Resumen Tactica de Flota
Resumen Tactica de Flota
Resumen Tactica de Flota
En las partes precedentes de este artculo, publicadas en los Boletines Nos 806 y 807, los autores han tratado de resumir desde la ptica naval las acciones de guerra llevadas a cabo en la Operacin Enduring Freedom/Libertad Duradera, como prlogo de una conclusin casi obvia para el lector, cual es la vigencia en los albores del siglo XXI de esta milenaria forma de aplicar la fuerza militar, a la que denominamos genricamente poder naval. No obstante, muchas otras consideraciones pueden hacerse sobre el desarrollo de este conflicto, precedido en sus formas, en los armamentos empleados y en la concepcin general de la maniobra por la Operacin Tormenta del Desierto (Irak 1991) y la Campaa de los Balcanes, que tuvo su culminacin en la Operacin Allied Force/Fuerza Aliada (Kosovo 1999) y que tiene su ltima expresin en la reciente Operacin Libertad de Irak (2003). En efecto, nos encontramos frente a una renovada forma de hacer la guerra que involucra nuevamente como ha prevalecido a travs de la historia al poder naval, y que nos marca las tendencias que probablemente caracterizarn a los conflictos armados, por lo menos en los comienzos de este siglo XXI, donde jugarn un papel muy importante los instrumentos que introduce la Era de la Informacin. En los siguientes prrafos se realizarn comentarios y reflexiones especulativas acerca de algunos de los aspectos tratados en las dos partes anteriores, as como sobre otros aspectos que se considera oportuno agregar.
Con relacin a la proyeccin del poder naval a tierra El siguiente resumen, hecho en base a la valiosa y erudita obra Tcticas de Flota y del Combate Costero del capitn de navo (R) Wayne Hughes de la marina de los EE.UU. (1), sirve acabadamente como introduccin para este comentario y los que lo siguen.
I
Junto al derrumbe de la Unin Sovitica se comenzaron a or profecas acerca del comienzo de una era de paz. Ellas no tuvieron en cuenta que una vez rotos los diques de contencin de la bipolaridad americano-sovitica, otras naciones, largamente mantenidas en ebullicin, se fragmentaran y se generaran nuevos conflictos. Concurrentemente, una visin muy difundida en los crculos polticos es que a consecuencia de lo anterior, las operaciones navales cambiarn de manera radical. Sin duda fue cierto en lo que atae a las misiones y directivas propias de la Guerra Fra, pero en cuanto a la esencia de las operaciones navales sera ms correcto decir que han vuelto a los orgenes, es decir, pese a la disparidad de objetivos, hoy las principales operaciones de las marinas ms importantes tienen el denominador comn de llevarse a cabo en litorales actual o potencialmente hostiles.
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El vnculo estratgico entre sucesos en tierra y sucesos en el mar ha sido siempre el factor determinante del lugar y la escala de la mayora de los encuentros navales, y de la misin que gua a cada uno de los contendientes. No puede ser dicho ms enfticamente que, para las fuerzas navales, el propsito de la misin est en tierra, La Segunda Guerra Mundial ha agregado importancia a la interaccin tctica entre eventos en tierra y eventos en el mar, y tal desarrollo se origina en la aviacin. Adems, desde esa guerra, las proyecciones anfibias demostraron la creciente interrelacin tierra-mar. El crecimiento en varias direcciones de la capacidad que posen las fuerzas terrestres y navales para enfrentarse entre s amerita y ha recibido cuidadoso estudio. El crecimiento de las interacciones tierra-mar y de la tecnologa de los sensores son dos de las grandes tendencias de la tctica. Los combates navales modernos producidos con la misin de obtener o conservar el control de aguas costeras fueron empeamientos conjuntos de fuerzas terrestres, navales y areas actuando concertadamente, en los que el misil fue el principal protagonista. stos fueron rpidos, furiosos y decisivos, y la tendencia fue que tuvieron lugar de noche e involucraron el empleo de la aviacin. El poder de combate que puede proyectar una flota es hoy el patrn de medida adecuado para calificar su eficiencia.
Sigue ahora el comentario de los autores. A lo largo de la historia, son dos las opciones que las naciones han elegido para su estrategia naval. Una, la adoptada por las naciones martimas, ha sido desarrollar fuerzas navales capaces de lograr, mantener y explotar el control del mar. La otra, generalmente elegida por las naciones continentales as denominadas no slo por sus caractersticas geogrficas sino tambin por su organizacin poltica, social y econmica, y en algunos casos hasta por su visin del mundo ha sido negar ese control. La experiencia ha demostrado casi siempre que al ser enfrentadas ambas estrategias ha prevalecido la que privilegi controlar el mar, y una vez logrado, hizo una explotacin provechosa de esa situacin ventajosa. No es necesaria mucha discusin para afirmar que, desde el final de la Guerra Fra, el control de los mares del mundo es una capacidad cierta de la marina de los EE.UU., ms an si se agregan a ella las de sus aliados y amigos; esa capacidad fue la base sobre la que se apoy la coalicin formada contra el Talibn y Al Qaeda en Afganistn. Pero a diferencia de lo que podra haber sucedido si esta nacin hubiera dependido de sus comunicaciones martimas y de la explotacin econmica del mar para desarrollarse y aun para sobrevivir, el control del mar no hubiera resultado suficiente para lograr los objetivos de la coalicin. En efecto, Afganistn se encuentra en el interior de Asia, a su manera era entonces autosuficiente, y el enemigo a enfrentar basaba su fortaleza en las caractersticas singulares y difciles de su ubicacin y geografa. Vedada o disminuida como ya se relat, la posibilidad de accionar sobre ese territorio enemigo desde otros vecinos con fuerzas terrestres y areas, la alternativa aceptable y tal vez la nica result ser la proyeccin del poder militar desde el mar a la tierra. Como es sabido, ste ha sido un empleo de las fuerzas navales que se remonta a los tiempos clsicos, y que se ha profundizado y repetido una y otra vez desde comienzos de la ltima guerra mundial, pero nunca antes se lo haba hecho sobre objetivos tan alejados del mar. Sin la capacidad de proyectarse a tierra con misiles lanzados desde unidades de superficie y submarinos, aviacin embarcada e infantera de marina, la campaa en Afganistn no hubiera podido realizarse, al menos, con los resultados y costos con que se llev a cabo. Se considera conveniente y oportuno destacar en este trabajo que existe en nuestro pas cierta forma de pensamiento estratgico condicionado por una visin ideolgica del mundo real, segn la cual la proyeccin del poder militar fuera de las fronteras propias, en particular desde el mar, es una capacidad que se corresponde con el de una nacin agresiva que para lograr sus objetivos, recurra injustificadamente a la violencia o a la amenaza de su empleo, vulnerando el Derecho Internacional, la Carta de las Naciones Unidas
UZBEK ST N
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CHINA TAJIKISTN
PARAGUAY
IRN
AFGANISTN
11
mn
PAKISTN
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270 mn
URUGUAY
CHILE
ARGENTINA
y el concepto de Guerra Justa. Por lo tanto, en virtud de su potencial para hacer el mal, esa capacidad de proyeccin del poder militar debiera estar negada a nuestras fuerzas armadas por propia eleccin. Confunden as a una concepcin estratgica defensiva como la adoptada por la Argentina con las operaciones tcticas ofensivas que podran asegurar una efectiva defensa en profundidad y contribuir a disuadir a potenciales agresores. La realidad es que ambas resultan perfectamente coherentes pues, el propsito ltimo de una guerra, campaa u operacin no debera ser el simple rechazo del enemigo y nada ms, dado que esta actitud le permitira hacerse ms fuerte para intentar una nueva agresin. Por lo tanto, ni el derecho ni consideraciones de orden moral condenan que, para asegurar el legtimo derecho de la defensa, se recurra a operaciones ofensivas lcitas. stas, al mismo tiempo, pueden ayudar a reducir la duracin de un conflicto armado y con ello conseguir disminuir los perjuicios y sufrimientos de amigos y enemigos, as como de los terceros que, sin tomar parte, pueden ser tambin afectados.
El alcance de la aviacin embarcada y de las fuerzas anfibias en Afganistn, y para poder visualizarlos con mayor fcilidad su hipottica proyeccin sobre el territorio argentino.
Con relacin a las operaciones en litorales hostiles Todo indica que para las marinas de la OTAN, las operaciones navales en litorales hostiles (Littoral Warfare) han tomado precedencia sobre las realizadas en alta mar (Blue Water Operations). Las operaciones en litorales hostiles connotan no slo hacer la guerra en una regin geogrfica en la que la tierra y el agua se interrelacionan estrechamente sino tambin llevar a cabo operaciones militares denominadas genricamente Operaciones militares distintas a la guerra (MOOTW). Estas ltimas, a su vez, se caracterizan por tener como objetivos polticos evitar un conflicto, promover la paz y apoyar a autoridades civiles legalmente constituidas en conflictos domsticos o en desastres naturales. Pueden comprender tanto elementos de operaciones de combate como de nocombate, en situacin de paz, de crisis o de guerra (2). Las aguas de un litoral hostil pueden incluir tanto las de su plataforma continental y ms afuera como las de sus costas y su interior, incluidas las de ros, lagos, etc. El territorio respectivo puede presentar las ms variadas caractersticas, pero el hecho de que su relacin con dichas aguas sea estrecha no significa que necesariamente sea poco extenso y poco profundo hacia el interior, y es probable que partes del mismo se encuentren muy alejadas del mar.
(2) Algunas Operaciones militares distintas a la guerra (MOOTW), tales como las de imposicin de la paz, pueden necesitar de combates y tener las mismas caractersticas de la guerra. Pero en general, si bien todo conflicto tiene objetivos polticos, las consideraciones de ese orden en estas operaciones se tornan particularmente sensibles debido a la necesidad de prevenir la escalada del conflicto y posibles hostilidades adicionales. Debido a esto, las reglas de empeamiento suelen ser ms estrictas que en situaciones de guerra. Las MOOTW comprenden los siguientes tipos de operaciones, aunque la lista no es excluyente de otras modalidades: Imposicin de la Paz. Contrainsurgencia. Contraterrorismo. Exhibicin de fuerza, ataques limitados, raids. Mantenimiento de la paz. Evacuacin de civiles no combatientes(NEO). Asistencia a naciones. Libertad de navegacin. Lucha contra el trfico de drogas. Asistencia humanitaria. Proteccin del trfico martimo y fluvial.
