Estudios Sobre Dehon Volumen 1
Estudios Sobre Dehon Volumen 1
Estudios Sobre Dehon Volumen 1
Len Dehon
I
Quin fue?
Historia
Printed in Spain
Imprime Grficas Dehon. Torrejn de Ardoz
Presentacin
Len Dehon, hoy pero tambin ayer y seguro que
maana, posee una personalidad significativa en la vida concreta
de muchas personas. Es por eso que nuestra atencin se dirige, en
esta serie de volmenes Estudios sobre Len Dehon, hacia ese
centro que es su persona. Por eso las cuestiones que queremos
abordar en esta recopilacin de estudios (muchos de ellos
redactados o publicados como preparacin para su beatificacin) se
articulan en torno a las cuestiones siguientes:
1. quin fue (historia), cmo vivi (accin) y cmo muri
(destino); lo que podemos resumir en la pregunta por la
Historia: quin fue?
2. cul fue el secreto de su persona, en qu consisti su
doctrina, las experiencias que los hombres y mujeres de su
tiempo hicieron con l; lo que podemos resumir en la
pregunta por la Persona: quin es?
3. cul ha sido su funcin, su misin y qu significacin y
destino final ha tenido su vida; lo que podemos resumir en
la pregunta por la Misin: qu nos ofrece a los hombres y
mujeres de hoy?
Como se ver con la lectura de los volmenes de esta serie,
an estamos lejos de presentar de modo claro y fundamentado lo
que sabemos y experimentamos de la historia, vida y herencia
espiritual del P. Dehon. An pesa mucho la percepcin subjetiva
del Fundador, pero es un primer paso. El campo queda abierto, la
articulacin puede ser vlida. Slo queda lanzarnos con todo
nuestro saber y con toda nuestra experiencia por los caminos de un
ms profundo conocimiento de un hombre que nos seala, con
mano fuerte y segura, al Cristo que, con su Costado traspasado y su
Corazn abierto, nos muestra y demuestra que Dios es Amor.
Con este volumen I afrontamos la pregunta por su
Historia: quin fue?
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EL PADRE DEHON Y SU FAMILIA
Andr Perroux1
Del amor por la familia al amor a Nuestro Seor
El da 6 de julio de 1890, el P. Dehon recibe la visita de su
hermano Enrique, en San Quintn. Esta visita lo llena de alegra, y
consigna el recuerdo en su diario. Pero, de inmediato, su alegra
halla toda su dimensin en la oracin: Doy gracias a nuestro
Seor por lo que ha bendecido a mi familia... (NQT V/1890, 8r).
Lo vemos aqu en ese reflejo habitual de su vida ms
personal: los acontecimientos que se suceden da a da lo llevan,
como espontneamente, a refugiarse bajo la mirada de Jess,
Nuestro Seor, principalmente, para darle gracias. Pues, en todo,
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Estas pginas fueron preparadas, en primer lugar, para presentarlas a los
familiares del P. Dehon, sus sobrinos segundos y respectivas familias, con ocasin
de un encuentro celebrado en La Capelle el 15 de mayo de 2004. A continuacin,
se ampli el tema: de la familia a su entorno vital, la ciudad, la dicesis, la
regin..., para acabar ofreciendo una pista sobre el camino espiritual dehoniano.
Se cita abundantemente al P. Dehon, en sus Notas y, especialmente, en su
correspondencia, an poco conocida, pero muy rica en lo que toca a las relaciones
familiares, con el propsito inicial de ofrecer de algn modo a la familia, en una
medida slo muy parcial, el testimonio que sta nos conserv y que le pertenece
en primer lugar. Estas citas van en cursiva: se las podr localizar fcilmente y
pasarlas, si se desea una lectura ms rpida. Sin embargo, ms que cualquier otro
texto, son ellas las que introducen en la captacin de la calidad de la relacin
familiar y sta es, precisamente, la intencin de este estudio.
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Todo va bien!
Por qu esta gula de correo? Porque el afecto recproco
mantiene viva la atencin a la vida cotidiana de cada uno, por
supuesto. Pero ms precisamente y con ms insistencia, est antes
la preocupacin por tranquilizar y tranquilizarse.
Len sabe hasta qu punto sus padres -sobre todo, su
madre- se preocupan por l. Por su salud, claro, pues la saben
frgil, la creen amenazada, y no sin cierta razn, cuando el joven
Len recorre las rutas y los caminos de Grecia y de Egipto y,
despus, de Turqua; pero incluso tambin cuando lleva una vida
ms sedentaria en Roma o hasta en San Quintn! Len siente que
debe escoger con juicio las noticias, y poner oportunamente un
poco de color en una realidad en la que a veces no faltan las
sombras o los tonos grises.
Hace falta que diga a tiempo y repita a destiempo que
todo va bien, y lo hace prcticamente en todas sus cartas. En una
postdata, al final de una larga carta contando el viaje por el Nilo,
escribe el 22 de enero de 1865: Por qu se preocupa mi madre?
