Mársico, Claudia - Socraticos-I Megáricos y Cirenaicos PDF
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Testimonios y fragmentos I
MEGRICOS Y CIRENAICOS
Asesor de coleccin:
Pablo Ingberg
Introduccin
Los filsofos socrticos a los que est referida a esta obra han recibido por
mucho tiempo el mote de menores. Esta minoridad hace que quien se asoma a los
pocos testimonios que sobre ellos conservamos tenga la sensacin de que entra a la casa
de los parientes pobres de la filosofa griega. Muchas veces se tendi a considerar que
tuvieron la suerte de pasar a la historia por haber sido alumnos o compaeros de los que
de verdad merecen el nombre de filsofos, la primera lnea urea conformada por
Scrates, Platn y Aristteles. Esos hitos incomparables, y por lo tanto casi inhumanos,
se perfilan, desde esta perspectiva, construyendo sus teoras con el material que se
legaban unos a otros, y, slo secundariamente, suman a ello la impugnacin de
adversarios tericos que por incapaces, corruptos o ambos motivos no tenan modo de
hacerles sombra.
Otras tantas veces el estereotipo los bosqueja como meros discutidores. Un
trabajo reciente se refiere a ellos del siguiente modo: si aunque sea una fraccin del
chisme, el rumor y las indirectas relatadas por Digenes Laercio es verdadera, los
socrticos eran un rejunte mezquino y pendenciero que no slo estaban
monumentalmente en desacuerdo entre ellos sobre las perspectivas filosficas de
Scrates, sino que tambin se detestaban intensamente unos a otros.1
El trabajo que nos planteamos intenta revertir esta perspectiva, no porque nos
interese especialmente algn tipo de reparacin histrica de los pensadores ignorados,
ni disfrutemos morosamente en los autores de los mrgenes. Tampoco pretenderemos,
por ejemplo, que las enciclopedias deban dedicar igual empeo a Eufanto de Olinto y a
Platn, a Antpatro de Cirene y a Aristteles. En rigor, apuntamos a la reversin de una
tendencia persistente en los estudios del siglo pasado que radicaliz las lecturas internas
de los autores consagrados en desmedro de la atencin al contexto dialgico en que las
teoras se plasman.
Un buen ejemplo de ello, al menos por lo frecuentado de la obra entre quienes se
inician en los estudios humansticos, es el pasaje que cierra la introduccin de Los
griegos de H. Kitto: No he querido idealizar, aunque me refiero ms a los grandes
hombres que a los pequeos y trato preferentemente con los filsofos y no con los
pcaros. Los panoramas deben divisarse desde las cumbres; los bribones, por lo dems,
son casi iguales en todas partes, si bien en la ndole del pcaro griego la dosis de
malignidad parece haber sido superior a la de estupidez. 2 Que los panoramas deben
divisarse desde las cumbres es precisamente el punto que es preciso poner en duda. En
rigor, ciertos bosquejos historiogrficos parecen imgenes satelitales donde puede haber
esttica, pero ciertamente no se divisa vida. Si estamos buscando acercarnos al
imaginario que condicion en buena medida la perspectiva de la tradicin, la visin
desde las cumbres es, cuanto menos, peligrosa. Al mismo tiempo, las ms de las veces
descubriremos que no hay bribones del otro lado de los filsofos consagrados, sino
muchas veces otros filsofos que han tenido menos suerte frente a la varita mgica de la
seleccin de la tradicin. En lo que sigue, entonces, pondremos entre parntesis el
1
apelativo de menores para los condiscpulos de Platn y sus seguidores, lo cual nos
permitir mostrar hasta qu punto bajar al llano y tener en cuenta el aporte de estos
pensadores revela una antigedad preada de dinamismo y hace ms plausible la
explicacin del origen de las teoras que nos han llegado como centrales.
1. El giro de Scrates: zonas de tensin dialgica
Pocas figuras en la historia han logrado concitar una atencin tal como la de
Scrates, hasta el punto de que a menudo se lo ha comparado con Jess de Nazareth,
comparacin propiciada por la similitud de muertes violentas que encarnan un
simbolismo que las vuelve hitos, puntos de apertura. Basta pensar que Scrates se
convirti en el mojn que la historiografa eligi para separar la filosofa en un antes y
un despus, tal como indica el equvoco mote de presocrticos dado a pensadores
previos y contemporneos de este padre totmico de la filosofa.
Esta eleccin, en muchos sentidos caprichosa, no es, sin embargo, una pura
invencin moderna, sino que en buena medida refleja la relevancia que la filosofa de la
antigedad le confiri a Scrates.3 Podemos mencionar al pasar dos indicios claros de
esta tendencia. En primer lugar, el desarrollo de un tipo literario que Aristteles
considera un verdadero gnero, al que da el nombre de dilogo socrtico, precisamente
porque pretenda reflejar este peculiar estilo de conversacin. Para comprender esta
complejidad, que est lejos de la austera terna de Aristfanes, Platn y Jenofonte que
suele utilizarse tradicionalmente en la recontruccin del Scrates histrico, es
importante enfatizar el testimonio de Aristteles, en Potica, 2.1447a27-b11 (FS, 27).
All dice el Estagirita que existe un tipo de imitacin al que no se le da un nombre
especfico, dentro del cual cabran el mimo siciliano de Sofrn o Jenarco y el dilogo
socrtico.
En primer lugar, este pasaje coloca el dilogo socrtico como una variante dentro
de los tipos mimticos, y por otro establece una ligazn directa entre los dilogos
socrticos y los mimos de Sofrn (autor del s. VI a.C.) y Jenarco, dos autores sicilianos,
padre e hijo respectivamente, asociados con una produccin que retomaba caracteres
humanos tpicos en situaciones risibles. Qu hay detrs de esta asociacin? En la
tradicin posterior, que arranca con Duris de Samos, un allegado de Teofrasto, se us
esta asociacin para decir que Platn haba tomado el modelo de sus dilogos de los
mimos de Sofrn como un modo de ridiculizarlo. Segn esta tradicin Platn habra
importado en Atenas las obras de Sofrn, segn testimonia Digenes Laercio (III.18).
En rigor, si se tiene en cuenta los rasgos de este tipo de composiciones, hay
aparentemente bastante poca conexin entre ambos. Los mimos sicilianos se atienen a
caracteres tpicos, incluso nombrando los personajes por profesiones (el campesino, el
vendedor de pescado, etc.) o por rasgos vagos (la mujer, la suegra, etc.). Las situaciones
retratadas, por otra parte, se acercan a la comedia. Es claro que en Platn hay humor,
pero no es del tipo que los testimonios ligan con el mimo siciliano, que, por el contrario,
habra merecido las crticas que se dirige a la comedia burda en Repblica, III.
Por otra parte, entre los sindicados como inventores de este modelo Platn es
slo uno ms. En las fuentes figura Jenofonte, tambin Simn el Zapatero (DL, II.123),
que habra sido el primero en reducir la presentacin de las conversaciones con Scrates
3
Los avatares de la imposicin de esta categora han sido estudiados en L. Paquet e Y. Lafrance, Les
prsocratiques. Bibliography analytique (1450-1879), Montral, Bellarmin, 1995.
Sobre el dilogo socrtico, vase el trabajo de D. Clay, The Origins of the Platonic Dialogue, en P.
Vander Waerdt (ed.), The Socratic Movement, Ithaca-New York, Cornell University Press, 1994.
Se deja para cada apartado, y especialmente en las notas, la informacin de cada grupo.
Los trabajos de H. Diels sobre la tradicin doxogrfica (Doxographi graeci, Berlin, 1887) han echado
luz sobre estos aspectos, que se manifiestan en la metodologa utilizada por autores como Socin de
Alejandra, Neantes de Czico, Stiro, Apolodoro de Atenas y Digenes Laercio, entre otros. Sobre este
punto, vase L. Zhmud, Revising Doxography: Hermann Diels and his Critics, Philologus 145, Berlin,
2001, pp. 219243 y J. Mansfeld, Deconstructing Doxography, Philologus 146, Berlin, 2002, pp. 277286.
7
La necesidad de revisiones de esta naturaleza est esbozada en G. Field, Plato and his Contemporaries.
A Study in Fourth Century Life and Thought, London, Methuen, 1967 y C. Kahn, Plato and the Socratic
Dialogue. The philosophical use of a literary form, Cambridge, CUP, 1998, pp. 2 ss.
8
Sobre este punto, vase M. Narcy, Introduction aux paragrapes II 1-47, en Diogne Larce, Vies et
doctrines del philosophes illustres, trad. sous la direction de M. Goulet-Caz, Paris, La Pochoteque, 1999,
pp. 167-9.
6
Vase R. Pfeiffer, Historia de la filologa clsica, Madrid, Gredos, 1981, pp. 235ss.
Sobre la razn de este orden, vase M. Goulet-Caz, Lordre de sucesin des socratiques, en M.
Goulet-Caz, Diogne Larce, Vies et doctrines des philosophes illustres, Paris, La Pochoteque, 1999, pp.
161-5.
11
Vase J. Barns, A New Gnomologium: With Some Remarks on Gnomic Anthologies, II, in The
Classical Quarterly 1.1/2, Cambridge, 1951, pp. 1-19, esp. 2-3.
13
Sobre este punto, vase G. Giannantoni, Socrates et Socraticorum Reliquiae, Napoli, Bibliopolis, 1990,
vol. IV, p. 44.
14
Vase O. Gigon, Sokrates, Bern, Francke, 1947, p. 211.
doctrinas de los socrticos apuntando a aislar ese ncleo que habilitaba a los antiguos
doxgrafos a pensarlos como integrantes de una escuela, y slo en un segundo
momento, si es preciso, rechazar las relaciones que proponen.
El caso de los megricos pone a la enigmtica figura de Euclides en primer
plano. Sus aristas fantasmagricas derivan de la mnima cantidad de testimonios que
revelan puntos de vista tericos, lo cual contrasta con los datos sobre su relevancia
dentro de la vida de los socrticos como grupo. Basta tener en cuenta que es su casa la
que primeramente recibe a los allegados que abandonan Atenas atemorizados tras el
juicio a Scrates del 399 a.C. Aun cuando los datos no sean del todo verdicos, la
mencin de reuniones en Mgara auspiciadas por l, por ejemplo en 60, subraya la
importancia que tena dentro del imaginario ligado con los socrticos. De su actividad
tiene que haber surgido la orientacin terica que marc al grupo, a la que nos
referiremos en 3.2.
En qu momento comenz a gestarse este grupo y qu fisonoma institucional
tena es materia de conjeturas. Las ramificaciones posteriores son igualmente
problemticas. Las dudas sobre el grado de institucionalizacin han llevado a suponer
que la existencia misma de una escuela megrica es el producto de una construccin de
doxgrafos, preocupados por disear un andamiaje en el que todos los autores se
insertaran como piezas en un rompecabezas poco respetuoso de la verdadera naturaleza
del pensamiento de esos autores. En ese sentido, la lista misma de los integrantes del
grupo megrico es discutida. El caso ms llamativo es seguramente el de Diodoro
Crono, tal vez el autor ms relevante del grupo, que para algunos no formara parte de
esta lnea terica. As, Sedley, en un influyente trabajo de 1977, propuso que Diodoro
no era, en rigor, un megrico, sino un representante de otra tendencia, la de los
Dialcticos, grupo iniciado por Clinmaco de Turio, antecedente de los trabajos en
lgica.15
De una idea similar parte Cambiano, que afirma que la escuela megrica es una
construccin retrospectiva a partir de la actividad de Diodoro y Estilpn, lo cual
explicara adems la duplicidad de denominacin de megricos y dialcticos. Desde esta
perspectiva, megrico se aplicara a Estilpn, pero no a Diodoro, que no desarroll
actividades en esa ciudad, y para quien la denominacin de dialctico es ms asequible.
16
Esta posicin retoma una lectura ya propuesta por Schmid, que desliga masivamente
de la lnea megrica a los llamados dialcticos, de modo que limita su estudio a
Euclides y Estilpn.17 No han faltado crticas a este enfoque, como, entre otras, la de
15
Vase D. Sedley, Diodorus Cronus and Hellenistic Philosophy, in Proceedings of the Cambridge
Philological Society 20, Cambridge, 1977. Sobre Clinmaco, vase 91 y nota ad loc.
16
Vase G. Cambiano, Il problema dell'esistenza di una scuola megarica, en G. Giannantoni, Scuole
socratiche minori e filosofa ellenistica, Bologna, Il Mulino,1977, pp. 25-53.
17
Vase E. Schmid, Megariker, Freiburg, Pressverein, 1915, pp. 6-12. As, se inclinan por la existencia
de una escuela con principios compartidos E. Zeller, Die Philosophie der Griechen in ihrer
geschichtlichen Entwicklung dargestellt, Leipzig, 1923; T. Gomperz, Grieschiche Denker. Eine
Geschichte der antiken Philosophie, Leipzig, 1909; L. Montoneri, I Megarici. Studio storico-critico e
traduzione delle testimonianze antiche, Catania, Symbolon, 1984; R. Muller, Signification historique de
largument Souverain de Diodore, Revue de Philosophie ancienne (Bruxelles), I, 1984, mientras K. von
Fritz, RealEnciclopaedie Paulys, Sup. V, s.v. Megariker, coll. 707-24, 1931; O. Gigon, Grundprobleme
der antiken Philosophie, Bern, Francke, 1959 y K. Dring, Die Megariker. Kommentierte Sammlung der
Testimonien, Amsterdan, Grner, 1972 la ponen en duda y proponen relaciones menos slidas.
Barnes,18 que subraya la mayor plausibilidad de que las fuentes se refieran con
dialcticos a los lgicos en general.
La pregunta, en ltima instancia, se refiere al sentido de los testimonios que
interponen las nomenclaturas de Ersticos y Dialcticos, interpretadas
tradicionalmente como una referencia a momentos o etapas de la escuela. A juzgar por
los textos, as como creemos que efectivamente el nombre de dialcticos est tomado
en sentido amplio, del mismo modo debemos entender el de ersticos, y, ms an, no
hay ninguna necesidad de tomarlos como elementos excluyentes. Al contrario, todas las
variantes megricas tienen elementos claramente ligados con la dialctica, que adems
pueden ser considerados ersticos, sobre todo en la medida en que se atiende a sus
efectos polmicos, desatendiendo las tesis bsicas a las que apuntan. Como se desprende
de las consideraciones sobre su orientacin terica en 3.2, habra que decir que por
definicin el grupo megrico es dialctico, y el objetivo al que apunta, por sus
presupuestos bsicos, se plasma en un programa de ataque a las nociones bsicas que
constituyen el sentido comn, de un modo que era vivenciado por el resto, seguramente,
como una actitud erstica.
Que no se trata de momentos de la evolucin del grupo, ni tampoco de
orientaciones peculiares atinentes slo a algunos integrantes, se desprende de la
reconstruccin de la estructura general del grupo. Aun cuando las visiones sucesorias
que predominan en las fuentes sean de dudoso valor y esclarezcan poco la cronologa,
podemos trazar un cuadro general que se inicia con Euclides. Los continuadores
directos son, de acuerdo con los testimonios, Eublides, Ictias, Clinmaco y Dioclides,
todos pertenecientes a la generacin siguiente. Entre ellos, los ms relevantes son a
todas luces Eublides y Clinmaco. En ambos encontramos datos sobre importantes
desarrollos en el mbito de la lgica. Mientras Eublides aparece como autor de
argumentos que marcarn las discusiones lgicas de la poca helenstica, y son todava
hoy desafos para la lgica contempornea, Clinmaco est ligado con el desarrollo de
nociones caras a la lgica estoica, de un modo que permiten prefigurarlo, a pesar de la
parquedad de los testimonios, como un eslabn de peso en este desarrollo. Ntese que
Eublides est sealado como un cido polemista, lo cual indicara la convivencia de
rasgos dialcticos y ersticos.
La generacin siguiente, en la que se cuentan Eufanto y Apolonio Crono, como
seguidores de Eublides, Trasmaco, asociado con Ictias, y Pasicles, con Dioclides,
ana ambas caractersticas y propicia la aparicin de la generacin siguiente, en la cual
se cuentan las figuras de Alxino, Diodoro Crono y Estilpn, las tres de suma
importancia por sus aportes al imaginario intelectual de la filosofa helenstica. Los tres,
otra vez, estn atravesados por elementos que comparten elementos de dialctica y
erstica, lo mismo que los ltimos exponentes del grupo, Alxino y Filn. A diferencia
de la dialctica tradicional, de cuo platnico, por ejemplo, orientada a la construccin
terica a travs del dilogo con un interlocutor lcido que controla el avance de la
argumentacin, el modelo megrico se apoya en la fuerza disruptora de la refutacin y
la denuncia de las inconsistencias de las nociones de uso comn.
Este esquema sucesorio, como adelantamos, que coincide, contando con ciertos
silencios de las fuentes, con el transmitido por la tradicin, no puede sin embargo ser
tomado como marco de los estudios sobre la filosofa megrica. En todo caso, los datos
18
Vase J. Barnes, A Big, Big D?, in The Classical Review 43.2, Cambridge, 1993, pp. 304-306
(resea del trabajo de Th. Ebert, Dialektiker und frhe Stoiker bei Sextus Empiricus: Untersuchungen zur
Entstehung der Aussagenlogik, Gttingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 1991).
10
sobre sucesiones deben ser slo un primer paso que tienda al estudio de relaciones
diacrnicas y los mltiples dilogos, tanto constructivos como polmicos, que los
megricos gestan con otras lneas.
11
partir de lo que es posible conjeturar por el contenido de las obras de Euclides y de sus
ttulos se nos remite a un tipo de actividad literaria directamente socrtica, sin que
nada induzca a suponer algn tratamiento de problemas ontolgicos o metafsicos en la
lnea de la tradicin eletica.22 Sin embargo, qu significa estrictamente que se
enfatice la impronta socrtica? Ms todava, dado que esta tesis suele asociarse con
aquella que niega al grupo megrico toda unidad, como vimos en 3.1, suponiendo que
es la doxografa posterior la que proyecta puntos comunes, no se corre con este
enfoque el riesgo de instaurar una circularidad interpretativa? Esto es, se niega a la
propuesta euclidiana una dimensin metafsica, y luego, dado el innegable trabajo en
esta rea de otros autores como Diodoro o Estilpn, se colige que el grupo no tiene
cohesin terica. En lugar de esto, sin pretender que el grupo megrico constituya una
escuela en sentido estricto, es ms provechoso rehabilitar con cautela la hiptesis de una
impronta eletica para entender puntos fundamentales de estos planteos.
Hemos dicho ya, a propsito del testimonio de Digenes, que Euclides parece
haber sostenido que el lenguaje pluraliza la unidad y atribuye nombres mltiples a lo
uno, como surge a partir del ejemplo de la virtud en Digenes Laercio, VII.161 (FS,
86), de la que se dice que es una, pero se la llama con muchos nombres, lo cual
constituye el fundamento por el cual buena parte de la actividad de los megricos estuvo
llamada a construir argumentos que pusieran de relieve, a travs de paradojas, las
inconsistencias del lenguaje, y, por lo tanto, la inconveniencia de tomarlo como camino
de acceso a lo real. En todo caso, podramos decir, los megricos interpretaran la
huida hacia los lgoi que Platn propone como comienzo mtodo en Fedn, 99 ss.,
como la toma de un camino en la que seguramente nos perderemos.
Esta oposicin entre unidad y multiplicidad habilita una referencia a los planteos
elaticos, especialmente porque tambin all encontramos una referencia explcita a los
problemas de adecuacin entre el lenguaje y lo real. As, en 28B8.52 Parmnides puede
hablar de un orden engaoso de mis palabras, que marcarn el comienzo de la
segunda parte del poema, en la que explicitar lo concerniente a las opiniones de los
mortales. Precisamente, lo primero que la diosa juzga necesario saber es que ellos
establecieron dos puntos de vista para nombrar a las apariencias y que al no unificarlas
se han equivocado (28B8.53 ss.). Al menos en este punto, es preciso conceder que la
posicin megrica comparte perspectiva parmendea. Este horizonte siembra la duda
sobre la capacidad del lenguaje para acceder a lo real y conforma el marco que
reaparece sistemticamente en los planteos del grupo megrico.
En rigor, la filosofa de Parmnides fue convirtindose paulatinamente en un
marco terico respecto del cual se defini buena parte de la tradicin posterior que
identificamos con las teoras clsicas. No hace falta ms que pensar en la postulacin
del sistema gorgiano, construido sobre la impugnacin de la propuesta parmendea, as
como en el antistnico, igualmente tributario de este esquema, o el platnico, que tendr
que llegar al parricidio. En estos dos ltimos casos se trata de socrticos que adoptan
posiciones ontolgicas para dar respuesta, podramos decir, a la pregunta socrtica. En
este contexto, lo menos forzado es aceptar los testimonios doxogrficos, como el de
Arstocles ya mencionado, donde se afirma taxativamente que los megricos sostenan
que el ser es uno y lo dems no existe, ni se genera algo, ni se destruye, ni se mueve en
absoluto, de modo tal que la filosofa de Parmnides debe de haberle parecido a
22
W. Guthrie, Historia de la filosofa griega, vol. III, Madrid, Gredos, 1988 (ed. inglesa de 1969), pp.
499 ss.; K. Dring, op. cit., 82 ss. y G. Giannantoni, op. cit., IV, p. 51.
12
Euclides una buena matriz terica para dar cuenta de las tesis asociadas con el bien y la
unidad de la virtud que se asocian con el Scrates histrico.
No obstante ello, si suponemos que la posicin de Euclides es susceptible de
interpretarse en trminos estrictamente ticos, sin que un corolario ontolgico est
asociado, habra que aceptar que la actividad de los seguidores de Euclides revelara que
stos vieron la necesidad de colegir este punto, y por lo tanto terminaron por acercarse
al eleatismo. Remitamos a tres ejemplos. Eublides, su discpulo directo, es conocido
como autor de una serie de argumentos dialcticos entre los que se cuentan el sorites y
el cornudo, entre otros. En el primer caso, se tematiza la vaguedad de ciertos trminos
como mucho o poco, de un modo que Digenes Laercio sintetiza del siguiente
modo: no es cierto que dos sea poco, pero tres no; y tampoco que ste lo sea, pero
cuatro no y as hasta diez. Y dos es un nmero pequeo, por lo tanto diez tambin
(VII.82 = FS,170). En este antecedente de tratamientos caros a la lgica contempornea,
Eublides llam la atencin sobre la imposibilidad de determinar, en este caso, la
nocin de montn, punto del cual se infiere la equivocidad de la informacin de los
sentidos; tal como dice Aspasio, que ninguna de las cosas sensibles se capta con
precisin, sino en general y de modo aproximado (Sobre la tica Nicomaquea, 56.3257.3 (Heylbut) = FS, 167). En el caso del Cornudo lo que no has perdido, lo tienes;
t no has perdido los cuernos, entonces tienes cuernos (Sneca, Cartas, 49.8 = FS,
184), Eublides pone en juego la duda sobre la eficacia de la deduccin, que en este
caso podra llevar a colegir la existencia de algo que de ningn modo existe, que en el
ejemplo son los cuernos. La perspectiva general que surge del anlisis de los
argumentos atribuidos a Eublides muestra que el diagnstico parmendeo, segn el
cual los mortales se equivocan en la nominacin, esto es el plano lingstico puede
precipitar en el error, opera como presupuesto.
Que los megricos transitan una ruta teida de eleatismo es claro tambin en
Diodoro Crono, discpulo de Eublides. Entre las doctrinas asociadas con su nombre,
varias de las cuales podran ilustrar este punto, tomemos dos casos. Su opcin de
asociar lo real con lo inteligible de un modo que queda fuertemente desvinculado de lo
sensible los coloca ante el problema de la explicacin del plano fsico. Sin embargo, del
mismo modo que en Parmnides hay un dispositivo explicativo para lo mltiple en la
ltima parte del poema, tambin lo hay en Diodoro, que plantea una suerte atomismo
pleno de consecuencias en otros mbitos de la doctrina. 23 Vale la pena notar que este
punto puede haber estado presente ya en la posicin euclidiana. En efecto, se ha notado
que cuando Platn se refiere a los Amigos de las Formas, en Sofista, 246 b-c, donde se
dice que stos desmenuzan <los cuerpos> en pedacitos y los asocian con el devenir,
podra haber una referencia a la doctrina de los indivisibles. Si se acepta la hiptesis,
ms que plausible, de que se trata de una alusin a los megricos, esto revelara una
tendencia de la poca de Euclides a dar cuenta de lo sensible sobre la base de una teora
de tipo atomista. Si esto es as, estaramos frente a un desarrollo que explica incluso la
estructura de ciertos argumentos dialcticos tpicos, como el sorites, que hemos
mencionado a propsito de Eublides.
Numerosos autores han considerado que esta tesis contradice el monismo
megrico, y por lo tanto tendra que tratarse de una hiptesis dialctica a la que Diodoro
23
Estrictamente, los testimonios caracterizan estos cuerpos como amer, sin partes, en una alternativa
terminolgica al ya tradicional tomos. Seguramente la variacin en la denominacin implicaba tambin
una diferencia doctrinal, que se ha cifrado en el hecho de que la vertiente diodoriana subrayara la pura
simplicidad de estos elementos y no solamente la imposibilidad de seguir seccionndolos.
13
no habra adherido.24 Sin embargo, cabe notar que se trata de una tesis que no afecta el
plano inteligible y efectivamente real, sino que constituye un dispositivo explicativo
para el plano sensible, donde precisamente reina la multiplicidad, tal como Parmnides
se ve precisado a adosar a las deducciones de B8 una explicacin plausible sobre esa
multiplicidad. Por otra parte, en el marco de la discusin sobre la inferencia, 25 se utiliza
precisamente esta tesis como ejemplo de proposicin verdadera, lo cual sera realmente
absurdo si se tratara de una hiptesis dialctica en la cual Diodoro no crea.
Ms aun, una doctrina como sta est en la base de desarrollos tericos
diodorianos como la imposibilidad del movimiento presente. Las fuentes transmiten la
idea de que se puede decir que algo se ha movido, pero no que est en movimiento,
diciendo que se trata de una posicin que coincide con la eletica. 26 Puntualmente, se
arguye, algo que existe debe estar en un lugar, pero lo que est en un lugar est quieto,
de modo que su movimiento es imposible, de un modo que remeda los argumentos
zenonianos.27 La afirmacin, lejos de limitarse a una argucia lgica, est apoyada en un
andamiaje terico que supone la tesis de los indivisibles, de lo cual se desprende que el
lenguaje no constituye una va de representacin totalmente confiable, sino que sectores
enteros de la estructura de la lengua, como el sistema temporal, no tienen correlato.
Como tercer ejemplo, aludamos brevemente a Estilpn de Mgara. De l dice
Digenes Laercio que rechazaba las Formas platnicas y para hacerlo afirmaba que al
decir hombre no se nombra a nadie, porque ni se dice ste ni aqul. Pues, por qu
sera ms este hombre que aqul? Por lo tanto, tampoco se dice ste. 28 En la
interpretacin que damos al pasaje, esta formulacin se enrolara en la misma lgica del
argumento del Tercer Hombre que se atribuye a Polxeno en FS, 132. En ese caso nos
encontramos con un argumento dirigido igualmente a impugnar la licitud de la Teora
de las Formas de Platn, aludiendo a las contradicciones inherentes a la participacin.
Desde esta perspectiva de Polxeno cuando un platnico dice que el hombre participa de
la Forma, el hombre al que alude no puede ser ni ser ni la forma ni el particular, de
modo que debe referirse a una tercera entidad que vuelve confuso el planteo. Es claro
que se diga que el hombre no puede ser la Forma, ya que la Forma es aquello de lo que
se participa, no lo participante. Por otra parte, el silencio de las fuentes acerca de las
razones para descartar al particular abren la puerta a todo tipo de conjeturas. Entre las
que pueden aducirse, creemos que el planteo de Estilpn supone el de Polxeno, y por lo
tanto lo completa. Polxeno plantea que el particular no participa de la Forma, mientras
Estilpn agrega que las Formas no nombran a los particulares, donde, obviamente,
detrs de la nominacin est supuesta la participacin. As, se concluye igualmente que
no se puede dar cuenta de la relacin entre particulares y Formas en trminos
platnicos.
Esto no significa desestimar la impronta socrtica que anima el megarismo. Por
el contrario, como en la tarea de detener un pndulo, se trata de esforzarse en fijarlo
cerca del punto medio. As, frente a ciertas posiciones tradicionales es til enfatizar el
grado de determinacin que implica la figura de Scrates, pero, por otra parte, la
absolutizacin de esta influencia requiere rehabilitar los aspectos antes impugnados. En
rigor, y a los efectos de trazar un dispositivo que fije el pndulo, podramos proponer
24
14
16
Ms all de las intenciones de Platn, Iscrates efectivamente verti juicios que aluden claramente a los
socrticos en el inicio de su Contra los sofistas. Vase A. Nightingale, Plato, Isocrates and the property
of philosophy, Genres in dialogue. Plato and the Construct of Philosophy, Oxford, OUP, 1995, pp. 1359.
31
Sobre la orthtes onomton, vase nuestra introduccin a Platn, Crtilo, Buenos Aires, Losada, 2006.
17
lingstico que los compromete con la adecuacin nombres y cosas. 32 Frente a esto,
Diodoro esgrime que no debera existir tal cosa, sino que en el momento de enunciacin
el hablante establece una relacin entre nombre y cosa que excluye toda ambigedad.
La dificultad de interpretar cmo se establece esa relacin puede hacer que el
enunciado, como se dice en FS, 207, resulte oscuro, dado que quien escucha no puede
reconstruir la operacin de referencia establecida por el hablante, pero eso no quita que
dicha operacin del hablante sea unvoca.
En el segundo caso, donde podemos suponer que existe una alusin a posiciones
aristotlicas, encontramos la tesis de que toda palabra es significativa, sobre lo cual las
fuentes testimonian que Diodoro haba dado a sus esclavos nombres de conjunciones. 33
El fundamento de esta posicin est dado por la afirmacin de la convencionalidad de
los nombres, punto compartido por Aristteles, tal como se desprende de De
interpretatione, 2. Sin embargo, a diferencia del Estagirita, que en Potica, 20 propone
una diferencia entre partes significativas del enunciado nombre y verbo, frente a otras
no significativas artculo y conjuncin, Diodoro insiste en que la diferencia no es
legtima y todas han de ser significativas.34 Con esto, podemos suponer, Diodoro
extrema la tesis de la convencionalidad, negando que tenga sentido poner lmites a la
capacidad nominadora del hablante, que, en todo caso, slo por una convencin
ocasional y modificable tiende a restringir la nominacin bsica a nombres y verbos. Si
el hablante quiere nombrar por medio de conjuncin, nada impide que pueda hacerlo, lo
cual puede interpretarse como un indicio de que la nominacin entera puede estar llena
de casos intrusos, donde las supuestas partes significativas den nombre a correlatos
no identificables o las no significativas tengan en rigor correlatos claros.
Lo importante de ambos puntos es que, como en Brisn, se pone el acento en la
actividad subjetiva del hablante, que resulta, otra vez, disruptora frente a la supuesta
correlacin entre lenguaje y realidad. As, el lenguaje no indica lo real sino las
relaciones que el sujeto proyecta sobre lo real, que ni siquiera son totalmente asequibles
y pueden, por supuesto, ser totalmente errneas. Claramente puede advertirse una
especie de denuncia sobre la tragedia de la inadecuacin del tipo de la que abri Gorgias
en el Tratado del no ser, donde se pone en cuestin lo real, la posibilidad de captarlo y
la de transmitirlo a otro, de un modo que pone en entredicho cualquier intento de cifrar
un criterio de verdad en la ligazn entre realidad, pensamiento y lenguaje. Podra
decirse que los megricos persisten en esta va de examen de los indicios de esta
inadecuacin bsica que mina todo intento de establecer doctrinas positivas.
La misma actitud frrea, que adopta posiciones comprometidas con la correlacin
entre lenguaje y realidad para demostrar sus limitaciones, se verifica en Estilpn, que
disea un nuevo embate contra la adecuacin de los nombres, por medio de la negacin
de la predicacin. Para ello se insiste en que en una estructura proposicional el atributo
no indica rasgos presentes en el sujeto sino otrosdiferentes, para lo cual se aducen los
ejemplos de el caballo corre o el hombre es bueno, casos ambos donde correr o
bueno estn fuera del sentido estricto de sus sujetos, de manera que no son
coextensivos. Desde esta perspectiva, las teoras que basan la verdad en la proposicin,
como la platnica o la aristtelica, quedaran en entredicho.35
32
18
Nos interesa en este punto subrayar el rasgo central del programa de la dialctica
megrica, que apunta a denunciar esta falta de adecuacin entre lenguaje y realidad, y,
por lo tanto, alerta sobre la excesiva confianza que se deposit en el dispositivo
lingstico como elemento de conocimiento. Sin embargo, no debe dar la sensacin de
que la dialctica megrica se limit a este punto, sino que una revisin rpida muestra
que esta matriz terica fue frtil en otros desarrollos de mayor contenido positivo. Ya en
el caso de los primeros allegados de Euclides, como Clinmaco de Turio, se testimonian
anlisis que apuntan a la lgica proposicional, y constituyen probablemente un
antecedente de desarrollos que seran ms tarde determinantes para la lgica estoica,
que en muchos aspectos se nutri de los estudios megricos. 36 Basta pensar que se
seala a Zenn de Citio como discpulo de Diodoro Crono, una figura central en el
avance en este terreno. As, se colocan en primer plano los desarrollos sobre el
problema de la posibilidad y la inferencia, tal como se plasman en Diodoro Crono y
Filn de Mgara. Este mbito de problemas, para los cuales remitimos a las notas de
los pasajes pertinentes, pone de relieve la relacin de la dialctica megrica con otras
lneas de pensamiento, como la aristtelica, tal como surge de las discusiones en torno
de la nocin de potencia, y que culminan en el llamado argumento dominante.37
Estas doctrinas, a las que habra que sumar la tesis sobre los elementos mnimos
indivisibles aludidos en FS, 213-22, y que pueden proyectarse incluso hasta el mismo
Euclides,38 muestran que la posicin de los megricos no puede confundirse, como a
veces hacen las fuentes y se ha deslizado en algunas interpretaciones, con una postura
escptica. En rigor, la tendencia socrtica que se impregna en la prctica de sus
seguidores parece ser siempre cuestionadora de los dispositivos explicativos de sentido
comn, que resultan ocultadores de los legtimos criterios de verdad. Esa bsqueda, a la
que impulsa la prctica socrtica,39 se materializa en el caso de los megricos con una
actitud de cautela frente a los elementos utilizados habitualmente en la reflexin
filsofica, y slo en una segunda instancia, contando con los recaudos dialcticos
pertinentes, se procede a proponer doctrinas positivas.
3.4 Indicios de filosofa prctica
La dialctica ocupa claramente el centro de las preocupaciones de los megricos.
Sin embargo, en algunos casos encontramos referencias a una dimensin tica de su
posicin. En algunos casos el anecdotario indica una preocupacin tica, sin una
explicitacin terica que la acompaa. El caso de Euclides es sugerente por su papel
central en el grupo y por su colocacin del bien como ncleo terico, pero los
testimonios sobre este punto son limitados y no muestran indicios de un desarrollo
terico propiamente tico que vaya ms all del rechazo de las desaveniencias en 67-72,
la recomendacin de imitar lo bello en 74 y la crtica a las costumbres de esclavos que
atraviesan la moralidad popular en 77. Todos estos casos no necesariamente deban
formar parte de un sistema, y si lo hacan, no tenemos manera de desentraar su
estructura. En rigor, todava es una cuestin abierta el alcance de la ecuacin de
36
Sobre el enfoque de Clinmaco y el posible impacto en el desarrollo de la lgica, vase FS, 91 y nota
ad loc.
37
Sobre la identificacin de potencia y actualidad, vase FS, 236-7 y sobre el argumento dominante,
vase FS, 238-53.
38
Sobre este punto, vase FS, 88, 213-22 y notas ad loc.
39
Sobre una caracterizacin ms amplia de los rasgos principales de esta prctica, vase infra 4.1.
19
Euclides que, segn la lnea interpretativa tradicional, tiende a identificar ser y bien, o al
menos a poner esta ltima nocin en la base de todo su planteo.40
Tampoco es evidente un anlisis tico en el caso de Eublides y Diodoro Crono. Del
primero no tenemos testimonios en ese sentido, y ms bien se lo bosqueja como un
dialctico orientado a la erstica que no vacilaba en la confrontacin incluso agresiva
con sus contendientes, como surge del enfrentamiento con Aristteles (FS, 144-7). Ms
llamativo es el caso de Diodoro, que incluso es presentado como un personaje un tanto
desequilibrado, que se precipita en el suicidio por el oprobio de no haber resuelto un
argumento (FS, 196-7), lo cual confronta directamente con la orientacin moderada de
otros megricos.
Consideremos ahora una toma de posicin clara en el mbito tico. El ms
importante en este terreno es sin duda Estilpn. No slo se conserva una nutrida
cantidad de ancdotas que revelan una toma de posicin tica, sino que stas van
acompaadas de indicios sobre una dimensin terica en este punto. En el primer caso
sobresalen en nmero los testimonios sobre su profesin de autodominio, como surge de
su reaccin ante Demetrio Poliorcetes relatada profusamente en FS, 279-88. Asimismo,
llama la atencin la noticia de Cicern acerca de una supuesta afirmacin de sus
familiares acerca de que su naturaleza era, en rigor, desenfrenada, pero haba logrado un
autodominio que haca que nunca se lo hubiera visto tomado por la pasin. Esto
recuerda completamente el episodio del encuentro de Scrates con el fisonomista
Zpiro, lo cual enfatiza la raigambre socrtica de la posicin de Estilpn.41
En este sentido, en FS, 308 se dice que Estilpn propona que el sumo bien consiste
en poseer un alma apaths, lo cual nos coloca ante el modelo propuesto, que es el de la
aptheia, la impasibilidad, esto es la posibilidad de no sufrir ninguna afeccin (pthos).
En la misma lnea se dice en FS, 309 que Estilpn propona como sumo bien lograr la
aokhlesa, la calma. Ambas expresiones nos son conocidas por otras corrientes. En el
primer caso, la aptheia (impasibilidad) es adoptada como desidertum tico por los
estoicos, y los epicreos proponen, junto con la ataraxa (imperturbabilidad), la
aokhlesa, que hemos traducido como calma.
Los cruces e influencias entre las diferentes lneas han ocurrido seguramente, y se
han propuesto para ello explicaciones varias, para las cuales referimos a las notas a los
pasajes mencionados. Sin embargo, en esta instancia es ms relevante notar los puntos
de contacto entre estas nociones puestas en juego. Todas ellas estn compuestas de
trminos de sentido negativo amalgamadas con prefijos negativos. As, pthos evoca
una afeccin en la que el sujeto es pasivo trmino de la misma raigambre
etimolgica, por lo cual sufre algo a lo que es difcil resistirse. Se trata del vocablo que
los latinos tradujeron como passio, pasin. En el caso de ataraxa, su base nos remite
al verbo tarsso, que refiere a agitar, perturbar, entrar en estado de confusin, y puede
referirse tanto a cosas como la agitacin del mar, como a personas, afectando lo
anmico, lo corporal como en el caso de una enfermedad, o lo poltico estar en
estado de disturbio cvico o anarqua. En cuanto al ltimo caso, el trmino khlesis
remite al desorden, dado que constituye un derivado del vocablo khlos, multitud,
asociada con la dificultad de coordinar alguna accin conjunta deliberada.
En los tres casos se trata de trminos que enfatizan la falta de control del agente
moral, ya sea porque es pasivo, en el primero; porque est perturbado y confuso, en el
segundo; o porque su propio desorden interno lo atormenta. Ms all de las diferencias
40
41
20
de nfasis, que constituiran rasgos propios de cada lnea, vale la pena notar que ante
este diagnstico del malestar humano, todos estos grupos resuelven el conflicto de la
misma manera, anulando la fuente de problemas. Si hay pasin, perturbacin o desorden
disruptor se trata de hacerlo desaparecer, lo cual se materializa en la recurrencia de la
alfa privativa que convierte trminos negativos en positivos. El rasgo ms claro que se
revela en la conformacin de estas categoras de anlisis, es sin duda que el bienestar al
que llegan estos sabios es el producto del dominio de una tendencia humana negativa.
As, por ejemplo, en el caso de Estilpn, se dice que era ebrio y mujeriego y esto, lejos
de ser una mcula, resulta un elemento que lo honra, ya que indica precisamente que fue
capaz de sobreponerse a una naturaleza conflictiva que lo haca vctima de tensiones
dainas. Es la potencia del autodominio, que se conecta directamente con la nocin
socrtica de enkrteia, tener el poder (krtos) en uno mismo, lo que vuelve a operar
como rasgo determinante y muestra que nos encontramos dentro de una misma matriz
de pensamiento que conserva los sellos socrticos originarios.
Esta es la orientacin que toma la posicin de G. Giannantoni, I Cirenaici : raccolta delle fonti antiche,
Firenze, Sansoni, 1958, p. 116. Sobre la metodologa para trabajo sobre el anecdotario, vase P. Kingsley,
Ancient Philosophy, Mystery and Magic: Empedocles and Pythagorean Tradition, Oxford, OUP, 1995,
que se vale de ella para el estudio de Empdocles y los pitagricos y sus ecos en el Fedn y nuestra
resea en Mthexis 11, Buenos Aires, 1998, as como las consideraciones generales sobre este tipo de
fuentes en 1.
43
Sobre este punto, vase Introduccin, 4.3.
21
22
23
49
24
Sobre este punto, vanse los testimonios FS, 495 y 610 y notas ad loc.
Sobre la definicin de placer, vase FS, 589.87 y nota ad loc.
53
Sobre la posicin cirenaica como tica no eudemonista, vase FS, 589.88 y nota ad loc.
54
Sobre la nocin de filosofa en Iscrates, vase A. Nigtingale, op. cit., pp. 13 ss.
52
25
Frente a estas tendencias, los cirenaicos persisten en el modelo del sabio, pero
dotndolo de rasgos no extremos, de manera que se dice que, dado el modo que arbitra
su vida, vive la mayor parte de las cosas con placer, pero no todas. Hay una cuota de
dolor inalienable que no puede ser expulsada ni siquiera en los casos de mayor dominio
de las circunstancias, giro que se utiliza para describir la habilidad de Aristipo y puede
sin duda ser til para proyectarla a los rasgos del sabio cirenaico.55
El sabio, entonces, es aqul que est en condiciones de adaptarse a cualquier
situacin, y puede hacerlo porque posee enkrteia, autodominio, rasgo socrtico por
antonomasia, como mencionamos en 4.1. En buena medida, el sabio es quien tiene cabal
conciencia del status de sus afecciones (pthe), lo cual impone un tratamiento
gnoseolgico. En efecto, frente al sentido comn que se deja engaar y confundir por
los datos de los sentidos, los cirenaicos proponen que el nico criterio con el que
contamos son las afecciones internas, que indican placer, dolor y rasgos concretos que
supuestamente tienen las cosas que las ocasionan. Sin embargo, en esta perspectiva se
hace hincapi en que no tenemos fundamentos suficientes para pretender conocimiento
sobre el mundo externo. Por eso testimonia Plutarco que como si estuvieran sitiados,
abandonando lo exterior, <los cirenaicos> se encierran ellos mismos en las afecciones,
sosteniendo slo que parece, pero sin pronunciarse sobre lo que es, respecto de las
cosas exteriores (FS, 632).
As, el conocimiento sobre el mundo exterior queda suspendido, de manera que
la actividad del agente, si es que no quiere ceder a quimeras, ha de limitarse a la
informacin proveniente de los pthe, pero de stos no pueden inferirse datos que sirvan
para conocer el mundo exterior con algn grado de certeza. En ese sentido, Aristipo es
fiel a la profesin de ignorancia socrtica y se limita al gnthi seautn, nico objeto
posible de la filosofa.56
Partiendo de esta realidad inaprehensible, cmo queda configurado el plano
lingstico? Plutarco seala que el subjetivismo llev a los cirenaicos a crear
neologismos para evitar inferencias sobre el mundo exterior. As, para evitar
pronunciarse sobre objetos, en lugar de hablar de lo dulce, lo amargo, lo fro, lo
caliente, lo luminoso o lo oscuro, hablaban de endulzarse, amargarse, enfriarse,
calentarse, iluminarse y oscurecerse (FS, 632). De acuerdo con esto, no
podramos decir con certeza que existe un objeto dulce, sino que sentimos dulzura, es
decir que nos endulzamos, renunciando a identificar la causa. Desde este punto de vista,
el lenguaje resulta un elemento sin correlato real, que hay que corregir o alterar para
representar la relacin entre el sujeto y lo real. La lengua estara viciada de presupuestos
ontolgicos objetivistas incompatibles con la epistemologa cirenaica y constituira, por
lo tanto, en cierto modo, un obstculo, por lo menos hasta que se lo adapte a los nuevos
parmetros. En la propuesta de Aristipo existe, entonces, una garanta de representacin
lingstica de la orientacin del pensamiento a lo real, pero est restringida a los juicios
sobre afecciones subjetivas y esto da lugar a una tica orientada a valerse de estas
nicas certezas y apoyada exclusivamente en el placer presente que hay que perseguir.
55
26
Del mismo modo que los dems grupos socrticos, ms prximos a movimientos
intelectuales que a escuelas, el grupo cirenaico est atravesado por la multiplicidad de
opiniones. Si atribuimos a Aristipo la postulacin del par placer-dolor como elementos
fundantes que determinan la antropologa cirenaica originaria, las variantes sucesivas
parecen problematizar y complejizar esta posicin. En primer lugar, se atribuye a
Aristipo Metrodidacta, el nieto de Aristipo el socrtico, la inauguracin de una tercera
variable, que constituira una condicin intermedia entre placer y dolor. La habilitacin
de una categora adicional diferente de ambas abre el problema del tipo de dato sensible
a que da lugar este tipo intermedio, ya que, a diferencia del planteo originario, existiran
ahora afecciones que escapan a la dicotoma bsica y no producen ni placer ni dolor.57
Efectivamente, en el seno del tratamiento de la posicin cirenaica, en FS, 589, se
afirmaba que la supresin del dolor no equivala al placer, as como la ausencia de
placer no equivala al dolor. La razn aducida es que placer y dolor, en tanto
movimientos, cubren el espectro total de afecciones posibles y no puede haber
categoras adicionales. Este es el punto que parece haberse revisado en la posicin de
Metrodidacta, probablemente como resultado del dilogo polmico en el marco de las
filosofas helensticas. Sin ir ms lejos, la puntualizacin aludida acerca de la no
identidad entre placer y supresin del dolor lleva como aclaracin que en esto la
posicin cirenaica se diferencia de la epicrea.
Por otra parte, las torsiones tericas derivadas del hedonismo son multiformes y en
cierto sentido paradjicas. En el caso de la vertiente de Hegesias, por ejemplo, la
focalizacin en el placer se ubica en el plexo de una visin pesimista. Las bsquedas
auguradas por el sabio cirenaico postulado por Aristipo, donde el cultivo del
autodominio permite arbitrar toda circunstancia de la mejor manera y asegurar una
cuota de placer, son vistas como un programa imposible, dado que se enfatiza que los
males del cuerpo y su inevitable ruina, as como las perturbaciones anmicas y el azar,
que destruye toda previsin, conspiran contra la posibilidad de existencia de la
felicidad. Si en la matriz aristipiana se sostena que la felicidad era un elemento
derivado de la elegibilidad de los placeres puntuales, en la perspectiva de Hegesias
quedan slo estos ltimos, pero precedidos de una enumeracin de los inconvenientes
para alcanzarlos. El resultado es una posicin cida y pesimista, que invierte la jerarqua
originaria para plantear que el sabio no se caracteriza por lograr el placer, sino por evitar
el dolor, punto que se convierte en fin ltimo de la vida.
La evolucin en este sentido no fue generalizada, sino que el pesimismo de
Hegesias parece contrapesado trmino a trmino por la posicin de Aniceris de Cirene,
que no desdea la nocin de felicidad. Por el contrario, el sabio aniceriano persevera en
la felicidad y puede alcanzarla incluso con una cuota pequea de placer, lo cual vuelve
llamativa a esta posicin hedonista que puede sostenerse incluso con pocas cosas
placenteras. En este sentido, en esta corriente se admiten placeres anmicos que eran
explcitamente rechazados en la doxografa atribuida a los primeros cirenaicos. Esta
tendencia, que acerca el hedonismo cirenaico al epicreo, no hace ms que
profundizarse en la lnea de Teodoro el Ateo, discpulo de Aniceris, que parece
consagrar la tendencia sustituyendo la oposicin placer-dolor por la de alegra-pena. De
este modo se mantienen rasgos generales del planteo cirenaico, pero metamorfoseados y
alejados del planteo radical de un fin ligado al placer corporal.
Es de notar igualmente, en el caso de Teodoro el Ateo, que la evolucin del grupo
incluye tambin la incorporacin de prcticas inusitadas en estadios previos del grupo,
57
27
58
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30
1
EL GRUPO DE LOS SOCRTICOS
31
Aristfanes, fuente primordial para la reconstruccin del Scrates histrico por su mordaz crtica de
Nubes, caracteriza al pasar, de modo igualmente irnico, a estos personajes que adoptaban actitudes
laconizantes. Interesa aqu que se dice que socratizan, lo cual indica, por un lado, que se asocia a
Scrates con los grupos aristocrticos en los cuales la actitud de emulacin hacia las costumbres
espartanas estaba extendido (sobre la plausibilidad de esta idea, vase G. Vlastos, The Historical
Socrates and Anthenian Democracy, in Political Theory 11.4, London, 1983, pp. 495-516 y una visin
diferente en E. Wood N. Wood, Socrates and Democracy. A Reply to Gregory Vlastos, in Political
Theory 14.1, London, 1986, pp. 55-82), y, por otro, que este modus vivendi excede al de los discpulos
que efectivamente dejarn luego tesis socrticas y que estos ltimos se insertaban dentro de un
movimiento mayor atrado por la prctica socrtica.
63
Platn presenta dos listas de allegados a Platn, esta primera se refiere a una ocasin pblica, como lo
es el juicio a Scrates, y la segunda, consignada en el pasaje siguiente, consituye un acontecimiento
privado, ligado a la muerte de Scrates, relatada en el Fedn. En la primera, Platn est presente, junto
con algunos allegados que retrat bien en los dilogos como Critn en la obra homnima, Adimanto,
interlocutor en Repblica, y Apolodoro, en Banquete, 172b y Fedn, 59a y 117d, o que, como Esquines,
ganaron su lugar dentro de los socrticos de renombre. Otros nos son mucho menos conocidos, an en
casos como el de Epgenes, que asiste tambin a la reunin final con Scrates.
64
Frente a la lista de Apologa, que consta en 2, muy condicionada porque el argumento requiere nombrar
allegados con parientes en condiciones de testimoniar, la lista de Fedn menciona un nutrido grupo que
haca de estas reuniones una actividad habitual, tanto antes como durante el cautiverio de Scrates, como
se desprende de Critn, 43b ss. El hecho de que se refiera adems a los miembros ausentes subraya la
intencin de establecer al menos el ncleo de este grupo, dentro del cual no todos tienen trascendencia
filosfica por sus aportes originales, sino que se incluye a personajes ligados a Scrates por simple
afinidad o inters en la recepcin y no en la creacin ni difusin de ideas. La enunciacin de los
32
Fedn Apolodoro, pues, que estaba con sus compatriotas, Critbulo y su padre y
adems Hermgenes, Epgenes, Esquines y Antstenes. 65 Tambin estaba Ctesipo el de
Peania, Menxeno y algunos otros de sus compatriotas. Platn, en cambio, creo, estaba
enfermo.
Equcrates Y haba extranjeros presentes?
Fedn S, entre otros Simias el tebano, Cebes y tambin Fedondas, y venidos de
Mgara estaban Euclides y Terpsin.
Equcrates Y qu? Aristipo y Cleombroto estuvieron presentes?
Fedn Claro que no, pues dicen que estaban en Egina.
4. CARTA SOCRTICA (Euclides (?) a Jenofonte) (SSR, I.H.1):
Entre los amigos, asistimos a Scrates en el momento de morir Terpsin, Apolodoro,
Fedn, Antstenes, Hermgenes, Ctesipo y yo. Platn, Cleombroto y Aristipo, en
cambio, llegaron demasiado tarde, porque Platn se enferm, y los otros dos estaban en
Egina.66
presentes en el momento de la muerte de Scrates llevada a cabo por Platn organiza el listado en dos
grupos: el primero enumera a los atenienses y el segundo a los extranjeros, es decir aquellos oriundos de
otras ciudades griegas. Los primeros mencionados son quienes, sumados a Platn, en Apologa, 38b,
instan a Scrates a ofrecer voluntariamente el pago de una multa como condena: Apolodoro, el relator del
dilogo Banquete, Critbulo, el hijo de Critn, este ltimo interlocutor del dilogo homnimo en el cual
Platn hace que Scrates explicite sus razones para acatar la condena a muerte impuesta por el tribunal en
lugar del exilio. Los dems son igualmente allegados al grupo socrtico. Epgenes es mencionado en
Apologa, 33e entre los jvenes que frecuentan a Scrates con aquiescencia de sus padres, Hermgenes es
personaje central del dilogo Crtilo, donde sustenta la posicin convencionalista, y Esquines y
Antstenes se cuentan entre los representantes de escuelas de cuo socrtico. Tambin ofician de
personajes en la obra de Platn Ctesipo, en el Eutidemo, y Menxeno, en el dilogo que lleva su nombre.
Las razones de la mencin de la ausencia de Platn han sido largamente discutidas, y pueden ser indicio
de las libertades que se tomar el autor en el relato.
65
Entre los no atenienses, el grupo tebano est representado por Simias y Cebes, interlocutores de
Scrates en el Fedn, y Fedondas, slo mencionado en la tradicin por Jenofonte en Memorabilia, I.2.48
como allegado de Scrates. En Digenes Laercio, V.81 se hace referencia, entre las obras de Demetrio de
Falero, a un Fedondas, que podra referirse a la misma figura. A continuacin se menciona a Euclides y
Terpsin, como representantes del grupo megrico. Este ltimo aparece slo en las menciones
biogrficas, pero nunca en relacin con el desarrollo de posiciones tericas del grupo (vase 58 y nota ad
loc.). Adems de Platn, se presenta como ausentes a Aristipo y Cleombroto, ambos ligados con la
corriente de los cirenaicos. Suele verse en la mencin de la estancia en Egina de los cirenaicos un tono
irnico, dado que la distancia no era un impedimento para asistir al momento de la muerte de Scrates si
lo hubiesen deseado (vase 373 y nota ad loc.). Por otra parte, se ha dicho que la lgica del dilogo,
orientado al tema de la inmortalidad del alma y apoyado sobre acuerdos bsicos respecto de la naturaleza
del alma y la depreciacin de lo sensible, hace conveniente la ausencia de los socrticos con tendencias
sensualistas y hedonistas. Esta idea no parece demasiado plausible si pensamos que s est presente
Antstenes, declarado opositor a la Teora de las Formas esbozada por Platn.
66
A la misma lista compuesta por Platn en el Fedn responde la mencin de este texto tardo, fruto de la
literatura helenstica, como as tambin el testimonio de Libanio, en 5, personaje del s. IV d. C. ligado a la
retrica y asociado a la llamada segunda sofstica, que compuso una Apologa de Scrates en la que
retoma motivos clsicos y agrega otros que pueden colegirse de los testimonios de fuentes antiguas. En
este caso, se atiende especialmente a la acusacin sobre corrupcin de los jvenes notando que hay
mayora de adultos entre quienes acompaan a Scrates, de lo cual se deduce que si, por un lado stos no
presentan quejas y, por otro, no son sealados por su iniquidad, el cargo mencionado no tiene sustento. La
seleccin de los personajes parece estar afectada en toda esta lnea de fuentes por el silenciamiento de los
allegados de Scrates que deben haber propiciado esta acusacin, entre quienes estn en primer plano
Alcibades, muerto en el 404 a.C. y Critias y Crmides, parientes de Platn que integraron el grupo de los
Treinta Tiranos en ese mismo ao, en que se dio la derrota ateniense frente a Esparta. De todos modos, si
esta lista se refiere a los que eran cercanos a Scrates en el ltimo tiempo y con una impronta
33
34
35
Esta lista de siete lneas socrticas se infiere de la mayora de las fuentes. Ntese que entre ellos se
plantea una distancia cualitativa entre Platn, Jenofonte y Antstenes respecto del resto. La inclusin de
Antstenes dentro de los socrticos de primera lnea contrasta con el magro nmero de textos que
conservamos actualmente, hasta el punto de que su figura se desvanece como un nexo entre Scrates y los
cnicos. Vale la pena subrayar que no era sta la percepcin que de su produccin terica tenan los
antiguos. El hecho de que se diga que Platn fund la primera escuela implica que inmediatamente su
ejemplo fue seguido por otros, como se confirma por otras fuentes, que hablan del xito de las escuelas
socrticas. El texto presenta una serie de problemas respecto del agrupamiento de los socrticos, que han
llevado a correcciones del texto. Sobre este punto, vase M. Narcy, Notes complementaires. 2, en
Diogne Larce, Vies et doctrines del philosophes illustres, trad. sous la direction de M. Goulet-Caz,
Paris, La Pochoteque, 1999, pp. 360-1. Por otra parte, el orden propuesto no condice con el que se sigue
en el tratamiento efectivo de los temas, donde el estudio de Antstenes es pospuesto al libro VI, tras el
material dedicado a Platn, y sus continuadores directos de la Academia y el Liceo. M. Goulet-Caz
interpreta este cambio como un indicio del cambio de perspectiva laerciano, que habra comenzado por un
criterio de sucesiones orientado a filsofos ailados, que fue luego sustituido por un enfoque basado en
escuelas, de manera que la figura de Antstenes implicaba el tratamiento de sus continuadores, cnicos y
estoicos, cuya ubicacin antes de Platn hubiese repugnado a la cronologa (pp. 161-5 de la obra
mencionada ms arriba).
75
Se trata en todos los casos, salvo en los megricos, que por intermedio de Euclides tienen contacto
directo con Scrates, de lneas que se conectan con su figura indirectamente: los Ertricos a travs de
Menedemo, asociado con Fedn de Elis; los Herilianos, seguidores de Herilo de Cartago, estoico
discpulo de Zenn, y los Pirrnicos, a travs de Pirrn de Elis, discpulo de Estilpn, de acuerdo con
105, y conectado, por lo tanto, con la lnea megrica.
36
fuego al fuego, segn dijo el mismo Platn, pues siendo de excelente naturaleza y hbil
para problematizar sobre cualquier asunto que ocurra en relacin con las investigaciones
ticas y polticas, e incluso la referente a las Ideas, fue el primero que intent definirlas.
Por despertar toda argumentacin y buscar sobre todas las cosas muri anticipadamente.
76
(3) Otros, parcializados, se dedicaron a algunas partes de eso, unos a la medicina, otros
a los conocimientos matemticos y algunos a lo relacionado con los poetas y la msica.
La mayora, realmente, se sorprendi de los poderes de los argumentos. Entre stos,
unos se llamaron a s mismos oradores y otros dialcticos. (4) Pero algunos seguidores de
Scrates resultaron muy variados y contrarios en sus creencias. Unos ponderaban las
conductas cnicas, la falta de arrogancia y la impasibilidad, mientras que otros, a su vez,
lo hacan con los placeres. Adems, unos se vanagloriaban de saber todo, mientras que
otros absolutamente nada. (5) Incluso unos se revolcaban en medio y a la vista de todos
(511A) conviviendo con muchos, mientras que otros, a su vez, vivan, por el contrario,
inaccesibles e inabordables.
13. NUMENIO, frag. 1 Leemans [segn Eusebio, Preparacin evanglica, XIV.5.5-6, p.
728 b-c] (SSR, I.H.11):
En rigor, mucho antes que los estoicos, experimentaron eso mismo los que tomaron sus
argumentos de Scrates de manera discordante, Aristipo por su cuenta, Antstenes por la
suya, y por otro lado, tambin por su cuenta, los megricos y los Ertricos e incluso
algunos otros despus de ellos. La causa es que al haber postulado Socrates tres dioses 77
y filosofado con ellos en los ritmos que convenan a cada uno, los oyentes no entendan
y pensaban que l deca todo a la ligera y de acuerdo con el soplo de azar que
predominaba cada vez, como quien sopla.
14. [GALENO], Historia filosfica, 3 (Doxographi graeci, 599.7-11) (SSR, I.H.8):
Scrates, que fue discpulo de Arquelao, fue absolutamente responsable de que muchos
filosofaran, tanto de los que lo hicieron ms tarde, como de sus contemporneos, e hizo
que casi todos los que vinieron despus, por as decir, desearan la filosofa. De los
muchos socrticos que hubo, es necesario ahora slo hacer memoria de los que han
dejado una sucesin. Platn, en efecto, ().
600.4-8: Creo que, aunque hubo realmente muchos, Antstenes no fue inferior a
ninguno. Fue quien introdujo el modo de vida cnico. De l se hizo mulo Digenes,
asemejndosele en sus actividades. Tambin de l era discpulo Zenn de Citio ().
600.11-8: Aristipo, que era de Cirene, particip de las lecciones de Scrates y a partir de
l conocimos la filosofa cirenaica. Pero, entre los megricos, no es justo pasar por alto
a Euclides, que en inteligencia no fue segundo de ninguno de los socrticos, o a Estilpn
el megrico, que result creador de sus propias doctrinas. Lo sucedi Menedemo de
76
Esta mnima semblanza de Scrates incluye su asociacin con la bsqueda de definiciones, en una lnea
que coincide con la que esboza Aristteles en Metafsica, I.6.987b. Por otra parte, la asociacin socrtica
con lo que suele conocerse como el giro antropolgico, esto es, la puesta en primer plano de cuestiones
ligadas con la filosofa prctica, relegando la fsica, y sus conexiones con la condena a muerte del 399
a.C. refleja la posicin usual de las fuentes, pero se subraya aqu el grado de desconcierto que produca
esta actitud en sus seguidores. La prueba de ello es su disidencia, que sin embargo convive con una
identificacin plena, en todos los casos, con los orgenes socrticos, que se sintetiza tal vez en cierta
actitud hacia la busqueda del conocimiento y la introspeccin personal que se prest a interpretaciones
muy diversas en sus seguidores, como comenta adems Numenio en el pasaje siguiente.
77
La mencin de tres dioses tiene sentido desde la perspectiva de Numenio, que identifica en Platn y en
Scrates como su portavoz un adelantamiento de doctrinas cristianas trinitarias, como surge de la cita de
Eusebio en Preparacin evanglica, XI.18 (Frag. 20 Leemans).
37
Eretria, de quien recibi su nombre la escuela Ertrica. Ninguno de los socrticos ignor
que Fedn de Elis lleg secuestrado ().78
15. [GALENO], Historia filosfica, 4 (Doxographi graeci, 601.20-602.11) (SSR, I.H.8):
Entre las filosofas se defini () una que se caracteriza por la oposicin, como la
cnica; otra a partir de un hombre, una ciudad y una creencia, como la de Aristipo, que
es Aristipiana de acuerdo con su inventor, Cirenaica por la ciudad a la que perteneca, y
hedonista por el objetivo de su filosofa, pues Aristipo se inclinaba ms al placer.
16. SIMPLICIO, Proemio a las Categoras de Aristteles, 3.30-4.7 (SSR, I.H.9):
De acuerdo con su filosofa, las lneas tomaban siete clases de nombres: () o a partir
de la patria del fundador del grupo, como los cirenaicos, los seguidores de Aristipo, y
los megricos, los seguidores de Euclides, () o segn su forma de vida, como los
cnicos.
17. AMONIO, Proemio a las Categoras de Aristteles, pp. 1.13-2.8 (SSR, I.H.9):
Entonces los grupos filosficos reciben siete nombres () o segn la patria de sus
iniciadores, como se da nombre a la filosofa Cirenaica (), o a partir de su forma de
vida, como los filsofos cnicos, que eran llamados perros por su libertad de palabra y
su nimo discutidor, porque, como un perro tiene capacidad de discriminar a los
conocidos de los ajenos, as hacan tambin ellos: admitan las filosofas valiosas y
perseguan a las que carecan de valor y que no podan profundizar en sus argumentos
filosficos, y por eso eran llamados cnicos, por lo cual tambin deca Platn: el perro
tambin tiene algo de filsofo.79
18. OLIMPIODORO, Proemio a las Categoras de Aristteles, 3.8-30 (SSR, I.H.9):
Los nombres de las lneas filosficas se adoptan, por cierto, de siete formas (). 15: A
partir de la patria de sus iniciadores, por ejemplo la filosofa Cirenaica toma su nombre
de Aristipo de Cirene, la Eretraca de Menedemo de Eretria y la filosofa Megrica de
Euclides y Terpsin de Mgara (). 20: A partir de la forma de vida, como los
filsofos cnicos. En efecto, estos filsofos eran llamados cnicos por dos causas:
porque simplemente vivan como les vena en gana, comiendo y bebiendo al modo de
los perros en la plaza pblica, durmiendo en toneles y haciendo lo dems, para decirlo
de alguna manera, sin resguardo, renegando de que sea mejor lo bello por convencin
que lo bello naturaleza, o bien porque, como los perros ladran contra los desconocidos,
pero mueven la cola a los conocidos, as tambin ellos admitan a los dignos para la
filosofa y los amaban con vehemencia, mientras que a los que carecan de valor para
filosofa y no podan profundizar en su argumentacin los rechazaban y los perseguan.
Por eso, dada su libertad de palabra y su nimo discutidor eran llamados cnicos.
Precisamente, incluso Platn dice a propsito de ellos que tambin el perro tiene algo
de filsofo.80
78
Sobre los avatares biogrficos de Fedn, vase E. McQueen-C.Rowe, Phaedo, Socrates and the
Cronology of the Spartan War with Elis, Mthexis 2, Buenos Aires, 1989, 1-18.
79
Se trata de una referencia a Repblica, II.375e ss., donde Platn compara el comportamiento que deben
tener los guardianes con el de los perros. Si se suma a ello los testimonios que asocian a Aristipo la
caracterizacin de perro de la corte, es claro que la analoga era cara al imaginario del grupo socrtico.
80
Algo similar se dice en Filpono, Proemio a las Categoras de Aristteles, 1.19-2.26, y en 26-29 se
agrega: Pues el perro ladra a los ajenos, pero mueve la cola a los conocidos. As tambin ellos se
complacan y gustaban de las virtudes y de los que viven segn la virtud, pero atacaban y ladraban a las
38
19. ELAS [o DAVID], Proemio a las Categoras de Aristteles, 111.1-32 (SSR, I.H.9):
El quinto modo de nombrar a las lneas filosficas provena del modo de vida, por
ejemplo en el caso de los filsofos cnicos. Los cnicos eran llamados as por cuatro
causas: o por la indiferencia de su vida, dado que ellos se entrenaban en la indiferencia,
como los perros, para comer y copular en pblico, andar desnudos y dormir en toneles y
lugares incmodos. Eso hacan porque deseaban lo bello por naturaleza, pues decan
que si algo es bueno, es necesario hacerlo tanto en comn como en privado, mientras
que si no es bueno, no hay que hacerlo ni en comn ni en privado, dado que no haba
entre ellos por un lado mostrarse y por otro estar oculto, 81 sino que haba un habla
pblicamente, porque en rigor no hay ninguna cosa temible. Esta es la primera causa.
La segunda causa es que el perro es un animal sin vergenza, y ellos tambin
practicaban la desvergenza, no la peor que el pudor sino la mejor. Pues la
desvergenza es doble, una es peor que el pudor y la otra mejor, una daa mucho a los
hombres, mientras que la otra los beneficia. Entonces, practicaban esa desvergenza, la
que es mejor que el pudor, por ejemplo ladrando a los ajenos a su propia filosofa. La
tercera causa es que el perro es un animal guardin. As, ellos resguardaban las
creencias de la filosofa a travs de demostraciones y se preocupaban mucho por eso. El
destino podra decir respecto de Antstenes, el iniciador de este grupo as: nueve
flechas de dilatas barbas he tirado ya, a ese perro rabioso es al nico que no puedo
acertar, porque, dice, le ech encima tantas desgracias y no pudo abatir su inteligencia.
Esa es la tercera. Y la cuarta es que el perro es un animal que discrimina separando por
conocimiento o desconocimiento al amigo del extrao, pues al que conoce, lo considera
amigo, aunque lleve una vara, pero si es alguien que l desconoce, lo considera
enemigo, aunque lleve un cebo. As, entonces, tambin ellos consideraban amigos a los
que se dedicaban a la filosofa y los admitan con gusto, mientras que a los que no se
dedicaban a ella los expulsaban ladrando contra ellos. Por eso tambin dice Platn en el
Gorgias que el perro tiene una cierta sabidura para discriminar al amigo del enemigo. 82
Asimismo, el hecho de que discriminar la verdad de la falsedad es propio solamente de
un filsofo, se es el quinto modo.
