Raúl Gómez Jattín, Por William Ospina.
Raúl Gómez Jattín, Por William Ospina.
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y a la deploracin de lo perdido. Siempre que pienso en Ral Gmez Jattin se me aparece la imagen de un hombre que se mece sin fin en su hamaca dejando pasar las horas, mientras fuma y habla y fuma. Tal vez influya en esa imagen el recuerdo de los documentales que hicieron Roberto Triana y Bibiana Vlez, su ngel guardin, pero bien podra ser que su causa principal se encuentre en la poesa misma de Ral y en su estilo vital, hecho de fugas y retornos, de impulsos y retrocesos, de ansias de idealidad y cadas en la embriaguez inevitable de una carne que no sabe negarse al placer ni al dolor. A ese movimiento pendular que va hacia el anhelo y regresa a la memoria corresponden muchos de sus poemas: Hay una tarde varada frente a un ro y entre los dos un nio canta vaivinindose en su mecedora de bejuco. Frente a ese ro, el ro de su infancia, est Ral cantando. El sol es como un fantstico fruto o como la promesa de una salamandra luminosa. Todo en la naturaleza parece capaz de dolor y de vida: El huevo dorado del sol anida entre los mangos de la ribera El ro es un gusano de cristal irisado El viento despliega unas alas de nubes malva. Y Ral se retrata a s mismo como alguien detenido en la infancia, que es el pas de la cancin, alguien que se mece sin fin: Es una tarde enclavada en el recodo de un tiempo que va y viene en la mecedora y la tarde es como el nio que la mira est hecha de recuerdos y deseos. Y es de esa tensin entre lo que an no llega y lo que ya se ha perdido de donde brota el poema, al que Ral compara con una forma orgnica perdurable donde estuvo la vida y donde resuena todava la inmensidad: El cuerpo de esa tarde es un fluido tenso entre el pasado y el futuro que en ciertos lugares de mi angustia se coagula como una caracola instantnea. Una de las obsesiones de Ral Gmez Jattin es su propio retrato. Cada vez que lo emprende no puede dejar de poner en l, como paisaje de fondo, sus llanuras sinuanas, los frutos, los animales, el calor de su tierra: Soy un dios en mi pueblo y mi valle. Un dios cado, tambin; un dios vencido, a veces. Pero un dios corts al modo de Buda o de Whitman, un dios tan rico que va por los caminos prescindiendo de hogar en estos tiempos donde ser es atrincherarse en las cosas. Un dios que no lo es porque lo adoren sino porque adora. En ese poema, El dios que adora, se dira que Ral expone el asunto de su religin personal. Lo vemos como una suerte de monje oriental o de cnico griego, un extrao discpulo de Digenes, prescindiendo de todo salvo de su voz de trueno que a la vez canta y vocifera. Es capaz de sonrer y de mendigar, sin dejar de ser altivo y dominante: Porque vigilo al cielo con ojos de gaviln Y lo nombro en mis versos.
William Ospina (Padua, Tolima, 1954). Poeta, ensayista y traductor. Ha publicado, entre otros, El pas del viento (1992), Es tarde para el hombre (1994), Esos extraos prfugos de Occidente (1994), Con quin habla Virginia caminando hacia el agua? (1995), Dnde est la franja amarilla? (1997) y Auroras de sangre, sobre don Juan de Castellanos. Pocos poetas de nuestra tradicin han amado ms a su tierra de origen que Ral Gmez Jattin. Ello es inquietante, porque tendemos a imaginar a Ral, influidos por la visin de sus ltimos tiempos, como un nmada sin lugar en el mundo, como ese eterno personaje de Kafka que anhela en vano ocupar un lugar en alguna parte. Pero la verdad es que el mundo de Ral, en su vida y en su poesa, es ntido. l tena, como lo dijo, un corazn de mango del Sin, y en ninguna parte de sus versos se siente ms la plenitud del vivir como en aquellos que describen su tierra. Mencin del paraso es la rayuela bajo el mamoncillo del patio donde jugaba en la infancia perdida con su amiga Isabel, a la que le reprocha despus el haberse casado con el alcalde, y tener cinco hijos, y pasearse por el pueblo llevada por un chofer endomingado, y usar anteojos, slo porque l quisiera seguirla viendo para siempre como era entonces: Cuando tenas los ojos dorados Como pluma de pavo real Y las faldas manchadas de mango. Ese olor de mango maduro que recorre estos versos alivia la persistente tendencia a la tristeza y la desolacin de un
Es dueo de una vigorosa personalidad, de una individualidad poderosa que quiere bastarse, que le permite a la vez apartarse de las costumbres de los otros, entregarse a las llamas de su delirio e incluso destruirse a s mismo: Porque no soy bueno de una manera conocida. Esa personalidad indomable hizo que se entregara a un destino absolutamente individual, sin preguntarle a nadie cmo haba que vivir, qu era lo aceptado, qu era lo aceptable, e hizo tambin que se sintiera capaz de imponer condiciones a los otros. Slo parece dispuesto a admitir a quienes lo admitan como es. Su destino es heroico, aunque los otros quieran verlo como un simple error, como un extravo. Porque l no est simplemente visitando los extremos, sondeando las aguas oscuras, sino trayendo de ellas, para compartirla con nosotros, su msica. As, nos dice: Porque sobre todo respeto slo al que lo hace conmigo Al que trabaja cada da un pan amargo y solitario y disputado como estos versos mos que le robo a la muerte. Sin embargo este ser irreductible, que no se pliega a las convenciones, est siempre dispuesto a hacer tambin el retrato de los otros. Fue un gran enamorado y un gran amigo, aunque gradualmente el fuego de esa sensibilidad exacerbada y estimulada que iba calcinando su ser fue cerrando las puertas de su comunicacin con los dems. Deca Chesterton que hay poetas que saben encontrar poesa en la aristocracia, que hay poetas mejores que pueden encontrar poesa hasta en