Le prometo ser prudente y le garantizo que no hay motivo para
temer mucho. Le pido con un abrazo que sus cartas sean ms
confiadas y menos tristes. Desde El Cairo, el 7 de marzo
siguiente, escribe: Quisiera persuadir a mi querida madre de que
no corro el menor peligro y de que con la ayuda de Dios volver a
ella con buena salud. Una semana antes, descendiendo por el Nilo
en un confortable barco, no duda en detallar el men cotidiano,
aadiendo una pizca de humor para aflojar la tensin: No s si os
he contado el men de nuestras comidas. Por la maana, hay t,
huevos y mermelada. A medioda, tres platos y postre. Por la
noche, sopa, cinco platos y postre. Tres veces al da, caf: poco
para Oriente. Aqu est nuestra cuaresma. Creeris fcilmente que
engordaremos todos... (1 de marzo de 1865). Y algo ms tarde:
Un abrazo tambin para mam Dehon y dganle que me esfuerzo
en rodar no como la piedra del torrente, sino como la bola de nieve
que llega y crece... (desde Jerusaln, el 16 de abril de 1865).
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Vivo mucho con todos mis amigos del cielo: mis padres...
Aqu an nos gustara citar con profusin sus numerosas
confidencias. He aqu slo algunas expresiones, entre muchas
otras, tomadas de los ltimos cuadernos de las Notes Quotidiennes.
Esta corriente de pensamiento de la comunin de los santos es la
que la gracia me inspira con fuerza desde hace largo tiempo. Es mi
oracin diaria (NQT XXXIX/1915, 33-34). Vivo mucho con
todos mis amigos del cielo: mi piadosa madre, mis santos
directores..., mis parientes y amigos, mis hijos espirituales...
(NQT XLIV/1923, 75).
La lectura de un libro sobre Nuestros muertos le ayuda
mucho en la vida interior, me hace vivir con mi cielo, con todos
mis parientes, amigos, directores, colegas, dedicados a alabar a
Dios, pero todos tambin bienhechores y caritativos para conmigo.
Su recuerdo se aviva, yo los siento presentes, les rezo y tengo
confianza en su intercesin... Me han querido, me quieren todava
y me atraen hacia ellos (NQT XLIV/1924, 100-101). Estoy en
los ltimos captulos de mi vida y en el vestbulo del cielo. No
pienso ms que en todos aquellos a los que ir a ver pronto: Jess y
Mara..., especialmente mis santos patronos y aquellos que he
honrado particularmente, tantos parientes, amigos... (ibid., 103).
Vivo mucho con mis muertos: mis padres, amigos, antiguos
directores, antiguos alumnos, un centenar de mis religiosos...
(ibid., 139-140).
La comunin con sus muertos en el deseo del cielo se
aviva durante los ltimos meses, en 1925. La muerte de su amigo
Ren de la Tour du Pin le recuerda las hermosas amistades que la
Providencia me ha dado. No puedo citarlas todas. Pero cita
bastantes y contina en bastantes pginas: Asisto a la misa mayor
perpetua del cielo: Jess, que se ofrece a su Padre.... El P. Dehon
se une a la liturgia del cielo con los ngeles y los santos, los
amigos de Jess, con los devotos de la Eucarista, los
fundadores... Invoco a los santos ngeles, a mis patronos y a todos
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comprometida con los ricos, hasta el punto de que una buena parte
de la ciudad vive en el paganismo (NHV IX, 92-94).
El ministerio en San Quintn: la escuela de la vida, la
experiencia de la Iglesia
Recoger sus reacciones, escuchar sus denuncias, seguirlo
en sus numerosas iniciativas para la elevacin de las masas
populares por el reino de la justicia y de la caridad cristiana (cf.
sus Souvenirs, en marzo de 1912), en su accin educativa y de
concienciacin... no es el propsito de nuestra reflexin. Pero no
podemos olvidar que, en buena parte, este apostolado social es el
que muy pronto ocupar un lugar importante en su vida y tendr
gran resonancia en Francia y hasta en Roma; este compromiso
multiforme es el que har del P. Dehon una figura destacada en la
Iglesia de su tiempo. La originalidad de su contribucin en el
despertar de la conciencia social en la Iglesia le viene, sobre todo,
de su propia experiencia, tan concreta y circunstanciada. Por
descontado que ha ledo mucho, ha estudiado tambin mucho, ha
confrontado sus puntos de vista con otros, con ocasin de
numerosas comisiones y reuniones; pero quienes le formaron,
sobre el terreno, fueron antes que nada las personas con las que
vivi el drama de la cuestin social. Lo que fue determinante
para este joven sacerdote, apasionado por Jess y por su Evangelio,
fue el choque insoportable de la injusta condicin impuesta a tanta
pobre gente, y la urgencia de vivir autnticamente la misin de
aquel que vino a proclamar la Buena Noticia a los pobres. En la
proximidad de corazn y de vida con la poblacin obrera de su
ciudad de San Quintn, muy particularmente, el P. Dehon
profundiz y desarroll su vocacin de apstol del Reino del
Corazn de Jess entre nosotros, mediante la lucidez y el valor de
una accin eficaz y continua.
As es como, a partir de la experiencia vivida en San
Quintn, se afirma su conviccin de una Iglesia que es comunidad
de vocaciones diferentes y de iniciativas comunes, lo que l
prolongar despus especialmente al desear asociar a los laicos a su
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perdname todas las faltas que han retrasado nuestra obra (NQT
III/1887, 110). Es ste tambin el ao en que el obispo, Mons.
