Ciudad Salvaje - Elmore Leonard
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Elmore Leonard
Ciudad salvaje
ePub r1.0
eKionh 26.09.13
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Que el juez abusaba de su facultad para condenar por desacato se puso de manifiesto
en un incidente que afect al sargento Raymond Cruz de la Seccin de Homicidios de
la Polica de Detroit.
En esa ocasin el juez Guy orden que encerraran en el calabozo del Juzgado a un
estudiante de doce aos por alborotar en la Sala durante una visita escolar colectiva.
El sargento Cruz, que en aquel momento estaba declarando en una vista preliminar,
sugiri que en lugar de al calabozo enviara al muchacho a un rincn de la Sala. Al or
esto, el juez se enfureci, acus al sargento de desacato al tribunal y le conden a
pasar una hora en el calabozo con el chico.
Ms tarde, durante un descanso, el juez Guy dijo al sargento Cruz ante testigos:
Espero que haya comprobado quin manda en esta Sala. El sargento Cruz no
contest. El juez sigui diciendo: A usted es muy fcil condenarle por desacato. O
aprende a tener la boca cerrada o se la cierro yo para siempre.
El sargento Cruz dijo: Seora, puedo hacerle una pregunta
extraoficialmente?. El juez dijo: A ver. Qu pregunta?. El sargento Cruz dijo:
Alguna vez ha temido por su vida?. El juez pregunt: Me est amenazando?.
Y el sargento Cruz dijo: No, seora, sencillamente me gustara saber si alguien ha
intentado alguna vez producirle un grave dao fsico.
El juez Guy sac una Smith & Wesson calibre 32 de debajo de su toga y dijo:
Que lo intenten.
El informe indica que en varias ocasiones el juez Guy insult a miembros de los
medios de comunicacin dirigindose a ellos de una forma inadecuada para su cargo.
Las conclusiones del Comit de Deontologa manifiestan en parte:
La seorita Sylvia Marcus es una corresponsal del Detroit News. En la Sala del
Tribunal y ante testigos, el juez Guy someti a la seorita Marcus a descortesas de
ndole grosera, tuvo la falta de dignidad de lanzarle una agenda acusando a su
peridico de racista y le advirti no me toque las pelotas.
sea depuesto del cargo que ostenta como juez del Tribunal de la Magistratura de
Detroit y otros le sea permanentemente prohibido ejercer cualquier funcin judicial
en el futuro.
Durante la conferencia de prensa que sigui a la publicacin de las conclusiones del
Comit de Deontologa, el juez Guy tild la investigacin de caza de brujas racista
organizada por la prensa controlada por los blancos. Tambin acus al
Departamento de Polica de Detroit de haber intentado matarle, aunque sin presentar
pruebas de ningn intento concreto.
Alvin Guy declar enfticamente que si el Tribunal Supremo del Estado le
suspenda de sus funciones, pensaba escribir un libro muy revelador, dando nombres
de personas con manos sucias y dedos indecentes.
Recuerden lo que les digo: si me inhabilitan, aadi Guy, mucha gente va a salir
escaldada. Dar nombres que les dejarn con la boca abierta.
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Uno de los empleados del aparcamiento del hipdromo de Hazel Park recordaba que
el juez se haba ido poco despus de la novena carrera, a eso de la una de la maana y
pudo arrojar alguna luz sobre la primera parte de los acontecimientos. Haba visto las
muchas fotos del juez aparecidas ltimamente en la prensa y en televisin y estaba
seguro de que era Alvin Guy quien ocupaba el Lincoln Mark VI plateado.
Piel clara, unos cincuenta aos, con un bigotito a lo Xavier Cugat y pelo que le
caa largo y tieso sobre el cuello de la camisa y no pareca necesitar ser alisado
artificialmente.
El otro coche implicado era un Buick, o quiz un Oldsmobile, de color oscuro.
El juez iba acompaado por una joven blanca, de unos veintisiete aos o por ah.
Rubia, pelo largo. Muy vestida, llevaba algo como rosa, suelto, y muchas cadenas de
oro colgadas al cuello. Guapa chica. Con un maquillaje que la empalideca a la luz de
los focos, barra de labios oscura. Segn el empleado del aparcamiento, el juez no le
abri la puerta del coche para que entrara en l. l entr por su lado y le dio una
propina.
El otro coche, el Buick u Oldsmobile oscuro (tambin poda ser negro) era
relativamente nuevo. Dentro haba un hombre. Sacaba el brazo por la ventanilla
(bueno, el codo) y se vea la manga corta de la camisa, enrollada una o dos veces. El
brazo pareca tostado por el sol y tena el vello como rubio rojizo.
Ese otro coche intent colarse delante del coche del juez, pero el juez segua
avanzando y no le dej. De modo que el otro coche se dirigi a toda velocidad hacia
la cabeza de la cola que se alineaba junto a la salida. Se vea que el hombre tena
prisa. Se oyeron muchos pitos. Los coches de ese lado tampoco le dejaron colarse.
Era gente que volva a su casa despus de dejarse el dinero en las ventanillas de las
apuestas y no estaba dispuesta a dejar nada ms.
Le pareci que el otro coche intentaba colarse otra vez por la derecha, justo en el
momento en que el coche del juez llegaba a la salida a Denquidre: Y chocaron.
Pang!
El empleado del aparcamiento, Everett Livingstone, dijo que mir hacia all, pero
que no vio a nadie salir de los coches. Le pareci que el del juez haba chocado con el
parachoques delantero del otro, cuando ste intentaba colarse. Luego el coche del
juez retrocedi un poco, dio la vuelta al otro coche y tom la salida por Denquidre
hacia Nine Mile. El otro coche se debi calar. Le pasaron varios. Por fin consigui
salir y eso fue lo ltimo que vio o pens el empleado del aparcamiento hasta que ley
lo del juez en el peridico.
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Al salir del hipdromo, la nica idea de Clement era no perder de vista a Sandy y al
albano.
Olvidarse del Mark VI plateado.
Seguir al Cadillac negro, con el albano aferrado al volante como un alumno de
autoescuela en su examen de conducir, bien centrado en el carril interno en medio del
trfico nocturno. Tena que haber sido muy fcil. Pero el Mark segua estorbando a
Clement. El abolln del parachoques le daba igual. El coche no era suyo. Comprobar
que el tipo del Mark era un negro con una mujer blanca, tampoco le import
demasiado. Pens que estara metido en asuntos de juego o de droga, y si eso era lo
que quera la chica, un negro con bigote de maricn, all ella. Desde que lleg a
Detroit, Clement haba visto toda clase de negros con mujeres blancas. Ya no los
miraba como al principio.
Pero este Mark plateado era un incordio, pisando huevos por el carril central,
cuando tena media manzana de calzada vaca por delante, y retrasando a Clement,
mientras el Cadillac se perda all lejos entre todas las luces rojas de los pilotos
traseros. El negro iba en su cochazo con su mujer blanca; le tena sin cuidado quin
fuera detrs o que alguien pudiera tener prisa. Eso fue lo que irrit a Clement. La
actitud del negro. Y el pelo del negro.
Clement puso las luces altas y vio claramente al hombre a travs de la ventanilla
trasera. Cuando se volvi hacia la chica, su pelo pareca una peluca negra de plstico.
Con el peinado cola de pato, modelo tango, de veintinueve dlares. Fantoche de
mierda. Clement empez a pensar en l como el negro cubanoide. Y seboso. Y luego
como el negro grasapollo.
Sandy y el albano torcieron a la derecha de Nine Mile. Clement se pas al carril
derecho. Cuando estaba casi en la esquina, el Mark plateado le cort la proa y torci
adelantndole.
Pero ser posible? dijo Clement.
Se peg a los pilotos de atrs tomando la curva y pis el pedal con ganas de
tragarse el maletero del coche plateado. Pero el instinto le salv. Algo le advirti que
se lo tomara con calma y, efectivamente, un poco ms all vio uno de los coches azul
marino de la polica de Hazel Park. El Continental lo adelant. El coche de la polica
sigui avanzando entre los dos y Clement fren la marcha.
Vio que el semforo del siguiente cruce, John R., se pona en verde.
El Cadillac del albano ya estaba girando a la izquierda, seguido por varios coches.
Ahora el Mark se meta en John R. sin encender el intermitente, trazando una amplia
curva delante del Holiday Inn de la esquina. Cuando el coche de la polica sigui
recto despus del cruce, Clement pis el acelerador. Lleg a la esquina cuando el
disco estaba cambiando a rojo, oy bocinazos, sus ruedas chirriaron y por un
momento pens que se iba a tragar el bordillo y se iba a meter en el Holiday Inn (en
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Clement sali del coche y camin hasta el lado del conductor del Mark. Tuvo que
introducir mucho el brazo para enderezar al to y sacarle por la puerta abierta, con
cuidado, procurando no mancharse con la sangre que cubra todo el traje azul del
hombre. Estaba hecho un asco. Ahora no pareca cubano. No pareca nada. La mujer
segua chillando.
Eh, t, te quieres callar? dijo Clement.
Ella interrumpi sus chillidos para coger aire y luego empez a emitir un extrao
ruido, como un lamento histrico.
Eh! dijo Clement.
Como vio que no iba a servir de mucho pegarle un grito, puso la rodilla encima
del asiento, meti el cuerpo en el coche y le dio un buen puetazo en la boca, sin
impulso desde el hombro, pero lo bastante fuerte como para que la expresin de la
mujer se idiotizara como la de un borracho mientras l sala del coche de espaldas.
Clement se inclin para sacar la cartera del tipo, abrindole la chaqueta con las yemas
de los dedos. Dentro haba tres billetes de cien dlares y dos de veinte, tarjetas de
crdito, un par de cheques, las entradas del hipdromo y un cuadernito de espiral de 6
por 9 cm Cogi el dinero y el cuaderno. Volvi a introducir medio cuerpo en el
Continental, pas el brazo por encima del volante, sac las llaves del contacto y dijo a
la mujer idiotizada:
Venga. Llvame a donde vive tu novio.
Fueron por Eight Mile hasta Woodward y torcieron hacia el sur. Clement ech una
ojeada a la mujer, sentada rgida contra la puerta, al tiempo que le daba un consejo
gratis.
El que con negros se junta, negro se vuelve. No sabas eso? Tanto si es una
mujer blanca con un negro, o un hombre blanco con una negra, estis con ellos, vais a
sus casas. Nunca vers a un blanco llevarse a una negra a su casa, ni a una mujer
blanca tampoco. l ha ido a alguna vez a tu casa?
Ella no contest. Tena una mano en el bolso y con la otra segua agarrando sus
cadenas de oro. Qu coo, l no quera sus cadenas aunque fueran autnticas. Como
intentes vender esas cosas
Te he hecho una pregunta. Ha ido a tu casa?
Algunas veces.
Pues es raro. Cul era su rollo, el juego, las drogas? Era demasiado viejo para
ser un chulo. Aunque pareca un chulo. Entiendes lo que te digo? Hay gustos para
todo, joder, un to as T de dnde eres? Has vivido siempre en Detroit?
Ella contest que s, no muy segura. Luego respondi:
Qu me va usted a hacer?
No te voy a hacer nada, t llvame a su casa. Estaba casado?
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No.
Pero viva en Palmer Woods? All las casas son muy grandes.
Clement esper. Era como hablar con una nia.
Dejaron a su izquierda el Parque de Atracciones Estatal, fuera del alcance de los
faros de los coches que se dirigan a los barrios residenciales del norte, de vuelta a sus
casas. En direccin sur el trfico era escaso, casi inexistente a aquellas horas de la
madrugada, slo se vean los pilotos traseros de unos cuantos coches, muy por
delante de ellos. Haban desaparecido cuando Clement se detuvo ante el semforo de
Seven Mile.
Esta no es mi noche dijo. He cogido todas las luces rojas de la ciudad la
mujer segua apretada junto a la puerta, en silencio. Hay que torcer a la derecha,
no? S que est un poco al oeste de Woodward.
Oy que se abra la puerta y alarg el brazo para agarrar a la mujer, pero ella
haba salido ya del coche, y la puerta abierta se le vino encima.
Mierda dijo Clement.
Esper a que cambiara el disco, viendo cmo la plida figura rosa corra por
Seven Mile dejando atrs la valla metlica de la esquina. Detrs de ella no vea ms
que una masa de rboles, ms oscuros que el cielo nocturno. La mujer corra como
una loca, al otro lado de la valla. La vio meterse en el campo de golf municipal de
Palmer Park, corriendo con su bolso, como si tuviera algo en l o en correr le fuera la
vida. La ta idiota no saba ni a dnde iba. Un poco ms abajo, en Seven, hacia el otro
lado del parque, haba una comisara. Le haban llevado all una vez que le trincaron
por darle una somanta de palos a un maricn y le soltaron porque el maricn no quiso
identificarle. Si no recordaba mal, era la comisara del Distrito n 12.
Cuando el disco cambi a verde, Clement arranc bruscamente para que la puerta
se cerrase sola, torci a la derecha, cruz Seven Mile haciendo una pirula hacia la
izquierda y se detuvo al borde del aparcamiento del golf. La mujer segua corriendo
por una de las calles del campo, delante de sus faros, sin dirigirse siquiera hacia los
rboles, Clement sali del coche y corri tras ella. Corri unos cien metros, no ms, y
se detuvo, aunque ya le estaba ganando terreno.
Se puede saber qu coo haces? Ejercicio fsico?
Clement extendi el brazo con la Walther, la sujet con la palma de la mano
izquierda, apret el gatillo, la vio tambalearse (joder, qu ruido) y la alcanz otras dos
veces, estaba seguro, antes de que cayera al suelo.
Si hubiera tenido con quin, Clement habra apostado algo a que los tres disparos
haban acabado con ella. Pero por un segundo la vio mentalmente, sentada en el
estrado de la sala de juicio Frank Murphy, jugueteando con sus cadenas. Ms vala
perder otros veinte segundos para asegurarse, que cumplir veinte aos en Jackson.
Clement se acerc a echar un vistazo. Vio la luz de las estrellas reflejada en sus ojos y
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Yo creo que a usted le dan miedo las mujeres dijo la chica del News. Creo que
ah est la raz del problema.
Raymond Cruz no supo a qu problema se refera, si al de l, o al de ella.
Usted cree que las mujeres tienen una mente tortuosa? dijo ella.
Las mujeres periodistas?
Las mujeres en general.
Sentado en la Chuletera Cari, en medio de una extensin de desiertos manteles
blancos y sin que la camarera apareciese por ninguna parte, Raymond Cruz se
pregunt si la cena y bebida gratis le compensaban el esfuerzo que tena que hacer
para dar meditadas respuestas.
No contest.
No le intimidan las mujeres?
No, siempre me han gustado las mujeres.
En ciertos momentos dijo la chica del News. Aparte de eso yo dira que las
mujeres le son indiferentes. No encajan dentro de su mundo masculino.
La joven escritora graduada en Michigan, con cuatro aos de experiencia en el
Detroit News, pareca en camino de alcanzar las metas que se hubiera propuesto. Era
la una y diez de la maana. Su cara reluca y su vaso de vino estaba cubierto de
huellas y de carmn. Su tono segua siendo mordaz y ya no escuchaba las respuestas.
Raymond Cruz estaba cansado. Se le olvid lo que iba a replicar y le salv la
camarera, que sonrea a travs de unas gafas adornadas con lentejuelas.
No he odo su estarfn. Debe de ser una noche tranquila.
Raymond se llev la servilleta al bigote y sonri.
No, no ha sonado, verdad? se lo explic a la chica del News. Un da
Milly oy el pitido de mi estarfn a tres mesas de distancia. Yo lo llevaba encima y
no haba odo nada.
Es que ni se inmut dijo la camarera. Me acerqu a su mesa y le dije No
ha sonado su estarfn?. Ni se haba enterado. Cogi el vaso vaco: Quieren
alguna otra cosa?
La chica del News no contest ni pareci interesada. Estaba encendiendo otro
cigarrillo y haba dejado en el plato la mitad del solomillo sin tocar. Ya haba tomado
caf. Raymond pidi otra caa de cerveza y pregunt a Milly si poda envolver el
pedazo de carne.
No lo quiero dijo la chica del News.
Es que si no, se lo llevar otra persona.
Usted tiene perro?
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le nombraron teniente. La verdad era que se haba dejado bigote para parecer mayor,
y que le haba ido gustando ms y ms segn se iba espesando y trazaba una curva de
bandido alrededor de las comisuras de los labios. Pensaba que el bigote le daba un
aspecto serio, que incluso impona. Meda un metro ochenta y cuatro y pesaba
ochenta y dos kilos. Haba adelgazado siete en un mes, y se le notaba en la cara,
haba adquirido un aire enjuto y filamentoso que le haca parecer ms alto.
La chica del News volvi a hablar de impresiones, de imgenes, de la posible
influencia del arquetipo de polica del cine, y Raymond dijo que a l los policas de
las pelculas le parecan cowboys. La chica del News dio un respingo, dijo que eso era
revelador, y escribi algo en su bloc. Raymond refiri que no es que se parecieran a
los verdaderos cowboys, sino que lo deca por los pantalones vaqueros y las chupas
de la misma tela que llevaban algunos. Dijo que los policas tenan que llevar traje y
corbata cuando estaban de servicio. La chica del News coment que eso le pareca un
coazo.
No parecan estar haciendo ningn progreso. Raymond dijo:
Bueno, si hemos terminado
Todava no ha contestado a mi pregunta dijo la chica del News con mirada
cansada pero armada de paciencia.
Le importara repetrmela?
La pregunta es: Por qu no puede un polica dejarse el papel de machote en la
comisara y mostrar un poco de sensibilidad en su casa? Por qu no puede desligar
su yo de su papel profesional y admitir su vulnerabilidad, sus miedos, y no hablar
nicamente de sus triunfos?
Era la primera vez que Raymond oa a alguien pronunciar esa palabra. Triunfos.
Siempre dicen algo as como la chica baj la voz para que sonara masculina
: Hemos cerrado otro caso, querida. Vamos a tomar una copa. Pero y los
pequeos resentimientos, todas las pequeas cosas molestas y desagradables que son
parte de su trabajo?
Raymond asinti con la cabeza, imaginando la escena.
Vamos a ver. Yo llego a mi casa y mi mujer me dice: Cmo te ha ido hoy,
cielo?. Y yo le contesto: Ah, no ha estado mal, nena. Tengo algo que me gustara
compartir contigo.
La chica del News le estaba mirando, un poco ofendida, o tal vez resignada.
Cre que estbamos hablando en serio.
Estoy hablando en serio. Usted es la esposa. Me dice: Hola, cario, tienes
algo que compartir conmigo?. Y yo le digo: Pues mira, te voy a contar una cosa
que ha pasado hoy. Ya que hablamos de compartir.
La chica del News desconfiaba, pero pregunt:
Bueno, qu es?.
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eh? entrecerr los ojos de prpados pintados de verde, sin dejar de moverse al
ritmo de la msica. Si estuviramos en Lindells podrais ser jugadores de
baloncesto. Pero sos no llevan corbata. Nadie lleva corbata dej de moverse y
lanz a Hunter una astuta mirada. Corbata con camisa de sport, chaqueta que no
hace juego con los pantalones Eres profesor de algo en un instituto. Y tu amigo
mir otra vez a Raymond Cruz. Vamos a ver
Muy cerca de ellos, en medio de ellos, se oy un sonido electrnico dbil, pero
insistente, una voz mecnica que deca bipy bip, bip, hasta que Raymond se abri la
chaqueta y cerr el estarfn. Cuando se diriga al telfono pblico, oy que la chica
deca a Hunter:
Anda, sois policas. Lo saba. Era lo siguiente que iba a decir.
Todo el mundo lo sabe todo, pens Raymond. Cmo ser que todo el mundo es
tan listo?
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A Raymond Cruz le pareci un decorado de pelcula, por las luces. El foco antirrobo
de la pared y las luces de los coches iluminaban la escena. Se imagin a un actor
diciendo en un spot de televisin: El traje de la vctima es azul claro, la sangre roja
oscura y la gravilla de un blanco grisceo. Se imagin una pelcula proyectada al
revs, a los policas de uniforme esfumndose y los Plymouths blancos y los coches
policiales y la furgoneta del SME y la del depsito de cadveres desapareciendo de la
escena. Y que se paraba la proyeccin y quedaba nicamente el Continental plateado
y el hombre asesinado. Oy decir a Hunter:
Bueno, por fin alguien se ha cargado a ese cabrito.
Costaba trabajo representarse a Alvin Guy como vctima.
Cuando me llam Herzog, lo primero que pens fue cmo esto no haba pasado
antes dijo Raymond. Estaba a un costado de la escena con Hunter y su sargento
ejecutivo Norbert Bryl. Quin lo encontr?
Un coche de la 11 contest Bryl. El juez llam al 911 por el telfono del
coche, pero la telefonista no consigui localizarlo. Luego, unos minutos despus, una
mujer que vive en esa calle de ah al lado, en el 20 413 de Coventry, llam a la una y
treinta y cinco diciendo que haba odo disparos.
Hay algn testigo?
Todava ninguno. Wendell est hablando con esa mujer. Maureen anda por ah
por alguna parte. La American La France no tiene nmero de telfono nocturno, pero
no creo que el juez Guy estuviera aqu comprando material contra incendios.
Le reconocieron los del coche de la brigada?
S. La cara era irreconocible, pero tena la cartera al lado.
Si saban que era Guy, por qu no lo recogieron y lo tiraron en un cubo de
basura en Hazel Park? dijo Raymond en voz baja pero muy en serio. Est a dos
manzanas.
Un teniente no debe decir esas cosas dijo Bryl. Pero no hubiera sido mala
idea. Que se quedaran con el cadver y el caso. No estaban seguros de que estuviera
muerto y por eso llamaron al SME. El SME lleg, le ech un vistazo y llam a la
furgoneta de la carne.
Varios tcnicos de uniforme estaban haciendo fotos del cuerpo y del Mark VI con
una polaroid, midiendo distancias, haciendo un plano del lugar de los hechos,
recogiendo matrices de boletos de apuestas, tarjetas de crdito y colillas de
cigarrillos. Luego se llevaran con una gra el coche del juez al garaje de Jefferson y
lo revisaran en busca de huellas dactilares, hurgando en todos sus recovecos. Uno de
los empleados del depsito, con camisa y pantaln caquis y los hombros cubiertos
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por una gran bolsa de plstico, los contemplaba. Bryl empez a tomar notas para su
Informe Sobre Caso Asignado.
Eran las tres menos diez de la maana. Alvin Guy llevaba muerto poco ms de
una hora, y Raymond Cruz, el teniente en funciones del traje azul marino (que se
haba puesto porque estaba citado con la chica del News), se dijo que el tiempo corra.
Bueno, vamos a llamar a algunas puertas dijo. Esto no lo resolvemos sin
un testigo. Como empecemos a preguntar al buen tuntn, nos van a confesar de todo
menos haber matado a Jesucristo. No quiero sospechosos sacados de los archivos.
Quiero una direccin en que poder movernos. Quiero echar la puerta abajo cuando el
to est todava en la cama y que abra los ojos sin podrselo creer. Si no,
acabaremos todos en Florida en la Seccin de Cocoteros, con el caso todava abierto.
No quiero que pase eso.
Norbert Bryl, el sargento ejecutivo de la Brigada Siete, Seccin de Homicidios,
de la Polica de Detroit, se cortaba el pelo a navaja una vez al mes en J Roberts de
East Se ven Mile. Le gustaban las camisas oscuras y las corbatas claras, beige o
marrones, usaba gafas de cristales ahumados y montura metlica y llevaba una
linterna de casi medio metro de largo. Bryl planeaba los pasos a dar, antes de darlos.
No descartemos el robo como nico mvil dijo.
Le peg un tiro en la boca a travs del parabrisas dijo Raymond. Quiero
conocer a ese ladrn antes de que haga algo gordo.
El teniente en funciones fue unos minutos despus a buscar un telfono para
informar al inspector Herzog. Por radio no hablaban de asesinatos.
Wendell Robinson, con un traje gris plido de tres piezas, surgi de la oscuridad
llevando en la mano una bolsa de papel marrn.
Algn progreso? pregunt. He hablado con la mujer de Coventry, la que
llam al 911, le dije: Creo que oy usted varios disparos. Me contest: S, y vi al
hombre que los hizo. Haba estado antes en el callejn y le vi con la pistola. Le
pregunt qu hombre era se y me dijo que viva un poco ms abajo, en el 22 511.
All me fui, saqu al individuo de la cama y le pregunt por su pistola. El hombre
arrug la frente y pestae como quien intenta hacer memoria. Dijo: No, no
recuerdo ninguna pistola. Pues una vecina de esta calle le ha visto con una pistola
en el callejn. As que se va a venir a la comisara y le pondremos entre una rueda de
sospechosos, a ver si le identifica. El hombre dijo: Ah, aquella pistola! S, un
trasto que estaba mirando, por si me serva para matar ratas. Me la encontr ayer en
ese mismo callejn. Wendell levant la bolsa. Un cacharro oxidado que le
hubiera volado la mano si llega a disparar con ella.
Te mienten dijo Hunter. Te mienten en la cara, hay que joderse.
Otro hombre haba sido muerto a tiros dentro de un coche delante del comedor de
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busquemos un motel.
Antes a ver si podemos identificar al otro coche.
Si crees que me vas a impresionar con tus alardes detectivescos, ests muy
equivocada. Eres una mujer, Maureen dijo Hunter.
Ya s que soy una mujer.
Sonrea con facilidad y no le impresionaban ni las palabras ni las heridas de bala.
Tena el saludable aspecto de un corredor de maratn, el pelo castao, y llevaba en
Homicidios cinco de sus catorce aos en el Departamento de Polica de Detroit. A
Hunter le gustaba recordar a Maureen que era una mujer. O decirle que no era ms
que una detective aficionada. A Hunter le gustaba jugar con Maureen y ver sus
dientes perfectos cuando sonrea.
Bryl le dio un golpecito en el brazo con la linterna y dijo:
Qu otro coche, Maureen?
sabremos esta tarde, pero ahora no me voy a poner a dar saltos de entusiasmo.
Sabis por qu?
Mientras hablaba se separaron, al apartarse para que el furgn del depsito saliera
a la calzada, y Raymond no oy lo que Bryl dijo despus. No haca falta. Norb Bryl
no se iba a poner a dar saltos, porque era Norb Bryl, y l pesaba las pruebas antes de
dar una opinin y se reservaba sus impresiones momentneas. Era capaz de decir:
Todava no sabemos con absoluta seguridad, por boca del forense, cul fue la causa
de las muertes, y ya estis hablando de un nexo. Bryl haba dejado establecida su
imagen.
Raymond Cruz todava estaba estableciendo la suya.
Treinta y seis aos. Qu quieres ser cuando seas mayor? l quera ser polica. Y
era polica. Pero qu clase de polica? (Aqu era donde todo estaba confuso, gris).
De uniforme? Inspector? Administrativo? Comisario algn da, con un gran
despacho con cortinas? Mierda, por qu no trabajar en la General Motors?
