Des Soc
Des Soc
Des Soc
y Afectivo
Programa y materiales
de apoyo para el estudio
México, 2006
Desarrollo Social y Afectivo. Programa y materiales de apoyo para el estudio. Licenciatura en Educación Especial.
4o semestre fue elaborado por el personal académico de la Dirección General de Educación Superior para
Profesionales de la Educación, que pertenece a la Subsecretaría de Educación Superior de la Secretaría de
Educación Pública.
Inés P. Barrera
Formación
ISBN 970-808-041-1
Impreso en México
Distribución gratuita-Prohibida su venta
Índice
Presentación
Programa
Introducción 9
Propósitos generales 10
Organización por bloques 11
Orientaciones didácticas generales 12
Sugerencias para la evaluación 16
Bloques temáticos
Bloque I. El desarrollo social y afectivo. Aspectos básicos 18
Bloque Il. El desarrollo de habilidades sociales y el razonamiento
moral durante la infancia y la adolescencia 28
Bloque IlI. La familia y la escuela como contextos de desarrollo
social y afectivo 40
Introducción
en la determinación de las estrategias y estilos de enseñanza para el logro de los propósi-
tos educativos. Aspectos estrechamente vinculados con los ambientes escolares que
promueven los educadores dentro y fuera del aula y que servirán de análisis, así como
para la elaboración de propuestas que mejoren la convivencia de los alumnos.
Por otra parte, durante el primer semestre, en la asignatura Desarrollo Infantil y de los
Adolescentes. Aspectos generales, los estudiantes normalistas tuvieron una primera opor-
tunidad para reflexionar acerca de la relevancia del conocimiento sobre el desarrollo
social y afectivo de los educandos para la práctica docente. En este curso ahondarán en
el estudio de la socialización y la afectividad, sus procesos, los agentes involucrados y
los contextos en que ocurren. Estos contenidos permitirán que los estudiantes incre-
menten su sensibilidad para identificar y comprender los comportamientos sociales y
las reacciones afectivas más comunes, como aspectos paralelos y conectados a proce-
sos en otros campos de desarrollo.
Se continúa el estudio de los niños y los adolescentes como sujetos activos que
cuentan con cierta información genética, pero también participan y construyen expe-
riencias e iniciativas propias, aspectos que también definen sus formas de expresar los
afectos y las emociones, a partir de sus vínculos afectivos con los distintos contextos
como son la familia, la escuela, la localidad, etcétera.
Propósitos generales
10
Organización por bloques
11
social y afectivo de los alumnos de educación básica. Se analizan aspectos afectivos que
impactan la vida escolar de los alumnos, como son la calidad de las relaciones, los víncu
los de amistad, el grupo de pertenencia y los sentimientos que se generan en la transi-
ción de un grupo o nivel a otro. También se incluyen temas de análisis e intervención
que pretenden servir como herramientas para que desde el entorno escolar se puedan
promover ambientes que favorezcan el desarrollo y el aprendizaje de los alumnos, la
formación en valores y el uso de estrategias para abordar las problemáticas que posi-
blemente enfrenten como futuros docentes al interactuar con los diversos contextos
sociales, escolares y familiares, de donde provienen los niños y los adolescentes.
12
los niños y los adolescentes socializan y expresan sus emociones. Por otra parte, se
recomienda que tanto el docente como los estudiantes revisen la bibliografía comple-
mentaria para contar con mayor información o profundizar sobre los temas de estudio.
La redacción de notas, apuntes y opiniones personales, así como la elaboración de es-
quemas y de resúmenes o síntesis de textos, favorece la adquisición de conocimientos
específicos, los cuales sirven de base para el trabajo en las sesiones de clase. Después
de una lectura individual, de una clase o sesión de discusión, se pueden redactar ideas
en forma de ensayo, cuadros, esquemas o fichas de trabajo; esta actividad intelectual
constante contribuye al logro personal de los rasgos del perfil de egreso y prepara a los
estudiantes para los retos que implica el trabajo con los alumnos de educación básica.
El contenido de las lecturas debe integrarse al análisis, la argumentación, discusión y
reflexión en torno a las actividades prácticas y, en consecuencia, habrá que evitar que
se realicen sin un propósito definido o desvinculadas de los temas de estudio que se
proponen en el programa. Si el maestro advierte que algunos estudiantes tienen dificul-
tades en el análisis de los textos sugeridos, puede promover la formación de círculos
de estudio que funcionen temporal o permanentemente, solicitando la colaboración de
los estudiantes que tienen mejor desempeño.
b) La exposición de conclusiones y la confrontación de argumentos. La exposición de
puntos de vista distintos u opiniones contrarias sobre un mismo tema entre miembros
de un grupo es una práctica exigente que implica contar con argumentaciones fundamen
tadas y saberlas utilizar o interpretar creativamente, así como estar dispuesto a escu-
char otras. Exige también un ambiente de respeto y tolerancia, que involucre a todos
los integrantes del grupo, incluido el profesor, y no de competencia o individualismos
que desgastan a un grupo y merman las posibilidades de aprender juntos. Corresponde
al maestro propiciar el ambiente que incite a debatir, confrontar y negociar ideas y
posiciones; es importante, además, que durante estas actividades oriente y precise las
participaciones de los estudiantes normalistas en la discusión de los temas del curso con
el fin de lograr una mayor comprensión de los mismos.
c) Consulta en biblioteca. Para el estudio de los temas, es conveniente que los estu-
diantes aprovechen los diversos recursos con que cuenta la biblioteca de su escuela:
bibliográficos, audiovisuales y red Edusat. En estos acervos se encuentran materiales
relacionados con los temas del curso, los cuales se señalan en las bibliografías básica y
complementaria de cada bloque. La revisión completa de estos materiales acerca a los
estudiantes al contexto en que los autores analizados plantean sus ideas. La consulta de
otros textos, la audición de una cinta o la observación de un video relacionado con los
temas estudiados, ayuda también a obtener otras visiones sobre un mismo tema y brin-
da mayores elementos para orientar el trabajo con los niños y los adolescentes de
educación básica.
d) Manejo y uso de información localizada en sitios de internet. El uso de la internet se
ha convertido en un recurso cada vez más importante para obtener información per-
tinente y actualizada, lo cual resulta muy conveniente para este curso en aquellos te-
mas de interés particular para los estudiantes o que se requiere abordar con mayor
13
profundidad. Se sugiere emplear páginas electrónicas como la Red Normalista: http://
normalista.ilce.edu.mx así como otras de instituciones de reconocido prestigio acadé-
mico las cuales ofrecen información sobre los autores de los textos que se difunden.
Es importante que se oriente a los futuros maestros respecto del aprovechamiento y
uso pertinente de la Internet como un recurso para el estudio y posteriormente como
herramienta para la enseñanza. Lo ideal es que los estudiantes desarrollen sus propios
criterios para juzgar la calidad de la información hallada y eviten su uso indiscriminado
si ésta no cuenta con los créditos apropiados.
e) Organización del trabajo durante las sesiones. El trabajo colectivo compromete a
la totalidad del grupo en acciones comunes para el logro de propósitos definidos. Este
programa, al igual que los de las demás asignaturas, contiene temas que deben tratar-
se a través de la realización de tareas en conjunto, lo cual exige una participación
comprometida, activa, continua y responsable del profesor y de los estudiantes; de
manera particular, requiere de la atención e intervención del profesor para orientar
a los normalistas en su desempeño académico. Es importante recordar que estas ta-
reas sólo tendrán sentido si cada integrante del grupo o equipo cumple con su res-
ponsabilidad individual, ya sea al momento de analizar un texto, elaborar escritos,
plantear preguntas para la discusión o aportar reflexiones sobre un tema, entre otras
actividades.
