40-Teócrito y La Poesía Bucólica Griega
40-Teócrito y La Poesía Bucólica Griega
40-Teócrito y La Poesía Bucólica Griega
ISBN: 84-9822-024-6
THESAURUS:
Tecrito, Mosco, Bin, poesa buclica, idilios, epigramas, poemas-figura, Antologa
Palatina, Alejandra, mimo.
Los
fillogos
alejandrinos,
inspirados
probablemente
por
la
tradicin
3. Obra
3.1. Transmisin, poemas perdidos y problemas de autenticidad
Tecrito no elabor una edicin propia de sus poemas, contrariamente a otros
poetas helensticos como Calmaco o Apolonio, por lo que el corpus ofrece no pocos
interrogantes acerca de su autora. Tampoco poseemos manuscritos de los Idilios
anteriores al s. XII y la mayora pertenecen a los s. XIII y XIV, algunos posteriores,
muchos con glosas y escolios. A menudo hallamos interferencias entre ellos, pues el
posesor de uno copiaba de otros para completar y corregir su texto. Por ello hablamos
de una transmisin abierta. En cualquier caso, parece que todos se remontan a un
nico manuscrito con muchas variantes y comentario de una parte de los poemas,
escrito en maysculas de entre los siglos VI-IX d. C.
Gracias a los numerosos cdices, nos han llegado treinta composiciones en el
corpus y veinticuatro epigramas de entre cuarenta y trescientos versos en la Antologa
Palatina de los cuales cuatro son espurios. Conocemos el final del Id. XXIV y restos de
un Id. XXXI gracias a un cdice de papiro, del 500 d. C. aproximadamente, llamado
Papiro de Antnoe. Este papiro, con sus diecisis hojas o fragmentos de hojas, nos da
una idea aproximada de lo que fue el cdice madre con variantes y comentario. La
comunidad de errores entre ste y la tradicin medieval hace suponer un arquetipo
comn que hemos de situar en poca romana. Los numerosos papiros de entre los s. I
y IV d. C. demuestran el inters por Tecrito en este periodo. Sin embargo, poco
podemos decir de la transmisin del texto desde su composicin hasta el s. I a. C.,
momento en que, segn la hiptesis de Wilamowitz, Artemidoro de Tarso habra
elaborado una recopilacin de los poetas buclicos y su hijo Ten una edicin con
comentario de los poemas de Tecrito de la que excluy los que consideraba espurios.
Esta edicin sera la que manej Virgilio.
Segn el Lxico Suda, algunos le atribuyen, adems, Las hijas de Preto,
Esperanzas, Himnos, Heronas, Epicedios, Poemas, Elegas, Yambos y Epigramas,
todos perdidos a excepcin de algunos incluidos en el corpus como el Id. XXII que es
un himno a los Dioscuros o los Idd. XXIX y XXX que pertenecen a los Poemas. En la
recopilacin de los Technopagnia del libro XV de la Antologa Palatina as como en el
Corpus bucolicum de algunos manuscritos nos ha llegado una composicin atribuida a
Tecrito con el ttulo de Siringa cuyos versos reproducen en su disposicin el
instrumento que da nombre al poema. Ateneo, VII 284A, siguiendo una fuente
desconocida, cita cinco versos pertenecientes a Tecrito de un poema titulado
Berenice, madre de Ptolomeo II Filadelfo, en un pasaje donde trata de identificar cul
es el llamado pez sagrado.
En trminos generales, pueden considerarse como espurios los siguientes
poemas del corpus: Idd. XIX, El ladrn de miel; XX, El pastorcito; XXI, Los pescadores;
XXIII, El enamorado y XXVII, Coloquio amoroso.
Muchos manuscritos omiten el Id. XIX, que parece haber sido incluido en el
Corpus Theocriteum por su parecido con el Eros de Mosco. Los intentos de atribuirlo a
este ltimo o a Bin no han sido satisfactorios, pues se basan casi exclusivamente en
la semejanza de la temtica. Gow apunta que este poema es inferior en calidad a los
de los otros poetas. Wilamowitz lo fecha en la misma poca en que se compuso la
Anacrentica XXXIII sobre el mismo tema: Eros sufre una picadura de abeja, siente el
dolor y corre a mostrrselo a su madre Afrodita. Este tierno poemita debe
considerarse, por tanto, annimo.
