Falco 11 - Una Virgen de Mas

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 238

LINDSEY DAV1S

UNA VIRGEN DE MS
La XI novela de Marco Didio Falco

Traduccin de Hernn Sabat

Ttulo original: One Virgin Too Many Diseo de la sobrecubierta: Iborra

Primera edicin: noviembre de 1999

1998, Lindsey Davis 1999, de la traduccin: Hernn Sabat 1999, de la presente edicin: Edhasa Avda. Diagonal, 519-521. 08029 Barcelona Tel. 93 494 97 20
E-mail: [email protected] http://wvvvv.edhasa.es

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblico.

ISBN: 84-350-0699-9 Impreso en Hurope, S.L. sobre papel offset crudo de Leizarn Depsito legal: B-41.533-1999 Impreso en Espaa

UNA VIRGEN DE MS

DRAMATIS PERSONAE
M. Didio Falco Helena Justina Julia Junila Nux Los Gansos Sagrados de Juno y las Gallinas Sagradas de los augures madre padre (Gmino) el hombre al que todos quieren echar las culpas. una chica con un secreto, que espera un mejor cuarto de bao. una deliciosa joyita. una perra, no tan deliciosa. especies protegidas.

una comentarista muy prctica. un hombre con malas intenciones, como de costumbre. hermana de Falco; inconvenientemente Maya Favonia enviudada. Cloelia (hija de Maya) que espera convertirse en virgen. Mario (hijo de Maya) que quiere seguir yendo a escuela (un milagro). un criador de pollos, a salvo en el To Fabio (el tonto) campo. primer socio de Falco; el que se retir Petronio Longo de la sociedad. torpe tribuno de la cuarta cohorte Rubela Vespasiano de vigiles. emperador de Roma; lo ms alto que Tito Csar uno puede alcanzar. un prncipe romntico. Berenice una reina de corazones. Rutilio poeta y ex cnsul, en ascenso Glico (a cambio de la cada de Falco). segundo socio de Falco; el que fue Ancrites empujado a serlo. eminente sacerdote principal Laelio Numentino (un viejo torcido y resabiado).

Laelio Escauro Cecilia Paeta Gaya Laelia Estatilia Laelia Ariminio Mdulo Terencia Paula Meldina Atin Ventidio Silano El maestro de la hermandad arval Camilo Vero Julia Justa A. Camilo Eliano Q. Camilo Justino El camilo

sacerdote por derecho (inactivo). una madre devota (que pretende entregar a su querida hijita). la siguiente vestal; un sacrificio voluntario? una ta dedicada (lo cual no tiene nada de malo). un marido devoto (que pretende divorciarse, por supuesto). una virgen casada; otra viuda (conveniente?). una bonita parte del escenario (peligrosa). una niera reacia (segura con los nios?). un miembro de la hermandad arval, demasiado muerto como para colaborar. un gourmet, demasiado retorcido como para hacer comentarios. padre de Helena, siempre intenta dar el mximo. madre de Helena, siempre teme lo peor. un experto provisional en la escena del crimen. el nuevo socio de Falco (permanentemente fuera de escena). (sin relacin con los anteriores) un aclito de los arvales; un joven salpicado de granos. una virgen; una chica excitante. contratistas distinguidos (y absolutamente terribles).

Constanza Glauco y Cota

Jurisdicciones de las cohortes de los Vigiles en Roma:


Primera cohorte: Sectores VII y VIII (Va Lata, Foro Romano) Segunda cohorte: Sectores III y V (Isis y Serapis, Esquilino) Tercera cohorte: Sectores IV y VI (Templo de la Paz, Alta Semita) Cuarta cohorte: Sectores XII y XIII (Piscina Pblica, Aventino) Quinta cohorte: Sectores I y II (Puerta Capena, Celio) Sexta cohorte: Sectores X y XI (Palatino, Circo Mximo) Sptima cohorte: Sectores IX y XIV (Circo Flaminio, Trastvere)

ROMA: 27 de mayo-7 de junio. Ao 74


I

Acababa de llegar a casa despus de comunicarle a mi querida hermana la muerte de su esposo devorado por un len. En tales circunstancias, no estaba yo de humor para recibir a nuevos clientes. Quizs otros informantes habran acogido con satisfaccin la oportunidad, cualquiera que fuese, de aumentar su agenda de encargos. Yo buscaba silencio, soledad y olvido, pero tena pocas esperanzas de conseguirlo, ya que habitbamos en el Aventino, y era la hora ms bulliciosa de una clida tarde de mayo en la que Roma entera se entregaba al comercio y a las conspiraciones. Pues bien, ya que no poda esperar un poco de tranquilidad, por lo menos mereca un buen trago. Pero una nia me esperaba a la puerta de casa, en plena plaza de la Fuente y, tan pronto como la vi desde el balcn, supe que el refrigerio tendra que esperar. Mi amada Helena siempre sospechaba de cualquier cosa demasiado bonita que se presentara vestida con una tnica cortsima. Sera cosa suya que la presunta cliente aguardase fuera, o la espabilada chiquilla haba echado un vistazo a nuestra vivienda y haba renunciado a aventurarse a entrar en su interior? Probablemente ella tena algo que ver con la lujosa silla de manos o litera con un grabado de la Medusa en la portezuela brillantemente laqueada que aguardaba aparcada bajo el balcn. Nuestro humilde hogar le resultara sumamente indeseable a nuestra visitante. Incluso yo lo aborreca. En lo que pretenda ser un prtico, haba encontrado el taburete que yo utilizaba para ver lo que suceda en la calle. Cuando aparec en lo alto de los desgastados peldaos de la calleja, lo primero que encontr fue un par de pies blancos, menudos y bien cuidados, que golpeaban desconsoladamente la barandilla con sus sandalias de tiras doradas. Con la imagen an viva en mi recuerdo de los cuatro hijos de Maya, llorosos y asustados, no me encontraba yo con ganas de conocer a nadie. Demasiados problemas tena ya. Aun as, percib que aquella personita sentada en el taburete posea cualidades que, en otro momento, habra valorado positivamente en un cliente. Era una chica. De aspecto atractivo, confiado, muy aseada y bien vestida. Pareca una de esas personas que pagan minutas sustanciosas. En los rollizos antebrazos llevaba una profusin de pulseras y abalorios. Unas cuentas de cristal verde servan de brillantes separadores en la trencilla cuatricolor del cuello de su tnica, finamente tejida. Aplicadas doncellas deban de haber ayudado a peinar el crculo de rizos castaos que enmarcaban su rostro y a colocar la redecilla de oro que los mantena graciosamente en su sitio. Si mostraba buena parte de las piernas bajo la tnica, se deba sin ms a que sta era muy corta y, en un momento en que la suave estola esmeralda se le desliz de los hombros, volvi a colocarla en su sitio con gentil desenvoltura, como dando por sentado que a m poda manejarme con idntica facilidad. Haba un problema. Mi cliente ideal, si Helena Justina an me permita ayudarla profesionalmente, sera una viuda alegre de entre diecisiete y veinte aos. En cambio, la pequea gema que tena ante mis ojos entraba en una categora mucho menos peligrosa. La chiquilla apenas tena cinco o seis aos. Me apoy en el poste que sostena el pasamanos del balcn, un madero carcomido que el propietario debera haber reemplazado haca aos. Cuando habl, incluso a m me result cansada mi propia voz. Hola, princesa, no encuentras al portero para que te muestre la entrada? La nia me mir de pies a cabeza, pues se daba cuenta de que aquel sombro edificio de apartamentos no posea esclavos que recibieran a los visitantes. Cuando tu tutor
8

empiece a ensearte retrica, descubrirs que mi pregunta era un pobre intento de irona. En qu puedo ayudarte? Me han dicho que aqu vive un informante. Su acento revelaba que perteneca a la clase alta. Yo lo deduje enseguida, pero procur que esto no me hiciera crearme mis juicios. Por lo menos, no demasiados. Si eres Falco, quiero hacerte una consulta. Lo dijo con voz clara y sorprendentemente firme. Con el mentn erguido y aire confiado, la posible cliente tena el porte radiante de una artista del trapecio. Saba lo que quera y esperaba que la escuchasen. Lo siento, no acepto encargos. Angustiado todava por la visita a Maya, me mostr ms severo y arisco de lo que hubiera debido. La cliente intent ganarse mi amistad. Con la cabeza gacha, se mir los dedos de los pies con aire conmovedor. Estaba acostumbrada a conseguir sus propsitos a fuerza de halagos y mohines. Sus grandes ojos pardos suplicaban favores, confiados en que recibiran lo que pedan. Me limit a dedicarle la mirada severa de un hombre que vuelve de comunicar una noticia trgica a una gente que acaba de decidir responsabilizarlo de la tragedia. Helena hizo acto de presencia. Dirigi una mirada ceuda a la pequea de las ajorcas y me dirigi una sonrisa maliciosa desde detrs de la media puerta de listones que Petronio y yo habamos construido para evitar que mi hija de un ao se saliera de casa gateando. Julia, mi atltica heredera, apretaba su rostro contra los tablones y miraba entre las junturas, desesperadamente interesada en lo que estaba sucediendo aunque averiguarlo le costara unos araazos en las mejillas, la nariz chafada y los labios aplastados. La pequea me recibi con un barboteo sin palabras. Nux, mi perra, salt sobre la media puerta, enseando a Julia el modo de escapar. La clienta fue derribada de su taburete por la masa alocada de pelambre pestilente y se acurruc en un rincn mientras Nux llevaba a cabo sus exageradas zalameras de costumbre para celebrar mi regreso a casa y la expectativa de que alguien le diera de comer. Te presento a Gaya Laelia. Y Helena seal a la probable clienta como una hechicera miserable que sacara de una caja deslustrada un conejo vivito y coleando. No saba si el tono de desaprobacin de su voz tena que ver conmigo o con la nia. Tiene ciertos problemas con su familia. Solt una carcajada amarga. Pues no busques consuelo en m! Yo tambin tengo problemas con la ma. Escucha, Gaya, mi familia me considera un asesino, un manirroto y un capullo que no merece confianza alguna... Y ahora, encima, cuando consigo llegar a casa tengo que baar a la nia, preparar la cena y coger dos pajarillos que dejan sus cagadas por todas partes, que se cuelan bajo los pies de la gente y se dedican a picotear a mi perra. No bien hube pronunciado estas palabras, cuando un ansarn amarillo brillante, de patas palmeadas, se escabull por entre las rendijas de la media puerta. Consegu atraparlo en el mismo momento en que me preguntaba dnde estara el otro; a continuacin, agarr a Nux por el collar antes de que se le ocurriese saltar sobre el ave y empuj a la perra escaleras abajo. Nux se agarr a mis corvas con la esperanza de echar el diente al pobre pollo de ganso. Las ajorcas emitieron un irritante tintineo como el de un cencerro y al mismo tiempo que Gaya Laelia pataleaba enrgicamente con su pie menudo, calzado de oro. Con el gesto perdi parte de su anterior aire de madurez. Eres odioso! Ojala se mueran todos tus gansos! Estos ansarinos son an muy jvenes le precis con frialdad. Cuando crezcan..., si lo consigo... Los cro desde que salieron del cascarn y si llegan a animales

adultos sin que Nux ni Julia los maten de un susto, sern guardianes de Roma en el Capitolio. No insultes a un ser con un destino sagrado de por vida. Bah, eso no es nada! se mof la irritada damisela. Mucha gente tiene un destino que... dej la frase a medias. Y bien? pregunt con tono paciente. No estoy autorizada a continuar. A veces, el secretismo le convence a uno para que acepte un encargo; pero en esta ocasin, el misterio no me interes lo ms mnimo. La tarde terrible que acababa de pasar en casa de mi hermana anul cualquier curiosidad. Y cmo es que los has trado a casa? insisti Gaya, sealando al ansarn con un gesto de cabeza. A pesar de mi depresin, intent mostrarme orgulloso: Soy el procurador del aviario, encargado de su cuidado por el Senado y el pueblo de Roma. Era mi nuevo empleo. Apenas haca un da que me haban nombrado y an no me haba hecho a la idea, pero ya saba que, de haber estado en mi mano, no era se el cargo que yo habra escogido. Un lacayo emplumado! exclam Helena desde el interior, con una risilla picarona. La idea le resultaba hilarante. Me da la impresin de que ese ttulo te lo has inventado t! replic Gaya. No. Quien lo ha inventado ha sido el emperador, siempre tan ocurrente. Vespasiano haba querido colocarme en una situacin que pareciese una recompensa y que a l slo supusiera un pequeo sueldo. Haba pensado en ello mientras yo estaba en el norte de frica. Por orden suya regres en barco directamente desde la Tripolitania, esperando con impaciencia posicin e influencia. En lugar de ello, me viene con lo de los gansos. Vespasiano me haba hecho objeto de una de sus bromas imperiales. Y, adems, tambin me haban adjudicado los pollos sagrados de los augures. La vida es un asco. Gaya, que saba ser insistente, segua intentando que le explicara por qu tena en mi casa aquel ansarino amarillo. Cmo es que lo tienes aqu? Vers, Gaya Laelia, cuando recib el nombramiento de mi honorable cargo, corr a inspeccionar a mis pupilos. Es sabido que los gansos de Juno no incuban sus huevos en el Capitolio; normalmente, su descendencia la cran unas gallinas carcomidas en una granja. Dos ansarinos desconocedores del sistema haban eclosionado ya. Y a la llegada al templo de Juno Moneta vi al sacerdote de guardia dispuesto a retorcer aquel par de sagrados pescuezos. Por qu? Alguien se ha quejado. La visin de unos ansarinos campando a sus anchas ha molestado a algn anciano flamen dialis retirado. Flamen dialis era el sacerdote de Jpiter, el principal servidor del padre de los dioses, el jefe supremo de la gran Trada Olmpica. Aquel hombre amenazador que detestaba los ansarinos deba de ser un tradicionalista amargado y de la peor calaa. Tal vez haba resbalado en las deyecciones que los ansarones depositaban con frecuencia y en abundancia. Imaginaos los problemas que ahora tenamos en casa. Gaya pestae. No se debe importunar a un flamen! coment con voz bastante enrgica. Tratar a ste como se merece! fue mi respuesta. No haba llegado a encontrarlo cara a cara; slo haba odo sus protestas de boca de un aclito en apuros. Me propona evitarlo. De lo contrario, terminara dicindole a algn cabronazo

10

poderoso dnde poda meterse su vara de mando. Como procurador del Estado, yo no tena poder para actuar de aquella manera. Es un hombre muy importante insisti la chiquilla. Pareca nerviosa por alguna causa. Era evidente que a este sacerdote le daba mucha importancia. Detesto a los miembros de las clases sacerdotales antiguas, con sus pretensiones y sus ridculos tabes. Sobre todo, aborrezco la influencia clandestina que tienen en Roma. Hablas de l como si lo conocieras, Gaya! dije con tono irnico. Y, al instante, la pequea consigui paralizarme: S, se llama Lelio Numentino; es mi abuelo. El corazn me dio un vuelco. Aquello era grave. Tener una disputa con un obstinado jerarca de un culto oficial por un par de pollitos de ganso fuera de sitio ya era un estreno suficientemente malo en mi nuevo cargo; no era preciso que, adems, descubriera que su adorada nieta acuda a m para contratarme. Vi que Helena alzaba las cejas y frunca el entrecejo con aire alarmado. Era momento de acabar con aquello. Bien. Cmo es que has venido a parar aqu, Gaya? Quin te ha hablado de m? Ayer conoc a uno que me dijo que ayudas a la gente. Por el Olimpo! Quin ha hecho tan absurda afirmacin? No importa. Quin sabe que ests aqu? pregunt Helena con voz preocupada. Nadie. No salgas nunca de casa sin decirle a alguien dnde vas reprend a la pequea . Dnde vives? Queda lejos? No. Del interior de la casa lleg de pronto el llanto estridente de Julia. Se haba alejado a gatas hasta desaparecer, pero en aquel instante estaba metida en algn apuro urgente. Helena titube y enseguida fue en su busca por si la crisis tena que ver con el agua caliente o con algn objeto punzante. Una chiquilla de seis aos no poda necesitar nada de un informador. Yo me dedicaba a divorcios y a infidelidades financieras, a robos, a escndalos polticos, a herederos que no aparecen, a amantes desaparecidos o a muertes inexplicables. Mira, yo trabajo para adultos, Gaya. Deberas volver a casa antes de que tu madre te eche en falta. Ese vehculo de la calle es tu transporte? La chiquilla se mostr menos segura de s misma y ms dispuesta a descender hacia la refinada silla de manos que, un momento antes, yo haba visto frente a mi propia casa. Automticamente, me imagin que era una nia rica y consentida que haba tomado prestado el hermoso palanqun de su madre y a los porteadores. Suceda aquello con frecuencia? Saba la madre que Gaya se haba llevado la silla de manos aquella tarde? Dnde estaba la madre? Dnde estaba la criada que Gaya deba llevar pegada a sus talones incluso en el interior de la casa familiar, tanto ms si la nia sala de sus muros? Dnde estaba el progenitor de Gaya, inquieto sin duda?, pens el padre que yo llevaba dentro sin grandes esperanzas de conseguir una respuesta seria. Nadie me hace caso coment. En la mayora de los nios de su edad, la frase habra constituido una muestra de irritacin; en boca de aquella chiquilla, slo transmita resignacin. Era demasiado pequea como para estar segura de que no contaba. Me contuve: Est bien. Quieres contarme brevemente a qu has venido? La nia haba perdido su fe en m, si es que en algn momento la haba tenido. No murmur. Me hallaba varios peldaos por debajo de ella, de forma que mis ojos quedaban a la

11

altura de los suyos. Su corta edad habra significado una novedad si hubiera estado dispuesto a aceptar su encargo, pero aquellos en que corra riesgos sin objeto haban quedado atrs. Por ridculo que pareciese el cargo que haba recibido de Vespasiano, mi posicin social haba mejorado ostensiblemente con l. No poda permitirme el lujo de tomar decisiones extravagantes. Consegu recurrir a la paciencia que se supone que uno ha de tener con los nios. Todos tenemos peleas con nuestros parientes, Gaya. A veces son importantes, pero casi siempre quedan en nada. Cuando te tranquilizas y el que te ha ofendido ha tenido tiempo de hacer lo mismo, basta con una simple disculpa. No he hecho nada de lo que deba disculparme! Yo tampoco, Gaya, pero creme: con la familia, lo mejor es ceder. La chiquilla me dio de lado con la cabeza erguida. Estorbado por Nux y el ansarino, no pude hacer otra cosa que apartarme. Pero me inclin sobre el pasamanos cuando Gaya llegaba al nivel de la calle y, alzando la voz para que me oyesen los porteadores (que deberan haber tenido el juicio necesario para no llevarla hasta all), le orden con tono paternal que regresara directamente a casa. Helena Justina sali a buscarme mientras yo segua con la vista el palanqun que se alejaba. Me mir con sus bellos ojos pardos, unos ojos rebosantes de callada inteligencia y un aire burln apenas disimulado. Me enderec y acarici al ansarn. ste emiti un graznido sonoro y suplicante al cual respondi Helena con una expresin de desprecio. Yo tampoco estaba seguro de producirle a mi amada mejor impresin. Has dejado que se vaya, Marco? Ha decidido hacerlo por propia iniciativa. Era evidente que Helena saba algo. Tena una mueca de preocupacin en el rostro. Inmediatamente, lament mi brusca contestacin. Y bien, cul era ese encargo magnfico que quera proponerme Gaya y que he rechazado de forma tan tajante? No te lo ha contado? Cree que su familia quiere matarla respondi Helena. Ah!, entonces no sucede nada. Me preocupaba que se tratara de alguno urgente de verdad. Helena arque las cejas: No la crees, verdad? A la nieta de un sacerdote de Jpiter? Lo que dice sera un escndalo de altos vuelos y no habra confusin respond con un suspiro. La silla de manos ya haba desaparecido y no poda hacer nada al respecto. Ya se acostumbrar. Mi familia tiene esas mismas intenciones conmigo, casi siempre.

12

II

Volvamos al da anterior y pongamos orden en la narracin. Helena y yo acabbamos de regresar de la Tripolitania en una apresurada travesa martima, emprendida a toda prisa tras la muerte atroz de Famia y su funeral. Mi primera obligacin al final del viaje fue darle a mi hermana la mala noticia. Maya deba de esperar lo peor de su esposo, pero que fuera devorado por un len en el circo era ms de lo que incluso ella poda prever. Tena que darme prisa porque quera decrselo a Maya yo mismo, con calma. Como haba regresado con nosotros mi socio Ancrites, que a la sazn se alojaba en casa de mi madre, era para creer que sta descubriera lo sucedido enseguida. Mi hermana no me perdonara nunca que alguien se enterase antes que ella. Ancrites haba hecho la promesa de mantenerse callado todo el tiempo que pudiera, pero mi madre tena fama de saber sonsacar un secreto. Y, adems, yo nunca me fiaba de Ancrites. Con mis responsabilidades a cuestas, corr a casa de mi hermana nada ms atracar la nave puerto de Ostia. Maya haba salido. Lo nico que pude hacer fue volverme a casa con la esperanza de encontrarla ms tarde. Segn supuse despus, Ancrites se vio apartado de cualquier peligro de que se le fuera la lengua con mi madre, puesto que tanto l como yo recibimos sendos mensajes convocndonos a una reunin en el Palatino para estudiar los resultados del Censo. Ms adelante descubrira por casualidad que Maya no se encontraba en su casa porque tambin ella asista a un acto con una conocida suya, relacionada con la realeza (algo que no habra esperado nunca de mi hermana, mujer de profundas convicciones republicanas), aunque tal evento se produca en la Casa de Oro, al otro lado del Foro, en cambio nosotros bamos en busca de los escasos placeres de la burocracia a las viejas oficinas imperiales del palacio de los Claudios. La recepcin a la que asista Maya sera importante para todo lo que aconteci despus. Me habra resultado muy til recomendarle que prestara atencin a lo que oyera. Sin embargo, uno rara vez conoce las cosas antes de que sucedan. Por primera vez, me presentaba ante Vespasiano con la plena confianza de que ste no tendra nada de qu quejarse. Haba trabajado en el Censo la mayor parte del ao. Fue el empleo ms lucrativo que tuve nunca y supe aprovechar la oportunidad. Ancrites, antiguo jefe de los espas del emperador, se haba convertido provisionalmente en mi socio. Tal acuerdo result extraamente fructfero, sobre todo si se tiene en cuenta que una vez se urdi un atentado contra m y yo siempre detest su profesin en general y a l en particular. Habamos formado un equipo excelente que exprima a quienes hacan fraudulentas declaraciones de impuestos. Su mezquindad era un buen complemento a mi escepticismo. l apabullaba a los dbiles; yo encandilaba a los duros. El Secretariado al que informbamos, que no se haba dado cuenta del buen equipo que formaramos, nos haba prometido un porcentaje sustancial sobre las cantidades defraudadas que descubriramos. Como sabamos que el Censo tena una duracin limitada, habamos trabajado con ahnco. Laeta, nuestro contacto, intent echarse atrs sobre lo prometido, como de costumbre, pero esta vez poseamos un rollo que confirmaba que Vespasiano estaba encantado con el trabajo que habamos realizado para l, y que ramos ricos. No s cmo, pero Ancrites y yo habamos conseguido llegar al trmino de nuestro cometido sin que uno atravesara al otro con la espada. Aun as, mi socio haba hecho todo lo posible para llegar a un final borrascoso. En Tripolitania, el muy idiota casi consigui que lo mataran en el circo. Si alguien en Roma se entera algn da de que ha

13

combatido como autntico gladiador, ser condenado a la vergenza social y a duras sanciones legales. Cuando se recuper de sus heridas, tuvo que afrontar la vida con la certeza de que estaba en mis manos para el resto de sus das. Ancrites lleg a la reunin antes que yo. Tan pronto como entr en la cmara de audiencias de altos techos, me molest ver sus plidas facciones. La palidez era natural en l, pero se apreciaban unos vendajes bajo las largas mangas de la tnica y yo, que estaba en el secreto, percib cmo sostena su cuerpo con gran cuidado. Todava le dola. Aquello me confort el nimo. Mi socio saba que yo proyectaba pasar el da visitando a Maya. Me pregunt si, de no haberme topado con el mensajero de palacio, mi querido Ancrites habra dejado sin avisarme de que tenamos aquella reunin. Le dirig una sonrisa. l nunca saba cmo tomrselo. No hice el menor esfuerzo para cruzar la estancia y acercarme a l. Ancrites se haba recostado en un triclinio junto a Claudio Laeta, el burcrata al que habamos desbordado con las cantidades totales de nuestros porcentajes. Una vez terminado nuestro trabajo en el Censo, Ancrites quera dedicarse de nuevo a su antiguo oficio. Mientras dur la reunin no se movi del lado de Laeta, con quien intercambiaba continuamente breves ocurrencias y comentarios entre murmullos. En realidad, estaban enfrascados en una lucha por la misma posicin jerrquica. Fuera de sus despachos, donde tramaban el uno contra el otro, se trataban con fingida cortesa como si fueran los mejores amigos. Pero si uno de ellos hubiera entrado alguna vez tras el otro en algn callejn a oscuras, uno de los dos hubiera aparecido muerto al da siguiente. Por fortuna, tal vez, los palacios suelen estar bien iluminados. El lugar de la reunin se haba dispuesto en una sala de audiencias en la que estaban instalados los tronos acolchados del emperador y de su hijo, Tito, que eran los dos censores oficiales; tambin haba sillas con brazos torneados, lo cual significaba que esperbamos a ms de un senador, y sillas duras para los miembros de rdenes inferiores. Los escribientes de pie ocupaban un lugar junto a las paredes. La mayor parte de la numerosa concurrencia luca una brillante calva y tena mala vista. Hasta que entr Vespasiano con Tito, que tena treinta y pocos aos, Ancrites, Laeta y yo mismo destacbamos por nuestra juventud, incluso entre los secretarios situados en los laterales. Estbamos entre recios individuos del Tesoro de Saturno, aquella mezcla acartonada de sacerdotes y recaudadores que por fin haban terminado de contar los ingresos del Censo depositados en las cajas fuertes de hierro que se guardaban en el stano del templo. Codendose con ellos estaban los enviados, de posicin senatorial, que haban viajado a las provincias para cobrar los impuestos de los leales miembros del Imperio de ultramar que con tanta gratitud aceptaban el dominio romano y con tanta reticencia aceptaban pagarlo. Avanzado su reinado, Vespasiano llamara abiertamente a esos enviados sus esponjas, que desde lejos de Roma se empapaban de dinero para l, insinuando que al emperador no le importaba gran cosa de qu mtodos se valieran. Sin duda, estos enviados imperiales vieron frenada su tendencia natural a las amenazas y a la brutalidad ante los abiertos deseos de Vespasiano de ser reconocido como un buen emperador. Yo conoca a uno de esos enviados, Rutilio Glico, a quien haban nombrado para mediar en una disputa de tierras situadas entre Lepcis Magna y Oea (Trpoli). All lo conoc. De algn modo, entre la primera conversacin que sostuvimos y el momento de su partida, Glico aument su categora para pasar de simple agrimensor de terrenos ridos a agente especial del emperador para el Censo en Tripolitania. Lejos de m sospechar que este noble colega manipulaba sus cuentas. Era evidente que, en su calidad de ex cnsul, estaba bien relacionado en palacio. En Lepcis habamos disfrutado de la

14

confianza de los crculos sociales privados de dos romanos atrapados lejos de casa entre extranjeros de poco fiar, pero en esta ocasin empec a tomarlo con cautela. Era un hombre ms influyente de lo que yo haba credo. Y supuse que su ascenso an no haba alcanzado su cenit, ni mucho menos. Poda resultar simptico, pero yo no daba por l ni un dracma. Lo salud discretamente y Rutilio Glico me devolvi el saludo con un movimiento de cabeza. Estaba sentado tranquilamente, aislado de los dems sin formar parte de ningn grupo. Yo saba que el hombre haba llegado a Roma como senador de primera generacin desde Augusta Taurinorum, ciudad del despreciado norte de Italia, y not que desprenda cierto tufillo a forastero, pero supuse que a l no le importaba. Ser un recin llegado y que la clase patricia no te mirara con desprecio ya no era obstculo desde que Vespasiano, el ms rstico aspirante al trono (a quien nadie haba tomado en serio siquiera), sorprendi al mundo y se coron emperador. Entr ste en la cmara, y lo hizo con el aire de un observador curioso, pero se encamin directamente al trono. Llevaba la prpura en torno a su cuerpo recio con visible complacencia y, sin el menor esfuerzo, domin la estancia con su presencia. El viejo ocup su sitial en el centro; era de constitucin fuerte y su frente surcada de arrugas pareca recoger el esfuerzo de toda una vida. Pero era engaoso. Los satricos podan bromear con su aspecto de hombre estreido, pero tena a Roma y a toda la clase dirigente donde quera y su spera sonrisa delataba que era consciente de ello. A su lado estaba Tito, tan robusto como su padre pero con la mitad de aos y el doble de nimo. El joven retras el momento de tomar asiento mientras diriga afables saludos a quienes acababan de regresar a Roma procedentes de las provincias. Tito tena fama de encantador y de tener un corazn tierno, lo cual era siempre seal de que se trataba de un cabronazo nefasto que poda resultar de lo ms peligroso. Su actitud infunda vigor y talento a la nueva corte flavia, junto a la reina Berenice de Judea una belleza extica diez aos mayor que l que, tras haber fracasado en engatusar a Vespasiano, dirigi sus desaprovechados encantos hacia lo que ms cerca tena. Al cabo de unos das, de regreso en el Foro, ya saba que la noticia ms reciente: que Berenice haba seguido hasta Roma a su bello juguete. Se supona que tambin Tito estaba exultante de alegra ante tan dudosa fortuna, pero yo estaba muy seguro de que Vespasiano se ocupara del asunto. El padre haba forjado sus aspiraciones al trono sobre la base de unos valores tradicionales de gran altura; una posible emperatriz con una historia de incestos y de intervenciones en poltica no sera jams un buen retrato para exponer en la pared del dormitorio del siguiente joven csar, ni aunque posara para el artista chupando un punzn con aires de virgen casera cuyos nicos pensamientos fueran los inventarios de cocina. Alguien deba decrselo; alguien deba darle el portazo a Berenice. Tito, un tipo gracioso, mostr una sonrisa bonachona cuando advirti mi presencia. Vespasiano observ la sonrisa de su hijo y frunci el entrecejo. Yo, realista, prefer hacer otro tanto. Los detalles de la reunin que vinieron a continuacin probablemente estn sometidos a normas sobre los secretos oficiales. De todos modos, los resultados son claramente visibles. Al principio de su reinado, Vespasiano haba anunciado que necesitaba cuatro millones de sestercios para poner Roma a sus pies. Poco despus de concluir el Censo, empez a edificar y a remodelar en todos los solares y levant el asombroso anfiteatro Flavio al final del Foro como colofn a sus obras. Tampoco es novedad que consiguiera su enorme objetivo fiscal. Incluso con un presidente que detestara malgastar el tiempo y con los funcionarios ms expertos del mundo ocupados en cumplir con los compromisos de agenda, el

15

presupuesto de un imperio es grande y extenso. Llev ms de cuatro horas repartir y cuadrar todas las sumas. Vespasiano no hizo el menor gesto que delatara su satisfaccin ante los nuevos fondos, aunque Tito s enarc las cejas un par de veces en un educado gesto de reconocimiento. Incluso los hombres del Tesoro parecan relajados, algo inaudito. Por ltimo, el emperador hizo un breve discurso, sorprendentemente bien hilvanado, en el que dio las gracias a todos por su eficacia y, a continuacin, desapareci de la escena seguido por su hijo Tito. La reunin haba terminado y Ancrites y yo estbamos a punto de abandonar el lugar a buen paso, cuando un esclavo emperifollado nos condujo de improviso a una salita lateral. All estuvimos paseando de arriba abajo y sudando entre un grupo de nerviosos senadores hasta que nos llevaron a una sala privada para una entrevista con Vespasiano. El emperador hubiera estado mejor echndose una buena siesta como cualquier anciano respetable, pero, en vez de eso, segua volcado en el trabajo. Por fin, comprendimos que estaba repartiendo recompensas por el trabajo realizado. Acabamos en una sala del trono mucho ms pequea. Tito estaba ausente pero, como nos habamos dicho en son de broma mientras esperbamos, Tito tena aspecto de cansancio. Berenice deba de estar sorbindole las fuerzas. Vespasiano utilizaba a sus dos hijos como apoyos pblicos, pero lo haca para acostumbrar a la gente a los rostros sonrosados de la descendencia imperial para el da en que l no estuviese; en realidad, nunca haba necesitado un socio en el trono. Y, desde luego, era ms que capaz de soltar un par de rpidas palabras de agradecimiento a unos tipos de baja ralea como Ancrites y yo. Vespasiano actu como si sus palabras de agradecimiento fueran sinceras. A cambio de nuestra labor, dijo, aadira nuestros nombres a la lista de los caballeros. Le sali con tanta espontaneidad que pas casi desapercibido para m todo cuanto deca. Yo tena la vista fija en una carcoma que se escabulla a lo largo de un friso pintado y no sal de mi ensimismamiento hasta que o a Ancrites expresar su gratitud en un murmullo desagradablemente suave. Para ser ascendido al rango medio era preciso tener bienes inmuebles por valor de cuatrocientos mil sestercios. No caba imaginar que nuestro buen emperador fuera a donarnos las propiedades pertinentes. Con un bufido, seal que le habamos sacado tanto dinero en comisiones que esperaba que aportramos la cantidad correspondiente; slo nos otorg el derecho formal a llevar el anillo de oro del rango intermedio. No hubo ceremonia alguna, pues sta habra exigido que Vespasiano nos ofreciera sendos anillos de oro y, por supuesto, el emperador prefera que cada cual se comprara el suyo. Yo no tena intencin de llevarlo. Donde yo viva, un ladrn me lo robara en la primera ocasin en que yo saliera a la calle. Para llevar a cabo una distincin entre m, el conspirador libertario, y Ancrites, un ex esclavo que haba llegado a un cargo en la administracin, Vespasiano dijo a ste que todava se le valoraba en las labores de espionaje. A m, por otra parte, se me honr con una de esas terribles sinecuras con las que suean, tradicionalmente, los rangos medios. Cuando trabajaba en el Censo, haba evitado un accidente fatal a los gansos sagrados del Capitolio. Como recompensa, Vespasiano cre para m el puesto de procurador de las aves en nombre del Senado y del pueblo de Roma. Gracias respond. Se esperaba de m una actitud hipcrita. Lo mereces sonri el emperador. El empleo era un asco y los dos lo sabamos. Un esnob poda estar encantado de verse asociado a los grandes templos del Capitolio, pero yo detestaba la idea. Felicidades terci Ancrites en tono burln. Yo le dediqu el saludo tradicional

16

de los gladiadores, por si pensaba seguir irritndome y para recordarle que yo poda arruinarle la vida. Ancrites call al instante y yo dej estar las cosas; ya era un enemigo suficientemente peligroso. Algn amable amigo me ha recomendado para el cargo, Csar? Antonia Genis, la amante del emperador durante muchos aos, me haba sugerido antes de su muerte que quiz volvera a pedir al emperador que revisara mis expectativas. Vespasiano me mir directamente a los ojos. Despus de cuarenta o cincuenta aos de respetar a Antonia Cenis, cualquier consejo suyo siempre contara para Vespasiano. Conozco lo que vales, Falco. A veces me preguntaba si recordara siquiera que conservaba una maldita prueba material contra su hijo Domiciano. Todava no me haba dedicado al chantaje, aunque el emperador y su descendiente saban que dicha prueba estaba en mi mano. Gracias, Csar! Seguirs dedicndote a asuntos valiosos. Me qued paralizado, y los dos nos dimos cuenta. Ancrites y yo salimos juntos de palacio, en silencio. Para l, probablemente, se preparaban pocos cambios. Se esperaba de l que continuase su carrera en el servicio pblico, mejorada simplemente por su nuevo rango recin adquirido. Quiz le hiciera algn bien en el aspecto material. Yo siempre haba sospechado que, tras una larga carrera en el espionaje, Ancrites ya haba acumulado, en secreto, una fortuna. Por ejemplo, posea una villa en la Campania. Yo saba de su existencia por Momo, un sopln cuidadosamente cultivado. Ancrites nunca se refera a sus orgenes, pero era sin duda un ex esclavo; incluso un liberto de palacio slo poda adquirir una villa de lujo de forma legtima como recompensa a una vida de servicios excepcionales. Nunca haba descubierto su edad, pero mi socio todava no pensaba en retirarse; segua teniendo el vigor suficiente como para sobrevivir a una herida en la cabeza que debera haber acabado con l, le quedaban muy pocos dientes y le faltaba la mayor parte de su cabellera negra, peinada hacia atrs y engominada. El otro sistema por el que los esclavos de palacio atesoraban cosas de valor era ms directo: el soborno. Ahora que perteneca al rango intermedio, no poda esperar sino que esos sobornos fueran ms sustanciosos. Nos separamos an en silencio. Mi socio no era de los que proponen tomar una copa para celebrarlo. Yo nunca habra podido tomarla con l. Para m, el futuro apareca sombro. Yo era un hombre libre, pero plebeyo. En aquella jornada acababa de llegar ms alto que todas las anteriores generaciones de Didios... Y total, para qu? Para ser un plebeyo que ha perdido su posicin natural en la vida. Dej palacio agotado y desanimado, consciente de que ahora debera explicar mi terrible destino a Helena Justina. Tambin era su destino: hija de un senador, haba dejado su hogar patricio por las emociones y los riesgos de vivir con un don nadie de baja estofa. Quiz pareciese reservada, pero Helena era apasionada y voluntariosa. Conmigo haba afrontado el peligro y la deshonra. Habamos luchado con la pobreza y el fracaso, aunque la mayor parte del tiempo habamos podido disfrutar de nuestras vidas a nuestro antojo. Era una apuesta por la independencia que muchas personas de su posicin envidiaban, quiz, pero pocos se atrevan a escoger. En mi opinin, Helena haba sido feliz. Yo estaba seguro de haberlo conseguido. Ahora, despus de tres aos de la promesa de ser ascendido al orden ecuestre, finalmente se ha cumplido, y con ella llegan todas sus restricciones. Tendra que relacionarme con delicadas empresas comerciales, con las jerarquas inferiores de las rdenes sacerdotales locales y con los puestos administrativos, no tan bien remunerados.

17

Con la aprobacin de mis iguales y la aquiescencia de los dioses, mi futuro estaba sellado: M. Didio Falco, ex informante privado, tendra tres hijos, ningn escndalo y una estatuilla erigida en su honor al cabo de cuarenta aos. De pronto, todo aquello no me pareci tan divertido. Y Helena Justina quedara reducida a una permanente mediocridad, aburrida y respetable. Como fuente de escndalo, haba constituido una rotunda decepcin para ella.

18

III

En conclusin, que mi primera jornada despus de mi regreso a Roma fue bastante exigente. Pas la tarde encerrado, en casa con Helena, asimilando nuestra nueva situacin y reflexionando sobre lo que el cambio poda significar para nosotros. Al da siguiente fui a casa de Maya y le di la terrible noticia. El hecho de que el viaje en el que haba muerto su esposo me hubiera trado especiales recompensas no mejor en absoluto las cosas. Por supuesto, me sent culpable. Cuando Maya me asegur que no tena motivos para reprocharme nada, me sent todava peor. Me qued con mi hermana la mayor parte del da. Adems de aquella desgarradora experiencia, al volver a casa me encontr con la inesperada visita de aquella clienta infantil, Gaya Laelia. Despus, lo nico que me apeteca era entrar en casa y cerrar la puerta. Sin embargo, el mundo pareca haberse enterado de mi regreso. En casa no haba un solo cliente y, al menos por una vez, ni acreedores ni patticos prestamistas. En cambio, varios miembros de mi crculo ntimo aguardaban en torno a mi mesa, absolutamente despejada, con la esperanza de que cocinara para ellos. Haba un amigo y un pariente. El amigo era Petronio Longo, cuya presencia habra acogido con gusto si no lo hubiera encontrado charlando como un viejo colega con el pariente al que menos toleraba: mi padre, Gmino. Les he contado lo de Famia dijo Helena en un murmullo. Se refera a la versin edulcorada que habamos decidido contar. Habamos acordado que slo Maya conocera la verdad desnuda. Famia haba sido enviado a provincias por la faccin de los carreteros para la que trabajaba como veterinario equino, con objeto de adquirir nuevos animales en los criaderos de potros de Libia. La dificultad de acceso a la zona nos permiti difuminar los detalles. Oficialmente, mi cuado haba muerto en un encuentro accidental con un animal salvaje. Era asunto de Maya decidir cundo (si llegaba el caso) se dara a conocer pblicamente que Famia, borrachn escandaloso e intolerante, haba proferido soeces comentarios contra los dioses y hroes tripolitanos en el foro de Lepcis Magna, hasta el punto de que los habitantes olvidaron las normas de hospitalidad para con los forasteros y lo molieron a palos, lo llevaron ante un magistrado que visitaba la ciudad y lo acusaron de blasfemo. La pena que se aplica en Tripolitania por tradicin es la de morir despedazado por las fieras. El circo de Lepcis estaba en vsperas de celebrar una serie de juegos, como suele ser normal en frica, donde son habituales los deportes sangrientos para aplacar la clera de los dioses ofendidos, aunque esos severos dioses pnicos no hayan sufrido el menor insulto. En Lepcis guardaban un len convenientemente hambriento con ocasin de los juegos. Famia fue arrojado a la fiera al da siguiente, antes de que yo tuviera noticia de que haba desembarcado en Lepcis, antes de que me enterase de lo que estaba sucediendo, antes incluso de que yo pudiera intentar evitarlo. Le cont a Maya con todo detalle la causa de la muerte de su marido y cmo haba sucedido, al tiempo que le aconsejaba que protegiera a sus hijos del horror innecesario a aquellas alturas. Sin embargo, lo que no le dije fue que el magistrado que haba aprobado la ejecucin con el objeto de mantener la paz en Lepcis era mi colega en las tareas del Censo, el enviado senatorial del emperador Rutilio Glico. Tampoco le cont que yo me alojaba en su casa en aquella ocasin. Estaba sentado a su lado cuando me descubr presenciando la muerte de Famia. Incluso sin saberlo, Maya me haba echado la culpa de lo sucedido.

19

Petronio y mi padre me observaban con curiosidad como si ellos tambin sospecharan, por alguna razn, que yo estaba metido hasta el cuello en el asunto. Helena me libr de la tarea de cuidar del ansarino, que coloc en su cesto junto al otro hermano, que no dejaba de chillar. Por suerte, nuestro apartamento quedaba encima de la tienda de un cestero y Enniano siempre estaba impaciente por vendernos un cesto nuevo. No le habamos contado que ahora me dedicaba a criar gansos. Ya tena yo suficiente fama de payaso en el barrio. De dnde has sacado esos polluelos? pregunt mi padre, burln. Un poco flacos para asarlos, no crees? Cuando les llegue el momento de echarlos a la cazuela, te habrn tomado por su madre! Respond con una franca sonrisa. Helena deba de haberle hablado de mi nuevo rango y del buen empleo que lo acompaaba. Mi padre dedicara das enteros a pensar chistes malos al respecto. Petronio empuj a Nux bajo la mesa, y la retuvo entre sus botas. A Julia la pusieron en brazos de su empalagoso abuelo. Mi padre era un caso perdido con los nios; baste con decir que incluso abandon a sus hijos para irse con una novia. Sin embargo, quera a Julia y se pavoneaba porque el otro abuelo de la nia era un senador. La nia le pagaba con el mismo afecto sin necesidad de razones. La generacin futura siempre pareca dispuesta a reverenciar a mi padre antes incluso de que los pequeos alcanzaran una edad en la que podan visitarlo a escondidas en su emporio de antigedades y dejarse sobornar con golosinas y chucheras. Reprim la irritacin, busqu un taburete y tom asiento. Una copa? me ofreci Petronio con la esperanza de tomarse l otra. Dije que no con la cabeza. El recuerdo de Famia me haba quitado las ganas. ste es el aspecto ms nefasto de los borrachos. No slo dejan de disfrutar de su propia bebida, sino que la visin de las consecuencias de sus excesos elimina cualquier placer en el resto de los presentes. Petronio y mi padre se miraron y arquearon las cejas. Mal asunto coment mi padre. Siempre te gusta soltar obviedades. Helena apoy una mano en mi hombro y enseguida la retir. Haba vuelto a casa abatido, sintindome un cerdo miserable que necesitaba consuelo pero no permita que se lo dieran. Ella conoca los sntomas. Has visto a Maya? pregunt, aunque mi humor de perros as lo confirmaba claramente. Dnde se meti ayer? Llev a una de sus hijas a una gala en la que se presentaba a las jvenes a la reina Berenice. Helena puso cara de sorpresa. Eso no parece propio de Maya! Como yo, mi hermana menospreciaba los formalismos sociales. Normalmente, ante la ocasin de asistir a un acto presidido por la extica amiga de Tito, Maya se mostrara tan rebelde como Espartaco. Petronio pareca saber el motivo: Tena algo que ver con el sorteo para una nueva virgen vestal. De nuevo, aquello era impropio de Maya. No he tenido ocasin de comentar chismes respond. Ya conoces a Maya. Tan pronto me vio, supuso que le llevaba malas noticias. Yo me presentaba en su casa pero... dnde estaba Famia? Incluso l, en condiciones normales, habra pasado por su casa a dejar el equipaje antes de encaminarse a la taberna. Maya lo adivin. Cmo se est tomando las cosas? pregunt mi padre.

20

Demasiado bien. Qu significa eso? Maya es una mujer sensata. No montar un escndalo. Mi padre no conoca nada de sus hijos menores, Maya y yo. Cmo iba a conocerlos, si haba rehuido cualquier responsabilidad sobre nosotros cuando yo tena siete aos y Maya slo seis? Es que no llevaba ms de veinte aos sin ocuparse de nosotros? Cuando le comuniqu a Maya la noticia de que su marido haba muerto, se derrumb en mis brazos. Despus se irgui, se separ de m y pidi que le contara los detalles. Yo haba ensayado la narracin suficientes veces durante la travesa de regreso a casa. Fui breve y ello dio un aire an ms sombro al asunto. Maya permaneci muy callada. Dej de hacer preguntas y no prest odos a lo que le deca. Estaba sumida en sus pensamientos. Tena cuatro hijos y no dispona de ingresos. Haba un fondo funerario al que Famia haba cotizado, obligado a ello por la faccin Verde de los carreteros, que cubrira el precio de una urna y de una inscripcin que Maya no quera, pero que debera aceptar para dar a los nios un recuerdo de su infame progenitor. Tal vez los Verdes le ofrecieran una pequea pensin. Tambin cubra las condiciones para optar al reparto de grano para pobres. Pero tendra que trabajar. La familia la ayudara. No tendra que pedirlo y, cuando se le ofreciera ayuda, siempre tendramos que decir que era para los nios. stos, cuyas edades iban de los tres a los nueve aos, se mostraron asustados, perplejos e inconsolables, al principio. Pero eran todos muy brillantes. Supongo que, una vez que Maya y yo les informamos con delicadeza de que haban perdido a su padre, percibieron que tras nuestras palabras les estbamos ocultando algn secreto. Mi hermana ya haba conocido otras tragedias parecidas. Se le haba muerto la hija primognita de una enfermedad infantil cuando tena ms o menos la edad de Mario, su hijo mayor por entonces. En aquella poca, yo estaba en Germania y, para vergenza ma, pronto me olvid de lo sucedido. Maya, en cambio, no lo olvidara nunca, pero sobrellev su pena en solitario; Famia nunca le fue de ninguna utilidad. Petronio tom a Julia de manos de mi padre y se la entreg a Helena, momento que aprovech para dar un leve codazo a mi padre indicndole que era hora de marcharse. Mi padre, como de costumbre, no lo capt. Bah! Volver a casarse, por supuesto. No ests tan seguro Helena mostr su desacuerdo sin alterarse. Sus palabras eran un reproche a los hombres. Mi padre tampoco capt aquella indirecta. Hund el rostro entre las manos un momento y me dije que, en efecto, una mujer atractiva y desprotegida como mi hermana tendra que esquivar una lluvia de proposiciones, muchas de ellas repulsivas. Aqul deba de ser slo un aspecto de su desesperacin ante su nueva situacin. Sin embargo, eliminar pretendientes indeseables e interesados era algo en lo que poda ayudarla. Apuesto... A mi padre se le acababa de ocurrir una de sus terribles ideas maliciosas. Apuesto a que tu madre me sugiri ominiosamente intentar emparejarla con alguien a quien todos conocemos... No me atrev a pensar siquiera de quin estaba hablando. Alguien ha quien tambin le ha sido concedido un buen empleo... Por cierto, Marco, felicidades. Ya iba siendo hora. Tenemos que celebrarlo, hijo... En mejor ocasin, desde luego concedi a regaadientes. Con retraso, capt a qu se refera. No estars hablando de...? Tiene un buen empleo con un empresario solvente, en posesin de mucho dinero, en lo mejor de la vida y bien conocido por todos nosotros. Supongo que es evidente chill mi padre. El apreciado inquilino de tu madre!

21

Me incorpor de un salt, apart el taburete de un puntapi y me march al dormitorio, y cerr dando un portazo, como un chiquillo enfurruado. Haba sido un mal da, pero en aquel momento me sent hastiado. Como todos los vaticinios de mi padre, aqul tena un aire de poder cumplirse fatalmente. Si uno pasaba por alto el hecho de que el inquilino era un hongo venenoso y parsito con la tica de una babosa polticamente tortuosa, era cierto que se trataba de un hombre con buen salario, con propiedades, recientemente ascendido, que anhelaba entrar a formar parte de la familia. Oh, dioses! Ancrites!

22

IV

La maana del da siguiente, Petronio sali a mi encuentro en la plaza de la Fuente. Cul es la verdadera historia de la muerte de Famia? me pregunt. Me encog de hombros y no solt prenda. Me dedic una mirada cargada de acritud y evit sus ojos, convencido de que maldeca una vez ms a Famia por colocarme en aquella situacin. Cabronazo! A pesar de la irritacin, Petronio esperaba la ocasin de sonsacrmelo por la fuerza. Gracias por llevarte a mi padre anoche. Petronio saba que mis palabras eran un intento por cambiar de tema. Ests en deuda conmigo. Tuve que dejar que me arrastrara hasta el local de Flora y que me hiciera beber la mitad de mi salario semanal. Entonces, puedes permitirte una larga noche en una caupona? le pregunt con inters, como una manera de empezar a sondear cmo le iba con su esposa. Arria Silvia lo haba dejado, motivo por el cual Petronio lo consideraba una infraccin menor del cdigo marital: su alocada relacin con la hija de conducta dudosa de un destacado malhechor, que le haba costado la suspensin de empleo en los vigiles y un gran menosprecio por parte de sus conocidos. La amenaza que pesaba sobre su empleo haba sido temporal, igual que su relacin con la chica, pero la prdida de su esposa, que significaba la prdida virtual de sus tres hijos, pareca que iba a hacerse irremediablemente permanente. No s por qu razn, la respuesta irritada de Silvia fue una sorpresa para Petronio. Yo, por mi parte, imaginaba que ya deba de haberle sido infiel anteriormente y que Silvia tena que saberlo, pero en esta ocasin la mujer deba de estar, adems, ms que harta de que la mitad de la poblacin del Aventino se sonriera por lo sucedido. Puedo permitirme lo que quiera. Los dos estbamos amagando. Yo esperaba que aqul no fuese un resultado fatal de nuestro intento de actuar como socios. Aquello haba tenido lugar precisamente antes de que me encadenara a Ancrites. Como amigos desde tiempos del ejrcito, Petronio y yo esperbamos ser colegas perfectos, pero habamos chocado el uno con el otro desde el primer momento y, en todo instante, cada uno haba intentado imponer su propio criterio para hacer su santa voluntad. Dejamos la sociedad tan pronto como encontr la oportunidad de hacer una detencin espectacular sin su colaboracin. Petronio dio por sentado que lo haba mantenido fuera del asunto deliberadamente. Como era mi mejor amigo, romper con l me resultaba doloroso. Cuando nos separamos, Petronio volvi a los vigiles. Era el lugar al que estaba destinado. Era jefe investigador de la Cuarta Cohorte e incluso su tribuno, un hombre duro, de cara picada de viruelas, tuvo que reconocer que Petronio era excelente para el puesto. Petronio crea que con esto recuperara tambin a su esposa, pero, una vez que Arria Silvia cort definitivamente con l, no perdi el tiempo en buscarse novio, un vendedor de encurtidos, para absoluto descomunal disgusto de Petronio. Sus hijas, pues todas eran chicas, todava eran menores de edad y, aunque Petronio estaba autorizado a quedarse con la guardia y custodia de las muchachas, sera absurdo intentarlo a menos que hiciera una segunda boda de postn. Naturalmente, como la mayora de los hombres que echan a perder una posicin feliz por un capricho cuando creen que podrn hacerlo sin que los descubran, ahora pensaba que lo nico que quera era que su esposa volviese. Silvia, entre tanto, se dispona a convivir con su rallador de remolacha. Helena pensaba que, con sus antecedentes, a Petronio Longo poda resultarle tan

23

difcil conseguir una nueva esposa como recuperar la antigua. Yo estaba en desacuerdo. Tena buena planta y resultaba bastante atractivo; un hombre tranquilo, inteligente y afable, con una buena posicin y un buen salario que haba demostrado su capacidad para llevar adelante un hogar. Era verdad que, en la actualidad, viva en mi antiguo y srdido apartamento de soltero, donde se dedicaba a beber en exceso, a maldecir demasiado abiertamente y a flirtear con cualquier cosa que se moviera. Pero tena el destino de su parte. Dar una apariencia de hombre amargado y herido producira los encantos adecuados. A las mujeres les encantaba siempre el hombre con una historia detrs. Bueno, en mi caso haba funcionado, no? Si bien todava no poda exponerle toda la historia acerca de Famia, tena muchas otras noticias que darle. Tengo mucho que contarte le dije. No tuve ningn reparo en revelar los coqueteos de Ancrites con el mundo de los gladiadores. Petronio se dedicara a aquel escndalo hasta que el revuelo cesara; entonces podra explicarle confidencialmente el fiasco de Famia. Ests libre para cenar? me pregunt. Tuve que decirle que no. Vienen mis suegros. Ah, descartado, por supuesto! asinti con cierto retintn. Mis suegros, como ahora empezaba a llamarlos sin mucho convencimiento, pertenecan a la clase senatorial, una alianza muy ventajosa para un informador. Petronio an no saba muy bien si mofarse de mi buena estrella o si vomitar en el arroyo de la calle. Por Jpiter, Falco! No te disculpes conmigo. Debes de estar murindote por presentarte como el maravilloso favorito del emperador, con tus recientes credenciales de acceso a la clase intermedia... Me pareci conveniente intervenir con una broma: S, presentarme con pestilente mierda de ganso hasta las tiras de las botas! Petronio acept la broma: Muy bonito en esos carsimos suelos de mrmol de su mansin dijo. Not que entornaba ligeramente los ojos. Haba visto algo. Sin cambiar en absoluto nuestro distendido tono de conversacin, aadi: Tu madre acaba de doblar la esquina de la calle de los Sastres. Gracias murmur. Quiz sea el momento de marcharme y dedicarme al cuidado de esos gansos sagrados... No es necesario replic Petronio con un nuevo tono de voz que trasmita autntica admiracin. Parece como si este nuevo cargo tan importante ya te hubiera afectado. Me volv y segu su mirada. Al pie de la destartalada escalera que conduca a mi apartamento se haba detenido una elegante silla de manos. Reconoc las franjas blancas y prpura de las cortinas y la identificable cabeza de la Medusa grabada en la parte delantera; era la misma litera que ayer haba llevado hasta all a la pequea Gaya. De ella descenda un hombre de indumentaria ridcula, cuyos altaneros ayudantes y ademanes encogidos me llenaron de horror. Llevaba una capa basta de doble forro, luca en la cabeza una peineta con aguja de madera de abedul que prenda una hebra de lana; todo aquel tocado se sostena mediante un gorro redondo con orejeras, atado bajo el mentn con dos cuerdas como si fuera un juguete que mi pequea se entretena en retorcer y arrojar al suelo. La capa era, en teora, la prenda del hroe, pero el visitante del tocado perteneca a una casta que yo siempre haba despreciado. En mi nueva posicin, estara obligado a tratarlo con falsa cortesa. Se trataba de un flamen, uno de los fanticos sacerdotes de los antiguos cultos

24

latinos. Apenas llevaba dos das en el cargo y los muy condenados ya haban averiguado mi domicilio. Haba conocido matones de caseros que le dejaban a uno respirar un poco ms.

25

Cambiadas unas palabras con el cestero de la planta baja, precedido de sus ayudantes, el flamen ascendi los inseguros peldaos hasta la puerta de mi cubculo. Ante l, en el pequeo rellano donde Gaya me haba abordado el da anterior, Nux se entretena en mordisquear un hueso mondo y lirondo. La perra era de pequeo tamao, pero su forma de ladrar detuvo en seco a la comitiva. Se produjo un breve enfrentamiento. Nux agarr el hueso, cuyo peso era tal que apenas poda levantarlo. Yo lo haba visto (y olido) al salir. Deba de pertenecer a algn monstruo descompuesto y la perra lo haba recuperado, sin duda, despus de dejarlo reposar durante semanas. Un par de moscas se despegaron del hueso con un zumbido. Como la media puerta de abajo haba quedado cerrada detrs de ella para evitar que Julia saliera y para mantenerla apartada de Nux cuando sta fuera peligrosa, a la perra le quedaban unas opciones limitadas. Con las orejas gachas mostraba, irritada, el blanco de sus ojos. Ni siquiera yo me habra acercado a ella. Sin dejar de gruir, baj los peldaos transportando el hueso, que resonaba al golpear cada escaln. Los ayudantes retrocedieron y llegaron a pisar los dedos de los pies del flamen. Luego, ya al final de la escalera, se apretaron en un grupo asustado mientras mi perra, desconfiada, pasaba ante ellos con su preciada carga sin dejar por un instante de someter a los intrusos a un permanente y ronco gruido feroz. El flamen se envolvi bien en la capa y reanud la subida. Sus ayudantes, cuatro en total, a regaadientes, se reunieron detrs para proteger la espalda de su superior; luego, cuando ste desapareci en el interior, se relajaron junto a la silla de manos. Nux dej caer el hueso en mitad de la va. Con la cabeza pegada al suelo, rode el objeto trazando un crculo a la vez que arrojaba una tierra imaginaria sobre el hueso con el hocico. Luego, convencida de que su tesoro quedaba invisible, se alej en busca de algo ms interesante. Petronio, ms amante de los gatos que de los perros, emiti un susurrante bufido. Le di unas palmaditas en el hombro e hice un enrgico gesto a mi madre para indicarle que aquel asunto oficial no deba ser interrumpido por sus habituales preguntas cariosas acerca de las interioridades de mi familia. Al pasar ante la puerta del cestero, le gui un ojo. Despus, sub las escaleras en silencio. Los ayudantes no me prestaron atencin. Mi madre me llam, pero yo estaba muy habituado a no orla cuando me requera para algo. Ya en casa, tuve el tiempo justo de coger a Julia en el instante en que, a gatas, se diriga de cabeza a la puerta, que el flamen haba dejado entreabierta. Con la pequea apretada contra el hombro y con la esperanza de que siguiera callada, apoy la espalda en la nueva pintura turquesa de la pared del pasillo y me dediqu a escuchar el jolgorio. Me preguntaba qu esperaba de m el flamen. Helena pretenda averiguar algo de la muchacha que haba abandonado mi casa momentos antes de encontrarme con Petronio: un gran tesoro domesticado... con un genio rebelde y explosivo. Se despidi de m con un abrazo sensual y unos labios seductores. Slo la lejana de su mirada me hizo entrever su deseo de verme dar media vuelta y desaparecer. Se mora de impaciencia por leer ciertos rollos que mi padre haba trado la noche anterior, escogidos de una subasta en la que haba participado. En este momento, ya habra rebuscado en la caja de los rollos y habra realizado el primer descubrimiento, tan contenta. Cuando irrumpi el sacerdote, su presencia la puso furiosa. Helena saba que era un flamen. El gorro y la aguja eran inconfundibles. Las hijas de un senador saben comportarse como es debido; en cambio, las esposas de los informantes dicen siempre lo que piensan.

26

Busco a un tal Falco. Ests en su casa. Por desgracia, Falco no est aqu. Percib que Helena, bajo la espontnea afabilidad de su respuesta, se mostraba precavida desde el primer momento. Helena tena en su habla una cadencia an ms refinada que la del flamen. ste pronunciaba las vocales con poca elegancia, pese a que pretenda ser ms culto de lo que era en realidad. Esperar. Quiz tarde mucho. Ha salido a ver a su madre. Aunque haba esquivado la presencia de mi madre en la misma plaza de la fuente, se supona que tambin me corresponda a m la misin de informarle de lo sucedido a Famia. Si el flamen ya conoca que yo era un informante, probablemente pensara que Helena era la resaca de alguna antigua aventura. En serio. Habra dado por sentado que el hombre con el que intentaba contactar era un tipo duro instalado en una zona srdida cuya cmplice femenina tena todo el encanto lleno de arrugas de unas sandalias viejas. Craso error. Ahora deba de darse cuenta de que Helena Justina era ms joven, ms brava y ms refinada de lo que haba previsto. Su menuda nariz estara percibiendo que se hallaba en una salita pequea pero inmaculadamente limpia (mi madre se haba encargado de barrer y fregar cada da mientras estbamos ausentes). Como era habitual en el Aventino, a pesar de estar abierto y ventilado, siempre ola a nio pequeo, a animales de compaa y a la cena de la noche anterior; sin embargo, aquella maana, adems de todo ello emita un perfume mucho ms intenso, ms extico y mucho ms caro, que despeda el poco habitual blsamo que llevaba Helena sobre la piel clida, bajo sus ropas livianas. Mi novia estaba al natural, sin maquillaje y sin adornos. No los necesitaba. Absolutamente libre de aderezos, era capaz de sobresaltar y embelesar a cualquiera. Tengo que hablar con el informante insisti el flamen. Ah, tengo una sospecha! Imagin cmo brillaran los grandes ojos pardos de Helena mientras se dedicaba a entretener al sacerdote. Su especialidad es escabullirse. Ya aparecer a su debido tiempo. Y quin eres t? pregunt el flamen, altivo. Qu quin soy yo? pregunt ella, sin abandonar el tono de broma. Soy la hija de Camilo Vero, senador y amigo de Vespasiano; esposa y compaera de Didio Falco, agente de Vespasiano y Procurador de las aves sagradas. Soy la madre de Julia Junila, que an es demasiado pequea para tener relevancia social. sos son mis ttulos formales. Y, por si llevas un diario de la gente interesante que conoces en tu vida cotidiana, te dir que mi nombre es Helena Justina... Eres hija de un senador... y vives aqu? El hombre ech un vistazo a nuestras escasas pertenencias de mobiliario y de decoracin. Para nosotros, eran suficientes. Nos tenamos el uno al otro. (Adems, tenamos varios muebles de buen gusto almacenados a la espera de mejores tiempos.) Desde luego que no se apresur a replicar Helena. Esto no es ms que un despacho en el que atendemos a posibles clientes. Vivimos en una casa espaciosa en el Janculo. Era la primera noticia que yo tena de ello. Pero, claro, yo slo era el cabeza de familia. Con una mujer prctica a cargo de mi vida privada (y en posesin de su propia fortuna), si cambibamos de direccin de la noche a la maana, yo sera el ltimo en saberlo.

27

Ahora, Helena estaba sealando el tocado que luca el hombre. Veo que eres un flamen. Evidentemente, no eres el flamen dialis. El sacerdote mximo de Jpiter llevaba un uniforme an ms ridculo y mantena a distancia a la plebe con una larga vara. El flamen quirinalis es primo segundo de mi padre. Por lo que yo saba, aquello era pura invencin. Estar emparentada con el sacerdote de Quirinus, Rmulo deificado, situaba a Helena, de ser cierto, en los crculos ms elevados y su declaracin estaba dirigida a intimidar. El flamen martialis tiene noventa aos y es famoso por toquetear a las mujeres. No eran muchos los que estaban al corriente de las costumbres poco edificantes del sacerdote de Marte. Creo que el emperador est muy preocupado por el tema y por cmo resolverlo... Helena era incorregible. As pues, no formas parte del grupo de los patricios concluy con frialdad, en un claro insulto a su interlocutor, si ste tena en alguna estima su posicin social. Cul de los flamines debo decirle a Falco que ha venido a visitarlo? Soy el flamen pomonalis. Oh, pobre! se es el ltimo del escalafn, verdad? Si se dejaba aparte a los amantes de las novedades que rendan honores a los emperadores deificados, el Colegio de Flamines lo formaban quince sacerdotes, tres escogidos entre la aristocracia para cuidarse de las deidades principales y el resto, que hacan sacrificios a dioses de los que la mayora de la gente no haba odo hablar jams, reclutados entre el estamento plebeyo. Nunca haba sido seleccionado nadie que yo conociese; uno deba tener un rostro plebeyo que encajara bien. Puedo saber cmo te llamas? pregunt Helena. Ariminio Mdulo respondi. Antes de que lo dijera, yo ya estaba seguro de que sera un nombre enrevesado. Bien, si se trata de algo relacionado con los gansos, Falco tiene perfectamente controlado el asunto. Los gansos? Segn tengo entendido, el flamen dialis tiene algunas objeciones respecto a las aves. Todo aquello le resultaba un autntico jeroglfico al mximo responsable del culto a Pomona. Su voz sonaba tan tensa que la aguja de madera de abedul amenazaba con atravesarle el gorro. He venido por el tema de Gaya Laelia! S, eso es lo que pensaba. Helena era experta en responder con una calma pasmosa a cualquiera que le reclamase algo con demasiada precipitacin. La chiquilla se present aqu con una reclamacin sorprendente. Tendras que saber lo que nos dijo... El flamen deba de estar mordindose las uas de impaciencia por saber qu se haba hablado all el da anterior. Y quieres saber qu se propone hacer Didio Falco, no es eso? aadi Helena con tono inquisitivo. Si era cierto que la nia estaba siendo amenazada en su casa, no haba nada de malo en que la familia supiera que haba ms gente que estaba al corriente de todo. Gaya Laelia es pariente tuya? Soy su to... poltico. Me preguntaba dnde quedaban los padres de Gaya, en todo aquel asunto. Por qu enviaban a aquel mediador tan envarado? Algo inquieto, lade la cabeza para intentar desanimar a Julia de sus intentos de morderme el lbulo de la oreja. Y has venido en nombre de los padres de Gaya? pregunt Helena sin apenas disimular su escepticismo. Me sequ la baba de Julia de la oreja con la manga de la tnica. Mi hija solt un eructo y se puso perdida. Le limpi la carita con el mismo pedazo de la manga.