f) Los conocimientos previos de los estudiantes. En el trabajo con esta asignatura es ne-
cesario que el profesor tome como punto de partida los conocimientos obtenidos por
los estudiantes en los cursos de los semestres anteriores. Este criterio ayuda a que el
aprendizaje de los estudiantes normalistas tenga mayor sentido y a que desarrollen su
sensibilidad para que, a su vez, consideren los conocimientos previos de los niños y los
adolescentes en la promoción de nuevos aprendizajes. Para indagar tales conocimientos
no es suficiente formular preguntas al grupo al iniciar un tema, es preciso que durante
las actividades se utilicen diversas estrategias, como la escritura individual de textos
breves y la organización de debates, entre otras. El docente ha de ayudar a los estudian-
tes a hacer explícitos sus conocimientos iniciales y a reconocer si al término del estudio
de un tema estos se han modificado o enriquecido.
g) Actividades prácticas para los estudiantes. El programa incluye actividades prácticas
para que los estudiantes normalistas vivan la experiencia de poner en juego sus pro-
pias competencias cognitivas y comunicativas al observar, manipular, formular pregun-
tas, indagar, elaborar inferencias, resolver problemas, etcétera; y así vivan, de forma
semejante, lo que experimentan los alumnos al desarrollar las actividades didácticas
que se promueven en las escuelas de educación básica. Es conveniente destacar que
estas actividades no están diseñadas para ser aplicadas o adaptadas a alumnos de edu-
cación especial. Se trata, además, de sugerencias flexibles, pues el maestro y los estu-
diantes normalistas pueden seleccionar o agregar otras que consideren convenientes,
de acuerdo con los propósitos y el enfoque del curso.
También se sugiere realizar prácticas complementarias extraclase con el fin de que
los estudiantes fortalezcan sus competencias para indagar sobre los contextos en donde
14
se desenvuelven los alumnos, valoren y respeten las diferentes costumbres, tradiciones
y normas que caracterizan la vida en sociedad.
h) Registro y sistematización de información obtenida en diálogos y observaciones a los
alumnos. Al estudiar varios temas del curso se sugiere que los futuros maestros recopi-
len información con el fin de indagar sobre los procesos de socialización y afectividad
de los niños y los adolescentes. Para que estas indagaciones tengan sentido formativo
se requiere que se establezcan de antemano el propósito, los aspectos que interesa
observar y las preguntas que se formularán en los diálogos o las entrevistas. Tanto las
observaciones como las entrevistas que se solicitan exigen que los estudiantes mues-
tren actitudes de sensibilidad y de respeto hacia quienes se dirigen, así como profesio-
nalismo y confiabilidad en el manejo de la información recabada; en particular, en las
entrevistas es conveniente utilizar un lenguaje preciso y comprensible para los niños y
los adolescentes con quienes se realizará la actividad. Durante la aplicación de los ins-
trumentos, los estudiantes tendrán presente que su propósito no es tipificar las conduc-
tas de los niños y de los adolescentes, sino lograr una aproximación al conocimiento de
sus procesos del desarrollo social y afectivo, señalados en el programa.
Obtener datos para profundizar en el estudio de un tema, y aplicar estos conoci-
mientos para explicar una situación específica, pone a los estudiantes normalistas frente
a un tipo de actividad que conlleva el ejercicio de habilidades intelectuales para precisar
aspectos a observar, identificar la información relevante, registrar, analizar y reflexionar
sobre la información recabada y los prepara para saber investigar a partir de referentes
teóricos que le dan sentido a la búsqueda. Este ejercicio indagatorio les muestra el ca-
mino que habrán de seguir como maestros de educación especial para conocer en su
futuro desempeño a sus alumnos: dialogar con ellos y sus familias, recopilar información
y comprender sus actitudes, más allá de la sola experiencia u observación empírica.
En la sistematización de los datos, y durante su análisis, los estudiantes se apoyarán
en los textos revisados y en las discusiones que se realicen en el grupo, con el propó-
sito de que las ideas de los autores les sirvan como un referente para comprender la
realidad que viven los niños y los adolescentes. De este modo, se darán cuenta del
sentido o utilidad de los planteamientos de los autores que han revisado y se motivarán
para seguir estudiando y buscando otras explicaciones a los temas de estudio. Recono-
cerán además que las conclusiones obtenidas en sus análisis se refieren a un medio o
contexto particular y evitarán hacer generalizaciones precipitadas, lo que los preparará
para la formulación de juicios con fundamento y la aplicación razonada de conceptos e
ideas.
Las observaciones y entrevistas que exige el estudio de los temas se desarrollan en
los tiempos establecidos para las jornadas de observación y práctica, las cuales se orga-
nizan desde el curso Observación y Práctica Docente II, donde también se diseñan guías
de observación. Sin embargo, durante el desarrollo del curso será necesario que algunas
actividades se lleven a cabo en momentos que no coincidan con las jornadas programa-
das; en estos casos, los estudiantes las realizarán fuera del horario de clases, para no
reducir el tiempo de trabajo en grupo que esta asignatura tiene establecido. El maestro
15
y los estudiantes normalistas, después de revisar el programa y de identificar las activi-
dades y los aspectos sobre los que es necesario obtener información, estarán en con-
diciones para poder precisar cuáles actividades se pueden realizar previamente y ser
analizadas posteriormente en el aula, de esta forma establecerán oportunamente los
tiempos que dedicarán a cada tarea.
i) La comunicación y la coordinación entre los profesores de las diferentes asignaturas del
semestre. El trabajo colegiado entre los profesores de la escuela normal contribuirá al
desarrollo de las competencias profesionales de los estudiantes, pues con él se articulan
los conocimientos y las experiencias que han obtenido en las distintas asignaturas. Au-
nado a esto, el trabajo en academia constituye un espacio fundamental para valorar los
aprendizajes de los estudiantes normalistas, conocer las relaciones que hay entre las
asignaturas, y poner en común la planificación de las actividades de observación y prác-
tica requeridas para el estudio de los temas en las diferentes asignaturas, así como para
acordar conjuntamente algunas estrategias que fortalezcan el desarrollo de las compe-
tencias establecidas en el perfil de egreso para la formación de los estudiantes.
16
Evaluación mediante trabajos escritos. Para el desarrollo de este curso se propone,
entre otras actividades, que los alumnos normalistas redacten escritos individuales y en
equipo; es conveniente que después los analicen de manera colectiva, de modo que
cuenten con elementos para mejorarlos. Algunos requieren del estudio de textos y la
confrontación con situaciones reales.
En congruencia con los propósitos del programa y las actividades sugeridas, la eva-
luación debe aportar evidencias de los esfuerzos y progresos que los estudiantes reali-
cen; entre otros aspectos, es recomendable considerar lo siguiente: a) los escritos
deben dar cuenta de una lectura reflexiva de los textos que se proponen; b) las modifi-
caciones y correcciones que los estudiantes puedan hacer a sus escritos, a partir de las
sugerencias brindadas para mejorarlos, y no únicamente valorar el producto final; c) el
contenido y la presentación formal del trabajo; d) el empleo de la teoría para explicar
los procesos de desarrollo de los niños y los adolescentes, y e) las reflexiones, las pro-
puestas y los cuestionamientos que elaboren.
Evaluación a partir de actividades de observación y práctica. Es importante que el diseño
de guiones de observación y/o entrevistas, elaborados para las jornadas de observación
y práctica, sean considerados en la evaluación de los estudiantes normalistas. La siste-
matización y el análisis de experiencias, la información recabada a través de reseñas,
descripciones y grabaciones, son evidencias que deben ser analizadas y evaluadas para
fortalecer en los estudiantes el desarrollo de habilidades para observar, registrar, des-
cribir, comparar, analizar y explicar, y para que reflexionen sobre el conocimiento y las
competencias que tienen de los niños y los adolescentes.
Evaluación del trabajo en equipo. El trabajo en equipo es una de las actividades que
requiere especial atención por parte del profesor de la asignatura, a fin de evitar la
práctica frecuente que se circunscribe a evaluar en forma global y superficial. Para ello
se recomienda considerar aspectos individuales que se presentan en el trabajo en equi-
po, como la participación, la responsabilidad, la colaboración y el nivel de integración,
la calidad de las participaciones y el respeto a la diversidad de opiniones.
