Marx-El Fetichismo de La Mercancia
Marx-El Fetichismo de La Mercancia
Marx-El Fetichismo de La Mercancia
suyas, sin disfrazarse de relaciones sociales entre las cosas, entre los productos
de su trabajo.
Para estudiar el trabajo comn, es decir, directamente socializado, no
necesitamos remontarnos a la forma primitiva del trabajo colectivo que se alza en
los umbrales histricos de todos los pueblos civilizados.33 La industria rural y
patriarcal de una familia campesina, de esas que producen trigo, ganado, hilados,
lienzo, prendas de vestir, etc., para sus propias necesidades, nos brinda un
ejemplo mucho ms al alcance de la mano. Todos esos artculos producidos por
ella representan para la familia otros tantos productos de su trabajo familiar, pero
no guardan entre s relacin de mercancas. Los diversos trabajos que engendran
estos productos, la agricultura y la ganadera, el hilar, el tejer y el cortar, etc., son,
por su forma natural, funciones sociales, puesto que son funciones de una familia
en cuyo seno reina una divisin propia y elemental del trabajo, ni mas ni menos
que en la produccin de mercancas. Las diferencias de sexo y edad y las
condiciones naturales del trabajo, que cambian al cambiar las estaciones del ao,
regulan la distribucin de esas funciones dentro de la familia y el tiempo que los
individuos que la componen han de trabajar. Pero aqu, el gasto de las fuerzas
individuales de trabajo, graduado por su duracin en el tiempo, reviste la forma
lgica y natural de un trabajo determinado socialmente, ya que en este rgimen
las fuerzas individuales de trabajo slo actan de por s corno rganos de la fuerza
colectiva de trabajo de la familia.
Finalmente, imaginmonos, para variar, una asociacin de hombres libres que
trabajen con medios colectivos de produccin y que desplieguen sus numerosas
fuerzas individuales de trabajo, con plena conciencia de lo que hacen, como una
gran fuerza de trabajo social. En esta sociedad se repetirn todas las normas que
presiden el trabajo de un Robinson, pero con carcter social y no individual. Los
productos de Robinson eran todos producto personal y exclusivo suyo, y por tanto
objetos directamente destinados a su uso. El producto colectivo de la asociacin a
que nos referimos es un producto social. Una parte de este producto vuelve a
prestar servicio bajo la forma de medios de produccin. Sigue siendo social. Otra
parte es consumida por los individuos asociados, bajo forma de medios de vida.
Debe, por tanto, ser distribuida. El carcter de esta distribucin variar segn el
carcter especial del propio organismo social de produccin y con arreglo al nivel
histrico de los productores. Partiremos, sin embargo, aunque slo sea a ttulo de
paralelo con el rgimen de produccin de mercancas, del supuesto de que la
participacin asignada a cada productor en los medios de vida depende de su
tiempo de trabajo. En estas condiciones, el tiempo de trabajo representara, como
se ve, una doble funcin. Su distribucin con arreglo a un plan social servir para
regular la proporcin adecuada entre las diversas funciones del trabajo y las
distintas necesidades. De otra parte y simultneamente, el tiempo de trabajo
servira para graduar la parte individual del productor en el trabajo colectivo y, por
tanto, en la parte del producto tambin colectivo destinada al consumo. Como se
ve, aqu las relaciones sociales de los hombres con su trabajo y los productos de
su trabajo son perfectamente claras y sencillas, tanto en lo tocante a la produccin
como en lo que se refiere a la distribucin.
no pocos economistas, lo prueba entre otras cosas esa aburrida y necia discusin
acerca del papel de la naturaleza en la formacin del valor de cambio. El valor de
cambio no es ms que una determinada manera social de expresar el trabajo
invertido en un objeto y no puede, por tanto, contener materia alguna natural,
como no puede contenerla, v. gr., la cotizacin cambiaria.
La forma mercanca es la forma ms general y rudimentaria de la produccin
burguesa, razn por la cual aparece en la escena histrica muy pronto, aunque no
con el carcter predominante y peculiar que hoy da tiene; por eso su fetichismo
parece relativamente fcil de analizar. Pero al asumir formas mas concretas, se
borra hasta esta apariencia de sencillez. De dnde provienen las ilusiones del
sistema monetario? El sistema monetario no vea en el oro y la plata,
considerados como dinero, manifestaciones de un rgimen social de produccin,
sino objetos naturales dotados de virtudes sociales maravillosas. Y los
economistas modernos, que miran tan por encima del hombro al sistema
monetario no caen tambin, ostensiblemente, en el vicio del fetichismo, tan
pronto corno tratan del capital? Acaso hace tanto tiempo que se ha desvanecido
la ilusin fisiocrtica de que la renta del suelo brotaba de la tierra, y no de la
sociedad?
Pero no nos adelantemos y limitmonos a poner aqu un ejemplo referente a la
propia forma de las mercancas. Si stas pudiesen hablar, diran: es posible que
nuestro valor de uso interese al hombre, pero el valor de uso no es atributo
material nuestro. Lo inherente a nosotras, como tales cosas, es nuestro valor.
Nuestras propias relaciones de mercancas lo demuestran. Nosotras slo nos
relacionamos las unas con las otras como valores de cambio. Oigamos ahora
cmo habla el economista, leyendo en el alma de la mercanca: el valor (valor de
cambio) es un atributo de las cosas, la riqueza (valor de uso) un atributo del
hombre. El valor, considerado en este sentido, implica necesariamente el cambio;
la riqueza, no.37 La riqueza (valor de uso) es atributo del hombre; el valor, atributo
de las mercancas. Un hombre o una sociedad son ricos; una perla o un diamante
son valiosos... Una perla o un diamante encierran valor como tal perla o
diamante.38 Hasta hoy, ningn qumico ha logrado descubrir valor de cambio en el
diamante o en la perla. Sin embargo, los descubridores econmicos de esta
sustancia qumica, jactndose de su gran sagacidad crtica, entienden que el valor
de uso de las cosas es independiente de sus cualidades materiales y, en cambio,
su valor inherente a ellas. Y en esta opinin los confirma la peregrina circunstancia
de que el hombre realiza el valor de uso de las cosas sin cambio, en un plano de
relaciones directas con ellas, mientras que el valor slo se realiza mediante el
cambio, es decir, en un proceso social. Oyendo esto, se acuerda uno de aquel
buen Dogberry, cuando le deca a Seacoal, el sereno: La traza y la figura las dan
las circunstancias, pero el saber leer y escribir es un don de la naturaleza.39