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CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS DE LA DEFENSA NACIONAL

MONOGRAFAS del CESEDEN

63

PENSAMIENTO Y PENSADORES MILITARES IBEROAMERICANOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNIDAD IBEROAMERICANA

ABSTRACT IN ENGLISH

MINISTERIO DE DEFENSA

CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS DE LA DEFENSA NACIONAL

MONOGRAFAS del CESEDEN

63

PENSAMIENTO Y PENSADORES MILITARES IBEROAMERICANOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNIDAD IBEROAMERICANA

Julio, 2003

FICHA CATALOGRFICA PUBLICACIONES

DEL

CENTRO

DE

PENSAMIENTO y pensadores militares iberoamericanos del siglo XX y su influencia en la comunidad iberoamericana. [Madrid] : Ministerio de Defensa, Secretara General Tcnica, 2003. 381 p. ; 24 cm. (Monografas del CESEDEN ; 63). Precede al tt.: Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional NIPO: 076-03-132-8.D.L. M. 39151-2003. ISBN: 84-9781-035-X I. Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Espaa) II. Espaa. Ministerio de Defensa. Secretara General Tcnica, ed. III. Serie Pensamiento militar / Iberoamrica / S. XX

Edita:

NIPO: 076-03-132-8 ISBN: 84-9781-035-X Depsito Legal: M-39151-2003 Imprime: Imprenta Ministerio de Defensa Tirada: 1.000 ejemplares Fecha de edicin: septiembre 2003

NIPO: 076-03-151-6 (Edicin electrnica)

administracin electrnica

PENSAMIENTO Y PENSADORES MILITARES IBEROAMERICANOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNIDAD IBEROAMERICANA

SUMARIO

Pgina

INTRODUCCIN.................................................................................
Por Agustn Quesada Gmez

Captulo primero UN HOMBRE Y UN PENSAMIENTO. UNA ESPADA Y UNA MISIN: EL NACIMIENTO Y LA INDEPENDENCIA DE VEINTE NACIONES. 31
Por Agustn Quesada Gmez

Captulo segundo EL PENSAMIENTO MILITAR COLOMBIANO: DE LA POLITIZACIN DE LOS EJRCITOS A LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRFICO. LAS FUERZAS MILITARES EN LAS INTERVENCIONES DE NACIONES UNIDAS.................................................................................. 51 EL PENSAMIENTO MILITAR PERUANO: DEL MILITARISMO HISTRICO AL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE LAS FUERZAS ARMADAS........................................................................................... 51
Por lvaro de Arce y Temes

Captulo tercero EL PENSAMIENTO MILITAR EN VENEZUELA Y BOLIVIA DURANTE EL SIGLO XX .................................................................................. 127
Por Juan Batista Gonzlez

Captulo cuarto

Pgina

PENSADORES MILITARES DEL SIGLO XX, DE ARGENTINA, PARAGUAY, URUGUAY Y SU INFLUENCIA EN LA REGIN ................. 165
Por Francisco Javier Martn Garca

Captulo quinto PENSADORES MILITARES CHILENOS Y ECUATORIANOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA REGIN ANDINA ............... 215
Por Jos Javier Daz Snchez-Pacheco

Captulo sexto PENSADORES MILITARES IBEROAMERICANOS DEL SIGLO XX EN MXICO, CENTROAMRICA Y CARIBE ...................................... 267
Por Carlos Guerrero Carranza

Captulo sptimo PENSADORES MILITARES BRASILEOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNIDAD IBEROAMERICANA .................. 311
Por Vctor Quiroga Martnez

RESUMEN .......................................................................................... 361


Por Agustn Quesada Gmez

COMPOSICIN DEL GRUPO DE TRABAJO ..................................... 367 ABSTRACT ......................................................................................... 369 NDICE........................................................................................ 373

INTRODUCCIN

INTRODUCCIN

Por AGUSTN QUESADA GMEZ

Con fecha 10 de diciembre del 2001, recibo del teniente general director del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), una carta en la que me invita a liderar un grupo de trabajo que va a estudiar el fenmeno de la Influencia del pensamiento militar en la Comunidad Iberoamericana. Lo califica de proyecto ambicioso y me da libertad, para una vez centrada la idea, elaborar el esquema apropiado y encontrar un ttulo. Pasa a continuacin a exponerme en su carta la mecnica del grupo, que es la siguiente: Los vocales, en nmero reducido, procurando que sean civiles y militares, y de stos, dos coroneles profesores del CESEDEN. Las reuniones, para orientar el trabajo, intercambiar ideas, controlar avances y cierres, con una frecuencia aproximada de una vez por mes. El ttulo y el contenido a eleccin del grupo dentro del marco general sealado, responsabilizndose cada vocal del trabajo que luego se va a publicar con su firma. Consciente de lo interesante de la propuesta y tras pensarlo suficientemente, acepto el trabajo, comunico mi decisin al Centro, y en contacto con los dos coroneles profesores que van a ser coordinador y secretario, a la par que vocales del grupo de trabajo, nos ponemos en marcha. Como ms importante, formar el grupo, y para ello, completarlo tras un estudio inicial del esquema a desarrollar, con los vocales necesarios. Necesitamos tres civiles y un militar. Nos ponemos en contacto con cola 11

boradores del CESEDEN, antiguos y actuales, con conocimientos del tema iberoamericano. As como por parte militar no hay problemas, s los hay por parte civil. Fijamos el nmero de nuevo, en dos civiles y dos militares, y los resultados son similares. Todos los civiles consultados estn comprometidos con otros trabajos o no disponen del tiempo que honestamente piensan deben dedicarle al tema. Finalmente, y dado que la formacin del grupo no debe retrasarse, opto, previo conocimiento del CESEDEN, por formar el grupo con slo militares, todos ellos, por experiencia, conocimiento y afecto, relacionados con el mundo iberoamericano. Con fecha 31 de enero de 2002, tenemos nuestra primera reunin en el CESEDEN, y presento un esquema de cmo orientar el trabajo y cul sera la parte a desarrollar por cada vocal en el mismo. Los parmetros a fijar, sin entrar en encorsetamientos indeseables, y dentro de la iniciativa y personalidad de cada uno de los vocales, seran, dado el ttulo orientativo sobre el tema sealado, los siguientes: poca: dentro del siglo XX, teniendo en cuenta que a las personas a las que se haga referencia no tienen necesariamente que haber nacido en el mencionado siglo, sino que su obra haya influido en el mismo. Es conveniente, sin que ello sea necesario, una referencia a los pensadores del siglo XIX, que pudiera servir de hilazn, sin solucin de continuidad, con el pensamiento del siglo XX. Espacio: todos los pases, o slo algunos de la Comunidad Iberoamericana, seran motivo de estudio, dado el gran nmero de ellos? Todos, es lo ms conveniente siendo funcin de la extensin del tratamiento, el peso especfico de los mismos, en el tema que tratamos. Siempre teniendo en cuenta que la extensin de la Monografa viene limitada por las normas marcadas. Personas: los pensadores a estudiar, deben haber sido militares, o considerados como tales, dentro de las caractersticas muy especiales en que se ha desarrollado la historia de los pases que estamos considerando. Somos conscientes del gran nmero de civiles involucrados de lleno en el mundo y pensamiento militar iberoamericano, pero insistiendo en lo ya indicado, la inclusin de los mismos desbordara con mucho la extensin de esta Monografa. En funcin de lo sealado, parece conveniente, en principio, marcar la pauta de considerar a los pensadores militares ms destacados, dentro de un estudio ms profundo y del resto, destacar lo ms caracterstico o slo su obra. Todo lo anteriormente expuesto, deba ser la normativa previa a seguir por los miembros del grupo en el desarrollo de sus trabajos. 12

En la reunin mantenida en el mes de marzo, acopiada ya la bibliografa necesaria, se planteaba la conveniencia de fijar el ttulo que sirviera de orientacin ms definitiva a los trabajos. Tras barajar varios, fue fijado el de Pensadores militares de Iberoamrica en el siglo XX y su influencia en la regin. No descartando alguna variacin no sustancial, que vendra matizada por los trabajos finalizados. Cumplidos los plazos pertinentes, van siendo expuestos los trabajos realizados, que son entregados al presidente. Tras una lectura y estudio minucioso, contrasto los mismos, llegando a la conclusin que trasmito a los vocales de la necesidad de matizar, como ya habamos acordado, el ttulo de la Monografa, dando entrada al vocablo pensamiento. Tras un intercambio de opiniones, en el que se exponen que no es lo mismo tratar sobre pensadores militares, refirindose a personas concretas, a su obra y pensamiento, que hacerlo en general sobre el pensamiento militar, como representativo de conceptos ms abstractos, sin referencia concreta a personas, sino ms bien a una colectividad. Sobre este planteamiento final, presento y decidimos que el ttulo definitivo sera: Pensamiento y pensadores militares iberoamericanos del siglo XX y su influencia en la Comunidad Iberoamericana; lo que centra y facilita la comprensin de los trabajos presentados. Al coronel Interventor lvaro de Arce y Temes le correspondi desarrollar su trabajo en relacin con Colombia y Per. Titul el primero El pensamiento militar colombiano: de la politizacin de los Ejrcitos a la lucha contra el narcotrfico. Las Fuerzas Militares en las intervenciones de Naciones Unidas. Las afirmaciones que hace en su introduccin extradas de la bibliografa que maneja son fundamentales, ya que nos orientan para lo que vamos a encontrar en la lectura de su trabajo, que nos confirmaran stas. Seala De Arce que existe una pobreza bibliogrfica manifiesta en relacin con investigaciones histricas sobre las Fuerzas Armadas. Desde un punto de vista militar, ser el general lvaro Valencia Tovar al que el autor estudia en la profundidad que se merece el que nos diga que: El militar colombiano es poco dado a escribir, en especial sobre la historia contempornea del pas. Tampoco debemos olvidar, comenta el autor, que las Fuerzas Armadas colombianas llevan 40 aos del presente siglo dedicadas a combatir unas guerrillas muy poderosas, que si en un principio defendan ideologas, ahora defienden su modus vivendi y en el narcotrfico, la extorsin y el secuestro, encuentran unas sustanciosas e inagotables fuentes de financiacin. 13

Es a finales del siglo XX, cuando una serie de militares dedicados a la investigacin histrica, dirigidos acadmicamente por el general Valencia, y bajo los auspicios del Ministerio de Defensa, se decidieron a dar vida y publicar una Historia de las Fuerzas Armadas de Colombia. Est escrita por 16 historiadores militares y consta de seis volmenes. No hay que olvidar el prlogo que el ministro de Defensa, Rafael Pando Rueda, escribe en la obra citada: La confrontacin poltica en la historia de Colombia es la causa de que la Repblica cabalgue sobre el lomo de la violencia. Finaliza el siglo XIX y comienza el XX, con la llamada guerra de los mil das, guerra poltica entre conservadores y liberales. Viene a continuacin la traumtica separacin de Panam. Y la reaccin a este trauma la impulsa, el enfrentamiento con Per. De su proyeccin al exterior en Corea y Oriente Medio, surge el reactivo que el Ejrcito colombiano necesitaba. Recuperacin de la confianza en s mismo, reorganizacin y puesta a punto, y las doctrinas ms modernas a estudiar, asimilar, y poner en prctica. Al principio de la mitad del siglo, Colombia se enfrenta de nuevo, con la violencia poltica y la intervencin directa del Ejrcito en el conflicto. A partir de los aos sesenta, con la desaparicin del confrontamiento ideolgico, la violencia en su nueva dinmica, se manifiesta a travs del bandolerismo y la delincuencia comn. Posteriormente la guerrilla, en sus distintas formas es el cncer de Colombia que el Ejrcito como cirujano ms idneo intenta extirpar en la actualidad. Pese a este contexto desfavorable, Colombia dispone de unos pensadores militares dignos de ser tenidos muy en cuenta. Con el ttulo de El pensamiento militar peruano: del militarismo histrico al gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas estudia el coronel De Arce el proceso histrico-poltico-militar del Per, remontndose a las primeras etapas de la joven Repblica. Como premisa histrica, base para asentar el estudio que presenta, destaca los siguientes datos estadsticos: ms de 40 militares han gobernado Per durante su historia como pas independiente, de ellos, 22 procedentes de sublevacin militar, dos asumieron el poder como gobierno de las Fuerzas Armadas, y dos por decisin de stas. Con base en la obra Democracia y Fuerzas Armadas en el Per, del general Francisco Morales Bermdez, ex presidente de la Repblica y uno de los ms destacados militares intelectuales hispanoamericanos del siglo 14

XX, y en su pensamiento militar, nos introduce De Arce de lleno en el estudio del militarismo en la historia del Per. Plantea el general Morales, y plasma De Arce en su trabajo, un largo periodo histrico del ao 1820 a 1968, que divide en tres etapas marcadas histricamente por sus protagonistas, militares en gran mayora, y por sus acontecimientos ms relevantes. El primer militarismo (primera etapa) de 1820-1872. Marcado por los caudillos, las guerras civiles y dos guerras exteriores. El segundo militarismo (segunda etapa) de 1879-1895. Contempla el mandato del ltimo caudillo Nicols Pierola, civil, revolucionario, y gran reformador del Ejrcito. La llegada de una misin militar francesa en 1896, y de su permanencia hasta 1940, sera definitiva para la evolucin y modernizacin en todos los sentidos del Ejrcito. La misma labor hara en la Marina una misin norteamericana. El tercer militarismo (tercera etapa), comienza en 1914, con un golpe de Estado. A partir de esta fecha hasta el ao 1968, sern siete los golpes de Estado. El Ejrcito se manifiesta a favor de la clase dominante. En el ao 1962, hay una sublevacin institucional de las Fuerzas Armadas, que eleva a una Junta Militar al poder. Segn Morales es un militarismo muy evolucionado al servicio de la mayora. Termina la etapa, con el mandato de un civil, que sera depuesto en el ao 1968, el presidente Fernando Belande Terry. Antes de pasar al periodo 1968-2000, De Arce abre un parntesis para hablarnos del Centro de Altos Estudios Militares (CAEM), sin el cual sera difcil entender la poltica cvico-militar de los ltimos 40 aos. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, surge en Per y en otros pases iberoamericanos una plyade de militares muy preparados intelectualmente, ansiosos por ampliar su campo de conocimientos, a travs de cursos superiores de mando. El general Jos del Carmen Marn Arista es en los aos cincuenta, el mejor exponente de estas ideas. En el ao 1957 empieza a funcionar el CAEM, a la par que la influencia francesa cede el puesto a la norteamericana, en amplios aspectos doctrinarios en el Ejrcito. Morales, nos dice del CAEM: Ha creado entre los militares y civiles procedimientos y mecanismos que han formado una conciencia nacionalista, ampliamente desarrollawte y en mucho reformista. El CAEM elaboro el pensamiento militar peruano y durante aos fue una escuela de gobernantes. Tambin en este periodo que titula De Arce gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas, considera dos etapas. En la primera, de 1968-1975, 15

que tiene como protagonista al general Velasco Alvarado, son las Fuerzas Armadas las que como institucin dan el golpe de Estado, para terminar con las circunstancias que viva el pas. El general Alvarado es apoyado por prestigiosos oficiales superiores, intelectuales, procedentes del CAEM entre ellos Morales Bermdez y Mercado Jarrn. Apoyado en el Plan Inca, documento que marca la orientacin del gobierno militar, Alvarado desarrolla la poltica nacional y militar. La segunda etapa se desarrolla de 1975 a 1980. Gravemente enfermo Alvarado, accede al Gobierno como presidente de la nacin el general Morales Bermdez. Anuncia importantes cambios, dentro de la lnea marcada por el proceso revolucionario. Orienta Morales, su poltica, dentro del Plan Tpac-Amaru de consolidacin del proceso revolucionario. Tras un proceso de transicin Per vuelve a partir del ao 1980 a las normas democrticas. Destaca finalmente De Arce al general Edgardo Mercado Jarrn como militar intelectual de amplia obra y mximo prestigio a nivel continental, dentro del campo geopoltico. El coronel de Artillera DEM, Juan Batista Gonzlez, estudia en su trabajo El pensamiento militar en Venezuela y Bolivia durante el siglo XX, la trayectoria histrico-socio-poltica de estos dos pases, que dentro de unos parmetros que comparten, no slo ellas, sino todas las naciones iberoamericanas, dejan aflorar, tras un atento anlisis individualizado, la personalidad de cada una de ellas, en este caso de Venezuela y Bolivia. En su estudio referido a Venezuela, enmarca ste, dentro de la poltica general del pas, en la que los militares, en distintos periodos son protagonistas de la misma, e imponen de alguna forma sus idearios representativos de ese pensamiento militar en el que queremos incidir. As, nos presenta Batista un desfile de nombres que marcaron poca. Juan Vicente Gmez, el ltimo caudillo rural. Los generales Eleazar Lpez Contreras e Isaas Medina Angarita, presidentes de Venezuela que orientan sus mandatos por vas democrticas. Ambos dejan obras escritas en las que podemos ahondar en sus pensamientos. El mayor Carlos Delgado Chalbaud y capitn Mario Vargas, influenciados por el peronismo. El coronel Marcos Prez Jimnez presidente dictatorial de 1952 al 1958, fecha en que es depuesto por un golpe militar. A partir del ao 1961, tras el triunfo de la revolucin castrista en Cuba, Estados Unidos pone a disposicin del mundo iberoamericano, a travs de la Escuela de las Amricas, por la que desfilan decenas de miles de militares suramericanos, su elaborada Doctrina de la Seguridad Nacional. Su 16

base intelectual es el anticomunismo, aderezado con contenidos desarrollistas y apoyo tcnico. Pero junto a esta estrategia revolucionaria surge la de la revolucin nacional de claro matiz nacionalista, con referencia obligada a la actitud castrista. Viene despus el contralmirante Larrzabal, que ha depuesto a Prez Jimnez y que a travs de elecciones traspasa el poder a Rmulo Betancourt, civil, a cuya autoridad presidencial se somete la institucin militar a partir del ao 1959. Desde esta fecha en los Ejrcitos conviven las dos tendencias, la revolucionaria nacional y la contrarrevolucionaria de la Seguridad Nacional. Y as es hasta la fecha, dentro de los cauces democrticos, por los que transcurre la vida poltica venezolana, aunque en el ao 1992 el teniente coronel Hugo Chvez Fras amaga un golpe de Estado, que fracasa, con el objetivo de acabar con la partitocracia y la grave situacin que viva el pas. En la ltima parte de su estudio hace el coronel Batista el anlisis del coronel Chvez y el chavismo. Chvez, preso durante dos aos madur en prisin su pensamiento y escribe un breve folleto que titula Como salir del laberinto, en el que expresa su ideario poltico. Estudia a continuacin el coronel Batista lo referente al pensamiento militar en Bolivia. Para ser consciente de la importancia de ste en el pas, entresacando de las pginas de su estudio, tendremos que destacar un dato de mximo inters: hasta el ao 1981, Bolivia ha tenido desde su independencia, 112 aos de gobiernos militares y 45 de civiles y su Ejrcito ha sido el ms intervencionista dentro del mbito hispanoamericano. Destaca Batista la difcil y turbulenta historia boliviana, en la que su situacin geoestratgica la llev a confrontaciones blicas con sus vecinos, buscando la salida al mar tan necesaria para su supervivencia. De 1889 a 1917, dos prestigiosos y estudiosos generales, rigieron los destinos de Bolivia. Juan Manuel Pando e Ismael Montes que pusieron en prctica la teora del pactismo territorial, muy controvertida, pero impuesta por unas circunstancias ineludibles: la vecindad de Chile y Brasil. Dos misiones extrajeras, una francesa y otra alemana, influiran en la formacin de los mandos del Ejrcito. Son presidentes civiles, Salamanca y Tejada Sorzano, cuando Bolivia se enfrenta a Paraguay en la guerra del Chaco. Objetivo, llevar la frontera al ro Paraguay, y romper la mediterraneidad boliviana. No se consigue, y Bolivia acepta el ser pas de contactos, ms que obstculo para vecinos. 17

De 1935 al 1952, Bolivia vive un fuerte intervencionismo militar de izquierdas. El Ejrcito se divide en socialista y conservador. La huelga de mayo del 36 desemboca en un golpe militar. En el ao 1939 asume el poder el general Quintanilla, contrario a la intervencin militar en Bolivia. Intenta volver a la senda democrtica, y romper con el socialismo militar. De 1946 a 1952, se desarrolla el sexenio, con vuelta a polticas ms tradicionales. Vctor Paz Estenssoro, civil, gana las elecciones en el ao 1951 que son anuladas por el anterior presidente apoyado por el sector duro del Ejrcito. Paz Estenssoro vuelve al poder en 1952 tras una insurreccin popular. Se inician grandes reformas. El Ejrcito vuelve a los cuarteles y el Gobierno comienza su modernizacin. Es el general Alfredo Ovando Candia quien la dirige e impulsa, y que potencia el envo de oficiales bolivianos a la Escuela de las Amricas, entre ellos los coroneles Ren Barrientos y Hugo Bnzer. El Ejrcito es cada vez ms influyente. Paz Estensoro, gana de nuevo en el ao 1964 las elecciones siendo derrocado por Ovando, que lleva a Barrientos al poder. En el ao 1967 el Che Guevara y su guerrilla es eliminada del suelo boliviano. Se viven los aos sesenta y la oficialidad boliviana encuentra dos vas de actuacin, la que marca la Doctrina de la Seguridad Nacional y la de revolucin nacional. Ovando, Barrientos y Torres son atrados por la ltima, como en Per (Velasco, Alvarado y Mercado Jarrn) o Panam (Omar Torrijos). En el ao 1969, Ovando ejerce el poder tras la muerte de Barrientos. Desarrolla una poltica de revolucin nacional. En el ao 1970, Ovando es depuesto por los militares ortodoxos, seguidores de la Doctrina de la Seguridad Nacional. El mismo ao el general Torres se hace con el poder, para ser depuesto el ao 1971 por el coronel Hugo Bnzer. ste personifica desde 1965 a la actualidad la evolucin del pensamiento militar boliviano. Oficial muy preparado participa en diversos cursos superiores en Estados Unidos. Gobierna dictatorialmente el pas con poco xito. Apartado del poder, madura su pensamiento, y entra en la vida poltica por vas democrticas, en la que desarrolla una gran labor, al igual que en el Ejrcito, al que impulsa a regresar a sus misiones constitucionales. Presidente en 1997, abandona el poder enfermo y muere en el ao 2002. Desarrolla el coronel de Infantera DEM, Francisco Javier Martn Garca, el tema Pensadores militares del siglo XX, de Argentina, Paraguay, Uruguay y su influencia en la regin. Arduo tema, dadas las caractersticas histrico-socio-polticas de los pases que trata, y de la amplia bibliografa, en especial Argentina, disponible. Apoyado en ella y en sus conocimientos 18

personales por haber sido agregado militar en estos pases, el coronel Martn se adentra en el tema. En su introduccin nos dice que detecta una proliferacin de militares historiadores que han investigado los hechos histricos sucedidos en sus respectivas naciones y que han publicado los resultados de stas en libros, que han sido de gran utilidad a sus compatriotas. Y no ha sido slo en el campo histrico donde los militares han trabajado, sino tambin en otras reas, como la Geopoltica, la Econmica, la Estratgica, etc. Y por supuesto, sin olvidar aquellos militares, que desde puestos polticos trascendentes, incluidos las presidencias de sus pases, en su ideario y forma de gobernar, trasmitieron su pensamiento plasmado o no, en obra escrita, de influencia indudable en la vida de sus naciones, en la poca de sus mandatos, e incluso en el entorno regional, y en pocas posteriores. Debemos tener en cuenta, que pese a sus mltiples puntos comunes de estos tres pases, su emancipacin lleg por caminos diferentes y sus historias no han recorrido rutas paralelas. Tras la anterior aseveracin, Martn nos presenta una breve resea histrica del siglo XIX de estos pases, para poder adentrarnos a continuacin en el siglo XX, tras haber buceado en las obras de los mltiples militares historiadores pensadores, que en este siglo estudiaron a fondo el XIX. Cita el autor, los hitos ms caractersticos de la historia argentina del XIX, en el que las armas son protagonistas destacadas, y en los ltimos 30 aos del siglo, el impulso dado por los presidentes a la nacin, en los campos econmicos, sociales, culturales, e infraestructuras, etc. Nombres para la historia argentina a partir de la mitad del XIX los de los mandatarios: Juan Manuel de Rosas, general Urquiza, general Mitre, Domingo Faustino Sarmiento, Nicols Avellaneda y el general Julio Argentino Rojas. Muy agitada fue la vida de Paraguay durante el siglo XIX, de destacar, finalizada la guerra de la Independencia que fue incruenta, la dictadura del doctor Francia, de 1815 a 1840. La presidencia de Carlos Antonio Lpez de 1844 a 1862. La del mariscal Francisco Solano Lpez, de 1862 a 1870, durante cuyo mandato tuvo lugar la guerra de la Triple Alianza autntica sangra para Paraguay que se enfrent a Argentina y Uruguay. Y desde la ltima fecha, su sucesin de gobiernos constitucionales, interrumpidos con frecuentes golpes revolucionarios. Para Uruguay, el siglo XIX estuvo lleno de dificultades, pues desde su nacimiento a la independencia se vio envuelto en guerras externas y luchas 19

internas. Destacan, la emancipacin, las posteriores contra Argentina y Brasil, y la de la Triple Alianza, contra Paraguay de acuerdo con Argentina y Brasil. Las luchas partidistas, se reflejaron en una constante inestabilidad. Nombres a destacar como mandatarios desde el ao 1830, Fructuoso Rivera, Manuel Oribe y Venancio Flores. Pasa el coronel Martn a continuacin a presentarnos nominalmente y con sus obras a aquellos pensadores historiadores militares argentinos, paraguayos y uruguayos, que han tratado las vicisitudes histricas de los pases y del entorno durante el siglo XIX, cuyo marco hemos presentado en prrafos anteriores. Al entrecruzarse las historias de estos tres pases, con intereses comunes y en periodos de consolidacin nacional, las obras en consideracin, muchas de ellas narraciones y estudios de las guerras que les enfrentaron, son de gran inters para todos aquellos connacionales que quieran conocer a sus respectivas patrias a travs de estos pensadores y de su actividad intelectual. Entra de lleno a continuacin el coronel Martn en los acontecimientos que marcaron la historia de los tres pases durante el siglo XX y que les consolidaron como naciones. Referido a Argentina y a su complejo devenir histrico, lo compendia el autor, al igual que en el siglo XIX en una serie de hitos histricos, todos trascendentes. Entre ellos en el ao 1943, la revolucin que facilit la aparicin poltica del coronel Juan Domingo Pern. Se suceden a continuacin revoluciones y golpes que facilitaron la existencia de varios gobiernos militares, y supone para la nacin una poca turbulenta y difcil. El historiador Flix Luna, la encuadra en su libro Argentina, de Pern a Lanusse y la divide en fases. En el ao 1976 una Junta Militar se hace cargo del poder y en 1984, tras la prdida de la guerra de las Malvinas, son convocadas elecciones que gana el doctor Ral Alfonsn, e inicia el tiempo de los gobiernos civiles. Respecto a Paraguay durante el siglo XX, comenta Martn, que en su primera mitad vivi una serie de movimientos militares que desestabilizan al pas con frecuentes cambios de gobernantes, dentro de una anarqua generalizada. La guerra del Chaco, contra Bolivia, aun esfuerzos y manifest el espritu de lucha y patriotismo del pueblo, del que fue ejemplo el mariscal Estigarribia, cuyo prestigio le llev al poder en las elecciones de abril de 1939. Los aos posteriores vinieron inspirados por las corrientes totalitarias europeas, que provocaron una serie de golpes militares, el ms importante el del general Stroessner, que se mantuvo en el poder desde 1954 a 1989, hasta ser depuesto por el general Rodrguez ms aperturista 20

y que dio paso a una normalidad constitucional, con elecciones libres y presidentes civiles. En la Repblica Oriental de Uruguay, nos comenta el autor, que la vida poltica y econmica del pas, hasta los aos setenta, aunque sometida a vaivenes importantes, no lo fueron tanto como en Argentina o Paraguay. Es entre los aos sesenta y ochenta cuando crece la inestabilidad tanto poltica como econmica y social, que da lugar a la aparicin de la guerrilla tupamara, a la que el Ejrcito elimina con la mxima dureza, lo que hace que gane prestigio y poder, que le permite presionar al Gobierno y ms tarde, gobernar de hecho a travs de los Consejos. En el ao 1981, asume la presidencia el general Aparicio Mndez, que en 1984 convoca elecciones, siendo elegido presidente Julio Mara Sanguinetti, civil, y a partir del cual y hasta la fecha van accediendo los presidentes de forma democrtica. Estudia a continuacin el coronel Martn, los pensadores militares de los tres pases en el marco del siglo XX e inicialmente hace algunas consideraciones al comparar los pensadores-historiadores del XIX con los correspondientes del XX, ya que los primeros volcaron los estudios especialmente en las guerras y hechos de armas, mientras que los segundos enfocan y estudian a sus naciones, como ya conformadas y asentadas de hecho y derecho en el contexto mundial, sin descartar las problemticas a las que se han visto sometidas, sociales, econmicas, polticas, militares e incluso blicas. Pero aqu tendramos que referirnos a un hecho que el autor trata al principio de su trabajo, de gran trascendencia para la publicacin y difusin del pensamiento militar, no slo del Ejrcito argentino, sino de militares de otros ejrcitos. Fue la fundacin de la Biblioteca del Oficial, que llev a cabo el entonces teniente coronel Rodolfo Martn Pita, publicndose la primera obra en 1918, aunque ya en 1916 la idea haba sido presentada a consideracin de la Comisin Directiva del Crculo Militar, que la aprob por unanimidad. Su influencia ha sido y contina siendo muy importante. Siguiendo lo referente a los pensadores del siglo XX, hay referencias del autor a escritores y obras que tratan temticas muy diversas, todas ellas de mximo inters militar y cultural, y sus autores, con proyeccin internacional como verdaderos profesionales del pensamiento. El capitn de navo DEM, Jos Javier Daz Snchez-Pacheco, nos presenta su trabajo sobre Pensadores militares chilenos y ecuatorianos del siglo XX y su influencia en la regin andina. Inicia su estudio refirindose al 21

complejo panorama histrico-poltico-socio-econmico chileno durante el siglo XX. Afirma que durante el periodo de 1901 a 1920, la autoridad presidencial se dilua en manos de los grupos polticos. Cuatro seran los presidentes, que reafirman, tanto interior como exteriormente, y hasta donde les fue posible el Estado chileno. Ocupa a continuacin la presidencia Arturo Alessandri Palma, que se enfrenta con el Parlamento en busca de lo mejor para el pas. La presin militar se hace sentir en su mandato. En el ao 1927 son convocadas elecciones que gana el coronel Carlos Ibez del Campo. Su triunfo significa la entrada de lleno del Ejrcito en la poltica nacional. La crisis econmica mundial golpea a la chilena, y el presidente Ibez dimite en 1931. Se inicia un periodo de inestabilidad, con intervencin de las Fuerzas Armadas, proclamacin de la Repblica Socialista, que acaba con la vuelta al poder en octubre de 1932 de Alessandri, que permanece en l hasta 1938. Las izquierdas se agrupan en el llamado frente popular y ganan las elecciones de 1938, permaneciendo en el poder hasta 1952, siendo el ltimo presidente Gonzlez Videla. Vuelve al poder el general Carlos Ibez. Su ideario se ve influido por el del general Pern. En 1954-1955, la situacin econmica es sombra. El malestar es general. Un grupo de oficiales piden medidas dictatoriales. Ibez se opone. El 1957, presionan los universitarios, la represin es muy dura. El Gobierno declara el estado de sitio. De 1958 a 1964 est en el poder el presidente Jorge Alessandri Rodrguez, hijo del ex presidente Arturo Alessandri. Se rodea de un equipo de tecncratas. La economa pisa fuerte y las inversiones extranjeras son importantes. En el ao 1964, es elegido presidente Eduardo Frei, poltico democristiano, que inicia unas profundas reformas en el poder. Las elecciones de 1970 son reflejo de la situacin del pas. La democracia cristiana, dividida y los partidarios de la izquierda agrupados en el partido socialista dan el poder a Salvador Allende. ste proclama su propsito de llevar a cabo su programa revolucionario de acuerdo con la Constitucin. Estados Unidos declara la guerra econmica a Chile. Vicisitudes polticas, huelgas, descontento, requieren la proclamacin del estado de sitio. El Gobierno dimite en bloque, y Allende incluye a militares de alta graduacin en el nuevo Gobierno. La oposicin presiona. Se fuerzan elecciones. Allende aumenta su base popular y los acontecimientos se precipitan. Los militares salen del Gobierno. Estalla una rebelin militar que es sofocada. El da 11 de noviembre de 1973 se pone en marcha un golpe de Estado en el que muere el presidente Allende. Al finalizar las hostilidades, el general Augusto Pinochet que preside la Junta Militar, forma gobierno con trece militares y dos civiles. 22

Hasta aqu, el marco histrico-poltico en el que Daz va a encuadrar la plyade de pensadores militares chilenos, cuyas obras han influido y han sido influidas por los acontecimientos en su pas a lo largo del siglo XX. Nos habla de historiadores, escritores, poetas, novelistas y periodistas. Y por orden cronolgico destaca a los que considera de mayor inters, dando datos biogrficos y sealando su obra literaria. Finaliza el capitn de navo Daz su estudio con unas interesantes conclusiones de las que destacamos: que ante la imposibilidad de incluir a todos los pensadores militares, ha hecho una seleccin significativa de los que claramente han influido con su pensamiento en la regin andina e incluso en Iberoamrica y a nivel continental. Que a travs de intercambios acadmicos con Brasil, Colombia y El Salvador, es indudable esta influencia. Y que debido a la labor fundacional del Ejrcito chileno, en Ecuador, Colombia y El Salvador esta influencia es destacable. Estudia a continuacin el capitn de navo, Daz su trabajo referente a Ecuador. Analiza inicialmente, la historia poltica del pas desde el ao 1830, fecha de la constitucin de Ecuador como Repblica independiente al separarse de la Gran Colombia. Relaciona en rpido repaso hombres y acontecimientos histricos en estas fechas cruciales para la formacin nacional. Cita al general Juan Jos Flores, primer presidente y hroe de la independencia. En el ao 1833, guerra civil entre conservadores y liberales. Y contina con la lucha por el poder de los tres dictadores Flores, Garca Moreno y Alfaro. Ya en el siglo XX, de nuevo en segundo mandato el presidente Alfaro y una nueva Constitucin de carcter liberal. Diversos cambios presidenciales, Segunda Guerra Mundial con apoyo a Estados Unidos, y la figura destacada de Jos Mara Velasco Ibarra, que ocupara la presidencia en diversas ocasiones. En el ao 1961 el presidente Velasco firmara el acuerdo de la Alianza para el Progreso por 10 aos que garantizaba la ayuda econmica de Estados Unidos. En 1963 detenta el poder una Junta Militar, tras derrocar al presidente Arosemena. Derrocada la Junta es nombrado un gobierno provisional y presidente interino. En el ao 1968, gana las elecciones por quinta vez Velasco Ibarra, que gobierna dictatorialmente y en 1970 es depuesto por el general Guillermo Rodrguez Lara. Ha sido una poca de clara inestabilidad poltica. A partir de 1962 comienza una etapa de prosperidad econmica y Ecuador pasa a ser el segundo exportador de petrleo de Iberoamrica. Al general Lara le sustituye el almirante Poveda (1976) como presidente de la 23

Junta Militar. Se suceden varios mandatarios elegidos dentro de la normativa constitucional. Hay intentos de rebelin militar, el ms fuerte en 1988. Huelga general en 1994. A partir de esta fecha continuidad legal de los gobiernos hasta finalizar el siglo. El siglo XX, viene marcado para Ecuador y tambin para Per por un antiguo litigio fronterizo, nunca resuelto satisfactoriamente para Ecuador. En el ao 1995 la disputa se intensifica militarmente al ocupar Ecuador la zona de litigio. Los enfrentamientos duran dos meses. Pasa ahora a exponernos el capitn de navo Daz, de la cultura militar y su divulgacin en Ecuador. Nos cita la problemtica vivida por la Escuela Militar, los primeros 70 aos de su vida, en los que slo funcion durante 21 aos. La fundacin del Colegio Militar por el militar Eloy Alfaro en 1899. La de la Academia de Guerra fundada por la primera misin italiana, a la par de las Escuelas de Armas y Servicios, y el Instituto Geogrfico Militar, entre 1922 y 1928. La segunda misin militar italiana refunda la Academia del Ejrcito. En el intervalo, son numerosos los oficiales que se diploman en escuelas extranjeras. La creacin del Instituto de Altos Estudios Nacionales, marca un interesante camino en la cultura militar del pas, as como el buen funcionamiento de la Escuela Politcnica del Ejrcito. A travs de publicaciones diversas y revistas peridicas, con magnficos colaboradores, los militares ecuatorianos, difunden su pensamiento, con evidente beneficio de los profesionales de las armas y la ciudadana en general. Es de resaltar la esplndida labor de las dos misiones militares italianas, cuya fecunda labor en el Ejrcito ecuatoriano nunca ser olvidada. El enfrentamiento ecuatoriano-peruano est recogido en obras de carcter poltico-militar, por historiadores y pensadores ecuatorianos y por civiles. La creacin del Centro de Estudios Histrico del Ejrcito por el general de Ejrcito Jos Gallardo Romn en 1991, fue un paso decisivo para el estudio de la historia nacional y su veraz difusin. En la cita de nombres y obras, destaca Daz al general Oswaldo Jarrn prestigioso geoestratega y el coronel Alberto Molina Flores. Desarrolla el coronel de Infantera DEM, Carlos Guerrero Carranza, un estudio sobre los Pensadores militares iberoamericanos del siglo XX en Mxico, Centroamrica y Caribe, en el que vuelca sus conocimientos y experiencias tras varios aos de destino en la regin. Califica a sta, de epicentro de conflictos mundiales, sealando que durante todo el siglo XX sufri fuertes convulsiones de carcter poltico-social al ser un mundo de 24

fronteras entre dos puntos; culturas, razas, religiones y conceptos polticos y econmicos. Desarrollado por Guerrero, cada uno de estos parmetros es fcil de entender el que en un momento dado la regin fuera una autntica zona caliente mundial, con un milln de muertos en su triste haber y ms de cinco millones de desplazados entre los aos 1954 a 1992. Afirma y destaca el coronel Guerrero una realidad histrica irrefutable que ha influido e influye en la regin: la vecindad de la primera potencia mundial, Estados Unidos y su proyeccin en la que consideran su rea de influencia por antonomasia. Podemos decir que en estas circunstancias los pases de la regin, van madurando y se enfrentan con un futuro esperanzador en el que los pensadores militares respectivos buscan lo mejor para sus sociedades y ejrcitos. Centra a continuacin Guerrero su trabajo en Mxico. La revolucin mexicana marca las pautas que han de definir durante la primera mitad del siglo XX la consolidacin de este gran pas. Y son protagonistas de esta revolucin los militares profesionales, unos de formacin acadmica, y otros generales caudillos revolucionarios. Hace desfilar en su trabajo, Guerrero, a los prohombres de la revolucin, apuntando algunas de sus caractersticas, pensamientos y logros. Comienza con los generales-presidentes: Madero, Huerta, Carranza y Obregn. Cita a generales, que sin haber llegado a presidentes destacaron con fuerza propia en la revolucin: Villa, Zapata y Orozco. A continuacin da entrada a los presidentes-generales; Elas Calles, Portes, Ortiz, Abelardo Rodrguez, Lzaro Crdenas y Manuel vila Camacho, ltimo presidente de Mxico de procedencia militar (1946). stos son los hombres, militares, que aportan con sus hechos y obras lo necesario para la configuracin de un Estado moderno y un Ejrcito, que a partir de la Segunda Guerra Mundial, ocupa el puesto que le corresponde, similar al de las democracias mundiales. Obregn, Calles y Crdenas, destacan, no slo en su labor poltica-militar sino tambin por haber plasmado su pensamiento en obras escritas que hacen historia y marcan caminos. En la segunda parte de su trabajo trata el coronel Guerrero de Centroamrica, refirindose en principio a los antecedentes ya mencionados, que hacen sea calificada de sufrida zona de conflictos y tensiones nacionales e internacionales, debido fundamentalmente a tres causas: la influencia norteamericana, la conflictividad interna, y el inters demostrado en su da por el bloque comunista en extender su revolucin en la zona. Cada una de estas causas han influido con gran intensidad en la marcha socio-polticoeconmica de los pases considerados. Finalmente, a partir de los aos 25

ochenta, parece cambiar el panorama, las armas callan y afloran las democracias, pese a seguir los problemas internos que hipotecan el futuro centroamericano. Naciones Unidas, al cesar la guerra fra, y el enfrentamiento capitalismo-comunismo, adquieren mayor protagonismo y su intervencin resulta muy positiva en la regin (Nicaragua, El Salvador y Guatemala). Mi experiencia como jefe del Grupo de Observadores Militares de las Naciones Unidas para Centroamrica (ONUCA) entre los aos 1989 y 1990 corroboran totalmente las palabras del coronel Guerrero, al respecto. En todo el proceso la presencia militar es un hecho crucial en especial entre los aos cincuenta y ochenta pues son de facto los que ostenta el poder. Obligado citar al general Augusto Csar Sandino, cuya ideologa permanece an viva en Nicaragua. A los Somoza que rigieron los destinos de Nicaragua de 1972 a 1979. A los generales guatemaltecos, que fueron presidentes, Jacobo Arbenz Guzmn y Carlos Castillo Armas, enfrentados ambos en su poltica en contra y a favor de Estados Unidos. Y finalmente, la figura carismtica del general Omar Torrijos, jefe del Estado panameo de 1972 a 1978, contrario a Estados Unidos, relacionado con Cuba y defensor a ultranza de los valores del continente frente al imperialismo. Ninguno de ellos fueron tratadistas militares clsicos, pero sus pensamientos influyeron decisivamente en sus pases y en el entorno, habiendo quedado su ideario reflejado en discursos, declaraciones y proclamas. Presenta a continuacin el coronel Guerrero su estudio sobre los pensadores militares del Caribe en el siglo XX y nos expone la importancia geoestratgica de la zona, desde el descubrimiento hasta la declaracin de Gorbachov, en la que afirma Rusia ya no tiene intereses planetarios en Amrica. Refirindose a Cuba nos dice Guerrero que desde su independencia a los aos cincuenta, el pas no se enfrent con serios problemas econmicos, aunque la corrupcin poltica era creciente. Es el militar Fulgencio Batista el hombre fuerte del pas desde los aos treinta y el que ocupa la presidencia dictatorialmente en 1952, ao en que se inicia una oposicin que va creciendo en fuerza. La encabeza Fidel Castro, joven abogado que se enfrenta al dictador y tras una serie de vicisitudes, y el debilitamiento de Batista, se hace con el poder en diciembre de 1958, despus de huir ste. Castro es nombrado jefe de las Fuerzas Armadas, y enfoca su vida poltica de forma cambiante, desde un rechazo inicial al comunismo hasta ser un firme aliado de la Unin Sovitica, que se convierte en su mximo apoyo econmico y poltico a nivel mundial. En 1960 se produce la ruptu 26

ra de relaciones con Estados Unidos, y en el ao 1961 el intento de invasin de los anticastristas, apoyados por stos, en baha Cochinos. Intento que fracasa y fortalece a Castro. Kruchev intenta apoyar con sus misiles a Castro y Kennedy amenaza con la guerra nuclear; se llega a un acuerdo. La Unin Sovitica retirara los misiles. Cuba no sera atacada por Estados Unidos. Pero como ms importante, Iberoamrica, y algunos de sus pases podran navegar, sin la ayuda de Estados Unidos, en especial fuera del rea caribea. No son muchos los militares cubanos que a lo largo del siglo XX han dejado escritos, a favor o en contra de la revolucin. Hubo algunos que lo hicieron a favor del ideario de Batista, otros de la revolucin castrista. Destaca el libro de memorias conjuntas titulado Secretos generales escrito por ex combatientes castristas. Tanto Batista como Castro, tienen obras que reflejan el proceso de su pensamiento. Tambin el comandante Ernesto Che Guevara en los diarios del Che legaba a la posteridad su ideario, en desacuerdo en algunos pensamientos con los de Castro. Finaliza el coronel Guerrero su estudio con la Repblica Dominicana. Lo inicia con una referencia histrica en la que se centra en los tres periodos muy diferenciados en que puede dividirse el siglo, para este pas. Un primer periodo de 1899 a 1930, en el que la intervencin norteamericana en lo poltico, lo militar, y muy especialmente en lo econmico, es un hecho palpable. El segundo periodo entre 1930 y 1962, viene marcado por la todo poderosa figura del general Rafael Lenidas Trujillo. El desgaste producido por 30 aos de mando dictatorial y el peligro de una revolucin a la cubana encontr una triste salida, la de la muerte del general Trujillo en un atentado. El ltimo periodo, de 1962 a 2000, iniciado tras la muerte de Trujillo, comienza con un desembarco norteamericano (1965) que sirve de control a ciertas veleidades castristas. Contina con la pugna por el poder en primer lugar entre Juan Bosch y Joaqun Balaguer, que lleg a ser presidente en siete mandatos, y en segundo entre ste y Jos Pea Gmez. Muertos los tres dirigentes a finales del siglo XX y controlada la amenaza castrista por parte de Estados Unidos, las elecciones dan el triunfo a Hiplito Meja Domnguez representante del Partido Revolucionario Dominicano. No faltan pensadores militares dominicanos, que en su obra escrita dan testimonio de su ideario. Destacan el general Cceres, ex presidente, el contralmirante La Jara, el coronel Caamao, y en la actualidad el general Sota Jimnez. Indudablemente el pensamiento, no escrito, del general Trujillo, influy claramente en su pas y entorno. 27

El capitn de navo DEM, Vctor Quiroga Martnez, estudia en su trabajo a los Pensadores militares brasileos del siglo XX y su influencia en la Comunidad Iberoamericana. Inicia su estudio a finales del siglo XIX cuando dos temas van a marcar un nuevo rumbo en la historia brasilea: la abolicin de la esclavitud y la instauracin del rgimen republicano. A ellos se unen en los aos ochenta, la llamada cuestin militar, que descubre el desencuentro entre la oficialidad del Ejrcito y las clases dirigentes. La levadura republicana ya est en la mente de muchos brasileos y en especial de la joven oficialidad, que convencen al mariscal Deodoro da Fonseca, para que proclame la Repblica. As lo hacen y el emperador dimite, exilndose a Portugal. Se inicia el periodo conocido como el de la Repblica Vieja que dura hasta 1930. El mariscal Fonseca vence en las elecciones presidenciales realizada en el Congreso, y es el primer militar electo de la Repblica de Brasil. A nivel militar tres promociones de militares, de 1906 a 1960, marchan a Alemania, para incorporarse en prcticas a su Ejrcito. A su vuelta fundaran en 1913 la revista Defensa Nacional, que influira ampliamente en la evolucin del pensamiento militar brasileo. En el ao 1917 Brasil entra en guerra contra Alemania. Finalizada la guerra, el Gobierno brasileo contrata una misin militar francesa que permanece en Brasil hasta 1940, contribuyendo a una completa modernizacin del Ejrcito. Por motivos diversos, jvenes oficiales insatisfechos, dan lugar a actos de rebelda militar en 1922 y 1924. Es el conocido movimiento Tenientismo que iba a influir posteriormente en la historia poltica brasilea. Ante un deterioro de la situacin, en octubre de 1930, una Junta Pacificadora, compuesta por altos mandos del Ejrcito y la Marina, toman el poder que entregan al civil Getlio Vargas, el da 3 de noviembre de 1930. En este marco histrico-poltico de la Repblica Vieja en el siglo XX, enmarca Quiroga a tres grandes hombres, militares profesionales, polticos de talla e intelectuales y pensadores, que dejan huella en Brasil. Son: el mariscal Hermes da Fonseca, presidente de la Repblica, y llamado padre del ejrcito moderno brasileo; otro el mariscal Cndido Mariano da Silva Rondn, defensor a ultranza de la integracin del indgena a la civilizacin a travs de la unin de los puntos ms alejados del territorio brasileo. Y por ltimo el general Augusto Tasso Fragoso, padre de la historia del Ejrcito del Brasil y defensor a ultranza de la cultura profesional de los militares. Pasa a continuacin Quiroga a estudiar el periodo que llaman de la revolucin de 1930 a la de 1964. Lo inicia Getlio Vargas en el poder. En el 28

ao 1937, apoyado en el culto a regmenes de fuerza se llega al Estado nuevo, rgimen dictatorial que da el poder a Getlio Vargas, ocho aos ms. Estalla la Segunda Guerra Mundial y en el ao 1942 Brasil entra en guerra con los aliados y enva una Fuerza Expedicionaria a Europa en 1944. En 1945 es elegido presidente democrtico el general Enrico Gaspar Dutra, ministro de la Guerra de Getlio Vargas, que inaugura un Estado de Derecho democrtico. La poltica de la Seguridad Nacional promocionada por Estados Unidos, es adoptada por Brasil, que rompe con la Unin Sovitica, e ilegaliza al Partido Comunista. El Ejrcito se especializa en operaciones antiguerrilla rural y urbana. Son el inicio de los aos sesenta, con huelgas, desplome econmico y remonte comunista. En abril de 1964 es elegido por el Congreso presidente el mariscal Humberto Castello Branco. Dentro del devenir del periodo descrito, destaca Quiroga a otros cuatro grandes hombres de uniforme. El mariscal Mario Travasos, que estudia en profundidad y marca el primer ensayo de los fundamentos de la geopoltica brasilea. Otro el general de divisin Pedro de Goes Monteiro, con un papel relevante en la vida pblica brasilea como militar y poltico, que lucha por la unidad del Ejrcito y su separacin de la poltica partidista. Su papel fue definitivo en la historia brasilea. Son ahora de dos aviadores de quien nos habla Quiroga, el brigadeiro Lysias Rodrigues, historiador famoso y fundador del Instituto de Geografa e Historia Militar de Brasil, otro, Eduardo Gomes. Modernizador de la Fuerza Area brasilea en los aos sesenta y creador del correo areo nacional. Finalmente, enfoca el capitn de navo Quiroga el ltimo periodo, a descomponer en dos etapas, de la vida histrico-poltica de Brasil. Una primera que contempla las presidencias militares de 1964 a 1965 y la segunda, de esta fecha a la actualidad, de mandatarios civiles elegidos por eleccin directa. En la primera etapa, en la que el poder militar es una realidad, tuvieron gran trascendencia los oficiales del Grupo Sorbonne. Minoritario, moderado e intelectual con el nexo comn de haber participado en la Segunda Guerra Mundial y estar muy relacionados con la Escuela Superior de Guerra brasilea. Dos tendencias se manifestaron entonces entre los militares despus de la revolucin. La moderada representada por el mariscal Castello Branco y la dura por el general Costa e Silva. La lnea de accin de los gobiernos militares se basaron en documentos aprobados y promulgados, conocidos como Actos institucionales. A partir de 1974 se plantea 29

un periodo de transicin para pasar el poder a los civiles. Y es en 1985, cuando es elegido presidente de la Repblica el civil Tancredo Neves. Fueron aos duros, en busca de una estabilidad poltica difcil de conseguir. Como en anteriores periodos, en ste, el ms amplio de todos, de 1964 a nuestros das, destaca Quiroga a sealadsimos militares que como tales, intelectuales y pensadores, y polticos algunos, tienen un puesto sealado en la historia brasilea. Cita en primer lugar al mariscal Humberto de Alencar Castello Branco, figura histrica de primera magnitud en Brasil; gran reformador de la institucin militar; su gran preocupacin fue la preparacin y la misin a desempear por el Ejrcito. A continuacin nos habla Quiroga del general del Ejrcito, Aurelio de Lyra Tabares, uno de los militares de mayor prestigio intelectual del Ejrcito, fue ministro del Ejrcito y miembro de la Academia Brasilea de las Letras; escribi ms de 40 obras. Su pensamiento y preocupacin: la nacionalidad brasilea, el territorio y su ocupacin por el Estado. Otro destacado militar intelectual y pensador, es el general Golbery do Couto e Silva, que en su libro Geopoltica do Brasil, alcanzo gran proyeccin nacional e internacional. Otro el general de divisin Carlos de Meira Mattos, considerado por muchos tanto en Iberoamrica como en Estados Unidos, como la ms destacada autoridad en Geopoltica en Amrica del Sur. ntimo colaborador del presidente Castello Branco, gran amigo suyo y asesor militar-llave. De su obra manan grandes ideas que han influido en los gobiernos de su pas. Contina el capitn de navo Quiroga su presentacin y estudio de pensadores con el teniente general de la Fuerza Area brasilea, Murillo Santos, piloto experimentado de gran formacin militar y area, con una importante preocupacin sobre estos temas y la profesionalizaron de las Fuerzas Armadas. Y finaliza Quiroga con el almirante Arlindo Vianna Filho, jefe de Estado Mayor de la Armada; marino de gran preparacin profesional, especialista en estrategia naval, y que expone sus conocimientos en el libro Estrategia Naval Brasilea.

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CAPTULO PRIMERO

UN HOMBRE Y UN PENSAMIENTO. UNA ESPADA Y UNA MISIN: EL NACIMIENTO Y LA INDEPENDENCIA DE VEINTE NACIONES

UN HOMBRE Y UN PENSAMIENTO. UNA ESPADA Y UNA MISIN: EL NACIMIENTO Y LA INDEPENDENCIA DE VEINTE NACIONES

Por AGUSTN QUESADA GMEZ

Considero de inters una referencia rpida a aquellos hombres, militares profesionales unos, otros que sin serlo, las circunstancias vividas en el siglo XIX, en su primer tercio especialmente, ejercieron como tales, y cuyo pensamiento, escrito o no, influy poderosamente en el devenir de los pueblos iberoamericanos, en sus proyectos de emancipacin primero e independencia despus. Pero antes de hablar de ellos debemos referirnos, aunque sea sucintamente, al pensamiento filosfico que a finales del XVIII, siglo de la Ilustracin, y primeros del XIX, influy en estos hombres, que abanderaron la independencia iberoamericana. Fueron los enciclopedistas franceses, herederos del pensamiento de Descartes los que expusieron brillantemente en el siglo XVIII los principios de un orden nuevo, en oposicin al autoritario y esttico de la Iglesia y del Estado del siglo anterior. En todos los dominios cientficos-filosficos, fue sustituido el principio de la autoridad y la tradicin, por el de la razn, en el campo econmico, moral, poltico y social. La libertad, fue reivindicada en todos sus aspectos, individual y econmico. Y muy especialmente, el problema de la igualdad fue el ms controvertido, y as nos explicamos la decisiva influencia de Rousseau en Iberoamrica, al ser l quien introdujo en el pensamiento del siglo las ideas de igualdad, reclamada no slo para todos los ciudadanos sino que asignaba al Estado el mantenimiento del equilibrio social. El hecho de que Rousseau 33

pusiese su mxima atencin en los problemas sociales, le acerc ms a la sensibilidad que reinaba en Iberoamrica, y su filosofa proporcionaba a la juventud independentista los elementos que buscaban, al proponer una solucin racional al problema. La lucha por la independencia implicaba la fundacin de nacionalidades dentro de los parmetros roussonianos, con supresin de castas y esclavitud. Problema difcil de solucionar dada la situacin social iberoamericana. La difusin material de las ideas de Rousseau, fue tarea casi imposible en Iberoamrica, dadas las dificultades de traduccin y expansin, prohibida por las autoridades y la Iglesia. Pero de las ideas sealadas, lo que provoc un vuelco hacia esas concepciones en Iberoamrica, fue el ejemplo triunfante de la Revolucin Norteamericana y de la Francesa, decisivas en el desarrollo del proceso independentista hispanoamericano. Al impacto que estas ideas suscitaron en Amrica, se agregaron luego los propios hechos que protagonizaba la revolucin, en especial en la poca de Robespierre, la actuacin de los Ejrcitos franceses en Europa, la invasin de Espaa por stos y la forzada abdicacin de sus reyes. Por un lado se produjo tambin entre los criollos y seguidores de Rousseau, la divisin entre moderados y revolucionarios, en similitud a jacobinos y girondinos en Francia, lo que haba de repercutir en las distintas ideas sobre cmo impulsar la independencia y consolidar el poder. Por otro, se aprendi la necesidad de emplear la mxima energa desde el gobierno, para desarrollar los planes econmicos, polticos y militares, sin concesiones. Si la ocupacin de Espaa por los franceses, sirvi en algunos casos como pretexto inmediato para alzarse en pro de la independencia, las enseanzas de la Revolucin Francesa se detectan en muchos actos de los primeros gobiernos de los pases hispanoamericanos. Entre las muchas causas que influyeron en la consecucin de la independencia tanto norteamericana como hispanoamericana, el proceso revolucionario francs, no slo aceler sta, sino que como hemos dicho, brindo un conjunto de ideas y un ejemplo de acciones que fueron seguidas minuciosamente por aquellos que condujeron el proceso, enarbolando ideas que chocaban frontalmente con las que regan hasta aquellos momentos. Presento a continuacin a una serie de personajes, pertenecientes a esa constelacin legendaria que surgi en Amrica a principios del siglo XIX, y que hicieron posible la independencia de sus pases. Hombres que con el pensamiento unos, con la espada y el pensamiento otros, dejaron huella, escrita o no, en la historia de su patria, en su entorno continental e incluso mundial. Individuos dotados en general de grandes virtudes cas 34

trenses e intelectuales, unos ms preparados que otros y que luego, desdoblados de polticos, unos fueron utpicos, otros paternalistas, otros dictadores y los ms, excelentes gobernantes. Pero todos ellos son elementos imprescindibles de aquel gran aguafuerte americano y todos, en definitiva, forman parte del momento ms difcil de la historia de su patria y de Iberoamrica: la de su nacimiento como pases independientes, y de sus primeros pasos como tales. Sin un orden previo establecido, a excepcin de los dos precursores, paso a desgranar algunos nombres, por supuesto no todos, acompaados de algunas lneas biogrficas y reflexiones sobre su pensamiento y motivaciones, que nos faciliten la entrada en el siglo XX y en el trabajo que motiva esta Monografa. Francisco de Miranda (1750-1816). Es una de las grandes figuras de la independencia iberoamericana. Nace en Caracas. Ingresa en el Ejrcito espaol en 1771. En Amrica es ascendido a teniente coronel en la toma de Pensacola en 1781. Acusado de traidor huye a Estado Unidos en 1783. Su pensamiento se orienta en estos aos, a la independencia de los pases suramericanos. Busca apoyo a sus ideas en Europa, que recorre, en especial en Inglaterra y Francia, participando en los avatares de la Revolucin Francesa, y en Rusia. Hace imprimir en Filadelfia la Carta a los espaoles americanos, de Vizcardo, que sirve de propaganda de la independencia. En 1806 intenta desembarcar en Venezuela, y fracasa. En el ao 1807 vuelve a Inglaterra y se dedica a propagar sus ideas a travs del periodismo. En el ao 1810, al iniciarse la revolucin en Caracas, vuelve a Amrica. Participa en la declaracin de la independencia y en la redaccin de la Constitucin, que pese a su opinin contraria, se decanta al federalismo. En el ao 1812, es nombrado generalsimo con todos los poderes, pero derrotado por los espaoles, firma la capitulacin de San Mateo. Acusado de traidor, es entregado a las fuerzas realistas. Muere en prisin en Cdiz. Miranda, empedernido escritor para quien la pluma es inseparable compaera del pensamiento y la accin, nos dej a travs de escritos, proclamas y prensa, testimonio de ese pensamiento tan influyente en su da y tiempos posteriores, en aquellos que lucharon y se entregaron a los ideales emancipadores de las naciones hispanoamericanas. Pas a la historia con el nombre de el Precursor. Antonio Nario (1765-1823). Naci en Bogot. De notable preparacin intelectual, sus cargos oficiales le permitieron organizar clandestinas reuniones de los liberales. Tradujo ocultamente la Declaracin de los dere 35

chos del hombre, que fue repartida en Bogot acompaada con pasquines que atacaban a la Administracin espaola. Preso, fue deportado a Espaa, fugndose a Londres, donde obtuvo ayuda para sus planes de independencia. Vuelto a Venezuela intenta nuevas sublevaciones, siendo detenido de nuevo. Libre, se opuso a Jorge Tadeo Lozano, federalista y presidente de Cundinamarca. En Cartagena de Indias, tras ser liberado de prisin en 1810, fund el peridico La Bagatela, vehculo del pensamiento independentista. En el ao 1811, por votacin popular, obtiene la presidencia de Cundinamarca, frente a Lozano. Ya presidente, su centralismo le hace romper con el Congreso de Provincias Unidas, pero es derrotado. Vuelve al poder en 1813, y es nombrado teniente general, enfrentndose con los espaoles, que le derrotan en Pasto. Hecho prisionero es trasladado a Espaa donde permanece hasta 1820. En el ao 1821, Bolvar le nombra vicepresidente de Colombia y le invita al Congreso de Ccuta, donde propone una constitucin federal, que no es aceptada y dimite. Nario fue un gran hombre. Brill como experto militar, hbil administrador y distinguido periodista. Elocuente orador, gran pensador, y difusor, como Miranda y como precursor, del ideario independentista. Simn Bolvar (1783-1830). El Libertador. Su biografa y pensamiento, llena y seguir llenando las pginas de decenas de libros, dentro y fuera de su patria. Militar y estadista, nacido en Caracas (Venezuela) es el artfice directo de la independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia, y con San Martn de la del Per. Criollo, fue educado en los principios de la Ilustracin. Desde el ao 1807 colabor directamente en la independencia del continente suramericano. En 1810, en Londres, busc el apoyo ingls y contact con Miranda. Al caer la Primera Repblica en 1812, huy a Nueva Granada, para en 1813, reconquistar Caracas e iniciar la guerra a muerte. Derrotado por Boves, espaolista, en 1814 escapa a Jamaica. Es a partir de 1819, cuando con el apoyo de Pez y Santander, comienza a cosechar xitos. Desde entonces y hasta 1824 las victoriosas batallas de Boyac, Carabobo, Pichincha, Junn y Ayacucho, garantizan la independencia a todos los pases desde el Caribe hasta la frontera argentino-boliviana. Desde el Congreso de Angostura, en 1819, de donde surge la Gran Colombia, hasta el de Panam, Bolvar orient todos sus esfuerzos a la creacin de una gran federacin de naciones americanas, a su vez organizadas en forma centralista. stas fueron las ideas que expres en la Carta de Jamaica y en el Manifiesto de Cartagena en 1812, donde hacia referencia a la necesidad de mantener la unin y solidaridad de todas las provincias americanas. En el ao 1830, desilusionado y enfermo, renunci 36

a sus cargos, muriendo embargado de negros presentimientos sobre el futuro de las naciones que haba contribuido a crear. Bolvar escribe para el momento que vive y para la Historia. Sus cartas, discursos, arengas, proclamas y testamento, son testimonio fidedigno de su ideario, firme, convencido a veces, no tanto otras, reflejo de situaciones y desengaos. Citaremos algunos de los ms importantes de estos escritos. El Manifiesto de Cartagena de 1812 en el que analiza el fracaso de la Primera Repblica venezolana y la realidad de la Amrica hispana. Lo publica en 1812. En mayo de 1815, Bolvar es obligado a abandonar Nueva Granada. Se refugia en Jamaica, donde escribe extensamente solicitando ayuda para la independencia. Su epstola ms importante es la respuesta a un ingls, conocida como Carta de Jamaica. En ella analiza la situacin de la Amrica hispana y el fracaso de las tentativas para obtener su libertad. Afirma no somos indios ni europeos y habla del futuro de Hispanoamrica considerando a los Estados como entes individuales y al continente como a un todo nico. Desea una Amrica unificada y dado lo que une a estos pueblos, cultura, lengua y religin, ve factible la formacin de una confederacin de naciones, y en Panam suea con ver instalado un Congreso representativo de todos los pueblos americanos. En febrero del ao 1819 se constituye en Angostura, el Congreso y Bolvar pronunciara un importante discurso que da clara idea de su pensamiento. Habla de la necesidad de un gobierno fuerte para Venezuela, y dice que el pas no est preparado para un sistema federal y marca la necesidad de un gobierno centralizado. Propone la unin de Nueva Granada con Venezuela y a ser posible con Ecuador. Tambin propone la abolicin de la esclavitud. El mariscal Sucre crea en el Alto Per un nuevo pas, tras expulsar a las tropas realistas, le llamara Bolivia en honor de el Libertador y ser ste quien redacte su Constitucin con base a los principios propuestos en el Congreso de Angostura. El da 17 de diciembre de 1830, en Santa Marta, muere Bolvar, rodeado de muy pocos de los suyos. Horas antes de su muerte redacta la que iba a ser su ltima proclama: Colombianos no aspiro a otra gloria que a la constitucin de Colombia Mis ltimos votos son por la felicidad de la Patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unin, yo bajar tranquilo al sepulcro. 37

Jos de San Martn, de padres espaoles nace en Yapey (Argentina) el da 25 de febrero de 1778. Su padre militar, es trasladado a Espaa en 1884, y en el Seminario de Nobles de Madrid cursa San Martn sus primeros estudios. Llevado por su vocacin militar, sienta plaza de cadete en el Regimiento de Murcia en 1789. Combate en la guerra de la Independencia espaola, destacando en la batalla de Bailn, tras la cual es ascendido a teniente coronel, convirtindose en un jefe prestigioso del Ejrcito espaol del Arma de Caballera. En el ao 1811 obtiene el retiro del Ejrcito espaol y se traslada a Londres, marchando ms tarde a Buenos Aires a donde llega en 1812. El Gobierno le reconoce el grado militar incorporndole al Ejrcito de la revolucin. Sus brillantes cualidades militares pronto comenzaron a destacar al servicio de la independencia de su pas, proclamada por el Congreso de Tucumn en 1816. El general Belgrano, vencedor en Tucumn y Salta, haba sido derrotado en Vilcapugio y Ayohuma, y retroceda hacia Salta. El Gobierno de Buenos Aires enva una expedicin de apoyo al mando del coronel San Martn, que releva meses despus al general Belgrano y toma el mando del Ejrcito del Norte en enero de 1814. Siendo gobernador intendente de Cuyo, es cuando comienza la preparacin del Ejrcito de los Andes. Entre los aos 1814 a 1817, se entrega intensamente a la tarea. Todo un desafo, para todo un gran militar. Son 5.200 hombres con los que escribira una de las pginas ms gloriosas de la independencia. Entre sus mandos figura el general chileno Bernardo OHiggins. El da 17 de enero de 1817 se ponen en marcha y tras 18 das interminables llegan a las llanadas para enfrentarse el da 12 de febrero con los espaoles en Chacabuco, jornada victoriosa para las armas independentista. Tres das ms tarde, en Santiago, los dignatarios chilenos quieren nombrar a San Martn gobernador del Estado, lo que no acepta, proponiendo al brigadier OHiggins, que es nombrado director supremo. Das ms tarde el Ejrcito espaol derrota a San Martn en la importante accin de Cancha Rayada. Reacciona San Martn y a los pocos das, el 5 de abril de 1818, derrota a los espaoles en Maip. La independencia de Chile es un hecho definitivo. El desafo ahora para San Martn es liberar al Per, como lo ha hecho con Chile. El da 23 de agosto de 1820 embarca con su Ejrcito, desembarcando en la baha de Paracas en septiembre y tras varios encuentros con los espaoles, favorables a sus armas, entra en Lima el 10 de julio de 1821, proclamando el 28 la independencia peruana. El general ejerci fun 38

ciones de gobierno con el ttulo de protector de la libertad de Per. Inici la organizacin de la primera escuadra peruana y consolid su Ejrcito. En la famosa y controvertida entrevista de Guayaquil el 26 de julio de 1822 entre el Protector y el Libertador, dos voluntades y dos pensamientos excepcionales se encuentran. San Martn antes que provocar un enfrentamiento con Bolvar, de incalculables consecuencias, prefiere dejar el campo libre a el Libertador y renuncia a sus poderes ante el Congreso Nacional Peruano. En diciembre de 1823, llega San Martn a Buenos Aires y se enfrenta a un ambiente de hostilidad. Resuelve trasladarse a Europa, regresa en el ao 1828, cuando la situacin argentina es de guerra civil. No quiere tomar partido. Vuelve a Europa para no regresar. Muere en Francia el 17 de agosto de 1850. El general San Martn slo ambicion una cosa: la libertad de Amrica. Para alcanzarla sacrific todo cuanto tena en aras de ese alto principio. Fue en vida glorificado y atacado, pero ni una ni otra cosa influyeron en la lnea que se trazara y que sigui inmutable, desconcertando con su templanza a sus enemigos. Fue un hombre de accin, de recia formacin militar; desde sus aos juveniles demostr su profesionalidad, valor y energa en decenas de hechos de armas. Querido y respetado por sus hombres, supo ganar batallas y tambin encajar derrotas. Sus victorias militares, le llevaron a la cumbre en el plano poltico. Y en proclamas, discursos, arengas y cartas, ya de ndole militar ya poltica, dio a conocer su pensamiento, influyente en las naciones que impuls a la independencia. Fue fiel a su pensamiento, y esta lealtad al mismo, le marc el camino y a tomar la decisin ms difcil de su vida tras la entrevista de Guayaquil. Agustn de Iturbide, hijo de espaoles, naci en Mxico el 27 de septiembre de 1783. Prximo a los 16 aos ingres en el Ejrcito como alfrez del Regimiento Provincial de Valladolid. Aunque apoy los primeros movimientos insurreccionales en 1808 y 1809, se neg a secundar la revolucin del cura Hidalgo (1810). Se distingui en las filas realistas, en especial en la batalla del Monte de las Cruces y en el sitio de Valladolid (1813). Ya teniente coronel en el ao 1814 mandaba el Ejrcito del Norte y las provincias de Guanajato y Valladolid. Por su excesivo rigor fue depuesto y retirado. En 1820, incorporado de nuevo al servicio, y ascendido a general de brigada, el virrey le nombra jefe de la Comandancia Militar del Sur. Iturbide lleva en su pensamiento el que haba de ser el Plan de Iguala, a poner en prctica tras destruir a los jefes republicanos y proclamar la independencia. El 16 de 39

noviembre de 1820, sale Iturbide al encuentro de los republicanos Guerrero y Asensio, mandos revolucionarios, que causan serios reveses a sus fuerzas. Iturbide termina atrayndose a sus filas a Guerrero, y enva copias del Plan de Iguala al virrey, al arzobispo de Mxico y a otros personajes. Comienza la ltima fase de la guerra de la independencia de Mxico, que termina el 23 de septiembre de 1821, con la entrada en la capital del virreinato del Ejrcito Trigarante, al mando de Iturbide. ste nombra una Junta de Gobierno, que le elige presidente de la regencia. Da pruebas de talento y energa en el cargo y el 18 de mayo de 1822 es proclamado emperador, nombramiento ratificado por el Congreso Nacional el 20 de mayo. El coronel Santa Anna se revela contra Iturbide y proclama la Repblica el 2 de diciembre de 1822; lo mismo hace Guerrero. Es consensuado el Plan de Casa Mata, el 1 de febrero de 1823, que pide la reinstalacin del Congreso y el reconocimiento de la soberana nacional. Ello implicaba la desaparicin del imperio y la abdicacin de Iturbide, lo que ste hace el 20 de marzo de 1823. El Congreso declara nulo el Plan de Iguala y los tratados de Crdoba y ordena el exilio del ex emperador. ste se exila a Italia y luego a Londres. En Londres, con noticias del mal momento que est viviendo su patria, se ofrece al Congreso, pero ste ya le haba declarado traidor y fuera de la ley, trminos que Iturbide desconoca. Decide trasladarse a Mxico; es apresado cuando intentaba llegar a la capital, y a continuacin es fusilado. El pensamiento de Iturbide con respecto a la independencia de Mxico, se concret en el Plan de Iguala, que al ser aceptado por los jefes independentistas, fue causa directa de la independencia. El Plan propuesto por Iturbide constaba de tres puntos o garantas: independencia de Mxico bajo forma monrquica en la Familia Real espaola; conservacin de la religin catlica; supresin de toda diferencia entre razas u orgenes geogrficos de los mexicanos. Para mantener estos principios fue organizado el Ejrcito Trigarante, puesto bajo el mando de Iturbide y que en principio fue el que le elev al poder. Bernardo OHiggins, hijo del virrey del Per, naci en Chilln (Chile) el 20 de agosto de 1778. A los 15 aos fue enviado a Europa para completar su educacin. Pas por Cdiz, marchando a Londres, en donde su amistad con Miranda fue decisiva para moldear su espritu y pensamiento independentista. Volvi a Cdiz, y de all, a la edad de 24 aos regreso a su patria, tras el fallecimiento de su padre, lo que le converta en un hombre 40

rico e influyente. Fue nombrado para varios cargos pblicos, entre ellos alcalde de Chilln. Puesto en contacto con los principales jefes del incipiente movimiento independentista, comprendi que su situacin personal y poltica, era la mejor para iniciar un movimiento revolucionario. La primera fase armada de la independencia chilena (1810-1814) iniciada con los mejores auspicios bajo la jefatura de Carrera y OHiggins, termin con el desastre de Rancagua. OHiggins, ascendido a general en 1813, atraviesa los Andes con los restos del Ejrcito chileno y se refugia en Mendoza (Argentina), seguido por los hermanos Carrera. El Gobierno del Plata resuelve que el general OHiggins se incorpore al Ejrcito argentino que iba a organizarse en Mendoza, a las rdenes de San Martn, para pasar a Chile y luego a Per. El Ejrcito de los Andes, se pone en marcha el 21 de enero de 1817, atraviesa la cordillera y cae como un alud andino sobre los llanos chilenos. Derrotan el Ejrcito realista en Chacabuco, aunque son derrotados en Cancha Rayada, pero en Maipu obtiene una definitiva victoria. En el primer aniversario de Chacabuco, OHiggins, acepta el cargo de director supremo, que San Martn haba declinado. Inicia la denominada Nueva Patria y proclama la independencia de Chile. Una de sus primeras preocupaciones es poner en marcha una incipiente Marina, que va a contribuir a afianzar la accin de San Martn de la liberacin del Per. Al frente de los destinos de Chile, tropieza con grandes dificultades polticas y econmicas. En el ao 1824 promulga una Constitucin que refuerza sus poderes dictatoriales, pero enfrentado con un gran sector del pueblo y abocado a una guerra civil por la sublevacin del general Freire, abandona el poder en 1823 y tambin Chile, al que no regresara ms en vida. OHiggins, fue un magnfico patriota, hombre de corazn y valeroso militar. Su pensamiento desde joven, influido en Londres, Cdiz y en su entorno chileno, hizo de l un acrrimo defensor del ideario independentista. Como dictador supremo pens siempre en la conveniencia de un rgimen fuerte, en tanto el pueblo adquira aptitudes para gobernarse as mismo. Antonio Jos de Sucre (1795-1830). Naci en Cuman (Venezuela). Desde los 15 aos intervino en hechos de armas, distinguindose por su valor e inteligencia. En 1810 es alfrez y en 1811 teniente de Miranda. En el ao 1813, huyendo de la represin realista interviene en la reconquista de Venezuela con los generales Mario, Piar, Bermdez y Vldez, en la parte oriental. Ya de teniente coronel lucha en la campaa de Caracas. En 1815 participa en la toma de Cartagena de Indias. Unido a Bolvar en 41

Angostura, 1818, combate desde entonces a su lado, convirtindose en gran amigo de el Libertador. Despus de la batalla de Boyac fue nombrado jefe del Estado Mayor y negoci el armisticio y regularizacin de la guerra con el general Morillo en 1820. En el ao 1822, apoyado por la divisin peruana del general Santa Cruz vence en Pichincha, lo que le vale el ascenso a general de divisin e intendente del Departamento de Quito. Con Bolvar reorganiza el Ejrcito. En 1824 participa con el Libertador en la batalla de Junn y ms tarde vence, al mando del Ejrcito libertador, en Ayucucho, en la que se imponen las magnficas cualidades castrenses de Sucre, a partir de entonces, gran mariscal del Ayacucho y general en jefe. Pasa al Alto Per para reducir las ltimas resistencias espaolas. A su llegada los altoperuanos se haban mostrado favorables a una repblica independiente del Ro de la Plata y del Per. Sucre apoy los deseos de Charcas, y aunque Bolvar no lo aprueba, se proclama en el ao 1822 la nueva Repblica con el nombre de Bolivia, en honor del libertador. Sucre ser el primer presidente y la Constitucin la redactar Bolvar. Dos aos ms tarde surgen motines, Gamarra entra desde Per y fuerza a Sucre a la dimisin y al exilio al Ecuador, tras la firma del Tratado de Piquiza. Su ltimo mensaje al pueblo boliviano es un importante documento poltico, que pone de manifiesto el pensamiento de Sucre y su indudable preparacin intelectual as como honestidad. En el ao 1830, elegido representante de Ecuador en el Congreso de Bogot, es nombrado presidente de la Gran Colombia, cuando amenaza la disgregacin de sta. En Ccuta se rene con representantes colombianos, buscando un acuerdo al que no llegan porque los delegados de Pez quieren imponer la independencia venezolana. La conferencia de Ccuta fracasa. Sucre regresa a Bogot, en donde se entera de la marcha de Bolvar. Desilusionado, intenta marchar a Ecuador, dispuesto a abandonar la vida pblica. Iniciado el viaje hacia Quito, el 4 de junio de 1830, cae vilmente asesinado en una emboscada que le tienden sus enemigos. A los 35 aos muere el ms prestigioso de los generales de Bolvar, capaz de sucederle, con su misma grandeza e ideales. Como soldado y hombre de bien, por su sentido del deber, concepto de lealtad, orden, nobleza y generosidad con amigos y adversarios, su bravura en el campo de batalla y carencia de ambiciones polticas, su figura y pensamiento puede servir de paradigma en la plyade de prohombres hispanoamericanos que dio la independencia. 42

Francisco de Paula Santander (1792-1840). Naci en la villa de Rosario de Ccuta. Curs estudios de leyes, doctorndose a los 17 aos. Abraz la causa independentista en 1810 y fue nombrado secretario de la Comandancia de Armas y despus de la Inspeccin Militar de Santa Fe. Partidario de las ideas federalistas se uni a Baraya contra Nario, centralista, y cay prisionero en el combate de Bogot en enero del ao 1813. Luch contra los realistas, como comandante de las fuerzas del valle de Ccuta, distinguindose en varias acciones, siendo derrotado por stos en Carrillo. En 1814, ya coronel, es nombrado segundo jefe de las fuerzas del norte, donde demuestra sus buenas aptitudes militares. Tras diversas vicisitudes en campaas ms o menos afortunadas, obtiene el mando de una Brigada de Caballera, con la que contribuye a la conquista de la provincia de Barinas. Hizo parte de la campaa del Apure y en febrero de 1817, se rene en Barcelona con Bolvar, que le nombra jefe de Estado Mayor del Ejrcito y le asciende a general de brigada. En 1818 combate en la campaa de Venezuela. Despus de muchos encuentros, se cubre de gloria en la batalla de Boyac y es ascendido por Bolvar a general de divisin en el mismo campo de batalla. Es nombrado vicepresidente de Nueva Granada. A partir de aqu, Santander no volvi a entrar en campaa. Desde su puesto apoya a los Ejrcitos en hombres, armas y logstica. Su gestin poltica y administrativa es muy positiva e incluso la diplomtica. Sancionada a propuesta de Bolvar la unin de Nueva Granada y Venezuela, en el Congreso General de Colombia, Santander es nombrado vicepresidente de la repblica en funciones de presidente, mientras Pez se encarga del Gobierno de Venezuela. Una sublevacin promovida por Santander, coincidiendo con una conjura contra la vida de el Libertador, hace que Santander sea condenado a muerte, aunque al no probarse su participacin en la conjura le es conmutada la pena por la de destierro. En el ao 1832, ausente del pas, Santander es elegido presidente de Nueva Granada, la actual Colombia, iniciando su magistratura el da 7 de octubre con un amplio apoyo popular. Su gestin poltica fue altamente positiva. El mandato expir en 1837, y Santander se presenta a la reeleccin, aunque es derrotado. Por su actuacin es considerado como el fundador del sentido poltico nacional en atencin a que uni a su brillante actuacin militar la excelente poltica que imprimi al Gobierno colombiano, dndole un carcter genuinamente legalista y cvico, hasta el punto de merecer el honroso calificativo de el hombre de las leyes. 43

Tres aos ms tarde de dejar la presidencia, falleci. Antes y despus de su muerte, fueron publicados muchos documentos escritos por el propio general, relacionados con su actuacin poltica y militar. En ella brilla su clara inteligencia y pensamiento muy preparado para la vida pblica que ejerci. No slo se distingui como general y gobernante sino tambin como orador, escritor y hacendista. Para el pueblo colombiano es una de sus ms importantes figuras histricas. Jos Gervasio Artigas (1774-1850). Nacido en Montevideo, el general Artigas fue el lder indiscutido de las fuerzas populares de la Banda Oriental del Ro Uruguay, que se sumaron a la revolucin emancipadora del da 25 de mayo de 1810. La invasin de los indios y la actuacin de los bandoleros le haban dado ocasin de demostrar su valor e instinto militar. Todo ello le facilit el ingreso en el Regimiento de Blandengues (Guardia Rural), organizado por el virrey del Plata en 1797. El 25 de mayo de 1810, en contacto con la Junta de Buenos Aires, se subleva con su hermano Miguel contra los espaoles. La Junta le enva en su apoyo al coronel Rondeau. Artigas vence a los realistas en San Jos (febrero 1811), obligando a su jefe el general Vigodet, a retirarse sobre Montevideo tras la prdida de la batalla de Las Piedras (mayo 1811). A continuacin pone sitio a Montevideo. El armisticio pactado en octubre, motiv el levantamiento del sitio y la marcha de Rondeau a Buenos Aires. Artigas se niega a acompaarle y emprende con los suyos, militares y civiles, unas 16.000 personas el conocido como xodo del pueblo oriental hasta la costa del Ayui (Entre Ros), donde permaneci 14 meses. Su prestigio creca de da en da. En 1813 reuni el Primer Congreso Oriental para organizar el gobierno de la autonoma provincial. Dicho Congreso le nombr gobernador militar y presidente de la Corporacin. Del Congreso surgieron las llamadas Instrucciones del Ao XIII, dirigida a los diputados orientales que viajaban a Buenos Aires, en las que se marcaban las condiciones en que la Provincia Oriental entrara a formar parte con las dems del Ro de la Plata. En su punto sexto hablaba de Retener para la Provincia Oriental su soberana, libertad e independencia. Buenos Aires no se manifest de acuerdo con los congresistas de la Banda Oriental, y tal negativa motivo que Artigas se declarara en abierta rebelin contra el Gobierno argentino, sublevndose con otras provincias. Despus de 22 meses, Vigodet capitul y entreg la plaza de Montevideo a los argentinos. Haban hablado de entregrsela a Artigas, pero Buenos Aires se neg a estas gestiones, aunque derog el decreto de condena a 44

muerte de Artigas y le restituy en el empleo de coronel, nombrndole comandante general de la campaa. Artigas rehus y continu la guerra, hasta que derrotados los argentinos en enero de 1815, el Directorio de Buenos Aire, se vio obligado a reconocer la independencia de Uruguay y a entregar Montevideo a Artigas. El Congreso de Tucumn, al proclamar los principios centralistas, provoca de nuevo la guerra. Artigas lucha contra argentinos, portugueses y espaoles, y aunque los mantiene en jaque, finalmente, la escuadra brasilea entra en el Plata, y da a los federales un golpe mortal, al cortarles las comunicaciones. Artigas decide enfrentarse con los portugueses-brasileos, que muy superiores en nmero le derrotan en enero del ao 1817. Esta derrota y la traicin y deslealtad de algunos de los suyos le obligan a exilarse, muriendo en el destierro 30 aos ms tarde en Asuncin. Sobre la vida y pensamiento de Artigas reproduzco los siguientes juicios de Ezgardo Ubaldo Genta, entresacados de su obra Historia de Artigas. El artigismo es un grado de conciencia y una conducta vital de los orientales, que crea la razn de la dictadura y la admiracin de la memoria del hroe. Para la patria uruguaya en su educacin tradicional y su militancia permanente en los principios de cultura, libertad, fraternidad y justicia, que hayan inspiracin y ejemplo en las luchas y las ideas de Artigas. Artigas en el apogeo, dir a los diputados orientales: mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana. Francisco Morazn Quesada (1792-1842) nacido en Tegucigalpa (Honduras), comenz su vida pblica en 1824 a las rdenes del jefe hondureo Herrera, con el que lleg a ser secretario general del Gobierno, presidente del Consejo de Estado y senador. En aquellas fechas, Centroamrica polticamente formaba las Provincias Unidas de Amrica Central integrada por Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica. La federacin tena un presidente y una Constitucin (1824). Pronto se encendieron las disputas, enfrentndose dos posturas opuestas, los conservadores o unitarios y los liberales o federalistas. Entre estos ltimos se contaba Morazn. Con Manuel Jos Arce, militar prestigioso, presidente de la confederacin y debido a su poco acierto en el gobierno, comienzan los enfrentamientos. Se improvisan ejrcitos, que intentan derribar al jefe hondureo Herrera. Es entonces cuando Morazn comienza a sealarse como experto militar. Forma una divisin hondurea con la que alcanza sucesivas victorias. 45

Las consecuencias de stas fue el reponer en sus puestos a las autoridades depuestas por Arce y la pacificacin de Nicaragua. En orden Guatemala, Morazn regresa a Honduras y toma posesin del cargo de jefe del Estado, para el que haba sido elegido en marzo 1830. La paz se ve alterada de nuevo y Morazn derrota a sus adversarios. Reinicia su gobierno, pero es nombrado presidente de la Repblica en 1830. Entre 1832-1833 una nueva revolucin conservadora amenaza la confederacin. Morazn se enfrenta a ella y gana sealadas batallas, derrotando a todos sus enemigos. Terminado su plazo presidencial, las nuevas elecciones dan el puesto a Jos Cecilio del Valle que muere antes de ocupar su puesto, siendo elegido casi por unanimidad, nuevamente Morazn, que toma posesin del cargo en San Salvador. Los conservadores ofrecen su apoyo a Morazn para que se proclame dictador, lo que no acepta. Entonces apoyan a Carrera, que toma el mando en Guatemala. Terminado el periodo presidencial de Morazn, no hay elecciones, pero es elegido jefe del Estado de El Salvador. El foco separatista estaba en Guatemala. Morazn ataca, sitia y toma la capital, pero sin posibilidades de refuerzo, regresa a El Salvador. Para evitar la continuacin de la guerra, dimite y se expatria voluntariamente. Llamado en 1842 por la oposicin costarricense al jefe del Estado, Carrillo, que gobernaba dictatorialmente, Morazn prepara una expedicin dirigindose a Costa Rica. Se enfrenta al general Villaseor al que derrota y firma con l y otros prceres, un convenio en Jocote, por el que queda dueo del poder en abril de 1842. En junio es elegido jefe del Estado de Costa Rica, donde desarrolla una importante labor. No contento con esto, su espritu le lleva a pensar en restablecer la Repblica Centroamericana, a lo que encuentra una gran oposicin. Finalmente, traicionado, cae en manos de sus enemigos, que le fusilan, con el general Villaseor, el 15 de septiembre de 1842 en San Jos de Costa Rica. Transcurridos los aos, la figura de Morazn, estadista insigne, militar ilustre e intelectual, es una, sino la ms, destacada de todo el mundo centroamericano de la primera mitad del siglo XIX. Morazn vivi en Centroamrica con el pensamiento universal de hacer de cinco naciones una sola y gran patria. Esta idea la expuso siempre como testimonio de una concepcin social evolucionada del ejercicio del poder pblico, y la defendi en el campo de batalla. Morazn, en sus proclamas, discursos, polmicas y hasta cartas personales, expresa sus ideas, extradas sin duda del vasto fondo ideolgico de la Ilustracin. Morazn escribe, en los momentos ms tranquilos sus memorias y en los que no lo son, sus manifiestos, mensa 46

jes, comunicaciones, decretos, arengas e incluso su testamento, en el momento ms difcil de su vida. Significativas las palabras del hondureo lvaro Contreras, el ms eminente tribuno de la reforma liberal de la Honduras del siglo XIX, sobre Morazn: Desde que Morazn entra en escena deja de ser un hombre para convertirse en una misin. Y tambin dice: suprimir el genio de Morazn y habris aniquilado el alma de la historia de Centroamrica. Y para terminar estas reflexiones los versos de Pablo Neruda al hroe centroamericano: Cinta Central, Amrica angostura que los golpes azules de los dos mares fueron haciendo, levantando en vilo cordilleras y plumas de esmeraldas territorio, unidad, delgada diosa nacida en el combate de la espuma. Es hoy, ayer, maana? T lo sabes hermanos, amanece alta es la noche y Morazn vigila. Manuel Belgrano (1770-1820). Naci en Buenos Aires. Interesado por la poltica y la economa, march a Espaa, y en las Facultades de Madrid, Salamanca y Valladolid hizo la carrera de Derecho. En 1806 regres a su patria con un cargo oficial y cuando las tropas inglesas ocuparon Buenos Aires, a pesar de no tener estudios militares, se distingui como capitn de las milicias urbanas. En 1810 era nombrado general del Ejrcito del Paraguay, desde donde paso a Chile y ms tarde a Per con el mismo empleo. En 1812 siti a Montevideo e hizo retirarse a Tristn, derrotndole en Tucumn (noviembre 1812) y despus en Salta (febrero 1813), con lo que afianz la revolucin. En octubre de 1813 perdi la batalla de Vilcapujio, contra los realistas; das despus es derrotado nuevamente en Ayohuma (noviembre 1813). Belgrano es llamado ante un consejo de guerra que le destituye y nombra en su puesto a San Martn. Poco despus, parte Belgrano para Espaa con objeto de negociar la independencia, pero sus gestiones fracasan y regresa a Argentina. De nuevo le es conferido el mando del Ejrcito auxiliar de Per, a cuya puesta a punto dedica cuatro aos. Atento a la guerra en Chile, se mantiene firme sin recibir auxilios de nadie, enviando refuerzos al Alto Per, a la vez 47

que escriba a los patriotas para estimularlos y contar con ellos. En 1819 recibe rdenes de trasladarse a la provincia de Santa Fe, minada por las luchas intestinas, donde cae enfermo de hidropesa. Agravado en su enfermedad, el general es trasladado a Buenos Aire y muere a los pocos das cuando el pas se debata en la ms cruel de las anarquas. El general Belgrano es un polifactico intelectual, de vala inestimable para su pas, en los momentos difciles de iniciar su andadura como nacin. Dej el sello de su impronta en obras grandiosas de profunda inspiracin humana. Cre escuelas, fund peridicos, comand ejrcitos, ech las bases econmicas, polticas y sociales para estructurar la nacin en ciernes y, despus de afrontar los graves riesgos y peligros que entraaba el enfrentamiento con el podero espaol, ofrend los ltimos 10 aos de su vida para consolidar en todos los terrenos, los principios que haba sustentado como idelogo. Supo muy bien lo que era conveniente para la salud de la Repblica y expuso los medios idneos para lograrlo. Adems de ser uno de los principales partcipes de la revolucin de mayo, germen de la futura independencia argentina, Belgrano fue el creador de la bandera nacional. Su pensamiento, luchas, xitos y fracasos han quedado para la posteridad escritos en su obras. Su pluma de pensador profundo encuentra en el periodismo el medio ms apropiado de expresin, sin desestimar su enorme labor de cronista a la que se consagra por entero a travs de las Actas Consulares. Bartolom Mitre (1821-1906). Nacido en Buenos Aires, destaca muy joven como poeta. Tambin como militar se distingue en los sitios de Montevideo (1843-1846), siendo ascendido a teniente coronel. Terminada la campaa, marcha a Bolivia, en cuya revolucin combati durante un ao como jefe de Estado Mayor del general Ballivin. Derrotado ste se exila a Chile donde acepta la direccin del diario El Mercurio de Valparaso; ya tena una gran experiencia como periodista valioso, por sus trabajos en peridicos en Montevideo y Bolivia. Pasa a Argentina, expulsado de Chile y combate con las tropas que se oponen al dictador Rosas, mandando la artillera en la batalla de Monte Caseros. Tras el triunfo, es elegido diputado a la legislatura de Buenos Aires, que es disuelta por su violenta oposicin al Gobierno. A partir de entonces ocupa los puestos ms relevantes en su pas. En el ao 1852, comandante del Ejrcito y en el 1853, ministro de la Guerra. En 1859, de nuevo se enfrenta la provincia de Buenos Aires a las 13 restantes. Mitre, al frente de la de Buenos Aires es derrotado por el general 48

Urquiza en Cepeda, entrando la provincia de nuevo en la Confederacin. En 1860, es elegido gobernador de Buenos Aires donde realiza una excelente gestin. Iniciada de nuevo la guerra civil, derrota en Pavn a los confederados. Se normaliza la situacin. Dimite el presidente Derqui. Es promulgada la nueva Constitucin, y Mitre gana la presidencia en las elecciones de 1862. Su gestin es encomiable. Slo la guerra contra el Paraguay, aliado con Brasil, ensombrece el mandato de Mitre que por otra parte, como hbil y valiente general, desarrolla una importante campaa, que dura cinco aos. A principios del ao 1866 haba sido nombrado generalsimo de las tropas aliadas. Terminado el periodo presidencial en 1868, marcha en el 1873 a Europa a desempear importantes gestiones diplomticas. A la vuelta a su pas, contina en la vida poltica activa y encabeza la candidatura de su partido a la presidencia en diversas ocasiones, la que no conseguira pese a su gran popularidad. En 1892, la Junta del Partido Nacional y la de Unin Cvica aceptan la renuncia de Mitre a encabezar las elecciones. Es su retirada de la vida pblica activa. Pese a ello, sigue ejerciendo gran influencia en su patria y su prestigio es inmenso. Mitre, como militar, historiador, poltico, literato, orador y poeta, destaca como astro de primera magnitud en la historia del siglo XIX argentina. Su privilegiada preparacin intelectual le puso en condiciones de desarrollar una labor nica, a nivel nacional e internacional. Su famosa biblioteca, donada a la nacin, es la representacin viva del pensamiento de un hombre que influy en su pas, en Iberoamrica y en todo el continente americano. Juan Jos Flores (1801-1864). Primer presidente ecuatoriano. Naci en Puerto Cabello (Venezuela). En Valencia, con 13 aos, fue hecho prisionero durante el segundo asedio de Boves y Morales a aquella ciudad. En Barinas consigui fugarse, antes de la batalla de Chire (1815). Admitido como cadete por Ricaurte, fue ascendido a alfrez en 1815. A partir de esa fecha, interviene en todos los combates del Ejrcito del Apure hasta 1825. En Cojedes, resulta gravemente herido y en Bombon salva al general Torres. En decenas de encuentros, Flores demuestra su valor personal y vala militar. En 1823 es jefe civil y militar de la provincia de Pasto y en 1824 comandante general del Ecuador. En 1826 termina la guerra de Pasto. Obtiene el grado de general de brigada al combatir en las calles de Quito a la columna Araure, que de transito de Per a Bogot se haba sublevado contra el Gobierno colombiano. 49

En 1827 da pruebas de sus dotes militares al dominar a parte de la tercera divisin del Per, que haba invadido el Ecuador, triunfando en la toma de Guayaquil. Es nombrado general en jefe en 1828, al estallar la guerra, y junto a Bolvar marcha a Bogot. ste le nombra prefecto general del Sur y comandante en jefe del Ejrcito. Establece en 1829 su cuartel general en Azuay, y contribuye al triunfo de Tarqui, siendo promovido a general de divisin. Negoci con OLeary el Tratado de Girn. Al proclamarse en 1830 la separacin de Venezuela y Colombia, sigue su ejemplo Ecuador, que tras la celebracin de una asamblea, toma el acuerdo de proclamar la Repblica independiente del Ecuador, confirmada al ao siguiente por el Congreso Constituyente, reunido en Riobamba, que eleva a Flores a primer presidente constitucional de la Repblica, que inclua los Departamentos de Azuay, Quito y Guayaquil. Se inicia a partir de esta fecha la conocida como poca floreana llena de incidencias polticas y militares y caracterizada por una poltica alternativa, entre paternalistas y de mano dura, que con el breve mandato de Rocafuerte, se prolong hasta 1845. En este ao estalla una sublevacin en Guayaquil y Flores es obligado a dejar el poder y marchar a Europa. Luego pasa a Chile y ms tarde a Per. Todava los ltimos aos de su vida desempeara un papel relevante, al mandar al Ejrcito ecuatoriano en su lucha contra Colombia. Toma parte en la batalla de Cuaspud y concierta el Tratado de Pisaqui (1866) que pone fin a las hostilidades, honorablemente para los dos bandos. Flores constituye en la historia del Ecuador una pieza fundamental, ya que marca los primeros 15 aos de su vida independiente y es considerado el fundador de la Repblica. Bien como poltico, presidente, bien como militar, su pensamiento estuvo presente en el pas por dcadas. Con tanto mrito como los citados, podra haber hecho referencia a decenas de prohombres iberoamericanos que tienen un puesto de honor en la historia de sus pases, como militares unos, como militares y polticos otros y todos como generadores de pensamientos que influyeron un da y siguen influyendo en la marcha de sus pases. Pero s puedo afirmar, que los aqu presentados fueron y son, un orgullo para sus patrias y que transcurridos casi dos siglos de los trascendentales acontecimientos que vivieron, tambin lo son para Espaa. Con referencia a los prceres brasileos el trabajo presentado sobre el Brasil, incluye a los militares-polticos, intelectuales, ms destacados del siglo XIX por lo que sera reiterativo el volver a citarlos. 50

CAPTULO SEGUNDO

EL PENSAMIENTO MILITAR COLOMBIANO: DE LA POLITIZACIN DE LOS EJRCITOS A LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRFICO. LAS FUERZAS MILITARES EN LAS INTERVENCIONES DE NACIONES UNIDAS EL PENSAMIENTO MILITAR PERUANO: DEL MILITARISMO HISTRICO AL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE LAS FUERZAS ARMADAS

EL PENSAMIENTO MILITAR COLOMBIANO: DE LA POLITIZACIN DE LOS EJRCITOS A LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRFICO. LAS FUERZAS MILITARES EN LAS INTERVENCIONES DE NACIONES UNIDAS

Por LVARO

DE

ARCE

TEMES

Introduccin Colombia es uno de los pases iberoamericanos, junto a Venezuela y Mxico, en donde sus Fuerzas Armadas apenas si han intervenido en la poltica activa. A pesar de que su historia discurre en medio de una gran violencia poltica y guerrillera, y se calcula que alrededor de unos 70 conflictos entre nacionales y regionales se han producido desde su independencia, podemos decir que es la Repblica suramericana que ha vivido menos aos bajo gobiernos militares: slo durante los periodos de los generales Urdaneta y Melo en el siglo XIX, y con Rojas Pinilla y la Junta Militar en el siglo XX. Colombia ha tenido al frente de la Repblica a militares que alcanzaron el poder con la fuerza de las armas durante siete aos en toda su historia. Esto no quiere decir que Colombia no tuviera al frente de la Repblica a hombres uniformados, ya fueran guerreros procedentes de la guerra de la Independencia, generales procedentes de los ejrcitos irregulares o militares procedentes de academias nacionales. Es ms, si consideramos a Simn Bolvar como el general-libertador de lo que fue la Gran Colombia, y su primer presidente, 22 generales alcanzaron el poder desde los aos 1819 hasta 2002, elegidos constitucionalmente, salvo los tres que hemos citado anteriormente. 53

Quiz esta relacin tan larga tenga su origen en la violencia y confrontacin armada que durante el siglo XIX sacudi a Colombia entre los Partidos Conservador y Liberal y que tambin se desarroll durante un largo periodo en el siglo XX. Desde hace 40 aos bajo presidentes civiles la violencia sigue hoy en da azotando brutalmente al pueblo colombiano en el enfrentamiento entre las Fuerzas Militares y la Polica con las narcoguerrillas, las bandas armadas de los narcotraficantes y el crimen organizado. An a pesar de que no pretendemos estigmatizar al pueblo colombiano, en el ao 1993 el ministro de Defensa, Pando Rueda, nos recuerda que la confrontacin poltica en la historia del pas era la causa de que la Repblica cabalgue sobre el lomo de la violencia (1), durante el devenir de su historia, y tambin nos seala el general Valencia Tovar, que tras recordarnos que los militares siempre trataron de mostrarse bajo el imperio de la ley y sus ejrcitos fueron ajenos a las veleidades partidistas y ambiciones de orden poltico, pocas lneas despus, que los militares se comprometieron en luchas polticas que ensangrentaron la historia del siglo XIX y bajo presiones diferentes, cubren buena parte del siglo XX (2). Si antes de analizar lo que piensan los militares traemos aqu lo que dicen los investigadores e historiadores civiles, nos encontramos con que Eduardo Pizarro, en su introduccin al libro de Atehorta y Vlez sobre el Estado y las Fuerzas Armadas en Colombia, nos seala que existe una pobreza bibliogrfica con respecto a las investigaciones sobre la historia de esta institucin y el supuesto papel de rbitro en los conflictos polticos, as como su presencia cuidadosamente invisible en el poder poltico (3) contribuy a que no se estudiara en profundidad a las Fuerzas Armadas y fuera motivo de una reiterada omisin en los estudios de la cotidianidad de este sector de la sociedad, por parte de la investigacin acadmica. Por otro lado, en la misma obra se subraya que a pesar de la importancia de algunos estudios la escasa bibliografa en el mbito civil sobre este tema, se deba a que en muy contadas ocasiones las instituciones armadas colombianas han ejercido directamente el poder (4). Desde el punto de vista militar es precisamente el general Valencia Tovar quien nos seala que el militar colombiano es poco dado a escribir, aun(1) PANDO RUEDA, R.: prlogo a VV.AA.: Historia de las Fuerzas Armadas, tomo I, p. 7, Ejrcito, Editorial Planeta de Colombia. Santa Fe de Bogot, 1993. (2) VALENCIA TOVAR, ., general: introduccin, obra citada, p. 21. (3) PIZARRO LEOGMEZ, E.: prlogo a Atehorta y Vlez: Estado y las Fuerzas Armadas en Colombia, p. 17. TM Editorial, Universidad Javieriana. Cali, 1994. (4) Contraportada, obra citada.