Evaluación de la participación de los estudiantes en el grupo. Las participaciones de los
alumnos normalistas en el grupo son importantes para el desarrollo de sus competen-
cias docentes y, por tanto, pueden considerarse como aspectos a evaluar. Para ello, es
necesario valorar la calidad de los argumentos o las preguntas, es decir, si los normalis-
tas manifiestan comprensión de los textos o sólo repiten los contenidos; asimismo, el
respeto a la diversidad de opiniones, el cual debe distinguirse de la aceptación de parti-
cipaciones protagónicas que traten de imponer interpretaciones unilaterales y carentes
de argumentos.
Evaluación por medio de pruebas escritas. En general, la evaluación no requiere de ac-
ciones ni de productos distintos a los que se generan en los procesos de enseñanza y
de aprendizaje. Cuando se considere la posibilidad de evaluar con un examen los cono-
cimientos adquiridos por los estudiantes, es necesario que los instrumentos elegidos les
planteen retos para que apliquen su capacidad de análisis, juicio crítico, comprensión,
síntesis y argumentación, así como:
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• La comprensión de las pautas generales de desarrollo social y afectivo de los
niños y los adolescentes y las variantes asociadas a la interacción en los diversos
contextos.
• La habilidad para vincular los aportes teóricos con el análisis de las actitudes res-
puestas e interpretaciones que los niños y los adolescentes elaboran a partir de
sus experiencias en el entorno familiar, escolar, y social.
• El conocimiento de las estrategias idóneas para el desarrollar las capacidades
sociales y afectivas de los alumnos de educación básica regular y los servicios de
educación especial.
Bloques temáticos
Temas
Bibliografía básica1
Richard, Ely y Jean Berko Gleason (1997), “La socialización a través de diversos contextos” [“Socia-
lization across contexts”], en Paul Fletcher y Brian MacWhineey (eds.), The Handbook of
Child Language, Londres, Blackwell Publishers, pp. 1-27. [También puede consultarse en sep,
Desarrollo Infantil ii. Programa y materiales de apoyo para el estudio. Licenciatura en Educación
Física. 2º semestre, México, pp. 89-110]
Garrido García, José Agustín (1998), “Desarrollo Social”, en José Luis Gallego Ortega (coord.), Edu-
cación Infantil, 2ª ed., Málaga, Aljibe (Biblioteca de educación), pp. 233-250.
1
La bibliografía se encuentra ordenada en todos los bloques conforme su uso en las distintas
actividades sugeridas.
18
Delval, Juan (1998), “El comienzo de las relaciones sociales: la madre”, en El desarrollo humano, 8ª ed.,
México, Siglo xxi (Psicología), pp. 179-209.
Shonkoff, Jack P. y Deborah A. Phillips (2004) “El desarrollo de la regulación personal”, en Avances
recientes en el conocimiento de los niños en edad preescolar. Desarrollo emocional y autocontrol. De-
sarrollo cerebral, México, sep (Cuadernos sobre desarrollo y aprendizaje infantil), pp. 9-40
Santrock, John W. (2004), “Género”, en Psicología del Desarrollo en la Adolescencia, 9ª ed., Ana Carmen
Pérez (trad.), Madrid, Mc Graw-Hill, pp. 267-279.
Meece, Judith (2000), “Conozca el yo”, en Desarrollo del niño y del adolescente. Compendio para educa-
dores, México, McGraw-Hill/sep (Biblioteca para la actualización del maestro), pp. 268-285.
[Primera edición en inglés: Child and Adolescent Development for Educators, 1997.]
Pacheco Ladrón de Guevara, Lourdes C. (1997), “La doble cotidianidad de los huicholes jóvenes.
Aportaciones sobre la identidad juvenil desde la etnografía” en Jóvenes. Revista de estudios
sobre juventud, año i, núm. 4, abril-junio, México, Causa Jóven, pp. 100-112.
Quiñones, Sam (2003), “Solteros de pueblo en la Alameda”, José Abdón Flores (trad.), en Día Siete
Semanal, año iii, núm. 137, México, El Universal, pp. 36-43.
Bibliografía complementaria
Ortíz, María José (1999), “El desarrollo emocional”, en Félix López, Itziar Etxebarria, María Jesús
Fuentes y María José Ortiz (comps.), Desarrollo Afectivo y Social, Madrid, Pirámide (Psicología),
pp. 97-115.
Winicott, D.W. (1996), “La relación inicial de una madre con su bebé”, en Familia y el desarrollo del
individuo, España, Gedisa, pp. 29-35. [Desarrollo Infantil I. Licenciatura en Educación Preescolar]
Actividades sugeridas
Ejemplo 12
Un niño de cinco años le dice a su madre lo siguiente cuando vuelve de la escuela:
“Mi compañero de clases está siempre buscando pelea. Me pega y a veces me patea. Le
digo que no lo haga; entonces no lo hace durante un rato y después empieza otra vez.
Le tengo mucho miedo”.
2
Fuente: Munist, Mabel et al. (1998), “El concepto de resiliencia”, en Manual de identificación
y promoción de la resiliencia en niños y adolescentes, Washington, oms/ops, p. 25, [consultado en http://
www.metabase.net/docs/beft-ucr-unicef/02859.html]
19
Ejemplo 23
“Elena no le pega a sus hijos para disciplinarlos. Me dice que para ella es mejor sentarse y
platicar con ellos. Dice que aún con su hija de cuatro años, ella está segura de que la niña
entiende y no es necesario castigarla físicamente. Por eso, cuando una educadora del
preescolar le pegó a la niña hace un año, Elena sacó a su hija de la escuela. Me dijo que no
quiere que esté con una persona que pega cuando se enoja con niños chiquitos”.
Ejemplo 34
“Es posible que el niño reciba una cantidad de golpes y nalgadas y aún así sienta plena-
mente el afecto y el cariño de los padres, más que los resultados dañinos. Es posible que
los padres hagan lo correcto técnicamente con tan poco afecto aparente que incluso sus
palabras amables y pacientes dejen al niño frío y también confuso y resentido”.
3
Fuente: Uttech, Melanie y Alejandro Victoria (s/f ), en Escuelas multigrado en el campo,
Guanajuato, Gobierno del Estado de Guanajuato/seg, p. 39.
4
Fuente: Symonds (1939), citado en Darling, N. y Steinberg, L. (1993) “Parenting style as
context: an integrative model”, Psychological Bulletin, vol. 113, núm. 3, pp. 487-498.
20
Volver al escrito que produjeron individualmente en la actividad 1, reescribirlo y
complementarlo con elementos aportados por las lecturas y que no hayan considerado
inicialmente.
“Puesto que las figuras de apego son por definición fuentes de protección y bienestar,
las preferencias por las madres cuando los niños están cómodos, alarmados o asustados,
resultan especialmente pertinentes en la definición de la madre como figura primaria de
apego para la mayoría de los niños. Sin embargo esto no significa que las madres sean las
preferidas en todas las circunstancias y para todo tipo de interacción. Antes bien madres
y padres participan de distintos tipos de interacción con sus hijos y por ello representan
para estos diferentes tipos de experiencias. Las madres, en su cualidad de cuidadoras
primarias, tienden más a ocuparse de las rutinas de cuidado de lo que lo hacen los pa-
dres. Por su parte los padres tienden a jugar con sus hijos relativamente más que sus
madres y el propio juego tiende a ser más impredecible y físicamente estimulante de lo
que es el juego de las madres (Lamb, 1976b, 1977c; Belsky, 1979). Los niños responden
más positivamente a las ofertas de juego procedentes de los padres (Lamb, 1977c), y
hasta los 30 meses prefieren jugar con los padres cuando se les plantea la elección (Clar-
ke-Stewart, 1978). Los chicos continúan mostrando estas preferencias hasta los cuatro
años, mientras que las niñas orientan sus preferencias hacia sus madres dentro los dos y
5
Fuente: Lamb, Michael E. (1983), “La influencia de la madre y el padre en el desarrollo del
niño”, en Infancia y aprendizaje, Monografía núm. 3, Amelia Álvarez (trad.) Madrid, Aprendizaje,
pp. 83-87. [Desarrollo Infantil I. Licenciatura en Educación Preescolar]
21
cuatro años de vida (Lynn y Cross, 1974). Se da un estilo característicamente diferente
entre padres y madres cuando se compartan o se inviertan los roles en el cuidado del
niño (Field, 1978; Lamb, Frodi, Hwangy Steinberg, en preparación).
