Este documento describe las etapas de la vida y la crisis de experiencia que enfrentan las personas. Inicialmente, la vida promete mucho pero luego trae decepciones a medida que las personas se dan cuenta de que la realidad es más miserable de lo que pensaban. Esto lleva a una crisis donde las personas deciden si ser escépticas o optimistas forzadas, o aceptar los límites de la existencia y continuar trabajando con disciplina y renuncia. Aquellos que aceptan los límites de esta manera adquieren carácter y son capaces de lograr
Este documento describe las etapas de la vida y la crisis de experiencia que enfrentan las personas. Inicialmente, la vida promete mucho pero luego trae decepciones a medida que las personas se dan cuenta de que la realidad es más miserable de lo que pensaban. Esto lleva a una crisis donde las personas deciden si ser escépticas o optimistas forzadas, o aceptar los límites de la existencia y continuar trabajando con disciplina y renuncia. Aquellos que aceptan los límites de esta manera adquieren carácter y son capaces de lograr
Este documento describe las etapas de la vida y la crisis de experiencia que enfrentan las personas. Inicialmente, la vida promete mucho pero luego trae decepciones a medida que las personas se dan cuenta de que la realidad es más miserable de lo que pensaban. Esto lleva a una crisis donde las personas deciden si ser escépticas o optimistas forzadas, o aceptar los límites de la existencia y continuar trabajando con disciplina y renuncia. Aquellos que aceptan los límites de esta manera adquieren carácter y son capaces de lograr
Este documento describe las etapas de la vida y la crisis de experiencia que enfrentan las personas. Inicialmente, la vida promete mucho pero luego trae decepciones a medida que las personas se dan cuenta de que la realidad es más miserable de lo que pensaban. Esto lleva a una crisis donde las personas deciden si ser escépticas o optimistas forzadas, o aceptar los límites de la existencia y continuar trabajando con disciplina y renuncia. Aquellos que aceptan los límites de esta manera adquieren carácter y son capaces de lograr
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Romano Guardini. La crisis de la experiencia.
(Las etapas de la vida)
Lo msero de la existencia se nos va revelando de manera creciente. Experimentamos desengaos con personas en las que habamos depositado nuestras esperanzas. Los hombres en general revelan una falta de sensibilidad y una indiferencia, incluso una maldad, con las que no contbamos. Vemos entre bastidores y notamos que las cosas son mucho ms ruines de lo que pensbamos. El hasto hace su aparicin: lo que los antiguos llamaban taedium vitae, esa profunda decepcin que no obedece a un motivo u ocasin concretos, sino que nos la produce la vida en su conjunto. La tcnica que la vida emplea con nosotros consiste en empezar prometiendo mucho. Especialmente la fase de la pubertad y de la juventud experimentan esta infinita promesa. Con ella la persona cobra nimos los pesimistas del tipo de Arthur Schopenhauer dicen: se ve seducida por un engaoso reclamo para adentrarse en el terreno desconocido de la vida y asumir las obligaciones propias de la amistad, el amor y la profesin elegida. A lo largo de la vida la fuerza de esta promesa se va debilitando progresivamente. La mirada se hace ms perspicaz, el corazn se confa menos. Se hace cada vez ms claro que lo prometido no encuentra cumplimiento, que los resultados obtenidos no compensan la inversin realizada. De todo ello procede la gran desilusin que se produce en toda vida. Y no slo en las personas con las que la vida se ha portado mal, sino tambin en aquellas a las que colma de dones y de las que los dems piensan que les ha sonredo la suerte y que han llegado muy lejos. En efecto, lo que da a la vida su sentido no es la extensin, lo cuantitativo, sino la intensidad, la fuerza de la vivencia y de lo sentido. Todos esos elementos cristalizan en una crisis. Lo que en ella se decide es si ese desengao y esa decepcin, ese conocimiento de la miseria de la existencia pasa a ser lo dominante, de modo que el hombre se convierte en un escptico que todo lo desprecia y se limita a hacer mecnicamente lo imprescindible para seguir viviendo; o quiz adopta un optimismo forzado que en realidad no siente; o bien acumula una y otra tarea y se ocupa de mil cosas y trabajos; o acaso cae en las necedades y locuras caractersticas de esta fase de la vida, y por ejemplo empieza a jugar o a especular con el dinero, abandona a su familia, se embarca en atrevidos negocios o en arriesgadas actividades polticas, todo ello para escapar de la monotona, con el fracaso como resultado ms que probable o por el contrario da a la vida aquel s que procede de la seriedad y de la fidelidad, y adquiere un nueva percepcin del valor de la existencia. Si es esto ltimo lo que sucede, comienza la fase vital de la persona que ha aprendido de la experiencia. Se caracteriza por el hecho de que ahora el hombre sabe qu son los lmites, y ve y acepta las fronteras, insuficiencias y miserias de la existencia. Esto no significa que diga que est bien lo injusto, la maldad o lo vulgar; que no advierta lo desordenado, el sufrimiento y los callejones sin salida propios de la
existencia; que declare rico lo msero, autntico lo aparente o pleno lo vaco. Ve
perfectamente todo esto, y lo acepta en el sentido de que no tiene vuelta de hoja y de que hay que convivir con ello, y en la medida de lo posible superarlo. No deja de trabajar, sino que prosigue fielmente su actividad en cumplimiento de las exigencias de la familia, de la profesin, de la sociedad, frente a todos los cuales se siente obligado. Desempea sus tareas tan correcta y exactamente como antes, a pesar de todos los fracasos, porque el sentido del deber reside en el deber mismo. Recomienza de nuevo sus intentos de poner orden y de ayudar, puesto que sabe bien que de que las personas hagan una y otra vez lo aparentemente vano es de donde proceden los impulsos concretos que pasan inadvertidos, pero que hacen que al cabo no perezca el hombre, por graves que sean los peligros en que constantemente se halla. En esta actitud hay mucho de disciplina y renuncia. Se trata de una valenta que no posee tanto el carcter de la intrepidez cuanto el de la resolucin. Ya ven ustedes cmo aqu se consuma lo que solemos denominar carcter. En personas de este tipo es en las que confa la existencia. Precisamente porque ya no albergan la ilusin de obtener grandes xitos ni esplndidas victorias, son capaces de llevar a cabo lo que verdaderamente vale y permanece. As es cmo deberan ser el hombre de Estado, el mdico, el educador en todas sus formas. Aqu es tambin donde surge el hombre superior, capaz de inspirar confianza. Y podemos valorar el nivel humano, as como las oportunidades culturales de una poca, con arreglo al criterio de cuntos hombres de ese tipo viven en ella y de hasta dnde se hace sentir su influjo.