Yule-Lenguaje y Cerebro
Yule-Lenguaje y Cerebro
Yule-Lenguaje y Cerebro
El lenguaje
TERCERA EDICiN
Traduccin de Nuria Bel Rafecas
Nueva edicin espaola a cargo de
Antonio Bentez Burraco
akal
G2) ~ 1 1 " 1 " " ~ ~ l I I ~ { " I ~ 111111
El lenguaje y el cerebro
lOS llevando
.... eh ... hace dos aos ...
atir ...
?gar alnacil11iento, ya sabes,
menos que...
!' lo conseguisteis?
?teras ... porque... simplemen
el habla, tal como tiene lugar
descubrir las principales pro
habl a de las conversaciones
y lapsus de atencin, de ah
zar de forma clara y adecua
el lenguaje. Tanto es as, que,
ebera restringirse al anl isis
stas.
as tienen razn. O puede que
~ opinin?
Dduccin alternativa, tambi n
ma del anli sis del discurso.
IS de Cutting (2002) y Nunan
estin son los de Camero n
ratamiento ms detallado de
1994) y Schiffrin (1994). Ya
ay y Hasan ( 1976) en lo con
ivo a los estilos conversacio
5), en lo concerniente al an
.tae a las mximas y a las
en lo que concierne a los es
xhaustivas de la cuesti n del
) y Wetherell et al. (200 1).
Una vez tuve como paciente a una mujer que haba sufrido un infarto en el hemis
ferio cerebral derecho. En ese momento haba cado al suelo, al ser incapaz de an
dar debido a la parlisis que le haba ocasionado el infarto en la pierna izquierda.
Estuvo dos das completos tirada en el suelo, pero no porque nadie la auxi liara,
sino porque se los pas tratando de convencer a su esposo, con manifiesta des
preocupacin, de que se encontraba bien y de que a su pierna no le pasaba nada.
Slo al tercer da consigui el marido traerla al hospital, con objeto de que reci
biese el tratamiento adecuado. Cuando le pregunt que por qu era incapaz de
mover su pierna izquierda y la ayud a que se incorporase para que pudiese com
probarlo por s misma, me dijo con indiferencia que deba tratarse de la pierna dB
alguna otra persona.
Flaherty (2004)
En los captulos anteriores hemos anali zado con cierto detalle las di stintas propie
dades del lenguaj e a las que recurrimos las personas para producir y entender
mensajes lingsti cos. Dnde se encuentra ubi cada esta capacidad para utili zar el
lenguaje? La respuesta obvia es en el cerebro. Sin embargo, no puede ser en
cualquier parte del cerebro. Por ejempl o, no puede ser en el lugar que result da
ado por el infarto cerebral en el caso que describe Ali ce Flaherty, puesto que, si
bien la muj er era incapaz de reconocer su propi a pierna, lo cierto es que poda ha
blar acerca de ell a. La capacidad para hablar no se haba visto afectada, por lo que
res ul ta ev idente que debe estar locali zada en alguna otra parte del cerebro.
Neurolingstica
El estudio de las relaciones entre el lenguaje y el cerebro recibe el nombre de neu
rolingstica. Aunque se trata de un trm ino re lativamente reci ente, su mbito de
estudio puede retrotraerse al siglo XIX. Desde siempre, se ha intentado determinar
la locali zacin del lenguaj e en el cerebro, pero slo un hecho accidental propor
cion una pi sta adecuada acerca de esta cuesti n.
En septiembre de 1848, cerca de Cavendi sh, en Yermont, un capataz de obras
ll amado Phineas P. Gage era el responsable de una brigada de obreros encargada
de volar las rocas que exist an en una zona en la que se estaba tendi endo una nue
va lnea de ferrocarri l. Phineas introduCa una barra de hierro en el aguj ero desti
nado a la carga explosiva, cuando la plvora expl ot accidentalmente. La explo
sin hi zo que la barra de hi erro, de met ro y medio de longitud, atravesase la parte
superior de su pmulo izqui erdo y sali era por la frente, aterrizando a unos 45 me
tros de di stancia. Todo el mundo pens que Phineas no lograra recuperarse de una
lesin de este tipo. Sin embargo, un mes ms tarde Phineas era capaz de moverse
.
I
1
162
El lenguaje
El len
sin mayores dificultades, sin que aparentemente manifestara secuelas sensoriales
El
y sin que, al parecer, hubiera perdido la capacidad de hablar.
Las evidencias clnicas eran palmarias: una barra de metal de grandes dimensio
La ZOI
nes haba atravesado la parte frontal del cerebro del seor Gage sin que se hubie
mente
se visto afectada su capacidad lingstica. Se trataba de un prodigio desde el pun
de B.,
to de vista mdico. La cuestin clave de esta sorprendente historia es que si la
aos s
capacidad de hablar est locali zada en el cerebro, es evidente que no radica en su
ban re
parte frontal.