El significado formativo (si hay alguno) de las diferencias conductuales distintivas entre
padres y madres está por determinarse. En otro lugar he sugerido que pueden permitir
a los niños aprender la ubicuidad de las diferencias sexuales en la conducta humana y
pueden también ayudar a establecer una especie de identidad sexual, especialmente en
los chicos (Lamb, 1977b; Lamb, 1976). Sin embargo, esta especulación se basa en la evi-
dencia de que la identidad sexual se establece en los dos o tres primeros años de vida
(Money y Erhardt, 1972) y que los chicos pueden tener dificultad en establecer roles
sexuales masculinos cuando el padre está ausente en la edad temprana (Biller, en prensa;
Lamb, 1981c). Desgraciadamente, están todavía por realizarse estudios longitudinales en
que se utilicen medidas sobre el resultado final para determinar si las variaciones en los
roles materno y paterno tienen implicaciones a largo plazo.”
a) Autoconcepto y autoestima.
b) Identidad personal y de género. El sentido de pertenencia al grupo.
22
¿Qué haría usted?6
Experiencias docentes
Una de las niñas de su grupo de segundo de secundaria está desesperada por tener
amigos. Vanesa parece solitaria y deprimida. A la hora del receso nadie se sienta junto
a ella ni la acompaña a dirigirse al aula. Es una buena estudiante, pero parece que sim-
plemente no encaja. En muchas ocasiones ha tratado de unirse a un grupo ofreciendo
su ayuda o haciendo preguntas, pero estas iniciativas nunca funcionan. A veces logra
iniciar una amistad, pero jamás dura. A Vanesa le emociona tanto la posibilidad de enta-
blar una relación que acaba por alejar a la nueva amiga al abrumarla con intenciones,
inundarla con regalos especiales, mostrarse demasiado efusiva y compartir con ella sus
secretos y preocupaciones más profundos.
Al final, Vanesa parece ser la explotada, abandonada o herida. Últimamente, la niña
se ve cansada, pálida y sus tareas parecen descuidadas e incompletas.
8) Sugerir a los estudiantes que exploren las ideas y percepciones que tienen de sí
mismos. Para ello, individualmente reflexionar y contestar por escrito las siguientes
preguntas:
• ¿Quién soy yo?
• ¿Cómo soy yo?
• ¿Me gusta ser como soy? ¿Por qué?
• ¿Qué opinan mis amigos de mí?
• ¿Soy aceptado (a) por mis compañeros de grupo? ¿Por qué?
Adaptado de: Woolfolk, Anita (1999), Psicología Educativa, México, Prentice Hall, p. 66.
6
23
En plenaria, algunos estudiantes comentarán voluntariamente sus respuestas. Ade-
cuar las preguntas anteriores para hacérselas a alumnos de 7, 10, 13 y 15 años durante
las jornadas de observación y práctica docente. Registrar las respuestas y agruparlas por
edades. Discutir lo que las respuestas de los alumnos indican sobre el conocimiento que
tienen de sí mismos e identificar similitudes y/o diferencias para cada grupo de edad, así
como la relación entre los siguientes aspectos:
• Características físicas. Las que se mencionan respecto al aspecto personal y a los
rasgos físicos.
• Competencias. Las que se mencionan con relación a actividades físicas, académi-
cas y recreativas.
• Características interpersonales. Las que se mencionan en relación con la perso-
nalidad, sentimientos, emociones estados de ánimo, etc.
24
La obesidad en la perspectiva del adolescente7
“No existe ley alguna que afirme que los adolescentes tienen que ser delgados, estar bien
vestidos y ser atractivos para que se conviertan en participantes totalmente aceptados.
Sin embargo, la mayoría de los adolescentes se comportan como si éstas fuesen normas
que es necesario aplicar rígidamente. Para muchos, el exceso de peso equivale a la mal-
dición definitiva, la condición de proscrito social; y así utilizan la dieta para evitar ese
destino imaginario. Si la dieta no aporta los resultados deseados y no se convierten en
Cenicientas o Príncipes Encantados, viven una adolescencia agobiada por el sufrimiento
y los traumas.
Otros adolescentes utilizan el exceso de peso para evitar la interacción social con los
pares, y achacan muchos o la totalidad de sus problemas a la obesidad que padecen, y
nunca aprenden a afrontar de manera constructiva los desafíos de la adolescencia. Tratan
de consolarse comiendo más que tratando con los amigos o la familia, y de hecho utilizan
el exceso de peso para aislarse del resto.
Es posible que los adolescentes se sientan inseguros acerca del funcionamiento y la
apariencia de su cuerpo, y que se preocupen constantemente por el modo en que otros
los perciben. De esta manera, los adolescentes son especialmente vulnerables a los sen-
timientos de menos valía, e incluso a la depresión cuando su cuerpo no se convierte en
una réplica de los jóvenes y las muchachas perfectamente formados, a quienes ven desde
hace tiempo en las revistas destinadas a la juventud, así como en la televisión. Se diría que
no es suficiente que los adolescentes se inquieten por el estado de su piel, su propia
anatomía sexual y su capacidad para atraer a otros miembros del sexo opuesto; cuando
aparece el problema del peso se agrega otro problema a la lista de inquietudes adoles-
centes que no ceden fácilmente al escalpelo de la lógica. El padre que dice: “No te pre-
ocupes, todos tuvimos momentos desagradables cuando éramos jóvenes”, no facilita las
cosas a la jovencita de 15 años a quien nunca invitaron a la fiesta del colegio, o al joven
de 16 años elegido siempre en último término cuando llega el momento de formar los
equipos en el gimnasio.
La inequívoca oposición de nuestra cultura a las personas excedidas de peso se ve
perpetuada por una serie de mitos que consideran a la obesidad como el signo de cierta
falla del carácter, de la pereza o del descuido, una condición autoinducida caprichosa-
mente y que puede modificarse con facilidad gracias a la fuerza de voluntad. Los adoles-
centes, que de todos modos ya tienen escasa confianza en ellos mismos, adoptan esta
tendencia y a menudo no saben cómo reaccionar frente a sus padres obesos que no se
ajustan a las normas aceptables. Un modo de afrontar lo que uno no conoce bien es
evitar la relación con eso, y muchos jóvenes de peso mediano proceden así en sus reac-
ciones frente a los adolescentes excedidos de peso. Pueden mostrarse intencionalmente
7
Fuente: Leal, Aníbal (1989), “Problemas de la alimentación: la obesidad, la anorexia y los
festines”, en Cómo sobrevivir la adolescencia de su adolescente, México, Javier Vergara, pp. 91-92.
25
crueles e insensibles, y rechazar totalmente a los que no se atienen a las mismas normas
físicas. Quizás intenten mostrarse cordiales, pero acaban adoptando una actitud de supe-
rioridad. Es interesante el hecho de que si se establecen relaciones amistosas, las dimen-
siones corporales ya dominan el vínculo.
Ciertamente, no todos los adolescentes excedidos de peso son objeto de rechazo.
Algunos son individuos que muestran confianza en su propia personalidad, que están
satisfechos de su modo de ser, y se muestran participantes activos y eficaces en todos
los aspectos del típico colegio de adolescentes y de los medios sociales. A esta categoría
corresponden los adolescentes varones que han sido corpulentos desde la niñez, y cuyos
padres y otros miembros de la familia están excedidos de peso. Por desgracia, las mucha-
chas y los que han aumentado de peso hace poco no tienen la misma suerte.
(...) En general, los varones soportan la obesidad mejor que las muchachas, porque para
la cultura es más aceptable que los hombres sean corpulentos. Consideremos un momen-
to el número de varones robustos que tienen un papel destacado: los levantadores de
pesas, los luchadores de la categoría máxima, y las figuras deportivas que son macizas pero
musculosas: jugadores de fútbol, profesionales de la cultura física, todos muy visibles en
las exhibiciones deportivas que la televisión transmite los fines de semana.”