los arrabales y en las multitudes, pero que hay poetas tan grandes que son capaces de encontrar poesa incluso en su propia familia. Ral Gmez Jattin es un poeta de esa estirpe, que no necesita buscar en lo excepcional sus poemas, y que nos ha dejado en el retrato de su madre una de las pginas ms ntidas y ms conmovedoras de nuestra poesa. Tambin ese poema se mueve pendularmente entre la noche intemporal de su estirpe, un pasado casi inalcanzable, y el porvenir inacabable. Entre el tiempo en que Ral no estaba todava en el mundo y el tiempo en que Ral no estar ya, y ser slo un recuerdo en la nica memoria posible, en el verso. Una vez ms el poema nace de esa tensin extrema entre lo que fue y lo que ser. El poeta quiere alcanzar lo imposible. Ver a su madre como era antes de nacer l, ver a su madre grvida de l, verla en la plenitud de su vida, embellecindose para l, y perfilndose sobre el paisaje de su mundo y bajo el rumor de las constelaciones: Ms all de la noche que titila en la infancia Ms all incluso de mi primer recuerdo Est Lola -mi madre- frente a un escaparate empolvndose el rostro y arreglndose el pelo. En ese ejercicio mgico el poeta quiere de algn modo desaparecer de su propia conciencia, ya que est asistiendo a un momento en el que l mismo no poda existir ms que como posibilidad: No sabe que en su vientre me oculto para cuando Necesite su fuerte vida la fuerza de la ma. Pero el poeta no ignora que esa alta concentracin es una ilusin. Por mucho que se esfuerce en su vaivn vital por alcanzar esa edad anterior, esa edad de plenitud, por ver a su madre fuerte y viva y bella, l sabe muy bien que ella ha muerto, y por eso en la mitad del poema lo invade el llanto: Ms all de estas lgrimas que corren por mi cara de su dolor inmenso como una pualada
est Lola -la muerta-. Esa evidencia, e incluso ese llanto, le permitirn sin embargo terminar el retrato, no el retrato inmvil del pintor, sino el retrato viviente del poema, para el cual son necesarios el movimiento, la inmensidad del espacio, la realidad del mundo exterior influyendo en la imagen central, y los propios rasgos psicolgicos del personaje, una suerte de negligente delicia en el cuidado de s misma: Est Lola -la muerta- an vibrante y viva sentada en un balcn mirando los luceros cuando la brisa de la cinaga le desarregla el pelo y ella se lo vuelve a peinar con algo de pereza y placer concertados. Hay otros pases en su poesa, y el ms importante de todos es ese fabuloso pas perdido del que llegaron sus mayores y al que l no puede dejar de asociar con el costado femenino de su ser. Tambin Ral, como el poeta Giovanni Quessep, entona en nombre de todos nosotros, aun de los propios nativos del continente, el interminable Canto del extranjero, el sello ms hondo de la poesa de Amrica. As como Giovanni construye sus poemas con esas lgebras de la nostalgia, con ese rigor estelar de una evocacin pura, Ral encuentra en sus mayores la chispa de su amor por la belleza y la fuente de su sentimiento de extravo. Detrs de la plenitud olorosa a mango maduro de su tierra y su ro, que podra hacer de l un hombre satisfecho de su destino pero tambin un poco limitado por un horizonte de ceibas y garzas, est esa abuela ensoada venida de Constantinopla esa mujer malvada que me esquilmaba el pan ese monstruo mitolgico con un vientre crecido como una calabaza gigante. Tal vez sea su abuela, pero sin duda es algo ms que su abuela, es algo que se parece al sueo, la penuria de la fuga, la escasez que viven los emigrantes, la monstruosa mitologa de los largos exilios, la fertilidad de las razas modificada y esparcida por el mundo, vivida o recordada, presente en el lenguaje, en las nostalgias, en la incomodidad de quien no acaba de adaptarse a un mundo siempre cambiante, siempre inestable, un mundo del que los inmigrantes saben que es pleno pero inseguro, patria que siempre se puede volver a perder. Cmo sabremos si no es esa condicin de eterna incertidumbre lo que torturaba al poeta en su remota infancia, y lo que le hace decir de su abuela: Yo la odi en mi niez. Ya en el poema todo es lenguaje, y gracias al lenguaje del nieto nostlgico la abuela informe se va humanizando: Vuelve con sus cicatrices en el alma de fugada de un harem con sus mierda en rabe y en espaol con su soledad en esos dos idiomas y se convierte en la imagen pura de la belleza, en la estrella de una patria perdida y ese vago destello en su espalda de alta espiga de Siria. Esa manera enftica de vivir de Ral Gmez Jattin, esa pasin, es algo cuyo origen l mismo nos ha identificado. Este hijo de las llanuras sinuanas lleva en su corazn el fuego de unas montaas remotas. A su madre le dice en otro poema: En ti circula un fuego ebrio de las montaas del Lbano En m vapores densos de tu delirio nublan mi mediocre razn
espaola. Y es as como comprendemos ese continuo oscilar entre el presente y sus promesas, y el pasado y sus parasos. El pas de Ral Gmez Jattin es ese pas ondulante del nio fascinado por un presente maduro y tentador pero continuamente llamado hacia atrs por la evocacin de un pas mtico. Por eso se mece sin fin entre la pasin del deseo incesante y la prisin de un jardn de fbulas que est en su infancia y ms all de su infancia, un jardn del que su abuela y su madre son los smbolos vivientes. De esa tensin brota su angustia, y tambin brota su poesa. Esa madre es a la vez la memoria y el duelo, el amor oscuro y la luz del sufrimiento, la evocacin y el fuego del lenguaje. Por eso puede decirle finalmente, en la estrofa con la que comienza su poema Un fuego ebrio de las montaas del Lbano: Yo te s de memoria Dama enlutada Seora de mi noche Verdugo de mi da En ti estn las fuentes de mi melancola Y del fervor de estos versos.