Poda ser serio, como Norbert Bryl, poda ser fro, como Wendell Robinson,
poda ser campechano y un poco loco, como Jerry Hunter, o poda permanecer
silencioso e imperturbable con las manos metidas en los bolsillos de su traje oscuro y
poner expresin solemne detrs de su bigote de pistolero y la chica lo vera como
una pose de Dodge City: el tpico representante de la ley, que ahora llevaba una
Smith 3 8 de can corto, con tiras de goma en la empuadura, en lugar de un
pistoln calibre 44.
Cmo se haba explicado a s mismo ante ella? Las imgenes se le haban
amontonado en la cabeza, como se le amontonaban ahora, clamando para que
relacionase los dos asesinatos, porque saba, sin el menor gnero de duda, que haba
un nexo, y balstica, o la barra de labios, o unas colillas de cigarrillos, lo
demostraran. O los anlisis no demostraran nada y por eso ellos eran unos policas
aburridos y escpticos, que pocas veces se hacan ilusiones y nunca se
decepcionaban hablando de poses. Habra que decirle que todos los policas son
diferentes, como son diferentes los curas y los jugadores de bisbol. Por qu le
acus de asumir poses? Que interpretaba un papel, le haba dicho. Para que te puedan
acusar de asumir una pose, tienes que ser consciente de que la asumes. El coronel de
los Helicpteros de Asalto, de aquella pelcula de Vietnam, que llevaba una gorra
antigua de Caballera (cmo se llamaba? Robert Duvall), que atravesaba la playa
pavonendose y se quitaba la camisa para hacer surf mientras los vietcongs abran
fuego contra l eso s que era una pose, joder.
Raymond Cruz pregunt a sus sargentos, mientras vea cmo se alejaba el furgn
del depsito:
Quin se viene a Palmer Park? Maureen?
A solas en el Plymouth azul, ninguno de los dos dijo una palabra hasta casi llegar
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al parque. Marueen dio por hecho que Raymond estaba repasando el caso,
considerando las pruebas, comprensiblemente concentrado. Lo cual le pareca muy
bien. Maureen nunca se senta obligada a hablar, a inventar algo, si no haba nada que
decir.
Cuando estaba en noveno curso, haba hecho una redaccin titulada Por qu
algn da quiero ser mujer polica. (Porque debe ser muy emocionante). Para
ello tuvo que salir de Nashville, Michigan, ingres en la Academia de Polica de
Detroit y estuvo nueve aos destinada en Delitos Sexuales. Jerry Hunter le
preguntaba por qu crea que la haban elegido para eso, y la observaba con los ojos
semicerrados. Le preguntaba cosas de los degenerados y los fetichistas y Maureen le
dijo un da: Te cuento de uno al que le da por lamer miel en los pies de las
mujeres?. Hunter dijo: Eso qu tiene de malo? Venga, cuntame algo ms raro. Y
Maureen dijo: No me atrevo a contarte algo super raro, no lo vayas a probar.
Se senta a gusto con todos los miembros de la Brigada, a lo mejor con Raymond
un poco ms que con los otros. No saba por qu, porque normalmente tampoco
hablaba mucho. Pero cuando hablaba deca cosas inesperadas, o haca preguntas
extraas que no parecan tener relacin con nada.
Como ahora, por ejemplo, que despus de largos minutos de silencio le
preguntaba si haba visto Apocalypse Now.
S, le haba gustado mucho.
Qu fue lo que te gust?
Martin Sheen. Y el del barco, el flaco que casi se muere del susto cuando salt
el tigre.
Te gusta Robert Duvall?
S, me encanta.
Has visto una pelcula que se llama El pistolero?
Me parece que no.
De Gregory Peck. Es bastante vieja, la pusieron la otra noche.
No me acuerdo, la verdad.
Hay un momento dijo Raymond en que Gregory Peck est sentado a una
mesa en un bar del Oeste y no se le ven las manos, parece que las tiene encima de las
rodillas. De pronto entra un niato con ganas de bronca y empieza a meterse con
Gregory Peck y a desafiarle a que desenfunde el revlver, hacindose el bravucn.
Gregory Peck llevaba un bigote espeso?
S, ms o menos. Bastante espeso.
S, creo que s la he visto. Se pareca mucho al tuyo.
El qu?
Su bigote.
S, algo. Bueno, pues Gregory Peck no se mueve. Le dice al niato que si
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quiere desenfundar que desenfunde, pero que quin le dice que no le est apuntando a
la tripa con un 44 en ese momento. El niato est a punto de desenfundar y ves que se
queda indeciso. Tiene Gregory Peck un revlver en la mano o no? Por fin se desinfla
y se va. Y Gregory se echa para atrs en la silla y ves que lo que tena ah debajo era
un cortaplumas de bolsillo con el que se estaba perfilando las uas.
S, la he visto dijo Maureen. Pero no me acuerdo mucho.
Era una pelcula muy buena dijo Raymond. Y volvi a su mutismo.
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Cuando Sandy Stanton habl por primera vez a Clement del albano, Clement le
pregunt:
Qu coo es un albano?
Un albano es un hombrecito de pelo negro que tiene un pastn en el stano de
su casa dijo Sandy. Dice que est en una caja fuerte en una habitacin secreta.
T te lo crees?
Sigo sin saber siquiera lo que es un albano. A qu se dedica?
Se llama Skender Lulgjaraj lo pronunci de forma que rimaba con ay qu
caray.
Joder dijo Clement.
Pues si te digo cmo se escribe, no te lo crees. Parece un beb de juguete con
los ojos negros y le encanta bailar. Tiene varios negocios de perritos calientes en
Coney Island, y cada vez que le veo me habla del dinero del stano.
Cuntas veces le ves?
Llevo meses vindole en las discotecas. Viste bien. Debe de estar bastante
forrado.
Pues vamos a hacernos con la pasta.
Espera a que averige si es verdad. Me quiere llevar a las carreras.
Pareca buena idea. Ver cuntos se gastaba el albano. Clement les seguira con el
coche del otro novio de Sandy, y ella se lo presentara esa noche, ms tarde como
si se hubieran encontrado por casualidad.
Slo que Clement se encontr con otra cosa.
Del Weems no era exactamente el otro novio de Sandy, pero ella viva en su
apartamento mientras l estaba fuera dando unos seminarios sobre Direccin de
Empresa. Clement viva con ella.
Clement nunca haba visto a Del Weems. Merodeaba por el apartamento
descubriendo cmo era, estudiando grabados raros, y porcelanas y esculturas
metlicas que el hombre haba adquirido como socio del Club Artes del Mes, y
probndose sus trajes de Brooks Brothers, trajes de la talla 44, pantalones de la 36,
que no le estaban mal de largo, pero que con su volumen oscurecan el cuerpo de
ochenta kilos de Clement. Sandy le deca que pareca que estaba jugando a los
disfraces, probndose la ropa de su padre. Deca que un chico de sus medidas y con
sus tatuajes, deba limitarse a usar monos de peto. Los dos se rean y Clement sala
del dormitorio con unos pantalones amarillos y una chaqueta de sport floreada de Lily
Pulitzer, que segn Clement pareca un camuflaje de la guerra de las hadas, y
entonces se rean otra vez. El hombre de treinta y cuatro aos, de Lawton, Oklahoma,
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y la chica de veintitrs aos, de French Lick, Indiana, que se haban ido a triunfar a la
ciudad.
Sandy haba conocido a Del Weems cuando trabajaba de camarera en el bar
Nemo del Renaissance Center (lo haba dejado a los seis meses porque nunca
consegua encontrar la salida del complejo, con sus diferentes corredores y niveles y
ascensores que no deba usar. Era como estar en una cueva gigantesca; si mirabas
para arriba, veas el techo, a unos treinta metros, slo que en el Centro todo era
cemento, escaleras mecnicas, tiendas caras y ficus). Del Weems daba buenas
propinas. Empez a salir con l y a pasar las noches en el apartamento, pensando al
principio que a Clement le encantaran las caractersticas de Del: cuarenta y siete
aos, divorciado, asesor de gestin, viva en el piso veinticuatro del 1300 de
Lafayette, tena un Buick Riviera negro con una rayita roja y posea ocho trajes y
ocho chaquetas de sport. Y eso sin contar los pantalones.
Clement haba preguntado qu era un asesor de gestin. Sandy le haba dicho que
cerraba grandes tratos para empresas importantes y enseaba a los altos ejecutivos a
llevar bien sus negocios y a no cagarla, o al menos eso haba entendido ella. Clement
se mostr escptico, porque no consegua ver muy claro qu era lo que haca en
realidad Del Weems. As que cuando el hombre se fue a dar aquel ltimo seminario y
Clement se instal en su casa, sac sus facturas y documentos bancarios del escritorio
de madera de teca del cuarto de estar, los estudi unos minutos y dijo, mierda, este to
no tiene dinero, tiene tarjetas de crdito. Le metes a un hombre una 38 en la boca y le
dices, venga viejo, afloja la tela que les ests sacando a esos panolis. Y qu hace el
grasapollo? Te larga su tarjeta VISA. Una leche, tiene que ser dinero en metlico. Los
tnicos eran la cosa, dijo Clement. Los tnicos, los negros, los que no se fiaban de los
bancos, les importaba un huevo el Impuesto sobre la Renta y guardaban el dinero
debajo del colchn o en una lata de manteca. Los tnicos y los dentistas.
Por eso el albano de los perritos calientes pareca un buen asunto si es que
Clement consegua acercarse lo bastante a l para investigarlo. Mientras tanto, haba
borrado al asesor grasapollo como objetivo, pero usaba su piso para descansar y
disfrutar de las cosas buenas de la existencia. Beberse su Chivas, ver la tele y
contemplar la ciudad del automvil desde un piso veinticinco. Madre, qu vida.
El ro Detroit era igual que cualquier ro de una gran ciudad, con viejos talleres y
almacenes industriales en sus orillas, transportadores de mineral de hierro y barcos de
carga, y al otro lado una vista de Windsor, que pareca tan animado como Moline
Illinois, si no fuera por el gigantesco letrero luminoso del Club Canadiense, que
sobresala por encima de la destilera.
Pero de pronto, cuando Clement dirigi la mirada un poco ms a la derecha,
aparecieron los enormes tubos de cristal oscuro del Renaissance Center, cinco torres,
de doscientos cincuenta metros la ms alta, que se alzaban en el centro de la ciudad
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Cundo trabajo, quiere decir? Trabajo en bares, sirvo las mesas si hace falta.
Usaste el coche anoche? El Buick.
No, no lo us. Fui a las carreras con una persona.
Al hipdromo de Windsor?
No, al de Hazel Park.
Vio que el polica negro, que segua junto a la ventana, se volva hacia ellos.
Pareca un vendedor de ropa de caballero, o un atleta profesional. Un hombre de
color que se gastaba dinero en vestir. El otro sonrea ligeramente.
Ganaste?
Sandy le mir con expresin aburrida.
Qu dice!
Ya. Con quin fuiste?
Con un hombre que conozco. Se llama Skender Lulgjaraj.
Asombroso. El polica blanco no pestae, ni hizo el menor gesto, ni dijo Lul
qu?
A qu hora volviste a casa?
Bastante tarde.
Te trajo Skender?
Otra vez, como si el nombre le fuera muy familiar.
S, me haba venido a recoger.
Raymond frunci el ceo, como si algo no encajara.
Entonces quin us anoche el coche del seor Weems?
A pesar del bigote cado, tena un aspecto muy juvenil. Por el pelo oscuro que le
caa sobre la frente.
Nadie dijo Sandy.
Vio que hacan lo clsico, guardar silencio, esperando a que metiera la pata si
intentaba mentir, o se hiciera la inocente o la sorprendida cuando lo nico que tena
que hacer era aguantar y no hacer nada. Pero resultaba difcil. Y al final pregunt:
Qu ha pasado?
Le prestaste el coche a alguien? pregunt Raymond.
No.
Se lo dej a alguien el seor Weems antes de irse?
Qu yo sepa, no. Oiga, a lo mejor lo robaron.
Est abajo dijo Raymond. T tienes las llaves, no?
S, por ah deben estar.
Por qu no las buscas, para asegurarte?
Mierda, pens Sandy, sintindose desnuda con sus shorts y camiseta y los pies
descalzos, queriendo dirigirse a la mesa y coger las llaves, pero sin tener la menor
idea de lo que Clement haba hecho con ellas. Intentando representrselo cuando
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entr en casa. No, la que haba entrado era ella, y le haba encontrado sentado en el
sof leyendo el peridico que an segua all, abierto.
Yo es que nunca s lo que hago con las llaves dijo, y se separ de ellos y
empez a moverse por la habitacin.
Si quieres te ayudamos a buscarlas dijo Raymond, mirando a su alrededor.
No, gracias, creo que s dnde estn. Qudense aqu tranquilamente.
Se oblig a s misma a caminar por el corredor, que estaba oscuro y con las
puertas cerradas, entr en el dormitorio principal y cerr la puerta tras s.
Clement estaba tumbado en la enorme cama de matrimonio. Cuando entr Sandy,
puso las dos manos detrs de su rizada cabeza y movi los dedos de los pies como
demostracin de lo tranquilo que estaba.
Se han ido?
No, no se han ido. Quieren las llaves.
Qu llaves?
Las putas llaves del coche, qu llaves van a ser! su voz sonaba ronca, como
si la emitiera una mujer ms basta y ms voluminosa.
Mierda Clement reflexion un momento, mientras ella palpaba la superficie
. Traen orden de registro? Sandy no contest. No tienes por qu darles
ninguna llave.
Sal t y se lo dices dijo Sandy. Tena el llavero en la mano y se diriga ya
hacia la puerta.
Bueno, all t. Si quieres drselas, dselas.
Sandy se detuvo junto a la puerta.
Qu quieres que haga? su voz era sibilante ahora.
Dales las llaves dijo Clement. Es igual.
Y si encuentran tus huellas en el coche?
No hay ninguna huella que encontrar los brazos de Clement tenan un color
tostado rojizo, su cuerpo estaba completamente blanco y sus pjaros azules y sus
costillas reposaban sobre los remolinos verdigrises de la colcha de Del Weems. Sandy
empez a abrir la puerta.
Nena. Tuve un pequeo accidente al aparcar el coche cuando volv.
Me encanta el momento que eliges para decrmelo. Sandy alz los ojos al
techo, y el gesto dio a sus palabras un efecto dramtico. Contra qu chocaste?
Sabes los pilares de cemento? Roc uno de ellos al maniobrar y se llev un
poco la pintura del guardabarros. Por si te preguntan cmo fue hizo una pausa, bajo
la mirada fija de la chica, por qu no dices que te pas a ti, para no complicar las
cosas? Qu te parece?
Raymond Cruz contempl el escritorio, con ganas de abrir los cajones. Mir las
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figuritas metlicas que haba sobre la mesa de caf de cristal. Mir el peridico
abierto en el sof, y luego mir por el oscuro pasillo. Y si saliera y empezara a abrir
puertas?
Sandy Stanton. Se represent el nombre en un informe escrito a mquina, una
declaracin. Lo repiti mentalmente. Sandy Stanton. Intent pronunciarlo como lo
hara Norb Bryl, Sandy Stanton, y luego con la voz de Jerry Hunter, Sandy Stanton.
El nombre, nada ms que el nombre se haba grabado en su memoria en un tiempo
pasado. Se acerc a la ventana y mir al exterior. Cuando se volvi bruscamente de
cara a la habitacin, Wendell vena hacia l cruzando el comedor en forma de L
procedente de la cocina. Vena moviendo la cabeza.
Desde aqu se ve el 1300 dijo Raymond sealando a la ventana.
S, y la ventana de la oficina.
Ms all del edificio de la Cruz Azul y de la cpula de la antigua iglesia de St.
Mary, se distingua el edificio municipal, de granito y nueve pisos de altura, que era
la Jefatura de Polica (1300 Beaubien), y una ventana del quinto piso, encima del
garaje.
Te has fijado que es el 1300, y esta casa es el 1300?
Pues s dijo Wendell. Y tambin me he fijado en otra cosa, ya que
estamos. En que t tienes algo en la cabeza y le ests dando vueltas.
Raymond arrug la frente y le mir con asombro. Qu pasaba? De pronto todo el
mundo le lea los pensamientos.
Y adems lo ests saboreando dijo Wendell. Lo vas a compartir conmigo
o lo vas a mantener secreto?
Asombroso. Cosa de encantamiento. Raymond se acord de la chica del News y
pregunt:
T le cuentas a tu mujer lo que haces?
Ahora fue Wendell quien arrug la frente.
Lo que hago? Qu si le cuento todo? Para que me peguen un tiro con mi
propia pistola?
Cmo sabes lo que estoy pensando?
No lo s. Por eso te lo pregunto.
Pues lo has dicho como si yo supiera algo nuevo.
Como si tramaras algo dijo Wendell. Cuando te quedas en segundo plano,
sin moverte, como si esperases a entrar en accin es que ests preparado para saltar
sobre algo. Es verdad o no?
Sandy Stanton.
Un bombn.
Dnde has odo ese nombre?
El que tiene que recordar eres t dijo Wendell. Pero me suena familiar,
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Una vez a Clement le arroll un tren y sobrevivi. Fue un mercancas de treinta y seis
vagones de Cheasapeaked & Ohio, con dos mquinas y un furgn de cola.
Clement estaba con una chica. Estaban parados en un paso a nivel en Redford
Township a eso de las once de la noche, con los discos rojos encendidos y bajada la
barrera a rayas, cuando Clement se baj del coche y se puso en medio de la va, de
espaldas al foco de la locomotora, que avanzaba a setenta kilmetros por hora en su
direccin. S, estaba un poco borracho, pero no demasiado. Pensaba quitarse de en
medio en el ltimo segundo, de espaldas al tren que se aproximaba, pero entonces vio
a travs del parabrisas los ojos de la chica, a punto de salirse de sus rbitas. En vez de
saltar fuera de las vas, Clement cambi de opinin y se tumb entre los dos rales. El
maquinista le vio y pis a fondo el freno de emergencia, pero no a tiempo. Veintin
vagones pasaron por encima de Clement antes de que el tren se detuviera y l saliera
a rastras de debajo del que haca el nmero veintiuno. El maquinista, Harold Howell,
de Grand Rapids, dijo: No tena ninguna excusa para hacerlo. Clement fue
conducido al hospital Garden City, donde le trataron contusiones en la espalda y le
dieron de alta. Interrogado por la polica de Redford Township, Clement dijo: He
violado alguna ley? Enseme dnde dice que no me puedo tumbar en una va
delante de un tren.
Clement deca que aquello fue como un precalentamiento, una preparacin para
los momentos acojonantes de la vida en que tienes que tensar el esfnter. Despus de
haberte tumbado en el suelo delante de un tren, puedes seguir tumbado en la cama en
calzoncillos, mientras dos policas preguntan por un cierto Buick negro (y teniendo
en ese momento escondida muy cerca de ti una peligrosa Walther P. 38), y tener la
seguridad de que no te vas a mear en la cama.
l saba que poda haber saltado perfectamente fuera del alcance del tren, como le
explic a Sandy, y ahora saba que tena tiempo para resolver la situacin y
deshacerse del arma (muy a su pesar) antes de que volvieran los policas con una
orden de registro, o se llevaran el coche. Admiraba el dominio de s mismos que
tenan los policas de hoy, que no abran puertas de dormitorios ni miraban en el
interior de los coches sin mandato judicial. Tenan que actuar segn unas normas, si
no queran que los tribunales rechazaran las pruebas. Eso era una ventaja para
Clement. Y le permita sonrer socarronamente delante de esos tocapelotas e incluso
provocarlos un poco, sabiendo que tenan que respetar sus derechos de ciudadano.
Pero quin coo era el teniente Raymond Cruz? Clement estudi su tarjeta y
luego mir por la ventana del dormitorio y fij la vista en el edificio de la Jefatura de
Polica.
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Las mujeres estaban bien, pero haba que tratarlas como a nias, jugar con ellas,
prometerles cosas. Sobre todo a Sandy, que era buena chica y nunca le fallaba.
Clement le dio un beso de despedida y repas su situacin mientras se vesta.
Tendra que irse de este apartamento dentro de unos das. Iba a echar de menos la
vista, pero era absurdo quedarse donde le podan encontrar con facilidad. Caray, qu
rpidos haban sido esta vez. O sera que haban tenido suerte. No recordaba a ningn
teniente Raymond Cruz. A lo mejor si le viera la cara Deshacerse de todo lo que
fuera comprometedor, como la pistola. Lo cual era una lstima, le encantaba aquella
P. 38.
Clement recogi los pantalones del suelo y sac el botn que haba obtenido del
juez. El dinero, trescientos cuarenta dlares, era limpio, con eso no haba problema.
Los cheques los haba dejado en la cartera, no se vea a s mismo cobrando los
cheques de un muerto. El cuadernito de espiral, de 6 por 9 cm., era muy fino, como si
le hubieran arrancado pginas. Tena nombres y nmeros de telfono y tambin
columnas de cifras y fechas, cantidades impresionantes que llegaban a los millares,
con muchos signos de dlar. Pero todo aquello a l no le deca nada. Hasta que lleg a
una pgina de la derecha, la penltima, y un nmero de telfono le salt a la cara.
WSF 644-5905.
Las letras y los nmeros haban sido repasados varias veces con un bolgrafo,
luego se haban subrayado y encuadrado en un rectngulo de trazo ms grueso.
Para que resaltara, pens Clement. No reconoci las letras, pero el nmero le
resultaba familiar, lo haba visto no haca mucho tiempo.
Pero dnde?
Buick, tom Jefferson hacia el East Grand Bulevar (alejndose del puente de Belle
Isle) y se dirigi a un bar llamado Sweetys Lounge en el 2921 de Kercheval. La
chica entr en el bar, volvi a salir aproximadamente diez minutos despus con un
hombre negro de edad madura y le acompa a la casa de al lado, el nmero 2925 de
Kercheval, penetrando los dos en la planta baja.
UMDM llam a Homicidios, Brigada Siete, y solicit instrucciones.
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Eran las dos y media de la tarde cuando Raymond Cruz volvi a la oficina. La
investigacin de las muertes de Alvin Guy y la mujer hallada en Palmer Park se haba
iniciado menos de trece horas antes.
Raymond colg la chaqueta que llevaba puesta desde haca veinticuatro horas,
cruz hasta la mesa del teniente que estaba en el rincn (mirando al despacho y
situada debajo de la nica ventana de la habitacin y del aparato de aire
acondicionado que no funcionaba) y escuch.
La mesa de Norb Bryl estaba frente a la del teniente. Bryl estaba hablando por
telfono, tomaba notas y deca: cerradura defectuosa, bala encontrada en la fosa
craneal inferior. Hablaba con alguien del Depsito de Cadveres de Wayne
County.
Hunter, que tambin estaba hablando por telfono, tena enfrente a un joven de
color que era el sospechoso/testigo del asesinato de Palmer Park. Las rodillas de
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ambos casi se rozaban. El joven negro estaba medio encogido. Llevaba una camiseta
blanca y una gorra de golf a cuadros con visera muy estrecha, que sobaba mientras
esperaba a Hunter, quien a su vez esperaba a que alguien se pusiera al telfono. No
haba nadie ms en la habitacin.
Todava esperando, Hunter dijo al joven negro:
Veinticinco aos y slo tienes sanciones de trfico? Habrs pasado mucho
tiempo en el ejrcito.
Raymond vio que el joven negro se encoga lentamente de hombros sin decir
nada.
A ver tu pelo dijo Hunter.
El joven negro levant la gorra por encima de su cabeza y la mantuvo en el aire.
Digamos lanudo Hunter apunt algo en el Registro de Interrogatorios que
tena sobre la mesa.
Es afro dijo el joven negro.
Afro? Pues vaya una mierda de afro. Digamos lanufro. Hunter se
enderez y dijo al telfono: S? Darrold Woods? Bueno, dame lo que tengas
hizo signos afirmativos con la cabeza y dijo: S, uh-uh anotando cosas en un
bloc amarillo. Cuando termin cogi un impreso de Notificacin de Derechos
Constitucionales y dijo al joven negro: Cmo es que has firmado esto con el
nombre de Donal Woods? Me has mentido, Darrold su voz sonaba muy apenada,
dicindome que estabas limpio, cuando tienes una sbana de antecedentes. Lo
primero que voy a hacer es borrar este cero, que es un pegote que te has tirado.
Darrold Woods estaba diciendo:
Total, por dos hurtos de menor cuanta a personas y una pequea agresin de
nada
De nada? Y le atizaste con un desmontador?
Bryl cubri el auricular con la mano y dijo a Raymond:
Causa de la muerte, mltiples disparos. Dos proyectiles, uno con casquillo de
cobre recuperado intacto en la mdula espinal, y el otro en la cabeza.
El juez Guy? pregunt Raymond.
Bryl afirm con la cabeza y dijo al telfono:
Cuntos balazos recibi la mujer? Adele. Seguro? No encuentras ms, eh?
cubri el auricular y dijo a Raymond: La cosa va bien. Maureen ha llevado ya
las balas al laboratorio.
Conocas mucho a Adele Simpson? pregunt Hunter al joven negro.
Era la primera vez que la vea.
Le quitase el bolso. Qu ms?
Qu bolso?
Darrold, tenas encima sus tarjetas de crdito.
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Me las encontr.
Me vas a empezar a contar cuentos otra vez? dijo Hunter. Se trata de un
asesinato, to, no de una agresin de nada. No lo entiendes? La perpetua.
Raymond se levant de la mesa. Se acerc al joven negro de la gorra de golf a
cuadros y le toc en el hombro.
Contstame a una cosa.
El joven negro no dijo nada, pero levant la vista hacia el teniente.
La mujer estaba all muerta. No es eso?
Es lo que estado tratando de decirle
Con qu la quemaste?
El joven negro no contest.
Qu rayos, vamos a llevarle arriba dijo Hunter.
Slo la toqu un poco dijo el joven negro. Y aadi: Para ver si estaba
viva.
Con qu la tocaste, con el pito? dijo Hunter.
No, no, qu va, nada de eso.
Le estn haciendo la autopsia. Si encuentran semen y coincide con tu grupo
sanguneo, tendremos que preguntarte si la violaste antes o despus de matarla,
Darrold.
Yo no la mat. Me encontraron un arma encima? Nada.
Qu parte del cuerpo le tocaste? pregunt Raymond.
As como las piernas.
Slo la tocaste un poco?
S, bueno, ya sabe, un poquito.
La tocaste con un cigarrillo?
Un cigarrillo encendido?
S, pero casi me lo haba fumado entero, quedaba la colilla.
Por qu la tocaste con el cigarrillo?
Ya se lo he dicho, para ver si estaba viva. Slo para eso.
Raymond se acerc a la cafetera, cogi la jarra de cristal y sali de la habitacin.
Maureen Downey, que avanzaba por el corredor, levant una carpeta que llevaba
en la mano. Pareca muy contenta.
Raymond la esper.
El informe del patlogo dijo Maureen.
Y el del laboratorio?
Siguen comparndolas, pero estn seguros de que las balas son idnticas.
De qu arma?
Han sacado fragmentos del cuerpo de la mujer y dos enteras del de Guy, con el
casquillo intacto
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Ya me lo ha dicho Norb.
Una 9 milmetros o una 38. Sabes por cul de las dos se inclinan y lo estn
comprobando ahora? Maureen estaba radiante.
Por una Walther P. 38 dijo Raymond.
La sonrisa de Maureen se disolvi.
