El Zarevich Iván y El Lobo Gris
El Zarevich Iván y El Lobo Gris
El Zarevich Iván y El Lobo Gris
Texto completo] Alekandr Nikoalevich Afanasiev Una vez, en tiempos remotos, viva en su retiro el zar Vislav con sus tres hijos los zareviches Demetrio, Basilio e Ivn. Posea un esplndido jardn en el que haba un manzano que daba frutos de oro. El zar lo quera tanto como a las nias de sus ojos y lo cuidaba con gran esmero. Lleg un da en que se not la falta de varias manzanas de oro, y el zar se desconsol tanto, que lleg a enflaquecer de tristeza. Los zareviches, sus hijos, al verlo as se llegaron a l y le dijeron: -Permtenos, padre y seor, que, alternando, montemos una guardia cerca de tu manzano predilecto. -Mucho se lo agradezco, queridos hijos -les contest-, y al que logre coger al ladrn y me lo traiga vivo le dar como recompensa la mitad de mi reino y a mi muerte ser mi nico heredero. La primera noche le toc hacer la guardia al zarevich Demetrio, quien apenas se sent al pie del manzano se qued profundamente dormido. Por la maana, cuando despert, vio que en el rbol faltaban an ms manzanas. La segunda noche le toc el turno al zarevich Basilio y le ocurri lo mismo, pues lo invadi un sueo tan profundo como a su hermano. Al fin le lleg la vez al zarevich Ivn. No bien acababa de sentarse al pie del manzano cuando sinti un gran deseo de dormir; se le cerraban los ojos y daba grandes cabezadas. Entonces, haciendo un esfuerzo, se puso en pie, se apoy en el arco y qued as en guardia esperando. A medianoche se ilumin de sbito el jardn y apareci, no se sabe por dnde, el Pjaro de Fuego, que se puso a picotear las manzanas de oro. Ivn zarevich tendi su arco y lanz una flecha contra l; pero slo logr hacerle perder una pluma y el pjaro pudo escapar. Al amanecer, cuando el zar se despert, Ivn Zarevich le cont quin haca desaparecer las manzanas de oro y le entreg al mismo tiempo la pluma. El zar dio las gracias a su hijo menor y elogi su valenta; pero los hermanos mayores sintieron envidia y dijeron a su padre: -No creemos, padre, que sea una gran proeza arrancar a un pjaro una de sus plumas. Nosotros iremos en busca del Pjaro de Fuego y te lo traeremos. Reflexion el zar unos instantes y al fin consinti en ello. Los zareviches Demetrio y Basilio hicieron sus preparativos para el viaje, y una vez terminados se pusieron en
camino. Ivn Zarevich pidi tambin permiso a su padre para que lo dejase marchar, y aunque el zar quiso disuadirlo, tuvo que ceder al fin a sus ruegos y lo dej partir. Ivn Zarevich, despus de atravesar extensas llanuras y altas montaas, se encontr en un sitio del que partan tres caminos y donde haba un poste con la siguiente inscripcin: Aquel que tome el camino de enfrente no llevar a cabo su empresa, porque perder el tiempo en diversiones; el que tome el de la derecha conservar la vida, si bien perder su caballo, y el que siga el de la izquierda, morir. Ivn Zarevich reflexion un rato y tom al fin el camino de la derecha. Y sigui adelante un da tras otro, hasta que de pronto se present ante l en el camino un lobo gris que se abalanz al caballo y lo despedaz. Ivn continu su camino a pie y sigui andando, andando, hasta que sinti gran cansancio y se detuvo para tomar aliento y reposar un poco; pero lo invadi una gran pena y rompi en amargo llanto. Entonces se le apareci de nuevo el Lobo Gris, que le dijo: -Siento, Ivn Zarevich, haberte privado de tu caballo; por lo tanto, mntate sobre m y dime dnde quieres que te lleve. Ivn Zarevich se mont sobre l, y apenas nombr al Pjaro de Fuego, el Lobo Gris ech a correr tan rpido como el viento. Al llegar ante un fuerte muro de piedra, se par y le dijo a Ivn: -Escala este muro, que rodea un jardn en que est el Pjaro de Fuego encerrado en su jaula de oro. Coge el pjaro, pero gurdate bien de tocar la jaula. Ivn Zarevich franque el muro y se encontr en medio del jardn. Sac al pjaro de la jaula y se dispona a salir, cuando pens que no le sera fcil el llevarlo sin jaula. Decidi, pues, cogerla, y apenas la hubo tocado cuando sonaron mil campanillas que pendan de infinidad de cuerdecitas tendidas en la jaula. Se despertaron los guardianes y cogieron a Ivn Zarevich, llevndolo ante el zar Dolmat, el cual le dijo enfadado: -Quin eres? De qu pas provienes? Cmo te llamas? Le cont Ivn toda su historia, y el zar le dijo: -Te parece digna del hijo de un zar la accin que acabas de realizar? Si hubieses venido a m directamente y me hubieses pedido el Pjaro de Fuego, yo te lo habra dado de buen grado; pero ahora tendrs que ir a mil leguas de aqu y traerme el Caballo de las Crines de Oro, que pertenece al zar Afrn. Si consigues esto, te entregar el Pjaro de Fuego, y si no, no te lo dar. Volvi Ivn Zarevich junto al Lobo Gris que, al verle, le dijo: -Ay, Ivn! Por qu no hiciste caso de lo que te dije? Qu haremos ahora? -He prometido al zar Dolmat que le traer el Caballo de las Crines de Oro -le contest Ivn-, y tengo que cumplirlo, porque si no, no me dar el Pjaro de Fuego.
