Alvaro Mutis
Alvaro Mutis
Alvaro Mutis
11-4
2010
Alvaro Mutis
El año siguiente se hizo amigo de Ernesto Volkening, quien, al igual que Casimiro
Eiger, cumplió un papel importantísimo en el periplo literario de Mutis. Eiger
conoció fragmentos de la obra de Mutis y lo animó a publicar algunos textos en el
suplemento del periódico La Razón, que dirigía Alberto Zalamea. Por ese
entonces existía el grupo de los Cuadernícolas, el cual, aunque no era
homogéneo, gustaba de publicar sus versos en cuadernos. Mutis siguió la moda y,
junto con Carlos Patiño Roselli y alentado por Volkening, publicó el cuaderno de
poesía La balanza, con ilustraciones de Hernando Tejada, que se agotó por
incineración el 9 de abril de 1948. El cuadernito recibió algunas críticas y Mutis
esperó cuatro años para publicar su segundo libro: Los elementos del desastre,
que por su frescura y pureza conmovió el mundo de las letras colombianas.
El trabajo consta de catorce poemas que configuran una visión apocalíptica del
hombre, en los que se muestran la duda, el miedo y la destrucción, elementos que
aniquilan al ser humano. Este libro contó con la lectura crítica de Volkening y con
él se configuró Mutis como el principal poeta joven colombiano. Mientras se
consolidaba como escritor, inició una importante carrera como relacionista público
y publicista pues, desde un comienzo, comprendió que con la literatura no iba a
percibir mayores ingresos. Fue director de publicidad de la Compañía Colombiana
de Seguros y de Bavaria, jefe de relaciones públicas de Lansa, y, tras la quiebra
de esta última compañía, pasó a ser en 1954 jefe de relaciones públicas de la
Esso. Tales empleos le obligaban a viajar, con lo que conoció todo el país y parte
del mundo. Muchos de sus poemas de esa época los escribió en aviones,
aeropuertos y cuartos de hotel.
Los dos años que permaneció en la Esso fueron de casi total receso literario; sin
embargo, Maqroll el Gaviero nació de las experiencias de Mutis en los planchones
petroleros que recorrían el río Magdalena, desde Barrancabermeja hasta
Barranquilla. Cabe destacar que Gaviero es el marino que desde el sitio más alto
del barco vigila por todos los demás; su símbolo para el oficio de la poesía. En la
Esso, Mutis manejaba importantes cantidades de dinero que la compañía
destinaba a diferentes actividades: un buen porcentaje era para obras de caridad,
y muy especialmente para el Secretariado Nacional de Asistencia Social
(SENDAS). Pero el poeta le dio un uso distinto: lo invirtió en quijotescas empresas
culturales y la compañía lo demandó, pues estaban en juego sus relaciones con la
dictadura. Mutis tuvo que viajar con urgencia a México en 1956.
Era la segunda ocasión que visitaba ese país (la primera había sido en 1952) y
desde entonces se convirtió en su lugar de residencia. Entró en contacto con el
gran cineasta español Luis Buñuel y el productor Luis de Llano. Buñuel siempre
soñó con llevar al cine la novela de Mutis La mansión de Araucaíma (1973), "relato
gótico de tierra caliente". Gracias a ambos, Mutis consiguió empleo en una
agencia de publicidad para la televisión. Se vinculó de lleno a la vida cultural
mexicana y se hizo amigo de los escritores Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan
Rulfo, Carlos Fuentes y Elena Poniatowska.
Tras la cárcel, algunos años después, Mutis pasó a ser gerente de ventas para
América Latina de la Twentieth Century Fox y luego de la Columbia Pictures (en
donde permaneció hasta jubilarse en 1988), empresas que le permitieron seguir
viajando por el mundo. Entre 1960 y 1973 es relativamente poco lo que hizo en
literatura: en 1962 publicó cuatro textos con el seudónimo de Álvar de Mattos
(diplomático portugués) en la revista Snob, dirigida por Salvador Elizondo y Emilio
García Riera: "Pequeña historia de un gran negocio", "Historia y ficción de un
pequeño militar sarnoso", "El general Bonaparte en Nizza" y "El incidente de
Maiquetía o Isaac salvado de las jaulas". En 1964, en la Casa del Lago de la
Universidad Nacional Autónoma de México, dictó una serie de conferencias
dedicadas a sus devociones literarias: Valéry Larbaud, Joseph Conrad y Marcel
Proust. Tales conferencias serían publicadas ese mismo año en la revista de la
UNAM, dirigida por Jaime García Terrés.
En 1965 se publicó su libro Los trabajos perdidos, con el que obtuvo el Premio
Nacional del nadaísmo para poesía de ese año. Entonces ya era considerado el
mejor poeta colombiano del momento, aunque, definitivamente, su visión de la
literatura y del país era sumamente pesimista. Decía, por ejemplo, que "la
literatura es para mí una servidumbre dolorosa, y no siento por ella la menor
simpatía. Me abruma un poco, por ejemplo, la agobiante montaña de literatura que
producimos los colombianos y que nos oculta en muchos casos la miserable
realidad de nuestra situación ante el mundo". Su enfoque sobre la violencia fue
descarnado y realista: "La violencia en Colombia es el resultado de las seculares
represiones e inhibiciones a que se ha visto sometido el colombiano por razones
históricas y sociales. Como fenómeno me parece sano y recomendable, es un
despertar. Todas las civilizaciones se han basado en sacrificios humanos, en
violencia, en humillación y en sangre. ¿Por qué los colombianos creímos estar
libres de esta servidumbre? Tal vez por retóricos y artificiales nos creímos de
veras que éramos la Suiza de América. No hay que olvidar que los suizos llenaron
de sangre a Europa como soldados mercenarios antes de formar su idílica
confederación".
En 1987 apareció la segunda obra de la saga: Ilona llega con la lluvia, que le valió
la Orden del Águila Azteca. En 1988 la Universidad del Valle le concedió el grado
de doctor honoris causa en letras, y recibió el premio Xavier Villaurrutia. La revista
literaria Gradiva, dirigida por su hijo Santiago Mutis Durán, editó el libro Tras las
rutas de Maqroll el Gaviero, que reúne los más importantes estudios críticos sobre
la obra de Álvaro Mutis, algunas entrevistas y una separata del relato La
verdadera historia del flautista de Hamelin.
En 1993, con motivo de sus setenta años, se organizó una semana de homenaje a
Álvaro Mutis; entre los actos más conmovedores estuvo el recital que dio en el
Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional, al cual asistieron más de seis
mil personas; además, la Universidad de Antioquia le concedió el grado de doctor
honoris causa en literatura y el gobierno colombiano le otorgó la Cruz de Boyacá,
en una cena de gala en la Casa de Nariño. El reconocimiento nacional se vio
refrendado por una serie de premios internacionales de suma importancia. Así, en
el año 1997 fue galardonado con el Premio Cavour, en Italia, y con el Príncipe de
Asturias, en España, y en 2001 se hizo con el máximo galardón de las letras
castellanas, el Premio Cervantes. A su serie de obras sobre Maqroll añadió una
nueva publicación: Contextos para Maqroll (1997).