Agrapha Dogmata - Román Alcalá PDF
Agrapha Dogmata - Román Alcalá PDF
Agrapha Dogmata - Román Alcalá PDF
no escritas de Platn?
Ramn ROMN ALCAL
(Universidad de Crdoba)
RESUMEN: Parece que Platn ense en la Academia otras doctrinas dife-
rentes de las expuestas por l en los dilogos. Adems, parece tambin
que voluntariamente se abstuvo de consignaras por escrito al creer que
la palabra, la enseanza oral, era un medio ms eficaz que la escritura
para transmitir aquello que tena importancia. Dicho as, puede resultar
una paradoja que el mejor prosista griego, sea un detractor, al menos en
parte, de la prosa escrita. A partir de aqu, las interpretaciones novedosas
que han provocado las doctrinas no-escritas de Platn han generado deba-
tes a veces imposibles de resolver. Aadir unas breves notas a estas dis-
cusiones es la intencin de este artculo.
PALABRAS CLAVE: Platn, doctrina no-escrita, Academia, Arcesilao,
filosofa griega.
ABSTRACT: Apparently Plato taught in the Academy teachings that are dif-
ferent from those that he put forward in this dialogues. Moreover, it
seems that he voluntarily refrained from recording them in a written form
because he thought the word, in oral teaching, was more effective than
writing in order to transmit what was important. Thus stated, it seems
rather paradoxical that the best Greek prose writer would be partly a
detractor of written prose. The original interpretations raised by these
non-written Platonic teachings have produced intense discussions which
are still largely unresolved. The am of this article is to contribute briefly
to these discussions.
Anales MSnnina,io de H&oa de L ~ Fih,sofi*~ (I9~), rn1 6 . r g s. 8 5 - I~. Sasicio &R*tcnxc&Un~nvJC&w,
3flwt Mahid
86 Ramdn Ronzn Alcal
KEY WORD: Plato, non-written Platonic teachings, Academy, Arcesilao,
greek philosophy.
El problema de las enseanzas no-escritas de Platn no es un problema
aislado que slo tenga que ver con la eleccin singular e independiente de un
pensador como Platn. Implica, adems, un amplio fenmeno cultural que se
produce en la Atenas del siglo V y IV a. C. Para enfocar en toda su magni-
tud esta cuestin, habra que remontarse hasta el ao 1928 en el que un tra-
bajo de Milman Parry Lepithte traditionelle dans Homre empez a replan-
tear la tesis de la composicin oral y formulada de los poemas homricos.
Esta idea oblig aestablecer de nuevo muchos de los principios crticos que
sustentaban las valoraciones estticas tradicionales de la literatura griega. A
partir de ah, la idea de una realidad cultural predominantemente oral y de
una recepcin auditiva de los mensajes que corresponden a las obras de la
poca arcaica y clsica griega se difundi extraordinariamente.
En los aos sesenta Eric A. Havelock declaraba en Preface to Plato que
las obras literarias griegas (entre los siglos VIII y IV) fueron producidas en
lo general para ser escuchadas pblicamente, ya sea por un pblico amplio e
indiferenciado, (como el que asista a los festivales o asambleas) o por un
pblico restringido y elitista (como podra ser el que asista a los simposios o
las escuelas, el caso de Iscrates o Platn). Es decir, advierte que para la
Grecia Clsica (lo mismo que observa Mcluhan para nuestro tiempo
1 tam-
bin) la naturaleza del medio de transmisin usado modela de manera signi-
ficativa el contenido del mensaje comunicado, fija sus limites y le impone
una orientacin.
Paulatinamente, la difusin de la escritura y de su incidencia en las for-
mas de vida organizadas sobre la base de una participacin pblica y polti-
ca masiva, se convirti en un fenmeno cultural de primera magnitud en la
Atenas de los siglos y y IV La escritura como fijacin de letras, leyes y con-
venciones2 represent el ejercicio democrtico ateniense. Lo que est escri-
1 Cf., MCLUHAN, M., The Gutenber g Galaxie. The Making of the Typog r aphic Man,
London, 1962), HAVELOCK (14d. , HAVELOCK, EA., Pr eface to Plato, Cainbridge, (Mass.),
Harvard, 1978 y en Tite L ite r ate Revolution in Gr eece and its Consequences, Princeton, 1982
2 Este fenmeno debe llevar aparejado unaalfabetizacin generalizada entre la poblacin
ateniense para el reconocimiento de esas letras, garanta necesaria para la promocin de la
democracia cuando las leyes se escriben y se exponen para su consulta, chi CAVALLO, G.,
Alfabetismo e circolazione del libro, en AA.VV., Or alit, scr ittur a, spectr acolo, Tormo,
1983, Pp. 166 y ss.
Son los g r apha dg znata las lecciones no escr itas de Platn? 8 7
to, en Atenas, se vuelve del dominio ms pblico; los decretos aprobados en
las asambleas, se transcriban de inmediato
3 y se incrementaban da a da con
los cambios continuos en la poltica de la ciudad: la relacin entre escritura y
democracia es evidente. Frente a esta proliferacin de decretos y leyes, que
refleja la mayor presencia popular en la determinacin de las modalidades de
la vida comunitaria, se levantan las recriminaciones de la aristocracia, pro-
gresivamente desautorizada, que apela a las leyes orales, antiguas e inmuta-
bles, fundadas en la ph5sis y no en el nmos humano tan sujeto a error4.
En este conflicto hay que situar la paradoja de un escritor como Platn,
posiblemente el mejor prosista griego, y a la vez un detractor, al menos par-
cial, de la prosa escrita. Para resolver esta cuestin y como procedimiento
heurstico los testimonios deben ser trabajados con criterios histricos y
exegticos claros que a menudo no se les presta la atencin debida. La orga-
nizacin de los pasajes sobre las enseanzas no escritas sera la siguiente:
1. Todas las cuestiones relativas al Platn de los dilogos. La viva voz
de un autor no puede llegar a nosotros hoy si no es a travs de su obra escri-
ta. Aqu habra que mostrar un tacto especial con la polmica incluida en los
dilogos sobre la distincin oral-escrito de Platn. Asimismo, tendremos que
poner nfasis en el Platn de los principios, en qu medida se corresponde
con la versin que Aristteles nos dar. Si existe algo en los dilogos plat-
nicos quejustifique en alguna medida la presentacin de la doctrina que pos-
teriormente har Aristteles.
2. Centraremos los testimonios sobre las lecciones no-escritas, clasi-
ficndolos de mayor a menor importancia, acudiendo a criterios histricos.
Los testimonios tardos que estn basados en Aristteles tendrn, por tanto,
un valor secundario, aunque debemos tener en cuenta aquellos comentarios
que muestran un manejo directo de alguna de las obras de Aristteles perdi-
das para nosotros. En este orden, atenderemos primero a los testimonios de
la obra acroamtica de Aristteles y despus a lo dicho en la Metaf&ica,
Fsica, Etica Nicomdquea, De anima, etc. Los testimonios de los autores que
dependen de Aristteles por relacin directa o de vecindad en el tiempo. Los
testimonios de los autores o acadmicos que atestiguan el estado de la ex-
3 Cf. SUDA, s.v. Per ikles, CICERN, De Or atar e, II, 93 y PLUTARCO, Vida de
Pendes, 8.
4 La Antgona de Sfocles, dice Vianello, es un reflejo de este conflicto poltico concre-
to y real y la herona se hace portavoz de aquella resistencia aristocrtica alas leyes escritas y
populares y de su defensa de la tradicin oral que los miembros de la aristocracia haban asu-
mido durante siglos por derecho casi natural.
88 Ramn Romn Alcal
gesis de Platn en la fase ms antigua o la polmica contra la Academia en
el tiempo en que todava sta asuma la interpretacin ortodoxa de Platn. Por
ltimo, los testimonios de la edad imperial que estn interesados en el pro-
blema de los @pcupa. Aqu tendr un lugar prioritario la tradicin acerca del
suceso pedaggico sobre Platn y su leccin sobre el Bien recogido por
Aristoxeno. Tambin estudiaremos la posible reconstruccin que la tradicin
tarda realiza del flspi t&ya8o~ aristotlico, la obra que la tradicin reconoce
como la ms importante referencia de las doctrinas orales de Platn.
1. La eleccin entre oralidad o escritura
Aunque constituye un dato histrico que Platn fund en la segunda
mitad del siglo IV a.C. una institucin filosfico-educativa denominada
Academia, tambin es cierto que Platn jams menciona explcitamente en
sus dilogos tal institucin (la referencia a la Academia en Lisis 203a-b, y
en el apcrifo Axioco 367a, conciernen al gimnasio que presuntamente sirvi
luego de lugar a su escueta), ni la actividad que llevaba a cabo en ella. Si
recurrimos a nuestras fuentes ms antiguas (a saber, el propio Platn y
Aristteles), para imaginar cmo puede haber sido realmente la Academia,
vemos que stas ofrecen cuando menos dos posibilidades: la de que Platn
haya ejercido la docencia dialgicamente, a travs de la discusin argumen-
tal con sus discpulos, tal como el Scrates del Fedn; o bien por medio de
cursos de exposiciones sistemticas, a la manera de las que se supone cons-
tituyeron la Fsica aristotlica (llamada en la Antiguedad physik akrasis).
