Bazin, A. - Jean Renoir
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Andr Bazin
Jean Renoir
ePub r1.0
Titivilus 15.01.16
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Jacques Rivette, Eric Rohmer, Jean Luc Godard, Jacques Doniol-Valcroze, quienes
poco tiempo despus transformaran industrial y estilsticamente el cine francs
influidos tanto por el pensamiento terico de Andr Bazin como por los trabajos de
puesta en escena realizados por Jean Renoir.
El libro Jean Renoir, de Andr Bazin, compilado por Franois Truffaut, refleja
una especie de encrucijada en el terreno de la teora y de la crtica. Recoge las
reflexiones de Andr Bazin sobre el cine de Jean Renoir, el cineasta que ms influy
en el establecimiento de las principales bases de la teora cinematogrfica de Bazin y
en los modelos expresivos de la Nouvelle Vague. El libro tambin apunta las nuevas
orientaciones que el terico francs empez a elaborar en los ltimos aos de su vida.
Estas nuevas lneas se articulan en torno a los dos grandes ejes de su teora: el
concepto de realismo y la idea del cine como arte impuro. Sin embargo, el libro
tambin nace como homenaje pstumo de Franois Truffaut, que dio forma a los
heterogneos materiales que integran el volumen, a dos de las figuras que ms
incluyeron en su carrera: Bazin y Renoir. Finalmente, la reproduccin de los textos
que configuraban el volumen/homenaje de Cahiers du cinma nos permite vislumbrar
las caractersticas del mtodo crtico utilizado por los miembros de la revista en los
aos de la poltica de los autores. Un mtodo cuya fuerza radic, segn palabras del
propio Andr Bazin, en su carcter de crtica polmica y militante, de crtica
apasionada de creadores virtuales.[2] Los textos crticos pueden considerarse como
una modesta antologa sobre las diferentes formas de aproximacin de la crtica
cahierista hacia la figura de Renoir y vislumbran los diferentes niveles de escritura de
los redactores de la revista, desde la exaltacin ms hagiogrfica de Franois Truffaut
hasta la reflexin terica, llena de sugestivas e importantes intuiciones, de Jacques
Rivette.[3] Esta encrucijada convierte el libro en una obra inusual. Su inters va ms
all de la estricta monografa acadmica sobre un cineasta para convertirse en un
documento bsico para comprender el nacimiento de la crtica cinematogrfica
moderna. El libro permite entender las circunstancias que rodearon un momento
crtico en el que la exgesis o el juicio esttico empezaron a ser sustituidos por el
anlisis de los elementos formales de la puesta en escena, por el estudio de los
materiales artsticos que confluyen en el interior del texto flmico o por la reflexin
sobre la propia ontologa del medio. Los textos crticos de Andr Bazin, que
imprimieron una profunda huella en la mayora de los textos redactados por sus
discpulos de Cahiers, parten generalmente del anlisis crtico de una pelcula
concreta que es utilizada como ejemplo para acabar proponiendo una profunda
reflexin terica detrs de la cual surge la interrogacin sobre la esencia del medio y
sobre los elementos constitutivos de la propia imagen flmica. Tal como especific
Franois Truffaut, gracias a la obra de Bazin la crtica lleg a desempear, en el
mundo cinematogrfico, el mismo papel que el movimiento ecologista en el mundo
poltico: terica, ineficaz y moralmente indispensable.[4] La crtica moderna
propona una nueva forma de ver el cine que exiga de los espectadores una precisa
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opuestas: los directores que creen en la imagen y los que creen en la realidad.[10]
Para Bazin la imagen es todo aquello que aade a la cosa representada su
representacin en pantalla. Bazin considera, en cambio, que la realidad puede llegar a
tener su validez esttica y que los datos del mundo real poseen un valor propio que no
ha de estar lgicamente marcado por las necesidades del discurso, o por la voluntad
de crear un universo diegtico subordinado a una serie de relaciones significantes.
Bazin, profundamente influido por la fenomenologa, considera que la realidad no es
una situacin que la experiencia pueda aprehender, sino algo que emerge, de la que
participa esencialmente, ya que slo existe en la experiencia. La ambigedad es para
Bazin el atributo esencial de lo real y constituye un valor de la conciencia, resultado
de las limitaciones humanas. Lo importante de la imagen no son los valores
significantes que sta aade a la realidad sino aquello que revela de la verdad de las
cosas. Para conciliar la inevitable tensin entre el realismo como valor ontolgico del
cine y los procesos discursivos como expresin de la subjetividad, Bazin busca una
serie de elementos conciliadores que permitan una representacin de lo real, evitando
su reconstruccin.
Bazin elabora su teora, tal como recuerda Francesco Casetti, en un momento la
posguerra en el que el cine sonoro ha podido materializar sus bases estilsticas
creando un modelo clsico que ha llegado a ocupar un lugar hegemnico
privilegiando la transparencia de la representacin y actuando contra la transparencia
de lo representado.[11] A partir de la actividad crtica, Bazin buscar una serie de
ejemplos que le permitan elaborar una teora basada en la reivindicacin de los
modelos de composicin, los movimientos de cmara y las formas de montaje que
conducen al cineasta hacia un respeto por los elementos constitutivos del proflmico.
La reivindicacin de estos modelos lo llevar a criticar los procesos de reconstruccin
del mundo mediante los recursos expresionistas de la imagen. El modelo de obra
cinematogrfica que reclam Bazin slo existi en la inmediata posguerra como una
tendencia necesaria, pero anunci una serie de transformaciones que condujeron al
cine hacia la inminente renovacin de la modernidad, de la que el propio Bazin fue
uno de sus idelogos.
Una de las principales armas de batalla de la teora baziniana se encuentra en el
problema del montaje, expuesto inicialmente en uno de sus primeros artculos
publicado en La revue de cinma William Wyler ou le janseniste de la mise en
scne a finales de los aos cuarenta, que hallar su maduracin en el captulo
Montaje prohibido de Qu es el cine?[12] Para la teora formativa, el montaje era
el gran momento de la creacin cinematogrfica, un proceso en el que el sujeto
creador poda imponer su seleccin frente a las imgenes. Bazin se opone a la
magnificacin del montaje de la primera teora y ataca los estilos que impiden que la
imagen se impregne de los numerosos misterios de la realidad ambigua. As, Bazin
rechaza el montaje sovitico porque el sentido no est directamente en las imgenes
representadas sino en el concepto que surge de ellas, provocando la manipulacin de
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la conciencia del espectador, pero tambin rechaza el modelo analtico del cine
clsico americano porque propone una ruptura de la continuidad espacio-temporal de
la escena e impide que la realidad pueda manifestarse instintivamente al espectador.
El punto clave de la reflexin de Bazin, tal como manifiesta Vicente Snchez-Biosca,
no reside en el rechazo de cualquier uso del montaje, ya que slo reprueba a los que
atentan contra la ontologa de la fbula cinematogrfica.[13] Bazin no puede prohibir
el montaje, ya que ste forma parte del discurso; el problema que plantea en sus
textos es el de la posible reconciliacin entre las formas discursivas y el respeto a la
realidad. Frente a los modelos clsicos de montaje, Bazin reivindica otras formas de
expresin, en las que el montaje respeta la realidad el plano-secuencia, la
profundidad de campo, panormicas laterales, y buena parte de dichas formas se
ponen de manifiesto en el cine de Jean Renoir.
Andr Bazin no slo descubre en el cine de Jean Renoir la ejemplificacin de la
figura estilstica del plano-secuencia como sistema de continuidad espacio/temporal,
sino que observa, como sugiere Nol Carroll, la subversin de algunos
procedimientos tcnicos clsicos en una direccin que puede ser vista como el
desmantelamiento del artificio que estiliza el acto de rodar.[14] Renoir establece
dicho proceso de subversin desde dos parmetros: la ampliacin del marco de
realidad y la bsqueda de la autorreflexividad mediante la evidenciacin de los
materiales constitutivos del artificio de la escena. La teora baziniana encuentra en
esta problemtica los dos polos emergentes del debate entre la visin ontolgica y la
visin semitica del cine. La ampliacin del marco de lo real sirve para replantear la
nocin del espacio y del tiempo flmicos, sentando las bases de un proceso de
apertura que permite la presencia de una cierta veracidad en el interior de la pelcula.
La autorreflexividad del trabajo de puesta en escena renoiriano lleva a Bazin a
interrogarse sobre el sentido de la realidad y a disear su teora sobre el cine impuro
que acabar reivindicando como realista la presencia del artificio escnico o literario,
es decir, el respeto por los materiales culturales ajenos que constituyen la
intertextualidad flmica.[15]
En el cine de Jean Renoir se produce una ruptura esencial respecto a los modelos
dominantes del clasicismo, a partir del momento en que coloca la funcionalidad
expresiva de la cmara en una posicin secundaria respecto al valor de los personajes
y de los elementos presentes en la escena. Los sofisticados movimientos de cmara
del cine de Renoir no pretenden crear un efecto artstico sino que buscan una
ampliacin constante del marco de realidad, de los lmites impuestos por el encuadre.
El trabajo de Bazin sobre el desarrollo de las formas estilsticas del cine de los aos
cuarenta que rompen el espacio sinttico para proponer un espacio homogneo, halla
en la obra de Renoir su ejemplo ms convincente. En el cine de Renoir nos hallamos
frente a una serie de figuras estilsticas, como el plano-secuencia, la profundidad de
campo, el uso continuo de panormicas laterales y la preponderancia de planos
medios, que ponen en evidencia un modelo cinematogrfico en el que la relacin
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entre lo que est en el interior del encuadre y lo que se encuentra fuera aparece ms
continuada. Renoir utiliza los procedimientos tcnicos para ampliar la integridad del
espacio y provocar un sentimiento de continuidad espacio/temporal. En su libro Qu
es el cine?, Bazin reivindicaba el cine de Renoir porque era uno de los pocos
cineastas que crean en el poder desnudo de la imagen trazada por objetos reales, ya
que descubri el secreto de una forma cinematogrfica que permita decirlo todo, sin
partir el mundo en fragmentos.[16]
Teniendo en cuenta estos elementos no nos ha de extraar que algunos de los
captulos ms brillantes del libro de Andr Bazin sobre Renoir nos propongan un
minucioso anlisis formal de los elementos de la puesta en escena, hasta convertirse
en un autntico precedente del microanlisis flmico. Desde este punto de vista, el
texto ms ejemplar es el captulo sobre Le Crime de Monsieur Lange (1935), cuyos
mejores momentos se centran en el anlisis de la panormica de 360 grados en
contracampo que marca la puesta en escena del asesinato colectivo del despiadado
empresario Batal. Renoir realiza un barrido por el patio de vecinos hasta desembocar
en al accin del crimen perpetrado por Lange, uno de sus trabajadores, en solitario,
pero como delegacin del sentir de sus compaeros de la cooperativa. Bazin no
considera que la panormica sea un simple ejercicio de retrica flmica, sino que
marca la expresin especial pura de toda la puesta en escena.[17] Es decir, por un
lado privilegia el espacio flmico aumentando el marco de lo real y por otro inscribe
la mirada del espectador dentro de un sentimiento de abstraccin, mostrando cmo la
estilizacin de los materiales propios de la expresin flmica puede acabar revelando
la autntica dimensin moral de un acto, en este caso de un gesto revolucionario, el
asesinato del dspota.
El mismo problema de ampliacin del marco de lo real se encuentra reflejado en
el uso del sonido. Si analizamos, por ejemplo, la utilizacin del sonido que realiza un
cineasta en perfecta correspondencia con la teora formativa como Ren Clair en las
pelculas de los aos treinta Bajo los techos de Pars (Sous le toits de Pars, 1930)
o El milln (Le Million, 1931) y lo comparamos con la utilizacin que Renoir hace
en La golfa (1931), veremos que mientras el primero busca un valor artstico en el
sonido como sistema de puntuacin expresivo de las imgenes, Renoir parte de una
consideracin del sonido como elemento que permite ampliar las capacidades
reproductoras de la pelcula, abriendo el espacio hacia un fuera de campo situado ms
all de los lmites del encuadre. Bazin observa cmo Renoir privilegia la
funcionalidad de todo lo que aparece en la escena, ms all de la estricta
verosimilitud dramtica de cualquier situacin.
Para comprender la consideracin que Bazin posee del realismo en relacin con el
cine de Renoir, resulta imprescindible el texto titulado Renoir francs, publicado
originalmente en la revista Cahiers du cinma, una parte del cual fue compilado por
Truffaut en el presente libro.[18] La preocupacin central de Andr Bazin en dicho
texto consiste en intentar definir el realismo de Jean Renoir separndolo de toda
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sobre el mundo sin necesidad de fragmentarlo, es sobre todo un artista que utiliza el
acto de puesta en escena para explorar el modo en que se puede llegar a revelar una
verdad mediante la exaltacin de lo inverosmil.
La pelcula que mejor refleja el dilogo entre la naturaleza y la representacin es,
sin duda, La regla del juego. De forma paradjica, la obra maestra de Renoir sintetiza
los principales movimientos de su cine y acaba convirtindose en el filme que mejor
ejemplifica las principales reflexiones de la teora de Andr Bazin. En el libro Jean
Renoir, de Andr Bazin, Franois Truffaut slo pudo compilar un texto sobre La
regla del juego, un texto crtico irregular que recoge una serie de apuntes
preparatorios de una presentacin en un cine-club de la poca. Bazin nunca pudo
llegar a redactar su gran anlisis sobre La regla del juego. No obstante, al hablar de
las otras pelculas de Renoir, Bazin alude implcitamente a La regla del juego. Tal
como constat con agudeza Nol Carroll, una buena parte de la obra terica de
Bazin no es ms que una profunda meditacin sobre las pelculas de Jean Renoir y
especialmente sobre La regla del juego.[20] Este factor aparta el libro que ustedes
tienen en las manos de cualquier monografa al uso.
NGEL QUINTANA
Universidad de Gerona
Octubre de 1998
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Presentacin
No haca falta contar conmigo para presentar este libro con pudor, discrecin y
mesura. Andr Bazin y Jean Renoir tienen demasiada importancia en mi vida para
que pueda hablar de ellos sin pasin; este Jean Renoir de Andr Bazin es,
naturalmente, para mi gusto, el mejor libro de cine, escrito por el mejor crtico sobre
el mejor director.
Andr Bazin muri a los cuarenta aos el 11 de noviembre de 1958. Ms que
crtico era un escritor de cine, que se preocupaba ms de describir los filmes que
de juzgarlos; los estudios de Bazin sobre Bresson, Chaplin, Rossellini, Buuel,
Stroheim y Fellini han sido traducidos en el mundo entero, as como su magistral
librito sobre Orson Welles. La muerte de Bazin interrumpi sus dos proyectos ms
interesantes: en primer lugar este libro sobre la obra de Jean Renoir y tambin un
cortometraje que quera rodar sobre las iglesias romnicas.
Redactor de Lcran Franais, Esprit, Le Parisien Libr, Tlrama (que en
aquellos aos se llamaba Radio-Cinma-Tlvision) y de LObser-vateur, Bazin
influy poderosamente sobre los cineastas de la Nouvelle Vague, empezando por
aquellos de los que se haba rodeado en Cahiers du Cinma, y que precisamente
empezaban a rodar sus primeras pelculas en el momento en que Bazin muri despus
de diez aos de enfermedad. As pues, no es casual que figure al final de este libro la
filmografa de Renoir, elaborada en 1957, bajo la direccin de Bazin por Jacques
Doniol-Valcroze, Claude de Givray, Jean-Luc Godard, Jacques Rivette, Eric Rohmer
y por m mismo, completada y actualizada en 1971 por Claude Beylie, Jean Douchet,
Michel Delahaye, Jean Kress y Louis Marcorelles.
A pesar de que sus fuerzas iban declinando cada ao, Andr Bazin tuvo nimo
para continuar viendo pelculas, y comentarlas hasta el da de su muerte; el da antes
de morir escribi uno de sus mejores textos un largo anlisis sobre Le Crime de
Monsieur Lange despus de haber visto el filme desde su cama, en la televisin.
En efecto, la obra de Jean Renoir apasion a Bazin ms que ninguna otra, hasta el
punto de consagrarle este libro pstumo e inacabado pero reconstruido y completado
por sus amigos, con la ayuda de Janine Bazin.
Soy responsable de la construccin final de este libro, de su arbitraria divisin en
diez captulos que respetan la cronologa de la obra de Renoir. Es evidente que Bazin
hubiera compaginado todo el material de manera diferente si hubiera tenido tiempo
para hacerlo. Tengo entendido que deseaba dedicar un captulo al estudio de los
temas tratados por Renoir, otro al trabajo con los actores, otro a la adaptacin de
novelas, etc.
En una de sus ltimas cartas, Bazin me escriba: Trabajo sobre Renoir leyendo la
vida de Auguste, las novelas de Zola: La bestia humana y Nana, Maupassant Es
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En el relevante artculo que public en la revista Le Point, en 1938, Jean Renoir hizo
con diez aos de distanciamiento su examen de conciencia como director de cine
mudo.[23] Subraya intensamente su admiracin por el cine americano de los aos
veinte y remonta su vocacin cinematogrfica al da en que durante una proyeccin
de Le Brasier Ardent[24] descubri que una pelcula de calidad poda producirse en
otro sitio que no fuera Hollywood. A esta primera conversin sigui todava, como en
el caso de Pascal, una segunda, ms radical y ms profunda, cuando vio Esposas
frvolas (Foolish Wives, 1921), de Erich Von Stroheim. Esta pelcula, escribe
Renoir, me dej estupefacto. La tuve que ver por lo menos diez veces. Abjurando de
lo que haba adorado, comprend cunto me haba equivocado hasta entonces. Dej
de creer tontamente en la pretendida incomprensin del pblico, y me di cuenta de la
posibilidad de llegar a l mediante la proyeccin de temas autnticos dentro de la
tradicin del realismo francs.
Renoir se esforz por cultivar fundamentalmente, a partir de la direccin de
actores, el realismo o, si se prefiere, la autenticidad que la produccin popular
americana le revel despus de Stroheim: Empec a darme cuenta de que el gesto de
una lavandera, de una mujer que se peina delante de un espejo, de un vendedor
ambulante, tena a menudo un valor plstico incomparable. Llev a cabo una especie
de estudio del gesto francs a travs de los cuadros de mi padre. La obra muda de
Renoir est dominada, en efecto, por su intrprete principal, Catherine Hessling. Fue
para ella, en torno a su extraordinaria personalidad que se realizaron despus Une Vie
sans Joie (dirigida por Albert Dieudonn),[25] La Filie de lEau (1924), Nana (1926),
Charleston (1927) y La cerillerita (La Petite Marchande dAllumettes, 1928). Hace
falta compartir la admiracin de Jean Renoir por aquella que fue su mujer al mismo
tiempo que su actriz preferida? Es cierto que esta sorprendente muchacha de grandes
ojos claros rodeados de carbn, con cara de mueca provocativa, cuerpo imperfecto
pero extraamente articulado como el de las mujeres de ciertos cuadros
impresionistas, mezclaba de manera turbadora lo mecnico y lo vivo, lo mgico y lo
sexual en una inslita encarnacin de la feminidad. Pero pienso que Renoir la vio
menos como director de cine que como pintor. Seducido, subyugado por la gracia
original de ese cuerpo y de esa cara, se preocup menos de dirigir a su intrprete en
funcin del personaje y de las necesidades dramticas de la escena que de admirarla
en la mayor cantidad de actitudes posibles. Esta intencin ms o menos consciente se
aprecia claramente en Charleston, donde el mediocre y fantasioso guin no es ms
que un pretexto para una extraordinaria e incoherente exhibicin de Catherine
Hessling. De forma que esta actriz podra muy bien haber ayudado a Jean Renoir a
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insignificantes. El peor de esos filmes est, sin embargo, lleno de una gracia que no
permite dudas sobre el genio de su autor. Se pueden percibir las tentativas curiosas,
divertidas e impulsivas de un talento eminentemente verstil e influenciable en busca
del camino que encontrar algunos aos ms tarde en La golfa (La Chienne, 1931).
O sea, con el sonido! Porque sucede lo contrario de lo que se dice: no hay nada
en comn entre los mejores filmes mudos de Renoir y los peores de sus filmes
sonoros. A diferencia de un Ren Clair, que consigue la perfeccin de su estilo en
1927 con Le Chapeau de paille dItalie y la confirma en Les Deux Timides (1929),
Renoir es decididamente un director del cine sonoro.
Su obra muda est marcada irremediablemente por un carcter provisional de
tentativa, y ser el sonido el que libere a sus imgenes de sus invisibles cadenas.
Desde ahora y para siempre, aunque de una manera an negativa, Renoir se afirma
como hombre del futuro, al que no preocupar ningn progreso tcnico porque ste
contribuir necesariamente al logro de un realismo cuya bsqueda todava casi
inconsciente preside todas sus experiencias de director debutante.
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Nana
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On Purge Bb (1931)
Mi primera pelcula sonora fue una especie de examen. Desconfiaban de m. Haca
falta que realizara mis pruebas. Consegu rodar On Purge Bb segn la obra de
Feydeau.[28] Este filme no se ha hecho famoso pero yo lo rod en cuatro das.[29]
Tena una longitud de ms de 2.000 metros.[30] Cost al productor menos de 200.000
francos y le proporcion ms de un milln. Era la poca de los ruidos falsos; el
atrezzo y los decorados estaban preparados para el sonido con una ingenuidad
increble. Estas cosas me irritaban. Para expresar mi disgusto, decid grabar el ruido
de la cisterna de un retrete.[31]
Primer filme sonoro de Renoir, clebre por el ruido de la cisterna y por la
aparicin de Fernandel. Como no he visto el filme ms que en negativo y en la
moviola slo puedo decir que es, con toda seguridad, el menos planificado de los
filmes de Renoir. Algunos planos por rollo y una media docena de primeros planos
para ligarlos, incluidos los del retrete. Lo fundamental se rod entre las tres paredes
de un decorado teatral. Tambin el filme se llev a cabo en cuatro das de rodaje,
precedidos de seis das de preparacin del guin y seguidos de seis das de montaje.
Antes de los quince das de terminarse se estren en el Aubert-Palace, donde recaud,
en la primera semana, lo que haba costado.
La golfa (1931)
El filme empieza con una presentacin de la pelcula y de los personajes, hecha por
Guignol. En primer lugar por el gendarme que anuncia: Van a ver un drama moral,
etc. Despus el gendarme es apaleado por Guignol, que afirma que el filme que se va
a ver no prueba nada de nada y no ensea nada a nadie.
Legrand es un empleado modelo al principio del filme; cajero de un pequeo
negocio de gneros de punto, se aburre en la pequea fiesta que dan al patrono los
empleados de la casa. Rehsa ir con sus colegas al burdel. Al regresar a su casa
encuentra a una pareja; el hombre, borracho (Dd), pega a la mujer. Interviene y
acompaa a la joven Lul en un taxi. Ella le promete escribirle.
Una vez en su casa, hace un ruido involuntariamente y despierta a Adle, su
mujer, que le insulta y le echa en cara el recuerdo maravilloso de su primer marido, el
suboficial Godard. Legrand deja pasar la tempestad y arregla sus cuadros. Legrand es
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Pierre Renoir (sentado con un vaso) como el Inspector Maigret en La nuit du Carrefour
irona.
1. Funcin de la msica en Boudu. Esencialmente un indicativo ertico, ya sea
para anunciar (por ejemplo, el organillo en la calle), ya sea para sealar
(cuando Anne-Marie canturrea, cuando Lestinguois toca al piano Les fleurs du
jardn), ya sea triunfal y simblica (la corneta del zuavo reproducida en un
grabado mural). Digamos que, en cualquier caso, cuando se oye la msica en
Boudu, sabemos que un personaje desea.
2. El encanto de Boudu est en la glorificacin de la vulgaridad. En la
formalizacin civilizada y desenfadada de la ms fresca lubricidad. Boudu es un
filme magnficamente obsceno.
3. Todo lo que puede hacer un actor en una pelcula, Michel Simon lo hace en
Boudu, todo, incluso andar por las paredes![33]
(Notas manuscritas de Andr Bazin)
Svrine Lezinska, Graudval, Michel Simon, y Marcelle Haina en Boudu sauv des Eaux
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Toni (1934)
Crea que conoca bastante bien Toni, que he presentado dos o tres veces en cineclubs despus de la guerra. Al volverlo a ver, estos das, he quedado sorprendido. Es
cierto que en cuestiones de cine los juicios evolucionan especialmente deprisa,
conforme a la acelerada evolucin del cine. Cinco aos representan lo que una
generacin en literatura. De ah la necesidad de no confiar en los recuerdos y revisar
peridicamente nuestras impresiones. El balance ser, creo, particularmente rico en el
caso de Toni, que constituye ciertamente uno de los filmes claves de la obra de Jean
Renoir. Digo claves en plural porque se trata de un manojo de filmes.
Toni no es, probablemente, ni la mejor ni la ms perfecta de las pelculas de
Renoir de antes de la guerra. Para hablar con franqueza, est notablemente llena de
defectos. Pero es, quiz junto con La regla del juego, donde Renoir ha llevado ms
lejos algunos hallazgos en relacin consigo mismo y en relacin con el cine.
En relacin consigo mismo, porque la significacin moral de Toni contiene en
germen e incluso casi explicitada, la de La regla del juego, y, adems, la de los filmes
actuales de Renoir; al menos, en lo que concierne a las famosas relaciones entre
hombre y mujer (dixit Dalio en La regla del juego). Por lo que se refiere a lo dems,
si Toni prefigura La regla del juego, sta est marcada por Toni. Todos tenemos
presente en nuestra alma el famoso dilogo entre Dalio y Toutain despus de pelearse
como carreteros: Leemos de vez en cuando en los peridicos que un obrero italiano
ha raptado a la mujer de un jornalero polaco y que todo ha terminado con unas
cuchilladas; yo no crea que esas cosas fueran posibles pero, mi querido amigo, lo
son.
Sin embargo, la importancia de Toni queda mucho ms clara todava
relacionndola con la evolucin posterior del realismo cinematogrfico. En un texto
redactado especialmente con ocasin del reestreno de su pelcula, Jean Renoir seala
justamente las similitudes que existen entre los postulados estticos de Toni y los del
neorrealismo italiano de posguerra. Sealaba igualmente el contraste entre los
presupuestos que presidieron la realizacin del filme y el estilo cinematogrfico que
reinaba en 1934. Por espritu de contradiccin, Renoir sent en ese momento las
bases, o al menos los cimientos, de los que surgira, diez aos ms tarde, el
neorrealismo. El papel de Renoir en la gnesis de la actual escuela italiana apenas
puede ser discutido, puesto que la primera gran obra del neorrealismo, Ossessione
(1942), de Luchino Visconti, est realizada por un antiguo ayudante y admirador
ferviente de Renoir. Pero, ocho aos antes, Toni ya haba profetizado el neorrealismo
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contemporneo.
Profeca, por lo dems, incomprendida y olvidada, en cierto modo, incluso por el
mismo Renoir, porque en realidad el realismo francs evolucionara de forma
diferente a partir de un romanticismo naturalista y segn una mitologa social muy
estilizada que proporcionar a la escuela francesa de los aos 1936-1939 su unidad.
Pero, con anterioridad a la reaccin del realismo negro de Cam-Prvert, Toni
testimonia las contradicciones entre las que debera escoger el cine. Estas
contradicciones son las que evidencian sus debilidades pero tambin su inters y su
encanto.
Reaccionando contra las convenciones teatrales y literarias del cine de la poca,
Renoir bas su guin en un hecho criminal cuyos detalles se encuentran en los
informes de un comisario de polica meridional.[36] Reconocemos aqu un
procedimiento que es hoy tpico del neorrealismo. Sita la accin en un contexto real
cerca de Martigues, rueda en decorados naturales y para cubrir parte del reparto
utiliza la poblacin local, sobre todo obreros italianos. Pero, al mismo tiempo que
instaura este contexto natural y social con un realismo inusitado, Renoir no se
preocupa, visiblemente, ms que de lo esencial, esto es, de la moral de las relaciones
individuales, de modo que las referencias a los sucesos reales le sirven de garanta y
de coartada para evitar todo realismo psicolgico. Cuando se trabaja hoy sobre un
guin construido a partir de un hecho real, se cuida mucho la verosimilitud
psicolgica y se reorganiza interiormente la realidad en funcin de una supuesta
lgica de los caracteres y de los hechos. En 1934 el pblico era menos exigente, y el
cineasta ms libre. Puede ser que en aquella poca Renoir mismo tuviera el propsito
de hacer algo verdadero, y lo hiciera refirindose a la actualidad tan
arbitrariamente como Comeille justificaba sus tragedias con la historia romana. Pero
hoy, con el distanciamiento, lo que resalta de manera evidente es una dialctica
involuntaria entre la realidad desnuda, documental, sin trazas de verosimilitud
psicolgica, y la verdad moral sin ninguna referencia a la psicologa. El filme va
constantemente de un extremo a otro, a travs de personajes perfectamente
inverosmiles en cuanto que caracteres, sin tener ms realidad que la social y la tica.