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que nos recuerda que as como algunos lo han hecho sobre acontecimientos heroicos de la guerra de la Independencia y de la historia pasada, son muy pocos los que lo han hecho sobre la historia contempornea (5). El general Valencia nos dice que los militares tampoco son partidarios de escribir sus memorias, an habiendo sido partcipes de los acontecimientos nacionales debido a su modestia, y a la separacin que existe entre civiles y militares en el campo acadmico por lo que creen que no tendran una cierta receptividad en el sector intelectual, subrayando que con respecto a las ltimas pocas de violencia revolucionaria colombiana de sentido ideolgico, se est escribiendo por enemigos confesos del Estado, por lo que algunos de ellos son en s una falsificacin de la Historia, mostrando su preocupacin por las tergiversaciones que se hacen de los tiempos modernos o por los vacos intencionados sobre investigaciones recientes. Dentro del trabajo que hemos desarrollado sobre el Pensamiento militar colombiano, hemos seleccionado aquellas obras escritas por militares que gozan del calificativo de intelectuales, adems de ser profesionales de carrera. A la carencia de un gran plantel de escritores nosotros queremos aadir otro factor a tener en cuenta, y es que el uniformado colombiano pasa gran parte de su vida combatiendo a una guerrilla en principio ideolgica y ahora convertida en hacer de su modus operandi una manera de vivir y perdurar como defensora del narcotrfico, y de la gran empresa que supone la extorsin y el secuestro de la sociedad civil. De todas formas, hemos elegido una serie de autores que han historiado o investigado sobre diversos temas: desde la historia de su pas y de sus Fuerzas Militares, hasta la geopoltica y la sociedad violenta. Si bien algunos llegan a dividir a los militares en troperos e intelectuales, creo que en la literatura variada de estos profesionales de las armas, cuyo poder civil siempre han defendido por encima de su fuerza, es difcil encontrar a la vez destacados intelectuales que conozcan de cerca el ruido de las armas o la amenaza directa por ser el brazo armado en el sentido weberiano del concepto del poder legtimo de la Repblica. Aunque en algunas ocasiones tratemos a un solo actor como pensador o investigador de un tema, no quiere decir que sea slo quien trabaja sobre ello, sino de la posibilidad que hemos tenido de acceder a su obra. Si el trabajo tendr, a grosso modo, un orden cronolgico, lo hacemos por ser la forma de dar a conocer los avances del pensamiento militar colombiano durante su historia.
(5) VALENCIA TOVAR, ., general: Testimonio de una poca, p. 10, Editorial Planeta de Colombia. Santa Fe de Bogot, 1992.

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El pensamiento militar en la formacin y desmovilizacin de los Ejrcitos de la Gran Colombia Desde hace muchos aos han aparecido en Colombia diversos trabajos sobre hechos o acontecimientos histricos que fueron publicndose en revistas militares o por los servicios de publicaciones de los respectivos comandos, as como en algunos otros cuadernos de investigacin, que tenan por objetivo rescatar para la historiografa nacional aquellas pginas gloriosas de acontecimientos llevados a cabo por hombres de uniforme. Sin embargo, es a finales del siglo XX, cuando una serie de militares dedicados a la investigacin histrica y bajo la direccin acadmica del general Valencia Tovar, y por decisin del Ministerio de Defensa, se publica una Historia de las Fuerzas Militares de Colombia, realizada por una editorial civil, y dirigida principalmente al sector universitario, a la vez que a toda clase de bibliotecas pblicas y privadas, as como a los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Polica (6). Quizs este trabajo no tuviera la importancia que para nosotros tiene, si se tratara de una hagiografa de los hroes uniformados o unas descripciones al uso en otros pases. Esta historia militar cuenta con la singularidad de que a pesar de su objetivo didctico tiene una profunda base investigadora y de anlisis. Sus planos sobre las batallas libradas por los libertadores y sus generales, con indicaciones de las respectivas unidades y tipos de armamento que diferencian a unas de otras, consiguen que las organizaciones de los Ejrcitos que participan en cada batalla se pueda visualizar antes de contemplar en el mapa el orden del enfrentamiento. As por ejemplo, cuando el brigadier general Roberto Ibez Snchez (7) nos describe La campaa del Sur en 1822, durante el periodo de las luchas por la independencia, en primer lugar nos menciona la organizacin de las tropas de los Ejrcitos realistas y en otro cuadro las del ejrcito libertador que se iban a enfrentar en la batalla de Cariaco o Bombon utilizando para ello los signos convencionales militares para que conozcamos como estn formados los dos ejrcitos, cuntas y de qu clase son las respectivas unidades que lo forman, adems de los nombres de sus jefes, estado mayor y comandantes de las grandes y pequeas
(6) VV.AA.: Historia de las Fuerzas Militares de Colombia. Consta de seis volmenes. Los tres primeros estn dedicados al Ejrcito, el cuarto a la Armada, el quinto a la Fuerza Area y el sexto a la Polica. (7) Los empleos que se citan de los diferentes autores militares pertenecen a los que tienen cuando firman los trabajos que analizamos.

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unidades, con el nmero de oficiales que componen cada una de ellas, el nombre y el tipo de cada agrupacin. A medida que nos seala el desarrollo de la accin, en un mapa, nos describe la situacin de las unidades y sus movimientos desde las 3:30 a las 6:00 despus del medioda, para a continuacin situarnos despus de las 6:00 despus del medioda y coincidir con un mapa topogrfico donde nos dibuja la fase final y posicin del da siguiente de la batalla, destacando el lugar de cada uno de los batallones, escuadrones y puestos de mando de ambos bandos. En la lectura de su narracin, el brigadier general Ibez Snchez nos dice que, prescindiendo de cualquier consideracin romntica de la historia, as como de una: Mal entendida interpretacin de la epnima figura del padre de la Patria (Simn Bolvar), la Campaa de Bombon, con todas sus consecuencias, concluy en esa batalla indecisa y en la impotencia de Bolvar para llevar a cabo su propsito estratgico (8). Como podemos comprobar con este ejemplo el rigor historiogrfico de esta historia es un elemento esencial a la hora de narrar los hechos militares tal como han sucedido, despus de una interesante investigacin. Los seis volmenes de que consta esta obra no pretenden realizar un estudio completo de lo que fueron los Ejrcitos de la Gran Colombia, despus la Repblica de Colombia, con las fronteras que hoy conocemos, al desgajarse de ella, en 1830, las Repblicas de Venezuela y Ecuador y, en 1903, Panam, pero s se trata de un trabajo digno de destacar y resear. Otra de las cuestiones que se debe subrayar de esta obra, escrita por 16 historiadores militares y dos civiles, es la formulacin de la misma. El general Valencia, director de la misma, ha querido que la historia de los Ejrcitos colombianos apareciera unida, hasta 1830, a los que formaron la de la Gran Colombia bajo la advocacin ineludible de el Libertador Bolvar. Pero resulta interesante conocer cundo los militares colombianos sitan, por decirlo de una manera concreta, el primer acto del que puede denominar su ejrcito. Y es precisamente el brigadier general Gabriel Puyama quien al hablarnos del Ejrcito de la Primera Repblica nos seala que los antecedentes de la formacin de estos Ejrcitos salen de los que participan en las insurrecciones comuneras y se extraen de estas masas popula(8) IBEZ SNCHEZ, R., brigadier general: La independencia. La campaa del Sur, tomo II, pp. 1-3, obra citada.

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res que forman improvisados contingentes que procedieron a elegir a sus propios capitanes y a organizarse (9). Para Puyama son los sucesos que se producen el 20 de julio de 1810, ya a nivel de todo el territorio, cuando se marca el primer hito histrico de la creacin del Ejrcito de Colombia. El 21 de julio de 1810 se crean en Santa Fe de Bogot la Junta Suprema de Gobierno, tras la conspiracin en el Observatorio Astronmico. El Batalln Auxiliar decide no actuar contra los conspiradores y el capitn Antonio Barraya conduce su Compaa y se pone al lado de los revolucionarios: el nombre de este joven patriota habr que considerarlo como el primer comandante del Ejrcito de Colombia, nos dice el general Puyama. Una de las caractersticas de este trabajo que estamos citando es que adems de contemplar lo que fue la independencia de la Gran Colombia, e ir historiando las hazaas y los ejrcitos irregulares que combatieron en los territorios del antiguo Virreinato de Nueva Granada, los investigadores militares colombianos van contando lo que fueron las primeras unidades que conformaron su Ejrcito, distinguindolo, en lo que se puede, de los que ms tarde se convertiran en los de las Repblicas de Venezuela y Ecuador. Es precisamente el coronel Plazas Olarte quien se encarga de narrar la disolucin de la Gran Colombia que durante los primeros aos se denomin Repblica de Nueva Granada. Despus de la independencia los Ejrcitos disminuyeron en nmero y material, pero no fue aceptada la peticin del general Sucre al general venezolano Santiago Mario a retirar todos los generales de los altos cargos y de la poltica por cuatro aos, para que los civiles legislaran y gobernaran (10). Como nos recuerda el coronel Plazas, tras la desmovilizacin del Ejrcito de la guerra de Independencia se cambi la Constitucin de 1832 de Nueva Granada. El pie de fuerza del Ejrcito era de 2.350 hombres, distribuidos en seis departamentos estipulndose que en tiempo de guerra la nueva Repblica tendra tres brigadas segn el informe al entonces secretario de Guerra y Marina general Obando (11). Durante todo el siglo XIX se produjeron una serie de conflictos y guerras civiles que concluyeron con la denominada guerra de los mil das, en el ao 1899, entre las diversas facciones partidistas de los liberales, histricos, nacionalistas y conservadores. El general Valencia Tovar nos resume el mandato poltico de los generales-presidentes, sealando que al finalizar la guerra de la Independencia
(9) PUYAMA GARCA, G., brigadier general (R): Primera Repblica y la Reconquista, tomo I, p. 84, obra citada. (10) PLAZAS OLARTE, G.: El Ejrcito y los conflictos del siglo XIX, tomo II, p. 50, obra citada. (11) Obra citada, p. 154.

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apareci una clase militar victoriosa que trat de reunir en una sola persona el poder poltico y castrense, con fuertes gobiernos personalistas. Sin embargo, y pese a las figuras de generales en la jefatura del Estado, Valencia Tovar nos subraya que en Nueva Granada, ms tarde, la Confederacin Granadina, Estados Unidos de Colombia y despus la Repblica de Colombia, el ascenso de los uniformados fueron el resultado de los procesos polticos normales, no de la intervencin pretoriana en el gobierno. Los generales-presidentes que gobernaron en Colombia durante casi todo el siglo XIX y parte del XX ejercieron la autoridad con sumisin ntegra a la Constitucin y a la Ley (12), debido en parte a la presencia de los partidos polticos y al general Santander, que desde la Jefatura de la Nacin, al principio de su independencia, defendi las instituciones civiles en donde no fueron pocos los casos en que un general result derrotado por un poltico, contrariando las preferencias de los militares (13). El general Reyes y la reforma militar: las misiones chilenas a principios del siglo XX Una de las caractersticas del siglo XIX en Colombia fue la violencia partidista que alcanz unos niveles nunca vistos en otras repblicas. Distintos gobiernos pretendieron la profesionalizacin de los uniformados en escuelas militares, en busca de un Ejrcito nacional, pero casi todas ellas fracasaron (1848, 1861, 1891 y 1896). Se lleg incluso a pensar en la desaparicin del Ejrcito y su sustitucin por una fuerza civil, en tiempos de Murillo y Gonzlez, y despus de la derrota de Melo, en 1854, se haba convertido en una especie de Guardia Nacional con unos efectivos menores a los 1.000 hombres. La fuerza de los hombres armados pas as a las manos de la oligarqua y a las milicias regionales que engrosaban el nmero de cuadros militares en mayor cuanta que en la poca de la independencia, y que despus de una serie de enfrentamientos entre agrupaciones polticas y regionales, tras la guerra civil de 1895, es en la Constitucin de 1886 donde aparecen los deseos de la formacin de un ejrcito nacional, cuando en su articulado seala que todos los colombianos estn obligados a tomar las armas cuando las necesidades pblicas lo exijan (14), con el fin de defender la independencia nacional y las instituciones pblicas. La Repblica man(12) VALENCIA TOVAR, ., general: Los generales-presidentes, obra citada, p. 190. (13) Obra citada. (14) PLAZAS OLARTE, G.: Obra citada.

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tendra un ejrcito permanente y no deliberante cuyos efectivos, sistemas de reclutamiento, ascensos, etc., quedara en manos del poder Legislativo. Sin embargo, el autoritarismo de los polticos llev al pas a la guerra civil de 1895, y ms tarde a la ms larga del siglo: guerra de los mil das. Una de las cuestiones que debemos destacar es la imparcialidad y claridad del coronel Plazas Olarte a la hora de narrar la poca denominada El Ejrcito y los conflictos del siglo XIX en donde analiza el discurrir de las Fuerzas Armadas que se ven influenciadas de manera muy profunda por los propios avatares de la poltica de enfrentamientos entre las distintas fuerzas polticas (15). Antes de tratar aqu la reforma militar que se lleva a cabo en los primeros aos del siglo XX, debemos resear, como nos dice el brigadier general Jos Jaime Rodrguez, que los antecedentes de esta reforma los encontramos en las fundaciones de instituciones educativas orientadas a la profesionalizacin, desde el mismo momento de la independencia y a lo largo del siglo XIX. Para el general Rodrguez la primera de ellas, algunas muy efmeras y otras cerradas con los aos, fue la Escuela Militar de Santa Fe, en 1810, bajo la direccin del coronel espaol Jos Ramn de Leyva; la Escuela Militar de Ro Negro, en 1814; el Colegio Militar, fundado por el general Mosquera, en 1848; la Escuela de Ingeniera Civil y Militar, en el ao 1861, que pasa por diversos avatares. Durante el mandato presidencial del doctor Carlos Holgun, en 1891, se abren de nuevo el Colegio Militar bajo la direccin del coronel norteamericano Henry R. Laemly. Despus de un nuevo cierre el presidente Caro lo vuelve a abrir de nuevo en 1896, asignando en esta ocasin su direccin al capitn francs Emilio Drouhard, asimilado a coronel por el Ejrcito colombiano, y perteneciente a la misin militar francesa contratada por el general Reyes. El brigadier Jos Jaime Rodrguez nos seala que el Ejrcito y gracias al inters del general Reyes se fortaleci con importaciones de nuevos armamentos y el estudio de nuevas doctrinas que consiguieron un cambio significativo en muchos aspectos en la formacin del Ejrcito de Colombia (16). Despus de la separacin de Panam, en 1903, el presidente Reyes se involucr en el llamado proyecto de la regeneracin en donde el principal problema, ya ancestral, era tratar de terminar con las luchas fratricidas entre las corrientes polticas, para organizar un Estado fuerte y unos

(15) Obra citada. (16) RODRGUEZ, JOS J., brigadier general: El Ejrcito del siglo XX. De Reyes a Lpez, tomo II, pp. 309-360, obra citada.

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Ejrcitos slidos (17). Para ello Reyes llev a cabo una profunda reorganizacin de las Fuerzas Armadas que continuaron bajo el mandato del presidente Holgun y hasta los aos treinta, con una serie de cambios y actitudes enfrentadas que perjudic la operatividad de los Ejrcitos. Lo primero que tuvo que hacer el general Reyes fue la desmovilizacin de los Ejrcitos, despus de la guerra de los mil das, reduciendo su nmero de 50.000 hombres (1901-1902) a cerca de 6.000 (1910). Requisar todas las armas que se encontraban en manos de los diferentes partidarios de los conservadores o liberales. La reestructuracin de las unidades y la organizacin de la enseanza militar y, por ltimo, hizo participar a las Fuerzas Armadas en la construccin de las obras pblicas que necesitaba la nacin. Ayudado por el general Uribe Uribe y por el arzobispo primado, monseor Herrera Restrepo, crea la Escuela Militar de Cadetes, en 1907 (18), con el fin de preparar a los jvenes oficiales profesionales de carrera, con base en Bogot; la Escuela Naval Nacional a bordo del crucero Marroqun, fondeado en Cartagena (19) y la Escuela Superior de Guerra, en el ao 1909, dependiente de la direccin de la Escuela Militar (20). Las dos Escuelas fueron asignadas al Ministerio de la Guerra; su misin principal era que como institutos armados se les encomendaba la formacin de oficiales del Ejrcito y de la Marina y el perfeccionamiento de los oficiales de las Fuerzas Armadas. En la Escuela de Guerra se formaban los altos mandos militares y los pertenecientes al Servicio de Estado Mayor. La direccin, organizacin y preparacin de los estudios, en el Ejrcito, se le encomend a los profesionales chilenos que haban obtenido, a su vez, una formacin alemana. El general Uribe Uribe, que se encontraba destacado en la Embajada de Colombia en Santiago, fue el encargado de seleccionar a los oficiales chilenos, cuyo Ejrcito tena probado un gran profesionalismo, heredado de sus formadores alemanes y cuyas virtudes militares ofrecan plena confianza en su futuro desempeo (21). Adems, Chile haba vencido en la guerra del Pacfico y tena un gran prestigio entre los Ejrcitos iberoamericanos. El general Reyes fue uno de esos militares surgidos durante el siglo XIX por toda Iberoamrica que no haban sido promocionados desde las pro(17) Los efectivos del Ejrcito, a finales del siglo XIX, ascendan a: en el ao 1894, 8.000; 1896, 10.000 y en 1900, 9.000. Recogidos por Atehorta y Vlez, p. 52, obra citada, de los datos del Archivo Histrico Nacional. (18) Decreto 434 del 13 de abril de 1907. (19) Decreto 793 de 6 de julio de 1907. (20) Decreto 453 de 1 de marzo de 1909. (21) RODRGUEZ, JOS, J., general de brigada: obra citada, p. 330.

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pias filas de los escalones militares, porque en aquellas fechas los ejrcitos no eran nacionales, no haba una recluta universal, y sus escuelas podramos considerarlas como regimentales o regionales. Sin embargo, al llegar al poder como presidente candidato del Partido Conservador, en 1904, en su discurso de investidura se define como un hombre que no quiere ser el jefe de ningn partido, conocindose su mandato como la restauracin nacional (22). Fue el promotor de todas las reformas que condujeron a las Fuerzas Militares a modernizarse, aunque no lleg a ver culminada su obra al retirarse de la poltica. El general Valencia Tovar nos hace una importante aportacin en honor de este hombre de leyes y armas, al sealar que el general Reyes fue quien trat de conciliar a la nacin colombiana emprendiendo el camino hacia una repblica moderna, reestructurando su economa, buscando la estabilidad poltica, y eficiente en lo administrativo (23). Y sobre todo, para el general Valencia Tovar, consigui introducir una reforma militar que sobrevivi ms de 80 aos, fundamentando sus cimientos en su carcter profesional, apoltica y defensora de la Constitucin y de la democracia (24). Para todo esto cont con el consenso del general Uribe Uribe, defensor a ultranza de la reforma militar y de las cuatro misiones chilenas encargadas de poner al da las leyes que condujeran a unos ejrcitos profesionales y modernos (25). Fue durante el mandato de ministro de Defensa, Mariano Ospina, en el ao 1911, cuando fueron dados a conocer los proyectos sobre: Ley Militar de la Repblica. Ley del Personal del Ejrcito (nombramientos, ascensos, etc.). Ley del Servicio Militar Obligatorio.

(22) El general Reyes naci en 1849. Se incorpora al Ejrcito de forma obligatoria a los 12 aos, volviendo despus a ejercer como empresario hasta que en 1885, el presidente Nez le confa algunas misiones militares y de Estado que lo llevan al reconocimiento nacional. Con anterioridad, cuando se le enganch en las filas del Ejrcito en el ao 1862 se le nombr capitn. Por su exitosa campaa en Panam durante la guerra civil de 1889, se le ascendi a general por sus acciones en Roldanillo y Santa Brbara. En 1909 deja la presidencia de la nacin. (23) VALENCIA TOVAR, ., general: Historia de las Fuerzas Militares de Colombia. tomo III, de VV.AA., p. 360, obra citada. (24) Obra citada. (25) Las misiones militares chilenas fueron las ms importantes, aunque desde finales del siglo XIX Colombia tuvo diversos asesores militares como el norteamericano (1891), el francs (1896 y 1919-1921), el suizo (1924-1933) y el alemn (1929-1934). Las misiones chilenas fueron las ms destacadas y llegaron a cuatro. La primera en 1907; la segunda de 1909 a 1911; la tercera de 1912 a 1913 y la cuarta de 1914 a 1915.

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Ley Ley Ley Ley

que determina el pie de fuerza. de Remuneraciones Econmicas. de Retiro, Pensiones y Montepos. del Presupuesto de Defensa.

Entre las cuestiones ms significativas, estas disposiciones sealaban como misiones del Ejrcito, la Defensa Nacional y el mantenimiento del orden pblico en todas las circunstancias, as como el ser consideradas un cuerpo armado no deliberante, y la prohibicin de que sus mandos y soldados, mientras estn en activo, no podrn ni asistir a actos de poltica interna. Las reformas propuestas por las cuatro misiones militares chilenas fueron poco a poco perdiendo inters para los conservadores que dominaron la escena poltica durante los primeros aos del siglo XX. Incluso en la tantas veces citada Historia de las Fuerzas Militares de Colombia no se recoge la poltica militar que se trato implantar en Colombia, en donde la ley que sealaba el servicio militar obligatorio para todos los colombianos entre los 20 y 22 aos y que haba sido respaldada por el general Uribe Uribe, en las observaciones a un proyecto de ley que pretenda ser aprobado en el Congreso (26) sufri diversas vicisitudes con el paso del tiempo y lo que se consideraba, por parte de las misiones chilenas y del Ejrcito colombiano, como la columna vertebral de la reforma militar el reclutamiento, nunca lleg a ser obligatorio ni universal, promulgndose, el 1911, una ley que estableca el rescate por dinero para los que pudieran pagar el no prestar el servicio militar, cuestin sta que fue sustituida en 1914 por una especie de redencin por dinero denominado rescate por reemplazo. Todas estas cuestiones llevaron a que dentro de los crculos polticos y econmicos se pusiera en duda la eficacia de un ejrcito, sobre todo en periodos de relativa tranquilidad. Los militares chilenos hicieron hincapi en la necesidad de que Colombia, como Estado, necesitaba la construccin de un Ejrcito apoltico profesional, defensor de las instituciones constitucionales, con una recluta obligatoria y bajo una direccin civil desde el Ministerio de la Guerra. Tambin se subrayaba que los militares podan hacer un gran papel a la hora de la alfabetizacin de los reclutas, de formar a las personas en un sentido de la disciplina en su vida de tra(26) Documentos acerca de la modernizacin del Ejrcito nacional, 1907. De la coleccin Rafael Uribe Uribe, Registro Histrico del Ejrcito. Imprenta del Ejrcito, Santa Fe de Bogot, 1998.

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bajo, y todo ello buscando que en la paz las Fuerzas Armadas se convirtieran en una escuela para la poblacin y en tiempos de guerra para que la nacin cuente con unos cuadros profesionalizados y una tropa instruida para hacer frente al enemigo exterior. A pesar de que las misiones chilenas consiguieron que se creasen las principales escuelas, anteriormente citadas, as como que en el ao 1910 se celebrase el primer Curso de Estado Mayor, durante el transcurso de la segunda y tercera dcada del siglo XX, las Fuerzas Armadas son utilizadas por los gobiernos de turno para reprimir las huelgas y los disturbios pblicos que se sucedieron en el pas, apareciendo algunas discrepancias dentro de las Fuerzas Armadas que deseaban que los conflictos sociales fueran reprimidos por la polica o que existieran unos cuerpos militares con capacidad suficiente para enfrentarse a las luchas fratricidas no slo desencadenadas por la poblacin obrera, sino tambin entre los dos partidos que lideraban la poltica colombiana desde su independencia. Las Fuerzas Militares en los conflictos internos y externos: la evolucin del pensamiento militar durante el siglo XX Desde mediados del siglo XIX Colombia vivi un periodo inestable hasta finales de siglo en donde se produjeron numerosas revoluciones y dos guerras civiles mayores: la de 1876 a 1878 y la conocida por la guerra de los mil das que comenz en 1898 y concluy en 1902. El general Valencia Tovar nos seala que despus de la independencia de Espaa, Colombia tuvo que soportar tormentosas guerras civiles que l considera como guerras polticas entre los dos partidos tradicionales en este pas: conservadores y liberales. Por aquellas fechas nos recuerda el general Valencia Tovar no exista una estructura militar profesional; los generales surgan de los altos estratos de la poltica o ganaban sus entorchados, de manera ocasional en la praxis de las sucesivas contiendas. El Ejrcito se mantuvo fiel casi siempre al gobierno en el poder (27). Para este general la guerra de los mil das fue la ms terrible, sangrienta, destructora e intil de todas las guerras. Y seala al general Reyes como el militar que a comienzos del siglo XX realiz el prodigio de conciliar la nacin, adems de llevar a Colombia a reestructurarse como nacin moderna, estable en lo poltico y eficiente en lo administrativo (28).
(27) VALENCIA TOVA, ., general: Misin histrica, tomo III, de VV.AA., p. 368, obra citada. (28) Obra citada.

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A este tipo de revoluciones y guerras civiles, de carcter interno, queremos nosotros subrayar que las Fuerzas Militares colombianas tambin llevaron a cabo otro tipo de guerras como fueron su conflicto exterior con Per, en defensa de su territorio nacional, y en su internacionalizacin particip en la guerra de Corea, con el conocido Batalln Colombia en el conflicto de Oriente Prximo entre rabes e israeles en 1956, con el llamado Batalln Colombia nmero 2 y, dentro de las Fuerzas Armadas de Naciones Unidas, como en las dos ocasiones anteriores, en 1984, particip el Ejrcito colombiano con el Batalln Colombia nmero 3, como fuerzas de emergencia y pacificacin, teniendo en la actualidad en esta regin a unos 400 hombres. Dentro de la participacin en conflictos armados las Fuerzas Militares llevan cerca de 40 aos combatiendo a las guerrillas que luchan en su pas contra el gobierno legtimo y democrtico colombiano. Revoluciones y guerras civiles: la guerra de los mil das Aunque profesionalmente la Constitucin de 1886 sealaba que todos los colombianos estaban obligados a tomar las armas para defender la independencia nacional y las instituciones patrias, a finales del siglo XIX Colombia no tena un ejrcito nacional con recluta obligatoria y universal, como nos recuerda el coronel Plazas Olarte (29). Algunos polticos militares advirtieron que un gran ejrcito apartidista y no deliberante de carcter nacional poda garantizar la paz, cuestin sta que fue combatida por los liberales que no eran partidarios de una recluta obligatoria y quienes, junto con los medios de comunicacin, abogaban para que la Repblica no mantuviese un ejrcito permanente, debido a las penurias fiscales, al coste del mismo, y a la necesidad de que la gente joven trabajase en la tierra y en sus industrias derivadas para levantar la economa del pas. La falta de autoridad y de una verdadera estructura constitucional, dentro de un Estado de Derecho, llev a que en las elecciones del ao 1892 fueran elegidos para regir el pas los conservadores, alcanzando el poder el vicepresidente Antonio Caro, ya que el doctor Rafael Nez renunci a ejercer la Primera Magistratura de la nacin. Dicen los historiadores militares que fue precisamente el temperamento autoritario del vicepresidente quien llev a Colombia a la guerra civil ms cruenta de sus enfrentamientos polticos y en donde las Fuerzas Armadas se dividieron a un lado y a otro. El da 22 de enero de 1895 los liberales de Bogot quisieron
(29) Artculo 165 de la Constitucin de 1886, redactada por Rafael Nez y Santiago Caro.

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apresar al vicepresidente, pero no lo consiguieron, y ese mismo da se suceden los levantamientos de sus compaeros en diversas ciudades colombianas. Fue precisamente el general Reyes quien en una serie de actuaciones consigui pacificar por el momento el pas, al concluir sus operaciones militares en el mes de noviembre de 1895, aunque a pesar de la generosidad con que fueron tratados los autores de la revolucin, el liberalismo resentido de su fracaso, comenz a distanciarse para una nueva lucha, despus de firmar la paz. El coronel Plazas Olarte nos describe la guerra de los mil das tanto desde el punto de vista poltico como militar. Fue el presidente del Partido Liberal en el Departamento de Santander quien el 17 de octubre de 1899 levant la bandera de la revolucin. El presidente Sanclemente haba reducido el pie de fuerza a 8.182 hombres agrupados en seis divisiones, una Comandancia Militar en Panam y un batalln independiente. La eleccin de los liberales de la regin de Santander se debe, en opinin del coronel Plazas, al accidentado terreno para el combate: pramos imponentes, dilatadas selvas, ros caudalosos, permiten que desde este lugar se pueda llegar a Bogot, despus de la primera victoria. Pero aunque los liberales salieron victoriosos de la batalla de Peralanso diciembre de 1899 en donde el Ejrcito del Gobierno superaba en ms de 1.000 hombres al de la revolucin (5.610 frente a 4.000 combatientes), los gubernamentales se enfrentaron en Palonegro a los insurgentes en mayo de 1900, y aunque las cifras varan mucho segn las fuentes, puede decirse que eran mucho ms numerosas las del Ejrcito restaurador, que fue como se denomin a las fuerzas del Gobierno. Palonegro fue la batalla ms larga de la historia de Colombia: del 7 al 26 de mayo. El nmero de combatientes, segn el coronel Plazas, fue en total de 21.600 hombres por parte gubernamental frente a 8.000 de los ejrcitos revolucionarios (30). Segn el estudio crtico de la contienda la revolucin no consigui burlar al Ejrcito legtimo para seguir a Bogot (31). El general Pinzn, jefe del Ejrcito restaurador, estuvo en los momentos ms difciles al frente de sus tropas, mientras el general Vargas, segn el general Uribe, se mostr nulo tanto para disponer el combate como para dirigir la campaa. Una de las tcticas llevadas a cabo por los ejrcitos rebeldes fueron las guerras de guerrillas, que segn Plazas cumplieron misiones importantes

(30) PLAZAS OLARTE, G.: El Ejrcito y los conflictos del siglo XIX y El Ejrcito bajo la Constitucin de 1886, tomo II, de VV.AA., p. 254, obra citada. (31) PLAZAS OLARTE, G.: La secesin de Panam, obra citada.

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durante la contienda; adems, debido a su gran movilidad por el teatro de la guerra, distrajo ncleos importantes de las tropas regulares, actuando aisladamente o en coordinacin con los ejrcitos de la revolucin (32). En resumen, de esta guerra civil podemos sealar, siguiendo a Plazas, que la contienda dej 100.000 muertos, a parte de miles de heridos y centenares de mutilados. La guerra fue perdida por el liberalismo. En noviembre del ao 1902 se dispuso el cese de hostilidades y el 12 de junio de 1903 se levant el estado de sitio en todo el pas. Sin embargo, como nos recuerda el citado historiador, la guerra civil llevada por el general Herrera al Istmo y la discutible poltica de silencio en relacin con la obra del canal de Panam, seran los factores determinantes de la separacin de Panam (33). La separacin de Panam: la construccin de una va interocenica de gran inters estratgico El inters norteamericano por construir una va de comunicacin entre el Atlntico y el Pacfico, llev a que los representantes colombianos llegaran a un acuerdo negociaciones que duraron dos aos con el Gobierno de Washington que se plasm en el Tratado Herrn-Hey en el mes de enero de 1903. A pesar de los intereses de Nicaragua que deseaba que el canal interocenico se llevara a cabo por su territorio, el acuerdo aprobado por el Senado norteamericano no fue en cambio ratificado por el de Colombia dominado por los conservadores que rechaz por unanimidad el Tratado al considerarlo lesivo para la soberana nacional. La situacin estratgica del Canal hizo que los norteamericanos apoyaran el movimiento separatista, garantizando ayuda al representante de los panameos que regres a la zona en octubre de 1903. Por entonces el general Salazar se haba retirado de la gobernacin del Departamento Colombiano de Panam siendo sustituido por un abogado Mutis Durn (diciembre de 1902) y nombrado el doctor y general Vzquez Cobo como jefe de la flotilla del Pacfico, que fue destinado ms tarde al interior del pas, al acusarle los nacionalistas panameos de no hacer nada con dos oficiales superiores que destruyeron la imprenta en donde se editaba el peridico El Lpiz, debido a la publicacin de una serie de artculos contra los militares colombianos.
(32) Obra citada, p. 274. (33) Obra citada, p. 277.

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Pero todos los historiadores resaltan el hecho de que despus de la guerra de los mil das el Ejrcito haba quedado diezmado y no haba en el pas una fuerza capaz de hacer frente a los intereses norteamericanos en la zona, aunque a ltima hora el Gobierno de Bogot sealara que estaba de acuerdo con el Tratado de Herrn-Hey. La situacin de la zona del Departamento Colombiano de Panam, en septiembre de 1903, era la siguiente: el Batalln Colombia tena unos 400 soldados distribuidos en seis compaas al mando del general Esteban Huerta; la Marina contaba con una flotilla en el Pacfico de tres denominados vapor y algunos veleros, y en el Atlntico dos cruceros. Por otra parte hay que sealar que, aunque el general Vzquez Cobo ministro de la Guerra en febrero de 1903, tuvo que reorganizar el Ejrcito con un pie de fuerza de 15.000 hombres no se consigui nada. Era demasiado tarde. El Congreso no quera mantener un Ejrcito como ste, debido a su coste econmico, y as nos encontramos con que el Batalln Colombia, compuesto por numerosos soldados panameos careca de moral por haber sido abandonado logsticamente por el Gobierno central. En Bogot se pensaba que si los panameos intentaban separarse, Estados Unidos, en virtud de lo estipulado en el Tratado de Mallarino-Bidlack, del ao 1846, garantizaran la soberana de Colombia. Sin embargo, todo sucedi al revs; aunque se enviaron tropas a la zona al mando del general Tovar, que se encontraba retirado, y se dispusiera de lo necesario para llevar adelante la accin de refuerzo con el Batalln de Tiradores nmero 3, los separatistas panameos se haban preparado introduciendo armas y municiones clandestinamente. El da 3 de noviembre el general Tovar y sus compaeros de armas son arrestados por orden del general Huertas en la ciudad de Panam, a quin se uni el comandante del buque 21 de noviembre, general Rubn Varn. Sin soldados y traicionado por algunos compaeros el general Tovar tuvo que contemplar cmo el Departamento Colombiano se separa de nuestros hermanos de Colombia y lo hacemos sin rencor y sin alegra. Una Junta formada por los concejales del distrito de la ciudad es respaldada por gran parte de la poblacin, desembarcando ese mismo da, el 4 de noviembre de 1903, del crucero Nashville un pelotn de marinos de Estados Unidos: El Nashville se alist para hacer fuego sobre la ciudad y Washington reconoce a la nueva Repblica de Panam al da siguiente, 5 de noviembre. Slo Ecuador y Paraguay tardaron en reconocer al nuevo Estado iberoamericano. 68

El conflicto con Per: 1932-1934 Las relaciones con la Repblica de Per estuvieron siempre ensombrecidas por los deseos de este pas por anexionarse territorios considerados como colombianos y entre los aos 1911 y 1921 se trat de llegar a un acuerdo que se logr plasmar en el Tratado Lozano-Salomn, firmado en Lima el da 24 de marzo de 1922, entre los representantes de los dos pases y por el cual a Colombia se le reconoce, como parte de su territorio, una franja trapezoidal que llegaba hasta el Amazonas de 120 kilmetros, y el puerto de Leticia (34). Cuando comenz el conflicto las Fuerzas Militares colombianas no se encontraban preparadas para defender sus fronteras fluviales ni terrestres de un ataque exterior. La sorpresa del ataque al puerto colombiano de Leticia, sobre el ro Putumayo, el primero de septiembre de 1932, por un grupo de unos 200 civiles peruanos procedentes de Iquitos, capital del Departamento de Loreto, fuertemente armados, puso de manifiesto la indefensin de esta regin en la que solamente tena una proteccin de 18 agentes de polica. El presidente Enrique Olaya Herrera decret el estado de sitio en la intendencia del Amazonas, y orden el desplazamiento de tropas a la zona del conflicto. La primera sugerencia que se deduce de los testimonios histricos narrados por los especialistas militares, fue que Colombia no contaba con unas Fuerzas Armadas capaces de defender sus fronteras. De gigantesca tarea para el Ejrcito y el Gobierno califica el coronel Plazas la situacin en la que se encontraba el pas. El Ejrcito y sus flotillas fluviales y areas casi inexistentes, necesitaban todo tipo de armamento, vestuario, y prcticamente no contaban con unidades para defender su territorio, aunque la guerra no se caracteriz por el choque de grandes unidades, ni por la cantidad de muertos, ni heridos en el combate. Pero el Ejrcito colombiano no estaba preparado, tampoco, para una contienda en la selva a donde haba que desplazar a soldados y armamento por va fluvial. La ayuda de la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Areos (SCADTA) fue muy importante y la pequea flotilla area, cuando consigui algunos medios de ataque y transporte, contrat a personal alemn que segn los cronistas de la poca combatieron con gran valenta. Estaba claro que todo Estado que puede tener problemas en las reivindicaciones territoriales de los pases vecinos, no puede depender

(34) PLAZAS OLARTE, G.: El conflicto con el Per 1932-1934, volumen III, p. 12, obra citada.

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de la voluntad de los dems para defender su territorio, sobre todo en aquella poca (35). En segundo lugar debemos destacar la movilizacin de todo el pueblo colombiano en las tareas de formacin de un ejrcito nacional. Las finanzas de guerra, a pesar de la crisis por la que atravesaba el pas despus de los acontecimientos del ao 1929, fueron sufragados algunos impuestos, por la emisin de bonos que se suscribieron en menos de 15 das y por la llamada cuota militar. Por otra parte se improvisaron algunas escuelas militares a las que acudieron estudiantes universitarios y voluntarios, para su formacin como oficiales profesionales. Otro de los ejemplos que nos trae esta contienda, es el espritu patritico que demostraron todos los colombianos al sentirse invadidos, y que resaltan los historiadores militares. Las tremendas luchas polticas se abandonaron, as fuera por breve tiempo, reconoce el coronel Guillermo Plazas (36). El propio jefe de la oposicin, en aquel momento, Laureano Gmez, exclam en el Senado: Paz, paz, en el interior y guerra en las fronteras hasta el fin (37). Y precisamente este conflicto, seala Plazas, sirvi para el resurgimiento del Ejrcito, la Aviacin y la Marina (38). En cuarto lugar, de este conflicto se deduce cmo la conduccin de una crisis, si se lleva a cabo en el terreno militar a la vez que en el internacional, con el tiempo, la razn prevalece sobre las armas. El da 24 de mayo de 1933 se firma en Ginebra un acuerdo en donde la Liga de Naciones reconoce los derechos sobre la zona a Colombia y despus de un ao bajo su administracin, el Protocolo de Ro de Janeiro, del 24 de mayo de 1934, sella un Acuerdo de Paz, Amistad y Cooperacin entre Colombia y Per. Esta guerra es analizada e historiada con gran profusin de datos y documentos por los autores citados, significando la esclarecedora versin de los hechos al incorporar una serie de mapas, planos y fotografas que nos acercan a la poca y al conflicto (39).

(35) Vase tambin el tomo IV de la Historia de las Fuerzas Militares de Colombia, dedicado a la Armada: Operaciones navales en el conflicto colombo-peruano, 1932-1933, del historiador Miguel Camacho, pp. 313-354. (36) Obra citada, p. 49. (37) Obra citada. (38) Obra citada. (39) Obra citada, volumenes. III y IV.

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La participacin de Colombia en las Fuerzas Armadas de Naciones Unidas: la guerra de Corea y las crisis de Oriente Medio Sobre la participacin de Colombia en las Fuerzas Armadas de Naciones Unidas se ha escrito mucho, ya que marca un hito en la historia de las Fuerzas Armadas iberoamericanas y un gran punto de inflexin ante las nuevas teoras y organizacin de los Ejrcitos, despus de la Segunda Guerra Mundial. Si la guerra colombo-peruana llev a los gobiernos a que se dieran cuenta de la necesidad de que el pas contara con unas Fuerzas Militares capaces de hacer frente al enemigo exterior y posibles amenazas, la participacin del Batalln Colombia en las Fuerzas Armadas dependientes de Naciones Unidas, consigui que los Ejrcitos colombianos conocieran las nuevas tcnicas de la guerra moderna sobre el propio campo de batalla.
LA GUERRA DE COREA

Una de las mejores narraciones de lo acontecido en Corea quizs sea la descripcin de las principales operaciones en las que particip el denominado Batalln Colombia que, conjuntamente con una fragata fueron ofrecidas por el Gobierno colombiano al secretario general de Naciones Unidas, tras un llamamiento de cooperacin militar el 27 de junio de 1950. Hemos elegido la narracin del general Valencia Tovar y del vicealmirante Wills Olaya, de la tantas veces citada Historia de las Fuerzas Militares de Colombia (40), porque describen en su totalidad el periodo en donde los Ejrcitos de Colombia lucharon con gran valor en favor de los pueblos libres, con unos resultados que, a pesar de nunca ser suficientemente valorados en su pas, s lo hicieron los norteamericanos. El general Blackshear Bryan lo dice todo, con motivo de la participacin del Batalln Colombia en la ofensiva sobre Kumsong, del 19 al 23 de octubre de 1951. Para el general Blackshear, comandante de la XXIV Divisin de Estados Unidos, y despus de haber combatido en tres guerras y visto luchar a los mejores soldados del mundo, no dud en proclamar a los cuatro vientos que con la participacin del Batalln Colombia en la toma del cerro 552, cuya operacin fue denominada por los americanos como Operacin Nmada, he presenciado lo ms grande, lo ms soberbio de mi vida. De esta manera los 1.060 hombres del I Cuerpo Expedicionario Colombiano, destacado en Corea, demostraron que con un gran espritu de cuerpo
(40) VALENCIA TOVAR, ., general: Participacin en las Fuerzas Armadas de Naciones Unidas, tomo III, pp. 168 a 258, obra citada. WILLS OLALLA, E.: Participacin de la Armada en el conflicto de Corea, tomo IV, pp. 385 a 467, obra citada.

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y abnegado sacrificio una agrupacin militar no experta en guerras exteriores, ni en formaciones con otras tropas de distinto pas, es capaz de desarrollar duros combates frente al enemigo despus de seis semanas de duro entrenamiento diurno y nocturno, y a veces con fuego real como el realizado por estos hombres en la aldea de Toko-ri, en donde consiguieron un aprendizaje que desconocan meses antes. El general Valencia Tovar recuerda en su historia el lema del general norteamericano Matthew B. Rigway, comandante del VIII Cuerpo del Ejrcito en Corea: Terminado el entrenamiento el soldado debe encontrar un descanso en la guerra misma (41). Como nos describe en sus memorias el general Valencia, para acoplar las tropas a la doctrina del Ejrcito norteamericano lleg a Bogot el teniente coronel Gordn, al frente de la misin militar de Estados Unidos en Colombia: En doctrina militar estbamos en los tiempos del conflicto con Per (42), y las tcnicas del Estado Mayor eran un revuelto de las escuelas francesa y alemana de preguerra con algunas normas de la estadounidense. A pesar de ello y de las dificultades que tuvieron para el reclutamiento de voluntarios incluso entre los cuadros profesionales de oficiales, los mandos del Batalln Colombia reorganizaron sus tropas bajo la doctrina militar de Estados Unidos; as nos recuerda el general Valencia que la unidad qued compuesta por una compaa de comando y servicios, tres de fusileros y una de armas pesadas o de apoyo. Adems, se provey de una seccin mdica para evacuacin de heridos y una compaa de reemplazos destinada a suplir eventuales bajas hasta la llegada de nuevos contingentes. La plana mayor se form con las cuatro secciones clsicas. Entre las consecuencias que la guerra de Corea trajo para el Ejrcito colombiano, el nico iberoamericano que particip en la contienda (43), fueron muy positivas para sus cuadros profesionales y la moderna doctrina militar, ya que segn los pensadores colombianos hubo un antes y un despus de Corea, reconociendo que a pesar de los medios que en
(41) Obra citada, p. 176. (42) VALENCIA TOVAR, ., general: Testimonio de una poca, p. 151. Editorial Planeta de Colombia. Bogot, 1992. (43) Participaron en la guerra de Corea bajo el pabelln de Naciones Unidas los siguientes pases: Corea del Sur, Estados Unidos, Canad, Nueva Zelanda, Australia, Surfrica, India, Etiopa, Turqua, Francia, Italia, Grecia, Luxemburgo, Blgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, Reino Unido y Colombia. La participacin fue muy desigual, desde grandes unidades como Corea del Sur y Estados Unidos a simples unidades de ambulancias como la India.

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un principio tuvieron, la leccin de Corea nos ense a combatir, cambiando en breve tiempo todo un esquema que trajo con ello un nuevo comportamiento militar para hacerlo ms profesional y eficiente (44). El Batalln Colombia particip en diversos acontecimientos blicos frente al enemigo. Adems de sus bajas el nmero de combatientes, en los relevos que se fueron haciendo supuso un total de 4.314 efectivos entre operaciones de guerra y vigilancia del armisticio. A su retorno a Colombia fueron objeto, las Fuerzas Armadas, de una inyeccin de modernidad. El conocimiento del moderno armamento, y su empleo coordinado de fuego y maniobra dentro de unas circunstancias de guerra real y compleja, sirvieron para que los estudios del pensamiento militar colombiano reconocieran que todo esto fue motivo de una modernizacin de las teoras y las tcticas, as como de la reorganizacin de las Fuerzas Armadas colombianas. Tanto las tcticas como las tcnicas de combate empleado transformaron al Ejrcito en su lucha por controlar, en Colombia, la violencia interna y el bandolerismo. Desde aprender a operar por la noche, al empleo del batalln como unidad tctica y de las pequeas unidades en que se fraccion, para llevar a cabo operaciones de patrullaje intensivo en las montaas coreanas, sirvi de ncleo para la modernizacin de los Ejrcitos colombianos (45). El Batalln Colombia nmero 1, con destino al Ejrcito de Naciones Unidas fue creado en diciembre de 1950. El da 16 de junio de 1951 lleg a Pusan, Corea, a borde del buque de transporte estadounidense Aiken Victory. El primero de agosto se incorpora a la XXIV Divisin, formando parte de la ofensiva en la Operacin Nmada, con el XXI Regimiento de la citada Divisin, cuyo nombre de guerra era el de los gimlets, (los taladradores): fue el 11 de octubre de 1951. Adems de las acciones de guerra y hasta el 29 de octubre de 1954 que el Colombia embarca en Pusan, de vuelta a casa, sus hombres participaron en todo tipo de acciones militares. 163 muertos en accin, 448 heridos, 28 prisioneros canjeados y dos desaparecidos, fue el balance triste de este Cuerpo Expedicionario en donde Colombia aport a Naciones Unidas los ideales de su libertad, democracia y respeto al Derecho Internacional, en palabras escritas por el general Valencia, que particip en la guerra con el empleo de capitn de Estado Mayor (46).
(44) VALENCIA TOVAR, ., general: Obra citada, p. 167. (45) VALENCIA TOVAR, ., general: Colombia en la guerra de Corea, en VV.AA., tomo III, obra citada, p. 214. (46) Obra citada.

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De los muchos cuadros de oficiales que combatieron en Corea alcanzaron la jerarqua de general 25: cinco generales, cinco mayores generales, y quince brigadieres generales. Muchas fueron las condecoraciones que obtuvieron sus componentes desde soldados a tenientes coroneles: dos citaciones presidenciales por heroismo excepcional (Estados Unidos y Corea), 18 Estrellas de Plata por el valor ms all del deber, 25 Estrellas de Bronce con la V al valor, 9 Estrellas de Bronce. Dos tenientes coroneles que mandaron la unidad fueron distinguidos con la Legin al Mrito de Estados Unidos. Colombia cre la condecoracin Cruz de Hierro para servicios distinguidos y valor excepcional en guerras internacionales que le concedi a 117 hombres. Los historiadores nos recuerdan que aunque en la guerra de Corea sus efectivos se encuadraron dentro de una guerra convencional, las unidades de compaa hacia abajo hubieron de combatir dentro de los preceptos de guerra irregular en el intenso patrullaje diurno y nocturno tras el armisticio, hizo que el Ejrcito de Colombia, con sus nuevas experiencias, consiguiera terminar con el bandolerismo en el pas en el ao 1965. Pero tambin para la Armada colombiana hay un antes y un despus de la guerra de Corea (47). La doctrina naval de sus Fuerzas Armadas se vio implicada, por vez primera, en un conflicto secundario en donde su teatro de operaciones obligaba a mantener largas lneas de comunicacin martimas y en donde podan ser atacados por mar y aire sus convoyes o barcos de guerra, recordando que el enemigo tambin eran dos potencias de primer orden: la Unin Sovitica y la Repblica Popular China. El vicealmirante Wills Olaya nos seala la importancia del poder naval que recogiendo una frase de los generales MacArthur y Van Fleet, recordaron a los polticos de Estados Unidos que la supremaca naval es esencial ante cualquier guerra insular o similar (48). Los colombianos aprendieron la operatividad de sus navos y la necesidad de que se cuente con un material y con unos medios de acuerdo a las amenazas a las que van a enfrentarse. El mando naval, dentro de un ilustrativo y profundo estudio, nos describe la Armada contempornea con una visin historicista exenta de hagiografas fciles. Al igual que al Ejrcito, la Armada colombiana recibi numerosas felicitaciones de los comandos de las Fuerzas Armadas

(47) WILLS OLAYA, E.: Obra citada, p. 421. (48) Obra citada, p. 419.

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de Naciones Unidas, de Corea y de sus compaeros de otras Armadas. El almirante Wills nos recuerda el inmejorable comportamiento de eficiencia tcnica y profesional que el mando naval colombiano desarroll durante el conflicto (49). La Armada mantuvo en la zona a una fragata, siendo la primera que lleg al teatro de operaciones el 30 de abril de 1951, la ARC Almirante Padilla. Meses ms tarde fue sustituida por la ARC Capitn Tono y ms tarde por la ARC Almirante Brin, las dos primeras se mantuvieron en la zona por dos periodos de tiempo. La participacin colombiana en las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas Ante todo debemos subrayar que las referencias a la historiografa de los hechos del Ejrcito colombiano que hacemos de lo escrito por el general Valencia Tovar, es debido a que, aparte de que haya participado en muchas de sus pginas, porque nos encontramos ante uno de los principales pensadores militares iberoamericanos, cuyos trabajos han traspasado las fronteras suramericanas y goza de un gran prestigio internacional, tanto en Estados Unidos como en Europa, y sobre todo en Espaa. Desde sus primeros trabajos de investigacin, como es la biografa del general de divisin Jos Mara Crdoba, hasta la recopilacin de algunos de sus artculos aparecidos en el diario El Tiempo de Bogot, pertenecientes al periodo de su pase a retiro en 1975 hasta finales de 1991, abarca su amplia produccin intelectual todo tipo de facetas dentro del mundo cultural, y sobre todo lo relacionado con la milicia y la historia de su pas (50).

(49) Obra citada, p. 431. (50) Adems de ser el director acadmico de la ya citada Historia de las Fuerzas Militares de Colombia, es autor de una serie de documentos que forman parte de la doctrina militar colombiana. Tambin fue columnista semanal en el diario El Tiempo de Bogot. Pertenece a diversas academias de historia y ha escrito en revistas civiles y militares sobre todo tipo de temas. Como militar lleg a la cpula del Ejrcito, y es quiz uno de los militares intelectuales y troperos ms conocidos en el exterior. Debido a sus numerosos artculos y escritos, y a sus reconocidos conocimientos, tanto en Amrica como en Europa el lector encontrar muchas citas de este autor que es uno de los testimonios de su prestigio internacional y quiz el militar que ms ha publicado sobre temas polticos y militares de todas las Fuerzas Armadas de Iberoamrica. En su bibliografa destacan Uisheda (novela sobre la violencia poltica de 1970), El general de divisin Jose Mara Crdoba (1974), El ser guerrero del libertador (1980), Resurgimiento de las cenizas (1981), y sus memorias publicadas bajo el ttulo de Testimonio de una poca, etc.

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En sus trabajos sobre el Batalln Colombia nmero 2, en la crisis del canal de Suez y del Batalln Colombia nmero 3 en la guerra de los Seis Das, entre rabes e israeles, nos hace una sucinta crnica, pero profunda, de la participacin del Ejrcito colombiano en las Misiones de Paz e Interposicin de Naciones Unidas. La casualidad llev a que el mayor Valencia Tovar se encontrara destinado en Estados Unidos como segundo agregado militar de su pas. Dag Hamarkshoeld, secretario de Naciones Unidas, lanz una invitacin a los gobiernos de los pases que formaban parte de Naciones Unidas para que contribuyeran con contingentes armados al envo de tropas de interposicin a Oriente Medio, cuyas hostilidades entre rabes e israeles llegaron a la confrontacin armada el da 29 de octubre de 1956, lo que se llamara la guerra de las cien horas, usando la terminologa colombiana, tras alcanzar durante este periodo de tiempo los israeles el canal de Suez, que meses antes haba sido nacionalizado por el general egipcio Gamal Abdel Nasser. A la creacin de las Fuerzas de Emergencia de Naciones Unidas (FENU) contribuy el mayor Valencia Tovar que ya haba sido destinado en Corea a la Seccin Tercera del Estado Mayor de la VIII Divisin norteamericana, siendo el nico militar no estadounidense que alcanz un puesto de esta responsabilidad. Tras pergear un esquema que le fue solicitado en la reunin que se celebr en Nueva York, y en el que se hacan las primeras consideraciones para formar el contingente de paz, se solicit a los miembros de Naciones Unidas unidades de tipo batalln de Infantera, disminuidas de armas pesadas, y dotaciones humanas correspondientes, as como unidades mecanizadas y motorizadas livianas para el patrullaje de la frontera egipcio-israel. A la ofensiva de los israeles se haba unido una fuerza aerotransportada anglo-francesa que pretenda recuperar el nacionalizado canal de Suez. Colombia ofreci un batalln a Naciones Unidas para sus FENU. Las primeras tropas del Batalln Colombia nmero 2 llegaron a Egipto el da 16 de noviembre de 1956 y se establecieron en el rea de Tiba Camp que haba pertenecido a las tropas inglesas y pasado a las egipcias a raz de la evacuacin. La misin de la FENU consista en la separacin de las tropas egipcio-israeles. Meses despus se uni en la misma zona el batalln que envi Brasil. Las FENU avanz sus tropas a medida que se iban retirando las de Israel y al Batalln Colombia le correspondi el sector de Jan Yunis. Para cumplir la misin, nos seala el general Valencia Tovar, el 76

batalln dispuso construir una lnea de puestos avanzados del tamao de pelotn, con intervalos de dos a tres kilmetros. Para patrullar por esta lnea cada pelotn se enlaz con un conjunto de patrullas que en la terminologa militar colombiana se denominan dentro del cordn de los puestos (51). Debemos destacar que esta salida del Ejrcito colombiano para llevar a cabo misiones de guerra y de paz llev consigo la puesta al da de las operaciones coordinadas y de diversa ndole, al formar unos cuadros profesionales conocedores de doctrinas avanzadas. As en temas de Fuerzas Internacionales de Paz de Naciones Unidas, Colombia particip, por medio del mayor Valencia, a que se llevara a cabo la investigacin y el procedimiento en un caso en que por el azar un casco azul mat involuntariamente a un palestino, y cuyas actuaciones fueron tenidas en cuenta cara al futuro. De aqu quizs que en 1964, el gestor de la FENU, convocara una reunin en Ottawa, Canad, para analizar las experiencias obtenidas en diversos conflictos de este tipo realizadas por Naciones Unidas, a la que asistieron, entre otros, siete militares de las tres Armas colombianas en las que algunos haban estado con los Batalln Colombia.
CRISIS DE ORIENTE MEDIO

Pero las intervenciones del Batalln Colombia no quedaron ah. Con motivo de la guerra del Yon Kipur, entre rabes e israeles, Colombia vuelve a poner bajo el mandato de Naciones Unidas al Batalln Colombia nmero 3. El presidente norteamericano Jimmy Carter consigui en los Acuerdos de Camp David (26 de marzo de 1979) que Israel devolviese a Egipto la pennsula del Sina. Para ello, ambas partes aceptaron que una Fuerza Multilateral de Observacin (FMO) formada por unas tropas que no deban exceder de los 2.000 hombres, se encargaron de verificar los acuerdos. La misin fundamental fue evitar la violacin de cualquiera de los trminos que se indicaban en un anexo al Tratado de Paz. Para el cumplimiento de las misiones se dividi la pennsula del Sina en cuatro zonas verticales que iban desde el Mediterrneo hasta el sur de la Pennsula, en Sharm El-Sheik. Al Tratado de Paz sigui el protocolo de agosto de 1981, por el cual se convino la entrega gradual del Sina y la aceptacin, por ambas partes, de una FMO cuyos efectivos totales no sobrepasaron los

(51) VALENCIA TOVAR, ., general: Historia de las Fuerzas Militares en Colombia, tomo II, p. 232, obra citada.

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2.000 hombres, y que velaran por el cumplimiento de lo acordado bajo el auspicio de Naciones Unidas (52). El Batalln Colombia nmero 3 fue despedido el da 3 de marzo de 1982, en la plaza Simn Bolvar de Bogot, por el presidente de la nacin, Julio Csar Turbay Ayala, quien le entreg la Bandera de guerra. La unidad fue destinada a la zona C y el batalln destac ocho puntos de control y vigilancia de tamao pelotn de fusileros, comprometindose en la tarea dos compaas con sus comandos constituidos en centros de control. El despliegue tctico de la unidad se hizo sobre la zona de El Gorah. La tercera unidad de batalln permaneci en el puesto de mando, junto a la compaa de comando y servicios. La agrupacin estuvo formada, en un principio, con tropas de Infantera en un 40% y el 20% para cada una de las Armas de Caballera, Artillera e Ingenieros. El secretario de Naciones Unidas, Lemon R. Hunt, en carta fechada en septiembre de 1981 haba solicitado al presidente de la Repblica la nueva cooperacin colombiana. La prolongacin de Colombia como parte de la FENU fue solicitada hasta 1991 debido a que la FMO est orgullosa del servicio altamente profesional que el Batalln Colombia ha realizado. En el ao 2002 las Fuerzas Armadas de Colombia mantiene en la zona algo ms de 400 hombres. De la violencia poltica a la violencia narcoguerrillera: el pensamiento militar El mayor general Luis Alberto Andrade Amaya nos seala que la violencia ha sido un signo del pueblo colombiano en su transcurrir por la historia (53). Para el citado general sus causas se deben al componente tnico entre los que destaca el caribe, el pijao, el andaqu, el panche o como el espaol de la conquista. Subraya que las tribus aborgenes eran guerreras por tradicin, al igual que los aventureros espaoles, y se remite tambin a que por la sangre mestiza colombiana corre un complejo de componentes mediterrneos, nrdicos, africanos y posiblemente asiticos, aadien-

(52) Las FENU estaban formadas por un Batalln de Infantera (500 hombres) de Colombia, islas Fiji, Estados Unidos, y un grupo de transporte de Uruguay (70 hombres). A estos efectivos se uniran Australia y Nueva Zelanda (aviones y helicpteros), Francia (aviones), Italia (patrulleros navales), Holanda (comunicaciones y polica militar), Noruega e Inglaterra (33 oficiales de Estado Mayor) ANDRADE AMAYA, L. A. mayor general: El Ejrcito en los aos de la violencia sectaria, en Historia de las Fuerzas Militares de Colombia, volumen III, obra citada. (53) Obra citada.

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do a su ser inseguro la consecuencia de lo violento, junto con la selva hmeda y tropical que les ha servido de asiento y maravillosa parcela. La verdad es que la Historia nos ha descrito a Colombia como un pas en donde despus de la guerra de la Independencia que fue una guerra a muerte, surgieron las innumerables guerras civiles entre partidos conservadores y liberales y en donde el campesino aport las notas ms altas de sangre y de pasin banderiza. Durante las dcadas de los aos cuarenta y cincuenta aparecieron lo que se dio en llamar en su historia los periodos de la violencia, y las Fuerzas Militares, en opinin del mayor general Andrade Amaya, se ven involucradas, como en otras ocasiones, an en contra de su voluntad, en el papel dinamizador en unas, en otras como barrera y amortiguador entre los contendientes. Entre estas tres maneras de participacin en las contiendas nacionales, predomin casi siempre la supeditada al poder civil que slo los llamaba cuando necesitaba saber si dispona de los efectivos suficientes y el material adecuado para hacer frente a la amenaza. El general Landazbal Reyes nos recuerda cmo los partidos en el poder utilizaban a las Fuerzas Militares en las responsabilidades del mantenimiento del orden pblico; los triunfos contra la violencia eran adjudicados a los presidentes y los fracasos a los militares (54). Precisamente el general Landazbal nos subraya en sus libros que los militares siempre cumplieron con cabalidad su misin y se abstuvieron de participar en la poltica partidista que, como resultado de ello la guerrilla nunca lleg a ser una amenaza para la continuidad de nuestro sistema democrtico. En cuanto a la utilizacin de las Fuerzas Militares cuando el orden pblico es perturbado y superado por la lucha entre partidarios de distintas ideologas polticas entre s o la poltica municipal o departamental eran superadas por los acontecimientos, se requera a los militares a los que se obligaba a asumir, como nos recuerda el general Valencia Tovar: Una funcin represiva en apoyo de unas fuerzas que a la luz de las circunstancias eran factores de aceleracin del problema (55).
(54) LANDAZBAL REYES, F.: general del Ejrcito: El equilibrio del poder, p. 30. Plaza y Jans editores, Santa Fe de Bogot, 1993. El general Landazbal fue jefe de batallones, brigadas, desempe cargos diplomticos en Estados Unidos y Brasil, y alcanz la Jefatura del Comando del Ejrcito, jefe del Estado Mayor Conjunto, y ministro de Defensa. Nombrado embajador ante el Gobierno de los Pases Bajos, form parte del Directorio Nacional Conservador. Escribi alrededor de 15 obras, entre las que cabe destacar: El conflicto social; La integracin nacional y El desafo y La salida del tnel. (55) VALENCIA TOVAR, ., general: Testimonio de una poca, obra citada, p. 128.

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La violencia partidista Desde el punto de vista civil los militares eran considerados como defensores del conservadurismo mientras los liberales los contemplaban como un peso ms en el Gobierno de la nacin. Durante la segunda Administracin del presidente liberal Lpez Pumarejo (1942-1945) se dijo que fracasados sus esfuerzos por construir una cpula militar apoltica, el presidente estimul, an ms, la politizacin de las Fuerzas de Polica, frente a las Fuerzas Militares, para que sirvieran de contrapeso para el Ejrcito nacional, dominado por los conservadores (56). Sin embargo, fue el presidente Lpez quien rompi la tradicin de que el ministro de la Guerra fuera un civil, nombrando a un general en activo y en 1943 orden que se abriese un debate pblico para aclarar si era cierto o no, que el Gobierno desatiende o malentiende al Ejrcito, y por qu se presuma que el Ejrcito pudiera estar en desacuerdo con el Gobierno. El intento de golpe de Estado realizado por un grupo de oficiales generales en Pasto, al ser detenido el presidente unas horas durante el desarrollo de unas maniobras, fue interpretada por el Gobierno como una cuestin anticonstitucional liderada por el Partido Conservador; otros lo achacaron al celo del Ejrcito por el favoritismo de Lpez para con la Polica, y para el general Valencia Tovar la segunda Administracin de Lpez naveg desde sus primeros meses por un mar embravecido, reconociendo que el da 10 de julio de 1944 fue para el Ejrcito desastroso. La moral militar se resinti de manera profunda tras ser atribuida la responsabilidad de un subalterno que acta en cumplimiento de rdenes al ser condenado. Tambin el general Tovar recoge que el propio presidente entendi que algo grave haba ocurrido en el Ejrcito que no haba valorado lo suficiente. La impresin reinante en la oficialidad era que crea percibir cierto menosprecio hacia una institucin que pareca superflua, y en donde el propio presidente, de una manera vehemente, la consideraba como un peso muerto proponiendo que este cuerpo armado se dedicara a tareas productivas que justifique su costo de sostenimiento, al que haba encomendado tareas de colonizacin y apertura de vas. Durante estos aos de violencia sectaria algunos estudiosos civiles denominaron las inquietudes surgidas en el seno de la institucin castrense como un problema, cuando el problema era la utilizacin de la misma o su intento de apartarla como institucin secular, dentro del Estado de

(56) HENDERSON, J: Obra citada.

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Derecho. El presidente Lpez Pumarejo seal que una de las misiones del Ejrcito debera ser la dominacin y la conquista de los territorios que estando dentro de las fronteras no haban sido reducidos a la jurisdiccin de la autoridad del Estado, y encomend a una comisin de generales, durante su primer mandato, la creacin de nuevas unidades y nuevo despliegue operativo. Tambin se le encomendaba a las Fuerzas Armadas, como planteara la misin chilena, la educacin no slo fsica y militar, sino tambin la cvica, la cultural y la de alfabetizacin de la poblacin. Que las Fuerzas Militares tuvieran dentro de la institucin a sectores que vean bien a los conservadores era lgico, cuando los liberales los consideraban como algo innecesario, a pesar de los buenos deseos expresados en leyes por el primer gobierno de Lpez Pumarejo, denominado la revolucin en marcha. Sin embargo, el general Valencia Tovar sealaba que en aquella poca el dilema que se implantaba al Ejrcito era entre su deber constitucional de respaldo al gobierno legtimo y lo que esto significaba cuando se perciba que no era otro que la alianza que ello impona con el partido en el poder (57). En algunos sectores del Ejrcito se propona que las Fuerzas Armadas no deban ser utilizadas para calmar las refriegas entre los partidarios de uno u otro bando. Se deca, en algunos cuarteles: los conservadores nos utilizan y los liberales nos odian. El asesinato del lder de la oposicin, el populista liberal Jorge Elicer Gaitn, el da 9 de abril de 1948, en plena reunin de la IX Conferencia Panamericana, en la que se aprob la Carta de la Organizacin de Estados Americanos (OEA), fue un reto para las Fuerzas Armadas. Sublevada la polica en Bogot el Batalln de Honor presidencial consigui proteger el palacio y al presidente Ospina. Una compaa y otro grupo de soldados consiguieron frenar el asalto y salv al Capitolio de ser destruido por la muchedumbre que recorra las calles de la ciudad y haba destruido varios edificios oficiales. Como seala un historiador militar, el odio y el rencor acumulados en meses deflagr con imprevisible violencia. Las tropas acantonadas en Bogot eran de semirreclutas, y algunos de ellos y sus oficiales fueron asesinados como el capitn de una columna de carros de combate de la Escuela del Arma Blindada. El propio secretario de Estado norteamericano, general Marshall, que asista a la reunin de la Panamericana, pudo comprobar la heroica desnudez del Ejrcito, de su equipo anticuado, de las carencias con que se hizo frente al cataclismo, lo que le llev a elogiar al puado de hombres que salvaron a la Repblica. Fue
(57) VALENCIA TOVAR, ., general: Obra citada, p. 119.

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lo que la prensa denomin el bogotazo. El general Andrade nos recuerda que en medio de los graves disturbios unos hombres annimos, vestidos con el sayal de la milicia, hicieron otro milagro en la historia reiterativa de la nacin (58). Las Fuerzas Armadas no estaban preparadas para este tipo de acciones. Un historiador civil reconoce que la conducta de la institucin militar fue aplaudida en las diversas circunstancias en que asumi el control de poblaciones azotadas por la violencia oficial (59). Fue a partir de esta fecha cuando el presidente Ospina, que haba auspiciado tres gobiernos de Unin Nacional formado por conservadores y liberales dio entrada a tres generales que ocuparon las carteras ministeriales de Gobierno, Guerra y Justicia. Ante esta ruptura partidista a las Fuerzas Militares se las fue involucrando en la defensa pblica, y ante la violencia, se nombr para cargos electos a militares como alcaldes y otros puestos polticos. Pero esto ha sido reconocido como peligroso por algunos militares. El general Valencia Tovar nos habla del gran dilema de la neutralidad, y se pregunta si el Ejrcito est en el deber de defender la nacin al tener que aliarse con el partido poltico que se encuentra en el poder. Y se refiere como dentro de las Fuerzas Armadas, por aquellas fechas, se expres ya la angustia que les produca la descomposicin del orden pblico y la creciente violencia de este periodo poltico. Era de temer la paralizacin del Ejrcito en cuanto el conflicto se transformaba en una guerra civil no declarada (60). Entonces surgieron una serie de hechos que conduciran, aos ms tarde, al gobierno de los militares; despus del abandono de la cooperacin liberal en el gobierno de Unin Nacional, la dictadura del Ejecutivo qued en manos del Partido Conservador, y la del Congreso dominada por los liberales. Los deseos de que fuera el Parlamento quien controlase a la Polica y que los ministros de Estado necesitaran la aprobacin del Parlamento, llev al pas a un caos poltico y a las Fuerzas Armadas a una situacin lmite. Como seal en su da el general Valencia el dilema del Ejrcito se haba agrandado al surgir ahora una nueva dimensin: la del conflicto de poderes. Valencia nos recuerda en sus memorias si todo aquello mereca el nombre de orden pblico. Y vino a confirmar lo deseado por un grupo de tenientes, que aos atrs ya haban comentado con sus superiores el temor de llegar a una situacin as. se era el dilema;

(58) Obra citada, p. 122. (59) ATEHOURTUA CRUZ, A. y VLEZ RAMREZ, H.: Estado y Fuerzas Armadas..., obra citada, p. 177. (60) VALENCIA TOVAR, ., general: Memorias, obra citada, p. 112.

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si las Fuerzas Militares tendran que seguir obedeciendo al presidente electo. De ah que la cpula militar no mantuviera la debida neutralidad y as fue, aunque la mayora de la oficialidad fueron leales a la institucin. El Ejrcito cumpla el papel contraindicado de un cuerpo de bomberos, y Valencia reprocha a los polticos que el pas no se acordara de sus Fuerzas Armadas sino en horas de tribulacin extrema. Tambin nos subraya dos cuestiones que eleva a nivel del continente americano. La primera es la sabida frase de quien no aprende las lecciones de la Historia est condenado a repetirlas, y la clebre conclusin a que lleg el Estado Mayor francs en su desastre de Indochina: perdimos una guerra que no acertamos a entender. Cuando se refiere a esta situacin insostenible el citado general escribe: Ms bien era el desorden institucionalizado, la mancha incontenible hacia el caos lo que llev a Colombia a su primera etapa de violencia sectaria. En medio de un conflicto de poderes y con la aparicin de la lucha armada desde el da 9 de abril de 1948, el Ejrcito tuvo que hacer frente a una serie de conflictos registrados en todo el pas en donde la guerrilla tena capacidad de aparecer y desaparecer casi simultneamente. El Ejrcito no estaba entrenado para este hostigamiento de morder, huir y fatigar a las tropas que asestaban golpes en el vaco (61). Los historiadores militares reconocen que no hubo una adecuacin del instrumento militar a las caractersticas del problema. Sus doctrinas estaban estancadas en la guerra con el Per y por ello perdieron tantos efectivos en esos cinco aos de violencia, an a pesar de la eleccin del presidente Laureano Gmez, el da 7 de agosto de 1950, que no hizo sino aumentar la violencia de la guerrilla por parte de los liberales. En mayo de 1952 se increment el servicio militar a 18 meses, y los militares tuvieron que enfrentarse a un nuevo enemigo: el bandolerismo. El gobierno de las Fuerzas Armadas Un historiador militar nos recuerda que cuando se inici el ao 1953 Colombia segua anegada en sangre de hermanos, producindose abismos de odio an dentro de las propias familias. Para el general Andrade nada pareca detener el torrente que arrastraba a toda la nacin y con una fuerza ineluctable, en la nica direccin de la violencia. Los propios militares reconocan que en aquellos aos haba en el pas una sensacin de impotencia ante los acontecimientos de lucha parti-

(61) ANDRADE MAYA, general: El gobierno de las Fuerzas Armadas, p. 81, tomo III, obra citada.

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dista, guerrillera y bandolerismo: no pareca posible as ganar la guerra de medio pas contra la otra mitad (62) y para los uniformados, el tratamiento militar no renda los frutos suficientes. Los sucesos del da 13 de junio de 1953 han sido ampliamente recogidos por los peridicos de la poca y reconocidos, con algunos matices, por los propios protagonistas. Por entonces el presidente era el doctor Roberto Urdaneta, encargado de la Repblica por enfermedad del titular. El presidente Laureano Gmez, ante la negativa de Urdaneta de llamar a calificar servicios (63) al general Rojas Pinilla, comandante en jefe del Ejrcito, resolvi hacerse cargo de la presidencia a pesar de sus dificultades fsicas, y orden el cese en su puesto del general Rojas, nombrando a otro general y retirndolo de servicio. El general Rojas intent que Urdaneta se hiciera cargo de nuevo del poder y ante su negativa ofreci la presidencia al ex presidente Mariano Ospina que tambin se neg, alegando la necesidad de que la decisin poltica y militar deba quedar en una sola persona, ante el deterioro institucional y poltico adems de la violencia a que se enfrentaba la sociedad. Debido a esta situacin el general Rojas Pinilla, que no buscaba acceder al Gobierno ni por ambiciones personales ni institucionales (64), en la noche del da 13 de junio de 1953, se decidi a asumir las responsabilidades polticas llevndose tras de su indiscutible liderazgo militar a la institucin castrense y la inmensa expectativa de la nacin. Desde la emisora nacional el general Rojas Pinilla dijo al pueblo colombiano que ante la crisis de orden jurdico y la creciente lucha fratricida, pidi que no hubiera ms sangre a nombre de ningn partido poltico. El pueblo en general, los dos partidos tradicionales y la prensa, as como la Asamblea Constituyente, lo elev a la presidencia de la nacin hasta el da 7 de agosto de 1954, fecha en la que terminaba el mandato de Laureano Gmez, y ms tarde lo prolong hasta 1958. Su presencia en la presidencia de la Repblica se dio en llamar, por algunos, un golpe de opinin y fue editorializado por el diario El Tiempo que el Ejrcito ejerci una accin esencialmente democrtica (...) ante una aventura diseada para eliminar (...) el Gobierno representativo (65). Otro destacado diario nacional sealaba que la engaada legalidad de la toma del poder por el general
(62) Obra citada, p. 68. (63) Denominacin militar cuando desde las altas esferas polticas o militares se destituye y retira a un militar de su cargo. (64) ANDRADE AMAYA, general: Obra citada, p. 88. (65) El Tiempo, 15 de junio de 1953.

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Rojas Pinilla ha sido seguida por la legalidad de un gobierno apoyado por todos los hombres honestos; las Fuerzas Armadas por los conservadores y los liberales, y sus dirigentes por la Asamblea Constituyente (66). Todo pareca encauzarse por el buen camino cuando desde primeros de julio del ao 1953 los activistas polticos, las fuerzas irregulares, y parte de la guerrilla comenzaron a entregar sus armas. Como sealaba un militar, las innumerables guerrillas sueltas y fracciones dislocadas, simplemente se desvanecieron al suspenderse las razones que los haban llevado al combate. Pero como escribe el general Valencia, el general Rojas Pinilla cometi el desacierto de incluir en su gobierno, adems de tres militares, a uno solo de los partidos polticos en su Gabinete, y los militares tambin ocuparon numerosos puestos de responsabilidad del Estado, provincias y municipios. El primer problema al que tuvo que enfrentarse el gobierno de las Fuerzas Armadas fue a una manifestacin de estudiantes, convocada para recordar a un compaero muerto haca 25 aos. La utilizacin de las Fuerzas Armadas y la muerte de un suboficial por fuego amigo llev a que las tropas dispararan contra los estudiantes produciendo varios muertos. Aunque la Polica pas a depender del Ministerio de Defensa, desde el da 10 de julio de 1953, no se supo reaccionar ante los posibles disturbios que no se previeron. Cuando el pas se preparaba para conmemorar el primer ao del gobierno, los sucesos universitarios colocaron al rgimen en una situacin de desequilibrio transitorio. Pero una vez ms se volvi a utilizar a una fuerza que no estaba instruida para tales amenazas, aunque esta vez fueron los militares quienes tomaron las decisiones. El rgimen de Rojas Pinilla comenz a deteriorarse al plantearse de nuevo las luchas polticas. La palabra dictadura comenz a utilizarse en 1955 para calificar al Gobierno. Y el presidente cometi su segundo gran error al cerrar los dos diarios ms representativos de Colombia: El Tiempo y El Espectador. Valencia nos dice que esta decisin fue un acto soberbio y mal meditado, y cuando fue consultado por sus superiores les respondi que aquello era una grave equivocacin pues pensaba que con la clausura de stos, que siguieron publicndose con otros nombres, seran un arma mucho ms poderosa que en circulacin (67). Por su parte el general Andrade nos seala que el cierre de los dos diarios produjo resultados contrarios a los previstos, y fortaleci el frente civil opositor. Tambin se reprodujeron, con el tiempo, las
(66) El Colombiano de Medelln. Editorial, 16 de junio de 1953. (67) VALENCIA TOVAR, ., general: Memorias, obra citada, pp. 222-223.

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guerrillas rurales y, poco a poco, y visto el rumbo que tomaba el rgimen del general Rojas Pinilla, los dos principales partidos firman los Pactos de Benidorm (1956), en donde se decidi la unin para gobernar de las fuerzas polticas conservadoras y liberales, y el de Sitges (1957), por el que se acord que los dos partidos gobernaran alternativamente el pas por un periodo de 12 aos, despus ampliado a 16 (68). Las manifestaciones contra el gobierno militar en ciudades como Cali, Medelln, Barranquilla, etc., llev a que en la madrugada del da 10 de mayo de 1957 se filtrase la noticia de que la dictadura haba cado, y en Bogot la gente se ech a la calle. Andrade nos recuerda que de esta manera lnguida y opaca termin un gobierno en el que se haban puesto muchas esperanzas. Para los militares, la cada del general fue impactante y frustrante. Se reconoce que el sndrome del da 10 de mayo pes demasiado en el alma de esa generacin de soldados, como un lastre muy grande. Una Junta Militar se hizo cargo del poder hasta que el nuevo Congreso, elegido paritariamente, se dispuso a dar posesin al nuevo presidente, el liberal Alberto Lleras Camargo, el 7 de agosto de 1958. Comenzaba un nuevo periodo poltico colombiano con el Frente Nacional gobernando. En su discurso Lleras Camargo record que Colombia necesitaba tanto un buen gobierno como de unas Fuerzas Armadas poderosas. Para el general Valencia, desde su punto de vista, lo que sucedi entonces fue saludable ya que se consolid la institucin en torno a la legitimidad, se desterr de la mente militar nuevos alzamientos y facilit la salida de los militares que estaban en desacuerdo con la poltica del Frente Nacional, de forma voluntaria. Del bandolerismo y la guerrilla ideolgica a la narcoguerrilla. La accin de las Fuerzas Militares De todas las cronologas que hemos ledo sobre la violencia en Colombia, nosotros aportamos a este trabajo la que realiz el general Valencia por encontrarla, dentro del pensamiento militar, la ms clara de unas pocas cambiantes en las que en alguna de ellas, a la hora de fijar las fechas, pueden superponerse algunos acontecimientos de la anterior, pero que de hecho marcan el comportamiento de unas Fuerzas Armadas que desde hace ms de medio siglo han tenido que hacer frente a la violencia, y en

(68) Los pactos fueron firmados en las dos localidades espaolas porque aqu se encontraba el ltimo presidente, Laureano Gmez. Por parte liberal lo sign el que sera despus presidente, el liberal Alberto Lleras Camargo.

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la actualidad combaten a las guerrillas ms antiguas del mundo las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN), y las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), ms conocidas como paramilitares, siendo las Fuerzas Armadas iberoamericanas que ms aos, sus cuadros profesionales y sus soldados, mantienen una lucha contra el terror y una guerra contra el poder guerrillero cuyo teatro de operaciones polticas y militares se ha intentado, por todos los medios, acabar con este azote irresistible contra la sociedad: la violencia, real o subyacente, sigue siendo una caracterstica de la vida colombiana (69). Las mutaciones de la violencia nos llevan a reflejar aqu la cronologa de sus fases: 1. 1947-1953. Violencia partidista. Pausa. Gobierno militar. 2. 1954-1957. Violencia mixta. Junta Militar. Transicin. 3. 1958-1964. Bandolerismo rural. Guerrilla ideolgica. 4. 1965-1982. Insurgencia revolucionaria comunista. 5. 1983-. Negociaciones de paz. Narcoterrorismo (70). Cuando en el ao 1958 fue reinstaurado el poder civil en la nacin, su presidente, Lleras Camargo, en el discurso de toma de posesin, advirti al pueblo: contra el salvaje flagelo de la violencia debemos dirigir todos los recursos, habilidades, fuerzas y energas, con el fin de evitar su reanudacin, y algo an ms peligroso que nos acostumbremos a convivir con ella. Pero a pesar de sus buenos deseos de formar un equipo de estudios sobre los problemas sociales, no se consigui llevar a cabo el plan de rehabilitacin, mediante el desarrollo de infraestructuras y vas de comunicacin. La rehabilitacin no poda redimir a todos y tras seis meses en los que la violencia descendi en un 50%, el bandolerismo sigui azotando el pas durante varios aos, hasta que el Ejrcito se empe a fondo cuando la poltica le mand cumplir con su deber (71). En tiempos del llamado gobierno militar ya se haba combatido el bandolerismo sealando la lucha por la tierra como el motivo principal de la incipiente guerrilla marxista que, conjuntamente con los salteadores de caminos y tierras, buscaban una forma de alcanzar el poder. Fue cuando las Fuerzas Armadas declararon zona de operaciones el lugar de la
(69) VALENCIA TOVAR, ., general: Clepsidra, p. 234. Publicaciones militares, Santa Fe de Bogot, 1992. (70) VALENCIA TOVAR, ., general: Testimonio..., obra citada, p. 117, (71) ANDRADE AMAYA, general: Obra citada, p. 117.

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lucha y, como hicieron los ingleses en Birmania y en Malaya, alentaron a los campesinos a que salieran del lugar, en un xodo masivo, y atacaron a los guerrilleros y bandoleros por tierra y aire. Sin embargo, el desplazamiento de civiles, sin ayudas en su abandono del campo, se convirti en un grave error de clculo por las vicisitudes que tuvieron que atravesar. Y como viene haciendo la guerrilla, ya desde entonces, pidi una tregua para trasladar sus operaciones a otro lugar. Meses despus se volvera a desarrollar una nueva operacin denominada Operacin Galileo (septiembre 1955) que se convirti en una dura confrontacin entre el Ejrcito con su concepcin de la guerra y sin el dominio del terreno frente a la guerrilla que se estaba formando que dominaba el terreno, pero careca de mandos y recursos logsticos. Aqu los militares emplearon el patrullaje nocturno que haban realizado en la guerra de Corea que desconcert al adversario. Al final, la guerrilla no pudo resistir y abandon el campo de operaciones. Cuando el gobierno militar dej paso a la transicin civil la violencia haba adquirido su propia dinmica que tuvo dos nuevas expresiones al desaparecer el confrontamiento ideolgico: el bandolerismo y la delincuencia comn que continu golpeando a la poblacin de regiones de afiliacin poltica opuesta, y las llamadas autodefensas campesinas y guerrillas comunistas. Para Andrade desde 1959 se volvi a desatar con furia el fenmeno de la violencia. De nada valieron las primeras medidas tomadas por el gobierno civil del presidente Lleras Camargo para conducir al pas a una pacificacin. Lleras tom, entre otras, las siguientes decisiones cuando lleg al poder: ampliacin de la amnista concedida por la Junta Militar, cre una Comisin Nacional para investigar las causas de la violencia, estableci la llamada Comisin Nacional de Rehabilitacin con el fin del regreso a la normalidad de los que se haban metido en organizaciones que generaban violencia, y el levantamiento del estado de sitio de los departamentos en donde no se haba cambiado esta situacin. Tras el abandono del poder los militares volvieron a desempear las funciones especficas de sus misiones, y a principio de los aos sesenta, con el nombramiento del general Alberto Ruiz Novoa, como comandante en jefe del Ejrcito, se realizaron toda una serie de cambios dentro de las Fuerzas Armadas al poner al da su doctrina. Se dijo que el Ejrcito haba vuelto a su hbitat y se convirti volvi a su accin educadora y formadora de juventudes como la puesta al da del Batalln de Bachilleres, jvenes preuniversitarios, a dedicar ms tiempo al estudio de los planeamientos, entrenamiento, disciplina, y prcticas de combate que no 88

era otra cosa, como nos recuerda el general Andrade, al deber ser de lo militar. Fue cuando llegaron a la cspide del mando militar los cuadros que haban combatido en la guerra de Corea: se pas de la teora a la accin. Fue cuando la VII Brigada se hizo cargo del teatro de operaciones en los llanos de Vichada para enfrentarse a un mdico guerrillero, Tulio Bayer, que recogiendo el desencanto de la poblacin campesina intent una sublevacin de la base popular ex guerrillera, para volverla a la lucha armada como forma de remediar las injusticias socio-econmicas (72). La aparicin de nuevo de las guerrillas, esta vez influenciada por el triunfo de la revolucin marxista en la Cuba de Castro, llev a que las Fuerzas Armadas reforzaran la VII Brigada con la incorporacin del Batalln Colombia que era comandado por el teniente coronel Valencia Tovar quien puso en prctica lo que tantas veces haba enseado en las Escuelas Militares y que el general Andrade resume de la siguiente forma: 1. Inteligencia: conocer bien al adversario y el terreno en donde se va a llevar la operacin. 2. Recursos humanos y logsticos de acuerdo al objetivo que se pretende alcanzar. 3. Buenas relaciones con la poblacin civil. 4. Presin constante al enemigo en un sistema tctico fluido. 5. Descentralizar las operaciones de las unidades subalternas. 6. Integrar los esfuerzos a nivel de la unidad tctica (73). El coronel Valencia fue invitado a Fort Bragg, y despus de su servicio en el Vichada a la Escuela de las Amricas de Fort Gulik, para ensear el empleo del Ejrcito de Colombia en la guerra de contrainsurgencia. La Revista de Infantera, diciembre de 1962, publica un artculo en el que se dice que la nueva doctrina debe renovar el campo intelectivo para crear nuevas doctrinas que se acomoden a las circunstancias peculiares y nicas en la guerra de guerrillas que desde entonces viene desarrollando el Ejrcito colombiano, dejando a un lado normas y patrones forneos que no conducen a las exigencias del combate contraguerrillero que desde hace muchos aos se lleva a cabo en Colombia. Los militares han venido sealando, desde hace largo tiempo, que la solucin al problema no era slo debido a la violencia, sino que haba que tener en cuenta el planteamiento doctrinario del conflicto que las engen-

(72) Obra citada, p. 122. (73) Obra citada, p. 123.

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dra (74). Que los partidos polticos deben resolver los problemas de las poblaciones que viven en la miseria, y de ah la causa de que los campesinos se unieran a las guerrillas. Esto no fue tomado en serio por los polticos, ms preocupados por lo que suceda en los combates parlamentarios que en explotar el xito de la derrota de la guerrilla, con una planificacin integral de desarrollo en las zonas deprimidas y conseguir un bienestar para el campesinado que en muchos lugares viva en la pobreza. A partir de este primer brote revolucionario castrista comienzan a aparecer una serie de guerrillas y movimientos marxistas en Colombia que, segn el general Landazbal Reyes el primero de ellos que a partir de 1964 se llamara FARC comenz su primera etapa en 1949, cuando el Partido Comunista lanza la consigna de organizar las masas para la resistencia armada, y a principios de los aos setenta, bajo la presidencia de Len Valencia (1962-1966) el Partido Comunista haba ayudado a crear las llamadas autodefensas campesinas con el pretexto de que las fuerzas del Estado atropellaban a la poblacin rural y haba que defenderse, producindose una serie de encuentros con el Ejrcito en las llamadas zonas liberadas o repblicas independientes, destacando el que se produjo en Marquetalia, donde aparece Pedro Antonio Marn, que adopt el nombre de un lder comunista desaparecido, Manuel Marulanda Prez, y que an hoy en da se le conoce por el nombre de guerra de Tirofijo. Por aquella fecha comienzan tambin los secuestros y extorsiones de la guerrilla de las FARC que mediante emboscadas se enfrentan a unidades militares, y a ser conocido por su liderazgo guerrillero el llamado Tirofijo. En la fortaleza natural de la Marquetalia comienza lo que se quera generar en aquel momento en Colombia. Eran los deseos de las guerrillas de, a partir de un ncleo guerrillero llevar al Partido Comunista al poder por medio de las armas (75), con la idea de la apertura de todo un frente que iba mucho ms all de esta regin y que se produjo a comienzos de 1964. Los jefes de las cuadrillas comunistas convocaron una reunin en las regiones del alto, medio y bajo Pato para atraer a la poblacin que en un 90% no asisti a la concentracin, que tena por objeto ayudar a Tirofijo. Esto desat una serie de represalias como no haban ocurrido anteriormente de la guerrilla marxista. Ante el temor de que se perdiera el control del rea, y ocupasen las zonas montaosas de Tolima y Huila, el teniente coronel Matallana mont la primera operacin helitransportada en donde
(74) VALENCIA TOVAR, .: general: Testimonio..., p. 409, obra citada. (75) ANDRADE MAYA, general: Obra citada, p. 131.

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los helicpteros fueron utilizados en una operacin tctica que result ser un xito, y se pudo comprobar, por la documentacin incautada, que el Partido Comunista estaba detrs de estas guerrillas. Sin embargo, los historiadores militares subrayan en su escritos que las autodefensas comunistas no combatieron por la ideologa de su partido sino para enfrentarse a los militares y a la poblacin civil que no simpatizaba con ellos ni con su ideologa (76). Pero una vez ms el Ejrcito tuvo que abandonar la zona, despus del xito, sin ejecutar las obras civiles que necesitaba el campesinado, no comprendiendo los polticos que al no entregar los recursos necesarios la paz as alcanzada era precaria. Las FARC siguieron con un crecimiento progresivo hasta el ao 1977, aunque sus hombres no protagonizaron una guerra revolucionaria total hasta despus de ese ao. Otra de las guerrillas que an operan en la actualidad es la conocida como ELN y que para el general Landazbal su organizacin data de 1958, y est formada por gente del Movimiento Obrero Estudiantil Campesino (MOEC), el Movimiento Rebelde Colombiano (MCR) y el Frente Unido Camilo Torres, los cuales despus de haber sufrido diversos reveses comenzaron a operar en la regin de Santander, bajo las siglas de ELN. Si las FARC seguan las doctrinas marcadas por la Internacional Comunista, el ELN proceda del castrismo cubano en el que se haban formado alguno de sus lderes. Su primera accin se llev a cabo en Simacota (Santander) en donde se apoderaron de parte de la poblacin, mataron a los policas y se ley una proclama revolucionaria, que vio las luces en su publicacin Insurreccin (77). El Ejrcito de Liberacin Nacional (EPL) fue el ms dbil y comparta las teoras revolucionarias prochinas y se instal en las zonas limtrofes de los Departamentos de Antioqua y Crdoba. Por otro lado el M-19 comenz sus acciones poltico-militares a partir del ao 1974, despus de sustraer la famosa espada de Simn Bolvar del Museo de la Quinta de Bolvar en Bogot. Esta guerrilla dio otro golpe publicitario cuando realiz un secuestro multitudinario de diplomticos en la Embajada de la Repblica Dominicana (1980) y la famosa toma del palacio de Justicia (1985) en donde murieron varios miembros de la Corte Suprema y cerca de un centenar de personas. Este movimiento se desmoviliz en 1990 y durante el
(76) Obra citada, p. 127. (77) LANDAZBAL, REYES, F.: Obra citada. En esta obra se puede encontrar la historia cronolgica de todas las guerrillas colombianas y las etapas por las que han pasado.

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periodo presidencial de Csar Gaviria dejaron las armas el EPL, el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Movimiento Indigenista Quintn Lame: el Ejrcito contribuy en forma decisiva a que la paz se alcanzase, amparndose en los procesos de las citadas organizaciones. Sin embargo, las dos principales guerrillas FARC y ELN crearon una coordinadora presidida por el sacerdote espaol Manuel Prez. Despus de una serie de intervenciones militares, la guerrilla evidenci que sta no quera de verdad, como, adems, lo haba manifestado el ELN, alcanzar la paz. En un documento cuyo texto fue conocido en 1990 bajo el ttulo Poder popular y nuevo gobierno, se expone la combinacin de formas de lucha, sealando en l que las negociaciones con el Gobierno no son nada ms que una manera de presentar el proyecto global y las reivindicaciones particulares, ya que la negociacin no supone una solucin poltica al conflicto y en ningn caso consideran que las treguas o negociaciones vengan a suponer una solucin poltica al conflicto (78). Sobre la utilizacin de las Fuerzas Militares tenemos como caso de ejemplo del conflicto armado lo siguiente. En noviembre de 1990 la coordinadora guerrillera prepar concienzudamente unos asaltos a dos localidades en el municipio de Taraza y Cceres, en el noroeste del Departamento de Antioqua. Muy cerca de stos se encontraba el puesto de mando del Batalln Girardot que no contaba con ms de 80 efectivos. Las FARC y el ELN atacaron los puestos de la polica de los citados municipios como maniobra de distraccin, ya que el grueso de los hombres que formaban la unidad guerrillera se lanzaron contra las instalaciones y el puesto de mando del Girardot. El enfrentamiento fue de una gran intensidad de fuego y el jefe del batalln muere en el campo de batalla, junto con dos jefes y una decena de soldados. Por parte guerrillera, fueron perseguidos por la fuerza, y perdieron alrededor de 100 hombres y la mayor parte del material. Para la Coordinadora el revs trajo muchos problemas: encontr a un Ejrcito con mucha moral y recias capacidades de combate, ocasionando esta derrota varias deserciones entre los miembros de las guerrillas. Ante este asalto inesperado y sus resultados, las Fuerzas Militares prepararon un plan de ataque, aprobado por el Gobierno, sobre el bastin de Casaverde en el Meta, en el que participaron el Ejrcito y la Fuerza Area. Por parte de la Inteligencia Militar revelada que all existan diversas instalaciones defensivas, material de guerra y sobre todo un centro de comu(78) Documento impreso titulado Poder popular y nuevo gobierno. Ediciones Colombia Viva, Bogot, 1990.

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nicaciones que permita establecer contacto con todo el despliegue guerrillero del pas. La operacin consisti en un asalto helitransportado con aproximacin de tropas de tierra que convergieron de forma simultnea al amanecer. El xito fue total militarmente, al ser ocupado el llamado estado mayor de los Llanos Orientales de la guerrilla, incautndose de numeroso e interesante material de inteligencia y hasta las casas de los mandos de las FARC, y de su secretariado que vivan en esta zona. Pero la reaccin guerrillera fue la de realizar ataques terroristas indiscriminados que hicieron escribir a algunos periodistas, si la toma de Casaverde no fue un error ante la ofensiva guerrillera que interrumpi las negociaciones de paz. El general Landazbal llega a decir en su libro Conflicto social que la impotencia a la que se deben enfrentar las Fuerzas Militares con xito en la mayora de los casos, es debido, entre otras causas, a las manifestaciones de desafecto de la poblacin civil y a una falta de cooperacin y apoyo hacia las tropas (79). Landazbal, en el ao 1982, careca de apoyo social para los que combaten contra los antisociales organizados en guerrilla en donde por una parte se les exige su intervencin y despus, por otro lado, se niegan de forma obstinada a su colaboracin ante el temor a las represalias. Hoy en da la colaboracin ciudadana contra el terrorismo es algo imprescindible en su lucha nacional o internacional. Adems, las tres guerrillas se han convertido en narcoguerrillas al obtener casi la totalidad de sus presupuestos de operaciones con droga: de la proteccin de su cultivo, preparacin, transporte interno hasta los puntos de salida; viven las tres FARC, ELN y AUC (80) del mundo de la droga y su actividad guerrillera y terrorista se ha convertido en una manera de vivir, rechazando las ltimas propuestas de paz presentadas por el ex presidente Pastrana (1998-2002) dentro de una sinrazn propia de los que aman la violencia por la violencia. Sobre este tema disponemos de una narracin del teniente coronel Villamarn Pulido en que se describen los monstruosos delitos que llevan a cabo las guerrillas de las FARC, dimensionados no slo como delitos graves del Derecho Internacional sino tambin contra los Derechos Humanos
(79) Obra citada, p. 331. (80) Autodefensas Unidas de Colombia, tambin conocidas como paramilitares. Combaten a las FARC y ELN, as como aquellas zonas supuestamente influenciadas por las narcoguerrilas.