-Bien; pues mntate otra vez sobre m y vamos all. Y ms rpido que el viento se lanz el Lobo Gris, llevando sobre sus lomos a Ivn. Por la noche se hallaba ante la caballeriza del zar Afrn y otra vez habl el Lobo a nuestro hroe en esta forma: -Entra en esta cuadra; los mozos duermen profundamente; saca de ella al Caballo de las Crines de Oro; pero no vayas a coger la rienda, que tambin es de oro, porque si lo haces tendrs un gran disgusto. Ivn Zarevich entr con gran sigilo, desat el caballo y mir la rienda, que era tan preciosa y le gust tanto, que, sin poderse contener, alarg un poco la mano con intencin tan slo de tocarla. No bien la hubo tocado cuando empezaron a sonar todos los cascabeles y campanillas que estaban atados a las cuerdas tendidas sobre ella. Los mozos guardianes se despertaron, cogieron a Ivn y lo llevaron ante el zar Afrn, que al verlo grit: -Dime de qu pas vienes y cul es tu origen! Ivn Zarevich cont de nuevo su historia, a la que el zar hubo de replicar: -Y te parece bien robar caballos siendo hijo de un zar? Si te hubieses presentado a m, te habra regalado el Caballo de las Crines de Oro; pero ahora tendrs que ir lejos, muy lejos, a mil leguas de aqu, a buscar a la infanta Elena la Bella. Si consigues trarmela, te dar el caballo y tambin la rienda, y si no, no te lo dar. Prometi poner en prctica la voluntad del zar y sali. Al verlo el Lobo Gris le dijo: -Ay, Ivn Zarevich! Por qu me has desobedecido? -He prometido al zar Afrn -contest Ivn- que le traer a Elena la Bella. Es preciso que cumpla mi promesa, porque si no, no conseguir tener el caballo. -Bien; no te desanimes, que tambin te ayudar en esta nueva empresa. Mntate otra vez sobre m y te llevar all. Se mont de nuevo Ivn sobre el Lobo, que sali disparado como una flecha. No sabemos lo que durara este viaje, pero s que al fin se par el Lobo ante una verja dorada que cercaba al jardn de Elena la Bella. Al detenerse habl de este modo a Ivn: -Esta vez voy a ser yo quien haga todo. Espranos a la infanta y a m en el prado al pie del roble verde. Ivn lo obedeci y el Lobo salt por encima de la verja, escondindose entre unos zarzales. Al atardecer sali Elena la Bella al jardn para dar un paseo acompaada de sus damas y doncellas, y cuando llegaron junto a los zarzales donde estaba escondido el Lobo Gris, ste les sali al encuentro, cogi a la infanta, salt la verja y desapareci. Las damas y
las doncellas pidieron socorro y mandaron a los guardianes que persiguieran al Lobo Gris. ste llev a la infanta junto a Ivn Zarevich y le dijo: -Mntate, Ivn; coge en brazos a Elena la Bella y vmonos en busca del zar Afrn. Ivn, al ver a Elena, se prend de tal modo de sus encantos que se le desgarraba el corazn al pensar que tena que dejrsela al zar Afrn, y sin poderse contener rompi en amargo llanto. -Por qu lloras? -le pregunt entonces el Lobo Gris. -Cmo no he de llorar si me he enamorado con toda mi alma de Elena y ahora es preciso que se la entregue al zar Afrn? -Pues escchame -contestole el Lobo-. Yo me transformar en infanta y t me llevars ante el zar. Cuando recibas el Caballo de las Crines de Oro, mrchate inmediatamente con ella, y cuando pienses en m, volver a reunirme contigo. Cuando llegaron al reino del zar Afrn, el Lobo se revolc en el suelo y qued transformado en la infanta Elena la Bella; y mientras que el zarevich Ivn se presentaba ante el zar con la fingida infanta, la verdadera se qued en el bosque esperndolo. Se alegr grandemente el zar Afrn al verlos llegar, e inmediatamente le dio el caballo