Santo Rosario Meditado

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Santo Rosario Meditado

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Por la seal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos lbranos, Seor Dios Nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo. Amn. Abre, Seor, mis labios... Y mi boca proclamar tus alabanzas. Ven, Oh Dios! en mi ayuda. Apresrate, Seor en socorrerme. Gloria sea al Padre, Gloria al Eterno Hijo, Gloria al Espritu Santo. como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amn.

Ofrecimiento:
Seor Dios nuestro, dirigid y guiad todos nuestros pensamientos, palabras y obras a mayor honra y Gloria Vuestra. Y Vos, Virgen Santsima, alcanzadnos de Vuestro Divino Hijo, que con toda atencin y devocin podamos rezar Vuestro Santsimo Rosario, el cual os ofrecemos por la exaltacin de nuestra Santa Fe Catlica, por nuestras necesidades espirituales y temporales, y por el bien y sufragio de los vivos y difuntos, que sean de Vuestro Mayor agrado y de nuestra principal obligacin.

II

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Oracin al Espritu Santo:


Ven Espritu Divino. Manda tu Luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre. Don en tus dones esplndido. Luz que penetra las Almas; fuente del mayor consuelo. Ven dulce husped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego. Gozo que enjuga las lgrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, Divina Luz y enriqucenos. Mira el vaco del hombre si T le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envas tu aliento. Riega la tierra en sequa. Sana el corazn enfermo. Lava las manchas. Infunde calor de vida en el hielo. doma al espritu indmito. Gua al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones segn la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mrito. Salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amn.

Oracin a San Miguel:


Gloriossimo prncipe de los Ejrcitos Celestiales, San Miguel Arcngel, defindenos en el combate contra los principados y las potestades, contra los caudillos de stas tinieblas del mundo, contra los espritus malignos esparcidos en los aires (Ef. 6, 1012). Ven en auxilio de los hombres que Dios hizo a su imagen y semejanza, y rescat a gran precio de la tirana del demonio! A ti venera la Iglesia como su guardin y patrono. A ti confi el Seor las almas redimidas para III

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colocarlas en el sitio de la suprema felicidad. Ruega pues al Dios de paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, quitndole todo poder para retener cautivos a los hombres y hacer dao a la Iglesia. Pon nuestras oraciones bajo la mirada del Altsimo a fin de que desciendan cuanto antes sobre nosotros las misericordias del Seor. Y sujeta al dragn, aquella antigua serpientes, que es el diablo y Satans, para precipitarlo encadenado a los abismos, de manera que no pueda nunca ms seducir a las naciones (Ap. 20).

Acto de Contricin:
Seor mo Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Creador, Padre y Redentor mo; por ser Vos quien sois, Bondad Infinita y porque os amo sobre todas las cosas, a m me pesa, psame, Seor, de todo corazn de haberos ofendido. Yo os propongo firmemente la enmienda de nunca ms pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos; confesarme y cumplir la penitencia que se me fuere impuesta. Os ofrezco, Seor, mi vida, obras y trabajos en satisfaccin de todos mis pecados; y as como os lo suplico, as confo en Vuestra Divina Bondad, Piedad y Misericordia Infinita, me los perdonaris, por los merecimientos de Vuestra Preciossima Sangre, Pasin y Muerte y me daris gracias para enmendarme y perseverar en Vuestro Santo Servicio hasta el fin de mi vida. Amn