Pero es cierto que esta elipse, o este desprecio de la psicologa, de la que el cine
francs contemporneo (vase Aurenche y Bost)[37] hace en cambio tanto caso,
parece, injustamente, a muchos espectadores una prueba de vejez, la consecuencia de
una torpeza. Pienso, por el contrario, en el frescor y en la naturalidad de una
inspiracin que no ha sido todava dominada o enmascarada por contradicciones
fecundas: especialmente aquellas que pueden darse entre el realismo y la verdad.
Ms tarde, Renoir reflejar con ms amabilidad los testimonios sociales sobre la
realidad francesa de antes de la guerra y lograr maravillosamente asociar y
esclarecer recprocamente el mensaje moral y el testimonio social, pero si este
mensaje es igualmente vlido para los emigrantes italianos de Toni, los obreros
tipogrficos de Le Crime de Monsieur Lange, los militares de La gran ilusin (La
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Grande Illusion, 1937), los pequeos burgueses de Una partida de campo y la gran
burguesa o los aristcratas de La regla del juego, es precisamente porque Renoir, a
travs de todos sus avatares sociales, no se interesa ms que por las mismas verdades
morales, porque el realismo social no es para l ms que una manera de experimentar
y probar la permanencia del hombre y de sus problemas. Renoir es un moralista.
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excusar el crimen de Lange, que sirve para que desaparezca de la tierra un ser
irremediablemente nefasto y al que protegen las leyes de una sociedad mal
construida.
En un principio, el guin surgi de una idea de Jean Castanier (pintor espaol,
autor de los decorados),[39] y el filme deba llamarse Sur la Cour, ttulo quiz menos
comercial pero que, como se ve, expresaba mejor el espritu de la obra. Despus de
un primer tratamiento de Renoir, muy diferente de la versin actual, el productor
propuso la colaboracin de Prvert, pues su nombre significaba una garanta para el
distribuidor. La historia fue escrita de nuevo y dialogada por el autor de Dner de
ttes. Es, evidentemente, imposible valorar lo que queda de Renoir despus de esta
colaboracin o la huella de algo que, no obstante, como veremos, es decisivo.[40]
Le Crime de Monsieur Lange fue realizado rpidamente (en un mes) con un
equipo limitado y con un presupuesto relativamente bajo para la poca (un milln).
Estas condiciones explican sin duda algunas deficiencias tcnicas, pero quiz
expliquen tambin algunos de sus logros.
El filme se estren a finales de enero de 1936 y no fue mal acogido por los
crticos. La mayora de ellos advirtieron, ms o menos claramente (aunque casi
ninguno lo destac con toda su importancia), la novedad del tema y sobre todo el
tono de la obra en la que la inteligencia y la ambicin contrastaban con las de la
produccin francesa de esa poca. Citemos a Roger Leenhardt,[41] que en Esprit
escriba: El inters de Le Crime de Monsieur Lange est ms all de la tcnica y del
cine propiamente dicho: reside en la significacin profunda del filme y en el mensaje
de sus autores. Un fenmeno que hay que destacar mucho ms es que la obra deba
este estilo espiritual a la compenetracin entre el realizador (Renoir) y el guionista o
adaptador dialoguista (J. Prvert). Dos nombres que deben ser mencionados aqu, dos
temperamentos irreductiblemente originales () En resumen, Prvert ha aportado su
vivacidad y su causticidad a Renoir, que ha prestado la resonancia de su
romanticismo autntico a la fantasa de Prvert, siempre un poco corta, un poco seca,
propia ms bien de un hombre de efectos cmicos que de un creador. La unin de
ambos ha dado como resultado un espectculo sorprendente; desigual, emocionante,
y en ningn momento conformista () La realizacin, con sus toques de genio, lleva
implcita el descuido habitual de Renoir. Oh, esas panormicas en zigzag! Defecto
del realizador o falta de dinero? Pero tambin una obsesin por la improvisacin, un
alarde de inspiracin en el plato.
Conviene recordar que, a principios de 1936, Renoir no tena an en su activo,
para la crtica joven de entonces, ms que una sola pelcula sonora (Boudu no se
haba tomado en serio) y Prvert LAffaire est dans le Sac. Pero era la poca en que
el poeta anarco-comunistoide reinaba sobre el Deux-Magots[42] (al que no destronara
el Caf de Flore ms que algn tiempo despus). Le Crime de Monsieur Lange se
concibi en ese mundillo de los intelectuales cinematogrficos de la orilla izquierda
que podemos oponer hasta un cierto punto antes de la guerra al cine de la orilla
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Recordemos que el guin inicial se llamaba Sur la Cour. La idea general del filme
era la de reagrupar alrededor de ese patio interior un cierto nmero de personajes y de
actividades, en resumen, de pintar con un espritu casi unanimista una de esas
pequeas comunidades parisinas nacidas espontneamente de la topografa urbana.
Aquellos que habitan y trabajan en el patio: las porteras, la lavandera, Lange y los
que vienen slo a trabajar: los tipgrafos, las empleadas de Valentine, etc. Pero todo
este pequeo mundo no nos es mostrado (con algunos exteriores prximos) ms
que por sus relaciones continuas o circunstanciales con el patio y las actividades de
las que ste constituye el centro.
Esta realidad dramtica est concretizada de hecho en un decorado, que no ha
sido construido por separado en los diferentes platos de un estudio, sino levantado en
su totalidad en el patio del estudio de Billancourt. En este amplio complejo, cada
parte importante del decorado (la portera, la lavandera, la gran escalera, la nave de
composicin, el despacho de Batala) ocupan su posicin real alrededor del patio,
cuyo centro se convierte en el lugar geomtrico de toda la accin. Destaquemos un
detalle significativo: el empedrado del mencionado patio es concntrico.
Se comprende, por tanto, que si la profundidad de campo es, en efecto, la forma
de rodaje lgica siempre que la accin suceda en uno de los elementos perifricos del
decorado, la panormica ser el movimiento de cmara impuesto especficamente por
esta disposicin general del decorado cuando la accin se rueda desde el patio.
De ah el ltimo alarde genial de la puesta en escena, el caldern, el acorde
perfecto, en el que va a cristalizar toda la estructura espacial del filme: la panormica
de 360o y en sentido inverso, que encuadra a Lange en el despacho de Batala y lo
sigue a travs del taller, y luego por la escalera hasta llegar al rellano en que termina.
Pero entonces la cmara lo abandona y, en lugar de seguir sus pasos, gira en sentido
contrario barriendo todo el patio y encuadrando al actor en el ngulo opuesto a aquel
en que se reuni con Batala para matarlo. Este sorprendente movimiento de cmara
aparentemente contrario a toda lgica puede tener justificaciones secundarias,
psicolgicas o dramticas (da una impresin de vrtigo, de locura, crea un
suspense) pero su razn de ser es ms esencial: es la expresin espacial pura de
toda la puesta en escena.
Es cierto que esta panormica sin justificacin inmediata puede parecer arbitraria
e incluso retrica. Tambin Renoir nos ha preparado, inconscientemente, para que no
nos sorprenda, mediante la escena del portero borracho que arrastra los cubos de
basura alrededor del patio. El movimiento circular queda as inscrito en nuestros ojos
y ser esta persistencia mental la que contribuya sin duda a admitir la abstraccin de
la panormica que se producir despus.
Slo existe un filme en el que Renoir, perfeccionando esta tcnica y utilizndola
con ms rigor todava y con ms finura, la emplea de nuevo y desarrolla en todas sus
consecuencias este principio de puesta en escena concntrica y en profundidad de
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Florelle, Nadia Sibirskaa (desmayada), Marcel Duhamel, y Jules Berry en Le Crime de Monsieur
Lange
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Volga. Pero precisamente en eso es donde Renoir acta con tanta frescura![47]
Este inverosmil juego del escondite entre el vodevil y la tragedia, el realismo y la
parodia, Gorki y Renoir, es lo que otorga, sin embargo, a la obra algo de lo que la
convierte en encantadora. Slo el autor de La regla del juego poda permitirse con
tanta desenvoltura emocionarnos rozando el ridculo.
No es tampoco un mrito menor del filme el hecho de permitimos ver juntos y
actuando maravillosamente a Jouvet, Gabin, Jany Holt, Le Vigan, Suzy Prim, Junie
Astor y Vladimir Sokoloff.
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Suiza. Pero Rosenthal se ha lesionado en un tobillo y esto, junto con la fatiga, hace
surgir la discordia. Un establo en una granja silenciosa les proporciona un refugio
para reposar y recobrar sus nimos. Pero la granja est habitada por una mujer joven,
viuda de guerra, y por su hija. Ella puede denunciarlos, pero no lo har. Los albergar
durante el tiempo que Rosenthal necesita para que cure su tobillo y recobrar sus
fuerzas. Poco a poco, nace un idilio entre Marchal y la rubia Elsa. Un amor ms
fuerte que el absurdo de la guerra. Pero, sin embargo, es necesario huir para poder
creer en esa paz, tambin ilusoria.
De nuevo en marcha. Vemos a Marchal y Rosenthal en algn lugar de la
montaa, cubierta totalmente de nieve. Una patrulla alemana los distingue, un
soldado se dispone a disparar. Pero su camarada le baja el brazo: Djalos, estn en
Suiza.
La copia de La gran ilusin exhibida en 1958 es una versin completa
reconstruida gracias a los cuidados de Jean Renoir y Charles Spaak, a partir de un
negativo secuestrado por los alemanes y encontrado en Munich por los americanos.
Durante su explotacin internacional los diversos positivos en circulacin fueron ms
o menos mutilados.
Los principales cortes fueron hechos en 1946 para un reestreno que levant
entonces algunas polmicas. Se le reprochaba (sobre todo por parte de George
Altmann) haber sido demasiado gentil con los personajes alemanes y mostrar algunos
rastros de antisemitismo. La sensibilidad de los das siguientes a la Liberacin puede
explicar estos juicios tan contrarios al espritu del filme. Se haban cortado, sin
embargo, algunas rplicas relativas a la raza de Rosenthal y una serie de escenas de
amor entre Marchal y Elsa. En cualquier caso, el mensaje de La gran ilusin en
1946 no poda todava ser bien entendido (o vuelto a entender); el triunfo que ha
obtenido ahora en su reestreno es muy significativo.[47]
No obstante, en 1937 la crtica haba sido generalmente entusiasta. Caso casi
nico en la obra de Renoir, con frecuencia mal recibida o, en los mejores casos,
recibida con opiniones divididas.
El xito del filme no se produjo, por otra parte, slo en Francia, sino que fue muy
rpido en el extranjero. Hubiera ganado desde luego el Gran Premio del Festival de
Venecia de 1937 (en lugar de Carnet de Bal, Julien Duvivier, 1937) si el hecho de
otorgar una Copa Mussolini a un filme demcrata y pacifista no hubiera sido algo
imposible. Tambin se cre especialmente para l un premio al mejor conjunto
artstico, capaz de satisfacer la conciencia de los jurados. A pesar de esta
recompensa oficial el filme fue prohibido en Italia (y naturalmente en Alemania). En
Amrica, en cambio, su xito fue triunfal (quince semanas de estreno en un gran cine
de Nueva York y distribucin por todas las principales ciudades del pas). Roosevelt
llegara a afirmar que todos los demcratas deberan ver este filme.
Jean Renoir ha explicado l mismo (en el triler montado para el reestreno de
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La Marsellesa (1937)
Hay que sealar ante todo la oposicin en el tono y en la interpretacin entre la
corte y el pueblo. Los personajes populares hablan alto, con espontaneidad. Por el
contrario, en la corte no se eleva jams el tono de voz, las cosas ms graves y las
ms sutiles son dichas en voz baja y en cualquier caso siempre en el mismo tono.
El filme comienza en Marsella, donde vemos constituirse el batalln de
quinientos voluntarios. Salen de all el 2 de julio de 1792, marchando (o subiendo)
hacia Pars, adonde llegan el da 30, en vsperas de la publicacin del Manifiesto de
Brunswick. El filme termina poco ms o menos hacia el 10 de agosto, precisamente
antes de la batalla de Valmy.
Maravillosa individualizacin de los aristcratas. Junto a su comportamiento
como clase, Renoir da a cada uno un carcter, una manera de ser precisa y sutil que
nos une de repente a ellos. El personaje en el que esto se advierte ms es
evidentemente en Luis XVI (Pierre Renoir). El propsito esencial del filme, aquel que
preside todo su estilo, es el de hallar bajo el personaje histrico la realidad humana
y cotidiana de los caracteres y de los individuos.
Realidad histrica, sin duda, en primer lugar (la bsqueda de los detalles
concretos, de la exactitud histrica de la vida cotidiana, principalmente de los
detalles culinarios) pero sobre todo realidad de los caracteres.
Renoir da as a los actos heroicos su perspectiva concreta, su relieve psicolgico.
Desmitifica la historia y la vuelve a situar prxima al hombre. Sin embargo, no se
trata de hacer pequea historia sino historia a escala humana. Esto ya haba sido
esbozado en Le Tournoi (1928).
Admirable desde este punto de vista la larga marcha de los federados hacia Pars
salpicada de dilogos excelentes sobre los pies, las diferentes maneras de protegerlos
y de cuidarlos. La primera vez que se oye La Marsellesa uno de los representantes
del pueblo no oculta sus crticas: Hay algo en esa cancin, algo salvaje y
grandilocuente, que no me gusta nada.[49]
Un detalle admirable: cuando pasa revista a las tropas en las Tulleras, Luis XVI
se muestra incmodo porque lleva puesta su peluca al revs.
(Notas manuscritas de Andr Bazin)
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5. Renoir francs
color que no coincide con el dibujo. Pero este distanciamiento sirve para preparar la
brillante revelacin de la coincidencia que existe entre ambos. Se podra decir que el
actor no es en realidad el personaje precisamente hasta el momento en que se
convierte en l. Entonces Renoir obtiene de esa discordancia previa una armona
humana incomparable. La necesidad que identifica al intrprete con el personaje se
produce ms all de las apariencias superficiales. La verdad que ilumina el rostro
posee la evidencia de una revelacin.
El cine en general se encuentra todava en esa concepcin primaria de los
aficionados a los cromos que confunden la belleza del modelo con la del cuadro,
aunque el pintor tenga por misin mostrar la belleza singular de cualquier mujer.
Renoir no elige a sus actores, como se hace en el teatro, por su idoneidad respecto al
papel que van a interpretar, sino por aquello que, como el pintor, sabe que sern
capaces de mostrarnos. Por eso los mejores momentos de su interpretacin tienen en
sus pelculas una belleza casi indecente, el recuerdo que se conserva de ellos no es
apenas ms que el de su brillantez, un destello que obliga a bajar los ojos. El actor
queda situado ms all de s mismo, sorprendido en una especie de nudismo esencial
que apenas tiene nada que ver con la expresin dramtica y que constituye, sin duda,
la luz ms decisiva que slo el cine, junto con la pintura, puede, entre todas las artes,
arrojar sobre el cuerpo humano.
Parntesis: comprendemos ahora, despus de lo que acabo de decir, lo que Renoir
debe a Stroheim, cuya influencia ha sido decisiva.[54] Pero si Stroheim, por su parte,
llega a una especie de obscenidad de la interpretacin, lo hace, por supuesto, por unos
caminos muy diferentes. Renoir aparenta jugar con el actor para dejarlo al desnudo,
mientras que Stroheim acta con una insistencia implacable, una paciencia de obseso
que lleva la interpretacin a su paroxismo. La influencia directa de Stroheim es, no
obstante, curiosamente perceptible en las ltimas pelculas mudas de Renoir y hasta
en La golfa, naturalmente; se advierte menos en Tire au Flanc, que contiene un
prodigioso alarde a lo Stroheim: la rosa que coge el teniente para la novia del
prisionero, mientras que ste se esfuerza por mirar entre los barrotes del tragaluz la
escena en la que es doblemente vctima.
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Nana
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Este sentido, todava muy ambiguo, ser, sin embargo, suficiente. La cada de Boudu
se quedar en un acto. Pero enseguida Renoir, al igual que su personaje, olvida el
acto por el hecho y el verdadero objetivo de la imagen deja poco a poco de estar
constituido por las intenciones de Boudu para convertirse en un espectculo por s
mismo, esto es, en el placer que encuentra el propio Renoir en el de su hroe. El agua
no es el agua, sino precisamente el agua del Marne en el mes de agosto, amarilla y
verdosa. Michel Simon flota, se vuelve y resopla como una foca, juega en ese agua de
la que percibimos poco a poco su calidad, su profundidad e incluso su tibieza.
Cuando Boudu llega a la orilla, una extraordinaria panormica de 360 grados nos
muestra el paisaje. Pero este efecto, a priori banalmente descriptivo y que podra
significar el espacio y la libertad recuperados, posee una poesa inigualable porque lo
que nos conmueve y nos hace fijamos en l no es en realidad el que ese paisaje
vuelva a ser recuperado por Boudu, sino la belleza intrnseca de las orillas del Marne,
su riqueza de detalles jams ocultados. Al final de su movimiento la cmara encuadra
la hierba de la orilla muy de cerca y podemos distinguir el polvo blanco que el viento
y el calor levantan del camino. Casi lo podemos tocar con los dedos cuando Boudu se
lo sacude del pie. Aunque no pueda experimentar nunca ms el placer de volver a ver
Boudu, no olvidar nunca esta hierba y este polvo, y la relacin que guardan con la
libertad de un vagabundo. He aqu una evocacin larga y muy lrica a propsito de
una escena en la que no pasa nada. Podra seguramente escoger bastantes ms que
nos mostraran toda la preferencia de Renoir por el aspecto de las cosas o, ms an, la
presencia que les concede en su dramaturgia. Se descubre fcilmente en toda su obra
una predileccin particular por el agua. Acabo de dar un ejemplo. El agua remite a un
problema de la puesta en escena que se ha convertido en clsico en el cine: la escena
de la barca, que plantea problemas tcnicos complicados para los cambios de
encuadre, el retroceso de la cmara, sus movimientos y la toma del sonido.
Normalmente los directores se contentan con rodar los planos generales en exteriores
y con completar el montaje con planos ms prximos rodados delante de una
transparencia. Esta tcnica es inconcebible en Renoir, porque implica una
disociacin de los personajes y de su medio, implica admitir que la interpretacin y el
dilogo son un hecho ms importante que el reflejo real del agua sobre el rostro, del
viento en los cabellos, del movimiento de una rama a lo lejos. Las escenas de barcas
en Renoir estn rodadas totalmente en exteriores, aunque haya que sacrificar la
planificacin. Su calidad se aprecia fcilmente. Mil ejemplos podran ilustrar esta
maravillosa sensibilidad para la realidad fsica, tctil, del objeto y de su ambiente; los
filmes de Renoir estn hechos con la piel de las cosas. De ah viene que su puesta en
escena sea frecuentemente como una caricia; en cualquier caso como una mirada. Su
planificacin no es consecuencia nunca de la habitual anatoma que disocia el espacio
y la longitud de la escena segn una jerarqua dramtica a priori; en su caso se trata
de un ojo hbil y mvil (incluso cuando se encuentra voluntariamente distrado o
perezoso). Durante toda la ltima parte de La regla del juego, la cmara acta como
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un invitado invisible que se pasea por el saln y los corredores, mirando con
curiosidad pero sin otro privilegio que su invisibilidad. Su movilidad no es mucho
mayor que la de un hombre (si se conviene en que en ese castillo se corre mucho).
Parece, incluso, que se encuentra escondida en un rincn y que debe verlo todo desde
un punto fijo, como si se tratara de alguien que no puede descubrirse sin molestar a
los protagonistas. De ah la calidad extraordinaria de esta larga secuencia, que no se
debe solamente al guin y a la interpretacin, sino a esta forma, a la vez divertida e
inquieta, de ser el testimonio.
Nadie mejor que Renoir ha comprendido la verdadera naturaleza de la pantalla,
sin haber de desembarazarse de equvocas analogas con la pintura y el teatro.
Plsticamente se la asimila muchas veces al lienzo del cuadro, y dramticamente al
escenario. En funcin de estas dos referencias se ordena la imagen en relacin con los
mrgenes del rectngulo como hace el pintor y el director de teatro. Renoir, por el
contrario, ha comprendido perfectamente que la pantalla no es ms que la superficie
homottica del visor de la cmara, es decir, que es lo contrario de un cuadro: un
cache cuya funcin no es la de ocultar la realidad, sino la de revelarla; lo que muestra
adquiere un valor por lo que oculta, el testigo invisible de un filme tiene sus ojos, y su
ubicuidad ideal est atemperada por el encuadre como la tirana est atemperada por
el asesinato. Otra imagen que me gustara destacar es ese plano de La regla del juego
despus de la cacera en la laguna, cuando Nora Grgor se divierte mirando a travs
de una minscula lente de aproximacin y descubre por azar dentro de campo a su
marido abrazando a su amante. De la misma forma, siempre hay algo de azar en el
descubrimiento de la escena por el objetivo, y es lo que otorga a contrario su premio
a la vigilancia y a la perspicacia del ojo. El punto de vista de la cmara no es el punto
de vista abstracto del narrador omnisciente en tercera persona; no se trata por tanto de
la estpida cmara subjetiva, sino de una forma de ver, libre de toda contingencia,
que conserva, por tanto, las servidumbres y la calidad concreta de la mirada, su
continuidad en el tiempo, su nico punto de evasin en el espacio: como un ojo de
Dios suponiendo que Dios se pudiera contentar con un solo ojo. As, cuando Lange se
decide a matar, la cmara permanece en el patio donde se encuentra Jules Berry y
sigue a travs de las ventanas de la escalera a Ren Lefvre que desciende cada vez
ms deprisa los escalones como arrastrado por su decisin, hasta que llega al rellano.
La cmara se encuentra entonces entre los dos protagonistas y dando la espalda a
Berry, pero en vez de hacer una panormica hacia la derecha para seguir a Lange, se
vuelve deliberadamente 180 grados hacia la izquierda, barriendo el decorado vaco
para encuadrar a Berry, encuadrando as a Ren Lefvre que rpidamente entra en
campo cuando la cmara le espera ya al lado de su prxima vctima.[55]
La inteligencia de semejante movimiento de cmara es ms admirable an que
por su audacia, por su eficacia, que procede en parte de la continuidad del punto de
vista, del principio al fin de la escena, punto de vista situado precisa y psquicamente
dentro del decorado y en parte tambin por la personificacin de la cmara que
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cmara y poderlos mover. Para ello necesito una gran profundidad de campo. Esta
explicacin, modestamente tcnica, no es, evidentemente, ms que la consecuencia
inmediata y prctica de la bsqueda de estilo que nosotros nos hemos esforzado en
definir. La profundidad de campo, en resumen, no es ms que la otra dimensin de
esta libertad lateral que necesita Renoir. Sucede nicamente que nuestro
comentario parte de la pantalla mientras que el de Renoir, situado en el otro extremo
de la creacin, est hecho pensando, en primer lugar, en sus actores.
Pero la nitidez en la profundidad de la imagen testimonia, sin embargo, una
bsqueda suplementaria que no implica necesariamente la movilidad lateral,
determinada, sobre todo, por el juego de los intrpretes; confirma la unidad del
decorado y del actor, la total interdependencia de todo lo real, desde lo humano hasta
lo mineral, constituye en la representacin del espacio una modalidad necesaria de
ese realismo que postula la atencin constante al mundo pero que se abre sobre un
universo de analogas, de metforas y utilizando en otro sentido, aunque no menos
potico, la expresin de Baudelaire de correspondencias.
El ms visual y el ms sensual de los cineastas es tambin el que nos introduce en
lo ms ntimo de sus personajes porque permanece, sobre todo, amorosamente fiel a
su apariencia y, por ello, a su alma.
El conocimiento en Renoir pasa por el amor y el amor por la epidermis del
mundo. La flexibilidad, la movilidad, el modelado viviente de su puesta en escena
constituyen su preocupacin por vestir, para su placer y para nuestro goce, la ropa sin
remiendos de la realidad.
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6. Renoir en Hollywood
Hay que sealar, por otra parte, la importancia del Diario en toda la obra de
Renoir. Sin duda, y principalmente, por un tema tan importante, en su obra, como el
de la servidumbre (las innumerables escenas de cocina del Diario). Pero tambin por
algunos detalles tanto ms reveladores por estar prximos o alejados en el tiempo.
Orvet, en especial, est lleno de recuerdos del Diario, como probablemente lo estn
Marquitta y Nana.
No obstante, percibimos cmo esta influencia no es ms que un punto de partida
para la imaginacin de Renoir y cmo utiliza con libertad e inteligencia el
naturalismo para integrarlo, por una parte, en un universo moral (Memorias, filme),
y por otra, para llevar el realismo a la realidad contempornea (La Bte Humaine,
La regla del juego). El gusto por las escenas de cocina, por ejemplo, procede
probablemente del Diario, pero los criados de La regla del juego son de 1939 y no
falsa herencia de 1900 (como los ferroviarios de La Bte Humaine).
(Notas manuscritas de Andr Bazin)
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deja creer que su marido la tiene secuestrada y que la maltrata. Por otra parte,
Burnett sospecha que Butler finge su enfermedad con el fin de que le sea ms fcil
retener a su mujer. Para comprobar si Butler est realmente ciego, Burnett le hace
dar un paseo por un acantilado y le abandona al borde de un precipicio. Butler cae y
escapa milagrosamente de la muerte.
Burnett queda as convencido de que Butler est verdaderamente ciego, pero esto
no le cura de su pasin por Peggy y descuida sus relaciones con su novia. Al final
hay una explicacin entre los dos hombres y Burnett se da cuenta de que, a pesar de
sus constantes peleas, Peggy y su marido estn muy estrechamente unidos. Decide
romper con ella y volver con su novia.
Pero, durante la noche, una llamada telefnica enloquecida de Peggy le hace
volver junto a ella. Loco de ira, Butler, en el curso de una violenta discusin con su
mujer, ha destruido todos los cuadros que le quedaban y que representan una
considerable fortuna. Burnett acude: en efecto, los cuadros han sido destruidos y la
casa de Butler se quema con ellos. Ser, sin embargo, Peggy quien sacar a su
marido de la casa en llamas y quien, finalmente, marchar con l para ayudarle a
volver a empezar su vida.
Es un filme extrao, obstinado, sincero, subterrneo y oscuro. Renoir dice que ha
querido mostrar la atraccin sexual pura, pero entre quin? La sensualidad est
presente, desde luego, en el filme, pero va de uno a otro como una bola de fuego. No
se sabe exactamente dnde se encuentra.
La pesadilla est trabajada de una forma curiosa. Es difcil separar el
simbolismo obsesivo propio de Hollywood y el de las imgenes que realmente quiso
dar Renoir. Esta parte debe ser importante porque la pesadilla da el tono a la
pelcula. El hroe, Scott (Robert Ryan), vive esta aventura como una autntica
pesadilla. El desenlace es curioso por su rpida brutalidad.
Me parece, en primer lugar, que el montaje final, despus de los problemas que
tuvo Renoir con la direccin del estudio, ha debido estropear y oscurecer el filme,
que queda a la vez como uno de los ms sinceros y de los ms complicados de
Renoir.[59]
The Woman on the Beach (1947) no ha sido concebido y producido dentro de la
moda de los filmes criminales negros. Fue situado, en principio, dentro de ese
molde pero con otros elementos nada convencionales y por el contrario muy
personales? Lo extrao de este filme provendra entonces, al menos en parte, de este
contraste entre la verdadera materia y su molde.
(Notas manuscritas de Andr Bazin)
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La regla del juego, rodada en 1939, fue la ltima pelcula realizada por Jean Renoir
en Francia. Reside despus doce aos en Amrica y no ha pasado ms que algunos
das en Francia desde la guerra. La entrevista exclusiva de la que da cuenta aqu
Andr Bazin le fue concedida excepcionalmente por Jean Renoir durante una breve
estancia en Pars, despus del estreno en los Estados Unidos de su ltimo filme, El
ro, rodado en la India.[60]
Si alguien duda sin conocer y amar su obra que Jean Renoir es un gran
buenazo, basta con pasar un rato con l para quedar convencido.
Grande, en primer lugar, fsicamente, grande y grueso, cuando viene hacia
nosotros, sonriente, vacilando ligeramente, tiene el aspecto de un oso bromista y de
elefante que se hubiese torcido un tobillo. Oso, lo era ya en La regla del juego, y
bromista; tal vez su reciente viaje a la India le haya hecho amar a los elefantes. Pero
dejemos el bestiario en el que habra que mezclar a los conejitos que se matan con
trampas en Sologne y a los conejitos que tocan el tambor en los organillos. Si
recuerda a algunos animales de Benjamin Rabier, es precisamente para fascinar ms a
los hombres.