11) Organizar al grupo en dos equipos y distribuir a cada equipo una de las siguientes
lecturas: “La doble cotidianeidad de los huicholes jóvenes”, de Lourdes Pacheco o “Los
solteros de pueblo en la Alameda”, de Sam Quiñones. Al concluir la lectura dos estu-
diantes, uno de cada equipo narrarán cómo es la vida de los niños y adolescentes de
quienes se habla en las lecturas.
12) En equipos, realizar un cuadro como el que se incluye abajo, para comparar la
situación de los niños y adolescentes de las lecturas revisadas en la actividad anterior y
aquella de los niños y adolescentes que los estudiantes normalistas conocen en su en-
torno, o de preferencia identificar estos aspectos con los niños y adolescentes que
conocen en las escuelas durante las jornadas de práctica. Aquellos espacios del cuadro
para los cuales no haya información disponible, pueden quedar en blanco.
26
Variaciones en diversos contextos
Actividades escolares
Actividades físicas,
recreativas y/o
sociales
Responsabilidades
laborales
Decisiones que
toman por ellos los
padres de familia y
decisiones propias
13) Para concluir el bloque, se sugiere que cada estudiante elabore de manera indi-
vidual su autobiografía, en donde describa brevemente cómo fue su desarrollo social y
afectivo durante la infancia y la adolescencia, integrando los conceptos y temas estudia-
dos durante el desarrollo de este bloque.
27
Bloque II. El desarrollo de habilidades sociales y el razonamiento
moral durante la infancia y la adolescencia
Temas
Bibliografía básica
Coronado, Mónica “Desarrollo de habilidades sociales. Una estrategia para la prevención y el abordaje
de conflictos”, núm. 127, Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas, pp. 22-24.
Dunn, Judy (1988), “¿Entendiendo a otros?”, en Los comienzos de la comprensión social, Horacio Pons
(trad.), Buenos Aires, Nueva Visión, pp. 11-21.
Delval, Juan (1998), “El conocimiento del mundo social”, en El Desarrollo Humano, 8ª ed., México, Siglo
xxi (Psicología), pp. 458-466.
Santrock, John W. (2003), “La cognición social”, en Psicología del Desarrollo en la Adolescencia, 9ª ed.,
Ana Carmen Pérez (trad.), Mc Graw-Hill, pp. 111-115.
Hersh, Richard H., Diana P. Paolitto y Joseph Reimer, (1997) “Kohlberg: el desarrollo del juicio mo-
ral”, en El crecimiento moral. De Piaget a Kohlberg, Carmen Fernández Aguinaco (trad.),
Madrid, Narcea, pp. 44-77.
Steinberg, Lawrence (1999), [”La autonomía”] “Autonomy”, en Adolescence, 5ª ed., eua, McGraw-Hill
College, pp. 275-284. [También puede consultarse en sep, Desarrollo de los Adolescentes ii.
Programa y materiales de apoyo para el estudio. Licenciatura en Educación Física. 2º semestre,
México, pp. 95-108]
Delval, Juan (1998), “El razonamiento prosocial”, en El Desarrollo Humano, 8ª ed., México, Siglo xxi
(Psicología), pp. 452-457.
Duart, Josep Maria (1999), “La construcción ética de la escuela: la acción coherente”, en La organización ética
de la escuela y la transmisión de valores, Barcelona, Paidós (Papeles de Pedagogía), pp. 53-80.
Bibliografía complementaria
Fierro, Alfredo (1995), “Relaciones sociales en la Adolescencia”, en Jesús Palacios, Álvaro Marchesi y
César Coll (comps), Desarrollo Psicológico y Educación. Psicología Educativa, Tomo 1, Madrid,
Alianza (Psicología), pp. 339-346
28
Kagan, Jerome (1987), “Creación de una moral”, en El niño de hoy. Desarrollo Humano y familia, Eloy
Fuente Herrero (trad.), Madrid, Espasa Calpe (Espasa Universidad, 10), pp. 124-145 [Primera
edición en inglés, 1984]. [Desarrollo Infantil II. Licenciatura en Educación Física]
Actividades sugeridas
29
• Realizar un esquema en donde se describan los diferentes enfoques que se han
empleado en la escuela para el desarrollo de habilidades y normas disciplinarias.
Comentar fortalezas y debilidades de los mismos.
• Elaborar algunas sugerencias para que los maestros promuevan con sus alumnos
el desarrollo de competencias sociales.
Finalmente elaborar un texto que resuma las principales aportaciones del texto y
reflexiones realizadas por el grupo.
3. Leer los textos “¿Entendiendo a otros?”, de Judy Dunn y “El conocimiento del
mundo social”, de Delval. Comparar las aportaciones de estos autores a la explicación
de cómo progresan los niños en el desarrollo de habilidades sociales.
La historia de Blanca
Blanca es una niña a la que le gustan mucho los animales. El otro día estuvo viendo des-
de su ventana cómo el perrito del vecino jugaba con una pelota, luego el perrito entró a
la casa y se robó un zapato. El vecino salió de la casa con un sólo zapato puesto en bus-
ca del perro. A Blanca, todo eso le divertía mucho y fue a contarle a su mamá esta his-
toria de las travesuras del perrito con mucho entusiasmo.
30
Blanca le preguntó un día a su papá si podría tener un perrito con quien jugar. Su papá
le dijo que en la casa no había suficiente espacio para que el perrito viviera contento y
que además nadie tenía tiempo de cuidarlo. Blanca se quedó callada sin saber qué decir
pero no estaba de acuerdo.
El día de su cumpleaños, su papá le dio una sorpresa a Blanca. Le regaló un perrito ne-
gro, orejón y travieso. Blanca dijo que se llamaría Patitas. El perrito de Blanca corría por
todos lados y jugueteaba. Se le acercaba y se dejaba acariciar como si hubieran sido
amigos desde siempre.
Un día cuando Blanca regresaba de la escuela, buscó a Patitas por todos lados y no lo
encontró. Cuando vio que la puerta del patio estaba abierta, pensó que Patitas se había
salido y se había perdido. Lo buscaron por todos lados y le preguntaron a todos los
vecinos si alguien lo había visto pero Patitas había desaparecido. Blanca no dejaba de
pensar en si Patitas tendría hambre o frío.
Unos días después, un muchacho tocó a la puerta y preguntó si se les había perdido un
perrito. Sacó al perrito de debajo de su chamarra. ¡Era Patitas! Blanca lo abrazó con
mucho cariño.
31
Tema 2. El desarrollo moral de los niños y los adolescentes
32
Considerando esta canción como un ejercicio de reflexión sobre la influencia de los
padres en los hijos, comentar las siguientes preguntas:
• ¿Cómo se alude en la canción a la transmisión de normas y valores?
• ¿Qué posibles efectos tiene en los niños el que sus padres les inculquen normas
como las mencionadas en la canción?
• ¿Qué diferencia perciben en el último párrafo con el resto de la canción?
• ¿Cuál creen que es el mensaje o mensajes centrales de esta canción?
• ¿Están de acuerdo o en desacuerdo con tales mensajes? ¿Por qué?
A partir de esta actividad, comentar el papel que juegan los ambientes familiar, esco-
lar y social en la transmisión de normas y valores y en el razonamiento moral de los
niños y adolescentes.
8. Distribuir al grupo en 3 equipos para observar qué actitudes tienen y qué valores
están presentes cuando practican algún juego8 los niños de los siguientes grupos de
edad:
a) de 0 a 5 años
b) de 6 a 8 años
c) de 9 a 12 años
8
Nota: es importante comentar que el juego no sólo sirve para identificar el uso de normas y
reglas, también están presentes prácticas y costumbres culturales. Si fuera el caso se recomienda
cambiar el tema del juego por actividades cotidianas de los niños y/o adolescentes.
33
Agrupar las respuestas que dieron los niños entrevistados en la actividad 3, por edad
y contexto: reglas en el juego, reglas en la familia, reglas en la escuela. Analizar la infor-
mación obtenida considerando entre otros aspectos:
• Qué variaciones identifican en los niños observados.
• Distinciones que logran hacer los niños entre: “el respeto unilateral a las reglas”
y “el sentido de cooperación para el bien común”.