Platn siempre mantuvo cierta animadversin hacia la escritura, y de ello
existen algunos testimonios tanto en los dilogos como en la Carta VII, escn-
ta en los ltimos aos de su vida. Entre los dilogos adquiere especial rele-
vancia el Fedro, sobre todo en su parte final (274a y ss), en laque aparece un
significativo pasaje enel mito de Theuth y Thamus que revela la crtica de un
Scrates que no acepta la escritura, porque rompe la nica y verdadera
enseanza, la oral
5. Este es el punto de partida del Fedro, el mito del carc-
ter efmero de la escritura se abre con una referencia a la tradicin oral
5 Quiz, el entusiasmo con este principio llev a Platn, a destruir sus obras dramticas
escritas, y a rechazar, como refleja en la Repblica, la poesa, la fbula y otras artes imagina-
tivas porque sustituyen la verdad por la invencin, la racionalidad purapor la sensibilidad, CfL
Repblica, 376e y ss.
Son los grapha dgmata las lecciones no escr itas de Platn? 8 9
(ico1~) o un decir, o algo que se cuenta, que enlaza con el origen de la
verdad (&XiWact), con los primeros que la tuvieron, con los antiguos de
donde surge la tradicin (concepto aristocrtico por excelencia)
6. Toda alcol
se convierte en tradicin, pero tambin en mediacin sustentada por el len-
guaje como 8~a, en la que no hay lugar para la comprobacin. El mismo
Platn es consciente de ello cuando expresa su deseo de volver a los inicios
como frmula para dar valor al conocimiento7. Y ciertamente, lejos ya del
origen puro, de la contemplacin o experiencia primitiva de la verdad, la
nica alternativa es aceptar esa akof, eso que se dice y se transmite8, pues
son muchas las deficiencias de la escritura.
Esta actitud que seala una clara postura de Platn ante la escritura, no
slo aparece en el Fedro, Szelezk9 prueba que esta idea aparece claramente
concentrada en sus dilogos de juventud y madurez (aunque con algn apun-
te interesante en el dcimo libro de Las Leyes). En este sentido, Vastos ya
6 Emilio LLED, El sur co del tiempo, Madrid, 1992, acepta esta declaracin, observan-
do que a travs de la escritura las ideas se escapaban hacia territorios a los que no llegaba el
poder o el control del que escriba, perdiendo as dominio sobre el que lela o escuchaba lo
escrito, asistimos a la prdida de dominio ejercida por la funcin pedaggica directa, vid, pp.
39 y ss., se puede completar este estudio con la reflexin sobre la escritura en sus aspectos
antropolgico, temporal, textual y didctico de El silencio de la Escritura, Madrid, 1991.
7 Tengo que contarte algo que o de los antiguos, aunque su verdad slo ellos la saben.
Por cierto, si nosotros mismos pudiramos descubrirla (Ej S totrro E~tjtev atoi>, nos
seguiramos ocupando todava de las opiniones humanas?, Fedr o, 274c 1-4.
8 Definitivamente, Socrtes no ve en la escrituraun buen medio para ensear: fjmonos
en el siguiente pasaje del Fedr o dondeScrates hace una alusin a lasdeficiencias de la escri-
tura:
Sc.- Porque es que es impresionante, Fedro, lo que pasa con la escritura, y por lo que
tAnto se parece a la pintura. En efecto, sus vstagos estn ante nosotros comosi tuvieran vida;
pero, s se les pregunta algo, respondencon el ms altivo de los silencios. Lo mismo pasa con
las palabras escritas. Podras llegar a creer que lo que dicen fueran comopensndolo; pero si
alguien pregunta, queriendo aprender de lo dicho, apuntan siempre y nicamente a una y la
misma cosa. Pero, eso si, con que una vez algo haya sido puesto por escrito, las palabras me-
dan por doquier, igual entre los entendidos que como entre aquellos a los que no les importa
en absoluto, sin saber distinguir a quines conviene hablar y a quienes no. Y si son maltrata-
das o vituperadas injustamente, necesitan siempre la ayuda del padre, ya que ellas solas no son
capaces de defenderse ni de ayudarse a si mismas.
Fed.- Muy exacto es todo lo que has dicho.
PLATN, Fedr o. 275d-276a.
9 Cfr. SZLEZK, T., Platon und die Schr iftlichkeit der Philosophie. nter pr etationen zu
den fr uhen und mUer en Dialog en, Berlin, 1985, existe traduccin italiana concordada con el
autor de Giovanni Reale, Platone e la scr ittur a della filosofia, Milano, 1992 (3 cd.). chi cap.
-y.
90 Ramn Romn Alcal
adelantaba que no era difcil imaginar aPlatn participando (en la Academia)
en mltiples discusiones filosficas, y que estimara esta actividad dialctica
como mucho ms valiosa que la composicin escrita, por considerar a esta
ltima un mero registro provisional y fragmentario de la verdad, descubierta
y reivindicada en el debate en vivo. No es que Vlastos
10 coincidiese con las
hiptesis de la Escuela de Tubinga en cuanto a las doctrinas no escritas, sino
que paral ladiscusin oral era responsable de la elaboracin completa y fia-
ble de los principios filosficos, los cuales cuando estaban perfectamente
asentados entonces se consideraban prestos para su publicacin.
Ciertamente, hay una aceptacin de al menos parte de la posicin de
Tubinga, pues, podemos arriesgamos a suponer que en el curso de estos argu-
mentos Platn exploraba con sus seguidores no slo las opiniones que cono-
cemos en sus dilogos sino tambin otras muchas teoras que l encontr
suficientemente atractivas como para ser expuestas y defendidas en el argu-
mento oral, pero que no logr elaborarlas por completo. Estamos acostum-
brados a evaluar el pensamiento platnico a partir de los dilogos y a oponer
stos a las explicaciones no-escritas, yese es el error. Ni las explicaciones no-
escritas pueden justificar plenamente una transformacin del paradigma
interpretativo de Platn, ni los dilogos pueden ser reconocidos como el
nico modelo comn posible de su filosofa. Si como ya hemos propuesto
pensamos en Platn primero como maestro y despus como filsofo, tendre-
mos que reconocer que el juego mismo del aprendizaje exige, primero discu-
tir las premisas de las que parte el dilogo y aceptar las conclusiones ms
verosmiles que surjan en el proceso de la discusin, segundo, integrar todas
las opiniones y modificar, si es necesario, los planteamientos iniciales. As,
algunos problemas se resolvern, otros quedarn inconclusos aun despus de
todas las discusiones posibles y algunos simplemente se disolvern11.
L O VLASTOS, O. , On Platos Oral Doctrine, Rewiew ofKrmer, Arete bei Platon und
Aristoteles., en Gonomon, 41 , 1 96 3, pp. 6 41 - 6 5 5 , principalmente, 6 5 3- 6 5 4.
II Obviamente, el verdadero discurso para Platn no es aqul que se plasma en el papel,
sino en el alma:
Sc.- As e s, en efecto, querido Fedro. Pero mucho m s hermoso, pienso yo, es ocuparse
con seriedad de esas cosas, cuando alguien, haciendo uso de la dialctica y eligiendo un alma
adecuada, planta y siembra palabras con fundamento, capaces de ayudarse a si mismas y a
quienes las planta, y que no son estriles, sino portadoras de simientes de las que surgen otras
palabras que, en otros caracteres, son canales por dondese transmite, en todo tiempo, esa semi-
la inmortal, que da felicidad al que la posee en el grado ms alto posible para el hombre.
Fed.- Esto que dices es todava mucho ms hermoso.
PLATN, Fedr o, 27k. Una antologa de reciente publicacin sistematiza con claridady
Son los grapha dgmata las lecciones no escr itas de Platn? 91
A veces podemos pensar que fue Platn mismo quien no concibi los di-
logos como creaciones autrquicas. Muy a menudo esto acontece bajo la
forma de pasajes en blanco en los que el tema es presentado y a la vez
excluido, por el momento
12. Ahora bien, en la crtica del Fedro3 a la escri-
tura se lee que el buen filsofo es aqul que auxilia oralmente a sus escritos,
pues los escritos no pueden abarcar todo el saber, y l se encuentra en pose-
sin de cosas de ms alto valor (rqnrEpa). Este planteamiento se encuentra
asimismo fuertemente respaldado por una serie de afirmaciones, decisivas y
valiosas tanto por la firmeza que las caracteriza como por la gravedad de sus
contenidos, que encontramos en la Carta VII. Efectivamente, entre sus pgi-
nas encontramos una serie de revelaciones que nos van a ser de gran utilidad
y que darn mucho sentido al por qu de las doctrinas no escritas. Un frag-
mento sobre la prctica de la escritura centra esta polmica:
Precisamente por ello cualquier persona seria se guardar muy mucho de con-
tar por escrito cuestiones serias, exponindolas a la malevolencia y a la ignoran-
cia de la gente. De ello hay que sacar una simple conclusin: que cuando se ve
una composicin escrita de alguien, ya se trate de un legislador sobre leyes, ya
sea de cualquier otro tema, el autor no ha considerado estas cuestiones como de
mayor gravedad, ni l mismo es efectivamente sedo, sino que permanecen ence-
nadas en la parte ms preciosa de su seri4
La transparencia de estas palabras no deja lugar a dudas. No sabemos con
exactitud las circunstancias que rodeaban a Platn cuando escribi la Carta
VII. Es ms su autenticidad ha sido puesta en duda hasta principios de siglo
en que se demostr su legitimidad y, an as, todava hay autores que man-
tienen cierto escepticismo al respecto15. De lo dicho, es natural una deduc-
cin como la siguiente: existen temas en Platn que son considerados ms
serios que sus escritos. Unas pginas ms atrs, refirindose a lo que s con-
sideraba serio, esto es, las cosas de mayor valor, escribe: ...Ya s que hay
precisin todos y cada uno de los textos sobre esteproblema. CfL ARANA MARCOS, J. R.,
Platn. Doctr inas no escr itas. Antolog za. Bilbao, 1998.