Porque el encanto de Renoir est hecho tambin de una mezcla nica de fuerza y
de gentileza. De una gentileza que yo no he conocido en ningn otro director de cine
del mundo, salvo tal vez (pero ms superficialmente, sin embargo, creo yo), en Orson
Welles; en cualquier caso, desde luego no la tienen los mediocres. Un ejemplo, uno
solo. Durante nuestra conversacin en el hotel, son el telfono; una mujer que estaba
al lado del aparato lo descolg y pas la comunicacin. A la tercera o cuarta vez,
creyendo que haca bien, pregunt: De parte de quin?. Renoir, extraado, dijo:
Por qu pregunta? Me pongo siempre. A buen entendedor
En Francia me dice Renoir cuando uno se ha afeitado, limpia
cuidadosamente su cuchilla y la afila con un aparato Lpine. Pero, en Amrica, tienen
tanta abundancia que tiran la cuchilla despus de un afeitado. Bien!, nunca lo he
podido hacer. Tirar una cuchilla que todava corta es algo inhumano.
Los que conocen y quieren a Renoir se tranquilizan: Amrica no le ha devorado,
todo lo ms, tal vez pero es esto una desgracia?, ha decantado todas sus
virtudes francesas. Las ha despojado de lo accidental para que conserven lo
esencial?
Una especie de serenidad franciscana endulza ahora su paganismo rabelesiano,
algo que recuerda a la caridad, su ternura. Un sentido de lo universal, de la relatividad
de la historia y de la geografa, define y confirma su carcter francs. Creo, dice,
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que estamos entrando en una Edad Media, pero no hay que lamentarse, la Edad
Media fue una gran poca.
Jean Renoir espera ahora poder trabajar en Francia. Solucionadas ya las
dificultades privadas que le haban creado sus relaciones familiares en Amrica y el
problema de la residencia de su hijo Alain, Jean Renoir no quiere volver a rodar en
Francia sin estar seguro de su xito al otro lado del Atlntico. He tenido en
Hollywood altos y bajos, pero abandonarlo con un semifracaso comercial me parece
una cobarda. Estoy muy contento de cmo ha sido acogido El ro por las
distribuidoras de Nueva York. Me encuentro ya, moralmente, con ms libertad para
estudiar las proposiciones que se me hagan en Francia. No hay nada en concreto
todava. Estas cosas no se tratan a distancia. Pensar en ellas ms detenidamente
despus de hacer Le Carrose du Saint-Sacrament, que voy a preparar en Roma.
Todava otra llamada de telfono: Oh! Buenos das, Pierre, cmo me alegro de
orte. Es sorprendente cmo todos los compaeros que encuentro se acuerdan
de m como si fuera ayer. El ro, que he realizado en el lugar de la accin, en
Technicolor, con mi sobrino Claude como operador, es en el fondo la historia de Toni,
un Toni trasladado a la India. La considero como la continuacin de los esfuerzos de
La regla del juego. Vemos que Renoir no reniega de su obra francesa. Cmo la
reanudar?
El realizador de La golfa, de Nana, de Le Crime de Monsieur Lange, de Madame
Bovary, de La gran ilusin, de La Bte Humaine, de Una partida de campo, de Los
bajos fondos, de La regla del juego es, sin duda, el mejor director de cine francs
al menos del cine sonoro. Hijo de Auguste Renoir, el pintor, posee por herencia y
educacin eso que l mismo ha llamado un cierto sentido francs del gesto, el de la
planchadora de Degas y el del conductor de locomotoras que encuentra su terreno
demasiado caliente. De una manera ms general y a travs de la sensibilidad pictrica
y literaria de una poca, que fue por excelencia la del realismo, posee un sentido
profundo, sensual, enamorado de la realidad. Su genio es, en primer lugar, el de haber
sabido, ms que traducir, expresar en el cine lo mejor de aquello que consagr a los
grandes pintores y a los grandes escritores contemporneos de su infancia.
Ciertamente, es uno de los dos o tres directores de cine cuyos filmes son
absolutamente dignos de las obras maestras en que se han inspirado. Tal vez incluso
la historia del arte deber considerar Una partida de campo de Jean Renoir como
superior al original de Maupassant.
Con La regla del juego, su ltimo filme francs, Renoir se liber ya de las fuentes
literarias y pictricas que dominaron una gran parte de su obra. Cierto que La gran
ilusin o Le Crime de Monsieur Lange son ya guiones originales, pero La regla del
juego totaliza y supera, trasciende, deberamos decir, todos los filmes anteriores de
Renoir. Uno puede y debe considerarla como su obra ms evolucionada, la ms rica
en enseanzas, tanto por lo que se refiere a la esttica del guin como a la de la
direccin, de todo el cine sonoro francs. Sealemos de paso que no quedan de ella
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ms que copias mutiladas por el distribuidor y que el negativo fue quemado durante
la guerra. Renoir busca desesperadamente una versin completa de su filme. Los
copistas de la Edad Media eran gente ms segura que los distribuidores de cine.
Sin duda los filmes que Renoir rod en Hollywood han decepcionado a sus
admiradores franceses. Todava habr que repasar los juicios que se hicieron en un
principio sobre Aguas pantanosas o The Woman on the Beach. Renoir no se
comprende ms que en la independencia, en el inconformismo respecto a cualquier
tipo de regla: para manifestarse es necesario dejar que se inspire sobre el terreno en
las cosas y los seres. En cuanto a The Southerner, a causa de la importancia de la
tierra, del agua, del paisaje, es el filme ms humano y ms bello que Renoir ha
rodado en Amrica.
Yo creo que no podemos pretender que Renoir, si rueda como todos deseamos en
Francia, sea exactamente el mismo que nos dej. Tal vez su arte ser ms depurado, a
la vez ms trgico y ms sereno. Algo a lo que no ser ajena su experiencia
americana ni, por supuesto, diez aos de la historia del mundo, y que muy bien podra
constituir el clasicismo de su estilo. Nos basta con saber, y estamos seguros de ello,
que no ser acadmico.
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Jean Renoir es el ms grande director de cine francs vivo. Esta afirmacin supone
una eleccin entre l y Ren Clair, el nico de su talla. He elegido sin vacilacin,
independientemente de toda preferencia personal, basndome en un criterio que creo
es objetivo. Clair es un hombre del mudo. Que se haya sabido adaptar al sonoro hasta
el extremo de haber producido su obra maestra, El milln, prueba la inteligencia y la
flexibilidad de su talento; pero no se trata ms que de una adaptacin. Su utilizacin
del sonido supone a priori la preferencia del silencio. Con Renoir, por el contrario, el
sonido y la palabra son un complemento expresivo que se asimila naturalmente y de
manera continua. El ro demuestra que, hoy da, el color no le ha supuesto ningn
problema. El cine, para Renoir, significa el mximo de realismo en la imagen,
plstica y sonora.
Junto con Sierra de Teruel (LEspoir, 1939) de Andr Malraux, La regla del juego
es el nico filme de la inmediata preguerra que no ha envejecido, ms an: que
desafa al futuro. Le jour se lve (Marcel Carn, del mismo ao 1939) significaba la
consolidacin del realismo potico, pero era la obra perfecta que cerraba
definitivamente un camino, Carn no ha podido salir despus de su laberinto. La
regla del juego era el resultado de todas las bsquedas anteriores de Renoir pero
sealaba un camino nuevo. Casi podemos decir que con ella el cine mudo acababa de
morir. La revolucin realista, comenzada por Stroheim cinco aos antes de la
aparicin del sonido, desembocaba por fin, quince aos ms tarde, en un arte
cinematogrfico perfectamente depurado de todo simbolismo plstico, que repudiaba
totalmente los artificios del montaje y que se cea a la realidad como si fuera su
propia piel. El cine no se interpona ya ms entre el espectador y el objeto como un
juego de prismas y de filtros encargado de dar sentido a la realidad. Con Renoir el
expresionismo ha sobrevivido. No solamente lo que representaba la escuela alemana
y sus influencias, sino ms generalmente todo lo que supona una aportacin
especfica en relacin con los recursos del cine. Comprendo que esta paradoja es
oscura pero voy a tratar de aclararla.
Se desarrolla en la pantalla un dilogo de amor. La impresin que nos comunica
el director procede de elementos esencialmente diferentes:
1. El objeto mismo de la escena, a saber, los personajes, su comportamiento y sus
dilogos, es decir, la realidad con su tiempo y su espacio objetivos.
2. El conjunto de los artificios de que dispone el cineasta para reforzar el sentido,
de alguna manera natural, de los acontecimientos, y la inflexin, la matizacin,
la concordancia con lo que le precede y con lo que le sigue en la historia.
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negativo: debido a su discordancia con una realidad que fuerza (vase Bonnard)
sugiriendo una prolongacin de la misma. Podemos advertir fcilmente en qu
medida este fenmeno se debe a la voluntad de realismo de los impresionistas.
Esta idea de la puesta en escena la puso Renoir, en toda su obra francesa, al
servicio de una temtica que yo calificara, sin mucha precisin, de realista. Las
influencias que determinan visiblemente la eleccin de sus temas y el tratamiento de
los mismos pertenecen a la poca naturalista. Hemos visto las que proceden de la
pintura. Ms evidente todava y ms explcita es la predileccin de Jean Renoir por la
literatura de su poca: Zola (Nana y La Bte Humaine), Maupassant (Una partida de
campo) y en general por el realismo (en el sentido literario del trmino): La golfa
(de La Foucharire), Le Crime de Monsieur Lange, Toni (inspirado en un hecho real).
Pero esta afinidad innegable no es ms que el punto de partida de una transposicin
bastante ms profunda. Los temas y el contexto moral y filosfico del naturalismo no
son ms que el fuerte tronco en el que mejor se injerta su temperamento, su
sensibilidad, su visin personal de las cosas. Es necesario dar una definicin? Un
filme de Renoir se percibe de lejos: esa sensualidad, ese sentido de la bondad, con un
contrapunto agudo de escepticismo sonriente y de irona desprovista de amargura es
algunas veces cruel, pero gracias a su ternura esa crueldad es objetiva, no es ms que
el reconocimiento del destino que se opone a la felicidad, la expresin de un amor sin
frenos que no se forja ilusiones, su simpata se dirige siempre hacia la vctima. Pero
Renoir, que tiene el sentido de lo trgico, no se recrea en ello jams, no lo
menosprecia, porque sabe que la nica manera de vencer al destino consiste en creer
siempre en la felicidad. Su filme ms caracterstico desde este punto de vista es Los
bajos fondos, tema trgico en el que el guin es lo ms negro posible y que sin
embargo desemboca en lo cmico. Es este juego sutil de continuos contrapuntos
morales, que se corresponden con los temas de sus guiones, lo que da a la obra
francesa de Renoir esa calidad a la vez tierna y satrica, ese aire de bondad y de
malignidad, esa ingenuidad un poco cnica, esa manera ligera de creer al mismo
tiempo en la alegra y en la desesperacin, ese tono digno de la gran tradicin de los
moralistas franceses.
Pero mientras que La regla del juego era un enredo desenfrenado, una farndula
movida con ritmo endiablado por los corredores de un castillo y que terminaba con
un cadver absurdo, El ro es todo lo contrario de esta agitacin cmica y macabra,
una obra depurada al mximo hasta los lmites del tiempo. Lo que sucede al hroe es
la modulacin casi imperceptible de una eternidad subyacente. Los pantanos de
Sologne reflejaban la silueta picaresca de los invitados de fin de semana. Las aguas
del ro sagrado no reflejan nada, serenas y majestuosas corren inmutables, lavando al
hombre de sus manchas y mezclando sus cenizas con su lgamo.
Un poco de atencin, por otra parte, revela su filiacin. Por encima de los
contrastes de temas y de tonos existe la misma indiferencia hacia la construccin
dramtica, la misma ordenacin de los personajes en grupo, cuyas figuras se dedican
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estoy muy orgulloso, lo que prueba que no he perdido el contacto con nuestro mundo
inestable (). He vuelto a encontrar una seguridad semejante con El ro. He sentido
cmo naca en m el deseo de tocar con mis manos a mi prjimo, que vagamente creo
que est constituido hoy da por todo el mundo.
Yo no me preocupara respecto a estas notas (cuyo tono de honestidad y de
ejemplar modestia no excluye en ningn momento la autoridad y la seguridad del
verdadero artista) ms que del testimonio que ofrecen sobre la inquietud profunda de
Renoir ante su tiempo y sobre la expresin del mismo a travs del cine. Su lenguaje
es el de un hombre proyectado hacia el futuro, preocupado exclusivamente por
ocupar un puesto en el frente de batalla, con lo ms incisivo de su arte, en ese punto
extremo desde el que el artista abre un camino, donde la comprensin de su tiempo se
hace, a la vez, invencin de una forma.
Deberamos ya tratar de ver de qu forma y cmo El ro es dinmicamente fiel a
lo que represent La regla del juego.
Hay que compararlo en lo que es esencial, en lo que se refiere a su fondo. Qu
ha sucedido con el escepticismo tierno y burln, con la stira social de La regla del
juego? El ro describe la vida de dos familias inglesas, en algn lugar de Bengala.
Son gentes ricas y sin preocupaciones materiales. Jams Renoir nos deja percibir,
ante esta burguesa colonial, ni la ms mnima antipata, ni la ms pequea crtica
irnica. Desde luego, los personajes de La regla del juego gozaban de su simpata,
pero la ternura que le inspiraban no exclua en ningn momento una lucidez
implacable. Eran sus hroes, a fin de cuentas, menos escpticos por lo que se refiere
a su suerte? Su destino estaba claramente definido. El amor y la consideracin que les
otorgaba Renoir los situaba en un mundo que sabe agonizar con una gracia un poco
burlesca, que hallaba incluso un punto de grandeza en su divertido convencimiento de
su anacronismo y de su vanidad.
Bajo este prisma, la novela de Miss Rumer Godden no tena nada de
revolucionaria. Ms an, en el filme, Renoir adopta explcitamente el punto de vista
de Harriet. Los acontecimientos se presentan en cierto modo a travs de los recuerdos
y de la sensibilidad de una adolescente inglesa, de espritu vivaz pero ms bien
ingenuo, para quien, en cualquier caso, los problemas sociales no existen. Ella
contempla la India como su jardn, el de sus amigos y sus padres, desde una
estabilidad familiar que jams pone en entredicho la estabilidad econmica y social
sobre la que descansa. A travs de ella, el punto de vista de Renoir es exclusivamente
moral. Reprocharle no haberse aprovechado de esta fugaz historia de amor para
describirnos la miseria de la India o para efectuar un proceso al colonialismo sera
reprocharle no haber tratado otro tema. Pienso que Renoir, incluso despus de haber
encontrado por casualidad un productor que tena capital en la India, pens durante
mucho tiempo en la posibilidad de rodar el filme en Hollywood. Con ello hubiramos
perdido bastante, pero no lo esencial, que es el descubrimiento del amor por tres
adolescentes.[61]
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el filme sera menos bueno que el libro, que es difcil considerar como algo ms que
una obra interesante, pero menor. Sin embargo, me maravillo y me sorprendo, por el
contrario, de que un tema tan menor, con aspectos tan convencionales y que no
apetece leer, haya producido una de las obras ms puras, ms completas, ms
emocionantes de la historia del cine y que me haya impresionado hasta hacerme
llorar. De entre los que se han emocionado y de entre los que no, son los primeros los
que tienen razn, porque sos, que no detestan menos que los segundos la literatura
rosa, no se han irritado en menor grado con el moralismo convencional o el
optimismo fcil. Bajo este comn denominador, no estara mal que aquellos que
aman El ro pudieran colocarse un distintivo, pues a menos de declararse imbciles,
por qu les iba a gustar aquello que, por otra parte, detestan? Por otro lado es muy
verosmil que un reflejo de cultura literaria obnubile, al desplazar una analoga, el
placer cinematogrfico que los otros pueden sentir. Estn dispuestos a admitir en
literatura la mutacin del argumento por el estilo y que Francisque Sarcey se pueda
divertir al escuchar Atala o Fedra presentadas como una crnica de sucesos
burguesa, pero estn ciegos para valorar los temas por su estilo, esto es, para apreciar
el arte mismo. Hace falta ser un hombre de letras como Andr Suars para hablar del
corazn innoble de Charlot; es porque crea estar leyendo.
Adems, el estilo de Delly no es el de Colette. Al escritor se le juzga por lo que
escribe. Es necesario amar el cine a la manera de M. Klber Haedens para tratar El
ro de documental () largo, lento y pasablemente aburrido, y decretar que no hay
nada del temperamento de Renoir en este reportaje convencional que testimonia los
laboriosos progresos del technicolor.[63] La verdad es que quiz no exista ejemplo
de un filme en el que la escritura est ms absoluta y totalmente dominada. En los
mejores filmes subsiste todava una parte de Dios, un azar afortunado o desgraciado
que no pertenece al cineasta sino al cine, a la poesa incierta e involuntaria de la
mquina. Ni por un momento El ro nos da esa sensacin, la imagen no significa
nunca ms que aquello que precisamente quiere su creador. Desde este punto de vista
los dos momentos culminantes del filme son el entierro y el juego del escondite
amoroso de las muchachas persiguiendo al joven. En ellos los lmites en la intensidad
del pudor estn conseguidos y esos momentos son difcilmente igualables ni siquiera
por las artes ms antiguas y ms refinadas. No creo que exista un pintor, un novelista
o un poeta que pueda aadir nada al beso de Valrie al capitn John.
Este dominio de su materia, este poder de conformarla exactamente a su antojo es
superior quiz al de La regla del juego; al menos no se le puede considerar inferior.
Pero sin duda habr que definirlo como lo contrario de lo que caracterizaba la
planificacin de Renoir hasta 1939. A la movilidad de la cmara, a la profundidad
lateral del campo, a la sucesin de encuadres, corresponden aqu planos fijos, uno
para cada escena. No existe en el filme un travelling o una panormica. Mientras
Renoir muestra la realidad con la lente de aproximacin del objetivo, escamotea o
descubre lo que quiere de acuerdo con una atencin perspicaz y maliciosa. Ningn
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otro propsito parece existir aqu que no sea mostrar las cosas tal como son en su
plena y emocionante exactitud. No se trata de volver, mediante la multiplicacin de
los planos, al montaje tradicional y a su simbolismo impresionista. Cuando recurre a
esto, como en la extraordinaria secuencia de la siesta, no se trata ms que de un
convencionalismo narrativo que no destruye la realidad concreta del instante.
Tambin el clasicismo de la planificacin es en El ro ms aparente que real. En
ningn momento significa una vuelta a las formas tradicionales, que La regla del
juego haba ya destruido y superado, sino que se inscribe, por el contrario, en la
continuacin de esa revolucin. El encuadre decorativo o expresionista del plano
tradicional, el artificio del montaje discontinuo, lo sustituye Renoir por el fuera de
campo y la viva continuidad de los reencuadres. Con ello aporta al cine al mismo
tiempo un mayor realismo y una mayor expresividad, lo que le permite avanzar por el
camino de la realidad.
Pero en esta negacin de los cnones cinematogrficos, en esta destruccin del
plano como unidad de narracin y de la pantalla misma como unidad de espacio,
reside adems, implcitamente, un reconocimiento del cine como medio de
expresin. En tanto que oculta, la pantalla permanece siendo la pantalla. Invirtiendo
su funcin, Renoir no la destruye. Este paso queda todava por dar. En El ro, la
pantalla no existe: slo existe la realidad. Ni pictrica, ni teatral, ni antiexpresionista,
la pantalla, en fin, se hace olvidar totalmente en favor de lo que revela.
Pero no nos equivoquemos. Este clasicismo suyo se sita por encima de La regla
del juego, es la consecuencia de su realismo. Se sita tambin a la vanguardia del
cine como ocurre con El ladrn de bicicletas (Ladri di biciclete, 1947, Vittorio
De Sica) con El diario de un cura de campaa, con todo aquello que verdaderamente
cuenta en el cine de nuestros das y que no hace ms que contribuir en primer lugar a
su transparencia. Ya sea basado en el teatro o en la novela, o realizado sobre un guin
original, el filme no puede proponerse ms que aadir poco a poco, gracias a su
tcnica, algo al objeto que se expresa a travs de l. El cine ser un arte completo
cuando deje de pretender ser todava un arte de la realidad para convertirse en la
realidad hecha arte.
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El ro
Pero para los diez mil aficionados a las corridas de toros y a la pera cmica
apretujados sobre las gradas de piedra, calientes an por el sol del medioda, el Julio
Csar de Shakespeare representaba un acontecimiento sensiblemente diferente, y
estos dos acontecimientos, el nuestro y el suyo, podan originar un tremendo
malentendido: en cierto sentido, por supuesto, Julio Csar es asunto de los arlesianos.
Su nombre se encuentra por toda la ciudad, a la entrada de los hoteles, en las lpidas
de las calles, tal vez, incluso, en las etiquetas del salchichn. Pero su definicin
histrica y teatral no era por eso menos imprecisa, como lo prueba muy
graciosamente la reflexin de una simptica dama del anfiteatro que deca a su
marido: En esta obra hay un Csar pero no es un Borgia. Otra, satisfecha por lo
menos del espectculo, comentaba detrs de m a la salida: Sera mucho mejor que
escogieran cosas de Pagnol. Entre este maravilloso dilogo y los comentarios de las
espectadoras poco acostumbradas a la literatura inglesa y a la historia antigua se
inscribe todo el milagro del teatro que las Arenas de Arls nos ha hecho volver a vivir
una vez ms. Un milagro doble para el que conoce en qu condiciones se mont el
espectculo.
Cuando Renoir y su compaa llegaron a Arls, solamente diez das antes de la
representacin, no haban ensayado el texto y la interpretacin ms que en Pars. Por
diferentes razones (entre ellas una corrida) el dispositivo escnico no estuvo
terminado ms que la vspera de la representacin. Renoir pudo ensayar con la
figuracin local (entre la cual haba autnticos guardias) slo algunas horas durante
los dos ltimos das. No hubo en realidad un ensayo completo. Todo se tuvo que
hacer de manera fragmentada segn las posibilidades tcnicas y sin ninguna
continuidad. Hasta el ltimo minuto, Renoir improvis sobre la marcha los efectos
escnicos. La primera y nica representacin de la noche del sbado, ante diez mil
ciudadanos de Arls congregados por el prestigio de Julio Csar y por la popularidad
de su anfiteatro, apenas fue un ensayo general. Renoir vio incluso por primera vez
mezclado con los espectadores el conjunto de la iluminacin y de varios efectos
especiales.
El primer minuto fue atroz. Varios ruidos acompaaron al primer proyector que
rasg la oscuridad para iluminar el dilogo de Flavio y Mesala. A continuacin,
despus de la entrada de Csar y de su squito, las gradas recibieron la aparicin con
aplausos dirigidos a los amigos y conocidos que figuraban en el cortejo. Despus
vino el discurso de Casca!, y al fin sentimos cmo la gracia inefable del teatro
prenda misteriosamente en un segundo en la inmensa arena para convertirla en un
solo corazn maravillado y atento. Pards, interpretando a un personaje claramente
cmico dentro de las dimensiones del espacio escnico, haba conquistado a su
auditorio entre la tercera y cuarta cada de su capa mal ajustada. El tono de las risas
cambi, se convirti en un estallido colectivo de diez mil personas. La astucia, la
ambicin, el coraje haban podido desarrollar su admirable espiral trgica alrededor
del recuerdo de Csar, considerado como eje del destino.
Pero para algunas docenas de espectadores se impona otra maravilla, por lo
menos a la del espectculo teatral. La tragedia del recuerdo de Csar era tambin el
triunfo de la presencia de Jean Renoir, al que nos imaginbamos temblando en la
sombra de cualquier vomitorium, pero que estaba sin embargo, moralmente plantado
en medio de la arena, tal y como le vimos durante los ensayos.
Habamos asistido, una vez ms, al milagro del teatro, pero al que haba
convertido a diez mil meridionales en espectadores isabelinos se aada el de la
existencia concreta de un espectculo que hubiera sido inconcebible sin el genio
improvisador, sin la presencia humana de Jean Renoir. As, no nos sorprendi verle
aparecer ante los requerimientos de la multitud y saludar con el mismo nfasis
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Orvet (1955)
He tenido, despus de su primer regreso de Amrica, el honor y la gran alegra de ver
varias veces a Jean Renoir y de hablar ampliamente con l acerca de su trabajo.[67] He
seguido en el Anfiteatro de Arls los ensayos de Julio Csar durante los tres ltimos
das antes del estreno. Le he visto trabajar en el estudio. Pero creo que jams le he
odo algo acerca de la sistematizacin de su arte, ni definir una sola ley tcnica sobre
la puesta en escena. No se trata de que le repugnen las ideas generales sino, por el
contrario, que stas son de una generalidad tal que admiten mltiples aplicaciones
prcticas. Se refieren ms a una moral del artista que a una esttica.
Pocas personas pueden pretender hoy da que saben lo que quieren. Tanto por lo
que se refiere a los individuos, a los grupos o a las naciones, es el azar lo que los
gua. Aquellos que marchan tras un objetivo preciso lo hacen debido ms a su instinto
que a su inteligencia () Los hombres se encuentran muy cansados, a causa de las
guerras, las privaciones, el miedo y la duda. Todava no hemos llegado a la poca de
los grandes esfuerzos. Pero estamos entrando en el perodo de la benevolencia. Mis
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este principio, pero por lo que se refiere a m concibo mis obras como mis filmes, a
partir no de una construccin sino de situaciones que me seducen y de actores
adecuados para ellas. Desde otro punto de vista, el teatro es para m un dilogo con el
pblico, una manera de decirle con amenidad las cosas que llevo en el corazn y cuya
verdad les puede emocionar. Me parece que ste era tambin el propsito de
Giraudoux, a quien yo conoc y admir mucho.
Pero Giraudoux se preocupaba bastante poco, al escribir, de la puesta en escena,
mientras que con Renoir se tiene siempre la impresin de que la invencin est
pensada teniendo en cuenta una eficacia ms escnica que dramtica. Lo que Renoir
ha descubierto asimismo en los ensayos de Orvet es que la puesta en escena teatral
tradicional se preocupaba bastante ms de la colocacin de los actores y de sus
movimientos que de su expresin. Renoir piensa, por el contrario, que los
movimientos deben estar subordinados a sta y derivarse naturalmente de ella. No ha
dirigido Orvet desde el patio de butacas, como se hace normalmente, sino desde el
escenario, junto a los actores, como si estuviera en el estudio.
Si el teatro es en primer lugar un dilogo entre el autor y el espectador por medio
del actor, y si la puesta en escena es el arte de dar eficacia a este dilogo, quiero decir,
si se trata de llevarla al corazn, de transformarla en acto de amistad y de persuasin
ntima, entonces creo que Renoir ha triunfado plenamente.
Parece ser que el estreno de Orvet no fue clamoroso. Yo vi la obra, la vspera, en
una sala llena y con pblico de pago y el entusiasmo no decay nunca. Hubo seis
salidas a escena despus de los aplausos, que cortaron a veces de manera inoportuna
las escenas. Este pblico, en todo caso, respondi al dilogo. No senta ninguna
necesidad de preguntarse si una bailarina tena derecho a interpretar la comedia sin
haber hecho tres aos de aprendizaje en los cursos Simon. Leslie les pareca perfecta
y los emocionaba hasta hacerlos llorar. No se preguntaba tampoco si Orvet habra
podido ser un buen filme, ni si la obra estaba escrita segn las reglas de la
vanguardia, ni si un cineasta tena el mismo derecho que cualquiera a no ignorar a
Pirandello y a Giraudoux. Tampoco le reprochaba el no haber escogido entre el
realismo y el sueo y escuchaba, cautivado, esta msica hecha de palabras y de seres
humanos; se maravillaba de la relacin entre los temas, de la armona de la ruptura de
tono dentro de la unidad de un estilo. En resumen, tena todo el aspecto de considerar
que aquello era teatro y del bueno.
French Cancan
Plano general. En otro tiempo fue sin duda el saln de una casa de la
burguesa. Dos ventanas dan al patio. Una de ellas est abierta. El piano, dos
camas plegables sobre las que estn sentadas dos alumnas mirando a
Conception, que est dando su clase.
La iluminacin procede de una lmpara colocada sobre el piano. Por una
puerta abierta se vislumbra un cuarto y un aseo en el que una joven se est
duchando, absolutamente ajena a los acontecimientos.
Una de las chicas de las camas, la que se est arreglando los biguds, se
gira al entrar Danglard y Nini. La otra contina leyendo una novela. Cuando
acaba una pgina la arranca y se la da a Bigudi, que pestaea.
Nini, desconfiada como una india a la vista de una tribu hostil, se queda
al margen.
Danglard: Buenas tardes, Guibole, en plena corrida?
La descripcin de este decorado, de los movimientos y de los personajes no es
por s misma una amplia composicin que se podra titular La leccin de baile o,
ms familiarmente, El estudio de Guibole? Comporta un detalle que merece ser
comentado: la muchacha en la ducha. Aparece en el filme al fondo del encuadre a
travs de una puerta entornada que acaba por cerrar con un pudor tardo e indolente.