20. CICERN, Sobre la adivinacin, 1.3.5 (Frag. 395 Usener) (SSR, I.H.10):
Todo el resto, excepto Epicuro,83 que balbucea acerca de la naturaleza de los dioses, han
aprobado la adivinacin, pero no del mismo modo. Scrates y todos los socrticos, as
como Zenn y los que de l surgieron persistieron en la opinin de los filsofos
antiguos.
21. SUDA, s.v. Scrates (SSR, I.H.7):
pasiones y a los que viven entregados a las pasiones, aunque fueran reyes. Vase tambin Elias, Proemio
a las Categoras de Aristteles, 108.15-109.3.
81
El pasaje presenta la cita de cinco versos de Homero. El primero corresponde a Odisea, XI.443, el
segundo a Odisea, VII.196 y el tercero a XXIV.45 de la misma obra. El cuarto y el quinto corresponden a
Ilada, IX.297 y 299. En 297 se cambia la mencin de ocho flechas por la de nueve.
82
En realidad, como se mencion a propsito de 17, esta referencia no pertenece al Gorgias, sino a
Repblica, II.375 e ss.
83
Esto coloca a Scrates y sus seguidores en una posicin que no confronta con la religin tradicional, al
menos abiertamente. Algo de eso se desprende de la argumentacin de Apologa, 26 ss. para justificar el
contacto con lo demnico esgrimido por Scrates, visto por algunos como un conflicto con el culto
oficial. La misma actitud est tambin presente en la pretensin de Estilpn en 273 de no confrontar las
creencias populares.
39
Scrates form como filsofos a Platn, () y Aristipo de Cirene, quien introdujo una
lnea propia y fund una escuela llamada Cirenaica; a Fedn de Elis, que tambin fund
una escuela propia, llamada a partir de l Elaca, y denominada despus Ertrica, porque
Menedemo ense en Eretria de ese maestro surgi tambin Pirrn; a Antstenes, que
introdujo la lnea cnica; a Euclides de Mgara, tambin fundador de su propia escuela,
que por l tom el nombre de Megrica, y por Clinmaco, el discpulo de Euclides,
Dialctica; a Jenofonte, hijo de Grilo, Esquines de Esfeto, hijo de Lisanias, Cebes de
Tebas, Glaucn de Atenas y Brisn de Heraclea, que introdujo la dialctica erstica
despus de Euclides, mientras que Clinmaco la acrecent, y tras pasar muchos por ella,
culmin con Zenn de Citio.84 () Algunos escriben que Brisn no fue discpulo de
Scrates, sino de Euclides de l tambin fue discpulo Pirrn, de quien toman su
nombre los pirrnicos. Form a Alcibades, Critbulo, Jenomedes y Apolodoro, todos
atenienses. Adems a Critn y Simn, Eumaro Filiasio, Simias de Tebas, Terpsin de
Mgara y Querefonte. Tambin Teodoro el llamado Ateo fue su discpulo. Para opinar y
transmitir la indiferencia cre una lnea intelectual propia, que fue llamada Teodoriana.
22. JULIANO, Discursos, VI [= A Temistio], 10.264 c-d (SSR, I.H.12):
Entonces yo digo que el hijo de Sofronisco lograba ms que Alejandro, porque se le
atribuye a l la sabidura de Platn, la estrategia de Jenofonte, la valenta de Antstenes,
85
la filosofa ertrica, la megrica, la de Cebes, la de Simias, la de Fedn, y muchsimos
otros. Y an no me refiero a los crculos que surgieron entre nosotros: el Liceo, la Stoa,
las Academias.
23. ORGENES, Contra Celso, III.13 (SSR, I.H.13):
() a la enseanza de Scrates, a partir de cuyo dilogo surgieron muchas escuelas que
no pensaban lo mismo.
24. AGUSTN, La ciudad de Dios, VIII.3 (SSR, I.H.13):
Gracias al renombre de su vida y su muerte, Scrates dej tras de l una gran cantidad
de seguidores que rivalizaron unos con otros en su entusiasta aplicacin de las
discusiones sobre cuestiones ticas que dieron lugar al problema del sumo bien que
puede alcanzar el hombre feliz. Eso no surga de las discusiones de Scrates, dado que
postulaba cuestiones y luego las rechazaba. As, tomaron lo que les pareci mejor y
plantearon lo que les pareci el bien extremo. Se llama bien extremo a aquello que, con
alcanzarlo, se es feliz. Tan diferentes eran las opiniones de los socrticos entre s acerca
de este fin, que (aunque es casi increble que pueda darse en los discpulos de un nico
maestro) algunos dijeron que el sumo bien era el placer, como Aristipo; algunos la
virtud, como Antstenes, y as otros tuvieron otras opiniones distintas, que sera largo
enumerar.
25. ISIDORO DE PELUSIO, Carta, IV.54 (SSR, I.H.14):
En un mbito donde los que se ufanaban del nombre de la filosofa no dudaron en agitar
una violenta guerra contra s mismos, menos an se hubiesen preocupado por la paz los
oradores y los poetas. Algunos se diferenciaban de los que preferan el autodominio y la
84
Sobre la conformacin del grupo megrico, vase Introduccin, 3.1. En general este testimonio es
menos restrictivo que los previos y lista entre los socrticos a personajes sin una impronta terica
marcada, como es el caso de Querefonte, Terpsin, etc.
85
En Discursos, IV. [VIII] 1.241b aparece un pasaje paralelo en que se menciona la fuerza de
Antstenes.
40
justicia, los socrticos. Platn, tras maltratarlos en los dilogos, fue satirizado por los
cnicos, entre los cuales estaba Luciano, etc.
26. ESCOLIO A LAS AVES DE ARISTFANES, 521 (SSR, I.H.15):
Jura por los daimones. Porque los primeros socrticos solan jurar as.
1.2 Los dilogos socrticos
27. ARISTTELES, Potica, 2.1447a27-b11:86
Hay, adems, un arte que imita slo a travs del lenguaje, sin armona, en prosa o en
verso, ya en uno o en pluralidad de metros. Esta forma de imitacin carece de nombre
hasta hoy. No tenemos, en efecto, un nombre comn para un mimo de Sofrn o Jenarco
y para un dilogo socrtico.
28. DIGENES LAERCIO, II.64 (Frag. 126 van Straaten [sobre Panecio]) (SSR, I.H.17):
En rigor, de todos los dilogos socrticos, Panecio cree que son verdaderos los de
Platn, Jenofonte, Antstenes y Esquines, pero duda de los de Fedn y Euclides, y
rechaza todos los dems.87
29. CICERN, Sobre el orador, III.19.72-3 (SSR, I.H.19):
Porque, como dije antes, los famosos hombres del pasado, hasta Scrates, solan ligar
todo estudio y conocimiento de toda cosa relevante para la conducta humana, la vida
humana, la virtud y la organizacin poltica con el principio de la oratoria. Despus,
como expuse,88 los elocuentes fueron separados de los doctos, primero por Scrates
mismo y luego por todos los socrticos. Los filsofos menospreciaron la elocuencia y
los oradores la sabidura, y ninguno intent adoptar nada de la otra parte, excepto lo que
cada uno tomara prestado del otro, por lo cual si hubiesen querido permanecer en su
asociacin originaria, habran evolucionado indistintamente. Es precisamente el caso de
los sacerdotes del pasado. Dado el gran nmero de sacrificios, aunque haban sido
dispuestos por Numa,89 queran que hubiese tres supervisores de banquetes, para
conducir el banquete sacrificial en los juegos tambin, as del mismo modo los
socrticos separaron a los que llevaban adelante causas judiciales de ellos y del nombre
comn de la filosofa, aunque los antiguos haban preferido una asombrosa asociacin
entre el hablar y el comprender.
86
Frente a los textos que conservamos, donde el dilogo con Scrates como protagonista se asocia casi
exclusivamente con Platn y Jenofonte, Aristteles considera a esta estructura un verdadero gnero
literario, cultivado a menudo en la antigedad, en principio por la generacin de los socrticos directos y
ms tarde por sus epgonos. Sobre las implicancias de esta forma, vase Introduccin y el trabajo de D.
Clay, The Origins of the Socratic Dialogue, en P. Vander Waerdt (de.), The Socratic Movement, IthacaLondon, Cornell University Press, 1994, pp. 23-47.
87
El pasaje corresponde al Frag. 126 de Panecio (van Straaten). La mencin todos los dems es oscura
a los efectos de determinar a quines se considera dentro de ese grupo. Evidentemente est formulada con
descuido, ya que, por ejemplo, de aqu podra concluirse que Panecio desconfa de las obras de Aristipo,
pero en 553 aparece como fuente de un catlogo de sus obras, varias de las cuales podran pertencer a este
gnero literario.
88
Se trata de una referencia a De orat. 16.61-17.62, consignado en 11.
89
La tradicin hace de Numa el segundo rey de Roma, instaurador de numerosas costumbres religiosas,
incluyendo las funciones de los pontfices. La conformacin del grupo de epulones, encargados de la
supervisin de banquetes, se remonta al 196 a.C.
41
42
92
Ntese, sin embargo, que asistimos a una sntesis distorsiva: lejos de descuidar la retrica, los estoicos
la desarrollan en el mbito de la lgica. Por otra parte, difcilmente los socrticos puedan identificar su
prctica con esta vertiente.
93
La mencin se encuentra en un contexto en el que Dionisio tipifica los estilos. En este caso de trata de
la expresin simple y despojada, a la que se adscriben tambin los discursos tribunalicios y los trabajos de
Lisias, entre otros.
43
2
EUCLIDES Y LOS megricos
44
Los testimonios presentan una llamativa variedad a la hora de mencionar la evolucin de la lnea
megrica. Mientras en 8 Digenes Laercio (I.19) desvincula a los megricos, asociados con Euclides, de
los Dialcticos, aqu parece subrayarse la continuidad, reduciendo los cambios a diferencias de
orientacin dentro de un cauce comn. Desde los trabajos pioneros de von Fritz hasta la fecha se ha hecho
hincapi en la improcedencia de aplicar a esta lnea una nocin frrea de escuela, de modo que sera
ms adecuado pensar esta sucesin en trminos de puntos de contacto terico aludidos como rasgo de
identidad tanto por los cultores del grupo como por sus objetores. Esta situacin hace preferible una
organizacin en trminos de ubicacin histrica de los adeptos a este grupo, ms que por sucesiones,
como la que elige Dring y siguen Muller y Giannantoni, que a pesar de criticarlo mantienen ese criterio.
Sobre este punto, vase Introduccin, 1 y 3.1. Sobre Dionisio de Calcedonia, vase 100-2.
95
La relacin entre Euclides y Eublides se menciona tambin en 133. Por intermedio de su figura
Alxino, Eufanto y Apolonio Crono, maestro de Diodoro, se conectan con Euclides. Vase Introduccin,
3.1.
96
La perspectiva de este testimonio es ms que dudosa, tpica de los intentos por forzar sucesiones. La
mencin de la direccin de una escuela choca con el resto de los testimonios, que reflejan, en el mejor de
los casos, una multiplicacin de lneas orientadas por ciertos presupuestos comunes. Sobre este punto,
vase Introduccin, 1 y 3.1.
97
Si 42 alude a la lnea megrica que contina a Eublides, en 43-6 asistimos a una lnea diversa cuya
figura ms importante es Estilpn.
98
Sobre Pasicles y los problemas concernientes a este pasaje, vase 259 y nota ad loc.
45
99
Juego de palabras entre skhol, escuela, y khol, bilis, para hacer una referencia irnica al disgusto
que produca el aspecto erstico del grupo.
100
Teofrasto fue discpulo de Aristteles y su continuador al frente del Liceo. La mencin de esta obra
dedicada a tratar de la filosofa megrica tiene el valor de sealar la vigencia de esta lnea en tiempos
posteriores a los de Euclides. Esto subraya el hecho de que la tensin dialgica encarnada por los
socrticos originarios se reedita en sus continuadores. Vase tambin Digenes Laercio, VI.22.
46
Mgara se ubica en el tica, sobre el golfo de Egina, frente a la isla de Salamina. La mencin de Gela
no ha merecido mucho crdito, pues podra enrolarse en la estrategia de ligar con el sur de Italia los datos
biogrficos de autores supuestamente asociados con la filosofa eletica. Del mismo tenor y dependientes
de esta lnea doxogrfica son los datos de la Suda consignados en 42 y 43. Vanse ms menciones sobre
Euclides en I.1, que suelen insistir todas en la cercana de Euclides respecto de Scrates.
102
Tauro fue director de la Academia durante el s. II. d. C. El decreto al que hace referencia, conocido
como decreto megrico, da cuenta del enfrentamiento entre Atenas y Mgara que form parte de los
conflictos desencadenantes de la Guerra del Peloponeso. La expansin ateniense propici la rivalidad
entre ambas ciudades, y, argumentando la utilizacin indebida de tierras y el asesinato de un heraldo,
Atenas impuso a Mgara un bloqueo econmico, ante lo cual los megarenses pidieron el auxilio de la
Liga del Peloponeso, liderada por Esparta, a la que pertenecan (vase Tucdides, 1.67.4, 139.1-4, 140.35, 144.2 y Plutarco, Pericles, 29.4). Este conflicto se ubica en el 432 a.C. y constituye una referencia
importante para colegir la fecha de nacimiento de Euclides, que debe de haber tenido alrededor de veinte
aos para este momento, lo cual ubica su nacimiento hacia el 450 a.C. Dring propuso el 435 a.C.,
suponiendo que el 450 a.C. lo haca demasiado mayor, aunque debe tenerse en cuenta que las fuentes lo
identifican entre los discpulos mayores de Scrates. Sobre el episodio, vase K. Dover, Anthemocritus
and the Megarians, American Journal of Philology 87.2, Baltimore, 1966, pp. 203-209 y R. Legon,
Megara. The Political History of a Greek City-State to 336 B. C., Ithaca London, Cornell University
47
Press, 1981.
103
Contamos este pasaje entre los testimonios biogrficos porque da cuenta del contacto de Euclides con
Scrates y a la vez de un supuesto punto de tensin, usual en este ltimo para con sus discpulos, como
revelan, por ejemplo, las diferencias respecto a la relacin con la poltica o el cobro de honorarios en el
caso de Aristipo. En este caso, podemos suponer que Euclides debe de haber manifestado su tendencia
dialctica y concitado por ello alguna resistencia en el resto, incluyera eso o no a Scrates. Esta tendencia
se convertira en una marca caracterstica de sus continuadores y el motivo ms asiduo de crtica, por las
aristas ersticas de esa prctica, entendiendo por erstica la creacin de argumentos alambicados con el
nico objetivo de desconcertar y as vencer a los interlocutores en un dilogo.
104
Sobre esta lista de socrticos, en la que se cuenta a Euclides, vase la nota a 2 y 3. Junto a ste, se
menciona a Terpsin como representante del grupo megrico, aunque este ltimo aparece slo en las
menciones biogrficas, pero nunca en relacin con el desarrollo de posiciones tericas del grupo.
105
La atribucin a Euclides de esta carta es mera conjetura, y tampoco puede pensarse en la autenticidad
de este tipo de obras, fruto de los ejercicios literarios de la poca helenstica, cuyo carcter de fuente
deriva del hecho de que toman como modelos datos de la tradicin, en este caso, claramente identificable,
el texto del Fedn.
48
Luego, a los veintiocho aos, segn dice Hermodoro,106 Platn se retir a Mgara a lo de
Euclides, junto con algunos otros socrticos.
61. DIGENES LAERCIO, II.106 (SSR, II.A.5):
Hermodoro dice que Platn y el resto de los filsofos se fueron a lo de Euclides tras la
muerte de Scrates, porque teman la crueldad de los tiranos.
62. [HESIQUIO DE MILETO], Acerca de los hombres ilustres, 27 (SSR, II.A.5):
Euclides el megrico, despus de la muerte de Scrates, recibi a Platn y los dems
filsofos, que teman la crueldad de los tiranos.
63. CARTA SOCRTICA, XXI.1 (Jenofonte a Jantipa) (SSR, II.A.6):
Le di a Eufrn de Mgara seis cuartos de trigo, ocho dracmas y un vestido nuevo para
que pases el invierno. Toma, entonces, eso y ten en cuenta que Euclides y Terpsin son
dos hombres muy nobles y buenos y adems bien dispuestos para contigo y con
Scrates. Cuando tus hijos quieran venir con nosotros, no se lo impidas, pues venir a
Mgara no es lejos.
64. CARTA SOCRTICA, XXII.1 (Esquines (?) a Jantipa) (SSR, II.A.7):
De mis escritos, todava no logr uno tal como para animarme a mostrarlo a otros sin mi
asistencia, como charlaba alegremente con ustedes, cuando estaban en la casa donde
Euclides estaba confinado.
65. CARTA SOCRTICA, XV.2 (Jenofonte a Euclides y Terpsin (?) (SSR, II.A.8):
Ahora precisamente me lleg un escrito de ese estilo de Platn, donde estaba el nombre
de Scrates y un dilogo con algunos de corte argumentativo para nada mediocre. Creo,
adems, que l ha ledo algo parecido en Mgara, segn se dice, a algunos de los
megricos.107
66. PLATN, Teeteto, 142 a 143 b (SSR, II.A.9):
Euclides Cuando baj al puerto encontr a Teeteto que era transportado por el ejrcito
de Corinto a Atenas.
Terpsin Vivo o muerto?
106
Entre las actitudes colectivas del grupo cercano a Scrates hay dos remarcables, ligadas con la salida
generalizada de Atenas: la primera es la estancia en Mgara, presumiblemente con Euclides como
anfitrin, y la segunda, la estancia en Siracusa, donde numerosos socrticos buscan los favores del rey
Dionisio como mecenas, segn las prcticas habituales de la poca. Sobre el mecenazgo, vase Frazer,
Ptolemaic Alexandria, Oxford, OUP, 1972, pp. 305 ss. La salida de Atenas se liga claramente, si no con
una efectiva persecucin, seguramente con el enrarecimiento del clima poltico del momento. La eleccin
de Mgara indica la solidez de la posicin de Euclides en su ciudad, y tal vez el desarrollo de su propio
grupo terico para la poca de la muerte de Scrates, en los albores del s. IV a.C. Esa situacin estara
reflejada en 61-2 y 432, donde el grupo megrico aparece como lugar de reunin de los intelectuales del
grupo socrtico.
107
Si el contenido de esta carta merece algn crdito, apoyara la tesis de los contactos entre el Platn del
perodo de transicin a la madurez, en el que profundiza los aspectos ontolgicos de la Teora de las
Formas, y el grupo megrico, con el que los testimonios indican cercanas relaciones. Sobre los contactos
y fricciones tericas, vase P. Aubenque, Le problme de ltre chez Aristote, Paris, PUF, 1962, pp. 145
ss., y L. Dorion, Euthydme et Dionysodore sont-ils des Mgariques, Proceedings of the V Symposium
Platonicum, Sankt Augustin, Akademia, 2000, pp. 35-50. Para la ltima parte del pasaje, adoptamos la
conjetura de J. Sykutris (Die Briefe des Sokrates und der Sokratiker. Studien zur Geschichte und Kultur
des Altertums, XVIII.2, Paderborn, Schoningh, 1933, ad loc.).
49
Euclides Vivo a duras penas. En efecto, sufre muchas heridas, y padece adems la
enfermedad que se declar en el ejrcito.
Terpsin La disentera?
Euclides S. ()
Terpsin (...) Pero cmo es que no se qued en Mgara?
Euclides Tena prisa por ir a su casa. Yo mismo le supliqu que se quedara, pero no
quiso. (...)
Euclides Yo vengo de acompaar a Teeteto hasta Erineo (...).108
b) Anecdotario
67. PLUTARCO, Sobre el amor fraterno, 18, p. 489 d (SSR, II.A.15):
Euclides el socrtico es famoso entre las escuelas, porque, tras escuchar la voz insensata
y salvaje de su hermano que le deca que me muera, si no me puedo vengar de ti, le
contest: y yo, si no te puedo persuadir de terminar con la ira y querernos como me
queras antes.109
68. PLUTARCO, Sobre la represin de la ira, 14, p. 462 c (Mximo el Confesor, 19.26, pp.
359-60 Phillips) (SSR, II.A.15):
Como Euclides, cuando su hermano, a causa de una desavenencia, le dijo: que me
muera, si no me puedo vengar de ti. Al contestarle ojal me muera yo, si no te puedo
persuadir, pas inmediatamente la situacin y cambi su actitud.
69. ESTOBEO, IV.27.15 (SSR, II.A.15):
Euclides el socrtico, tras escuchar a su hermano que le deca que me muera, si no me
puedo vengar de ti, le contest: y yo, si no puedo persuadirte de querernos.
70. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 278 (Florilegium Monacense, 100; Cdice
Vindobonense Med. Gr. 29, 121; Gnomologium Palatatinum, 160; Florilegium
Leidense, 96; Florilegium Palatinum-Vaticanum, 85; Florilegium Baroccianum, 224;
Florilegium Ottobonianum, 226) (SSR, II.A.15):
Euclides, cuando su hermano le dijo con ira que no iba a morir, si antes no se vengaba
de l, le contest: tampoco yo me voy a morir, si antes no puedo hacer de ti mi ms
querido amigo.
71. GNOMOLOGIUM PARISINUM, 71 (SSR, II.A.15):
Cuando su hermano, a causa de una desaveniencia, le dijo: que me muera, si no me
puedo vengar de ti, Euclides le contest: que me muera yo, si no te puedo persuadir.
108
50
72. BASILIO, Sobre la literatura pagana que hay que leer, 4 (Simen Metafrastes,
Oraciones, XIII.4; vase Gregorio, segn Anecdota Graeca (ed. Boissonade), V.449.117) (SSR, II.A.16):
Otra vez, alguien, irritado con Euclides de Mgara, lo amenaz de muerte y lo maldijo,
entonces l le devolvi una maldicin: que se calmara y terminara de ser hostil con l.
73. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 277(Mximo el Confesor, XXI.29; Gnomologium
Basiliensia, 267; Gnomologium Cod. Palat. 122, 235f 225v; Gnomologium Parisinum,
1) (SSR, II.A.17):
Euclides el filsofo, cuando alguien le pregunt cmo eran los dioses y de qu se
alegraban, contest: lo dems no lo s, pero s s con certeza que odian a los
chismosos.110
74. ESTOBEO, II.31.52 (Exc. Juan Damasceno, II.13.52) (SSR, II.A.18):
De Euclides. Entre los hombres, aprenden mejor sos que realmente imitan las cosas
ms bellas.111
75. FLORILEGIO EL CONOCIMIENTO MEJOR Y PRINCIPAL, 42 (SSR, II.A.19):
Euclides, cuando se le pregunt quin es el mejor consejero, dijo: el momento
oportuno.112
76. FLORILEGIO EL CONOCIMIENTO MEJOR Y PRINCIPAL, 49 (SSR, II.A.20):
110
Si la ancdota puede referirse efectivamente a Euclides, y puede atrbuirsele algn valor ms all de la
mera irona, es posible entrever en ella un punto de contacto con la actitud de reserva tambin presente en
Platn respecto de los dioses de la religin tradicional, por ejemplo en Repblica, II.377e ss. Ms an, el
rechazo de la pregunta sobre rasgos especficos de la divinidad podra ligarse con el rechazo de las
preguntas por el cmo es algo, y la prioridad de la pregunta por el qu es, tpicos del enfoque
platnico. Tal vez en el caso de Euclides no se esperaba demasiado de este ltimo aspecto, dadas las
posiciones ontolgicas que llevan a restringir la confianza en la posibilidad de alcanzar conocimiento
(vase 83-86). Vase a ese respecto, en 87, la inclusin de los megricos entre los que sostienen que no se
sabe nada.
111
Teniendo en cuenta la brevedad y descontextualizacin, que hace toda interpretacin tentativa, vale la
pena notar que el aprendizaje por imitacin (mmesis) coloca este testimonio en un repertorio amplio de
discusiones sobre esta nocin que encontramos en Platn y en Aristteles. En el primer caso, esta misma
idea sustenta la necesidad de limitar los modelos negativos presentes en la poesa tradicional en los libros
II y III de Repblica. En el segundo, la imitacin es un concepto bsico para la discusin sobre gneros
literarios en la Potica. Ntese adems que la nocin de mmesis y su relacin con la educacin est en
directa relacin con el desarrollo del dilogo socrtico como gnero autnomo, donde la prctica
socrtica se vuelve modelo a imitar. Sobre este punto, vase Introduccin, 1 y D. Clay, The Origins of
the Socratic Dialogue, en P. Vander Waerdt, The Socratic Movement, Cornell University Press, Ithaca
-London, 1994. Se ha pensado que este testimonio puede referir, en rigor, a Euclides de Alejandra, el
matemtico.
112
La nocin de kairs es central en numerosas discusiones tericas de la poca clsica, especialmente en
el mbito de la retrica. Muller (ad loc.) nota que no es posible colegir cmo se entiende en el contexto
megrico. De todos modos, es plausible que una lnea terica que basa su prctica en la prctica refutativa
confiera un valor especial al manejo del momento oportuno. Sobre la funcin de esta nocin en la
retrica de la poca, vase M. Divenosa, Rhetorik tchne. A propsito de la especializacin del lxico
retrico, y L. A. Castello, Oralidad, escritura y retrica en Sobre los que escriben discursos escritos o
Sobre los sofistas de Alcidamante de Elea, en L. A. Castello C. Mrsico, El lenguaje como problema
entre los griegos. Cmo decir lo real?, Buenos Aires, GEA, 2005, pp. 29-58 y 59-86. La misma
ancdota atribuye a Demetrio de Falero en Gnomologium Vaticanum 743, 260.
51
Cuando alguien invocaba la muerte por haber perdido a sus hijos, Euclides le dijo:
hombre, por qu llamas a quien, aunque no la llames, vendr?.113
77. GNOMOLOGIUM PARISINUM LATINUM, 8 (SSR, II.A.21):
Euclides dijo: la mayora de los hombres son insensatos: evitan los alimentos y
vestimentas de esclavo, pero no las costumbres de esclavo.114
c) Obras
78. DIGENES LAERCIO, II.108 (SSR, II.A.10):
<Euclides> escribi seis dilogos: Lamprias, Esquines, Fnice, Critn, Alcibades,
Sobre el amor.115
79. SUDA, s.v. Euclides (SSR, II.A.10) (Hesiquio de Mileto, Catlogo de nombres,
281.73.12-14):
Escribi los dilogos Alcibades, Esquines, Critn, Fnice, Lamprias, Sobre el amor y
tambin algunos otros.
80. HESIQUIO ALEJANDRINO, A 5559 (SSR, II.A.12):
Anxios. brotos (incomible). Euclides.116
81. PLUX, Onomstico, VI.161 (Frag. 948 Nauck [Sfocles]) (SSR, II.A.13):
113
Esta ancdota no slo est ligada por la tradicin con Euclides, sino tambien con Bas de Priene,
frecuentemente integrante de las listas de Siete Sabios. Se ha pensado que la referencia a la muerte podra
estar en relacin con el testimonio de Estobeo sobre el sueo y la muerte como dmones de 89, aunque se
trata de una posibilidad meramente especulativa, dada la ausencia de contexto.
114
L. Rossetti sostuvo con buenos argumentos que este pasaje podra constituir una cita de una obra de
Euclides. El contenido apunta a la dimensin tica incluida en la posicin megrica, y tiene un eco directo
en el tratamiento del autodominio (enkrteia) en la obra de Platn, por ejemplo en Gorgias, 491d ss.,
donde el poder es redefinido como una variable personal y es ms poderoso no quien tiene ms sbditos
sino quien se domina a s mismo, esto es no es esclavo de s mismo.
115
Digenes Laercio testimonia que Panecio dudaba sobre la autenticidad de las obras atribuidas a
Euclides: (...) Panecio cree que son verdaderos los de Platn, Jenofonte, Antstenes y Esquines, pero
duda de los de Fedn y Euclides, y rechaza todos los dems (II.64). No se conservan justificaciones de
esta opinin, contra la que podran aducirse tres razones bsicas: 1) las listas de Digenes y la Suda,
coinciden en los ttulos, al parecer sin que esta ltima dependa de la primera; 2) las referencias
lexicogrficas mentadas en 80-2 estn extradas directamente de obras de Euclides, y 3) lo mismo sucede
con el pasaje citado por Estobeo en FS, 89, confirmado por Censorino. Dado que los ttulos siguen la
costumbre de tomar el nombre de un personaje, el contenido de estas obras es irrecuperable por va
directa, salvo en el caso del Sobre el amor. Vale la pena notar que esta temtica constituye un foco de
atencin para los socrticos: no slo Platn y Jenofonte escriben obras con el nombre Banquete dedicados
al tema del amor, sino que tambin Esquines lo abord en su Aspasia y Antstenes en su Sobre el
matrimonio. En ese sentido, podemos suponer que probablemente cuando en el comienzo del Banquete
Platn le hace decir a Erixmaco, como justificacin de la propuesta de hablar del amor, que se trataba de
un tema al que nadie se haba dedicado, se trata de un juego irnico: la fecha dramtica en el 416 a.C.
permite decir que no hay trabajos sobre el tema, mientras que los lectores, en su fecha de redaccin,
pueden calibrar hasta dnde ha cambiado la situacin y el tema ha concitado enorme atencin,
especialmente entre los socrticos. Entre las dems obras, L. Rosetti ha argido que el Esquines contena
la versin de Euclides sobre los ltimos das de Scrates (Tracce di un lgos sokratiks alternativo al
Critone e al Fedone platonici, Atene e Roma 20, Firenze, 1975, pp. 34-43).
116
La mencin del lxico implica que el trmino inusitado anxios estaba atestiguado en Euclides con el
sentido indicado. Del mismo tipo son los dos testimonios siguientes.
52
53
54
sobre este punto dice Timn lo siguiente, cuando ataca tambin al resto de los
socrticos:
pero no me preocupo por esos charlatanes, ni por ningn
otro, ni por Fedn, el que fuera, ni por el disputador
Euclides, que inculc a los megricos la furia de la discusin.125
89. ESTOBEO, III.6.63 (SSR, II.A.11):
De Euclides. El sueo es un demon ms nuevo y ms joven, fcil de persuadir y de
escapar. Pero el otro es canoso y viejo, es totalmente connatural de los ms ancianos
entre los hombres, es difcil de persuadir e implacable. Es problemtico liberarse de este
demon, cuando se presenta por nica vez, pues no presta ninguna atencin a los
discursos ni en general puede escuchar, porque es sordo. A su vez, tampoco podras
manifestarte sealando algo, porque es ciego.126
90. CENSORINO, Sobre el da natal, 3.3 (SSR, II.A.11):
Euclides el socrtico dice que todos tenemos sin excepcin un par de dmones a
nuestros costados. Se puede encontrar el testimonio en Lucilio, en el dcimo sexto libro
de las Stiras.
como lo es 89, aun cuando pudiese no tratarse ms que de un texto marginal y complementario de una
argumentacin ms ajustada. En rigor, aun entrando en terreno especulativo, la mencin de la
comparacin hace resonar la colisin terica entre Platn y Antstenes en torno de la alternativa entre la
bsqueda en trminos de qu es x (t sti) y cmo es x (hoon sti), que implica la explicacin de algo
a travs de una comparacin con nociones pertenecientes a un mismo campo semntico (Sobre esta tesis
de Antstenes, vase C. Mrsico, Argumentar por caminos extremos II. La necesidad de pensar lo que es.
Antstenes y la fundamentacin semntica de la verdad como adecuacin, en L. Castello-C. Mrsico, El
lenguaje como problema entre los griegos. Cmo decir lo real?, Buenos Aires, GEA, 2005, pp. 109-32).
Si as fuera, la posicin megrica podra impugnar la solucin antistnica, aun sin optar decididamente
por la platnica, que supone un acceso al plano inteligible ms plausible que el que podra aceptar un
megrico. Para un ejemplo socrtico de la argumentacin por comparacin, vase 609.
125
Las tensiones tericas dentro del grupo propiciaron en general un juicio negativo de quienes asistan
desde afuera a los enfrentamientos y los entendan en trminos de discusin vacua. As, este tipo de
acusaciones son repetidas. A los tpicos citados en este apartado podra agregarse la mencin de una tesis
nunca atribuida directamente a Euclides, pero que tiene posibilidades de remontarse a este estadio del
desarrollo del pensamiento megrico. En Sofista, 246 b-c Platn se refiere a los Amigos de las Formas de
un modo en que se ha visto una alusin a los megricos. All sobresale la postulacin de Formas
inteligibles plenamente reales, a las que se oponen los cuerpos, propios del devenir, respecto de los cuales
se dice que los parten en pedazos (kat smikr diathraontes). Si hay all una alusin a una tesis
megrica, podra tratarse de un supuesto utilizado en el argumento del montn (sorites) vase 166-82 y
testimoniado por nuestras fuentes a propsito de Diodoro Crono. Vase 213-22 y notas ad loc.
126
ste es el pasaje ms largo que parece reproducir palabras de Euclides. Se ha dicho que contradice la
crtica al razonamiento analgico esbozado en 88, ya que aqu se traza precisamente la comparacin entre
sueo y muerte a travs de dos dmones. Sin embargo, en tanto desconocemos el contexto en que el texto
se presentaba, es difcil proyectar sus alcances, y ni siquiera sabemos si representaba una opinin
efectivamente sustentada por el personaje portavoz de la posicin de Euclides. Lo cierto es que se
entronca con la larga tradicin que liga el sueo y la muerte como hermanos, como se ve ya en Homero,
Ilada, XIV.231, aunque, en rigor, el pasaje parece ms dedicado a sentar diferencias entre ambos que
hacen terrible a la muerte que a atenuar el temor a ella, comparndola con el sueo.
55
Clinmaco, junto con Ictias, aparece como el discpulo ms antiguo de Euclides. La parquedad de los
testimonios sobre su figura contrasta con la importancia que parece derivarse de los aportes tericos
sustantivos que se le atribuyen. En 91 se menciona el trabajo en la temtica lgica, aunque no podemos
colegir muy bien de qu poda tratarse, dado que la mencin de axiomas y predicados nos coloca de plano
en el contexto de la lgica helenstica, ms precisamente la de raigambre estoica. Es tentador, pero
seguramente del todo apresurado, suponer que ya en Clinmaco haba desarrollos en este sentido, de
manera que el ncleo de la lgica de predicados, alternativa antigua a la lgica de trminos de cuo
aristotlico, no slo estara esbozada en esta poca sino que podra haber sido previa a la del Estagirita.
Algo as obligara a modificar radicalmente las opiniones corrientes en el rea. Lamentablemente los
testimonios son magros como para alentar un intento de este tipo, y a lo sumo sirven para subrayar el
hecho de la multiplicidad de trabajos en distintas lneas tericas que se producan por esta poca. En
relacin con este punto, Clinmaco est asociado en 92 a la inauguracin de una lnea terica especfica
dentro de la matriz Megrica, la Dialctica. Esta informacin, a pesar del problema textual del pasaje, se
desprende del testimonio de Digenes Laercio II.19 que constituye nuestro testimonio 8. Otra vez, es
difcil colegir a qu puede referirse esta denominacin, y cules pueden haber sido los rasgos especficos
de esta lnea. Sobre este problema, vase 2.1, donde se trata la organizacin general del grupo megrico.
Sobre la posibilidad de independencia de la lnea dialctica, vase Introduccin, 1.
128
No contamos con datos biogrficos para enmarcar la figura de Clinmaco, excepto su relacin con
Brisn de Heraclea, tambin integrante del grupo megrico, aludida en 94, que no deja de ser oscura, ya
que mientras all se lo caracteriza como maestro, en 93 aparece como un continuador que profundiza la
brecha abierta por Brisn. Sobre la naturaleza de las relaciones entre ste y Pirrn, vase 105 y nota ad
loc.
129
Espeusipo es el continuador de Platn al frente de la Academia. Vivi aproximadamente entre el 407 y
el 339 a.C. y es por lo tanto contemporneo de Clinmaco. Una obra que trate de Clinmaco hablara de
la continuidad del dilogo entre lneas tericas en la generacin siguiente a la de Euclides y Platn. Se ha
dudado de la correccin del nombre de la obra. As, P. Lang propuso la lectura per nomothesas, o
sobre la legislacin para la segunda parte del ttulo (De Speusippi Acad. Scriptis (1911), p. 42-6). La
ausencia de pasajes que reflejen la obra de Clinmaco hacen poco plausible colegir los temas que pueden
56
57
133
Este pasaje ha servido para corregir el testimonio de Digenes en I.19 nuestro testimonio 8, que a
todas luces parece haber puesto en consonancia la figura de Clinmaco, que aparece en 92 y
probablemente tambin en 91 como iniciador de la lnea Dialctica. Dionisio de Calcedonia es
mencionado como el que tuvo la primaca en darles este nombre. Podra pensarse que su responsabilidad
se limit slo a ello, e incluso podra no haber siquiera formado parte del grupo, pero 101 y 102 son
taxativos en adosarle el apodo de Dialctico. Es plausible que la prctica, surgida naturalmente, recibiera
una denominacin diferencial con Dionisio.
134
Este testimonio y el previo establecen lazos entre Dionisio y representantes de otras lneas tericas. En
101, apenas encontramos una coincidencia de lugar de origen, Bitinia, en el noroeste de Asia Menor, en la
costa sur del Ponto Euxino (actual mar Negro) y de la Propntide (mar de Mrmara) compartido con
Jencrates, el filsofo Acadmico, con quien debe haber sido contemporneo, no sabemos con cuanta
exactitud, dada la parquedad de los datos sobre Dionisio. Sin embargo, sabemos que Jencrates vivi
aproximadamente entre el 400 y el 314 a. C, fechas que coinciden con la edad que debe de haber tenido
Dionisio para frecuentar a Euclides. En 102, por el contrario, se menciona una relacin discipular de
Teodoro, el llamado Ateo, de raigambre cirenaica, con Dionisio, lo cual constituira un caso ms de
interaccin entre las distintas corrientes socrticas (Vase 713).
58
La figura de Brisn se encuentra en los mrgenes del grupo megrico, hasta el punto de que Dring
niega su pertenencia a esta lnea (1972:157-63). Los datos biogrficos asociados son desordenados y
contrastantes, aunque de ellos, y especialmente de los testimonios aristotlicos, puede colegirse su
nacimiento alrededor del ao 400 a.C. Eso lo hace de edad similar a Eublides, y por lo tanto con edad
suficiente como para haber frecuentado como alumno a Euclides y Clinmaco, pero no a Estilpn nacido
cincuenta aos ms tarde. La dificultad de su filiacin terica est asociada a la variedad de relaciones
que se le atribuyen: con Teodoro el cirenaico en 107 como Dionisio de Calcedonia en 102-, con Pirrn
el Escptico en 104, con Crates el cnico en 105, con Platn en 109. La parquedad de testimonios sobre su
posicin frente al lenguaje, en 113-5, cuestin que podra aclarar su procedencia terica, no presta
demasiado auxilio.
2
En este pasaje, compuesto con una perspectiva amplia, se subraya el origen socrtico de Brisn, al
contemplar que no se tratara de un discpulo de Euclides, sino de Scrates mismo. Como hemos visto en
la nota previa, el concierto de fechas hace esto ltimo improbable. Por otra parte, en 106 se lo caracteriza
como seguidor de Clinmaco, no sabemos con qu grado de asociacin o afinidad terica. Ms all de
eso, el testimonio brinda una arista interesante que subraya la continuidad de la lgica megrica, ya que
supone una lnea que se inicia o pasa por Clinmaco y concluye en el estoicismo. En este sentido,
hemos visto en 95 que Digenes Laercio atribua a Clinmaco desarrollos que preanunciaban la lgica de
predicados. Dada la insistencia en la primaca de Clinmaco, tal vez haya que entender que Brisn aport
elementos que sirvieron de base para los desarrollos ste o trabaj con una orientacin en algn sentido
similar. Por otra parte, en este pasaje asistimos, no a la caracterizacin habitual de lnea Dialctica, como
desprendimiento de la lnea Megrica, sino a la de erstica dialctica, que parece una sntesis de los
rasgos mencionados en 42 (Suda, s.v. Euclides) donde se afirma que esta lnea fue llamada tambin
dialctica y erstica. Vase Introduccin, 3.1. Probablemente Brisn de Heraclea no es el mismo que
Brisn Aqueo, mencionado en Digenes Laercio, VI.85, Suda, s.v. Hiparquia y s.v. Crates.
3
Pirrn de Elis vivi aproximadamente entre el 360 y el 270 a.C. Su figura inspir una de las dos
vertientes escpticas de la antigedad (la otra es la que corresponde al escepticismo acadmico, vase 34
y nota ad loc.), que tom impulso mucho despus de la poca en que Pirrn vivi. Este hecho dificulta
notablemente la reconstruccin del pensamiento pirrnico, dado que no es seguro qu cmulo de teoras
son, en rigor, de poca posterior. Las influencias que se le reconocen son variadas y ninguna de ella
parece decisiva, sino ms bien propicia para la amalgama crtica que disea Pirrn. En este sentido, puede
pensarse que el patrn argumentativo megrico podra haber ofrecido material para el programa escptico
por su poder de cuestionamiento. En este punto vea Gomperz una de la lneas de mayor fertilidad
intelectual nacidas en este grupo (Grieschiche Denker. Eine Geschichte der antiken Philosophie, Leipzig,
Veit, 1909, pp. II.170 ss.).
59
Sobre las relaciones con Polxeno, vase el apartado correpondiente y la nota siguiente.
Efipo de Atenas es un comedigrafo del siglo IV, perteneciente a la llamada comedia media, que,
como su antecesor Aristfanes, dirigi sus burlas a varios intelectuales del perodo, incluidos Platn y su
grupo, en el cual se cuenta a Brisn. La relacin es plausible, no slo porque haba relaciones amigables
entre Platn y Euclides que pueden haberse extendido a Brisn, sino que en 108 se menciona tambin una
cercana entre Platn y Polxeno, mentado como compaero de Brisn, cercana que se desprende
tambin de 123 y 124. Ms all de que varios filsofos socrticos cobraban por sus lecciones, esta
mencin parece justificada por el tipo de generalizacin que permite la crtica a una prctica extendida
entre las escuelas, del mismo modo que ya Aristfanes criticaba el Pensadero en Nubes (vv. 94 ss.). La
mencin de Trasmaco podra referirse a Trasmaco de Corinto, tambin de origen megrico. Sobre este
punto y una variante textual en este pasaje, vase FS, 258 y nota ad loc. Sobre la comedia media, vase
K. Lever, Middle Comedy, Neither Old nor New, but Contemporary, The Classical Journal 49.4,
Northfield, 1954, pp. 167-180; W. Arnott, From Aristophanes to Menander, Greece & Rome 19.1,
Cambridge, 1972, pp. 65-80.
6
La confiabilidad de este pasaje es ms que dudosa, como se desprende de los casos de Estilpn, Filipo y
Teodoro, a quienes otras fuentes s atribuyen obras escritas, como sucede con Brisn en 111. Vase el
testimonio completo en 8 y nota ad loc.
7
Este testimonio del historiador Teopompo de Quos (595), refleja muy bien la tendencia que Harold
Cherniss caracteriz en su trabajo The History of Ideas and Ancient Greek Philosophy, en L. Taran,
Selected Papers, Leiden, Brill, 1977, pp. 68-88, en relacin con la ausencia de una nocin de historia de
5
60
61
Brisn era un filsofo. Brisn deca que nadie dice palabras feas y habla sin belleza, si
es que en lugar de decir una cosa dice otra, pues deca que significa lo mismo esto que
lo otro. Y as se encuentra en las copias si es que significa lo mismo decir esto en lugar
de lo otro. Pero es un error de escritura decir en lugar de esto (tode) otro, pues se
deba decir en lugar de esto (tde) otro. Incluso cuantas copias son antiguas, se
encuentra que dicen as: si es que significa lo mismo esto en lugar de esto (tode)
otro.12
b.2 La cuadratura del crculo
116. ARISTTELES, Refutaciones sofsticas, 11.171b3-172a7 (SSR, II.S.11):
Adems, afirmar o negar el valor de algo no es propio del que est dando pruebas, sino
de quien est intentando ensayar, pues el ensayo es un tipo de dialctica y tiene en vista
no al que sabe sino al ignorante y pretensioso. Entonces, el que tiene en vista los
principios comunes de acuerdo con el asunto concreto es dialctico, mientras que el que
lo hace aparentemente es un sofista. As, el razonamiento erstico, es decir sofstico, es
el que parece que razona sobre aquellas cosas que la dialctica ensaya, aunque su
resultado sea verdadero (pues es engaoso en cuanto a la causa). Adems existen los
paralogismos que parecen estar de acuerdo con la tcnica sin estar de acuerdo con el
mtodo adecuado a cada cosa, pues los grficos errneos no son ersticos (ya que los
paralogismos estn de acuerdo con los elementos de la tcnica), ni tampoco si un
diagrama errneo se asocia con lo verdadero, por ejemplo la cuadratura del crculo de
Hipcrates por medio de lnulas. Sin embargo, el modo en el cual Brisn traz la
cuadratura del crculo, incluso si el crculo queda cuadrado, no obstante, dado que no se
ajusta al asunto en cuestin, por eso es sofstico.13 (...) 171b34: El argumento erstico est
en relacin con el dialctico como el diagrama errneo lo est con el geomtrico, pues
razona errneamente a partir de las mismas cosas que el dialctico <usa>, y el que
diagrama errneamente <lo hace con las mismas cosas que usa> el gemetra. Pero el
primero no es erstico, porque grafica errneamente de acuerdo con los principios y
conclusiones planteados por la tcnica, mientras que el que responde a la dialctica,
orientado a otros temas, es evidente que ser erstico. Por ejemplo, la cuadratura del
12
62
63
cuadratura del crculo de Brisn.15 Porque esos argumentos prueban de acuerdo con un
elemento comn que subsiste tambin en otra cosa. Por eso, los argumentos se adecuan
a otras cosas que no son semejantes. Entonces, el atributo no es conocido en tanto tal,
sino por accidente, pues de otro modo la demostracin no se hubiese ajustado tambin a
otro gnero.
120. TEMISTIO, Sobre los Analticos posteriores de Aristteles, A.9.75b37-76a2 (SSR,
II.S.10):
Por eso nadie dira que la cuadratura el crculo de Brisn es una demostracin
geomtrica, pues se vale de una proposicin verdadera pero comn, por ejemplo que las
cosas respecto de las cuales las mismas cosas son mayores y menores, esas cosas son
iguales entre ellas. Porque la proposicin no es verdadera slo en la dimensin sino
tambin en el nmero, el tiempo y en muchos otros aspectos. Entonces, qu es lo que
Brisn crea al agregar que el crculo se cuadra, no tiene nada que ver con el presente
argumento, pero sea dicho en provecho de los que quieren aprender. El crculo, dice, es
mayor que todos los polgonos inscritos, pero menor que los circunscriptos. Y del
mismo modo es el polgono graficado de manera intermedia entre los inscritos y los
circunscritos respecto del crculo. Por lo tanto, el crculo es mayor y menor que ellos y
tambin ese polgono, de modo que tambin, por la proposicin mencionada, son
iguales entre ellos.16
121. FILPONO, Sobre los Analticos posteriores, 111.6-114.17 (SSR, II.S.10):
As tambin agrega esto a las pruebas acerca de la ciencia, que no basta hacer una
demostracin respecto de las cosas verdaderas y tomar premisas inmediatas, sino que
tambin es necesario que stas sean propias del tema demostrado. (...) (111.13) Y es
necesario, como se ha dicho muchas veces, que la demostracin surja de los principios
propios de cada uno, es decir para que la definicin media sea propia para los extremos
y comn a nada ms. De este modo, dice, es necesario no slo elegir las premisas a
partir de lo verdadero e inmediato, sino tambin tomar las premisas a partir de lo
apropiado a la conclusin. Dado que es as, dice, tambin es posible demostrar la
cuadratura de Brisn a partir de algunos elementos ms comunes y no de los principios
apropiados a lo antes propuesto. Entonces, Aristteles dice esto respecto de la
cuadratura de Brisn. Pero Alejandro dice que Brisn intent cuadrar el crculo de este
modo. Si cualquier cosa se inscribe en un crculo, el crculo es mayor que la figura
rectilnea, pero es menor que lo circunscrito (y se llama inscribir en un crculo al
grfico rectilneo dibujado dentro del crculo, mientras circunscribir al dibujado
15
Como parte del Organon, los Analticos posteriores analizan el conocimiento (epistme), enfocndolo
desde la teora de la demostracin. El pasaje que menciona a Brisn forma parte del desarrollo de la idea
expresada en el captulo 6, donde se establece que la demostracin debe basarse en verdades bsicas, y
eso implica que los atributos que se tienen en cuenta deben ser esenciales, y no accidentales, respecto de
su sujeto. Precisamente esta es la condicin que no cumplira, de acuerdo con Aristteles, el razonamieto
de Brisn.
16
El principio que Aristteles impugna por excesivamente general es que aquellas cosas que son mayores
respecto de lo mismo y menores respecto de lo mismo son iguales. A partir de este presupuesto, Brisn
parece haber planteado que si se inscribe un cuadrado en un crculo, es decir se grafica un cuadrado
dentro del crculo, que por lo tanto ser menor, y luego se circunscribe otro cuadrado, es decir se grafica
un cuadrado fuera del crculo, que por lo tanto ser mayor, y luego se calcula un cuadrado intermedio
entre en cuadrado mayor y el menor, ese cuadrado resultante ser igual que el crculo, en tanto ambos
comparten la misma relacin respecto de los cuadrados mayor y menor. Sobre las nociones de
inscripcin y circunscripcin, vase Arquimedes, Sobre la esfera y el cilindro,1.3-13 y 40.
64
afuera). Sin embargo, tambin la figura rectilnea dibujada entre la figura rectilna
inscrita y la circunscrita es menor que la circunscrita y mayor que la inscrita. Y las
cosas que son mayores y menores que las mismas cosas son iguales entre ellas. Por lo
tanto, el crculo es igual a la figura rectilnea dibujada en el medio de la inscrita y la
circunscrita. Podemos as constituir un cuadrado igual a cualquier figura rectilna dada.
Por lo tanto, es posible hacer un cuadrado igual a un crculo. Entonces, as deca
Alejandro, pero el filsofo <Amonio> afirmaba que su maestro Proclo objetaba la
interpretacin de Alejandro, porque, si Brisn cuadr as el crculo, se choc con la
cuadratura de Antifonte, pues la figura trazada en el medio de la figura rectilnea
inscrita y la circunscrita se adecua a la circunferencia del crculo, y eso tambin lo haca
Antifonte, hasta que terminaba por adecuarse, como aqul deca, la lnea recta a una
circunferencia, lo cual es imposible. Sobre esto se habla en las obras fsicas.17
Realmente, Aristteles no hubiera comparado la cuadratura de Brisn, que es diferente,
con la de Antifonte, si Brisn hubiese cuadrado as. () (112.20) Entonces, Proclo deca
que Brisn cuadraba de esta manera: el crculo es mayor que cualquier figura rectilnea
inscrita, pero es menor que cualquiera circunscrita. Y respecto de aquello que es mayor
y menor, de esto es tambin igual. Y la figura rectilnea es mayor y menor que el
crculo. Por lo tanto, es tambin igual a l. Contra Proclo es posible decir lo siguiente: si
Brisn dispona as la cuadratura del crculo, no la probaba en absoluto, sino que caa en
una peticin de principio, pues los que cuadraban el crculo buscaban eso, si es posible
para el crculo ser igual al cuadrado, pero creyendo que puede ser as, intentaban
generar un cuadrado igual a un crculo. Lo dicho por Proclo, como deca nuestro
maestro, que es posible que el cuadrado sea igual al crculo, si es que esto se concede,
estar probado, pero no diagram un cuadrado igual a un crculo, ni prob cmo sera
esto posible, lo cual quieren hacer los que cuadran el crculo. Precisamente, Aristteles,
respecto del crculo que fue cuadrado por Brisn, aunque no de manera geomtrica,
deca eso. De este modo tampoco la interpretacin de Proclo parece ser satisfactoria.
17
Sobre el mtodo empleado por Antifonte dice Simplicio: Antifonte, tras dibujar un crculo, le inscribi
un rea poligonal de las que pueden ser inscriptas. Supngase, arbitrariamente, que la figura inscrita es un
cuadrado. Luego, cortando en dos cada uno de los lados del cuadrado, desde el corte a los arcos traza
lneas rectas, que, claramente, cada una, cortaba en dos su propio segmento del crculo. Luego, desde el
corte, trazaba lneas hasta las esquinas de las lneas del cuadrado, de modo que resultan tres tringulos a
partir de las lneas rectas, pero la figura entera inscripta es un octgono. Y as, de nuevo segn el mismo
mtodo, cortando en dos cada uno de los lados del octgono, dibujando lneas rectas desde el corte a los
arcos y trazando lneas que unen los puntos en donde las lneas tocan los arcos con los lmites de las
lneas divididas, construye una figura inscripta de diecisis lados. Y de acuerdo con la misma lgica,
cortando los lados de la figura inscripta de diecisis lados, trazando lneas rectas que unen los puntos,
dobla el polgono inscripto. Haciendo eso repetidamente, de modo que el plano se acaba, un cierto
polgono queda inscripto de este modo en el crculo, cuyos lados, dada su pequeez, coinciden con la
circunferencia del crculo. Pero podemos construir un cuadrado igual a un polgono dado, como sabemos
por los Elementos. Dado que se supone que el polgono es igual al crculo y coincide con l, habremos
construido un cuadrado igual al crculo. Es claro que el procedimiento avanz de modo contrario a los
principios geomtricos, aunque no del modo que lo dice Alejandro: el gemetra hipotetiza como
principio que el crculo es tangente a una lnea recta en un punto, pero Antifonte destruye eso. Porque el
gemetra no hipotetiza eso, sino que lo prueba en el libro III. () Sin embargo, no es el caso que
cortando repetidamente el plano entre la lnea y la circunferencia del crculo se pueda agotarlo, ni que
alguna vez rebase la circunferencia del crculo. Si lo hiciera, se destruir un principio geomtrico, el de
que dice que las magnitudes son infinitamente divisiles. Eudemo dice tambin que este es el principio
destruido por Antifonte (Comentario a la Fsica de Aristteles, 53.27-55.24). Vase F. Rudio, "Der
Bericht des Simplicius eber die Quadraturen des Antiphon und des Hippokrates", Leipzig, Teubner,
1907. Tomamos este testimonio de Filpono con la extensin que le confiere Muller.
65
2.8. Polxeno18
122. PLATN, Carta XIII, 360 b-c (SSR, II.T.1):
(Platn a Dionisio el Joven)
(...) Y ahora te envo (...) un hombre, como quedamos, un hombre del cual t y
Arquitas, si Arquitas va contigo, podran valerse. Su nombre es Helicn y es de la
regin de Czico; es discpulo de Eudoxo, muy versado en las doctrinas de ste.
Tambin frecuent a uno de los discpulos de Iscrates, y a Polxeno, uno de los
compaeros de Brisn. Y, lo que es raro en estos casos, no es poco agraciado ni parece
de mal carcter, sino que parecera que es muy alegre y de buen temperamento.19
123. PLATN, Carta II, 314 c-d (SSR, II.T.2):
(Platn a Dionisio el Joven)
(...) Te asombraste de que te haya enviado a Polxeno. Sobre Licofrn y los dems que
estn contigo, yo te digo tanto antes como ahora lo mismo: que en relacin con la
dialctica tanto en naturaleza como en el mtodo de tus argumentos los superas
completamente, y ninguno de ellos se deja refutar voluntariamente, como algunos
suponen, sino que lo hacen involuntariamente. Realmente me parece que los has tratado
con mucha mesura y los has recompensado. Esto es lo que digo de ellos y es mucho
para este tipo de gente.
124. PLATN, Carta II, 310 c-d (SSR, II.T.3):
(Platn a Dionisio el Joven)
Y te digo esto sin implicar que te han dicho algo sensato Cratstolo y Polxeno, de los
cuales afirman que uno dice que ha escuchado en Olimpia a muchos de mis compaeros
hablando mal de ti. Probablemente escucha con ms agudeza que yo, pues yo realmente
no escuch nada.20
125. CARTA SOCRTICA XXX.3 (SSR, II.T.4):
(Espeusipo a Dion)
Habra apreado realmente mucho observar por algn artilugio si conservas tu modo de
ser o te nos has vuelto orgulloso y arrogante, porque hablan de ti los nios en las calles,
Polxeno sentado en el embarcadero y los pastores en las montaas.21
18
El tratamiento de Polxeno no est incluido en SSR. Su presencia aqu se justifica por la posibilidad de
que su versin del argumento del tercer hombre tenga puntos de contacto con las ideas megricas. Muller
(1985:180) se vale de los rasgos de dialctico y sofista que le atribuyen las fuentes, en 128, 130 y 132,
por ejemplo, que resultan similares a lo que se dice de otros megricos. Vase FS, 132 y nota ad loc.
19
Arquitas de Tarento, contemporneo de Platn, filsofo y matemtico de cuo pitagrico, tena fluidos
contactos con Sicilia. Polxeno aparece en este testimonio como un maestro ocasional de Helicn de
Czico, de quien Plutarco dice que recibi dinero Dionisio el Joven en premio por haber predicho un
eclipse (Vida de Dion, 19.6). Segn se afirma, Helicn haba frecuentado tambin a Iscrates, gua de la
escuela de retrica ms importante de Atenas y rival de la Academia. Ntese que hay cierta irona en la
afirmacin de que habiendo sido discpulo de Polxeno e Iscrates (a pesar de haberlo sido) Helicn
conserva un buen carcter. Una actitud crtica similar surge de 123. Por otra parte, se lo caracteriza como
allegado de Brisn, lo cual sienta las bases para asociarlo con el grupo megrico.
20
Este pasaje retoma el clima de tensiones que parece haber reinado entre los intelectuales de la corte de
Siracusa, ocasionados por el deseo de posicionarse bien ante Dionisio.
21
Sobre Espeusipo, vase 95 y nota ad loc. Plutarco seala que acompa a Platn a Siracusa en su tercer
viaje y trab con Dionisio muy buenas relaciones (Vida de Dion, 17).
66
67
25
El argumento conocido como del Tercer Hombre constituye uno de los puntos tradicionales de la
crtica a la Teora de las Formas de Platn. Las formulaciones cannicas se encuentran en el Parmnides
de Platn (132a ss.) y en el pasaje crtico de Aristteles de Sobre las Ideas (ed. Rose, p. 188). En su
comentario a este ltimo, Alejandro contextualiza el problema ofreciendo cuatro formas del argumento,
lo cual indica que se trataba de un tpico muy trabajado en la antigedad. De acuerdo con H. Inverso, es
posible tentar una reconstruccin del argumento a partir del testimonio sobre Estilpn consignado en 303
(vase nota ad loc.), donde se menciona una negacin de las Formas, que debe ser entendido, igual que
aqu, no como una negacin completa, que sera inconsecuente con una posicin megrica, sino como una
negacin de la participacin tal como la entenda el platonismo (Polxeno, la filosofa megrica y la
primera versin del argumento del tercer hombre, ms.). En cuanto a su estructura, la formulacin de
Polxeno parte del planteo de que existen las Formas y los particulares, y estos existen por participacin
respecto de las primeras. Sin embargo, a su juicio este planteo entraa problemas porque ninguna relacin
se ajusta a esta descripcin, ya que no puede tratase del hombre en s, que es la Idea misma, pero tampoco
de los particulares, de modo que se colige una tercera entidad, desconocida e intermedia, que sera la que
est en condiciones de participar. Como se ve, desde esta perspectiva la participacin no explica nada. Lo
ms problemtico de este testimonio es que no explicita por qu un particular no puede participar. A
Taylor se refiri al argumento de Polxeno para sugerir que en la formulacin de Aristteles no entraa
regreso al infinito, y en este sentido seguira la lnea de Polxeno. Taylor entiende que la crtica apuntara
a una incoherencia en el sistema, ya que mientras en el caso de los entes matemticos existira la Forma,
el modelo matemtico y el particular (la Forma de crculo, el crculo matemtico y los concretos), esto no
est contemplado en los dems casos, lo cual llevara a aceptar la Forma de hombre, la entidad intermedia
hombre y el particular (Resea de W. D. Ross, Aristotles Metaphysics. A Revised Text with Introduction
and Commentary, Oxford, Clarendon, 1924, en Mind 34, Oxford, 135, 1925, pp. 351-361. En rigor, no
se ve por qu hara falta pensar que un esquema as podra regir en el platonismo. Por el contrario, el
argumento cobra ms sentido si se tiene en cuenta que comparte rasgos con el planteado por Estilpn en
303, donde reaparece el ejemplo del hombre, aduciendo que no hay coextensin entre particular y Forma,
de modo que los particulares no reflejaran el plano eidtico, sino que son totalmente diferentes. As,
desde la perspectiva de Polxeno, se enfatizara el hecho de que las Ideas no tienen una relacin directa
con el plano sensible, de manera que tampoco serviran como principio explicativo de ste, sino que entre
plano inteligible y plano sensible habra una diferencia insalvable, que, en todo caso, la filosofa est
llamada a denunciar. El hecho de que este planteo haya sido objeto de estudio en una obra contra
Diodoro, que se trata seguramente de Diodoro Crono, y que sea posible establecer paralelos entre este
enfoque y el de Estilpn muestra que la incorporacin de Polxeno al grupo megrico no es caprichosa y
est fundamentada en la comunin de su temtica. En cuanto a la fuente, Fanias de Ereso, compatriota de
Teofrasto, se integr al grupo peripattico en torno del 332 a.C. Su obra mencionada, dirigida contra
Diodoro, un indicio de la extensin de los dilogos crticos entre grupos, en tanto manifestacin de la
tensin dialgica. Sobre Fanias, vase F. Wehrli, Phainias von Eresos, Chamaileon, Praxiphanes (Die
Schule des Aristoteles), Basel, Schwabe, 1957.
68
26
La datacin de Eublides es complicada. En general se toma como referencia las menciones de los
contactos con Euclides (133) y Demstenes (135-6) y los enfrentamientos con Aristteles (144-7), de
quien debe haber sido contemporneo. En general los testimonios subrayan el aspecto erstico de la
prctica de Eublides y especialmente su planteo de argumentos. En este caso se menciona directamente
el Cornudo e indirectamente el Mentiroso, a travs de la expresin argumentos falaces (pseudalazsin
lgois). El trmino rhombostomylthra, que traducimos por balbuceante, no respeta la mtrica y puede
ser una sustitucin del originario rhopoperperthran, con el sentido de charlatanera. Sobre este punto,
vase Muller (ad loc.).
27
El texto, que retoma el testimonio previo, confunde al filsofo Eublides con el poeta cmico del
mismo nombre y altera todo el sentido.
69
b) Polmicas y enfrentamientos
144. DIGENES LAERCIO, II.109 (SSR, II.B.8):
Eublides estaba en desacuerdo con Aristteles y lo ha atacado con vehemencia en
muchas oportunidades.31
28
Ntese que Eublides es citado por Luciano dentro del concierto de importantes oradores de la primera
mitad del s. IV a.C., lo cual ampla su mbito de actividad ms all de la estricta dialctica. Lo mismo
sucede con Polxeno en 131.
29
Las relaciones de Eublides con Alxino y con Apolonio Crono, en tanto maestro de Diodoro, adems
de sus polmicas con Aristteles, que comparte con este ltimo, lo convierten en una bisagra importante
en la estructuracin del grupo megrico. Vase sobre Alxino FS, 319 ss., sobre Eufanto FS, 188-92 y
sobre Apolonio Crono 193-5.
30
El contexto referido es el de la fiesta de las Anthesterias, que da nombre al mes de Anthesterion
(febrero-marzo), cuyo nombre hace referencia a la proliferacin de flores (nthos). La festividad se liga
con Dioniso por la asociacin de la deidad con la vitalidad y el crecimiento y duraba tres das: en el
primero, la fiesta de los toneles, se abran los barriles que habran de compartirse en el segundo da,
donde se daba la fiesta de los jarros, momento aludido en el testimonio, donde se llevaban a cabo
banquetes y se celebraba un matrimonio ritual con Dioniso. La fiesta se cerraba el tercer da con la fiesta
de las ollas, con la ofrenda de comidas a Hermes y la evocacin de los muertos. De nuevo, como en 134
hay una confusin de homnimos entre nuestro mgarico y el cmico del mismo nombre, y podra
entenderse, del mismo modo, que los versos se dirigen contra el dialctico.
31
Los testimonios referidos a los enfrentamientos entre Eublides y Aristteles naufragan en la falta de
datos. Los motivos aducidos se centran exclusivamente en refriegas. Sin embargo, las obras aristotlicas
ofrecen ejemplos de crticas a los megricos que seguramente fueron contestadas, muy probablemente por
Eublides. En este sentido, se ha propuesto que asuntos como las nociones de potencia y posibilidad,
entre otras, habran generado efectivas polmicas. En relacin con este tema, Giannantoni agrega los
70
145. ARISTOCLES, Acerca de la filosofa, frag. 7, FPhG, III.219 [Frag. 2 Heiland, segn
Eusebio, Preparacin evanglica, XV.2.5, p. 791 d] (SSR, II.B.9):
Eublides, evidentemente, miente en su libro contra Aristteles, primero presentando
poemas fros como de Aristteles, aunque los han compuesto otros, acerca del
matrimonio y el parentesco que tena con Hermias, y luego pretendiendo que Aristteles
ofendi a Filipo, no estuvo junto a Platn cuando muri y destruy sus obras.32
146. ATENEO, VIII.354 b-c (Frag. 171 Usener) (SSR, II.B.10):
Pero s que eso lo ha dicho sobre Aristteles slo Epicuro, pero no Eublides, y ni
siquiera Cefisodoro se atrevi a decir algo as sobre el Estagirita, aun cuando editaron
obras contra ese hombre.33
147. TEMISTIO, Discursos, XXIII.285 (SSR, II.B.11):
En cunto tiempo podra llegar a registrar fcilmente a los Cefisodoros, Eublides,
Timeos, Dicearcos y al ejrcito entero de los que atacan a Aristteles, el Estagirita,
cuyos discursos llegan incluso hasta este tiempo, manteniendo la enemistad y el espritu
de disputa?
148. DIGENES LAERCIO, X.27 (SSR, II.B.17):
Y los escritos de Epicuro son tantos y de tal calidad, entre los cuales los mejores son
estos. () Contra los megricos.34
149. DIGENES LAERCIO, X.8 (SSR, II.B.19):
Epicuro llamaba a los dialcticos destructores.
pasajes 236-7, aduciendo que la discusin en torno de lo posible debe remontarse a un enfrentamiento con
Eublides. Para la justificacin de esta interpretacin, vase Giannantoni (1990:IV.83-8) y nuestra nota a
los pasajes. Ntese que aun cuando esta polmica puede haberse iniciado con Eublides, la falta de
testimonios de ste sobre el particular y las conexiones de los textos aristotlicos con los planteos de
Diodoro Crono hacen conveniente consignar dichos textos en el apartado dedicado a la posicin
diodoriana.
32
Por estas menciones se ha pretendido fechar la disputa entre el 340 a.C. fecha del matrimonio de
Aristteles con Pitia, sobrina o hija adoptiva de Hermias de Atarnea, el gobernante que le dio proteccin
tras la salida de Atenas en el 347 a.C. y el 335 a.C. en que muri Filipo de Macedonia, a cuya corte se
traslad Aristteles para ser tutor del joven Alejandro. Nada indica, sin embargo, que la polmica con
Eublides deba haber tenido una ubicacin temporal precisa o que tuviera que coincidir con este altercado
particular. Sobre las crticas a Aristteles, vase C. M. Mulvany, Notes on the Legend of Aristotle,
Classical Quarterly 20.3/4, Cambridge, 1926, pp. 155-167; D. Runia, Teocritus of Chioss epigram
against Aristotle, Classical Quarterly 36.2, Cambridge, 1986, pp. 531-534. Sobre el sentido de psykhrs,
vase FS, 299 y nota ad loc.
33
Ateneo refiere una serie de crticas despectivas de Epicuro sobre las actividades previas de Aristteles
antes de dedicarse a la filosofa, que concluyen poniendo en duda su real capacidad para la tarea. Ateneo
testimonia tambin, en II.56, que Cefisodoro, un discpulo de Iscrates, haba redactado una obra en
cuatro libros dedicada a discutir posiciones y actitudes de Aristteles, lo cual se encuadra en el clima de
tensin dialgica que signa esta poca.
34
Este testimonio y el siguiente se refieren al enfrentamiento entre megricos y epicreos en general, y
no estrictamente a Eublides. Lo mismo sucede con lo mencionado en el Papiro de Herculano 1479/1417
[= Epicuro, Acerca de la naturaleza, XXVIII] frag. 13, coll. IV-X ed. Sedley, Croniche Ercol., III (1973),
pp. 5-83, que Giannantoni consigna en SSR, II.B.18.