12 CfL SLEZK, T. A., Zur tiblichen Abneigung gegen dic Agrafa Dogmata, Me<thexis,
VI, (1993), pp. 155-174, existe traduccin en el Suplemento para pases de habla Hispana, p.
162 y ss.
i3 Cfr. Fedr o, 278c-d.
i4 PLATN, Car ta VIL 344c.
t5 Cfr. TARRANT, E., Midle Platonism and dic Seventh Epistle>. Phr onesis, 28, (1983),
pp. 75-103.
92 Ramn Ramn Alcal
otros que han escrito sobre estos mismos temas, pero ni ellos mismos saben
quines son (otnw 5, oSattoi abrot). En todo caso, al menos puedo
decir lo siguiente a propsito de todos los que han escrito y escribirn y pre-
tenden ser competentes en las materias por las que yo me intereso, o porque
recibieron mis enseanzas o de otros o porque lo descubrieron personalmen-
te: en mi opinin, es imposible que hayan comprendido nada de la materia
(rottow ObK Kara ~E rijv 4tjv 5~ctv irspt ro np~atoq tminv
otSv). Desde luego, no hay ni habr nunca una obra ma que trate de estos
temas (o~icovv qtv7E irsp~ atr6v ~an ayypapgcz o~55t .tjnots yvwrrn )16.
Quiere esto decir, que lacrtica a la escritura debe interpretarse como la
expresin de una voluntad regresiva en Platn?
17 El problema es complejo,
si Platn pone en duda la posibilidad de transmitir saber y conocimiento por
medio de la escritura, qu relacin tiene la filosofa en general con los tex-
tos que a ella se refieren? Brisson18 cree ver ms bien en Platn, el anlisis
lcido de los lmites de la escritura como medio de comunicacin inevitable
desde ese momento. Platn, pues, no condena la escritura sin apelacin, sino
que recuerda su estatuto inseguro. A raz de ello, crea una nueva frmula para
sus escritos: el dilogo, frmula19 que concilia esa paradoja en la que se cn-
1 6 Car ta VIL 341b-342a. Estas lneas han despertado las actitudes y posiciones ms dis-
pares. Chemiss es, posiblemente, el ms radical, Yo slo puedodecir lo que he dicho antes:
aquellos que piensan quePlatn escribi (la Carta VII) 341 bl-c4 deberan abtenerse de decir
o escribir algo acerca de su verdadera filosofa, CHERNISS, H., The Riddle of the Ear ly
Academy, Berkeley-Los Angeles, 1945, p. 13. SZLEZK, art. cit., p. 79, dice que el rechazo
de sta por los motivos que sean no impedira seguir encontrando pasajes en la obra platnica
sobre los g r apha dg mata.
1 7 Resolvera este problemaaceptar la hiptesis popperiana que defiende la transicin en
los dilogos de Platn, desde una epistemolog a optimista (ligada a Scrates) hasta una
epistemolog a pesismista fmto de un desengao. As, encontraramos por primera vez dos
filosofas diametralmenteopuestas acerca del Estado y de la sociedad; por un lado, un racio-
nalismo antitradicionalista, antiautoritario, revolucionario y utpico, por otro, un tradiciona-
lismo autoritario. Sin llegar a reconocer estrictamente las consecuencias de la hiptesis pop-
periana, creo que existen indicios razonables en la obra platnica de estamutacin gnoseol-
gica. Cfn POPPER, K., El desar r ollo del conocimiento cientfico. Conjetur as y r efr taciones,
Buenos Aires, (28 ed.), 1979, Pp. 16-20.
~ BRISSON, L., Prsupposs et consquences dune interprtation sotriste de
Platon, Mthexis, VI, (1993), p. 17 (existe traduccin espaola, suplemento para pases de
habla Hispana, p. 17). En su opinin, Platn no condena la escritura sin apelacin, sino que
recuerda su estatuto inseguro, propio de las cosas sensibles a las que pertenece, en compara-
cin con la investigaciny la transmisin oral del saber verdadero que el alma recibe.
19 WIELAND, W., La crtica de Platn a la escritura y los lmites de la comunicabili-
dad (trad. de AlejandroVig o),Mthexis, IV, (l991>,pp. 19-37. El dilogo como creacin lite-
Son los grapha dgmatalas lecciones no escr itas de Platn? 93
rica a la escritura a travs de la escritura misma
2O. El dilogo es en s la cr-
tica a la misma escritura, interesante paradoja, pues, por una lado la escritu-
ra tiene ventajas (la comprensin, la invariabilidad y la inercia)21, permite
una conservacin perpetua e inmutable independiente de la memoria, pero a
la vez es insuficiente si no es auxiliada y si no existe una cierta predisposi-
cin en el alma del filsofo22. El lenguaje escrito de Platn tiene un doble
perfil: por una parte, un genial procedimiento de crtica y de compromiso
social, dado el clarsimo reflejo de la vida intelectual y poltica de la polis.
por otra parte, una riqusima fuerza sugestiva tanto para despertar el inters
por la filosofa, como para enfrentarse con problemas filosficos elevados.
Hasta aqu, creo que hemos mostrado razonablemente la existencia de la
polmica entorno a la filosofa oral de Platn. La cuestin bsica que hay que
resolver es, por tanto, el papel que las enseanzas no-escritas juegan en la
filosofa platnica: es decir, si Platn concibi las doctrinas no-escritas como
raria erael mejor medio de transmitir las ideas platnicas. Scrates ve en la palabra mayor lite-
ralidad que en la escritura, y adems tiene un carcter instrumental. Sin embargo, corre el peli-
gro de ser mal interpretada, peligro que se conjura con el dilogo que posibilita la correccin
y nuevas formulaciones.
20 Enesa paradojael dilogo cumple funciones que no son exclusivamente filosficas, ni
platnicas. El dilogo en ta democracia incipiente supuso la atenuacin de los lenguajes
dogmticos, ahora no es el imperio del sacerdote o del rey, del ritual oral, tradicional, tantas
veces repetido en el que se halla la verdad, sino en la confrontacin de las opiniones. Se toma
distancia, cierto escepticismo frente al discurso establecido y en consecuencia, se democrati-
zael lg os a travs de la dxa. Como ejemplo, pues, los dilogos platnicos son un mensaje
multilateral, emitido, pero a la vez criticado, contradicho por algunos personajes y defendido
por otros. Es un pensamiento roto, dice LLEDO, ya desde un principio, por la presin que en
l ejercen los intereses, la educacin, la personalidad social de los que hablan. Pero esta mp-
tura de la aparente coherencia del discurso filosfico acrecienta, de hecho, su riqueza, cf.
LLED, E., Memor ia del log os, Madrid, 1984, Pp. 3743.
21 1. La comprensin: es imposible anotar ntegramente un discurso que excedade cierta
longitud. Hay que hacer unaseleccin para abreviar.
2. La invariabilidad: una vez que un mensaje es escrito, ya no se lo puede modificar sin
transformarlo.
3. La inercia: e escritono se puede adaptar a sus destinatarios, especialmenteporque no
puede responder a las preguntas que suscita la comprensin del mensaje que transmite, cfr.,
BRISSON, L., art. cit., Pp. 17-18.
22 Guiadas por el inters de atribuir a las doctrinas no-escritas el papel fundamental y
decisivo en la filosofa, son muy significativas las palabras de Gaiser: Se puede aplicar a los
dilogos platnicos lo que Herclito dijo del dios en Delfos: No afirma ni oculta, sino que se
hace entender por signos,GAISER, K Platone come escr ittor e filosofico. Sog g i suller me-
neutica dei dialog hi platonici a cur a di P. Tomasi, con una pr emessa di M. Gig ante, Napoli,
1984, pg. 87.
94 Ramn Rom4n Alcal
la exposicin definitiva de los principios ltimos de la realidad, o les da el
valor de un anlisis ms, junto a lo ya publicado en sus dilogos. En este sen-
tido, si Platn pone en duda la posibilidad de trasmitir saber y conocimiento
con los medios de la escritura, es necesario plantear de inmediato la relacin
que sus propios textos filosficos tienen con la pretensin de exponer y
comunicar los resultados de su pensamiento filosfico
23.
