Extractos Wright - La Tiranía de Los Rascacielos
Extractos Wright - La Tiranía de Los Rascacielos
Extractos Wright - La Tiranía de Los Rascacielos
Las aceras superiores podran ser rasgos arquitectnicos de la ciudad. Si bien esto significa un gasto de muchos millones, puede ser hecho, en tanto que el abandono de las viejas ciudades es factible, pero no se construirn otras nuevas. Otros muchos recursos resultaran tambin practicables, si fuese necesario insistir en ellos por el bien pblico. Por ejemplo, la prohibicin de que se queme carbn en la ciudad, convirtindolo todo en electricidad en las minas, y disminuyendo el tamao absurdo de ciertos automviles. Todas estas cosas aliviaran el mal de la situacin del rascacielos. Pero el peligro de la ciudad para la humanidad es ms profundo, y est en el hecho de que las sensibilidades humanas se tornan naturalmente encallecidas y viles por los ftiles sacrificios de tiempo y espacio y paciencia, siempre crecientes, cuando estn condenados por las restricciones a sus angostos cauces y crucificados por sus dolorosos privilegios mecnicos. Condenados por su propio exceso insensible? Si, y pronto ser peor. Parece que siempre ha sido imposible prever la gran ciudad. Solo cuando ha crecido y ganado una individualidad propia, reconoce sus necesidades. Su principal caracterstica es esa individualidad ganada con tanta dificultad. La ciudad se inicia como aldea, pronto es un pueblo y luego una ciudad. Finalmente, quizs, se convierte en metrpoli; con ms frecuencia, la ciudad sigue siendo otro casero. Pero creo que toda aldea podra iniciarse con los planes y las condiciones para una metrpoli. Algunas, Washington entre ellas, lo hicieron, y llegaron parcialmente despus de emocionantes tropiezos. Pero la necesidad de la ciudad decae por otro mayor inters humano. Cul es ese mayor inters humano? No est siempre del lado del ser, considerando al individuo como relacionado, aun en su trabajo (por qu no especialmente en su trabajo?) con la salud y la libertad de espacio, inconstante en un nuevo pas libre; viviendo en el sol y el aire y relacionado con ellos; viviendo en y relacionado con el crecimiento de los vegetales a su alrededor, mientras el se mueve y tiene su pequeo ser aqu, en esta breve estada en la tierra que debe resultarse inexpresivamente hermosa?. Despus de todo, para que esta el aqu? Acaso la vida no es lo nico que vale para el? Pero lo hecho por la mquina, en la era de las mquinas, en la mayor de las mquinas, una gran ciudad, conspira para quitarle esa libertad antes de que pueda empezar a civilizarse. Sabemos por qu lo hace. Y en este momento tratemos de ser honestos con nosotros mismos en otro punto, esta "emocin", esta elogiada belleza del rascacielos, como una obra individual. Como lo vimos al principio, el rascacielos era una pila de edificios de cornisa en estilo renovado: un edificio encima de otro. Entonces un gran arquitecto lo vio como unidad, y como una hermosa arquitectura. Pronto, otros arquitectos, educados quizs por las Bellas Artes- para ver las cosas as, lo vieron como unas columnas, con base, fuste y capitel. Entonces otros arquitectos con otros gustos creyeron verlo como gtico: competidor comercial de la catedral. Ahora los fabricantes al por mayor de espacio-para-renta lo ven como una torre comercial con superficies de cemento y ornamentos restringidos, a los que las leyes de Nueva York le imponen un cierto perfil pintoresco, un perfil que es bastante parecido en todos. Un pintoresquismo que al principio fue bienvenido como un alivio superficial, pero que ya es visible como la misma monotona-en-la-variedad que ha sido el destino de todos los intentos por embellecer nuestro pas. La uniformacin vence a estos intentos, la mquina triunfa sobre todos ellos, porque son todos falsos. El principio no se manifiesta en ellos. El rascacielos de nuestros das, es solo el semblante prostituido de la arquitectura que asegura ser. El pesado ladrillo y la piedra que falsamente representan las paredes son forzados, por las mismas leyes que mencione, a ser bajados antinaturalmente hasta el suelo, sobre armazones interiores de acero, 2
desde veinte, cincuenta o ms pisos. El aspecto mejora, pero los elementos pintorescos del mismo son un trabajo falso construido sobre una caja hueca. Estos nuevos remates tambin son mascaras. El servicio acostumbrado del doctor-de-apariencias, ha vuelto a ser prestado a la sociedad moderna. Hasta donde llega la riqueza material, Nueva York, apilada y aislndose cada vez ms alto en el arte, es una mquina comercial falsamente habilitada por un tenue disfraz. El disfraz es una coleccin de fachadas de ladrillo y cemento, carteles luminosos y paredes muertas, un pico junto al otro, levantndose a uno y otro lado de la garganta del canon. En los angostos senderos de abajo todo grue, retumba y chilla! En realidad, la gran mquina hecha por mquinas es una selva de pilares de acero remachados, rieles remachados, modillones remachados y bloques de hormign reforzados con acero, encerrados por paredes de ladrillo y piedra, cargado todo por el mismo esqueleto de acero, rematado finalmente por tanques de agua, y agujas, paredes muertas decoradas con anuncios exagerados y castamente pintadas en paneles con enladrillados de color. La belleza que presenta el todo es casual, a pesar de la arquitectura libresca que los fabricantes-deespacio-para-renta han agregado ingeniosamente a los esplndidos tendones de acero que se tienden de uno a otro piso, bajo el peso de toda esta mascara. Pero los dinteles, arquitrabes, pilares y cornisas del seudo-clsico estn dejando ahora el campo libre a la mejor sencillez de los efectos de masa y superficie. Esto