Hemos descubierto, evidentemente, un tema querido de Renoir y de Degas. No es, sin
embargo, esta referencia la que constituye el verdadero parecido, sino un fenmeno
bastante ms sorprendente: el hecho de que, por primera vez en el cine, el desnudo no
sea ertico sino esttico. Quiero decir que se nos presenta exactamente igual que
todos los otros objetos, lo mismo que en la pintura, en la que no constituye ms que
un gnero entre otros, junto a la naturaleza muerta o al retrato. La misma revolucin
que impuso Manet con Djeuner sur lherbe,[69] en la que la esplndida objetividad
denunciaba implcitamente la procacidad senil de los pintores acadmicos que
camuflaban bajo coartadas mitolgicas sus intenciones obscenas, la realiz Renoir en
el cine. El desnudo volvi a adquirir no la pureza del paraso terrestre, que es la de la
tentacin sin pecado, sino la serenidad del arte ante el que todos los temas son
iguales.
Mi memoria no me permite afirmar despus de un solo visionado del filme si el
conjunto de esta escena est tratado dentro de un solo plano. Pero no importa. Otras
escenas de la misma naturaleza estn planificadas en pequeos fragmentos que
destruyen o ms bien ignoran el equilibrio plstico del conjunto. Esto es, una vez ms
la pictoricidad jams es aqu formal ni una reconstruccin del exterior. Existe como
una manera de ser de la puesta en escena, constituye su esencia. La cmara no mira
por nosotros un cuadro perfectamente reconstruido (como en Moulin Rouge, 1952, de
John Huston,),[70] sino que se encuentra a gusto y de manera natural en el interior. Ni
siquiera descompuesta en una serie de planos ms prximos, de los que alguno no
recordara siquiera su fuente de inspiracin pictrica, esta secuencia sera menos
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cuya modelo preferida fue su criada.[72] La leccin moral y social se une aqu con la
leccin artstica. French Cancan es el filme de un hombre del que probablemente
significara muy poco decir que conoce mejor que nadie la pintura impresionista,
pues habra que aadir que la conoce ntimamente, no como un admirador de sus
obras, sino como un amigo ntimo de sus autores. En realidad, Jean Renoir no era
ms que un nio, pero conocemos muy bien la capacidad de absorcin de la infancia,
cmo puede impregnarse del medio que la rodea. Jean Renoir ha llegado
precisamente a esa edad en la que la madurez de la conciencia gusta de nutrirse de los
primeros recuerdos. French Cancan significa una vuelta a sus orgenes, el ms bello
homenaje ante la tumba de Auguste Renoir![73]
notorio error: aquel en el que Henri dice en definitiva a la princesa que en un pas
(Francia) en el que el amor tiene tanta importancia, el peligro de la poltica y sobre
todo del poder personal no ser jams demasiado serio. Cualquiera dira, en efecto,
que los italianos no se ocupan del amor! Mejor hubiera sido que el dilogo de Renoir
hubiera evitado en este prrafo intentar elevar el tono del dilogo; pero si
suprimimos la respuesta, la secuencia en la que ella se esfuerza, a duras penas, por
moralizar, se impone admirablemente gracias a la inventiva de la puesta en escena.
Sucede que la verdadera significacin de su lirismo sensual es afortunadamente muy
superior a esta formulacin ingenuamente demaggica.
Con Elena y los hombres, Renoir ha aceptado el riesgo de tratar con humor un
tema grave. El boulengisme, gracias a sus propias contradicciones, puede prestarse a
esta irona.[74] Este entrems poltico puede desembocar ms en tragedia que en
opereta, pero el hecho es que el general guerrero preferir finalmente su amante al
poder. No obstante si Elena y los hombres lucra, en la escasa medida en que lo es, un
filme histrico, poltico o social, la posicin adoptada por Renoir sera, sin duda,
insostenible, por no decir incmoda, a la vista de este fragmento desdichado de
dilogo. Pero Elena y los hombres confirma la evolucin de Renoir despus de La
regla del juego: slo le interesa la moral, dicho sea en el sentido ms amplio, la
preocupacin de contar, mediante una historia o a travs de sus peripecias y sus
personajes, una cierta actitud ante los problemas de la vida. De Elena, Renoir ha
dicho que era Venus; de ah que el filme pueda considerarse como una ilustracin
tanto de la soberana como de los errores de la diosa. Hasta el final, el general Rollan
dudar entre la gloria y el amor. Sus amigos, que le conocen bien, comprenden que la
alternativa no se resolver ms que mediante la identificacin de los dos trminos y
convencen a una bella princesa polaca para que sea la musa poltica del general.
Elena, que ama en realidad a un seductor, amigo de Rollan, al que ha vuelto a
encontrar en la fiesta del 14 de julio, se siente embriagada por su misin hasta el
extremo de comprometer sus propios amores. El desenlace, que no est situado por
casualidad en un burdel, volver a poner las cosa en su sitio. Rollan se dejar llevar
por su amante (Elina Labourdette) y Henri recuperar a Venus separada de su presa.
La margarita, talismn de Elena, est hecha para ser deshojada.
No se trata de que Renoir haya retrocedido ante la alusin poltica, sino que la
stira de costumbres no vislumbra a travs de la referencia histrica ms que la
moral. La fauna humana que rodea al general Rollan muestra acertadamente toda la
gama del arribismo poltico y la caricatura a lo Caran dAche est llevada aqu ms
lejos todava que en French Cancan. Pero, por encima de las costumbres y del
rgimen, lo que se presenta son los tipos y sus vicios. Los personajes secundarios son
verdaderas marionetas mantenidas rigurosamente en su papel y fieles a su
comportamiento. El realismo psicolgico no interesa a Renoir, por otra parte, ms
que el realismo histrico, y cometeramos una gran equivocacin si quisiramos dar,
incluso, a sus protagonistas una verosimilitud y continuidad psicolgicas. Cada uno
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habla y se mueve de acuerdo no con el carcter que le ha dado su creador, sino segn
la lgica de su personaje, la cual no hace ms que remitimos una vez ms a una cierta
forma de considerar la vida.
No hay nada, por tanto, que no sea tradicional por lo que se refiere a la literatura y
sobre todo al teatro. Ni Molire ni Racine son, despus de todo, psiclogos en el
sentido del siglo XIX, pero el cine en general piensa que debe hoy da, con cierto
retraso, adornarse con las plumas de la psicologa. En este sentido, la libertad de
accin de Renoir, de cara a sus personajes, llega a parecer inslita. Sin embargo, es en
el propio cine donde se encuentran sus referencias y su significado. Como hizo Ren
Clair, en el ms opuesto sentido, Renoir queda fascinado ante la maravillosa audacia
de los primitivos del cine burlesco. En numerosos filmes ya haba dirigido a sus
actores sin que le importara llevarles a la exageracin, a esa exageracin, tanto
cmica como trgica, que niega los contrastes de la psicologa y la visin de los
abismos del alma. La verdad, dibujada con vigor, se destaca entonces en el fondo del
dibujo. Por no haber comprendido esto es por lo que Memorias de una doncella me
pareci, en su poca, un filme fracasado. Sus inverosimilitudes sociolgicas y
psicolgicas, agudizadas por la realizacin de Hollywood, me parecieron engaosas.
He vuelto a visionar recientemente este filme admirable, uno de los ms bellos de
Renoir y, con seguridad, uno de los ms absolutamente conformes con sus
preferencias estticas. Todo lo que me haba extraado me pareci, esta vez, que
precisamente constitua lo esencial del filme, cuya extraordinaria audacia consiste en
haberse atrevido a llegar tan lejos al mismo tiempo por el camino de lo trgico
burlesco y de lo cmico burlesco: ser a la vez Tire au Flanc y La golfa.
Sin duda, Elena y los hombres es, junto con Memorias, el filme de Renoir ms
audaz por lo que se refiere a la direccin de actores. Todo el tono de la obra, su ritmo
ms ntimo, depende de ello. La paradoja reside en esta ocasin en la sntesis de esta
estilizacin casi burlesca que emparenta el filme ms con la farsa que con el vodevil:
con el refinamiento, la delicadeza y la finura del detalle. No existe filme con una
estructura ms compleja que esta fantasa musical en la que el ms insignificante
plano constituye un increble alarde de puesta en escena. La abundancia de planos de
conjunto y la escasez de primeros planos no son ms que su signo ms evidente.
Recomiendo, en especial, fijarse en el extraordinaria ingenio de la banda sonora.
Para terminar, he de decir todava que Elena y los hombres slo me ha producido
una decepcin, o al menos una cierta pesadumbre, y eso en la medida en que Renoir,
creo que por primera vez, ha abandonado esta dialctica de lo cmico y de lo amargo,
de lo alegre y de lo grave, que puede considerarse como una de las ms puras
muestras de su genio. Me comprendern si evoco una escena de Le Crime de
Monsieur Lange, la del dilogo en el banco, entre Ren Lefvre y Nadia Sibirskaia o,
ms bien, Los bajos fondos o, por supuesto, ese Memorias de una doncella de tan
violentos contrastes. Me parece que desde este punto de vista, French Cancan, por
otra parte ms imperfecto, est, sin embargo, ms de acuerdo con Renoir en algunas
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Apndices
El nico beneficio que obtuve de estos primeros e ingenuos trabajos fue un buen
conocimiento de la tcnica de la cmara, de la iluminacin, del decorado y sobre todo
de los trucajes. Me convert en un hbil fabricante de maquetas, y la construccin de
un paisaje reducido o de una calle en miniatura me haca feliz.
Iba menos al cine porque no tena tanto tiempo. Mi aficin a los filmes
americanos empez a ser menos exclusivista. Quiz se debiera a mi espritu de
contradiccin o a que los esnobs empezaban a interesarse por ellos. Adems,
habindome convertido yo mismo en orfebre, empec a descubrir sus fallos.
Fue una suerte enorme que, en 1924, me encontrara en una sala en la que
proyectaban un filme de Erich von Stroheim. Este filme, Esposas frvolas, me dej
estupefacto. Deb verlo por lo menos diez veces.
Abjurando de lo que haba adorado, comprend cunto me haba equivocado hasta
entonces. Dej de acusar injustificadamente la tan socorrida incomprensin del
pblico, y entrev la posibilidad de llegar a l proyectndole temas autnticos dentro
de la tradicin del realismo francs. Me puse a mirar a mi alrededor y, maravillado,
descubr la cantidad de elementos autnticamente nuestros que podan ser llevados al
cine. Empec a darme cuenta de que el gesto de una lavandera, de una mujer que se
peina delante de un espejo, de un vendedor ambulante delante de su carro, tenan con
frecuencia un valor plstico incomparable. Llev a cabo una especie de estudio del
gesto francs a travs de los cuadros de mi padre y de los pintores de su generacin.
Despus, con mis nuevos conocimientos, rod mi primer filme del que vale la pena
hablar, Nana, segn la novela de mile Zola.
He vuelto a visionar esta pelcula hace unos dos o tres aos. Testimonia una gran
sinceridad dentro de su torpeza. Cuando se es joven y se es envidiado, insultado y
silbado como yo lo era entonces, es placentero recrearse en una cierta vanidad. Eso se
percibe en Nana. Sea como fuere, todava me gusta este filme.
Una de las ms grandes alegras de mi vida fue la que experiment en Mosc,
hace tres o cuatro aos, cuando un camarada de all me present en un congreso; los
espectadores, que ignoraban mi nombre, se pusieron a aclamar mi viejo filme Nana.
Pero Nana, que fue uno de los primeros filmes que consigui permanecer durante
varias semanas en un cine de los bulevares, que obtuvo recaudaciones excelentes para
su poca y precios de venta al extranjero que ya querramos conseguir hoy da, fue,
sin embargo, un negocio desastroso comercialmente. Perd todo lo que tena, hasta mi
ltimo cntimo, pero consegu el respeto de la gente ms importante del momento y
me convenc de que mientras lo siguieran siendo no haba nada que hacer para un
independiente.
Exista tambin otro elemento para conseguir el xito que yo haba descuidado: el
hecho de que el cine, al igual que otros oficios, es un medio y que para un
extranjero penetrar en un medio no es solamente una cuestin de ideas o de
tendencias, sino tambin una cuestin de lenguaje, de costumbres, de vestuarios, etc.
La historia nos ensea que las grandes transformaciones, en los pueblos y en los
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Prembulo
Este proyecto de filme est basado sobre la idea general de que todo ser humano que
ha conquistado un lugar importante en la sociedad y que se estime a s mismo tiene el
derecho de conservar ese lugar y defenderlo contra un ladrn, aunque este ladrn
apoye su accin en principios legales.
En esta ocasin, se trata de un empleado de una casa editorial al que la marcha del
propietario del negocio coloca en primera posicin. En ausencia de su patrn se
revela como un hombre de negocios destacado y como un publicista de talento. El
negocio, que iba mal, se convierte en bueno, los socios estn encantados, el personal
puede vivir con tranquilidad.
El director del negocio regresa y quiere volver a ocupar la posicin que
legtimamente le corresponde. Nuestro hombre lo matar para defender esta posicin,
de la que depende su propio bienestar y el de sus compaeros.
Puede justificarse un crimen as? S, pensarn los oyentes de esta historia,
sencillos montaeses de la frontera francoespaola.[80] Antes de huir del pas, nuestro
hroe llega a un albergue de esta regin y los habitantes, que lo reconocen, en lugar
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Exposicin de la accin
Prlogo:
Los gendarmes de un pequeo puesto fronterizo de los Pirineos reciben la fotografa
de un individuo que, despus de haber cometido un crimen, ha escapado de la polica
y, sin duda, intentar huir al extranjero. Se trata de un hombre llamado Lange, un
periodista bastante conocido, acusado de haber asesinado a Monsieur Cathala, su
antiguo patrn. Un gendarme se queja a un campesino del exceso de trabajo que esta
vigilancia trae consigo.
Pasamos a Lange, que va tranquilamente por un pequeo camino de montaa,
acompaado de Mademoiselle Marion. Ellos no parecen fugitivos, sino ms bien
tranquilos caminantes que, felices, disfrutan del soberbio panorama. Algunas
muchachas jvenes que se cruzan con ellos les ofrecen flores, lo que contribuye a dar
a esta primera escena un aspecto idlico.
Slo nos falta para caracterizar este prlogo situarlo bajo el signo de la serena
belleza de los paisajes montaeses.
Cansados despus de una larga marcha, Monsieur Lange y Mademoiselle Marion
deciden pasar la noche en un albergue prximo a la frontera. Desgraciadamente, en
este albergue se encuentra el campesino al que hemos visto previamente con el
Lange ve a Edith por todas partes, cree reconocerla tanto bajo la forma de sus vecinos
de mesa como bajo la de la encargada de los lavabos.
La noche termina en el Prince Igor, en medio de centenares de Ediths, detrs de
las cuales corre haciendo miles de estragos. Los camareros, que han advertido que
dirige una revista, le llaman, como si fuera un pez gordo, seor director. As,
convencido de su importancia, se marcha de la boite.
Investido con una nueva dignidad, Lange, a pesar de lo tardo de la hora, siente la
necesidad de volver a la revista. Entra solo en el inmueble y recorre las instalaciones
desiertas. La noche maravillosa le ha exaltado y, por primera vez, entra en el
despacho de la direccin olvidando su antiguo gesto de llamar.
Toma moralmente posesin de l, abre los cajones, comprueba los expedientes.
Las ideas le vienen en tropel, toma notas. Una nueva idea sucede a otra, arruga una
hoja de papel y la tira, sin fijarse en la papelera.
Despus, un ruido le hace estremecerse. Evidentemente, alguien se encuentra en
la habitacin de al lado. Inquieto, saca un revlver de un cajn y se dispone a recibir
al intruso. ste es Cathala, el falso muerto, que ha juzgado conveniente hacer una
pequea visita. Cathala ha contemplado toda la escena con irona y se burla de Lange.
Lange pierde poco a poco su seguridad. Pero Cathala no tiene la intencin de
reivindicar la propiedad de su revista, al menos por el momento. El tiempo no ha
hecho olvidar todava a la polica sus antiguos pecadillos, a los que se ha aadido el
delito de usurpacin de identidad. Ha venido simplemente para buscar dinero y se va
despus de conseguirlo y de hacer jurar a Lange que no revelar su presencia.
Completamente sobrio, Lange se muestra muy abatido y mientras su patrono se
va satisfecho consigo mismo, recoge muy humildemente el papel que tir al suelo y
lo coloca en la papelera.
Tercera parte:
Los despachos de Publications Populaires estn ahora modernizados y se advierte que
varios meses de prosperidad los han cambiado felizmente. Los presentamos bajo una
nueva forma, en el momento en que todo el personal prepara una gran fiesta
campestre, a la que sern invitados los lectores de las tres publicaciones.
Esta fiesta est destinada sobre todo a los nios y naturalmente Lange la ha
concebido bajo el signo de una aventura del lejano Oeste.
Al fin va a poder crear de manera ms tangible que sobre el papel: sus pieles
rojas, sus cowboys, y todo ello a base de tiros, de batallas, de asaltos a las diligencias,
etc.
Durante estos preparativos Pietrini recibe una llamada de telfono misteriosa y,
por su aspecto, comprendemos que ha sido Cathala el que ha llamado.
La llamada de telfono guarda, desde luego, relacin con la situacin actual de
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Una vez ultimado el acuerdo, todo el mundo va a la fiesta para hacer firmar a
Lange y para que el nuevo propietario participe de esta divertida publicidad.
Aprovechando un momento de la fiesta, Edith se queda a solas con Lange y
representa su comedia amorosa. Edith viste una magnfica tnica de cowgirl que
excita todava ms al ingenuo Lange, que se encuentra a punto de cometer una
tontera irreparable.
La seorita Marion, vestida de piel roja, interviene a tiempo para desbaratar esta
ingeniosa maquinacin.
Cuando tiene a Edith a su merced, la obliga a confesar que ha sido Pietrini el que
la ha ordenado que se comporte as. Lange queda muy humillado.
Monsieur Meunier ha asistido, tambin, al final de la escena y ha comprendido
que se trata de un plan innoble. Ha recuperado su aplomo porque en el bar de la fiesta
ha conseguido ponerse a punto con la ayuda de varios vasos.
Indignado, entrega un cheque a Lafayette para pagar la letra de cambio y declara
que no quiere or hablar ms de la venta de la revista y que su explotacin continuar.
En medio de un gran entusiasmo, todo el mundo regresa a Pars cantando.
Lange entra solo en su despacho para colocar en su sitio la letra de cambio
rescatada por Meunier.
En el despacho se encuentra Cathala, que est furioso por el fracaso de su plan.
Cathala discute violentamente con Lange: le recuerda que no es ms que un simple
empleado y que l es el autntico propietario de la revista. La accin de Lange
contraviniendo las intervenciones de su patrn se parece a un robo. Lange, en
principio, inclina la cabeza, se humilla y propone abandonar su puesto. Despus se
recobra y responde a Cathala reprochndole su egosmo y su falta de cario por la
revista y por el personal que vive de ella: Cathala no sabe lo que es trabajar. Lange,
que ha trabajado desde hace veinte aos en la casa a la que ha dado todo su
entusiasmo y todo su cario, se considera ya ms propietario del negocio que Cathala
mismo, que se encontr con l gracias a un vago trato de dudosa honestidad.
La discusin entre los dos hombres adquiere el aspecto de una disputa pasional
ocasionada por una mujer. Lange interpreta el papel de enamorado sincero y Cathala
el de cnico aprovechado.
Cathala decide bruscamente resolver la cuestin telefoneando a la polica para
decir que ha vuelto. Esto significar que lo detengan, pero al mismo tiempo le dar la
posesin legal de la revista. Descuelga el telfono y, mientras marca el nmero,
Lange le mata de un tiro de revlver.
Enloquecido por su accin, deambula por los locales y llega junto a Marion, que
le ha seguido y que ha odo toda la escena.
Se derrumba ante ella y se echa a llorar abrazndola.
sta lo consuela como si fuera un nio, porque Lange, a pesar de su edad, es
como un muchacho y ha utilizado su revlver como si se tratara de un elemento ms
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Eplogo:
Un fundido encadenado nos devuelve a Marion, que termina su narracin en la sala
del albergue de la montaa.
Amanece: el nio duerme sobre las rodillas de su madre.
Lange se despierta y entra en la sala, quedando sorprendido ante la silenciosa
asamblea.
Pregunta lo que ocurre. El ms viejo de la asamblea le contesta simplemente que
su compaera ha solicitado un gua para una excursin, y l va a encargar a su hijo
que les acompae y les va a prestar un mulo.
Expuesta la decisin de este improvisado jurado en tan sencilla forma, pasamos a
la marcha de la pequea caravana, que se dispone a escalar las majestuosas cimas
ms all de la frontera.
mujerzuela, para que aprenda a dejar en paz a los hombres que se ven privados del
amor. El complot se pone a punto rpidamente. Uno de ellos, escondido tras el
respiradero, atrapar el pie cuando la mujer lo ponga sobre el barrote, y la mujer,
cogida por la pierna, ser su prisionera.
Acechan. Llega ella. Realiza su gesto habitual. La cogen. Y todos se precipitan y
atrapan su pierna, de la que tiran. A los gritos de la mujer, sus amigas la cogen por los
hombros y tiran de ella en sentido contrario. La descalzan, le arrancan la media,
quieren tocar esa carne esplendorosa y fresca.
Y Marchal, cruelmente, la muerde. La mujer lanza un grito. Los hombres
retroceden y sus compaeras miran la herida. Ahora, ella nos traer la paz!.
Esa misma tarde el prisionero que se encuentra ocupado en el tnel sale de l
como un loco. A la tarde siguiente estar en condiciones!
Pero no todo estaba previsto A la hora del recuento, el suboficial les anuncia
que disponen de una hora para preparar su marcha, se les transfiere a otro campo, se
les separa. Este esfuerzo gigantesco, este alarde de encarnizada paciencia no ha
servido para nada
Se encuentran en el patio. Si al menos el tnel pudiera servir a otros El
suboficial les muestra a seis oficiales ingleses que acaban de llegar al campo. Ellos
son los que ocuparn este cuarto.
A la fuerza es necesario advertirles. Marchal se destaca de su grupo, y llega
junto a uno de los ingleses. Le explica. A la izquierda, en el rincn, slo hace falta
levantar dos ladrillos para encontrar el tnel El ingls no comprende una sola
palabra de francs. Sonre. Marchal insiste, hace gestos. El ingls se re a mandbula
batiente y le da golpes cordiales en la espalda. Marchal, sin haber podido revelar su
secreto, debe volver con su grupo. Con Boeldieu, marcha hacia el corazn de
Alemania.
Y en el cuarto que los franceses acaban de abandonar, se instalan los ingleses.
Han estudiado la disposicin del lugar y, enseguida, uno de ellos ha concebido un
plan de evasin: exactamente el mismo que los franceses. Pero el agujero, dnde se
va a hacer? A la derecha, a la izquierda? Las opiniones difieren. Se ponen de
acuerdo en que sea a la derecha, y a cinco metros del agujero que cavaron los otros,
stos, con la misma fe y la misma dedicacin, empiezan a cavar el suyo.
El segundo campo est situado en una regin siniestra, lejos de toda frontera
neutral. Los hombres son encerrados en una especie de viejo castillo medieval,
rodeado de torres, con muros que les cercan y caminos para los guardias. Reina una
disciplina terrible. Y esto lo advierte todo el mundo. Esta guerra, la ltima, no acaba
nunca Aqu no hay nada que hacer por lo que se refiere a representaciones
teatrales, no hay mujeres entrevistas, no hay agujeros que excavar a la manera del
conde de Montecristo: slo el aburrimiento y la desesperanza.
Alrededor de Marchal y de Boeldieu se encuentran unos nuevos compaeros: un
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aires el campo. Matar a los viejos alemanes no vale la muerte de todos sus
compaeros. Regresan de su expedicin con dos revlveres.
Es necesario intentar cualquier cosa. Dos hombres se evadirn mientras que sus
compaeros, en el otro extremo del campo, simularn una rebelin.
Y la regla del juego se aplica. Aquellos que tratarn de llegar a sus lneas sern
los dos oficiales ms calificados, a saber, el aviador Marchal y el artillero Dolette,
por quienes se sacrificarn aquellos que valen menos, el soldado de infantera
parisino y el oficial de caballera Boeldieu. Estos dos ltimos saben que no tienen
salvacin. Ser la ltima vez, todo va bien.
Un revlver se destina a los falsos amotinados, otro revlver a los fugitivos. Llega
la tarde prevista El parisino se niega a obedecer una orden. Boeldieu interviene y
abofetea a un guardia. Inmediatamente se produce en el campo un desorden suicida.
Todo el mundo corre. Todo el mundo grita. Boeldieu y el parisino se refugian bajo
un tejado. Se oyen unos disparos. Los refuerzos alemanes llegan corriendo. Disparos.
El parisino cae. Boeldieu resiste. Hasta que una bala le alcanza Ser la ltima
vez.
Y este hombre, al que nosotros hemos visto como un ser odioso en sus pequeos
detalles y como un ser magnfico en los grandes momentos, muere para asegurar la
huida de sus dos camaradas. Marchal y Dolette han saltado la muralla. Con un
revlver, un mapa de Alemania, algunos bizcochos y azcar van a tratar de llegar a
pie a la frontera suiza.
Se ha dado la alarma. Esta primera noche la pasan en un bosque de abetos. Con
linternas los buscan entre la maleza del bosque. No consiguen cogerlos y escapan
La carretera est libre El objetivo lejano
El azcar y los bizcochos se agotan rpidamente. Escondidos durante el da en los
lugares ms inverosmiles, caminan durante la noche, evitando los pueblos e incluso
las aldeas.
Ya se encuentran agotados. Para colmo de desgracias, durante una marcha
nocturna, al saltar sobre un hoyo, Dolette se hace dao en un pie. Torcedura, fractura,
tirn muscular, no saben qu puede ser. Pero Dolette sufre horriblemente y no puede
caminar ms. Desesperados, los dos compaeros se ponen de acuerdo, escondidos en
la cuneta de la carretera. Se oyen unos pasos cadenciosos que se acercan. Voces que
cantan una vieja cancin. Se trata de una compaa de reservistas alemanes que
atraviesa el bosque. Pasan, se alejan
Dolette ordena a Marchal que le abandone, que contine solo. Esto es imposible.
Estn cerca de una aldea. Marchal arrastra a su amigo y le esconde en un establo que
parece abandonado: las vacas hace ya mucho tiempo que no comen.
Escondido entre la paja, Dolette se siente mejor. Enseguida se duerme.
Y Marchal escucha. Percibe el chirrido de una puerta, un ruido de pasos. Bajo la
puerta se percibe una raya luminosa. La puerta se abre y en el recuadro luminoso, con
una lmpara en la mano, aparece una mujer, la tpica alemana rubia hecha para traer
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Me voy el martes, me dijo la otra tarde Jean Renoir. As es que si quieres que
charlemos un poco ven a verme uno de estos das.
Me recibi con una sonrisa:
Me voy maana. Necesito acabar el guin de La regla del juego y lejos de Pars
el trabajo ir ms deprisa.
Dnde ir?
No lo s. Tal vez a Bourgogne, o tal vez al bosque de Fontainebleau. Cuando
suba al coche lo echar a cara o cruz.
Broma? No. Aquellos que tienen la suerte de conocer a Jean Renoir, saben que
suceder exactamente de esta manera.
Por qu se hace productor Jean Renoir
As que ser productor?
S! Si esto te complace te dir tambin la razn. En primer lugar, siempre
prefiero, cuando tengo un buen tema, rodarlo enseguida en vez de tenerlo que
explicar a los productores, lo que representa una prdida de tiempo, sin contar con
que eso es algo embrutecedor. As no me volver a ocurrir que me vea obligado a
aceptar lo que he tenido que aceptar en La Bte Humaine: ver mi filme bueno o
malo, eso poco importa mutilado bajo el pretexto de que la censura de algn pas
no acepta ciertas escenas[82] Los que compren o distribuyan mi filme saben a lo
que se exponen. Por otra parte, me apresuro a agregar que he encontrado entre los
exhibidores del filme con los que he hablado no como un enemigo, sino como un
amigo, por supuesto una acogida muy amable y bastante nimo. La N.E.F., que es
como se llama mi sociedad de produccin, est dirigida por amigos de siempre. Uno
se ocupar de la venta, otro de la distribucin, otro ser director de produccin y, el
cuarto, Andr Zwoboda, me ayudar en la realizacin. Seremos cinco personas que se
entendern como los cinco dedos de la mano. Realizar dos filmes por ao y podr
conservar mi equipo: De Bretagne, el ingeniero de sonido, Bachelet, el operador,
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Un aficionado al arte que est ms interesado por la gente que por las ideas,
un enamorado romntico, una doncella-vampiresa, etc.
El barn es un mecenas. Se ha convertido en mecenas un poco por
aburrimiento. Hijo de un hombre muy rico, forma parte de varios consejos de
administracin. Entonces decide ocuparse de las artes. Pero comprende el arte? Un
poco. Para l, Stiller representa la msica. Por esta razn le hace venir a Pars. Ms
tarde, cuando desaparece Stiller, ya no se interesa por la msica y se ocupa de la
pintura. En resumen, est ms ligado a las personas que a las ideas.