III. L os testimonios de los grapha Dgmata
Si no intentamos esquivar los contenidos de la Carta VII, y si reconoce-
mos como material indispensable lo que Platn confiesa en ella, podramos
llegar a tres conclusiones diferentes:
1a Que la evidencia notica es inalcanzable sin logos. Efectivamente, y
atenindonos a la crtica que lleva a cabo Platn en la Carta VII a los escri-
tos de filosofa, slo mediante el discurso dialgico (el papel de los dilogos
sera crucial) puede alcanzarse el verdadero conocimiento. La postura de
Platn ante estos presupuestos tericos sobre Ideas y Principios no es, por
tanto, dogmtica. Ni l mismo siquiera asegura haber alcanzado tal conoc-
miento~.
Y La metafsica que comporta las enseanzas no escritas tiene un valor
superior a las enseanzas de los dilogos
25. Segn esta hiptesis habra que
enfrentarse con los dilogos con criterios que resalten ese carcter aportico
en ellos, en aras de una enseanza no escrita fundamentalista. En ese caso, la
23 WIELAND, W., La crtica de Platn a la escritura y los lmites de la comunicabili-
dad, Mihesis, IV, (1991), p. 19.
24 PLATN, Car ta VIL 343c-344.
25 Precisamente por ello cualquier persona seria se guardar muy mucho de contar por
escrito cuestiones serias, exponindolasa la malevolenciay ala ignoranciade la gente. De ello
hay que sacar unasimple conclusin: que cuando se ve una composicin escrita de alguien, ya
se trate de un legislador sobre leyes, ya sea de cualquier otro tema, el autor no ha considerado
estas cuestiones como de mayor gravedad, ni l mismo es efectivamente serio, sino que per-
manecen encerradas en la parte ms preciosa de su ser, Car ta VII, 344c-d y basndonos en
una afirmacin de la Carta II: La mejor defensa es, no escribir, sino aprender de memoria,
pues es imposible que lo escrito no acabe por divulgarse. Esta es la raznpor la que yo no he
escrito nunca acerca de estos temas, y no hay obra algunade Platn ni la habr. Las que ahora
se dice que son suyas son de Scrates en la poca de su bella juventud. Adis, y hazme caso;
de momento, tan pronto como hayas ledo y reledo esta carta, qumala CARTA IL 3 Nc.
Ciertamente, no debemos olvidar que la autenticidad de esta carta an est en entredicho, y su
valor no puede trascenderal de la curiosidad.
Son los grapha dgmata las lecciones no escr itas de Platn? 95
ltima verdad la Idea de Bien y, en la versin de la enseanza no escri-
ta, lo Uno habra sido ya alcanzada por Platn y ello le otorga un carcter
dogmtico.
3 a Slo un grupo de personas capacitadas pueden alcanzar ese conoci-
miento de mayor valor. En 340c1-4 propone efectivamente que el hombre
capaz de alcanzarlo no ha de ser una vulgar naturaleza, a saber: ...Porque si
el oyente es un verdademfilsofo, apto paraesta ciencia y digno de ellapor-
que tiene una naturaleza divina, el camino que se le ha enseado le parece
maravilloso, piensa que debe emprenderlo inmediatamente y que no merece
la pena vivir de otra manera
26.
Esta postura adoptada por Krmer y sus colegas de Tubinga es la ms
radical pero se enfrenta con numerosos inconvenientes, pues la mera refe-
rencia de la obra escritaplatnica no resuelve este problema. Para la Escuela
de Tubinga, los testimonios de la llamada tradicin indirecta, se convierten
por ello, en el pilar bsico de las tesis que defienden (fundamentalmente
Gaiser, Krmer y Reale) la prioridad de las doctrinas no escritas. De entre
estos testimonios, adquieren una especial importancia un fragmento de la
Fsica de Aristteles y otro fragmento de los Elementa Harmnica de
Aristxeno, en los que se hace clara alusin a las enseanzas de Platn de las
que no se da fe en los dilogos. Del primero, destacamos las siguientes lneas:
Tambin dice Platn en el TYmeo que la materia y el espacio son lo mismo; pues
lo participante (t pstaXiprnicv) y el espacio son una y la misma cosa. Por
cierto, all habla de lo participante de otro modo que en las llamadas opinio-
nes no-escritas ( v tol; Xzyo~tvoi ypwpoi 8y~.taciv ). No obstante, dice cla-
ramente que el lugar y el espacio son lo mismo. En efecto, todos dicen que el
lugar existe, pero slo ste [sc.Platn] intent decir qu es. [.1
Si se nos permite la digresin, Platn debera decir por qu las Ideas y los
Nmeros no estn en un lugar, si es que efectivamente lo participante es el
26 Ms tarde, refuerza estaidea, De modo que cuantos no sean aptos por su naturaleza y
no armonicen con la Justicia ni dems virtudes (d~cxe rnoot ubv Bucaiov te K(d t~v &flmv
ca KQ>~ ~t
1itpoapuei; Et&t ical 4vyysvni; ), por muy bien dotados que estn para aprender
y recordar en otros aspectos, as como quienes, teniendo afinidad espiritual, carezcan de capa-
cidad intelectual y de memoria, ninguno de ellos conocer jams la verdad sobre la virtud y el
vicio en la medida en que es posible conocerla (o~5w; xotrwv n~1rots jx&oatv XiWstav
0pCTY1 Et~ t &uVatv oi58t icaicia ), PLATN, Carta VIL 344 a2-bl. En la Carta IL 314
al-16, tambin resalta este privilegio natural que selecciona a unos pocos para dedicarse al
conocimiento de las cosas de mayor valor .
96 Ramn Ramn Alcal
lugar, sea lo participante lo Grande y lo Pequeo, sea la materia, tal como ha
escrito en el 7Tmeo
27.
En estas lineas de Aristteles, encontramos una de las expresiones ms
inequvoca25 sobre la existencia de opiniones consideradas orales de Platn:
en toEs legomnois graphois dgmasin, (a saber en las llamadas las opi-
niones no escritas). Ciertamente, los detractores de las opiniones no-escritas
recogen un matiz irnico en el trmino llamadas de Aristteles, quejusti-
ficara, segn su punto de vista, eliminar cualquier seriedad a lo que viene
despus. Por contra, es mi opinin que no podemos resolver con una sonrisa
distante o sarcstica el valor de la expresin los llamados dgrapha dgma-
ta. Dice Szlez~k que el contexto del pasaje del curso de Fsica aristotlico,
legomnois no tiene nada del significado devaluador que en las lenguas
modernas, se halla ligado con expresiones del tipo sogenannt, so-called,
cosidetto, que se aplican para querer decir que algo no merece la pena29. En
este sentido, parece que Aristteles no ironiza30 con algo a lo que l est
aconstumbrado, ms bien creemos que denota. Muchos ejemplos del Index
Aristotelicus, sealan a la utilizacin de legmenos, de forma parecida a
nuestro moderno es decir, apoyando ms la actividad del nombrar que
poniendo en duda e] nombrar mismo3t.
27 ARISTTELES, Fsica, IV, 2, 209b 11-17.
28 Isnardi Parente cree quees el nicotexto inequvoco, cf., Platone e il problema degil
grapha, Mihesis, VI, (1993), PP. 73-93, existe traduccin castellana, vid. , principalmente.
p. 75. Este testimonio sin embargo, dice ella, no aporta nada acerca de unadoctrina ajena a los
dilogos, cf. Platone e u discorso scritto, Rivista di stor ia dellafilosofla, 3, (1991), Pp. 437-
461, sobre todo pp. 443-445.
29 Creo demostrado razonablemente por Szlezk que cuando los griegos utilizan los par-
ticipios >qpepoq y icaAo4evog, lo hacen regularmente para expresar que a una cosa se le da
en los hechos un nombre determinado, sea con derecho o sin l. As, dice l, con este signifi-
cado objetivo hay quetraducir ib eg t3menon A como aquello a lo que se da el nombre
A. Este significado es recogido en castellano por el tnnino llamados, que no adquiere,
creo yo, el sentido peyorativo o irnico que tiene en otros idiomas, Cf. SZLEZK, T., A
propsito de la habitual animadversin frente a los dg r apha dg mata, art. cii., Pp. 154-156,
ver tambin el apndice sobre el significado de legmenos, informe de la gramtica, bidem,
pp. 167-168, donde demuestradesde una perspectiva gramtical los extremos defendidos en
su artculo sobre estacuestin.
3 0 KRAMER, H., La imagen antigua de Platn y la nueva, art. cit., p. lOO, apoyndo-
se en los numerosos ejemplos aportadospor BONIIZ, H., ndex Ar istor elicus, Graz, 1955, p.
424, observa que Aristteles utiliza habitualmente la expresinllamadas, llamados, para
trminos ya empleados, y aventuraque con el sentido de nuestras modernas comillas.