28

Gaya est bajo la tutora de su abuelo. La familia sigue la tradicin. Mi suegro seguir siendo el cabeza de familia mientras viva. Aquello significaba que el padre de la chiquilla no estaba emancipado legalmente del abuelo; una situacin tan anticuada que la mayora de los hombres la consideraran trasnochada. Las posibilidades de causar fricciones en la familia eran enormes. Gaya Laelia pertenece a una familia que tiene un largo historial de haber prestado los mximos servicios a la religin. Su abuelo es Publio Lelio Numentino, el recin jubilado flamen dialis... S, aqul era el estpido que haba estado quejndose de mis ansarinos. Era interesante saber que se haba retirado del cargo realmente; en el Capitolio todo el mundo pareca sentir todava un pnico cerval hacia l. Yo crea que el sacerdocio era vitalicio. Qu ha pasado? Ha habido una dejacin de funciones? Helena solt una risita disimulada, sin hacer caso de la pomposidad de su interlocutor. Caba la posibilidad de que se exigiera la renuncia a los sacerdotes que deshonraban su cargo, pero eso no sola suceder. Por un lado, los sacerdotes del culto oficial tenan el poder para ocultar sus faltas y los medios para acallar las crticas. Podan ser autnticos desalmados pero la verdad nunca se hara pblica. En resumen, podan ser unos cabronazos y todo el mundo lo saba, pero seguan sin que se les controlara lo ms mnimo. El flamen pomonalis respondi, muy tenso: La flaminia haba muerto y, dado que su figura participa oficialmente en muchas ceremonias, era necesario que el flamen dialis viudo abandonara su puesto. De lo contrario, quedaran incompletos muchos rituales fundamentales. El tono de voz de Helena tambin se iba haciendo cada vez ms fro. Siempre he dicho que es duro para un hombre perder mujer y posicin en un mismo envite. Sobre todo cuando la posicin es tan destacada y sus rituales resultan tan exigentes. Ahora, el abuelo de Gaya encuentra la vida bastante vaca, es eso parte del problema? No hay ningn problema. Pues me alegro mucho de orselo. Helena tena bien aprendido el truco de dar la impresin de participar en una simple conversacin corts al tiempo que persegua fijamente un objetivo. Esta vez quera saber qu haba sucedido en aquella familia para que una chiquilla diera el paso inslito de buscar ayuda fuera de casa. Una nia de seis aos malcriada se dedica normalmente a dar portazos, a llorar entre pataletas y a lanzar su mueca de trapo por la ventana, pero despus se tranquiliza en apenas unos segundos con algo tan sencillo como un cuenco de frutos secos con miel. De todas maneras, tu jovencsima sobrina acudi aqu con una historia de enemistades y ahora t tambin has venido a hablar de lo mismo... Lo que nos desconcierta es que Gaya escogiera a Falco para confiarle el asunto. Cmo pudo saber a quin recurrir y quin era Falco? Tal vez oy mencionar su nombre en relacin a su nombramiento de procurador de las aves sagradas. Me produjo un escalofro imaginar a algn apergaminado y viejo ex sacerdote de Jpiter estallar de rabia en pleno desayuno al enterarse de que el emperador haba concedido responsabilidades tradicionales a un informante en alza, que desde aquel momento podra meter las narices con impunidad en los entresijos del templo. Era sa la razn que haba movido a Vespasiano a nombrarle procurador? Y tambin creo continu el flamen pomonalis que Gaya Laelia conoci a un pariente tuyo en la recepcin en la que ciertas damas jvenes prometedoras fueron presentadas a la reina Berenice. Su tonillo de complicidad resultaba bastante exagerado. El nico vnculo que yo

29

tena con Berenice era la inslita salida de mi hermana Maya para acudir a palacio el da que yo intent ponerme en contacto con ella. Acaso la reunin a la que haba asistido Maya estaba llena de mujeres emparentadas con sacerdotes? Reprim una risita y me pregunt qu consecuencia habra sacado mi hermana de aquello. Helena probablemente haba decidido investigar el misterio con Maya ms adelante. Pues bien dijo con tal energa que casi pareca un reproche, te sugiero que me cuentes cules son, exactamente, tus cuitas familiares. Nuestras preocupaciones deberan resultar obvias! exclam el flamen. Se echaba un farol. Esperaba que la pequea Gaya no hubiera revelado lo que su preciosa familia tanto deseaba mantener en secreto. Tambin se propona, en el caso de que la chiquilla hubiera revelado demasiados secretos, establecer un orden de prioridades en las indiscreciones. No te preocupes. Falco y yo sabemos tratar las quejas de una nia desdichada. Siempre resulta incmodo, verdad? Los nios exageran declar el sacerdote, aliviado al comprobar que Helena se mostraba comprensiva. Espero que as sea en este caso asinti ella con entereza. A continuacin, le solt sin tapujos ni componendas: Gaya dice que alguien de la familia amenaza con matarla. Eso es ridculo! Entonces, t no...? Cmo te atreves! Quin, pues? Nadie! No quiero creer que la nia tenga razn. No importa lo que os hayan contado... El flamen dej la frase a medias esperando que Helena le diera ms detalles. Una espera intil. Nos pides que no intervengamos. El tono de voz de Helena era muy tranquilo, pero yo saba qu significaba esa tranquilidad: que, para ella, la visita del flamen daba ms credibilidad a la peticin de ayuda de la chiquilla. Su alarma poda estar justificada. Me alegra ver que nos entendemos. S, claro que s respondi Helena. Claro que s! Demasiado, lo entenda. Es imposible que alguien pueda desearle ningn mal. Se han depositado grandes esperanzas en Gaya Laelia concluy el flamen pomonalis. Cuando se celebre el sorteo de la nueva virgen vestal... de nuevo, se detuvo sin acabar la frase. As pues, se necesitaba una nueva vestal y la chiquilla que haba encontrado a la puerta de mi casa era candidata a tan privilegiado puesto. Acaso su to le estaba sugiriendo a Helena que el nombre de Gaya sera con seguridad el extrado por el pontfice mximo en lo que, formalmente, era un sorteo? Imposible! La mano de Vespasiano tendra que introducirse en una urna y coger una entre un buen puado de tablillas. Cmo poda nadie saber por anticipado cul de ellas sera la escogida por la mano pontifical? Not que en mi rostro apareca una mueca de disgusto al comprender que el sorteo de las vrgenes vestales tena que estar amaado. Cmo podan hacerlo? Era tan fcil como guiar un ojo. El mismo nombre escrito en todas las tablillas. O una de ellas, cargada como un dado trucado. O, sencillamente, Vespasiano anunciara el nombre previamente seleccionado, sin necesidad de ver las tablillas siquiera. El flamen an trataba de engatusarla. Sera una nueva prdida para el hogar familiar, pero tambin un gran honor. Todos

30

estamos absolutamente encantados. Entre ese todos se cuenta la propia Gaya? Gaya est impaciente por ser presentada. Las nias siempre tienen en la cabeza esas fantasas. Estaba claro que las vestales no eran las mujeres favoritas de Helena. Aquello me sorprendi. Pensaba que la alta posicin y el papel que aquellas mujeres desempeaban le caan bien. En fin, esperemos que tenga suerte continu Helena. En tal caso, ser conducida directamente a la Casa de las Vestales y entregada a la autoridad del pontfice mximo. Pues... s asinti el flamen, percibiendo tardamente el tonillo irnico de su interlocutora. Sin embargo, dio por supuesto que sus llamadas haban tenido xito e hizo ademn de disponerse a marcharse. Yo agarr con firmeza a Julia, me escurr por el pasillo y me dirig a otra estancia en la que ocultarme. Ech un vistazo al sacerdote de Pomona, que, con su capa y su peineta de madera de abedul, me daba la espalda mientras se despeda de Helena; cuando pas a hurtadillas por detrs de l, me ocult a la vista de Helena. Esper hasta estar seguro de que se haba marchado y entonces asom la cabeza. Cuando abr la puerta tras la cual me haba escondido, una figura menuda y decidida me cerr el paso. Me quit de los brazos a Julia y protest, pero en voz baja. Me encontr ante una anciana delicada y frgil cuyos ojos negros taladraban como punzones. Una sensacin de mala conciencia, para la cual no tena ninguna causa, me clav en el lugar. Supongo que tendrs una buena explicacin proclam enrgicamente la recin llegada. Cmo no volviste a casa para el cumpleaos de la nia? Desde luego que la tena. Los ritos funerarios de Famia, que se celebraban por los escasos restos que el len haba dejado de l. Era una explicacin, aunque nada buena. Y s perfectamente qu le sucedi a Famia continu, aunque he tenido que enterarme por mi querido Ancrites! Hola, madre le dije, e hice que mi tono de voz sonara apaciguador. Nos vimos obligados a pasar el da del cumpleaos de Julia en una calma chicha frente a Ostia... No piensas felicitarme por mi nuevo cargo como pilar fundamental de la religin del Estado? No me vengas con esas estpidas zarandajas se mof mi madre. Como de costumbre, yo haba hecho lo que pensaba que ella querra, pero no haba modo de impresionarla.

31

VI

El da se haba convertido en una jornada muy mojada. En primer lugar, haba tenido que brincar en torno a Petronio Longo mientras l mostraba su resentimiento; ahora, se presentaba all mi madre. Y vena con varias quejas: sobre todo, cmo haba permitido que su favorito, Ancrites, volviera de Tripolitania medio muerto por las heridas que haba recibido en el circo. Jugar a gladiadores haba sido idea suya pero yo cargara con la culpa de sus decisiones. Por suerte, eso significaba que volva a alojarse en su casa para recibir ms atenciones, de modo que mi madre no estaba molesta del todo. Por qu dejas que el pobrecillo vuelva a su trabajo en palacio? Ancrites ya es mayorcito, madre. Sus decisiones respecto a su futuro no tienen nada que ver conmigo. Los dos trabajabais tan bien juntos... Hicimos una buena pareja para el Censo. Pero eso ya qued atrs. Podras encontrar otro trabajo que compartir con l. Ninguno de los dos quera mantener la sociedad. Yo slo lo manifest. Lo que quieres decir es que no te cae bien. Mi madre siempre insista en que yo no conoca bien a Ancrites, que no haba sabido apreciar su refinamiento y sensibilidad y que haba menospreciado su talento. Mi planteamiento era que cualquiera que hubiera intentado convencer a un extico potentado extranjero para asesinarme deba seguir adelante con su existencia... despus de sellarlo en un tonel y arrojarlo al mar, a mil pies de profundidad. En algn lugar frente a las speras costas de Britania, preferiblemente. Nunca le has dado una oportunidad. Mira, ahora Ancrites tiene las miras puestas en la direccin de una nueva rama de los servicios de seguridad. Podras ayudarlo en eso, Marco... Tambin podra pudrirme en las lagunas Pontinas, comido por las sanguijuelas e infectado de fiebres. Eso sera muchsimo ms divertido. Y qu hay de Petronio? inquiri mi madre, cambiando de tctica para pillarme por sorpresa. Petronio est con los vigiles. Con quien debe estar es con su esposa. Con una esposa que ha decidido pasar el resto de sus das con un verdulero? Petronio parece una persona respetable, pero es un perro vagabundo incapaz de ver lo que ms le interesa hasta que es demasiado tarde. Por supuesto, el simple hecho de que yo le insistiera continuamente en que era imbcil no tena por qu evitar que la gente me echara la culpa a m. No me atrevo a pensar qu le haras al pobre Famia murmur mi madre con tono sombro. Todo se lo hizo l mismo. Yo he trado los restos a casa, ser un buen to para los pequeos e intentar cuidar de Maya. No cuentes con su agradecimiento. No, madre. Ella entorn los ojos y compartimos uno de nuestros escasos momentos de sensatez: Y cmo est Maya, hijo? Bastante tranquila. Cuando le di la noticia, casi no mostr la menor emocin. Eso no durar mucho. Estoy vigilando el momento en que se derrumbe. No vayas a molestarla! Helena Justina, que haba asistido en silencio a la conversacin desde su silla de

32

mimbre, donde sujetaba a la perra contra su regazo al tiempo que dejaba que Julia Junilla se sentara sobre sus pies, me dirigi una sonrisa cargada de ternura. Esta vez, Helena no me ayudaba en nada. Peor an, me enfrentaba aquella noche a una cena en casa de sus padres, en la que tendra que someterme a ms interrogatorios sobre los problemas de su familia. Deberas estar todo el rato en casa de tu hermana, en lugar de hacer tanto el vago dijo mi madre a modo de orden. sa era mi intencin; quera preguntarle a Maya por la recepcin de la reina Berenice y cmo haba encajado lo de las pequeas candidatas a vrgenes vestales. Pero no te preocupes, ya ir yo... Se me haba adelantado. Las vrgenes tendran que esperar. Petronio Longo dira que las vrgenes nunca lo hacan. Sin embargo, la clase de vrgenes de las que se rea Petronio no tenan nunca la tierna edad de seis aos. Cuando mi madre se march, esper a que Helena me contara lo de la visita del flamen pomonalis. Tuve que fingir que haba llegado a casa precisamente al final de la visita y que no haba odo a escondidas toda la entrevista. Helena habra participado con gusto en un juego en el que yo fuera el cmplice oculto, siempre que antes nos hubiramos puesto de acuerdo en la conspiracin, pero detestaba que la espiaran en secreto. Incluso le incomodaba que alguien le enmendara la plana. Me hizo un breve resumen, profundamente preocupada ahora. Qu fue exactamente lo que dijo Gaya ayer, cuando estuvo a solas contigo antes de que yo llegara a casa? Me dijo: Uno de mis parientes ha amenazado con matarme. Y aadi que estaba asustada Helena me mir, pensativa. Se le haba metido en la cabeza que necesitaba ver a un informante, de modo que dej que fueras t quien se encargara del tema. Empiezo a lamentar haberla enviado de vuelta sin hacerle ms preguntas. Ya s que t pensaste que debera haber profundizado un poco ms en el asunto. Tenas otras preocupaciones, Marco. Esa pequea puede tener otras an peores. Ha crecido en una casa muy peculiar, eso es cierto dijo Helena un tanto excitada. Sus abuelos se casaran por algn extrao ritual antiguo y, como flamen dialis y flaminia, incluso su propia casa tena un significado ritual. Ningn nio disfruta de una infancia normal en una casa as. La vida diaria del sacerdote y la sacerdotisa est plagada de ridculos tabes y rituales a cada paso, que dejan poco tiempo para los asuntos familiares. Incluso los nios tienen la obligacin de participar en algunas ceremonias religiosas; presumiblemente, el padre de Gaya pas por todo eso. Y ahora Gaya, la pobre chiquilla, est siendo forzada a convertirse en virgen vestal... Tiene todos los indicios de ser una huida! conjetur con una sonrisa. Slo tiene seis aos refunfu Helena. Le di la razn. No era edad para alejarla de casa y someterla a treinta aos de santidad. Debo entender que te propones investigar el asunto, Helena? Quiero hacerlo. La not abatida, lo cual siempre me inquietaba. Pero todava no veo cmo enfocar el tema. Permaneci pensativa y callada todo el da. Todava no estaba preparada para compartir sus nuevas ideas. Yo me apliqu a limpiar las deyecciones de ganso. Helena haba dejado muy claro que aqul era un rito diario que, segn establecan las tradiciones antiguas, slo poda llevar a cabo el procurador de las aves sagradas. Esa noche, la cena lleg como el alivio de una pesadilla. No caba decir otra cosa de los nobles Camilos salvo que, a pesar de sus problemas financieros, cenaban

33

opparamente. En esto ganaban de largo a la mayora de millonarios romanos. El dinero de la familia estaba vinculado a las tierras (para proteger el derecho familiar a mantenerse en la lista senatorial), pero una serie de hipotecas oportunamente repartidas les permita vivir con cierta holgura. Por ejemplo, al invitarnos a cenar, haban enviado su silla de manos para Helena y la nia. Lo que hicimos fue cargar el palanqun con regalos y juguetes de Julia. Yo llev en brazos a la pequea. Helena llevaba unas cartas de su hermano, un joven brillante llamado Quinto Camilo Justino, a quien yo conoca bastante bien. Helena tena dos hermanos, los dos menores que ella y ambos estrictamente obedientes a sus rdenes siempre que se acercaban demasiado a su hermana. El mayor de ellos, Eliano, estaba prometido a una rica heredera de la Btica, en el sur de Hispania. El menor, Justino, haba huido con la chica. Yo acud a Tripolitania, pagado por el senador, con el encargo de encontrar a la pareja fugada. Yo saba que se consideraba culpa ma que Claudia Rufina hubiese decidido cambiar de hermano. No era cierto, por supuesto: se haba encandilado del ms guapo y atractivo, que tambin tena un carcter ms abierto. Desde luego que yo estuve involucrado en el asunto, pues fui yo quien la trajo a Roma la primera vez como posible novia para Eliano y la esposa del senador sostena desde haca mucho tiempo que cualquier cosa que tocara M. Didio Falco saldra mal. En esto, Julia Justa segua las opiniones de mi propia familia, de modo que no hice intento alguno por demostrar que su teora no era cierta. Era perfectamente capaz de vivir con la pena que ha quedado expuesta. Helena y yo habamos observado que, bajo la tensin de las condiciones adversas del desierto, la pasin de los jvenes amantes se haba enfriado hasta el punto de llegar a la ruptura; nosotros, haciendo caso omiso de sus sentimientos ms ntimos, tratamos de que se volvieran a juntar. Convencimos a Justino de que acabara con sus dudas y se casara con Claudia (y con su dinero), aunque antes enviamos a la pareja de visita a Hispania para que ella se reconciliara con sus ricos abuelos. Justino estaba empeado en encontrar el silphium, un famoso condimento de lujo ya extinguido. Esperaba descubrirlo de nuevo y hacerse millonario. Una vez fracasado su desquiciado plan, la nica manera de evitar que saliera corriendo y se hiciera ermitao fue atraerlo para reemplazar a Ancrites y convertirlo en mi socio. No cumpla con ninguno de los ms elementales requisitos y, dado que ahora se haba instalado en Hispania definitivamente, no se sabe por cunto tiempo, en mi tercer intento de encontrar un compaero me top con uno que no tena la ms remota idea del oficio... y que ni siquiera estaba localizable. Helena haba decidido compartir una casa entre todos (lo cual explicara por qu haba dicho al flamen pomonalis que vivamos en el Janculo). Conocindola, era probable que ya hubiese comprado un lugar en la zona. Ver sus esfuerzos para decrmelo me proporcionara horas de secreta diversin. Cualquiera pensara que asegurar una fortuna en aceite de oliva de la Btica y una esposa agradable a su talentudo muchacho me granjeara coronas de laurel por parte de los padres. Por desgracia, todava les quedaba el problema de su hijo mayor, el ofendido. Eliano haba perdido el dinero y la novia y deba abstenerse de participar en las elecciones al Senado durante un ao, todo ello porque su hermano lo haba puesto en ridculo. Fueran cuales fuesen los sentimientos de sus padres respecto a la solucin dada a la vida de su hermano, ahora era Eliano el que andaba todo el da por la casa refunfuando muy irritado. Un joven de veintitantos aos sin oficio y con muy malos modales puede dominar una casa aunque pase la mayor parte del tiempo fuera de la ciudad. Parece mejor solucin dejar que alarme a los vecinos con sus pendencieros

34

amigotes murmur el senador a nuestra llegada. Hasta el momento no han llegado a detenerlo ni lo han trado a casa en una carretilla cubierto de sangre. Aulo cenar con nosotros? pregunt Helena, dndole a Eliano el nombre familiar, pero intentando disimular que esperaba lo contrario. La concienzuda hermana mayor siempre procuraba ser justa pero, de los dos chicos, era Justino quien ms se pareca a ella en temperamento y carcter. Probablemente, no respondi el padre, Camilo Vero, un hombre alto, agudo y ocurrente, con unos cabellos revueltos, salpicados de canas, que su barbero an no haba conseguido domesticar. Not en l un aire dolido cuando se refiri a sus hijos. Est en alguna fiesta? pregunt. Quiz te cueste creerlo, pero he intentado conseguirle un cargo sacerdotal y, de este modo, relacionar su nombre con ttulos honorables. Si supongo bien, estar en el Campo Sagrado de los hermanos arvales. Hoy es el da principal de sus fiestas anuales. Emit un silbido de aprobacin. Pareca lo ms corts. El grupo a que haca referencia presida los festivales y celebraciones religiosas y tambin tena el encargo de elevar plegarias por la felicidad de la familia imperial. Las actividades del colegio de los hermanos arvales se remontaban al principio de nuestra historia, cuando oraban por la salud propia y la abundancia de las cosechas, en prenda de lo cual llevaban guirnaldas de espigas de trigo atadas con cintas blancas. Imaginar a Eliano, siempre tan ceudo, ataviado con una guirnalda o con una corona de espigas fue el clmax hilarante de una buena cena. Sin embargo, hablando con franqueza, si un hijo mo quisiera algn da afiliarse a la hermandad, lo encerrara en el cuarto oscuro hasta que se le quitara de la cabeza semejante tontera. Bien, cuntanos tus novedades, Marco. Anunci mi ascenso social y rehu las felicitaciones como buen romano modesto. Os advierto, seor, que en la actualidad mi conversacin se limita a los sistemas de crianza de aves. Mi vida est regulada, hoy por hoy, por los acontecimientos rituales del calendario de la diosa Juno. Cmo? Ya no te dedicas a tu labor preferida de informante? Cruc mi mirada con la suya brevemente. Dcimo, como me atreva a llamarlo en ocasiones, era ntimo amigo de Vespasiano y yo nunca estaba del todo seguro de hasta qu punto saba de mi trabajo oficial. Estoy liado con esas aves. El senador me dedic una espontnea sonrisa: Te mereces el ascenso social pero no puedes soportar el Aviario? Se supone que debo sentirme muy honrado. Vaya fastidio! La madre de Helena dirigi una mirada compungida a su esposo y decidi conducirme a mi triclinio para comer antes de que su rudo marido infectara a su yerno, que estrenaba respetabilidad, con opiniones discutibles. Hasta aquel momento, yo haba sido el republicano peligroso, y Dcimo era el miembro convencional de la Curia. Me sent ligeramente irritado. Cuando ocupamos los triclinios, Julia Justa coloc ante m, con sus manos de dedos sarmentosos llenos de anillos, unos cuencos de aceitunas y unas gambas al azafrn. Helena se inclin hacia delante y pic unas gambas. Dime, Marco intervino la madre, esplndida con su vestido blanco con ribetes dorados que brillaban casi tanto como su nueva y alarmante actitud amistosa. Siempre me ha inquietado cmo se consigue convencer a los gansos sagrados de que no se muevan de su cojn prpura cuando van en una procesin... Lo averiguar y te lo contar. Sospecho que primero les hacen pasar hambre y, a

35

continuacin, un hombre se les acerca con un puado de grano para convencerlos de que se queden quietos. Es como llevar a un nio a una fiesta dijo Helena. Su madre contempl complacida a nuestra pequea que, tranquila y callada en brazos de una esclava, chupaba su sonajero de loza; con gran tacto, haba escogido mordisquear un juguete que le haban regalado los abuelos. La pequea Julia siempre buscaba el momento oportuno. Saba perfectamente cul era el instante de interrumpir una comida. Y, desde la ltima vez en que los apreciados Camilos haban tenido ocasin de disfrutar de ella, haba aprendido nuevas gracias. Qu rica es! Helena y yo exhibimos pblicamente la sonrisa de suficiencia de unos padres experimentados. Habamos tenido un ao para aprender a no confesar jams que nuestra pequea, tan encantadora con sus mofletes gordezuelos, poda ser tambin una llorona irritante. La habamos vestido de punta en blanco, habamos peinado sus suaves cabellos oscuros con suaves rizos y en aquel momento esperbamos, con los nervios a flor de piel, el instante inevitable en que decidiera empezar su berrinche. Como siempre, fue una cena excelente, de la que habra disfrutado an ms si me hubiera sentido capaz de relajarme. El padre de Helena me caa bien y la madre no me disgustaba. Ellos haban aceptado, al parecer, que me tendran que soportar. Tambin haban observado ya que no se haban cumplido las expectativas de que hara desgraciada a su hija, ni haba terminado en la crcel (al menos, ltimamente). No me haban prohibido la entrada en ningn edificio pblico, no me haban ridiculizado en ningn pasqun satrico ni haba aparecido en las fichas policiales de malhechores que publicaba la Gaceta Diaria. Aun as, en aquel tipo de reuniones siempre haba el riesgo de que alguien hiciese un comentario ofensivo. A veces me pareca que Dcimo lo esperaba, en secreto, porque le resultaba emocionante. El hombre tena cierta vena maliciosa que yo conoca muy bien, puesto que su hija Helena la haba heredado de l intacta. Padre, madre, podis ayudarnos en un asunto dijo Helena cuando estuvimos en los postres. Alguno de vosotros sabe algo de Lelio Numentino, el flamen dialis, y de su familia? Qu asunto despachas t con ese flamen? quiso saber el padre. Bien, he tenido un primer enfrentamiento con ese viejo estpido fue mi respuesta, aunque no ha sido cara a cara. Por supuesto. En todo caso, estaras siempre a una braza de distancia impuesta por su preciada vara. No, no. Ya se ha jubilado. Su esposa falleci y ha tenido que renunciar al cargo. Aunque parece que esto no ha frenado sus quejas. Lo primero que me he encontrado en mi nuevo cargo ha sido una crisis causada por su disgusto a que los ansarinos campen a sus anchas por el Capitolio. He conseguido, hasta ahora, evitar encontrarme con l; de lo contrario, habra sido muy brusco. Despus de pasar toda una vida protegido del contacto prximo con el mundo real, no puede ser muy ducho en el trato con las personas..., ni con los animales. Era evidente que Dcimo senta un claro desprecio por la casta flaminia. A m, el senador siempre me haba cado bien. No tena tiempo para hipocresas y, a pesar de su condicin senatorial, me produca la impresin de que era un poltico honrado. No se venda a nadie por nada. Y por eso careca de riquezas. Conoca a poca gente de los crculos de poder y reconoci que Lelio Numentino no era ms que una figura pblica a la que haba visto brevemente en actos oficiales y en alguna que otra ceremonia.

36

Qu fue de los ansarones, Marco? pregunt su esposa con aire divertido. Les he encontrado un buen hogar fue mi sobria respuesta, sin mencionar que dicho hogar era el nuestro. Helena me lanz una mirada significativa. Y esperas que ese hombre te cause ms problemas..., o existe alguna otra razn para hacer indagaciones? En su familia hay una nia que todos esperan que sea escogida como la prxima vestal. Creo que los Lelios pueden ejercer una influencia mstica en el sorteo... Dirig este ltimo comentario a Dcimo, el cual levant las cejas, fingiendo en esta ocasin que la insinuacin de la existencia de amaos le sorprenda. Bien dijo, casi en son de burla, seguro que nadie desea que una pequea plebeya sin pulir salga agraciada cuando hay tantas doncellas de altsima alcurnia que anhelan transportar el agua desde la capilla de la ninfa Egeria. Famosa por su anticuada castidad? Absolutamente famosa por su pureza y por su sencillez, en efecto asinti Helena con tono desabrido. No, no puede ser me corrigi Julia Justa. Ser la hija de un flamen cuenta como exencin para el sorteo. En realidad, es nieta. Eso significa que el padre renunci a ser sacerdote. Julia Justa solt una breve risita. Por un instante, me record a Helena. Seguro que le aceptaron enseguida la renuncia! A modo de explicacin, aadi: Esa familia es conocida por considerar el sacerdocio como una prerrogativa personal. La difunta flaminia era famosa por sus pretensiones al respecto. Mi madre era una asistente asidua a los ritos de la buena diosa... Helena, recuerdas que una vez te llev a ti? S. Le he contado a Marco que no era ms que un crculo de costureras que compartan unos deliciosos pastelillos de almendras. Ah, s, desde luego! Las dos mujeres estaban burlndose de Dcimo y de m. El festival de la buena diosa era una famosa reunin de matronas, secreta, nocturna y prohibida a los hombres. Corran toda suerte de habladuras respecto a lo que suceda en ella. Las mujeres ocupaban la casa del magistrado principal (a quien expulsaban de ella) y luego disfrutaban dejando que los hombres hicieran especulaciones sobre qu clase de orgas tendran organizadas. Me parece recordar desafi a Helena que siempre has dado a entender que el festival de la buena diosa te disgustaba. Por qu, querida? Es demasiado seria y formal para ti? continu con una sonrisa, fingiendo tolerancia, y me volv de nuevo hacia Julia Justa. De forma que la flaminia era una asistenta asidua a la reunin, debido a su cargo oficial? Y su arrogante hermana, tambin contest Julia Justa con una mueca burlona inslita en ella. Esa hermana, Terencia Paula, era una virgen vestal. Si los rumores que he odo son ciertos, el sorteo lo preside una de esas vestales, no? Al menos lo intenta Julia Justa se ri abiertamente. Un grupo de mujeres no se entrega necesariamente a establecer liderazgos como hara un grupo de varones. Sobre todo, una vez han llegado los refrescos. Fuera de control, eh? Esto confirmaba los peores temores de nuestra ciudadana masculina. Por no mencionar las sugerencias de que el vino jugaba un papel importante en los alegres ritos de las chicas. Mi madre, que era una mujer muy lista... Tuvo que serlo! asent con una sonrisa, incluyendo en el cumplido tanto a Helena como a Julia Justa.

37

S, Marco, querido. Marco, querido? Tragu saliva, inquieto. Mi madre sostiene que la flaminia llevaba una vida muy laxa. Ah! Y qu pruebas hay de ello? Todo el mundo sabe que tena un amante. Era algo ms o menos pblico. Ella y su desagradable hermana siempre andaban discutiendo al respecto. El asunto se prolong durante varios aos. Me dejas anonadado. De eso, nada replic Helena, y me dio un golpecito con la servilleta. T eres un informador privado tenaz y cnico que espera encontrarse un adulterio a la vuelta de cada esquina. Si no te importa, madre, la que se queda perpleja soy yo. Claro que s, querida; te eduqu y te rode de todas las protecciones... En fin, ser la flaminia es un papel difcil respondi Julia Justa. Como Helena, su madre saba ser justa. Era una mujer sofisticada; ltimamente, incluso consegua mostrarse justa conmigo. El flamen dialis y su esposa son seleccionados de entre un crculo muy reducido, pues tienen que cumplir unos criterios tradicionales muy estrictos. Ella tiene que ser virgen... Pero eso es imposible! intervino Dcimo con tono irnico. Los dos han de ser hijos de parejas casadas mediante confarreatio, esa ceremonia religiosa a la antigua que se lleva a cabo ante diez testigos, en presencia del pontfice mximo y de los otros flmines. Eso quiere decir que el flamen debe contraer matrimonio segn estos ritos y no puede divorciarse. Las posibilidades de que una pareja as se soporte son bastante remotas desde el principio y, si las cosas van mal, se ven atrapados de por vida. Adems, est la presin de las constantes apariciones en pblico los dos juntos, para llevar a cabo sus tareas oficiales... apunt. Bah!, en pblico no debe de ser tan difcil replic Julia Justa. Es en casa donde debe de aparecer esta tensin. Todos asentimos juiciosamente, fingiendo que reflexionbamos sobre el tema de los desacuerdos domsticos como si fuera algo ajeno a nuestra propia experiencia. Como si lo fuese! Y bien, qu problema hay con la pequea? pregunt el senador. Ninguno en absoluto, segn la familia respond. La nia, por su parte, le asegur a Helena que la amenazan con graves daos. Acudi a vernos con esa historia y confieso que no me la tom en serio. Debera haberle hecho ms preguntas. Si es verdad que est destinada a ser la siguiente vestal coment Julia Justa, su familia sera la primera que se vanagloriara de ello. Qu puede causar el conflicto? La pequea ve con gusto la perspectiva de que la seleccionen? Est exultante de alegra, parece. Yo apunt Helena sospecho ms bien que, como dira mi abuela, Gaya debe de estar muy contenta de tener la oportunidad de desligarse de sus parientes. Es cierto que esa familia resulta un grupo poco atractivo. Un puado de fsiles! Ya habamos insultado lo suficiente a los Lelios. Como ya habamos dado cuenta de la cena, Helena abandon la sala con su madre para ir a charlar de lo sucedido en el norte de frica con Justino y Claudia. El padre y yo ocupamos el estudio del senador, un rincn abigarrado y lleno de rollos que Dcimo haba empezado a leer y luego haba olvidado. Encendimos unas lmparas, despejamos de cojines el divn de lectura e intentamos fingir que haba espacio para reclinarnos con cierta elegancia. De hecho, aunque la casa de los Camilos era espaciosa, su dueo haba sido apartado a un rincn minsculo, como le gustaba comentar con abatimiento.

38

No obstante, haba suficiente espacio como para que un par de colegas en buena armona pudieran relajarse cuando no los viera nadie.

39

VII

Para convertir el encuentro en un simposio masculino, llevamos una botella de buen cristal de vino blanco decantado. La madre de Helena nos haba indicado que nos encargramos de la pequea; al parecer, los esclavos de expresin torva de su squito tenan demasiado trabajo pendiente. Nosotros nos habamos ufanado de nuestra condicin de expertos en cuidados infantiles. El senador coloc a Julia sobre una alfombra y le dej coger todo lo que tena a mano. Cuando se le permita jugar con adultos, la pequea no era ninguna molestia; esta vez se dedic a jugar con lo que encontr en la bandeja de los punzones del abuelo. Yo era un padre realista e intentaba prepararla para la vida. Con un ao y cuatro das de edad, no era demasiado pronto para que empezara a familiarizarse con la conducta de los hombres cuando se les deja solos con una buena garrafa de vino. Bien! Cuntame eso de que Eliano cantaba el antiguo himno de los hermanos arvales. Es hora de aadir unos cuantos detalles embellecedores a su registro social coment con sorna su padre. Parece que esta semana no oigo otra cosa que cuestiones relacionadas con cultos religiosos. Por lo que recuerdo, la hermandad de los arvales es la ms antigua de Roma. Creo que desciende directamente de nuestros antepasados agricultores, no? Y no celebraban la fertilidad de los campos con opparos banquetes? Si es as, parece que tu hijo ha hecho una buena eleccin. Dcimo sonri, aunque un tanto incmodo. Seguramente, prefera pensar que la decisin se deba a motivos ms sobrios. Y qu hay de la seleccin, senador? Es otro sorteo? No. Se realiza por eleccin cerrada entre los hermanos en servicio. Ah! De modo que Eliano tiene que infiltrarse entre los portadores de guirnaldas de espigas e impresionarlos con su carcter jovial, en concreto con su habilidad para adorar la buena prctica hortcola al tiempo que bebe por el amor de Roma, no es eso? Vi algunos problemas. Aulo Camilo Eliano era un par de aos ms joven que Helena, es decir, tena veinticuatro, quiz veinticinco ya. Tenan que haber nacido muy seguidos, lo cual apuntaba a un desconcertante perodo de pasin en el matrimonio de sus padres, cosa que prefera no contemplar. Eliano haba sobrevivido en puestos profesionales modestos en el ejrcito y en el cargo de gobernador civil en la Btica y estaba perfectamente dispuesto a presentarse a la eleccin aunque el proceso era caro, lo cual siempre causaba fricciones en la familia. La campaa tambin requera acercarse a los posibles votantes con sonrisa conciliadora y era aqu donde yo vea la dificultad; no era ste uno de sus talentos naturales. Eliano tena un carcter ligeramente grun, demasiado ensimismado, carente de la falsa calidez que pudiera congraciarlo con los viejos senadores malolientes a los que deba halagar. Su padre acabara por colocarlo en alguno de los escaos de la Curia pero, de momento, incluso poda considerarse una suerte que la fuga de su hermano con Claudia Rufina lo hubiera retrasado todo. Eliano an estaba por pulir. A falta de mejores prendas, no poda hacerle ningn dao que, cuando menos, se ganara la fama de hombre viril. Los mujeriegos consiguen puados de votos sin necesidad de sobornos. Todo es relativo. Como aprendiz en una calderera del Aventino, el joven grun habra resultado fino y elegante. Quiz no lo suficiente como para engaar a las chicas, pero s para convertirse en lder de los hombres.

40

Si no le importa coment mientras su padre y yo reflexionbamos saboreando el vino, hoy en da todo el mundo da por hecho que la votacin en la mayora de las elecciones sigue las lneas aprobadas por el emperador. En eso confibamos! reconoci Dcimo, en una de sus contadas alusiones a su amistad con Vespasiano. Entonces, qu hace hoy Eliano con esa caterva de cerriles? Dcimo lo explic con su habitual sequedad: Los hermanos arvales, segn hemos aprendido mientras nos dedicbamos sin descanso a imponernos a ellos, estn muy ocupados durante el mes de mayo. Celebran la eleccin anual del lder y llevan a cabo los rituales de su mxima deidad durante un perodo de cuatro das. Tengo la teora de que, despus de los primeros asaltos sin freno a la comida y a la bebida, se toman un descanso y luego, aplacados por un da de resaca, continan con ms cautela. Son hombres hechos y derechos! Cul es la deidad? La diosa Da, esa dama conocida tambin como Ops. La protectora de las cosechas desde el principio de los tiempos? Desde que Rmulo traz con el arado los lmites de la ciudad. Mir a Julia, pero la mujer estaba examinando las sandalias que llevaba con aire satisfecho. Se haba agarrado el grueso tobillo y levantaba los dedos de los pies con una expresin interesante que significaba que estaba pensando en comerse el pie. Decid dejar que aprendiera de sus investigaciones empricas. Dcimo continu su narracin: El primer da de los ritos tiene lugar en Roma en la casa del maestro de los arvales, el hermano mayor de ese ao. Al amanecer, ofrecen frutas, vino e incienso a la diosa, ungen la estatua, celebran un banquete formal en el cual se realizan nuevas ofrendas y los hermanos reciben regalos por su asistencia. Viaje y subsistencia, no? Buen grupo al que asociarse. Hoy, los ritos ms importantes contemplan la eleccin del siguiente maestro en el bosque sagrado de la diosa. Espero que ah est la clave para adivinar si Aulo ha tenido xito. Espero que el maestro recin elegido diga algo de quin va a ser ordenado bajo su mandato. Ojala tengas razn. Sera un gran golpe. Ser un hermano arval es uno de los honores que se conceden a lo ms granado de la sociedad. No exageraba. Los varones jvenes de la familia imperial, por ejemplo, podan esperar su incorporacin a la hermandad automticamente como supernumerarios. Es probable que nuestros actuales prncipes, Tito y Domiciano, ya se hayan afiliado. El nmero total de miembros acostumbra a ser de nueve. Las vacantes estn muy disputadas. Supongo que los Camilos iban demasiado lejos en sus aspiraciones cuando plantearon la candidatura de Eliano, pero ste no era el momento de criticarlos. Ligeramente afectado por el vino, incluso el senador pareca dispuesto a reconocer la verdadera situacin. No tenemos muchas posibilidades, Marco. Condenados advenedizos! Se ha realizado ya la votacin? pregunt con un deje de prudencia. No. El acto tiene lugar en el templo de la Concordia, en el Foro, y parece que se celebra aparte de las fiestas rituales. Fijamos la mirada en nuestras copas y reflexionamos sobre las desigualdades de la existencia. Fue en este punto cuando, contra toda esperanza, el joven del cual estbamos hablando apareci en la puerta del estudio. Traa muy arrugada su indumentaria blanca que haba llevado a la festividad y vena rojo como la grana. Probablemente estaba algo

41

bebido, pero su expresin no lo dejaba entrever. Eliano tena una constitucin ms bien recia y unos rasgos menos finos que su hermana y que su hermano menor. Un buen pedazo de varn romano, a su modo: atltico y dotado de buenos reflejos. Haba dejado que su hermana fuera la lectora de la familia, mientras que su hermano era el lingista. Tena los cabellos crespos, bastante ms largos de lo que le quedaba bien, unos ojos pardos y una tez algo cetrina, puesto que ltimamente pasaba demasiadas noches fuera de su casa con sus amigos. Habra envidiado su estilo de vida pero, a pesar de la plena libertad de que dispona, se vea claramente que no era feliz. S, aqu estoy! Aqu sigue Aulo, alegraos. El joven detestaba que su hermana viviera con un informante. Ahora que Helena y yo habamos hecho permanente nuestro vnculo, me encant bromear a su costa. Eliano se qued parado, sin acabar de entrar para unirse a nosotros y sin decidirse a largarse, furioso y ofendido. Su padre le exigi saber si haba alguna novedad acerca de la eleccin. No han contado conmigo. Eliano apenas se atrevi a pronunciar estas palabras. Dcimo pregunt quin haba salido elegido. Su hijo pronunci un nombre que no reconoc. Dcimo profiri una exclamacin de disgusto. Bueno, es un buen tipo consigui murmurar Eliano, con sorprendente afabilidad. Emit un murmullo de simpata. Helena lamentar mucho saberlo dije. Pero mi amada se dara cuenta de que aquello era una bofetada ms en su rostro por parte de un hermano que no hara nada bueno en la vida a menos que consiguiera pronto algn ttulo pblico. Sin embargo, le preocupaba algo ms que su fracaso con los arvales. Tanto su padre como yo dedicamos, un poco tarde, una mirada ms minuciosa a Eliano. ste pareca a punto de vomitar. Te has echado al coleto demasiadas copas, no? le pregunt. l movi la cabeza en claro gesto de negativa. A pesar de ello, agarr una esplndida vasija de cermica de una estantera donde formaba una coleccin de jarrones y la acerqu a l. Justo a tiempo. Era una vasija ateniense en la que apareca un muchacho con su tutor, un buen tema didctico para alguien que pareca haberse consentido demasiado a s mismo. El jarrn tena las proporciones adecuadas para hacer de jofaina y dispona de dos asas para agarrarlo. Era una antigedad esplndida. Cuando las nuseas cesaron, Eliano hizo un esfuerzo por disculparse. No te preocupes. A todos nos ha pasado. No estoy bebido. El padre lo acompa hasta el divn. Y todos hemos pronunciado tambin esta frase potica entre protestas y gemidos! Eliano se sumi en un pesado mutismo. Mientras Dcimo dejaba la vasija en el suelo y la empujaba hacia un rincn donde algn pobre esclavo la encontrara al da siguiente, su hijo permaneci sentado, con los hombros extraamente hundidos. La experiencia me deca que haba superado el riesgo de volver a echar las asaduras. Qu sucede, Aulo? Cuando respondi, lo hizo con voz entrecortada. Algo de lo que ests perfectamente al corriente, Marco Didio. Dcimo se movi bruscamente. Levant una ceja como indicando que debamos permitir que el muchacho se tomara su tiempo.

42

He encontrado algo continu Eliano. Levant la vista e insisti: He tropezado con algo horrible. Cerr los ojos y su expresin me hizo temer lo peor. En el siniestro negocio de informante, haba visto aquella expresin en ms gente de la necesaria. Ha habido algn accidente? pregunt, optimista. Eliano, sacando fuerzas de flaqueza, respondi todava nervioso. No es eso exactamente. He tropezado con un cadver. Pero, quienquiera que sea, est claro que no muri de accidente.

43

VIII

Muy bien, hijo, tmate el tiempo que necesites fue la decisin tomada por Dcimo. El senador fue a buscar una jarra de agua y un vaso. Eliano se enjuag la boca y escupi en el vaso. Con paciencia lo vaci en la pieza de cermica ateniense, lav el vaso, lo llen de agua fresca y se lo di a beber. Bien coment enrgicamente, tu padre me ha contado que te disponas a participar en el da principal de adoracin entre guirnaldas de espigas y manteles..., para hacerte notar en la causa del nuevo crecimiento del bosque sagrado de la hermandad arval. Fue all donde tuvo lugar, no? Eliano se irgui en su asiento y asinti. Continu el interrogatorio, enrgico como un comandante de la legin que escuchara los pormenores de una situacin de boca de un explorador: Y dnde est ese bosque? A cinco millas de la ciudad, en la Va Portuense. Eliano, como haba servido en el ejrcito y en el gobierno civil, poda proporcionar un informe fiable cuando quera. Estamos hablando de un crculo de rboles venerables, o de qu? No. Se parece ms a un foro. Tiene un circo, varios templos y un cesreo para los emperadores deificados. Qu moderno! Y yo, estpido de m, pensaba en un refugio rstico. El emperador Augusto actualiz los rituales. El culto ha decado en sus seguidores... Claro! Augusto intervino en todo. Y lo que hizo fue prepararme el escenario. Ha sido un da de adoracin, seguida de juegos y carreras. Entre miembros del pblico? S. Todos hombres? No. Ha terminado la juerga? La gente espera todava. La mayora de los hermanos han regresado a Roma para celebrar all otra fiesta en casa de su actual maestro. Eliano hizo una pausa. Bien, todos salvo uno de ellos. Capt el comentario pero dej que siguiera hablando. Yo he vuelto a casa pronto. Parte de los que han estado en los juegos siguen divirtindose todava en el bosque. Qu te ha echo venirte tan pronto? Uno de los hermanos explic Eliano con un suspiro me llev aparte y me advirti que no se me consideraba lo suficientemente preparado para llevar la carga de la eleccin para un culto tan exigente. Es evidente que el hombre me estaba diciendo que no soy lo bastante importante. Eliano baj la vista y su padre apret los labios. Me sent fatal. Intent mantener la cara risuea pero no dejaba de escuchar al muy condenado comentando en tono burln la buena impresin que haba causado y aadiendo que los hermanos esperaban sinceramente que encontrase otra manera de dar salida a mis supuestos talentos... No soportaba la mirada de la gente. S que debera haberme sobrepuesto... Hizo una breve pausa, se apoy en el codo y se cubri la boca con una mano. Los dedos a la vista mostraban unas uas mordisqueadas. Puse una mano en su hombro y, all donde el pulgar toc la piel bajo el borde de la tnica, la not fra. El joven se hallaba en estado de shock. Eliano continu en voz baja:

44

Tena mi caballo en el lindero del bosque, donde se haba instalado una lnea de control. Para volver hasta all tuve que pasar junto a un pabelln destinado al maestro, una gran tienda de campaa provisional. O que sala de ella un grupo de gente y me ocult rpidamente para evitar que me vieran. Tropec con uno de los cables que sujetaban la tienda y ca literalmente de bruces sobre un cuerpo. De nuevo, hizo una breve pausa. Supuse que el hombre estaba borracho, pero algo hizo que me sintiera inquieto. Sin saber por qu, el corazn se me desboc antes incluso de fijarme bien. La gente que haba odo salir se alej en otra direccin y volvi a quedar todo en calma. No haba nadie alrededor. Apenas poda creer lo que vea. Era horrible. El cuerpo yaca en un charco de sangre, con las ropas empapadas de un lquido rojo. Llevaba la cabeza cubierta con una tela no s de qu clase, igualmente empapada. Las heridas tenan un aspecto espantoso; sobre todo, la gran raja de parte a parte del cuello. El corte se lo haban infligido con un cuchillo ritual. El arma an permaneca al lado del degollado. Estaba muerto? pregunt Dcimo. Sin la menor duda. Lo conocas? pregunt. No, pero a su lado haba una guirnalda de flores con las cintas blancas arrancadas en la lucha, probablemente. El hombre era uno de los hermanos arvales. Bien, eso crea otra vacante! Tom aire y continu: Entonces, supongo que informaste de tu descubrimiento, no es eso? Una mueca ceuda se extendi por el rostro del joven. Oh, Aulo! gru el senador. Estaba muy perturbado, pap. No poda hacer nada por l. Era una escena espantosa. No haba rastro alguno del asesino; de lo contrario, te aseguro que habra hecho un esfuerzo por que cayera en mis manos. Una de mis preocupaciones era que, si apareca alguien y me encontraba a solas con el cuerpo, poda sospechar que lo haba matado yo. De inmediato, pregunt: Ese cadver, no sera del hombre que te comunic que no cumplas los requisitos para los arvales? Eliano me mir a los ojos, con los suyos abiertos como platos. Reflexion sobre el comentario y respondi: No, no, Falco. No se le pareca en nada, estoy seguro. Bien! Y qu hiciste entonces? Largarme de all enseguida. Correr en busca de mi caballo y volver a casa lo ms deprisa que he podido. Y venir a pedirnos consejo apunt. Para m, estaba claro que el joven Eliano esperaba olvidar todo aquel incidente. Est bien asinti con una mueca. Soy estpido... No del todo. Has informado de tu macabro hallazgo a tu padre, un senador, y a m. Es una conducta aceptable. Aceptable. ..., pero no suficiente. Me apret el cinto y estir la tnica por debajo de l. Tenemos dos opciones. O fingir que no sabemos nada del tema... o comportarnos como dignos ciudadanos. Eliano saba a qu me estaba refiriendo. Se puso en pie y se tambale ligeramente pero, probablemente, estaba en condiciones para el trabajo. O sea, tengo que volver all... No te vayas a creer que toda la diversin va a ser para ti repliqu con una sonrisa. Yo tambin quiero participar. No voy a quedarme aqu sentado con una garrafa entre las manos cuando puedo montar a caballo y darme una indigestin mientras me interno cinco millas en el campo... Para que, al final, alguien ms haya

45

descubierto el cuerpo degollado y nadie nos d las gracias por informar de ello por segunda vez. Me volv hacia su padre. Yo puedo ocuparme de esto. Pero a su seora le queda el trabajo difcil: explicarle a Helena y a su esposa por qu nos hemos marchado... Creo que podr distraerlas asinti Dcimo, y se puso de pie como un resorte. Se inclin y dej salir a mi hijita de detrs del divn, sujetndola por los bracitos regordetes mientras ella haca una orgullosa demostracin de que ya saba andar sola. Qu visin! Yo ya saba que poda sostenerse en pie. Era un nuevo truco. Haba olvidado por completo que aquello le pona al alcance nuevas atracciones y nuevos peligros. Frunc el entrecejo. Julia haba conseguido poner las manos en el tintero del senador; al parecer, haba hecho una demostracin en dos tonos, pues ahora tena el rostro, los brazos, las piernas y la linda tnica blanca, todo, cubierto de grandes manchas rojas y negras. Tena tinta en torno a la boca. Incluso tena tinta en los cabellos. Julia se agarr a su noble abuelo de forma que ste tuvo que alzarla y qued manchado inmediatamente de rojo y negro. Luego, percibiendo cierto peligro, los ojos se le llenaron de lgrimas y empez a sollozar, al principio en voz queda pero luego en un tono cada vez ms alto que atrajo a las mujeres de la casa, que acudieron corriendo a ver qu desgracia haba sucedido a la nia. Eliano y yo aprovechamos el incidente para dejar que el senador se enfrentara a l sin ms ayuda.

46

IX

An haba luz. Helena y yo habamos cenado pronto con sus padres con intencin de regresar a casa con la nia antes de que las calles se hicieran demasiado peligrosas. Sin embargo, cuando su hermano y yo salimos al galope de nuestros briosos corceles, ya empezaba a anochecer. El tiempo no estaba de nuestra parte. La Va Portuense se dirige hacia el nuevo puerto de Ostia, en la orilla norte del Tber. Tenamos que atajar por la ciudad para cruzar el ro por el puente Probo. Ancrites y yo empezamos nuestras inspecciones del Censo por aquel lado y tombamos muchas veces el trasbordador hasta las inmediaciones del Emporio, pero, a caballo, era de todo punto imposible usar esa va. Yo detestaba cabalgar, aunque advert que Eliano tena una buena silla y pareca cmodo espoleando a su montura. Podramos haber usado el carruaje del senador pero, en vista de la hora, lo que necesitbamos era ir deprisa. Tambin renunciamos a una escolta, que no hara sino atraer la atencin. bamos armados con nuestras espadas bajo la capa y tendramos que fiarnos de nuestra buena estrella. Al pasar junto a los Jardines del Csar, vimos ya la presencia de algunos tipos sospechosos. Pronto nos encontramos cabalgando junto a la casa de las fieras donde, seis meses antes, haba empezado mi ascenso social como investigador de los fraudes al Censo que se cometan entre los suministradores del circo. El establecimiento estaba cerrado y en silencio, pues no se oa el eco del bullicio de los gladiadores tras la colacin nocturna ni el inesperado rugido de un len. Ya en el campo, nos cruzamos con un par de viajeros que haban calculado mal el tiempo y llegaban tarde de la costa. Cuando llegaran a la ciudad tendran que quedarse en el Trastvere, ese barrio que los conocedores de la ciudad evitan y en el cual los forasteros suelen terminar vctimas de un atraco o de algo peor. Ms tarde, nos topamos con algn que otro miembro de la plebe adornado con espigas, seal inequvoca de que haba estado en los juegos del bosque sagrado. Eliano supona que la mayora de la gente se haba marchado mucho ms temprano o se quedara hasta el amanecer. Esto ltimo pareca lo recomendable. Mientras cabalgbamos, me cont los acontecimientos ms sealados del da como mejor supo: los sacrificios de primera hora de la maana a cargo del maestro, la bsqueda ritual de espigas de los hermanos ante el templo de la diosa, el compartir el pan de laurel (fuera lo que fuese semejante cosa) y los nabos (por lo menos, los arvales no eran presuntuosos en la eleccin de sus guarniciones a base de verduras), y la uncin de la imagen de la diosa. Despus, despejado el templo y cerradas las puertas, los hermanos arvales se recogieron las tnicas y llevaron a cabo una danza tradicional a los sones de su antiguo himno (tan complejo y misterioso que deban servirse de tablillas de instrucciones para llevarlo a cabo). Despus lleg la eleccin de un nuevo maestro para el prximo ao, la distribucin de premios y de rosas y una tarde de juegos que presida el maestro arval revestido de la indumentaria de ceremonias. Para entonces, con buen apetito, los hermanos regresaban a Roma para cambiarse de ropa y seguir con nuevos banquetes nocturnos. En qu momento te llev aparte ese tipejo altanero de la guirnalda de espigas para criticar tus talentos? Durante un descanso de los juegos. De hecho, lo conoc en las letrinas. Muy oportuno. Oh, yo soy el refinado de la familia! S, tu vida est adquiriendo una elegancia notable. Me sonre de su agrio comentario, que tena un punto agudo tpico de todos los Camilos. Dime, pues, Aulo:

47

en ese momento habra un bullicio ensordecedor y un montn de gente deambulando por el complejo, verdad? S, es cierto. Eliano vio de inmediato a qu me refera. Y tambin haba fanfarrias y aplausos procedentes de los juegos. Un forcejeo detrs del pabelln habra pasado inadvertido. No hablamos ms hasta que llegamos al bosque sagrado. Haba apenas cuatro rboles. A lo largo de los siglos el bosque haba quedado reducido a un cortavientos ralo en torno al complejo. Los hermanos arvales no eran silvicultores expertos. Incluso la poda rutinaria de las ramas sagradas exiga complejas ceremonias religiosas; cada vez que por la descomposicin o por los rayos era necesario derribar algunos rboles y plantar otros, se realizaban grandes y solemnes sacrificios. Era algo inconveniente y haba tenido como resultado que los rboles que rodeaban el santuario mostrasen los troncos nudosos y retorcidos. Aunque adorara la fertilidad, la hermandad debera avergonzarse de su jardn botnico. Sus edificios, en cambio, eran un caso muy distinto. En decoracin y gusto, el estilo claro de los templos habra podido salir de cualquier manual clsico de arquitectura. Los trazos ms refinados y los detalles ms destacados eran los del Cesreo, la capilla dedicada a los emperadores deificados; triglifos y antefijas presentaban una sonrisa augusta en la parte superior. Pareca como si la familia imperial hubiera llenado el edificio con dinero imperial para asegurar que reciban suficientes honores. Muy astuto. Eliano me condujo directamente al pabelln del maestro. Se trataba de una lujosa tienda de campaa (un lejano recuerdo de las tiendas de pieles para diez hombres que utilizaban las legiones en lo que yo denominaba acampada) que se eriga una vez al ao en los das del festival. Aquella estructura, grande y bien cuidada, luca unos palos rematados en tridentes y unos tirantes engalanados. El techo estaba formado con lienzos cosidos del tamao de velas de barco para el transporte de grano; las paredes, recargadas, cerraban el recinto por todas partes y haba un porche sobre el cual colgaban las guirnaldas de espigas y de hojas de laurel. Ante la entrada acababan de encenderse varias antorchas, aunque en el interior no suceda nada. Cruc el porche y ech un vistazo al interior de la tienda. La temperatura aument considerablemente. La vaharada calurosa y hmeda que despeda me evoc directamente el ejrcito. All estaba el familiar olor sofocante de la hierba clida y pisada. Ya estaban encendidas algunas lmparas de aceite. Frente a la entrada haban instalado un trono porttil. Delante de l, unos finos lienzos cubran la mesa baja sobre la que slo quedaban migajas. En la pared del fondo de la tienda, detrs del trono, se apilaban los cojines. Atradas por la luz, las mariposas nocturnas y otros insectos de patas largas golpeaban la lona del techo. No haba nadie ms. Tom una antorcha y nos abrimos paso detrs de la tienda hasta que el roco nos empap las cintas de las botas. Eliano empezaba a mostrarse inquieto. Fuera lo que fuese lo que haba visto antes, no quera volver a verlo jams. Segn supimos luego, alguien lo haba obligado. Cuando doblamos el ngulo de la tienda y llegamos donde me haba dicho que encontrara el cadver, comprobamos que ste ya no estaba. Dej a Eliano a la entrada del pabelln mientras yo intentaba encontrar ayuda. Por fin, me enter de que el bosque sagrado no entraba en la jurisdiccin de ninguna autoridad. Todos los hermanos arvales haban regresado a Roma. Por extrao que parezca, nadie pareca saber nada del hombre que haba sido acuchillado de forma tan terrible bajo los tirantes de la tienda. Tena que haber una gran conmocin por la sbita muerte de uno de los doce hermanos, pero no vi seal alguna de consternacin. El asesinato se haba ocultado ignominiosamente.

48

Hice que Eliano volviera conmigo adonde haba estado el cuerpo. Yo no dudaba de su relato, aunque empezaba a temer que otros pudieran mostrarse escpticos. Puse una mano en la hierba; estaba muy hmeda. Mucho ms de lo que poda causar el roco de la noche. A la luz de la antorcha, no era visible ya ningn rastro de sangre. Sin embargo, en los alrededores del pabelln encontr una rociada de gotas de color rojizo. Quien hubiera limpiado el terreno no se haba percatado de ellas. El cuchillo cado junto al cuerpo tambin haba desaparecido. No pareca haber ms evidencias de ningn tipo. Eliano introdujo la mano bajo el extremo inferior de la tienda; al montar sta, la pared lateral haba quedado sujeta al suelo mediante estacas de madera, que ahora aparecan arrancadas. Sin embargo, era posible que el encargado hubiese olvidado clavarlas; probablemente, aquella parte de la lona de la tienda se enrollaba durante algunas horas del da para airear el interior. Con cierta dificultad, levantamos el faldn y observamos que los cojines que haba visto dentro estaban todos apilados all. Apartamos algunos y, cuando aproxim la antorcha, descubr que la hierba del interior del pabelln, bajo los cojines, estaba manchada con el rojo de la sangre. Me crees ahora? pregunt Eliano, que hablaba siempre a la defensiva. Oh, siempre te he credo! Quien ya ha limpiado el exterior no ha cado en la cuenta de que le quedaba por repasar el interior de la tienda. S. Si alguien est encubriendo un asesinato, tendr que ir a toda prisa. Imagino lo sucedido. Parece que la pelea empez dentro de la tienda. Buen lugar para emboscarse alguien; el asesino pudo actuar con discrecin. Al primer asalto, la vctima quiz cay contra la pared de la tienda y, como sta no estaba bien sujeta con las estacas, la lona cedi bajo su peso. Caera con medio cuerpo fuera y medio cuerpo dentro y, probablemente, tratara de esconderse bajo la tienda, en un intento por escapar. Tras esto, me agach y pas por el hueco yo mismo. En la cara interior de la tienda haba ms manchas de sangre, alargadas como si hubieran arrastrado un cuerpo que no hubiera traspasado la tela. Podra haberlas dejado un hombre herido, al caer. El problema empez dentro. No s cmo, la vctima desesperada lleg al exterior pero, probablemente, tropez con los cables a causa del pnico y, al caer, fue rematado. Lo mataron ceremoniosamente, con el cuchillo de los sacrificios... Los dos torcimos el gesto. A continuacin, el asesino baj del todo la pared de la tienda y apil los cojines para ocultar la sangre del interior. Y por qu haba de molestarse en hacerlo? Para retrasar el descubrimiento del cadver. T mismo decas antes que oste aproximarse a alguien. Creo que eran esclavos que despejaban el interior. Puede que el asesino tambin los oyera llegar y tuviera tiempo para realizar unos retoques rpidos que dieran aspecto de normalidad a la escena. Me pregunt si el asesino habra salido por la puerta, cruzndose con los criados, o si se habra colado otra vez bajo el faldn de la tienda. En cualquiera de los casos, logr evitar el encuentro con Eliano por muy poco. El cadver continu podra haberse quedado detrs de la tienda y nadie lo habra descubierto. Exacto, Falco. Puede que no se descubriera hasta despus de levantado el pabelln. Y tal cosa no suceder hasta maana, por lo menos..., o incluso pasado maana, cuando termine formalmente el festival. Mientras pensaba en todo esto, Eliano recorri con la mirada la zona prxima al trono donde deba de haber empezado la agresin. De pronto, dio un respingo. Acababa

49

de ver algo brillante bajo los cojines. Apart los livianos almohadones en una zona ms apartada y recuper un objeto decorativo difcil de reconocer. Era un tubo plano con un extremo abierto y el otro cerrado y con forma curva. Como vaina, habra sido demasiado corta para espada y demasiado grande para pual, pero tena una forma inconfundible, corta y de hoja ancha. Los dos supimos de qu se trataba: un refinado soporte para el cuchillo de los sacrificios. Bien, alguien ha cometido sacrilegio exclam Eliano con sequedad. Est prohibido traer ninguna clase de arma al bosque sagrado.

50

Amaneca sobre el Arx. En la menos elevada de las siete colinas, se alzaba el templo de Juno Moneta, Juno la Previsora, Juno la Acuadora de Moneda, Juno la de los Buenos Consejos. Frente a su templo estaba M. Didio Falco, el ex informante, el procurador. Falco, que desempeaba debidamente las labores de su nuevo cargo... y buscaba una clusula que lo librara de l. El templo de Juno en el Arx conservaba los gansos, ahora bien alimentados, cuyos antepasados haban salvado en cierta ocasin a Roma de las hordas galas al ponerse a graznar cuando los perros guardianes an no haban lanzado sus primeros ladridos. (Poco y nada bueno deca esto a favor de los comandantes militares de la poca al no haber apostado centinelas.) Ahora, una vez al ao, los laceros recogan los perros callejeros para ser crucificados ritualmente en tanto los gansos contemplaban la escena desde una litera con cojines prpura. Tena que asegurarme de que se someta a los gansos a un tratamiento adecuado. Con los perros, en cambio, no tena la menor obligacin. Y, desde luego, nadie estaba obligado a corregir la incompetencia militar. Unos graznidos de aves llamaron mi atencin. Dos golondrinas giraban en el aire, perseguidas por un depredador. ste tena las alas anchas, una cola caracterstica y un vuelo que mezclaba breves instantes de impulso a ala batiente mezclados con otros de planeo y de exhibiciones de cambios de direccin en el aire. Era un gaviln. Aqul era el lugar de los augurios. El ncleo ms antiguo de Roma. Entre los dos picos quedaba la llamada Silla de Montar, que Rmulo haba sealado como refugio para fugitivos, determinando desde el primer momento que, pensaran lo que pensasen los austeros ancianos de las togas, Roma socorrera a los marginados sociales y a los delincuentes. En el segundo pico de la Ciudadela, se levantaba el templo nuevo a Jpiter ptimo Mximo, el mayor construido jams y, una vez terminado con todo el esplendor decorativo de estatuas y dorados, el ms esplndido del Imperio. Desde el Arx haba una esplndida vista del templo y, desde ste, se abra una esplndida panormica hacia el este, hasta el monte Albano, donde los augures buscaban la inspiracin de los dioses. All, sobre todo al amanecer, el hombre de espritu religioso poda convencerse de la proximidad de las principales divinidades. Yo no tena tal espritu. Haba acudido al lugar para ver los pollos sagrados. Junto al templo de Juno Moneta se extiende el augurculo. ste consiste en una plataforma consagrada que forma un emplazamiento prctico y permanente para los augurios. Yo siempre evitaba este conocimiento adivinatorio de tipo mstico, pero conoca a grandes trazos que un augur deba marcar con un bastn especialmente curvado la zona del cielo que se propona observar y, a continuacin, la zona del suelo desde la cual actuara y en la que instalaba su tienda de observacin. El augur se sentaba en su interior de medianoche al alba, mirando al sur o al este a travs de la compuerta abierta hasta que vea, segn l, un relmpago o el vuelo de un pjaro cargado de significado. A todo esto me preguntaba yo, y no por malicia, cmo poda ver las aves en la oscuridad si todava no haba amanecido. Aquel da no apareci ningn augur en el templo. Mejor as. Me asom al interior para saludar sin acordarme de que cualquier interrupcin anulara la vigilia de toda la noche. Los pollos sagrados cumplan un papel distinto al de los gansos pero, como se utilizaban para los augurios, tambin vivan en el Arx y por eso le haba parecido

51

conveniente a Vespasiano aadirlos a mi principal tarea. Encontr al cuidador de los pollos, una de las escasas personas all presentes. Llegas temprano, Falco. Se me ha hecho la noche interminable. Prefera mantenerme como un hombre misterioso y no di ninguna explicacin. Despus de una crisis suelo desvelarme y la cabeza me da vueltas, con lo que no cesa mi excitacin. Luego, puede ser que me adormile por fin al amanecer y me sienta fatal cuando me despierte ya tarde, o que me levante temprano y me sienta igualmente mal, pero con tiempo para hacer algo. En cualquier caso, Helena y yo habamos pasado la noche en la residencia de los Camilos despus de mi vuelta del bosque sagrado adonde haba ido con su hermano. No tena nimos para empezar el da cambiando cortesas con personas medio desconocidas en el desayuno. El guardin me mostr el gallinero. Est elevado sobre el suelo para evitar las alimaas. Unas puertas dobles con enrejado resguardan a las aves y las protegen de perros, comadrejas y de otros animales de presa. Veo que las mantienes limpias y bien guardadas. No quiero que mueran por mi culpa. Me gusta ser responsable con mi trabajo. Si quera ser pedante, ahora que era procurador encargado del cuidado de las aves me corresponda hacer preguntas como si moran demasiados pollos, pero no quise darle una excusa para relajarse. Suficiente agua? Haba estado en el ejrcito y saba ser irritante cuando el pueblo hace un trabajo perfectamente adecuado sin mi supervisin. Y mucha comida asinti el guardin con voz paciente (ya haba conocido a algunos como yo) . Excepto cuando me hacen el guio consabido. El guio? Bueno, ya sabes cmo funciona esto, Falco. Cuando el augur quiere ver los signos que le interesan, abrimos el corral y alimentamos a las aves con bolas hechas de una masa especial. Si se niegan a comer o a salir del corral, o si salen y echan a volar, es un mal augurio. Pero si comen con gana y esparcen migajas por todo el suelo, es seal de buena fortuna. Supongo que ests dicindome que antes de los augurios hacis pasar hambre a las gallinas, o me equivoco? Y me imagino que sabis hacer esas bolas de una masa que suelte migajas a porrillo aad. El guardin de las aves hizo un chasquido con la boca. Lejos de m hacer tal cosa! minti. Una de las razones de mi desprecio hacia el colegio de augures era que podan manipular los asuntos del Estado escogiendo cundo hacer favorables los auspicios. Personajes relevantes que sostenan opiniones que yo detestaba podan influir en asuntos importantes, o retrasarlos. No sugiero que se produjeran sobornos; simplemente, perversiones cotidianas de la democracia. La principal funcin de las aves sagradas era confirmar los buenos augurios para los temas militares. Los comandantes del ejrcito necesitaban su bendicin antes de abandonar Roma. De hecho, solan emplear gallinas romanas para consultar los augurios antes de la batalla, en lugar de confiar en aves locales que quiz no entendan lo que se quera de ellas. Siempre me ha gustado la historia del cnsul Clodio Pulcher, a quien auguraron infortunio en la batalla cuando estaba embarcado, dispuesto para luchar contra los cartagineses; el viejo demonio irascible arroj a las aves por la borda. Si no quieren comer, que beban! cit el guardin. A pesar de todo, Clodio perdi la batalla y toda su flota. Eso le ensea a uno a

52

respetar las aves sagradas. Dices esto por tu nuevo empleo, Falco? No. Tengo fama de ser bueno con las gallinas. Tom notas en una tablilla, para dar buena impresin. Mis instrucciones como procurador eran inconcretas, como de costumbre, pero decid preparar un informe aunque nadie me lo haba pedido. Esto siempre sorprende a los superiores. Mi plan consista en sugerir que la plataforma del gallinero se elevara una pulgada. Me diverta inventar una razn cientfica absurda para ello. (La experiencia apunta que desde tiempos del rey Numa Pompilio la longitud media de las patas de las comadrejas ha aumentado, por lo cual pueden llegar ms alto que cuando se determin la altura del gallinero de los pollos sagrados...) Terminado mi trabajo en esta seccin me fui en busca de los gansos sagrados, mis otros pupilos. Los animales se acercaron corriendo, graznando de un modo que me hizo pensar que los consejos de su cuidador eran los de un especialista, consejos que incluan advertencias de que, si se ponan desagradables, podan romperme el brazo. Difcilmente. Quiz los gansos de Juno haban aprendido que los humanos les traan comida. Cuando comprob su estado, me siguieron incansablemente. Decid volver junto a Helena, a quien haba dejado amamantando a la pequea en un lugar recogido y discreto. Una comitiva de almohadas de plumas con patas no realzaba, precisamente, mi dignidad. Helena esperaba en el augurculo, alta y majestuosa. A pesar de que ya llevaba cuatro aos con ella, su belleza segua helndome el aliento. Mi novia. Increble. Julia estaba ahora completamente despejada; la noche anterior, despus del bao y de la reprimenda por el episodio de la tinta, su abuelo y ella se quedaron dormidos juntos. Helena y yo nos habamos instalado en una alcoba desocupada y dejamos a su padre a cargo de la pequea. En la casa haba buen nmero de esclavos para ayudarlo si era necesario. Nosotros hicimos el amor de madrugada sin el riesgo de que apareciese junto a la cama una pequea espectadora ruidosa. Tiene ligeras manchas de tinta azul dijo Helena sonriendo. Mi padre y ella iban bastante bien tatuados. La rode con mis brazos, rebosante an de amorosa intimidad. Ya sabes cmo se blanquean las cosas en las lavanderas. Puede que alguien debiera mearse en ellas. Mi padre ya se te ha adelantado en gastar esa broma. De cara a oriente, tenamos los ojos entornados frente al plido sol matutino. A nuestra espalda quedaba el templo; a la izquierda, la vista se extenda por el Campo de Marte y por la cinta gris plateada de la superficie del ro; ms a la derecha, la amplia panormica de los augures hasta las lejanas colinas envueltas en niebla. No pareces muy feliz con tus gansos coment Helena. Estoy contento respond, y le acarici la nuca lascivamente. Me parece que te propones crear problemas. Ser el procurador ms eficiente que Roma haya tenido jams. A eso me refera yo, exactamente! No saben lo que han hecho nombrndote! Entonces, tiene que ser divertido. Me ech hacia atrs, le hice dar media vuelta y mirarme y sonre: Acaso quieres que sea respetable pero intil, como todos los dems? Helena Justina me devolvi una sonrisa maliciosa. Yo poda soportar hacerme piadoso, siempre que ella estuviera dispuesta a rescatarme de ese estado. La ciudad se desperezaba. Abajo, en el foro del mercado de ganado, omos las llamadas de los animales. Lleg a mi nariz un leve tufillo procedente de una curtidura

53

que deba de ofender tambin el refinado olfato de los dioses... o, al menos, de sus altivos y anticuados sacerdotes. Aquello me record al ex flamen dialis que se haba quejado de los ansarinos, lo cual me llev a pensar en su preocupada nietecilla. Qu piensas hacer con Gaya Laelia y su familia? Helena hizo una mueca ante la sugerencia de que era responsabilidad suya, pero enseguida plante una sugerencia: Invita a Maya a almorzar (en cualquier caso, yo an no la he visto) y pregntale acerca de esa recepcin real. Yo tambin debo presentarme en casa para el almuerzo? No es necesario. Helena saba que me mora de curiosidad por enterarme de lo que deca Maya. Y bien replic, qu te propones hacer respecto al cuerpo que Eliano encontr y ha desaparecido? No es problema mo. Ah, ya veo! Helena hizo ademn de aceptar mi respuesta (aunque yo debera haber sabido que no era as) y murmur en voz baja: Yo tampoco he aprobado en ningn momento que mi hermano se afiliase a la hermandad de los arvales. Ya entiendo que considerase que esto lo beneficiara a efectos sociales, pero el nombramiento era de por vida. Mi hermano quiz disfrute comiendo y bailando con coronas de espigas durante algunos aos, pero tambin puede ser muy serio y formal. No soportar todo eso indefinidamente. Ya sabes lo que pienso. Que todas las rdenes sacerdotales son grupos elitistas en los que patricios no electos y vitalicios ejercen el poder; s, s, sos que van todos vestidos con ropas chillonas por razones no mejores que la hechicera, sos llevan a cabo una manipulacin dudosa y clandestina del Estado. Qu cnica te has vuelto! No hago ms que citar tus propias palabras. Qu calamidad! No. Helena adopt una expresin glacial. T, Marco, eres un observador agudo de la verdad poltica aadi. A continuacin, cambi de argumento: En mi opinin, a menos que ya se conozca al asesino del hombre que encontr Eliano, mi hermano debera asumir, con tu ayuda tcnica, la tarea de descubrirlo. A qu viene ahora todo eso? Lo que pretendes es que Eliano informe al resto de los hermanos arvales y, en seal de gratitud, la asamblea escoja al querido Aulo para cubrir la vacante? Nada de eso replic Helena. Ya te dije que est mejor sin ellos. As pues, cuando esos presuntuosos le ofrezcan un puesto gratuitamente, mi hermano podr sentirse mucho mejor si exclama: No, gracias! y seguir su camino sin hacerles caso. Y a veces la gente sugera que era yo el impetuoso. As pues, investigars el asunto con l? insisti Helena. No tengo tiempo para llevar casos privados sin que me paguen. Helena, querida, estoy muy ocupado planteando recomendaciones para el cuidado de esos bichos que graznan y cloquean desesperadas. Qu le has sugerido a Aulo? Que vuelva al bosque sagrado esta maana y finja que est realizando una investigacin oficial. De modo que lo ests ayudando, a pesar de todo! Bien, lo que yo le haba dicho era que poda utilizar mi nombre como tapadera, si eso convenca a la gente para que se lo tomara en serio. Depende de l. Si quiere saber la verdad acerca de ese cadver misterioso, tiene mucho tiempo libre y buenos motivos para hacer indagaciones. Tendr que encontrar a

54

todos los esclavos que trabajaron ayer en el pabelln y hablar con los sacerdotes de varios templos; eso le llevar todo el da y demostrar si sus intenciones son serias. Apuesto a que no descubre nada. La experiencia aplacar su ardor y tal vez le obligue a desistir. Mi hermano es muy testarudo advirti Helena con voz apagada. Por lo que a m respecta, Eliano puede jugar con esta curiosidad tanto como quiera. Incluso puedo darle un par de indicaciones. Sin embargo, la rpida eliminacin del cuerpo y el secreto con el que se ha producido no auguran nada bueno. Si los hermanos arvales deciden silenciar el incidente en el momento en que yo mismo me siento vagamente vinculado a la religin del Estado, tengo que resignarme. Hace tiempo yo era un investigador intrpido y entrometido, pero el maldito estamento del poder me haba comprado a cambio de un puesto en el que apenas llevaba dos das. Qu puede hacer? insisti mi novia, tan terca como su hermano. Eliano debera presentarse en la casa del maestro arval cuando la hermandad se rena para el banquete de esta noche. Debera declarar lo que vio y dar a conocer su conocimiento del caso al mximo cargo de la hermandad, por lo menos, y a todo el grupo, si fuese posible. Mientras est all, debera mantener los ojos bien abiertos. Si advierte que falta algn hermano en concreto, puede deducir la identidad del cadver. Helena Justina se dio por satisfecha. De hecho, dio la impresin de creer que yo estaba ayudando a su hermano ms de lo que me haba propuesto. Qu maravilla, Marco. Por fin vas a tener un socio que colabore contigo mientras Justino est en Hispania... Se lo negu con un movimiento de cabeza, pero ella se ri de m. Antes de abandonar el Arx, compartimos por un instante la panormica de la ciudad. Aquello era Roma. Estbamos en casa otra vez. Si alguien ha odo comentar que un procurador vinculado al culto de Juno bes en cierta ocasin a una chica en el recinto sagrado del augurculo, no son ms que rumores que se esparcen con su habitual desprecio por la verdad. En cualquier caso, legado, esa chica era mi esposa.

