Partes Un Verso A La Mitad y Sangra. Efraín Bartolome PDF

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EFRAN BARTOLOM

PARTES UN VERSO A LA MITAD


Y SANGRA


Mxico 2004
LA FLAUTA DE PAN Y PALABRA VIRTUAL






Este libro mereci el Premio Internacional de Poesa Jaime Sabines 1996. Jurado:
Griselda lvarez, Al Chumacero y Carlos Montemayor.



Partes un verso a la mitad y sangra / edicin digital
Efran Bartolom.
Ilustracin de la portada:
Miguel ngel, "Sibila dlfica".
Fotografa del autor:
Guadalupe Belmontes Stringel.
Maquetacin y coordinacin general:
BLANCA MATEOS


Esta edicin ha sido creada en formato electrnico (PDF)
para ser distribuida por Palabra Virtual
http://palabravirtual.com
con la autorizacin y supervisin del autor de la obra.


Mxico, septiembre de 2004.

Queda prohibida la reproduccin parcial o total del contenido de la presente obra, por
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legales correspondientes.


Lo ms maravilloso de Dios es que cre las cosas
sin frmula, sin boceto ni anteproyecto.
Ramn Gmez de la Serna
I
EL ORO MS PULIDO











Un poema lrico debe ser extraordinario o no ser.

Gottfried Benn
INVOCACIN

Lengua de mis abuelos habla por m

No me dejes mentir

No me permitas nunca ofrecer gato por liebre
sobre los movimientos de mi sangre
sobre las variaciones de mi corazn

En ti confo
En tu sabidura pulida por el tiempo
como el oro en pepita bajo el agua paciente del claro ro

Permteme dudar para creer:
permteme encender unas palabras para caminar de noche

No me dejes hablar de lo que no he mirado
de lo que no he tocado con los ojos del alma
de lo que no he vivido
de lo que no he palpado
de lo que no he mordido

No permitas que salga por mi boca o mis dedos una msica falsa
una msica que no haya venido por el aire hasta tocar mi oreja
una msica que antes no haya taido
el arpa ciega de mi corazn

No me dejes zumbar en el vaco
como los abejorros ante el vidrio nocturno

No me dejes callar cuando sienta el peligro
o cuando encuentre oro

Nunca un verso permteme insistir
que no haya despepitado
la almeja oscura de mi corazn

Habla por m lengua de mis abuelos
Madre y mujer

No me dejes faltarte
No me dejes mentir
No me dejes caer
No me dejes
No.











REINA DEL LODO


Tira tu tarascada sobre mi muslo
Hembra del jabal

Que tus colmillos partan carne y trocen huesos
Que sieguen esta sangre tan dormida

A qu sabe la luz?
A qu la sombra?

Traga todo mi infierno bestia oscura

Tus perros negros ladraron contra m toda la noche

Mordisqueaste los belfos del caballo

Ensay trinos con mi lengua
pero los puercos se alimentaron con pjaros crudos
(An puedo ver pequeas plumas en tu boca roja)

Soy tu espejo oh Maligna

Tu belleza pasmaba y haca llorar
mas tu gemela oscura desenroscose
del negro aliento de la Gorgona

He aqu mi muslo hembra del jabal:
tira tu tarascada.

Luego chate a dormir entre las palomas descuartizadas.
Entre la sangre seca y los huesos de los muertos.

Ronca.


CIELO Y TIERRA

Y las aguas de Arriba amaron a las de Abajo
y eran las aguas de Abajo femeninas
y las de Arriba masculinas...

Has odo, amada?

T eres la Tierra y yo soy el Cielo
T eres el lecho de los ros y el asiento del mar
y el continente de las aguas dulces
y el origen de las plantas
y de los tiernos o duros o feroces animales
de pluma o pelo o sin pluma ni pelo

Yo soy la lluvia que te fertiliza

En ti se cuecen las flores y los frutos
y en mi el poder de fecundar

Has odo, amada?

Nuestro lecho es el Universo que nos contiene

Has odo bien?

T eres la Tierra y yo soy el Cielo
Y mi amor se derrama sobre ti como la lluvia
o como una cascada que cae del sol
rompiendo entre nubes como entre peascos
y entre los colores del arco iris y entre las alas de los ngeles
como entre las ramas espesas de una vegetacin inverosmil

T eres la Tierra y yo soy el Cielo

No lo escuchas?

Y aunque digas que s
tal parece que no porque ahora Tierra
cabalgas sobre m (en el lecho que es el Universo)
y eres t el Cielo y tu amor se derrama sobre el mo
como una lluvia fina

Y yo era la Tierra hasta hace unos instantes pero ya no lo s
porque hemos girado y descansamos sobre nuestro costado
y los dos somos Tierra durante unos minutos deleitosos

Y ahora estoy de pie con los pies en la tierra y los ojos en el cielo
y t no eres ni Tierra ni Cielo porque te hago girar
con los muslos unidos ferozmente a mi cintura
y eres el ecuador o yo soy el planeta Saturno
y t eres los anillos que aprendimos en la escuela
y giras

Y ahora somos Cielo los dos y volamos
elevndonos ms all del Universo

Y en lo ms alto del vuelo algo estalla en nosotros y caemos
vencidos por la fuerza de nuestro propio ecuador que se ha quebrado
Pero seguimos siendo Cielo aunque yazgamos en tierra

Derrumbados en tierra pero Cielo

Tierra revuelta y dulce pero Cielo

Cielo vencido cielo revolcado pero Tierra

Pero Cielo.