31 Plutarco en lqda de Alejandm, aporta unos datos fundamentales ami entender sobre el
Son los grapha dgmata las lecciones no escr itas de Platn? 97
Ahora bien, aunque hayamos constatado la existencia de esas lecciones
no-escritas, los testimonios no nos dicen nada acerca de una verdadera ypm-
pia doctrina de Platn distinta a la de los dilogos: Aristteles no nos dice
nunca, all donde atribuye a Platn teoras que no coinciden con las de los
dilogos, que se est refiriendo a los dgrapha dgmara. Para lan Mueller
32,
los grapho dgnmra a los que se refiere Aristteles en la Fsica 209a 14-15
son ideas que Platn expres oralmente, con lo que no sera del todo acerta-
do considerarlas dentro de una doctrina secreta Geheimlehre, como las
design Kmer en un primer momento-.
La preservacin de un secreto reposa sobre la violencia impuesta por un
grupo que desea asegurarse influencia y poder por medio de una doctrina
secreta. Slo se podra justificar esta hiptesis defendiendo la idea de una
verdadera doctrina (opuesta alos contenidos de los dilogos33) cuyo conoci-
miento se reserva aun muyreducido nmero de iniciados, actitud que tendra
que ser relacionada con el sistema pitagrico. Se hace difcil pensar en un
cuerpo de doctrinas cristalizadas entanto que los principales discpulos no
slo Aristteles sino tambin y sobre todo los dos primeros sucesores de
Platn a la cabeza de la escuela, Espeusipo y Jencrates, no admitieron, por
ejemplo, un elemento tan esencial de la doctrina platnica como la doctrina
de las Formas. Eggers Lan estudia la posible postulacin de una teora de los
asunto que discutimos. En un pasaje del cap. VII, nos informa que Alejandro no slo aprendi
la tica y la poltica, sino que tambin tuvo conocimiento de las enseanzas especializadas
reservadas a los filsofos, llamadas acmamdticas (&icpoapxxucy directas, escuchadas de la
boca del mismo maestro) y eppticas ( ontuaYy slo para iniciados) que, atencin al dato,
no comunicaban a la muchedumbre, cic ~q~e~,ov 6k iroflo , PLUTARCO, Vidas
Par alelas, Alejandro, VII, 5-6. Constatamos el hecho de que en Aristtelestambin podemos
distinguir entre lecciones para el gran pblico y lecciones para minoras, sus alumnos. En el
mismo pasaje Alejandrose queja de que Aristteles ha publicado en libros ( v ~,.~Xwt~) algu-
nas de estas doctrinas, Alejandro a Aristteles, felicidad. No has hecho bien en publicar los
tratados acroamticos; porque en qu nos diferenciaremos de los dems, si las doctrinas en
que nos has instruido han de ser comunes a todos? (si KaOo tnat&t6iysv Xyou. otrot
nvtwv covtm ,coxvo). Pues yo quiero sobresalir ms en los conocimientos tiles y hones-
tos que en el poder, Ibidem.
32 MUELLER, 1., The esoteric Plato and the analytic Tradition, Mthesis, VI, (1992),
pp. 115-134, cf. principalmente, pp. 115 y 124-128 de la traduccin espaola, dice Mueller que
tiene que haber un acuerdo sobre que los grapba dgmata no eran un secreto acadmico.
33 Los dilogos tendran slo una funcin pr otr phca, esta es la tesis de GAISER, K.,
Pmtr eptik und Par dnase bei Platon. Unter suchun g en zur For m des Platonischen Dialog s,
Stuttgart, 1959, en contra estara por ejemploBRISSON, art. cit., p. 22.
98 Ramn Romn Alcal
principios, en el marco de las enseanzas no-escritas
34, intentando aclarar si
en la obra escrita existen argumentos que sealen a ciertas entidades ontol-
gicamente superiores a las ideas35. A juicio de Eggers son numerosos los
pasajes de la obra de Platn, en los que ste habla de principios o bien de rea-
lidades ontolgicamente supremas36 pero llega como conclusin a tres ideas
fundamentales:
a) No ha podido hallar entidades ontolgicamente superiores a la Ideas.
Lo que s est claro es que las Ideas son superiores ontolgicamente a las
cosas de este mundo y no slo a las sensibles, sino tambin aotras cosas cuyo
status es intermedio. En cualquier caso, no hay algo superior a las Ideas.
34 Cfr EGOERS LAN, C., La concepcin de los principios en los dilogos platnicos.
Mthexis, VII, (1994), Pp. 27-41.
35 Aristteles seala en Metal. , A 6, A 9 y M 4 dichos principios (a saber, lo Uno y la
Diada indefinida) comoalgo cuya existencia es para los platnicosde mayor importancia que
las Ideas, es decir, en apariencia, ontolgicamente superiores a stas. La polmica parece
moverse, pues, en tomo a dos propuestas: a) tal concepcin ha sido expuesta por Platn slo
oralmente, y en los dilogos slo se dan indicios de ella (cfr. KRMER, REALE Y
SZLEZAK, art. cit., en Mthexis, VI, Pp. 95-114, 135-154 y 155-174); b) Los nicos princi-
pios ontolgicos superiores de la filosofa platnica que conocemos a ciencia cierta son las
Ideas, pues es lo que hallamos en los dilogos, y lo dems es mera conjetura poco fidedigna
(cfr. BRISSON, ISNARDI PARENTE, art. cit., en Mthexis. PP. 11-35 y 73-93.
36 Enel Fedn, se estableceuna clara jerarquizacin ontolgica, pues se diceque lo Bello,
lo Bueno, etc., son o existen al mximo (kXtota, 77a 4). En L a Repblica encontramos
tres alegoras: el sol, la lnea y la caverna. En la primera, se introduce lajerarquizacin y cuan-
do habla de la Idea del Bien dice que se eleva aun ms all(fa iricst~u) de la uoia en dig-
nidad y poder (aunque el pasaje mencionado (Rep. , VI, 509b 2-10) ha sido y sigue siendo muy
controvertido. Otro problemaes que en la segunda alegora no se menciona la Idea del Bien
ni tampoco al sol, hallamos en la seccin inteligible, supuestos (tno6taew): 510b5, Sla
3, b 5 yd 1) yen la cima un principio no-supuesto (p~j &v,rn6eto: 510b 7, Sla 5-b 7,
c 8 y d 1) al cual se accede mediantela dialctica, marchando de idea en idea. Por su parte, en
la alegora de la lnea, al retornar la mencin del mtodo dialctico, olmos hablar de nuevo de
supuestos (irno6osat 533 c) y del principio (ar ch) que los supera, al cual slo la dialc-
tica permite acceder, principio que, segn Eggers, como muestra el contexto (534 b-c) es la
Idea de Bien. Ms adelante cuando en el Sofista , Platn planteael problema de la posible com-
binacin de lasIdeas entre s, seala la inconveniencia de hablar de todas las Ideas, y se pro-
pone como mtodo el de escoger algunas de las consideradas supremas, tdv syatwv
Xzyo~itvov. En el poltico, en cambio, Platn habla de los seres supremos (o ms impor-
tantes stytota) y venerabilsimos (o ms valiosos, tiznitata). Eggers deduce que los seres
supremos del Poltico no son todas las Ideas, sino slo algunas o alguna que se privilegia,
como en el caso de los gtytata y~m del Sofista, pero a diferencia de stos, con un carcter
ontolgico supremo.
Son los grapha dgmata las lecciones no escr itas de Platn? 99
b) Parece haber Ideas superiores a otras Ideas, es decir, una jerarquiza-
cin ontolgica.
c) El hecho de que la exposicin y explicacin sobre esta especie de
Meta-Ideas (superiores a todas las Ideas) pudiesen ser los contenidos de las
explicaciones no-escritas, es una posibilidad que queda abierta.
No hay razones, pues, para apostar por el secreto en las lecciones no-
escritas. Un Platn misterioso que oculta sus mejores doctrinas frreamente
dogmticas es impensable y estara en contradiccin con la actitud que
encontramos en los dilogos. En este sentido arguye Slezk que, cuando
Aristteles escribe Agrapha dgmata no pretende implicar nada ms fuerte
que r& 4to~ SoicoOvra, mis propias opiniones (subrayando el posesivo) que
Scrates en la Repblica admite tener acerca del Bien
37, con lo cual, la ima-
gen tradicional de dogma como verdad irrefutable queda debilitada.
Parece pues que Platn explicaba en la Academia discuta algunos aspec-
tos de su pensamiento, quiz apto solo para sus discpulos, que luego no
publicaba. Actitud que no resulta extraa. Estamos demasiado acostumbra-
dos a evaluar el pensamiento platnico a partir de los dilogos y a oponerlos
a las explicaciones no-escritas, como si fuesen dos sitemas de pensamiento
diferente. Pero si pensamos ms en Platn que en sus escritos, podemos reco-
nocer que ni podemos justificar plenamente la transformacin del paradigma
interpretativo de Platn por las explicaciones no-escritas, ni podemos admi-
tir los dilogos como nico canon posible de su filosofa. Si pensamos en
Platn primero como naestm, y despus como filsofo, tendremos que con-
siderar que las normas del aprendizaje filosfico, exigen primero exponer (en
voz alta) las teoras, aceptar sugerencias orevisar las crticas y segundo inte-
var esas opiniones en el esquema previo, modificando, en su caso, los plan-
teamientos iniciales. Por eso, hemos optado por traducir los grapha dgma-
ta por lecciones no-escritas, con esta traduccin anulamos el secreto y
debilitamos el esoterismo de estas doctrinas platnicas.