Thibaudier, en su deseo de confiar a la joven congregacin la
fundacin de una parroquia en el barrio de San Martn, lo asocia
an ms a la misin de la Iglesia en San Quintn.
Con motivo de la fiesta en el San Juan, el P. Dehon
pronuncia un importante discurso sobre la historia local de San
Quintn. Se trata de un texto muy trabajado, tanto por la
documentacin como en la redaccin, y que, sin embargo, conserva
toda la espontaneidad de alguien que se siente evidentemente a
gusto en un mundo que le es familiar. No es posible resumirlo, se
puede leer en el volumen IV de las Oeuvres Sociales: OSC IV,
pp. 397-423. He aqu solamente el esquema general:
El orador pasa por encima de los siglos para hacer que su
joven auditorio reviva la larga tradicin de la ciudad: la prehistoria,
el tiempo de los celtas, la conquista romana, la presencia cristiana
desde el martirio del joven san Quintn, los obispos y los condes
del Vermandois que marcaron con su fuerte personalidad a la
ciudad y a la regin, el entusiasmo y el herosmo en tiempo de las
Cruzadas, con Hugues-le-Grand, el ilustre cruzado. Ms tarde, la
construccin de la baslica y la organizacin de la ciudad a partir
de las libertades comunales, la victoria de Bouvines (1214), que
fortalece a Francia en su unidad nacional y le asegura su
independencia, la afirmacin de la ciudad en tiempos de san Luis y
de los reyes cristianos: Nuestros reyes queran a San Quintn y la
ciudad amaba al rey y a la patria.... Llegan despus el siglo XV y
la construccin del ayuntamiento, luego el drama del sitio de 1557,
fecha a la vez gloriosa y oscura como la de un martirio y la
matanza y el pillaje que destruyeron entonces la ciudad. Una
ciudad del todo nueva renace de las cenizas durante el tiempo de
Enrique IV, y tiene lugar el auge de las artes y del comercio.
Despus, de nuevo, los aos terribles de la Revolucin, casi tan
funesta para San Quintn como lo haba sido el asedio devastador
de 1557. Finalmente, la poca napolenica y el siglo XIX: el
desarrollo bienhechor de la ciudad -especialmente, la inauguracin
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del ferrocarril que impresion a mi imaginacin infantil en 1850, pero al precio de una insoportable indiferencia respecto a la
situacin de muchos obreros, abandonados por completo a ellos
mismos.
En medio de la juventud de su colegio, en el que l se
siente visiblemente feliz, en presencia de su obispo cuya confianza
ha recuperado -tan solo quince das antes, Mons. Thibaudier haba
confiado al P. Dehon una importante predicacin a los visitadores
de los Crculos catlicos de la ciudad-, delante de los profesores y
de los padres, el director del San Juan comunica mucho de s
mismo en este amplio panorama de historia local: aparecen en l
sus preferencias polticas y sociales, su orgullo patritico, una
conexin visceral con su tierra, su deseo de educar en la fidelidad y
en la responsabilidad cvica y cristiana. Lo dice l mismo en el
exordio: Cuando me hice de San Quintn, hace diecisis aos,
me encari con afecto filial de nuestra hermosa baslica... Me
gustaba en San Quintn el perfume de piedad de una parte de la
parroquia, el espritu abierto, el corazn generoso, la actividad de
los habitantes, su patriotismo y un cierto orgullo e independencia
de carcter que es fruto de las antiguas libertades comunales.
Estudi la historia de la ciudad y me parece que, as, obtuve poco a
poco la ciudadana del espritu y del corazn, que equivale a la que
dan las leyes. Si plantea este discurso, lo hace para cultivar el
amor por la religin y por la patria, como una ocasin de
despertar en nuestros corazones tanto el ardor de la fe como el
amor a Francia.
El P. Dehon nos dej numerosos testimonios semejantes de
su inters por la ciudad, su historia y su presente, muy
frecuentemente ligados con la historia de la religin y de Francia:
apuntes de lecturas, preparacin de textos escritos o de
exposiciones, crnicas para la revista, reacciones con ocasin de
visitas a lugares o monumentos... Como viajero que ha visto y
comparado mucho, se manifiesta con severidad acerca de la gestin
reciente de San Quintn: Todas las ciudades de la regin del
Norte: Meaux, Compiegne, Amiens, Reims, etc. estn mejor
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l, que insisti tanto sobre la humildad y la obediencia un punto capital, uno de los privilegios inefables de nuestra
vocacin-, nos propone sin cesar el modelo de la obediencia
cariosa y atenta del nio Jess a Mara y a Jos: es la seal mejor
de amor que pueda darse a un padre. Es, para Jess, su regla de
vida: en una sumisin humana muy concreta, la manifestacin de
su comunin filial con el Padre en la Trinidad, de la disposicin
que tiene desde su venida al mundo: cumplir la voluntad del
Padre, Aqu estoy!. Se trata de una obediencia que sera muy
pobre, sera verdaderamente una lamentable falsificacin de sta, si
no fuese cordial, entera, feliz de realizar el beneplcito de
aquella y de aquel a los que se ama. El P. Dehon hace decir a
Jess: Mi obediencia en Nazaret era atenta, solcita, entera. Me
gustaba obedecer; la obediencia era la alegra y el tesoro de mi
corazn (OSP 1, 182). Pero no sera una obediencia humana, si no
fuese libre: educacin y afirmacin de la libertad. El P. Dehon
recurre con frecuencia a los versculos de san Lucas (2, 51-52) que
constituyen el brevsimo resumen de la vida de Jess con Mara y
Jos en Nazaret: Les estaba sujeto y progresaba en sabidura y en
estatura. Pero cuida de precisar -lo que no carece de inters,
cuando se piensa en ciertas imgenes piadosas de la poca- que
esta obediencia excluye un puro sentimentalismo que no conduce
a nada, lo mismo que cualquier regateo: requiere tanto la
voluntad como el corazn.