55

XI

Maya se mostraba cautelosa como si quisiera dar visos de normalidad a la situacin. Rehuy el abrazo como si esto tuviera que parecer una demostracin de afecto innecesaria. Estaba plida pero vesta con su pulcritud habitual y llevaba sus rizos oscuros peinados hacia atrs, con la cara despejada. Iba ataviada con un vestido que yo saba que era su favorito. Era evidente su preocupacin por tranquilizarnos; desde luego, se notaba que haca un esfuerzo. Pero en sus labios se notaba mucha tensin. Vena acompaada de sus cuatro hijos y, cuando los llev a la habitacin de al lado para ensearles los ansarinos, los ojos de Maya siguieron a sus pequeos con un destello de sobreproteccin. Siempre bien educados, los nios se mostraban an ms callados que de costumbre; todos eran lo bastante inteligentes como para darse cuenta de que la muerte del padre tendra consecuencias drsticas y los mayores ya asuman en secreto la responsabilidad de sacar adelante a toda la familia tras aquella tragedia. Qu alboroto arman! dijo Anco, con seis aos cumplidos, mientras sostena cuidadosamente entre las manos a uno de los ansarinos. Luego levant la vista muy preocupado. Y qu se supone que debes hacer con ellos? Tengo que encontrarles otro sitio para vivir, Anco. Esta maana he llegado a un acuerdo para que ocupen la lavandera de Lenia, al otro lado de la calle. Pueden moverse por el patio y alimentarse en la callejuela de atrs. Pero no tendran que estar en el Arx? En este momento ya hay suficientes gansos all. De modo que puedes quedarte los que sobran? Privilegios de mi nuevo empleo. Anco tom nota del comentario con expresin grave, considerndolo un estmulo para su carrera. No parece buena idea tener rondando a esos gansos en un lugar donde se lava la ropa apunt Cloelia. Tiene mi sobrina siete u ocho aos y crea que tena miedo de los animales, pero no le cost nada habituarse a arrojarles su pienso y sus hojas machacadas de mastuerzo a mis pupilos. Era la ms prctica de mis sobrinas. La lavandera de Lenia nunca haba sido un lugar muy limpio, que digamos. Yo slo acuda all porque me caa a mano y porque Lenia finga hacerme buenos precios. La mujer esperaba que los gansos protegieran la lavandera de las malintencionadas maniobras de su marido, del cual se haba divorciado haca poco. Esmaracto, que no haba conseguido quitarle el negocio por vas legales, trataba ahora de expulsarla a la fuerza. Lenia no ha pensado en lo que van a ensuciar, de modo que no vamos a mencionrselo nosotros. Queris ayudarme a llevarlos a su nueva casa? Salimos todos en comitiva, cargando con los ansarinos, la cesta y el comedero del pienso. Esto proporcion a Helena y a Maya la oportunidad de hablar a solas. Nos gustara recuperar este recipiente le dije a Lenia. La lavandera se ech hacia atrs los cabellos pelirrojos, encendidos como el pelaje de un zorro, y gru: No veo el momento, Falco! Cuando los gansos hayan crecido, querr otro cazo ms grande para cocinarlos! No lo dice en serio, verdad? me susurr Anco al odo, inquieto. Yo, que conoca a Lenia, estaba seguro de que s lo hara. Claro que no, Anco. Las aves son sagradas. Lenia las cuidar con muchsima atencin.

56

Lenia solt una carcajada. Encontramos a Petronio a la entrada del local, en pleno descanso antes del almuerzo, y se autoinvit a acompaarnos, aportando un meln como cuota de inscripcin. Helena me dedic una mirada iracunda cuando vio a Petronio, pero me pareci que sera de gran ayuda para alegrar el nimo de Maya. La idea de Petronio para conseguirlo era dirigirle un guio y comentar con una sonrisa: Qu viuda reciente ms guapa! Parece una jovencita! Pues ya soy un poco mayor, Petronio! dijo Maya. Mi mirada sigui a Cloelia, que reparta unos cuencos de comida con poco garbo. Y eso no significa que puedas volverme loca con tus halagos. Acta con normalidad y basta! Uuuy! Ya pensaba que estaras harta de que la gente normal murmure: Y cmo conseguirs salir adelante?. Lo hars, no te preocupes. Mi hermana le dedic una mirada fulminante. Es cierto lo que he odo, que Arria Silvia y su hombre de los encurtidos se han marchado a vivir a Ostia? Petronio se mostr ms comedido de lo que yo esperaba cuando confirm aquel nuevo desastre en su vida. Al parecer, ese payaso gelatinoso calcula que en los embarcaderos hay un gran mercado para su repulsivo producto. Y, en efecto, Silvia se ha llevado a mis hijas. En el futuro, no espero ver a las nias ms de una vez al ao. Lo siento fue el breve comentario de Maya. Todos sabamos que Petronio echara en falta a sus hijas pero, por lo menos, estara all si lo necesitaban de verdad. En cambio, los hijos de mi hermana ya no podan decir lo mismo de su padre. Petronio, que se haba instalado en un banco, estir sus largas piernas delante de s y se reclin hacia atrs, cruz los brazos y respondi tranquilamente: ste es el nico propsito que me trae aqu: ofrecerme a alguien ms de quien sentir lstima. Maya, que consideraba a Petronio una sabandija an peor que yo, se tom bien el comentario, al menos para lo que era habitual en ella. Petronio y Falco: la eterna pareja que no tiene por qu ser diferente. Ahora, escuchadme los dos con atencin. El discurso oficial sobre mi marido expone lo siguiente: que era un intil cuya muerte es lo mejor que le poda haber sucedido; si quiero cualquier cosa, slo tengo que pedirla... aunque, por supuesto, esto significa no pedir nada que requiera tiempo o dinero, o que cause apuro; y lo ms importante, hay que decirme que todava soy joven y atractiva... Est bien, vale con medio atractiva, y que pronto aparecer alguien que ocupe el lugar de Famia. Petronio Longo sent sobre sus muslos a Rea, la silenciosa pequea de tres aos, y empez a llenarle el cuenco. Siempre haba sido un buen padre y Rea lo acept cariosa y agradecida. Ocupar el lugar de Famia es ser un intil, no? Qu ms? dijo Maya y se permiti a duras penas una media sonrisa. Ha transcurrido suficiente tiempo como para que te digamos que jams deberas haberte casado con l? No, Petronio. De acuerdo. Dejaremos esto para luego. No te preocupes; puedo vivir con ello. Es encantador lo dispuesta que est la gente a decirte que la persona que escogiste no mereca la pena. Como si no estuvieras ya preguntndote para qu es la vida y por qu te da la impresin de haber desperdiciado la mitad de ella. Todo, claro est, precedido de un: Lamento tener que decirte esto, Maya.... Qu consideracin!

57

Debes recordar coment Petronio con voz sombra, como si fuera un entendido que todo lo que hiciste entonces fue lo que queras, o lo que pareca que queras. Helena haba colocado varias fuentes sobre la mesa; en aquel momento, se uni a nosotros en torno a ella y adopt el mismo tono irnico de los dems. Estoy segura de que habr muchas almas piadosas que expondrn que tienes cuatro hijos maravillosos que sern tu consuelo, Maya. Y que te insistirn en que lo que debes hacer es dedicarte a ellos. Pero que tampoco deje de cuidarme! refunfu Maya. Por si sale algo. Con eso quieren decir: Por Juno, esperemos que Maya se entienda pronto con otro hombre, no sea que tengamos que ocuparnos de ella demasiado tiempo. Tus palabras me recuerdan horriblemente a las de Alia y Gala coment, refirindome a dos de nuestras hermanas mayores especialmente faltas de tacto. Y significa eso le pregunt con tono apagado que nuestra madre ha empezado a acosarte para que seas agradable con el pobre Ancrites? Esta vez fue Maya quien replic un poco alterada: Oh, no seas tan ridculo! Marco, querido, nuestra madre no hara nunca tal cosa. Ya me ha advertido que no baje mucho los ojos delante de l porque Ancrites es demasiado bueno para m... Fue en aquel momento cuando perdi su autocontrol y rompi a llorar. Helena se acerc para abrazarla, en tanto que Petronio y yo distraamos a los pequeos. Lanc una mirada colrica a mi ex socio y l se encogi de hombros sin inmutarse. Tal vez tena razn: a Maya le convena dejar pasar el tiempo. Quiz lo que me molestaba de Petronio era que lo hubiese logrado con torpes comentarios en aquellos breves momentos cuando yo, antes, haba fracasado en el intento. Finalmente Maya dej de llorar en el hombro de Helena y se enjug las lgrimas en su propia estola. Alarg la mano para asir a Cloelia y a Anco y carg con uno en cada brazo. Luego, me mir por encima de sus cabecitas. Ahora se apreciaba su tensin. As est mejor. Tengo que confesarte algo, Marco. Cuando me contaste lo sucedido, tuve un momento de clera y vert por el desage hasta la ltima gota de vino que tenamos en casa... Con esfuerzo, me dedic una lnguida sonrisa. Pero, hermano, si tienes alguna nfora que ofrecernos, me gustara beber un trago en la comida.

58

XII

Cuando todo el mundo termin de comer, quise abordar el tema de la visita de Maya a palacio para conocer a la fabulosa reina Berenice. Suger que los nios se llevaran a Nux a dar un paseo por la plaza de la Fuente. Los pequeos, obedientes, dejaron que los echramos fuera aunque, como se trataba de los descarados hijos de Maya, todos saban a qu vena aquello: Vmonos, los mayores quieren hablar de cosas que no debemos or. Haba atado una cuerda en torno al cuello de Nux y, cuando le entregu el extremo a Mario, el mayor de todos con sus nueve aos, ste me mir con inquietud: Esta perra tuya tiene tendencia a escaparse y a perderse? No, Mario. Nux no se perdera jams. La mimamos y la alimentamos demasiado como para que nos deje. La cuerda es por si t te pierdes; en ese caso, Nux te traer de vuelta sano y salvo. Estbamos en el rellano a la altura de la calle, donde su madre no poda ornos. Animado por la broma que acabbamos de compartir, Mario me tir de la manga inesperadamente y me confi lo que le haba tenido preocupado hasta aquel momento: To Marco, si ahora no tenemos dinero, crees que dejar de ir a la escuela? El pequeo quera ser maestro de retrica; por lo menos, eso era lo que haba decidido un par de aos atrs. Tanto poda alcanzar su sueo como terminar ordeando vacas. Hinqu la rodilla en el suelo y lo abrac con fuerza. Mario, te prometo que cuando haya que pagar la inscripcin para el prximo curso, no te faltar el dinero necesario. Acept mis palabras tranquilizadoras pero sigui mostrando cierta inquietud. Espero que no te haya importado que preguntase... No. Supongo que tu madre te habr dicho que no molestaras a tu to, no? El muchacho me dedic una tmida sonrisa. Bueno, no siempre hacemos lo que dice mam. Hoy, sus rdenes eran que no dejramos de comentar lo guapa que es la pequeita... y no quejarnos si to Marco insista en que tomramos algo de esa horrible vieja nfora de pescado encurtido que trajo de Hispania. .. Por eso t y Anco habis hecho esas muecas y os habis negado a probarlo? S, pero lo que s pensamos es que tu nia es ms bonita que la de la ta Junia. Vi con claridad que ahora Mario se consideraba en la obligacin de ser el hombre de la casa. Tendra que parar aquello, pues poda echarle a perder su infancia. Como mnimo, Maya necesitaba poner fin a sus preocupaciones econmicas, aunque ello significase forzar la colaboracin de nuestro padre. Volv a entrar y me sent junto a los dems con aire pensativo. Helena haba estado haciendo indagaciones sin esperarme. Escucha esto, Marco: el nombre de Cloelia consta entre los que entrarn en el sorteo para sumarse a las vrgenes vestales. Solt un juramento, ms por sorpresa que por tosquedad. Petronio aadi un comentario subido de tono. La responsabilidad no es ma declar Maya con un profundo suspiro. Famia present su candidatura antes de partir hacia frica. Pues nunca me habl de ello. De lo contrario, le habra dicho que era un idiota. Cuntos aos tiene la nia? Ocho respondi Maya con gesto cansado. Ese Famia! A m tampoco me dijo nada. Por lo menos, hasta que ya era demasiado tarde y Cloelia estaba convencida de

59

que era una idea maravillosa. Pues ahora est excluida nos dijo Petronio, acompaando sus palabras con un movimiento de cabeza. Yo tambin pas por eso con mis chicas; todas estaban locas por entrar hasta que tuve que insistir en que, como padre de tres hijas, poda eximirlas del sorteo. Es un sistema perverso se lament. Seis vrgenes vestales que sirven como tales durante treinta aos y cuyos puestos se renuevan mediante convocatorias y sorteos cada cinco aos como promedio. Esto llena Roma de chiquillas soadoras, todas ellas con el mismo deseo desesperado de ser las elegidas. Me pregunto por qu replic Helena secamente. Cmo van a pensar en otra cosa que no sea lo maravilloso que es trasladarse en carruaje, que los cnsules les cedan el paso, ocupar los mejores asientos en los teatros y ser veneradas por todo el Imperio? Y todo a cambio de unos cuantos trabajos livianos como transportar recipientes de agua y soplar el fuego sagrado... Petronio se volvi hacia Maya Famia tena la eximente de las tres nias... Lo s. Lo s refunfu Maya. Lo hizo porque era el colmo de la torpeza. Y ahora que el padre ha muerto, aunque la escogiesen, sera imposible que Cloelia ocupase el puesto. Las nuevas vestales deben tener a ambos padres vivos. sta es otra perturbadora consecuencia ms de la muerte de Famia que tendr que explicar a mis pequeas... No lo hagas intervino Helena con tono enrgico. Dselo al Colegio de Pontfices para que sean ellos quienes las retiren del sorteo. As, Cloelia pensar que el premio se lo ha llevado otra por azar. Y, creme, nunca ha habido la menor duda de que la afortunada sera otra murmur Maya, esta vez con tono irritado. Cuando se calm, nos cont lo sucedido: Mi maravilloso marido decidi que, si era realmente cierto que las plebeyas pueden ser elegidas como cualquier otra, nuestra hija mayor tena derecho a optar al honor de convertirse en vestal. No consult el tema conmigo, probablemente porque saba cul sera mi respuesta. Se supona que aquello, adems de ser un honor, proporcionaba un enorme respeto a la muchacha elegida durante los treinta aos que permaneca en el puesto, pero Maya no era de esas madres que entregan a una chiquilla sin formar, todava una nia, al control de una institucin. Su familia era respetuosa de Roma y de sus tradiciones, pero tambin haba aprendido a evitar planes poco realistas como dedicar la vida al servicio del Estado. As pues, ahora debo seguir fingiendo que es una gran idea. Tengo a Cloelia en permanente estado de hiperexcitacin y los dems estn secretamente celosos de que su hermana reciba tanta atencin. Nuestra madre est furiosa, Famia ni siquiera estaba en el pas para ayudarme a afrontar la situacin... Dej la frase a medias. Petronio musit, malicioso: Estoy seguro de que podemos dar por sentado que las pequeas son vrgenes cuando el pontfice las acepta, al principio, pero cmo puede nadie estar seguro de que las muchachas se mantienen castas? Tienen que someterse a la prueba ritual cada semana? Lucio Petronio! exclam Helena, y le sugiri: No tienes ningn trabajo pendiente para esta tarde? Petronio apoy el codo en la mesa con una sonrisa. Hablar de vrgenes es mucho ms interesante, Helena Justina. Me sorprendes. Pero hablamos de presuntas vrgenes, que no es lo mismo. Hablamos de una virgen de ms, en el caso de Cloelia, la hija de Maya. En esta

60

ocasin, Petronio estaba decidido a causar problemas. A m no me habra importado, pero era previsible que Helena me echara la culpa de lo que suceda. Entonces, cuntanos algo de esa voluptuosa Berenice intervine yo. sa no es en absoluto virgen, de eso podemos estar seguros. Ah! dijo Maya. Bien, desde luego es una mujer muy hermosa, si a una le gusta ese estilo. No dijo qu estilo era y, en esta ocasin, tanto Petronio como yo guardamos silencio. Si yo tuviera una cara de rasgos exticos y una pequea legin de peluqueros, no me importara que mi reputacin estuviese ligeramente empaada. No lo estara le asegur. De Berenice corre el rumor de que estuvo casada con su propio to. A ti nunca se te ocurrira hacerlo con los tos Fabio o Junio! Los dos hermanos de mi madre eran granjeros zoquetes de costumbres notoriamente extraas y, al igual que yo, Maya careca de paciencia para sus excentricidades. Supongo que si el to de la reina estuviera tan chiflado como los nuestros, deberamos sentir cierta simpata por l coment. En cualquier caso, la razn que me motiv a acudir a palacio fue que todas las chiquillas encantadoras cuyos nombres aparecan en la urna de la votacin para vestales y todas sus pacientes madres fuimos invitadas a una recepcin con la amiga del csar Tito. El encuentro fue concebido como una ocasin especial en la cual la poblacin femenina de Roma aceptara en su seno a la amiga del emperador asociado. De todos modos, imagino que siempre se amaa algo por parte de los encargados del sorteo, de forma que puede inspeccionarse a las pequeas y eliminarse a las que no dan el perfil. Naturalmente, decir tal cosa es una blasfemia dijo Helena con una sonrisa. Lmpiame la boca! exclam Maya. En cualquier caso, es evidente que una de las vestales estaba presente. Observando minuciosamente? No tanto. Era Constanza, una de las jvenes. Maya hizo una pausa, pero si haba estado pensando algn insulto, se reprimi para no soltarlo. En cualquier caso, por si alguien quiere hacer apuestas, las formalidades dejaron las cosas muy claras. Era tan condenadamente evidente cul ser el resultado, que el resto podramos habernos vuelto a casa de inmediato. Todas llegamos a la hora marcada y enseguida se formaron grupos espontneos segn la categora. Todas las madres fuimos presentadas a la distinguida anfitriona. Se puede calificar a la reina de mujer arrebatadora, pero a m me pareci un poco fra... Son nervios Helena fingi defender a la reina. Probablemente, teme que se le haga el vaco. Me pregunto por qu! Como si fuese por casualidad, la cosa es que termin rodeada en su estrado por las madres de rango patricio, mientras las dems nos quedbamos charlando entre nosotras. Y, al mismo tiempo, una muchachita haba sido seleccionada para ofrecer a la reina una guirnalda de rosas, lo cual significaba que la nia pas la mitad de la velada sentada en el regazo sedoso de Berenice mientras Constanza, la virgen vestal, ocupaba otro asiento contiguo. A las que procedamos de otros estamentos sociales menos afortunados nos sacudi una intuicin sbita y misteriosa respecto a qu nombre saldr cuando el pontfice extraiga una bola de la urna del sorteo. Y ese nombre no ser el de Gaya Laelia? pregunt Helena. Maya puso los ojos en blanco. Por los dioses, querida! No deja de asombrarme cmo t y mi hermano siempre estis en primera lnea de los rumores y chismorreos. Slo llevis tres das en la ciudad y ya lo sabis todo!

61

Es un don. Lo cierto es que, en efecto, conocimos a Gaya, esa pequea patricia encantadora y llena de autosuficiencia. La conocis a travs de tu familia? pregunt Maya a Helena. Es una de mis clientas repliqu yo con parsimoniosa lentitud. Maya y Petronio dieron un inesperado bufido. Parece ideal para el trabajo de vestal. Todos sus parientes estn especializados en ostentar cargos sacerdotales. La nia se ha educado en la casa de un flamen dialis. Bien, querido, todo eso ya lo s. La nia es perfecta para ese papel! se mof Maya con acritud. Y no quiero ser desconsiderada, Marco, pero para qu te necesita? Reconozco que eso me desconcierta. Tu hija lleg a hablar con Gaya Laelia? Me temo que s. Quiz me falten habilidades para escalar puestos en la sociedad, pero mi extraa nia ambiciosa va directamente a hacer amigos entre la gente importante. Cloelia no puede ser tuya dijo Helena. Famia debi de encontrarla bajo el arco de un puente. Hblanos de Gaya Laelia; pareca feliz de verse preferida por Berenice y la vestal? Maya hizo una pausa antes de responder. Bastante. Era una de las ms pequeas y despus de un largo rato en el regazo real me pareci que se aburra un poco. En cualquier caso, hubo un poco de revuelo. Pero la situacin se manej con bastante disimulo y la mayora de las presentes ni se enter. Qu clase de revuelo? pregunt. Cmo voy a saberlo? Dio la impresin de que la pequea deca alguna inconveniencia, como suelen hacer los nios. Berenice la mir sorprendida y Gaya fue retirada del regazo de la reina; su madre la agarr como si quisiera que se abriese la tierra y la tragase, pero todas las mujeres prximas continuaron rindose y fingiendo que no haba sucedido nada. Cuando volv a ver a Gaya, jugaba con mi Cloelia y las dos me dirigieron una mirada en la que poda leer la amenaza en caso de que las interrumpiera. Jugaban? insisti Helena. S, se pasaron ms de una hora transportando imaginarios cuencos de agua desde una de las fuentes. Qu opinas de Gaya? Demasiado bien educada. Demasiado exquisita y demasiado buen carcter. Demasiado bonita y agraciada. No lo digas: ya s que soy una refunfuona. Y eso nos encanta de ti asegur a mi hermana con afecto. Le expliqu cmo Gaya haba acudido a verme y lo que haba dicho de su familia. No s la verdad de todo este asunto, pero la chiquilla me pidi ayuda. Y qu piensas de la madre de Gaya? Si algn miembro de la familia tiene algo contra la nia, podra ser ella? Lo dudo contest Maya. Estaba orgullossima de su pequea. Slo hemos conocido a un to suyo intervino Helena. La madre est dominada por alguien? No lo parece. Por lo menos, cuando est fuera de casa en compaa de otras mujeres. Pero, en casa, quin sabe, no? Cloelia le cont a Gaya que tena un to que trabajaba como informante? No tengo la menor idea. Es muy probable que s. Y, por otra parte, supongo que no sabes si Gaya le cont a Cloelia algo de su familia... Helena, cuando Julia crezca un poco aprenders una cosa respondi Maya: yo

62

no era sino la acompaante que permita a mi hija relacionarse con gente de clase alta y soar que tambin ella era ridculamente importante. Yo contrat la litera que nos condujo al Palatino. Yo caus apuro al llevar un vestido demasiado brillante y bromear respecto a la ocasin en un tono que no cay bien en algn grupo. Salvo esto, mi presencia era superflua. No se me permita saber nada de lo que Cloelia comentaba con otras chicas cuando andaban juntas por su cuenta. Mi nico papel fue luego en casa, mojarle la frente y sostener la palangana, pues la excitacin le hizo pasar la noche vomitando. Eres una madre maravillosa le asegur Helena. Comntaselo alguna vez a mis hijos. Ya lo saben apunt. Pues Cloelia no pensar igual cuando tenga que darle la noticia de que no la escogern. Muchas madres tendrn el mismo problema por toda Roma le record Petronio. Todas, menos la mujer bizca, pagada de s misma, sa que pari a Gaya Laelia. La madre de la pequea haba ofendido profundamente a Maya, pero imagin que, en parte, la culpaba por el mero hecho de existir. Quiz no resulte tan sencillo. Decididamente, aqu se nos escapa algo. La nia vino aqu en busca de ayuda por alguna razn. Vino a verte porque tiene una imaginacin desbordada y muy poco sentido comn dijo Maya. Por no hablar de una familia que le permite hurtar la litera y deambular por media ciudad sin su obligada acompaante. Me da la impresin de que en este asunto hay algo ms dijo Helena tras unas reflexiones. Es intil. No podemos olvidarlo todo, sin ms. Marco, uno de los dos tendr que investigar esto a fondo. Sin embargo, tuvimos que dejar la conversacin en aquel punto debido a la conmocin que se produjo a la puerta de la calle cuando los nios llegaron un poco asustados. Los pequeos gimoteaban e incluso Mario estaba muy plido. Oh, to Marco, un perro muy grande ha saltado sobre Nux y no quera soltarla! El chiquillo se retorca todo apurado, pues saba qu se propona el animal pero no se atreva a decirlo. Eso es magnfico dije, radiante, mientras Nux se refugiaba bajo la mesa con un gesto entre tmido y avergonzado. Si al final tenemos una carnada de cachorros zarrapastrosos, Mario, sers el primero en escoger uno. Mientras mi hermana se estremeca de horror, Petronio murmur en un ronco aparte: Es muy acertado por tu parte, Maya. El padre de esas criaturas era veterinario de caballos y t debes permitir que tus queridos retoos desarrollen esa afinidad con los animales que han recibido en su herencia. Pero Maya haba decidido que tena que salvarlos de la mala influencia de Petronio y de la ma, de modo que dio un respingo y condujo a casa a toda su descendencia.

63

XIII

Bah! Vaya prdida de tiempo! Me haba permitido olvidar temporalmente que Camilo Eliano, no se saba cmo, haba perdido un cadver. Ascendi pesadamente los peldaos de nuestra escalera e irrumpi en el piso con el entrecejo fruncido. Ocult una sonrisa. Normalmente el joven hroe aristocrtico despreciaba todo lo relacionado con el papel de informador, pero haba cado de lleno en la vieja trampa: enfrentado a un enigma, se senta impulsado a investigarlo, y seguira hacindolo incluso cuando se sintiera agotado y furioso. Ya estaban ambas cosas en marcha. Por el Hades, Falco! Me has enviado a una misin absurda. Cuando preguntaba, todo el mundo me responda con suspicacia, la mayora se mostraba hosco y desagradable, algunos intentaron engaarme e incluso hubo uno que sali corriendo. Le habra ofrecido una copa, el tnico tradicional, pero aquel da habamos consumido toda mi reserva a la hora de comer. Cuando Helena le indic que tomara asiento en un triclinio, los ojos castaos de Eliano recorrieron la mesa con la mirada como si buscaran vagamente una jarra y una copa. Todos los instintos ms elementales estaban en marcha, aunque le faltaba el descaro suficiente como para pedir un trago abiertamente. Lo perseguiste? A quin? Al que sali huyendo. Te dir que casi con certeza sa era la persona con la que tenas que hablar. Camilo Eliano reflexion acerca del comentario. Por fin, entendi a qu me refera, cerr el puo y se golpe la frente. Bah! Tonteras, Falco! Lo reconoceras si volvieras a verlo? Era un muchacho. Los miembros de la hermandad tienen a varios jvenes como ayudantes y criados de sus banquetes. Se da la coincidencia de que estos jvenes reciben el apelativo de camilos. Slo son cuatro. Seguro que lo reconocera. Tendrs que participar en algn festn primero seal, tal vez innecesariamente. Eliano baj la cabeza hasta apoyar la frente en la mesa, se cubri el rostro y gimi desesperanzado. Otro da dijo. Ahora no puedo ms. Estoy exhausto y furioso. Qu lstima! murmur con una sonrisa, al tiempo que lo ayudaba a ponerse de pie tirando de l. Aquel hombre torpe y altivo se haba comportado abominablemente con Helena y conmigo. Ahora, me encantaba poder pagarle con la misma moneda. Porque si realmente quieres llegar a alguna parte, t y yo lo que tenemos que hacer es ponernos presentables y dar un paseo hasta la casa del maestro de la hermandad arval. Y debemos hacerlo ahora mismo, Aulo! Era el ltimo da del festival. Sera su ltima oportunidad. Mi joven aprendiz tuvo que aceptar el hecho de que su misin estaba determinada por unas limitaciones de tiempo. Como yo, era lo bastante astuto como para ver que, si queramos atajar la progresin del escurridizo supervisor de un culto que esconda algo, necesitbamos poner en accin todo nuestro ingenio y nuestras energas... y que debamos actuar deprisa. Su trabajo apenas se haba iniciado. Juegos de hombres me disculp ante Helena. Chicos! coment. Tened cuidado. Le di un beso. Hubo un momento de vacilacin por parte de su hermano, pero

64

demostr que estaba aprendiendo y se oblig a imitarme. Eliano supo encontrar la casa del maestro, en donde el primer da del festival asisti al banquete como observador. La mansin era una villa seorial que imitaba las de la costa, con su propia isla de tierras, situada cerca de la Va Tusculana. Una profusin de delfines de piedra daba al lugar una sensacin marina y un aspecto alegre carente de pretensiones, aunque en el centro urbano de Roma aquellas hileras de balcones abiertos en cada ala producan un efecto curioso y armnico. En la baha de Npoles, los propietarios podan dedicarse a pescar desde los porches de sus villas, pero su nostalgia por las vacaciones augustas, desaparecidas haca ya mucho tiempo, quedaba fuera de lugar. Nadie pesca en las alcantarillas de Roma. Por lo menos, nadie que conozca, como es mi caso, qu cosas flotan en el suministro de agua de la ciudad. Cuando llegamos, el gran nmero de palanquines era seal inequvoca de que la lite de miembros del colegio empezaba a reunirse para el banquete de aquella noche. Se notaba un bullicio especial y me pregunt si aquellos hombres coronados de espigas se saludaban con una animacin superior a la habitual porque tenan conocimiento de la muerte producida la noche anterior. Sin embargo, un hombre abandonaba el lugar. Alto, enjuto, anciano y arrogante, cuidaba de que su mirada no se cruzara en ningn momento con la de los dems. En torno a su venerable calva luca unas canas de cabello fino que el viento agitaba suavemente. El hombre se detuvo en lo alto de la escalinata de entrada como si esperase que algn lacayo le abriera paso. Cuando Eliano ascendi los peldaos con saltos atlticos, roz ligersimamente con la capa al viejo, que se encogi como si acabara de tocarlo un mendigo leproso. Eliano tom al hombre por un senador que quiz tena voto en la asamblea y se disculp, circunspecto. La nica respuesta fue un gruido de impaciencia. El hombre le result vagamente familiar. Quiz tena algn cargo honorfico, o puede que lo hubiera visto en los asientos del teatro. Jpiter saba de quin se trataba. Entramos con osada en el porche principal. Encontr un chambeln. Nuestros ademanes le sirvieron de advertencia: ramos un problema, pero demostramos ser lo bastante discretos como para convencerlo de que nos ayudase. Lo lamento, pero esto es muy urgente. Antes de que empiece la diversin, tenemos que ver al maestro por un asunto confidencial. Somos Didio Falco y Camilo Eliano. Y el asunto se refiere a un hecho desafortunado que se produjo ayer tarde. El chambeln respondi afable, inexpresivo y, sin duda, al corriente del escndalo acaecido en el bosque. Para incredulidad de mi acompaante, nos franque el paso al momento. Mala seal. El maestro deba de estar llevando aquel asunto con astucia. En un principio no fuimos recibidos por el maestro en persona, sino por su adjunto, un hombre pegajoso y coloradote, cubierto de verrugas, al cual, de haber sido un hombre comn en lugar de un noble de alcurnia, no habra comprado pescado fresco por temor a que me produjera alguna intoxicacin. Lo acompaaba el viceflamen, un tipejo plido y delgaducho con un goteo en la nariz que deba de ser la fuente principal de los resfriados veraniegos que se producan aquel mes en Roma. Los dos individuos nos recibieron con nerviosismo, explicaron quines eran y se extendieron en excusas y comentarios sobre su participacin en los oficios y en las ceremonias en el templo, puesto que el autntico maestro y los flmines haban tenido que acudir a otras obligaciones. De todos modos, se ahorraron explicaciones embarazosas dado que en ese momento sus superiores aparecieron en escena, vestidos con ropas de viaje. Me levant respetuosamente. Lo mismo hizo el hermano de Helena, a imitacin ma.

65

Camilo Eliano! El maestro se lav las manos en un aguamanil que sostena un esclavo; a continuacin, asinti con una sonrisa para demostrar que lo reconoca. Y t eres...? Didio Falco. Probablemente, era una convencin aceptarla por todos que, en compaa de tales personajes, uno mencionara la relacin que mantena con la religin. Sin embargo, no estaba dispuesto a reconocer mi condicin de guardin de los gansos . He trabajado para el emperador aad. Que adivinaran en qu. Estoy aqu como amigo de este joven. Eliano tuvo una experiencia bastante desagradable a ltimas horas de la tarde de ayer. Creemos que debe ponerle al tanto de ello formalmente, por si no estis al corriente de lo sucedido. Lamento haberos hecho esperar; tenamos algunos asuntos extraordinarios que tratar en el bosque sagrado. El maestro era un hombre de vientre abultado que ya deba de ser enorme mucho antes de ocupar el cargo en un puesto que acarreaba la continua participacin en banquetes. El flamen sacrificial del culto, que le segua a dos pasos, era bajo de estatura y estrecho de cintura, pero haca denotar su presencia con una risa estridente en momentos inoportunos. Un rito de purificacin? pregunt sin alzar la voz. El eficiente chambeln deba de haber avisado al cabeza de familia de lo que habamos manifestado que buscbamos. Exacto. El bosque ha quedado contaminado por la presencia de un arma. Pero ya se han ofrecido las debidas reparaciones con solemnes suovetauriliae. Como es sabido, este magno acto de expiacin consiste en el sacrificio de un cerdo, un carnero y un toro juntos. Tres animales perfectos, cazados a lazo y degollados al da siguiente. Sera tratado con la misma diligencia un cadver humano ensangrentado? En aquel culto, s. Los tres funcionarios haban encontrado asiento. Las espigas de los tocados asentan suavemente a la luz de una hilera de lmparas de aceite suspendidas. Unas sombras cruzaron sus rostros. Los tres hombres estaban acostumbrados a aquel efecto. Eliano, que esperaba unirse a ellos, deba de haberse preparado para aceptar esta visin. Yo consegu contener la sonrisa. Por muy poco. Bueno, joven, cuntame qu te sucedi propuso el maestro con tal condescendencia que me castaetearon los dientes. En aquel momento estaba cambindose de ropa para cubrirse con un vaporoso vestido de noche blanco, como el que ya llevaban los dems. Sobre uno de los hombros haba colocado un chaleco doblado. El banquete se estaba retrasando. Ayudado todava por el discreto esclavo, se visti a toda prisa. Notamos que aumentaba la tensin a cada momento. Por supuesto, nadie quera que el cocinero arval empezara a lamentarse de que se le quemaba el asado. Eliano exhibi su gesto ceudo menos atractivo y dijo bruscamente: Tropec con un cadver detrs de tu tienda, seor. Ah! El hombretn no dio muestras de la menor sorpresa; apenas dej entrever una leve preocupacin. Ya ataviado para el festn, hizo una indicacin al esclavo para que nos dejara. Debe de haber sido una experiencia terrible. Vosotros visteis el cuerpo? intervine. Yo, s. El hombre no hizo ningn intento de disimular. Normalmente, en mi trabajo, uno encuentra resistencias y negativas rotundas a colaborar, pero sta tambin era una escena familiar. Estaba seguro de que era mucho peor. Tratar con franqueza absoluta es como caer en un silo de grano. Uno puede asfixiarse en un instante. Posteriormente el cadver desapareci. Perturbado todava, Eliano habl en tono

66

demasiado spero. Si le permita continuar por aquel camino, perderamos la poca iniciativa en la conversacin que an conservbamos. El maestro nos mir de hito en hito. La suya fue una discreta exhibicin de suave reproche. Ah, querido! Veo que sospechas de maniobras oscuras... Not que se me encendan las mejillas. Era como si hablramos de que faltaban de la caja unos cuantos denarios extraviados, en lugar de referirnos a un hombre que estaba honrando la antigua religin oficial cuando haba muerto acuchillado en una de las tiendas. Habis procedido a limpiar el lugar de los hechos? Formul la pregunta sin dar muestras de demasiada desaprobacin. Estaba ante personas inteligentes que se daban cuenta de que yo conoca su deseo de que el secreto se mantuviera en el crculo de practicantes del culto. El maestro ahond de inmediato la mueca de profunda lamentacin que ya mostraba. Me temo que s. Al fin y al cabo, era la noche principal de nuestra fiesta anual y esperbamos evitar el pnico entre el personal asistente y entre el pblico que estaba de visita para los juegos sagrados. El bosque de la diosa tambin haba sido contaminado, de modo que hubo conversaciones respecto a cmo volver a consagrarlo lo antes posible... Bien, ste es un asunto de lo ms molesto, pero no existe ningn secreto inconveniente. Te agradezco que acudas a nosotros con tus preocupaciones. Permteme explicar qu ha sucedido, hasta donde nosotros sabemos... El muerto era uno de los hermanos? pregunt. Por desgracia, s. Not que no haca el menor ademn de decir el nombre. Un triste accidente domstico. La mujer responsable fue descubierta vagando por el bosque inmediatamente despus, cubierta de sangre y llorando muy abatida, totalmente trastornada. Lo has llamado un accidente domstico; quiere eso decir que esa mujer es pariente de la vctima? Tristemente, as es. No es verdad, Falco, que los asesinatos se cometen, en la mayora de los casos, por miembros de la propia familia? Asent. Normalmente, las esposas matan a sus maridos. Viste a la mujer con tus propios ojos? Por primera vez, el hombre dio la impresin de sentirse abrumado por el terrible suceso. S. S que la vi. Permaneci callado un instante y luego aadi: Una vez que la mujer se tranquiliz, su rostro adquiri una expresin de satisfaccin. Yo le habl con suavidad y ella admiti que lo haba hecho. Y pudo dar alguna explicacin racional al crimen? No. Sera difcil coment con sequedad. Estas cosas suceden a veces. Se produjo de forma muy inesperada; de lo contrario, podran haberse evitado tan terribles consecuencias. Ese miembro de nuestra hermandad, segn se ha sabido ahora, llevaba tiempo perturbado por los accesos de locura de la mujer, pero intentaba protegerla ocultndolos. Hay gente que acta as, sabes? Respond con una mueca de asentimiento. He hecho ms investigaciones y he llegado a la conclusin de que sa es toda la verdad. La mujer se trastorn. Lo que quiz no averigemos nunca es si se debi a una gran presin que ya no podemos descubrir o a una desdichada enfermedad mental. Se emprender alguna accin oficial?

67

No, Falco. He consultado al emperador hoy mismo, pero no se sacara nada llevando el caso a los tribunales. No hara sino aumentar la pena y el dolor de todos los afectados. No nos queda otra cosa por hacer que lavar el cuerpo y entregrselo reverentemente a sus familiares y que stos se ocupen del entierro. La pobre mujer ha sido puesta bajo la tutela de su familia ms cercana, con la promesa de que ser atendida y vigilada constantemente. Al or esta perorata, los dos funcionarios ayudantes que nos haban recibido a la llegada se revolvieron ligeramente en sus asientos. Ellos y el maestro intercambiaron unas miradas y el vicemaestro dijo a su superior: Cuando llegaste estbamos tratando los detalles. Bien, bien... Intu que el dilogo se refera a mucho ms de lo que las palabras en s dejaban traslucir. Se trataba acaso de una advertencia de algn tipo? El maestro me miraba como si esperase a ver si insista en el tema. Decid no hacerlo. Por supuesto, no habr publicidad, verdad? Asinti en silencio. Cmo se llamaba el hermano que muri? intervino Eliano. El maestro le mir con una mirada colrica bajo el entrecejo fruncido. Me temo que no puedo decirlo. Se ha decidido no decirlo. Habl con voz grave y su tono dio a entender que la decisin estaba respaldada por Vespasiano tras la consulta que el maestro afirmaba haber realizado con l. No se facilitar el nombre de la familia implicada en esta tragedia terrible. Los otros tres hermanos se revolvieron en sus asientos. Ya no me quedaban dudas de que conocan toda la historia. Estaban extasiados con el modo en que su lder nos toreaba con la versin oficial. Cerr los labios y aspir profunda y lentamente por la nariz. En otra poca me habra hecho incmodo a fuerza de tanto insistir en que me facilitaran ms informacin, con lo que no habra llegado a ninguna parte. Cuando la clase dirigente cierra filas, su personal sabe bien cmo hacerlo. Eliano estaba impaciente por seguir con el tema, pero yo negu con la cabeza en un leve gesto para advertirle que no protestara. Joven dijo el maestro con tono comprensivo, me perturba mucho que te hayas visto involucrado en este triste episodio mientras asistas a nuestros ritos. Debe de haber sido un buen sobresalto. Hablar con tu padre, pero trasmtele ya mi sincero pesar. Y a ti, Didio Falco, gracias. Te agradezco de todo corazn tu ayuda y tu apoyo. Confa en nuestra discrecin dije, acompaando mis palabras con una sonrisa, que intent que no fuera sombra. El hombretn de la tnica no nos haba pedido que guardramos silencio; sin embargo, quedaba entendido que seramos considerados con la desgraciada familia afectada por el caso. Yo soy un agente imperial que goza de la confianza del emperador y Eliano, como bien sabes, tiene el mayor respeto por los hermanos arvales. Preguntar quin era el mximo candidato a la inesperada nueva vacante habra sido un craso error. Le hice un guio a Eliano y, tras dirigir un saludo general a los presentes, nos marchamos. Antes de abandonar la sala, omos el murmullo de una conversacin detrs de nosotros. El ayudante del maestro deca, casi como si no pudiera contenerse: Tuvimos una visita suya antes de que todo eso... Y, en ese momento, la puerta se cerr. Dirig la mirada al joven Camilo para observar cmo interpretaba nuestra entrevista. Al fin y al cabo, era el hermano de Helena. Le irritaba que nos hubiesen toreado y

68

burlado con una cortesa dura como el granito. En vista de la antipata que ya abrigaba dentro de s, pretenda culparme de la falta de resultados. Vi que apretaba los labios con disgusto. Bien, como dije al principio de la velada, Falco, vaya prdida de tiempo!

69

XIV

Dimos tres pasos. Entre la salida y nosotros, los hermanos pasaban en comitiva hacia el comedor del maestro. Nos detuvimos. A nuestra espalda, el maestro y sus acompaantes salieron de la sala que acabbamos de abandonar. El hombretn hizo una pausa y dio una palmada en el hombro a Eliano. Despus, excusndose de que el banquete iba a tener lugar en su domicilio privado, donde haba un nmero limitado de triclinios, dijo que no poda invitarnos. Los miembros ordinarios haban aminorado el paso, de modo que el maestro y otros dirigentes pudieron alcanzar la cabeza del grupo y abrir la marcha. Eliano y yo nos quedamos donde estbamos y vimos a los portadores de guirnaldas encaminarse en pleno hacia su ltimo gape formal de aquel festival. Aulo, tena entendido que el primer da se apretaron un poco para hacerte sitio como espectador, no es eso? Aj. Pero hoy el maestro insiste en que no hay lugar para ti. Ese comedor debe de haberse encogido. Ves conspiraciones por todas partes, Falco. No. Slo veo a un par de investigadores indeseables a los que se ha querido hacer que tragasen una sopa espesa de medias verdades. Probablemente, lo nico que haca el maestro era tapar un trgico incidente que, de convertirse en escndalo pblico, perjudicara a los involucrados. Yo senta simpata por la familia afectada pues, al fin y al cabo, la ma tambin tena problemas que prefera ocultar a los dems. Pero detestaba que me trataran con condescendencia. Los hermanos arvales pasaron ante nosotros a paso ligero, tropezando con los dobladillos de sus ropas blancas. Eran el orgullo de las filas patricias, de modo que la mitad de ellos estaban achispados e incluso haba algunos de rostro senil. Los cont en voz baja. Haba un par que sobraba, pero las guirnaldas destacaban sobre todo. All estaban los doce. No, once. Uno haba sido apualado por una esposa loca la noche anterior. Por lo menos, supona que se trataba de la esposa, aunque, al pensar ms en ello, el maestro no haba dicho nada concreto al respecto. (A esas alturas, todo cuanto proceda de l me haca desconfiar.) Con todas las salvedades. Dime, presunto novicio, suelen hacer todos el esfuerzo de asistir al banquete? No. Calculan reunir entre tres y nueve. Una vez, al trmino del reinado de Nern, se produjo un qurum absoluto del que todava se habla con asombro. Ese maestro habr contratado a un cocinero magnfico. Supongo que iban a abrir un debate sobre el emperador loco. Qu sorpresa! El grupo se amontonaba en los triclinios. Se oan murmullos de los que disputaban los mejores puestos y los gemidos de los ms ancianos que pugnaban por acomodar sus cuerpos hechos un lo entre los pliegues de sus tnicas. Imagin su impaciencia por escuchar detalles escabrosos del asesinato y por conocer qu efecto poda tener un escndalo as. Bien, Falco, es hora de irse. Eliano tena la concentracin de un mosquito. Aqu no tenemos nada que ver nosotros. Eso es lo que quieren que pienses. El maestro de tu admirada religin nos ha vuelto del revs. Ahora s cmo se siente un conejo cuando lo desuellan. Tropec con un lamentable incidente domstico, t no lo crees as?

70

S, claro. De modo que el maestro nos dijo la verdad. En parte... probablemente s. Me ha parecido un hombre absolutamente abierto y razonable. Un tipo encantador. Pero apuesto a que hace trampas a las damas. Cuatro jvenes aparecieron por una puerta lateral. Todos vestan tnicas blancas iguales y llevaban bandejas en las manos. Eliano, a punto de abandonar cualquier pretensin de camaradera conmigo, se volvi ligeramente. A pesar de su odio por m, cruz su mirada con la ma. Una vez ms, la curiosidad haba ganado la partida y, de pronto, volva a estar en el juego. Quin de los tres? pregunt. Seal al tercer muchacho. Me acerqu a l y lo agarr hasta que la bandeja salt por los aires; le inmovilic llevndole un brazo a la espalda y lo obligu a introducirse en una alcoba, detrs de una estatua. Eliano bloque la salida y confirm en voz alta que aqul era el joven que unas horas antes haba escapado corriendo cuando trat de hacerle unas preguntas en el bosque. Tena unos trece aos, unos cuantos granos en la cara y algn que otro pelo en la barba. Era un joven patn de pecho de pichn que crea que poda hacer lo que le viniera en gana y que tenamos que soportarlo todo. Eliano arrug la nariz. El uniforme blanco impoluto cubra un cuerpo que rehua el bao como es tpico en los adolescentes. Sultame! Tengo que cumplir con mis obligaciones en el banquete...! ste es el camilo de piernas ligeras? pregunt a Eliano. Por qu sali corriendo? Qu ocultaba? Que algo esconde, es evidente! Eliano se inclin sobre el muchacho y lo aplast contra la estatua. Algo malo, dira yo. Cmo te llamas, candidato a atleta? Avergualo t mismo. Yo no he hecho nada. Lo puedes demostrar? Ha habido un asesinato, listillo. Qu me dices a eso? Nada! Me devolvi una mirada torva e hizo como si no supiera nuda. El chico era arrogante, pero yo poda hacer valer mi condicin oficial. Sin embargo, estbamos en casa ajena; podamos ser descubiertos y expulsados en cualquier momento. Tena que actuar deprisa. Qu hacemos? le susurr a Eliano. Me gustara apretar en las empulgueras al chico, pero las ms prximas sern sin duda las del puesto de los vigiles y la cohorte de distrito que cubre este barrio no es mi preferida. Por qu van a disfrutar de todo este jolgorio? No, no; deja que los chicos de las esteras de esparto peinen las calles en busca de pirmanos. Supongo que ser mejor llevar a palacio a este pequeo pordiosero. Los pretorianos? No; son demasiado blandos. Cualquiera en Roma saba que la guardia pretoriana era cruel y sdica. Se lo entregar a Ancrites. El jefe de los espas? Eliano me segua el juego. Oh, Falco, ten un poco de compasin del chico! Desde luego, Ancrites es un bruto; no soporto sus mtodos, tan sucios. De todos modos es quien tiene mejor equipo. El chico no durar mucho en su cmara subterrnea de torturas. Mientras Eliano se estremeca dramticamente, el chico rompi a chillar de pnico. No he hecho nada! No he hecho nada! Ahora, de cualquier modo, haca demasiado ruido. Ech un vistazo a mi espalda pero, a pesar de los gritos, el personal de la casa estaba completamente absorto en servir el primer plato del banquete. Los hermanos arvales tambin armaron un buen alboroto

71

cuando se lanzaron sobre sus entremeses ceremoniales y, con la boca llena, intercambiaron chismorreos sobre los terribles sucesos de la noche anterior. Responde, pues, a mis preguntas, hijo. Ayer mataron a un hombre de forma muy desagradable. Qu viste en el bosque sagrado de la diosa Ceres? No lo vi muerto. Entonces, sabes quin era? Uno de los hermanos. Cuando llevan la ropa ceremonial puesta, todos se parecen. No conozco sus nombres. Viste el cadver? No. Lo encontr otra persona, uno de los sacerdotes del templo, creo. Hoy estaba de baja por enfermedad. Era cosa del propio clrigo o era una decisin del maestro?. Slo vi que los ayudantes del maestro retiraban el cuerpo tapado en unas parihuelas. Qu ms? pregunt Eliano sin alterarse. Sin preparacin alguna, haba adoptado el papel del investigador amistoso y comedido, reido con la brutalidad. Por m, no haba inconveniente. La vi a ella dijo el chico entre jadeos, volvindose agradecido hacia el interrogador ms comprensivo. A la mujer que lo hizo. La vi. De pronto, se mostr menos seguro de s y su aspecto encajaba ms con su edad. Era un chiquillo. Y adems estaba tremendamente asustado. Nos puedes hablar de ella? Los hombres que trasladaban el cuerpo no queran espectadores all. Yo tena una buena atalaya, pero me ordenaron que me fuera. Al alejarme, ella apareci ante m. Puedes describirla? El camilo era demasiado nio para empezar a tomar nota mentalmente de los atributos de las mujeres. El muchacho pareca desvalido. Qu ropa vesta? le suger. Ropa blanca. Y el cabello recogido. Blanca... pero la parte delantera del vestido estaba cubierta de sangre. As fue como supe que lo haba hecho ella. Por supuesto. Quedaras aterrorizado coment Eliano, comprensivo. Me encontraba bien se vanaglori, consolndose a posteriori. Probablemente, ni haba tenido tiempo para sentir miedo de verdad. Mantuve la presin sobre el tema: Era joven? Oh, no! Para un chico de su edad, el no ser joven poda abarcar a cualquiera que pasase de los veinticinco aos. Era una abuela de cabellos canosos? Oh, no! Una matrona, pues? Era de clase alta? Llevaba muchas joyas? No lo s. Slo me dio tiempo a mirarla. Tena una expresin furiosa. Y... Hizo una pausa. Y qu? pregunt Eliano, paciente con el chiquillo. Sostena un cuenco. El muchacho emple esta vez una voz ms grave. Aqulla pareca ser la fuente de su terror oculto. Sostena un cuenco de esta manera... Hizo una demostracin, imitando la accin de llevar una vasija apoyada en la cadera, con una mano en el borde ms alejado del cuerpo. Nosotros guardbamos silencio. El muchacho se debati, agitado. Estaba lleno de sangre. Como en un sacrificio del templo. Dioses benditos! Perplejo, Eliano puso una mano en el hombro del muchacho para sostenerlo de pie. Eliano nos haba dicho a su padre y a m que el muerto tena un gran tajo en la garganta. Ahora sabamos por qu. Me dirigi una mirada y exhal el

72

aliento con cuidado. Qu sucedi, pues? La mujer hizo algo horrible. El qu? Otras personas la haban visto. Las o que se acercaban a nosotros y cre que estaba a salvo. Pero...? Tal vez ella tambin oy que se acercaba gente. Rompi a llorar desconsoladamente. Dio la impresin de que empezaba a despertar de un sueo y, entonces, me vio. Despus sucedi algo extrao. En un altar, cuando cortan el cuello del animal y recogen la sangre, a veces emplean a un muchacho para que sostenga el cuenco ritual. La mujer dio la impresin de pensar que yo estaba all para eso. El camilo tom fuerzas para proseguir: Ah, ests aqu!, me dijo. Y, acto seguido, me entreg el recipiente que contena la sangre del muerto.

73

XV

Cruzamos el vestbulo en silencio y abandonamos la casa. Un recin llegado que se presentaba con retraso suba los peldaos de dos en dos y se top con nosotros. Era un senador con toga y, para mi sorpresa, lo reconoc. Rutilio Glico! Falco! Qu te trae por aqu? Yo podra preguntarte lo mismo, seora. El hombre hizo una pausa para recobrar el resuello. El deber... Bien, seguro que no perteneces a la hermandad. Si fueras uno de los arvales, esta noche iras adornado con guirnaldas de espigas. Por cierto, te presento a Camilo Eliano, hermano de aquel Justino al que conociste conmigo en frica. Glico se acord oportunamente de no exclamar: Ah, el que debera haberse casado con esa rica heredera hispnica que le birl su hermano!. He odo hablar mucho de ti coment. Fue un error, como de costumbre. Eliano pareca resentido. Apurado, Rutilio Glico se apresur a excusarse por estar all: Quiz no te lo haya dicho, Falco, pero soy sacerdote del culto de los emperadores deificados. En realidad, ocup el cargo despus de que Nern... Solt un silbido. Se trataba de un honor altsimo, con estrechas vinculaciones con el emperador, que conservara toda su vida y que luego hara grabar en su lpida con letras muy grandes. Incluso Eliano se oblig a parecer impresionado. En resumidas cuentas, que ests vinculado a los hermanos arvales, despus de todo. Slo en el grado en que no puedo evitarlo dijo Glico con un estremecimiento. En el fondo an segua siendo un italiano del norte de los pies a la cabeza. No los defiendo, Falco, pero en vista de su papel para rezar por la salud de la casa imperial, estoy invitado ipso facto a sus festivales. Una comida gratis nunca viene mal. He odo la teora de que la eleccin para ser el nuevo maestro depende, en realidad, ms de una impresin culinaria que de las cualidades religiosas del individuo. Me lo creo asinti Rutilio con una sonrisa. Veamos... Los dos vais a entrar al banquete? Estoy seguro de que podra arreglarlo... Me temo que no sera atinado. Aprovech la posibilidad de que perteneciera al crculo privado que estaba al corriente del asesinato cometido en el bosque y aad: Anoche, mi joven amigo Camilo tuvo la desgracia de descubrir un cadver en un charco de sangre. Quizs hayas odo algo del asunto. Nosotros estamos aqu, precisamente, realizando algunas indagaciones y haciendo torpes preguntas. Los hermanos arvales se muestran muy sensibles acerca del incidente; nuestras caras no encajaran en la fiesta. Rutilio mir a su alrededor como para asegurarse de que no nos oa nadie. S. Acabo de llegar de palacio; estbamos hablando de eso, precisamente. Por eso llego tarde. Normalmente, Tito y Domiciano Csar habran estado aqu... Una decisin poltica? Es un protocolo delicado asent, comprensivo. Si se quedan impasibles ante una tragedia que nadie puede evitar, tal actitud se toma como demostracin de sangre fra. Pero si este asesinato se convierte en un escndalo de los de las pginas sensacionalistas de la Gaceta Diaria, a los prncipes no les gustara ver sus nombres relacionados con el caso. Deja que adivine... Los chicos de prpura se han visto afectados por algn trastorno estomacal inexplicable y has venido a presentar sus sinceras disculpas?

74

Domiciano tiene el estmago revuelto, en efecto asinti Rutilio. Ya Tito lo han escogido inesperadamente para que asista al cumpleaos de una ta suya muy anciana. Ah, bueno! Eso significa que pasar una velada tranquila en los brazos de su extraordinaria Berenice. Estupendo para los dos! Falco, debo pasar dentro enseguida... Nos despedimos desendole una buena velada y abandonamos la casa, que ms pareca una quinta a orillas del mar. Al cabo de un rato, Eliano me pregunt qu opinaba de todo aquello. Resulta intrigante. Una mujer se vuelve loca y acuchilla a un pariente... pero disfraza el hecho como un sacrificio religioso. Hice una pausa. No puede haber sido asunto fcil. Matar a un hombre tuvo que ser difcil, incluso en pleno frenes, pero adems, despus de ese esfuerzo agotador, an tuvo que manipular el cadver para desangrarlo... Los dos pusimos sendas muecas de desagrado. Y ese asesinato, Falco, te parece que fue un mero acto de sbita locura, o crees que la vctima ya haba importunado a la mujer en anteriores ocasiones? Bueno, es probable que algo desencadenase el hecho. Pero no deba de ser nada relacionado con los juegos sagrados. Sin duda, fue algn incidente previo, porque el asunto estaba planificado de antemano. La mujer se haba vestido de sacerdotisa y haba acudido al bosque equipada con instrumentos rituales para el sacrificio. Crees que el hombre y ella acudieron juntos al lugar? Lo dudo. l se preguntara para qu eran todos los avos religiosos. En cualquier caso, una mujer de buena posicin no suele viajar fuera de Roma sin compaa. Y para llegar hasta el bosque, si no precis de acompaantes, al menos tuvo que utilizar algn medio de transporte. Para una mujer de buena posicin, un transporte discreto no es problema. La mitad de los escndalos en Roma confan en ello. As pues, era posible que la mujer se desplazara hasta el lugar de los juegos e increpara al hombre, enfrentndose a l con toda la intencin de acabar con su vida? No pudo haber circunstancias atenuantes, pero sabes una cosa, Falco? Esa homicida chiflada slo ha sido sentenciada a ser devuelta a la familia. Si hasta es probable que sea enviada a su casa en el mismo medio de transporte discreto que utiliz para llegar! Acaso se le permitir continuar su vida normal? Bien, el maestro dijo que iban a ocuparse de ella respond con sequedad. Si el hombre al que mat era su esposo, quiz lo nico que tengan que hacer sea asegurarse de que nunca vuelva a casarse. Aunque sin duda, si lo hace, alguien dar instrucciones al nuevo marido para que nunca vuelva la espalda a su mujer cuando est cortando carne ahumada. Ah! Maravilloso! Y ese viejo de modales rudos con el que nos cruzamos en casa del maestro era un pariente que acuda a los arvales para suplicarles que confirmaran la coartada? Muy probable. Bien, pues yo considero lamentable que se salgan con la suya. Como el hombre haba nacido en el crculo social superior, donde tales coartadas eran permisibles, me abstuve de comentarios. Qu ganaba dando publicidad a la tragedia de aquella mujer? Un juicio y una ejecucin no seran sino una desdicha ms para sus parientes, que podan recurrir a frmacos para tranquilizarla y a centinelas para mantenerla encerrada. Muchas familias del Aventino, perfectamente normales, tenan en casa a alguna ta abuela desquiciada a quien mantenan a buena distancia del hacha de

75

cortar lea. Anduve con Eliano hasta la casa del senador y me asegur de que no lo asaltaba ningn delincuente. Despus, recorr mi camino de vuelta a casa por el Aventino. Varias veces, durante el viaje en sombras, cre or unos pasos que me seguan, pero no vi a nadie. En Roma, por la noche, hay ruidos sospechosos de todas clases que pueden ponerle a uno nervioso, una vez empieza a dejar que se cuelen en su cabeza.

76

XVI

El da siguiente iba a ser el ltimo da del mes de mayo. Consult el calendario de festividades, una abominacin que, como concienzudo procurador, deba estudiar con regularidad. Aquella maana podra haber votado o haber sido jurado de algn proceso criminal si alguien me lo hubiera pedido. Pero nadie lo hizo y, as, dio la impresin de que el ltimo da del mes transcurra con suma placidez. Cualquiera puede ser un ciudadano responsable cuando la mayor parte del mundo cree que an sigue en el extranjero. Dej transcurrir el da. Ya de vuelta en casa, me sent cansado, muy cansado. Adems, estaba inquieto. El cargo de procurador de las aves sagradas marcaba mi existencia. Y el calendario sealaba que al da siguiente se celebraba un gran festival en honor de Juno Moneta. Mi puesto estaba all. Incluso asistir a ese acontecimiento sera una novedad para m, y mucho ms el hecho de servir de niera a una nidada de gansos que iban a realizar su inspida demostracin triunfal de cada ao sobre un puado de perros guardianes supuestamente culpables, unos pobres canes abandonados que seran atrapados y crucificados siguiendo el ritual. Aqulla no era la idea que yo tena de una suave evocacin histrica. Ahora, sin embargo, estaba en casa sin hacer nada, encargado de cuidar a la pequea Julia mientras Helena permaneca fuera de casa. Cuando, como si fuera un pomposo cabeza de familia que fiscalizara la vida social de su esposa, le reclam que me explicara dnde iba, se limit a mirarme con una expresin cndida que significaba que estaba ocultndome algo. Fuera lo que fuese, cogi a Nux como acompaante, suficientes panecillos para un buen desayuno, su punzn para escribir y sus tablillas de anotaciones privadas y varias esponjas; despus, vi que esconda mi mejor martillo bajo la capa y dud mucho que fuese a visitar a una amiga para hablar de bordados. Helena, compaera de mi corazn, es posible que me ocultes algo? No quieras saberlo, querido fue su respuesta. Disfruta del da libre. Su tono de voz al marcharse era carioso y resuelto, como el del granjero que acaba de llevar a su caballo favorito al matarife con una cebadera llena de pienso hasta los topes. Habra dedicado el tiempo a actividades propias de hombres el Foro, los baos, las tiendas, buscar a Petronio hasta encontrarlo en la taberna que hubiera escogido para comer aquel da. Tener a Julia a mi cuidado fue un estorbo, pero no olvid visitar el almacn de mi padre en la Saepta Julia para tratar de los problemas econmicos de Maya. Mi padre haba salido. Incluso Petronio se hizo invisible, aunque sus camaradas del puesto de guardia imaginaron que estaba trabajando. Parece demasiada diligencia por su parte coment. A todo el mundo le llega la madurez, Falco. Si eso es lo que acaba de sucederle a Lucio Petronio, necesitar a un cirujano que no se mueva de su lado. No; lo que ha pasado es que alguien acaba de mencionarle al odo la palabra lechuga... sin ninguna relacin con el amante de su esposa, por supuesto. Oh, no! Petronio se ha enfurecido? Es un tipo quisquilloso. Cargado an con la nia, me encamin al Foro de todos modos. A Julia le encantaba estar entre las multitudes. Cuanto ms ruines fuesen, ms mostraba su contento con sus medias palabras. Mi familia deca que, por lo menos, no haba dudas acerca de la paternidad de la chiquilla.