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Las operaciones navales en un litoral hostil implicarn, por lo general, las operaciones de fuerzas terrestres amigas dentro del correspondiente territorio; de otra manera, podra resultar poco aceptable comprometer la seguridad que brinda proyectarse sobre esos litorales directamente desde la alta mar fuera de las interferencias costeras mediante ataques areos y/o con misiles mar-mar y mar-tierra de largo alcance, y/o a travs de operaciones anfibias convencionales. Es muy probable que las operaciones en un litoral hostil abarquen operaciones conjuntas y combinadas cuidadosamente diseadas y concertadas. Las operaciones en litorales hostiles estn claramente diferenciadas de las de alta mar, pues: I Sus aguas pueden presentar un conglomerado de trfico costero enemigo y neutral, embarcaciones pesqueras, oleoductos, pequeas islas, trfico areo denso, grandes buques mercantes y un intrincado enjambre de emisiones electromagnticas, que generan en conjunto un ambiente confuso, donde el ataque solapado puede aparecer repentinamente y generalmente sin previo aviso. I Existen para las fuerzas en oposicin posibilidades de ocultacin en los accidentes costeros y en el terreno, y para las terrestres, tambin en el ambiente urbano. I Se presentan restricciones de tiempo y espacio, y los tiempos de reaccin son muy diferentes a los de las operaciones en alta mar; estos ltimos pueden estar muy relacionados con los tiempos de las operaciones terrestres, incluso los propios de las realizadas contra fuerzas irregulares y las bandas terroristas. I A los anteriores, se pueden agregar otros condicionantes geogrficos y operativos, y dado que el 75 % de la poblacin mundial se encuentra en reas prximas al mar, las operaciones en un litoral tienen tambin fuertes condicionantes polticos, sociales y econmicos. Sea cual fuere el caso, para poder operar en un litoral hostil es necesario contar con un adecuado grado de control del mar, que incluye su superficie, profundidades y espacio areo. Si bien es cierto que el xito de una operacin de proyeccin a travs del mar reside en la capacidad de operar en su superficie, no es menos cierto que esa capacidad depende del control del espacio areo respectivo pues, a travs del mismo, as como desde la alta mar se pueden alcanzar con los medios navales objetivos en la profundidad de un territorio, desde la tierra se pueden alcanzar con los medios all basados a objetivos en la alta mar. Por otra parte, las operaciones en tierra y en las aguas interiores de un litoral hostil requieren de la superioridad area y del apoyo areo; si no son brindados por fuerzas areas amigas basadas en tierra, debern ser provistos por las fuerzas navales. Asimismo, para que los medios navales de superficie puedan operar en forma efectiva, sostenida y segura en un litoral hostil, puede ser requisito contar con una adecuada superioridad terrestre aunque sea transitoria y lograda a travs de fuerzas insertadas con propsitos y por tiempos acotados, que a continuacin podrn ser extradas pues resulta difcil imaginar cmo se puede operar en la superficie de aguas interiores y an costeras con un nivel de capacidades mayor al de las fuerzas navales especiales si no se cuenta con un adecuado grado de control de sus orillas, que por otra parte, alternativamente, puede negarse al enemigo en espacios poco extensos y por tiempos limitados, desde las aguas y el aire si se cuenta con los medios adecuados.
Visin artstica de un submarino de la clase Ohio de la USN. Los mismos tienen la capacidad de lanzar misiles balsticos nucleares Trident y de crucero Tomahawk con explosivos nucleares o convencionales, y sern modificados para adems apoyar las operaciones de fuerzas especiales.
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De lo hasta aqu expuesto, surge evidente que si bien sern requeridos medios especficos para parte de las operaciones que se realizan en un litoral hostil, los medios navales clsicos para controlar el mar y proyectar el poder naval a tierra son fundamentales para llegar y mantenerse en ese litoral, y adems, para llevar a cabo el conjunto de las operaciones navales que se realicen en el mismo.
Volviendo al hecho de que las marinas de la OTAN estaran dando precedencia a las operaciones en litorales hostiles sobre las realizadas en alta mar, la decisin debera atribuirse a en buena medida a los siguientes factores: d I El final de la Guerra Fra, que hace que para dichas marinas hayan prcticamente desaparecido las amenazas de gran magnitud sobre su ejercicio del control del mar en esas aguas y sobre sus lneas de comunicaciones martimas transocenicas, as como la necesidad de defender su territorio de los ataques de submarinos armados con misiles nucleares. b e I La consuetudinaria aparicin de un perturbador de los cuales cualquier observador informado puede hoy identifiVehculos no tripulados de la USN y el USMC, en servicio o desarrollo, especialmente aptos para las operaciones en litoracar a ms de uno que amenace la paz mundial o regioles hostiles. a) Vehculo areo Fire Scout. b) Vehculo areo nal, o los intereses vitales de una o ms naciones, y que Global Hawk. c) Vehculo submarino Manta. d) Vehculo de la experiencia indica debe ser neutralizado antes de que superficie Spartan Scout. e) Vehculo terrestre Crawler. logre desarrollar su peligroso potencial para alterar el orden establecido. I La actual situacin mundial, que impone cada vez ms la intervencin de organismos internacionales en operaciones de reconstruccin, mantenimiento y/o imposicin de la paz. (3) I El desarrollo, acelerado y letal, de los llamados riesgos asimtricos (3) relacionados Estos incluyen, pero no se limitan, a muy directamente con el terrorismo internacional y el narcoterrorismo que sugiere ataques de fanticos suicidas; uso de que cada vez ms ser necesario ir a enfrentar las amenazas all donde se encuentren. armas QBN proyectadas y empleadas De la situacin recin expuesta, es fcil deducir que: I La necesidad de participar en operaciones de paz, de enfrentar riesgos asimtricos y de neutralizar a un perturbador, no es ni ser exclusiva de los miembros de la OTAN. Muchas otras naciones probablemente tienen o tendrn que enfrentarlos, sea con motivo de su propia situacin individual sea con motivo de sus compromisos con otras naciones, o bien, a pedido de organizaciones internacionales; por ejemplo, las Naciones Unidas. I La necesidad de enfrentar las amenazas donde stas se encuentren har que la intervencin de las fuerzas navales sea dirigida, fundamentalmente, a influir inmediata, directa y decisivamente en la situacin en tierra. Esto revaloriza las misiones de carcter expedicionario es decir, las de las fuerzas militares organizadas para lograr un objetivo especfico en un pas extranjero (4) y acenta la importancia de las operaciones de proyeccin del poder naval sobre dicho ambiente. I Como consecuencia de lo anterior, se impulsar el desarrollo de los medios navales aptos para las operaciones expedicionarias y de proyeccin a tierra y, entre stos, aqullos de caractersticas ocenicas con precedencia sobre los costeros pues, adems de poder operar en y desde alta mar, los primeros permiten accionar tanto sobre un litoral situado a gran distancia del propio como sobre uno prximo, mientras que los medios costeros quedan limitados a accionar en el litoral propio o sobre otros relativamente cercanos. I Las operaciones en las aguas de un litoral hostil agregan, a las amenazas propias de la alta mar, y entre otras, a las siguientes: submarinos costeros, lanchas rpidas armadas con misiles mar-mar, embarcaciones y aeronaves incluidas las de uso civil
en forma no convencional; ataques informticos a las lneas de interconexin global; etc.
(4) Para la USN y el USMC, una fuerza expedicionaria implica adems que stas estn posicionadas donde pueden responder rpidamente cuando sea necesario, y que puedan ser inmediatamente empleadas a su arribo a la zona de operaciones. Ello tambin implica que esas fuerzas tengan un grado de autosuficiencia orgnico adecuado, de manera que puedan iniciar de inmediato sus operaciones y mantenerlas hasta que otras fuerzas amigas puedan tambin responder a la situacin planteada. Por otra parte, los Cascos azules de la Naciones Unidas quedaran abarcados en la definicin de fuerzas expedicionarias.
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cargadas con explosivos, campos minados, bateras costeras de artillera de tubo y misiles tierra-mar, artillera de campaa, armas propias de las unidades de infantera, y hasta las tpicas de los arsenales terroristas, que pueden incluir ahora las qumicas, biolgicas y nucleares. Como es sabido, los medios navales por excelencia para las operaciones expedicionarias y la proyeccin del poder a tierra, son: la artillera de las unidades de superficie a la que ahora se agregan los misiles mar-tierra lanzados desde dichas unidades y desde submarinos, la aviacin embarcada, los buques de asalto anfibio y la infantera de marina.
Destructor de la USN lanzando un misil Harpoon Block II con guiado secundario GPS, que aumenta significativamente su capacidad en el ambiente propio de un litoral y que puede utilizarse tambin sobre objetivos en tierra. Caractersticas similares tendrn o ya tienen los misiles SRB Mk3, OTOMAT, Exocet (Block 3) y otros.
Con relacin a los destructores y las fragatas Capaces de operar independientemente o integrados a fuerzas de ataque, anfibias, de escolta de convoyes mercantes o militares, etc., estos buques pueden actuar ofensiva o defensivamente contra otras unidades de superficie, submarinos, aeronaves, misiles en vuelo y objetivos terrestres. Adems, tienen aptitud para patrullar reas martimas y efectuar el registro e inspeccin de buques y embarcaciones mercantes, de pesca y otros propsitos, por lo que pueden ser empleados para controlar las aguas jurisdiccionales en la paz con el propsito de preservar los recursos martimos, contribuir a la seguridad interior y hacer cumplir las leyes nacionales e internacionales y en tareas de interdiccin martima (MIO y LIO) en los conflictos. A todo ello se puede agregar un sinnmero de tareas ms que, por conocidas, no es necesario mencionar en este momento. Los destructores y las fragatas constituyen as la columna vertebral de las fuerzas navales y sin esos buques resulta difcil concebir cmo una armada lograra satisfacer sus misiones. No obstante lo recin expuesto, su capacidad para actuar directamente sobre el territorio enemigo estuvo desde siempre limitada al alcance de sus caones, que por ahora slo pueden batir objetivos terrestres situados a unas pocas millas ms all de la lnea de costa, y ello con proyectiles de relativamente escaso poder destructivo, al comparrselos con los que usaban los acorazados y cruceros de antao, y las armas areas y la artillera de campaa de los ejrcitos modernos. Pero esto est cambiando, pues existen ya o se estn desarrollando: I caones navales que tienen alcances y precisin nunca logradas antes y municiones inteligentes de gran capacidad destructiva (OTO-MELARA 127/52 y MONARC de 155 con ms de 40 MN de alcance, 127/62 con municin ERGM y ms de 60 MN, y el AGS de 155 mm con 100 MN.); I misiles crucero de doble propsito antibuque y ataque a tierra de mediano alcance con guiado GPS y hasta por fibra ptica, y I misiles crucero mar-tierra de largo alcance como el Tomahawk y el SCALP francs. Con los Tomahawk, como se ha visto en la primera parte de este trabajo, los destructores y las fragatas pueden hoy alcanzar objetivos en la profundidad del territorio enemigo. Cierto es que sus costos son elevados y por ahora no pueden ser repuestos en la mar, y en consecuencia son reservados para situaciones especiales, pero las principales marinas tienen en estudio y en desarrollo misiles ms baratos y probablemente ms fciles de instalar en sus lanzadores, y as se podrn usar en cantidades mayores, aumentando sustancialmente el poder de fuego desde la superficie. Por otra parte, como se dijo en el comentario sobre las operaciones en litorales hostiles, se revalorizan las de carcter expedicionario y con ellas se acenta la importancia de la proyeccin del poder naval a tierra. Con relacin a las mismas, se advierte que los destructores y las fragatas y aqu se hace referencia a buques de 3.000 o ms toneladas