71
Bekker propuso secluir el texto entre corchetes como una glosa. Sobre la historicidad de Eutidemo y
Dionisodoro, vase Dorion Euthydme et Dionysodore sont-ils des Mgariques, Proceedings of te V
Symposium Platonicum, Sankt Augustin, Akademia, 2000, pp. 35-50. Esta puntualizacin implica
probablemente que en el enfoque de Euclides no estaba subrayado este aspecto estrictamente lgico, sino
que se trataba de una perspectiva ms general, donde la problemtica tica estaba en primer plano. Vase
Introduccin, 3.1. Sobre Pantoides, vase 316-7 y sobre Alxino, 331.
36
Los argumentos toman su nombre del ejemplo con que se los ilustra, de all que algunos compartan la
misma estructura lgica, pero se materialicen en varios casos concretos, como pasa aqu mismo con el
Sorites y el Pelado, ambos argumentos idnticos. Para los detalles de su estructura, vase infra
Estructura de los argumentos.
37
La atribucin de la autora de estos razonamientos es harto dudosa. En el caso del Cornudo, se atribuye
a Eublides, a Diodoro Crono y a Crisipo (Vase SVF, 279). De todos modos, se ha notado que estos
argumentos no son mencionados en el Eutidemo de Platn, mientras que Aristteles s trata del Sorites y
el Mentiroso en Refutaciones sofsticas, 24.179a33 (168) y 25.180b2-7 (157), lo cual podra ser un indicio
de que fueron formulados en el tiempo que separa a ambas obras y que coincide con la produccin de
Eublides..
38
Los textos de este apartado siguen la recopilacin de Muller (1985), mientras que estn ausentes de las
compilaciones de Dring y Giannantoni. No se trata estrictamente de testimonios sobre los socrticos y
mucho menos sobre Eublides, sino de textos posteriores centrados en los argumentos que ayudan a
contextualizar los problemas que entraaban estos planteos y reconstruir la estructura de los
razonamientos.
72
estos enunciados son verdaderos o falsos, qu pasa con la famosa definicin una
proposicin es lo que es verdadero o falso? Yo agregara que, a partir del momento en
que las premisas han sido postuladas, ciertas cosas deben seguirse, y otras deben ser
rechazadas porque contradicen las premisas. (96) Cmo juzgas ahora este razonamiento:
si dices ahora que es de da y dices la verdad, es de da; por lo tanto dices ahora que es
de da y dices la verdad, entonces es de da? Ustedes aprueban sin duda este tipo de
razonamiento y afirman que es perfectamente correcto. As lo ensean en sus escuelas
como el primer modo de razonamiento. De all que ustedes aprueban todo razonamiento
que procede de la misma manera o la tcnica de ustedes no existe. Veamos si aprueban
este razonamiento: si dices que mientes y si dices la verdad, mientes, pero dices que
mientes y dices la verdad; entonces mientes. Cmo no aprobar ste, mientras apruebes
el anterior que era del mismo tipo? Estas son dificultades de Crisipo, pero no las ha
resuelto l mismo. Qu dira, por cierto, del razonamiento siguiente: si es de da, es de
da; y es de da, entonces es de da? Lo admitira, evidentemente, porque la naturaleza
misma de la implicacin lgica lo obliga, una vez admitido el antecedente, tiene que
admitir el consecuente. Pero cul es la diferencia entre ese razonamiento y ste: si
mientes, mientes, y t mientes, entonces mientes? Afirmas que ni aprobarlo ni
rechazarlo. Cmo apruebas, entonces, el anterior? Si la tcnica, el mtodo, la manera
de proceder tienen algn valor, si la fuerza del razonamiento significa algo, son las
mismas en los dos casos (97) Pero tu ltimo refugio es pedir que se excepte este caso
insoluble.39
39
Cicern habla desde la perspectiva de la Nueva Academia y dirige sus crticas a los estoicos, en este
caso recurriendo al argumento del Mentiroso para poner en duda la lgica bivalente que sostena la
propuesta de Crisipo. Tambin se conoce este argumento como paradoja de Epimnides, poeta cretense
del s. VI que integra algunas listas de los Siete Sabios y que en tono de crtica a sus conciudadanos
profiri la frase todos los cretenses son unos mentirosos, pasaje que cita Pablo de Tarso en la Carta a
Tito, I.12, sin reparar en la paradoja de que Epimnides era cretense. A. Rstow dedic un estudio a las
variantes de presentacin y estructura del argumento en las fuentes antiguas (Der Lgner, Lepzig,
Teubner, 1910). En cualquiera de sus variantes la paradoja se apoya en la posibilidad de que ciertos
enunciados se admitan reflexividad, lo cual se liga con la posibilidad de referirse a distintos niveles de
lenguaje. Actualmente se han intentado tres vas de explicacin: 1) el dialeteismo reniega del Principio
de No Contradiccin y admite que hay proposiciones que pueden ser verdaderas y falsas al mismo
tiempo, claro ejemplo de lo cual sera precisamente la paradoja del mentiroso. Vase G. Priest, R.
Routley, and J. Norman (eds.), Paraconsistent Logic: Essays on the Inconsistent, Mnchen, Philosophia
Verlag, 1989. Para una crtica a esta posicin, vase N. Denyer, Dialetheism and Trivialisation, Mind
98, Oxford, 1989, pp. 259-63; 2) la propuesta tarskiana parte de la idea de que los lenguajes naturales son
incoherentes, y por lo tanto no se trata de enunciados legtimos, e implican una infinita jerarqua de
niveles. En lo que toca estrictamente a este problema, la teora semntica de la verdad subraya que la
definicin de verdad para un lenguaje debe darse en el plano de un metalenguaje, lo cual evita la
reflexividad al costo de una proyeccin al infinito. Vase Hodges, W., What languages have Tarski truth
definitions?, Annals of Pure and Applied Logic 126, Leiden, 2004, pp. 93-113. Sobre la versin
alternatica de S. Kripke, vase G.W. Fitch, Saul Kripke, Montreal, McGill, 2005; 3) se ha sostenido que
este tipo de enunciados puede efectivamente ser verdadero o falso. Siguiendo el planteo de Buridan, Prior
sostuvo que son falsos. En efecto, Jean Buridan, filsofo escolstico del s. XIV, utiliz el esquema lgico
de esta paradoja para construir una prueba lgica de la existencia de Dios. Dadas las proposiciones:
(1) Dios existe
(2) Ninguna de las proposiciones de este par es verdadera
la nica manera de asignar consistentemente valores de verdad es considerar verdadera a (1) y
falsa a (2). Vase A. Prior, Epimenides the Cretan, Journal of Symbolic Logic 23, New York, 1958, pp.
261-266 y On a Family of Paradoxes, Notre Dame Journal of Formal Logic 2, Indiana, 1961, 16-32; G.
Klima, Consequences of a closed, token-based semantics: the case of John Buridan, History and
Philosophy of Logic 25.2, London, 2004, pp. 95-110. Ejemplos de circularidad de un tipo similar son los
ejemplos del Cocodrilo (161) y el alumno de Protgoras (167).
73
Se trata de un caso en que el anlisis de relacin entre proposiciones indica la ventaja de responder que
no va a devolverlo, ya que en el caso de que sa hubiese sido efectivamente la intencin, se bloquea la
legitimidad de hacerlo, y por otro lado, si la intencin era la de devolverlo, se mantiene la posibilidad de
que lo haga.
41
La misma ancdota est relatada por Aulo Gellio, Noches ticas, X.10, donde se agrega la similar
situacin del alumno, que arguye que si vence no deber pagar la deuda, ya que tendr el aval del tribunal
para no hacerlo, pero tampoco si pierde, pues no habr ganado ningn juicio y por lo tanto valdrn los
trminos del acuerdo inicial. Se trata de casos en los que las probabilidades se igualan. Vase C. Albers
B. Kooi y W. Schaafsma, Trying to resolve the two-envelope problem, Synthese 145.1, Netherlands,
2005, pp. 89-109 y W. Goosens, Eulathus and Protagoras, Logique and Analyse 77-8, London, 1977,
pp. 67-75.
42
El testimonio comenta el pasaje de Refutaciones sofsticas, 179a26 ss. donde se menciona directamente
el ejemplo de conocer y no conocer a Corisco y conocer y no conocer al propio padre, en el sentido de
que en ambos casos se traslada ilegtimamente a los accidentes rasgos que corresponden a la sustancia, en
el caso del Velado el de ser conocido. Este tipo de argumentos es objeto de anlisis en la lgica
contempornea especialmente a partir de los anlisis de Quine sobre la opacidad referencial.
43
Comentario a Refutaciones sofsticas, 175b15 ss.
75
No.
Despus de haber quitado el velo continan:
Pero qu? Conoces a este hombre?
S. Es Corisco.
Pero has dicho tambin que este hombre no era Corisco. Porque de aqul que no
sabas quin era, tampoco sabas que era Corisco, de suerte que has afirmado y a la vez
negado respecto de l el mismo nombre.
165. LUCIANO, La compra de vidas, 22-3:
Comprador A cul llamas Velado y a cul Electra?
Crisipo Electra es ese personaje bien conocido, la hija de Agamenn, que sabe y al
mismo tiempo no sabe las mismas cosas. Al aparecer junto a ella Orestes todava sin
darse a conocer, ella sabe quin es Orestes, porque es su hermano, pero no sabe quin es
ese Orestes <que est frente a ella>. 44 A su vez, en cuanto al velado, escuchars un
argumento realmente sorprendente. Contstame: sabes quin es tu propio padre?
Comprador S.
Crisipo Entonces qu? Si yo, tras colocar a tu lado a alguien velado, te pregunto:
sabes quin es?, qu dirs?
Comprador Evidentemente que no lo s.
Crisipo Pero precisamente ese hombre era tu padre, de modo que si no sabes quin es,
es evidente que no sabes quin es tu propio padre.
Comprador De ningn modo. Al contrario, al sacarle el velo sabra la verdad.
d.3 El sorites y el pelado
d.3.1Formulacin bsica
166. CICERN, Acadmicos primeros, II.16.49:
Se debe criticar <a los Acadmicos> por utilizar el tipo de argumentacin ms capcioso
y que comnmente no se admite de ningn modo en filosofa, se que consiste en
proceder por adiciones o sustracciones muy pequeas y graduales. Se lo llama sorites,
porque se hace un montn por la adicin progresiva de un solo grano.45
44
76
77
Sexto se encuentra all criticando la definicin de gramtica que abre la Tchne grammatik atribuida a
Dionisio Tracio, en trminos de cono
49
A estos ejemplos de sorites en el mbito de lo fsico puede sumarse el argumento de Diodoro en contra
de la existencia del movimiento presente, que apela a este tipo de lgica. Vase 226 y nota ad loc. Por
otra parte, es posible que el sorites se apoye en la nocin de partes mnimas indivisibles constituyentes de
los cuerpos. Esta doctrina es presentada explcitamente por Diodoro Crono, segn surge de 213-22, pero
es posible que fuera patrimonio de la escuela desde antes, a juzgar por la asociacin que hace Platn en
Sofista, 246 b-c respecto de los Amigos de las Formas, que postulan Formas inteligibles y tratan los
cuerpos desmenuzndolos en partes. Sobre este punto, vase 88 y 213-22 y notas ad loc.
78
otro, que plantea esto sobre la cada de una masa de agua: si una cantidad de agua cae a
la vez erosiona tal cantidad de piedra, por lo tanto la mitad de ella erosiona la mitad de
piedra, y una sola gota, la parte proporcional.
174. ESCOLIO A LUCIANO, 23.4, p. 254 (Jacobitz):
El sorites es un argumento sofstico que, en el medio de un cuestionamiento sobre una
cantidad, como dicen, lleva un proceso de debilitamiento de las representaciones, hacia
lo que es oscuro o manifiestamente falso. Se pregunta, efectivamente, si la primera gota
de agua tiene una accin sobre la piedra o no; si lo tiene, cmo se hace para que el
efecto no sea visible? Si no lo tiene, si la segunda gota no produce nada, ni tercera,
cmo se forma la erosin en la piedra?
175. ARISTTELES, Fsica, VII.5, 250 a 19-25:
Por eso no es verdadero el argumento de Zenn segn el cual una parte cualquiera de un
montn de mijo hace ruido, pues nada impide que no haya un tiempo en que el aire
mueva esa parte que la medida entera movi al caer. Por cierto, tampoco es cierto que la
parte en s misma mueva tanto cuanto movera en el todo, pues no es otra cosa que
potencia en el todo.
176. SIMPLICIO, Sobre la Fsica, 1108.18-28:
Por eso resuelve el argumento que Zenn el elata planteaba al sofista Protgoras:
dime, Protgoras, acaso un solo grano de mijo hace ruido al caer, y la diezmilsima
parte de un grano de mijo?. Cuando el otro respondi que no lo hace, dijo: la fanega
de mijo al caer hace ruido o no?. Al responder el otro que una fanega hace ruido, dijo
Zenn: Entonces qu? No existe una proporcin entre la fanega de mijo y un grano y
la diezmilsima parte de un grano?. Cuando el otro afirm que la hay, Zenn dijo:
Entonces qu pasa? Las relaciones entre los ruidos no sern las mismas entre ellas?
Pues como son las cosas que hacen ruido, as son los ruidos producidos. Siendo esto as,
si la fanega de mijo hace ruido, lo har tambin el grano de mijo aislado y la
diezmilsima parte del grano. As planteaba el argumento Zenn.
177. ARISTTELES, Retrica, II.24.140 a 31:
Asimismo, puesto que la dosis doble es daina para la salud, dicen que tampoco la dosis
nica es saludable, pues es absurdo que dos sean buenas y todo sea malo.
d.3.4 Formulacin en otros mbitos
178. CICERN, Acadmicos primeros, II.16.49:
Es una argumentacin verdaderamente engaosa y capciosa! As es su proceso: si un
dios presenta en tus sueos una representacin que sea probable, por qu no podra
presentar una que fuera verosmil, luego otra que sea difcil de distinguir de una
representacin verdadera, y luego una representacin que no se pueda distinguir de una
verdadera, hasta que finalmente no haya ninguna diferencia entre ellas?
179. CICERN, Acadmicos primeros, II.29.92:
Pero qu? Es nuestro error si este modo de razonamiento es engaoso? Es la
naturaleza la que no nos ha dado un conocimiento de los lmites de las cosas para que
79
50
Horacio aplica aqu el sorites al mbito de la crtica literaria, denunciando la vaguedad en la que caen
los que admiran las obras por su antigedad, cuando, en rigor, desde este punto de vista es imposible
determinar cundo una obra comienza a ser antigua. El poeta prefiere renegar de la consagracin por la
muerte, tal como se alude en la mencin final de Libitinia, diosa asociada con el inframundo y la muerte
en general, como se desprende de otra mencin de Horacio en Odas, III.30.
80
Pero los torrentes no son dioses. Por lo tanto tampoco Zeus es un dios. Pero si hubiera
dioses, tambin Zeus sera un dios. Por lo tanto no hay dioses.51
183. ASPASIO, Sobre la tica Nicomaquea, 56.25-32; 57.3-7 (Heylbut):52
Lo que <Aristteles> deja dicho hacia el final, que no es fcil definir a quien se desva
en alguna medida y en algn punto en ms o en menos de manera reprochable, se sigue
de lo que dice siempre: ninguna de las acciones se puede determinar con precisin, sino
en general, pues tampoco se puede en el caso de ninguna otra de las acciones, de donde
surgen precisamente los sorites. Pues, qu cantidad posee el rico? Si alguien postulara
que el rico posee diez talentos, se le preguntar: y si le falta una dracma ya no es rico?
y si le faltan dos?. Pues es imposible determinar con precisin este tipo de cosas, dado
que son sensibles, es decir si es rico o pobre. Y en el caso del pelado se puede
preguntar: alguien se vuelve pelado por un pelo? y por dos? y por tres?, de donde
toman su nombre los argumentos, es decir los argumentos pelados. Y en el caso del
montn se pregunta lo mismo, si el montn se disminuye en un grano de trigo, o dos y
as sucesivamente. Y no es posible decir cundo comienza a no haber montn porque
ninguna de las cosas perceptibles se puede captar con precisin, sino de forma
aproximada y en general. As, entonces, sucede en el caso de las acciones y de las
afecciones, pues no es posible decir en qu medida se produce la clera, si una clera
media, excesiva o defectuosa, ya que la pequea desviacin en ms o en menos pasa
inadvertida.53
d.4 Sobre el Cornudo
184. SNECA, Cartas, 49.8:
Yo pasara por tonto, realmente, a los ojos de todos () si me quedo sentado, ocioso y
postulando cuestiones de este tipo: lo que no has perdido, lo tienes; t no has perdido
los cuernos, entonces tienes cuernos, y otras elucubraciones producidas sobre el mismo
modelo de sutil extravagancia.54
185. SNECA, Cartas, 45.8:
Entre otros, aqul a quien se pregunta si tiene cuernos no es suficientemente tonto para
tocarse la frente, ni por otra parte suficientemente falto de razn u obtuso para ignorar si
tu argumentacin tan sutil lo ha persuadido o no. As, estas pobres finezas engaan el
espritu, pero sin dao, como las copas y las piedras de los prestidigitadores, donde es
precisamente la superchera lo que entretiene. Devlame el secreto: se termin el juego.
51
81
Me refiero a tus trampas (qu mejor nombre darle a los sofismas?): no se pierde nada
con ignorarlos, no se gana nada con conocerlos.
186. AULO GELIO, XVI.2.1.5; 9-13:
Se dice que es una regla del arte dialctico que, en el examen y la discusin de un
problema, la respuesta a una pregunta no dice estrictamente nada ms que aquello que
se ha preguntado y que se expresa por s o por no. () (2) Lo que prescriben all es sin
ninguna duda necesario hacerlo en la mayor parte de las discusiones. (3) Pues el discurso
ser vago e inextricable si no est determinado por preguntas y respuestas simples. (4)
Pero hay preguntas, parece, en las cuales se caera en una trampa si se responde
brevemente limitndose a lo que se pregunta. (5) Supongamos, ciertamente, que se
pregunta en los siguientes trminos: te pido que respondas a esta pregunta: dejaste o
no de cometer adulterio?. Cualquiera que sea de las dos respuestas permitidas por las
reglas dialcticas que uno adopte, ya sea que responda s o que responda no, caer en la
trampa ().
(9) Y si yo le pregunto a uno de ellos, a un campen de esta famosa regla: lo que no
has perdido, lo tienes o no lo tienes? Te pido que respondas por s o por no, caer en
la trampa, cualquiera que sea que elija de las dos respuestas breves. (10) En efecto, si dice
que no tiene lo que no ha perdido, se concluir que no tiene ojos, porque no los ha
perdido: si al contrario dice que tiene lo que no ha perdido, se concluir que tiene
cuernos, porque no los ha perdido. (11) En consecuencia, es ms razonable y ms
prudente responder: lo que poseo, lo tengo, si es que no lo he perdido. (12) Pero este
tipo de respuestas no est de acuerdo con la regla que hemos expuesto, pues se responde
ms all de lo que se ha preguntado. (13) Por eso est la costumbre de ajustarse a la regla
en cuestin de que no se debe responder a las preguntas capciosas.
187. SEXTO EMPRICO, Argumentaciones pirrnicas, II.241:
Y as contra los sofismas que exigen una solucin el dialctico no tendr nada que decir,
proponindonos estos argumentos: si no es cierto que tienes unos bellos cuernos y que
tienes cuernos, entonces tienes cuernos, pero no es cierto que tengas bellos cuernos,
entonces tienes cuernos.55
55
La formulacin de Sexto es sensiblemente diferente de las previas, ya que la premisa parte de una
condicional conformado sobre una conjuncin. A. Gallego Cao y T. Muoz Diego, en su comentario al
pasaje, notan que el griego, igual que el espaol, daba a la expresin tener cuernos el sentido de haber
padecido una infidelidad, segn se desprende del testimonio de Artemidoro, II.11, lo cual convertira a
esta formulacin en una versin ms ldica que la original. Para una explicacin de la estructura lgica de
esta formulacin, ms convincente que la de Gallego y Muoz, vase Muller (ad loc.).
82
El contacto con Eublides permite colegir que debe haber sido algo ms joven que l. Muller nota bien
que su origen en Olinto debe datarse antes del 348 a.C., fecha en la que la ciudad fue destruida por Filipo
II. Igualmente til es la mencin de sus enseanzas a Antgono, que debe tratarse de Antgono I, nacido
unos cuarenta aos despus. La embajada ante Demetrio Poliorcetes mencionada en 190 debe de ubicarse
en torno del 292 a.C., lo cual indica que Eufanto segua activo para esa poca. Segn estos datos, a su
vez, debe de estar equivocada la referencia a Ptolomeo III en 189, y debe tratarse de un error por
Ptolomeo I Soter, en el poder en Alejandra por esas fechas, mientras que Ptolomeo III Euergetes no lleg
al trono hasta el 246 a.C. El concierto general de los testimonios hace de este personaje una excepcin
frente al resto y permite dudar incluso de la pertenencia de su inclusin dentro del grupo, dado que
excepto en 192 se mencionan obras ligadas con la historia y la literatura. A primera vista parece ms un
intelectual con un contacto aleatorio con Eublides, y por lo tanto distante de una efectiva filiacin
megrica. Sin embargo, la lista de 192, que se ha conjeturado como un texto que interpela a Estilpn,
coloca a Eufanto en pie de igualdad con megricos reconocidos como Eublides y Alxino, lo cual
llevara a contemplar la posibilidad de que su obra incluyera trabajos ms cercanos a las preocupaciones
tericas tpicamente megricas, pero que no hayan sido conservadas por la tradicin. Los testimonios
sobre Eufanto en tanto historigrafo constan en la recopilacin de Jacoby, F. Gr. Hist, n. 74, II.A (1926),
pp. 172-3 y II.C (1926), pp. 113-4.
57
Sobre las implicancias de este pasaje en lo que hace a la datacin, vase la nota previa. La mencin de
este personaje se encuadra en la crtica usual a aquellos intelectuales que se amparaban en el mecenazgo
de las cortes, en este caso sobreactuando la identificacin con la tradicin homrica. Comprese esta
actitud, por ejemplo, con los testimonios sobre Aristarco, el bibliotecario ms importante y prolfico de la
Biblioteca de Alejandra, en pocas de Ptolomeo VIII, que relatan que Dionisio Tracio, su discpulo,
dise para l un ropaje que llevaba pintada la representacin de la tragedia (Escolio a la TG, 120.24
Hilgard = T6b Linke; Etymologicum Genuinum s.v. Dionsios ho Thrx = T6d Linke; Eustacio, Com. a la
Il. de Homero, 974.7 = T6e Linke.).
83
58
Los magros testimonios sobre Apolonio Crono se limitan a colocarlo como maestro de Diodoro,
intelectual de mayor trascendencia. As, Apolonio oficia de nexo entre Eublides y Diodoro, y marca a
este ltimo hasta el punto de legarle el apodo Crono. Su inclinacin negativa se desprende claramente del
tono de 194, donde Estrabn lo liga directamente con la falsa, pero no necesariamente debe haber sido
ste el sentido originario con el que le fue atribuido como epteto a Apolonio. Es cierto que la asociacin
con el destronado monarca del Olimpo, padre de Zeus, habilitaba el sentido de algo as como viejo
perdedor, pero tambin es cierto que en Homero es llamado ankylomtes, de mente intrincada.
Repetidas veces (por ejemplo en Ilada, II.205, 319, IV.59, 75, IX.37, XII.450, XVI.43, XVIII.293)
aparece para referirse a Zeus la frmula Khrnou ps ankylomteo, hijo de Crono, de mente intrincada.
Algo similar se desprende de la etimologa que plantea Platn en Crtilo 396b, donde se afirma: Que
<Zeus> sea hijo de Cronos puede parecer impertinente al que lo escucha, pero es lgico que Zeus sea hijo
de alguien de gran inteligencia (dinoia), porque significa limpieza (kros), no muchacho ni saciedad,
sino lo puro (katharn) en l y lo simple (akraton) de su intelecto. En esta mencin encontramos la
misma duplicidad entre una alabanza de su intelecto, como en el Crtilo, y un sentido peyorativo, del tipo
del que hemos mencionado o incluso referido a su historial de violencia, que lo vuelve una figura brutal,
como se desprende de Hesodo, Teogona, 453-506. D. Robinson ha propuesto que la asociacin de trminos parte de Kornous, en el cual la primera parte kros, puede tener el sentido de insolencia proveniente de la saciedad, y por lo tanto, estar asociado a hybristiks impertinente, de modo que el nombre
implicara algo as como de intelecto (nos) insolente. Luego, la similitud con nos, intelecto, y su
relacin con dinoia, inteligencia, y con Da, forma flexiva de Zeus, permite desechar la primera asociacin, con kros, insolencia, as como con kors nio, y se impone el sentido de kors, puro, de
manera que el nombre implicara una inteligencia (nos) pura (kors). (Krnos, Kornous and Krouns
in Plato's Cratylus, en Passionate Intellect. Essays on the Transformation of Classical Traditions
presented to Professor I. G. Kidd, (Rutgers University Studies in Classical Humanities vol. VII), New
Brunswick and London, 1995, pp. 57ss.). En este sentido, un epteto tal aplicado a un dialctico
constituye un elogio por la sutileza de su pensamiento, que en todo caso puede ser pasible de crticas por
su tendencia erstica o rebuscada. Algunos editores secluyen el relativo ho, de manera que el texto dira
()entre los cuales est Apolonio Crono. Diodoro (), de modo que desde all comenzara la
referencia a Diodoro, ligando a este ltimo directamente con Eublides.
84
El testimonio 196 constituye una versin ms amplia de 193, donde a la relacin de Apolonio Crono
con Eublides como maestro y con Diodoro como discpulo se agregan datos sobre este ltimo orientados
a dar cuenta del epteto heredado de su maestro. Para el sentido de ste, vase la nota a 193, donde se
consignan adems cuestiones sobre el texto del pasaje. Este lugar dentro de la sucesin, junto con la
probabilidad del dilogo polmico con Aristteles que surge de 236-7, permiten ubicar el nacimiento de
Diodoro en torno del 350 a.C. El hecho de que Calmaco lo haya hecho objeto de burla en el epigrama
citado se ha usado como elemento para datar la actividad de Diodoro, suponiendo que deba estar vivo
para la poca de redaccin, calculada alrededor del 280 a.C. Esto, sin embargo, no es claramente
necesario, sobre todo porque el tpico de la descalificacin de un intelectual podra resultar significativa
ms all de un enfrentamiento con el mismo Diodoro, especialmente porque la mencin se limita a
subrayar el ridculo, indicado en la mencin de Momo, figura asociada a la burla, que surge de asignarle
sabidura, lo cual se enrola en los sentidos del epteto.
60
A diferencia del epigrama de Calmaco mencionado en la nota previa, que liga el epteto de Diodoro
con una crtica general, el comentario siguiente lo relaciona con su muerte a causa del enfrentamiento con
Estilpn. La presencia de estos personajes lleva a ubicar la reunin no en la corte del primero de los
Ptolomeos, ya que, si hemos de creer a Digenes Laercio (II.115) en 279, Estilpn nunca fue a Egipto,
sino en Mgara, cuando fue ocupada por Ptolomeo hacia el 308 a.C. Esto lleva a ubicar la muerte de
Diodoro mucho antes que en la hiptesis del enfrentamiento con Calmaco mencionado en la nota previa.
Vale la pena notar que este tipo de muerte se enrola en una tendencia general en la doxografa de disear
relatos que ligan el final de pensadores determinados con algn punto de su doctrina, como puede verse,
por ejemplo, en el anecdotario pardico de las muertes de numerosos filsofos presocrticos. En este
caso, la muerte por no poder resolver un enigma es tambin un lugar comn, entre los que pueden citarse
los casos de Homero, tal como lo relata Herclito en DK22B56, y Filetas de Cos (Ateneo, IX.401e). Por
otra parte, la afirmacin de que el epteto Crono responda a una burla esgrimida por el monarca choca
directamente con la informacin de que lo habra heredado de su maestro, punto que sin duda puede
interpretarse como una resignificacin en tono irnico de un apodo que no tena en el origen ese sentido.
El epigrama se cierra con un juego de palabras en el que sobre el epteto Krnos, se quitan las dos
primeras letras, de manera que resulta el trmino nos, asno.
85
Los testimonios 198 a 200 aportan datos sobre el contacto entre Diodoro y algunos pensadores seeros
del estoicismo relevantes para entender el dilogo intelectual de la poca. Es a todas luces destacable la
relacin con Zenn de Citio, iniciador del estoicismo, ya que a partir de este punto se explican los puntos
de contacto y continuidad de la impronta megrica, y especialmente la diodoriana, en la conformacin de
la lgica estoica. A modo de ejemplo, puede esgrimirse el caso de la teora sobre la estructuracin
temporal de los predicados, como se desprende de 225. Vanse notas ad loc. Para otros antecedentes,
vase 91 y nota ad loc. En cuanto a su relacin con Filn, no se dice en 199 que haya habido entre ellos
una relacin discipular, pero como surge de 230-5, su obra colabor ampliamente a delinear tesis
dialcticas en torno del problema de la inferencia, y constituy por ello un avance importante,
incorporado luego por el estoicismo. La tercera mencin es la de Zenn de Sidn o Zenn el Joven, de
raigambre estoica no el epicreo del mismo nombre-, que refuerza la idea del contacto entre grupos.
62
Sobre Arquesilao, vase 34 y nota ad loc. En buena medida, sus tesis escpticas respondan
polmicamente a las pretensiones epistemolgicas del estoicismo, a su juicio desmedidas, para lo cual
enfatiz las limitaciones gnoseolgicas irresolubles a los que est expuesto el conocimiento humano y la
necesidad de la suspensin del juicio para no precipitarse en el error. Nuestro pasaje subraya la
multiplicidad de influencias que se le reconocan a su posicin, fruto de un cierto sincretismo, donde
Diodoro est llamado a aportar el andamiaje dialctico que completara esta fachada platnica, ocultadora
una actitud escptica de cuo pirrnico, que tambin puede colegirse de la mencin de Alxino atribuida
a Arquesilao en 339. Ntese que el hecho de que Arquesilao recibiera crticas de Timn de Fliunte,
discpulo de Pirrn y su mayor apologista, se explica precisamente porque Arquesilao contamina, a su
juicio, la vertiente escptica con el aparato argumentativo megrico, que apunta a la produccin de
argumentos que prueban tesis contrarias, con el objetivo de debilitar la confianza en las opiniones.
Menedemo de Eretria, no pertenece a la lnea megrica, pero s aparece en los testimonios asociados con
la dialctica.
63
La mencin se trata de una variante estructurada sobre los versos de Homero, Odisea, V.346. Los dos
pasajes siguientes refieren el mismo tipo de burlas.
86
Pirrn y su escepticismo, con las sutilezas de Diodoro, que era dialctico, adorn su
charlatanera parloteante con la habilidad de argumentacin de Platn, de modo que
tanto poda decir como contradecir. () (XIV.6.4) Tras participar de esas maquinaciones
persuasivas y sutiles de Diodoro, y habiendo convivido con Pirrn (), as preparado,
de ah en ms, salvo por el nombre, permaneci pirrnicamente en la refutacin de todo.
202. DIGENES LAERCIO, IV.33 (SVF, I.343; Frags. 31 y 32 Diels [Timn]) (SSR, II.F.4):
Y segn algunos Arquesilao ha emulado a Pirrn, adopt su dialctica y tom los
argumentos de los Ertricos, por lo cual Aristn dice tambin de l: Platn delante,
Pirrn detrs, Diodoro al medio. Y Timn dice de l lo siguiente: Con el plomo de
Menedemo bajo la pechera correr hacia Pirrn, pura carne, o hacia Diodoro. Y poco
despus le hace decir: nadar hacia Pirrn o hacia el retorcido Diodoro.
203. SEXTO EMPRICO, Argumentaciones pirrnicas, I.33.234 (SSR, II.F.4):
De all tambin Aristn dijo de Arquesilao: Platn delante, Pirrn detrs, Diodoro al
medio, porque se vala de la dialctica de Diodoro, aunque era abiertamente platnico.
204. Ateneo, IV.165 d (SSR, II.F.5):
Alexis en Cnidia:
Diodoro el pcaro, en dos aos,
hizo pelota la fortuna paterna.
As consumi todo con audacia.64
205. CLEMENTE DE ALEJANDRA, Miscelanea, IV.19.121.5 (SSR, II.F.6):
Todas las hijas de Diodoro, el apodado Crono, han resultado dialcticas, como dice
Filn el dialctico en el Menxeno, y provee sus nombres: Menxena, Argeia, Teognis, 65
Artemisia, Pantacleia.
206. JERNIMO, Contra Joviniano, I.42 (SSR, II.F.6):
Se cuenta que Diodoro el socrtico tena cinco hijas dialcticas insignes en pudor, sobre
quienes tambin Filn, el maestro de Carnades, escribi una completsima historia.
64
Alexis es un autor perteneciente a la comedia media, oriundo de Turio, que vivi entre el 375 y el 275
a.C. Pas la mayor parte de su vida en Atenas y parece haber sido to de Menandro. Se ha dudado que
este pasaje trate efectivamente de Diodoro Crono, y en el caso en que lo hiciera, contrasta marcadamente
con el resto de los testimonios, donde las crticas que recibe se restringen al terreno estrictamente
intelectual. De hecho, el comentario de Arnott ni siquiera contempla la posibilidad de que se pueda
identificar a este Diodoro, dado que adems se trata de un nombre griego comn, de modo que puede
tratarse simplemente de un personaje cmico (W. Arnott, Alexis: The Fragments. A Commentary,
Cambridge, CUP, 1996, p. 295). La expresin hizo pelota es literal por spharan apdeixe y tiene el
mismo registro que la expresin espaola, con el sentido de destruir.
65
Como es comn a varias escuelas socrticas y helensticas, las mujeres eran admitidas en la bsqueda
filosfica. En este caso, la lista de las cinco hijas de Diodoro ha generado comentarios por una supuesta
alusin a su doctrina, ya que los textos transmiten para la mencionada en tercer lugar el nombre de
Teognis, que es un nombre masculino. Dindorf propuso corregir el texto y leer Teogenis, que s es un
nombre de mujer, a lo cual se ha objetado que precisamente la teora de imposicin arbitraria de nombres
sostenida por Diodoro, que lo llev a poner a sus esclavos nombres de conjunciones habilitaba una
operacin de inversin de gnero en el nombre de su hija, lo cual suena un tanto forzado. Posiblemente la
correccin sea menos sugerente desde el punto de vista terico, pero ms plausible. En 206 hay un error
en la atribucin de Filn como maestro de Carnades.
87
b) Posiciones tericas
b.1 La ambigedad en el lenguaje
207. AULO GELIO, Noches ticas, XI.12.1-3 (SSR, II.F.7):
Crisipo dice que toda palabra es por naturaleza ambigua, porque puede tener dos o ms
significados. (2) Pero Diodoro, el llamado Crono, afirma: ninguna palabra es ambigua y
no hay ambigedad ni en lo que se dice ni en lo que se piensa, ni debe parecer que se
dice otra cosa que lo que pretende decir el que habla. (3) Pero dice cuando yo pens
una cosa y t entendiste otra, se puede ver que el enunciado es oscuro, ms que
ambiguo, pues para que un trmino sea ambiguo, tendra que haber sido por naturaleza
tal que el que lo dijo haya dicho efectivamente dos o ms cosas. Pero nadie que piensa
decir una sola cosa dice dos o ms.66
208. AMONIO, Sobre el De interpretatione de Aristteles, 38.17-20 (SSR, II.F.7):
Si eso est planteado adecuadamente, es evidente que no estaremos de acuerdo con el
dialctico Diodoro, que crea que toda palabra es significativa y, como prueba de ello,
llam a uno de sus propios esclavos Pero, y a otro con otra conjuncin.67
209. SIMPLICIO, Sobre las Categoras de Aristteles, 27.15-21 (SSR, II.F.7):
Algunos, para resolver el problema, dicen que no todo nombre es significativo, pues el
nombre se dice en tres sentidos, el primero (). Otro nombre es puesto sin tener forma
tpica, como la conjuncin pero puesta como nombre a un esclavo por Diodoro, para
66
En los testimonios de este apartado nos encontramos con la toma de posicin de Diodoro dentro de la
disputa sobre la naturaleza del lenguaje que se remonta a la poca clsica. La posicin que adopta es
totalmente consecuente con el marco megrico que reniega de la capacidad del lenguaje para representar
cabalmente lo real. Ntese que en 207 la posicin de Diodoro se opone a la de Crisipo, que en tanto
estoico adopta la tesis naturalista que se remonta a Antstenes, que pasa por iniciador del Cinismo, y por
su intermedio, del estoicismo. ste pregona una versin extrema de orthtes onomton, adecuacin de
los nombres, donde cada cosa tiene su nombre propio y natural, y por lo tanto el error no es posible.
Sobre este punto, vase nuestra Introduccin a Platn, Crtilo, Buenos Aires, Losada, 2006, passim. Lo
que en el caso de Antstenes era equvoco y deba ser aclarado por va del anlisis semntico, para Crisipo
estaba afectado por ambigedad, que no afectaba a su intrnseca relacin con las cosas. Por el contrario,
Diodoro, segn se dice en 209, se burla del naturalismo y reivindicaba una posicin similar a la que puede
colegirse en Euclides en 83. De 207 se colige que la posibilidad de la ambigedad se excluye negando
que pudiese provenir de la relacin entre pensamiento y lenguaje, precisamente porque a un megrico le
interesa subrayar que la inadecuacin bsica se da entre lenguaje y realidad, mientras que el lazo entre
pensamiento y lenguaje no est puesto en entredicho. Sobre la parte constructiva de su posicin, vase la
nota siguiente.
67
La va que utiliza para sostener su postura consiste en complementar su adhesin a la arbitrariedad del
lenguaje, con la tesis de que todo nombre es significativo. Con esto se enfrenta directamente con la
sistematizacin aristotlica a la que asistimos en los primeros cuatro captulos del De interpretatione de
Aristteles. A la estructuracin de la relacin entre realidad, pensamiento y lenguaje, le sigue all un
estudio de la naturaleza del lenguaje, la phon, y sus partes constitutivas, limitadas all a nombre y verbo,
como en la tradicin que se abre con Platn en Sofista, 262, en tanto se trata de los elementos primarios,
ambos significativos, para la estructuracin de enunciados lgicos. Adems de stos, en Potica, 20
Aristteles agrega otras dos categoras lxicas, artculo y pronombre, a las que da el rasgo de no
significativas. Sobre este punto, vase R. van Bennekom, The definitions of sundesmos and arthron in
Aristotle, Poetics ch. 20, Mnemosyne (Leiden), 28, 1975, pp. 399-411. Diodoro se propone borrar esta
diferenciacin, probablemente con el objetivo de abolir la posibilidad de que en el caso de las partes
significativas, nombres y verbos, exista algn tipo de adecuacin con lo real. Mediante el recurso de
volver todos los ejemplos igualmente arbitrarios se perfila un sistema donde el lenguaje no guarda con lo
real ningn tipo de compromiso.
88
burlarse de las definiciones de la gramtica y de los que dicen que los nombres existen
por naturaleza. Y el tercer sentido ().68
210. ESTEBAN, Sobre el De interpretatione, 9.20-4 (SSR, II.F.7):
Entonces, Crtilo deca que los nombres existan por naturaleza, de acuerdo con el
significado primario (es decir, el que revela adecuacin), mientras que Diodoro deca
que no existan por naturaleza sino por convencin, es decir de acuerdo con el
significado secundario, simplemente y por azar. De all, precisamente, que llamaba a sus
propios esclavos con nombres de conjunciones, dirigindose a ellos como por-un-lado
y por-otro.69
211. ESCOLIO LONDINENSE A LA TCHNE GRAMMATIK DE DIONISIO TRACIO, 12 (SSR, II.F.7):
As, entonces, tambin se dice que Diodoro, el apodado Crono, llamaba a su propio
esclavo usando la conjuncin por-otro en lugar de un nombre, pues el nombre suele
nombrar a los que reciben tal nombre por rutina y convencin.
212. HERODIANO, Sobre los nombres, 2 (Anecdota Oxoniense, IV.328.30-2) (SSR, II.F.7):
As, entonces, tambin se dice que Diodoro, el apodado Crono, llam a un esclavo suyo
sin-embargo.
b.2 Los elementos
213. ESTOBEO, I.10.16 (SSR, II.F.8):
68
El pasaje pertenece a un contexto en que se discute la nocin aristotlica de homonimia que abre
Categoras, texto con ribetes polmicos respecto de la Teora platnica de las Formas. All Aristteles
bosqueja la ambigedad inherente a un sistema apoyado en un lenguaje que da el mismo nombre a
entidades inteligibles y a entidades sensibles, que no comparten el mismo status. Frente a esto, propone
un sistema basado en la sinonimia, donde la identidad de nombre se apoya en la identidad de definicin.
Teniendo en cuenta este horizonte, es probable que la tesis diodoriana se proyectara sobre este mbito de
problemas, en este caso tomando partido por una impugnacin de ambas posibilidades: no hay posibilidad
de asentar sistemas ni sobre la homonimia ni sobre la sinonimia, ya que la inadecuacin entre lenguaje y
realidad resume toda esta relacin en la imposicin arbitraria que responde a la voluntad intensional de
cada hablante, de manera que la significacin reposa en dicha intensionalidad del sujeto y no en el
nombre, en tanto poseedor de algn rasgo especfico y diferencial frente a otras categoras lxicas. Sobre
este punto, vase Aristote, Catgories, Prsentation, traduction et commentaires de F. Ildefonse et J.
Lallot, Paris Seuil, Bilingue Grec-Franais, 2002, Introduction. El planteo diodoriano puede cotejarse
en este punto con la tesis de Brisn sobre la imposibilidad de decir trminos obscenos, lo que llama
aiskhrologen, tal como se refleja en 113 a 115. Vase notas ad loc. El punto de contacto est dado por el
presupuesto de que el lenguaje no guarda una lgica intrnseca, sino que est a merced de las decisiones
de sus usuarios. Precisamente la apariencia de una dinmica propia es la que crea la apariencia de una
adecuacin con lo real, que no es ms que resultado de imposiciones arbitrarias. Sobre este punto y su
relacin con la argumentacin megrica en general, vase Introduccin, 3.3.
69
Esteban est colocando aqu a Diodoro dentro del marco terico del Crtilo de Platn, donde se discute
precisamente la tesis de los nombres primarios (421d-422d y 433b-435d), y no cabe pensar que se trate de
una diferencia que Diodoro admitira. Vale la pena tener en cuenta que la discusin sobre las partes del
discurso se convirti en el eje del desarrollo terico de la gramtica desarrollada en terreno alejandrino, lo
cual es indicio de la presencia que tena este tipo de temas en la discusin de la poca, a la vez que
explica la repercusin de la posicin de Diodoro en textos netamente gramaticales como 211 y 212. Sobre
este punto, vase C. Mrsico, Polmicas y paradigmas en la invencin de la gramtica, Crdoba,
Ediciones del Copista, 2007, Cap. 4. Sobre la posibilidad de que este proceder de atribuir nombres
propios pertenecientes a otras categoras lxicas se extendiera a una de sus hijas, vase 205 y nota ad loc.
89
Diodoro, apodado Crono, llamaba infinitos a los cuerpos indivisibles, y esos mismos
eran llamados tambin mnimos. Infinitos en cuanto al nmero, pero determinados en
cuanto a la medida.70
214. ESTOBEO, I.14.1 (Aecio, I.13.3; Doxographi graeci, 312.8-9) (SSR, II.F.8):
Jencrates y Diodoro definan los cuerpos mnimos como indivisibles.
215. SEXTO EMPRICO, Argumentaciones pirrnicas, III.6.32 [= Contra los profesores,
IX.363] (SSR, II.F.8):
Diodoro, el apodado Crono, <deca que el principio de todas las cosas> eran los cuerpos
mnimos e indivisibles.71
216. [GALENO], Historia filosfica, 18 (Doxographi graeci, 611.1-2) (SSR, II.F.8):
Diodoro, el que ha sido llamado Crono, <consideraba principios de todas las cosas> a
los cuerpos indivisibles y mnimos.
70
La opcin de los megricos de establecer lo real en el plano inteligible, de un modo que queda
fuertemente desvinculado de lo sensible, los coloca ante el problema de la falta de explicacin del plano
fsico. Podra parecer que se trata de un mbito que ocupa en sus preocupaciones un lugar ms que
exiguo, sobre todo en comparacin con los desarrollos del plano dialctico. Sin embargo, se puede colegir
que tambin plantearon un cierto andamiaje terico en este terreno, del cual estos pasajes sobre Diodoro
pueden ser un indicio. En cuanto a sus antecedentes, se ha notado que cuando Platn se refiere a los
Amigos de las Formas, en Sofista, 246 b-c, podra haber una indicacin de que la doctrina de los
indivisibles, aunque no est representada en las fuentes sobre Euclides, pertenecera a una etapa temprana
del grupo. El pasaje afirma: Pues tambin los que disputan contra <los materialistas> () se defienden
sosteniendo que ciertas Formas inteligibles son el verdadero ser, y los cuerpos que defienden los otros, es
decir lo que los otros llaman verdad, desmenuzndolos en pedacitos en sus argumentos, la llaman un
llegar a ser que se da como si fuera ser. Si se acepta la hiptesis, ms que plausible, de que puede
tratarse de una alusin a los megricos, esto revelara una tendencia de la poca de Euclides a dar cuenta
de lo sensible sobre la base de una teora de tipo atomista. Si esto es as, estaramos frente a un desarrollo
que explica incluso la estructura de ciertos argumentos dialcticos tpicos, como el sorites, que hemos
estudiado a propsito de Eublides (vase 162-83), donde las aplicaciones al plano fsico se revelaran
como una manifestacin de una tesis megrica sobre este mbito, y no solamente como una especulacin
dialctica. Por esta va, la doctrina megrica cobra mayor amplitud y potencia explicativa, y est en
condiciones de discutir con otras vertientes, como se infiere de la posible discusin de la matriz
aristotlica en 218. Vase nota ad loc. Numerosos autores han considerado que esta tesis contradice el
monismo megrico, y por lo tanto tendra que tratarse de una hiptesis dialctica a la que Diodoro no
habra adherido vase como ejemplo reciente, Dring (1972:129). Sin embargo, cabe notar que se trata
de una tesis que no afecta el plano inteligible y efectivamente real, sino que constituye un dispositivo
explicativo para el plano sensible, donde precisamente reina la multiplicidad. Basta ver que en 214 una
tesis similar es sostenida por Jencrates, filsofo acadmico, que con esto no altera su adhesin al plano
de las Formas inmateriales planteado por Platn. Ms aun, una doctrina como esta est en la base de
desarrollos tericos diodorianos como su prueba sobre la imposibilidad del movimiento presente, segn
223-9. Vase especialmente la nota a 223. Por otra parte, en 232, en el marco de la discusin sobre la
inferencia, se utiliza precisamente esta tesis como ejemplo de proposicin verdadera, lo cual sera
realmente absurdo si se tratara de una hiptesis dialctica en la cual Diodoro no crea. Vase nota ad loc.
Estrictamente, los testimonios caracterizan estos cuerpos como amer, sin partes, en una alternativa
terminolgica al ya tradicional tomos. Vase la nota a 217. En cuanto a la determinacin en su medida,
se ha pensado que esto implicaba un tipo de perfeccin que los asociaba con lo inteligible. Vase nota a
218.
71
La mayora de los testimonios asocia a los amer con principios, que podran ser del orden de lo
inteligible, ms que elementos del orden de lo material, lo que enfatizara su dimensin de andamiaje
explicativo de lo sensible en trminos inteligibles. Sobre este punto, vase la nota a 217. De todos modos,
es claro que operan para dar cuenta del dinamismo de la materia. Informacin similar ofrece Sexto en
Contra los profesores, X.143.
90
72
El abandono de la nocin de tomos apunta sin duda a tomar distancia de la matriz terica del
atomismo. La duda, casi irresoluble, radica en qu era lo que se variaba. En ambos casos se trata de
elementos mnimos simples, en los que tal vez se enfatice aqu la simplicidad. En ambos casos se trata
tambin de principios disponibles para el entendimiento y no para la sensibilidad. Vase nota a 218. De
todos modos, es esperable que un megrico se preocupara por tomar distancia del plexo general del
atomismo, pues mientras para estos ltimos los tomos constituyen la base de lo existente, para un
megrico no pueden ser ms que dispositivos que operan en un plano de realidad depreciada. En este
sentido, se ubican en un plano terico igualmente secundario, afectado por todos los problemas de
captacin en los que insiste el ncleo de la doctrina, y que en todo caso se revela a travs de los
argumentos dialcticos, como el sorites o la imposibilidad del movimiento presente, casos ambos que
muestran a la vez la falibilidad de nuestras nociones de uso comn. Sobre esta doctrina, vase N. White,
The Continuous and the Discrete: Ancient Physical Theories from a Contemporary Perspective, Oxford,
Clarendon Press, 1992, cap. 5.
73
El testimonio siguiente se enrola en un comentario sobre la materia (vase, Timeo, 43a.), a propsito del
cual se menciona a quienes sostuvieron que no es engendrada, entre los que se encuentran Demcrito,
Epicuro, Anaxgoras y Diodoro, esto es, un concierto de autores que adhieren al atomismo. En este marco
se agrega que este tipo de principio es comprendido ms que percibido, lo cual permite colegir que su
carcter es inteligible ms que sensible. Esto se enrola en la misma lnea que la concepcin de Demcrito
sobre los tomos. Al mismo tiempo, este rasgo inteligible da cuenta de su caracterstica en relacin con el
conocimiento humano, que no tiene de ellos captacin directa. En rigor, para la percepcin operan como
principios tericos. Esto cuadra bien con el ncleo del pensamiento megrico, ya que de este modo
incluso para dar cuenta de lo sensible hace falta acudir a estos principios de tipo matemtico. As, se hace
ms plausible que Aristteles tenga en mente la posicin de Diodoro en las crticas esbozadas en De
sensu contra el atomismo. Sobre este punto, vase infra 221-2 y nota ad loc.
74
La enunciacin de la frmula elemento de los principios ha hecho pensar que se haca de los
principios algo diferente de los elementos. Vase Muller (1985:135). No hay necesidad de colegir tal cosa
respecto de dos trminos que suelen estar asociados en el tratamiento de este tpico. Por otra parte, no se
trata de una fuente cuidadosa que est comprometida con el tema.
91
Y tambin son indivisibles los instantes y las unidades, de modo que aunque algunos
dijeran que los cuerpos son indivisibles, como cree demostrar Diodoro, lo mismo se les
dir tambin sobre estos casos.75
222. ALEJANDRO, Sobre el Sobre la sensacin de Aristteles, 122.21-3 ()172.28-173.10
(SSR, II.F.9):
Si lo perceptible no fuera ni algo mnimo en su naturaleza ni algo grande fuera
imperceptible, la medida tampoco demostrara que hay algo mnimo en su naturaleza,
como cree que demuestra Diodoro. () (172.28) Parece, por eso, que el argumento acerca
de los indivisibles, planteado por Diodoro o tambin por algn otro, lo ha planteado y lo
ha usado primero l. Sin embargo, tras descubrirlo, l lo us de manera legtima,
mientras que otros, engredos con eso, lo tomaron de l y lo usaron de manera indebida.
b.3 El movimiento
223. ESTOBEO, I.19.1 (Aecio, I.23.5; Doxographi graeci, 320.7-8) (SSR, II.F.11):
Diodoro Crono dice que algo se ha movido, pero nada se est moviendo.76
224. SEXTO EMPRICO, Contra los profesores, X.48 (SSR, II.F.12):
75
La serie de pasajes 221-223 abre a la posible relacin entre la teora fsica de Aristteles y su colisin
con la propuesta diodoriana. En los tres casos las fuentes de informacin son comentadores del Estagirita
que contextualizan sus afirmaciones de un modo que puede indicar a los interlocutores tericos de estas
enunciaciones, que no son mencionados. Teniendo en cuenta que los pasajes que parecen poner de relieve
disidencias entre Aristteles y Diodoro son numerosos, no es descabellado pensar que estos comentarios
son un indicio de la divergencia entre ambos pensadores en el terreno de los elementos, aunque la
parquedad de los testimonios conspira una vez ms contra la obtencin de signos claros de un dilogo de
este tipo. El testimonio 221 retoma Fsica, 6.1, 231a21 ss. En 222, consignado en la extensin que le
confiere Dring, encontramos un comentario a De sensu, 445, cuyo contexto implica crticas a la realidad
nicamente matemtica de los cuerpos mnimos y la medida conferida a los tomos, lo cual parece
ajustarse bien a testimonios como 213, y por lo tanto abonaran la alusin a Diodoro. Vase tambin
Fsica, 4.232a6.
76
La tesis sobre el movimiento implica dos premisas: en primer lugar, que nada se mueve en el presente;
en segundo lugar, que aunque nada se mueve en el presente, s puede haber movimientos terminados en el
pasado. Esta posicin excede en mucho el mbito de la fsica, y tiene importantes efectos en el plano de la
dialctica. En cuanto a su formulacin, supone sin duda la tesis sobre los indivisibles (vase 213-22) y
preanuncia los desarrollos sobre la temporalidad que culminan en el argumento Dominante (vase 23653). El planteo de la inexistencia del movimiento revela, sin duda, una inspiracin zenoniana, conectada
con el eleatismo, como lo subraya 224. Esta ligazn opera como un indicio de la herencia de principios
eleticos en el marco del megarismo, lo cual reenva al problema de los orgenes de la escuela. Sobre este
punto, vase Introduccin, 3.1. La diferencia con estos antecedentes radica, como se ve, en el agregado de
un operador temporal que hace que lo negado sea solamente el movimiento presente, mientras que se
habilita el movimiento acabado. Sobre la estructura y alcances de esta tesis, vanse las notas siguientes.
92
Concuerda con estos hombres77 tambin Diodoro Crono, a no ser porque, segn l, hay
que decir que algo se ha movido, pero que ni una sola cosa se est moviendo, como
explicaremos en el argumento que sigue, cuando examinemos su posicin con ms
precisin.
225. SEXTO EMPRICO, Contra los profesores, X.85-102 (SSR, II.F.13):
Diodoro Crono sostiene otro planteo de envergadura en relacin con el hecho de que el
movimiento no existe, por el cual establece que nada se est moviendo, y sin embargo,
se ha movido.78 En efecto, que no se est moviendo se sigue de sus hiptesis respecto de
los indivisibles, (86) pues un cuerpo indivisible debe estar contenido en un lugar
indivisible, y por eso no se mueve en l (pues lo tiene completamente lleno, y es
necesario que lo que se ha de mover tenga un lugar mayor), ni en el lugar en el que no
est, pues todava no est en ese lugar, para que sea movido en l, de manera que
tampoco se est moviendo. Pero, sin embargo, es razonable que se haya movido, pues lo
que primero es visto en ese lugar, ahora es visto en este otro, lo cual no habra ocurrido
si no se hubiese movido. Por consiguiente, este hombre, deseoso de auxiliar su propia
creencia lleg a un absurdo, pues cmo no va a ser absurdo decir que, aunque nada se
mueve, algo se ha movido? Los escpticos, por el contrario, a pesar de tener los mismos
problemas respecto del moverse y del haberse movido, no admitieron ningn absurdo
como al que lleg Diodoro.79 (87) En cambio, l plantea este argumento infame respecto
77
Los pensadores con los cuales se pone en relacin a Diodoro son Parmnides y Meliso. Vase DK
28A26. El argumento que sigue consta en 225 (X.85-102) y se enrola en una serie de testimonios que
organizan la justificacin terica de este punto. La crtica moderna suele organizarlos las dos tesis
mencionadas en la nota previa [por ejemplo Dring (1972:129-31) y Muller (1985:137-41)], a diferencia
de la interpretacin tradicional de Zeller, que elevaba el nmero a cuatro (1923:266-8). La primera tesis,
que no existe el movimiento presente, se prueba mediante dos argumentos. El primero podra sintetizarse
del siguiente modo: algo que existe debe estar en un lugar, y lo que est en un lugar est quieto, de modo
que el movimiento de eso es imposible. Esta forma bsica presenta en los textos al menos dos formas,
analizadas en la nota siguiente. El segundo argumento aplica el sorites al mbito del movimiento, como se
ve en la nota a 226. La segunda tesis sostiene que s existe el movimiento pasado,
78
Luego de la enunciacin de las dos tesis bsicas, asistimos a una de las dos formas con que se prueba la
primera, interrumpida por la parte final del 86, donde encontramos el tratamiento de la segunda tesis,
que se retoma en el 91, hasta el final del pasaje (vase nota siguiente). En cuanto a la explicitacin del
argumento para probar que no existe el movimiento presente, ntese que la mencin del 85-86
constituye la interpretacin de Sexto Emprico, que conecta lcitamente esta explicacin con la tesis de los
indivisibles, como presupuesto para que la necesidad de estar en un lugar no permita un deslizamiento
paulatino. Luego, en 87, asistimos a lo que parece la formulacin original de Diodoro. La estructura
general, como es claro, coincide con la que Digenes Laercio (IX.72) atribuye a Zenn de Elea. Sin
embargo, es claro que el marco de la doctrina modifica el sentido que el argumento puede haber tenido
para Diodoro, que no es, seguramente, la impugnacin total del movimiento para insistir en la
inmovilidad de lo Uno, sino en todo caso una derivacin de la tesis de los indivisibles, henchida de
efectos en el plano de la dialctica que se manifiestan en el aspecto temporal desarrollado en la segunda
tesis. Muller contempla la posibilidad de que tras la adopcin de esta posicin se hallara una doctrina
positiva que reubicaba la nocin de tiempo no en los objetos, sino en las relaciones entre los objetos
(1985:139). Lo que es seguro, es que la potencialidad dialctica de esta postura no puede haber pasado
inadvertida a Diodoro, especialmente porque, si enrolamos este punto dentro de la tendencia general del
grupo megrico, la situacin paradojal de las dos tesis sobre el movimiento coadyuvan abiertamente en la
tendencia de cuestionamiento de las nociones comnmente aceptadas de manera acrtica, que de este
modo se muestran complejas y tericamente peligrosas.
79
La segunda parte del 86 esboza la segunda tesis sobre el movimiento (i.e., que existe el movimiento
en el pasado), cuyo anlisis ser retomado en 91. En rigor, de la lectura del libro VI de la Fsica de
Aristteles, y en especial de los captulos VI a X, surge la sensacin de que nos encontramos con textos
en abierta tensin dialgica. Aun cuando el anlisis de este tpico excede lo que podemos tratar en notas,
93
94
La falacia del argumento es clara, ya que acumula premisas no declaradas, ya que estn implicados
sujetos mltiples. Ms all de eso, sin embargo, el ejemplo es vlido para indicar precisamente la
presencia de clusulas a las cuales el principio de la correspondencia entre proposiciones imperfectivas y
perfectivas no puede aplicarse sin ms, sino luego de reducirlas a sus versiones simples. Sobre Helena y
sus sucesivos matrimonios, vase G. Kennedy, Helens Husbands and Lovers: A Query, The Classical
Journal 82.2, Northfield, 1986, pp. 152-153.
82
Las objeciones a los ejemplos previos deben de haber llevado a Diodoro a disear un segundo tipo de
argumento de raigambre no dialctica, sino fsica, como el ejemplo de la esfera. Tal vez porque en este
caso no apela a sujetos mltiples Sexto lo juzga ms claro, aunque en general es mucho menos sugerente
que los ejemplos previos. El argumento apela esta vez, partiendo siempre de la concepcin de instantes
temporales mnimos indivisibles, a la imposibilidad de identificar el momento en que un mvil comienza
a tocar una superficie, ya que, segn la dicotoma usual, en un momento no lo toca y en otro ya lo ha
tocado. La interpretacin de Sexto es diferente, porque piensa que la proposicin imperfectiva referira a
todo el tiempo que est en contacto con la superficie, mientras que la perfectiva, pensada como pasada,
95
96
Los testimonios 227 a 229 retoman sin modificaciones la primera tesis sobre el movimiento, tal como
aparece en 225. Vanse notas ad loc. En 230 asistimos a un ejemplo adicional de este mismo
razonamiento, esta vez atinente a la imposibilidad de la generacin, lo cual es relevante para establecer la
relacin entre la posicin de Aristtelica esbozada en 236 y las teoras diodorianas. Vanse notas ad loc.
85
Ntese que frente a las objeciones estoicas citadas en 225, asistimos aqu a las objeciones del propio
Sexto, tributarias de un escepticismo teido de empirismo, que insiste en oponer a los argumentos
dialcticos la impugnacin basada en el carcter antintuitivo de las tesis diodorianas. As, al punto
megrico, que pretende oponer al sentido comn las paradojas surgidas de la reflexin terica, se enfrenta
la lgica de la prctica. Algo similar puede observarse en las crticas a los que niegan el principio de
contradiccin por parte de Aristteles en Metafsica, IV.1005a20 ss., donde se apela al hecho de que los
mismos que niegan tal principio actan de acuerdo con l, dado que no se exponen a situaciones de
peligro arrojarse a un precipicio, por ejemplo por sostener que todo es lo mismo y su contrario. Lo
mismo aparece como problema para el escepticismo de Pirrn, que segn la tradicin conservada por
97
b.4 La inferencia
230. SEXTO EMPRICO, Contra los profesores, I.309-12 (Frag. 393.3-4 Pfeiffer
[Calmaco]) (SSR, II.F.18):
Sin embargo, es tal vez excesivo importunar a los gramticos por la diccin arcaizante o
quizs cientfica, cuando no son capaces de comprender un epigrama al azar, como por
ejemplo el que Calmaco le escribi a Diodoro Crono:86
Mira cmo los cuervos en las azoteas graznan
qu cosas se infieren y cmo estaremos vivos en el futuro.
(310) Que Crono era un gran dialctico y enseaba cmo deba ser juzgada la inferencia
vlida, de modo que por la influencia de su enseanza hasta los cuervos en las casas, de
tanta instruccin, chillaban su juicio sobre la inferencia, el gramtico lo podra decir, y
comprender hasta eso, que es conocido incluso para los nios. (311) Pero al llegar a la
expresin y cmo viviremos se tendr que callar, por no descubrir el asunto indicado,
pues es propio de un filsofo decir que Diodoro sostena que nada se mueve. En efecto,
lo que se est moviendo, o se mueve en el lugar en el que est, o en el lugar en el que no
est; pero no se da ni lo primero ni lo segundo, por lo tanto nada se mueve. Y de que
nada se mueve se sigue que nada perece, (312) pues como, por el hecho de que nada se
mueve en lugar en que est ni en el lugar en el que no est, nada se mueve, as, dado que
el ser vivo no muere en el tiempo en que est vivo ni en el tiempo en que ya no vive,
por lo tanto nunca muere. Y si esto es as, al vivir siempre, segn l, tambin viviremos
para siempre.
Digenes Laercio, IX.62 no evitaba nada, no se cuidaba de nada, afrontaba todos los riesgos como
venan, las carretas, los precipicios, los perros; no confiaba en nada en las sensaciones, lo cual era
negado por Enesidemo, que insista, segn informa el mismo pasaje, que la posicin terica de Pirrn no
afectaba su prctica cotidiana, que transcurra sin extravagancias. Aqu, de nuevo, el tratamiento de la
corporeidad ofrece un flanco complicado para quienes se refugian en la pura lgica dialctica.
86
Sexto se encuentra en este primer libro del Adversus mathematicos objetando el status de la gramtica
como tchne, para lo cual esboza mltiples argumentos, en este caso dirigidos a la pretensin exegtica
asociada con las definiciones de gramtica, que incluyen habitualmente como mbito de trabajo el
comentario hermenutico de los textos. Vase sobre este punto C. Mrsico, Polmicas y paradigmas en
la invencin de la gramtica, Crdoba, Ediciones del Copista, 2007, pp. 162-80. En este caso, la falta de
pericia en temas filosficos hara imposible una tarea adecuada en lo que respecta al comentario de la
segunda tesis del epigrama de Calmaco, aludido en 196. En efecto, se identifican all dos tesis bsicas
asociadas con este autor. La primera, sobre la inferencia, se presenta como ampliamente conocida,
mientras que la segunda resultara algo ajeno a la pericia de los gramticos. En rigor, la interpretacin de
este punto es problemtica. Habitualmente, de acuerdo con la explicacin de Sexto, se entiende que el
ejemplo aducido completa la tesis sobre el movimiento agregndole, como corolario, la negacin de la
generacin, de modo que el pasaje ks athi genesmetha se traduce cmo estaremos vivos en el
futuro/para siempre. Esto coincide con el diagnstico planteado por Aristteles en 236, segn el cual los
megricos afirmaban precisamente eso vase nota ad loc. y la tesis sobre la negacin del movimiento
presente, que hemos visto en 223-9. Una interpretacin alternativa es la propuesta por M. White, que
interpreta el trmino athi con sentido locativo, antes bien que temporal, de modo que se tratara de un
ejemplo directo del argumento de la negacin del movimiento presente: la pregunta de los cuervos es
cmo llegaremos a estar all, esto es, cmo se puede llegar a estar en un lugar si se niega la posibilidad
de estar en movimiento hacia tal lugar (What Worried the Crows?, Classical Quarterly 36.2,
Cambridge, 1986, pp. 534-537). Vase adems, para la interpretacin tradicional, D. Sedley, Diodorus
Cronus and Hellenistic Philosophy, Proceedings of the Cambridge Philological Society 20, Cambridge,
1977, pp. 74-120.
98
Esta resea de la posicin de Filn coincide con la tabla de verdad de la implicacin tal como se utiliza
en la lgica proposicional moderna, de manera que de las cuatro maneras de combinar valores de verdad
de dos proposiciones, slo resulta falsa la inferencia en la cual de una proposicin verdadera se concluye
una falsa. Esto implica que nos encontramos frente a un sistema similar a la moderna implicacin
material. Por otra parte, la disidencia bsica de Diodoro con Filn es que el primero requiere que para ser
verdadera una implicacin los enunciados no cambien su valor de verdad, lo cual lo acerca a la nocin de
implicacin estricta. As, el planteo de Filn est abierto a las paradojas de la implicacin material,
ligadas con el hecho de que la verdad de una implicacin no implica conexin de contenido entre los
enunciados. A juzgar por este testimonio, los antiguos estaban al tanto de esto. Por otra parte, con la
posibilidad de cambio de valor de verdad, los argumentos son susceptibles de pasar de la validez a la
invalidez. Precisamente, Diodoro exige que para que una proposicin condicional sea verdadera no debe
ser posible que el antecedente sea verdadero y el consecuente falso. Sobre este punto, vase M. Hurst,
Implication in the Fourth Century B. C., Mind 176, Oxford, 1935, pp. 484-495.
88
Como indica el texto, Diodoro coincide bsicamente con la estructura de la inferencia planteada por
Filn, pero objeta un punto que se deduce del resto de sus tesis y que opera introduciendo en la definicin
99
una nocin de posibilidad con ms requisitos que la de Filn. As, en cuanto a su formulacin, vemos que
mientras Filn no se vale de operadores temporales (resulta verdadera una inferencia cuando no
comienza por lo verdadero y concluye en lo falso), lo cual deja abierta la posibilidad de su cambio de
valor de verdad, Diodoro incorpora la nocin nuclear de posibilidad: verdadera es la inferencia en la que
no era ni es posible, comenzando de lo verdadero, concluir en lo falso. La nocin de posibilidad, como
se desprende de 236-253 vanse notas ad loc., est planteada en trminos de que en nada es posible lo
que no es verdadero ni lo ser, como se dice en 238. La conjuncin de ambas tesis muestra un
tratamiento de la temporalidad en la cual, en la primera formulacin, encontramos una referencia al
pasado y al presente, mientras en la segunda se menciona el presente y el futuro. sta ltima responde, sin
duda, a la que se aplica en la discusin del llamado argumento dominante, orientado a la discusin del
valor de verdad de los enunciados sobre el futuro. Vase nota a 236. La restriccin a lo actual
probablemente se explique por el contexto dialgico en el que el problema del futuro, punto mucho ms
problemtico, est fuera de discusin. Recurdese que ya en Antstenes, el lenguaje era definido como lo
que muestra lo que era o es (lgos estin ho to ti n sti deln, Digenes Laercio, VI.3).
89
La nocin estricta de posibilidad que vemos operando implica que Diodoro se niega a conceder el
carcter de verdadera a una inferencia del plano de lo contingente, esto es, que puede cambiar su valor de
verdad. Probablemente esta asuncin se apoye en la nocin general usual en el grupo megrico, que
descree de la posibilidad misma de conocimiento en el plano de lo contingente. Si las paradojas
megricas apuntan a subrayar la fragilidad del conocimiento de sentido comn, presupuesto en el
lenguaje y orientado a lo sensible, esta posicin de Diodoro no hace ms que secundar esta posicin
general, resguardando el rasgo de verdadero para aquellas proposiciones que son por definicin ms
estables. El ejemplo aducido en este texto confronta un ejemplo contingente, si es de da, estoy
dialogando, sucesos ambos alejados de lo necesario, con un ejemplo considerado cierto, y que coincide
con la tesis sobre los indivisibles presente en los testimonios 213 a 222. As, los elementos de lo real son
indivisibles est considerada como una enunciacin no afectada por lo contingente, y por lo tanto no
puede cambiar de valor de verdad, lo cual la hace apta para constituir un ejemplo de posibilidad, en tanto
fue y es verdadera, lo que cumplimenta el requisito de 231, y tambin lo ser, en consonancia con el
requisito de 238 acerca del futuro.