• Cuál es la lógica (explícita o implícita) en los argumentos y explicaciones que
elaboran los niños.
10. Realizar la lectura del texto “Kohlberg: el desarrollo del juicio moral”, de Hersh,
y organizados en 6 equipos, elaborar un esquema por cada estadío. Comparar con las
características del juego en los niños observados en la actividad anterior. Identificar
semejanzas y diferencias.
11. Reunidos en binas: una persona lee y la otra responde las preguntas en torno al
siguiente dilema. Posteriormente invierten papeles.
Un día estás en casa de tu amigo Miguel,9 él, despreocupado, toma un billete de la car-
tera de su papá y decide usarlo para jugar a la tiendita contigo, al jugar el billete se
rompe y Miguel decide esconderlo. Al llegar el papá de Miguel, se percata que le falta un
billete y pregunta a su hijo qué ha pasado. Miguel sabe que él es el responsable por ha-
ber tomado el billete sin su permiso. Cuando el papá de Miguel te pregunta a ti, tú no
sabes si decirlo o no.
1. ¿Tú qué crees que debería hacer Miguel?, ¿por qué?
2. ¿Si tú fueras Miguel, qué harías?
3. ¿Crees que el papá de Miguel puede pegarle a su hijo? ¿Por qué?
4. ¿Cómo te sentirías en esa situación?
Imagina que Miguel no dice nada y su papá muy enojado por la falta de un billete en su
cartera, decide regañar a la mamá de Miguel.
5. ¿Debe permitir Miguel que discutan sus padres por algo que es responsabilidad
suya?, ¿por qué?
6. ¿Podrías hacer algo para que evitar el posible conflicto entre los papás de Miguel?
7. ¿Crees que los papás deben regañar o castigar a sus hijos? ¿Por qué?
Comentar sus respuestas y aplicar el mismo caso a dos niños de educación primaria
o secundaria para explorar el razonamiento moral de niños y adolescentes mediante el
9
Tomado y adaptado de: Martha Ezcurra y José Huerta Ibarra (1994) “Desarrollo de valores
y régimen de verdad en el niño mexicano. (ideas espontáneas de los niños, sobre situaciones de la
vida cotidiana, que implican valores)” ponencia presentada y premiada con el primer lugar en el
Certamen Alonso Reyes en Educación y Valores, México, 1994, p. 143.
34
planteamiento de un dilema moral. Se puede presentar el dilema a los niños y niñas de
otros niveles educativos, registrar sus respuestas y clasificarlas de acuerdo a los niveles
preconvencional, convencional y post-convencional del razonamiento moral. Analizar
en qué nivel de razonamiento moral se pueden ubicar algunas de las respuestas de los
niños y/o adolescentes entrevistados.
12. Leer “La autonomía”, de Steinberg y elaborar en equipos una tabla en la que in-
cluyan diferentes manifestaciones de la autonomía emocional, de la autonomía de con-
ducta y de la autonomía de valores. Cada equipo puede elegir una manifestación y
elaborar un pequeño diálogo, como el que aparece al inicio de la lectura de Steinberg y
después representar el diálogo ante el resto del grupo. Comentar, qué relación guarda
este texto con la autobiografía que elaboraron en la actividad 13 del bloque I.
13. Organizarse en equipos para entrevistar a niños y adolescentes sobre cómo vi-
ven la autonomía y explorar sus opiniones así como explicaciones sobre estas prácticas.
Algunas posibles preguntas a plantear son:
• Si te invitan a una fiesta, ¿qué tienes que hacer para pedir permiso en casa? ¿Por
qué y qué piensas de esto?
• ¿Quién toma decisiones en tu familia acerca de las tareas domésticas que le tocan
a cada quien? ¿Por qué y qué piensas de esto?
• ¿Alguna vez te han castigado en casa? ¿Por qué? ¿Quién decidió el castigo?
• ¿En que situaciones puedes tomar tus propias decisiones y en qué otras debes
considerar la opinión de otros? ¿Por qué y qué piensas de esto?
Comparar las características del razonamiento moral entre niños y adolescentes, a
partir de las respuestas que dieron.
15. Leer el texto de Duart y “La construcción ética de la escuela: la acción cohe-
rente”, así como el fragmento del siguiente recuadro, y organizar un debate sobre las
normas y valores que son más comunes en los contextos escolar y familiar en nues-
tros días y si tales normas y valores se deben imponer o prevalecer siempre. Discutir
los argumentos a favor y en contra.
35
Balún-Canán (fragmento)10
Rosario Castellanos
III
Las paredes del salón de clase están encaladas. La humedad forma en ellas figuras misterio-
sas que yo descifro cuando me castigan sentándome en un rincón. Cuando no, me siento
frente a la señorita Silvina en un pupitre cuadrado y bajo. La escucho hablar. Su voz es
como la de las maquinitas que sacan punta a los lápices: molesta pero útil. Habla sin hacer
distingos, desplegando ante nosotras el catálogo de sus conocimientos. Permite que cada
una escoja los que mejor le convengan. Yo escogí, desde el principio, la palabra meteoro.
Y desde entonces la tengo sobre la frente, pesando, triste de haber caído del cielo.
Nadie ha logrado descubrir qué grado cursa cada una de nosotras. Todas estamos revueltas
aunque somos tan distintas. Hay niñas gordas que se sientan en el último banco para comer
sus cacahuates a escondidas. Hay niñas que pasan al pizarrón y multiplican un número por
otro. Hay niñas que sólo levantan la mano para pedir permiso de ir al “común”.
Estas situaciones se prolongan durante años. Y de pronto, sin que ningún acontecimiento
lo anuncie, se produce el milagro. Una de las niñas es llamada aparte y se le dice:
—Trae un pliego de papel cartoncillo porque vas a dibujar el mapamundi.
La niña regresa a su pupitre revestida de importancia, grave y responsable. Luego se afana
con unos continentes más grandes que otros y mares que no tienen ni una ola. Después
sus padres vienen por ella y se la llevan para siempre. (Hay también niñas que no alcanzan
jamás este término maravilloso y vagan borrosamente como las almas en el limbo).
A medio día llegan las criadas sonando el almidón de sus fustanes, olorosas a brillantina,
trayendo las jícaras del posol. Todas bebemos, sentadas en fila en una banca del corredor,
mientras las criadas hurgan entre los ladrillos, con el dedo gordo del pie.
O nos disputan el ángel de la bola de oro y el diablo de las siete cuerdas o “vamos a la
huerta del toro, toronjil”.
La maestra nos vigila con mirada benévola, sentada bajo los árboles de bambú. El viento
arranca de ellos un rumor incesante y hace llover hojitas amarillas y verdes. Y la maestra está
allí, dentro de su vestido negro, tan pequeña y tan sola como un santo dentro de su nicho.
10
Fuente: Rosario Castellanos (1983), Balún Canán, México, fce/sep, pp. 12-15 y 49-53.
36
Hoy vino a buscarla una señora. La maestra se sacudió de la falda las hojitas de bambú y
ambas charlaron largamente en el corredor. Pero a medida que la conversación avanzaba,
la maestra parecía más y más inquieta. Luego la señora se despidió.
—Queridas niñas. Ustedes son demasiado inocentes para darse cuenta de los peligrosos
tiempos que nos ha tocado vivir. Es necesario que seamos prudentes para no dar a nues-
tros enemigos ocasión de hacernos daño. Esta escuela es nuestro único patrimonio y su
buena fama es el orgullo del pueblo. Ahora están intrigando para arrebatárnosla y tenemos
que defenderla con las únicas armas de que disponemos: el orden, la compostura y, sobre
todo, el secreto. Que lo que aquí sucede no pase de aquí. No salgamos, bulbuluqueando,
a la calle. Que si hacemos, que si tornamos…
Nos gusta oírla decir tantas palabras juntas, de corrido y sin tropiezo, como si leyera una
recitación en un libro. Confusamente, de una manera que no alcanzamos a comprender
bien, la señorita Silvina nos está solicitando un juramento. Y todas nos ponemos de pie
para otorgárselo. (…)
XVI
Desde hace varios días esperamos una visita desagradable en la escuela. Hoy, mientras la
señorita Silvina explicaba que los ojos de las avispas son poliédricos, llamaron a la puerta.
