La Canción Vallenata Como Acto Discursivo
La Canción Vallenata Como Acto Discursivo
La Canción Vallenata Como Acto Discursivo
La cancin vallenata como acto discursivo. Julio Escamilla Morales, Efran Morales y Granfield Henry Vega, Universidad del Atlntico, Barranquilla, 2005. (275 pginas)
Desdeados durante mucho tiempo por la mal llamada cultura nacional, los aires musicales vallenatos constituyen una de las expresiones de mayor arraigo en el panorama de la cultura popular colombiana y ocupan sitial de preferencia en los ms variados mbitos de la geografa patria. Entre los diversos factores que han determinado el reconocimiento del vallenato, al punto de considerrsele actualmente como un gnero musical identitario del pas, destaco, adems de la aparicin del Festival Vallenato en 1968, la amplia difusin en los medios masivos de comunicacin social que descubrieron un objeto mercantil generador de incalculables ganancias, en una sociedad de consumo en la cual hasta el amor tiene su precio. Con Carlos Vives y sus Clsicos de la Provincia, la proyeccin internacional qued patentizada, al punto de que hoy podramos deberle a l, en un altsimo porcentaje, la reciente inclusin del vallenato dentro de los afamados Premios Grammy. Otro suceso, algo lejano en el tiempo, tiene que ver con el Premio Nobel recibido por Gabriel Garca Mrquez en 1982, cuando el laureado escritor llev, entre los miembros de su delegacin cultural, a los Hermanos Zuleta Daz y al maestro Rafael Escalona, compositor emblemtico que en un antolgico merengue El vallenato Nobel perpetuara despus la trascendencia del magno evento en el que Garca Mrquez consigui que los mismsimos reyes de Suecia conocieran el vallenato, all, en la rigidez sico-social y climtica de su hielo.Cito la estrofa final del aludido canto: Gabo me ha invitado a su fiesta / y esto es para m un gran honor / fui con los hermanos Zuleta / pa que el rey oyera acorden. A partir de sucesos como los anteriores, se publican obras con importantes aportes tericos sobre este controvertido gnero musical, cuya sola denominacin de vallenato ha originado interminables polmicas, algunas admirables, pero otras, superfluas e improductivas, sin soportes conceptuales ni histricos ni musicales, ms por el afn protagnico de ciertos autores que por la suficiencia de sus criterios. Dentro de las obras iniciticas sobre el vallenato merecen recordarse hoy Vallenatologa (1973), de Consuelo Arajo Noguera, libro polmico cuyo gran mrito radica en que abri el sendero a posteriores estudios, gracias a sus imprecisiones y a su caprichosa y excluyente taxonoma de los aires, por cuanto, entre otras razones, las divisiones polticas de una geografa nacional jams pueden hacerse corresponder con las posibles identidades y/o diferencias culturales de los agentes sociales que las conforman. Diez aos despus, en 1983, Ciro Quiroz Otero publica una obra valiosa, Vallenato, hombre y canto, en la que encontramos
razones justicieras de corte socioeconmico y cultural acerca de los posibles orgenes del vallenato apartir de los cantos de vaquera, adems de una atractiva clasificacin de ritmos menos controversial que la de Arajo Noguera, y una semblanza sobre los instrumentos musicales con los cuales se ha venido interpretando en su historia este popular tipo de cancin. En 1985, la Universidad de Antioquia edita Memoria Cultural en el Vallenato de Rito Llerena Villalobos, obra con perfil acadmico que aborda las canciones desde la perspectiva de la sociocultura y la semitica-literaria. Un ao despus, en 1986, la misma editorial publica el interesantsimo estudio Cancin Vallenata y Tradicin Oral, de la profesora Consuelo Posada, en el que se examina la presencia del legadohispnicodelaoralidadenlos cantos y su permanente adaptacin y reformulacin en consonancia con las distintos espacios geo-culturales donde se han gestado. El transcurrir de los aos dar paso a otras publicaciones valiosas como las de Toms Daro Gutirrez, Cultura vallenata: origen, teora y pruebas (1992) y Julio Oate Martnez, El a b c del vallenato (2003) que, con algunos fundamentos en los estudios culturales, como antes lo haba hecho Quiroz Otero, han pretendido esclarecer el origen, la esencia de las composiciones y los instrumentos musicales que las han acompaado en las distintas etapas de su desarrollo, se han prodigadoen minuciosas clasificaciones de escuelas y tendencias de la ms variada tipologa e intentan ganar la aceptacin de los lectores sobre los temas tratados a travs de la ancdota. La investigacin de los profesores Julio Escamilla Morales, Efran Morales Escorcia y Grandfield Henry pertenecientes al Crculo de Anlisis del Discurso (CADIS), a diferencia de los trabajos anteriores, valora por primera vez las letras de las canciones a la luz de los ms avanzados estudios lingsticos del momento, en particular, de la teora del Anlisis del discurso, que concibe los actos comunicativos del ser humano, incluidas las manifestaciones artsticas, como eventos reales de comunicacin y sentido, en situaciones concretas e indispensables de las relaciones interpersonales, esto es, en circunstancias de autnticas necesidades que requieran de un propsito o intencin comunicativa por parte del hablante. El discurso, entonces, constituye una prctica de carcter social y, al mismo tiempo, se considera un instrumento que propicia la vida social entre los participantes de una comunidad de habla. Por lo mismo han dicho Helena Calsamiglia y Amparo Tusn que las lenguas viven en el discurso y a travs de l. Y los discursos nos convierten en seres sociales y nos caracterizan como tales 1. Huelga recordar que los cantos vallenatos son autnticos discursos sociales de amplsima circulacin. En ese sentido, el perfil acadmico del presente estudio, fundamentado en ms de diez aos de bsquedas, ha dado como resultado una obra seria, definida sobre las bases de la sapiencia lingstica de sus gestores y la paciente organizacin y racionalizacin de los materiales del corpus obtenido en la primera etapa de la fructfera investigacin.