77

La casa de baos que frecuentaba quedaba detrs del templo de Cstor, as que me arriesgu a llegar hasta all. Glauco, el austero propietario, se reservaba el derecho de admisin con normas muy estrictas. Su establecimiento tena por norma ser un reducto para hombres serios, con ocupaciones importantes. A las mujeres no se las admita. Tampoco toleraba a los chicos guapitos ni a los pederastas que los rondaban. Hasta donde yo saba, nadie haba sido nunca lo bastante loco como para presentarse all con una nia de un ao. Dejamos atrs al portero porque lo tomamos absolutamente por sorpresa. El atrevimiento me condujo ms all del vestuario y me encontr en direccin al gimnasio cuando o a mi espalda la voz spera de Glauco, en una exhibicin de sarcasmo, hacia algn desgraciado que estaba entrenando con pesas; recul y decid dedicar cualquier otro da a mantenerme en forma. Me escabull por las termas lo ms deprisa que pude y luego vi en pleno trabajo al masajista, un bravucn gigantesco llegado de Tarso que tena unos poderes legendarios como quiromasajista. En aquel momento estaba ocupado en atender al padre de Helena Justina. Entr con Julia y tomamos asiento en el banco lateral donde esperaba turno (se supona que presa del pnico) el prximo cliente. El masajista dirigi una mirada airada a la pequea, pero se qued demasiado boquiabierto como para hacer comentario alguno. Con una sonrisa, inspeccion a Dcimo. Gracias por la cena de la otra noche. Veo que conseguiste limpiar la tinta a base de frotar... La nia ha progresado mucho desde que te fuiste. Deberas haberme puesto sobre aviso. Aprendi a sostenerse en pie en el barco. La primera vez que lo intent estaba junto a la borda, con el tiempo revuelto. Podra haberme ahorrado aos de problemas dejando que cayera por la borda... pero saba que era tu nieta favorita. Y tambin la nica. De modo que la agarraste in extremis, no es eso? Perder a Julia le habra partido el corazn realmente. Cuando la nia cogi agua, juntando las manos, y se dispuso a arrojarla sobre el enorme masajista sudoroso, volv a efectuar un rpido movimiento. El senador emiti un gorjeo, muy oportuno puesto que ya tena el rostro contrado en una mueca horrible bajo la andanada de golpes que reciba entre los hombros. Me convenc de que el masajista crea en el individualismo tribal y no en la democracia dirigida por el senado. Desde luego, estaba descargando su agresividad personal sobre el cuerpo de Camilo... Dcimo y yo intercambiamos secretos all, como viejos camaradas. Helena Justina te ha comentado algo acerca de una aventura en el terreno inmobiliario? Nadie me cuenta nada se lament su noble padre. No me dejan hacer otra cosa que tumbarme en uno de esos triclinios del comedor para que ste no se vea vaco. Qu quiere comprar? pregunt con inquietud. Una casa, podra ser. Quiz me permita aconsejarla, cuando tenga toda una serie de candidatas. Hizo una pausa mientras el hombre de Tarso intentaba, o eso me pareci a m, arrancarle el brazo por el hombro. Le dije a Aulo que fuera a verte hoy. Para hablarme otra vez de sus amigos de las guirnaldas? Crea que se haba tragado la historia esa de que el hombre que encontr muerto slo era la vctima infortunada de una esposa malhumorada... No te gustara saber quin era la pareja y qu impuls a la mujer a hacer lo que hizo?

78

S, claro. Anoche, cuando lo dej, Aulo pareca menos curioso. Fui yo quien le dijo que debera averiguarlo. Sonre rodeado de vapor. Nunca te he menospreciado como intrigante, senador! Y tiene que conocer los hechos para demostrar a los hermanos que guarda escrupuloso silencio sobre el tema... con el propsito de asegurarse votos, no? Por todos los dioses! Eso sera un chantaje! exclam Dcimo con fingida sorpresa. Estoy impaciente por asistir a tu fiesta la noche de las elecciones. En aquel momento entr Glauco. A la vista de mi hijita Julia, enrojeci de indignacin. La pequea agit ambos bracitos hacia l, muy contenta. Eh, Glauco! La nia quiere una sesin de pesas... Ya te advert acerca de esa perra tuya, Falco! Y ahora me vienes con stas...! Me puse en pie. Slo he trado a la nica nieta de tu ms distinguido cliente para que le eche un vistazo, Glauco... Nada de nios! Glauco me hundi el ndice en el pecho. Resultaba casi tan efectivo como una punta de lanza en el esternn. Es la ltima advertencia! Ya nos vamos y al decirlo, ya haba alcanzado el pasillo. Y es una nia, dices? dijo Glauco con asombro, tras echar una ojeada a Julia. No! Es un chico! se apresur a asegurarle Dcimo. Se llama Julio, verdad, Falco? Glauco se revolvi sobre s mismo. Nos conoca bien. Dio la impresin de que se dispona a comprobarlo. Apret a Julia contra mi pecho con gesto protector. La nia luch por liberarse con la fuerza de un Hrcules. Si alguien intenta mirar por debajo de la tnica de mi hijo, lo mato, Glauco. No hay nada ms que hablar. Probablemente dira lo mismo si se tratara de una hija, desde luego, aunque primero averiguara si el tipo era un ricachn, por si fuese un buen partido... Largo! rugi Glauco. Nos marchamos. Volv la cabeza un momento. Por cierto, Glauco, la prxima vez que permitas entrar a ese cerdo de Ancrites, pdele que te cuente cmo utiliz tu movimiento del truco del entrenador mientras estbamos de vacaciones. Aunque te batas en retirada, derrotado, procura colocar unas cuantas estacas en huecos disimulados para atrapar a tu enemigo. Fui a ver a Maya. La encontr con mi madre. Las dos haban salido a encargar la lpida funeraria de Famia. Por no s qu razn, para la visita al lapidario se haban envuelto en unos pesados velos que, en aquel momento, llevaban colgados en torno al cuello. Las dos estaban sentadas juntas en un par de butacas para mujeres, con las manos cruzadas en el regazo y con aspecto meditabundo. No se parecen demasiado en sus rasgos faciales; Maya ha salido a la familia de mi padre, igual que yo. Sin embargo, el porte erguido y la expresin ceuda indicaban su cercano parentesco. Alguien o algo las haba afectado a ambas de la misma manera. Qu ha sucedido? Si tiene que ver con el dinero, ya te lo he dicho: no te preocupes. S, se trata de dinero replic Maya secamente. Creo que Famia se olvid de pagar las cuotas de la funeraria.

79

Nunca se olvid de eso! coment mi madre. Lo que hizo fue beberse el dinero. Eso fue despus de que viniera a verme el propietario, que se encarg de advertirme, por mi propio bien, de los peligros de retrasarse en el pago. Cuidado con ese hombre murmur mi madre. Tu madre y yo hablbamos precisamente de hacer una visita social a mi encantadora amiga Cecilia Paeta, para quitarme el asunto de la cabeza. Tenis que salir respond con cautela. Tanto mi hermana como mi madre me observaban con un brillo especial en la mirada. Quizs era amigable, pero lo dudaba. Mi madre se pellizc los labios. Tena una manera de no decir nada que vala por tres rollos de retrica elocuente. No me vengas con misterios; quin es Cecilia y por qu la buscas? Cecilia es una altanera de cara de cangrejo dijo Maya, al tiempo que tiraba del velo que le rodeaba el cuello y lo apartaba a un lado. Es una de las mujeres que conoc en palacio la otra tarde. La madre de tu pequea Gaya, para ser precisa. Dej a la nia en manos de mi madre, que siempre se daba maa para mantenerla callada. Y a qu vena esa expedicin que preparabais? Somos entrometidas dijo mi madre con una risita conspiradora. Maya se mostr ms estirada y formal. No dejo de pensar en lo que dijisteis Helena y t respecto a que la nia tena miedo de su familia. Como Gaya y Cloelia se hicieron amigas, estuve charlando unos momentos con la madre. Era evidente que quera evitar todo contacto conmigo, pero eso es suficiente para m, que tengo fama de descarada. Puedo encargarme de investigar eso en tu nombre, Marco. Bien, gracias, pero creo que Helena tena intencin de visitarla. .. Helena est haciendo otra cosa. Ah! Ests al corriente de eso? Mereca la pena probar. He jurado guardar silencio dijo Maya y ense los dientes en una sonrisa picarona. He odo que Helena se ha enredado con Glauco y con Cota dijo mi madre con gesto adusto. Quines eran aqullos, por el Hades? Sus nombres evocaban a un par de poetas erticos de poca monta. En cualquier caso, Marco, es una suerte que hayas venido terci Maya recalcando las palabras. Te dejar compartir mi pequea aventura. No est lejos. Esos parientes de Gaya viven en el Aventino; fue una de las pocas cosas que la altiva madre se dign decirme. Como el abuelo fue flamen dialis y, al parecer, ostent el cargo durante muchos aos, la familia siempre ha hecho uso de la casa oficial llamada La Flaminia. Esa casa est en el Palatino? S. Es un lugar terriblemente aislado para que viva all una familia. All arriba todo son recintos de templos y alojamientos imperiales. Deben de haberlos vuelto locos fue la opinin de mi madre. Maya sonri: Cecilia Paeta me asegur que su marido y su hermana han vivido all desde la infancia. No recuerda otra casa. Segn parece, result muy doloroso que todo el mundo tuviera que levantar el campo y trasladarse de casa inesperadamente cuando la flaminia se fue para siempre. Hace poco que muri? sa es la impresin que tengo. En cualquier caso, ahora han ocupado una casa en

80

la parte de la colina que da a la Puerta de Ostia. Cecilia se quej de que estaba destartalada y dijo que no le complaca. Puse cara de tonto. Y Cecilia se alegrar de verte, Maya querida, si vas detrs de ella siguindole los pasos? Tendremos que preguntrselo a ella, no? replic mi hermana con una sonrisa. Mi madre y yo cruzamos una mirada, dispuestos a asentir a cualquier plan que hiciera que Maya actuara, al menos temporalmente, como sola hacer antes. Mi madre se hizo cargo de Julia y, en un abrir y cerrar de ojos, me encontr caminando por el Aventino acompaado de Maya y, tras unas cuantas vueltas para encontrar la direccin, dimos con la casa de la familia Laelia. No me sent impresionado. Maya y yo estuvimos de acuerdo enseguida en que, de haber sido compradores o inquilinos en perspectiva, nunca nos habramos fijado en aquella vivienda. Quin haba escogido aquel lugar? Haba sido el antiguo flamen, abrumado de pena por la reciente prdida de su esposa... o afligido slo por la prdida de posicin que representaba su muerte? Tal vez su hijo, el padre de Gaya? Intervino su yerno, el flamen pomonalis? Aceptando que su familia poda ser tan liberal como la ma, haba sido alguna de las mujeres? Su hija? Su nuera? No. Tena que ser cosa de un agente inmobiliario. Observ de nuevo la lbrega vivienda desde la calle, frunc el entrecejo y comprend que aquella era la idea que tena un vendedor respecto a cmo deba de ser la residencia de un alto sacerdote retirado. Un gran prtico gris que podra causar cierto hundimiento de la calle. Unas ventanas altas y estrechas y unos techos de poca calidad. Un par de altas vasijas a ambos lados del quicio de la puerta; las dos estaban vacas. Una propiedad sin caractersticas atractivas, situada en una zona poco atractiva, con vistas que apenas merecan la pena. El edificio, grande y fro, situado en el lado ms hmedo de la calle, deba de llevar ms de diez aos como oferta permanente en la lista del agente. Pocas personas con suficiente dinero para permitirse comprar un edificio como aqul tendran tan mal gusto como para quedrselo. Pero un flamen dialis que se vea fuera de su residencia oficial recin salido del funeral de su mujer, ingenuo y desesperado por encontrar otro alojamiento, debi de parecerle al agente un regalo de los dioses del Olimpo. Era el proverbial toque de gracia. Un cliente con prisas, sin la menor idea... y demasiado seguro de s mismo como para seguir los consejos de un autntico experto. Espero que ese hombre no est ah murmur Maya. Me parece, de todos modos, que me trae sin cuidado. Exacto. A juzgar por su actitud para con mis ansarinos, es lo que mi madre llamara un cesto viejo repulsivo. No tuvimos oportunidad de comprobar la teora. Cuando conseguimos convencer a uno de los porteros para que respondiera a nuestras llamadas, el hombre nos dijo que no haba nadie en casa. Nos hizo aguardar en el porche y accedi a entrar y hacer averiguaciones sobre nosotros, aunque me pregunt cmo lo hara, ya que nos haba asegurado que toda la familia haba salido a un funeral. Incluso el flamen dialis, como segua llamndolo el portero a pesar de que se haba retirado del cargo, asista a la ceremonia. Maya levant las cejas. El flamen dialis tiene prohibido ver un cadver, pero puede acudir a los funerales susurr, demostrando mis conocimientos arcanos, mientras permanecamos en el umbral de la vivienda, nerviosos como vendedores de chucheras de poco fiar que estuvieran a punto de ser mandados con viento fresco. Es una suerte que no est. No le habra gustado or que has hecho amistad con Cecilia.

81

Ni le gustara enterarse de que hoy hemos estado aqu intervino Maya, sin el menor esfuerzo por mantener la voz baja. Supongo que a Cecilia le echar un buen sermn por mezclarse con malas compaas, por alentar visitas indeseables y por permitir que la queridsima y especialsima chiquilla tenga relaciones con cualquier gente. Pues esa Cecilia parece buena persona, despus de todo. No lo creas, Marco Maya solt una risa nerviosa. Pero el flamen no sabr que es cosa de Cecilia el que yo haya acudido a buscarla. Me ests diciendo que la maltrata? No, no. Supongo que, para el flamen, su mundo es ley y sus opiniones son las nicas que est permitido expresar. Eso me recuerda a nuestra casa cuando padre viva all dije en son de broma. Maya y yo guardamos silencio y evocamos brevemente nuestra infancia. De modo que el flamen, probablemente, ser rudo, dominante y poco amistoso; pero hemos de creer que quiere muerta a Gaya, su preciosa pequea? Si aparece, se lo preguntar. Que hars qu? No tenemos nada que perder dijo Maya. Le dir que deseo preguntarle a Cecilia Paeta, de madre a madre, cul es el motivo de que su dulce pequea, la nueva querida amiguita de mi hija, sea tan infeliz y haya tomado una decisin tan curiosa como la de acudir a mi hermano, el informante, con tan ridcula historia. Despus de todo esto, al fin y al cabo, fue una suerte que el portero regresara para confirmar que no haba nadie en casa que pudiera hablar con nosotros. En esta ocasin lo acompaaban un par de refuerzos. Era evidente que tenan la intencin de convencernos de que nos marchsemos pacficamente. Me gustara decir que eso hicimos, pero all estaba Maya, hacindose de rogar e insistiendo en dejar un mensaje a Cecilia Paeta en que le comunicaba que haba pasado a visitarla. Mientras mi hermana segua acosando al portero, apareci una mujer en el atrio, bastante oscuro, que apenas alcanzbamos a divisar detrs del criado. La recin llegada pareca tener la edad adecuada para ser la madre de Gaya, de modo que pregunt a mi hermana: sa es tu amiga? Cuando Maya se volvi a mirar y neg con un movimiento de cabeza, la joven ya estaba rodeada por un grupo de mujeres que deban de ser sus ayudantes; al unsono, todas ellas desaparecieron de la vista otra vez. Pareca una extraa escena coreogrfica, como si las doncellas hubieran arrastrado con ellas a su seora y sta hubiera accedido a que se la llevaran. Quin es? pregunt Maya abiertamente. El portero, sin embargo, se mostr indeciso y fingi no haber visto a nadie... Cuando nos marchamos, aquella extraa visin qued grabada en mi recuerdo. La mujer tena un aire de ser miembro de la familia, no una esclava. Haba caminado hacia nosotros como si tuviera derecho a acercarse y hablarnos, pero daba la impresin de que permita que las doncellas la convencieran de no hacerlo. Bien, probablemente estaba dndole demasiadas vueltas al asunto. Maya me permiti acompaarla de regreso a casa y recoger a Julia. Cuando dejamos la vivienda de mi hermana, en la calle un grupo de chiquillas jugaban a ser las vrgenes vestales. Aqullas no eran nias malcriadas procedentes de una impecable residencia patricia. Las alborotadoras muchachitas del Aventino no slo tenan una jarra de agua robada que sostenan sobre la cabeza, sino que haban conseguido unas brasas y haban encendido un fuego sagrado en su pequeo hogar sagrado. Por desgracia, haban

82

decidido recrear el templo de Vesta muy cerca de una casa que luca unos balcones de madera muy atractivos, algunos de los cuales estaban en llamas en aquel momento. Como el fuego no estaba en el lado de la calle donde se encontraba Maya, continu caminando como si tal cosa. No me gusta meter en problemas a unas chiquillas. Y, en cualquier caso, el grupito me haba mirado como si estuviera dispuesto a machacarme la cabeza si intervena de algn modo. Al doblar la esquina, pas junto a un grupo de vigiles que olfateaba el aire para localizar el origen del humo. Imagin que haban tenido que soportar a un buen montn de pequeas pirmanas desde que se haba anunciado el sorteo de las vestales. Cuanto antes extrajera un nombre el pontfice mximo, mejor para todos.

83

XVII

La plaza de la Fuente estaba tranquila cuando Julia y yo regresamos a casa. Despus del almuerzo, los borrachos que ya no se tenan en pie se haban dejado caer en la acera de la calle, a la sombra hmeda y desagradable, entre hojas resecas de col. Los tontos del otro lado, cuando despertaran, tendran la frente, la nariz y las rodillas quemadas por el sol. Un gato maull, pero se mantuvo a prudente distancia de mis botas. Unas palomas desgarbadas picoteaban lo que los indigentes les haban dejado del pan chamuscado que Casio, el panadero de la zona, les haba repartido al cerrar su establecimiento hasta el da siguiente. Las moscas haban encontrado medio meln al que atormentar. A la puerta de la barbera haba unos taburetes vacos. Una ligera columna de humo negro colgaba sobre un extremo de la calle y la llenaba de un olor pestilente a aceite quemado. Unos humos con olor a azufre se alzaban de la trastienda de la lavandera. Pens en ir a ver cmo estaban los ansarinos, instalados ahora en el patio de la lavandera, pero Julia y yo estbamos cansados despus de medio da sin hacer nada en particular. Mis vecinos estaban disfrutando de su siesta habitual, que para la mayora de aquellos holgazanes se prolongaba todo el da. As pues, el hombre que caminaba por la calle delante de nosotros paseaba solo. Lo haba visto salir de la funeraria, repitiendo una direccin. No se me ocurre por qu le pedira informacin a los funerarios, dado el nmero de mausoleos familiares que terminan conteniendo urnas con las cenizas de otro por culpa de esos incompetentes. El tipo que me preceda tena una estatura media, largas patillas, brazos hirsutos y andares enrgicos; vesta una tnica oscura y calzaba unas botas bastante despellejadas, hasta las pantorrillas. Comprob el candado de la cestera como si se propusiera entrar y, a continuacin, subi a todo correr los peldaos hasta el apartamento de la primera planta donde yo viva. Quisiera lo que quisiese, no me senta de humor para tratar con desconocidos y me detuve a charlar con Lenia. La mujer estaba a la puerta de su local, en la parte de la calle de la que se haba apropiado para secar la ropa; la colada matutina se enredaba en varias cuerdas, agitada por una suave brisa, y Lenia, con expresin irritada y sin muchas energas, proceda a dar la vuelta a las prendas ms mojadas. Cuando me vio, dej de inmediato lo que estaba haciendo. Por los dioses, el ltimo da de mayo y ya no se puede uno mover de calor! Dime, Lenia; hace un rato ha subido a nuestra casa un mendigo y no dejo de preguntarme si ser alguien que quiere molestarme. Ha sido ahora mismo? me interrumpi Lenia. Porque antes ya vino buscndote otro indigente. Ah! Bien, por m pueden molestarse lo que quieran que yo voy a descansar un rato aqu abajo. Apoy la espalda en el prtico. Lenia cogi a Julia por ambas manos y ensay unos pasos con ella para ver si andaba. Julia agarr una toga que todava chorreaba con unas manos que eran ms gruesas y grandes de lo que yo haba advertido. Omos un grito procedente del piso. Quin era tu mendigo? pregunt a Lenia sin alterarme. Un tipo joven con una trama prpura en la tnica. Y el tuyo? Ni idea. El mo dijo que te conoca, Falco. Tiene el aspecto de que el desayuno le sienta mal cada maana?

84

A juzgar por lo que dices, se es el cara de asco, querido. El hermano de Helena. se nos trae sin cuidado. Parece que el hombre al que segu hasta su casa est de acuerdo. Los gritos continuaron. Helena no est arriba, que t sepas, verdad, Lenia? Lo dudo. Me pidi prestada una de las baeras. Piensa meterse en ella tan pronto llegue a casa. Sabes dnde fue con la baera? insist. Lenia se ech a rer. Del otro lado de la calle llegaron ms gritos. Tal vez habra cambiado de idea y habra intervenido, pero o que otro se ofreca a ayudar en el trabajo duro de la lavandera y me escond tras una sbana mojada. Era mi padre. Tan pronto oy alboroto, ech escaleras arriba para ver dnde estaba la diversin. Irrumpi intempestivamente y aadi su voz al gritero; despus, Lenia y yo lo vimos aparecer en el porche con Camilo Eliano. Entre ambos traan agarrado al hombre de las botas despellejadas. Lo traan medio a rastras, cada uno por un brazo, con las rodillas rozando el suelo. Como daban la impresin de saber lo que hacan, me limit a sonrer y dejar que la esforzada pareja continuara con lo suyo. Empezaron a bajarlo por la escalera en volandas, pero pronto advirtieron que sostenerlo durante todo el rato escaleras abajo resultaba demasiado engorroso. Al llegar a trompicones al nivel de la calle, lo soltaron. El tipo sali huyendo. Si hubiera venido hacia m, quizs habra podido levantar un pie y ponerle la zancadilla, pero la fortuna estaba de su parte y escap en direccin opuesta. Gui un ojo a Lenia y me acerqu a los hroes, que se felicitaban entre s por el modo en que haban evitado que intentaran robar en mi casa. Veo que decidisteis mostraros compasivos coment con sarcasmo al tiempo que los conduca otra vez al interior del edificio. Sois muy bondadosos dejndolo que se vaya de esa manera. Bien, lo hemos ahuyentado para hacerte un favor jade mi padre, que siempre se tomaba un tiempo para recuperar el aliento despus de un altercado. Aunque tal cosa no lo detena nunca, si vea algo estpido en que meterse. Jpiter sabe qu pensara ese tipo que poda llevarse de este lugar! Como subastador que era, mi padre viva rodeado de valiosos muebles y objetos diversos. Por ello, nuestra austera vivienda le resultaba incmoda e inquietante. Sin embargo, guardar nuestros objetos de valor en su almacn significaba que Helena y yo no tendramos que preocuparnos de que algn ladrn de manos largas del Aventino se las llevara. (Eso, dando por sentado que mi propio padre no metera la mano en nuestras cosas. Pero me vea obligado a comprobarlo regularmente.) No era ningn ladrn le correg sin cambiar el tono de voz. Y me tom por ti, Falco intervino Eliano con un eco de indignacin. Me complaci observar que tena una fuerte contusin en la mejilla. Se llev los dedos a la zona y la toc con cuidado. Los huesos seguan intactos; al menos, era lo ms probable. De forma que has parado un golpe que iba contra m! Gracias, Aulo. Es estupendo que hayas podido ocuparte de todo. Entonces, quin es? quiso saber mi padre, cuya curiosidad era famosa. Tu nuevo socio? No. ste es su hermano, Camilo Eliano, la prxima estrella fulgurante del Senado. Mi socio, muy sensatamente, se ha marchado a Hispania. Eso debera hacer ms fcil combinar vuestra experiencia continu mi padre en tono burln. Justino no tena ninguna experiencia como informante, pero no vi ninguna necesidad de decirle a mi padre que me haba asociado con un colega an ms inadecuado que Petronio o Ancrites. Era probable que Eliano no tuviese noticia de que su hermano me estaba proporcionando muchos datos, puesto que lo vi que miraba de

85

reojo. Esperabas acaso que esa gentuza viniera a visitarte? pregunt mi padre acto seguido. O algo parecido, posiblemente. Supongo que anoche me siguieron cuando volva a casa. Alguien quera asegurarse de mi direccin. Por los dioses! exclam Eliano, aprovechando la ocasin de mostrarse piadoso, al tiempo que me insultaba. Vaya imprudencia, Falco! Y si mi hermana hubiera estado en casa, en este momento? Pero no estaba. Ya saba que Maya haba salido. Helena habra echado al intruso a golpes con una sartn de fondo grueso y contundente apunt mi padre como si se sintiera con derecho a vanagloriarse del espritu inquieto de mi mujer. Y se habra asegurado de atarlo de pies y manos asent, recordando a la pareja el error que acababan de cometer. Despus, habra averiguado quin lo envi a asustarla. Quin crees que anda de por medio? pregunt mi padre sin hacer caso del reproche. Apenas hace cuatro das que has vuelto a la ciudad. Cinco le correg. Y ya has conseguido enemistarte con alguien? Estoy orgulloso de ti, muchacho! Recuerda, padre, que el arte de fastidiar a la gente lo he aprendido de ti. Yo era el objetivo escogido. Pero creo aad, para satisfaccin de Eliano que el mensaje ms fuerte iba dirigido, en realidad, a este amigo nuestro. Pero si yo no he hecho nada! protest Eliano. Y el mensaje es: Ni lo intentes tampoco repliqu con una sonrisa burlona. Sospecho que t, Aulo, acabas de recibir una insinuacin de que evites ofender a la hermandad de los arvales. No hablars de esos desastres, verdad? refunfu mi padre con profundo desagrado. Todo lo que tenga que ver con la antigua religin me produce escalofros. Fing ser ms tolerante: Eres muy exigente, padre. T no tienes que organizar una carrera para el Senado partiendo de cero... El pobre Eliano tiene que apretar los dientes y dar vueltas en una danza rstica, al tiempo que agita espigas de grano mohoso. La hermandad de los arvales es un colegio de sacerdotes antiguo y honorable! protest el aspirante a aclito. Pero Eliano saba que su reconvencin careca de fundamento. Y yo soy Alejandro Magno! replic mi padre afablemente. Esos hombres son ancianos y ms desagradables que una cagada de perro en plena Va Sacra, que parece que te est esperando a ver dnde pones la planta de la sandalia... Y qu has hecho para molestarlos, Marco? Simplemente, les hemos hecho demasiadas preguntas, padre. Muy propio de ti! T me enseaste a agitar las cosas. Si sta es la reaccin, quiz deberas detenerte, Falco apunt el hermano de mi amada, como si el asunto hubiera sido idea ma. No permitas que esos hijos de mala madre se salgan con la suya nos aconsej mi padre. No era suya la cabeza que el tipo haba amenazado con arrancar... Opt por ofrecer a Eliano la ocasin de retirarnos en aquel momento como buenos chicos y le record que su padre quera que obtuviese ms pruebas de influencia poltica; l decidi hacer caso omiso de su padre, algo que, en presencia del mo, no pude sino aplaudir. A Eliano lo haba enviado a verme Dcimo, pero a aquellas alturas el joven ya se senta liberado de obligaciones hacia l y volvi con todas sus

86

contusiones a casa de la familia, donde su madre, sin duda, me echara a m la culpa de su desgraciado estado. A veces, tratar con los Camilos era an ms complicado que maniobrar con mis propios parientes. Mi padre se acerc a la mesa donde comamos normalmente como quien espera que le den de cenar gratis. Sus ojos de mirada furtiva me interrogaron antes que sus palabras: Me ha llegado un mensaje de que queras hablar conmigo. Tiene algo que ver con el proyecto de Helena? Su pregunta me irrit. Si alguien me hubiera puesto en antecedentes desde el principio, lo habra usado como arma para descubrir lo que Helena tena en mente. Mi padre era detestable. Entonces insisti, Helena sigui mi consejo de utilizar a Glauco y a Cota? Su consejo? El corazn me dio un vuelco. Mi padre, inquieto, aadi una confesin: Aunque de un tiempo a esta parte, quizs estn un poco venidos a menos... Este ltimo comentario quedaba fuera de lugar. Estoy seguro repliqu pomposamente de que Helena Justina puede quitarse de encima a cualquiera que le cree problemas. Cierto asinti mi padre. Probablemente, deberamos sentir lstima de ellos. Se incorpor de un brinco. Tena que sentirse an ms culpable de lo habitual, para marcharse sin intentar gorronearme una cena. Apoy la mano en su hombro y lo obligu a sentarse otra vez. Cuando le dije que quera hablar de cmo ayudar a Maya, record que tena una cita urgentsima. Dej muy claro que tendra que hablar de ello o le hundira la cabeza en el marco de la puerta. Escucha, tenemos una crisis familiar y debemos resolverla nosotros, los hombres. Esta vez, mam no puede hacer nada; ya se ocupa econmicamente de los crios de Gala... Y por qu ha de hacerlo? El jodido Lolio no se ha peleado con un len... Una vez muerto Famia, Lolio pasaba a ocupar su lugar como el ms desagradable de mis cuados. Era un barquero del Tber, una burbuja asquerosa de escoria fluvial. El nico rasgo que lo redima era su habilidad para no entrometerse en nada, habilidad que me haba ahorrado imaginar nuevas maneras de ser desagradable con l. Por desgracia, no. Pero ya sabes que el jodido Lolio es un completo intil e incluso cuando le da algo de dinero a Gala, tampoco podemos considerar que ella sea una administradora demasiado hbil. Los pequeos no tienen la culpa de haber tenido unos padres tan terribles, pero mi madre ayuda en todo lo que puede para que todo ese grupo de incompetentes pueda sobrevivir. Escucha, padre: ahora, Maya tiene que pagar el alquiler, la alimentacin y las matrculas escolares de Mario, por lo menos; el chico quiere cursar estudios de retrica... Y, adems, mi hermana acaba de descubrir que Famia haba dejado de pagar las cuotas de enterramiento, de modo que incluso tiene que pagarle el funeral a esa sabandija. Mi padre, grueso y canoso, ligeramente patizambo, se irgui. Eran cuarenta aos de engaar a compradores de arte los que le ayudaban a ser convincente, aunque yo saba que todo l era un fraude. No soy insensible a la situacin de tu hermana. La conocemos todos, padre. Maya, sobre todo. Dice que tendr que trabajar otra vez para ese sastre estpido le coment en tono sombro. Y siempre me ha parecido que ese gilipollas baboso le tiene echado el ojo... Es hora de que se jubile. No hace gran cosa ya, aunque nunca hizo mucho. Tiene a todas esas muchachas que hilan para l y la mitad del tiempo se ocupan tambin de la

87

tienda. Tras un breve momento de distraccin, mientras se senta celoso de que el sastre atrajera a aquellas jvenes tejedoras, mi padre volvi a ponerse pensativo. Maya sera perfecta para llevar un negocio. Tena razn y me molest no haber sido yo el primero en verlo. Y a Maya, que detestaba a nuestro padre incluso ms que yo, haba que conducirla con una gran habilidad hacia cualquier idea que procediese de l. Pero en aquel momento tenamos la respuesta y, para asombro mo, mi padre se ofreci voluntariamente a convencer al viejo sastre de que deseaba comprarle el negocio. Y lo mejor de todo: mi padre se ofreci a adelantar el dinero necesario. Tendrs que hacer creer a ese tipo que la venta es idea suya. No me ensees a hacer negocios, chico. En efecto, mi padre era un comerciante de gran xito, eso no poda evitar reconocerlo. Un brillante talento para echarse faroles lo haba hecho ms rico de lo que mereca. Bien, maana es da festivo oficial, as que puedes cerrar tu tienda y... No puedo creer que est oyendo tal blasfemia! Yo nunca cierro por una festividad cualquiera! Pues esta vez, hazlo y ve a convencer al sastre. Y t? No vienes conmigo? Lo siento, tengo una cita pendiente. Me abstuve de explicar que tena que ocuparme de los dscolos gansos sagrados. Y no lo soltar barato, padre. Est bien, tengo dinero suficiente, ya que t rechazaste el que te ofreca. En una ocasin, mi padre se ofreci a encontrar el dinero necesario con el que apoyar mi aspiracin a ascender al rango de caballero; no haba manera de hacerle entender que ganrmelo con mi propio esfuerzo era una cuestin personal. Djame esto a m declar mi incorregible viejo, lanzndose a una exhibicin de magnanimidad con la misma alegra con la que un da haba huido del redil familiar. T limtate a jugar a que eres el chico de los gansos! El muy cabronazo haba esperado hasta entonces para divertirse a mi costa con ese insulto. No olvides esto le repliqu. Mantn todo el negocio a tu nombre para cuando a Maya le caiga bien un nuevo pretendiente. Seguro que no te gustara despertar un da y descubrir que financias a Ancrites! Aquello bast para cortar la conversacin en seco.

88

XVIII

El da siguiente eran las calendas de junio y hubo celebraciones por Marte y las Tempestates (las diosas del tiempo y del aire). Tambin se celebraba el festival de Juno Moneta, el da en que los gansos eran trasladados en procesin para ver crucificar a los perros guardianes. Yo prefer no entrar en los detalles de este sangriento fiasco. Baste decir que cuando, en mi calidad de procurador de las aves sagradas, presentara mi informe a palacio recomendara con la mxima insistencia lo siguiente: Para evitar crueldades innecesarias a los animales y malos tragos a los observadores demasiado sensibles, a los perros guardianes condenados a los que se vaya a crucificar se les tranquilizar con comida drogada antes de que se proceda a clavarlos. Para evitar que los gansos sagrados escapen de su litera de ceremonias mientras presencian el rito, tambin se les dar una dosis de algn producto tranquilizante y, a continuacin, se les atarn las patas (los lazos quedaran ocultos bajo los almohadones prpura en los que se aposentan tradicionalmente los gansos). Para facilitar lo anterior, adanse a la litera unos barrotes o una jaula. El da antes de las calendas, ser responsabilidad del cuidador de los gansos ocuparse de que las alas de todos los gansos sagrados que tomen parte en la ceremonia estn recortadas convenientemente para que no tengan posibilidad de salir volando. Se debe permitir que los perros de casa bien (Nux, por ejemplo) paseen por el Capitolio bajo el control de personas autorizadas (yo, por ejemplo) sin riesgo de ser capturados y puestos bajo custodia con la amenaza de convertirse en participantes de la ceremonia de la crucifixin. Los perros inocentes que sean aprehendidos accidentalmente debern ser devueltos a la custodia de sus responsables autorizados sin que stos tengan que pasar dos horas discutiendo. Se tender a que todo el ritual de la crucifixin de los perros guardianes culpables caiga en el olvido lo antes posible. (Sugerencia: para tranquilizar a los puristas, la supresin de esta antiqusima ceremonia podra excusarse en nuestro Estado moderno como concesin a las tribus celtas, dado que la Galia es parte del Imperio y que ya no es probable que los brbaros intenten invadir el Capitolio, salvo en forma de turistas.) Cada vez que el procurador de las aves asista al festival de Juno Moneta, deber inmediatamente despus tener derecho a una considerable cantidad de bebida a costa del Estado.

89

XIX

Al da siguiente cuatro antes de las nonas de junio, segn marcaba mi calendario , no se celebraba ninguna fiesta religiosa y, por lo tanto, era un da en el que podan producirse transacciones legales. Ese da recib un mensaje urgente de mi padre en el que me comunicaba que haba convencido al sastre a vender el negocio, pero la decisin poda ser slo temporal (o el precio se encarecera) a menos que le presionramos y consiguiramos que firmara el contrato aquel mismo da. Slo me par un momento a desear que, cuando organizara mi propia sociedad de investigadores privados, no me forzara a hacerlo un empresario como mi padre; inmediatamente supe lo que tena que hacer, estuve de acuerdo y me dirig a casa de mi hermana, pues mi padre haba decretado que sera tarea ma convencer a Maya de que lo que tena que hacer era lo que habamos proyectado para ella. Su reaccin inmediata fue de suspicacia y de resistencia. Por el Olimpo, Marco! A qu viene tanta prisa? Tu honrado empresario podra consultar con su abogado... Y por qu...? No estaris estafndolo pap y t? Claro que no. Somos gente honrada. Todo el mundo que tiene tratos con nosotros lo dice. Lo que no queremos es darle ocasin de cambiar de idea y que intente estafarnos. Todo el mundo que tiene tratos con vosotros dice: Nunca ms!. Lo que pretendis organizar, par de sabandijas, es mi vida, Marco. No te pongas dramtica. Lo que te ofrecemos es un negocio prspero y rentable. No me puedes dar por lo menos un da para pensrmelo? Mira, Maya, nosotros, fuertes y bondadosos, por estar al frente de tu familia ya hemos pensado por ti, como se supone que debemos hacer. Adems, nuestro padre dice que quedan pocos das para tener la oportunidad de hacer un negocio ventajoso y no debemos desperdiciar esta ocasin. Su consejero legal ha redactado un escrito muy minucioso y, antes de continuar adelante, pap quiere saber que te alegras. No quiero tener nada que ver con pap. Excelente. Saba que lo diras. Mi padre tena razn, segn comprob en el calendario. Gracias a la aguda percepcin romana de que los abogados son tiburones a los que conviene dar el menor estmulo posible, slo suele haber cuatro o cinco das al mes en que se les permite embaucar a los clientes. (Otros pases deberan reflexionar sobre la conveniencia de adoptar esta ley.) A los abogados tambin les gusta, los muy holgazanes. Junio ofrece una especial proteccin al ciudadano nervioso, aunque ello resulte un tanto inconveniente cuando uno est dispuesto a engaar tambin lo que pueda. Si perdamos aquella oportunidad, el da hbil ms prximo para la firma de contratos sera bastante despus de los idus. Envi a Mario a decirle a mi padre que Maya estaba encantada. Mi hermana dej que Mario se marchara, pero, ms contrariada incluso de lo habitual por su estado de irritacin, cambi pronto de idea y sali tras l. Por fortuna, Mario era lo bastante despierto como para darse cuenta de que, si quera asegurarse las matrculas escolares en el futuro, tena que echar a correr tan pronto como perdiera de vista la casa familiar. Un oportuno visitante intercept a Maya. En el instante en que mi hermana sala precipitadamente por la puerta de la casa y yo la segua pisndole los talones, vimos en la calle la forma ya familiar de la silla de manos con el grabado de la cabeza de la

90

Medusa que identificaba a los Lelios. Si tena en cuenta que queran evitar el trato con nosotros, aquel vehculo estaba arando profundos surcos en las casas de mi familia. Saludos, Maya Favonia! Cecilia Paeta! Mira, Marco, sta es la madre de la encantadora pequea Gaya Laelia. Cielos, Maya querida...! Bien, ser mejor que la dama entre enseguida. (Y yo, tu inquisitivo hermano, debo quedarme aqu para otear el panorama...) Cecilia Paeta era de constitucin delgada, vesta unas ropas blancas bastante gruesas, luca una gargantilla de metal deslustrado y no llevaba nada tan irreverente como un maquillaje facial para dar vida a su plida tez. Maya haba comentado que Cecilia era bizca; la verdad es que padeca de una miopa severa que le daba el aire de quien no ve tres en un burro y de que nada ms all de su campo de visin puede estar sucediendo de verdad. Tena una boca de labios finos, una nariz que resultaba mejor de frente que de perfil y una mata de cabellos oscuros resecos sujetos en la nuca con una raya en el centro, segn un estilo muy pasado de moda. No era mi tipo. No esperaba que lo fuese. Por supuesto, eso no significaba que no pudiera despertar el deseo en otros hombres (aunque, probablemente, en ninguno de mis amigos). Pareca nerviosa. Tan pronto como intercambiamos unos cuantos cumplidos de compromiso, fue al grano: S que habis visitado nuestra casa. Ni se os ocurra decirle nunca a Lelio Numentino que he venido aqu... Por qu? Mi hermana se haca la tonta. Maya tena un ojo en la puerta, impaciente por salir corriendo detrs de Mario para que ste dijera a su abuelo que rechazaba la oferta. Las nias tienen que salir a charlar y jugar con sus amiguitas alguna vez. Se debe confiar en que una matrona respetable tenga contactos sociales. Nos ests diciendo que tu suegro te tiene secuestrada? Que Cecilia hubiera hecho una valerosa apuesta por la libertad era esperar demasiado; prefera estar a salvo escudndose en la opresin teida de religin: Somos una familia normal. Cuando Numentino era flamen dialis, esto era fundamental para los ritos. Ahora desea continuar la vida como siempre la ha conocido. Es un anciano... Tu hija le hizo una extraa propuesta a mi hermano interrumpi Maya bruscamente. Eres su madre. Qu opinas de que viniera a decirnos que alguien quiere matarla? A m tambin me lo dijo..., pero le repliqu que no dijera bobadas Cecilia se dirigi a Maya: Gaya Laelia tiene seis aos. Cuando supe que haba acudido a tu hermano, me qued horrorizada... Por fin, Maya se acord de presentarme. Pues mi hermano es ste. Dirig un corts saludo a la madre de Gaya. Cecilia Paeta pona cara de asustada. Bien, los informantes tenemos mala reputacin. Quizs esperaba encontrarse con un rprobo poltico de aspecto malvolo. La visin de un tipo normal, bastante atractivo, con manchas de salsa de pescado en el borde de la tnica, sometido a la experta autoridad de su hermana menor, deba de tener confundida a la mujer. A menudo tambin me confunda a m. Gaya tiene demasiada imaginacin. No sucede nada raro se apresur a confesar Cecilia. Eso nos han dicho. Le dirig una sonrisa viperina. El flamen pomonalis insisti en ello ante mi esposa, como un cuado leal y bien adiestrado. Ahora lo dices t

91

tambin. Para asegurarme absolutamente, me gustara volver a preguntrselo a la propia Gaya, aunque el pomonalis se ocup muy bien de informarnos de que la nia es muy querida y que no corre ningn peligro. As pues, imagino que esa idea alguien se la habr metido a Gaya en la cabeza. Cecilia ni parpade. La gente que vive bajo el terror al tirano no pestaea cuando la amenazan; ha aprendido a evitar irritar a su opresor. Hay alguna posibilidad de que hable con Gaya? insist, sin muchas esperanzas de alcanzarlo. Oh, no. Rotundamente, no. Consciente de que sus palabras transmitan un exceso de celo, Cecilia intent dulcificarlas: Gaya sabe que lo que te cont eran tonteras absurdas. Bien, t eres su madre repiti Maya, condescendiente, como una madre que criticara la postura de otra. Con todo, incluso mi impulsiva hermana saba ser justa. Lo cierto es que, cuando habl del asunto con mi hija Cloelia, Gaya pareca entusiasmada con la idea de convertirse en vestal. Y lo est, desde luego! exclam Cecilia, casi suplicndonos que la creyramos. No somos monstruos; tan pronto como me di cuenta de que haba algo que la haca desgraciada, dispuse que tuviese una larga charla con Constanza sobre lo que sera su vida en la casa de las vestales... Constanza? repet. La vestal que todos conocimos en palacio me record Maya, un tanto resabiada. Exacto. Constanza es la oficial de enlace con las nuevas reclutas? Se asegura de que las aspirantes escuchen las mentiras adecuadas replic Maya con profundo cinismo. Insiste en la fama y el respeto que reciben las vrgenes vestales y olvida mencionar los inconvenientes, como el de vivir durante treinta aos con otras cinco mujeres privadas de sexo que, muy probablemente, la odian a una y la fastidian sin descanso. Maya Favonia! protest Cecilia, verdaderamente asombrada. Lo siento Maya hizo una mueca. Hubo un silencio. Vi a Maya tensa todava y como frustrada por no poder escapar a la carrera para tratar con nuestro padre. Cecilia Paeta no pareca muy segura de si continuar o dar por terminada la entrevista. De quin fue la idea de inscribir a Gaya en el sorteo de las vrgenes? pregunt y pens en lo sucedido a la familia de mi hermana. Ma. La respuesta me sorprendi. Y qu piensa su padre? Cecilia levant ligeramente la barbilla antes de responder: Escauro se mostr encantado cuando le escrib y le plante la cuestin. Probablemente puse una expresin de desconcierto ante su modo de expresarse. Ella aadi calmosamente: No vive con nosotras. El divorcio es bastante corriente, pero un lugar en el que no haba esperado que se produjera era en una casa donde todos los varones estaban destinados a servir como flmines y cuyo matrimonio haba de durar de por vida. Y dnde vive, pues? inquir. Consegu dar un tono neutro a mis palabras. Escauro deba de ser el nombre del padre de Gaya; era el primer indicio de que exista, de que tena entidad propia, y me pregunt si aquello significara algo. En el campo. Cecilia Paeta mencion un lugar que, casualmente, yo conoca; estaba a una hora de marcha desde la casa de campo que tenan mis tos maternos. Maya me dirigi una mirada, pero la evit.

92

Estis divorciados? No. Cecilia no alz la voz. Tuve la sensacin de que rara vez hablaba de aquel tema con extraos. El ex flamen dialis se sentira ultrajado si lo hiciese. Mi suegro se opone rotundamente a ello. Tu marido, su hijo, es miembro de la clase sacerdotal? No. Cecilia Paeta baj la mirada. No, nunca lo ha sido. Yo siempre supuse que seguira las tradiciones familiares; de hecho, as lo prometi en la poca en que nos casamos. Pero Laelio Escauro prefiri un tipo de vida distinto. La ruptura con la tradicin imagino que debi de causar un gran desasosiego familiar... Cecilia no hizo ningn comentario directo, pero su expresin lo deca todo. Nunca es demasiado tarde. Siempre quedaba la esperanza de que, si slo estbamos separados, algo pudiera rescatarse del naufragio. Y ese algo, por supuesto, sera Gaya. Mi suegro propona que fuera desposada segn la costumbre antigua con alguien que ingresara en el colegio de flmines; esperaba que ms adelante, algn da, llegara incluso a convertirse en la flaminia, como su abuela... Dej la frase en el aire. Pero si la hacen virgen vestal, no podr...! intervino Maya como exponiendo la contradiccin. Cecilia Paeta levant la cabeza. Maya baj la voz, susurrando como en una conspiracin. T lo has desafiado! Has inscrito a Gaya en el sorteo deliberadamente para fastidiarle los planes a tu suegro! Jams desafiara al flamen replic la madre de Gaya en un tono mucho ms suave. Se dio cuenta de que nos haba dado ms informacin de la que quera, y se dispuso a desaparecer. Mi familia pasa una poca difcil. Por favor, compadecednos y dejadnos en paz. Se encamin hacia la puerta. Nuestras disculpas se limit a decir Maya. Habra podido protestar, pero an quera seguir con la misin que se haba impuesto a s misma. As pues, se aferr al comentario de Cecilia de que pasaban una poca difcil. Naturalmente, lamentamos vuestra prdida. Con los ojos desorbitados, Cecilia Paeta se volvi a mirarla. Una reaccin muy extrema, aunque el dolor puede hacer hipersensible a una persona cuando menos te lo esperas. Tu familia asista a un funeral cuando Maya fue a visitarte le record sutilmente. Era un pariente cercano? Oh, no! Era un pariente poltico, eso es todo... Cecilia recuper el aplomo, inclin la cabeza en un gesto ceremonioso y se encamin al palanqun. Incluso Maya consigui esperar a que la mujer se hubiera marchado antes de gritarme: Qu sucede? Qu familia tan picajosa! Todas las familias lo son respond con voz angelical. No lo dirs por la nuestra! replic mi hermana con tono burln... y sali corriendo para lanzarse a una discusin con nuestro padre. Yo fui a ver a mi madre como un hijo sumiso. Haca mucho tiempo que llevaba a mi madre a la Campania a visitar a la ta abuela Febe y a mis increbles tos, el taciturno Fabio y el pensativo Junio..., aunque seguramente a ste no le veramos, pues haba desaparecido sin dejar rastro y se supona que no debamos hablar siquiera. Sera fcil dejar a mi madre en la propiedad familiar para que se dedicara un buen rato al chismorreo y, acto seguido, buscar algo inocente en

93

que ocuparme. Por ejemplo, poda desplazarme unas cuantas millas hasta el lugar que haba mencionado Cecilia Paeta y entrevistar al huido y exiliado padre de la pequea (supuestamente imaginativa en exceso) Gaya Laelia.

94

XX

Helena Justina, un hombre que te quiere con ardor se ofrece a llevarte traqueteando durante horas en un caluroso carruaje abierto y de paso sobarte en un campo de coles. Cmo podra resistirme a esa proposicin? Seguro que puedes dejar solos a Glauco y a Cota aunque slo sea un da. Helena no hizo el menor asomo de haberme odo mencionar esos nombres. Me necesitas, pues? S. Tengo que enganchar la mula y ya sabes cunto me disgusta eso. Tambin solicito tu sensata presencia para mantener a raya a mi madre. En cualquier caso, si no te llevo conmigo, la ta abuela Febe dar por sentado que me has abandonado. Pero por qu iba nadie a pensar tal cosa? Helena saba negarlo de una manera que me resultaba ligeramente preocupante. Por cierto, querida, mi padre ha enviado un mensaje con su habitual estilo retorcido. Cree que deberas saber que, segn ha odo, Glauco y Cota no son los mismos que eran cuando l los recomend. Como quien no quiere la cosa, Helena se volvi y alz la mirada de la cazuela que llevaba un rato restregando con arena y vinagre. En sus ojos haba una llamarada de clera. Con un siseo angustioso, murmur entre dientes: Realmente, no necesito que nadie me diga cmo son Glauco y Cota. Y si oigo que alguien ms menciona a ese par de sinvergenzas, me pondr a chillar! Lo deca totalmente en serio. Por fin, el cuadro tena al menos un esbozo a carboncillo. Mi padre la haba cargado con un par de sus ayudantes favoritos; aquellos chicos tenan que ser mediadores en el negocio de la construccin. Sonre y guard silencio. Faltaban tres das para las nonas de junio, festividad de Bellona, la diosa de la Guerra, una divinidad a la que convena respetar, por supuesto, pero que no tena ninguna vinculacin directa con las aves sagradas, segn tena yo entendido. Era otra jornada libre para votaciones, de modo que resultaba conveniente alejarse del Foro antes de que a alguien le diera por escogerme para hacer de jurado. Nos dimos prisa por llegar al desorganizado huerto de la casa de mis parientes donde, como de costumbre, los puerros y las alcachofas luchaban por su cuenta mientras mis tos se ocupaban de llevar una existencia emocionalmente intensa. Mis parientes eran hombres de grandes pasiones, si bien sus personalidades eran absolutamente mediocres. Me qued el tiempo suficiente como para enterarme de que al to Junio, el muy estpido, se le haba roto el corazn por un condenado lo con la coqueta esposa de un vecino y, tras una terrible escena acaecida en medio de un campo de coles despus de haber fracasado en su intento de colgarse de una viga del cuarto de los aperos de labranza y los arreos para los animales de tiro porque la madera estaba carcomida (la ta abuela Febe haba insistido numerosas veces en que la reparase), abandon la casa en un ataque de rabia ante la inoportuna aparicin, durante una violenta tormenta, de su hermano Fabio, quien se haba marchado de casa en otro arrebato de ira debido, creo, a una crisis existencial (aunque, dado que lo que haca era, ante todo, causar problemas en la vida de los que le rodeaban y a continuacin pegarse a ellos con continuas disculpas, su enfado deba de estar estimulado por todos los dems). Todo, pues, normal y como de costumbre. Los dos hermanos mantenan una rivalidad de por vida, una rivalidad tan vieja que ninguno de los dos poda recordar a qu detalle en concreto se deba, pero en la que ambos se sentan cmodos. Haca aos que no vea a Fabio, pero constat que no

95

haba mejorado un pice. Mi madre cogi a Julia de nuestros brazos y se dispuso a chismorrear con Febe sobre los jvenes y sus problemas. Nux se vino conmigo. Desde el episodio en el Capitolio en que la capturaron los aclitos sacerdotales cuando iban en busca de perros que crucificar, Nux se mostraba inquieta y muy apegada a m. Adems, una sucesin de canes de aspecto desagradable haban ocupado nuestro porche recientemente, lo cual apuntaba a que la perra estaba en celo. Esto contribua tambin a hacer ms inestable su conducta. Me sent molesto; hacer de comadrona de mi propia hija ya haba sido una experiencia suficientemente perturbadora; no estaba dispuesto a pasar por ese trance otra vez, y menos por una carnada de cachorros. Helena saba que estaba comprobando la historia de la familia Laelia, de modo que, tan pronto como dejamos a mi madre, se vino conmigo. Era una calurosa maana de junio y avanzbamos en el carro, tirado por una mula lo bastante cansina como para obedecer mis rdenes. Not la rodilla de Helena contra la ma y su hombro, ligeramente cubierto, rozndome el brazo. Slo el hocico hmedo de Nux, que pugnaba por meterse entre los dos desde la parte trasera del carro, estropeaba lo que habra podido ser un idilio. Bien, aqu estamos, viajando apaciblemente murmur mi amada. Es tu oportunidad para convencerme de que te cuente mi secreto... No se me ocurrira ni soando. Espero que lo intentes. Si necesitas compartir tus problemas, s sincera y dilo de una vez. Y si lo que quiero en realidad es que me sonsaques la historia a base de interrogarme? Paparruchas! T eres mucho ms seria que todo eso proclam, convencido. Te quiero porque t y yo no tenemos que rebajarnos nunca a tales juegos. Didio Falco, eres un cerdo asqueroso. Le dediqu una sonrisa de cario. Hiciera lo que hiciese, confiaba en ella. De una parte, si de veras se hubiera propuesto engaarme, yo no habra tenido modo de enterarme de que estuviera sucediendo algo; Helena Justina era demasiado lista. Tena mi trabajo, s. Una ocupacin solitaria, generalmente. Helena colaboraba cuando pareca conveniente (y a veces, cuando el trabajo se haca peligroso me aterraba la idea de que estuviera involucrada), pero mereca un estmulo por mi parte. Aunque nuestras vidas estuvieran separadas, yo siempre aprovechaba la mnima ocasin que se presentara para alejarla de sus preocupaciones y llevrmela aparte, de forma que pudiramos perdernos... Una parte de nuestro primer cortejo se haba producido en el campo. Me pareci un toque nostlgico rodar con ella por el suelo sin darnos cuenta de que tupidas y duras matas de vegetacin se nos clavaban en la espalda. Con todo, la nostalgia es un plato para jvenes. Oh, por Jpiter!, espero que tengamos una buena cama en casa. La diversin es la diversin, pero ya somos demasiado mayores... Helena Justina me mir con ternura: Didio Falco, nunca terminars de crecer... Nux, atada al carro, se puso a ladrar. De todos modos, encontramos la casa de campo bastante ms tarde de lo que habramos podido hacerlo. Era una pequea propiedad que se vea bien llevada, aunque apenas suficiente para mantener a ms gente de la que all viva. Haba camellones de verduras de verano, alguna que otra ave de corral que picoteaba en un campo de frutales, un par de vacas y un cerdo bien cebado. Dos gansos salieron a recibirnos: no

96

poda librarme de su presencia ni un solo da! Los perros de la casa olieron la presencia de Nux al cabo de escasos minutos. Si la hubiera atado, slo la habra convertido en una vctima sacrificial. En lugar de a Nux, at a los perros. Despus me llev a la perra, preservando su castidad canina por mucho que ella intentara resistirse. Helena dijo que sera una buena prctica para cuando nuestra hija creciese. La pequea propiedad pareca diseada como lugar de retiro de un intelectual romano, una vez privado del patrocinio de su mecenas; desde all poda escribir notas buclicas a sus amigos de la ciudad, alabando la vida sencilla del campo donde en la mesa slo haba queso tierno y una hoja de lechuga (al tiempo que esperaba que algn visitante civilizado le llevara los rumores que corran por la ciudad, los recuerdos de mujeres sofisticadas y un nfora de buen vino). Con todo, si Laelio Escauro apenas contaba treinta y tantos aos, como yo supona, pareca demasiado joven para retirarse tan pronto de la vida ciudadana. Encontramos a un avejentado fmulo de espalda encorvada con su azadn al hombro. Puso cara de alegrarse al vernos, pero no le sacamos nada en claro. Mis prejuicios contra la vida rural se dispararon. Primero mis tos, tan raros, y ahora un labrador que dejaba el cerebro en un estante cuando sala al aire libre. Despus, las cosas mejoraron. Apareci una muchacha. Vaya! dije a Helena sin poder evitar una sonrisa. Si quieres echar una siestecilla en el carromato, ahora ya me las puedo arreglar solo. Olvdalo! replic ella con un gruido. La muchacha de la finca tena la cara redonda, la boca grande, unos hoyuelos bien marcados, la sonrisa voluntariosa y su figura desgarbada. De su porte se deduca un carcter amistoso y abierto. Tena los ojos oscuros y prometedores y los cabellos atados con una cinta azul. Luca un vestido holgado de color crema, con unos cuantos descosidos en las costuras, a travs de los cuales era claramente visible su piel lustrosa. De dnde poda haberla sacado Escauro, si llevaba la vida austera del hijo de un flamen? Ha ido a Roma. No puede alejarse del Foro? inquir. Bueno, Escauro va y viene. La ltima vez hizo una visita a escondidas a su hermana. Esta vez el motivo era una carta de su esposa. Por lo menos, a la chica le constaba la existencia de Cecilia Paeta. No me habra gustado pensar que aquella radiante jovencita era vctima de algn cruel engao. Podra haber ido ayer, pero como era un da hbil tuvo miedo de que quisieran hacerle firmar algo. Algo? Como qu? sonre. La actitud amistosa de la chica resultaba sumamente contagiosa. Oh!, no lo s. Y quin eres t? pregunt Helena con voz un tanto inquisitiva. Soy Meldina. Bonito nombre, pero consegu morderme la lengua y no comentar nada al respecto. Por muy sincero que uno pretenda ser al decirlo, la frase siempre suena a tpico y a frase hecha. Me hallaba en una situacin bastante comprometida, intentando retener a una perra que trataba de liberarse con todas sus fuerzas, ansiosa por tener un romance campestre. En adelante, dej a Helena que se ocupara del interrogatorio mientras yo me limitaba a controlar a Nux y a observar a mi amada con admiracin. (Me refiero, por supuesto, a que admiraba la habilidad de Helena para formular preguntas embarazosas.) Cunto hace que Laelio Escauro vive aqu? pregunt.

97

Unos tres aos. Tanto tiempo? Y t vives aqu desde entonces? No del todo. Meldina nos dedic una sonrisa especialmente abierta. Se est muy bien aqu. Todos miramos a nuestro alrededor. Tenamos ante nosotros una escena buclica perfecta. Y, a efectos de perspectiva, el primer plano era especialmente bello debido a la presencia de los abundantes encantos de Meldina. Djame adivinar... repuso Helena con amabilidad, en un tono que no quera resultar ofensivo: T sers una liberta de la familia Laelia, no? Oh, no! exclam Meldina, horrorizada. No tengo nada que ver con eso. Mi madre ya era una liberta de la ta de Escauro explic. Aquella definicin tan complicada daba a entender que no haba sido forzada a trasladarse all con Escauro; siendo una mujer libre de nacimiento, se haba instalado en la finca por propia voluntad. Con todo, me preguntaba, curioso, si la ta la habra animado a hacerlo; una chica tan atractiva habra podido convertirse en una especie de favorita del marido de la ta. Conocas a Escauro antes de trasladarse a vivir al campo? Helena intentaba averiguar si era la amistad con Meldina lo que haba causado el que el hombre se apartara de la casa familiar. No, fue ms tarde. De todos modos aadi la muchacha con aquella sonrisa que nunca la abandonaba, ahora estamos bastante bien aposentados. No hay posibilidades de que vaya a divorciarse de su mujer, verdad? Nunca lo har. Su padre se lo tiene prohibido. Lo que imaginbamos. Disclpame por hacerte todas estas preguntas dijo Helena. Ah!, no es nada. Hablar con quien haya que hablar. Qu actitud ms refrescante, me consol. Luego me pregunt hasta dnde llegara la accesibilidad de Meldina. Pareca poco probable que se pusiera muchos lmites. Vi que Helena me dedicaba una mirada severa, y no s por qu. Para qu querais ver a Escauro? pregunt la muchacha, al tiempo que me lanzaba otra mirada en respuesta a la ma. Yo era un hombre de mundo y saba llevar tales situaciones. Sin embargo, quiz no fuera capaz de manejar a Helena despus de aquel incidente. Queramos hablar con l acerca de su hija Gaya. Tuvimos un encuentro con ella que nos ha dejado bastante preocupados. Una chiquilla muy graciosa coment Meldina con un delicioso gesto enfurruado. La he visto unas cuantas veces. Su ta la trae aqu para que no pierda el trato con Escauro. La ta haba aparecido ya suficientes veces en la conversacin como para que Helena fijara su atencin en ella. Cuando hablas de su ta, no te refieres a Terencia Paula, supongo... El comentario de Helena me sorprendi hasta que record una conversacin en relacin a esa mujer en casa de los padres de Helena. Terencia era la hermana de la difunta flaminia: Mi abuela la conoca de unas festividades de la Bona Dea explic Helena. Terencia es una de las vrgenes vestales, verdad? S, me refiero a ella, naturalmente. Pero Terencia ya no es virgen! Meldina lo dijo tratando de ahogar la risa que se le escapaba. No lo sabais? Termin su ciclo de treinta aos como vestal..., y a continuacin no dej ttere con cabeza hasta contraer matrimonio! Las vrgenes vestales que terminan su ciclo pueden hacer estas cosas, en teora. En la prctica, rara vez obtienen xito, ya que se considera que casarse con una ex vestal trae

98

un montn de desgracias al marido. Como lo ms seguro es que hubiera dejado atrs la poca de fertilidad, la novia tendra que ofrecer algo ms que el premio habitual de la virginidad para que sta fuera tenida en cuenta. El aliciente que, en un primer momento, pudiera tener la fantasa de acostarse con una vestal se vera sobradamente frenado por la perspectiva de quedar sometido a un tirano que se presentaba con treinta aos de experiencia en dirigir el gallinero. Dioses eternos! exclam Helena con energa. Mi abuela nunca me cont eso! Ests protegida de cualquier escndalo intervine. Vaya! Pero si habla...! Por los codos asinti Helena con irona. Pero slo lo traigo conmigo para que lleve a la perrita. Bien, pues; las vestales que llegan al final de su ciclo pueden tomar marido, pero la gente siempre las mira mal. No puedo decir que mi abuela tuviera en mucha estima a Terencia... apunt. Ah, no? La muchacha segua mostrndose desinhibida y colaboradora aunque, en esta ocasin, estaba claro que pretenda escamotear la respuesta. Meldina estaba siendo leal, pero a quin? Helena dej el tema como estaba y cambi de enfoque. Meldina, sabas que existe un plan para que la pequea Gaya Laelia siga los pasos de Terencia y se convierta en vestal? S, Escauro me ha confesado que era cosa de su mujer. Y l ha dado su consentimiento? Supongo que s. Me vengo preguntando muchas veces si sera se, precisamente, el motivo de que hoy se encuentre en Roma... No, no. Su ta lo requiere. Escauro ha dicho que se trataba de echarle una mano en sus asuntos. Helena guard silencio un instante. Lo siento dijo tras una pausa, debo de haber entendido algo mal. Crea que habas dicho que Laelio Escauro haba ido a Roma despus de recibir una carta de su esposa, no de su ta... La sonrisa de Meldina se agrand como nunca: Bien, se trata de la familia, en cualquier caso, no es verdad? Su ta lo requiere, pero su mujer le ha escrito dicindole que su padre ha decidido que Escauro no se meta en el asunto. Escauro aadi con una sonrisa picarona ha ido a Roma a montar un buen escndalo.

99

XXI

Nos quedamos a pasar la noche en casa de mis parientes. La despampanante Meldina nos prometi que cuando Escauro regresara lo enviara a que se pusiera en contacto con nosotros. Lo dijo con un tono de seguridad que me produjo escalofros. Estaba acostumbrado a que me convencieran con maniobras mucho ms sutiles, pero me daba cuenta de que un hombre educado en una atmsfera de represin poda agradecer la presencia de una muchacha tan segura. A su lado, el pobre tipo se sentira reconfortado. Mi madre y la ta abuela Febe competan entre s en exclamaciones de dolor porque decan que aqulla sera la ltima vez que se vieran en vida. Segn comentaban esas viejas cotorras imperturbables, a ambas les quedaba un solo da para poder echar un hueso al perro de Caronte en el inframundo. Yo, en cambio, le conceda una dcada ms de vida a cada una. Para empezar, ninguna de las dos soportara abandonar este mundo mientras Fabio y Junio siguieran proporcionndoles desastres de los que lamentarse. Fabio, el que ocupaba ahora la casa, haba tenido noticia de mi nombramiento como procurador de las aves sagradas. Ah, tienes que venir a ver lo que hago con los pollos, Marco! Eso te interesar... El corazn me dio un vuelco. Cuando mi to abuelo Escaro diriga la finca, tambin l estaba lleno de planes e ideas fantsticas, pero tena el arte de convencerle a uno, despus de mostrarle alguna extraa pieza de hueso tallado con el aspecto de una paloma tripuda, de que su autor haba descubierto el secreto de volar. Cualquier prototipo producido por Fabio o por Junio se tena que conformar con dimensiones ms pequeas, y su modo de expresar entusiasmo tena todo el vigor de una estera vieja y desgastada. No importaba cul de los dos lo arrinconara a uno contra un comedero de animales para darle una conferencia, el resultado era siempre una tortura. Mi abuelo y el to abuelo Escaro (ambos fallecidos haca mucho) haban construido el gallinero original, un gran recinto cubierto con redes y protegido con tela metlica, donde en las buenas pocas coman ms de doscientas aves. Al lado, en una chabola, vivan una mujer y un muchacho, pero mis tos eran los peores jefes de personal que podan existir (tanto si pretendan atraerlos a hacer algo, si discutan con ellos o si los desatendan por completo), de forma que los animales tambin estaban mal cuidados. Reducida la produccin a cuarenta o cincuenta individuos durante el ltimo y reciente reinado de to Junio, la bandada viva confortablemente, sin que apenas la importunasen quitndole los huevos o retorcindole el pescuezo a alguno para echarlo a la cazuela de la familia. Ahora que Junio se haba largado donde fuese, Fabio tena planes para cambiar todo aquello. Estoy engordando cientficamente a esos pollos para venderlos. Vamos a establecer una organizacin completa. Mi to no tena nada de cientfico ni de organizado, salvo cuando sala a pescar. Sus tablillas de anotaciones con aburridos datos sobre peces capturados, localizacin y condiciones atmosfricas, variedad, longitud y cebo utilizado ocupaban un estante completo de la alacena de la cocina, lo cual obligaba a Febe a guardar los encurtidos en la parte de atrs de la bodega. Salvo este detalle, Fabio apenas era capaz de calzarse l mismo: se quedaba sin saber qu hacer despus de ponerse la primera bota y tena que pensar cmo se las arreglara a continuacin. Fabio tena ahora un gran nmero de gallinas en un edificio sin ventilacin en el que se hacinaban unas en jaulas situadas a lo largo de una pared, otras en contenedores especiales de mimbre con un agujero en cada extremo para la cabeza y la cola. Las gallinas tenan por cama una capa de heno, pero estaban inmovilizadas de tal modo que no podan volverse y desperdiciar energas. All, las impotentes aves eran atiborradas con semillas de lino o de cebada amasada con agua en forma de blandas bolitas. Fui

100

informado de que apenas se precisaban cuatro semanas para que alcanzaran el tamao adecuado para su venta. No es un rgimen algo cruel, Fabio? No hables como un blandengue de ciudad. Bien, s prctico, entonces. Es tan bueno su sabor como el de las que andan libres? La gente no paga por el sabor, sabes? Lo que mira el comprador es el tamao. Aquella muestra de astucia deba de ser la razn por la que los romanos tenan en tan alto concepto a sus antepasados agricultores. Por mi parte, yo descenda de autnticos labradores. No era de extraar que mi madre, como aquel viejo campesino maloliente, Rmulo, hubiese huido a la vida urbana. Con el constante cacareo de las aves como ruido de fondo, Fabio expuso con todo lujo de detalles sus proyecciones financieras, que le llevaban a la conclusin de que, en un par de aos, sera millonario. Tras una hora de palabrera, perd la calma. Fabio, eso ya lo he odo otras veces. Si hubieran funcionado todos los proyectos que para enriquecerse han salido de la mente de esta familia, seramos una leyenda entre la comunidad bancaria del Foro. En lugar de eso, cada ao baja un poco ms nuestra economa... y nuestra reputacin apesta. El problema contigo replic Fabio con su irritante gravedad de costumbre es que nunca quieres arriesgarte. Habra podido decirle que mi vida se basaba en el azar, pero me pareci una crueldad vanagloriarme de ello cuando la suya se asentaba en la incapacidad. Siempre me gustaba visitar el campo aunque slo fuera de excursin. Me recordaba por qu mi madre haba estado tan dispuesta a largarse de all, tanto que incluso mereci la pena casarse con mi padre. Aquello refrescaba mi opinin de las bondades de la vida en la ciudad. Y siempre volva a casa como un romano cabal: ufano de mi superioridad.