Cmo lo sabes?
Noviembre del 78 dijo Raymond. La matanza del fumadero de St. Marys.
Los ojos de Maureen volvieron a la vida.
Te acuerdas? Haba dos balas de una P. 38 incrustadas en la madera.
Dios mo. No pensars que
S que lo pienso. Vuelve al laboratorio y diles que comparen las balas que
sacaron de aquella pared, con las del juez Guy y Adele Simpson.
Demasiado bueno para ser cierto dijo Maureen.
Si es que son iguales.
Raymond continu pasillo abajo y torci en direccin al lavabo que haba en la
cabina del ordenanza, donde limpi la jarra de la cafetera y la llen con agua fresca,
consciente de lo bien que se senta y de la oleada de entusiasmo que tendra que
contener, porque un plpito le deca, sin dudas ni pausas ni titubeos, que las balas
seran iguales. Vio mentalmente a Clement Mansell con una camisa hawaiana verde,
roja y amarilla, de pie ante la mesa del juez. Vio a Clement Mansell dndose la vuelta
y saliendo de la Sala del Tribunal con una sonrisa socarrona dirigida a todos.
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Pero los gritos no tenan por qu ser necesariamente de Adele Simpson dijo
Herzog.
No, yo no lo afirmara ante un tribunal. Pero un empleado del aparcamiento de
Hazel Park, llamado Everett Livingstone, nos ha dicho que Guy sali de all en su
Mark VI plateado, con una mujer rubia, que llevaba un vestido rosa, cadenas de oro y
barra de labios oscura. Lo cual coincide con Adele Simpson.
Qu hace Everett aparcando coches?
Everett se acuerda del juez porque lo conoca de vista y porque el juez tuvo una
pequea colisin con un coche negro, que era un Buick o un Oldsmobile.
Describi al conductor?
Describi el brazo izquierdo del conductor, tostado por el sol, con vello rojizo
y la manga enrollada. Lo cual nos lleva a Gary Sovey, blanco, de veintiocho aos,
que vio un Buick Riviera negro empujando el coche del juez o haciendo carreras con
l, en John R.
De dnde se saca usted unos testigos as?
La cosa se pone todava mejor dijo Raymond. Un hombre estaba en la
esquina de Nine Mile y John R. a la una y media de esta madrugada, cuando un coche
de la General Motors, posiblemente un Buick, negro, ltimo modelo, casi se traga el
bordillo y atropella a su perro que estaba meando. La matrcula del coche, segn l,
era PVX-5 y algo. En Lansing no hay un Buick con matrcula PVX-5 y algo, pero s
hay un Buick Riviera PYX-546, registrado a nombre de Del Weems, que vive ah, en
ese edificio.
En qu edificio?
Raymond indic la ventana con la cabeza.
En el 1300 Este de Lafayette.
Herzog hizo girar su butaca para mirar por encima del hombro el rascacielos, y
volvi a enderezarla.
Del Weems tiene vello rojo en los brazos?
No s de qu color tiene el vello. Anoche no estaba en Detroit.
Tiene abollado el guardabarros delantero izquierdo.
Interesante.
Y en su apartamento vive una chica que anoche estuvo en Hazel Park.
La chica tiene el pelo rojo?
Algo, pero es ms rubia que pelirroja. No, la chica no estaba en el Buick,
estaba en un Cadillac con agrrese Skender Lulgjaraj.
Ese nombre me suena.
Es un primo de Toma.
Ah, Toma, el albano. Haca mucho que no sabamos nada de l, verdad?
No, de momento los albanos estn tranquilos dijo Raymond. Hablamos
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con Skender y nos dijo que s, que estuvo en las carreras con una seorita, pero no
quiso darnos el nombre.
Por qu no?
Porque son as, son un grupo muy reservado. Pero no importa, sabemos que era
la misma chica que vive en el apartamento de Del Weems, el dueo del Buick
Riviera, y que se llama Sandy Stanton. Raymond esper.
Herzog esper. Dijo:
Me doy por vencido. Quin es Sandy Stanton?
Raymond dijo:
Permtame que le haga retroceder a noviembre del 78, a una casa pequea en la
calle St. Marys
Ah, s.
donde se poda conseguir buen caballo cuando todo el mundo venda
aquella porquera mejicana. Una noche de noviembre y tres hombres blancos que
entraron despus de las once
Albert RaCosta, Victor Reddick a ver si me acuerdo, Louis Nix
se era el conductor. Se est reservando el mejor para el final, verdad? dijo
Raymond. Todo el mundo lo hace.
Herzog esboz una sonrisa.
Y Clement Mansell.
Y Clement Mansell, s seor dijo Raymond. El del vello rojo en los brazos
y los dos pjaros azules. Se acuerda de los pjaros azules? Pues la direccin de
Clement entonces, tambin era la de Sandy Stanton. Alguien, creo que Norb, habl
con ella. Yo no, pero recuerdo haberla visto en el juicio y esta tarde.
Hergoz se haba adelantado mentalmente y pensaba en otra cosa.
A Louis Nix le mataron con una P. 38, verdad?
Creemos que s, pero slo conseguimos un fragmento de la bala para analizarla,
recuerda? dijo Raymond. No lo suficiente para poder afirmar taxativamente que
proceda de una Walther. Pero se acuerda de otra cosa? De la madera de la pared,
en la casa de St. Marys?
La madera
El marco del hueco que separaba el comedor del cuarto de estar. Dos balas de
una Walther se haban incrustado all, pero el arma no apareci por ninguna parte.
Encontramos tres vctimas. Un hombre llamado Champ, que era el encargado. Otro
llamado Short Dog, de dieciocho aos, que era el portero. Y la hijita de Champ, de
siete aos, que estaba durmiendo en su cuarto y a quien mat una de las balas, que
atraves la puerta.
Me acuerdo de la nia. Y la misma arma mat a los tres?, seor, pero no fue la
Walther. Fue una Beretta calibre 22 Parabellum. Que apareci en el callejn, sin
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huellas dactilares, como recordar. Pero que cuando Louis Nix cant, identific como
propiedad de Clement Mansell.
Esa parte la recuerdo vagamente dijo Herzog. Es importante?
No quiero saltarme nada que pueda serlo. Alguien del vecindario oy los
disparos, nos llam, y cuando lleg el coche de la Brigada, Louis estaba fuera en una
furgoneta con el motor en marcha. Bien, pues llegamos a un acuerdo con l y no dio
los nombres de sus tres colegas. A Reddick y RaCosta los declararon culpables y les
cay cadena perpetua. A Clement Mansell tambin le declararon culpable, pero
recurri basndose en aquel Estatuto Federal sobre detenciones, se acuerda de eso?
S, ms o menos. Siga.
El Tribunal de Apelaciones revoc la sentencia y Clement sali libre.
Por no s qu de que haba otra causa contra l dijo Herzog intentando
recordar.
Yo creo que el fiscal meti la pata dijo Raymond. Cuando detuvieron a
Clement, la Polica Federal le buscaba por un delito menor, robo de un coche con
intento de pasar la frontera (se estaba llevando un Sevilla a Florida), y su abogado le
convenci para que se declarara culpable. Le mandaron nueve meses a Miln.
Mientras estaba all, le convocaron a juicio por el triple asesinato, y le condenaron.
Louis Nix cont en el estrado cmo lo haban planeado todo, Clement tena la
Parabellum, todo. Y les cay perpetuidad en Jackson. Los tres apelaron, por supuesto.
Las apelaciones de Reddick y RaCosta fueron rechazadas. Pero Clement gan el
recurso. Sabe por qu?
Por el famoso Estatuto.
S, porque si un recluso est cumpliendo condena y tiene un cargo pendiente en
otro tribunal, tiene que ser juzgado dentro de un plazo de ciento ochenta das,
porque Raymond hizo una pausa para aclarar bien la idea en su cabeza, si
tiene que esperar ms tiempo, la espera puede producir inseguridades en la mente del
recluso y se le puede joder la rehabilitacin.
Eso dice el Estatuto?
O algo por el estilo. Recordar usted que en aquella poca el Tribunal de la
Magistratura estaba en un mal momento, sobrecargado de trabajo. Bueno, pues el
tribunal que declar culpables a Clement Mansell y al Equipo de Demoliciones, no se
reuni hasta ciento ochenta y seis das despus de su convocatoria. La defensa de
Clement recurri basndose en el Estatuto sobre Detenciones y l sali libre
despus de ser declarado culpable sin duda ninguna despus incluso de que
Reddick y RaCosta declarasen que el arma mortal, la Parabellum, era de Clement y
que haba sido Clement quien asesin a los dos hombres y a la nia. El tipo sali libre
porque el juicio se celebr seis das ms tarde de lo debido, mientras estaba detenido
en una crcel federal, lo cual le jodi la paz de espritu y la rehabilitacin.
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Quin le defendi?
Carolyn Wilder.
Ahhh dijo Herzog afirmando con la cabeza y sonriendo levemente. Una
mujer muy lista. La verdad es que siempre que la he visto actuar, he disfrutado
mucho. Clement tena pendiente de un hilo la condena a perpetuidad y nada que
perder. Ella saba que el Tribunal de la Magistratura estaba hasta los topes de trabajo,
y se lo entreg a los Federales con la esperanza de que pasaran ms de seis meses
antes de que volvieran a juzgarle por el triple asesinato.
Y lo consigui por seis das.
Figurndose que la Oficina del Fiscal no se dedicara a contar los das, o que ni
siquiera se les haba ocurrido pensar en el Estatuto dijo Herzog. S, es una mujer
muy lista.
Clement sale libre, y una semana ms tarde Louis Nix aparece muerto de un
balazo en la cabeza. Un balazo que le atraves la cabeza de abajo arriba, disparado
por una pistola que le haban metido en la boca muy muy posiblemente la misma
pistola que incrust dos balas en la madera de la calle St. Marys, y la misma pistola,
estoy casi seguro, que mat al juez y a Adele Simpson. Una Walther P. 38.
A m tambin me gustara saber que fue as.
El laboratorio est bastante seguro, pero quieren analizar la pistola antes de
afirmarlo con seguridad total.
De dnde haba salido esa pistola?
De Champ, el encargado dijo Raymond. Su mujer nos dijo que Champ
tena una Luger.
Una P. 38 no es una Luger dijo Herzog. Pero ya le entiendo.
S, se parecen, y la mujer no debi distinguir. As que atribuimos a una P. 38 el
triple de hace tres aos. Descubrimos que la misma arma se emple en un doble que
tuvo lugar esta maana. Las dos vctimas haban estado en las carreras y tambin la
novia de Clement, Sandy Stanton. Es posible que el coche que precisamente Sandy
est utilizando en este momento fue visto anoche en las carreras y en el lugar donde
el juez fue asesinado.
Entonces por qu no lo ha presentado?
Nos lo llevaremos en cuanto Sandy deje de usarlo. Acaba de entrar en una casa
de Kercheval.
En Grosse Point? se sorprendi Herzog.
No, no, a este lado, el 2925, por East Grand, cerca de un bar que se llama
Sweetys Lounge. Puede que Sandy sea una yonqui, pero no lo creo. Registraremos la
casa.
Si efectivamente Mansell utiliz anoche el Buick dijo Herzog, la chica
puede tener el arma encima ahora.
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Mary Alice, la ex mujer de Raymond, llam a las seis y veinte. Fuera estaba oscuro.
Haba llegado a su apartamento cuando todava estaba baado por el sol, y se haba
metido en la ducha. Ahora el sol se haba desvanecido en la ventana del cuarto de
estar. En ella vio reflejada su imagen, con medio cuerpo envuelto en una toalla
blanca. Mary Alice le dijo que haba una gotera en el saln. Le describi los efectos
del agua sobre las paredes y la alfombra, y le dijo que era imposible secar
completamente la alfombra y que no quedara mancha.
El quiso decir: Mary Alice, me importa tres cojones la alfombra, pero no lo
dijo. Dijo:
Y qu quieres que yo le haga? sabiendo lo que ella iba a responder.
Respondi que quera que l pagara la reparacin del techo y una alfombra nueva,
hablndole sin pronunciar su nombre. Tambin necesitaba una secadora de ropa.
El apartamento de Raymond estaba situado al borde sur de Palmer Park frente a
una zona espesamente arbolada, como a un kilmetro de donde haba aparecido el
cuerpo de Adele Simpson, y a kilmetro y medio de la residencia del juez Guy.
Mary Alice dijo, me parece que no lo entiendes. Ya no estamos casados.
T te quedaste con la casa y yo ya no tengo nada que ver con ella. Mary Alice
empez a hablar otra vez, con su tono apagado, casi inerte. l aadi: Adems,
ltimamente no ha llovido.
Mary Alice dijo que no deba haber dejado la casa en el estado en que estaba, y su
voz tena ahora un matiz agudo. Siempre tena a mano ese matiz para cuando lo
necesitara. Un matiz de lloriqueo. Incluso al decirle lo que tenan para cenar, poda
sonar a la defensiva, vctima de una conspiracin. Ahora le dijo que pedira varios
presupuestos y que ya le avisara. l dijo bueno, y colg.
Cort el medio solomillo sobrante de la cena de la noche anterior en filetitos finos
y los fri en un aceite muy caliente, observando cmo silbaban y se enrollaban,
pensando en la chica del News, recordando su cara cuando haba aparecido, dulce,
agradable, antes de que asumiera aquel brillo y se le agudizaran las facciones. La
haba mirado como una posibilidad, era una chica muy atractiva. Pero result tener
opiniones un tanto ridas que surgieron a la superficie y le cambiaron la cara. Claro
que poda haber tenido razn.
No?, pens Raymond.
Y luego pens no, jams en la vida hubiera podido hablar con su mujer y decirle
lo que senta.
En primer lugar a ella no le gustaba ser la mujer de un polica. Quera que se
dedicase a vender plizas de seguros, como su pap, le haba dicho, y que ingresara
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en la logia masnica de su pap, y que fuera a cazar ciervos con su pap y convirtiera
el porche trasero en un cuarto de estar, con techo de azulejos acsticos y que pusiera
algunos de los muebles de arce de pap y mam. El asesor matrimonial al que haban
visitado seis veces, les pregunt: Han pensado en tener hijos?. Mary Alice le dijo
que haba tenido dos abortos. No le dijo que se negaba a considerar siquiera el volver
a intentarlo, y que acceda de mala gana a hacer el amor y permaneca distante
mientras Raymond, despacio, con suavidad, intentaba hacerla salir de s misma. (Lo
cual no tena nada que ver con no tener hijos). Sumida en su indiferencia, en el
automtico y montono movimiento de sus caderas, segua lejana, all donde
estuviera, sola.
El asesor matrimonial pregunt a Raymond si siempre haba querido ser polica.
Raymond dijo que no, que haba querido ser bombero, pero que no pas el examen.
El asesor matrimonial le pregunt si alguna vez haba tenido una experiencia
homosexual. Raymond dijo: Bueno. Cuntemelo, dijo el asesor matrimonial.
Raymond se lo cont. Ver usted, dijo, cuando estaba en la Brigada contra el
Vicio, entraba en los servicios de los bares gay. Me quedaba de pie delante del
urinario y cuando un to se pona a mi lado, sacaba un salero y echaba un poco de sal
en, bueno, ya sabe, por delante de m. Si el to pona los ojos en blanco y se frotaba la
tripa, saba que habamos conectado. El asesor matrimonial se le qued mirando y
pregunt: Habla en serio?. Raymond le dijo: Oiga, a m me gustan las mujeres.
La que no me gusta es ella. Es que no lo entiende?.
Se comi la carne frita con rodajas de tomate y cebolla y una lata de Strohs. No
estaba cansado. No haba dormido desde el da antes por la maana, pero no estaba
cansado. Pens en salir. La perspectiva todava le produca una sensacin extraa,
despus de doce aos de vida matrimonial. Pens en la chica del News. Pens en
Sandy Stanton y se pregunt cmo podra tropezarse con ella en alguna parte. Pens
en mujeres que haba conocido en Pipers Alley, en St. Antoine, el sitio donde se iba
los viernes por la noche despus del trabajo y al que las mujeres acudan con el
cepillo de dientes en el bolso. Pens en mujeres y tuvo momentneas visiones de
placer en apartamentos desconocidos, lmparas de cabecera a media luz, de cojines
de lana adornados con agremn y puntillas. Beber vino, realizar el ritual mientras la
mujer se haca la tmida o la seductora, mirndole con ojos soadores, diciendo
desndame, inclinarse hacia los bikinis estampados, preguntndose por qu ninguna
de esas mujeres llevaba unas sencillas bragas blancas. La mayora eran grandonas,
mucho ms grandes de lo que las recordaba haca aos en sus tiempos de la
universidad, se hacan las estrechas hasta que se metan en la cama, y luego,
aceptando las sbanas estampadas como el dispositivo de puesta en marcha, se ponan
a lanzar gemidos lastimeros como si estuvieran en las puertas de la muerte y a decir
palabrotas a las que costaba acostumbrarse, aunque ahora en los bares las mujeres
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decan joder todo el rato. Y cuando ella le deca, hzmelo, hzmelo, l pensaba qu
otra cosa estoy haciendo? Nunca totalmente entregado, sino alerta y observador,
entregado en un setenta por ciento. Se acord de la chica del News, que le haba dicho
que estaba anticuado, no, que era un tarra: pero probablemente querra decir lo
mismo. La chica que lo saba todo
Son el telfono.
La voz femenina son tranquila, sin prisas:
Teniente, soy Carolyn Wilder. Creo que est buscando a un cliente mo.
Clement Mansell.
Raymond la vio mentalmente en la Sala del Tribunal, delgada, vestida de beige,
pelo castao claro. Haba reconocido la voz. La seora atractiva de modales refinados
que defenda criminales.
Por qu no me lo lleva maana por la maana a las ocho? dijo.
Si no tiene orden judicial, para qu?
Me gustara hablar con l dijo Raymond.
Hubo una pausa, silencio.
De acuerdo, puede hablar con l en mi presencia y en mi despacho dijo
Carolyn Wilder. Si eso no le conviene, consiga una orden y nos veremos en la
vista.
Le pregunt dnde estaba su despacho. Ella le dijo que en el Edificio 555 de
Birmingham y que fuera antes de una hora, por favor.
Espere, de dnde ha sacado mi nmero?
Pero Carolyn Wilder haba colgado.
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las piernas y una chaqueta vaquera desteida, junto a l, en el sof. Raymond vio una
carpeta encima de la mesa de caf y un par de gafas con montura fina y oscura.
Observ la lnea del muslo de Carolyn Wilder, bajo la tela roja oscura. Tena las
piernas cruzadas. La abogada y su cliente, sentados lejos de la mesa de trabajo, que
estaba al otro extremo de la habitacin. La abogada, relajada, pero distinguida, en una
butaca de cuero de ejecutivo, muy cuidada, con la blusa blanca que complementaba el
traje de chaqueta desabrochada, con suave pelo castao con mechas, que le llegaba
casi hasta los hombros ojos castaos que ahora no decan nada de unos treinta y
cinco aos, guapa, mucho ms guapa de lo que la recordaba.
No parece excesivamente interesado, teniente dijo. Se aburre?
Pens hacer esto: Coger a Clement y tirarle contra la pared con fuerza suficiente
para dejarle sin sentido, ponerle las esposas y contestar no, no me aburro.
Acabar de una vez.
Raymond no dijo nada. Pas la mirada de Carolyn Wilder a Clement que le
observaba con los prpados semicerrados.
No recuerdo su cara dijo Clement.
Yo la tuya s dijo Raymond mirndole a su vez, concentrando la vista en un
punto entre los dos ojos de Clement.
Debera recordarle, eh?
Raymond no contest. Oy que Carolyn Wilde suspiraba. Pregunt:
Esto tiene que ver con el asesinato del juez?
Raymond afirm con la cabeza y se volvi hacia ella.
S.
Qu tiene usted?
Testigos.
No le creo.
Un coche.
Qu mierda va a tener testigos dijo Clement. Nos est echando nubes de
humo.
En el hipdromo y en la escena del crimen dijo Raymond.
De todas formas no va a decir nada.
Puedo hacerle una pregunta?
Cul?
Si us anoche un Buick Riviera matrcula PYX-546.
No, no le va a contestar eso.
Clement los mir a los dos, divertido.
Le puedo preguntar si ha visto ltimamente a Sandy Stanton?
El coche es de ella? pregunt Carolyn Wilder.
De un amigo suyo.
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Hunter utiliz el telfono, junto a los servicios de caballeros, sin quitar ojo a la chica
delgada del chaleco de piel y el ancho cinturn de cuero, mientras llamaba
directamente a la UMDM, la Unidad Mvil de Delitos Mayores. Les dijo que un
Chevrolet Impala marrn del 79, Toledo Francia Blgica 781, se diriga al sur por
Wooward y cruzara el paso elevado de Eight Mile dentro de unos doce minutos. Que
comprobaran los papales del coche, detuvieran al conductor, y le llevaran al 1300,
Oficina 525. Los de la UMDM preguntaron que bajo qu acusacin, y Hunter dijo:
Conducir sin carnet.
Regres al bar, se abri camino hasta la elegante del chaleco de piel, y dijo
dirigindose a su alzado perfil:
Si no nos enamoramos en los prximos doce minutos, me dars tu telfono y
lo intentamos despus?
La chica le mir por encima del hombro y dijo pareciendo lamentarlo:
Soy bastante partidaria de enamorarme, to. Pero ni loca voy a enrollarme con
un polica. Aunque pensara que me ibas a pagar.
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La habitacin archivo, sin ventana, de unos tres metros y medio por cuatro, contena
tres sillas plegables, una vieja mesa de despacho y una pared de estantes de
mampostera donde se archivaban los casos cerrados. En la pared, directamente detrs
de Clement, haba una mancha, una sombra uniforme, donde varios cientos de
cabezas se haban apoyado de vez en cuando durante los interrogatorios.
Conoces mucho a Edison? pregunt Wendell.
Clement sonri.
La Compaa de la Luz? La Detroit Edison?
A Thomas Edison.
Nunca he conseguido entender el sentido del humor de los negros dijo
Clement.
El dueo del coche que usaste esta tarde.
Ah, se llama as? Yo le llamo Tom. Es el nico negro que conozco que tiene
un Chevy. Me lo prest.
Es amigo tuyo?
Amigo de un amigo.
Creo que es portero en el 1300 de Lafayette. Es ah donde vive tu amigo?
No me acuerdo qu amigo era el amigo de Tom.
All vive Sandy Stanton. Es bastante amiga tuya, no?
Si lo sabe todo, por qu me pregunta?
Es amiga tuya?
La conozco.
Te prest ella el Buick anoche?
Me divierte que se hagan los que saben algo dijo Clement. No saben una
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No haba una razn clara, pero Hunter era el interrogador estrella de la Brigada, los
sospechosos se confiaban a l a menudo y las confesiones que obtena casi siempre se
sostenan en el juicio. Hunter deca que era porque tena paciencia, era comprensivo,
saba escuchar, nunca levantaba la voz Y citaba como ejemplo aquella vez del
invierno anterior cuando interrog a un sospechoso, un hombre joven, que confes
haber as como estrangulado a dos mujeres estando ciego de cocana. El joven
explic que pens que el cinturn que llevaba una de ellas era una serpiente y quiso
ver qu tal le sentaba alrededor del cuello. As haba empezado todo, mientras
estaban en el suelo, esnifando y tomndose unas copas. Pero se neg a decir qu
haba hecho con los cuerpos. Hunter le dijo que bueno, que ya apareceran en
primavera cuando se derritiese la nieve. Y aadi: A no ser que seas un animal de
alguna especie y te las guardaras para el invierno. Segn Hunter, el sospechoso se
mostr visiblemente agitado al or ese comentario casual, y enseguida se extendi
sobre el tema, preguntando al sospechoso si le gustaban los animales o le daban
miedo o le interesaban especialmente por algo. El sospechoso insisti en que odiaba a
los animales, sobre todo a las ratas, y que cuando unos das despus volvi a la granja
abandonada y vio que las ratas haban estado mordisqueando a las dos mujeres,
inmediatamente tom medidas para que no se las comieran del todo. Cort los
cuerpos en pedazos con un hacha y los quem en el horno de carbn. l no era
ningn animal
Lo que hay que hacer es, en cuanto ves un resquicio, empezar a hurgar dijo
Hunter. Y no dejarle en paz hasta que te haya dicho algo.
Te acuerdas de esta habitacin? pregunt Hunter a Clement.
S, me acuerdo de ella. Y tambin me acuerdo de usted.
Te sigues poniendo grasa en el pelo?
No, ahora me gusta seco, es ms in.
Me alegro dijo Hunter, porque la ltima vez nos dejaste la pared hecha un
asco, con esa porquera que te untabas.
Clement mir la pared por encima del hombro.
Es que aqu no limpian nunca?
Lo regamos con la manguera una vez a la semana, como en el zoo. Para que se
vaya la peste.
Qu es usted, el peso pesado? dijo Clement. Primero el negrazo y luego
usted. Cundo le toca venir al bueno?
Yo soy el bueno dijo Hunter. Mejor que esto no esperes nada.
No me ha ledo mis derechos.
Pens que te los sabas de memoria. Quieres que te los lea? Muy bien, pues te
los leo.
Hunter sali y entr en la oficina de la Brigada. Raymond Cruz estaba sentado a
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su mesa con los ojos cerrados. Hunter se sirvi un tazn de caf, cogi un impreso de
Derechos Constitucionales, regres a la habitacin de archivos y ley a Clement el
primer prrafo del documento.
Ya conoces tus derechos? Pues firma aqu. Hunter tendi a Clement la hoja
de papel y un bolgrafo.
Y si no quiero firmar?
Me importa un huevo que firmes o no firmes. Dir que te negaste, obstruyendo
la labor de la justicia.
Pero por qu tengo que firmar?
Te acabo de decir que si no quieres no firmes, capullo.
Me estn interrogando en calidad de qu?
Te han detenido.
Por conducir sin carnet. Eso qu tiene que ver con esto?
Mientras estaba en Jefatura, se examin el expediente del detenido, ya que
haba razones para creer que pudiera estar involucrado en un homicidio cuya
investigacin estaba en curso, y se le retuvo para su interrogatorio.
Se le retuvo. Me parece que le estoy oyendo dijo Clement y entonces se
levanta mi abogada y dice: Seora, este pobre muchacho fue retenido sin que se
hubiera formulado acusacin alguna contra l y no se le leyeron sus Derechos
Constitucionales. Oiga, ni siquiera s por qu estoy aqu. Nadie me ha dicho nada
todava.
Ests aqu porque ests metido hasta el cuello en un pozo de mierda, por eso
ests aqu.
S? Un amigo mo estuvo una vez en esta habitacin, se neg a firmar y no le
pas nada.
Mralo desde el punto de vista del tribunal, Clement. Qu te parece mejor?
Qu consigamos una orden y te detengamos por asesinato con alevosa, lo cual
significa la perpetua, o que digamos que viniste voluntariamente a declarar? Que bajo
ninguna coaccin ni temor, describiste las circunstancias
Clement empez a sonrer.
en que un hombre perdi la vida, metiendo todos los atenuantes que pudo
haber, como tu estado mental o emocional en aquel momento, si hubo alguna
provocacin o amenaza contra tu persona De qu te res?