El Padre quiere subrayar, sobre todo, cmo en el umbral de
la adolescencia Jess supo, si no desobedecer, al menos afirmar la
que para l era la plena dimensin de su ser, estar con su Padre, en
las cosas de su Padre (Lc 2, 49). En la vivencia de esta fidelidad,
Jess no transigir nunca. Para Mara y Jos, es una sbita y como
fulgurante apertura al misterioso secreto de su hijo, tan sumiso, por
otra parte; hasta el punto de que no comprendieron lo que les
deca. No comprendieron de inmediato, ni acabaran de
comprender del todo. Pero respetarn a su hijo en su verdad y en su
libertad y se mantendrn en su sitio, a su lado, en la ms profunda
comunin, en la nueva familia de aquellos y aquellas que, ms all
de los lazos de la sangre, acogen la Palabra y viven de ella.
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CONCLUSIN
Para concluir, les propongo recuperar y completar dos citas
ya empleadas. El 5 de abril de 1868, Len escribe desde Roma a su
padre para felicitarlo en su santo: ... Tambin es para m la
ocasin de expresarte mi agradecimiento por todos los favores que
de ti he recibido, pues, despus de Dios, soy deudor a ti y a mam
por todo lo que soy y lo que tengo.
Doy gracias al Seor de que haya bendecido a mi familia.
Mi padre era al final de su vida un modelo de fe y de piedad, mi
hermano sigue siendo practicante, mis sobrinas han encontrado
maridos cristianos. En cuanto a mi madre, fue durante toda su vida
una verdadera discpulo del Sagrado Corazn (NQT V/1890, 8r).
Estas dos citas ilustran adecuadamente lo que ha sido el
hilo conductor de toda nuestra reflexin: donde el P. Dehon
encuentra a su Dios es en la fuerza y la cordialidad de su relacin
con los suyos. Conoci y comenz a vivir el amor de Dios, para
con l y para con todos, a partir del mbito humano de su familia y
de su tierra. Este amor lo reconoce, por encima de todo, en Jess,
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PADRE DEHON, QUIN ERES?
Principales aspectos de su vida,
grandes lneas de su espiritualidad
P. Tullio Benni
P. Andr Perroux2
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I.
UNA VITALIDAD
PROFUNDAS
EXTRADA
DE
RACES
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gastarn. Muy pronto varios dejaron all su vida, siete en dos aos
y medio en torno a 1900. Muchos murieron mrtires durante la
revolucin de 1964. Entre tantas figuras misioneras pensemos en
Monseor Grison, Monseor Wittebols, en el Padre Longo, y
tantos otros.
- El ardor misionero del Padre Dehon no conoce lmite: abre otras
misiones en Brasil del Sur, en Finlandia, en Camern, en Sumatra,
en frica del Sur, en Indonesia y entre los Indios de Dakota del Sur
en Estados Unidos. Pero es a todos los religiosos a quienes intenta
insuflar el celo para participar a la misin de la Iglesia, al
testimonio rendido a la Buena Noticia de Jesucristo, sobretodo a
aquellos que son los primeros destinatarios, los ms pobres, y el
pueblo. A sus sacerdotes no cesar de recomendarles: Id al
pueblo... Salid de las sacristas... Sabed ganaros al pueblo que est
sediento de justicia.... Si queremos que Cristo reine, es preciso
que nadie nos gane en el amor por el pueblo.... Hay que ganar
ese pueblo que est sediento de justicia y busca con ardor, a travs
de instituciones econmicas, mejorar su condicin. El sacerdote
ganar su corazn aprendindole a servirse de estos instrumentos
de progreso social. Nuestro Seor, para ganar las almas, no ha
curado los cuerpos, nutrido a los hambrientos?.... Un sacerdote
no puede lanzarse a este nuevo apostolado sin haberse preparado
para l con estudios serios... El pueblo ser el amigo del sacerdote
y de la Iglesia cuando el sacerdote se haya hecho el amigo del
pueblo (Citas tomadas de la Renovacin social cristiana).
Verdaderamente no podra hacerse la historia del ltimo cuarto del
siglo XIX, en Francia y ms all, sin mencionar al Padre Dehon,
sin mencionar su celo apostlico, su creatividad y su generosidad
espiritual. Aqul cuyo corazn est habitado por Dios, aqul que
est consagrado totalmente el Corazn de Cristo, no puede no dar
testimonio de Dios, con palabras y con obras, y hasta en el silencio
y la prueba.