100
De nuevo, concdase que los enunciables 90 tienen una naturaleza incorprea. Sin
embargo, dado que dicen que el signo es antecedente en una inferencia vlida, ser
preciso que la premisa vlida sea controlada y examinada de antemano, ya sea del tipo
de la de Filn, sea de la de Diodoro o de acuerdo a la congruencia o por otro mtodo de
juicio, pues habiendo muchas diferencias sobre eso, no es posible captar con seguridad
el signo, de modo que la disonancia queda sin resolver.
234. SEXTO EMPRICO, Contra los profesores, VIII.332-2 (Frag. 12 Usener [Epicuro])
(SSR, II.F.22):
Pues para no dispersarnos en muchos juicios sobre la inferencia, digamos desde el
principio que es una inferencia vlida la que comienza con lo verdadero y no concluye
en lo falso. La proposicin si existe el movimiento, existe el vaco, segn Epicuro,
dado que comienza con lo verdadero, existe el movimiento, y concluye en lo
verdadero, ser verdadera, pero segn los Peripatticos, dado que comienza con lo
verdadero, existe el movimiento, y concluye en lo falso, existe el vaco, ser falsa,
mientras que segn Diodoro, dado que comienza con lo falso, existe el movimiento, y
concluye en lo falso, existe el vaco, ser ella misma verdadera, pero objeta la premisa
menor, el movimiento efectivamente existe, por falsa, etc.91
235. CICERN, Academicos primeros, II.47.143 (SSR, II.F.23):
En eso mismo que los dialcticos ensean sobre los elementos, sobre la manera de
juzgar si es verdadera o falsa una inferencia del tipo si es da, hay luz, cuntas
discusiones hay. Una cosa piensa Diodoro, otra Filn, otra Crisipo.
b.5 El argumento dominante
236. ARISTTELES, Metafsica, IX.3.1046 b 29-1047 b 9 (SSR, II.B.15):
Hay algunos que dicen, como los megricos, que slo cuando se acta se tiene potencia,
y cuando no se acta, no se tiene. Por ejemplo, no puede construir el que no est
construyendo, sino el que est construyendo, cuando construye. Del mismo modo
sucede tambin en los dems casos. No es difcil ver las conclusiones absurdas de esto.
()92
90
Sexto se encuentra en este pasaje discutiendo la nocin estoica de lektn, aqu traducida como
enunciable. Esta nocin, central para la lgica estoica, designa uno de los incorpreos junto con lugar,
tiempo y vaco aceptados dentro del contexto de una doctrina corporesta. El lektn est llamado a
designar el contenido significado por una proposicin, que en tanto material lingstico pertenece al
mbito de la phon, la voz, y por lo tanto oficia de significante respecto de los lekt, que son el
significado. Ntese que los lekt corresponden al sentido de una proposicin, y no de trminos aislados,
lo cual los coloca en el mismo tipo de conceptualizacin que vemos operar en la disputa megrica entre
Filn y Diodoro. El resto del testimonio se limita a resaltar que, dado que la validez de la inferencia
completa reposa en la naturaleza de la proposicin de la que se parte, sta debe ser sometida al anlisis
segn algn criterio de verdad, pero, nota Sexto, no hay en este punto ningn acuerdo entre distintos
lgicos, lo cual es interpretado por el escptico como un signo de debilidad de la doctrina en general.
Sobre la nocin de lektn, vase Gourinat, La dialectique des stoiciennes, Paris, Vrin, 2000, pp. 115-9 y
181-93.
91
Con la misma intencin del testimonio previo, Sexto resea aqu la inutilidad de una tabla sobre valores
de verdad, ya que el problema de la determinacin de tal verdad, reaparece cuando es necesario
determinar el status de la proposicin inicial. En lo que hace a Diodoro, aparece aqu como representante
de la tesis de la inexistencia del movimiento, testimoniado en 223-9.
92
El libro IX de la Metfsica est dedicado a la discusin de las nociones de potencia (dnamis) y acto
(enrgeia). En ese contexto, tras explicitar su propia posicin, emprende la crtica de la tesis megrica.
101
1047 a 4-7: Y lo mismo sucede, precisamente, con las cosas inanimadas, pues nada ser
fro, ni caliente, ni dulce, ni en general sensible, a no ser que sean sentidos, de manera
que terminan por plantear el argumento de Protgoras.93
1047 a 10-20: Adems, si es imposible lo que est privado de potencia, lo que no se ha
generado ser imposible que se genere, y se equivocar el que diga que existe o existir
lo que es imposible que se genere (pues eso significaba imposible), 94 de modo que
estos argumentos suprimen tanto el movimiento como la generacin, pues lo que est de
pie estar siempre de pie y lo que est sentado estar sentado, pues si est sentado no se
pondr de pie, porque ser imposible que se ponga de pie lo que no puede ponerse de
pie. Entonces, si no es admisible decir eso, es evidente que la potencia y la actividad son
cosas distintas (Pero aquellos argumentos hacen de potencia y actividad lo mismo, por
lo cual buscan quitar algo de no poca monta.). ()
1047 a 24-6: Es posible eso en lo cual, si se da el acto cuya potencia se dice que posee,
no habr nada imposible. ()
1047 b 3-9: Si lo posible es lo dicho, en cuanto se sigue,95 es evidente que no podr ser
verdadero decir que esto es posible, pero no suceder, de modo que as se escapara lo
Una pregunta central respecto de este tratamiento es a qu pensadores se dirige el Estagirita. Los dos
candidatos centrales han sido Diodoro y Eublides. En rigor, en la edicin de Giannantoni, por ejemplo,
este testimonio y el siguiente, que corresponde al comentario de Alejandro sobre este pasaje, son
consignados en el apartado correspondiente a Eublides, por suponer que cronolgicamente la discusin
con este ltimo es ms plausible, y por tener en cuenta, adems, los testimonios, como 144-9, donde se
menciona una disputa abierta entre ambos pensadores (Vase Giannantoni, 1990, IV.83-8). Por otro lado,
se ha interpretado que la conexin con Diodoro es ms significativa, ya que el conjunto de sus posiciones
parecen tener un alto contenido polmico respecto de planteos aristotlicos (por ejemplo, Dring
(1972:133) y Muller (1985:142-3). A nuestro juicio, esta ltima posicin es la que cuenta con ms
asidero, dado que la posicin mencionada coincide ms con el conjunto de las tesis diodorianas que con
las atribuidas a Eublides. La cronologa de Met. IX no es determinante.
93
Si el ejemplo de la construccin se refiere al caso de la potencia activa, encontramos aqu un ejemplo de
potencia pasiva, como la que resulta de decir que algo adquiere una propiedad perceptual, como fro,
caliente, etc., slo cuando es efectivamente percibida. Esto se deduce de pensar, precisamente, que algo
tiene potencia exclusivamente cuando se actualiza, lo cual, en el caso de la potencia pasiva, equivaldra a
decir que la tiene cuando es percibido. Esto acercara esta posicin al subjetivismo protagrico, objeto de
crticas por parte de Aristteles en Met., IV.5.1009a5 ss. Para un megrico, la acusacin se subjetivista no
era seguramente algo halageo, aunque podra haber contestado a esto diciendo que, partiendo de la base
de que lo nico estable, y por lo tanto objeto de conocimiento, es el plano inteligible, y ste no tiene con
lo sensible puntos de intermediacin fcilmente identificables, es tan poco confiable la percepcin
subjetiva como las opiniones.
94
I. e., imposible implica que no puede darse. Desde la perspectiva aristotlica, afirmar que algo carece
de potencia hasta el momento de la actualizacin implica impedir la actualizacin misma, razn por la
cual se acusa a los megricos de eliminar tanto el movimiento como la generacin, dos modos del
cambio, que sin el pasaje del ser el potencia al ser en acto no pueden explicarse. Efectivamente, esta
posicin est en relacin con los pasajes sobre la inexistencia del movimiento presente en 223-9 y su
extensin a la inexistencia del cambio asociado con la generacin y la corrupcin en 230. Los ejemplos
aducidos muestran los alcances del problema, pues no podra darse cuenta ni del menor cambio locativo,
ya que la identificacin de potencia y acto vuelve imposible el pasaje de un estado a otro.
95
Esta lnea, con la que comienza el captulo 4 de Metafsica, IX, presenta problemas textuales en el
pasaje que hemos traducido en cuanto se sigue. Desde antiguo se ha pensado que hay trminos
faltantes, especficamente en relacin con el sujeto de sigue, para el que Alejandro propona el acto,
con el sentido de en cuanto se sigue la actualizacin de lo que estaba en potencia. Zucchi interpreta en
la medida en que es realizable, lo cual cuadra bien con el sentido del pasaje, orientado a objetar la
posicin contraria a la citada previamente. Si antes se impugnaba la opinin de quienes suponan que
posible es slo aquello que efectivamente ha de actualizarse, se criticar ahora la posicin de quienes
sostienen que entra en el mbito de lo posible aquello que no ha de actualizarse nunca, de modo que se
confunde lo falso con lo imposible.
102
que es imposible. Quiero decir, por ejemplo, si alguien dijera que es posible medir la
diagonal, pero no se medir nunca el que no tiene la nocin de lo que es imposible
que sea, porque nada impide que exista ni vaya a existir algo que puede ser y
generarse.
237. ALEJANDRO, Sobre la Metafsica de Aristteles, 570.25-272.39 (SSR, II.B.16):
l <Aristteles> podra estar citando a los megricos, seguidores de Euclides, pues este
filsofo tena una escuela en Mgara. En efecto, dice que los megricos hacan de la
potencia y la actividad lo mismo, porque decan que el constructor, cuando est
construyendo, tiene en ese momento la potencia de construir y puede construir, mientras
que cuando no est construyendo, no puede ni tiene ese tipo de potencia, por ser lo
mismo la potencia que la actividad. Del mismo modo sucede tambin en los otros casos.
Postulado eso, dice que no es difcil ver las consecuencias absurdas para los que dicen
eso, porque en primer lugar quitan el supuesto comn de todos, pues todos conceden al
constructor que construye en tanto puede. Pero a partir de lo que ellos dicen, es evidente
que cuando el constructor no est construyendo no ser constructor, pero es absurdo que
el constructor cuando no est construyendo no sea constructor ni tenga ese tipo de
potencia. Tras decir eso y para corregir esta afirmacin, en relacin con esta correccin
anticipa un axioma manifiesto. ()96
(571.28) Esto sucede tambin en el caso de los inanimados, pues cuando no est
actualizada la miel o lo fro o lo caliente respecto de nuestras percepciones, segn ellos
la miel no ser dulce, ni lo fro fro, de modo que sucede que afirman el argumento de
Protgoras, pues aqul pretenda que no existe ni lo dulce ni ninguna otra cosa, sino
que, como las juzga la percepcin, as son. Pero si aqul fue refutado anteriormente en
ese argumento y se prob que estaba equivocado, es evidente que tambin ellos estn
equivocados, al decir que, cuando algo no est actuando, no tiene ese tipo de potencia, a
partir de lo cual se desprende lo de Protgoras. ()
(572.7) Incluso, si lo que carece de potencia, por ejemplo de vista, es imposible que vea,
tambin lo que no nace, segn ellos, es imposible que nazca. Sin duda, dado que,
cuando algo no est actuando no tiene potencia, lo que no tiene potencia no puede hacer
eso cuya potencia no tiene, y lo que no se puede es imposible, y lo que es imposible que
nazca, no nacer nunca; entonces se da lo siguiente: si alguien se para y no acta en
relacin con el sentarse, no tiene la potencia de sentarse, pero si no tiene la potencia, es
imposible que se siente, y si es imposible que eso suceda, el que dice que existe o
existir, es decir que est sentado o lo estar, se equivocar. Porque esta imposibilidad
significa que no es posible que exista, de modo que siempre lo que est de pie estar de
pie (pues no tiene la potencia de sentarse), y lo que est sentado estar siempre sentado,
porque no puede pararse, y lo que no puede pararse, no se parar, por lo tanto estar
siempre sentado. Pero no slo sucede que ellos dicen esas cosas absurdas (pues vemos
que tanto el que est sentado se para como que el que est parado a su vez se sienta),
sino que suprimen tanto el movimiento como la generacin. As, pues, es necesario
conocer lo dicho de forma inversa, porque es evidente que suprimen la generacin, pues
toda generacin se desarrolla a partir de una potencia. La menstruacin, sin duda,
96
La relacin intertextual entre las tesis de Diodoro y las aristotlicas no se limitan a Metafsica, sino que
tienen ecos tambin en el pasaje de Fsica, III.1, donde asistimos a la definicin de movimiento,
entendido como la actualidad de lo potencial (201a27 ss.). Se cita all un ejemplo que retoma el tpico
de la construccin: porque cada cosa particular puede estar a veces en actualidad, a veces no, como en el
caso de lo construible, y la actualidad de lo construible en tanto que construible es el proceso de
construccin.
103
resulta algo con potencia para generar. Pero ellos, al suprimir la potencia, suprimen la
generacin. Pero si suprimen la generacin, es evidente por eso que suprimen tambin
el movimiento, pues las cosas que se mueven lo hacen porque pueden moverse antes de
comenzar a moverse. En efecto, si eso es imposible, es claro que la potencia es diferente
de la actividad. Pero esos argumentos hacen de la potencia y la actividad lo mismo, pues
decir que, cuando lo que acta est actuando sobre algo, entonces tambin tiene
potencia, decir eso es hacer de actividad y potencia lo mismo. Por eso, los que dicen eso
buscan suprimir algo de no poca monta, sino lo ms importante, la generacin y el
movimiento. Por eso, es evidente a partir de esto que es admisible que algo que puede
ser no sea, por ejemplo es posible que yo camine, pero no estoy caminando, pero
caminar porque tengo potencia de eso, pues lo que no est caminando puede caminar y
lo que camina puede no caminar. Tras decir eso se define qu es lo posible, al afirmar
que lo posible es aquello en lo cual si se da la actividad cuya potencia se dice que tiene,
nada habr imposible, porque si algo puede sentarse y admite sentarse, si en eso se da el
sentarse, no suceder nada imposible. Del mismo modo sucede tambin con el moverse
y el pararse.
238. EPICTETO, Disertaciones, II.19.1-5 (SVF, II.30,283,492) (SSR, II.F.24):
El argumento dominante parece haberse planteado a partir de algunos puntos de partida
de este tipo, pues hay una oposicin comn entre estos tres planteos unos con otros: que
toda proposicin verdadera referida al pasado es necesaria, que de lo posible no se sigue
lo imposible y que existe lo posible que no es verdadero ni lo ser. 97 Al ver esta lucha,
Diodoro se vali de la confiabilidad de los dos primeros para postular que en nada es
posible lo que no es verdadero ni lo ser.98 (2) Adems, alguien podr atenerse a alguna
de estas dos opciones: que hay algo posible que no es verdadero ni lo ser, y que de lo
posible no se sigue lo imposible, pero no que todo pasado verdadero es necesario, como
parecen sostener los del grupo de Cleantes, con quienes tanto coincida Antpatro. (3) Y
otros podrn atenerse a las dos restantes: que hay algo posible que no es verdadero ni lo
ser, y que todo pasado verdadero es necesario, y afirmar que de lo posible se sigue lo
imposible. (4) Pero atenerse a estos tres planteos es impracticable, dado que hay entre
ellos una mtua oposicin. (5) Entonces, si alguien me pregunta: y t, a cul de ellas te
atienes?, le responder que no lo s, pero he recibido esta informacin: Diodoro se
atena al primer modo, creo que los del grupo de Pantoides y Cleantes al segundo y los
del grupo de Crisipo al tercero.
239. EPICTETO, Disertaciones, II.19.8-9 (SSR, II.F.24):
97
Los intrpretes suelen subrayar la situacin paradojal del argumento dominante, que por extendido en la
antigedad ningn autor se molesta en explicar detalladamente, con la consecuencia de que no
conocemos su estructura ms que conjeturalmente. La amplia cantidad de problemas implicados ace
imposible tratar aqu este tema adecuadamente, de modo que los limitaremos a una orientacin general. El
testimonio de Epicteto es fundamental para la reconstruccin. Presenta tres tesis que es imposible
sostener a la vez. Distintas lneas tericas los agruparon de diferente manera dando lugar a diferentes
posiciones sobre el problema de la posibilidad. Para una sntesis sobre el modo en que se han entendido
estas tesis, vase Muller (1985:143-4). Sobre el nombre del argumento y su caracterizacin general, vase
el trabajo tradicional de P. Schuhl, Le Dominateur et les posibles, Paris, PUF, 1960, passim.
98
De aqu se sigue que Diodoro sostena que todo pasado es necesario, lo cual se liga con la tesis sobre el
movimiento (223-9), y que de lo posible se sigue lo imposible, que puede inferirse de tres tesis sobre la
inferencia (230-5), de modo que se concluye que no existe lo posible que no sea verdadero ni lo vaya a
ser. Este ncleo de la posicin diodoriana le permirita emprender la negacin de la potencia, que se ve
explicitada en 236-7.
104
Qu otra cosa ms puedo decir yo sobre el Dominante? Pero aun si soy un cabeza
hueca, sorprender terriblemente en el banquete a los presentes contabilizando a los que
han escrito sobre eso. Tambin Crisipo ha escrito de manera admirable en el primer
libro Sobre las cosas posibles. Y Cleantes ha escrito en particular sobre este tema, y
adems Arquedemo. E incluso ha escrito Antpatro, no slo en los libros Sobre las
cosas posibles, sino tambin en particular en sus obras Sobre el argumento
Dominante.99
240. EPICTETO, Disertaciones, II.18.17-8 (SSR, II.F.24):
Bien, Epicteto! Resolviste un sofismita sutil, mucho ms sutil que el Dominante. Y si,
aunque la mujercita quiera, me haga seas y enve mensajes, aunque me toque y se
acerque, me contengo y venzo, se es un sofisma superior al Mentiroso, superior al
Quieto. Por eso vale la pena enorgullecerse, no por plantear el Dominante.
241. CICERN, Sobre el destino, VI.12; VII.14; IX.17-18 (VI.12-VII.13) (SVF, III.954)
(SSR, II.F.24):
En efecto, si la adivinacin existe, de qu principios tcnicos parte? Llamo principios a
lo que los griegos llaman theormata.100 Yo no creo que los otros especialistas se
dediquen a su funcin o que quienes se valen de la adivinacin predigan el futuro sin
principios. Por lo tanto, tomemos un principio de los astrlogos de este tipo: si alguien
nace cuando se eleva la cancula, no morir en el mar. Estate atento, Crisipo, para no
abandonar tu causa, en la cual tienes contra Diodoro, poderoso dialctico, un gran
combate. Si es verdadero lo que se plante: si alguien nace cuando se eleva la cancula,
no morir en el mar, tambin es verdadero: si Fabio naci cuando se elevaba la
cancula, Fabio no morir en el mar. Entonces, chocan entre s las proposiciones
Favio naci cuando se elevaba la cancula y Fabio va a morir en el mar. Y dado que
est establecido como cierto que Fabio naci al elevarse la cancula, se oponen tambin
Fabio existe y Fabio va a morir en el mar, por lo tanto tambin esta conexin es
contradictoria: Fabio existe y Fabio morir en el mar, lo cual, as planteado, no puede
suceder. Por lo tanto, la proposicin Fabio morir en el mar es del tipo de lo que no
puede suceder. Por lo tanto, todo lo falso dicho sobre el futuro no puede suceder.
(7.13) Pero niegas esto, Crisipo, y sobre este punto el combate con Diodoro es muy
duro. l dice que slo puede suceder lo que es verdadero o ser verdadero en el futuro,
y lo que ser en el futuro, de eso dice que suceder necesariamente, y lo que no ser en
el futuro, de eso niega que pueda suceder. 101 T dices, por un lado, que lo que no
suceder es posible, como partir esta piedra preciosa, incluso si esto no va a producirse
nunca, o, por otra parte, que no es necesario que Cipselo reine en Corinto, aunque el
orculo de Apolo lo haya predicho mil aos antes. Pero si admites estas predicciones de
los adivinos de las que hablamos, lo que se diga falsamente respecto del porvenir, lo
pondrs entre las cosas imposibles, como si se dijera que Escipin el Africano no
99
Ntese que la variedad de obras que puede citar Epicteto sobre este punto indica claramente la
popularidad del argumento, hecho que multiplica las referencias como las de 240, 246 o 253, donde se lo
nombra sin explicitarlo.
100
En griego en el original. La confiabilidad de este texto de Cicern vara mucho de acuerdo con las
distintas interpretaciones. Habitualmente a servido como base para las interpretaciones necesitaristas del
pensamiento diodoriano, que Muller atribuye a un origen estoico (1985:147), a la vez que supone que
comparte la misma fuente que Epicteto (1985:146:7).
101
El texto en las ediciones de Dring y Giannantoni termina aqu. Sin embargo, Muller seala bien que
en lo que sigue se explicita la tesis sobre la necesidad del psado, que abre el concierto de tesis en 238.
105
tomar Cartago; y si, por otra parte, se llega a que se diga algo verdadero del porvenir y
que esto se produzca como estaba previsto, debers decir que esto es necesario, lo cual
es la opinin de Diodoro, totalmente contraria a la tuya.
(7.14) En efecto, si esta implicacin es verdadera: si naciste al elevarse la cancula, no
morirs en el mar, y el antecedente: naciste al elevarse la cancula es necesario (en
efecto, todo lo que es verdadero respecto del pasado es necesario, como quiere Crisipo
que sobre este punto no tiene la misma opinin que su maestro Cleantes, porque, segn
l, lo que es pasado es inmutable y no puede pasar de verdadero a falso), si entonces el
antecedente de esta implicacin es necesario, el consecuente se vuelve tambin
necesario. Es verdadero que Crisipo no admite el principio como vlido en todos los
casos; sin embargo, si existe una causa natural que impida que Fabio muera en el mar,
Fabio no puede morir en el mar. ()
242. CICERN, Sobre el destino, IX.17 (SSR, II.F.25):
Pero volvamos a la discusin de Diodoro que llaman per dynatn,102 en la cual se
investiga qu significa que puede suceder. En rigor, Diodoro opina que slo puede
suceder lo que es verdadero o ser verdadero en el futuro. Este asunto est ligado con la
siguiente cuestin: nada sucede que no sea necesario y, cualquier cosa que pueda
suceder, eso o ya es o ser en el futuro, y no pueden ser cambiadas de verdaderas en
falsas las cosas futuras ms que las pasadas. Pero si la inmutabilidad es manifiesta en
los hechos pasados, en algunos futuros en las que no lo es, parece que no existe. (...)
243. JERNIMO, Contra los pelagianos, IX.4 (SSR, II.F.25):
Entre Diodoro y Crisipo, habilsimos dialcticos, est la discusin per dynato.103
Diodoro dice que slo puede suceder lo que es verdadero o ser verdadero en el futuro.
Y cualquier cosa que exista en el futuro, es necesario que suceda. Crisipo, por cierto,
dice que las cosas que no sern en el futuro pueden suceder: como partir una piedra,
incluso si nunca se da en el futuro.
244. CICERN, Cartas a familiares, IX.4 (SSR, II.F.25):
Cicern a Varrn. Per dynatn sabrs que kat Didoron krnein.104 Porque, si vas a
venir, sabrs que es necesario que vengas. Pero si no lo es, es adnaton (imposible)
que vengas. Ahora mira, que otra krsis mayor te deleite, una de Crisipo, que nuestro
Diodoto no recopilaba, pero sobre estos asuntos hablaremos cuando estemos ociosos.
Esto, percisamente, es kat Khrsippon dynatn.
245. PLUTARCO, Sobre las contradicciones de los estoicos, 46.1055d-f (SVF, 202) (SSR,
II.F.26):
Cmo puede ser que para Crisipo el argumento sobre las cosas posibles no entre en
conflicto con el argumento sobre el destino? Pues si lo posible no es lo que es o ser
verdadero, de acuerdo con Diodoro, sino que todo lo susceptible de existir, aunque no
vaya a suceder, es posible, sern posibles muchas cosas que no responden al destino, de
modo que o el destino pierde su poder invencible, insuperable y superior a todo, o, si es
como sostiene Crisipo, lo susceptible de existir caer muchas veces en lo imposible.
102
106
Plutarco permite inferir que el campo de aplicacin al que se dirige la posicin de Diodoro es, como
esbozamos en nota a 238, la negacin de la potencia, especialmente en el sentido de que no se puede
considerar posible a algo que no suceder.
106
Alejandro conecta directamente a Diodoro con Aristteles, viendo como plausible que este ltimo
tuviera en mente los problemas planteados por el megrico. Ntese que lo que se pone sobre el tapete es
lo que se ha denominado el problema de los futuros contingentes, tratados por Aristteles en Sobre la
interpretacin, IX. El problema all concierne a la posibilidad de atribuir un valor de verdad a
proposiciones referidas al futuro. Si se parte de que lo posible puede o no suceder, el valor de verdad de
una proposicin de ese tipo es indeterminado, y para determinarlo debe suponerse, como parece hacer
Diodoro, que no puede habilitarse como posible si es que no va a suceder efectivamente. El riesgo de
determinismo implicado en esta posicin llev a Aristteles a decir que estas proposiciones son
verdaderas y falsas a la vez, en un plano potencial, solucin que queda en entredicho en la posicin
diodoriana.
107
La posiin filoniana concuerda con la de Crisipo (vase Digenes Laercio, VII.75). Sobre su planteo
en el terreno de la inferencia, vase 230-5. A juicio de Giannantoni la posicin diodoriana sobre lo
posible se estructura en la polmica contra Filn (1990:IV.83-8).
107
existe o va a existir y va a ser juzgado posible por el resultado? . (...) As, se admite
que, si no hay algo inteligible, no existe el conocimiento, pues de lo inteligible surge
tambin la actividad respecto de l. Y que, si no hay conocimiento, lo inteligible es
posible, lo admiten los que distinguen lo posible por la aptitud solamente (pues tiene la
naturaleza propia para ser conocido), pero los que miden por el resultado no lo admiten,
si no resulta entermaente en una clara actualizacin. Mira, entonces, qu absurdo afecta
a los que juzgan lo posible de la misma manera que los antiguos, de acuerdo con alguna
aptitud indefinida, como Filn, pero que, cuando estn en problemas, aplican el criterio
de Diodoro, que juzga lo posible segn el resultado, poniendo como objecin que lo
inteligible en tanto inteligible existe, aunque no haya conocimiento.108
249. FILPONO, Sobre los Analticos primeros de Aristteles, 169.15-21 (SSR, II.F.27):
Y agreg 'lo posible' se dice en muchos otros sentidos para significar lo general, lo
similar y lo menor. Al contrario, Diodoro dice que los significados de lo posible son
otros, pues dice que posible es o lo que ya ha sucedido, lo que nosotros llamamos
existente, o lo que puede suceder pero todava no ha sucedido. Sin embargo, Filn dice
que posible es o lo que ha sucedido o lo que puede suceder, aunque nunca suceda, como
decimos que es perceptible una conchilla en el fondo del mar.
250. BOECIO, Sobre la interpretacin, II.234.10-235.9 (SSR, II.F.28):
Por lo tanto, tres son las sentencias sobre la posibilidad. Filn dice que posible es lo que
por la naturaleza propia de la proposicin capta la verdad, como cuando digo que hoy
voy a releer las Buclicas de Tecrito, si nada ms lo prohibe, he ah algo que, en tanto
es en s, se puede predicar con verdad. Del mismo modo, el mismo Filn define que es
necesario lo que cuando es verdadero, en tanto es en s, no puede ser falso; no necesario
es lo que, en tanto es en s, es susceptible de ser falso, e imposible es lo que, por su
propia naturaleza, nunca puede ser verdadero.109
251. BOECIO, Sobre la interpretacin, 412.8-21 (SSR, II.F.29):
Hay, por lo tanto, dos clases de posibles, uno que se dice de lo que no es pero puede ser,
otro que se afirma de lo que es ya algo en acto y no solamente en potencia; esta ltima
clase de posible que est ya en acto se divide en dos especies: por un lado lo posible qu
es pero no es necesario, y por otro lo que se da en otra cosa que lo hace necesario. No es
slo la sutileza de Aristteles la que ha descubierto esto, sino que Diodoro defini lo
posible de este modo: lo que es o ser. De all, Aristteles piensa que lo que Diodoro
designa como ser es lo posible que no es pero puede darse, mientras que lo que
Diodoro designa como es, Aristteles explica que es lo posible que se llama posible
precisamente porque est ya en acto.
108
En 236, a propsito de la discusin de las tesis megricas, Aristteles usa un argumento idntido, pero
poniendo como ejemplo el caso de lo sensible, que de acuerdo con este planteo no existira fuera del
momento en que se lo percibe.
109
Se atribuye a Filn una teora de lgica modal que habra permitido operar con proposiciones tomadas
como necesarias (lo que es verdadero y no ser falso), imposibles (lo que es falso y no ser verdadero),
posibles (lo que es o ser verdadero) y lo no necesario (lo que es falso o lo ser). El sistema se apoya en la
visin filoniana de lo posible y difiere, por eso, de la modalidad atribuida a Diodoro, que constituye ms
bien una lgica de operadores temporales, que sirve para determinar el valor de verdad de las
proposiciones. Vase S. Bobzien, Chrysippus modal logic and its relation to Philo and Diodorus, en K.
Dring and Th. Ebert (eds), Dialektiker und Stoiker, Stuttgart, Franz Steiner, 1993 y D. Sedley,
Diodorus Cronus and Hellenistic Philosophy, Proceedings of the Cambridge Philological Society 203,
Cambridge, 1977, pp. 74-120.
108
110
109
113
El lugar de Trasmaco de Corinto en el concierto del grupo megrico es oscuro y las fuentes limitan
los datos casi exclusivamente a su relacin de enseanza, por otra parte nada segura, con Estilpn. Sobre
este punto, vase 261 y nota ad loc., donde el testimonio se presenta en un contexto ms amplio. El
contacto con Ictias, est atravesado por la ambigedad del trmino gnrimos, que traducimos como
allegado, lo cual lo hara de la generacin siguiente a la de Euclides.
114
Es en algn grado posible que 109 consigne un testimonio adicional sobre Trasmaco, pero se trata de
un pasaje controvertido. Segn esta lectura, preferida por Giannantoni en SSR, la ridiculizacin del
comedigrafo Efipo menciona a los Brysonothrasymacheiolepsikermton, trmino en el que se identifican
los nombres de Brisn y Trasmaco, asociados con cazamonedas. Esta lectura es fruto de una
interpretacin del texto transmitido, que indica Brson ho trasymacheiolepsikermton, que implicara la
variante de traduccin: Luego se yergue, despertado por Platn, un joven sagaz de los de la Academia y
Brison, el trasimqueocazamonedas (). A su vez, dada la dureza del pasaje que pondra en conjuncin
a un discpulo annimo con Brisn, se propuso tambin la variante Brsona thrasymacheiolepsikermton,
que unira a Brisn con Platn: Luego se yergue un joven sagaz de los de la Academia, despertado por
Platn y por Brison, el trasimqueocazamonedas (). La primera posibilidad tiene a su favor el uso de
habitual de trminos compuestos en la comedia. En cualquier caso, el problema fundamental es si la
mencin de este Trasmaco coincide con el filsofo de Corinto, a favor de lo cual hablara su origen
megrico. El pasaje, de todos modos, indica poco, excepto que el personaje en cuestin era objeto de
burlas contra los intelectuales que lo ponan en el mismo grupo que otros socrticos, caracterizados por
sus doctrinas difciles, punto que se esgrime en el Contra los sofistas, 1-2, de Iscrates, donde se critica la
desmesura terica que prometa ms de lo que poda cumplir, punto que est claramente presente en los
reproches a los megricos por su impronta erstica.
110
115
As como en 297 se esboza la posibilidad de que Estilpn haya sido alumno de Trasmaco de Corinto,
asistimos en 260, testimonio complementario de ste, a la informacin de que este Pasicles, tambin puede haber sido su maestro. En ambos casos se estipula que se trata del hermano de un personaje mucho
ms conocido, Crates de Tebas, asociado con el cinismo. Dada esta filiacin, se hace difcil establecer una
relacin directa con Euclides, por lo cual se ha propuesto corregir Euclides por Dioclides, que habra sido
discpulo directo de Euclides. Todo el concierto de textos se vuelve complejo dada la insistencia en testimonios como 262, 265, 266 y 267 en el hecho de que Crates de Tebas habra sido discpulo de Estilpn,
lo cual colocara a Pasicles en la anmala situacin circular de haber aprendido de Crates, que a su vez
aprendi de Estilpn, que se form con Pasicles (!). Otra vez, podemos estar frente a un desaguisado
construido slo por la tendencia doxogrfica a pensar todas las relaciones en trminos de sucesin. Dado
que se trata de pensadores contemporneos, algunos de ellos unidos incluso por lazos familiares, el criterio de maestros y discpulos parece ser aqu, ms que en otros lugares, una eleccin poco feliz. Crates de
Tebas, nacido en 368 a.C., fue discpulo de Digenes de Snope y suele considerado nexo entre el cinismo
y el estoicismo, ya que fue maestro de Zenn de Citio. De origen acomodado, parece haber abandonado
todo para plegarse al modelo cnico de autarqua y austeridad, confrontando con las normas sociales. Sobre su relacin con Hiparquia, vase 677.
111
Los datos resultantes de los testimonios hacen la cronologa de Estilpn bastante confusa. Si bien
contamos aqu con la mencin de Ptolomeo Soter, al frente del gobierno de Alejandra entre 305 y 285
a.C., supuesta poca de su nacimiento, este dato, que tendra que servir para enmarcar la actividad de
Estilpn, entra en conflicto con otros testimonios, como el contacto con Ptolomeo y Demetrio Poliorcetes
de 277 a 287, acaecido en el lapso de 308 a 306 a.C. Al mismo tiempo, si es cierto, segn 268-70, que fue
maestro de Menedemo de Eretria, que lleg a Mgara en el 317 a.C., la fecha de nacimiento de Estilpn
debera fijarse alrededor del 350 a.C. Esto hace inverosmil una conexin directa con Euclides como la
mencionada aqu y en 43 y 44, dado que la muerte del iniciador del grupo megrico se suele ubicar en
torno del 366 a.C. vase el testimonio 66 y nota ad loc.. De este modo, resulta ms plausible la
mediacin a travs de otros allegados al grupo. Los candidatos a ocupar esta posicin son variados y se
trata en todos los casos de personajes slo conocidos por su funcin en la sucesin del grupo. As, en 260
se postula a Pasicles y en 261 a Trasmaco de Corinto (vase 257-9 y notas ad loc.), a la vez en 311 se
menciona a Digenes el cnico. En cualquier caso, el corolario de esta abigarrada lista de pensadores
coadyuva a subrayar el alto grado de contactos de Estilpn con sus contemporneos y la consecuente
tensin dialgica que puede esperarse entre sus posiciones tericas.
117
Para esta clusula seguimos la conjetura de Reiner, que sustituye ho d por hoi d (Otros), de modo
que refiere esta informacin inequvocamente a Estilpn. La informacin de que encabez la escuela
megrica se repite en 43, donde se traza una sucesin del tipo Euclides Ictias Estilpn. Las relaciones
laxas entre los integrantes de este grupo hacen inverosmil la existencia de un espacio institucional que
necesitara un escolarca, de manera que puede tomarse este dato como una construccin posterior. Vase
Introduccin, 3.1. Por otra parte, la mencin de Ictias y Estilpn tal vez refleje a figuras relevantes en
Mgara. Vale la pena notar que en 99 se liga la muerte de Ictias con conjuras polticas, una actividad con
la que tambin se liga a Estilpn en 310 y 311. Con respecto a sus escritos, el nmero de veinte obras
contrasta con la informacin de 8, donde se dice que no escribi nada (vase nota ad loc.) y tambin, en
menor medida, con lo que se dice en 299, donde se mencionan slo nueve trabajos, aunque se aclara que
son los transmitidos. Vase nota ad loc.
118
Sobre Trasmaco e Ictias, vase 257-8 y 96-9 respectivamente. La fama de Estilpn, ligada a su
capacidad argumentativa, es el tpico de numerosos testimonios, que ubican, en la tercera generacin de
socrticos, un importante vigor ligado con la actividad dialctica de tipo megrico. Su poder de
convocatoria se desprende claramente de testimonios como 262, que al margen de la informacin del
trnsito de discpulos de otros grupos al de Estilpn, es sntoma de la difusin de sus posiciones en todo el
imaginario intelectual del momento.
112
La mencin de Mirmex es problemtica, sobre todo porque Esteban de Bizancio interpreta el pasaje de
un modo diferente, de modo que afirma: Hay una ciudad llamada Enets, de la cual era Mirmex, el
filsofo dialctico, como cuenta Digenes en el segundo libro de su historia filosfica (s.v. Eneto).
Parece, en rigor, tratarse de lo que en lingstica se llama un falso corte, dado que se entiende el texto
transmitido EXAINETOU como ex Aineto (de Enets, nombre de una ciudad) en lugar de como
Exaintou (<hijo de> Exaineto, indicador de filiacin).
120
La lgica de la divisin en grupos de este testimonio es poco clara y el texto es bastante accidentado.
Teofrasto, continuador de Aristteles al frente del Liceo, elev considerablemente la concurrencia a esa
escuela, de modo que el hecho de que Estilpn le quitara alumnos subraya aqu su popularidad. Se ha
pensado que la mencin de Aristteles el cirenaico era un error por Aristipo el cirenaico, en referencia al
nieto del fundador del grupo, aunque no hay razones para el cambio. Sobre Aristteles el cirenaico, vase
658-62. Clitarco es conocido por haber sido historiador de Alejandro Magno. Vase T. Brown,
Clitarchus, American Journal of Philology 71.1, Baltimore, 1950, pp. 134-155, con quien concuerda
Dring (1972:145). Por su parte, Simias parece ser el discpulo siracusano con quien en 291 se dice que
se cas la hija de Estilpn. En cuanto a los dialcticos, no es claro a qu grupo se refiere y la mayora de
los mencionados son para nosotros slo nombres. Gerhard propuso que Dfilo poda ser el alumno de
Aristn mencionado en Digenes Laercio, VII.161, lo cual indicara que el trmino dialctico se toma
en sentido amplio y no referido a la lnea megrica que recibe esta denominacin en testimonios como en
8 (Phoinix von Kolophon, Leipzig, Teubner, 1909). S son conocidos y relevantes, sobre el final, Crates,
asociado con el cinismo, y de Zenn de Citio, el iniciador del estoicismo. Vase nota a 259.
121
Zenn queda en la serie de testimonios 262-5 conectado con Crates y con Estilpn, de un modo que
parece constituir la metfora de los orgenes cnicos y megricos del estoicismo, que habran impactado
en su tica y su dialctica respectivamente. Esta sntesis es conflictiva, a juzgar por el literal tironeo al
que se ve expuesto Zenn en 265. En parte por esto ha postulado Zeller la idea de que el Crates de estos
pasajes no es el cnico sino el Peripattico, mencionado en Digenes Laercio, IV.23 (1923:II.235, n. 1).
No hay razones de peso para avanzar una hiptesis que aclara realmente poco. Parece preferible
perseverar en la idea de que, poniendo entre parntesis la nocin de sucesin, y suplantndola por la de
tensin dialgica, el concierto de testimonios no hace ms que enfatizar el alto grado de contacto terico.
113
Crates, segn cuentan, el discpulo de aquel Estilpn que mencion en la carta anterior,
(...).122
267. DIGENES LAERCIO, II.105 (SSR, II.O.7):
El sucesor de Fedn fue Plstano de Elis y en la tercera generacin los que rodeaban a
Menedemo y Asclepades de Fliunte, que siguieron a Estilpn.123
268. DIGENES LAERCIO, II.125-6 (SSR, II.O.7):
Enviado como guardin por los de Eretria a Mgara, Menedemo fue a la Academia a ver
a Platn, y cautivado, abandon la expedicin. (126) Pero conducido por Asclepades de
Fliunte se fue a Mgara con Estilpn, de quien ambos se hicieron discpulos.
269. DIGENES LAERCIO, II.134 (SSR, II.O.7):
Entre los maestros, Menedemo despreciaba a los allegados de Platn y Jencrates, y
tambin a Parebates el cirenaico, pero haba quedado admirado con Estilpn. Una vez,
cuando le preguntaron sobre l, no dijo otra cosa sino que era de espritu libre.
270. DIGENES LAERCIO, IX.109 (SSR, II.O.8):
Apolnides de Nicea, uno de nosotros, (...) dice que Timn, (...) pasada su juventud,
participaba en un coro; luego, cuando se decidi, viaj a Mgara junto a Estilpn.
Despus de haber pasado con l un tiempo regres a su patria.124
271. SUDA, s.v. Filisco (FGH, III.45) (SSR, II.O.9):
Filisco de Egina, el que ense letras a Alejandro de Macedonia, y fue l mismo
seguidor de las lecciones del cnico Digenes, pero, segn Hermipo, de Estilpn.125
272. PLUTARCO, Sobre la falsa modestia, 18.536 a-b (SSR, II.O.10):
Cuentan que Alxino el sofista deca muchas vulgaridades en la argumentacin respecto
de Estilpn de Mgara. Cuando uno de los presentes dijo: pero se antes te estaba
122
114
A los contactos mencionados con representantes de otras orientaciones tericas hay que sumar dos
provenientes de los ms importantes representantes del grupo megrico: Alxino y Diodoro Crono.
Respecto del primero, del testimonio 272 puede colegirse una cierta tensin, tal vez momentnea, ya que
las crticas de Alxino a Estilpn parecan no ser recprocas, tal vez como reflejo de su programa tico de
impasibilidad. Por otro lado, la modificacin de la propia postura para adaptarse a las necesidades de una
situacin dada recuerda las ancdotas mencionadas en 273 donde esta vez es Estilpn el que ajusta el
contenido de su discurso. Vase el testimonio con un contexto mayor en 326 a propsito de Alxino. La
conflictividad de los dichos de Estilpn no parece haber sido poca, ya que pasa por haber sido
responsable de la muerte de Diodoro Crono, por haberlo desafiado con un argumento que ste no pudo
resolver. Sobre este punto, remitimos a 196 y notas ad loc.
127
La serie de ancdotas de este testimonio trazan el perfil de Estilpn en su prctica de la dialctica,
donde se revela una actitud ldica que tal vez baste para explicar las tomas de posicin contradictorias.
Las dos primeras ancdotas entraan una serie de datos llamativos en relacin con el manejo del
auditorio, lo cual podra estar en conexin con el uso de la palabra poltica que se le atribuye en 310 y
311, en la cual una confrontacin abierta de las creencias poda ser perjudicial. Cabe notar que el tema
sobre el cual Estilpn se niega a hablar tiene que ver con lo religioso, punto que recuerda la condena a
muerte de Scrates, en tanto iniciador ltimo de esta lnea de pensamiento. Por otra parte, sin embargo,
una actitud similar est revelada en 274. Vase nota ad loc. La ausencia casi completa de referencias a
posiciones religiosas de los megricos hace difcil colegir algn sentido adicional a estas lneas. Las dos
ancdotas muestran un Estilpn exaltado, lejano al autodominio de testimonios como 277-88, tal vez
como indicio del manejo de los modos populares, algo que puede haber coadyuvado a su xito. Sobre
Crates, vase nota a 259.
128
Las dos ancdotas con Crates agregan a las previas el cuadro de situacin de Estilpn discutiendo entre
intelectuales, tanto es as que en la primera, cuando Crates hace algo similar a lo que se le atribuye a
Estilpn en los intercambios anteriores, Estilpn le enrostra que no cumple con el procedimiento
dialctico, sujeto a una norma. El segundo caso es mucho ms complejo y ha sido objeto de anlisis que
ven tras la ancdota la codificacin de la doctrina metafsica de Estilpn. En la interpretacin de Muller,
la pregunta que Crates no llega a hacer es esto es un higo, respecto de la cual la reaccin de Estilpn
sera un indicio de la irrealidad de la cosa sensible particular por oposicin a la Idea (1985: ad loc.). De
suponer un trasfondo terico a la ancdota, es ms plausible que el pasaje muestre un intento de Crates de
trazar un contraejemplo a la tesis esbozada en 303, segn la cual los nombres no designan ninguna cosa
particular (si esto es un higo, entonces el nombre higo nombra un particular). Con la reaccin de
Estilpn, al contrario, se refuerza su posicin: desaparece el higo y el nombre sigue teniendo
significado, de modo que la pregunta, que dependa del particular en ese sentido era la garanta, se
revela inadecuada. En este sentido, podra ser un indicio que el ejemplo sea aqu un higo y en 303 se
utilice la verdura. Sobre este punto, vase 303 y nota ad loc., as como el argumento sobre el Tercer
Hombre de Polxeno, en 132, que tiene la misma estructura que el argumento de Estilpn.
115
116
dejara la ciudad. Ah fue cuando Teodoro, apodado el Dios,132 le dijo a modo de burla:
de dnde sac eso Estilpn? Acaso despus de correrle el vestido le mir el jardn?.
Verdaderamente, Teodoro era sumamente audaz, pero Estilpn era el colmo de la
sutileza.
275. DIGENES LAERCIO, II.100 (SSR, II.O.13):
Parece que Teodoro el cirenaico era apodado el Dios, porque Estilpn le pregunt lo
siguiente: acaso, Teodoro, lo que dices ser, eso eres precisamente?. El otro asinti.
Dices ser dios?. Y cuando el otro estuvo de acuerdo, le dijo: por lo tanto, eres un
dios.133 Aceptndolo con gusto, rompi a rer y dijo: pero, bandido, con un argumento
as podras reconocer tambin que eres un grajo e innumerables otras cosas.
276. PLUTARCO, Sobre el progreso en la virtud, 12.83 b-c (SSR, II.O.20):
Pues si el cuerpo se sujeta l mismo a la prctica de la impasibilidad y sus partes se
pliegan naturalmente, como los ojos se abstienen de llorar frente al lamento (...). Como
se cuenta sobre el filsofo Estilpn, que vio en sueos que Poseidn estaba irritado con
l porque no le sacrific un buey, como era costumbre entre los sacerdotes. Pero l
mismo, nada sorprendido, dijo: qu dices, Poseidn? Vienes como un nio quejndote
del destino porque no llen la ciudad de aroma de sacrificio, y sin embargo de aquello
que tena te hice sacrificios medidamente en casa?. Y, en rigor, parece que Poseidn,
sonrindole, le tendi la mano derecha y dijo que por l hara un movimiento de
sardinas para los megricos.
277. ATENEO, X.422d (SSR, II.O.21):
Estilpn no se consider culpable de falta de autodominio cuando comi ajo y se fue a
dormir al templo de la madre de los dioses. Se haba dispuesto que el que comiera algo
de esto no entrara. Cuando la diosa se le present en sueos le dijo: aunque eres
filsofo, Estilpn, marchas fuera de las leyes, y parece que l contest: t ofrceme
algo de comer y no recurrir a los ajos.134
278. DIGENES LAERCIO, II.119 (SSR, II.O.11):
masculino, sean morfolgicamente femeninos (Refutaciones sofsticas, 14,173b17), o los que, en tono
cmico, menciona Aristfanes en Nubes, 657-83, haciendo de Scrates un cultor de la orthtes onomton
que pretende crear trminos masculino y femenino para ave, el femenino de fuente, etc. Es difcil
colegir si tras la propuesta de Estilpn, tan parecida a la antstenica en algunos puntos, como se ve en 305
y 306, se mantuvieron rasgos de esta postura. Vase notas ad loc. y C. Mrsico, Argumentar por
caminos extremos /II. La necesidad de pensar lo que es. Antstenes y la fundamentacin semntica de la
verdad, en C. Mrsico y L. Castello, El lenguaje como problema entre los griegos. Cmo decir lo
real?, Buenos Aires, GEA, 2005, pp.109-32.
132
Sobre Teodoro el Ateo, de origen cirenaico, vase 674-718. La burla reposa aqu en la equivocidad del
trmino kpos, que puede significar jardn, pero tambin vello del pubis femenino.
133
El origen del epteto de Teodoro, mencionado en la nota previa, se apoya un sofisma intraducible, dado
que se vale del hecho de que la forma enai, ser, comporta a la vez en griego los valores copulativo y
existencial, que el espaol presenta de manera separada. As, a la primera formulacin lo que dices ser,
eso eres, se agrega la segunda dices ser dios, que tiene en griego la doble posibilidad de interpretacin:
dices que eres dios y dices que dios existe. Efectivamente, el sentido ms llano es el segundo y es al
que accede el interlocutor, slo para que Estilpn escoja la primera variante y colija: entonces eres un
dios.
134
Tal vez haya en este pasaje una referencia indirecta a la observancia de Scrates respecto de las leyes
de la comunidad, tal como se plantea en Critn, que Estilpn contraviene abiertamente, sin considerar que
se trata de una falta.
117
Se cuenta que en Atenas Estilpn atraa tanto a la gente que se juntaban en los puestos
para verlo. As, cuando alguien le dijo: Estilpn, te admiran como a una bestia, l le
contest: no, de ningn modo, sino como a un verdadero hombre.135
279. DIGENES LAERCIO, II.115 ([Hesiquio de Mileto], Acerca de los hombres ilustres, 61)
(SSR, II.O.14-5):
Ptolomeo Soter, dicen, lo recibi en su entorno. Cuando tom el poder en Mgara, le
dio dinero y lo exhort a viajar con l a Egipto. Sin embargo, Estilpn acept un poco
de plata, y declinando la invitacin se fue a Egina, mientras Ptolomeo se embarcaba.
Por otra parte, Demetrio, el hijo de Antgono, al tomar Mgara, resguard la casa de
Estilpn y se preocup de que le devolvieran todo lo que le haban quitado. Cuando
quiso obtener de l la lista de lo que haba perdido, dijo que no haba perdido ninguna
de sus propiedades, pues nadie le haba quitado la educacin y conservaba el
razonamiento y el conocimiento. Tras dialogar con l sobre la bondad de los hombres lo
sedujo tanto que Demetrio confi en l.136
280. PLUTARCO, Sobre la educacin de los nios, VIII.5 f (SSR, II.O.15):
Asimismo, me parece que Estilpn, el filsofo de Mgara, formul una respuesta
memorable. Cuando Demetrio para esclavizar la ciudad la arras, le pregunt a Estilpn
si no haba perdido algo, y l le dijo: por supuesto que no, pues la guerra no saquea la
virtud.
281. PLUTARCO, Sobre la tranquilidad del alma, XVII.475 c (SSR, II.O.15):
Demetrio, al tomar la ciudad de Mgara, le pregunt a Estilpn si no haba sido
destruida alguna de sus cosas, y Estilpn le dijo que no vio que nadie tomara lo mo.
137
135
118
Con respecto a la expresin tam, que traducimos como lo mo, se han propuesto correcciones que la
homologan a los testimonios donde Estilpn se refiere a que no ha perdido su conocimiento. De hecho, el
mismo Plutarco, en 282, se refiere a epistman, conocimiento. Precisamente esa, tam por epistman,
es la conjetura planteada por Duebner. De todos modos, el concierto de textos vara en la mencin de lo
mo (281, 283); educacin, conocimiento (279, 282, 290); la virtud (280, 286, 289); lo bueno (284);
sabidura o posesiones (287); sabidura (288); mientras que 285 amalgama lo mo y educacin,
conocimiento, etc.. En cualquiera de los casos el sentido bsico queda inclume y se enrola en los
principios ticos bsicos que surgen de 308 y 309.
138
Esta versin de Plutarco no slo indica un segundo momento de la ancdota, que muestra un Estilpn
menos amparado en la pura impasibilidad y ms entregado a la actitud ldica y algo irreverente que surge,
por ejemplo, de los testimonios sobre los dioses de 273-7. De la estructura de la respuesta de Estilpn
importa la recurrencia del juego de palabras en el cual el trmino libre se desplaza del sentido que le
haba dado Demetrio, en tanto ciudad no esclavizada, para atribuirle el sentido de privada del servicio de
los esclavos. Sobre otros ejemplos de este procedimiento, vase 273 y nota ad loc. Podra interpretarse
en la respuesta, al mismo tiempo, un posicionamiento poltico frente a la invasin extranjera, pero es poco
lo que sabemos sobre la opinin de Estilpn en esta materia.
139
En la recepcin latina operada por Sneca se advierte claramente la exageracin de los datos que en los
testimonios previos son mucho ms moderados. La prdida de los familiares y la destruccin
generalizada, son sin duda adicionadas en estos pasajes para que sea ms patente el alcance de la actitud
impasible del megrico, que Sneca pretende hacer equivaler con la actitud estoica.
119
animales que atraviesan el fuego sin daos, cunto ms admirable es este hombre, que
sale ileso e indemne de las armas, las ruinas y el fuego! Ves cunto ms fcil es vencer
a todo un pueblo que a un solo hombre? Son palabras iguales a las del estoico: tambin
l lleva intactos los bienes a travs de una ciudad en llamas.
285. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 515a (Mximo el Confesor, XVII.67; Exc. E ms. Flor.
Juan Damasceno, II.13.153; Cod. Vat. Gr. 151.18 f. 244 v.) (SSR, II.O.15):
Estilpn, el filsofo megrico, cuando su patria fue conquistada y destruida por
Demetrio Poliorcetes, en el momento que el rey, que lo controlaba, le pregunt si haba
perdido algo, dijo: Nada de lo mo, pues tengo mi razonamiento y mi educacin, y el
resto, por qu ha de ser ms mo que de los saqueadores?.140
286. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 515 b (SSR, II.O.15):
<Cuando su patria fue destruida, al preguntarle Demetrio: de tus cosas, Estilpn, qu
te falta?, dijo: nada, pues nunca se llevaron mis bueyes ni mis caballos>,141 y por otra
parte no vi a ninguno de los soldados llevndose mi virtud sobre los hombros.
287. TEODORO METOCHTES, Carm., XIX.32-45 (SSR, II.O.15):
Dicen que Estilpn, hombre sabio de Mgara,
cuando despoj a su ciudad Demetrio,
el rey de los macedonios, en medio de una matanza,
mientras sus soldados segaban con rapia y atacaban
a los vecinos, como es costumbre, con un saqueo,
el rey le pregunt si no haba sido despojado
de algo junto con los dems, para poder devolvrselo,
pero l dijo, valindose de palabras de Homero:
no se han llevado mis bueyes ni mis caballos,142
pues nada visible se llevaron sobre los hombros,
sabidura alguna del alma o posesiones muy honradas.
288. TEMISTIO, Sobre la virtud, 37 (SSR, II.O.15):
Estilpn era un hombre de Mgara, pero Mgara fue destruida por Antgono. Cuando la
ciudad fue destruida, Antgono quiso restituir a Estilpn todo lo que le fue quitado, a lo
cual respondi Estilpn: nada mo fue quitado, ni tampoco vi que por medio de tus
armas la sabidura me hubiese sido quitada.
289. MXIMO, XVII.69 (SSR, II.O.15):
Pues nunca me quitaron mis bueyes ni mis caballos. Y por otra parte, tampoco vi a
ninguno de los soldados llevndose mi virtud sobre los hombros.
290. JMBLICO, segn Simplicio, Sobre las Categoras de Aristteles, 403.27 (SSR,
II.O.15):
Aristteles dice especialmente que de ningn modo hay privacin de los bienes que
estn en el alma ni de los que ataen a la eleccin, pues nadie dice haber sido privado de
140
Igual que en 283, encontramos en este testimonio un aspecto adicional al tpico de lo mo ligado con
la interioridad, que agrega la consideracin sobre el status de los bienes exteriores, donde se radicaliza la
idea de una falta de asidero en la idea de propiedad.
141
El texto entre corchetes falta en el cdice, pero se colige de la cita de Mximo, XVII.68.
142
La cita homrica corresponde a Ilada, I.154.
120
121
La crtica de 294 que sealamos en la nota previa tiene su paralelo en el tipo de crtica que la fuente no
transmite, pero que genera la respuesta de la hetera Glcera. Excepto la lnea cirenaica, que tiene un
andamiaje terico especfico para dar cuenta del goce de los placeres, el resto de las lneas cirenaicas es
partidaria de una actitud de literal autodominio (enkrteia), que parece ser uno de los sellos indelebles de
la herencia socrtica. Vase la nota siguiente.
147
Frente a 297, que traza los rasgos de Estilpn cuyo nombre aparece con otra ortografa como
hombre entregado a los excesos, 296 opera un giro orientado a establecer un paralelo con el exceso
pasional atribuido a Scrates en la ancdota del fisonomista Zpiro, segn el testimonio de Alejandro de
Afrodisia, Sobre el destino, 174.14, de acuerdo con el cual, llegado a Atenas, fue llevado ante Scrates y
dijo de l que tena todos los vicios. Frente a la rplica de sus compaeros que sugeran un error, ya que
Scrates era un hombre moderado, Scrates habra contestado que el fisonomista no se equivocaba, ya
que posea todos los vicios, pero los dominaba. Precisamente, la nocin de autodominio, enkrteia,
consiste en poder sofrenar los impulsos. Este punto parece haber sido trabajado por Fedn de Elis, con
quien se asocia un dilogo en el que Zpiro tena un papel central. Algo similar sucede aqu con Estilpn,
de quien parece indicarse un manejo similar de las pasiones, y tiene un eco claro en la pretensin de
Aristipo de que es el filsofo aquel que puede gozar de los placeres sin quedar atrapado en ellos, como se
desprende de 490. La opcin de Estilpn no llega a justificar estas prcticas y se mantiene en el programa
de autodominio que encontramos presente tambin en el ncleo de la doctrina platnica, como se
desprende, por ejemplo, del smil del tonel de Gorgias, 493d ss. y del tratamiento de los placeres de
Repblica, IX.577c-587b.
148
Esta comparacin del hombre insensible (anasthetos) con una estatua debe ser puesta en consonancia
con 308, donde se plantea el ideal megrico de aptheia, impasibilidad, y con 309, en que se menciona
la aokhlesa, calma. Muller conecta este pasaje con la mencin respecto del cinismo que encontramos
122
en Digenes Laercio, VI.23, en que se dice que Digenes abrazaba las estatuas para endurecerse como
ellas, y con la crtica de Epicteto a esta actitud en Disertaciones, III.2.4, en que insiste en que la aptheia
del sabio estoico no se parece a eso. Al mismo tiempo, por el sentido del resto de los pasajes sobre
Estilpn, puede colegirse que la perspectiva megrica se diferencia de la cnica por el modo en que llega a
ese resultado, derivado de la distancia que se toma frente a los fenmenos del plano sensible, de acuerdo
con su posicin en el plano metafsico y su confianza puesta slo en la razn. Eso no le impide a Estilpn
la insercin en su contexto e incluso la participacin poltica, como surge de 310 y queda bien
ejemplificado por las versiones de 279 a 290 sobre la reaccin ante el despojo de sus bienes tras la toma
de Mgara por Demetrio Poliorcetes. All se pone en primer plano una actitud de desapego frente a los
sucesos externos, que, frente a las reacciones usuales, puede ser comparada con la de una estatua. Vase
308.
149
Frente a esta informacin, que suele tomarse como la ms confiable, en 8 se dice que Estilpn no
escribi nada y en 260 se le atribuyen veinte obras. Respecto a su estilo, traducimos, no sin cierta duda, el
literalmente el trmino psykhrs como fro, pero notamos que, como podemos colegir de lo dicho por
Aristteles en Retrica, III.3, se designaba con este nombre el estilo construido sobre el abuso de
dispositivos retricos, de manera que su diseo era recargado y no tena, por eso, la calidez de lo dicho
en un estilo llano. Esto no tiene que ver con una oposicin de premeditacin frente a improvisacin, ya
que el mismo juicio le merecen las obras de Alcidamante, quien sostiene precisamente el autoskhedizein
como base de la retrica. Vase nota a 75. Se ha notado que la estructura del dilogo socrtico en la poca
de Estilpn es en cierto sentido un arcasmo. Sus obras son para nosotros slo ttulos vacos, de los cuales
apenas podemos inferir algo por las personas mencionadas. As, Mosco era un discpulo de Fedn de Elis,
mencionado en Digenes Laercio, II.126; Aristipo puede referir tanto al iniciador del grupo cirenaico
como a su nieto y continuador. La mencin de Calias, si seala al contemporneo de Scrates
mencionado por Platn en Protgoras como dueo de casa, inclinara hacia el primero. A la primera
generacin de socrticos se refiere tambin Quercrates, mencionado por Jenofonte en Memorabilia,
I.2.48 y II.3 y Epgenes, nombrado por Platn en Apologa, 33e y Fedn, 59b, a la vez que por Jenofonte
en Memorabilia, III.12. Metrocles es el cnico mencionado en 294 y 301 y el Anaxmenes debe de haber
tomado la figura del orador de Lmpsaco. La hija a la que se dirige el texto mencionado tiene que ser la
misma que le atrae crticas en 293-4. Finalmente, tras Aristteles puede estar el Estagirita o el cirenaico, a
quien se nombra en 262 como competidor intelectual a quien Estilpn le habra quitado alumnos. Vase
696-700.
150
Perseo es un filsofo estoico, seguidor de Zenn, activo hacia la mitad del s. III a.C. En general, se
sostiene que los recuerdos a los que hace referencia este testimonio no son obras de Estilpn y Zenn,
esto es, stos no son tomados como fuentes, sino que se trata de recuerdos de Perseo sobre ellos, a la
manera de los recuerdos de Jenofonte sobre Scrates. Sobre este punto, y sobre la acusacin de plagio
supuesta en el texto, vase Giannantoni (1990:IV.102).
123
Estilpn aparece aqu enrolado en una corriente general de pensamiento que convierte a los megricos
en neoeleticos. Esta interpretacin, corriente en la doxografa antigua y en los trabajos exegticos
modernos ms tradicionales ha sido fuertemente objetada en las obras ms modernas. Hay ciertos puntos
que, sin embargo, pueden mantenerse, entre los cuales se cuentan la opcin por la argumentacin frente al
fruto de la percepcin y las tesis dialcticas asociadas que ponen en duda nociones del sentido comn
como la generacin y el movimiento, que atraviesan la obra de los megricos en general. A pesar de las
diferencias de este enfoque con la lnea eletica, es claro que se incorporan al megarismo numerosas tesis
provenientes de ella. Sobre este punto, vase Introduccin, 3.1.
152
Este testimonio tiene especial importancia para sealar la continuidad de doctrinas dentro del grupo
megrico. A pesar de las crticas contemporneas, que enfatizan la inexistencia de relaciones
institucionales dentro del grupo megrico, a la vez que las relaciones laxas entre sus integrantes, la
persistencia de algunos puntos en diferentes autores muestra que la doxografa tiene a veces un grado de
confiabilidad mayor del que suele atribursele. Sobre este punto, vase Introduccin, 3.1. En este caso, a
pesar de la parquedad del testimonio, es posible poner en paralelo este argumento de Estilpn con el
argumento del Tercer Hombre atribuido a Polxeno en 132. All, Alejandro lo estructura diciendo que la
relacin de participacin supone que el hombre existe por participacin de la Idea, pero esto no puede
referirse al hombre en s, que es la Idea misma, ni a los particulares, de modo que debe haber un tercer
hombre, que no es ni el particular ni la Idea. No hay explicacin de por qu el particular no puede
participar de lo eidtico, pero es posible que el argumento de Estilpn, que apunta a sealar la falta de una
coextensin entre el particular y la idea haya sido un supuesto del argumento de Polxeno. Los enfoques
son slo superficialmente diferentes: mientras Polxeno dice que el hombre particular no participa de la
Idea, Estilpn toma la perspectiva inversa y dice que las Ideas, para las que se supone nombres
universales asociados en consonancia con pasajes platnicos como Repblica, X.595a-6b, donde se dice
que hay Ideas de todo aquello para lo que tenemos un nombre-, no sirven para nombrar los particulares.
Ntese que el testimonio sobre Polxeno apareca en una obra contra Diodoro, que era seguramente
Diodoro Crono, lo cual no hace ms que subrayar la idea de que el grupo megrico est atravesado por
ciertas constantes tericas que le dan cohesin. Vase adems 273 y nota ad loc., para un probable reflejo
de esta tesis en el anecdotario.
124
cuarto libro de Sobre los modos de vida, cuando escribe lo siguiente: no hay que dejar
entrever sin precaucin ni los argumentos (e) ni los elementos de prueba contrarios, sino
cuidar que, distrados por ellos, los oyentes no pasen por alto la captacin, sin ser
capaces de escuchar lo suficiente la solucin y captndola de manera insegura.
Precisamente por eso los que captan de acuerdo con la experiencia comn, tanto las
cosas perceptibles como el resto de cosas derivadas de los sentidos, las dejan pasar
fcilmente cuando son distrados por las preguntas de los megricos y por otros ms
numerosos y eficaces en las preguntas. Entonces, yo les preguntara con todo gusto a
los estoicos, si consideran que las preguntas megricas son ms eficaces que las
redactadas por Crisipo en relacin con la experiencia comn en seis libros. (f) O se debe
preguntar esto a Crisipo mismo? Pues examina qu tipo de cosas escribi sobre el
argumento megrico en el libro Sobre el uso del lenguaje: Algo as sucedi tambin
con el argumento de Estilpn y Menedemo, pues aunque resultaban muy famosos por su
sabidura, su argumentacin se convirti ahora en desgracia, por ser unos toscos y otros
claramente sofsticos. (1037a) Por lo tanto, mi querido, esos argumentos de los cuales
te res y los llamas desgracia de sus enunciadores por tener un defecto evidente, sin
embargo temes que distraigan a algunos de la captacin. Pero no se te ocurri adems
que t mismo, escribiendo tantos libros contra la experiencia comn, en los cuales
agregaste lo que se te ocurri para superar, tomado por la ambicin, a Arquesilao, ibas a
perturbar a alguno de los que se cruzan con ellos? Sin duda no se vale solamente de los
ataques contra la experiencia comn, sino que como si estuviera en un alegato, tomado
por la pasin, mucas veces dice a su oponente que habla tonteras y vacuidades.
305. PLUTARCO, Contra Colotes, 22-3.1119 c-1120 b (SSR, II.O.29):
Despus de Scrates y Platn, Colotes se enfrent con Estilpn. No ha escrito sobre las
verdaderas doctrinas de este hombre, con las cuales se adorn l mismo, a su patria y a
sus amigos, y a los reyes que se preocuparon por l, ni tampoco cunta sensatez haba
en su alma junto con gentileza y mesura.153 Al contrario, entre los dichos con los que, en
broma y valindose de la risa, acus a los sofistas por medio de pequeos argumentos,
Colotes se acuerda de uno. Sin decir nada sobre eso ni resolver la estructura persuasiva
critica a Estilpn y dice que se pasaba la vida (d) diciendo que una cosa no indica otra.
Pues, cmo viviremos sin llamar al hombre bueno, ni al hombre estratego, sino al
hombre hombre y, aparte, a lo bueno bueno y al estratego estratego, ni a los caballos
miles ni a la ciudad segura, sino a los caballos caballos, a los miles miles y lo mismo
con lo dems?.154 (...) (23.1120a) Por el contrario, el planteo de Estilpn es de este tipo: si
153
Colotes es un epicreo contemporneo de Estilpn, con el cual mantuvo disidencias. Para denigrar a
Colotes, Plutarco pone especial celo en su defensa y reproduce el argumento orientado a la impugnacin
de la predicacin, dado que cada cosa tiene una naturaleza propia expresable slo a travs de su nombre.
Esta tesis debe haber estado en el sistema original conectada con la presentada en 303, en relacin con la
crtica al modo en que se entendan las Ideas en otras lneas intelectuales, ya sea porque no se las aceptaba
o porque se las comprenda, como en el caso de Platn, de otra manera. Como surge del pensamiento de
Euclides, el grupo megrico tiende a postular un plano eidtico no slo separado de lo sensible, sino
tambin constituido por Ideas separadas entre ellas, sin comunicacin, para resguardar su pureza. Por esta
razn se resigna una relacin con lo sensible y tambin una correlacin entre lo real, constituido por las
Ideas, y el lenguaje, ya que el lenguaje por definicin se basa en estructuras predicativas. Con este
rechazo de toda predicacin, porque dira algo diferente de lo que la cosa es, se subraya que existen
conexiones en el lenguaje que no representan lo real, y por lo tanto este elemento debe ser tratado con
suma cautela. Con la continuidad de estos tpicos en el grupo concuerda Muller (1985:172-3).