101

XXII

El da anterior a las nonas de junio era la fiesta de Hrcules, el Gran Custodio. Pese a todo, un da laborable. Al principio, dio la impresin de que Laelio Escauro no aparecera. Es una jugada habitual en el mundo de los informantes. Yo haba pasado la mitad de la vida esperando a tardones que no hacan el menor esfuerzo por llegar a tiempo a las citas. Ms adelante, las burlas de Helena vinieron a aumentar el fastidio de la espera. Meldina te enga! Resultaba tan deseable... y te sonrea como si fuera a romper las costuras de la tnica. Era imposible que estuviera mintiendo, verdad? Le segu la corriente: Parece que est tan ocupada en ser una diosa de la fecundidad que no tiene tiempo para trasmitir simples mensajes. O tal vez Escauro sigue retenido en Roma concedi Helena. Pues yo supongo que ya est de vuelta, pero me considera un forastero entrometido. Es un rasgo de familia dije. Y es cierto, por supuesto. Despus de ver tanto a su plida esposa como a su despampanante amiga, tuve la certeza de que Escauro acortara las visitas a la ciudad cuanto le fuera posible. En su situacin, haba mejores placeres en la casa de campo, pero eso me lo guard para m. No soy tonto. Me demor un rato ms, hablando con Febe de si podra acoger a uno de mis pequeos sobrinos; uno de ellos, hijo de Gala, necesitaba ser apartado de Roma antes de que la vida callejera lo llevara a la ruina. Mi madre se instal en el carro, dispuesta para la partida, apret los labios y declar que Gala no accedera nunca a que Gayo dejara la casa, aunque fuera para su bien. En eso mi madre tena razn. Yo ya haba alejado de la ciudad al hermano mayor del chiquillo, Lario, y lo haba dejado disfrutando de una vida de artista en la baha de Npoles, de forma que mi hermana ya me consideraba a esas alturas una especie de ladrn de nios. Por alguna razn, la ta abuela Febe tena fe en mis capacidades y prometi hacer los preparativos para recibir a Gayo de inmediato. Gayo era un bicho revoltoso, pero yo tambin tena fe en ella. Si haba forma de salvar a Gayo, ella lo hara. Ya estaba recogiendo ansarinos cuando Fabio se present como por casualidad. Escucha, Marco, he tenido una idea... Consegu contener mi irritacin. Tenemos que irnos ahora mismo meti baza mi madre, elevando la voz. Llevaba setenta aos tratando de conseguir que su hermano Fabio se centrara. En cualquier caso, haba cargado el carro de verduras y quera llevarlas a Roma mientras an estuvieran frescas. (O sea, que tena que marcharse antes de que Febe se diera cuenta de cuntas ristras de ajos y cuntas cestas de esprragos tiernos haba decidido quedarse mi madre como regalo de sus afectuosos parientes.) No, escucha, ahora que tienes la responsabilidad de las aves sagradas, quiz podamos idear algo... sugiri Fabio con aire peligrosamente interesado. No quiero parecer rimbombante, pero es inconcebible que se vaya a encerrar en esas jaulas tuyas a las aves destinadas a los augurios para engordarlas, to Fabio. De lo que se trata, precisamente, es de darles libertad de movimientos para que puedan expresar la voluntad de los dioses sin intervenciones ajenas. Eso ya lo s, Marco replic mi to con gravedad. Estaba pensando en suministrarte nuevas aves de vez en cuando.

102

Lo siento. Nos suministramos de ellas mismas. Incubamos los huevos. Cmo, en la ciudad...? Las ciudades son semilleros de la naturaleza, Fabio. Junto a cada fuente pblica de las calles hay un erudito que toma nota de las especies que ha visto copular durante la jornada y de cada nidada que ha visto eclosionar. La metfora y la stira eran rotundamente intiles con Fabio. Vale, slo era una idea. Gracias. Hice esfuerzos por dirigirle una sonrisa. La actitud amistosa era una estupidez, pero me enga a m mismo dicindome que haba conseguido librarme de l. No tuve esa suerte. Y qu me dices del guano de los gansos sagrados? pregunt con ms inters si caba. Sabas que los excrementos de esas aves son sumamente aptos para abonar los campos? El elemento sagrado sera un buen reclamo. Has pensado en venderlo para abono? Toda una panormica de argucias y subcontratos peligrosamente corruptos se haba abierto ante m con mi nuevo rango. Ser respetable poda resultar una labor muy ardua si prestaba atencin a todas las posibilidades que, para sacar tajada bajo cuerda, la gente pona voluntariamente a mi alcance. Con un rechinar de dientes salt al pescante del carro. Y ya cruzbamos la verja que daba al camino cuando, mientras yo fustigaba con la vara a la mula, nos topamos de frente con un hombre montado en un burro que result ser el ausente Escauro. Tuve la corazonada de que era l. Como haba calculado, frisaba en los treinta y tantos aos aunque tena los modales de una persona mayor. Su aspecto, tan abatido y apagado como el de su esposa, resultaba deprimente. Aunque ahora viva en el campo, pareca empequeecido por la estancia en cautividad, siempre bajo techo. Era enjuto y tena la frente despejada y los hombros hundidos en actitud abatida. Tambin era esa clase de actitud del hombre apocado que me pona furioso en un abrir y cerrar de ojos. T eres Laelio Escauro! Cuando consegu detener a la mula, vi su cara de sorpresa ante el hecho de que lo conociera. Y t eres Falco? El aire de la Campania deba de tener algo que haca que cualquier cordero lanudo de la regin tendiese a reafirmar obviedades. Esta vez, me pill por sorpresa y tuve que conversar con l junto a la verja de la casa de campo, ante la atenta mirada de mi madre, de la nia, de Nux y de Helena. Escauro no se baj del burro. Yo no dej el pescante del carro. S, soy Falco. Gracias por venir; s que has perdido dos das viajando hasta aqu y... Bah, eso no importa. Detesto a la gente que se deja tranquilizar, sobre todo por m. Sin embargo, me negu a sentirme culpable. Mira, no voy a retrasarte mucho... Desde luego que no, con los ojos color miel de mi madre taladrndome con una expresin que deca que ya la haba hecho esperar demasiado rato despus de recibir la promesa de que sera devuelta a casa antes de que los puerros se ajasen. Por fin, para alivio mo, Escauro desmont lentamente del burro. As pues, yo tambin salt del carro y los dos nos apartamos unos pasos del resto del grupo. T eres el padre de Gaya Laelia, verdad? Era demasiado esperar que aquel tipo

103

envarado replicara con la vieja broma de eso es lo que dice mi mujer. No s si has conseguido ver a tu hija estos das que has estado en Roma... He visto a toda la familia me contest con voz grave. Como hijo que se ha fugado de casa, resultaba tan emocionante como un cuenco de salsa fra. Decid no andarme con chiquitas: He odo que tu ta mand buscarte. Te importara decirme por qu te ha llamado? Escauro, nervioso, levant la mirada al cielo. No, no encuentro razn para negarme... Apost a que su padre la habra encontrado. Mi ta, que es viuda, desea nombrarme su tutor. Soy el nico pariente varn vivo de Terencia Paula. En cuanto a recogida de informacin, una tarea larga y tediosa en condiciones normales, aquel asunto iba muy rpido. Apenas haba pasado un da desde que nos enteramos de que, ya retirada, Terencia Paula se haba casado. Veinticuatro horas ms tarde, ya sabamos que su marido haba fallecido. Resultaba divertido pensar que el pobre hombre haba tenido un ataque debido a la excitacin de la noche de bodas con una vestal, pero lo ms probable es que, a sus noventa y tres aos, el pichn hubiera fallecido de muerte natural. En cualquier caso, yo tena la delicadeza suficiente como para no preguntar a Escauro. As que Terencia, ahora, quera que el hijo de su difunta hermana la representara legalmente. En mi familia, las tas solitarias dirigan sus propios asuntos y lo hacan con mano de hierro. Mi ta Marciana mova las cuentas de los alambres de su baco con una habilidad que muchos cambistas envidiaran. Sin embargo, la ley declaraba a las mujeres incapacitadas para tomar decisiones salvo las relativas a los colores de la lana de sus telares. As, legalmente, sobre todo si se trataba de propiedades, una mujer deba tener un pariente o amigo varn que se hiciera cargo de ellas. De esto quedaba exenta toda mujer que hubiera tenido tres hijos (lo cual era muy justo, deca la mayora de las madres que conoca). Presumiblemente, por su condicin de ex vestal, la ta de Laelio Escauro no tena hijos. Sin embargo, una vez ms, especular abiertamente pareca una falta de delicadeza. No pareces demasiado feliz coment. Escauro, ceudo, daba la impresin de no estar muy contento con mi interrogatorio. No me atrevo a hacerlo. Yo mismo no he estado nunca emancipado del control patriarcal de mi padre. Yo ya saba que su familia estaba dividida por las disputas; ahora, la peticin de la ta aada otro elemento perturbador. Tu padre es un ex flamen dialis y desea atenerse a las antiguas tradiciones. No cambiar de idea? No, jams. No podra ocuparse l de tu ta, en lugar de hacerlo t? El tutor no tiene que ser necesariamente un pariente de sangre. Se odian explic Escauro, con la mayor naturalidad. Tampoco hay ningn liberto amigo al que pueda acudir? Eso sera poco apropiado dijo l. Probablemente, pens, porque la mujer haba sido una vestal. Otras mujeres eran menos remilgadas respecto a los ex esclavos. Un liberto tena una deuda para con su patrona que poda significar mucho ms, para ser francos, que el afecto que senta un pariente. A veces, el liberto y su patrona eran amantes aunque, por supuesto, no podra sugerir tal cosa en una vestal. Entonces, cmo has resuelto el asunto, Escauro? El hombre titube. Quiz pensaba que no era asunto mo.

104

Mi ta insistir en el tema. Debo volver a Roma en el plazo de doce das... Doce das? Es la prxima jornada hbil para cuestiones legales. Debera haberlo recordado, despus de la urgencia que se haba dado mi padre para resolver lo de mi hermana Maya. Sin embargo, lo que Laelio Escauro estaba planeando con la connivencia de su ta result mucho ms asombroso que nuestro simple intento de adquirir un negocio. Presentaremos una peticin al pretor para que me nombre sui juris, es decir, libre para gestionar mis propios asuntos. Si la gestin no resulta, recurriremos al emperador. Vas muy deprisa! dije con un silbido de admiracin. Tu ta parece ms que capacitada si ha ideado todo esto. No vi muy convencido a Escauro. A m me gustaba bastante la idea: Plantear que necesita un consejero varn es legtimo, razonable y modesto. Si el tema llega hasta el emperador, ste tendr presentes los intereses de tu ta puesto que, como pontfice mximo, las vestales estn bajo su responsabilidad directa y debe tratar con profundo respeto a las ya retiradas. Y adems, en su calidad de pontfice, tambin supera en rango a tu padre. Slo se me ocurra un posible riesgo: Supongo que el emperador no decidir nombrarse tutor de tu ta l mismo, verdad? Tal decisin se considerara pertinente, aunque no ayudara a Laelio Escauro a escapar del control de su padre... y poda significar que la ta tomara un tutor que esperaba ser tambin su heredero. Muchos lo hacan. Y Vespasiano era famoso por apropiarse de todo con suma habilidad. Escauro hizo como si le estuviera dando prisas. Si es as, qu le vamos a hacer? Un toque humorstico le impuls a seguir: El emperador puede notar que mi ta es poca cosa. Las ex vestales tienden a ser activas y enrgicas, es cierto asent. Escauro volva a mostrar una mueca de inquietud. Hablar con l era como intentar limpiar una mesa embadurnada de aceite frito. Cada vez que pensaba que estaba avanzando, la superficie se secaba y dejaba a la vista la misma vieja ptina. Supongo que a ti no te asusta... dije, aunque pareca lo contrario. Eres un hombre adulto y llevar los asuntos y propiedades de la dama no puede significar tanto trabajo ni tantas preocupaciones. Mi ta tiene un genio endiablado respondi Escauro. Supuse que la mujer se burlaba de l, de algn modo. Sin embargo, as sola suceder cuando una mujer patricia designaba como tutor a algn pobre desgraciado que, a continuacin, tena la obligacin de contentarla. nimo. Terencia Paula debe de tenerte en gran consideracin. Escucha, espero que no te importe si te lo pregunto, pero si continas bajo el control legal de tu padre no podrs tener propiedades. Significa eso que la finca que ocupis la deliciosa Meldina y t es propiedad de otra persona? S. De mi ta. Esta confirmacin no me sorprendi. Todo aquello empezaba a cobrar forma. Para cualquier juez, la ex virgen y el ex flamen estaban enzarzados en una acalorada disputa y utilizaban al pobre Escauro a modo de arma arrojadiza. El hombre era un guiapo entre dos personas de carcter tremendamente fuerte. Qu terrible familia. Haca que la ma pareciese absolutamente normal. Record que se supona que estaba actuando en inters de una nia. Ya estaba seguro de que la pequea Gaya tambin estaba siendo utilizada por sus padres, Escauro y Cecilia, en su pugna por malograr los planes al viejo. Y dnde encajaba la ta en todo esto? Supongo que Terencia Paula debe de estar encantada de que tu hija vaya a seguir, si as lo disponen los Hados, su carrera en la casa de las vestales... Una extraa mirada cruz el rostro del padre de la nia.

105

A decir verdad, se es el nico motivo de diferencias entre mi querida ta y yo. Creo que sera un honor y que estara en la tradicin de mi familia pero, por algn motivo, mi ta se opone firmemente. Escauro me mir a los ojos. Terencia no quiere? inquir. Por qu? Es una larga historia dijo Escauro. Poco antes pareca una masa blanda que todo el mundo poda moldear, pero era tan escurridizo como cualquier otro cerdo malicioso. Y es un asunto familiar, si no te molesta. Tengo entendido que el pontfice mximo llevar a cabo el sorteo dentro de tres das, de modo que este asunto estar concluido para esa fecha. Era eso todo lo que queras decirme, Falco? Le he prometido a Meldina que hoy no estara mucho rato fuera de casa. Seguro que Marco ha terminado! grit mi madre desde el carro. Capt la indirecta y nos despedimos de Escauro. l reemprendi su marcha hacia el sur, hacia su despampanante compaera; nosotros tomamos el camino de regreso a Roma. Le hice un breve resumen de la entrevista a Helena Justina. No hubo una gran reaccin por su parte: Los dioses nos protejan de la intervencin de parientes que nos quieren! Tu abuela conoci a una virgen que debe evitarse por todos los medios asent. Despus enumer todas las atenciones amorosas de Terencia Paula a la familia de su difunta hermana (las que conocamos, por lo menos) : Terencia siempre estaba a la grea con su hermana, la difunta, respecto a si sta tena un amante; en cambio, parece haber convertido al hijo de su hermana en su favorito. No puede tener muy buena fama en la familia. Hace tres aos, proporcion a Escauro los medios para abandonar su casa y vivir en la granja; con ello, Terencia se asegur de que Escauro nunca dara el gusto a su padre de ingresar en alguna orden sacerdotal y, cuando el hombre huy, abandon a su esposa. Y no ser de gran ayuda, precisamente, que la familia en Roma ya tenga noticia de la existencia de Meldina, que est relacionada con Terencia a travs de su madre. Pero, ahora, Terencia se busca an ms problemas al nombrar tutor a Escauro, contra los deseos del padre de ste. Incluso proyecta ejercitar acciones legales, lo cual, como mnimo, provocar que el nombre del ex flamen sea objeto de la atencin pblica. Podemos imaginar cmo se sentir despus de un punzante artculo de tribunales en la Gaceta Diaria. Y si la accin tiene xito, puede arrancar a Escauro de la autoridad paterna. Las vrgenes que rompen el voto de castidad son enterradas vivas dijo mi madre en tono burln. Y da la impresin de que sta debera haberlo sido a buena profundidad en el instante mismo en que termin su perodo de servicio. Tengo la sensacin replic Helena, de que lo que esta mujer haya dicho o hecho, o lo que tenga en proyecto, puede estar en el meollo de lo que inquieta a Gaya Laelia. Si mi amada estaba en lo cierto, un alma soadora como Escauro no pareca, precisamente, el tutor ms adecuado a los intereses de la dama. Tampoco a m me inspiraba confianza como padre de una nia de seis aitos, perturbada y sin afecto. Bien, quiz debamos aceptar que no es asunto nuestro. Ninguna de esas personas es cliente ma, ni me paga. Y cundo te ha detenido eso? murmur mi madre. La chiquilla te pidi ayuda me record Helena. A continuacin, hizo una pausa con aire pensativo. Yo la conoca y esper: En toda esa chchara sobre asuntos legales que urdi Escauro para que lo escucharas haba algo que no cuadraba. A m me son razonable. Salvo una cosa Helena haba tomado una resolucin y estaba muy indignada.

106

Marco, todo esto es un completo disparate. Las vrgenes vestales estn exentas de las reglas de la tutela femenina! Ests segura? Por supuesto. Helena me mir con suspicacia por haber dudado de ella. Es uno de sus famosos privilegios. Mi madre apret los labios. Absoluta libertad de la intromisin del varn! La mejor razn para convertirse en vestal, en mi opinin. Desde luego asinti Helena, y se tranquiliz al tiempo que el problema despertaba su inters, siempre es posible que la ex vestal en cuestin deba tener un tutor por razones especiales. Puede que est disponiendo de sus propiedades de una manera disoluta y derrochadora. O puede que sea una chiflada! gorje mi madre con un tonillo malicioso. Sin embargo, Terencia Paula produca la impresin de ser demasiado buena organizadora como para no estar en sus cabales. As pues reflexion con cierta irritacin, Laelio Escauro es un tonto sin don de gentes que ha malinterpretado completamente algo que le ha dicho su ta... O simplemente me ha tomado el pelo con un puado de rotundas falsedades! Pero, por qu haba de hacer tal cosa? Haba dejado que Escauro se marchara y ya habamos avanzado demasiado trecho como para dar media vuelta, desandar el camino y desafiarlo. Adems, tena que pensar en Gaya. El da siguiente eran las nonas de junio. Dos das ms tarde, como saba cualquier procurador responsable que consultara su calendario de festividades, empezara un perodo dedicado a Vesta, que inclua dos grandes jornadas festivas denominadas Vestalias. Las mujeres de Roma se acercaban al templo para pedir a la diosa su favor para el ao venidero y habra minuciosas ceremonias de limpieza del templo y del almacn anexo. Aquel ao, el inicio de tales acontecimientos se produca cuando el pontfice mximo haba elegido realizar el sorteo entre las aspirantes a ser vrgenes. Despus de este sorteo pareca probable que quedara fijado el destino de Gaya. Incluso si intentaba ayudarla, slo me quedaban tres das. Despus, era posible que la chiquilla fuera apartada de la opresin y de las peleas que viva en su familia, pero lo sera a cambio de aventar las brasas del hogar sagrado durante los treinta aos siguientes... A la ta de su padre, que haba llevado a cabo sus obligaciones durante el plazo completo, no le pareca buena idea. Bien, ella era la ms indicada para saberlo.

107

XXIII

Las nonas de junio se consagraban a Jpiter, guardin de la Verdad. sta era, por supuesto, mi manifestacin favorita del mejor y ms grande de los dioses. La verdad, en la vida de un informador, es un fenmeno muy raro... En el caso de que hubiera algunas ramificaciones en la festividad, me asegur de mantenerme totalmente apartado de los grandes templos del Capitolio. Haca diez das que haba vuelto de frica y esperaba que los clientes privados que necesitasen un informador se alegrasen de mi regreso y que hicieran cola ante mi oficina para recibir mis sabios consejos. Pero los posibles clientes pensaban de otro modo. Haba tres razones para aceptar la situacin con toda tranquilidad. La primera, que mi supuesto socio, Camilo Justino, estaba en el extranjero y no poda ayudarme en el relanzamiento del negocio. Si ofenda a los ricos familiares cordobeses de su novia, stos la haran volver a su tierra y l se quedara tan desolado que se dedicara a realizar otros tantos trabajos como Hrcules durante los diez prximos aos. Si los abuelos de Claudia lo apreciaban de verdad, lo consideraran un hombre casado y se pasara el resto de la vida cultivando aceitunas en la Btica. En cualquier caso, tendra suerte si alguna vez volva a verlo. Pero hasta que supiera a ciencia cierta lo ocurrido, los planes de relanzar mi negocio se veran obstaculizados. En segundo lugar, cuando trabajaba con Ancrites, alquil una oficina en la Saepta Julia, pero dej ese local cuando lo dej a l. Una vez ms, mi despacho nominal era mi viejo apartamento en la plaza de la Fuente, todava ocupado por Petronio Longo desde que su esposa lo dejara. Cualquier persona que necesitase contratar a un informador deba de tener buenas razones para mantener la discrecin en su vida privada y le horrorizara llegar a una oficina y encontrarse en ella a un gran espcimen de los vigiles oficiales ataviado con su tnica de tarde, un vaso de vino en la mano y los pies apoyados en la barandilla del balcn. No poda desahuciar a Petronio y, en su lugar, reciba a los posibles clientes en mi nuevo apartamento. Muchos de los talleres de artesanos romanos estn plagados de nios, lo cual no es un problema si lo nico que quieres es comprar un trpode de bronce con pies de stiros, pero a la gente no le gusta que la interroguen sobre sus problemas de vida o muerte mientras un beb lleno de energa les lanza papillas a las rodillas. En tercer lugar, por primera vez poda contemplar todo aquello sin demasiada preocupacin o urgencia. Ancrites y yo habamos ganado tanto dinero en nuestro trabajo para el Censo que, en esos momentos, no tena presiones econmicas. Pero eso, en s mismo, era preocupante. Tendra que acostumbrarme a ello. Durante los ocho ltimos aos, desde que persuad al Ejrcito para que me licenciara de la Legin, haba vivido siempre con miedo a no tener qu comer y a que el casero me pusiera de patitas en la calle. Incluso me daba miedo casarme porque tema arrastrar a otros a esa vida de precariedades. Yo haba vivido en la inmundicia, haba carecido de solaz y de refinamiento intelectual. Me haba visto obligado a realizar trabajos peligrosos y degradantes. Y por eso beb, so, forniqu, me quej, conspir, escrib torpes poemas e hice todo lo que dicen que hacemos quienes insultan a los informadores. Luego, en Bretaa, en mi primera misin para Vespasiano, conoc a una chica. Aunque era un hombre que se rea despectivamente de las mujeres desdeosas, me lanc a cortejar a Helena con un entusiasmo que dej pasmados a mis amigos. Ella era hija de un senador y yo una rata callejera. Nuestra relacin pareca imposible: una maravillosa atraccin por una persona a la que gustaba el riesgo. Al principio, ella me

108

odiaba: otra artimaa. E incluso llegu a pensar que yo la odiaba a ella: una ridiculez. La historia de cmo llegamos a vivir como lo hacemos ahora, mucho ms unidos y enamorados que el resto de la gente (ms, sobre todo, que mis abrumados clientes), llenara unos cuantos rollos de pergamino en vuestra biblioteca. Que Helena me amase era un misterio. Que eligiera soportar mi estilo de vida todava era ms raro. Durante cortos perodos de tiempo, vivimos en mi viejo apartamento, el que ahora ocupa Petronio con su corpulencia cuando se obliga a pasar una noche bajo techo. Luego, durante un breve tiempo, alquilamos un apartamento en un edificio que fue accidentalmente derribado por un deshonesto constructor. Por fortuna, no estbamos en casa. Y ahora vivimos subarrendados en una casa de tres habitaciones en la primera planta de un edificio, de la que hemos quitado los frescos obscenos y a la que trasladamos los lloros de nuestra nia y nuestras risas, pero poca cosa ms. Yo siempre haba albergado sueos de tener mi propia mansin, dentro de unos aos, cuando tuviera tiempo, dinero, energa, motivacin y el nombre de un vendedor de fincas digno de toda confianza (bueno, ese ltimo criterio descartaba que pudiera hacerlo). En tiempos ms recientes, Helena Justina haba hablado de comprar una casa con suficiente espacio como para compartirla con su hermano pequeo, al que ambos aprecibamos y cuya joven dama (si se quedaba con l) era de lo ms agradable. Yo no estaba seguro de que nadie me cayera lo bastante bien como para soportar la posesin conjunta de una casa pero, al parecer, era una posibilidad mucho menos remota de lo que yo haba pensado. Ahora que hemos alquilado el carro con la mula anunci Helena con aire un poco sumiso, maana podramos salir a ver esa casa que he comprado. Supongo que me ests hablando de esa casa de la que yo no tengo ningn conocimiento, no? Exacto. Claro. Si un hombre se une a una mujer formidable, debe esperar que sus libertades domsticas se vean algo reducidas. Helena haba comprado una casa entera para m sin decirme siquiera la calle o el barrio, sin haberme mostrado el plano del edificio ni mencionado el precio. Te gustar me asegur Helena, con un tono que pareca que hubiera empezado a dudar de que le gustara a ella misma. Si t la has elegido, naturalmente que me gustar. A menudo, yo me mostraba firme. Helena siempre haca caso omiso de mi firmeza, por lo que adoptar esa actitud poda parecer intil, pero esa frase haba dejado claro a quin habra que echar la culpa si habamos cado en manos de un vendedor desaprensivo. Y era eso lo que haba ocurrido, me lo tem. Fue prohibida durante el da la circulacin de vehculos en Roma, y aquella noche, despus de llevar a mi madre a casa, dejamos la mula en la lavandera de Lenia con la idea de levantarnos muy temprano al da siguiente y salir antes del amanecer. Despus de unas pocas horas de descanso en nuestro apartamento, a la maana siguiente me despert a regaadientes, puse a Julia y a Nux en el carro, en sendos cestos, y recorrimos las calles silenciosas como delincuentes en fuga. ste es el primer inconveniente. La casa est a muchas millas de la ciudad? Me han dicho que se poda llegar andando. Helena estaba apesadumbrada. Veremos si es cierto. Siempre dijiste que queras vivir en el Janculo, con una buena vista de Roma. Cierto. Un lugar muy bonito. Una vez vi all la magnfica casa de un gngster. Tena buenas razones para proteger su intimidad. La casa que Helena haba comprado estaba al otro lado del Tber, aislada, podra

109

decirse. Si tena vistas, tal como haba prometido, deba de estar elevada. Cada da, cuando volviera a casa por la noche (no me molestara en acercarme hasta all a la hora del almuerzo como haca ahora), la ltima parte del camino sera una empinada cuesta. Me dije que ya me las arreglara con eso, puesto que haba pasado toda la vida en el Aventino. Ahora podemos permitirnos tener palanqun propio aventur a decir Helena mientras pasbamos ante el teatro de Pompeyo y cruzbamos el puente de Agripa. Aquello era mucho ms lejos de lo que yo sola andar a pie. Si quieres tener vida social, necesitaremos uno cada uno. La casa tena tremendas posibilidades. (Las mismas palabras terribles de siempre!) Una vez reformada, puesto que haba sufrido un abandono total durante veinte aos, poda quedar realmente hermosa. En sus esplndidos pasillos se abran unas habitaciones espaciosas y bien ventiladas y haba patios interiores de peristilos que separaban las distintas alas de la casa. Los suelos eran de buen mosaico geomtrico policromo en las estancias y salones principales. Unos frescos anticuados y algo descoloridos planteaban el interesante dilema de si conservarlos o invertir en diseos ms modernos. No tena baos dijo Helena. Por suerte, hay una fuente. No s cmo se las apaaban los antiguos propietarios. A m me parece esencial tener un bao. Gloco y Cota? pregunt tragando saliva. Cmo lo has adivinado? Son los candidatos perfectos para que algo salga mal. No los veo por aqu. Lo que s vea eran las escaleras, los escombros y los restos de comida. Tambin haba una gran placa en la que anunciaban sus servicios, colgada del busto que daba la bienvenida junto a la puerta de entrada. Sin duda alguna, antes de marcharse, volveran a dejarlo todo como estaba. Es broma. Para m, la situacin estaba clara. Era evidente que aquellos muchachos dejaban una estela de destruccin a su paso. El riesgo que se corra al contratarlos era tener que hablar, despus, con algn constructor serio para que arreglase todo lo que esos tipejos haban estropeado. Esa situacin no tendra nada de raro o sorprendente pues est cuidadosamente contemplada por el gremio de los constructores. Precisamente as es como perpetan su oficio. Cada vez que acude uno y te estropea la casa, el siguiente de la cadena tiene trabajo asegurado. Y no intentes escapar. Conocen todos los trucos a los que el nuevo propietario puede recurrir. Son dioses y hay que dejarles que se salgan con la suya. Gloco y Cota no estn nunca aqu replic Helena. sa, me siento obligada a admitirlo, es su gran desventaja. Si te dijera que compr esta casa antes de que nos marchramos a frica... Nos fuimos a principios de abril, no? pregunt con una tierna sonrisa. Y hemos estado fuera un par de meses... Haba quedado con Glauco y Cota en que construiran los baos durante nuestra ausencia. Era una obra sencilla, en un lugar limpio y despejado. Me aseguraron que tenan tiempo de hacerlos. Les llevara veinte das. Y, entonces, qu ha pasado, cario? Estaba tan desconsolada que resultaba muy fcil ser amable con ella. Ya tendra tiempo de atacarla cuando me proporcionara la municin. Supongo que ya te lo imaginas. Helena, que era una muchacha valiente, respir hondo y me cont la odisea. Empezaron ms tarde porque no haban concluido todava su anterior trabajo. Tienen que ir constantemente a Roma en busca de materiales pero no regresan hasta el da siguiente. Necesitan dinero por anticipado pero, si les

110

pagas por cortesa, se aprovechan y desaparecen hasta otra vez. Les di una lista muy clara de lo que quera, pero ni caso, todos los materiales que han trado son distintos de los que yo haba elegido. Se les ha roto la baera de mrmol blanco que haba hecho traer especialmente de Grecia; han perdido la mitad de los mosaicos del suelo del caldario... despus de haber colocado slo la primera mitad; ahora, los que se pongan no podrn ser iguales. Beben, hacen apuestas y discuten por los resultados. Si vengo aqu a adecentar otras estancias de la casa, me interrumpen constantemente pidiendo comida y bebida o para anunciar que hay un problema en el diseo que no haban previsto de antemano. Deja de rerte, por favor. No s de qu te extraas. Yo me estaba divirtiendo de veras. Esa pareja es un ejemplo tpico del mundo de los contratistas de obras y lo que es ms, fue mi padre quien los encontr. No menciones a tu padre! Perdona. Ya arreglaremos todo eso respond, un poco ms serio. Helena empezaba a dar muestras de pnico y desesperacin. Con esta gente yo no puedo arreglar nada, Marco. Cada vez que consigo que trabajen, se limitan a reconocer que me han engaado de una manera intolerable, se disculpan servilmente, prometen ponerse manos a la obra de ahora en adelante con toda diligencia y... y desaparecen otra vez! La mir a los ojos. El alivio por haberme implicado en el asunto estaba suavizando su tragedia. Era un buen lo, s, pero ahora poda llorar sobre mi tnica. Saber que haba podido confiarme la verdad le daba nimos. Tienes suerte de vivir con un hombre que no te pega nunca, Helena le dije. No sabes cunto te lo agradezco... Aunque me alegrara que tambin limitases tus burlas un poquito. Imposible, cario. Ya me lo supona. Con aire de desconsuelo, me permiti que le acariciara la ruborosa mejilla. Llevaba un vestido negro y un conjunto de brazaletes para ocultar la cicatriz del antebrazo donde le haba picado un escorpin en las afueras de Palmira. Como nos habamos levantado muy temprano, no haba tenido tiempo de peinarse y se haba limitado a meter los cabellos bajo el cuello de la tnica. Le puse la mano en la nuca y empec a soltrselos. Ms relajada, Helena apoy la cara en mi mano. Le pas el brazo por el hombro y nos volvimos para contemplar la propiedad. Era esa hora de la maana en la que el sol empieza a calentar anunciando un da canicular. Miramos la hermosa casa de dos pisos, con sus agradables ritmos de columnatas y arcos repetidos bajo las ventanas cerradas de las plantas superiores. La fachada exterior era regular, con dos pequeos torreones rojos en cada esquina, un porche con escalones bajos y dos delgados pilares en los que se abra el frontispicio. Una nerviosa paloma blanca revolote en direccin a los canalones; probablemente habra anidado en el clido espacio debajo del tejado, que, en realidad, se vea muy slido. La zona en la que no se haban construido los famosos baos albergaba una terraza con pinos y cipreses. El terreno descenda suavemente, bordeado de descuidados setos ornamentales, cerca de la casa, las habituales enredaderas y celosas. Unos caminos de gravilla mal cuidados, casi todos los guijarros conducan desde la verja de la propiedad a la puerta de la casa y luego se abran por todo el terreno hasta llegar al sitio donde Helena haba planeado construir los baos. El que la finca careciera de fuentes y estanques permitira a un inventor como yo dar rienda suelta a la imaginacin, disearlos y construirlos (y quitarlos de nuevo despus de que un nio cayera dentro de

111

ellos). Era, realmente, un lugar muy tranquilo. Hice girar mi cinturn en torno a la cintura para que Helena no se clavase la hebilla mientras la estrechaba contra m, miraba detrs de ella y le restregaba la nariz en la nuca. Cuntame toda la historia dije. Me gust tan pronto como la vi respondi Helena con un suspiro, al cabo de un momento. Sus palabras eran serenas y tenan la sinceridad rotunda con la que siempre abordaba los temas que nos incumban a ambos y que a m tanto me gustaba. La compr para ti. Cre que te encantara. Pens que nos gustara mucho vivir aqu como una familia. Estaba en buenas condiciones, y sin embargo podan hacerse muchas cosas a nuestro gusto para mejorarla cuando tuviramos ganas y tiempo. Pero ya veo que es un desastre. T no puedes estar tan lejos de Roma. Hmmm! A m tambin me gustaba y comprenda que Helena hubiera elegido aquel lugar. Supongo que puedo venderla de nuevo. Construir los baos y luego anunciarla como una casa con carcter, completamente reformada, buenas vistas y baos propios. Que sea otro quien descubra que Glauco y Cota no han sido capaces de construir unos baos en condiciones. Y que el nuevo hipocausto pierde humo. Helena se volvi para mirarme horrorizada. Oh, no! Cmo lo sabes? Cuando las instalan unos chapuceros como Glauco y Cota siempre sucede dije tras sacudir la cabeza con pesar. Y dejan los canalones llenos de escombros, con lo cual se obturan cuando llueve. No! Tan seguro como que las ardillas comen bellotas. Helena se cubri el rostro con las manos y se le escap un gemido. Ya veo el papiro con la compensacin que nos pedir el nuevo propietario. Te quiero le dije riendo. A pesar de todo? Agitada, Helena se solt de mi abrazo y retrocedi un paso. Muchas gracias, Marco, pero ahora mismo, esto es escurrir el bulto. Tom sus manos largas y finas entre las mas. No la vendas todava. Tengo que hacerlo. Primero la arreglaremos. De repente, pareca urgente hacerlo. No te precipites, no hay necesidad de... Tenemos que vivir en algn sitio, Marco. Necesitamos espacio para la niera de Julia, para los criados... Pero esta casa necesita toda una cohorte de esclavos; tendras que mandar cada da una tropa a Roma slo para hacer la compra... Me gusta. Quiero que la conserves mientras tomamos una decisin. Tendra que haberlo consultado contigo, primero dijo, alzando la barbilla. Mir de nuevo la bonita casa en sus soleados terrenos, sobrevolada por la preocupada paloma blanca a la que debamos de parecerle gente con la que tendra que vrselas diariamente. No s por qu, su presencia hizo que me sintiera tolerante. No pasa nada. Cualquier hombre habra dicho que primero tendran que haberle consultado coment Helena en voz baja. Es que no saben nada. Lo dije en serio. Nunca pierdes los nervios ni te aterroriza nada de lo que yo sugiero. Siempre me

112

dejas hacer lo que quiero. Pareca asombrada aunque me conoca desde haca suficiente tiempo como para no sorprenderse. Hacer lo que quera la haba llevado a vivir conmigo. Hacer lo que quera nos haba llevado a vivir unas aventuras ms apasionantes de las que un hombre suele compartir con su aburrida esposa. Siempre y cuando lo que te guste sea lo que haces conmigo le dije con un guio. Nos quedamos todo el da en el Janculo. Recorrimos la finca y tomamos medidas y anotaciones. Asegur las puertas porque cerraban mal. Helena barri y recogi algunos trastos. Hablamos mucho y remos mucho. Si bamos a vender la casa, aquello era, tericamente, una prdida de tiempo, pero nosotros no lo veamos de ese modo. Gloco y Cota, los sagaces constructores de los baos, no aparecieron.

113

XXIV

Me acerqu a casa de mi madre para contarle lo que pensaba de la nueva casa. (Helena me acompa para escuchar lo que yo tena que decir.) Nos esperaban problemas: el condenado inquilino se encontraba all. No hagis ruido! Ancrites se encuentra mal. El pobrecito est dando una cabezada. No hubiera habido nada de malo en eso, pero la advertencia de mi madre lo despert y sali al punto de su cuarto, sabiendo que yo habra preferido marcharme sin verlo. Falco! Lo ves, Helena? Todos los das perfectos tienen sus pequeos fallos. Por qu eres tan brusco, Marco? Buenas tardes, Ancrites. Lamento saber que tus heridas te estn molestando. Se le vea fatigado. Llevaba tiempo sufriendo de unas heridas que recibi en la cabeza cuando estuvo en Tripolitania y los cortes que le hicieron con la espada mientras haca el idiota en la arena retrasaron su recuperacin. En Lepcis perdi mucha sangre; yo haba empleado horas y horas en vendarle, y durante todo el viaje de regreso a casa esper en vano tener que arrojar su cadver por la borda. Mi madre no haca ms que moverse de ac para all, nerviosa, mientras l intentaba aparentar valenta. Lo consigui; fui yo el que estuve a punto de vomitar. Se vio obligado a levantarse de su sof con la misma ropa de la siesta: una tnica gris sucia y unas zapatillas viejas, radas, como lo que Nux sola traerme para jugar. Todo eso distaba mucho del atuendo elegante que Ancrites utilizaba normalmente y haca vislumbrar al hombre que se ocultaba detrs de la persona pblica, tan inapropiado como un lince domesticado. Me avergonc de encontrarme en la misma habitacin que l. Se rasc la oreja y luego, con una sonrisa, pregunt: Qu tal la nueva casa? Yo habra dado un cofre lleno de oro con tal de que no supiera mi posible nueva direccin. No me digas que has hecho que tus srdidos colaboradores nos siguieran hasta all arriba. No he tenido necesidad de hacerlo. Tu madre siempre me pone al corriente de cuanto haces. Seguro que aquel hijo de puta haba sabido de la casa antes que yo, pero permanec leal a Helena y pas por alto sus palabras. Mi madre le sirvi un caldo de esos que se hacen para los enfermos. Eso significaba que, por lo menos, todos comeramos algo. Estaba lleno de verduras que ella haba robado el da anterior en el mercado. Qu bien me cuidan aqu! exclam Ancrites, complacido. Apret los dientes. Hoy ha venido Maya dijo mi madre, mientras yo empuaba la cuchara con gesto malhumorado. Vi que Ancrites se lo tomaba con buen apetito. Tal vez se limitaba a ser amable con su casera. O tal vez quera ponerme nervioso. Quiz ya le haba echado el ojo a mi hermana viuda porque volva a estar disponible. (Por todos los dioses!) Mi madre frunci el ceo. Me han contado todo ese plan que has tramado con tu aliado. Decid no mencionar que la compra de la tienda del sastre era un plan de mi odiado aliado, pero not que mi madre lo haba intuido. No me atrev a pensar en si tambin saba que iba a comprrselo a Maya con el dinero de mi padre. Parece la solucin ideal me apoy Helena con firmeza. Maya necesita una

114

ocupacin. Sabe coser y la responsabilidad la har prosperar. Estoy segura de ello! se burl mi madre con desdn. Ancrites guard silencio, haciendo gala de tal diplomacia que me entraron ganas de meterle la cuchara de sopa hasta la garganta. Y, adems prosigui mi madre, tal vez quede todo en agua de borrajas. Por lo que yo s, ya est todo arreglado, mam. No. Maya se neg a aceptar si no le daban tiempo para pensrselo. El contrato todava no est firmado. Bien, yo lo he intentado. Dej la cuchara sobre la mesa. Los nios necesitan un futuro. En eso tendra que pensar. Mi madre se abland. Era una defensora a ultranza de sus nietos. Es lo que se propone hacer. Lo nico que quiere dejar claro es que no est cumpliendo rdenes de tu padre. Era tan raro que mi madre mencionase a mi padre que nos quedamos todos callados. Era una situacin realmente embarazosa. Helena me dio una patada por debajo de la mesa para indicarme que haba llegado el momento de que nos marchramos. Una cosa, Marco dijo Ancrites interrumpiendo el incmodo silencio. No he averiguado lo que quera el chico que mandaste. Volv a apoyar la espalda en el respaldo del que haba empezado a separarme despacio. Que yo mand a un chico? Qu chico? Creo que se llama Camilo. Mir a Helena. Conozco a dos chicos que se llaman Camilo. Camilo Justino me ayud a rescatarte de la muerte en Lepcis Magna, Ancrites. No creo que puedas ser tan desagradecido como para haberlo olvidado. No, no, tiene que ser el otro. Eliano dijo Helena con frialdad. Ancrites puso cara de desconcierto. No pareca advertir que ambos Camilos eran los dos hermanos menores de Helena y que, en cierta ocasin, l haba utilizado a Eliano como contacto que le fue muy til. La herida de la cabeza le haba afectado a la memoria. Yo no te he mandado a nadie, Ancrites repliqu, molesto. Ah, no? Pues l dijo que lo mandabas t. No te hagas el gracioso. Has olvidado que lo conoces? El ao pasado os vi abrazaros como amigos que se reencuentran despus de mucho tiempo, en esa cena de los productores de aceite... La misma noche en que te hiciste esa gran brecha en la cabeza. Ancrites dej de lado su orgullo y se mordi el labio inferior. En anteriores discusiones, haba constatado que el ex jefe de espas no recordaba nada de la noche en que haba recibido la paliza. Eso le preocupaba. Era muy pattico. Para un hombre cuya carrera implicaba saber ms acerca de otras personas de lo que stas cuentan a sus amantes o a sus doctores, perder parte de sus propios recuerdos representaba una terrible conmocin. Aunque Ancrites intentaba no demostrarlo, yo saba que por las noches no dorma, esforzndose por recordar los das perdidos de su vida. Yo no haba sido tan cruel. Ancrites saba algo sobre esa noche porque yo se lo haba contado: lo encontraron inconsciente, yo lo rescat y lo llev a una casa segura, la de mi madre, bajo cuyos cuidados pas varias semanas en estado semicomatoso. Si no hubiera sido por ella, habra muerto. Podra decirse, aunque yo fui lo bastante corts para no hacerlo, que tambin estaba en deuda conmigo. Me asegur de que su celoso rival en palacio, Claudio Laeta, no lo encontrara y le diera el billete para el Hades.

115

Llegu incluso a descubrir a los responsables del ataque y, mientras Ancrites estaba en cama, los llev ante la justicia. Nunca me dio las gracias por ello. As que lo conozco yo susurr Ancrites, que se debata por recordar a ese antiguo contacto. Hablaste con l de lo que andaba mal en la Btica dijo Helena, apiadndose de l. Era la poca en que mi hermano viva all. Trabajaba con el gobernador de la provincia. Pero slo lo conociste de pasada, es cierto. Sera mucho pedir que lo recordaras. Pero l tampoco me record a m. La mirada de Ancrites segua siendo sombra y turbada. Acababa de mantener una conversacin sobre alguien que haba conocido en cierta ocasin y a quien no consegua recordar. Deba de parecer que haba en ello una aterradora falta de lgica, pero yo saba la razn, tal como haba ocurrido: Eliano quiso ocultar un grave error de apreciacin por su parte. Al transmitir un documento al jefe de la inteligencia, lo haba entregado a quien no deba y el documento acab por ser destruido. Ancrites nunca lo supo, pero Eliano, al comprobar que el jefe del servicio secreto no se acordaba de l, no tuvo ningn inconveniente en hacerse pasar por un desconocido. Qu fastidio de joven. Dej que Ancrites viera mi sonrisa afectada. Est jugando. Supongo que te ha contado que uno de los hermanos arvales ha muerto en extraas circunstancias. Eliano est incordiando a la hermandad, buscando una conspiracin. Tal conspiracin poda ser real pero, si lo era, me molestaba que aquel joven estpido hubiera puesto sobre aviso a Ancrites. Eliano y yo formbamos equipo y el espa tendra que pedir con mucha educacin que le dejramos participar. Y Eliano, entonces, qu quera? le pregunt Helena. Un hombre. De veras? Deja de hacer teatro, Falco gru Ancrites. Trabajando con l en el Censo, haba podido comprobar que aquel hombre era el jefe del servicio secreto porque tena cierta perspicacia. Muy bien, socio dije, cediendo con una sonrisa. Supongo que te pregunt si sabas quin es el miembro de la hermandad fallecido. Exacto. Y podras identificarlo? No. Esa sigilosa hermandad ha logrado mantener en secreto la identidad del muerto. Estoy impresionado! admiti, burlndose de s mismo. Y tus astutos rastreadores lo han descubierto? Por supuesto. Sucio bastardo. Y bien? El muerto se llamaba Ventidio Silano. Yo nunca haba odo hablar de l. Te dice algo ese nombre? me espet Ancrites mirndome con cautela. Decid no engaarlo. Me recost en la silla y abr las manos en un gesto de franqueza. Nada de nada. A m tampoco confes Ancrites con una sonrisa; tambin l aparent que hablaba con una inusual muestra de sinceridad.

116

XXV

Roma se encontraba en su mejor momento. Los molinos a pleno rendimiento, las fuentes limpias, las golondrinas trisando en los tejados, a la luz del atardecer que no posee ninguna otra ciudad de las que he visitado. Habamos devuelto el carro y la mula al establo donde nos lo haban alquilado y, por lo tanto, de nuevo, bamos a pie. Helena y yo caminbamos hacia nuestra casa desde la de mi madre, pensando ambos en nuestra nueva propiedad en el Janculo. Las calles del Aventino seguan llenas de vida a una hora en la que todava no llegaban a ser peligrosas. An haba bastante luz y haca bastante calor, por lo que las actividades domsticas y comerciales continuaban, y las furcias y rateros apenas haban empezado a salir. Hasta las callejas ms estrechas eran seguras. Julia Junila dorma con la cabeza apoyada en mi hombro. Era como un peso muerto que me recordaba mis das de soldado en los que cargaba piedras para construir muros provisionales. Mi madre siempre consegua agotar a la nia. Nux trotaba junto a Helena con aire esquivo. Siete perros de distintas formas y tamaos, pero con una nica intencin, la seguan implacables. Nuestra chica est en celo coment apesadumbrado. Qu bien! Tendr perritos... dijo Helena con un suspiro. Perdimos a unos cuantos de los admiradores junto a una carnicera en cuya alcantarilla haba restos: huesos y visceras. Habramos perdido tambin a Nux cuando sta vio qu hacan los otros congneres, si Helena no la hubiera cogido mientras olisqueaba un trozo de tripa especialmente asqueroso. La alejamos de all a rastras mientras la perra escarbaba furiosa con las patas sobre las losas de lava hasta que la cog y me la puse bajo el brazo que me quedaba libre. Nux aull pidiendo ayuda a sus admiradores pero stos prefirieron seguir babeando entre huesos sanguinolentos y mollejas y no le hicieron caso. Olvdalos, Nux, los hombres no valen la pena la consol Helena. Yo hice caso omiso de aquella charla entre chicas rebeldes. Llevaba en brazos al tesoro de la familia y, si no me concentraba, poda carseme. Volv a pensar en el ejrcito: cualquiera que hubiese cargado su parte de petate militar por media Bretaa (jabalinas, zapapicos, la bolsa de las herramientas con ellas dentro, el cesto, diversas latas y racin de comida para tres das) poda cargar con una nia y una perra unos cuantos pasos sin apurarse. Por otra parte, si colocas bien la marmita del rancho no te va dando golpes en las costillas ni se te escurre del hombro. En la plaza de la Fuente alguien preparaba almejas en una parrilla y por el olor que despedan estaban ms quemadas que otra cosa. Haba cado la noche. Las sombras de las casas hacan engaoso el camino. Una lmpara solitaria, colgada de un gancho, arda fuera del saln, no tanto para alumbrar a los transentes como para que el personal sin rasurar del establecimiento pudiese terminar la partida del juego cuyo tablero haban pintado en el suelo. Ese diminuto crculo de luz slo serva para que el estrecho corredor de nuestra calle pareciera ms oscuro y peligroso. Entre los adoquines creca una resbaladiza vegetacin con la que era muy fcil patinar y romperse ms de un hueso. Caminamos con cautela, sabiendo que cada paso llevaba nuestras sandalias hacia un cenagal de porquera y tiestos de nforas. Helena dijo que ella se encargara de baar a la nia; normalmente lo hacamos en la lavandera, utilizando toda el agua caliente que haba sobrado despus de que Lenia cerrase el establecimiento. Decid subir a casa y ver a Petronio. Tena que contarle lo de la casa en el Janculo antes de que lo supiera por boca de otros.

117

Le encontr con las piernas abiertas bajo la mesa de la habitacin que da al exterior. Estaba fuera de las puertas correderas, ganduleando bajo los ltimos rayos del sol en el balcn. Aquello siempre me produca irritacin, me recordaba demasiado mi vida de soltero. Slo hubiera faltado encontrarle con una bailarina en el regazo. Estaba tomando una copa. Eso s poda soportarlo. Me dijo que buscara un vaso y me sirviera yo mismo. Has estado en tu nueva casa? pregunt sin esperar a que yo hablara. Toda la ciudad parece conocer que me ha comprado una casa, excepto yo. Petronio sonri. Haba alcanzado la benvola fase de soar sentado en un banco despus de la cena. Al recordar lo fcil que era no molestarse en preparar un plato para uno, supuse que no haba cenado demasiado y que por eso la fase de ensoacin se haba anticipado. Si a todos los dems nos ha gustado la idea, a ti qu te preocupa, hijo mo? Bueno, es un plan intil. Helena piensa ahora que no podemos vivir tan lejos de la ciudad. Entonces, por qu compr la casa? Probablemente, todos los dems, los que estabais en el secreto, os olvidasteis de fijaros en los inconvenientes. Pero, es una buena finca? Muy hermosa. Durante un rato bebimos en silencio. O voces femeninas familiares que hablaban en la calle y supuse que eran Helena y Lenia. sta, probablemente, contaba a voz en grito los ltimos horrores que le haba infligido su ex marido Esmaracto, que era el propietario del edificio donde vivamos. Tom la copa con ambas manos pensando en lo malvado, demente y avaro que era aquel hombre, un mentiroso con sus inquilinos y un insulto para la humanidad. Petronio tena la cabeza apoyada en la pared, pensando, a buen seguro, en sus propios enemigos. En Rubela, probablemente, el tribuno de su cohorte, que era un tirano ambicioso y sin escrpulos, manitico de la disciplina y que, segn Petronio, ni se limpiara el culo con una esponja de letrina sin consultar antes las reglas para ver si tena que hacrselo algn subordinado. Fuera se oy el rumor de pasos. Petronio y yo nos sentamos bien, ambos repentinamente tensos. Aqu nunca sabas cundo los visitantes te traan malas noticias o slo venan a darte una paliza. Petronio nunca saba si eran manifestaciones no deseadas de su vida y de su trabajo o una resaca violenta de cuando yo viva all. Alguien cruz la puerta y se qued en la habitacin que estaba detrs de nosotros. Los pasos eran rpidos y ligeros, incluso despus de subir seis tramos de escaleras. El recin llegado apareci entre las puertas correderas. Yo era el ms cercano; me qued quieto, aunque listo para saltar. Por todos los dioses! Vaya par de sinvergenzas estis hechos todava... Nos relajamos. Buenas noches, Maya. No estbamos borrachos, ni siquiera achispados. Sin embargo, a toda mi familia siempre le ha gustado ser injusta. Me pregunt por qu mi hermana haba venido a ver a Petronio. Yo lo conoca muy bien y saba cundo se pona nervioso. Se estaba preguntando lo mismo que yo. Petronio alz la jarra para ofrecerle vino. Maya pareci tentada a aceptar pero luego dijo que no con la cabeza. Se la vea cansada. A buen seguro necesitaba relajarse, pero tena cuatro nios en casa que dependan de ella. Helena me ha dicho que estabas aqu arriba haciendo el vago. No puedo detenerme: Mario est abajo, examinando a esa terrible perra tuya. Quiere saber si ya est preada. Te matar por esto...

118

Hago todo lo que est en mis manos para que Nux siga siendo casta. Pues hablando de doncellas castas, hoy me han contado algo que pens que te gustara saber dijo Maya. He hablado con una de las otras madres cuya hija es aspirante a entrar en el colegio de las vestales como mi Cloelia. Esta mujer conoce a Cecilia Paeta y esta tarde ha ido a su casa a visitarla. Ella ha sido mejor recibida all que yo, puesto que su marido es sacerdote del templo de la Concordia y, naturalmente... Tal vez est siendo injusta con ese hombre y sea un honrado fregasuelos del lugar. En resumidas cuentas, la mujer me ha contado que encontr a todos los Laelios muy alterados y nerviosos y que, aunque intentan fingir en pblico que no ocurre nada, mi amiga sabe por qu. A Gaya Laelia le ha sucedido algo. Nos lo vas a contar? pregunt incorporndome de repente. Hasta all, Maya haba disfrutado contando la historia. Cuando lleg a este punto, baj la voz con un tono de autntica preocupacin. La han perdido, Marco. Ha desaparecido por completo. Nadie sabe dnde est la nia.

119

XXVI

No era asunto nuestro. Eso, al menos, era lo que nos diran los Laelios. Y, de todas formas, a aquellas horas poco podamos hacer. Petronio se comprometi a acompaar a Maya y a su hijo pequeo a casa para que no pensase que poda correr algn riesgo. Helena y yo nos fuimos directos a la cama. Todos esperbamos, como acostumbra a hacerse cuando se pierde un nio, que a la maana siguiente el asunto estara resuelto y que Gaya aparecera, dejando que la aventura se convirtiera en una ms de esas historias inolvidables que la gente cuenta ao tras ao junto a la lumbre en las Saturnales para avergonzar a la vctima. Pero cuando la desaparecida es una nia que dice que su familia prefiere verla muerta, el asunto produce escalofros por ms que uno intente quitarle importancia. Al da siguiente, muy temprano, Maya fue a ver a su amiga, la madre que le haba dado las noticias. La mujer, ansiosa, ya haba ido a ver a Cecilia Paeta, la madre de Gaya. La nia no haba vuelto a casa y la familia haba hecho pblica la noticia. Entonces Helena visit la casa de los Laelios, acompaada de Maya, como matronas que ofrecan sus condolencias, pero las trataron con brusquedad y no las dejaron pasar de la puerta. Los nios se pierden por razones muy distintas. Olvidan el camino de regreso a casa, o se quedan con sus amigos sin molestarse en avisar a nadie. A veces, en cambio, traban amistad con personajes desconocidos y siniestros que los atraen a peligrosos destinos. A los nios les gusta esconderse. Muchos nios perdidos son encontrados de nuevo en casa: metidos en un armario o boca abajo en una tinaja de grandes proporciones. Por lo general, consiguen no asfixiarse. A veces, las nias son secuestradas para carne de burdel. Petronio Longo me cont en voz baja que en los asquerosos bajos fondos donde todo est permitido, una nia de seis aos, de buena familia y camino de convertirse en virgen vestal, era un trofeo de valor incalculable. A la maana siguiente, tan pronto como Maya cont que la nia segua perdida, se encarg personalmente de poner en alerta a todas las cohortes. T eres mi testigo principal, Falco. Descripcin de la nia, por favor. Por Jpiter! Cmo quieres que lo sepa? De repente me sent mucho ms paciente con todos los testigos inconcretos a los que haba tratado a gritos por darme informaciones intiles. Se llama Gaya Laelia, hija de Laelio Escauro. Tiene seis aos, es pequea. Iba bien vestida, con joyas (unas pulseras) y el cabello bien peinado. Eso puede cambiarse dijo Petronio en tono sombro. Si la ha secuestrado el dueo de un burdel, lo primero que har ser vestirla y peinarla de otro modo. Tienes razn. Ojos oscuros, muy oscuros. Bienhablada, confiada. Bonita... Petronio solt un gruido. Tal vez en contra de su buen tino, haba decidido contarle a Rubela lo que estaba pasando. No poda ignorar la posibilidad de que Gaya hubiera sido secuestrada, y en tal caso todas las chicas que intervenan en el sorteo eran posibles vctimas. Rubela le haba dicho a Petronio que dudaba que la hubieran matado. A pesar de eso, el escptico y torpe tribuno se fue inmediatamente a ver al prefecto. La reputacin de la cuarta cohorte quedara a salvo. Si el prefecto se tomaba esta historia en serio, su siguiente paso sera pedir a la oficina del pontfice mximo (el emperador, por supuesto) una lista con todas las jovencitas que entraran en el sorteo para advertir a sus padres. Desde que la familia Laelia haba intentado hacer creer que se trataba de un conflicto domstico en el que nadie deba meterse, yo me tema que las cosas iran de mal en peor. Pero, por su posicin social, no debera sorprenderles que se hubiera divulgado a

120

los cuatro vientos. El tiempo cuenta. Los Laelios no lo tenan presente. Aunque la pequea Gaya estuviera atrapada en un armario de su propia casa, tenan que emprender una bsqueda sistemtica. Haba que empezar de inmediato. Petronio y yo podramos haberles dado instrucciones sobre cmo proceder; nos sentamos frustrados por no poder ni siquiera acercarnos a sus familiares. Pero un flamen dialis era lo ms parecido que existe a los dioses con forma humana y uno jubilado poda ser tan arrogante como ellos. Laelio Numentino haba representado a Jpiter en la tierra durante treinta aos. Tanto Petronio como yo sabamos que no podamos abordarlo. Petronio no era ms que un miembro de los vigiles y sus superiores le haban dicho que no interviniese hasta que los Laelios pidiesen ayuda, en caso de que lo hicieran. En cuanto a m, era el advenedizo cuidador de los gansos del Capitolio y Laelio Numentino ya haba dejado claro lo que pensaba al respecto. Faltaban ocho das para los idus de junio. Al da siguiente comenzaran las fiestas en honor de Vesta. Ese da no haba celebraciones religiosas. Como cuidador de las aves, no tena que hacer nada. Cuando Helena y Maya volvieron furiosas de su fracasada misin de presentar sus condolencias en la residencia de los Laelios, yo ya tena un plan para desbordar a aquella reservada familia. Consista en una visita a una casa muy diferente, una que an estaba ms cuidadosamente cerrada al pblico: la casa de las vestales al final de la Va Sacra.

121

XXVII

Caminando desde el Aventino, no estaba lejos. Haba que pasar junto al templo de Ceres, bordear el Circo Mximo por el lado del mercado de ganado y entrar en el Foro al pie del Capitolio, a la sombra de la roca Tarpeya. Tomamos la Va Sacra junto a la baslica, giramos bajo el Arco de Augusto entre los templos de Cstor y de Julio Csar y llegamos al santuario de las vrgenes, situado en medio del Foro. A nuestra izquierda se alzaba la Regia, antiguo palacio de Numa Pompilio, el segundo rey de Roma, y ahora oficina del pontfice, a la derecha el templo de Vesta. Detrs del templo, situado entre la Va Sacra y la Va Nova, se encontraba la casa de las vestales. Helena me acompa, haciendo de carabina. Llevbamos tambin a Julia, aunque dejamos a Nux con Maya, que, a regaadientes, se avino a salvaguardarla de las atenciones de los perros lujuriosos. Nos acompaaba Cloelia, la hija de Maya, a la que puse como condicin que no se alejara de nosotros para nada por si los secuestradores de Gaya, en el caso de que existieran realmente, la tenan en su punto de mira. Mi plan era hablar con la virgen Constanza. Cloelia la identificara cuando la tuviera junto a nosotros mientras se encontraba entre las otras respetadas vestales, dedicada a sus deberes cotidianos. Me puse mi toga. La de mi difunto hermano, debera decir. Haba tenido una vida muy larga. Helena me la haba enrollado murmurando que, como ya era una persona respetable, tendra que comprarme una nueva. Al parecer, ser respetable significaba tener que gastar mucho dinero, pero nadie se acerca a una virgen con una tnica manchada y con el remate del cuello descosido. Qu habra sucedido si me hubiera presentado directamente en la casa de las vestales y hubiese pedido que la dama me recibiera? Habra sido absurdo hacerlo porque me lo habran negado sin ms. A las vrgenes vestales les est permitido hablar con personas de alto rango mientras realizan su respetado trabajo. Puede darse el caso de recibir el testamento de un cnsul para guardarlo en un lugar seguro, o apelar al prefecto de la ciudad en una situacin de crisis, pero tienen los mismos prejuicios que todo el mundo: los informadores no estn en la lista de visitantes a los que pueden aceptar. Maya me mir con mucha suspicacia cuando suger llevar a Cloelia. Sospech que lo que yo buscaba era sacar informacin a su hija. Mientras bajbamos hacia el Foro, me puse manos a la obra. Helena la tom de la mano y mientras caminaba con dificultad, calzada con unas sandalias que le estaban grandes (Maya esperaba que le crecieran los pies), Cloelia alz la vista y me mir temerosa. Tena los rizos de los Didio y tambin la constitucin algo robusta de la familia, pero los rasgos de la cara eran iguales que los de Famia. Los pmulos altos que haban dado a su padre aquel aire de borrachn, en la fisonoma mucho ms delicada de Cloelia podan transformarla en muy hermosa cuando fuera mayor. Probablemente Maya se estaba adelantando a los problemas. Podra hacerles frente o al menos intentarlo. El que su hija se aviniera a llevar una vida sensata era algo que an estaba por ver. Vaya, Cloelia, desde que no nos vemos te has convertido en una celebridad. Te gust que te llevaran al palacio de los Csares para conocer a la reina Berenice? To Marco, mam ha dicho que no permita que me hagas preguntas si ella no est presente. Cloelia tena ocho aos y era mucho ms madura de lo que Gaya se supona que haba sido, menos confiada con los desconocidos pero, en mi opinin, ms inteligente. Yo no era un desconocido, claro; era el chalado del to Marco, un hombre

122

con una ocupacin ridcula y unas pretensiones sociales nuevas, del cual haba aprendido a burlarse segn sus familiares le haban enseado. Exacto, pero resulta que podras ayudarme en algo muy importante. Pues yo estoy segura de que no s nada de nada ri Cloelia con presuncin. Era una testigo de lo ms tpico. Tendra que sonsacarle lo que supiera con sacacorchos. Si Helena no hubiese estado mirando con gesto de desaprobacin, habra intentado el procedimiento normal, es decir, ofrecerle dinero. Pero tuve que limitarme a dirigirle una sonrisa complaciente. Cloelia mir al frente, satisfecha de s misma. Deja que sea yo quien haga las preguntas sugiri Helena. Qu te pareci la reina, Cloelia? No me gust el olor del perfume que llevaba. Y slo quiso hablar con las personas adecuadas. Y cules eran esas personas adecuadas? Nosotras, no, claro. No sobresalamos entre aquella gente. El vestido de mi madre era mucho ms brillante que los de las dems. Ya se lo haba advertido yo, pero supongo que lo hizo a propsito. Y luego tuve que decirle a todo el mundo que mi padre trabaja de auriga. Imagina, Helena Justina, lo que pensaran de eso. Hizo una pausa . Bueno, trabajaba se corrigi en voz baja. La tom de la otra mano. Ahora no podr ser una vestal, sabes? dijo al cabo de un instante alzando la vista para mirarme. Tuvimos que pasar un reconocimiento para ver si estbamos absolutamente sanas y nos dijeron que la otra condicin indispensable era tener vivos al padre y a la madre. As, ahora ya no puedo serlo, ni Rea tampoco. De todas formas, probablemente sea mejor que me quede en casa y ayude a mam. Cierto le dije, perplejo como a menudo me ocurra. Los hijos de Maya eran ms maduros que los chicos de nuestra generacin. Dime, Cloelia, conociste a esa nia, a Gaya Laelia? Ya sabes que s. Quera que t me lo dijeras. Era una de las que tena ms posibilidades de ser elegida. Elegida por los Hados? No seas estpido, to Marco. Mira, Cloelia, no me importa que creas que las loteras del Estado estn amaadas, pero no le comentes a nadie que yo lo he dicho. No te preocupes, Mario y yo hemos decidido que ni siquiera diremos a nadie que te conocemos. Crees que el to Marco es un bribn? Helena finga estar sorprendida. Cloelia pareca modosa. T y Gaya Laelia os hicisteis muy amigas, verdad? Pues no. Una expresin de desdn cruz el rostro de mi sobrina. Slo tiene seis aos! Un error de clculo. Para los adultos, las nias formaban un grupo, pero aquellas pequeas tenan entre seis y diez aos y en las jerarquas de la infancia, tal diferencia de edades es un abismo. Pero, hablaste con ella? pregunt Helena. Siempre andaba sola. Cuando vimos que la haban elegido, ninguna de las dems quisimos hablar ms con ella. Naturalmente, despus de pensrselo mejor, algunas no la habran dejado ni a sol ni a sombra, pero sus madres se mostraron muy desdeosas y no permitieron que sus preciosas hijitas se alejaran de ellas ni un segundo. Y tu madre, no lo hizo? La esquiv.

123

Helena y yo intercambiamos una rpida mirada. Habamos cruzado el Foro Boario caminando despacio, pero al llegar a la baslica Julia tuvimos que abrirnos paso entre la multitud que atestaba las escaleras en medio de una bruma de pomada para el cabello utilizada con profusin. Decid ser sincero. Mira, Cloelia, como tu madre ya te habr dicho, a la pequea Gaya puede haberle ocurrido algo malo, y lo que ella te cont servira para ayudarme a encontrarla. Lo nico que hicimos fue jugar a las vrgenes vestales. Era evidente que Cloelia tena la leccin bien aprendida. Hacamos como si cogiramos agua de la fuente Egeria y rociramos el templo con ella, como hacen las vrgenes. Siempre jugaba a lo mismo. Lleg a aburrirme. Yantes de eso? No tuvo una pequea rabieta cuando la reina la tena sentada en el regazo? No lo s. No oste comentar a qu se deba? No. Te parece que a Gaya le gustaba que la preparasen para virgen vestal? Creo que s. No te cont nada de su familia? S, quiso que supiera lo importantes que eran sus parientes... Cloelia call durante unos instantes para pensar y yo no la presion. Creo que no se diverta mucho. Cuando vino mi madre para ver si estaba bien, Gaya vio que mam me guiaba el ojo y pareci sorprenderse mucho de que una madre hiciera tales cosas. S, he conocido a su madre. Es muy seria. Supongo que Gaya no te dijo nada de que quera escaparse de casa... No, porque si una piensa hacerlo, no lo cuenta. Si lo cuentas, te lo impiden. A Maya le horrorizara pensar que Cloelia hubiese tenido en cuenta tal posibilidad. Bien, entonces, crees que no tena ningn problema con los suyos? No puedo contarte ms decidi Cloelia. La brusquedad con la que termin la charla era significativa. Por desgracia, yo no poda poner a mi sobrina de ocho aos contra la pared y gritarle que saba que me haba mentido. Helena me miraba enfurecida, y pensar en Maya me daba pnico. Bueno, pues muchas gracias, Cloelia. De nada. Maya tiene razn dijo Helena, frunciendo el entrecejo con expresin severa. Tenas que haberle pedido permiso para interrogar a Cloelia. S cmo me sentira yo si hubiera ocurrido eso mismo con Julia. Cloelia asinti con la cabeza. Callad las dos! No soy un desconocido. Ahora que Famia ha muerto, soy el cabeza de familia en casa de Maya Favonia... Helena solt una sonora carcajada y Cloelia la imit. Vaya con el poder del patriarcado... Supe que tena que callar. De todas formas, ya habamos llegado al templo de Vesta. Destruido en el gran incendio de Roma ocurrido en el imperio de Nern, lo haban reconstruido rpidamente segn el modelo antiguo: era redondo, imitando una cabaa de pastores. La nueva construccin es de mrmol pulido y se eleva sobre una vasta plataforma, rodeada por columnas y celosas labradas. En el tejado circular existe un orificio por el que sale el humo del fuego sagrado del interior. En esos instantes, las puertas del templo estaban abiertas. Los pretores, los cnsules y los magistrados podan entrar a hacer sus ofrendas en el fuego pero un simple cuidador de las aves tendra que encontrar una buena excusa para atreverse a entrar en el santuario.