Debe de creer que slo llegu a la escuela preparatoria, para que me trague
todas esas leches dijo Clement. No tengo obligacin de decirle una palabra. Pero
le puedo decir lo que quiera y usted no puede utilizarlo porque no he firmado ese
papel. Conque qu estamos haciendo aqu?
Es una formalidad. Tengo que darte la oportunidad de hablar. Qu no hablas?
Te llevo al garaje, te coloco delante de una pared y te dejo hecho un guiapo con el
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Clement Qu tal?
En buen lo se ha metido dijo Clement. Carolyn le dijo que no hablasen
conmigo si no estaba ella delante.
Si pasas la noche aqu, a lo mejor cuando se entere se enfada mucho y da
patadas en el suelo. Pero sabe que esto son gajes del oficio. Si vemos una
oportunidad, hay que aprovecharla. Mira, vamos a la otra habitacin. Quieres un
caf?
Ya deca yo que quin iba a ser el bueno dijo Clement.
Se sent a la mesa de Hunter e hizo girar la silla, con indiferencia, hasta que vio en la
pared una hilera de fotografas en color, que llegaba desde la mesa de Norb Bryl,
donde estaba Raymond, hasta el perchero, junto a la puerta. Raymond se haba
sentado en ngulo recto con la mesa y miraba a Mansell, que a tres metros de
distancia, y con el cuerpo medio vuelto, ocupaba la mesa de Hunter.
Pobres tipos dijo Clement. Han enchironado a todos stos?
A un noventa por ciento. Esos son los graduados de este ao, hasta ahora.
El noventa y ocho por ciento son negros. Qu mierda estoy haciendo aqu?
Quieres que te lo diga?
A ver si me lo dice alguien. Adivino lo que ansia su corazn, pero s que no
tiene pruebas contra m, o ya estara en el edificio de ah enfrente.
Es posible que me haya precipitado un poco.
Yo creo que se ha precipitado mucho.
Ya sabes que uno se pone nervioso.
Hay que saber conservar la calma dijo Clement. Evidentemente alguien
vio el coche en alguna parte.
Por de pronto en el lugar del crimen.
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No.
As que se aburre, no tiene nada que hacer, y dedica ms tiempo al trabajo.
Raymond no dijo nada. Esper, mirando el reloj de pared. Eran las once y cuarto.
Usted ha matado a alguien? pregunt Clement.
Bueno, ltimamente no.
Venga. A cuntos?
A dos.
Negros?
Cuanto estuve en Anti Robos. Se senta incmodo.
Con esa pipa que lleva? Siempre estoy queriendo preguntarle por qu le pone
esas bandas de goma alrededor de la culata.
Porque as no se me escurre.
Pero hombre, llvela enfundada. Y cmprese un arma de buen tamao, no esa
pistolita de saln.
A m me sirve dijo Raymond. Aquello le resultaba familiar: una mesa en el
bar Athens y varios policas sentados a una mesa.
S? Clement pase la mirada por toda la oficina hasta volver a Raymond
Cruz, sentado con los pies en la mesa. Se le da bien tirar?
Raymond se encogi de hombros.
Paso el examen todos los aos.
S? Clement hizo una pausa, mirando ahora fijamente a Raymond.
Estara bien que hiciramos una competicin de tiro, no cree?
Conozco un sitio en Royal Oak dijo Raymond. Est en el stano de una
ferretera.
No digo en un tiro al blanco dijo Clement sin apartar la mirada de los ojos de
Raymond. Digo en la calle. Esper a que sus palabras surtiesen efecto. Una
cosa improvisada.
Se lo dir a mi inspector, a ver si me da permiso.
No har tal cosa, porque sabe que hablo en serio dijo Clement.
Se miraron mutuamente en silencio, a los ojos, y Raymond se pregunt si aquello
formara parte del juego. Ver quin apartaba la vista primero. Un juego de nios, slo
que esto era de verdad, estaba sucediendo.
Puedo hacerte una pregunta? dijo.
Cul?
Por qu mataste a Guy?
Joder, to dijo Clement, despus del tiempo que llevamos hablando, cre
que habamos hecho algn progreso. Qu ms da por qu? Aqu, estamos usted y yo,
mirndonos, calibrndonos el uno al otro. Qu tiene que ver Guy ni nadie con esto?
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Unos meses antes, el dominical del Detroit News Magazine haba publicado un
reportaje con entrevistas a ocho mujeres que trabajan, en el que se describa cmo
se ganaban la vida exactamente, con fotos en color de cada una en su trabajo. Las
mujeres eran: una operadora de gra, una tcnica del automvil, una directora de una
compaa inmobiliaria, una ama de casa, una abogada, una camarera, una decoradora
de interiores y una asesora urbana.
La abogada era Carolyn Wilder, fotografiada con una chaqueta de ante en su mesa
de comedor-escritorio. Enmarcado a su espalda en la pared y un poco desenfocado, se
vea un letrero que deca en grandes caracteres:
Hagan lo que hagan las mujeres, tienen que hacerlo dos veces mejor
que los hombres para que se las considere la mitad de buenas.
Afortunadamente, eso no es muy difcil.
CHARLOTTE WILTON
ALCALDESA DE OTTAWA, 1963
A dos columnas, debajo de la foto, el texto deca as:
CAROLYN WILDER, abogada y socio principal de WILDER, SULTAN Y FINE,
Birmingham.
Hubo una poca en que me crea artista. Es ms, asist durante tres aos
al Centro de Estudios Creativos. Convencida de que dibujaba bien y pintaba
satisfactoriamente, sal a la calle con mi carpeta y encontr trabajo en el
Departamento Artstico de una conocida agencia publicitaria del automvil,
donde la palabra creativo se oa constantemente, pero la creatividad
apareca muy pocas veces en sus anuncios, si es que apareca. Me cas con
uno de los jefes creativos y a los dos nos despidieron y nos divorciamos en
el espacio de quince meses por dos acusaciones de insubordinacin. (No
tener hijos, dibujar poco). Cmo pas a ejercer la abogaca, es una historia
compleja. El caso es que llegu a ver claros mis objetivos y eso me ayud a
hacer la carrera de Derecho en la Universidad de Detroit y a estudiar durante
dos aos en la asociacin para la Defensa y Ayuda Legal. All me especialic
en Derecho Penal, tal como se ejerce diariamente en los Juzgados Frank
Murphy. Mis clientes en su mayora estn acusados de delitos mayores:
asesinato y homicidio, violacin, robo a mano armada y agresiones. El
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Raymond Cruz se tropez con ella en el quinto piso, donde en las dos Salas del
Juzgado Murphy estaban teniendo lugar vistas preliminares y en el corredor
esperaban testigos y parientes.
Eran las once de la maana. Raymond sala de una de las vistas, despus de
identificar como Liselle Taylor a una mujer atada y amordazada con unas medias
panties y muerta de dos balazos en la cabeza. Tambin haba declarado que al mostrar
la foto a Alfonso Goddard, el seor Goddard haba negado conocer a la fallecida
hasta despus de varias horas de interrogatorio, cuando dijo: Ah, s, la conozco.
Ustedes me preguntaron si era mi amante, y yo dije que no a eso porque no era mi
amante, simplemente vivamos juntos, comprenden?. Haba otras dos vistas
programadas para esta semana Cinco casos abiertos en la Brigada y Carolyn
Wilder le detuvo y le cogi por el brazo en el abarrotado corredor.
No vuelva a hacerme eso dijo. Me da igual que slo sea para invitarle a
una copa. Cuando yo digo que slo puede hablar con un cliente mo en mi presencia,
quiero decir eso exactamente.
Raymond cubri con su mano la que Carolyn haba puesto en su brazo. Ella la
retir al instante.
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Qu le ha dicho?
Que le detuvieron aprovechando aquel antecedente por conducir borracho.
Le soltamos, no? No tengo ni idea de cmo volvera a su casa, pero como siga
conduciendo sin carnet se va a meter en un lo muy serio.
Carolyn no sonri. Pareca simplemente molesta, herida en su amor propio.
Raymond la cogi desprevenida, con la guardia bajada:
Qu le dijo anoche Clement en su despacho?
All estaba otra vez la expresin de vulnerabilidad, un atisbo de la muchachita
insegura, asustada.
Eso no es asunto suyo. Por si no lo sabe, lo que un cliente puede decirme, es
confidencial
S, pero es que no fue eso. No le confi nada, la asust. Si hubiera usted visto
su expresin Poda haberle denunciado por agresin verbal. O por insinuaciones
indecentes o sugerencias obscenas. Por si acaso no se ha enterado, le voy a decir una
cosa. Raymond cogi a Carolyn de un brazo y pasando entre el pblico que
esperaba, le abri la puerta y entr tras ella en una sala vaca. Quiere sentarse?
Carolyn se dirigi a uno de los bancos del pblico, que eran como espaciados
reclinatorios de iglesia, se sent, cruz las piernas bajo una falda gris, se alis la falda
y se dio media vuelta en el banco para mirarle, o bien para mantener alguna distancia
entre ellos.
Qu?
Clement Mansell mat al juez y a Adele Simpson.
No tiene usted ms que probarlo dijo Carolyn.
Raymond contempl pausadamente la sala, antes de mirarla de nuevo.
Deje de ser abogada por un minuto, quiere? Clement Mansell ha matado a
nueve personas. Cuatro ms de las que sabemos, y siete por las que nunca ser
condenado. No es un chiquillo mal aconsejado, alguien a quien se puede defender y
compadecer. Es un asesino cabrn. Y le gusta. Le gusta de verdad matar gente. Lo
entiende?
Carolyn Wilder dijo sin levantar la voz:
Hasta un asesino cabrn tiene derechos segn la Ley. Anoche dijo usted: mata
gente. Y creo que yo le dije: cuntemelo. Los dos conocemos la funcin de esta
Sala. Si usted piensa que Mansell es culpable, traigmosle aqu y lo sabremos. Hasta
entonces, djele en paz. De acuerdo?
La seora abogada se levant del banco.
Raymond poda retirarse.
Se haba sentido as ante jueces que tenan la ltima palabra, golpeaban la mesa
con su martillo, y aquello se haba acabado. Haba tenido ganas de pegar a varios
jueces. Una vez haba tenido ganas de pegar a Alvin Guy, como ahora tena ganas de
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pegar a Carolyn Wilder. Pareca una reaccin natural. Lo raro era, en aquel momento
se dio cuenta, que no tena ganas de pegar a Clement Mansell.
Se vea a s mismo matando a Clement Mansell, pero no se vea pegndole un
puetazo, porque con l no haba ninguna emocin involucrada.
Aquel descubrimiento le permiti detenerse, le permiti poder decir algo, sin
miedo a que el tono de voz o algn matiz lo tergiversara. Ella haba pasado por
delante de l y estaba ya casi en la puerta.
Carolyn? Permtame que le pregunte una cosa.
Ella esper, girando el cuerpo a medias y mirndole inexpresiva. Que intentase
impresionarla, si poda.
Cmo es que antes me dijo en el corredor no vuelva a hacerme eso?
Refirindose a haber detenido a Clement y haberle llevado a Jefatura. Cmo es que
no dijo no vuelva a hacerle eso?
Carolyn dio media vuelta sin una palabra y sali de la habitacin.
Raymond se sinti mejor, pero no mucho.
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Por cierto, Clement y Sandy tomaron un taxi hace alrededor de una hora para ir
al Tel-Twelve Mal. Entraron all y los de la UMDM los perdieron.
No estn usando el Buick dijo Herzog. Cmo es eso?
Yo creo que lo ha limpiado y no quiere volver a tocarlo.
Quiz debi usted requisarlo ayer.
Como ya le dije, era cuestin de prioridades. La UMDM sigui a Sandy y estn
muy seguros de que no se deshizo de nada. Y si no la hubieran seguido, el seor
Sweety no sera lo importante que es hoy.
Quin es el seor Sweety?
Recuerdas que Sandy fue ayer a Kercheval, a un bar llamado Sweetys
Lounge?
Herzog asinti con la cabeza.
Y sali con un hombre y entraron en la casa de al lado.
Sali con el seor Sweety y entraron en la vivienda del seor Sweety.
No me dijo ayer que era negro?
S. Y segn el expediente de Mansell, tambin lo es el hombre que se llama
Marcus Sweeton, que actu algn tiempo con Clement cuando vino aqu y antes de
unirse al Equipo de Demoliciones; Sweety tiene dos condenas a su espalda, una la
cumpli en libertad condicional y la otra la cumpli. Fue por un delito de uso de arma
de fuego, y supongo que no debe de querer una tercera condena, porque desde
entonces se ha mantenido limpio y ahora lleva el Sweetys Lounge.
Cmo ha conseguido la licencia para despachar alcohol?
Est a nombre de su hermano. Sweety dice que l no es ms que el barman,
pero lleva el negocio y vive en la casa de al lado con su novia, Anita. El hermano de
Sweety trabaja en Chrysler Mound Road. Sabemos por tanto que Marcus es el seor
Sweety, del Sweetys Lounge. Art Blaney se acuerda de l.
Para qu necesitamos un ordenador teniendo a Blaney?
Eso le dije a Norb. Art mir al cielo como si tuviera all escritas sus notas.
Qu queris saber? Marcus Sweeton, alias Mark el Oscuro, Sweetwater, un par de
cosas ms, y seor Sweety. Gana unos quince mil dlares al ao con el bar y otros
veinticinco o treinta con drogas, nada que valga la pena registrar, un pequeo
fumadero-esnifadero de barrio.
As es como se mantiene limpio?
Bueno, todo es relativo dijo Raymond. Limpio, comparado con atracar un
local a punta de pistola. Art dice que Mansell le utilizaba como perro perdiguero. El
seor Sweety entraba en un fumadero es un tipo muy campechano, se sentaba,
charlaba un rato, pasaba un poco de perico, contaba unos cuantos chistes As
trabajaban. Les pona ciegos de coca y cuando entraba Clement lo tena fcil, slo era
desplumar a esos payasos sentados que le miraban con sonrisa boba.
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Clement compr un rifle automtico Ruger del 22, de diez tiros, que realmente vala
87,50, por 69,95, y una caja de municin del 22 largo en el K-mart de Tel-Twelve
Mal. Se acerc al mostrador de las mquinas de escribir y pregunt a la chica si
poda probar una. La chica contest que desde luego y le dio una hoja de papel.
Clement tecle un minuto con los dedos ndices, sac el papel de la Smith-Corona y
se lo llev. Vio un sombrero negro de cowboy que le gustaba, se lo puso, sali con l
a la calle y anduvo la manzana hasta Red Bowers Chevrolet, donde Sandy Stanton
vagaba por el local de compra-venta de coches usados, con sus botas de tacn alto y
sus vaqueros apretadsimos.
Le vio llegar con el sombrero negro puesto y la bolsa del K-mart de la que
sobresala la caja alargada, y dijo:
Madre ma, qu has comprado ahora?
l contest que era una sorpresa y la cara de Sandy se ilumin.
Para m?
Clement dijo que no, que para otra persona. Mir a su alrededor a la fila de
Ofertas de Primavera, y le pregunt si ya tena elegido alguno.
Sandy le llev hasta un Pontiac Firebird, refrigerado por aire, con el cap pintado
con pintura metalizada roja y oro y en cuyo parabrisas se reflejaba el sol.
A que es guapo? Parece que se va a tragar a todos los otros coches.
Clement dijo:
Nena, te dije que quera un coche corriente, no voy a aparcar delante de el Big
Boy. Slo necesito cuatro ruedas a tu nombre hasta que las cosas se pongan un poco
mejor. Aqu tienes siete billetes de cien dlares, lo que nos queda para comer hasta
que consigamos ms. Compra un coche que est bien y recgeme all, si es que puedo
cruzar Telegraph sin que me atropellen. Ves ese letrero de Ramada Inn? Estar all
tomndome una copa.
Sandy le compr un Mercury Mondego del 76, pintado de azul plido sobre el
xido y con slo sesenta mil kilmetros, por seiscientos cincuenta ms impuestos, y
Clement dijo:
Esto ya es otra cosa.
Otro hombre nacido en un campo de petrleo arrendado y que hubiera viajado en
camiones de reparto hasta los doce aos, probablemente soara con Mark Seises y
Eldorados. Clement, no. l haba conducido, haba posedo durante diversos perodos
de su vida aproximadamente 268 coches de todas marcas y modelos, contando el
Chevrolet cuatro cilindros en V que se haba comprado a los diecisiete aos y el TR3
de segunda mano que se compr una vez que se haba sentido deportista. Todos los
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dems los haba robado. Clement deca que los coches eran un medio de transporte, o
un medio de conseguir dinero para gastar. Para impresionar a alguien y que abriera
mucho los ojos, era mejor meterle en la boca una 4 5 con bao de nquel y echar para
atrs el percutor.
Clement volvi al centro y a Lafayette Este, pero no subi al apartamento. Sandy
dijo que iba a comprar a Vernors. As que mientras ella estaba en el supermercado de
un poco ms abajo, Clement encontr una cabina telefnica con gua y busc Cruz
Cruz, Cruz, Cruz Ningn Raymond Cruz, cosa que tampoco esperaba
encontrar, claro, pero haba un M. Cruz (inicial en vez de nombre completo, truco con
que las mujeres crean evitar las llamadas obscenas), y Clement se apost a s mismo
veinte centavos, al marcar el nmero, a que M. Cruz era la ex mujer de Raymond
Cruz.
La UMDM llam a Raymond Cruz. Sandy Stanton volva ya y cruzaba la calle hacia
el 1300 de Lafayette con una bolsa de cosas de comer. Un coche de la Comisara
Nmero i le dej all, a la entrada semicircular del edificio, en menos de cuatro
minutos. Cuando entr Raymond, Sandy estaba en el portal, sacando del buzn las
facturas de las tarjetas de crdito de Del Weems.
Hombre, hola! le dedic una simptica sonrisa.
Raymond sonri tambin admirativo, casi a punto de creerse que Sandy se
alegraba de verle.
Qu le trae por aqu, si se puede saber? Si viene por Del todava no ha vuelto.
Raymond dijo:
No, vengo por ti, Sandy.
Ella dijo, ah, y su luminosidad se apag en parte.
Subieron al 2504. Raymond fue a contemplar la vista, mientras Sandy corra al
cuarto de bao. Estuvo all mucho tiempo. No se oa nada. Raymond escuch,
preguntndose si estara tirando algo por el retrete. Sali vestida con sus shorts
satinados, de correr, una camiseta blanca con el dibujo de una cara, descalza, y
diciendo que haba tenido que quitarse los vaqueros. Que ojal la ropa incmoda no
estuviera de moda, pero que qu iba a hacer. Haba que estar al da. Como eso de las
botas de cowboys. Ella en su pueblo haba trabajado en un picadero del parque de
Spring Mills, y siempre llevaba botas de cowboys. Quin le iba a decir que un da
estaran de moda y la gente se las pondra para ir de compras. Hablaba muy deprisa
para no dejar hablar a Raymond y que a lo mejor se olvidara de por qu haba venido.
Le dio tiempo de identificar la cara grabada en la camiseta y de leer las palabras
Salvad a Bert Parks.
Sandy titube demasiado y l dijo:
Dnde est Clement?
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Dos veces, pens Raymond. La crea porque quera creerla y porque era
razonable. No le gustaba tropezarse con cosas que no parecan razonables y tener que
cambiar sus planteamientos.
Le gustaba que la chica estuviera preocupada y sigui adelante con el tema.
Porque la verdad es que me extraa. Un coche que haba sido identificado en la
escena del crimen, el Buick de Del.
Sandy puso los ojos en blanco. Una niita, ah de pie, con sus shorts satinados de
correr, con los pezones apuntando a Bert Parks por debajo de la camiseta. Tan
flacucha Le dio pena.
Qu pasa? pregunt.
No, nada Dios!
Todava no hemos conectado a Clement con el coche, pero sabemos que l los
mat a los dos, al juez y a la mujer, Adele Simpson.
Est empezando a nevar dijo Sandy. Y no estamos ms que en octubre.
Pregntaselo dijo Raymond. Pero ah est la cosa, le gustara saber a
Clement que fuiste en el coche, en el Buick, a ver a un hombre que haba sido
cmplice suyo, y que poda ser sospechoso en el asesinato de Guy? Comprendes lo
que te estoy diciendo?
Qu si lo comprendo? Usted qu cree?
As que no es tanto que Clement no supiera que fuiste all. Es que t no quieres
que lo sepa.
Si usted lo dice
Por qu no quieres que lo sepa, Sandy?
No le gusta que fume demasiada hierba.
Fumas cuando ests nerviosa o preocupada?
S, normalmente.
Pues tal como van las cosas, Sandy, te aconsejo que te compres un par de kilos
de buena colombiana.
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Clement nunca haba patinado sobre hielo, pero comprendi que la laguna de Palmer
Park tena que ser un buen sitio. No era una pista abierta, como la mayora. Era un
lago de un kilmetro cuadrado. Con islas de madera en medio, alrededor de las cuales
se patinaba. Un buen sitio para tirar el Ruger cuando hubiera acabado con l. Aparc
junto al pabelln de refrescos y ataj por entre los rboles, bajando por Merrill
Plaisance Drive hasta donde unos minutos antes haba escondido el rifle entre unos
arbustos.
Eran casi las seis. Estaba oscureciendo muy deprisa. Cogi el rifle y se dirigi al
lmite de la arboleda, donde (por encima de Merrill Plaisance y la estrecha isla que
separaba la avenida de la calle residencial) se vea directamente la fachada del
edificio de apartamentos, de cuatro pisos, en forma de L, que era el 913 de
Covington, la casa del teniente grasapollo Raymond Cruz el del bigote triste y un
aspecto tranquilo que poda ser debido a la cortesa o sencillamente a una estupidez
supina.
Clement haba dicho a la voz femenina del telfono, la ex mujer del polica:
Cul dice que es la direccin de Ray? Porque se me ha perdido Y el nmero del
apartamento? Ah, s, s, en el primer piso no?. Luego haba buscado en el buzn el
nombre de la encargada del edificio y la haba llamado, diciendo que era el teniente
Hunter; estaban preparando una fiesta sorpresa para el teniente Cruz; pensaban entrar
en la casa, y cuando l no estuviese mirando, meter por la ventana un regalo sorpresa,
una cadena estreo; y quera saber cul era su ventana para colocarla en el exterior.
La encargada le dijo que en este barrio ms vala que pusieran un polica vigilando el
regalo, o los sorprendidos iban a ser ellos cuando se asomaran para cogerlo.
Haba tres ventanas: una con un acondicionador de aire, otra con una planta, y
otra con persiana veneciana levantada, sobre la acera de Covington.
Las seis y diez.
La encargada le haba dicho que sola estar en casa a las seis y media lo ms
tarde, a no ser que no volviera en absoluto. Ella viva en el apartamento contiguo y si
estaba en la cocina, oa la puerta al cerrarse y, a veces, msica. No tena ya un
tocadiscos? Uno muy malo, dijo Clement, lo que probablemente era verdad.
Un Plymouth azul cuatro puertas. Clement haba odo decir que los policas no
usaban sus coches particulares estando de servicio, porque nadie los quera asegurar.
Y veinte. En el cielo quedaba un ltimo rastro de color rojo. La fachada del
edificio ya no se dibujaba claramente, y en los apartamentos empezaban a encenderse
algunas luces. Clement hizo clculos mentales mirando a las oscuras ventanas de
Raymond. Distancia, unos cientos cincuenta metros. Pero difcil el disparo con todos
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La casa de Carolyn Wilder en Van Dyke Place, saliendo por Jefferson, haba sido
construida en 1912 siguiendo las normas formales de un edificio de Pars. En las
dcadas de los veinte y los treinta, haba pasado sucesivamente de residencia a local
clandestino donde se serva alcohol en los tiempos de la prohibicin y a restaurante
con un men limitado pero selecto (por lo general para residentes del Grosse Point,
clientes habituales a quienes no importaba reservar mesa con una semana de
anticipacin). Carolyn Wilder la compr como inversin, contrat a un decorador, y
en plena restauracin de su esplendor pasado, decidi instalarse en ella y convertirla
en su hogar.
De pie en el hall, frente a la escalera con alfombra de rosas, que daba dos vueltas
para subir al segundo piso, Raymond dijo:
Esto me suena.
La joven de color no dijo nada. Con los brazos cruzados y un vestido color crema,
le dej que mirase a su alrededor. La luz de dos apliques de pared se reflejaba en las
paredes cubiertas por espejos y daban un ligero tinte rosa al cristal de la enorme
lmpara de brazos que colgaba sobre ellos.
Usted tambin me suena dijo Raymond. Angela Davies no es.
No, no soy.
Es Marcie Coleman. Hace unos dos aos?
Har dos aos en enero.
La seora Wilder la defendi.
S.
Si no recuerdo mal, le ofrecimos homicidio y lo rechaz. La juzgaron por
asesinato con premeditacin.
S.
Le dir una cosa. Me alegro de que no la condenaran.
Gracias.
Cunto hace que estuvo aqu Clement Mansell?
Hubo una pausa, silencio.
La seora Wilder le est esperando arriba.
Algunas.
La habitacin era como una galera de pintura, con la luz amortiguada. Raymond
estaba seguro de que la mayora de los cuadros, no slo algunos, era obra de ella.
ste qu representa?
Lo que usted quiera que represente.
Estaba enfadada cuando lo pint?
Carolyn le lanz una mirada que era curiosa, pero cauta.
Por qu?
No s. Me da la sensacin de que estaba disgustada.
Creo que lo estaba cuando lo empec.
Se sent en una butaca de bamb con mullidos cojines de una tela de seda oscura,
junto a una estantera llena de libros, mitad dentro mitad fuera de un tenue rayo de
luz. No le haba invitado a sentarse, no le haba ofrecido una copa, aunque a su lado,
sobre una mesa de cristal, haba una copa de licor con un lquido color claro, y a unos
dos metros de Raymond, un carrito-bar sostena botellas de whisky y otras bebidas.
Marcie se ha vuelto a casar?
Se lo est pensando.
Seguro que el novio tambin se lo est pensando. Vive aqu?
Abajo. Tiene sus habitaciones. Pero la mayor parte de la casa est cerrada.
Raymond apart la vista del cuadro abstracto colgado sobre la chimenea, y se
volvi a mirarla: piernas cruzadas dentro de un caftn marrn (una especie de prenda
suelta), pies escondidos por un taburete que haca juego con la butaca.
Es usted otra persona cuando est en su casa?
Me parece que no le entiendo.
Sale mucho.
Cuando quiero.
Le voy a hacer una pregunta difcil.
Por qu no la hace?
Se est haciendo la mujer misteriosa?
Esa es la pregunta?
No Raymond hizo una pausa.
Se daba cuenta de que no le costaba ningn trabajo hablar con ella, decir lo
primero que se le vena a la cabeza, sin pensar cmo iba a reaccionar y sin que eso le
importara. Senta una ligera irritacin por estar ah de pie, delante de la mujer en la
sombra, pero la irritacin no le importaba porque poda controlarla. No quera
precipitarse a dar la razn de su visita. Le asestara un golpe con ella en su momento,
pero antes quera pincharla un poco. Le interesaba o le estimulaba. Una de las dos
cosas, o las dos.
Sigue pintando? pregunt.
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en prctica.