IV

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Peticiones:
- Por el Santo Padre el Papa. - Por todos los sacerdotes, religiosos y religiosas - Por las vocaciones sacerdotales y religiosas - Por los conventos de clausura. - Por los seminarios, misioneros y las misiones. - En sufragio de las benditas almas del Purgatorio, especialmente por las ms necesitadas de Vuestra Divina Misericordia. Por aquellas que no tienen a nadie que pida por ellas. Por las que llevan ms tiempo en el Purgatorio. Por las que van a salir pronto. Por las que permanecern ms tiempo en el Purgatorio. Por las que ms sufren. Por la que ms sufre. Por el alma de todos los sacerdotes y religiosos. Por el alma de todos nuestros familiares, parientes, amigos y conocidos, compaeros de trabajo y enemigos. - Por los enfermos y moribundos. Por los que han muerto o van a morir hoy. Por los hospitalizados y quienes les cuidan. Por los nios y los ancianos. - Por todas las personas que no tienen trabajo, especialmente por nuestros familiares. - Por las necesidades del mundo, especialmente de la Iglesia. - Por la conversin de Rusia, China e Israel y de todos los infieles. - Por nuestros familiares, parientes, amigos y conocidos. Por nuestros compaeros de trabajo y nuestros enemigos. - Para que ste Rosario, todas las oraciones, Misas, sacrificios y penitencias que he hecho en ste da y durante toda mi vida, me sirvan de atenuante cuando me presente ante el Tribunal Divino. - Para aliviar un poco el dolor de los Divinos Corazones de Jess y de Mara, y para que sus Divinas Majestades lo apliquen por lo que quieran. V

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MISTERIOS GOZOSOS: 1 La Encarnacin del Hijo de Dios


Estando ya Isabel en su sexto mes, fue enviado de parte de Dios el ngel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado Jos, de la casa de David. El nombre de la virgen era Mara. Entr el ngel a su presencia y la salud as: "Dios te salve, llena de gracia; el Seor es contigo". Quedose Ella perpleja al or tales palabras, y discurra qu podra significar aqul saludo. El ngel le dijo: no tengas miedo Mara, porque has encontrado gracia a los ojos de Dios. Concebirs y dars a luz un hijo, a quin pondrs por nombre Jess. Ser grande e Hijo del Altsimo; y el Seor Dios le dar el trono de David, su padre. Reinar para siempre en la casa de Jacob, y su reinado no tendr fin. Mara le pregunt al ngel: ?Cmo podr ser esto, pues yo no conozco varn? Dijole en respuesta el ngel: El Espritu Santo descender sobre ti, y el poder del Altsimo te cubrir con su sombra. Por eso el Hijo en ti engendrado, ser santo, ser Hijo de Dios. Y ya ves, ah est tu prima Isabel, que en su vejez ha concebido tambin un hijo; y la que era estril, ah la tienes en su sexto mes; porque para Dios no hay ninguna cosa imposible. Entonces Mara exclam: He aqu la esclava del Seor. Hgase en m segn tu palabra. Y con esto el ngel se retir de su presencia.

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Despus de meditar cada misterio se reza como sigue: 01 cuenta 1 Padrenuestro y 1 Avemara 02 ~ 09 1 Avemara 10 cuenta 1 Avemara, 1 Gloria y 1 Ave Mara Pursima Cuenta de Misterio: Mara, Madre de Gracia, Madre de Piedad, Amor y Misericordia, en la vida y en la muerte, amparadnos y favorecednos Gran Seora, Amn. Oh Jess mo!, perdonad nuestros pecados. Libradnos del fuego del infierno y llevad al cielo a todas las almas, especialmente a las ms necesitadas de Vuestra Divina Misericordia. Amn. Alabado sea el Padre Alabado sea el Hijo Alabado sea el Espritu Santo Bendito, Alabado y Adorado sea Jess en el Santsimo Sacramento del Altar Bendito, Alabado y Adorado sea Jess en el Santsimo Sacramento del Altar Bendito, Alabado y Adorado sea Jess en el Santsimo Sacramento del Altar Glorioso Patriarca San Jos Santo Padre Po Nuestra Madre del Carmen Alabado sea el Padre Alabado sea el Hijo Alabado sea el Espritu Santo Sea por siempre Bendito, Alabado y Adorado Sea por siempre Bendito, Alabado y Adorado Sea por siempre Bendito, Alabado y Adorado Intercede por nosotros Sed nuestro protector Rogad por nosotros

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Oh Padre Eterno! T que eres creador del mundo y del hombre, por tu inmenso poder no permitas que la serpiente maligna se apodere astutamente de las almas que t has creado. Por el Divino Corazn de Jess y por el Inmaculado Corazn de Mara, dadnos la herencia que nos tienes preparada en las moradas celestiales. As sea. Madre Pura Dolorosa! Por tu corazn angustiado de madre, manda paz al mundo entero.