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y contra la humanidad. Hoy en da las tres guerrillas que operan en Colombia se encuentran incluidas en la lista de organizaciones internacionales terroristas, despus de sucesos como los del 11 de septiembre de 2001 (81), confeccionadas por Estados Unidos y Unin Europea. Otro trabajo destacable, desde otro sector del problema, es el libro del teniente coronel Gustavo Castro Pea (R) (82) que nos habla del terrorismo y de la poltica dentro del mundo de las relaciones internacionales. Para el autor el fenmeno terrorista acta impulsado por una serie de cuestiones que van desde las polticas a las tnicas, pasando por las religiosas, nacionalistas y hasta las motivadas por el problema del narcotrfico. En su estudio que viene resumido en el ttulo su contenido, sobre Terrorismo y poltica internacional, nos aborda de forma acadmica desde sus definiciones, tipologas, naturaleza, ideologas, su inmersin en el mundo globalizado, causas, desafos, etc. La obra concluye con un anexo en el que se transcriben diferentes documentos internacionales sobre el terrorismo. A modo de conclusin diremos que, para escribir sobre el pensamiento militar de Colombia hemos elegido, desde un punto de vista personal, a los ms interesantes y representativos militares colombianos. Pero en esta especie de sinopsis no estn todos los que son. Hemos querido reflejar en el pensamiento de unos cuantos el devenir de una nacin hermana, afligida por la desgracia de la violencia ms variopinta. Puede ser verdad lo que escribe uno de los ms grandes soldados de su Ejrcito: el general Valencia Tovar, tropero e intelectual; nos dice que Colombia ha perdido la memoria de la paz (83). Nosotros deseamos y esperamos que sus polticos y militares, sus instituciones y sus cargos pblicos, junto a su pueblo, se rebelen, de una vez para siempre, contra lo que puede ser una constante histrica. Pero como en otras historias de otros pueblos, puede tambin llegar el da en que estalle la paz y la violencia se vaya apagando ante el nacimiento de una poca de desarrollo que debe cimentar-

(81) VILLAMARN PULIDO, L. A., teniente coronel: Ces la horrible noche?, Ediciones Villamarn, Santa Fe de Bogot, 199 . Otras obras del autor son: Ganar la guerra para conquistar la paz; El ELN por dentro; En el infierno; El cartel de las FARC; La selva roja; Drama, pesadilla y espectculo y Deyanira, canto de guerra y paz. (82) CASTRO PEA, G., teniente coronel (R): Terrorismo y poltica internacional. Editorial Ltda. Bucaramanga, 1999. Este autor tambin ha publicado Desafos de final de siglo, 1997. (83) VALENCIA TOVAR, :, general: Clepsidra. Publicaciones militares, Santa Fe de Bogot, 1992. Recoge una seleccin de sus artculos aparecidos en el peridico El Tiempo entre los aos 1975 y 1991.

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se sobre una paz y una democracia que necesita la colaboracin de todos los colombianos o su enfrentamiento de stos contra los violentos, con una cultura de la paz desde las escuelas primarias. Pensadores e historiadores colombianos del siglo XX Valencia Tovar, lvaro; general. Es uno de los militares considerados como intelectual ms conocidos de Iberoamrica. A su prolfica obra hay que aadir sus interesantes aportaciones a toda la doctrina militar de su poca. Como militar lleg a comandante del Ejrcito de Tierra (19741975). Desde su salida de la academia ocup siempre importantes destinos, como capitn del Batalln Colombia particip en la guerra de Corea, y como mayor en el Estado Mayor de las FENU en Egipto. Director de la Escuela Militar de Cadetes y de la Escuela Superior de Guerra, realiz diversos cursos de especializacin en Estados Unidos y fue jefe de la Delegacin de Colombia ante la Junta Interamericana de Defensa (Washington). Entre sus obras destaca su primera novela Uisheda (1970), sobre la violencia poltica; Armas e historia (1971); El general de divisin Jos Mara de Crdoba (1974); El final de Camilo (1976); El ser guerrero del Libertador (1980); Resurgimiento de las cenizas (1981) y sus memorias militares bajo el ttulo de Testimonio de una poca (1992). Durante muchos aos escribi en el diario El Tiempo de Bogot, recogiendo parte de sus artculos en un libro titulado Clepsidra (1992). Pertenece a diversas Academias de Historia y fue el director acadmico de la gran obra Historia de las Fuerzas Militares de Colombia publicada en seis volmenes en 1992. Landazbal Reyes, Fernando; general. Alcanz los ms altos cargos militares: comandante del Ejrcito de Tierra, jefe del Estado Mayor Conjunto y ministro de Defensa. Comand batallones y brigadas, y se diplom en diversas especialidades en Colombia y en Estados Unidos, en donde ejerci cargos diplomticos, igual que en Brasil. Fue embajador en los Pases Bajos y escribi ms de 15 obras, entre las que destacan El conflicto social (1982); El precio de la paz (1985); La integracin nacional (1987); El desafo (1989); La salida del tnel (1990) y El equilibrio del poder (1993). Sus trabajos polticos y militares representaron toda una literatura que haba que conocer para comprender el pensamiento de un gran sector de la milicia colombiana. Sus obras representan una apuesta poltica por los problemas que afectan a su pas, desde el ngulo de una persona que perteneci al Directorio Nacional Conservador. 95

Castro Pea, Gustavo; teniente coronel (R). Llamado a calificar servicios (pase forzoso a retiro) en 1995 bajo la presidencia de Ernesto Samper, desempe distintos puestos militares, entre ellos el de subdirector de Anlisis de la Direccin de Inteligencia del Ejrcito. Es miembro honorario de distintas academias e institutos internacionales. Entre sus libros destacan Desafos de finales de siglo (1997) y Terrorismo y poltica internacional (1999). Ibez Snchez, Jos Roberto; general. Fue director de la Revista de las Fuerzas Armadas, jefe de Informacin y Prensa del Ministerio de Defensa y profesor de la Escuela Superior de Guerra. Public diversos libros sobre historia militar y colabor en peridicos y revistas de su pas. Pertenece a diversas academias colombianas y extranjeras. De su obra destacamos Teora del Estado; Geopoltica y Geoestrategia, trabajo que viene a ser el resultado de sus investigaciones docentes. Villamarn Pulido, Luis; teniente coronel. Militar en servicio activo. Especialista en anlisis sobre la violencia, entre sus libros nos encontramos con Ganar la guerra para conquistar la paz; El ELN por dentro; El cartel de las FARC; La Selva Roja y Ces la horrible noche?
OTROS PENSADORES E HISTORIADORES

Con relacin al pensamiento y a la historia de las Fuerzas Armadas hemos elegido los trabajos realizados por los miembros de los Ejrcitos que precisamente fueron seleccionados para realizar la ingente obra sobre su historia. Los empleos militares corresponden a la fecha de su redaccin. Ibez Snchez, Roberto; general. Investig y public trabajos sobre la historia de los Ejrcitos desde la independencia hasta la campaa del Sur en 1822. Plazas Olarte, Guillermo; coronel. Escribi sobre la historia del Ejrcito y los conflictos del siglo XX, tanto interiores como exteriores, as como sobre la guerra contra el Per (1932-1934). Rodrguez Rodrguez, Jos; general. Historiador, destacan sus trabajos sobre La reforma militar del general Reyes y una introduccin a la Historia de la Fuerza Area colombiana. Andrade Amaya, Alberto; general. Entre sus investigaciones histricas sobresalen las correspondientes a la violencia sectaria, las del periodo 96

del gobierno de las Fuerzas Armadas y sobre el Ejrcito en los aos posteriores al Frente Nacional. Investig sobre la evolucin de los grupos guerrilleros que combaten en Colombia. Romn Bazurto, Enrique; capitn de navo. Se retir voluntariamente de la Armada en 1976. Especialista en historia naval de Colombia. Entre otros libros escribi Proas en tres mares y Vicisitudes de la Escuela Naval colombiana. Wills Olaya, Eduardo; vicealmirante. Se retir voluntariamente de la Armada en 1972. Fue presidente de la Sociedad Naval de Colombia y subdirector del Museo Naval del Caribe. Investigador en historia naval contempornea, escribi en numerosos peridicos y revistas sobre temas navales.

NOTA: Las Fuerzas Militares colombianas cuentan con un Servicio de Publicaciones en donde se pueden conseguir interesantes trabajos sobre todo tipo de temas relacionados con los Ejrcitos y las diferentes materias relativas a la historia, biografas, geopoltica, geoestrategia, etc.

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EL PENSAMIENTO MILITAR PERUANO: DEL MILITARISMO HISTRICO AL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE LAS FUERZAS ARMADAS

Por LVARO

DE

ARCE

TEMES

Introduccin Per ha sido uno de los pases iberoamericanos que ms gobiernos militares ha tenido a lo largo de su historia. Adems, fue el nico que desde un centro de estudios castrenses investig, analiz y elabor todo un pensamiento poltico-militar que llev a la prctica la institucin militar con la llegada al poder, mediante un golpe de Estado, de los generales Velasco Alvarado (1968-1975) y Morales Bermdez (1975-1980). La doctrina elaborada por el Centro de Altos Estudios Militares (CAEM) no slo abarcaba a todo lo concerniente al estamento militar, sino que fue el punto de vista de una serie de estudios de los uniformados que, junto a un grupo de civiles, pretendan desenterrar al pas del subdesarrollo en que se encontraba y conseguir una mejor redistribucin de la riqueza con el fin de paliar las situaciones de pobreza de grandes sectores de la poblacin, sobre todo el campesinado. Esta revolucin desde la izquierda militar representa toda una excepcin en el pensamiento militar iberoamericano. La Defensa y la Seguridad Nacional se contempl desde otros ngulos no tan ortodoxos como los conocidos hasta entonces, e incluso la Geoestrategia ligada a la poltica internacional a desarrollar era enunciada de manera singular por el general Mercado Jarrn. Se convirti en una revolucin de las Fuerzas Armadas en cuyo pensamiento se poda contemplar toda una doctrina nacionalista de izquierdas 99

No podemos decir que este trabajo llevado a cabo por los militares peruanos desde finales de los aos cuarenta, hasta mediados de los sesenta, del siglo XX, tuviera una influencia en otros ejrcitos, pero s despert un enorme inters entre algunos grupos de jvenes oficiales nacionalistas iberoamericanos y se sigui con cautela desde las cpulas de algunos Estados Mayores de los Ejrcitos americanos, entre ellos el de Estados Unidos que se mostraron preocupados por si pudiera triunfar en Per una revolucin desde la institucin castrense de claro sentido radical, en algunas cuestiones poltico-militares. Debemos recordar que Per mantuvo unas buenas relaciones diplomticas con la Unin Sovitica durante los gobiernos revolucionarios de las Fuerzas Armadas; se puso al margen de la Doctrina de la Seguridad Nacional implantada en el continente por Estados Unidos; que el mundo viva una situacin bipolar, en cuanto a seguridad colectiva, en plena guerra fra, y a pocos aos de la grave crisis de los misiles soviticos en Cuba. En cuanto a la eleccin de los pensadores militares peruanos hemos tratado de encontrar a autores de investigaciones historiogrficas que fueran contemporneos, ya que la historia de hoy, aunque fue desde los tiempos de la independencia, no era la de ayer, al conocerse mejor los documentos, procedimientos y el moderno estudio de la misma, a la vez que se contempla con mayor rigor con el paso de los tiempos. Por eso, en el sucinto trabajo que presentamos, hemos elegido a militares que han publicado, en el pasado siglo, la historia de los Ejrcitos peruanos desde la realidad investigadora y desde una cronologa completa de lo acaecido en sus Ejrcitos; con sus organizaciones, modelos de liderazgo, participacin en la poltica activa bien desde la eleccin presidencial o mediante un golpe de fuerza, los enfrentamientos armados, y un sinfn de cuestiones que nos conducen a como se fragu el Ejrcito, que doctrina o pensamientos manifestaban, y todo ello con el desarrollo mismo de la historia de las Fuerzas Armadas. Con los tres generales que hemos mencionado anteriormente, junto a otros compaeros que llevaron a efecto las reformas militares puntuales que marcaron el pensamiento que en cada poca destacaban en la poltica del pas, pretendemos realizar el trabajo tanto desde un punto de vista conceptual como cronolgico, tratando de destacar aquello que ms ha llamado la atencin por las singularidades de las propuestas, de unos generales sui generis en el concepto clsico del militar profesional de carrera del mundo contemporneo. 100

Para que podamos darnos cuenta de la participacin militar en la historia del Per, sealaremos que entre gobiernos surgidos por golpes de Estado, juntas de gobierno, presidentes que alcanzaron el poder por medio de la sucesin constitucional y los elegidos formando parte de un partido o como independientes, ms de 40 militares han gobernado el Per durante su historia (1). De todos ellos 22 lo consiguieron mediante una sublevacin militar, dos mediante presidentes del gobierno de las Fuerzas Armadas, y otros dos como consecuencia de una decisin de los Ejrcitos. Ante todos estos datos es lgico que lo primero que queremos conocer es el porqu de este aluvin de uniformados en la ms alta magistratura de la nacin. Y para esto hemos elegido a uno de los estudiosos intelectuales militares del siglo XX: al general Francisco Morales Bermdez. El militarismo en la historia del Per: el pensamiento del general Morales No es normal que a la hora de escribir sobre el militarismo en los pueblos iberoamericanos, sea un hombre con una brillante carrera militar, y que lleg a la presidencia de la nacin por decisin institucional de las Fuerzas Armadas, realice el anlisis y estudio de estas incursiones de los uniformados en la poltica activa. De aqu que el pensamiento del general Morales Bermdez tenga un doble inters ya que est escrito desde dentro, como miembro de la institucin militar, lo que le proporciona unos conocimientos al margen de su dedicacin historiogrfica, y una honestidad como investigador, a la hora de describirnos los hechos. El general Francisco Morales Bermdez fue quien desde la presidencia del pas, y durante el rgimen de gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas, llev a la prctica lo que se llam segunda etapa y que l concluy con el llamado Plan Tpac-Amaru, del que despus hablaremos, y dirigi la entrega del poder a los civiles, iniciando el periodo de la transicin democrtica. Presidente de la nacin durante el periodo de 1975 a 1980, tambin particip en el gobierno del general Velasco Alvarado (1968-1975). Colabor en el CAEM y fue del grupo de los hombres de confianza del general Velasco. Uno de sus ms destacados trabajos es el que
(1) Entre ellos incluimos al general Jos de San Martn que lo hizo desde 1821 a 1822 como Protector de la Repblica al formar parte del Ejrcito libertador. Tambin contamos con el general Simn Bolvar y el general Antonio Jos Sucre, que lo hicieron en el periodo de 1824 a 1826, uno como lder del Congreso y el Ejrcito y el otro como Libertador.

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nos hace del pensamiento militarista de sus antiguos colegas de armas, dividindolo en cuatro periodos distintos, analizando cada uno de ellos, y realizando toda una tipologa de estas pocas. Adems, esta investigacin viene avalada por la claridad de su texto y la enjundia de su exposicin. No necesita de larga literatura para exponernos lo que pocos militares han escrito sobre el intervencionismo militar en la poltica activa. Recoge aqu, en Democracia y Fuerzas Armadas en el Per (2), lo que tantas veces hemos podido leer a politlogos, socilogos e historiadores: La presidencia de la Repblica era considerada como el ltimo peldao de la carrera militar (3). El general Morales Bermdez, considerado como un militar intelectual por los intelectuales civiles (4), curs estudios de Economa, disciplina poco interesada en aquellas pocas entre los militares profesionales de carrera, lo que le permiti aceptar el cargo de ministro de Hacienda durante el periodo presidencial de Belande Terry (1963-1968). Considerado como una persona prudente lider a los militares conservadores y moderados en la segunda fase del gobierno revolucionario. Trabaj en los estudios elaborados por el CAEM y, entre otros escritos, su pensamiento est encuadrado en sus discursos como presidente, as como en el Plan Tpac-Amaru. El general Morales ha participado en diversos congresos y seminarios con investigaciones sobre casi todos los temas vinculados con la institucin militar. En lugar aparte analizaremos su pensamiento sobre la violencia guerrillera y la democracia. El primer militarismo: 1820-1872 El general Morales Bermdez nos seala las siguientes etapas del militarismo peruano. La primera de ellas comienza con la independencia de la Repblica. En el pas no existen clases dirigentes polticamente organizadas y por esto el poder pasa a manos de los caudillos que combaten entre s, producindose una serie de guerras civiles durante los primeros 50 aos de la Repblica. Los civiles dejan gobernar a los militares porque se encuentran mejor protegidos y les garantizan la defensa de sus propiedades (...) y mejoran sus economas. Por otra parte el caudillo
(2) MORALES BERMDEZ, F.: Democracia y Fuerzas Armadas, ponencia presentada al Seminario Internacional Democracia y Fuerzas Armadas organizado por la Corporacin de Estudios para el Desarrollo (CORDES), del 4 al 6 de julio de 1988, realizado en Quito, Ecuador. En el libro Democracia y Fuerzas Armadas en el Per, pp. 163 a 251, CORDES, Quito, Ecuador. (3) Obra citada, p. 165. (4) Citado por DIRK KRUIJT, en Per: relaciones entre civiles y militares: 1950-1990, dentro del tomo II de Amrica Latina: Militares y Sociedad, FLACSO, San Jos de Costa Rica, 1991.

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crea que le corresponda el derecho de gobernar el pas por haber participado en su emancipacin como pueblo. No tenan ideas polticas; fue una etapa heroica y caballeresca. Morales sita en el ao 1874 el final de esta primera etapa cuando el Ejrcito se subordina transitoriamente al poder civil, bajo la presidencia de Manuel Pardo (1872-1876). En este periodo los caudillos proceden solamente del mbito guerrero-militar, no como en otros pases que algunos de ellos provienen del estamento civil. No debemos olvidar que durante esta poca Per hizo frente a dos guerras exteriores: una contra Espaa en donde resisti a la Escuadra del Pacfico que bombarde el puerto de El Callao, y otra contra Chile, al lado de Bolivia, en la que despleg a sus ejrcitos por el litoral y el mar, en donde la Escuadra chilena fue superior a la peruana y lleg a desembarcar tropas en la propia ciudad de Lima. En las dos contiendas destac el valor del pueblo que se moviliz para hacer frente al enemigo, calificando su comportamiento como ejemplar y en hechos concretos hasta heroico. La guerra con Espaa, en 1866, tuvo lugar durante el mandato del presidente civil Juan Antonio Pezet que, como vicepresidente, a la muerte del presidente-general Dez Canseco, se hizo cargo de la nacin. La guerra con Chile, tambin conocida como la guerra del Pacfico o la del salitre, fue originada por el inters chileno de ampliar hacia el norte sus fronteras. La Alianza de Bolivia, Per y Ecuador no consigui vencer a las tropas chilenas quien por el Tratado de Ancn (1883), aprobado por el Congreso, Bolivia perdi su salida al mar y Per, Tarapac, reservndose los chilenos debido a la abundancia del salitre Tacna y Arica por 10 aos. El segundo militarismo: 1879-1895 El general Morales nos seala como comienzos del segundo militarismo la confrontacin militar con el Partido Civil, de marcado signo antimilitarista, vencedor en unas elecciones que llevan al poder al progresista Manuel Pardo (1872-1876) quien ante las presiones militares entrega el poder al general Mariano Ignacio Prado (1876-1879). Despus de un golpe de Estado, paradjicamente, es reemplazado por un civil, en plena guerra del Pacfico; por el presidente Nicols de Pirola (1879-1881). Los generales procedentes de esa contienda se hacen pronto con el poder y el segundo militarismo tiene un periodo breve. A la presidencia acceden los generales derrotados en la guerra del Pacfico en medio de una profunda crisis, con una burocracia corrompida y un ejrcito burocratizado. Por la ms alta magistratura de la nacin pasan el contralmirante Montero (18811883), los generales Iglesias (1883-1886), Cceres (1886-1890) por elec 103

ciones, Morales Bermdez (1890-1895) elecciones, coronel Borgoo, por sucesin legal (1894), era vicepresidente, y en un segundo mandato el general Cceres (1894-1895) por elecciones, quien es depuesto por una revolucin y sustituido en el poder, mediante comicios, por el presidente Nicols Pirola que entra en Lima el 17 de marzo de 1895. El general Morales destaca una serie de consideraciones que debemos tener en cuenta para conocer el pensamiento militar de esta poca: 1. Las llamadas revoluciones eran un acto militar seguido de una serie de disposiciones polticas. 2. El golpe de Estado es un acto poltico seguido por una serie de adhesiones a la persona militar nombrada presidente. 3. La revolucin de 1895 no tiene un sentido ideolgico. Pirola, que era civil, fue el ltimo caudillo autnticamente revolucionario que tuvo Per. Durante los mandatos presidenciales de Pirola y Lpez Romaa (18991903), se llevaron a cabo, en unos momentos no militaristas, reformas profundas en el Ejrcito.
LAS REFORMAS MILITARES DE LOS PRESIDENTES CIVILES: EL EJRCITO Y LA MISIN FRANCESA

Es curioso que fuera el presidente Pirola quien acuerda, para modernizar al Ejrcito despus de las ltimas contiendas, que sea contratada una misin francesa con el fin de reorganizar a la institucin militar (1896) y apruebe tambin un nuevo Cdigo Militar. La idea de Pirola era que con un ejrcito profesional no slo se salvara el concepto de Defensa Nacional, sino tambin la lucha entre los partidos por alcanzar el poder. La eleccin de que fueran franceses quienes se encargaran de la reforma militar, en contraposicin a las muchas misiones alemanas de aquella poca en Iberoamrica, se debe a que las Fuerzas Armadas chilenas haban sido organizadas e instruidas por los alemanes y eran en potencia su primera amenaza. Los oficiales franceses llegaron a Per en 1896, siendo el Ejrcito el que comenz a organizar sus estructuras y sus cuadros en las academias, as como la nueva doctrina e instruccin. En el ao 1898 el gobierno de Pirola crea la Escuela Militar de Chorrillos cuya direccin se le entrega a un oficial francs (los franceses llevaron la direccin hasta 1922), as como sus ms destacados profesores. En el ao 1924 se inaugura la Escuela Superior de Guerra en donde se imparten los estudios a los futuros oficiales de Estado Mayor y se celebran cursos de 104

especializaciones y de ascensos. Esta Escuela tambin la dirigen los franceses, aunque alternan en su mando con oficiales peruanos hasta 1938. Un ao ms tarde se fundaron las Escuelas Especiales de las Armas en donde tambin haba profesores franceses que llegaron a dirigir la Inspeccin General de las Fuerzas Armadas.
LAS REFORMAS DE LA ARMADA Y LA CREACIN DE LA FUERZA AREA: LA MISIN NORTEAMERICANA

En cuanto a la Armada peruana tampoco fueron los ingleses, como lo hicieron en otras repblicas, sino una misin norteamericana la que se hizo cargo de su instruccin y enseanza, aplicando su doctrina naval con una gran influencia, superior a la francesa en el Ejrcito. Sus mandos realizaron cursos de especializacin en Estados Unidos y los norteamericanos acoplaron a la Armada su organizacin e instruccin. En la Escuela Naval la mayora de los profesores eran peruanos, pero los norteamericanos alcanzaron los puestos de inspector general de la Armada y la jefatura del Estado Mayor. La Fuerza Area se cre en 1920, pero form parte de una subdivisin del Ejrcito como sucedi al principio en la mayora de las Fuerzas Armadas hasta que en el ao 1943 se independiza al crearse el Ministerio de Aeronutica. A finales del siglo XIX va apareciendo un nuevo militarismo en donde el caudillo uniformado nos dice el general Morales ya no es apoyado por la oligarqua, sino que los militares apoyan a la clase poltica gobernante a condicin de que no se reduzcan los presupuestos militares (5). Los sectores oligrquicos se subordinan al imperialismo ingls y despus a Estados Unidos. Durante los primeros aos del siglo XX se sucedieron una serie de gobiernos civiles bajo un rgimen democrtico conservador (6). En este periodo el Ejrcito peruano se enfrenta al ecuatoriano por una cuestin de lmites en Angosteros, en julio del ao 1904, en donde Per consigui vencer a Ecuador. Tambin durante esta poca los presidentes civiles tuvieron que hacer frente a litigios fronterizos con Colombia, Ecuador, Bolivia y Brasil, as como que se cumplieran las clusulas del Tratado de Ancn con Chile en cuanto a la devolucin de las provincias de Tacna y Arica.
(5) MORALES BERMDEZ, F.: Obra citada, p. 167. (6) Los presidentes elegidos democrticamente en este periodo son: Eduardo Lpez de Romaa (1899-1903), Manuel Candamo (1903-1904), por sucesin legal, Serapio Caldern (1904), Jos Pardo y Barredas (1904-1908), Augusto B. Legua (1908-1912) y Guillermo Billinghurst (1912-1914).

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La tercera etapa del militarismo. Los presidentes militares. Intervencin de la Armada El general Morales nos dice que el golpe de Estado del 4 de febrero de 1914 puede considerarse como el inicio de lo que l llama tercer militarismo. Con respecto a los periodos anteriores para Morales el Ejrcito ya no representa la fuerza que respalda a un caudillo, sino que est a favor de los intereses de la clase dominante. As nos encontramos con que desde el ao 1914, en que llega al poder el coronel Benavides, ascendido despus a general, y hasta el gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas, en 1968, se suceden en Per siete golpes de Estado, bien por sublevacin militar o por medio de una sublevacin institucional de las Fuerzas Armadas. Adems, se producen una serie de intentos militares como la cada del presidente Augusto B. Legua (1919-1930) quien despus de hacerse reelegir varias veces con la ayuda de los militares, un militar, Snchez del Cerro es elegido nuevo presidente y gobierna desde el ao 1931 hasta 1933. Es curioso que un presidente civil, Augusto B. Legua gobernara, en su segundo mandato, durante 11 aos, lo que se dio en llamar el oncenio. El general Morales nos seala que a pesar de que Legua no haba hecho mucho por las Fuerzas Armadas, consigui en cambio el apoyo individual de muchos militares gracias a la corrupcin, servilismo, concesiones, y prebendas, que no fue slo exclusivo del medio castrense. Legua haba llegado al poder por una sublevacin de la guarnicin de Lima, el 4 de julio de 1919, y ante el descontento de las Fuerzas Armadas, a finales de su mandato, por sus actuaciones represivas y dictatoriales, se producen una serie de levantamientos de guarniciones locales, llegando a dar la orden de que los militares insurrectos fueran fusilados. La burguesa nacional busca entonces a un militar para desplazarle del poder y lo consigue por medio del por entonces teniente coronel Snchez Cerro, quien con un Batalln de Zapadores de Arequipa forma la base de la sublevacin. Estos hechos provocan que el comandante general de la Escuadra diera a conocer un manifiesto en el que propone un gobierno de conciliacin a fin de detener una guerra civil. En un mes se produjeron seis insurrecciones militares y se suceden cinco Juntas de Gobierno (1930-1931). En medio de esta divisin de la institucin militar y temiendo una guerra civil organizada, aparece en la escena poltica un partido fundado por Haya de la Torre, el Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), que se enfrenta al Ejrcito por sus ideas de izquierdas y su sentir antimilitaris 106

ta. El APRA provoca diversas insurrecciones civiles, pero las llevadas a cabo por la Armada en El Callao, y por el Ejrcito en Cajamarca fueron militaristas pero de inspiracin aprista La eleccin por la Asamblea Nacional del general scar Benavides, fue patrocinada por la oligarqua ante el miedo de que se provocaran insurrecciones de todo tipo y a que ganara el aprismo. Para el general Morales, se iniciaba as una dictadura legal que consolidaba el tercer militarismo: por entonces Haya de la Torre deca que el APRA es la interpretacin marxista de la realidad americana. El general Benavides gobern desde 1933 a 1939. Realiz un programa de reformas sociales y econmicas y cre los Ministerios de Sanidad, Trabajo y Bienestar Social. El APRA contaba con muchos simpatizantes pero fue puesto al margen de la Constitucin al calificarse como un partido internacional. Otro general haba de llegar al poder por medio de otro golpe de Estado y ms tarde mediante unas elecciones: el general Manuel Odra gobern lo que se dio en llamar el onchenio (1948-1950) como miembro de la Junta Militar y como presidente electo (1950-1956). El general moderniza las Fuerzas Armadas y se construyen cuarteles y viviendas para oficiales. Se compra armamento moderno con el fin de contar con un mejor Ejrcito. Levanta suntuosos edificios y universidades, as como bibliotecas. Le concede el voto a las mujeres y convoca a elecciones. El segundo gobierno civil del presidente Manuel Prado (1956-1962) concluye con otro golpe de Estado, pero esta vez se produce por una sublevacin institucional de las Fuerzas Armadas. En el ao 1962 el programa militar, segn el general Morales era: Apoyo de las fuerzas al rgimen civil. No intervencin en la represin que estaba en manos de la Polica (aos atrs se haba creado la Guardia Civil). Actitudes militaristas. Contradicciones internas dentro de las Fuerzas Armadas en cuanto a cuestiones como la nacionalizacin del petrleo y la de que el Ejrcito deba de intervenir en poltica (7). Un dato a tener en cuenta es lo que seala el general Morales, con respecto al intervencionismo militar en la poltica activa. Para este general se ha identificado histricamente a las Fuerzas Armadas con la poltica, considerndose normal que intervenga en diferentes situaciones.
(7) MORALES BERMDEZ, F.: Obra citada, p. 169.

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Resulta que las Fuerzas Armadas son impulsadas por el elemento civil para actuar en poltica. Pero no slo lo hace la clase gobernante, sino tambin los grupos econmicos, la pequea burguesa y an el proletariado (8). En sntesis, para el general Morales en Per, en esta poca, los factores que motivan el militarismo son: 1. Complejo de suficiencia de las Fuerzas Armadas. 2. Complejo de inferioridad de la civilidad. 3. Falta de ejercicio de la ciudadana. 4. Deshonestidad en los procesos electores que defraudan al ciudadano. El golpe de las Fuerzas Armadas del 18 de julio de 1962 fue la primera vez en que la institucin castrense tomaba el poder mediante una Junta. Como caractersticas de este tipo de golpe institucional el general Morales nos dice que no hubo el tradicional caudillo; tampoco obedeci a instigaciones de un partido, grupo poltico o econmico; no hubo financiacin del golpe; no hubo presos polticos ni ninguna represalias hacia partidos o civiles; y la Junta convoc elecciones para junio de 1963. Morales lo llama un militarismo evolucionado, al servicio de la mayora (9). En las elecciones de 1963 sali vencedor Fernando Belande Terry quien gobern hasta el 3 de octubre de 1968 en que se produce el golpe de Estado institucional que dirige el general Juan Velasco Alvarado, presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. El CAEM. La escuela del pensamiento militar contemporneo. El general Marn Arista Los socilogos y polticos civiles sealan que despus de la Segunda Guerra Mundial aparecen una serie de militares ilustrados en los pases iberoamericanos que escriben sobre temas relacionados con su carrera profesional desde las ctedras de las Escuelas Superiores de Enseanza. Con la asistencia de destacadas personalidades acadmicas civiles, estudian, discuten, trabajan, o desarrollan temas relacionados con la Defensa Nacional en unos amplios sectores que van desde el econmico hasta el social, pasando por hacer prospectiva sobre problemas que puedan aparecer en el horizonte del pas. A este nuevo tipo de oficial le han puesto el adjetivo de intelectual militar, que, segn Kruijt, ocupan funciones en

(8) Obra citada, p. 175. (9) Obra citada.

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el Estado Mayor, en institutos de enseanza para oficiales y en las escuelas superiores de guerra. El citado investigador nos recuerda que en Iberoamrica la planificacin y el anlisis poltico-militar fueron estudiados como materia bsica en los cursos superiores de mando (10). Tenemos que sealar que en Per la interpretacin nacionalista del concepto de Seguridad Nacional se relaciona, en primer lugar, con el general Jos del Carmen Marn Arista, considerado como un muchacho del pueblo que cuando era un joven oficial se le haban atribuido simpatas revolucionarias, lo que supondra cierta tirantez con el general Odra. Sin embargo, y a pesar de ello, cuando era comandante, en 1942, y trabajaba sobre el nuevo concepto de Defensa Nacional. Marn Arista subrayaba que sta deba estar forzosamente ligada con las fuerzas morales y sociales del pueblo peruano (11). Durante la dictadura del general Odra se design una comisin que se encargara de hacer un proyecto sobre una Ley Orgnica de las Fuerzas Armadas en la que se contemplase la creacin de un Ministerio de Defensa, un mando nico para la fuerza, y, entre otras cosas, un Centro de Altos Estudios Combinados. La Marina y la Fuerza Area no ponen inters en colaborar con este Centro de Estudios Interejrcitos y entonces, el Ejrcito de Tierra, crea el Centro de Altos Estudios (CAE) por donde pasan los coroneles de mayor antigedad y en donde adems de temas militares se impartan conferencias sobre todo tipo de cultura que las pronunciaban profesionales civiles sobre diversos aspectos de la actualidad de Per. El general Marn fue quien organiz desde el ao 1950 conferencias de este tipo, despus de la autorizacin del presidente general Odra. En el ao 1957 es cuando comienza el CAE a funcionar, despus de unos aos de estudios, seleccionando a los participantes en los cursos segn su preparacin y posibilidades de ascenso. Es cuando el Ejrcito peruano cambia la influencia francesa, en su doctrina, por la norteamericana. Y este organismo pasa a denominarse CAEM, y a partir de 1958 acuden como alumnos miembros de los tres Ejrcitos. Los dos cursos ms importantes son el de Altos Estudios Militares y los de Estado Mayor Conjunto. Para realizar cursos de contenidos sociales y econmicos el general Marn busca en la Comisin Econmica de los Pases de Amrica Latina (CEPAL) profesores para estas materias.
(10) DIRK KRUIJT: Obra citada, p. 35. (11) MARN ARISTA, J. del C.: Reparacin y ejecucin de la Defensa Nacional. Sntesis doctrinaria, Chorrillos. CAEM, 1953. Recogido por VILLANUEVA, V.: El CAEM y la revolucin de la Fuerza Armada, Lima, IEP/Campodomico Ediciones, 1972.

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Desde un principio pens en desarrollar, desde un punto de vista de Defensa y Seguridad el binomio Pueblo y Fuerzas Armadas. En 1953 Marn habla ya del bienestar general en la inauguracin del tercer ciclo de conferencias de formacin para coroneles: es la meta que se fijan las naciones al organizar los Estados. La doctrina que desarrollan los hombres del CAEM, que trabajan en grupos de civiles-militares, es la profundizacin de la doctrina de progreso nacional y desarrollo integral. Adems, inician los estudios sobre el pensamiento potencial econmico, social, y poltico de la nacin. Entre las enseanzas que se estudian en el CAEM figuran temas singulares para aquella fecha: Los problemas de la agricultura nacional, Plan de caminos para la regin de los Andes occidentales, consolidacin de las fronteras vivas, etc. Los militares tambin hicieron ver a la clase poltica la necesidad de crear un Instituto de Planificacin para modernizar el aparato estatal. La Junta Militar de 1962-1963 se enmarca en el contexto de los estudios y planes que realiza el CAEM. Ya durante el gobierno del presidente Manuel Prado (1956-1962) se haban sugerido sus aspiraciones sobre las reformas econmicas estatales, creacin de nuevos Ministerios y mayor atencin a las regiones menos desarrolladas. Precisamente en 1963 aparece un documento que se refiere a los problemas sociales por los que atraviesa el pas y, aunque annimo, sealaba, entre otras cosas, que los poderes reales del Per no eran el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, sino los latifundistas, los exportadores, los banqueros y las empresas americanas (12). Dicen que fue este informe la causa que desde la presidencia, se le orden al CAEM que se ocupar de asuntos estrictamente militares. El CAEM tena como titular de sus normas: Las ideas no se imponen. Se exponen. La doctrina se centraba en que los fines del Estado coinciden en dos aspectos primordiales del bien comn: el bienestar general y la seguridad integral. Dentro de su concepcin humanista preconizaba la necesidad de auscultar permanentemente la opinin del pas, y con ello conocemos los intereses y aspiraciones de la nacin, y de este modo definiremos los objetivos nacionales. Para el CAEM el concepto de Defensa Nacional incluye factores econmicos, polticos, sociales, y estabilidad interior. Se considera como arma fundamental el desarrollo del que se deriva el bienestar y la seguridad. Y nos encontramos con dos tipos de objetivos:
(12) Villanueva lo cita ms ampliamente bajo el nombre de El Estado y su poltica general: determinacin de objetivos nacionales, CAEM. Lima, 1963.

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1. Objetivos especficos de seguridad. 2. Objetivos de guerra. Las singularidades de esta definicin del concepto son: la relacin de desarrollo y seguridad (interior) e incluir la dependencia econmica externa como factor dominante dentro del concepto de seguridad. El CAEM, dentro de su pensamiento, nos dice que el bienestar nacional no se puede medir por el producto interior bruto, ni por la renta per cpita. No debe existir una mala distribucin de la renta: que no exista tan grandes diferencias entre los que perciben los ciudadanos. El CAEM recuerda en el Acta de Seguridad Mutua, de 1959, que en los pases subdesarrollados se debe aprobar, dentro de lo posible, estimular el uso de las Fuerzas Armadas (...) para la construccin de obras pblicas y en otras actividades que ayuden al desarrollo. Entre sus propuestas resaltamos que la idea del bienestar de la nacin es lo que desean alcanzar con las medidas que estudian y preparan en el CAEM. La definicin sobre este tema conceptual es nuevo en las instituciones castrenses: Para alcanzar el bienestar colectivo, las Fuerzas Armadas tiene por misin velar por el bienestar social, finalidad suprema de la nacin. Quiz una de las personas que mejor ha definido el CAEM sea el general Morales Bermdez, que perteneci a l como todos los coroneles y capitanes de navo que participaron en el gobierno revolucionario. Morales nos dice que el CAEM haba creado entre los militares y civiles procedimientos y mecanismos que han sido capaces de formar una conciencia nacionalista, ampliamente desarrollista y en mucho reformista (13). Uno de los axiomas que reflejaba el pensamiento del CAEM era: No se tiene temor a discrepar, lo importante es fundamentar las discrepancias. Adems, en el concepto de seguridad, a travs de los estudios del CAEM, se insisti en la necesidad de una sintona entre Pueblo y Fuerzas Armadas. Para el general Fernndez Maldonado, y ante la llegada al poder de los militares como institucin (1968) seal que no se poda aislar a los peruanos de uniforme de los peruanos sin uniforme. Aunque este binomio siempre existi seal que con este nuevo gobierno la insercin sera mutua y no como antes que pareca comprometida por los abusos de la oligarqua tradicional y el neocolonialismo externo.
(13) MORALES BERMDEZ, F.: Obra citada, p. 183.

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En el ao 1970, dos aos despus de formarse el gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas, el 87% de los generales del Ejrcito de Tierra haban sido alumnos del CAEM, el 40% de los contralmirantes y el 30% de los generales de Aviacin. La contribucin del CAEM la podramos resumir en las siguientes consideraciones: Cambio de mentalidad en las Fuerzas Armadas. Las primeras normas aprobadas por el gobierno revolucionario como las lneas generales de accin de la Doctrina de Defensa Nacional. Una serie de estudios que contrarresten la agresin comunista, la liberacin del capitalismo y la oligarqua dominante. Al CAEM lo llegaron a identificar como un Centro de tendencia izquierdista y a calificar a su ideologa de radical. Lo nico verdadero es que durante unos aos fue una Escuela de gobernantes. El gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas: primera etapa (1968-1975): gobierno y pensamiento Con las elecciones de 1963 llega al poder Fernando Belande Terry quien gobierna el pas constitucionalmente hasta octubre de 1968, en que se produce el golpe de Estado del general Juan Velasco Alvarado que en este momento era presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y comandante general del Ejrcito. El presidente Belande haba comenzado su gobierno constitucional (1963-1968) con una serie de problemas que no pudo solucionar, entre los que se encontraban el tema del petrleo en manos de la International Petroleum Company; una devaluacin de la moneda en el ao 1967; la guerrilla que fue vencida por las Fuerzas Armadas durante su mandato; graves dificultades econmicas y sociales que no consigui terminar con ellas; una mayora opositora en el Congreso lo que le impeda gobernar de una manera adecuada a los conflictos a los que tena que hacer frente, y con divergencias internas dentro de su propio partido. Aunque al principio comenz su gobierno con marcado signo desarrollista, y gran simpata hacia las Fuerzas Armadas, la guerrilla que combati durante los aos 1965 y 1966 plante a las Fuerzas Armadas el dilema de que si bien haba sido vencida por la fuerza de las armas, el pas necesitaba un importante cambio social para que no se volvieran a producir estos levantamientos populares. 112

Los coroneles del general Velasco Por todo esto las Fuerzas Armadas, como institucin, dan un golpe de Estado el da 3 de octubre de 1968. Lo encabeza el general ms antiguo, Velasco Alvarado, con un grupo de 20 oficiales de dos o tres promociones, amigos entre s, y en su mayora intelectuales militares que formaron parte del equipo del general Rodrguez Martnez en la reorganizacin del Ejrcito en 1956, en donde, entre otras cosas, se haban organizado los Servicios Secretos y los centros de formacin para sus miembros. No olvidemos que los Servicios de Inteligencia tenan una gran aproximacin al CAEM y en sus Escuelas se estudiaron aquellas cuestiones sensibles que deban tener la calificacin de confidencial. Entre los hombres de confianza de toda esta reforma y creacin del Servicio Secreto Militar, se encontraban el coronel Mercado Jarrn y el comandante Martnez que establecieron las bases del Servicio de Inteligencia del Ejrcito, el Servicio Nacional de Inteligencia y las escuelas donde se diplomaban los oficiales de Inteligencia. Entre los hombres del general Velasco figuraban tambin los cuatro coroneles que haban redactado el Plan Inca, una especie de gua para futuras reformas del Estado, guardado especialmente por el general Velasco como documento de trabajo. Estos coroneles de Estado Mayor eran: Fernndez Maldonado, Rodrguez Figueroa, Gallegos y Hoyos (14). Las personas que rodean al general Velasco tienen ciertas similitudes: provenan de familias humildes (campesinos, mineros, artesanos, etc.); haban cursado la Enseanza Secundaria, pero algunos de ellos haban servido primero como soldado raso como necesidad para atender a su familia; pasaron por los grados de suboficial: cabo primero, sargento segundo, y sargento primero, hasta que llegaron a la Escuela de Oficiales: el general Velasco Alvarado era uno de ellos. Adems, todos fueron espada de honor en los grados de teniente segundo y en los cursos subsiguientes para los empleos de capitn, mayor, y oficial de Estado Mayor. La influencia poltica provena sobre todo de dos partidos: la Democracia Cristiana y del Movimiento Social Progresista inspirados por la Teologa de la Liberacin y de las ideas etnohistricas sobre el Imperio Socialista Incaico. Entre sus autores ms ledos se encontraban los docentes nacionalistas as como la literatura de este signo. Entre sus escritores preferidos estaban Aguedas y Maritegui (15).
(14) DIRK KRUIJT: Obra citada, pp. 50-51. (15) Toda la informacin sobre estos hombres procede del libro de Kruijt y en el que se recogen entrevistas personales realizadas a todos ellos. Tambin el autor de este trabajo recoge parte de la documentacin y de las charlas sostenidas en Madrid, Espaa, con uno de los nombres destacados de este movimiento: el general Mercado Jarrn, en abril de 1991.

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El general De la Flor situaba la influencia en el pensamiento militar, adems de los autores anteriormente citados, en Ciro Alegra y a Haya de la Torre. La gente de mi generacin lean sobre las zonas en donde iba a ser destacado, y de esta manera recuerda como en el Centro-Sur y Sur, los reclutas no hablaban castellano sino quechua o ayucana. Cuando se le pregunta si podra sealar una orientacin concreta de este movimiento militar el general De la Flor resalta que lo que ellos queran era superar el subdesarrollo y la injusticia, que el pas estuviera liberado econmicamente y no subdesarrollado y dependiente. El pensamiento del general Velasco Alvarado (1968-1975). El Manifiesto y el Plan Inca Dicen algunos que la carrera militar del general Alvarado fue ms slida que brillante. Sin embargo, nadie le discute el liderazgo de su grupo. Velasco Alvarado no era un militar intelectual, ni tiene sus ideas ni pensamiento por escrito. Entre los aos 1930 y 1960 fue instructor de tropa, docente en instituciones militares y comandante de unidades provinciales. No alcanz la espada de honor de su promocin (Huascar), pero termin sus estudios como el mejor alumno de Infantera en 1935. Fue ascendido en todos los grados en el menor tiempo posible. Como instructor de cadetes tuvo como alumnos entre los aos 1941 a 1944 a casi todos los coroneles que le acompaaron en la revolucin de las Fuerzas Armadas. De l dicen sus compaero de armas que fundamentalmente fue un oficial de tropas y de Estado Mayor. Realiz cursos en todas las Escuelas y comand tropas desde batallones a divisiones. Se le consideraba como un oficial honesto, de fuerte carcter pero humano, destacado deportista, siempre estaba a la cabeza de todos. Para su subordinados en el Ejrcito era una institucin 100%. Para su asesor y secretario del Consejo de Ministros, el general Valds Palacio, el general Velasco tena unos puntos claves en su doctrina: familia, autoridad y sociedad. Desmiente que tuviera ideas socialistas y lo que le mova era el hecho de la conmocin social y su nacionalismo. Para el hombre que estuvo a su lado durante todo su mandato, en la parte social sus ideas eran una mezcla de socialismo y cristianismo. Hay que reconocer que el general Velasco Alvarado no lleg al poder con simpatas por parte de la poblacin. Los partidos polticos protestaron por este hecho pero algunos de ellos dej hacer ante los cambios de signo izquierdista para la poca y la institucin que representaban. Velasco organiz un gobierno a su manera: directamente de la presidencia dependan nueve rganos. Contaba con un primer ministro que era el encar 114

gado de coordinar los distintos Ministerios. Despus presida el Comit de Asesoramiento de la Presidencia (COAP), el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CCFA), la Oficina Nacional de Integracin, la Organizacin del Desarrollo de Zonas Afectadas, el Sistema de Apoyo a la Movilizacin Social (SINAMOS), adems de otros rganos como la Casa Militar de la Presidencia, el Instituto de Planificacin y la Controladura Nacional. Una Junta Militar le asiste en sus objetivos y misiones a desempear, formada por los comandantes en jefe de los tres Ejrcitos que, a su vez tienen un Ministerio cada uno de ellos. El Gabinete est subordinado a este rgano Supremo del Estado. El primer ministro fue el general Montagne, al que sucedi en el cargo el general Mercado Jarrn, ya que menos el presidente todos los ministros dejaran sus puestos al pasar a la reserva militar. Los principales rganos que dependan del presidente tenan las siguientes misiones:
EL COAP

Estaba compuesto por unos 50 miembros. Constitua el cerebro del rgimen. Era el lugar donde se elaboraban las reformas emprendidas por los militares (agraria, industrial, minera, etc.). Su director, el general Grahan Hurtado, tena la categora de ministro. Mediante este organismo en el que participaban adems de ministros otros altos cargos de las Fuerzas Armadas le permita al general Velasco Alvarado controlar y dirigir el proceso del gobierno revolucionario. Era el primer rgano asesor del Estado y escuela poltica para futuros ministros. El general Grahan dictaba las lneas de las reformas, elaborndolas despus el general Alvarado y sus coroneles.
EL CCFA

Tena por misin desarrollar las funciones de asesoramiento, planeamiento y control de los tres Ejrcitos. Estaba formado por el presidente del Comando Conjunto, que tena categora de ministro y su designacin dependa de la Junta Militar. Formaban el CCFA los jefes de Estado Mayor de los tres Comandos. El presidente era nombrado por rotacin entre los tres Ejrcitos. Se reunan una vez a la semana.
EL SINAMOS

Su creacin sera tan original como controvertida. Se fund en 1971 y su Ley Orgnica dice que tiene por misin impulsar la participacin consciente y activa de la poblacin nacional en la poltica. Se trataba de orientar al pueblo en la lucha contra el subdesarrollo. Al no existir partidos pol 115

ticos ni autoridades civiles ni parlamento, se buscaba que fuera el vnculo para la participacin del pueblo en las tareas polticas. Pero fue un fracaso ya que los jefes regionales eran militares y heredaron ms de 5.000 funcionarios de otros organismos del Estado. Sin embargo, este Departamento de Participacin Ciudadana fue una manera de incluir a todos: desde idealistas a revolucionarios y a personas que lo que buscaban eran ser lderes de su pueblo. El general Grahan seal que la creacin del SINAMOS se hizo para movilizar y organizar a las masas. Mediante un manifiesto los militares trataron de justificar, ante el pas, el porqu se haban hecho cargo del Gobierno de la nacin. En primer lugar porque el pueblo se haba visto engaado ante el no cumplimiento del programa del gobierno que se convirti en una esperanza no cumplida de la revolucin y de transformaciones revolucionarias. En segundo lugar se subrayaba el inters de las Fuerzas Armadas en que se cumplieran las promesas, y su ayuda incondicional en que se llevara a efecto el programa del gobierno derrocado. En tercer lugar, se criticaba a los polticos porque no se haban enfrentado a los problemas reales del pueblo, sino que slo defendieron los intereses de los poderosos, prescindiendo de las aspiraciones del pueblo Por otro lado se mostraba la preocupacin de las Fuerzas Armadas por los graves problemas que tena el pas, de sus consecuencias imprevisibles, as como la seudosolucin entreguista dada al problema del petrleo. Recordaba como desaciertos el uso incontrolado y doloso de inconstitucionales facultades extraordinarias dadas al Ejecutivo. Para alejar todos los males que acechan al pas, tanto polticos como sociales y econmicos, se public el Estatuto del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas en donde, entre otros, se sealaban los siguientes objetivos: Transforman la estructura del Estado. Promover superiores niveles de vida a los sectores menos favorecidos, mediante la transformacin de las estructuras econmicas, sociales y culturales. Imprimir a los actos de gobierno un sentido nacionalista, e independiente, defendiendo la soberana y la dignidad nacional. Moralizar el pas, restablecer el principio de autoridad y el respecto a la ley y a la justicia. Promover la unin, concordia e integracin de los peruanos (16).
(16) Esta relacin del Estatuto fue recogida del trabajo de Morales Bermdez ya citado.

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El pensamiento del general Morales Bermdez (1975-1980. La segunda etapa del gobierno militar. El Plan Tpac-Amaru. El general Morales Bermdez, de quien hemos hablado anteriormente, fue uno de los hombres de confianza del general Alvarado. En el ao 1973 el general Velasco Alvarado se encontr, despus de su tercera operacin de un aneurisma intestinal, mermadas su facultades fsicas con la amputacin de una pierna. Dentro de la institucin militar se fue formando un consenso sobre la necesidad de un relevo del general que se materializ el 29 de agosto de 1975. La presidencia de la nacin, de la Junta Militar, y del proceso recae en el general del Ejrcito de mayor jerarqua y antigedad el general Francisco Morales Bermdez que desempeaba la jefatura del Comando General del Ejrcito y ministro de la Guerra. Era un hombre del gobierno revolucionario pero que a pesar de participar desde dentro, era considerado ms como un ministro tecncrata que poltico. Precisamente el general Morales, en una alocucin al pas, seala que su gobierno llevar al proceso revolucionario cambios importantes en esta segunda etapa del gobierno militar. Sin embargo, ya adelanta que stos no afectarn a sus programas ni en sus bases ideopolticas, sino en sus procedimientos polticos (17). El da 30 de agosto el general Morales jura el cargo de presidente, cuando todos los jefes de las Fuerzas Armadas le haban enviado sus adhesiones y todos los comandos, las regiones y los diferentes organismos le expresaron su apoyo mediante comunicados que se hicieron pblicos. El nuevo jefe del gobierno revolucionario dej bien claro que con su jefatura comenzaba la segunda fase del proceso y manifest que seguiran vigentes el Estatuto, las bases ideolgicas, y el Plan Inca. Durante las primeras semanas el general Morales fue marcando las vas por donde ira esta segunda fase. Para l la primera etapa cumpli con sus objetivos que fueron iniciar en lo interno los cambios estructurales ms importantes en lo social, y en lo econmico, desarrollando, adems, las bases ideolgicas de una revolucin autnoma. Haba escrito que el concepto clave de las leyes de la revolucin, fue la necesidad de crear una democracia social participativa, para que los peruanos pudiesen ser incluidos en la vida econmica y social del pas (18). Pero el general
(17) Alocucin realizada en la ciudad Tacua el 29 de agosto de 1975, antes de tomar posesin de su cargo como presidente. (18) MORALES BERMDEZ, F.: Obra citada, p. 194.

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Morales reconoci que los militares a veces contradecan los nobles principios cristianos y libertarios y que fueron los mismos uniformados los responsables de fomentar una actitud de escepticismo y apata hacia el Gobierno. Morales reconoca que aunque el Plan Inca sealaba que en el pas no haba libertad de prensa, sino libertad de empresa, el entregar los medios de comunicacin a manos de organizaciones representativas de la nueva sociedad, en vez de alcanzar ms libertad de expresin fue menoscabar an ms la libertad. El gobierno militar reconoca cuatro tipos de propiedad: la privada, la privada reformada con la comunidad laboral, la social, y la del Estado, aunque sealaba que los medios de produccin fueran prioritariamente de propiedad social. Para Morales lo que pretendan era seguir un camino entre el capitalismo individualista y el comunismo totalitario. Encontrar un tercer camino que no fuera ni capitalista ni comunista, sino humanista. Precisamente el rgimen militar se haba titulado: revolucionario, humanista y cristiano. El general Morales comenz su gobierno adoptando un talante de dilogo con los partidos polticos, las reas de la administracin y las finanzas, y del mundo laboral. Quizs lo ms importante que tuvo que llevar a cabo fue conseguir que las Fuerzas Armadas no se dividieran, ya que la Marina no estaba de acuerdo con muchas de las decisiones del gobierno militar, en donde el Ejrcito era el ms representativo de la doctrina que se deseaba desarrollar. El general Morales, desde el principio, trat de conseguir una mayor apertura del rgimen y hacerse con funciones que antes tena el primer ministro. Haba hasta 23 Ministerios y todos en manos militares, as como los rganos de la Administracin. Durante su gobierno se redujeron y se nombr ministro de Hacienda a un civil que llev a todo su equipo. Tambin consigui que en la jerarquizacin del aparato del Estado cambiaran los puntos de gravedad: el COAP perdi peso. El general Quevedo, que fue jefe del COAP entre los aos 1976 y 1980 seal que las misiones ya no tena ninguna importancia porque el presidente Morales dej de presidir el Consejo y que su misin era llevar la propuesta a la Junta Militar (19). La segunda fase del gobierno revolucionario pas por graves problemas econmicos. Si bien durante los aos 1969 a 1973 se haba conseguido una situacin de estabilidad poltica y econmica, como reconoce el ge-

(19) Entrevista aparecida en el libro de DIRK KRUIJT: Obra citada, p. 82.

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neral Morales, entre los aos 1974-1975, se aceler el gasto pblico y sufri el desorden monetario, y el alza de petrleo cuando an no se haba conseguido el aumento de la produccin nacional. El general Morales orient su poltica a travs del Plan Tpac-Amaru que se aprob el 4 de octubre de 1977. La finalidad del mismo era consolidar el proceso revolucionario evitando que se fuera hacia el estatismo comunista o que retrocediese hacia el capitalismo prerevolucionario. Este Plan, entre otras cosas, precisaba: que se aprobara una Asamblea Constituyente para finales de 1978; formulacin de una nueva Constitucin que recoja las reformas estructurales de la revolucin; estructurar los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; ejercer el pluralismo poltico; mecanismos para la participacin del pas en los asuntos del Estado; incluir los contenidos de la Declaracin de los Derechos Humanos; y convocar elecciones generales para el ao 1980. Refirindose a su poltica, sealaba en 1976: el Plan comprende un conjunto de directrices que orientarn la vida econmica, social y poltica del pas y en segundo lugar, segn Morales, un conjunto de normas permitirn ir a una transicin progresiva y metdica de la entrega del poder por las Fuerzas Armadas a la civilidad (20). Este gobierno militar revolucionario fue estudiado en profundidad por idelogos, socilogos, historiadores y militares. La verdad es que el ensayo haba sido nico en toda la historia del pensamiento militar iberoamericano. Los mismos hombres que lo desarrollaron reconocen sus fallos y errores, como lo hizo el general Morales con todo el gobierno militar. Esta revolucin militar de carcter poltico, econmico y social no ha tenido parangn con ninguna otra que haya surgido en el pensamiento militar contemporneo, de aqu su importancia en la historia de los Ejrcitos iberoamericanos. El general Mercado Jarrn. El pensamiento geopoltico y las relaciones con Estados Unidos y la Unin Sovitica El general Edgardo Mercado Jarrn alcanz el grado de general de divisin en el Ejrcito peruano. Considerado como uno de los ms brillantes geopolticos de su generacin (21), se haba diplomado en la Escuela Superior

(20) Obra citada, p. 203. (21) Considerado as por Dirk Kruijt que recoge una entrevista con el general Mercado Jarrn en su obra obra citada, pp. 60-61.

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de Guerra y en el CAEM. Realiz estudios de Estado Mayor en Leawenwort y de Defensa Nacional en el Colegio Interamericano de Defensa en Estados Unidos. Fue uno de los hombres de confianza del general Velasco y en el gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas ocup los cargos de primer ministro, ministro de Asuntos Exteriores, ministro de la Guerra y comandante general del Ejrcito. Public diversos libros entre los que destacan Poltica, seguridad y estrategia; El conflicto con el Ecuador; Poltica y estrategia en la guerra con Chile; Hacia un proyecto nacional; La Antrtida y Un sistema de Seguridad y Defensa suramericano, entre otros. Cre toda una escuela en su entorno militar como profesor de todas las Escuelas del Ejrcito, de la Escuela Superior de Guerra Area y de la Escuela Superior de Guerra Naval y del CAEM. Dio numerosas conferencias sobre temas relacionados con Iberoamrica y las relaciones internacionales en diversos centros de estudios superiores y universidades, tanto en Per como en el extranjero. Fue presidente fundador del Instituto Peruano de Estudios Geopolticos y Estratgicos y como militar en activo asisti a numerosas reuniones internacionales representando a su pas; entre ellos a la II Reunin del Grupo de los 77 (1971), y a la Cumbre de Jefes de Estado de los Pases No-Alineados celebrada en Argel (1973). Dentro de la poltica externa que marc el gobierno militar, Mercado Jarrn fue el encargado de ponerla en prctica como ministro de Asuntos Exteriores (1968-1971), y tena como eje principal eliminar o por lo menos reducir su dependencia militar, econmica, financiera y poltica de Estados Unidos. La apuesta era un desafo a Estados Unidos por dos cuestiones: porque en 1968 la guerra fra entre los dos bloques se encontraba en un momento lgido, debido a la invasin de Checoslovaquia por tropas del Pacto de Varsovia y porque los norteamericanos haban establecido la Doctrina de la Seguridad Nacional para luchar contra las guerrillas marxistas que por aquellos aos se haban formado en diversos pases iberoamericanos, despus de la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba. El general Mercado Jarrn explicaba que la poltica internacional era distinta a la del resto del continente porque para ellos el mundo esta dividido entre el Norte y el Sur. Explicaba que en el Norte se encuentran los pases ricos, de tecnologa avanzada, altos ingresos etc.; all est la cuarta parte de la poblacin mundial, pero tres cuartos de la riqueza, y casi toda la tecnologa. De otro lado se encontraban los pases pobres, subdesarrollados, donde est el hombre, la miseria, el analfabetismo.... Para 120

el general Mercado, Per perteneca a este Tercer Mundo. Y se expresaba con la teora de los anillos concntricos. El primero de ellos buscaba la solidaridad con los pases vecinos y se privilegi el Pacto Andino; el segundo anillo concntrico era la solidaridad de Amrica Latina que lo consegu en el consenso de Via del Mar, y el tercer anillo era buscar apoyo del Tercer Mundo y se redujo a dos grandes acciones, la Conferencia de los 77 pases subdesarrollados por primera vez en Per, y en segundo lugar la participacin de Per en la Organizacin de los Pases No-Alineados. La relacin que Per tena con Estados Unidos se deterior cuando el gobierno de Alvarado, nada ms llegar al poder, nacionaliz la Internacional Petroleum Company con la ocupacin de la Brea y Parias, as como de la refinera de Talara con carros de combate, la explotacin azucarera de la Grace Company y ms tarde las explotaciones mineras del Cerro del Pasco Corporation. Por otro lado comienza a comprar armamento a pases europeos tratando de diversificar su material que dependa, hasta el ao 1968, en una gran parte de Estados Unidos. As compra carros de combate AMX y aviones Mirage a Francia, bombarderos ligeros a Gran Bretaa, aviones de transporte a Canad y vehculos blindados a Alemania, y cruceros y fragatas a Holanda y Reino Unido. Cuando Estados Unidos deja de enviarles material de repuesto extienden sus compras a la Unin Sovitica y a los pases del Este. Por otro lado Rusia financia con un 50% el puerto pesquero de Paita incrementndose las relaciones comerciales en prospecciones petrolferas y de minerales. Se permite el Partido Comunista peruano as como otras organizaciones vinculadas a los pases soviticos, y aumenta los kilmetros de sus aguas territoriales con el fin de sacarle ms provecho a la pesca. Como obra de inters para un estudio del pensamiento geopoltico y estratgico de Iberoamrica, desde el punto de vista nacionalista, as como de los intereses comunes poltico-estratgicos entre los pases suramericanos, nos encontramos con uno de los libros destacados de Mercado Jarrn que titula: Un sistema de Seguridad y Defensa suramericano. El autor, contemplando lo que puede pasar en el siglo XXI est escrito a finales de los aos ochenta, nos seala la necesidad de crear un organismo de Defensa Regional Suramericana, sin contar con Estados Unidos. Entre las muchas consideraciones que hace el general Mercado, nos dice que el pensamiento del Ejrcito peruano no lleva nicamente la accin de las Fuerzas Armadas a un marco netamente castrense y que sus actividades debe cumplirlas en el mbito de la problemtica y la rea 121

lidad nacional e internacional (22). No se puede estar al margen de los grandes problemas nacionales y debe ser, el Ejrcito, el impulsor en la lucha por la justicia social, y el bienestar del pueblo. Para el general Mercado Jarrn cuatro son las notas a destacar en las tareas esenciales que deber asumir el Ejrcito: 1. Prepararse para garantizar la integridad, la soberana y seguridad de la nacin. 2. Participar en el desarrollo de aquellas actividades afines a la Defensa Nacional para obtener el mayor autoabastecimiento posible. 3. Impulsar la lucha por la justicia social, orientada al bienestar general. 4. Colaborar en la cohesin entre el Pueblo con las Fuerzas Armadas para fortalecer la cohesin nacional (23). A modo de conclusiones. El pensamiento militar con relacin a la violencia, subversin y terrorismo Hemos querido traer a este trabajo el pensamiento de los militares de esta poca por su repercusin, ya no slo en los medios castrenses iberoamericanos, sino por el inters que despert en su da tanto el CAEM como los autores que hemos citado en nuestro estudio. Que un alto mando militar, que lleg de facto a ser presidente de la Repblica escriba sobre los diferentes modelos de militarismo que hubo en su pas, es algo que nunca hasta entonces haba realizado un uniformado, y convierte al general Morales Bermdez en una persona cuyo pensamiento ha sido estudiado, analizado e investigado por gran parte de la comunidad acadmica e historicista civil. Tambin el general Mercado Jarrn, uno de los tericos de las doctrinas del CAEM, fue el primer militar que patrocin la teora, Norte-Sur, tan en boga aos ms tarde, y la aplicacin de su pensamiento dentro de las coordenadas poltico, econmicas y sociales. Aquellos militares crean identificarse con los pases del Tercer Mundo ms que con los llamados pases occidentales, en cuyo espejo se miraban las Fuerzas Armadas iberoamericanas. Por eso hemos trado aqu, para concluir nuestro trabajo, sus pensamientos sobre la democracia, el rol de las Fuerzas Armadas, y la violencia de su pas, centrada, sobre todo, en los movimientos guerrilleros de ideolo(22) MERCADO JARRN, E.: Un sistema de Seguridad y Defensa suramericano, p. 220. Centro Peruano de Estudios Internacionales (CEPEI), Lima, Per. (23) Resumen del pensamiento del Ejrcito peruano. p. 221.

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ga marxista y maosta. En el libro titulado Democracia y violencia en el Per, los citados oficiales generales nos muestra sus posiciones sobre estos temas (24). El general Morales nos seala, en su trabajo El rol de las Fuerzas Armadas en el contexto de la democracia y la violencia poltica en Per, que la democracia representativa es la expresin actual de la mayora de los gobiernos occidentales (25). Para este militar la democracia o gobierno del pueblo es el sistema en el que cada uno de los ciudadanos participa con iguales derechos en las discusiones (...) en cuanto les atae en cualquiera de los sectores de la vida poltica, econmica y social del pas. Y para el militar todo esto supone: 1. La independencia de los poderes y el control de los actos del gobierno. 2. Elecciones libres para elegir al gobierno. 3. No sobrepasar los mandatos que la ley impone, ya que es incompatible con el ejercicio efectivo de la democracia. 4. Libertad del individuo y, respeto por los derechos humanos. 5. Aceptacin de la mayora, respetando la opinin de la minora. 6. Una efectiva administracin de la Justicia que garantice los derechos humanos. 7. Libertad de prensa, informacin y expresin condiciones esenciales para un rgimen democrtico (26). El general Morales reconoce que la transicin a la democracia de su pas pas por la Asamblea Constituyente (1978-1979) que l mismo convoc desde el Plan Tpac-Amaru y la aprobacin de la nueva Constitucin. Seala que el terrorismo y la subversin han existido desde que se inici la civilizacin, y de que hay varias maneras de hacer cambiar a los violentos: De manera ms racional, o sea, convencindolos. De manera pragmtica, ofrecindole ventajas a los que se oponen. De manera prepotente, utilizando la superioridad de la fuerza. El general Morales nos seala que la violencia ejercida por un Estado democrtico se aplica slo cuando se ha producido algn caso que as lo exija. Para el militar peruano la violencia estructural existe en todas las sociedades, tanto capitalista como socialista: es cuando se genera por
(24) VV.AA. Democracia y violencia en el Per, CEPEI. Editor Diego Garca Layan. Lima, 1988. (25) MORALES BERMDEZ, F.: Democracia y violencia en el contexto de la democracia y la violencia poltica en el Per, obra citada, pp. 79 a 99. (26) Obra citada, p. 81.

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conservar la estructura socio-econmica que se considera injusta por la mayora de la sociedad. Para que haya subversin terrorista que pueda justificar el empleo de las Fuerzas Armadas, el general Morales considera que es necesario se cumplan cuatro condiciones: 1. La violencia tiene que ser ilimitada, en la que se incluye la muerte y la tortura. 2. Debe ser total, con relacin al territorio en donde se produzca, desde una ciudad a un territorio. 3. Debe ser permanente y sistemtica, que incluya a personas, instituciones, grupos, objetos materiales (monumentos, edificios, etc.). 4. Debe perseguir la destruccin del sistema contra el que acta. Despus de sealar que en su pas, y en otros iberoamericanos existe un contexto que favorece el terrorismo y que son la rigidez social y la pobreza, reconoce que en la lucha contra el terrorismo los medios de comunicacin deben colaborar con la sociedad y tener un cierto autocontrol con las informaciones de que disponen. El general Morales, tras su interesante anlisis nos dice que un gobierno democrtico, por si slo, no puede hacerlo todo: se necesita la colaboracin de la nacin, de su pueblo, de los medios de comunicacin y de las Fuerzas Armadas (27). Por su parte el general Mercado Jarrn, en una exposicin presentada ante la Comisin de Pacificacin del Senado, el 8 de junio de 1988, nos seala que la subversin tiene como finalidad el cambio del sistema imperante y es un fenmeno poltico con efectos en los mbitos econmicos, social, psicolgico y militar (28). Denomina al terrorismo como la subversin en su mtodo ms violento. Despus de analizar las dos guerrillas ms importantes del pas, Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tpac-Amaru, nos recuerda que si stas van ganando terreno en la actualidad han desaparecido de la escena poltica, es debido, entre otras cosas, por: la falta de coordinacin y planificacin de una estrategia nacional contrasubversiva; la falta de una estructura social ms justa en la distribucin de la riqueza; la inflacin que perjudica ms a los ms pobres; la quiebra de los servicios morales; la naturaleza extremadamente violenta de la ideologa; y la ausencia de un diagnstico global del problema de la violencia (29). Para el general Mercado, por aquel entonces (1988), la

(27) Obra citada, p. 98. (28) MERCADO JARRN, E.: Subversin y democracia, recogido en el anexo del libro central citado, p. 118. (29) Obra citada, p. 127.

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democracia peruana no sanciona con el rigor que se merece el delito terrorista. Y dice que una democracia no debe ser tolerante con los alzados en armas, pero subraya que en un proceso subversivo las facultades excepcionales de que dispone el gobierno no lo autoriza para que esto afecte a un determinado nmero de derechos bsicos. Sin embargo, en su escrito, nos dice que la moral de las Fuerzas Armadas puede deteriorarse ante la falta de respaldo de la cpula poltica, del pueblo, y de los medios de comunicacin (30). Todo lo expuesto anteriormente lo hemos elegido, y lo repetimos, por el gran inters que han despertado unos cuantos pensadores militares peruanos cuya singular doctrina poltico-militar se puede encontrar en cualquier historia de este pas, o en los anlisis sociolgicos y polticos que sobre el pensamiento militar iberoamericano han escrito los ms importantes politlogos especialistas en el estudio de las Fuerzas Armadas del continente suramericano. Per cuenta con grandes historiadores y tericos en geoestrategia y en toda clase de conocimientos militares. Nuestra eleccin se ha debido porque estos nombres, la citada institucin militar, y sus singulares pensamientos, son tambin parte de la historia militar de ese gran pas. Y una de las singularidades del pensamiento militar, en la historia de la presencia de las Fuerzas Armadas en la poltica activa en Iberoamrica.

(30) Obra citada, p. 130.

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CAPTULO TERCERO

EL PENSAMIENTO MILITAR EN VENEZUELA Y BOLIVIA DURANTE EL SIGLO XX

EL PENSAMIENTO MILITAR EN VENEZUELA Y BOLIVIA DURANTE EL SIGLO XX

Por JUAN BATISTA GONZLEZ

Introduccin Desde su emancipacin efectiva hasta la tercera dcada del siglo XX las naciones iberoamericanas emplearon la mayor parte de sus energas en la definicin de sus respectivas realidades geopolticas, mediante el juego diplomtico o a travs del enfrentamiento blico, con resultados, en este ltimo caso, positivos para unas y negativos para otras. La frustracin de determinadas aspiraciones propici cambios violentos en el poder, generadores de unas situaciones polticas caracterizadas por confrontaciones ideolgicas que materializaron una permanente inestabilidad. Frecuentemente, de la turbulencia social, bien por requerimientos de las fuerzas partidistas, bien por propia iniciativa, surgieron caudillos que implantaron regmenes autoritarios con el objetivo de formalizar un ideal nacional sobre un orden por ellos personificado. Este recorrido histrico termin cuando se alcanzaron acuerdos fronterizos sobre las principales zonas en disputa y, paralelamente, al conformarse las tendencias polticas que, con vocacin democrtica (a menudo interrumpida), se disputaron el gobierno en los diversos pases. Tal trayectoria puede ser observada, por ejemplo, en Venezuela y Bolivia, aunque hay que considerar que en cada una de estas naciones se observan diferentes desarrollos, que requieren, lgicamente, anlisis individualizados. 129

Como es natural, la institucin castrense se vio comprometida en estos procesos de vertebracin nacional y social, fuertemente ideologizados y con acusado impacto en los sentimientos populares. Por lo que respecta a Amrica del Sur, hay que resear que el pensamiento militar se ha visto influido por dos realidades intelectuales: el designio geopoltico de Brasil (potencia territorial) y su contrapeso argentino, por una parte; y por otra, la gravitacin norteamericana sobre todo el hemisferio, impregnado por la estrategia poltica originada en los centros de poder de Washington. sta ha dado lugar a actitudes de desconfianza y hasta de rechazo, con consecuencias en el modo de pensar de las lites castrenses. Los Ejrcitos de Bolivia y Venezuela, objeto de este estudio, no son ajenos a esta problemtica. Sealemos, como ltima reflexin aplicable a las dos naciones, que la formulacin de las reivindicaciones histricas y de las teoras estratgicas y polticas generadas por sus militares, ha ido seguida, normalmente, por la ocupacin del poder como paso previo a una solucin pretendidamente democrtica. El pensamiento militar en Venezuela El ltimo caudillo rural El andino Juan Vicente Gmez ocup el poder en Venezuela desde que lo asalt en el ao 1908 hasta su muerte en 1935. Gobern un pas an de economa rural, respaldado por las Fuerzas Armadas que lo elev a su jefatura y a la mxima magistratura nacional. Una Fuerzas Armadas que en estructuras y tradiciones conectaba con la que dirigi Pez, el primer dictador venezolano. Por ello, Uslar Pietri lo define como el ltimo genuino caudillo rural de aquel mundo ultramarino (1), al estilo de Boves, Rosas, el propio Pez o el Facundo cientficamente estudiado por Domingo Faustino Sarmiento. Todos ellos representan la violenta autenticidad humana del jefe de campesinos frente a los dirigentes ciudadanos que viven de espaldas a la realidad natural e inculta del interior; su consecuencia es la conquista del medio urbano por los guerreros semisalvajes identificados con la tierra, y el nacimiento, a travs de un choque brutal, casi biolgico, de una verdadera conciencia nacional. Juan Vicente Gmez representa, en Venezuela, este proceso de maduracin. Los diferentes analistas reprueban sus mtodos, pero sus crticas

(1) USLAR PIETRI, A.: La creacin del Nuevo Mundo. p. 126. Madrid, 1992.

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acerbas no son obstculo para que reconozcan, como hace Guillermo Morn, que: La intranquilidad, la permanente vigilia, el desasosiego, caracterizaron la historia poltica de nuestro pas desde la guerra de la Independencia hasta la rehabilitacin. Tiempo histrico, este ltimo, que se corresponde con la presidencia de Gmez, quien dio un golpe de Estado y asegur la paz (2). Morn reflexiona sobre la realidad histrica, al igual que Francisco Herrera Luque: Juan Vicente Gmez dice este ltimo fue un monstruo primitivo merecedor de todos los eptetos; pero coincida esta opinin de clase o de un determinado estrato cultural con la de la inmensa mayora del pueblo venezolano, incluyendo sectores amplios de su alta burguesa? Mis investigaciones sobre el particular me autorizan a negarlo rotundamente. El pueblo venezolano no comparta este sentimiento de reprobacin, y si probablemente no expresaba, por su naturaleza cautelosa, su conformidad con el sistema, en el fondo estaba satisfecho de la gran contribucin que el dictador haba concedido al pas: como era la supresin de la guerra que desde haca cien aos asolaba a Venezuela (3). Todos los analistas se muestran de acuerdo en que con la presidencia de Gmez el pas se asent, creci, armoniz su geopoltica con las de sus vecinos de la Gran Colombia, se moderniz en infraestructuras, se orient hacia la economa petrolera y dispuso de unas Fuerzas Armadas integradas por fin en las instituciones del Estado. Resumiendo las carencias y los aciertos de su mandato, Morn sentencia que, a su trmino: El pueblo sali a la luz contempornea tal como haba entrado en 1830: campesino, analfabeto, pobre, enfermo, deprimido, a medio vestir y descalzo. Pero curiosamente, con unidad en la cultura, igualiario, con la identidad intacta y las esperanzas renovadas (4). Fiel a sus orgenes y a su estilo, Gmez no fue un intelectual. Mas del resultado de su gestin se deduce que desarroll un pensamiento poltico concretado en algunas realizaciones estratgicas que influyeron en el posterior desenvolvimiento nacional.

(2) MORN, G.: Breve historia de Venezuela, Madrid, p. 254.1979. (3) HERRERA LUQUE, F.: Juan Vicente Gmez visto por un psiquiatra, Revista Resumen, p. 5, nmero 100. Caracas, 5 de octubre de 1975. (4) MORN, G.: Obra citada, p. 225.

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Sent las bases de la economa petrolera, dictando las primeras leyes de hidrocarburos y otorgando concesiones a empresas de Estados Unidos, Gran Bretaa y Holanda, con lo que su rgimen no se vio inquietado por dichas potencias e ingres en las arcas del Estado (y en las suyas propias, todo hay que decirlo) los beneficios de tales acuerdos de explotacin. El acuerdo de fronteras logrado con Colombia (revisado y protestado en tiempos posteriores, hasta hoy mismo) le permiti dedicar atencin a la organizacin de las Fuerzas Armadas, modernizndolas, profesionalizando a sus cuadros y hacindolos cosmopolitas mediante el contacto con otros Ejrcitos de la regin. Acert, en fin, en la eleccin de los colaboradores militares que a su muerte le sucedieron, quienes iniciaron una transicin hacia un sistema democrtico, al cabo, tortuosamente lograda. La dcada de los militares civilistas Tras el fallecimiento de Juan Vicente Gmez, dos generales asumieron, sucesivamente, la presidencia de Venezuela: Eleazar Lpez Contreras e Isaas Medina Angarita. Muy identificados con el dictador (como l, andinos; como l, originarios de las partidas rurales que lo elevaron al poder) y hombres de confianza suyos, personifican, en cambio, un giro fundamental en la poltica venezolana, que orientaron hacia frmulas democrticas a travs de un periodo de transicin que deba culminar con una plena participacin social en las instituciones del Estado. De Lpez Contreras, iniciador de tal proceso, dice Morn que: La Historia le reconocer como fundador de la democracia venezolana en este siglo (5). Podemos preguntarnos si, desde los ltimos aos de la dictadura de Gmez no exista un plan conducente al cambio representado por sus dos colegas sucesores. Nada permite dudar de la lealtad de stos a su antecesor, dada su vinculacin a l (Lpez Contreras fue su ministro de la Guerra y Medina lo fue de Lpez) y la falta de documentos que indiquen diferencias radicales de pensamiento. As que cabe suponer que estaba ms o menos acordado que tras la desaparicin del dictador sobrevendra el cambio poltico. Lpez Contreras fue, ante todo, un hombre pragmtico. Convencido de que el progreso venezolano necesitaba del concurso del conjunto de la ciudadana, inici la apertura poltica hacia un rgimen democrtico. Estim preciso perfeccionar la estructura del Estado como condicin para ello y vin(5) MORN, G.: Obra citada, p. 220.

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cul al Ejrcito al sostenimiento del sistema, garantizando la promulgacin y el cumplimiento de leyes aperturistas y de otras, transitorias, que reforzaban el orden pblico e impedan desvos revolucionarios (como pretenda un joven y efervescente Rmulo Betancourt) y reaccionarios. Hay que tener presente que ambos militares gobernaron con un clima interno en el que no faltaron las impaciencias ideolgicas de diferentes signos, impulsadas por las tendencias (democracia liberal, comunismo y fascismo) que se iban a confrontar en la Segunda Guerra Mundial, problema que tuvieron que afrontar y en el que se hizo notar la presin de Estados Unidos dentro del foro continental, resuelta en la declaracin de beligerancia de toda la regin contra las potencias del Eje. Lpez Contreras describi su estrategia de equilibrio poltico y de institucionalizacin de la comunidad castrense en sus memorias (El triunfo de la verdad. Documentos para la historia venezolana, Mxico, 1949) reivindicativas de su accin pblica, para la que cont con destacadas personalidades civiles del pas, el siempre crtico Uslar Pietri entre ellas como ministro de Educacin. Por lo que respecta a las reformas militares que acometi, dice Morn que: Dot, tecnific y educ al Ejrcito, que durante el rgimen gomecista tena an caracteres de mesnada (). La dignificacin adquirida bajo la presidencia de Lpez permiti una reconsideracin por parte de la opinin pblica, respecto a la apreciacin del Ejrcito venezolano (6). Su mandato comenz en el ao 1936, siendo relevado por Medina Angarita en 1941. Durante esos aos llev a cabo un progresivo aperturismo poltico y un incremento de la economa petrolera, cuyos beneficios se aplicaron en buena parte a la educacin de la poblacin, que empez a desplazarse del campo a la ciudad. Necesitado de apoyo internacional para sus reformas, mantuvo las concesiones otorgadas por Gmez, lo que sus enemigos polticos relacionaron en el debe de su currculo. Isaas Medina haba sido ministro de la Guerra con Lpez Contreras, y hered de ste la presidencia de la Repblica por el mismo mtodo, esto es, designacin, aprobada despus por las Cmaras Legislativas. Es evidente que tales modos no eran los propios de un funcionamiento democrtico y que la norma sucesoria (nombramiento del ministro de la Guerra del rgimen anterior, que acceda, adems, a la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas) indicaba la tutela militar del sistema. Pero, ciertamente,

(6) MORN, G.: Obra citada, p. 235.

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tanto Lpez como Medina se comprometieron en un proceso de transicin a una representatividad plena basada en mejoras econmicas y sociales tangibles que impidieran toda inclinacin hacia opciones radicales. Medina proclam en su discurso de toma de posesin, que: El acto ms trascendental con que habra de culminar mi administracin y que constituir motivo de orgullo para los defensores del rgimen y para m, sera la entrega del poder a mi legtimo sucesor (7). Reconoca la excepcionalidad de tal acto pblico, que qued frustrado el 18 de octubre de 1945, cuando un golpe de Estado le apart del poder. La Segunda Guerra Mundial condicion su poltica exterior, la cual, como la de todos los pases del hemisferio, se vio influida por el deslizamiento de Washington desde la neutralidad hasta la beligerancia. Venezuela, durante ese periodo, fue uno de los principales proveedores de crudo de los aliados, lo que influy positivamente en su economa y fue aprovechado por Medina para dictar nuevas leyes petroleras que merecieron el encomio de Rmulo Betancourt, su principal rival poltico, de ideologa muy izquierdista y muy antinorteamericana por entonces. Dicho dirigente opina de aquel periodo que: Los aos de gobierno de Medina Angarita se desenvolvieron dentro de un clima de tranquilidad pblica (8). Y un intelectual venezolano de ideologa an ms extremista el marxista Maza Zavala escribe que: Su gobierno se caracteriz por su liberalidad, por su progreso democrtico y social, por la brillantez de las reformas institucionales y administrativas, por una firme evolucin poltica y econmica, en suma. Comenta que tuvo el apoyo de la burguesa progresista, de sectores considerables de la pequea burguesa y de las clases obrera y campesina, pero que seguramente no goz del de las clases dominantes tradicionales ni del imperialismo petrolero (). Su poltica de control de importaciones, de divisas y de abastecimientos de artculos esenciales no era como para granjearle las simpatas del comercio importador y bancario (9). No obstante, y pese a que, sin duda, eran reales esas antipatas, es arriesgado considerarlas como componentes de la conspiracin que lo expuls
(7) MORN, G.: Obra citada, p. 237. (8) BETANCOURT, R.: Venezuela: poltica y petrleo, p. 134. Mxico, 1956. (9) MAZA ZAVALA, D. F.: Historia de medio siglo de Venezuela, p. 500. Caracas, 1961.

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del poder en vsperas de unas elecciones a las que l no concurra. Medina no fue un populista, estilo molesto para esos enemigos citados por Maza Zavala, sino un dirigente mesurado con inquietudes intelectuales, lo que puso de manifiesto con su preocupacin por la educacin y en su obra escrita, a travs de la cual explic los planes y logros de su Administracin (10). En relacin con la institucin militar, prosigui la obra de su antecesor, potenciando la profesionalizacin de sus cuadros y su conexin con los de otros Ejrcitos del continente, principalmente con los de Per y Argentina. Fue en los centros docentes de las Fuerzas Armadas peruanas donde, segn Morn, un crecido ncleo de oficiales venezolanos se impregnaron de la emergente ideologa peronista, que pretenda, a travs de la convergencia poltica Ejrcito-Pueblo, la definicin de una estrategia nacional que contrapesase la influencia estratgica de Estados Unidos en el hemisferio. De los 900 cuadros de mando venezolanos, al menos 150 estaban implicados en el golpe, de inequvoco carcter populista, que derroc a Medina y a su rgimen civilista. Precisamente, sus reformas polticas propiciaron la accin anticonstitucional: legaliz al Partido Comunista, lo que restaba posibilidades a la otra opcin de izquierdas, la Accin Democrtica (AD) de Rmulo Betancourt, y cre el Partido Democrtico Venezolano, oficialista, que reduca la fuerza electoral de los democristianos de Comit de Organizacin Poltica Electoral Independiente (COPEI). Las ambiciones de los dirigentes polticos y la impaciencia de los militares revolucionarios para implantar el voto universal (lo que precisaba de una modificacin constitucional que Medina no lleg a abordar) propiciaron su derrocamiento, y con l, un retroceso de ms de una dcada en la evolucin de Venezuela hacia la plenitud democrtica. La etapa de la influencia peronista La rebelin de 1945 sorprendi absolutamente a Isaas Medina, segn ste confiesa en sus memorias (11). Comenta Morn que la conspiracin militarista tena sus races en las logias que haban operado en Argentina al iniciarse la revolucin de Juan Domingo Pern. Estaban formadas por pequeos grupos de oficiales que aspiraban a intervenir en poltica. De
(10) Dos textos hay que citar de MEDINA ANGARITA, I.: La nueva lucha y la accin nueva. Caracas, sin fecha, recopilacin de los discursos polticos pronunciados durante su presidencia y Cuatro aos de democracia, Caracas, 1963, escrito durante el exilio al que le conden el golpe que lo derroc, y publicado en Venezuela aos despus de su regreso. (11) MEDINA ANGARITA, I.: Cuatro aos de democracia, p. 126.

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Argentina se extendieron a Ecuador, Bolivia y Per. En este ltimo pas estudiaron los oficiales venezolanos que dirigieron el golpe de octubre (12). Hay que hacer notar que esta efemrides coincidi en el tiempo con la elevacin de Pern al poder en Argentina, y como en el pas platense, a despecho de los mandos superiores del Ejrcito (Pern era coronel en aquel momento). El peronismo representaba la unin del Ejrcito con el Pueblo, y su mximo dirigente era la personificacin de ese gran pacto social y nacional. El movimiento remova los sentimientos de las clases populares, y sobre este entusiasmo defina un nacionalismo de izquierdas (de semblante fascistoide) que, reclamando su autonoma en el mbito americano, se opuso a la creciente influencia de Estados Unidos e inspir la opcin geopoltica que, con el tiempo, se concretara en la Organizacin de los Pases No-Alineados. El pern venezolano fue el mayor Carlos Delgado Chalbaud, secundado por el capitn Mario Vargas. Ambos se integraron en la Junta que se hizo cargo del Gobierno e inspiraron, tras su constitucin, el comunicado que dirigi a la ciudadana, y en el que se apelaba a su apoyo a la iniciativa rupturista y se enfatizaba el protagonismo de las Fuerzas Armadas en el proceso que se iniciaba: Al hablarle a la nacin, este gobierno provisional quiere exaltar el desinters generoso y patritico de la oficialidad, clases y soldados del Ejrcito, la Marina y la Aviacin, virtudes de las que han dado impresionante revelacin con esta jornada magnfica, la cual ha contribuido a que Venezuela comience a incorporarse al nmero de las naciones realmente democrticas de Amrica. Su actitud, unida a la valerosa decisin del pueblo, ha hecho posible esta hora en que la nueva Venezuela afirma su voluntad de hacer historia (13). La tutora de las Fuerzas Armadas sobre la situacin quedaba claramente establecida. Pero con un componente distorsionador: la quiebra de la jerarqua militar, que en lo poltico y contra lo que fue norma desde el comienzo del siglo, pasaba al segmento de los empleos intermedios. Sus cabezas visibles Delgado Chalbaud y Vargas buscaron, para su instalacin en el poder, el apoyo de polticos (principalmente de los de AD, afines a su ideologa) poniendo en la presidencia de la Junta a Rmulo Betancourt, que as iniciaba su larga presencia en los asuntos pblicos de Venezuela. El partido oficialista creado por Medina qued excluido de las elecciones.
(12) MORN, G.: Obra citada, p. 248. (13) El gobierno revolucionario de Venezuela ante su pueblo. Caracas, 19 de octubre de 1945. Juan Domingo Pern accedi al poder en Argentina el 17 de octubre.

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Los militares revolucionarios venezolanos pretendieron acelerar el proceso que iniciaron Lpez y Medina. En el mismo comunicado se anunciaba la reforma constitucional para implantar el sufragio universal previo a elecciones legislativas y al subsiguiente gobierno civil. Se cumplieron los plazos establecidos, y en diciembre del ao 1946 se constitua la Asamblea Nacional que, con mayora del AD, eligi al escritor y militante de dicho partido Rmulo Gallegos como presidente de la Repblica. El andamiaje intelectual del sector militar encabezado por Delgado Chalbaud se basaba, ingenuamente, en un postulado: que el pueblo venezolano se implicara en el objetivo de hacer historia propuesto por la Junta de Gobierno, formalizando el pacto nacional implcito en tal llamada, al que se sujetaran los partidos polticos. De cualquier manera, el funcionamiento de stos durante la etapa que se inauguraba estaba sometido a la vigilancia de los revolucionarios uniformados, que asumieron el papel de guardianes del sistema. Dice Morn que: El pueblo venezolano, esperanzado siempre, se dio a la tarea de recuperar el tiempo perdido. Pero aade el rgimen de partidos politiz excesivamente a los ciudadanos llevando incluso el sectarismo poltico a la escuela (). Por eso cay, sin lograr apoyo de la ciudadana, cuando los mismos militares que haban dado el golpe de mano (contra Medina) decidieron derrocar a Gallegos el da 24 de noviembre de 1948. La frmula ensayada haba entrado en un callejn sin salida, pero sus tutores estimaron, contumaces, que, simplemente, haban abortado un ensayo desdichado. Por ello, la nueva Junta qued presidida por Delgado Chalbaud, con lo que estaba claro que la faccin revolucionaria del Ejrcito se ratificaba como directora del sistema y se pona de manifiesto su desconfianza hacia los polticos y hacia los mandos superiores, reacios al populismo del nuevo presidente provisional y de sus seguidores. Se inici un periodo caracterizado por la inestabilidad poltica y la crisis econmica. Las dos ideologas (conservadores y populistas) que dividan a las Fuerzas Armadas se radicalizaron, originndose dentro de ellas un clima de conspiracin, que culmin con el asesinato de Delgado Chalbaud. Un civil, el doctor Surez Flamerich, hombre de paja del militarismo (14) se hizo cargo de la presidencia de la Junta, si bien su tutela con(14) MORN, G.: Obra citada, p. 261.

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tinu en manos de la lite militar revolucionaria. No obstante, el coronel Marcos Prez Jimnez emerga como personaje de consenso dentro de la institucin castrense. Simpatizante de Pern (a quien acogi en Venezuela tras su destitucin), conectaba tambin con sus colegas de lnea ortodoxa, muy crticos con la marcha de los acontecimientos. Los resultados de las elecciones de noviembre del ao 1952 no fueron respetados por las Fuerzas Armadas, que le otorgaron el poder, con carcter dictatorial. Prez Jimnez fue presidente de Venezuela desde el 2 de diciembre de 1952 hasta el 23 de enero de 1958. Ejerci una dictadura desarrollista durante la cual se perfeccionaron las infraestructuras del pas (y especialmente las de la capital) y mejor notablemente su economa. Reconociendo estos logros, Morn critica la persecucin que ejerci sobre todo oponente poltico y sobre las libertades constitucionales y su corrupcin administrativa (15). Las inquietudes intelectuales que motivaron el movimiento peronista venezolano quedaron progresivamente anuladas por el poder personal que ejerci Prez Jimnez durante su sexenio presidencial. Indirectamente, aglutin ideolgicamente a los militares. Como en el caso argentino, fue perdiendo el apoyo de stos, pero, adems, tambin las clases populares, que ya constituan en Caracas una mayora significativa, le dieron la espalda. Un golpe militar secundado por el pueblo acab con su mandato. Desde el inicio de la dictadura de Juan Vicente Gmez hasta el fin de la de Prez Jimnez, transcurri medio siglo que, expeditivamente, puede ser definido como un periodo histrico de intervencionismo castrense representado sucesivamente por un personaje militar que, con mayores o menores apoyos de su gremio, ejerce el poder hasta su forzado relevo. Mas esta contemplacin de la poca no slo es simplista, sino tambin errnea, pues dicho intervencionismo tuvo sus matizaciones (en los casos de Lpez y Medina), y a lo largo de ella se operaron importantes mutaciones en Venezuela (incluido el frustrado trnsito hacia la democracia) que fueron impulsadas por la suprema direccin poltica del pas: desde el punto de vista econmico, su transformacin en potencia petrolfera; desde el demogrfico, un sustancial crecimiento y trasvase de poblacin del medio rural al urbano; y desde el social, una maduracin poltica de la ciudadana y su sensibilizacin hacia los asuntos pblicos. Con sus lgicos claroscuros, todo ello fue promovido desde las esferas de un poder
(15) MORN, G.: Obra citada, p. 253.

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que, detentado por hombres de uniforme, desarroll un proceso global de modernizacin nacional. Desde la ptica del pensamiento militar, cada etapa de las sealadas posee unas caractersticas propias y personajes que las representan. La dictadura de Juan Vicente Gmez supone la imposicin de un periodo de orden aceptado por la ciudadana. El dictador, como caudillo rural, seguro de su poder personal, no fue hombre de pensamiento sino de accin, pero cont con colegas asesores que prepararon sus decisiones polticas. Frutos de su mandato fueron la concrecin geopoltica de Venezuela y la profesionalizacin y estructuracin de sus Fuerzas Armadas. Con Lpez Contreras y Medina (hombres, ya, de talante intelectual, expresado en las obras que escribieron) se profundiz en la institucionalizacin de los militares y se inici la cosmopolitizacin de los cuadros de mando mientras el conjunto social venezolano se modernizaba a travs de la educacin, la informacin y la participacin. Pero el contacto de los oficiales con los de otros Ejrcitos del continente tuvo una consecuencia: su impregnacin del ideario peronista y su consiguiente politizacin. La transicin iniciada por Lpez Contreras y Medina fue interrumpida por el movimiento que removi a la jerarqua castrense, situ en la cabeza de las Juntas Gubernamentales a un mando intermedio (el teniente coronel Delgado Chalbaud), opt por la senda revolucionaria y llev a cabo el apresurado ensayo democrtico que fracas culminando en un nuevo rgimen autoritario presidido por el coronel Prez Jimnez. La Doctrina de la Seguridad Nacional en Venezuela El 23 de enero del ao 1958 un golpe de Estado interrumpa el mandato de Prez Jimnez. Un ao despus, la revolucin castrista triunfaba en Cuba. Y en 1961 adquira su definitiva configuracin la Escuela de las Amricas, centro docente militar que Washington instal en Panam para instruir en la estrategia anticomunista a los cuadros de mando de las naciones hispanoamericanas. Joseph Comblin relaciona estos dos ltimos hechos histricos (16): contra el pen cubano, que llevaba la guerra fra hasta las proximidades de Estados Unidos y poda contagiar ideolgicamente a los Ejrcitos de los pases hispanfonos (nunca afectos a su poderoso vecino nrdico y siempre opuestos a integrarse en la Fuerza Interamericana de Paz propugnada por ste), era preciso levantar un

(16) COMBLIN, J.: El poder militar en Amrica Latina. Salamanca, 1978.

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valladar ideolgico (la Doctrina de la Seguridad Nacional) respaldado por acuerdos de cooperacin y de venta o cesin de armamentos, cuyo objetivo ltimo era la creacin de dependencia y la influencia militar en la poltica. Son muchos los analistas, norteamericanos incluidos, que comparten esta visin bsica de las relaciones entre Estados Unidos y las repblicas hispanoamericanas durante las dcadas de la guerra fra (17). Tras la cada de Prez Jimnez una Junta Militar presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazbal se hizo cargo del poder, que traspas a otra, civil, bajo la direccin del profesor Edgar Sanabria, la cual convoc a elecciones presidenciales y legislativas. La presencia de un alto mando militar en el primer equipo gubernamental y la corta duracin de ste, implicaban la reordenacin de la jerarqua militar y la renuncia de las Fuerzas Armadas a intervenir en los asuntos polticos del pas. Wolfgang Larrazbal se present a las elecciones representando una opcin moderada de corte civilista. Vencedor el socialdemcrata Rmulo Betancourt, en el ao 1959 inici su mandato, durante el que la institucin militar se someti a la autoridad presidencial. Recordemos que el castrismo estaba en aquellos momentos en pleno disfrute de su victoria, y Estados Unidos madurando la exportacin de su Doctrina de la Seguridad Nacional a sus vecinos. sta tena como base intelectual el anticomunismo, y en su versin hispanoamericana contena aadidos desarrollistas y de apoyo tcnico. Dirigida a los militares, hasta el fin de la guerra fra unos 85.000 oficiales fueron instruidos en ella. Bien elaborada, acababa definiendo lites tecnocrticas muy inclinadas al intervencionismo poltico. Los rectores de la Escuela de las Amricas, en una estadstica de octubre de 1973, se ufanaban de que en aquel momento: Ciento setenta diplomados del centro eran jefes de Estado, ministros, comandantes en jefe o directores de los Servicios de Inteligencia de sus pases respectivos (18). Por entonces, la mayora de estos cargos, y en especial los primeros mencionados, no eran consecuencia de elecciones democrticas. Mas hay
(17) Entre otros, GIL, F. G.: Latinoamrica y los Estados Unidos. Madrid, 1975; CONNELL-SMITH, G.: Los Estados Unidos y la Amrica Latina. Mxico, 1977; BARREDA, F.: La crisis del paramericanismo. Buenos Aires, 1941; CHOMSKY, N.: Estados canallas. Madrid, 2002 y hasta KISSINGER, H.: Informe. 1984, quien, reconoce que dichas relaciones se han visto siempre lastradas por la prepotencia norteamericana. (18) COMBLIN, J.: Obra citada, p. 166.

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que hacer notar que el antinorteamericanismo ha sido (pese a la intencin de los profesores) el subproducto intelectual con el que los discpulos de la Escuela de las Amricas regresaban a casa, de modo que algunos de stos (caso peruano) en lugar de aplicar las estrategias contrarrevolucionarias aprendidas desarrollaron la revolucin desde el poder, ejerciendo un nacionalismo cuya referencia obligada era el que en Cuba exhiba Castro, quien durante las tres dcadas subsiguientes a su conquista del poder intent, porfiadamente, exportar su revolucin. El primer pas objeto de la atencin del dictador cubano fue Venezuela. La coyuntura elegida, el tiempo muerto tras el derrocamiento de Prez Jimnez y la posterior apertura democrtica que supona el gobierno de Betancourt. Los mandos intermedios que haban perdido el poder podan ser la base ideolgica de una nueva revolucin. El inmenso proletariado urbano, agolpado en los ranchitos suburbiales, proporcionara los efectivos humanos de una guerrilla que actuara en las ciudades. Y Cuba, plataforma de los negocios insurreccionales de Mosc en el hemisferio occidental, la subvencionara y armara. Para Joseph Comblin, los militares venezolanos no han sido, en general, impregnados por la norteamericana Doctrina de la Seguridad Nacional a pesar de las circunstancias que vivan cuando fue ofertada por la Escuela de las Amricas con ocasin de su nueva andadura en los inicios de los aos sesenta. El retorno a la ortodoxia jerrquica con lo que esto significaba (moderantismo poltico y friccin ideolgica con el partido del presidente de la nacin, quien, por otra parte, haba movido muchos hilos en el anterior experimento revolucionario) pareca constituir la oportunidad favorable para la implantacin de su ideario. Pero los altos mandos venezolanos permanecieron fieles al poder constituido. (Wolfgang Larrazbal, rival del presidente en las elecciones, fue un buen ejemplo de este comportamiento de la cpula militar venezolana). Hay que decir que Rmulo Betancourt, adems de sus muchos aciertos en su gestin administrativa, se enfrent inteligentemente a la rebelin que estall en cuanto se hizo cargo de la presidencia. Robert Moss reconoce que aquel movimiento armado: Apoyado por el Partido Comunista estuvo ms prximo que cualquier otro grupo a implantar la revolucin, desde los tiempos de la revolucin cubana (19).
(19) MOSS, R.: La guerrilla urbana, p. 209. Madrid, 1973.