Me est diciendo que le ha retado a lo que en realidad es un duelo?
No me entreg su tarjeta ni me abofete, ni esas cosas, ni me dio a elegir las
armas. Pero parece que l se inclina por los rifles automticos. Estoy hablando de su
cliente. Al que cree saber cmo hay que tratar.
En voz baja, pero con un nuevo inters, Carolyn pregunt:
Qu piensa hacer?
Por de pronto mirar siempre por encima de mi hombro. Y no encender la luz
con las persianas subidas.
Qu opina el Departamento?
El Departamento de Polica?
Su inspector, su jefe, el que sea.
An no se lo he dicho a nadie. Acaba de ocurrir.
Lo va a decir?
Voy a denunciar los disparos, s.
Ya me entiende. Les va a decir que Clement le desafi?
Raymond esper unos segundos.
No lo he pensado.
Qu diferencia hay entre cmo ve usted a Clement Mansell y cmo le veo yo?
dijo Carolyn. Yo le digo que s cmo hay que tratarle. Usted, de hecho, me da a
entender lo mismo, que es una cosa personal.
Hay una gran diferencia dijo Raymond. Que yo tengo una pistola.
Ya lo s. Por eso creo que le atrae la idea dijo Carolyn. Un mano a mano.
No, ms bien Slo Ante el Peligro. O Tiroteo en el O.K. Corral. Hay que retroceder
cien aos y volver al Oeste para encontrar una analoga. Pero la hay.
Raymond pens en la chica del News.
Dijo: No s, y se interrumpi. La alusin al Oeste, a hombres aproximndose
con revlveres, se disolvi en su mente, y ahora vio nios jugando con armas de
juguete en una parcela vaca cerca de Holy Trinity, antes de que los sitios donde
jugaban desaparecieran debajo de una autopista. Despus vio a los mismos nios en
la escuela, a una niita rubia llamada Carmel algo, en una brumosa tarde de otoo
cuando estaban en quinto curso, dejndole caer una nota en el pupitre, que deca te
amo, en papel rayado, como un ejercicio del Mtodo Palmer. Nios que
intercambian secretos. Mucho tiempo atrs, pero todava muy vivido dentro de l,
parte de l ahora, cuando estaba sentado a una luz difusa junto a otra persona que
tena un secreto. Se pregunt si tendra amigos ntimos o alguien con quien hablar
sinceramente.
Qu es lo que no sabe? dijo Carolyn.
Quera decir que es curioso lo que ha dicho usted. Cuando habl con Clement
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insisti en que a m me interesaba tan poco hacer cumplir la ley, como a l infringirla.
l dijo eso?
S, que esto era una cuestin personal entre nosotros, que no tena nada que ver
con otras personas. Yo le dije en otros tiempos hubiramos resuelto esto entre los
dos, y l dijo: si nos diverta.
Carolyn le mir con intencin y dijo:
Eso no se lo ha contado a la gente con quien trabaja. Pero me lo ha contado a
m.
Se movi para delante sobre el almohadn de seda, ahora muy cerca de l pero
cerrada sobre s misma, con los brazos apretados contra el cuerpo, las manos
entrelazadas sobre la rodilla.
La otra noche en mi despacho me dijo: Puedo ayudarla?. Lo dijo dos veces.
Y las dos veces de una forma que estuve a punto de contrselo, quise contrselo.
Tena los ojos castaos, las pupilas dilatadas a la dbil luz los haca parecer
oscuros y claramente definidos, como los ojos acentuados en un dibujo, entintados,
con excepcin de un pequeo cuadrado blanco para indicar el reflejo de la luz, una
suave chispa.
Todo el mundo necesita tener alguien a quien contar sus secretos dijo
Raymond. Le gustaba la lnea delicada de su nariz, la forma de su boca, y vio el
punto por donde l se iba a introducir y se iba a apoderar de su labio inferior,
mordindolo con mucha dulzura.
Ella dijo:
Yo doy cosas por sentadas Creo que le conozco, pero no le conozco. Usted
dice Bellas Artes. Dice l tiene el don de la ubicuidad
Pero no lo tiene, verdad?
Ella no contest.
Djeme que la ayude.
Ella sigui mirndole a los ojos, sumergindose hasta el fondo de un lago,
armndose de valor.
Carolyn, le doy mi palabra
Ella dijo:
Abrzame por favor.
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Hicieron el amor en una cama con sbanas blancas y una cabecera de roble oscuro
que llegaba hasta el techo. Hicieron el amor casi enseguida, como si se hubieran
echado tanto de menos mutuamente que no podan esperar, las manos movindose,
aprendiendo deprisa, y cuando entr en ella, ella susurr una exclamacin de alivio
como Raymond nunca haba escuchado (ni siquiera en las camas con sbanas y
almohadas de decorador, con las mujeres que geman dramticas palabrotas).
Ninguna haba salido de s misma como Carolyn. Raymond se haba movido con ella
al unsono, entregado, pero tambin consciente de s mismo, porque no poda creer
que aquello estuviera ocurriendo, no poda creer que fuera Carolyn Wilder la que se
mova y emita los sonidos, empujando, arqueando el cuerpo con la cabeza cada
hacia atrs, esforzndose, iluminada por una luz muy suave que permita a Raymond
ver su cara como ella no la vea ni reconocera nunca, Raymond viendo una Carolyn
secreta, y luego en un instante, viendo que abra los ojos, plenamente consciente de
todo. Raymond quiso decirle algo. Dijo:
Te conozco.
El momento se convirti en un breve silencio, que, cuando los ojos de Carolyn se
cerraron de nuevo, se extingui y pas a ser algo que haba ocurrido haca muchsimo
tiempo.
cogen por eso de Guy, usted cae conmigo. Esta vez le dije que si ese asunto le
preocupaba, que contratara a un abogado porque yo no le representaba ya. l dijo
Ya lo creo que me representa. Dijo que al menor signo de que pudieran colgarle
algo, declarara por escrito que yo le haba pagado para que matase al juez Guy y
algo al efecto de que tena pruebas suficientes para demostrarlo o al menos para
evidenciar que yo tena un mvil.
Cmo puede tenerlas?
Eso es lo interesante, que cree que puede implicarme Carolyn se movi lo
suficiente para ver la cara de Raymond en la oscuridad. Esto es confidencial, eh?
Raymond no habl. Bueno, al fin y al cabo no te estoy diciendo nada que puedas
utilizar.
l tuvo una extraa sensacin, aunque el pecho de ella descansaba sobre su brazo
y sus muslos desnudos se tocaban. La sensacin de que volva la profesional, de que
la mujer que haba salido de s misma estaba retrocediendo otra vez, se estaba
reagrupando, quiz sin ella misma darse cuenta, all en la cama, en sus brazos.
Carolyn dijo:
Mira, si presentase una denuncia contra l, digamos que por extorsin, sera mi
palabra contra la suya. Que tendra bastante peso, pero no el suficiente para declararle
culpable. Se hara el pobre palurdo y dira que le entend mal. A Clement se le da
muy bien hacerse el tonto.
Retrocedamos un poco dijo Raymond. Primero dice que quiere cien mil
dlares o cantar, jurando que t le contrataste para que matara a Guy.
Teniendo en cuenta que es un oportunista dijo Carolyn, yo creo que lo que
quera era sacar partido a la muerte de Guy. Pausa. Le matara o no le matara l.
Raymond se dijo: espera, ten paciencia. No hagas caso por el momento de la
advertencia que te contrae las entraas.
Pero ahora es sospechoso, y me est diciendo que me esfuerce para impedir
que lo condenen, supongo que gratis, o me hundir con l.
Cundo te ha dicho eso?
Esta maana. Me llam al despacho.
Qu te dijo exactamente?
Que sabe, y puede probar, que Guy y yo habamos llegado a un arreglo, que yo
le pagaba por cada absolucin o reduccin de sentencia. Pero que, como yo declar
contra Guy en el Comit de Deontologa, y as colabor a que le inhabilitaran, se
supone que soy una de las personas a quienes amenaz descubrir. Iba a escribir un
libro dando nombres de personas con manos sucias y dedos indecentes, haba
dicho Guy en el peridico. Clement dir que yo hice matar a Guy para evitar que
escribiese el libro.
Clement ha tramado todo eso?
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Aquella maana Raymond estaba sentado a su mesa con una chaqueta deportiva de
mezclilla gris que no se haba puesto desde la primavera cuando empez a hacer
rgimen y ejercicio, y que ahora le estaba ancha, una talla mayor que la suya. Repas
un Informe del Comit de Deontologa Judicial sobre la investigacin al juez Guy,
viendo nombres conocidos. El de Carolyn Wilder apareca varias veces.
No cont a sus compaeros lo de los disparos, hubiera sido un intento de
asesinato o una bravuconada, no porque lo considerase una cuestin personal, sino
porque no quera pasarse la maana hablando de ello. Esta maana estaba muy
callado, reconcentrado, y le dejaron tranquilo. Hicieron llamadas telefnicas.
Trabajaron en otros casos. Miraron fotos de porno duro que haban encontrado
cuando registraron la casa de una vctima en busca de pruebas, lanzando
exclamaciones, silbando, Wendell fingiendo tener ganas de vomitar. Cuando Hunter
miraba una de las fotos, Norb Bryl le dijo: Te van esas cosas raras, eh?. Hunter
contest: Pero bueno, qu clase de degenerado crees que soy?, y Bryl haba dicho:
De los que miden como un metro ochenta, con bigote tirando a rojo, camisa a rayas
verdes. A medioda Raymond les dijo que no iba a comer.
Cuando se fueron todos, se quit la chaqueta deportiva, abri con llave la taquilla
de madera contrachapada que estaba junto al cargador de bateras GE, y colg en un
gancho de su interior su 3 8 de can corto con gomas en la empuadura. Luego sac
una pistolera que contena una Colt 9 milmetros automtica con empuadura de
nogal, se la puso, ajust con precisin la pistola a su sobaco izquierdo, y volvi a
ponerse la chaqueta, que ahora le sentaba perfectamente.
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Sandy se despert sobre un costado. Tena a Clement pegado a ella y algo duro que
presionaba sobre su trasero desnudo. Dijo:
Eso es para m, o es que tienes que ir al cuarto de bao?
Clement no contest. Anoche no le haba odo volver. Cuando se volvi para
mirar al Salvaje de Oklahoma, ste hizo una mueca, con los ojos todava cerrados, y
dijo:
Djame en paz.
Perdona, te he tocado, o algo? Lo pasaste bien anoche? No hubo respuesta
. Pues si te crees que yo me qued en casa Yo tambin sal.
La cara de nio de Clement estaba abotargada y roja y le ola el aliento a whisky
de malta rancio.
El Salvaje est agotadito? Adnde fuiste, so mierda?
Clement abri los ojos, parpade varias veces para enfocar y a la luz del medioda
que entraba por la ventana vio el pelo rizado de Sandy destacndose, dorado, sobre la
almohada. Dijo:
Fui a ese sitio de Woodward Lo pas tan bien, que me pareci que estaba
otra vez en mi pueblo. La boca de Clement estaba medio abierta contra la
almohada y hablaba como si le dolieran las muelas o acabara de comer chile
mejicano.
Qu? A qu sitio? pregunt Sandy.
l movi varias veces la boca para que perdiera su rigidez.
Prepara a tu albano dijo. Ya soy todo tuyo. Estaris all sentados cuando
yo entre. T nos presentas y estudiamos el negocio.
Dnde?
En Uncle Deanos.
Por favor, que es albano. No le gusta el country dijo Sandy, le gustan las
discotecas.
Clement mir a su pequea asociada, intentado encontrar algo de sentido comn
en lo que haba dicho. Por fin dijo:
Guapa yo quiero hablar con ese hombre, no quiero bailar con l.
Pero y si no quiere ir all?
Qu pasa, t no tienes buena mano? Clement introdujo su propia mano y
pellizc a Sandy entre sus piernas delgadas. Eh?
Estate quieto.
Pero qu es esto? Clement cerr los ojos, explorando. Bigotes? Te me
ests dejando bigotes?
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Me haces dao.
Pero un dao rico, eh? Te gusta ah? Est bueno, eh?
Sandy se dio vuelta hacia l, impulsndose con las caderas, pero se detuvo.
No lo hago hasta que no te laves los dientes.
Venga ya dijo Clement. No hace falta besarte. Lo hacemos y ya.
Comieron unos filetes empanados a lo campestre, con salsa Stove Top y cervezas
Miller, en el comedor en forma de L, mientras fuera la ciudad se volva oscura y
empezaba a adquirir su brillo nocturno. Era la hora favorita de Clement. Dijo:
Bueno, ahora te escucho. Hblame de los albanos.
Sabes dnde est Italia y cmo sobresale por abajo? dijo Sandy. Pues
Albania est al otro lado.
Clement pens. Joooder Pero l se lo haba buscado y dijo: s?, llenndose la
boca de Stove Top y sonando todo odos.
Los albanos que viven aqu dijo Sandy, por lo visto son los, esto te va a
encantar, los ms peleones, que no podan vivir ni bajo los turcos, ni bajo los
comunistas, ni bajo nadie. As que se vinieron aqu.
En qu sentido son peleones?
Skender dice que para ellos, si le haces algo a un hermano, se lo haces a l.
Quiero decir, que si les pasa algo, se unen para vengar a su familia. Qu un marido
pega a su mujer? Ella se va a casa y se lo dice a su padre. El padre se va a buscar a su
yerno y le pega un tiro.
Ah, s, eh?
Pero entonces el hermano del yerno se carga al padre, y el hermano de la mujer
del to mata al hermano del marido. Y algunas veces tienen que traerse a alguno de
Yugoslavia, que es donde estn los ms peleones, para que vengan y acaben con la
cuestin porque ya es un verdadero lo y todos se estn matando unos a otros.
Dnde rayos estn, en Detroit o en Tennessee?
Unos cuantos viven en Hanstramck, mezclados con los polacos dijo Sandy
. Otros viven en barrios residenciales, en Farmington Hills, por todas partes. Hay
ms albanos aqu que en ninguna otra parte de los Estados Unidos, pero siguen
conservando esa antigua costumbre, Skender dice que se llama besa y que es como el
Cdigo del Oeste.
Cmo se llama?
Besa. Es como un juramento. Como te doy mi palabra. Algunas veces
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Antes de salir del apartamento, Clement fue al armario de Del Weems y eligi una de
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sus chaquetas de sport, el modelo Lily Pulitzer, rosa, amarilla y verde. La baj al
vestbulo y se la tendi a Thomas Edison, el conserje, por encima del mostrador.
Eh, Tom, esto es para ti. Por si no te vuelvo a ver.
El conserje, que haba visto a Del Weems con la chaqueta todo el verano anterior,
le dijo:
Nos deja?
S, ha llegado la hora de irse a otra parte. Me siento como si estuviera viviendo
en una pecera, con la gente observando todos mi movimientos.
Mire usted, no s si puedo aceptarle esta chaqueta.
No seas vergonzoso dijo Clement. Es por dejarme usar tu coche qu
mierda, por ser un buen chico. Te voy a decir una cosa. Conozco a blancos que han
sido amigos mos desde hace aos, pero no me fiara de ellos como me fo de ti.
Pntela y vers cmo se les alegran los ojillos a las negritas.
Eran casi las ocho y Thomas Edison terminaba su jornada de trabajo. El vigilante
nocturno estaba con l junto al mostrador. Miraron a Clement, que se diriga a los
ascensores y entraba en uno para bajar al garaje. Cuando se cerr la puerta, Thomas
Edison dijo al vigilante nocturno:
Qu me ha dicho?
T qu crees que te ha dicho? Te has portado como un blanco, chico.
Thomas Edison sac de su bolsillo la tarjeta que le haba dado el polica negro
(Wendell Robinson se llamaba), cogi el telfono y marc el nmero que indicaba la
tarjeta para el Departamento de Homicidios, Brigada siete. Dijo:
Ese palurdo hijo de mala madre que estn buscando usa un Mercury Mondego
del 76, azul claro, hecho una mierda. Qu? Espere, vamos a hacer una cosa. Usted
me hace las preguntas una a una, y yo ver si puedo darle las repuestas. Qu le
parece?
20
Raymond sali del Sweetys Lounge y se dirigi a la casa de al lado. En las ventanas
haba una luz tenue; el portal estaba oscuro. Llam al timbre. El hombre negro que le
abri la puerta vestido con una bata de terciopelo, dijo apartndose:
Hola, qu tal? Pase.
Raymond se pregunt si le habra tomado por otra persona. Entr, sinti el olor de
incienso, se volvi y vio muebles cubiertos por fundas de plstico, oy msica
Motown que no logr identificar y que le llegaba de la parte de atrs de la casa, y vio
una fotografa con marco iluminado de un hombre joven, con pelo castao y melena,
raya en medio y barba. Raymond se volvi completamente para mirar de frente al
hombre de color, el seor Sweety, que ahora estaba de pie delante de la puerta
cerrada, el seor Sweety, que levantaba una mano para frotarse la cara pensativo, y
mostraba a Raymond el brillo de varias sortijas de oro.
Esta noche no trabaja? pregunt Raymond.
S, trabajo. Slo que todava no estoy trabajando.
Estaba estudiando a Raymond. Los dos tenan la misma estatura, aunque el seor
Sweety era mucho ms corpulento. Cuando Raymond contempl la bata de terciopelo
con bordes beige y rojos, pens en unos cortinajes.
El seor Sweety dijo:
No nos vamos a andar con historias, verdad? Usted tiene cara de fumar puros,
agente, dudo que le guste lo que yo tengo.
Raymond le estaba enseando su carnet, y al decir su nombre, son el estarfn.
No est mal, tiene efectos sonoros dijo el seor Sweety. Si quiere llamar
por telfono, est ah, en el pasillo del fondo.
Cuando Raymond volvi a la habitacin, el seor Sweety estaba sentado en el
sof, con las piernas cruzadas, fumando un cigarrillo. Dijo:
Ya me pareca a m que no era de la Brigada contra el Vicio. Cuando vienen
sos, no sabe qu pintas, la camisa abierta hasta aqu, algunos con pendientes.
Raymond se sent frente a l. Mir otra vez la foto del marco iluminado.
Qu coche tiene usted?
Eldorado. Quiere la matrcula? S.W.E.E.T.Y.
Tiene un Mondego del 76?
No, nunca lo he tenido.
Sabe de alguien que lo tenga?
As de momento, no.
Cmo le va a su amigo Clement Mansell?
Ay, Dios! el seor Sweety movi la cabeza con cansancio. Lo saba.
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Cmo dice?
Que me tema que saliera a relucir. No he visto al Salvaje creo que desde hace
un ao. El to va demasiado deprisa. Yo me establec y me dej de locuras.
El otro da vio usted a su novia.
Ah, s, Sandy s viene, le gusta la hierba. Viene de vez en cuando.
Le dijo Sandy por qu mat Clement al juez?
Sandy no me dijo nada. Esa colgada entra corriendo y sale corriendo.
Le podemos cerrar el establecimiento.
Eso ya lo s.
Y le podemos enviar a pasar un ao en la Casa de Correccin de Detroit. He
pensado que a lo mejor le interesa negociar.
Qu puedo darle yo? Le digo que no tengo nada que darle.
La colgada entr corriendo dijo Raymond, pero no sali corriendo
enseguida, se qued un rato, verdad?
Probando mercanca. Ya se sabe cmo son las mujeres, les gusta ir de compras.
Raymond titube. Y se arriesg.
Por qu Sandy no quiere que sepa Clement que vino aqu?
La pregunta cogi a Sweety desprevenido. Raymond lo vio. Vio el sobresalto en
los ojos del hombre, pero al instante haba desaparecido.
Parece usted un poco confuso. Cul es el problema?
No hay ningn problema.
Por qu no le gusta a Clement que venga aqu?
Yo no s si le gusta o si no le gusta, no s nada de ese tipo.
Anda ya!, pens Raymond. Su mirada volvi a posarse en el hombre de aspecto
escandinavo de la foto y regres luego al seor Sweety.
Por qu cree usted que mat al juez?
Yo no s que le matara.
S, le mat l dijo Raymond. Pero el coche no lo conduca otra persona.
Encuentra lgico eso?
Mire, le digo que yo no s nada. No quiero saber nada.
Qu motivo pudo tener?
El seor Sweety suspir.
Eso tendr que preguntrselo a l.
Ya se lo he preguntado.
S? Y qu le ha dicho?
Me dijo que eso qu ms daba. Esas fueron sus palabras dijo Raymond.
Qu ms da.
Si habla usted con l as, por qu est hablando conmigo?
Porque a usted le gustara ayudarme. Le gustara quitarse para siempre al
Salvaje de encima. Pero teme que si dice algo, Clement lo descubra. El seor
Sweety no dijo nada. Al cabo de un momento, Raymond se levant. Puedo hablar
por telfono? pregunt.
En el pasillo oscuro, el ritmo de la msica Motown llegaba ahora de ms cerca,
sala de un dormitorio. Raymond acerc una de sus tarjetas azules a la luz para leer
un telfono escrito al dorso, y marc el nmero. Contest una voz masculina:
Lafayette Este.
Con el sargento Robinson, por favor. Raymond esper. Cuando oy la voz
de Wendell dijo: Qu hay de nuevo?
Hemos recibido una llamada sobre el Mondego dijo Wendell. Les dije que
tomaran la matrcula a ver si coincide y comunicaran a la UMDM dnde est el
coche. Pero te das cuenta del problema?
De cul de ellos? dijo Raymond. No veo ms que problemas.
Le vieron en Oakland, o en Macomb County, en alguna parte, y se hizo cargo la
polica local. Pueden detenerle por conducir sin carnet, pero no pueden sacar un arma
del coche a no ser que est bien a la vista. Suponte que lo hacen. Le tenemos fuera de
nuestra jurisdiccin bajo una acusacin idiota de tenencia de armas. Comprendes lo
que te digo?
Diles que Raymond se interrumpi. En este momento no me importan
las cuestiones de jurisdiccin. Pero tenemos que estar seguros de que la prueba es
admisible. Si le encontramos con un arma encima, primero, tiene que ser el arma
concreta y luego hay que establecer ante el Tribunal que el registro fue legal. La
nica forma segura de cogerle es por la infraccin de trfico, ponerle una multa y que
no la pague. Entonces se puede registrar el coche para hacer una lista de sus
posesiones. Si no, si dices que tienes motivos para creer que llevaba un arma
homicida basndote en qu? Mierda, veo que se nos vuelve a escapar por un
tecnicismo.
Adems no llevara el arma encima dijo Wendell.
Probablemente no. Pero qu hace por ah en coche? De dnde lo ha sacado?
Y qu pasa con Sandy Stanton?
Sali y no ha vuelto.
Qu dice tu amigo de dejarnos entrar en el apartamento?
S, el seor Edison dice que s. Pregunt si tenamos orden de registro y le dije
que t te estabas encargando de eso.
Qu fijacin con los derechos legales dijo Raymond. Si vemos algo que
nos interese, pediremos la orden y volveremos. Y el Buick?
No se ha movido. Nadie se ha acercado a l.
Bueno, llama a una gra y que se lo lleven. Yo acabo aqu enseguida.
Oigo a los Commodoros. T y el seor Sweety estis oyendo discos?
21
S, esto est muy oscuro dijo Clement en Uncle Deanos mirando las
cornamentas de ciervo de las paredes y los espejos enmarcados en arneses de caballos
. Ms oscuro que la mayora de los sitios de msica country, pero es ntimo. Pens
que ya que bamos a tener una conversacin ntima, por qu no tenerla en un sitio
ntimo? Clement se enderez y mir para arriba. Si no fuera por ese maldito
trasto de billar mecnico. Suena igual que un mono tocando el rgano se volvi a
acomodar. Lo que s te dir, es que si a nuestra madre no se la hubiese llevado un
tornado la primavera pasada, esta reunin la tendramos en Lawton.
Se refiere a Lawton, Oklahoma explic Sandy a Skender Lulgjaraj.
Hombre, habr odo hablar de Lawton, no? Si no, desde luego habr odo
hablar de Fort Sill Ten, con esto te sentirs ms en ambiente.
Se quit su elegante sombrero de K-mart, extendi el brazo por encima de la
mesa, y se lo coloc a Skender Lulgjaraj en la cabeza cubierta por espeso pelo negro.
El sombrero qued muy alto y Skender intent encasquetrselo volvindose hacia
Sandy.
Oye dijo Sandy, pareces un verdadero cowboy.
Yo creo que no me cabe dijo Skender sujetando el ala con la dos manos.
Yo creo que s. Y te va muy bien con el traje.
Sandy alarg el brazo para sacudir un grano de palomitas de maz de la solapa
negra, y luego sac otro de entre el vello que asomaba por la abertura en V de la
camisa de seda beige.
Clement detuvo a la camarera con el brazo.
Oye, me encanta tu camisa le dijo. Guapa, trenos otra ronda, haz el favor.
Y ms palomitas. Y dile a Harry que cuando reanuden, que toque You Pick a Fine
Time to Tell Me, quieres? Gracias, bonita se volvi hacia Skender. A mam le
encantaba esa cancin. Cada vez que la oa se pona enfadadsima y deca: esa mujer
no tiene vergenza, dejar abandonados a cuatro nios, cuatro nios hambrientos. Yo
creo que era la que ms le gustaba, bueno, un poquito detrs de Luckembacky Texas.
Seguro que sa s la conoces.
Luckenque? dijo Skender.
Se est quedando conmigo dijo Clement a Sandy. Te ests quedando
conmigo, Skender? No me irs a decir que nunca has odo a Waylon tocar
Luckenback, Texas. Es hora de volver a los fundamentos de la vida?
Hora de volver a los fundamentos del amor, no de la vida dijo Sandy.
Clement la mir entrecerrando los ojos.
Ests segura?
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Sandy mir hacia la tarima del rincn, donde Larry Lee Adkins y los Hanging
Tree, tres guitarras y un batera, se estaban preparando para tocar.
Acaban de tocarla. Pregntaselo a sos.
Clement estaba pensativo.
La letra es: vamos a vender tu anillo del brillante, comprar unos vaqueros y
botas de ante
Y sigue: tenemos un garaje de cuatro plazas y seguimos para arriba, es hora de
volver a los fundamentos del amor.
Eso no rima.
Yo no he dicho que rime. Pero es amor, no vida.
Con el sombrero en la coronilla, Skender los iba mirando sucesivamente. Clement
le sonri.
Bueno, qu ms da. De todos modos nosotros hemos venido aqu para hablar
de los fundamentos del amor, verdad, colega? hizo una pausa y lade la cabeza.
Escuchad. Os lo que estn tocando? Todos aman al que Triunfa. Clement lo
medio cant medio recit. Es una muy antigua de Delaney y Bonnie.
Esta noche te ha dado verborrea dijo Sandy. Deberas buscarte un curre en
la radio y que por lo menos te paguen.
Yo no tengo nada contra el trabajo. He hecho un largo camino desde los
campos de petrleo hasta el de la especulacin dijo Clement mirando a Sandy, que
puso los ojos en blanco ante este alarde de andar por la cuerda floja al borde de la
verdad. Pero yo prefiero que trabajen mis inversiones, y no yo, si t me
comprendes, que seguro que s. Gui un ojo a Skender. Creo que t ests en el
negocio de los restaurantes.