Gow considera el Id. XX obra de un imitador, a pesar de contener muchos
puntos en comn con los poemas teocrteos. En l, un pastor se enfurece a causa de
las burlas de una seorita de ciudad, a la que l, oriundo del campo, pretenda. En su
dolor recurre a ejemplos de amores entre dioses y pastores como los de Afrodita y
Adonis para justificar que nada innoble hay en pertenecer a esta condicin.
Evidencias mtricas y lxicas invitan a pensar en la falta de autenticidad del Id.
XXI. Con todo, algunos estudiosos como Birt han credo hallarse ante el poema
Elpides que el Lxico Suda atribuye a Tecrito. En l, el poeta se dirige a Diofanto,
tres ncleos ms breves dentro de l. En los vv. 1-84 un anciano labrador se ofrece a
contestar las preguntas de Heracles sobre las propiedades del rey, le informa del lugar
en el que puede hallar a Augias y le acompaa. Los vv. 85-152 nos muestran al rey
junto a su hijo Fileo y Heracles inspeccionando los animales. A continuacin, un toro
trata de atacar a Heracles pero ste lo detiene con absoluta facilidad. En los vv. 153281, Heracles, a peticin de Fileo, narra la aventura del len de Nemea.
De claro tono encomistico son los Idd. XVI, Las Gracias o Hiern, y XVII,
Encomio a Ptolomeo. El Id. XVI deja constancia de dos caractersticas fundamentales
de la poesa de esta poca: el mecenazgo y la idea de que el poeta es til para
inmortalizar las gestas de los monarcas al elevarlas a categora literaria. Los
manuscritos tienen un doble ttulo para este poema: Las Gracias o Hiern. El primero
se refiere a los versos iniciales del Idilio (vv. 1-75) donde Tecrito busca un patrono
que sepa apreciar su poesa (sus Gracias segn l mismo afirma). El otro ttulo,
Hiern, se refiere al contenido de la segunda parte (vv. 76-109), donde el poeta se
dirige a Hiern de Siracusa que estaba preparando una campaa contra los
cartagineses. El poema combina elementos del encomio con otros del canto
mendicante popular en una mezcla de gneros tan del gusto helenstico. Las Musas
son las nicas capaces de conceder la inmortalidad pero, si Hiern no le protege, sus
hazaas caern en el olvido.
En el Id. XVII, Elogio a Ptolomeo, se dedica nuestro autor, no sin ciertos ecos
de los Himnos calimaqueos, a alabar a Ptolomeo II Filadelfo de quien s recibi
proteccin. Se compara en primer lugar al monarca con Zeus y el poeta se dispone a
cantar sus numerosas gestas al modo en que lo hicieron los antiguos. Alaba su origen:
sus padres divinizados, su nacimiento en Cos, su poder, su generosidad, el amor a
sus progenitores y a su hermana y esposa Arsnoe. El matrimonio de los monarcas es
comparado con el de Zeus y Hera, a su vez hermanos y esposos, en un sutil intento de
justificar la incestuosa unin. Concluye el poema con una despedida del poeta al modo
del Id. I que imita los himnos homricos.
3.5. Poemas mitolgicos: Idd. XIII, XVIII, XXII, XXIV, XXV y XXVI
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familiar que heroico. Se detiene en los detalles de la vida cotidiana: Alcmena baa a
los nios, Heracles e Ificles, de diez meses, los amamanta, los deja en un escudo a
modo de cuna, les canta y se duermen. Cuando llegan las serpientes enviadas por
Hera, Zeus despierta a los nios y, mientras Ificles huye, Heracles se enfrenta a los
monstruos y los estrangula. Alcmena enva a su esposo Anfitrin a inspeccionar qu
ha sucedido. Al ver la escena, Alcmena coge en brazos a Ificles y su marido vuelve a
acostar a Heracles (vv. 1-63). Al da siguiente Alcmena manda llamar a Tiresias para
que d su interpretacin de lo sucedido y ste predice la apoteosis de Heracles una
vez que haya cumplido los doce trabajos. A continuacin apremia a Alcmena para
purificar la casa y las sierpes. Sigue el poeta con una enumeracin de los maestros de
Heracles y hace algunas consideraciones sobre su modo de vida (sueo, alimentacin
y vestido).