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El poltico venezolano, ms templado, en los aos sesenta ya no era el inquieto dirigente de los cuarenta. Sentenci en su discurso inaugural que: La filosofa del comunismo no es compatible con el desarrollo de Venezuela (20). Y en la Organizacin de Estados Americanos (OEA), en 1960, no dud en apoyar una resolucin contra Fidel Castro. Con esta toma de posicin qued garantizada la adhesin a su persona de la cpula militar y condenada toda veleidad extremista. Las Fuerzas Armadas venezolanas quedaron divididas en dos tendencias contrapuestas: la revolucionaria, minoritaria, que se aproxim a las tesis comunistas, y la moderada, que asumi algunos de los mtodos contrarrevolucionarios de la Doctrina de la Seguridad Nacional. stos, no obstante se aplicaron bajo el estricto control del presidente Betancourt, quien llev a cabo una operacin contra los insurgentes que puede ser calificada de modlica, combinando, como seala Moss: El empleo efectivo de la fuerza militar en dosis graduadas con el respeto por la Constitucin y la puesta en prctica de una serie de medidas polticas encaminadas a ganarse la opinin pblica (21). Esta estrategia dej fuera de juego a cuantos, en uno u otro bando, optaban por soluciones beligerantes. Los revolucionarios crearon las Fuerzas Armadas de Liberacin Nacional (FALN) en cuya primera fase el dirigente ms destacado fue el capitn Manuel Ponte Rodrguez, participante en un cuartelazo frustrado y perpetrado en Puerto Cabello. Algunos de los militares radicales de signo opuesto llegaron a conspirar para asaltar el poder, mas ante las inteligentes iniciativas de Betancourt siempre carecieron de argumentos slidos para llevar a cabo sus planes. Entre el conjunto mayoritario de los moderados, obedientes al presidente y a la Constitucin, cabe mencionar al ya citado Wolfgang Larrazbal. Pero no es posible dar fe de la existencia de un grupo intelectual de ideologa antirrevolucionaria o, simplemente, no revolucionaria que elaborase una lnea de pensamiento concreta (como la elaboraran los militares de muchos otros pases iberoamericanos, en particular los brasileos). En el bando contrario, hemos citado a Ponte Rodrguez. Para cuantos militaron activamente en la insurgencia, este oficial elabor un cdigo de conducta que se basaba en los principios morales de la institucin cas(20) MOSS, R.: Obra citada, p. 213. (21) MOSS, R.: Obra citada, p. 211.

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trense. Sus manifiestos tienen un estilo militar, patritico y hasta romntico. En ellos reclamaba: Hacer realidad el pensamiento de Simn Bolvar. Tambin, hacer la revolucin, pero con respeto a bienes y a vidas, defendiendo la herencia nacional. Llegaba, incluso a recomendar que hay que evitar la muerte de policas siempre que sea posible (22). Lo que resulta inslito en un movimiento cuyo objetivo era la ocupacin violenta del poder. Es evidente que Ponce la contemplaba como la meta de una guerra regular contra el rgimen. Como es lgico, choc contra los dirigentes comunistas, que acabaron por imponer la ortodoxia leninista y lo apartaron de la direccin de las FALN. La insurgencia comenz a finales del ao 1960 intensificndose en los aos siguientes y adquiriendo eficaz organizacin a partir de mediados de 1962, ya bajo control comunista. El presidente venezolano, mediante una medida colaboracin entre Polica, Fuerzas Armadas, y poderes Judicial y Legislativo, logr neutralizar el ataque guerrillero, que intent abortar, sin conseguirlo, las elecciones de diciembre de 1963. Este fracaso apart a la guerrilla del escenario urbano, enquistndose en grupsculos rurales que languidecieron hasta su prctica extincin en 1970. La nueva quiebra del sistema de partidos Asentado el rgimen democrtico, dos partidos polticos (AD y COPEI, aunque con predominio del primero) se alternaron en el poder hasta el ao 1998. Las Fuerzas Armadas venezolanas, se abstuvieron de intervenir en la poltica nacional, respetando siempre los resultados electorales y la autoridad gubernamental. Adoptaron una actitud intelectual de respeto al orden establecido dentro de la cual no cabe sealar a ninguna personalidad concreta, pues fue compartida, sin fisuras significativas, por toda la institucin militar. No obstante, tres factores determinaran, al final de la dcada de los ochenta, una crisis, que no resuelta por las altas instancias polticas degenerara en tensin social y en una creciente inquietud de los mandos intermedios del Ejrcito. En primer lugar, el petrleo, nacionalizado por el presidente Carlos Andrs Prez en la dcada de los setenta, se convirti, prcticamente, en el nico producto de exportacin venezolano a despecho de los dems sectores (80% contra 20%), lo que gener dependencia en paralelo con unos
(22) MOSS, R.: Obra citada, p. 220.

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beneficios que, mal administrados y permutndose con deuda, no se invirtieron en el pas. La cada de los precios del crudo en los aos ochenta puso de manifiesto la fragilidad de la opcin econmica elegida. En segundo lugar, las sucesivas administraciones desde la definitiva implantacin de la democracia se caracterizaron por una creciente corrupcin, tan escandalosa durante la ltima presidencia de Carlos Andrs Prez, que el mandatario fue apartado del poder, enjuiciado y encarcelado. La corrupcin favoreci todo tipo de irregularidades monetarias, que contribuyeron al empobrecimiento del pas y de sus clases menos favorecidas. Por ltimo, el despoblamiento de los mbitos rurales y el crecimiento de los barrios suburbiales en las grandes ciudades determinaron simultneamente el derrumbe de la produccin agrcola y el aumento hiperblico de un proletariado urbano susceptible de ser provocado por proclamas revolucionarias. sta era la situacin de Venezuela en 1992, cuando fracas el golpe de Estado encabezado por el teniente coronel Hugo Chvez Fras contra lo que ste llam la partidocracia, y a la que acusaba (en coincidencia con la mayora de los venezolanos) de ineficacia, clientelismo y corrupcin. La revolucin chavista: sus componentes ideolgicos Dicen los analistas que en 1982, Hugo Chvez, capitn destinado en la Academia Militar de Venezuela comenz a organizar el golpe de Estado con el que, 10 aos despus, intentara derrocar a Carlos Andrs Prez. En principio fund un foro integrado por varios oficiales del Ejrcito estudiosos del pensamiento de Bolvar y de la historia contempornea de Venezuela. Naci el 17 de diciembre de 1982 y se llam Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 (MBR-200) en homenaje al bicentenario de el Libertador. El que se pueda consignar la fecha de iniciacin de aquel crculo intelectual y el nombre que le fue aplicado son evidencias indicadoras de que, desde el primer momento, sus componentes tenan decidido pasar del pensamiento a la accin. Aquella fecha inaugural habra de convertirse en efemrides, y la consideracin de movimiento dejaba claro el dinamismo de la organizacin. En efecto, practicaron el proselitismo entre sus colegas, y pronto, sus inquietudes se extendieron a la situacin que viva Venezuela: empobrecimiento, corrupcin administrativa, deuda externa creciente, venalidad de la cpula castrense. El polidrico cuerpo del pensamiento chavista comen 144

zaba a metabolizar sus diversos ingredientes: por un lado, la disconformidad con respecto a unas circunstancias estimadas indeseables y superables (causa del levantamiento de Delgado Chalbaud y sus seguidores), y por otro, la recuperacin del legado poltico e intelectual de Simn Bolvar (reclamada por la insurreccin de Ponte Rodrguez contra el gobierno de Betancourt). Que las ideas de estos dos militares influyesen en las reflexiones del naciente movimiento, no es extrao: Chvez era un oficial preocupado por la ciencia poltica, disciplina en la que se perfeccionara con un curso en Guatemala, un master en la caraquea Universidad Simn Bolvar y el diploma de Estado Mayor. As que conoca, crticamente, las doctrinas defendidas por aquellos revolucionarios. Por elevacin, estas dos incorporaciones a su ideario conectaban con el peronismo que impuls al mayor Delgado y con el castrismo promotor del alzamiento del capitn Ponte. Ello explica que el chavismo sea, para unos analistas, una opcin populista de corte fascistoide y para otros un movimiento de izquierda radical. Pero existen en l otros muchos componentes. La reactivacin de la obra y la figura de Simn Bolvar es el primero de ellos. La meta ltima de la revolucin de Chvez, utpica ciertamente, pero repetida una y otra vez en sus alocuciones, es la unin poltica de las repblicas latinoamericanas (el sueo de el Libertador). Bajo esa invocacin, que, lgicamente, ningn hispanoamericano rechaza, desarrolla su peculiar poltica exterior, pretendidamente independiente, en la que ha habido gestos proclamacin de neutralidad en el conflicto colombiano, visitas a gobernantes repudiados por Washington, intentos de protagonismo dentro de la Organizacin de Pases Exportadores de Petrleo (OPEP), desplantes en las reuniones de la OEA, votaciones inslitas en la Asamblea de Naciones Unidas poco gratos para sus vecinos, para Europa y para Estados Unidos. El poder moral, contenido en la nueva Constitucin, es el cuarto poder previsto por Bolvar, cuyo nombre se ha incorporado al de la nacin. Sus reformas polticas, con las que ha reforzado los poderes presidenciales y prolongado su permanencia al frente del Gobierno, recuerdan a las que realizaron Fujimori y Menem en sus pases respectivos. Y en cuanto a su dinmica comunicativa, Chvez se manifiesta como un nacionalistapopulista, al modo del panameo Torrijos, del guatemalteco Arbenz o del peruano Velasco Alvarado. Proclama la unidad entre el Pueblo y las Fuerzas Armadas, como lo hace el justicialismo argentino, y dentro de ella, la mutua participacin en el desarrollo material del pas, lo que parece tomado de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Su revolucin, que por ahora 145

no es ni socialista ni liberal, sino una amalgama bastante confusa de ambas ideologas, guarda algunas semejanzas con la que propugnaba Sandino. Hay quien acusa a Chvez de neocaudillismo, sealando que en su revisin de la historia venezolana mantiene una actitud de relativa comprensin hacia la larga poca de dirigismos autoritarios y de jefaturas de partidas campesinas. l mismo, es un llanero, un hombre de la tierra, como los lderes que tuvieron en Gmez su postrera representacin. La organizacin de los Crculos Bolivarianos, que salvaron a Chvez de su defenestracin tras el golpe de abril del 2002, se asemeja a la de los Comits de Defensa cubanos. Por ltimo, su fallido golpe de Estado contra un gobierno socialista, tomando los puntos neurlgicos de la capital y cercando la residencia presidencial, recuerda (pudindose argumentar la tesis de la imitacin operativa, abierta a posteriores eventualidades) al del general Pinochet contra Salvador Allende. La evolucin del ideario chavista En 1994 el presidente Caldera puso en libertad a Chvez previo compromiso de su baja en el Ejrcito. Al entregarse tras el fracaso del golpe de Estado de dos aos antes, haba dicho: Desafortunadamente, los objetivos que planteamos no se han logrado por ahora. Ese por ahora era una expresin premonitoria: convertido en civil, no haba trabas para convertir su MBR-200 en un partido poltico capaz de competir con los tradicionales (AD y COPEI, cados en el descrdito ante la entera opinin pblica nacional) y abriendo una nueva va ideolgica, no slo para Venezuela sino para toda Hispanoamrica, laboratorio hasta entonces del socialismo extremado y del liberalismo radical. Expres su ideario en un breve folleto escrito durante su cautiverio (Cmo salir del laberinto). Cre el Movimiento V Repblica (MVR) que encabez una coalicin llamada Polo Patritico en la que se integr toda la izquierda venezolana (menos, claro est, la socialdemocracia de AD) aglutinada bajo el lema Patria para todos, y un amplio conglomerado social compuesto por organizaciones empresariales, antiguos guerrilleros, militares en activo y retirados e intelectuales de renombre (23).

(23) Entre ellos, el siempre disconforme Uslar Pietri, que ya contaba ms de 90 aos. Su honradez intelectual le llev ms tarde a retirar su apoyo a Hugo Chvez. Muri en 2001, sin que la Venezuela oficial rindiera el menor homenaje a uno de los ms eximios intelectuales del mundo hispnico contemporneo.

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La ciudadana vio en la oferta de Hugo Chvez la esperanza para recuperar las virtudes de un sistema en el que crean aunque haba sido viciado por tantos aos de corrupcin y mala administracin. Sus buenas cualidades oratorias y su capacidad para conectar con los diversos auditorios que le escucharon a lo largo de su intensa campaa electoral determinaron que el pueblo le otorgase un amplsimo margen de confianza. No defini un programa de gobierno, ni todava lo ha hecho: Tanto Estado como sea necesario, tanto mercado como sea posible, ha sido su propuesta electoral, ambigua, cualidad que conserva todava. En lo econmico, as se mantiene el modo de gobernar del chavismo poco revolucionario, continuando la dependencia del petrleo y la situacin de emergencia provocada por una pesada deuda externa y una corrupcin en el entorno presidencial que, segn el periodista Gonzlez Briceo se ha multiplicado por mil (24), lo que ha provocado tensiones entre el Ejecutivo y el ala ms izquierdista del Polo Patritico; en lo ideolgico, los observadores constatan un deslizamiento hacia los modos castristas, originando deserciones en el sector moderado de la coalicin. Resulta sintomtico que ya a primeros del ao 2000 aparecieran pintadas en las calles de Caracas, en las que apareca una exigencia irnicamente expresada: Chvez, aterriza. Buena parte de la poblacin estima que el mandatario ha dado prioridad a sus reformas polticas, descuidando las econmicas, que se juzgan perentorias. Y as, poco a poco, el descontento social ha ido en aumento hasta materializarse en numerosas manifestaciones antichavistas. El presidente, por su parte, se ha apoyado en los sectores ms indigentes y menos ilustrados de la ciudadana. A la quiebra social, se aade la de las Fuerzas Armadas, con un segmento fiel al presidente (constituido por buena parte de los mandos intermedios, con mando de unidad, que abortaron el golpe de abril del 2002), y otro, de mayor espectro, en el que destaca el coronel de Aviacin, Pedro Luis Soto, que ha acusado a Hugo Chvez de querer implantar en Venezuela un rgimen filocomunista. El futuro de la ideologa chavista es incierto, sobre todo porque est ntimamente unida a la personalidad del lder. Tras el golpe que estuvo a punto de derrocarlo realiz unas declaraciones conciliatorias (en las que, no obstante, desliz alguna consideracin no tranquilizadora para algunos sectores sociales y profesionales) comprometindose a rectificar los posibles errores
(24) GONZLEZ BRICEO, H.: Algunas consideraciones sobre el gobierno de Chvez. www. nodo50.org/derechosparatodos/Areas/AreaVenez2/htm

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cometidos. Pero su popularidad ha menguado, las manifestaciones en su contra continan y la oposicin (en la que se han integrado muchos de los que fueron ntimos colaboradores suyos, civiles y militares) sigue creciendo. El pensamiento militar en Bolivia Hacia la definicin geopoltica Bolivia ingres en el siglo XX con tres problemas importantes pendientes de solucin: social el primero, constituido por la desatencin de que eran objeto las clases inferiores del pas (los campesinos indios, los trabajadores de las minas y los obreros cholos), desatencin que se transmita al propio pensamiento de los ms ilustrados, como Arguedas y Tamayo, para quienes el componente indgena de la poblacin (ya fuera en su manifestacin ms pura o en su mezcla con la raza blanca) eran la causa de la infelicidad boliviana; econmico el segundo, resuelto en la cada de los precios de la plata y en el ascenso de los del estao, minera emergente en el pas, pero en manos de unos pocos poderosos; y geopoltico el tercero, configurado por la mediterraneidad boliviana subsiguiente a la guerra del Pacfico con Chile y tras la que este pas arrebat a Bolivia la franja por la que se asomaba al mar. En el ao 1899, ante el cmulo de disfunciones no resueltas por el Estado centralizado, tuvo lugar la revolucin liberal que elev al poder al general Jos Manuel Pando, quien, tras su triunfo, contuvo pasadas ilusiones federalistas y traslad la capital de la nacin a La Paz. Hubo de afrontar la insurreccin probrasilea de Acre, la regin de la goma, mediante una guerra de desgaste que acab al reconocer Bolivia la secesin de la provincia rebelde tras la amenaza de Brasil de implicarse directamente en el conflicto. Por el Tratado de Petrpolis se formalizaba la cesin, a cambio de 2.000.000 de libras esterlinas. Pando fue consciente de que haba gran desproporcin entre la poblacin boliviana y la extensin territorial del pas, muy mal comunicado y hasta mal conocido por sus habitantes. Precisamente, en los aos noventa, este militar dirigi una campaa exploratoria a la regin secesionista (lo que prueba la escasa vertebracin geogrfica del pas) que memoriz en su libro Viaje a la regin de la goma elstica (1894). Con fundamento en su conviccin geopoltica intent la intercomunicacin de las distintas regiones del pas mediante la aplicacin a tal fin de indemnizaciones pactadas a cambio del reconocimiento de las prdidas territoriales sufridas. El ferrocarril Arica-La Paz es fruto de aquellos planes. 148

A Jos Manuel Pando le sucedi en 1904 su compaero de Arma Ismael Montes, como aqul, combatiente en la guerra del Pacfico (tom parte, a los 17 aos, en la batalla del Alto de la Alianza) y en el conflicto de Acre. Fue un continuador de su poltica en los dos mandatos que desempe (de 1904 a 1908 y de 1913 a 1917). Montes fue quien firm, en 1904, el definitivo acuerdo con Chile aceptando la mediterraneidad de Bolivia a cambio de 300.000 libras esterlinas y la construccin del ferrocarril AricaLa Paz. Tanto Montes como Pando fueron militares con prestigio ganado en los campos de batalla (el primero, ya septuagenario, no rehusara una misin que el Ejecutivo le encomend en la guerra del Chaco), pero, adems, originaron el designio de Bolivia como pas de contactos, que el historiador Mariano Baptista Gumucio define como: El gran factor de equilibrio en el Cono Sur, y constituye la ruta normal de Sur a Norte (de Argentina a Per) y de Este a Oeste (25). Ambos fueron universitarios Pando estudi en la Facultad de Medicina, aunque no lleg a graduarse, y Montes (26) fue, a la vez que un militar de aptitudes reconocidas, un reputado profesor de Derecho Civil, y su pactismo territorial, que no pocos criticaron acerbamente, fue consecuencia del reconocimiento de la inferioridad militar de Bolivia ante Brasil y Chile y de la necesidad, que entendieron acuciante, de que su pas modernizase e incrementase su casi inexistente red viaria. Montes dedic los recursos econmicos obtenidos con esos acuerdos de fronteras a obras pblicas y educacin. Se preocup de reformar la preparacin de los cuadros de mando del Ejrcito, para lo que se apoy en sendas misiones militares, francesa una y alemana la otra, dirigida esta ltima por un oficial llamado Hans Kundt, que sera, andando el tiempo, jefe de operaciones de las fuerzas bolivianas en la guerra del Chaco. Favoreci la economa del estao, si bien dentro de unos esquemas excesivamente liberales y propici la entrada de capital extranjero. De sus documentos polticos hay una excelente recopilacin (27). Sin duda, Ismael Montes es uno de personajes notables de la historia de Bolivia. En los aos veinte (gobiernos de los civiles Bautista Saavedra y Hernando Siles) el pas segua padeciendo los mismos problemas sociales que a
(25) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Historia contempornea de Bolivia, p. 27. Mxico, 1966. (26) ROBERTO ARZE, J.: Figuras centrales de la historia de Bolivia, Voz Montes, Ismael, p. 135. La Paz, 1996. (27) DEHESA, J. A: El gran presidente. La Paz, 1920.

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principios de siglo, con el agravante de que, econmicamente, la minera del estao era slo rentable para los opulentos propietarios de las explotaciones mientras el Estado se adeudaba construyendo una salida al mar que potenciara la exportacin minera y se empantanaba en una guerra absurda contra Paraguay librada en el Chaco con el nico objetivo de disponer de un puerto en el ro Paraguay a fin de conectar al pas con el Atlntico. En definitiva, los tres problemas bolivianos de primeros de siglo continuaban vigentes cuando haban transcurrido sus tres primeras dcadas. Anotemos que en esos aos veinte los ambientes universitarios se impregnaron de las ideologas revolucionarias que, procedentes de Rusia y Mxico, divulgaban algunos intelectuales peruanos. Esta inquietud poltica se propag a los sectores obreros y campesinos (e incluso a los mandos intermedios del Ejrcito), de modo que cuando Hernando Siles accedi a la presidencia (ao 1926) intent organizar (mientras naca el Partido Socialista Boliviano) un liberalismo social. Pero se estrell contra los oligarcas del estao, lo que acabara propiciando (ao 1929) su cada. Seala Gumucio que durante la gestin gubernamental de Siles hizo crisis el problema de las relaciones boliviano-paraguayas sobre el Chaco, extenso territorio despoblado que en los mapas coloniales figuraba como parte de la Audiencia de Charcas, pero que Paraguay tambin reivindicaba como propio. Y aade que Saavedra y Siles, en materia de fronteras, eran reivindicacionistas por oposicin al practicismo liberal de Pando y Montes (28). Resulta as que dos militares curtidos en las batallas eran menos belicistas que esos dos presidentes civiles. Y tambin lo fueron con respecto a David Salamanca, presidente de Bolivia desde el ao 1931, durante cuyo mandato se libr la guerra del Chaco, que cost ms de 50.000 muertos al bando boliviano y otros tantos al paraguayo. Entre Siles y Salamanca una Junta Militar gobern provisionalmente el pas. Estuvo presidida por el general Carlos Blanco Galindo, muy afecto a uno de los clanes oligrquicos (el del todopoderoso Simn Patio, en su tiempo uno de los hombres ms ricos del mundo), quien estuvo en el poder desde junio de 1930 hasta marzo de 1931. Durante su corto mandato tuvo lugar una reforma universitaria que, vigente hasta tiempos relativamente recientes, produjo, a juicio de muchos docentes e intelectuales
(28) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 37.

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bolivianos (29), nefastos resultados. Fue jefe del Estado Mayor Auxiliar en la guerra del Chaco, y dado lo discutido de su actuacin, fue seguramente dentro de su profesin mejor terico que prctico. Escribi varios manuales tcnicos en materia militar y demostr aptitudes intelectuales en su obra Resumen de la historia militar de Bolivia (1922). Se le debe tambin una Coleccin de cartas del general Antonio Jos de Sucre (1918). Ejerci como mecenas en la edicin de la Crnica del ao 1928, del escritor Simn Pinilla. La guerra del Chaco se libr, por parte boliviana, para conquistar el tringulo territorial formado por los ros Paraguay, Pilcomayo y Parapet, en el sureste del pas. Como ya hemos expresado anteriormente, su objetivo (que no se logr) fue llevar la frontera hasta el primero de estos ros para romper comenta Gumucio: La angustiante asfixia de la mediterraneidad impuesta por Chile desde 1879 (30). Fue para el soldado boliviano una guerra en escenario desconocido sobre el que estaba inhabituado a desenvolverse. La recluta para constituir las unidades, compulsiva, se nutri especialmente de los jvenes pertenecientes a las clases ms desfavorecidas (al cabo, las ms abundantes del pas), si bien, no hubo favoritismos descarados: el propio presidente Salamanca perdi un hijo en el frente de combate. Fue escasa, y siempre improvisada, la instruccin de hombres y unidades, mucha la indiferencia social ante el conflicto y tirante la relacin entre los mandos de la fuerza y el Gobierno de la nacin. Entre dichos mandos se encontraba el alemn Hans Kundt, vuelto a Bolivia tras su participacin en la Primera Guerra Mundial. Se empecin en la ejecucin de maniobras frontales que se resolvan en desmoralizadoras batallas de trincheras. La negativa marcha de las operaciones motiv su relevo y su regreso a Alemania. De l opina Gumucio que: Dej el Chaco... convencido de que haba obrado bien a favor de Bolivia y se le permiti volver (a su pas de origen) sin que sufriera sancin alguna pese a haber mandado a la muerte a millares de bolivianos, por su terquedad y soberbia, y a que contribuy decisivamente, por su incompetencia, a que se perdiera la guerra (31).
(29) Entre otros, Gumucio Daz y Paz Estenssoro, quien llev a cabo en el ao 1955 una nueva reforma educacional. (30) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 48. (31) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 62.

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Severo dictamen para este militar que, aunque extranjero, pertenece a la historia de Bolivia. Sin duda, pese a sus largas permanencias en el pas, nunca logr conectar con el carcter boliviano. Soberbio, lo llama Gumucio; es posible, pues, que ni siquiera lo intentase. En el ao 1934, cerca del frente y por un movimiento popular y militar, fue depuesto el presidente Salamanca. Le sucedi su vicepresidente, Tejada Sorzano, que firmara en Buenos Aires la paz con Paraguay el 12 de junio de 1935. La mediterraneidad de Bolivia quedaba consumada. Pero tambin su delimitacin espacial, y con ella su geopoltica hacia la paz: puesto que era un pas multifronterizo, mejor era constituirse en regin de contactos que en obstculo para sus vecinos. Tras la paz que consagr la prdida del Chaco, sobrevino la ascensin de las opciones izquierdistas que reclamaban un duro ajuste social. La aparicin del socialismo militar Entre los aos 1935 y 1952 se desarroll en Bolivia una poltica caracterizada por la confusin ideolgica. En ella participaron vivamente los militares, que se escindieron en dos grandes grupos: uno, motivado por inquietudes sociales, que admiti la denominacin de socialista; otro, netamente conservador y adicto a los partidos tradicionales. La finalizacin de la guerra del Chaco, puso sobre la mesa, crudamente, los graves problemas del pas: mala explotacin del campo, falta de control de los beneficios mineros por parte del Gobierno, miseria de campesinos, obreros y trabajadores de las minas, deficiente educacin, inflacin galopante. A esta explosiva realidad social se aada la existencia de los ms de 100.000 desmovilizados, que carecan de empleo. Consecuentemente, el grupo de los militares conservadores, inicialmente actu poco ya que la guerra y sus resultados provocaron el descrdito de las fuerzas polticas que hasta entonces haban gobernado el pas. Esto implic la ascensin de las opciones izquierdistas (Partido Obrero Revolucionario, Confederacin Socialista Boliviana, saavedristas reciclados) y su acercamiento al poder militar, resentido contra los polticos que tan mal haban dirigido la guerra. Caracterstica comn de los militares que se sucedern en la presidencia del pas durante toda esta etapa, ser su participacin en la campaa del Chaco. Es necesario sealar que, pese a sus motivaciones sociales y a algunos logros en beneficio de las clases menos favorecidas, stas fue 152

ron las grandes perdedoras en el proceso abierto desde la paz de Buenos Aires. En mayo de 1936, una huelga iniciada por los trabajadores del sector grfico se extendi a los dems gremios, originando una huelga general. Esta situacin: Gener dice Gumucio una excepcional oportunidad que fue aprovechada por el poder militar para abatir al Gobierno anacrnico (32). Operacionalmente el golpe fue dirigido por oficiales pertenecientes a los escalones intermedios del Ejrcito. El teniente coronel Germn Busch qued al frente del palacio Quemado. A los tres das entreg el poder al coronel David Toro, cerebro de la rebelin, con el que comenz la que Gumucio llama: La era de los gobiernos militares socialistas, que adoptaron esa denominacin para estar a tono con el sentimiento predominante en la posguerra (33). David Toro anunci que quera implantar el socialismo de Estado con el consenso de los partidos de izquierdas. Pero, pese a tal declaracin de intenciones, Bolivia se vio penetrada durante toda esta etapa por la poltica exterior norteamericana. Corran tiempos de auge del fascismo en Europa, y el socialismo boliviano se impregn de algunos elementos de dicho movimiento, lo que acab provocando la desvinculacin entre Toro y los Partidos Comunista y Anarquista, a los que acab declarando ilegales. Durante su mandato se nacionaliz el petrleo, lo que implic un largo pleito con la Standard Oil, y se hicieron los primeros esfuerzos por establecer plantas de fundicin de estao. Por razones ms de procedimiento que ideolgicas, se produjo un distanciamiento entre Busch y Toro, que termin con el derrocamiento y exilio de ste en julio del ao 1937. David Toro fue un profesional de la milicia preocupado por el adiestramiento de las tropas. Escribi en 1923 una Gua para la instruccin de artillera. Desempe importantes cometidos durante la guerra del Chaco y fue criticado por algunas de las operaciones que dirigi, especialmente la de Picuitas, de desastroso final. Para defenderse de sus detractores escribi, ya en el exilio, su obra Mi actuacin en la campaa del Chaco (1941),
(32) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 81. (33) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 85.

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que va ms all del mero anlisis de una conducta en una guerra para alcanzar el nivel de un libro memorstico. Germn Busch, tras derrocar a David Toro intent reemprender la senda revolucionaria dentro de los difusos ideales del socialismo militar. Durante su mandato se estableci un nuevo marco constitucional, se decret la prohibicin a extranjeros de adquirir propiedades a menos de 50 kilmetros de las fronteras para evitar posibles mutilaciones territoriales (34) y se percibi la indemnizacin brasilea (un milln de libras) para la construccin del ferrocarril de unin con Brasil y Argentina. En marzo del ao 1939, Busch se proclam dictador fascista. Alteradas sus facultades mentales, en agosto del mismo ao se suicid. En este tiempo, y en el marco estratgico, surgi el libro Una obra y un destino, del intelectual Alberto Gutirrez Ostria, en el que aparece definida Bolivia como pas de contactos, invocacin que vena a conectar con el pragmatismo de Pando y Montes y acabara configurando la geopoltica boliviana. Tras la muerte de Busch, la opcin revolucionaria pareca sin fuerzas. Pero la vuelta a la poltica anterior era imposible dado el rechazo social a los partidos tradicionales. stos promovieron entonces al general Carlos Quintanilla, militar prestigioso, que prometi ser leal a la obra de su antecesor, si bien gobern de acuerdo con su talante liberal (lo que motiv conspiraciones entre sus compaeros adictos al socialismo) hasta las elecciones de 1940, que gan otro general, Enrique Pearanda, candidato de consenso de los partidos tradicionales. El general Carlos Quintanilla, declarado benemrito de la Patria en 1956, fue un soldado comprometido con su profesin y con su pas. Desde el punto de vista intelectual siempre se mostr en desacuerdo con la intervencin de los militares en la poltica. Antes de comenzar la guerra del Chaco dio a conocer un proftico Manifiesto a la nacin advirtiendo de los peligros y posibles consecuencias negativas que del conflicto podran derivarse. Pero decidida la guerra por el poder poltico, disciplinadamente particip en ella desde su inicio hasta su fin. Intent durante su etapa presidencial la reinstitucionalizacin democrtica rompiendo con el socialismo militar y convocando las elecciones del ao 1940. Durante su etapa de comandante en jefe del Ejrcito reprimi la revolucin de El Palmar, episodio del que escribi una excelente crnica. Sus memorias, desgraciadamente, aunque escritas todava estn inditas.
(34) Esa fue una de las causas de la secesin de Acre.

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Durante el gobierno de Quintanilla surge la figura de Gualberto Villarroel (que derrocara a Pearanda en 1943), capitn entonces, explorador de toda la frontera occidental de Bolivia, ex combatiente del Chaco y uno de los promotores de la rebelin contra Salamanca. De ideas socializantes, ni la derecha ni la izquierda le entendieron. En Villarroel se personifica la unin de los militares de empleos medios proclives a idearios revolucionarios. El centro intelectual de este grupo de oficiales se hallaba en al Escuela de Guerra de Cochabamba. Ideolgicamente, Villarroel tiene difcil clasificacin. Su inquietud social se manifest en connivencia con dos partidos de izquierdas Movimiento Nacionalista Revolucionario y Razn de Patria (MNR) muy afectos a ciertos modos propios del fascismo. Su gobierno no fue inicialmente reconocido por Estados Unidos, a cuya presin no pudo Villarroel resistirse. Su gobierno, socializante, se desarroll hasta su trgico final en medio de una fronda de violentas tormentas polticas promovidas por militares opuestos a su ideario. Su asesinato fue celebrado por rusos y norteamericanos, lo que prueba que ni fue fascista ni comunista (de lo uno y de lo otro fue acusado) y que intent desarrollar una poltica exterior autnoma. Realmente, Villarroel fue un centrista de izquierdas, a medio camino entre las necesarias (y en Bolivia, hasta urgentes) reformas sociales y las opciones liberalizantes. No fue totalitario: durante su mandato funcionaron los partidos polticos y se respet la libertad de prensa. No fue racista, aunque se le acus de ello: promulg diversas leyes en beneficio de los indgenas. El Ejrcito boliviano se dividi radicalmente entre sus partidarios y los que se oponan a su ideario poltico. A su muerte, aqullos fueron saudamente perseguidos. Desde el asesinato de Villarroel hasta el ao 1952, la etapa poltica que se vivi en Bolivia es conocida como el sexenio, a cuyo trmino se inicia la que Roberto Alvarado llama revolucin agraria antimperialista (35). El sexenio se caracteriz por el intento de retorno a una poltica ms tradicional. Pero seguiran in crescendo los movimientos obreros y la actuacin subsiguiente contra ellos de las fuerzas policiales y hasta del Ejrcito. Con gran sinceridad y espritu crtico, un joven oficial, Ren Lpez Murillo, reflej en una interesante novela Los restaurados las vicisitudes sociopolticas que viva el pas. Durante esta etapa comienza el ascenso del MNR reorganizado por su dirigente Vctor Paz Estenssoro. En el ao 1949, Bolivia se vio inmersa en una guerra civil en la que se enfrentaron el populismo capitaneado por el
(35) ROBERTO ARZE, J.: Obra citada, p. 30.

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MNR y la reaccin gubernamental. En mayo de 1951 hubo elecciones, que, contra pronstico, gan el MNR. El presidente Mamerto Urriolagoitia las anul (con un decreto que se conoce como el mamertazo) apoyado por el sector duro del Ejrcito (generales Quiroga y Ballivin), y tras dejar en el poder a una Junta Militar abandon el pas. Dentro de dicha Junta haba fuertes disensiones polticas, personificadas por el jefe del Ejrcito, general Humberto Torres, inclinado hacia el MNR, el coronel Sergio Snchez, apodado Peroncito, populista muy afecto a los revolucionarios y el general Ballivin, de talante ultraconservador. Era inevitable un golpe de timn que abriera nuevas perspectivas nacionales y terminara con los experimentos socializantes que, con no demasiada fortuna, haban sido dirigidos desde el estamento militar provocando la divisin entre sus componentes. Ese golpe de timn sobrevendra en febrero de 1952. La Revolucin Nacional Boliviana La insurreccin popular que, con connivencia de amplios sectores del Ejrcito (los soldados, en vez de reprimirla se pasaban a ella y lo mismo hicieron muchos oficiales y suboficiales), repuso en el poder a Vctor Paz Estenssoro (ganador de las anuladas elecciones de 1951) en abril de 1952. Mora as el viejo rgimen en Bolivia y empezaba: La revolucin ms importante en opinin de Gumucio de Amrica Latina despus de la mexicana y antes de la cubana (36). El MNR de Paz Estenssoro era un partido de amplio espectro poltico en el que se integraban desde una derecha socializante hasta la izquierda radical no comunista. El nacionalismo era la argamasa que una a sus diferentes familias, lo que, evidentemente, Washington contemplaba con desconfianza. El MNR, populista en las formas, conquist el poder rodeado del entusiasmo popular. El nuevo Gobierno impuso a los sectores conservadores su programa de reformas socio-econmicas. Jos Roberto Arze, las relaciona: voto universal, nacionalizacin de las minas, reforma agraria y reforma educacional. En cuanto a la poltica petrolera promulg el llamado Cdigo Davenport por el que retornaron a Bolivia las empresas norteamericanas del sector (37). Esta ltima decisin estuvo dictada por la necesidad de contar con el apoyo de Estados Unidos.

(36) ROBERTO ARZE, J.: Obra citada, p. 189. (37) ROBERTO ARZE, J.: Obra citada, p. 151.

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Hay que sealar que no faltaban en el rgimen revolucionario quienes se pronunciaban a favor de una apertura hacia la ayuda tcnico-econmica de Mosc. Pero por aquel entonces la Unin Sovitica estaba apenas iniciando su estrategia en el hemisferio occidental, y Bolivia, por su mediterraneidad, no era el escenario ms aconsejable. (Che Guevara, aos despus, observando las fronteras mltiples de Bolivia, eligi a este pas como foco de irradiacin de su pretendida revolucin continental. Pero, regin cerrada, aadi la precariedad logstica a lo disparatado de la operacin). Sobre las medidas de carcter econmico se impuso una dinmica de fuertes connotaciones sociales e ideolgicas, que acabaron por distorsionarlas: la gestin de las minas se funcionariz, y Bolivia, dependiente de la exportacin del estao, fue perjudicada por el ingente aparato burocrtico que empez a pesar sobre su ciclo exportador. El precio del metal baj (en parte porque Estados Unidos puso en el mercado internacional un alto porcentaje de sus reservas estannferas), de manera que entre factores internos y externos los ingresos descendieron y la deuda y la inflacin se dispararon. En cuanto a la reforma agraria, emprendida con excesivo radicalismo, sustituy el latifundismo por el minifundismo mediante la expropiacin y posterior distribucin de lotes de tierra. Pero como tambin fueron expropiados (la reforma, por demaggica, acab siendo antisocial) los medianos empresarios agrcolas que gestionaban correctamente sus tierras empezando a aplicar en ellas modernos sistemas de explotacin, el resultado final fue que el campo se empobreci. Los campesinos, o se vieron obligados a vivir atrapados por la parcela exigua de su propiedad, o la abandonaron para iniciar el xodo a los entornos urbanos. En relacin con este sector econmico Bolivia increment su condicin de pas importador, y no slo eso: comenz a depender de las donaciones internacionales, y en particular de las de Estados Unidos, que pudo as mantener el control del proceso revolucionario boliviano. Hasta que ste fue finalmente interrumpido (las clases medias, decepcionadas, fueron desenganchndose de sus fervores revolucionarios iniciales), hubo tres intentos golpistas propiciados por el partido falangista de scar Unzaga y apoyados por algunos militares descontentos: en enero del ao 1953 el primero; en noviembre de 1954 el segundo; y en abril de 1959 el tercero. Dentro de la etapa de la revolucin nacional, hubo algunos logros agrcolas y sociales en las provincias orientales, y tambin un perfeccionamien 157

to de las infraestructuras viarias en todo el pas. Hay que destacar que tras los acontecimientos del ao 1952 el Ejrcito boliviano (que ha sido el ms intervencionista del mbito hispanoamericano: hasta el ao 1981 Bolivia ha tenido, desde su independencia, 112 aos de gobiernos militares y 44 de gobiernos civiles) se repleg a sus tareas especficas y que el gobierno revolucionario fue sensible a su modernizacin y reestructuracin, abandonadas desde la desdichada campaa del Chaco. El general Alfredo Ovando Candia fue el conductor de esta operacin orgnica e intelectual, que cont con importantes componentes sociales: despus de la reapertura del Colegio Militar qued legislado que pudieran ingresar en la carrera de las armas todos los varones bolivianos sin ninguna distincin de clase o raza. Hasta entonces, la admisin al Cuerpo de Oficiales de las Fuerzas Armadas haba seguido criterios elitistas. En el segundo mandato de Paz Estenssoro (1960-1964), desarrollado tras el cuatrienio de Hernn Siles Zuazo, tambin del MNR, las Fuerzas Armadas, como consecuencia de la dispersin partidista, van adquiriendo una mayor preponderancia en la poltica nacional. Hemos de considerar que durante aquellos aos triunf y se consolid la revolucin cubana y que, en plena agudizacin de la guerra fra, Estados Unidos aplicaba en la panamea Escuela de las Amricas sus programas contrarrevolucionarios. Ovando potenci la presencia de militares bolivianos en las aulas de los centros docentes de las Fuerzas Armadas norteamericanas: los generales Ren Barrientos y Hugo Bnzer fueron alumnos en algunos de ellos. Naturalmente, cuando tuvieron ocasin, aplicaron en Bolivia la Doctrina de la Seguridad Nacional. Despus de la aprobacin de la nueva Constitucin (1961), se produjo un acercamiento del presidente Paz Estenssoro hacia la cpula militar, hasta el punto de que se presentara, ganndolas, a las elecciones del ao 1964 con el general Barrientos como aspirante a la vicepresidencia. Entretanto, Ovando, ascenda a comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, cargo desde el que cooper al derrocamiento de Paz y a la subsiguiente elevacin al poder del vicepresidente Barrientos (4 de noviembre de 1964). Resulta difcil no intuir en este acontecimiento la induccin de las enseanzas de la escuela panamea, a cuyas doctrinas eran afectos, como ya hemos visto, ambos generales. Aunque los nuevos dirigentes bolivianos proclamaban seguir la estela revolucionaria, hubo serias correcciones en la conduccin de los asuntos pblicos, si bien ciertas organizaciones ligadas a aquel proceso, subsis 158

tieron. Una de ellas fue la Confederacin de Minas de Bolivia (COMIBOL), que, en opinin de Gumucio: Es uno de los ejemplos extremos en Amrica Latina de la ineficacia del Estado como administrador de empresas. A lo largo de sus 40 aos de vida, toda una combinacin de errores y decisiones puramente polticas (ms an: ideolgicas) la llev a una situacin de quiebra absoluta. Estima el citado autor que hasta finales de 1984 haba perdido alrededor de 1.400 millones de dlares (38). Durante la presidencia de Barrientos, Bolivia ocup a lo largo de varios meses la atencin de los medios de comunicacin del mundo entero: en marzo de 1967, Ernesto Che Guevara implant un ncleo guerrillero en aquel pas hispanoamericano. Su objetivo era el de extender la revolucin comunista a travs de las mltiples fronteras de Bolivia, aprovechando su designio geopoltico como pas de contactos, captado por el dirigente cubano-argentino. Abandonado por el propio Partido Comunista boliviano, el movimiento fracas. Careci de logstica y de arraigo popular. El general Ovando dirigi las operaciones contraguerrilleras, y en septiembre de aquel mismo ao mora el Che y eran apresados los miembros de su partida. Guevara adquira la categora de mito aportando a la revolucin comunista que exportaba la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas (URSS) el mrtir que necesitaba. Por entonces, la creciente intervencin blica de Estados Unidos en Vietnam era contestada por amplios sectores de la sociedad norteamericana, y meses despus, en mayo del ao 1968 tendran lugar en Pars las manifestaciones de obreros y estudiantes promovidas por el radicalismo izquierdista. Washington increment entonces su esfuerzo intelectual en la Escuela de las Amricas, y uno de los escenarios preferentes de su atencin fue Bolivia. En el centro panameo se invitaba indirectamente a sus alumnos a la intervencin en la poltica de sus pases para, con base en el mantenimiento del orden social en peligro, poner en prctica los necesarios planes desarrollistas, que contaran con generoso apoyo norteamericano. Aunque ste habra de adoptar las formas de mera subvencin (muchas veces en especie, alterando el mercado del pas ayudado) y dependencia tcnica, el mensaje ideolgico cal en los cuadros de mando bolivianos, que se impregnaron de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
(38) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 200.

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No obstante, tambin se sentan afectados por la revolucin nacional, que consideraban apenas iniciada. De manera que, en la dcada de los aos sesenta, los representantes bolivianos de la Doctrina (Ovando, Barrientos y Torres) se inscribirn en la corriente dscola que se impuso en Per (Velasco Alvarado y Mercado Jarrn) o en Panam (Omar Torrijos). En 1969 el presidente Barrientos muri en accidente de helicptero, sucedindole el doctor Siles Salinas, quien pretendi un retorno al rgimen poltico tradicional. A finales de aquel mismo ao, el general Ovando lo derroc, asumiendo la presidencia por mandato revolucionario de las Fuerzas Armadas. Durante su gobierno se adoptaron medidas que chocaron con la poltica norteamericana: derogacin del Cdigo petrolero Davenport, nacionalizacin de concesiones a la Bolivian Oil, apertura de relaciones con la URSS (39). Pese a que su anticomunismo fue patente (aplast la guerrilla guevarista y posteriormente la clula de Teoponte) fue derrocado (octubre, 1970) por la faccin militar que preconizaba el seguimiento ortodoxo de la Doctrina de la Seguridad Nacional, con lo que implicaba de rechazo a una tercera va dentro de la guerra fra. Pero el triunvirato castrense que ocup el poder fue a su vez derrocado por el general Juan Jos Torres, muy afecto al ideario de Ovando y continuador de su poltica, que radicaliz, anulando contratos con empresas norteamericanas, ampliando relaciones comerciales con pases socialistas y recuperando la dinmica de las organizaciones que haban orientado la revolucin nacional. Bolivia era una regin especialmente sensible dentro de la poltica hemisfrica de Washington. Por ello no es extrao que un alumno aventajado de la Escuela de las Amricas, el coronel Hugo Bnzer lo derrocara mediante un nuevo golpe de Estado (agosto, 1971). Desde su exilio argentino, Torres difundi sus ideales polticos a travs de dos obras: El general Torres habla a Bolivia y En defensa de mi nacin oprimida. La primera vera la luz en 1973; la segunda, pstuma, se public en 1985, nueve aos despus de que su autor fuera vctima de un atentado terrorista en Buenos Aires, donde se haba exiliado (40). Del caos a la democracia Desde 1971 hasta hoy mismo, la figura del general Hugo Bnzer constituye una suerte de personificacin de la evolucin del pensamiento militar
(39) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 145. (40) Sobre el proceso de cambio en Bolivia desde la dcada de los sesenta a la de los aos setenta, hay un interesante trabajo de GALLARDO, J.: De Torres a Bnzer. Buenos Aires, 1972.

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boliviano e, incluso, de la poltica de Bolivia misma. Militar formado dentro del sistema de la Doctrina de la Seguridad Nacional (estudi ya ha quedado expuesto en la controvertida Escuela de las Amricas), diplomado en la Armed Cavalery School de Fort Hood (Texas) y agregado militar en Estados Unidos (1967), goz siempre de la confianza de Washington. Probablemente, cabe relacionar su magisterio en el Colegio Militar de la Nacin como director del mismo (1969) con la actitud de los altos mandos del Ejrcitos (antiguos alumnos suyos), cuando, tras el trgico caos poltico del bienio 1980-1981, la nacin enfil definitivamente la senda democrtica. A ello contribuy Hugo Bnzer quien reconoce Gumucio: Despojado de su antigua imagen dictatorial, se mostraba y pudo demostrarlo en ms de una ocasin como un demcrata convencido, creyente en el voto popular y en la oposicin constructiva (41). Durante siete aos (hasta 1978), el general Hugo Bnzer gobern dictatorialmente el pas. Su irrupcin en el palacio Quemado signific un nuevo pendulazo en la poltica boliviana, aunque seala Gumucio: Sin abandonar el modelo estatizante y centralista impuesto desde 1952 (42). A lo largo de aquella dcada varios pases de Suramrica estuvieron gobernados por dictaduras afectas a la Doctrina de la Seguridad Nacional: Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, Per y Argentina. Su ideario abiertamente beligerante contra el comunismo presidi la accin poltica de los dirigentes militares de los pases mencionados, y tambin de Bolivia, donde el MNR de Paz Estenssoro y el Partido Falangista coadyuvaron a elevar a Bnzer a la primera magistratura de la nacin. El septenio del presidente Bnzer, en lo poltico se caracteriz por la implacable persecucin de la izquierda radical; en lo econmico, por fallidos intentos estabilizadores compensados por la ayuda de Estados Unidos y Brasil, y por la potenciacin de la agricultura de la provincia de Santa Cruz; en el aspecto geopoltico, por la fracasada negociacin con Chile para el logro de un corredor soberano que comunicase Bolivia con el Pacfico; y en lo social, por las numerosas revueltas de los sectores ms perjudicados por la subida de precios subsiguiente a una devaluacin del 64% del peso. La expansin agrcola y su incremento en la produccin no se vieron acompaados por la eficacia exportadora, por lo que muchos
(41) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 345. (42) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 305.

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cultivos derivaron hacia la coca y su letal industria transformadora: se formaliz as el narcotrfico boliviano. El balance de la dictadura de Bnzer, no fue, en consecuencia, positivo; ni siquiera se logr que el Ejrcito se dedicara en exclusividad a sus tareas constitucionales: convocadas elecciones en septiembre del ao 1977, hasta 1982 entr Bolivia en una etapa de golpes y contragolpes de Estado, a lo largo de la cual cuatro militares ocuparon el palacio presidencial: Juan Pereda, David Padilla, Alfredo Natusch y Garca Meza. El segundo de ellos intent la regeneracin democrtica y reflej su ideario poltico en su obra Decisiones y recuerdos de un general (1980). El ltimo, depuesto por su antecesor, fue elevado al poder por la oligarqua y el narcotrfico (43) y ejerci una dictadura desptica. En el ao 1986 fue sometido a juicio de responsabilidades por acusacin del Congreso y sentenciado a 30 aos de prisin que cumple en el penal de Chonchocoro. Durante este periodo catico, Hugo Bnzer se alej de las luchas por el poder, afanndose en la organizacin de una opcin poltica la Alianza Democrtica Nacional (ADN) respaldada por su prestigio en la institucin militar y por la buena sintona que siempre mantuvo con Washington. Cuando cay Garca Meza: Concluy relata Gumucio un ciclo militar de 17 aos, difcil de entender si no hubiese contado con aliados civiles y con un contexto internacional tolerante con los gobiernos de fuerza que presentaban su anticomunismo como la mejor credencial ante el Gobierno estadounidense (44). Es entonces cuando Bnzer entra en la liza poltica democrticamente, logrando, tras la turbulenta presidencia de Hernn Siles Zuazo (quien, no pudiendo atajar la regresin econmica de Bolivia, adelant las elecciones), asegurar la alternancia poltica mediante el pacto con la opcin ms votada en cada convocatoria y la puesta en prctica (aconsejada siempre por su propia formacin, en la que no han faltado buenos equipos tecnocrticos) de frmulas econmicas liberalizantes, que si bien inicialmente tuvieron altos costes sociales acabaron por propiciar una mejora ostensible a la maltrecha economa boliviana. Durante la primera presidencia de la etapa democrtica (la de Paz Estenssoro, apeado ya de su radicalismo de juventud) se consigui bajar la inflacin del 24.000% al 10%, y (logro

(43) ROBERTO ARZE, J.: Obra citada, p. 104. (44) BAPTISTA GUMUCIO, M.: Obra citada, p. 334.

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que influy en la moral nacional) el escritor y empresario Joaqun Aguirre, tras dedicar aos de esfuerzo a encontrar un puerto fluvial que acabase con la mediterraneidad del pas, lo hall en la laguna Cceres, frente a la ciudad brasilea de Corumb. Naci as Puerto Aguirre, que a travs de la hidrova Paraguay-Paran comunica desde su inauguracin en 1988 a Bolivia con el Atlntico, facilitando la exportacin competitiva de los excedentes agrcolas santacruceos. Cuando ascendi al poder Paz Estenssoro, el ADN de Bnzer fue la segunda fuerza poltica ms votada, prcticamente empatada con la del veterano dirigente. Inteligentemente, Bnzer lo apoy, culminndose cuatro aos muy beneficiosos para Bolivia. En el ao 1989, el partido ms votado fue el izquierdista radical MIR, seguido a poca distancia por ADN. Bnzer concret entonces con el lder de este partido, Jaime Paz Zamora, un pacto patritico que sorprendi a todos y que garantiz otros cuatro aos de sosiego poltico, quehacer legislativo, lucha contra el narcotrfico y mejora econmica. El general Hugo Bnzer, en su lnea de pensamiento bascul desde su inicial anticomunismo de inspiracin norteamericana (corran, en los aos sesenta, los tiempos ms duros de la guerra fra) a una severa correccin de sus tics militaristas. Aprovech su ascendencia sobre la institucin militar (muy desgastada poltica y socialmente desacreditada), y el apoyo norteamericano (que siempre obtuvo, con pocos regateos), para cooperar decisivamente en la consolidacin de la democracia en Bolivia y en la dedicacin de las Fuerzas Armadas a sus misiones constitucionales. En el ao 1997 accedi a la presidencia de la nacin, que abandon un ao antes de las nuevas elecciones en manos de su vicepresidente debido a la grave enfermedad que le llev a la muerte en 2002. Sus iniciales ideas polticas (El pensamiento del presidente Hugo Bnzer Surez) fueron publicadas en los aos setenta. De su mano, no se conoce, desgraciadamente, documentacin escrita que ilustre sobre su posterior evolucin poltica y militar.

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CAPTULO CUARTO

PENSADORES MILITARES DEL SIGLO XX DE ARGENTINA, PARAGUAY, URUGUAY Y SU INFLUENCIA EN LA REGIN

PENSADORES MILITARES DEL SIGLO XX, DE ARGENTINA PARAGUAY, URUGUAY Y SU INFLUENCIA EN LA REGIN

Por FRANCISCO JAVIER MARTN GARCA

Breve justificacin Antes de acometer este captulo, es importante tratar de saber que es lo que se pretende y en consecuencia habr que saber que se quiere decir con pensadores, ya que se pueden generar ciertas dudas. Para resolver stas es conveniente acudir al libro ms ilustrativo que se ha escrito en lengua espaola y que no es otro que el Diccionario de la Lengua Espaola de la Real Academia Espaola y en l podemos ver que pensador, entre otras acepciones, es el que se dedica a estudios elevados y profundiza en ellos, y que pensamiento es el conjunto de ideas propias de una persona o una colectividad y tambin cada una de las ideas o sentencias de un escrito, por lo que acudimos a escrito y comprobamos que es obra o composicin cientfica o literaria y que escritor es persona autora de obras o escritos impresos. Continuando con esta bsqueda tan aclaratoria, se comprueba que historiador es persona que escribe historia y sta es, narracin y exposicin verdadera de los acontecimientos pasados y cosas memorables, pudindose dar este nombre a la de sucesos, hechos o manifestaciones de la actividad humana de cualquiera otra clase. Finalizada la bsqueda ya estn las ideas claras y en consecuencia este trabajo va a estar referido a los historiadores que han sabido investigar sobre aspectos importantes de la historia de sus respectivas naciones; a los escritores que han logrado transmitir sus conocimientos a tra 167

vs de sus obras, al resto de sus conciudadanos, ya que ellos pueden y deben ser considerados como pensadores pero teniendo presente que tanto los escritores como los historiadores deben ser militares y precisamente pertenecientes al siglo XX. Y tambin deben ser incluidos los militares que por diversas circunstancias han ocupado puestos destacados en los gobiernos de sus naciones, influyendo con sus tomas de decisiones, frutos de sus ideas y pensamientos, en sus gobernados. Una vez acotado el campo de actuacin as como el conjunto de militares que pueden ser tenidos por pensadores, se puede comenzar el captulo. Introduccin El escudo del Ejrcito argentino est orlado con la siguiente inscripcin: Ejrcito argentino naci con la Patria en mayo de 1810 y lo mismo podra aplicarse a los Ejrcitos de Paraguay y Uruguay lo que plantea la premisa de que todo lo militar ha tenido y sigue teniendo gran influencia en la vida nacional y como consecuencia los mltiples y valiosos escritores, historiadores, pensadores militares han estado siempre presentes en el acervo cultural de sus respectivas naciones, jvenes como tales, aunque no como pueblos, que tuvieron su despertar en el siglo XIX y que puede considerarse que alcanzaron su plenitud, como Estados desarrollados y consolidados, en el siglo recientemente finalizado y en el que se va a enmarcar el desarrollo de este trabajo. La historia militar es parte fundamental de la historia de la nacin y an ms en estos casos en los que las naciones se forjaron a travs, principalmente, de acciones militares: La historia militar no estudia solamente batallas o combates; tambin mltiples aspectos vinculados al enfrentamiento blico y que ocurrieron en tiempos de paz y de guerra. Surge as el inters por conocer la interaccin del mbito militar con el poltico, econmico y social, es decir, el concepto de pensamiento militar (1). A travs del estudio que se ha realizado sobre el tema, se aprecia la proliferacin de militares-historiadores que han investigado sobre hechos histricos acaecidos en sus respectivas naciones u otras de su entorno y publicado los resultados en libros que han servido para que sus compa-

(1) Manual de Historia Militar, Editorial Escuela Superior de Guerra. Buenos Aires, 1975

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triotas y otras personas amantes de la Historia hayan conocido el origen de sus naciones, desarrollo de su incipiente historia y jalones ms importantes que han marcado su devenir y situacin actual de las mismas. Evidentemente no slo han existido los historiadores sino que tambin los militares argentinos, paraguayos y uruguayos, se han adentrado en otras reas de gran inters como son la Geopoltica, la Econmica, la Estratgica, la Psicolgica, y otras que se irn mostrando a lo largo de esta Monografa, y por supuesto hay que referirse a aquellos militares que desde puestos polticos, fundamentalmente presidiendo los gobiernos nacionales o formando parte de los mismos, han reflejado en la forma de gobernar cual ha sido su pensamiento y como han sabido transmitirlo, influenciando indudablemente el caminar de la nacin y de sus habitantes e incluso de otros pases de la regin. Hay que recordar que en el transcurso de los siglos XIX y XX, han tenido lugar diversos acontecimientos de trascendental importancia en la vida de estas jvenes naciones y que han producido vaivenes y cambios en las mismas, propiciando muchos y variados anlisis y estudios, realizados, en parte por miembros de las Fuerzas Armadas. Es obligatorio advertir al lector, que aunque se citen a muchos pensadores militares quedarn otros que no figurarn, no por olvido o falta de atencin a los mismos, sino por no convertir este trabajo en una mera enumeracin de nombres y ttulos de obras, debido al elevado nmero de los mismos, ya que para obtener esta informacin bastara con acudir a obras ya publicadas (2). Con la finalidad de ordenar la exposicin se van a sealar unos determinados hitos a lo largo de los siglos anteriormente mencionados, no pretendindose buscar diferencias fundamentales pero s, por lo menos, suficientes para poder incluir en los espacios que resulten las diferentes corrientes de opinin originadas en el estamento militar. Tambin hay que tener presente que, aunque Argentina, Paraguay y Uruguay pertenecen al Cono Sur iberoamericano, teniendo las dos ltimas naciones citadas fronteras comunes con Argentina y que su nacimiento como naciones tuvieron un origen muy similar, sus historias no han recorrido caminos paralelos, por lo que se harn las distinciones oportunas cuando el caso lo requiera.
(2) ETCHEPAREBORDA, R., doctor: Historiografa militar argentina, Crculo Militar. Buenos Aires, 1984.

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Resea histrica del siglo XIX En el amanecer del siglo XIX las tres naciones no existan como tales ya que pertenecan al Virreinato del Ro de la Plata que se haba constituido en el ao 1776 y que tena su sede en Buenos Aires. Sin embargo, ya estaba gestndose el sentimiento de emancipacin que vera su resultado en pocos aos, siendo el detonante la invasin napolenica de Espaa y el cautiverio de la Familia Real espaola. Esta situacin provoc la revolucin de Buenos Aires el 25 de mayo de 1810 que est considerada como el origen de las guerras que desembocaron en la independencia de las respectivas naciones, aunque sta lleg por diferentes caminos, que a continuacin se van a estudiar, aunque sin entrar en mucho detalle, ya que el recorrido histrico de las naciones en este siglo no es objeto del trabajo, sino que se toma como referencia para poder incluir a aquellos pensadores-historiadores militares que, an perteneciendo al siglo XX, han estudiado lo sucedido en el siglo anterior y han difundido sus escritos. Argentina En Argentina, entre los aos 1810 y 1813 se formaron diversa Juntas con composiciones variables que no acababan de lograr la unidad de direccin y mando que se necesitaba, actuando las provincias que conformaban la zona de manera bastante autnoma hasta el ao 1813, ao en el que se constituyen las Provincias Unidas del Ro de la Plata, sucedindose al frente de las mismas diferentes directores supremos, que tuvieron que hacer frente a la tendencia separatista y rebelde de los caudillos que gobernaban en las distintas provincias. Posteriormente, el 9 de julio de 1816 el Congreso reunido en Tucumn proclam la independencia, aprobando en el ao 1819 una Constitucin de carcter unitario y centralista, de acuerdo con los deseos de Buenos Aires, donde se haba establecido el Congreso, pero en contra de la mayora de las provincias, en las que predominaban las ideas federalistas. Estas diferencias sobre la forma de organizar la nacin recin independizada dieron lugar a varios aos de luchas internas, que finalizaron con la subida al poder de Juan Manuel de Rosas quien gobern de forma dictatorial durante bastantes aos, hasta que fue derrotado en Caseros, en 1852, por el general Urquiza, gobernador de la provincia de Entre Ros, que se haba sublevado contra el poder central. Urquiza, que fue nombrado director provisional de la Confederacin, pretendi organizar el pas, 170

pero entr en conflicto con la provincia de Buenos Aires y la Confederacin Argentina se tuvo que configurar sin esta importantsima provincia. Las luchas continuaron hasta que con la victoria del general Mitre sobre Urquiza, en Pavn en el ao 1861 y la subida al poder del primero, se logr la unificacin del pas. Tanto Mitre como los presidentes que le sucedieron, Domingo Faustino Sarmiento y Nicols Avellaneda, transformaron el pas, estimulando el progreso material y desarrollando la instruccin pblica. Sarmiento fortaleci la autoridad central, sent las bases de la enseanza normal, organiz el magisterio, difundi la escuela primaria y foment la secundaria. Cre bibliotecas, museos, erigi el Observatorio Astronmico, el Colegio Militar, la Escuela Naval y tendi nuevas lneas frreas y telegrficas y protegi la inmigracin. En el ao 1826 y con motivo de que la Banda Oriental (Uruguay) que dependa de Brasil, quiso pasar a integrarse en las Provincias Unidas del Ro de la Plata, se inici la guerra argentino-brasilea y cuando se logr la paz, se reconoci la independencia de Uruguay por parte del gobernador de Buenos Aires. Entre los aos 1865 y 1870, Argentina se ali con Brasil y Uruguay para luchar contra el dictador paraguayo Francisco Solano Lpez, que fue derrotado por la Alianza, en una contienda especialmente costosa en vidas humanas y en destruccin material. En los aos finales del siglo XIX hay que destacar la figura del general Julio Argentino Roca, que particip en la guerra contra Paraguay y dirigi la campaa para la Conquista del Desierto. Fue presidente de la nacin desde los aos 1880 a 1886 y de 1898 a 1904, caracterizndose este periodo por el desarrollo de la industria agropecuaria dando un gran impulso a la agricultura, la colonizacin de La Pampa En resumen se pueden considerar como los hitos ms caractersticos de la historia argentina del siglo XIX, la guerra de emancipacin, las luchas internas entre unitarios y federalistas para configurar la nacin, la guerra con Brasil cuya consecuencia ms importante fue la independencia de Uruguay, la alianza con Uruguay y Brasil para luchar contra Paraguay, la Conquista del Desierto, unificacin de la Repblica y en las tres ltimas dcadas del siglo, el impulso que los diferentes presidentes de la nacin, dieron a la misma en variados e importantes campos, tanto econmicos, como sociales, culturales, de infraestructuras, etc. 171

Paraguay La historia de Paraguay no corri un camino paralelo con el de Argentina. Al iniciarse el siglo perteneca tambin al Virreinato del Ro de la Plata, pero cuando estall la trascendental revolucin de mayo, Paraguay no acat la autoridad de la Junta que se estableci en Buenos Aires e incluso luch contra las fuerzas que al mando de Manuel Belgrano envi la mencionada Junta para favorecer la emancipacin paraguaya, siendo derrotadas las fuerzas argentinas por las realistas en la batalla de Tacuar, en marzo del ao 1811. Sin embargo, en mayo del mismo ao, una conspiracin capitaneada por el coronel Fulgencio Yegros y de la que formaba parte el doctor Jos Gaspar de Francia, depuso a las autoridades espaolas, triunfando la revolucin sin derramarse una gota de sangre. Los argentinos pretendan que los paraguayos se incorporaran en la lucha contra Espaa, pero ante la oposicin paraguaya, Buenos Aires reconoci la independencia de Paraguay en octubre de 1811 y hasta 1813, gobern el pas una Junta de la que era presidente el coronel Fulgencio Yegros, crendose entonces la Repblica, al estilo romano, con dos cnsules para ejercer el gobierno, siendo nombrados para estos puestos, el doctor Francia y el coronel Yegros y aunque oficialmente ambos tenan la misma categora, quien gobernaba efectivamente fue el primero, el cual, en el ao 1814 fue nombrado por el Congreso, dictador de la Repblica por cinco aos, pero en 1815 se hizo nombrar dictador perpetuo de la Repblica con calidad de ser sin ejemplar, es decir, sin que vuelva a repetirse. Durante su mandato, el doctor Francia, ejerci la autoridad por el terror, y la persecucin de sus enemigos, manteniendo a Paraguay completamente aislado del exterior. El Congreso de la Nacin se reunira en adelante cada vez y cuando el dictador lo halle necesario no volviendo a hacerlo hasta la muerte del doctor Francia, ocurrida por causas naturales en el ao 1840. A partir de este momento, se volvi al antiguo sistema de la bicefalia para el Gobierno de la nacin, y en 1844, Carlos Antonio Lpez fue elegido presidente y promulg la primera Constitucin del pas. El presidente Lpez cambi por completo la poltica seguida por el dictador Francia, acabando con el aislamiento del pas. Asimismo organiz la instruccin pblica e inici la construccin de caminos y ferrocarriles, pero continu manteniendo el sistema absolutista como forma de gobierno. Durante su presidencia Uruguay reconoce la independencia de Paraguay haciendo lo mismo el general Urquiza presidente de la Confederacin Argentina. Entre los aos 1840 y 1860 se transform Paraguay en una nacin ms progre 172

sista, con unas finanzas ms saneadas y con una economa fuerte. A su muerte, acaecida en 1862, le sigui en la presidencia su hijo, el general, posteriormente mariscal, Francisco Solano Lpez que gobern el pas hasta su muerte, acaecida en la batalla de Cerro Cor, en el ao 1870, cuando la guerra que mantena Paraguay contra la Triple Alianza, tocaba a su fin. Durante los aos de su gobierno no hubo un solo momento de tranquilidad ya que muy pronto comenzaron las tensiones con Argentina, Brasil y Uruguay, que desembocaron en la guerra ya citada de la Triple Alianza. Fue una guerra encarnizada y sangrienta que ocasion miles de muertos a las cuatro naciones participantes en la misma, pero especialmente a Paraguay. Como dice el historiador Julio Csar Chves en su Compendio de historia paraguaya: Nuestro pas haba sido vencido; la guerra haba sido tan larga y tan dura que el Paraguay qued arrasado, aniquilado. Haba perdido durante la contienda la mitad de su poblacin; de los hombres slo sobrevivi un 20% que en su gran parte eran ancianos, nios y mutilados (3). A esta etapa tan dolorosa de la vida paraguaya, le sigui otra en la que el principal objetivo era la reconstruccin nacional, comenzndose con la aprobacin de una nueva Constitucin, jurada en noviembre de 1870, de carcter democrtico. Sin embargo, la vida poltica paraguaya se vio salpicada de frecuentes golpes revolucionarios, lo que motiv que los diferentes presidentes, en bastantes ocasiones, no pudieran terminar sus mandatos constitucionales. En esta poca se firm la paz con Argentina, Brasil y Uruguay, aunque por separado con cada pas, finalizando el siglo ocupando la presidencia, sucesivamente, varios generales que impusieron el orden y mejoraron la economa, aunque las formas constitucionales no eran aplicadas en su totalidad. Como resumen se puede decir que el siglo XIX fue muy agitado para Paraguay siendo los hechos ms significativos, tras la consecucin de la independencia, que fue incruenta, la dictadura del doctor Francia hasta el ao 1840, que se caracteriz, entre otras cosas por el aislamiento internacional al que someti al pas, con las consecuencias negativas que eso conlleva; la posterior presidencia de Carlos Antonio Lpez, con mayor apertura internacional y progreso de la nacin; la presidencia del mariscal
(3) Litocolor S. R. L. Asuncin, 1988.

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Francisco Solano Lpez, hijo del anterior, entablndose bajo su gobierno la guerra de la Triple Alianza con resultados tan sumamente negativos y la finalizacin del siglo con una sucesin de gobiernos constitucionales interrumpidos con bastante frecuencia por golpes revolucionarios. Uruguay El nacimiento de esta nacin, corri un camino similar al de Paraguay, pero sobre todo al de Argentina, con la que ha habido mayor cercana poltica. Al igual que estas naciones, perteneca desde 1776 al Virreinato del Ro de la Plata y el origen de su independencia fue tambin la revolucin de mayo, en Argentina. Puede considerarse que la primera accin independentista fue el llamado grito de Asensio y posteriores batallas de las Piedras y de San Jos, en las que fuerzas uruguayas, bajo el mando de Artigas, vencieron a las tropas realistas, en el ao 1811. En junio de 1814 Montevideo, la capital de la entonces conocida como la Banda Oriental, fue conquistada por las tropas argentinas al mando del general Carlos Mara de Alvear, dndose la paradoja que mientras tanto, Artigas, caudillo uruguayo, apoyado por las provincias de Corrientes, Entre Ros y Santa Fe estaba en guerra con la provincia de Buenos Aires. Tras varios meses de lucha y como consecuencia de la batalla de Guayabos, Artigas qued dueo de la Banda Oriental. Sin embargo, al proclamarse la independencia de las Provincias Unidas del Ro de la Plata, los portugueses que mandaban en Brasil y con el pretexto de proteger sus fronteras de la anarqua reinante en la zona, invadieron la Banda Oriental, realizndose en 1821, la anexin de este territorio a Brasil con la denominacin de Provincia Cisplatina. Esta situacin dur hasta 1825, ao en el que se inici la reconquista, que fue efectiva en 1828, declarndose que la Banda Oriental, deba formar un Estado libre e independiente. En el ao 1830 se aprob la Constitucin uruguaya, caracterizndose los primeros aos de la vida de la nacin, por las luchas internas entre los Partidos Liberal o Colorado y Conservador o Blanco, partidos que se formaron desde que la Repblica dio sus primeros pasos, habiendo sido fundado el Colorado por el primer presidente constitucional, Fructuoso Rivera y el Blanco por Manuel Oribe, que sucedi a aqul en la presidencia de la nacin, pero que no pudo finalizar su mandato al ser vencido por Rivera, que se sublev contra l, retirndose a Buenos Aires donde obtuvo apoyo del dictador Juan Manuel Rosas para sitiar Montevideo, lo que realiz 174

entre los aos 1843 y 1851. Fue una poca muy agitada en el pas y en el transcurso de la misma se fund la Universidad de Montevideo. En 1865, el presidente Venancio Flores se ali con Brasil y Paraguay, formando la Triple Alianza, para combatir contra el dictador paraguayo Francisco Solano Lpez. Como ya se ha expuesto anteriormente esta guerra fue muy sangrienta y en el caso uruguayo de los 2.000 hombres que formaban la Divisin Oriental, tal slo regresaron algo ms de 200 a la patria. A partir de este momento y hasta final del siglo, fueron frecuentes las guerras internas y dictaduras, pero tambin durante el gobierno de Flores se inaugur la lnea telegrfica, inicindose asimismo la construccin del ferrocarril. Como conclusin se aprecia que el siglo XIX ha sido vivido con agitacin por la Repblica Oriental de Uruguay, ya que desde su nacimiento como nacin independiente se ha visto envuelta en guerras y en luchas internas, entre las que destacaramos la de la Independencia, las posteriores guerras contra Argentina y Brasil y quizs la ms larga e importante, contra Paraguay en alianza con Brasil y Argentina. En el orden interno las frecuentes luchas por el poder fueron tambin motivo de inestabilidad nacional. Pensadores-historiadores militares El campo de la Historia se ha ensanchado gradualmente hasta incluir todas las ciencias del hombre. Nadie se atrevera ahora a sostener que la Historia es la biografa de los Estados y se reduce a la poltica del pasado. Ahora su red se lanza ms lejos y abarca todo el panorama de las civilizaciones. La influencia de la naturaleza, la presin de los factores econmicos, el origen y la transformacin de las ideas, las aportaciones de la ciencia y el arte, vicisitudes de las masas en su trnsito social, la lucha de los pueblos, las edades heroicas con sus limes, todos estos problemas reclaman hoy atencin. Debe contemplarse la vida con ecuanimidad y verla en su conjunto (4): Algunos acontecimientos decisivos de la Historia fueron el resultante de episodios guerreros y no podran ser comprendidos o interpretados sin su debido anlisis. No sera necesario ilustrar esta posicin con hechos suficientemente conocidos, como la batalla de Salamina, cuyo resultado, segn Eduardo Meyer, decidi el destino de la civilizacin griega y de sus consiguientes frutos. En nuestra histo(4) GOOCH, G. P.: Historia e historiadores en el siglo XIX, p. 519. Mxico, 1942.

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ria, acaso las memorables jornadas contra los invasores ingleses, representan experiencias sin importancia en la vida y en el desarrollo poltico-social del pas? (5). Lo que antecede debe servir de justificacin para la inclusin en este trabajo de aquellos militares, que perteneciendo al siglo XX, han analizado acontecimientos importantes del siglo anterior y que en la mayora de las ocasiones han tenido trascendencia en la configuracin de sus propias naciones. Como dice el profesor Schiuma: En mayo de 1810 se repiti, en esencia, los dictados de la Historia. Una nacin demostraba su capacidad para el autogobierno. Se perfilaba la futura existencia del Estado y ste nacera, como todo Estado bien nacido, de la guerra. De ah el papel fundamental del Ejrcito, que tiene una funcin poltica principal antes que profesional. (No es que el Estado deba nacer de la guerra necesariamente, aunque es su modo natural. Puede nacer pacficamente, pero deber estar en aptitud de afrontar la guerra, de modo tal que ella est presente, igualmente, en este nacimiento, aunque sea como posibilidad, en forma potencial) (6). Para situar en este momento a aquellos militares que han tratado sobre la historia del siglo XIX se podran emplear diversos mtodos, aunque es muy interesante el expuesto por el doctor Etchepareborda en la obra ya mencionada en la que compartimenta el tiempo con arreglo a los acontecimientos ms importantes ocurridos en las diferentes fases, por lo que hay que tener presente que en varias de ellas han tenido lugar ms de un acontecimiento del que se exponen diferentes estudios. Comenzando por las guerras que tuvieron como consecuencia ms notoria la independencia, podramos citar al general Nicols Accame con sus estudios sobre el general San Martn y su modo de operar; al general Bassi con su obra La expedicin libertadora al Alto Per, incluida en la historia de la nacin Argentina; los mltiples y variados escritos del coronel Juan Beverina que tratan desde la creacin de las primeras unidades del Ejrcito argentino, pasando por la actuacin de las mismas en los diferentes combates y batallas. Igualmente hay que destacar las publicacio(5) ETCHEPAREBORDA, R., doctor: Obra citada. (6) SCHIUMA. C. A: El Ejrcito argentino en la Revolucin de Mayo, Editorial Huemul. Buenos Aires, 1976.

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nes del coronel Emilio A. Bidondo en las que estudia la guerra de la Independencia en diferentes frentes, como pueden ser, en uno, el Norte Argentino, en otro el Alto Per; la contribucin al estudio de la guerra de Independencia en la Frontera Norte; San Martn y la guerra de recursos en el Ejrcito del Norte, entre otros. No se puede pasar por alto la ingente obra del coronel Emilio Loza en la que aparte de escribir sobre San Martn, Alvear y otros temas, trata en uno de sus libros sobre La invasin lusitana. Artigas y la defensa de la Banda Oriental, en el contexto de la historia de la nacin Argentina. Siguiendo con la mencin a los escritores militares ms prolficos, conviene destacar la obra, amplsima, del coronel Leopoldo R. Ornstein, que ha publicado estudios de diferentes batallas, campaas y otros temas. As, destacaramos La campaa de los Andes; Un aspecto ignorado de la estrategia sanmartiniana en la campaa libertadora del Per; De Chacabuco a Maip; La organizacin del Ejrcito de los Andes; La expedicin libertadora al Paraguay; otros tratando la figura del general San Martn, etc. Se debe citar al coronel Carlos Smith, autor tambin de varias obras en las que, como es tnica general de los escritores sobre esta poca, se refiere al general San Martn y sus actuaciones. Como se deduce de lo expuesto, la bibliografa sobre las guerras de la Independencia es muy amplia y variada, habindose mencionado a los que han destacado no slo por el contenido de sus estudios, sino tambin por el nmero y extensin de los mismos. Seguidamente se van a citar otros hechos histricos importantes as como los principales historiadores militares que han tratado sobre los mismos, comenzando por las que el doctor Etchepareborda en su obra repetidamente citada, denomina guerras exteriores. En este contexto figuran entre otras, la guerra del Brasil, que ha sido analizada con bastante detalle por el coronel J. Amadeo Baldrich en su Historia de la Guerra del Brasil; Contribucin al estudio razonado de la Historia Militar Argentina y La guerra contra el Imperio del Brasil debida a la pluma del coronel Juan Beverina, que tambin escribi La fecha de creacin de las unidades que tomaron parte en le guerra de Brasil y teniendo muy en cuenta los diferentes libros escritos por el coronel Enrique J. Rotjer en los que estudia Las campaas en la guerra del Brasil del marqus de Baarbacena, del general Alvear, batalla de Ituzaing, entre otras. Sobre la guerra con Bolivia no se ha profundizado demasiado, pudiendo mencionarse al mayor Clemente Basile que escribi Una guerra poco 177

conocida y al coronel Emilio A. Bidondo con su obra La organizacin de las tropas jujeas para la guerra contra el Mariscal Santa Cruz publicada en la Academia Nacional de Historia. Mayor tratamiento histrico ha tenido la Guerra contra Uruguay y los franco-ingleses sobre la que han escrito entre otros el general Toms Snchez de Bustamante, los coroneles Flix Best, Juan Beverina, Toms de Iriarte, los tenientes coroneles Ignacio J. Camps, Evaristo Ramrez Jurez, habindose desarrollado un amplio estudio que discurre desde el anlisis de las principales personalidades que intervinieron en el conflicto, hasta las campaas ms importantes. La campaa de Caseros, muy importante en la historia de Argentina ha sido estudiada por varios pensadores militares desde diferentes perspectivas, que van desde la profundizacin sobre la figura del general Urquiza y la batalla de Caseros, hasta monografas de la campaa citada y varios aspectos de la misma, debiendo destacar como historiadores a los generales Espndola y Sarobe; los coroneles Best, Beverina y Urquiza, entre otros. La guerra del Paraguay, o tambin conocida como la de la Triple Alianza ha sido objeto de un estudio bastante detallado por parte militar. As citamos al coronel Best que en su obra Historia de las guerras argentinas tambin ha tratado la que se acaba de mencionar. Los generales, Garmendia, Vasquez, uruguayo; Vlez, el brigadier Vega, el coronel Beverina, el coronel Cerri, el mayor Diana, el teniente coronel paraguayo Jorge Thompson y algunos ms que no se mencionan han estudiado esta guerra en sus mltiple aspectos proporcionando una visin bastante completa sobre lo que sucedi y sobre las figuras ms importante que tuvieron responsabilidad en una guerra tan cruenta y que supuso, especialmente para Paraguay, un verdadero desastre tanto econmico como demogrfico. Las guerras internas que tuvieron lugar en el transcurso del siglo XIX, tambin han sido recogidas por las plumas de historiadores militares, como las llamadas guerras civiles (1829-1835), Guerras contra Rosas, lucha de Buenos Aires y la Confederacin, lucha con la montonera y las revoluciones ocurridas en el ao 1874, 1880 1890 y 1893. Son destacables los nombres del coronel Best, varias veces mencionado en este trabajo, ya que en su ms importante obra: Historia de las guerras argentinas, ha recogido todas las que sucedieron en la nacin desde su orgenes; coronel Juan Beverina, teniente coronel Ignacio J. Camps, general Toms de Iriarte, coronel Augusto G. Rodrguez, coronel Leopoldo R. Ornstein. 178

Haciendo un breve paso por la historia de este siglo referida a Uruguay, cabe destacar las obras de diversos militares como es el caso de: coronel scar Antnez de Olivera con una bibliografa muy extensa, especialmente artculos, destacando El levantamiento de 1825 (7), mayor Romeo Zina Fernndez del cual son sus obras ms importantes: Historia Militar nacional tomo primero, en el que estudia la poca de Artigas (8); teniente coronel Victoriano Domnguez del que citamos Estudio de la batalla del Palmar, bajo el punto de vista militar (9); coronel ngel Corrales, autor de un importante nmero de libros y artculos, entre los que destacan su Historia Nacional, escrita en dos tomos (10) y La Artillera Oriental en 1825 (11). Como se puede comprobar, es abundante la bibliografa militar existente, en especial sobre acontecimientos blicos que han forjado la vida de estas tres naciones durante el siglo XIX. El conocimiento de los mismos es prcticamente imprescindible para conocer a sus respectivas patrias. Por ello, que se considere que todo lo que se ha escrito de lo anteriormente expuesto, ha tenido gran influencia sobre los conocimientos de sus conciudadanos, no debiendo tenerse a los que han tratado estos temas solamente como escritores-historiadores, sino que deben ser tenidos como pensadores que a travs de su actividad intelectual han expuesto sus conocimiento y tambin su forma de pensar y por supuesto influenciado en sus lectores. Mencin aparte merece tambin, en el transcurso de este tiempo, la Conquista del Desierto, dirigida especialmente por el general Roca. Fue una campaa muy dura y en el transcurso de la misma hubo que luchar contra los indios y al finalizar se haba anexionado a la Argentina una gran extensin de terreno, quedando configurada la nacin en forma muy parecida a la que tiene en la actualidad. Son varios los historiadores militares que han estudiado en todo o en parte la citada Conquista, bien a travs de determinadas acciones o estudiando las figuras ms importante que participaron en las mismas. Sin pretender recordar a todos ellos, si es oportuno citar en este trabajo a los ms destacados, como pueden ser los tenientes coroneles Camilo Anschutz, Francisco Bidot, Enrique Csar Recchi, coroneles lvaro Barros,
(7) Comisin del Sesquicentenario. Montevideo, 1975. (8) Centro Militar. Montevideo, 1955. (9) Imprenta militar. Montevideo, 1942. (10) Ministerio Educacin y Cultura. Montevideo, 1983. (11) Ediciones del Sesquicentenario. Montevideo, 1975.

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Juan Beverina, Juan Antonio Carretn, Jos Luis Picciuolo, Juan Carlos Walter, los generales Conrado Villegas, Gustavo Martnez Zubira, Isaas J. Garca Enciso y sin dejar de mencionar los importantes trabajos que sobre el tema han sido elaborados por la Escuela Superior de Guerra, el Crculo Militar Argentino, la Direccin de Estudios Histricos del Comando en Jefe del Ejrcito. En general se trata de unos trabajos muy interesantes y con la sola lectura de sus ttulos se obtendra una visin bastante acertada de lo que signific esta guerra en la que el indio fue vencido y dominado y sus tierras pasaron a formar parte de Argentina. Es muy instructivo el relato que en forma novelada, realiza el comandante Manuel Prado en su libro La guerra al maln (12) en el que describe, en primera persona, lo que fue la campaa de la Conquista del Desierto, haciendo un anlisis profundo, aunque en apariencia superficial, del desarrollo y consecuencias para Argentina de la citada Conquista. Tambin trat este tema en los libros Conquista de la Pampa. Cuadro de la guerra de fronteras (13) y La ocupacin del Ro Negro. Expedicin realizada por el general Julio A. Roca, 25 de mayo de 1879 (14). Acontecimientos en el siglo XX Si se considera que el siglo XIX fue en el que se forjaron las naciones iberoamericanas, tambin es cierto que el XX ha sido en el que se han consolidado como tales. Las guerras de la emancipacin, las luchas internas entre federalistas y unitarios, colorados y azules, Centro Democrtico y Accin Nacional Republicana, etc., as como las luchas exteriores, con el objetivo final de delimitar las fronteras, han abarcado todo el siglo de la independencia y con una situacin poltica que pudiera considerarse como esperanzadora, da comienzo el siglo XX. Argentina Comienza el siglo siendo presidente de la nacin el general Julio Argentino Roca que ya haba ocupado la presidencia entre 1880 y 1886, y dentro de un proceso de formacin de la Argentina moderna, poca en la que el Estado adquiere una importancia de la que hasta entonces careca. Se caracteriza su accin de gobierno por la avanzada legislacin que dio al

(12) Editora Universitaria, octava edicin. Buenos Aires, 1977. (13) Biblioteca del Suboficial. Buenos Aires, 1935. (14) Buenos Aires, 1900.

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pas, entrando en vigor, durante su mandato, leyes sobre registro civil y matrimonio civil, implantndose la enseanza laica. En el orden exterior se normalizaron las relaciones con Brasil y se solucion el litigio que sobre lmites fronterizos se mantenan, desde haca bastantes aos, con Chile. En el orden interno se produjo un gran desarrollo de la industria agropecuaria, base de le economa argentina. Asimismo se foment la construccin de vas frreas hasta construir una extensa red de 40.000 kilmetros. Un factor muy importante en el desarrollo de la nacin fue el incremento de la inmigracin, especialmente europea, que supuso un considerable aumento de la mano de obra. En el campo poltico hay que destacar la aparicin, a principios de siglo, del partido Unin Cvica Radical (UCR), representante mayoritario de las clases populares y que entre sus postulados exiga elecciones limpias. En un principio fue dirigido por Leandro Alem y posteriormente por el que sera su lder carismtico, Hiplito Yrigoyen. En el ao 1905 se produjo una revolucin o movimiento cvico-militar, inspirado por los radicales, que fue vencido en pocos das y que signific la desaparicin poltica del general Roca y la sancin de la Ley Electoral que propugnaba la UCR. En el ao 1912 tienen lugar las primeras elecciones con esta Ley en la provincia de Santa Fe, y una semana despus en Buenos Aires, capital, venciendo el Partido Radical, lo que puede considerarse como el prembulo del triunfo de Hiplito Yrigoyen en las elecciones presidenciales del ao 1916, inicindose una etapa de gobierno que algunos denominan hegemona radical. Tambin hace su aparicin el comunismo que consigue atraerse a los elementos anarquistas, producindose en esta poca una serie de acontecimientos bastante significativos como la reforma universitaria de inspiracin bolchevique; la conocida como la semana trgica en 1919, en la que intervinieron unidades militares, al mando del general Dellepiane para restablecer el orden. En el ao siguiente tambin actuaron efectivos del Ejrcito, al mando del teniente coronel Varela, para pacificar las zonas de Chubut y Patagonia, en las que grupos anarquistas haban tomado por la fuerza diversos establecimientos. En el transcurso del segundo decenio del siglo tuvo lugar un hecho de gran trascendencia para la publicacin y difusin del pensamiento militar, no slo de miembros del Ejrcito argentino, sino de militares procedentes de otras naciones, siendo este acontecimiento la fundacin de la Biblioteca del Oficial, llevada a cabo por l, en aquel entonces, 181

teniente coronel Rodolfo Martnez Pita. La primera obra fue publicada en 1918: Aunque ya en 1916, el teniente coronel Martnez Pita presenta a consideracin de la Comisin Directiva del Crculo Militar, presidida por el teniente general Pablo Ricchieri en la sesin del da 13 de abril de ese ao, su iniciativa, que aprobada por unanimidad en la celebrada el 11 de mayo siguiente, es la fe de bautismo de una de las creaciones ms significativas de nuestra institucin que recuerda, con este volumen nmero 448, la iniciacin de una trayectoria que, seguida sin interrupcin durante 40 aos, ha servido para acrecentar la preparacin profesional y cultural de los oficiales del Ejrcito (15). Es interesante transcribir, en la parte pertinente, el Acta de la Sesin celebrada por la Comisin Directiva el da 13 de mayo de ese ao: el teniente coronel Martnez Pita presenta el siguiente proyecto reglamentando la creacin de la Biblioteca del Oficial, solicitando su aprobacin: creacin de la Biblioteca del Oficial. Considerando una necesidad para el progreso de la cultura del Ejrcito, propender a la difusin de los medios de ilustracin, mediante la publicacin de obras nacionales y extranjeras en general, costosas y editadas en idiomas que slo pocos oficiales poseen; la Comisin Directiva del Crculo Militar aprueba el siguiente proyecto presentado por el teniente coronel Rodolfo Martnez Pita: 1. Se instituye una asociacin denominada Biblioteca del Oficial, bajo los auspicios del Crculo Militar. 2. La Biblioteca del Oficial editar en volmenes mensuales, de 200 a 500 pginas, las mejores obras militares nacionales y extranjeras, previa autorizacin de sus autores. 3. Los gastos que exijan estas publicaciones sern sufragados con los fondos que se obtengan de las cuotas de las subcomisiones. 4. La publicacin de la Biblioteca del Oficial no se iniciar antes de tener por lo menos 500 suscriptores: En sus 40 aos de existencia la Biblioteca del Oficial ha cumplido ampliamente los propsitos de sus fundadores y la esperanza de su creador.

(15) AcCAME, N. C., general de divisin: La Biblioteca del Oficial nmero 448, p. 13. Buenos Aires, 1956.

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La accin tesonera de sus iniciadores, que tuvieron que afrontar las dificultades inherentes a la realizacin de una inteligente iniciativa, se ha visto coronada por el esfuerzo de los numerosos camaradas que le siguieron en el correr de los aos, aportando su amplia y generosa colaboracin, haciendo posible que el Ejrcito argentino posea una biblioteca militar que no tiene paralelo en los ejrcitos extranjeros. Pero aparte de lo que significa como aporte profesional y cultural para el cuadro de oficiales, la Biblioteca del Oficial ha permitido enriquecer la bibliografa nacional con obras originales de militares argentinos que, independizados de las exigencias naturales del mercado del libro, han podido publicar sus producciones en su propia editorial, pues si bien la Biblioteca del Oficial es parte integrante de nuestro Crculo, es como ste, de todos y cada uno de sus asociados. El fomento de la bibliografa militar nacional ha trado como consecuencia la formacin de un verdadero ncleo de escritores militares que antes, como ahora y despus han producido, producen y producirn en el futuro obras que enriquecen el acervo bibliogrfico de la nacin (16). Desde su fundacin, la Biblioteca del Oficial ha desarrollado, y sigue hacindolo, una gran labor divulgativa, tanto de obras de militares argentinos como traducciones de militares extranjeros. Su influencia ha sido y contina siendo muy importante ya que sus publicaciones tienen una buena aceptacin en todos los mbitos. En las elecciones presidenciales de 1922 logra la victoria, nuevamente, el Partido Radical, siendo nombrado presidente Marcelo T. de Alvear, que marca una importante diferencia con su antecesor en el uso de los poderes del Estado, lo que origina una divisin interna de los componentes del Partido, entre personalistas e yrigoyenistas, lo que a la larga traera complicaciones para la tranquilidad de la vida del pueblo argentino. Los seis aos en los que gobern Alvear, se caracterizaron por un nuevo aumento de la inmigracin, destacando en este tiempo el pensamiento del general e ingeniero civil Enrique Mosconi, quien consciente de la dependencia argentina respecto a los materiales, expone la necesidad de la creacin de industrias de armamento y material de guerra que proporcionen cierta autonoma a la Defensa Nacional, siendo asimismo de destacar que fue el precursor del desarrollo de los recursos petroleros subyacentes
(16) AcCAME, N. C., general de divisin: La Biblioteca del Oficial nmero 448, p. 16. Buenos Aires, 1956.