154
Con esta postura, Estilpn no hace ms que colocarse dentro del decurso de una discusin que haba
florecido en la poca clsica y que estaba ligada con la llamada adecuacin de los nombres (orthtes
125
atribuimos correr al caballo, no dice que es lo mismo el atributo que aquello sobre lo
cual se atribuye, sino diferente. Tampoco si sobre el hombre decimos que es lo bueno,
sino que la definicin de lo que es esencialmente es una para el hombre y otra para lo
bueno. Y, a su vez, que el caballo exista difiere de que existe alguien que corra, pues al
pedir la definicin de cada uno, no damos la misma sobre ambos. De all que se
equivocan los que atribuyen una a lo otro (...), pues si lo bueno es lo mismo que el
hombre y correr que el caballo, cmo atribuimos lo bueno al trigo y el remedio y, por
Zeus!, al mismo tiempo el correr al len y al perro? Si son diferentes, no estamos
diciendo adecuadamente que el hombre es blanco y el caballo corre.155
306. SIMPLICIO, Sobre la Fsica de Aristteles, 120.12-7 (SSR, II.O.30):
onomton), que estudiaba precisamente qu grado de adecuacin puede existir entre el plano ontolgico y
el lingstico. Se ha sealado repetidamente que esta tesis tiene parecidos notables con la teora del
nombre propio (oikeos noma) de Antstenes, aunque cabe notar que este parecido es slo superficial.
Antstenes cifraba la clave de un sistema objetivo en la correspondencia exacta entre lenguaje y realidad,
entendida sta con parmetros materialistas, como lo cualificado (t poin), de modo que el lenguaje
constituye un mosaico que refleja exactamente la estructura de lo real y habilita, por lo tanto a estudiar el
lenguaje y obtener as conocimiento sobre lo real. Por el contrario, los megricos parten de la
inadecuacin intrnseca entre pensamiento y lenguaje, ya sea porque, segn Euclides, el lenguaje aplica
nombres mltiples a lo que es uno (en 83), ya sea porque, segn Estilpn, cada entidad puede recibir un
nico nombre, y esto, al revs que en Antstenes, no propicia el conocimiento a travs del lenguaje sino
que lo anula. Ambas posiciones, que comparten con las lneas de orthtes onomton la ubicacin de la
verdad en el plano del nombre, sern atacadas por Platn, especialmente en el Crtilo, dirigido
bsicamente contra el naturalismo (vase nuestra introduccin a esta obra en esta coleccin), y
decisivamente en Sofista, donde se sustituye este enfoque por uno en el que la verdad se cifra en el mbito
proposicional, donde la nocin de predicacin se pone en primer plano. Como se plantea en Sofista, 261d264b, es recin en la unin de nombre (noma) y predicado (rhma) que se constituye la unidad mnima
que puede ser objeto de evaluacin de verdad o falsedad. Para llegar a esta afirmacin, en 251a ss. se
parte de la impugnacin de quienes niegan la predicacin, los que se alegran de no permitir que se diga
bueno a un hombre, sino bueno a lo bueno, y al hombre hombre (251b-c), en lo cual se ha visto a
menudo una referencia a los megricos, as como a la posicin antistnica, que por distintas razones,
como hemos visto, coinciden en este punto. Contra el mismo planteo se pronuncia tambin Aristteles,
sosteniendo la posicin platnica, por ejemplo en el comienzo del De interpretatione y en Categoras,
donde sistematiza el arraigo de la verdad en el plano del enunciado, y, por lo tanto, ratifica el lugar central
concedido a la predicacin. Basta pensar que su metafsica entera se basa en el apotegma de el ser se
dice de muchas maneras (Met., VII.1, 1028a10), de modo que se parte de la multivocidad en contra de
cualquier teora de adecuacin estricta entre nombre y cosa. As, la adecuacin se desplaza al correlato
entre enunciado y realidad. Este enfoque, sin embargo, no acall las teoras rivales, cuya persistencia se
verifica en el hecho de que Estilpn sostena todava esta postura.
155
Ntese que la objecin de Estilpn a la estructura predicativa surge de radicalizar un esencialismo que
hara incomunicables a los entes. De un modo similar que en el caso de Antstenes, segn surge de
Metafsica, VIII.3.1043b4-32, la justificacin de esta teora pasa por indicar que las definicines (lgoi)
de los trminos en juego en la predicacin no son coextensivos. Probablemente la objecin que refiere
aqu Plutarco por parte de Colotes, en cuanto a la imposibilidad de valerse del lenguaje en esta teora, no
haya hecho mella en los megricos. En rigor, dentro del marco de este grupo, es posible que esta teora
formara parte de los instrumentos diseados para mostrar que el lenguaje no puede captar lo real. Una
teora que asigna al plano inteligible una compartimentacin que deja las Ideas aisladas en su pureza no
vacila al plantear que un dispositivo lingstico de significacin que estuviera diseado para captar lo real
debera comportarse del mismo modo, como un mosaico que reflejara cada entidad sin tender a una
mezcla. De este modo, puede comprenderse esta teora como un pilar que soporta el tipo de
argumentacin tpica de los megricos, orientada a sealar los lmites del conocimietoy los riesgos del
lenguaje. Una aplicacin, mucho menos extrema y con rasgos ldicos, se encuentra en el episodio de
Atenea, en 274. La presencia de este problema dentro del grupo megrico se revela tambin en Diodoro, a
propsito de la ambigedad en el lenguaje, en 207. Vase nota ad loc.
126
Por la ignorancia respecto de este punto, tambin los filsofos llamados megricos, al
tomar como evidente la premisa de que aquellas cosas cuyas definiciones son diferentes
son tambin diferentes, y de que las cosas diferentes estn separadas unas de otras,
crean que esto probaba que cada cosa est separada de s misma, pues dado que una es
la definicin de Scrates msico y otra la de Scrates blanco, precisamente Scrates
mismo estara separado de s mismo.156
307. TELES, 21.2-23.4 Hense2 (Estobeo, III.40.8: De Teles, sobre el exilio) (SSR,
II.O.31):
Contra el que cree que el exilio hace a los hombres ms irracionales sera adecuado
comparar con lo relativo a las tcnicas, porque del mismo modo que no es peor tocar la
flauta o actuar estando en una tierra extranjera, as tampoco reflexionar. Por otra parte,
contra el que, segn otros puntos de vista, cree que el exilio es algo daino, no se puede
decir nada fuera de lo de Estilpn, eso que ya plante antes: qu dices, afirma, y de
qu o cules bienes priva el exilio? De los que tienen que ver con el alma o de los que
tienen que ver con el cuerpo o de los exteriores? El exilio priva de la buena reflexin,
de la conducta adecuada y la conducta buena? Por supuesto que no. Pero no priva de
valenta o justicia o alguna otra virtud? Tampoco eso. Acaso de alguno de los bienes
referidos al cuerpo? O no es lo mismo, cuando se est en una tierra extranjera, estar
sano, estar fuerte, ver agudamente, escuchar bien, sino que alguna de estas cosas es
mejor si se permanece en la propia tierra? Es totalmente igual. Sin embargo el exilio
no priva de los bienes exteriores? Acaso no han visto muchos que su fortuna se volvi
extraordinaria cuando estn en el exilio? O Fnice, expulsado de Dolopia por
Amntoros, no se exilia en Tesalia?
Llegu a lo de Peleo
156
Simplicio se encuentra aqu comentando el pasaje de Fsica, I.3.186a25 ss. en el que Aristteles ataca
el monismo eletico, partiendo de que hay una incompatibilidad bsica entre esta tesis, que implica el ser
absoluto, y la propia, que parte de que ser tiene mltiples significados. La batera de argumentos intenta
probar que la asociacin entre ser y unidad entraa contradicciones insalvables, para lo cual refiere
explcitamente a las doctrinas de Parmnides y Meliso. En este contexto es Aristteles mismo el que
confirma que la adopcin de una postura comprometida con una nocin de ser absoluto conlleva
indefectiblemente la anulacin de la definicin, que constituye un ejemplo bsico de predicacin. La
respuesta trae a cuento el esquema categorial, que precisamente parte de la multiplicidad de modos de ser
representada por las categoras. Sobre este punto, vase F. Ildefonse-J. Lallot, Contra Platn: las
invenciones de Aristteles, en Aristote, Categories, Prsentation, traduction du grec et commentaires par
Frdrique Ildefonse et Jean Lallot, Paris, Seuil, 2002 y Aristteles, Fsica, I-II, trad., introd. y notas de
M. Boeri, Buenos Aires, Biblos, 1993, pp. 135-143. Tambin en Metafsica, VII.12 se trata el tema de la
unidad del objeto de la definicin. A propsito de estos tratamientos puede colegirse que son ms los
autores posteriores aludidos de hecho, en II.185b25 menciona a autores ms recientes que no
identifica. Slo encontramos la mencin de Licofrn, que se cuenta entre quienes buscan solucionar los
problemas ligados con la imposibilidad de predicar, sosteniendo una tesis similar a la atribuida a Aristipo
en 632 (vase nota ad loc.), segn la cual no se debe decir el hombre es plido sino que el hombre
empalidece. Mientras el problema parece nuclease ah en la estructura copulativa, el planteo de Estilpn
es ms abarcativo y toma los dos tipos de enunciados bsicos, i.e. la clusula copulativa (el hombre es
blanco) y la resultante de la unin de nombre y verbo (el caballo corre), de manera que todo el
lenguaje queda afectado de inadecuacin respecto de lo real. En Fsica, I.3.186b35 ss., encontramos una
referencia a la composicin de lo uno a partir de entidades indivisibles. A pesar de que se trata de un
pasaje breve y sumamente oscuro, llama la atencin encontrar esta tesis, tal vez aludida en Sofista, 246bc, y desarrollada en los testimonios en asociacin con Diodoro Crono. Vase 213-222 y notas ad loc.
Ntese que el testimonio de Simplicio refiere a los megricos en general, lo cual puede aducirse como
indicio adicional de una presencia extendida de estos planteos en el grupo megrico.
127
Vase Homero, Ilada, I.480; IX.483. Esta actitud respecto del exilio es consonante con la pretensin
de impasibilidad asociada con la tica de Estilpn. Si los nicos bienes propios y valiosos tienen que ver
con la virtud, el lugar en que se plasme la actividad de un hombre es secundaria.
158
Encontramos aqu una caracterizacin del sabio, en tanto parmetro de aret del grupo megrico. As
como Platn postula, por ejemplo en Repblica, al filsofo que capta la Forma de Bien, Aristteles al
phrnimos, el hombre moderado, en tica nicomaquea, en general las escuelas helensticas retornarn a
la figura tradicional del sabio, pero caracterizndola de modos diferentes. Entre las distintas posturas el
punto de la autosuficiencia y el grado en que son afectados por las pasiones suele ser un criterio distintivo
entre los enfoques. Vase Introduccin 3.4. En este caso, encontramos que Sneca compara la posicin de
Estilpn con la estoica en dos puntos: por un lado, el modo en que entienden la nocin de aptheia, por
otro, qu alcances tiene para cada uno la autonoma. Es claro que el estoicismo enarbola la nocin de
aptheia como rasgo propio del sabio. As, el sabio no es afectado por las pasiones, elementos disruptores
entendidos en terreno estoico como errores de juicio. Segn este testimonio, Estilpn habra esbozado una
posicin ms radical, donde el sabio no slo arbitra los medios para evitar el pthos, el ser afectado, sino
que ni siquiera llega a percibir un estado pasional, por ms expuesto que est a ello. El punto que se
objeta a esta perspectiva es que esta falta total de percepcin le quita al sabio megrico la dimensin
heroica del sabio estoico, que vence frente a las pasiones, mientras el megrico ni siquiera se entera
de que existen. Es posible que en esta lnea se encuentre la comparacin de 298 en que el sabio se
asemeja a una estatua (vase nota ad loc.). Sobre la concepcin estoica de las pasiones, vase B. Inwood,
Ethics and Human Action in Early Stoicism, Oxford, Clarendon Press, 1985, passim. En cuanto el
segundo punto, relacionado con la conjuncin entre autonoma e integracin personal con los dems,
Sneca seala la identidad de opiniones, aun cuando Epicuro juzgaba inconsistente la adopcin de la
aptheia con la aceptacin de la amistad como un valor buscado. En rigor, tanto como en el caso del
estoicismo, seguramente Estilpn no aceptaba que la amistad se colocara en la categora de pthos, que es
necesariamente y por definicin un estado daino, algo que no sucede con la phila.
159
Es tradicional, siguiendo a Dring, incluir este texto en relacin con la filosofa de Estilpn, aun
cuando ni siquiera se lo nombra, teniendo en cuenta que en ningn otro caso abundan como en el suyo las
referencias a una tica megrica. Por otra parte, a pesar de sumarlo como testimonio, suelen sembrarse
128
dudas sobre su confiabilidad. Muller, por ejemplo, nota que la nocin de aokhlesa, que tradujimos por
calma, es un trmino cercano al epicuresmo, y contrasta con la nocin de aptheia, similar a la estoica,
que Estilpn adoptaba segn lo que se dice en 308. Este juicio se desprende, en buena medida, de la
creencia de que Estilpn es un antecedente del estoicismo, aun cuando se reconoce que los basamentos de
la posicin megrica son suficientes para configurar una tica. Bsicamente, el testimonio central de
Euclides afirma que el bien es uno, lo cual consituye un enunciado tico, complementado con la
desconfianza frente a los fenmenos del plano sensible, por los cuales, como corolario, no habra que
dejarse afectar, manteniendo una actitud de calma. En este sentido, nada indica que Estilpn deba
compartir puntos doctrinales con el estoicismo, que en todo caso pueden explicarse por sus orgenes
comunes, que se remiten en ltima instancia a la nocin de autodominio, enkrteia, ligada con la prctica
socrtica. Sobre este punto, vase Introduccin, 3.4.
160
Tanto ste como el testimonio que sigue informan sobre la relacin entre Estilpn y la poltica, una
relacin poco vista entre los megricos, con la posible excepcin de Ictias, mencionada en 99.
129
161
Licn fue director del Liceo luego de Teofrasto y Estratn de Lmpsaco, entre los aos 268 a 224 a.C.,
lo cual permite fechar la actividad central de Pantoides alrededor del 280 a.C. Sabemos muy poco sobre
sus posiciones particulares, excepto por su opinin sobre el problema de lo posible, y sobre los
fundamentos de lo que suele conocerse como el argumento dominante, tal como se desprende de 316, y
sobre lgica en general, como surge de 315 y 317.
162
Entre los ttulos de las obras de Crisipo se cita ste, que confirma, igual que 317, la orientacin terica
de Pantoides. Ntese que el estudio sobre la amfibola permite suponer una conexin con los trabajos de
Diodoro en torno de la ambigedad en el lenguaje.
163
Este pasaje constituye el texto nuclear para la reconstruccin del argumento dominante. Sobre este
punto, vase 236-53 y notas ad loc. Segn este testimonio, Pantoides queda aqu asociado con una
posicin perteneciente a una vertiente del estoicismo. Ntese que las posiciones no pueden reducirse aqu
a escuelas, sino que aba divergencias claras.
164
Sobre la posible correccin de este pasaje, vase la nota a 150.
130
165
Nuestro conocimiento sobre este Filipo se limita a este testimonio sobre Estilpn, que sirve apenas
para fechar su actividad con posterioridad a la de aqul, algo de poca utilidad cuando no se conserva
ninguna de sus posiciones tericas. Sobre el contenido de este pasaje, vase 262 y nota ad loc.
131
166
El perfil de Alxino que prefieren los testimonios es el de un intelectual dedicado a la erstica, aspecto
del megarismo que habra desarrollado con toda fruicin, a juzgar por el juego fontico entre Alxinos, el
nombre del filsofo, y el sustantivo lenkhos, refutacin, entendida como el rasgo prevalente de su
actividad, que menciona Digenes. La informacin repetida de su enfrentamiento con Zenn el estoico
coincide cronolgicamente con lo que puede colegirse de las magras fuentes: de acuerdo con 337 el pen
que se difundi debe de haber sido compuesto alrededor del 300 a.C., mientras que el escrito citado en
333 tiene como terminus ante quem el 282 a.C., de manera que podemos suponerlo contemporneo de
Zenn y Menedemo de Eretria, con quienes sostuvo polmicas (325-7), ambos nacidos hacia el 340 a.C.
Por su parte, Eforo, tambin mencionado como depositario de crticas de Alxino, fue un historiador
oriundo de Cyme, en la regin elica, que vivi entre el 405 y el 330 a.C. aproximadamente. Su obra ms
reputada es una historia universal que pasa por ser la primera redactada, en la cual separaba el material
histrico del mitolgico. Adems, se le atribuyen tratados sobre los descubrimientos, sobre la historia de
su ciudad y sobre el estilo. Los testimonios no dan muestras claras para colegir en qu puede haberse
basado su disidencia, pero dado que Eforo se cuenta entre los discpulos de Iscrates, probablemente
estaban enfrentados en numerosos terrenos, especialmente en lo que se liga con la educacin, a la que
segn 333 Alxino dedic un tratado. Ntese la presencia del juego lingstico presupuesto en la
motivacin de trasladarse a Olimpia para fundar una escuela all que, segn la costumbre, tomara el
nombre de olmpica (vase 15-8), y por lo tanto diera lugar a un epteto similar al que se atibua a los
dioses, por residir en el Olimpo, en tanto modo ldico de ubicar su prctica por sobre la del resto.
167
El relato del destino desastrado de expatriacin, soledad y muerte de Alxino es sospechoso, de
manera consistente con la mencin de Hermipo de Esmirna como fuente, gramtico alejandrino allegado
a Calmaco, famoso por sus obras biogrficas, redactadas en pocas en que los parmetros de cautela
filolgica estaban todava en paales, y son, por lo tanto, poco confiables. Este caso puede ubicarse,
probablemente, dentro de ese patrn. Lo mismo se aplica especialmente al relato sobre la muerte de
Diodoro en 196. En numerosas oportunidades puede inferirse un alto grado de intertextualidad en la
construccin de las ancdotas, de modo que stas surgen de algn tipo de irona sobre algn contenido de
las doctrinas de los autores biografiados. Deshilvanar estas referencias sin el contexto, lamentablemente,
se vuelve la mayor parte de las veces impracticable. El epigrama est reproducido en Antologa Palatina,
III.29.
132
133
134
porque es alguien que elogia a un hombre vil o alguien que es criticado por un hombre
probo.172
327. ESTOBEO, IV.20.31 (SVF, 720; Frag. 574 Usener [Epicuro]) (SSR, II.C.7):
De Crisipo: Cuando alguien le dijo el sabio no se enamorar. As lo testimonian
Menedemo, Epicuro y Alxino, respondi: usar eso como demostracin, pues si
Alxino el improvisado, Epicuro el insensible y Menedemo el charlatn dicen que no,
por lo tanto el sabio se enamorar.
328. CICERN, Acadmicos primeros, II.24.75 (SSR, II.C.8):
Yo tena otros rivales para ustedes, molestos pero menos importantes: Estilpn,
Diodoro, Alxino, autores de sofismas rebuscados y sutiles.173
329. FRONTN, Carta a Antonino Po, Sobre la elocuencia, 2.16 (SSR, II.C.9):
Si el estudio de la filosofa consistiera slo en el estudio de las cosas mismas, me
sorprendera menos que desdearas tanto las palabras. Por lo tanto, que estudies los
razonamientos cornudos, los sorites, los mentirosos, que son formulaciones rebuscadas
y engaosas, pero descuides la prctica de la elocuencia, la nobleza de expresin y la
majestuosidad, la gracia y la brillantez del estilo, esto muestra que prefieres hablar ms
que expresarte con elocuencia, murmurar y mascullar ms que hacer sentir la voz.
Antepones los argumentos de Diodoro y Alxino a los de Platn, Jenofonte y
Antstenes, como si quien estudia actuacin prefiriera ms la actuacin de Tasurco que
la de Roscio; como si al nadar, si fuera igualmente posible, se emulara a la rana ms que
a los delfines, o se prefiriera volar con las pequeas plumas de codorniz ms que con la
majestuosidad de las guilas.174
172
La relacin entre Alxino y Estilpn, ms all de la falta de reciprocidad en el trato que constituye en
ncleo de la ancdota, muestra a las claras la ausencia de una nocin poderosa de escuela que fomentara
el funcionamiento conjunto de los intelectuales enrolados en una misma lnea. Los dos puntos de
diferencia ms claros entre los testimonios son, por un lado, los que se desprenden de la crtica a la
actividad poltica por parte de Alxino en 340, prctica a la que se dedicaba Estilpn, segn 310-1, y, por
otro, la nocin de sabio que cada uno tena, ya que mientras Alxino parece rechazar las relaciones de
pareja, segn 327, en Estilpn el cuadro es diferente, a juzgar por su relacin con Nicareta, mencionada
en 292-3. En cuanto al cambio de opinin de Alxino en el presente testimonio, Muller entiende que
responde a la diferenciacin de la perspectiva de juicio, de manera que Estilpn merecera groseras en lo
intelectual, pero alabanzas en su dimensin humana (ad loc.). Si es as, tal vez pueda tratarse de la misma
actitud presente sobre el final de 325 en relacin con Menedemo, donde los enfrentamientos en el terreno
terico no impiden una relacin solidaria. La necesidad de estas aclaraciones repose, probablemente, en el
hecho de que la dialctica erstica de Alxino poda confundirse con un ataque personal. Sobre los
contactos entre Menedemo y Estilpn, vase 268-9.
173
Cicern se encuentra aqu en un contexto en que se tratan las crticas al escepticismo, lo cual da
ocasin para agrupar filsofos que sostendran posiciones a favor de l, entre los cuales se menciona,
entre otros, a Parmnides, Jenfanes, Scrates, Platn y Crisipo, cuyas posturas de ningn modo entran en
esa categora. Se trata de una acumulacin construida sobre una lectura apresurada de algunos pasajes.
Vase Cicero, On Academic Scepticism, trad. by Ch. Brittain, Indianapolis, Hackett, 2006, p. 44.
174
El pasaje est dirigido a Marco Aurelio, formado por va estoica en estas filosofas. Muller nota bien
que a pesar del tono despreciativo del pasaje, se parte de la explicitacin de un presupuesto que tiene que
ver con la necesidad de complementar el acceso filosfico a lo real con una expresin con estilo. Es por la
falta de este ltimo aspecto que los megricos quedan en desventaja. Como se dice en 331, Alxino se
orienta a la lgica, mbito en que el brillo literario queda fuera de lugar. As, no se acusa de inutilidad,
sino de una expresin descuidada. En cuanto a la fuente, Frontn es un retrico del s. II d. C. Su
testimonio, en general teido de una postura conservadora respecto de la tradicin, sirve para evaluar la
tensin entre retrica y dialctica y la integracin de los modelos griegos en la poca romana. Vase P.
135
330. FRONTN, Carta a Antonino Po, Sobre la elocuencia, 2.18 (en el margen) (SSR,
II.C.9):
Pericles fue alumno de Anxgoras, no del sicofante Alxino.
331. SEXTO EMPRICO, Contra los profesores, VII.13 (SSR, II.C.10):
A la parte lgica se dedicaron Pantoides, Alxino, Eublides, etc.
332. PLUTARCO, Sobre las nociones comunes, 10.1062f-1063a (SSR, II.C.11):
Es contrario a las nociones comunes criticar y, del mismo modo, maltratar a todos los
hombres, tratando a unos de mesurados y a otros de viles, y sorprenderse de Crisipo,
rerse de Alxino, y sin embargo creer que los hombres no son ni ms ni menos
insensatos unos que otros.175
333. FILODEMO, Retrica, II. coll. XLIV.19-XLIX.27 (SSR, II.C.12):
Sin embargo Hermarco, en el arcontado de Menecleo, en una carta a Tefides sostiene
la misma opinin.176 Alxino, en su Sobre la educacin, acusaba a los sofistas oradores
de hacer investigaciones intiles, entre las cuales est precisamente su dedicacin a la
expresin, a la memotecnia y a aquellos asuntos que investigan si Homero deca
hypobbeken (sucedi) en los versos cuyo comienzo es stra d d probbeke, y otras
Fleury, La Flte, le Gneral et lEsclave: Analyse de certains mtaphores rhtoriques chez Fronton,
Phoenix (Toronto), 55.1/2, 2001, pp. 108-123. En 330, la acusacin de sicofante suele verse como un
indicio del rechazo de sus colegas, y no como una informacin sobre una efectiva acusacin de esta
prctica delatoria calumniosa por parte de Alxino. Sobre la nocin de sicofante, vase M. Christ,
Ostracism, Sycophancy and Deception of the Demos: [Arist.] Ath. Pol., 43.5, Classical Quarterly, 42.2,
Cambridge, 1992, pp. 336-346.
175
Este pasaje, que se inserta dentro de las crticas que Plutarco dirige a la epistemologa estoica, es
significativa porque permite colegir la actitud crtica de Crisipo frente a Alxino, que coincide con la que
surge de 327. Sobre las nociones comunes de los estoicos y su funcin dentro del sistema, vase B.
Inwood, Ethics and Action in Early Stoicism, Oxford, Clarendon Press, 1985 y J. Rist (ed.), The Stoics,
Berkeley, University of California Press, 1978.
176
Hermarco de Mitilene fue sucesor de Epicuro al frente de la escuela. La opinin aludida que sostiene
Filodemo, a propsito de la cual se refiere a la posicin de Hermarco, consiste en que la retrica sofstica,
que incluye demostraciones, es efectivamente una tcnica, mientras que la retrica forense y poltica no lo
son. En medio de esta polmica de larga data, Alxino parece haber recibido crticas de Hermarco por
adoptar una posicin menos crtica, en la que planteaba que si bien una parte considerable de la prctica
retrica era intil lo cual rie directamente con la nocin griega de tcnica, que suele definirse como
lo til para la vida (t khrsimon ti bi), sin embargo era rescatable lo que atae a la argumentacin,
aunque no se tratara de demostraciones en sentido estricto. Muller (ad loc.) supone que esta toma de
posicin revela una impronta aristotlica, que le confiere a la retrica un mbito autnomo y un tipo
argumentativo propio. Es difcil colegir qu funcin cumpla esta afirmacin en el contexto de la posicin
de Alxino, pero, como nota Muller, tratndose de un tratado sobre la educacin, no es inverosmil que
intentara distinguir el mbito retrico del dialctico. Por el contrario, habra preservando para este ltimo
un mbito de mayor especificidad, lo cual estara implicado en la idea de que los oradores tratan temas
propios de la filosofa, pero en un registro diferente, que se limita a lo verosmil, como ya notaba
Aristteles en el comienzo de la Retrica. Habra que agregar, sin embargo, que en boca de un megrico,
la diferencia entre un mbito filosfico-dialctico y uno retrico no poda limitarse a la oposicin entre lo
ms y lo menos cientfico, entendiendo por ello lo que mejor da cuenta de lo real, sino que lo probable
y verosmil debe entenderse como el enfoque del sentido comn, mientras que la filosofa, entendida
desde la perspectiva megrica, consistira en el cuestionamiento de esa perspectiva, segn la cual, en todo
caso, dar cuenta de lo real consiste en mostrar la dificultad de su captacin. Vase, adems, sobre este
pasaje A. Chavez Reino, La cita de Hermarco y de Alexino en Filodemo, Rhet. II (PHerc. 1674), COL.
XLIV 19 - XLIX 27, Emrita, 72.2, Madrid, 2004, pp. 249-266.
136
137
337. ATENEO, XV.696 e (FGH, III.46.42; Frag. 48 Wehrli [Hermipo]) (SSR, II.C.15):
Hay un pean, precisamente el escrito en honor de Crtero el Macedonio, compuesto por
Alxino el dialctico, dice Hermipo, el discpulo de Calmaco, en su primer libro sobre
Aristteles. Se canta en Delfos, mientras un joven tae la lira.179
338. DIGENES LAERCIO, VII.166 (SVF, 422) (SSR, II.C.16):
Dionisio el inconstante fue discpulo, segn dice Diocles, primero de su conciudadano
Herclides, luego de Alxino y Menedemo, y finalmente de Zenn.180
339. DIGENES LAERCIO, IV.36 ([Hesiquio de Mileto], Acerca de los hombres ilustres, 8)
(SSR, II.C.17):
A un dialctico del grupo de Alxino que no poda explicar cabalmente los argumentos
de Alxino, Arquesilao le cont lo que haba hecho Filxeno a los fabricantes de
ladrillos, pues al sorprenderlos cantando mal sus obras, pis sus ladrillos mientras les
deca: como ustedes destruyen mis obras, as yo destruyo las de ustedes.181
340. DIGENES LAERCIO, II.125 (SSR, II.C.18):
Otros dicen que Clstenes, el padre de Menedemo, era escengrafo y que Menedemo
aprendi las dos tcnicas, de all que cuando redact un decreto, uno de los discpulos
de Alxino lo atac diciendo que al sabio no le corresponda disear ni escenarios ni
decretos.182
como su antagonista, el orador Demcares, sobrino de Demstenes, que vivi aproximadamente entre 355
y 275 a.C. Como su to, adopt una postura radicalmente antimacednica, de manera que por esta va
seguramente recibi Aristteles crticas polticas, especialmente cuando las fuentes atribuyen a
Demcares, a pesar de su relacin cercana con Zenn de Citio, una asimilacin entre filosofa y negacin
de la libertad.
179
Crtero fue uno de los generales de Alejandro, que tras la muerte de Alejandro asumi la regencia de
Macedonia junto con Anpatro, pero muri poco despus en el 321 a.C. en una batalla, contra Eumenes,
de las que se produjeron en cantidad entre los reinos alejandrinos. Se suele ubicar esta composicin de
Alxino no despus del ao 300 a.C. Esta aquiescencia con el rgimen macednico indicara una cercana
con el poder poltico que se ha visto como causa de que en el testimonio 330 se lo trate de sicofante
(vase Muller, ad loc.). Sobre el pen como forma de elogio a los gobernantes durante el s. III, vase I.
Rutherford, Pindar's Paeans. A Reading of the Fragments with a Survey of the Genre, Oxford, OUP,
2001.
180
Los datos sobre los maestros de este personaje estoico sirven para subrayar, como en otros casos, la
convivencia entre numerosas lneas tericas, en este caso Herclides del Ponto, ligado con el
aristotelismo, Alxino con el grupo megrico, Menedemo con la escuela de Elis y Zenn con el
estoicismo, al cual adhiere finalmente Dionisio. Esta proliferacin propiciaba diversos tipos de
sincretismo, como refiere en este caso Digenes Laercio (VII.166) respecto de Dionisio, que se negaba a
aceptar el carcter de indiferentes del placer y el dolor, lo cual lo alejaba de la doctrina estoica regular. En
V.92 se relata una ancdota referida a Dionisio y Herclides.
181
El testimonio de Digenes suele interpretarse como un indicio del debilitamiento del grupo megrico.
El discpulo de Alxino no puede reconstruir un argumento y debe ser reprendido por el Acadmico
Arquesilao. Sobre Arquesilao, vase 34 y 201 y notas ad loc. Muller (ad loc.) afirma que la intervencin
de Arquesilao es oscura, ya que no se comprende bien a qu llama mas y de ustedes. Sin embargo, es
claro que en la comparacin el discpulo es quien destruye las obras de su maestro, caso en el cual o
Arquesilao presta su voz a Alxino, o l mismo en tanto intelectual se siente afectado por la incapacidad
para postular argumentos y reacciona corporativamente. Esto hara menos necesario, aunque de ningn
modo imposible, pensar que Arquesilao apreciaba especialmente a Estilpn o a sus doctrinas, como
quieren Muller y Dring (ad loc.).
182
Vase 337 y nota ad loc.
138
183
Sobre este pasaje, vase A. Cameron, Crantor and Posidonius on Atlantis, Classical Quarterly 33.1,
Cambridge, 1983, pp. 81-91 y O. Murray, Hecataeus of Abdera and Pharaonic Kinship, The Journal of
Egyptian Archaeology, 56, London, 1970, pp. 141-171, donde, a propsito del examen de los relatos
supuestamente originados en Egipto, se refieren a este pasaje de Alxino y su fuente, Hecateo.
139
184
Filn de Mgara es protagonista directo de los desarrollos megricos ligados con la inferencia que
suelen asociarse primariamente con Diodoro Crono. As, la mencin de 342 debe complementarse con las
de 206, 231-3, 235, 247-50 y 253. Vanse notas ad loc. La interpretacin de Giannantoni sobre la
filosofa diodoriana pone a Filn en primer plano, como receptor directo de las crticas de Diodoro. Aun
cuando esto no impida que pueda mantenerse ms amplio el abanico de dilogos de Diodoro con otras
lneas y pensadores, es claro que Filn es fundamental para la construccin y sistematizacin de la lgica
que fundamentar luego los desarrollos estoicos.
185
Este testimonio y el siguiente consignan ttulos de obras de Crisipo, de las cuales se infiere la
importancia que le confera el estoico. La primera de las obras nombradas remita, seguramente, a algn
tipo de teora de la significacin. Es posible que tambin Filn, como Diodoro, haya tenido algn tipo de
posicin tomada en este terreno. Vase 207-212 y notas ad loc.
140
3
ARISTIPO Y LOS CIRENAICOS
141
348. SUDA, s.v. Aristipo (Hesiquio de Mileto, Catlogo de nombres, 90.25.13-8) (SSR,
IV.A.160):
Fue discpula de Aristipo su hija Arete, cuyo hijo era Aristipo el joven, el llamado
Metrodidacta, de quien fue discpulo Teodoro, el llamado Ateo y luego Dios. De l fue
seguidor Antpatro, y de l Epitmides de Cirene, de l Parebates, de l Hegesias el
Persuasivo para la muerte y de l Aniceris [el que rescat a Platn].
186
Sobre la relacin del grupo cirenaico en el concierto de los dems socrticos, vanse los testimonios 126. El hecho de que Aristipo hubiese efectivamente sentado las bases doctrinales de una escuela fue
puesto en duda a menudo por la crtica ms reciente, que se inclin a pensar que, en todo caso, el modo de
vida de Aristipo inspir posiciones que se solidificaron tericamente slo ms tarde, especialmente con el
impulso de Aristipo Metrodidacta, el nieto del discpulo de Scrates. La coincidencia de nombre habra
propiciado la proyeccin sobre el abuelo. En este sentido, Aristipo habra sido kyrenaos, de Cirene,
pero no kyrenaiks, cirenaico. En rigor, parece innecesario sostener esa postura, como puede inferirse
de 573-642 y notas ad loc. De un ncleo terico originario se desarrollaron otras lneas, mencionadas en
346. Vase Introduccin, 4.1 y, sobre las vertientes cirenaicas, Introduccin, 4.3.
187
Las tres lneas en las que se multiplica la filosofa cirenaica son tratadas por Digenes de manera
ordenada en los pasajes que siguen, que nosotros consignamos en 589, respecto de la doctrina
originaria, en 661 respecto de Hegesias, en 672 respecto de Aniceris y en 693 respecto de Teodoro.
Vanse notas ad loc. Sobre Digenes Laercio como fuente, vase Introduccin 1. El catlogo de
Lamprias, supuestamente el hijo de Plutarco, le atribuye a este ltimo un Sobre los cirenaicos (n 188),
pero no lo conservamos.
188
Esta recomendacin tiene su eco en la carta consignada en 647, y representa bien la impronta de
autodominio inherente a la posicin cirenaica, ligada con el gozar los placeres sin ser dominado por ellos
que surge, por ejemplo, de ancdotas como la relacin de Aristipo con Las (482-92) o su caracterizacin
como perro de la corte (441-51). Sobre este punto, vase Introduccin, 4.1. Sobre Arete como
continuadora de la lnea de Aristipo y formadora de su hijo en esta filosofa, vase 648-54.
142
Sobre Aristn de Quos, vase 324 y nota ad loc. El riesgo esbozado en este pasaje representa el modo
en que fue entendida la escuela cirenaica, que por su tratamiento sobre las sensaciones y el placer es vista
sin ms como libertina, as como las vertientes dialcticas los megricos, por ejemplo son vistas como
ersticas. Aristn vislumbrara aqu la diferencia, pero subrayara la dificultad de evitar las desviaciones.
Algo similar se aplica al Gorgias de Platn, donde los discpulos Polo y Calicles parecen llamados a
caricaturizar la deformacin y mala aplicacin de una doctrina originaria, que al menos en los objetivos
del maestro, tal cual lo describe Platn en 448a-460e, no implicara un uso contrario a los principios de
justicia.
190
El contexto de este pasaje es una crtica al modo de vida de los estoicos, que, como en 349, no
captaran el sentido profundo de la doctrina estoica y orientaran su accionar de un modo errado, de modo
similar a lo que sucede con el hedonismo cirenaico. Podra inferirse de esto un reproche de pobreza
terica e incapacidad de evitar las malas interpretaciones, que hace que sus seguidores queden presos de
los placeres.
191
La contraposicin entre espartanos e itlicos est diseada para despertar en el imaginario la oposicin
entre austeridad y molicie. cnicos y cirenaicos tienen, sin embargo, importantes puntos de contacto en
relacin con la nocin de autodominio (enkrteia), que hacen que en 441 ss. sea Digenes el que pone a
Aristipo el mote de perro de la corte, es decir un cnico que opera en un terreno diferente, permeable al
lujo pero no atrapado por l. Vase sobre este punto, Introduccin, 4.1.
192
Segn la perspectiva de este testimonio, el enfoque cirenaico quedara opacado por el de los
peripatticos, pero no se explica si esto se debera a una supuesta conexin terica en la cual son
superados, o por una mayor relevancia terica de la posicin aristotlica en el contexto intelectual de la
143
144
Iscmaco aparece como interlocutor de Scrates en el Econmico de Jenofonte (6 ss.), donde indica el
modo en que ense a su esposa la economa domstica. Este discurso moderado ha hecho dudar de que
pueda tratarse del mismo Iscmaco de quien Lisias dice que tuvo una enorme fortuna y la perdi, por sus
gastos dispendiosos y su manutencin de aduladores (Sobre la propiedad de Aristfanes, 156). No hay
que descartar, sin embargo, que la eleccin del personaje de Jenofonte contenga una dosis de irona, en
tanto coloca un personaje que habla sobre economa famoso por haberse despeado en sus finanzas.
Sobre Iscmaco en la obra de Jenofonte, vase R. Wellman, Socratic Method in Xenophon, Journal of
the History of Ideas 37.2, Philadelphia, 1976, pp. 307-318. Sobre los aspectos de gnero a que ha dado
lugar la figura de Iscmaco, vase R. Scaife, Ritual and Persuasion in the House of Ischomachus,
Classical Journal 90.3, Northfield, 1995, pp. 225-232.
196
En rigor, este pasaje no menciona directamente a Aristipo, pero tradicionalmente se ha sugerido que
debe referirse a l, dadas las relaciones hostiles y altamente controvertidas que testimonian las fuentes
entre ste y Jenofonte. Sobre este punto, vase 386-8.
197
Los pasajes que siguen, hasta 366, constituyen una serie de justificaciones por parte de Aristipo de la
prctica del cobro de un salario, que oscilan entre el valor del bien ofrecido y la funcin didctica de la
inversin en ese bien valioso. Ntese que en la analoga con el cocinero esbozada en 366 se subraya el
perfil profesional de la retrica, que podra servir como caso paralelo de las enseanzas filosficas. No se
trata del nico socrtico al cual se asocia el cobro de honorarios, sino que tambin lo habran hecho
Esquines y Antstenes, segn se desprende de Digenes Laercio, II.62 y IV.4.
145
El pasaje forma parte del discurso de Temistio conocido como El sofista. El ncleo relevante del
testimonio radica en el juicio sobre el influjo de las riquezas de Dionisio sobre Aristipo, que no lo habran
convertido en sofista, entendiendo por ello quienes cambian sus enseanzas por dinero. Vase R. Penella,
The Private Orations of Themistius, Berkeley, University of California Press, 1999, p. 120.
146
Esta descripcin de la actividad de Aristipo como educador tiene muchas similitudes con la que
Aristfanes delinea respecto de Scrates en Nubes, donde se une el cobro a las enseanzas intiles que
recibe Estrepsades. Vase L. Rossetti, "Le Nuvole di Aristofane: perch furono una commedia e non una
farsa?", Rivista di Cultura Classica e Medioevale 16, Pisa, 1974, pp. 131-136; P. Mignanego, "Aristofane
e la rappresentazione di Socrate", Dioniso 62.1, Siracusa, 1992, pp.71-101; M. Nussbaum, "Aristophanes
and Socrates on learning practical wisdom", en J. Henderson (ed.), Aristophanes: essays in interpretation,
Cambridge University Press, 1980, pp.43-97, P. Green, "Strepsiades, Socrates and the abuses of
intellectualism", Greek, Roman and Byzantine Studies 20, Durham, 1979, pp.15-25. Por otra parte, la
figura de Aristipo se ajusta aqu al perfil del parsito de la comedia media, tal como se desprende
igualmente de la caracterizacin de Luciano en 405, donde se interpreta en esta clave la estancia de
Aristipo en Siracusa (vase nota ad loc.).
200
Este testimonio y los tres que siguen han sido vistos como indicio de una lnea doxogrfica positiva
sobre las relaciones entre Aristipo y Scrates, que contrastara con los pasajes en los que se subrayan las
crticas socrticas al comportamiento y opciones tericas del cirenaico.
201
Existe un grupo de testimonios que relatan la actitud de Aristipo frente a la muerte de Scrates y que
en cierta medida ponen sobre el tapete el modo en que las fuentes antiguas vivenciaban la relacin entre
Aristipo y Platn, razn por la cual contamos este material en este apartado dedicado a las relaciones del
cirenaico con los dems socrticos. En rigor, las relaciones con Platn aparecen marcadas por una
hostilidad que no se limita a ellos sino que se extiende a otros integrantes del grupo, como se desprende
de este tringulo de discordia esbozado en 376, en el que tambin entra Esquines. Con respecto a la
referencia de Fedn, ntese que en 374 Demetrio cita la lnea interpretativa segn la cual la ausencia de
Aristipo revelaba un desinters ligado con la adiccin a la vida licenciosa que llevara el cirenaico en
Egina, ya que la cercana de este lugar respecto de Atenas no debiera haber sido un obstculo en otras
circunstancias. Sobre los relatos acerca de los presentes en el momento de la muerte de Scrates, vase 3-
147
148
Aristipo lo present. Idomeneo dice que los argumentos que <Platn> le atribuye a
Critn en la prisin cuando lo aconseja sobre la fuga son de Esquines, y se los atribuy
Critn por la enemistad hacia Esquines.202
377. DIGENES LAERCIO, II.60 (FHG, 2; FGH III.B. 388.F.17b; Frag. 26 Angeli) (SSR,
IV.A.15):
Idomeneo dijo que Esquines aconsej a Scrates en la prisin sobre la fuga, y no Critn,
pero Platn le atribuy los argumentos a Critn porque Esquines era ms amigo de
Aristipo.203
378. DIGENES LAERCIO, II.65 (Eudocia, Violarium, 175.123.5-7) (SSR, IV.A.15):
Tambin Teodoro lo maltrat <a Aristipo> en su Sobre los grupos filosficos y Platn
en su Sobre el alma, como lo hemos dicho en otros lugares.204
379. ARISTTELES, Retrica, II.23.1398 b 29-31 (SSR, IV.A.16):
O como Aristipo, que le dijo a Platn que le haba hablado de modo demasiado
presuntuoso, segn su parecer: y sin embargo nuestro compaero no habra dicho nada
similar, hablando de Scrates.205
380. ATENEO, VIII.343 c-d (SSR, IV.A.17):
En efecto, Aristipo el socrtico se la pasaba entre banquetes. Precisamente l, cuando
una vez fue criticado por Platn por su presteza para los banquetes, segn dicen Socin
y Hegesandro, (...) y escribe as Hegesandro de Delfos: Aristipo, cuando Platn lo
censur porque compr muchos peces, dijo que los haba comprado por dos bolos, y
cuando Platn lo aprob porque tambin l hubiese comprado por esa cantidad, le
202
Idomeneo de Lmpsaco, asociado al grupo de Epicuro, que parece haberse inspirado en los dilogos
socrticos y haberse interesado especialmente por la figura de Esquines, ofrece esta versin de un cambio
de personajes respecto de la situacin que conocemos por el Critn de Platn. Esto constituye un dato
relevante para inteligir de qu modo la antigedad entenda la historicidad de las tramas de los dilogos
socrticos. En este caso, vemos que se acepta un cierto grado ficcional, motivado por cuestiones ajenas a
un ncleo al que se concede veracidad. L. Rosetti ha planteado la posibilidad de que al mismo ncleo
temtico se refiriera tambin el Esquines de Euclides, mencionado en 78 y 79 vase nota ad loc.
(Tracce di un lgos sokratiks alternativo al Critone e al Fedone platonici, Atene e Roma 20, Firenze,
1975, pp. 34-43). Sobre las relaciones de Aristipo con Esquines, vase 391.
203
Ntese que en esta versin de la distorsin operada por Platn respecto del interlocutor de Scrates en
la propuesta de fuga, la razn esgrimida no es directamente la enemistad con Esquines sino con Aristipo,
lo cual refuerza la idea de un tringulo que se colige del testimonio previo.
204
La referencia al Fedn se trata sin duda del pasaje que consignamos en 413, referida a la ausencia en
los ltimos momentos de Scrates. En cuanto a Teodoro, no hay elementos para colegir de quin puede
tratarse. Seguramente debe descartarse que se trate de Teodoro el Ateo (vase 674 ss.), por su conexin
con los cirenaicos, de quien no podran esperarse crticas, y de quien tampoco se atestiguan obras de corte
historiogrfico.
205
Este argumento forma parte del tratamiento de los llamados tpoi, lugares comunes, estructuras a las
que se recurre en los entimemas o razonamientos retricos. En este caso, se trata del llamado ek krseos,
es decir a partir de un juicio, indicando que aqu se trata de ampararse en un juicio previo
incontrovertible, que posee garantas de autoridad o de aceptacin general. Inmediatamente antes se cita a
Safo, que afirma en un verso que la muerte es un mal pues as lo juzgan los dioses, ya que, si no,
moriran ellos (Retrica, II.23.1398b28). El ejemplo de Aristipo coloca a Scrates como modelo a partir
del cual se impugna el comportamiento de Platn. Se ha interpretado que Aristipo estaba aqu sealando
que el contenido de las obras de Platn se acercaba poco a la prctica socrtica originaria. El contexto de
la ancdota parece subrayar ms bien un reproche a la actitud de Platn, ms que a su modo de retratar las
ideas del maestro, aunque tal vez dentro del contexto general una cosa vaya junto con la otra.
149
contest ves, entonces, Platn, que no es que yo sea un adicto a los banquetes, sino que
t eres un avaro.206
381. DIGENES LAERCIO, II.76-7 (Arsenio, 116,1-6) (SSR, IV.A.17):
Cuando una vez el sofista Polxeno haba venido a visitarlo y vio mujeres y banquetes
completos y ms tarde le hizo crticas, un poco despus le dijo Aristipo: Y t pudiste
estar hoy con nosotros?. Al asentir el otro le respondi. entonces por qu me haces
reproches? Pues parece que criticas no el banquete sino el precio.
382. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 40 (SSR, IV.A.17):
Una vez que Platn le objet que gastara doce dracmas en un pescado muy caro, le
pregunt si l hubiese comprado en el mismo pescado por una dracma. Y dado que dijo
que s, le contest que para l no haba resultado mucho. Sin duda, lo que es para
Platn una dracma, eso son para Aristipo doce.
383. DIGENES LAERCIO, II.66 (SSR, IV.A.17):
Cuentan que una vez Aristipo orden comprar una perdiz por cincuenta dracmas, y
cuando alguien lo critic por eso dijo: pero t no la habras comprado por un bolo?,
y al asentir el otro respondi: eso es lo que valen para m las cincuenta dracmas.207
384. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 30 (Cod. Parisino 2720, f. 15r n. 5; Cod. Parisino
1773 f. 230v) (SSR, IV.A.18):
Cuando Platn lo fue a visitar porque estaba dbil y le pregunt cmo la estaba
pasando, le contest que el hombre excelente, incluso si tiene fiebre, est bien, mientras
que el mediocre, incluso si no la tiene, est mal.208
206
Los testimonios 380-3 relatan un intercambio con Platn que se apoya en dos presupuestos diferentes.
Los dos primeros hacen hincapi en una diferencia de perspectiva que podra sintetizarse como austeridad
vs. actitud dispendiosa, la primera encarnada por Platn y la segunda por Aristipo, de modo que este
ltimo indica que no hay entre ambos diferencias de juicio sobre la actividad, sino sobre la conveniencia
de llevarla a cabo. As, la moderacin de Platn se ve comprometida, ya que se da a entender que de no
ser tan costoso practicar el lujo y las actividades licenciosas, sera aceptable e incluso beneficioso
practicarlas. Tngase en cuenta que la nocin de enkrteia esgrimida por Platn en su dilogos subraya
precisamente que la persecucin del placer debe evitarse por daina, como se desprende, por ejemplo, del
smil de los toneles presentado en el Gorgias, 493d ss., seguramente como contrapunto de las tesis
cirenaicas. El punto sera entonces si la vida de placer es en s misma aceptable si se asegura que no cause
dao. Los dos pasajes siguientes, al contrario, ponen el acento en la diferencia de perspectiva sobre lo que
es o no costoso, de un modo que, podramos pensar, trae a colacin el subjetivismo de raigambre
protagrica asociado con la posicin de Aristipo. As, no habra una medida objetiva externa para legislar
sobre este mbito, sino que es la propia interioridad y la propia tabla de valores de cada individuo, basada
en sus sensaciones, la que habr de determinar si algo es o no excesivo, si puede ser considerado austero
o dispendioso. Sobre el lujo, vase 441-75.
207
Ntese que en estos dos ltimos testimonios, que en la nota previa ligamos con el presupuesto
subjetivista del grupo cirenaico, pone sobre el tapete adems el tpico de la ausencia de dependencia
respecto de los bienes exteriores, que hacen que en 441-3 se asocie a Aristipo con los cnicos
caracterizndolo como perro de la corte, alguien que puede tanto tomar como desdear los placeres sin
ser esclavizado por ellos. Aqu se ejemplifica esta actitud con el desapego frente al dinero, que vuelve a
aparecer en el anecdotario ligado con el arrojar oro al mar o en el desierto en 469-73, como indicio de
mxima autonoma.
208
Esta ancdota rie bastante con las que refieren la relacin entre Platn y Aristipo como hostil, aunque
podra remitirse a un perodo de menor enfrentamiento. En rigor, la mencin de un estado de bienestar
ligado con la aret inalterable por factores pasajeros parece un lejano antecedente de la teora de los
indiferentes de cuo estoico.
150
Las relaciones entre Aristipo y Antstenes no reciben un tratamiento amplio en los testimonios. El
presente se diluye en una crtica habitual, ya que la rudeza de Antstenes es proverbial en las fuentes. La
ms conocida es sin duda la de Aristteles en Metafsica VIII.3.1043b ss., donde lo trata de inculto. En
efecto, su condicin de no ciudadano, por el origen de sus padres, lo haca en cierto modo un marginal,
rasgo que profundizaba por su violenta crtica a los placeres, que deben de haber chocado, sin duda, con
las tesis de Aristipo. Sobre sus posiciones tericas, vase C. Mrsico, Argumentar por caminos extremos
II, en L. Castello C. Mrsico, El lenguaje como problema entre los griegos. Cmo decir lo real?,
Buenos Aires, GEA, 2005. La ancdota de 437, tambin relatada con otros personajes, como se ve en
398-9, no merece mayor crdito para establecer la relacin entre estos dos socrticos.
210
En la misma lnea que en 376-8, donde se dice que Platn cambi el nombre de Esquines por el de
Critn en el dilogo homnimo por su enemistad con el primero, se dice aqu que Jenofonte habra hecho
lo mismo con el argumento de Aristipo. Por otra parte, en Memorabilia Jenofonte incluye dos pasajes
donde Scrates critica a Aristipo, el primero en II.1.1-17 y el segundo en III.8.1-7, que consignamos aqu
en 570 y 572, donde se ha subrayado tradicionalmente la posibilidad de que Jenofonte reprodujera tesis
efectivamente sostenidas por Aristipo e intentara refutarlas. Sobre este punto, vase G. Giannantoni
(1990:IV.153-4). Esta enemistad rie con la cercana que denota el pasaje 381, inspirado probablemente
en Anbasis, 5.3.9 y Digenes Laercio, II.52.
211
Como se mencion en la nota a 376, la relacin de Aristipo con Esquines es cercana, hasta el punto de
generar el resquemor de Platn. La relevancia de Esquines aparece en general desdibujada frente a la de
los dos socrticos, de actitudes ms definidas. ste y el testimonio que sigue marcan esta diferencia en el
151
152
153
397. [CSAR BASILIO], Sobre la sentencia, ed. Keil, Grammatici latini, VI.273 (SSR,
IV.A.46):
Antstenes, el filsofo cnico, cuando estaba lavando verdura y vi a Aristipo, el
filsofo de Cirene, que avanzaba con Dionisio, el tirano de Siracusa, dijo: Aristipo, si
estuvieras conforme con esto, no iras tras los pasos de un rey, a lo cual respondi
Aristipo: y t, si pudieras hablar cmodamente con un rey, no estaras conforme con
esto.
398. VALERIO MXIMO, IV.3 (SSR, IV.A.47):
El mismo Digenes, en Siracusa, cuando estaba lavando y Aristipo le dijo: si quisieras
adular a Dionisio, no comeras eso, respondi: por el contrario, si quisieras comer
esto no tendras que adular a Dionisio.
399. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 192 (Cod. Vat. Gr. 742 f. 65v) (SSR, IV.A.48):
Digenes, una vez que Aristipo estaba observando que l lavaba verduras silvestres en
una fuente y le dijo Digenes, si hubieses frecuentado los patios de los tiranos, no
tendras que comer esas cosas, le contest: Y t, Aristipo, si hubieses comido estas
cosas, no tendras que frecuentar los patios de los tiranos.
c) Estancia en Siracusa(SSR, V.B.):
400. SUDA, s.v. Esquines (SSR, IV.A.25):
Hijo de Lisanias. Este hombre fue a la corte de Dionisio en Sicilia buscando dinero. Se
dice que Platn volvi a medir tres veces a Caribdis tras la riqueza de Sicilia, mientras
que Aristipo el cirenaico, Helicn de Czico y Foitn, cuando escapaba de Regio,
naufragaron tanto en los tesoros de Dionisio que casi no pudieron salir de all.216
401. FILSTRATO, Vida de Apolonio, I.35.1 (SSR, IV.A.25):
Apolonio dijo: Dami, te despreocupas de los modelos? Entre ellos est Esquines el
hijo de Lisanias, que vivi junto a Dionisio en Sicilia por las riquezas, y se dice que
Platn midi tres veces a Caribdis por el dinero de Sicilia, y Aristipo de Cirene, Helicn
de Czico y Fitn de Regio, cuando escapaba, naufragaron tanto en los tesoros de
Dionisio que casi no pudieron salir de all.
primero en Sicilia (32).
216
El pasaje toma como excusa a Esquines para explayarse luego en una lista de los intelectuales que
viajaron a Sicilia. Esto identifica la corte de Dionisio como una meta muy deseada, por la cual se estaba
dispuesto a correr altos peligros, que tenan que ver con la tentacin de la vida de la corte, reida con la
probidad intelectual, como se desprende de la metfora de naufragar en los tesoros de Dionisio. Ntese
que, si bien se marca una actitud comn, Platn, que viaj a Sicilia tres veces, en 387, 367 y 361 a.C.,
queda a salvo, en tanto parece haber tomado el riesgo en enfrentarse a Caribdis, pero qued indemne,
mientras que no sucedi lo mismo con el resto. En este sentido, paradjicamente, Platn aparece como un
ejemplo del principio cirenaico que propone para el filsofo la capacidad de exponerse a las tentaciones
para el alma sin quedar atrapado, ms que como el filsofo platnico que prefiere no exponerse a
ambientes corruptores, porque son un riesgo para la estabilidad anmica. La ancdota de 403, en todo
caso, da cuenta de su capacidad de mantenerse en la moderacin a pesar de las tentaciones de la corte.
Sobre el episodio de Escila y Caribdis, vase Homero, Odisea, XII.144. Sobre Platn en Sicilia, vase G.
Boas, Fact and Legend in the Biography of Plato, The Philosophical Review 57.5, Ithaca, 1948, pp.
439-457. Sobre Helicn de Czico, asociado con los megricos Brisn y Polxeno, vase 108 y 122.
154
La intervencin de Aristipo sigue a la ancdota sobre Helicn de Czico, que por haber predico un
eclipse recibi dinero de Dionisio (vase 122).
218
El modo de vida de Aristipo propici que muchas fuentes lo asociaran con el perfil del parsito, tanto
por el cobro de altos precios por su enseanza, segn surge de 368, como por su permanencia en la corte
de Siracusa, segn este pasaje y 407. Sobre la figura del parsito en la relacin con la tarea intelectual,
vase C. Damon, Greek Parasites and Roman Patronage, Harvard Studies in Classical Philology
(Boston), 97, 1995, pp. 181-195 y J. Lofberg, The Sycophant-Parasite, Classical Philology 15.1,
Chicago, 1920, pp. 61-72.
219
A diferencia del texto previo, el juicio sobre Aristipo no es aqu negativo. Luciano est asociado con
una actitud cnica. Al decir que Aristipo es bien considerado, se hace eco del aspecto de continencia de la
posicin cirenaica.
155
156
Sexto se encuentra en este pasaje est haciendo un listado de cosas que otros pueblos admiten, pero los
griegos consideran vergonzoso, entre las cuales se cuentan los ropajes muy adornados, usuales entre los
persas y asociados con las extravagancias de la corte de Dionisio.
157
158
lugar y no al revs, en este caso las posesiones del tesorero no bastan para elevarlo a l de nivel, sino que
no hacen sino remarcar su inferioridad, precisamente porque contrasta con el refinamiento del ambiente.
Esta lnea se conecta directamente con las ancdotas sobre el lujo y en general, otra vez, con el precepto
cirenaico de que se debe poder tanto gozar de los bienes como desdearlos. Sobre este punto, vase
Introduccin, 4.3.
226
Este pasaje revela un juego de palabras entre paidea, educacin y paidi, juego, divertimento.
Ntese que el divertimento es puesto en los testimonios que siguen en el mismo nivel que el dinero, que
opera como su condicin de posibilidad, visto el marco general de bsqueda de lujo que rodea la posicin
de Aristipo. El anecdotario ligado con el mecenazgo de Dionisio trasunta la misma regla general de los
ejemplos de los actos humillantes, enfatizando otra vez el dominio de la situacin del cirenaico, que
frecuenta mbitos y acepta situaciones de acuerdo con su propio plan de accin. Lo mismo se traduce en
el tpico de la obtencin de dinero, representado en 425-7, as como en 510, donde se dice que Aristipo
afirmaba que los filsofos van a la puerta de los ricos y no a la inversa, porque los primeros saben lo que
necesitan, mientras los otros no. Una historia similar se atribuye a Antstenes (SSR, V.A.166) y a
Simnides (Arist. Retrica II.16,1391A). Platn la menciona como una especie de lugar comn en
Repblica, VI.489 b-c, lo cual muestra que efectivamente se trataba de un tpico extendido en la poca.
159
Le peda dinero a Dionisio y ste le dijo: pero dijiste que el sabio no pasara
necesidades. Y l lo interrumpi para decirle: dmelo e investiguemos sobre el
asunto. Pero cuando se lo dio le dijo: ves que no paso necesidades?.
428. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 35 (SSR, IV.A.40):
De Aristipo: Interrogado por Dionisio el tirano sobre cundo cesara de hacerle pedidos,
Aristipo le dijo: precisamente cuando t me des, y eso ser cuando no seamos
mutuamente agradables.
429. ESTOBEO, IV.8.23 (Gnomologium Parisinum, 71) (SSR, IV.A.41):
De Aristipo: Cuando Dionisio le dijo a Aristipo no recibo de ti ningn beneficio,
respondi: dices la verdad, pues si te hubiese ayudado, habras terminado con la tirana
como con una enfermedad sagrada.227
430. ESTOBEO, IV.8.18 (SSR, IV.A.41):
De Aristipo: Aristipo el filsofo cirenaico dijo que la monarqua difera de la tirana
tanto como la ley de la ilegalidad y la libertad de la esclavitud.
431. DIGENES LAERCIO, VI.25 (FHG III.582.34) (SSR, IV.A.43):
Un da, tras observar que en un banquete lujoso Platn tomaba aceitunas, Digenes le
dijo: por qu t, el sabio que naveg a Sicilia por esas mesas, ahora no disfrutas de las
que tienes a mano?. Y l le dice: por los dioses, Digenes, tambin all me iba hacia
las aceitunas y las cosas por el estilo. Y l otro contest: Entonces por qu tuviste
que viajar a Siracusa? Acaso en ese momento el tica no produca aceitunas?.
Favorino dice en su Historia variada que Aristipo dijo eso.
432. DIGENES LAERCIO, II.71 (Arsenio, 114.1-5) (SSR, IV.A.49):
Cuando navegaba Aristipo a Corinto y sufri una tormenta, se agit. Entonces, al que le
dijo nosotros los hombres comunes no hemos tenido miedo, mientras que ustedes, los
filsofos, estn asustados, le contest: porque no es por un alma del mismo tipo que
cada uno se inquieta.228
433. ELIANO, Historias varias, IX.20 (SSR, IV.A.49):
Durante un viaje en barco, al desatarse una tormenta, Aristipo se alter mucho, y uno de
los pasajeros le dijo Aristipo, tambin t tienes miedo, como el montn?. Y l le
227
Los pasajes 428-9 parecen enfocar una misma situacin de modos diferentes. La primera parece
indicar el diagnstico que hace Aristipo respecto de la lgica de la relacin entre ambos, sostenida en una
conveniencia mutua. La segunda toma una perspectiva de tono objetivista, donde lo que se pone en juego
es la enseanza en vistas de un bien, a la vez que abre a un juicio de tipo poltico, que rie con otros
testimonios sobre Aristipo, que subrayan su prescindencia en ese terreno, como el testimonio de
Jenofonte en 570. Cabe notar que es Estobeo el que menciona esta arista de Aristipo, y se explaya ms en
430 con la transmisin de un juicio respecto de la tirana en tanto organizacin poltica. En tanto
testimonios aislados, no bastan para colegir una posicin al respecto.
228
Las numerosas ancdotas de viaje asociadas con Aristipo concuerdan con su vida itinerante, tal como
se desprende de la mencin de su estancia en Mgara en 392, su perodo en Siracusa de 400 ss., el viaje a
Asia mencionado en 107 y, por supuesto, su permanencia en Atenas junto a Scrates. Esto ha sido visto
como un punto de contacto con la prctica de los sofistas, lo cual coincide con la posicin poltica de
renegar de las cuestiones polticas que trasunta el dilogo que Jenofonte le hace mantener con Scrates en
570.
160
inmediatamente lo que necesitaba. Y dado que unos hombres que iban a viajar hacia
Cirene, su patria, le preguntaron si no quera enviar un mensaje a su casa, dijo que les
ordenaba tomar las posesiones que saldran a flote en un naufragio.229
437. VITRUVIO, Sobre la arquitectura, VI.1.1 (SSR, IV.A.50):
Aristipo, el filsofo socrtico, tras naufragar frente a la costa de Rodas, al ver all
diagramas geomtricos, se cuenta que exclam a sus compaeros: tengamos
esperanzas. Precisamente, veo rastros de civilizacin, y yendo a Rodas, lleg
directamente al gimnasio, donde al discutir sobre filosofa obtuvo tales honores que no
slo lo cubrieron de ropas y comida a l, sino tambin sus compaeros. Cuando ellos
quisieron volver a su patria y le preguntaron qu quera comunicar a su casa, l les
mand a decir lo siguiente: conviene preparar para los nios las mismas posesiones y
provisiones que puedan preservarse de un naufragio.
438. CICERN, Sobre la repblica, 1.17.29 (SSR, IV.A.50):
Ese comentario de Platn, o de quien lo haya hecho, me parece muy conveniente.
Cuando fue arrojado por una tempestad hacia tierras desconocidas a una costa desierta,
mientras los otros teman ante la ignorancia del lugar, dicen que advirti que en la arena
haba trazadas figuras geomtricas. Al verlas exclam que tuvieran esperanzas, porque
haba visto huellas de hombres.
439. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 23 (Cod. Vindobonense Theol. CXLIX f. 306r)
(SSR, IV.A.50):
Aristipo, el filsofo cirenaico, naufrag cuando navegaba hacia Atenas y cuando, al ser
rescatado por atenienses, le preguntaron qu iba a decir a sus allegados al volver a
Cirene, respondi: tomen las provisiones que se pueden mantener a flote cuando
naufraguen.
440. EXC. MS. FLOR. JUAN DAMASCENO, II.13.138 (SSR, IV.A.50):
Aristipo exhort a los jvenes a tomar las provisiones que se mantendran a flote con
ellos si naufragan.
d) Lujo y la austeridad: el perro de la corte
441. DIGENES LAERCIO, II.66 (Eudocia, Violarium, 175.123.7-9) (SSR, IV.A.51):
Aristipo era capaz de acomodarse al lugar, al tiempo y a la persona y representar su
papel adecuadamente en toda circunstancia. Por eso era apreciado por Dionisio ms que
229
Frente a los testimonios que refieren a un riesgo de naufragio, 436-40 mencionan un naufragio
efectivo, que da lugar a un juicio sobre las posesiones, concordante con los ejemplos en que se las arroja
al mar en 469-70 o se las abandona en el desierto 471, y cuya sntesis es tal vez la recomendacin a su
hija en 647 acerca de desdear lo superfluo. Llama la atencin aqu la mencin de la geometra. A juzgar
por las opiniones que se le atribuyen respecto de las matemticas en 620-7, esta afirmacin no puede
indicar ms que la constatacin de que la geometra se trata de una prctica tpicamente griega, de modo
que tal vez la mencin de hombres sabios sea un exceso, si realmente sostena Aristipo que las
matemticas, por no tener relacin con el bien y el mal, no tienen sentido, e incluso la cocina tena mayor
estatuto tcnico. En este sentido, ntese que en 478 Cicern atribuye, con dudas, la ancdota a Platn, en
quien la alabanza de la geometra sonara ms esperable. Vase D. Roochnik, Counting on Number:
Plato on the Goodness of Arithmos, The American Journal of Philology 115.4, Baltimore, 1994, pp.
543-563 y L. Zhmud, Plato as Architect of Science, Phronesis 43.3, Leiden, 1998, pp. 210-244.
162
los otros, ya que siempre estaba bien dispuesto para lo que sobrevena. Gozaba el placer
de las cosas presentes y no buscaba con dolor el gozo de las que no estaban presentes.
De all que tambin Digenes lo llamaba perro de la corte.230
442. Suda, s.v. Aristipo; Hesiquio de Mileto, Catlogo de nombres, 90.25.9-13] (SSR,
IV.A.51):
Pero Timn lo mordisqueaba por vividor diciendo ms o menos as: As es la lujuriosa
naturaleza de Aristipo, que se deleita en mentiras.231
443. [HESIQUIO DE MILETO], Acerca de los hombres ilustres, 4 (SSR, IV.A.51):
Aristipo el cirenaico persegua, por un lado, los placeres, y, por otro, no iba a la caza de
ningn disfrute con dolor entre las cosas que no estn presentes. De all que Digenes lo
llamaba perro de la corte.
444. SUDA, s.v. Aristipo (SSR, IV.A.52):
Aristipo, compaero de Scrates, que persegua el placer y la elegancia en todo.
445. ATENEO, XII.544 b (SSR, IV.A.53):
El modo de vida de Aristipo estaba de acuerdo con su doctrina y la viva en todo lujo y
extravagancia de perfumes, ropajes y mujeres. Por eso, tena abiertamente a Las como
hetera y disfrutaba las extravagancias de Dionisio, aunque muchas veces se burlaba.232
230
Este testimonio de Digenes pone de relieve una serie de datos importantes de la posicin de Aristipo.
En primer lugar, la adecuacin al contexto est presentada como un armsasthai, es decir un entrar en
armona con el medio, punto que se repite en el anecdotario, como surge especialmente de los
testimonios asociados con la estancia en Siracusa. La flexibilidad de esta postura no rie con la
permanencia en los propios principios, sino que la fuerza del filsofo parece residir precisamente en aunar
estos dos aspectos. En segundo lugar, se esboza brevemente la tesis de la bsqueda del placer presente.
En este contexto esta posicin implicara no tomar una actitud conflictiva respecto de lo dado, y, al
contrario, arbitrar los medios para que una situacin potencialmente adversa cambie de signo. En tercer
lugar, esta sntesis da lugar al juicio que supuestamente habra vertido Digenes sobre l, caracterizndolo
como basilikn kon, perro de la corte. El sentido de esta afirmacin surge de lo planteado en 448-9,
donde se enfatiza que el trato de Aristipo con lo lujoso era una preferencia, pero no un fruto de la
necesidad, sino que su constitucin lo haca apto para vivir sin eso, lo cual nos vuelve al punto de partida,
en relacin con su flexibilidad para adaptare a situaciones distintas sin sufrir por ello. En este sentido, se
comprende que la consecucin de los placeres sea menos dificultosa que en el caso de una naturaleza ms
estructurada, que para sentirse en esa situacin necesita de condiciones determinadas, cuya ausencia la
precipita en el dolor. Puede inferirse que un argumento como ste puede haber sido esgrimido si no lo
esgrimi efectivamente contra las crticas a la exposicin al placer que Platn plantea en Gorgias y
Repblica IX, ya que la sntesis entre autodominio y flexibilidad permitira arbitrar las relaciones con
cualquier contexto extrayendo de ello lo placentero y minimizando la cuanta de displacer sin riesgo de
perder el control sobre la situacin.