1. Helena Calsamiglia y Amparo Tusn. Las cosas del decir. Manual de anlisis del discurso. Barcelona, Ariel Lingstica, 1999: 17.
Pudiera pensarse que una empresa de tal magnitud tendra como destinatarios a los lingistas y a otros estudiosos de las intimidades del lenguaje. No ocurre as. El libro ha sido concebido tanto para lectores conocedores de las teoras aplicadas como para lectores legos en el asunto. Asumo el riesgo de creer que el propsito apunt mucho ms hacia estos ltimos. As lo sugieren las constantes y oportunas aclaraciones cada vez que aparecen trminos tcnicos de la semitica y la lingstica. De esta forma los autores, dada su condicin de docentes, imprimieron a su discurso un carcter sencillo, pero elocuente, muy cuidadoso en su retrica,
proyectado pedaggicamente y desprovisto de poses intelectuales. No obstante la cientificidad requerida en la concepcin de un trabajo tan riguroso, el tono conseguido por los investigadores da cuenta del dominio que han logrado cimentar, despus de tantos aos de metdico estudio y dedicacin profunda, en el campo de la semiolingstica y su aplicacin en la docencia. El verdadero profesor es ese que hace fcil y aprehensible lo que de por s es difcil y/o complejo. Los autores del libro son legtimos portadores de esta cada vez ms escasa condicin en el plano de la comunicacin acadmica: la modestia en la expresin. As pues, nos encontramos frente a un sesudo tratado de las letras de la msica vallenata. En consonancia con lo expuesto, La cancin vallenata como acto discursivo marca una ruptura en las tendencias investigativas hasta ahora exploradas en el campo de la vallenatologa, cuyos aportes ya he sealado antes. La obra se encuentra estructurada en tres captulos. En el primero, La enunciacin en la cancin vallenata, se explicitan las peculiaridades de los cantos, teniendo en cuenta tanto el papel que cumplen los compositores (sujetos comunicantes) y los oyentes (sujetos interpretantes), denominados seres reales porque pertenecen a un contexto socio-histrico especfico, como el de los enunciantes y los destinatarios de las canciones, llamados seres discursivos porque son sujetos construidos mediante palabras. Para ilustrar con un ejemplo, recurramos a la siguiente estrofa de El viejo Miguel, merengue de Adolfo Pacheco: Luis Felipe Rojas, Yola y Peyo, a m me emociona el tener que darles ahora mi ms triste despedida. Adis, San Andrs, tu animador te abandona. Adis diecisis de agosto. Adis, alegra. Ya no tocar la banda El perro e Petrona. Adis, Paco Lara, me voy de la tierra ma. Sujeto comunicante: Adolfo Pacheco, en su condicin de compositor. Sujeto interpretante: los oyentes. Enunciante: el viejo Miguel, voz construida por el compositor con una finalidad discursiva. Destinatarios: Luis Felipe Rojas, Yola y Peyo, San Andrs, el diecisis de agosto, la alegra y Paco Lara. Todos ellos, aunque existan en la realidad, son producto ahora de un proyecto discursivo diseado por el compositor Adolfo Pacheco. Tambin digno de destacarse en este primer captulo es el exhaustivo anlisis de las actitudes de los compositores frente a otras personas, su relacin con las canciones, sus relaciones sentimentales, el paso del tiempo y sus consecuencias, los problemas sociales y sentimentales, etctera. Otro aspecto relevante de este mismo apartado est relacionado con las estrategias y procedimientos discursivos puestos en marcha por los compositores con la finalidad de conseguir la adhesin del sujeto interpretante de las canciones, es decir, del pblico. Entre esas estrategias se encuentran la verosimilitud, la confesin, la justificacin, la comparacin, el cuestionamiento a otras personas, la provocacin, la citacin y el empleo de dichos, refranes y mximas universales. Al segundo captulo, Aspectos narrativos y descriptivos en la cancin vallenata , pertenece una de de las posturas crticas ms polmicas del libro: la cancin vallenata no se caracteriza por ser narrativa, como se cree comnmente. Aqu los