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19. Un balance
En sus Souvenirs, en un largo y muy emotivo texto con
fecha del 14 de marzo de 1912, el Padre Dehon se entrega, por
decirlo as, a hacer un balance de su actividad de sacerdote y de
fundador, 35 aos ms tarde. He aqu lo que el escribi: Entro hoy
en mi setenta aniversario... Es un momento para m de conversar
paternalmente con vosotros, de abriros mi corazn... Es como mi
testamento espiritual... Cmo resumir el trabajo de treinta y cinco
aos?.. Como obras de apostolado general, intent dos grandes
empresas: la primera consista en conducir a los sacerdotes y a los
fieles al Corazn de Jess para ofrecerle un tributo cotidiano de
adoracin y de amor. Insuficiente por m mismo, prepar la
llamada que Monseor Gay tubo a bien dirigir a todos sus colegas
del episcopado en Francia. Se trataba de unir a todos los clrigos
en la reparacin y la oracin al Sagrado Corazn. Hemos obtenido
adhesiones, pero insuficientes. Quin sabe las gracias que
habramos obtenido para la sociedad contempornea, si la
reparacin hubiera sido suficiente?.. Es un apostolado a continuar,
a extender, a hacer ms intenso. Contribu tambin al
levantamiento de las masas populares por el reinado de la justicia y
de la caridad cristiana. Gast una buena parte de mi vida en las
obras de San Quintn primero, despus en mis publicaciones de
estudios sociales, en mis conferencias de Roma y en otros sitios, en
mi participacin a una gran cantidad de congresos. Len XIII me
miraba como a uno de los fieles intrpretes de sus encclicas
sociales. Pero tambin ah el trabajo debe ser continuado... Os lo
suplico como haca san Juan: No haya divisiones entre vosotros.
Pasemos por encima de todo para permanecer unidos... Amemos a
todas las naciones. Somos todos hermanos del Salvador e hijos de
Mara. Ammonos en el Sagrado Corazn de Jess.
La herencia que el Fundador nos deja no puede ser ms
concreta y guarda toda su urgencia. Para hoy an esta dibuja la
fisionoma apostlica de los Padres del Corazn de Jess, los ejes
de su contribucin a la misin de la Iglesia por todos los sitios
dnde estn llamados a trabajar. En 1903 muere Len XIII, el gran
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* Hago todos los das el va crucis, pero ello me resulta cada vez
ms penoso. Siento demasiado violentamente la parte de
responsabilidad que tengo en los sufrimientos del Buen Maestro y
en los dolores de Mara. Soy el ltimo de los pecadores y cada una
de las estaciones me parte el alma (NQTXXXV/1913,7-8). La
cruz es pesada, es como un abandono general. Ha habido un
empuje inconsciente de crtica y de desconfianza. No siento ningn
apoyo ni amigos... Encuentro mi estado anmico en la queja de san
Pablo: El peligro nos ha abatido al extremo. Pero quiero como
san Pablo agarrarme con fuerza a la esperanza: Fue Dios quien
nos arranc a una muerte parecida..., en l tenemos nuestra
esperanza (2Co1, 8-10) (ibid., 1914,67-68).
Del amor de oblacin al Corazn de Cristo contemplado y
amado han nacido toda la vida interior y todo el celo apostlico por
la causa social y por las misiones. Desde ahora nutrir sus das de
este amor. Resulta en l una profunda y unificadora experiencia de
Dios. En particular se deja conducir cada vez ms hacia una
oracin trinitaria. En 1915 descubre a la hermanita Carmelita,
Isabel de la Trinidad 81880-1906), de quien lee la biografa.
Supuso para l una admiracin tal que le introdujo en el corazn
del misterio de la Santsima Trinidad. Guardo de esta lectura una
devocin y una mejor comprensin de la Santsima Trinidad
(NQT XXXVI/1915,47).
Desde entonces sus notas contienen alusiones cada vez ms
numerosas a la Trinidad. Lo que hasta entonces para l eran
sobretodo un dogma, pertenece desde ahora a su vida profunda, la
ms profunda de su oracin. Esta oracin a la Trinidad es ms
intensa hacia el final de su vida: Debo vivir en este rinconcito del
cielo que est en m, donde habita la Santsima Trinidad. La gracia
me ayudar mientras yo lo quiera, pero tengo que serle dcil,
viviendo en la paz interior, en el recogimiento y unin a Nuestro
Seor (NQT XLIV/1924, 97). Mi oracin, lo que ella es en este
ltimo periodo de mi vida. Saludo a la Santsima Trinidad, mi
Padre y Creador; el Verbo de Dios con que es mi hermano y
Redentor; el Espritu Santo que es mi gua y mi consolador. Asisto
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durante tres aos, mientras que la ciudad est ocupada por las
tropas alemanes y tiembla noche y da bajo el ruido continuo de los
caones. El Padre Dehon sabe que tiene hijos de los dos lados del
frente, 35 franceses y 35 alemanes. Su disponibilidad natural le
inclina a la bondad, a la acogida de todos. La casa del Sagrado
Corazn est para rebosar, hermanos sacerdotes de los alrededores
vienen para pedir refugio. A pesar de las sobrecargas, el Superior
acoge tambin a los sacerdotes y los religiosos alemanes que pasan
por la ciudad. Nuestra casa del Sagrado Corazn es como la
hospedera de los sacerdotes alemanes.