124

Y saba que en el interior del templo no haba ninguna imagen de Vesta, slo el fuego, que representaba la vida, el bienestar y la unidad del Estado romano, a la sombra de un laurel sagrado. Tambin se guarda all el paladin, un objeto extrao que, segn algunos, era una imagen de Palas Atenea, es decir, de Minerva, aunque otros lo duden. Fuera lo que fuese, obraba como talismn protector de Roma y una de las principales tareas encomendadas a las vrgenes era su custodia. Como el pblico no poda entrar en el recinto, las posibilidades de que el preciado objeto fuese robado eran poqusimas. Tampoco poda venderse. Mi padre me dijo una vez que, como nadie saba cul era el aspecto del paladin, ste no tena ningn valor como pieza artstica para coleccionistas. Cuando llegamos, las vestales estaban entregadas a sus tareas. Eran una menos del nmero de rigor, y ese puesto vacante sera cubierto mediante el sorteo o lotera del da siguiente. Eran cinco, encabezadas por la ojerosa jefa de las vestales, la cual pareca tener problemas de sofocos. Todas ellas iban vestidas con los anticuados vestidos de lana, atados bajo el busto con unos nudos de Hrcules que sus amantes nunca podran desatar, y los cabellos peinados con complejidad nupcial, sujetos con cintas y lazos. Tenan que cuidar del fuego sagrado porque si se apagaba, significara un mal augurio para la ciudad y seran flageladas por el pontfice mximo, en este caso por Vespasiano, que era famoso por sus criterios estrictos con respecto a las virtudes tradicionales. Tambin tenan que realizar ritos diarios de purificacin, como limpiar el templo con agua de la fuente sagrada. (Una de ellas apareci con la fregona ritual, hecha de cola de caballo, que utilizaban para este menester.) Despus, tenan que hacer pasteles sagrados para los oficios religiosos. Tambin cantaban plegarias y asistan a los sacrificios con las cabezas cubiertas por unos velos. Cada vestal era ayudada por un lictor. Como incluso el lictor del pretor estaba obligado a bajar las fasces rituales si se acercaba una virgen, los lictores eran famosos por su presuncin. Las doncellas podan representar la antigua simplicidad de la que disfrutaban las hijas de un rey en pocas que se pierden en la bruma de los tiempos, pero sus guardianes modernos no se lo pensaban dos veces a la hora de acercarse y darle a uno un pisotn. Esos hombres holgazaneaban en el recinto, en el que era posible entrar aunque hacerlo levantaba sospechas incluso si se trataba de un cuidador perfectamente respetable, acompaado de su patricia esposa y de una nia apocada. En el interior del complejo haba un santuario grande y ostentoso y la entrada vigilada a la casa de las vestales. Estaba perfectamente claro que yo no tena la posibilidad de entrar en la casa o de evitar a los lictores para acceder al templo. Lo nico que poda hacer era quedarme all, con mis acompaantes femeninas, y adoptar una actitud piadosa mientras las vrgenes salan del templo y entraban en su casa que amenazaba ruina. Cuando una de las ms jvenes pas junto a nosotros, Cloelia me dio con la punta del pie para avisarme de que se trataba de Constanza. Con audacia, Helena Justina camin hasta la puerta de entrada y solicit una entrevista formal. Dijo incluso que tena informacin relativa al sorteo que se avecinaba. Un ayudante le tom el nombre con ese aire burocrtico que significa: No te molestes en quedarte en casa esperando a un mensajero. Nos quedamos por all un rato como panecillos sobrantes despus de una fiesta. Finalmente, decidimos marcharnos y, para variar, subimos la alta escalinata que llevaba a la Va Nova bajo la densa mole del Palatino. En lo alto de las escaleras, me volv para mirar atrs un momento porque la vista del Foro merece una pausa para admirarlo. De repente, Helena me tom del brazo. Por la puerta trasera de la casa de las vestales sala un grupo de gente. Encabezado por un lictor, en el centro del grupo se encontraba la virgen que ese da era la encargada de coger agua de la fuente Egeria para la casa de las vestales (a la que no llegaba ninguna canalizacin). En la cabeza llevaba la jarra

125

especial que tenan que utilizar las vestales y tuvimos la suerte de que ese da la aguadora fuera Constanza. Mientras la doncella vestida de blanco recorra el tan transitado camino, Cloelia nos cogi a Helena y a m y tir de nosotros para que la siguiramos.

126

XXVIII

Ms all del polvo y el ruido del emplazamiento del futuro anfiteatro de los Flavios y ms all de la gran explanada donde se levantar el templo de Claudio que Vespasiano estaba completando gracias a la gratitud de su protector poltico, se alza la colina del Celio. Este tranquilo rincn arbolado domina por la parte sur la puerta Capena y el Circo Mximo. Es una de las partes ms antiguas y mejor conservadas de la ciudad. Originariamente, era el territorio de las diosas del agua, llamadas las Camenas, pero la ninfa Egeria, una joven descarada, les usurp su dominio. Ah est tambin el famoso huerto en el que el rey Numa Pompilio consultaba a la hermosa ninfa noche tras noche y ella le dictaba edictos polticos. Ah est tambin la fuente que lleva el nombre de esa adorable y graciosa ninfa y a la que las vestales acuden cada da. La fuente Egeria est a tiro de piedra del palacio del rey Numa. ste no tena que ir demasiado lejos en busca de inspiracin. (Un ejemplo ms, me cuenta Helena, de un hombre estpido aunque bien intencionado que alcanz ms fama de la que mereca gracias a una inteligente amistad femenina.) Egeria mantuvo en forma al viejo Numa hasta los ochenta aos. Constanza se acerc al pozo con el porte majestuoso del que haca gala su hermandad. Se supone que llevar una jarra de agua en la cabeza realza la apostura de las jvenes; lo que s es cierto es que hace que te fijes en las rotundas formas femeninas de un modo en que no sueles hacer con las damiselas vestidas de blanco. Llevar un cinturn con un nudo de Hrcules debajo de un busto bien redondeado realza ese busto. Es probable que muchas generaciones de vestales lo hayan sabido. Sin lugar a dudas, Constanza contemplaba esos pensamientos con desdn. Pareca tener poco ms de veinte aos; as pues, ya deba de haber completado los diez primeros aos de aprendizaje de sus tareas y, en estos momentos, ya estaba calificada para realizarlas con un estilo reverencial aunque ligeramente perturbador. Mientras Constanza llenaba la jarra, Helena Justina tom a Cloelia de la mano y, tras indicarme con un gesto que esperase all, empezaron a caminar pausadamente hacia la virgen. Helena la llam por su nombre y el lictor le indic que se esfumase de inmediato. Al ver los amenazadores extremos de sus varas de ceremonia, Helena retrocedi. Constanza, debido tal vez a su larga experiencia, pas sin hacer caso del pequeo alboroto. Cuando la jarra estuvo llena, como pesaba mucho ms, trat de concentrarse. Se la puso en la cabeza, con la espalda erguida y el porte majestuoso. Empec a notar que las complejas disposiciones de las trenzas que llevan las vrgenes forman una especie de esterilla enrollada en la que apoyar las jarras y evitar lastimarse la cabeza. Con la mirada al frente, como si caminara sobre la cuerda floja, la vestal volvi a dirigirse hacia el Foro. Llevaba el brazo libre muy separado del cuerpo para mantener el equilibrio, pero se balanceaba suavemente como las mujeres de las provincias cuando van a los pozos alejados de sus poblados de adobe. Las piedras que rodean el santuario de Egeria estaban cubiertas de algas verdes. Constanza pareca estar preparada para afrontar se y otros problemas. Cuando su pie resbal, recuper el equilibrio con un aplomo encomiable. De la jarra slo se derram un poco de agua. Probablemente, le ocurra eso todos los das y, en cada ocasin, Constanza pona la misma cara de preocupacin cuando se le doblaba el tobillo. Helena todava estaba mucho ms cerca de ella que yo. Creo que lo que me murmur despus, con aire de autntico asombro e intentando que Cloelia no la oyese, debi de ser un error. Seguramente, no oy bien lo que Constanza dijo al resbalar.

127

Mira, Marco, t piensa lo que quieras. Eres tan inocente que hasta has llegado a insinuar que Numa Pompilio no era ms que un hombre a quien le gustaba trabajar con una secretaria femenina. Egeria result ser eficiente y, como es natural, l nunca le puso un dedo encima... Pero yo jurara que cuando la venerable virgen estuvo a punto de torcerse el tobillo, dio un respingo y solt una maldicin. S, Helena. Eso fue exactamente lo que hizo ri con desdn la pequea Cloelia. Dijo: Cojones!.

128

XXIX

Seguimos a Constanza todo el trayecto de regreso hasta la casa de las vestales y nos mantuvimos a cierta distancia por si el lictor se pona retozn con sus varas. Helena, que poda ser terriblemente tenaz, se encamin directamente a la puerta trasera y pregunt al portero si le haban concedido la entrevista que haba pedido. Era demasiado pronto para tener respuesta. Las damas que llevan una vida de sencillez tradicional tambin cumplen las normas tradicionales: no responden a los mensajes hasta pasado cierto tiempo. Constanza tena una excusa: vena a buscar agua del santuario. Pero no caba pensar que las vrgenes llevaran una vida tan sencilla que incluso leyeran personalmente las cartas que el pblico les enviaba. Al contrario, las vestales tienen mucho personal a su cargo, secretarios incluidos. No, no creo que emplearan secretarios para que les escribieran cartas de amor. Decir eso sera una blasfemia. Hicimos un segundo intento de alcanzar la casa. En esta ocasin, salimos del recinto por el lado de la Va Sacra para llegar a la pequea calle de las Vestales, frente al Regia, un palacio etrusco de Numa Pompilio, el monarca entusiasta de las ninfas a quien ya nos hemos referido. Me desabroch la faja de la toga y me ech esa calurosa y odiada prenda sobre el hombro. Haca mucho tiempo que el Regia estaba desocupado y apenas quedaban restos de los antiguos edificios que lo haban formado. Era una zona sagrada, utilizada durante siglos por el Colegio de Pontfices. Saben distinguir muy bien los buenos alojamientos. Algn cnsul haba restaurado todo lo que se vea requisado en los botines de guerra, una expoliacin tan fabulosa que con ella se haban construido las paredes y los suelos del nuevo edificio con mrmol gris y blanco. Como resultado de ello, esta zona sobrevivi al gran incendio mientras que las enormes casas patricias de la Va Sacra fueron pasto de las llamas y quedaron destruidas. En estos momentos, nos hallbamos ante el templo de Marte, en el que se guardan las lanzas que los generales blandan antes de partir hacia la batalla; un vestbulo completo y el templo de Ops, la vieja diosa de la abundancia, en el que slo podan entrar las vestales y el pontfice mximo. A nuestra derecha, en el extremo ms alejado del complejo de edificios, haba un pequeo porche bajo el cual presenciamos un pequeo revuelo. Unos porteadores levantaban un palanqun con un guila en la parte superior y cortinas de color prpura y comenzaban a caminar a paso ligero. Delante, avanzaba una falange con plumas en los cascos: la guardia pretoriana. Cuando se desplegaron en la calzada, hacindose ms espacio para echar a un lado a los pasajeros, comprendimos que estbamos presenciando la partida del emperador. Probablemente haba estado all en su calidad de pontfice, visitando el colegio sacerdotal por algn asunto religioso. Yo no le habra dado ninguna importancia al hecho, pero haba una multitud de gorrones esperando la marcha de Vespasiano. Cuando empezaron a dispersarse, un hombre sali de entre los dems, me vio y una expresin de alivio ilumin su cara. Aminor el paso y grit: Falco! Menuda coincidencia... Me haban mandado ir a buscarte y pens que, como mnimo, tardara medio da. Lo reconoc. Lo haba visto por ltima vez en Lepcis Magna haca unas cuantas semanas. Era un esclavo tranquilo y sensato con el cargo de ayudante del mensajero del emperador, Rutilio Glico. En aquel momento, lo ltimo que quera era recibir una invitacin social del hombre que haba mandado echar a mi hermano a los leones, pero

129

nadie cursa sus invitaciones para cenar desde el Regia. Tena que tratarse de otra cosa. Tal como sospech, el mensaje era que me entrevistase urgentemente con Rutilio por un asunto oficial. Tena que haber algn vnculo religioso. Sin embargo, no cre que tuviera nada que ver con los pavos o los pollos. Helena me dio un beso y dijo que ira a ver a sus padres a Puerta Capena antes de llevar a Cloelia a su casa. Corr por la calle con el ayudante, con la esperanza de encontrar todava a Rutilio en el Regia y as evitarme tener que ir en su busca. All estaba, con su tnica de senador color prpura. Con un suspiro, me puse bien la toga y me acerqu a l. Su esclavo se gan una mirada de aprobacin por haberme encontrado tan pronto. A m me salud de una manera ms bien displicente. Yo conoc bien aquel escenario con ocasin de ciertas asambleas de Vespasiano y algunos altos funcionarios reunidos en las dependencias pontificias. Fuera cual fuese el motivo de esta cita, Rutilio Glico haba sido informado del plan de accin registrado en el memorndum. Todos los dems se haban marchado a casa para el almuerzo. A mi hombre de Libia lo haban dejado al cargo de una tarea problemtica. No perd tiempo ni energas en compadecerme de l. Si me haba mandado llamar, el paso siguiente era tan sencillo y tradicional como la vida cotidiana de las vestales: el noble Rutilio se quitara un peso de encima y me lo pasara a m. Luego, se marchara a casa a dar cuenta de su almuerzo. El mo, huevos con aceitunas, se lo comera la perra por la noche. Rutilio empez por mirar a su alrededor con aire cauteloso. Su intencin no era, en verdad, la de entrevistarme en el Regia, y quera encontrar algn lugar ms adecuado. Incluso en un sitio donde todos los pergaminos son catalogados automticamente como reservados, una oficina no lo es. Mala suerte. Me llev al patio, una curiosa zona triangular tambin pavimentada con losas de mrmol blanco y gris. A su alrededor haba diversas habitaciones viejas que se usaban para reuniones y cuartos de escribas ocupados por los guardianes de los archivos y anales que se guardaban all. Aislado del bullicio de la Va Sacra por una columnata, era un lugar tranquilo, agradable y pausado. De vez en cuando se oan voces apagadas y los pasos ligeros de sandalias que conocan bien los pasillos interiores. En el centro del patio haba una gran cisterna subterrnea, probablemente un viejo silo de cereales de muchos siglos atrs, de cuando el palacio de Numa estaba habitado. Rutilio me llev hasta ella. All, de pie junto a la estructura, podramos fingir que la estbamos inspeccionando y hablar sin que nadie se acercara a nosotros o se pusiera a escuchar a escondidas. Tantas precauciones y tanto secreto no eran normales. Mis temores deban de ser ciertos: Rutilio tena un trabajo desagradable para m. Que tal, Falco? Disfrutando de tu regreso a Roma? Le sonre en silencio. Poda ahorrarse tanta cortesa. Se aclar la garganta. Felicidades por tu ascenso social. Me puse los pulgares en el cinturn como un plebeyo redomado. Y tambin cuidador de las aves? Asent complacido. No poda considerarse un insulto aun cuando mi familia estallase en carcajadas cada vez que se mencionaba este hecho . Eres un hombre de muchos recursos. S, en frica lo advert. Alguien me ha dicho que tambin escribes poesa. Durante un momento que me pareci terrible, pens que estaba a punto de confesarme que l tambin escriba y de pedirme si tena tiempo de leer sus poemas. Dej de sonrer. Poesa? A un informador nadie le pregunta por su vida intelectual. Rutilio deba de estar verdaderamente desesperado. El otro da, mencionamos que soy sacerdote del culto de los emperadores divinizados?

130

S, seor. Sodalis Augustalis. Todo un honor. Era difcil comprender cmo lo haba logrado. Un hombre nacido a los pies de los Alpes, el primero en su familia que ostentaba un rango tan elevado... Seguro que haba muchos senadores con su mismo talento y mucho ms conocidos. Por lo que yo saba, su carrera era normal, con el habitual servicio civil y militar. Edil, cuestor, pretor, cnsul... Haba sido gobernador de Galacia cuando el famoso general Corbuln fanfarroneaba en esa zona conflictiva. Nern lo hizo matar porque era demasiado buen soldado. Galba, el emperador que le sucedi, tal vez esperaba aprovecharse de cualquier antagonismo que Rutilio sintiera despus hacia Nern, y era precisamente por eso por lo que haba adquirido su prestigioso sacerdocio. De haber sido as, Galba muri demasiado pronto para poder disfrutar de cualquier lealtad que hubiese intentado cultivar en Rutilio. Pero ste tambin tena vnculos personales con la legin que Vespasiano haba confiado a su hijo Tito (la decimoquinta, a la que haba pertenecido mi difunto hermano, por lo cual saba lo ua y carne que eran todos aquellos bravucones). Cuando Vespasiano lleg a emperador, Rutilio adquiri protagonismo y fue uno de los primeros cnsules del Imperio. A decir verdad, nadie haba odo hablar de l y yo tampoco saba quin era hasta que lo conoc en la Tripolitania. Lo que rezumaba por todos los poros era ambicin, lo cual lo converta en un trabajador incansable. Estaba escalando los peldaos del poder con la misma elegancia que un albail con un capazo de tejas al hombro. Era el tipo de funcionario que gustaba a Vespasiano: Rutilio Glico llegaba sin incmodas deudas de padrinazgo. Galba era irrelevante; eran los Flavios quienes haban hecho a Rutilio un hombre dotado de energa y buena voluntad y muy posiblemente en el trabajo que aquel da le haban encomendado se haba presentado como voluntario. Yo saba que no podra disfrutar de la misma opcin. Quiero hablarte de un asunto delicado, Falco. Para este trabajo, t eres el mejor dotado. S lo que eso suele significar. No es peligroso. Qu sorpresa! Entonces, de qu se trata? Rutilio no perdi la paciencia. Comprendi que aquellas eran mis cortesas, una manera de hacer acopio de fuerzas ante aquella peticin no deseada y ante el amargo trabajo que me esperaba. Hay un problema. Un asunto del cual ya tienes noticia. Su tono de voz se hizo ms enrgico. As me gustaba ms. Ha desaparecido una nia que maana tena que entrar en el sorteo de las vestales. Gaya Laelia. Exacto. Como vers, entran en juego elementos muy complejos... Nieta de un ex flamen dialis, sobrina de un flamen pomonalis. Aparte de la necesidad de tener que encontrarla por razones humanitarias... Ah, pero cuentan esas razones? Claro! Mira, Falco, esto es extraordinariamente delicado. No quiero sugerir que el sorteo est decidido de antemano, pero digamos que si Gaya Laelia resultase elegida, se la considerara del todo adecuada? Sus antecedentes familiares haran que el pontfice tuviera la absoluta certeza de que est completamente preparada para una vida de servicio. Esto suena a comunicado oficial. No escurras el bulto: quieres que la encuentre? Bueno, los mediadores de palacio estn nerviosos. El prefecto de la ciudad ha dado la voz de alarma. Se equivocaba, lo haba hecho Lucio Petronio. Su abuelo ha

131

reconocido la desaparicin ante Vespasiano. Alguien ha sabido de tu inters por el asunto y ha comprobado que, segn los registros de palacio, todava tienes como socio a un miembro de los vigiles. Esos registros no estn actualizados, claro. En la reunin a la que acabo de asistir hemos tenido una interesante charla acerca de cmo te apoyan los vigiles. Luego Vespasiano ha sealado que tu ltimo socio conocido es Ancrites, el jefe de su propio servicio secreto. Y ha habido gritos airados? La verdad es que tienes cierta fama. Entonces, Rutilio, habrs explicado que mi socio actual es Camilo Justino, por lo que ya no pirateo apoyo de los funcionarios pblicos. Eso me convierte en un sabueso responsable al que se puede contratar sin problemas para que encuentre vrgenes perdidas? Lo que he dicho, Falco, es que tienes toda mi confianza. Que eres discreto y efectivo. Supongo que te gustar saber que Vespasiano ha estado de acuerdo. Muchas gracias. Si acepto este trabajo, necesitar poder entrar en casa de los Laelios y un permiso para interrogar a la familia. Ya les he dicho que sera lo primero que pediras replic Rutilio acompaando sus palabras con un gruido. Cualquiera hara lo mismo respond, mirndolo fijamente. No hizo ningn comentario. Rutilio, has conseguido convencer a tus colegas, incluido el emperador, de que tiene que hacerse de esta manera? Se qued pensativo unos instantes y luego dijo: El emperador se ha marchado de aqu para ir a informar a Laelio Numentino de que tendr que permitirte entrar en su casa. Bien. Me relaj. Me haba temido condiciones inaceptables. Aquel trabajo me interesaba y probablemente lo habra aceptado de todos modos. No quiero ofender a nadie pero es sabido por qu impongo estas reglas. Es posible que la nia aparezca en casa. Tendr que hacer un registro a fondo, lo cual, reconozco, ser entrometerme en su intimidad. Es preciso que sea as. El primer sitio en el que mirar ser en los cestos de los calzoncillos sucios y, a partir de ah, ser peor. Adems, si su desaparicin no es un accidente, la causa ms probable de la fuga ser alguna cuestin domstica. Resulta de vital importancia interrogar a toda la familia. Todo esto queda perfectamente comprendido. Y ser discreto, como se me pide. Gracias, Falco. Habamos empezado a caminar hacia una de las salidas del patio, la que daba al antiguo arco cuadrangular de Fabio Mximo sobre el cruce de caminos de la Va Sacra. Por qu estamos siendo tan cuidadosos con esta familia? pregunt con contundencia. Seguro que no es slo por una cuestin de estatus social... Rutilio hizo una pausa y luego se encogi de hombros. Intu que saba ms de lo que me haba dado a entender. Mientras salamos, seal con la mano hacia la derecha y pregunt: Tienes la direccin actual de los Laelios? Antes de que Numentino llegara a flamen dialis y se trasladara a la residencia oficial, vivan aqu abajo, sabes?, en una de esas grandes mansiones que destruy el gran incendio de Nern. Por Jpiter! En la Va Sacra? Una de las mejores zonas de Roma... S, s dnde est su nueva casa, gracias. En el Aventino, una casa decente, pero no es lo mismo, claro. Antes era una familia muy importante me record Rutilio. Eso es evidente. El barrio favorito de los republicanos: Clodio Pulcher, Cicern...

132

Y no haba una famosa casa cuyo propietario era Escauro, con unas columnas carsimas de mrmol rojo y negro, que llegaba hasta el teatro de Marcelo? Mi padre es vendedor de antigedades y siempre cita su precio rcord: quince millones de sestercios y cambi de manos. El padre de Gaya Laelia usa como sobrenombre el de Escauro. Tiene esto alguna importancia? Rutilio volvi a encogerse de hombros. Aquel da, esos nobles hombros aguantaron un trabajo muy pesado. Tal vez haya alguna relacin que venga de antiguo. Es, sin lugar a dudas, un apellido. Y ahora, tienen dinero los Laelios? pregunt, entornando los ojos. Algo deben de tener. Me permitirn preguntrselo? Slo si es realmente importante. Y es posible que no respondan, claro advirti Rutilio. Y por favor, recuerda que no ser como interrogar a defraudadores de impuestos. Algo que yo habra preferido. Dadme un mentiroso honesto, es preferible a uno de los llamados pilares de la vida pblica, hipcrita y engaoso. Una cosa ms, seor. El tiempo es vital. Necesito ayuda. Me gustara que mi amigo y ex socio Petronio Longo colaborase conmigo. Ya saba que lo pediras confes Rutilio, pero lo siento, es imposible. El emperador ha decidido que los vigiles no entren en contacto directo con la familia. Podemos ordenar a las tropas que registren la ciudad en busca de la nia, pero el viejo flamen es inflexible en cuanto a no permitir que los vigiles registren su casa. Recuerda, Falco, que durante casi toda su vida Numentino ha estado obligado a no ver nunca a hombres armados o a presenciar cautiverios. Hasta su anillo tuvo que hacerse con un trozo de metal roto. A estas alturas, es incapaz de cambiar. La parafernalia del orden y de la ley todava lo ultraja. sta es la situacin: se niega a dejar entrar a los vigiles y t has sido propuesto como alternativa aceptable. Tal vez no me acepte. Lo har. Qu mala suerte...

133

XXX

Primero, la casa. Tena un aspecto tan siniestro como cuando estuve all por primera vez con Maya. Tena la sensacin de que la visita de ese da sera igualmente infructuosa. Al acercarme por segunda vez, sabiendo mucho ms de la familia, contempl aquella casa tan poco atractiva con una mayor sensacin de desconfianza. Cuando llegu, alguien se dispona a partir. Sala un palanqun con unas gruesas cortinas corridas. No era el de la imagen de la Medusa que los Laelios utilizaban. Tal vez era de alguien que haba ido a interesarse por el problema. Fuera quien fuese, lo acompaaba su servicio de lavandera: detrs del palanqun iba un pequeo grupo de esclavos. Uno de ellos llevaba un gran cesto de ropa y los otros cargaban piezas de equipaje ms pequeas. Me contuve de preguntar quin era. Junto a la silla de manos caminaban unos muchachos de narices respingonas y aspecto desagradable. Prestaban tanta atencin a que las medias puertas estuvieran bien cerradas y las oscuras cortinas corridas como a las posibles amenazas que pudieran salirles al paso. Algn marido que no quera que su esposa saliera a comprar demasiadas joyas, pens bromeando. Cuando se alejaron, me acerqu a la casa cabizbajo. La mirilla del portero estaba cerrada, por lo que me detuve de espaldas a la entrada como si esperase a que me abrieran. Los transentes pensaran que haba llamado y aguardaba a que me hicieran pasar. En cambio, me dediqu a escuchar. En aquella casa haba desaparecido una nia. Dentro, todo el mundo tena que estar aterrorizado. Unos pasos en la puerta de la fachada haran que alguien saliera a investigar. Nada. Tir de la campanilla que colgaba de su soporte con tanta rigidez que tuve que retorcerla con una fuerza que me pareci descorts. Bueno, lo que ocurre es que soy un tipo delicado. Despus de un silencio que se hizo eterno, contest un portero plido y delgado. No era el mismo hombre que nos haba impedido la entrada a Maya y a m. Le recomend que engrasara el tirador de la campanilla. No con aceite de pescado. Se llenar todo de gatos. Me mir fijamente. Soy Didio Falco. Tu amo me est esperando. Era un esclavo de sos que slo necesitan rdenes firmes. Hablando con jactancia y un acento refinado, cualquier ladrn habra entrado en la casa. Yo podra haber sido cualquier tramposo barato que quisiera vender a su amo una coleccin de vasijas griegas falsas, unos relojes robados o las maldiciones especiales de la semana, con la garanta de pudrir el hgado de un enemigo en cinco das o se le devolva el dinero. Me haba puesto la toga de nuevo. Supongo que eso me ayud. El portero no tena conocimientos de sastrera; de lo contrario, habra visto que esa prenda haba pertenecido al ejrcito del centurin ms desacreditado y que aquella arrugada delicia de las polillas haba pasado tanto tiempo colgada en una percha que haba producido un gran roto en la lana, en el lugar en el que la prenda colgaba con tanta elegancia sobre mi hombro izquierdo. Pensara lo que pensase de m, se dispuso a llevarme ante el viejo. Ya estaba dentro e intu que en la casa haba mucho personal empleado. Tena que haber un mayordomo o un ayuda de cmara, pero el portero no consult con ningn superior si poda dejarme entrar. Mejor; de esa manera, yo ganaba tiempo. Mientras segua a mi gua, hice unas rpidas observaciones. Despus de un rincn separado con cortinas donde se sentaba el portero de servicio, cruzamos un pequeo vestbulo embaldosado en negro y gris y recorrimos un oscuro pasillo. O los ruidos matutinos normales en una casa grande: escobas y voces que daban instrucciones

134

domsticas. No eran voces estentreas, pero tampoco cuchicheos. No o risas ni a cocineros bromistas ni a jvenes traviesos. Ni perros, ni gatos ni pinzones enjaulados. La casa estaba limpia aunque no inmaculada. No haba malos olores, pero tampoco aromas agradables. Ni cajas de sndalo, ni lirios blancos en macetas, ni agua de rosas para el bao. O la cocina estaba en otro lado o el almuerzo de aquel da tena que ser un plato fro. Primero, atravesamos el atrio. Era anticuado y a cielo abierto, con un pequeo estanque rectangular que, en esos momentos, estaba seco. Eso se deba (como primer signo de humanidad) a que los Laelios tenan albailes en la casa. Tal vez era ah donde Glauco y Cota se recluan cada vez que Helena los necesitaba. De ser as, all tampoco se les vea, aunque podan haberlos mandado a casa por lo que haba ocurrido con Gaya. La zona adyacente al atrio tena las paredes desnudas en espera de ser pintadas de nuevo y a un lado haba un pequeo santuario en construccin, de sos en los que las familias de linaje distinguido no slo guardan sus lares sino tambin los horribles bustos de sus ms destacados antepasados. Me llevaron a una sala lateral. El portero me dej all sin ninguna ceremonia. Empec a oler a incienso, algo inusual en una casa particular. El portero haba olvidado mi nombre, por lo que tuve que presentarme yo mismo. Por fortuna, saba hacerlo. Saba incluso el nombre de la persona a la que me estaba dirigiendo. Tena que tratarse del viejo Laelio. Poda estar jubilado pero estaba claro que le costaba acostumbrarse a ello. Todava vesta con la tnica de su antiguo cargo, la gruesa toga de lana praetexta con el borde prpura tejida, segn el ritual, por las manos de su difunta esposa; y el pex o pice del casquete, un tocado cnico con orejeras, coronado con la rama de olivo y forrado con lana blanca. Lo estudi rpidamente. Sesenta y muchos aos, carnes delgadas, cuello arrugado, manos ligeramente temblorosas, barbilla altiva, nariz algo picuda y un ademn despectivo que se remontaba a cinco siglos de antepasados arrogantes. Lo haba visto antes en algn lugar y probablemente lo reconoc por el papel que haba desempeado en pasadas fiestas de la diosa. Me sorprendi recordarlo porque, hasta que empec a ocuparme de los gansos sagrados, sola quedarme en cama durante esos acontecimientos. Soy Marco Didio Falco, seor. Usted debe de ser Publio Laelio Numentino. Me dirigi una dura mirada como para indicarme que haba sido el flamen dialis tanto tiempo que le pareca un insulto que lo llamara por su nombre, pero, por ms indulgentes que fueran con l los dems, yo me ce a las formas. Estaba retirado. En aquellos momentos, el verdadero flamen dialis era otro hombre. No poda quejarse, pues le haba nombrado por sus tres nombres completos. Tambin haba dicho los tres mos, claro. A un determinado nivel, ramos iguales: una broma democrtica. Estaba sentado en una especie de trono, un taburete de marfil con reposabrazos, como si fuera un magistrado. Antes de que yo entrase, ya estaba sentado, a solas, en esa postura. Otras personas habran ledo o escrito, pero l prefera la quietud meditativa de un dios de piedra. La sala estaba amueblada con mesas laterales y lmparas y a sus pies haba una pequea alfombra con un escabel. Quiz fuese confortable pero, si lo era, se deba al contraste con la frialdad del ambiente. Helena Justina me haba informado acerca de los flmines la primera vez que ella y yo hablamos de Gaya. El sacerdote de Jpiter llevaba una vida tan llena de deberes y restricciones que no tena tiempo de desmadrarse. Como representaba al dios, era intocable en el ms estricto de los sentidos. Cuando sala, con una capa doble sobre su vestimenta de lana, llevaba un cuchillo de sacrificio en una mano para evitar los

135

contactos no deseados y en la otra una larga vara que le mantena a distancia del populacho. Iba precedido de un lictor y de unos pregoneros a cuyo paso todo el mundo tena que dejar lo que estuviera haciendo porque para el flamen no slo cada da era fiesta (qu buena vida!), sino que, adems, no poda ver a nadie trabajando. Y haba ms. No poda montar a caballo; ni siquiera tocar a tales animales. No poda salir de la ciudad (excepto en tiempos ms recientes, durante un mximo de dos noches, para atender a deberes familiares ineludibles si el pontfice mximo se lo ordenaba). No llevaba nudos y sus ropas se sujetaban con hebillas; sus anillos eran partidos y tena prohibido mencionar la hiedra debido a sus propiedades aglutinantes o caminar bajo una prgola cubierta de enredaderas. Si llevaban a su casa a alguien con ataduras, se las arrancaban y tiraban desde lo alto del tejado. Si se cruzaba con un criminal, ese hombre no poda ser flagelado ni ejecutado. Slo un ciudadano libre poda cortar la barba a un flamen y tena que hacerlo con una cuchilla de bronce. Los cabellos cortados y las uas tenan que ser quemados en un fuego sagrado. El flamen no poda quitarse la tnica o el tocado durante el da, no fuera que Jpiter descubriera su persona. Tena que evitar a los perros (lo cual explicaba que en la casa no hubiera canes guardianes), las cabras, las alubias, la carne cruda y la masa fermentada. Probablemente haba ms, pero Helena haba visto que los ojos se me ponan vidriosos al or estas cosas, y me lo haba ahorrado. Aquellas restricciones eran excesivas; estaban hechas para asegurar que la mente del flamen nunca se descarriara, aunque me mir como si todava mantuviera el control absoluto de sus pensamientos y tambin de sus rgidas opiniones. Pese a todo esto y en virtud de su sacerdocio, aquel individuo singular se haba sentado en el Senado. Sin embargo, no deba de desentonar en medio de los otros excntricos y dementes senadores. All, en su casa, todo estaba a su gusto. Eso no me inclua a m. Me mir como si acabase de salir de una alcantarilla. He sabido que el emperador me ha permitido el acceso a usted, seor. Su nieta ha desaparecido y yo tengo experiencia para intentar encontrarla. Es de vital importancia que colabore conmigo ya que ha expresado su deseo de no tener contactos con los vigiles. Lo lamento mucho porque la ayuda de stos nos podra ahorrar mucho tiempo y, en un caso como ste, el tiempo es oro. Has sido recomendado para este trabajo por ser tu especialidad. Quieres decir ahora que no ests preparado para hacerlo? Tena una voz fina y con un deje de malicia. Supe lo que tena delante: un viejo malvado y retorcido. En familias como la ma no tenan ningn poder y por ello no podan hacer ningn dao, pero aquella familia no era como la ma. Har todo lo que pueda, seor, pero el xito depender de la cooperacin que reciba. Y t, qu ofreces? Un servicio rpido y discreto. Lo ms probable es que Gaya haya quedado encerrada accidentalmente en algn lugar de su propia casa. Tendr que registrarla a fondo para encontrar posibles escondrijos que atraigan a los nios. Tendr que buscar en todas partes, aunque le prometo que olvidar al instante todo lo que vea si no importa para el caso. Comprendo. Su arrogancia era glida. Antes de entrar en cada habitacin, llamar a la puerta y esperar. Dar a sus ocupantes la oportunidad de marcharse. Trabajar lo ms deprisa que pueda. Muy bien. Tengo que poder hablar con toda la familia.

136

Es comprensible. No tendrn que responder a las preguntas que consideren inapropiadas. Lo mir a los ojos. Era inteligente. Saba que negarse a responder preguntas justas ya era, en s mismo, una informacin. Tambin tengo que pedirle permiso para hablar con los fmulos. Mi intencin es limitar al mximo esas entrevistas. Pero, por ejemplo, Gaya no estaba al cuidado de una niera? S, hay una chica que la cuida. Puedes hablar con ella. Gracias. Me deba de estar volviendo blando. No mereca la contencin que yo estaba mostrando. Sin embargo, vi que esperaba mis malos modos. Me encant poder sorprenderlo. Y cules son las preguntas a las que quieres que responda? quiso saber el ex flamen con voz tensa.

137

XXXI Saqu mi tablilla de notas. Escribira algo de vez en cuando para parecer competente aunque, bsicamente, tendra la pluma en la mano y escuchara para demostrar mi tacto irreprochable. La investigacin tiene que empezar con los datos de la desaparicin de su nieta. Usted ha expresado sus reservas a dar la voz de alarma y a que las autoridades participen en la bsqueda. Dgame por qu, por favor. Porque no hay ninguna necesidad de ello. Hace poco orden que Gaya Laelia no saliera nunca sola. Despus de visitarme a m, supuse. Si lo hubiese intentado, el portero le habra cerrado el paso. Pero yo ya saba que el portero se marchaba alegremente de su puesto de vigilancia. Fue ayer cuando not que haba desaparecido? Pregunta esos detalles a su madre. Muy bien. Mi hermana es amiga de Cecilia Paeta record no meterla en problemas admitiendo que yo la haba conocido cuando fue a visitar a Maya en secreto. S que es una persona sensata. Numentino me mir, molesto por el comentario. Entorn los ojos y vi que, como a casi todo el mundo, la sola mencin de su nuera le pona furioso. Me alegr haberla nombrado. Quera que supiese que yo valorara a los testigos segn mis propias impresiones. Pasemos a considerar otras cuestiones ms generales. Se ha pedido a los vigiles que peinen la ciudad por si Gaya ha sido secuestrada. Es un trabajo complejo pero lo harn lo mejor que puedan. Intentaba hacerle ver que sera casi imposible encontrarla a menos que las cohortes tuvieran alguna pista. Mi bsqueda empieza aqu. Hay alguna razn para que la nia se oculte deliberadamente o se haya escapado de casa? Era infeliz? No tena ninguna razn para serlo. Sus padres no viven juntos. La turb la separacin? Al principio, s. Me sorprendi que respondiera, pero supongo que ya saba que se lo preguntara. Mi hijo se march de casa hace tres aos. Gaya Laelia era an muy pequea. Ha aceptado la situacin. De ms buena gana que el viejo, probablemente. Esa separacin, no provoc discusiones que ms tarde hubieran podido daarla? Aunque despus tuvo que darse cuenta de que viva en un hogar seguro y en el que era querida. Numentino me mir con suspicacia, como si pensara que haba irona en mis palabras. Quiere contarme por qu se march de casa su hijo Laelio Escauro? No, porque no tiene nada que ver con este problema. Despus de aquello, ya no me atrev a preguntar sobre la posibilidad de que los padres de Gaya se divorciaran y mucho menos sobre la relacin entre Escauro y su ta. Tendra que averiguarlo a travs de otra persona. As pues, Gaya acept lo ocurrido, sigui viviendo aqu con su madre y, a los tres aos, su nombre entr en el sorteo de las vestales. Tengo que entender que usted se opone a ello? Mi opinin no tiene ninguna importancia. Perdone. Simplemente me preguntaba si en el hogar ha habido algn tipo de enfado que haya provocado una reaccin negativa en una nia sensible. No se inmut. Alz de nuevo la barbilla como para advertirme que me haba metido en terrenos que no quera que explorase. Muy bien, pero tendr que admitir que lo verdaderamente importante es la reaccin de la propia Gaya Laelia ante su futuro como vestal. Si no le gustaba esa perspectiva, tal vez haya huido para evitarla, pero todo el mundo me ha dicho que estaba encantada con esa idea. Precisamente por eso creo que su desaparicin se debe a un accidente infantil.

138

Es una nia muy precavida replic. Ningn nio es precavido. Y muy inteligente aad, y no capt ni el ms leve indicio de orgullo de abuelo. Si en casa hubiramos hablado as de Julia Junila, tanto mi padre como el senador habran soltado un buen discurso. Como usted ya sabe, conoc a Gaya, lo cual me obliga inevitablemente a esta pregunta: Por qu su nieta se puso en contacto con un informador para decirle que su familia intentaba matarla? Como no es cierto, no s que motivos la llevaron a ello. El viejo me mir con desdn. La castig cuando descubri que lo haba hecho? pregunt, intentando mantener la voz tranquila. El ex flamen no habra querido responder, pero saba que, si no lo haca, lo haran los sirvientes. Se le explic que se haba equivocado. Le pegaron? suger en tono desenfadado, normal. No. Apret los labios como si la mera idea le produjese aversin. Sin embargo, las vestales tenan que ser perfectas. Y como su madre quera que Gaya fuese elegida, se habra opuesto a que le pegasen aunque no se atreviera a discutir mucho ms. La encerraron en su habitacin? Durante muy poco tiempo. No tena que haber salido de casa sin permiso. Cuando escap, dnde estaba su niera? Encerrada en una despensa. Numentino no expres ninguna emocin, pero le permit que me viera sonrer ante la valenta y la iniciativa de Gaya antes de continuar en el mismo tono indiferente de antes. Era la misma despensa en donde fue recluida tras su desaparicin? No. Quin puede contarme mejor lo que ocurri? Habla con mi nuera. Gracias. Haba terminado con l, aunque era como si ni siquiera hubiese empezado. l lo saba y estaba muy satisfecho de s mismo. Si me lo permite, tendr que registrar esta habitacin y as no tendr que molestarlo de nuevo. Lo mir todo rpidamente: paredes planas, ningn arco tras unas cortinas, slo muebles pequeos, aparte de un arcn. Puedo abrir el arcn? No est cerrado respondi de malos modos. Yo esperaba que se acercase a mirar, pero permaneci inmvil como una piedra. Anduve unos pasos hasta el arcn de madera y levant la tapa. Pesaba tanto que casi se me cay, pero consegu sujetarla. En su interior haba pergaminos y bolsas de dinero. Dej que el viejo me viera sacarlo todo para comprobar que no haba ninguna nia escondida en el fondo y, luego, volv a ponerlo todo en su sitio, baj la tapa con cuidado, asegurndome de no demostrar ningn inters por lo que haba visto. Gracias, seor. Sin embargo, el dinero propici otra pregunta. Es posible, me temo, que Gaya Laelia haya sido secuestrada por algn elemento criminal para pedir un rescate. Es considerada rica su familia? Vivimos de una manera muy sencilla y tranquila. Numentino slo haba respondido a una parte de mi pregunta, pero no insist ms. Despus de mi trabajo en el Censo, no me costara mucho averiguar su situacin financiera. Esta casa es muy grande. Quiero hacer un informe de cada habitacin despus de haberla registrado. Hace poco que viven aqu; le dio el agente inmobiliario un plano del edificio? S, y ahora mandar que lo traigan. Dio una palmada y al instante apareci un esclavo a quien se le mand que se presentara al mayordomo para que le diera el

139

plano. Este esclavo te acompaar mientras dure el registro. Me iban a supervisar. Lo esperaba. Gracias. Esta casa, es comprada o alquilada? Pensaba que me dira que la haba comprado, probablemente horrorizado de que alguien pensase que una familia como la suya tena un casero. En cambio, respondi: Es alquilada. Con contrato indefinido? Tena que serlo; de otro modo no habra podido hacer las obras que se estaban realizando en el atrio. El viejo asinti altivamente. Muchas gracias por su sinceridad. Espero que las preguntas no le hayan resultado demasiado dolorosas. Ahora hablar con su nuera. Volvi el esclavo y dijo que haban encontrado el plano que yo haba pedido. Una ltima cosa, seor. Le presento mis condolencias por la muerte de su esposa. Fue hace poco? La flaminia sufri una trgica enfermedad que le sobrevino el pasado julio. Laelio Numentino respondi con tanta rapidez que me sorprendi. Era la primera vez que me daba algo ms que una respuesta mnima. Amaba a su esposa? No tienes que preocuparte en absoluto por eso. Su muerte fue repentina aunque no inesperada. Lo que yo supona. De todas formas, lo nico que quera preguntarle era si Gaya estaba especialmente encariada con su abuela y si la muerte de sta poda haberla afectado, pero no lo hice y segu al esclavo.

140

XXXII

Tard un rato en ser admitido a presencia de Cecilia Paeta. Emple el tiempo mientras tanto en familiarizarme con la distribucin de la casa; me fij en la estancia donde haba visto al ex flamen y, para no perder el tiempo mientras esperaba, estudi un par de salas ms. Eran salones de recibir de tamao mediano, muy poco amueblados y, probablemente, nunca utilizados. Dado que la familia llevaba all ya casi un ao, me sorprendieron los escasos progresos que haba realizado para instalarse de forma ms definitiva. Les faltaba prctica, o todos se mostraban reacios a afrontar el hecho de que iban a quedarse? La flaminia, o residencia oficial en el Palatinado, estaba amueblada con objetos de propiedad oficial. Yo me haba dado cuenta ya de que cuanto posea la familia era antiguo y de calidad (piezas de herencia familiar, sin duda), pero no abundaban estas joyas. Como muchas familias de clase alta, sta pareca tener dinero, pero menos efectivo del que necesitaba. Eso, o que cuando haban necesitado proveerse de enseres se haban visto en apuros para encontrar tiempo e ir de compras. El saln recibidor al que fui conducido acto seguido resultaba tpico: demasiado espacio vaco y ni una muestra de buen gusto. Cecilia Paeta se pareca mucho a como la recordaba de la visita a la casa de Maya, aunque se la vea ms apagada. Varias doncellas con cara de susto haban corrido a protegerla de la falta de recato de entrevistarse con un informante. Sentada en cuclillas en una nica silla de mimbre trenzado, se envolvi en una estola ligera mientras las doncellas ocupaban sendos taburetes bajos o cojines, formando un crculo en torno a ella. Todas con la mirada fija en el suelo. De nuevo mantuve la voz serena y los ademanes tranquilos, aunque no serviles. Tendra que saber mucho ms de la situacin familiar antes de empezar a aplicar mi fuerza, pero ya perciba all la tensin que agarrotaba a los moradores de aquella casa y a la familia entera. En el silencio de la madre cuando me miraba, poda percibir los aos de opresin que le haban anulado cualquier asomo de energa. Qu clase de vida afrontaba? Abandonada por un marido que, si Numentino lograba su propsito, nunca le concedera el divorcio, se le negaba el derecho normal a regresar con su familia y a rehacer su vida. De entrada, su suegro deba de tenerla en poca consideracin; los fanfarrones siempre desprecian a sus vctimas. Cuando Cecilia fracas en sus intentos de retener a su marido, al tirano le pareci lgico que su desprecio aumentara. Y ahora, Cecilia perda a su hija... No desesperes. No era mi intencin ser amable con ella. Cecilia tampoco lo esperaba y compartimos un momento de incmoda expectacin. Mira, no vamos a perder el tiempo. Necesito saber todo lo que sucedi ayer hasta el momento en que se advirti la desaparicin de Gaya. Quiero que me describas cmo transcurri el da. Cecilia se mostr nerviosa. Cuando habl, lo hizo en voz tan queda que tuve que inclinarme hacia delante para orla. Nos levantamos todos como de costumbre, poco despus del amanecer. Ya me lo supona. Cuando tu hogar est lleno de problemas, para qu perder un tiempo precioso que puede dedicarse a una buena discusin? El flamen hace ofrendas a los dioses antes de desayunar. Comis juntos, en familia? Quin estaba presente? Todos. El flamen, Gaya y yo, Laelia y Ariminio... Cecilia hizo una pausa, dubitativa. Ariminio es el flamen pomonalis. Y Laelia, es su mujer? La hermana de tu

141

marido? Alguien ms? pregunt, al tiempo que bajaba la vista a la tablilla que tena en la mano. Me pareci notar algo. Cecilia era tan miope que, probablemente, no alcanzaba a ver mi expresin, pero mi tono de voz se la transmita. Adems, las doncellas nos observaban y, si me mostraba demasiado insistente en algn punto en concreto, Cecilia percibira la inquietud que la rodeaba. Nadie ms. Estuve seguro de que Cecilia vacilaba antes de decirlo. Y despus de desayunar os dedicasteis a vuestras respectivas ocupaciones? Laelia estaba en su habitacin, segn creo. Yo me dediqu a mis tareas domsticas. De modo que la nuera era la que trabajaba, mientras que la hija llevaba una vida ociosa. Arminio sali. Un hombre con suerte. Qu hay de Gaya? Va a la escuela? Oh, no! exclam su madre. Estpido de m... Quieres decir que tiene un tutor, no es eso? No. Yo misma le enseo el alfabeto y ya sabe leer y escribir. Todo lo que los nios y nias de la casa deben saber, lo aprenden en casa. La casta sacerdotal poda estar especializada en determinados rituales pero, desde luego, no tena fama de erudita, precisamente. Bien, pues. Haz el favor de contarme a qu dedic Gaya la jornada Al principio, se sent tranquilamente con las doncellas y las ayud a hilar y a tejer. Debera haber supuesto que, adems de creer en la autoeducacin, haba maniticos del hilado casero. Bien, un flamen dialis tiene que insistir en que su flaminia se deje los dedos preparando sus ropajes de ceremonia. Me pregunt, bromeando, cul habra sido la reaccin de Helena si hubiera vuelto a casa con mi nuevo cargo honorfico y le sugiriese que un procurador de las aves deba darse pisto por ah con ropas tejidas y cosidas por su esposa. Ms tarde continu Cecilia, ahora con un tono de mayor confianza, la dejaron ir a jugar a un jardn interior, donde estaba segura. Cundo se descubri la desaparicin? Despus de almorzar. En esta casa el almuerzo suele ser una colacin informal pero, por supuesto, yo esperaba que asistiera. Cuando comprob que no apareca, acept lo que me cont su cuidadora, que Gaya haba cogido su plato y se lo haba llevado para comerlo a solas. Lo hace algunas veces: se sienta en un banco al sol o se prepara un pequeo picnic, sin dejar de jugar... De pronto, me dirigi una mirada penetrante: Supongo que nos consideras una familia rara y peculiar, pero toleramos que Gaya se comporte como lo que es, una chiquilla. Se pasa el da jugando, sabes, Falco? Tiene montones de juguetes. Pero pocas amiguitas con las que compartirlos, pens yo. Tendr que registrar su habitacin anunci. Y observars que viva en una autntica casita de muecas, y que estaba absolutamente mimada y consentida. De donde se colige que no tena ningn motivo razonable para querer escapar de casa, no es eso? pregunt a modo de conclusin. Cecilia call y apret los labios. Y no ha habido alguna nueva y terrible crisis familiar? He notado nervios en las doncellas. No levantan la vista del suelo. Han sido bien aleccionadas, probablemente mientras me hacas esperar antes de recibirme. Gaya siempre ha sido una nia feliz. Una nia dulce y feliz. La madre se haba refugiado en una salmodia mgica. Sin embargo, por lo menos, en esta ocasin mostraba cierta inquietud muy lgica. Qu le ha sucedido? Volver a verla? Estoy tratando de encontrar la respuesta. Por favor, confa en m. La mujer segua agitada. Yo no tena esperanza de llegar a ninguna conclusin

142

satisfactoria mientras ella estuviera rodeada de su guardia de corps femenina. Las doncellas no slo protegan a la dama en mi presencia, sino que tambin me protegan a m de la verdad. Fing que haba terminado y luego ped a Cecilia que me mostrara la habitacin de la nia. Le dije que me gustara que lo hiciera ella personalmente por si adverta algo fuera de lo normal que nos sirviera de clave. La madre accedi a acompaarme sin las doncellas. El esclavo que deba acompaarme sali apresuradamente detrs de nosotros, pero era un simpln y casi todo el rato se quedaba retrasado. Ya iba cargado con el plano de la casa, que yo haba pedido, y le entregu mi toga para cargarlo todava ms. Cecilia me condujo por una serie de pasillos. Slo cubierto con la tnica, de pronto not fro y met los pulgares bajo el cinto. Di tiempo a la mujer para que se relajara y volv sobre la pregunta que antes haba evitado: Algo sali mal, verdad? Cecilia respir profundamente. Haba mal ambiente, por diversas razones, y Gaya siempre ha sido muy sensible. Como cualquier nia, ha dado por sentado que todos los problemas eran culpa suya. Y lo eran? Cmo podran serlo? No tengo la menor idea respond, sin alterarme. Como no s cules eran esos problemas... Pero ella estaba decidida a no soltar prenda. Ordenes del flamen, sin duda. Avanzamos en silencio unos instantes e insist: El problema tena que ver con la ta de tu marido? Cecilia me mir de reojo. Ests al corriente de eso? Hizo una mueca de sorpresa. Una mueca exagerada. En aquel mismo momento, los dos nos dimos cuenta de que nuestros propsitos eran distintos y divergentes. Tom nota mental del descubrimiento. Terencia Paula parece una fuerza con la que debe contarse coment. Cecilia solt una carcajada bastante amarga. Habla con franqueza. A qu juega, realmente, ese vejestorio? Cecilia movi la cabeza en un gesto en el que haca gala de su negativa. Todo es un desastre. No me hagas ms preguntas, por favor. Limtate a encontrar a Gaya. Eso es todo. Llegamos a la habitacin de la nia. Era de tamao modesto, aunque la madre tena razn cuando haba dado a entender que la nia no viva en una celda, precisamente. En cualquier caso, no sobraba el espacio libre y Cecilia orden al esclavo que me haba impuesto Numentino que esperase fuera. Al hombre no le gust la sugerencia, pero sigui las instrucciones de Cecilia como si saltarse a la torera las del flamen no fuera nada inslito. Me hice una composicin de lugar. Haba all ms desorden del que hubiera encontrado en ninguna parte. Haba visto a Gaya vestida con finas ropas, pero all haba una cmoda abierta, llena de prendas de parecida calidad: tnicas y forros de tnica, menudas sandalias a la moda, cintas, estolas de colores y capas de tamao infantil. Un revoltijo de cuentas y brazaletes (nada de imitaciones baratas, sino plata de ley y piedras semipreciosas) ocupaban una bandeja en una mesa auxiliar. De un gancho de la puerta colgaba un sombrero. Para entretenerse, Gaya dispona de muchos juguetes que mi Julia disfrutara agarrando y tirando al suelo: muecas de madera, de cermica y de trapo, pelotas rellenas de plumas o de judas, un aro, caballos y carros de juguete, una villa o casa de campo en miniatura... Todos eran de buena calidad, obra de artesanos, y no esos objetos

143

bastos y mal acabados con los que tienen que contentarse los pequeos de mi familia. Las muecas estaban ordenadas en fila en un estante. La casa de campo, en cambio, estaba desparramada por el suelo con los animales dispuestos como si la nia acabara de salir de la habitacin por un instante mientras estaba jugando con ellos. Al contemplar la granja a escala que su hijita haba instalado con tanta minuciosidad, a Cecilia Paeta se le cort el aliento, aunque intent ocultarlo. Cruz los brazos con energa y se agarr el cuerpo como si estuviera dispuesta a contener su emocin. Yo la haba detenido en el umbral de la estancia. Ahora, dentro, mira con detenimiento. Est todo como lo tiene Gaya normalmente? Hay algo extrao, algo fuera de lugar? Cecilia mir con atencin; luego, sacudi la cabeza enrgicamente. Resultaba difcil ver algn desorden en el mar de tesoros que posea Gaya; entr en la habitacin y empec a buscar. El mobiliario era menos lujoso que las pertenencias personales de la nia y quiz pertenecan ya a la casa. Las lmparas de aceite, las alfombras y los cojines eran escasos. En una alcoba especialmente preparada haba una camita de nio cubierta con una colcha a cuadros, y varios armarios, casi todos empotrados. Mir en la cama y debajo de ella y luego en las alacenas, donde encontr unos cuantos juguetes ms, zapatos y un orinal. Una gran caja de madera de tipo y calidad bastante normal, contena un espejo, peines, alfileres, instrumentos de manicura, un anillo de plata y unos cuantos lazos enredados con cintas para el cabello. Alc en la mano una solitaria botita de esas que slo llegan hasta el tobillo que acababa de encontrar bajo la cama y pregunt quin compraba los juguetes. Los parientes Cecilia Paeta cruz la estancia y alis obsesivamente la colcha. Pareca a punto de verter unas lgrimas. Alguien en especial? Todo el mundo le compra cosas. Hizo un amplio gesto con la mano, reconociendo que Gaya siempre haba estado rodeada de lujos, de mimos y de regalos. Yo lo comprenda: era la nica hija de una familia con dinero y, por lo que haba observado, mimada por todos. T te trasladaste aqu cuando la flaminia muri. Echa mucho de menos Gaya a su abuela? Un poco. Estatilia Paula era ms condescendiente que nadie con mi esposo. Lo malcri de pequeo, sa es mi opinin. Incluso despus de que abandonara la casa? Cecilia baj el tono de voz, nerviosa. Por favor, no hables de l. Ahora nadie aqu menciona su nombre. La gente espa coment. Cecilia no replic. Cmo reaccion Estatilia Paula al hecho de que su propia hermana, Terencia, animara a Escauro a marcharse y le facilitara la marcha? Cmo crees t? Caus ms problemas. Eso podra haberlo adivinado yo solo. Exhal un suspiro. Gaya echa de menos a su padre? Lo ve de vez en cuando, como tantos nios en iguales circunstancias. De padres divorciados, te refieres? Qu me dices de ti? Lo echas de menos? No tengo eleccin respondi. Su tono de voz no pareca demasiado perturbado. Tuviste eleccin a la hora de casarte con l? Estaba contenta. Nuestras familias se conocan de mucho tiempo atrs. Y Escauro es un hombre decente. Pero he de entender que no estabais enamorados apasionadamente...

144

Cecilia respondi con una sonrisa desvada. No era un insulto, pero dio la impresin de que consideraba el comentario acerca de su pasin amorosa como una extraa broma. En privado agradec a los dioses que no todas las hijas de familias patricias tuvieran la misma educacin. Por lo menos, Cecilia no pareca saber lo que se perda. Muchas mujeres romanas de buena familia se unen a hombres que apenas conocen. La mayora les dan hijos, ya que de eso se trata. Despus, algunas son abandonadas a su suerte. Muchas agradecen tal libertad. No tienen que seguir fingiendo ningn profundo afecto por sus maridos y pueden evitar a los dems hombres casi totalmente. Adquieren una buena posicin sin responsabilidades emocionales. Mientras se concierten unos acuerdos econmicos aceptables, lo nico que se espera de ellas es que se abstengan de tomar amantes. En cualquier caso, no deben hacer alarde de esos amantes abiertamente. Yo no crea que Cecilia Paeta tuviera un amante pero, cmo se poda saber? Insist en mis esfuerzos por encontrar a Gaya y prob otro enfoque distinto: Y la ta de tu marido, Terencia Paula, tiene mucha relacin con Gaya? A Cecilia se le nubl de nuevo la expresin. Me pregunt si el tema sera an ms delicado de lo que haba supuesto. Slo desde que se jubil como vestal, naturalmente. Eso fue hace un ao y medio. Le tiene un afecto especial. Aquello reforzaba mi impresin de que Gaya Laelia haba sido utilizada en las interminables escaramuzas emocionales que se libraban en el seno de la familia. No le parece bien que Gaya se convierta en vestal? Por una vez, Cecilia mostr cierta acritud natural: Tal vez quiere todo el honor para ella sola! Le has contado que Gaya ha desaparecido? Cecilia se mostraba inquieta. Yo estaba tenso. Si Gaya se senta bien con ella y se ha fugado de vuestro hogar, quizs aparezca en casa de Terencia. Oh! Ya nos habramos enterado. Dnde vive Terencia? La casa de su marido queda a veinte millas de Roma. Demasiado lejos como para que una nia haga el viaje sola sin problemas, aunque se sabe que los fugitivos cubren distancias asombrosas. Necesitar una direccin. Cecilia dio la impresin de sonrojarse. No es necesario; Gaya saba muy bien que Terencia est ausente de casa en este momento. Cmo? Est en Roma? Viene a veces... No entenda por qu se demoraba Cecilia. Escucha, estoy repasando la lista de personas a las que podra recurrir Gaya. La mujer an pareca abrumada y apenada. Haba cogido la miniatura de un toro de la casa de campo de Gaya y se dedicaba a retorcerla entre los dedos en un gesto obsesivo. Me di cuenta de que estaba mintiendo en algo, pero le dej pensar que me lo haba tragado. Ha informado a su marido de que Gaya ha desaparecido? No se me permite ponerme en contacto con l. Oh, vamos! Esto no es slo suficientemente importante, sino que s que esta misma semana le has escrito para decirle que su ta deseaba verle. Cecilia se volvi hacia m. He conocido a tu esposo. l mismo me lo dijo. Qu te dijo? murmur Cecilia con un cuidado casi excesivo. Tema que Escauro hubiera criticado su conducta matrimonial?

145

No tienes de qu alarmarte. Hablamos sobre todo de una cuestin de tutoras... No puedo hablar de eso me interrumpi con expresin horrorizada. Como consideraba que el cuento ridculo que me haba contado Escauro era falso, me sobresalt la reaccin de Cecilia. Haba alguna otra cuestin de tutoras distinta de la que planteaba la ex vestal? Empec a ponerme duro. Laelio Escauro vino a la ciudad esta semana para ver a su ta y a otros miembros de su familia. Y bien, qu hay de verdad en eso? Cecilia movi la cabeza en un enrgico gesto de desacuerdo: No fue ms que un consejo familiar. Por algo relacionado con Gaya? No, no tiene nada que ver. Y Terencia Paula? Est creando problemas? Para ser justos con ella, no. Entonces, dnde est el problema? No hay ninguno volvi a mentir. Por qu? Crees que ese ninguno perturb a Gaya? Slo se trataba de algo que haba que arreglar, un asunto legal suspir la madre de la pequea desaparecida. Terencia quera que consultramos a mi esposo; el padre de Escauro, en cambio, pensaba que ste no deba intervenir. Qu opinas t? Escauro es un intil! se lament con gran violencia. Siempre lo ha sido. Durante un instante, dio la impresin de estar agotada de sus esfuerzos por salir adelante. Ahora entenda por qu la mujer se haba tomado con cierto alivio, tal vez, la partida de Roma de su marido. Tras este breve asomo de frustracin, Cecilia hizo un intento de desviar mi pregunta: Muchas de las cosas que Gaya tiene aqu son regalos de ta Terencia y to Tiberio. Yo insist: To Tiberio? El que fue marido de Terencia Paula? El que muri? Muri recientemente? Otra mirada de preocupacin cruz las plidas facciones de Cecilia. S, hace muy poco. De ah la necesidad de reunir al consejo familiar, verdad? Dio la impresin de que la haba pillado con la guardia baja. Bien, s. Fue preciso convocarlo a raz de esa muerte. Cuando mi hermana vino aqu por primera vez a visitarte, toda la familia estabais en un funeral. Era tal vez la cremacin del marido de Terencia? La expresin de Cecilia as lo confirm, aunque tena cara de asombro; tal vez esto tena que ver con el enfado del ex flamen por la visita de Maya. Disculpa la pregunta, pero no es inusual que una vestal se case, al trmino de su servicio? S. Qu respuesta ms lacnica. Fue eso, pues, otra causa de conflictos? Oh, s! respondi Cecilia con una repentina explosin de emociones. S, Falco. Eso ha causado ms conflictos de lo que imaginas! Esper una explicacin pero el drama haba sido suficiente para ella. Se le notaba un asomo de desafo, como si se alegrara de haber hablado, pero despus de esto, haba enmudecido. Pens en algo que pudiera explicar unas cuantas cosas: Cuando las vestales se jubilan, suelen ser recompensadas por el emperador con una considerable dote, no es as? Recuperada la compostura, Cecilia se mostr de acuerdo con un mudo gesto de la cabeza:

146

S, la ta Terencia tena una buena dote en dinero, pero no era eso lo que atraa a to Tiberio, que tambin era un hombre riqusimo. Y cul era ese atractivo? pregunt. Mala jugada, Falco! Cecilia adopt una expresin ofendida y yo me correg sobre la marcha: Y ahora que est muerto, Terencia hereda sus riquezas? Probablemente. No creo que la viuda haya pensado en eso. Ha estado demasiado ocupada con otros asuntos. Todo lo que oigo acerca de Terencia apunta a que tiene bien controlada su situacin financiera... Qu asuntos? Negocios de familia, nada ms... Pero qu tiene que ver eso con lo de encontrar a Gaya? Cecilia era ms inteligente de lo que aparentaba a primera vista. Ahora estaba aprendiendo a rehuir las preguntas. Me pareci muy bien; quiz me resultara til fijarme en cules evitaba y cules no. Por suerte, me vino a la cabeza una pregunta que no tena pensada: Te gustaba to Tiberio? No. El monoslabo fue rotundo y conciso. La mir. Por qu? pregunt con un tono de voz indiferente. Luego, al ver que no contestaba, aad en tono ms seco: Acaso te hizo proposiciones a ti? S, me las hizo. Su tono de voz era tenso. Para m, aqulla era una revelacin inesperada. Unas proposiciones que t rechazaste, verdad? Por supuesto! fue su rplica, irritada esta vez. Sucedi eso despus de la boda? S. Llevaba casado con ta Terencia un poco ms de un ao... Era un tipo asqueroso. Pensaba que todas las mujeres estaban a su disposicin y, por desgracia, tena la habilidad de convencer de ello a muchas, a demasiadas. Cuando Cecilia enmudeci otra vez, vi que temblaba ligeramente. Los pensamientos se me dispararon. El difunto no era ms que un tpico manaco sexual que acosaba a mujeres casadas? O acaso haba en l algo peor? Por favor, Cecilia Paeta, no te inquietes, pero tengo que hacerte una pregunta muy desagradable. Si la situacin era sa, existe alguna posibilidad de que ese horrible Tiberio intentara propasarse con la pequea Gaya? Cecilia se tom un largo rato en contestar, aunque encaj la pregunta con ms calma de lo que yo me pensaba. Cecilia era su madre, al fin y al cabo; una mujer un tanto atolondrada en algunas cosas, pero que no haba dudado en ningn momento en lanzarse a proteger a su pequea. Eso me inquietaba murmur despacio, y he llegado a pensar que poda suceder, pero no. S que esas cosas pasan, sobre todo con las esclavas jvenes, pero cuando reflexion sobre ello, tuve la certeza de que to Tiberio no tiene el menor inters en las nias. Hizo una pausa y luego se oblig a aadir, a duras penas: De todos modos, yo tema que la situacin se hiciera ms incmoda con el paso del tiempo, cuando Gaya creciese, pero Tiberio ya ha muerto y, por lo tanto, no es preciso seguir preocupada, verdad? As pues, seguro que Gaya no se ha escapado de casa por culpa de to Tiberio? Seguro. Gaya, por supuesto, sabe que Tiberio ha muerto. Deseas algo ms de m, Falco? Comprend que la haba puesto a prueba suficientemente. Yo haba progresado ms de lo que esperaba, aunque no entendiera todo el significado de alguna de sus respuestas. Entend que la conversacin haba sido especialmente atormentadora para

147

Cecilia. Numentino deba de haberla sometido a una gran presin para que no me contara nada sobre los asuntos familiares, pero no habamos hecho otra cosa que sondear en ms secretos de los que el anciano habra deseado. S, gracias. Puedo hacerte una sugerencia? Escauro merece saber lo sucedido con Gaya. Mndale noticias hoy mismo. Y respecto a los acosos de to Tiberio, no te guardes eso para ti sola. Cuntaselo a alguien. Cecilia se permiti una mueca de agradecimiento. Mientras abandonaba la estancia precipitadamente, murmur: Tienes razn. Ya lo he hecho. Yantes que pudiera preguntarle quin era su confidente, ya haba desaparecido.

148

XXXIII

Ya que estaba all, ech un vistazo al resto de los dormitorios del pasillo. Una esclava andaba limpiando el suelo con esponjas y, como era evidente que mi escolta haba sido escogido a propsito por su inutilidad, la mujer dej el cubo y me indic quin utilizaba cada cuarto; todos eran miembros de la familia. Siempre resulta entretenido explorar los armarios y los dormitorios de otras personas, sobre todo cuando no se les ha dicho que alguien va a hurgar en ellos. Los ladrones deben de pasar momentos muy divertidos. Pero, por supuesto, mis labios estaban sellados. Haba prometido confidencialidad al ex flamen y ste no era un hombre al que conviniera irritar. Cecilia y la pareja tenan habitaciones grandes y bien equipadas. La de Cecilia estaba extremadamente limpia, como si pasara en ella mucho tiempo y por eso quisiera tenerla como los chorros del oro. Es que se ocultaba de la familia? Bien, quiz se trataba solamente de que tena una doncella que se lo organizaba bien. El pomonalis y su esposa tenan su estancia ms abarrotada; a juzgar por las cajas apiladas a lo largo de una pared, daba la impresin de no haber terminado todava de desembalar todas sus cosas despus del traslado forzoso. Ariminio utilizaba una desdichada variedad de gomina para el cabello. Me extend un poco de esa gomina en la mano y luego me result muy difcil quitarme el fuerte olor. Era azafrn, pero podra haber sido ajo. Tuve que mandar por una palanqueta para abrir las cajas selladas, aunque slo fuera para dejar constancia de que haba hecho un registro a fondo. Y como Gaya me haba contado que su familia quera matarla, lo que estaba haciendo me tena sobre ascuas. En cualquier momento poda descubrir un cadver escondido. De momento, me desagradaba el ambiente en el que estaba, pero la historia de Gaya segua parecindome difcil de creer. Aqulla era una familia en permanente agitacin, pero no haba ninguna prueba fehaciente de autntica malicia. Ped al esclavo que me escoltaba que fuese a buscar a la niera de Gaya. El hombre lo hizo a regaadientes. se no es de los que buscan las alegras de la vida dije con una sonrisa a la mujer de las esponjas. Me queda algo por ver aqu? Hay una habitacin ms al doblar la esquina. Oh! Y quin duerme all habitualmente? La esclava, una mujer obesa, avanz delante de m para indicarme la puerta de la habitacin que acababa de mencionar. Tena el mismo tamao que las otras pero la decoracin mostraba algunas sutiles mejoras. En lugar de simples esteras de lana italiana, haba alfombras egipcias junto a la cama, elevada sobre una tarima. En una cmoda haba ropas femeninas perfectamente dobladas, aunque los armarios empotrados estaban vacos. Sobre una repisa, junto a un vaso de alabastro verde que contena un perfume ms fragante que el de la gomina de azafrn que todava me acompaaba cuando me acercaba la mano, haba un peine con varios cabellos largos, canosos, entre las pas. Mir a la esclava y ella me devolvi la mirada. Apret los labios. Y, sin apartar la vista de mis pupilas, anunci: Hemos tenido visita que ha ocupado esta alcoba. Eso parece un poco raro apunt con franqueza. Aquella mujer era todo un carcter. La esclava asinti, admirada de su propia actuacin. Alguien te ha dicho que me contaras eso. Esas personas vivan fuera de Roma aadi ella, como si acabara de recordar su papel. Una de ellas muri y ya no han vuelto ms. Y los nombres de esos misteriosos visitantes, no seran Terencia y Tiberio...?