2 La visita de Mara Santsima a su prima Santa Isabel


Por aquellos das se puso Mara en camino, para dirigirse a toda prisa a la montaa, a una ciudad de Jud. Y entr en la casa de Zacaras y salud a Isabel. As que Isabel oy el saludo de Mara, su criatura salt de gozo en su seno. Ella qued llena del Espritu Santo; y en alta voz exclam: Bendita T entre todas las mujeres y Bendito el Fruto de tu Vientre! Cmo he merecido yo que venga a mi casa la Madre de mi Seor? Mira, tan pronto como tus palabras de saludo han resonado en mis odos, la criatura ha dado saltos de contento en mi seno. Bienaventurada t que has credo, porque en Ti se cumplirn las promesas que se te han hecho de parte del Seor.

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3 El nacimiento del Nio Jess en el portal de Beln


En aqul tiempo sali un decreto de Csar Augusto, para que se hiciera el censo en todo el Imperio Romano. Este primer censo tuvo lugar siendo Quirino gobernador de Siria. E iban todos a empadronarse, cada uno a su propia ciudad. Tambin Jos, descendiente de la casa de David subi de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Beln para empadronarse con Mara, su esposa que estaba encinta. Encontrndose all, le lleg el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz a su hijo primognito; lo envolvi en paales y lo acost en un pesebre, porque no haba sitio para ellos en la posada.

4 La purificacin de Nuestra Seora y la presentacin de Jess en el templo


Despus que se cumplieron los ocho das para la circuncisin, le impusieron el nombre de Jess. Nombre que antes de su concepcin le haba sido dado por el ngel. Y cuando les lleg el da de su purificacin conforme a la Ley de Moiss, lo llevaron a Jerusaln para presentarlo al Seor, y para ofrecer en sacrificio, un par de trtolas o dos pichones, segn la prescripcin de la Ley del Seor. IX

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5 El nio Jess perdido y hallado en el templo


Solan ir sus padres todos los aos a Jerusaln para la fiesta de la Pascua. Y, cuando lleg a cumplir los doce aos, fueron all todos en peregrinacin, segn tenan por costumbre en aquella fiesta. Una vez que pasaron los das, cuando ya volvan a casa, el Nio Jess se qued en Jerusaln, sin que sus padres se diesen cuenta de ello. Crean ellos que vendra en la caravana, y as hicieron un da de camino. Luego lo buscaron entre los parientes y conocidos; y al no dar con l, se volvieron a Jerusaln, sin dejar de buscarlo. Al cabo de tres das lo hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchndoles y haciendo a la vez sus preguntas. Todos los que le escuchaban estaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. A su vista, los padres quedaron llenos de emocin, y su madre le dijo: Hijo mo! Porqu te has portado as con nosotros? Tu padre y Yo te buscbamos llenos de angustia. l les dio sta respuesta: Porqu me buscabais? No sabais que debo ocuparme en las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron el alcance de sus palabras.

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MISTERIOS DOLOROSOS: 1 Oracin de Jess en el Huerto de Getseman


Y sali para dirigirse, como de costumbre, al monte de los olivos, y le siguieron tambin los discpulos. Una vez que lleg a aquel lugar, les dijo: orad para no caer en tentacin. Apartse de ellos como a distancia de un tiro de piedra; y, puesto de rodillas or as: Padre, si quieres, aparta de M ste cliz. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Se le apareci entonces un ngel del cielo que le infunda valor. Y posedo de angustia mortal, oraba con mayor intensidad, y sud como gruesas gotas de sangre que iban corriendo hasta la tierra. Levantndose de su oracin, vino a los discpulos, y los encontr dormidos, vencidos como estaban por la tristeza; y les dijo: Cmo es que estis durmiendo? Levantaos y orad, para no caer en la tentacin.