Hay otros personajes importantes?
S, un enamorado romntico, que ser interpretado por Roland Toutain. No os
extrais. Estoy seguro de que ste es exactamente su papel. Habr tambin una
doncella elegante, casada con Ledoux[83] y que tiene por amante a Carette, un
cazador furtivo.
Quin interpretar ese papel?
No lo s todava. Porque no he decidido si esta vampiresa de cocina ser alta y
rubia, o bajita y morena[84]
Y qu papel desempear usted?
El de un fracasado! Mi personaje habra querido ser msico, pero es
demasiado perezoso. Entonces me contento con ser crtico musical. Y doy consejos a
todo el mundo, que originan los mayores disgustos y las complicaciones ms
increbles.
En cunto tiempo rodar el filme?
Alrededor de ocho semanas, incluidos los exteriores que se rodarn en Sologne.
[85]
Y despus?
Despus vendr el montaje. Espero presentar La regla del juego en la
exposicin de Nueva York. A continuacin? Un poco de descanso, antes de
comenzar un nuevo filme.
su chfer consigue escapar del gento. Para llegar a Pars deber dar un enorme
rodeo, porque los embotellamientos hacen intransitable el camino ms directo.
Escena II:
Cartier llega a su casa. Un hermoso piso sobre el Palais Royal. Su chfer logra
arrancarle del entusiasmo de sus admiradores, que esperan en la puerta.
Por fin est en casa. Su lujoso piso se encuentra en este momento lleno de ramos
de flores. Casi todas proceden de actrices o de vedettes del cine.
Muy cansado, se deja desnudar por su criado. Suena el telfono. Es su amigo
Octave, que ha ido a esperarle a Le Bourget, pero que no ha podido acercarse a l. Le
llama desde una taberna. Cartier le dice que suba a verle enseguida.
La primera pregunta de Cartier a Octave es: Estaba ella en Le Bourget?.
Ella se comprende que es una mujer a la que Cartier debe querer bastante. Octave
le responde que no estaba, porque era su da. T, cocktails, pastelillos, gentes de
mundo, etc. Imposible perderse una ceremonia semejante. Incluso ante el espectculo
del triunfo de un amigo.
Cartier comunica a su amigo su resolucin de declararse a la mujer en cuestin.
Octave le dice que est equivocado y que no tiene ninguna posibilidad. Conoce bien a
Aline[87] porque es su ahijada. Su padre, el coronel De Brienne, fue su mejor amigo.
Hicieron la guerra juntos. Pero Aline es una joven muy decidida que ha aceptado
lealmente y sin entusiasmo casarse con su marido y que probablemente le ser fiel.
Andr no se siente decepcionado por lo que le ha dicho su amigo. Descuelga el
telfono y solicita de Alie una cita que ella fija para el da siguiente.
Despus, agotado, se echa a dormir. Octave le despierta un instante para decirle
que va a quedarse a vivir con l. Se encuentra sin un cntimo y le acaban de echar de
su hotel. Andr accede y Octave se prepara un reconfortante whisky con soda al
tiempo que dice que va a buscar sus maletas.
Escena III:
Al da siguiente. Nos encontramos en casa de Aline. Se celebra una reunin de
mujeres. El marido de Aline, Robert Dunoyer, est absorto en sus ocupaciones. Es un
gran abogado. Gana mucho dinero y est muy atareado. Los maridos de todas estas
damas son tambin personajes importantes de la industria o de los negocios. En
realidad todos estos hombres viven su vida aparte, sus mujeres los ven bastante poco,
y la consecuencia que se impone es que los hombres que pertenecen a un
determinado mundo ven a la mujer como a una coleccin de cuadros, un establo de
caballos o un hermoso automvil.
Qu puede hacer una mujer de mundo que no tiene hijos? Si no quiere morir de
aburrimiento, mantener una cierta actividad espiritual y no caer en mezquindades, no
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de ella, pero que cree que entre ellos no hay lugar para el amor. Puede haber toda la
camaradera, la amistad que se quiera, pero nada ms. l se marcha abatido y ella
vuelve a la habitacin donde la esperan sus amigas.
Escena V:
Una de las amigas de Aline ve, a travs de la ventana, alejarse andando a Cartier y se
da cuenta de que ste era la visita que ha recibido Aline. Luego, todas estas damas, no
sin una cierta envidia, felicitan irnicamente a Aline por esta relacin tan brillante.
Suponen que ella tambin ha encontrado el placer sin comprometerse, y que a pesar
de lo que dice se atiene, como los dems, a las reglas del juego.
Escena VI:
Andr encuentra a Octave, que le espera no lejos de all en una alameda del bosque
de Boulogne. Le cuenta su fracaso Octave se enfurece y declara que nada marcha
bien en la tierra porque las uniones entre las personas no son las adecuadas.
La persona que ms quiere en el mundo es Aline. Su padre fue su mejor amigo.
Todava no ha podido consolarse de su muerte. Cuando era pequea, su madre se
desentenda de ella y era l quien la llevaba de paseo, quien la diverta. El jueves, la
iba a buscar al colegio y la llevaba al teatro o al cine, o simplemente a montar en los
caballitos. Le gustara verla feliz y lamenta su matrimonio con ese abogado ridculo.
Si ella lo ha aceptado es para sacar a su madre de la pobreza. Por otro lado quiere y
admira a Andr. Y ms ahora que se ha convertido en un hroe nacional. Estos dos
seres formaran una pareja ideal.
Pero las cosas no suceden as. Deber ocuparse de ello. La unin de Andr y de
Aline constituir su objetivo en la vida y se despide de su amigo jurndole que va a
consagrarse a esta misin.
Escena VII:
En casa de Dunoyer. Acaba una comida de negocios. Adems de Aline slo hay
hombres. Hablan en primer lugar de la partida de Robert Dunoyer y de Aline a una
cacera dentro de ocho das. Aparte de esto slo se habla de negocios. Aline se
aburre. Avisan a Dunoyer de que Octave pregunta por l. Contrariado, Dunoyer pide
a su mujer que despache a ese inoportuno incmodo, al que ha evitado tratar desde
los primeros das de su matrimonio.
Aline accede y va a recibir a Octave.
Escena VIII:
La forma en que Aline recibe a Octave no tiene nada que ver con los sentimientos de
su marido. Salta al cuello de su antiguo amigo y le pregunta lo que quiere. l est un
poco molesto porque era con Dunoyer con quien quera hablar. Lo que pretende es,
simplemente, venir a instalarse con su ahijada. En este momento tiene problemas de
dinero; le han echado del hotel. Todo esto ser pasajero. Se trata de unos das malos
que pasarn, pero quiere, aunque slo sea por ese breve perodo, evitar tener que
dormir bajo los puentes. Aline se muestra muy divertida al comprobar que su viejo
padrino no ha cambiado, que sigue siendo tan loco y tan despreocupado como
siempre. Le abraza afectuosamente, y sin reflexionar ms, le lleva a una habitacin en
la que ella misma comienza a instalarle.
Mientras coloca en un armario el contenido de la maleta de Octave, le hace vivos
reproches por no haberle pedido dinero, pero l le recuerda que si tuviera dinero se
vera obligado a pagar su hotel, y esto le disgusta bastante.
Se muestra un poco inquieto por la forma en que Dunoyer aceptar su llegada a la
casa, pero ella lo tranquiliza. En efecto, el marido llega junto a ellos, sorprendido de
la prolongada ausencia de su mujer. Mira a Octave con malos ojos, pero Aline le
recuerda una promesa que le hizo cuando eran novios: que ella podra tener siempre
una habitacin en la que podra recibir a quien quisiera. De bastante mal talante,
Dunoyer acepta y vuelve con sus invitados.
Para continuar hablando de los asuntos de Octave, Aline le da una cita para dentro
de dos das, para comer. Hasta entonces, realmente se encuentra presa de una
implacable serie de compromisos de su vida mundana: cena en una embajada, cita en
un campo de golf, etc.
Escena IX:
As, dos das despus, por vez primera, se renen para comer Franoise,[88] Robert y
Octave. Esta primera comida es bastante fra y Franoise, para animar la
conversacin, propone a Octave un juego cmplice.
Franoise recuerda a su marido la historia de esa habitacin para invitados cuya
libre disposicin le reclam durante su noviazgo. Se felicita de este acuerdo, que le
permite recibir a Octave. Robert pregunta a Octave a qu debe el honor de su visita.
Octave dice que no tiene dinero. Despliega una hermosa teora sobre la familia que
siempre ser una familia, y despus empieza a opinar sobre los parsitos. Segn su
criterio, por otra parte, el que es un parsito es Robert y no l. La conversacin sobre
los juegos tendr lugar antes entre Franoise y Octave. Es necesario que el pblico
comprenda rpidamente cul es la naturaleza de los lazos que unen a la joven con su
antiguo amigo. En la conversacin respecto a los parsitos podemos insertar una
conversacin sobre las apariencias. Por ejemplo, las personas que son parsitos sin
tener aspecto de ello y se aprovechan de puestos creados sin razn, nicamente para
permitirles vivir. Podemos imaginar, por ejemplo, que los responsables de la justicia,
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materiales de ningn gnero, y podr escribir sus obras maestras. Octave acepta
conocer a la amiga en cuestin, con la condicin de que Franoise acepte a su vez ver
a Andr y examinar seriamente su caso.
Por fin llegan a un entendimiento y deciden invitar a Andr a la cacera en
Sologne.
l hace demagogia, critica severamente a su marido, todo ello para presentar su
reencuentro con Andr bajo un aspecto desenfadado. Despus de todo, de qu se
trata? De una experiencia. Van a conocerse. Esto no la compromete a nada. Despus
de quince das Andr la habr olvidado, ella no ser por eso ms desgraciada y habr
evitado adoptar una actitud desvergonzada y cruel.
Ella acepta con la condicin de que Octave venga tambin a esa cacera. l se
hace de rogar un poco porque tiene horror a esa situacin y al fin se deja convencer.
Franoise sale. Entra la doncella con el desayuno. Escena de equvocos entre la
doncella y Octave. ste, encantado, le dice que van a Sologne y que por fin aparecer
un amante. Y la otra piensa que se refiere a ella, porque es la mujer del
guardabosques y al mismo tiempo la amante de un cazador furtivo de la regin.
Para enriquecer esta escena ser necesario encontrar un punto de partida con
alusiones, por ejemplo, a la desesperacin de Franoise, dando ya al pblico una idea
de esta situacin. La escena acabara con un acuerdo perfecto entre la doncella y
Octave.
Escena XI:
En Sologne. Todos los invitados estn en la escalinata del castillo, alrededor de
Dunoyer, de Franoise y de Octave. La inminente llegada de Andr, el gran aviador,
el hroe nacional, excita bastante a todo el mundo. Se sorprenden de que no haya
llegado todava, teniendo en cuenta adems que la casa H le ha regalado el ltimo
modelo de coche grand sport de la firma.
Octave, escptico, expone una teora sobre los coches de carreras. l no tiene ms
que un viejo seis caballos, muy descuidado, pero sabe que si arranca, acaba por llegar
adonde sea. Franoise est de acuerdo con l y trata de ridiculizar a Andr. Octave
cambia de opinin y se contradice; su nueva argumentacin se confirma por otra
parte con la llegada de Andr.
Los saludos con los que se recibe al joven molestan a Franoise. Octave hace todo
lo posible por animarla. Breve descripcin de la cena, en la que se habla del vuelo de
Andr y de la cacera. Franoise le encuentra idiota. Andr advierte las reticencias de
la joven y se encuentra muy molesto. Octave trata de arreglar las cosas.
Despus de la cena, los seores mayores juegan al ping-pong. Andr acepta jugar
al bridge. Franoise est ocupada con sus deberes de ama de casa. Octave bromea
con la doncella, y el guarda, que es el marido de esa doncella, viene a recibir las
rdenes para el da siguiente.
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La noche.
Vemos al cazador furtivo salir de la casa de la mujer del guarda. El guarda vuelve
de sus obligaciones en ese momento y dispara sobre esta sombra que huye.
Un corredor del castillo en la primera planta. Una puerta se abre. Los invitados,
sobresaltados, salen de sus habitaciones en pijama y en camisn. Bajan al hall. Llega
el guarda, que explica que un cazador furtivo ha venido a robar los faisanes. Qu
audacia! Precisamente en un momento en que el castillo est lleno de gente. Ha
tratado de detenerle. El cazador ha disparado contra l y l ha respondido.
Dunoyer declara que semejante acto es inadmisible y que lo considera pura y
simplemente como un robo. Si el hecho se produce de nuevo organizar una batida
para atrapar al malhechor. Todo el mundo aprueba esto salvo Franoise y Octave, que
se oponen, y Andr, que, viendo que Franoise no lo aprueba, se abstiene
prudentemente.
Una vez que se ha calmado la emocin pasajera que ha trado este
acontecimiento, vuelven todos a sus habitaciones a dormir.
Filmografa
Guin: Jean Renoir. Adaptacin: Jean Renoir y Pierre Lestringuez. Director: Albert Dieudonn. Operadores:
Jean Badielet y Gibory. Rodaje: de marzo a mayo de 1924. Estudio: Gaumont. Exteriores: Cagnes-sur-Mer,
St. Paul de Vence. Produccin: Jean Renoir. Distribucin: Filmes Jean Renoir, y a partir de 1927 Pierre
Braunberger. Longitud original: 1.800 metros. 1.a proyeccin pblica: 9 de noviembre de 1927, en el Max
Linder.
Intrpretes: Catherine Hessling (Catherine Ferrand); Albert Dieudonn (Monsieur Mallet); Pierre Philippe,
seudnimo de Pierre Lestringuez (Adolphe, el chulo); Pierre Champagne (hijo de Mallet); Eugnie Naud
(Madame Laisn); Olo (una prostituta); Jean Renoir (el subprefecto); Georges Terof (Gdon Gran); Louis
Gauthier (Georges Mallet).
Catherine Ferrand, una criada que se encuentra en Niza, se ha enamorado del hijo de
los dueos de la casa, que est tuberculoso. Los dueos son muy honrados. El padre
es diputado de Saint-Paul-de-Vence. Aprovechndose del idilio entre el hijo del
diputado y la criada, los rivales polticos del padre llevan a cabo un odioso chantaje
que provoca la huida de Catherine, que se ve obligada a refugiarse en un vagn en el
ferrocarril de Saint-Paul. El vagn se encuentra en va muerta, pero, a consecuencia
de un error del guardagujas, echa a andar hacia un precipicio. El hijo del patrn
consigue detener el vagn a tiempo y se lleva consigo a Catherine a la casa. Una
segunda campaa poltica de los adversarios obliga a la joven a huir de nuevo.
Marcha a Niza, donde cae en las garras de un chulo infame. Despus de numerosas y
variadas peripecias, vuelve a encontrar al hijo de los dueos de la casa en que serva y
vivir con l un amor perfecto.
Fue Jean Renoir quien financi este filme, destinado a que debutara en la pantalla
su joven esposa (Catherine Hessling), pero a la vez asisti al rodaje dirigido por
Albert Dieudonn con, sta es la verdad, la esperanza de mezclarse en el trabajo e
iniciarse en el oficio. Parece tambin que no encontr a su director tan comprensivo
como esperaba, a juzgar por la disputa que enfrent al marido de Catherine con el
futuro Bonaparte, el cual escriba muy imperialmente, el 5 de enero de 1926, en
Cina-Cin: Soy el nico realizador de un guin que he hecho sobre un argumento
imaginado por el seor Jean Renoir () con mi colaboracin. Dicho de otra manera,
el seor Jean Renoir ha sido mi socio y mi discpulo. Ya ver, por sus futuras
producciones, si puedo sentirme satisfecho. Pierre Lestringuez, guionista de los
primeros filmes de Jean Renoir, con el nombre de Pierre Philippe, interpret el papel
del chulo de Niza. Apareca frecuentemente en los filmes de Jean Renoir, interpret
incluso varios personajes de Nana y aparece vestido de cura en Una partida de
campo. (Andr Bazin)
metros, reducida a 1.600 metros despus de su estreno comercial. Duracin actual: 1 hora 10 minutos. 1.a
proyeccin pblica: abril de 1925, Cin Opra. 1.a proyeccin corporativa: 12 de diciembre de 1924, en el
Artistic.
Intrpretes: Catherine Hessling (Virginia Rosaert); Pierre Philippe, seudnimo de P. Lestringuez (Jef, su to);
Pierre Champagne (Justin Crpoix); Maurice Touz (Bouche o La Fouine, el joven vagabundo); Georges Terof
(Monsieur Raynal); Madame Fockenberghe (Madame Raynal); Harold Lewingston (Georges Raynal); Henriette
Moret (La Roussette, una gitana vieja); Charlotte Clasis (Madame Maubien, la molinera); Pierre Renoir (un
campesino); Andr Derain (el dueo del Bon Coin); Van Doren (el galn).
1926: NANA
Guin: Pierre Lestringuez. Argumento: segn una novela de mile Zola. Adaptacin: Jean Renoir. Rtulos:
Madame Leblond-Zola. Director: Jean Renoir. Ayudantes: Andr Cerf, Pierre Lestringuez (?); Decorados:
Claude Autant-Lara, realizados por Robert-Jules Gamier; Vestuario: Claude Autant-Lara. Operadores jefes:
Edmund Corwin y Jean Bachelet. Segundos operadores: Ralleigh y Gibory. Ayudantes de cmara: Holski,
Asselin, Perie. Regidor: R. Turgy. Montaje: Jean Renoir. Rodaje: desde finales de octubre de 1925 a febrero de
1926. Exteriores: en la regin parisina (secuencia de las carreras), sin duda Montigny. Estudio: Pars, Gaumont;
Berln, Grunewald. Produccin: Filmes Jean Renoir. Distribucin: Aubert-Pierre Braunberger. Longitud
original: 2.700 metros. 1.a proyeccin pblica: Aubert Palace. 1.a proyeccin corporativa: 27 de marzo de 1926
en el Moulin Rouge.
Intrpretes: Catherine Hessling (Nana); Jean Angelo (conde de Vandeuvres); Wemer Kraus (conde Muffat);
Raymond Gurin-Catelain (Georges Hugon); Jacqueline Forzane (condesa Sabine Muffat); Valeska Gert (Zo,
la doncella de Nana); Harbacher (Francis, el peluquero de Nana); Pierre Philippe (Bordenave); Claude Moore,
seudnimo de Autant-Lara (Fauchery); Nita Romani (Satin); Jacqueline Ford (Rose Mignon); Pierre
Champagne (La Faloise); Ren Koval (Fontan); Marie Prvost (Gaga); Andr Cerf (El Tigre, botones de
Nana); Pierre Braunberger y R. Turgy (dos espectadores del Teatro de Variedades).
Nana es una joven actriz con ambicin. Despus de algunos xitos en papeles
truculentos, obtiene un fracaso absoluto al interpretar a una mujer distinguida. Decide
entonces no ser ms que una fulana y consigue que la mantengan varios amantes, a
los que lleva ms o menos al suicidio. Morir a causa de la sfilis.
Para Renoir, Nana es el primero de sus filmes del que vale la pena hablar.
Cost exactamente un milln, y a pesar de que obtuvo un cierto xito, constituy un
fracaso econmico; constaba, en el momento de su estreno, de 2.700 metros. Fue la
primera vez que en Renoir la interpretacin tuvo ms importancia que la accin y
la plstica. Nana fue realizado bajo la influencia directa de Esposas frvolas (1921,
Erich von Stroheim); a esto se debe probablemente que la codicia de la herona est
subrayada hasta el punto en que lo est: tambin es sa la razn de que sea el nico
filme de Renoir en el que el dinero desempea un papel tan importante. Pero lo que
tiene de nuevo y de absolutamente personal es el contraste constante entre los criados
y los seores (Renoir recordar Nana al rodar La regla del juego y luego Memorias
de una doncella).
Como reaccin, probablemente, contra lo afectado de su filme anterior, Renoir
se aproxima aqu a los personajes, rodando constantemente en planos americanos,
con los personajes pegados a las paredes hasta tal punto que son necesarios, de vez en
cuando, largos travellings, efectuados sobre el chasis de un viejo Ford con los
neumticos desinflados, para que quede constancia del lujo y de la amplitud de los
decorados (casi siempre trucados) diseados por Claude Autant-Lara. Encontramos
en Nana lo que se convertir en algunos de los grandes temas de Renoir: el amor por
el espectculo, la mujer que equivoca su vocacin, la comediante que se busca a s
misma, el enamorado que muere a causa de su sinceridad, el poltico trastornado, el
hombre como creador de espectculos. En resumen, Nana rima con Elena. (Franois
Trujfaut)
Nana no obtuvo ningn xito comercial y Jean Renoir,
que la haba financiado, qued completamente arruinado.
Realiz a continuacin un trabajo de encargo
(Marquitta), para rodar despus para su propia
satisfaccin Charleston.
Otro ttulo: Charleston-Parade. Guin: Pierre Lestringuez sobre una idea de Andr Cerf. Realizador: Jean
Renoir. Ayudante: Andr Cerf. Operador jefe: Jean Bachelet. Msica: Clment Doucet. Rodaje: otoo de 1926
(algunos das). Estudio: Epinay. Distribucin: No-Filme. Longitud original: 600 metros. Duracin actual: 29
minutos. 1.a proyeccin pblica: 19 de marzo de 1927, Artistic o Pavillon (futuro Palais Berlitz).
Intrpretes: Catherine Hessling (la bailarina); Johnny Huggins (el explorador negro); Pierre Braunberger y
Pierre Lestringuez (dos ngeles).
1927: MARQUITTA
Ttulo primitivo: Marcheta, ttulo de la cancin de Saint-Granier. Guin: Pierre Lestringuez. Adaptacin: Jean
Renoir. Director: Jean Renoir. Decorados: Robert-Jules Garnier. Operadores jefes: Jean Bachelet y Raymond
Agnel. Rodaje: invierno de 1926-1927. Estudio: Gaumont (Buttes Chaumont). Exteriores: Niza (La Comisa
Media). Produccin: Artistes Runis (Marie-Louise Iribe).[93] Administrador: M. Gargour. Distribucin: Jean
de Merly. Longitud original: 2.400 metros, reducida a 2.200. 1.a proyeccin pblica: 13 de septiembre de 1927,
en el Aubert Palace. 1.a proyeccin corporativa: 18 de agosto de 1927, en el Empire.
Intrpretes: Marie-Louise Iribe (Marquitta); Jean Angelo (el prncipe Vlasco); Henri Debain (el chambeln,
conde Dimitrieff); Lucien Mancine (el padre adoptivo); Pierre Philippe, seudnimo de Pierre Lestringuez (el
director del casino); Pierre Champagne (un chfer de taxi).
El primer estreno parisino fue interrumpido por una accin judicial contra el filme originada por una
demanda de Madame Rosemonde Grard, viuda de Edmond Rostand, que intentaba promover un
proceso por plagio.
El segundo estreno sonorizado tuvo lugar en el Colise en febrero de 1930.
Intrpretes: Catherine Hessling (Karen, la vendedora de cerillas); Manuel Raabi (el agente de polica y el hsar
de la muerte); Jean Storm (el joven rico y el caballero); Anny Xells (o Amy Wells) (la mueca mecnica).
Una compleja maquinaria fue preparada con los medios disponibles por el equipo del
filme segn las indicaciones de Bachelet y con la colaboracin del suizo Mercier. Se
trataba esencialmente de mejorar las condiciones tcnicas de la iluminacin para
poder utilizar en el estudio la pelcula pancromtica.
El revelado de la pelcula fue efectuado por Ralleigh en su propio laboratorio.
Ralleigh, antiguo operador jefe americano, haba revelado los primeros filmes de
Mary Pickford y de Chaplin. Fue presentado a Renoir por Corwin.
SINOPSIS
Este vaudeville de Mouzy-Eon y Sylvane ha sido rodado tres veces por el cine
francs y hay que destacar que el operador jefe Jean Bachelet ha sido responsable de
la fotografa de las tres versiones. (Una cuarta versin fue rodada en 1961 por Claude
de Givray; operador: Raoul Coutard).
Si hemos de creer a los historiadores del cine, el Tire au Flanc de Renoir no es
ms que una pobre vaudeville deshilvanado y carente de inters. Si la juzgamos segn
las reacciones entusiastas del pblico de la Cinemateca, se trata de uno de los filmes
ms graciosos rodados en Francia, uno de los mejores filmes mudos del cineasta.
Que Tire au Flanc sea de los filmes de Renoir aquel en el que se advierte ms la
influencia de Chaplin es una realidad; y es muy probable que Vigo estudiara Tire au
Flanc antes de rodar Zro de Conduite (1932); el filme de Renoir es a la vida de
cuartel lo que fue el de Vigo respecto a la vida de colegio. Se trata de la misma
construccin de sketches cortos de ocho o diez planos; la llegada al cuartel, la
inyeccin, los ensayos con las mscaras antigs en el bosque de Fontainebleau son
autnticos hallazgos humorsticos.
Tire au Flanc, rodado evidentemente con una improvisacin y una alegra
absolutas, aparece todava hoy como una obra maestra del cine vivo, como un
pariente cercano de Armas al hombro! (Shoulder Arms, 1918) y de Chariot en el
music-hall (A Night in the Show, 1915).
Los movimientos de cmara son alucinantes en Tire au Flanc por su herosmo.
Por encima de la falta de medios, la cmara se mueve, hace panormicas, da vueltas
rpidas y se detiene de pronto, componiendo planos generales para sacar de ellos
primeros planos, como sea; los planos no terminan hasta que los actores, agotados,
caen al suelo, faltos ya de toda inspiracin, y hasta que Pomis se desploma bailando.
Un rtulo oportuno provoca de nuevo la risa y empieza un nuevo sketch, que Renoir,
en cuatro o cinco planos, conducir rpidamente al paroxismo. Existen pocos filmes
en los que se perciba tan claramente la lucha sostenida por un cineasta vido de
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movimiento contra una cmara fija, pocos filmes donde la victoria del realizador
sobre los condicionamientos del medio sea evidente hasta este extremo. Las muecas
infantiles de Michel Simon anuncian ya y prometen las ms admirables muecas del
cine francs, las de Bruel, Caussat, Colin, Boudu y el to Jules. (Franois Truffaut)
Hay que destacar la extraordinaria libertad con que Renoir llega en Tir au Flanc
hasta el disparate, indiferente a toda verosimilitud. Esto se percibe especialmente en
la sublime secuencia a lo Stroheim: Pomis en el calabozo, agarrado al tragaluz, el
cuerpo pegado a la pared como si fuera una especie de pjaro clavado a ella. La
gracia de este gesto burlesco es fantstica. Mientras, fuera, el teniente y la novia de
Pomis se abrazan en medio de los pantalones puestos a secar.
Desde el punto de vista del argumento, hay que destacar tambin el final
citeriano de Tire au Flanc, que anuncia el triunfo final del amor de Elena y los
hombres.
(Notas manuscritas de Andr Bazin)
1929: LE BLED
Guin: Henry Dupuy-Mazel y Andr Jaeger-Schmidt. Adaptacin: Jean Renoir. Rtulos: Andr Rigaud.
Director: Jean Renoir. Ayudantes: Andr Cerf y Ren Arcy-Hennery. Director tcnico: G. E. Mundwiller.
Decorados: William Aguet. Operadores jefes: Marcel Lucien y Morizet. Segundos operadores: Boissey y
Andr Bac. Montaje: Marguerite Renoir. Rodaje: febrero-marzo de 1929. Estudio: Joinville. Exteriores: Argel,
Sidi Ferruch, Biskra, Bou Fakir, Staouli (Argelia). Produccin: Societ des filmes historiques, con la
colaboracin del gobierno francs. Distribucin: Mappemonde-Filmes. Longitud original: 2.400 metros. 1.a
proyeccin pblica: 11 de mayo de 1929, Marivaux (tres semanas de estreno). Maestro halconero: M. Martin.
Intrpretes: Jackie Monnier (Claudie Duvernet); Diana Hart (Diane Duvernet, su prima); Enrique Rivero (Pierre
Hoffer, el sobrino); Alexandre Arquillre (Christian Hoffer); Manuel Raabi (Manuel Duvernet); Berardi Aissa
(el argelino Zoubir, amigo de Pierre); Jacques Becker (un trabajador agrcola); Hadj Ben Yasmina (el chfer);
M. Martin (el halconero Ahmed); Mme. Rozier (Marie Jeanne).
SINOPSIS
Cavalcanti. Operador jefe: Marcel Lucien (o Ren Ribaud?). Segundo operador: Rogers. Ayudante de cmara:
Eli Lotar. Montaje: Marguerite Renoir. Msica: sonorizacin posterior de Maurice Jaubert; la letra de la
cancin, La Java du Loup, pertenece a Claude Andr Puget. Rodaje: verano de 1929. Estudio: Billancourt.