prometido, despidindolo con mucha cortesa. Ivn Zarevich mont sobre el caballo, llevando consigo a la infanta, y se dirigi hacia el reino del zar Dolmat para que le entregase el Pjaro de Fuego. Mientras tanto el Lobo Gris segua viviendo en el palacio del zar Afrn. Pas un da y luego otro y un tercero, hasta que al cuarto le pidi al zar permiso para dar un paseo por el campo. Consinti el zar y sali la supuesta Elena acompaada de damas y doncellas; pero de pronto desapareci sin que las que la acompaaban pudieran decir al zar otra cosa sino que se haba transformado en un lobo gris. Ivn Zarevich segua su camino con su amada, cuando sinti como una punzada en el corazn, y al mismo tiempo se dijo: -Dnde estar ahora mi amigo el Lobo Gris? Y en el mismo instante se le present ste delante diciendo: -Aqu me tienes. Sintate, Ivn, si quieres, en mi lomo. Pusironse los tres en marcha y, por fin, llegaron al reino de Dolmat; cerca ya del palacio, el zarevich dijo al Lobo: -Amigo mo, yeme y hazme, si puedes, el ltimo favor; yo quisiera que el zar Dolmat me entregase el Pjaro de Fuego sin tener necesidad de desprenderme del Caballo de las Crines de Oro, pues me gustara mucho poderlo conservar a mi lado.
Se transform el Lobo en caballo y dijo al zarevich: -Llvame ante el zar Dolmat y recibirs el Pjaro de Fuego. Mucho se alegr el zar al ver a Ivn, a quien dispens una gran acogida, saliendo a recibirlo al gran patio de su palacio. Le dio las gracias por haberle trado el Caballo de las Crines de Oro, lo obsequi con un gran banquete que dur todo el da, y slo cuando empezaba a anochecer lo dej marchar, entregndole el pjaro con jaula y todo. Acababa de salir el sol cuando Dolmat, que estaba impaciente por estrenar su caballo nuevo, mand que lo ensillaran, y montndose en l sali a dar un paseo; pero en cuanto estuvieron en pleno campo empez el caballo a dar coces y a encabritarse hasta que lo tir al suelo. Entonces el zar vio, con gran asombro, cmo el Caballo de las Crines de Oro se transformaba en un lobo gris que desapareca con la rapidez de una flecha. Lleg el Lobo hasta donde estaba el zarevich y le dijo: -Mntate sobre m mientras que la hermosa Elena se sirve del Caballo de las Crines de Oro. Entonces lo llev hasta donde al principio del viaje le haba matado el caballo, y le habl de este modo: -Ahora, adis, Ivn Zarevich; te serv fielmente, pero ya debo dejarte. Y diciendo esto desapareci. Ivn Zarevich y Elena la Bella se dirigieron al reino de su padre; pero cuando estaban cerca de l quisieron descansar al pie de un rbol. At Ivn el caballo, puso junto a s la jaula con el Pjaro de Fuego, se tumb en el musgo y se durmi; Elena la Bella se durmi tambin a su lado. En tanto, los hermanos de Ivn volvan a su casa con las manos vacas. Haban escogido en la encrucijada el camino que se vea enfrente; bebieron, se divirtieron grandemente y ni siquiera haban odo hablar del Pjaro de Fuego. Una vez que hubieron malgastado todo el dinero, decidieron volver al reino de su padre, y cuando regresaban vieron al pie de un rbol a su hermano Ivn que dorma junto a una joven de belleza indescriptible. A su lado estaba atado el Caballo de las Crines de Oro, y tambin descubrieron al Pjaro de Fuego encerrado en su jaula. Los zareviches desenvainaron sus espadas, mataron a su hermano e hicieron pedazos su cuerpo. Se despert Elena, y al ver muerto y destrozado a Ivn rompi en amargo llanto. -Quin eres, hermosa joven? -pregunt el zarevich Demetrio. Y ella le contest:
-Soy la infanta Elena la Bella; a mi reino fue a buscarme el zarevich Ivn, a quien acaban de matar. -Escucha, Elena -le dijeron los zareviches-: haremos contigo lo mismo que con Ivn si te niegas a decir que fuimos nosotros los que te sacamos de tu reino, lo mismo que al caballo y al pjaro. Temi Elena la muerte y prometi decir todo lo que le ordenasen. Entonces los zareviches Demetrio y Basilio la llevaron, junto con el caballo y el pjaro, a casa de su padre y se alabaron ante ste de su arrojo y valenta. Los zareviches estaban satisfechsimos, pero la hermosa Elena lloraba incesantemente, el Caballo de las Crines de Oro caminaba con la cabeza tan baja que casi tocaba al suelo con ella, y el Pjaro de Fuego estaba triste y deslucido; tanto, que el resplandor que despeda su plumaje era muy dbil. El cuerpo destrozado de Ivn qued por algn tiempo al pie del rbol, y ya empezaban a acercarse las fieras y las aves de rapia para devorarlo, cuando acert a pasar por all el Lobo Gris, que se estremeci mucho al reconocer el cuerpo de su amigo. -Pobre Ivn Zarevich! Apenas te dej, te sobrevino una desgracia! Es menester que te auxilie una vez ms. Ahuyent a los pjaros y fieras que rodeaban ya el cuerpo de su amigo y se escondi detrs de un zarzal. A poco vio venir volando a un cuervo que, acompaado de sus pequeuelos, vena a picotear en el cadver; cuando pasaron delante de l, salt desde el zarzal y se abalanz sobre los pequeos; pero el Cuervo padre le grit: -Oh, Lobo Gris! No te comas a mis hijos! -Los despedazar si no me traes en seguida el agua de la muerte y el agua de la vida. Elev el vuelo el cuervo padre y se perdi de vista. Al tercer da volvi trayendo dos frascos; entonces el Lobo Gris hizo pedazos a uno de los cuervecitos y lo roci con el agua de la muerte, y al momento los pedacitos volvieron a unirse; cogi el frasco del agua de la vida, lo roci igualmente con ella y el cuervecito sacudi sus plumas y ech a volar. Entonces el Lobo Gris repiti con el zarevich la misma operacin de rociarlo con las dos aguas, que lo hicieron resucitar y levantarse, diciendo: -Cunto tiempo he dormido? El Lobo Gris le contest: -Habras dormido eternamente si yo no te hubiese resucitado, porque tus hermanos, despus de matarte, hicieron pedazos tu cuerpo. Hoy tu hermano Demetrio debe casarse con Elena la Bella y el zar cede todo su reino a tu hermano Basilio a cambio del Caballo de las Crines de Oro y del Pjaro de Fuego; pero mntate sobre tu Lobo Gris, que en un abrir y cerrar de ojos te llevar a presencia de tu padre. Cuando el Lobo apareci con el zarevich en el vasto patio del palacio todo pareci tomar ms vida: Elena la Bella sonri, secando sus lgrimas; se oy relinchar en la
cuadra al Caballo de las Crines de Oro, y el Pjaro de Fuego esparci tal resplandor, que llen de luz todo el palacio. Al entrar Ivn en ste vio todos los preparativos para el banquete de boda y que estaban ya reunidos los invitados a la ceremonia para acompaar a los novios Demetrio y Elena. sta, al ver a su antiguo prometido, se le ech al cuello abrazndolo estrechamente; pasado este primer mpetu de alegra, cont al zar cmo fue Ivn quien la sac de su reino, as como quien consigui traer al Caballo de las Crines de Oro y al Pjaro de Fuego; que despus, mientras Ivn dorma, sus hermanos lo haban matado y que a ella la haban hecho callar con amenazas. El zar Vislav, lleno de clera, orden que expulsasen de su reino a sus dos hijos mayores. El zarevich Ivn se cas con Elena la Bella y vivieron una vida de paz y amor. Al Lobo Gris no se le volvi a ver ms, ni nadie se acord de l nunca!