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2 Los azotes que nuestro Seor padeci atado a la columna


Despus de haber atado a Jess, le llevaron y le entregaron a Pilatos. Pilatos le pregunt: eres T el Rey de los Judos?. (Mc. 15, 1-2). Respondi Jess: mi Reino no es de este mundo. T lo dices: Yo soy el Rey (Jn. 18, 36). Para esto he nacido Yo y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la Verdad (Jn. 18, 37). Pilatos dijo a los Sumos Sacerdotes y a la gente: ningn delito encuentro en este hombre. As que le castigar y le soltar. (Lc. 23; 4, 16). Tom entonces Pilatos a Jess y lo mand azotar. (Jn. 19, 1). Tras arresto y juicio fue arrebatado. Y de su causa, quin se preocupa? Despreciable y desecho de hombres, varn de dolores y sabedor de dolencias. (Is. 53; 8, 3) Fue oprimido, y l se humill y no abri la boca. Como un cordero al degello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan est muda, tampoco El abri la boca. (Is. 53, 4) l ha sido herido por nuestras rebeldas, molido por nuestras culpas. (Is. 53, 5) Y con todo eran nuestras dolencias las que El llevaba y nuestros dolores los que soportaba!. (Is. 53, 4) l soport el castigo que nos trae la paz y con sus llagas hemos sido curados. (Is. 53, 5).

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3 La coronacin de espinas
Los soldados lo condujeron dentro del atrio, o sea, al p retorio, y le vistieron de prpura. (Mc. 15, 16; Mt. 27, 28). Y trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caa. (Mt. 27, 29). Despus doblaban la rodilla delante de El, y le hacan burla diciendo: Salve, Rey de los judos!. (Mt. 27, 29). Y le escupan y le quitaban la caa para golpearle en la cabeza. (Mt 27, 30). Sali Pilato otra vez fuera, y les dijo: mira, os lo voy a sacar fuera para que sepis que no encuentro en El culpa alguna. (Jn. 19, 4). Sali entonces Jess fuera, llevando la corona de espinas y el manto de prpura. (Jn. 19, 5). Les dice Pilato: aqu tenis al Hombre. Ellos decan: Fuera, fuera! Crucifcale!. (Jn. 19; 5, 15). Pues, qu mal ha hecho? Y ellos cada vez ms fuerte gritaban: Crucifcalo! (Mc. 15, 14). A vuestro Rey voy a crucificar? Replicaron los Sumos Sacerdotes: no tenemos ms rey que el Csar. (Jn. 19, 15). Entonces lo puso en sus manos para que lo crucificasen. Se apoderaron, pues, de Jess (Jn. 19, 16) (Lc. 2, 19).

XIII

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4 Jess con la Cruz a cuestas camino del Calvario


Y, segn lo llevaban, echaron mano de un tal Simn de Cirene que vena del campo, y le cargaron con la cruz para que la llevase detrs de Jess. Le segua una gran muchedumbre del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y hacan duelo por l. Volvise Jess hacia ellas, y les dijo; Mujeres de Jerusaln, no lloris por M; llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque llegar el tiempo en que se dir: dichosas las estriles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no amamantaron. Entonces comenzarn a decir a los montes: caed sobre nosotros; y a los collados; ocultadnos. Por que si tratan as al rbol verde, al seco cmo lo tratarn? Llevaban tambin dos ladrones para ejecutarlos junto a l.