De roulottes de venta de perritos calientes dijo Skender. Cuando empec,
ahorraba tres dlares con cuatro centavos al mes. Al cabo de un ao, tena mil
dlares. Compr una casa del Plan de Desarrollo Urbano, la arregl y la alquil.
Segua ahorrando ochenta y tres con treinta y cuatro al mes. Compr otra casa y la
arregl. Entonces vend la primera casa y me compr una roulotte de perros calientes.
Compr otra casa, ms casas, las acondicion, vend algunas, compr un apartamento,
compr otra roulotte. Despus de doce aos tengo dos apartamentos que alquilo y
cuatro roulottes de perritos calientes.
Sandy toc a Skender en el brazo mirando a Clement.
A que tiene un acento que es una monada?
S, Y supongo que le pagas una buena tajada al To Sam.
Skender se encogi de hombros.
S, pago. Pero tengo dinero.
Has estado casado alguna vez?
No, tengo treinta y cuatro aos y no me he casado. Mi primo Toma, y mi
abuelo, el viejo, el jefe de la familia, quisieron casarme con una chica de Tuzi, en
Yugoslavia, queran traerla aqu para que nos casramos. Pero yo dije que no y se
enfadaron muchsimo porque quiero casarme con una americana.
Clement le escuchaba con atencin, con los brazos apoyados en la mesa.
Te comprendo perfectamente. Una buena chica americana que sepa
arreglarse, que se afeite los sobacos, use un buen perfume, varios desodorantes y
olores hizo un guio a Skender. Ya me entiendes. Oye, perdona que te haga
preguntas personales, pero tengo que mirar por mi hermana, porque si no mi madre
volvera de donde est hecha una fiera y me armara la bronca padre. Yo le he dicho:
Sandy, t haz lo que quieras, verdad que te lo he dicho?, pero si ese hombre es
sincero, no le importar tranquilizar mi natural curiosidad y preocupacin. Le dije:
despus de todo, si vas a ser la seora Lunlgurri
Sandy puso los ojos en blanco.
Lulgjaraj dijo Skender. Es un nombre muy corriente. En la gua telefnica
vienen ms Lulgjaraj que Mansell. Tengo otra pregunta, si no le importa. Si son
hermanos, cmo es que se llaman de distinta manera?
No hay ms que mirarnos para ver que procedemos del mismo tronco, no?
Pero bueno, por qu Sandy se cambi de nombre, es una historia muy interesante.
Cuando estuvo en Hollywood, justo despus del concurso de Miss Universo
Skender mova afirmativamente la cabeza y dijo s?. Sandy estaba echada para
atrs en la silla y pona los ojos en blanco.
Clement se interrumpi.
Me gustan los hombres que sonren con una sonrisa abierta, como la tuya.
Revela buenas cualidades. Clement le mir, moviendo la cabeza muy serio,
mientras Skender sonrea y su sonrisa se iba haciendo fija y artificial y adquira casi
un tinte doloroso.
Y otra cosa te voy a decir. Yo me he recorrido todo el pas de costa a costa,
yendo all donde me llevaba mi trabajo y mis especulaciones, pero lo creas o no, t
eres el primer albano que conozco. Dnde vives ahora, Skenny?
Clement conduca pegado al Cadillac negro de Skender, sin dejar que ningn coche
se interpusiera entre los dos. Desde Royal Oak, atravesaron Woodward y entraron en
Detroit, luego tomaron hacia el este por la autopista Davison hasta Joseph Campau,
recorriendo una distancia por la avenida central de Hamstramck, luego torcieron a la
derecha hacia Caniff, para coger otra vez la izquierda hacia Woodward, mientras
Clement pensaba: ese pjaro no sabe si ir a su casa. Torci una esquina y aparc
detrs del Cadillac, enfrente de un edificio de tres plantas en forma de U, el 2781 de
Cardoni.
Skender les dijo que haca cuatro aos que viva all. Que se haba instalado
cuando mataron a su hermano a tiros. Clement le escuchaba, mirando ms all de los
letreros del farol de la esquina. Sigui a Skender y a Sandy al interior del edificio.
Dices que le mataron? pregunt. Y supo que s, un miembro de otra familia.
Era una larga y aburrida historia, algo de una pelea en un bar, que llev a la muerte
del hermano y luego a la de un primo y a dos de la otra familia tambin los mataron,
hasta que lleg no s quin de Yugoslavia y zanj la cuestin.
En la escalera Clement pregunt a Skender si haba matado l a los dos de la otra
familia. Pero Skender o no le oy, o no quiso contestar y dijo a Sandy que s, que
segua viviendo en el primer piso. Skender dijo: espera y vers.
De todas formas Clement no se imaginaba a ese tirillas que pareca un jockey de
camello, matando a nadie a tiros.
Abrir la puerta del apartamento centro derecha y hacerse a un lado para dejarles
pasar, fue todo un ceremonial. Era un piso grande. A Clement le llam la atencin lo
nuevo que estaba todo. Pens que pareca ms bien una tienda de muebles, y
descubri que no andaba del todo descaminado.
Para mi mujercita dijo Skender sonriendo, exponiendo a la luz los dientes
con empastes de oro.
Clement le vio bien por primera vez. Skender, quitndose el sombrero de cowboy
y haciendo una reverencia con l para presentarles la habitacin, decorada al estilo
mediterrneo por Lasky Furniture, de Joe Campau Clement calcul que Skender
deba de pesar como unos sesenta kilos y medir como un metro cincuenta y dos, o a
lo mejor menos, porque el pelo le aada estatura Skender ensendoles el
dormitorio principal y luego el otro dormitorio que sera el cuarto de costura
(Clement dio un codazo a Sandy) el cuarto de bao rosa y verde, la cocina
totalmente amueblada, una mquina de hacer hielo en la nevera, dos botellas de
slivovitz para la celebracin sorpresa
Sandy pareca, efectivamente, sorprendida.
Oye, s que es bonito dijo.
Clement no tena prisa. La dej recorrer el apartamento, tocando las figurillas de
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animales salvajes y los ptalos de las lmparas de plstico en forma de tulipn, las
dos butacas gemelas tapizadas de azul noche, el retrato al leo de una niita de ojos
muy grandes de los que pareca caer una lgrima autntica mientras Skender abra
una botella de slivovitz y la traa, con los dedos metidos entre copas de pie alto, y el
sombrero en la coronilla.
Clement llamaba a Sandy hermanita, todo el rato.
Te va a encantar este sitio. A que s, hermanita? Mira que lo del cuarto de
costura, hermanita La verdad es que este hombre est en todo. Oye, esto est
buensimo dijo a Skender.
Y le pidi que abriese otra botella, pensando que saba un poco a meada de mula
agria, pero quera que el albano estuviese muy relajado Cuando ya quedaba slo un
dedo de la segunda botella le dijo:
Bueno, y qu es eso de que tienes por ah una habitacin secreta? Espero que
no sea para encerrar a mi hermana cuanto tenga mal genio o se porte mal
Sandy pareci respirar con alivio.
Era uno de los stanos ms limpios que en su vida haba visto Clement, con cuartitos
separados para cada uno de los doce inquilinos, una gran caldera como la de un barco
con tuberas de aluminio que salan de ella y recorran todo el techo, paredes de
ladrillo de escoria (de los llamados recochos) pintadas de verde Skender dijo:
Observe, por favor.
Como si Clement fuese a mirar a otra parte cuando Skender alarg la mano hasta
lo que pareca una caja metlica de fusibles fijada en la pared, junto a la caldera. La
abri y movi un interruptor hasta la posicin de abrir. Clement oy que un motor
empezaba a zumbar. Lo localiz en lo alto y sigui con la vista el recorrido de un
cable recubierto, hasta una seccin del muro. Aproximadamente un metro de la pared,
desde el suelo de cemento, hasta el techo sin terminar, estaba rechinando sobre
invisibles bisagras metlicas, abrindose ante sus ojos, mientras el zumbido del motor
se agudizaba con el esfuerzo de activar todo ese peso. Caray con el cabrn
La habitacin que apareci tena unos tres metros por cuatro. Clement entr en
ella diciendo: anda mi madre. Vio la caja fuerte inmediatamente. Era como de
metro y medio de altura y tena encima un telfono y una gua telefnica. Haba una
nevera de oficina y adosada a ella una cocina de dos fuegos, un tocadiscos en una
repisa, una mesa con un azucarero, cuadritos en la pared que representaban un pueblo
blanco a la orilla del mar, y uno de Jesucristo enseando su Sagrado Corazn con
muchas palabras raras que Clement no entendi. Detrs de un biombo haba una
pequea habitacin con un lavabo y un retrete y estanteras llenas de comida
enlatada.
Mientras Clement lo miraba todo, Skender puso el tocadiscos. Un instante
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despus Donna Summer llegaba hasta ellos a todo volumen, llenando la habitacin de
ladrillos recocidos con la msica de uno de sus mayores xitos.
Clement intent inhibirse de aquel ruido.
Vaya, vaya, vaya dijo. Aqu juegas a las casitas, o te escondes de verdad?
Skender dijo sonriendo:
Perdona, qu?
Saba que los italianos eran muy matones Pero cmo es que de vosotros no
saba nada?
Sobre todo con lo mucho que lees dijo Sandy.
Clement le dedic una sonrisa. Buena ta, ya se estaba relajando. Estupendo, se
iban a divertir. Se lo haba dicho muchas veces. Si no te diviertes, no vale la pena
hacerlo, no?.
Quieres que me vaya? pregunt ella.
No, no, no quiero que te vayas. Verdad que no? aadi mirando a Skender,
que se estaba arrodillando delante de la caja, la abra (ni siquiera estaba cerrada con
llave), y meta dentro un sobre de ventanilla que haba sacado del interior de su
chaqueta.
Delante de mis mismas narices, pens Clement. Aquello era increble. Le
encantara poder contarlo ms adelante. A lo mejor a Sweety. Ver su cara de
negrazo
Oye, cuado dijo, sintiendo un agradable calorcillo interior debido al coac y
al bourbon que haba tomado. Qu tienes en esa caja? la msica no estaba tan
mal
Guardo un poco de dinero y algunas cosas. Skender sac una vieja pistola
automtica de la caja y la sostuvo en alto para que la viera Clement. Este se acerc
con cierta vacilacin, extendi el brazo y la cogi. Sinti los ojos de Sandy sobre l y
le ech una rpida mirada.
Es una Browning.
S, y sta es una Czech 765. Esta pequea es una Mauser. Y sta creo que es
s, es una Smith and Wesson. Esta sta no s qu es. Skender iba dejando las
pistolas en el suelo, junto a la caja.
Clement sac el cargador de la Browning lo mir, y volvi a introducirlo en la
empuadura.
Las guardas todas cargadas?
S, claro dijo Skender.
Qu ms tienes ah dentro?
No tengo ms pistolas. Un poco de dinero
Cunto?
Skender lo mir, indeciso ahora por un instante. Luego levant la mano
guardar.
Sandy observ a Skender. Le vio serio, con expresin casi triste. Decepcionado.
O por fin, desconfiado.
Clement, que segua observndolo todo, no le estaba prestando atencin, ni le
mir siquiera al preguntarle:
Cuando ests escondido aqu y la puerta est cerrada, la puedes abrir si
quieres?
S. Hay un interruptor. All.
Clement se aproxim al interruptor montado en una pared lateral, dio la vuelta a
la Browning en la mano para agarrarla por el can, y golpe el interruptor con la
empuadura hasta que qued colgando y oy algunas palabras nerviosas en albano.
Clement se volvi y apoy la Browning en Skender, que se estaba levantando.
Qudate ah, Skenny. S buen chico.
Arranc el interruptor de la pared y lo arroj fuera de la habitacin. Luego hizo
una pausa y consider lo que iba a hacer a continuacin. Con encerrarle ah dentro, el
to no iba a aprender nada. Que fuera conociendo la realidad. Clement se aproxim al
albano.
Tienes a mano el nmero del SME?
Skender le estaba mirando fijamente, con un fulgor en los ojos negros. S, los
albanos podan enfadarse de verdad, decidi Clement. Le oy decir:
Quiero que se vayan de aqu ahora mismo.
Nos vamos, colega, pero antes quiero llamar al Servicio Mdico de
Emergencia.
Skender frunci la frente, tomndose tiempo. Pregunt:
Para qu los necesita?
S, los tos se pondran furibundos, pero madre ma, qu inocentes eran. Unos
verdaderos pardillos sin imaginacin.
Yo no necesito al SME dijo. Lo necesitas t.
Oy decir a Sandy algo como ay Dios, cuando levant el sombrero del K-mart y
coloc el can de la pistola contra el nacimiento del pelo de Skender. Cuando
intent levantar la mirada, la frente del hombre se llen de surcos.
Arrstrate hasta la puerta dijo Clement.
El albano intent mirar a Sandy. Clement movi la mueca y le solt un enorme
golpe en la cabeza con el revs de la pistola. Skender empez a avanzar de rodillas
hacia la apertura de la pared, estimulado a empellones por Clement.
Sal, luego da media vuelta y sintate.
Qu le vas a hacer? pregunt Sandy.
T saca el telfono ah fuera, anda. Tiene bastante cable. Di a la centralita que
te ponga con el Servicio Mdico de Emergencia. Cuando contesten, les dices que
22
Raymond tuvo una visin. O lo que l imaginaba que poda ser una visin. Herzog le
dijo que el albano estaba en el hospital y, en los momentos que siguieron, Raymond
vio claramente lo que estaba pasando y muy posiblemente lo que iba a pasar.
Vio a los albanos persiguiendo a Clement.
Vio a Clement corriendo a coger su pistola, para defenderse.
Vio al seor Sweety, s, con la pistola, la Walther P. 38.
Vio a Clement apuntando con la pistola, el arma homicida de los asesinatos GuySimpson, y se vio a s mismo sujetando con las dos manos la Colt 9 mm al extremo
de sus brazos extendidos, y vio, La claridad de la visin empez a borrarse. No
saba muy bien si las visiones eran siempre exactas. Se aconsej retroceder, volver a
repasarlo todo, empezando desde su mesa, en la oficina de la Brigada. Record
A Wendell al telfono diciendo a alguien: Lo que sabe y lo que opina pueden ser
dos cosas distintas. Dgame lo que sabe.
A Norb Bryl diciendo a una mujer entrada en aos que estaba sentada frente a l:
Podemos ayudarla, le doy mi palabra de hombre. A la mujer diciendo algo y a
Norb respondiendo: Bueno, esperemos que no la maten.
A Hunter diciendo a Maureen, con tono que imitaba a Amos y Andy: S, se
acerc a m y me dijo que si le dejaba acariciar a mi perrito. Yo pens, aja, se la ha
cepillado antes de matarla. Las seas eran mortales, no?. A Maureen sonriendo a la
expectativa. Pues no, el to tena un perro en el coche, y ella quera acariciar al
perro.
Al inspector Herzog entrando y acercndose a su mesa: No me dijo usted que la
novia de Mansell, cmo se llama, Sandy Stanton estaba saliendo con un
albano?.
Ah fue cuando empez la visin, cuando Raymond sinti una punzada en el
estmago porque se le haba olvidado hablar con Skender, advertirle, decirle que
tuviera cuidado
Se record a s mismo diciendo, Skender Lulgjaraj. Y sintiendo que su
estmago se haca un nudo.
A Herzog diciendo: S, Skender. Art Blaney fue a Hutzel, a ver a su mujer. Pas
delante de una habitacin y vio una cara conocida. Era Toma. Mir al interior y vio a
Skender en traccin con una pierna fracturada. Art pregunt qu le haba pasado y
Toma le dijo que se haba cado por una escalera.
Raymond record haber sentido un enorme cansancio, a pesar del nudo en el
estmago, y haber dicho: ay Dios.
Y a Herzog diciendo: Vamos a mi despacho.
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Un miembro de la familia haba muerto recientemente y por eso los albanos vestan
de negro. Cuando avanzaba por el corredor y los vio, Raymond pens al principio
que eran curas. Una enfermera estaba intentando hacerles salir de la habitacin con
sus paquetes y sus bolsas de papel, dicindoles, de dos en dos, por favor, y que
esperasen en la sala de visitas. Vio a Toma Lulgjaraj.
Cuando Toma vio a Raymond Cruz, dijo algo, y la delegacin enlutada se alej
por el corredor.
A Raymond, Toma le recordaba una cara en una moneda extranjera. O se lo
figuraba como diplomtico balcnico, o corredor de fondo Vesta una camisa azul,
con su estrecho traje negro, y corbata. Tena unos treinta aos, pero pareca mayor; su
espeso bigote era negro; sus ojos eran casi negros y no se desviaban cuando se
encontraban con los tuyos. Raymond se acordaba de eso. Conoca a Toma de varias
ocasiones anteriores, cuando los albanos haban intentado matarse unos a otros y a
veces lo haban conseguido. Record que Toma posea varios restaurantes, que
llevaba una Beretta sin licencia, y un estarfn.
Fijado a la cama del hospital haba un bastidor con un complicado sistema de
cables que enviaban por el aire la pierna escayolada de Skender: como una escultura
blanca que se titulase: Pierna. Cuando Raymond le pregunt cmo estaba, Toma dijo:
Estar mucho tiempo as y luego quedar lisiado. Sabe por qu? Porque quera
casarse con una chica que conoci en una discoteca. Ella le dijo que bueno, pero que
antes tena que presentarle a su hermano.
No es su hermano dijo Raymond.
No, yo tampoco creo que lo sea. Lo haban planeado desde haca mucho
tiempo.
Cunto se llevaron?
Qu importa eso? Nosotros no lo consideramos un delito ni nada por el estilo.
Ya lo sabe usted. Se lo hizo a Skender, o sea que me lo hizo a m, es lo mismo. Voy a
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Hunter estaba en el Plymouth a la entrada del hospital. Hizo girar la llave del
contacto cuando entr Raymond mantuvo la llave, pisando el acelerador, pero el
coche no arranc. Les obsequi con un sonido angustiado, incesante, molesto, como
si estuviese intentando, pero el motor se negaba a arrancar.
Estaba Toma. Quiere matar por su cuenta a Clement.
Quin no? dijo Hunter. Mierda de coche
Me ha hablado de su cdigo del honor. Dice que va a mirar a Clement a los
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Haba voces blancas en el bar negro. Dos mujeres enfrascadas en una seria y
dramtica conversacin.
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Por la tarde, el local estaba oscuro. El seor Sweety pareca un pirata, con su
camisa de sport negra abierta, y una media de seda atada a la cabeza, cuando,
caminando sobre la tarima de tablillas, se acerc a la curva central del mostrador. El
local, muy viejo y con un techo alto, de hojalata, ola a cerveza. Dos hombres y una
mujer estaban sentados al extremo del mostrador. Miraron hacia ac cuando entraron
Raymond y Hunter y ocuparon dos taburetes, y enseguida se volvieron hacia las
voces que salan del televisor, colocado en la pared, por encima del bar. Un serial
lacrimgeno.
Cre que trabajaba usted por la noche dijo Raymond.
Trabajo todo el tiempo. Qu van a tomar?
Quiere que hablemos aqu o en su casa? pregunt Raymond. No quisiera
tocar algn tema que pudiera violentarle delante de sus clientes.
Pues no lo toque dijo el seor Sweety.
Eso depende de usted.
Qu tal si les sirvo algo?
Slo queremos que nos d una cosa. Raymond separ sus dos dedos ndices
unos veinte centmetros. Es de este tamao. De acero azul. Y a un lado pone P. 38.
Pero bueno, qu dice
Sandy me ha dicho que se la dio a usted.
El seor Sweety estaba apoyado sobre sus manos, muy separadas, encima del
mostrador, de modo que sus ojos se hallaban al mismo nivel que los de Raymond y
Hunter, sentados en sus taburetes. El seor Sweety mir al extremo del bar, pareci
limpiarse la boca con el hombro, y volvi a mirar a Raymond.
Sandy le ha dicho qu?
Que le dio una Walther P. 38 que Clement quera que usted le guardara.
Espera dijo Hunter. Le voy a leer sus derechos.
Para qu me los va a leer? Yo no firmo ningn derecho.
No hace falta dijo Hunter. Esas personas de ah son testigos. Luego les
ensearemos la orden de registro.
Mientras Hunter deca esto, Raymond sac del bolsillo de su chaqueta un
abultado sobre y lo dej al revs, sobre el mostrador. Su mano se qued descansando
encima.
El seor Sweety movi la cabeza en varias direcciones, como si tuviera tortcolis.
Venga, hombre. Que yo no s nada de esa historia. Ya se lo dije a l anoche.
Sabe lo que le digo? dijo Raymond. Que le creo. Creo que se ha visto
metido en un asunto sin comerlo ni beberlo, y naturalmente est un poco
desconcertado. Yo tambin lo estara.
No pienso hablar con ustedes dijo el seor Sweety.
Comprendo su situacin dijo Raymond. Tiene un arma homicida, y le
caemos nosotros encima. Raymond levant la mano del sobre, con la palma hacia
arriba. Espere. Tambin veo que est ms desconcertado que implicado. Sandy le
carg con ese muerto, y usted no sabe lo que pasa. Se present aqu el otro da y le
dijo que de parte de Clement, que le guardase usted la pistola. Pero un momento.
Hemos descubierto que Clement no sabe nada Es la pura verdad. Esccheme.
Esccheme hasta el final. Anoche le dije que Sandy no quiere que Clement sepa que
vino aqu, y qu hizo usted? Se sorprendi mucho. Y yo pens: por qu se habr
sorprendido? Claro, porque ella le dijo que vena de parte de Clement. Pero si
Clement no sabe que Sandy vino aqu, entonces tampoco sabe que le entreg nada.
No es cierto? Est conmigo?
Me he perdido.
Ya s que le gustara preguntar algunas cosas, pero de verdad cunto quiere
saber? Nosotros lo nico que queremos es la pistola. Bien. Escuche con mucha
atencin. Si tenemos que encontrar la pistola, lo que vamos a encontrar va a ser un
arma homicida en su posesin. Entonces no slo le leern sus derechos, sino que le
mostrarn una orden de detencin por asesinato, lo que significa cadena perpetua.
Mientras que si Me est escuchando?
Le estoy escuchando. Mientras que si qu?
Si nos dice por su propia voluntad que una persona le entreg la pistola, pero
que usted no sabe nada, ni de quin es, ni para qu se ha usado, nada, entonces lo que
encontraremos aqu ser un ejemplo de cmo la colaboracin ciudadana y el
inteligente trabajo de la polica combinan sus esfuerzos para resolver el crimen brutal.
Le gusta?
El seor Sweety estaba callado, pensando.
l no sabe que ella le dio la pistola a nadie. Me refiero a Clement. Es eso lo
que me est usted diciendo?
Exacto.
Dnde cree l que est?
Yo no creo que ella se la quitara, y usted? dijo Raymond.
Ni hablar.
Creo que se la dio para que la hiciera desaparecer y ella se la solt a usted.
Tirar una pistola al ro no es tan sencillo como parece. Puede que ella pensara venir
aqu de todas formas. O puede que le encargase a usted que se deshiciera del arma.
No se lo voy a preguntar. Pero si se lo encarg, le ha complicado la vida. Significa
tener que llevrsela a alguna parte en el coche que alguien puede encontrarla y le
recuerde como para siempre. Usted tiene experiencia y entiende de estas cosas. A
quin le gusta estar relacionado con un arma homicida? No, le comprendo
perfectamente. Raymond esper un momento. Est tomando una decisin?
El seor Sweety no contest.
Entraron de nuevo en el Plymouth azul, Raymond con una bolsa de papel marrn.
Este trabajo le deja a uno agotado dijo.
Por eso nos pagan tan bien dijo Hunter. Ahora adnde?
Vamos a ver a Sandy. No, djeme a m all y t lleva esto al laboratorio. Pero
que no le pongan etiqueta todava, quiero decir con nombre.
Hunter mantuvo la llave girada, machacando con el pie el acelerador.
Puto coche
Raymond esper pacientemente. Repas complacido la conversacin con el seor
Sweety y dijo:
Creo que me he dejado el sobre en el bar. Se palp el bolsillo interior. S,
me lo he dejado.
Lo necesitas?
Era de Oral Roberts dijo Raymond. No, supongo que volvern a escribir.
23
Se mir en las paredes forradas de espejos del primer piso, sonri al to fenmeno
que se reflejaba en ellas, y sali de la casa con un cheque de seis mil quinientos
dlares en el bolsillo de su chaqueta vaquera, pensando: me parece que has
encontrado una mina, to.
Fuera, haca un tiempo estupendo.
En la acera de enfrente haba un hombre. Un hombre joven con un traje oscuro.
Era mucho ms fcil que entrar con una pistola. Elegir la persona indicada.
Persuadir a la persona de por qu no debe llamar a la polica, y luego ir
inmediatamente al banco y cobrar el cheque. As, si el banco llama a la persona para
comprobar si el cheque es conforme, la persona estar todava viendo la vida a travs
del dolor y del miedo, y dir, s, s, s, pguenlo y enseguida.
Ahora haba otros tres hombres de pie, hablando.
Carolyn estara probablemente arriba, mirando por la ventana. Caray, s que era
grande la casa. Y rara. Con una verja con pinchos como lanzas, todo alrededor, y una
zona de aparcamiento a un lado, con una marquesina negra. El terreno delantero no
tena csped, como si aquello hubiera sido primero residencia y luego establecimiento
pblico o algo, con su gran cocina y cuarto de bao, y luego residencia otra vez. Su
coche estaba ah, solito, pegado a la verja.
Los tres tipos (se fij ahora, cuando los vio a travs de la verja al aproximarse al
coche) llevaban traje negro. Hombres de pelo negro, con bigote y traje negro
Me cago en la mar, y l que hasta anoche no haba visto a un albano. Se dijo,
mierda, queriendo correr hacia el Mondego pero obligndose a caminar, para que
nadie se pusiera nervioso todava, por lo menos hasta que estuviera al otro lado del
coche y pudiera abrir la puerta del conductor y meter la mano debajo del asiento.
Los tres tipos se acercaban cruzando la calle. Parecan empleados de funeraria. Se
estaban abriendo las chaquetas buscando algo en el interior
Clement estaba todava a cinco zancadas del coche, cuando sacaron las pistolas y
empezaron a disparar. No lo poda creer. En plena calle, tres tos que no haba visto
en su vida, pegndole tiros a travs de una verja, sin decirle que esperase un
momento, sin comprobar si era la persona que buscaban joder, escupindole fuego
como locos. Clement abri la puerta. Las ventanillas se iban agujereando y
cubrindose de estras, pero todava resistan. Sac la Browning de debajo del
asiento, se desliz hacia la parte de atrs del Mondego, extendi el brazo con la
Browning por encima del maletero, y cuando, a travs de los espaciados barrotes, los
vio venir, empez a apretar el gatillo sintiendo cmo la pistola le saltaba entre los
dedos, oyendo el chasquido seco de los disparos y viendo cmo se dispersaban y
corran a lo largo de la verja, por la parte exterior.
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Sandy vesta unos vaqueros desvados y ajustados, y su camiseta con la cara de Bert
Parks. Solt la puerta con resignacin y entr en el cuarto de estar delante de
Raymond.
Estamos solos?