Hace prueba de una notable valenta. Cuando haba alertas
nunca bajaba a la cava, mientras las recreaciones contina a jugar
como si las bombas cayeran lejos. Pero las preocupaciones por su
familia, por la Congregacin por su patria le gastan. Sufre de no
poder ya servir, aunque el deseo es tan ardiente en su corazn.
Escribe: No puedo ms. La bronquitis crnica me hace toser a
menudo y escupir sangre... Es penoso el estar obligado a rehusar el
ejercicio del apostolado. Deseo tanto trabajar por el reinado de
Nuestro Seor! (NQT XXXVIII/1915 (septiembre), 114). En la
noche del 31 de octubre de 1915 se cree morir: Mi vida no ser
ms larga. Cre morir la pasada noche. Tuve una crisis violenta de
bronquitis... Me ahogaba, estaba estrangulado... Es un navo
gastado que se hundir uno de estos das (NQT XXXIX/1915,
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En San Quintn, durante los tristes das de la guerra, en
1914, redacta su Testamento espiritual, que dirige a Mis
queridsimos hijos: Os dejo el ms maravilloso de los tesoros, el
Corazn de Jess. Pertenece a todos, pero tiene un ternura especial
hacia los sacerdotes consagrados a l, dedicados a su culto, a su
amor, a la reparacin que el pidi, siempre que sean fieles a esta
vocacin... No podemos nunca perder de vista nuestro fin y nuestra
misin en la Iglesia..: Un amor tierno del Sagrado Corazn..., la
reparacin con todas sus prcticas...; el abandono de nosotros
mismos en espritu de vctimas al Sagrado Corazn ... Mientras
puedo, os confo a todos al Corazn de Jess. Os recomiendo a su
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sobre todo, que le son debidas por tantos ttulos. El obispo indica
algunos de esos ttulos, el apostolado social, las obras realizadas en
San Quintn, la inmensa contribucin a la educacin cristiana pues
la juventud viene a l con entusiasmo No hace falta ser muy
grande, sobretodo por el corazn, cuando se es as amado?.. Se ha
ido, el gran anciano con corazn siempre joven, siempre confiado,
siempre optimista, hacia la eterna juventud de Cristo, a cuyo
Corazn se haba consagrado.
Un hombre de gran corazn
Su cordialidad, su nobleza de alma han sido reconocidas de
todos los que se aproximaron a l. Se distingua sobretodo por una
buena atencin, llena de comprensin y de solidaridad, pero al
mismo tiempo inteligente y sin debilidad. Lo mismo decir de su
lucidez y energa. Nunca aprovecho la ocasin para vengarse sobre
sus opositores, para ellos encontraba palabras de excusa y
comprensin.
Guard toda su vida un espritu de nio. Experiment
siempre el sentimiento profundo que tiene todo nio, impotencia,
necesidad de ayuda, y que se traduce por el apego a la persona que
le acoge bien. Es la razn de su exquisita gratuidad para con todos
los que quera hacerle un servicio. Es tambin la razn por la cual
aprendi a abandonarse, con los ojos cerrados, a la Providencia de
Dios. Es as como el Padre Dorresteijn comienza el retrato del
hombre que fue el Padre Dehon (Vida y personalidad, p. 368),
y prosigue: Porque confiado, el nio es naturalmente optimista
El Padre Dehon es optimista hasta en las circunstancias ms
difciles, en los momentos en los que los hombres fueron para l
ms desfavorables. Menciona ah las opiniones de varios testigos.
As Monseor Bidet: Era siempre joven, siempre confiado,
siempre optimista. El Padre Kanters: Tena fe en los hombres,
porque tena fe en la eficacia de la accin providencial sobre el
mundo. El Padre Philippe nos trae las palabras del mismo Padre
Dehon: Yo fui siempre optimista, yo morir optimista.
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EL PADRE DEHON
Y LOS DEHONIANOS
Un profeta de los tiempos modernos
Mario Panciera
PRESENTACIN
Del P. Len Dehon (1843-1925) tenemos muchas
biografas; algunas, monumentales; pero en este momento
extraordinario de su beatificacin se siente la necesidad de
disponer de sntesis breves de carcter divulgativo. El presente
opsculo responde a esta exigencia. La primera preocupacin del
mismo es la de presentar a una persona viva, poniendo de
manifiesto los aspectos principales de su excepcional personalidad
de estudioso, de socilogo, de fundador de la Congregacin de los
Sacerdotes del Corazn de Jess. Una vida gastada por completo
en la afirmacin del Reino del Sagrado Corazn en los corazones
y en las sociedades. El P. Dehon fue, en una palabra, un
apasionado por Cristo y, precisamente por eso, tambin un
apasionado de las condiciones sociopolticas del hombre de su
tiempo. Fue fiel al magisterio pontificio, especialmente al de Len
XIII, pero tambin un profeta, al encarnar el nuevo modo de ser
sacerdote en nuestro tiempo.
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por las obras de caridad. Sali del colegio a los 16 aos, con el
diploma de estudios secundarios. Dir que vivi all aos muy
hermosos. No es que todo cambiara de hoy para maana. Gracias a
Dios, encontr all la ayuda necesaria para superar la crisis moral
tpica de la edad. Pero debe admitirse que tambin l puso mucho
de su parte y, quiz, no dud en usar las disciplinas y dormir
sobre tabla. O sea, que haba aprendido a tomarse las cosas en
serio.