5 La crucifixin y muerte de Nuestro Seor Jesucristo Llegados al Calvario, crucificaron


a Jess y a los dos malhechores. Los soldados se repartieron los vestidos de Jess por lotes, y la tnica, tejida de una pieza, sin costura, la echaron a suerte. Pilato redact una inscripcin que deca: Jess el Nazareno, el Rey de los judos, y la puso sobre la cruz. Los que pasaban por all le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: T que destruyes el Templo y en tres das lo levantas, slvate a ti mismo, si eres XIV

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Hijo de Dios, y baja de la cruz! Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de l diciendo: A otros salv y a s mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en l. Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: "Soy Hijo de Dios". Tambin los soldados se burlaban de l, y hasta uno de los malhechores crucificados con l le injuriaba, mientras el otro deca: Jess, acurdate de m cuando llegues a tu Reino; Jess le respondi: Te aseguro que hoy estars conmigo en el paraso. Junto a la cruz de Jess estaban su madre y la hermana de su madre, Mara, mujer de Cleofs, y Mara Magdalena. Jess, viendo a su madre y junto a ella al discpulo a quien amaba, dice a su madre: Mujer, ah tienes a tu hijo. Luego dice al discpulo: Ah tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discpulo la acogi en su casa. En el desarrollo de los acontecimientos, Jess dijo tambin otras palabras: Padre, perdnales, porque no saben lo que hacen; Tengo sed; Dios mo, Dios mo!, por qu me has abandonado?; Todo est cumplido; Padre, en tus manos pongo mi espritu. Al medioda qued la tierra en tinieblas y se produjeron otros fenmenos extraordinarios. Hacia las tres de la tarde, habiendo dado perfecto cumplimiento a todos los designios divinos, Jess se encomend a su Padre con voz poderosa e inclinando la cabeza entreg el espritu.

XV

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MISTERIOS GLORIOSOS: 1 La triunfante resurreccin de nuestro Seor Jesucristo


Una vez pasado el sbado, estando ya para amanecer el primer da de la semana, vino Mara Magdalena con la otra Mara a ver el sepulcro. Y de pronto se produjo un gran terremoto; el ngel del Seor baj del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sent encima. Su semblante brillaba como el relmpago y su vestidura era blanca como la nieve. Los guardias quedaron aterrados y como muertos. Y, dirigindose el ngel a las mujeres, les dijo; no tengis miedo vosotras, ya s que venais en busca de Jess, el que ha sido crucificado. No est aqu. Ha resucitado como ya lo haba anunciado. Venid a ver el sitio donde estaba puesto. Id en seguida a decir a sus discpulos que ha resucitado de entre los muertos. Sabed que va antes que vosotros a Galilea. All lo veris. Esto es lo que tena que deciros. Abandonaron en seguida el sepulcro, y, llenas de miedo y de gran gozo a la vez, fueron corriendo a llevar la noticia a los discpulos.

2 La ascensin de Jesucristo a los cielos

Nuestro

Seor

Despus de su resurreccin, que tuvo lugar a la maana del primer da de la semana, Jess se apareci primero a Mara Magdalena, de la que haba arrojado siete demonios. Ella fue a dar la noticia a los que haban sido de los suyos. Estaban stos XVI

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sumidos en tristeza y llanto; y, al orla decir que Jess viva y que se le haba dejado ver, no le creyeron. Despus de esto se apareci en otra forma a dos de ellos, mientras iban de camino a una aldea. Tambin stos volvieron a dar la noticia a los dems, pero tampoco fueron credos. Por ltimo se apareci a los once, cuando estaban comiendo juntos, y les ech en cara su incredulidad y obstinacin por no dar fe a los que lo haban visto resucitado de entre los muertos. y aadi: id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todos los hombres. El que crea y se bautice se salvar; pero el que no crea, se condenar. stas seales acompaarn a los que crean; invocando mi Nombre, arrojarn demonios y hablarn distintas lenguas; capturarn serpientes con sus manos; y, aunque tomen algn veneno mortal, no sufrirn dao alguno. Devolvern la salud a los enfermos con slo imponerles las manos. Despus de haber tratado con ellos, el Seor Jess fue elevado al cielo, y all est sentado a la Diestra de Dios. Y sus discpulos se dispersaron por todas partes a predicar, a la vez que el Seor les confera su gracia y confirmaba el mensaje evanglico con las seales que los acompaaban. Qu diferencia entre la escena del Calvario y sta de la Ascensin! Pero aqulla era necesaria para llegar a sta, pasando por la Resurreccin. Son pasos fuertes de la vida de Cristo, que deben serlo tambin de la nuestra, no tanto en su cronologa cuanto en su dimensin de factores y perspectivas de nuestro caminar cotidiano: morir con Cristo da a da a nuestro hombre viejo, para que crezca en nosotros nuestra nueva condicin de hijos de Dios, lanzados hacia la casa del XVII