231
Frente al perfil de la posicin esbozada por Digenes en 441, el escptico Timn de Fliunte presenta la
crtica caracterstica a esta pretensin, denostndola como una mentira, esto es, como una mera ilusin de
cumplimiento imposible, que esconde, en los hechos, una vida dedicada a los excesos, tal como subraya
Cicern en 349 como riesgo que acecha a una doctrina que no cuenta con un andamiaje que evite los
desvos. Vase nota ad loc.
232
Los testimonios 444-6 y 450-1 presentan, en consonancia con 442, la figura de Aristipo asociada con
el lujo. Este mismo tipo de enfoque se repite en 590 y 610, donde se enfatiza el aspecto hedonista de la
propuesta cirenaica. Por otra parte, basta una mirada a 447-9 para ver que, con a las actitudes
cortesanas, conviven tambin las que hacen de Aristipo un perro, esto es alguien que no depende en
modo alguno de las circunstancias externas, aspecto subrayado aqu con su posibilidad de mantener una
misma conducta llevando ropajes pauprrimos o lujosos. En este sentido, esta autonoma se desprende
directamente de las tesis que sostienen su gnoseologa, de neto corte subjetivista, tal como surge de 628.
163
Ntese que en el testimonio de Digenes de 448 se contempla incluso la posibilidad de que Platn
reconociera este rasgo de Aristipo, que, de acuerdo con 449, consistira precisamente es no ser afectado
por el placer. Es interesante tener en cuenta que de un modo poco convencional, la posicin cirenaica
termina por compartir con otros grupos helensticos esta caracterstica de su parmetro tico: si los
estoicos hacen de l un poseedor de aptheia, impasibilidad, los epicreos pretenden que practique la
ataraxia, imperturbabilidad, los megricos tambin la impasibilidad o a la aokhlesa, calma, o noalteracin, los cirenaicos son tal vez los ms osados, en tanto quien encarna su filosofa busca
voluntariamente las situaciones disruptoras porque su constitucin psquica no puede ser afectada, como
si se tratara de una coraza que no se puede traspasar, o de un cuerpo, como en 449, que por no sufrir ante
el fuego puede exponerse al volcn de las pasiones sin riesgo.
233
Una lnea dentro de la doxografa pone de relieve la evidente conexin entre el hedonismo cirenaico y
el hedonismo epicreo, tal como surge de 589-90, 596-603, 606, 608, 615-21, 624-5, 629 y 639. Esta
diferencia ser importante en la evolucin de la doctrina cirenaica, especialmente en lo que toca a la
relevancia que se le conceder a los placeres anmicos frente a los corporales, que son los que prefiere la
vertiente originaria de cuo aristipiano. Sobre este viraje, vase la propuesta de la lnea aniceriana en 672.
164
En consonancia con los testimonios que enfatizan la preferencia por lo lujoso, 452-7 refieren a la
elegancia. En todos los casos se considera el uso o abuso? de perfumes como una costumbre
extravagante que Aristipo se ve en la necesidad de justificar. Como se ve en 453, las vas argumentativas
parecen ser dos, en primer lugar, una que apela a la autoridad, haciendo intervenir al rey de los persas, del
mismo modo que en 500 trae a colacin, frente a Platn, a la figura de Dionisio de Siracusa, y en 458
opera con la comparacin de los dioses, tradicionalmente caracterizados como asistentes a banquetes
fastuosos; en segundo lugar, otra vez, cuestiona que la exposicin a esta costumbre, asociada con lo
lujoso, pueda afectar la calidad anmica del sujeto, a travs de la comparacin de lo que sucedera con la
misma situacin en el caso de los animales, como confirma el texto de 456, que complementa el de
Digenes en 453: si un caballo perfumado no deja de ser un buen caballo, tampoco debera dejar de serlo
un hombre. De este modo, volvemos a encontrar el rasgo de inalterabilidad de la virtud del filsofo
cirenaico que lo hace inmune al lujo, y por lo tanto puede instaurarlo como preferible sin riesgo.
235
Sobre este tipo de razonamiento analgico con apelacin a la autoridad, vase 452 y nota ad loc.
165
Una ancdota similar con Platn como interlocutor es relatada en 380 -vase nota ad loc. La versin
de 459, que tiene ligersimas variantes, corresponde a una diferencia de ubicacin del pasaje en algunos
cdices.
237
Ateneo de Nucratis inicia el libro XII de su Banquete de los sabios con este pasaje, para derivar luego
la conversacin hacia el tema del lujo y las costumbre afeminadas, de modo que la mencin de Cirene,
tomada como ejemplo de hedonismo, en tanto patria de Aristipo y el grupo cirenaico en general, es
propiciatoria de estas temticas.
238
Este pasaje precede al consignado en 320 a propsito de Alxino. Vase nota ad loc.
239
Esta caracterizacin del llenarse tiene un eco directo en el pasaje de los toneles del Gorgias de
Platn, especialmente en el pasaje 493e-494c, donde aparecen cinco variantes del verbo plero. Lo
llamativo en este caso es que Aristipo no adopta aqu una posicin contraria a la platnica, sino a todas
luces similar. En efecto, Aristipo parece extremar el planteo y notar que la tendencia a los excesos que
Platn ejemplifica con la comida se verifican tambin en otros mbitos, especialmente el asociado con la
propiedad, tema al que apuntan los testimonios hasta 475.
166
La respuesta de Aristipo, adems de confirmar su actitud frente a las posesiones, tiene interesantes
proyecciones en lo que hace a la tendencia a formular juicios deficientes producidos por la obnubilacin
por algn elemento, como aqu la riqueza. Se trata de un caso paralelo al esbozado en 463, donde ese
mbito es impermeable a la reflexin. Estos casos ofrecen un contrapunto visible al puro subjetivismo
epistemolgico que parece surgir de los pasajes doctrinales, de donde podra colegirse la imposibilidad de
trazar una tica o evaluar juicios axiolgicos. Este presupuesto convive, sin embargo, con una posibilidad
de contrastar esos juicios intersubjetivamente y, como en este caso, mostrar la inconsecuencia de que
alguien que tiene menos se conduela por la prdida de alguien que sigue teniendo ms que l. Por otra
parte, este pasaje pone de relieve una inclinacin antihedonista en los hombres, que tienden a solazarse en
el displacer. En este sentido, la actitud del interlocutor no es interpretada como una muestra de cinismo,
en la que se solaza externamente en el dolor del otro, sino como una verdadera actitud simpattica, que le
hace pasar por alto incluso que su situacin es peor. En ello se revela un impulso hacia el displacer que
hace ms relevante la postulacin de la hedon como base del sistema cirenaico.
241
En la compleja posicin de Aristipo frente a la riqueza, donde se propone vivir sin depender de ella,
pero prefirindola, este juicio parece abonar este segundo aspecto, diferenciando las posesiones
abundantes de las puntuales. Es difcil saber si un juicio as formaba parte de un contexto mayor tal vez
un dilogo y estaba al servicio de un argumento ms complejo. En rigor, parece un paso diseado para
objetar un planteo extremo que homologara la propiedad con un elemento de indumentaria, que por
grande se volviera incmodo, mientras que la propuesta aristipiana es ms amplia y ana la autonoma
anmica, como surge de 467, a la posibilidad de gozo de los lujos, de modo que no aceptara los preceptos
de moderacin a ultranza. Sobre este punto, vase 589 y nota ad loc.
167
pirata, tras tomar el dinero se puso a contarlo. Luego, como quien no quiere la cosa, lo
iba arrojando al mar y se puso a gemir. Otros afirman que adems dijo que era mejor
que el dinero fuera destruido por Aristipo antes que Aristipo fuera destruido por el
dinero.242
470. SUDA, s.v. Aristipo (SSR, IV.A.79):
Se cuenta que, cuando su esclavo le llevaba el dinero y estaba agotado por el peso,
Aristipo le dijo que arrojara lo pesado. Amenazado en una nave por lo que llevaba, lo
fue arrojando al mar, pues la destruccin de eso, dijo, era su salvacin.
471. HORACIO, Sermones, II.3.99-102 (SSR, IV.A.80):
En qu es similar el griego Aristipo, que orden a sus siervos que arrojaran su oro en el
medio de Libia, porque abrumados por el peso avanzaban muy lento?
472. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 39 (SSR, IV.A.82):
Aristipo tom no pocas riquezas de Dionisio en su viaje y a causa de ellas iba a sufrir
una conspiracin organizada por los navegantes. Habiendo pasado de la mitad de la
nave junto a la parte lateral, orden que los sacos fueran vaciados sobre el entarimado,
para contar el dinero con atencin, y al apilarlas las iba arrojando al fondo. Mientras los
marineros se iban poniendo molestos, dijo: es mejor que el dinero sea destruido por m,
que yo por l.
473. CICERN, Sobre la invencin retrica, II.58.176 (SSR, IV.A.83):
La afeccin es un cierto cambio de las cosas, ya sea con referencia al tiempo, el
resultado o el manejo de asuntos o el deseo de los hombres, de modo que no parecen ser
tales como eran consideradas previamente, o como suelen ser generalmente. (...) es
intil arrojar dinero
al mar, pero no con el propsito con el que lo hizo Aristipo.
474. CICERN, Sobre los deberes, I.41.148 (SSR, IV.A.83):
Sobre lo que verdaderamente est hecho segn los designios de la comunidad no hay
que establecer ninguna regla, ya que ellas son en s mismas reglas y nadie debe cometer
este error de que, porque Scrates o Aristipo hizo o dijo algo contra los hbitos y
costumbres ciudadanas, l tiene derecho a hacer lo mismo. Es por sus enormes y divinas
condiciones que accedan a este privilegio.
475. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 31 (SSR, IV.A.85):
242
Bion de Borstenes, que vivi aproximadamente entre 325 y 245 a.C., suele ser asociado con la
invencin de la diatriba como gnero literario, texto de carcter moralizante desprovisto de andamiaje
terico. M. Narcy traduce directamente como dice Bion y aclara en nota ad loc. que la expresin hoi
per tn Bona seala slo a Bion y no a Bion y a sus discpulos, pero podra pensarse que se trata de un
comentario doxogrfico, de manera que sealara no a discpulos sino a otras fuentes que repiten la
historia narrada por Bion. En cuanto al contenido, hasta 473 encontramos variantes de un ncleo asociado
con el abandono de dinero, ya sea porque su conservacin supone un esfuerzo exagerado, ya sea porque
tenerlo resultara peligroso, casos ambos en que el fin, asociado con el placer, se vera comprometido. En
trminos de 467, podra decirse que perseverar en la conservacin del dinero en estos casos resultara
ridculo o vergonzoso.
168
Este pasaje sintetiza la actitud de Aristipo, y revela en un ejemplo prctico los dos aspectos
conflictivos que conviven en su planteo: por un lado, la tendencia a extremar el ejercicio del gozo sin
descartar excesos de placer corporal, para lo cual los casos de su trato con mujeres son claros, y, por otro,
la capacidad de desechar estas prcticas, como indicio de que el autodominio se mantiene intacto. Ntese
que en 477 precisamente la clave consiste en poder salir y no quedar atrapado en la lgica adictiva del
deseo, lo cual habilita acciones como las de 478 sin que ello haga mella sobre la calidad anmica del
filsofo. Sobre el juicio de las tres diosas, en que Paris debe decidir cul es ms bella, decidindose por
Afrodita a cambio del amor de Helena y dando lugar as a la guerra de Troya, vase Homero, Ilada,
XXIV.2530, en que el tpico es mencionado al pasar, y los fragmentos de las Ciprias. Luego es
mencionado por Eurpides en Andrmaca, 284 y Helena, 676, y ms tardamente reaparece en Ovidio,
Heroidas, XVI.71 ss. y 149152, Luciano, Dilogos de los Dioses, 20 y Pausanias, Descripcin de
Grecia, V.19.5.
244
Los pasajes hasta 583 refuerzan la idea de la distancia que mantiene en el tratamiento con cortesanas,
oscilando entre la falta de prejuicios que lo llevan a fundamentar su convivencia con una de ellas, pero a
la vez no siente ninguna presin ni responsabilidad ante el reclamo de 479, para el cual la respuesta suena
en extremo despectiva. En rigor, otra vez, ambas actitudes se apoyan en el precepto general que surge de
483, en el cual convive la idea de autonoma usual en los testimonios, pero revela al mismo tiempo el
aspecto ms oscuro de este planteo en lo que hace a las relaciones humanas, donde dicha autonoma no
dista demasiado del ms crudo egosmo, en el cual los otros son denigrados a la categora de objetos, ya
sea comparndolos con casas o naves, de los cuales uno se vale, o con comestibles, que son directamente
consumidos, en una lgica donde la intransferibilidad de las percepciones y la persecucin del placer
acallan toda otra consideracin. En este sentido, probablemente en este ncleo de cuo aristipiano est
cifrada la diferencia que habilita el quiebre del grupo cirenaico en varias tendencias, entre las cuales una
de las disidencias centrales est cifrada en el lugar que se le da a la amistad y las relaciones humanas en
general en el concierto de la doctrina cirenaica. Podra plantearse incluso que este problema se remonta a
Scrates mismo, en quien se ha visto un cuestionamiento de las relaciones sancionadas por la tradicin.
Sobre este punto, vase F. Gonzalez, Socrates on Loving Ones Own: A Traditional Conception of
169
170
En griego en el original.
Hasta 493 se enfatiza el elemento de skesis, ejercitacin, del placer, punto que marca la diferencia
ms flagrante con las propuestas de autodominio basado en la moderacin, por ejemplo de cuo
platnico. Ntese que especialmente en el testimonio de Clemente, en 490, la prctica sugerida es la del
dominio de los placeres. En este sentido, no se tratara de una exposicin asegurada de antemano por la
imposibilidad de ser afectado, como en 449, caso en el cual poda ser Aristipo un caso especial, como lo
era Scrates, por ejemplo, en su capacidad de or al demon. Al contrario, esta actitud frente al placer
como elemento susceptible de ser manejado mediante un aprendizaje que supone enfrentrsele
experimentndolo est, en principio, en la mano de cualquiera. Podra suponerse que este conocimiento
puede elevarse al status de tcnica, a juzgar por el paralelo con el pilotaje de naves y la equitacin
planteado en 493. La broma atribuida a Scrates en 492 pone en juego ldicamente los lmites de la
pretensin de no ser atrapado por los placeres y la vida lujosa que la posicin terica indica como
preferible.
247
171
S que me he topado con una hereja. Precisamente, el jefe de ella pretenda luchar
contra el placer por medio del uso del placer. Aunque, cual verdadero gnstico,
desertaba frente al placer por medio de la simulacin de la batalla (...), dado que deca
que no es valioso alejarse del placer sin haberlo experimentado, sino habiendo estado en
l, no ser dominado, y por lo tanto ejercitarse en l por medio de l. El desgraciado se
engaa a s mismo sin darse cuenta con una tcnica voluptuosa. Evidentemente,
Aristipo el cirenaico adhera a esta opinin, la del sofista que alardea de la verdad.
Precisamente, cuando se lo criticaba por convivir continuamente con la hetera corintia,
deca: en realidad, yo poseo a Las y no soy posedo por ella.
491. TEODORETO, Curacin de las enfermedades griegas, XII.5 (SSR, IV.A.96):
As, Aristipo el cirenaico, al ser criticado porque frecuentaba a veces a la hetera
corintia, deca: poseo a Las y no soy posedo por ella.
492. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 493 (COD. VAT. GR., 742 f. 67v) (SSR, IV.A.97):
Cuando vio a Aristipo vestido de manera extravagante, Scrates ensuci el asiento sobre
el cual se iba a sentar el otro. Al sentarse Aristipo en la parte limpia, dijo: pens que
poseas el manto y no que eras posedo por l.
493. ESTOBEO, III.17.17 (Mximo, III.28) (SSR, IV.A.98):
De Aristipo: domina el placer no el que se aparta sino el que lo usa, pero no es
arrastrado. Como tambin domina la nave y el caballo no el que no los usa, sino el que
los lleva a donde quiere.
494. DIGENES LAERCIO, IV.40 (SSR, IV.A.99):
Arquesilao, que era muy propenso al lujo qu otra cosa que un segundo Aristipo?
frecuentaba los banquetes slo si eran de hombres semejantes. Conviva abiertamente
con las cortesanas de Elis, Teodota y Fil, y a los que lo ridiculizaban les citaba las
costumbres de Aristipo.248
495. HORACIO, Cartas, I.1.16-9 (SSR, IV.A.100):
Ahora, en alerta, acto y me sumerjo en las olas citadinas,
protector y duro seguidor de la verdadera virtud.
Ahora me deslizo furtivamente en las reglas de Aristipo
e intento agregar que la circunstancia es para mi, no yo para la circunstancia.249
248
Sobre Arquesilao, vase 34 y nota ad loc. La suspensin del juicio que profesaba habilit en el terreno
tico el abandono de la lnea platnica en aras de una apertura que le permita reivindicar la postura de
Aristipo. No hay demasiados indicios de un impacto ms amplio en el mbito estrictamente conceptual,
pero esta serie de interrelaciones sealan la pervivencia de ciertos postulados ms all de la conservacin
estricta dentro de una escuela o grupo determinado, de modo que la Academia misma puede terminar
convirtindose en un canal de pervivencia de la doctrina cirenaica, aunque, por supuesto, diluda en el
crisol del escepticismo de Arquesilao.
249
Contamos, hasta 498, con los comentarios a 495, un pasaje del poeta Horacio, poeta romano lrico y
satrico que vivi entre 65 y 8 a.C., que testimonia bien el modo en que las dos filosofas mencionadas,
estoicismo y filosofa cirenaica, eran vistas en la transicin a la nueva era. Mientras el estoicismo se
asocia primariamente con la dimensin pblica y el sostenimiento de una nocin de verdad absoluta,
ntese que la filosofa cirenaica, a travs de la mencin de los comentadores, es homologada con la
epicrea, en tanto ambas comparten la postulacin del hedonismo. Esta sntesis lleva a desaguisados tales
como el de 496, donde Aristipo, como un epicreo avant la lettre, aparece dirigiendo un grupo surgido al
menos cuarenta o cincuenta aos tras su muerte. Ntese que 497 y su anlisis de la actitud furtiva que
172
menciona el poema revela que ni siquiera la asociacin con los epicreos, que sostenan una postura
hedonista mucho ms moderada que la cirenaica, dado que afirmaban que el placer anmico estaba sobre
el corporal, salva a esta vertiente de la crtica, de modo que la mencin del placer basta para crear un
juicio negativo. Tanto es as que el mismo Horacio, en Epodos, 1.4.16, en una reivindicacin de la vida
sencilla se caracteriza como un cerdo de la piara de Epicuro, jugando con el prejuicio montado contra el
hedonismo.
250
Las sentencias consignadas en este apartado completan las consignadas previamente, organizadas con
criterios temticos que muestran los ncleos de la posicin de Aristipo. En cuanto a las que constan en
Digenes Laercio, II.66-83, M. Narcy subraya los puntos de contacto que existen con la coleccin de
sentencias atribuidas a Digenes el cnico en el libro VI, hasta el punto de que varias veces se menciona
que una misma ancdota aparece atribuida a ambos personajes, como pasa en II.68, II.78, II.103, VI.25 y
VI.32, lo cual permitira inferir que ambas colecciones fueron tomadas por Digenes Laercio de una
fuente comn, que probablemente reuna las dos lneas, ya sea para enfrentarlas, por sus aspectos
opuestos de austeridad contra lujo, ya sea para aunarlas, por sus aspectos similares, que hacen que
Digenes de Snope pueda llamar a Aristipo perro de la corte en 441 (1999, p. 180).
251
Este pasaje abre la obra, donde, tras plantear el problema, Plutaro menciona a Aristipo para sealar que
sera igualmente intil pagar tutores y maestros si de ellos no pudiese extraerse una enseanza sobre
cmo hacer la vida virtuosa y poder, en consecuencia, decidir en cuestiones personales, domsticas y
polticas de la mejor manera. Es extraa la afirmacin de estar en todos lados, que se ha entendido
como una referencia respecto del relato de Jenofonte consignado en Memorabilia, II.1.13 (570), donde
Aristipo reniega de una ligazn estricta con una patria en particular. Eso podra equivaler a un estar en
todos lados, para sostener su prescindencia en el terreno poltico. La mencin elusiva indicara, adems,
que tiene que haberse tratado de una ancdota conocida por el pblico potencial de Plutarco, lo cual haca
innecesario extenderse en detalles. Vase G. Giannantoni (1990, IV.160-1).
173
502. DIGENES LAERCIO, II.68 (Arsenio, 111.27-112.2; Eudocia, Violarium, 175.123.911) (SSR, IV.A.104):
Cuando le preguntaron qu provecho sacaba de la filosofa, Aristipo dijo: poder
convivir confiadamente con todos.253
503. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 36 (SSR, IV.A.104):
Aristipo, cuando le preguntaron qu provecho sacaba de la filosofa, dijo: convivir sin
temor con cualquiera.
504. APULEYO, Florilegio, 2 (SSR, IV.A.104):
Y yo, como dijo Aristipo, pruebo. Aristipo, el fundador del grupo cirenaico, el discpulo
de Scrates, que prefera eso mismo, cuando una vez un tirano le pregunt qu
aprovechaban ellos del estudio de la filosofa, tan sacrificado y tan largo. Aristipo le
respondi: conversar con todos los hombres con seguridad y determinacin.
505. JUAN SARESBER., Policr., V.17 (SSR, IV.A.104):
Qu te ofreci la filosofa?, pregunt curioso el escrutador de la filosofa, y Aristipo le
respondi: conversar con todos los hombres con determinacin.
506. JUAN SARESBER., Cartas, 191 (SSR, IV.A.104):
Una vez que le preguntaron que le haba ofrecido la filosofa, se cuenta que respondi
conversar con todos los hombres con determinacin.
507. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 44 (SSR, IV.A.104):
Aristipo dijo: Aunque no sea nada ms, de la filosofa saco este beneficio: encontrarme
con los dems de manera razonable.
508. DIGENES LAERCIO, II.68 ([Hesiquio de Mileto], Acerca de los hombres ilustres, 4)
(SSR, IV.A.105):
Cuando una vez le preguntaron qu es lo que los filsofos tienen ms, Aristipo contest:
si todas las normas desaparecieran, igualmente podramos vivir.254
509. EXC. MS. JUAN DAMASCENO, II.13.146 (SSR, IV.A.105):
l, cuando le preguntaron qu obtena de la filosofa, dijo: hacer sin necesidad de
control lo que algunos hacen por temor a las leyes.
252
No es seguro que pueda inferirse aqu alguna postura respecto de lo religioso, dada la carencia de
testimonios al respecto. Podra pensarse que esta afirmacin se enrola en la visin de la muerte como fin
ineluctable dentro de los cnones tradicionales, en la que las acciones durante la vida no alteran el destino
post mortem, como sucede en los poemas homricos. Por otra parte, el hecho de que Teodoro el Ateo
haya adherido al grupo cirenaico constituira un indicio de una posicin laxa en este terreno.
253
Los pasajes 502-7 testimonian el rasgo que Aristipo atribuye a su filosofa en el mbito social. Las
distintas manifestaciones (confiadamente, sin temor, con determinacin, con seguridad, de manera
razonable) apuntan todas al ideal de autonoma consistente con los principios generales. El nutrido
anecdotario muestra especialmente que las relaciones de poder no amedrentan al filsofo, como se
desprende de los intercambios con Dionisio de Siracusa (400-29) y en 513-4 con hombres poderosos
durante su estancia en Asia.
254
La independencia frente al poder reaparece aqu oponiendo la autonoma a la heteronoma a la quedan
condenados quienes son permeables a las afecciones externas, entre las que se cuentan primariamente las
reglas de organizacin social.
174
255
La misma pregunta aparece planteada por Platn en Repblica, VI.489 b-c, en un contexto donde se
opone a los que saben frente a los que no lo hacen. Sobre este punto, vase 424 y nota ad loc. A este
enfoque se agrega, en la versin de 511 un aspecto en el que el filsofo tendra una funcin de curacin
respecto de los dems, que podra asociarse a la dimensin tcnica de la filosofa cirenaica esbozada en
490.
256
La expresin educacin general traduce el griego enkklios paidea, que podra verterse tambin
como conocimiento enciclopdico, que alude al acervo de la tradicin, pero ms estrictamente a los
conocimientos que se tomaban como propeduticos para el estudio de la filosofa. Esto es lo que habilita
la referencia al pasaje homrico de Odisea respecto de los pretendientes de Penlope, mencionado en el
mismo tono por Gorgias (DK82B9) y Ps. Plutarco, Sobre la educacin de los nios, II.107c-d. En el
mismo sentido, pero a travs de otro episodio homrico, esta vez del descenso al Hades de la Odisea, en
el canto XI, el estoico Aristn de Quos habra coincidido con la distincin entre el conocimiento del resto
de las disciplinas y la filosofa, a travs de la metfora de que Odiseo no ve a Persfone, la esposa de
Hades.
175
El tenor de este testimonio es similar a los asociados con la figura de Euclides en 67-72, en que el
megrico trata de evitar el conflicto. No obstante, en este caso parece no tratarse solamente de una actitud
de bonhoma que rehye a la ira, sino de un modo de entender la funcin de la argumentacin,
propiciando una prctica que evite sus aristas ersticas, por el mero gusto de la discusin, precisamente al
estilo megrico, como se confirmara a partir de pasajes como 524. Desde una perspectiva como la
cirenaica, se comprende mejor un tipo de argumentacin que en todo caso llegue hasta la irona, pero no
hasta el lmite de la violencia que supone perseguir una refutacin lgica al estilo megrico. Ejemplos
claros de esta actitud pueden verse en los argumentos de Eublides en 150-87.
258
En este pasaje se pone de relieve una actitud que va ms all del rechazo del conflicto asociado con el
hedonismo tambin presente en 515. Esta actitud tiene que ver con una actividad en pro de hacer
desaparecer el dolor. En este sentido, esta sentencia se conecta directamente con la que presenta el caso
de la prdida de la propiedad en 464 vase nota ad loc., donde, del mismo modo, es vista
negativamente la actitud de condolerse por otro. Bsicamente, quien toma el placer como fin no podra
ver en este caso sino un contagio del dolor que aparece bajo todo punto de vista inaceptable.
259
Como en 515, en 517-20 se explicita el comportamiento adecuado ante quien pretende suscitar un
conflicto, ya sea en un mbito cualquiera, como en 518-20 o ms especficamente en el ejercicio de la
argumentacin, donde se manifiesta que la refutacin, al menos en algunos casos, est asociada con
caractersticas violentas que deben ser repelidas con el ms amplio desdn, mostrando simplemente que
no se es afectado por ellas. Esta reaccin, precisamente, est vista como corolario esperable de una
actitud de autonoma, que no sera tal si el sujeto se pusiera en una disposicin tal de convertirse en presa
de los argumentos ersticos, diseados justamente para crear un malestar en el refutado.
176
521. GNOMOLOGIUM VATICANUM 743, 27 (Cod. Vat. Gr. 742 f. 65r) (SSR, IV.A.113):
Aristipo, cuando un hombre cometi injusticia contra l y escap por temor a
cruzrselo, al encontrarlo una vez, le dijo: no es necesario que t escapes de m, sino
yo de ti, ya que eres un mediocre.260
522. COD. NEAPOL., II.d.22.36 (SSR, IV.A.115):
Aristipo deca: no prometas grandes cosas. Al contrario, haz grandes cosas.
523. PAPIRO MICHIGAN 25 (ed. Gallo) (SSR, IV.A.114):
Aristipo el filsofo cirenaico, cuando le preguntaron por qu Timoteo el flautista no
tena buena reputacin entre los flautistas, pero no era sobrepasado en reputacin entre
el resto, dijo que el cocinero trata no con los cocineros sino con los dems.261
524. DIGENES LAERCIO, II.70 (Arsenio, 113.21-23) (SSR, IV.A.116):
Una vez alguien le lanz un enigma y dijo: desenrdalo, y Aristipo le contest: por
qu, hombre frvolo, quieres que desenrede lo que enredado nos causa problemas.262
525. DIGENES LAERCIO, II.73 (Arsenio, 115-24-5) (SSR, IV.A.117):
Como alguien se jactaba de saber zambullirse en el mar, Aristipo le dijo: no te
avergenzas de envanecerte con lo que hace un delfn.263
260
Esta tematizacin aislada de la mediocridad aparece como la contracara de la actitud que logra el
filsofo en relacin con un comportamiento directo y sin temor hacia los dems en 502-7. En ese sentido,
el hacer grandes cosas mencionado en 522 quedara asociado al tipo de prctica de la autonoma que
persigue el ncleo de la teora cirenaica.
261
En consonancia con la prdica en contra de los conflictos, este pasaje muestra una toma de posicin
respecto de las disidencias corporativas y los recelos usuales entre profesionales dedicados a la misma
actividad. El diagnstico parece ser aqu que este tipo de conductas son usuales y por lo tanto debieran ser
desodas en aras del juicio recibido por agentes externos a las querellas de grupo. Esta actitud,
ejemplificada aqu con una tcnica ajena al mbito intelectual, parece tener un eco en la representacin de
las disputas entre socrticos, como las que surgen de las cartas 643-6. Sin embargo, esto bien puede
tratarse de una recreacin posterior, en la que no poda dejarse a Aristipo fuera en la perspectiva
doxogrfica segn la cual los socrticos constituan lo que J. Beversluis caracteriz como rejunte
mezquino y pendenciero que no slo estaban monumentalmente en desacuerdo entre ellos sobre las
perspectivas filosficas de Scrates, sino que tambin se detestaban intensamente unos a otros (CrossExamining Socrates: A Defense of the Interlocutors in Plato's Early Dialogues, New York, Cambridge
University Press, 2000, p. 28).
262
La actitud crtica frente a la erstica presente en 515 y 517 se extiende aqu claramente a la dialctica,
apuntando directamente a impugnar la validez del tipo de argumentacin que implica esta orientacin
terica. En este sentido, dedicarse a la lgica parece compararse, a juicio de Aristipo, con abrir la caja de
Pandora, de donde no slo no puede salir nada til, sino tampoco nada bueno. Tomando en cuenta la
perplejidad que causa, entra en conflicto con el propsito de persecucin del placer, posibilidad que
puede medirse en el trecho que separa la actitud ldica de personajes como Estilpn, por ejemplo en 2735, con la trgico-patolgica de Diodoro Crono, cuya muerte habra acaecido por un desafo del primero
(196).
263
Adems de indicar una crtica a la soberbia, que puede ponerse en relacin con el rechazo de la hbris
de corte tradicional, puede verse detrs de este pasaje una posible intertextualidad con el Gorgias de
Platn. En 511c el Scrates platnico intenta objetar la afirmacin de Calicles de que es preciso dedicarse
a la retrica por su utilidad para sobrevivir en contextos peligrosos, teniendo en cuenta la posibilidad de
ser acusado ante los tribunales como los lectores saben que ocurri con Scrates. El objetivo final ser
enfatizar que no existe tal pretendida utilidad, pero el punto relevante aqu es que el primer paso
argumental al que recurre Platn es comparar la retrica con la natacin, para subrayar que tambin salva
vidas, como pretende Calicles de la retrica, y ante la pregunta tambin el arte de nadar es a tu juicio
177
178
179
Seguramente esta sentencia se asocia con 531, como rasgo de la asociacin entre educacin y plena
humanidad, tal vez entendida aqu como la capacidad de no recibir pasivamente el influjo del contexto,
sino de ser capaz de abrir juicio, de modo que se encontrara tambin en la misma lnea de 532, donde se
enfatiza la preferencia del pensar autnomo frente a la confianza en el ajeno.
272
En 535-6 se opera sobre el paralelo entre jvenes y caballos, apelando al procedimiento socialmente
aceptado de domar/educar caballos, pero descuidar o al menos poner en duda la formacin de los jvenes.
Probablemente este tipo de comparaciones eran usuales dentro del grupo socrtico, ya que se encuentran a
menudo en tanto matriz de argumentacin. En la misma lnea se ubica la crtica que formula Platn en el
Alcibades, donde subraya la diferencia entre el cuidado que se presta en Persia a la educacin de los
jvenes nobles y el desdn de las costumbres griegas (121a ss.). Lo mismo sucede en el Laques, donde se
enfatiza la diferencia en el modo en que se exige cierto saber y autoridad en otras tcnicas, pero no para
opinar sobre la virtud (184e ss.).
273
La sentencia guarda un alto grado de irona, precisamente porque fue arrojado a un espacio de ms
dinamismo cultural. La renuencia a volver surge, por ejemplo, de 540, donde desoye los pedidos de su
padre. Por otra parte, la relacin dbil con patria se constata no slo en la vida ms bien itinerante de
Aristipo, sino sobre todo en la mencin de Jenofonte acerca de las crticas que le propinara Scrates
precisamente por esta actitud de desapego. Sobre este punto, vase 570 y nota ad loc.
274
Sobre la posibilidad de inferir a partir de algunos pasajes la posicin de Aristipo en materia religiosa,
vase 501 y nota ad loc.
275
Ms all del ejemplo aislado, puede notarse que los casos de hambre y sed suelen aparecer como
modelos paradigmticos para el anlisis de la moderacin y el impulso hacia el placer, por ejemplo en
399, 463, 529 y 570. A su vez, el caso de hambre y sed es la base del argumento de Platn en Repblica,
IV.436b-439d, que apunta a diferenciar las partes racional y apetitiva que conforman, junto con la
impulsiva, el alma humana.
180
(MONJE),
276
Si bien los pasajes que siguen, hasta 545, parecen complementar la negativa al reclamo de paternidad
que se menciona en 479, ms todava comparten la idea de rechazar lo que daa, como un principio
intrnseco al hedonismo que puede parangonarse con 464, donde hay una condena a las condolencias, y
con 516, donde se enfatiza la necesidad de superar el dolor. En todo caso, estos pasajes ponen de relieve
la tensin que existe entre esta posicin y el trato con los otros, cuando quedan colocados en situaciones
molestas, hasta el punto de que aparecen descartados como objetos, en un giro que se deja entrever
tambin en 479. Vase nota ad loc. acerca de esta posicin respecto de las relaciones humanas y sus
posibles antecedentes.
277
Otras lecturas consignan de otra manera el texto, vertiendo: dijo que era una pequea belleza, pero un
gran mal. De todas maneras, junto con 547-8, a la vez que los pasajes mencionados en la nota previa, se
compone un concierto de testimonios que revelan una cierta misoginia, en buena medida como marca de
poca y de imaginario cultural, que en todo caso se remonta a la asociacin de la multiplicacin de los
males sobre la tierra con la aparicin de Pandora, la primera mujer. Sobre este punto, vase P. Gordon,
Misogyny, Dionysianism and a New Model of Greek Tragedy, Women's Studies 17.3/4, London, 1990,
pp. 211-219. Por otra parte, estos juicios, todos asociados con una misma fuente, contrastan con su
relacin sostenida con Las y su justificacin de la convivencia con heteras en 480-9.
181
Entre las obras de Estilpn, representante del grupo megrico, se encuentra la mencin de un dilogo
con el nombre de Aristipo, que podra tratarse del iniciador de los cirenaicos vase sobre este punto 229
y nota ad loc., lo cual implicara la presencia de intercambios tericos que ameritaban reflotar, en
tiempos de Estilpn, la figura de Aristipo o traer a colacin la de su nieto, si se tratara de Aristipo
Metrodidacta. Los juicios crticos respecto de la dialctica que surgen de 515, 517 y 524, seguramente
persistentes en el grupo cirenaico, pueden haber sido la causa.
279
Demonacte, oriundo de Chipre y activo durante el siglo II, fue maestro de Luciano de Samsata, que
escribi una biografa que conserva su semblanza. Se lo asocia con una postura ms bien eclctica,
orientada al cinismo, por cuya tensin con la doctrina cirenaica puede entenderse su aficin por Aristipo.
Vase 396 y nota ad loc.
280
Filn se encuentra iniciando una discusin en torno de la ebriedad, pero como prolegmeno analiza las
nociones de homonimia y sinonimia, categorizadas explcitamente por Aristteles en el comienzo de
Categoras, con una impronta marcadamente ontolgica y en tanto va para impugnar la teora platnica
de las Formas. Sobre este punto, vase F. Ildefonse J. Lallot, Introduction, en Aristote, Categories,
Prsentation, traduction du grec et commentaires par Frdrique Ildefonse et Jean Lallot, Paris, Seuil,
2002. La perspectiva de Filn es lingstica y coincide con el sentido actual que suele darse a los trminos
homnimo y sinnimo, refiriendo, en el primer caso, a la posibilidad de que un nombre tenga diversas
acepciones. El caso analizado aqu es el de perro, y sucede que entre los sentidos de animal perro, un
monstruo marino y la constelacin que lleva esa denominacin, se cuenta tambin cnico, en tanto
derivado de kn, perro. La mencin de Aristipo podra responder a la popularizacin de la expresin
perro de la corte que Digenes le habra dado, o simplemente a una asociacin algo libre de Filn, que
menciona a Aristipo slo en esta oportunidad. Tampoco queda claro si se refiere a Aristipo como
fundador, tal vez confundindolo con Antstenes, quien para la doxografa helenstica pasaba por
iniciador del cinismo.
182
Del filsofo cirenaico se citan tres libros de una historia de Libia enviada a Dionisio.
Tambin un libro nico con veinticinco dilogos, unos escritos en tico y otros en
drico:281 Artabazo,282 A los nafragos, A los exiliados, A un mendigo,283 A Las,284 A
Proros, A Las, sobre el espejo, Hermias,285 Sueo, Al que tiene la ,286 Filomelo, A los
allegados, A los que critican que se posea vino aejado y cortesanas, A los que critican
que se coma lujosamente, Carta a su hija Arte,287 Al que se ejercita para Olimpia,
Pregunta, Otra pregunta, Coleccin de sentencias, a Dionisio,288 Otra coleccin de
sentencias, sobre la estatua, Otra coleccin de sentencias, sobre la hija de Dionisio, Al
que se cree deshonrado
281
La lista de obras de Aristipo es accidentada. Para empezar, el mismo Digenes transmite dos catlogos.
El primero consigna veintitrs obras, entre las cuales no es claro, como nota M. Narcy (ad loc.), si deben
incluirse la carta a Arete, y cmo deben contabilizarse las obras mltiples (cuestiones, colecciones de
sentencias). El segundo est precedido de la sospecha de que hay que agregar a esto diatribas, y en el otro
extremo, que haya que desestimar todos los ttulos. Vase infra. De todos modos, no conservamos textos
suficientes para que esto se vuelva un problema relevante, que exceda la curiosidad de un catlogo
detallado, pero vaco e inaccesible.
282
Los primeros tres ttulos figuran igualmente en el catlogo de Panecio. En cuanto al primero, Artabazo,
se ha discutido si detrs de este ttulo debe inferirse una obra histrica, al estilo, tal vez, de la referida a
Libia poco antes, caso en el cual Artabazo podra ser el integrante del ejrcito de Jerjes que durante las
guerras mdicas estuvo al mando de la fallida toma de Potidea; luego, en 479 a.C., tuvo un papel
importante en la batalla de Platea, y tras la contienda fue nombrado strapa en la Frigia Helespntica,
regin que gobern entre el 477 y 465 a.C. La otra posibilidad es que se tratara de su tataranieto, que
gobern entre 363 y 350 a.C., cuyo padre, Farnabazo II, es mencionado en 514. Dada la tendencia
helenstica a la creacin de ancdotas, esta mencin no alcanza para decidir el punto de una manera
taxativa. En cuanto al segundo de los ttulos, suele verse como la obra de la cual surgieron pasajes como
43-40, relatos ligados con tormentas y naufragios. El tercero, que refiere al exilio, es para algunos la
fuente de las posiciones antipolticas, e incluso de pasajes como 500-1, que insisten en un arraigo local
difuso. Tambin se atribuyen a Estilpn, en 307, opiniones sobre el exilio, dentro del grupo megrico.
283
Mannebach sostuvo que esta obra deba ser una respuesta polmica al Mendigo, obra atribuida a
Digenes el cnico en Digenes Laercio, VI.80, de modo que sera, en rigor, un Contra el Mendigo, y se
enrolara en un programa de objecin al cinismo (1961, pp. 82-3). G. Giannantoni duda de esta
interpretacin (1990, IV, p. 161), y M. Narcy lo secunda agregando que el resto de las obras cuyos ttulos
se estructuran sobre la preposicin prs no tienen valor adversativo, lo cual quitara plausibilidad a este
caso (ad loc.).
284
Dos obras aparecen aqu dedicadas a Las, mencionadas en 480-91. Sobre la segunda, suele
mencionarse el epigrama atribuido a Platn, que abre el libro VI de la Antologa Palatina, en el cual ante
la llegada de la vejez entregara su espejo a Afrodita. El texto dice: La que se ri exultante sobre Grecia,
la que tena el enjambre de amantes jvenes en mis puertas, Las, doy mi espejo a la <diosa> de Pafos,
dado que as no quiero verme, y como era antes no puedo. La misma temtica se aborda en VI, 18-20. El
trabajo que figura en el catlogo entre ambas obras lleva el nombre de A Poros en los cdices, pero se ha
propuesto la correccin por Proros, teniendo en cuenta que as se conoce a un vencedor olmpico de la
poca y hay tambin un pitagrico de Cirene que lleva ese nombre, y es mencionado por Jmblico en su
Vida de Pitgoras, 27.127.
285
El personaje ms conocido de ese nombre es sin duda el gobernante de Atarnea, con quien Aristteles
se uni en lazos familiares por su casamiento con Pitia, su primera esposa en ocasin de su salida de
Atenas tras la muerte de Platn. Hermias, al parecer, haba tenido contactos con la Academia, y podra ser
elemento para comentarios intelectuales, tal vez para referir a Aristteles, a quien, por otra parte, se
refieren los pasajes 562 y 567, aunque la obra mencionada es otra. G. Giannantoni abre dudas debido a la
edad avanzada que deba tener Aristipo para escribir sobre esta poca. Sobre las polmicas que desat la
cercana de Aristteles con Hermias, vase 145, en referencia a las crticas de Eublides.
286
El ttulo de esta obra refiere a una actitud propia de los banquetes, sin que podamos colegir su
contenido. La siguiente podra referirse, segn suele afirmarse, al discpulo de Iscrates de ese nombre.
287
La tradicin ha conservado una supuesta carta de Aristipo a su hija, que se consigna en 647. Es difcil
saber si se trata del mismo texto y por qu razn integra un catlogo de obras, especialmente porque el
183
Al que intenta aconsejar. Algunos dicen que ha escrito tambin seis obras de diatribas,
pero otros dicen que no escribi nada. Entre ellos se cuenta tambin Soscrates de
Rodas.289 Segn Socin, en el segundo libro, y segn Panecio sus obras son las
siguientes: Sobre la educacin, Sobre la perfeccin, Protrptico, Artabazo, Nufragos,
Exiliados, Seis diatribas, Tres libros de colecciones de sentencias, A Las, A Proros, A
Scrates, Sobre el azar.
554. LUCILIO, Sat., XXVIII, frag. 742 (SSR, IV.A.145):
Algunos dicen que el socrtico Aristipo fue despedido por un tirano.
555. ATENEO, XI.508 c-d (FGH, I.325.279; FGH, II.B.591) (SSR, IV.A.146):
Teopompo de Quos en su diatriba contra Platn dice: cualquiera encontrara la
mayora de sus dilogos intiles y falsos. La mayora son ajenos, ya que surgen de las
diatribas de Aristipo, y algunos tambin de las de Antstenes, y muchos de las obras de
Brisn de Heraclea.290
556. DEMETRIO, Sobre la elocucin, 296 (SSR, IV.A.148):
Los hombres dejan a sus hijos dinero, pero no dejan conocimiento, que suministra lo
necesario a los que quedan. Se dice que esta es la forma de la argumentacin aristipiana.
557. ESCOLIO A LAS ARGONATICAS DE APOLONIO DE RODAS, II.77 (SSR, IV.A.149):
Thrsos (valiente) difiere de thrass (audaz), pues thrsos es lo razonable, mientras que
thrsos es lo que est ms all de la temeridad. As tambin opina Aristipo el filsofo.291
texto que tenemos no tiene una dimensin terica considerable, sino que constituye, como las dems
cartas atribuidas a los socrticos, un mensaje personal, de donde probablemente se extraan semblanzas de
los personajes. El ttulo siguiente podra ser un indicio para interpretar el A Proros en el sentido de una
obra para el ganador de los juegos del 360 a.C., con el que podra haberlo unido algn tipo de relacin.
288
Se alude en este grupo de obras al tipo estilstico llamado khrea, constituido por un pasaje en prosa
que pretende rescatar algn momento llamativo, como las sentencias que ofician de base a la construccin
de los escritos doxogrficos, del cual Digenes Laercio es un buen ejemplo. Sobre este punto, vase M.
Narcy (ad loc.). Se ha dudado si en estos casos se trata de sentencias redactadas o coleccionadas por
Aristipo, o, como propone Kindstrand, son sentencias acerca de Aristipo (Diogenes Laertius and the
Chreia Tradition, Elenchos 7, Napoli, 1986, pp. 219-243).
289
La referencia a las diatribas surge de 555, donde Teopompo acusa a Platn de plagiar a otros
socrticos. La diatriba en tanto gnero consiste en un discurso popular moralizante, cuyo origen se asocia
con el cinismo. Vase 469 y nota ad loc. La afirmacin sobre ausencia de escritos no es poco usual, y
sobre la base de los dems testimonios debe ser desestimada, como se ve tambin en 110 y nota ad loc.
En 28, el mismo Digenes cita a Panecio que, de un modo velado, parece impugnar autenticidad a las
obras de Aristipo, lo cual llev a varios intentos de corregir el texto, por ejemplo, trasladando la mencin
de Panecio junto con la de Soscrates, y dejando slo a Socin como fuente del segundo catlogo. Por otra
parte, se puede pensar, con Giannantoni (1990, IV.155-9), que las dudas sobre la autenticidad de 111 se
limitan a los dilogos socrticos, y no a otro tipo de gneros en los que puede haber incursionado Aristipo
y constaran, precisamente, en la segunda lista. M. Narcy (ad loc.) supone que se trata de una versin
estoica de las obras de Aristipo a las que, para mantener la reputacin de los primeros socrticos, se le
habran quitado las que consideraban inconvenientes.
290
Sobre las acusaciones de plagio, vase la mencin de este pasaje en 111 y nota ad loc.
291
La presencia de estos pasajes en relacin con los escritos se justifica por la mencin de una reflexin
sobre trminos puntuales que puede remontarse a Aristipo. Tomadas aisladamente resultan solamente una
curiosidad, pero si se las coloca sobre el marco de las reflexiones sobre la adecuacin de los nombres que
atravesaron la poca, ponen sobre el tapete la cuestin acerca del nivel en que el cirenaico puede haber
participado de esta prctica. Ntese que 558-9 son comentarios homricos, matriz de fundamental
importancia para la actividad de los intelectuales de la poca, entre los cuales se cuentan los sofistas, pero
tambin socrticos como Antstenes vase, por ejemplo, sus comentarios a Homero en SSR,V.A.187-9,
184
185
acuerdo se cas con ella y, con suma felicidad, le ofreci sacrificios como los que los
atenienses le ofrecen a Demeter de Eleusis.295
563. DIGENES LAERCIO, II.23 (SSR, IV.A.153):
Dice Aristipo en el cuarto libro de su Acerca de la vida lujuriosa de los antiguos que
Scrates estaba enamorado de Alcibades.
564. DIGENES LAERCIO, II.49 (SSR, IV.A.154):
Aristipo dice en el cuarto libro de su Sobre la vida lujuriosa de los antiguos, que
Jenofonte estaba enamorado de Clinias, sobre quien tambin dijo lo siguiente: pues yo
contemplo ahora a Clinias, ms dulce que cualquier otra cosa bella entre los hombres.
Aceptara quedar ciego de todo lo dems ms que de Clinias, un nico ser. Sufro de
noche, durante el sueo, porque no lo veo, mientras que de da, al sol, conozco la mayor
plenitud, porque me muestra a Clinias.296
565. DIGENES LAERCIO, III.29 (SSR, IV.A.155):
Aristipo, en el cuarto libro de su Sobre la vida lujuriosa de los antiguos, dice que Platn
estaba enamorado del joven Aster, que estudiaba con l astronoma, pero tambin de
Dion y algunos dicen que tambin de Fedro. Muestran su amor estos epigramas que
escribi para ellos, etc.297
566. DIGENES LAERCIO, IV.19 (SSR, IV.A.156):
Parece, en efecto, que Polemn emulaba a Jencrates en todo, y dice Aristipo, en el
cuarto libro de su Sobre la vida lujuriosa de los antiguos, que estaba enamorado de l.298
567. DIGENES LAERCIO, V.39 (SSR, IV.A.157):
Del hijo de Aristteles, Nicmaco, dice Aristipo en el cuarto libro de su Sobre la vida
lujuriosa de los antiguos, que Teofrasto tena hacia l una disposicin ertica, aunque
era su maestro.299
295
Digenes presenta este relato como una alternativa al que suele ser recogido por la tradicin, en la cual
la esposa de Aristteles era hija o sobrina de Hermias (vase 553 y nota a la obra Hermias). La
coincidencia con las dems fuentes se da en la informacin sobre la devocin mostrada hacia Pitia. Vase
A. Chroust, Aristotle Leaves the Academy, Greece & Rome 14.1, Cambridge, 14.1, 1967, pp. 39-43.
296
La aficin de Jenofonte por Clinias se repite en las fuentes y tiene su fundamento en la descripcin que
el primero realiza en Banquete, IV.12. Sus lazos familiares se aclaran en el Eutidemo de Platn, donde
Clinias es uno de los personajes. De all surge que era hijo de Axoco, que da nombre de un dilogo
apcrifo atribuido a Platn y era to de Alcibades, el general ateniense y allegado al grupo de Scrates.
297
Digenes cita a propsito de la vida amorosa de Platn una serie de epigramas de origen dudoso.
Parecen fruto de una lectura apresurada de los dilogos sin perspectiva histrica los epigramas dedicados
a Agatn y Fedro, personajes de sus dilogos pertenecientes a generaciones previas. Incluso respecto de
la mencin de este desconocido Aster se han sembrado dudas, pensando en que pueda tratarse de un
apodo afectuoso del tipo de Brillante, que algunos han visto asociado con Fedro, pero que colisiona con
la cronologa. Sobre este punto, vase el trabajo tradicional de C. Bowra, Platos Epigram on Dions
Death, The American Journal of Philology 59.4, Baltimore, 1938, pp. 394-404.
298
Jencrates y Polmn estuvieron sucesivamente a cargo de la direccin de la Academia tras Platn y
Espeusipo. La admiracin de Polemn por Jencrates est enfatizada en la tradicin, hasta el punto de que
abandon una vida disipada para seguir su ejemplo de moderacin y termin dedicando su actividad a la
reflexin tica. Sobre este punto, vase H. Dillon, The Heirs of Plato: A Study of the Old Academy (347274 B. C.), Oxford, OUP, 2003, pp. 156-77.
299
Nicmaco era hijo de Aristteles y la mujer que tom despus de la muerte de Pitias vase 553 y nota
ad loc.. Tras la muerte de Aristteles qued al cuidado de Nicanor, sobrino de Aristteles, y prosigui
estudios en el Liceo bajo la tutela de Teofrasto. Vase C. Mulvany, Notes on the Legend of Aristotle,
186
187
parece que es el asunto. No debes decirme las opiniones de otros filsofos, ni de los
poetas, ni de los oradores, ni de los mdicos, ni los que no ejercitaron las dems artes y
no han aprendido a trabajar el oro, la plata y las restantes cosas porque sera demasiado
largo enumerar todas las artes que estn en las habitaciones de los hombres: porque lo
que dicen los mdicos sobre el alma, que est unida al cuerpo, est dividida y est
constituida de partes simples, es justo lo que sentimos tambin nosotros. Su juicio es
oportuno, en cuanto nos valemos de ellos y vemos que sus acciones sanan el cuerpo, ya
que al recibir sus palabras se repone tambin la inteligencia del espritu. Por eso te he
hablado un poco de los mdicos, ya que el alma y el cuerpo estn mezclados la una con
el otro y ese es su arte; es decir los que yo llamo mdicos, en los cuales encontramos
ambas cosas (cura del cuerpo y del espritu), porque verdaderamente aqul que entiende
bien su arte es capaz de dar una especie de imagen. Yo te propongo por eso la pregunta
sobre cmo te parece eso llamado alma -o cualquier otro nombre que quieras, dselo-, si
dura o se termina (o sea si se consume, envejece), como te lo dije al principio, porque
est dividida ().301
i) Posiciones tericas
570. JENOFONTE, Memorabilia, II.1-17 (SSR, IV.A.163):
A m me parece, precisamente, que al decir esto Scrates exhortaba a sus discpulos a
ejercitar el autodominio frente al placer de la comida, la bebida, la lascivia, el sueo, el
fro, el calor y el esfuerzo. As pues, sabiendo que uno de sus discpulos era
indisciplinado frente a estos asuntos,302 le dijo:
Dime, Aristipo, si tuvieras que educar por encargo a dos jvenes, uno para que sea
capaz de gobernar, y el otro para que no compita por el gobierno, cmo educaras a
cada uno? Quieres que examinemos comenzando por la alimentacin como a partir de
sus elementos?
Y Aristipo dijo:
Por supuesto. Me parece que la alimentacin es un principio, pues nadie podra vivir
si no se alimentara.
(2) Entonces, el querer tomar alimento, cuando llega la hora, resulta natural para
ambos?
Naturalemente, sin duda, dijo.
Entonces, a cul de ellos tendramos que acostumbrar a elegir hacer algo apremiante
antes que satisfacer el vientre?
301
Para una traduccin completa de este texto, vase V. Ryssel, Die pseudosokratische Dialog ber die
Seele, Rheinische Museum (Frankfurt), 48, 1893, pp. 175-95, donde se detallan los elementos tardos del
texto que hacen poco probable que se remonte legtimamente a la autora de Aristipo. Igualmente notables
son las diferencias en el perfil del personaje de Scrates, a quien Erostrofo, personaje por lo dems
desconocido, trata con una deferencia exagerada. Vase R. Newbold, The Syria Dialogue Socrates. A
Study in Syrian Philosophy, Proceedings of the American Philosophical Society 57.2, Philadelphia,
1918, pp. 99-111.
302
Como en todas las fuentes, Scrates aparece asociado con la nocin de autodominio (enkrteia), que
tal vez sea la impronta ms importante que lega a sus discpulos, en tanto todos la adoptan, integrndola a
sus respectivos sistemas de modos diversos. El presente pasaje muestra, desde la perspectiva de
Jenofonte, la tensin entre la posicin socrtica y la que adopta el cirenaico. Vase infra. La matriz
argumentativa socrtica se basa en el procedimiento que conocemos a travs de Platn y que Euclides de
Mgara objeta en 88.
188
Por Zeus! dijo. Al que est siendo educado para gobernar, a los efectos de que los
asuntos de la ciudad no queden sin cumplir en su gobierno.
Entonces dijo, incluso cuando quieran beber, no hay que imponerle a l que pueda
mantenerse alejado de la bebida?
Por supuesto.
(3) Y que tenga autodominio con el sueo, de modo que pueda acostarse tarde,
levantarse temprano y, si es preciso, quedarse sin dormir, a cul de los dos se
deberamos imponer?
Eso tambin a se dijo.
Y qu hay dijo con tener autodominio en las cuestiones erticas, de modo que no
tenga obstculos para actuar a causa de ello, si es necesario?
Eso tambin a se dijo.
Y el no huir de los esfuerzos, sino permanecer en ellos voluntariamente, a cul de los
dos se lo deberamos imponer?
Esto tambin al que est siendo educado para gobernar dijo.
Y qu? Aprender si un estudio es conveniente en vistas de dominar a los adversarios,
a cul convendra ms imponrselo?
Mucho ms, por Zeus, al que est siendo educado para gobernar, puesto que ninguno
de los dems es ventajoso sin este tipo de estudios.
(4) Entonces, el que es educado as, te parece que sera vencido menos por los
adversarios que el resto de los animales? Porque, ciertamente, algunos de ellos son
atrapados con el cebo para el vientre, y algunos, aunque son muy tmidos, sin embargo
impulsados por el deseo de comer caen en el cebo, y los otros se ven apresados por la
bebida.
Por supuesto dijo.
Y acaso tambin otros por la lascivia, por ejemplo los machos de las codornices y las
perdices, al avanzar tras la voz de la hembra, por el deseo y la esperanza de placeres
erticos, y abandonar el clculo de los peligros, no caen en las trampas?
Aristipo estuvo de acuerdo tambin con esto.303
(... 5-7 ...)
Entonces qu? Dado que conoces el lugar de cada grupo de este tipo, examinaste ya
en cul de estos lugares te pondras con justicia a ti mismo?
(8) Yo al menos s dijo Aristipo. Y de ningn modo, realmente, me pongo a m
mismo en el lugar de los que quieren gobernar, puesto que me parece, ciertamente, que
es propio de un hombre insensato, dado que es grande el trabajo de procurar lo
necesario para s mismo, que no le baste con eso, sino que se agregue el esfuerzo de
suministrar a los dems ciudadanos lo que necesitan. Quitarse a uno mismo muchas de
las cosas que quiere para estar al frente de la ciudad, y si no se logran cuantas cosas
quiere la ciudad, tener que rendir cuenta de ello, cmo no va a ser eso una completa
insensatez? (9) Puesto que las ciudades demandan de los gobernantes como yo me valgo
de mis esclavos, porque yo demando que los servidores me preparen lo conveniente en
303
Ntese que Aristipo se muestra de acuerdo con Scrates en la construccin de un perfil general del
gobernante, que ms adelante ser desestimado como modelo a seguir. Sin embargo, lo ms importante es
sin duda el juicio atinente a los riesgos de tener un carcter falto de autodominio. A juzgar por el resto del
anecdotario, y en contra del modo en que habitualmente se entiende este pasaje, Scrates y Aristipo
comparten una opinin comn en lo que hace al valor del autodominio, pero difieren en el campo de
aplicacin al que suponen que debe aplicarse aqul que lo tiene. Mientras Scrates coloca en primer plano
la dimensin poltica, Aristipo radicaliza el mbito individual, lo cual da lugar a las disidencias que se
explicitan en lo que sigue del pasaje.
189
abundancia, pero que ellos no tomen nada de eso. Adems, las ciudades creen que es
preciso que los gobernantes les suministren los mayores bienes, pero que ellos se
mantengan alejados de todos ellos. Entonces, yo, a los que quieren tener muchos
problemas ellos mismos y auxiliar a los dems, los conformara as, educndolos para
los puestos de gobierno, pero a m mismo, por cierto, me pongo entre los que quieren
pasar la vida del modo ms fcil y placentero.304
Y Scrates le dijo:
Entonces quieres que tambin examinemos eso, cul de los dos vive de modo ms
agradable, los gobernantes o los gobernados?
(10) Vemoslo.
En primer lugar, de los pueblos que conocemos en Asia, los persas gobiernan,
mientras son gobernados los sirios, los frigios y los lidios. En Europa gobiernan los
escitas, pero son gobernados los meocios. En Libia gobiernan los cartagineses y son
gobernados los libios. Pues bien, de todos esos pueblos, cules crees t que viven ms
a gusto? O entre los griegos, de los que t mismo formas parte, quines te parece que
llevan una vida ms agradable, los que mandan o los que estn dominados?
(11) Pero yo, en rigor dijo Aristipo, tampoco me ubico a m mismo en esa
esclavitud, sino que me parece que hay una va intermedia entre ambos, que intento
transitar: ni el gobierno ni la esclavitud, sino la libertad, que conduce a la felicidad ms
excelsa.305
Es que si ese camino, dijo Scrates, lo mismo que no pasa por el mando ni por la
esclavitud, tampoco pasara a travs de los hombres, podras tener alguna razn, pero si
viviendo entre hombres pretendes no gobernar ni ser gobernado, ni complacer de buen
grado a los que mandan, creo que tienes que darte cuenta de que los ms poderosos
saben utilizar a los ms dbiles como esclavos, hacindoles sufrir tanto en las relaciones
pblicas como en su trato individual. O es que no te has dado cuenta de cmo recogen
el trigo que otros sembraron, cortan los rboles que otros plantaron y asedian por todos
los medios a los ms dbiles que se niegan a rendirles vasallaje, hasta que los convencen
de preferir la esclavitud a una guerra contra los ms poderosos? Y en su vida privada, a
su vez, no sabes que los valientes y poderosos esclavizan a los cobardes y desvalidos y
se aprovechan de ellos?
304
El hedonismo de la posicin de Aristipo aparece como el elemento que impide admitir la vida dedicada
a la persecucin del poder. Esta contradiccin entre poder y placer es analizada crticamente por Platn en
el dilogo con Calicles en el Gorgias. Ntese que en este pasaje se identifican habitualmente ecos de la
posicin cirenaica (vase T. Irwin, Aristippus against happiness, The Monist 74.1, Buffalo, 1991, pp.
55-82 y las notas a 528 y 589), dado que el personaje Calicles comparte las lneas generales del
hedonismo aristipiano, aunque cambia la perspectiva con la cual se analiza la dimensin poltica. Como
se ve ms abajo, en Jenofonte es Scrates el que categoriza al poder como plataforma para aumentar la
disponibilidad de placer, o al menos para no sufrir el avasallamiento del ms poderoso, mientras que
Aristipo parece juzgarlo como un esfuerzo excesivo. En el planteo del Gorgias, en cambio, Calicles, el
personaje hedonista, es el que adopta lo que aqu es una tesis de Scrates. Al mismo tiempo, es compleja
la nocin de gobernante sobre la que se opera en este pasaje, ya que se oscila entre lo que debera ser y lo
que es un gobernante, esto es, entre la figura que ejercita el autodominio para poder ponerse al servicio de
los dems, que parece ser el desidertum socrtico, y la figura, concordante con la del Calicles del
Gorgias, donde el gobernante, apoyado en la definicin de justicia como derecho del ms fuerte, dado
que es el ms poderoso, gobierna en su propio beneficio.
305
La manera que tiene Aristipo para escapar al dilema de Scrates es cancelar directamente el plano
poltico, sustrayndose as a la oposicin gobernante-gobernado. En esta sustraccin se cifra la libertad.
Probablemente algn eco de esto resuene en la pretensin de tratar con todos los hombres por igual en
502-7, y las relaciones con personajes poderosos en 400-29 y 513-4. El aspecto potencialmente
paradjico de esta posicin es resaltado por Scrates inmediatamente.
190
Pero yo, en rigor dijo Aristipo, para no padecer eso, tampoco me encierro a m
mismo en una organizacin poltica, sino que soy un extranjero en todos lados (... 14-16
...).306
O t qu haces cuando adviertes que uno de tus esclavos es as?
Lo castigo dijo con todos los males, hasta que lo obligo a ser un esclavo. (17) Sin
embargo, Scrates, los que son educados en la tcnica de la realeza, que me parece que
t consideras que es la felicidad, en qu se diferencian de los que padecen males por
necesidad, si realmente sufren hambre, sed, fro, se quedan sin sueo y se esfuerzan en
todas las dems cosas voluntariamente? Pues yo no s en qu se diferencia que la misma
piel sea azotada voluntaria o involuntariamente o, en general, que el mismo cuerpo sea
asediado con tales cosas voluntaria o involuntariamente, salvo que se atribuya
insensatez al que quiere permanecer en estas situaciones penosas.307
571. LIBANIO, Declamacin I (Apologa de Scrates) 150 (SSR, IV.A.164):
Scrates haba dialogado con Aristipo sobre el autodominio para persuadirlo de no ser
esclavo del vientre.
572. JENOFONTE, Memorabilia, III.8.1-17 (SSR, IV.A.165):
Una vez que Aristipo intentaba refutar a Scrates, como haba sido refutado por l
anteriormente, dado que quera ser til a sus discpulos Scrates respondi no como los
que se cuidan para que el argumento no sea alterado de algn modo, sino como los que
confan abiertamente en hacer lo debido. (2) El primero preguntaba si conoca algo
bueno, para, si Scrates mencionaba una de tales cosas, por ejemplo el alimento, la
bebida, la riqueza, la salud, la fuerza o el coraje, sealarle que en rigor eso es algunas
306
La pretensin de mantenerse al margen de las relaciones de poder es sealada por Scrates como una
clara aceptacin del destino de sujecin al gobierno de otro, ya que la oposicin gobernar-ser gobernado
est vista como una alternativa de hierro. La solucin de Aristipo postula una forma de apoliticidad, que
no consiste en la burda actitud de desentenderse de los asuntos polticos, lo cual consistira precisamente
en quedar preso de la impugnacin de Scrates, dado que en una organizacin poltica no se puede evitar
la alternativa de estar entre quienes detentan el poder y quienes son dominados. Por el contrario, Aristipo
intenta ir ms all de la oposicin y declararse apoltico en el sentido de no-perteneciente a ninguna
organizacin poltica, en la adopcin de una forma de marginalidad que se asocia con la extranjera. Esto
implicara no slo que los actos polticos son vistos como ajenos, sino tambin y es ms importante la
posibilidad de salirse del juego de relaciones polticas, como quien cambia de pas y deja atrs las redes
polticas volvindolas aleatorias y pasajeras. En la lnea de Demcrito y su para el hombre sabio toda
tierra es transitable, pues el cosmos entero es la patria de un alma noble (Frag. 247), Aristipo es una de
las figuras que anticipa el cosmopolitismo que atraviesa la poca helenstica y entra en abierta tensin con
la dimensin poltica asociada con la poca clsica.
307
La crtica de Aristipo es sumamente parecida a la que abre Repblica, IV, en 419a ss., donde
Adimanto reprocha al Scrates platnico que con el planteo previo no ha hecho felices a los guardianes,
precisamente porque ha establecido esfuerzos y limitaciones similares a las que Aristipo plantea aqu,
hasta el punto de ver el sacrificio como insensatez. La coincidencia de planteos habla a favor de la
presencia de discusiones sobre esta temtica ya en pocas de Scrates y permite suponer que este aspecto
de los planteos de Repblica coincida, en rasgos generales, aunque seguramente no en los detalles, con la
posicin socrtica. Sobre este punto, vase J. Maguire, The individual and the Class in Platos
Republic, The Classical Journal 60.4, Northfield, 1965, pp. 145-150.
191
veces un mal.308 Pero el otro, sabiendo que, toda vez que algo nos incomoda, debemos
liberarnos de ello, respondi como mejor poda:
(3) Acaso dijo me ests preguntando si conozco algo bueno para la fiebre?
No, yo no dijo.
Entonces para la inflamacin de los ojos?
Tampoco eso.
Entonces para el hambre.
Tampoco para el hambre.
Pero si me ests preguntando si conozco algo bueno que no sea bueno para nada, ni lo
conozco dijo, ni lo necesito.309
(4) Y otra vez, cuando Aristipo le pregunt si conoca algo bello, dijo que muchas
cosas.
Acaso, entonces, todas son similares unas con otras?
Algunas son tan dismiles como pueden serlo dijo.
Entonces cmo podra haber algo bello dismil con algo bello?
Porque, por Zeus dijo, hay un hombre bello para la lucha que es dismil de uno
bello para la carrera, y hay un escudo bello para defenderse que es totalmente dismil de
una jabalina, bella para lanzarla fuerte y rpido.
(5) Me respondiste dijo de un modo en nada diferente de cuando te pregunt si
conocas algo bueno.
Pero t crees dijo que una cosa es lo bueno y otra lo bello? No crees que todas las
cosas son bellas y buenas en relacin con lo mismo? Porque, en primer lugar, la virtud
no es un bien para algunas cosas y un mal para otras, luego los hombres son llamados
bellos y buenos en lo mismo y en relacin con lo mismo; en relacin con lo mismo que
los cuerpos de los hombres resultan bellos y buenos, en relacin con eso mismo tambin
todas las dems cosas de las que los hombres se valen, son consideradas bellas y
buenas, para lo que son tiles.310
308
El modo en que Jenofonte est en condiciones de adelantar cul es la estructura del a rgumento de
Aristipo indica la presencia de modelos tpicos que se usaban en las discusiones tericas. Muchos de ellos
nos son conocidos por la mencin en dilogos platnicos, por ejemplo los que utilizan Eutidemo y
Dionisodoro en el Eutidemo, que pueden parangonarse con los argumentos que se atribuyen a los
megricos, entre los que pueden citarse los de Eublides y Diodoro Crono (150-87).