El Id. XXVI retoma el asunto de las Bacantes de Eurpides donde gave acaba
con la vida de su propio hijo Penteo. ste es descubierto mientras se hallaba espiando
los ritos bquicos celebrados por su madre junto a sus tas. El poema se cierra con la
despedida caracterstica que hemos visto en los Idd. I, XVII y XXII.
De carcter algo distinto es el Id. XVIII, Epitalamio de Helena, en forma de
cancin de las que tradicionalmente cantaban las amigas de la novia en la noche de
bodas, precedida de una introduccin en la cual el narrador nos pone en situacin: en
Esparta doce doncellas forman un coro ante una cmara nupcial. Los recin casados
son Menelao y Helena, cuyas virtudes las muchachas exaltan. Aparecen los motivos
tradicionales: pullas al novio, suerte del novio, nostalgia de las amigas de la novia,
deseos de fecundidad e invocacin a Himeneo. Al final de la composicin, las jvenes
expresan su deseo de que los dioses Leto, Cipris y Zeus concedan a la pareja buena
descendencia, amor y dicha (vv. 50-54).
Tres composiciones estn dedicadas al Eros paidiks, los Idd. XII, XXIX y XXX,
y, tal vez, el Id. XXXI del que conservamos un mutilado fragmento. El Id. XII, El amado,
canta, en dialecto predominantemente jnico, la alegra por la llegada del amado. El
amante se limita a alabar al amado, pues slo la voluntad de los dioses puede
determinar el futuro de su amor. En el Id. XXIX, A un doncel, inspirado en Alceo, un
amante reprocha a su amado el no corresponderle con la misma devocin, ya que
anda siempre de una rama en otra, y le aconseja cambiar de actitud. No obstante, si
no lo hace, l mismo le ignorar aunque le llame, libre ya de esa nostalgia que le
agobia. El Id. XXX, A un doncel, muestra cmo un hombre maduro se debate entre los
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sntomas del amor y los dictados de su sensatez que le aconsejan apartarse de tales
pensamientos. Reconoce finalmente el poder de Eros y Afrodita y se entrega a la
voluntad divina.
3.7. Epigramas
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El pequeo elogio del soberano Ptolomeo II Filadelfo al final del Id. XIV parece indicar
que fue escrito tambin en Alejandra. La propuesta de Tinico a su amigo de alistarse
en el ejrcito responde, probablemente, a la necesidad de mercenarios para la guerra
siria de los aos 274-1 a. C. En Alejandra compuso, por tanto, los Idd. XV, XVII, la
perdida Berenice y quizs tambin los Idd. XIII, XXII y XXIV, Heracles nio, pues los
Ptolomeos se hacan descender de Heracles. Durante su primera estancia en Cos tal
vez escribiera el Id. XI, dedicado a su amigo mdico Nicias, el Id. VI, dirigido a Arato,
personaje que aparece tambin en el Id. VII, ambientado explcitamente en Cos, y el
Id. X. Durante su segunda estancia en Cos habra escrito el Id. II y quizs el I y el III. El
VII puede situarse en los primeros aos de Alejandra o bien durante su segunda
estancia en Cos. A sus ltimos aos pertenece el Id. XXVIII y los llamados elicos,
esto es, los Idd. XXIX, XXX, en el que dice que sus sienes blanquean (v. 13) y el
perdido Id. XXXI.