Tambi
recho
argum
Partes del cerebro
rio izq
que el
Desde la poca de Phineas se han realizado diversos descubrimientos acerca de las
reas especficas del cerebro que estn relacionadas con las funciones lingsticas.
Actualmente sabemos que las partes ms relevantes en este sentido se encuentran lo
El
calizadas en diversas reas situadas por encima de la oreja izquierda. Para poder des
cribirlas con mayor detalle necesitamos examinar ms de cerca la materia gris. As
La zor
pues, tomemos una cabeza, quitmosle el pelo, el cuero cabelludo, los huesos del cr
terior
neo, desconectemos el tronco del encfalo (que une el cerebro a la mdula espinal) y
aleml
cortemos el cuerpo call oso, que conecta los dos hemisferios cerebrales. Si obviamos
los pa(
algunos materiales diversos que nos podemos encontrar, nos quedaremos bsicamen
lesin
te con dos pmtes: el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo. Si dejamos a un
lengua
lado momentneamente el hemisferio derecho, y colocamos el izquierdo de forma
que el
que tengamos una visin lateral del mismo, estaremos viendo algo parecido a lo que
del hal
se muestra en la siguiente ilustracin (adaptada de Geschwind, (991).
El CI
La zon
frontal
que, er
de las
encuen
articull
que est
dos del
cuenta
investi
zonas (
mulaci,
Las reas sombreadas del dibujo indican la situacin general de las principales re
giones corticales relacionadas con la generacin y la recepcin del lenguaje. Con
viene tener presente que hemos tenido constancia de su existencia despus de exa
minar. mediante las cOITespondientes autop ias. los cerebros de personas que,
cuando vivan, sufrieron algn tipo de discapacidad lingstica de carcter espe
cfico. Es decir, hemos tratado de determinar el lugar en el que se localizan las ca
pacidades lingsticas de los hablantes normales a partir de las reas que se en
cuentran daadas en personas que padecan trastornos lingsticos identificables.
La z
bras ne
unode
conexi<
la hi
Una ve
cada as
Esta hil
ifestara secuelas sensoriales
hablar.
metal de grandes dimensio
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endente hi stori a es que si la
evidente que no radi ca en su
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Ion las funciones lingsticas.
este sentido se encuentran 10
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. de cerca la materi a gri s. As
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cerebro a la mdul a espinal) y
erios cerebrales. Si obviamos
, nos quedaremos bsicarnen
o izquierdo. Si dej amos a un
leamos el izquierdo de forma
viendo algo parecido a lo que
chwind, 199 1).
general de las principales re
recepcin del lenguaje. Con
su existencia despus de exa
cerebros de per onas que,
lingstica de carcter espe
en el que se locali zan las ca
artir de las reas que se en
DS lingsticos identi ficabl es.
El lenguaj e y el cerebro
El rea de Broca
La zona sealada con un ( 1) en la ilustracin anteri or es lo que se conoce tcnica
mente como la zona anterior del crtex. del habl a o, ms comnmente, el rea
de Broca. Paul Broca fue un cirujano francs que descubri en la dcada de los
aos sesenta del siglo XIX que las lesiones en esta parte concreta del cerebro esta
ban relacionadas con una difi cultad parti cularmente acentuada a la hora de habl ar.
Tambi n comprob que una lesin simil ar en el rea homloga del hemi sferio de
recho no tena los mi smos efectos. Este descubrimiento se utili z ini cialmente para
argumentar que la capacidad para el lenguaj e debera estar radicada en el hemi sfe
ri o izquierdo; posteri ormente, estas evidencias se han interpretado en el sentido de
que el rea de Broca desempea un papel crucial en la produccin del habl a.
El rea de Wernicke
La zona sealada con un (2) en el esquema anteri or corresponde a la zona pos
terior del crtex del habla, o rea de Wernicke. Carl Wemi cke fue un mdi co
alemn que descubri en la dcada de los aos setenta del siglo XIX que vari os de
los pacientes que tenan difi cultades para comprender el lenguaj e presentaban una
lesin en esta parte del cerebro. Este descubrimi ento confirm la idea de que el
lenguaje se encontraba locali zado en el hemi sferi o izqui erdo y ll ev a proponer
que el rea de Wemi cke debera desempear un papel crucial en la comprensin
del habl a.
El crtex motor y el fascculo arcuato (o arqueado)
La zona sealada con un (3) en el dibuj o anterior corresponde al crtex motor,
que, en general, control a el movimiento de los msculos (es decir, el movimiento
de las manos, los pi es, los brazos, etc.). En las proximidades del rea de Broca se
encuentra la parte del crtex motor que controla el movimi ento de los mscul os
arti cul atori os de la cara, la mandbul a, la lengua y la laringe. Las evidencias de
que esta rea est impli cada especficamente en la articulacin fsica de los soni
dos del habl a provienen del trabaj o ll evado a cabo en la dcada de los aos cin
cuenta del siglo pasado por los neurociruj anos Penfield y Roberts ( 1959). Estos
in vesti gadores descubri eron que si se apli caban mnimas descargas elctri cas a
zonas concretas del cerebro podan identifi carse aquellas reas en las que la est i
mul acin elctrica interferira con la produccin normal del habl a.
