La Crónica Según Leila Guerreiro Babelia 27-02-10

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Guerriero, Leila (2010): (Del arte de) contar historias reales. Diario El Pas, Suplemento Babelia, Madrid, sb.

27-02-2010, p. 8. Disponible en: http://www.elpais.com/articulo/portada/arte/contar/historias/reales/elpepuculbab /20100227elpbabpor_9/Tes El Pas, suplemento Babelia, sbado 27 de febrero de 2010

8 de 19 en Babelia REPORTAJE: CONGRESO DE LA LENGUA Libros

(Del arte de) contar historias reales


Naci con los primeros cronistas de Indias y el gnero no ha hecho ms que crecer: el arte de contar la realidad, la no ficcin ocupa cada vez un hueco ms importante en las letras hispnicas.
LEILA GUERREIRO 27/02/2010

Se dice, se repite: que lo ms interesante de lo que se escribe y se publica hoy en Latinoamrica pertenece al gnero de la no ficcin. Que es all donde hay que buscar los saltos en altura, las cuerdas flojas, los riesgos de la forma y el estilo. Lo haba dicho, casi igual, Tom Wolfe en 1973, en su libro El nuevo periodismo: que lo ms interesante de lo que se escriba y se publicaba por entonces en Estados Unidos sala de la pluma de quienes se haban puesto al servicio de contar historias reales, y no de quienes seguan con los cuentos, las novelas. Esa lejana aseveracin nos manda a ser prudentes. Porque si es verdad que aquellos aos cambiaron el periodismo para siempre, mirados en perspectiva fueron tambin los aos en los que un seor llamado John Cheever estaba en plena produccin, un tal Thomas Pynchon publicaba El arco iris de gravedad, y un fulano llamado Don DeLillo haca lo propio con Americana. Podra decirse, en todo caso, que en Latinoamrica hay buenos y malos periodistas, buenos y malos escritores, buenos y malos textos de ficcin, buenos y malos textos periodsticos. Y que, en todo caso, como escribe Juan Villoro en su texto La crnica, ornitorrinco de la prosa, lo que ha cambiado es un prejuicio: "El prejuicio que vea al escritor como artista y al periodista como artesano resulta obsoleto. Una crnica lograda es literatura bajo presin". Esto es verdad: hay, en Latinoamrica, una generacin de periodistas que escribe sobre temas diversos -madres que matan a sus nias, vctimas de las minas antipersonales, gente que desaparece en el desierto- y utiliza, para escribirlos, tcnicas de la ficcin: climas, tonos, estructuras complejas. Periodistas que publican sus historias en libros y revistas -SoHo, Don Juan o El Malpensante, en Colombia; Gatopardo y a veces Letras Libres, en Mxico; Etiqueta Negra en Per; The Clinic en Chile; Marcapasos en Venezuela: son algunas-, sostenidos en la fe de que eso que hacen no es slo una forma