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6. Mosco
Continuadores de la tradicin potica iniciada por Tecrito fueron Mosco y
Bin. De Mosco sabemos, gracias al Lxico Suda, que proceda de Siracusa y que fue
discpulo de Aristarco, el director de la Biblioteca de Alejandra. Desarroll su actividad
como gramtico en torno al 150 a. C. Ateneo, XI 485E menciona un tratado gramatical,
Sobre las palabras rodias, de un tal Mosco pero no tenemos la certeza de que se trate
del mismo. El Anthologium de Juan Estobeo nos ha conservado tres poemas buclicos
en hexmetros de entre trece y ocho versos y la Antologa Palatina (A P. XVI, 200) un
epigrama sobre Eros en el arado. En el Corpus bucolicum nos han llegado los epilios
Europa, Mgara, de atribucin dudosa, y Eros fugitivo, conservado tambin en la
Antologa Palatina IX. Europa es independiente del corpus hasta la Edad Media. El
Canto fnebre por Bin ha llegado en dos grupos de manuscritos buclicos y su
inclusin entre las obras de Mosco, al igual que Mgara, procede del s. XVI.
Se aprecia en los fragmentos recogidos por Estobeo en su Anthologium el
gusto por los contrastes: la tranquilidad del mar sereno y el temor que causa agitado
(1); la cadena amorosa (2) donde cada eslabn es amante infortunado y amado
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desdeoso; y un tercero sobre el poder de Eros que impulsa al ro Alfeo a unirse con
Aretusa en Sicilia (3).
Europa, la composicin ms larga que conservamos de Mosco, trata el tema
del rapto de la hija de Fnix por Zeus transformado en toro. Comienza con el sueo
premonitorio que Cipris le enva a Europa quien, al despertar, se rene con sus
amigas. No se aparta Mosco de la versin tradicional del mito pero se detiene, segn
la moda helenstica, en pequeos detalles como la descripcin del cesto de oro que
lleva Europa cuando est recogiendo flores junto a sus compaeras. Sirve, as, a
modo de prolepsis de la accin que se va desarrollar a continuacin: Zeus se enamora
de la muchacha y, bajo la apariencia de un toro que no despierte las sospechas de
Hera, la rapta y huye cabalgando sobre las olas hasta la isla de Creta donde reinar la
descendencia nacida de esta unin.
En el Eros fugitivo, Cipris promete un beso como recompensa a quien le traiga
de vuelta a su fugitivo hijo. La detallada descripcin de Eros ofrece no pocos toques de
ternura que contrastan con su crueldad.
Se piensa que no es de Mosco el poema Canto fnebre por Bin atribuido a
Tecrito en los cdices, pues Bin es posterior a Mosco. Es obra probablemente de un
discpulo siciliano de Bin inspirado en su maestro. Imita tambin el estribillo de
factura teocrtea que repite hasta trece veces invocando a las Musas sicilianas. Sin
embargo, el poema est cargado de una fatalidad catastrfica donde todos los dioses
(Apolo, los stiros, Prapos, Panes, etc) y ciudades que conocieron a grandes poetas
lloran al unsono junto con la naturaleza. Es una pieza de carcter retrico repleta de
recursos tradicionales. Comienza el poema con una exhortacin a la naturaleza que
debe llorar la muerte de Bin. A colacin se introduce una reflexin sobre la condicin
efmera del hombre frente a la de las plantas que se regeneran cada ao.
Probablemente anterior a Mosco es la Mgara, donde la esposa de Heracles y
Alcmena se hacen confidencias acerca de sus temores relativos al destino del hroe.
Alcmena apenas puede disfrutar de su marido porque siempre anda realizando alguna
ingente empresa. Se relata al final un sueo de Alcmena que presagia la muerte del
hroe y su cremacin en la pira del monte Eta. El poema est lleno de lugares
comunes y, segn algunos crticos, carece de valor potico.
En trminos generales, Mosco no es excesivamente complejo en sus alusiones
eruditas ni rebuscado en la expresin. Predomina en l el tema del amor, aunque
carece del sentimiento apasionado que arrebata a algunos de los personajes
teocrteos. Trata de innovar dentro de la tradicin marcada por Tecrito y, quizs por
ello, no nos resulta novedoso a no ser en los claroscuros que hallarn su mxima
expresin en el Barroco.
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7. Bin
Bin naci en Flosa, en la costa de Asia Menor cerca de Esmirna, en torno al
100 a. C. Fue pastor y muri joven, envenenado en Sicilia, si hemos de creer los datos
que nos ofrece el Canto fnebre por Bin. El Corpus bucolicum nos ha transmitido un
Epitalamio de Aquiles y Deidama as como un Canto fnebre por Adonis en dos
manuscritos en gran medida coincidentes, por lo que podemos suponer un cdice
anterior comn a ambos. Gracias al Anthologium de Estobeo conservamos diecisiete
fragmentos de sus Buclicas. Las citas de Estobeo y Orin debieron de partir de una
edicin conjunta de Mosco y Bin.