La zona sealada con un (4) en el esquema anteri or corresponde a un haz de fi
bras nerviosas denominado el fascculo arcuato (o arqueado). ste fue tambin
uno de los descubrimi entos de Werni cke y actualmente sabemos que establ ece una
conexin crucial entre el rea de Werni cke y e l rea de Broca.
la hiptesis localista
Una vez identificados estos cuatro componentes, resulta tentador concl uir que
cada aspecto especfico del lenguaje radi ca en una determinada zona del cerebro.
Esta hiptesis rec ibe el nombre de hiptesis localista y postul a que la acti vidad
163
I
I
164
El lenguaje
Ellen
cerebral implicada en la recepcin auditiva de una palabra, en su comprensin y ceder
en su emisin sigue siempre un patrn determinado. AS, la palabra sera oda y namie
comprendida en el rea de Wernicke. A continuacin, la seal correspondiente se formal
transferira a travs del fasccu lo arcuato hasta el rea de Broca, donde se llevar este 1
an a cabo las operaciones previas necesarias para poder emitirla. Finalmente, se Cw
enviara una seal al rea motora, con objeto de poder articular fsicamente la pa menuc
labra en cuestin. deset
Esta es una versin particularmente simpli sta de lo que probablemente sucede ponde
en realidad, aunque resulta consistente con gran parte de lo que sabemos actual minad
mente acerca de los rudimentos del procesamiento lingstico por parte del cere siones
bro. Probablemente resulta ms correcto interpretar todo lo concerniente a las ru Este ti
tas de procesamiento lingstico cerebrales como una suerte de metfora que, no qm
como podra esperarse, puede acabar resultando inadecuada conforme e incre or M
mente lo que sepamos acerca de las funciones cerebrales. La metfora de las ru naje o
tas podra parecer particularmente apropiada para la era electrnica, ya que hace ocasi
referencia al proceso, ahora muy famil iar, de enviar seales a travs de circuitos mos u
electrnicos. Anteriormente, en la era dominada por la tecnologa mecnica, Sig espera
mund Freud recurri ingeniosamente a la metfora de la mquina de vapor para mos U
explicar algunos aspectos de la act ividad cerebral, de forma que caracteriz la re
presin como algo que aumenta la presin hasta dar lugar a un escape sbi
Lap:
to. Y en una poca todava anterior, la metfora que uti li z Aristteles para des
cribir la actividad del cerebro fue la de una esponja fra, que permita reducir la
Untip
temperatura de la sangre.
piezo (
De alguna forma, nos vemos forzados a utilizar metforas, fundamentalmente
gar de
porque somos incapaces de obtener evidencias fsicas directas de los procesos lin
canci
gsticos que ocurren en el cerebro. Como no tenemos acceso directo al mismo,
sa el Q
hemos de basarnos, por lo general, en lo que podemos descubrir mediante mto
en hon
dos indirectos. La mayor parte de estos mtodos intentan determinar la manera en
Oxforc
que funciona el sistema a partir de los indicios que proporciona su disfuncin.
Muche
les de
tons O)
Cuando las palabras se tienen en la punta de la
hijos d
lengua
fiock (.
hisfio(
Diversos investigadores han puesto de manifiesto que, como usuarios del lengua
di ante
je, experimentamos en algunas ocasiones dificultades para conseguir que el cere
tures (.
bro y el habla funcionen de forma coordinada (aunque es cierto que unos das las
all my
cosas van mejor y otros das, peor). Estas pequeas dificultades de produccin
Lal
pueden servir de indicio sobre la manera en que puede estar organizado el cono
dos. A
cimiento lingstico dentro del cerebro.
bra a le
Existe, por ejemplo, el fenmeno al que solemos aludir como en la punta de
nido in
la lengua. Sucede cuando notamos que una palabra parece resistirse, de forma
la prec
que, aunque la sabemos, dicha palabra parece no querer salir. Los estudios que se
champ
han realizado acerca de este fenmeno han demostrado que normalmente los ha
plana)
blantes disponen de un esquema fonolgico de esa palabra particularmente preci
tapato:
so, de forma que son capaces de decir correctamente cul es el sonido inicial de
gajo. E
la palabra que no consiguen recuperar y la mayora podra decir, incluso, el nme
nales d
ro de slabas de que consta. El fenmeno de en la punta de la lengua suele su-
afecta
. labra, en su comprensin y
As, la palabra sera oda y
la seal correspondiente se
de Broca, donde se Il evar
der emitirla. Finalmente, se
r articular fsicamente la pa-
Dque probablemente sucede
e de lo que sabemos actual
gstico por parte del cere
do lo concerniente a las ru