III. Un mazazo para su padre
El sueo de todos los padres para sus hijos es siempre un
futuro prometedor. El lisonjero xito de Len en los estudios
proporcionaba buenos motivos al seor Dehon para soar en una
carrera brillante en la magistratura o en la diplomacia para su hijo.
Pero en el colegio, la noche de Navidad de 1856, Len
haba tenido una experiencia espiritual extraordinaria. Mientras
ayudaba a misa, sinti una fuerte atraccin hacia el sacerdocio y,
en el mismo momento, dijo s al Seor que le llamaba. No era fruto
de una emocin pasajera, pues en los aos siguientes sigui firme
en su determinacin.
El problema ahora era cmo decrselo a su padre. Ya se
echaba encima el tiempo de la matrcula escolar, y haba que
decidirse. Busc el momento ms favorable, pero el golpe fue
tremendo. Su padre palideci y se qued como ofendido,
trastornado y doblado en dos, como si le hubiera cado un rayo. En
aquel momento se acerc su madre y comprendi lo que estaba
ocurriendo; rompi a llorar y sali, tapndose la cara. De los labios
de su padre sali una sola palabra: Nunca!.
En los das siguientes, se lleg a un compromiso: Len
aceptaba esperar a la mayora de edad. Faltaban an cinco aos, y
su padre poda pensar que, mientras tanto, esa idea extraa se le
fuera de la cabeza. Len deba aceptar matricularse en el
Politcnico, de orientacin totalmente ajena a sus inclinaciones.
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habl con entusiasmo del P. Dehon. Con todas estas tareas, bien
pronto se asegur el P. Dehon una notoriedad no slo diocesana,
sino tambin nacional.
En 1893 se le pide que forme parte de la Comisin
diocesana de estudios sociales, que quera estudiar la encclica
Rerum Novarum, de Len XIII, aparecida en 1891. Presida la
Comisin el Conde de La Tour du Pin, que pas casi de inmediato
la presidencia al P. Dehon. Bajo la direccin de ste y a propuesta
suya, afrontaron el estudio de la encclica desde distintos puntos de
vista. En poco tiempo se concluy la redaccin del Manual Social
Cristiano (1894), un volumen que tuvo gran acogida y fue
traducido a distintas lenguas (espaol, magiar y hasta rabe). La
versin italiana fue preparada y presentada por el ilustre socilogo
y futuro beato Jos Toniolo. El Papa aprob verbalmente su
contenido, y la obra fue adoptada como libro de texto en muchos
seminarios a lo largo de los aos 1895-1910.
A este primer volumen de carcter social, le siguieron en
los aos sucesivos algunos otros sobre temas especficos. Merece
la pena nombrar el Catecismo social (1898), que tuvo el mismo
xito del Manual y cuya edicin italiana estuvo a cargo,
igualmente, del profesor Toniolo.
XIV. Los tres leones
Se puede decir que la ltima dcada del siglo XIX vio una
verdadera y propia explosin de actividad social en el P. Len
Dehon, en conexin con Len Harmel y con el apoyo de Len
XIII: tres Leones, como se ve, un nombre que no slo era
simblico, pues la batalla social se presentaba dursima, dentro y
fuera de la Iglesia.
Por lo que se refiere al P. Dehon, hemos hablado ya de sus
publicaciones y hemos acentuado su participacin en los grandes
congresos, todos de carcter social (como los de San Quintn,
Reims, Lille, Dijon o Lyon), a los que era siempre invitado como
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EL PADRE DEHON: UN SACERDOTE
PARA NUESTRO TIEMPO
Jan de Jong
Quiz podemos preguntarnos: cmo es posible que un
sacerdote que vivi en la Francia del siglo XIX pueda ser
significativo para nosotros, que vivimos al comienzo del siglo
XXI? Sin lugar a dudas, el P. Dehon fue, ante todo, un sacerdote de
su tiempo. En qu sentido puede ser un sacerdote para nuestro
tiempo, como seala el ttulo de este artculo? Somos conscientes
de que hay un salto de casi dos siglos entre nosotros y el P. Dehon.
Adems, no podemos olvidar la diferencia cultural que se da entre
Francia y los Estados Unidos, aunque el P. Dehon visit los
Estados Unidos en 1910, en su viaje alrededor del mundo con
ocasin del Congreso Eucarstico de Montreal, en Canad. Al
menos aqu se puede ver un signo de ese inters ms amplio de
Dehon, an siendo francs hasta la mdula.
En este artculo trato de describir algunos rasgos de Len
Dehon como sacerdote que pueden servirnos a nosotros hoy como
gua a la hora de afrontar nuestros propios retos en la formacin
sacerdotal de la Iglesia en Amrica. Es cierto que son muchas las
facetas de la personalidad de Len Dehon. Sin embargo, aqu me
limitar a la visin del P. Dehon sobre el sacerdocio y su
contribucin a la formacin de los sacerdotes. Como veremos, al
Padre Dehon le preocupaba la formacin de los seminaristas y del
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Idem.
OSC II, 154.