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en un territorio como el argentino, que estaba prcticamente sin explotar y que al igual que la plataforma continental submarina posee una gran potencialidad en este producto tan necesario. Durante el mandato de Alvear se logr alcanzar supervit en el Presupuesto Nacional en cuatro aos lo que da una sensacin de confortabilidad nacional. Sin embargo, la divisin interna del Partido, anteriormente mencionado, trajo consigo el choque entre ambas fracciones, retrasndose un importante nmero de proyectos, por el obstruccionismo que se produca en la Cmara Legislativa. En este periodo son tambin destacables las figuras militares del general Justo Flix Uriburu y el coronel e ingeniero civil Agustn P. Justo, los que, con el paso del tiempo, se desempearan como presidentes de la nacin. El primero, desde su puesto de inspector general del Ejrcito, sienta una concepcin unitaria de adiestramiento de oficiales y tropa y el segundo, como director del Colegio Militar de la Nacin da estabilidad a los planes de estudio y posteriormente como ministro impulsar a la Aviacin Militar y a la Fbrica Militar de Aviones. En las elecciones realizadas una vez finalizado el periodo presidencial de Alvear, fue nuevamente elegido presidente Hiplito Yrigoyen y con una abrumadora mayora, tanto es as que aquellas elecciones fueron conocidas como el plebiscito, porque el caudillo radical obtuvo el doble de votos que los dems partidos reunidos. Y lo que pareca que iba a solucionar los problemas existentes, al contar el gobierno con mayora absoluta, signific un elemento negativo, ya que volvi al radicalismo, muy conformista con lo que pasara posteriormente. La situacin interna del pas se fue haciendo cada vez ms difcil y en el ao 1929 se intervinieron varias provincias, como Mendoza, Corrientes, San Juan y Santa Fe, lo que fue creando un ambiente muy inestable, a lo que hay que aadir que la violencia se fue adueando del pas. Tambin en el exterior se estaban produciendo acontecimientos que iban a afectar de manera ms o menos directa al pueblo argentino, y nos referimos en concreto a la gran crisis econmica mundial de 1929 y la difusin de las ideas totalitarias y ultranacionalistas que procedentes de Europa tenan buena acogida en algunos sectores de la sociedad argentina, teniendo presente que la mayor parte de la inmigracin que haba llegado a estas tierras americanas tena su origen en el Viejo Continente. Estas causas, entre otras, fueron creando el ambiente propicio que dio lugar a la revolucin de septiembre de 1930, por la cual se derroc el gobierno radical del presidente Yrigoyen, dando paso a gobiernos militares, siendo presidido el primero de ellos por el general Jos Flix Uriburu, 184

al que sigui en la presidencia el general Agustn P. Justo. Ambos generales que ya haban tenido influencia en tiempos anteriores, vieron reforzada sta desde el silln presidencial, aunque su labor al frente del Gobierno no ha sido bien considerada por algunos historiadores, ya que devolvieron parcelas importantes de poder a los conservadores, que haban sido derrotados en las urnas por los radicales. Asimismo se les acusa de implementar el sistema de fraude en las elecciones para evitar la victoria de sus opositores, lo que se mantuvo hasta el ao 1943 en el que otra intervencin del Ejrcito derroc al Gobierno que en aquellos momentos ya lo ejerca un civil, el presidente Castillo. En estos aos cabe destacar las figuras de algunos militares que con su labor influyeron en el pensamiento militar de la poca, como son: general Manuel A. Rodrguez, que entre otras cosas, dio unidad profesional al Ejrcito, que haba perdido su cohesin en los aos anteriores; general Nicols Accame, primer comandante de una divisin que hizo ocupacin efectiva con sus tropas en la Patagonia; general Jorge Giovaneli, que realiz muchos estudios sobre la proteccin de las fronteras de la nacin, preocupndose por analizar las caractersticas que revestan las operaciones en zonas desrticas y semidesrticas, como la Patagonia, as como lo relacionado con La Defensa Nacional, ttulo de un libro suyo, lo mismo que La economa de guerra alemana en la Segunda Guerra Mundial; coronel Juan Beverina, que con sus estudios, contribuy a dar a conocer la evolucin del Ejrcito argentino; general Manuel N. Savio que supo ver la necesidad de ser autosuficientes en el abastecimiento industrial militar y nacional para alcanzar la capacidad de obtener armas y municiones para las Fuerzas Armadas, impulsando la siderurgia argentina. En el ao 1943 se produjo un hecho que iba a tener una gran trascendencia en la historia argentina, teniendo su origen en el descontento existente en el pas, que culmin con un movimiento revolucionario del Ejrcito, anteriormente mencionado, que derroc al Gobierno de forma incruenta, siendo recibido este cambio con incertidumbre, ya que, aunque haba mucha gente en desacuerdo con el rgimen anterior, tampoco estaba claro que carcter tendra el que se implantaba, ya que se estaba en plena guerra mundial y que el Gobierno derrocado se haba declarado neutral en el conflicto, a pesar de las presiones de los aliados y en especial de Estados Unidos para que modificase su decisin. Curiosamente el primer presidente, impuesto por la revolucin, slo dur dos das, ya que cuando el jefe de la misma, general Arturo Rawson anun 185

ci a sus compaeros de armas la constitucin de su gobierno, ste no fue aceptado y el general fue sustituido por el tambin general Pedro Pablo Ramrez que haba sido colaborador directo del anterior. En estos momentos es cuando va a hacer su aparicin la figura del entonces coronel Juan Domingo Pern, desconocido del gran pblico pero que iba a tener una gran influencia en la vida de Argentina, por las ideas que propag y que todava perduran, tanto mientras estuvo ocupando puestos de gobierno, como cuando fue obligado a abandonar el poder. Fue nombrado por Ramrez en un puesto de poca relevancia en el Ministerio de la Guerra y a peticin propia tambin se le encomend el cargo de secretario de Trabajo y Previsin, dando comienzo su vertiginosa carrera poltica. Ante la presin de los dirigentes norteamericanos, as como a la imposicin de sanciones a Argentina por mantener relaciones diplomticas con Alemania y Japn, el presidente Ramrez se vio obligado a romper, muy a su pesar, las mencionadas relaciones para descongestionar las relaciones con los aliados. Esta decisin tuvo un coste importante para el presidente, ya que tras diversas reuniones de militares, contrarios a la decisin por su simpata hacia Alemania, debido a la formacin intelectual germana de estos militares, el general Edelmiro J. Farrell, que ocupaba la vicepresidencia, asumi como presidente de facto siendo nombrado vicepresidente el coronel Juan Domingo Pern. Durante los meses en los que gobern Ramrez, se origin un fuerte resentimiento contra Estados Unidos, aumentando el componente nacionalista en el Gobierno, que a la vez clausuraba diarios, despeda funcionarios desafectos, intervena universidades, detena dirigentes sindicales, bajo el pretexto de su ideologa comunista, mientras que implantaba la religin en las escuelas y disolva partidos polticos. Con la presidencia del general Farrell continuaron los sentimientos nacionalistas y autoritarios, pero en especial empez a destacar la figura del coronel Pern, que tambin, aparte de su puesto como vicepresidente y secretario de Trabajo y Previsin, fue designado como ministro de la Guerra, lo que da una idea del poder que estaba acaparando, aunque en determinados crculos militares no estaba bien visto en particular por su acusada relacin con el mundo obrero. A partir de estos momentos Pern empieza a difundir la poltica social que tanto iba a influir en la vida argentina. Se acercaba de una forma rpida y directa a los obreros, en mayor medida a los no especializados, particularmente a los inmigrantes, que procedentes del interior, se acercaban a 186

las grandes ciudades, en su inmensa mayora a Buenos Aires, atrados por los elevados salarios de la industria que empezaba a nacer, producindose una cierta aproximacin del pueblo hacia el gobierno militar. En esta poca se estaba originando un cambio entre la Argentina que basaba su economa en el campo, bien sea por la importante ganadera, como por la, tambin importante, produccin agrcola, especialmente en cereales, y la Argentina en la que la industria iba tomando una cierta relevancia, y como esta industria fue creciendo en los alrededores de la capital, all fueron acudiendo los procedentes del interior que queran mejorar sus condiciones de vida, creando un cinturn en el que los recin llegados, encontraban mejores salarios y condiciones de vida, as como una organizacin sindical que protega sus derechos, de los que hasta entonces carecan, lo que les proporcionaba una sensacin de bienestar, que atribuan a Pern. Con todo ello se estaba marchando hacia una importante transformacin del pas, que aunque no estaba del todo claro para el Gobierno, tampoco ste lo intent frenar, ya que le produca paz laboral, ausencia de conflictos y la aproximacin del pueblo, anteriormente mencionada. Como es natural, no todos los sectores de la sociedad estaban de acuerdo con esta poltica social, y se iba creando una fuerte oposicin hacia Pern por parte de los partidos polticos tradicionales de todas las tendencias, de las universidades, que ya haban recuperado su actividad normal, por los grandes empresarios que se vean perjudicados en sus intereses econmicos, por la prensa y un largo etctera. En el ao 1945, el Gobierno argentino, debido a les presiones externas, tuvo que declarar la guerra a Alemania y Japn, prcticamente cuando estaba apunto de finalizar. Esta decisin, que fue apoyada por Pern, no lo fue por los sectores nacionalistas de la nacin, lo que trajo como consecuencia una ruptura con estos sectores y un acercamiento a otros de diferente significado poltico La situacin se estaba poniendo muy tensa contra el vicepresidente y la oposicin logr, a travs de fuertes presiones e importantes manifestaciones, que Pern dimitiera de todos sus cargos y fuera confinado en la isla de Martn Garca, situada en el Ro de la Plata, entre Argentina y Uruguay. Cuando pareca que el fin poltico del coronel haba llegado, una manifestacin popular, en su mayor parte integrada por los obreros del cinturn bonaerense oblig al general Farrell a reponerle en su antiguo puesto. Segn algunos escritores ese fue el da ms importante de la historia contempornea argentina, ya que puso de manifiesto las debilidades 187

de los partidos polticos tradicionales que fueron ampliamente superados por el movimiento popular. A partir de este momento la actuacin de Pern fue similar a la anterior, realizando actos de gobierno que acrecentaron la adhesin de la masa obrera, lo que permiti que en las elecciones del ao 1946, obtuviera un triunfo indiscutible, llegando a la presidencia de la nacin de forma totalmente democrtica y con el apoyo mayoritario del pueblo argentino, dndose la circunstancia anecdtica de que un militar que haba participado en la revolucin de 1943, derrocando a un gobierno legtimo, y que haba pertenecido desde sus comienzos al gobierno militar que dirigi la nacin, fuese elegido como el ms alto dignatario en las elecciones que ponan fin, precisamente, al Gobierno al que l mismo perteneca, como vicepresidente y ministro de la Guerra, en una clara muestra de como el ideario de Pern influa en sus compatriotas. La originalidad de la poltica de Pern radicaba en haber descubierto a las masas y haber sabido situarse en su pensamiento, estilo poltico y oratoria al nivel de ellas. A la vista de los resultados de las elecciones, se apreciaba que el pueblo argentino haba depositado su confianza en Pern y ste iba a aprovechar esta circunstancia para aplicar su pensamiento de cmo deba ser Argentina. En el momento de asumir la presidencia de la nacin, Argentina era un pas acreedor, principalmente por el trigo y la carne que se venda a una Europa que en gran parte haba quedado asolada por la guerra recientemente finalizada. Adems, el pensamiento de Pern era que la guerra fra traera inevitablemente otra confrontacin mundial como consecuencia de la rivalidad Estados Unidos-Rusia y sus correspondientes bloques, de los que estas naciones eran sus mximos representantes y Argentina volvera a ser la despensa de Europa. Con este pensamiento, aparentemente lgico y que incluso lo lleg a publicar a travs de varios artculos, aunque con seudnimo, en la prensa de Buenos Aires, no es extrao que la poltica econmica la basara en un gasto prcticamente incontrolado, en un momento en el que las arcas del Estado estaban tan repletas de divisas que el mismo Pern lleg a decir que no podemos caminar por los pasillos del Banco Central, tan abarrotados estn de lingotes de oro. Su poltica econmica fue estatal y nacionalista por lo que se repatri la deuda externa, se cre la Flota Area Mercante Argentina, posteriormente transformada en Aerolneas Argentinas, la compra de la Unin Telefnica a sus dueos norteamericanos, adquisicin de los ferrocarriles que estaban en 188

manos de franceses e ingleses, etc., llevando esta fiebre compradora al pas, en tres aos, a una virtual suspensin de pagos, por agotamiento del depsito de divisas. En el aspecto poltico, disolvi los partidos que le haban ayudado a ganar las elecciones, creando el Partido nico de la Revolucin que finalmente adopt el nombre que le corresponda por su nacimiento, es decir Partido Peronista. Tambin se reform la Constitucin que con algunas modificaciones posteriores, databa de 1860. Derog 12 artculos, modific 72, agreg seis e incorpor otras seis disposiciones transitorias introducindose importantes cambios en algn aspecto como la insercin de Los derechos del trabajador, la familia, la ancianidad y la cultura; la posibilidad, que hasta entonces no exista, de que el presidente pudiera ser elegido en sucesivas elecciones de forma indefinida y el que fue considerado como el ms importante de todos y en el que mejor quedaba reflejado el pensamiento del ya entonces general Pern, en el que se declaraba de propiedad del Estado los minerales, las cadas de agua, los yacimientos de petrleo, de carbn y de gas y las dems fuentes de energa, as como los servicios pblicos, que pertenecen originariamente al Estado y bajo ningn concepto podrn ser enajenados o concedidos para su explotacin, disponindose, como no poda ser de otra forma, que los servicios pblicos en poder de particulares deban transferirse al Estado, bien mediante compra o expropiacin, autorizando al Estado para nacionalizarlos y regular el comercio exterior. En poltica internacional Pern se mova entre la necesidad de acercarse a Estados Unidos, para obtener cuantas ventajas se derivasen de este acercamiento, y la tercera posicin, con actitudes neutralistas, pero que en el fondo tena como objetivo contentar polticas internas. Finalizado su primer mandato presidencial, fue reelegido en las siguientes elecciones, en noviembre de 1951, a las que se pudo presentar, gracias a la modificacin que haba sufrido la Constitucin, siendo su victoria en las urnas ms amplia que la del ao 1946, prcticamente doblando en votos al siguiente partido. En estas elecciones las mujeres haban ejercido el derecho al voto, derecho que les haba conseguido Eva Pern, habindose duplicado el nmero de electores. Era un apoyo ms al general, pero fue el ltimo ya que al poco tiempo falleci. Al ao de su segunda presidencia, le empezaron a ir mal los asuntos internos producindose, entre otros, un claro enfrentamiento con la jerarqua eclesistica lo que en un pas de clara mayora catlica, favoreci el inicio 189

de una cuesta abajo imparable que tuvo su conclusin en septiembre de 1955, cuando nuevamente una revolucin militar, de efectos muy rpidos y prcticamente incruenta, puso fin al gobierno del teniente general Juan Domingo Pern, que haba permanecido en el poder durante nueve aos y que haba construido una doctrina que profundiz en muchos de sus compatriotas, sobre todo de las clases ms populares y que no pudieron hacer nada para evitar su derrocamiento. Con el triunfo de la revolucin antiperonista, conocida como la revolucin libertadora o la restauracin liberal, asume el mando de la nacin el general Eduardo Leonardi, que haba sido el jefe de la misma, encontrndose con un pas dividido. Su mandato dur algo menos de dos meses y en ese breve espacio de tiempo desarroll lneas conceptuales muy definidas, intentando, por una parte, que la Confederacin General de Trabajadores, principal y prcticamente nico sindicato existente durante la poca peronista, no se enfrentara al Gobierno y por otra, contener la corriente antiperonista que se haba manifestado con virulencia. A pesar de las ideas del general Leonardi, no se pudo evitar la desperonizacin en todos los sectores donde existan vestigios del antiguo rgimen. Fue disuelto el Congreso, intervinindose todas las provincias as como las universidades, cesando a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y crendose una Comisin Nacional de Investigacin que empez a operar contra los dirigentes del rgimen depuesto. La poltica conciliadora del general Leonardi encuentra oposicin en sus compaeros de armas y en los partidos polticos tradicionales lo que le impuls a expresar nuevamente su pensamiento poltico diciendo: No puede calificarse de antipatriotas a los que prestaron su apoyo desinteresado a Pern y que en ningn momento tratara de dividir a la clase obrera para entregarla, con sus defensas debilitadas, a las fluctuaciones de nuestra economa y nuestra poltica. Aunque lleno de buenas intenciones, no pudo ejecutar su programa, ya que, sometido a fuertes presiones, present su renuncia, siendo sustituido por el general Pedro Eugenio Aramburu. Con esta presidencia comenzaba una etapa marcada por tres lneas de actuacin, reflejo de su pensamiento poltico, que eran: una enrgica actitud contra los partidarios del general Pern; una buena relacin con los que haban sido opositores del citado general y finalmente preparar a sus compatriotas para participar en las elecciones que deban celebrarse para poner fin al periodo provisional, definindose su gobierno como de contenido liberal y democrtico y, con la clara intencin de hacer desaparecer el peronismo de 190

Argentina, derog la Constitucin de 1949, volviendo a la de 1860. Obtuvo bastante xito en el cumplimiento de sus propsitos, aunque algunas actuaciones perjudicaron su imagen, siendo la ms trascendente los fusilamientos que orden de militares y civiles que haban intentado derribar su gobierno. Segn los analistas, la mejor contribucin del gobierno del general Aramburu fue la autorizacin del libre debate, que haba sido anulado en la poca peronista, reflejando una vez ms el pensamiento liberal del general, el cual, tal y como haba prometido al asumir el mando, convoc elecciones generales en el ao 1958, siendo vencedor de las mismas Arturo Frondizi el cual, al hacerse cargo de la presidencia, encontr un pas dividido y a unas Fuerzas Armadas, que se consideraban depositarias del poder establecido y con un cierto derecho a ejercer el veto respecto a las decisiones que pudiera adoptar el Ejecutivo. Debi soportar muchas confrontaciones con los militares, al existir una corriente golpista que acusaba a Frondizi de entreguismo con el peronismo. Esta situacin no poda continuar y en marzo de 1962 fue depuesto el presidente hacindose cargo de la presidencia el senador Jos Mara Guido que solamente permaneci algo ms de un ao en el poder, ya que continuaban las tensiones militares, con graves conflictos internos, habindose formado dos corrientes polticas dentro del Ejrcito, los colorados y los azules, enfrentados entre s, situacin que finaliz con el nombramiento del general Ongana como jefe del Ejrcito, que puso orden en la institucin. En nuevas elecciones celebradas en julio de 1963 sale elegido para regir los destinos de Argentina el doctor Illa, cuya forma de gobernar tampoco satisfizo a los militares, creando malestar entre los mismos, al punto que el general Ongana dimiti como comandante en jefe del Ejrcito, lo que fue una inequvoca seal de que los das de Illa como presidente estaban contados, lo que se confirm, en junio de 1966, cuando los comandantes en jefe de los tres Ejrcitos obligan a renunciar a Illa siendo nombrado el teniente general Ongana como presidente de facto. Este nombramiento fue recibido con esperanza por la poblacin, ya que el citado general haba adquirido un cierto prestigio en los sectores obreros y tambin se le atribua condiciones de hombre fuerte, con autoridad en las Fuerzas Armadas. Estudiosos de su figura, lo consideran como un hombre prudente, sobrio y poco dado a las grandes intervenciones pblicas, pero que tambin era un profundo catlico, anticomunista convencido y bastante autoritario. Los primeros actos de su gobierno fueron la elaboracin de un Estatuto de la Revolucin Argentina al que se dio prioridad sobre la propia Consti 191

tucin Nacional; se cambi ntegramente la composicin de la Corte Suprema de Justicia y se consideraron leyes las decisiones que habran de adoptarse en el futuro, entendiendo que el poder Legislativo radicaba en la Junta de Comandantes en Jefe. El estilo que prevaleci durante el gobierno de Ongana y que prcticamente fue asumido por sus colaboradores, era derivado de su forma de pensar, caracterizndose por la tecnocracia, la sobriedad y el paternalismo. Su gobierno no alcanz el xito que en un principio se le supona y tras diversos actos de violencia callejera, que culminaron en el llamado cordobazo se vio que Ongana haba fracasado en su gestin y cuando en mayo de 1970 un elevado nmero de generales se reunieron con l, la impresin que obtuvieron fue muy negativa, por lo que decidieron que deba ser reemplazado, lo que se hizo efectivo en junio de 1970, siendo relevado por el general Roberto M. Levingston, quien tampoco supo dar solucin a los graves problemas, especialmente econmicos, pero tambin polticos y de seguridad que existan en la nacin. En esta poca el peronismo o neoperonismo estaba ganando adeptos entre la poblacin, lo que no era bien acogido por los militares, por lo que en marzo del ao 1971 el general Levingston fue sustituido por el teniente general Alejandro Lanusse quien asumi la presidencia en nombre de la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, de la que era titular desde el mes de marzo, ostentando la misma persona tanto la presidencia de la nacin como la jefatura militar. Su pensamiento difera radicalmente del de su antecesor en la presidencia y desde el primer momento intent crear las condiciones objetivas precisas que llevaran al pas a unas elecciones generales que todos deseaban y propiciar la vuelta de los militares a los cuarteles, elecciones que tuvieron lugar en 1973, siendo elegido como presidente Hctor Cmpora, el cual dimiti al poco tiempo de su eleccin, para dar paso a otras elecciones generales que dieron el triunfo al teniente general Juan Domingo Pern, el que, por tercera vez, logr llegar a la presidencia de la nacin a travs del voto popular. Las situaciones poltica y econmica de Argentina, as como la violencia existente en el pas, que se encontraba en pleno proceso prerrevolucionario, unido todo ello al delicado estado de salud de Pern, impidi que se tomaran las soluciones que la nacin precisaba, lo que se complic con el fallecimiento del teniente general y la asuncin a la presidencia por parte de su esposa Mara Estela Martnez de Pern que ocupaba la vicepresidencia. 192

A pesar del poco tiempo que permaneci Pern en la presidencia en esta etapa s quiso dejar bien claro su pensamiento y ste queda recogido con bastante amplitud en la obra Conduccin poltica que es una recopilacin de conferencias y comentarios de Pern. Es significativo el lema que encabeza el libro: Quienes quieren or, que oigan, quienes quieren seguir, que sigan: mi empresa es alta y clara mi divisa. Mi causa es la causa del pueblo, mi gua la Bandera de la Patria. El contenido est relacionado con la doctrina peronista su desarrollo, difusin e inculcacin en la masa, formacin de los cuadros justicialistas y capacitar la conduccin, aspecto muy tratado en el libro. Durante casi dos aos se mantuvo en su puesto la presidenta, pero el aumento de las actuaciones de los movimientos guerrilleros y otras circunstancias negativas fueron la causa de un nuevo golpe de Estado, en 1976, siendo depuesta la presidenta, hacindose cargo del poder una Junta Militar que lo ocup hasta 1983, ao en el que se convocaron elecciones generales que fueron ganadas por la UCR. En el transcurso de los siete aos de gobierno militar se llev a cabo una cruenta lucha contra la guerrilla, que estaba muy asentada en todo el Cono Sur iberoamericano. Las Fuerzas Armadas permanecieron unidas en la lucha, fiel reflejo del pensamiento militar, con una gran carga de nacionalismo. En el citado periodo, el primer militar que presidi la nacin fue el general Jorge Rafael Videla, que lo hizo hasta 1981, siendo este lapso de tiempo en el que ms actividad guerrillera y antiguerrillera se dio en Argentina. Le sucedi el general Roberto Eduardo Viola, que se mantuvo unos meses, siendo relevado por el general Leopoldo Fortunato Galtieri, el cual, en abril del ao 1982 acometi la difcil empresa de reconquistar las islas Malvinas a los ingleses, que las haban ocupado en 1833, accin, que si en un primer momento tuvo xito, ya que se logr recuperar los territorios, la posterior reaccin britnica venci los sentimientos patriticos argentinos. La derrota sufrida precipit el cese del general Galtieri, ocupando la presidencia el general Raynaldo Bignone, el cual propici la celebracin de las elecciones anteriormente mencionadas, el triunfo del radicalismo y la llegada como primer mandatario de la nacin del doctor Ral Alfonsn. Desde este instante ya no han vuelto a suceder acciones internas militares, salvo algunas puntuales, protagonizadas por el coronel Mohamed Ali Seneldn, de ideologa marcadamente nacionalista y por el teniente coronel Aldo Rico de pensamiento tambin nacionalista, aunque de un cariz 193

diferente al anterior, sino que los sucesivos gobernantes han llegado al poder a travs de las correspondientes elecciones generales. El devenir histrico de Argentina en este siglo, se puede compendiar en una serie de hitos o sucesos histricos que siguiendo un orden cronolgico estara en primer lugar la revolucin del ao 1905 que aunque no triunf, si pudo tener alguna trascendencia cara al futuro. La revolucin de 1930, considerada como la primera del siglo, fue ms importante y con consecuencias inmediatas, ya que fue derrocado el presidente y ocupado su puesto por un general que haba participado en la misma. Otro eslabn de esta cadena histrica es la revolucin del ao 1943, que propici la aparicin en la escena poltica del entonces coronel, Juan Domingo Pern, que posteriormente ocupara el silln presidencial, tras vencer en tres elecciones generales. Las revoluciones y golpes que motivaron la existencia de varios gobiernos militares, en una poca especialmente turbulenta en la vida argentina y la que el historiador y periodista Flix Luna, en su libro Argentina, de Pern a Lanusse la divide en varias fases a las que denomina: La Revolucin Militar (1943-1946); El tiempo de Pern (1946-1955); La restauracin liberal (1955-1958); El ensayo desarrollista (1958-1962); Los aos terribles (1962-1963); La partidocracia (1963-1966) y finalmente, La revolucin esperada (1966-1973). A continuacin, gobiernos de Hctor Cmpora, de nuevo Pern y finalmente Mara Estela Martnez de Pern hasta llegar a 1976, hacindose cargo del gobierno una Junta Militar, que en el ao 1983, tras la guerra de las Malvinas, convoc elecciones, ganadas por el doctor Ral Alfonsn, dando paso a gobiernos civiles. Paraguay El siglo XX en Paraguay comienza en el aspecto poltico con el gobierno de Emilio Aceval, el cual, en enero de 1902, es derribado por un golpe encabezado por su ministro de la Guerra, coronel Juan A. Ezcurra, que no asume el gobierno sino que lo hace el vicepresidente Hctor Carvallo, aunque el coronel Ezcurra llega a la presidencia en noviembre del mismo ao, permaneciendo en la misma hasta diciembre de 1904. En agosto de este ao se inicia la revolucin del Partido Liberal, encabezada por el general Ferreira, terminando la misma en diciembre con el Pacto del Pilcomayo, por el que cesa la lucha y el presidente Ezcurra entrega el mando a Juan B. Gaona. Durante el gobierno del coronel Ezcurra se adquieren barcos para potenciar la Marina mercante y se dicta la importante Ley de 194

Colonizacin y Hogar que afect positivamente a gente del campo, principal industria paraguaya en aquellos momentos. Con el presidente Gaona comienza una etapa de paz, ya que form un gabinete de unidad nacional, reorganizando el Ejrcito, creando la Escuela Militar y la Direccin General de Vas de Comunicacin y lo que tuvo mucha importancia fue la llegada de importantes capitales que fortalecieron la economa del pas. Debido a unos incidentes polticos es separado de su cargo que lo ocupa el doctor Cecilio Bez, permaneciendo en el mismo menos de un ao, siendo relevado por el general Benigno Ferreira que ya haba encabezado la revolucin del ao 1904. En este tiempo se realiza un interesante plan de obras pblicas, se crea el Banco de la Repblica y se emprenden reformas administrativas, estallando, en julio de 1908, un nuevo movimiento militar, encabezado por el coronel Albino Jara. La lucha, muy sangrienta, se prolong durante tres das y finaliz con la cada del presidente Ferreira, ocupando su puesto el vicepresidente Gonzlez Navero. En el ao 1909 tiene lugar una invasin por el Sur, organizada por el Partido Radical, que fracasa, entrando el pas en una autntica anarqua. Se produce un nuevo cambio de presidente, no llegando a permanecer en el cargo ni dos meses, ya que otro movimiento militar, en enero del ao 1910 encabezado por el coronel Albino Jara, ministro de la Guerra, depone al presidente Gondra asumiendo la presidencia del pas el citado coronel, el que a su vez, en el mes de marzo, sufre otro intento de golpe de Estado, que es abortado, pero en julio del mismo ao el coronel Jara es depuesto en el contexto de una anarqua cada vez ms acusada, siguiendo esta situacin hasta el ao 1912, momento en el que se va recuperando lentamente la normalidad y se puede empezar a reconstruir el pas, aunque en julio del ao 1915 se produce otro movimiento militar, que fracasa. La situacin se mantiene en relativa calma hasta 1922, cuando un movimiento poltico, encabezado por el coronel Chirife y el doctor Schaerer obliga a dimitir al presidente. En el ao 1923 una revolucin, mandada nuevamente por el coronel Chirife tiene como consecuencia el relevo del presidente, cargo que pasa a ocupar el doctor Eligio Ayala, el cual logra permanecer en su puesto todo el periodo reglamentario, desde agosto de 1924 a agosto de 1928, siendo relevado tras las correspondientes elecciones por el doctor Jos P. Guggiari, el cual tuvo que soportar situaciones muy difciles como fue, entre otras, el comienzo de incidentes con Bolivia, que aunque fueron aparentemente superados volveran a aparecer con ms violencia, desembocando finalmente en la conocida como la guerra del Chaco. En plena 195

guerra se produce el relevo presidencial y el nuevo presidente intensific y aceler la accin de sus tropas compartiendo plenamente los puntos de vista del coronel Jos Flix Estigarribia que se hallaba al frente de las tropas paraguayas en el Chaco, siendo el pensamiento estratgico de este militar, el concentrar el mayor podero posible en el menor tiempo y caer rpidamente sobre el ejrcito invasor, antes de que finalizase su organizacin, ya que el Ejrcito boliviano era tericamente ms fuerte, creyendo firmemente en la victoria paraguaya. El coronel Estigarribia haba formado parte de las fuerzas gubernamentales durante las revoluciones del ao 1911 y de 1922-1923 y al finalizar esta ltima fue designado como director de la Escuela Militar y posteriormente enviado a Europa, realizando en Francia los cursos correspondientes de la Escuela Superior de Guerra. Al regresar a su pas fue nombrado subjefe de Estado Mayor y de ese puesto fue enviado al Chaco como comandante de la Divisin de Infantera. La guerra finaliz en junio del ao 1935 y en ese momento el ya general Estigarribia lanz una patritica proclama a sus tropas en la queda reflejado su pensamiento y que se reproduce a continuacin: Con profunda emocin os anuncio la cesacin de la lucha. En tres aos de guerra habis demostrado ser dignos de vuestro orgullo. Quiera Dios que ellas se inspiren siempre en vuestro ejemplo. Habis vencido en jornadas inolvidables a un enemigo tenaz y una naturaleza hostil. La nacin no olvidar a quienes combatieron y sufrieron para salvarla de la mutilacin y de la deshonra. Si un pueblo debe ser grande por la inteligencia, el valor y el sacrificio de sus hijos, digo que el nuestro est llamado a los ms altos y nobles destinos. En este da tan feliz, recuerdo especialmente, con el corazn dolorido a los hermanos que cayeron desde Pitiantuta hasta Charagua. Sea para ellos nuestro homenaje y srvanos de ejemplo en todo tiempo el santo ideal que les llev a la muerte en plena juventud. Jefes, oficiales, clases y soldados combatientes y de Servicios: A todos, mi gratitud de paraguayo y de soldado; yo llevar a la tranquilidad de mi hogar, como el grande honor de esta guerra, el haber sido vuestro comandante en jefe. En febrero del ao 1936 se produjo un movimiento militar inspirado en el totalitarismo europeo de la poca, siendo depuesto el presidente Ayala y, designado como presidente provisional el coronel Rafael Franco, quien impuso un rgimen prcticamente dictatorial, derogando la Constitucin, apresando a los artfices de la victoria de la anterior guerra, general Esti 196

garribia y coronel Juan B. Ayala, que fueron posteriormente mandados al exilio y declarando a los anteriores dictadores del siglo XIX, Jos Gaspar de Francia, Carlos Antonio Lpez y Francisco Solano Lpez prceres benemritos de la nacin. Durante su gobierno se dictaron la Ley de Reforma Agraria y la de Organizacin del Departamento Nacional de Trabajo. El coronel Franco fue depuesto en agosto de 1937, ocupando la presidencia el doctor Flix Pava, siendo restablecida la Constitucin de 1870 y firmado el Tratado definitivo de Paz con Bolivia. En las siguientes elecciones celebradas en abril de 1939, el general Estigarribia, que ya haba regresado del exilio, fue elegido como presidente, aprobndose durante su mandato el Estatuto Agrario y se inici la importantsima ruta que une Asuncin con la poblacin Coronel Oviedo. A principios del ao 1940 dio un golpe de Estado desde la misma presidencia y a continuacin derog la Constitucin de 1870, aprobando otra Carta Magna en la que se contemplaba un Ejecutivo con ms poderes y se incorporaban derechos sociales, fiel reflejo del pensamiento del general. En septiembre del mismo ao y en accidente areo falleca el presidente Estigarribia al que se tributaron grandes honores fnebres, siendo ascendido a mariscal, reposando sus restos en el Panten de los Hroes, clara muestra de la influencia que haba ejercido entre sus compatriotas. El ministro de la Guerra y Marina, general Higinio Mornigo, fue designado presidente provisional pero en 1943 fue elegido por un periodo de cinco aos, permaneciendo en el cargo durante ocho aos en total. En el transcurso de su mandato declar la guerra al Eje, realiz visitas oficiales a diferentes pases, entre ellos Estados Unidos de Norteamrica y tambin firm varios acuerdos internacionales, lo que pone de manifiesto el carcter aperturista del general Mornigo. Se fund el Banco del Paraguay y se cre la Facultad de Filosofa y Letras. En febrero de 1948 es elegido presidente J. Natalicio Gonzlez, sucedindose cinco presidentes en el plazo de un ao, hasta que finalmente asumi la presidencia Federico Chves que permaneci en el poder hasta el ao 1954, cuando un nuevo golpe de Estado, apoyado por el comandante en jefe del Ejrcito, general Alfredo Stroessner, le depuso y tras unos comicios generales, fue elegido para la presidencia el mencionado general, el cual fue reelegido sucesivamente cada cinco aos, hasta que fue derrocado en el ao 1989, por un movimiento militar mandado por el general Andrs Rodrguez que pas a ocupar su puesto. En los 35 aos que ejerci el poder, el gobierno de Stroessner se caracteriz por un estilo autoritario con matices dictatoriales, pues aunque se permita la existencia de partidos polticos, su influencia 197

era prcticamente nula, excepto la del Partido Colorado, apoyo del presidente. La economa mantuvo un importante crecimiento y en poltica exterior hubo cierto aislacionismo, aunque con Brasil se mantuvieron relaciones muy amistosas. En los ltimos aos de su gobierno, comenz una importante crisis econmica al reducirse los mercados para las exportaciones paraguayas, as como un aumento de la actividad de la oposicin y un enfrentamiento con la jerarqua eclesistica. Con el gobierno del general Rodrguez no mejoraron mucho las cosas, aunque se democratiz el pas, permitindose la libre actuacin de los diferentes partidos polticos, pero la tranquilidad de la vida paraguaya se ha visto alterada por varios intentos de golpes de Estado, protagonizados por Fuerzas Militares apoyadas por determinadas agrupaciones polticas y siempre bajo el mando o la influencia del general Lino Csar Oviedo. Posteriormente han gobernado la nacin presidentes civiles que alcanzaron tan elevado cargo como consecuencia de elecciones generales. Se puede considerar, como resumen de lo expuesto, que durante la primera mitad del siglo, fueron frecuente los movimientos y golpes militares, que desestabilizaban el pas, provocando en bastantes ocasiones el derrocamiento de los gobernantes y que no pueden considerarse como acciones aisladas, sino que estaban unidas por el factor comn de la anarqua existente. Esta situacin se vio superada por la guerra contra Bolivia por la cuestin del Chaco, guerra larga y tambin cruenta y que sirvi para afianzar an ms, el espritu patritico del pueblo paraguayo y donde emergi la figura del mariscal Estigarribia. Los posteriores movimientos inspirados en las ideas totalitarias que se vivan en Europa, tambin provocaron algunos golpes militares, siendo el ms importante el apoyado por el general Stroessner, y la consecuencia de sus 35 aos de gobierno. Con su derrocamiento por otro golpe dirigido por el general Rodrguez, la presidencia de ste y la posterior llegada al poder de gobiernos civiles, finaliza el siglo, en el que la influencia militar ha sido muy importante. Uruguay En la Repblica Oriental de Uruguay la vida poltica y tambin la econmica han sufrido diferentes vaivenes aunque no de la importancia de los que han sucedido en las naciones anteriormente analizadas, especialmente en lo relacionado con la intervencin de militares en la direccin poltica y con la casi ausencia de acciones violentas que tuvieran como 198

consecuencia el derrocamiento de los gobernantes civiles, exceptuando lo ocurrido en la dcada de los aos setenta. El siglo comenz con la presidencia del eminente estadista Jos Batlle y Ordez que tuvo que hacer frente a la guerra civil que provoc el coronel Timoteo Aparicio Sarabia en 1904 y que finaliz cuando al ao siguiente falleci el citado coronel, sucedindose a partir de ese momento gobiernos civiles entrando la nacin en un periodo de paz y progreso econmico. La siguiente intervencin militar en la vida poltica uruguaya hay que buscarla en el ao 1938, cuando fue elegido para ocupar la presidencia, por un periodo de cuatro aos, Alfredo Baldomir, militar y poltico que haba sido vicepresidente en el ao 1934 y ministro de Defensa en 1935 en el gobierno de su cuado Gabriel Terra el cual, en el ao 1933, haba exigido la enmienda de la Constitucin para ampliar los poderes presidenciales y ante las protestas que originaron sus pretensiones, instaur una dictadura. El general Baldomir hubo de enfrentarse a las dificultades provocadas por la Constitucin de 1934, aprobada durante la presidencia de su antecesor y que divida paritariamente el Senado entre miembros del Partido Colorado y el Partido Nacional (Blanco). Su Gobierno coincidi con los primeros aos de la Segunda Guerra Mundial, en la que Uruguay se aline con los aliados. En el ao 1942 consigui, mediante un plebiscito, reformar la Constitucin con una orientacin ms democrtica, finalizando su mandato en 1943. En el ao 1967 el general retirado scar Gestido, que haba formado parte del gobierno colegiado existente hasta ese momento y que haba intervenido en la elaboracin de una nueva Constitucin que daba mayores poderes al presidente, fue elegido para ocupar tan alto cargo, pero prcticamente no pudo ejercerlo por fallecer al poco tiempo de acceder a la presidencia, siendo sustituido por el vicepresidente Jorge Pacheco Areco, que implant una poltica antinflacionista lo que provoc un gran malestar social, intensificando el grupo guerrillero de los tupamaros sus acciones terroristas tendentes a derrocar el Gobierno y al sistema poltico vigente. Tras las elecciones, la Junta Electoral proclam, en febrero de 1972, presidente a Juan Mara Bordaberry y entre tanto la violencia de los tupamaros haba aumentado considerablemente, siendo frecuentes las acciones terroristas, atentados y secuestros. En abril del mismo ao el Congreso declar el estado de guerra interno, suspendiendo las garantas constitucionales, mientras que una importante fuerza de soldados y policas se encarg de localizar y capturar a los terroristas. El presidente, en febrero del ao 1973, cedi una parte de su autoridad ejecutiva a las Fuerzas 199

Armadas, que tenan ms influencia conforme obtenan xitos en sus acciones contra los tupamaros, lo que provoc un conflicto en el Congreso, siendo ste disuelto y pasando a desempear sus funciones el Consejo de Estado, integrado en su mayora por militares. En los tres aos siguientes, las Fuerzas Armadas ampliaron su control sobre casi todas las instituciones, establecindose, de hecho, una dictadura. En el ao 1976 el presidente Bordaberry fue depuesto de su cargo y un nuevo Consejo de la Nacin, integrado, como el anterior, mayoritariamente por militares, eligi como presidente a Aparicio Mndez, para un mandato de cinco aos. En el ao 1981 asumi la presidencia el general Gregorio lvarez que convoc elecciones presidenciales en 1984 siendo elegido Julio Mara Sanguinetti y a partir de ese momento, los sucesivos presidentes han accedido a su alto cargo de forma democrtica. Los hechos ms destacables, en conformidad con la finalidad del presente trabajo, se pueden centrar entre los aos finales de la dcada de los aos sesenta y setenta y primeros de la dcada siguiente, poca en el que exista una fuerte inestabilidad tanto poltica como econmica y social, con la aparicin de la guerrilla y sus sangrientas actividades, la reaccin de los militares, en un primer momento presionando al Gobierno y posteriormente gobernando de hecho a travs de los Consejos, primero del Estado y despus de la Nacin, finalizando su protagonismo con la convocatoria de elecciones en el ao 1984 y el acceso al poder del presidente Sanguinetti y sucesivos gobiernos civiles. Pensadores militares relacionados con el siglo XX El estudio referido a este siglo vara sustancialmente con lo que se vio al tratar sobre el siglo XIX, ya que en este ltimo, los que podramos considerar como pensadores estaran encuadrados en el concepto de historiadores, que han estudiado el devenir histrico de sus respectivas naciones, con mayor inters en los hechos de armas con los que se consiguieron las independencias patrias y se fueron forjando los espritus nacionales. Estudios que han sido transmitidos a sus compatriotas, dndoles a conocer sus orgenes, lo que siempre es importante y en estos casos an lo es ms, ya que hay que tener presente que la poblacin de estas tres naciones, fundamentalmente Argentina y Uruguay, tienen un alto componente de inmigrantes, en su mayor parte europeos, que cuando tuvieron lugar los hechos estudiados, sus ascendientes todava estaban en Europa, y lo que haban estudiado sobre las guerras de emancipacin, proceda de la 200

parte enfrentada a la que posteriormente se integraron. Hay que considerar que los hechos de armas no slo son importantes por s mismos, sino tambin como crisis poltica, social, econmica, cultural y su conocimiento es imprescindible para conocer el pasado y comprender el presente En cambio, en el siglo XX, con excepciones como la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay y el litigio entre Argentina y Chile, que tuvieron como principal causa el delimitar las fronteras respectivas, las tres naciones estaban ya conformadas y presentes en el foro mundial. Por supuesto que han tenido muchos momentos de incertidumbre y de agitacin social y de desequilibrio econmico, pero siempre dentro de sus fronteras. En este momento habra que hacer la salvedad de la accin militar que llevaron a cabo las Fuerzas Armadas argentinas para recuperar las islas Malvinas, aunque teniendo en cuenta que la reivindicacin se basa en que son argentinas y que fueron ocupadas por el Reino Unido en 1833, quizs fuera ms apropiado considerarla tambin como una guerra dentro de sus propias fronteras. Como hechos ms caractersticos desde el punto de vista de intervenciones militares en Argentina, y de la que se han ocupado militares que han transmitido el fruto de sus investigaciones a sus compatriotas podamos citar la revolucin de 1905 y la de 1930, siendo esta ltima de la que ms se ha escrito y reflexionado, ya que supuso el derrocamiento de un presidente democrticamente elegido, situacin que se daba por primera vez en el siglo, aunque como ya se ha visto anteriormente, se repiti con bastante frecuencia hasta el ao 1983. En este sentido se puede mencionar al teniente coronel lvaro Alsogaray con su obra Relato sobre hechos referentes a la revolucin del 6 de septiembre de 1930; al entonces capitn Juan Domingo Pern con Algunos apuntes sobre lo que yo vi de la preparacin y realizacin de la revolucin del 6 de septiembre de 1930. Contribucin personal a la historia de la revolucin; al general Jos Flix Uriburu, que debido a la revolucin sera nombrado presidente Un relato de la revolucin hecho por... en La palabra del general Uriburu; general Jos Mara Sarobe con su libro Al servicio de la democracia. Memorias sobre la revolucin del 6 de septiembre de 1930 general Anbal Verengo con Mi actuacin en los preliminares y en el movimiento del 6 de septiembre. No hay escritos destacados de militares sobre la revolucin de 1943 y ya hay que referirse a la guerra de las Malvinas, a la que lgicamente han prestado su atencin diversos militares que han analizado lo sucedido en los meses que transcurrieron desde la accin de recuperacin argentina, 201

hasta la finalizacin de la misma. Es destacable el libro que lleva por ttulo La guerra de las Malvinas del que es autor el coronel Carlos Augusto Landaburu y que lo edit la Biblioteca del Oficial del Crculo Militar en 1989, en Buenos Aires y que lo dedica: A quienes dieron su vida, su sangre y sus esfuerzos por Dios y por la Patria, en cumplimiento del deber militar. Fiel reflejo del libro es el prlogo escrito por el general Alberto Jorge Maffey, el que entre otras reflexiones dice: No es cierto que los militares argentinos hayan decidido ir a Malvinas para salvar una situacin poltica que era desfavorable. Malvinas era y es para nosotros, la llave que controla el pasaje de Drake y su conexin con nuestra Tierra del Fuego y canal de Beagle y el acceso directo a la pennsula Antrtica. Malvinas es tambin clave en el control del Magallanes, del Beagle y del mar de Drake que reemplazan paulatinamente y lo harn en mayor medida en los tiempos venideros al canal de Panam. Por ltimo, a la vez que renuevo nuestras felicitaciones al autor por su encomiable y patritica tarea de desentraar la verdad de lo ocurrido para que sirva de experiencia y ejemplo a los ms jvenes, hago votos para que las generaciones que nos sucedan olviden la necedad y la ingratitud y vuelvan como nosotros lo intentamos a nuestras Islas, porque ese es el mandato del destino y de la Historia. Sobre la misma guerra es tambin digno de mencin el libro titulado Malvinas: relatos de los soldados coordinado por el entonces coronel Martn Antonio Balza en el que se recogen experiencias de oficiales, suboficiales y soldados en el desarrollo de la guerra. El citado coronel, que con el paso del tiempo ocup el cargo de jefe del Estado Mayor General, en el prlogo dice, entre otras cosas: Esta obra se propone mostrar, a travs de relatos personales y objetivos, algunos episodios de la guerra de las Malvinas. Los mismos muestran las decididas acciones que oficiales, suboficiales y soldados de nuestro Ejrcito argentino cumplieron en las Islas la presente obra es, por sobre todo, un homenaje a los hroes que con su sangre sellaron esta noble gesta. El libro se edit por la Biblioteca del Oficial en 1986. En esta misma Biblioteca se han editado otros libros sobre el mismo tema, como por ejemplo: Operaciones terrestres en las Malvinas. Una aproximacin a la verdad. Es interesante, entre otros, el trabajo, publicado en el nmero 748 del Bole 202

tn del Centro Naval argentino, cuyo tema central es Malvinas y en la primera parte el contralmirante Carlos A. C. Busser, que fue el comandante de la Operacin Rosario (ocupacin de las Malvinas), trata sobre La recuperacin de Malvinas: motivos y circunstancias, haciendo un extenso relato de las circunstancias de la decisin argentina de recuperar las Malvinas por la fuerza. Analiza las actitudes generales y acciones britnica y argentina en el periodo inmediato anterior (19 de marzo a 2 de abril de 1982), plantea las alternativas argentinas y describe las acciones en la semana previa al desembarco, relatando aspectos interesantes y poco conocidos del repliegue de la fuerza de desembarco entre la noche del da 2 y la maana del 3 de abril, exponiendo una evaluacin final de la operacin. En la misma publicacin el capitn de navo Jorge A. Errecaborde sugiere una extensa bibliografa para estudiar el conflicto del Atlntico Sur en el ao 1982, en la que estn comprendidos artculos y libros no slo de miembros de la Armada sino tambin componentes de las Fuerzas Armadas argentinas en general. Si pasamos a considerar el mbito poltico-ideolgico, se muestra la figura del teniente general Juan Domingo Pern, tantas veces mencionado, de quien se puede decir que su pensamiento tena cuatro caractersticas fundamentales y que fueron: el planteo de la tercera posicin, mantenindose equidistante entre los dos bloques que se formaron tras la Segunda Guerra Mundial, equidistancia difcil de sostener, ya que por su cultura, sistema econmico y situacin geogrfica reciba ms influencia de Estados Unidos; el intentar conseguir, mantener y dirigir la integracin latinoamericana; desarrollo a travs de la sociedad organizada y el planteo terico de una sociedad sin clases, pretendiendo soslayar los excesos del capitalismo a la vez que los del comunismo, evitando afiliarse definitivamente a ninguno de los dos bloques. Tambin fue autor de varios libros como El frente occidental en la guerra mundial de 1914; Apuntes de historia militar; Doctrina peronista; La hora de los pueblos; Tres revoluciones militares, etc. En este mismo mbito se puede situar al teniente general Jos Flix Uriburu, con su expansin de ideas nacionalistas, a partir de sus experiencias recogidas durante su estancia en la Alemania de entreguerras y al general Tefilo Goyret que a su labor histrica, como lo prueban los estudios realizados y publicados, sobre aciones militares concretas, tambin se ha adentrado en otros campos, como el poltico-militar siendo muestra de ello su libro La intervencin militar en la poltica argentina. 203

En otros mbitos tambin destaca un elevado nmero de militares que han sabido transmitir conocimientos, ideas y pensamientos a travs de numerosas publicaciones. Sera deseable dar a conocer a todos y cada uno de ellos junto con sus obras, pero esa tarea superara con creces los necesarios lmites de este captulo. Por este motivo, y slo por ello, no aparecern citados muchos militares que si deban figurar y tampoco se har referencia a obras ya citadas con anterioridad, aclarando que el orden en el que se mencionan es totalmente aleatorio, sin que signifique ninguna prioridad. Coronel Leopoldo R. Ornstein que en su libro El estudio de la Historia Militar (17) realiza un amplio estudio que comienza con la naturaleza de la guerra y su sentido humano; cual es la ubicacin de la historia militar as como su finalidad; como es conveniente orientar el estudio, llegando a como debe ser el correspondiente anlisis crtico comparativo, tanto el de comprobacin como el de diferenciacin. Teniente coronel de Paraguay, Harold Rnnebeck con su obra Banderas (18) considerada en su momento de inters para las Fuerzas Armadas ya que constituye un importante aporte cultural. General Albero Marini, autor prolfico que comenz su andadura intelectual siendo comandante, escribiendo en todos los empleos, incluido el de general, con temas tan variados como La psicologa al servicio de la guerra (19) en el que en el prefacio estima que: La guerra psicolgica no se puede analizar como un hecho aislado, un acontecimiento ms, sino en estrecha colaboracin y ensamblamiento con la razn de su aplicacin, con el objetivo poltico del Estado que la ha puesto en movimiento para el logro de un fin o bienestar para su pueblo. La guerra, la poltica y la estrategia (20). La intencin del autor es influir en los que tienen responsabilidad en la funcin poltica y en la estratgica, para conseguir a travs de los mecanismos adecuados que: La guerra se hiciese no slo de una forma ms humana, sino tambin que la paz no fuese un atropello para el vencido, ni un arma de venganza en manos del vencedor.
(17) (18) (19) (20) Biblioteca del Oficial. Buenos Aires, 1957. Ministerio de Educacin y Culto. Asuncin del Paraguay, 1986. Biblioteca del Oficial. 1954. Biblioteca del Oficial. 1962

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Estrategia, los principios opuestos (21). Este libro tiene por finalidad demostrar la existencia real de la estrategia del tiempo como elemento de conduccin nuevo, dinmico, de una guerra sucia que enfrenta en el mundo a la guerra clsica o convencional. El general Albero Marini es autor de muchas ms obras que no se citan en aras de la brevedad del trabajo (22). Coronel Jorge H. Poli. La mayor parte de sus destinos como comandante y oficial superior, o como profesor, estuvieron vinculados con funciones de accin psicolgica. Precisamente su obra Accin psicolgica recibi el primer premio a la literatura militar correspondiente a 1958. En la citada obra, encar las demandas pragmticas de las disciplinas psicosociales a nivel de la Tctica y de la Estrategia. Impulsado por esta obra, presenta una tesis puesta al servicio de las ciencias polticas y de la estrategia general, con el propsito de ofrecer alguna suerte de contribucin para la estrategia nacional argentina, surgiendo el libro Comunicacin social (23). Pudiendo considerarse que lo fundamental de su contenido lo conforman, por un lado, los elementos de instrumentacin especficos para la estrategia psicosocial contempornea, incluyendo la organizacin y la sistematizacin, mientras que por otro se plantea la importancia de la personalidad, carcter o idiosincrasia nacional y los mtodos para la determinacin o aproximacin conforme a los requerimientos pragmticos de la decisin poltica como figura en la contraportada del citado libro. General Benjamn Rattenbach del que destacaramos tres obras: Estudios y Reflexiones (24), la que en la primera parte o estudios se refiere a todo lo concerniente a planes de operaciones, la lucha humana, la geopoltica, etc., mientras que en la segunda o Reflexiones trata sobre el proceder, las felicitaciones, la cultura en general. Sociologa Militar. (Una contribucin a su estudio) (25), la que el autor sostiene que la sociologa militar tiene por finalidad estudiar la convi(21) Editorial Rioplatense. Buenos Aires, 1979. (22) El general Marini es doctor en Historia por la Universidad del Salvador. Buenos Aires; doctor en Sumerologa de la Academia de Altos Estudios Orientales y doctor en Ciencias Polticas de la Universidad argentina John F. Kennedy. (23) Editorial Pleamar. Buenos Aires, 1979. (24) Biblioteca del Oficial. 1955. (25) Biblioteca del Oficial. 1959.

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vencia y las instituciones dentro de la esfera militar, relacionando todo con la sociedad en general. El Sector Militar de la Sociedad (26), siendo el objeto de este libro llenar el vaco existente en el conocimiento de las relaciones entre la Sociedad y sus Fuerzas Armadas, ya que los trabajos realizados hasta el momento sobre el tema, se refieren a problemas polticos, desconociendo lo concerniente a los factores jurdicos, econmicos, psicolgicos, etc. Coronel Juan Beverina (27), considerado como el ms prolfico de los historiadores militares argentinos. Es interesante reproducir lo que expres en su primer libro, fiel reflejo de su pensamiento. Tentado por la idea de contribuir con mi grano de arena a la obra educadora de nuestra incipiente literatura militar, entrego a la benevolencia de mis camaradas del Ejrcito el presente trabajo, libre de toda pretensin literaria y con el nico anhelo que sea apreciada mi buena voluntad encaminada a la realizacin del esfuerzo comn que busca el mejoramiento intelectual del Ejrcito. El coronel Beverina ha sido mencionado, as como parte de su extensa obra intelectual, en el transcurso de este trabajo. Brigadier Edmundo H. Civati Bernasconi, autor, entre otras obras, del libro Entre dos presidencias (28), destacando la idea que figura en su prlogo: Los pueblos, especialmente los jvenes como el nuestro, formados por una lenta y sucesiva decantacin de distintas razas inmigratorias, deben estudiar a fondo su historia y amar su tradicin. Ellas representan la esencia de sus vidas que tuvo su gnesis en generaciones pretritas. Coronel Jos Felipe Marini, del que se destaca el libro El conocimiento geopoltico (29), cuya introduccin dice que el objetivo que pretende con esta obra es demostrar que la Geopoltica es un conocimiento cientfico, terico y pragmtico que se inspira en la ntima relacin entre el Estado y el espacio donde aqul tiene un inters poltico que satisfacer. Entre los destinatarios del libro, el ms importante es la Repblica Argentina, que casi nunca tuvo una geopoltica conforme a sus intereses nacionales y a su importancia dentro del marco geogrfico donde deber desarrollar su destino y dentro de ella, los hombres de Estado, los polticos, los perio(26) (27) (28) (29) Biblioteca del Oficial. 1965. Es acadmico de la Nacional de Historia de Argentina. Biblioteca del Oficial. 1965. Biblioteca del Oficial. 1985.

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distas, los militares, los diplomticos, los estudiantes universitarios, los docentes y el pblico argentino en general, tan inteligente y vido de nuevos conocimientos. Coronel Augusto B. Rattenbach, investigador de problemas socio-econmicos y geopolticos, ha colaborado en numerosas revistas especializadas y su permanente tarea en diversos campos de accin le ha permitido tener un panorama completo y profundo del estado de desarrollo de la Estrategia en el mundo moderno. En Introduccin a la Estrategia (30), los conceptos vertidos son aplicables en cualquier rea, puesto que subrayan lo que es comn a todas las estrategias, siendo til para el poltico, el militar, el empresario. Brcena Echeveste que en su obra Concepcin 1947 (31), realiza una contribucin a la historia poltica del Paraguay de la primera mitad del siglo XX. Estrategia. Apuntes, enfoques y proposiciones (32), obra muy interesante escrita por los coroneles Fernn D. Amado y Juan J. Pomoli y el teniente coronel Hugo C. Torello del Ejrcito uruguayo. Es un trabajo que abarca la Estrategia en su conjunto, tanto a nivel histrico como su evolucin, los grandes tericos, los factores que componen la Estrategia. Como compendio, es un libro que es estudiado desde su publicacin, tiene aportes interesantes, con una valiosa sntesis de pensadores de la estrategia universal. General Pedro Sicco que fue el impulsor y uno de los creadores del Escuela Superior de Guerra de Uruguay, actualmente Instituto Militar de Estudios Superiores. Destac como conferenciante, tanto en Uruguay como en el extranjero, siendo un estudioso de diversos Ejrcitos europeos, de su historia y de sus doctrinas. En el campo histrico cabe destacar su obra Artigas a la luz del arte de la guerra (33). General Alfredo R. Campos que escribi aspectos de la historia militar uruguaya destacando Misin de paz en el Chaco Boreal (34) y Un episodio de la Segunda Guerra Mundial (35). En un mbito que puede considerarse de ms contenido militar destacaramos las figuras de: brigadier general Berisso, uruguayo, que durante

(30) (31) (32) (33) (34) (35)

Editorial Pleamar. Buenos Aires, 1979. Ministerio de Educacin y Culto. Asuncin del Paraguay, 1948. Biblioteca General Artigas. Montevideo, 1980. Biblioteca del Crculo Militar, tomo I. Centro Militar. Montevideo, 1954. Centro Militar. Montevideo, 1952.

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varios aos estudi los principios fundamentales de la Superioridad area, como estrategia fundamental en una guerra moderna y tambin se adentr con su pensamiento en el campo aerospacial. Como director de la Escuela Militar de Aeronutica fue un decidido impulsor de la Fuerza Area. Sus trabajos fueron publicados por revistas de las Fuerzas Areas de varios pases americanos. En el campo de la estrategia naval uruguaya, destacan las publicaciones de la Liga Martima y de la Academia de Historia Naval de Uruguay, existiendo diversos trabajos de gran valor acadmico dando a conocer la evolucin de la Estrategia Naval en distintas etapas de la Historia. Se podra destacar el trabajo Evolucin del pensamiento estratgico del que es autor el capitn de navo Alberto L. Carams, miembro de nmero fundador de la Academia Uruguaya de Historia Martima y Fluvial, autor tambin de Miranda y la conciencia martima nacional y en colaboracin con el seor Bertocchi Morn del libro Capitn Miranda en el que queda reflejado el pensamiento de este marino uruguayo y su importante obra a caballo entre los siglos XIX y XX. Este libro consta de dos partes y en la segunda, titulada, Francisco P. Miranda se trata la figura de este insigne marino uruguayo refrindose a la Doctrina y concepcin estratgica de Miranda y a su obra, de la que se pueden citar: Influencia de la Marina en el porvenir del pas; La profesin naval y La defensa martima y fluvial de la Repblica Oriental del Uruguay, etc. El capitn de navo Carams tambin es autor del libro Evolucin del pensamiento estratgico militar. Principales innovadores en el que estudia las figuras ms destacadas a nivel mundial en el tema objeto del libro, refirindose desde Sun Tzu a Mao Tse Tung, pasando por Julio Csar, Clausewitz, Jomini, etc. y como dice el autor en el eplogo: ... Dicha aplicacin (de los principios fundamentales en estrategia) en los casos ms excepcionales, ha sido por pura intuicin de esas facultades propias del espritu humano, pero en los restantes, que responden a la mayora de los casos, obedece a un detenido, concienzudo y profundo estudio de los elementos esenciales de la estrategia, como arte e historia militar. El contralmirante Roberto Luis Pertusio, de la Armada argentina, titular de la ctedra de Geopoltica en la Universidad de Belgrano, en las carreras de Ciencias Polticas, Ciencias Agrarias e Ingeniera ha escrito un libro muy interesante que se titula Estrategia operacional (36), el que trata de
(36) Instituto de Publicaciones Navales del Centro Naval. Buenos Aires, 1995.

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salvar el vaco existente entre la Estrategia y la Tctica, tema que ha sido estudiado por diversos investigadores. Varios miembros de la Armada argentina, han sentido inquietudes intelectuales referidas a la Estrategia y en este sentido solamente citaremos diferentes estudios como. Intereses argentinos en el mar (37), del vicealmirante segundo R. Storni; El conflicto. Anlisis estructural (38), del que es autor el contralmirante Fernando A. Millia; La Argentina y el Atlntico Sur. Conflictos y objetivos (39), del contralmirante Jorge. A. Fraga; Conduccin estratgica operacional (40) escrito por el capitn de navo Jos Mara Cohen. Son interesantes las aportaciones que realizan los generales uruguayos, Edgardo Ubaldo Genta y E. Montautti que mostraron sus ideas a travs de las obras Filosofa de la guerra (41) y La guerra y los principios que la rigen (42), respectivamente. En campo parecido se ha movido el coronel Jos L. Ramagli que considera que la Estrategia es una ciencia que se nutre de otras ciencias sociales, polticas, econmicas, militares, en un conjunto de anlisis y en la especializacin de los factores potenciales, siendo la Estrategia, en definitiva, esencial para las que llama polticas de estado, debiendo citarse su obra Estrategia. Nociones elementales (43). En la Fuerza Area destaca el brigadier mayor Carlos E. Corino que junto con el brigadier Eric Knut Andreasen escribi Poder areo y Defensa (44); Geopoltica tridimensional argentina (45) del comodoro Ricardo Quillet y el estudio del comodoro Jorge L. Peralta Monti titulado, Los conflictos de Seguridad y Defensa en el mundo de fin de siglo (46). Al igual que en el desarrollo del trabajo se ha mostrado la labor que en el orden intelectual y del pensamiento ha llevado a cabo y sigue hacindolo, la Biblioteca del Oficial del Crculo Militar argentino, algo similar se puede y se debe hacer del de la Biblioteca General Artigas, del Crculo Militar de Uruguay, que vio la luz en 1905, al mismo tiempo que el Crculo Militar, en el que
(37) (38) (39) (40) (41) (42) (43) (44) (45) (46) MOEM, A.: Buenos Aires, 1916. Instituto de Publicaciones Navales. Buenos Aires, 1985. Instituto de Publicaciones Navales. Buenos Aires, 1983. Escuela de Guerra Naval. Buenos Aires, 2000. Centro Militar. Montevideo, 1951. Centro Militar. Montevideo, 1951. Centro Militar. Montevideo, 1956. Instituto Salesiano de Artes Grficas. Buenos Aires, 1997. Eudeba. Buenos Aires, 1999. Editorial Grfica Independencia. Argentina, 2000.

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est integrado, y en el que participan los tres Ejrcitos, y que tiene como principal misin el facilitar la difusin del pensamiento intelectual de los militares uruguayos, en temas tanto profesionales como generales, as como traducciones de libros importantes de militares o civiles extranjeros. Reflexiones finales Al finalizar este captulo se nota la sensacin de que est a medio acabar o quizs a medio empezar, ya que no ha sido posible haber profundizado lo suficiente en la obra de los militares de los tres pases que han mostrado desde la creacin de sus respectivas naciones una gran inquietud intelectual, por temas que pudiramos considerar como puramente militares y por otros en los que se han adentrado en campos ms amplios. Por ello el trabajo habra exigido ms extensin, para haber podido recoger en sus lneas a ms escritores, historiadores, en fin, pensadores que han dedicado su tiempo y sus conocimientos al estudio y a la investigacin en mltiples campos y a transmitir sus resultados para conocimiento general. Y al llegar a este punto nos podramos preguntar si los pensadores militares, as como el pensamiento militar han tenido influencia, no slo en sus respectivas naciones sino en la regin de la que forman parte. La respuesta, sin lugar a dudas, debe ser afirmativa. El siglo XX ha sido crucial para toda la humanidad, con dos guerras mundiales, mltiples e importantes inventos, cambios polticos e ideolgicos trascendentales, nuevas doctrinas militares, fruto de los sustanciales avances en el armamento y el material, desarrollos tecnolgicos, econmicos, de medios de comunicacin social, etc., habindose abierto una serie de expectativas y de ansias de conocimiento que ha hecho al ser humano totalmente receptivo a los estmulos externos que ha venido recibiendo. Y es en este escenario en el que se han movido los argentinos, paraguayos, uruguayos y dems ciudadanos de pases de su entorno, debindose aadir un factor diferenciador, como es el relativo a su asentamiento como naciones despus de haber superado durante el siglo XIX las guerras de Independencia de Espaa y las que tuvieron entre los antiguos componentes del Virreinato de la Plata, para delimitar sus fronteras, as como las llevadas a cabo contra los indios, en especial en el caso de Argentina. Los historiadores que han tratado los hechos sucedidos en estos dos siglos han tenido gran influencia, ya que sus escritos han sido funda 210

mentales para conocer como se ha gestado el nacimiento de las naciones, con sus momentos de gran incertidumbre y dureza, en los que el combatir era una necesidad para lograr, por una parte la independencia y por otra la paz y equilibrios internos, as como para delimitar las fronteras tratando de evitar conflictos posteriores con las naciones vecinas. Es destacable que los militares que han analizado a los principales personajes y las acciones blicas en la que participaron y en muchas ocasiones dirigieron, tendentes a conseguir para sus pueblos la emancipacin de Espaa, han tenido su pensamiento puesto en lograr la mayor objetividad posible para mostrarla a las generaciones venideras y que stas conozcan como se forj el espritu patrio, pero sin despreciar no ofender al adversario, ya que en muchos caso, la procedencia era la misma o similar. La aportacin de estos historiadores ha sido muy importante y ese espritu antes mencionado est profundamente arraigado en el pensamiento de sus compatriotas. Y en una nacin tan extensa como es Argentina, donde habitan desde los porteos, en su mayor parte descendientes de europeos, bien procedentes de los primeros conquistadores o colonizadores, o de los provenientes de las sucesivas inmigraciones, hasta los indios fueguinos o los habitantes del interior o los collas del altiplano, est siempre presente el amor patrio. Una muestra, breve pero significativa, viene reflejada en un delicioso poema de Fortunato Ramos, titulado No te ras de un colla, que trata sobre un indio de esa raza que vive en la Quebrada de Humahuaca, que baja a la ciudad y en uno de los versos dice: No te ras de un colla que est en la frontera, pa lao de la Quiaca, o all en las alturas del Abra del Zenta. Ten presente amigo, que l ser el primero en parar las patas cuando alguien se atreva a violar la Patria. En el siglo XX la influencia militar ha sido muy importante en los tres pases en los que se ha basado este anlisis y en el caso de Argentina desde la revolucin del ao 1930 hasta las elecciones de 1983, con el acceso a la presidencia de la nacin del doctor Ral Alfonsn, se han sucedido 15 presidentes militares de los cuales solamente dos accedieron a la presidencia tras unas elecciones generales y el resto como consecuencia de golpes de Estado o de sucesiones entre los propios militares, de lo que deduce la importancia de la influencia anteriormente citada, aunque en la mayora de los casos, no era producto de lo que se podra denominar pensamiento militar, sino del pensamiento, frecuentemente poltico, de aquellos que ocuparon los puestos de responsabilidad y que en muchos casos 211

no era compartido por sus compaeros de armas, siendo un caso paradigmtico el referido al general Pern. En el Cuaderno de Estrategia nmero 109 del Instituto Espaol de Estudios Estratgicos (junio 2000) y que lleva por ttulo Iberoamrica, anlisis prospectivo de las polticas de defensa en curso en el captulo escrito por Pedro Borges, se hace un estudio, necesariamente breve, de la contribucin de los militares a la configuracin poltica y social de Argentina mientras ocupaban la presidencia de la nacin. Bien es cierto que en su anlisis trata sobre todos los presidentes militares desde la independencia patria, por lo que cindonos a la etapa objeto de este trabajo, se pueden obtener conclusiones interesantes sobre los aspectos en los que se hizo sentir ms su influencia y as podramos sealar su inters por cambiar todo o parte del contenido de la Constitucin, como en el caso del general Pern y de la Junta que posteriormente le derroc, que prcticamente sustituyeron la Constitucin de 1860 por la de 1949 y por un Estatuto de la Revolucin Argentina, respectivamente. Otros aspectos de importancia han sido los referidos a: trazado de las fronteras; estructuracin de la Repblica; innovaciones en el campo militar; defensa del territorio; derechos sociales y laborales de los ciudadanos y otro de mucha trascendencia como es el referido al fomento de la inmigracin. Finalmente, el otro grupo que ha influido en alguna medida es el que ha escrito y transmitido sus ideas y pensamientos referidos a muy diversos temas, como la Geopoltica, la Economa, la Estrategia general, la Sociologa, la Psicologa, la Comunicacin, en resumen todos los aspectos que conforman la vida de una nacin. En Paraguay, la primera mitad del siglo XX fue realmente agitada, sucedindose tambin bastantes gobiernos presididos por militares y que en la mayora de las ocasiones accedieron al poder a travs de pronunciamientos y golpes de Estado. Tras el acceso a la presidencia del general Stroessner y hasta su derrocamiento predomin la estabilidad principalmente por la forma personalista de ejercer la autoridad, por lo que se puede considerar que su pensamiento tanto poltico como militar, fue el que influy de manera absoluta en la nacin. En Uruguay la situacin fue muy diferente, ya que como se ha puesto de manifiesto al realizar el recorrido histrico por el siglo XX, ha habido muy poca presencia militar en el campo poltico, por lo que la influencia se ha visto circunscrita a las publicaciones realizadas por miembros de las Fuerzas Armadas, en diferentes campos intelectuales. 212

Al concluir este trabajo es de justicia, volver a poner de manifiesto que, fundamentalmente al escribir y analizar lo sucedido en las guerras de Emancipacin o Independencia, ha existido un respeto y afecto hacia los ejrcitos realistas, representantes de Espaa, tambin conocida como la Madre Patria, lo que honra y enaltece a los que as han procedido y a estas alturas de la Historia casi sera ms adecuado tratarla como Hermana Patria ya que como hermanos nos consideramos y as podramos decir con el gran poeta argentino Jos Hernndez, a travs del inmortal gaucho Martn Fierro: Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Tengan unin verdadera en cualquier tiempo que sea porque si entre ellos pelean los devoran los de ajuera.
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CAPTULO QUINTO

PENSADORES MILITARES CHILENOS Y ECUATORIANOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA REGIN ANDINA

PENSADORES MILITARES CHILENOS Y ECUATORIANOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA REGIN ANDINA

Por JOS JAVIER DAZ SNCHEZ-PACHECO

Chile Panorama chileno durante el siglo XX Los pensadores militares chilenos han tenido en sus obras una influencia recproca en los acontecimientos polticos, econmicos y sociales de Chile a lo largo del siglo XX. Por ello es importante hacer un recorrido por su historia durante ese siglo y los albores del siglo XXI. En el periodo comprendido entre los aos 1901 y 1920, la autoridad presidencial desaparece en manos de los grupos polticos, que, mediante un Congreso todopoderoso, dificultaba la labor de gobierno, originando frecuentes cambios ministeriales. Los presidentes fueron: Germn Riesgo (1901-1906), Pedro Monta (1906-1910), Ramn Barros Lucho (1910-1915) y Luis Sanfuentes (1915-1920). El presidente qued convertido en un instrumento del Congreso. Se produjo la esterilidad administrativa; se determin la rotativa ministerial y se impidi toda labor gubernativa continua y metdica. El presidente Germn Riesgo (1901-1906) se apresur a firmar acuerdos con Argentina mediante los Pactos de Mayo, se convino en someter a arbitraje cualquier cuestin que surgiera, as como limitar las adquisiciones navales. Sin embargo, Brasil, precisamente entonces, empez a aumentar su flota de guerra. Riesgo zanj definitivamente la paz con Bolivia y adquiri, a ttulo perpe 217

tuo, el antiguo litoral de esa Repblica (1904) a cambio de una indemnizacin en metlico y de la construccin del ferrocarril Aria-La Paz, con facilidades especiales para los bolivianos. En el orden interior promulg el Cdigo de Procedimiento Civil (1902) y el Cdigo de Procedimiento Penal. Se reform la Administracin estatal. En el pacto social, el movimiento huelgustico se hace cada vez ms intenso, culminando en Antofagasta en el ao 1906 con actos de violencia, en los que interviene el Ejrcito. Finalizado el mandato de Riesgo, subi a la presidencia Pedro Monta (1906-1910), apoyado por los Partidos Nacional, Radical y Liberal, que formaron la llamada Unin Nacional. Monta simboliza la lucha contra el desgobierno y el afn de devolver a la presidencia de la Repblica su antiguo poder. Se encontr con el agudo conflicto obrero del salitre, y slo consigui solucionarlo por la violencia. No obstante, durante su mandato fueron impulsadas las obras pblicas: construccin del ferrocarril longitudinal del norte, de Acud-Castro, de la Lnea a Puerto Montt. El ferrocarril transandino se inaugur a principios de 1910. En poltica exterior se esforz por incrementar las relaciones de amistad con Argentina. Adems, se constituy por aquel entonces una unidad internacional, Argentina, Brasil y Chile, a travs de la cual se trat de compensar la creciente influencia de Estados Unidos en el Pacfico y constituir un bloque de pases meridionales. La sucesin presidencial recae en Ramn Barros Lucho (1910-1915), con el apoyo todos los partidos polticos chilenos. Ningn problema se resolvi durante aquella etapa de oligarqua parlamentaria. Por iniciativa del presidente Lucho se proyect la Biblioteca Nacional, el Museo Histrico y el Archivo Nacional. La vida econmica se vio aliviada por el alto precio que adquiri el salitre y el cobre con motivo de la guerra europea de 1914. Al finalizar el mandato presidencial, los Partidos Conservador, Liberal y Democrtico Nacional presentaron la candidatura de Juan Luis Sanfuentes, quien triunf al frente de la Alianza Liberal de Javier ngel Figueroa Larran. Juan Luis Sanfuentes (1915-1920), ms que estadista era un hombre hbil en la poltica, pero a pesar de que haba logrado un robustecimiento de la mayora coalicionalista del Gobierno, al incorporarse el elemento del Partido Liberal las crisis ministeriales seguan sucedindose al mismo ritmo que en gobiernos anteriores.
LA FIGURA DE ARTURO ALESSANDRI PALMA

Naci en la provincia chilena de Linares en 1868. Su infancia transcurri en el clima de ansiedad y fervor patritico que precedi y sigui a la gue 218

rra del Pacfico, en la que Chile, vencedor de la contienda, ratificara con importantes conquistas territoriales su tradicional influencia en el rea andina de la Amrica Meridional. Alessandri ser el primer mandatario del siglo XX que incite al pueblo a luchar por sus reivindicaciones, a participar en la poltica y a elegir a sus gobernantes. Desde el primer momento Alessandri se enfrent con un Parlamento hostil empeado en la perduracin de viejos vicios polticos. El enfrentamiento era inevitable y se prolong durante toda su Administracin, obligndole a modificar 16 veces en cuatro aos la composicin de su Gabinete y malogrando a la postre buena parte de sus proyectos. Cuando a fines de 1924 Luis Emilio Recabarren, jefe del Partido Obrero se suicid, el candidato-presidente ya es para siempre el len de Tarapac, a cuyo paternal protector se confan marchando del brazo, la clase media y el proletariado chileno. A pesar de todo, los ltimos meses de su primer gobierno sern difciles. La oficialidad del Ejrcito, que en septiembre del ao 1924 le diera su total apoyo para imponer la nueva legislatura obrera, se muestra inquieta y deseosa de seguir gravitando en la decisin poltica. Alessandri rechaza esa pretensin de gobernar y presenta su renuncia que rechazada ser sustituida por el otorgamiento de seis meses de licencia durante los cuales viajar a Europa buscando la perspectiva de la distancia. La Junta que lo sustituye con fuerte predominio militar no puede superar los problemas pendientes y, en marzo de 1925, el presidente abandona su residencia en Roma para reasumir el mandato que debe expirar en diciembre de ese ao. En el breve lapso que le resta hace sancionar la Constitucin de 1925, que debilita seriamente la influencia del Parlamento, establece la eleccin del presidente por voto directo y separa la Iglesia del Estado. Esa Constitucin marca un hito en el proceso poltico chileno, que comenzaba a discurrir por unos senderos donde no faltaron viejos vicios y aejas astucias.
LA DICTADURA MILITAR Y EL MANDATO PRESIDENCIAL DE FIGUEROA LARRAN (1925-1927)

Aunque contenida por el inmenso prestigio personal de Alessandri, la presin de los mandos militares persiste y su ministro de la Guerra, el entonces coronel Ibez del Campo, se perfila como un adversario de importancia. Una poltica de compromiso es contraria al carcter de Alessandri. Luis Barrios Borgoo, nombrado ministro del Interior, asuma el mando como vicepresidente, renunciando Alessandri a la presidencia a causa de las inci 219

dencias y agitacin preelectorales, cuando todava le quedaban tres meses para finalizar su gestin. Esta presidencia provisional sera corta, ya que el 23 de diciembre terminaba el periodo. En ese lapso, Ibez, ministro de la Guerra, retiraba a los oficiales no adictos y reuna a los jefes del partidismo poltico exigindoles que se pusiesen de acuerdo para la designacin de una candidatura nica, retirando en este caso Ibez la suya. As lo hicieron, designando a Emiliano Figueroa Larran, que en 1910 haba ocupado la presidencia por conservadores liberales, radicales y demcratas. Esta reaccin civilista no agrad al Ejrcito que unido a una Convencin de Asalariados haba destinado el puesto de candidato a Jos Santos Salas, mdico militar que como ministro de Higiene haba logrado destacada influencia entre las clases proletarias por sus desvelos para conseguir una legislacin sobre reduccin de rentas de viviendas y demolicin de las insalubres. Fue eso lo que anim a las masas de las grandes ciudades, al Partido Comunista y a un sector de intelectuales a celebrar la Convencin de los Asalariados que proclam la candidatura de Salas. Las elecciones del 24 de octubre dieron el triunfo a Emiliano Figueroa Larran. ste somete su gobierno a los dictados del Comit Militar, manteniendo en el Ministerio de la Guerra al coronel Ibez. De hecho, durante los aos 1925-1931, Ibez seguir asumiendo la direccin de los asuntos pblicos chilenos como un autntico jefe de Gobierno. Todo ello en medio de una gran crisis financiera. No tard Ibez en entrar en conflicto con la Corte Suprema que presida el hermano del presidente de la Repblica, negndose a despachar dicho cese y disponiendo que al trmino de dos meses, le sustituyera en la presidencia el coronel Ibez. Figueroa renuncia a su mandato presidencial el 4 de mayo de 1927, y una vez que las Cmaras dieron su conformidad, el vicepresidente Ibez public la convocatoria de elecciones presidenciales. El problema de Tacna y Arica
PLANTEAMIENTO

Mientras que la entente preparaba en Versalles y Saint-Germain una reordenacin de Europa, Per y Bolivia deseaban tambin una reordenacin en Suramrica, en sentido antichileno: Tacna volvera al Per y Arica a Bolivia. Los chilenos actuaron con habilidad en la Sociedad de Naciones, pero la cuestin de Tacna y Arica qued abandonada. El presidente Alessandri se esforz en que el problema de Tacna y Arica fuese resuelto de modo pacfico y solicit el arbitraje del presidente de Estados Unidos. 220

A los militares chilenos no les agrad la intromisin norteamericana, mientras tanto Estados Unidos haba ganado influencia en Bolivia. Washington se empe en impedir disturbios en las costas suramericanas. El Morro, fortificacin portuaria que domina Arica, deba ser, a juicio de Kellog, internacionalizada y ocupada por tropas mixtas bajo el mandato de Estados Unidos. En caso de disputa, Norteamrica podra intervenir desde el Morro, antes de que las inversiones norteamericanas se viesen en peligro. El rgimen boliviano del estao se mostr satisfecho, pero en Per y Chile tenan otro concepto de la soberana. Los norteamericanos dominaban Cuba, Puerto Rico, Nicaragua y Panam; se tema que desde Arica quisieran dominar ahora las tres Repblicas andinas. Por ese motivo, a espaldas de Estados Unidos se reunieron en 1929 el dictador peruano Legua y el dictador chileno Ibez. Tacna volvi al Per y Arica sigui en poder de Chile, quedndose Bolivia con las manos vacas.
MANDATO PRESIDENCIAL DE CARLOS IBEZ DEL CAMPO (1927-1931)

Quebrados y sumidos en la desmoralizacin los partidos polticos, en franca desorganizacin de las fuerzas obreras, relegados del Ejrcito los opositores de Ibez, decadente el parlamentarismo, la figura Ibez apareci como la nica destacada y posible. Su triunfo significara la irrupcin de lleno del Ejrcito en la poltica chilena. Su gobierno de tono y estilo militar, tiene la obsesin del orden, hace gala de un escaso respeto por la Ley, impone el orden y resuelve el acuciante problema de la falta de trabajo con una gran poltica de obras pblicas. La poltica de Ibez se extendi al comercio, diversificando la economa, industrializando y atrayendo el capital extranjero. En el plano exterior resolvi el problema de Tacna y Arica. El periodo de desarrollo termin con la catstrofe de Wall Street de 1929, que priv a Chile de la mayor parte de sus clientes de abonos y cobre. Las condiciones continuaron empeorando cada vez ms, pues ninguna nacin sufri un declive tan acusado como el comercio exterior de Chile. No es de extraar, por lo tanto, que cuando Chile es alcanzado por las anomalas de la gran crisis mundial de 1929-1930 e Ibez se ve obligado a suspender el servicio de la deuda exterior, una gran soledad poltica lo aparta del escenario mundial. El 26 de julio de 1931, Ibez dimiti y se refugi en la Argentina.
PERIODO DE INESTABILIDAD (1931-1932)

Entre la cada de Ibez y el comienzo en 1932 de la etapa radical, con Arturo Alessandri, se produjo un agitado periodo de distintos mandatarios 221

donde no falt la intervencin de las Fuerzas Armadas y la proclamacin de la Repblica Socialista.


SEGUNDA ADMINISTRACIN DE ARTURO ALESSANDRI (1932-1938)

En octubre del ao 1932, Alessandri retorna al poder, sus seguidores son legin, su carisma est intacto y un pueblo decepcionado espera del viejo caudillo un milagro salvador. Pero las circunstancias son muy distintas y ya no se adaptan a los esquemas de su elocuencia. Hay 160.000 desocupados y el malestar de la conciencia obrera es profundo y diversificado. Para ganar un apoyo incondicional no basta el proselitismo entre los inquilinos de feudos y haciendas, como en el ao 1920, ni la crisis crnica del salitre resulta propicia para entusiasmar a los mineros. Bien pronto se advierte que, en esta segunda Administracin, Alessandri carece de un programa de respuesta. Las soluciones que propone son rpidamente desbordadas por los acontecimientos y los coletazos de la crisis mundial le niegan el respiro indispensable. La situacin poltica y social del pas se hace cada vez ms agitada. Las izquierdas formadas por los Partidos Radical, Socialista y Demcrata se fortalecieron considerablemente. A imitacin de Espaa y Francia, los partidos de izquierda se agrupan formando el llamado Frente Popular, cuyo candidato triunfa en las elecciones de octubre de 1938. Alessandri octogenario muere en Santiago en 1950. Durante la Administracin del Frente Popular se produjo uno de los peores terremotos de Chile, y se hizo efectivo un costoso programa de reconstruccin. El pacto entre la Alemania nazi y la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas (URSS) en agosto, de 1939, llev a la confusin al Partido Popular. La Segunda Guerra Mundial caus en Chile un fuerte aumento de las demandas extranjeras de cobre y nitrato. Sin hacer nada para no alarmar a las clases propietarias y poco para enemistar a los poderosos grupos laboral e izquierdista, estaba destinado a gobernar casi cinco aos en relativa paz. stos fueron aos de inmenso crecimiento econmico gracias a la guerra. Las minas de hierro del norte comenzaron a explotarse a gran escala y una fbrica de acero fue construida en Concepcin, en el lejano sur, para elaborarlo all. Increment la agricultura y se perforaron numerosos pozos petrolferos. En el campo exterior Chile se vio forzado, el 19 de enero de 1943, a romper sus relaciones diplomticas con Alemania, Italia y Japn. 222

Entre los ms significativos desarrollos bajo su mandato estuvieron: el descubrimiento de petrleo en Punta Arenas, la construccin de una refinera en Valparaso y la finalizacin de la lnea de ferrocarril de Antofagasta, que atravesaba los Andes y llegaba a Argentina, abriendo cauces de crecimiento econmico. Hizo ostentacin de soberana enviando un barco de guerra a la Tierra Graham en el Antrtico. El da 3 de mayo de 1952 nace la tensin entre Chile y Estados Unidos, el Gobierno chileno se incauta de las minas de cobre y acusa a Estados Unidos de competencia desleal en el trfico cuprfero. La etapa radical acab en el ao 1952, con Gonzlez Videla y el retorno de Ibez.
EL MANDATO PRESIDENCIAL DEL GENERAL CARLOS IBEZ (1952-1958)

Su actuacin qued influida por las directrices que Juan Domingo Pern realizaba en Argentina. De hecho no estuvo inactivo, pues era fuerte y decidido, y viaj extensamente por Chile y el extranjero, realizando con gusto sus deberes representativos. Contradiciendo sus declaraciones durante la campaa presidencial, Ibez fue afable con Estados Unidos. La inversin de capital y los prstamos de Estados Unidos eran tan esenciales para Chile que no poda enemistarse con Washington. Ibez justific las relaciones con Argentina, llegndose en el ao 1953 a la firma de un tratado comercial entre ambos pases. La situacin se hace crtica en 1954 y las huelgas se generalizan como rplica a la legislacin sobre nuevos impuestos aprobados por el Congreso. La situacin se hace sombra en 1955. Entre otras consecuencias, esto origina una notable disminucin en los ingresos, debido a la baja produccin de cobre y a la entrada de dlares, y a una progresiva depreciacin del peso. Las consecuencias de estos hechos fueron inmediatas: aumento de los impuestos y elevacin de los precios. El aumento de los gastos presupuestarios, los cambios ministeriales y el malestar general provocaron la exigencia al Gobierno, por parte de una agrupacin de oficiales del Ejrcito y las Fuerzas Areas, de que se adoptasen medidas dictatoriales para afrontar los graves problemas que padeca el pas. Tal actuacin mereci la repulsa de senadores, diputados y jefes de las organizaciones laborales, y el presidente se vio obligado a insistir en su deber de mantener viva la vigencia de los principios democrticos. La agitacin universitaria se hace ostensible en abril de 1957, siendo la represin gubernamental dursima, ocasionando muertos y el descontento de la poblacin. Valparaso y Concepcin fueron tam 223

bin escenario de desrdenes que obligaron al Gobierno a declarar el estado de sitio. La debilidad del Gobierno ante tal estado de agitacin dio lugar a diversas crisis ministeriales.
EL MANDATO PRESIDENCIAL DE JORGE ALESSANDRI RODRGUEZ (1958-1964)

Jorge Alessandri Rodrguez hijo del ex presidente Arturo Alessandri, ex ministro de Hacienda durante el Gobierno del presidente radical Gonzlez Videla, de profesin industrial, logra con el apoyo de conservadores y liberales 387.297 votos. Le segua Salvador Allende, candidato del Frente de Accin Popular con 359.150 votos, incluyendo votos socialistas y comunistas. Eduardo Frei candidato democratacristiano logra 255.168 votos. Su primera medida fue rodearse de un equipo de tcnicos, prescindiendo en lo posible de hombres polticos. La austeridad en la Administracin, cooperacin con Estados Unidos, amplio plan de inversiones extranjeras y lucha contra la inflacin reinante son los principales puntos de su programa. En este sentido, el acierto gubernamental se manifest tambin en el descenso del nmero de parados. La produccin industrial aument, lo que contribuy al aumento del precio del cobre en el mercado mundial, que en 1959 fue de un 25% sobre el promedio del ao anterior. A ese panorama halagador contribuyeron las inversiones de capital extranjero procedentes de Panam, Estados Unidos, Italia, Canad, Gran Bretaa, Japn y Alemania Occidental.
OTRAS FACETAS DEL MANDATO DE JORGE ALESSANDRI

El clima, el suelo, los recursos y la mezcla racial se conjugaban para convertir a Chile en una nacin atractiva. La emigracin europea era intensa y flua en una corriente lo bastante fuerte para enriquecerla sin apagar su carcter. Los araucanos que en tiempos pasados haban sido un peligro constante se incorporaban ahora a la vida nacional. Chile contaba con uno de los mejores sistemas educativos de Iberoamrica y sus universidades eran centros de gran actividad intelectual. Gabriela Mistral y Pablo Neruda influyen con sus obras en el movimiento literario de Hispanoamrica. La clase culta contina leyendo vidamente para participar en la Repblica de las letras y de las ideas. La Repblica se desenvuelve fcilmente con la Constitucin de 1925, con libertad, separacin de poderes, multiplicidad, una Administracin Pblica moderada, una institucin militar que ha aprendido a ser til por medio de su influencia y una Iglesia que no es suficientemente fuerte para ser monopolista ni lo bastante dbil para no atender a la gente en su ministerio. 224

EL MANDATO DE EDUARDO FREI (1964-1970)

Las elecciones chilenas de 1964 condujeron a la presidencia a un poltico democratacristiano, Eduardo Frei, comprometido ante el pas y en cierta medida ante el continente, en la realizacin de una reforma profunda de las costumbres, de las estructuras, y, en ltima instancia, del Estado. Punto central de ese panorama de refundicin de la vida chilena era la reforma agraria y la reorganizacin de los recursos nacionales mineros.
LA REFORMA AGRARIA DE FREI

El da 22 de noviembre de 1965, el presidente Frei firma el proyecto de ley de reforma agraria. En dicho proyecto se asientan los criterios bsicos de la reforma. Como sintetiz Eduardo Frei en un mensaje al pas, su objeto radicaba en hacer extensivo el derecho de propiedad a miles de familias campesinas. Pero el problema se ampla y dilata al observar la pobreza de la clase campesina. La reforma agraria de Frei intentaba cambiar el panorama campesino del pas. El presidente crea posible instalar a 100.000 campesinos en las nuevas tierras en el curso de seis aos, y terminar con la dura dependencia de unas importaciones de alimentos que pesaban como una carga sobre la balanza comercial de Chile. Los sectores ms reacios a la expropiacin en el propio campo del democratacristiano Frei, planteaban el problema desde la individualidad del derecho a la propiedad y en nombre tambin de algunos sectores de la Iglesia. Entre los aos 1943 y 1959 se haban gastado millones de dlares en el exterior en productos alimenticios. Esos dlares haban sido cruelmente arrebatados y no se haban podido comprar las mquinas necesarias para el desarrollo. Por todas partes, frente a la resistencia arcaica estaba la imperiosa necesidad del cambio. La empresa de Frei era decisiva ya que aspiraba a conducirla en el marco del derecho y de la libertad. Slo algunas expropiaciones se llevaron a cabo a precios concertados pagados en parte al contado y en parte en bonos, con un plazo no mayor de 30 aos y fue imposible el asentamiento de 100.000 familias, como se haba dicho en la campaa electoral. El descontento fue general en cuanto a la obra realizada, la distribucin se haca muchas veces en el papel y muchas familias se encontraban oficialmente asentadas antes de haberse instalado en las nuevas tierras. 225

En el plano social, ms del 80% de las viviendas campesinas estaban por debajo del mnimo admisible y al no contemplarse soluciones de produccin y de clase, su precariedad continu y se mantuvo en los aos sucesivos, sobre todo en los grandes feudos. Es en este contexto donde debe situarse el resultado de las elecciones de 1970.
OTROS ACONTECIMIENTOS DURANTE EL MANDATO DEL PRESIDENTE FREI

Con el resultado negativo de las elecciones municipales del ao 1967, el panorama chileno haba cambiado. Opiniones autorizadas instaron al presidente de la Repblica a terminar con el rgimen de Gobierno de partido nico, mientras se alzaron en manifestaciones que defendan que la Democracia Cristiana no tena por s sola la clave de la futura eleccin presidencial. Las divergencias que se presentaron en el seno de la Democracia Cristiana, entre el sector moderado y el ala rebelde, constituyeron una inquietante rmora interna para la marcha progresiva del programa del partido. A esto hay que aadir la infiltracin comunista en el elemento estudiantil y los movimientos huelgusticos de las Universidades de Santiago y Valparaso, destacndose la injerencia comunista en los conflictos universitarios. En mayo del ao 1969, el presidente Frei anuncia un paso trascendental: su intencin de completar el proceso en curso de la nacionalizacin del cobre, exhortando a todos los chilenos a respaldar esta poltica de defensa de las riquezas bsicas del pas en beneficio de toda la nacin. El da 26 de junio de ese mismo ao, el presidente Frei nacionaliza las minas de cobre del grupo norteamericano Anaconde, que producen ms de la mitad del cobre del pas. El da 9 de agosto, una misin comercial chilena no oficial viaja a Cuba para negociar con el Gobierno de la Isla un eventual restablecimiento de las relaciones entre ambos pases. El 4 de septiembre, el Senado aprueba la reforma constitucional propuesta por Frei, que permite al presidente la disolucin del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones. Se aprueba, adems, el derecho de voto a partir de los 18 aos, as como el voto de los analfabetos. El factor civilista es la tnica general en Chile en esos instantes, y por ese motivo la influencia militar queda anulada por su escasa repercusin poltica en el pas. Esto no impide al Gobierno firmar con Gran Bretaa el mayor contrato de compra de material de guerra desde los comienzos del siglo XX. Antes de finalizar el mandato de Frei en el ao 1970, el panorama poltico se va dibujando ante las prximas elecciones presidenciales. Los partidarios de 226

la izquierda agrupados en el Partido Socialista designaban a Salvador Allende como su candidato, tras la retirada de otros postulantes como Pablo Neruda, Alberto Balar, Jaiques Chonchol, etc.
EL MANDATO PRESIDENCIAL DE SALVADOR ALLENDE GOSSENS (1970-1973)

Apoyado por una coalicin de izquierdas, Movimiento de Accin Popular, Partido Comunista, Partido Socialista, Radical Demcrata y Radicales de Izquierda que aceptan un programa comn a principios del ao 1970 y que ven en el prestigio de Salvador Allende la mejor oportunidad electoral, alcanza el mayor nmero de votos en las elecciones del 4 de septiembre de 1970. El da 3 de noviembre asume la presidencia en un clima de inters y expectacin mundial, por la va de acceso al socialismo que la izquierda chilena se dispone a acometer. Allende reiter en su discurso el pleno respeto a las instituciones y expres su propsito de llevar a cabo su programa revolucionario de acuerdo con la Constitucin. Entre sus primeros actos de gobierno figura la reanudacin de relaciones con Cuba, la firma del proyecto de reforma constitucional para la total nacionalizacin del cobre. Estas medidas fueron aprobadas por el Congreso. En cambio, surgieron los obstculos cuando Allende intent la estratificacin de la banca privada a la que acusaba de dificultar las operaciones e impedir la fluidez del dinero, y cuando amenaz con el control del Estado sobre las industrias privadas que fueran culpables de mala gestin. De este modo, Allende, ms que nacionalizar deseaba evitar el boicoteo industrial que haba comenzado tras su eleccin. Al mismo tiempo que encontraba serias dificultades con la Democracia Cristiana, sin la cual no poda obtener el control del Congreso, Allende experiment tambin los primeros problemas en el seno de su coalicin y con los movimientos revolucionarios de la izquierda. En el ao 1971 finalizaron las nacionalizaciones. El 11 de julio, cuando el Congreso vot la decisin de convertir el cobre en propiedad del Estado, fue proclamado el Da de la Dignidad Nacional. Ese mismo da, Estados Unidos declaraba la guerra econmica a Chile y en agosto suspendan oficialmente todos los crditos y los prstamos.
LA ENTRADA DE MILITARES EN EL GOBIERNO

En junio de 1972, se interrumpan las negociaciones entre Allende y la Democracia Cristiana para votar en el Congreso la inconstitucionalidad de 227

otro ministro de Allende, Hernn del Canto, y una vez ms el presidente acepta la decisin. Estas acciones de la oposicin iban a tomar ms fuerza y ms violencia con el estallido, el 21 de agosto, de lo que se llam una huelga de comerciantes y con una serie de manifestaciones en las calles, que requirieron la proclamacin del estado de sitio. Mes y medio ms tarde comenzara el paro de los transportistas. El paro de los empresarios de transportes y el de los comerciantes, produjo la declaracin del estado de urgencia, pero origin un nuevo caos econmico al aumentar la escasez de productos de primera necesidad. En plena huelga, la oposicin parlamentaria se elev de nuevo contra el gobierno de Allende. Esta vez no fue un ministro el acusado, sino cuatro. Allende acept de nuevo. El Gobierno en solidaridad dimiti en bloque y con los ministros destituidos dio un paso histrico y comprometido incluyendo a militares de alta graduacin en el Gobierno formado el 2 de noviembre de 1972. Uno de ellos Carlos Prats, comandante supremo del Ejrcito, se converta en el ministro del Interior. Allende no llam a los militares por su propia iniciativa, sino como una concesin ms a la derecha y, muy especialmente, a la Democracia Cristiana. El fruto de este pacto fue inmediato: los militares entraron en el Gobierno el da 2 de noviembre, y el da 5 terminaba el paro de comerciantes y empresarios de camiones. Esto no fue suficiente para la oposicin, cuyo objetivo era la sustitucin de Allende. Confiaban en las elecciones legislativas de marzo de 1973. Para acusar a los ministros, el Congreso slo necesitaba la mayora simple de votos, pero para destituir al presidente hacan falta los dos tercios de la Cmara. Se forzaron las elecciones para conseguir esa mayora. No slo no la consigui, sino que la Unidad Popular aument sus diputados: un 44% de los votos fueron favorables, frente al 54% para las derechas unidas. A pesar de todas las dificultades, Allende consigui ampliar su base popular. A partir de entonces, los acontecimientos comenzaron a precipitarse: salida de los militares del Gobierno, destitucin por el Senado de dos ministros, terrorismo. Y, simultneamente, huelga de los mineros de El Teniente no slo debido a su situacin econmica y social sino por la debilidad de Allende. El da 27 de junio, un atentado de extrema derecha pona en peligro la vida del general Carlos Prats. Aceptado en un principio por la oposicin, la derecha pronto vio que Carlos Prats no slo era legalista sino que haba compartido la experiencia allendista. En efecto, cuando el da 28 de junio estall una rebelin militar, el propio Carlos Prats mandaba las fuerzas que lo destruyeron. A partir de este movimiento, llamado el tancazo, los 228

acontecimientos van tomando ya la forma clara del golpe de Estado que el 11 de septiembre de 1973 se desencadenara abiertamente y producira la muerte del presidente Allende.
UN GOBIERNO MILITAR. EL GENERAL AUGUSTO PINOCHET

La Junta de Gobierno que destituy a Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, dirigi al pas un mensaje que deca: El gobierno de Allende ha incurrido en grave ilegitimidad demostrada al quebrantar los derechos fundamentales de expresin, el derecho de enseanza, derecho de huelga, derecho de peticin, derecho de propiedad y derecho, en general, a una digna y segura subsistencia. El movimiento militar comenz con la sublevacin de dos unidades de la Marina en Valparaso. Allende se refugia en el palacio de la Moneda y resiste. Se constituye una Junta Militar, presidida por Augusto Pinochet, Gustavo Leigh, Jorge Toribio Merino, el nuevo jefe de la Armada, y el tambin nuevo director general de Carabineros, Csar Mendoza. A primeras horas del 11 de septiembre los militares dominan la situacin y Allende se suicida tras el bombardeo del palacio presidencial de la Moneda. Cuando finalizaron las hostilidades, se forma un nuevo gobierno compuesto por trece militares y dos civiles, bajo la presidencia del general Pinochet. Durante este periodo ha existido una clara influencia de los pensadores militares en la actividad poltica de Chile. Al referirnos al siglo XX, es fcil imaginar la gran cantidad de intelectuales y artistas que han brillado o que destacan en cada una de las disciplinas del extenso campo de las letras y de las artes castrenses. Larga y minuciosa tarea sera la de referirse a cada una de estas personas. Pensadores militares A continuacin se indica una relacin de los personajes ms destacados en cada una de las disciplinas que comprenden las letras y las artes en este siglo: Historiadores: Hans Bertling, Indalecio Tllez, Francisco Dez Valderrama, Fabio Galdmez, Luis Merino S., Jorge Carmona Yez, Manuel Hormazbal, Pablo Barrientos, Manuel Reyno y Edmundo Gonzlez. Escritores: Carlos Sez Morales, Tobas Barros Ortiz, Edgardo Andrade, Augusto Pinochet, Alberto Marn y Luis Merino Reyes, este ltimo habiendo sido presidente de la Sociedad de Escritores de Chile. 229

Escritores y poetas: David Bari, Diego Barros Ortiz, Eleuterio Ramrez y Santiago Polanco. Novelista: Olegario Laso Baeza. Periodistas: Roger Soto Marn y Ral Aldunate Ph. A continuacin trazaremos una breve biografa, en orden cronolgico, de los personajes que ms han destacado como pensadores militares en el siglo XX.
TENIENTE ALBERTO BLEST GANA (ESCRITOR Y NOVELISTA)

La obra de Alberto Blest Gana se nos presenta incomparablemente superior, no slo al resto de los escritores, sino a la de todos los novelistas de Hispanoamrica del siglo pasado. Naci en Santiago el 4 de mayo de 1830 y falleci en Pars el 9 de noviembre de 1920, a la avanzada edad de 90 aos. El creador de la novela chilena fue hijo del mdico irlands Guillermo Cuningham Blest, fundador de nuestra Escuela de Medicina, y de doa Mara de la Luz Gana y Lpez. De la escuela primaria Alberto Blest Gana pas al Instituto Nacional y luego a la Academia Militar y, una vez nombrado oficial de Ejrcito, fue enviado a la Escuela de Estado Mayor de Pars. En el ao 1852 regres a Chile con el ttulo de Ingeniero Topgrafo. Ascendido a teniente, se le nombr profesor de la Escuela Militar y desempe con sus alumnos la ctedra de Topografa Militar. En el ao 1854 pas a desempear el puesto de jefe de seccin en el Ministerio de la Guerra, obteniendo poco despus su retiro del Ejrcito. Desde esta poca empez a manifestarse su vocacin literaria. Primero escribi unos versos sin mayor importancia y algunos artculos de costumbre. Hacia 1858 la novela golpe sus puertas y desde ese momento no ces de escribir. Sus primeras obras son las siguientes: Una escena social; Los desposados; Engaos y desengaos; El primer amor; La fascinacin; El jefe de la familia; Juan de Arias y Un drama en el campo. En 1860 escribi La Aritmtica en el amor y en 1862 Martn Rivas. Aunque Blest Gana contaba slo 32 aos al publicarse la ltima de estas novelas, casi unnimemente estimada su obra maestra por los crticos capaces de juzgar el valor de una obra literaria, en ella aparecen definitivamente fijadas las dotes del novelista: la fertilidad en la invencin de intrigas, la destreza para desarrollarlas, el movimiento de los personajes y la retina, que capta la superficie de los hombres, las muchedumbres y los ambientes. 230

Al ao siguiente aparece El ideal de un calavera, obra de mayor aliento y bastante por s sola para la celebridad de un autor. En 1871, a los 41 aos de edad se inici en la carrera Diplomtica, siendo uno de los ms eminentes servidores que ha tenido Chile en esa profesin. Despus de escribir El ideal de un calavera pasan, curiosamente, 33 aos sin que aparezca una nueva novela de Blest Gana, hasta que, desde el ao 1897, se abre un nuevo ciclo de este fecundo escritor con las siguientes obras: Durante la Reconquista (1897); Los trasplantados (1905) y El loco Estero (1919), con las cuales cierra, con mano de maestro y con xito maravilloso, su gran carrera de novelista.
GENERAL DE DIVISIN ESTANISLAO DEL CANTO ARTEAGA (ESCRITOR)

Naci en Quillota e ingres en la Escuela Militar en 1856, siendo promovido al empleo de subteniente en 1859. Se incorpor al VII Batalln de Lnea y recibi su bautismo de fuego en Cerro Grande, durante la revolucin de ese ao. Asisti en 1862 a la campaa contra los araucanos. Al iniciar la guerra del 79 tena el grado de sargento mayor, ascendiendo rpidamente a teniente coronel en 1880 y, al ao siguiente, a coronel. Terminada la conflagracin, regres a su patria y se encontraba en Tacna cuando lo sorprendi la guerra civil de 1891. Inmediatamente se pleg a las fuerzas de Krner que luchaban en el norte contra Balmaceda y dirigi casi todos los combates. Triunfantes los congresistas, fue ascendido a general de divisin. Falleci en Santiago en 1923. Fue siempre aficionado a escribir en los peridicos del pas y sostuvo en ellos ardorosas polmicas con algunos de sus detractores, facilitando con ello la difusin de sus pensamientos y criterios entre sus numerosos lectores. Tradujo al francs, en 1888, una obra de Tctica de Infantera y dej escritas sus Memorias militares, obra interesante y entretenida, por las novedades que menciona.
GENERAL EMILIO KRNER HENZE (HISTORIADOR)

De nacionalidad alemana, vino al mundo en 1846. Se gradu de Bachiller en 1866 y, el mismo ao, particip en la guerra contra Austria y, enseguida, en la guerra contra Francia en 1870. En el ao 1885 fue contratado por el Gobierno de Chile; tena el grado de capitn y en Chile fue ascendido a teniente coronel. Fue subdirector de la Escuela Militar y fundador y profesor de la Academia de Guerra. Tom parte activa en la guerra civil de 1891, organizando en Iquique el Ejrcito que vencera a las tropas leales al presidente Balmaceda. 231

Se retir al Ejrcito en 1910, a los 64 aos de edad. Muri en Berln en 1920, pero luego fue repatriado a Chile. A pesar de que slo escribi una obra en colaboracin con el general Jorge Boonen Rivera, llamada Estudio sobre Historia Militar, es digno de figurar como gran historiador castrense, por la importancia que ella tuvo en su tiempo, y la influencia que obtuvo en Chile, en toda la regin andina, e incluso en Europa, por su continua vinculacin a este continente.
GENERAL DE DIVISIN JORGE BOONEN RIVERA (HISTORIADOR Y PERIODISTA)

El general Boonen fue periodista y autor de importantes obras militares. Naci en Valparaso el 16 de abril de 1858. Siendo nio, su padre, que era flamenco, lo llev a Blgica donde estudi en el Ateneo Real de Bruselas y en la Escuela Politcnica de esa ciudad. En el ao 1876 vino de visita a Chile, pero, por la guerra del Pacfico, permaneci en su patria. Hizo todas las campaas y formando parte de la expedicin a la Sierra, le correspondi estar presente entre los oficiales y tropa de la Divisin del coronel Del Canto, que lleg al escenario del glorioso combate de la Concepcin, el mismo da de haberse consumado dicha epopeya. En el ao 1884 fue destinado a Europa como ayudante del almirante Lynch y estudi profundamente los reglamentos de los principales ejrcitos europeos. Durante el viaje de regreso a Chile tradujo La Gua para el Estudio de la Tctica y la Fortificacin que la superioridad adopt para nuestra Escuela Militar y gracias a l, en 1886, se cre la Academia de la Guerra. Junto al capitn alemn Emilio Krner, que haba sido contratado como profesor, desarroll las principales clases, tanto de la Academia como de la Escuela Militar. En 1891 particip en la guerra civil. Fue ayudante general del coronel Krner y combati en Concn y Placilla. Terminada la guerra civil fue enviado a Europa. Vuelto a la patria, se le design profesor de Historia Militar de la Academia de Guerra. Falleci en Santiago en 1921. Durante la Administracin Balmaceda le correspondi como periodista defender las reformas militares que se realizaban en las columnas de La poca; La libertad electoral y El Ferrocarril. Posteriormente colabor en El Porvenir y El Diario Ilustrado de la capital; en El Sur de Concepcin, en El Nacional de Iquique y en El Comercio de Tacna. En el extranjero escribi en Le Figaro de Pars, en La Independencia Belga, de Bruselas y el New Herald de Londres. 232

Sus obras militares son: Geografa Militar de Chile (dos volmenes), Participacin del Ejrcito en el progreso del pas y Estudio sobre la Historia Militar (tres volmenes. En colaboracin con el coronel E. Krner). Fue clara la influencia de su pensamiento militar en toda la regin andina, en Iberoamrica y en Europa.
CORONEL LEANDRO NAVARRO (HISTORIADOR)

Inici su carrera militar combatiendo en el sur contra los araucanos. En el ao 1871 le toc intervenir en el combate de Collipulli, plaza atacada por 1.500 indios. En los comienzos de la guerra del Pacfico, fue ayudante del Estado Mayor y tom parte en los encuentros desde el asalto de Pisagua hasta la ocupacin de Lima. Al trmino de la campaa volvi a Chile con el grado de sargento mayor, ascendiendo posteriormente a teniente coronel. Combati en la guerra civil de 1891 al lado de Balmaceda, siendo ascendido a coronel durante su transcurso. Despus de Placilla fue borrado del escalafn. En el ao 1909 public una interesante obra, que le ha sobrevivido, titulada Crnica Militar de la Araucana, en dos tomos, de unas 300 pginas cada uno. Es un trabajo nutrido de detalles y episodios de todas clases, que comprende un periodo de 20 aos, desde 1859 a 1879. Falleci en Santiago en 1915.
CORONEL WILHELM EKDAHL (HISTORIADOR)

A pesar de que su nacionalidad fue sueca, sirvi durante varios aos en el Ejrcito y como profesor en la Academia de Guerra. Su obra mxima y que sigue como importante fuente de consulta en los institutos armados chilenos se denomina Historia de la guerra del Pacfico. Otras de sus obras son: La guerra franco-prusiana y Campaa de Napolen en Prusia en 1806. Dej, adems, para la posteridad una serie de interesantes trabajos inditos.
TENIENTE CORONEL FRANCISCO MACHUCA (HISTORIADOR)

Hizo toda la guerra de 1879 y escribi las siguientes obras: Las cuatro campaas de la guerra del Pacfico; La guerra anglo-ber; La guerra rusojaponesa y La Gran Guerra Mundial de 1914-1918.
CORONEL HANS BERTLING (HISTORIADOR)

De nacionalidad alemana, lleg a Chile en el ao 1895, junto con una plyade de oficiales de ese pas contratados por nuestro Gobierno. En 1914, 233

al estallar la Primera Guerra Mundial, regres a su patria. Experto en Geografa e Historia, escribi una importante obra llamada El paso de los Andes por el general San Martn.
MAYOR LUIS MERINO S. (HISTORIADOR)

Fue un estudioso oficial del Ejrcito chileno. Sus obras ms importantes son: Estudio histrico-militar acerca de las Campaas de la Independencia e Impresiones y estudios militares sobre el Japn, en la cual da un cuadro preciso sobre la organizacin militar de ese gran pas, a comienzos del presente siglo.
CAPITN FABIO GALDMEZ LASTRA (HISTORIADOR)

Entre sus obras merece mencionarse Estudio crtico de la Campaa de 1838-1839.