amigos que saben con una botella de ron blanco entre pecho y espalda prometer este cielo y el otro Los amo ms en el exilio Los recuerdo con un sollozo a punto de estallar en mi loca garganta He aqu la prueba
El Dios que adora Soy un Dios en mi pueblo y mi valle no porque me adoren sino porque yo lo hago porque me inclino ante quien me regala unas granadillas o una sonrisa de su heredad. O porque voy donde sus habitantes recios
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a mendigar una moneda o una camisa y me la dan. Porque vigilo el cielo con ojos de gaviln y lo nombro en mis versos. Porque soy solo. Porque dorm siete meses en una mecedora y cinco en las aceras de una ciudad. Porque a la riqueza miro de perfil mas no con odio. Porque tengo un compadre A quien le bautic todos los hijos y el matrimonio. Porque nac en mayo. Porque mi madre me abandon Cuando precisamente ms la necesitaba. Porque cuando estoy enfermo Voy al hospital de caridad.
Ellos y mi ser annimo Es Ral Gmez Jattin todos sus amigos Y es Ral Gmez ninguno cuando pasa Cuando pasa todos son todos Nadie soy yo Nadie soy yo Por qu querr esa gente mi persona Si Ral no es nadie pienso yo Si es mi vida una reunin de ellos que pasan por su centro y se llevan mi dolor Ser porque los amo Porque est repartido en ellos mi corazn As vive en ellos Ral Gmez Llorando riendo y en veces sonriendo Siendo ellos y siendo a veces tambin yo blanco papel A que gentes de otros mbitos conocieran sus noches estrelladas de espermas de fandangos cuando la Candelaria y esa alma gentil y bondadosa de ustedes mis
Desencuentros Ah desdichados padres Cunto desengao trajo a su noble vejez el hijo menor el ms inteligente En vez de abogado respetable marihuano conocido En vez del esposo amante un soltern precavido
En vez de hijos unos menesterosos poemas Qu pecado tremendo est purgando ese honrado par de viejos? Innombrable? Lo cierto es que el padre le habl en su niez de libertad De que Honor de Balzac era un hombre notable De la Cancin de la vida profunda Sin darse cuenta de lo que estaba cometiendo
dicen que soy un hombre despreciable y peligroso Y no andan muy equivocados Despreciable y Peligroso Eso ha hecho de m la poesa y el amor Seores habitantes Tranquilos que slo a m suelo hacer dao
Me defiendo Antes de devorarle su entraa pensativa Antes de ofenderlo de gesto y palabra Antes de derribarlo Valorad al loco Su indiscutible propensin a la poesa Su rbol que le crece por la boca con races enredadas en el cielo. El nos representa ante el mundo con su sensibilidad dolorosa como un parto.
De lo que soy En este cuerpo en el cual la vida ya anochece vivo yo Vientre blando y cabeza calva Pocos dientes Y yo adentro como un condenado Estoy adentro y estoy enamorado y estoy viejo Descifro mi dolor con la poesa y el resultado es especialmente doloroso
Pjaro En la clnica mental vivo un pedazo de mi vida. All me levanto con el sol y entre tanto escribo mi dolor y mi angustia. Sin angustias ni dolores ataraxia del espritu en que mi corazn como una mariposa brilla con la luz y se opaca como un pjaro al darse cuenta de los barrotes que lo encierran.
voces que anuncian: ah vienen tus angustias Voces quebrada: ya pasaron tus das La poesa es la nica compaera acostmbrate a sus cuchillos que es la nica
Equilibrio A vuestras espaldas Vino fuerte Amores desdichados de mi vida Los ms Me constru poderoso y soador y ustedes se quedaron con las hilachas inasibles de mi poesa Seres queridos De cuerpos intocados De pieles adoradas
Seres inhospitalarios As me gustaban Ellos me ensearon que cuando se ama as se pierde y que cuanto se pierde en el amar se gana en el alma
Ms all incluso de mi primer recuerdo Est Lola - mi madre - frente a un escaparate empolvndose el rostro y arreglndose el pelo Tiene ya treinta aos de ser hermosa y fuerte y est enamorada de Joaqun Pablo - mi viejo No sabe que en su vientre me oculto para cuando necesite
La soledad de Gmez Jattin No s donde arders ahora corazn mo Necesito entregarte siempre como esclavo Pobre de ti Es urgente que enfermes otra vez y otra vez Qu voy a hacer contigo ah desocupado como estpida biologa Vamos deshazte de tu pesadumbre y emprende vuelo Qu te sugiere el momento? Te gusta esa mirada envejecida pero atenta de tu buena sobrina? Ve y hblale de cuando llor sin motivo O cuando de la risa se orin en los calzones O mejor recorre el campo y siembra un rbol suntuario O llvate cordel y navaja y construye un barrilete y eleva con l tu soledad hasta las nubes No No queremos los dos amigo mo hacer nada de eso Queremos acostarnos otra vez sobre tu vientre Pero esos tiempos han pasado Su cuerpo y su deseo deambulan entre cines y bares de la urbe enfebrecidos detrs de otros cuerpos y otros deseos Y eso est bien Es su vida sin nosotros Tiene derecho tambin a un placer libre All est sola la luna y no se muere Solo est el viento T me tienes a m Y a Nuestra Seora La Soledad de Gmez Jattin
su fuerte vida la fuerza de la ma Ms all de estas lgrimas que corren en mi cara de su dolor inmenso como una pualada est Lola - la muerta - an vibrante y viva sentada en un balcn mirando los luceros cuando la brisa de la cinaga le desarregla y el pelo y ella se lo vuelve a peinar con algo de pereza y placer concertados Ms all de este instante que pas y que no vuelve estoy oculto yo en el fluir de un tiempo que me lleva muy lejos y que ahora presiento Ms all de este verso que me mata en secreto est la vejez - la muerte - el tiempo incansable cuando los dos recuerdos: el de mi madre y el mo sean slo un recuerdo solo: este verso