hace ahora el exterior pintoresco de Nueva York, mientras el acero, detrs de todo, se eleva noblemente para sus ms serias funciones. Se puede decir que algunas de las decoraciones ms recientes de los rascacielos, ofrecen agradables sugerencias de una arquitectura futura. Pero que lejos estn todava las apariencias de la realidad! La verdadera naturaleza de las cosas est prostituida al vaco pintoresquismo, en un intento de obtener una belleza completamente insignificante, y por lo tanto inconsecuente. En cualquier profundidad de la experiencia humana es un sacrificio innoble. Una falsa mascara como esta, no puede ser aceptada como "cultura". () Ahora tenemos medios razonablemente seguros para construir edificios tan altos como los deseemos, y hay muchos lugares y usos para ellos en cualquier aldea, pueblo o ciudad, pero especialmente en el campo. Si aprendisemos a limitar esos edificios a sus lugares convenientes y a darles la integridad que merecen como una uniformacin de acero y vidrio y cobre, tendramos justos ttulos para sentir por ellos un orgullo espiritual; nuestra sumisin a ellos no sera servil en ningn sentido. Podramos enorgullecernos genuinamente de ellos, con integridad cvica. El rascacielos podra encontrar infinita expresin en la variedad.... como belleza. Pero actualmente la gran ciudad como edificio se burla de esa integridad, los artistas idealizan el edificio en sueos grficos de tumbas gigantescas de las cuales la vida ha huido - o debe huir- o en las cuales la humanidad entra para parecer. Monstruosidades inhabitables? Una locura que nos invita a admirar? Desde cualquier punto de vista humano, la super-concentracion del rascacielos es una superimposicin que no vale su precio humano. Es imposible no creer que, por necesidad, la horizontalidad y la libertad de la nueva belleza reemplazarn eventualmente a la oportuna verticalidad y las restricciones sin sentido. Y si esta meta no se puede alcanzar en la ciudad, si no encuentra lugar all, tomara el lugar de la ciudad. Ahora la anchura es posible y preferible a la verticalidad y al vrtigo, desde cualquier punto de vista humano o inteligente. El transporte y la transmisin elctrica han convertido la amplitud de espacio en una ventaja mas para el hombre, o de lo contrario que significa para el ser humano el poder de la mquina? En toda la historia de la vida humana sobre la tierra, la anchura, la conciencia de la libertad, 3
el sentido del espacio apropiado a la libertad, resultan preferibles para vivir, a la altura, en utilidad y la belleza que le conceden a la humanidad. Por qu entonces el comercio, alma de este gran, cruda y joven nacin, tiene una apremiante necesidad de capitalizar aun mas y explotar los rudimentarios instintos animales de la raza sobre la que medra, o necesita simular lo pintoresco, como el proverbial lobo disfrazado de cordero, en Nueva York o en cualquier otra parte? En cuanto a la belleza, la uniformacin y su cruel pero honesto instrumento, la mquina, dotadas de una tcnica comprensiva y evolucionada, podran hermosear a nuestra propia civilizacin en un sentido nuevo y ms noble. Estos elementos mecnicos, ineptos, impotentes, tan crueles por si mismos, tienen incalculables posibilidades de belleza. A pesar de los abusos prevalecientes y gananciosos, la uniformidad y la mquina estn aqu para servir a la humanidad. Por desprestigiadas que estn, la imaginacin humana podr usarlas como medios de mas vida, una vida mejor para la comunidad. Entonces, por que habr de eludir o ignorar el arquitecto como artista las posibilidades humanas, para convertirse en el asalariado de cualquiera.... por un beneficio? Y si trabaja por su cuenta, por que tiene que estar dispuesto a rendir tributo a dioses falsos, solo para satisfacer el gusto inseguro de un periodo transitorio, o aun su propio gusto "superior"? Hoy todos los rascacielos han sido aguzados a un punto, y generalmente ese punto es una chimenea humeante. Silban, resoplan, amarran dirigibles, ondean banderas o simplemente aspiran, y sin embargo se parecen mucho entre s en todos los puntos. Compiten, se hacen ms pintorescos, y son todos iguales. Pero no se materializan como arquitectura. Vacos de todo otro significado, vistos de lejos parecen atontados por una parlisis. Son montonos. Ya no asombran o divierten. La verticalidad ya est viciada, el vrtigo ha dado paso a la nusea; la perpendicularidad ha cambiado por corrugaciones de varios tipos, algunas completamente transversales, otras transversales a los costados con perpendicularidad en el centro, y sin embargo siempre todas "ensobradas". Los tipos de sobre reiteran cansadamente la norma artificial, o esta les es impuesta para obtener mayor efecto, con alguna u otra desviacin sin significado, como en el Edificio Chrysler. La luz que brill en el Edificio Wainwright como promesa tembl dbilmente y se esta apagando. La arquitectura del rascacielos no es ms que una cuestin de una torpe imitacin de un sobre de hormign para un esqueleto de acero. No tienen vida propia, no tienen vida para dar, porque no la reciben de la naturaleza de la construccin. No, ninguna. Y o tienen ninguna relacin con lo que los rodea. Completamente brbaros, se levantan sin consideraciones a su vecindario o entre ellos, excepto para ganar la carrera u obtener el inquilino. El espacio como elemento psquico de la ciudad norteamericana ha desaparecido. Este delicado sentido ha sido reemplazado por la restriccin de la altura y la estrechez. La envoltura del rascacielos no es tica, ni hermosa, ni permanente. Es un ardid comercial, o un simple recurso. No tiene un ideal ms alto de la unidad, que el xito comercial. [Texto. Frank Lloyd Wright]