Su expresión se volvió cautelosa y dijo:
37
—¿Los documentos?
—¿O es que funciona en forma clandestina como si fuera una fábrica de aguardiente?
La señorita está confusa. Nunca le habían hablado de esta manera.
—No tengo ningún papel. Mis abuelos enseñaban las primeras letras. Y luego mis padres y
ahora…
—Y ahora usted. Y desde sus abuelos todas las generaciones han burlado la ley. Además,
no concibo qué pueda usted enseñar cuando la encuentro tan ignorante. Porque estoy
seguro de que tampoco está usted enterada de que la educación es una tarea reservada al
Estado, no a los particulares.
—Si, señor.
—Y que el Estado imparte gratuitamente la educación a los ciudadanos. Óigalo bien: gra-
tuitamente. En cambio usted cobra.
—Una miseria, señor. Doce reales al mes.
—Un robo. Pero en fin, dejemos esto. ¿Cuál es su plan de estudios?
—Les enseño lo que puedo, señor. Las primeras letras, las cuatro operaciones…
El inspector la dejó con la palabra en la boca y se aproximó a una de las niñas que se sien-
tan en primera fila.
—A ver tú. Dame la libreta de calificaciones.
La niña no se movió hasta no ver la autorización en la cara de la señorita. Entonces sacó
una libreta del fondo de su pupitre y se la entregó al inspector. Él empezó a hojearla y a
medida que leía se acentuaba la mueca irónica de sus labios.
—“Lecciones de cosas.” ¿Tuviera usted la bondad, señorita profesora, de explicarme qué
materias abarca esta asignatura?
La señorita Silvina con su vestido negro, con su azoro, con su pequeñez, parecía un ratón
cogido en una trampa. Los ojos implacables del inspector se separaron despectivamente
de ella y volvieron a la libreta.
—“Fuerzas y palancas.” ¡Vaya! Le aseguro que en la capital no tenemos noticia de estos
descubrimientos pedagógicos. Sería muy oportuno que usted nos ilustrara al respecto.
Las rodillas de la maestra temblaban tanto que por un momento creíamos que iba a des-
plomarse. Tanteando volvió a su silla y se sentó. Allí estaba quieta, lívida, ausente.
—“Historia y calor”. Hermosa asociación de ideas, pero no podemos detenernos en ella,
hay que pasar a otro asunto. ¿Reúne el edificio las condiciones sanitarias para dar aloja-
miento a una escuela?
La voz de la maestra brotó ríspida, constante.
—¿Para qué me lo pregunta? Está usted viendo que es un cascarón viejísimo que de un
momento a otro va a caérsenos encima.
—Delicioso. Y ustedes morirán aplastadas, felices, inmolándose como víctimas a Dios.
Porque acierto al suponer que son católicas. ¿Verdad?
Silencio.
—¿No son católicas? ¿No rezan todos los días antes de empezar y al terminar las clases?
Del fondo del salón se levantó una muchacha. Como de trece años. Gruesa, tosca, de
38
expresión bovina, de las que la maestra condenaba –por su torpeza, por la lentitud de su
inteligencia– a no dibujar jamás el mapamundi.
—Rezamos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Los sábados un rosario entero.
—Gracias, niña. Me has proporcionado el dato que me faltaba. Puedes sentarte.
Ninguna de nosotras se atrevió a volverse a verla. Estábamos apenadas por lo que acababa
de suceder.
—Todo lo demás podía pasarse. Pero ésta es la gota que colma el vaso. Le prometo, seño-
rita profesora, que de aquí saldré directamente a gestionar que este antro sea clausurado.
Cuando el inspector se fue, la señorita escondió el rostro entre las manos y comenzó a
llorar entrecortada, salvajemente. Sus hombros –tan magros, tan estrechos, tan desvali-
dos– se doblegaban como bajo el peso de un sufrimiento intolerable.
Todas nos volvimos hacia la muchacha que nos había delatado.
—Tú tienes la culpa. Anda a pedirle perdón.
La muchacha hacía un esfuerzo enorme para entender por qué la acusábamos. No quería
moverse de su lugar. Pero entre sus vecinas la levantaron y a empellones fueron acercán-
dola a la maestra. Allí enfrente se quedó parada, inmóvil, con los brazos colgando. La mi-
raba llorar y no parecía tener remordimiento. La maestra alzó la cara y con los ojos
enrojecidos y todavía húmedos le preguntó:
—¿Por qué hiciste eso?
—Usted me enseñó que dijera siempre la verdad. (…)
16. Organizar al grupo en equipos para analizar los programas de educación básica,
y su relación con las pautas generales del desarrollo afectivo y social de los alumnos.
Considerar los siguientes textos y aspectos:
Textos:
• sep, “Desarrollo personal y social”, en Programa de Educación Preescolar 2004,
México, pp. 50-56.
• sep, “Educación cívica”, en Plan y programas de estudio 1993, México, pp. 121-
138.
• sep, (2000) “Formación cívica y ética”, en Plan y programas de estudio de Educa-
ción básica Secundaria, [publicado en el Diario Oficial de la Federación, miércoles
3 de febrero de 1999; Acuerdo 253] 24 pp.
Aspectos a analizar:
• Tipo de competencias sociales y afectivas que se pretenden desarrollar en la
asignatura o campo de desarrollo.
• Características del enfoque que debe dar el docente en el manejo de los temas o
contenidos.
39
• Relación que identifican entre el desarrollo social y afectivo que presentan los
alumnos durante su infancia y la adolescencia con el tipo de competencias que se
pretenden favorecer en estas asignaturas o campo de desarrollo.
Presentar los trabajos realizados en plenaria y realizar al menos una actividad prác-
tica sugerida en los libros de texto de cada nivel educativo. Al finalizar el ejercicio
práctico de la actividad, comentar cuáles son las habilidades sociales que se promueven,
así como los contenidos (conceptuales, procedimentales, actitudinales y valorales que
se plantean y ejercitan).
Temas
Bibliografía básica
Tapia Uribe, Medardo (2002), “La autonomía y la responsabilidad en el desarrollo de los niños mexi-
canos”, videocinta de la serie Transformar a las escuelas normales, México, sep.
Balaban, Nancy (2003), “Empezar a ir a la escuela: ¿qué se siente?” y “Padres y maestros: aprender jun-
tos”, en Niños apegados, niños independientes. Orientaciones para la escuela y la familia, Alejandra
González y Alberto Villalba (trads.), Madrid, Narcea (Primeros años), pp. 11-22 y 77-101.
Fuentes, María Jesús (1999), “Los grupos, las interacciones entre compañeros y las relaciones de amistad
en la infancia y adolescencia”, en Félix López, Itziar Etxebarria, María Jesús Fuentes y María
José Ortiz (comps.), Desarrollo afectivo y social, Madrid, Pirámide (Psicología), pp. 151-180.
Pinto Tena, Vicente (1996), “La escuela como contexto de enseñanza/aprendizaje”, en Contextos de
desarrollo psicológico y educación, Rosa A. Clemente Estevan y Carlos Hernández Blasi, Málaga,
Aljibe, pp. 199–232.
De la Caba, María Ángeles (1999), “Intervención educativa para la prevención y el desarrollo socioafec-
tivo en la escuela”, en Félix López, Itziar Etxebarria, María Jesús Fuentes y María José Ortiz
(comps.), Desarrollo afectivo y social, Madrid, Pirámide (Psicología), pp. 361-382.
40
Johnson, David W. y Roger T. Johnson (2002), “La violencia creciente: una preocupación para las es-
cuelas” y “Creación de un contexto cooperativo”, en Cómo reducir la violencia en las escuelas,
Buenos Aires, Paidós (Paidós educador), pp. 13-19 y 41-51.
Payá Sánchez, Montserrat, Ma. Rosa Buscarais Estrada y Miquel Martínez Martín (Coords.) (2000) “Se-
cuencia 4. Las diferencias intelectuales”, en Ética y educación en valores. Contenidos, actividades
y recursos, Barcelona, cisspraxis (Guías praxis para el profesorado de eso), pp. 386-390.