Quiere decir si est aqu Clement? No. Pero ha llamado Del. Vuelve este fin
de semana.
Eso en qu afecta a vuestro arreglo?
No lo afecta. Yo me voy.
Clement ha encontrado otro alojamiento?
Sandy pareca agotada. No contest, y se movi indecisa y en crculos por la
habitacin, antes de arrastrarse hacia el sof y dejarse caer en l, sobre una pierna
doblada.
Cansada?
S, un poco.
Anoche saliste, eh?
Y volv tardsimo.
Raymond se sent al otro extremo del sof, jugando ahora con un trozo de papel,
que enrollaba con una mano como si liara un cigarrillo.
Yo tambin estoy cansado dijo Raymond. Te interesara saber dnde he
estado?
Pues no mucho.
Primero fui a Hutzel
Qu es Hutzel?
Un hospital. Del Centro Mdico.
Sandy se acerc las manos a la cara, se concentr en una ua, la situ entre sus
dientes y la apres con ellos mientras retorca el dedo.
Vi a Skender.
Y despus adnde fue?
Skender est en traccin. Se va a quedar lisiado para el resto de su vida. Si
quieres me dices, ah s?, qu le ha pasado?, y nos liamos un rato a perder el tiempo.
O si quieres me dices lo que opinas.
No tengo obligacin de hablar con usted, as que creo que no hablar dijo
Sandy.
Ya sabes cmo es Skender tranquilo buena persona
Por favor Sandy se levant bruscamente. Se acerc a la ventana y
permaneci de espaldas a Raymond, que segua enrollando y desenrollando el pedazo
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25
Raymond dijo:
Qu estamos celebrando?, un teletn o algo as.
Hunter estaba hablando por telfono. Levant la vista y una mano en direccin a
Raymond, pero no le cogi a tiempo. Raymond se estaba trasladando desde la puerta
de la oficina hasta la cafetera.
Norb Bryl estaba hablando por telfono. Deca que no eran los neumticos, que
las ruedas estaban desequilibradas. Que si pagas tres mil cuatrocientos dlares por un
coche, se supone que tienes que ir en lnea recta, era verdad o no era verdad?
Wendell Robinson estaba hablando por telfono. Hablaba amablemente, pero
como si tuviera un ligero dolor en alguna parte. Deca que se estaba dando duchas
fras para conservar la serenidad, pero que si el padre de alguien segua sin volver por
las noches, sera que estaba de Dios que la perdiera.
Maureen Downey estaba hablando por telfono, diciendo que bueno, que muy
bien, y cuando colg, gir en su silla para observar cmo Raymond se serva una taza
de caf.
Esta tarde a las tres ha habido tiroteo. En Van Dyke Place.
Raymond dej de servirse caf.
Nos lo dijeron los de la UMDM y acabo de llamar a la Comisara de all. El
sargento me ha ledo el informe. Tres hombres no identificados, todos vestidos de
negro, con pelo oscuro, dispararon contra un hombre no identificado que llevaba un
antiguo modelo de coche color azul celeste, que poda haber sido un Ford o un
Lincoln.
O un Mercury Mondego dijo Raymond. l tambin dispar?
Creen que s. Pero no se han denunciado heridas ni muertes. La UMDM lo est
comprobando en los hospitales.
Quin les avis?
La llamada la hizo una mujer que vive en la casa de al lado del 201, donde fue
el tiroteo, a la entrada del edificio y en la calle. Sabemos quin vive en el 201,
verdad?
Han hablado con Carolyn Wilder?
Dicen que hablaron con la criada, que les dijo que la seora Wilder no estaba.
Pero entonces
Hunter dijo, quitndose el auricular del odo:
Ya lo tenemos! Raymond le mir. Es la pistola, no cabe duda. Voy a
buscarla.
Maureen esper a que Raymond volviera a prestarle atencin.
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que le estamos vigilando y que ms vale que no haga ninguna idiotez en un par de
das, ya me entiendes. Maureen, si quieres probar con Sandy, adelante. Creo que
necesita con quien hablar, y quin sabe
Son el telfono.
Jerry, que asignen una UMDM a Sweety las veinticuatro horas.
Son el telfono. Raymond le puso la mano encima.
Coloca a un par de hombres en el bar y que procuren no emborracharse.
Son el telfono.
Raymond lo cogi.
Brigada Siete, el teniente Cruz.
La voz de Clement dijo:
Hola, colega, quiero poner una denuncia. Unos energmenos hijos de mala
madre han intentado matarme.
Aparc detrs del Pipers Alley en St. Antoine, unas manzanas al sur del nmero
1300, atraves la cocina con la bolsa de papel, y Charlie Meyer, el propietario, dijo
casi con tristeza:
Raymond, aqu no se trae la comida. Esto es un restaurante.
Raymond sonri, le hizo un saludo con la mano, y sigui andando hacia el saln,
mirando por entre los helechos de plstico y lmparas de Tiffany, al enjambre de
personas que beban despus del trabajo, hombres y mujeres relajndose, o
tensndose para la noche, en ambos casos ajenos al polica que se estaba preguntando
lo que pasara si dejara la bolsa encima de la mesa de Clement (all sentado, con su
chaqueta vaquera, junto a una de las ventanas) y le dijera, toma, tengo una cosa para
ti, y cuando la mano de Clement se introdujera en la bolsa, gritara lo bastante alto
para que todos dejaran de hablar, SUELTA!, y sacara la Colt de su chaqueta
deportiva y le volara los sesos.
Aqu est dijo Clement. Tiene cara de estar necesitando una follada. Ve
aqu algo que le guste?
Raymond se sent y coloc la bolsa de papel sobre la mesa, a un lado. Clement
tena delante una copa y pareca que acabase de desembarcar de un carguero, o de
conducir un rebao de vacas, con su chupa de tela vaquera.
Todos stos vienen aqu a buscarse una ta, sabe? Pero con tanta insignia y
etiqueta de convenciones, acabarn mirndose unos a otros, se lo digo yo. Qu trae
en la bolsa, la comida?
S, la comida dijo Raymond. Me debes sesenta y ocho dlares de una
ventana nueva.
Le ha atacado alguien? Clement sonri. Mire, colega, a m tambin me
atacan. Vi a unos hombres que cruzaban la calle y pens: sern empleados de una
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funeraria? Con esos trajes negros. Lo que no entiendo es cmo nunca haba odo
hablar de los albanos.
Ellos tampoco haban odo hablar de ti dijo Raymond. Pero ahora la
cuestin es a ver quin te mata primero. Si quieres entregarte, creo que vivirs ms
tiempo en Johnson que en la calle.
Clement le estaba mirando con los ojos medio cerrados.
Dejan ustedes sueltos a unos locos que andan pegando tiros a la gente?
Si quieres denunciarlo, psate por Comisara. No se ha denunciado ningn
intento de asesinato ni ninguna agresin. Como por ejemplo lo que le hiciste a
Skender.
Caray, s que est informado.
Tendran que denunciarlo, pero prefieren arreglarlo a su manera.
Y ustedes los dejan?
Si el hombre no ha denunciado que t le rompiste la pierna, nosotros no lo
sabemos, no?
Joder Clement movi la cabeza de un lado a otro. Quiere una copa?
No, todava tengo que hacer una cosa.
Clement apur su copa y mir a su alrededor buscando a la camarera (esta noche
no era del todo el Clement despreocupado y relajado de siempre), volvindose a
medias y poniendo el brazo en la mesa, con la mano, calcul Raymond, a unos veinte
centmetros de la bolsa de papel. Clement levant la otra mano, hizo una sea con
ella y mir de nuevo a Raymond.
El motivo de haberle llamado es que quiero que sepa una cosa. Me voy de la
ciudad. No me voy por los albanos ni tampoco me voy por ustedes. Pero no tengo por
qu quedarme aqu rascndome las pelotas, as que me voy.
Cundo? pregunt Raymond. Esta noche?
Me iba a ir esta noche y le iba a mandar una postal desde Cincinnati, pero esta
tarde me complicaron la vida y cuando llegu al Banco ya estaba cerrado. Los tres
bancos a los que fui. Slo quiero que sepa, colega, que no es que huya tal como se
emplea esa palabra. Pero no me voy a quedar aqu mientras ustedes investigan, ni voy
a andar teniendo incidentes desagradables con personas de las que slo s que llevan
traje negro. Me puede decir por qu se visten as?
Uno de ellos ha muerto dijo Raymond.
Pues si me quedo van a morir algunos ms, as que dgales que para ellos es
una suerte que me vaya. Pero, mierda, si pierdo el tiempo con esa gente no tengo
incentivo Comprende? Cuando la camarera le retir la copa, levant la vista.
Lo mismo, guapa. Ella se volvi hacia Raymond. No, l no quiere nada. Es Jack
Armstrong, el hroe americano. Clement sonri a la chica y luego se volvi hacia
Raymond. A que no tiene idea de lo que le estoy hablando?
Sandy se va contigo?
No s, supongo. Es mona, verdad? Menos cuando agarra un pedal. Yo le digo
que deje de fumar esa mierda y que beba alcohol, como las personas.
Hay algunos que nunca hacen caso.
Y que lo diga.
Pero mientras no te delaten a ti Raymond se encogi de hombros y dej la
frase en el aire.
Clement le mir fijamente.
Raymond constat el nivel de ruido del Pipers Alley. Cuando lo escuch
deliberadamente, le sorprendi que fuera tan alto. Todo el mundo se esforzaba por
pasarlo bien.
Bueno, yo tengo que irme dijo.
Clement le mir fijamente.
Quiere que piense que sabe algo que yo no s.
Esta noche ests nervioso dijo Raymond. Pero mientras confes en tus
amigos, por qu te preocupas?
Clement le mir fijamente.
Lade la cabeza en direccin a la bolsa de caf.
Eso no es su comida, verdad? dijo.
No, no es mi comida. Tampoco es una bolsa de churros. La quieres?
Ay, ay, ay. Nos estamos sacando tretas de la manga. Pretende largarme el arma
homicida de otra persona? alz la mirada y su expresin cambi repentinamente
cuando Raymond se levant de la mesa. Adnde va? No he terminado.
Raymond dijo:
S que has terminado. Y se fue con la bolsa.
Envuelto en ruido, us el telfono de la cocina para llamar a Hunter. Le dijo que
no se moviera, que iba para all.
auricular con la mano y dijo a Hunter: Dice que hoy no es su da. Apart la
mano. Maureen? Oye, dile que Clement probablemente la llamar o ir para all
pronto. Mejor dicho, en cualquier momento, as que ms vale que te largues. Dile que
si quiere le puede decir que la hemos interrogado sobre el arma, incluso que la
presionamos un poco y la asustamos. Pero que no lo complique. Que llev la pistola a
casa de Sweety y punto. Que es lo nico que sabe. Est llorando? Ya, pues
pregntale si se est reservando lgrimas para Clement, por si acaso Ah,
Maureen? Dile que te encantara volver a tener veintitrs aos.
Eres todo corazn dijo Hunter.
Sandy me da un poco de lstima. Un poco. Pero no me preocupa demasiado. Si
ha vivido con Clement tres aos, cuatro aos, y todava est en una pieza
sa sabe protegerse.
Si algo me preocupa en este momento dijo Raymond, si de algo me siento
un poco responsable Raymond se interrumpi, qued pensativo y mir a Hunter
: Tienes el nmero de Sweety?
Hunter lo marc y sigui al telfono. Raymond cogi el suyo y se reclin hacia
atrs, cruzando los mocasines sobre la esquina de su mesa metlica gris.
Seor Sweety, cmo est? dijo. Soy el teniente Cruz. Quera saber si le
ha llamado ya Clement.
Si me ha llamado Clement?
Tanto Raymond como Hunter alejaron los auriculares de sus odos, mirndose
con expresin de dolor.
Dnde est usted? pregunt Raymond. En su casa o trabajando?
Estoy en mi casa, cmo que si me ha llamado Clement?
Est despachando Anita?
S.
Por qu no va a ayudarla? dijo Raymond.
Por qu?
Creo que esta noche va a tener mucho trabajo.
Hubo una pausa, antes de que el seor Sweety preguntara:
Por qu me va a llamar Clement?
Cuando le llame, dgale que menos mal que ha llamado, que ha estado
intentando ponerse en contacto con l. Vamos, que quiere verle.
Qu yo quiero verle? Para qu?
Para devolverle su pistola.
Usted se llev la pistola! Yo se la di a usted!
Hunter haba abierto los ojos y la boca de par en par, interpretando el estado
mental del seor Sweety.
No. Usted nos dijo que estaba all dijo solemnemente Raymond sin mover
bolsillos
T ests chalado, se dijo Raymond.
Pero cuando sala de East Jefferson, continuaba representndose la escena,
oyendo el no d un paso ms, y tratando de imaginar lo que Clement dira
entonces. S, Clement dira algo, y luego l dira algo breve y contundente, y luego
Vamos a entrar los dos? pregunt Hunter.
Con la bolsa de papel en las rodillas, Raymond dijo:
No, voy a entrar yo. No habl mientras recorran una manzana y luego dijo
: Tiene otra arma. Si dispar contra los albanos, tiene otra arma en alguna parte.
26
Maureen dej que Sandy se paseara de un lado a otro por el cuarto de estar, con su
camiseta de Bert Parks y sus calzones de satn, deshaciendo un kleenex en pedacitos
y tirndolos al suelo, pero sin dejar un rastro continuado. A lo mejor necesitaba llegar
al agotamiento para sentarse.
T haces jogging? pregunt Maureen.
Sandy se detuvo para mirar a la sargento de Homicidios, sentada en el sof con su
blazer y su falda gris de maestrita. Pareca una monja de paisano, si no fuera porque
Sandy sospechaba la presencia de una pistola en su desgastado bolso marrn.
Qu dice! Jogging No, y tampoco hago vela, ni juego al golf. Dios, que si
hago jogging!
Tienes un cuerpo muy bonito dijo Maureen. Pens que a lo mejor hacas
ejercicio.
He estado corriendo de aqu al retrete desde que vino su compaero el teniente
Cruz. Con eso tengo bastante ejercicio, crame. Anduvo hasta la mesa colocada en
la parte del comedor en forma de L, para pararse otra vez a mirar a Maureen.
Usted cmo se lo dira?
Como te aconsej el teniente dijo Maureen. Que le diste la pistola al seor
Sweety porque te dio miedo tirarla al ro.
Y es verdad.
As que no tienes por qu preocuparte.
Me va a preguntar si ha estado aqu la polica, seguro.
Pues s, yo estoy aqu dijo Maureen. Te pregunt si habas visto una
pistola en poder de Clement Mansell, aqu o en otra parte, y t me dijiste que no. Es
lo nico que tienes que decir. No lo compliques.
Usted no lo conoce.
Pero seguro que he conocido a unos cuantos como l Maureen observ a
Sandy, que se acerc a la ventana y mir afuera, hacia el ro. Hay un to que
mandamos a Jackson que todava me escribe. Dice que somos novios por
correspondencia. Sospecho que cuando salga, dentro de siete aos, va a querer ligar
conmigo.
Clement slo ha estado una vez en presidio dijo Sandy. Ha estado en la
crcel muchas veces, pero slo ha pasado un ao en un penal de verdad. Dice que no
volver nunca, y yo le creo. Dios, cuando decide una cosa Pero con l nunca se
sabe. Una vez estbamos en Pine Knob. Los hermanos Allman tambin estaban.
Estaban todos. Bebiendo cerveza y haciendo el loco y fumando unos canutos. De
pronto un chico se volvi y ofreci a Clement una calada. Clement se lo quit de la
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mano de un guantazo, como si fuera su padre, o algo, y le ech una mirada que para
qu. Mientras los hermanos Allman tocaban, Clement agitaba los brazos para que se
fuera el humo. Le juro que a veces parece un viejo.
Debes de tenerle mucho afecto dijo Maureen.
Sandy se apart de la ventana.
Joder, me da miedo no tenrselo mir al cielo con la boca entreabierta y
luego empez a sonrer gradualmente, aunque no con exceso. Pero est bien,
sabe? En la cama Yo creo que por eso le pusieron el mote, El Salvaje. Le juro que
cuando se le empina, como l dice, hay que darle un bastonazo para que baje. La
sonrisa de Sandy se ampli cuando mir a Maureen. De qu se re?
Yo en eso tambin he tenido una cierta experiencia dijo Maureen. Me pas
nueve aos destinada en Delitos Sexuales. Creo que he visto todo lo que hay que ver.
Quiero decir cosas raras.
Jo, debi de ser muy interesante dijo Sandy. Violadores y anormales y
todo eso, no? Degenerados?
S, hay muchos degenerados. La gente que menos te esperas.
Suelen ser sos, verdad? Maestros de escuela predicadores
S. Muchos exhibicionistas.
S? Esos que se abren la gabardina y no llevan nada debajo?
Los profesionales se cortan toda la parte frontal de los pantalones dijo
Maureen. Uno de los ms graciosos fue un caso de violacin que tuvimos. En el
edificio del Ayuntamiento, a una de las secretarias la arrastraron hasta la escalera, le
arrancaron la ropa y la violaron. Le pedimos que describiera al violador, que si tena
alguna marca o caracterstica especial. La chica dijo que s, que ahora que lo pensaba,
tena un pene infantil.
Caray, siendo violador Sandy son un poco triste. Le llegaron a coger?
Hicimos una rueda de sospechosos, de reincidentes. Pero antes tuvimos que
examinarlos, comprendes lo que te digo?
La cara de Sandy se anim.
S, para ver quin lo tena infantil frunci el ceo. De qu tamao son los
infantiles?
Espera dijo Maureen. Cada vez que traan un sospechoso, uno de los
hombres de la Brigada le deca que se bajase los pantalones.
Usted no vio ninguno?
Bueno, vi unos cuantos. Pero durante la investigacin creo que se
inspeccionaron unos ciento cincuenta y siete penes.
Mi madre! dijo Sandy, casi con reverencia. Ciento cincuenta y siete.
Qu! se interrumpi con cara de no entender. Un momento. La chica dijo que
el pito del to era infantil, pero comparado con qu? A lo mejor su padre tena un
Cuando Sandy se qued sola, permiti que el silencio y el cielo gris del atardecer
hicieran su labor. Era la mejor hora del da para estar deprimida. Consigui llorar
unos minutos rompiendo otro kleenex, emiti sonidos gimoteantes cuando entr en el
dormitorio, se coloc frente al espejo y estudi su cuerpo, oculto tras la sonrisa de
oreja a oreja de Bert Parks, con los ojos hinchados.
Dijo en voz alta:
Pobrecita.
Sac para afuera su labio inferior, oblig a su barbilla a temblar y estudi el
resultado. Luego abri un poco los labios y un mucho los ojos, con cara de
sorprendida inocencia. Bueno, yo qu saba. Cre que te ibas a alegrar (otro
puchero) no que te pondras a gruir. Sandy contempl sus hombros hundidos y
su expresin lastimera. Se contempl durante un largo momento y luego dijo:
A la mierda.
Se quit la camiseta y los vaqueros y lo intent otra vez, viendo ahora su cuerpo
sin sujetador. Meti los dos pulgares en la estrecha cinturilla de sus bragas blancas y
levant una cadera. Se volvi de lado y mir por encima del hombro, bajando los
prpados. Se coloc de frente otra vez y sigui mirndose, con los pies separados,
subiendo las manos hasta las delgadas caderas. Dijo:
Hola. Eres Sandy Stanton? lade ligeramente la cabeza. S, ya me lo
supona. Tienes un cuerpo que es una dinamita, lo sabes? Vamos, que est claro que
no te falta nada. Hay que verlo. Ests de puta madre. Lo sabes? S, lo s. Entonces
cul es el problema? Qu problema? Yo no tengo ningn problema. T tienes algn
problema?
27
Un poco
Ella empez a sonrer y pregunt:
Te sientes mejor ya?
Y t? y entonces la sorprendi a ella y se sorprendi l.
Puso una rodilla en el suelo para aproximarse ms, y con muchsima dulzura le
toc la cara y la boca, con las yemas de los dedos.
T no quieres ser una mujer dura dijo.
No. Le rode con sus brazos y le atrajo contra ella. El dbil sonido que sali
de su cuerpo pudo ser de dolor, pero l no crey que lo fuera.
Quiero decirte una cosa dijo Raymond. Entonces veremos si seguimos
siendo amigos o qu. Yo no tena planeado esto. Al contrario, cuando vine aqu me
senta un poco inclinado hacia la beligerancia. Pensaba escucharte, mostrarme corts
y marcharme.
Y qu te ha pasado?
Le gust el tono amortiguado de su voz.
No s. Creo que has cambiado. O que yo he cambiado. A lo mejor he sido yo.
Pero lo que quera decirte es que eres demasiado seria.
Carolyn no se esperaba aquello, o no entendi lo que quera decir.
Casi me mata a golpes
Ya lo s le acarici la cara y la consol con su voz y con sus dedos. No te
volver a decir, ya sabes cmo es Dime por qu va a ir al Banco maana.
Me hizo darle un cheque. Todo el dinero que tena en la cuenta.
Cunto era?
Ms de seis mil.
Qu dijiste una vez que era? Fascinante? Perdona, ya estoy otra vez. Has
dado orden de que no lo paguen?
No, le voy a denunciar por tres cosas y hacer que le condenen por extorsin y
probablemente por robo. Se llev ms de cien dlares en metlico.
Retrsalo un poco dijo Raymond. Djame que le lleve a juicio por los
asesinatos y luego le pones todas las denuncias que quieras.
No vas a conseguir que le declaren culpable, a no ser que tengas ms cosas de
las que s.
Tena una pistola?
Mientras estuvo aqu, no, o por lo menos no la sac. Pero cuando o tiros y
mir por la ventana del cuarto de bao Cre que era la polica, y recuerdo que iba
pensando mientras me acercaba a la ventana: Esperad, quiero ver cmo lo matis.
De veras?
Se me pas por la cabeza.
Tena una pistola entonces?
Eso es posible?
No lo s.
Pero t no dijiste nada. Creo que entonces volviste a ser la de antes y ya dej de
conocerte. Te convertiste otra vez en la mujer abogada, que cree que tiene que ser
dura. Pero mira lo que les pasa a las mujeres duras Raymond guard silencio un
momento. Djame que yo me ocupe de l, Carolyn.
Cuando llam Hunter, Raymond estaba sentado en el sof, con las piernas de Carolyn
en sus rodillas, los dos cansados de palabras, pisando terreno ms firme, pero todava
ntimamente conscientes el uno del otro. Carolyn le pregunt si siempre haba vivido
aqu, intentando imaginarle en una vida distinta, cuando no era polica. Y Raymond le
cont:
En Detroit? No, yo nac en MacAllen, Texas. Vivamos en San Antonio,
Dallas. Nos vinimos aqu cuando yo tena diez aos.
Ella le pregunt con un poquito de vacilacin, si su padre era granjero, y
Raymond sonri:
Quieres decir si era pen migratorio? No, era barbero. Y muy presumido, no
sabes cmo se vesta, con zapatos puntiagudos de charol.
Entonces son la llamada que Raymond estaba esperando. Apart las piernas de
Carolyn y se levant.
Mi padre tena cincuenta y siete aos cuando muri.
En este momento acaba de llamar Mansell dijo Hunter. Quiere que Sweety
le lleve la pistola.
Adnde?
Se complic mucho la cosa. Para que se diera prisa y acabar de una vez,
Sweety le dijo que iba a ir a casa de su madre a una fiesta familiar. Clement le dijo
que se llevara la pistola. Sweety que no, que l no la toca. Que si Clement quiere la
pistola esta noche, que vaya a buscarla.
Qu ms daba? dijo Raymond. La llave est debajo del felpudo.
S, y Sweety se lo dijo, pero lo nico que consigui fue liarla con eso de que
iba a casa de su madre, y que Clement le dijera que bueno, que de todas formas
prefera recogerla maana a alguna hora de la tarde Hunter esper. Sigues ah?
Vas a tener que sacar a Sweety de ah durante un rato dijo Raymond, para
apoyar la historia. Clement podra presentarse de todas formas esta noche.
No creo. Es algo que tiene que hacer, pero tambin es una de esas cosas que
uno va demorando. Te ha llamado Wendell?
Todava no.
Habl con Toma. Toma le dijo que si lo ve, se lo carga. En otras palabras, que
te vayas a hacer puetas. Pero meti la pata y nos dijo una cosa. El Cadillac de
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Algo va a hacer. Lo s.
Cmo lo sabes?
Los dos nos hemos mirado a los ojos.
Sonri, y Carolyn dijo:
Dios mo, t tambin eres un nio.
Raymond acomod la cabeza en el cojn, ponindose ms cmodo.
Era una broma.
Ella le vio a contraluz, con los ojos cerrados, sencillamente, como era. Dijo:
No. No era una broma.
28
A las ocho de la maana del da siguiente, Raymond llam al inspector Herzog para
informarle sobre la vigilancia. Le dijeron que Herzog haba adelantado sus
vacaciones un da. Raymond se sinti aliviado. Luego volvi a sentirse tenso, cuando
pidi que pasaran la llamada al comandante Lionel Hearn, que era un buen polica,
tranquilo y razonable, pero no sonrea con facilidad, y esto pona incmodo a
Raymond. El comandante Hearn era negro. Raymond le cont lo de la vigilancia en
el Sweetys Lounge y su objeto, sin entrar en detalles. El comandante Hearn dijo que
muy bien, y luego pregunt a Raymond dnde se haba apostado l.
Yo estoy en casa de la abogada de Mansell dijo Raymond, a unos tres o
cuatro minutos de all. Silencio. Quiero que la seorita Wilder est presente si se
produce la detencin. No vaya a ser que nos echen del tribunal por cualquier
tecnicismo inesperado. Quiero hacerlo todo como es debido.
Silencio mientras Raymond se imaginaba al comandante Hearn relacionando
mentalmente unas cosas con otras y figurndose a Raymond en mangas de camisa,
sin corbata aunque recin afeitado, con la bandeja del desayuno sobre la mesa, junto a
su Colt automtica. El comandante dijo que nunca haba odo hablar de ese tipo de
precaucin. Era necesaria?
Bueno, en realidad la seorita Wilder no representa a Mansell, ni le
representar si le llevamos a juicio. l no la ha contratado. Pero ella est dispuesta a
acompaarnos y creo que podra ser un testigo muy valioso.
El comandante dijo:
Bueno, usted sabr lo que hace. Suerte.
Raymond se volvi hacia Carolyn.
Lo he dicho muy en serio.
Me has convencido dijo ella.
Hunter se haba ido a su casa a las siete y volvi algo antes de las doce. Se mantena
en contacto con Raymond por un telfono que la UMDM haba sacado de casa de
Sweety y enchufado en el piso contiguo, recientemente deshabitado. Adems de
Hunter, haba en el piso seis agentes de la UMDM vigilando la fachada y la parte de
atrs del inmueble, armados con escopetas. En la calle no haba automviles que
pudieran ser identificados como coches policiales. Hunter le llamaba de hora en hora.
A medioda dijo:
Todo est tranquilo. Sweety est en el bar y la llave debajo del felpudo.