decente de pagar el alquiler, ni el mal trago necesario para perpetrar despus una novela, sino lo que es: literatura. Una forma de contar. Que es como decir: un arte. ----Literatura, dice la RAE, es el arte que emplea como medio de expresin una lengua. "Un hombre no puede dividirse entre el poeta que busca la expresin justa de nueve a doce de la noche y el reportero indolente que deja caer las palabras sobre las mesas de redaccin como si fueran granos de maz. El compromiso con la palabra es a tiempo completo, a vida completa. Puede que un periodista convencional no lo piense as. Pero un periodista de raza no tiene otra salida que pensar as. El periodismo no es una camisa que uno se pone encima a la hora de ir al trabajo. Es algo que duerme con nosotros, que respira y ama con nuestras mismas vsceras y nuestros mismos sentimientos", deca el argentino Toms Eloy Martnez en su conferencia Periodismo y narracin: desafos para el siglo XXI. ----El gnero de no ficcin latinoamericano por excelencia, la crnica, empez con los primeros cronistas de Indias. Pasaron aos -de aos- y siguieron las firmas: Rubn Daro, Jos Mart, Jenaro Prieto, Roberto Arlt, Juan Jos de Soiza Reilly, muchos otros. Siempre conviene detenerse en el argentino Rodolfo Walsh y Operacin Masacre, su libro circa 1957 que cuenta la historia de cmo, en 1956, militares partidarios de Pern intentaron una insurreccin contra el gobierno y, bajo el imperio de la ley marcial, el Estado fusil a un grupo de civiles, supuestamente implicados en aquella insurreccin. Walsh -un hombre que haba sido, hasta entonces, traductor del ingls y autor de cuentos policiales- escribi esa historia con ritmo y prosa de novela. Cuando fue entrevistado en 1970 por el escritor argentino Ricardo Piglia dijo as: "Un periodista me pregunt por qu no haba hecho una novela con eso, que era un tema formidable para una novela; lo que evidentemente esconda la nocin de que una novela con ese tema es mejor o es una categora superior a la de una denuncia con este tema. Yo creo que la denuncia traducida al arte de la novela se vuelve inofensiva, es decir, se sacraliza como arte. Por otro lado, el documento, el testimonio, admite cualquier grado de perfeccin. En la seleccin, en el trabajo de investigacin, se abren inmensas posibilidades artsticas". Le pas a l, les pasa a todos: siempre, ante una buena historia real, alguien seala: "Sera una gran novela". Como si no agregarle un litro y medio de ficcin significara desperdiciar alguna cosa. ----Hay, en Latinoamrica, editoriales que dedican colecciones enteras a la no ficcin -Aguilar en Colombia, Tusquets en la Argentina-, un premio importante que la premia -y que otorga la Fundacin Nuevo Periodismo Iberoamericano-, antologas que la recopilan: Dios es chileno (Planeta), Las mejores crnicas de SoHo (Aguilar), Las mejores crnicas de Gatopardo (Debate), Crnicas de otro planeta (Debate), La Argentina crnica (Planeta). Y, aunque en los peridicos retrocede el espacio para publicarlas, aunque no son tantas las revistas que lo hacen y son pocas las que disfrutan de holguras econmicas, hay entusiasmo. Un fervor. Ser que, como toda conquista, la conquista de la no ficcin latinoamericana es prepotente: por asalto. Y se hace, aunque todo indica que no se puede hacer.

----La no ficcin latinoamericana hace estas cosas: imposta modos, lenguas, busca metforas, empieza por el final, termina por el principio, se enreda para despus desenredarse, se hace la tierna, la procaz, la estoica, se escribe en presente perfecto, en castellano antiguo, en primera persona, se hace la potica, la minimalista, la muy seria, la barroca. Duda. Prueba. A veces se equivoca. Pero existe: prueba. ----El tipo era uno de cuatro sentados a una mesa redonda que versaba sobre el periodismo y la literatura y sus posibles trasvasamientos, roces. Cuando uno de los participantes -periodista- termin de exponer su mtodo de trabajo y su defensa del periodismo como forma de arte, el tipo pidi la palabra y dijo que lo alegraba que el colega pusiera tanto empeo, pero que estaba siendo un poco exagerado porque, despus de todo, la nica obligacin del periodismo es ser objetivo -dijo eso: ser objetivo- all donde la ficcin exige imaginacin fecunda, y que es en la soledad creativa, en la que el autor dialoga con sus fantasmas, donde se ve el verdadero alcance de la palabra arte. El tipo pona mucho empuje en la palabra "autor" y deba ser, sin duda, un grande en su oficio: alguien que, en su soledad creativa, dialogando con sus fantasmas y en pleno uso de su imaginacin fecunda, se haba inventado la definicin del periodismo: un oficio de grises y notarios. Lo contrario a todo lo que es. ----Para ser periodista hay que ser invisible, tener curiosidad, tener impulsos, tener la fe del pescador -y su paciencia-, y el ascetismo de quien se olvida de s -de su hambre, de su sed, de sus preocupaciones- para ponerse al servicio de la historia de otro. Vivir en promiscuidad con la inocencia y la sospecha, en pie de guerra con la conmiseracin y la piedad. Ser preciso sin ser inflexible y mirar como si se estuviera aprendiendo a ver el mundo. Escribir con la concentracin de un monje y la humildad de un aprendiz. Atravesar un campo de correcciones infinitas, buscar palabras donde parece que ya no las hubiera. Llegar, despus de das, a un texto vivo, sin ripios, sin tics, sin autoplagios, que dude, que diga lo que tiene que decir -que cuente el cuento-, que sea inolvidable. Un texto que deje, en quien lo lea, el rastro que dejan, tambin, el miedo o el amor, una enfermedad o una catstrofe. Atrvanse: llamen a eso un oficio menor. Atrvanse.

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