GENERAL INDALICIO TLLEZ CARCAMO (HISTORIADOR)

Naci en Puerto Montt el 28 de agosto de 1876. Ingres en la Escuela Militar siendo promovido en 1894. Fue oficial de Estado Mayor, profesor y director de la Academia de Guerra del Ejrcito. Estudi en Alemania y Espaa. A su regreso a Chile estudi leyes y ejerci como abogado. Se retir de la institucin con el grado de general de divisin en 1931. Fue miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografa, form parte de su Directorio y escribi en la revista de dicha Sociedad sobre temas militares. Su fcil pluma y su gran cultura lo hicieron ser permanente colaborador de diarios y revistas. Falleci en Santiago el 20 de noviembre de 1964. Sus principales obras son: Historia Militar de Chile (dos tomos); Raza militar; Lautaro; Recuerdos militares y Epopeyas militares.
GENERAL DE DIVISIN FRANCISCO JAVIER DAZ VALDERRAMA (LITERATO MILITAR)

Naci el 5 de abril de 1877 en Curic. Perteneci al Arma de Ingenieros y siendo oficial obtuvo su ttulo de Bachiller en la Universidad de Chile. Hizo una rpida carrera. Ascendido a capitn en 1900 fue destinado a Berln e ingres en el Ejrcito Imperial alemn. Regres a Chile en 1905. Luego, en 1909 fue enviado a Colombia, donde asumi la direccin de la Escuela Militar y fund la Escuela Superior de Guerra. De vuelta a Chile a fines de 1910, en dos nuevas oportunidades se traslad al Viejo Mundo, en comi 234

siones de importancia. En el ao 1930 se retir definitivamente del Ejrcito con el grado de general de divisin. Su produccin literario-militar fue fecunda y continua. Sus obras histricas son las siguientes: Campaa del Ejrcito de los Andes de 1817; La batalla de Maipo; La revolucin de 1859; La guerra civil de 1891; Estudios sobre planes de operaciones. Adems, public el Manual del Oficial; Apuntes de organizacin militar; Apuntes de conocimientos de servicio de las tropas; Compendio de fortificacin permanente, etc. Por otra parte, tradujo varios reglamentos alemanes de instruccin y por medio de la prensa estuvo siempre atento a divulgar materias militares de inters en que sealaba a la industria, al comercio, a las artes y a las ciencias, las diversas formas que estaban llamadas a colaborar en la movilizacin industrial de la nacin en armas.
CAPITN OLEGARIO LASO BAEZA (ESCRITOR)

Naci en San Fernando, el 2 de noviembre de 1878 y falleci en Santiago en 1964. Una decidida vocacin por la carrera de las Armas lo indujo a ingresar en la Escuela Militar en marzo de 1896 y tres aos despus fue promovido al empleo de alfrez de Caballera. Fue creador de la famosa cuarta especial del Regimiento Dragones, de guarnicin en Curic, que tan sonados triunfos proporcion a la unidad y a su instructor. En 1912 y con el empleo de capitn fue enviado a Europa, agregado al Ejrcito del emperador de Austria-Hungra, a fin de estudiar el servicio de remonta caballar y de seguir un curso en la Escuela de Caballera de Viena. Vuelto a su patria sufri un accidente a caballo, en la Quinta Normal de Agricultura de Concepcin, que casi le cost la vida y que lo oblig a abandonar las filas del Ejrcito en mayo de 1917. La institucin perda a un gran oficial y a un gran jinete, pero Chile ganaba a un escritor notable. La quietud obligada en que lo mantuvo la enfermedad despert en l su fibra de escritor. Ya en el servicio activo haba escrito una serie de cuentos en: Hombres y caballos y, bajo el aspecto meramente profesional: Servicio de Reproduccin y Remonta Caballar. Indicaciones y datos para su implantacin en el Pas, obra de alto inters no slo para la oficialidad montada del Ejrcito sino para todas las personas e instituciones que tuvieran relacin con el arte ecuestre. Algunas de sus obras son: Cuentos militares; Nuevos cuentos militares, Otros cuentos militares y El Postrer Galope. 235

La Editorial Nacimento escribi tiempo atrs: Algunos de sus mejores cuentos estn traducidos en Estados Unidos, en Francia, Dinamarca y Suecia. Reunidos en volmenes, se editaron en Pars por Librairie Stock, agotndose antes de la Segunda Guerra Mundial varias ediciones. El capitn Olegario Laso Baeza fue un oficial que dio prestigio a la institucin como soldado y a las letras de Chile, como escritor elegante y de gran sensibilidad. Sus obras fueron ledas en Iberoamrica y Europa.
GENERAL DE DIVISIN CARLOS SEZ MORALES (ESCRITOR)

Fue uno de los jefes de mayor prestigio de la institucin. Naci en Santiago el 4 de enero de 1881. Realizados sus estudios humansticos en el Liceo de Chilln, ingres en la Escuela de Clases, y posteriormente en la Escuela Militar, donde fue promovido al empleo de alfrez de Artillera. Habiendo cursado sus estudios en la Academia de Guerra, fue enviado al Regimiento de Artillera de Campaa nmero 25 del Gran Ducado de Hesse (Alemania). En el ao 1913 fue destinado a Colombia, donde desempe el cargo de director y profesor de la Escuela Militar. Posteriormente, de vuelta a Chile, ejerci varios puestos delicados y de importancia, como profesor de la Academia de Guerra y luego director de la misma. En el ao 1925 parti nuevamente a Europa. Al producirse la cada del rgimen del presidente Carlos Ibez del Campo, fue designado ministro de Guerra. En diciembre del ao 1933 obtuvo su retiro del Ejrcito y, a partir de entonces se dedic a escribir algunas obras y a colaborar en la prensa diaria de la capital, especialmente en forma de artculos de ndole polmica, en defensa del Ejrcito, por los cargos que parte de la opinin le formulaba por su intervencin en los asuntos polticos. Antes, y estando en la institucin, haba publicado una importante obra profesional titulada: Apuntes sobre el tiro por tiempo, trabajo que, durante muchos aos, fue de gran provecho para el Arma de Artillera. Escribi los siguientes libros: Memorias de un soldado e Y as vamos. El Mercurio el da 15 de abril de 1941 deca refirindose a sus artculos y libros: De acuerdo o no con las ideas sustentadas por el seor Sez, los lectores de tales artculos admiraron en su autor una mente disciplinada y clara que ordenaba su argumentacin con elegancia propia de las letras y del periodismo. Sus libros Memorias de un soldado e Y as vamos, recibidos con juicios contradictorios a los puntos de 236

vista del autor, fueron acogidos como de un escritor de pluma elegante y sobria que expresaba en ellos sus ideas y sentimientos ms ntimos. El general Carlos Sez falleci trgicamente en la capital, el da 14 de abril de 1941. Su pensamiento fue muy conocido en el mbito iberoamericano y tambin en Europa.
MAYOR DAVID BARI MENESES (ESCRITOR Y POETA)

Naci en Santiago el 28 de octubre de 1886. Por su vocacin a la carrera castrense ingres en la Escuela Militar en el ao 1901, siendo promovido con el empleo de teniente segunda de Infantera en febrero de 1904. Particip activamente en los acontecimientos de 1924 y 1925, con el empleo de mayor. Desde joven se distingui por su aficin a las letras, as en prosa como en verso, y a la oratoria. Escribi numerosos artculos en defensa del rgimen que se levantaba sobre las ruinas del poder civil y de la poltica gangrenada, anterior a 1925. Se estren como periodista en El Quilapn de Traigun, en 1915 y desde esa fecha colabor en numerosas publicaciones y diarios del pas. Se distingui, adems, como poeta, obteniendo numerosos premios en concursos literarios. En el ao 1919 fue enviado a Espaa con el objeto de estudiar el establecimiento en Chile de fbricas de plvoras y explosivos, y all hizo algunas publicaciones que consiguieron atraerla atencin del pblico. Algunos de estos trabajos fueron reproducidos en la prensa de Santiago. Don Virgilio Figueroa dice de l: Sus poesas tienen el sabor de las de Zorrilla y Espronceda. La mtrica es firme y sostenida, perfectamente redondeada y a veces asume giros grandilocuentes, revestidos de perfrasis y palabras sonoras y atrayentes.
CORONEL TOBAS BARROS ORTIZ (ESCRITOR)

Se distingui como oficial de Artillera, ejerciendo tambin tareas como miembro de la misin diplomtica de Chile en Alemania. Es autor de numerosos artculos en la prensa nacional, de algunos folletos como Recuerdos oportunos que relata los ltimos das del primer gobierno del general Carlos Ibez del Campo, de quien fuera edecn e ntimo amigo. Sin duda, su obra ms destacada por su hermoso contenido es Vigilia de 237

Armas, libro que debe ser ledo por todo oficial que se inicie en la carrera de las Armas. Actualmente, el coronel Barros est escribiendo sus memorias. Adems, ha contribuido con importantes aportaciones a los tomos VIII y IX de la Historia del Ejrcito de Chile.
GENERAL DE BRIGADA JORGE CARMONA YEZ (ESCRITOR)

Fue un distinguido jefe del Arma de Caballera y un elegante y fino escritor e historiador militar. Una vez retirado, se dedic a escribir una serie de libros que tuvieron una gran acogida en el medio castrense y fuera de l. Sus obras principales son: Baquedano; Carrera y la Patria Vieja; Petain tena razn y Notas al margen de una Historia de Chile, en la que refuta al historiador Francisco A. Encina, defendiendo a los militares atacados por ste.
TENIENTE CORONEL MANUEL HORMAZABAL GONZLEZ (ESCRITOR)

Este jefe se ha distinguido por defender valientemente los intereses de Chile en la centenaria disputa de lmites con Argentina. Especializado en Geodesia, ha estudiado profundamente los diversos problemas que se han suscitado y los ha dado a conocer en numerosas y bien documentadas obras; entre ellas citaremos las siguientes: El problema del levantamiento areo y la organizacin de los servicios del levantamiento de la carta; El problema del levantamiento de la carta del territorio; Tabla de logaritmos a cinco decimales; Palena y California-Tierras chilenas; El canal de Beagle es territorio chileno; Chile, una Patria mutilada; Chile frente a Argentina en la controversia ya centenaria de sus lmites y Berln, encrucijada del mundo.
TENIENTE CORONEL PABLO BARRIENTOS GUTIRREZ (ESCRITOR)

Se distingui como jefe del Arma de Artillera y como profesor de Geografa Militar de la Academia de Guerra. Profundamente estudioso, escribi varias obras de gran inters militar. Entre ellas citaremos las siguientes: Campaa de Arequipa a travs de la correspondencia del general Velsquez; Campaa del Chaco: contraofensiva del Paraguay; Historia del Estado Mayor General de Chile; Historia de la Artillera, etc.
CORONEL ALBERTO MARN MADRID (GEGRAFO)

Naci en la ciudad de Curic, el 15 de diciembre de 1904 e ingres en la Escuela Militar en 1920. En diciembre del ao 1923 fue promovido con el 238

grado de teniente segunda de Infantera. Llevado por el afn de perfeccionamiento, ingres en la Academia Politcnica Militar en 1928, obteniendo el ttulo de Ingeniero Civil Gegrafo y, enseguida, el de profesor militar en su especialidad. Durante su carrera ejerci dos aos como delegado de Chile en Argentina en la Comisin de Lmites. En el ao 1953, dej el servicio activo despus de 30 aos de eficiente desempeo. Su vasta cultura como gegrafo lo hizo destacarse en su carrera y actualmente forma parte de los siguientes institutos culturales: Colegio de Ingenieros de Chile, Sociedad de Escritores de Chile, Sociedad Chilena de Historia y Geografa y Academia de Historia Militar. Desde su permanencia en el Ejrcito, hasta ahora, ha publicado las siguientes obras: Manual de levantamientos rpidos; Topografa militar; Topografa (aplicaciones civiles); ptica de instrumentos; Un viejo problema: Palena-Ro Encuentro y El arbitraje del Beagle y la actitud argentina.
GENERAL DEL AIRE DIEGO BARROS ORTIZ (ESCRITOR, POETA Y PERIODISTA)

El general Diego Barros naci en Viena el 2 de marzo de 1908. Estudi en la Escuela Militar y luego, ya como oficial del Ejrcito, ingres en la Fuerza Area, donde obtuvo el empleo de piloto de guerra. Fue oficial de Estado Mayor y profesor de Geopoltica. Durante su carrera militar ocup en el exterior los cargos de agregado areo en el Per; jefe de la Misin Area en Washington; delegado alterno ante la Organizacin de Estados Americanos (OEA); jefe de la delegacin de Chile ante la Junta Interamericana de Defensa Continental; representante de Chile en los Congresos Internacionales del Pacfico en Lima, y del Atlntico en Ro de Janeiro. Como intelectual es miembro de nmero de la Academia Chilena de la Lengua y presidente y Consejero Nacional del Colegio de Periodistas (1982). En el ao 1955 lleg a la cspide de su brillante carrera militar como comandante en jefe de la Fuerza Area, cargo que desempe durante seis aos. Junto a sus dilatados servicios castrenses, el general Barros ha destacado entre los intelectuales del pas, como poeta, como escritor y como periodista. Como poeta y escritor ha publicado, entre otras, las siguientes 239

obras: Sombra de alas; Cosecha sentimental; Hojas de marzo; Cuentos extraos; Ms all de la Sierra; Cuatro cuentos; La cortina de bamb y Kronios (la rebelin de los atlantes). Como periodista ha ejercido como redactor de Las ltimas Noticias y El Imparcial. Fue director y asesor literario de la Revista Zig-Zag; asesor literario de la Editorial Lord Cochrane y de la Editorial Orbe. Es, adems, el autor del Himno oficial de la Fuerza Area Camaradas, y de otros hermosos himnos de instituciones militares y educacionales. Su obra fue muy apreciada en el mbito andino, en Iberoamrica y en los pases anglosajones.
CORONEL MANUEL REYNO GUTIRREZ (HISTORIADOR)

Naci en Talcahuano el 22 de julio de 1907. Despus de estudiar primer ao de Leyes en la Universidad de Concepcin, ingres en la Escuela Militar a principios del ao 1927, siendo promovido a subteniente del Arma de Infantera, a fines del mismo ao. Es oficial de Estado Mayor y profesor de Estrategia e Historia Militar. Debido a su gran cultura histrica y dadas sus especiales aptitudes para el profesorado, ha ejercido en diferentes etapas de su carrera militar como profesor de Historia Militar en la Escuela Militar, profesor auxiliar en la Academia de Guerra y como profesor de Historia y Geografa en distintos liceos del pas. Debido a su gran cultura, en la actualidad es miembro distinguido de las siguientes instituciones: Sociedad de Escritores de Chile; Sociedad Chilena de Historia y Geografa; Academia de Historia Militar; Instituto OHigginiano e Instituto de Estudios Histricos del General Jos Miguel Carrera. Es autor de las siguientes obras: Freire, libertador de Chilo; Jos Miguel Carrera, su vida, sus vicisitudes, su poca y El pensamiento del general Carrera. Tiene, adems, una obra indita denominada El general Andrs de Santa Cruz, el ltimo inca. Fuera de lo anterior, de su fecunda pluma ha salido un sinnmero de artculos en diarios, revistas y en el Memorial del Ejrcito, muy largo de enumerar. En la Academia de Historia Militar ha colaborado en las siguientes obras: Historia del Ejrcito de Chile y Hroes y soldados ilustres del Ejrcito. Su pensamiento tuvo un importante eco en los pases iberoamericanos. 240

CAPITN RAL ALDUNATE PHILLIPS (ESCRITOR)

Oficial del Arma de Caballera, ingres en el Curso Militar de la Escuela Militar, despus de haber hecho su servicio en el Regimiento Cazadores, y fue promovido a fines de 1927. Durante su servicio activo se dedic a escribir interesantes libros en los que describa sus viajes por el extranjero como: Asia, apuntes sobre las costumbres y situacin poltico-militar en el Extremo Oriente. Una vez retirado en el ao 1940 dio a luz obras sumamente amenas: La Caballera britnica en Palestina; La campaa de Polonia; Tres mil delegados en San Francisco y una serie de artculos titulados: As son los yankis.
TENIENTE CORONEL EDMUNDO GONZLEZ SALINAS (HISTORIADOR)

Naci el 13 de octubre de 1909 en las salitreras de la regin de Tocopilla. Ingres en la Escuela Militar en marzo de 1924, siendo promovido al Arma de Caballera en diciembre de 1928. Despus de servir en diferentes unidades y reparticiones del Ejrcito, obtuvo su retiro en 1950. Desde pequeo se distingui por su aficin al estudio, teniendo una especial inclinacin hacia la Historia. Tal es as que alejado de las filas del Ejrcito activo, fue contratado como jefe de la Seccin de Historia del Estado Mayor General del Ejrcito, desde 1953 a 1970. Ms tarde, desde 1974 a 1978, como investigador histrico del Museo Histrico Nacional y nuevamente, desde agosto de 1978 hasta el presente como jefe de la Seccin de Historia del Estado Mayor General del Ejrcito. Al mismo tiempo, durante seis aos ejerci como profesor de Historia y Geografa Militar de la Escuela Militar, de 1966 a 1972. Largo sera enumerar la vastsima produccin histrica que ha salido de su fecunda pluma. Solamente citaremos las obras ms importantes: Alpatacal. Pginas del diario de un cadete; Historia Militar de Chile; Historia del Ejrcito de Chile; Historia de la Geografa del Reino de Chile; La influencia decisiva del comandante; La Poltica contra la Estrategia en la Guerra del Pacfico. El comandante Gonzlez es, por otra parte, un antiguo colaborador del Memorial del Ejrcito y de revistas militares, en general. Las ltimas Noticias; La Nacin; El Diario Ilustrado y Sopesur lo han contado entre sus articulistas. Es miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografa y de la Academia de Historia Militar, donde colabora en la elaboracin de la obra: Historia del Ejrcito de Chile. Su pensamiento como historiador fue muy apreciado en el mbito de los pases iberoamericanos. 241

CORONEL SANTIAGO POLANCO NUO (POETA Y PERIODISTA)

Naci en Via del Mar en 1912. Ingres en la Escuela Militar y en diciembre de 1930 fue promovido al Arma de Artillera. Durante su carrera, se revel como oficial inteligente y culto, ocupando puestos delicados y de gran responsabilidad, tales como: ayudante militar del presidente Ibez, de 1953 a 1954; agregado adjunto a la Misin Militar en Washington, de 1955 a 1956 y comandante del Regimiento Tacna de 1957 a 1958. Durante el servicio activo y, posteriormente, una vez retirado destac como poeta y periodista. Como poeta reuni en un volumen llamado Versos militares, sus obras, algunas de las cuales fueron publicadas en diversos diarios y revistas, y merecieron excelentes elogios de crticos como Alone, Eduardo Barrios, Olegario Laso Baeza y Samuel Lillo. Como periodista, en 1964 edit un libro titulado El Ejrcito de Chile en la paz y en la guerra, obra basada en los hermosos y sentidos artculos publicados en prestigiosos medios de divulgacin como El Mercurio de Santiago y El Tarapac de Iquique, y que tambin mereci elogiosos comentarios, tanto de autoridades militares como civiles. El coronel Polanco falleci en el ao 1980, cuando an se esperaba mucho de su extensa labor literaria y de sus excelentes condiciones poticas y periodsticas. Como periodista sus obras fueron muy apreciadas tanto en el mbito militar como el civil en la regin andina.
CAPITN LUIS MERINO REYES (ESCRITOR Y POETA)

Naci en Tokio en el ao 1912, cuando su padre, de quien tambin se hace referencia en este trabajo, era agregado militar de Chile en Japn. Se retir del Ejrcito como capitn. Recibi el Premio Municipal de Santiago por sus obras: Los egostas y Murcilla y otros cuentos. Adems, es autor, entre otras, de las siguientes obras: Rumbo a Oceana; Regazo Amargo; La ltima llama y Los feroces burgueses, en prosa; Islas y msica; Lenguas del Hombre; Coloquio de los goces y Aspera brisa, en verso. Tambin ha escrito artculos en Las ltimas Noticias, Revista Zig-Zag y Atenea. Durante varios aos fue presidente de la Sociedad de Autores de Chile.
GENERAL DE DIVISIN RAMN CAAS MONTALVA (ESPECIALISTA EN GEOPOLTICA)

Nace en Santiago el 26 de febrero de 1896. En enero de 1915 ingresa en la Escuela Militar siendo promovido al empleo de subteniente de Infante 242

ra. Gran parte de su carrera la realiz en Punta Arenas. Nombrado vicecomandante en jefe del Ejrcito en el ao 1947. Miembro destacado de la Sociedad Chilena de Historia y Geografa. Fallece en Santiago el 12 de agosto de 1977. Public los siguientes artculos en diversas revistas y/o en el Memorial del Ejrcito de Chile: Estructuracin geogrfica de Amrica, agrupacin o confederacin (1919); La Zona Austral y el futuro de Chile (1940); Nuestra soberana hacia el Atlntico (1941); La Antrtica: visionaria apreciacin del general OHiggins (1944); La Zona Austral Antrtica (1945/1946); El petrleo ante la Defensa Nacional (1946); Reflexiones geopolticas sobre el presente y futuro de Amrica (1949); El movimiento geogrfico mundial (1952); El Pacfico, epicentro geopoltico de un nuevo mundo en reestructuracin (1954). Sus obras y publicaciones como geoestratega tuvieron una clara influencia en el mbito andino e iberoamericano.
GENERAL DE DIVISIN JUAN CARLOS SALGADO BROCAL (ESPECIALISTA EN ESTRATEGIA MILITAR Y DEFENSA NACIONAL)

Fue profesor de Historia Militar y Estrategia en la Academia, y magister en Ciencias Polticas. Es autor de la obra: Democracia y paz; ensayo sobre las causas de la guerra (2000).
CORONEL LUIS B. OLIVARES DYSLI (ESPECIALISTA EN ESTRATEGIA MILITAR Y DEFENSA NACIONAL)

Fue profesor de Historia Militar y Estrategia, y de Tctica y Operaciones, en la Academia; magister en Ciencias Polticas. En el ao 2000 se le concede el retiro absoluto del Ejrcito. Es autor de la obra: Disuasin, conflicto y Estrategia (1987).
DON FRANCISCO ROJAS ARAVENS (ESPECIALISTA EN ESTRATEGIA MILITAR Y DEFENSA NACIONAL)

Fue director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Chile). Autor de diversos artculos referidos a Seguridad y Defensa Nacionales, relaciones internacionales, seguridad internacional e integracin regional. Es editor de los libros: Medidas de confianza mutua: verificacin (1993) y Medidas de confianza mutua y balance estratgico (1995). Aborda principalmente, materias referidas a control de armamentos, verificacin, tratados nucleares, armas qumicas y de destruccin masiva, poltica de defensa, integracin regional, mercados comunes, comercio 243

internacional, Mercosur, reuniones ministeriales de Defensa en Amrica y cumbres presidenciales.


GENERAL DE DIVISIN BERNARDINO PARADA MORENO (ESPECIALISTA EN ESTRATEGIA MILITAR Y DEFENSA NACIONAL)

Nace en Molina el 23 de julio de 1908. En el ao 1924 ingresa en la Escuela Militar siendo promovido al empleo de subteniente de Artillera. Durante los aos 1961 y 1962 fue director de la Academia de Guerra de Chile. Desde noviembre de 1964 hasta julio de 1967 fue comandante en jefe del Ejrcito. Fallece el da 6 de marzo de 1968, mientras desempeaba el cargo de embajador de Chile en Paraguay. Es autor de Polemologa Bsica (1967). Su obra no fue extensa pero tuvo una influencia importante en la regin andina.
GENERAL DE DIVISIN JUAN E. CHEYRE ESPINOSA (ESPECIALISTA EN ESTRATEGIA MILITAR Y DEFENSA NACIONAL)

Profesor de Historia Militar y Estrategia, y Tctica y Operaciones, en la Academia; magister y doctor en Ciencias Polticas. Ha desempeado el cargo de comandante del Mando de Institutos Militares (1997-2000) y jefe del Estado Mayor General del Ejrcito (2001). Nombrado comandante en jefe del Ejrcito a partir del 11 de marzo de 2002). Es autor de las siguientes obras: La interpenetracin poltico-estratgica (1986) y Medidas de confianza mutua; casos de Amrica Latina y el Mediterrneo (2000). Su obra fue muy conocida en toda Amrica Latina.
GENERAL DE DIVISIN ROBERTO ARANCIBIA CLAVEL (ESPECIALISTA EN ESTRATEGIA MILITAR Y DEFENSA NACIONAL)

Profesor de Historia Militar y Estrategia en la Academia, magister en Ciencias Polticas. Ha sido director de Inteligencia del Ejrcito (2000-2001). Actualmente ejerce el cargo de jefe del Estado Mayor General de la institucin. Es autor de las siguientes obras: Historia de la I Guerra Mundial 1914-1918 (1986) y La toma de decisiones en las crisis internacionales, teora y casos (1988). Muy conocido como conferenciante en numerosos foros acadmicos iberoamericanos.
GENERAL DE DIVISIN MANUEL MONTT MARTNEZ (ESPECIALISTA EN ESTRATEGIA MILITAR Y DEFENSA NACIONAL)

Nace en Los Andes el 8 de octubre de 1908. Ingresa en la Escuela Militar, siendo promovido al empleo de subteniente de Artillera en diciembre de 244

1927. Fue profesor de Historia Militar y Estrategia en la Academia. Desempe el cargo de jefe del Estado Mayor General del Ejrcito durante los aos 1963 y 1964. En noviembre de 1904 se retira de la institucin. Fallece en Santiago el 14 de febrero de 1984. Es autor de La Guerra, su conduccin poltica y estratgica (1955).
CAPITN GENERAL AUGUSTO PINOCHET UGARTE (ESCRITOR Y ESPECIALISTA EN GEOPOLTICA)

Nace en Valparaso el 25 de noviembre de 1915. Tras cuatro aos de estudios es promovido al empleo de alfrez de Infantera, y es destinado a la Escuela de Infantera en la ciudad de San Bernardo. En septiembre de 1937 es destinado al Regimiento Chacabuco en Concepcin. En 1939, siendo subteniente, es trasladado al Regimiento Maipo, de guarnicin en Valparaso, regresando en 1940 a la Escuela de Infantera. Al ao siguiente y junto con su ascenso a teniente es destinado a la Escuela Militar. A finales de 1945 es destinado al Regimiento Carampangue, en Iquique. En el ao 1948 ingresa en la Academia de Guerra, donde debe postergar sus estudios, porque al ser el oficial ms joven, se le ordena cumplir una comisin de servicio en Lota. Al ao siguiente prosigue sus estudios en la Academia. Tras ser nombrado oficial de Estado Mayor de 1951, se traslada a la Escuela Militar, donde es designado comandante del sexto ao y profesor del Curso Militar. Al mismo tiempo da clases como profesor auxiliar en la Academia de Guerra, en las asignaturas de Geografa Militar y Geopoltica. De forma paralela, desarrolla actividades como director de la revista institucional Cien guilas, rgano de difusin del plantel matriz de oficiales. A comienzos del ao 1953, con el empleo de mayor, es destinado durante dos aos al Regimiento Rancagua en Arica. Posteriormente, es nombrado profesor en la Academia de Guerra, regresando a Santiago para proseguir su labor docente. Ms tarde, contina sus estudios y obtiene el ttulo de Bachillerato, ingresando en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. A comienzos del ao 1956 es seleccionado, junto con un grupo de oficiales para llevar a cabo una misin militar que colabora en la organizacin de la Academia de Guerra de Ecuador en Quito, lo que le obliga a suspender sus estudios de Derecho. Permanece en dicha misin tres aos y medio, y al mismo tiempo que imparte la docencia contina sus estudios de Geopoltica, Geografa Militar y Servicio de Inteligencia. A finales del ao 1959, regresa a Chile, y es destinado al Cuartel General de la I Divisin del Ejrcito, en Antofagasta. Al ao siguiente es nombrado 245

comandante del Regimiento Esmeralda. Su gestin de mando es recompensada con su prximo nombramiento, en 1963, como subdirector de la Academia de Guerra. En 1968 es nombrado jefe de Estado Mayor de la II Divisin del Ejrcito, en Santiago, y a fines de ao es ascendido a general de brigada, siendo designado comandante en jefe de la VI Divisin, de guarnicin en Iquique. En sus nuevas funciones recibe el nombramiento de Intendente de la provincia de Tarapac, lo que se repetira ms tarde, debiendo hacer frente a asuntos propios de Gobierno. En enero de 1971, es ascendido a general de divisin y nombrado comandante general de la Guarnicin de Ejrcito de Santiago. Posteriormente, a principios de 1972, es nombrado jefe del Estado Mayor General del Ejrcito. Dentro de una convulsionada situacin poltica interna, el 23 de agosto de 1973 es nombrado comandante en jefe del Ejrcito. Situaciones insostenibles obligaron a que las Fuerzas Armadas y los Carabineros de Chile, respondiendo al clamor ciudadano, se pronunciaran el 11 de septiembre de 1973, asumiendo el control del Gobierno y el compromiso de restaurar la institucionalidad nacional quebrantada. Se inicia as un periodo de reconstruccin nacional inspirado en la Declaracin de Principios, dada a conocer en marzo de 1974, que posteriormente sera plasmada en el documento Objetivo Nacional del Gobierno de Chile. Ha publicado numerosas obras, entre las cuales estn: Sntesis geogrfica de Chile, Argentina, Bolivia y Per (1953); Geografa Militar (1957); Geopoltica (1968); Ensayo de un estudio preliminar de una geopoltica de Chile (1965); La guerra del Pacfico, Campaa de Tarapac (1972); El da decisivo (1979); Poltica, politiquera y demagogia (1984); Transicin y consolidacin democrtica (1984-1989, 1989); Camino recorrido, memorias de un soldado y Principales Discursos del Comandante en Jefe del Ejrcito (1995). Durante su mandato presidencial su doctrina y pensamiento tuvo gran influencia en la vida poltica de Chile.
ALMIRANTE JORGE MARTNEZ BUSCH

El almirante Jorge Martnez Busch nace el 13 de septiembre de 1936 en San Bernardo. Efecta sus estudios en el Instituto Zambrano de Santiago, ingresando en la Escuela Naval donde el da 1 de enero de 1954 es promovido al empleo de guardiamarina. En la Armada efecta cursos de especialidad de Torpedos y Armas Submarinas, y de Estado Mayor. En el extranjero realiza cursos en Estados Unidos y en Suecia. 246

En el rea docente obtiene ttulos de profesor Militar de Escuela en la rama de Guerra Antisubmarina y de Academia en la ctedra de Logstica. De forma simultnea fue profesor de Logstica y Seguridad Nacional en la Academia de Guerra Naval y profesor de guerra naval en las Academias de Guerra del Ejrcito y de la Fuerza Area. En el rea acadmica efectu los cursos de magister en Ciencias Navales y Martimas, especialidad Estrategia, y obtuvo el grado de licenciado en Ciencias Navales y Martimas, especialidad Estrategia, adems de los diplomas de Estado Mayor e Ingeniero en Armas, especialidad Torpedos, Armas A/S y Minas. Durante su carrera naval estuvo destinado en diversas unidades de la Armada, y estuvo al mando de: barcaza Bolados, torpedera Guacolda, cazasubmarinos Papudo, destructor Ministro Portales y destructor Almirante Riveros. Asimismo, fue agregado naval a la Embajada de Chile en Ecuador, jefe del Estado Mayor de la Escuadra, comodoro de la Operacin Naval Interamericana UNITAS XXV, el ao 1984, director de Instruccin de la Armada, jefe de Gabinete de la Armada en la Honorable Junta de Gobierno Militar, el ao 1987, comandante en jefe de la Escuadra, director general del Personal y ministro de la Corte Marcial de la Armada. Su gestin docente, en el plano extra institucional, lo llev a ocupar la plaza de profesor de Geopoltica en la Universidad Tcnica Federico Santamara, y profesor-investigador del Instituto de Ciencia Poltica de la Universidad de Chile. Diferentes artculos sobre Estrategia, Seguridad Nacional, Geopoltica, Historia Naval e Historia Mundial, constituyen algunas de sus publicaciones. Se especializ en el anlisis del pensamiento poltico-militar a travs de la Historia. Particip durante dos aos consecutivos en las Jornadas de Cultura Nacional, auspiciadas por el Consejo de Rectores de las universidades chilenas. Los temas presentados en dichas Jornadas, en el mbito del mar, versaron sobre Cultura martima. Conciencia martima y Educacin en general. En agosto de 1987 como miembro titular del Instituto Geopoltico de Chile, particip en el Seminario La Antrtica, organizado por esa institucin junto con el Instituto de Ciencia Poltica de la Universidad de Chile. En abril de 1989 particip en el Seminario Geopoltica del Pacfico: Espacio, Sociedad y Poder, organizado por el Instituto de Ciencia Poltica de la Universidad de Chile junto con el Instituto Geopoltico de Chile y la Universidad Catlica de Valparaso. 247

En marzo de 1990 fue designado comandante en jefe de la Armada. En mayo de 1990 dict la Clase Magistral La gran tarea de esta generacin es la ocupacin efectiva de nuestro mar con motivo de la inauguracin del Mes del Mar. En ella el almirante Martnez sostiene que: ... nuestra realidad no es la tierra, es el ocano hemisfrico austral, y que ... es deber de los gobernantes de este hemisferio considerar la presencia del ocano en el entorno geogrfico. Define lo anterior como Oceanopoltica, implicando ello ocupar el espacio ocenico como verdadero espacio de crecimiento y desarrollo del Estado, siendo ste el paso siguiente al desarrollo de la conciencia martima. En agosto de 1990, recibi el Premio al Mrito Geopoltico, entregado por el Instituto Geopoltico de Chile. En abril de 1991, particip en las jornadas organizadas por el Servicio de Relaciones Internacionales de la Universidad de Salamanca, Espaa, sobre Las Fuerzas Armadas en Iberoamrica ante la nueva situacin internacional con el tema La Carta de Pars para relaciones militares entre Iberoamrica y Europa. En mayo del ao 1991, con motivo de la inauguracin del Mes del Mar, dict la Clase Magistral El mar presencial. Actualidad, desafos y futuro. Un gran proyecto nacional para el siglo XXI. En septiembre de 1991, invitado por el Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales dict una conferencia sobre el tema La visin estratgica de la Armada de Chile en un nuevo contexto regional y mundial. En octubre de 1991, particip en el Simposium de Poder Naval efectuado en Newport, Rhode Island, Estados Unidos. En marzo de 1992 fue galardonado por la Universidad del Pacfico de Santiago de Chile, como Personalidad Distinguida ao 1991. El 30 de noviembre de 1992, fue designado miembro correspondiente en Valparaso, de la Academia Chilena de la Historia, por su gran vocacin histrica y destacada labor acadmica en el plano extra institucional, tanto a nivel nacional como internacional. En mayo de 1993, el Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales lo incorpor como miembro de la institucin. En marzo de 1994, es designado presidente de la Academia de Historia Naval y Martima de Chile. En octubre de 1997, la Universidad Martima de Chile lo nombr profesor honoris causa, en consideracin a sus mritos acadmicos de investigacin y contribucin al estudio y desarrollo de los intereses martimos nacionales. Actualmente es uno de los pensadores militares chilenos ms conocidos en la regin andina. 248

Relacin de colaboradores militares en temas de poltica y estrategia con la Academia Nacional de Estudios Polticos y Estratgicos de Chile A continuacin se exponen una serie de autores militares que han colaborado con publicaciones, seminarios y conferencias, en las actividades acadmicas y culturales de la Academia Nacional de Estudios Polticos y Estratgicos de Chile. Temas de relaciones internacionales: Arancibia Reyes, Fernando. Adis a las armas el fin de la era del soldado? Gianotti Fuentes, Eusebio. La Organizacin del Tratado del Atlntico Norte. Riedemann Estefo, Vctor. Anlisis comparativo de las hiptesis de Mackinder y Spykman y su relevancia en las relaciones internacionales contemporneas. Rojas Cellier, Tulio y Mjica Verdugo, Samuel. La seguridad mundial y los organismos internacionales. Sasse E., Gerhard. La guerra subversiva como mtodo en relaciones internacionales. Toro Dvila, Agustn. Irlanda del Norte; una paz an incierta y Tendencias futuras de las alianzas militares en el Atlntico y el Pacfico Toro Dvila, Juan Guillermo. Kosovo: contraposicin de intereses entre las Naciones Unidas y la Organizacin del Tratado del Atlntico Norte. Temas de defensa: Arancibia Clavel, Roberto. Discurso del seor director de la Academia, con motivo de la inauguracin del segundo semestre lectivo y del primer magister en seguridad y defensa de la Academia Nacional de Estudios Polticos y Estratgicos. Exposicin del representante oficial de Chile a la primera conferencia hemisfrica sobre educacin en materias de defensa para civiles, brigadier general Roberto Arancibia Clavel de la Academia Nacional de Estudios Polticos y Estratgicos y Primera conferencia interamericana para educacin de civiles sobre defensa, e inauguracin del Centro Hemisfrico para Estudios de Defensa, efectuada en Washington D.C. entre el 18 y el 19 de septiembre de 1997. Arancibia Reyes, Fernando. Comentario. Las Fuerzas Armadas de Chile, su estructura, doctrina y valores fundamentales. La globalizacin y sus efectos en la soberana, en la identidad y en la Defensa Nacional y Pre 249

sencia del pensamiento de Hobbes en la temtica de la seguridad y defensa de los Estados-naciones. Barros Van Buren, Mario. Las Fuerzas Armadas como smbolo de la identidad nacional. Canessa Robert, Julio. Poltica de Defensa Nacional en Chile. Carvajal Cariaga, Vctor. Relacin entre identidad y defensa nacionales. Concha Martnez, Manuel. La apreciacin global poltico-estratgica y su relacin con la economa de defensa y la logstica y Equilibrios econmicos y asignaciones en defensa. Faundez Tejos, Ulises. Tecnologa y defensa; alcances de una funcin estratgica y Tecnologa espacial: optimizando informacin de defensa en tiempo real. Fernndez Baeza, Mario. La poltica de defensa como poltica de Estado. Frei Bolivar, Arturo. Congreso Nacional y Defensa Nacional. Frez Arancibia, Daniel Gastn. Algunas consideraciones sobre economa de defensa. Garca Arriagada, Germn. Chile y la seguridad hemisfrica. Ibarra, Ricardo. La Defensa Nacional ante el prximo siglo o milenio. Navarro Meza, Miguel. Adquisiciones militares en Chile. Una perspectiva desde la poltica de defensa y Poltica de Defensa: los parmetros de la decisin. Rojas Aravena, Francisco y Solis R., Luis. De la guerra a la integracin: la transicin y la seguridad en Centroamrica. Rosales, Osvaldo. Gasto militar: aproximaciones econmicas.

Temas de seguridad: Arancibia Clavel, Roberto. Discurso del seor director de la Academia, con motivo de la inauguracin del segundo semestre lectivo y del primer magister en seguridad y defensa de la Academia Nacional de Estudios Polticos y Estratgicos. Los conflictos internacionales y los sistemas de seguridad: experiencias del pasado y perspectivas futuras y La seguridad, necesidad imprescindible para el desarrollo. Arancibia Reyes, Fernando. Presencia del pensamiento de Hobbes en la temtica de la seguridad y defensa de los Estados-naciones y La seguridad hemisfrica en la dcada de los noventa. Ghisolfo Araya, Francisco. La Marina mercante y la Seguridad Nacional. Lpez Silva, Claudio. Alocucin del brigadier general, Claudio Lpez Silva, director de la Academia Superior de Seguridad Nacional, con motivo de conmemorarse el centenario del combate de La Concepcin. 250

Matas Sotomayor, Manuel. Estudio crtico de la tesis de la guerra total como base de la Seguridad Nacional del P. Jos Comblin. Medina Lois, Alejandro. Amenazas internas sobre la seguridad de la nacin chilena; Medio Ambiente y Seguridad Nacional; Las nuevas dimensiones de la seguridad; Cmo definimos nuestras necesidades de seguridad; Nuevo orden internacional y la seguridad hemisfrica; Bases para un anlisis; Principales amenazas a la Seguridad Colectiva y Nacional; Seguridad Nacional en Chile, la subversin y el terrorismo; Seguridad Nacional y la visin ideolgica de la defensa; Subversin y terrorismo: incidencia en la Seguridad Nacional y Teora de la seguridad nacional. Ramrez Pineda, Luis J. Discurso del seor director con ocasin de la graduacin de los Cursos de Alto Mando, Seguridad Nacional y Administracin Pblica del ao 1978. Discurso pronunciado por el general de brigada Luis J. Ramrez Pineda, con motivo del tercer aniversario de la creacin de la Academia Superior de Seguridad Nacional. Rojas Aravena, Francisco y Solis R. Luis. De la guerra a la integracin: la transicin y la seguridad en Centroamrica. Rojas Cellier, Tulio y Mjica Verdugo, Samuel. La Seguridad Nacional y los organismos internacionales. Rubio Ramrez, Rigoberto. Discurso del seor director de la Academia Superior de Seguridad Nacional, general de brigada don Rigoberto Rubio Ramrez, con motivo de la graduacin de alumnos promocin 1979 y Discurso del seor director de la Academia Superior de Seguridad Nacional, general de brigada don Rigoberto Rubio Ramrez, con motivo del quinto aniversario de su creacin y Democracia y Seguridad nacional en el orden institucional. Salazar Torres, Javier. Poltica de Defensa. Un enfoque nacional. Salgado Brocal, Juan. La reunificacin de Alemania. Snchez G., Walter. Los nuevos desafos de la poltica exterior: actores transnacionales y poltica de la escasez. Santelices Cuevas, Gonzalo y Von Chrismar Escuti, Julio. Estudio de la poltica de poblacin y poblamiento de Chile. Santis Arenas, Hernn. Los noventa dcada de la paz americana? Silva Cimma, Enrique. Poltica exterior del Gobierno de Chile. Stein Brygin, Rolando. La Seguridad Nacional y la poltica exterior. Sweedler, Alan. Poltica de seguridad de Estados Unidos en la era de la posguerra fra. Tagle Martnez, Hugo. Patria, Fuerzas Armadas y poltica econmica. Thayer Arteaga, William. Intervencin de las Fuerzas Armadas en poltica. 251

Theberge, James, D. La circunstancia poltica y moral del mundo occidental y La poltica de Estados Unidos hacia Amrica Latina en la dcada de 1980. Toro Dvila, Agustin. Afganistn: 20 aos de guerra y Los cambios en la estrategia y en la poltica de seguridad de Occidente y sus repercusiones en Latinoamrica. Toro Iturra, Horacio. Seguridad Nacional y poltica exterior en los objetivos nacionales. Valds Puga, Enrique. Poltica militar de Gobierno. Von Chrismar Escuti, Julio. Cules son los factores que produjeron la cada del marxismo?; La expansin territorial sovitica; Fundamentos geopolticos de la poltica exterior de Brasil; Las recientes y actuales alteraciones de la situacin poltica mundial: una visin geopoltica y Reflexiones acerca del gobierno de Alejandro Magno, a la luz del pensamiento poltico de Maquiavelo. Widow Antoncich, Juan Antonio. Consideraciones sobre los fundamentos del orden, autoridad, gobierno y administracin. Wolfgang Goldberg, Gerhard. Amrica Latina: retorno a la democracia, democratizacin o nueva democracia?; Democracia autoritaria y democracia de partidos en Amrica Latina y Perspectivas de la democracia en los ltimos veinte aos del siglo XX. Yez Prez, Carlos. Comentarios sobre la poltica de comercio exterior. Conclusiones En el estudio anterior no se han podido incluir todos los pensadores militares chilenos, pero s una representacin muy significativa e importante de todos ellos. La influencia de su pensamiento en la regin andina ha sido clara y, muchas veces, con repercusiones en el resto de los pases iberoamericanos y a nivel internacional. Los pensadores militares chilenos han influido fundamentalmente a travs del intercambio acadmico con Brasil, Colombia y El Salvador. Es importante destacar que particularmente con Ecuador, Colombia y El Salvador, la influencia militar ha sido especialmente relevante, debido a la labor fundacional que ha cumplido el Ejrcito de Chile en esos pases desde comienzos del siglo XX. En la influencia de los pensadores militares tienen mucho que ver las instituciones acadmicas militares. As, la formacin inicial de los oficiales, se realiza en la Escuela Militar Libertador General Bernardo OHiggins para 252

el Ejrcito, en la Escuela Naval Arturo Prat para la Armada, y en la Escuela de Aviacin para el Ejrcito del Aire. En el nivel superior, Chile cuenta con la Academia de Guerra como Centro similar al CESEDEN, existiendo tambin otros centros e institutos, algunos de carcter privado, en los que se estudian temas relacionados con la Defensa Nacional. Muchos de estos institutos se nutren, fundamentalmente, de personalidades militares que han ocupado altos cargos en el rea de defensa. Se est dando gran importancia a la cultura de defensa, y las propias entidades civiles solicitan profesores militares en sus centros, lo que unido al inters que existe en diversas universidades por los temas de estrategia, sociologa, historia militar y otras materias afines, contribuye a superar las barreras antes existentes entre los distintos sectores de la sociedad, y hace que el pensamiento militar y sus autores estn teniendo cada vez mayor aceptacin en el mundo universitario. Los conflictos sociales y polticos de las ltimas dcadas en Chile han dejado una huella profunda an no superada totalmente. Las Fuerzas Armadas mantienen un destacado papel en el proceso de modernizacin del pas y, aunque en relacin con la consolidacin democrtica se puede hablar todava de cierta autonoma militar, los pensadores militares en general estn ejerciendo una influencia muy positiva que pretende superar antiguas reticencias que hacan distincin entre nacin y estado a la hora de establecer lealtades. En el marco de este proceso modernizador Chile est promoviendo, en los ltimos aos, diversos proyectos de intercambio con el resto de los Ejrcitos americanos, con una influencia clara y positiva de sus pensadores militares. Chile, a travs de sus pensadores militares, busca en su dimensin exterior seguir las que han sido sus principales constantes en ese campo, es decir, a pesar de ser un pas geogrficamente alejado, continua siendo un Estado abierto al mundo y con una gran participacin en los fenmenos de globalizacin y de integracin econmica. Estos mismos pensadores militares intentan suavizar con sus escritos, conferencias y doctrinas, las innumerables tensiones por razones limtrofes y fronterizas, que ha tenido Chile con sus vecinos iberoamericanos, especialmente, Argentina, Per y Bolivia. La Comunidad Iberoamericana necesita contar con la presencia activa de Chile. Ha sido y es la nacin imprescindible desde todos los puntos de vista en cualquier proyeccin hacia el futuro, de la comn herencia cultural e histrica de los 21 pases que la integran. Los autores militares, 253

dada la importancia y la influencia de las Fuerzas Armadas chilenas, tienen una gran responsabilidad en conseguir estos objetivos. El pensamiento militar chileno asume que la globalizacin se ha convertido en un elemento caracterstico de la sociedad contempornea, que incide en la vida de los pueblos y en las acciones de los gobiernos. Conocer los alcances de este proceso, permitir encarar sus riesgos, aprovechar sus oportunidades y amortiguar los efectos que incurren sobre los sectores ms vulnerables de la poblacin. Los pensadores militares contemporneos opinan que forma parte de esta globalizacin la cooperacin internacional en la lucha contra la corrupcin, el terrorismo y la delincuencia organizada internacional. Ecuador Panorama ecuatoriano durante el siglo XX El nacimiento de la Repblica del Ecuador fue el punto de partida de la influencia de los pensadores militares ecuatorianos en el entorno de su pas primero, para luego irse abriendo al resto de los pases andinos. Lo mismo que ocurre con Chile, es necesario hacer un recorrido por la vida poltica y social de Ecuador a lo largo del siglo XX y albores del siglo XXI para poder asociar las teoras de sus pensadores militares y la evolucin de los acontecimientos a lo largo de este periodo. En el ao 1830, Ecuador se separ de la Gran Colombia y pas a constituirse en Repblica independiente. El primer presidente de la nueva Repblica fue el general Juan Jos Flores, hroe de las guerras de la Independencia y representante de la clase conservadora de Quito. En 1833 estall una guerra civil entre los conservadores de Quito y los liberales de Guayaquil, siendo el primero de una larga serie de enfrentamientos entre las dos facciones, y que tuvieron como consecuencia la subida al poder de tres destacados dictadores en la historia ecuatoriana: Juan Jos Flores; Gabriel Garca Moreno, dirigentes del Partido Conservador; y el dirigente revolucionario Eloy Alfaro. En medio de la lucha que sostuvieron los tres por el poder, se sita el periodo de presidencia del general Jos Mara Urbina, quien aboli la esclavitud. El presidente Alfaro, durante su segundo periodo de gobierno (1907-1911), introdujo una nueva Constitucin de carcter liberal, dio un impulso muy importante a la construccin y desarrollo del ferrocarril y estableci la enseanza laica y gratuita. 254

Ecuador apoy a Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial contra las potencias del Eje. En el desarrollo poltico interno, el final de la guerra coincidi con el declive de la influencia liberal. En el ao 1944, el presidente liberal Carlos Alberto Arroyo del Ro, antiguo presidente de la Cmara de Representantes, renunci al cargo como consecuencia de un movimiento revolucionario encabezado por el ex presidente Jos Mara Velasco Ibarra, que haba gobernado el pas entre los aos 1934 y 1935, y que en esta ocasin recibi el apoyo de la faccin conservadora. El da 31 de diciembre de 1945 se promulg una nueva Constitucin que se mantuvo en vigor hasta 1967. En 1947, Velasco Ibarra fue depuesto por un grupo militar, que fue a su vez apartado del poder casi inmediatamente por otro movimiento revolucionario que instal a Carlos Julio Arosemena como presidente provisional. En julio de 1948, Galo Plaza Lasso, antiguo embajador en Estados Unidos, fue elegido presidente. A principios de aquel ao, Ecuador haba acudido a la IX Conferencia Interamericana celebrada en la ciudad colombiana de Bogot para firmar la carta de la OEA. Un viejo litigio fronterizo con Per, que se haba avivado en 1941, aflor otra vez en 1950. En ambos casos el problema se haba sometido a arbitraje internacional: en 1942 se firm en Ro de Janeiro un acuerdo entre Per y Ecuador, garantizado por Argentina, Brasil Chile y Estados Unidos. Ecuador sostena que en 1942 se haba adjudicado a Per ms territorio que la zona en disputa. En 1950, Ecuador anul unilateralmente los acuerdos de 1942, y en 1995 estall otra vez la disputa por cuestiones limtrofes.
INESTABILIDAD POLTICA

En el ao 1952, Velasco Ibarra fue elegido presidente por tercera vez, y permaneci en el poder hasta 1956. En las elecciones presidenciales de aquel ao, el candidato conservador Camilo Ponce Enrquez obtuvo la victoria por estrecho margen sobre el candidato liberal. Velasco Ibarra volvi a presentarse como candidato independiente en las elecciones de 1960; severamente crtico con la poltica econmica conservadora del gobierno de Ponce, prometi grandes reformas y en junio fue elegido presidente por amplio margen. Sin embargo, al carecer de un programa definido, no permanecera mucho tiempo en el Gobierno, ya que fue obligado a renunciar en noviembre de 1961. Muy poco antes haba firmado el acuerdo de la Alianza para el Progreso, por la que se garantizaba la ayuda estadounidense a los firmantes del documento por un periodo de 10 aos. El sucesor de 255

Velasco Ibarra, el vicepresidente Carlos Arosemena Monroy, tambin detentara muy poco tiempo la Jefatura de Gobierno, pues fue derrocado en julio de 1963 por una Junta Militar que llev a cabo una serie de reformas econmicas y sociales por decreto, entre las que se encontraba la reforma agraria. En el ao 1964, la Junta esboz tambin un plan nacional de desarrollo que abarcara un decenio y que fue presentado a la Comisin de la Alianza para el Progreso para poder recibir prstamos y financiacin para los proyectos de desarrollo planificados. Pronto, sin embargo, se enfrent a las progresivas exigencias de retorno a la legalidad constitucional, y tras dos semanas de disturbios callejeros, en julio de 1965, se acord nombrar un Gabinete ms aceptable para la oposicin. Pero el malestar poltico continu: en marzo de 1966, una violenta manifestacin antigubernamental, que provoc una dura represalia, desencaden la agitacin poltica en todo el pas y la Junta fue derrocada. Se nombr un gobierno provisional hasta noviembre de 1966, fecha en que una nueva Asamblea Constituyente nombr presidente interino a Otto Arosemena. Su gobierno sobrevivi a una oposicin inicial generalizada, y en mayo de 1967 se promulg una nueva Constitucin. En junio de 1968, Velasco Ibarra fue una vez ms el ganador de las primeras elecciones bajo la nueva Carta Magna, pero su quinto mandato no fue ms afortunado que los anteriores. Asumi poderes dictatoriales en 1970 con el fin de contrarrestar el menguante apoyo a su gobierno; en febrero de 1972 fue derrocado una vez ms por un golpe militar, cuyo principal dirigente, el general Guillermo Rodrguez Lara, comandante en jefe del Ejrcito asumi el poder como presidente.
ETAPA DE PROSPERIDAD

Entre los primeros actos del nuevo rgimen estaba el anuncio de un plan econmico quinquenal, que deba aplicarse en la agricultura, la vivienda y la industria. En agosto de 1972, se efectuaron las primeras exportaciones petrolferas de los nuevos yacimientos que estaban siendo explotados por empresas estadounidenses. Ecuador pronto se convirti en el segundo exportador de petrleo de Amrica Latina despus de Venezuela. El petrleo proporcion los muy necesarios ingresos de divisas y fondos para la inversin, pero tambin dispar la inflacin y ensanch la brecha entre ricos y pobres. En 1976, el general Rodrguez Lara fue sustituido por el almirante Alfredo Poveda Burbano, que asumi el gobierno como presidente de una Junta Militar compuesta por los jefes de las tres Armas. En los aos siguientes 256

descendi ligeramente la presin inflacionista. En el ao 1978 se celebr un referndum para aprobar una nueva Constitucin que ira acompaada de una posterior convocatoria de elecciones presidenciales, las cuales se celebraron en abril de 1979; despus de un desempate entre los dos candidatos ms votados, a finales de aquel ao, Jaime Rolds Aguilera asumi la presidencia, entrando en vigor la nueva Constitucin. Un nuevo conflicto limtrofe en la frontera con Per se cerr despus de un arbitraje internacional en 1981. Dos meses despus, Rolds muri en un accidente de aviacin y el vicepresidente Osvaldo Hurtado Larrea pas a ocupar la presidencia. En mayo de 1984, el hombre de negocios conservador Len Febres Cordero le sucedi; su gobierno sofoc varios intentos de rebelin militar, el ms importante de los cuales se produjo en enero de 1987, en el que el presidente fue secuestrado y golpeado. Rodrigo Borja Cevallos, del Partido Izquierda Democrtica, ocup la presidencia tras desempatar en las elecciones de mayo de 1988. En el ao 1992, le sucedi Sixto Durn Balln, nacido y educado en Estados Unidos. Su mandato estuvo dominado por la contestacin a la poltica econmica de su gobierno (lo que provoc una huelga general en junio de 1994) y por el conflicto fronterizo con Per. El da 19 de mayo de 1996, tuvo lugar la primera vuelta de las elecciones presidenciales convocadas para sustituir a Durn Balln. El nuevo presidente, elegido en la segunda vuelta celebrada el da 7 de julio, tom posesin el da 10 de agosto.
CONFLICTO FRONTERIZO

En enero de 1995, el litigio fronterizo con Per se intensific. Ecuador haba enviado sus tropas a la regin limtrofe en disputa, y no tard en producirse un violento choque entre los Ejrcitos de ambos pases. El territorio en litigio abarca una extensin de 340 kilmetros cuadrados en la cordillera del Cndor que atraviesa ambos pases. Es una regin montaosa e inexplorada, pero al parecer con ricos yacimientos de oro, petrleo y uranio. El territorio fue asignado a Per en 1942 por el Acuerdo de Itamarti, firmado por este pas y Ecuador en Ro de Janeiro, y en el que figuran como garantes Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos. Aunque firm el acuerdo, Ecuador siempre lo ha cuestionado. Las escaramuzas continuaron en enero, y en febrero la Aviacin peruana efectu ataques areos. Al terminar el conflicto, la evaluacin que hizo la Asociacin Americana de Derechos Humanos arrojaba la cifra de al menos 200 muertos y heridos por ambos lados, unas 5.000 personas desplazadas de sus hogares en el norte de Per y cerca de 15.000 en el sur de 257

Ecuador. En marzo, se firmaron dos acuerdos de alto el fuego para permitir el inicio de negociaciones de paz. Cultura militar Dentro del conflictivo panorama formativo del siglo pasado, la estructuracin del Ejrcito nacional fue trabajosa y difcil, en los 70 aos que van desde 1830 al ao 1900, el Colegio o la Escuela Militar, instituto bsico de formacin de oficiales, funcion apenas 21 aos en tres periodos separados. En su conjunto, apenas el 30% del lapso de la existencia de la Repblica. Al concluir el siglo, el 11 de diciembre de 1899, fue fundado el Colegio Militar por el general Eloy Alfaro, destinado a perdurar hasta hoy da con diversos nombres y organizaciones. La primera Academia de Guerra para la formacin del alto mando funcion con dos sucesivas promociones de oficiales de Estado Mayor, por obra de la primera misin militar italiana, presente en el pas entre 1922 y 1928. Aquella misin fund tambin las Escuelas de Armas y Servicios y el Instituto Geogrfico Militar, organismos destinados a mostrar su utilidad, a perfeccionarse y a perdurar. Una nueva fundacin de la Academia de Guerra del Ejrcito se hizo a cargo de la segunda misin militar chilena. Al expirar su contrato, el funcionamiento de la Academia de Guerra qued a cargo de oficiales ecuatorianos. En el intervalo de los aos transcurridos entre las dos academias ecuatorianas, la formacin de oficiales de Estado Mayor se hizo en academias del extranjero: Chile, Argentina, Espaa, Brasil e Italia. Una evolucin similar tuvieron los Institutos de Formacin Fundamental y las Academias de Estado Mayor de la Marina y de la Fuerza Area. Numerosos oficiales se han formado en especialidades tcnicas en prestigiosos institutos del extranjero. Otros han cursado estudios superiores en las universidades ecuatorianas, lo que ha redundado en una notable elevacin del nivel cultural de los cursantes. Un organismo muy importante para la realizacin de estudios superiores para militares y civiles, es el Instituto de Altos Estudios Nacionales, nacido como consecuencia de la aplicacin de la Doctrina de la Seguridad Nacional y la promulgacin de la ley respectiva, por obra de oficiales ecuatorianos que cursaron estudios en Brasil y Espaa. La enseanza tcnica superior, principalmente en el campo universitario de la ingeniera, ha sido tarea que desempea con eficiencia la Escuela Politcnica del Ejrcito. 258

Con la creacin de estos organismos, el Ejrcito ecuatoriano, ha dispuestos desde entonces de los institutos necesarios para formar elementos plenamente capacitados, a los cuales confiar las delicadas tareas relacionadas con la defensa y desarrollo nacional. El grado de eficiencia tcnica y cultural de los oficiales ecuatorianos, de todas las categoras, se ha evidenciado con su participacin con oficiales de otros pases americanos en cursos de estudios en institutos del exterior, en los cuales se han distinguido por su comportamiento tico y por su rendimiento en los estudios. Gracias a la eficiencia demostrada en esos campos, los jefes ecuatorianos fueron elegidos para dirigir la prestigiosa Escuela de las Amricas, en Panam. Divulgacin de la cultura militar Entre las expresiones ms evidentes de la cultura estn las publicaciones escritas. En este campo, el Ejrcito tiene una antigua tradicin, que ha conocido pocas particularmente frtiles en cantidad y calidad. Han sido muchas las publicaciones de origen castrense producidas durante la vida de la Repblica. Sobresale, entre todas, la revista El Ejrcito Nacional, ya sea por el periodo que cubri, 11 aos, como por la publicacin de sus numerosos artculos que salieron cada dos meses y, en especial, por el volumen y la extraordinaria calidad de su selecto contenido. Obra de un hombre de amplia cultura y gran capacidad de trabajo. El general ngel Isaac Chiriboga, es en su conjunto una fuente histrica inapreciable del pas y del Ejrcito, que cubre principalmente los aos de revolucin juliana y el periodo de actuacin de la primera misin italiana. En sus pginas se describe la historia del Ejrcito, durante una poca de ideales, que se plasmara en la creacin del Estado moderno durante el gobierno del doctor Isidro Ayora, el hombre que culminara la obra de la revolucin juliana, colabor con eficacia con la primera misin militar italiana, que al actuar en la Escuela Militar elev su nivel formativo, inaugur la primera Academia de Guerra del Ejrcito ecuatoriano e incluso colabor con el mayor doctor Prieto Salvestroni en el campo de la Universidad Central, para crear en ella la especialidad de Veterinaria. En la obra de esta misin resaltan especialmente dos tareas destinadas a trascender al ambiente general del pas. stas fueron la creacin y funcionamiento de los primeros cursos de ingeniera de nivel universitario, antecedentes de la Escuela de Artillera e Ingenieros de la Escuela Tcnica de Ingenieros y de la Escuela Politcnica del Ejrcito, y la creacin del Servicio Geogrfico Militar para el levantamiento de la Carta Nacional. 259

Con los primeros ingenieros militares graduados, el pas pudo emprender obras de ingeniera en regiones que hasta entonces, por diversas circunstancias, no haban sido atendidas por el Ministerio de Obras Pblicas y sobre todo la construccin de carreteras hacia las regiones orientales, para integrarlas progresivamente al territorio nacional. La creacin del Servicio Geogrfico Militar, anhelo y necesidad sentida desde tiempo atrs por algunos selectos oficiales del Ejrcito, se hizo realidad durante la presidencia del doctor Isidro Ayora, quin prest todo el apoyo, merced principalmente a la presencia del entonces mayor de Giacomo Rocca, de la misin militar italiana. Entre las publicaciones de principios de los aos treinta merece ser citada la revista Bayardo, editada en el Regimiento de Caballera Yaguachi, por el capitn de ese Arma Alejandro Albear, quien llegara al empleo de teniente coronel. Ms tarde, a mediados de los aos cuarenta, la Escuela de Artillera e Ingenieros, con el trabajo del teniente y despus capitn ayudante Oswaldo Guevara Moreno, public la revista Tcnica, de extraordinaria calidad. En ella colaboraron asiduamente los profesores de la Escuela Politcnica Nacional, as como tcnicos militares y civiles. Es digna de particular mencin la revista Presencia, expresin del pensamiento de los miembros de la Asociacin de Generales y Almirantes de las Fuerzas Armadas, que se viene publicando anualmente desde 1984. La lucha armada provocada por la invasin del Per a territorios ecuatorianos, en 1941 dio lugar a la elaboracin de obras de carcter polticomilitar, que efectuaron en distintas fechas, varios jefes militares, as como especialistas civiles. Las principales son: Obras militares: Apuntes para la Historia; La agresin Peruana; Tragedia ecuatoriana; Zarpazo en el Oriente; Memorias de un veterano de guerra del 41; La Campaa Internacional de 1941; La mala fe peruana; Sepultureros de la Patria; Pudo ser Ecuador el agresor en 1941?; Frontera provisional y El porqu del vido expansionismo del Per. Museos y bibliotecas militares El Centro de Estudios Histricos del Ejrcito fue creado por el general de Ejrcito Jos Gallardo Romn, el 11 de julio de 1991. Inici su funcionamiento el da 1 de septiembre de este ao. Fue y es su propsito efectuar un estudio crtico-revisionista de la historia nacional, a fin de rectificar 260

datos y criterios inexactos, rescatar la verdad y certificar fehacientemente la obra realizada por el Ejrcito. Como parte del desempeo de las tareas que le fueron sealadas, el Centro ha fundado la Biblioteca del Ejrcito Ecuatoriano. Pensadores militares
ADRIN BONILLA

Adrin Bonilla es doctor y master en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami, donde se gradu con distinciones. Su formacin acadmica incluye tambin el posgrado superior en Ciencias Polticas, con mencin en asuntos latinoamericanos, y la licenciatura en Ciencias Pblicas y Sociales por la Universidad Central del Ecuador. Es subdirector acadmico y profesor investigador desde 1996, y coordinador del Programa Acadmico Relaciones Internacionales CEBEM-Universidad Complutense-Flacso, La Paz, Bolivia, durante el periodo 2000-2002. Ha desempeado tareas como profesor del programa doctoral en Relaciones Internacionales de la Universidad Catlica de Ro de Janeiro, Brasil; y tambin como consultor para fundaciones y organismos internacionales. En el periodo 1998-2001 sirvi como codirector acadmico de los cursos de la Academia Diplomtica Ecuatoriana. Entre sus principales publicaciones se encuentran: Ecuador-Per. Horizontes de la negociacin y el conflicto (Fundacin Kellog, Quito, 1999); Economa poltica del narcotrfico. El caso ecuatoriano (coeditado con Bruce Bagley y Alexei Pez, Universidad de Miami, 1991; Las sorprendentes virtudes de lo perverso. Ecuador y narcotrfico en los 90 (North South Center, Bya-Yala, Quito, 1993) y En busca del pueblo perdido. Discurso y diferenciacin de la izquierda en el 60 (Abya Yala, Quito, 1991).
GENERAL OSWALDO JARRN (SUBSECRETARIO DE DEFENSA NACIONAL)

El general Ral Oswaldo Jarrn Romn, es actualmente subsecretario de Defensa Nacional del Ecuador, donde tambin ha sido secretario del Consejo de Seguridad Nacional. Es licenciado en Administracin y Ciencias Militares, y doctor en Ciencias de la Educacin. En su carrera militar ha desempeado tareas en numerosos destinos como segundo comandante del Grupo de Tanques 1, comandante del Grupo Escuela de Caballera Blindada 31, subdirector de la Academia de Guerra de la Fuerza Terrestre, agregado militar del Ecuador en la 261

Repblica Argentina, y director de la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro. Entre los cursos realizados se cuentan el Curso de Defensa Continental en el Colegio Interamericano de Defensa, y el posgrado en Inteligencia Estratgica en la Escuela Superior de Guerra del Ejrcito Argentino. Su publicacin ms reciente es El Ecuador frente al siglo XXI. Seguridad y Geopoltica. Sus conocimientos como geoestratega son muy apreciados en la regin andina.
CORONEL ALBERTO MOLINA FLORES

Fue promovido a subteniente del Arma de Artillera en 1970. Diplomado de Estado Mayor en la Academia de Guerra del Ejrcito, es licenciado en Administracin y Ciencias Militares y su formacin acadmica cuenta tambin con un posgrado en el Instituto de Altos Estudios Nacionales y cursos de especializacin militar realizados en Panam (zona del Canal), Israel, Francia, Italia (Instituto Internacional de Derecho Humanitario) y Estados Unidos (Centro Hemisfrico de Estudios de Defensa, Universidad Nacional de Defensa). Es profesor en varios institutos militares (Escuela Superior Militar, Escuela Superior Area, Academia de Guerra e Instituto Nacional de Guerra). Ha desempeado tareas como ayudante del presidente del Congreso Nacional (1989-1991); director de Relaciones Pblicas, Protocolo, Prensa del Ministerio de Defensa (1992-1995); director de la Revista de las Fuerzas Armadas (1992-1995); coordinador del Programa de Capacitacin en Derecho Humanitario en las Fuerzas Armadas; director de Prensa y portavoz de las Fuerzas Armadas en el conflicto entre Ecuador y Per (1995). Ha impartido conferencias en varios foros nacionales e internacionales (universidades, centros de cultura e institutos civiles y militares de Colombia, Panam, Estados Unidos, Chile y Costa Rica). Sus obras publicadas son: Breve estudio histrico-social de las Fuerzas Armadas ecuatorianas; Las Fuerzas Armadas ecuatorianas y la Democracia (1979-2001); Las Fuerzas Armadas ecuatorianas. Paz y desarrollo y editor de Misin y esencia de las Fuerzas Armadas y Sucre: vencedor de Pichincha y Tarqui. Muy apreciado como historiador y geoestratega en foros iberoamericanos y en Estados Unidos. 262

TENIENTE CORONEL PATRICIO HARO AYERVE (ESCRITOR)

La influencia del poder militar en la historia del Ecuador.


MAYOR IVN BORJA CARRERA (ESCRITOR)

Cvica para todos.


CAPITN AQUILES LPEZ URDIALES (ESCRITOR)

Cuentos de guerra.
GENERAL CARLOS MORALES SAN MARTN (ESCRITOR)

Aproximacin directa desde Yaguarcocha hasta el alto Cenepa.


CORONEL LUIS HERNNDEZ (ESCRITOR)

La guerra del Cenepa. Diario de un comandante.


CORONEL LUIS PAREDES HERNNDEZ (ESCRITOR)

Prensa, Iglesia, Fuerzas Armadas y realidad nacional.


CORONEL ALFONSO LITTUMA (ESCRITOR)

Doctrina de Seguridad Nacional; La nacin y su seguridad y Movilizacin para la Seguridad y Defensa Nacional.
GENERAL FRANCISCO MONCAYO (ESCRITOR)

Geopoltica, poder y seguridad.


GENERAL JORGE FLIX MENA (ESCRITOR)

Inteligencia, el reto del siglo.


CORONEL JORGE ORTIZ EGAS (ESCRITOR)

Manual para operaciones de resistencia.


GENERAL JORGE SALGADO

Comandancia General de la Fuerza Area Ecuatoriana Quito-Ecuador. 263

MAYOR JULIO CSAR BURGOS

Parte de la cabina de un avin en el aire.


TENIENTE CORONEL GUILLERMO FREIRE

Avin Jet Meteor. Conclusiones Los pensadores militares ecuatorianos han tenido menor influencia que los chilenos en la zona andina, aunque hay que considerar su contribucin como una parte importante en la evolucin de la Comunidad Iberoamericana durante todo el siglo XX y en los albores del siglo XXI. El pensamiento militar ecuatoriano, a travs de sus autores, fomenta la colaboracin tecnolgica y cientfica. Las Fuerzas Armadas de Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Per y Ecuador ya trabajan en este sentido. La evolucin mundial que ha vivido Ecuador, igual que el resto de los pases iberoamericanos, a lo largo del siglo XX, ha hecho que los pensadores militares enfoquen parte de sus trabajos y estudios hacia los nuevos criterios de desarrollo econmico y cientfico, que permitan alianzas para asegurar el intercambio comercial y tecnolgico en todas direcciones. Ecuador est situado en el borde de una lnea permeable, pero inequvoca, que se levanta al sur del Atlntico, que permite establecer una frontera en absoluto cerrada, como lmite del que se ha venido en llamar ocano iberoamericano. El idioma espaol y portugus, que se habla al sur del crculo mximo del Ecuador es un vehculo indiscutible para este intercambio tecnolgico entre los pases iberoamericanos y entre stos y la Unin Europea. El pensamiento militar ecuatoriano busca la consolidacin de la comunidad iberoamericana y la posibilidad de trabajar en el rea de defensa y seguridad, ejerciendo y conociendo la realidad de sus aptitudes, tanto econmicas como cientficas y tcnicas. El control del gasto militar, el intercambio de unidades, la formacin de cuadros de mando, la cofabricacin de tecnologas y de material militar (especialmente logstico), forman parte de este objetivo. Ecuador forma parte del valor estratgico del Cono Sur y debe engancharse en los nuevos criterios de desarrollo econmico y cientfico que permitan alianzas para asegurar el intercambio comercial, tecnolgico y cientfico en todas direcciones. 264

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CAPTULO SEXTO

PENSADORES MILITARES IBEROAMERICANOS DEL SIGLO XX EN MXICO, CENTROAMRICA Y CARIBE

PENSADORES MILITARES IBEROAMERICANOS DEL SIGLO XX EN MXICO, CENTROAMRICA Y CARIBE

Por CARLOS GUERRERO CARRANZA

Definicin histrico-geogrfica de la regin Si bien la zona objeto de bsqueda de los militares cuyo pensamiento haya influido en la evolucin de su sociedad y de sus ejrcitos a lo largo del siglo XX est definida geogrficamente por el territorio de los Estados Unidos de Mxico (en adelante Mxico), el Istmo que une este ltimo con Colombia y el mar Caribe, limitado al Norte y al Este por un rosario de islas esparcidas desde Yucatn hasta la desembocadura del ro Orinoco, al sur por las costas de Venezuela y Colombia y al oeste por el istmo centroamericano, desde el punto de vista histrico sobre esta regin, segn ste sea norteamericano, iberoamericano o europeo, existen algunas matizaciones que conviene subrayar: Para ciertos sectores poltico-culturales de Estados Unidos, Mxico y Amrica Central hasta Costa Rica, incluyendo Belice, constituyen Mesoamrica, concepto de rea cultural de carcter prehispnico definido por primera vez por Paul Kirchoff en el ao 1943, al que se ha superpuesto el de Central Amrica sumndole Costa Rica, mientras que Panam (al igual que Puerto Rico en el Caribe) se considera algo propio. Asimismo y en este punto de vista, el total de las islas caribeas conforman la cuenca del Caribe. En algunos tratados, sin embargo, la cuenca del Caribe, abarca dichas islas ms todas las pequeas repblicas centroamericanas, incluidas Belice (antigua Honduras Britnica) y Panam. 269

Desde el punto de vista iberoamericano, Centroamrica est formada por las cinco repblicas que nacieron de la independencia de la antigua Capitana General de Guatemala (y posterior desvinculacin del imperio mexicano de Iturbide), a saber: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica (Honduras Britanica sigui siendo colonia inglesa y Panam era territorio colombiano). Por lo mismo el Caribe iberoamericano est formada por Cuba, Repblica Dominicana, Puerto Rico, Panam y las costas de Colombia baadas por el Caribe y Venezuela. El concepto europeo de la regin est basado fundamentalmente en los apoyos econmicos y polticos a prestar a la misma en especial en Centroamrica y en el Caribe despus de los acontecimientos de finales del siglo XX, e indica que Centroamrica est conformada por siete pases: Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Managua, Costa Rica y Panam. En este concepto el Caribe est conformado por las Antillas Mayores de origen hispnico, incluido Puerto Rico (Estados Unidos) y las Antillas Menores pertenecientes a los pases de frica, Caribe y Pacfico suma de las Antillas de habla francesa e inglesa, conformando estos ltimos un rea de libre comercio prximo a Francia y Gran Bretaa de la Comunidad del Caribe (CARICOM). Finalmente, la ltima perspectiva iberoamericana en razn de los procesos histricos del siglo XX, define como pases iberoamericanos en esta regin a los siguientes: Mxico (unido con un tratado de libre comercio a Canad y Estados Unidos) Centroamrica, conformada por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panam (a las cumbres de presidentes centroamericanos, tambin asiste el presidente de Belice) Caribe conformado por: Cuba, Repblica Dominicana y Puerto Rico (si bien a todos los efectos, en especial los militares, este ltimo se considera como un estado de Estados Unidos, como tambin y en algn modo durante diferentes pocas del siglo XX le ocurri a Cuba, Repblica Dominicana y Panam). En definitiva, y tras todo lo anterior los pases objetos de este estudio sern: Mxico, Centroamrica conformada por (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panam, Cuba y Repblica Dominicana). 270

Regin epicentro de conflictos mundiales Despus de esta primera digresin conviene sealar que durante todo el siglo XX esta regin ha sufrido fuertes convulsiones de carcter polticosocial por ser un mundo de fronteras entre: Culturas: anglosajona, hispnica y una anterior subyacente maya-inca. A ello unido las diferencias de idioma y costumbres. Razas: mestizaje hispano, amerindio, africano y norteuropeos. Religiones: catlica, protestante y animista. Desarrollo de la Teologa de la Liberacin y de todo tipo de sectas con apoyos exteriores. Conceptos polticos: tras la doctrina del Destino manifiesto norteamericana que convierte a toda esta regin en su patio trasero a principios de siglo, la irrupcin del comunismo tras la Primera Guerra Mundial en pugna con el capitalismo y que aplica conceptos autctonos de revolucin agraria, traslada a esta zona el conflicto Este-Oeste que coloc a la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas (URSS) y a sus aliados en este escenario, provocando una sangra de ms de un milln de muertes (Mxico, Cuba, Nicaragua, Honduras, Guatemala, El Salvador, Repblica Dominicana, etc.) y el desplazamiento de sus pases de ms de cinco millones de personas, entre los aos 1954 y 1992. Conceptos socio-econmicos: tras el final de la guerra fra el conflicto Norte-Sur an perdura, con ramificaciones de grave preocupacin en el momento actual, como son la inmigracin masiva de la regin a Estados Unidos, Canad y Europa y el narcotrfico. La presencia de Estados Unidos durante el siglo XX Por ltimo como corolario de todo lo anterior hay que destacar que en todo el pensamiento y en los pensadores militares de la regin, ha influido sobremanera la omnmoda presencia de Estados Unidos en la zona, plasmacin de la sealada poltica del Destino manifiesto, que se inicia en el siglo XIX con la ocupacin de todo el norte y noroeste del antiguo Virreinato de Nueva Espaa (heredados por Mxico), California, Nuevo Mxico, Arizona, Texas, ms la Luisiana, la Florida; se contina (tras el parn de la guerra de Secesion y la ocupacin del suroeste) tras la guerra hispano-estadounidense por Cuba, Repblica Dominicana, Puerto Rico; sigue en la primera mitad del siglo XX por las incursiones en Mxico y la poltica de caoneras y desembarcos y ocupaciones temporales en la mayora de los pases de Cen 271

troamrica y Caribe (aquellos en los que se juega al base-ball) y finaliza con la creacin de ejrcitos en pases sin tradicin de los mismos (tenan slo Guardias Nacionales, tambin por inspiracin de Estados Unidos), a excepcin de Mxico, siguiendo la poltica de la Seguridad Nacional cristalizada en el Tratado Interamericano de Asociacin Recproca (TIAR), auspiciado por la Organizacin de Estados Amricanos (OEA) para frenar la amenaza comunista. Por su parte, la extinta URSS en esta confrontacin Este-Oeste de la segunda mitad del siglo XX, tambin ayuda a crear ejrcitos revolucionarios en los pases en los que triunfa la revolucin (Cuba, Nicaragua y Granada), o de apoyo a los movimientos revolucionarios para crear ejrcitos de liberacin (Guatemala, El Salvador, Colombia, Per, etc.). Finalmente y tras la terminacin del conflicto Este-Oeste, Estados Unidos, busca la disolucin o difuminacin de los Ejrcitos que ayud a crear, al mismo tiempo que los reconduce (trasvase Defensa-Seguridad) hacia la lucha contra el narcotrfico, las guerrillas residuales (Colombia, Chiapas y Per) y la defensa del Medio Ambiente. Es pues, en este ambiente histrico-poltico y bajo la presin de todos estos componentes, en el que los pensadores militares iberoamericanos de esta regin trazan sus ideas para conseguir la modernizacin y mejora de sus sociedades y sus ejrcitos. Pensadores militares de Mxico en el siglo XX Antecedentes histricos El gran referente de la primera mitad del siglo XX en cuanto al pensamiento militar que trascendi a la evolucin de su Ejrcito, de su poltica, de su economa y de su propia sociedad es la revolucin mexicana, en la que tomaron un total protagonismo militares provenientes de una formacin acadmica y sobre todo los generales-caudillos revolucionarios que posteriormente pasaron al campo poltico y evolucionando ellos lucharon por el cambio de un pas eminentemente agrcola, latifundista y caciquil hacia un pas industrial y de servicios, sin abandonar su alma campesina. La revolucin mexicana Se llama as al movimiento que se inici con el derrocamiento del porfiriato (gobierno de Porfirio Daz entre 1877 y 1911 al que lleg tras un 272

levantamiento militar que l acaudill para derrocar al presidente Lerdo de Tejada, cuando ste quiso hacerse reelegir, sus principios fueron la no reeleccin y el sufragio efectivo y no entregar las concesiones del ferrocarril al capital extranjero. Durante los primeros aos hubo una gran prosperidad econmica y un simulacro de democracia que dio esperanzas a las clases ms desfavorecidas, pero una vez asentado en el poder cay en los mismos errores que Lerdo de Tejada y gobern como un dictador apoyado en el Ejrcito, la oligarqua de caciques y el capital extranjero) en el ao 1911, y que a travs de un proceso violento de movimientos armados, en algunos periodos con un carcter de guerra civil, introdujo una serie de cambios sociales, polticos y econmicos que acabaron con la herencia del antiguo rgimen y originaron las estructuras fundamentales del Mxico actual. Para unos, finaliza con la promulgacin de la Constitucin de 1917, pero para la mayora, termina en el ao 1940, cuando expir el mandato de Lzaro Crdenas, que introdujo las reformas polticas y sociales que constituyeron las reivindicaciones del movimiento revolucionario y que lo institucionalizaron definitivamente a travs del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Inicialmente, la revolucin aglutin fuerzas muy diversas sin una clara idea de futuro, pero poco a poco se fueron decantando las diversas tendencias que se dividieron bsicamente en dos, con alguna variante: la que pretenda la vuelta del viejo orden liberal y que estaba representada por Madero y parcialmente por Carranza, y en la otra tendencia, la radical, y en ella, haba movimientos sin proyecto concreto, como el de Villa, pero tambin estaban los agristas representados por Zapata y Flores Magn y en menor medida Orozco y Obregn. Fue la tendencia ms radical la que se plasm en la Constitucin de 1917 y que Carranza tuvo que aceptar presionado por Obregn, aunque slo se llev plenamente a la prctica en el gobierno de Lzaro Crdenas (1934-1940) Los generales de la revolucin Si bien es un poltico oligrquico, Francisco Ignacio Madero, el que encabeza desde el ao 1904 la oposicin a Porfirio Daz, no es sino hasta que en 1910 con el Plan de San Luis Potos al que se adhieren los primeros generales revolucionarios Orozco, Villa y Zapata, cuando se expulsa a Daz, poniendo en su lugar a Madero en el ao 1911. Pero su gobierno bien intencionado no pudo mantenerse entre el porfirismo y la revolucin, a la que l mismo abri la puerta. 273

Madero ante las protestas de los nuevos generales revolucionarios que sublevan al campesinado contra l, se echa en brazos del general Victoriano Huerta. ste, formado durante el porfirismo en academias militares europeas (Berln) y americanas (Houston y Atlanta) intent en nombre de Madero sofocar la revolucin y acabar con los porfiristas, pero finalmente traiciona a Madero, lo manda asesinar en el ao 1913 y se hace nombrar presidente. Su breve gobierno se caracteriza por una lucha constante contra los ejrcitos revolucionarios de Carranza, Villa, Obregn y Zapata (Orozco se haba aliado con Huerta). Contaba en su estado mayor con oficiales alemanes y agentes del Servicio de Inteligencia de Estados Unidos, los primeros con misin de hacer fracasar a Huerta para que la revolucin se mantenga y cree problemas en los estados del sur de Estados Unidos, dificultando la entrada de ste en la Primera Guerra Mundial en contra de Alemania. Por su parte Estados Unidos quera yugular rpidamente la revolucin para evitarse un problema en su frontera sur, ante la inminente Gran Guerra. Huerta es finalmente derrotado por Villa y Zapata, que entraron en ciudad de Mxico en el ao 1914, mientras Huerta y Orozco huyeron a Estados Unidos (el ltimo fue asesinado por agentes de Villa). A partir del ao 1914, se produce un doble alineamiento, curioso como peripecia internacional y nacional, que se desarrolla as: los generales revolucionarios radicales (Villa y Zapata) son apoyados por una Alemania monrquica y conservadora, deseosa de crear un problema grave en el sur de Estados Unidos, mientras que los generales revolucionarios constitucionalistas (Carranza, Obregn y Calles) son apoyados por Estados Unidos, deseosos de reconducir la revolucin hacia un Estado mexicano democrtico en el que las inversiones norteamericanas (ferrocarril y petrleo) sustituyan a las inversiones europeas. Los generales revolucionarios de ambos signos fueron muriendo asesinados al finalizar la Primera Guerra Mundial. As Zapata es mandado asesinar por Carranza en el ao 1919, Carranza por Obregn en 1920, Villa en 1923 por Obregn instigado por Estados Unidos que no perdon sus incursiones y el fusilamiento de ciudadanos norteamericanos y Obregn en 1928 por los seguidores de Villa y Zapata que no le perdonaron la muerte de sus lderes y sobre todo el que intentara reelegirse tras el mandato de Calles, pecado capital por el que se haba depuesto a Lerdo de Tejada en 1872 y a Daz en 1911, dndose inicio a esa revolucin que 274

empezaba a cerrarse y a plasmarse en planes poltico-econmicos en los que de alguna manera haba contribuido cada uno de los protagonistas. Los generales-presidentes Ya hemos sealado que en el ao 1914 tras la derrota de Huerta se reunieron en la Convencin de Aguas Calientes todos los generales revolucionarios para dar al pas una Constitucin que plasmase todos los anhelos revolucionarios y un presidente que deba gobernar cada cuatro aos mientras se creaba la Constitucin (que vio la luz en 1917). Inicialmente deba nombrarse un presidente provisional sobre el que ya en un principio las diversas facciones no se pusieron de acuerdo. Carranza se autoproclam presidente y las dems fracciones nombraron efmeros presidentes (Francisco Carvajal, Eulalio Gutirrez, Roque Gonzlez Zarza y Francisco Lagos Chazado) que o bien fueron asesinados o huyeron ante la omnipresencia de Carranza, (que contaba con el apoyo estadounidense y tena acantonadas sus tropas en la capital). Finalmente Carranza se hizo con el gobierno en 1915 gobernando hasta 1920 en el que intenta nombrar a un sucesor y es derrotado militarmente y muerto por Obregn, Calles y Adolfo de la Huerta. En el haber de Carranza queda la promulgacin de la Constitucin en 1917 (presionado no obstante por Obregn) y en su debe, el que jams acept los postulados de sta pues era un profundo conservador, y la muerte del legendario general revolucionario Emiliano Zapata.
GENERAL LVARO OBREGN

Tras un breve periodo de interinidad del general De la Huerta lo sucedi en la presidencia, el general lvaro Obregn que gobern entre 1920 y 1924, y si bien tambin de cierto talante conservador, entendi que si quera mantener el poder deba seguir los mandatos de la Constitucin y de la revolucin; as que inici lentamente la reforma agraria, expropi latifundios, impuls la educacin y consolid organizaciones obreras como la Confederacin Nacional Obrera Mexicana (CROM) que apoyada por l y Calles y de carcter apoltico (no antipoltico) se mantuvo como principal fuerza sindical hasta el gobierno de Lzaro Crdenas (1934-1940) en la que fue desplazada por la Confederacin de Trabajadores Mexicanos (CTM) de inspiracin socialista y que se convirti en un cuarto poder controlado por el PRI. 275

En el ao 1923, tras el asesinato de Villa tiene que hacer frente a una insurreccin de un sector de los generales revolucionarios, a los que vence apoyado por Calles y Crdenas en El Bajo y Veracruz. Obregn siguiendo el mal ejemplo de Carranza y dado lo prohibitivo de la reeleccin deja el poder en el ao 1924 en manos del general Plutarco Elas Calles, su condiscpulo y lugarteniente que gobierna desde 1924 a 1928, pero con la idea de volverse a reelegir nuevamente en 1928. En este sentido en 1927 inicia una campaa presidencial, apoyado por buena parte del Ejrcito y del Partido Nacional Agrarista (PNA), pero con el repudio de la poderosa CROM y de un gran sector de la opinin pblica. Obregn sali triunfante tras emplear el viejo mtodo de aniquilar fsicamente a sus oponentes polticos: Armando R. Gmez, Francisco Serrano y Eugenio Martnez, todos como l generales de la revolucin. Tras sufrir varios atentados de los que sale ileso, el 17 de julio de 1928, una semana despus de haberse hecho cargo de la presidencia, muere asesinado. Los presidentes-generales El general Plutarco Elas Calles si bien heredero directo del general Obregn, tena un concepto revolucionario y algo ms democrtico que el anterior con respecto al ejercicio del poder. Tras reflexionar sobre la muerte violenta de todos los generales revolucionarios que intenta permanecer en el poder mediante la reeleccin, se olvida de la misma y se dedica a profundizar en logros de la revolucin: increment el proceso de reparto de tierra a las municipalidades, favoreci los crditos a los pequeos agricultores e inici proyectos de regado: organiz pequeos sindicatos bajo la CROM y foment la creacin de otros nuevos. Reforz la educacin y puso las bases del sistema sanitario actual; finalmente sigui una fuerte poltica anticlerical que desemboc en la primera rebelin de los cristeros (1927-1930). Elegido jefe mximo de la revolucin gobern sin ser presidente entre 1928-1934, a travs de tres sucesivos presidentes (tambin generales), Emilio Portes Gil (1928-1930), Pascual Ortiz Rubio (1930-1932) y Abelardo Rodrguez (1932-1934). En este periodo conocido como el maximato, Calles ejerci el control del poder bajo un doble mando poltico (jefe mximo del Partido Nacional Revolucionario (PRN), bloques en la Cmara-presidente) y administrativo (jefe mximo-Gabinete-presidente). 276

Con Calles desaparece el asesinato como arma poltica para deshacerse de sus adversarios, sustituida por el exilio (que finalmente prob). Hay un cambio de signo en Calles con respecto a los otros generales revolucionarios que alcanzaron el poder: un abandono progresivo del apoyo en el Ejrcito para mantener dicho poder, el alejamiento de ste del campo poltico y un inicio del desarrollo del tejido democrtico del pas, as como un impulso constante para llevar a Mxico del atraso a la modernidad.
GENERAL LZARO CRDENAS

El general Lzaro Crdenas fue presidente de Mxico entre 1934-1940. Tras su aprendizaje en los gobiernos de Carranza, Obregn, Calles, Portes, Ortiz y Rodrguez, en los que ocup cargos militares y polticos de gran relevancia, durante su mandato llev a cabo las reformas estructurales que han dado origen al Mxico actual. Fue nominado como candidato presidencial por el PNR con el apoyo de Calles, pero inmediatamente se deshizo de l. Reestructur y refund el Partido para convertirlo en su instrumento poltico y lo rebautiz como Partido de la Revolucin Mexicana (PRM), que desde 1946 sera PRI. El objetivo del nuevo Partido sera conseguir una democracia de los trabajadores, pero el populismo, la intervencin estatal en los principales aspectos econmicos y sociales dieron la tnica al programa del partido al cardenismo en general. Tres son las reformas estructurales cardenistas: la primera fue la aceleracin de la reforma agraria que, en 1940 puso casi el 50% de las tierras de labor en manos de los municipios ejidos; simultneamente, favoreci enormemente la sindicalizacin campesina y obrera, favoreciendo el surgimiento de la CTM y otros sindicatos, poniendo las bases de lo que se convertira en un cuarto poder en Mxico. En tercer lugar, en el ao 1938 desafi al capitalismo internacional con la nacionalizacin del petrleo con cuyos bienes fue creada la compaa Pemex. El apoyo interno que recibi Crdenas y la resistencia externa, llev al nacionalismo mexicano a su punto culminante, y aunque se logr evitar una intervencin extranjera, se produjo un boicoteo internacional que produjo un retroceso general en la economa mexicana, fren los programas reformistas por falta de fondos e hizo surgir una corriente conservadora dentro del Partido, que triunf cuando Crdenas nomin como su sucesor a vila Camacho. 277

A finales de 1941 y ante la psicosis desatada en Estados Unidos de que Japn va a invadir Norteamrica a travs de los desiertos del istmo de Tehuantepec, donde segn rumores ya ha depositado armas y pertrechos, y ante el deseo casi histrico del Ejrcito norteamericano de penetrar en territorio mexicano para ocupar Tehuantepec y la Baja California, Crdenas se reintegra al Ejrcito, es nombrado jefe de Operaciones Militares de la Regin del Pacfico y se opone enrgicamente a la entrada de expertos norteamericanos en territorio mexicano, al mismo tiempo que tranquiliza al Ejrcito de Estados Unidos, indicndole que ha inspeccionado todo el territorio nacional sin detectar presencia japonesa, permitiendo posteriormente que entre material militar del vecino pas (radares, material de precisin, etc.) siempre que sea manejado por militares mexicanos. En el ao 1942 es nombrado secretario de Defensa (dada su buena relacin con Roosevelt y Truman) cargo que ocupa hasta 1945 y que aprovecha para estructurar y profesionalizar totalmente al Ejrcito mexicano creando el servicio militar obligatorio dotndole de modernos medios y creando centros de instruccin y academias castrenses. En el ao 1946 pasa a la situacin de reserva y retorn su actividad poltica presentando continuas propuestas de poltica agraria, obrera, sindical y social hasta el fin de sus das en 1970.
GENERAL MANUEL VILA CAMACHO

El general Manuel vila Camacho es el ltimo presidente de Mxico de procedencia militar. Si bien tambin hijo de la revolucin era de un talante mucho ms conservador que Crdenas al que sustituye en 1940, a regaadientes de ste que haba dado su voto sucesorio al general Mgica. No obstante y siguiendo sus profundas convicciones democrticas, Crdenas organiza unas elecciones limpias y pacficas. vila, que tal vez era el presidente que Mxico necesitaba tras los profundos y violentos cambios que Crdenas haba trazado en su mandato y ante el inicio de la Segunda Guerra Mundial, correspondi a este gesto dndole, como ya hemos visto, delicados puestos militares y mantenindolo como consejero y generador de la reforma militar. En el plano poltico realiz una poltica de compromiso: negoci la solucin de la cuestin petrolera, contemporiz en lo religioso y en lo social, estableci el servicio militar obligatorio (aconsejado por Crdenas) y decret la 278

congelacin de rentas en beneficio de las clases populares. Firm un tratado con Estados Unidos estipulando las condiciones en que los braceros mexicanos trabajaran en ese pas, falto de mano de obra por la guerra. En el ao 1946 le sucedi Miguel Alemn, primer presidente civil desde la revolucin. Los pensadores militares y sus obras Hemos visto acelerada y brevemente en las pginas anteriores esta profusin de militares mexicanos nacidos de la revolucin cuyos hechos de carcter poltico-militar trascendieron a la historia de su pas aportando sus pinceladas a la conformacin del Estado mexicano moderno y a un Ejrcito que tras la Segunda Guerra Mundial se somete plenamente al poder civil y al cumplimiento de las leyes de la nacin conformando una institucin bien estructurada con objetivos externos e internos bien definidos y que colabora fielmente en la defensa de su pas. Sobre todos ellos se han escrito tanto por escritores mexicanos como forneos multitud de libros histricos, ensayos, artculos pues haciendo correr verdaderos ros de sangre en los momentos ms violentos enrumbaron una revolucin exitosa que finalmente cay en el comunismo, casi en un izquierdismo radical, sino que en un socialismo a la mexicana, llevaron a Mxico a salir del ostracismo poltico y la dependencia de las potencias del siglo XIX, transformndolo en un pas moderno y prspero que contina su camino (a pesar de las todava grandes diferencias) hacia el equilibrio interno y hacia su consolidacin como gran potencia iberoamericana, habiendo superado, mediante la va de los tratados comerciales, los viejos recelos con Estados Unidos. Destacamos entre todos ellos a los ya citados Obregn, Calles y Crdenas porque aparte de su incansable labor en beneficio de su pas, plasmaron su pensamiento en obra escrita para que las generaciones venideras tanto del campo poltico, como de la institucin militar juzgaran su obra y reflexionaran sobre los caminos a seguir en el futuro.
GENERAL LVARO OBREGN

Obra esencial: Ocho mil kilmetros de campaa. En ella relata todas sus actividades militares entre los aos 1911 y 1917: 85 contra Orozco, 3.498 contra Huerta y 3.644 contra Zapata, Villa y la Convencin. 279

Otras obras: Fuegos fatuos. A lo largo de toda su vida, Obregn fue escribiendo poemas que retrataban de alguna forma la peripecia personal, poltica, militar o social en la que se encontraba, incluido su propio epitafio: Y aunque distintos sus linajes sean en las noches oscuras los fuegos fatuos, justos se pasean. Declaraciones de intenciones de Mxico a la sociedad internacional; Del rancho a la Presidencia; Pensamiento poltico; De guerreros a generales; A la ciudadana y La oportunidad y la decisin en la poltica. Hay que resear por otra parte que Obregn fue un importante genio militar de la poca utilizando maniobras de desgaste en contra de las frontales cabalgadas de asalto de Villa y Orozco a las que atraa a zonas favorables del terreno para derrotarlos con acciones de sorpresa y doble envolvimiento, dispersando las unidades enemigas para batir una a una posteriormente. Asimismo y en contra del uso de trincheras colectivas tan de la poca, preconiz la lobera individual con ventajas de costo, tiempo y seguridad. Dos aos ms tarde, en la Primera Guerra Mundial se ensay con xito este mtodo. Finalmente en el ao 1914 y por primera vez en la historia militar del mundo, emplea su aviacin de reconocimiento para bombardear el caonero General Guerrero, adentrndose 18 kilmetros en el mar, a 900 metros de altura.
GENERAL PLUTARCO ELAS CALLES

Campaas y acciones de guerra; La revolucin en sonora; La educacin pblica en sonora; La lucha por el pan y la paz; Mensajes presidenciales; El conflicto social y la Jefatura Mxima y Leyes, decretos y circulares.
GENERAL LZARO CRDENAS

Epistolario. Abarca cuatro tomos titulados de las siguiente manera: Primer tomo. Asuntos internos (1925-1970): Asuntos polticos; Asuntos agrarios; Asuntos sociales, econmicos y educativos y Comisin del Ro Balsas. Segundo tomo. Asuntos externos (1936-1944): Petrleo, reclamaciones agrarias y otros problemas; La Segunda Guerra Mundial y En la Comandancia de la Regin Militar del Pacfico y en la Secretara de la Defensa Nacional.