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de desplazamiento; cuanto mayor mejor tomarn precedencia sobre las unidades de superficie de otros tipos que son de menor tamao, porque entre otras razones: I Tienen caractersticas de buque ocenico, que les permite accionar en y desde alta mar, y tanto sobre un litoral situado a gran distancia del propio como sobre uno prximo, mientras que los medios costeros carecen del conjunto de esas capacidades. I Tienen las dimensiones adecuadas para aceptar adems de los sensores y armas y los helicpteros que son habituales en un destructor o una fragata modernos la instalacin de: a) Los nuevos caones en desarrollo, de misiles crucero mar-tierra y de los sistemas necesarios para enfrentar el conjunto de las amenazas que se pueden presentar durante las operaciones en un litoral hostil, as como los especficos que requiere para satisfacer su misin en ese ambiente (5); y b) si superan las 5.000 toneladas, sistemas antiareos y antimisiles balsticos o de crucero, de caractersticas y alcance suficientes para proteger de esas amenazas, tanto a las fuerzas navales como a las establecidas en tierra, as como al territorio nacional y el de pases amigos, a cuyos sistemas de defensa area pueden integrase de ser necesario (6). I Tienen el espacio adecuado para transportar equipos de fuerzas especiales y su material y medios de desembarque. I Ofrecen en virtud de su tamao mayor, resistencia al castigo de las armas enemigas y la posibilidad de incrementarla an ms mediante la redundancia de componentes vitales (7) y la instalacin de blindajes en reas del buque que revistan esa condicin. I Los destructores y las fragatas son aptos para casi todas las misiones navales que se puedan concebir para las unidades de superficie en la paz y en los conflictos, mientras que los buques costeros tienden a ser muy especializados y adems suelen diferenciarse entre los que se emplean en una y otra situacin. De ello es fcil deducir que para muchos pases resultar ms racional emplear los siempre escasos recursos econmicos disponibles en buques polivalentes, como son los destructores y las fragatas, antes que en unidades especializadas en una clase de operaciones de combate en particular o en buques que carecen de aptitud combativa y slo son aptos para tareas propias de tiempo de paz. De todo lo expuesto sobre los destructores y fragatas, surge que estos buques, que ya se han convertido en nuevos medios navales para proyectar el poder en la profundidad del territorio enemigo, incrementarn an ms su importancia en el futuro mediante su empleo ms amplio y eficaz en un litoral hostil. Pero antes de finalizar con este comentario, los autores destacan que, en su opinin, sera ms conveniente para la Argentina incorporar destructores y fragatas polivalentes a su flota, antes que a otras unidades de superficie que slo son aptas para las tareas propias de tiempo de paz. Fundamentan su opinin en las siguientes realidades: a) Dada su situacin geogrfica excntrica y la extensin y caractersticas del Atlntico Sur, necesita de buques con capacidad ocenica, aun dentro de su Zona Econmica Exclusiva; y b) presenta una crnica insuficiencia de recursos econmicos destinados a la defensa nacional, la seguridad interior, el cumplimiento de las leyes en mar y la proteccin de los recursos martimos, y para peor, esos escasos recursos se distribuyen entre dos fuerzas que superponen parte de sus misiones y que dependen de distintos ministerios. Con respecto a la ltima de esas realidades, se debe tener en cuenta que existe una estrecha relacin entre la Disuasin y la Presencia en el Mar, donde la ltima es fundamental para el xito de la primera. Ambas requieren de la Armada fuerzas navales adiestradas, conocimiento del teatro de operaciones ms probable, informacin sobre eventuales enemigos y efectiva accin psicolgica sobre ellos. Es as que resulta inevitable que esas fuerzas se hagan con frecuencia a la mar y que, en el desarrollo de sus ejercitaciones y operaciones de rutina, busquen objetos en la superficie del mar, bajo sta y en el aire. Como todos los objetos encontrados sern investigados, resultar que los buques de la Armada, independientemente de la misin que estn cumpliendo, realizarn igualmente las tareas que constituyen la parte ms compleja y costosa de las funciones de dar proteccin a la pesca y otros recursos del mar, aplicar las leyes y dar apoyo a la seguridad interior.
(5) Esos sistemas pueden o mejor dicho deberan incluir, entre otros: sensores optrnicos e infrarrojos; medios para la deteccin y neutralizacin de minas (por ejemplo, del tipo de vehculo no tripulado guiado desde a bordo); misiles guiados mar-tierra de largo, mediano y corto alcance; caones de gran volumen de fuego aptos contra embarcaciones de pequeo tamao y gran velocidad; y hasta vehculos areos no tripulados para tareas de vigilancia y reconocimiento sobre tierra. En cuanto a los helicpteros embarcados, stos, de manera anloga, deberan agregar a sus sensores y armas habituales los necesarios para operar en el ambiente propio de un litoral hostil. (6) Como sucedi inmediatamente despus del ataque del 11 de septiembre y al iniciarse la operacin Noble Eagle. Por otra parte se debe agregar que en tiempo de paz, y ante una emergencia, los sistemas de comando y control para la defensa area de estas unidades de superficie permitiran integrarlas al sistema de control del trnsito areo civil, para complementarlo si ha sido saturado o degradado, o suplantarlo si ha sido dislocado. (7) Por ejemplo, Blohm and Voss tiene proyectos de destructores que en el tercio proel llevan una unidad retractable, que acta a la vez como timn y propulsor, y provee un medio de gobierno de reserva y la necesaria potencia para desarrollar ms de 10 nudos en caso de fallas del sistema de propulsin principal; esa unidad tambin es usada para ayudar a la maniobra en aguas restringidas. Un sistema similar tienen instalado las fragatas de la clase Oliver Hazard Perry y el portaaviones Prncipe de Asturias.
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Siguiendo con la opinin en trato que est directamente relacionada con la necesidad de emplear en forma racional los recursos econmicos disponibles para la defensa y el control de las reas martimas de inters nacional en la paz y en las guerras la misma, por supuesto, no implica sugerir que los buques de combate con que se dote la Nacin sean slo del tipo fragata y mayores. Por razones que por conocidas no sern detalladas aqu, son tambin necesarias las corbetas e inclusive los patrulleros de alta mar de los que se dice, sern construidos prximamente para la Armada, as como las otras unidades de distintos tipo especficas para las diferentes operaciones navales.
Dibujo del proyecto del destructor multipropsitos MEKO X. 7.000 toneladas; 128 clulas para lanzamiento vertical de misiles antiareos, antimisiles balstico y de crucero, antisuperficie, antisumarinos y mar-tierra; dos caones de mediano calibre; etc.
Con relacin a los submarinos Desde su aparicin como un medio de combate letal en la Primera Guerra Mundial, estas naves han tenido como funcin principal localizar y atacar buques, incluidos otros submarinos. Con el desarrollo de la propulsin y las armas nucleares, as como de los misiles balsticos, los submarinos diseados para atacar con esas armas y vectores pasaron a ser un medio vital sin duda el ms importante de las fuerzas nucleares estratgicas de los EE.UU., Gran Bretaa, Francia y la ex URSS; afortunadamente, sus capacidades de destruccin son tales que la guerra para la que estaban destinados nunca se produjo, pues contribuyeron decisivamente a la mutua disuasin de las partes en conflicto. As, por ms de 90 aos los submarinos fueron destinados principalmente a la misin de negar el mar al enemigo y, cuando para ese efecto estaban especialmente construidos, a lanzar probables ataques nucleares devastadores en una guerra inaudita. Eventualmente, en ese tiempo tambin fueron usados para otras tareas, incluyendo stas el rescate de pilotos en aguas enemigas y funciones de piquete radar. En cuanto a su empleo para la proyeccin del poder a tierra o en misiones relacionadas directa e inmediatamente con lo que suceda en ese ambiente como ser reconocimientos o la infiltracin de fuerzas especiales, su participacin e importancia fueron casi siempre secundarias, salvo casos muy especficos; ello por dos razones fundamentales: la necesidad de mantener su discrecin y la dificultad de equiparlos (a los de propulsin convencional) con los sensores y las armas adecuadas para vigilar, reconocer y atacar objetivos en tierra. Por otra parte, y hasta hace unas tres dcadas, slo excepcionalmente los submarinos operaron integrados a una fuerza de tareas de superficie, pero desde entonces, y aprovechando las incomparables capacidades cinemticas y la autonoma de los submarinos nucleares, la USN ha estado integrando esos buques en sus grupos de batalla de portaaviones, tanto con propsitos defensivos, especialmente como medio antisubmarino, como ofensivos en tareas antisuperficie. Concurrentemente, con la incorporacin, a ms tardar a mediados de los aos de 1980, de los misiles crucero mar-tierra de largo alcance equipados con cabezas de explosivos convencionales, los submarinos han adquirido, y en un nivel realmente importante, la capacidad de proyectar el poder naval a tierra en el marco de la guerra no nuclear. Esta nueva capacidad permite lanzar esos ataques: a) con mayor probabilidad de lograr sorpresa tctica que cualquier otro medio naval, y/o b) cuando las unidades de superficie y areas no pueden alcanzar posiciones relativas favorables debido a la oposicin enemiga o porque resulta poco aceptable arriesgarlas, o bien, c) para reforzar el volumen de fuego de las unidades de superficie. Como se ha dicho en la primera parte de este trabajo, en la Operacin Enduring Freedom los submarinos estuvieron entre los medios que inicialmente lanzaron ataques sobre Afganistn y de los primeros 100 misiles Tomahawk usados, un tercio parti en estos buques. Pero esta nueva forma de operar integrados a una fuerza naval de superficie y de lanzar ataques a tierra no ser ms privativa de los submarinos nucleares. En efecto, sin aban-
Lanzamiento de un misil superficie-aire SM-2 desde una fragata espaola de la nueva clase F-100.
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donar por ello su empleo como medio efectivo para negar el mar al enemigo, distintas naciones han decidido equiparse con submarinos con propulsin Diesel o AIP (Propulsin Independiente del Aire), aptos para las operaciones mencionadas al comenzar este prrafo y, adems, en las que son propias de su presencia en un litoral hostil. Espaa, por ejemplo, requerira las siguientes capacidades de sus futuros submarinos S-80: I Guerra submarina convencional con torpedos y misiles antibuque, con prioridad contra buques de guerra. I Proteccin de una fuerza naval. Su participacin ser integrada mediante sus comunicaciones por satlite, red Link, sistema de mando y control, y sensores y armas de largo alcance, contribuyendo especialmente a la defensa antisuperficie y antisubmarina de la fuerza. I Ataques selectivos a tierra con misiles crucero de gran alcance. I Operaciones especiales: infiltracin de fuerzas especiales; evacuacin de no combatientes y bsqueda y rescate en ambientes hostiles. I Minado ofensivo y deteccin de minas para su autodefensa. I Apoyo de fuerzas desembarcadas en operaciones (8) donde no se quiera arriesgar a unidades de superficie propias por presencia de sistemas de defensa de costa, bateras costeras o aviacin de ataque. I Vigilancia, reconocimiento y alerta con sistemas acsticos, visuales, optrnicos y electrnicos, con vistas a actuar tanto en la proteccin de una fuerza naval o desembarcada, como en apoyo de otras fuerzas, as como en operaciones especiales para obtener inteligencia y en las que se realizan en aguas jurisdiccionales y estn destinadas a contribuir a la seguridad interior, el cumplimiento de las leyes en mar y la proteccin de los recursos martimos (9). De lo expuesto surge que los submarinos no nucleares ampliarn su protagonismo, mediante su integracin a las fuerzas de superficie, su capacidad de lanzar misiles de ataque a tierra desde posiciones distantes del campo de batalla, su participacin en las operaciones en aguas hostiles, y hasta con su empleo para el control de las aguas jurisdiccionales. Todo ello sin dejar de constituir el letal enemigo de otros buques, que ha hecho de ellos una amenaza temible.