BAUDELAIRE
(Transparencia en rojo)

Un espritu, una sombra pas frente a mi rostro
y el vello de mi carne se me puso de puntas.


Elifaz de Teman (Job 4:15)



Baudelaire: cerebro crudo.

Alma llena de sangre:
alma que es un rub como un puo cortado.

Leo
y tengo a Dios en las venas.

Y el cielo a punto de llorar.
Pero no llueve.

Tan slo se humedece el aire claro.

Baudelaire: alma suelta, labios apretados.

Entre sus dientes tiemblan las uvas y el agraz.

Dolor: copa de llanto.

Cilicio, aguja, espina, brasa viva para el ojo del nio:
para la fresca piel de la Inocencia.

El padre muere: hachazo.

Mam se casa con Aupick: sal sobre la herida.

Nos ofende la vida en tantas formas.

El mariscal Aupick lo quera diplomtico.

Ah, el insoportable Aupick, siempre tan correcto.

Era ms tolerable viajar hasta Calcuta.
Soportar marineros y soldados ingleses.
Y resistirlo todo, incluso el mar,
el intolerable mar.

Pero los marineros
que atormentan albatros y torturan poetas
no merecen tanto.

Calcuta es demasiado.

Es mejor regresar.

Calcuta se quedar sin Baudelaire.
Los ojos de Baudelaire nunca vern Calcuta.

Desesperado, solo, exasperado,
desgarrado, maldito, abandonado,
hostil y dulce, santo y condenado,
vil, amargo, feroz, envenenado,
desencantado, trmulo y alado.

Despus
los setenta y cinco mil francos
como herencia de Monsieur Baudelaire
y la vivienda de dandy frente al ro.

(Mirad la larga cabellera del poeta
sobre su atuendo de galn:
la muerte, ante sus ojos, baja la vista.)

Y el ro fue mirado por aquella cabeza que pint Delacroix
y que t, oh Charles Baudelaire, mirabas diariamente.

Pero a ti, a Delacroix, a la cabeza y al ro,
los miraba, en la sombra, un patriarca mayor:
el Dolor.

Tenas aquella mesa de nogal,
aquel "mueble de genio" que celebr Banville
y en el que hubiera sido tan difcil escribir cosas vulgares.

La mesa floreci
y un nuevo escalofro hizo despertar al siglo.

A varios siglos dormidos a su alrededor.

Las flores del mal.

Saltan chispas en el lomo del siglo
como en el lomo de aquel gato de ojos fosforescentes
que juega con las almas perdidas
en la oscuridad.

Ah, Baudelaire, espantando burgueses con frases como
Yo, que soy hijo de cura...
o
Cuando arroj a mi querida por el balcn...
o
Ha comido usted sesos de nio?
o
Despus de haber asesinado a mi pobre padre...
dichas con aquella naturalidad, con aquella correccin.

Temblars, Baudelaire, ante el misterio de una mujer desnuda.

Las mujeres...
qu conversacin pueden tener con Dios...?

Lo preguntabas porque lo sabas.
La verdad es aristocrtica:
una mujer conversando con Dios: el Monlogo.

Y aquella Venus negra.

La negra de ancha grupa y ojos profundos como el Deseo.

Por la negra la locura, el amor, los celos,
la rabia, el odio.
Y sentir su desprecio, su desdn.

Qu pueden saber de eso los seoritos que se recuestan
en el hombro de un viejo pederasta?
(Qu pequeo es el diablo Rimbaud junto a este santo amargo.)


Baudelaire:
de su libro nos caen en la inerme pupila
las pursimas gotas de un lquido diamante rabioso:
la humana flor.

Hierve en las venas Dios
cuando leemos sus versos, cuando comemos ptalos de flor,
cuando comemos su corazn crudo.

El mariscal Aupick te quera diplomtico,
te quera "hombre de bien"
y t le diste esas flores del mal
capaces de engendrar el fruto de la Inmortalidad.

Despus vendra el triste seor Pinard y aquel proceso
que instituy la Estupidez contra el Genio.
Y la miseria, las deudas, la crcel
y los prstamos,
ante los cuales se humilla el santo
recibiendo en la frente
el sucio escupitajo de Mammn.

Y Jeanne Duval, la antigua reina negra,
se convierte en un espantajo paraltico:
en un bagazo de hospital.

Y el Poeta, solo,
maldice su raz
(sus "antepasados idiotas")
que lo ha hecho raqutico, mal conformado,
predestinado a engendrar nios muertos.

Slo el orgullo lo hace resistir el guio de la Muerte.

Y luego, con algo de esperanza, el viaje.
Choca con el pueblo ms bestia de la tierra, los belgas,
que son monos y moluscos y rumiantes que no digieren nada,
los papanatas y canallas de ingenio excremental.

Despus vendr la sfilis, la cada del pelo, la debilidad,
las sbitas cadas, el vmito, el fro sudor,
el viento del ala de la imbecilidad.

Y las palabras que volaban solas
como un remolino de palomas
completamente ajenas a su voluntad.

No puede pronunciar sino slabas sueltas.

Y el hombre que nos hizo ser ms hombres
alguna vez olvidar su nombre.

Luego el ancho desierto: la vida de hospital.

Con el cuidado de las buenas monjas,
con la ayuda del mdico,
con una gran paciencia,
llegar a pronunciar frases como
Buenos das seor...
Buenos das... Seora...
y poco antes de morir
La Luna es bella...

La Luna es bella!

Luego muere.

Sin palabras.

Es el 31 de agosto de 1867.

Tiene cuarenta y seis aos.

En su crneo quedan slo unos cuantos mechones blancos.

Y el cerebro cocido.


EL ORO MS PULIDO

Cada vez que le descubro a mi mujer un gran poeta
y la convenzo con mi entusiasmo y mi memoria y mi alegra
y ella lo lee y lo nombra y lo disfruta
arde mi corazn con unos celos miserables

Por qu se me adelanta ese canalla?
Por qu escribi los versos que yo pude escribir
si acaso el tiempo el mundo el improbable azar...?

Por qu?

Y me pongo a sufrir largos minutos sintiendo como ortiga por dentro
mientras ella recuerda o cita o pronuncia en voz alta
los versos las imgenes el oro musical que yo le convid

Y me arrepiento de haber puesto en sus ojos
de haber puesto en su alma
un rival que (afortunadamente! dice el lado egosta de mi corazn)
ya est muerto o ya es muy viejo o vive en un pas tan lejano
o no habla nuestra lengua

Pero pasan los das
y no puedo dejar de poner en su alma
una nueva racin del oro ms pulido del espritu humano
Porque a pesar del vidrio molido de mi resentimiento
cmo podra ofrecer a mi amada
un manjar menos rico
una mesa ms pobre
unos enclenques versos tartamudos o sosos?

Y me pongo a sufrir otros largos minutos...

Luego todo se aclara
y me siento ms santo por el resto del da.


MUCHACHA EN SEAPORT VILLAGE

Yo beba sambuca en el muelle de San Diego
cuando la joven negra entr en mis ojos

Caf y sambuca le brind (sin darme cuenta?)

Ella acept

Caf y sambuca la muchacha negra:
la lengua dulce de la muchacha negra frente al mar

Eran las ocho de la noche
y el sol an no se hunda:
yo me hund en la muchacha y en el infierno

En la pequea plaza la ninfa blanca de la fuente

Un barco
una montaa
un velero amarillo:
Seaport Village reuni todo el azul del mar
y lo puso a secar

En el Oriente arda la Luna llena y en el Poniente el Sol:
equilibrio perfecto:
el desequilibrado era mi corazn

Tena un vestido blanco cindole la piel
como otra piel sobre la negra piel
que le cea el alma

Yo med palmos de alma en su cadera
y recorr con mi lengua ms dulce su lnea ecuatorial

Negra de belleza brutal y espesos ojos abismales

Qu prodigio aquel Dios amasando esas nalgas
con tan humana inspiracin

Divino pan
cocido con harina africana y americano sol

Todo para las manos del mexicano annimo
tocado por la sal por el mal
herido por la lanza pnica del amor ocasional

No era posible ms negrura
mas sus areolas fueron an ms negras
y la negrura se reconcentr
en el carbonizado pezn
altivo
rabiosamente vivo
coronando la ms humana flor

Su bosque despert
con el roco interno del Deseo
y se abri
como una roja flor bajo la lluvia

Se hundi mi corazn en tinta negra

Se hundi mi corazn en el blues de sus ojos.
SIEMPRE!

De nio cuando a mi pueblo
todo llegaba por avin
o a lomo de caballo
entre la lluvia la noche el lodazal la selva
mi padre reposaba leyendo una por una
las pginas hermosas de la revista Siempre!

Yo an no haba tomado ni caballo ni avin para conocer Mxico

Mxico era el pas y su espejo era Siempre!

Lo importante de Mxico pasaba por esas pginas en sepia
que leamos con mala luz elctrica

Ah aprend a leer el rostro mltiple de la patria
bajo la mano sabia por apenas visible
de mi joven padre en sus treinta

Este es el doctor Atl me dijo un da cuando el pintor muri
y su noble barba ennobleci la portada de Siempre!

Y yo vea los rostros de Leduc Gmez Arias Domingo
y Surez Alvarado Gutirrez y Gonzlez
Zabludovsky Pags Garca Naranjo...
y deletreaba el nombre de la patria
como si fuera el rojo corazn del planeta

Todo esto me brota en la memoria ahora
justo ahora en que mi foto sale en la revista
y se habla bien de m como del hombre limpio que mi padre so
y se honra en m al poeta que con seguridad mi padre no so
Se habla de su hijo:
uno que pudo hacer que sus palabras fueran puras...

Y yo algn da so y si no lo so hubiera querido
que mi padre encontrara esos artculos donde se habla de su hijo
hojeando una por una las pginas de Siempre!
que treinta aos despus sigue llegando al pueblo
por vas menos speras mucho menos hermosas
que el lomo de un caballo
o las alas de un avin sobre el follaje espeso

Pero mi padre nunca podr ver esas pginas:
la luz ha abandonado sus ojos para siempre

Aunque ahora tengamos en el pueblo tan buena luz elctrica.


HOMENAJE


Ella llam para decir "te quiero" antes de ir y enclaustrarse

Eran las once a.m. y el sol prendi su corazn rabioso y lo unt en las paredes
"Le das un beso" dijo en la despedida
Yo se lo di
En la boca en los dientes en la lengua en la saliva y en el alma
Y nos pusimos a recordar la noche en que bailaba
desnuda
bendiciendo la casa con la piel
untando su deseo en el aire nocturno
electrizada el alma
lamido el albo cuerpo por una vela roja
cerrando un solo nudo ciego
chupando espritu mdula tutano de Dios
en cada hmeda oquedad
en cada prominencia donde brillaba la Delicia hasta engendrar temblor y herida
cados en el ro del Amor
amndonos con uas y con dientes
con locos labios
con el hongo encendido de las lenguas
hozando nuestro ms luminoso lodo terrenal
nuestra carne encendida y floreciendo
y el polvo que seremos algn da

Hace ocho das nos herimos el alma de rojo amor

Hace ocho noches dimos cuenta del cielo
y nos qued pequeo

Hace ocho tardes que engendramos dioses
bajo la mirada del gran Pan
y la amorosa envidia de los mejores hombres
que nos miraban desde los libreros

"Le das un beso" dijo antes de enclaustrarse

Y la Memoria se encendi:
cuatro dulces pezones se rozaron
y cuatro pechos se chafaron
y mis dedos volaron sobre los talles giles
y los ombligos se buscaron
los muslos se enlazaron
los brazos se abrasaron
en un estrecho crculo hermoso y desordenado

Los ojos destellaron fulgor y miel celeste

Y la golosa gula de mis manos
mil
acariciando la blanqusima grupa
y otras mil
el peso dulce de los pechos morenos

Y las dos cabelleras flotaron y volaron
y bajaron hasta tocar mi rostro agradecido

Y la blancura fue ms blanca
y el negror ms intenso

Y vi los dos perfiles frente a frente:
los cuatro labios en flor:
la hmeda corola ante su espejo mgico

Y las tres lenguas lbricas
anudamos con lentitud pasmosa el Homenaje

Y la Diosa sonri
mientras caamos hasta lo hondo del Sueo.


LOS DONES

Todo me lo ha dado la Poesa:
el paisaje, la Luna, los vientres de las hembras ms hermosas
dulcemente paridas por el hmedo vientre de la patria.

Todo me lo ha obsequiado:
la msica ms honda de la Msica
y las huellas de oro
en el ojo de oro de la Imaginacin.

Todo me lo ha ofrecido la Poesa.
Incluso las arterias del Tiempo
y el sentido del mundo (Ah... el sentido del mundo):
Nacimiento, Vida, Muerte, Amor
y Permanencia.

Todo me ha regalado la Poesa:
la Tierra, el Agua, el Fuego, el Viento,
la Mujer.

Ya apestaba el cadver de la Razn.
Ya perfumaba el aire
el azahar de la Poesa
que me ha brindado todo:
mis bienes terrenales
y el hambre que ha crecido
en el hombre que soy.

Todo me lo ha otorgado:
la manzana y el membrillo,
la sal y el cido,
el blsamo y la herida,
el ojo y el paisaje,
el olfato y el caf.
Mi admiracin por el guila
y mi agradecimiento a la Lombriz

Todo me lo dio la Poesa:
el sol, las flores, el silencio y la lluvia.

Y yo no supe qu hacer con todo aquello
adems de asombrarme.

Y cantar.

Y agradecer.




II
FULGOR DE MEDIODA





El intelecto no canta. El discurso y la especulacin son
un solo rumor monocorde y sin Gracia.


Dad Al Jerraji


TROZOS DE SOL

La tempestad ha comenzado a grabar su nombre sobre el polvo.

Tengo hambre, tengo dolor, tengo tristeza,
tengo un deseo profundo de confundirme con el mar,
de integrarme a la piedra, de perderme en el aire podrido de la ciudad.

Quiero tocar la fuente del rayo.

He visto la luz postrada.

He visto sonrisas para estrangular.

He visto una flor roja en la sien del Enemigo.

S bien que la Mujer, viendo hacia atrs,
alcanza a ver ms lejos hacia adelante.

Lo s bien: una mujer desnuda
hace brotar un dios en cualquier miserable.

Al pie de un cerro cruel
hay una piel colgando de un rbol espinoso:
alguien sube a ofrendarse para glorificar tu nombre, oh Diosa.

Un da me dio por escuchar los ruidos de la noche.

Por eso estoy aqu.
Miradme: desolado. Una ele noms y heme aqu: desollado.

He soado.

Sueo que una soberbia estrella de diamante quema mi corazn.

Sueo en caer.
Sueo una lenta noche precipitndose conmigo hasta la boca del Infierno.

Hasta la ltima roca desolada.

So que mi corazn era mi Madre.

So que mi cerebro era mi Padre.

So que mi mujer era la Noche.

Mi hermana era la Muerte.

Mi corazn oscuro era el Viento del Sur.

Por eso pude alimentar el da.

Por eso tengo el corazn deshilachado. (Altura, Madre, Altura!)

Por eso arrojo estos poemas al Crepsculo:
trozos de sol,
como monedas sucias.
POSTAL DE GUANABACOA
Junto a mi casa vive la mulata que me visita en sueos

Hoy es domingo
y ya dieron las diez

Sale la negra a tomar dulce sol despus del bao
cubierta apenas por una toalla rabiosamente azul

No sabe que hay un alma mirndola encendida
viendo como la toalla la forma y la deforma
la conforma en su negror carnal brutal animal
y hace correr la sangre ms ligera

Entrecierra los ojos
bebiendo astillas de luz por las pupilas

El vapor se desprende de sus pies
de sus desnudas pantorrillas lisitas como un mango
de sus rodillas plenas de sus muslos soberbios
de su injusta cadera y de sus ancas con furia acariciadas
por los pliegues voraces de la toalla

El vapor se desprende de la encrespada mata de su pelo

Toda ella humea en la dulzura azul de la maana
(Bajo la toalla debe humear tambin su crespa rosa negra)

Entreabre la boca:
saca la lengua como probando el aire

Humedece el grosor de sus labios
que brillan ante un sol cada vez ms caliente
(Una humedad igual debe brillar tambin bajo la toalla)

Quema el sol
Quema el tiempo

Ella cubre su rostro con la mano:
por ese leve movimiento
los pechos densos vencen
el nudo de la toalla

El calor crece

Su cuerpo negro llena la maana

Tumba y retumba mi tambor interno

Danzo lbricamente alrededor del ttem que ha crecido
en el centro de m

Voy a bajar

Ya no resisto ms

Por ti mulata traicionar a mi patria.
FULGOR DE MEDIODA

En el da ms limpio la muchacha me llama

"Estoy desnuda frente a la ventana"
dice su tenue voz

(La miro recostada ante el brillo de la luz:
ante los trinos de los pjaros que visitan el pequeo jardn
y que no puede or detrs del vidrio donde estallan destellos.)

"Tengo mi mano izquierda sobre el pecho: lo acaricio".

Le pido que acomode el telfono en su hombro
y que coloque la otra mano sobre su rosa crespa

Su gemido responde

"Me estoy tocando" dice
"Siento pena"

Yo insisto en que me obsequie su pena y su deseo

Oigo el silencio

Luego se inunda el cable telefnico de gemidos
quejidos dulces sollozos clidos lamentos
respiracin alterna: pareja y delicada entrecortada y spera
Luego un corto chillido
o una nota de llanto

Oigo
un suspiro final
y el aletargamiento de su lengua
y sus guturaciones

Vierte
sobre las doce horas del da inerme
su lquido su miel su jugo ms brillante

Se inundar de luz el cable telefnico
la red entera la nervadura oculta de la ciudad monstruosa

Habr miel en la voz de las mujeres plenas

Respingarn las leves columnas vertebrales de las adolescentes
con un inesperado escalofro

Habr erecciones repentinas en los hombres de todas las edades:
sbitos estremecimientos en los nios pequeos
perturbadoras sacudidas de excitacin en las ingles juveniles
vaga satisfaccin en la sonrisa
y un fulgor libertino en la mirada de los viejos

"Me has sentido?" pregunta su voz tierna

Yo palpo mi dureza

Oigo mi ancha respiracin
en el quebrado silencio del medioda

"Siento pena" murmura

Pero escucho su orgullo
restregndose elctricamente con el mo

Aqu
el nico avergonzado
es el sol.




















SAGA DE AGAVE AZUL Y PALMA SOLA
Son las 14:30 y pienso en ti

O te imagino (que no es lo mismo que pensar)

Bebo un sacro tequila:
si estuvieras conmigo te besara con labios
del ms fino aguardiente

Entraste a mi alma por la imaginacin: ventana clara

Veo palmas
(Te rodeo de palmas
Te corono de palmas:
un da estars desnuda entre las palmas y sers para m)

Estoy solo en el centro de una hermosa palapa de palma real
(de guano de acuerdo a tu singularsima diccin
que me hace ver tu lengua
nadando entre tus dientes con luminosa naturalidad:
te comes el final de las enes
vuelves jota la ese
y en un respingo alado de tu lengua
extremas los sonidos cortantes y acentas
la gravedad de las palabras graves
haciendo rara msica con todo lo que dices)

La brisa no es capaz de amainar el calor

La fuente canta en el centro de las palmas:
arroja finas gotas sobre mi frente que arde

Una gota de sal cae en mis ojos

Me has hecho recordar el sabor de las lgrimas
Me has hecho aorar cosas que no so
Has vuelto cosas de alma objetos que ignor
Nimiedades para las que jams tuve atencin ni ojos
Se me han vuelto entraables ciertas piedras
con que la Tierra adorna sus dulces oquedades
Me impusiste unos das el dogal de la diosa
Has vuelto adolescente mi corazn
Me regalas tu risa y tu pasin
y despus amenazas con hacer aicos mi sabidura
Me haces andar por calles empedradas
y amar la msica de los establos

Sueo en el mar: los palacios azules
Sueo en el monte: la luz verde y dorada besando la humedad

Me has hecho estar pendiente del ritmo de los trenes
Del ajetreo de las estaciones
De los lentos minutos aguardando en andenes lejanos
Del polvo y de la hierba que crece junto a vas desvencijadas
junto a furgones abandonados
junto a durmientes dislocados y en lenta destruccin

(El esqueleto de los trenes se estremece conmigo
ante la extraa belleza de tus ojos: dolor y pasmo)

Recuerdas la terraza del palacio donde vimos la luz?
Recuerdas el volar de las palomas sobre la plaza enorme?
Recordars aquel revoloteo sobre tu abdomen dulce?
Recuerdas la bandera agitndose en mis ojos?
Recuerdas la ebriedad?
La respiracin ancha?
El abrazo de fuego en la ciudad tan alta?

Y la noche soplando su aliento transparente sobre el rojo crepsculo
o pasando su lenta lengua negra sobre los edificios
para ocultarnos bien?

Desde que te conozco amo las caracolas y la playa dorada
y una posada fresca en el raro silencio de La Habana

Fui a Venecia por ti en los espesos das que esperaban la peste

Y fui ms lejos:
vagu entre los palacios de Timur Leng
(aquel nieto del Khan)
Te am en sus tierras de oro:
fui quitando uno a uno los treinta mil botones
desde el cuello hasta el hombro de tu blusa
(qu blancura tan tibia la que despus mord!)

Miro a una nia dulce de inslita belleza restregando su sexo
contra un rbol de bronce que ondula frente al sol

Miro a una adolescente de mirada abismal y larga cabellera
que restriega su pubis contra la hmeda Tierra

Veo la alta palmera a punto de volar

Pienso en tu alada lengua

Pienso en mi alado corazn

Mxico o Samarkanda
Anhuac o Venecia
Alemania o La Habana

Un solo grito

Un solo amor

Un corazn partido
con hacha o sierra
o de una vez:
a garra vil y fauces:
con uas y con dientes

Nada ha cambiado
pero
han crecido el calor
la soledad
la Sed.

LA LENGUA Y LAS HERMANAS
No menciones la muerte cuando ests frente a m

Mira la vida
que brota del cogollo feliz de la palmera
del ncleo de la flor
del delicado almizcle de tu rosa sombra
cuando nos vemos
cuando ardemos juntos

Mira la vida
estallando en el tumbo feliz de la cascada
estallando en la luz que lame flores
fluyendo en lgrimas de espesa sombra
que embellecen an ms el desolado brillo de tus ojos

La vida digo
serpenteando en tu lengua que pronuncia las cosas
y las hace vivir arder amar

La luz florece
Las flores iluminan
La vida brota en lgrimas de espesa sombra
La luz restalla en paredes blanqusimas mordidas por la cal

Toca mis manos:
estn tibias
porque mi sangre corre ms de prisa
cuando la enciende la mordida dulce de tu mirada

Si te veo
me importa el borbolln de vida que el loco Amor me da
Y el loco Amor encarna en el Deseo
Y ste en la Eternidad

Y mi verdad es esta:
bajo el sueo de dos
la Eternidad fermenta.

*

No me importan
la rida sequedad de la garganta ronca
ni plvora ni arena
ni dientes de metal que rechinan contra una piedra negra
ni una vaina vaca ni un tambor
de cuero roto

Tu lengua hace vivir lo que pronuncia
Y yo deseo que pronuncies Vida:
no quiero de su hermana la dulce paz que vierte

Siente mi corazn: es tu cautivo:
un corazn tan vivo que asustara a la Muerte.
III
EL HURACN



La literatura es un estado de la cultura. La Poesa
es un estado de Gracia, antes y despus de la cultura.


Juan Ramn Jimnez


EL HURACN

El sol de los das antiguos
brilla como oro viejo en los muros gastados de la Memoria

El sabio azar disea sus caminos con dedo caprichoso

Me hubiera gustado escribir para ti odas de fuego
capaces de lograr que la Tristeza se avergonzara
con la gracia de las muchachas antiguas
cuando eran atrapadas en una falta menor

Hubiera querido escribir para ti
con mano torpe
los primeros poemas de soso deslumbramiento adolescente

Mas todo estuvo en manos del cuidadoso azar

Ahora que llueve
Ahora que la Historia est durmiendo
Ahora que me visito a m mismo y puedo ver mi habitacin ms ntima
me pregunto y me contesto

Me habra gustado?

S
Me habra gustado

El da pesado como un buey
muele las horas en su hocico babeante

A lo lejos no mucho el relente del mar gris o verdoso
surcado por las olas
que golpean de frente la carcomida lnea de la playa

Y el horizonte
atravesado por los autos veloces
que se hunden como balas enormes acribillando el malecn

Ests ah?

Ests del otro lado del horizonte donde creo que ests?

Y si no fuera cierto que existes, que te he visto,
que he tocado tu carne y que he sentido tu sofocado aliento
gimiendo entrecortadas palabras de pasin y veneno?

Y si no fuera cierto que soamos,
que planeamos la Huda hacia la isla, hacia el furor, hacia la tempestad?

Recordars mis palabras de aquella tarde casi de despedida:
cuando te quieras ir no tienes ms que decirlo sonriendo dulcemente:
yo sabr bendecir el aletazo de Dios sobre mi vida

Si todo fuera una ilusin
y ms all del huracn que violent las casas de los pobres
no hubiese nada ms no importa nada

El poema est aqu y ha valido la pena esta lenta muerte
: tanta verdad hay en el Sueo
: una verdad que no logran tapar
las cortinas radas del insomnio y la lluvia

Ahora
los vientos que desgarran el faralln
entran con menos fuerza en la calma feliz de la baha

Las blancas construcciones que coronan la loma
parecen levitar entre las palmas

Todo est en calma esperando otra vez el huracn
menos mi corazn mordido por tu imagen
: estrujado y ajado en las manos torntiles del loco Amor

A lo lejos
en los cerros del sur
el viento tiembla

La columna de humo se adelgaza

Los pelcanos trazan su lento signo negro contra el cielo

El verde mar lame con blanca lengua el vientre rubio de la playa

Un rayo de sol rompe las densas nubes
Ilumina y blanquea el fosco faralln
: a sus pies se enternece la espuma

Se aduermen los pelcanos en su pesado vuelo
abandonados al arbitrio del viento

De repente las rfagas: ramalazos de viento y lluvia espesa

Todo se enturbia

Oigo el bramido bruto del torvo mar: veo las olas perfilando su cresta

He olvidado las ciudades donde jams estuviste conmigo
: las ciudades donde ya no estaremos

El Huracn apunta hacia mi corazn

Ya viene.


(Manzanillo, Col., 17 de junio de 1995)


ADVIENTO


Amaneci
: la Luna ocupa el lugar del sol

Florecieron los cuernos del venado!

Las mujeres embellecieron a tal grado
que su dulce mirada paraliza y asombra

He visto a muchas en la calle
: caminan sin tocar el suelo

Las estatuas se inclinan a su paso
mas las dulces muchachas no lo notan
: van como mirando lejos

Pasan

Queda en el aire un toque de almizcle delicado

Dejan en la garganta una opresin deleitosa parecida a la muerte
: en el pecho nocturno de los hombres brotan ramos de llanto

Anochece

Cierro los ojos
: en cada piedra negra hay una flor azul

Otra vez arde
el sol.


EL CALDITO

Cuando el Fuego ama al Agua,
y la acaricia, la enciende y la calienta hasta la ebullicin,
nace un producto nuevo
que integra a los amantes en alqumica unin
y al que nombramos caldo.

Trabaj todo el da,
labrando en una piedra una vasija blanca,
y despus me dorm.

Ella ofreca en el sueo una escudilla de oro.
Me miraba
de lado
con la risita aquella que electriza
mi corazn.

Us un diminutivo: el caldito.

Era algo as como una despedida.

Sonrea
con la mitad del rostro
ensombrecido por la cabellera.

Ella me interrogaba.

Yo temblaba.
Pero saba en el sueo todas las respuestas
que en vigilia no s:

En el caldo se integran...?
Agua y Fuego.
El caldo de los ojos?
Las lgrimas: alegra y dolor.
El caldo de la boca?
La saliva: placer y excitacin.
El caldo de la Vida?
La sangre: caldo del corazn.

Se acerc satisfecha.

Extendi para m su escudilla de oro
y desapareci.

Su voz arda suavemente en el aire:
"Yo te dejo el caldito de mi sexo
para que duermas bien".

Entonces despert.

Escucho el timbre de la diosa alada
que reina en Sirenusa.

Por mi espalda se mueve el dedo de la Musa.

En la sombra me mira el rostro de Medusa.

No he vuelto a dormir bien.







LA NIA

La nia chup la punta de su dedo meique:
un brillo de diamante se produjo en la ua.

Se coloc de espaldas al gran sol del poniente.
Alz su mano izquierda:
extendi el dedo humedecido.

Un rayo de aquel sol atraves la ua:
el arco iris naci.

La nia fue hasta l.

De sus huellas sobre la hierba
brotaban campnulas azules y moradas.

Subi con gil paso.

Las aves y el viento guardaron silencio.

La nia se fue haciendo un punto cada vez ms brillante
mientras ganaba altura.

De pronto
el arco iris desapareci:
los pjaros celebran con asombro nocturno.

En el cielo
deslumbra
la Luna creciente.