Memoria Ms all de la muerte y sus desolaciones que perviven intactas como la vida misma hay un sol habitado de palomas y rboles que guarda tu futuro en mitad de mi infancia Joaqun Pablo mi viejo nio y amable la edad nos confundi y nos separ dolidos en maanas de Mayo esperando la lluvia y en las horas del brillo y las escaramuzas de los gallos de ria entre los matorrales Hay un silencio grave parecido al olvido que me nubla mis ojos y quiebra mi garganta en tus voces que guardo como una tibio sbana para el fro de los aos y la soledad cansada
Eras el ltimo hombre honrado que sobreviva alegre Eras aquel sentido sembrador de amorosas
pasiones En mitad de la vida se me escap tu cuerpo Como un frutal cargado soleado y cuidadoso que me hered sus mangos en lo ms dbil del alma
Pero hay imgenes en mi escritura que volvieron gracias a su embrujo enfermizo Ciertos amores regresaron investidos de fulgor eterno Algunos pasajes de mi niez volcaron su intacta lumbre en el papel Desengaos de siempre me mostraron sus v:sceras Hay quien confa para la vida en el arte
Abuela Oriental A esa abuela ensoada venida de Constantinopla A esa mujer malvada que me esquilmaba el pan A ese monstruo mitolgico con un vientre crecido como una calabaza gigante Yo la odi en niez Y sin embargo vuelve en esta noche aciaga con algo de hermosura Por algo se dice que con el tiempo uno perdona casi todo Vuelve con sus cicatrices en el alma de fugada de un harn con sus "mierda" en rabe y en espaol Con su soledad en esos dos idiomas Y ese vago destello en su espalda de alta espiga de Siria
en la frialdad inteligente de sus razonamientos Yo voy de lgrima en lgrima prosternado Acumulando slabas dolorosas que no nieguen la risa Que la reafirmen en su cierta posibilidad de descanso del alma No de su letargo Voy de hospital en crcel en conocidos inhspitos como ellos Almas con cara de hipodrmica y lecho de caridad Entregndole mi compaa a cambio de un hueso infame de alimento Toda esa gran vida a los alucingenos debo La delicadeza de un alma no est casi en los que se apropia Sino en el desprecio de ese estorbo sangriento cual banquete de Tiestes que la opulencia inconsciente ofrece vana y ftil
Prncipe del valle del Sin Sus sentimientos ms leves que las alas de las garzas pero fuertes como su vuelo Su virilidad la propia de un prncipe masculino soador y altivo Su
Elogio de los alucingenos Del hongo stropharia y su herida mortal deriv mi alma una locura alucinada de entregarle a mis palabras de siempre todo el sentido decisivo de la plena vida Decir mi soledad y sus motivos sin amargura Acercarme a esa mula vieja de mi angustia y sacarle de la boca todo el fervor posible toda su babaza y estrangularla lenta con poemas anudados por la desolacin De la interminable edad adolescente otorgada por la cannabis sativa dir un elogio diferente Su mal es menos bello
talante el del que no quera amar pero ama Su heredad la tierra Los mticos cebes blancos y rojizos Un carruaje de madera y metal violeta oscuro Como sus ojos Tiene la noche de Damasco en ellos Su voz la del trueno diluida en el susurro de la brisa Su elegancia la del caballero del desierto Sus maneras la presencia de los antepasados orientales fumando el hachs Batiendo el aire con las pestaas negrsimas
con un fondo morado de ojeras de adicto ancestral Tendido sobre un cojn de seda verde pistacho Sus alimentos las almendras Las aceitunas El arroz La carne cruda con cebolla y trigo El pan cimo Las uvas pasas El ajonjol El coco El yogur cido Sus colores el negro El azul y el magenta Sus elementos el aire y la tierra Su presencia la de un joven dios agrario alejando el mal invierno Regalando su fuerza al dbil del campo Su esencia ntima la del adolescente eterno que habita la ilusin del poeta y su locura de alcanzarlo en su pleno trnsito fugaz hacia la madurez familiar a los hbitos poco felices Su sentido unnime el de la saeta y el corazn palpitante de la agona del xtasis ertico Su placer el desbordamiento ntegro del ser sobre mis sueos abandonados entre sus manos Su eternidad en m la del amor largamente deseado en lo esencial de cada instante De cada poema
para que se vaya Te contestaron tus vecinos Y mi padre est sonando sus chancletas en el bao Es imposible evitar que te manden otra vez a la guerra Porque si maana te espanto padre de todas maneras har prenderte por Jos Manuel el indio As que preprate a jugarle sucio a tu contendor Pues le rob al indio un veneno de serpiente cascabel para untarlo en las espuelas de carey En medio del tumulto y la msica de acordeones me har el pendejo ante los jueces que siempre me han credo nio inocente y te untar el maranguango letal Es infalible como el mismo diablo Voy a apostar toda mi alcanca a nuestra victoria Con lo ganado construir un disfraz de carnaval Y lo adornar con tus mejores plumas
Ella se lamenta Me hubiera gustado ser varn para poseerte Para darnos trompadas en seal de ternura y de fidelidad
Veneno de serpiente de cascabel Gallo de nix y oros y marfiles rutilantes qudate en tu ramaje con tus putas mujeres Hazte el perdido El Robado Hazte el loco Anoche le o a mi padre lleg tu hora Maana aflame la tijera para motilar al talisayo Me ofrecieron una pelea para l en Valledupar Levntate temprano y atrpalo a la hora del alimento Dijo mi padre Talisayo campen en tres encuentros difciles He rogado y llorado que te dejen para siempre como padre gallo Pero a mi viejo ya le dieron el dinero y me compr un juego de domin para engaarme Pero ya ests cantndole a la oscuridad
Para ponerme las botas de capataz y cabalgarte desnudo Para amenazarle con un revlver Pero yo Una mujer Una simple mujer Qu puede hacer de memorable en la prosecucin de un amor?