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4. Conclusin
En este trabajo me he centrado casi exclusivamente en la
poca del P. Dehon en Roma como estudiante y en su apostolado
social con su accin y con sus obras. El tiempo y el espacio no me
permiten mostrar el trabajo de Dehon como Fundador de los
Sacerdotes del Corazn de Jess y como Superior General de la
Congregacin. Tampoco he explicado cmo el P. Dehon se vio
influido por la devocin al Sagrado Corazn a travs de la
Superiora de la Congregacin del Siervas del Sagrado Corazn.
Hay muchsimos aspectos de la vida y de la persona de nuestro
Fundador.
Lo que espero que haya quedado patente es que al P.
Dehon le preocupaba mucho la formacin; la formacin de la
juventud, la formacin de los trabajadores, y sobre todo la
formacin del clero, principalmente en el campo de la justicia
social. Para el P. Dehon la educacin de los jvenes y de los
trabajadores era un camino para una sociedad ms sana, mientras
que la educacin de los seminaristas y del clero era un camino para
un clero ms activo, que pudiese salir de las sacristas, para tender
la mano al pueblo y comprometerse con las obras sociales16.
El 25 de enero de 1893 el P. Dehon escribe en su diario:
Loevre des oeuvres est de former des prtres instruits, zls,
vertueux17. (La obra ms importante es la formacin de sacerdotes
instruidos, celosos, virtuosos). Estas tres caractersticas de
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EL P. LEN DEHON
Y LA FRANCIA DE SU TIEMPO
Mario Panciera
Los 82 aos de vida del P. Len Dehon (1843-1925)
cubren un espacio tempestuoso de la historia de Francia que,
despus de la Revolucin y el Imperio napolenico, abrazan la
segunda parte del siglo XIX hasta los inicios del XX. Con la cada
de los ideales revolucionarios y napolenicos, un profundo
malestar serpentea por entre todas las clases sociales y que
explotar en 1848 al igual que, despus del ilusorio parntesis de la
denominada larga fiesta imperial (1852-1870), rota por el
desastre de Sedan, volver a explotar en la violenta convulsin de
1871, prolongndose en las contraposiciones entre monrquicos y
republicanos, terminando, tambin a causa de las divisiones
internas entre los catlicos, por poner la nacin en manos del
humanismo ateo y masnico, sectario y anticlerical, que conseguir
echar a los religiosos de Francia, confiscando sus bienes y obras.
Esquemticamente, ste es el tiempo del P. Dehon. Nacido
en el norte de Francia (La Capelle, cerca de San Quintn), en una
familia burguesa, a los 22 aos es abogado y ha viajado por
muchos pases de Europa, de los que conoce sus idiomas
principales. Le sonre su futuro y sus padres alimentan sobre l los
mejores augurios. Pero, cules sern sus opciones? Como un rayo
en plena calma comunica su decisin, humanamente
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NDICE
1. EL PADRE DEHON Y SU FAMILIA
Andr Perroux
UN INTERCAMBIO MUY ABUNDANTE
UNA ATENCIN AFECTUOSA POR TODOS Y CADA UNO
(Mis) queridos padres
Su hermano Enrique y Laura, su cuada
Marta y Amelia, sus dos sobrinas, las traviesas
Sus abuelos, pap y mam Dehon
Tos, tas y toda la parentela
AL HILO DE LOS DAS, LAS ALEGRAS Y LOS CUIDADOS
DE LA VIDA
Escrbanme a menudo, con muchos detalles!
Todo va bien!
Un verdadero mazazo: su decisin de ser sacerdote
Estoy feliz en San Quintn
La salud de sus padres
BENDECID AL SEOR CONMIGO!
La gracia de mi vocacin, que Dios me ha dado, procede
de ustedes!
Nadie en el mundo os quiere tanto como yo!
La piedad filial
LAS COSAS DE LA VIDA
Alegras y penas en casa de Marta
La muerte prematura de Amelia
Las actividades desbordantes de un joven vicario en San
Quintn
Vida de comunidad en la casa sacerdotal; el ministerio
Sin olvidar la intendencia!
Las labores del campo
El gozo de intercambiarse regalos
Con su hermano Enrique, la fidelidad a la tradicin
familiar
CON EL CARIO, EL COMPARTIR DE LA FE
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PRESENTACIN
Un retrato del natural
I. No le gustaban los caballos
II. La tempestad de la adolescencia
III. Un mazazo para su padre
IV. El arma de los viajes
V. Confirmacin en los Santos Lugares
VI. Por fin, sacerdote
VII. Taqugrafo en el Concilio Vaticano I
VIII. Un triste parntesis blico
IX. Vicario en San Quintn
X. Nacimiento de los Dehonianos
XI. Lo que cuesta una vida
XII. Desarrollo de la Congregacin
XIII. Fuera de la sacrista
XIV. Los tres leones
XV. Un escritor prolfico
XVI. Para la evangelizacin de los pueblos
XVII. Los Dehonianos en Italia
XVIII. El Reino del Sagrado Corazn
XIX. Viajes y guerras
XX. Tiempo de reconstruccin
XXI. La ltima empresa
XXII. Hacia el eplogo
XXIII. En el amor del Corazn de Cristo
XXIV. Hacia los altares
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