149

La mujer respondi con un lento gesto de asentimiento. Y te han dicho que no hablaras de ellos conmigo, verdad? La esclava asinti de nuevo y yo dirig una mirada a mi alrededor. Sabes?, creo que alguien ha estado aqu hace muy poco. Alguien que se march a toda prisa y dej la casa en un palanqun, coincidiendo con mi llegada, imagino. Por qu, pues, los Laelios estn tan interesados en desviar mi atencin para que no me entere de que Terencia Paula ha sido recientemente una invitada de la casa? Por desgracia, all termin la pantomima. Yo esperaba que la esclava se extendiera sobre el tema por propia iniciativa, pero cuando se lo pregunt, se limit a negar con la cabeza en gesto que no admita controversia. Aun as, yo saba agradecer como es debido una pista annima (y, creedme, all las pistas estaban esparcidas de tal manera que me mostr ms generoso de lo habitual cuando met la mano en la bolsa). Pero el problema de los indicios indirectos de esa clase es que uno nunca consigue descifrar su significado. Tienes alguna idea de qu le ha sucedido a la pequea? le pregunt con tono conspirador. Si la tuviera, se la dira, seor. Sabes si es especialmente amiga de alguien, aqu? No. Gaya nunca ha tenido amigas, que yo sepa. En fin dijo con una risita despectiva mi nueva confidente, no hay mucha gente que cumpla los estrictos requisitos que exige esta familia, verdad? El esclavo que me haban asignado volva ya con una muchacha que deba de ser la niera de Gaya. Me sorprende que te dejen entrar! se burl la esclava de la limpieza al tiempo que daba unos pasos vacilantes para volver al trabajo.

150

XXXIV

La niera de Gaya, una esclava de algn lugar perdido de Oriente, llamaba la atencin por su aspecto: bajita, de constitucin robusta, de piel morena y muy velluda. Probablemente adoraba a dioses de nombres speros y cinco slabas y de costumbres canbales. Tena aspecto de descender de arqueros vestidos con pantalones que montaban caballos a pelo y disparaban hacia atrs furtivamente. De hecho, incluso sin intencin de mostrarme desagradable, sus facciones casi insinuaban que uno de sus progenitores haba sido un caballo. Pero su aspecto se contradeca con su carcter encogido y tmido. Por su condicin de brbara, era una nulidad. No necesitaba presenciar sus intentos de supervisar a la pequea Gaya para darme cuenta de que cualquier chiquilla de seis aos con un poco de genio poda llevar de cabeza a aquella belleza. Encerrarla en la despensa era un castigo demasiado extremo; para m que Gaya podra haber ordenado a la niera que se quedara sentada sobre un cardo sin moverse durante seis horas y la muchacha estara demasiado aterrorizada como para desobedecer. Yo no s nada! Cuando abri la boca, habl con un acento que los nios de mi familia habran imitado alegremente durante semanas, provocando un coro de risas histricas en cada ocasin. Incluso sin pblico, Gaya deba de realizar ante ella alguna cruel imitacin. Y, con ello, reduca a la muchacha a un guiapo sollozante. Alguien la haba maltratado. Apreci en ella algunas contusiones recientes. Por su llamativa distribucin, imagin que tras la desaparicin de Gaya el da anterior, varias personas haban intentado obligar a la muchacha a responder a sus preguntas y, al no obtener respuestas, cada una de ellas haba recurrido al castigo. Ahora la niera pensaba que la haban conducido all para que tambin yo le pusiera la mano encima. Sintate en ese arcn. La muchacha tard en convencerse de que se lo deca a ella. Tal vez era la primera ocasin en que tomaba asiento delante de un ciudadano libre. Pero no me hice ilusiones; probablemente la muchacha me despreciaba por no saber estar en mi lugar. Estbamos todava en lo que llamaramos el cuarto de invitados. Me ocup de mirar bajo la cama e incluso de separar sta de la pared y echar un vistazo a la pelusa acumulada detrs. Busco a Gaya. Puede haberle sucedido algo muy malo y debemos encontrarla cuanto antes. Me has entendido? Baj el tono de voz: Si respondes a mis preguntas enseguida y eres sincera, no te azotar. La niera me mir con aire hosco. La sinceridad que pudiera tener de natural haca mucho que le haba sido arrancada a fuerza de palos. Como testigo, no serva. Y como niera, tampoco, en mi opinin. De todos modos, qu saba yo? Mi hijita no haba tenido nunca una niera y, tal como bamos desenvolvindonos, nunca experimentara la inquietud de tener que escoger, aleccionar y, sin duda, despedir finalmente a alguien que ayudara a Julia. Una extranjera mal preparada, inmadura y desinteresada, para quien nuestro beb representara una mocosa romana, brusca y malcriada por sus padres romanos, igualmente bruscos y malcriados, a todos los cuales la Fortuna haba salvado de la esclavitud y del sufrimiento por razones nada evidentes..., salvo la hipottica niera que se considerara, gracias a la Fortuna, tan buena como nosotros. Como bien podra ser su caso si tambin estaba en manos de la Fortuna. Bien. Me sent en el borde de la cama y clav la vista en la muchacha.

151

Cmo te llamas? Atin. Suspir largamente. Quin hace estas cosas? Costaba de imaginar un nombre menos apropiado para la niera. T cuidas de Maya. Te gusta hacerlo? La respuesta fue una mirada ceuda. Te agrada Gaya? No. La nia tiene permiso para pegarte como hacen los mayores? No. Bien, ya era algo. Pero el otro da te encerr en la despensa, segn he odo. Silencio. Me da la impresin de que a esa nia la tratan aqu como si fuera una reina. Supongo que as no hay manera de que se porte bien, verdad? No hubo respuesta. Bien. Escucha, pues, Atin. Ests metida en un lo muy grave. Si Gaya Laelia ha sufrido algn dao, t, que eres la niera, sers la primera sospechosa. En Roma se aplica la ley de que si un ciudadano libre muere en circunstancias sospechosas, todos los esclavos de la casa son pasados a degello. Tendrs que convencerme de que no le has causado ningn mal. Ser mejor que demuestres que quieres ver rescatada a la pequea de cualquier problema en el que se haya metido. No est muerta, verdad? Atin pareca sinceramente horrorizada. Slo se ha escapado otra vez. Otra vez? Te refieres al da aquel que te dej encerrada? Esta vez asinti con la cabeza. Ese da Gaya fue a verme a m y, cuando terminamos, la envi de nuevo a casa. Te ha insinuado en alguna ocasin que quera escaparse para no volver? No. Confa en ti? Es una nia muy reservada. Pero la Gaya que yo haba conocido hablaba con rotundidad y soltura; sin duda, estaba acostumbrada a conversar y deba de hacerlo con alguien. Mir a la muchacha y, de improviso, le pregunt si crea que alguien de la familia quera matar a Gaya. Se qued boquiabierta. No era una visin muy atractiva. La idea era absolutamente nueva para Atin. All todo el mundo guardaba bien sus secretos. No era de extraar. Se ocupaban de los rituales y de los misterios. Para m, la religin no tena nada que ver en todo aquello. Los rituales extravagantes de los cultos antiguos, donde slo el favorecido por los dioses poda comunicarse con ellos, tienen que ver con el poder en este mundo. Y resulta fcil extender el mismo sistema dentro de la familia. En sta el cabeza de familia es el sacerdote principal. Por fortuna, no se espera que todos llevemos casquetes de madera de olivo con tocados y orejeras. Antes de llevar este atuendo, preferira emigrar a un campo de legumbres de la Capadocia. Atin ignoraba, realmente, que Gaya tema que la mataran. La nia haba confiado en m, un absoluto desconocido, pero saba que no deba arriesgarse a contrselo a su niera. Y se me ocurra una razn para ello: que la niera responda ante su familia. Es rotundamente falso que los esclavos siempre conozcan los oscuros secretos de la casa en la que habitan. Saben ms de la cuenta, es cierto, pero nunca lo saben todo. Un propietario de esclavos que sepa tratarlos les comentar confidencias de forma selectiva: uno tiene que difundir los escndalos que son simplemente embarazosos, como el adulterio y la quiebra y la vez aquella en que la abuela se orin encima en el mejor comedor de la casa, pero debe mantener absoluto silencio acerca de la acusacin de traicin pendiente de juicio de los tres hijos ilegtimos y de cunto vale uno realmente.

152

Bien, Atin; hblame de ayer. A base de sonsacarle, la niera me explic la misma historia que haba odo de boca de Cecilia respecto a lo que haba hecho Gaya durante la maana: desayun con la familia, se entretuvo un rato tejiendo y, despus, sali a jugar a uno de los patios de la casa. As pues, cundo te convenciste de que se haba perdido? Atin me dirigi una mirada de recelo. No importa cundo te decidiste a informar. Haba visto aquella mirada cien veces. Con frecuencia, los mentirosos se delatan as; es casi como si le suplicaran o lo retaran a uno a descubrir la verdadera historia. No intentes confundirme. Cundo te diste cuenta por primera vez de lo que estaba sucediendo? Casi a la hora del almuerzo. O sea, lo sabas por anticipado, no? S reconoci la chica en tono hosco. Por qu le dijiste a la madre de Gaya que la nia haba decidido tomar el almuerzo a solas? Porque lo hace a menudo! S, pero esta vez sabas que no podras encontrarla. Deberas haber dicho la verdad. Por qu mentiste? Tenas miedo? Atin no contest. Yo la comprenda, pero su conducta haba sido ilgica y peligrosa. Por qu, crees t, a Gaya le gusta almorzar sola? Para estar lejos de ellos refunfu la niera. Era su primer asomo de sinceridad. Yo pensaba que se haba ocultado en alguna parte. Imaginaba que volvera a aparecer. Gaya es capaz de esconderse para crearte un problema? Nunca ha hecho una cosa as reconoci la niera a regaadientes. Yo s que no era feliz declar. Alguien ha sido cruel con Gaya? Dime la verdad. No le contar a nadie lo que me digas. Cruel, no. Pero tal vez severo, s. La castigan cuando se porta mal? Si se lo merece, s. Cmo ese da que te encerr en la despensa y cogi el palanqun? No debera haberlo hecho. Debera haber sabido que iba a causar un autntico cicln en la casa. Qu sucedi cuando volvi a casa? La esperaba el viejo para echarle un buen sermn. Algo ms? La mandaron a la cama sin cenar. Despus, me encargaron que me pegara a ella todo el da, y que, por la noche, durmiese en su habitacin. Cuando intent esto ltimo, se puso a chillarme de tal manera que prepar una cama fuera, a la puerta de la estancia, y all dorm. Y no le dieron una buena zurra? Atin me mir con sorpresa. Nadie da nunca el menor cachete a la nia. Nunca. Y t? No! Me daran una paliza si lo hiciera. Entonces, te resultaba problemtico controlarla, no es eso? Una vez ms, la muchacha admiti a regaadientes que las cosas no estaban tan mal como yo haba supuesto: Normalmente, no respondi con una sonrisa apagada. Aqu todo el mundo hace lo que se le dice. Si Gaya se hubiera pasado conmigo, el viejo la habra llamado

153

para decirle que aquel comportamiento era impropio en alguien de su posicin. Siempre se espera de nosotros lo mejor, Gaya!, le habra dicho. De modo que Numentino gobierna a pura fuerza de personalidad, no? La muchacha no me comprendi. Si a ti te tocaba estar pegada a Gaya continuamente, por qu estaba jugando a solas en el jardn ayer por la maana? Yo tena otras cosas que hacer. Su madre vino y me dijo que poda dejar a la nia que se entretuviera sola durante un rato. Luego tuve que ayudar a otra de las chicas en un trabajo que estaba haciendo. Qu trabajo? No recuerdo... Atin no concret ms. Hum! Y cuando volviste a buscar a Gaya, no haba ni rastro de ella, verdad? Pero al principio no se lo dijiste a nadie. No tard mucho. Pens que Gaya tendra hambre. Fui a mirar en la cocina para que, cuando llegara y pidiera algo que comer, yo pudiera llevarle algn bocado. Podra haber estado en la cocina antes de que t pasaras por all? No. Pregunt a la gente de la dependencia. La haban echado de all por la fuerza cuando se puso pesada pidiendo que le llenaran de agua la jarra con la que estaba jugando. Al final, a m tambin me echaron y tuve que acudir a su madre y contarle lo que suceda. Se organiz la bsqueda de la muchacha? S, desde luego. Y no han parado de buscar... al menos, hasta el momento de tu llegada. El emperador habl con el viejo y, a continuacin, todos recibimos orden de dejar de buscar. Nos informaron de que venas y de que todo deba parecer tranquilo. No s por qu. No hay nada de qu avergonzarse en mostrar una gran preocupacin por la prdida de una chiquilla de esa edad. Si se hubiera tratado de mi hija y el propio Vespasiano se hubiera presentado en mi casa, le habra pedido que se sumara al grupo de buscadores. Eres muy descarado! Dirig una breve sonrisa a la muchacha: Eso es lo que l dice! Me pareci que ya no iba a sacar mucho ms de aquel lo y, a continuacin, hice que me llevara fuera, al patio donde Gaya sola jugar.

154

XXXV

Una bandada de gorriones emprendi el vuelo cuando aparecimos. Aquello apuntaba a que no haba presencia humana en el lugar hasta aquel momento. Nos hallbamos en un peristilo interior, rodeado por los cuatro costados por columnas esbeltas que formaban un claustro umbro. Unos canales de agua incrementaban el efecto refrescante de la arquitectura. Gracias a los planos, esta vez saba que, por casualidad, haba entrado en la casa por una puerta secundaria, uno de los tres accesos (dos puertas y una escalera corta) situados en diferentes calles del bloque. Como caba esperar en una casa de aquella calidad, utilizada por gente que se consideraba superior, los propietarios ocupaban su propia nsula. La entrada principal estaba fuera de servicio en aquellos momentos, debido a unas obras que se estaban llevando a cabo en el edificio. No la estaban remodelando, pero los albailes haban utilizado las pequeas dependencias contiguas a la puerta como almacenes para herramientas y materiales, que rebosaban hasta invadir el pasillo, al que haban bloqueado por completo con escaleras y caballetes que de momento no usaban. Me asombr que Numentino soportara aquel desbarajuste, pues equivala a demostrar que el poder de la industria de la construccin eclipsaba cualquier cosa que la religin organizada hubiera inventado jams. En otra poca de su vida, el viejo haba sido representante de Jpiter, pero, en su nueva situacin, unos cuantos vulgares peones podan marearlo sin hacer el menor caso de sus atronadoras voces furibundas. De haber estado en uso la entrada principal, habramos tenido una buena panormica desde la puerta, atravesando el atrio, hasta alcanzar un rincn de la vegetacin del jardn; una panormica que dara a entender el gusto exquisito de sus ocupantes y la extraordinaria cantidad de dinero que posean (o que deban). El peristilo tena una disposicin clsica. Las columnas que lo rodeaban eran de piedra tallada con delicados motivos decorativos en espiral. El espacio interior contena arbustos de boj podados en forma de obeliscos y peanas vacas que, segn me contaron, iban a sostener bustos esculpidos de miembros de la familia. Un seto central circular rodeaba la piscina, vaca hasta el punto de que se apreciaba el recubrimiento de mosaico azul en cuyo centro apareca reclinado un dios del ocano, con unas greas de algas deshilachadas, en una fuente que en aquel momento estaba silenciosa debido a los trabajos de drenaje. Una futura virgen vestal no tena muchos alicientes para jugar en aquel estanque seco. Dnde estn los albailes? pregunt a Atin. No parece que tengan mucha prisa en terminar. Tenis aqu a Glauco y a Cota? A quin dices? Los obreros recibieron rdenes de no presentarse hoy, porque venas t. Qu estupidez. Podran haberme ayudado a buscar. Los albailes siempre encuentran excusas para hacer cosas que no estn en sus contratos. Estaban aqu ayer por la maana? S. Se le ocurri a alguien preguntarles si haban visto algo? S, el pomonalis los interrog al respecto. Por lo menos, alguien haba mostrado cierta iniciativa. l sera el siguiente en mi lista de entrevistados. Dijeron algo? No respondi la niera. Me pareci que estaba algo nerviosa. Dioses!, seguro que se haba dedicado a mirar a los obreros.

155

Sal al jardn. Haba seales de haber estado descuidado durante un tiempo, pero que haba florecido recientemente con un tratamiento de urgencia. Los rboles ms que podados parecan talados despus de haberse agostado. Vi muestras de que los senderos haban sido reparados y un muro bajo tena repellos recientes de cemento y marcas de la hiedra que haban arrancado de l. Record que los flmines tenan prohibida la visin de la hiedra. Estpido anciano; ahora poda disfrutar de ella y ver cmo se enredaba en torno a las estatuas y las celosas. De todos modos, la hiedra haba estropeado la obra del muro, por lo que la prohibicin tal vez tena cierto sentido. Un jardinero amante de su oficio se haba preocupado de plantar flores. El aire tena el perfume de verbena y alhel. Acantos y laureles como adornos de estatuas proporcionaban un aire ms serio y unos tiestos de helechos y de violetas recin plantados salpicaban el patio, goteando el agua de riego. De dnde viene el agua? La niera respondi de forma bastante inconcreta y, como no tena tiempo para remilgos, lo adivin yo solo. Del tejado pasa a grandes aljibes... En verano, ese sistema no resultara suficiente. Ech un vistazo en torno al estanque y a la fuente y descubr un tubo de plomo que llevaba a una cisterna elevada. Un sistema tosco. Aunque el rumor del agua resultara agradable, deba de proporcionar un chorrito muy tenue a la fuente y la cisterna deba de necesitar una aportacin suplementaria continuamente. En aquel momento estaba vaca y me encaram a una pared para inspeccionar el contenido y estudi el fondo antes de que la mano me resbalara y yo cayera hecho un ovillo. Para rellenar el aljibe deban de volcar cubos y nforas desde una escalera. Cmo traen el agua hasta aqu? pregunt. En cubos. La traen de la cocina. Estudi la ruta marcada en el plano. Un estrecho pasillo con una vuelta conduca desde una esquina hasta la zona de servicio. Aquello deba de llevar locos a los criados. (Comprenda su irritacin cuando a sus preocupaciones normales se aadan las splicas de Gaya para que jugaran con ella a las vestales.) Rellenar la cisterna del jardn deba de ser tambin un trabajo mortal para los porteadores. Me daba la impresin de que, si bien los albailes haban sido contratados para establecer una conexin directa entre el aljibe y el estanque, haban dejado de trabajar una vez vaciado ste. Era tpico en ellos. Y cmo llega el agua a la casa? De dnde procede el suministro? La niera no tena la menor idea, pero el esclavo que me acompaaba a todas partes abri la boca por fin para decirme que la casa estaba conectada a un acueducto. Con el Aqua Appia o con el Aqua Marcia, deba de ser. Algunas partes de la casa parecen muy antiguas. Alguien sabe cmo llegaba el agua antes de la construccin del acueducto? El esclavo me ayud otra vez: Los constructores encontraron un viejo pozo cerca de la cocina, pero estaba cegado. Del todo? Los pozos me ponen nervioso; se puede acceder a l? No, es muy seguro. Est bien relleno hasta el nivel del suelo. Y es el nico? pregunt. El esclavo se encogi de hombros. Est bien. Y, por cierto, dnde anduvo jugando Gaya, ayer? Junto al estanque. Me dio la impresin de que el estanque seco no significaba una alternativa muy atractiva a la fuente Egeria. Adems, los albailes deban de haber estado presentes all. Las chiquillas solitarias no suelen entretenerse con juegos imaginarios mientras unos hombres con tnica corta, de voz spera y opiniones roncas iban y venan con capazos

156

de cemento. Y, si lo pensaba an mejor, a los obreros no les gusta tener a una chiquilla de seis aos estorbndoles mientras trabajan. Los gorriones haban vuelto. Haban descubierto una buena provisin de migajas de pan junto a un banco blanco, pulido, con una mesa de mrmol, ambos con esfinges por patas, que habra sido el lugar lgico para que los obreros pusieran sus fiambreras para acceder a ellas cmodamente. Como sospechaba, descubr dos odres de vino vacos, escondidos cuidadosamente tras una de las patas del banco porque los tipos no se preocupaban de llevrselos una vez apurados. Los gorriones se movan a saltitos en torno al estanque seco y me miraban como si me preguntaran dnde estaba su agua de beber y de baarse. Realmente nunca habra dicho que una chiquilla se sentira feliz jugando aqu. El esclavo que me escoltaba intervino de nuevo: Gaya siempre anda por ah... Me condujo hacia uno de los pasillos de columnas. Adosada al muro de la casa haba una capillita. Al parecer, Gaya jugaba a que aqul era el templo de las vestales. All rociaba con agua las paredes, cuidaba un fuego imaginario y finga que cocinaba unos pastelillos salados. Descubr un puado de varitas, atadas juntas meticulosamente con unas hebras de lana hasta darles forma de escoba, que Gaya deba de usar cuando imaginaba que limpiaba el templo a imitacin de los ritos diarios de las vestales. Y le dejan los ingredientes para los falsos pastelillos salados? No. Al flamen no le gusta. Vaya sorpresa! Me puse en cuclillas delante de la capilla. Una cortina de celosa y un seto de adelfas me ocultaban casi todo el resto del jardn. A menos que la niera estuviera siempre muy cerca de ella, Gaya poda fcilmente haber dejado de jugar para escabullirse sin ser vista. Me incorpor. Sin hacer caso de la presencia de los dos esclavos, me dirig a la salida ms prxima del pasillo. Cruc salones y antecmaras carentes de mobiliario. Aqulla era la parte menos usada de la casa. Era la parte que preferira una nia. Un rincn privado, donde nadie la observara. Con la atmsfera, siempre atractiva, de un lugar donde se supona que nadie entraba sin permiso. Pero no haba rastro de Gaya. Continu mi recorrido. En el plano, tres lados de la casa daban a otras tantas calles. En ellas haba tiendas y almacenes que se alquilaban a artesanos; ms tarde comprobara si todos los locales estaban completamente separados, sin ningn acceso desde la casa, aunque estaba seguro de que el ex flamen habra insistido en ello. El cuarto lado no figuraba en el plano, aunque la casa se extenda ligeramente en dos pequeas alas. Tal como pensaba: entre ambas alas haba una zona rectangular al aire libre. Era mayor de lo que apareca en el plano. Podras haberme dicho que haba otro jardn! Gaya no tiene permiso para entrar ah protest la niera con voz hosca. Y ests segura de que obedece? All tambin estaban en obras. Antes de que los Laelios tomaran posesin de la casa, aquella parte debi de ser terreno baldo. Probablemente haba sido despus un huerto con bancales cuadrados donde se cultivaran verduras para la casa. Desatendido durante aos, el perejil gigante y el esprrago silvestre se reproducan espontneamente. Ciertas partes haban sido desbrozadas y haba una arada, mientras que otras zonas del jardn todava estaban llenas de malas hierbas. Toda la zona central deba de quedar en penumbra gracias a una compleja serie de prgolas que sostenan viejas parras. Entonces me top con un desastre. Oh, Jpiter, qu manera de podar!

157

Las parras haban sido podadas a apenas un palmo del suelo. Era increble. Entre los restos, observ que las plantas haban sido, haca poco, unos ejemplares trepadores sanos y vigorosos, una vez quedaban bien dirigidos. Entre las hojas de un verde brillante se haban formado ya nuevos pmpanos. En cualquier caso, era demasiado tarde para andar podando de nuevo las parras y toda la cosecha del huerto se haba perdido ya. Por todas partes se apilaban montones de vegetacin mustia o seca. Para m, que proceda de una familia de campesinos, aquello resultaba descorazonador. Avanc un paso hacia aquella profanacin y no pude continuar adelante. Mi mente corra a dos velocidades distintas. Los Laelios tendran que facilitarme esclavos para que me ayudaran. Habra que levantar todos los cascotes, y dispersar los montones para que volvieran a la tierra y las ramas liadas, desenmaraadas. Pero haber destrozado aquellas parras era imperdonable. Eso fue orden de Numentino? al percibir mi irritacin, los esclavos se limitaron a asentir. Dioses excelsos! El flamen no puede pasar bajo un emparrado. Ahora, s! Dej de ser flamen dialis el ao pasado... Me obligu a contener la ira y regres a la casa, de momento.

158

XXXVI

Estatilia Laelia y Ariminio Mdulo, la hija del ex flamen y su esposo, el pomonalis, estaban juntos cuando fui a verlos. Al llegar a su presencia, ya haba conseguido controlar mi respiracin, agitada y furiosa. La pareja estaba sentada en un divn, demasiado estirados como para que resultara natural. Tenan un aspecto relajado. Es decir, tan relajado como si los dos acabaran de tomar un caldo caliente y no tuvieran agua para enfriar sus bocas escaldadas. De haber estado seguro de que se haba cometido un crimen, los habra considerado sospechosos desde el primer momento. A Ariminio slo lo haba visto de espaldas cuando se present en la plaza de la Fuente, pero reconoc su voz, que finga sostener una conversacin distendida; al instante, me asalt de nuevo el sonido discordante de aquellas vocales ligeramente toscas que haba odo en mi piso. Cara a cara, result ser un tipo vulgar con unas cejas bastante rectas y descuidadas y con un lunar cerca de la nariz. En esta ocasin no llevaba el casquete puntiagudo de flamen; por lo menos, saba ser normal cuando estaba en casa. Para mi sorpresa, a quien s reconoc fue a su esposa: era la mujer que haba visto brevemente en el atrio la primera vez que me present en la casa con Maya, a la que recogi una comitiva de esclavas y fue alejada de m antes de que pudiera hablar con ella. En esta ocasin, las esclavas andaban por all tambin. Se arracimaban en torno a ella en actitud protectora incluso cuando su marido estaba presente para ocuparse de ella. Tal vez era una de esas mujeres nerviosas... (Nerviosa? Por qu razn?) O acaso las hijas de un flamen solan rodearse de una feroz guardia de corps contra la proximidad de cualquier hombre? Estatilia Laelia guardaba poco parecido con su hermano, Escauro, excepto en los modales. Tena la misma expresin vaga de quien nada lo emociona demasiado y nunca se esfuerza por ninguna causa. Estaba sentada con una pierna cruzada sobre la otra y no cambi de postura. Llevaba un vestido blanco sin adornos: ni trenzas, ni joyas. Tena los cabellos recogidos en la nuca, sencillamente; para ser sinceros, no lo llevaba muy aseado pero no paraba de enroscarse unos mechones en torno a los dedos y de llevrselos cerca de la boca. El labio inferior tenda a abrirse ligeramente y, cuando lo cerraba con fuerza, su boca se converta en un botoncito fruncido. Gracias a los dos por recibirme. Espero no molestaros mucho. En esta ocasin, los formulismos hipcritas me salan solos. Me asombr de m mismo. He conseguido reconstruir los movimientos de Gaya hasta que, supuestamente, se col en el jardn del peristilo para jugar. Creo que su madre la vio all y dijo que podan dejarla sola, de modo que hasta ah todo parece claro. Podra ayudarme alguno de vosotros respecto a lo que sucedi despus? Los dos movieron la cabeza al unsono, negndome en ese gesto la ayuda que les peda. Yo estaba fuera, atendiendo unos negocios dijo Ariminio, distancindose del asunto impertrrito. Y t no viste a Gaya despus del desayuno, verdad, querida? Laelia movi la cabeza y continu jugando con sus cabellos. El apelativo carioso son un tanto forzado. Me pregunt cmo sera realmente la relacin entre ellos. Laelia pareca una mujer sin empuje, pero yo nunca me dejaba engaar por tales parejas. Probablemente se pasaban el tiempo liados en la cama. Que no tuvieran hijos no significaba nada. Yo saba que era por propia voluntad. Adems del repulsivo frasco de gomina de azafrn que tenan en la alcoba, vi all otro frasco del

159

inconfundible anticonceptivo de cera de alumbre que utilizbamos Helena y yo. Estaba casi vaco, pero al lado haba otro recipiente idntico, sellado con una capa de cera clara. No tenan la menor intencin de quedarse sin producto. Gracias. Decid tratar a Ariminio como un contacto sensato con el cual poda compartir mis pensamientos. Vers, no creo que Gaya se quedara en el peristilo. En cualquier caso, no est all; no hay dnde esconderse. Detrs de la casa hay una zona de terreno inculto que necesito batir. Puedes prestarme unos esclavos vigorosos para levantar los montones de hierbas y forraje que hay all? Oh, Gaya no se metera ah por nada del mundo! dijo Laelia con un gorjeo. Tal vez no. Tengo que mirar para estar seguro. Podemos proporcionarte toda la ayuda que necesites. El asunto no tiene buen aspecto, verdad? pregunt Ariminio, y me escrut con la mirada. Dinos la verdad, Falco. Crees que puede estar... no se atrevi a terminar la frase. Tienes razn. La situacin es desesperada. Cuando una nia desaparece un da y una noche seguidos, se doblan las posibilidades de que no la encontremos con vida. Rondara por toda la casa me dijo Ariminio con voz grave y enrgica. Estaba saltndose claramente el deseo de Numentino de mantener la discrecin. Laelia no protest pero se encogi tras la sombra de su marido sin rechistar. Mientras que la madre de Gaya se haba dejado llevar, al menos, por el miedo a que le hubiese sucedido algo a su hija, Laelia obedeca las rdenes familiares de guardar silencio, aunque me observaba con detenimiento. Not algo casi malicioso en su manera de hacerlo. Senta curiosidad por conocer qu descubra y, al mismo tiempo, su sonrisa desagradable daba a entender que esperaba ver cmo se frustraban mis esfuerzos. Imagino lo que sera vivir en el Palatino con una nia aventurera coment a Ariminio. Por lo menos aqu la casa est bastante cerrada. Tres de los lados dan a la calle pero tienen las puertas y ventanas bien atrancadas y la zona que decas, en la parte de atrs del edificio, est rodeada de un muro alto. Pero es cosa sabida que Gaya ya se ha escapado una vez. Acaso la niera descuida sus deberes? suger. El pomonalis suspir antes de responder: Coquetea con los operarios siempre que puede. Exacto. No quiero parecer indiscreto pero, crees que va ms all del simple coqueteo? Me preguntaba si Gaya habra visto algo que la haba turbado. Ariminio hizo un sonido en son de mofa. Ya has visto a la chica! Pero a los hombres no les importa rerse con ella. Cualquier excusa es buena para dejar de trabajar. Es que Gaya se escabulle? No tiene maldad dijo Laelia con un arrullo como si a la ta se le cayera la baba por la nia. No hace ms que jugar ella sola. Tiene una imaginacin enorme, supongo... La mujer asinti y yo pregunt, sin alzar la voz: Por eso vino a decirme que alguien quera matarla, no? Los dos se encresparon. Los dos hicieron odos sordos a la pregunta. Pues a m me parece que lo de la amenaza era cierto declar. Tampoco esta vez hubo respuesta. Los mir de hito en hito como si sopesara de cul de los dos procedan tales amenazas. Luego, dej el tema. Hay varias posibilidades les dije framente. Las principales son que Gaya se sintiera desgraciada por alguna causa que nadie quiere reconocer y huyera en busca de su padre o de su ta Terencia. En mi opinin, deberais informar a ambos para que

160

puedan buscarla. Tomo nota de tu opinin dijo Ariminio. Comentar con el flamen si se lo decimos a Escauro. Terencia Paula sabe ya que la nia se ha perdido? S respondi Ariminio, sin revelar que la ex vestal se haba alojado en la casa hasta aquella misma maana. Yo, por mi parte, no revel que conoca su presencia. Otras posibilidades son que la nia siga aqu, escondida por voluntad propia o forzada. Mi prximo movimiento ser una bsqueda completa y sistemtica. Una tercera opcin es que la hayan secuestrado, posiblemente por dinero. No somos una familia rica confes Laelia y enarc las cejas. Eso es en trminos comparativos, por supuesto. Donde t slo ves hipotecas, un ladrn famlico puede esperar, en cambio, conseguir una fortuna. El dinero es un problema? Vi que Ariminio lo negaba con un movimiento de cabeza, que dirigi por igual a m y a su esposa. Aunque al principio lo haba considerado un intil, empezaba a parecerme que tena los pies en el suelo y que era ms realista que cualquiera de los otros. Laelia se limit a encogerse de hombros con gesto vago. Bien, infrmame inmediatamente si llega alguna nota pidiendo un rescate le dije al hombre. S, desde luego. Los secuestradores se dirigiran al ex flamen, probablemente, pero Ariminio se mostr de nuevo como un hombre experto en tomar decisiones. En cualquier caso, si vea una araa de buen tamao que se desplazaba suficientemente despacio, tal vez pensara en que lo mejor era pisarla. La peor posibilidad, si es cierto que la han secuestrado, es que sea carne de burdel. Estaba siendo brusco a conciencia. La nica arma que me quedaba era provocar el sobresalto. Una candidata a virgen vestal sera considerada un buen botn. Por todos los dioses, Falco! No quiero asustar a nadie, pero es preciso que lo sepis. sta es una de las razones que han movido al emperador a tomarse tan en serio la desaparicin de Gaya. Por eso estoy aqu. Por eso tenis que ser sinceros. La nia tiene seis aos. Est donde est, a estas alturas debe de sentirse aterrorizada. Y debo encontrarla pronto. Tengo que saber si ha ocurrido algo fuera de lo habitual, si alguien ha visto a algn merodeador, si se conoce algn aspecto de su inclusin en el sorteo que pueda haberla afectado. La nia quera ser una vestal, pero no es un honor que todo el mundo considere por igual, me parece. Haba vuelto a incidir en la misma cuestin de siempre: las rivalidades en la familia. Ah, eso era slo ta Terencia! me asegur Laelia. El nerviosismo sacaba lo mejor de ella y solt una risita. Es un poco retorcida, en ese punto. En realidad, lo que dijo fue que en su familia haba suficientes mujeres que haban visto arruinada su vida de alcoba. Consegu no mostrarme sorprendido. As pues, ella no llev a gusto guardar el celibato? Laelia lament haber hablado. No, no; ha vivido dedicada a su vocacin. Fue una virgen casta... y luego se cas. No es un hecho sin precedentes. Bien, hblame del to Tiberio. Tengo razn al pensar que la vida de alcoba de ese hombre era, digamos, desinhibida? Marido y mujer intercambiaron una mirada. Ariminio acababa de mover el pie hacia el de Laelia. Una coincidencia, tal vez. Si se trataba de una advertencia, no fue suficientemente enrgica. Tiberio ha muerto me record con aire algo jactancioso. Y, por tanto, lo nico que merece ahora son elogios? Por fortuna, ya hemos

161

celebrado el funeral, de modo que puedes olvidar esa estpida pretensin de que ese hombre era descendiente de probos hroes republicanos y tena unos niveles morales impecables. Me volv hacia Laelia. Supongo que pensaba que deba repartir generosamente sus favores viriles. Alguna vez te hizo proposiciones? Esperaba verla ocultarse tras su marido una vez ms, pero respondi directamente: No. Aunque debo aclarar que me traa al fresco. La rplica haba sido muy directa. Demasiado, tal vez; como si la tuviera ensayada. Sabes cmo era? Esta vez, su mirada vacil un poco. Tal vez el hombre la haba manoseado pero ella no se lo haba dicho a su marido. Ojala hubiera podido hablar con ella sin la presencia del pomonalis. Sabes que Cecilia Paeta lo consideraba un tipo desagradable? insist. S, lo s respondi Laelia en voz baja. Cecilia te confiaba sus cosas? S. Por un instante me pregunt si Laelia no estara celosa, puesto que Cecilia haba atrado a aquel libertino y ella, no. Te cont sus temores de que Tiberio acosase algn da a la pequea Gaya? S! Sus afirmaciones fueron tajantes, en esta ocasin. Alguien se lo cont a Laelio Numentino? Oh, no! Ya tenais suficientes problemas familiares? pregunt secamente. Cunta razn tienes! replic Laelia con tono bastante desafiante. Eso no significaba que fuese a extenderse acerca de cules eran esos problemas. Ariminio, observ, se mostraba visiblemente incmodo. Terencia Paula saba qu result ser el hombre con el que se haba casado? En esta ocasin Laelia busc el apoyo de su marido. l era quien tomaba las decisiones sobre qu confidencias revelar o qu mentiras contar. Terencia Paula saba lo que se haca cuando se cas dijo. Cmo es que lo saba? lo mir fijamente. To Tiberio era un amigo de la familia de toda la vida. Hice una pausa. sta es una situacin desconcertante que se repite muchas veces. Los viejos amigos de la familia rara vez son lo que aparentan. Con frecuencia son como ste: un cerdo incapaz de mantener sus deseos lascivos bajo la tnica, hombres que fuerzan a las mujeres a tolerar sus abusos porque, sencillamente, ninguna se ha quejado hasta entonces y parece demasiado tarde para decir nada, despus de tantos aos. Entonces, si sus tendencias eran tan evidentes, cmo es que una mujer tan sagrada, que acababa de pasar tres dcadas viviendo recatadamente, quiso casarse con l? Eso slo ella puede contestarlo! exclam Laelia con aspereza. Pues si no tengo suerte en encontrar a Gaya, quiz deba hablar con tu ta. Advert que mis palabras producan una reaccin de pnico en Laelia. Pero supo ocultarla. A pesar de su disimulada alarma, por una vez fue la mujer y no el marido quien me recit la historia oficial: Ta Terencia prefiere no ver a nadie, de momento. Est de luto por su esposo y no anda muy bien de salud. De luto por el marido... o dolindose de su propia estupidez al casarse con un tenorio? Mala salud o falta de juicio? En ese caso, procurar no molestarla. He conocido a tu hermano le dije a Laelia. Te llevas bien con Escauro?

162

S, estamos muy unidos. Tambin dej pasar aquella falsedad. No presum lo que diran mis hermanas a esa misma pregunta. Creo que lo has visto hace poco, no? No fue por nada en especial musit Laelia, algo nerviosa ante la pregunta. Su inquietud pareca tener algo que ver con su marido, como si ste no supiera nada del asunto. No se trat de una reunin familiar? Tratamos algunos asuntos legales de poca importancia intervino Ariminio. Yo no apart la mirada de Laelia, que en este momento finga inocencia con unos ojos muy abiertos. Record que Meldina, la chica de la casa de campo, mencion que Escauro haba acudido a Roma recientemente para ver a su hermana. Una vez ms, dese ardientemente interrogar a Laelia sin la presencia de su marido. Por desgracia, parecan unidos por una soldadura. Asuntos legales? Consecuencia de la muerte del marido de Terencia? Ariminio no quiso seguir por aquel camino: En parte respondi. Y Terencia estaba presente? Terencia Paula siempre es bien recibida. Por qu, entonces, se haba ordenado a la esclava de la bayeta y el cubo que dijera que Terencia no volvera ms? Esta reunin familiar debi de ser muy animada coment sin alzar la voz. Laelia y Ariminio intercambiaron unas miradas en las que se decan ms de lo que yo poda entender. Por cierto inquir sin darle importancia, de qu muri realmente vuestro to Tiberio, tan querido de todos? Al ver que no haba respuesta, no insist. De todos modos, pregunt si su esposa estaba con l en el momento de su muerte. Ariminio me mir fijamente. No, Falco dijo con suavidad, como si supiera por qu se lo preguntaba. Esa noche, Terencia Paula cenaba con sus antiguas amigas de la casa de las vestales. Aqulla era la coartada definitiva e inamovible... si alguien necesitaba una, claro est. Sostuve la mirada de Ariminio. Lo siento murmur, sin molestarme en explicar por qu. No sabes nada del asunto, Falco. De repente, el pomonalis pareca cansado. Y no tiene nada que ver con la bsqueda de Gaya. Me incorpor. Aquella pareja estaba metida en algn engao, de eso no me caba la menor duda. Pero Ariminio tena razn. Haba una chiquilla en peligro y eso era lo prioritario. Mi trabajo consista en encontrar a Gaya. Le ped a Ariminio que me suministrara esclavos que me ayudaran y me dediqu a efectuar una bsqueda sistemtica en la casa y en los terrenos adyacentes.

163

XXXVII

Era primera hora de la tarde cuando emprendimos la tarea. Con ayuda de un numeroso contingente de esclavos, todo el recinto qued batido en pocas horas. Nos acompaaba Ariminio Mdulo. Me preguntaba si sabra ms de lo que confesaba y su temor era que me acercara demasiado. No me fiaba de l, pero debo confesar que fue muy escrupuloso en la bsqueda. No hice ms que dar las primeras rdenes y l ya estaba observando y escuchando; despus, participara como el que ms. Daba la impresin de que entenda la urgencia de la situacin, pero not que empezaba a disfrutar de la accin de manera casi perversa; escogi una cuadrilla de esclavos y empez a remedar mis esfuerzos por mostrarles cmo deban mirar en los arcones y en los armarios, dentro de ellos, debajo, encima y detrs de cualquier mueble en el que hubiera un resquicio de espacio en el que ocultarse. Le gustaba tener algo que hacer. Yo siempre andaba vigilante, pero su colaboracin me descarg de parte de la tensin y se lo agradec. Buscar a la pequea era una gran responsabilidad. No encontrarla sera una carga que me pesara el resto de mi vida. Ya resultara bastante deprimente sin saber que cuando ella acudi a m en busca de ayuda se la negu. Tuve la impresin de que, desde su matrimonio con Laelia, Ariminio era un hombre aptico, fruto de la convivencia con una figura tan poderosa como la de su suegro. Al caer la tarde, llegu incluso a comentrselo, de hombre a hombre. Numentino no goza de ninguna autoridad patriarcal sobre ti. Puedes respetarlo y valorar la posicin de honor que ostenta en vuestra organizacin sacerdotal, pero ante quien respondes es ante tu propio padre. Ante mi abuelo, en realidad. Est un poco senil, pero me deja hacer lo que yo creo conveniente. Ariminio pareca un ser muy humano; sin embargo, antes de afiliarse a los cabezas puntiagudas era un tipo corriente como yo hasta haca muy poco. Los dos ramos de cuna plebeya. Mi consejo es que dejes esta casa cuando se termine este triste episodio y que te conviertas en cabeza de familia de tu propia residencia. Cuando vi que titubeaba, le record el aspecto ms vulgar de ser un plebeyo y le pregunt si el dinero era algn impedimento. Para sorpresa ma, dijo al momento: No. Tengo dinero. Pero cmo, es que vivir en la flaminia es demasiado atractivo tal vez? Ariminio me mir sonriente, como con complicidad. En una poca, tuve mis ambiciones! Ahora ya no pasar de flamen pomonalis. No lleg a decir: Incluso siendo mi suegro es ex flamen dialis. Supongo que tu suegro te desprecia por tu posicin, no? Al principio no pareca dispuesto a responder; finalmente, asinti a regaadientes. Adems, debo tener en cuenta a mi esposa. Pero Estatilia Laelia, una vez casada, ya no est bajo la tutela del patriarca... Segn la ley, no! replic con nfasis. Si su marido dejara la casa para vivir independiente, ella lo acompaara, por supuesto... Ariminio guard silencio. Muy interesante, me dije. En este momento murmur a continuacin, como si ya le hubiera dado vueltas a la idea, la desercin sera una crueldad.

164

Desercin pareca una palabra muy fuerte para referirse a un traslado y a dejar la casa de los suegros, aunque Numentino no era un padre poltico corriente. Entonces me pregunt si sus palabras se referiran a algo ms; si se marchaba, dejara a toda la familia?, abandonara tambin a Laelia? No me dio tiempo a preguntrselo; enseguida, como si quisiera dar por terminada la conversacin, aadi: Es una poca difcil, Falco. De veras? Supongo que hay un secreto familiar... No se te escapa nada. Al final, lleg la verdad. Empiezo a sospechar que conozco tu secreto. Vas a contrmelo? No soy yo quien ha de hacerlo. Pero tampoco tiene nada que ver con la pequea. Ser mejor que tengas razn, flamen pomonalis. Porque, si le ha sucedido algo, caer sobre tu conciencia. Habamos empezado a buscar por el patio de la cocina, en la parte trasera de la casa. Peinamos cada palmo de terreno y los esclavos utilizaron horcas y almocafres para remover los montones de desperdicios. Haban hecho una hoguera y yo, personalmente, rastrill las cenizas mientras los esclavos daban la ltima batida en la zona de matorrales ms tupidos, junto al muro del fondo. Ped una escalera (los albailes disponan de varias) e incluso sub y me asom al otro lado del muro. All haba unos baos pblicos en un laberinto de calles. Si Gaya haba conseguido escalar aquella tapia, bien pudo alcanzar las callejas del Aventino y escapar hacia la puerta Raudusculana. Pero, para lograrlo, debera haber llevado a cabo una hazaa como supona la de la escalada. Yo mismo apenas consegu abrirme paso entre los speros matojos despus de soltar un montn de tacos, recibir rasguos y varios sietes en la tnica. Pareca una tarea sumamente difcil para una nia. La altura del muro una vez subido sobre la escalera apoyada precariamente en el suelo desigual impona demasiado. Pero yo nunca descartaba nada de forma rotunda y absoluta. Si Gaya pensaba que con la huida salvaba la vida, la desesperacin poda hacer posible cualquier cosa. A continuacin buscamos y rebuscamos por toda la casa. Divid a mi grupo y puse la mitad a las rdenes de Ariminio. Yo empec por arriba con mi grupo y l, por abajo con el suyo. Cuando nos cruzamos a mitad de camino, comprendimos que cada rincn convena rastrearlo dos veces y no slo una. Abundaban los grandes salones y los pequeos cubculos. Una zona, que a juzgar por su estado era mucho ms antigua que el resto de la propiedad, tena todas las estancias conectadas entre s siguiendo una anticuada secuencia; otras alas se componan de salones modernos decorados con gusto que conducan a pasillos con murales al fresco. Un stano hmedo constaba de una cincuentena de celdas para esclavos, lo cual permita una inspeccin ms rpida. Lo nico que haba en ellas era unos cuantos tesoros sin valor y unas colchonetas duras en las que dormir. Hicimos formar a los esclavos al estilo militar, cada uno a la entrada de su compartimiento, mientras los dems buscbamos. Aquello me dio la oportunidad de preguntarles, uno por uno, si saban algo de Gaya o si la haban visto el da anterior, despus de enviar su madre a la niera a cumplir otras obligaciones. Por cierto, cules eran esas obligaciones? pregunt a Ariminio como quien no quiere la cosa, pero se limit a encogerse de hombros con un gesto vago. Dar instrucciones a las mujeres era cosa de mujeres o, al menos, era lo que quera hacerme pensar. En la mayora de las casas haba extraas creencias, pero pocas tan extraas como las que vea all. En la alcoba del ex flamen, que estaba a cierta distancia del resto de la

165

zona familiar, haba un cuenco de pastelillos de los que se ofrecan en los sacrificios (por si de noche le daba por atracarse?). Las patas de la mesa estaban embadurnadas de arcilla, un recurso que permita a un flamen dialis en ejercicio de su cargo cumplir con la antigua tradicin de que siempre deba dormir en el suelo. Pero Numentino no necesitaba recurrir a esta estratagema. El retiro no significaba nada para el viejo, aunque tal cosa pareca forzada con el cambio de residencia. Yo habra sido incapaz de vivir all. Lo que para ellos significaba un refinamiento de gente de buena posicin, a m me haca apartar mi larga y bien dibujada nariz etrusca; la biblioteca del ex flamen, por ejemplo, no contena ms que rollos de tonteras rituales, tan oscuras como los Libros Sibilinos. Por toda la casa haba diseminada una incontable cantidad de nichos y hornacinas que hacan de capillas y el hedor dulzn del incienso reinaba por doquier. Los telares de las mujeres se alineaban en una sala sin otro mobiliario, como el taller del sastre ms miserable. La bodega estaba poco surtida. Incluso Helena y yo, con el agua al cuello en asuntos de dinero, prestbamos ms atencin a la calidad del aceite que se quemaba en nuestras lmparas. Una cosa es la falta de recursos y otra la falta de inters. Esta ltima es lamentable. Pero yo no estaba all para criticar sus costumbres y su vida; si lo hubiera hecho ms gente en el pasado y si su calidad hubiese mejorado un poco, tal vez habran conseguido padecer menos infelicidad, y quiz la nia an estara en su casa, sana y salva. Llegamos al punto en que slo quedaba un lugar en el que mirar. El corazn se me encogi. Haba confiado en poder evitarlo, pero ahora tena que hacerse. Despus de comprobar el plano, encabec la marcha hacia un pequeo cubculo de la zona de la cocina. Al llegar all ped un voluntario. Se produjo un silencio embarazoso. Le dije a Ariminio que escogiera a un esclavo que fuera merecedor de un castigo, mand traer unos cubos y di orden de quitar el asiento de madera con doble agujero para vaciar la letrina. Era imposible llegar desde fuera mucho ms abajo del nivel del suelo, de modo que colgamos al esclavo sobre el agujero con unas correas y le dimos un palo largo para que removiera el fondo. Lo mantuvimos all suspendido durante ms de una hora, hasta que dio la impresin de estar a punto de desmayarse. Lo izamos muy oportunamente. La letrina estaba muy bien construida, con una profundidad de una braza y media pero gracias a los dioses no encontramos nada. Bueno, encontramos mucho, pero nada importante. Habamos hecho todo lo posible. Salvo arrancar el tejado y hacer agujerear los tabiques, habamos buscado en todos los lugares sospechosos. Ariminio se esfum como por ensalmo, perdido su anterior entusiasmo en vista del fracaso que se vea venir. Al no recibir ms rdenes ni suyas ni mas, los esclavos tambin perdieron el inters. Incluso mi escolta olvid, muy convenientemente, que le haban ordenado no apartarse de mi lado. No poda hacer nada ms. Pens en pasar all la noche, escuchar ruidos y husmear el ambiente. Pero se me haba pegado ms de lo justo ese halo entontecedor y deprimente que envolva aquel hogar infeliz. No poda determinar con precisin qu era lo que suceda, pero quedaban restos de viejos misterios por todos los rincones. Se palpaba que aquella gente ocultaba algo terrible. Lo nico que me aliviaba era pensar que el pomonalis tuviera razn cuando deca que aquello no afectaba a Gaya. Sal por ltima vez al jardn del peristilo. En aquel momento, no haba nadie. Con la escoba de varillas de Gaya en la mano, avanc despacio por la zona central, me sent en el banco de mrmol y apoy los codos en las rodillas. No haba comido en todo el da y me senta sucio y agotado. All no se le ocurra a nadie ofrecerme un refresco o el uso de las dependencias de aseo. Ya haca mucho rato que haba renunciado a quejarme o a

166

decir lo que pensaba de todos ellos. Pero, bueno, aquello era el pan de cada da para un informante. Estaba claro que todava no era lo bastante respetable como para ponerme a chillar si vea que mi tnica estaba ms negra que blanca y que, por no andarme con excesivas lindezas, apestaba a sudor. Alguien apareci a mi espalda. Me senta demasiado tenso y demasiado deprimido como para volverme. Falco... Era la voz del ex flamen. Me esforc por darme la vuelta, aunque no estaba dispuesto a levantarme para saludarlo. Lo has hecho muy bien. Te damos las ms rendidas gracias. No pude evitar un suspiro. No he hecho nada. Parece que la nia no est aqu. Mir a mi alrededor una vez ms, con un gesto de impotencia. La pequea segua en la casa. Estaba convencido de ello. Con voz ronca, repliqu: Perdname por no haberla encontrado. S muy bien el empeo que has puesto en ello. Viniendo de quien vena, deba interpretar la frase como una muestra de gratitud. Para sorpresa y admiracin ma, vi que se acercaba y se sentaba a la mesa sobre la cual los gorriones se haban disputado antes las migajas que haban dejado los obreros. No nos juzgues con severidad, Falco. La nia, mi nica nieta, es una chiquilla encantadora y dulce. He rogado a los dioses con todo mi corazn que consiguieras encontrarla. Yo estaba demasiado cansado para reaccionar. Pero di crdito a sus palabras, que yo juzgu sinceras. Me incorpor en mi asiento. Voy a enterarme de si los vigiles han descubierto algo. Si era as, a estas alturas slo podan ser malas noticias. Daba la impresin de que el viejo lo saba. Puedo volver maana, si an no ha aparecido, y ver qu ms se puede hacer? El ex flamen apret los labios. No me quera por all ni en pintura, pero inclin la cabeza en gesto de asentimiento. Tal vez era cierto que adoraba a la chiquilla. O tal vez perciba que la desaparicin de Gaya poda ser el incidente que rompiera la familia cuando nada ms haba conseguido quebrantar el dominio que ejerca sobre ella. Ya s lo que opinas de los vigiles, honorable ex flamen, pero me gustara presentarte a un oficial del cuerpo, mi amigo Petronio Longo. Es un hombre de gran experiencia... y padre de dos nias pequeas. Querra recorrer la zona con l y ver si descubre algo que a m se me haya pasado por alto. Preferira evitar tal cosa. No era una negativa rotunda y tom nota de ello. Ha venido una mujer que quiere hablar contigo me dijo. Te requieren en otra parte. En ese momento no pareca que me importase nada ms, pero mi curiosidad segua despierta. A duras penas consegua ponerme de pie y, mientras me daba media vuelta para abandonar el jardn e ir al encuentro de mi visitante, la otra curiosidad se impuso. Mir a Numentino y le coment con tono preocupado: Me parece que las mayores esperanzas de encontrar a Gaya residen en que la pequea se haya escondido en algn lugar de difcil acceso, del cual no haya podido salir despus. Pero parece que eso ha quedado descartado. Numentino caminaba despacio a mi lado. Dispuesto a no ahorrarle ya ms inquietudes, aad: Ahora, la alternativa ms probable es que se haya marchado de casa debido a los problemas familiares. Pensaba que el ex flamen reaccionara con rabia, pero su respuesta rompi con todas mis previsiones. Numentino se ech a rer. Vaya, es verdad que a todos nos gustara escapar de esos problemas y de todos! Mientras yo reflexionaba sobre la respuesta, el anciano descart la sugerencia con

167

una mueca de desagrado. Bien, Falco, con eso has perdido mi confianza, despus de todo. Oh! No creo que me merezca una consideracin tan negativa repliqu. Est bastante claro que alguien ha provocado una crisis en esta casa despus de la muerte del marido de Terencia Paula. Bien, veamos: ese hombre ni siquiera era pariente carnal; era un amigo de la familia, s, pero tambin era un tipo que acosaba a las mujeres del clan familiar... Aunque me haban dicho que Numentino no saba nada al respecto, tuve la certeza de que estaba perfectamente al corriente del asunto; en cualquier caso, no demostr la menor sorpresa al or mis palabras. Al momento, empiezas a consultar a todo el mundo, incluidas la viuda (otra pariente slo poltica, por parte de tu difunta esposa) y otra mujer con la que has tenido enfrentamientos regularmente. Incluso tu hijo alejado de casa, no digo desterrado, participa en el debate. Lo que me cont! Toda una historia absurda al respecto! Dime, pues insist acaloradamente, quin necesita de ese tutor legal, realmente? Y por qu, exactamente? Desconcertado por mi vehemencia, Numentino guard silencio. No tena la menor intencin de responder y esquiv darme una respuesta concreta. No puedo imaginarme qu ha dicho mi hijo para que pienses as. Eso indica, sencillamente, lo ingenuo que es todava. Y demuestra que tengo razn al seguir tenindolo bajo mi patria potestad. Tu hijo quiere ayudar a su ta. Una actitud encomiable, me parece a m. Terencia Paula no necesita la ayuda de nadie mascull Numentino terminantemente. Quien te haya dicho lo contrario es un estpido aadi. Hizo una pausa y continu, con voz ominosa: Eso, o est completamente loco. Estaba demasiado abatido para atreverme a protestar o para hacer ms preguntas. Lo que Numentino acababa de decir mostraba un autntico tono de sinceridad. Anduve hasta el vestbulo de entrada que la gente de la casa utilizaba aquellos das y all, por fin, se me levant ligeramente el nimo. La persona que haba preguntado por m era Helena. Tena en las manos mi toga, que alguien deba de haber encontrado y se la haba entregado a ella. Helena an sonrea deliciosamente. Era evidente que haba tenido noticia de mi fracaso. No era necesario abundar en explicaciones. Me fij en que vena bastante bien vestida, con una tnica limpsima de un blanco deslumbrante y una modesta estola sobre unos cabellos que parecan sospechosamente necesitados de nuevos rizos. Llevaba una cadena de oro al cuello que su padre le haba regalado cuando naci. Iba perfumada divinamente con blsamo rabe y su rostro, si se observaba con detenimiento, estaba levemente retocado con tal destreza en el uso de la pintura que tena que habrsela aplicado una de las doncellas de su madre o haba contado con la ayuda de Maya. Lo ltimo que deseaba ahora era conocer la clase de reunin social que la haba obligado a tal acicalamiento. Vamos sonri Helena al ver mi expresin de sorpresa. Me olfate y murmur: Buenos ungentos, Falco! Tienes un gusto exquisito... A la puerta te espera una litera con una tnica limpia. Si te das prisa, podemos hacer un alto en una casa de baos. No estoy de humor para fiestas esta noche. Es oficial. No hay alternativa. Tito Csar quiere verte. En efecto, Tito Csar trataba conmigo, en ocasiones, algunos asuntos de Estado. Pero no se esperaba que me presentase con una dama de compaa. De qu se tratara, pues? En mi opinin, hubo una poca en que Tito haba sentido cierta debilidad por Helena. Hasta donde alcanzaban mis conocimientos, esta tendencia afectuosa no haba pasado de platnica, aunque Helena tuvo que dejar Roma a toda prisa para evitar situaciones embarazosas. Helena segua evitndolo y, desde luego, nunca se presentara ataviada de

168

aquel modo por propia iniciativa, no fuera que con ello reavivara viejos sentimientos. A qu viene ese ceo, querida? Helena me dedic una sonrisa. Muy contento de verla as, empec al instante a dejarme llevar por sus encantos. No te preocupes, querido murmur. Yo me ocupar de ti. Por lo que ha dicho el mensajero, creo que nuestros anfitriones sern el maravilloso Tito y la fabulosa reina de Judea.

169

XXXVIII

Ningn hombre en su sano juicio poda responder a la pregunta de si la reina Berenice era hermosa realmente. Por lo menos, no poda responder si estaba presente alguna mujer de la familia. Me preguntaba si mi hermano Festo, el que haba tenido una muerte heroica o cuasiheroica en el pas de Berenice, habra visto en alguna ocasin a la amante de Tito. Me sent abrumado por el deseo ya imposible de preguntarle a Festo qu opinaba de ella. Y con eso no quiero dar a entender que hubiera sucedido algo si Festo, un simple centurin de origen modesto y de costumbres vulgares, la hubiera visto alguna vez, ya que, como es bien sabido, Didio Festo era todava un muchacho. Y bien, era hermosa esa mujer? Es llamativa! habra dicho mi madre. Si se consigue con sensibilidad y con prendas de buena calidad, ser llamativa tiene sus virtudes. Yo, precisamente, creo que las mujeres llamativas tienen un lugar muy importante. (Festo comparta esa idea. Y, para l, ese lugar era su cama.) No querra dar a entender que rehuy tratar el tema recurriendo a un mal hermano que, precisamente, tena fama de acosar a cualquiera que llevase faldas largas. Slo pretendo decir, como hago tantas veces incluso en presencia de Helena Justina, que si mi hermano hubiera visto a la reina Berenice en alguna ocasin, sin duda se habra planteado el reto de intentar desplazar a su comandante en jefe (Tito Csar, legado de la XV legin cuando Festo sirvi en el ejrcito) y que yo personalmente habra disfrutado viendo a Festo probar su suerte. Eso es todo. Cualquiera puede soar si le dejan. Quienquiera que sea, difcilmente puede evitarlo, creedme, cuando ha pasado horas enteras supervisando cubos de excrementos de las profundidades de una letrina que probablemente empez a utilizarse en tiempos de la Repblica y que apenas ha sido vaciada desde entonces y, a continuacin, entra en una estancia tan llena de objetos exticos que apenas es capaz de abarcarlos todos, por no hablar de la dama con la diadema que parece saciar de halagos a Tito como si fueran enormes ostras perlferas en salsa de vino. (A Tito se le cae la baba con los murmullos cariosos como a un perro faldero.) (Los fmulos tienen fija la mirada en el suelo.) (Helena se sofoca.) Oh, tranquilzate, Falco! No es ms que una mujer. Dos ojos, una nariz, dos brazos, un busto bien perfilado y, tal vez, no tantos dientes como deba de tener tiempo atrs. Pero yo no soy dentista. No eran los dientes lo que yo haba escrutado de la reina Berenice. Por fortuna acabbamos de entrar en la Casa Dorada de Nern, donde el abastecimiento de agua se produca desde mltiples puntos diferentes, con un caudal extraordinario que se mantena abierto permanentemente. Sin proponrselo, el desquiciado arpista imperial haba creado el sueo de un satrico: en la Casa Dorada, una chica enrgica poda ser desconsiderada con una rival de un extremo a otro del recinto; de hecho, poda serlo hasta que los perfumes orientales de la rival la hicieran retroceder un paso e intentara no estornudar. Con un revuelo de seda y prpura, Tito Csar, todo rizos y mejillas regordetas, se levant del estrado para darnos la bienvenida. Era un Flavio tpico; grueso, achaparrado, el aspecto como el de un saludable campesino, corriente pero consciente de su dignidad. Helena Justina! Qu alegra me da verte! Bienvenido, Falco. Tito pareca dispuesto a reventar de orgullo ante su conquista... o ante el hecho de

170

haber sido conquistado por tal belleza. Como es comprensible, estaba impaciente por exhibir a su nueva novia de estirpe real ante la hija de un senador que un da se mostr fra y displicente con l. Helena respondi con una sonrisa tierna. De haber conocido bien a Helena, Tito habra contenido su entusiasmo. Si me hubiera sonredo as a m, habra vuelto a mi divn, habra juntado las rodillas, habra cruzado las manos y guardado silencio durante una hora por lo menos antes de que me estallaran los odos. En su condicin de hijo y heredero del emperador, Tito dio por sentado que l era la autoridad suprema all. La reina Berenice, si no estoy equivocado en mi juicio, detectaba corrientes ocultas ms complejas. Lo haba seguido hasta nosotros, envuelta en ropas llamativas. Era un buen truco. Las vestiduras de seda contribuan a ello. De ese modo es fcil hacerlo (segn me cont Helena ms tarde) si una lleva sandalias con las que es difcil caminar, y tiene que balancearse insinundose para no caer cuando desciende por unos peldaos bajos. Los fmulos nos situaron a todos informalmente, en divanes repartidos al pie del estrado. Los cojines estaban tan rellenos de plumn que casi me resbal del mo. Como en todas las mansiones diseadas por arquitectos, los suelos resultaban peligrosos; mis botas tachonadas de clavos ya haban resbalado unas cuantas veces sobre los mosaicos del suelo, sumamente pulimentados. No haba mucho que ver y no supe dnde posar la mirada. (Me refiero a los exquisitos murales, tanto de las paredes como en las bvedas del techo, por supuesto.) Ests muy callado, Falco! dijo Tito con una risita estridente. El muy desgraciado apestaba a felicidad. Estoy deslumbrado, Csar. Saba ser corts. Sin embargo, despus de los esfuerzos de aquel da, quizs estaba visiblemente aptico. Fsicamente, estaba agotado. Confiaba en que mi cansancio fuera pasajero. Tena yo unas agujetas que me preocupaban. La edad empezaba a pesarme. Notaba speras las manos y las uas, tirante la piel seca del rostro e incluso despus de un bao de vapor y un buen bao en las termas, el contenido de la letrina todava despertaba en m recuerdos olfativos nauseabundos. Marco est exhausto le dijo Helena a Tito, al tiempo que tomaba asiento con elegancia. Aunque era una chica reservada, en ocasiones mostraba una compostura que me asombraba. En todo caso, saba cundo mantener la boca cerrada. La verdad es que estaba demasiado cansado y ella, impaciente por hacerse cargo de la situacin, continu: Ha pasado todo el da buscando a esa chiquilla de la casa de los Laelios. Cuando fui a buscarlo por indicacin tuya, estaba sucio y tengo la certeza de que no le han dado nada de comer en todo el da... Berenice respondi inmediatamente a la insinuacin. (As pues, los rumores eran ciertos; la reina ya se haba hecho con las llaves de la casa...) Unos rubes deslumbrantes brillaron en su lnguida mano para pedir que me trajeran algo de comer. Helena le dedic una sonrisa radiante. Y no ha habido suerte? pregunt Tito. Pareca muy interesado por recibir una respuesta tranquilizadora. Ni rastro, por desgracia repuso Helena. Enseguida nos trajeron una bandeja llena de canaps. Empec a picar; Helena los estudi como una degustadora profesional, escogi varios de las diferentes fuentes de plata y me los iba metiendo en la boca casi tan deprisa como yo los tragaba. Por fortuna, la toga, bien atada, evit que me desplomara. Apoyado en sus clidos pliegues de lana, sucumb a la tentacin de ser atendido como un invlido. El lugar era agradable, Helena se encargaba de la conversacin y yo me entretena en mirar a mi alrededor mientras dejaba que ella llevara la voz cantante.

171

Me pregunt cmo sera en esta poca la vida hogarea de la familia imperial; el joven Domiciano, imitando el rapto de Livia por Augusto, haba hecho lo mismo con una mujer casada y haba anunciado que se casaba con ella; eso sucedi despus de seducir a todas las esposas de senadores a las que pudo convencer de que le ofrecieran sus favores..., antes de que su padre regresara y le cortara las alas. Tito (una vez divorciado y otra, viudo) se haba unido, de forma quizs inesperada, con aquella extica mujer de estirpe regia. Anteriormente, Vespasiano haba vivido abiertamente con una liberta sumamente astuta, Antonia Caenis, mi difunta patrona. (Era pura coincidencia que Berenice hubiera retrasado su llegada a Roma hasta despus de la muerte de la sensata e influyente concubina de Vespasiano?) Tambin haba un par de mujeres en la familia: Julia, la hija de Tito, y Flavia. Vespasiano se haba retirado a vivir a los jardines de Salustro, al norte de la ciudad, cerca de su casa familiar. Sin embargo, incluso en ausencia del anciano emperador, los desayunos en comn deban de ser acontecimientos por todo lo alto. Supongo que tu padre debe de haber reflexionado sobre la conveniencia de seguir adelante con el sorteo de las vestales, no? le pregunt Helena a Tito. Bueno, creemos que no hay nada que hacer al respecto. Tenemos veinte candidatas que cumplen perfectamente las condiciones... Diecinueve murmur con la boca llena. Gaya Laelia todava puede aparecer sana y salva! me reprendi Tito. Es que hay que retirar a otra de las nias le inform Helena con voz parsimoniosa. Su padre ha muerto. Tito se incorpor al comprobar que Helena saba ms del asunto que l mismo. Si se celebra el sorteo explic Helena para poner al corriente a la reina Berenice, todas las candidatas deben estar presentes. Es fundamental que, cuando el pontfice mximo d a conocer el nombre seleccionado, pueda continuar el ritual: tomar de la mano a la nia, recibirla con la antigua frmula y apartarla de inmediato de la familia para llevarla a su nuevo hogar, la casa de las vestales. La reina prest atencin sin hacer comentario alguno, fijos sus ojos en los ojos oscuros de Helena. Me pregunt qu opinin tendra de nosotros. Le haba contado Tito a quin haba mandado llamar? Y, si as era, cmo nos habra descrito? Esperaba Berenice que aquel hombre de baja cuna, brazos y piernas fatigados y perilla bien cuidada, se rindiera con dcil sumisin a una criatura fra que le hablaba al hijo del emperador como si fuera uno de sus hermanos? Helena continu su explicacin, especialmente dirigida a la reina: Hablamos de una ceremonia simblica en la que la nia elegida abandona la autoridad de su familia y se convierte en hija de Vesta. Se le rapa la cabeza y los cabellos se cuelgan de un rbol sagrado. Aunque, por supuesto, despus se deja que le crezcan otra vez; tambin se la viste con el atuendo formal de una virgen vestal y, desde ese da, empieza su instruccin. Si la elegida no estuviera presente cuando se pronuncia su nombre, se producira una situacin muy embarazosa. Imposible que sea ste el caso dijo Tito. Me com con aire pensativo un buuelo de langosta. El cocinero se haba dejado un pedazo de concha. La saqu con expresin dolorida, como si esperase algo mejor all. Tena entendido que habas encargado la bsqueda de Gaya Laelia a Rutilio Glico coment Helena a Tito, reprochndole tal vez su interferencia. Cruc la mirada con la del joven Csar y le dediqu una dbil sonrisa. Tiempo atrs, me tena en la cuerda floja cada vez que me llamaba a una reunin. Bien, ahora era una persona respetable y poda llevar conmigo a mi novia, inteligente y de buena cuna, para defenderme como un preparador de gladiadores que coreografiara una pelea.