Exteriores: Bourbon Marlotte (propiedad de Renoir) y bosque de Fontainebleau. Produccin: Jean Renoir.
Administrador contable: M. Guillaume. 1.a proyeccin publica: 14 de mayo de 1930 (con ocasin de la Tribuna
Libre del Cinema).
Intrpretes: Catherine Hessling (Caperucita Roja); Jean Renoir (el lobo); Andr Cerf (el notario); Pierre Prvert
(una nia); Pablo Que vedo (el galn); La Montagne (un granjero); William Aguet (una vieja inglesa); Viviane
Clarens, Pola Illery, Mme. Nekrassof, Raymond Gurin (sombras).
1931: ON PURGE BB
Guin: la comedia de Georges Feydeau. Adaptacin: Jean Renoir. Director: Jean Renoir. Ayudantes: Claude
Heymann y Pierre Schwob. Decorados: Gabriel Scognamillo. Operadores jefe: Theodore Sparkuhl y Roger
Hubert. Foto fija: Roger Forster. Ingeniero de sonido: D. F. Scanlon. Microfonista: Bugnon. Registro sonoro:
Western Electric. Regidor: Gaillard. Montaje: Jean Mamy. Rodaje: muy rpido, finales de marzo de 1931.
Estudio: Billancourt. Produccin: Pierre Braunberger y Roger Richeb. Director de produccin: Charles David.
Administrador: Roger Woog. Longitud original: 1.700 metros. 1.a proyeccin pblica: finales de junio de 1931,
en el Roxy.
Intrpretes: Marguerite Pierry (Julie Follavoine); Louvigny (Follavoine); Michel Simon (Chouilloux); Olga
Valery (Mme. Chouilloux); Nicole Fernndez (Rose); Fernandel (Truchet), y el nio Sacha Tarride (Toto).
SINOPSIS
19 de noviembre de 1931, Colise (estreno previo en Nancy). 1.a proyeccin corporativa: 17 de septiembre de
1931, Palais Rochechouart.
Intrpretes: Michel Simon (Maurice Legrand); Janie Marze (Lulu Pelletier); Georges Flament (Andrs
Jauguin, apodado Dd); Madeleine Berubet (Mme. Adle Legrand); Gaillard (el suboficial Alexis Godard);
Jean Gehret (M. Dagodet); Alexandre Rignault (Langelard, crtico de arte); Lucien Mancini (Walstein, el
marchante); Courme (el coronel); Max Dalban (Bonnard, un colega de M. Legrand); Romain Bouquet
(M. Henriot, dueo de la sombrerera); Henri Guisol (Amde, el camarero del caf); Pierre Destys (Gustave, el
compaero de Dd); Jane Pierson (la portera); Argentin (el juez de instruccin); Mlle. Doryans (Yvonne);
Sylvain Itkine (abogado de Dd); Colette Borelli (Lily, amiga de Lulu).
Intrpretes: Pierre Renoir (el comisario Maigret); Georges Terof (Lucas, su ayudante); Vinna Winfried (Else
Andersen); Georges Koudria (Carl Andersen, su hermano, el joyero); Dignimont (Oscar); G. A. Martin
(Grandjean); Jean Gehret (mile Michonnet); Jane Pierson (Mme. Michonnet, su mujer); Michel Duran (Jojo,
empleado del garaje); Jean Mitry (Arsne); Max Dalban (el doctor); Gaillard (el carnicero); Boulicot (un
gendarme); Manuel Raabi (Guido); Lucie Vallat (Mme. Oscar).
SINOPSIS
Su filme ms misterioso. Misterio tal vez de manera involuntaria, puesto que Jean
Mitry perdi tres rollos al final del rodaje y el montaje debi hacerse sin ellos.[96] Sin
embargo, eso no importa. A saber: personaje de Dostoievsky en un decorado propio
de Une Tnbreuse Affaire. Porque Simenon=Dostoievski+Balzac, como dicen sin
ninguna modestia los fanticos del comisario Maigret. Yo respondo: s, pero La Nuit
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El baile del comercio, con sus disfraces reveladores y sus pasos de baile sabrosos, la
resistible ascensin del capitn de la gendarmera (Louis Seigner), las piruetas
narcisistas del poeta bailarn Pomis recluido en su cuarto, la previsible mutacin de
Chotard (se disfraza de burgus gentilhombre, que es lo que acaba siendo realmente:
como si quisiera expresar que nadie puede escapar a su destino, esto es, al papel que
ha de desempear), una especie de respuesta al mismo tiempo al poujadismo y a la
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contestacin (como diramos hoy da), todo esto contribuye a hacer de Chotard et
Cie. una obra con un curioso doble fondo, que en todo caso no se puede catalogar
jams dentro de la rutina del teatro rodado y en la que uno vuelve a encontrar intacta
la fluidez de Tire au Flanc y de Boudu; el conjunto responde finalmente tambin al
deseo de Renoir cuando declar que haba pretendido hacer algo en cierto modo
comparable a una comedia americana. (Claude Beylie)
Una de las cinco o seis novelas del mundo ms difciles de adaptar con honestidad.
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Renoir, sin apartarse de la ms estricta fidelidad a los dilogos y a las escenas (la
versin original, jams proyectada, duraba tres horas)[97] no se dej intimidar por la
pluma dorada de Flaubert. Totalmente decidido a ignorar el arte laborioso de las
equivalencias, revisti de autoridad a los personajes, atendiendo a los cambios que ha
ejercido sobre ellos la posteridad, preocupado solamente por intentar que estos seres
antinovelescos, de acuerdo con el deseo semiexpresado por su inventor, escaparan
para siempre de la literatura.
Hay un solo presupuesto de estilo, con el fin de destruir la objetividad del
novelista: el retroceso en el sentido material del trmino. No se trata, hablando
propiamente, de profundidad de campo, como suceda previamente en La golfa o
en Boudu, porque los primeros trminos estn en general compuestos por objetos
(muebles y sobre todo jambas de puertas y de ventanas), lo esencial de la escena se
desarrolla a distancia. Estos cuadros dentro del cuadro, estos alardes afirman
claramente la pera de Rouen pone los puntos sobre las es que los hroes de
esta historia interpretan, y se interpretan a s mismos, una comedia ininterrumpida, ni
siquiera por las congojas de la muerte. Los dos batientes de la puerta que se cierra
sobre el palco presagian la cada del teln final de Le Carrosse dor.
Para Renoir, el bovarismo no es ms que una de las formas de la incertidumbre
que formular ms tarde Camilla: Dnde comienza la comedia? Dnde acaba la
vida?. Madame Bovary es verdadera, incluso dentro del ms grande artificio,
artificial en alguno de estos minutos de su verdad. Todo est compuesto, acompasado,
salvo aquello que por su propia naturaleza ignora la composicin y constituye un
elemento simple: la calidad de la carne o de la mirada, con los cuales no se pueden
hacer trampas (al menos delante de la cmara). Con una admirable seguridad, la
interpretacin de Valentine Tessier slo exhibe trucos imputables al personaje. A
distancia respetuosa, Pierre Renoir y Max Dearly le pisan los talones.
Lo natural en 1850 no es lo natural en el siglo XX. Todo, aqu, est
minuciosamente dedicado a reconstruirlo: el texto, las entonaciones, la manera de
andar, los gestos. Se dira que en sus otros filmes de poca, desde Los bajos fondos
hasta Elena, el director ha adoptado el mtodo inverso, decidindose resueltamente
por el anacronismo. Pero, en fin, los caminos que conducen a la Verdad o al Arte son
muy diferentes, y, sobre todo, es en este punto de confluencias entre el uno y el otro
donde descubrimos a Renoir, siempre maravillado. Uno de sus dos puntos de vista es
el verdadero y el otro el falso. Pero ambos se complementan mutuamente. Si una
cmara y un micrfono no hubieran registrado un da la diccin pre-microfnica de
Max Dearly y las posturas prenaderianas de Valentine Tessier, el virrey del Per no se
hubiera despojado tan fcilmente de su peluca. (Eric Rohmer)
Madame Bovary, filme incomprendido, fue tambin un
fracaso comercial. Sin embargo, Renoir encontr, gracias
entre otros a Marcel Pagnol, la posibilidad de realizar un
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1934: TONI
Argumento: Jean Renoir y Carl Einstein, segn una serie de hechos autnticos recogidos por Jacques Morder.
Dilogos: Jean Renoir y Carl Einstein. Director: Jean Renoir. Ayudantes: Georges Darnoux y Antonio Canor.
Meritorio: Luchino Visconti. Secretaria de rodaje: Suzanne de Troye. Director tcnico: Albert Ausouad.
Decorados: Lon Bourelly y Marius Brauquier. Operador jefe: Claude Renoir. Ayudante del operador: Roger
Ledru. Ingeniero de sonido: Barbishanian, con la colaboracin de Sarrazin. Registro sonoro: R.C.A.
Maquinista: Bbert. Montaje: Marguerite Renoir y Suzanne de Troye. Msica: guitarra y cantos populares de
Paul Bozzi. Rodaje: verano de 1934. Estudio: Estudios Marcel Pagnol (Marsella) (para algunos raccords).
Exteriores: Martigues. Produccin: Films DAujourdhui. Director de produccin: Pierre Gault. Administrador:
E. Boyer. Distribucin: Les Filmes Marcel Pagnol. Longitud original: 1 hora 40 minutos. Duracin actual:
2.600 metros. 1.a proyeccin pblica: 22 de febrero de 1935, Cin Opra y Bonaparte.
Intrpretes: Charles Blavette (Antonio Canova, apodado Toni); Jenny Helia (Marie); Celia Montalvan (Josefa);
Edouard Delmont (Fernand); Andrex (Gaby); Andr Kovachevitch (Sebastin); Max Dalban (Albert); Paul
Bozzi (Jacques Bozzi, el guitarrista).
El filme no consigui pasar la censura pero, a pesar de eso, fue proyectado antes de la
guerra con gran xito en las salas de los barrios obreros y de los alrededores. Los
espectadores no pagaban entrada, sino que se abonaban a un peridico, Cin Libert,
de efmera existencia, y que fue creado especialmente para esta circunstancia. La
verdadera carrera comercial del filme empez a finales de 1969 (probablemente
gracias a los sucesos de mayo de 1968) en el Studio Gt-le-Cur.
La cmara encuadra en primer plano los rostros de un hombre y una mujer:
despus un travelling hacia atrs nos descubre su miserable alojamiento. A esta
primera secuencia siguen discursos polticos pronunciados por Thorez, Cachin y
Duclos. Incluso si no se sabe que La Vie est nous es un filme de Renoir, se puede
reconocer fcilmente su estilo en el ms pequeo movimiento de cmara. Los
discursos polticos, por ejemplo, estn rodados como el principio de Los bajos
fondos; en la parrafada del ministro que larga Jouvet, la cmara rodea muy
lentamente a Thorez en un travelling circular la misma operacin se repite alrededor
de Duelos y de Cachin.[98]
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La Vie est nous acaba exactamente igual que Boudu: la cmara plantada en un
hoyo para rodar en ngulo bajo una manifestacin de militantes que cantan no ya Sur
les bords de la Riviera, sino rotundamente La Internacional, y entre estos
camaradas es posible reconocer a los compaeros Julin Bertheau, Itkine, Roger
Blin, Gaston Modot, Brunius, Fabien Loris, Jacques Becker y, por primera vez en la
pantalla, Madeleine Sologne, esposa en esa poca de Douarinou, el operador del
filme.
La Vie est nous, escrito por Renoir en colaboracin con Vaillant-Couturier,
prohibida por la censura, fue proyectada siempre en sesiones privadas y gratuitas
hasta 1969. Conviene destacar que La Vie est nous es un magnfico filme. (Franois
Truffaut)
Los dos maestros del cine mudo que ms impresionaron a Jean Renoir y que de cierta
forma contribuyeron al nacimiento de su vocacin cinematogrfica fueron Erich von
Stroheim y Charlie Chaplin. As como Nana llevaba consigo un saludo amistoso para
el autor de Esposas frvolas, Los bajos fondos est lleno de guios cmplices a
Charlot.
No solamente la ltima secuencia de Los bajos fondos se relaciona directamente
con Tiempos modernos (Modem Times, 1936), sino que toda la interpretacin de
Junie Astor est inspirada en Paulette Godard, a la que por otra parte Renoir dirigira
con enorme satisfaccin ms tarde en Memorias de una doncella. Por otra parte, es
fcil comprender lo que pudo seducir a Jean Renoir de la obra de Gorki, y lo
encontramos un poco a travs de toda la obra del cineasta: una notable galera de
personajes, cnicos, perezosos y vagamente revolucionarios, ms sociables que
sociales, y cuya situacin extraordinaria de feroces individualistas pone a prueba e
incluso juzga la condicin humana. Porque los personajes de Jean Renoir viven como
piensan y recrean, en el seno de su disidencia, una colectividad ms pura que la
nuestra. (Claude de Givray)
La aficin a las paradojas no nos arrastrar a despreciar el nico filme de Renoir que
fue comprendido y admirado en su totalidad por todos los pblicos y en todos los
pases del mundo. Sencillamente, creemos que La gran ilusin es un buen filme como
Toni, Los bajos fondos o The Southerner y que su inmenso xito se basa, si no en un
mal entendido, al menos en las apariencias. Todo aquello que nos gusta de Renoir y
todo aquello que generalmente le reprochamos: los cambios de tono, la desenvoltura,
los despropsitos, las digresiones, la crudeza y su hermano el preciosismo, estn aqu
presentes, pero al servicio de un caamazo patritico y todos sabemos perfectamente
que todos los filmes de guerra, de resistencia y de fugas gustan a priori, ya sean
barrocos (Roma, citt aperta [Roma, ciudad abierta, Roberto Rossellini, 1945]),
lricos (Jaccuse [Abel Gance, 1918 y 1938]), pseudo-poticos (Valahol Europa Ban
[Geza Radvangi, 1947]), literarios (La Bataille du Rail [Ren Clement, 1945]),
romnticos (Kanal [Andrezj Wajda, 1957]), cmicos (Traidor en el infierno
[Stalag 17, Billy Wilder, 1953]), inteligentes (LEspoir [Andr Malraux, 1939]),
demaggicos (Vivir en paz [Vivere in Pace, Luigi Zampa, 1947]), abstractos (Un
condenado a muerte se ha escapado [Un Condamn mort sest chapp, Robert
Bresson, 1956]) o carentes de todo inters (La Dernire Chance).
En resumen, todas las exageraciones, todos los excesos estn permitidos en el
gnero, y La gran ilusin no escapa a esta regla. Aclamada por Roosevelt,
L. F. Cline y el mariscal de campo Goering, prohibida en Blgica por el ministro
Henri Spaak, hermano del coguionista, cortadas en Alemania, por orden de Goebbels,
todas las escenas en que el judo aparece como simptico, La gran ilusin fue
boicoteada en el Festival de Venecia por Mussolini, que hizo que se otorgara el Gran
Premio a Carnet de Bal (Julien Duvivier, 1937). En Francia, el crtico Georges
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Zibral (Monsieur de Saint-Mry); Jean Ayme (Monsieur de Fougerolles); Irne Joachim (Madame de SaintLaurent).
Los marselleses
Andrex (Honor Arnaud); Charles Blavette, despus Edmond Ardisson (Jean-Joseph Bomier) (Charles Blavette
fue sustituido durante el rodaje por Edmond Ardisson); Paul Dulac (Javel); Jean-Louis Allibert (Moissan);
Fernand Flament (Ardisson); Alex Truchy (Cuculire); Georges Peclet (teniente Pignatel); Geo-Dorlys (un jefe
marsells); Jo Lastry (capitn Massugue); Adolphe Autran (el tambor); Edouard Delmot (el campesino Cabri).
El pueblo
Nadia Sibirskaia (Louison); Jenny Hefla (la interpeladora); Gaston Modot (un voluntario); Carette (un
voluntario); Severine Lerczinska (una campesina); Marthe Matty (la ta Baumier); Edmond Beauchamp (el
cura), y Roger Pregor, Pierre Ferval, Fernand Bellon, Jean Boissemond, Blanche Destournelles y Lucy Kieffer.
Argumento: segn la novela de mile Zola. Adaptacin: Jean Renoir. Dilogos: Jean Renoir. Director: Jean
Renoir. Ayudantes: Claude Renoir (el hijo mayor), Suzanne de Troye. Decorados: Eugne Louri. Operador
jefe: Curt Courant. Segundo operador: Claude Renoir (hijo), Jacques Natteau. Ayudantes del operador: Maurice
Pecqueux, Guy Ferrier, Alain Renoir (meritorio). Foto fija: Sam Levin. Ingeniero de sonido: Robert Teisseire.
Registro sonoro: R.C.A. Montaje: Marguerite Renoir (secuencias ferroviarias: Suzanne de Troye). Msica:
Joseph Kosma y Le Ptit coeur de Ninon, cancin italiana, xito de los aos veinte. Rodaje: agosto-septiembre
de 1938. Estudio: Billancourt. Exteriores: Estacin St. Lazare, Le Havre y alrededores. Produccin: Paris Filme
Production Robert Hakim. Director de produccin: Roland Tual. Distribucin: Paris Filme. Longitud original:
1 hora 45 minutos. Duracin actual: 2.400 metros (copia de la Cinmathque Franaise). 1.a proyeccin
pblica: 23 de diciembre de 1938, Madeleine (13 semanas de estreno).
Intrpretes: Jean Gabin (Jacques Lantier); Simone Simon (Sverine); Fernand Ledoux (Roubaud, su marido);
Julien Carette (Pecqueux); Jenny Helia (su amiga: Philomne); Colette Rgis (su mujer: Victoire); Grard
Landry (Dauvergne, hijo); Jacques Berlioz (Grand-Morin); Lon Larive (su criado); Georges Spanelly (CamyLamothe, su secretario); Jean Renoir (Cabche, el cazador furtivo); mile Genevois y Jacques B. Brunius (dos
sirvientes de la granja); Marcel Prez (un lampista); Blanchette Brunoy (Flore); Claire Grard (una viajera);
Tony Corteggiani (el jefe de la seccin); Guy Decomble (el guardabarreras); Georges Peclet (un ferroviario);
Charlotte Clasis (la madrina, ta Phasie); Marceau (un mecnico).
SINOPSIS
El filme est precedido de un corto extracto del texto de Zola que se refiere a la
herencia alcohlica de Jean Lantier. Este texto va seguido de un retrato del novelista.
Existe el filme-tringulo (Le Carrosse dor), el filme-crculo (El ro); La Bte
Humaine es un filme directo, lo que significa tanto como decir que se trata de una
tragedia.
Entre los ttulos y la admirable secuencia sin dilogo de Gabin y Carette
conduciendo su locomotora, hay una foto dedicada a mile Zola y una cita tambin
de la novela: A veces tena la impresin de que pagaba las culpas de los padres, las
madres, las generaciones de alcohlicos que le haban envenenado la sangre. A
Jacques Lantier, hroe de este drama, va unida una fatalidad materialista, psicolgica,
se podra decir. Los dioses antiguos fulminaban sucesivamente las diversas ramas de
un rbol genealgico. Los dioses modernos reservan una suerte an ms terrible a los
Rougon Macquart: vierten veneno en su savia nutritiva. Las leyes de la herencia han
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sustituido a la venganza divina, pero las fuerzas del destino continan siendo las
mismas.
Jacques Lantier me interesa tanto como Edipo, escriba Jean Renoir en Cin
Monde (1938). Este mecnico de locomotoras arrastra tras l una atmsfera tan
pesada como la de cualquier miembro de la familia de los tridas.
Gabin, en La Bte Humaine, de la misma forma que Claude Laydu en Diario de
un cura de campaa (Robert Bresson, 1950) al igual que Humphrey Bogart en In a
lonely place (1950) lleva en s mismo su propio drama, su propio suspense. Su
problema queda expuesto en los primeros minutos de la accin: resistir la prueba el
organismo arruinado de Lantier? Desde entonces, todos sus gestos nos hieren como
una cuchillada: su manera de comer, de trabajar, de hablar, su manera de hacer y de
no hacer el amor. El amor es Simone Simon, la ms encantadora vampiresa
provinciana que pueda existir. Se expresa en tpicos triviales (He vivido ms en este
minuto que en toda mi existencia pasada) a los que una afectacin especial de la voz
otorga un preciosismo inigualable. Ella es profundamente mala, juega con los nervios
de su amante como un gato con una hebra de lana. Es una gata en s misma; su
primera aparicin nos la muestra acariciando un gato de angora blanco. En la
mitologa de Renoir, entre Catherine Hessling y Leslie Caron, Simone Simon
encuentra su sitio exacto, pero jams ha sido ms sensible a los peligros de la mujer.
(Claude de Givray)
Despus de La Bte Humaine, se produce un nuevo giro en
la obra de Renoir: un deseo de evadirse del naturalismo
para abordar un gnero ms clsico y ms potico: es la
gran experiencia de La regla del juego, de la cual Renoir
no dud nunca que sera durante mucho tiempo una obra
maldita.
Duracin actual: 3.006 metros (1 hora 52 minutos). 1.a proyeccin pblica: 7 de julio de 1939, Aubert-Palace y
Colise; reestreno en Pars: versin mutilada, 26 de septiembre de 1945, en el Imperial Cinecran; reestreno de
la versin completa: 23 de abril de 1965, en Studio Mdicis.
Intrpretes: Marcel Dalio (el marqus Robert de la Chesnaye;[102] Nora Grgor (Christine, su mujer); Roland
Toutain (Andr Jurieu); Jean Renoir (Octave); Mila Parely (Genevive de Marrast); Odette Talazac (Charlotte
de la Plante); Pierre Magnier (el general); Pierre Nay (M. de Saint-Aubin); Richard Francoeur (M. La Bruyre);
Claire Grard (Mme. La Bruyre); Anne Mayen (Jackie, sobrina de Christine); Roger Forster (el invitado
afeminado); Nicols Amato (el sudamericano); Tony Corteggiani (Berthelin); Paulette Dubost (Lisette, doncella
de Christine); Gaston Modot (su marido, Schumacher, el guardabosques); Julien Carette (Marceau, el cazador
furtivo); Eddy Debray (Corneille, el mayordomo); Lon Larive (el cocinero); Jenny Helia (la sirviente); Lise
Elina (la periodista de la radio); Andr Zwoboda (el ingeniero de casa Caudron); Camille Franois (locutor);
Henri Cartier-Bresson (el criado ingls).
SINOPSIS
El aviador Andr Jurieu acaba de realizar una actuacin sorprendente: ha
atravesado el Atlntico en veintitrs horas. Despus de haber logrado esto, espera
conquistar el amor de una mujer de la alta burguesa, Christine de la Chesnaye. Pero
sta ni siquiera se encuentra en Le Bourget para recibirlo. Andr manifiesta
ingenuamente su desilusin por la radio.
Jurieu intenta matarse en un automvil, y Octave, un amigo comn, con la
esperanza de hacerle volver en razn, consigue de los La Chesnaye una invitacin
para que Jurieu asista a una cacera que van a dar en su propiedad de La Colinire,
en Sologne. Entretanto, Robert de la Chesnaye, durante un paseo por sus
propiedades, toma a su servicio al cazador furtivo Marceau, a pesar de la viva
oposicin de su guardabosques Schumacher. Durante la cacera, Christine descubre,
casualmente, las relaciones de su marido con una de sus amigas, Genevive de
Marrast, aunque stas estn a punto de terminar de manera definitiva. Ofuscada por
ello, dejar que Jurieu y otro pretendiente, M. de Saint-Aubin, le declaren su amor.
Durante una fiesta de disfraces caern las mscaras. Jurieu se batir con SaintAubin, y despus La Chesnaye con Jurieu, mientras que, entre los invitados, el
guardabosques Schumacher perseguir con su revlver a Marceau, al que ha
sorprendido cortejando a su mujer, Lisette.
Seguirn a esto unos momentos de calma. Jurieu y Robert, reconciliados, hablan
del porvenir de Christine; Marceau consuela a Schumacher, que ha sido despedido
del castillo, y Octave, desde hace mucho tiempo enamorado en secreto de Christine y
dndose cuenta de que ha llegado su hora, le declara su amor y la convence para
que se escape con l. Pero Schumacher, engaado por un doble cambio de vestuario
y empujado por Marceau, mata a Jurieu. Delante de sus invitados engaados, y
escpticos, La Chesnaye y su mujer regresan a La Colinire habiendo salvado la
situacin. (Claude Beylie)
ANLISIS
filmes no han logrado la aceptacin del pblico ms que despus de algunos aos,
ste no fue durante mucho tiempo apreciado nicamente ms que por los cinfilos.
Dos reestrenos de La regla del juego en 1945 y despus en 1948, fueron
acompaados del fracaso comercial, hasta el gran xito de explotacin de la versin
ntegra en 1965.
Despus de La gran ilusin y de La Bte Humaine, Renoir estaba cansado de la
psicologa; sin duda, senta el deseo de mostrar cosas en vez de analizarlas, de agitar
en vez de conmover. Como explicaba Renoir en una entrevista, La regla del juego
es la que es preciso observar en la vida en sociedad si no se quiere acabar aplastado.
El problema es el de la sinceridad en el amor. La mentira es una vestimenta
demasiado pesada para soportarla. La sinceridad es aburrida. Querra
desaparecer, amigo mo, no ver nada ms () Esto me obligar a no tratar de saber lo
que est bien ni lo que est mal, porque ocurre algo terrible en este mundo: todo el
mundo tiene sus razones. Sufro y tengo horror al sufrimiento. Estos fragmentos
de dilogo dan el tono y muestran tambin que se trata de cuestiones morales.
Los nueve principales personajes de La regla del juego tienen un problema
sentimental que resolver y, como el filme los presenta en vsperas de una crisis,
vemos a cada uno comportarse de la manera ms inadecuada. El nico personaje
sincero Andr Jurieu, el aviador, despus de haber puesto los pies en tierra,
desencadenar un drama alegre del que ser la nica vctima por no haber
observado la regla del juego.
Esqueletos irrisorios, los personajes de La regla del juego, sorprendidos en un
momento crucial de su decadencia, descuidan el baile de la farndula Es bonito
pero es un juego un poco viejo, en beneficio de la danza macabra que excita los
cinco sentidos. Gracias a una fiesta, se vern empujados a disfrazarse, esto es, a
quitarse sus mscaras. Aqu los conflictos de clase ya no existen, seores y criados
confunden sus sombras sobre los muros de la vida del castillo, que ya no podr
prolongarse; el hombre es imperfecto, nace mentiroso y contina sindolo: Si el
amor tiene alas, no ser para mariposear?.
La regla del juego es un filme profundamente pesimista, una amarga y proftica
orga de destruccin en la que incluso la amistad queda falseada: Yo no creo ya en
casi nada pero voy a empezar a creer en la amistad, dice La Chesnaye a Jurieu
hablando de Octave, su amigo comn, que precisamente se dispone a llevarse a la
mujer que ambos aman.
Gracias a una lente de aproximacin, Christine de La Chesnaye, despus de la
clebre cacera, puede seguir las evoluciones de una pequea ardilla que se encuentra
posada en la rama de un rbol; se produce aqu un elogio de la lente que nos hace
pensar que constituye tambin una definicin de la cmara y un homenaje al cinema:
Su ptica es tan perfecta y su disposicin tal que, utilizndola como una lupa, a poca
distancia, se puede observar al animal en toda su integridad y sorprender toda su vida
ntima.
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Personalmente, soy incapaz de citar a ningn otro cineasta que haya puesto tanto
de s mismo y lo mejor de s mismo en un filme como Jean Renoir en La regla
del juego. (Franois Truffaut)
Como todo el mundo sabe, La regla del juego fue un
fracaso comercial absoluto. Despus de algunos das en
salas de estreno Renoir acept llevar a cabo una docena de
cortes importantes que afectaban principalmente al papel
de Octave, que interpretaba l mismo. Despus el filme fue
retirado de la exhibicin porque era anticomercial y
desmoralizador para los espectadores franceses. Renoir
fue a Italia para rodar La Tosca, pero la entrada en guerra
de Italia le impidi rodar ms que los cinco primeros
planos.
Una obra maestra fallida. No, no se trata, ni mucho menos, de subestimar a Carl
Koch, cuya puesta en escena, siga o no la planificacin de Renoir, siempre elegante,
tiene incluso momentos de gran altura: de Koch son, en efecto, esos amplios
movimientos de cmara en la capilla, o la escena final de la ejecucin o un breve
travelling hacia adelante siguiendo a Tosca, que va a arrojarse al vaco y nos hace
enfrentamos de golpe con Roma. Nada hay en ese trabajo de buen artesano que sea
indigno de la apertura, pero nada hay tampoco que alcance el encanto de esos cinco o
seis planos de galopadas nocturnas, en los que cobra vida, de repente, la gran magia
barroca: con la panormica de la cmara, la piedra palpita y se mezcla en el
movimiento del drama. Tosca deja de ser una pera realista. La realidad se hace
pera. (Jacques Rivette)
Jean Renoir volvi a Pars, y despus de algunos trabajos para el servicio
cinematogrfico del ejrcito, march para el Midi. Una larga carta de Robert
Flaherty le incitaba a ir a Amrica. En otoo de 1940, se embarc para los
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Este filme lo dice Renoir fue rodado con la ms absoluta libertad. Nada en este
filme, casi documental, conserva las huellas habituales de Hollywood. El autor
reivindica la plena responsabilidad de sus actos sin circunstancias atenuantes. Si
descuida mantenerse fiel a cierta idea que se tiene de l es porque as lo quiere:
Renoir es siempre Renoir, y por eso no necesita imitar a Renoir.