IV Sentido y significacin de los graphez Dgnwta
Si ya de por si la situacin es compleja, se aade unadificultad ms y es
los prejuicios con los que nos encontramos sobre el testigo principal de los
37 PLATN, Repblica, 306e 2, 509c 3, 517b 6 y 533a 3; cf. l7meo, 48c 6.
100 Ramn Romn Alcal
dgrapha dgmata: Aristteles
38. Szlezk concluye que la discusin en tomo
a los (dgrapha dgmata) slo ser frtil en tanto que se dejen a un lado pre-
juicios de este tipo. El texto de Aristxeno39 aunque no es menos polmico,
puede servir para corrobar la informacin aristotlica. En tomo a l se han
barajado multitud de hiptesis. Antes de entrar en un anlisis del mismo lo
mejor sera leerlo con detenimiento:
Segn Aristteles contaba una y otra vez (al &~ystto), esto es lo que experi-
ment la mayora de los oyentes de la conferencia [o curso] (&icpamv) de Platn
sobre el Bien. En efecto, cada uno acudi suponiendo que aprendera algo de los
que son considerados bienes humanos, tales como riqueza, salud, fuerza, en
suma una maravillosa felicidad. Pero cuando se hizo manifiesto que los argu-
mentos (oi Xyot) versaban sobre matemticas, tanto de nmeros como de geo-
metra y astronoma, y, para colmo (t irpw), sobre que [el] Bien es [lo] uno (la
unidad), creo que les pareci algo completamente paradjico; y algunos des-
dearon el tratamiento, otros lo censuraron. Ahorabien, a qu se debi toda esta
perturbacin? A que no haban alcanzado a informarse sobre la ndole del tema,
sino que, a la manera de los ersticos, haban ido en tropel boquiabiertos, atra-
dos por el mero ttulo. Pero si se les hubiese brindado de antemano una exposi-
cin sumaria del tema, el posible alumno habra desistido de su intento, o bien,
si le agradaba, habra permanecido hasta el fin. Por esa misma razn Aristteles
mismo acostumbraba a dar a sus posibles alumnos un resumen preparatorio del
tema y del mtodo de estudio40.
Ledo el texto de Aristxeno sin ningn tipo de presupuestos deforman-
tes, nos encontramos con la noticia de que Platn no sola informar con ante-
3~ La gran ofensiva contra Aristteles como fuente histrico-filosfica desatada por
Chemiss, hizo tambalear su testimonio como poco digno de confianza. Las ms amplias res-
puestas no se hicieron esperar pues poner en cuestin la autoridad de Aristteles sobre este
particular era ponerla tambin sobre su actuacin sobre los presocrticos. Ante esto, W. D.
Ross escribe: Aristteles no fue el genuino majadero que resultahaber sido segn el profesor
Chemiss (...) El profesor Cherniss ha expuesto muchos de ellos (sc problemas de Aristteles)
con gran habilidad. Pero ni por un momento pienso que ha establecido su tesis de que todo lo
que dice Aristteles sobre Platn, que no pueda ser verificado a partir de los dilogos, sea puro
malentendido o tergiversacin, ROSS, W.D., Platos Theor y of ideas, 1951, p. 143.
39 Aristxeno nace entre el 333/336 a la muerte de Aristteles se prevea que podraasu-
mis la direccin de la escuela, conlo que tendraen el 322/1 una edad madura. De orientacin
empirista Aristxeno tiene unaformacin musical y un dominio de la teora musical envidia-
ble. Reconoca un vivo inters por Pitgoras y el pitagorismo y una cierta maledicencia con
Scrates y Platn, cf. Dictionnair e des Philosophes Antiques, 1, Paris, 1989, Pp. 590-593.
40ARISTXENO, Elementos Har mnicos, u.
Son los grapha dgmatalas lecciones no escr itas de Platn? 101
lacin del tema y los contenidos de sus lecciones. As aquellos que acudan a
escucharlo, guiados por el ttulo o por alguna indicacin genrica salan por
lo general defraudados. Hay cierta malicia en Aristxeno (mezclada con la
clsica antipata que un aristotlico tendra de Platn$
1, pero est perfecta-
mente atestiguado que Platn daba lecciones (segn Isnardi Parente akra-
sis est utilizado generalmente para designar no una sino varias lecciones
que formaban una unidad42), que las dictaba, al parecer, enuna escuela (posi-
blemente la Academia) abierta a mltiples oyentes, algunos de los cuales no
seran especialistas en la filosofa platnica. Es ms, segn ella, el uso por
parte de Aristxeno, del verbo en tiempo imperfecto (&flyEito) refiere una
accin que debe considerarse repetida.
As pues, no estaramos ante una conferencia aislada, sino ante unas lec-
ciones programadas en forma de curso43, sobre el Bien, donde Platn habla-
ba de Matemticas y donde llegaba a afirmar que el Bien es uno (tambin
propone Eggers Lan en esta traduccin, que el Bien es lo Uno). Si el pblico
no hubiese estado preparado para escuchar la doctrina intra-acadmica,
especfica de Platn, y se hubiese tratado de un pblico ilustrado acostum-
brado alas lecturas pblicas (epideixis) de los Sofistas, ms generalistas. que
a los fundamentos matemticos de principios metafsicos ontolgicos, por
qu Platn consider oportuno hacer pblica la base matemtica esotrica y
elevadamente tcnica de su filosofa del Bien como Lmite y Unidad a un
pblico tan poco acostumbrado a ella? No tendra sentido, ms bien tiendo a
pensar que el pblico que asista a estas lecciones era competente, aunque
esto no impeda que estuviese desconcertado.
Apoyara esta idea la percepcin cada vez ms restringida que la tradi-
cin tiene de estas conferencias. Un texto de Albino est en esta lnea:
4 GEFFCKEN, J., Antiplatonica, Her mes, LXIV, (1 929), pp. 91-109, observa que
Aristxenoes un testigo antiplatnico que quiere con su noticia insinuar que Platn era un mal
maestro. Su fuerte posicin antiplatnica y el marco exagerado en el que incluye sus palabras
sobre Platn introducen cierto escepticismo en su descalificacin, y quita algo de credibilidad
al episodio, pero no creo que vicie la realidad histrica de la enseanza de Platn en la
Academia. Encierto modo, no hay que exagerar una costumbre bastante frecuente en el anec-
dotario antiguo, como era la malicia y el ser tendencioso.
42 Cf. ISNARDI PARENTE, M., Platone e il problema degli grapha, Mihesis, VI,
(1993), Pp. 73-93, existe traduccin castellana, vid. , principalmente, p. 77.
4 3 Jbidem.
44 Despus de la publicacin de J. FREUDENTRAL Hellenistiche Studien, Heft 3 : Der
Platoniker Albinos und der falsche Alkinoos, Berlin, 1879, es comn identificar al platnico
medio Albino (110 siglo, floreci en tomo al 180) con lcino, autor del Didascaliks
1 02 Ramn Romn Alcal
Ciertamente, [Platn] ofreci su conferencia (tfic &icpoGs>) [o curso]
sobre el Bien a muy pocos (2dyoi< y escogidos (flpoaxpteEial) de sus
allegados
45. Este texto matiza lo sugerido en el texto de Aristxeno y com-
plica la afinnacin de que las conferencias sobre el Bien fuesen para un
pblico no especializado y poco entendido, que se perda sin tener antes
algn resumen o apunte aclarador. Al contrario, se observa claramente que la
leccin iba dirigida a muy pocos de sus allegados, al menos esa es la noticia
que nos deja Albino, en su Didasclico donde elabor y sistematiz las doc-
trinas de su maestro Platn recabando informacin de otros autores sobre
todo de Aristteles.
Simplicio46, posteriormente habla tambin de esa misma conferencia o
curso, observando claramente que ala misma slo asistieron los discpulos de
Platn (Espeusipo y Jencrates), que tomaron notas de la conferencia y aade
que pusieron por escrito la opinin del maestro y la conservaron47. En otros
textos, habla no ya de una conferencia, sino de los discursos de Platn sobre
el Bien48. De todas formas, en el siglo VI Simplicio recoge ya las tradiciones
(Freudenthal tiene el hbito de datareste trabajo alrededor deI 150 de nuestra era), un Eptome
en el que elabor y sistematiz las doctrinasde su maestro, recabando con frecuencia el auxi-
lio de las ideas de Aristteles, Teofrasto y los estoicos, cfr. las voces Albinos y Alcinoos del
Dictionnair e des Philosophes Antiques, 1 , Paris, 1989, Pp. 96-97 y 112-113.