309
Ntese que la pregunta en juego aqu es no qu es lo bueno, que constituir lo que suele llamarse la
pregunta socrtica, que signa los dilogos tempranos de Platn, sino simplemente si conoce algo bueno,
esto es, algo que pueda recibir un predicado de este tipo. Sobre este punto, vase Introduccin, 4.1. La
intencin de Aristipo parece ser mostrar que ninguno de los ejemplos cumplimenta el rasgo pedido en
estado puro, lo cual constituye precisamente la base de lo que segn Aristteles (Metafsica, I.6.987a29b18) llev a Scrates a buscar la estabilidad buscada en los universales, y sirvi de base para que Platn
les confiera independencia ontolgica al conformar la Teora de las Formas. En el pasaje de Jenofonte,
Scrates se solaza precisamente en subrayar la multiplicidad a travs de la conexin de la nocin de bien
con la de fin, de manera que lo bueno sera bueno con respecto a algo y no por s mismo, de manera que
se da por supuesto que pueden ser malos para otra cosa que no sea su fin, con lo cual se escapa a la
intencin de refutacin de Aristipo. Esta dinmica, claro, afecta solamente a las cosas, pero no al modelo
universal al que apunta la pregunta socrtica. En rigor, el argumento abona este enfoque, ya que Scrates
pretendera liberarse de la creencia de que se puede encontrar lo bueno sin contradicciones en ejemplos
concretos, razn por la cual afirma que no lo conoce ni lo busca.
310
Como advierte Aristipo, el personaje Scrates trata el caso de la belleza igual que antes el de lo bueno,
acentuando su multiplicidad. Cuando Aristipo subraya el problema inherente a esta disimilitud, Scrates
vuelve a poner en juego la nocin de tlos, fin, y la asocia ahora adems con la de rgon, funcin. Se
puede colegir, como en el argumento anterior, que todos los ejemplos concretos sern susceptibles de
analizarse del mismo modo, en tanto poseedores de un rasgo, pero no en estado puro sino condicionados
por el plexo de relaciones en los que estn insertos. El comportamiento similar entre belleza y bien se
192
193
El verso citado corresponde a Homero, Odisea, IV.392, donde Menelao relata a Telmaco su vuelta a
Esparta, comenzando por el encuentro con Idotea, la hija de Proteo, que le sugiere el plan de atrapar a
Proteo, con lo cual podra regresar a su hogar, pero tambin saber qu sucedi all durante su ausencia. El
pasaje es valorado aqu como una revelacin, en algn sentido similar, salvando las distancias, a la que
realiza la diosa innominada en el proemio del poema de Parmnides, donde le dice al joven que llega a su
morada que conocer las cosas que son y las opiniones. Podramos decir que mientras en un caso se
prioriza lo ontolgico, la apelacin socrtica al pasaje de Homero pondra en ese lugar de privilegio a lo
tico.
315
Digenes de Enoanda, que en el s. II d. C. esculpi en un muro un texto de inspiracin epicrea que
incluye una defensa de esta doctrina, retoma las dos razones para pasar por alto el estudio de la phsis que
se mencionan en 574. Alude a la inaprehensibilidad como una excusa que oculta la inutilidad, con lo cual,
en ltima instancia, si cirenaicos y epicreos comparten su profesin de hedonismo, en su visin respecto
de los estudios naturales se halla una diferencia importante. Sobre este aspecto de la posicin de Epicuro,
vase G. Cambiano, L'atomismo antico, Quaderni di Storia 23, Bari, 1997, pp. 517; D. Furley, Two
Studies in the Greek Atomists, Princeton, Princeton University Press, 1967; D. Konstan, Problems in
Epicurean Physics, Isis 70, Chicago, 1979, pp. 394418.
316
Asistimos aqu a una organizacin del plexo terico desde la perspectiva cirenaica en cinco partes,
todas orientadas a dar cuenta del plano tico. La primera contiene seguramente la tematizacin de placer y
dolor, asociada con el principio hedonista; la segunda y la tercera implican un cierto esquema agentivo
ligado a la oposicin poien pschein, actuar-padecer, extendido en la filosofa clsica, y que
terminar por convertirse en el par fundante de la corriente estoica; a estas primeras se dirigen las dos
ltimas, referidas a las causas y modo de argumentacin en este terreno. Desde la perspectiva de un
estoico como Sneca, la reduccin a la tica resulta slo aparente, y, en rigor, puede ser interpretada sobre
la base de la triparticin estoica en lgica, fsica y tica. Sobre esta organizacin, vase J. Maansfeld,
194
195
De modo que por eso algunos de los sofistas, por ejemplo Aristipo, enlodaron a las
matemticas, pues en las dems tcnicas, incluso en las manuales, por ejemplo la
albailera y la zapatera, respecto de todo se dice porque es mejor o peor, mientras
que las matemticas no hacen ningn argumento sobre bienes y males.319
582. ALEJANDRO, Sobre la Metafsica de Aristteles, 182.30-8 (SSR, IV.A.170):
Tras decir sobre las matemticas que no est en ellas la causa final, que es el bien, para
confirmar esto, agrega la informacin sobre los sofistas y recuerda a Aristipo, que de
modo similar a otros sofistas trataba los conocimientos matemticos como inferiores a
las tcnicas
menores. Pues hay un fin, es decir un bien, de cada una de ellas, que dispone y les
recuerda en lo que ocurre por ellas el hecho de que as es mejor, mientras que las
matemticas no tienen ninguna causa de ese estilo ni producen ningn argumento sobre
bienes y males.
583. SIRIANO, Sobre la Metafsica de Aristteles, 14.31-4 (SSR, IV.A.170):
Es ridculo, asimismo, Aristipo, que crea que la culinaria prepara este guiso a causa de
un fin, pero que las matemticas, tras llegar siempre desde premisas tericas a
conclusiones verdaderas, considerando que son productos e imitaciones del intelecto, no
muestran las cosas sobre las que tratan.320
584. ASCLEPIO, Sobre la Metafsica de Aristteles, 150.20-6 (SSR, IV.A.170):
De modo que no mira hacia un fin el matemtico en tanto matemtico. Y por eso
Aristipo el sofista desech estos estudios, como si en verdad la cocina poseyera un fin,
mientras que las matemticas no lo tuvieran, pues dice que todas las dems tcnicas,
incluso las manuales, producen lo que producen en vistas de algn bien, la medicina la
salud, la retrica el buen hablar, la zapatera y la cocina, el cuidado del cuerpo, y del
mismo modo en todos los dems casos.
585. ASCLEPIO, Sobre la Metafsica de Aristteles, 152.35-153.6 (SSR, IV.A.170):
319
196
Por eso Aristipo el sofista desech las matemticas, segn l dice, pues en las dems
tcnicas, las intelectuales y las manuales, es decir las no racionales, me refiero a la
albailera y la zapatera, es posible encontrar un fin, por ejemplo en la medicina la
salud, en la albailera la casa o alguna otra cosa por el estilo, y del mismo modo
tambin en los dems casos, mientras que las matemticas no tienen una causa tal ni
producen un argumento sobre los bienes y los males, de modo que consideraba que ella
es inferior a los dems conocimientos tcnicos.321
586. ARISTTELES, Metafsica, XIII.3.1078 a 31-4 (SSR, IV.A.171):
Y dado que lo bueno y lo bello son algo distinto (pues uno se da siempre en la accin,
mientras que lo bello se da tambin en las cosas inmviles), los que pretenden que las
matemticas no dicen nada acerca de lo bello y lo bueno se equivocan.322
587. ALEJANDRO, Sobre la Metafsica de Aristteles, 739.21-4 (SSR, IV.A.171):
En este caso se extiende contra Aristipo y si algn otro rechazaba las matemticas, pues
si todo lo que existe dice Aristipo, acta en vistas de lo bueno o lo bello, sin embargo
las matemticas no apuntan ni a lo bello ni a lo bueno, por lo tanto las matemticas no
existen.323
588. SIRIANO, Sobre la Metafsica de Aristteles, 100.15-7 (SSR, IV.A.171):
En este caso se extiende muy oportunamente contra Aristipo y por si algn otro
rechazaba las matemticas por considerar que no apuntan a ninguna cosa bella ni buena.
321
197
El trmino propuesta traduce agog, que se ha usado a veces, dada su asociacin con la nocin de
modo de vida, para plantear que Aristipo no plante una doctrina sino ms bien un modelo que luego
otros desarrollaron tericamente, y en este sentido, Aristipo no sera un cirenaico. Sin embargo, el
trmino agog designa en otros casos el ncleo que rene a una corriente de pensamiento. Con
propuesta, intentamos cubrir ambos campos semnticos, en tanto lo habitual es que las escuelas griegas
no escindan el contenido doctrinal de un modo de vida acorde. Vase la tesis general de P. Hadot en Qu
es la filosofa antigua?, Mxico, FCE, 1998, passim.
325
Placer y dolor estn definidos como pthe, afecciones, esto es aquello que sufre un sujeto por la
accin de un agente externo. Su carcter primariamente fsico est determinado por su definicin en tanto
kinseis, movimientos, que pueden ser suaves o rudos, dependiendo del modo en que producen un
cambio en el sujeto que los percibe. Vase V. Tsouna (1998:9-10). Esta caracterizacin puede estar en la
base del planteo de Platn en el Gorgias en ocasin del pasaje del smil de los toneles, donde se pretende
objetar, precisamente, que el placer deba ir asociado con el movimiento, es decir con una actividad, sino
que, por el contrario, estara ligado a los placeres estables, como los del hombre que goza de sus toneles
llenos y no debe hacer nada para llenarlos. Sobre los alcances de esta crtica, vase C. Mrsico,
Instrucciones para llenar un tonel. Fricciones entre filosofa y tradicin potica en el pensamiento de
Platn, en V. Juli (ed.), La tragedia griega, Buenos Aires, La isla de la luna, 2006. La posicin
cirenaica se acerca a que esgrime Calicles, que juzga los placeres estables como los que puede tener un
muerto o una piedra (Gorgias, 492e).
326
Las dos afecciones bsicas adoptan aqu el rasgo de lo que se busca y lo que se evita, respectivamente,
y esta tendencia se fundamenta en bases naturalistas. Por otra parte, se presentan aqu a manera de sntesis
dos tesis: en primer lugar, que todos los placeres son iguales. A diferencia del tratamiento posterior en el
88, donde se enfatiza la equivalencia moral, aqu parece subrayarse que son iguales en cantidad. Esto se
apoya en el rasgo de puntualidad que se esboza en 591. En segundo lugar, placer es primariamente el del
cuerpo. La tensin entre esta posicin, que se asocia con la visin de los pthe como fenmenos
bsicamente fsicos, surgir ms tarde cuando Aristipo Metrodidacta acepte intermedios entre dolor y
placer. Ms tarde, en las antpodas de la posicin cirenaica, como nota Digenes, Epicuro adoptar el
hedonismo, pero cifrndolo precisamente en los placeres estables (catastemticos), que fundan la
imperturbabilidad (ataraxa). Vase J. Gosling C. Taylor, The Greeks on Pleasure, Oxford, OUP, 1982,
passim y B. Nikolsky, Epicurus on Pleasure, Phronesis 46, Leiden, 2001, pp. 440465.
327
Este juicio ha hecho pensar que los cirenaicos habran postulado la nica tica no eudemonista de la
tradicin griega, esto es la nica que no identifica el fin con la felicidad. sta est entendida como suma
de placeres, implicando una dimensin temporal, como su rasgo de darse durante una vida completa, tal
como enfatiza Aristteles, que no la liga al placer sino al desarrollo de la virtud (tica Nicomaquea,
198
Adems el placer es bueno, aunque surja de cosas indecorosas, segn dice Hipboto en
su Sobre los grupos filosficos. Pues si la actividad es repugnante, sin embargo el placer
en s es elegible y bueno.328 (89) La supresin de lo que crea sufrimiento, como ha sido
planteada por Epicuro, les parece que no es placer. Tampoco la ausencia de placer es
sufrimiento, pues ambos se dan en el movimiento, de modo que no existe el movimiento
sin dolor o sin placer, dado que la ausencia de dolor es la condicin propia de un
hombre que duerme.329 Y dicen que algunos, por perversin, pueden no elegir el placer.
En rigor, no todos los placeres y sufrimientos anmicos surgen de placeres y
sufrimientos corporales, pues en el puro bienestar de la patria, como en el propio, est la
alegra, pero niegan que el placer se cumpla con la memoria o la espera de las cosas
buenas, como opinaba Epicuro, porque el movimiento del alma se consume con el
tiempo.330 (90) Dicen que los placeres no surgen de la pura visin o audicin. Al
contrario, escuchamos con placer a los que imitan los cantos fnebres, pero sin placer a
los que lo hacen de verdad. La falta de placer y la falta de dolor eran denominadas
situaciones intermedias. Sin embargo, los placeres corporales son mucho mejores que
los anmicos, y los disturbios corporales son peores. De all precisamente que a los que
cometen faltas se los castiga ms con eso mismo. 331 Sin duda, suponan que sufrir dolor
I.7.1098a). Esta dimensin temporal, precisamente, est en contradiccin con la puntualidad de los
placeres, presentes slo mientras hay movimiento, que los cirenaicos pretenden poner como base, como
se ve, por ejemplo, en 441. Sobre las interpretaciones posibles y las implicancias de esta tesis, vase T.
Irwin, Aristippus against happiness, The Monist 74.1, Buffalo, 1991, pp. 55-82, T. OKeefe, "The
Cyrenaics on Pleasure, Happiness, and Future-Concern", Phronesis 47.4, Leiden, 2002, 395-416 e
Introduccin, 4.3. El carcter naturalista del planteo se revela en la falta de eleccin de este tipo de fin,
que contrasta con el enfoque aristotlico, y tiene ciertos ecos en la nocin estoica de oikeosis. Sobre este
punto, vase infra la nota al 90.
328
Esta afirmacin se deriva de que un placer no se diferencia de otro placer, como se dijo en 87. El
bien queda as desvinculado de las escalas axiolgicas tradicionales, lo cual se desprende, asimismo, del
abierto rechazo al objetivismo planteado por la epistemologa cirenaica (vase 632). Sin embargo, esto no
implica que se renuncie a establecer nuevas escalas, dado que la ligazn intrnseca entre placer y
autodominio dictar nuevos parmetros.
329
El destino polmico de la posicin de Aristipo se contrasta aqu con el hedonismo de Epicuro, que
cifraba el placer en la supresin del dolor, tal como se dice, por ejemplo, en Mximas capitales, X.139.
Esto es visto por el cirenaico como el placer del sueo, que no es vida verdadera. Entre los anicerianos
reaparecer la comparacin, esta vez con un muerto. Ambas se han visto como una exacerbacin debida a
la polmica con los epicreos (vase A. Laks, Anniceris et les plaisirs psychiques: quelques pralables
doxographiques, en J. Brunschwig-M. Nussbaum, Passions and Perceptions: Studies in Hellenistic
Philosophy of Mind, Cambridge, CUP, 1993, pp. 18-49). Ntese, sin embargo, que el ejemplo del muerto
como objecin al placer entendido como movimiento ya est presente en Platn, Gorgias, 492e, que
constituira un antecedente de esta discusin.
330
La aceptacin de ciertos placeres sin origen corporal ha sido visto como un reflejo de etapas
posteriores de la doctrina, de raigambre aniceriana, introducidas a partir de la confrontacin con los
epicreos, que cifraban prioritariamente el placer. Ms all de ello, el punto central es que la puntualidad
del placer, enfatizada en 591 hace contradictoria la nocin de un placer que no tenga un carcter
determinado con dimensin corporal. En este sentido, la funcin que los epicreos dan a la memoria
queda obliterada.
331
De un modo que contrasta con el nfasis en el placer sensible, se afirma aqu que el placer no surge de
la mera sensacin, sino del proceso psquico que se opera sobre ella. Vase 623 y nota ad loc y Dring
(1972, p. 55). La ausencia de placer y dolor como intermedio se menciona en un testimonio sobre
Aristipo Metrodidacta, en 651. En tanto categora, adems de los antecedentes de poca clsica, entre los
que se cuenta el pasaje de Banquete, 20ld-203a en el que ros es un intermedio (metax), y por lo tanto ni
bello ni feo, ni sabio ni ignorante, etc., constan los de poca helenstica, dado que en la tica estoica los
indiferentes (adiphora) comparten rasgos similares, que tal vez puedan interpretarse como una tendencia
a evitar los esquemas rgidos o polares.
199
200
con esto se referan a ellas mismas, pero no a sus causas.337 As, renegaban de las
cuestiones fsicas por su carcter inaprehensible que entraan, mientras que tomaban las
cuestiones lgicas por su utilidad. Meleagro, en el segundo libro de su Sobre las
opiniones, y Clitmaco, en el primer libro de su Sobre los grupos filosficos, dicen que
ellos consideraban intiles a la parte fsica y la dialctica, porque puede hablar bien y no
ser supersticioso y huir del miedo a la muerte el que ha aprendido totalmente el
argumento acerca de los bienes y los males.338 (93) Nada es por naturaleza justo, bello o
vergonzoso, sino por ley y costumbre. Sin embargo, el hombre de vala no har nada
repugnante por los castigos y opiniones asumidas. Por otra parte, el sabio existe. 339
Admiten el progreso tanto en filosofa como en otros mbitos, y dicen que uno puede
sufrir dolor ms que otro, y que las sensaciones no en todos los casos indican la verdad.
340
versin atenuada del temor, la cautela o desconfianza (eulbeia) (DL, VII.116). Sobre el anecdotario
relacionado con la riqueza, vase 463 ss.
337
El enfoque primariamente tico est complementado por la explicitacin de un presupuesto
subjetivista, con muchos puntos de contacto con el de Protgoras, aun cuando esta conexin est en
cuestin (vase 651 y nota ad loc.). En efecto, echando mano de una terminologa estoica, se dice que las
pasiones son katalept, aprehensibles o cognitivas, esto es, elementos ciertos que otorgan
conocimiento, en tanto surgen de cosas existentes, y son, por lo tanto, criterio de verdad. El pasaje
enfatiza que esta certeza alcanza slo a la afeccin misma y no a su causa, dado que desde esta
perspectiva se puede tener seguridad sobre la sensacin, pero no sobre el objeto que supuestamente la
causa. Probablemente el tratamiento de Platn en Gorgias, 476b ss., donde se sostiene que los rasgos de
un efecto deben estar tambin en su causa, y por lo tanto puede accederse a cierto conocimiento sobre
ella, pueda ser parte de una discusin ms amplia con esta postura. Sobre la nocin de aprehensin
(katlepsis), vase F. Sandbach, Phantasa kataleptik, en A. Long (ed.), Problems in Stoicism,
London, Atlone, 1971, pp. 9-21.
338
Sobre la organizacin del campo terico, donde se da prioridad a la tica, vase 573-80. Clitmaco de
Cartago perteneci al grupo Acadmico y dirigi la escuela despus de Crates, en 126 a.C. La formacin
terica enfatizada aqu para lograr los rasgos del sabio confirma la dimensin integral de la personalidad
que hace falta para alcanzar los placeres dentro de esta matriz terica.
339
Vase nota al 91. Ntese la referencia a un sistema de represin social oculto tras la moral
tradicional, que recuerda la posicin de Antifonte.
340
Tambin aceptaban el progreso peripatticos y estoicos. Los ltimos dos puntos constituyen
aclaraciones, en primer lugar sobre el grado de afeccin que puede variar de una persona a otra. Por otra
parte, la clusula final parece insistir en la imposibilidad de tomar a las sensaciones como fuente de
informacin sobre los objetos que las causan, de modo que no aportan datos sobre el mundo exterior que
puedan servir de base para fundamentar una gnoseologa. Sobre este punto, vase 628-42.
341
La serie de testimonios sobre la nocin de placer ponen de relieve la compleja trada entre fin, placer y
felicidad. En 589.87-8 consta la afirmacin de que la felicidad no es el fin. Como contrapartida, este
testimonio indica que Aristipo no habra tematizado el problema del fin, sino que habra preferido
enfatizar la relacin entre placer y felicidad, entendida como un hedos zn, un vivir placenteramente,
lo cual referira a al conjunto de placeres de 589.90 que constituye la felicidad, tan difcil de lograr.
Vase V. Tsouna (1998:28). A partir de este pasaje se ha inferido que Aristipo no fue el autor de la
201
epistemologa que transmiten las fuentes, sino que sta sera producto de su nieto, Aristipo Metrodidacta.
Vase 653 y nota ad loc.
342
La expresin afeccin agradable traduce literalmente hedyptheia, que se trata sin duda de una
alusin al placer. ste es el que queda asociado con el fin y la felicidad. La importancia de este pasaje
radica en su mencin del rasgo de monchronos, que aqu vertimos como puntual. T. Voula prefiere la
traduccin literal unitemporal, dado que la denominacin indicara que durante un determinado lapso se
halla presente determinado placer, y ese lapso no debe ser necesariamente breve o instantneo, como a
veces se lo entiende. En rigor, la caracterizacin parece ser tributaria de la oposicin respecto de placeres
no presentes, ya sea por pasados o futuros.
343
Los reparos frente a la memoria y la prospeccin derivan de la contradiccin que se establece con la
definicin de placer como movimiento, dado que ste, como se dice en 589.90, se consume con el tiempo;
esto es, no es posible por medio de la memoria repetir el movimiento que constituy originalmente la
situacin placentera, a lo cual se suma que el olvido debilita progresivamente la memoria misma. Lo
mismo sucede con placeres proyectados. Tsouna afirma que esto no elimina a este tipo de experiencias de
la categora de placeres, y en este sentido cuentan en la construccin del conjunto de placeres en que
consiste la felicidad, pero, precisamente por eso, no son relevantes para alcanzar el fin, que es el placer
presente, condicin de posibilidad de cualquier memoria.
344
La orientacin al presente constituye aqu la euthyma, que tradujimos como buen carcter, esto es
una constitucin psquica, bsicamente la del impulso (thyms), que se dirige al placer, y, por lo tanto, en
los trminos de 589.89, no est pervertida. La insistencia en el examen de las propias acciones se entronca
con la insistencia socrtica que qued testimoniada por Platn en Apologa, 38a, segn la cual una vida
sin examen (anexetasms) no merece ser vivida, y la lnea dlfica de la mxima concete a ti mismo
(gnthi sautn).
345
Esta serie de pasajes complementa la afirmacin de 589.87 que define el placer como movimiento
suave. Presupuesta la identificacin entre fin y placer, como en 595, haya sido o no tematizada por
Aristipo, se define en 593-4 como movimiento, knesis. La novedad es aqu la mencin de la sensacin
(asthesis) como producto de la afeccin (pthos), de modo que deberamos entender que esta ltima
consiste en un movimiento que puede ser suave o brusco, y de ella se genera conciencia. Vase Tsouna
(1990:10).
202
La idea de ser tres veces desdichado parece tener un eco en el pasaje de tonos ldicos y a la vez
encendidos que Platn expone en Repblica, IX, 587b-588a, conocido como nmero del tirano. All,
como corolario de una larga argumentacin, Scrates ofrece mostrar la proporcin en que el filsofo es
ms feliz que el tirano. Lo llamativo es que el procedimiento, del que se dice abiertamente que da por
resultado un nmero inconcebible, procede a multiplicar repetidamente la cifra tres, hasta llegar al
nmero setecientos veintinueve. En un terreno especulativo, podra colegirse que tenemos aqu una
especie de respuesta irnica a la identificacin de Aristipo entre quien no siente placer y quien es
desdichado, basada en el lugar comn de ser tres veces, como sustituto plstico de un superlativo. En
lugar de ello, el pasaje del nmero del tirano parece profundizar la metfora numrica para profundizar
aun ms la diferencia entre filsofo y tirano. Sobre la estructura matemtica del pasaje, vanse los
trabajos de R. Brumbaug, Note on Plato, Republic, IX.587D, Classical Philology 44.3, Chicago, 1949,
pp. 197-199 y Teaching Platos Republic IX, The Classical Journal 46.7, Minnesota, 1951, pp. 345348.
347
La seccin de Sobre los fines de Cicern a la que pertenecen 598 y 604 apunta a explicitar los
cuestionamientos que Cicern hace a la doctrina epicrea, entre los que se cuentan la falta de novedad, el
rechazo de la lgica y la tica hedonista. El cambio de tono de 599 obedece a la defensa del epicuresmo
que emprende Torcuato en el libro II de Sobre los fines. Dicha defensa se construye comenzando por
corregir la nocin usual de hedonismo, explicando que el mayor placer consiste, desde esta perspectiva,
en la ausencia de dolor. Sobre Cicern como fuente del epicuresmo, vase M. Stokes, Cicero on
Epicurean Pleasures, in J. Powell (ed.), Cicero the Philosopher: Twelve Papers, Oxford, OUP, 1995, pp.
145-70.
203
En 589.87 se afirma igualmente la equivalencia de los placeres. La idea de que en tanto placer cada
uno es absoluto y no es susceptible de grados se desprende de su calidad de puntual (monchronos). En
rigor, la comparacin desemboca en una contradiccin, ya que requerira (a) comparar un placer presente
y por lo tanto efectivo, con movimiento con uno ausente (pasado o futuro), lo cual obligara a poner en
paralelo dos situaciones cuya naturaleza es diferente, o (b) comparar placeres ausentes (pasados o
futuros), sobre cuya captacin no hay certezas, ya que, de acuerdo con 589.89, se consumen con el
tiempo. La solucin radical, en la que parecen coincidir, al menos en principio, epicreos y cirenaicos, es
que, por su puntualidad, todos los placeres son iguales.
349
La impotencia de la crtica respecto de los epicreos radica precisamente en su postulacin de la
ausencia de dolor como placer supremo, habilitada por su preferencia de los placeres estables
(katastematika) frente a los asociados al movimiento, que s colocan los cirenaicos en primer lugar.
204
ambos perfecto griego, ni Aristipo, que llam bien supremo al placer, ubic dentro del
placer la ausencia de dolor, ni Hiernimo, que estableci como supremo bien el no
sentir dolor, us el nombre de placer para esa ausencia de dolor, y en realidad no
incluy al placer entre las cosas deseables. (7.20) Se trata de dos estados diferentes; no
pienses que es slo una cuestin verbal. Una cosa es estar sin dolor, otra estar con
placer. Ustedes, <epicreos>, tratan de combinar estas cosas tan dismiles no slo en un
nombre eso podra tolerarlo ms fcilmente, sino tambin en una sola cosa, de dos
que son, lo cual es absolutamente imposible. Epicuro, que aprueba ambos tipos, deba
valerse de ambos, como de hecho lo hace, aunque no los distingue en palabras. Cuando
alaba en muchos lugares a ese mismo placer que todos llamamos del mismo modo, se
atreve a decir que no puede imaginar ningn bien que no est conectado con un placer
del tipo del de Aristipo. Esto dice donde trata el tema del supremo bien.
601. CICERN, Sobre los fines, II.11.34-5 (SSR, IV.A.184):
Precisamente, es necesario que todo argumento sobre los bienes y los males fluya desde
esta fuente. Polemn, y ya antes que l Aristteles, sostuvieron que los primeros objetos
son los que acabo de mencionar. Por eso surgi la doctrina de los antiguos Acadmicos
y Peripatticos, porque dicen que el fin de los bienes es vivir de acuerdo con la
naturaleza, es decir disfrutar los dones ofrecidos por la naturaleza con el agregado de la
virtud. Calipo no agrego nada a la virtud, excepto el placer, Diodoro la ausencia de
dolor. (...) Entre todos estos que mencion, los fines de los bienes se siguen
lgicamente: para Aristipo el simple placer, para los estoicos aceptar la naturaleza (...).
(35) As, hay tres teoras sobre el fin que no refieren a la moralidad, uno es el de
Aristipo o Epicuro, el otro el de Hiernimo y el tercero, el de Carnades. (...) Excepto
Epicuro, son consistentes en hacer convenir los fines con los principios: para Aristipo el
fin es el placer, para Hiernimo la ausencia de dolor, para Carnades el disfrute de los
elementos naturales.351
602. CICERN, Sobre los fines, II.13.39-41 (Frag. 419 Usener [Epicuro]) (SSR,
IV.A.185):
350
Cicern menciona varias veces a Hiernimo de Rodas, discpulo de Aristteles, activo hacia el 300
a.C., conectndolo con la doctrina aqu mencionada. Los otros dos autores, Calipo probablemente del s.
II, y Diodoro, asociado con la lnea peripattica, nos son prcticamente desconocidos. La mencin de
estas tres teoras que proponen fines compuestos deriva de la clasificacin de posiciones ticas llevadas a
cabo por Carnades. Vase J. Annas, Cicero, On Moral Ends, Cambridge, CUP, 2001, pp. 23 ss.
351
Cicern sigue siendo aqu tributario de la clasificacin de Carnades, esbozada en 33-4 vase 600
y nota ad loc.. Los rasgos de las teoras ticas a los que se refiere en el principio del pasaje son su
estructuracin racional, la determinacin del fin de acuerdo a la motivacin del placer, la liberacin del
dolor, o los bienes naturales corporales o anmicos, y el mejoramiento de la vida. Cicern intenta mostrar
que el epicuresmo no cumple con ninguna de ellas: la primera, por su empirismo; la segunda, porque
lleva a cabo una sntesis espuria entre la motivacin del placer en tanto movimiento y el establecimiento
del placer estable como fin, como se repite en 603, y la tercera, porque no hace aportes en este terreno.
Polemn dirigi la Academia entre 315 y 266 a.C. y se lo asocia con un decidido giro hacia la tica. Por
otra parte, se lo sindica como maestro de Zenn de Citio, de manera que quedan aludidos, adems de los
autores mencionados en 600, Acadmicos, estoicos y Peripatticos. Estos dos ltimos son los grupos
tericos que, para Cicern, protagonizan las disputas ticas de la poca. El punto de acuerdo, ligado con
el vivir de acuerdo con la naturaleza, representa un fundamento caro al estoicismo. Despus de la
mencin de Diodoro se supone una laguna, ya que se espera una mencin de Aristipo y los estoicos que
no existe en el texto. Carnades fue director de la Academia entre 160 y 137 a.C., cuando ya se haba
producido el giro hacia el escepticismo.
205
Como en 601, donde el acuerdo con la naturaleza se consideraba un principio compartido por los
grupos tericos ms respetables, se insiste aqu en un enfoque teleolgico, en este caso el aristotlico.
Como ejemplo de la complementacin de accin e inteleccin puede citarse la postulacin por parte de
Aristteles de virtudes ticas y dianoticas o intelectuales.
353
Ntese que, en consonancia con el resto de los testimonios ciceronianos, se asocia el hedonismo
exclusivamente con Aristipo, ya que Epicuro, cuya posicin se identifica aqu con la de Hiernimo,
mencionado en 600-1, llevara a cabo una fusin impropia de motivos (placer de movimiento) y fin
ltimo (ausencia de dolor).
206
interrupcin, en una agitacin parecida a la que siente en los ms grandes placeres? Por
el contrario, quin, dotado de un buen espritu, no deseara carecer de estos placeres?".
354
Agustin cita aqu a Cicern, respecto de argumentos que coinciden con los pasajes previos, y
especialmente con 603, en lo que hace a la objecin respecto de que el placer como fin pueda ser una
legtima motivacin. Vase 640 y nota ad loc.
355
Frente a los pasajes en que Cicern diferencia a Epicuro de los cirenaicos por ejemplo, 600, 602-3
prevalece aqu la indicacin de sus puntos de contacto, los mismos que se enfatizaron en 597-8, en ese
caso para negar originalidad al planteo epicreo. Sobre la variante aniceriana de la postura cirenaica,
vase 670-3.
356
En esta perspectiva, las dos corrientes centrales del hedonismo griego son caracterizadas,
paradjicamente, como contrarias a la reflexin terica, algo que se deriva sin duda de la tendencia
epicrea el empirismo, que daba lugar a los reproches de Cicern, y, en el caso de los cirenaicos, de su
crtica a las disciplinas que no se orientan al mbito prctico, como surge de 581-8. No obstante, hemos
visto que se contempla una formacin especfica que no rie con la postulacin del placer como fin
ltimo.
357
Sobre Las, vase 481-92. Su inspiracin como fundamento de la doctrina de Aristipo est
especialmente presente en 486, con el mismo tono de condena al que se asiste aqu.
207
La comparacin con el ganado est presente tambin en 602, y tiene su eco en la caracterizacin del
hedonismo de Epicuro como una doctrina de cerdos, de donde la piara de Epicuro que menciona el
poeta Horacio vase 495 y nota ad loc.. Para una comparacin del modo en que el deseo opera del
mismo modo en los animales, vase el testimonio de Jenofonte en 570.
359
A las lneas hedonistas, cirenaicos y epicreos, se suma aqu una tercera, totalmente desconocida. No
hay razn para pensar que su iniciador, Mnesstrato, sea el personaje mencionado en Digenes Laercio,
III.47 a propsito de los seguidores de Platn, como fuente de su ligazn con Demstenes, especialmente
porque la nica obra que se menciona refiere, probablemente, a la retrica.
360
Sobre la nocin de apropiado (oikeos), vase nota a 589.90.
208
617. DIGENES LAERCIO, X.136-7 (Frag. 1, 452 Usener [Epicuro]) (SSR, IV.A.200):
Epicuro se diferencia de los cirenaicos respecto del placer, porque ellos no admiten el
placer estable, sino slo el que se da en el movimiento. l, al contrario, admite los dos
tipos, del alma y del cuerpo, segn dice en su Sobre la eleccin y el rechazo, en su
Sobre el fin y en el primer libro de Sobre los modos de vida y en la Carta a los amigos
de Mitilene. Del mismo modo, tambin Digenes, en el dcimo sptimo libro de las
Lecciones escogidas, y Metrodoro, en su Timcrates, dicen as: dado que se piensa el
placer como placer en relacin con el movimiento tanto como placer estable, y Epicuro
en su Sobre la eleccin, dice as: la inconmobilidad y la falta de dolor son placeres
estables, mientras que la alegra y el buen humor son percibidos en acto, en un
movimiento. (137) Adems, contra los cirenaicos: ellos dicen que los sufrimientos
corporales son peores que los anmicos, por eso se castiga a los que comenten faltas en
el cuerpo. Pero Epicuro opina que son peores los anmicos. La carne es atormentada
slo respecto del presente, mientras que el alma lo es respecto del pasado, el presente y
el futuro. As, entonces, tambin los mayores placeres son propios del alma.361
618. EPICURO, Carta a Meneceo, 131 (DIGENES LAERCIO, X.131) (SSR, IV.A.201):
Entonces, cuando decimos que el placer es el fin, no queremos decir los placeres de los
depravados y los que se encuentran en el disfrute, como creen algunos que no lo saben y
estn en desacuerdo con nosotros o toman mal nuestro argumento, sino el no sentir
dolor corporal ni tener el alma alterada. (132) Pues ni los banquetes y las fiestas
contnuas ni los disfrutes de nios y mujeres ni los pescados y los dems alimentos que
hay en una mesa lujosa engendran una vida placentera, sino el sobrio razonamiento.362
619. DIGENES LAERCIO, X.3-4 (Frag. 104 Usener [Epicuro]; Frag. 288 Edelstein-Kidd
[Posidonio]) (SSR, IV.A.202):
Diotimo el estoico, que era hostil a Epicuro lo calumni de la manera ms maligna (...).
Tambin lo hicieron el grupo de Posidonio el estoico, Nicols y Socin, en los doce
libros del escrito Refutaciones de Diocles, que tratan sobre los veinticuatro <libros de
Diocles>, y tambin Dionisio de Halicarnaso (...). Dicen que tom la teora de los
tomos de Demcrito y la teora del placer de Aristipo como propias.363
361
Este pasaje abre el tratamiento de la doctrina tica de Epicuro en contraste y crtica respecto de la de
los cirenaicos. Adems de la oposicin entre placer con movimiento (kinetik) y estable (katastematik)
vase 589.87 y nota ad loc., que Epicuro se esfuerza en fundamentar, encontramos tambin una
referencia a la justificacin de la preferencia tradicional de los castigos corporales, que en 589.90
aparecen como base del argumento cirenaico de la prioridad del placer corporal sobre el anmico. Ntese
que en el planteo de Epicuro se supone una objecin adicional al componente temporal de la tica
cirenaica, segn la cual los placeres son por definicin puntuales, de manera que tanto el placer como el
dolor pasados o futuros tienen menor fuerza que uno presente. Vase sobre este punto 591 y nota ad loc.
Digenes de Tarso pertenece probablemente a la segunda mitad del s. II a.C. De Metrodoro sabemos que
fue discpulo directo de Epicuro.
362
En este pasaje suele interpretarse un intento de conjurar las interpretaciones superficiales del
hedonismo, que ignoran el matiz que le otorga a la doctrina la adopcin del placer estable como fin. En
este sentido, constituye un intento de diferenciarse del hedonismo cirenaico.
363
Este Diotimo vivi hacia fines del s. II a.C. La accin maligna a la que refiere el pasaje consisti en
difundir cartas falsas con contenidos licenciosos, que habran coadyuvado a la mala comprensin de la
doctrina. Que esto debe enrolarse en las discusiones entre escuelas, surge claramente de la mencin del
estoico Posidonio de Apamea, personaje central de la Stoa media, que vivi entre 135 a.C. y 51 d.C., y
suele tratar al epicuresmo con especial violencia. Vase L. Edelstein, The Philosophical System of
Posidonius, American Journal of Philology 57.3, Baltimore, 1936, pp. 286-325. Nicols de Damas es un
209
624. PLUTARCO, No se puede vivir agradablemente segn Epicuro, 4.1089 a (Frag. 293
Usener [Epicuro]) (SSR, IV.A.207):
Pero mira cunto ms moderados son los cirenaicos. Aunque beben vino de una misma
botella con Epicuro, no creen que sea preciso compartir los placeres sexuales con luz
comentador de Aristteles, de la segunda mitad del s. I a.C. En cuanto a Socin, se ha pensado que puede
no tratarse del doxgrafo biogrfico autor de sucesiones de los filsofos, sino del maestro de Sneca, del
mismo nombre, mencionado en las Cartas a Lucilio, 49.2 y 108.17. Finalmente, Dionisio de Halicarnaso
es un orador de fines del s. I a.C., autor de obras retricas.
364
Este mismo argumento es esgrimido en el compendio de Digenes Laercio, en 589.90. Vase nota ad
loc. La asociacin de los cirenaicos con el placer corpreo y de los epicreos con el placer estable puede
hacer parecer paradjica esta oposicin en la que los primeros sostienen la primaca del pensamiento y los
segundos la de la sensacin en la generacin del placer. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el
subjetivismo cirenaico reniega del examen del plano fsico, del cual, estrictamente, no podemos tener
certeza, mientras que el epicuresmo dispone de un andamiaje terico complejo que da cuenta del orden
del cosmos y del modo en que es captado. Esta diferencia hace que en el primer caso se conceda a los
procesos psquicos un nfasis mayor que la que le confiere Epicuro, como surge tambin de 628-30. Por
esta razn, en los argumentos de 623 se contrasta la mera sensacin con el sentido que se le da a esa
sensacin, que es determinante. As, la sensacin de asistir a situaciones penosas no debiera diferir
cuando se trata de representaciones teatrales o situaciones reales; es el proceso interpretativo del sujeto el
que opera la diferencia y propicia que en un caso haya placer y en otro pena. En el mismo rumbo va el
caso de 624, donde el mbito para el ejercicio del pensamiento potencia la situacin placentera. El hecho
de que este argumento parezca responder a la afirmacin epicrea ha hecho pensar que se trata de un
tratamiento no aristipiano sino aniceriano. Vase 670-3 y Dring (1972, p. 55).
210
sino que prefieren la oscuridad, para que el pensamiento, sin tomar la imagen de esta
accin abiertamente a travs de la vista se inflame muchas veces de deseo.
625. CICERN, Disputaciones tusculanas, III.13.28-15.31 (Frag. 290 Usener [Epicuro])
(SSR, IV.A.208):
Es evidente que slo existe el dolor cuando nos parece que estamos bajo la influencia de
un gran mal presente o que nos amenaza. Epicuro cree que la opinin del mal es por su
naturaleza un dolor, de tal manera que quien imagina que alguna gran calamidad lo
oprime sufre ya tanto como si realmente le hubiera acaecido. Los cirenaicos no creen
que todo mal produce dolor, sino solamente el mal inesperado. El no esperarlo
contribuye mucho, sin duda, a aumentar la angustia. (...) (14.29) Esta premeditacin de
los males futuros atena los efectos de su llegada cuando se han previsto desde mucho
tiempo antes. (...) (14.30) Y as no es dudoso que todos los que se tienen por males,
cuando caen de improviso, parecen ms graves. Aunque no es esta causa sola la que
produce mayor dolor; sin embargo, como puede mucho, para disminuirla, la previsin y
la preparacin del alma, por eso debe estar prevenido el hombre en todas las cosas
humanas. En esto consiste precisamente la ms excelente y divina sabidura, es decir en
tener apercibidas y conocidas todas las cosas humanas no admirndose cuando
acontezcan y en no creer que nada pueda dejar de suceder, aunque no haya sucedido
todava. (...) (15.31) Tomo, pues, de los cirenaicos estas armas contra el azar y la
fortuna, armas suficientes para detener y quebrantar con diaria premeditacin sus
mpetus y ataques, y al mismo tiempo juzgo que el mal nace de la opinin, no de la
naturaleza, porque si estuviese en la realidad, cmo lo prevenido habra de ser ms
llevadero?365
626. CICERN, Disputaciones tusculanas, III.22.52 (SVF, III.417) (SSR, IV.A.208):
Queda la sentencia de los cirenaicos, que piensan que existe el dolor cuando sucede
algn mal inesperado. ste es en verdad un dolor muy grande, como dije ms arriba.
Tanto lo es que Crisipo opina que es el ms vehemente, pero no todos se resumen en
ste.
627. CICERN, Disputaciones tusculanas, III.31.75-6 (SVF, III.576) (SSR, IV.A.208):
365
Los pasajes 625-7 muestran un aspecto adicional de la asociacin entre placer/dolor y tiempo. Si, por
un lado, el placer/dolor presente es ms vvido que los recuerdos o proyecciones que puedan hacerse de
eso, por otro lado, la anticipacin del dolor aminora los impactos de la situacin dolorosa. Cabe
preguntarse, dado que no consta en los testimonios, qu efecto puede tener esta anticipacin en el caso del
placer. Si el dolor inesperado es ms penoso, es tambin ms agradable el placer inesperado, o resulta
preferible aquel placer que corona un deseo? En rigor, este planteo tiene implicancias ms amplias. En
primer lugar, segn 625 y 627 existe la reflexin que permitira prever lo que puede suceder, de manera
que la posibilidad de sufrir dolor disminuya. Precisamente se sera un elemento que forma parte de la
autarqua del sabio cirenaico, cuyo autodominio le permite no ser perturbado por sucesos externos,
cumpliendo con el precepto bsico de perseguir el placer y evitar el dolor. En segundo lugar, de 627
parece desprenderse una idea ms vasta de que todo se puede prever, lo cual hara desaparecer el mal. Sin
embargo, no se comprende bien cmo se podra deducir esta cierta idea determinista del marco terico
cirenaico, as como tampoco se puede equilibrar bien la afirmacin de que la previsin atena el dolor
con la de que con previsin no hay dolor, planteos que conviven, por ejemplo, en 625. Menos todava es
claramente comprensible cmo justificara un cirenaico este conocimiento sobre la lgica de lo real que
permite anticiparla, de un modo que recuerda la omnisciencia del sabio estoico, partiendo de presupuestos
subjetivistas donde la nica magra certeza es la sensacin. El hecho de que este punto descanse sobre una
nica fuente tampoco ayuda a sopesar el valor de los datos. Ntese que el ltimo ttulo mencionado en
553 es Sobre el azar, y tal vez contuviese alguno de estos tratamientos.
211
stos son los deberes de quien consuela: desterrar el dolor completamente, o mitigarlo o
suprimir su mayor parte o no consentir que dure o desplazarlo a otro asunto. (76) Hay
algunos que opinan que el nico deber del que consuela es ensear que el mal no existe
en absoluto, como opina Cleantes. Otros opinan que el mal no es grande, como los
Peripatticos. Otros separan los bienes de los males, como Epicuro y otros piensan que
han hecho suficiente con demostrar que nada sucede de manera imprevista, <como los
cirenaicos>, de modo que nada sucede con mal.
i.3 Gnoseologa
628. CICERN, Contra los acadmicos, II.46.142 (SSR, IV.A.209):
Ofrece un criterio Protgoras, que cree que la impresin de cada uno es verdadera para
cada uno; otro los cirenaicos, que no hay criterio excepto las experiencias internas, otro
Epicuro, que apoya todo criterio en los sentidos, en nuestras nociones de las cosas y en
la voluntad.366
629. CICERN, Contra los acadmicos, II.24.76 (SSR, IV.A.209):
Qu piensas de los cirenaicos, que estn lejos de ser filsofos despreciables? Niegan
que sea posible percibir nada externo, sino slo percibir lo que se siente por un toque
ntimo, como dolor o placer; y no se sabe qu es lo que tiene tal color o sonido, sino que
su experiencia es tal que tienen esa sensacin.
630. CICERN, Contra los acadmicos, II.7.20 (SSR, IV.A.209):
Qu pasa con el toque, especialmente el tipo del cual los filsofos llaman toque
ntimo de dolor o placer, nica cosa en la cual creen que hay un criterio, dado que se
siente?
631. AGUSTN, Contra los acadmicos, III.11.26 (SSR, IV.A.210)
Esto es lo que yo digo: que un hombre, cuando saborea una cosa, puede certificar con
rectitud que sabe por el testimonio de su paladar que es suave o al contrario; no hay
sofisma griego que pueda privarle de esta ciencia. Pues quin hay tan temerario que, al
tomar yo una golosina muy dulce, me diga: "tal vez t no saboreas nada; eso es cosa de
sueo"? Acaso me opongo a l? Con todo, aquello aun en sueos me producira
deleite. Luego, ninguna imagen falsa puede confundir mi certeza sobre este hecho. Y tal
vez los epicreos y cirenaicos daran en favor de los sentidos otras muchas razones, que
no me consta hayan sido rebatidas por los Acadmicos.367
366
Sobre la confrontacin con el epicuresmo a propsito de las sensaciones, vase 662-3 y notas ad loc.
La misma contraposicin aparece aqu, con el complemento de la nocin de experiencia interna en 628
o toque ntimo en 629-30, que se asocia con el modo en que el sujeto recibe una sensacin y no con la
sensacin misma. Por otra parte, la contraposicin con Protgoras sirve para calibrar el sentido en el que
los cirenaicos son subjetivistas. Protgoras afirma que la verdad no es objetiva, sino que depende del
juicio de cada sujeto, pero en este movimiento mantiene intactos los juicios sobre el exterior, limitando
slo su universalidad. Por el contrario, Aristipo parece haber dado un paso ulterior y cercenado la
posibilidad misma de pronunciarse sobre eventos externos, supuestos causantes de las sensaciones. Sobre
las relaciones entre los cirenaicos, Protgoras y Epicuro, vase Tsouna (1990, pp.115-137)
367
Este pasaje suele verse como un antecedente del argumento cartesiano del sueo que permite avanzar
en la duda metdica en Meditaciones metafsicas, II. Ntese que Agustn cita la posicin cirenaica como
adversaria del escepticismo, suponiendo que confa en los sentidos, lo cual es altamente controvertido.
Como nota V. Tsouna, seguramente Agustn descansa aqu en informacin proveniente de Cicern
212
632. PLUTARCO, Contra Colotes, 24.1120b-1121c (Frag. 252 Usener [Epicuro]) (SSR,
IV.A.211):
Entonces Colotes, tras salir de los antiguos, (C) se volvi hacia los filsofos de su
propio tiempo, sin dar ningn nombre, aunque hubiese estado bien refutarlos con
nombre o tampoco hacerlo con los antiguos. Pero el que tom el estilete tantas veces
contra Scrates, Platn y Parmnides, es evidente que tema a los vivos, no que se
meda por un pudor que no revel frente a los mejores. Quiere, segn supongo, refutar
primero a los cirenaicos, y luego a los Acadmicos del grupo de Arquesilao, pues sos
son los que de dudan de todo. Los primeros, colocando las afecciones e impresiones en
ellos mismos, (D) no crean que la creencia surgida de ellos fuera suficiente para hacer
afirmaciones sobre las cosas, sino que, como si estuvieran sitiados, abandonando lo
exterior, se encerraron ellos mismos en las afecciones, sosteniendo slo que parece,
pero sin pronunciarse sobre lo que es respecto de las cosas exteriores. 368 Por eso dice
Colotes que ellos no pueden vivir o usar las cosas. Entonces, bromeando dice: ellos no
dicen que existe un hombre, un caballo y un muro, sino que ellos mismos se amuran, se
acaballan y se hombrunan, en donde en primer lugar, se vale de los trminos
malignamente como los sicofantes.369 Pues por supuesto que esto se sigue de lo que
dicen estos hombres, pero hubiese correspondido sealar el fenmeno como ellos lo
ensean, (E) dado que hablan de endulzarse, amargarse, enfriarse, calentarse,
iluminarse y oscurecerse, cuando cada uno tiene en s la manifestacin propia y
segura de estas afecciones.370 Y si la miel es dulce, el retoo de oliva es amargo, el
(1990:82). De todos modos, el testimonio subraya, a travs de la hiptesis del sueo, que incluso en ese
caso el contenido de una sensacin se mantiene inclume y no ve afectada su certeza, lo cual concuerda
con otros testimonios.
368
Colotes de Lmpsaco fue un seguidor de Epicuro, cuya filosofa se caracteriz por un marcado tono
polmico. Ante sus planteos reaccion Plutarco, dedicndole dos obras altamente crticas: Que es
imposible vivir placenteramente de acuerdo con Epicuro, respondiendo ldicamente a la obra de Colotes
Que es imposible vivir de acuerdo con las doctrinas de otros filsofos, y el Contra Colotes, al que
pertenece este pasaje. Segn surge del texto de Plutarco, Colotes pretenda impugnar el escepticismo,
vertiente en la que ubicaba no solamente a los Acadmicos de su poca, sino tambin a los cirenaicos.
Sobre este punto, vase vander Waerdt, P., Colotes and the Epicurean Refutation of Skepticism, Greek,
Roman and Byzantine Studies 30, Durham, 1989, pp. 225267. Sobre este pasaje en particular, vase V.
Tsouna (1990: 82-8). El horizonte de discusin hace preocupar a Colotes por el status del mundo externo,
y muy especialmente sobre la relacin entre realidad, pensamiento y lenguaje, lo cual constituye a este
pasaje en un testimonio importante sobre la doctrina cirenaica. Respecto de la relacin entre los dos
primeros elementos, se plantea que el pensamiento no est en condiciones de captar lo real, de modo que
se detiene en un parecer, entendido como el resultado de la experiencia, nico criterio de verdad
aceptado, de acuerdo con 628.
369
La relacin entre pensamiento y lenguaje es todava ms controvertida. De acuerdo con este planteo,
los cirenaicos habran diagnosticado que el lenguaje est afectado por una inadecuacin intrnseca, dado
que opera con una cierta suposicin ontolgica injustificable. Precisamente la actitud requerida por este
enfoque es la suspensin de la pretensin de obtener conocimiento del mundo externo. As, el lenguaje
simula nombrar objetos, este es el primer elemento que precipita en un error primario e insalvable. Por
esta razn, de acuerdo con Colotes, los cirenaicos habran propuesto la modificacin del lenguaje, al
menos como recurso para ilustrar el modo en que debiera ser si se adecuara a esta teora y no a las
posiciones de corte objetivista o naturalista. As, el lenguaje no tiene una relacin de adecuacin con las
cosas, sino que constituye una trampa que desva del enfoque correcto.
370
El problema que surge en este punto tiene que ver con los alcances de esta prctica y su relacin con el
modo en que los cirenaicos pueden haber categorizado las sensaciones que provienen del mundo exterior.
Plutarco dice que Colotes se burla. Pero, en qu consiste esta burla? Acaso los ejemplos de objetos
como muro, caballo y hombre no fueron ejemplos aceptados por la teora en cuestin, sino una
reduccin al absurdo de un planteo que se limitaba a cualidades como dulce, amargo, etc.? (Sobre el
213
granizo es fro, el vino sin mezclar es caliente, el sol es luminoso y el aire nocturno es
oscuro, hay muchas bestias, cosas y hombres que testifican lo contrario, pues a unos les
disgusta la miel, otros se alimentan de los retoos de oliva, otros se queman con el
granizo y se enfran con el vino, se ciegan con el sol y ven por la noche. (F) Por eso la
opinin, contenida en las afecciones, se mantiene libre de error, pero cuando se proyecta
y se entromete para juzgar y pronunciarse sobre lo exterior, muchas veces se altera a s
misma y se opone a otros que toman de las mismas cosas afecciones contrarias e
impresiones diferentes.371 (25) Parece que a Colotes le pasa lo mismo que a los nios
que comienzan a aprender las letras y, acostumbrados a leer los caracteres en sus
tabletas, cuando las ven escritas fuera en otros lugares, se confunden y se alteran. (1121)
Precisamente, l, esos discursos que alaba y aprueba en los escritos de Epicuro, no los
comprende ni los reconoce cuando son planteados por otros. Pues los que dicen que la
sensacin est verdaderamente modelada cuando se nos presenta una imagen circular y
otra quebrada, pero no permiten declarar que la torre es redonda y el remo est roto,
estn seguros de sus afecciones e impresiones, pero no quieren admitir que las cosas
exteriores son as. Como deben hablar de acaballarse y amurarse, no del caballo ni del
muro, as, por lo tanto, es necesario que hablen de redondearse o desigualarse en
relacin con la vista, (B) no que llamen de lados desiguales ni redonda a la torre, pues la
imagen, por la cual est afectada la vista, est quebrada, pero el remo del que surge la
imagen no est quebrado. Entonces, dado que hay diferencia entre la afeccin y el
objeto externo, es preciso que la creencia se mantenga en la afeccin o sea rechazada, si
es que agrega el ser al parecer. El hecho de que ellos chillen y se irriten por la
sensacin, porque los cirenaicos no dicen que lo exterior es caliente sino que la afeccin
misma resulta as, acaso no es lo mismo que se dice respecto del gusto, porque no dice
que lo exterior es dulce, sino que una afeccin, es decir un movimiento respecto de eso,
resulta as? (C) El que dice recibir una impresin con forma humana, pero no percibe si
es un hombre, de dnde tom el punto de partida? No es a partir de los que dicen
recibir una impresin de forma curva, pero no declaran si lo visto es algo curvo ni
redondo, sino que una impresin sobre ello, es decir su figura, resulta de forma
redonda?372
uso de estas formas lingsticas, vase 634 y nota ad loc.) Si es as, estaramos en un caso similar al de la
crtica dirigida a Platn por Antstenes, en el sentido de veo el caballo, pero no la caballeidad, donde,
por un lado, las Formas son reducidas a cualidades, y, por otro, en lugar de un ejemplo de Forma
axiolgica o de relacines, se elige una entidad de ubicacin problemtica dentro de la teora, como surge
de Parmnides, 130a-e (vase nota a 572). Es muy posible que el status de las cosas haya sido en el
planteo de Aristipo igualmente oscuro.
371
Frente a los ejemplos de objetos, Plutarco propone, como ms representativos, ejemplos de cualidades,
rasgos que seran precisamente los puntos sobre los que los diferentes sujetos podran tener divergencias
de juicio. Los ejemplos aducidos tienen que ver con la evaluacin de caractersticas (dulce/amargo,
fro/caliente, luminoso/oscuro) y no sobre la identificacin de objetos (miel, retoo de oliva, granizo,
vino, etc.), la cual podra reposar, incluso, en el procesamiento de sumatorias de rasgos que constituyen al
objeto en cuestin. Ntese que varios ejemplos van ms all del mero dato gnoseolgico y se internan en
las reacciones de placer y dolor (disgustar, alimentarse, quemarse, etc.) que son el resultado ineludible de
una sensacin. Dentro de estos lmites, las afecciones, no puede haber error, sino que ste irrumpe en el
momento en que se hacen juicios. Sobre los puntos de contacto con el planteo de Protgoras en lo que
hace a la autorrefutacin del relativismo, vase G. Marcos, Se auto-refuta el relativista Protgoras?
Ensayo de reconstruccin de Teeteto 171a-c, Revista Latinoamericana de Filosofa 25.2, Buenos Aires,
1999, pp. 295-317.
372
La crtica de Plutarco a Colotes consiste, en primer lugar, como se ha visto, en remarcar su
deformacin deliberada de la doctrina cirenaica; en segundo lugar, lo acusa de no advertir que la objecin
que plantea, en relacin con que la certeza sobre los estados internos del sujeto no permite inferir
214
215
(192) Sin duda es posible que un hombre tenga la disposicin de sentir blanco a partir
de lo que no es blanco, o sentir dulce a partir de lo que
no es dulce, pues como el que sufre de vrtigo o ictericia reacciona por todo con
palidez, y el que sufre dolor de ojos enrojece, y el que gira los ojos reacciona como si
hubiera dos cosas, y el loco ve a Tebas doble y tiene una doble representacin del sol.
(193) En todos estos casos, que estn afectados de ese modo particular, por ejemplo la
sensacin de palidez, enrojecimiento o visin doble, es verdadera, pero que el objeto
que les provoca la impresin es plido, rojizo o doble, suele aceptarse que es falso, as
tambin es razonable que no podemos captar nada ms que las propias afecciones.375 Por
eso, hay que postular como manifiestas o las afecciones o las cosas que producen las
afecciones. (194) Si decimos que las afecciones son manifiestas, hay que decir que
todas las cosas manifiestas son verdaderas y aprehensibles, pero si declaramos que son
manifiestas las que producen las afecciones, todas las cosas manifiestas son falsas y
todas inaprehensibles, pues la afeccin que ocurre en nosotros no nos revela nada ms
que a ella misma. De all tambin (si hay que decir la verdad), slo la afeccin es
manifiesta para nosotros, mientras que el objeto externo que produce la afeccin,
aunque tal vez existe, no es manifiesto para nosotros. 376 (195) En este sentido, respecto
de las afecciones propias todos estamos exentos de engao, pero sobre el objeto externo
todos nos engaamos. Aqullas son aprehensibles, mientras que ste es inaprehensible,
pues el alma es demasiado dbil para reconocerlo entre los lugares, las posiciones,
movimientos, y todas las otras causas. De all que dicen que no existe un criterio comn
para los hombres, sino que se ponen nombres comunes a las cosas, (196) pues todos
afeccin, rasgo comn de las voces media y pasiva. Sobre el esquema diattico del griego y sus
implicancias en otros planos tericos, vase A. Rijksbaron, The Syntax and semantics of the verb in
classical greek. An introduction, Amsterdam, J.C. Gieben, 1984; P. Andersen, Empirical Studies in
Diathesis, Mnster, Nodus, 1994 y E. Bakker, "Voice, Aspect and Aktionsart: Middle and Passive in
Ancient Greek", en B. Fox P. Hopper (eds.), Voice: Form and Function, Amsterdam, Benjamins, 1994.
375
El ejemplo de personas con enfermedades fsicas o mentalmente enajenadas, entre las que se menciona
como ejemplo el caso literario de Penteo, que ve doble a Tebas y al sol, como dice Eurpides en Bacantes,
918, tiene el doble valor de mostrar que, por un lado, incluso en estos casos la sensacin es
incuestionable, ya que efectivamente Penteo siente que ve dos cosas; por otro lado, el sentido comn, que
indica que all hay un problema, sirve como punto de partida para cuestionar el resto de las sensaciones,
dado que tambin, tal vez en otro grado, de ninguna sensacin puede estarse seguro que corresponde a
una situacin externa tal como est contenida en la sensacin. Un ejemplo literario similar aparece en el
mbito del estoicismo, para indicar que no cualquier representacin (phantasa), resultado de la
sensacin, est en condiciones de producir informacin cierta acerca de algo real, dado que sobran
ejemplos de representaciones que no tienen correlato en objetos, como Orestes confundiendo a Electra
con una Erinia, omo cita Sexto Emprico en Contra los profesores, VII.170. Precisamente por esta razn
los estoicos no dirn sin ms que la representacin constituye un criterio de este tipo sino que para ello
hace falta una representacin especfica, la kataleptik, aprehensiva, cognitiva. Vase 589.92 y nota
ad loc.
376
Traducimos como manifiestas el trmino phainmena, esto es las cosas que se muestran, que se
revelan. Junto con 631 y 640 este pasaje suele interpretarse en el sentido de que Aristipo habra dudado
o directamente negado la existencia del mundo externo, dado que afirmara que las sensaciones no slo
no dan conocimiento del mundo externo, sino que ste podra no existir. En esta lnea se ubica el
testimonio de Agustn en 631, mediante la hiptesis del sueo. En rigor, precisamente teniendo eso en
cuenta, conviene interpretar el pasaje ligndolo con una cierta inspiracin gorgiana, de manera que la
operacin de negacin del mundo externo no es literal, sino ms bien un procedimiento orientado a crear
dudas sobre las garantas de la creencia de sentido comn acerca de su accesibilidad. En este sentido dice
Tsouna que se trata de una concesin dialctica. Sobre la lgica del tratado Sobre el no ser de Gorgias,
vase C. Mrsico, Argumentar por caminos extremos. I. La imposibilidad de pensar lo que es. Gorgias y
la instauracin del criterio de verdad como coherencia de enunciados, El lenguaje como problema entre
los griegos. Cmo decir lo real?, Buenos Aires, Altamira, 2005, pp. 87-108.
216
llaman en comn a algo blanco y dulce, pero no poseen algo blanco o dulce que sea
comn.377 Porque cada uno percibe su propia afeccin, pero si esta afeccin se origina
en algo blanco en l y en su vecino, l no puede decirlo sin experimentar la afeccin de
su vecino, ni el vecino si no experimenta la suya. (197) Pero dado que no hay una
afeccin comn entre nosotros, es imprudente decir que lo que se me aparece de tal
manera a m se aparecer tambin de esa manera a otro, pues quizs yo estoy
constituido para sentir blanco a partir de lo que me causa una impresin desde afuera,
pero otro tiene la sensibilidad preparada para captar las cosas de otra manera. Entonces,
lo que se nos aparece no es completamente comn. (198) Y que en realidad no sentimos
del mismo modo por las diferentes conformaciones de nuestra sensibilidad, es evidente
en el caso de los que sufren de ictericia o problemas oculares y los normales, pues como
por el mismo objeto unos son afectados con palidez, otros con rojo y otros con blanco,
as es probable que los normales no sientan igual a partir de los mismos objetos por la
diferente conformacin de sus sensibilidades, sino de un modo el de ojos grises, de otro
el de ojos azules, y de una manera diferente el de ojos negros. De modo que colocamos
a las cosas nombres comunes, pero tenemos afecciones particulares. (199) Lo que dicen
estos hombres respecto de los fines parece ser anlogo a lo que dicen respecto de los
criterios, pues las afecciones se extienden hasta los fines. De las afecciones unas son
agradables, otras dolorosas y otras intermedias. Dicen que las dolorosas son males cuyo
fin es el dolor, las agradables son bienes cuyo fin es el placer infalible, e intermedias las
ni buenas ni malas cuyo fin no es ni bueno ni malo, es decir una afeccin que es
intermedia entre el placer y el dolor. (200) Entonces, de todas las cosas que existen, las
afecciones son los criterios y fines, y vivimos, dicen, siguindolos, prestando atencin a
la evidencia y la aprobacin, a la evidencia respecto de las otras afecciones y a la
aprobacin respecto de los placeres. Esto sostienen precisamente los cirenaicos, que
restringen ms el criterio en comparacin con los del grupo de Platn, pues estos
ltimos hacan del criterio un conjunto de claridad y razn, mientras que los primeros lo
definen slo en trminos de evidencias y afecciones.378
635. ANNIMO, Comentario al Teeteto de Platn, (Papiro berlinense 9782), col. 65.1839
377
217
El comentarista annimo del Teeteto menciona la posicin cirenaica a propsito del pasaje 152b, en el
que se revisa la posicin de Protgoras en relacin con el ejemplo del viento, fro para unos, clido para
otro. De esto se colige que el viento en s mismo no tiene ninguna de estas caractersticas. Este pasaje
agrega que la posicin cirenaica se apoya en los mismos fundamentos, porque no podemos decir que el
fuego quema, dado que para saber esto debera haber alguna uniformidad entre agente y efecto, que es
precisamente lo que los cirenaicos pondran en duda. Si existiera esa uniformidad, el fuego debera
producir siempre el mismo efecto, esto es, quemar en todos los casos a todos los materiales, cosa que no
sucede. Esto sera, para los cirenaicos, un indicio de la dificultad de pronunciarnos sobre el mundo
externo. Aunque el comentario no llega a 156a, donde tras los filsofos ms sutiles se ha visto una
mencin de Aristipo, la conexin de su posicin con la de Protgoras hace esta conexin plausible. La
tematizacin de la relacin entre agente y efecto, sobre todo en lo que hace a la posibilidad de colegir los
rasgos del primero, puede indicar una relacin con el planteo de Platn en Gorgias, 476b ss., como
sucede tambin en 589.92 (vase nota ad loc.).
380
Eusebio agrupa aqu la posicin de Aristipo con la del escepticismo pirrnico, como en 677, no con el
acadmico como en 494 y 632, a cuya corriente pertenece la fuente de quien Aristocles toma los datos.
Dentro del mismo marco escptico se cuenta tambin al relativismo protagrico, con quien se compara a
los cirenaicos en 635, y al epicreo Metrodoro, de quien se los distancia en 617. Sobre Pirrn, vase 105
y nota ad loc.
218
A continuacin estaran los que llaman aprehensibles slo a las afecciones. Y esto
dijeron algunos de los cirenaicos. Ellos sostenan, como oprimidos por un cierto
embotamiento, que no saban absolutamente nada, excepto que alguien tras pararse los
golpeara y aguijoneara. En efecto, decan que cuando eran quemados o cortados, saban
que sufran algo, pero si lo que quemaba era fuego, o lo que cortaba era metal, no lo
podan decir. (2) A los que dicen esto se les podra preguntar en seguida si realmente
ellos saben eso, que sufren algo y lo perciben. Pues sin saberlo tampoco podran decir
que slo conocen la afeccin. Y si a su vez la conocen, no podran ser aprehensibles
slo las afecciones, pues yo soy quemado es un enunciado y no una afeccin.381
640. SEXTO EMPRICO, Contra los profesores, VI.53 (SSR, IV.A.219):
Pues los filsofos de Cirene dicen que slo existen las afecciones, y ninguna otra cosa.
De all que digan que la voz, dado que no es una afeccin sino una productora de
afeccin, no est entre las cosas que existen.382
641. CLEMENTE, Miscelneas, VII.41.1-2 (SSR, IV.A.220):
Habiendo llegado a este punto, record las doctrinas acerca de que no es necesario rezar
introducidas por algunos heterodoxos, es decir los seguidores del grupo de Prdico.
Entonces, para que no se hagan los engredos por esta sabidura atea suya como si fuera
rara, que sepan que fue planteada antes por los filsofos llamados cirenaicos.383
642. JERNIMO, Comentario al Eclesiasts, IX (SSR, IV.A.221):
Y esto <su opinin, que niega que Dios existe> lo dicen Epicuro, Aristipo y otros
estpidos entre los filsofos.
384
El ejemplo del fuego, tambin presente en 635, sirve aqu a los efectos de cuestionar el status de la
cognicin asociada con las afecciones. El procedimiento tiene puntos de contacto con los modelos de
autorefutacin del subjetivismo de tipo protagrico, ya que se plantea si los cirenaicos, limitndose a
aceptar slo afecciones, pueden expresar su criterio. Lo que parece ponerse en duda es que al articular
lingsticamente la nocin los rasgos de certeza se mantengan. Si no fuera as, la posicin misma sera
algo sobre cuya plausibilidad no es posible juzgar. Por otra parte, si es posible conocer el principio slo
las afecciones son aprehensibles, esa misma afirmacin implicara que se puede conocer al menos una
cosa ms que las afecciones, que pertenece al terreno terico.
382
Este testimonio de Sexto no slo afirma la certeza de las sensaciones, sino que niega la existencia de
objetos externos. En esto contrasta severamente con 634, entre otros, donde el mundo exterior no es
susceptible de conocimiento cierto, pero de ningn modo se le niega existencia. Ms todava, negarle
existencia implicara ya un tipo de conocimiento, para el cual no habra fundamento. Por otra parte, este
juicio ontolgico, como nota Tsouna, resulta dudoso sobre todo por el contexto de descuido en el que
aparece, dado que inmediatamente se atribuye tambin a Platn la opinin de que el mundo no existe, lo
cual est lejos de ser adecuado (1990:80-1). Podra agregarse que el mismo Sexto, en 633, se limita a
decir que los cirenaicos juzgan que el mundo exterior no es aprehensible, pero de ningn modo que ponen
su existencia en duda.
383
Una opinin como esta atribuida a Aristipo se encuentra en 538. Vase nota ad loc.
384
Sobre la posicin de Aristipo en materia religiosa, vase 501 y nota ad loc.