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Tercer tomo. Temas internacionales (1941-1970): Diversos; Amrica Latina y La paz mundial y la liberacin nacional. Cuarto tomo. Varios (1933-1970). Apuntes. Tambin en cuatro tomos titulados de la siguiente manera: Primer tomo. Apuntes (1913-1940): Palabras y documentos pblicos e Ideario poltico. Segundo tomo. Apuntes (1941-1956): Informe a la Legislatura y Creacin del PRI. Tercer tomo. Apuntes (1957-1966): Ideologa y praxis poltica y Educacin y radicalismo en Mxico. Cuarto tomo. Apuntes (1967-1970): Revolucin agraria y Los ferrocarriles mexicanos.
OTROS PENSADORES MEXICANOS

Tras los procesos de vertebracin, institucionalizacin y profesionalizacin de los Ejrcitos de Tierra y Aire y de la Marina mexicana, la adhesin al TIAR en aras de la poltica militar internacional hemisfrica y la adaptacin a los nuevos roles de seguridad surgen las figuras de nuevos pensadores militares que desarrollan su pensamiento dentro del marco ms estricto de los planteamientos militares de los conceptos de Estrategia Geografa, Geoestrategia, etc. Entre ellos cabe destacar:
COMODORO CARLOS CASTILLO BRETN

Desarrolla su obra entre los aos 1960 y 1980 y cuyas obras ms importantes son: La problemtica de la Geopoltica como sistema; Motivo de la existencia de las Fuerzas Armadas; Poltica y Geopoltica dinmica; Necesidad del Instituto de Estudios Estratgicos y Geopolticos; La tradicin como sostn del pensamiento poltico institucional y Nacin y nacionalismo y las Fuerzas Armadas y el control poltico de la paz.
ALMIRANTE LORENZO DEL PEN LVAREZ

Discpulo y continuador de la obra del anterior, su pensamiento sobre el lugar que ocupan las Fuerzas Armadas en el final del siglo XX y de la situacin geoestratgica de Mxico y de Amrica en el panorama mundial se refleja a lo largo de la dcada de los ochenta, en las siguientes obras: Relaciones entre poder, soberana y Derecho Internacional; Poltica exterior, poltica internacional y soberana; Los grupos de presin; Geopoltica, Estrategia y tpicos; Geopoltica de las comunidades; Reflexiones sobre la 281

situacin geoestratgica de Mxico, Estados Unidos y la cuenca del mar Caribe; El rea defensiva estratgica; El petrleo en el centro de gravedad estratgico naval; Geoestrategia global; Detente y contencin; Perfil filosfico de la Estrategia; Tradicin, institucin y Estado; El Estado de guerra; La actitud estratgica; Cultura, civilizacin, economa y comunicaciones; Mentalidad martima, mentalidad continental y mentalidad estratgica y Los principios estratgicos. (Los cuatro ltimos son opsculos).
CONTRALMIRANTE MARIO SANTOS CAAMAL

Su obra dedicada fundamentalmente al planeamiento estratgico se desarrolla en las dos ltimas dcadas del siglo XX. Cabe destacar de ella: De la Estrategia y el planeamiento estratgico; La estrategia militar contempornea; Gua general para la formulacin de planes estratgicos; El planeamiento de la Seguridad Nacional; Las reas crticas del proceso de planeamiento; Manual de administracin estratgica y La Estrategia y la Organizacin. Pensadores mlitares de Centroamrica en el siglo XX Antecedentes histricos Definida Centroamrica por los pases Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panam, durante el siglo XX esta regin se convierte, tras la transformacin de Estados Unidos en potencia emergente a principios de siglo y la revolucin rusa de 1917, en una sufrida zona de conflictos y tensiones internacionales, debido fundamentalmente a tres causas: 1. La influencia hegemnica norteamericana en la zona. 2. La conflictividad interna de los pases centroamericanos, debido a su gran inestabilidad poltica y a sus fuertes desequilibrios sociales y econmicos. 3. El gran inters del bloque comunista en extender la revolucin comunista a esta regin, tras la revolucin cubana (1959). La influencia hegemnica norteamericana Estados Unidos de Amrica consideran tanto los pases continentales centroamericanos como el mar Caribe y sus islas, como una zona de vital importancia para su seguridad, economa y relaciones exteriores. Cohen reflejaba la visin norteamericana comparando el mar Caribe con el Mare Nostrum del Imperio Romano. El norte, ms poblado y desarrolla 282

do deba ejercer una accin de tutela sobre el sur, proveedor de materias primas y mercado para sus productos manufacturados. Estados Unidos, orientado durante el siglo XIX a la conquista del Oeste, tanto por colonizacin como con las guerras contra Mxico y los indios, y a los problemas internos puestos de manifiesto en la guerra de Secesin, se convierte a finales de siglo en una gran potencia que mira hacia el exterior en busca de una nueva frontera. Se formula la Doctrina Monroe, que se concreta en una poltica expansionista a partir del ao 1898, primero Cuba, Puerto Rico y Panam y posteriormente todo Centroamrica. Desde Theodore Roosevelt hasta Foster Dulles, secretario de Estado en la Administracin Eisenhower, la poltica predominante fue la del big stick, en la cual el Gobierno norteamericano y sus grandes empresas intervienen en la poltica interna de cada pas con total impunidad. Es la teora del imperialismo protector. La conflictividad interna de Centromerica Las causas profundas de la conflictividad durante el siglo XX pueden encontrarse en una serie de caractersticas internas, que an perduran: La poblacin experimento un gran auge, concentrndose principalmente en los barrios marginales. Proliferan los barrios de chabolas en los que las condiciones de vida son miserables. Se producen grandes desequilibrios sociales en las masas de poblacin, sobre todo indgena, que estn encerradas en el crculo vicioso del hambre, el analfabetismo, el paro y las condiciones de vida precarias. La situacin agraria est marcada por un predominio de latifundismo, con grandes extensiones de tierra dedicadas al monocultivo para la exportacin, y el minifundismo que no garantiza la mnima subsistencia. La dependencia del exterior es muy fuerte a nivel comercial y econmico, con la mayor parte de las actividades financieras, comerciales y de seguros controladas por capital extranjero. Hay una gran inestabilidad poltica dentro de unos sistemas caracterizados por el gobierno autoritario de las oligarquas locales y por el intervencionismo norteamericano, que apoya a los gobernantes afines. Se considera que han sucedido cinco autnticas revoluciones durante el siglo XX en Amrica: Mxico (1917), Guatemala (1945-1954), Bolivia (19521954), Cuba (1959) y Nicaragua (1979). De stas, hay cuatro en el rea centroamericana y tres tuvieron lugar durante la guerra fra. Estos procesos revolucionarios tuvieron una gran influencia en los pases vecinos y fueron combatidos internamente por las oligarquas locales y externamente por 283

Estados Unidos. En todos se intenta llevar a cabo una reforma agraria para repartir la tierra, se lucha contra la desigualdad social y el analfabetismo, especialmente para mejorar la situacin amerindia, y se busca la ruptura de la dependencia econmica y la reforma de las instituciones corruptas. Guatemala era a mediados de siglo un ejemplo claro de repblica bananera. Dedicado al cultivo de caf y banano, gobernado por dictaduras apoyadas por Estados Unidos, donde la United Fruit Company tena enorme poder y prerrogativas y con una gran parte de su poblacin, la mayora amerindia, sumida en la pobreza y el analfabetismo. Tras la huelga general y elecciones abiertas en 1944 se elabora una Constitucin, basada en la mexicana, y se lleva a cabo por el general-presidente Jacobo Arbenz una reforma agraria y un cambio drstico en la legislacin laboral y poltica econmica para desembarazarse de la dependencia exterior. En 1954 la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense (dirigida por Alln Dulles) a instancias del secretario de Estado Foster Dulles (su hermano) y la United Fruit Company, interviene derrocando al presidente Arbenz. Estos sucesos tienen gran repercusin en los pases vecinos y aumentan los movimientos nacionalistas. La expansin comunista La revolucin cubana ejerce una fuerte influencia en todos los pases de la zona tanto por sus llamativos xitos iniciales en terrenos como la educacin, la sanidad, la erradicacin de los abismos sociales y la cultura, como por su enconada oposicin a Estados Unidos. Extendido rpidamente por la zona, el comunismo aprovecha el caldo de cultivo de la situacin interna y el apoyo de la URSS, que lleva as a cabo una poltica de contra cerco en una zona vital para su oponente. Estados Unidos percibe esta situacin como una grave amenaza contra su seguridad, especialmente cuando se inicia el despliegue de misiles nucleares en Cuba, y entre los meses de julio y octubre de 1962 tiene lugar un pulso que a punto est de llevar al mundo a una conflagracin nuclear. Tras esta crisis la guerra fra toma un cariz menos peligroso, con la poltica de coexistencia pacfica, el establecimiento del telfono rojo y la prohibicin de realizar explosiones nucleares en la atmsfera, el espacio y debajo del agua. Estados Unidos se compromete a no derrocar el rgimen de Cuba, pero, sin embargo, luchar por todos los medios para que el cncer comunista no se extienda por la zona. Interviene militarmente en la Repblica Dominicana en el ao 1965, en la isla de Granada en 1983 en Panam en 284

1989. Apoya la toma del poder de gobiernos autoritarios, muchos de ellos encabezados por militares, que tienen como uno de sus fines primordiales luchar contra la extensin del comunismo y los movimientos subversivos. La tensin de la guerra fra en el contexto internacional tiene pues graves repercusiones internas en la zona. En Amrica Central todos los pases salvo Costa Rica, pasan por regmenes dictatoriales. Nicaragua, tras un principio de siglo marcado por la ocupacin directa americana, estuvo gobernado por la dictadura familiar de los Somoza (1936-1979). Para ello se basaron en el control de la Guardia Nacional y el apoyo americano, y se produjo un enriquecimiento fabuloso de la familia. Durante la dictadura del tercero de los Somoza tuvo lugar el terremoto del ao 1972 que, tras los graves desrdenes provocados por la tragedia (saqueos) y por la reaccin de la Guardia Nacional, facilit el aumento de los movimientos opositores y el triunfo de la revolucin sandinista en 1979. La Administracin de Ronald Reagan apoya decididamente a la Contra nicaragense, que lleva a cabo acciones de desestabilizacin desde Honduras, y a la vez cancela la cuota de venta de azcar y lidera un embargo comercial. La guerra entre el Ejrcito sandinista y la Contra se convierte en una gran carga humana y econmica para el pas. El rgimen sandinista apoya otros grupos revolucionarios centroamericanos, sobre todo salvadoreos, pero tambin hondureos y guatemaltecos. Se militariza toda la regin con una guerra de baja intensidad, que paraliza el desarrollo econmico y poltico de estas repblicas. Al final de la dcada de los aos ochenta y tras una serie de propuestas para buscar soluciones, como las del Grupo Contadora en 1983 o las del Grupo de Apoyo en 1985 compuestas ambas por pases hispanoamericanos, se llega al Plan Arias de 1987 que, aprobado por los cinco presidentes centroamericanos, conduce al armisticio de marzo de 1988, acordndose la legitimidad del Gobierno sandinista y la democratizacin y el fin de la guerra en la zona. La misin de paz de la Organizacin de Naciones Unidas, la primera cuyo idioma oficial fue el espaol, fue un xito gracias en parte a su composicin: colombianos, espaoles y brasileos, cercanos en mentalidad a estos pases. Los planes de paz triunfan al coincidir con un periodo en el que la tensin internacional se suaviza considerablemente, se sustituye la confrontacin por el dilogo y se disipan los fantasmas de la guerra fra. Se produce una democratizacin de los gobiernos de toda la zona, auspiciada por los planes de paz y la resolucin dialogada y pacfica de los problemas. En Nicaragua vence la candidata Violeta Chamorro 285

en las elecciones de 1990, inicindose una nueva etapa en la lnea de democratizacin del resto de los pases de la zona, a excepcin de la Cuba de Fidel Castro. Por parte de Estados Unidos se produce un cambio de actitud al apoyar los procesos democrticos y la defensa de los derechos humanos, que empieza con el presidente Carter en 1977 y contina con Reagan y Bush con la Fundacin Nacional para la Democracia. La disminucin de la tensin internacional de la guerra fra y el proceso de democratizacin de los pases centroamericanos han cambiado la situacin de estos pases y han permitido iniciar su reconstruccin y desarrollo. Sin embargo, hay problemas estructurales e internos que hipotecan el futuro de Centroamrica. La vulnerabilidad ante las catstrofes naturales se ha puesto de manifiesto ante la inmensidad de la tragedia que ha supuesto el huracn Mitch. Adems, las diferencias sociales siguen siendo abismales. Las ciudades siguen teniendo unos grandes barrios marginales donde la delincuencia y la droga son moneda corriente y la poblacin amerindia sigue inmersa en la pobreza y el analfabetismo La situacin militar de Centroamrica Hay que hacer constar que as como en Suramrica los Ejrcitos nacen a partir del ao 1810 como consecuencia de las luchas de los insurgentes criollos contra la metrpoli y se consolidan hacia 1830, tras el logro de las distintas independencias, de tal forma que son la Iglesia y el Ejrcito los que articulan y vertebran los Estados y este ltimo se constituye en garante de la constitucionalidad y de la independencia territorial, en Centroamrica no se conforman dichos Ejrcitos (son pases muy pobres, habitados por muy poca gente de origen hispnico y grupos ms grandes de indgenas), sino que slo quedan las antiguas milicias formadas por los pobladores en casos de peligro, dirigidas por caudillos improvisados o militares profesionales forneos, para luchar contra las naciones vecinas o contra las invasiones de las potencias de la poca. La Guardia Nacional No es hasta la primera mitad del siglo XX cuando aparece el concepto de Guardia Nacional, una organizacin militar caracterstica de Centroamrica y el Caribe que nace bajo inspiracin norteamericana, como parte integrante del sistema de seguridad extraterritorial de Estados Unidos. El 286

modelo seguido para su estructuracin es el mismo que el empleado en ese pas. Bajo esta concepcin, en Washington se consider que la Seguridad Nacional de los pases de la zona en ltimo extremo, estaba reservada al Ejrcito norteamericano, como se demuestra por las sucesivas intervenciones directas que ste realizaba en el rea, cuando la situacin rebasaba el nivel de control interno de seguridad mantenido por la Guardia Nacional. Por ello, Estados Unidos no estim necesario que los pases de la regin contaran con ejrcitos ms o menos articulados y bien provistos, para as tambin evitar determinados problemas de pretorianismo entre estas Fuerzas Armadas. En trminos generales, la Guardia Nacional vino a ser una especie de polica interior, sujeta en todo a los dictmenes de gobiernos que la usaban para sus propios fines, siempre que sirvieran a los intereses de la Seguridad Nacional norteamericana en el control de la situacin de esta rea considerada, como se ha indicado, como de vital importancia para esta potencia. Dos casos tpicos de esta utilizacin fueron la Guardia Nacional nicaragense y la Guardia Nacional panamea, antes de que el general Omar Torrijos la convirtiera en un Ejrcito Nacional.
TRANSFORMACIN DE LA GUARDIA NACIONAL EN EJRCITO

Posteriormente, tras Vietnam y su amarga experiencia, el Pentgono decide evitar las intervenciones directas, por lo que va a otorgar ms poder y medios a las diferentes Guardias Nacionales, y stas adquieren un carcter profesional, transformndose en Ejrcitos altamente tecnificados que pueden hacer frente a la insurgencia, y no repetir as el caso de Nicaragua. Un ejemplo de aquel cambio de actitud es la ayuda que se dio al Ejrcito salvadoreo, ayuda que fue la mayor que el Ejrcito norteamericano proporcionaba a un pas extranjero despus de Israel. En funcin de lo anterior los Ejrcitos de Centroamrica como tales no se estructuran hasta los aos setenta. En la regin slo existe una academia militar con tradicin que es la de El Salvador, a la que asiste Torrijos y la mayora de los cuadros de mando, en especial los que tienen proyeccin de futuro se forman y perfeccionan en academias militares estadounidenses, (incluida la Escuela de las Amricas) o de Europa o de los pases suramericanos (tal vez sera mejor decir que alcanzan proyeccin de futuro al pasar por estas academias). 287

Los pensadores militares en la regin y sus obras Durante el siglo XX aparecen en Centroamrica multitud de militares de gran importancia para sus pases y que en algunos momentos, en especial entre los aos cincuenta y ochenta dirigen de facto sus pases, con mejor o peor criterio. Pero hay algunos que por la importancia histrica de sus hechos, de sus planteamientos ideolgicos, ticos, morales y sociales y de su actividad poltica y militar, proyectaron sobre la regin cambios profundos que trascendieron al mbito internacional. Entre ellos vamos a destacar a los Somoza que ejercen el poder en Nicaragua como jefes de la Guardia Nacional y como presidentes segn los casos entre los aos 1932 y 1979 y que durante algunas dcadas se erigieron como interlocutores entre Estados Unidos y Centroamrica. De ellos veremos la obra de Anastasio Somoza de Debayle, graduado en West Point, presidente y jefe de las Fuerzas Armadas de Nicaragua entre 1967 y 1979. Antes de l y por proceso cronolgico conviene sealar al general Augusto Csar Sandino, compaero de colegio del primer Somoza, Anastasio Somoza Garca y que junto a l combati en algn momento en el ejrcito liberal en contra de los conservadores en las frecuentes guerras que peridicamente asolaron su pas y que finalmente, ya jefe de la Guardia Nacional, ordena la muerte de Sandino en el ao 1934. Si bien los Somoza conforman una dinasta que durante ms de medio siglo rige los destinos de Nicaragua, e incluso en ciertos aos de Centroamrica, el general Sandino tiene un vuelo breve pues sus hechos y sus pensamientos se revelan al mundo entre los aos 1926 y 1936, pero la trascendencia de su mensaje es un aldabonazo contra la ocupacin poltica, militar y econmica (las compaas bananeras) de Centroamrica por Estados Unidos, cuyo sonido perdura hasta el ao 1979 con la cada de Anastasio Somoza de Debayle, hijo de su ejecutor y se prolonga durante 11 aos del Gobierno sandinista hasta 1990. An hoy el sandinismo a pesar de la desaparicin del conflicto Este-Oeste sigue recolectando de un 25 a un 30 % de los votos de las elecciones nicaragenses. Con caractersticas similares a la anterior en estos procesos revolucincontrarrevolucin que devastan el Istmo centroamericano durante la mayor parte del siglo XX, surge en Guatemala en la dcada de los aos cuarenta y cincuenta, el do de los generales Jacobo Arbenz Guzmn y Carlos Castillo Armas. 288

Arbenz es el heredero natural del primer presidente elegido por primera vez en unas elecciones libres en la historia del siglo XX de Guatemala, Juan Arvalo Bermejo (1945-1950), que sucedi al general dictador Jorge Ubico Bermejo (1931-1944) y que inici una tmida revolucin, dotando al pas de una nueva Constitucin de ms avanzado carcter social e impulsando la reforma agraria y desvinculando del Estado a la United Fruit Company, el verdadero poder en Guatemala, que controlaba todos los rganos de produccin. Arbenz (1950-1954) profundiz en los avances de Arvalo firmando decretos expropiatorios de 495.843 hectreas de tierra ociosa (de las cuales 150.000 eran de la citada empresa bananera) y entreg tierra a ms de 100.000 campesinos, dando crditos por valor de 25 millones de dlares de la poca. Finalmente y ante la presin, injerencias e insolvencia el embajador de Estados Unidos expuls a ste del pas, cavando as su fosa poltica. En la X Conferencia Interamericana de Caracas (1953), Estados Unidos tild al rgimen guatemalteco de marxista y a principios de 1954 un grupo mercenario al mando del coronel Carlos Castillo Armas penetr desde Honduras, provocando la renuncia de Arbenz que no quiso llevar a las masas a un enfrentamiento que terminase en un bao de sangre para el pas (al que s se lleg en dcadas posteriores) exilindose en Mxico. Le sucedi Castillo Armas (1954-1957) que se erigi en jefe de la Junta de Gobierno, y que conforme al llamado Plan de Tegucigalpa se propuso desovietizar el pas: ilegaliz todas las organizaciones sindicales y polticas, disolvi el Congreso y derog la Constitucin de 1945, reform el Cdigo de Trabajo y aprob la contrarreforma agraria. Por ltimo cre el Comit Nacional de Defensa contra el comunismo e inici la caza de brujas. Por otra parte su Gobierno recibi en sus primeros seis meses donativos de Estados Unidos por valor de 100 millones de dlares y prstamos sin condiciones por valor de otros 100 millones del Banco Mundial. Castillo Armas fue asesinado por sus propios compaeros en el ao 1957. Ya no hubo elecciones libres en Guatemala hasta el ao 1986, con el triunfo del demcrata-cristiano Vinicio Cerezo. Ante este tipo de figuras antagnicas que reflejan la lucha del mundo bipolar entre capitalismo y socialismo-comunismo, surge en la regin la bsqueda de una tercera va, representada en una figura de rasgos bolivarianos que busca la independencia y la neutralidad de su pas, de Centroamrica y de toda Iberoamrica mediante el dilogo (Contadora) el 289

acuerdo (Tratados Torrijos-Carter), la reparticin de la riqueza de la Organizacin de Pases Exportadores de Banano (OPEB), la no-alineacin y la democratizacin de los pases centroamericanos (Constitucin, elecciones, vuelta del Ejrcito del poder a los cuarteles). Nos referimos a Omar Torrijos Herrera, bisnieto del general Torrijos de las revoluciones antisabelinas espaolas del siglo XIX. El general Omar Torrijos, naci en Santiago de Veraguas en 1929 en el seno de una familia campesina. Estudi Magisterio militando en el Movimiento Estudiantil Panameo. Posteriormente estudi en la Academia Militar de El Salvador. Ascendi a los ms altos grados de la Guardia Nacional de Panam, participando activamente en el golpe de Estado de 1968, conquistando el poder y a su vez resistiendo otro de militares pronorteamericanos en 1969. Fundo el Partido Revolucionario Democrtico (PRD) y bajo sus auspicios se elabor la Constitucin del ao 1972, quedando como jefe del Estado de 1972 a 1978. Posteriormente se transform en un lder carismtico para su pueblo y uno de los representantes ms caractersticos del mundo latinoamericano, realizando una decidida defensa de los valores del continente frente al imperialismo. Firm con el presidente Carter el famoso Acuerdo Torrijos-Carter para la devolucin del Canal a la soberana panamea en 1999 y para una progresiva transmisin de responsabilidades sobre el mismo hasta esa fecha. Reestructur la Guardia Nacional, modernizndola y transformndola en Fuerzas de Defensa. Por ltimo jugo un importante papel en la zona por sus relaciones con Cuba, y sobre todo con Europa y con Japn a los que solicit a travs de la diplomacia y de las corrientes polticas internacionales, que interviniesen de forma ms activa en la solucin poltico-econmica del conflicto centroamericano, mediante la presin a Estados Unidos para una solucin pacfica y mediante programas de ayuda en educacin, sanidad, agricultura, formacin de cuadros empresariales, etc. para reforzar las endebles estructuras econmicas de los pases del Istmo. Ayudo a crear la OPEB, (todos los pases centroamericanos ms Ecuador, Colombia y Brasil), para regular el precio el banano y defenderse de las empresas bananeras norteamericanas. 290

Creo el Grupo Contadora (Mxico, Venezuela, Colombia, Costa Rica y Panam) que inici la resolucin del conflicto centroamericano que termin en la Paz de Esquipulas (Plan Arias) y condujo los destinos de su pas hasta su muerte en un accidente areo en 1981. Ninguno de los militares centroamericanos relacionados fue un tratadista al uso pero su pensamiento que influy de manera decisiva en sus pases y en los de su entorno, ha quedado reflejado en discursos, declaraciones, entrevistas y memorias, que pasamos a resear a continuacin:
ANASTASIO SOMOZA DE BAYLE

Nicaragua traicionada; El comunismo en Centroamrica; Historia de la Guardia Nacional de Nicaragua; La guerra de Nicaragua y Costa Rica; La mentira de la OEA y Las relaciones Estados Unidos-Nicaragua.
AUGUSTO CSAR SANDINO

Pensamiento vivo; Epistolario; Manifiesto; La lucha emprendida; Poderes defensores de la Integridad Nacional; La creacin del Ejrcito defensor de la Soberana Nacional de Nicaragua y Enseanzas mexicanas.
OMAR TORRIJOS HERRERA

La batalla de Panam; Ideario; Patria domstica; Las nuevas generaciones; Relaciones con los Estados Unidos; Las Fuerzas Armadas y el canal de Panam; Las cuatro fronteras; Contra el colonialismo; Patria internacional y Discursos.
JACOBO ARBENZ GUZMN

Memorias: la Patria por la que luch; Funcin de la Constitucin; Guatemala y Centroamrica; La lucha contra el ubiquismo y Civismo y nacionalismo. Pensadores militares del Caribe en el siglo XX Antecedentes histricos El mar Caribe, junto con la mirada de islas, que como ya se ha sealado al principio de este trabajo, estn situadas entre Florida y la desembocadura del ro Orinoco (Barbados, Antillas Mayores, Menores, islas de Sotavento, Barlovento, Trinidad, Tobago, etc.) adquiri importancia estratgica 291

desde el momento mismo del Descubrimiento, pues era la llave para saltar a tierra firme desde sus islas y desde all ir al Noroeste (Corts), al Norte (Cabeza de Vaca, Coronado, De Soto, etc.) al Oeste (Nez de Balboa) o al Sur (Pizarro, Almagro, Magallanes, etc.). Por l llegaron los espaoles en el ao 1492 y por l se marcharon en 1898. Durante estos ltimos cinco siglos ha visto desarrollarse en su seno las luchas de las grandes potencias por asegurarse su control o contar con l como punto de apoyo para saltar al continente o para obtener el dominio del Pacfico (Centroamrica, canal de Panam, etc.). Durante el siglo XX su importancia geoestratgica no ces de aumentar, tras la finalizacin de las guerras de Cuba y Puerto Rico (1898-1899); la independencia forzada de Panam (1903) y la apertura del Canal (1913). Despus de un periodo de aletargamiento tras el crack del ao 1929, vuelve a cobrar toda su pujanza en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con la presencia de buques y submarinos alemanes dispuestos a colapsar las rutas comerciales estadounidenses. Alcanza su clmax con la triunfante revolucin cubana (1959) y su deseo de exportarla por el Caribe (Repblica Dominicana, 1965), Centroamrica (1965-1992), Bolivia (1967), y un sinfn de pequeos incendios para que se propague el fuego por toda la pradera americana. La agona de la misma lleg en 1988, cuando Gorbachov dijo en La Habana ante toda la prensa mundial que Rusia ya no tena intereses planetarios en Amrica (fin del conflicto Este-Oeste) con un aleteo final en Panam (1989) y Hait (1991), este ltimo ya ms dentro del conflicto socio-econmico Norte-Sur. En la ltima dcada si bien su importancia geoestratgica ha decrecido, siguen siendo muy importantes el canal de Panam, las pequeas naves de la inmigracin antillana, los potentes barcos de las rutas del narcotrfico, en su continuo acoso por debilitar a las naciones desarrolladas, blanquendolas y la eterna amenaza cubana con sus secretos lazos con el mundo terrorista y su eterno apoyo a cualquier forma de izquierda (Chves, Lula, Ortega, Marcos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia [FARC], etc.). Finalmente y como ya se seal tambin al principio, pasamos dentro de este Caribe a analizar exclusivamente Cuba y Repblica Dominicana. 292

Repblica de Cuba Desde 1898 hasta la dcada de los aos cincuenta, la recin creada Repblica de Cuba seste entre la riqueza que le produca la renta de su azcar a Estados Unidos, las malas consecuencias de la crisis econmica del ao 1929 cuando un pas se aprieta el cinturn lo primero que olvida es el postre (azcar y banano), el caf, el tabaco y el ron que gener los primeros atisbos de revuelta, la creacin tras la Segunda Guerra Mundial de una floreciente industria turstica prolongacin de la Florida (y manejada por la Mafia) y una situacin de corrupcin poltico-econmica generalizada ante el fcil dinero que produca el pas y que nunca reverta en beneficio del mismo. En el ao 1952, Fulgencio Batista y Zaldivar que ya hacia y deshaca gobiernos desde los aos treinta (en 1933 tom parte en el derrocamiento del general Machado y fue ascendido de sargento a coronel) haba prometido elecciones libres, con miras a contener la movilizacin social y el descontento de un Ejrcito obligado a reprimir huelgas. Sin embargo, los cubanos despertaron el da 10 de marzo de 1952 con una dictadura que repona a Batista en el poder. La contestacin se inici, a partir de 1953, con huelgas estudiantiles. El da 26 de julio de ese mismo ao, un grupo de 165 estudiantes intent hacerse con el Cuartel de Moncada, en el sureste de la Isla. El ataque fue un fracaso, pero en el juicio que le sucedi, el jefe del grupo, Fidel Castro, pronunci un discurso muy largo La Historia me absolver, que ms tarde se convertira para muchos en el smbolo de la liberacin de Cuba y toda Amrica Latina. Fidel Castro haba nacido en 1926 de un padre espaol que haba emigrado de su Galicia natal para convertirse en un rico cultivador de caa de azcar en la provincia oriental de Cuba. Su educacin en un colegio de los jesutas y sus estudios de Derecho le predisponan a engrosar las filas de la alta burguesa. Sin embargo, desde muy joven, despleg una gran actividad en los sindicatos estudiantiles, mostrando inclinaciones hacia la accin poltica. Ya en el ao 1947, particip en una expedicin contra el dictador dominicano Trujillo. En 1952 se present a las elecciones legislativas que habra de anular Batista. Encarcelado en octubre de 1953 en la isla de los Pinos tras el ataque al Moncada, Castro tuvo tiempo para meditar sobre los escritos de Jos Mart, el hroe de la independencia cubana. 293

Gracias a una amnista concedida por Batista para mejorar su imagen, Castro slo cumpli, de su condena, once meses de crcel. Se escap entonces a Mxico, de donde regres con un barco, el Granma, con 81 compaeros, entre los que se contaban su hermano Ral y el argentino Ernesto Che Guevara, para intentar derrocar a Batista. Fue un nuevo fracaso, y slo un puado de hombres logr escapar, con los hermanos Castro y el Che, a las montaas de Sierra Maestra. La lucha que desarrollaron all fue durante largo tiempo ocultada por el rgimen, pero, en febrero de 1957, un periodista estadounidense del clebre New York Times, Herbert Matthews, consigui reunirse con los rebeldes en las montaas y public una serie de artculos sobre su lucha. Enseguida, el mundo se apasion con estos nuevos hroes y la dictadura empez a perder sus apoyos internacionales, especialmente en Estados Unidos. El rgimen completamente corrupto, de Batista, se vio debilitado, si bien el Movimiento del 26 de Julio era an incapaz de provocar una sublevacin general. Pocos campesinos se unieron al movimiento y ste no encontr respuesta sino entre las capas medias. El Manifiesto de Sierra Maestra de julio de 1957, que exiga la democracia, elecciones libres, libertad de prensa y tierras para los campesinos, no mejor nada las cosas, sin embargo, las cosas cambiaron por completo en 1958 y as en marzo, el Gobierno estadounidense decret un embargo sobre los suministros de armas a Cuba, lo que supona situar en plano de igualdad la legitimidad de la lucha del dictador Batista y la de la guerrilla (al igual que a Somoza en 1978). Los combates se intensificaron, pero en ningn caso en forma de guerra declarada. A los golpes de efecto de los rebeldes, responda una violenta y salvaje represin por el Ejrcito, que se cebaba especialmente en las capas medias y en los estudiantes. Al percibir que sus apoyos menguaban, Batista intent una salida poltica. Puesto que su mandato expiraba en febrero del ao 1959, organiz unas elecciones presidenciales en noviembre que se saldaron con una abstencin masiva. Tras una ltima y vana maniobra por obtener el apoyo de la Administracin Eisenhower, Batista huy del pas el 31 de diciembre de 1958. El dictador se haba dado cuenta de que su Ejrcito, desmoralizado y corrupto, sera derrotado. ste por su lado saba que Batista huira y que slo pretenda preparar su exilio. 294

El poder cay en las manos de Fidel Castro, que no supo bien qu hacer con l. En un primer momento, se cre un Ejecutivo colegiado, con un presidente de la Repblica, Manuel Urrutia, un primer ministro, Jos Mir Carmona, y un jefe de las Fuerzas Armadas, Fidel Castro. Cuando las ejecuciones sumarsimas deterioraban la imagen del nuevo rgimen, Fidel Castro viaj a Estados Unidos para dar garantas a la Administracin Eisenhower sobre sus intenciones. Hizo varias proclamas anticomunistas y destac tambin en Estados Unidos que eran urgentes varias reformas, especialmente en el campo. Sin embargo, no tuvo mucho xito y se inici una gran incomprensin mutua. El da 17 de mayo de 1959, Castro proclam una de las reformas ms radicales de la revolucin: la reforma agraria. Al prohibir a los extranjeros poseer tierras en Cuba, esa reforma perjudicaba de entrada a los intereses estadounidenses y, en particular, a las grandes compaas que explotaban la caa de azcar. La respuesta de Castro a las acusaciones de deriva comunista hizo que su forma de gobernar se adentrara en una va autoritaria. Los ltimos meses del ao 1959 contemplaron intentos de rebelin o amenazas ms o menos serias de intervencin estadounidense para restablecer a Batista. En el ao 1960, la revolucin cubana adopt una direccin ms firme. En poltica exterior, se aproxim a la URSS, al tiempo que rompa con Estados Unidos. En el interior, las nacionalizaciones y la poltica social le otorgaban su especificidad econmica, mientras que el autoritarismo fue su fachada poltica. El nacionalismo de los revolucionarios no poda sino provocar un enfrentamiento con la potencia que dominaba tan claramente la economa de la Isla. Castro quiso sacar provecho de los vnculos privilegiados entre Cuba y Estados Unidos, y reclam a stos una asistencia econmica exorbitante, 30.000 millones de dlares, peticin que fue evidentemente rechazada. Castro se dirigi entonces a la URSS, que, en febrero de 1960, suministr una ayuda de 100 millones de dlares y prometi comprar cuatro millones de toneladas de azcar anuales. Tres meses ms tarde, se restablecieron las relaciones diplomticas entre los dos pases. Cuba empez a importar petrleo de la URSS, obtenindolo a un precio menor del que proceda de Venezuela. Eisenhower decret entonces un embargo econmico total, en un ambiente que no poda estar ms crispado. La tesis de Eisenhower y de su vicepresidente Richard Nixon, en virtud de la cual Castro era comunis 295

ta, se vio reforzada por el compromiso sovitico de ayudar a la Isla, que inclua el suministro de armas. Sin embargo, en el terreno poltico, Castro tard en decidirse. No se habl ms de elecciones tras el episodio teatral de su dimisin en julio de 1959. El Movimiento del 26 de Julio no era, por lo dems, un partido poltico, de manera que Castro slo poda contar con su Ejrcito para recabar apoyos. Con todo, se iniciaron rpidamente las reformas. As, el rgimen consigui, con una enorme campaa, erradicar el analfabetismo. La sanidad y la vivienda, adems de los problemas agrarios, recibieron, tal y como haba anunciado Castro en el ao 1953, una atencin prioritaria. En particular Ernesto Guevara elabor un plan de reestructuracin econmica que tuvo resultados ambiguos. La idea consista en romper la dependencia del pas respecto a las exportaciones de azcar. Haba que diversificar la produccin agrcola y fomentar la industrializacin. Sin embargo, la consecuencia directa del plan fue una cada de la produccin de azcar, que pas de 6,8 millones de toneladas en el ao 1961 a 3,8 millones de toneladas en 1963, lo que priv al pas de ingresos esenciales. La industrializacin, por su parte, se vio dificultada por el embargo estadounidense. En julio de 1960, se acept la idea de una invasin, algo tradicional en el Caribe, y Eisenhower dio la orden de que se preparasen soldados a tal efecto. Se cre un campo de entrenamiento en Guatemala, del que tuvieron noticias los Servicios Secretos cubanos. El 31 de diciembre de 1960, Castro acus a Eisenhower de preparar una invasin de su pas y redujo el personal de la Embajada estadounidense en La Habana. El da 4 de enero, Eisenhower rompi relaciones diplomticas con Cuba y traspas con alegra tan espinosa cuestin a su sucesor, John F. Kennedy. ste decidi entonces dar luz verde a la invasin, con la condicin de que no hubiese soldados estadounidenses implicados. El intento de invasin tuvo lugar el da 17 de abril de 1961 en la baha de Cochinos y fue un autntico fracaso. Ese acontecimiento supuso un triunfo para Castro. Al mismo tiempo, esa victoria de David contra Goliat present inmediatamente luces y sombras. Antes del ataque. Castro haba proclamado que su revolucin era socialista y Kruchev le haba garantizado su apoyo incondicional. En diciembre del ao 1961, Castro se declar marxista-leninista. El apoyo de la URSS habra de concretarse en un intento de instalacin en la Isla de misiles de alcance medio. Se trataba de una amenaza inaceptable para Estados Unidos y la crisis que se desat en octubre del ao 1962 puso al pla 296

neta al borde la confrontacin nuclear. Tras unas negociaciones secretas, Kruchev acept retirar los misiles a cambio del compromiso de Estados Unidos de no atacar Cuba. Durante el transcurso de la crisis, Fidel Castro se mantuvo al margen de las negociaciones. La crisis permiti sin duda que siguiese el proceso revolucionario, pero Cuba haba adquirido, de manera espectacular, el estatus de satlite de Mosc. No obstante, ms all de esas consideraciones geopolticas, la revolucin cubana provoc un autntico trauma en toda Amrica Latina. Para los sectores progresistas, se convirti en un ejemplo. Se haba demostrado que resultaba posible iniciar cambios sociales incluso en contra de la voluntad del gran hermano estadounidense. Tal tarea demostrara ser ms fcil fuera del rea caribea. A la inversa, para las burguesas, el peligro de una expansin de la revolucin iba a provocar, a corto plazo, reflejos de supervivencia. A ms largo plazo, se agitara a menudo el fantasma de la amenaza comunista para bloquear cualquier intento de reformas. Pensadores militares y sus obras Si bien todo el proceso de la revolucin cubana ha tenido una repercusin mundial mantenida durante varias dcadas, haciendo evolucionar y replantearse los conceptos estratgicos de toda Iberoamrica y posteriormente otras partes del globo donde se presentaron los combatientes cubanos (Angola, Etiopa, Namibia, Vietnam, etc.), con profusin de libros y ensayos sobre la misma, pocos son en comparacin los militares cubanos, en contra o a favor de la revolucin, o disidentes de la misma los que han dejado obras escritas o debido al proceso poltico las mismas no han tenido proyeccin al exterior. Hubo gente prxima a Batista que escribi sobre lo que se iba a producir y as tenemos a:
CORONEL ROBERTO FERNNDEZ MIRANDA

Mis relaciones con el general Batista; Grau y los autnticos en el poder; La legin del Caribe; El gobierno de Prio Socarras y El Ejrcito permanente.
CORONEL ADAM SILVA

Las races del desastre y Cuba: pas de poca memoria.


CORONEL HORACIO FERRER

Con el rifle al hombro; Caminos de libertad y La aventura cubana. 297

CORONEL ARSTIDES SOSA DE QUESADA

Historia de la isla de Cuba y Los procesos de 1952.


TENIENTE CORONEL SALVADOR DAZ VERSN

Estructuracin del Servicio de Inteligencia y Informes confidenciales sobre una futura Cuba comunista. Finalmente la obra del general y presidente Fulgencio Batista y Zaldvar, parte de la cual escribi en su exilio de Madrid: Respuestas; Paradojas; La industrializacin del campo y la crisis poltica; La casa grande de Baney; El tringulo Estados Unidos-Cuba-Espaa y la posibilidad de conciliacin; Porque fui soldado (reflexiones) y Memorias desde Madrid. En el bando de la revolucin destaca en primer lugar el comandante Ernesto Che Guevara (muerto en Bolivia en 1967). Los diarios del Che durante los aos sesenta y setenta se publicaron en casi todos los idiomas del mundo, con tiradas de millones de ejemplares. En ellos Guevara, a parte de contar su azarosa vida revolucionaria, por toda Iberoamrica, frica, pases rabes y Vietnam, desarrollaba sus teoras insurreccionales de la toma del poder mediante el foquismo en sociedades maduras para ello. Su concepto internacionalista de la revolucin, chocaba con el nacionalista de Castro. Por otra parte muchos de los combatientes de Sierra Maestra y el Escambray han rememorado sus actividades en ella y sus acciones posteriores en el plano internacional (frica, Iberomerica, Vietnam, Afganistn, etc.) en un libro de memorias conjuntas titulado: Secretos de generales. Entre ellos destacan: General de Cuerpo de Ejrcito: Abelardo Colome Ibarra. Generales de divisin: Enrique Carreras Rolas; Sixto Batista Santamara; Ral Menndez Tomassevich; Samuel Rodiles Planas; Joaqun Quintas Sola; Rogelio Acevedo Gonzlez y Ramn Pardo Guerra. Generales de brigada: lvaro Lpez Miera; Rolando Kindeln Bles; Demetrio Montseny Villa; Harold Ferrer Martnez; Silvano Colas Snchez; Jos Quevedo Prez; Jos Legro Sauquet; Antonio E. Lussn Batlle; Vctor Schueg Colas; Enrique Acevedo Gonzlez; Orlando Almaguel Vidal; Luis Prez Rospide, etc. 298

Finalmente el propio comandante en jefe de la revolucin tiene diversas obras que reflejan todo el proceso de su pensamiento desde el asalto del Cuartel de Moncada (1953) hasta el momento actual. As tenemos: La Historia me absolver (su propia defensa en el juicio por el asalto al Cuartel de Moncada); Discursos de la revolucin; La primera revolucion socialista de Amrica; Conversaciones con Frai Betto; Nada podr detener la marcha de la Historia; Noticias de Cuba; Por una globalizacin solidaria y Once de septiembre. Repblica Dominicana La historia del siglo XX de la Repblica Dominicana puede fcilmente dividirse en tres periodos bien diferenciados: el primero de 1899 a 1930 de clara intervencin norteamericana en lo poltico, lo militar y sobre todo en lo econmico, hasta convertirse de facto en una colonia de Estados Unidos productora de caf, azcar, tabaco, ron y bananas (la economa del postre) siguiendo el modelo de lo que ocurra en las vecinas Cuba y Puerto Rico; un segundo tercio entre 1930 y 1962, ocupado por la figura omnmoda del general Rafael Lenidas Trujillo y su saga, en el que si bien se recupera parte del poder econmico de las manos norteamericanas, sus beneficios van a parar a las arcas del dictador; finalmente un ltimo tercio que se inicia en un ltimo desembarco norteamericano (1965) para vacunar a este pas de posibles deslizamientos hacia el castrismo y contina hasta el ao 2000 por una pugna por el poder primero entre Juan Bosch PRD y el Partido de Liberacin Dominicana (PLD) y Joaqun Balaguer con el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana (PNSC) que fue siete veces presidente aunque algunas veces en elecciones espreas y por presiones de la potencia dominante y finalmente entre el mismo Balaguer y Jos Pea Gmez (PRD). La muerte de estos tres grandes lderes a finales de siglo y sobre todo la superacin de la amenaza castrista por parte de Estados Unidos permite el triunfo del PRD y el enrumbamineto decidido del pas hacia una economa de equilibrio entre la agricultura, la incipiente industria y los servicios de corte turstico.
PRIMER PERIODO: PRESENCIA PERMANENTE DE ESTADOS UNIDOS

La historia moderna de la Repblica Dominicana parte de la intervencin militar que realiz el Gobierno de Estados Unidos de 1916 a 1924. La ocu 299

pacin del pas fue un paso necesario dentro de la escalada por el control poltico y econmico por parte de Estados Unidos dentro del contexto de toda su poltica hacia la Amrica Latina y, particularmente, hacia la zona del Caribe. Desde el ao 1907, mediante la llamada Convencin Dominico-Americana, la Repblica Dominicana haba quedado en posicin de protectorado norteamericano. En virtud de ese y otros instrumentos jurdicos, las aduanas del pas eran directamente controladas por el Gobierno de Estados Unidos, bajo el pretexto de asegurara el pago de la deuda exterior, cualquier nueva deuda del Estado dominicano necesitaba la aceptacin por parte del Gobierno de Estados Unidos; un consejero poda ser nombrado por el presidente de Estados Unidos para asesorar al Gobierno dominicano en cuestiones financieras y econmicas. El gobierno de Cceres, nico de cierta duracin en los 15 primeros aos del siglo y el mismo que firm la Convencin de 1907, dict leyes de proteccin a las inversiones extranjeras, principalmente para el azcar, y dict la mansura catastral de las propiedades rurales como medio de facilitar el despojo al campesinado de sus tierras, sea directo o por compras lenidas. El recrudecimiento de las guerras civiles que sigui al asesinato de Cceres en 1912 y procedi al desembarco de marines, fue una manifestacin derivada de la penetracin imperialista. La burguesa productora surgida en las ltimas dcadas del siglo XIX fue estrangulada por el control aduanero de Estados Unidos en sus renglones de produccin artesanal y manufacturera para el mercado interior, mediante una poltica reforzada de imposicin de privilegios comerciales que permita a las mercancas industriales norteamericanas desplazar del mercado interno sus modestos productos. La ocupacin del pas por ocho aos cre las condiciones ms propicias a la expansin de la produccin azucarera, mediante la proteccin abierta a las corporaciones que bajo su amparo se implantarn; la produccin de azcar se duplic con creces desplazando definitivamente hacia lugares secundarios a otros artculos de exportacin como el cacao, el tabaco y el caf, que eran producidos por campesinos, terratenientes y burgueses agrarios nacionales. Los resultados ms relevantes de la intervencin de ocho aos fueron extender las relaciones capitalistas de produccin, la expansin de las compaas monoplicas, la liquidacin del caudillismo, la modernizacin del aparato del Estado y de otros aspectos de la vida social del pas y el 300

establecimiento definitivo de la hegemona del capital norteamericano que ya no se disputara ms la plaza con otras naciones. A pesar de que a inicios del ao 1920 el gobernador militar declar que la ocupacin se extendera por ms de una generacin, a fines del mismo ao su Gobierno estaba abocado a la bsqueda de una solucin poltica que permitiera el retiro de las tropas con las garantas necesarias al esquema de dependencia instituido; la cada vertiginosa de los precios del azcar en el periodo, como han sealado algunos autores, que contena el ritmo de expansin del enclave azucarero y la afirmacin institucional, poltica y econmica de sus intereses posibilitaban que la desocupacin se llevase a cabo en un plazo breve. El gobierno de Wilson y luego el de Harding propusieron planes de desocupacin, previa aceptacin de todos los actos del gobierno militar, el reconocimiento de un consejero financiero norteamericano con poderes sobre las rentas internas del pas y la confeccin del presupuesto, una misin de oficiales con poderes de mando en el Ejrcito dominicano, y otras numerosas clusulas negadoras de la soberana nacional, planes que fueron ruidosamente rechazados por casi la totalidad del pas, a travs de la Unin Nacional Dominicana (UND), instrumento poltico dirigido por sectores de pequeo burgueses e intelectuales que negaban los viejos partidos caudillistas. Todo ello hara surgir nuevas modalidades para la desocupacin, y finalmente el llamado Plan Hughes-Peynado con algunas concesiones a los dominicanos acerca de los aspectos ms contrapuestos a la soberana poltica formal, pero que asegur la continuidad del control norteamericano. La UND combati este Plan, bajo la consigna de la desocupacin pura y simple, rechazo de cualquier exigencia por parte del Gobierno norteamericano como condicin de la desocupacin; sin embargo, la burguesa pas a apoyar el nuevo plan porque estimaba hasta cierto punto suficientes las concesiones hechas por los norteamericanos y porque tema la prolongacin de la ocupacin. As, en 1923, surgi un gobierno dominicano ttere (presidido por JB Vicini Burgos) y en 1924 fue electo a la presidencia del Gobierno, Horacio Vsquez, uno de los caudillos ms importantes de la poca, Gobierno en el cual jug un papel tutelar Sumner Welles comisionado del presidente norteamericano en todo el periodo de la desocupacin y que ratific el contenido esencial del mencionado Plan Hughes-Peynado que le diera origen. 301

SEGUNDO PERIODO: DESOCUPACIN MILITAR NORTEAMERICANA Y ERA DE TRUJILLO

Horacio Vsquez, en lo fundamental, fue un instrumento de los intereses de las compaas norteamericanas y del sistema de dominacin en su nueva etapa, aunque se registraron determinadas contradicciones entre el Gobierno y gran parte de la burguesa dominicana con el Gobierno norteamericano, originadas en un nuevo sistema de cuotas establecido en el mismo ao 1924 que eliminaba totalmente a la Repblica Dominicana de la venta de azcar a dicho pas, lo que reorient hacia Inglaterra y otros pases europeos el comercio de exportacin, mientras que los acuerdos del Plan Hughes-Peynado garantizaban un alto margen de importaciones desde Estados Unidos. Vsquez procedi a eliminar estas clusulas e intent una poltica de corte proteccionista que permitiera aprovechar la coyuntura del auge econmico mundial. En los aos del gobierno de Vsquez se consolid como ejrcito profesional la fuerza policial-militar creada por los norteamericanos, y uno de los oficiales entrenados por los marines, Rafael Lenidas Trujillo (ingres al servicio militar de los ocupantes en diciembre de 1918), se convirti con el tiempo en jefe de este Cuerpo, para lo cual elimin a posibles adversarios y promovi a sus ntimos colaboradores en posiciones claves. Por medio del Ejrcito, Trujillo logr hacerse de una fortuna, de consideracin para la poca, que le sirvi de complemento a su creciente poder poltico-militar. En febrero de 1930, en la ciudad de Santiago, se produjo un simulacro de levantamiento por parte de los opositores a Vsquez, quienes de acuerdo con las autoridades militares de la zona iniciaron una marcha hacia Santo Domingo. Vsquez cay por falta de apoyo decidido del Ejrcito. Tras un acuerdo firmado en la Embajada norteamericana, Vsquez accedi a renunciar con la condicin de que se llamara a elecciones libres. El golpe de Estado de Trujillo rompa el esquema poltico trazado por los norteamericanos cuya Embajada, aunque presion a Trujillo para que no fuera candidato, le dio pleno apoyo cuando hizo clara su resolucin de tomar abiertamente el poder. Esto dio va libre a Trujillo para que las elecciones fueran un fraude absoluto y estuviesen envueltas en una represin poltica sin precedentes. Trujillo present una alternativa para el modelo de dependencia instaurados en las condiciones de la gran crisis econmica del capitalismo y de caducidad de los caudillos polticos locales, lo que determin una alianza 302

con Estados Unidos que haba de prolongarse durante casi todo su gobierno. Particularmente, Trujillo se erigi en garante de las propiedades azucareras norteamericanas, eliminando disposiciones dictadas por el gobierno de Vsquez; al propio tiempo que desarrollaba su fortuna personal en el comercio y seguros no tocando la industria azucarera en condiciones de propicia coyuntura sino a mitad de su largo gobierno de 30 aos. La poltica azucarera de Trujillo estableci condiciones que determinaron el traspaso a su persona o al estado de las propiedades industriales y terrenos propiedad de compaas norteamericanas. En los primeros aos de la dcada de los aos cincuenta ya Trujillo y/o el Estado eran dueos de casi las dos terceras partes de la produccin azucarera nacional. La Romana, que slo produca cerca del tercio del total, no fue posible por entonces pero se plante como un objetivo importante hasta la liquidacin del rgimen en el ao 1961. Extendi la superficie general de terrenos dedicados a la caa, ampliando la capacidad productiva de los ingenios adquiridos a norteamericanos, por medios compulsivos de expropiacin del campesinado en la forma que aprendi de los ocupantes militares norteamericanos a los que sirviera como soldado. La mecnica del funcionamiento trujillista exiga la dilapidacin de recursos econmicos para ser dedicados a obras suntuarias, muchas de ellas sin la menor utilidad, consagradas como expresin del podero del rgimen y de la misin nacional de Trujillo. Algunas otras, no obstante, sirvieron para modernizar aspectos de la vida del pas, sobre todo la ampliacin de las vas de transporte interno. Dentro de las inversiones totalmente improductivas, la ms importante tubo consecuencias de cierta trascendencia para el futuro del rgimen: una feria mundial en el ao 1955 que cost al Estado dominicano ms de 50 millones de dlares. Para algunos autores, el inicio de la decadencia del modelo trujillista se relaciona con esta feria puesto que detuvo, aparentemente, el auge acelerado de inversiones en la industria. An as, la dictadura trujillista no desapareci a consecuencia de este tipo de contradicciones internas, que no dejaron de tener su importancia. La causa determinante de la cada del rgimen fue el nuevo auge de los movimientos democrticos en la zona del Caribe, cuyo punto ms trascendente fue la revolucin cubana. En su defensa del sistema dictatorial en el rea del Caribe, Trujillo jug un papel internacional por encima de las capacidades del pas y tubo que hacer frente a una amplia coalicin de naciones enemigas, que finalmente crearon las condiciones para su derrocamiento. 303

Con intereses econmicos propios que chocaban con las inversiones estadounidenses en casi todos los campos, desgastado por 30 aos de poder absoluto y convertido en ficha de negociacin continental a cambio de Cuba revolucionaria (baha de Cochinos se produjo seis semanas antes del asesinato de Trujillo en actos coordinados por una misma agencia norteamericana), Trujillo no tardara en romper con Estados Unidos pblicamente y en anunciar tcticos planes socializantes buscando apoyo local e internacional en forma tarda y frustrante. El peligro de una revolucin similar a la cubana, a partir de las contradicciones a que estaba sometida la dictadura trujillista, indujo a buscar la salida mediante atentado, con el mismo razonamiento que sectores del propio engranaje de la dictadura pasaron a conspirar y se unieron recursos y garantas de la CIA a dominicanos vinculados a Trujillo hasta ese momento, para su asesinato.
TERCER PERIODO: LA ERA BALAGUER

A la muerte de Trujillo, su hijo mayor, Ramfis, asumi el mando de las Fuerzas Armadas y la direccin general del aparato poltico heredado. Joaqun Balaguer, presidente ttere desde la VI Conferencia de Cancilleres de San Jos de 1960 de Costa Rica puesto por Trujillo para intentar una mascarada democratizante, obtuvo de Ramfis autorizacin para producir algunas aperturas que contentaran las exigencias norteamericanas y condujesen al levantamiento de las sanciones de la OEA, sobre todo en su aspecto econmico. Estrechamente unidos en la necesidad de preservar al rgimen y garantizar la continuidad de la crisis, Balaguer y Ramfis representaban caracterizadamente dos aspectos de la herencia: poltica y econmico-familiar. Para aparentar una apertura democrtica frente a las incrementadas presiones externas, Balaguer tom algunas medidas dirigidas a democratizar la vida poltica y a las pocas semanas de la desaparicin de Trujillo surgieron diversos agrupamientos opositores al rgimen. El primer grupo poltico que regres del exilio tras los ofrecimientos de Ramfis Trujillo y Balaguer fue el Partido Democrtico Dominicano (PRD), con el beneplcito y proteccin del Departamento de Estado norteamericano y sus aliados en el Caribe. Figueres y Betancourt. El PRD tena una ideologa tpicamente populista, de bsqueda de un mayor desarrollo capitalista y de establecimiento de un rgimen democrtico con la colaboracin norteamericana. 304

Internamente, la primera agrupacin que surgi tras el ofrecimiento de garantas por el Gobierno fue una agrupacin de fachada no partidista denominada Unin Cvica Nacional (UCN). Aunque el punto central del programa de este grupo era el establecimiento de un gobierno de democracia representativa, los intereses que predominan eran los de la burguesa comercial importadora-exportadora, de la burguesa agraria ms atrasada y de los terratenientes. Al otro partido poltico de oposicin que surgi tras la muerte de Trujillo fue de la Agrupacin Poltica 14 de Junio, continuacin legal del movimiento clandestino relevado a inicios de 1960, gran parte de cuyos lderes estaban en el exilio o en prisin y que en las nuevas condiciones pasaron a actuar libremente. En el 14 de junio, el ejemplo de la revolucin cubana y de la accin del Movimiento de 26 de Julio fueron definitivos en la conformacin de su organizacin, su programa y su tctica poltica. Bajo la direccin de estos partidos, principalmente de la UCN, se libr una ardua lucha de masas contra el gobierno Ramfis-Balaguer. Ramfis decidi abandonar el pas a mediados de 1962 y ante la creciente movilizacin popular, el grupo neotrujillista encabezado por Balaguer se propuso establecer, bajo su direccin un nuevo esquema de poder con la anuencia norteamericana y cierta neutralidad inicial por parte de la UCN e incluso con un apoyo tibio y disimulado de sectores del PRD. Balaguer sobrevivi algunos meses a la huida de Ramfis Trujillo y tuvo que anunciar elecciones para diciembre del ao 1962, pero dejara un aparato poltico propio montado y vinculado con la burguesa comercial importadora y exportadora, as como con determinados ncleos militares, que le serviran de base nacional para el retorno al poder cinco aos ms tarde con el apoyo de las tropas norteamericanas. La bsqueda por las masas populares de mejores condiciones de vida fue el factor determinante de la victoria del Partido Revolucionario sobre la UCN en las elecciones de diciembre de 1962, obteniendo su candidato, Juan Bosch, ms del doble de votos que todos los otros partidos. Desde el punto de vista ideolgico, la manifestacin ms importante del gobierno de Bosch fue la Constitucin de 1963, mediante la cual se consagraba un rgimen poltico democrtico y medidas socio-econmicas de orden burgus nacional, en aspectos como la prohibicin del latifundio, reforma agraria, prohibicin de propiedades de tierras por extranjeros, etc. 305

El da 25 de septiembre de 1963 se produjo un golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Bosch, provocado por el sector derechista de la burguesa con el apoyo del grupo neotrujillista de las Fuerzas Armadas. El rgimen surgido del triunvirato, por estar inicialmente compuesto por tres civiles (Reid Cabral, Cceres Troncoso e Imbert Barrera). El descontento contra el triunvirato se reflejo en las Fuerzas Armadas de dos maneras: reorganizacin del grupo neotrujillista en bsqueda del poder completo, y aparicin de un sector democrtico partidario del retorno de la constitucionalidad. La accin de los militares neotrujillistas fue bastante abierta y se manifest en la formacin de una faccin militar llamada Clan de San Cristbal dirigido por el coronel Francisco Caamao, opuesta al grupo hegemnico que sostena el rgimen, conocido como Clan 30 de Mayo (fecha de la muerte de Trujillo). En algunos momentos, parte de los militares neotrujillistas conspiraron junto con los constitucionalistas, pero la reduccin de mando de algunos de sus jefes determin que el derrocamiento del triunvirato fuese obra del grupo constitucionalista bajo la consigna de Retorno de la Constitucin de 1963 y al gobierno de Juan Bosch. El 24 de abril de 1965 se produjo el golpe de Estado de los militares constitucionalistas que llevo a la cada del triunvirato al da siguiente. El potente apoyo de masas que recibi el movimiento militar hizo que se convirtiera desde muy pronto en el factor determinante de una insurreccin popular. Ante el temor a un efecto domino de la revolucin cubana, el 1 de mayo fuerzas de Estados Unidos desembarcaron en Santo Domingo e iniciaron una guerra antinsurreccin de ms de dos meses para acabar cortando los focos revolucionarios. Ante la protesta mundial por esta intervencin el 24 de mayo de 1965, la OEA, con el propsito de legalizar la ocupacin norteamericana, crea la llamada Fuerza Internacional de Paz (FIP) compuesta por representantes de los Ejrcitos regulares de otros pases del continente. Conseguida la pacificacin se form un gobierno provisional presidido por Hctor Garca Godoy para organizar unas elecciones supervisadas por las tropas extranjeras, que la llevaron a cabo en 1966. Como se ha sealado triunf Joaqun Balaguer y desde entonces hasta final de siglo, (con seis gobiernos de Balaguer y dos del PRD) son algunos pequeos vaivenes poltico-sociales (desembarco y muerte de Caa 306

mao en el 1973, disturbios, huelgas y manifestaciones a lo largo de los aos ochenta y noventa, etc.). Se extendi sobre la Isla una pax americana que dura hasta nuestros das. Balaguer a lo largo de ese tiempo tuvo dos grandes antagonistas polticos: Juan Bosch primero en el PRD y luego tras abandonar ste, en el PLD creado por l, y Jos Pea Gmez lder desde la dcada de los ochenta del citado PRD. Segn cuentan las voces populares en la Repblica Dominicana, Bosch y Pea en algn momento pudieron ganarle las elecciones a Balaguer pero las perdieron en el conteo. Finalmente y como taln a este azaroso siglo XX dominicano en el ao 2000 las elecciones ya sin ninguno de estos tres lderes, dieron el triunfo al ingeniero agrnomo Hiplito Meja Domnguez representante del PRD al que acompa en el tndem electoral la doctora Milagros Ortiz Bosch, sobrina del antiguo lder opositor y primera mujer en la historia del pas en ocupar el cargo de vicepresidenta. Pensadores militares y sus obras A principios de siglo, aparece la figura del general Ramn Cceres que fue presidente de 1906 a 1911 y entre cuyas obras cabe destacar: El Estado, la Nacin, el Pueblo y la Patria; Notas autobiogrficas y apuntes histricos y La cuestin fronteriza. El general Rafael L. Trujillo Molina, si bien no dej obra escrita s est clara su influencia en el pensamiento militar tanto en la Repblica Dominicana como en todo el Caribe, existiendo multitud de dichos escritos sobre su vida y su obra. Su familia en Madrid (su nieta Mara Altagracia) tiene recogido todo su epistolario con las figuras polticas internacionales ms representativas entre los aos 1930 y 1961, as como sus discursos y escritos autobiogrficos. En poca de Trujillo destac el contralmirante Luis Homero la Jara Burgos que escribi: Coyuntura geopoltica latinoamericana; La doble estrategia del Atlntico y el Caribe; Singladuras atlnticas y La Repblica Dominicana y el continente. En Mxico y entre su salida del pas en 1965 y su muerte en combate en 1973, el coronel Francisco Caamao, escribi las siguientes obras: Los oficiales de la Constitucin; La nacin emergente; Los das de Santo Domingo y El Caribe libre. 307

OTROS PENSADORES MILITARES CORONEL EDUARDO LA TORRE GRULLN

Anlisis del modelo econmico vigente y Clases, crisis y comandos.


TENIENTE CORONEL FRANCISCO BEZ CALDERN

Diez aos de reformismo; Las Fuerzas Armadas garantes de la democracia y Los fusiles de la paz.
COMANDANTE LVARO NAVARRO ANDRADE

El determinismo geogrfico de la Historia y Manual de Historia Dominicana.


EL GENERAL JOS MIGUEL A. SOTO JIMNEZ

Es la figura ms importante de los pensadores militares dominicanos de la actualidad y tiene ocho libros publicados sobre historia militar y doctrina. En el ao 1998 fue nombrado agregado de Defensa en la Embajada de la Repblica en Washintong y representante de su pas ante la Junta Interamericana de Defensa, pronunciando frecuentemente conferencias en el Colegio Interamericano de Defensa y en diversas academias militares norteamericanas. Entre sus obras caben destacar: Defensa, Seguridad y Democracia; La revolucion de Juan Snchez Ramrez; Las Fuerzas Militares en la Repblica Dominicana y La percepcin pblica de la problemtica militar.
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CAPTULO SPTIMO

PENSADORES MILITARES BRASILEOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNIDAD IBEROAMERICANA

PENSADORES MILITARES BRASILEOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNIDAD IBEROAMERICANA

Por VCTOR QUIROGA MARTNEZ

Introduccin Para conocer en profundidad a los ms importantes pensadores militares brasileos del siglo XX y su influencia en la Comunidad Iberoamericana, es necesario ver la evolucin poltica de Brasil en los ltimos aos del siglo XIX, en los que se produce la cada del imperio y la instauracin de la Repblica, detenindonos en los hechos que la motivaron y en el papel que jugaron los militares en los mismos. Su pensamiento en esa poca, relativo a la sociedad, la poltica y las Fuerzas Armadas, puede decirse que se ir transmitiendo a las sucesivas generaciones de jvenes militares durante el siglo XX, lo que tendr gran influencia en el transcurso de la historia de Brasil. La participacin de militares en la poltica durante el siglo XX, el Tenientismo, las revoluciones de los aos 1922, 1924 y 1930, la Columna Prestes y la revolucin de 1964, son hechos que no se escapan a esa influencia y por ello tambin los contemplaremos en el desarrollo de este captulo. El trabajo est estructurado siguiendo diferentes pocas polticas de Brasil: La instauracin de la Repblica. La Repblica Vieja en el siglo XX. Desde la revolucin de 1930 a la revolucin de 1964. Despus de la revolucin del 31 de marzo de 1964. 313

En cada una de estas pocas figurarn pensadores militares que, por lo que publicaron, nos dejaron escrito sus pensamientos. Asimismo, de todos los militares que fueron presidentes de la Repblica, indicaremos algunas de sus decisiones y logros obtenidos a lo largo de sus gobiernos porque, indudablemente, en ellos estn reflejados, aunque no lo hubiesen publicado personalmente, parte de su pensamiento. La instauracin de la Repblica Al trmino de la guerra de la Triple Alianza, dos doctrinas, que haban llegado con anterioridad a Brasil, la republicana y la positivista de Augusto Comte, afloran nuevamente con ms vigor, calando con desigual medida en la sociedad brasilea, pero teniendo una especial aceptacin entre los oficiales ms jvenes del Ejrcito y los alumnos de las escuelas militares. Consecuentemente, dos asuntos pasan a ser tema de reflexin en las lites brasileas: la abolicin de la esclavitud y la instauracin del rgimen republicano. Por otro lado, el Ejrcito y la Marina son relegados a un segundo plano, disminuyendo su eficiencia para poder cumplir su misin constitucional. Los oficiales ms antiguos, que estimaban y respetaban al emperador y por ello tradicionalmente lo defendan, an sin proponrselo, disminuyen la intensidad de esta defensa, desgastados por la desilusin y el abandono. En la dcada de 1880 surge la llamada cuestin militar, constituida por una sucesin de incidentes que hirieron el espritu de clase, por considerar que ofendan la honorabilidad militar. Estos hechos incrementaban el estado de incomprensin entre oficiales del Ejrcito y la lite dirigente, hbilmente explotada por los interesados en implantar la Repblica. La mayora del Ejrcito comparta con el pueblo brasileo la campaa abolicionista. Llevados por el idealismo y por un espritu humanitario, los militares expresaron su repugnancia ante la nueva misin que los esclavistas queran imponerles: cazadores de negros huidos. Por ello, a nadie sorprendi la actitud del Club Militar (1) cuando el 23 de octubre del ao 1887 se manifest en contra del empleo del Ejrcito en la captura de

(1) Es un club privado fundado el da 26 de junio de 1887. Tuvo gran influencia en la instauracin de la Repblica y en la historia de Brasil, por la repercusin poltica de sus pronunciamientos que representaban la opinin de las Fuerzas Armadas. Su influencia poltica desapareci en la dcada de 1980.

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esclavos. El general Deodoro, presidente del Club Militar, dirigi un escrito a la princesa Isabel en el que se haca constar que la solidaridad con los esclavos haba conquistado la conciencia del pas. El 13 de mayo de 1888, la princesa Isabel firm la Ley urea por la que se declaraba extinguida, desde esa fecha, la esclavitud en Brasil. Otro factor a tener en cuenta para la instauracin de la Repblica fue la delicada situacin de la sucesin al trono, ya que no todos vean con buenos ojos a una mujer en la Jefatura del Estado, pues muchos pensaban, como consecuencia de las costumbres patriarcales de la sociedad brasilea, que la princesa Isabel sufrira la influencia de su marido que, adems, era extranjero. Pedro II haba sido un smbolo de unidad nacional, presidiendo con destreza el sistema poltico ms estable de Iberoamrica. Pero eso no significaba nada para la nueva generacin de la lite brasilea. Los crticos ms radicales de la Monarqua, los republicanos, decan abiertamente que la institucin era no slo un anacronismo, sino un obstculo para el progreso nacional. Brasil, a su modo de ver, haba superado la necesidad de un poder moderador. Para hacerse una idea de lo que la juventud militar pensaba sobre ese poder moderador y cual era su estado de espritu en los aos anteriores a la Repblica, tenemos un valioso testimonio del general Tasso Fragoso, alumno de la Escuela Militar de Praia Vermelha en esa poca, cuando el 24 de agosto de 1930 ante el tmulo del mariscal Jos Bevilaqua, pronunciaba, entre otras, las siguientes palabras: Nuestro pas atravesaba uno de los periodos ms caractersticos de su historia. Se agitaba el problema de la liberacin de los esclavos y el de la sustitucin del rgimen monrquico por el republicano. Como era natural, ambos repercutan en el seno de la Escuela, inflamando nuestras imaginaciones e interpolndose en nuestros deberes cotidianos. Eramos partidarios de la libertad de los esclavos. Queramos verles libres incondicionalmente y dentro del plazo ms corto, para que se apagase de una vez esa mancha que tanto nos deshonraba. Con esa intencin unamos nuestros modestos esfuerzos a los de todos los abolicionistas del pas. Hoy todo eso declin en el olvido y tal vez se parezca a un sueo; mal se conciben las luchas que entonces comenzbamos por la libertad. Pero cuntas veces no nos prestamos hasta defender con nuestra propia vida la de los que propugnaban la abolicin inmediata! Con la mente culti 315

vada por la ciencia y por la lectura de grandes pensadores como Augusto Comte, sobamos un rgimen ideal. Es preciso haber vivido en esa poca y haber conocido ese ambiente para aquilatar, justamente, la exaltacin de la mayora de esa generacin republicana, de militares y civiles, que lucharon con inquebrantable fe y absoluto desprendimiento para redimir a los cautivos e implantar la Repblica en Brasil. La vida era para nosotros el menor de los bienes, si no pudisemos vivir con dignidad (2). Ante este testimonio no es de extraar que el 15 de noviembre de 1889 un grupo de oficiales, an sin contar con un amplio apoyo civil, intente convencer al mariscal Deodoro da Fonseca para que dirija un golpe contra el emperador. El mariscal en principio indeciso, tras conocer que un enemigo poltico suyo, el general Gaspar da Silveira, haba recibido el encargo del emperador de formar un nuevo gobierno, decide firmar el decreto de proclamacin de la Repblica y establece un gobierno provisional por l presidido. El emperador acepta el ultimtum militar y junto a su familia se exilia a Portugal. La Repblica comienza como un gobierno militar, asumiendo los republicanos la funcin de modular las nuevas instituciones. Una Asamblea Constituyente redacta en el ao 1891 la segunda Constitucin de Brasil, cuya caracterstica ms importante era la de una descentralizacin radical, convirtindose Brasil en una federacin. La Constitucin daba carta blanca a los estados econmicamente ms dinmicos a dirigir su propio desarrollo. Pero a pesar de la larga maduracin de los ideales republicanos, el pas no estaba preparado para un rgimen republicano federal. En las disposiciones transitorias de la Constitucin se prevea la eleccin del presidente por el Congreso, por no estar el pueblo perfectamente informado en lo referente al voto libre. Despus de la proclamacin de la Repblica las distintas fuerzas que haban contribuido a ello, mostraron la fragilidad de su alianza y Deodoro da Fonseca logr vencer en la eleccin presidencial realizada en el Congreso, convirtindose en el primer presidente electo de la Repblica de Brasil y en el primer militar en alcanzar este puesto.
(2) MACEDO CARVALHO, L. P. coordinador: O Exrcito na Histria do Brasil, volumen 2, p. 205.

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La Repblica Vieja en el siglo XX La Repblica Vieja se prolonga hasta la revolucin de 1930. En este periodo el poder civil se afirma en el pas, principalmente, por la consolidacin de la poltica de los gobernadores a travs de la adopcin de normas electorales, an con el sufragio al descubierto y sin ser obligatorio el voto. Esas normas logran conferir a las oligarquas de los estados, una influencia efectiva en la eleccin de los representantes del Gobierno de la Unin, en atencin a sus aspiraciones. Ello asegur la gobernabilidad de la nacin por medio de un sistema poltico estable, que funcion relativamente bien hasta la crisis politico-econmica de 1929. Desde el punto de vista militar destacan entre otros, por su trascendencia, los siguientes hechos: Dentro del programa de modernizacin de la enseanza militar el envo de tres promociones de oficiales en los aos 1906, 1908 y 1910 a Alemania para hacer prcticas en su Ejrcito. Con motivo de la construccin de unas lneas de ferrocarril se origina una revuelta civil armada encabezada por un lder carismtico, el sacerdote Ccero Romo Batista, que da pie a la guerra del Contesto en Santa Catarina de 1912 a 1916. En el ao 1913 un grupo de oficiales jvenes, que haban efectuado prcticas en Alemania, funda una revista llamada Defensa Nacional, muy importante en la evolucin del pensamiento militar brasileo, por difundir nuevas ideas y nuevas tcnicas y tcticas militares. Este grupo fue posteriormente conocido como los jvenes turcos, porque admiraban a Mustafa Kemal Pax que haba transformado el Imperio Otamano, apoyndose en militares formados por instructores alemanes. Brasil entra en la Primera Guerra Mundial el 26 de octubre del ao 1917, tras reconocer el Congreso el estado de guerra entre Brasil y Alemania. Ello supuso que la Marina de Guerra patrullase el Atlntico Sur durante dos aos, que la Divisin Naval de Operaciones actuase por primera vez fuera de aguas suramericanas, que pilotos brasileos volasen en Inglaterra y Francia y que se enviase a este ltimo pas una misin mdica. Las importantes modificaciones que surgieron, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, en la tctica, en la doctrina y concepcin de la guerra, dieron pie a que el Congreso Nacional autorizase el 20 de octubre de 1919, la contratacin de una misin militar francesa para 317

orientar al Ejrcito en lo referente a material, instruccin y modificaciones introducidas en la tctica. Esta contratacin se prolong hasta 1940. La insatisfaccin de un grupo de oficiales jvenes hace que stos se politicen y se lancen a la lucha, originando actos de rebelda polticomilitar en la dcada de 1920. La primera rebelin, que fue sofocada rpidamente, se produce el da 5 de julio de 1922 en Ro de Janeiro, inicindose con ella el ciclo revolucionario brasileo del siglo XX. El detonante de la misma fue el arresto del mariscal Hermes da Fonseca, presidente del Club Militar, que se vio envuelto en una intriga polticomilitar. En el ao 1924 y tambin en un 5 de julio, se produjo en So Paulo otra revuelta, que fue enseguida abortada. Estas dos revoluciones tuvieron motivaciones y participaciones diferentes. La primera fue fruto de una conspiracin sin gran coordinacin y motivada por las injurias proferidas contra el Ejrcito, conspiracin que envolvi no slo a jvenes oficiales, los llamados tenientes, sino tambin a oficiales ms antiguos, tanto en activo como en la reserva. La segunda fue una rebelin preparada, desencadenada y conducida con relativa coordinacin y con la participacin exclusiva de los jvenes oficiales reprimidos por su participacin en la revuelta de 1922, a la que se le unieron otros oficiales jvenes, tenientes y capitanes, que configuraron lo que se conoci en la Historia como Tenientismo. El movimiento tenientista posea un programa extremadamente difuso. Su insatisfaccin con la Repblica Vieja los lleva a requerir el voto secreto y un gobierno central fuerte que uniese el pas, que pusiese fin a los polticos profesionales corruptos y que pusiese en marcha una legislacin social progresista. Son idealistas, sin embargo, elitistas. Golpistas, pero reformistas. La falta de claridad de los ideales de los tenientistas, se puso de manifiesto por la variedad de tendencias a las que posteriormente se adhirieron sus componentes, algunos se volvieron comunistas y otros nazi-fascistas o conservadores. Entre los aos 1925 y 1927 componentes del Tenientismo, liderados por los capitanes Miguel Costa y Carlos Prestes, organizan la Columna Prestes, un movimiento poltico-militar que recorre el interior de Brasil propugnando reformas polticas y sociales, combatiendo contra las fuerzas del gobierno. Compuesta por unos 1.500 hombres que nunca fueron vencidos, tras recorrer unos 2.500 kilmetros, se refugian en Bolivia en el mes de febrero de 1927. La conjuncin de una serie de factores tales como: la existencia de una clase media emergente, el Tenientismo, una incipiente burguesa 318

y el movimiento obrero, todos ellos insatisfechos con la Repblica Vieja, unidos a las divergencias polticas puestas de manifiesto en la eleccin de Julio Prestes como presidente, originan el 5 de octubre de 1930 una revolucin. Ante el avance victorioso de la revolucin en diversos estados del pas, un grupo de almirantes y generales situados en Ro de Janeiro, deponen al presidente Washington Luis para evitar ms derramamientos de sangre y las consecuencias de una guerra civil. Se establece una Junta Pacificadora, compuesta por los generales Mena Barreto y Tasso Fragoso y el almirante Isaas Noronha, que admitiendo el liderazgo de Getlio Vargas le entregan el poder el 3 de noviembre de 1930. Durante la Repblica Vieja en el siglo XX sobresalen como pensadores militares los mariscales Hermes da Fonseca, Cndido Mariano da Silva Rondn y el general Augusto Tasso Fragoso Mariscal Hermes da Fonseca (1855-1923) En el gobierno de Alfonso Pena (1906-1909) el mariscal Hermes da Fonseca, llamado padre del ejrcito moderno, ocup el cargo de ministro de la Guerra, durante el cual promovi una profunda reorganizacin del Ejrcito, estructurndolo en Regiones Militares y Brigadas Estratgicas. Actualiz los reglamentos militares y adquiri nuevo armamento para el Ejrcito. En el ao 1908 instituy en Brasil el servicio militar obligatorio. Como ministro de la Guerra, su visin del problema de la Defensa Nacional no se limit a asuntos de su Cartera. Tena lucidez suficiente para ver con claridad que la simple existencia de un Ejrcito activo, por ms preparado que fuese, no representaba por s solo una completa salvaguardia. De ah su inters por desarrollar el sistema de transportes, cuya estructura debera reposar en una red ferroviaria, que permitiese no slo vencer en condiciones adecuadas las grandes distancias en las que se situaban las fronteras ms vulnerables, sino tambin promover la explotacin de los recursos naturales y hacer ms efectivo el progreso de las regiones interiores brasileas por la intercomunicacin de ncleos demogrficos y econmicos que convena establecer en el interior del pas. En la campaa sucesoria para la sustitucin de Nilo Peanha, se present como candidato presidencial contra Rui Barbosa. En la primera eleccin que result muy disputada, Hermes da Fonseca sali victorioso, siendo elegido para romper con la denominada poltica del caf con 319

leche (3), asumiendo la presidencia de la Repblica desde el 15 de noviembre de 1910 al 15 de noviembre de 1914. A pesar de su gran popularidad tuvo que enfrentarse a serios problemas durante su gobierno. El primero de ellos fue el denominado revuelta de la Chibata, rebelin organizada por los marineros contra los castigos fsicos en la Marina. Durante su mandato sustent la poltica proteccionista del caf, pero interfiri en varios estados, rompiendo las polticas de los gobernadores. Promovi las llamadas salvaciones, esto es, a travs de intervenciones federales en los estados, destitua a los grupos que dominaban el gobierno, substituyndolos por los que, aunque tambin relacionados con la agricultura de exportacin, componan la oposicin. De 1913 a 1914, desidencias partidistas provocaron la revuelta de los jaguncos o del padre Ccero en la regin del Contesto, dominada por los seguidores del monje Jos Mara, y que no fue sofocada por el gobierno del mariscal Hermes. Contrajo nuevos prstamos para la defensa del caf, emitiendo grandes cantidades de dinero. Durante su gobierno hubo una gran expansin de las lneas telegrficas y frreas. Su gobierno qued marcado por las revueltas de la Chibata y del Contesto y por la violencia en los estados. Al entregar la presidencia fue elegido senador, aunque no asumi ese cargo por viajar a Europa en donde permaneci hasta 1920. En 1921 fue elegido presidente del Club Militar. Si como ministro y presidente de la Repblica, el mariscal Hermes da Fonseca leg al pas un conjunto de importantes realizaciones que son actuales hasta hoy, en el desempeo de la presidencia del Club Militar, es donde mostrar la impronta de su talla militar. Envuelto en una serie de intrigas polticas, dej a sus camaradas de armas un mensaje, que le costara la crcel y que constituye la sntesis de su existencia: No olvidis que las situaciones polticas pasan y que el Ejrcito permanece. Mariscal Cndido Mariano da Silva Rondn (1865-1958) La existencia, sin hablar del destino, de los pueblos indgenas de Brasil, como los de la mayora del lejano interior, era prcticamente ignorada por
(3) La alternancia en el poder de paulistas y mineiros era denominada por el pueblo como poltica de caf con leche, porque representaba la fuerza econmica de los grandes estados: So Paulo (productor de caf) y Minas Gerais (productor de lacteos).

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los brasileos que vivan en el litoral al inicio del siglo XX. La coexistencia intermitente entre los europeos y los indios de la poca del inicio de la colonia, haca mucho tiempo que haba pasado. Los indios haban sido asimilados, aniquilados o empujados ms all de los asentamientos portugueses y ms tarde brasileos. Como consecuencia de ello, el indio era una figura extica para la mayora de los brasileos. En palabras de John Hemming, un especialista ingls en la historia de los indgenas brasileos: Los indios se estaban convirtiendo en una curiosidad, en lugar de una amenaza seria (4). Los indios reaparecen en el pensamiento oficial brasileo al inicio del siglo XX por el esfuerzo de funcionarios pblicos, tales como Cndido Rondn, oficial del Ejrcito y positivista. Rondn encontr por primera vez asentamientos de indios cuando trabajaba como oficial del Ejrcito encargado de la construccin de lneas telegrficas en el interior de Brasil. Concluida su participacin en diversas comisiones para la construccin de lneas telegrficas y despus de incorporar Brasil, en 1903, el Acre a su territorio, Rondn fue llamado a la presencia del presidente Alfonso Pena en 1907, porque quera conocer la posibilidad de unir telegrficamente el Mato Groso y la regin del Amazonas. Rondn respondi con firmeza que era posible, solicitando a la hora de aceptar la jefatura de los trabajos, la autorizacin para realizar los levantamientos geogrficos, botnicos y mineralgicos de la regin, as como la autorizacin para que las poblaciones indgenas que fuesen encontradas quedasen bajo la proteccin de la comisin. Durante su vida, Rondn se dedic a dos causas principales ya indicadas; la unin de los ms apartados puntos de la frontera y del serto brasileo (zona poco poblada del interior del pas, en especial del interior semirido de la parte noroeste) a los principales centros urbanos y a la integracin del indgena a la civilizacin. Una cualquiera de estas tareas hubiera sido suficiente para justificar el nombre de Rondn en la Historia. Pero el ilustre militar fue mucho ms all. En la primera tarea, Rondn explor ms de 50.000 kilmetros de serto y extendi ms de 2.000 kilmetros de hilos de cobre por las regiones del pas, conectando los ms lejanos parajes brasileos por medio de la comunicacin telegrfica.
(4) SKIDMORE, T. E.: Uma Histria do Brasil, p. 115.

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Como indigenista, pacific tribus, estudi los usos y costumbres de los habitantes de los lugares recorridos y particip en la creacin de medidas legales de proteccin a los moradores de la selva. Fue nombrado el 7 de septiembre del ao 1910 director de la Fundacin del Servicio de Proteccin a los Indios (SPI), precursora de la actual Fundacin Nacional de Asistencia al Indio, por lo mucho que ya haba realizado y por la talla moral e intelectual puesta de manifiesto a lo largo de su carrera. El SPI tena la difcil misin de llevar los servicios bsicos (salud y educacin) a los indios, sin destruir su estructura cultural o social. Rondn fue uno de los pioneros en liderar una campaa para educar al pueblo, en el sentido de que comprendiese que muchos brasileos eran improductivos a causa de enfermedades originadas por necesidades mdicas y sanitarias no satisfechas, lo que dio pie a importantes campaas de salud en las dcadas de 1910 y 1920. Cuarenta aos de contacto continuo con los sertos brasileos, proporcionaron a Rondn la oportunidad para contribuir al avance del conocimiento en los campos de la botnica, zoologa y mineraloga. Unos 8.000 ejemplares de vegetales, 6.000 especies zoolgicas, adems de un gran nmero de descubrimientos mineralgicos, constituyen parte del archivo cientfico reunido por Rondn en sus expediciones, del cual se ha enriquecido el Museo Nacional de Brasil. En el campo de la Geografa, las expediciones de Rondn contribuyeron a que 15 nuevos ros figuren en los mapas brasileos como consecuencia de sus exploraciones fluviales y que una enorme rea de 500.000 kilmetros cuadrados fuese integrada al espacio brasileo. Los resultados de sus investigaciones se reunieron en un total de 70 volmenes narrativos, alusivos a la Biologa, la Geologa y la Hidrografa y otros aspectos de las regiones antes desconocidas. El reconocimiento a la obra de Rondn fue ms all de las fronteras de Brasil, en la medida que por dos veces se sugiri su nombre para el Premio Nobel. Tuvo la gloria de tener su nombre inscrito en letras de oro en el libro de la Sociedad de Geografa de Nueva York, como el explorador que penetr ms profundamente en tierras tropicales, al lado de otros como Amundsen y Pearry. En sesin solemne del Congreso Nacional del da 5 de mayo de 1955, a la edad de 90 aos, Rondn recibi las insignias de mariscal. El mariscal Rondn es el patrn del Arma de Comunicaciones del Ejrcito brasileo. 322

Al considerar al aborigen como un ser humano y su derecho a la libertad y a la propiedad, durante la pacificacin de los indgenas en las comisiones de construccin de lneas telegrficas, se consolid la doctrina sociolgica de integracin por absorcin (5). El mariscal Rondn adopt en estas comisiones el lema, que da una idea de la dignidad de su persona y de su humanidad: Morir si fuese preciso, matar nunca. General del Ejrcito, Augusto Tasso Fragoso (1869-1945) El general Fragoso est considerado como el padre de la historia del Ejrcito brasileo, por la excepcional importancia que daba a esta materia, puesta de manifiesto en las obras que public, entre otras, A Guerra da Trplice Aliana; A Batalha do Passo do Rosario y A Revolucin Farroupilha. El general constataba una gran deficiencia en la formacin de los oficiales de carrera. Se quejaba, con pena, de las deficiencias en su preparacin histrica, desde los primeros pasos de su vida militar. Juzgaba que: Esto podra ser explicado por el hecho de que, en los aos anteriores a la Repblica, se haba arraigado en el espritu de muchos la falsa idea de que la democracia verdadera y la fraternidad real entre los pueblos deban fundamentarse en el olvido y hasta en la maldicin de ciertos hechos pasados (6). Siendo alumno de la Escuela Militar, trab conocimiento con las ideas positivistas divulgadas por Benjamn Constant y particip en la operacin militar que instaur el rgimen republicano en Brasil en 1889. Fue elegido, contra su voluntad, diputado de la Asamblea Nacional Constituyente en 1890, pero renunci al cargo sin haber participado en alguna sesin parlamentaria. En el ao 1914 el presidente Venceslau Brs le nombr jefe de la Casa Militar, permaneciendo en esta funcin hasta el ao 1917. En este periodo desempe un papel importante en la implantacin del servicio militar obligatorio y en la remodelacin del Ejrcito. En noviembre de 1922 fue designado jefe del Estado Mayor del Ejrcito, permaneciendo en el puesto hasta 1929. Desde el primer momento que
(5) MACEDO CARVALHO, L. P. coordinador: volumen 3, p 72, obra citada. (6) MOTTA BANHA, P. D. coordinador: Histria do Estado Maior do Exrcito, pp. 67 y 68.

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asumi la jefatura, su objetivo capital ser la difusin de la instruccin que la misin militar francesa transmita a unos pocos, tratando de irradiar, desde Ro de Janeiro, hasta las ms lejanas guarniciones de la tropa, la instruccin profesional. Con relacin a la organizacin del Ejrcito, que consideraba importante revisarla, pensaba que el nmero, por s solo, no supla a la calidad y por ello propugn la idea de que era preferible una reducida tropa, bien instruida y pertrechada, que grupos armados numerosos sin preparacin tcnica. Pensaba que era un error crear nuevas unidades, en la certeza de que en el papel se iban a poseer, pero no en la realidad. Fue grande su insistencia para dar una nueva estructura orgnica a la Divisin de Infantera, a fin de que se volviese ms apropiada en los teatros de operaciones y a la naturaleza de las guerras que el Ejrcito tuviese que sustentar. En el ao 1922 hizo que el Estado Mayor del Ejrcito elaborase la reforma de la enseanza militar, por estar convencido que en la Primera Guerra Mundial, la victoria no fue la de los no preparados, sino la de los preparados y, por tanto, era necesario mejorar los mandos y la tropa. Fue un defensor fervoroso de la cultura profesional. El general acostumbraba a preguntarse: Qu mal puede hacer a los militares la cultura? No se puede admitir hoy un oficial de Estado Mayor sin nociones bien claras y seguras sobre los problemas de economa poltica y social y sobre las cuestiones de Derecho Internacional, sobre la Geografa, la Fsica y la Economa de sus pases limtrofes, sobre los problemas que se debaten en la Liga de las Naciones y en los diferentes congresos europeos y americanos, y sin el conocimiento de la Historia Militar de su Patria (7). Con relacin a los planes de operaciones pensaba que los surgidos de las intenciones del Gobierno, en cada caso, orientan y condicionan todo el trabajo de preparacin de la guerra, porque son ellos los que permiten fijar las necesidades y dan origen a que se establezca una sucesin lgica para la satisfaccin de las mismas. Los planes elaborados deberan ser estudiados y verificados, en la medida de lo posible, por trabajos en la carta y sobre el terreno. Pensaba que el papel de las Fuerzas Armadas nunca fue y jams podra ser, el de instrumento de polticos que aspiran, nicamente, a poseer la
(7) Obra citada, p. 70.

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Administracin Pblica. Es un error imperdonable el querer alcanzar por las armas, reformas que slo por la inteligencia y por el sentimiento, por tanto, de modo lento, podran ser conseguidas. Cuando los levantamientos son felices e implantan nuevos gobiernos, la victoria militar es slo aparente. El Ejrcito se ve en la necesidad de recurrir a los civiles para mltiples cargos pblicos y administrativos y as, desde el primer momento, los militares se transforman en unos instrumentos de los individuos que supieron seducirlos. El general Tasso Fragoso, dedicado a su carrera profesional y alejado de las luchas polticas, rehus la invitacin de participar en la revolucin de 1930, pero como ya comentamos anteriormente, el desarrollo de las acciones favorablemente para los revolucionarios, motiv que formase parte de la Junta Militar que entreg el poder a Getlio Vargas. Desde la revolucin de 1930 a la revolucin de 1964 El gobierno revolucionario de Getlio Vargas, implantado despus de la revolucin de 1930, contaba con el apoyo de diversos grupos heterogneos, de los que sobresala el integrado por el Tenientismo, ahora efectivamente en el poder. Los tenientes ms radicales, pretendan hacer una reforma administrativa para depurar a los oficiales generales y a los oficiales que se hubieses opuesto a la revolucin, a lo cual se opuso Vargas, que no obstante efectu una reconstruccin del Ejrcito porque consideraba que, para consolidar el nuevo orden, era necesario restaurar la unidad, la disciplina y la jerarqua en el Ejrcito, rotas por la insurreccin de 1930. Vargas, contando con el apoyo del coronel Ges Monteiro, obtuvo en esta reestructuracin un xito indiscutible, creando las condiciones para reintegrar a la institucin tanto, a los autnticamente profesionales de la carrera de las Armas, como a los ms radicales. En el ao 1932 los polticos del estado de So Paulo no se conformaron con la victoria de 1930. Movidos por las sospechas de que el Gobierno de la Unin no pretenda cumplir el calendario de reconstitucionalizacin del pas, organizaron una revolucin que se inici el da 9 de julio de 1932 y que origin una autntica guerra civil, que dur tres meses y que constituy el mayor movimiento armado de la historia de Brasil. Getlio Vargas venci a la revolucin y para no perder el poder, convoc una constituyente tratando de conciliar las diversas tendencias polticas existentes. 325

En noviembre de 1935 se produce una insurreccin poltico-militar promovida por el Partido Comunista brasileo, que despus de la revolucin de 1930 haba recibido la adhesin de lderes tenientistas, entre ellos el ex capitn Luis Carlos Prestes, lder de la Columna Prestes. La revuelta irrumpi con una serie de levantamientos en tres bases militares, Natal, Recife y Ro de Janeiro, que fueron sofocadas en el mismo da que comenzaron, porque el Gobierno estaba preparado y cont con la lealtad de las Fuerzas Armadas. La concentracin del poder militar en los generales Dutra y Ges Monteiro, el inconformismo poltico de las lites paulistas, el sentido de supervivencia del rgimen de la Repblica Nueva y la coyuntura mundial, caracterizada polticamente por el culto a los regmenes de fuerza y por la radicalizacin ideolgica, en vez de consolidar el rgimen de la Constitucin de 1934, llevaron a Brasil, el 10 de noviembre de 1937, al Estado Nuevo. Un rgimen dictatorial que dara el poder absoluto a Getlio Vargas durante ocho aos ms. El nuevo rgimen, a pesar de estar cargado de imitaciones de los totalitarismos de derechas, se mostr, en realidad, pragmtico en la formulacin y conduccin de su poltica, de acuerdo con los intereses nacionales. En el plano interno, se enfrent con la amenaza integralista y con la infiltracin nazi-fascista entre los inmigrantes de los estados del Sur. Con relacin a su poltica exterior se aproxim militarmente a Estados Unidos de Amrica. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Brasil asume una posicin de neutralidad, debido, entre otros factores, a la carencia de medios militares y econmicos. El da 28 de enero de 1942 rompe sus relaciones diplomticas con Alemania, Italia y Japn. El 27 de mayo de 1942 Brasil y Estados Unidos de Amrica, firman un convenio poltico-militar que regulaba la cooperacin de las Fuerzas Militares y econmicas en la defensa comn del continente americano. Tras el hundimiento de buques mercantes brasileos por submarinos alemanes, el Gobierno brasileo reconoce el estado de beligerancia impuesto por Alemania e Italia y el 31 de septiembre de 1942 declara el estado de guerra en todo el territorio. La Marina y la Fuerza Area colaboran con Estados Unidos en la realizacin de patrullas martimas y el Ejrcito prepara una Divisin de Infantera, la denominada Fuerza Expedicionaria Brasilea, que entrara en combate en Europa en el segundo semestre de 1944. Bajo la presin interna, inclusive la de su propio ministro de la Guerra el general Dutra y tras los xitos de las naciones aliadas sobre las fuerzas del Eje, el presidente Vargas concuerda en poner punto final a la vida del Esta 326

do Nuevo. En ese contexto, admite pasar a un Estado de Derecho democrtico, aunque ofrece resistencia en cuanto a la forma y al momento de hacerlo. El da 2 de diciembre de 1945 el general Eurico Gaspar Dutra, que concurra con el Partido Social Democrtico, vence en las elecciones al general de la Fuerza Area, Eduardo Gomes, que concurra con la Unin Democrtica Nacional y es proclamado presidente de la Repblica. En el gobierno del general Druta cabe resaltar los siguientes hechos: La promulgacin de una nueva Constitucin, que mantendra la posicin del presidente como jefe del Gobierno, pero restaurando el poder del Congreso. Una recesin econmica, debido a la disminucin de las reservas de divisas, producidas por la importacin de bienes de consumo y por la absorcin de empresas de servicios pblicos que eran de propiedad extranjera. Ello motiv, durante 1947, huelgas de trabajadores en gran escala en So Paulo. La aproximacin de Brasil a la poltica de la Seguridad Nacional de Estados Unidos, empeados en combatir la amenaza sovitica, que se tradujo en la ruptura de relaciones con la Unin Sovitica y en la ilegalizacin del Partido Comunista. La ilegalizacin del Partido Comunista benefici al Partido de los Trabajadores Brasileos, liderado por Getlio Vargas, lo que le permiti, sorprendentemente, ganar las elecciones del ao 1950 y volver al poder como presidente de la Repblica. Por los grandes problemas a los que tuvo que enfrentarse Getlio Vargas a lo largo de su gobierno, no fue capaz de soportar las violentas presiones a las que estaba sometido y se suicid el 24 de agosto de 1954, cuando iba a ser destituido por los jefes militares responsables del mantenimiento del orden interno del pas. Con la llegada a Brasil de las primeras enseanzas obtenidas por los franceses, en las guerras insurreccionales que mantuvieron en Indochina y Argelia, las Fuerzas Armadas se preocupan, en mayor medida, de la seguridad interna del pas, volcndose en una campaa educativa contra la guerra revolucionaria y dedicando una atencin especial a las operaciones antiguerrilla rural y antiguerrilla urbana. A partir de 1962 el gobierno de Joao Goulart comenz a deteriorarse. Los comunistas obtuvieron el control de los principales sindicatos, tanto en el 327

sector industrial como en el de transportes y las ligas campesinas en el noreste se intensificaron. En el ao 1963 la inflacin aumenta de forma alarmante, las inversiones extranjeras prcticamente desaparecen y Brasil pierde los crditos exteriores. Las huelgas se suceden casi a diario. Gran nmero de puestos claves en los gobiernos federales y estatales caen en manos de los comunistas. Al inicio de 1964, los rumores de un golpe militar son casi diarios, unas veces el supuesto golpe era de derechas y otras de izquierdas. El panorama poltico se vuelve explosivo, el pueblo est cada vez ms intranquilo. Los grupos de izquierdas interpretan este nerviosismo como una seal para tomar el poder en breve, volvindose ms audaces en sus pronunciamientos y en sus reivindicaciones. El da 31 de marzo se produce una revolucin militar y civil. El da 1 de abril, el presidente Joo Goulart, abandona el pas, siendo investido como presidente de la Repblica, Pascual Ramen Nazilli, presidente de la Cmara de los Diputados. El da 11 de abril, el mariscal Castello Branco es elegido por el Congreso presidente de la Repblica. En el periodo comprendido entre la revolucin de 1930 y la de 1964, destacan como pensadores militares: el mariscal Mario Travassos, el general Pedro Aurelio de Ges Monteiro y los brigadeiros de la Fuerza Area, Lysias Rodrigues y Eduardo Gomes. Mariscal Mario Travassos El capitn Mario Travassos public en 1931 el libro Aspectos Geogrficos Sul-Americanos. En 1935 vio la luz una segunda edicin de esa obra bajo el ttulo Projeo Continental do Brasil, por considerar los editores que ese era el verdadero objetivo del autor, que no vacil en concordar con ellos. Esta edicin fue mejorada con un apndice en el que se ampliaban las ideas contenidas en el libro, que Ronald de Carvalho clasific como el primer ensayo geopoltico de Brasil (8). Mario Travassos public en 1941 un segundo libro titulado Introduo Poltica de Comunicao Brasileira, en el que, segn las declaraciones del autor efectuadas en su presentacin, se actualizaban y completaban las ideas y sugerencias contenidas en Projeo Continental do Brasil. En su primera obra Mario Travassos lanz los fundamentos de la Geopoltica brasilea para la primera mitad del siglo XX. El general De Meira Mattos dice que Mario Travassos:
(8) TRAVASSOS, M.: Projeo Continental do Brasil, p.11.