Casi obsceno Si quisieras or lo que me digo en la almohada el rubor de tu rostro sera la recompensa Son palabras tan ntimas como mi propia carne que padece el dolor de tu implacable recuerdo
Te cuento S? No te vengars un da? Me digo: Besara esa boca lentamente hasta volverla roja Y en tu sexo el milagro de una mano que baja en el momento ms inesperado y como por azar lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado No soy malvado trato de enamorarte intento ser sincero con lo enfermo que estoy y entrar en el maleficio de tu cuerpo como un ro que teme al mar, pero siempre muere en l.
que aqu te recuerdo Recuerdas amor? El cielo de la noche casi azul se asoma entre tus pestaas Noche vibrtil Una vez me fui hasta tu regi de monte enfermo de hongos y tristezas muy tristes Y alucin con tu imagen alta y flexible galopando un caballo de nube Luego Venas por la tarde desde el Retiro de los Indios en tu carruaje blanco y yo iba a pie por la carretera Como un sonmbulo Sonres desde lejos como si masticaras mi corazn entre tus colmillos
Cancin del Amor Sincero Prometo no amarte eternamente, ni serte fiel hasta la muerte, ni caminar tomados de la mano, ni colmarte de rosas, ni besarte apasionadamente siempre. Juro que habr tristezas, habr problemas y discusiones y mirar a otras mujeres vos mirars a otros hombres juro que no eres mi todo ni mi cielo, ni mi nica razn de vivir, aunque te extrao a veces. Prometo no desearte siempre a veces me cansar de tu sexo vos te cansars del mo y tu cabello en algunas ocasiones se har fastidioso en mi cara Juro que habr momentos en que sentiremos un odio mutuo, desearemos terminar todo y quizs lo terminaremos, mas te digo que nos amaremos construiremos, compartiremos. Ahora si podrs creerme que te amo?
Mis palabras le quitan a tu vida muerte Vives en este libro aunque te tengo miedo Aunque apenas si hemos hablado Pero te amo tanto como siempre Tanto como puedas imaginar Y estamos lejos Como el sol del mar
Serenata Asmate amor mo que el cielo ha encendido un fandango en su comba lejana Y no hace fro El viento msica entre rboles un gemido que parece t sintindome el placer que parece t inclinado en mi rostro secretendome seales en el camino "Todava no" o "Aprisa que me muero" Asmate y no temas a tu padre con su Colt 45 que yo traje el mo Me oyes? No deseas que nuestro amor realice bajo los astros otra jornada? Como dioses No le echaste al viejo en el cafe la valeriana para que duerma y nos deje hacer lo nuestro? As te supliqu y no respondiste Despus supe que das antes te haban mandado de vacaciones
El amor brujo He robado parte de tu cuerpo y de tu alma Le he tendido una celada a los recuerdos
a Pars Para que te olvidaras de m El poeta del pueblo Ese que se ha ganado una triste fama de marica por tu cuerpo adorado No olvides que a mi ese asunto me tiene sin
cuidado Que es pura envidia Puta tontera de tu viejo y sus aburridos compadres verdugos de la vagina y de tus amigos falsos que les gusta mi falo No olvides que el amor es ms valioso que todos esos juntos Que hemos luchado an contra nosotros mismos Que nuestro placer tiene toda la belleza viril que ellos nunca han tenido
en un accidente de trnsito.
. Ni siquiera una dulce noche Aquel amor de fiebre y de tormento Aquel estar pendiente de la luna entre los cocoteros Por si ella me traa presagios de tu cuerpo Pero en vano Pero estaba demasiado enfermo para soportar la intimidad de tus caricias No hubieras conocido en m sino el temblor de un poeta y de su muerte Aquel temor de mirarnos a los ojos no era vano Estabas revestido de otro mundo Estabas lejos Sobre todo cuando yo te amaba Cuando era de ti como la nube en el reflejo del agua Dentro pero lejos Dentro en el vientre de una realidad inventada y fugaz Era ntegramente bello porque no toqu6eacute; tu cuerpo aunque t lo queras y yo tambin Pero antes de mi deseo estaba mi futuro Estabas t antes de mi deseo de ti antes que el deseo estaba el amor Antes que el amor estaba la vida y la maldad Aquel amor que no tuvo una noche Ni siquiera una dulce noche amor mo
"Si yo lo escrib", la poesa de Ral Gmez Jattin (Testimonio) por Pedro Granados Durante el III Festival de Poesa en Medelln (Junio de 1993), escuchamos por primera vez a Ral Gmez Jattin. Este fue de chanclas coloradas y sin libro alguno a su propio recital, lo acompaaban Javier Sologuren, Juan Manuel Roca, y otro poeta del que ahora no nos acordamos. El pblico --que adoraba a Ral-- abarrotaba el cntrico auditorio. Llegado su turno, y despus de dar muchas puyas a Roca, advirti que no poda leer sin espejuelos; de aquella sala tipo anfiteatro fueron descendiendo, entonces, anteojos de diferentes formas y colores. Con el abracadabra de sus pesadas manos Ral fue probndose cada uno; desde inmediatamente el primero, unos cristales de marco grueso y de aspecto muy intelectual; lo mismo hizo con el segundo y con el tercero, discretos lentes de empleado, de disciplinado y tmido ganapn; finalmente, eligi unos de formato ms bien estrecho, pero que quedaban flamendole de modo muy vivo en cada cien. Con estos ley, mejor dicho, este poeta de casi dos metros de alto y de supersticiosos lentes de gatbela, quizo empezar a cantar, pregunt sobre las preferencias del pblico que en ese preciso momento ya lo observaba atnito. -"Qu cancin de Joan Manuel Serrat querran escuchar primero?", y ah mismo empez a tararear la primera cuando poco a poco todo el mundo advirti --antes nosotros-- que no tena entre sus manos texto alguno para leer. Seguidamente pregunt, ya haban pasado algunos desconcertantes minutos, si haba alguien entre la concurrencia que tuviera un libro suyo. Silencio, risas, mayor perplejidad todava. Por ltimo, desde el fondo del auditorio, fue descendiendo a tumbos un nico ejemplar que lleg con xito hasta su mesa. "Me dejaste en el momento en que ms te necesitaba", ley, o creemos que ley, y con esto se instal en la sala una incontenible gravitacin que lo tena a l como eje, exclusivamente a l.. "Despreciable y peligroso/ Eso han hecho de m la poesa y el amor", fueron otros versos ahora inolvidables. Sin embargo, todava muy poco se conoce la poesa de Ral Gmez Jattin (desaparecido trgicamente en 1997), apenas se ha difundido fuera de Colombia, y mucho menos se la ha estudiado. Extraordinario poeta celebrativo, con su Machado, Vallejo, Borges, Whitman, Paz y Lorca bajo el brazo, pero de catadura muy propia, su obra posee la frescura y vitalidad slo comparable a la de otro de sus contemporneos, el peruano Luis Hernndez Camarero (Lima, 1941-1977). En ambos poetas, tan inteligentes y no menos cultivados, lo primero de lo primero es el gozo, esa ave rara