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Padre por el camino que Jess nos abri. A los discpulos, el acontecimiento debi dejarles un sabor agridulce: de gozo y alegra por el triunfo del Seor, que ahora volva al seno de la Trinidad, pero como Verbo Encarnado, hombre como nosotros, para interceder por nosotros; y de pena y tristeza por lo que tena de despedida y separacin. Adems, Jess les haba prometido el Espritu, y ellos tenan que prepararse a recibirlo permaneciendo unidos y constantes en la oracin. El deseo y la esperanza de que esa promesa se cumpliera se volvan ms vivos y ardientes en su nimo al recordar la misin que Jess les haba encomendado: Como el Padre me envi, as os envo yo... Seris mis testigos hasta los confines de la tierra... Id, evangelizad y bautizad a todas las gentes.... Cmo ser fieles al Seor y no defraudarle? La respuesta no tiene otro punto de partida: la perseverancia en la oracin y la gracia del Espritu Santo.

3 La venida del Espritu Santo sobre el Sagrado Colegio Apostlico


Cuando lleg el da de Pentecosts, estaban todos juntos en un mismo local. Y se oy de repente un estruendo, que vena del cielo, como de una rfaga de viento que sopla con furia, e invadi toda la casa donde estaban reunidos. Y aparecieron unas como lenguas de fuego, que se repartieron y posaron sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espritu Santo, y comenzaron a hablar en lenguas extraas, segn les haca expresarse el Espritu.

XVIII

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4 La Asuncin de la Santsima Virgen en cuerpo y alma a los cielos


Entonces Mara dijo: Mi alma glorifica al Seor y mi espritu se regocija en Dios, mi Salvador, porque ha puesto sus ojos en la pequeez de su esclava. Mirad!: ya desde ahora me aclamarn bienaventurada todas las generaciones. Porque ha obrado en M, cosas estupendas Aqul que es Poderoso. Aqul cuyo Nombre es Santo. Aqul cuya misericordia se derrama de generacin en generacin sobre los que le sirven. Despleg el poder de su brazo y aniquil los planes de los soberbios. Derrib a los potentados de sus tronos y ensalz a los humildes. Colm de bienes a los hambrientos y arroj de S a los ricos con las manos vacas. El da 1 de noviembre de 1950, el papa Po XII declar dogma de fe la Asuncin de la Virgen Mara a los cielos. Deca el Papa en tan solemne acto: Despus que una y otra vez hemos elevado a Dios nuestras preces suplicantes e invocado la luz del Espritu de Verdad, para gloria de Dios omnipotente que otorg su particular benevolencia a la Virgen Mara, para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para aumento de la gloria de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de toda la Iglesia, por la autoridad de nuestro Seor Jesucristo, de los bienaventurados Apstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen Mara, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial. XIX

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5 La Coronacin de Mara Santsima como Reina y Seora de todo lo creado


Apareci una grandiosa seal en el cielo: Una mujer vestida del Sol, con la luna bajo sus pies, y con una corona de doce estrellas sobre la cabeza. Estaba encinta y gritaba por los dolores y por las angustias del parto. Pablo VI dice en su Exhortacin Apostlica Marialis cultus: La solemnidad de la Asuncin se prolonga jubilosamente en la celebracin de la fiesta de la Realeza de Mara, que tiene lugar ocho das despus y en la que se contempla a Aquella que, sentada junto al Rey de los siglos, resplandece como Reina e intercede como Madre. Se subraya as el vnculo profundo que existe entre la Asuncin y la Coronacin de la Virgen. En esa misma lnea de pensamiento, el Concilio Vaticano II, en su Constitucin sobre la Iglesia, enumera las grandezas de la Madre de Jess, que culminan en su coronacin: Los Apstoles recuerda, antes de recibir el Espritu Santo el da de Pentecosts, perseveraban unnimes en la oracin con Mara, la Madre de Jess. Tambin Mara imploraba con sus oraciones el don del Espritu, que en la Anunciacin ya la haba cubierto a ella con su sombra. Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial, y fue ensalzada por el Seor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma ms plena a su Hijo, Seor de seores y vencedor del pecado y de la muerte (Lumen gentium, 59). XX