DE PELOS

Despierto de la siesta
sabiendo que he sesteado sobre prados lejanos

El sol entra a mi cuarto por la hermosa ventana del poniente

La mujer Hembra cose

Viste una saya negra

Ha recogido su larga falda
sobre la desnudez brillante de sus muslos abiertos
que toman aire y sol

La seda negra acaricia sus caderas con lujuria animal

No lleva bragas
y puedo ver su mata de pelo ensortijado
ennegreciendo ms la sombra de su pubis

Ha puesto contra el sol su cabellera
y tamiza en lo negro el pulcro oro solar

Tiene los labios rojos prodigando esplendor

Huele a coco y a tierra y a territorio hmedo

Hundo los ojos en su cabellera
Hundo los ojos en su abundante mata ensortijada y negra
Veo sus ojos soando contra el sol
y en mi caldeada sangre de mamfero
responde
un espeso animal:
le brotan pelos a mi hombre profundo
a mi cabrn ms ntimo
que me pone de pie
y me muestra el camino del Exceso

"De cacera" me digo
mientras palpo mi mazo recojo mi arco
y alio mi carcaj

Voy sobre su pelambre bipartita
con paso bruto sobre la maraa

Me gua el olor

Me detengo y apunto

No fallar:
la flama de sus labios seala el objetivo.


EL BARCO

Amarras la conciencia como un pequeo barco
y entras al sueo como quien ve pasar el ro
recostado en la arena tibia de la ribera

Todo pasa
Todo navega en las aguas del silencio:
Crecen las plantas
Ovulan las mujeres
Madura el fruto y se prepara
para un nuevo golpe de sol
Crecen las uas de los cuerdos
Crece el pelo en el crneo de los locos
Palpa la embarazada con cunto amor
al futuro asesino que se gesta en su vientre
Palpa su tumor el canceroso
Gime por amor el solitario
Gime por amor el ahto que es amado por dos
Gira la Luna en su rbita
Gira la Tierra
Todos los corazones retumban con vigor
y hacen sonar el corazn del mundo

Despiertas

Subes de nuevo al barco: todo brilla

T ya sabes por qu

Alguien desde la orilla
te ve pasar.

EFRAN BARTOLOM naci el 15
de diciembre de 1950, en Ocosingo, Chiapas.
Ha publicado los siguientes libros: Ojo de
jaguar, UNAM, 1982; Ciudad bajo el
relmpago, Editorial Katn, 1983; Msica
solar, Joaqun Mortiz, 1984; Cuadernos contra
el ngel, Universidad de Quertaro, 1987; Ojo
de jaguar, edicin aumentada, Col. El Ala del
Tigre, UNAM, 1990; Mnima animalia, Col.
Reloj de Versos, CIDCLI-CNCA, 1991; Cantos
para la joven concubina y otros poemas dispersos, Cuarto Creciente, 1991; Msica
lunar, Serie del Volador, Joaqun Mortiz, 1991; Agua lustraL Poesa 1982-1987, No. 81
de la Col. Lecturas Mexicanas, Tercera Serie, Direccin General de Publicaciones
del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1994; Corazn del monte, Coleccin
Los Cincuenta, Coordinacin de Descentralizacin del CNCA e Instituto
Coahuilense de la Cultura, 1995; Trozos de sol, Col. Ms Tiempo no es ms Eternidad,
Editorial Al Este del Paraso, 1995; Ocosingo: diario de guerra y algunas voces,
Joaqun Mortiz, 1995; La poesa, Col. Relmpago Nocturno, Editorial Praxis, 1996.
Discos: La palabra del poeta Efran Bartolom, disco fonogrfico con poemas del
libro Ojo de jaguar, Direccin Estatal de Fomento a la Cultura del Gobierno del
Estado de Chiapas, 1991. Efran Bartolom: msica lunar (La voz del poeta y el
canto exttico de los derviches), disco compacto que registra un dilogo rapsdico, de
naturaleza homrica, entre el poeta y msicos sufes de la cofrada Mevlevi de los
derviches giradores de Rumi, dirigidos por Dad Al Jerraji, producido por Guadalupe
Belmontes Stringel para La Flauta de Pan, Mxico, 1996.
Efran Bartolom ha recibido, entre otros, los siguientes premios por su trabajo
potico: Premio Ciudad de Mxico 1982; Premio Nacional de Poesa
Aguascalientes 1984; Premio Nacional de Poesa Carlos Pellicer para obra
publicada 1992; Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 1993 y el Premio
Internacional de Poesa Jaime Sabines 1996.
El Gobierno de la Repblica ha otorgado a Efran Bartolom el Premio al Mrito
Nacional Forestal y de Vida Silvestre 1994 en la rama de cultura, por la contribucin de
su obra potica a la promocin de la conciencia de la naturaleza como territorio
sagrado.
Bartolom ha publicado poemas en las principales revistas literarias del pas y
aparece en las ms destacadas antologas de su generacin. Hay traduccin de
poemas suyos al francs, ingls, portugus y maya peninsular.
Ingres, en 1994, al Sistema Nacional de Creadores de Arte.

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