A las 12.50 Hunter le dijo:
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Cuando Toma mir a la calle y vio el coche, se acord de una vez, cuando tena
diecisis aos y vio por la mira de una Mauser a un soldado ruso que haba salido de
un camin para hacer sus necesidades. Estaba a la misma distancia que haba desde la
ventana del apartamento hasta el coche del otro lado de la calle. Y le mat de un solo
disparo. Haba esperado tres das al camin ruso. Ahora llevaba tal vez tres minutos
en el apartamento de Skender, cogiendo unos libros para llevrselos al hospital, y no
haba mirado por la ventana con la esperanza o la intencin de ver nada interesante.
Pero ah estaba. El Cadillac negro de Skender.
Unas veces haba que trabajar duro y otras veces se lo servan en bandeja. Toma
dej los libros sobre el pretil de la ventana y sac su Beretta calibre 32. Entonces vio
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que no se lo haban servido todo en bandeja. La persona que ocupaba el coche era una
muchacha con un pelo rubio muy raro. Se estaba fumando un cigarrillo. Con toda
calma.
Toma la observ varios minutos. Por fin la chica sali del coche y cerr la puerta
de un golpe. Luego la volvi a abrir y meti la mano dentro, inclinndose. Mantuvo
esta postura durante casi un minuto, y la mano volvi a salir con un bolso marrn de
cuero que pareca muy usado y muy flexible. La chica lo llevaba por el extremo de la
correa permitiendo que arrastrase por el suelo. Entr en el jardn delantero del
edificio. Toma se apart de la ventana. Ella recorri el trozo de terreno que conduca
hasta el portal. All se detuvo. No entr en el portal, se qued fuera, esperando, a no
ms de diez metros de Toma, que ahora la vea de espaldas. Pareca tranquila, pero no
se movi. Toma se volvi a mirar de nuevo a la calle.
Un Mercedes gris pas despacio. Pas un Ford negro. Otro.
Est aqu, pens Toma.
Pero cmo poda estar all?
Entonces lo comprendi. Cuando se volvi hacia la muchacha y vio salir a
Mansell. En el stano. En la habitacin construida para ocultarse.
O arriba, en el apartamento que Skender estaba preparando, amueblando.
Caray, haca falta osada. Toma se arrodill para levantar el cristal de la ventana,
muy despacio. La persiana estaba todava bajada. Los hombres osados mueren igual
que los dems, si se les pega un tiro donde hay que pegrselo. Pero la chica estaba en
medio. Slo vea una pequea parte del cuerpo de Mansell. La chica haba levantado
el gran bolso de cuero. Mansell, s, tena una pistola en la mano. Toma apunt
cuidadosamente. Pero Mansell se mova, se inclinaba para mirar hacia la calle por
detrs de la chica. Ahora estaba metiendo la mano en el bolso. Toma pens: qu es
esto, un nmero de prestidigitacin? Por un momento le pareci ver en la mano de
Mansell una pistola distinta.
Por qu no se da prisa?
Ahora entraba en la casa, la puerta de cristal se cerraba, la chica daba media
vuelta y se iba, pero muy calmosamente
Ahora, pens Toma, correr, encontrarse con l en el portal
Pero algo extrao estaba ocurriendo. La chica estaba saliendo del jardn, con el
mismo paso inseguro pero aptico y de pronto salt al csped para quitarse de en
medio y Toma vio caras conocidas, Raymond Cruz, Hunter, gente de Homicidios y
otros que no conoca, entre ellos una mujer que cruzaron muy deprisa el espacio
entre la calle y el edificio y pasaron por delante de su butaca de primera fila.
S, era como un show, pens Toma.
Raymond Cruz estaba mirando a la chica. Pareci titubear. Ella hizo una seal
afirmativa con la cabeza. No saludando, sino diciendo algo con su afirmacin. Cruz
sigui avanzando con los otros. Todos muy acelerados. Claro Porque saben que
Mansell est dentro.
Es un show, pens Toma.
Ya estaban en el portal. Oy que alguien les abra desde dentro con el portero
automtico.
La muchacha del pelo rubio tan raro segua en el jardn, olvidada. La vio mirar en
el interior del bolso, palpando con la mano como si estuviera buscando sus llaves
antes de salir a la calle, pasar por delante del polica uniformado que bajaba de un
coche policial, y cruzar hasta el Cadillac de Skender.
Si haba entregado a Mansell una pistola y con todos los sitios que haba en la
ciudad, le haba dejado precisamente aqu S, como que era el nico sitio!
Toma corri desde el apartamento de Skender, a un extremo del descansillo, hasta
la escalera de atrs, oyendo voces por encima de l, en la escalera principal. Apag la
luz y empez a bajar, haciendo el menor ruido posible, todava sin saber en qu
consista el show, aunque ya se le haba ocurrido la forma de bajar el teln.
29
Toma haba dejado abierta la puerta del apartamento. Estaba sentado, leyendo uno de
los libros que iba a llevar a Skender, un libro sobre el cultivo y cuidado de las plantas
de interior. Cuando Raymond Cruz y una mujer y Hunter aparecieron en la puerta,
Toma dijo:
Hombre, qu tal?
Toma Sinistaj, Carolyn Wilder dijo Raymond. La seora Wilder es
criminloga, uno de los mejores abogados defensores de la ciudad. Se lo digo por si
quiere contratarla ahora, y una cosa que tiene adelantada.
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la pared.
Tenemos a Sandy Hunter estaba diciendo a Clement. La vimos darte la
pistola y te vimos devolvrsela, creyndote muy astuto.
Y una mierda dijo Clement. Si tuvieran a Sandy iban a estar ah con esa
jeta de fracasados.
Raymond sinti tentaciones de arrancarle de la silla, donde estaba sentado con
una bota descansando sobre la rodilla opuesta, y arrearle un golpe con toda la fuerza
de su cuerpo.
Los ojos del hombre pasaron bailando de Hunter, a Raymond, y a Carolyn.
Cmo lo lleva, seora? frunciendo el entrecejo. Caray, qu se ha hecho
en la cara, se ha tropezado con algo? Su mirada volvi a posarse en Raymond.
Lo que ha dicho el de la funeraria, es lo que yo digo. Que vine aqu a devolver un
arma que le haba dado a Sandy su novio, o que ella le haba quitado. Si usted cree
que ha visto otra cosa, o no le gusta lo que ve ahora, all usted, yo seguir diciendo
eso. Y le voy a decir otra cosa, nunca me lo podr colgar. Su mirada se fij de
nuevo en Carolyn y le gui un ojo. Los tengo o no los tengo cogidos por los
huevos, abogada? Y muchas gracias por el prstamo. Se palp el bolsillo de la
chaqueta. Aqu tengo el cheque. En cuanto salga de aqu lo cobro y me voy a
Tampa, Florida, para no volver nunca. Lo cual seguro que les hace ahogarse de rabia.
Mir otra vez a Raymond con su media sonrisa. Qu dice, colega, se da por
vencido?
Raymond no dijo nada. Levant la mano derecha, toc la palanca adosada a la
pared, y la subi.
Cuando la pared empez a cerrarse, Clement dijo:
Eh! no se movi inmediatamente. Mi abogada est ah delante,
gilipollas.
Vieron que ahora se levantaba de la silla diciendo:
Venga, hombre, qu puetas?
Vieron sus dedos en la apertura antes de que los retirase. Vieron una raya de luz
en el interior, y le oyeron gritar:
Maldita sea, abran esta maldita!
Y eso fue todo.
Raymond levant de nuevo el brazo. El zumbido se interrumpi. Hubo un
silencio. Carolyn gir sobre sus talones y se dirigi a la escalera.
Carolyn? dijo Raymond.
Ella no se detuvo, y tampoco volvi la cabeza.
Estar en el coche.
La contempl mientras suba las escaleras sin hacer ninguna objecin, sin mostrar
emocin alguna. Y de nuevo hubo un silencio. Hunter se acerc casi cautelosamente
al muro de recochos, y pas la mano por encima. Mir muy serio a Raymond y
pregunt:
Adnde se ha ido?
Ya ve por qu no le mate dijo Toma. As nos quedamos contentos los dos.
Para m como si le matara Skender, lo cual es mucho mejor. Para usted, parece que es
la nica forma de acabar con ese hombre que mata a la gente.
Est seguro de que l no la puede abrir? pregunt Hunter.
l mismo rompi el interruptor la otra vez que estuvo aqu dijo Toma.
Raymond les escuchaba mientras hablaban en voz baja, casi reverentes. Toma
estaba diciendo:
l se prepar su propia tumba. Hay agua, un poco de comida para sus ltimos
das, un retrete. Puede durar no s, a lo mejor cincuenta das, sesenta das. Pero
llegar el momento en que morir.
Hunter deca ahora:
Tenamos cubierto el edificio, pero no se sabe cmo, consigui escapar. Yo no
veo ningn problema, y usted? El hombre desapareci.
Toma deca:
Adems est insonorizado.
Luego Hunter preguntaba si despus de algn tiempo el olor lo delatara a los
vecinos. Y Toma contestaba:
Si uno de los vecinos se queja, echaremos abajo la pared y diremos: Ah,
conque aqu fue donde se escondi? Vaya por Dios.
Ya est hecho, pens Raymond. Vete.
30
Se tomaron unas copas en el bar Athens, en silencio, solos en una mesa Raymond y
Hunter, con poco tema de conversacin, hasta que Hunter se inclin para formular lo
que le preocupaba. Por ejemplo, Carolyn Wilder. Lo denunciara o no? Raymond
dijo que no crea. Se haba marchado (su coche no estaba cuando salieron del edificio
de apartamentos) y aquello era como decirles: haced lo que queris. Sin decirlo. Crea
que lo llevara bien. Carolyn haba aprendido a ser realista en lo tocante a Clement;
poda mandarle a presidio por agresin y robo, pero saba que si lo haca, l volvera.
Te digo cmo me siento exactamente? dijo Hunter. Es como la primera
vez que fui a una casa de putas. Tena unos diecisis aos, y unos amigos me llevaron
a un burdel, en la esquina de Seward y Segunda. Despus ests hecho un puro nudo,
no sabes si sentirte orgulloso o arrepentido. Entiendes? Y al cabo de un tiempo no te
sientes ni lo uno ni lo otro. Es algo que has hecho.
Hunter se fue a su casa a dormir.
Raymond fue caminando hasta el 1300 de Beaubien. La cafetera estaba cerrada y
mir al reloj. Las 5.40. El despacho de la Brigada estaba cerrado con llave, vaco.
Entr y se sent a su mesa, bajo la ventana. Fuera, la luz era tristona, el cielo gris;
dentro, la habitacin estaba sombra, casi en la oscuridad. Pero no se molest en
encender.
Cuando la pared se cerr y Mansell desapareci, haba sentido alivio, pero el
alivio fue una ausencia de tensin, no algo en s mismo. Intent analizar lo que senta
ahora. No se senta bien y no se senta mal. Llam a Carolyn. Ella dijo:
Te preocupa que vaya a decirlo?
No dijo l.
Entonces por qu hablar de ello? Por qu no me llamas maana y a lo mejor
nos vamos a cenar y nos emborrachamos un poco? Qu te parece?
Algo despus de las seis, Raymond alz la vista al or que se abra la puerta. Vio
la figura en el dintel, contra la luz del vestbulo.
Hay alguien? dijo Sandy. Qu hace ah sentado en la oscuridad?
entr, dejando que la puerta se cerrase sola. Uf, estoy muerta! dej caer el bolso
de bandolera sobre la mesa de Hunter, se derrumb sobre la silla giratoria y puso las
botas en la esquina de la mesa.
Raymond le vea la cara a la dbil luz de la ventana. No se movi, porque no vio
motivo para hacerlo. No haba estado pensando en Sandy Stanton. Tena preguntas
evidentes que hacerle, pero no tena ganas de hacrselas. No tena ganas de meterse
en el papel, de ser polica en aquel momento.
Me met en el aparcamiento de abajo y un to me dijo: oiga, no puede aparcar
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aqu. Le dije que no se preocupara, que era un coche robado. Que vena a devolverlo.
El tipo del mostrador de la planta baja Qu hay ah?
La Comisara Nmero 1.
Me dijo: eh, adnde va? Le dije que vena al quinto. No puede usted subir all.
Yo pens: como para intentar salir de aqu, joder, no se puede ni entrar Pens que a
lo mejor me estaba usted buscando. He estado en el apartamento sin saber qu
pasaba. Por fin son el telfono. Era Del. Que no viene a casa, que se va a Acapulco.
Y agrrese, quiere que tome un avin a Los Angeles y me vaya con l Y que le
lleve la chaqueta de flores rosas y verdes que ese idiota le regal al portero. Cmo la
voy a recuperar?
Eso es lo que has venido a preguntarme?
No, quera saber si me puedo ir, o me van a detener, o qu. Tengo tal mierda de
agotamiento que lo nico que quiero es irme a donde sea y pasarme una semana
durmiendo cerr los puos y se los mostr. Tengo los nervios as.
Has dejado el coche de Skender?
S, le dije al tipo que en realidad no era robado, que era algo as como robado,
y que usted estaba enterado de todo.
Y la pistola?
Tenemos que empezar con eso otra vez? No le he visto el pelo al plasta, no ha
llamado gracias a Dios, no s dnde est, si est en la crcel o dnde, y no quiero
saberlo. Tengo veintitrs aos y prisa por ponerme en marcha, y creo que me voy a ir
a Acapulco, me sentar bien. Usted qu opina?
Opino que debes irte dijo Raymond.
De verdad?
Raymond no dijo nada ms. Sandy se levant con su bolso.
Aqu le dejo la pistola Raymond hizo un gesto afirmativo. Oiga, no estoy
enfadada con usted, creo que se ha portado bastante bien, si se tiene en cuenta todo.
S que tiene que cumplir con su deber y, bueno, eso Puede que volvamos a vernos
alguna vez.
Raymond levant una mano. Cuando se cerr la puerta cortando el paso a la luz
del hall, baj la mano y se levant. Se acerc a la mesa de Hunter, cogi la Walther, y
la sopes. Traslad el arma a la mano izquierda y sac su Colt 9 mm de la pistolera.
Compar las dos y calcul que la Colt deba de pesar un buen cuarto de kilo ms.
Cruz el Dos Pistolas. Solo en una habitacin a oscuras. Cruz el Dos Pistolas un
cuerno. Cruz el Solapado Cruz el Imbcil Qu tal el grasapollo de Cruz el
Grasapollo?
Al cabo de un par de horas, Clement puso Love to Love you baby, de Donna Summer,
en el tocadiscos para or el sonido de una voz humana. Hizo inventario de la comida
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enlatada, encontr toda clase de pur de garbanzos y de carne prensada, pero nada
que le apeteciera comer. No haba nada que beber, excepto agua y dos latas de Tab, y
supona que cortaran el agua en cuanto se acordaran si es que el plan era dejarle
all. Haba pensado que la pared se abrira un minuto o as despus de cerrarse.
Bueno, cinco minutos. Dmosles diez. Bien, habr que seguirles el juego, media hora,
con eso le daban un buen susto. No, lo que haran, comprendi despus de una hora
ms o menos, sera abrir y preguntarle si estaba dispuesto a confesar. Que si no,
volveran a cerrar y a apagar el motor. Qu idiotas, los muy cabritos. Pondra cara de
acojone y dira: s, por Dios, squenme de aqu, confesar lo que quieran. Luego,
cuando le llamaran para interrogarle, dira que les dieran por saco, que haba firmado
la confesin bajo coaccin y que no slo se iba a su casa, sino que iba a denunciar al
Departamento de Polica. Cien mil dlares por joderle el sistema nervioso. Miren
cmo tiemblo
Haba estado mirando el reloj de oro desde que se cerr la pared, poco despus de
las tres, y el tiempo nunca haba pasado tan despacio. Se sentaba, se levantaba, y
andaba al comps de la msica. Luego empez a representarse a los que bailaban en
las discotecas y se movi un poco ms al ritmo, comprobando si era capaz de hacerlo.
Coo, era fcil lo senta y pens que qu lstima que no hubiese un espejo para
verse bailando joder, bailando solo al son de la cancin de una negra, en la
habitacin secreta de un stano. Nadie en el mundo se lo iba a creer.
Mir su reloj de oro a las 6.30, 7.35, 8.02, 9.05 despus de bailar un poco, a las
9.32 cuando par el tocadiscos para descansar, y a las 9.42. Y despus fue cuando
oy el ruido de la pared movindose.
Clement se sent en la silla de lona frente a la abertura, segn sta se iba
agrandando, y poco a poco fue apareciendo el limpio stano, tan limpio que la luz se
reflejaba en el suelo de cemento.
Si era el albano, a palmar.
Poda ser Carolyn, que hubiera sentido lstima. Pero le dara demasiado miedo
abrirle A no ser que hubiera enviado a alguien. No, tena que ser la polica, que
volva para hacerle su oferta amenazadora, se dijo Clement, preprate a poner cara de
susto.
Esper. El zumbido del motor continuaba. No apareci nadie. Clement se levant
de la silla y se aproxim a la abertura, sac la cabeza y mir hacia la caldera. All no
haba nadie. Nadie se le ech encima cuando sali. Se acerc a la palanca, levant el
brazo, y la baj.
Quin?
Por la mente de Clement cruz el razonamiento de que si hubiera sido un amigo,
estara all. Y como si repasaba la lista de sus amigos actuales, slo poda ser una
persona, no haba sido Sandy. Como no fuera que hubiera querido ayudarle, pero
hubiera salido corriendo, porque ya no quera tener nada que ver con l O que
fuese alguien de los albanos, que quisiera hacerle salir a la calle, lo cual era absurdo.
O alguien arrepentido, lo cual no era absurdo, pero le costaba trabajo imaginarlo.
Clement subi al vestbulo de la primera planta y sigui andando por l hasta el
portal. Lo mejor era eso. Si alguien quera cogerle, dara por sentado que iba a huir
por la puerta de atrs, as que era intil pensar trucos. Salir a la calle. Y lo hizo, sali
a la calle y qu fue lo que vio all, sino el Cadillac negro de Skender.
Era una casualidad? Haban encontrado el coche y lo haban devuelto? O lo
haba dejado Sandy all esa tarde y se haba ido andando? O un momento, estar
dentro la pistola y le detendrn en posesin de ella?
No. Podan detenerle por robar un coche, disposicin doscientos sesenta y algo,
pero si dentro haba una pistola, pertenecera al dueo, no a l. Adems no tendra sus
huellas. Clement abri la puerta del lado del conductor y meti la mano debajo del
asiento. No haba pistola. Slo estaban las llaves. Reflexionaba un momento o se
largaba a toda leche?
Clement condujo el Cadillac en direccin sur, hacia el centro, se baj a la salida
de Lafayette, pasado el gigantesco anuncio de Cerveza Stroh que daba calor al cielo
nocturno, y diez minutos despus estaba en el ascensor subiendo al 2504. Esperaba
que Sandy estuviera en casa y le pudiera explicar algunas de las cosas raras que
estaban pasando.
31
Clement segua teniendo las llaves del apartamento, que le haba dado Sandy. Entr y
vio luces brillando fuera de las ventanas, pero dentro no haba ninguna encendida.
Escuch un momento y llam:
Nena?
Seran alrededor de las 10.30, poda estar durmiendo, probablemente se habra
fumado suficientes porros como para irse a la cama temprano. Cuando entr en el
dormitorio encendi la luz del hall.
Chiqui?
No. La cama no estaba hecha. Eso era normal, pero no haba ropa de Sandy tirada
por ninguna parte. Clement encendi la luz del dormitorio y se dirigi al armario. A
la vista slo contena ropa de Del Weems. Se acerc a la cmoda. Iba a agacharse
para abrir uno de los cajones que usaba Sandy, pero no lleg a hacerlo.
Vio la Walther P. 38 encima de la cmoda, a unos treinta centmetros de sus ojos.
Nada, segua sin tirar el maldito trasto. Se oy a s mismo decir con voz dolorida:
Nena, no me lo puedo creer. Me ests queriendo hacer la pueta adrede, o
qu?
Con tal de librarse de l, estuvo en un tris de tirar el maldito trasto por la ventana.
Era como si el maldito trasto tuviera pegamento encima. Cogi la pistola.
Caa bien en la mano. Segura y de fiar. Extrajo el cargador, baj el perrillo,
comprob que estaba cargada pero le faltaban dos balas, y volvi a incrustar el
cargador con la palma de la mano.
Entr en el cuarto de estar, intentando hacer memoria. Haba disparado cinco
contra el juez, tres contra la mujer. La haba vuelto a cargar antes de ocultarla. Le
pareca recordar que la haba cargado del todo. O no la haba cargado? Encendi la
lmpara de la mesa. Delante de la silla, perfectamente encuadrada, haba una nota
escrita en papel verde claro. Clement se sent sin tocarla, separando los codos para
agacharse hasta el nivel de la nota, y dej la Walther a un lado.
Querido Clement:
Si lees esta nota es que todava no sabes que me he ido. No te digo a dnde
voy porque te dejo para siempre porque mis nervios no aguantan ms tu
forma de vivir y me estoy haciendo demasiado vieja para ella. Una cosa que
supongo que tengo que decirte es que tampoco he tirado la pistola otra vez y
te dir por qu. En todas partes donde fui, haba alguien. En cuanto
empezaba a salir del coche, haba alguien all mirndome. No s por qu
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Haba un interruptor, conectado a un cable que se alargaba por todo el suelo debajo
de las ventanas de la calle. Estaba detrs de la silla de Clement, y tena que darse
media vuelta y empujarlo con la punta de la boca. Empuj el botn y se encendi una
lmpara. Su luz lleg hasta l a travs de las ramas de un ficus.
Raymond Cruz estaba a poco ms de un metro del ficus, sentado en una silla
junto a las ventanas laterales.
Dios! dijo Clement cogiendo la hoja de papel y haciendo con ella una
pelota.
La he ledo dijo Raymond. Es ms, yo escrib parte.
Clement segua con el cuerpo medio vuelto; la mesa con la Walther estaba ahora a
su izquierda.
Fue usted el que me abri? Raymond indic que s. Se fue a cenar y lo
pens mejor, verdad?
S, lo pens bastante. Esa no era la forma.
Me imagin que lo que hara sera abrir y decirme que, o firmaba una
confesin, o me dejaba all para siempre.
No quiero una confesin dijo Raymond.
Clement inclin la cabeza mirndole con cautela.
No? Entonces a qu viene este guateque?
Raymond se levant. Cuando se acerc a la mesa, Clement gir en la silla para
tener enfrente, en la misma lnea, a Raymond y la pistola.
Tengo aqu una cosa dijo Raymond. Meti la mano dentro del abrigo. No
te agites.
La mano volvi a salir, con la Colt 9 mm automtica. Clement estaba rgido en su
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silla. Raymond movi la lmpara hacia un lado y dej la Colt encima de la mesa.
T coge la tuya, y yo coger la ma. Qu te parece?
Clement parpade, pero empez a sonrer ligeramente.
Lo dice en serio?
Levntate.
Para qu?
Te sentirs mejor. Venga.
Clement se senta inseguro. Intua que deba esperar, no moverse mucho todava.
Pero era cierto que de pie tena ms posibilidades. Se levant, echando para atrs la
silla. Ahora estaban los dos frente a frente, separados por la mesa.
Pon las manos en el borde de la mesa dijo Raymond. As bien, ahora,
cuando ests preparado, coge tu pistola. O cuando yo est preparado.
Se cree que estoy loco, joder? Ni siquiera s si est cargada.
Lo comprobaste en el dormitorio. Te o. Si quieres comprobarlo otra vez,
adelante. Faltan dos balas que disparamos en balstica. Eso es todo.
Clement le mir atnito.
Sweety les dio la pistola, la probaron y la devolvieron?
Con la misma municin. Si no te fas de m, las cambiamos. T usas la ma y
yo la tuya, me da igual.
La expresin de Clement era neutra, poda estar escuchando, o poda estar
pensando en otra cosa.
Esto fue idea tuya, no te acuerdas? dijo Raymond.
Creo que no habla en serio. Aqu? Estamos demasiado cerca.
Podemos salir, o subir al tejado. Quieres que salgamos?
No, qu leches, no quiero que salgamos. Usted se trae algn truco. No s lo que
es, pero algo tiene entre manos, a que s? Pretende asustarme para que firme una
confesin. Pues caray, si que est complicando la cosa.
No quiero una confesin, ya te lo he dicho. Si firmas una confesin, dirs ante
el tribunal que fue bajo coaccin, o tortura, o cualquier otra mierda. Esto est bien,
no? T dijiste que por qu no hacamos un concurso de tiro. Muy bien, lo vamos a
hacer.
Simplemente coger las armas, eh?
Espera un minuto dijo Raymond. No, creo que lo vamos a hacer de otra
forma. Coge la pistola y sostena en un costado. Anda. Creo que as es mejor
Raymond movi la Colt hacia s y la cogi apuntando hacia abajo, con el can por
debajo del borde de la mesa. S, as es mejor. Para levantarla hay que evitar la mesa
y hay menos peligro de que te peguen un tiro en los huevos.
Venga ya dijo Clement, djese de coas.
Muy bien, entonces t levanta el arma y yo levantar la ma dijo Raymond
. En tu mano est.
Esper.
La mano de Clement se aproxim a la Walther, la toc, vacil, y luego cubri la
empuadura y la atrajo hacia l levantndola de la mesa.
Esto es increble dijo.
Venga. Listo? Cuando quieras, tira.
Espere un minuto dijo Clement.
Se miraron fijamente, cara a cara, a un metro de distancia. No se oa un ruido en
la habitacin.
HE DICHO QUE ESPERE!
Hubo un silencio otra vez, antes de que Raymond dijera:
Qu pasa, Salvaje?
Clement dej la pistola sobre la mesa y se alej.
Usted es un demente, coo. Lo sabe?
Raymond se volvi, y sigui con la vista a Clement, que rode el sof y cruz la
zona del comedor. Le oy decir desde la cocina:
Sabe que podramos matarnos los dos? Se da cuenta?
La cocina estaba al otro lado de la pared que se alzaba a menos de un metro detrs
del sof. Clement poda reaparecer por la zona del comedor, a la derecha de
Raymond, o por el vestbulo, a la izquierda de Raymond.
Por donde viniera, no pareca tener mucha importancia.
Desde el escritorio, Raymond se encamin a las ventanas de la calle y contempl
el espectculo de luces y cristales que la reflejaban, antes de volverse y quedar de
espaldas a ellas. Por la noche, y con las lmparas encendidas, el apartamento
resultaba ms acogedor, pero seguan sin gustarle los colores, gris y verde.
Clement deca desde la cocina:
La conversacin que tuvimos en su despacho fue muy interesante. Yo nunca
haba hablado as con un polica. Fue un poco como medir nuestras fuerzas.
Tendr algo en la mano, pens Raymond.
S, fue interesante. Llegar a las cosas fundamentales de la vida, podramos
decir. Vamos, de nuestras vidas. Quiere una copa?
Ya est, pens Raymond. No contest.
Luego no diga que no se lo he ofrecido. Tenemos Chivas No, se acab el
Chivas, no queda nada. Y una cerveza? Hay varias Millers muy fras. Eso significa
que no? Por qu no habla?
Ahora le toca a l, pens Clement, con la Colt 9 mm en la mano. Mir hacia la L
del cuarto de estar, y luego pas la mirada lentamente por la pared detrs del sof,
hasta el vestbulo.
Clement estaba diciendo ahora: