles, libros y fichas, en donde solo l saba donde
encontrar lo que necesitaba. Su poder de concentracin era tal que poda estar
trabajando, lo interrumpan para comer o hacer algo o por el telfono, y cuando
terminaba se poda sentar y seguir escribiendo inmediatamente donde haba dejado sin
dudar unos segundos.
*******
Caracterizaba a mi padre una generosidad intelectual incalculable: siempre comparta
todos sus conocimientos y hallazgos, y brindaba toda la informacin que se le solicitara
sin retacear ni ocultar, de manera totalmente desinteresada. l quera ensear, divulgar,
dar la base, mostrar el camino.
Como persona era de una sencillez y modestia extraordinarias; su rigor cientfico se
complementaba con su gran calidad humana, su fineza y su calidez. Permanentemente
estaba al servicio de sus amigos y colegas, era muy crtico, pero de una crtica
constructiva y adems era capaz de recibir y admitir crticas que se le hicieran a l.
Tena un gran sentido del humor y era sumamente simptico (con la gente que le caa
bien) y... muy humano. Fue tambin un padre ejemplar - y un magnfico abuelo,
pudiendo dialogar de igual a igual con todas las edades.
*********
Me gustara leer algo de lo que la Dra. Irma Larrainci, miembro del CESPAU, escribi
en 1983 y que caracteriza a mis padres:
Yo lo conoc a don Juan a travs de mi hermana Dora. Ella era empleada. Lleg a
gerente de una casa exportadora dirigida por Apolant, porque don Juan era educador,
form a sus empleados.
( ........)
Empezamos a ser invitadas a la casa. Nosotros tenamos tanto respeto y tanta
admiracin. Era una admiracin temerosa, ellos saban tanto de todo, eran tan buenos,
eran tan generosos, eran tan afectuosos. Eran tan exigentes en materia de puntualidad
Dora tena su auto, llegbamos 10 minutos antes, esperbamos un ratito, estacionadas un poco ms atrs... Despus ya no fue ms el Doctor Apolant sino don Juan. Nos acercamos a una familia. Otro motivo de admiracin, en un mundo donde las relaciones humanas se fueron deteriorando, las relaciones entre las parejas fueron vulgarizndose. A nosotras nos deslumbraba el tratamiento de don Juan a Ellen. Una cortesa que sigui hasta el fin de la vida de don Juan. Nosotros sabemos que las costumbres cambian, pero no tienen por qu vulgarizarse. Eso y todas las cosas para nosotros, esa calidad humana de don Juan y de la familia era para nosotras una fuente de alegra. Adems ellos se preocupaban; haca pocos aos que estaban aqu cuando nosotras los conocimos. Ellos tenan una preocupacin enorme de vincularse a familias
CORREO
Un universo sugerente, vibrante y conmovedor, pleno de color y sustancia vital, construdo sobre las slidas bases de una rigurosa metodologa es lo que ofrece la segunda edicin (pstuma) de la Gnesis de la Familia Uruguaya, obra del historiador germano-uruguayo Juan Alejandro Apolant. En 1966, cuando apareci este gnesis de los primeros 40 aos de vida del ncleo fundacional de Montevideo, foco irradiador del cual nacera luego todo un pas, ella se constituy en el primer gran trabajo de conjunto que se escriba de nuestros orgenes y que tomaba como protagonista a la totalidad de la sociedad. Hoy, en la presente reedicin corregida y aumentada hasta lo exhaustivo, no solo alcanza este valor importante de por s, sino que, adems, demuestra cmo a travs de un manejo de carcter genealgico se puede llegar a hacer verdadera historia social y no, como generalmente ocurre en estos casos, una lamentable crnica social que slo se ocupa de blasones siempre ms deslustrados de lo que se quisiera. Dicha finalidad no es en manera alguna, en el autor, un producto involuntario. Por el contrario, en las pginas iniciales Apolant advierte al lector, los medios de trascender los meros datos filiatorios y lo gua hacia facetas de la vida social, tanto privada como pblica, que ponen de relieve situaciones y ocasiones en donde es posisble adentrarse en tpicos que tocan ya a una historia econmica, ya a una historia de las mentalidades, ya a una historia de las instituciones actuando sobre los individuos o, en fin, a historias que pretenden incursionar sobre los sentimientos religiosos, la moral, las costumbres y todo aquello que el historiador divide de una vida porque le es imposible aprehenderla globalmente, en su inmensidad. Por supuesto, esta recopilacin de sugestiones no se agota nunca. Se extiende a toda la obra desde el momento en que el lector comienza a buscar por s mismo otras cosas no expresamente destacadas, pero que le interesan, y a descubrir, siempre, nuevas posibilidades, nuevos caminos a emprender o viejos a seguir, mas de otro modo. En tal sentido, uno de los aspectos relevantes de esta Gnesis est constitudo por el, hasta ahora indito, aporte documental. El mismo no solamente se desgaja de la lectura de testamentos, juicios de diversa ndole, oficios, cargos pblicos y propiedades, limpiezas de sangre de los protagonistas, de sus hijos, nietos y entenados, sino que, tambin surgen aislados, a manera introductiva en los inicios del libro. De esta suerte es que Apolant hace pblica una carta de Bruno M. de Zavala al rey (octubre de 1725) en la que propone que el fuerte de Montevideo, futura ciudad, se convierta en el punto principal de comercio de la regin platense en sustitucin de Buenos Aires. Este material podra constituir el principio de una revisin referente a la mentada involuntariedad de Zavala de fundar Montevideo en los aos anteriores a 1724. Al tiempo, y en igual tenor, otra serie de documentos aportados respecto a Francisco de Alzibar obligaran a una seria revisin sobre dicho personaje, ms vido de acumular beneficios y latifundios que de propender al progreso de la novel poblacin. Por otra parte, llevndonos de la mano a travs de los primeros matrimonios efectuados a lo largo de 40 aos y de las relaciones e interrelaciones que de ellos
surgen, Apolant alcanza a cubrir, siguiendo a los descendientes y otros que no lo son, hasta pasar la segunda mitad del siglo XIX. Puntos de arranque para ir ms all, para ahondar en una historia que, hasta el presente, tiene mucho de ms o menos; una historia hecha, alguna de sus veces, de compromisos porque todava viven algunos de los que descienden de aquellas familias fundadoras y porque, tradicionalmente, es oprobioso decir verdades que no gustan, pero verdades al fin. Apolant no pretende cualquier pasado. Su monumental trabajo (que frecuentemente nos hace preguntar cmo fue posible hacerlo sin ayuda de una computadora, tal como lo hace la historia cuantitativa actual) es liberador. Se libera de las trabas que acarrean los compromisos con Fulano o Mengano; se libera, asimismo, porque recurre al documento cierto, al rigurosamente examinado, al que se puede verificar, palpar y contradecir nicamente con otro documento que prueba su calidad de verdadero; se libera porque trata de ser objetivo siempre, en la medida honesta en que la objetividad es posible en la labor histrica; se libera, en fin, porque es generoso y es generoso porque trata de evitarle al prjimo - en este caso el historiador - arduas tareas de la crtica documental advirtiendo sobre los peligros de tales o cuales fuentes y, proveyendo adems, recursos seguros para su manejo. Las 1923 pginas, si excluimos el cuarto tomo dedicado a los ndices, apuntan al pasado tanto como al presente. Ensean la forma cientfica de alcanzar al primero, de adquirirlo en sus diversas tonalidades; esas que permiten comprender cuntas veces hace anacronismos el historiador, cuntas veces pone delante el debe ser, y cuntas otras oculta - y muchas sin proponrselo - al ser. Ese ser que fue de un modo, pero que hoy se quiere ver de otro. O se lo ve as porque se lo juzga con valores actuales, cometiendo igualmente pecado de anacronismo. Ensea, en ltima instancia, por lo que acabamos de expresar, el presente. Es slo a travs de una toma de conciencia contempornea del pasado que se enfoca que, realmente, se puede edificar la historia. Vida de todos: negros y blancos, pardos, mestizos e indios; vida de libres y esclavos, de pobres y ricos y de aquellos que, ms frecuentes, no son ni lo uno ni lo otro. Vida de vida y de vida y muerte; los trabajos y los das que tan bien cantara, miles de aos atrs, el griego Hesodo. Acordarse de aquel mundo, atisbar sus alegras y sus ilusiones, sus trampas, sus temores y desgracias en un acta matrimonial, en la fe de un bautismo, en la ltima voluntad donde las verdades asoman junto a miedos y virtudes. Destinos consumados; destinos del hombre comn consumidos por el tiempo, pero, ahora, gracias a Apolant, por fin rescatados del olvido.
aplicada a la sistematizacin rigurosa de un caudal cuantioso de informacin, anticip resultados que slo mediante el auxilio informtico parecen hoy posibles en el lapso en que l despleg sus investigaciones de archivo y proces las referencias documentales mediante un exhaustivo cruzamiento de datos. Las redes familiares, tnicas, econmicas, polticas y sociales, que Apolant contribuy a identificar parecen el resultado de un s o f t w a r e ms que el logro de una disciplina de trabajo manual/mecanogrfica, por ms tenaz que se suponga a su practicante. Saludemos hoy, por lo mismo, con entusiasmo, ese encuentro demorado: entre la obra impar de un historiador/genealogista sagaz, firme y enamorado de su arte, y los medios informticos, que expanden (en el tiempo y en el espacio) los logros cientficos y en consecuencia- contribuyen a democratizar el conocimiento. Sin duda, Apolant no hubiera deseado mejor destino para su obra. Carlos Zubillaga
El presente trabajo es una obra conjunta de: Ellen Apolant Martin Romano Garcia Andrea Tutte con el invalorable aporte de: Marta Canessa de Sanguinetti Hernan C. Lux-Wurm y Centurion Carlos Zubillaga y Emma Gill y Mara del Carmen de Rubiani, que asesoraron en el uso del software. Manuel Gonzalez, que realiz el diseo grfico de las tapas y men. Virginia Scalabrini Zalda, que tipe ntegramente el vol. IV, ndice de apellidos. Muchas gracias a todos.
Los Editores
Primera edicin Gnesis de la familia uruguaya: Juan A. Apolant, Montevideo, 1966 Segunda edicin Gnesis de la familia uruguaya:: Ellen Apolant, Montevideo, 1976 Primera edicin Operativo Patagonia: Juan A. Apolant, Montevideo, 1970 Segunda edicin Operativo Patagonia: Ellen Apolant, Montevideo, 1999 Primera edicin digital Gnesis de la familia uruguaya y Operativo Patagonia: Dervish SA Editorial, Asuncin, 2005 Grabado de tapa: Iglesia Matriz de Montevideo F. Soneira (dibujo) 1855. Tirada: 500 ejemplares