A un tema nuevo corresponde un estilo nuevo. Estos plantadores de algodn,
tienen por su origen anglosajn y por su educacin protestante, una austeridad que
debe pasar del modelo a la pintura. La solemnidad de sus gestos exige razonamientos
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Todo gran filme es la narracin de una experiencia, lo que equivale a decir que va de
lo particular a lo general; lejos de reducir las contradicciones a un conflicto especfico
en el que se enreden poco a poco, no descuida los destinos personales hasta llevarlos
a los momentos culminantes de crisis: el rostro nuevo, desde su aparicin, abre
tambin los ojos ante un mundo nuevo.
El viaje a la India ha reemplazado ahora el tradicional viaje a Grecia. Pero no es
para contemplar un paisaje extico para lo que se embarcan en esta aventura un
Renoir o un Rossellini, sino que van ms bien hacia la cuna de todas las
civilizaciones indoeuropeas: piden de la India que les vuelva a dar la nota
fundamental que, segn parece, se ha diluido por aqu en un concierto ms
discordante.
Junto con Te querr siempre (Viaggio in Italia, 1954, Roberto Rossellini), y con
lo que pudo ser quiz Que viva Mxico! (1931), de Eisenstein, El ro es el nico
ejemplo de un filme rigurosamente autorreflexivo en el que la idea narrativa, la
descripcin sociolgica y los temas metafsicos no se conforman con corresponderse,
sino que son en todo momento intercambiables. Somos una parte del mundo; tres
barcas, tres jvenes, encuentran simultneamente el ncleo en el que todas las
contradicciones se acaban, en el que la muerte y el nacimiento, la entrega y el
rechazo, la propiedad y la miseria tienen el mismo valor y el mismo sentido; en el que
quien olvida encuentra, quien cede triunfa. La aventura de Harriet es tambin la
narracin de una muerte que es al mismo tiempo un nacimiento, esto es, de la
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Un crtico americano compara Le Carrosse dor con esas cajas que se abren y en su
interior se encuentra otra caja que a su vez se abre, y as sucesivamente. Y Renoir
nos dice: Hay que destacar que este crtico me ha agradado al decir esto; l
considera que esto es un defecto y que un filme no se debe hacer as: a m,
personalmente, me parece muy interesante el juego de las cajas.
El comienzo de Le Carrosse dor nos muestra, en efecto, un teln que se levanta
sobre un segundo teln que tambin se alza sobre una escalera con tres descansillos;
el entresuelo no es otra cosa que el escenario de un teatro. Somos en este momento
espectadores de teatro. Un travelling nos arrastra desde nuestra butaca hasta la
escena; luego, desde el primer piso hasta los aposentos reales. Slo entonces nos
encontramos en el cine. Pensamos en esta ocurrencia de Dal: Suenan los tres
golpes. El teln se levanta sobre un segundo teln pintado por Salvador Dal.
Le Carrosse du Saint-Sacrement de Prosper Mrime era un sainete. La
Prichole, personaje principal de esta obra, es una comedianta, y era normal que un
filme inspirado en este texto se desarrollara en un clima dramtico que participara a
la vez del teatro y de la vida; en esto, de nuevo, las indicaciones de Jean Renoir nos
son preciosas: Desde el punto de vista de la interpretacin de los actores, he pedido
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a los que representaban papeles en la vida que acten con un poco de exageracin, a
fin de dar a la vida el aspecto teatral que me permitiera establecer esa confusin.
Por eso Le Carrosse dor est construida como una obra en tres actos. El primer acto
se termina con la reverencia de Camilla al virrey. Al final del segundo acto volvemos
de nuevo a la escalera-corredor que conduce, gracias al objetivo, a la corte, a la
ciudad o a la escena y consiguientemente delante de la pantalla. Camilla, despus de
haber humillado a su regio amante, marcha a la corrida y se dirige a la corte
derecha e izquierda del espectador, diciendo: Cuando termina el segundo acto,
Colombine queda sola y sus amos la echan, existe una tradicin que parece que
ustedes ignoran () los comediantes se alinean y saludan.
En este momento las damas y los caballeros de la corte saludan a CamillaColombine, la actriz, pero los cortesanos no son ms que los comediantes del filme y
no los de la Commedia dellArte; as, pues, esta vez, Jean Renoir se dirige a los
cortesanos por mediacin de Anna Magnani. Al igual que a travs de los cortesanos
el autor se dirige quiz a nosotros, pblico del filme, pidindonos que aplaudamos a
los comediantes a los verdaderos y a los falsos que tanto le han entretenido.
La accin de Le Carrosse dor tiene su desenlace sobre la famosa escalera.
Despus del pequeo discurso del obispo, el filme, en su totalidad, se da la vuelta
como un guante, pero el guante se haba ya dado la vuelta en los primeros minutos;
he aqu el lugar y todo vuelve a estar en orden. Un primer teln cae ante los
comediantes y la corte. Un segundo teln cae delante del lugar que ha ocupado don
Antonio, jefe de la compaa de la Commedia dellArte: regalo de las testas
coronadas de la vieja Europa. Don Antonio nos saluda: Damas y caballeros: para
celebrar la victoria de Camilla sobre las intrigas de la corte, quiero presentaros un
melodrama de estilo italiano, pero Camilla se retrasa Camilla a escena!.
Camilla llega: don Antonio se dirige a ella: T no ests hecha para eso que llaman
la vida, tu lugar se encuentra entre nosotros, los actores, los acrbatas, los mimos,
los clowns, los saltimbanquis. Tu felicidad slo la encontrars sobre un escenario,
cada tarde, durante dos escasas horas, ejerciendo tu oficio de actriz: esto es,
olvidndote de ti misma. A travs de los personajes que encarnars, descubrirs tal
vez a la verdadera Camilla.
Quien conozca un poco a Jean Renoir no puede sorprenderse del aspecto de
testamento artstico que tienen estas palabras. Antes de la guerra, Jean Renoir
interpret papeles en algunos de sus filmes. Hoy ha renunciado a ello, pero podemos
pensar que aqu don Antonio es l mismo. Le Carrosse dor es sin duda el nico filme
que trata, desde el interior, el peligroso tema del teatro y, segn la frmula ms
amplia de Jean Renoir, el oficio del espectculo. Cuando cae el ltimo teln, las
cajas han sido colocadas unas dentro de otras, el interesante juego de las cajas ha
terminado y el mensaje de Le Carrosse dor nos lo ha dado Renoir mismo: Este
deseo de civilizacin fue el gran motor que me impuls a realizar Le Carrosse.
Como muy bien ha sealado con frecuencia Andr Bazin, mucho antes de que su
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empleo fuera generalizado por Hollywood durante los aos cuarenta, Jean Renoir
tena costumbre de utilizar en sus filmes toda la profundidad de campo posible. Si
existen numerosas similitudes entre La regla del juego y Le Carrosse dor, una mujer
y tres hombres, una persecucin, amos y criados, etc., la puesta en escena es
rigurosamente opuesta. En Le Carrosse dor, no hay travellings o son imperceptibles,
no hay la cuarta pared, no hay cambios de objetivo. La cmara est fija de cara a la
escena del teatro o de cara a la escena que hay que rodar y que registra. Le Carrosse
dor es absolutamente plana (quiero decir que la puesta en escena es plana). Se trata
de un filme en dos dimensiones. Todo se coloca y se pone en su sitio mediante la
altura gracias a la escalera y por la amplitud. Esta puesta en escena no significa
un regreso a la vieja tcnica, el cine como arte del montaje, expuesta por Malraux
en su Psichologie du cinma. En Le Carrosse dor, por el contrario, la imagen reina,
el plano tiene su autonoma. A cada gesto, a cada actitud corresponde su plano.
Renoir pasa de uno a otro sin sobresaltos. El mensaje de Le Carrosse dor est
tambin en su forma. El juego de las cajas no es superficial en ningn momento.
Ocurre en Le Carrosse dor como en Paludes de Gide: puede adoptar todas las
direcciones posibles sin equivocarse. Todo est en Le Carrosse dor. As, por
ejemplo, la historia de cuatro personajes que buscan su sentido y lo encuentran,
gracias al sufrimiento y al sosiego. El virrey estar dispuesto a sufrir de celos como
un hombre normal, Felipe encontrar la paz en el exilio voluntario, Ramn volver a
los ruedos y Camilla comprender que su lugar est sobre las tablas puesto que ella
no est hecha para eso que llaman la vida. (Franois Truffaut)
ANLISIS
El brete ssamo de toda la obra de Renoir. Los dos extremos usuales de sta,
el Arte y la Naturaleza, la Comedia y la Vida se personifican en dos espejos que, uno
frente a otro, se devuelven indefinidamente una imagen hasta anular toda
demarcacin entre sus dos zonas de influencia. La cuestin principal de todos sus
filmes precedentes y siguientes la de la sinceridad encuentra aqu su respuesta
ms elegante, formulada a su vez como una interrogacin. Esta obra necesaria (tena
que ser lo que era y algunos de sus menores accidentes pueden tal vez deducirse de
esta hiptesis inicial) es una obra de encargo, adaptada de una obra que no pareca
destinada (a no ser por la vena esotrica de Mrime) a un destino semejante. Esta
rigurosa interpretacin no conoce otra regla que la de la improvisacin establecida
como principio. Este precioso joyero tiene la gran cualidad de guardar las preciosas
joyas que se llaman Commedia dellArte, Vivaldi, Magnani. Nada hay de terico. Si
un autor puede enorgullecerse de hacer pasar como forma lo que constituye
normalmente el fondo de sus intenciones, es que stas constituyen, al mismo tiempo,
la intencin fundamental del arte en el que ejerce.
Todo lo que se ha dicho y expuesto aqu se refiere no solamente a Renoir, sino al
cine en su totalidad; ambos no tienen ms que un mismo y nico objetivo ltimo: el
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Dilogos: Jean Renoir. Director: Jean Renoir. Ayudantes: Serge Vallin, Pierre Kast, Jacques Rivette (meritorio).
Secretaria de rodaje: Ginette Doynel. Coreografa: G. Grandjean. Decorados: Max Doudy. Ambientador:
Vigneau. Vestuario: Rosine Delamare, realizado por Coquatrix y Karinska. Sastras: Paulette Tentave, Elise
Servet y Mariette Chabrol. Maquillaje: Ivonne Fortuna, con la colaboracin de Georges Klein. Peluquera:
Huguette Lalaurette. Operador jefe: Michel Kelbert. Segundo operador: Henri Tiquet. Ayudantes del operador:
Vladimir Lang y Georges Barsky. Foto fija: Serge Beauvarlet. Ingeniero de sonido: Antoine Petitjean.
Ayudante: Jean Labussires. Perchman: Gaston Ancessi. Color: Technicolor. Registro de sonido: Western
Electric. Atrezzistas: Daniel Lagine y Edouard Duval. Regidor: Lucien Lippens. Regidor adjunto: Ren
Forgeas. Regidor en exteriores: Robert Turlure y Charles Chieusse. Montaje: Boris Lewin. Msica: Georges
Van Parys (y una serie de canciones de caf-conciertos de principios de siglo). Rodaje: del 4 de octubre de 1954
al 20 de diciembre de 1954. Estudio: St. Maurice Francoeur. Produccin: Franco London Filmes, Jolly Filmes.
Director de produccin: Louis Wipf. Secretario de produccin: Simone Clment. Administrador: Georges
Walon. Publicidad: Georges Cravenne. Distribucin: Gaumont. Duracin actual: 97 minutos. 1.a proyeccin
pblica: 27 de abril de 1955, Pars, Berlitz, Pars y Gaumont Palace.
Intrpretes: Jean Gabin (Danglard); Mara Felix (la bella Abesse); Franoise Amoul (Nini); Jean-Roger
Caussimon (barn Walter); Gianni Esposito (prncipe Alexandre); Philippe Clay (Casimir); Michel Piccoli
(Valorguil); Jean Pards (Coudrier); Lydia Johnson (Guibole); Max Dalban (el dueo de la Reine Blanche);
Jacques Jouanneau (Bidon); Jean-Marc Tennberg (Savate); Hubert Deschamps (Isidoro, camarero del caf);
Franco Pastorino (Paulo, el panadero); Valentine Tessier (Mme. Olympe, madre de Nini); Albert Rmy
(Barjolin); Annik Morice (Thrse); Dora Doll (La Ginesse); Anna Amendola (voz de Cora Vaucaire) (Esther
Georges); Lo Campion (el comandante); Mme. Pquerette (Mami Prunelle); Sylvine Delannoy (Titine); AnneMarie Mersem (Paquita); Michle Nadal (Bigoudi); Gaston Gabaroche (Oscar, el pianista); Jaque Catelain (el
ministro); Pierre Moncorbier (el conserje); Jean Mortier (el gerente del hotel); Numes Fils (el vecino); Robert
Auboyneau (el ascensorista); Laurence Bataille (Pygme); Pierre Olaf (Pierrot Siffleur); Jacques Giron (primer
lechuguino); Claude Amay (segundo lechuguino); France Roche (Batrix); Michle Philippe (Eleonor);
R. J. Chauffard (el inspector de polica); Gaston Modot (el criado de Danglard); Jacques Helling (el cirujano);
Patachou (Yvette Guilbert); Andr Claveau (Paul Delmet); Jean Raymond (Paulus); Edith Piaf (Eugne Buffet);
Jedlinska (la Gigolette); Jean Sylvre (el botones); Palmyre Levasseur (una planchadora); con Andr Philip,
Bruno Balp, Jacques Marin, H. R. Herce, Ren Pascal, Martine Alexis, Corinne Jansen, Maya Jusanova, y la
voz de Mario Juillard.
Escenas cortadas:
Franois Joux (secretario del empresario); Roger Saget (el gran empresario);
Jean-Marie Amato (el pintor mundano); Claude Berri (el botones del Paravent
chinois); Joelle Robin (la joven que acompaa al oficial de zuavos); Jean Castanier
(Bordoux, gerente del Paravent chinois), y Len Larive (un burgus).
De los recientes filmes de Renoir, ste es el ms apreciado por los diletantes y el
menos estimado por los puristas: y hay que preguntarse por qu. Se trata, por
supuesto, de un filme de transicin, desequilibrado por grandes cortes, en el que los
actores principales venan impuestos, el rodaje precipitado, y qu? Renoir hubiera
preferido otros actores, y nosotros tambin. Si los inconvenientes de la gran
produccin son distintos a los del negocio artesanal, si los decorados de un falso lujo
acarrean otras servidumbres que las habitaciones demasiado pequeas, los actores
populares acarrean tambin otras servidumbres diferentes a las de los actores amigos,
y todos estos problemas se pierden en la poderosa corriente que, bien o mal, debe
conducir a la unidad.
La grandeza de este canto a todos los placeres fsicos reside, en primer lugar, en
su prodigiosa falta de actualidad aunque se trata de una falta de actualidad activa y
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1955: ORVET
Comedia en tres actos de Jean Renoir. Direccin de escena: Jean Renoir. Decorados: Georges Wakhevitch,
pintados por Laverdet. Msica: Joseph Kosma. Colaboracin tcnica: Robert Petit. Regidor general: Maurice
Fraigneau. Modistos: Karinska y Givenchy. Jefe elctrico: Albert Richard. Maquinista jefe: Alex Desbiolles. 1.a
representacin pblica: 12 de marzo de 1955, en el Thtre de la Renaissance.
Reparto: Leslie Carn (Orvet); Paul Meurisse (George); Michel Herbault (Oliver); Catherine Le Couey
(Madame Camus); Raymond Bussires (Coutant); Jacques Jouanneau (William); Marguerite Cassan (Clotilde);
Yorick Royan (Berthe); Suzanne Courtal (la ta vbora); Pierre Olaf (Philipp); Georges Saillard (el mdico);
Georges Hubert (primer cazador); Henry Charrett (segundo cazador).
Debemos elevar nuestra voz a propsito de algo sin importancia? Orvet es algo
ms que la imagen de un fracaso? (Guy Verdot). He aqu, en el sentido ms propio
del trmino, un infantilismo disfrazado de pirandellismo, lo hemos visto muy
claramente: sera injusto acusar a Pirandello, que no lo ha visto. (Robert Kemp).
Una mezcla compleja de buenas intenciones, de reminiscencias literarias, de temas
viejos, de poesa primitiva, de filosofa barata, de gentileza, de ingenuidad, de
torpeza, de astucia y de ambicin. (Claude Baignres). Y hay algo ms: una
vitalidad absolutamente feroz, un gusto por la vida, una alegra ingenua y tambin
cruel, una sencillez de razonamiento que me satisfizo, una ridiculez amable, humilde,
una frescura franca, una trivialidad sin afectacin No constituye esto una obra?.
(De Garamb).
Precisamente, Orvet es una obra, la primera obra teatral de Jean Renoir, defendida
sobre todo por las gentes del cine: Esto no es teatro literario. Es una obra de director
de escena que ha centrado la obra en sus actores, que se ha dejado conducir, por un
lado, por la sinceridad de la inspiracin, y por otro, por un slido instinto de la
eficacia escnica (Andr Bazin). La vspera del estreno para el pblico, vi Orvet y
sal a la vez conquistado e impresionado. (Roberto Rossellini)
Dejemos terminar a Jean Renoir, con estas frases de una entrevista radiofnica:
El seor Stve Passeur tiene derecho a decir que mi obra es un fracaso, l pertenece
al oficio, pero niego al seor Favallelli su derecho a criticar la persona de Leslie
Carn, porque no entiende nada. Le puedo asegurar que si mi padre hubiese conocido
a Leslie, no hubiera pintado de ella un retrato, ni siquiera cien: se habra pasado la
vida pintndola. (Cahiers du Cinema)
Decir que Renoir es el ms inteligente de los cineastas equivale a decir que es francs
hasta la mdula. Y si Elena y los hombres es el filme francs por excelencia, es
porque se trata del filme ms inteligente del mundo. El arte al mismo tiempo que la
teora del arte. La belleza al mismo tiempo que el secreto de la belleza. El cine al
mismo tiempo que la explicacin del cine.
Nuestra bella Elena no es ms que una musa provinciana. Sin duda. Pero en busca
de lo absoluto. Porque al rodar a Venus entre los hombres, Renoir, durante una hora y
media, superpone el punto de vista del Olimpo al de los mortales. Ante nuestros ojos
la metamorfosis de los dioses deja de ser una frase hecha para convertirse en un
espectculo de desgarradora comicidad. Gracias a la ms bella de las paradojas, en
efecto, en Elena los inmortales aspiran a morir. Para estar seguro de que se est vivo,
es necesario estar seguro de amar. Y para estar seguro de amar, hay que estar seguro
de morir. He aqu lo que descubre Elena en brazos de los hombres. He aqu la extraa
y spera moral de esta fbula moderna vestida con los ropajes de la pera bufa.
Treinta aos de improvisacin en los rodajes han hecho de Renoir el primer
tcnico del mundo. l da en un plano lo que los dems dan en diez. Y por ello Renoir
es un maestro. Jams ha existido un filme ms libre que Elena. Pero en su sentido
ms profundo, la libertad es una necesidad. Y nunca un filme ha sido ms lgico.
Elena es el filme ms mozartiano de su autor. No tanto por su apariencia exterior,
como La regla del juego, como por su filosofa. El Renoir que termina French
Cancan y prepara Elena es un poco, moralmente, el mismo hombre que finaliza el
Concierto para clarinete y prepara La flauta mgica. En el fondo: la misma irona y
el mismo disgusto. En cuanto a la forma: la misma audacia genial dentro de la
simplicidad. Por lo que se refiere a la pregunta qu es el cine?, Elena y los hombres
responde: algo ms que el cine. (Jean-Luc Godard)
expansin.
Daramos una resea incompleta del filme si no sealsemos que al
desdoblamiento fantstico y filosfico de Cordelier en Opale, corresponde el
desdoblamiento prosaico y social de Cordelier, de una parte en su amigo el notario
Joly, y de otra en su enemigo el psiquiatra Sverin. De un lado, el notario, dispuesto
siempre a no escuchar nada que pueda perturbar la tranquilidad de los ricos y a
enterrar los escndalos mediante el dinero, en defensa del orden cristiano de los
burgueses (hay que destacar que hay un crucifijo encima de la cama de su cuarto, que
parece una rplica algo menos lujosa de la de Cordelier, sobre la que no hay
crucifijo). Es tanto ms amigo de Cordelier en cuanto que administra sus inmensos
bienes. Admira en l al ms perfecto ejemplar de su clase, al aristcrata capaz de
demostrar un total desinters por los bienes materiales (vase la irona del testamento
que Cordelier hace en favor de Opale y que produce la profunda y entristecida
sorpresa del abogado Joly).
De otro lado, el doctor Sverin, tan excitable como Cordelier tranquilo. Como el
profesor Alexis de Djeuner sur lherbe, representa el pensamiento racionalista, ateo,
anticristiano. Pensamiento falsamente cientfico que pretende imponer al mundo una
concepcin rgida y apriorstica, y a la vida sus reglas y sus normas. Pensamiento
doctrinal que est tambin al servicio de los ricos. Sverin es un burgus (se acuesta
con su secretaria, pero no se casa con ella). Es tambin, por supuesto, amigo del
notario Joly.
Si bien las investigaciones de Cordelier inquietan al uno y escandalizan
intelectualmente al otro, stos no tienen ms finalidad que justificar su ideologa
burguesa aparentemente opuesta: apoyar, de hecho y de derecho, a la clase dirigente.
Si Cordelier demuestra la materialidad del alma, demuestra que su descubrimiento es
lo ms importante y lo que mayores beneficios produce y, como consecuencia, que la
bsqueda interesada del beneficio, la nica til para dilatar el alma, se convierte en
objetivo de la existencia y en la razn misma de la vida. (El alma no es digna de
atencin ms que a partir de un cierto grado de riqueza a menos que sea apropiada y
contabilizada como tal). El individualismo se impondr como nica solucin.
Desgraciadamente el ngel da a luz a una bestia. Este alma no ser ms que la
proyeccin del ego ms odioso y destructor, lo contrario de aquello que conduce al
desarrollo de la individualidad por la creacin. Peor an, esta ciencia experimental
puesta al exclusivo servicio de los poderosos, siembra la desolacin entre los
desheredados (por ejemplo, la muchachita, las prostitutas y todas las vctimas de
Opale).
Nunca como en este filme, Renoir ha atacado con tanto rigor lgico la moral
burguesa del beneficio que est contenida en el espiritualista cristiano o en su
enemigo y continuador: el pensamiento racionalista.
No nos sorprende que se considere El testamento del doctor Cordelier, junto a
filmes como La cerillerita, La Nuit du Carrefour, La regla del juego, Memorias de
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una doncella o The Woman on the Beach, dentro de la vena fantstica de la obra de
Renoir. Estos filmes nos colocan todos, en efecto, en un universo dominado por el
idealismo y por su rechazo de la realidad. Del mismo modo existen varias razones
para intuir cmo ciertas muecas y gesticulaciones evocan el personaje de Boudu. ste
era el sueo alegremente anrquico de Monsieur Lestingois, pequeo burgus liberal
alimentado con Voltaire y Anatole France. Opale es el producto, o ms exactamente,
el residuo pattico de la concepcin mortal de la vida, de la severidad de la gran
burguesa. (Jean Douchet)
Francis Miege (Barthlemy, el chfer); Rgine Blaess (Claire, la doncella); Pierre Leproux (Bailly); Michel
Herbault (Montet); Jacqueline Fontel (Mlle. Michelet, la secretaria); Paulette Dubost (Mlle. Forestier, la
telefonista); M. You (Chapuis, el capataz), y los cuatro locutores: Dupraz, Lucas, Roland Thierry, Michel
Pficart.
1959. Dos temas, entre otros, acaparan los debates televisivos: la fecundacin
artificial y Europa, cuya partida de nacimiento acaba de ser firmada en Roma el ao
anterior. Dos temas lo bastante burlones como para inspirar la fantasa de una fbula
atolondrada que nos invite a no tomar la cuestin demasiado en serio. Cosa que
debemos evitar.
As pues, el profesor Alexis, ilustre bilogo, se presenta como candidato a la
presidencia de Europa. Su xito no ofrece ninguna duda, pues su cruzada a favor de la
adopcin de la inseminacin artificial, considerada como apta para mejorar
genialmente la especie humana, ha encontrado un eco favorable entre las gentes
sencillas y modestas que ven en ella la solucin inesperada y definitiva que les
permitir salir de su condicin. Es necesario precisar que el profesor Alexis,
procedente de una excelente familia, est ligado a los ms importantes trusts
qumicos alemanes y franceses y que stos sostienen en gran parte su candidatura
porque cuentan con un aumento considerable de sus beneficios si su protegido
impone su programa. Tambin, y para mejor sellar la unin europea sobre slidas
bases econmicas en el mismo espritu que presidi el nacimiento del Mercado
Comn, el profesor Alexis anuncia su matrimonio (de lgica y de conveniencia,
por supuesto) con su hermosa prima alemana, enamorada de la disciplina boy scout y
de la vida al aire libre.
Pero estamos en verano. El mundo industrial ha tomado sus vacaciones. Los
patronos y los asalariados descienden sobre la Provence, los unos a sus suntuosas
propiedades, los otros en grupo y en camping.
Entonces, Antoinette, a la que llaman Nnette, natural de la regin e hija de
viadores, que adora a los nios pero que desea tener hijos sin recurrir a la ayuda
del hombre, se alegra al enterarse de la llegada del profesor. Y trata de encontrarle.
Pero un hombre tan ocupado es inaccesible. Y Nnette acaba, en contra de sus
deseos, de criada al servicio del profesor.
He aqu que se prepara la fiesta para la gran ceremonia, la comida campestre para
celebrar los esponsales del profesor y de su prima ante la prensa mundial convocada
con este motivo. Ceremonia pomposa en la que todo contacto con la vil naturaleza
est formalmente prohibido. Pero he aqu que sta va a tener lugar bajo las ruinas de
un templo romano consagrado a Diana por las que deambula un viejo pastor
acompaado de su macho cabro. Al igual que un fauno o ms an que el dios Pan, el
pastor interpreta una meloda con su flauta. Se levanta una sbita tempestad de
viento, sembrando el desorden y la confusin en el bello orden de la ceremonia y el
pnico entre los asistentes. El pastor deja de tocar. La tempestad se calma. A
continuacin se produce un calor enervante que despierta los sentidos y aguijonea los
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eludido referimos en nuestro resumen). Lejos de ayudar a conseguir una vida mejor,
se trata de imponer una forma de vida que no sirve ms que a los intereses de la clase
dirigente. En el nico filme hasta el momento que se ha ocupado de la Europa del
Mercado Comn, Renoir denuncia, en sus mismos orgenes, el carcter falaz de las
promesas maravillosas de esta nueva sociedad.
Para que Europa encuentre su equilibrio armnico hace falta que la ciencia
abandone el pensamiento idealista y se someta al pensamiento materialista, que el
profesor Alexis se case con Nnette porque ella lleva en su seno un hijo natural.
(Jean Douchet)
Toda obra de Renoir se ocupa en primer lugar del mundo sensible. Tanto los filmes
como los personajes se definen inmediatamente en funcin de impresiones de las que
las ms importantes son las del calor o del fro. Digamos de Le Caporal pingl que
se trata de un filme fro, decantado, abstracto, que se ocupa de personajes que buscan
el calor de la fraternidad humana. La fotografa en blanco y negro (el nico filme,
junto a Cordelier, que no ha sido rodado en color despus de El ro) da un clima gris
y hosco, lo que acenta el propsito del filme: la necesidad del sol y de su resplandor.
Le Caporal pingl recuerda ms Los bajos fondos que La gran ilusin, aunque
cuente tambin una historia de prisioneros de guerra. El Cabo, joven soldado del
ejrcito francs hecho prisionero despus de la derrota de 1940, intenta evadirse cinco
veces y lo consigue al sexto intento.
He aqu, ms an que en el filme de ese ttulo, que los personajes estn inmersos
en los bajos fondos, relegados al grado cero de la existencia. El filme quiere ser la
reflexin de un hombre de 1961 sobre el fin de un mundo, el nuestro, y el principio
de una era de transicin y de combate. Presenta la constante del hundimiento de la
civilizacin occidental y se refiere a la necesidad, dentro del caos que tiene como
consecuencia, de replanteamos la existencia y la vida. La libertad es su nico tema.