*Naci en Cartagena el 31 de mayo de 1945. Su infancia transcurri en Ceret, una pequea poblacin de la costa Atlntica colombiana. Es autor de los siguientes libros de poemas: Poemas (1980), Retratos (1980-1986), Amanecer en el valle del Sin (1983-1986), Del Amor (19821987), Hijos del tiempo y Esplendor de la mariposa (1993). Muere el 22 de mayo de 1997
hoy en da y a la que supo convocar siempre, por ejemplo, nuestro maestro Rubn Daro. Marginales y centrales a su modo --y tan latinoamericanos-- a sus obras no las coact la racionalidad poltica, ni tampoco la cobijaron bajo oportunista teora literaria alguna; fieles siempre a su corazn, entendieron la poesa ante todo como dignidad -propia y ajena-- que es, a la larga, la que nos pone a la altura de aquel chimpanc que aspira arrobado una pequea flor del iluminado jardn (foto en la National Geographic en Washington).
"El putas", algunos en Colombia denominan as a nuestro poeta; nombre carioso que no lo define por entero, pero que quiz ayuda a entendernos, sobre todo si nos circunscribimos a aquellos poemas que ms fcilmente (de facilismo, de comodidad) lo identifican; por ejemplo, el famossimo: Te quiero burrita Porque no hablas ni te quejas ni pides plata ni lloras ni me quitas un lugar en la hamaca ni te enterneces ni suspiras cuando me vengo ni te frunces ni me agarrras Te quiero ah sola como yo sin pretender estar conmigo compartiendo tu crica con mis amigos sin hacerme quedar mal con ellos y sin pedirme un beso". Sin embargo, Ral Gmez Jattin, cuenta con un repertorio ms vasto que el aludido, aunque igualmente concentrado (los suyos no son ms de un centenar de poemas). A la vertiente, digamos, narcisista --al antes y despus de la juventud y la belleza-- que ilustran tambin otros textos admirables: En este cuerpo en el cual la vida ya anochece vivo yo Vientre blando y cabeza calva Pocos dientes Y yo adentro como un condenado Estoy adentro y estoy enamorado y estoy viejo De lo que soy sucede una poesa histrica, recreacin o dilogo que entabla el poeta con algunos personajes universales de la historia o de la fbula, Hijos del tiempo es el libro al que nos referimos: No volver a ver la Alhambra en su esplendor ... Tantos siglos construyendo pueblos y ciudades irrigando llanuras cultivando frutales enseando la Alquimia y el Algebra la Potica, la Astronoma y la Msica Y todo se ha perdido en unos cuantos aos En unas pocas batallas todo se esfum como un espejismo en medio del Sahara
El rey moro En el mismo ao de 1993, cuando lo conocimos en Medelln, tuvimos la oportunidad de revisar --acompaando a la pintora Bibiana Vlez Cobo, persona excepcional y entraable amiga del poeta de Ceret-- lo que sera, no estamos seguros, su ltimo libro de poemas, Esplendor de la mariposa; edicin reducidsima de la que escribimos una resea para un peridico de Barranquilla y detectamos, nos entristeci comprobarlo, cierta prdida de rigor en la estructura de sus textos, ciertos versos de menos o de ms, cierto exceso de lugar comn en sus imgenes, pero jams la ausencia, y esto harto nos alegraba, de autntica poesa. Era el ramalazo lcido --luz o sabidura-- en medio de su tenaz adiccin. De modo anlogo a lo que seala Angel Rama respecto al maestro, en el Prlogo a su edicin de la poesa de Rubn Daro para la Biblioteca Ayacucho, el estilo, el vocabulario, los temas, la esttica de Ral Gmez Jattin podr pasar de moda, pero su poesa y la pregunta por su poesa --y por la persona de Ral-- tendrn vigencia permanente. Volviendo a la ancdota. Luego de leernos tres o cuatro poemas, y todava mientras su voz de ngel crecido en las calles --entre gritos y puetazos-- resonaba en la platea, el poeta se despoj solemnemente de sus gafas celestes y las coloc abiertas sobre la mesa. De un momento a otro, sus espaldas alcanzaban ya la puerta ms cercana mientras los otros poetas an estaban en sus lugares respectivos y el pblico continuaba como hipnotizado, embebido. Mas, repentinamente hubo alguien que reaccion, y despus otro y otro, hasta que el reclamo, aunque corts, se hizo general y unnime. El libro, el libro!, comenzaron a vociferar en toda la sala. El poeta gir una sola vez la cabeza, efectivamente, entre sus manos enormes sostena un pequeo y trajinado volumen, y antes de abandonar definitivamente el lugar respondi al coro: "Si yo lo escrib". Los poetas amor mo son unos hombres horribles ------------------------------------------------------------------------------Esplendor de la mariposa Ral Gmez Jattin Editorial Magisterio, Santaf de Bogot, 1995, 69 pgs. ------------------------------------------------------------------------------El suicidio del poeta siembra siempre la inquietud en el rebao. La pequea colmena se siente transgredida. Los miembros de la colonia buscan afanosamente posturas ms cmodas: se emiten comunicados, se hacen reseas necrolgicas, notas de prensa. Las profesiones de admiracin y afecto aparecen e intentan opacar el gesto pblico del impertinente. Los ms atrevidos se animan a discutir o a poner en tela de juicio la decisin del desertor un error o acaso un accidente, pero en el fondo y oscuramente sienten algo de envidia. Y es que, mirndolo bien, para la mayora de nuestra sociedad literaria y extraliteraria la sola presencia de una figura como la de Ral Gmez Jattin (Ceret, 1954-Cartagena, 1997) incomodaba. Un poeta en estado puro, un mstico en estado salvaje, un loco espejo de una sociedad enferma, "crcel de salud", no es, por cierto, la figura ms deseable. Eso fue Ral Gmez Jattin ante todos: un marginado (suicidado de la sociedad).