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Al terminar los cinco misterios se reza lo siguiente: Infinitas gracias os damos, Soberana Princesa por los favores que todos los das recibimos de Vuestras Benficas Manos. Dignaos Oh Seora nuestra!, tenernos ahora y siempre bajo vuestra proteccin y amparo y para ms obligaros, os saludamos con una Salve: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te Salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A Ti suspiramos gimiendo y llorando en ste valle de lgrimas. Ea pues! Seora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y despus de ste destierro, mustranos a Jess, fruto bendito de tu vientre. Oh Clemente! Oh Piadosa! Oh dulce siempre Virgen Mara! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de Nuestro Seor Jesucristo. Amn.

XXI

Santo Rosario Meditado

Letana en honor de la Santsima Virgen Mara


Seor, ten piedad Cristo, ten piedad Seor, ten piedad Cristo, yenos Cristo, escchanos Dios Padre Celestial Dios Hijo, Redentor del mundo Dios, Espritu Santo Trinidad Santa, un slo Dios Santa Mara Santa Madre de Dios Santa Virgen de las vrgenes Madre de Cristo Madre de la Divina Gracia Madre Pursima Madre Castsima Madre Virginal Madre sin corrupcin Madre Inmaculada Madre Amable Madre Admirable Madre del buen consejo Madre del Creador Madre del Salvador Virgen Prudentsima Virgen digna de Veneracin Virgen digna de Alabanza Virgen Poderosa Virgen Clemente Virgen Fiel Espejo de Justicia XXII Seor, ten piedad Cristo, ten piedad Seor, ten piedad Cristo, yenos Cristo, escchanos Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros R U E G A P O R N O S O T R O S

Santo Rosario Meditado


Trono de Sabidura Causa de nuestra alegra Vaso Espiritual Vaso digno de Honor Vaso insigne de Devocin Rosa Mstica Fuerte como Torre de David Hermosa como Torre de Marfil Casa de Oro Arca de la Alianza Puerta del Cielo Estrella de la maana Salud de los Enfermos Refugio de los pecadores Consoladora de los Afligidos Auxilio de los Cristianos Reina de los ngeles Reina de los Patriarcas Reina de los Profetas Reina de los Apstoles Reina de los Mrtires Reina de los Confesores Reina de las Vrgenes Reina de todos los Santos Reina concebida sin pecado original Reina elevada al Cielo Reina del Santsimo Rosario Reina de la Paz Reina de la Paz Reina de la Paz

R U E G A P O R N O S O T R O S

XXIII

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Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Perdnanos, Seor Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Escchanos, Seor. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Ten piedad y misericordia de nosotros. Oracin: Te rogamos, Seor, nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo, y por la Gloriosa intercesin de la Bienaventurada Siempre Virgen mara, seamos librados de las tristezas presentes y gocemos de las alegras eternas. Te lo pedimos por Nuestro Seor Jesucristo, que Vive y Reina Contigo en unidad con el Espritu Santo y es Dios. Por los siglos, de los siglos. Amn. Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea pues todo un Dios se recrea en tan Graciosa Belleza. A Ti Celestial Princesa, Virgen Sagrada Mara, yo te ofrezco en ste da, alma, vida y corazn. Mralos con compasin. No los dejes Madre ma, Madre de mi corazn hasta morir en Tu Amor y darnos tu Santsima Bendicin. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo. Amn. 1 Padrenuestro, 1 Avemara y 1 Gloria por las intenciones del Santo Padre el Papa, y para obtener las indulgencias del Santo Rosario.

XXIV

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