El Canto fnebre por Adonis aparece como obra annima en los manuscritos
pero hemos de atriburselo a Bin por ciertas alusiones que as lo sugieren en el Canto
fnebre por Bin. Trata, en hexmetros, el mismo tema del amor de Afrodita por
Adonis -asimilacin griega del mito fenicio relacionado con Astart que sufre la
temprana muerte de su amado- que entona la cantante del Id. XV de Tecrito. Se
aprecian tres partes separadas por un estribillo al modo teocrteo, pronunciado esta
vez por Afrodita y los Erotes, donde el dolor se plasma voluptuosamente bello. En la
primera parte (vv. 1-39) se anuncia a la diosa la muerte del joven herido en el muslo
por un jabal y sta acude rauda mientras toda la naturaleza la acompaa en su dolor.
Tenemos aqu un Bin apasionado que hace correr a su diosa enloquecida al tiempo
que Adonis se desangra por la herida del jabal. En la segunda (vv. 40-78) se
encuentran los amantes y Adonis expira en los labios de su amada. Finalmente (vv.
79-98) Adonis, tendido en el lecho de Afrodita, es llorado por las divinidades en un rito
que nuevamente habr de celebrarse al ao siguiente.
Bin se dedica a los tres grandes temas de la poesa buclica: paisaje, msica
y amor. El paisaje aparece en el fragmento III 2 en forma de elogio de la primavera. La
msica es asimismo imprescindible: el canto como remedio a la pena de amores (III 3);
la conveniencia de hacerse uno su propia siringa (III 5); el canto proporciona
recompensa (III 6) y es muy adecuado para el amor (III 9). Pero de temtica amorosa
son la mayora de los fragmentos: Polifemo enamorado de Galatea (III 16), Jacinto
muerto accidentalmente por su amante Apolo (III 1), un pajarero trata de atrapar a un
ave que resulta ser Eros (III 13); invocacin al lucero de la tarde para que alumbre al
enamorado que va a dar una serenata a su pastor (III11); el poeta pretende dar
lecciones a Eros sobre el canto pastoril y termina aprendiendo de su discpulo (III 10).
Con todo, el amor no es doloroso y pasional sino teido de una suavidad que invita al
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canto. As, quienes son correspondidos en el amor pueden llamarse felices (III 12)
pese a que, otras veces, el amor duele (III 14).
El Epitalamio de Aquiles y Deidama, aunque annimo, posee semejanzas con
la obra de Bin. En l, Lcidas canta cmo Aquiles trata de seducir a una compaera
mientras se halla disfrazado de mujer para no ir a la guerra de Troya. Se interrumpe el
poema en el v. 32.
8. Poemas-figura
Junto a las composiciones buclicas algunos manuscritos contienen unos
juegos literarios en los que la disposicin de los versos reproduce la forma de un
objeto, el que da ttulo al poema. Son los llamados Technopagnia, si empleamos el
trmino griego, o Carmina Figurata si preferimos el latino. Una de ellas, la Siringa, ya
hemos visto cmo se atribuye a Tecrito si hemos de dar crdito al v. 12 que parece
sugerirlo as. Otros cuatro se sitan en la misma poca que Tecrito, el Huevo, el
Hacha, las Alas y el Altar drico y fueron compuestos probablemente por personas del
mismo crculo literario o, al menos, con un ambiente cercano. El Altar jnico, por otra
parte, pertenece probablemente ya al s. II d. C. Pretenden ser inscripciones sobre el
objeto que representan de modo que, en este sentido, se hallan muy prximos al
gnero epigramtico recordemos que tambin se incluyeron epigramas en el Corpus
bucolicum-. As, los versos de las Alas deban de estar grabados en las alas de una
estatua de un Eros barbudo; el Hacha en el que emple Epeo para construir el caballo
de Troya en honor de Atenea; el Huevo, sobre un huevo de ruiseor que crece; etc.