45 Albino. Didascalicus, XXVII. (seleccin de textos de Eggers Lan, Mthesis, VI, 993,
suplemento, p. 177. El trmino lcpaol4 no es de uso corriente en Albino, en su obra apare-
ce slo una vez en este texto, lo cual significa que est utilizado muy especficamente, para
referir una confer encia exclusivamente platnica y. quiz, excepcional.
46Otro neoplatnico de la escuela de Atenas que tuvo su madurez intelectual entre el 527-
565, intent sintetizar las doctrinas de Platn y Aristteles a veces forzndolas innecesaria-
mente.
47 Dice Alejandro: segnPlatn, los principios de todas las cosas y de las Ideas mismas
son lo Uno y la Diada indefinida, ala cual llamaba Grande y Pequeo, como tambin recuer-
da Aristteles en los [libros] Sobr e el Bien; perotambin se lo podra aprender de Espeusipo,
Jencrates y los dems que estuvieron presentes en la conferencia [o curso] de Platn sobre el
Bien. Todos en efecto, pusieronpor escrito y conservaron su opinin [sc. de Platn], y cuen-
tan que recurri atales principios. ALEJANDRO apud SIMPLICIO, In Ar istotelis Physicam,
lS7a 12.
4~ Y Alejandro, acordando hablar l mismo a partir de los discursos de Platn sobre el
Bien (tic s&v irrpl t&yaOo~ ~ywv), sobre los cuales informaron tanto Aristteles como los
dems discpulos de Platn, escribi estas cosas, loc. cit. , 2021, 36. 0 este otro: En las con-
versaciones no escritas sobre el Bien ( v p v rat; &yp&pov rai~ flrpl r&ya6oO auvowtm;
[Platn] llama Grande y Pequeo a lo participante, mientras en el Timeo [lo llama] mate-
ria, ala que tambin denomina lugar y espacio, Loc. Cit. , 209b II, vid. , tambin207a 18
En efecto, puesto que Platn en los discursos sobre el Bien (tic tot; irep~ t&yaOoi5 %yo~),
llama a la materia lo Grande y lo Pequeo
Son los grapha dgmatalas lecciones no escr itas de Platn? 103
que existen sobre estas noticias sin posibilidad de contrastacin, pues traba-
ja con fuentes secundarias. Sin embargo, no hay que olvidar que esas fuentes
secundarias son en mltiples ocasiones y para otros asuntos muy certeras.
A partir de estos testimonios, y resumiendo, las tesis que se mantienen
son varias: Kmer cree, en contra de Brisson o Isnardi Parente, que la con-
ferencia de Platn acerca del Bien fue probablemente nica
49; y argumenta
que si esta conferencia se refiriese a la actividad docente comn de Platn,
habra que explicar por qu asombraba lasentencia sobre la unicidad del Bien
(a pesar de los textos de la Repblica).
Sin embargo, en el texto de Aristxeno no dice que todos los presentes se
asombrasen sino la mayora (-roO~ nXsctonq), y an en este caso hemos
hablado de la exageracin de un antiplatnico que quera aumentar lo nega-
tivo de Platn en favor de su maestro Aristteles (la confusin de los conte-
nidos en la conferencia o lecciones dadas sea un buen frente de ataque). Lo
nico que podemos sacar en claro de la ingeniosa ancdota de Aristxeno es
que se alude a un incidente, podemos suponer en la Academia y sobre una
explicacin filosfica de Platn, pero no sabemos si relacionado o no con los
seminarios regulares de la misma. Ciertamente, los estudiosos ms impor-
tantes del problema no se ponen de acuerdo. Gaiser interpreta tambin la con-
ferencia Sobre el Bien como un hecho excepcional, impulsado por la presin
de un pblico corrodo por la curiosidad de algunas de las ideas ms cuida-
das de Platn. La hiptesis alternativa de Ferber es que la misma conferencia
reconoca la clase de consideraciones hechas en la Carta VII. y su propio sta-
tus de ejercicio humanamente falible en la bsqueda de la dialctica. Ferber
llega a esta conclusin basndose en un testimonio recogido por Gaiser de
Platn, supuestamente hecho, en la famosa disertacin sobre el Bien: No
slo la persona feliz frmxotvta) sino tambin la que hace una exposicin
o explicacin (no&lcvnvra) debe recordar que es un ser humano50.
El sentido de limite preside alguno de los pasajes ms personales de
Platn. En este comentario, segn Ferber Platn excluye el conocimiento
absoluto o completo de los principios fundamentales de la realidad.
Cristopher GilS, por su parte, tiende ms a respaldar esta postura, que en
49 KRMER, H., art. cit., Methexis, p. 101.
50 GAISER, Platons Ung eschr iebene L ehr e, Stuttgart, 1963, Testimonium, 11, p. 455;
citado tambin por GILL, C., La dialctica platnica y el status de verdad de las doctrinas
no-escritas, Mthexis, VI, 1993. p.S7.
5 GILL, C., art. cit.
104 Ramn Romn Alcal
cierto modo conecta con el carcter individual, personal, particular, propio,
que el verdadero conocimiento adquiere en la teora gnoseolgica platnica.
As, a la mcta del conocimiento de las verdades fundamentales, las cuales en
sentido estricto pertenecen solamente a una divinidad, en la medida en que
stas pueden ser humanamente asequibles, se accede slo mediante una bs-
queda interior del conocimiento, de la dialctica. Esta interpretacin es cohe-
rente para la obra escrita, pero su fuerza queda debilitada en las lecciones u
opiniones no-escritas.
Las respuestas dadas a esta pregunta son en su mayora razonables y
competentes. Sin embargo, la disparidad de testimonios a veces con infor-
maciones no coincidentes sobre las lecciones tolerada la idea de que no exis-
ti slo una conferencia nica sobre el Bien, (o al menos la informaciones de
los que asistieron a ella, si fue nica, asistieron a dos actos distintos en su
interpretacin posterior), es ms una nicaconferencia sobre el Bien, es decir
un acontecimiento puntual, no hubiera dejado tantos testimonios y a veces
tan diferentes. Ms bien creo que hablamos de un seminario o lecciones, de
las cuales la primera es la que relata Aristxeno.
En cualquier caso, no creo que podamos aclarar definitivamente cul es
el indiscutible significado de las lecciones no-escritas. No obstante, la poste-
riorhistoria de la academia platnica, puede proporcionar datos fundamenta-
les para entendermejor el significado de esas lecciones no-escritas, que al ser
transmitidas por un medio, la palabra, menos rgido y ms expuesto a los
cambios y transfonnaciones, sobre todo, de los discpulos que la escuchan.
Si en la Academia jams se abandon el estudio de Platn, cualquier
intento de aclarar las relaciones y desarrollos de la filosofa acadmica des-
pus de ste, debe partir indiscutiblemente de este presupuesto.
Curiosamente, los posteriores desarrollos de la Academia soportan tanto la
etiqueta de escptica como la de dogmtica, las cuales sin ser retricas,
modifican de manera substancial la interpretacin. Ya he defendido
52, que
existe una sola lnea desde Platn, reformada por Arcesilao y Carnades
quienes promovieron una nueva visin del platonismo. Ahora bien, de qu
tipo es esa nueva visin platnica Estamos ante la constatacin de una clara
raz escptica de la metafsica platnica, o bien ante el reconocimiento de
cierta raz metafsica del escepticismo neoacadmico?
52 Cfr. ROMN, R., La <nueva> Academia: dogmatismo o skepsis, Pensamiento, vol.
Sl, (1995), 201, Pp. 455-465.
Son los grapha dgmatalas lecciones no escr itas de Platn? 1 05
V. L a herencia platnica y la fuerza de la tradicin
Habitualmente, hay dos lneas bien definidas sobre la interpretacin de
Platn. O bien aceptamos el supuesto segn el cual Platn reconoca que el
teorizar, contenido en sus dilogos y explicaciones no-escritas, estaba nece-
sariamente sujeto a las limitaciones propias de toda investigacin filosfica;
es decir, a la dialctica. O bien admitimos un fuerte dogmatismo en Platn y
en los desarrollos posteriores estoicos y neoplatnicos.
Existe cierto germen dialctico, y por tanto escptico, enun modelo en el
que se concibe la filosofa como bsqueda compartida (csn~jniau), diri-
gida hacia Ja mcta del conocimiento de la realidad. Tradicionalmente se reco-
noce un punto de ruptura en la academiarepresentado por el escepticismo de
Arcesilao, quien habra desgajado una doctrina escptica de la obra platni-
ca, privilegiando todo aquello que es formulado por Scrates y Platn de una
manera dubitativa y aportica
53. Arcesilao sera en este caso continuador y
verdadero intrprete de la filosofa platnica. Su punto de partida, pues, es la
obra de Platn: tbKa Bij 6aw~nv icrn tbv HArcova icc -t ~tJ3Xta
icicrryro aino~54. La complejidad de este pasaje puede ofrecernos algunas
respuestas.
Se reconoce en l que Arcesilao tena personalmenre los libros de Platn,
lo cual no deja de ser curioso porque es evidente que, como jefe de la
Academia, Arcesilao tendra fcil acceso a la obra original de Platn o a algu-
na de las copias que de la misma existira en la Academia. Si es as, por qu
esa decisin de tener, personalmente, t j3 tI3 Xta platnicos?