Bibliografía complementaria
Villanueva, Lidón y Susana Sorribes (1996), “¿La televisión como enseñante?” en Contextos de Desarrollo
Psicológico y Educación, Rosa A. Clemente et. al. , Málaga, Aljibe, pp. 283-299.
Horwitz Campos, Nina (1995), “La socialización del adolescente y el joven: el papel de la familia”, en
Matilde Maddaleno et al. (eds.), La salud del adolescente y del joven, Washington, D.C. Orga-
nización Panamericana de la Salud (Publicación Científica, 552), pp. 112-117. [Desarrollo de
los Adolescentes II. Licenciatura en Educación Física]
Stratton, Peter (1988), “La conceptualización parental de los hijos como organizadora de los ambientes
culturalmente estructurados”, en Child Development within Culturally Structured Environments.
Parental Cognition and Adult-Child Interaction, Cristel Kopp (trad.). Norwood, Nueva Jersey,
Ablex Publishing Corporation, pp. 5-29. [Entorno Familiar y Social I y II. Licenciatura en Edu-
cación Preescolar]
Actividades sugeridas
1. Leer las siguientes frases sobre estereotipos que se asignan a niños y adolescen-
tes. Comentar sus efectos en el trato o interacciones sociales y por qué debemos
combatirlos.
Niños Adolescentes
a) “Los niños pequeños ni se dan cuenta a) “Son todos unos vagos”
de los problemas de la familia” b) “Los jóvenes de hoy no tienen moral”
b) “Es mejor decirles una mentira por- c) “Las drogas están muy extendidas en-
que no entienden cosas complicadas” tre los muchachos de secundaria”
c) “Todos son muy amigueros por natu- d) “Son muy promiscuos”
raleza” e) “Su problema es que lo obtienen todo
d) “Si no tiene amigos, cuando vaya a la demasiado fácil”
escuela, todo se compone”
41
2. Ver en grupo el video de Medardo Tapia titulado “La autonomía y la responsabi-
lidad en el desarrollo de los niños mexicanos”. Discutir en plenaria si están o no de
acuerdo con las siguientes frases y elaborar argumentos:
• La formación de valores y desarrollo de habilidades sociales en los niños y ado-
lescentes guarda una estrecha correspondencia con la escolaridad de las madres
y los vínculos que promueve la familia.
• La pobreza crea aislamiento y disminuye el acceso a los recursos y recompensas
de la cultura mayoritaria, esto implica con frecuencia que las capacidades sociales
de los padres o los hijos se vean restringidas.
• Los niños pueden aprender de sus interacciones familiares a ser independientes
y autónomos o conformistas y obedientes.
• Una mayor escolaridad de la madre parece asociarse a un menor tiempo de
cuidado a lo hijos, más bajas metas educativas y prácticas inadecuadas para el
cuidado de la de salud.
• El sentimiento de confianza y necesidad de los otros para sentirse bien se arraiga
desde la infancia con prácticas como compartir el cuarto o la cama con hermanos
o abuelos.
• Las sociedades colectivamente orientadas conciben la inteligencia como habili-
dades sociales (cooperatividad, obediencia, respeto y responsabilidad familiar) y
otras habilidades (como sentido de observación, aprendizaje rápido, memoria,
destreza manual) son apreciadas sólo si se ponen al servicio de otros.
3. Ver una película, en donde la trama de la historia tenga como protagonista un niño
(a) o un adolescente desenvolviéndose en un determinado contexto escolar, familiar o
social. Analizar la película en plenaria y comentar los siguientes puntos:
• Características de los vínculos del personaje con los padres de familia.
• Papel de los amigos (u otras personas ajenas a la familia) en su desenvolvimiento
social.
• Indicadores de la autoestima y el autoconcepto del personaje.
• Estereotipos y expectativas sociales que se imponen al personaje en el contexto
de la historia.
• Valores, conductas pro-sociales y antisociales que presentan los protagonistas de
la película.
Algunas sugerencias de películas son:
“Billy Elliot” (2000, Director: Stephen Daldry, Reino Unido)
“Perfume de Violetas” (2000, Director: Maryse Sistach, México)
“Sólo contra sí mismo” (2003, Director: Mikael Hafström, Suecia/Dinamarca)
“Perfume de mujer” (1993, Director: Brett Martin, Argentina)
“El mundo de Sofía” (1999, Director: Eric Gustavson, Noruega/Suecia)
4. En equipos, hacer una lista de las actividades que realizan los niños y los adolescen-
tes durante su tiempo libre, preferentemente indagar el entorno familiar y las actividades
42
de interacción social en la localidad. Identificar qué tipo de interacciones se dan entre los
miembros de la familia. Discutir si las actividades enlistadas favorecen o no la socializa-
ción dentro y fuera del grupo familiar.
7. Leer con detenimiento “Los grupos, las interacciones entre compañeros y las
relaciones de amistad en la infancia y la adolescencia”, de Fuentes. En equipo, sintetizar
los principales rasgos de los vínculos de amistad de los niños y los adolescentes median-
te la elaboración de una tabla como la siguiente:
43
Características de los vínculos de amistad en la infancia y la adolescencia
Etapa
Etapa preescolar Etapa escolar
adolescente
(2-6 años) (6-12 años)
(12-18)
Evolución de la amistad
Caso
El director de una escuela ha reunido a los maestros de grupo para pedirles algunas pro-
puestas para mejorar las relaciones socioafectivas entre los alumnos, debido al incremento
de actos violentos entre algunos de los ellos. Identificar, cuál de los modelos que se men-
cionan en el texto, se relaciona con las propuestas que presentan los maestros para abor-
dar dicha problemática.
44
Propuestas Modelo
10. Leer individualmente “La violencia creciente: una preocupación para las escue-
las” y “Creación de un contexto cooperativo”, de Johnson y Johnson. Comentar en
equipos los siguientes aspectos:
• Aspectos sociales, familiares que pueden explicar el incremento de la violencia en
las escuelas y en la sociedad.
45
• Los medios de comunicación y su influencia en el modo en que los niños y los
adolescentes perciben la violencia.
• “La misión de la escuela es salvar a los alumnos violentos y destructivos o es
retirar a estos alumnos para elevar la calidad y vigilar la buena conducta escolar”,
¿por qué estas dos perspectivas resultan polémicas?
• Ventajas educativas que obtienen los alumnos a través del ejercicio en la reso-
lución de conflictos y el aprendizaje cooperativo, ¿cuál es la participación de los
maestros y la escuela en estas propuestas educativas?
En plenaria, identificar las distintas propuestas de intervención docente que propo-
nen De la Caba y Johnson y Johnson para favorecer el desarrollo de actitudes de apre-
cio, respeto y tolerancia y para promover aprendizajes teniendo en cuenta la diversidad
en el aula. Analizar en los programas o libros de texto de educación básica al menos una
actividad que promueva el aprendizaje cooperativo y comentar las estrategias que pue-
den ser implementadas para promover en aprendizaje cooperativo con los alumnos
dentro y fuera del aula.
11. En equipos, realizar las actividades sugeridas en el texto “Secuencia 4. Las dife-
rencias intelectuales”, de Payá, al finalizar comentar cómo pueden llevar a cabo activi-
dades similares en las escuelas de educación básica, a partir de alguna situación
conflictiva y/o problemática, observada en las escuelas y registradas durante las jornadas
de práctica. Especificar: cuáles son las diversas características, necesidades sociales y
afectivas de grupos de niños y adolescentes, y especificar cuál sería el propósito y qué
modificaciones realizarían a la secuencia de actividades.
12. Cómo actividad final del curso, se propone realizar una dramatización o simula-
ción de un programa televisivo en donde se brinde la información básica sobre el desa-
rrollo social y afectivo de los niños y los adolescentes y las ventajas que puede ofrecer
el contexto escolar para el desarrollo integral de los alumnos. Pueden agregar notas de
alerta o mensajes sobre la repercusión que pueden tener los ambientes familiares o
escolares que afectan el desarrollo armónico de los niños y adolescentes.
46