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Traz con clarividencia y nitidez envidiables, los grandes rumbos de la poltica nacional para llevar a Brasil a la posicin de mayor potencia suramericana. No se sabe lo que admirar ms de esta obra, si la claridad de sus anlisis o la objetividad de las soluciones propuestas (9). En su anlisis geopoltico, Mario Travassos destaca los dos grandes antagonismos geogrficos del subcontinente, el del Atlntico y el del Pacfico. Muestra la importancia de la cordillera Andina como divisor de esos antagonismos. Apunta en ese gran divisor, que se extiende desde Venezuela a la Patagonia, los puntos denominados nudos, donde la cordillera ofrece un paso ms fcil de una vertiente a otra. Investiga la posicin brasilea atlntica, a su vez sometida a otros dos grandes antagonismos geogrficos, el de los ros Plata y Amazonas. Destaca la fuerza convergente del Plata, llevando para Buenos Aires la influencia de las cuencas de sus afluentes, los ros Uruguay, Paran y Paraguay, que se adentran profundamente en el territorio brasileo. Resalta, desde el punto de vista de una poltica continental, la importancia del tringulo geopoltico boliviano, Santa Cruz de la Sierra Cochabamba Sucre, como polo de convergencia de las influencias AtlnticoPacfico. Santa Cruz en la cuenca amaznica, pero bien articulada con la regin andina de Cochabamba y Sucre. Cochabamba andina pero tambin prxima a la cuenca amaznica. Finalmente, Sucre andina, prxima a unos de los nudos y ligada a Cochabamba y a la influencia amaznica de Santa Cruz de la Sierra que recibe la atraccin platina de Corumb. Segn Mario Travassos, el poder suramericano que consiga controlar ese tringulo llave, regin de convergencia de las tres fuerzas geogrficas que lo operan en el subcontinente, dominar la poltica continental regional. En esta regin es posible el darse las manos o iniciar la disputa. Las soluciones sugeridas por Travassos, tendentes a la superacin de los obstculos presentados por la Geografa suramericana, se sitan en una poltica de transportes que neutralice, a favor de Brasil, los desequilibrios potenciales derivados de los antagonismos fisiogrficos existentes. Sugiere que se implante o se complete, cuando fuese necesario, una red ferroviaria para transporte de mercancas desde los puertos brasileos del Atlntico Santos, Paranagu, San Francisco, Porto Alegre y Ro Grande, capaces de trasladar las influencias platinas sobre las regiones interiores brasileas de las cuencas de los ros Paran, Paraguay y Uruguay.
(9) MEIRA MATTOS, C.: Geopoltica e Modernidade, p. 59.

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Propone la llegada de las lneas de ferrocarril a Santa Cruz de la Sierra y desde ah hasta Arica, articulando las grandes regiones platinas (Atlntico) y andina (Pacfico) y la construccin de ramales en la lnea de ferrocarril noroeste de Brasil haca la Repblica de Paraguay. Desde el punto de vista de vertebracin de la masa continental suramericana, sugiere una amplia conjuncin de las redes ferroviarias, hidroviaria y areas, adems de proponer un sistema areo que comunique todas las capitales del subcontinente austral americano, superando as, temporalmente, las dificultades de trfico terrestre presentadas por los obstculos geogrficos. Prev el desarrollo del transporte por carretera para largas distancias y su futura integracin en el sistema mltiple de articulacin vial. Mario Travassos lleg a general de divisin en el Ejrcito, pasando al retiro como mariscal. Como coronel particip en la Fuerza Expedicionaria Brasilea. Fue el primer comandante de la Academia Militar das Agulhas Negras y particip en la comisin que demarc la zona en la que est localizado el plano piloto, origen de Brasilia. Tuvo gran influencia en el pensamiento de su generacin. Sus anlisis y formulaciones geopolticas dominaron la mente de intelectuales patriotas y de oficiales formados en las Escuelas de Estado Mayor del Ejrcito, Marina y Aeronutica hasta la dcada de 1950. Sus ideas coincidieron con los propsitos polticos de fortalecimiento del Estado brasileo oriundas de los revolucionarios de 1930. Su libro Projeo Continental do Brasil, traducido al espaol en Argentina en la dcada de 1940 y recientemente al francs en 1998, fue ampliamente discutido, aceptado o negado, pero siempre discutido en casi todos los pases suramericanos, particularmente en Argentina. Las propuestas geopolticas sugeridas por Travassos, dirigidas a la articulacin vial del territorio brasileo, fueron casi todas incorporadas a los proyectos de los sucesivos gobiernos. Gracias a la realizacin del sistema de transporte de mercancas, Brasil consolid su integracin territorial y construy en sus regiones este, sureste y sur, una de las ms importantes bases cultural y econmica de Iberoamrica, al dirigir a los puertos brasileos los intereses de su inmensa rea interior, antes sometida a la atraccin hidroviaria de la cuenca del Plata. General de divisin Pedro Aurelio de Ges Monteiro (1889-1956) La trayectoria profesional del general Ges Monteiro, el ms expresivo lder militar brasileo en los aos treinta, es un captulo significativo de esa fase de la historia de Brasil en la que se produjeron varias revueltas. 330

Como asesor u oficial de Estado Mayor de diversos mandos, desempe un papel relevante en el dominio de algunas de esas revueltas, ganando notoriedad y siendo llamado por ello hroe de la legalidad. Sin embargo, envuelto por las circunstancias y acontecimientos de la poltica en el ao 1930, acabar asumiendo el papel de jefe militar de a revolucin que pondra fin a la Repblica Vieja. La gran capacidad profesional de Ges Monteiro, ya sealada por los instructores franceses en la Escuela de Estado Mayor, fue un factor fundamental para el xito militar del da 3 de octubre del ao 1930. A partir de ese momento, Ges Monteiro asumir un papel relevante en la vida pblica brasilea, como militar y poltico, en el ejercicio de funciones ejecutivas o como eminente consejero. La fuerte posicin poltica que adquiri en el mbito del gobierno provisional lo llev, an como coronel, a iniciar la obra de consolidar el papel institucional del Ejrcito brasileo. Procur, inicialmente, llevar fuera de los cuarteles los inevitables debates polticos de los militares y reconciliar a los tenientes con los militares eminentemente profesionales, que los haban combatido a lo largo de ms de 10 aos por deber profesional, apartados de las cuestiones poltico partidistas que dividan al pas. Nominado por el gobierno provisional comandante del Destacamento del Ejrcito del Leste, en las operaciones militares contra los rebeldes paulistas, entre julio y septiembre de 1932, Ges Monteiro, adems de conducir con xito y rapidez las acciones contra las fuerzas rebeldes, se preocup en mantener el orden en el distrito federal. En el periodo de organizacin y reconciliacin nacional, Ges Monteiro desempe un papel relevante. Continu trabajando por la unidad del Ejrcito, por el incremento de su eficiencia y su separacin de la poltica partidista, todo con vistas al fortalecimiento de su posicin institucional, a travs de una amnista para los revoltosos del ao 1932. Otras medidas tomadas para este fortalecimiento fueron las restricciones de propaganda poltica en los cuarteles, la prevalencia del criterio de merecimiento en la promocin de los oficiales, la moderacin en las reivindicaciones en los aumentos de sueldos y la asistencia social para los soldados. Asimismo, impuso un riguroso rgimen disciplinario a los cadetes de la Escuela Militar del Realengo y estableci nuevos cursos de especializacin en el Centro de Instruccin de Artillera de Costa y en la Escuela Tcnica del Ejrcito. 331

El da 7 de mayo de 1935 ces, a peticin propia, en el cargo de ministro de la Guerra, por entender que era incompatible con el esquema de la poltica sustentada por el Gobierno, aunque continu siendo un privilegiado interlocutor del presidente Vargas y del ministro de la Guerra. Fue premonitorio con relacin a las acciones de la Alianza Libertadora Nacional, que disparara la violenta tentativa del golpe comunista el 27 de noviembre de 1935. El general Ges Monteiro fue jefe del Estado Mayor del Ejrcito durante un largo y difcil periodo de tiempo, del 2 de julio de 1937 al 27 de diciembre de 1943, desempeando una inmensa labor en la que sobresali la definicin y puesta en marcha de los conceptos del Plan de Defensa, Plan de Operaciones y de Doctrina de Guerra. Para el general: La Primera Guerra Mundial haba mostrado e impuesto la necesidad imperiosa de la previsin, porque la guerra se torn integral para la vida de los pases, debiendo ser prevista y preparada en todos los sectores de actividad de una nacin (10). Pensaba que en Brasil, en el ao 1942, no haba en el medio militar una nocin exacta relativa a las funciones y jerarquas de los mandos superiores de las Fuerzas Armadas, idntica a la ya generalizada en otros pases. Para l, la solucin a este problema era la creacin del mando unificado que reuniese la coordinacin de las acciones del Ejrcito de Tierra, de la Marina y de la Fuerza Area. El general Ges Monteiro fue una pieza fundamental de la poltica internacional seguida por Brasil, aconsejando al presidente Vargas la aproximacin militar, comercial y cultural a Estados Unidos. En el periodo de la Segunda Guerra Mundial, los Gobiernos brasileos y norteamericanos estaban convencidos de la amenaza de la guerra al continente americano, pero no disponan de la libertad de maniobra para tomar medidas eficaces de defensa. Ges Monteiro tuvo, en diversas oportunidades, una decisiva actuacin en la adopcin de medidas urgentes y vitales para la defensa del territorio y de la soberana de Brasil. Nominado embajador extraordinario de Brasil en el Comit de Emergencia Poltica y Defensa de Amrica, en diciembre de 1943, permaneci en Montevideo hasta agosto del ao 1944, retornando a Brasil para implicarse, como ministro de la Guerra, en el proceso de reconstitucionalizacin del pas, siguiendo las directrices del propio Getlio Vargas.
(10) MOTTA BANHA, P. D. coordinador: obra citada, p. 83.

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Ges Monteiro desempe, una vez ms, un papel crucial en el proceso poltico, apartando del poder al presidente Vargas el 29 de octubre de 1945, cuando qued claro que ste maniobraba para impedir las elecciones del 2 de diciembre. Escribi varios libros, de los que destaca el titulado A Revoluo de 30, en el que expone su pensamiento sobre una moderna organizacin del Ejrcito de Tierra, sugiriendo una poltica militar y la separacin de los militares de la poltica. Es difcil imaginar los grandes cambios y acontecimientos polticos y militares de los decenios del 1930 y 1940 ocurridos en Brasil, sin la participacin de Ges Monteiro. Su papel fue definitivo en la historia militar y en la propia historia de Brasil. Brigadeiro Lysias Rodrigues (1886-1957) En el periodo de las dcadas de 1940 y 1950, Brasil tuvo el aporte valioso de los estudios geopolticos del brigadeiro Lysias Rodrigues, condensados en el libro Geopoltica do Brasil (1947). Lysias Rodrigues da un paso adelante en la propuesta de Mario Travassos sobre la inclusin de la Aviacin en el sistema de transportes. Destaca el importante papel presente y futuro de la Aviacin para el desarrollo de las reas lejanas y despobladas del territorio brasileo, en particular de las fronteras terrestres. Se preocupa por las fronteras del norte, las analiza y seala sus puntos crticos. Defiende con entusiasmo una poltica de interiorizacin, de cambio de la capital y de redivisin territorial. Se preocupa, particularmente, del futuro de las fronteras brasileas con los Estados europeos ocupantes de las Guainas. Predicando la interiorizacin escribe: El traslado del hombre brasileo para el serto es un problema de economa dirigida, debiendo darles a l y a su familia el transporte hasta el lugar, fijndole el rea de tierra que le toca, suministrndole las herramientas, las semillas y la financiacin para su alimentacin e instalacin, hasta que la tierra pueda darle compensaciones. Es lo que se hace con el inmigrante. Y el emigrante no es en nada superior al hombre brasileo, sopesando cualidades y cualidades, defectos y defectos. Actuar de otra forma es condenar a la inutilidad cualquier esfuerzo. Concluye el brigadeiro Lysias Rodrigues Brasil tiene potencial y ambiciones para engrandecerse y por ello, deber dirigir sus pasos de acuerdo con las lneas que sean fijadas por la Geopoltica, porque 333

slo ella es capaz de apuntar el camino cierto, slo ella es la que puede evitar sorpresas dolorosas a Brasil. El brigadeiro Lysias Rodrigues fue un historiador famoso, fundador del Instituto de Geografa e Historia Militar de Brasil, que se hizo notable por las obras publicadas, de las cuales, adems de la citada, destaca la que lleva por ttulo Formao da Nacionalidade Brasileira Mariscal del Aire Eduardo Gomes (1896-1981) El mariscal del Aire, Eduardo Gomes, fue el primer comandante de la primera unidad area operativa de Brasil, el creador del Correo Areo Nacional (CAN) y el promotor del gran brote de la modernizacin de la Fuerza Area brasilea en la dcada de 1960. La figura de Eduardo Gomes aparece el 6 de junio de 1922, al ser uno de los componentes que particip en el episodio conocido como Los 18 del fuerte, en la toma del fuerte de Copacabana en la revolucin de 1922. Desde ese momento se integra en el Tenientismo, participando activamente en todas las revoluciones de la poca. Durante los aos treinta, poco despus de la creacin del Arma de Aviacin del Ejrcito, Eduardo Gomes, como comandante del primer Grupo Mixto de Aviacin, participa activamente en diversos episodios militares que colocaran al poder areo en una posicin relevante. En el ao 1931 convence al ministro de la Guerra de la necesidad de crear un Servicio Postal Areo, que permitiese alcanzar las regiones interiores del pas y al mismo tiempo mejorar el entrenamiento de las tripulaciones. Este Servicio Postal recibi el nombre de Correo Areo Militar (CAM) que cubra, en su inicio, ms de 1.700 kilmetros de lneas. En julio del ao 1932, irrumpe la revolucin constitucionalista. Eduardo Gomes fue designado comandante de las unidades areas del Destacamento del Ejrcito del Leste. Las operaciones militares que se desarrollaron tuvieron la gran contribucin del empleo tctico de la Aviacin Militar, ocurriendo en ese conflicto interno, y por primera vez en Iberoamrica, el combate areo en el que result abatido un avin. Eduardo Gomes emple los medios areos bajo su mando en los diferentes frentes de combate, contabilizando 1.300 misiones con ms de 2.500 horas de vuelo entre julio y octubre de 1932. A partir de 1937, por no concordar con la poltica del Estado Nuevo, pide la dimisin como comandante del grupo, y pasa a dedicarse totalmente al 334

CAM, que dio una dimensin estratgica a la Aviacin en Brasil, llevando a la nueva Arma ms all del apoyo tctico a las operaciones terrestres, convirtindola en un instrumento de integracin nacional. En el ao 1938 asume la jefatura del recin creado Servicio de Rutas y Bases Areas, que encuadraba los servicios de meteorologa, radiocomunicaciones, mantenimiento de los campos de aterrizaje y el CAM. Con la creacin del Ministerio de la Aeronutica en enero de 1941, se fusionan el CAM y el Correo Areo Naval, surgiendo el Correo Areo Nacional (CAN), el cual qued subordinado a la Direccin de Rutas Areas. En diciembre de ese ao al ascender a brigadeiro (general de brigada) asumi los mandos de la Primera y Segunda Zonas Areas, con jurisdiccin sobre las Regiones Norte y Nordeste, continuando con la Direccin de Rutas Areas. En la eclosin de la Segunda Guerra Mundial, Eduardo Gomes apoy la causa aliada, siendo partidario de la cooperacin con Estados Unidos de Amrica, siempre y cuando la soberana nacional no se viese afectada, en lo referente a la administracin de las bases militares en el norte y noreste del pas. En 1942 al mando de la Segunda Zona Area, responsable de las operaciones en el noreste, imprimi un fuerte ritmo de trabajo en la organizacin de las bases, en el adiestramiento de las tripulaciones y en la realizacin de patrullas areas en el litoral. Busc insistentemente dotar a la Fuerza Area con modernas aeronaves de caza y patrulla, lo que permiti una progresiva sustitucin de los aviones americanos de patrulla, que inicialmente partan de las bases del noreste, por aviones brasileos. Despus de la guerra y con el restablecimiento del orden democrtico en Brasil, Eduardo Gomes fue candidato a la presidencia de la Repblica en 1945 y nuevamente en 1950, siendo derrotado en las dos ocasiones. Al suicidarse el presidente Getlio Vargas, fue designado por su sucesor, el presidente Caf Filho, ministro de la Aeronutica en noviembre de 1955. Durante su corta permanencia al frente del Ministerio, confirmara su aguda visin estratgica del empleo de la Aviacin, insistiendo en el aumento del potencial de la Fuerza Area brasilea y logrando la adquisicin de los legendarios C-82. En enero de 1965 es, nuevamente, nombrado ministro de la Aeronutica, lo que le permite promover un nuevo salto cualitativo en la Aviacin Militar brasilea. Integr los medios de la Fuerza Area y de la Marina en la consecucin de la nueva Aviacin Aeronaval brasilea. Adquiri aviones 335

de transporte y reactores para adiestramiento. Cre los escuadrones de reconocimiento y ataque. Inaugur el tnel aerodinmico del Instituto de Investigacin y Desarrollo del Centro Tecnolgico de la Aeronutica y la base de lanzamiento de cohetes de Barreira do Inferno. El trabajo pionero e impulsor del CAN del mariscal del Aire, Eduardo Gomes, fue reconocido nacionalmente al ser proclamado patrono del Correo Nacional por el Congreso Nacional. Las realizaciones profesionales del mariscal lo calificaron como el padre del poder areo de Brasil, siendo escogido por la Fuerza Area brasilea como su patrono. Despus de la revolucin del 31 de marzo de 1964 A partir de la revolucin de 1964 y de la eleccin del mariscal Castello Branco como presidente de la Repblica, se inicia un periodo en el que, hasta 1985, gobernaran generales del Ejrcito que sern designados presidentes de la Repblica mediante una votacin en el Congreso. El Ejrcito, evolucionando de la posicin tradicional de fuerza influyente en los acontecimientos polticos y en las formaciones institucionales, pero influyente de manera siempre complementaria e indirecta, fue llevado por las circunstancias histricas a asumir directamente las responsabilidades gubernamentales, tanto institucionales como polticas o administrativas, dejando a los civiles el papel de cobertura o aplicacin, que antes era el suyo. Tanto en la movilizacin revolucionaria como en la orientacin del gobierno formado por la revolucin, tuvieron gran transcendencia los oficiales del denominado Grupo Sorbonne. Un grupo minoritario de moderados y respetados intelectuales, que tenan en comn su participacin en la Segunda Guerra Mundial como miembros de la Fuerza Expedicionaria Brasilea y el ser profesores o conferenciantes de la Escuela Superior de Guerra, la Escuela que modific Brasil, en virtud de su papel de Escuela Militar de Estado Mayor y de Centro de Estudios y Problemas Nacionales. Los oficiales del Grupo Sorbonne haban formulado las siguientes premisas polticas bsicas: La democracia es un estilo de poltica ms civilizado que el autoritarismo. El capitalismo y el sector privado pueden crear una nacin fsicamente poderosa, ms eficaz que cualquier otro sistema econmico, creando una gran confianza en el sector pblico. 336

Debe evitarse el nacionalismo emocional y exagerado, es preferible un planeamiento gubernamental racional, elaborado por autoridades centrales. Los militares demostraron competencias para dirigir las estrategias del desarrollo nacional. La seguridad nacional, en la que se contempla al anlisis de los geopolticos tradicionales brasileos, depende del desarrollo y de los poderes nacionales. Despus de la revolucin se puso de manifiesto que entre los militares haba dos tendencias, los moderados y los de la lnea dura. Los moderados o castelistas, por ser el mariscal Castello Branco su mximo exponente, pensaban que la democracia podra volver a funcionar cuando los lderes populistas y de izquierdas fuesen apartados de la escena poltica. Los de la lnea dura, entre los que figuraba el general Costa e Silva, que pensaban que slo medidas autoritarias podran proteger a Brasil. El liderato de Castello Branco permiti que en su gobierno asumiesen el poder los moderados. A lo largo de los distintos gobiernos presididos por militares se irn publicando los denominados Actos institucionales, mediante los que se adoptaran diversas medidas polticas para afrontar las situaciones que se vivan en cada momento. El primero de ellos, el Acto institucional nmero 1 promulgado por los tres ministros militares, el da 9 de abril de 1964, daba al Ejecutivo brasileo poderes extraordinarios tales como autoridad para efectuar enmiendas constitucionales, o suprimir los derechos polticos de cualquier ciudadano por un periodo de 10 aos. En el ao 1965 se establece el sistema bipartidista, crendose la Alianza Renovadora Nacional (ARENA) y el Movimiento Democrtico Brasileo (MDB). Los diferentes planos de estabilizacin econmica que se establecieron, en los diferentes gobiernos, tuvieron el xito de reducir la inflacin y estimular un vigoroso crecimiento econmico. La economa brasilea fue capaz de soportar la crisis del petrleo en el ao 1973, cuando los precios del crudo tuvieron un gran incremento. En la segunda crisis del petrleo en 1979, la situacin se volvi ms difcil agravada por la subida de los tipos de inters, lo que llev al pas a una crisis econmica. A partir de 1974 empieza a plantearse una transicin para pasar el poder a los civiles, surgiendo diferencias entre los militares de la lnea dura y la 337

de los moderados en cuanto a la forma de llevarla a cabo. Las ideas de los moderados prevalecieron y en el ao 1985 fue restablecido el gobierno civil con la eleccin de Tancredo Neves como presidente de la Repblica. Las acusaciones de corrupcin en el Gobierno llevaron al presidente Fernando Collor de Mello, primer presidente elegido por el voto directo despus de los gobiernos militares, a renunciar al cargo el 29 de diciembre de 1992. El comportamiento de las Fuerzas Armadas durante la crisis institucional fue ejemplar, lo que contribuy al rpido regreso del pas a la normalidad. En el ao 1998 se crea el Ministerio de Defensa, desapareciendo los tres Ministerios militares y crendose los mandos de las Fuerzas Armadas. Veremos a continuacin los hechos que sobresalieron en cada uno de los gobiernos militares, excepto en el del mariscal Catello Branco que, por ser uno de los pensadores que incluimos en este periodo histrico, ser contemplado posteriormente. El mariscal Arthur da Costa e Silva, asume el Gobierno el 15 de marzo de 1967. Durante su gobierno se crean el Fondo Nacional del Indio y el Movimiento Brasileo de Alfabetizacin. Una creciente oleada de protestas, principalmente de estudiantes, se extiende por todo el pas y son reprimidos por la polica. El discurso en la Cmara Federal de un diputado, Mrcio Moreira Alves, llamando al Ejrcito guarida de ladrones y exaltando al pueblo a no comparecer en los actos conmemorativos del da de la Independencia, da pie al Acto institucional nmero 5, por el que se implantaban, entre otras medidas, la pena de muerte para crmenes militares, el fin de las inmunidades parlamentarias y la transferencia de algunos poderes del Legislativo para el Ejecutivo. Costa e Silva sufre un derrame cerebral y es apartado del Gobierno el 31 de agosto de 1969. Una Junta Militar compuesta por los tres ministros militares, siendo su presidente el general Lyra Tavares, asume el poder que promulga la Enmienda nmero 1 de 1969 por la que se revoca la Constitucin de 1967, pasando a ser dicha enmienda la nueva Constitucin del pas. Asimismo decretan una Ley de la Seguridad Nacional El da 30 de octubre de 1969 asume la presidencia el general Emilio Garrastazu Mdici, que gobernar hasta el 15 de marzo de 1974. Su gobierno es conocido como el de los aos negros. Movimientos estudiantiles y sindicales son contenidos por la represin policial. La izquierda 338

opta por la lucha armada y por la guerrilla, apareciendo grupos armados en todo el pas. La guerrilla urbana secuestra al embajador de Estados Unidos de Amrica. El I Plan Nacional de Desarrollo produce el denominado milagro econmico, que da origen a una nueva clase media, con alto poder adquisitivo, que permitir superar la crisis del petrleo de 1973. El general Ernesto Geisel, de la lnea castellista, gobernar el pas durante cinco aos desde el 15 de marzo de 1974, proponindose invertir en el crecimiento econmico mediante el II Plan Nacional de Desarrollo, con vista a crear las bases para la industrializacin e intentando reducir la dependencia de Brasil de fuentes exteriores. Para hacer frente a las crisis del petrleo se buscan fuentes alternativas de energa, surgiendo el alcohol como un sustituto de la gasolina. En 1975 se aprueba el Programa Nuclear Brasileo en cooperacin con Alemania, lo que provoca la amenaza de Estados Unidos de cortar los crditos pretendidos por Brasil con fines militares. El general Geisel no acepta la amenaza y rompe el acuerdo militar con Estados Unidos. La preocupacin por el aprovechamiento del potencial hidrulico origina la construccin de varias centrales elctricas, entre ellas la de Itaipu en el ro Paran, la mayor del mundo hasta ese momento. Propuso un proyecto de apertura poltica, lenta, gradual y segura, que se atribuye al ministro-jefe del Gabinete civil, el general Golbery do Couto e Silva. El ltimo general elegido presidente de la Repblica es Joo Baptista Figueiredo. Desde la toma de posesin del cargo el 15 de marzo de 1979 tuvo la difcil misin de garantizar la transicin hacia la democracia. El da 29 de agosto de 1979 se aprueba la Ley de Amnista por la cual muchos polticos exilados regresan a Brasil. El 22 de noviembre de ese ao se aprueba la Ley Orgnica de Partidos por la que se extinguen los partidos ARENA y MDB y se establece el pluripartidismo. El 13 de noviembre de 1980 se producen las primeras elecciones directas para gobernadores. En el ao 1983 se dispara la inflacin y Brasil entra en una recesin econmica cuya principal consecuencia ser el desempleo. En ese ao crece el movimiento para establecer elecciones directas para los cargos ejecutivos, presionando al Congreso para que apruebe la enmienda que lo permitiese, propugnada por Dante de Oliveira y que vista en el plenario el da 25 de abril de 1984 fue derrotada por slo 22 votos. El da 19 de enero de 1985 Tancredo Neves es elegido presidente por el sistema de eleccin indirecta y se convierte en el primer presidente civil despus de 21 aos de presidentes militares. 339

Los respectivos jefes de Gobierno que se irn sucediendo en Brasil sern todos ellos civiles y elegidos por eleccin directa. En este amplio periodo de la Historia, desde 1964 hasta el final del siglo XX, destacan como pensadores militares el mariscal Castello Branco, los generales Lyra Tavares, Golbery do Couto e Silva, y Carlos de Meira Mattos, el ten-brigadeiro Murillo Santos y los almirantes Armando Amorin Ferreira Vidigal y Arlindo Vianna Filho. Mariscal Humberto de Alencar Castello Branco (1900-1967) El desempeo de la funcin de jefe de la Seccin de Operaciones de la I Divisin de Infantera Expedicionaria, durante la campaa de Italia en la Segunda Guerra Mundial, fue la oportunidad para el nacimiento del histrico liderazgo militar de Humberto de Alencar Castello Branco. Por ello, fue una pieza fundamental para el xito de la Fuerza Expedicionaria Brasilea, un hecho importante de la historia de Brasil. Castello Branco fue el discreto y persistente reformador doctrinario del Ejrcito en la dcada de 1950 y el jefe militar que condujo la institucin por el camino seguro, en uno de los momentos ms difciles de la historia de Brasil, el inicio del decenio de 1960. Por la inestimable experiencia militar que le traera esa participacin en la Segunda Guerra Mundial, Castello Branco obtuvo gran conocimiento prctico del trabajo del Estado Mayor en la guerra moderna y respaldado por su inequvoco prestigio, se lanzar a la gran actividad reformadora del Ejrcito en los aos posteriores a la guerra. La gran influencia que tuvo Castello Branco en el Ejrcito de la posguerra fue, tambin, por sus antecedentes profesionales e intelectuales. Haba sido instructor en tres ocasiones en la Escuela Militar de Realengo. En la Escuela de Mando y Estado Mayor del Ejrcito (ECEME) fue instructor de Tctica y de Historia Militar, revelando una penetrante capacidad en la crtica histrica de las campaas militares. Al cursar en la Escuela Superior de Guerra en Pars, entr en contacto con la cultura francesa, adquiriendo gran capacidad de anlisis y un desarrollado raciocinio lgico. El coronel Castello Branco fue director de Enseanza de la ECEME, en el periodo de vida de la Escuela que el mariscal Tristao de Alencar Araripe llamaba de renacimiento y de franca evolucin (1946 a 1949), por la necesidad urgente de aprovechar los frutos de la cooperacin en la guerra mundial que haba finalizado y las lecciones de ella emanadas. 340

Uno de los principales asuntos introducidos en la ECEME por Castello Branco, fue el denominado trabajo de mando, consistente en un mtodo de trabajo en el mbito del Estado Mayor, cuyo objetivo era racionalizar el proceso de la decisin y la expedicin de rdenes, disciplinando mejor las actividades del comandante y las de sus oficiales de Estado Mayor. Ese trabajo de reforma, iniciado por Castello Branco, fue extendido al Estado Mayor del Ejrcito y por ello fue destinado a ese organismo en 1949, dando continuidad a su esfuerzo reformador y doctrinario. Promovido a general de brigada en 1952 y despus de mandar la X Regin Militar y servir en el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Castello Branco volvi a la ECEME, en 1955, como comandante. Nuevamente implanta mudanzas, combate la copia de las soluciones norteamericanas para los problemas militares brasileos y, profundamente marcado por el inmovilismo del Ejrcito en sus tiempos de teniente, deja patente su ojeriza a la rutina y a la modelizacin sistemtica. Una nueva fase de su pensamiento militar comenzar a tomar forma cuando ingresa, en 1956, en la Escuela Superior de Guerra. En ella permanecer dos aos ms como ayudante del mando, director del Curso de Estado Mayor y Mando de las Fuerzas Armadas y jefe del Departamento de Estudios. Durante ese periodo imparti numerosas conferencias, siempre con la misma preocupacin; la preparacin y la misin del Ejrcito. En medio de la inquietud poltica que rondaba en el Ejrcito y la expansin en Brasil de la lucha ideolgica de la guerra fra, Castello Branco elabor una verdadera doctrina. Al ser nombrado en el ao 1962 comandante del IV Ejrcito, comienza a enfrentarse con el problema de la guerra revolucionaria, en pleno desarrollo, por la accin de las milicias campesinas de orientacin marxista y revolucionaria. Cuando asume la Jefatura del Estado Mayor del Ejrcito el 13 de septiembre de 1963, se consagra como uno de los grandes lderes militares de Brasil, que viva un momento indito en su historia, por las dimensiones y por los riesgos inherentes a la grave situacin nacional. El difcil proceso de transmutacin del arraigado espritu legalista de la mayor parte del Ejrcito, como reaccin a la gravedad de la crisis por la que atravesaba Brasil, termin el 20 de marzo de 1964. En esa fecha el general Castello Branco dirigi una circular a los generales y dems miembros del Estado Mayor del Ejrcito y de las organizaciones subordinadas, 341

en la que analizaba la intranquilidad derivada del anlisis profundo de la situacin poltica y la consecuente conducta militar. En la circular trataba la situacin poltica, solamente para caracterizar la conducta propia del militar y de ella entre sacamos los siguientes prrafos: La insurreccin es un recurso legtimo de un pueblo. Entrar las Fuerzas Armadas en una revolucin para entregar Brasil a un grupo que quiere dominarlo para mandar y desmandar e incluso para gozar del poder? Para garantizar la plenitud del agrupamiento seudosindical, cuya cpula vive en la agitacin subversiva cada vez ms onerosa a los cofres pblicos? Esto s que sera antipatria, antinacin y antipueblo. Es preciso preservar, siempre dentro de los lmites de la Ley. Estar listos para la defensa de la legalidad, a saber, por el funcionamiento integral de los tres poderes constitucionales y por la aplicacin de las leyes, inclusive las de asegurar el proceso electoral y contra la revolucin hacia, la dictadura y la Constituyente, contra la calamidad pblica que traer la Confederacin General de Trabajadores y contra el desvirtuamiento del papel histrico de las Fuerzas Armadas (11). Despus de la revolucin del 31 de marzo de 1964, el ya mariscal Castello Branco en situacin de retirado, fue elegido por el Congreso, presidente de la Repblica el 11 de abril de ese ao. De las decisiones tomadas durante su gobierno cabe resaltar las siguientes: En los primeros das de su gobierno adopt unas medidas esenciales, para evitar que los militares transitasen durante largos periodos de tiempo entre la carrera y la poltica, estableciendo que el militar podra ser votado y elegido, pero cuando fuese elegido pasara automticamente a la reserva. El da 27 de octubre de 1965 disuelve los partidos polticos y establece la eleccin indirecta para la presidencia de la Repblica. El 24 de noviembre de 1965 instituye el sistema bipartidista en el pas. Se crea la ARENA de apoyo al Gobierno y el MDB que rene a la oposicin. A partir del 5 de febrero de 1966, las elecciones para gobernadores pasan a ser indirectas. Una nueva Constitucin, la quinta de la Repblica, es votada en el Congreso, entrando en vigor el 15 de marzo de 1967.
(11) ESTEVES, D.: Documentos Histricos do Estado Maior do Exrcito, pp. 388 y 389.

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El presidente Castello Branco dej una marca indudable de su presencia en la regin amaznica, por la proyeccin de la poltica amaznica que estableci. Por su iniciativa y con el apoyo del Congreso, reformul la estrategia para el desarrollo amaznico y reestructur los rganos destinados a su consecucin. Mont una nueva estrategia amaznica cuyos resultados no tendra tiempo de recoger. El general Lyra Tavares, ministro del Ejrcito, al presentar el Plan de Accin del Ministerio del Ejrcito en la Escuela Superior de Guerra el 25 de septiembre de 1967 dijo: Por primera vez en Brasil, el Gobierno disciplin los proyectos y las inversiones pblicas, por la coordinacin y el planeamiento de alto nivel, dndoles sentido de conjunto y realismo a modo de colocar en el mismo cuadro de realizaciones y subordinar a los mismos objetivos, el planeamiento de carcter sectorial. Fue, tal vez, la mayor herencia que recibi del mariscal Castello Branco, el actual Gobierno, adems de la seriedad y de la austeridad en el trato de los problemas de la nacin (12). El mariscal Castello Branco, aunque produjo mucho en el campo de las ideas militares, dej relativamente pocos trabajos editados de forma definitiva. Sin embargo, despus de su muerte su familia entreg a la ECEME la parte militar de su archivo personal, que actualmente est depositado en la biblioteca de ese Centro. Revisado y catalogado dicho archivo por el coronel Francisco Ruas Santos, la ECEME edit la publicacin que lleva por titulo: Marechal Castello Branco, seu pensamento militar (1946-1964). General del Ejrcito, Aurelio de Lyra Tavares (1905-1998) El general Aurelio de Lyra Tavares es uno de los militares de mayor renombre intelectual del Ejrcito brasileo. Su inquietud por las letras se puso de manifiesto, siendo muy joven, durante su periodo como estudiante en el Colegio Militar, en el que dirigi la revista literaria La inspiracin, de los alumnos del Colegio. El da 23 de febrero de 1923 sienta plaza en la Escuela Militar do Realengo, como aspirante a oficial del Arma de Ingeniera. Siendo cadete fue director de la Revista de la Escuela Militar y orador oficial de la sociedad acadmica.

(12) ESTEVES, D.: Ministros da Guerra e do Exrcito brasileiro 1951 a 1999, p.422.

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En el ao 1929 se licencia en Ciencias Jurdicas y Sociales en la Facultad de Derecho de Ro de Janeiro y al ao siguiente se diploma en Ingeniera Civil en la Escuela Politcnica. Durante el ao 1937 por medio de la columna que escriba en O Jornal, rgano de los Diarios Asociados, comenz a difundir la idea de creacin de un Ministerio del Aire, que se pondra en prctica por el gobierno de Getulio Vargas, en enero de 1943, con la creacin del Ministerio de la Aeronutica. A lo largo de su vida profesional desempe un gran nmero de destinos, de los cuales cabe destacar los siguientes: observador militar junto al Ejrcito norteamericano en las operaciones de invasin del norte de frica en octubre de 1943; miembro del Estado Mayor Especial para organizar la Fuerza Expedicionaria Brasilea de octubre de 1943 a mayo de 1945; subjefe de la misin militar brasilea junto al Consejo del Control Aliado en Alemania, durante la ocupacin de ese pas de diciembre de 1950 a marzo de 1951. Durante el bloqueo de Berln, en 1948, fue jefe de la misin militar brasilea en la ocupacin de Alemania; comandante de la II Regin Militar (So Paulo); comandante del IV Ejrcito en el gobierno del presidente Castello Branco; comandante de la Escuela Superior de Guerra y ministro del Ejrcito en el gobierno del presidente Arthur da Costa e Silva. Por la enfermedad que sufri el presidente Costa e Silva en agosto de 1969, el alto mando de las Fuerzas Armadas decidi, el da 30 de ese mes, que una Junta Militar compuesta por los tres ministros militares, entre los que se encontraba el general Lyra Tavares, sustituyese al presidente enfermo. En la eleccin del sustituto de Costa e Silva, el general Lyra Tavares prohibi que su nombre fuese votado en las consultas previas hechas a los oficiales. En abril del ao 1970 fue elegido miembro de la Academia Brasilea de las Letras. Fue a su vez embajador de Brasil en Francia del 10 de junio de 1970 al 16 de diciembre de 1974. Adems de los artculos, conferencias y discursos publicados, escribi ms de 40 libros, algunos de ellos traducidos al espaol, francs, e Ingls, en los que expuso y dej escrito su pensamiento sobre diversos temas. De las obras publicadas merecen especial mencin: O soldado smbolo (1926); Dominio Territorial do Estado (1931); Historia da Arma de Engenharia (1940); Territorio nacional, soberana e dominio do Estado (1955); Segurana nacional, antagonismo e vulnerabilidade (1958); A Engenharia portuguesa na construo do Brasil (1965); O Exrcito no governo Costa e Silva (1968) y 344

Nosso Exrcito, essa grande escola (1985). Los ttulos de sus libros nos dan una orientacin sobre los temas que fueron motivo de su pensamiento. De ellos destacan la nacionalidad brasilea, el inmenso territorio brasileo, casi un continente y la problemtica de su ocupacin por el Estado, la Seguridad Nacional y el Ejrcito. De todos, el ms sobresaliente es, sin duda, el Ejrcito y los hombres que los componen, los soldados, entre los que incluye a todo el pueblo brasileo. Estas son algunas de sus ideas: El Ejrcito fue desde el principio de la nacionalidad, la gran armadura en que se sustent la unidad de la Patria, preservndola de las amenazas de fragmentacin, asegurando la cohesin de aquella especie de archipilago de provincias que tendan a aislarse, en compartimentos autnomos, dentro de sus peculiaridades, bajo la accin de fuerzas disgregadoras, muchas veces alimentadas por el enemigo externo. El cuartel represent, en la formacin de Brasil, la presencia del poder central sobre toda la periferia y el interior del inmenso territorio. Era la gran fuerza que lo defenda y aglutinaba, creando y preservando el espritu nacional, adems de concurrir con la movilidad social. El Ejrcito brasileo nunca fue ni ser un Ejrcito de carcter miliciano o sujeto a cualquier partido que se crea con el derecho de seleccionar a sus integrantes, de mandar sus actitudes y hasta incluso el pensamiento de sus hombres, como es el caso de los ejrcitos polticos. Nuestro Ejrcito no tiene poltica, porque no es un partido, sino una institucin nacional. El poder es para l una servidumbre transitoria, que no puede ser recusada en los momentos de crisis nacional ni prolongada ms all de ella, porque slo se justifica como misin que desempea cuando se trata de superar la crisis y para el fin exclusivo de superarla. El Ejrcito es, esencialmente, la tropa. Ella es la que compone la sustancia de su estructura de empleo operativo, para la cual trabajan, en ltimo anlisis, todos los dems elementos de la organizacin militar. Uno de los grandes y tradicionales papeles que el Ejrcito ha representado a lo largo de toda la evolucin de la nacionalidad, es valorar al ciudadano brasileo, porque as l est valorando al soldado brasileo, tan cierto es que la eficiencia de los Ejrcitos depende, fundamentalmente, de la expresin cualitativa al potencial humano de la nacin. 345

Soldados de Brasil no son slo los hombres de uniforme que guarnecen, en la guerra o en la paz, las unidades de combate y las formaciones militares que constituyen la primera lnea de defensa de la Patria. Tambin lo son los que trabajan por su grandeza, en la lucha annima de todos los das, en los campos, en las fbricas, en los transportes, en los despachos, en los hospitales, en las aulas y en todas las actividades que dan vida y fuerza a la nacin. Soldados de Brasil son, particularmente, los hombres de la cultura y los hombres de la prensa, porque a ellos les corresponde la tarea ms relevante, la responsabilidad ms alta, de formar y de fortalecer la conciencia cvica de la nacionalidad (13). General Golbery do Couto e Silva (1911-1987) El general Golbery do Couto e Silva es uno de los integrantes de la Fuerza Expedicionaria Brasilea y uno de los componentes del Grupo Sorbonne. Durante el gobierno del mariscal Castello Branco tuvo una destacada actuacin poltico-administrativa, como jefe y organizador del Servicio Nacional de Informacin. En los gobiernos de los generales Ernesto Geisel y Joao Baptista Figueiredo fue jefe del Gabinete civil de la presidencia de la Repblica, jugando un importante papel en la transicin hacia la democracia. En la dcada de 1950, despunta en el horizonte geopoltico brasileo la figura del entonces teniente coronel Golbery do Couto e Silva, que imparti un gran nmero de conferencias en las escuelas de Estado Mayor y en la Escuela Superior de Guerra. Escribi decenas de artculos en revistas especializadas, como Defensa Nacional y la del Instituto Histrico y Geogrfico. Condens todos sus escritos en un libro, Geopoltica do Brasil, que alcanz una gran proyeccin y que se tradujo al espaol en 1978. En la presentacin de su segunda edicin, en 1966, el autor nos dice que los captulos de Geopoltica do Brasi estn constituidos por charlas y ensayos escritos en varios aos durante la dcada de los aos cincuenta y que traducen la evolucin de un pensamiento geopoltico que se enorgullece, sobre todo, de sus races autnticamente nacionalistas, impregnadas a fondo de la slida realidad de la tierra brasilea. Couto e Silva haba publicado con anterioridad, en 1955, Planeamiento estratgico y en 1957, Aspectos geopolticos do Brasil.
(13) ESTEVES, D.: obra citada, pp. 427, 428 y 429.

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Formul propuestas geopolticas que coincidieron con los dos brotes desarrollistas que levantaron el optimismo nacional y la fe en los destinos de grandeza de Brasil, el periodo de Juscelino Kubitschek y el de Brasil Grande de la primera fase de los gobiernos de la revolucin de 1964 a 1980. Las indicaciones de Golbery fueron orientadas a una rearticulacin del territorio para estimular la amplia maniobra estratgica, teniendo como fin la integracin definitiva y el desarrollo de todo el espacio nacional. La atencin mayor, una vez ms, fue para la inmensa rea interior y, en sta, la Amazonia. El general Golbery despus de esbozar y analizar los cuadros de una perspectiva geopoltica brasilea, expuso las directrices generales de una geopoltica atenta a los intereses brasileos, es decir, a los objetivos nacionales permanentes. En el campo interno, la problemtica geopoltica la resume en la incorporacin efectiva y en la vitalizacin de todo el amplio dominio, en gran parte todava vaco del hombre y de la civilizacin fecundadora. Para lograrlo establece la idea de una amplia maniobra geopoltica para ser realizada mediante tres fases sucesivas: Fase primera. Articular firmemente la base ecumnica de la proyeccin continental brasilea, ligando el noreste y el sur al ncleo central del pas, garantizando al mismo tiempo la inviolabilidad de la amplia extensin despoblada del interior por el taponamiento eficaz de las posibles vas de penetracin. Fase segunda. Impulsar el avance hacia el noroeste de la ola colonizadora, a partir de la plataforma central, a fin de integrar la Pennsula centro-oeste al todo ecumnico brasileo. Fase tercera. Inundar de civilizacin la Hilea amaznica, a cubierto de los ndulos fronterizos, partiendo de una base avanzada constituida en el centro-oeste, en accin coordinada con la progresin este-oeste, segn el eje del gran ro. La fase primera consistir sobre todo: En la slida trabazn del ncleo del sur y del escudo del noreste al heartland central, mediante el establecimiento de comunicaciones viales y ferroviarias de elevado rendimiento, utilizables en cualquier condicin de tiempo, suficientemente resguardadas y ofreciendo la posibilidad de alternativas para el caso de emergencia. En la incorporacin a ese sistema de circulacin, del espacio pericontinental fluvial y martimo, revitalizando la navegacin de cabotaje y el inestimable aprovechamiento de la navegacin natural de muchos ros favorables. 347

A la fase segunda le corresponder el dominio, a travs de la ocupacin efectiva y del desarrollo econmico, de todo el heartland central, impulsndose la ola de poblacin desde el ncleo central, lo que comprender por un lado, la terminacin de una adecuada articulacin interna a travs de la circulacin tanto vial y ferroviaria como fluvial y por otro, la incorporacin de la periferia circulatoria del segundo cinturn, donde resalta el papel integrador del Paraguay y de sus afluentes, el Tocantins y el Araguaia. La fase tercera, conquista de la Amazonia, exigir ser afianzada en el segundo heartland del interior, para la concrecin del gran esquema de maniobra, concntrico durante un primer periodo y luego divergente a partir del polo capital de Manaus. En el mbito externo, Golbery hace hincapi en la salvaguarda de la inviolabilidad territorial ante amenazas externas de cualquier origen, por ms improbables que parezcan. Bajo tal aspecto, adquiere ms importancia, en el frente continental, el fortalecimiento de la base ecumnica brasilea, que exige una slida y permanente articulacin de norte a sur, as como la integracin del centro-oeste, rea de soldadura de inigualable importancia estratgica en el corazn del continente y capaz de permitir una eficaz reaccin ante cualquier aventura expansionista que surja. Con relacin al frente atlntico, defiende los compromisos recprocos entre Brasil y Estados Unidos para la defensa del hemisferio y recomienda, por inters propio e incluso por tradicin, la colaboracin eficaz con el frica fronteriza para preservarla contra fuerzas imperialistas. El general Golbery tiene presente que al lado de una geopoltica para la lucha, para la defensa o para el ataque, subsiste una geopoltica de paz y que en el marco de ella, Brasil no podr negarse al papel que le cabe en el conjunto de las naciones, a favor de la redencin econmico-social de los pases ms necesitados del mundo. De una forma especial y en el mbito de Amrica del Sur, esa redencin debe estrechar los lazos de cooperacin internacional, participando activa y generosamente en la solucin de los problemas que enfrentan los pueblos de las diversas reas geopolticas internacionales de las que participa Brasil. General de divisin Carlos de Meira Mattos El hoy general de divisin Carlos de Meira Mattos se dio a conocer como geopoltico en 1959, al publicar bajo el ttulo de Projeo Mundial do Brasil, su primer trabajo sobre esta materia. Su pasin por la Geopoltica se 348

haba iniciado en la dcada de 1930 al leer los libros de Mario Travassos, lo que origin que se introdujese en ese mundo estudiando y leyendo las obras de los geopolticos ms importantes hasta ese momento. Su inquietud e inters por la Geopoltica se pusieron de manifiesto en los sucesivos libros que fue publicando, en los que quedaron plasmados sus pensamientos geopolticos: Brasil, Geopoltica e destino (1975); A Geopoltica e as Projees do Poder (1977); Uma Geopoltica Pan-Amaznica (1980); Geopoltica e Trpicos (1984); A Geopoltica e Teora das Fronteiras (1990) y Geopoltica e Modernidade (2002). El general De Meira Mattos est hoy considerado por muchos, tanto en Iberoamrica como en Estados Unidos, como la ms destacada autoridad en Geopoltica en Amrica del Sur. Sus obras abarcan una amplia variedad de temas que van, de la historia militar al desarrollo de la Amazonia, del armamento moderno a la seguridad del Atlntico, de la teorizacin geopoltica a las recomendaciones para elevar a Brasil en el concepto mundial. Todas esas aproximaciones han contribuido para la comprensin y aplicacin de la Geopoltica, como elemento de importancia en el desarrollo nacional, en la poltica exterior y en las relaciones internacionales. Es veterano de la campaa de Italia en la Segunda Guerra Mundial, hecho que lo coloca en el Grupo Sorbonne. Entre los destinos desempaados a lo largo de su vida militar destacan, el de comandante del contingente brasileo de la Fuerza Interamericana de Paz enviada a la Repblica de Santo Domingo en 1964, instructor de la ECEME, director del Colegio Interamericano de Defensa en Washington y comandante de la Academia Militar. Ronal Sheiider cita al general como amigo ntimo y asesor militar-clave del presidente Castello Branco y como un oficial que recibi una delicada misin (poltica) en cada uno de los cuatro aos de mandato del presidente. De sus trabajos se desprenden las siguientes ideas principales: 1. Los factores geopolticos son vitales para el desarrollo y la Seguridad Nacional de Brasil, basados en una integracin de planeamiento poltico, espacio y posicin territorial, recursos naturales y tecnologa, la cohesin y la vitalidad de la poblacin y la creatividad del liderazgo para resolver los problemas internos e internacionales y satisfacer las aspiraciones nacionales. 2. La posicin geogrfica de Brasil, adems de su tradicional herencia accidental, coloca a Brasil como aliada de Estados Unidos en oposicin a amenazas venidas de fuera del hemisferio. 349

3. La seguridad de Brasil est unida al ocano Atlntico Sur. El mantenimiento del comercio martimo brasileo y de las comunicaciones con el mundo exterior, es un factor vital para la sobrevivencia del pas. Su situacin estratgica, en la que su extremo noreste se proyecta en direccin a frica, hace necesario la proteccin de las derrotas martimas con destino al norte de frica y Europa, en la parte estrecha del Atlntico. Asimismo, Brasil tiene la responsabilidad de mantener el paso en los puntos vitales de las derrotas entre la Antrtida y el sur de frica y entre la Antrtida y el Cono Sur de Amrica. 4. El pensamiento geopoltico aconseja el planeamiento del desarrollo regional de la cuenca amaznica, esto es, segn los conceptos de polos de desarrollo fronterizos, redes de comunicaciones, desafos demogrficos, recursos naturales, etc. Del mismo modo, la integracin de la frontera con la costa y su autosuficiencia reducen las amenazas insurreccionistas y extranjeras contra el interior y pueden ser conseguidas dentro del cuadro de cooperacin y amistad de Brasil con los pases hispanoamericanos. 5. Desarrollo, poder y seguridad estn ntimamente ligados a esa conexin, que una vez proyectada ms all de la esfera continental hacia una dimensin mundial, proporcionar el destino nacional de Brasil para la obtencin del status de gran potencia. 6. Partiendo de la tradicional Geopoltica brasilea e ignorando el tringulo mgico boliviano, sustituye la rivalidad argentina-peruana-venezolana por una cooperacin regional armoniosa, insistiendo en el desarrollo explcito de estrategias estticas para la cuenca amaznica y extendienda la zona de seguridad de Brasil hasta la parte central del Atlntico Sur, el oeste de frica y la Antrtida. 7. Con el aumento de las poblaciones nacionales, crecen las presiones en las fronteras vecinas. Pero los contactos internacionales en las regiones de fronteras y, fuera de ellas, hacen que las cuestiones sobre los lmites sean ms delicadas polticamente. Ciertas regiones pueden llegar a ser particularmente ms susceptibles a esas presiones, porque el crecimiento, muchas veces, es ms significativo en algunos pases que en el de sus vecinos, creando otro potencial para las tensiones fronterizas. Como consecuencia de ello, la presin fronteriza ha sido el primer paso para la desarmona y el conflicto entre los estados. Con el fin de evitar ese conflicto, los lmites deben ser demarcados de forma clara y precisa. La mejor manera de obtener la paz regional se encuentra a travs de la paciente y hbil diplomacia. 350

8. Las fronteras son la epidermis del cuerpo estatal, la sensible capa exterior que refleja el vigor de un pueblo, de una cultura, de un Estado. Ciertos lmites estn sujetos a expandirse o reducirse, segn las dinmicas de crecimiento nacional y regional. Los lmites, de la misma forma que los ros sinuosos, tienden a cambiar de posicin, reflejando las presiones que le son aplicadas. Diversas fronteras son inestables o mutables por ser susceptibles a los flujos y reflujos de las transiciones histricas de ciertos pases. La necesidad de demarcaciones fsicas y culturales bien definidas refuerza esta tendencia dinmica. La armona regional depende de fronteras estables. 9. El impacto de la modernizacin, trado por las innovaciones en las reas de la ciencia, de la tecnologa, de la electrnica y de la informtica, surgidas a un ritmo sorprendentemente acelerado en los ltimos 50 aos, podrn influir en la ecuacin de poder del Estado en lo que se refiere a la importancia de su geografa. Estas innovaciones inciden sobre la utilizacin del espacio geogrfico y su uso por el hombre se ve beneficiado: Por la transformacin cada vez mayor del espacio natural en espacio artificial (por construccin de puentes, viaductos, obras de ingeniera martima, etc.). Por la rapidez de los transportes. Por ser casi instantneos los mensajes informticos, visuales y sonoros, llegados y emitidos verticalmente a travs de flujos electrnicos. Estos tres factores, actuando mutuamente, aumentan notablemente la capacidad de operar del hombre. Por todo ello, ante las disputas surgidas por el discurso frentico de la globalizacin, es necesario racionalizar dicha disputa, intentando diagnsticar como la Geopoltica se sita en el mundo moderno y cual es la perspectiva que se le presenta, estudiando a la luz de la modernidad la interaccin dinmica, entre Estado, Geografa e Historia. Ten-brigadeiro Murillo Santo (1932-2002) El ten-brigadeiro (teniente general) de la Fuerza Area brasilea Murillo Santos pas a la reserva en 1993. Fue piloto de bombarderos, de aviones de transporte y de helicpteros A/S, con ms de 11.000 horas de vuelo a lo largo de sus 45 aos de servicio. Fue instructor en todas las Escuelas de la Fuerza Area brasilea. Realiz el Curso de Estado Mayor en las 351

Fuerzas Areas britnicas, el de prcticas de enseanza en la Air University y el curso del Industrial College of the Armed Forces. Fue consejero militar de Brasil en la Organizacin de Naciones Unidas y ayudante de rdenes del presidente Castello Branco. Falleci recientemente en septiembre de 2002. Escriba para varios peridicos y revistas. Preocupado por temas militares, tales como la vida militar, el poder areo o la profesionalizacin de las Fuerzas Armadas, public tres libros: Principios que norteian a vida na FAB (1988); Evoluo do Poder Areo (1989) y O caminho da Profissionalizao das Foras Armadas (1991). En la ltima obra citada, en la que se pone de manifiesto una gran tarea de investigacin, de ordenamiento y de anlisis de ideas, intenta responder a dos inquietudes de presencia constante en el pensamiento de analistas militares: El camino de la profesionalizacin de los militares de carrera y su posible perfeccionamiento futuro. La necesidad de establecer una estrategia comn para las Fuerzas Armadas. El ten-brigadeiro Murillo entiende que, por la intervencin del Ejrcito en la vida poltica republicana quedaron dos secuelas que afectaron al pensamiento estratgico: el civismo y la integracin nacional. Es impensable defender la integridad del territorio si el patriotismo no es un aspecto esencial de la ciudadana. No le corresponde al Ejrcito fomentar el civismo, lo que debe hacer es despertar en los sectores dirigentes la consciencia de los problemas de la defensa, incorporndolos a la elaboracin estratgica, de forma que la poltica de defensa refleje el consenso de la lite responsable de los destinos del pas y no la opinin nica de las Fuerzas Armadas. Slo el esfuerzo integrado de todos los segmentos de la sociedad, particularmente, el de las tres expresiones del poder nacional, podr conducir al xito ante un conflicto. Con relacin a la problemtica de la Defensa Nacional y en lo que se refiere a la elaboracin de una estrategia conjunta disiente de los que, como el general De Meira Mattos, piensan que la estrategia brasilea debe ser preventiva de actitud defensiva, porque cree que la estrategia global que conviene a las diversas fuerzas es de carcter disuasorio. La preparacin militar del pas sera la de disuadir a eventuales agresores, no por su capacidad de defensa, sino por sus potencialidades militares ofensivas. Esa estrategia hace necesaria la existencia de un potencial visible, transformable y movilizable. Su dimensionamiento exigir una accin con 352

junta de las tres Armas. El paso siguiente sera disponer de la capacidad de respuesta inmediata, que slo es posible con la real existencia de poder y no con el poder potencial. Es necesario lograr la capacitacin tcnica que asegure, en materia de armamentos, la mxima autonoma. Por ser necesario disponer de una estrategia militar consensuada y aprobada por la sociedad civil, el ten-brigadeiro Murillo recomienda: Fomentar la creacin de centros de estudios estratgicos para que los temas militares adquieran plena nitidez. Incorporar al medio universitario, pleno de valiosos cerebros, a la formulacin del pensamiento estratgico, para que el problema de la Defensa, sea un asunto de toda la Sociedad. Que la iniciativa de las Fuerzas Armadas de abrir sus escuelas de estudios superiores a los civiles, sirva para dar a conocer los problemas que en ellas se abordan, no slo bajo la ptica de la escuela, sino que se presenten como parte del conjunto que constituye la defensa integral de Brasil. Almirante Armando Amorn Ferreira Vidigal El almirante Vidigal es un estudioso del poder naval brasileo. Tuvo una actuacin destacada como director de la Escuela de Guerra Naval, de la que resaltan la creacin de los simposios anuales, sobre temas de relieve para la Marina y para Brasil, y del Centro de Estudios Avanzados de la Escuela de Guerra Naval. Particip como ponente en los tres primeros Simposios de Estudios Estratgicos Argentina-Brasil. Es una de las 23 personas consultadas por el Ministerio de Defensa, para la elaboracin definitiva de los documentos de poltica militar, de defensa y estrategia militar de defensa. Entre otros, ha publicado los libros A Evoluo do Pensamento Estratgico naval Brasileiro (1982) y A Evoluo do Pensamento Estratgico Naval Brasileiro. Meados da Dcada de 70 at os dias Atuais (2002). Escribe asiduamente en la Revista Martima Brasileira y ha impartido un gran nmero de conferencias sobre temas navales y sobre poltica de defensa. En el ao 1976, los entonces capitanes de Mar e Guerra (capitn de navo) Armando, Amorn Ferreira Vidigal y Mario Csar Flores, efectan un trabajo, clasificado como confidencial, que lleva por ttulo O Desenvolvimento do Poder Naval Brasileiro-Tpicos para Debate. Partiendo de la coyuntura internacional, regional y local, proponen un cambio profundo, tal vez radical, de la postura estratgica brasilea, hasta entonces vinculada a los conceptos 353

de la guerra fra. Los autores sugieren que haya una orientacin estratgica del pas en el sentido de una desvinculacin de los presupuestos de la guerra fra y una mayor preocupacin con los intereses especficos del pas, cada vez ms evidentes, e indican una serie de medidas para orientar el desa-rrollo y la preparacin del poder naval brasileo para que pueda contribuir a la consecucin de los objetivos nacionales. La guerra generalizada es considerada como improbable y la guerra regional una posibilidad que no puede dejar de ser considerada. La controversia entre desarrollo y seguridad debe involucrar la oportunidad de la nacionalizacin, que no slo es un estmulo al desarrollo sino al de las bases slidas de la seguridad. Para el almirante Vidigal en teora, la creacin de una Guardia Costera tiene sentido, ya que librara a la Marina de Guerra de una serie de atribuciones que no son especficamente militares, Sin embargo, la inevitable duplicidad de algunas actividades, pues por ms que se quiera evitar con el paso del tiempo ella ocurre, har al sistema global, Marina y Guardia Costera, ms caro para el pas y de menor eficacia que el sistema actual. Piensa que la necesidad de reorientar el desarrollo de proyectos para utilizacin de materiales, equipos y sistemas, aunque eso implique limitaciones operativas deseables pero no imprescindibles, es patente y debe ser un objetivo prioritario en el proceso de nacionalizacin. Despus de haber adquirido Brasil la sofisticada tecnologa para la construccin de fragatas, corbetas y submarinos, sta no puede perderse por falta de nuevos pedidos. Ante la difcil coyuntura presupuestaria, debe haber una concentracin de los pocos recursos existentes para que esa conquista tecnolgica no se pierda. Para un pas que no tiene amenazas concretas inmediatas, la evaluacin estratgica debe partir de presupuestos diferentes y el dominio de dicha tecnologa de construccin forma parte de esos presupuestos. El programa del submarino nuclear, con los presupuestos actuales se demorar tal vez ms de 30 aos, perjudicando notablemente a otros proyectos por su coste. Por ello, precisara transformarse en un proyecto de Gobierno, para que pueda concluirse en un plazo menor a 10 aos. El programa de submarinos convencionales, como instrumento de la estrategia autnoma al servicio de la poltica independiente, debe tener continuidad ininterrumpida antes y despus del inicio de la an incierta obtencin del submarino nuclear. Para el almirante, la movilizacin es el vasto y complejo proceso por el cual todos los recursos productivos de la nacin, inclusive la mano de 354

obra, son organizados y dirigidos para apoyo al esfuerzo de guerra. Comprende la transformacin de los sistemas econmicos, de produccin industrial y cientfico-tecnolgico en una base de sustentacin de las Fuerzas Armadas y la preparacin de stas para la condicin de guerra; comprende an la motivacin popular, tendente a canalizar hacia el esfuerzo de guerra las fuerzas psicolgicas y morales de la nacin. El desarrollo de una industria militar nacional es un elemento fundamental para la movilizacin, pues, sin una industria capaz de producir material de empleo militar, la movilizacin industrial no se hace. Aunque haya un reconocimiento, casi generalizado, de la importancia fundamental de la cooperacin en el rea militar entre los pases de Amrica del Sur, parte indispensable del proceso de integracin poltico-econmica ya en curso, esto no quiere decir que la formalizacin de una alianza militar deba formar parte de nuestra agenda. En la etapa actual, cada pas debe desarrollar su propia poltica de defensa, a la luz de sus intereses nacionales, aunque sin perder de vista que compartamos intereses comunes, cada vez ms evidentes y numerosos, que, a largo plazo, llevarn a una poltica comn de defensa. Establecer, por ello, desde ahora, la rigidez de una alianza militar, antes de tener el conocimiento de las amenazas comunes y de la consolidacin del sentimiento de solidaridad que inspira a nuestra unin, es producir apenas un pedazo de papel, sin ninguna significacin prctica. Es imprescindible profundizar y mantener el proyecto de integracin con las Marinas de los pases de Amrica del Sur y de la costa atlntica de frica, tanto para el intercambio de experiencias como de conocimientos. Las relaciones de Brasil con Venezuela, Uruguay, Paraguay, Surfrica y, especialmente con Argentina, tienen que ser ms profundas. El empleo del poder militar, y en especial el del poder naval deben considerarse en la evaluacin estratgica. Las Fuerzas Navales no existen slo para disuadir a posible enemigos, buscar el control de reas martimas, intentar negar su uso al adversario, o proyectar poder sobre su territorio. Una Marina de Guerra siempre fue y siempre ser un formidable factor de fuerza en las manos de negociadores polticos y la Marina de Brasil ser, cada vez ms, usada como tal, en la medida que el poder nacional se proyecte exteriormente. Almirante Arlindo Vianna Filho El almirante Arlindo Vianna Filho, submarinista, tuvo a su cargo el Curso de Poltica y Estrategia Martima (1982-1983) y el Departamento de Estra 355

tegia del Estado Mayor de la Armada (1988-1989). Fue jefe del Estado Mayor de la Escuadra (1990), comandante de la Escuela de Guerra Naval (1990-1992), director de Hidrografa y Navegacin, director del Proyecto de Propulsin Naval Nuclear y jefe del Estado Mayor General de la Armada. Es autor del libro Estrategia Naval Brasileira y de diversos artculos sobre el poder naval y bigrafo del almirante Tamandar, patrono de la Marina brasilea. Es un representante significativo de una corriente de pensamiento poltico-estratgico brasileo que, con profundidad cientfica y lgica racional, busca en la historia propia las enseanzas ms fidedignas, no subordinndose a modelos importados, para sealar la aplicacin de los principios generales de la Estrategia y adaptar las clsicas concepciones estratgicas navales a la realidad brasilea y a los escenarios prospectivos. Para el almirante Arlindo, la Marina tuvo gran influencia y algunas veces fue decisiva en la historia de Brasil, que siempre dependi y depender de la mar para su desarrollo y, como frontera elstica, para su seguridad. La incursin en la historia de la evolucin de los conceptos estratgicos navales brasileos es, apenas, una propuesta, una llamada, para que se profundice en el anlisis y evaluacin de la influencia, pasada y provechosa del poder naval en los resultados de la sociedad brasilea. A partir de una vivencia autctona, nativa, el pensamiento poltico-estratgico naval contribuir, como ha hecho histricamente, a que orientaciones independientes y coherentes con la realidad brasilea, conformen los conceptos oportunos y reales del empleo del poder naval brasileo. La evolucin del pensamiento estratgico naval brasileo a partir del anlisis de los hechos histricos, sus causas y consecuencias, de la evolucin de las coyunturas poltico-estratgicas, de la lgica de la teora de los conflictos, indica que la imprescindible preparacin del poder naval se haga en el sentido de fuerza naval alistada, apartndose de los conceptos marina escuela y marina ncleo. Ello permitir mantener la paz, disuadir actitudes hostiles, responder a las amenazas e imponer represalias. Para preservar la independencia, la integridad, y hacer respetar la soberana nacional, la Marina deber tener la dimensin que le permita el desarrollo de capacidad estratgica y efectividad tctica para evitar intimidaciones y amenazas a los fundamentos, principios y objetivos fundamentales de la nacin. El almirante Arlindo, meditando sobre poltica, estrategia y guerra, presenta su visin de la relacin mutua entre ciencia-arte-fenmeno para la opti 356

mizacin de la preparacin y del empleo del poder. La naturaleza real de la relacin entre Geopoltica y Estrategia la pone de manifiesto utilizando ejemplos como: Ante la dependencia exterior de la energa derivada del petrleo, deben desarrollarse fuentes alternativas de energa cuyos factores de produccin existen en la base territorial brasilea, tales como minerales, alcohol, el carbn, la energa solar y la energa elica. Para acelerar desarrollos regionales tendentes a la integracin del proceso nacional, se observa que para la Amazonia son compatibles los principios de la estrategia martima. Implica dar relevancia a los buques, a la industria naval, a los terminales portuarios, a la mentalidad naval, reconociendo el valor de las comunicaciones fluviales para el desarrollo regional. Esta articulacin fluvial contribuir al fortalecimiento de las fronteras histrico-polticas en la regin. Sin desacelerar la industrializacin, mantener la viabilidad econmica de la agricultura, con la investigacin y nuevas tecnologas. Asegurar el conocimiento climatolgico y perfeccionar las previsiones meteorolgicas con participacin en las investigaciones cientficas en la Antrtida. Bajo este aspecto, la estrategia brasilea en ese continente, debe revestirse del carcter de investigacin cientfica con aplicacin en el campo del desarrollo sostenible. El almirante Arlindo hace, entre otras, las siguientes contribuciones para una estrategia naval brasilea: El poder naval es esencial para la nacin. No puede estar unido a valores importados que presentan soluciones prefabricadas, que de hecho, no son capaces de conciliar el progreso y la seguridad preservando la identidad nacional. Por la independencia nacional, tendr como base soluciones nativas, aunque suponga el sacrificio de no contar con tecnologa avanzada, de otros pases. La preparacin del poder naval debe tender a un equilibrio entre su valor y el de los dems poderes, hacindolos armnicos y adecuadamente proporcionales a la amenaza. Es necesario una nacionalizacin progresiva y continua de las unidades navales, con proyectos nacionales, aceptando desempeos menores que lo obtenidos con tecnologa avanzada, pero dependiente. El nmero puede compensar el nivel tecnolgico y atender mejor las necesida 357

des derivadas de la extensin del litoral. La nacionalizacin debe dirigirse, asimismo, al armamento consumible. Los recursos limitados y la extensin del litoral sugieren disponer de apoyo logstico mvil, evitando inversiones diversificadas en bases fijas y con una distribucin estratgica de las Fuerzas Navales en funcin de la amenaza probable y no por motivos logsticos. Fomentar la mentalidad martima, es decir, la consciencia del valor del uso de los mares para el xito nacional. Es vital para Brasil, que sus ciudadanos, polticos y militares, pueblo y lite, comprendan la importancia del poder martimo para la consecucin de los objetivos nacionales y para la existencia de Brasil como nacin libre e independiente. El almirante Arlindo piensa que: La vida es una constante bsqueda de soluciones, el hombre est condenado a escoger y a decidir. Camina en direccin a un fin, con fracasos y xitos, de los cuales l mismo es el responsable. Las soluciones son muchas, la eleccin es nica. Y en la colisin entre el estancarse y fenecer con el crear y crecer, solamente las orientaciones independientes de los conceptos clsicos y de las concepciones dominantes, garantizan la evolucin (14). Conclusiones A modo de comentario general, puede decirse que durante el siglo XX las Fuerzas Armadas brasileas, pero especialmente el Ejrcito, representaron un papel relevante en la historia de Brasil. A lo largo de este periodo, como consecuencia de las diferentes situaciones polticas por las que atraves el pas, se produjeron un gran nmero de revoluciones en las que se vieron envueltos oficiales del Ejrcito. Asimismo, si bien es cierto que un importante nmero de oficiales particip en la vida poltica, alternndola con su profesin militar, no es menos cierto que los que se dedicaron con exclusividad a la vida militar, pretendieron siempre unas Fuerzas Armadas lo mejor preparadas posible, buscando siempre la defensa de los poderes constitucionales y el mantenimiento de la Ley. Por ello no es de extraar, que en esa bsqueda surgieran

(14) VIANNA, FILHO, A.: Estratgia Naval Brasileira, p. 165.

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importantes pensadores militares. En este trabajo hemos podido conocer a algunos de ellos y sus principales lneas de pensamiento, constatando que todos tuvieron como objetivo comn engrandecer a Brasil.

Bibliografa AMORN FERREIRA VIDIGAL, A..: A Evoluo do Pensamento Estratgico Naval, Bibliex. Ro de Janeiro, 1985. A Evoluo do Pensamento Estrtgico Naval Meados da Dcada de 70 at os Dias Atuais, Clube Naval. Ro de Janeiro, 2002. COUTO E SILVA, G. DO.: Geopoltica del Brasil, Grficas Saavedra. Buenos Aires, 1978. ESTEVES, D.: Documentos histricos do Estado-Maior do Exrcito, Edio do Estado-Maior do Exrcito. Brasilia, 1996. Ministros da guerra e do Exrcito brasileiro. Brasilia, Edio do Estado-Maior do Exrcito, 1999. FREIXINHO, N.: Instituicoes em crise, Dutra e Ges Monteiro, duas vidas paralelas, Biblioteca do Exrcito Editora. Ro de Janeiro, 1997. GOES MONTEIRO, P. A.: A Revoluo de 30. So Paulo, 1936. MACEDO CARVALHO, L. P. coordinador: O Exrcito na Histria do Brasil, Biblioteca do Exrcito Editora. Ro de Janeiro, 1998. MEIRA MATTOS, C. D.: Projeo mundial do Brasil, Grfica Leal. So Paulo, 1959. Brasil Geopoltica e Destino, Jose Olympio Editora. Ro de Janeiro, 1975. A Geopoltica e as Projees do Poder, Bibliex. Ro de Janeiro, 1977. Uma poltica Pan-Amaznica, Bibliex. Ro de Janeiro, 1980. Geopoltica e Trpicos, Bibliex. Ro de Janeiro, 1984. Geopoltica e Teoria de Fronteiras, Bibliex do Exrcito, 1984. Ro de Janeiro, 1990. Geopoltica e Modernidade, Bibliex. Ro de Janeiro, 2002. MOTTA BANHA, P. coordinador: Historia do Estado-Maior do Exrcito, Biblioteca. Ro de Janeiro. RUAS SANTOS, F.: Marechall Castello Branco. Seu pensamento militar (1946-1964), Impresa do Exrcito. Ro de Janeiro, 1968. SANTOS, M.: O caminho da profissionalizao das Foras Armadas, Grafica Editora do Livro Ltda. Ro de Janeiro, 1991. SKIDMORE, T. E.: Uma Histria do Brasil, Editora Paz e Terra, S. A. Ro de Janeiro, 2000. TRAVASSOS, M.: Projeo Continental do Brasil, Companhia Editora Nacional. So Paulo, 1935. VIANNA FILHO, A.: Estralegia Naval Brasileira, Bibliex. Ro de Janeiro, 1995. VV.AA.: Historias do Poder: 100 anos de Poltica no Brasil, vol, 1: Militares, Igreja e Sociedade Civil, Editora 34. So Paulo, 2000.

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RESUMEN

RESUMEN

Por AGUSTN QUESADA GMEZ

Con el ttulo Pensamiento y pensadores militares iberoamericanos del siglo XX y su influencia en la Comunidad Iberoamericana, los autores de esta Monografa han desarrollado su trabajo, centrndose en todos y cada uno de los pases que componen lo que hoy conocemos como Iberoamrica. Previo a los trabajos presentados por los vocales y para facilitar el estudio de los mismos, con la introduccin, el presidente del grupo de trabajo ha credo de inters dedicar unas pginas al pensamiento y pensadores que en el siglo XIX, fueron protagonistas y gestaron la gran empresa de la independencia iberoamericana. Pero hay que mirar ms atrs en el tiempo y fijarnos en el pensamiento filosfico reinante en el siglo XVIII, en el que la Ilustracin marca la marcha de los pueblos, encabezados por el ideario de los enciclopedistas franceses, herederos del pensamiento de Descartes, y que habla a las naciones iberoamericana de un orden nuevo, en libertad y plenos derechos para el hombre. La independencia de Estados Unidos, su Constitucin, la Revolucin Francesa, las guerras napolenicas en Europa, la invasin de Espaa por las tropas francesas, con grave deterioro de la Monarqua espaola, son peldaos de esa escalera que facilitaron el que los prohombres iberoamericanos llegaran a la cima de sus aspiraciones: la independencia. Con este pensamiento filosfico, con la vista puesta en Estados Unidos, Inglaterra y Francia, inician su andadura las naciones iberoamericanas. Sin olvidar que en la marcha hacia la independencia, los caminos seguidos 363

por los pases hispanoamericanos son distintos a los que sigui Brasil, que accede a sta de Portugal, en el ao 1822, de forma incruenta, al proclamarse emperador Pedro I de la Casa Real portuguesa. Estudiando cada uno de los trabajos presentados, vemos, como enmarcado en un estudio histrico previo, que algunos remontan a mediados del siglo XIX, entran en el siglo XX y nos presentan un amplio panorama en el que algunos pases se sitan con fuerza y decisin, desde un principio en este siglo y otros, an estn en periodo de consolidacin y, es en este marco en el que centran la visin del cuadro que componen el pensamiento y los pensadores militares con sus obras e idearios. El siglo XIX ha sido para todos ellos el ms difcil de su joven historia. Ha sido el de su nacimiento a la independencia; de fijacin de fronteras; de maduracin poltica en busca de una democracia esquiva; de enfrentamientos y guerras internas provocadas por federalistas y unitarios, por conservadores y liberales. De guerras externas, buscando unos la salida al mar, otros en defensa de territorios o fronteras irredentas, y otros por la supervivencia. Y tambin, ha sido el tiempo de consolidacin de los Ejrcitos nacionales, curtidos en la guerra de la Independencia, apoyndose, a veces, para su modernizacin en la experiencia y doctrina de ejrcitos ms avanzados, como los europeos o de Estados Unidos. En este contexto, se inicia la andadura a buen paso en el siglo XX. Si la influencia de los Ejrcitos y sus mandos en sus pases durante el siglo XIX fue determinante, podemos decir que casi hasta el final del siglo XX para algunos pases iberoamericanos, lo ha seguido siendo. Caudillos, generales-presidentes, presidentes-generales, o presidentes militares, elevados al poder por un golpe de Estado institucional o no, o mediante elecciones libres y constitucionales, han dejado su impronta en el devenir histrico de los pases iberoamericanos. Las Fuerzas Armadas de la mayora de estos pases se han enfrentado con el desafo de la actualizacin, orgnica y de los medios, de la instruccin y enseanza, y de la doctrina. Segn la poca y resultado de las guerras mundiales, o podero de las naciones, la influencia en los Ejrcitos iberoamericanos ha sido: alemana, francesa, italiana, e incluso de Ejrcitos del entorno, y a partir de la mitad del siglo XX, mayoritariamente estadounidense. Lo anterior se ha reflejado en el pensamiento y en los pensadores militares del siglo, que con sus obras, sus discursos, escritos etc., de ndole militar o poltica, han influido en sus propios pases, en su entorno, e incluso a nivel continental. 364

Las dos guerras mundiales ejercieron una clara influencia en los pases que consideramos. La expansin del ideario comunista, procedente de la revolucin rusa, tras la cada del imperio alemn, fue un hecho en el continente americano. El periodo entre guerras, de enfrentamientos ideolgicos, entre fascismo, comunismo y democracias, igualmente se reflej en la poltica, gobierno y Ejrcitos iberoamericanos. La derrota de las dictaduras fascistas y el triunfo de las democracias, tuvo una indudable influencia en los pases que tratamos. Pero es a partir de los aos cincuenta, en tiempos de la guerra fra, cuando el enfrentamiento Estados Unidos-Unin Sovitica, encuentra un campo abonado por parte de esta ltima en los pases iberoamericanos, en los que las condiciones poltico-sociales-econmicas, facilitaran las actitudes revolucionarias, con la mirada puesta en la ideologa social-comunista. Cuba y su revolucin, son el ms claro ejemplo de lo dicho, y la mejor caja de resonancia para la expansin de este ideario, incluso con las armas si es necesario. Ya en las urnas, ya en enfrentamientos armados directos o a travs de la guerrilla, el comunismo intenta ganar la batalla a la democracia, y la pierde. Y son Estados Unidos los que apoyados en la Doctrina de la Seguridad Nacional, expandida a travs de la Escuela de las Amricas y de sus ms de 80.000 alumnos militares de todos los Ejrcitos iberoamericanos, algunos de los cuales llegan a los ms altos escalones del mando militar y poltico, los que consiguen arrumbar las ideas y formas comunistas en el continente, y darle la puntilla, a excepcin de Cuba, tras la cada del teln de acero y cese de la Unin Sovitica como adversario mas cualificado del poder de Estados Unidos. No todos los pases iberoamericanos aceptaron la Doctrina de la Seguridad Nacional como dogma nico, algunos, aplicaron la de la Revolucin Nacional y buscaron en soluciones propias y para problemas nacionales especficos lo que pensaban era lo mejor para sus pases, sin inclinarse ni a uno ni a otro bando. Finalizando el siglo XX, la gran mayora de los pases iberoamericanos, forman en las filas de la democracia. Sus mandatarios son elegidos democrticamente y sus Ejrcitos respetan plenamente la Constitucin de sus pases. Cayeron las dictaduras y la labor callada y eficaz de Naciones Unidas trajo la paz a naciones cuyos pueblos, cansados de muertos y sufrimientos, clamaban por ella. Pero por desgracia, aun quedan guerrillas que de las armas han hecho un modus vivendi y que han cambiado las ideologas, por el narcotrfico, el secuestro y la extorsin, sin cuyas circunstancias haran decenas de aos que hubieran desaparecido. 365

Y hablemos, para finalizar, del pensamiento y pensadores militares y su influencia en la regin iberoamericana. No hace al caso citar los cientos de nombres que aparecen en los trabajos presentados. S lo hace el leer estos estudios y meditar sobre ellos. Sobre las escuelas militares, academias, altos centros de estudios, bibliotecas militares, crculos, en los cuales a lo largo de ms de una centuria se han gestado pensamientos, ideas y doctrinas, que han influido en los militares, que han formado. Y stos, a su vez influyeron en sus subordinados, y como institucin militar en sus conciudadanos, y ms de uno por su vala, brillantez y originalidad, ms all de sus fronteras. Como intelectuales destacados muchos de estos pensadores militares en su obra escrita o no, son testimonio de su poca, en la que algunos influyeron poderosamente por el puesto que ocupaban ya en la milicia ya en la poltica. Otros, historiadores, periodistas, etc., bucearon en hechos pasados y sobre ellos sacaron consecuencias ms que interesantes para sus pases; otros, geopolticos, geoestrategas, gegrafos, etc., expusieron teoras, que en algunos casos, configuraron el ser de sus patrias y entorno. Todos ellos, militares intelectuales, desde el ms prestigioso hasta el de obra menos conocida, han puesto su grano de arena en la configuracin del pensamiento y consolidacin poltico intelectual de sus respectivos pases. Todos ellos son historia, de ayer, de hoy y de un futuro esperanzador.

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COMPOSICIN DEL GRUPO DE TRABAJO

Presidente: D. AGUSTN QUESADA GMEZ


Teniente general, DEM y EMACON, 134 promocin del Arma de Ingenieros, capitn general de la Regin Militar de Levante (1992-1995), especialista en la historia del Arma de Ingenieros, redactor de ella como inspector de la misma y director de la Academia del Arma, primer general espaol que mand una Misin de Naciones Unidas en Centroamrica (ONUCA), especializado en temas de operaciones de paz y director de seminarios, conferenciante y autor de artculos relacionados con el tema.

Coordinador/Vocal: D. FRANCISCO JAVIER MARTN GARCA


Coronel de Infantera (DEM). Profesor de EALEDE.

Secretario/Vocal: D. JOSE JAVIER DAZ SNCHEZ-PACHECO


Capitn de navo. (G). Profesor de EALEDE.

Vocales: D. LVARO DE ARCE Y TEMES


Coronel del Cuerpo Militar de Intervencin (R). Diplomado Estudios Avanzados de Historia Contempornea de Amrica Latina (UCM).

D. JUAN BATISTA GONZLEZ


Coronel de Artillera (DEM).

D. VCTOR QUIROGA MARTNEZ


Capitn de navo (G).

D. CARLOS GUERRERO CARRANZA


Coronel de Infantera. Mando de la Agrupacin de Transporte del MALE.

Las ideas contenidas en este trabajo son de responsabilidad de sus autores, sin que refleje, necesariamente el pensamiento del CESEDEN, que patrocina su publicacin.

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ABSTRACT

Under the title Latin American Military Thought and Thinkers in the 20th Century, the authors of this monograph have developed their work focusing on each and every country comprising what today we call Latin America. Before the speakers present their works, and so as to facilitate the study of said works, the president of the group has considered it of interest to devote at the opening a few pages to the thought and thinkers who were key players and created the great venture of Latin American independence in the 19th century. But we must look further back in time and reflect on the philosophic thought prevailing in the 18th century, when the Illustration marked the marching of peoples led by the ideology of French encyclopedists, heirs to Descartes thought. This philosophical thought speaks of a new order of freedom and full rights for men for Latin American nations. The United States independence, her Constitution, the French Revolution, the Napoleonic wars in Europe, the invasion of Spain by French troops which seriously deteriorated the Spanish Monarchy, are rungs to a ladder which helped those Latin American men to reach the summit of their aspirations: independence. Having this philosophical thought and with their eye on the United States, England and France, the Latin American nations set off for their journey. It should be noted that Spanish American countries followed a way towards independence different to that followed by Brazil, which gained independence from Portugal in 1822, with no bloodshed, after Peter I proclaimed himself Emperor of the Portuguese Royal House. 369

After studying each one of the works presented, it can be observed how, within the framework of a previous historic research taken back by some authors into the middle of the 19th Century they go into the 20th Century and present a wide scenario in which some countries establish a strong and determined position for themselves from the beginning of the century; other countries are still at a consolidating phase. The authors focus on this picture comprising the military thought and thinkers with their works and ideologies. The 20th Century has been for all these countries the hardest century in their young history: they have gained independence; frontiers have been established; political maturity has been attained in search for an elusive democracy; there have been confrontations and internal wars started by federalists and Unitarians, conservatives and liberals, and external wars some seeking a path to sea, some defending irredentist territory or frontiers, and others seeking to survive. It has also been a time to consolidate national armed forces hardened by the Independence War which in order to be modernised have sometimes resorted to the experience and doctrine of more advanced armed forces, as those in Europe or the USA. Within this context the journey through the 20th century starts at a good pace. The influence the armed forces and their commanders had on their countries was a determining factor in the 19th century, and for some countries it has continued to be so up until the end of the 20th century. Leaders, general-presidents, presidents-generals or military presidents who have come into power after an institutional coup or by means of free and democratic elections have stamped their mark on the historical evolution of Latin American countries. The armed forces of most of these countries have faced the challenge involved in upgrading their organisation and means; training and instruction; and doctrine. Depending on the time and aftermath of world wars or nations power, Latin American armed forces have been influenced by Germany, France, Italy, and even by armies in the area, and from the middle of the 20th Century on, mainly by American armed forces. The above has been reflected on the military thought and thinkers of the century. With their works, speeches and writings on politics or the military, they have influenced their own countries, their environment, and even their continent. Both world wars had a great influence on these countries we are dealing with here. The spread throughout the American continent of the commu 370

nist ideology stemming from the Russian Revolution after the fall of the German Empire was a fact. The period in between wars marked by ideological confrontation between fascism, communism and democracies also reflected on Latin American politics, governments and the armed forces. The defeat of fascist dictatorships and the victory of democracies had a solid influence on these countries. From the fifties on there is confrontation between the USA and the Soviet Union, the so-called Cold War, and the Soviet Union finds support in Latin American countries. The politicalsocial-economical situation in these countries boosted revolutionary attitudes with their eye on a social-communist ideology. Cuba and its revolution is the most obvious example and the best sounding board for the proliferation of this ideology, even by using arms if necessary. Either at the polls or through direct armed confrontation or guerrilla fighting, communism tries to win the battle to democracy and it looses. And it is the United States which, on the base of the National Security Doctrine spread thanks to the School of the Americas and its more than 80,000 military students from all Latin American armed forces, some of whom reached the highest military command and political echelons, succeeded in expelling communist forms and ideas from the continent, except for Cuba, after the fall of the Iron Curtain and the cessation of the Soviet Union as the most qualified adversary of the United States power. Not all Latin American countries accepted the National Security Doctrine as the sole dogma. Some countries implemented the National Revolution doctrine and found what they thought was best for their countries in their own solutions to specific national problems, not choosing one side or the other. By the end of the 20th Century, most Latin American countries fell in the democracy lines. Their leaders were democratically elected and their armed forces fully respected the Constitution of their countries. Dictatorships fell and the efficient and quiet work done by the United Nations brought peace to nations and peoples who weary of death and suffering cried out for peace. But unfortunately, there are still guerrillas which have made of firearms their modus vivendi and have given up ideologies turning to drug dealing, kidnapping and extortion. Without this, they would have long disappeared. Finally, let us talk about the military thought and thinkers and about their influence on the Latin American region. It does not seem to the point to name the hundreds of names which appear in the works presented. Howe 371

ver, it is appropriate to read these research works and to reflect on them, on the military academies, higher centres for study, military libraries and circles where thoughts, ideas and doctrines have been developing throughout longer than a century, and which have influenced the military who have been trained in them. These soldiers in turn influenced their subordinates, and as a military institution, their fellow citizens, and the ability, brightness and originality of many of them had an influence beyond their frontiers. Many of these outstanding military thinkers give testimony of their time in their written works or by themselves. Some of them exerted powerful influence due to their position in the military or in politics. Others historians, journalists, etc. delved into past events and drew very interesting conclusions for their countries; others geopoliticians, geostrategists, geographers, etc. stated theories which, in some cases, shaped their fatherlands and environment. All of them intellectual soldiers, from the most prestigious to the one whose works are not that well known, have contributed their share to the configuration of thought and political-intellectual consolidation in their countries. They all are history, yesterdays history, todays history, and for an encouraging future history.

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NDICE

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SUMARIO .......................................................................................... INTRODUCCIN ................................................................................ Captulo primero

7 9

UN HOMBRE Y UN PENSAMIENTO. UNA ESPADA Y UNA MISIN: EL NACIMIENTO Y LA INDEPENDENCIA DE VEINTE NACIONES 31 Captulo segundo EL PENSAMIENTO MILITAR COLOMBIANO: DE LA POLITIZACIN DE LOS EJRCITOS A LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRFICO. LAS FUERZAS MILITARES EN LAS INTERVENCIONES DE NACIONES UNIDAS .................................................................................. Introduccin ........................................................................................ El pensamiento militar en la formacin y desmovilizacin de los Ejrcitos de la Gran Colombia ............................................................ El general Reyes y la reforma militar: las misiones chilenas a principios del siglo XX ............................................................................ Las Fuerzas Militares en los conflictos internos y externos: la evolucin del pensamiento militar durante el siglo XX .......................... Revoluciones y guerras civiles: la guerra de los mil das .......... La separacin de Panam en la construccin de una va interocenica de gran inters estratgico .................................................... El conflicto con Per: 1932-1934 ..................................................

51 53 56 59 64 65 67 69

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La participacin de Colombia en las Fuerzas Armadas de Naciones Unidas: la guerra de Corea y las crisis de Oriente Medio ...... 71 La participacin colombiana en las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas ............................................................................................ 75 De la violencia poltica a la violencia narcoguerrillera: el pensamiento militar ............................................................................................ La violencia partidista .................................................................... El gobierno de las Fuerzas Armadas ............................................ Del bandolerismo y la guerrilla ideolgica a la narcoguerrilla. La accin de las Fuerzas Militares .......................................................... Pensadores e historiadores colombiano del siglo XX .................... 78 80 83 86 95

EL PENSAMIENTO MILITAR PERUANO: DEL MILITARISMO HISTRICO AL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE LAS FUERZAS ARMADAS .......................................................................................... 99 Introduccin........................................................................................ El militarismo en la historia del Per: el pensamiento del general Morales .......................................................................................... El primer militarismo: 1820-1872 .................................................. El segundo militarismo: 1879-1895 .............................................. La tercera etapa del militarismo. Los presidentes militares. Intervencin de la Armada .................................................................... El CAEM. La escuela del pensamiento militar contemporneo. El general Marn Arista ...................................................................... El gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas: primera etapa (1968-1975): gobierno y pensamiento .......................................... Los coroneles del general Velasco ................................................ El pensamiento del general Velasco Alvarado (1968-1975). El Manifiesto y el Plan Inca ........................................................................ El pensamiento del general Morales Bermdez (1975-1980). La segunda etapa del gobierno militar y el Plan Tpac-Amaru .............. 99 101 102 103 106 108 112 113 114 117

El general Mercado Jarrn. El pensamiento geopoltico y las relaciones con Estados Unidos y la Unin Sovitica ...................................... 119 A modo de conclusiones. El pensamiento militar en relacin a la violencia, subversin y terrorismo ...................................................... 122
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Captulo tercero

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EL PENSAMIENTO MILITAR EN VENEZUELA Y BOLIVIA DURANTE EL SIGLO XX .................................................................................. 127 Introduccin ........................................................................................ El pensamiento militar en Venezuela .................................................. El ltimo caudillo rural .................................................................... La dcada de los militares civilistas .............................................. La etapa de la influencia peronista ................................................ La Doctrina de la Seguridad Nacional en Venezuela .................... La nueva quiebra del sistema de partidos .................................... La revolucin chavista: sus componentes ideolgicos ................ La evolucin del ideario chavista .................................................. El pensamiento militar en Bolivia........................................................ Hacia la definicin geopoltica ...................................................... La aparicin del socialismo militar ................................................ La Revolucin Nacional Boliviana .................................................. Del caos a la democracia .............................................................. Captulo cuarto PENSADORES MILITARES DEL SIGLO XX DE ARGENTINA, PARAGUAY, URUGUAY Y SU INFLUENCIA EN LA REGIN ................ 165 Breve justificacin .............................................................................. Introduccin ........................................................................................ Resea histrica del siglo XIX ............................................................ Argentina ........................................................................................ Paraguay ........................................................................................ Uruguay .......................................................................................... Pensadores-historiadores militares .................................................... Acontecimientos en el siglo XX .......................................................... Argentina ........................................................................................ Paraguay ........................................................................................ Uruguay .......................................................................................... 167 168 170 170 172 174 175 180 180 194 198 129 130 130 132 135 139 143 144 146 148 148 152 156 160

Pensadores militares relacionados con el siglo XX............................ 200 Reflexiones finales ............................................................................ 210
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Captulo quinto

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PENSADORES MILITARES CHILENOS Y ECUATORIANOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA REGIN ANDINA .................. 215 Chile .................................................................................................. 217 Panorama chileno durante el siglo XX .......................................... 217 El problema de Tacna y Arica ..........................................................220 Pensadores militares ...................................................................... 229 Relacin de colaboradores militares en temas de poltica y estrategia con la Academia Nacional de Estudios Polticos y Estratgicos de Chile .......................................................................................... 249 Conclusiones .................................................................................. 252 Ecuador .............................................................................................. Panorama ecuatoriano durante el siglo XX .................................... Cultura militar ................................................................................ Divulgacin de la cultura militar .................................................... Museos y bibliotecas militares ...................................................... Pensadores militares ...................................................................... Conclusiones .................................................................................. Captulo sexto PENSADORES MILITARES IBEROAMERICANOS DEL SIGLO XX EN MXICO, CENTROAMRICA Y CARIBE........................................ 267 Definicin histrico-geogrfica de la regin ...................................... Regin epicentro de conflictos mundiales ........................................ La presencia de Estados Unidos en el siglo XX ................................ Pensadores militares de Mxico en el siglo XX ................................ Antecedentes histricos ................................................................ La revolucin mexicana.................................................................. Los generales de la revolucin ...................................................... Los generales-presidentes ............................................................ Los presidentes-generales ............................................................ Los pensadores militares y sus obras............................................ 269 271 271 272 272 272 273 275 276 279 254 254 258 259 260 261 264

Pensadores militares de Centroamrica en el siglo XX...................... 282 Antecedentes histricos ................................................................ 282
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La influencia hegemnica norteamericana .................................... La conflictividad interna de Centroamrica .................................. La expansin comunista ................................................................ La situacin militar de Centroamrica .......................................... La Guardia Nacional ...................................................................... Los pensadores militares en la regin y sus obras........................

282 283 284 286 286 288 291 291 293 297 299 307

Pensadores militares del Caribe en el siglo XX.................................. Antecedentes histricos ................................................................ Repblica de Cuba ........................................................................ Pensadores militares y sus obras .................................................. Repblica Dominicana .................................................................. Pensadores militares y sus obras .................................................. Captulo sptimo

PENSADORES MILITARES BRASILEOS DEL SIGLO XX Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNIDAD IBEROAMERICANA .................. 311 Introduccin ........................................................................................ La instauracin de la Repblica ........................................................ La Repblica Vieja en el siglo XX ...................................................... Mariscal Hermes da Fonseca (1805-1923) .................................... Mariscal Cndido Mariano da Silva Rondn (1865-1989) ............ General del Ejrcito, Augusto Tasso Fragoso (1869-1945) .......... Desde la revolucin de 1930 a la revolucin de 1964 ...................... Mariscal Mario Travassos .............................................................. General de divisin Pedro Aurelio de Ges Monteiro (1889-1956) Brigadeiro Lysias Rodrigues (1896-1957) ...................................... Mariscal del Aire Eduardo Gomes (1896-1981) ............................ Despus de la revolucin del 31 de marzo de 1964.......................... Mariscal Humberto de Alencar Castello Branco (1900-1967) ...... General del Ejrcito, Aurelio de Lyra Tavares (1905-1998) ............ General Golbery do Couto e Silva (1911-1987) ............................ General de divisin Carlos de Meira Mattos .................................. Ten-brigadeiro Murillo Santos (1932-2002)....................................
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313 314 317 319 320 323 325 328 330 333 334 336 340 343 346 348 351

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Almirante Armando Amorn Ferreira Vidigal .................................. 353 Almirante Arlindo Vianna Filho ...................................................... 355 Conclusiones ...................................................................................... 358 RESUMEN .......................................................................................... 361 COMPOSICIN DEL GRUPO DE TRABAJO .................................... 367 ABSTRACT ........................................................................................ 369 NDICE ................................................................................................ 373

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RELACIN DE MONOGRAFAS DEL CESEDEN


*1. Clausewitz y su entorno intelectual. (Kant, Kutz, Guibert, Ficht, Moltke, Sehlieffen y Lenia). *2. Las conversaciones de desarme convencional (CFE). *3. Disuasin convencional y conduccin de conflictos: el caso de Israel y Siria en el Lbano. *4. Cinco socilogos de interes militar. *5. Primeras Jornadas de Defensa Nacional. *6. Prospectiva sobre cambios polticos en la antigua URSS. (Escuela de Estados Mayores Conjuntos. XXIV Curso 91/92). 7. Cuatro aspectos de la Defensa Nacional. (Una visin universitaria). 8. Segundas Jornadas de Defensa Nacional. 9. IX y X Jornadas CESEDEN-IDN de Lisboa. 10. XI y XII Jornadas CESEDEN-IDN de Lisboa. 11. Anthology of the essays. (Antologa de textos en ingls). 12. XIII Jornadas CESEDEN-IDN de Portugal. La seguridad de la Europa Central y la Alianza Atlntica. 13. Terceras Jornadas de Defensa Nacional. *14. II Jornadas de Historia Militar. La presencia militar espaola en Cuba (1868-1895). *15. La crisis de los Balcanes. 16. La Poltica Europea de Seguridad Comn (PESC) y la Defensa. 17. Second anthology of the essays. (Antologa de textos en ingls). 18. Las misiones de paz de la ONU. 19. III Jornadas de Historia Militar. Melilla en la historia militar espaola. 20. Cuartas Jornadas de Defensa Nacional. 21. La Conferencia Intergubernamental y de la Seguridad Comn Europea. 22. El Ejrcito y la Armada de Felipe II, ante el IV centenario de su muerte.

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23. V Jornadas de Defensa Nacional. 24. Altos estudios militares ante las nuevas misiones para las Fuerzas Armadas. 25. Utilizacin de la estructura del transporte para facilitar el cumplimiento de las misiones de las Fuerzas Armadas. 26. Valoracin estratgica del estrecho de Gibraltar. 27. La convergencia de intereses de seguridad y defensa entre las Comunidades Europeas y Atlnticas. 28. Europa y el Mediterrneo en el umbral del siglo
XXI.

29. El Ejrcito y la Armada en 1898: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. 30. Un estudio sobre el futuro de la no-proliferacin. 31. El islam: presente y futuro. 32. Comunidad Iberoamericana en el mbito de la defensa. 33. La Unin Europea Occidental tras Amsterdam y Madrid. 34. Iberoamrica, un reto para Espaa y la Unin Europea en la prxima dcada. 35. La seguridad en el Mediterrneo. (Coloquios C-4/1999). 36. Marco normativo en que se desarrollan las operaciones militares. 37. Aproximacin estratgica espaola a la ltima frontera: la Antrtida. 38. Modelo de seguridad y defensa en Europa en el prximo siglo. 39. La Aviacin en la guerra espaola. 40. Retos a la seguridad en el cambio de siglo. (Armas, migraciones y comunicaciones). 41. La convivencia en el Mediterrneo Occidental en el siglo 42. La seguridad en el Mediterrneo. (Coloquios C-4/2000). 43. Rusia: conflictos y perspectivas. 44. Medidas de confianza para la convivencia en el Mediterrneo Occidental.
XXI.

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45. La cooperacin Fuerzas de Seguridad-Fuerzas Armadas frente a los riesgos emergentes. 46. La tica en las nuevas misiones de las Fuerzas Armadas. 47. Operaciones anfibias de Gallpolis a las Malvinas. 48. La Unin Europea: logros y desafos. 49. La seguridad en Mediterrneo. (Coloquios C-4/2001). 50. Un nuevo concepto de la defensa para el siglo 51. Influencia rusa en su entorno geopoltico. 52. Inmigracin y seguridad en el Mediterrneo: el caso espaol. 53. Cooperacin con Iberoamrica en el mbito militar. 54. Retos a la consolidacin de la Unin Europea. 55. Revisin de la Defensa Nacional. 56. Investigacin, Desarrollo e Innovacin (I+D+I) en la defensa y la seguridad. 57. De la Paz de Pars a Trafalgar (1763-1805). Gnesis de la Espaa Contempornea. 58. La seguridad en el Mediterrneo (Coloquios C-4/2002). 59. El Mediterrneo: Proceso de Barcelona y su entorno despus del 11 de septiembre 60. La industria de defensa: el desfase tecnolgico entre la Unin Europea y Estados Unidos de Amrica. 61. La seguridad europea y las incertidumbres del 11 de septiembre. 62. Medio Ambiente y Defensa.
XXI.

* Agotado. Disponible en las bibliotecas especializadas y en el Centro de Documentacin del Ministerio de Defensa.

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