Nunca como en esta obra Renoir se ha encontrado ms sumergido en el fondo de sus
preocupaciones.
El contexto de la existencia, en lo que tiene de ms opresiva e intolerable, ocupa
un lugar preponderante. El triunfo del nuevo orden nazi, con el que comienza el
filme, rompe en pedazos los antiguos esquemas: la sociedad, la patria, la civilizacin
occidental y su sistema de valores. Slo queda el capitalismo desembarazado de su
pretexto, la democracia, y reducido a su relacin de fuerza ms brutal: la explotacin
total del hombre (vase los ladridos de los capataces alemanes en los campos de
trabajo). Impone un nuevo contexto existencial en el que est prohibida cualquier
veleidad de vida personal. De un lado el orden de los amos, del otro el de los
esclavos. Europa se convierte en un inmenso stalag; el mundo (la accin del filme se
desarrolla casi totalmente en exteriores) es una prisin.
Contra semejante situacin, se rebela la vida. Necesita la libertad en el sentido de
una necesidad fisiolgica y natural del mismo tipo que el comer o el orinar, etc. Y se
trata de una necesidad acuciante. Caporal la siente tanto como para que, sin ms que
este impulso animal, intente su primera evasin con sus camaradas Ballochet y Pater.
Fracasa, evidentemente. Porque en el contexto de la existencia impuesta a Europa no
existe ms libertad en el exterior que en el interior de las alambradas. Y quizs an
menos. Esto es lo que tiende a demostrar el personaje de Ballochet. Es el nico que
conserva la creencia en los valores idealistas de la difunta civilizacin occidental.
Y esto ser, por tanto, lo que ms decisivamente le ha alienado en su existencia.
En efecto, mientras que todos los prisioneros, con excepcin del Cabo y de Pater, que
no tenan ninguna profesin en la vida civil, se refugian nicamente en el valor fsico
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y carnal que les queda de su vida anterior, esto es, en su oficio, Ballochet se
avergenza de su antigua funcin social. Este empleado del Gas de Francia rebosa de
cultura idealista y est adormecido por la ilusin del herosmo caballeresco y
cristiano. Esa gran ilusin que Renoir denuncia a travs de Nana, Emma Bovary,
Boeldieu, Christine, Elena, Cordelier y tantos otros. Pero jams con tanta claridad
como aqu. En su obra no hay hroes de novela ni de filmes. Todos los individuos, al
igual que todos los personajes, tienen la misma importancia. La personalidad, para
desarrollarse, debe confundirse en la colectividad y no intentar singularizarse. Debe
aprender, como Camilla o el Cabo, a darse a los otros y no atrincherarse en ella
misma. Es necesario encarnar el personaje que es uno mismo y no aquel que se cree
ser. sta es la base del cine de Jean Renoir y de su direccin de actores.
Descontento de sus antiguas condiciones de existencia, Ballochet se adapta muy
bien a las nuevas. En la medida en que el rigor del nuevo orden se pulveriza con el
desgaste de lo cotidiano, ste se relaja. La cautividad, al asegurarse una vida sin
luchas ni problemas, permite a Ballochet huir de la realidad, encerrarse en su
torren, constituir un universo ideal del que es el dueo. Se ha construido su
pequeo escondite, ha hecho su agujero y engorda. Su deseo de evasin se satisface
con la imaginacin. Ha encontrado su libertad. El Cabo, al que su tercera tentativa de
evasin ha conducido a un campo disciplinario del que sale destrozado fsicamente y
vaco moralmente, se deja seducir por un momento por esa solucin egosta, fcil y
cobarde. Pero un oportuno dolor de muelas le hace enamorarse de la hija del dentista.
Despus de haberle ledo el poema epicreo de Ronsard sobre la rosa, la joven
alemana le declara que le ama a causa de sus tentativas de evasin, porque rechaza
ser un esclavo. Esto constituye la revelacin. Su necesidad psicolgica de libertad
encuentra un sentido. Vivir plena y amorosamente cada momento de la vida para
disfrutarla.
As, a travs de la prueba de sus seis evasiones, el Cabo comprende la razn de la
libertad: la forma de adquirirla, que consiste en desembarazarse de las trabas de
cualquier clase que sean, a fin de estar sin ningn plan preconcebido, dispuesto a
vivir improvisando ante los azares de la existencia; pero sobre todo descubre su
objetivo: luchar sin descanso contra las condiciones de existencia que entorpecen la
vida y construir as un nuevo contexto en el que ningn hombre sea explotado, en el
que todos puedan desarrollarse libremente. No debe sorprendernos que el filme
termine en Pars con una idea que un eslgan hara clebre algunos aos ms tarde:
no es ms que un principio
Sin embargo, la leccin del filme, aunque se nos presenta como un aprendizaje y
una iniciacin, va ms all de lo moral, de lo social y de lo poltico. Consigue lo que
se puede llamar una dimensin csmica. Porque en el centro del pensamiento de
Renoir se encuentra una concepcin materialista. Y es que de lo que nuestro cineasta
trata, en primer lugar, aqu, es de la relacin del hombre y del universo en funcin de
la materia. sta tiene un papel capital y omnipresente. Tanto por la poderosa presin
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En este filme improvisado, rodado en media jomada de trabajo, Jean Renoir hace
trabajar a una actriz (Gisle Braunberger) sobre un texto traducido y seleccionado por
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Renoir se interpreta a s mismo en este filme rodado por un joven cineasta americano.
Este filme, como indica con precisin un ttulo en el que cada palabra tiene su
significado, es una puesta en escena y sobre la escena, una representacin de Jean
Renoir, narrador del teatro y de la vida en cuanto se refleja el uno en la otra.
Presentando sus fbulas, un Jean Renoir en plena forma nos presenta su obra para que
reflexionemos mejor sobre ella, nos habla por medio de un teatro en miniatura y esto
le da ocasin, en cada historia que presenta, de rendir cuentas y llevar a cabo un
resumen de todo lo que nos haba expuesto ya.
Le Dernier Rveillon sucede entre decorados y en una poca natural y
artificialmente teatral, puesto que se trata de la Navidad reconstruida en su mito, la
poca del ao en la que la sociedad se dedica a representar su felicidad. Vemos cmo
los pobres (una pareja vieja) se convierten de simples espectadores en actores.
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Despus de haber visto representar a los ricos que viven al otro lado de los ventanales
el espectculo de su cena de Nochebuena, los pobres cogen los restos para celebrar un
ltimo festn bajo los puentes. Para acabar, desaparecen en la nieve y en la muerte,
abandonan definitivamente nuestra escena. El homenaje que Renoir rinde aqu a
Andersen se duplica para nosotros con el que rendimos al Renoir debutante de La
cerillerita.
La Cireuse lectrique procede de un proyecto anterior de Jean Renoir, titulado
Cest la Rvolution. Se trata, se trata siempre, de mostramos, en su estado primigenio,
el nacimiento del espritu de rebelda a travs de situaciones lo ms concretas
posibles, as como de las ms sencillas, y tambin a travs de las ms oscuras,
irrisorias y triviales. El teatro, aqu, es el de la escena conyugal ampliada a la vida
entera de una mujer que, obsesionada por la conservacin del suelo de su piso,
esclaviza a sus sucesivos maridos a la tirana de la mquina de encerar. El ltimo
marido se rebela, arroja la enceradora elctrica por la ventana y su mujer se arroja al
vaco para recuperarla. Este cuento est tratado como un drama y cantado como una
pera, esto es, hiperteatralizado. Renoir, as, salva la deliberada modestia de su
argumento. Sealaremos que juega aqu a la exageracin (para hacer entrar en la
historia de la revolucin a aquellos que no saben que estn dentro de ella), de la
misma manera que jugaba al empequeecimiento, en La Marsellesa, para hacer
que entraran en la ingenua grandeza de lo cotidiano aquellos que siempre nos
imaginamos tontamente que son conscientes de vivir y de hacer vivir la revolucin.
La Chanteuse, que est situado tras los dos cuentos, est presentado con ms
detalles que los otros por Jean Renoir. Nos habla de una poca pasada que ama:
principios de siglo. El episodio se abre y se cierra brutalmente con la simple aparicin
sobre un escenario de la actriz y cantante Jeanne Moreau que interpreta (como la
Marlene Dietrich de Marruecos [Morocco, Joseph von Stemberg, 1930] la cancin de
Oscar Crmieux, Quand lAmour se meurt. Jean Renoir encuentra aqu el medio, por
encima y ms all de toda posibilidad narrativa, de dar a su problema la solucin a la
vez ms modesta y ms grandiosa.
Le Roi dYvetot finaliza el espectculo. La pequea bolita de acero que Jean
Renoir lanza sobre el escenario de su pequeo teatro, se convierte en una bola que
encadena con ese juego de sociedad que es la petanca, y nosotros nos encontramos
entonces ante el ms grande escenario del juego social, con sus reglas y sus normas
de vida. Esta ltima narracin, la ms moral de todas, podra llamarse El cuento de
los buenos modales; Renoir nos muestra cmo las costumbres de una sociedad
pueden ser, debido a compromisos, deformadas (ms que negadas o respetadas
ciegamente), suavizadas o cambiadas, si queremos que las reglas de la vida se
conviertan en un arte de vivir. De ah esas variaciones que Renoir organiza sobre el
tema del tringulo. De ah que la pareja dispar de un hombre viejo y de una mujer
joven se deshaga y se reconstruya sin problemas gracias a la presencia de un amante
ms joven. Como el bien vivir y el bien amar, y lo mismo puede decirse tambin del
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buen envejecer, estn ntimamente relacionados con el dejar vivir y el dejar amar.
Hasta en el momento en que los actores salen a saludar al pblico, estamos inmersos
en la realidad del espectculo y en la irrealidad de la vida que imaginamos. A menos
que, precisamente, el espectculo no tenga razn: el arte sera arte para vivir. Pero
sta fue siempre precisamente la cuestin.
Jean Renoir se muestra siempre en su filme muy poco actual, porque siempre ha
ido por delante de sus contemporneos. Su modernidad es, por tanto, ms insolente,
ya que no debe nunca nada a las modas del momento, sino que son stas quienes le
dan alcance y la verifican. Renoir comienza su filme con un sketch muy
cuidadosamente ambientado, en el que devuelve a los pobres ese nombre de pobres
que han perdido y los coloca de nuevo en la autntica marginacin que otro tipo de
pobres escogen y reivindican hoy. Para terminar (y despus de un sketch sobre lo que
se ha convertido despus en un tema trivial bajo el nombre mal empleado de
alienacin) se ocupa de otro tipo de marginacin, no sin resonancias muy precisas
hoy da. Adems, prolongando sus reflexiones sobre el espectculo (Le Carrosse dor
) y el Arte de Vivir (Le Djeuner sur lherbe) y multiplicndolas una por otra, Jean
Renoir plantea de nuevo, siempre en la vanguardia, como si fuera un juego, las
preocupaciones de todos aquellos que trabajan hoy da en la teora del encaje (o de la
colocacin de unas cajas dentro de otras) de las diferentes dimensiones del
espectculo y de la vida.
Lo ms curioso es que este ltimo filme parece hecho con el espritu de una
primera obra que pusiera los jalones para lo que ha de venir. Jean Renoir es nuestro
debutante ms importante. (Michel Delahaye)
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[1]
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[4] Franois Truffaut, Prface, en Dudley Andrew, Andr Bazin, pg. 17.
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[5] Jean Mitry, Esttica y psicologa del cine (2 vols.), Madrid, Siglo XXI, 1984.
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[6] Los cuatro volmenes originales fueron integrados en uno nico, establecindose
una edicin definitiva. Vase Andr Bazin, Quest que-ce le cinma. Edition
dfinitive, Paris, ditions du Cerf, 1981. Existe traduccin espaola: Qu es el cine?,
Madrid, Rialp, 1992. (En todas nuestras citas del libro hemos utilizado la versin
francesa).
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<<
[8] Dudley Andrew establece una distincin entre la teora formativa de los primeros
aos del cine y la teora realista que surgir en la inmediata posguerra con la obra de
Andr Bazin y tendr su continuacin en los textos de Siegfried Kracauer. Vase
Dudley Andrew, Las principales teoras cinematogrficas, Barcelona, Gustavo
Gili, 1978.
<<
cinma. Laprs-guerre et le ralisme, Paris, Editions Jean Michel Place, pg. 42.
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<<
[11] Francesco Casetti, Teoras del cine, Madrid, Ctedra, 1994, pg. 47.
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<<
[13]
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<<
[18] El artculo Renoir franais consta de una primera parte no compilada por
<<
[19]
<<
[20] Nol Carroll, Philosophical problems of classical film theory, pg. 105.
<<
[21] Andr Bazin apadrin al joven Franois Truffaut al inicio de su carrera como
<<
[22] En una carta fechada el 5 de marzo de 1971, Franois Truffaut pide a Jean Renoir
un texto introductorio para el libro, por lo que le enva una copia del artculo que
Renoir escribi con motivo de la muerte de Bazin y un texto que el propio Renoir
escribi para una recopilacin de textos en ingls de Andr Bazin. En 1971, Renoir
estaba retirado del cine y resida en Beverly Hills. Vase: Lorraine Lo Bianco y
Daniel Thompson, Letters, Londres, Faber and Faber, 1994, p. 509-510. (N. del r.)
<<
[23]
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dirigi dos pelculas, Son crime (1922) y Cathrine, une vie sans joie, a partir de un
guin escrito por Jean Renoir y Pierre Lestringuez. (N. del r.)
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[26] La cerillerita fue mutilada y slo conocemos una tercera parte del original. La
pelcula tena inicialmente una longitud de 2.200 metros (75 minutos) y fue estrenada
en el teatro de Le Vieux Colombier. La versin actual es de 887 metros (29 minutos).
(N. del r.)
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[27] Andr Mouzy-Eon escribi Tire au flanc en 1904 junto a A. Sylvane. La obra
triunf en los teatros de los bulevares parisinos hasta finales de los aos veinte. (N.
del r.)
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[28] Renoir adapt un vodevil escrito a principios de siglo por Georges Feydeau, para
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[29] Interrogado recientemente, Jean Renoir ha hablado de seis das, lo que no cambia
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[30] El negativo que queda no pasa, sin embargo, de cinco rollos y medio. (F. T.)
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[31] Se ve, y se oye tambin, un orinal que se rompe sobre el entarimado. (F. T.)
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[32] El origen de La golfa se encuentra en una novela folletinesca escrita por Georges
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[33] Boudu sauv des Eaux se inspira en un vodevil de Ren Fauchois, estrenado en
Lyon en 1919, que haba sido interpretado por el propio Michel Simon en los
escenarios teatrales. (N. del r.)
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[35] Georges Pomis ya haba interpretado el papel de poeta en Tire au Flanc, pelcula
que tiene un marcado parentesco con Chotard et Cie. (N. del r.)
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[36] Los hechos reales relatados en Toni fueron explicados a Renoir por el comisario
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[37] Jean Aurenche y Pierre Bost fueron dos reputados guionistas, especializados en
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por Jacques Prvert e inscrito en la Fdration du Thtre Ouvrier. (N. del r.)
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[39] Joan Castanyer, pintor de origen cataln, colabor con Renoir en los decorados de
Boudu sauv des eaux y fue una figura clave del Groupe Octobre. Posteriormente se
traslad a Barcelona, y durante los aos de la guerra civil fue responsable de la
poltica cinematogrfica del departamento de propaganda de la Generalitat
republicana. (N. del r.)
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[40] Al final de esta obra figura el primer guin de Le Crime de Monsieur Lange,
<<
[41] Los escritos de Roger Leenhardt en Esprit avanzan algunas de las reflexiones
tericas sobre el realismo que Andr Bazin desarrollara diez aos despus.
Leenhardt es el modelo crtico que ms influy en Bazin. (N. del r.)
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[42]
Caf del barrio parisino de Saint Germain des Prs, donde se reunan
habitualmente los intelectuales del Groupe Octobre, liderados por Prvert. (N. del r.)
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[43] La Vie est Nous fue producida por la Alliance du Cinma Independent para
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[44] El papel del to Poulain est interpretado por Jean Renoir. (F. T.)
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[46] Pensamos en primer lugar en que casi todos los filmes de Gabin, al menos desde
La Bte Humaine hasta Demasiado tarde (Au del des grilles, 1952), acaban mal,
frecuentemente con la muerte violenta del hroe (bajo la forma ms o menos clara de
un suicidio directo). No es extrao que la ley comercial del final feliz que hace
que los productores cambien los finales tristes para colocar un final falso, como
sucede en las comedias de Molire, se invalide de cara a uno de los actores ms
populares y ms simpticos, al que siempre deseamos que sea feliz, se case y tenga
muchos nios?. (Andr Bazin: Jean Gabin et son destin). (F. T.)
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[47] Los bajos fondos fue para Renoir un encargo, proveniente de la empresa Albatros,
creada por Alexander Kamenka y algunos rusos exiliados en Paris. Renoir hizo caso a
Louis Aragon, poeta y dirigente del Partido Comunista, que le pidi que
universalizara la accin de la pelcula trasladndola a Francia. La ambientacin en
Rusia poda convertirla en reflejo de la existencia de bajos fondos en la Rusia
posrevolucionaria. (N. del r.)
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[48] Al final de esta obra, en los apndices, se puede ver un primer tratamiento de La
gran ilusin anterior a la contratacin de Eric von Stroheim y de Dita Parlo. (F. T.)
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[50] Esta expresin figura en varias notas manuscritas de Bazin (Una partida de
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[51] El proyecto de adaptar La Bte Humaine haba sido acariciado por Jean Renoir
unos aos antes de la produccin del filme. Renoir se benefici de la voluntad de los
hermanos Hakim, que queran realizar una pelcula de ambiente ferroviario. Al
fracasar un proyecto inicial de Jean Grmillon, Renoir propuso su versin de la
novela de mile Zola. (N. del r.)
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[52] Este texto fue escrito con motivo de la presentacin de unas secuencias de La
regla del juego, probablemente ante los socios de un cine-club. No hemos encontrado
ni el lugar ni la fecha de esta proyeccin, pero lo publicamos porque tenemos la
certeza de que fue reledo y modificado por Bazin en 1957, despus del estreno de
Elena y los hombres. Es curioso que ste sea el nico texto que existe (segn nuestras
noticias) sobre La regla del juego, que era, sin embargo, el filme de Renoir que Bazin
prefera, pero pienso que esperaba la ocasin de ver, al fin, la versin ntegra de La
regla del juego que Jean Gaborit y Jacques Marchal empezaban a reconstruir. He
aqu, en efecto, parte de una carta que Bazin me dirigi en julio de 1958: Lo que me
dices a propsito de La regla del juego es extraordinario, creo que estoy soando.
Podr verla en agosto?. Bazin muri el 11 de noviembre de 1958 sin haber visto la
versin ntegra de La regla del juego, que fue puesta a punto al ao siguiente y
presentada en el Festival de Venecia de 1959. Dicho esto, el lector se habr dado
cuenta de que Bazin habla pocas veces de un filme de Renoir sin compararlo con La
regla del juego, que, por otra parte, est comentado indirectamente de principio a fin
de este libro. (F. T.)
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[53] Les Caprices de Marianne, de Alfred Musset, cuenta cmo Marianne, casada con
<<
[54] En sus memorias y en diferentes entrevistas, Renoir ha afirmado que uno de los
ttulos que ms determinaron sus inicios fue Esposas frvolas (Foolish Wives, 1923)
de Stroheim. (N. del r.)
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[55] Debo precisar para hacerme entender mejor cul sera la planificacin clsica de
esta escena. Hay dos hiptesis: 1.o planificacin continua, panormica o travelling
siguiendo a Ren Lefvre a travs del patio, del rellano a la fuente cerca de la cual se
encuentra Berry; 2.o planificacin discontinua (por otra parte mejor): Ren Lefvre
sale al patio y se dirige hacia la cmara. Contracampo de Jules Berry, Ren Lefvre
entra en campo. En los dos casos la planificacin sera puramente descriptiva,
directamente determinada por el proceso de la accin y por la posicin de los actores.
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[56] Por lo que se refiere a los dos primeros filmes hechos en Hollywood por Renoir,
Aguas pantanosas (1941) y This Land is Mine (1943), vase en la filmografa las
notas de Jean-Luc Godard y Franois Truffaut. (F. T.)
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[57] The Southerner es una produccin de Robert Hakim y David L. Loew para la
United Artists, inspirada en la novela Hold Autumn in Your Hand de George Sessions
Perry, concebida para advertir a los campesinos sobre el peligro de la carencia de
verduras. William Faulkner particip en la revisin del guin. (N. del r.)
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[58]
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[59] The Woman on the Beach fue un encargo de la RKO, que quera realizar un
thriller con la actriz Joan Bennet. Renoir adapt la novela Not so Blind de Mitchell
Wilson, pero la mala acogida de pblico en el momento del preestreno oblig a
remontar y cortar la pelcula hasta dejarla en el formato actual de 71 minutos. (N del
r.)
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1951, porque nos parece ms importante que una simple entrevista. Relata en efecto
el primer encuentro, en la terminal area de los Invlidos y despus en el Hotel Royal
Monceau, entre Jean Renoir y Andr Bazin, y nos permite asistir al nacimiento de
una amistad. (F. T.)
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Godden. Despus del conflicto con la RKO originado en torno a The Wornan on the
Beach, Renoir contact con el productor independiente Kenneth McEldowney, que le
financi el rodaje de la pelcula en la India. (N. del r.)
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[62] Despus hemos visto un filme hind (precisamente bengal) Pather Panchali
(Satyajit Ray, 1955), cuyos jvenes artfices fueron por otra parte ayudantes de
Renoir en El ro. Sobre esta obra, tpicamente india, realizada en la India, por indios,
segn una clebre novela bengal, flota el mismo soplo espiritual que sobre El ro.
Parece as en 1956 que con el distanciamiento y la experiencia que el tiempo nos ha
proporcionado, la visin de la India de Renoir no era tan ingenua ni tan superficial
sino que estaba muy ligada a la esencia del pas.
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[64] Bazin no ha dejado ningn texto sobre Le Carrosse dor, que amaba tanto. Sobre
este filme, vanse en la filmografa las notas de Franois Truffaut y de Eric Rohmer.
(F. T.)
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[65] Adems de los dos montajes teatrales reseados por Andr Bazin, Jean Renoir
mont The Big Knife, de Clifford Odets, en Pars, en 1957. Tambin mont la
comedia Carola, escrita por el propio Renoir, en 1960, en Berkeley. Esta comedia fue
objeto de una adaptacin televisiva en 1973, para el canal americano WNET. (N. del
r.)
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[66] Jean Renoir finaliz en el verano de 1952 el montaje de Le Carrosse dor en Italia
y volvi a Beverly Hills, donde resida, para preparar nuevos proyectos. En 1954,
recibi el encargo de montar Julio Csar en las Arenas de Arls para celebrar el
bimilenario de la fundacin de la ciudad. El montaje fue el primer trabajo que Renoir
realizaba en Francia desde su exilio a los Estados Unidos en 1940. (N. del r.)
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[67] Orvet no es un filme sino una obra de teatro en tres actos que Jean Renoir escribi
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[69] Cuando Bazin public este texto (1955) no saba todava que cuatro aos ms
tarde Renoir rodara un filme titulado precisamente Le Djeuner sur lherbe. (F. T.)
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[71] El cineasta Jacques Rivette era en los aos cincuenta crtico de la revista Cahiers
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[72] Gabrielle Renard, prima de Auguste Renoir, fue la modelo principal del pintor y
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[73]
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[74]
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[75] Este texto publicado en Le Point, y al que Andr Bazin hace referencia en su
texto sobre el cine mudo de Renoir, fue considerado como su primer texto
autobiogrfico y utilizado como expresin de sus aos de aprendizaje hasta que en
1974 apareci su autobiografa Mi vida, mis filmes. El texto debe ser considerado
como una de las primeras reflexiones de Renoir sobre su pasado artstico, escrito en
unos aos de marcado compromiso y creciente desilusin con las fuerzas
polticas del Partido Comunista francs. (N. del r.)
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[76] Los Misterios de Nueva York (The Clutching Hand, 1915), de Louis Gasnier, fue
una de las pelculas episdicas ms populares de la primera dcada del siglo. (N. del
r.)
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[77] El productor ruso exiliado en Pars Alexander Kanenka produjo para los Films
Albatros Los bajos fondos (1936) de Jean Renoir. (N. del r.)
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[78] Mme. Rosemonde Girard, viuda del poeta Edmond Rostand, que trabajaba en la
adaptacin teatral del cuento de Andersen que haba inspirado la pelcula de Renoir,
pleite contra el productor, obligando a mutilar el metraje original de la pelcula. (N.
del r.)
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[79] El primer tratamiento de Le Crime de Monsieur Lange fue escrito por Jean Renoir
y por el pintor cataln Joan Castanyer, acreditado como Jean Castanier. No deja de
ser curioso que el personaje de Batala aparezca con el nombre de Cathala. Es una
crtica explcita de Castanyer al arribismo de la burguesa catalana? (N. del r.)
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[81] Las declaraciones de Jean Renoir en Pour Vous tambin aparecen publicadas en el
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[82] La Bte Humaine fue producida por Robert y Raymond Hakim. (F. T.)
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[83] Femand Ledoux fue sustituido por Gaston Modot. (F. T.)
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[84] Finalmente fue una pequea rubia la que interpret el papel, Paulette Dubost.
(F. T.)
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[85] El rodaje en Sologne tuvo que ser modificado a causa del mal tiempo y La regla
del juego se finaliz en los estudios de Joinville. El coste de la pelcula super los
cinco millones de francos, el doble del presupuesto inicial. La pelcula se estren en
julio de 1939, ante la indiferencia del pblico. Su metraje original de 115 minutos
sera reducido a 85 minutos, abandonando las salas de exhibicin tres semanas
despus del estreno. La pelcula se reestren acabada la guerra, en 1945. En 1958 la
sociedad Les Grands Filmes Classiques reconstruy, a partir de viejas copias, su
metraje original. (N. del r.)
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[87] Entre el prlogo y la escena II, la herona ha cambiado de nombre, pero se trata
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[88] Aline se convierte en Franoise, pero se trata siempre de Christine! (F. T.)
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[89] La flmografa que se publica fue la ms completa hasta los aos setenta. En la
actualidad algunos datos han sido revisados en las filmografas establecidas por
Claude Beylie/Maurice Bessy o Roger Viry-Babel. (N. del r.)
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[90] Con motivo de la organizacin de la primera gran retrospectiva sobre Jean Renoir
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[91] El sueo de La Filie de VEau fue proyectado como una pelcula independiente
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[92] El pianista de jazz Clment Doucet, que actuaba en el club Boeuf sur le Toit,
compuso una banda sonora jazzstica para la pelcula, actualmente perdida. (N. del r.)
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[93]
La Socit des Artistes Runits fue fundada (de acuerdo con el modelo de
United Artists) por Marie-Louise Iribe, cuada de Pierre Lestringuez y en esa
poca esposa de Pierre Renoir.
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[94]
(1930) Darius Milhaud realiz para Tobis una sonorizacin con ocasin del
Festival de Baden-Baden. l mismo cantaba. Esta versin sonorizada tuvo un gran
xito en Alemania. (F. T.)
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encuentra en perfecto estado. Las innovaciones estilsticas del filme han sido una
autntica sorpresa. (N. del r.)
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[96] Segn la leyenda, el historiador y tcnico cinematogrfico Jean Mitry, que trabaj
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[97]
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[98] Maurice Thorez fue el secretario general del Partido Comunista Francs en el
perodo del Frente Popular. Marcel Cachin y Jacques Duclos eran destacados
miembros del partido. (N. del r.)
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[99] El artculo no figura en el ttulo actual. El ttulo exacto podra por tanto ser Partie
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hizo un nuevo montaje supervisado por Rene Lichtig, de acuerdo con la copia
original, bajo la direccin de Jean Renoir. En esta ocasin Jean Renoir elabor un
nuevo avance promocional con un comentario escrito y dicho por l mismo. (F. T.)
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[101] Fue prohibido antes de la guerra por la censura fascista en Italia y designado por
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[103] La pelcula iniciada por Renoir es Mi encantadora esposa (The Amazing Mrs.
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[104] En una entrevista con Jacques Rivette y Franois Truffaut, Renoir cuenta que
rod la pelcula como una serie B para la RKO, en un rgimen de absoluta libertad e
improvisando en el rodaje. La preview de la pelcula en Santa Barbara tuvo una
psima acogida y se vio obligado a volver a rodar alguna escena y reducir el metraje.
(N. del r.)
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momento. Franois Truffaut encarg los textos complementarios para la edicin del
presente libro. (N. del r.)
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[106] Charles Spaak empez a trabajar con Jean Renoir en una adaptacin que fue
finalmente abandonada. Poco despus del estreno del filme Jean Renoir protest de
los cortes que se haban hecho sin su consentimiento en los noticiarios que dan el
contexto poltico a la historia de evasin (vase France-Soir del 28 de mayo de
1962). (F. T.)
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