(8) Probablemente mediante un sistema como el TRITON, que proporciona cierta capacidad de fuego contra blindados y construcciones, adems de servir como arma de defensa contra helicpteros y aviones de exploracin martima.
Submarino espaol S-80. (9) En estas operaciones se espera que el submarino, que en su patrulla ha localizado por medios pasivos a los presuntos infractores o delincuentes, sin ser l a su vez detectado, d la alerta a los medios que harn la interceptacin, para que sta se produzca con el menor aviso posible para sus objetivos, y tengan una menor probabilidad de xito en tratar de evitar o perjudicar la accin de las fuerzas legales.
Con relacin a los portaaviones y su aviacin embarcada El empleo de los portaaviones en las operaciones Noble Eagle y Enduring Freedom puso en evidencia la gran flexibilidad y movilidad estratgica que otorgan dichos buques a un pas, a una alianza o a una coalicin, como fue este caso. En efecto: I Producidos los ataques del 11 de septiembre, en el plazo de horas los portaaviones aportaron su capacidad de defensa area al territorio continental de los EE.UU. I Las fuerzas navales con su aviacin embarcada se hicieron presentes en el teatro de operaciones rpidamente, en calidad y cantidad, listas a combatir, al menos una semana antes que la aviacin tctica basada en tierra, sin necesidad de permisos de sobrevuelo para su despliegue ni de la utilizacin o disponibilidad de bases adelantadas para sustentar sus operaciones, evitando implicar a terceros en el conflicto o bien violando su soberana. I Las fuerzas navales pudieron participar decisivamente en operaciones sobre un pas mediterrneo, alejado a ms de 300 millas de costa alguna y rodeado de naciones que no queran involucrarse en el conflicto, y cuya intervencin no era deseada por la coalicin; slo fue requerido el permiso de su vuelo dentro de corredores de ataque sobre Paquistn, lo mismo que sucedi con la aviacin basada en tierra. I Los aviones embarcados aportaron el 75 % de las salidas de caza y ataque hechas, porque los aviones tcticos con base en tierra no pudieron ser desplegados en la cantidad y posiciones requeridas. I La accin de las aeronaves embarcadas para lograr la superioridad area y escoltar a los aviones de ataque tctico basados en tierra y los de bombardeo estratgico fa-
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cilit los ataques areos y, con ello, el rpido desequilibrio de la situacin a favor de la coalicin, que fue aprovechado por las fuerzas terrestres de la Alianza del Norte y las fuerzas especiales de la coalicin que las apoyaban. As, los portaaviones y su aviacin embarcada jugaron en Afganistn un papel vital. Esto viene sucediendo desde la Segunda Guerra Mundial con las operaciones areas navales, que tienen un lugar cada vez ms destacado entre las que realizan las armadas ocenicas (ver cuadro 12), tanto para lograr y asegurar el control de reas martimas y proyectar el poder a tierra en sus operaciones especficas, como para apoyar y reforzar las siguientes clases de operaciones: I Operaciones Conjuntas, en particular las operaciones areas tcticas que realizan la aviacin de ejrcitos y fuerzas areas en una campaa terrestre. I Operaciones Especficas de defensa area y ofensiva contra area que realizan las fuerzas areas, para proteger su territorio nacional o lograr la superioridad area en un teatro de operaciones. I Operaciones Especficas de ofensiva area estratgica e interdiccin area estratgica que realizan las fuerzas areas. Esta realidad no hace ms que sumar trascendencia a las funciones de las fuerzas navales que poseen portaaviones y ratifica los vlidos conceptos clsicos sobre la importancia del control del mar. Cabe destacar que a juicio de los autores del presente trabajo, una marina ocenica que es lo que nuestro Libro Blanco de la Defensa establece debe ser la Armada Argentina (10) es aquella que no slo es capaz de operar con el ncleo de sus fuerzas lejos del territorio propio y desvinculada de la logstica con base en tierra por plazos relativamente largos, sino que tambin es capaz de disponer del suficiente poder combativo para enfrentar de manera casi simultnea todos los tipos de amenazas que se oponen a una fuerza en el mar y, adems, llevar a cabo las operaciones necesarias para lograr el control de un rea martima y realizar desde all la proyeccin del poder embarcado.
(10) Referencia: Libro Blanco de la Defensa Nacional - 1999 - Repblica Argentina, Parte VI, Cap. 15, Pgs. 15-140
Aunque la condicin de disponer del suficiente poder combativo puede ser tomada como una verdad de Perogrullo, hay quienes consideran que es suficiente contar con buques de gran autonoma y adecuado sostn logstico mvil, para calificar a una marina como ocenica. Dijo Alfred Thayer Mahan, y no se advierte necesario ampliar su concepto: La fuerza no existe para la movilidad sino la movilidad para la fuerza. Es intil llegar priCuadro 12 mero a menos que, cuando a su vez arriSALIDAS DE CAZA Y ATAQUE DE LA AVIACIN EMBARCADA be el enemigo, se tengan adems ms EN TRES CONFLICTOS RECIENTES hombres, la mayor fuerza. Los autores Guerra del Golfo 1991 10.610; equivalentes al 23,0 % del total (46.117) estn convencidos que en los tiempos Guerra de Kosovo 1999 3.150; equivalentes al 30,0 % del total (10.484) que corren como ya ha quedado deGuerra de Afganistn 2001 4.900; equivalentes al 74,8 % del total (6.646) mostrado hace mucho para ser califica(Slo USN y USMC) da como ocenica una marina requiere Guerra de Afganistn 7/10/2001 a 21/6/2002. 12.000; equivalentes al 75,0 % del total (16.000) contar tambin con aviacin embarcada y (Slo USN y USMC) medios anfibios. Con relacin a los reabastecimientos de combustible en vuelo Cierto es que sin el permiso de Paquistn para el sobrevuelo de su espacio areo y el empleo de bases por motivos de logstica y humanitarios, la operacin en Afganistn podra no haberse realizado, al menos, sin tener que violar la soberana de terceras naciones y eventualmente tener que enfrentar su oposicin armada ni en la forma y con los efectos que se llev a cabo; esto se aplica tanto a la aviacin embarcada como a la basada en tierra. Tambin es cierto que la profundidad del territorio afgano no hubiera podido ser alcanzada
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por los aviones embarcados, de no mediar el masivo reabastecimiento en vuelo brindado por los aviones cisterna basados en tierra (Bahrain, Qatar, Emiratos rabes Unidos y Omn) porque los aviones que se destinan a esa tarea a bordo de los portaaviones slo pueden ser una fraccin del total de aeronaves que esos buques embarcan y la cantidad de combustible que puede transferir cada una de esas aeronaves es relativamente pequea. No obstante, para obtener enseanzas tiles para otras operaciones, al analizar las dos limitaciones que se acaban de enunciar, se deberan tener en cuenta las siguientes realidades, en particular, cuando se trata de accionar desde la alta mar sobre reas terrestres situadas hasta unas 300 MN de la costa: I La aviacin basada en tierra queda aferrada a ella por limitaciones inherentes a la naturaleza de sus medios, el derecho internacional y las decisiones de terceras naciones. Esto es particularmente notorio en el caso de los aviones de caza y ataque cuyos radios de accin, por lo general, no superan las 500/600 MN pero afecta en mucha menor medida a los bombarderos estratgicos, que tienen alcances transocenicos. I En cambio, los portaaviones pueden desplazarse sobre el 71 % de la superficie del planeta y aproximarse as a sus objetivos, sin requerir permiso de ninguna nacin, para que sus aviones operen dentro de sus radios de accin, y mantenerse en posiciones favorables por largos perodos de tiempo maniobrando, si es necesario, para conservarse fuera del alcance del enemigo y/o responder a sus ataques. Los radios de accin de los aviones embarcados actuales sin necesidad de reabastecerlos ponen a su alcance desde el mar aquellas reas donde hoy se concentran el conjunto de la poblacin, los medios de produccin y las fuerzas militares mundiales. I Los portaaviones brindan un apoyo mucho ms amplio a las aeronaves que los aviones cisterna, pues stos slo son capaces (durante la ejecucin de su funcin especfica) de abastecer de combustible a otras aeronaves, mientras que dichos buques constituyen verdaderas bases areas, donde las mismas y sus tripulaciones son no slo abastecidas de todos sus pertrechos, reparadas, atendidas y sostenidas en lnea de vuelo, sino que se las apoya con funciones de comando, control, comunicaciones, inteligencia, informtica, etc. I Puede demostrarse que para atacar con aviones tcticos objetivos situados a unas 1.500 MN de sus bases (a vuelo de pjaro la distancia entre Buenos Aires y el Cabo de Hornos), con frecuencia y magnitud iguales a las que podra lanzar en 24 horas un portaaviones imaginario de unas 25.000 toneladas con un grupo areo embarcado de 20 aviones de caza y ataque, la aviacin basada en tierra necesitara entre 40 y 60 (o ms) aviones de caza y ataque equivalentes a los de dicho buque, y entre 10 y 15 (o ms) aviones cisterna. Tambin se puede demostrar que: G Con el costo del combustible consumido por los aviones de combate y cisterna terrestres podra pagarse el combustible necesario para que ese portaaviones navegue ms de 10 das y su grupo aeronaval embarcado desarrolle en ese tiempo sus vuelos antisubmarinos, de exploracin antisuperficie, vigilancia del espacio areo, y ms de 150 salidas de ataque y defensa area, de las cuales puede realizar ms de 60 en un slo da. G El costo de adquirir los aviones cisterna nuevos a su fabricante superara ampliamente el de construir el portaaviones imaginario a que se hace referencia.
La fuerza area de Australia recibir cinco aviones cisterna A-330-200 MRTT, por los que pagara 1.500 millones de US dlares.
Con relacin a los bombarderos estratgicos Es asimismo cierto que, a pesar de haber realizado slo 701 (10,7 %) de las 6.546 salidas de ataque hechas, los bombarderos estratgicos de la USAF lanzaron 11.640 bom-
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bas, el 66,90 % del total de 17.400 lanzadas por todos los aviones sobre Afganistn, y slo requirieron del permiso del Reino Unido para utilizar su base de Diego Garca y el de Paquistn para el uso de corredores areos sobre su territorio; en este ltimo caso lo mismo que sucedi con los dems aviones atacantes. Para poner en adecuada perspectiva este medio areo, se hace notar que slo los EE.UU. pueden sostener una fuerza de bombarderos estratgicos y operarlos en las condiciones en que lo hace. Sus costos son prohibitivos para cualquier otro pas. Como referencia, un solo B-2 Spirit cuesta ms de 1.000 millones de dlares, lo que prcticamente equivale, por ejemplo, a:
I
El costo de adquisicin estimado de veinte de los nuevos aviones de caza y ataque Joint Strike Fighter (en adelante JSF), que sern incorporados en su versin de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL) por varias fuerzas areas y marinas, adems de las de los EE.UU. El JSF es un avin furtivo con muy bajas firmas radar e infrarroja. Es supersnico, y su maniobrabilidad, letalidad y capacidad de supervivencia en combate sern superiores a los AF-18 navales y los F-16 de la USAF que combatieron en Afganistn; adems, su mantenimiento ser ms sencillo; o casi el 40 % de lo que costarn (aproximadamente 2.500 millones de dlares) cada uno de los nuevos portaaviones de las marinas britnica y francesa, que sern capaces de operar con ms de 40 aviones de caza y ataque JSF y Rafale respectivamente, o casi el 70 % de los 1.500 millones de dlares que pagar la India a Rusia, por el portaaviones Gorshkov ese monto inluye su remodelacin ms 16 aviones supersnicos MiG 29K y UB de despegue corto y anavizaje asistido con cables de frenado (STOBAR), y 8 helicpteros antisubmarinos y de alerta area temprana, o bien, 30 % ms de lo que costar el nuevo portaaviones de la marina italiana (presupuestado en el orden de 750 millones de dlares), que podr operar con ms de una veintena de aeronaves, incluidos los JSF y que, adems, podr al mismo tiempo actuar como buque de comando y control de fuerzas conjuntas y transportar un equipo de desembarco de ms de 300 hombres. Alternativamente, podr transportar un centenar de vehculos, incluidos tanques de 60 toneladas; o tambin Aproximadamente el costo de construir dos unidades como el nuevo Buque de Proyeccin Estratgica de la Armada de Espaa (presupuestado en el orden de los 450 millones de dlares) que, cuando se lo utilice como portaaviones auxiliar en lugar de buque de asalto anfibio, podr operar con ms de una docena de los aviones JSF, o asimismo dos veces lo que costara construir en la Argentina el portaaviones imaginario a que se ha hecho referencia en el comentario sobre los reabastecimientos de combustible en vuelo.