investigadores postulan un carcter descriptivo, lrico, en el discurso de las composiciones, ya que lo narrativo no puede depender de que se mencionen en las canciones personajes y lugares de la vida cotidiana o vivencias personales de los autores, sino a una estructura especfica de este gnero discursivo en el que lo fundamental son las acciones pragmticas de los actantes y no las actitudes asumidas por esos actantes frente a tales acciones. En este caso, plantean los autores, aunque los cantos presenten ncleos narrativos, las acciones estn unidas a un decir del cual es imposible separarlas. En tal sentido, los escritores echan mano de algunas estrofas de La gota fra para dar soporte a su planteamiento, demostrando que los nicos ncleos narrativos de la cancin son dos, ya que las dems estrofas siempre estn marcadas por el recado grosero de Moralesal tratar de embustero a su interlocutor Emiliano Zuleta. Dichas expresiones no sealan acciones si no actitudes provocadoras del contrincante. He aqu esas estrofas citadas como solitarios ncleos narrativos de la famosa composicin: Acordate, Moralito, de aquel da que estuviste en Urumita y no quisiste hacer parada. Te fuiste de maanita, sera de la misma rabia. Moralito se crea que el a m me iba a llevar, y cuando me oy tocar le cay la gota fra. Y al caboe la comparta, el tiro le sali mal. Otro tema destacado es el relativo a la construccin subjetiva de la realidad en la cancin vallenata. En un minucioso proceso demostrativo los autores concluyen que en los cantos estn presentes los siguientes imaginarios: -La felicidad del hombre costeo est ligada a la bondad, sencillez y amabilidad de la mujer. -El hombre costeo es, por naturaleza, parrandero y mujeriego: la mujer, celosa. -El hombre costeo es quien manda en la casa y en la relacin de pareja. -La proteccin divina puede hacer ms llevaderos los conflictos sentimentales. -Los valores culturales y humanos de la Costa caribe colombiana representan el ms grande orgullo para los costeos. -La evocacin de las costumbres ancestrales preserva el pasado y ayuda a asimilar los cambios de la vida contempornea. -La amistad es un sentimiento sincero e incondicional que ni siquiera la muerte puede acabar. -El hombre costeo no se deja vencer por las penas. En el tercero de los captulos, La argumentacin en la cancin vallenata, se postula un interesante despliegue de los modos de razonamiento llevados a escena por los compositores con el fin de darle validez o demostrar con razones una verdad. Como en los captulos precedentes, los autores fundamentan sus planteamientos en la teora semiolingstica propuesta por el semilogo francs Patrick Charaudeau. En lo referente a la argumentacin, se propone una bsqueda de racionalidad que, en procura de la verdad, permita que el argumentador influya y logre persuadir a su interlocutor o destinatario. Este es uno de los captulos ms complejos del libro, por cuanto la teora de la argumentacin tambin lo es en s misma, y porque, adems, como se deja establecido, se pone en balanza la trascendencia o banalidad de las
letras de este tipo de canciones, aspecto sobre el cual no existe consenso. No obstante, los profesores Escamilla, Morales y Henry logran aterrizar en las canciones los principios tericos sobre los cuales han fijado la descripcin y el anlisis del corpus escogido. No hay duda de que asistimos, como lectores, a un magistral proceso de ilustracin sobre los modos de razonamiento de los compositores y sobre los procedimientos semnticos y discursivos que entran en juego en el andamiaje argumentativo de ciertas canciones vallenatas. Por todo lo anteriormente expuesto, este trabajo investigativo de los profesores del CADIS adquiere un mrito extraordinario, pues entraa una nueva mirada en el estudio de las canciones vallenatas que,con base en un admirable corpus de cien canciones, escudria el universo subjetivo de los cantos y la forma como los sujetos destinatarios se articulan a ese universo construido por los compositores. De esta manera, la obra se constituye, adems, en un singular inventario de los valores y sentimientos que junto con las creencias e ideologas determinan comportamientos y acciones identitarias en los agentes sociales del Caribe colombiano. Que este logro editorial de la Universidad del Atlntico no se quede entre las bambalinas de la desidia y la falta de promocin, como ha ocurrido con otras importantes publicaciones. Armando Martnez Gutirrez
Universidad del Atlntico