Hefestin atribuye el Huevo, el Hacha y las Alas a Simias de Rodas, poeta y gramtico
algo mayor que Tecrito, y quizs debe atribursele la invencin de los Technopagnia.
La Siringa se declara ella misma de Tecrito y nada hace sospechar lo contrario. El
Altar drico es obra de Dosadas, que suponemos coetneo de Tecrito por su
semejanza con la Siringa. Los manuscritos atribuyen el Altar jnico a Besantino y es el
ms reciente de los poemas-figura, probablemente de poca de Adriano.
Poseen una estructura mtrica especial: el Hacha, el Huevo y las Alas estn
compuestos en metros lricos, ms propios de la poesa cantada. La Siringa est en
ritmo dactlico, ms adecuado a la recitacin; el Altar drico en ritmo ymbico y el Altar
jnico mezcla los ritmos. El lenguaje es especialmente rebuscado y de difcil
interpretacin, sobre todo en la Siringa y el Altar drico segn el gusto helenstico por
la crptica erudicin.
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9. Pervivencia
Si el gnero buclico tuvo gran aceptacin, tambin es verdad que los
personajes (Eros, Afrodita, Polifemo, Galatea, pastores) y los temas (canto como
panacea al mal de amores, certamen entre pastores) se estereotiparon y el terreno
para la originalidad se redujo al plano formal. El mximo exponente de la poesa
buclica, Tecrito, fue modelo para las Buclicas de Virgilio. Hasta el neoclasicismo
del s. XVIII no se tradujeron los buclicos al castellano, por lo que debemos suponer
que fue la obra de Virgilio la que influy en el Renacimiento espaol, sobre todo en la
concepcin del paisaje donde los elementos de la naturaleza cobraban una fuerza
inusitada. Los versos se pueblan de animales, nios, gente llana y colorido botnico, a
la par que se produce un notable desarrollo en la investigacin de las ciencias
naturales. Los nombres de los pastores seguirn siendo los mismos: Dafnis, Tirsis,
Bato, Coridn, Lcidas, etc. Especial relevancia cobrar la fbula de Polifemo y
Galatea y sus variantes -pinsese en La Bella y la Bestia-, as como los pastores en su
locus amoenus. Tambin Horacio se inspir en los versos teocrteos, por ejemplo, en
su Epodo V, de tema parecido al del Id. II, La hechicera, y gracias a l lleg el tpico
del beatus ille a nuestro Siglo de Oro. La kphrasis o descripcin que se detiene en los
detalles al estilo de los Idd. I y XV tendr gran repercusin en los neoteroi (cf. Las
bodas de Tetis y Peleo de Catulo). Tambin Longo, Luciano, Nonno, Catulo, Petrarca,
Ronsard, etc, se inspirarn en nuestro poeta.
La influencia del Eros fugitivo de Mosco en la literatura posterior ha sido
enorme desde la Antigedad. Hallamos ecos de este poemita en Meleagro, Bocaccio,
Poliziano, Sannazaro, Tasso, Marino, Leopardi, Gil Vicente, Francisco de Encinas,
Antonio Ferreira, Vicente Mariner, Ben Jonson, Longepierre, Baf y Herder, entre otros
muchos que lo tradujeron o reelaboraron.
El tema de la naturaleza que llora la muerte del protagonista, de inspiracin
oriental, del Canto fnebre por Adonis de Bin tendr su influencia en muchos autores
romanos. En este poema se bas el Adonais de Shelley y An Elegy on the Death de
John Keats (1821). Tambin Shakespeare hall en la poesa buclica una fuente para
su Venus and Adonis (1593), tema frecuentemente representado en las pinturas de
Pompeya que al mismo tiempo se llena de Erotes helensticos.
Los Technopagnia atrajeron la atencin como juego literario en los siglos
posteriores. Ya en el s. I a. C. Levio, importante precursor del alejandrinismo en Roma,
compone el Erotopagnia y en el s. IV d. C. Publilio Porfirio Optaciano, siguiendo el
modelo helenstico, adapt el nmero de letras de los versos para componer figuras de
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10. Bibliografa
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