Hoy da, es casi un lugar comn referirse al mito decimonnico del "poeta maldito". Es necesario tambin etiquetar al marginado, nadie traga a un poeta libre: "Muere a los 52 aos, el nico verdadero poeta maldito que ha dado la lrica colombiana", deca una de estas notas, firmada por scar Collazos. "El poeta en medio del incienso de sus aduladores contribua a confirmar este clich con una actitud marginal que lo erigi en el poeta maldito de la clase media intelectual", afirma Carlos A. Juregui, aunque el mismo Ral con sorna declarara: "Soy el nico poeta maldito que se acuesta temprano". En el fondo de esta actitud vital, irnica y crtica que Ral Gmez Jattin asume, subyace una postura tica: el haber borrado o querido borrar la distancia que la sociedad obliga a establecer como "norma" entre la poesa y la vida. Al respecto Cobo Borda sostiene: "Fue un posedo de la poesa y por lo tanto un hombre que entreg su vida a ella". Toda la obra de Ral Gmez Jattin, en efecto, fue la bsqueda de ese fundamento: trasponer la vida a la escritura, trasponer la escritura a la vida. A los ojos de la crtica y est bien que as sea, el debate de la locura, las drogas, la homosexualidad, el suicidio de Ral, es secundario y superfluo a los efectos de la lectura de su obra, ya que el "sujeto textual" (Ral poeta) aqul que se va construyendo como un efecto de la escritura es quien debe tomar el crtico en cuenta, evitando identificaciones simplistas con el "sujeto biogrfico" (Ral persona). En tal sentido, la locura-suicidio es el destino final de su voz lrica y, por tendencia natural pero errnea, tendemos a confundir la persona potica con el creador real, atribuyendo al ser de carne y hueso las notas del mito personal que todo poeta crea a partir de su arte, en el caso de Ral imponiendo su destino artstico al remiso y muchas veces mezquino campo de la realidad. Los poetas Amor mo son unos hombres horribles unos monstruos de soledad evtalos siempre comenzando por m. Los poetas Amor mo son para leerlos. Mas no hagas caso a lo que hagan en sus vidas. Unas cuantas colecciones de poemas que caben en un volumen breve: Retratos (1980-1983), Amanecer en el valle del Sin (1983-1986), Del amor (1982-1987), Hijos del tiempo (1990), Esplendor de la mariposa (1993), y un libro indito que ser editado pstumamente con versos recuperados de aquellos manuscritos que dejaba a sus amigos y en la Escuela de Bellas Artes, dan la medida vital y creadora de Ral Gmez Jattin, para quien se mezclaron de manera indiscernible en su escritura: la verdad de la vida, el apunte confesional, la verdad del lenguaje, el vislumbre alucinado. En una tenaz y ardiente tarea de desgaste amoroso, sensorial, emocional y psquico, logr preservar la pureza de su escritura. Misticismo vacuo el de Ral Gmez Jattin en un mundo donde no slo los dioses y Dios han huido, sino que el brillo de la divinidad se ha extinguido de la historia del hombre. Es el tiempo de la penuria del que hablaba Heidegger. La inversin de Ral Gmez Jattin nos conduce a la hondura de un hombre solo, smbolo de todos, que "nos representa con su sensibilidad dolorosa como un parto", arriesgndolo todo en este "juego peligroso" de la escritura, jugndose el recinto del ser (el lenguaje, dira Hlderlin; el verbo encarnado, dira Artaud).