Arcesilao obtiene la Jefatura de la Academia aproximadamente 66 aos
despus de la muerte de Platn55, habiendo pasado la Academia por las direc-
53 CfrBROCHARD, V., L es Sceptiques g r ecs, Paris, 1887. Pp. 432; 1 1 d. Paris, 1923;
reimp. 1932; reimp. 1957; III cd. conforme ala primera, 969, p. 9.
54 Parece ser que admiraba bastante a Platn: hasta el punto que poseapersonalmente
sus libros DL. IV, 32.
55 Segn Digenes (DL.. IV. 29-32. Aunque en su ciudadnatal estudi matemticas con
Autlico, pronto se traslad a Atenas> fue primero discpulo de Teofrasto (abandonando el
Liceo no sin pesar de su primer maestro), despus (ya en la Academia) de Crantor (quien le
leg su fortuna) y a su muerte escuch a Polemn (SEXTO, H.P., 1, 220) y a Crates. Es tam-
bin un dato singular que Arcesilao se reconocaa s mismo como un continuador de a tradi-
cin acadmica (PLUTARCO, Adv. Col. , 26). Basndose en las Cr nicas de Apolodoro,
Digenes apuntaque floreci en la CXX (296 a. C.) Olimpiada. Este ltimo dato, no obstan-
te, debe ser errneo, pues fechado su nacimiento en el 315 a. C, hubiese tenido slo diecinue-
ve aos en su madurez. Si corrigisemos esa floracin o acm de Arcesilao en diez o quince
106 Ramn Romn Alcal
ciones de Espeusipo, Jencrates, Polemn y Crates de Atenas. Ahora bien, es
significativo que la persistencia de la Academia no sea paralela a la conti-
nuidad filosfica en ella: es conocido que no hubo ni siquiera acuerdo entre
los escolarcas o los miembros de laescuela sobre la doctrina de Platn, inclu-
so en aquellos postulados que parecan fundamentales como era la teora de
las ideas. En pocas palabras los sucesores de Platn parecieron alejarse del
platonismo y el primero su sobrino Espeusipo querechaz lateora misma de
las ideas. Adems, en vida de Platn ya circulaban ejemplares de toda clase
y de todo valor, pues el derechode autor no exista, ni importaba quien pudie-
se reproducir a su antojo los textos.
Debemos, pues, admitir con Alline
56 la coexistencia de textos autnticos
y seriamente reproducidos, de textos negligentes con faltas groseras, y de tex-
tos con~egidos arbitrariamente. Sera sensato pensar que todas estas deforma-
ciones se iran acentuando con el paso del tiempo, por el efecto mismo del
uso, de las anotaciones de los poseedores o de los que los tomaban en prs-
tamo o de los reproductores, ms o menos conscientes. Aqu en este ambien-
te, apareceArcesilao con los libros de Platn (t I3iPXia ~1cKr1to airroi~). A
demasiada distancia como para hablar de memoria de las doctrinas platni-
cas escritas o no-escritas, y a poca distancia como para reducir la importan-
cia de la obra platnica a mera fuente erudita y convencional.
Tal vez, en el tiempo de Arcesilao fuese necesario una clarificacin de
este panorama desconcertante bajo el peso de la tradicin indirecta. Segn
Wilamowitz y Bickel57, una edicin completa de la obra de Platn ordenada
en tetralogas est fechada en el siglo III aC., bajo la autoridad de la
Academia, precisamente siendo escolarca Arcesilao o en el tiempo mme-
diantamente posterior a l. Hay que suponer que este intento de clarificacin
atendiese quiz, exclusivamente, a los libros de Platn, de ah la mencin
curiosa y explcita de Digenes de que Arcesilao posea o haba comprado
(ekptto) sus libros. Ekptao es un pluscuamperfecto del verbo icsogrn,
cuyo uso por parte de Digenes refiere una relacin muy personal de
aos ms, la situaramos en tomo al 281 a.C. (y por ese tiempo la Jefatura de la Academia),
muriendo alos 75 aos de edad en el 24V a. C.
56 ALUNE, H., Histoir e du texte de Platon, Paris, 1915, p. 7.
57 Cfr. WILAMOWITZ-MOELLENDORF, U, Platon. Sein L eben und seine W er ke, 2
vols., Berlin, 1920, PP. 324-370 y BICKEL, E., Das Platonische Schriftenkorpus der
Tetralogien und dic Interpolation in Platontext, Rheinisches Museum fiar Philolog ie, 92,
(1943), Pp. 94-96 [existe una traduccin espaola, no publicada, de Femando Riaza Prez, El
Corpus platnico de los escritos de las9 Tetralogas y la interpolacin en el texto platnico,
que me ha cedidocon acadmicagentilezal.
Son los grapha dgmata las lecciones no escr itas de Platn? 107
Arcesilao con los libros de Platn. Tanto si compr como si hizo o mand
hacer unacopia privada de ellos, da la sensacin que Arcesilao quiso atenuar
todo aquello que no fuese doctrina escrita en Platn, debido quizs a la gran
confusin de teoras reinantes y se quedase nica y exclusivamente con el
discurso escrito de Platn y el ?.yo xrncpatuc& que refleja. As, se enten-
dera que Digenes Laercio considerara a Arcesilao como el puente entre la
Academia de Platn y la Nueva de Lcides y Carnades.
Posteriormente, Antioco rompe con la tradicin escptica de la Academia
para retomar a lo que l consideraba la verdadera doctrina de Platn, doctri-
na que intenta reconstruir no slo apoyndose en dilogos como el fimeo,
sino tambin en los testimonios relativos a la doctrina platnica que se
encuentran por ejemplo en Aristteles. As pues, basndose sobre las doctri-
nas de los discpulos de Platn y de Aristteles, y mismamente de los prime-
ros estoicos, extrapola lo que habra debido ser la doctrina de Platn, punto
de partida de las posiciones filosficas posteriores. Para justificar esta posi-
cin antiescptica y eclctica, Antioco se vea en la obligacin de desarrollar
su propia versin de la historia de la filosofa, que constitua en realidad una
historia de la filosofa desde Scrates o Platn hastael siglo 1 d. C. Este ejem-
plo no es anecdtico, manifiesta la dificultad que siempre ha existido en la
interpretacin de Platn. Cada escuela o sub-escuela ha desarrollado un
impulso o lnea interpretativa platnica que ha llegado hasta nuestros das
plenamente integrada en la tradicin.
Es evidente, que sea por las lecciones no-escritas o por desarrollos pos-
teriores de la obra escrita platnica, los principios platnicos de los seguido-
res
58 de Platn diferan en mayor o menor medida de los expuestos por l. Lo
cual no es sorprendente, ya desde su origen el pensamiento de Platn pre-
sentaba, por su generosidad indagativa, un edificio incompleto, no termina-
do, slo esbozado, lleno de perplejidad y de dudas, como era necesario en
todo pensamiento rico que tras esfuerzos y tentativas, tiende hacia una ver-
dad no prefabricada. Quiz por estos motivos, las contradicciones dialcticas
~ Es difcil conciliar los escritos platnicos y la teora oral de Platn con la doctrina de
los Principios de Espeusipo y Lencrates. La historia de la Academia posterior a Platn va
unidaala historia de la matemtica por el amplio uso del concepto de nmero, que unos ven
el desarrollo de la doctrina no-escrita platnicade los Principios de lo Uno y la Diada infini-
ta, y otros ven una posterior interpretacin pitagrea de los dilogos platnicos, cr. NAPO-
LITANOVALDITARA, L.M.. Riparlare di Platone. Ancora su scrittura, oralit e dialettica,
Mthesis, VII, (1994), Pp. 5-25, principalmente, pp. 22-25.
108 Ramn Ronuin Alcal
que alimentaron la fecundidad creativa de Platn se convirtieron, tras su
muerte, en las ms genuinas y propias recomendaciones del maestro a los
herederos de la Academia. As, es probable que los sucesores en la Academia
se movieran, por el culto casi sagrado al fundador, en un clima de libertad que
le hacia honor y que generaba no slo ciertas contradicciones en la conrcta
exgesis de las doctrinas escritas o no escritas de Platn
59, sino, principal-
mente, una verdadera y profunda crisis de identidad filosfica.
59 Cfr. CHERNISS, H., L enig ma dellAccademia antica. Firenze, 1974, pp. 71 y ss. Vid. ,
as mismo ZELLER-MONDOLFO, L a Filosofo dei Greci. <Platone e 1 Accademia antica,>,
parte II, vol. 111/2. Firenze, 1974, Pp. 861-877. a cargode Margherita Isnardi Paiente, en una
extensa nota examina concienzudamente el verdadero carcter de la Academia antigua, obser-
vando el cambio de la Academia nacida como estrecha comunidad de ptXos abierta hacia la
posible participacin como transfonnacin de la vida poltica, en unacomunidad de riqueza
filosficacon impostaciones genricamente estetizantes que intitucionaliza de forma cultual
la frmula del primitivo entusiasmo de la O~EuO4,a ~iXia y que olvida los programas polti-
cos de renovacin.