219
El trmino diatela puede ser traducido como continuas, pero tambin se ha propuesto la variante
di Tela, es decir a travs de Teles, que sera el nombre del mensajero.
386
Seguimos la correccin de Orelli.
221
222
387
La lnea de Aristipo se afinc en su patria natal, Cirene, y no en Atenas, dado que sus discpulos, cuyos
ms importantes exponentes surgen de la misma familia, son de esa zona. Se han sembrado dudas sobre la
pertinencia de atribuir a los cirenaicos una verdadera escuela. Vase Giannantoni (1990:IV.169-71). En
347 se menciona una recomendacin de Aristipo a Arete, aludida tambin en 647, pero que carece de una
dimensin terica relevante. Sin embargo, aunque sabemos muy poco de Arete, su importancia no debe
ser desdeada, teniendo en cuenta la dificultad de que una mujer ingresara en el recuento de filsofos
importantes. Otros casos llamativos son las de Hiparquia, asociada con el cnico Crates de Tebas (259), y
las hijas de Diodoro Crono, segn se desprende de 205. Por otra parte, se encarg personalmente de la
formacin de su hijo, llamado Aristipo, de acuerdo con la costumbre de que los nietos recibiera el mismo
nombre de los abuelos. Su actividad educativa otorga precisamente a Aristipo el Joven el epteto
Metrodidacta, esto es educado por su madre, de metrs, genitivo de metr, madre, y didakts,
adjetivo verbal de didsko, ensear. Esta referencia a Arete y Aristipo el Joven completa el pasaje 355.
El nombre de la hija de Aristipo sirve para colegir los datos dudosos sobre el nombre de su padre, segn
surge de 354 (vase nota ad loc.).
388
Reencontramos aqu, como en los 648 y los pasajes posteriores, la caracterizacin de Aristipo el Joven
como educado por su madre. Narcy nota que la lista de los autores con este nombre que ofrece
Digenes no es exhaustiva (1999:363).
389
Las lneas interpretativas que niegan a Aristipo la conformacin de una escuela en sentido estricto, e
insisten en que, a lo sumo, instaur una agog, en los trminos de 589-87, entendiendo este trmino como
modo de vidavase nota ad loc., tienden a subrayar la importancia de Aristipo el Joven atribuyndole
la estucturacin terica de esta vertiente del hedonismo. En este sentido, se ha puesto en duda,
especialmente por Mannebach y Giannantoni, la influencia de Protgoras sobre Aristipo, sugiriendo que
el subjetivismo entra al grupo cirenaico por la mediacin de Aristipo Metrodidacta, influenciado por
Pirrn (1990:IV.181). Podra decirse que, desde esta perspectiva, esta precisin de Temistio se generaliza
en la doxografa en general, como si todos los datos refirieran al nieto y no al Aristipo que tuvo contactos
directos con Scrates. Sin embargo, aun contando con que para su poca se haya depurado el andamiaje
terico del grupo, los magros testimonios parecen indicar que, antes bien que una invencin, Aristipo el
Joven introdujo modificaciones sobre una doctrina preexistente. Vase la nota siguiente.
223
390
Frente a la polarizacin de estados que sobresale en los testimonios sobre Aristipo, a Metrodidacta se
le atribuye la identificacin de un estado intermedio. Este pasaje suscita dos cuestiones principales; por
un lado, la asociacin entre placer y movimiento, que para algunos indicara que se lleva a cabo recin en
el planteo de Metrodidacta, y por lo tanto Aristipo no la habra formulado tericamente. Vase, por
ejemplo, J. Brunschwig, "Introduction: The beginnings of Hellenistic Epistemology," in Algra, K.,
Barnes, J., Mansfeld, J., Schofield, M. (eds.) The Cambridge History of Hellenistic Philosophy,
Cambridge 1999, p. 252. Sin embargo, puede entenderse que Metrodidacta adopta esta caracterizacin, y
su innovacin estara en la introduccin de un tercer tipo de intermedio entre placer y dolor. La segunda
cuestin afecta, precisamente, a los rasgos de este tercer tipo, en lo que toca a su naturaleza; esto es, si se
trata de una ausencia de los extremos o de una afeccin (pthos) particular. Si es as, habra conciencia de
los tres estados, mientras que si slo son afecciones placer y dolor, lo intermedio no tendra un correlato.
El testimonio de Sexto en 634 inclina la balanza hacia la primera posibilidad. Vase nota ad loc. Esta
incorporacin a la doctrina es seguramente el resultado de la tensin dialgica entre el hedonismo
cirenaico y el epicreo, as como con la epistemologa helenstica en general.
391
Mencin marginal, en el contexto de un tratamiento sobre pjaros. Ntese que se altera aqu el dato de
que Arete es hija y no hermana de Aristipo.
224
392
De acuerdo con 346, Antpatro fue uno de los tres discpulos directos de Aristipo, junto con Arete y
Etope de Ptolemais. Se presume, por este pasaje de Cicern, que Antpatro era ciego. Segn el testimonio
de Digenes Laercio en 346, su lnea de pensamiento dio lugar a las vertientes hegesaca y aniceriana del
grupo cirenaico. De la ancdota mencionada se infiere solamente un apego a consignas hedonistas,
aunque lo escueto del comentario impide que sirva para colegir la definicin de placer que se supone y su
relacin con las de los dems cirenaicos.
393
Teodectes fue un orador y poeta que frecuent varias lneas intelectuales residentes en Atenas, como la
escuela de Iscrates, la Academia y el Liceo. El pasaje presenta un juego de palabras: dado que se dice
que Antpatro contaba con bthra, fundamentos, se acua el apodo Antbathron, Resistente, que se
parece a Antpatro.
225
394
226
395
Aunque aparece aqu asociado con la potica, en 662 Digenes se refiere a Aristteles como cirenaico,
esto es integrante del grupo terico iniciado por Aristipo. El tratamiento de temas ligados con el
hedonismo puede inferirse de 659-60, donde se mencionan cuestiones ligadas con el ros. En 659
Clemente se encuentra respondiendo a quienes rechazan el matrimonio, y cita a propsito de esto la
actitud de Aristteles hacia Las, que haba sido amante tambin de Aristipo. Sobre Las, vase 480-91 y
notas ad loc. En cierto sentido, el engao mencionado puede constituir una aplicacin prctica del
autodominio que Aristipo ejemplificaba, tambin respecto de Las, con el apotegma poseo a Las, pero
no soy posedo, como surge de 485-92.
396
Esta actitud frente a los dems tiene muchos puntos de contacto con el aspecto de desapego emocional
ligado con la nocin aristipiana de autodominio. Sobre este punto, ligado con una cierta visin
instumental de las relaciones humanas, vase 479 y 589.91, con notas ad loc.
397
Sobre este pasaje, vase 262 y nota ad loc.
227
Hegesias es mencionado dentro de la sucesin de Antpatro en 346, y debe de haber estado activo
alrededor del 300 a.C. Su estancia en Alejandra se desprende de 666. Este pasaje constituye la segunda
doxografa que consigna Digenes Laercio, adems de la cirenaica, la aniceriana y la teodoriana. La
referencia inicial a los mismos objetivos hizo dudar si se trata de los mencionados en la primera o en la
aniceriana, que le sigue. As, Mannebach propuso invertir el orden de las doxografas y colocar la
hegesaca en penltimo lugar (1961, p. 104). En rigor, no hace falta tal cambio, especialmente porque se
trata de un punto bsico de la doctrina cirenaica que todas las vertientes comparten. Vase J. Mejer,
Diogenes Laertius and the transmission of Greek Philosophy, Aufstieg und Niedergang der rmischen
Welt (ANRW) II.36.5, Berlin, 1992, p. 3568, n. 44; A. Laks, Anniceris et les plaisirs psychiques, en J.
Brunschwig- M. Nussbaum (eds.), Passions and Perceptions, Cambridge, CUP, 1993, p. 29 y Narcy
(1999, p. 301). La mencin de objetivos, puede indicar las dos posibilidades habilitadas por los tipos de
afecciones existentes, y en ese caso es ms adecuado que fin, trmino que habitualmente se sugiere
aludido en el pasaje. La posicin frente a las virtudes tradicionales asociadas con las relaciones humanas
est en consonancia con la visin individualista esbozada en 628.91, presente tambin en 699, as como
en el anecdotario de Aristipo.
399
La marca de identidad de los hegesacos surge del pesimismo que niega la posibilidad misma de la
felicidad e impugna otras posiciones helensticas de cuo socrtico, como el estoicismo, el epicuresmo,
la lnea megrica, etc., que la asocian con la imperturbabilidad o la calma. Asimismo, las dos razones que
se aducen para sostener esta postura parecen ajustes respecto de la postura cirenaica primitiva: por un
lado, la teora de las afecciones se pone al servicio de subrayar las afecciones anmicas que ingresan por
va corporal, lo cual puede ser interpretado como una indicacin de que la cantidad de dolor que
recibimos es usualmente mayor que la de placer. Por otra parte, la mencin de la esperanza y el azar
recuerda la mencin de Cicern en 625-7 (vase nota ad loc.), donde Aristipo afirmaba que el mal se
potencia cuando es imprevisto, por lo cual hay que conjurar el azar anticipando lo que puede pasar, y de
este modo es posible aminorar e incluso hacer desaparecer el mal. El pesimismo de Hegesias parece
haber objetado esta posibilidad, invirtiendo el signo de la recomendacin aristipiana, diciendo no slo que
el azar no permite prever lo que va a suceder, sino que adems impide la realizacin de lo que se busca.
Sobre la dimensin temporal del planteo cirenaico, vase 589 y 591, con notas ad loc.
400
El hecho de que tanto la vida como la muerte sean calificadas de elegibles ( hairet) pone de relieve
su adhesin a la triparticin ligada con la incorporacin de Aristipo Metrodidacta de una tercera categora
entre placer y dolor. La dependencia del contexto traza un punto de contacto con la teora estoica de los
indiferentes (adiphora), el mismo trmino que se utiliza aqu inmediatamente a propsito de vida
muerte, libertad esclavitud, etc. Sobre este punto, vase T. Irwin, Socratic paradox and Stoic theory,
en S. Everson (ed.), Ethics. Companions to Ancient Thought: 4, Cambridge, CUP, 1998, pp. 151-192.
Ntese asimismo que el rasgo que adoptan las situaciones depende en gran medida de la evaluacin
subjetiva, lo cual es un indicio de la relevancia que adquiere el plano psquico. Esto est sin duda en
relacin con la dimensin de placeres anmicos que se habilitan en la lnea aniceriana. Vase 672.
228
igual que el nacimiento vulgar y la fama es igual que la ausencia de fama. (95) As, para
el insensato vivir es ventajoso, mientras que para el sensato es indiferente. 401 El sabio
hace todo en vistas de l mismo, pues considera que ninguna de las dems cosas se
iguala a l en valor. Sin duda, aunque parezca recoger las mayores ventajas, no es
comparable en valor con lo que l ofrece. Adems rechazan las sensaciones, porque no
proporcionan conocimiento exacto.402 Decan que practican todas las cosas que se
muestran razonables y que las faltas cometidas deben recibir perdn, pues no se yerra
voluntariamente sino forzado por una afeccin. Y no hay que odiar, al contrario es
mejor compartir la enseanza. El sabio es superior no tanto en la eleccin de los bienes
como en la huida de los males, porque se pone como fin no vivir ni dolorosa ni
penosamente, (96) lo cual sobreviene a los que son indiferentes respecto de las causas
del placer.403
664. EPIFANIO, Contra las herejas, III.2.9 (III.25) (Doxographi graeci, 591.31-4) (SSR,
IV.F.2):
Hegesias de Cirene. Dijo que no hay ni amistades ni agradecimientos, pues deca que no
existen, sino que alguien da gracias si lo necesita o acta con generosidad para
experimentar algo mejor. Y deca tambin que para el hombre mediocre es provechoso
vivir, mientras que para el sabio, morir, de modo que algunos lo llamaron por eso el
Apologista de la muerte.
404
401
La autonoma frente a los sucesos externos se enfatiza calificando de indiferentes a estos pares de
opuestos tradicionalmente asociados con placer- dolor. Ntese que el argumento aducido, sin embargo, no
es el mismo que en el caso de Aristipo, ya que aqu se enfatiza que todas esas situaciones ofrecen placer
de un modo similar, lo cual se enrolara en la tesis de que todos los placeres son iguales esbozada en
589.87. Cabe la posibilidad de que este enfoque acoja ejemplos como los que ofrece Epicuro sobre la
comida austera en la Carta a Meneceo, donde se indica que el pan puede dar el mismo placer que una
comida opulenta si se lo come cuando se tiene hambre, lo cual subrayara las condiciones de carencia,
novedad o saciedad antes mencionadas. As, esto podra interpretarse como un indicio de que el poder,
asociado a la libertad y la riqueza, es un indiferente. Por eso se agrega que es el insensato el que juzga la
vida (as como la riqueza, la libertad, la fama, etc.) como ventajoso, mientras que desde la perspectiva del
sabio se trata de indiferentes.
402
Esta caracterizacin del sabio, que sirve usualmente en las doxografas para indicar el parmetro al
cual apunta una doctrina, enfatiza aqu la perspectiva individualista con que se abre el testimonio, pero se
complementa con la idea de que el sabio hace un aporte a su entorno, que probablemente est en relacin
con las enseanzas que comparte, mencionadas un poco ms abajo. En lo que hace a lo estrictamente
epistemolgico, ntese que las sensaciones son impugnadas como factores propensos a generar error, lo
cual parece un indicio de discusin con el epicuresmo, que cifraba en ellas el criterio de verdad. Sobre
este punto, vase 628.
403
Este pasaje final revela una adhesin a tesis ligadas con el intelectualismo socrtico. La teora de las
pasiones indicara que se tiende a lo razonable, pero dado que las afecciones son incontrolables, a tal
punto de hacer imposible la felicidad, tampoco existe una responsabilidad moral que d sentido a los
reproches. Tal vez en este punto resida el aspecto ms pesimista del enfoque hegesaco, dado que sin una
voluntad responsable y asediados por afecciones incontrolables, no se puede hacer nada para perseguir el
placer como fin, de manera que slo queda en pie la solucin de refugio en la indiferencia, esto es la
completa introversin, que termina por abolir el hedonismo, a favor de una posicin cercana a la
impasibilidad. Sobre este punto en el mbito megrico, vase 298, 308 y 309 y notas ad loc.
404
Frente a 663, donde vida y muerte son indiferentes, en 664-8 encontramos una visin mucho ms
radical, donde lo que se elogia es directamente la muerte. Ntese que el mote Peisithnatos,
Apologista de la muerte, as como la indicacin de Ptolomeo puede tratarse de Ptolomeo Soter, el
iniciador de la dinasta, o de su hijo Ptolomeo Filadelfo, indican una actitud parentica frente al suicidio.
S. White nota que Cicern toma distancia de la ancdota con el se dice (dicatur), de manera que su
prdica no debe haber tenido demasiado xito (Callimachus on Plato and Cleombrotus, Transactions of
the American Philological Association 124, Baltimore, 1994, p. 141). Vase adems W. Matson,
229
230
La conexin con Parebates que surge de 346, donde adems se ubica a Aniceris dentro del grupo
cirenaico, hace que suela ubicrselo hacia finales del s. IV a.C., y sea, como Hegesias y Teodoro, un
contemporneo de Epicuro, que en la mayora de las interpretaciones aparece como un interlocutor que
propicia las modificaciones que Aniceris introdujo en las tesis cirenaicas. Vase A. Laks, Anniceris et
les plaisirs psychiques: quelques pralables doxographiques, en J. Brunschwig-M. Nussbaum, Passions
and Perceptions: Studies in Hellenistic Philosophy of Mind, Cambridge, CUP, 1993, pp. 18-49.
408
La disposicin del texto transmitido lleva a interpretar que estamos frente a una referencia a los
hegesacos, que son objeto de la doxografa previa. Sin embargo, se ha propuesto una inversin del orden
que dejara a este pasaje en segundo lugar, y, por lo tanto, referira a los cirenaicos, tratados en 589. Sobre
la evaluacin de esta posibilidad, vase 663 y nota ad loc. En rigor, se indica que hay una coincidencia
con los hegesacos, excepto en que, a pesar de los males que puedan sobrevenir, en los que stos insistan,
la insercin personal y social disminuye su impacto y permite el bienestar. En este sentido, se reivindican
valores que en 663.93 eran menospreciados (vase nota ad loc., sobre el modo en que esta actitud
contina la de Aristipo). Se ha notado, por otra parte, que la aceptacin de un valor como el
agradecimiento rie con una adopcin literal de la puntualidad de los placeres, tal como aparece en 589
en el marco de la doxografa cirenaica, que se asociaba con la negacin de valor al recuerdo y la
proyeccin, en tanto estados no presentes y desvinculados de lo corporal, que son los centrales (Narcy,
1990:304). Este nuevo contexto, en consonancia con la introduccin de placeres anmicos, como los
mencionados sobre el inicio del pasaje, restituye importancia a estos aspectos, aunque la diferencia con la
posicin epicrea surge claramente de 673. El trmino para perturbaciones es okhlseis, que hemos visto
en su forma negativa, aokhlesa, calma, como objetivo asociado con los epicreos y con el megrico
Estilpn en 309.
409
Mientras que en 663 se dice que para los hegesacos la amistad, entre otras cosas, no es elegible por s,
aqu se plantea que para los anicerianos s lo es, mientras que lo que no es elegible por s es la felicidad
del amigo. Esto parece conformar una diferencia con ribetes epistemolgicos que pretende, a juicio de los
anicerianos, que la posicin cirenaica no lleva necesariamente al individualismo utilitarista extremo que
231
surge de las otras posiciones. Sobre este punto vase A. Laks (1993:18-49).
410
Con la asociacin entre placer y fin de acciones puntuales, los anicerianos parecen haber vuelto a una
posicin aristipiana, como la que surge de 590, donde Eusebio testimoniaba que Aristipo no se ocupaba
del tema de los fines, sino que enfatizaba el placer, debemos suponer, asociado con acciones particulares.
411
A estas breves menciones habra que sumar, pero dentro del terreno especulativo, algunos otros puntos.
En este sentido, Mannebach ha credo reconocer en varios puntos de la doxografa de Aristipo,
consignada en 589, una inspiracin aniceriana (Aristippi et Cyrenaicorum Fragmenta, Leiden, Brill,
1961, ad loc.). As, por ejemplo, se tratara de posiciones ligadas con esta vertiente la diferenciacin entre
fin y felicidad, que encontramos en 589.87, as como la idea de la elegibilidad de los placeres
particulares, argumentando que la terminologa asociada con harein, elegir, as como con phegein,
huir, es usual en los testimonios sobre los anicerianos y no en los de Aristipo. La parquedad de los
textos conservados respecto de los primeros hace la tesis altamente conjetural, sobre todo porque stos
podran explicarse fcilmente como continuaciones de la matriz aristipiana.
232
Las relaciones con otros personajes permiten colegir que Teodoro naci en torno del 340 a.C. y era
originario de Cirene. No debe ser confundido con Teodoro el gemetra, tambin de Cirene, mencionado
en el Teeteto de Platn. Vase A. Long, The Socratic Legacy, en K. Algra, J. Barnes, J. Mansfeld, M.
Schofield (eds.) The Cambridge History of Hellenistic Philosophy, Cambridge, CUP, 1999, pp. 617-641.
413
La mencin de contactos subraya su pertenencia a la primera lnea de la intelectualidad del momento.
Hay que notar, sin embargo, que Brisn parece aqu fuera de lugar, ya que resulta cronolgicamente
previo a Teodoro (vase 103-21). Probablemente su nombre aparezca porque se lo sindica como maestro
de Pirrn de Elis, el fundador del escepticismo griego, que recibe aqu el nombre de efctico
(ephektiks) a propsito de su propuesta de suspensin el juicio. Sobre Pirrn, vase 105. A su vez,
Crates de Tebas, maestro de Zenn el estoico, fue discpulo de Digenes el cnico y adopt sus
prescripciones sobre el modo de vida, el rechazo de las riquezas y la privacidad, lo cual inclua sexo
pblico con Hiparquia (vase 259). El verso citado es de Eurpides, Bacantes, 1236, cuyo contexto
aparece con ms amplitud en 677. Sobre la nocin de indiferencia y el contenido en general de la postura
de Teodoro, vase 693. El contenido de las obras aqu mencionadas puede ser el aludido en 694-712.
Vase tambin 102, donde se lo liga con Aniceris y Dionisio el Dialctico.
233
yo, Teodoro. Pero te parece que he optado mal respecto a m misma, si el tiempo que
iba a perder en el telar lo he dedicado a mi educacin?. stas y otras numerossimas
cosas se cuentan de esta filsofa.414
678. COD. NEAPOLIT., II.C.37.10 (SSR, IV.H.4):
Teodoro, al ser injuriado por alguien, cuando sus amigos le aconsejaban defenderse,
contest: no entrar en una lucha en la cual el que triunfa gana menos que el vencido.
679. DIGENES LAERCIO, VI.42 (SSR, IV.H.5):
Cuando Lisias el boticario le pregunt si crea en los dioses, Digenes le contest:
cmo no creer en ello, si s que t eres enemigo de los dioses?. Otros afirman que
Teodoro dijo eso.415
680. PLUTARCO, Focin, 38.3 (SSR, IV.H.6):
Dicen que el hijo de Focin no era un hombre especialmente aplicado, y una vez,
cuando se enamor de una joven criada en un burdel, conoci por casualidad a Teodoro
el Ateo, que sostena este argumento en el Liceo: si no es vergonzoso liberar a un
amigo, tampoco a una amiga. Del mismo modo, si no lo es respecto de un compaero,
tampoco de una compaera. Tras considerar, por su pasin, que el argumento era
bueno, liber a la hetera.416
681. CICERN, Cuestiones tusculanas, V.40.117 (SSR, IV.H.7):
Hay un refugio a mano: la muerte es ese refugio, un receptculo donde seremos para
siempre insensibles. Teodoro le dijo a Lismaco, que lo amenazaba con la muerte: gran
cosa hiciste, si conseguiste el poder de un insecto venenoso.417
414
La reaccin de Teodoro concuerda aqu con la que se atribuye a Aristipo en 524, donde tambin este
reniega de los argumentos dialcticos. La misma actitud surge de 225, de un modo que puede entenderse
como un rechazo de la dialctica de tipo erstica, y que puede verificarse en las ancdotas con Estilpn
referidas en 274-5. Sobre el argumento que esgrime Hiparquia, vase la nota a 680. Sobre el pensamiento
de Hiparquia en general, vase K. Kennedy, Hipparchia the Cynic: Feminist Rhetoric and the Ethics of
Embodiment, Hypatia 14.2, Indiana, 1999, pp. 48-71. Para una comparacin entre Hiparquia e Hipatia,
especialmente en lo que concierne a su relacin con hombres intelectuales, vase J. Rist, Hypatia,
Phoenix 19.3, Toronto, 1965, pp. 214-225.
415
Con la misma actitud ldica frente a los argumentos que surge de 677-8 trata aqu Teodoro un punto
que lo caracterizaba tericamente. No es poco habitual la contrastacin e incluso confusin entre datos
concernientes a cirenaicos y cnicos. Sobre este punto, vase 436 y nota ad loc. y M. Winiarczyk,
Theodoros Ho theos und Diogenes von Sinope, Eos 61, Wroclaw, 1981, pp. 37-42, sobre los cruces en
la doxografa entre estos dos autores en particular.
416
Este testimonio cierra el relato de Plutarco sobre la vida de Focin, poltico y militar ateniense del s.
IV, conocido como el Noble, que, en el medio de las complejas relaciones con Macedonia, fue
condenado a beber la cicuta en 318 a.C. El argumento de Teodoro tiene aqu ribetes ldicos, ya que juega,
en rigor, con la falta de paralelismo entre phlos y phle, amigo y amiga, y hetaros y hetara, que
son el primero compaero, allegado, pero el femenino no indica solamente el cambio de gnero, sino
que se especializa en la mencin de cierto tipo de prostitutas de mayor status y formacin intelectual, por
oposicin a porn, la que integraba los burdeles de menor nivel. Por otra parte, el argumento remeda la
oposicin que encontramos en el razonamiento, tambin ldico, de Hiparquia en 677, tambin construido
sobre una supuesta identidad de clusulas que en rigor no existe, ya que en el caso de la que se aplica a
Teodoro hay una indicacin reflexiva golpea a s mismo, que no existe en la clusula que refiere a
Hiparquia.
417
Los testimonios 681-7 reflejan la ancdota en la que Teodoro no se amedrenta ante las amenazas de
Lismaco, uno de los didocos, generales macedonios que tras la muerte de Alejandro Magno heredan el
gobierno de los reinos que conformaba el territorio conquistado. Lismaco qued al frente de Tracia y la
234
235
Aqu se alude a un exilio de Cirene, la patria natal de Teodoro, mientras que en 693 se menciona un
exilio de Atenas. Filn, en 688, que menciona ambos lugares, es a juicio de L. OSullivan la fuente ms
confiable, de manera que Teodoro habra sido doblemente expulsado. La fecha de salida de Cirene suele
ubicarse alrededor de 320 a.C., en el momento de la anexin alejandrina llevada a cabo por Ptolomeo, o
tras la rebelin contra la ocupacin en 313 a.C. Telsforo era un comandante de Rodas que responda a
Antgono, sucesor de Alejandro, padre de Demetrio Poliorcetes. En su enfrentamiento con Lismaco
sufri castigos que, segn relata Sneca, llevaron a que le aconsejaran dejarse morir de inanicin, ante lo
cual respondi que el hombre debe esperar todo mientras viva (Carta a Lucilio, 70; Sobre la ira, 3.17).
420
Las dificultades para comprender las doctrinas se asemejan a las expresadas en 309. En rigor, tal vez se
trate de una referencia al modo en que se interpretaban equvocamente los alcances del hedonismo, punto
que preocupaban tambin a Epicuro en 618, por el reduccionismo del que era objeto.
236
habl sobre lo justo, aunque eran los ms corruptos. Y tambin fue condenado a muerte
por eso Teodoro el Ateo y Digoras fue desterrado.
692. FILODEMO, Retrica, II.frag. IX (SSR, IV.H.12):
Dado que planteamos los argumentos probatorios de este filsofo, en lo que sigue es
necesario analizar tambin los de Teodoro de Cirene sobre los mismos asuntos, ()421.
693. DIGENES LAERCIO, II.97-103 (Frag. 391 Usener; 508.F.5 FGH III.B; 225; Frag.
43 Wehrli; Frag. 2 FHG IV.300) (SSR, IV.H.13):
Los llamados Teodorianos tomaron la denominacin de Teodoro, ya mencionado, y se
valieron de sus creencias. Teodoro rechazaba completamente las creencias en los dioses.
Llegamos por casualidad a un libro suyo llamado Sobre los dioses, que no es fcilmente
refutable. Dicen que de all sac Epicuro la mayora de las cosas que dijo. 422 (98)
Teodoro fue discpulo de Aniceris y Dionisio el Dialctico, segn dice Antstenes en su
Sucesiones de los filsofos. Sostuvo que el fin es la alegra y la pena. Una se da en la
sensatez, mientras que la otra en la insensatez. La sensatez y la justicia son buenas,
mientras que son malas las actitudes contrarias, y son intermedios el placer y el dolor. 423
Pero tambin rechazaba la amistad, porque no existe ni entre los insensatos ni entre los
sabios, pues para los primeros, si carece de utilidad, la amistad es un obstculo, y los
sabios, como son autosuficientes, no necesitan amigos. Tambin deca que es razonable
que el hombre virtuoso no se arriesgue por la patria, pues no es razonable perder la
sensatez en beneficio de los insensatos. (99) El mundo es, en rigor, la patria. 424 Se
421
237
podra robar, cometer adulterio y profanar templos en el momento oportuno, pues nada
de eso es vergonzoso por naturaleza, una vez removida la opinin usual sobre ello, que
est ah para reprimir a los insensatos. Pero el sabio, sin impedimentos, se unir a sus
amados abiertamente, por eso precisamente formula argumentos de este tipo: acaso
una mujer con conocimientos de gramtica podra ser til en tanto tiene conocimientos
de gramtica? S. Y un nio, es decir un joven con conocimientos de gramtica
podra ser til en tanto tiene conocimientos de gramtica? S. Entonces tambin
una mujer bella sera til en tanto es bella, y un nio, es decir un joven bello sera til en
tanto es bello? S. Por lo tanto un nio, es decir un joven bello sera til en
relacin con eso respecto de lo que es bello? S. (100) Y es til para hacer el amor.
De lo cual se deduce: Entonces, si alguien lo utiliza para hacer el amor, en tanto es til,
no comete falta alguna. Por lo tanto, si utiliza la belleza en tanto es algo til, no
cometer falta alguna. Con interrogatorios de este tipo fortaleca su argumentacin. 425
Parece que era apodado el Dios, porque Estilpn le pregunt lo siguiente: acaso,
Teodoro, lo que dices ser, eso eres precisamente? El otro asinti. Dices ser dios? Y
cuando el otro estuvo de acuerdo, le dijo: por lo tanto, eres un dios. Aceptndolo con
gusto, rompi a rer y dijo: pero, bandido, con un argumento as reconoceras tambin
que eres un grajo e innumerables otras cosas. 426 (101) Entonces Teodoro, tras sentarse
una vez frente al hierofante Euriclides, le dijo: dime, Euriclides, quines son los que
cometen impiedad respecto de los misterios?. Y cuando el otro le contest: los que los
revelan a los no iniciados, respondi: por lo tanto tambin t cometes impiedad, ya
que los explicas a los no iniciados. En rigor, casi sucede que lo llevan al Arepago, si
no fuera porque Demetrio de Falero lo salv. Amfcrates, en su Sobre las creencias de
los hombres, dice que fue condenado a beber la cicuta. 427 (102) Cuando estaba en la
diferencia de los anicerianos (vase 672), seran ortodoxos en cuanto a su culto al individualismo de corte
utilitarista representados en sus reservas respecto del valor de la amistad, que los llevaba a la vez, en el
plano social, a la falta de compromiso en los mbitos sociales y polticos, como los hegesacos (663), de
un modo que recuerda al rechazo de la poltica por parte de Aristipo en 570, que desemboca, igual que
aqu en una posicin cosmopolita (vase nota ad loc.).
425
De aqu surge que el atesmo de Teodoro parece ser un punto dentro de un engranaje mayor que apunta
a cuestionar todo el andamiaje de creencias tradicionales, subrayando su carcter no natural, y por lo tanto
cuestionable. En este sentido, la negacin de los dioses parece cobrar sentido como dispositivo para
anular todo parmetro o autoridad que pudiera vulnerar la absoluta libertad del sujeto para realizar su
voluntad, de un modo que recuerda el planteo de Antifonte y parece un lejano antecedente del F.
Nietzsche de la Genealoga de la moral. Ntese especialmente que las creencias tradicionales son
entendidas como elementos de control social, esto es para reprimir a los insensatos, mientras que el
sabio es el que acta libre de estas ataduras ficticias. Por otra parte, la actitud sobre las relaciones
amorosas recuerda la posicin cnica, especialmente a partir del ejemplo de Crates e Hiparquia en 677,
que aqu se completa con un sesgo utilitario. Adems, se indica que el modelo de este argumento era
usual en Teodoro, de manera que adoptaba la matriz de preguntas y respuestas que se revela tambin en
otros testimonios. Podramos colegir que los contactos con Dionisio de Calcedonia mencionados en el
inicio de este testimonio podran haberlo familiarizado con el formato de argumentacin dialctica y las
sutilezas que caracterizaban a los megricos.
426
Sobre el sofisma de Estilpn, que combina los sentidos copulativo y existencial del verbo enai (ser,
existir), vase la nota a 225.
427
Los pasajes 687-92 son fuentes adicionales sobre el exilio de Teodoro (vase notas ad loc.). La
parquedad de los datos no deja colegir en qu consisti la acusacin, y ni siquiera si Teodoro fue
efectivamente llevado ante el Arepago, ya que mientras 691 refiere una condena, 693 parece sugerir que
Demetrio intervino para que el juicio no se lleve a cabo. Sobre este punto, vase M. Winiarczyk,
Theodoros ho Atheos, Philologus 125, Berlin, 1981, pp. 64-94. La cercana con Demetrio, famoso por
sus inquietudes intelectuales y su asociacin con el grupo peripattico, podra ser un indicio para colegir
que Teodoro puede haberse trasladado a Alejandra, a la corte de Ptolomeo Soter, junto con Demetrio, en
238
corte de Ptolomeo, el hijo de Lago, ste lo envi como embajador ante Lismaco. En el
momento en que Teodoro le hablaba con especial libertad, Lismaco le dice: dime,
Teodoro, no eres un expulsado de Atenas?, y l le respondi: has escuchado bien,
pues la ciudad de los atenienses no puede soportarme, como Smele a Dioniso, me ha
echado. Y cuando le dijo: mira de no estar entre nosotros, l contest: no sucedera,
si Ptolomeo no me hubiese enviado. Cuando Mitres, el tesorero de Lismaco, que
estaba presente, le dijo: parece que t desconoces no slo a los dioses sino tambin a
los reyes, respondi: cmo voy a desconocerlos, si considero que t eres un enemigo
de los dioses.428 Tambin cuentan que una vez se iba a Corinto seguido de numerosos
discpulos, y Metrocles el cnico, mientras lavaba verduras, le dijo: T, sofista, no
tendras necesidad de tantos discpulos, si lavaras verdura. Y el otro, interrumpiendo,
contest: y t, si supieras convivir con los hombres, no tendras que ocuparte de estas
verduras. (103) Lo mismo se refiere, segn se ha dicho, tambin a Digenes y Aristipo.
As era Teodoro y sus argumentos. Finalmente tras irse a Cirene, mientras conviva con
Magas, sigui recibiendo gran honra. Cuando al principio fue expulsado de all, se
cuenta que dijo algo elegante, pues declar: hacen bien, hombres de Cirene,
exilindome de Libia a Grecia. Hubo veinte Teodoro, etc.429
694. [HESIQUIO DE MILETO], Sobre los hombres ilustres, 33 (SSR, IV.H.14):
Teodoro, el llamado Ateo, y de all Dios, le destrua a todos las opiniones sobre los
dioses. Supona que el extremo es la alegra y la pena, la primera de la sensatez y la
segunda de la insensatez. Bienes son la sensatez y la justicia, mientras que males las
disposiciones contrarias. Intermedios son el placer y el dolor, pero rechazaba la amistad,
porque no est ni entre los insensatos ni entre los sabios, pues para unos, si la necesidad
es abolida, la amistad es un obstculo, mientras que los sabios, que son autosuficientes,
no necesitan de la amistad. Y deca que es razonable que el hombre serio no se entregue
por la patria, pues la sensatez no pierde utilidad a causa de los insensatos. A su vez, la
patria es el universo. Adems, es posible robar, cometer adulterio, saquear templos en el
momento oportuno, pues nada de eso es vergonzoso por naturaleza, si se acepta su
creencia, que est constituida por la angustia de los insensatos. Se arriesg una vez a ser
llevado al Arepago, si Demetrio no lo hubiese salvado. Aunque otros dicen que
tambin l, tras ser condenado, bebi la cicuta.
695. EPIFANIO, Contra las herejas, III.2.9 (III.24) (Doxographi graeci, 591,25-30)
(SSR, IV.H.15):
Teodoro, llamado el Ateo, dijo que los tratados sobre la divinidad eran una tontera,
porque crea que no existe lo divino y a causa de eso impulsaba a todos a robar, saquear,
el momento en que ste fue exiliado de Atenas en 307 a.C., ante el avance de Demetrio Poliorcetes.
428
Sobre Lismaco, vase 681-7, donde amenaza a Teodoro, embajador de Ptolomeo.
429
La ancdota que menciona a Metrocles aparece, efectivamente, en 436-9, referida a Aristipo. La
mencin de su vuelta a Cirene y la mencin de Magas aporta elementos adicionales para la datacin, ya
que sabemos que ste estuvo a cargo de Cirene entre 276 y 250 a.C. La predileccin de Soter por
Berenice I, su ltima esposa, era tan marcada que prefiri a Filadelfo, su hijo comn, desestimando los
derechos sucesorios de su hijo mayor, Ptolomeo el Rayo, en contra incluso de los consejos de Demetrio
de Falero. Esto le valdra a este ltimo el exilio cuando finalmente Filadelfo tuvo el poder completo.
Adems, Ptolomeo asign a Magas, hijo del primer matrimonio de Berenice, el gobierno de Cirene. El
trato entre los medio hermanos, y por ende el de los Estados en esta poca, fueron siempre hostiles, y las
relaciones se reestablecieron de modo que Cirene se reintegr al reino recin despus de la muerte de
Magas. Teodoro parece haber vivido de cerca toda esta trama de tensiones que sign la vida de los reinos
helensticos, como surge tambin de 681-7.
239
arrebatar y no morir por la patria, ya que deca que la nica patria es el universo y deca
que el nico bueno es el feliz, y que es evitable el desgraciado, aunque sea sabio, y
preferible el insensato y odioso, si es rico.430
696. PLUTARCO, Sobre las nociones comunes de los estoicos, 31.1075 a (SSR, IV.H.16):
Esos llamados ateos, los Teodoros, Digoras e Hipones, no se atrevieron a decir que lo
divino es perecedero, sino que no tuvieron confianza en que algo imperecedero existe,
sin abandonar la existencia de lo imperecedero, pero evitando la nocin de lo divino.431
697. AECIO, I.7.1 (Doxographi graeci, 297; PLUTARCO, Opiniones de los filsofos, I.7,
segn EUSEBIO, Preparacin evanglica, XIV.16.1, p. 753 b) (SSR, IV.H.17):
Algunos de los filsofos, como Digoras de Melos, Teodoro de Cirene y Evmero de
Tegea, dicen que de ningn modo existen los dioses.432
698. [GALENO], Historia filosfica, 35 (Doxographi graeci, 617.22-618.3) (SSR,
IV.H.18):
De cuantas cosas hemos pasado por alto al principio al hablar sobre la divinidad,
hablaremos ahora. Podramos encontrar algunos de los que filosofaron primero
430
Adoptamos la conjetura de Diels, que corrige pheuktn, en lugar de phegein. Ntese que en este
planteo, a pesar de los cambios introducidos por Teodoro, y de que se habla en trminos de felicidad, lo
cual contrasta con testimonios como 589.87, se mantiene intacto el precepto cirenaico segn el cual el
bien se asocia con el grado de placer alegra, en el caso de Teodoro que alcanza el hombre.
431
El catlogo de ateos que surge de esta serie de testimonios coloca en primer lugar a Digoras de
Melos, que vivi hacia finales del s. V a. C y es asociado usualmente en las fuentes con el atomista
Demcrito. Los datos sobre Digoras son confusos y complican la cronologa, pero todo parece indicar
que fue en el 415 a.C. que fue acusado en Atenas de revelar y parodiar los misterios de Eleusis y se
ofreci una recompensa por su muerte o captura, tal como alude Aristfanes en Aves, 1072-8. Se conocen
varias ancdotas que revelan una posicin de cuestionamiento, que tiende a subrayar que, si los dioses
existieran, determinadas situaciones no deberan darse, por ejemplo, que los culpables que juran
falsamente por la divinidad no sean castigados o que sobrevengan calamidades. En este sentido, es
conocida la respuesta a quienes argan la existencia de dioses sealando las ofrendas de agradecimiento
entregadas por lo que llegaban a salvo de viajes martimos: habra muchas ms si los que no se salvaron
de los naufragios tambin las hubiesen podido hacer. Sobre Digoras, vase L. Woodbury, The Date and
Ateism of Diagoras of Melos, Phoenix (Toronto), 19.3, 1965, pp. 178-211 y el trabajo de R. Janko, The
Derveni Papyrus (Diagoras of Melos, Apopyrgizontes Logoi?): A New Translation, Classical
Philology 96.1, Chicago, 2001, pp. 1-32. En cuanto a Hipn de Samos o Metaponto, fue tambin acusado
de atesmo. Su filiacin pitagrica ha hecho pensar que podra haber sostenido que los dioses haban sido
originariamente hombres a quien la tradicin dio un nivel sobrehumano. El texto de su epitafio, aunque
probablemente espurio, podra indicar la ligazn entre divinidad y fama (Esta es la tumba de Hipn, a
quien, cuando muri, la Moira ha hecho igual a los dioses inmortales), pero tambin un atesmo ms
radical, ya que el texto del epitafio puede entenderse como igual a los dioses inmortales, en el sentido
de tan muerto como ellos. Vase S. Shapiro, Hippon the Atheist, Journal of Ancient Civilizations 14,
Changchun, 1999, pp. 111-123.
432
Una explicacin similar para el origen humano e histrico de los dioses se asocia con la figura de
Evmero, que vivi aproximadamente entre 330 y 250 a.C., oriundo de Tegea, como se dice aqu, pero
segn otros testimonios de Quos, Mesenia, en el Peloponeso, o Mesina, en Sicilia. Evmero estuvo al
servicio del rey Casandro de Macedonia, y sus funciones lo convirtieron en un gran viajero. Su obra ms
polmica, la Historia sagrada, relataba un viaje hasta una isla en la que una inscripcin agradeca a los
primeros monarcas Urano, Cronos y Zeus. Por sus posiciones fue tachado por Calmaco de viejo
charlatn que lanza libros injustos, como relata Sexto Emprico (Contra los profesores, IX.51). Vase
S. Spyridakis, Zeus Is Dead: Euhemerus and Crete, The Classical Journal 63.8, Minnesota, 1968, pp.
337-340 y T. Brown, Euhemerus and the Historians, The Harvard Theological Review 39.4,
Cambridge, MA, 1946, pp. 259-274.
240
La funcin de la divinidad en relacin con el mundo es analizada por Platn en el Timeo, a la vez que
la idea de que los dioses slo pueden ser causa del bien est ya esbozada en Repblica, II.379a-383. El
razonamiento que se atribuye a Teodoro, que invierte la perspectiva segn la cual los dioses son causa de
las cosas buenas, es similar al que se asocia con Digoras, cuando recuerda que quien enfatiza la accin
de los dioses respecto de los viajes exitosos, debe tener en cuenta tambin la de los naufragios (vase 734
y nota ad loc.). En este sentido, la actividad de Teodoro apuntara tambin a minar las razones habituales
que se aducan para cimentar la creencia en dioses.
241
Ntese que Minucio coincide, desde la perspectiva inversa, con el diagnstico que Digenes le
atribuye a Teodoro en 693, segn el cual la religin oficia de dispositivo de control social. Mientras
Teodoro denunciaba esta funcin y la enfrentaba para desarticularla, Minucio, como las fuentes en
general, y por supuesto las cristianas, excepto el interesante caso de Clemente en 709 y Arnobio en 706,
interpretan esto como un atentado contra el orden.
435
En la lnea evemerista se ubicaba tambin Len de Pella, probablemente aludido en una carta atribuida
a Alejandro Magno. Vase J. Rusten, Pellaeus Leo, American Journal of Philology (Baltimore), 101.2,
1980, pp. 197-201.
436
En 699 se asociaba a Protgoras con esta tendencia atea, pero con un nfasis moderado. Sobre las
relaciones entre sofstica y atesmo, vase D. Sutton, Critias and Ateism, Classical Quarterly 31.1,
Cambridge, 1981, pp. 33-38.
242
divagacin sobre estos dioses, han sido llamado ateos, aunque no han percibido la
verdad misma, sino que han sospechado de la divagacin, lo cual produce una chispa no
pequea de sensatez, que crece como una semilla en vistas de la verdad.437
710. JUAN CRISSTOMO, Sobre la primera carta a los corintios, 4.5 (SSR, IV.H.24):
Asimismo, Digoras de Melos y Teodoro, el llamado Ateo, tenan amigos y capacidad
para los argumentos y sorprendan por su filosofa, pero no obstante ninguna de esas
cosas los benefici.
711. TEODORETO, Curacin de las enfermedades griegas, III.4 (SSR, IV.H.25):
De ningn modo slo son ateos Digoras de Mileto, Teodoro el cirenaico y Evmero de
Tegea y los que los han seguido, que dicen abiertamente que no existen dioses, como
dice Plutarco, sino tambin Homero y Hesodo y los grupos de filsofos, que cuentan
mitos como enteros enjambres sobre los dioses, mostrando a algunos abyectos y
esclavos de las pasiones humanas.
712. TEODORETO, Curacin de las enfermedades griegas, II.112 (SSR, IV.H.25):
Hay que leer no solamente las enseanzas de los sagrados apstoles, sino tambin las
palabras de los divinos profetas. As, pues, alguien que vea la armona de la antigua y la
nueva teologa se admirar de la verdad y escapar del atesmo de Digoras de Mileto,
Teodoro el cirenaico y Evmero de Tegea. Pues Plutarco dijo que ellos no han credo en
ninguna divinidad.
713. ESTOBEO, IV.52.16 (Frag. 17 Barigazzi) (SSR, IV.H.26):
De los escritos de Favorino sobre la ancianidad: Teodoro el cirenaico pretenda que no
hay para el sabio ninguna excusa suficiente para la interrupcin de la vida. Y planteaba
la deduccin as: cmo el hecho de, por despreciar los rasgos humanos, ser expulsado
por ellos de la vida no va a ser contradictorio con el que dice que slo lo bello es bueno,
y slo lo vergonzoso es malo?
438
714. ATENEO, VI.252 c (Frag. 438 Pfeiffer [Calmaco]; FGH, 46; Frag. 56 Wehrli
[Hermipo]) (SSR, IV.H.27):
Se volvi adulador y maestro del rey talo tambin Lismaco, a quien Calmaco registr
en el grupo de Teodoro y Hermipo cont entre los discpulos de Teofrasto.439
715. DIGENES LAERCIO, IV.52 (T.19 Kindstrand) (SSR, IV.H.28):
Luego pas Bion a ser discpulo de Teodoro el Ateo, que manejaba con sutileza todo
tipo de argumentacin.440
437
Frente a otras fuentes cristianas que reaccionan violentamente ante la posicin atea, Clemente opta por
hacer causa comn con ella entendindola como una pertinente crtica del paganismo. Esta actitud refleja
el doble movimiento de las fuentes cristianas frente a la tradicin griega, que oscilan entre la
confrontacin por sus puntos de vista discordantes y el nfasis en la continuidad entendiendo a la filosofa
griega como una captacin incompleta de lo que el cristianismo alcanz por la va de la revelacin.
438
Con esta posicin Teodoro se pone en una va diferente de la hegesaca (663). El final del testimonio, a
travs de la oposicin bueno-malo asociada a bello-vergonzoso, recuerda el planteo de Antstenes
mencionado en Digenes Laercio, VI.12.
439
De este Lismaco slo tenemos este dato aislado de su posible conexin con talo, rey de Prgamo
entre 241-197 a.C.
440
Sobre Bion de Borstenes, vase 469 y nota ad loc.
243
718. ANNIMO SIRACO, Sentencias de los filsofos sobre el alma, ed. A. Lewis, Studia
Sinaitica, I (1894), p. 37 (SSR, IV.H.31):
Teodoro ha dicho: quien quiera y desee ser discpulo de la sabidura, se aleja de las
ventajas del dinero y se purifica de los pensamientos perturbadores del amor por las
mujeres, para no ser obstaculizado por nada. Precisamente, si es una cosa posible y
realizable, no mires siquiera a las mujeres, porque nuestro ojo est conformado un poco
como el curso de agua y con su mirada arrastra tras de s el sentido, puede cansarlo por
su rapidez, alejarse de la palabra del sabio y se acumulan sus acciones inconvenientes a
consecuencia del nublarse de su mente. As, llega a la vergenza, a consecuencia de su
deseo, y a la humillacin a consecuencia de su negligencia.442
441
244
CATLOGO DE FUENTES
AECIO Doxgrafo, cuya datacin suele ubicarse en torno del s. I d. C. La obra que se le
atribuye, las Placita, y Opiniones, se transmiti slo de manera indirecta y ha sido
parcialmente reconstruida por H. Diels, en sus Doxographi graeci, bsicamente a partir
de la obra del Ps. Plutarco. Si bien suele reconocrsele importancia en la transmisin de
la historia de la filosofa, como un intermediario entre la obra de Teofrasto y las
doxografas posteriores, es mnimo lo que sabemos de l, y algunos autores discuten
incluso que la atribucin tradicional de las Plaita sea adecuada.
AGUSTN DE HIPONA Padre de la iglesia que vivi entre 354 y 430. Nacido en frica, en
la zona de Numidia, se form en Cartago en las reas de retrica y filosofa. Despus de
adherir al maniquesmo, el contacto con San Ambrosio en Roma determin su
conversin al cristianismo. Fue obispo de Hipona, desde donde se dedic a la prdica,
que inclua las numerosas obras de fundamentacin y defensa del cristianismo frente a
otras tendencias tericas.
ALEJANDRO s. II-III d. C. Filsofo Peripattico nacido en Afrodisia, en Caria (Asia
Menor). Entre sus obras se cuentan comentarios de obras de Aristteles como
Metafsica, Tpicos, Analticos Primeros, Sobre la sensacin (De sensu) y tambin
otros tratados de factura independiente, como Sobre el alma y Sobre el destino (De
fato), donde ataca el determinismo estoico, y Problemas (Quaestiones), donde se
estudian problemas puntuales de filosofa natural. La lista de sus obras perdidas es
larga, as como sospechadas de espurias algunas obras transmitidas bajo su nombre.
AMONIO Filsofo de finales del s. V d. C., formado en Atenas, discpulo del
neoplatnico Proclo y maestro de Simplicio, Asclepio, Juan Filpono y Damacio,
conocidos, como l mismo, por sus comentarios a obras de Aristteles o ligadas con
esta tradicin.
ANECDOTA GRAECA Colecciones de relatos de fuentes variadas, de las cuales existen
varias ediciones, como la de Bekker, la de Boissonade y la de Cramer, extractadas de
distintos cdices.
APULEYO Nacido en Madaura, actual Argelia. Vivi ca. 125 180 d. C. Estudi en
Cartago y Atenas, donde conoci la filosofa platnica. Estudi retrica en Roma y all
trab contacto con el culto de Isis. Entre sus obras se encuentra El asno de oro o
Metamorfosis, nica novela romana conservada completa, y los tratados Sobre el dios
de Scrates y Sobre Platn y su doctrina.
ARISTOCLES Filsofo de origen peripattico, que es considerado por algunos como
maestro de Alejandro de Afrodisia, y por lo tanto, habra vivido en el s. III d. C. Entre
sus trabajos, dedicados a temas variados, se cuenta un Sobre la filosofa, que parece
haber sido una historia de la disciplina, del cual conservamos citas en Eusebio y la
Suda.
ARISTTELES 384-322 a.C. Nacido en Estagira, en Tracia, fue discpulo de Platn en la
Academia entre el 367 y el 347 a.C., fecha de la muerte de Platn, tras la cual residi en
Asos, Mitilene y Macedonia, donde fue el tutor de Alejandro Magno, entonces de trece
aos, durante cinco aos. De vuelta a Atenas fund el Liceo, donde transcurri sus
ltimos trece aos. A la muerte de Alejandro, en el 322 a.C., el clima poltico
enrarecido lo puso en peligro, de modo que se exili en , donde muri al ao siguiente.
Sus primeras obras, probablemente en forma de dilogo, al estilo platnico, slo se
245
ESTEBAN DE BIZANCIO Autor del s. VI d. C. que compuso una obra sobre cuestiones
geogrficas titulada tnica, donde constan descripciones y costumbres de lugares.
ESTEBAN DE ALEJANDRA Filsofo bizantino del s. VII d. C. en la corte de Heraclio,
emperador entre 610 y 641.
ESTOBEO Doxgrafo neoplatnico de los s. V y VI d. C. oriundo de Macedonia, que
recogiendo la informacin contenida en los Placita de Aecio y en otros textos
filosficos, compuso una obra importante como fuente de la filosofa antigua dedicada a
su hijo Septimio, que conservamos slo en parte.
ESTRABN Historiador y gegrafo griego, nacido en la zona de la actual Turqua hacia
el 64 a.C. y muerto en torno del 25 d.C. Su Gegrafa describe lugares de su poca
complementados con numerosos datos histricos.
EUQUERIO Obispo cristiano de la zona de Lyon, durantela primera mitad del s. V.
Reconocido por su estilo literario, escribi numerosas cartas donde aboga por una vida
de ascetismo, amparndose en opiniones de hombres de la antigedad.
EUSEBIO Obispo cristiano de Cesarea, que vivi entre 275 y 339. Sus aportes tericos
son fundamentales para la reconstruccin de la historia del cristianismo primitivo. En lo
doctrinal, sigui la lnea de Orgenes. Sus obras incluyen adems trabajos apologticos
y exegticas.
EUSTACIO Arzobispo de Tesalnica durante el s. XII. Se preocup por cuestiones
retricas y esribi numerosos comentarios sobre obras griegas antiguas, entre las cuales
sobresalen sus trabajos sobre Homero.
FILODEMO Filsofo epicreo, alumno de Zenn de Sidn, rector del Jardn, y de
Demetrio Lacn, que vivi aproximadamente entre 110 y 40 a.C. Fue maestro de
Virgilio y su influencia se reconoce en Horacio. En Herculano, en la Villa de los
Papiros, destruida en la erupcin del ao 79, las excavaciones sacaron a la luz una
biblioteca especialmente nutrida en textos epicreos entre los cuales se encontraron ms
de treinta tratados atribuidos a Filodemo sobre aspectos de retrica, esttica y tica
desde una perspectiva epicrea.
FILN Filsofo alejandrino de origen judaico que vivi entre el 20 a.C. y el 50 d.C. Su
obra incluye anlisis sobre la tradicin hebrea, trabajos que relatan las persecuciones
religiosas de la poca y tratados filosficos.
FOCIO Patriarca de Constantinopla que vivi durante el s. IX. Fue autor de una obra
llamada Biblioteca, compuesta con extractos de numerosas obras, sobre todo histricas,
que luego se perdieron, por lo cual constituye una fuente relevante para la
reconstruccin.
FRONTN Gramtico, orador y abogado romano del s. II d.C. A principios del s. XIX se
descubri un palimpsesto que contena cartas de Frontn a sus discpulos y alumnos,
entre los que se contaban, por ejemplo, Antonino Po y Marco Aurelio.
GALENO Mdico originario de Prgamo, en la actual Turqua, que vivi entre el 130 y
el 215 d. C. aproximadamente. Formado en Esmirna y Alejandra, ejerci la medicina
en Prgamo en una escuela de gladiadores. En 162 se instal en Roma, donde cobr
fama y frecuent a los emperadores Marco Aurelio, Cmodo y Septimio Severo. Fue
autor de tratados en esta rea de vasta influencia en la medicina posterior.
GNOMOLOGIUM VATICANUM Coleccin de sentencias extractadas del cdice Vaticanus
graecus 743, del s. XIV, editadas por L. Sternbach.
GREGORIO DE NACIANZO Santo cristiano que vivi entre el 329 y el 389. Durante sus
estudios en Atenas, conoci a Basilio de Cesarea y a Juliano, ms tarde emperador,
llamado el Apstata por intentar una vuelta al paganismo. Gregorio se dedic a la
248
249
252
253
Herclides el Pitagrico 9
Hermarco 333, 333n
Hermias 553t, 562, 553n, 562n,
Hermipo de Esmirna 291, 319, 337,
714, 319n
Hermodoro 60, 61
Hermgenes 3-5, 58, 59, 3n
Herdoro 103
Herfilo el mdico 229
Hidrnimo 190
Hiparquia de Maronea 675, 677, 259n,
648n, 675n, 677n, 680n, 693n
Hiprides 82, 82n
Hipias de Quos 116n
Hipboto 8, 198
Hipcrates de Quos 116, 116n
Hircano 686
Homero 287, 333, 559, 575, 711, 89n,
119n, 189n, 193nt, 196n, 201n, 273n,
307n, 400n, 476n, 557n, 575n
Ictias de Mgara 43, 44, 96-99, 257,
261, 91n, 96n, 98n, 99n, 257n, 260n,
261n, 310n
Idomeneo de Lmpsaco 376, 377, 376n
Idotea 575n
Iscmaco 357, 357n
Iscrates 7, 122, 140, 122n, 146n, 258n,
319n, 336n, 553n, 656n
Jenarco 27
Jencrates 101, 214, 269, 566, 657,
102n, 213n, 267n, 566n, 657n
Jenofonte de Atenas 4, 6, 7, 10, 21, 22,
28, 329, 386-388, 564, 580, 3n, 6n, 10n,
27n, 78n, 299n, 300n, 320n, 354n,
357n, 358n, 386n, 429n, 432n, 500n,
537n, 564n, 570n, 572n, 580n, 610n
Jenomedes 21
Lactancio 85n
Las de Corinto 445, 481-491, 553t,
609, 659, 347n, 484n, 546n, 553n,
609n, 658n
Lamprias 78t, 79t
Len de Pella 706, 706n
Leucipo 703
Libia 471, 537, 553, 570, 693, 553n
Libitinia 180
Licimnio 113, 113n
Licofrn 123, 306n
259
Tedoto 2
Tefides 333
Teofrasto de Ereso 8, 52, 201, 262, 318,
567, 662, 714, 34n, 52n, 113n, 132n,
262n, 314n, 567n
Teognis 205, 205n
Teopompo de Quos 111, 555, 111n,
553n
Terpsin de Mgara 3, 4, 18, 21, 58, 59,
63, 66, 3n, 21n, 58n, 391n
Tesalia 307
Tifn 273
Timgoras de Gela 262, 318, 662
Timcrates 461, 617t
Timn de Fliunte 88, 201, 202, 270,
442, 201n, 270n, 442n
Timoteo 523
Tndaro 461t
Trasmaco de Corinto 96, 109, 257,
258, 261, 109n, 257n-261n
Treinta Tiranos 4n
Varrn Marco Terencio 244
Venus 610
Zenn de Citio 8, 350, 532, 675, 198n,
225n, 259n, 262n, 263n, 300n, 319n,
322n, 324n, 336n, 338n, 532n, 601n,
675n
Zenn de Elea 349, 198n, 225n
Zenn de Sidn 198n
Zenn el Joven 198n
Zeus 161, 182, 225, 272, 274, 305, 326,
450, 572, 688, 697, 193n, 273n, 274n,
697nt
Zpiro el fisonomista 296n
260
Tabla de correspondencias
Consignamos las correspondencias que permitan identificar y comparar pasajes entre la
presente obra (Filsofos socrticos [FS]) y la edicin de G. Giannantoni (Socratis et
Socraticorum Reliquiae, Napoli, 1990 [SSR]) y viceversa.
FS a SSR
3 I.H.1
4 I.H.1
5 I.H.1
6 I.H.2
7 I.H.3
8 I.H.6
9 I.H.6
10 I.H.5
11 I.H.4
12 I.H.4
13 I.H.11
14 I.H.8
15 I.H.8
16 I.H.9
17 I.H.9
18 I.H.9
19 I.H.9
20 I.H.10
22 I.H.12
23 I.H.13
24 I.H.13
25 I.H.14
26 I.H.15
28 I.H.17
29 I.H.19
30 I.H.20
31 I.H.21
32 I.H.21
33 I.H.21
34 I.H.18
35 I.H.22
36 I.H.22
37 I.H.22
38 I.H.22
39 I.H.23
40 I.H.24
41 II.A.22
42 II.A.23
43 II.A.22
44 II.A.24
45 II.A.24
46 II.A.25
47 II.A.26
48 II.A.27
49 II.A.28
50 II.A.29
51 II.A.29
52 II.A.35
53 II.A.1
54 II.A.1
55 II.A.1
56 II.A.2
57 II.A.3
58 I.H.1
59 I.H.1
60 II.A.5
61 II.A.5
62 II.A.5
63 II.A.6
64 II.A.7
65 II.A.8
66 II.A.9
67 II.A.15
68 II.A.15
69 II.A.15
70 II.A.15
71 II.A.15
72 II.A.16
73 II.A.17
74 II.A.18
75 II.A.19
76 II.A.20
77 II.A.21
78 II.A.10
79 II.A.10
80 II.A.12
81 II.A.13
82 II.A.14
83 II.A.30
84 II.A.31
85 II.A.31
86 II.A.32
88 II.A.34
89 II.A.11
90 II.A.11
91 II.I.1
92 II.I.2
93 II.S.2
94 II.I.3
95 II.I.4
96 II.H.1-2
97 II.A.22
98 II.H.1
99 II.H.3
100 II.P.3
101 II.P.1
102 II.P.2
103 II.S.1
104 II.S.2
105 II.S.2
106 II.S.2
107 II.S.3
108 II.S.4
109 II.S.6
110 II.S.7
111 II.S.7
112 II.S.8
113 II.S.9
114 II.S.9
115 II.S.9
116 II.S.11
117 II.S.11
118 II.S.11
119 II.S.10
120 II.S.10
121 II.S.10
122 II.T.1
123 II.T.2
124 II.T.3
125 II.T.4
126 II.T.4
127 II.T.5
128 II.T.6
129 II.T.7
130 II.T.8
131 II.T.9
132 II.T.10
133 II.B.1
134 II.B.1
135 II.B.1
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SSR a FS
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I.H.4 11-2
I.H.5 10
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I.H.14 25
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II.F.4 201-3
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II.I.4 95
II.L.1 259
II.M.1 257
II.O.1 260
II.O.2 261
II.O.3 262
II.O.4 263-5
II.O.5 266
II.O.6 273
II.O.7 267-9
II.O.8 270
II.O.9 271
II.O.10 272
II.O.11 278
II.O.12 274
II.O.13 275
II.O.14 279
II.O.15 279-90
II.O.16 291
II.O.17 292-4
II.O.18 295
II.O.19 296-7
II.O.20 276
II.O.21 277
II.O.22 298
II.O.23 299
II.O.24 300
II.O.25 301
II.O.26 302
II.O.27 303
II.O.28 304
II.O.29 305
II.O.30 306
II.O.31 307
II.O.32 308
II.O.33 309
II.O.34 310
II.O.35 311
II.O.36 312
II.O.37 313
II.P.1 101
II.P.2 102
II.P.3 100
II.Q.1 314
II.Q.2 315
II.Q.3 316-7
II.R.1 318
II.S.1 103
II.S.2 104-6
II.S.3 107
II.S.4 108
II.S.6 109
II.S.7 110-1
II.S.8 112
II.S.9 113-5
II.S.10 119-21
II.S.11 116-8
IV.A.1 353-6
IV.A.2 357
IV.A.3 358-9
IV.A.4 360
IV.A.5 361-2
IV.A.6 363
IV.A.7 364-5
IV.A.8 367
IV.A.9 368-9
IV.A.10 370
IV.A.11 371
IV.A.12 366
IV.A.13 372
IV.A.14 373-5
IV.A.15 376-8
IV.A.16 379
IV.A.17 380-3
IV.A.18 384
IV.A.19 385
IV.A.20 386-8
IV.A.21 389
IV.A.22 390-1
IV.A.23 392
IV.A.24 393-4
IV.A.25 400-1
IV.A.26 402
IV.A.27 403
IV.A.28 404
IV.A.29 405-7
IV.A.30 408
IV.A.31 409-11
IV.A.32 412-3
IV.A.33 414
IV.A.34 415-6
IV.A.35 417
IV.A.36 418-20
IV.A.37 422-3
IV.A.38 424-5
IV.A.39 426
IV.A.40 427-8
IV.A.41 429-30
IV.A.42 421
IV.A.43 431
IV.A.44 396
IV.A.46 397
IV.A.47 398
IV.A.48 399
IV.A.49 432-5
IV.A.50 436-40
IV.A.51 441-3
IV.A.52 444
IV.A.53 445
IV.A.54 446
IV.A.56 447
IV.A.57 448
IV.A.58 449
IV.A.59 450
IV.A.60 451
IV.A.62 452
IV.A.63 453
IV.A.64 454
IV.A.65 455
IV.A.66 456
IV.A.67 457
IV.A.68 458
IV.A.69 459
IV.A.70 460
IV.A.71 461
IV.A.72 462
IV.A.73 463
IV.A.74 464
IV.A.75 466
IV.A.76 467
IV.A.77 468
IV.A.79 469-70
IV.A.80 471
IV.A.82 472
IV.A.83 473-4
IV.A.84 465
IV.A.85 475
IV.A.86 476
IV.A.87 477
IV.A.88 479
IV.A.89 478
IV.A.90 480
IV.A.91 481
IV.A.92 482
IV.A.93 483
IV.A.94 484
IV.A.95 485-7
IV.A.96 488-91
IV.A.97 492
IV.A.98 493
IV.A.99 494
IV.A.100 495-8
IV.A.101 499
IV.A.102 500
IV.A.103 501
IV.A.104 502-7
IV.A.105 508-9
IV.A.106 510-2
IV.A.107 513
IV.A.108 514
IV.A.109 515
IV.A.110 516
IV.A.111 517
IV.A.112 518-20
IV.A.113 521
IV.A.114 523
IV.A.115 522
IV.A.116 523
IV.A.117 524
IV.A.118 525
IV.A.119 526
IV.A.120 527
IV.A.121 528
IV.A.122 529
IV.A.124 530
IV.A.125 531
IV.A.126 532
IV.A.127 533
IV.A.128 534
IV.A.129 535
IV.A.130 536
IV.A.131 537
IV.A.132 538
IV.A.133 539
IV.A.134 540
IV.A.135 541
IV.A.136 542-4
IV.A.137 546
IV.A.138 547
IV.A.139 548
IV.A.140 549
IV.A.141 550
IV.A.142 551
IV.A.143 552
IV.A.144 553
IV.A.145 554
IV.A.146 555
IV.A.148 556
IV.A.149 557-9
IV.A.150 560
IV.A.151 561
IV.A.152 562
IV.A.153 563
IV.A.154 564
IV.A.155 565
IV.A.156 566
IV.A.157 567
IV.A.158 568
IV.A.159 569
IV.A.160 346-8
IV.A.161 349-51
IV.A.162 352
IV.A.163 570
IV.A.164 571
IV.A.165 572
IV.A.166 573-5
IV.A.167 576
IV.A.168 577-9
IV.A.169 580
IV.A.170 581-5
IV.A.171 586-8
IV.A.172 589
IV.A.173 590
IV.A.174 591-2
IV.A.175 593-4
IV.A.176 595
IV.A.177 596
IV.A.180 597
IV.A.181 598
IV.A.182 599
IV.A.183 600
IV.A.184 601
IV.A.185 602
IV.A.186 603
IV.A.187 604
IV.A.188 605
IV.A.189 606
IV.A.190 607
IV.A.191 608
IV.A.192 609
IV.A.193 610
IV.A.194 611
IV.A.195 612
IV.A.196 613
IV.A.197 614
IV.A.198 615
IV.A.199 616
IV.A.200 617
IV.A.201 618
IV.A.202 619
IV.A.203 620
IV.A.204 621
IV.A.205 622
IV.A.206 623
IV.A.207 624
IV.A.208 625-7
IV.A.209 628-30
IV.A.210 631
IV.A.211 632
IV.A.212 633
IV.A.213 634
IV.A.214 635
IV.A.215 636
IV.A.216 637
IV.A.217 637
IV.A.218 639
IV.A.219 640
IV.A.220 641
IV.A.221 642
IV.A.222 643
IV.A.223 644
IV.A.224 645
IV.A.225 646
IV.A.226 647
IV.B.1 648-9
IV.B.2 650
IV.B.3 651
IV.B.4 652
IV.B.5 653
IV.B.6 654
IV.C.1 655
IV.C.2 656
IV.D.1 657
IV.E.1 658
IV.E.2 659
IV.E.3 660
IV.E.4 661
IV.E.5 662
IV.F.1 663
IV.F.2 664
IV.F.3 665
IV.F.4 666
IV.F.5 667
IV.F.6 668
IV.F.7 669
IV.G.1 670
IV.G.2 671
IV.G.3 672
IV.G.4 673
IV.H.1 674
IV.H.2 675-6
IV.H.3 677
IV.H.4 678
IV.H.5 679
IV.H.6 680
IV.H.7 681-6
IV.H.9 687-8
IV.H.10 689-90
IV.H.11 691
IV.H.12 692
IV.H.13 693
IV.H.14 694
IV.H.15 695
IV.H.16 696
IV.H.17 697
IV.H.18 698
IV.H.19 699-701
IV.H.20 702-4
IV.H.21 705
IV.H.22 706
IV.H.23 707-8
IV.H.24 709-10
IV.H.25 711-12
IV.H.26 713
IV.H.27 714
IV.H.28 715-6
IV.H.29 717
IV.H.31 718
Introduccin general /
1 El giro de Scrates: zonas de tensin dialgica /
2 Problemas de fuentes y cuestiones metodolgicas /
3 Euclides y los megricos /
3.1 La conformacin del grupo megrico /
3.2 La orientacin terica del grupo /
3.3 Lgica, dialctica y erstica /
3.4 Indicios de filosofa prctica /
4 Aristipo y los cirenaicos /
4.1 El perro de la corte y el desafo socrtico /
4.2 Placer y afecciones /
5. Organizacin de la obra /
Bibliografa /
1
2