Dios escucha a Ral Soy un devorado por el amor Soy un perseguido del amor La poesa de Ral Gmez Jattin renuncia a la rigidez, al excesivo formalismo, a la elocuencia retrica poco expresiva de nuestra poesa, afirma William Ospina. Los poemarios Retratos y Amanecer en el valle del Sin son indudablemente los textos centrales en su peregrinaje potico, por la elementalidad y transparencia lricas, por haber encontrado su propio lenguaje, mezcla de vocablo universal y popular, de tono cotidiano y clsico. Los dos siguientes, Del amor e Hijos del tiempo, son claramente de exploracin y bsqueda. Del amor es un libro sin tapujos, donde el erotismo es llevado a sus extremos. Poemario de indagacin, pero una indagacin ms personal que potica, una bsqueda ms all de la poesa aunque quien la realiza sea ya un gran poeta. Documentos confesionales, testimonios de un misticismo exuberante, de un pantesmo alucinado. El aporte significativo de este texto en el rescate del valor potico del vocablo "vulgar" que no rie con lo sublime, de la palabra "obscena" (si entendemos etimolgicamente la palabra como lo fuera de escena, lo oculto). En Hijos del tiempo, Gmez Jattin ensaya con formas clsicas para contarnos la historia desde el mito. Para este propsito recrea un tono borgiano, segn Nicols Suescn: "De cierto sentimentalismo y algo de esnobismo, que no afecta, sin embargo, el lirismo viril de sus dems poemas". Tanto Del amor como Hijos del tiempo son los libros ms experimentales e irregulares en la obra del poeta de Ceret. En algunos textos del Esplendor de la mariposa, el poeta vuelve a esos destellos, a esa zona iluminada donde las palabras adquieren una potencialidad significativa inagotable. Es el retorno a la lrica pura, de temperamento reflexivo y aguda conciencia crtica, es el vrtigo por la palabra difana. El resultado es una poesa de gran equilibrio y de profundo buceo anmico-existencial: Tengo en la cabeza un pjaro celeste que anida en esta prisin Tengo en este pjaro un ardiente corazn Tengo en ese corazn una frgil esperanza de volar hacia Dios [Pjaro] Los rasgos estilsticos ms significativos de estos textos del Esplendor de la mariposa son: Cultivo de una nueva brevedad, que equivale a una intensificacin expresiva del poema. Lenguaje mstico, descarnado, reducido a un exiguo nmero de palabras verdaderas y esenciales. Simbologa forjada en la exploracin individual, poesa depurada en la vigilia. Escritura filtrada, sin dispersin de metforas ni acrobacias verbales. Ral Gmez Jattin entiende el poema como un acto de pureza, una sntesis: Si quieres saber de Ral que habita estas prisiones lee estos duros versos nacidos de la desolacin poemas amargos poemas simples y soados
crecidos como crece la hierba entre el pavimento de las calles [Retrato] Esplendor de la mariposa es un texto con estructura de diario. Dos temas-ejes fundamentan su desarrollo: la conciencia de exiliado de la realidad y la levedad del espritu que se niega a las ataduras terrestres. Este poemario significativamente fue dedicado a la memoria de Luis Carlos Lpez, autoexiliado como l. En los siguientes versos inditos de Ral Gmez se definen, de alguna manera, ambos escritores: Cartagena Por tus calles angostas transit aquel poeta de sonrisa torcida y malestar citadino. Don Luis Carlos Lpez Escauriasa ests muerto y yo le escribo a tu poema ambiguo agradecido por toda tu maldad y todo tu / realismo [...] nico entre nosotros: sonredo y desgarrado nos sigues alegrando y doliendo a la vez. Al final de su produccin, Ral Gmez Jattin har un balance de sus versos y de su vida, con un tono bblico que nos recuerda a su maestro Whitman. Con esa propensin a la lucidez (a la autocrtica), con el alma alerta, dudar de su esencia y lo dir cantando: He recorrido hospitales mitigando / la locura [...] Ahora sin ella escribo estos / versos y no s si he ganado o he perdido No s, si t lector notars / este cambio y lamentars que mi verso se haya / vuelto reposado y tranquilo Ojal que natura de m se haya / apiadado y no eches de menos el fervor de otros das. Ral Gmez Jattin (n. Cartagena de Indias, 31 de mayo de 1945 - m. Cartagena de Indias, 22 de mayo de 1997), fue un poeta colombiano. Vivi su infancia en Ceret, un pequeo pueblo al norte de Colombia. Se padre fue Joaqun Pablo Gmez Reynero. Su madre fue Lola Jattin, que aunque nacida en Colombia, es de padre Libans y madre Siria. La educacin en la primera infancia la recibi en varias poblaciones de la costa norte colombiana entre las que se encuentran Ceret, Montera, Pamplona y Cartagena. Al terminar su bachillerato a la edad de 19 aos regres a Ceret en donde profesor de bachillerato de Geografa e Historia. A los 21 aos se traslad a Bogot donde comenz a estudiar derecho en la Universidad Externado de Colombia. All, aparte de sus estudios de derecho, se dedic al teatro, participando como actor en varios montajes y haciendo adaptaciones de obras literarias. Despus de vivir ocho aos en Bogot y sin terminar sus estudios de derecho regres a Ceret. All vivi dos aos casi aislado del mundo exterior en una finca de propiedad de su padre. Despus de la muerte de su padre volvi a Bogot en donde reanud sus actividades como actor. Posteriormente regres a Ceret en donde vivi deambulando en las calles,
pas varias temporadas en clnicas siquitricas y se dedic a escribir poesa. En 1989 vuelve a Cartagena donde vive en las calles y parques, pasa otras temporadas en clnicas siquitricas e ingresa varias veces en la crcel de la ciudad. El 22 de mayo de 1997 muere en Cartagena atropellado por un bus. Sus poemas estn relacionados profundamente con la naturaleza y el amor. Dedica una buena parte de su poesa a narrar parte de sus experiencias sexuales, las cuales une a su concepcin profunda de la naturaleza, en donde todo en ella es susceptible de ser penetrado; concibiendo que la gran religin es la metafsica del sexo. Otra parte importante de su peasa est dedicada al paisaje y la vida en los pueblos cercanos a la rivera del ro Sin. En ellos habla de las frutas, los animales y el paisaje de esta zona del norte de Colombia. [editar] Obras publicadas Es autor de los siguientes libros de poemas: Poemas (1980) Retratos (1980-1986) Amanecer en el valle del Sin (1983-1986) Del Amor (1982-1987) Hijos del tiempo Esplendor de la mariposa (1993).