Visin artstica del portaaviones Conte di Cavour en construccin para la marina italiana.
Una visin artstica del futuro portaaviones de la Royal Navy, sobrevolado por un Joint Strike Fighter.
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Puesto de otra forma, con lo que costaron a los EE.UU. una de sus escuadrillas de bombarderos estratgicos B-2 (8 aviones) y los aviones cisterna necesarios para darles ms de 3.500 MN de radio de accin del orden de los 9.000 a 10.000 millones de dlares sera posible adquirir el ncleo de una flota poderosa, aun para los parmetros de las mayores potencias martimas (ver cuadro N 13). No se pretende con la observacin que sigue opinar sobre las decisiones de otras naciones, menos an cuando los B-2 fueron adquiridos para atender las necesidades de la disuacin nuclear, pero se destaca que: I En el plazo de 24 horas, los treinta aviones de caza y ataque JSF embarcados en esa fuerza naval imaginaria podran proyectar en un litoral alejado a ms de 3.500 MN del propio, igual cantidad de toneladas de armas areas que ocho B2-B (unas 150 toneladas). I La cantidad de explosivos proyectados por los aviones embarcados puede ser sustancialmente incrementada por los misiles mar-tierra y los caones de las unidades de superficie y submarinas. Se deben contabilizar tambin, las armas aire-tierra que pueden proyectar los helicpteros embarcados. I A lo anterior, se puede agregar que la fuerza de desembarco si se la lleva a Tiradores de elite de la infantera de marina tierra puede capturar o neutralizar a los espaola, a bordo de la objetivos que se atacan desde el aire y el fragata Navarra, mar, y adems puede batirlos con sus proporcionan apoyo de fuego durante el abordapropias aeronaves de ataque (que tamje del mercante norcobin se pueden usar desde a bordo) y su reano So-San que transartillera, incluida la de sus blindados. portaba misiles Scud (2001). I Las unidades de superficie, adems de su propia defensa area, pueden contriCuadro 13 buir activamente a la defensa area de MEDIOS NAVALES QUE SE PODRAN ADQUIRIR AL COSTO DE UNA ESCUADRILLA las fuerzas amigas en tierra y, de ser neDE BOMBARDEROS ESTRATGICOS B-2 Y SUS AVIONES CISTERNA cesario o conveniente, a costa de sus misones de ataque, los JSF pueden ser Tipo de unidad Cantidades empleados tambin para la defensa Portaaviones con capacidad C2 para una fuerza conjunta (30.000 toneladas) 1 contraarea de las fuerzas propias y/o Buque de asalto anfibio con dique y hangar y cubierta de vuelos para JSF, disputar y mantener la superioridad ay capacidad C2 para una fuerza conjunta (27.000 toneladas) 2 rea, misiones para las cuales los B-2 no Destructores de defensa area 3 son aptos. Fragatas multipropsito (*) 6 I A todo lo anterior, se suman por otra Submarinos ocenicos 3 parte las multiples tareas tanto en la Buques para la guerra de minas (*) 4 paz como en la guerra y en situaciones Buques de sostn logstico (*) 6 de crisis que pueden realizar los subAviones de caza y ataque JSF (**) 30 marinos y las unidades de superficie y Aeronaves embarcadas de EAW y C2 4 sus aeronaves embarcadas, tareas que Helicpteros multipropsito (antisubmarinos y antisuperficie, SAR, antiminado, etc.) (*) 18 en casi su totalidad no pueden ser reaHelicpteros de transporte, exploracin y ataque, y propsitos generales (*) 18 lizadas por los bombarderos estratgiMedios de combate y otros materiales para una fuerza de desembarco de 2.000 hombres cos por falta de aptitud. En conclusin, con el actual estado de la tecnologa, para cualquier otra nacin que no sean los EE.UU. y aunque dispusiera de los recursos econmicos necesarios, ser una inversin con mejor relacin costo/efectividad desarrollar sus fuerzas navales antes que una fuerza de bombarderos estratgicos.
Notas: (*) Pueden ser usadas/os y modernizados/as; con 15 o ms aos de vida til remanente. (**) El costo de adquisicin de los aviones de caza y ataque podra ser reducido a la mitad (del orden de 750 millones de US$), si en lugar de los JSF se adquiere un nmero igual de aviones Harrier II del USMC que sern reemplazados por los JSF y se los equipa como los de las marinas espaola e italiana.
Ms con relacin a la aviacin basada en tierra y la embarcada Segn un artculo recientemente aparecido en una de las revistas mejor informadas y ms influyentes en defensa internacional (11), los planes de la USAF publicados en 1999 no hacan referencia a ninguna inversin importante en nuevos bombarderos estratgicos an(11) Back to the bomber, por Bill Sweetman, en Janes International Defense Review, Junio de 2004.
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tes de los aos 2025 al 2030, probablemente como resultado de un informe encargado por el Congreso de los EE.UU. y publicado en 1998, que conclua que en la actual situacin no eran necesarios nuevos bombarderos. Pero eso sucedi antes del 11 de septiembre de 2001 y de los conflictos de Afganistn e Irak. Negado en ambos conflictos mediante presiones polticas y amenazas de los terroristas su acceso a bases ms prximas a los teatros de operaciones, la USAF ha reconocido que sus aviones tcticos en los cuales ha invertido ms del 90 % de los recursos destinados a adquisiciones de aeronaves pueden resultar ser mucho menos efectivos si se les negara el uso de unas pocas bases, lo que podra suceder tanto por accin de la poltica y la diplomacia como de la fuerza militar. Siempre segn ese artculo, los aviones tcticos basados en tierra debieron volar en dichos conflictos largas misiones, hechas factibles slo por el reabastecimiento de combustible en vuelo, pero ese proceso fue muy complejo, extremadamente exigente para las tripulaciones e ineficiente (por ejemplo, la unidad de combustible que fue pagada un dlar al ser cargada en tierra, habra costado en promedio US$ 17,50 al momento de ser entregada por un avin cisterna). Por su parte, los bombarderos estratgicos demostraron su capacidad para realizar ataques eficaces sobre objetivos ubicados a grandes distancias. Por lo tanto, la USAF ha acelerado el estudio de distintas alternativas para un nuevo bombardero estratgico; las opciones incluyen dos bombarderos supersnicos (del orden de 2 Mach) (12), uno de ms de 10.000 kilmetros de alcance y otro, por su menor alcance, llamado Bombardero regional; una tercera opcin sera un avin subsnico, que alternativamente podra ser configurado tambin como transporte y avin cisterna, y que por ahora se denomina Aeronave arsenal. Hasta aqu, el artculo de referencia; a continuacin, los comentarios de los autores del presente sobre el contenido de dicho artculo, que asumen como confiable. Se aprecia que la necesidad y conveniencia de la USAF de otorgar precedencia hasta ahora a su aviacin tctica sobre la estratgica, estaba fundada en: a) la disminucin del riesgo de una guerra nuclear al desaparecer su adversario de la Guerra Fra; b) la mayor aptitud de los aviones tcticos para el conjunto de las operaciones propias de la guerra convencional y de aquellas distintas a la guerra; aunque tambin tiles en ellas, los bombarderos estratgicos tenan su funcin principal en el campo de la guerra nuclear; y c) la posibilidad de contar con bases areas en aquellas regiones donde resultaren necesarias. Las viejas realidades de las relaciones internacionales y de las guerras, as como las nuevas amenazas, hacen que ahora sea mayor el riesgo de no disponer de las bases areas necesarias en los teatros de operaciones ms probables. As, aunque los aviones tcticos sean los ms aptos para las operaciones propias de las amenazas que hoy debe enfrentar, se hace necesario para la USAF recurrir a las otras aeronaves de que puede disponer, aunque resulten ser menos eficientes para la tarea. Por otra parte y con relacin a las tres opciones de bombarderos que estaran en estudio por la USAF, cabe preguntarse: a) cmo podrn en el desarrollo de sus misiones de apoyo areo directo sobrevivir a una eficaz defensa area, en especial la contraarea, y cmo podrn ser escoltados para ser defendidos; b) cmo ser lograda y mantenida la superioridad area sobre un teatro de operaciones; y c) cmo se llevar a cabo la defensa contraarea de las fuerzas e instalaciones propias en el terreno, sin la imprescindible intervencin de los aviones de caza. Adems, es evidente que el bombardero regional no resolvera el problema de necesitar repetidos reabastecimientos de combustible en vuelo. La respuesta al interrogante planteado es obvia, lo que no se obtenga a travs de la diplomacia deber ser obtenido por la fuerza, con las dificultades y riesgos que ello conlleva y crear tal vez un nuevo conflicto y complicar an ms al original o resignarse a no disponer en toda su dimensin del imprescindible concurso de la aviacin. Las dos alternativas as abiertas a la aviacin basada en tierra son, evidentemente, muy poco satisfactorias; mejor dicho, pueden ser calificadas como indeseables. Sin temor a ser
(12) La capacidad del vuelo supersnico es requerida en estos aviones para poder incrementar el nmero de salidas, antes que para poder aumentar su supervivencia en combate, a la cual por supuesto ayuda.
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reiterativos, se vuelve a destacar que los portaaviones: a) pueden desplazarse sobre el 71 % de la superficie del planeta sin necesidad de permisos para su despliegue ni de bases adelantadas para sustentar sus operaciones, evitando implicar a terceros en el conflicto que se debe enfrentar o bien violando su soberana; b) pueden alcanzar rpidamente posiciones favorables para que sus aviones operen dentro de sus radios de accin, y mantenerse en ellas por largos perodos de tiempo, maniobrando si es necesario para eludir y/o responder al enemigo en tierra; y c) los radios de accin de los aviones embarcados actuales ponen a su alcance desde el mar aquellas reas donde hoy se concentran el conjunto de la poblacin, los medios de produccin y las fuerzas militares mundiales. Resulta as fcil predecir que los EE.UU. continuarn recurriendo a los portaaviones para su primera lnea de defensa y sus demostraciones polticas de fuerza, destinadas stas a persuadir a otros actores de la poltica internacional de que se comporten de manera favorable a sus intereses sin necesidad de tener que aplicar la fuerza. Es evidente tambin que esa nacin no es la nica en apreciar las singulares capacidades de dichos buques; basta recorrer las publicaciones especializadas para advertir que son muchas las naciones que confan en ellos; hoy poseen portaaviones o estn en el proceso de adquirirlos, modernizarlos o aumentar su nmero, Brasil, China, Espaa, Francia, Gran Bretaa, India, Italia, Rusia y Tailandia, y todo indica que son otras las que seguirn ese camino, entre ellas Australia y Japn. La primera, que desguaz su ltimo portaaviones en la dcada de 1980, est negociando la construccin de dos buques muy similares al de proyeccin estratgica que construye Espaa, los que bien podran operar en el futuro tambin con los nuevos cazabombarderos JSF que fueron descritos ms arriba. Por su parte, los japoneses famosos por sus operaciones con portaaviones en el pasado estn construyendo un destructor portahelicpteros, que tambin podra operar con dichos aviones. Asimismo, Corea del Sur est construyendo uno o dos buques de desembarco de ms de 13.000 toneladas, cuya cubierta de vuelo permitira operar con los JSF.
Con relacin a la composicin de los grupos areos embarcados La evolucin exitosa de las acciones en bsqueda de la superioridad area primero y de la supremaca area a continuacin, para dedicarse despus con mayor intensidad a los ataques sobre objetivos terrestres, se refleja en la composicin de los grupos areos de los portaaviones de la USN a medida que se desarroll el conflicto en Afganistn. El cuadro N 14 detalla esa composicin, distinguiendo entre los aviones destinados con prioridad al combate aire-aire (caza) y los destinados con prioridad al combate airetierra (ataque); las proporciones coCuadro 14
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rrespondientes al perodo del 7 de octubre al 1 de noviembre que surgen del cuadro son las habituales en los grupos de batalla de esa marina y reflejan la importancia que ella asigna al logro de la superioridad area, sin la cual no es posible el control de un rea martima bajo la amenaza area enemiga.
Con relacin a la exploracin y la guerra centrada en Red (NCW) Se ha hecho mencin en la segunda parte de este artculo, a la influencia que tuvieron en Afganistn las transformaciones en el modo de hacer la guerra que introducen las innovaciones tecnolgicas, en particular en el campo de la informacin. Conviene aqu separar las conclusiones relativas a las misiones de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (en adelante ISR) del concepto rector de la transformacin de las Fuerzas Armadas de los EE.UU.: la Guerra Centrada en Red.
(13) Las aeronaves ms pesadas que el aire y ala fija fueron usadas por primera vez en una guerra por los italianos en 1912. La guerra centrada en red requiere el enlace de personal, plataformas y fuerzas de batalla.
En Afganistn, como viene sucediendo desde la Primera Guerra Mundial, las aeronaves fueron protagonistas principales en la exploracin, entendida sta en forma genrica, como aquellas operaciones destinadas a obtener informacin til para las fuerzas propias y que incluyen las operaciones de ISR. Su capacidad de elevarse y desplazarse por el aire a mayor velocidad que los vehculos que lo hacen por la superficie del mar y de la tierra, y lograr con ello mayores alcances y cobertura con sus sensores para obtener informacin, y con sus equipos de comunicaciones para difundirla, unidas a su mayor facilidad para la evasin, las han llevado a permanecer como el medio ISR por excelencia pero, su reinado es ahora disputado por los satlites y los vehculos areos no tripulados (UAVs), que agregan a las ventajas mencionadas mayor autonoma en algunos casos prcticamente ilimitada en el caso de los satlites y no arriesgar tripulantes (13). Concurrentemente, en Afganistn se produjo una participacin de las fuerzas especiales nunca antes vista que proyectadas a la profundidad del territorio enemigo, en su mayora mediante aeronaves basadas en tierra o embarcadas pudieron con la ayuda de sofisticados equipos de comunicaciones y designacin de blancos, constituirse en un medio sumamente eficaz desde los primeros momentos de la batalla para vigilar, reconocer, obtener inteligencia, designar blancos y guiar armas areas. De esto surge, en particular, que sera muy conveniente para la Armada Argentina equipar y adiestrar a sus fuerzas de Buzos Tcticos y Comandos Anfibios para estas misiones y, por supuesto, equipar con los equipos afines a los otros medios de sus FFAA, en particular a las aeronaves. Con relacin a los submarinos, que en la guerra de Afganistn no fueron utilizados para la tarea dada su posicin mediterrnea, los mismos constituyen vehculos ideales para la infiltracin de equipos de fuerzas especiales y su posterior recuperacin, explotando para ello el sigilo propio de esos buques.
La guerra centrada en red permite, por ejemplo, que aeronaves de alarma area temprana y destructores, actuando coordinadamente, intercepten sobre tierra con misiles superficie-aire a misiles crucero lanzados contra esos u otros buques, aunque stos an no los hayan detectado.
Por otro lado, la Armada Argentina posee medios de exploracin area como el P-3B Orion y el S-2T Turbotracker embarcado, que convenientemente equipados con renovados sensores, sistemas de comunicaciones y armamento, podran contribuir de forma muy importante a la capacidad ISR de las fuerzas del instrumento militar argentino. Estas capacidades, sumadas a las antes mencio-
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nadas, no slo resultaran funcionales a las fuerzas navales, sino que complementaran a las de las otras fuerzas armadas y las potenciaran geomtricamente. Concurrentemente, dichos aviones son especialmente aptos para contribuir a la necesaria neutralizacin de submarinos hostiles en las rutas de aproximacin de las fuerzas navales y de los buques, que llevan los necesarios abastecimientos y refuerzos para la lucha en tierra. Todo esto sin olvidar su capacidad para la bsqueda y rescate, y el control de las aguas jurisdiccionales propias en salvaguardia de la seguridad interior de la Nacin y la proteccin del trfico mercante y de los recursos del mar a los cuales tenemos derecho. Con relacin ahora a la Guerra Centrada en Red (en adelante NCW), el concepto responde a uno ms amplio que el de comando y control, y que segn Wayne Hughes (ver nota 1) es tambin ms amplio que la guerra de la informacin: El NCW abarca tres grillas paralelas interconectadas. La primera de ellas es una grilla de sensores que contrasta la informacin adquirida; la segunda es una grilla de comando y control dentro de la cual todas las unidades intercambian planes operativos, tareas y rdenes a medida que se desarrollan los acontecimientos; la tercera es una grilla de uso de las armas, en donde se asignan los blancos y se coordinan los fuegos. Las grillas estn conectadas verticalmente de manera de facilitar que una corriente de acciones fluya desde los sensores, pasando por las decisiones hasta llegar a las armas. El continuo desarrollo de sistemas de comunicaciones y control ms avanzados, unidos al de la informtica, cuyas capacidades en la mayora de los casos superan la imaginacin de los propios usuarios militares, sigue haciendo evolucionar el concepto de NCW, cuyo objetivo final no es ms que hacer del hombre el centro sobre el cual giren las decisiones en todos los niveles de la confrontacin, asistido por estos medios tecnolgicos, potenciando las capacidades intelectuales individuales y ayudando a disipar con la ayuda tcnica la inevitable niebla de la guerra.
La guerra centrada en red permitir en el futuro prximo integrar an ms a los medios submarinos y sumergibles entre ellos, y con los de superficie y areos.
Con relacin a las armas areas guiadas El espectacular desarrollo y la eficacia de las bombas guiadas, as como la importante disminucin de sus costos, se reflejan en su empleo cada vez mayor en los conflictos recientes, tal como puede deducirse del cuadro N 15. Este desarrollo resulta de particular importancia para aquellas marinas que slo pueden costearse portaaviones de poco desplazamiento y con grupos areos pequeos, que hasta no hace mucho podran considerarse poco eficientes desde el punto de vista de los ataques a tierra. En efecto, las armas inteligentes les permiten ahora incrementar en forma geomtrica su capacidad de ataque; por ejemplo, una sola seccin de aviones puede hoy destruir objetivos que, hasta hace apenas una dcada, hubieran necesitado de toda una escuadrilla. Se destaca que el 93 % de las armas lanzadas por los portaaviones de la USN era guiado y que ese porcentaje fue del 100 % en el caso de los Cuadro 15 aviones del Giussepe Garibaldi de la marina italiana. PORCENTAJES DE ARMAS AREAS GUIADAS LANZADAS Se destaca tambin que en el caso de los aviones emEN TRES CONFLICTOS RECIENTES barcados de la USN, el uso de armas guiadas habra Conflicto Armas areas lanzadas Porcentaje de armas guiadas permitido un porcentaje de aciertos muy superior al Guerra del Golfo 1991 265.000 8% 90 %, y coadyuv a que se pudieran batir blancos no Guerra de Kosovo 1999 24.000 35 % asignados a los pilotos antes del despegue (un 80 % Guerra de Afganistn 2001 17.400 57 % de las salidas se hicieron en esta situacin).
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Con relacin a las fuerzas especiales El comando conjunto de operaciones especiales de los EE.UU. (USSOCOM) dispona al iniciarse las operaciones de unos 44.000 hombres. Entre ellos, unidades de las siguientes fuerzas: I Rangers del USA, que son tropas de infantera liviana especializadas en ataques relmpago seguidos de una rpida retirada, en la captura de aeropuertos, y en reconocimientos y obtencin de inteligencia. I Fuerza Delta del USA, que est especializada en acciones contraterroristas, el rescate de prisioneros y la destruccin de objetivos puntuales de gran importancia, como ser lanzadores de misiles y armas QBN. I Boinas Verdes del USA, que se organizan en equipos como los tipo A, integrados por 12 hombres cada uno y cuya principal misin es adiestrar a fuerzas extranjeras en guerra no convencional, sabotaje y la organizacin de redes de resistencia encubiertas. I SEALs de la USN, especializados en reconocimiento especial y en acciones directas del mismo tipo citado para la Fuerza Delta. Incluyen sus tareas la demolicin de obstculos durante las operaciones anfibias (UDT) y el abordaje, captura y registro de buques mercantes particularmente sospechosos y peligrosos. (Como ya se dijo antes, no todos los equipos SEAL estn asignados al USSOCOM.) I Aeronaves del Comando de Operaciones Especiales de la USAF, con aviones especiales de distintos tipos incluidos AC-130 Specter y AC-130U Spooky de ataque con caones y MC-130 Talon de transporte y bombardeo especial, as como helicpteros MH60 Blackhawk y MH-53 Pave Low. I Regimiento de Aviacin de Operaciones Especiales 160 del USA, con helicpteros MH6J Little Bird, MH-60 Blackhawk y MH-47 Chinook. A lo anterior, se debe agregar que el USMC, en adicin a sus unidades de reconocimiento anfibio y al adiestramiento en operaciones especiales que reciben sus unidades expedicionarias [MEU (SOC)] y la 4ta. Brigada Expedicionaria [MEB (AT)] (14), ha creado una unidad de fuerzas especiales similar a los Boinas Verdes y Rangers del USA, que probablemente ya ha sido integrada al USSOCOM. Las fuerzas especiales resultaron de importancia crtica en un nmero de reas en Enduring Freedom, en particular cuando an no se haban introducido unidades terrestres convencionales en Afganistn, y en la identificacin y designacin de blancos para los ataques areos (15). Equipos mayores de fuerzas especiales operaron de manera continua contra Al Qaeda y el Talibn, en reas donde la poblacin local era potencialmente hostil y no se podan utilizar fuerzas convencionales sin un empleo masivo de personal y material. Ese mismo tipo de fuerzas tambin oper en las reas limtrofes con Paquis-
(15) Por ejemplo, dos equipos A de los Boinas Verdes jugaron en las etapas iniciales un papel crtico, permitiendo designar blancos con una efectividad que posiblemente no hubiera podido ser igualada por la tecnologa ISR disponible.
Fuerzas especiales de los EE.UU. operando con afganos de la Alianza del Norte.
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tn y otras naciones. Las fuerzas especiales dieron tambin adiestramiento y asesoramiento a los grupos afganos amigos, y proveyeron inteligencia local. Jugaron asimismo un rol vital, evitando que las diferentes fracciones afganas se enfrentaran, resolviendo problemas derivados de rivalidades y tensiones locales. Uno de los mayores problemas para el empleo de las fuerzas especiales, resultaron ser las interferencias mutuas con los equipos de operaciones encubiertos de la agencia central de inteligencia de los EE.UU. (CIA). Por otra parte, la campaa en Afganistn mostr por primera vez el uso de un portaaviones (el Kitty Hawk) como una base avanzada a flote (AFSB) para fuerzas especiales, las cuales incluan ms de 1.000 hombres de los SEALs de la USN, del USA y la USAF, y helicpteros del Regimiento de Aviacin de Operaciones Especiales 160 del USA y de la USAF. Ello permiti un mejor comando y control de las operaciones de esas fuerzas, proveyendo al mismo tiempo facilidades de alojamiento y comando conjunto, y un mejor manejo de los helicpteros disponibles. La habilidad de usar un portaaviones como una parte mvil del territorio propio para basar fuerzas especiales result ser extremadamente til, en especial teniendo en cuenta la imposibilidad o la inconveniencia poltica de tenerla en territorio extranjero, y los posibles ataques a los que se podra haber visto sometida en caso de haber sido autorizada por una nacin anfitriona; se agreg as una nueva capacidad a las tantas que presentan estos buques. Por supuesto, este empleo no debera afectar su funcin principal, que es sostener operaciones areas navales.
Con relacin a las operaciones anfibias La principal operacin anfibia realizada en Enduring Freedom ha sido tratada con suficiente amplitud en la segunda parte de este trabajo, publicado en el BCN N 807 (pg. 30). Sobre ella slo se agregar ahora que el hecho de no haber podido el US Army desplegar en Afganistn ms que fuerzas especiales hasta pasados 58 das de iniciadas las operaciones, y que haya sido necesario desembarcar a los infantes de marina para contar con un elemento de maniobra convencional para el combate terrestre en un escenario mediterrneo propio de los ejrcitos, ha llevado al USA a la conclusin de que no es lo suficientemente liviano y rpido para desplegarse oportunamente en los conflictos que se esperan en el futuro prximo y, en consecuencia, est procediendo a una importante reorganizacin y cambio de programas en su equipamiento. En declaraciones hechas al momento de ser enviado este trabajo a prensa, el presidente de dicho pas ha anunciado el retiro de fuerzas estacionadas en Europa Central y la transformacin del Ejrcito en una fuerza ms flexible y que se adapte mejor a las guerras del siglo XXI. Dicho esto, se pasa a otros comentarios ms generales sobre la guerra anfibia. En el mbito internacional se aprecia la necesidad imperiosa de incrementar la capacidad de transportar y proyectar fuerzas desde el mar hacia la tierra; hasta el momento, slo los EE.UU. poseen una plena capacidad de hacerlo. En cuanto a Europa, es incapaz de trasladar sus fuerzas terrestres hasta los teatros de operaciones en que se las pueda necesitar y slo cinco estados europeos tienen o estn desarrollando los medios completos para efectuar operaciones anfibias. Son esas naciones: Espaa, Francia, Gran Bretaa, Italia y Holanda; las tres primeras, cada una con capacidad de desembarcar una brigada que no llegan a tener las dimensiones y capacidades de sus equivalentes del USMC y las dos restantes un equipo a nivel de batalln reforzado, que tampoco alcanzan las dimensiones y capa-
Formacin de buques de asalto anfibio de la USN durante la operacin sobre Irak (2003).
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(16) Adems de los LCAC pesados de la USN (60/80 toneladas o un tanque principal de batalla como el M1A2 Abraham o varios vehculos ms pequeos, 300 MN a 45 nudos) que estn siendo modernizados, otros LCAC medianos y livianos, como ser los britnicos Griffon 2000 (16 hombres o 2 toneladas; 300 MN a 25 nudos); Griffon 8000 TD (80 hombres u 8/12 toneladas; 400 MN a 45 nudos) y ABS Hovercraft M-10 (Diesel, 10,5 toneladas; 56 hombres, o 2 vehculos livianos tipo Land Rover y 20 hombres; 600 MN a 30 nudos). (17) Evolucionadas de las conocidas LCPV, LCM 6 y LCM-8, y LCU, pero ms rpidas y con autonomas mayores. A las ms grandes se les incorporan rampas tambin a popa, que al bajarse y conectarse con la rampas de proa de la embarcacin que tiene detrs, permiten formar una especie de puente mediante el cual se pueden trasladar los vehculos a las embarcaciones ms a popa del dique, desde el garaje ubicado a proa del mismo; con este dispositivo se puede acelerar el tempo de las operaciones. (18) Por ejemplo, cmo ser el nuevo vehculo expedicionario de combate (EFV) del USMC (17 infantes; 25 MN a 20/25 nudos en mar 3, ms 320 kilmetros una vez en tierra, con una velocidad mxima de 70 km/hora; sistemas de visin nocturna y a travs de la niebla, y un can automtico de 30 mm o mayor calibre en una torre estabilizada).
cidades de una MEU del USMC. Todas esas naciones europeas tienen acuerdos entre dos o ms de ellas, para emplear sus medios anfibios en operaciones combinadas. En Latinoamrica, slo Brasil posee capacidades anfibias importantes y otras naciones disponen de algunos buques anfibios; por su parte, la Repblica Argentina carece de buques de ese tipo desde 1997. Los buques anfibios principales, al igual que los portaaviones, proporcionan una gran flexibilidad y movilidad estratgica y, como ellos, adems de su capacidad de proyectar el poder, reducen la necesidad de depender de otras naciones y al mismo tiempo, hace ms difcil a los enemigos montar ataques asimtricos sobre las fuerzas propias. Asimismo, y muy importante, resultan especialmente aptos para las operaciones militares distintas de la guerra (MOOTW) de las cuales se trat al comienzo y donde las de ayuda humanitaria resultan particularmente importantes. Por otra parte, se vive un momento en que es necesario potenciar la accin conjunta y la combinada. Por su naturaleza, las fuerzas terrestres carecen por lo general de la movilidad estratgica requerida para operar a grandes distancias del territorio propio. En este caso, los buques anfibios pueden realizar el transporte tctico de fuerzas de ejrcito, que es necesario distinguir del transporte estratgico hecho generalmente con buques mercantes pues, en el primer caso, se debe mantener la continuidad del planeamiento de las operaciones y de los procesos de decisin durante el trnsito y una vez en la zona de operaciones, poner en tierra medios pesados sin una infraestructura portuaria adecuada o que ha sido daada cuando se llega a destino, poner en vuelo medios areos a los que hay que dar el mantenimiento y apoyo requeridos, etc. Todas estas actividades slo pueden ser realizadas desde un buque que haya sido especialmente diseado, construido y equipado para ello. Para finalizar, no puede dejar de mencionarse que: a) las fuerzas desembarcadas comprometidas en operaciones expedicionarias dependen ms que cualquier otra del sostn logstico que se les brinda en y desde el mar con sus mismos buques anfibios, y los de sostn logstico mvil y de transporte que los acompaen y b), los medios para llevar a cabo el desembarco de la carga y la maniobra buque-costa (u objetivo) desde los buques anfibios, estn todava plagados de dificultades pero, a nivel internacional, se est desarrollando una gran cantidad de medios de superficie que prometen una adecuada solucin al problema; entre ellos vehculos a colchn de aire (16), nuevas embarcaciones de desembarco (17) y vehculos anfibios blindados (18).
Un LCAC (H) desembarcando un tanque M1A2 del USMC durante la operacin sobre Irak (2003).
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Reflexiones finales I - Si bien las acciones de la guerra que hemos analizado tuvieron caractersticas muy especiales por la asimetra de los contendientes, ellas pusieron de manifiesto que los postulados de los grandes pensadores navales Mahan, Corbet, Castex, Gorkoshv y otros tienen plena vigencia en nuestros das: Quien dispone del libre uso del mar para la guerra tiene consigo una ventaja decisiva. Quien domina el mar, domina la tierra. Concurrentemente, y aunque sea poco frecuente su mencin en la pluma de oficiales navales que no coinciden con el conjunto de la teora de El Dominio del Aire del general italiano Giulio Dohuet la guerra en Afganistn puso tambin de manifiesto, una vez ms, el siguiente postulado suyo, que es uno de los que s comparten: El que alcance a obtener el dominio del aire, tendr de su parte una ventaja decisiva. Cierto es que las fuerzas de la Coalicin no debieron enfrentar una amenaza naval que pusiera en peligro el libre uso de las reas y lneas de comunicaciones martimas que necesitaban, situacin esta que se ha venido repitiendo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en todas las operaciones en las que hayan participado fuerzas navales con portaaviones, a excepcin de la guerra de 1982 por las Islas Malvinas. Pero no menos cierto es que esa superioridad de las potencias navales fue duramente adquirida y mantenida a lo largo del tiempo, con un esfuerzo econmico nada desdeable, debiendo sostener sus conductores las ideas estratgicas que ahora resultan tan apetecibles a sus dirigentes polticos, a costa de numerosos sacrificios de las fuerzas, en lo material y humano. Basta para esto recordar el incidente denominado La rebelin de los Almirantes de 1949, producido al intentar el entonces ministro de Defensa de los Estados Unidos una reestructuracin militar, desprendindose de los portaaviones y las fuerzas anfibias para privilegiar el bombardeo estratgico nuclear. En el mismo, fueron pasados a retiro varios oficiales superiores que se haban hecho famosos durante la reciente guerra en el Pacfico y la mxima autoridad de la USN, por sostener las ideas sobre las realidades de las guerras en general y de la composicin y empleo de las fuerzas navales en particular, que tan slo un ao despus evitaron que Corea del Sur cayera en manos del comunismo y que a la larga conservaron para los Estados Unidos el poder naval que actualmente ostenta. Esto, sin olvidar los principales conflictos armados en los que participaron las fuerzas navales que, siendo teatros eminentemente terrestres, costaron numerosas vidas a las armadas participantes, dejando enseanzas que han sido justamente valoradas y aprovechadas. En conexin con los dos ltimos prrafos precedentes y haciendo un parntesis en esta ltima parte de su exposicin, los autores invitan a los lectores a reflexionar sobre los casos de Gran Bretaa y la Argentina con relacin a los portaaviones. La primera los introdujo en la Primera Guerra Mundial; al finalizar la Segunda contaba con 71 y tena otros en construccin, y luego fue pionera de muchos de los desarrollos tecnolgicos introducidos en ellos desde entonces. No obstante, en 1966 decidi no construir nuevos portaaviones y a fines de 1978 dio de baja al Ark Royal, el ltimo que operaba en su marina con aviones de despegue y aterrizaje convencional (CTOL). Todo en funcin de sostener con el mismo presupuesto de la Royal Navy los sistemas de misiles balsticos de los submarinos nucleares (19). Ese buque, capaz de soportar el castigo de las armas submarinas y areas ms modernas, y que embarcaba un grupo areo de 30 aviones de alarma area temprana Gannet, cazas Phantom de superioridad area, y Buccaneer de ataque pesado a gran distancia, adems de helicpteros antisubmarinos, podra haber constituido un efectivo disuasivo a la reconquista de las Malvinas por parte de la Argentina, muy superior al de los propios submarinos nucleares que lo reemplazaron, que obviamente no cumplieron ese objetivo. En efecto, de haber contado la Royal Navy todava con el Ark Royal, es probable que los planificadores argentinos le hubieran asignado las capacidades de lograr la superioridad
(19) El almirante Woodward que es submarinista en su libro Los 100 das se queja amargamente de esa decisin adoptada por el poder poltico britnico y describe la lucha interna de su marina frente a este problema, que afectaba en forma decisiva la capacidad de la Royal Navy de ejecutar operaciones en lugares alejados de Europa.
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area que fue decisiva para la victoria britnica y dar apoyo areo eficaz a sus fuerzas. En su apreciacin, esos planificadores quizs hayan tenido en cuenta que el portaaviones de apoyo Invincible slo poda embarcar un pequeo nmero de aviones Sea Harrier, que entonces no eran considerados por los analistas en general los letales combatientes que resultaron ser. Pero Gran Bretaa corrigi su error; mantuvo en servicio a los tres buques de dicha clase, incluido al que le da nombre y que estaba a punto de ser vendido a Australia en 1982, y construir prximamente dos portaaviones de flota para reemplazarlos, cada uno capaz de embarcar un grupo areo equivante al que suman los de esos tres buques juntos. La Argentina, por su parte, que a lo largo de tres dcadas desarroll con sacrificios de vidas y recursos la singular y compleja habilidad de operar grupos areos embarcados en portaaviones que incluan aviones de caza y ataque, y exploradores antisubmarinos de ala fija, perfectamente integrados y coordinados y que con su propia experiencia de guerra pudo evaluar la importancia de contar con ellos, paradjicamente, cuando se encontraba en el cenit de esa habilidad y con una capacidad nica en una nacin del Atlntico Sur, quit de servicio al ARA 25 de Mayo en 1987 con la intencin de modernizarlo. Slo cinco marinas ostentaban esa capacidad en el resto del mundo en ese entonces. Finalmente fue radiado en 1997 sin haber logrado el propsito y en enero de 1999 parti a remolque para ser desguazado como chatarra. No es que ni antes ni despus de esas fechas faltaran las oportunidades de modernizarlo o reemplazarlo; simplemente, por razones y con consecuencias que no es nuestro propsito analizar ahora, ellas no fueron aprovechadas. Quien s aprovech las suyas haciendo gala de visin estratgica, sentido de la oportunidad y frrea voluntad fue Brasil, nuestro vecino y amigo. Este pas, no solamente repar y moderniz integralmente el MB Minas Gerais con el objeto de emplear la veintena de A-4 Skyhawk que adquiri (por 63 millones de dlares) a Kuwait a fines de la dcada de 1990, sino que poco despus adquiri segn fuentes confiables, al costo de slo 12 millones de dlares el portaaviones MB So Paulo (ex marina francesa Foch). Segn uno de los corresponsales de la revista espaola Fuerza Naval, de esta manera, la Marina de Brasil est en camino de adquirir el poder areo embarcado que hace 34 aos tuvo la Armada Argentina; es decir, cuando an ni siquiera se hablaba de incorporar a nuestros ahora veteranos Super Etendard. Hecha esta digresin que por ser breve no se ha ampliado al caso de los buques anfibios se contina con la presente exposicin. II - En la forma de conducir las guerras de este siglo que asoma, la importancia del poder naval sigue estando vigente, como lo ha hecho siempre a travs de la historia, aumentando su prestigio en la medida que se difunden y profundizan las ideas de la democracia, del derecho internacional y de la cooperacin entre las naciones, dentro del respeto a las autonomas nacionales.
Visin artstica del proyecto de portaaviones ofrecido a la Armada Argentina a mediados de la dcada de 1990. Capaz de operar con aviones F-18 Hornet. Costo de construccin poco ms de 350 millones de dlares.
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La gran flexibilidad que otorga la posesin de fuerzas navales dotadas de medios idneos para operar en y desde el mar, apoyados en una estrategia apropiada y conducidos por las polticas adecuadas, no es igualada por ningn otro. Como hemos visto a travs de esta puesta en situacin, ellas conjugan libertad de circulacin por los mares del planeta, rapidez de respuesta y capacidad de permanecer por mucho tiempo donde sea necesario, todo ello reforzado por el constante incremento sobre las aguas y el terreno del alcance y precisin de sus sensores y armas, que por su parte son cada vez ms letales. A lo anterior se agrega el creciente progreso de la tecnologa informtica y de las comunicaciones, que permiten potenciar los efectos del empleo coordinado de las fuerzas de tierra, mar y aire. Todo se suma as, sin solucin de continuidad, a las caractersticas intrnsecas de las fuerzas navales, otorgndoles cada vez mayor poder e importancia en ascenso. III - La flexibilidad de empleo inherente al equipo Armada-Infantera de Marina de los EE.UU., continuar brindando a ese pas un instrumento preparado para enfrentar las ms variadas amenazas en el siglo XXI. El poder naval le ofrece la capacidad de obtener la necesaria superioridad naval y de informacin, y a la vez proveer reconocimiento, vigilancia e informacin sobre objetivos en el campo de batalla terrestre. Todo ello, tanto para proyectar las fuerzas embarcadas como para apoyar a las que se desembarquen, as como a las de los otros componentes del poder militar propio o amigo, que ya estn o se hagan luego presentes en tierra, o la sobrevuelen. Y todas estas capacidades sern ejercidas sin necesidad del permiso de terceros pases que puedan demorar, y hasta abortar, las operaciones de sus fuerzas terrestres y areas. No obstante la dimensin del poder militar desarrollado por los Estados Unidos, su empleo necesita frecuentemente de consenso internacional y del apoyo de sus aliados, que en definitiva otorgan legitimidad a las operaciones que se encaran. Es en este marco que las fuerzas navales constituyen pilares sin igual para la poltica exterior de las naciones, al ofrecer un instrumento flexible, de rpida respuesta, con gran independencia de movimiento, eficaz en cuanto a su podero y con un costo poltico de empleo siempre inferior al de otras fuerzas. Se debe agregar a todo esto que la actual situacin internacional y el desarrollo, letalidad e importancia de los llamados riesgos asimtricos (que incluyen al terrorismo, fanticos suicidas, vectores de armas QBN, etc.), sugieren que cada vez ms ser necesario ir a enfrentar a las amenazas all donde se encuentren. IV - Mientras las dos terceras partes de la superficie del globo terrestre siga cubierta por el agua de los ocanos y mares, el 75% de su poblacin se asiente en las proximidades de sus orillas y 222 de los 265 pases que existen tengan litorales martimos, los mares continuarn siendo el medio sobre el cual se transporte la mayor parte del comercio mundial
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y el campo de batalla en el cual se dirimir el futuro de las guerras al menos las que se produzcan en los pases ribereos mucho antes, quiz, que el primer soldado extranjero ponga su pie en el suelo, donde finalmente se concluyen como siempre ha sucedido. Todo lo anterior es muy bien comprendido por muchas naciones, que tratan de dotarse de fuerzas navales que integren aviacin embarcada y fuerzas anfibias, en escalas y diseos adecuados a su situacin y recursos. Lo habremos comprendido tambin nosotros? No cabe duda que por mucho tiempo lo entendimos y lo hicimos muy bien. Tampoco cabe duda que en el futuro tambin podremos hacerlo y aun mejor, si es que nos ponemos a trabajar en ello ya mismo, con la visin, energa y entusiasmo con que lo hicieron nuestros mayores. I BIBLIOGRAFA Fueron consultadas entre otras las siguientes publicaciones: I Desde el Dogfight hasta los UCAVs. Escuela Superior de Guerra Area. Repblica Argentina. 2002. I Enduring Freedom, Un Anno di Attivit. Noticiario della Marina Militare Italiana N 2/2002. I Fuerza Naval. Nmero especial de diciembre 2003. I Janes Defence Weekly. Especialmente los nmeros del 21 de noviembre, 5 y 19 de diciembre de 2001, y 2 de enero de 2002. I Janes International Defense Review. Nmeros varios de 2002 a 2004. I Janes Navy International. Especialmente los nmeros de enero y febrero de 2002. I Libro Blanco de la Defensa. Repblica Argentina. Edicin 2000. I Los 100 das del Almirante Woodward. Sandy Woodward. Buenos Aires Sudamericana. Edicin 1992. I Marine Corps Gazzette. Nmero de junio de 2002. I Military Review. Nmero de septiembre/octubre de 2002. I National Geographic Magazine. Nmero de diciembre de 2001. I Naval Forces. Nmeros 1 y 2 de 2002 y Especial de 2003. I Navires & Historie. Nmeros 9, 10 y 11. I Newsweek Magazine. Nmeros varios de 2001 y 2002. I Revista de la Escuela de Guerra. Ejrcito Argentino. I Revista General de Marina (Armada Espaola). En especial el artculo publicado en mayo 2003: Estrategia y Poder naval en la Guerra de Afganistn, por Francisco J. Gamboa Herriz. I TCTICAS DE FLOTA, y del Combate Costero. Wayne Hughes. Instituto de Publicaciones Navales, Nueva Edicin, 2002. I The Lessons of Afghanistan. Anthony H. Cordesman. The CSIS Press, 2002. I THE YEAR IN REVIEW 2001. Dr. Edward Marolda. Naval Historical Center- Aviation History Branch. I TIME Magazine. Nmeros varios de 2001 y 2002. I US Joint Doctrine for Military Operations Other Than War. Joint Pub 3-07; 16 June 1995. I US MARINE CORPS, Concepts and Programs 2003. I US Naval Institute Proceedings. Especialmente los nmeros de noviembre de 2001 y marzo, abril, mayo, junio y julio de 2002. I Unclass Course Corrections. Conferencia en el USNI. Gentileza de Dr. Edward Marolda, vicepresidente del Servicio Histrico de la Armada de los EE.UU. (USNAVHISTCEN). I WAR ON TERRORISM - AN AMERICAN PERSPECTIVE. www.efreedomnews.com Variados sitios de Internet, entre ellos: I www.afghan-eb.com I www.royal-navy.mod.uk I www.globalsecurity.org I www.bbc.co.uk I www.navyleage.org I www.danshistory.com/operations I www.warshipsifr.com. I Sitios oficiales del Departamento de Defensa y FF.AA. de los EE.UU., as como de distintos destinos de ellas.
Las fotografas de este artculo son, en su mayora, de fuentes oficiales y han sido reproducidas de las publicaciones y sitios de internet mencionados.