172

Haba sobornado a un fmulo con un botelln de vino pero, cuando el chico lleg hasta nosotros, cogi el jarro que el fmulo tena en la mano y me sirvi una copa ella misma. El fmulo dio un respingo de sorpresa. Tom un poco de vino. Helena se inclin hacia delante como si esperara a or lo que Tito tena que decir. La fina estola que la cubra se haba deslizado por su espalda y los rizos de sus cabellos pendan sobre su cuello. Alargu la mano libre y tir suavemente de uno de los rizos sedosos de forma que, cuando volvi a sentarse, lo hizo ms cerca de m. Desafiando el protocolo, la ce con mi brazo. Alguna medida extra, Csar? Esta vez el tono autoritario era el mo. Me pareci que Berenice entornaba los ojos ligeramente, como si se preguntara si Helena aceptara mi gesto descarado. As fue, naturalmente. La refinada y elegante Helena Justina saba que si me causaba algn problema le hara cosquillas en el cuello hasta que no resistiera ms. Eso es bastante sensato, Falco. S que lo era. Quizs ahora fuese procurador de los gansos sagrados, pero segua siendo el componedor que se encargaba de todos los trabajos difciles. Slo quiero pedirte que hagas todo lo que puedas. Marco no cejar hasta que encuentre a la nia. Con la facilidad que da la prctica, Helena se haba desembarazado del brazo con que la rodeaba. S, claro. Tito se mostr satisfecho. Despus, mir a Berenice. La reina daba la impresin de esperar algo; l pareca apurado. Ha habido cierto resentimiento contra la reina y contra m... Inclin la cabeza con gesto de cortesa. Helena, a mi lado, me tom de la mano. Pero no creera que iba a responder con alguna brusquedad, no? El joven estaba enamorado. Daba pena verlo. Es ridculo dijo Tito en son de burla. A sus ojos Berenice no poda equivocarse y cualquiera que insinuara que haba problemas era cruel e irracional. Pero el joven tena que estar sobre aviso, como lo haba estado su padre cuando Berenice, al principio, haba probado sus estratagemas con el propio viejo. All los amantes estaban aislados y podan convencerse a s mismos de que todo iba bien. Esto permita a Tito hacer caso omiso de la general desaprobacin pblica. Sin embargo, tendra que afrontar la realidad cuando Vespasiano en persona decidiera desmontar aquel nido de amor. Los murmullos de desaprobacin ya deban de haber alcanzado a la romntica pareja. Como quiz sepas me dijo Tito con voz firme y formal, como si estuviera pronunciando un discurso, la ltima vez que la pequea desaparecida, Gaya Laelia, fue vista en pblico estaba en una recepcin ofrecida por la reina Berenice a todas las jvenes candidatas al sorteo. Gaya Laelia pas parte de la tarde en el regazo de la reina asent. Me alegro de que hayas sacado el tema a colacin, Csar. Tengo entendido que se produjo cierta conmocin... Ests bien informado, Falco. Tengo contactos en todas partes. Tito me escuch, pensativo. Lament haber hablado. Helena se volvi hacia Berenice y coment: Tal vez eso sea importante. Podras decirnos a qu se debi esa conmocin? No respondi Tito en lugar de la reina. De lo nico que hablaba la pequea era de su alegra por ser seleccionada. Por entrar en el sorteo, quiero decir. Empezaba a preguntarme si Berenice conoca el latn. Sin embargo, aquella era la mujer que, cuando comparta el trono del reino de Judea junto con su incestuoso

173

hermano, haba elevado en cierta ocasin una voluble protesta contra el comportamiento brbaro de un gobernador romano de Jerusaln. Berenice era una oradora intrpida capaz de pedir clemencia para su pueblo descalzo, pese a que con ello pona en peligro su vida. La reina nunca se reprima de hablar cuando le vena en gana. Y en aquel momento decidi hacerlo. Con gesto estudiado, olvidndose de Tito por un momento, dio la impresin de desor sus instrucciones de mantener la boca cerrada: La nia estaba bastante callada. Cuando, al parecer, me hube ganado su confianza, exclam de improviso: Por favor, deja que me quede aqu! En mi casa hay alguien que no est en sus cabales y quiere matarme!. Aquello me alarm. Pens que era la nia la que deba de estar chiflada. Al momento, se acercaron unas esclavas y se la llevaron. En honor de la reina debo decir que, al recordar el incidente, la vi turbada. Alguien investig lo que deca? pregunt. Por todos los dioses, Falco! exclam Tito. Quin iba a creerla? Procede de una familia muy distinguida! Ah, est muy bien, pues! le repliqu, custico. Cometimos un error reconoci l. Tuve que aceptarlo, ya que a m me haba sucedido lo mismo. Gaya tambin habl ese da, y creo que en otra ocasin posterior, con la vestal Constanza le dije. Sera posible que me concertaras oficialmente una entrevista con ella? Tito apret los labios. Es preferible que tal encuentro no se produzca, no vaya a ser que demos una falsa impresin. No conviene que haya el menor indicio de una relacin especial entre las vestales y alguna de las nias en particular. No nos interesa en absoluto comprometer la limpieza del sorteo. Este argumento me convenci. Ya no tena ninguna duda: el sorteo no slo estaba comprometido; estaba amaado a fondo. Con la misteriosa desaparicin de Gaya Laelia, la recepcin ha tenido consecuencias infortunadas e imprevistas coment Tito. Gracias a la comida, me senta nuevo; de todos modos, estaba tan cansado que deba de parecer muy lento. Ha sido la comidilla de las malas lenguas. Con retraso, capt el sentido de la frase. No pretendern vincular a la reina con la desaparicin de una nia a la que slo haba visto una vez, y en una ocasin protocolaria, verdad? Apenas hube dicho aquello, comprend lo difcil de la situacin. La calumnia no necesita ser creble. El chismorreo siempre se disfruta ms si parece probable que sea falso. Berenice era juda y corra la voz de que Tito le haba prometido el matrimonio. Incluso era posible que lo hubieran contrado ya, aunque el padre del muchacho no iba a permitrselo jams. Desde Cleopatra, los romanos vivan horrorizados ante la posibilidad de que alguna extranjera robara el corazn de sus generales y subvirtiera la paz y la prosperidad de Roma. Tito habl con aspereza: Memeces! Tal vez, pero la acusacin de que Berenice era una asesina de nios, o secuestradora de vrgenes vestales, no era ms que ese tipo de rumores ridculos que cualquier estpido aceptara creer. Falco, quiero que esa nia aparezca. Durante unos segundos sent lstima de ellos. La mujer tena que volver a casa, s,

174

pero tena que hacerlo por las debidas razones, no por algn plan ruin concebido por los opositores polticos. Al contrario, los Flavios tenan que demostrar que comprendan lo que precisaba Roma y que, si haba de convertirse en emperador algn da, Tito era lo bastante hombre como para afrontar sus responsabilidades. Para aligerar la atmsfera, coment con gentileza: Si encuentro a Gaya sana y salva, y si es demasiado tarde para el sorteo, slo tengo una peticin que hacer: que se encargue otro de explicarle a la nia llorosa que no ser una de las vrgenes vestales. Tito se relaj y atron la sala con una carcajada contagiosa. Helena, que haba estado probando los canaps mientras yo hablaba, se puso de pie de pronto y tir de m. El protocolo sealaba que los visitantes deben esperar a que la realeza autorice su retirada, pero Helena no se preocup de seguirlo. Hasta que me ascendieron al rango medio, a m tambin me haba trado sin cuidado..., de modo que llev la mano atrs descaradamente para coger otro aperitivo de langosta. Necesita descansar dijo mi amada a Tito. El joven Csar se levant, se acerc y me tom de la mano. Tuvo la suerte de no coger la que apestaba. Te estoy sumamente agradecido, Falco. El nico beneficio de mi nuevo rango era que todos mis clientes me trataban con absoluta correccin. Lo cual no significaba que se apresuraran a liquidarme las minutas (cuando lo hacan). Tras despedirse de m, Tito tom la mano de Helena. Me alegro de haberte visto aqu esta noche le dijo en voz baja. Helena se mostr algo nerviosa, aunque no tanto como me senta yo. Quiero que le expliques algo a tu hermano discretamente. A Eliano? Ha solicitado el ingreso en la hermandad de los arvales. Mira, hazle saber que los hermanos no tienen nada personal contra l. Est bien cualificado. Pero tendr que transcurrir un perodo de reajuste despus de la desafortunada fuga de tu to. Oh, entiendo! replic Helena con un tono de voz extrao en ella. Te refieres a ese desdichado de mi to Publio? Se refera al hermano del senador, que haca algn tiempo haba cometido el error de conspirar para desestabilizar el Imperio y para destronar a Vespasiano. El mal aconsejado to Publio ya no era ninguna amenaza. Ya no estaba. Su cuerpo se pudra en el gran sumidero. Yo lo saba muy bien; lo haba arrojado all con mis propias manos. Ya ves a qu me refiero apunt Tito, esperando con impaciencia la respuesta de Helena. S, ya veo. Con un gesto fro, volvi la cara y ofreci la mejilla para que Tito Csar la besara, lo cual hizo ste resueltamente. Y antes de que pudiera detenerla, ella se inclin hacia l como una antigua amiga de la infancia que estuviera a punto de devolverle el beso. Pero, en lugar de ello, aadi en un susurro: De eso hace cuatro aos. Mi to ha muerto. La conspiracin fue desbaratada por completo y no ha habido nunca la menor duda acerca de la lealtad de mi padre y de mis hermanos. Lo que veo es una excusa carente de argumentos! Tito volvi junto a su deslumbradora dama y fingi tomarse todo aquello a broma. Qu pareja tan excepcional! Berenice dio la impresin de pensar lo mismo, aunque no por las mismas razones. Los quiero muchsimo a los dos proclam Tito. Tom de la mano a Helena y la enganch del brazo, tirando de ella y mantenindola pegada a m. Agradec a Tito la confianza que depositaba en nosotros y me llev a mi desafiante compaera. Estaba terriblemente molesta. Me haba dado cuenta de ello antes de que respondiera.

175

Tito, por supuesto, no tena ni idea. Helena me hablara del asunto, aunque dejara pasar unos das probablemente. Cuando al fin abriera la boca, dara rienda suelta a su clera. Era mejor esperar. Me limit a mantenerla ceida con fuerza mientras ella dominaba su ira ms inmediata. Anduvimos en silencio un buen trecho. Como Helena estaba sumida en sus propios pensamientos, yo pude hacerlo en los mos. La presin que senta sobre m en aquel momento era el mismo peso muerto de siempre. Adems de la tragedia domstica que estaba intentando evitar a los Laelios, mi labor haba adquirido un significado mucho ms amplio. Aquella nueva carga, la de salvar a Berenice de la pena por Tito, era muy delicada. De modo que aqulla era la despampanante reina Berenice? Si aquello le hubiese sucedido a mi hermano Festo, antes de alcanzar la puerta de la calle habra recibido una nota perfumada. Aunque, claro, cuando Didio Festo visitaba a una mujer de fabulosa belleza, se aseguraba de acudir sin compaa.

176

XXXIX

En tiempos de Nern toda la planta baja del ala de la Casa Dorada del monte Esquilino estaba dedicada a comedores. Haba salas emparejadas, la mitad de las cuales daba a un espacioso patio y la otra mitad se asomaba al Foro, donde Nern haba instalado un parque de fieras pero donde Vespasiano estaba construyendo ahora su anfiteatro. Dado su gnero de vida tan radicalmente distinto, Nern no necesitaba un saln elegante donde dar de comer a los aduladores (el mejor de los cuales era el famoso saln octogonal), sino complejas salas para tres o cinco comensales, en las que se celebraban las fiestas desenfrenadas que tanto le gustaban. Era en ese laberinto de salas donde habamos visto a Tito. Los Flavios eran muy distintos a Nern. Se ocupaban ms de los asuntos oficiales del Imperio en el viejo palacio de los Csares, en lo alto del Palatino. Se deca que tenan intencin de desmantelar la Casa Dorada muy pronto, puesto que representaba no slo el lujo detestado, sino el desprecio de Nern por el pueblo, cuyas viviendas haba quemado deliberadamente para desplazar a los residentes y poder construir otras. Los Flavios respetaban al pueblo. Estaban dispuestos a hacerlo mientras el pueblo los respetara a ellos. Pero tambin eran frugales. En tanto la absurda y estrafalaria construccin de su predecesor, con su gloriosa ornamentacin, continuara existiendo, pareca indicado que Roma, en la persona de los frugales Flavios, hiciera uso de ella. Haba resultado costossima y Vespasiano era un ardiente defensor del principio del valor del dinero. Yo haba estado all en otras ocasiones, en reuniones privadas y en una conferencia oficial celebrada en el saln octogonal. Tito sola frecuentarlo cuando no estaba de servicio. Y, a veces, me llevaba all para tener una conversacin franca y seria conmigo. El edificio era amplsimo. Pasillos de altos techos con las paredes llenas de frescos se extendan en todas direcciones. La mayora de las estancias no tenan un tamao particularmente grandioso, pero se alineaban unas frente a otras a modo de chocantes pas de peine. Haba peculiares ngulos y rincones sin salida, debido a que aquella ala haba sido taladrada en la roca viva en la colina Opia. Sin escolta habra sido fcil perderse. Reinaba una atmsfera distendida. Algn que otro guardia pretoriano apareca apostado en los pasillos, sobre todo porque Tito era su comandante ahora. En conjunto, nadie miraba a los visitantes con demasiada atencin y daba la impresin de que podamos deambular libremente. Pero, de algn modo, uno nunca lo haca. De todas formas, los pies lo conducan a uno muy deprisa al exterior del edificio y por lo que observ, eso era un camino muy hollado. El resultado final era que, a pesar del nmero enorme de habitaciones, con su variedad de entradas y salidas, y a pesar de la tentacin de entrar en ellas de puntillas para sacar ideas para la decoracin del propio hogar, si dos grupos visitaban a Tito la misma velada y con el mismo propsito, aunque tal cosa pareca muy improbable, terminaran por toparse cara a cara. As fue como Helena y yo nos encontramos con Rubela y Petronio. Aquellos dos cabronazos chivatos no se alegraron del encuentro. Parece que nosotros hemos llegado antes al aperitivo les dije a modo de saludo. Saba que deban de estar furiosos al saber que a ellos, los vigiles, se les haba negado completamente el permiso para registrar la casa de Laelio, mientras que yo haba sido llamado all especialmente. El abismo abierto entre los detectives privados y los vigiles, centinelas o guardas de la ciudad, no se cerrara nunca. No os preocupis. Le he hecho un resumen

177

muy completo a lito Csar. Slo tenis que dejaros ver y podris volver enseguida a vuestro cuerpo de guardia. Ahrrate esas pamplinas, Falco refunfu mi ex socio, Petronio. Est bien. Es hora de reconocerlo: he sido incapaz de encontrar la menor pista sobre la nia perdida. Qu tal os ha ido a vosotros? Nada se dign responder Rubela. El tribuno de la IV cohorte era un ex centurin rechoncho, duro, de cabeza rasurada, que slo entenda de juego sucio y de trato desagradable. En eso, era muy superior a la media. Su ambicin y su fanatismo lo haban llevado a lo alto del escalafn de los vigiles, aunque su autntico deseo era ser pretoriano. Pero se es el sueo de todo muchacho. A su lado, Petronio pareca ms alto, menos corpulento de trax pero ms potente de hombros, ms tranquilo, un par de kilos ms pesado debido a su estatura y mucho menos vehemente. Vesta de cuero marrn, con una cinta en torno a la cabeza para mantener el rostro despejado de los largos cabellos lisos en plena refriega, botas de triple suela tan pesadas que yo senta cansados los pies con slo verlas, y una vara de polica al cinto. Mi antiguo compaero de tienda era un hombre atractivo. Le dirig una sonrisa irnica de aprobacin. La sensual Berenice te amar! Como l te ha dicho, Falco, olvdalo. Era Helena, todava alicada por la injusta referencia a su hermano. Le present a Rubela aunque ste ya haba adivinado quin era ella. Falco est cansado anunci. Me lo llevo a casa para que se recupere de la visin de esa deslumbrante belleza juda. Has abandonado la bsqueda? pregunt Petronio, cindose al trabajo que tenamos entre manos. Mi ex socio tena una vena pudibunda. Cuando estbamos solos, no tena ningn reparo en hablar de mujeres en tono lascivo, pero consideraba inadecuado que una mujer supiera que eran stos los temas de los que conversaban los hombres. Yo, no. Y vosotros? Si anda por las calles, la encontraremos. Y t? Sabrs dar con ella si sigue en casa? Irritado momentneamente, renunci a mi plan de pedirle que me acompaara al da siguiente. Era evidente que los activos miembros de la IV cohorte y, probablemente, miembros de las otras seis se limitaban a vigilar, a la espera de que me organizara un lo con la tarea. Pero estaba decidido a decepcionarlos. Sin embargo, tena que mantener abiertas todas las opciones: No nos peleemos cuando hay en juego la vida de una chiquilla. Quin se pelea? Petronio era quien tena ganas de disputas. No obstante, pensando en Gaya, volv a cambiar de idea respecto al da siguiente: Lucio Petronio, acabo de pedirle permiso a Numentino para que me ayudes, en vista de tu experiencia. Petronio hizo una irritante reverencia en son de broma Cada vez que te quedes atascado, Marco Didio, puedes pedirme que te ayude a salir del apuro. Por todos los dioses refunfu Helena, dejaos de juegos los dos. Con un encogimiento de hombros, me dispuse a marcharme. Rubela decidi intervenir. Para l, en condiciones normales, yo sera un aficionado entrometido al que, si por l fuese, encerrara en una celda hasta que se me pudriesen las botas. Aquella noche, en vista de que siempre se impona a Petronio y de que ste estaba de broma, se

178

decidi por una colaboracin amigable. Necesitas algo, Falco? Gracias, pero no. Se trata de un registro domiciliario de rutina y la familia no pone dificultades. Al menos, que yo sepa. Has encontrado algo que pueda ser de utilidad? Me parece que no. La ltima vez que se vio a la nia fue en casa. Es muy probable que an siga all. No tiene contactos externos conocidos... Aparte de m, por supuesto, pero prefer no insistir en ello. Rubela era ms suspicaz que el Hades. Le encantara detenerme bajo la falsa acusacin de complicidad. Tampoco he visto rastro de que los Laelios oculten una peticin de rescate. Todos sus problemas, que yo sepa, son de naturaleza familiar. Ah ha de estar la respuesta. As pues, la familia tiene problemas... A Rubela le encantaba repetir parte de lo que uno deca, como si quisiera adelantarse a los acontecimientos. Capt la mirada de Petronio. l y yo siempre habamos estado de acuerdo en que las personas de ms alta posicin robaban las ideas a los dems. Muchos. Por cierto, alguno de vosotros, expertos en el tema, podra explicarme eso de las normas que rigen a los tutores? inquir. Puede aceptar ese trabajo un hijo que, oficialmente, est todava bajo la autoridad de su padre? S, claro. Es un deber cvico, como votar. La respuesta proceda de Petronio. Cualquiera que haya cumplido la edad estipulada tiene derecho a ello, sea cual sea su posicin social. Pensaba que t mismo seras el tutor de Maya, a estas alturas. Por Jpiter! Detestara ser el encargado de decirle a Maya que tiene que darme explicaciones de sus actos formalmente. Petronio me dedic una mirada extraa, casi como si considerase que estaba abandonando a mi hermana. Y qu tiene que ver eso con la nia desaparecida? pregunt Rubela. El padre de Gaya me ha contado un cuento increble. Se habl de peticiones legales y toda clase de papeleo. Todo ello para nada, segn parece. O bien el padre anda metido en algo muy retorcido o, como lo ha definido el abuelo, es un completo idiota. Y dnde est ese idiota? musit Rubela. Le indiqu dnde viva Laelio Escauro. He aconsejado a la familia que le informe de que Gaya se ha perdido... Podemos hacer algo mejor me interrumpi el tribuno con una sonrisa de complicidad. Si su querida hijita anda metida en algn problema terrible, debemos traer a Roma a ese pobre padre preocupado lo antes posible. De hecho, podra contar con una escolta oficial de vigiles para que le despejen el camino. No era conveniente rechazar la colaboracin de los vigiles, como descubrira ms tarde Numentino. Los tribunos de las cohortes no encajaban bien una negativa. Vaya, vaya! exclam con una mueca. Laelio Escauro recibi una educacin inocente, sacerdotal. Esto constituir un golpe terrible para l. Pensar que quieres detenerlo. Que lo piense! replic Rubela con una sonrisa maliciosa. No se me ocurra para qu poda servir tal cosa, pero cualquier sorpresa inesperada puede causar una reaccin favorable en alguien como Escauro. Que la IV cohorte de vigiles acudiera a explicarle sus derechos y responsabilidades legales lo alarmara, sin duda. Con todo, no estaba seguro de querer estar en la piel de Rubela cuando la influyente familia Laelia, indignada, se quejara ante el prefecto de la ciudad de que uno de sus miembros haba sido detenido injustamente. Y los Laelios eran algo ms que influyentes. Reciban el trato ms exquisito por parte de las autoridades ms altas... y

179

an no saba por qu.

180

XL

Increble, pero todava quedaban ocho das para los idus de junio. Anocheca. Era el mismo da en que me levant al alba y acud a la casa de las vestales con la intencin de ver a Constanza, a la que segu a la fuente Egeria, cuando recib la llamada de Rutilio Glico y consegu permiso para entrar a investigar en la casa de la familia Laelia. Ahora, ya haba realizado tambin una visita a la Casa Dorada. La jornada ya se extenda ms de lo que yo deseaba, pero todava no haba terminado. Coge la litera, vuelve a casa y descansa dijo Helena con voz lnguida. Dnde est Julia? He conseguido encontrar a Cayo. Cuando encontrbamos la manera de disuadir a mi zarrapastroso sobrino de que dejara de deambular por las callejas, saba cuidar de nuestra hija excelentemente (si le pagbamos bien) . Le he dicho que durmiera en nuestra cama si nos retrasbamos. Lo lamentars. Ese chico nunca va limpio. Qu te propones? Como si no lo supiera! Ser mejor que me acerque a casa de mi padre y le d noticia del destino de mi hermano. Naturalmente, fui con ella. El senador me prest a su barbero y me ofreci algo ms de comer. Mientras me aseaban y me atendan, tuve mucho en qu pensar. En realidad, no me preocupaban gran cosa los Camilos y su traidor ya muerto. Para m, el caso de Publio Camilo Meto estaba cerrado. Sus parientes, en cambio, no se libraran nunca de l. Los recuerdos de un escndalo duran mucho tiempo en Roma. Una familia poda tener numerosos antepasados estadistas de gran prestigio, pero los bigrafos se fijarn slo en un antiguo traidor. Cuando me sum de nuevo al grupo, todos estaban concentrados en un agitado debate acerca de su nuevo sufrimiento. Eliano me vio aparecer en el umbral, se levant y, tras pedirme que quera hablar conmigo unos instantes en privado, me condujo a una antesala. Detrs de l, en el saln, la conversacin baj ligeramente de tono cuando los padres de Helena lo vieron que me llevaba aparte. Tendrs que preguntarle los detalles a tu padre, Eliano. Mi situacin siempre ha sido difcil; siempre he deseado vehementemente que nadie descubra que me desembarac del cadver de Publio arrojndolo a una alcantarilla. Mi padre me ha contado lo que sucedi. A la sazn, yo estaba en el extranjero. Cuando volv a casa, descubr que mi to haba desaparecido. Desde entonces, lo que hizo se ha cernido sobre nosotros como una plaga. Hoy, incluso, parece que no puedo librarme de las consecuencias. Falco, t tuviste algo que ver... Me temo que todo lo que no te ha revelado tu padre es confidencial. As pues, estn hacindome el vaco, pero no puedo saber por qu. Ya sabes lo suficiente. Y tienes razn: es injusto asent, comprensivo. Pero era inevitable que quedara un estigma. Por lo menos no hubo ejecuciones pblicas, ni confiscacin de propiedades. To Publio siempre me cay bastante bien. Aquel aspecto deba de atemorizar a sus padres, aunque no se lo dije a Eliano. Los padres teman que sacara el mismo temperamento que su to. El muchacho era inquieto e impaciente con el resto de la sociedad. Igual que su to, poda perder la paciencia con las normas y buscar sus propias soluciones, a menos que fuese conducido por el buen camino durante los aos siguientes. Era un intruso. Un problema latente.

181

Durante unos instantes me pregunt si sera aqulla la clase de problema que haba sufrido la familia Laelia respecto a Escauro. Tu to pareca bastante difcil de abordar. Para m tena un aire fro, casi lgubre. S, pero se supone que Escauro ha tenido una vida turbulenta, que se pasaba el tiempo fuera y que viva en el lmite. Tambin que ha tenido una hija ilegtima... y segn las noticias que me han llegado muri en circunstancias poco corrientes. Eliano enmudeci. Sosias dije en tono de reproche. S, s cmo muri. Era apenas una muchacha. En realidad, no la recuerdo, Falco. Yo, s. Lo mir fijamente y contuve una lgrima. Eliano an quera presionarme para que le diera ms informacin, pero no tuvo suerte. Me estaba hundiendo bajo los efectos de un da largo y deprimente. Me quedaban dos alternativas: derrumbarme y echarme a dormir, o mantenerme alerta en la bsqueda de la pequea Gaya emprendiendo alguna nueva actividad. Estaba pensando en esto mientras el barbero me pasaba la navaja por el cuello. Quieto en mi asiento, trataba de evitar que se le escapara un corte; mi cuerpo se haba relajado y mi mente se aclaraba por momentos. Mis pensamientos tenan tiempo de concentrarse como no haban podido hacerlo en toda la tarde, por estar volcado en el registro de la casa de Laelio. Ahora saba qu se necesitaba a continuacin. Tambin saba que necesitara ayuda. Y la mejor persona a quien poda recurrir era a Lucio Petronio pero, para ser justo con l, no poda pedrselo. Ya casi haba perdido su trabajo por relacionarse con la hija de un delincuente. Lo que yo planeaba era un riesgo excesivo para l. As pues, qu me aconsejas, Falco? pregunt Eliano por sorpresa. Que olvides el pasado. Tengo que vivir con l. Construye para el futuro. Probablemente los arvales son una mala opcin para ti, de todos modos: demasiado exclusivos, demasiado restrictivos y retrgrados. No te puede gustar eso de bailar en mitad de un bosque donde unas esposas chifladas matan con cuchillos de ceremonia a sus maridos coronados con espigas. Record algo que quera preguntarle y as lo hice: Por cierto, me han dicho que le has pedido al jefe de los espas que descubra quin era la vctima. Es cierto eso? Eliano tuvo el detalle de sonrojarse ligeramente. Nosotros no llegbamos a ninguna parte... Nosotros? El misterio, que, por cierto, me dijiste que ibas a revelar de todos modos, era cosa tuya. Lo siento. Est bien. De todos modos, Falco, es intil recurrir a Ancrites. No ha sabido darme una sola respuesta. En cambio, a m, s. El hombre se llamaba Ventidio Silano. Has odo hablar de l alguna vez? Yo, no. Eliano movi la cabeza. Lo mir con calma y aad: Me sorprende que hayas acudido a Ancrites. Bien, pareca la nica esperanza. Haba hecho todo lo que estaba a mi alcance. Incluso haba pensado en cabalgar por la Va Apia y mirar en todas las tumbas patricias buscando indicios de algn funeral reciente. No haba nada. Si era all donde haba ido a parar la urna, todas las flores funerarias y otras cosas haban sido retiradas. Realmente Eliano haba demostrado que tena iniciativa. Ocult mi asombro. Tienes suerte. El jefe de espas no lo sabe.

182

No sabe qu, Falco? Dej que el asunto lo inquietara el tiempo suficiente. Pero podra enterarse fcilmente. A qu te refieres? Me refiero a que la prueba material todava sigue ah, en su casilla. Me asombra que te arriesgues a recordrselo. Aunque, claro, eso podra hacerlo otro... T? Por fin, empezaba a entender mis amenazas. Te tengo en mi poder! le dije con una mueca. Despus, me puse duro. Se te confi un documento secreto, del cual pende el destino de la industria aceitera de la Btica y, tal vez, de toda la provincia de la Hispania Btica, y dejaste que cayera en manos de unos hombres a quienes se tiene por conspiradores. Les diste tiempo y ocasin de modificar ese documento. Ms tarde, cuando comprendiste que tu buena fe haba sido traicionada, fingiste no darte cuenta y entregaste al jefe de espas el rollo alterado, sin decirle nada. Eliano permaneci muy callado. Igual que to Publio, realmente le dije en son de chanza. Y ya sabemos lo que le sucedi. Bueno, no lo sabemos; tenemos que imaginarlo. Hice un alto e imagin, demasiado vividamente, el hedor del cuerpo del traidor descompuesto y lleno de gases. Ahora, presta mucha atencin: Ancrites es terriblemente peligroso. Si quieres hacer carrera (de hecho, si quieres tener futuro en cualquier cosa), no te metas con l. El joven se pas la lengua, seca, por los labios, an ms resecos. Y ahora, qu, Falco? Ahora respond tengo que intentar algo que es una pura locura. Pero tengo suerte porque t, Aulo, me debes una buena cantidad. As pues, sin una discusin, sin un titubeo y, desde luego, sin poner al corriente a la familia, vas a acompaarme para encargarte de mi manutencin. Me parece justo asinti l con expresin resuelta. En qu consiste mi tarea? En sujetarme una escalera, simplemente eso. De eso soy capaz dijo l con un pestaeo. Bien. Tendrs que estar muy callado mientras yo subo. No podemos arriesgarnos a que nos descubran. Eliano se mostr ms inquieto. Se trata de algo ilegal, Falco? Vaya perspicacia!, pens. Todo lo ilegal que puede ser. T y yo, mi fiel camarada, nos disponemos a forzar la entrada en la casa de las vestales. Eliano saba que se trataba de una mala noticia, pero tard un momento en recordar con precisin que cualquier acto contra las vrgenes vestales estaba castigado con la pena de muerte.

183

XLI

Esto no me gusta, Falco. Calla. Slo es un leve atropello de la intimidad. Haba conseguido llevar a Eliano hasta el final de la Va Sacra antes de que le fallara el nimo. Caminaba embozado bajo una capa oscura, que era su idea de lo que haba que llevar para un trabajo lbrego. Yo no necesitaba jugar a disfraces; haba pasado toda mi vida profesional disimulando mi aspecto real. Era mejor parecer normal. An llevaba mi toga de respetable procurador romano. Bueno, tambin Festo acostumbraba a ponrsela y le quedaba muy elegante. En m, por no s qu razn, la vieja toga siempre pareca rada y apolillada. Me imaginaba que, vestidos de tal guisa, podramos deambular por las calles como dos relajados conmilitones sumidos en una profunda conversacin filosfica. Si ms tarde me pillaban en plena faena, la toga podra serme de gran ayuda. A diferencia de los hijos de Maya, que tendran que cargar con la vergenza de tener por padre a Famia, Julia Junila sabra, cuando creciese, que su querido padre quizs haba mostrado una falta de respeto hacia las vestales, pero que iba bien vestido cuando lo hizo. Van a cogernos, Falco. Seguro que s, como no cierres el pico. Haz como si tuvieras un documento que te autoriza a estar aqu. Ahora, el corazn me lata alocada y febrilmente. La ltima vez que me sent tan nervioso estaba trabajando con mi padre. En su compaa, siempre haba buenas razones para sentirse aterrorizado. Por ejemplo, revolver en el mundo del arte y ser conocidos como los terribles Didios habra sido un juego de nios comparado con lo de ahora. Aulo, no espero que me acompaes; puedes quedarte fuera, de guardia. He hecho cosas peores. Lo nico que debo hacer ahora es saltar, entrar y rondar un poco hasta dar con la puerta del dormitorio de Constanza. No puedo creer que las vestales tengan una placa con su nombre en la puerta de su celda. Veo que eres el miembro de la familia que tiene la mente ms lgica. Habamos dejado la casa del senador (tras dar al portero un mensaje en clave respecto a nuestros futuros movimientos). Nos encaminamos a la puerta Capena, tomamos a la derecha frente al templo del divino Claudio y bajamos por la Va Sacra hasta llegar a la calle de Vesta. Nos encaminamos directamente al recinto de las vestales rodeado por el muro, cuya verja no estaba cerrada. Sorpresa! murmur Eliano. No, no; tienen obreros que trabajan en esta parte. Los obreros nunca echan el candado en la propiedad ajena. Capt el olor del fuego sagrado que se alzaba en volutas de humo a travs del agujero del techo del templo. Ya era demasiado oscuro como para distinguir la fina columna de humo. El tambor ornamental del templo pareca cernerse sobre nosotros, con su imponente majestuosidad, con un brillo blanco plido. Fuera, el Foro se volvera espectral en poco rato. Pareca desierto, pero estara lleno por todas partes de siniestros susurros y ruidos de pasos. Probablemente tambin se producan all encuentros amorosos y otros asuntos deshonestos. De haber estado abierto, los vagabundos se habran calentado a la lumbre del fuego sagrado. En la zona haba patrullas rondando que echaban a patadas a los merodeadores. Cuando las criaturas de la noche se apoderaban de Roma, los ciudadanos nos hallbamos bajo una doble amenaza, la suya y la de quienes nos protegan contra ellas.

184

Tenamos que actuar deprisa. Unas plidas luces parpadearon en la gran capilla jnica anexa al bloque de entrada. No podamos arriesgarnos a prender una antorcha. Ni siquiera se nos haba ocurrido traer una. Las lmparas vacilantes de la capilla hacan de sta el mejor lugar para intentar la entrada. Cualquier otro resultaba, simplemente, demasiado oscuro. Pero aquel punto tambin significaba que, si se acercaba alguien, nos vera claramente. Saba perfectamente dnde encontrar una escalera. Por la maana, cuando estuve all, no perd el tiempo. Como en todos los dems lugares que haba visitado esos das, los contratistas de obras que haban trabajado en la casa de las vestales despus de su destruccin durante el gran incendio haban dejado una zona para almacn que abarcaba un lado del recinto, probablemente sin permiso. Para ellos no haba nada sagrado. Finalmente, me decid a tomar prestada una lmpara de la capilla para explorar qu haban dejado los hombres. Con gran esfuerzo por no hacer ruido, cogimos la escalera ms prxima. Al principio, la movimos sin problemas; despus, cuando apartamos un extremo del resto del material all guardado, dio la impresin de que la escalera se haca ms pesada y ms engorrosa de transportar. La dejamos en el suelo y cubr la luz con la mano. Nada. Mientras me lama la palma de la mano chamuscada, prest atencin a los sonidos nocturnos de Roma. Unas voces distantes; unos dbiles acordes de vaga msica de flauta; dioses santos, un bho. Ms bien un viga de alguna banda de delincuentes que daba una seal a sus compinches. Quizs un primer aviso de que su presa se acercaba; tal vez un aviso sobre los vigiles. Ya se oan chirriar las ruedas en todos los caminos de acceso a la ciudad. El ruido aumentara cuando los carromatos de reparto avanzaran uno tras otro en una caravana sin fin por apresurar el aprovisionamiento. Productos manufacturados y alimentos frescos; bocados delicados y utensilios para el hogar; mrmoles y maderas; cestos y nforas; carruajes de potentados. Por lo menos, toda esa barahnda nos cubrira si tenamos algn accidente. Aunque estbamos a primeros de junio, la temperatura haba descendido con la llegada de la oscuridad. El aire fro hel mi rostro vuelto hacia el cielo. Era hora de moverse. Eliano me toc el brazo y asent con un resoplido. Entre los dos, levantamos la escalera y la trasladamos hasta el costado de la capilla. Me remangu la toga y me la colgu del hombro. Una diosa altiva, bien esculpida, me observ crticamente. Eliano sonri y la cubri con la capa que haba terminado por quitarse. Era peor que yo. Trep por la escalera. La pared era demasiado alta. Habra podido descolgarme de un salto al otro lado sin sufrir ms que ligeras magulladuras, pero as no habra tenido manera de huir. Con una maldicin, descend y susurr a Eliano la conveniencia de traer otra escalera y levantarla. Entonces, yo me sentara a horcajadas sobre el muro, izara la escalera y la colocara al otro lado. Los albailes profesionales lo hacan as cada da. Ojala hubiera llevado conmigo a uno de ellos para que se encargara de estas menudencias. Esto me llev un buen rato. Maniobrar con escaleras no es ninguna broma. Quien no lo ha intentado no tiene la ms remota idea. Las escaleras de los albailes de la construccin son toscas; los largueros no son ms que meros troncos de rboles jvenes y delgados, con los travesaos clavados a demasiada distancia unos de otros como para subirlos con facilidad. Si uno resbala, las manos se le quedan despellejadas. Si uno quiere, puede probar su ingenio, su fuerza bruta y su tranquilidad en situaciones apuradas intentando mover escaleras en silencio y a oscuras, mientras piensa en todo

185

momento que ha llegado su ltima hora. Bien hecho, Aulo. Voy a pasar. Si oyes que se acerca alguien, no lo dudes, quita la escalera exterior. Y si se presenta aqu un puado de lictores, guarda silencio. A esos tipejos no les importa un pimiento dnde dan con sus porras. Qu hago si algo sale mal? Huye para salvar la vida. Estaba hablando con el preciado hermano de Helena. Debera haberle dicho que se marchara a casa.

186

XLII

Al parecer, no haba nadie por all. Descend por la esquina de la zona del jardn. Cerca, en el lado interior de la verja, encontr una oportuna linterna colgada de un gancho. Probablemente la haban dejado all a la espera de la sacerdotisa que estaba de guardia esa noche, a la cual corresponda mantener el fuego sagrado. La tom prestada. Si el fuego sagrado llegara a apagarse por falta de atencin de una de las vrgenes, a la responsable la desnudaran y la azotara el pontfice mximo (a oscuras y detrs de una recatada cortina). A continuacin, el pontfice tendra que reavivar la llama mediante friccin en una corteza de rbol frutal. Todo un trabajo. Las vrgenes son mujeres santas que respetan sus deberes tradicionales, pero no tena duda de que si la llama vacilaba y se apagaba en mitad de la noche, cuando no haba testigos, la vestal de guardia se limitaba a prenderla de nuevo con la llama de la lmpara. Inquieto ante la posibilidad de que se echara de menos la lmpara, decid devolverla a su sitio. Me dediqu a explorar y, al cabo de unos minutos, uno de mis pies no encontr apoyo y me vi metido hasta la rodilla en las aguas fras de un estanque ornamental. Consegu sofocar un grito y, con esfuerzo, saqu la bota empapada, apart un puado de plantas acuticas que se haban enredado en ella y retroced hasta la lmpara. Proteg mis ojos de la luz y volv a alejarme de la verja, siguiendo esta vez una larga columnata silenciosa y tranquila. El modesto recinto, que haba quedado destruido en el gran incendio de Nern, estaba siendo remozado, aunque pareca que los contratiempos habituales hacan que las obras no estuvieran demasiado avanzadas. Bajo la pendiente hmeda y oscura del Palatino, la mole chamuscada de la residencia principal estaba envuelta en andamios. Sucia de fino polvo, a la columnata le faltaban los pilares superiores y, en aquellos momentos, los inferiores estaban reemplazados por refuerzos provisionales. El hueco de la escalera, por su parte, era una especie de pozo sin fondo abierto en la estructura de ladrillo. En el otro extremo encontr las cuatro paredes de un nuevo gran saln en plena construccin, al que se acceda por unos peldaos de madera provisionales y que, al parecer, estara flanqueado por seis estancias menores; el lugar representaba la cabaa regia del monarca y seis celdas para sus hijas solteras pero, aunque hubiera estado completo, las vrgenes modernas no habran dormido nunca all. Sin duda, su casa contena numerosas habitaciones para invitados... y otras dependencias de lujo para cada uno de ellos. Todo segua en calma. Tal vez aquellas damas preferan las primeras horas de la noche para recogerse, y, lo ms seguro, el resto del personal se escabulla hacia las tabernas de la zona del Circo Mximo cuando quera correrse una juerga. Desanduve mis pasos, esta vez por la columnata del bloque que se extiende a lo largo de la Va Nova. All haba ms seales de ocupacin. Prob suavemente puertas y ventanas, pero todas estaban cerradas con pestillo. Tenan que estarlo, no tanto para mantener encerradas a las vrgenes como para mantener a distancia a los obreros de la construccin de dedos rpidos y precisos capaces de despojarlas de sus joyas. Esto no es ms que un libelo, me dije. Las vrgenes vestales no se adornan nunca, ni con un simple collar. LIMITACIN DE RESPONSABILIDADES: Cualquier imputacin de vanidad a las vestales queda revocada por consejo legal. Supuse que las vestales se hacan personalmente la colada de sus prendas ntimas. O

187

que una voz de mujer tarareaba algo, sal al jardn y ech un vistazo al edificio que se alzaba encima de m. La luz se filtr en un fino rayo por una ventana del piso superior, donde las contraventanas estaban abiertas. Colgaba una cuerda de tender la ropa como la que se puede ver cualquier da sobre cualquier calleja del Aventino, en las que se secan al aire nocturno unas largas cintas blancas. Estas cintas, ornamentos capilares que emplean las vestales, eran lo nico que no se ve, normalmente, en los tendederos de las casas. La tonada que tarareaban era demasiado animada para tratarse de un himno, pero se me ocurri darle una gran sorpresa a una de las mujeres ms serias y majestuosas del Imperio, una mujer que no tena absolutamente ninguna razn para aceptar la presencia de un intruso bajo el alfizar de su ventana. Ella tambin corra un riesgo. Una virgen sospechosa de haber roto su voto de castidad afrontaba sin ms la pena de muerte. El presunto amante sera lapidado; ella, enterrada viva. Me encontraba en un apuro, pero, es que, a decir verdad, toda la aventura era de estar loco. No haba marcha atrs. Intent quedarme en las sombras y silbar levemente para ver qu efecto produca, pero el animado murmullo continu como antes. Fui a buscar la escalera con la que haba descendido del muro y recog la toga, aunque mal poda servirme de disfraz. La escalera era muy larga; en vertical, oscilaba peligrosamente sobre mi cabeza. Cuando la traslad procur con muchsimo cuidado no hacer ruido mientras la colocaba exactamente bajo la ventana iluminada. Pas unos momentos difciles hasta encontrar un lugar plano en el que apoyarla. Cuando pude soltarla, me apoy en los travesaos entre audibles jadeos. Tena el corazn en un puo. Desde luego, aqulla era la mayor tontera que haba cometido en mi vida. Ya haba ascendido la mitad de la distancia cuando se produjo el desastre. La bota mojada, todava con el lgamo del fondo del estanque pegado a la suela, resbal en uno de los peldaos. Consegu recuperar el equilibrio pero hice demasiado ruido. Enseguida me agarr a la escalera y permanec sin moverme, como paralizado. Pens que no haba sucedido nada irremediable hasta que o que la ventana se abra un poco ms. Una luz ba la pared bajo el alfizar. Levant la mirada y vi una silueta femenina con la diadema rgida que lucen las vestales. Me lleg un sonido apagado, que en otras circunstancias habra tomado por una risilla. A continuacin, una voz cuchiche en tono jocoso: Oh, querido! Pensaba que no llegaras nunca! Era broma. Por lo menos, esperaba que lo fuera. En cualquier caso, no tuve tiempo para discutir. Constanza alarg los brazos hacia m, me agarr por la espalda de la tnica, me iz sobre el alfizar de la ventana y me entr a tirones.

188

XLIII

Qu sitio tan bonito! Gracias. Constanza? Generalmente, a las vestales se les conoce por un solo nombre aunque, al parecer, ella tena dos. Soy yo. Y t? Marco Didio Falco respond, intentando transmitir cierta formalidad. Oh, Falco! He odo hablar de ti. Eres muy osado! Qu habras hecho si yo hubiese chillado? Fingir que era un pintor de ventanas haciendo turno de noche y gritar ms fuerte que t me habas atacado primero. Bueno, tal vez habra colado. No voy a verificar la teora. Tena la esperanza de que fueras t. He estado en el jardn intentando comprobar si esa dulce voz de soprano era la misma que esta maana gru cojones. Oh, lo oste! coment Constanza en tono indiferente. Sintate en el sof y disculpa un momento. Voy a quitarme el uniforme. Sus delgados dedos deshicieron el nudo de Hrcules bajo su pechera blanca. Tragu saliva. Por un momento, cre que iba a ser agasajado por una representacin en directo de Afrodita desnudndose para el bao. Pero adems del espacioso camarn donde me haba recibido, a Constanza tambin le haban asignado un vestidor donde poda quitarse decentemente su tnica blanca. Ella, sin embargo, vio mi pnico y tras guiarme el ojo, desapareci en su recinto interior. Qudate ah sentado. No te muevas! No era el momento de que un nio valiente empezara a llorar llamando a su madre. Me acomod en aquella especie de triclinio tal como me haba ordenado. Slo haba uno. Me pregunt dnde se sentara Constanza cuando regresara. Era un mueble elegante hecho con una lujosa madera extranjera y cubierto con unos cojines de lana hermosamente tejidos. Mis botas descubrieron un escabel a juego. Hund el hombro en un cojn cilndrico adornado con borlas. Al mirar a mi alrededor vi que la habitacin era un dechado de buen gusto. Murales arquitectnicos rojos y negros en las paredes, con mediacaas enmarcando sencillas urnas. Soportes para las luces y lmparas de bronce. Discretas alfombras de piel de venado. Novelas griegas. Uno no poda esperar que la chica se sentase ah, noche tras noche, jugando interminables partidas de soldados contra ella misma. Mi anfitriona volvi al instante. La mir detenidamente fingiendo no hacerlo. Ella saba que yo no le quitaba ojo. Ms cerca de los veinte que de los treinta, se le vea magnfica en un suelto vestido de movediza tela color ocre y unas exquisitas chinelas doradas por las que asomaban los dedos de sus pies. Bajo el brazo llevaba un recargado espejo de mano y lo que pareca una caja de cosmticos. Se haba quitado la diadema y, mientras hablbamos, se desanud varios lazos y se deshizo las plisadas trenzas de estilo tradicional hasta dejar todo el cabello suelto, que brill bajo la luz de la lmpara. De un color castao oscuro, era probable que no se lo hubiese cortado desde que haba entrado por primera vez en la casa de las vestales. Constanza dobl un pequeo pie bajo el cuerpo y se sent en el otro extremo del sof, dejando espacio entre ambos. Luego puso el espejo en equilibrio sobre una rodilla y procedi a encender un pequeo brasero con la mecha de una de las lmparas.

189

Veo que ests acostumbrada a manejar el fuego. Pese a mi punzada de inquietud, el brasero no era para hacer sortilegios ni oficios religiosos. Era para calentar sus tenacillas de rizarse el cabello. All estaba yo, ilegalmente en la casa de las vestales, contemplando a una vestal en su tiempo libre mientras mojaba el peine en una jofaina con agua y empezaba a hacerse un peinado distinto. Nos permiten relajarnos coment al ver mi asombro. Sus manos torcieron las tenacillas calientes con mucha prctica. Podemos emplear como queramos nuestro tiempo libre, siempre y cuando la jefa de las vestales no oiga msica demasiado alta ni huela perfumes que tengan inquietantes fragancias erticas del pas de los partos. As que la sencilla vida de clibe no te molesta... Tiene algunas desventajas, no lo niego. Sus ojos castaos claro brillaron expresivos. Pocos visitantes, no es eso? T eres el primero, Falco. Qu suerte la ma. Mi amigo Petronio cree que todas las vrgenes son lesbianas. Quizs algunas lo sean. Me convenc de que ella no lo era. O que tienen amantes que entran y salen de noche furtivamente. Tal vez algunas los tengan. No contaba mucho pero aadi alguna sugerencia : O que todas somos unas brujas gruonas que quieren desposeer a los hombres, o que la simplicidad de la vida significa dientes ennegrecidos y olores corporales. S, creo que sas son otras teoras populares. Espero que alguna que otra vez, todas ellas sean ciertas. Por qu generalizar? En cualquier grupo de seis personas hay todo tipo de personalidades. Y t, cmo lo ves, Falco? Yo vea muchas cosas pero no estaba dispuesto a decirlas, como, por ejemplo, que me gustaban los pequeos y descarados tirabuzones que se haba hecho sobre las orejas. Hablas como si hubieses nacido en el lado malo de la Va Sacra. Un distintivo plebeyo, no? Constanza se encogi de hombros y sus tirabuzones se movieron ligeramente. En realidad, su acento era del todo neutral, pero le haban enseado a hablar de una forma aceptable, claro. Era su actitud franca y desenvuelta lo que la delataba. Piensas que no encajo aqu? Asent. Pues te equivocas. ste es mi oficio y me siento orgullosa de l. Ah, y nunca esper llegar a superiora de las vestales, pero no me encontrars eludiendo mis tareas o deshonrando a los dioses. No hay ninguna duda de que tus pasteles salados son maravillosos. Exacto. Cuando me retire, tengo planeado abrir una pastelera. Yo pensaba que recibiras la dote imperial y te casaras. Constanza me mir de soslayo mientras soltaba un mechn de pelo de las tenacillas. Eso depender de las ofertas que haya en ese momento. Pens que no muchos hombres tendran el nimo suficiente para casarse con aquel vivaz personaje. Mientras se aplicaba de nuevo las tenacillas calientes, se limpi la carbonilla con una tela suave y luego envolvi un nuevo mechn de pelo en la barra de metal. Si el hierro est demasiado caliente, el cabello se cae. Me lanz una mirada que me arrepent de haber hablado. Bueno, eso es lo que me han dicho. Supongo que maana tendrn que hacerte de nuevo esas recatadas trenzas para asistir al sorteo. Constanza hizo una pausa al comprender que haba ido a verla para hablar de ese asunto. Le tend el espejo para que viera cmo iba quedando el peinado. He estado buscando a la nia desaparecida.

190

Pero no la has encontrado. Era una afirmacin llana, una que me puso en mi lugar. Ah, pero lo sabes? Supongo que como punto de relacin virginal, has recibido informes cada hora. As como peticiones casi cada hora para que discuta la cuestin con tu novia. Su tono era un tanto crtico. Helena Justina es sumamente persistente. Y ahora, te ha enviado a ti? No, de esto no sabe nada. Visito furtivamente a mujeres por cuenta propia. Pues se enterar. Yo mismo se lo contar. Se enfadar? Por qu va a enfadarse? Sabe que necesito desesperadamente hablar contigo sobre Gaya Laelia. He entrado colndome por la ventana tras un nmero razonable de negativas a recibirme, no porque me apeteciera una aventura barata. Pues si te pillan aqu ser ms cara que barata, Falco. Como si no lo supiera! Y entonces, por qu esa reserva tan obsesiva con respecto a los Laelios? Constanza dej a un lado sus artilugios de cosmtica y se inclin hacia m con vehemencia. Llevaba el traje recatadamente abrochado y sin embargo tuve una extraa sensacin de alarma al ver el plido cuello desnudo de una vestal por encima de los sueltos pliegues de su oscuro vestido. Eso no importa, Falco. Yo estaba molesto y ella fingi no advertirlo. Bien, y entonces, que ocurre con Gaya? S que habl contigo acerca de hacerse vestal, la primera vez en la recepcin de la reina de Judea. Y su madre me ha dicho que vino a verte. S. Y cules son las preocupaciones de las que quera hablarte? Las que conlleva ser vestal, nada ms. Pens que esa cra tena un maravilloso espritu inquisitivo. Una candidata de lo ms prometedor. Me pregunt por todos los rituales y, como es natural, la ayud todo lo que pude. Yo tambin te estoy preguntando gru, pero a m no me ayudas. Oh querido! Sus pucheros no habran desmerecido a los de una camarera de taberna coqueteando con un cliente. Contuve el mal humor. Gaya me dijo que alguien de su familia quera matarla. Por Jpiter! Cmo es posible que alguien con autoridad la escuche y crea que habla en serio? Lo es. A m me cont lo mismo y me pareci que deca la verdad. Me reclin de nuevo en el triclinio y sent que estaba a punto de terminar una horrible pesadilla. Respir despacio. Mis problemas, sin embargo, no haban terminado. La vestal en cuyos aposentos privados me encontraba gracias a haberme colado a hurtadillas alarg la mano, me acarici la frente y me ofreci vino. Tena preparada una jarra siria de cristal en una bandeja y no saba que yo ira a verla. Deba de ser su sosiego habitual. Slo haba un vaso pero convinimos que no sera inteligente mandar que trajeran otro. Que te parece? pregunt con cortesa mientras yo beba. No s de dnde es pero me han asegurado que es bueno. Muy bueno. Yo tampoco reconoc el vino pero, fuera cual fuese la uva y el origen, era ms que aceptable. Pens que me habra gustado que Petronio lo probase. En

191

realidad, me habra gustado que Petronio contemplase toda aquella situacin as como verlo soltando su repertorio de aullidos de incredulidad. Te lo ha regalado un admirador? En honor de Vesta. Muy devoto. Y qu dijo Gaya? No dej que me desviara del camino. Quin la haba amenazado? Nadie le har dao, Falco. No corre ningn peligro. T sabes algo! S que ahora est a salvo de los miembros de su familia pero no puedo decir dnde se encuentra. Eso no lo sabe nadie. Tendrs que descubrirlo. Por qu? Me haba sacado de mis casillas. Ya he perdido todo un da con esto. Estoy derrotado y desconcertado por los obstculos que han puesto en mi camino. Cul es la razn? Si supiera de qu tena miedo Gaya, me resultara ms fcil encontrarla. No creo, Falco. La chica continu atosigndome con el vino pero yo conoca ese viejo truco. Tal vez lo not porque me quit el vaso y bebi ella. Yo se lo quit de nuevo y lo dej en la bandeja. Concntrate! Pens que a Gaya la haba importunado el to Tiberio con sus proposiciones deshonestas. No lo mencion? Oh, ese hombre era un sucio admiti de inmediato Constanza. Entonces, como es posible que una vestal retirada, Terencia Paula, se casara con l? Porque era rico. Un hijo de puta rico. Enga a Terencia hacindole creer que la amaba. l era rico y ella tonta? No vas a rendirte? No. Muy bien Constanza decidi darme algo. Tal vez no fuese todo (pocas mujeres lo hacen a la primera ocasin y mucho menos las vrgenes consagradas) . Terencia se cas con l porque le dijo que era la mujer que siempre haba deseado. Ella se emocion y lo acept por una zalamera equivocada y por despecho tal vez..., ya que Tiberio era el amante que su hermana casada le haba pasado por el morro durante muchos aos.

192

XLIV

Dobl los brazos sobre el pecho y estir las piernas, cruzando los tobillos. Me senta terriblemente cansado. Qu significaba todo aquello para Gaya? Ms explosiones en la familia, eso seguro. Lo que en esos momentos entend era lo que haban querido decir cuando me contaron que to Tiberio era un viejo amigo de la familia. Saba que Terencia Paula se haba retirado de vestal haca unos dieciocho meses y que se haba casado haca menos de un ao. Estbamos en junio. Su hermana, haba dicho el ex flamen, muri en julio del ao pasado. La boda de la vestal y la muerte de la flaminia prcticamente coincidieron. Es lo ms probable. Not que Constanza se resista a hablar. Sus brillantes ojos me miraban enfebrecidos. Yo hubiese podido creerla si a ella le hubiera gustado la novedad de mirar a un perro atractivo con rizos desgreados y una cautivadora sonrisa, para no mencionar, por supuesto, la arruga levemente marcada que se insinuaba en mi perfil meditabundo y sensible. Ella tena un aire recatado. Tal vez se la vea severa cuando vesta la tnica religiosa, pero tena unos rasgos normales iluminados por una inteligencia perceptible; en su tiempo libre era una chica muy bonita. Como hija de un centurin o esposa de un tribuno, habra causado el revuelo de cualquier legin y una fuente inevitable de problemas entre sus hombres. Por suerte, las chicas bonitas no son ningn problema para m. Me han dicho que la flaminia, se llamaba Estatilia Paula?, muri repentinamente. Sabes cul fue la causa de su muerte? Aparte del ataque de ira por el anuncio de la boda de su hermana? Constanza se mordi el labio. De hecho, s lo s. Tena un tumor, as se lo haba contado a la superiora de las vestales, no para compartir con alguien su tragedia sino para molestar a su hermana, al no querer confiarle a ella su secreto. Conoca alguien de la familia la larga aventura amorosa de la flaminia? Supongo que s, pero desde luego no la pequea Gaya. Significa eso que incluso el flamen lo saba? Se saba que era un hecho aceptado tcitamente. El suyo era slo un matrimonio de compromiso. Pero eso deba de despertar en l sentimientos de algn tipo. De hecho, el nico momento en que lo vi animado fue cuando habl de su esposa. Eso dijo Constanza con frialdad se debe a que culpa a su mujer de su muerte y haberlo desposedo de su posicin. Eres muy dura. No replic. Y Gaya? Quera a su abuela? Lo que quieres saber es si la muerte de su abuela la afect, no? Creo que la nia estaba muy unida a Terencia. Terencia la convirti en su mascota. Me parece que incluso pens en nombrarla heredera. Y Laelio Escauro? Tengo entendido que era al favorito de Terencia. S respondi Constanza, jugando con uno de sus tirabuzones, pero sigue estando bajo el control paterno, por lo que no puede tener propiedades. Cul es la diferencia? Ninguna, tal como estn las cosas. Gaya tambin est bajo la potestad de su abuelo, pero si se convirtiera en virgen vestal, una vez habitara la casa de las vestales, a diferencia de sus otros parientes, podra tener propiedades. De hecho, hasta podra hacer testamento.

193

Entonces, si Terencia muere y Gaya hereda, el botn le pertenece a ella de inmediato y puede legarlo incluso a alguien que no sea miembro de la familia, mientras que si Gaya no consigue hacerse vestal, todo lo que Terencia deje a Gaya o a su padre ser controlado por Laelio Numentino desde el momento en que entre en vigor el testamento. Todo esto era muy intrigante. Mientras viva. Luego, la posicin de cabeza de familia pasa a Laelio Escauro. A quien incluso su querida ta puede considerar un tipo algo ingenuo para mantener el control... Pero si enfurece demasiado a su padre, Numentino podra desheredarlo. Todo esto te ha excitado mucho, Falco. Bueno, explica muchas cosas le dediqu mi mejor sonrisa. En su inmensa mansin llena de esclavos del Aventino, los Laelios afirman vivir en una decorosa pobreza. S, pobrecitos dijo Constanza con un tono de voz mordaz e irnico, al tiempo que arqueaba las cejas. Era una chica con un carcter al que podra aficionarme. Me pregunto coment si alguien de la familia ha escondido a Gaya deliberadamente para asegurarse de que no resulte elegida en el sorteo y sea econmicamente independiente. Qu drstico, no? El dinero hace perder el sentido de la realidad a mucha gente. Y otras cosas tambin. Como cules? pregunt, y esta vez, cuando le dediqu una sonrisa, me la devolvi amablemente. El amor sugiri Constanza. O lo que se confunde con el amor en la cama. Quin sabe qu derroteros hubiera tomado el interrogatorio pero, en aquellos momentos, se oyeron pasos en el pasillo exterior. Me puse de pie y me acerqu a la ventana sin hacer ruido. Constanza se puso un dedo sobre los labios. Los pasos se alejaron. Parecan de una sola persona. Constanza, que no se haba inmutado, debi de reconocer el pesado taconeo de los pasos de una de sus compaeras. Las vestales suelen ser mujeres corpulentas. Para compensar su vida solitaria, tienen que alimentarse bien. La prudencia me record que no deba quedarme all ms tiempo. Constanza, que tambin se haba puesto de pie, me susurr en tono conspirador: He disfrutado mucho hablando contigo, pero ahora tienes que irte. Siempre cabe la posibilidad de que aparezca una compaera a tomar un ponche caliente, a pedir prestado un escrito o a hablar un rato de cosas de chicas. Muy bonito! De todos modos, gracias por tu ayuda. Saldr por la escalera de la ventana. Me mir con desdn. No seas ridculo. Maderas viejas que pueden romperse. Por cierto, cmo lo saba?. Despus de beber un trago de vino, los hombres no tienen que andar encaramados por escaleras. Ven conmigo y te har salir por la puerta como es debido. Cuando abri la puerta que daba al pasillo no haba nadie a la vista y me pareci ms sensato caminar en silencio entre las sombras que descolgarme por una escalera como si fuera un ladrn. Dej que me guiara hasta la planta baja por corredores dbilmente iluminados caminando de puntillas para no hacer ruido. Una vez all, volv a la escalera que segua apoyada en la ventana de Constanza y la met debajo de la columnata como si los obreros, perezosos, la hubiesen dejado abandonada. Recorrimos el oscuro claustro hasta el portn principal. De repente se oy un ruido y

194

se abri una puerta. No llegu a ver quin sala. Constanza me agarr la mano. Entonces, y con gran serenidad, me arrastr hasta un palanqun que estaba vaco en el vestbulo. Nos metimos dentro, se cubri la cabeza con el velo y corrimos las cortinas. S que las personas vulgares especularn ahora sobre qu hara un vehemente romano apretado contra una virgen vestal en el interior de una pequea silla de manos. Tranquilcense. Ella tena un compromiso religioso y yo estaba fielmente entregado a mi novia. Y, de todas las maneras, la necesidad de silencio pudo con todo lo dems.

195

XLV

No, pretor, con toda sinceridad: no le toqu un pelo de la cabeza.

196

XLVI

Espero que nunca nadie me pregunte qu me hizo esa vulgar

197

XLVII

Por Jpiter! Esa mujer era una vergenza.

198

XLVIII

Me recuper de la sorpresa y retom mi aire de dignidad. Despus, me asom para comprobar que no haba moros en la costa. Me desembarac de las ropas y me volv para examinar el palanqun en el que nos habamos escondido. Era de color negro mate, con asideros de plata en los travesaos y largas cortinas de color gris carbn. Yo haba visto ese carruaje en otras ocasiones, precisamente cuando acud por primera vez a casa de los Laelios. Ya s que las vestales tienen derecho a ser transportadas en silla de manos pero, sta es tuya tambin para tus viajes de incgnito, para tus compras de chucheras y prendas de moda? No. Pertenece a una visitante. De quin se trata? De una ex vestal. Algunas se quedan aqu cuando se retiran del cargo. As son bien atendidas en la tranquilidad de la casa que conocen. Pero las otras, las que deciden marcharse, siempre son bien acogidas cuando regresan. Su lucha conmigo cuerpo a cuerpo la haba dejado impasible, pero Constanza saba que all corramos peligro. Intentaba forzarme a que me fuera, pero me mantuve quieto sin dar un paso. Tu visitante no sabe en absoluto qu es la tranquilidad! S que hoy dej la casa de Laelio hace un rato. Es Terencia Paula, que vuelve a la hermandad...? La virgen superiora la est consolando; y lamenta muchsimo la desaparicin de la pequea Gaya. De veras? Tengo que hablar con ella. No te entrometas en esto, Falco. No me sermonees! De lo contrario, tal vez tenga que entrar subiendo por su ventana... No. Lo que vas a hacer es salir ahora mismo por la verja. Me di cuenta de que haba tensado la cuerda lo suficiente aquella noche. Dej que Constanza me llevara hasta la puerta que conduca al recinto del templo de Vesta. Mi espeluznante aventura tocaba a su fin con gran xito. O as me lo pareci hasta que mi acompaante abri la verja y me franque el paso. Fuera, cerca del templo, un grupo de lictores y otros tipos de aspecto duro rodeaban a un muchacho que bien poda ser Eliano. Seguramente acababan de detenerlo, pues haca unos momentos que le o replicar con energa: Agentes oficiales! Me alegro de haber dado con vosotros exclam con el aire tranquilizador de un patricio. Acabo de advertir que alguien ha colocado una escalera contra la pared de la casa de las vestales. Quiz tenga algo que ver con ese tipo de aspecto rudo que acaba de marcharse a toda prisa cuando me ha visto aparecer a m. Se ha ido por ah... Eliano seal hacia el Regia. Ensanos por dnde se ha ido! La patrulla de guardia no estaba completamente convencida. Ms prcticos de lo que yo imaginaba, aquellos hombres tuvieron la sensatez de no dejar que se marchase hasta que un destacamento de la guardia hubiese investigado el asunto. No obstante, Eliano era hijo de un senador y dispona de todas las noches para pasear por la Roma nocturna en busca de un alboroto en el que poder participar. Constanza haba cerrado la puerta rpidamente, antes de que alguien tuviera tiempo de vernos. De nuevo emple esa palabra que una virgen no debera conocer siquiera.

199

Con una mueca me indic que la siguiera y murmur que me enseara la salida a la Va Nova. Est cerrada con llave? Espero que no. Por todos los dioses! Experiment un miedo cerval. Poda afrontar el simple hecho de adentrarme en una residencia estrictamente cerrada a los varones, pero lo que no quera era encontrarme en otro rincn a oscuras donde Constanza pudiera saltarme encima. Se acerc alguien ms e incluso Constanza perdi su aplomo. Le pregunt la direccin y enseguida le indiqu que apresurara el paso y volviera a la seguridad de sus aposentos. Si me detienen, t nunca me has visto y no sabes nada de m. Oh, no estoy dispuesta a decir eso, Falco! Aquella mujer era incorregible. Est bien. Pero s sensata. Tuve dificultades para localizar la direccin. Nadie es perfecto. Constanza pareca un personaje absolutamente delicioso, sin duda lleno de talento. Probablemente, habra podido dar vueltas y vueltas al Circo en el carromato pero, como navegante, era una inutilidad, incapaz de distinguir la derecha de la izquierda. Por suerte, termin por encontrar la puerta que me haba descrito. Por desgracia, estaba cerrada. Aquella puerta se encontraba en el interior del bloque residencial, de modo que no haba manera de salir escalando el muro. Cada vez ms atemorizado, avanc una vez ms hasta la zona central ajardinada. Tambin all alguien haba cerrado la puerta con candado. Me mantuve entre las sombras ms densas y retroced hacia la escalera. Todo sali bien. Me senta extremadamente cansado pero anduve con sumo cuidado a la hora de levantar la escalera y transportarla. Ms o menos en silencio, volv al punto por el que haba entrado en el recinto y apoy el artilugio en la pared con gran atencin. Despus empec a subir y no tard en tener ante mis ojos la libertad. No es preciso decir que, cuando llegu a la parte superior del muro, la escalera que haba dejado al otro lado, junto a la capilla, ya no estaba. Era intil esperar ayuda de Eliano. Sin duda, haba sido l mismo quien la haba retirado de un lugar tan peligroso. Poda descolgarme hasta el techo de la capilla y luego dejarme caer al suelo con cuidado. Haba hecho cosas ms arriesgadas. O poda sentarme a horcajadas en lo alto del muro y probar a izar la escalera del interior hasta pasarla por encima de ste. Estaba dudando por qu decidirme cuando o a un destacamento de tropas que se acercaba al recinto del templo. Descend unos peldaos otra vez y, con ello, me mantuve fuera de su vista. En ese instante, desde el suelo, alguien me agarr por la parte de atrs de la pantorrilla izquierda. Pens que era Constanza que se dispona a manosearme otra vez y me volv para protestar, pero con lo que me top fue con la expresin ceuda y feroz de tres lictores. Normalmente stos no tienen mucho que hacer; en ese momento, aquella jornada se converta en el mejor da de trabajo de su existencia. Tal vez por primera vez en la historia, haban atrapado a un intruso. Estaban encantados. El hombre que me haba agarrado me tir del pie hacia abajo. Ca de la escalera pero, por suerte, lo hice encima de l. As, tuve un aterrizaje en blando, aunque a l lo vi bastante molesto. Puestas las cosas en su sitio, mis captores tuvieron la cortesa de permitirme que me pusiera la toga. De este modo, llevara una indumentaria formal para la entrevista con la superiora de las vestales. Y era esa entrevista en la que la superiora poda sentenciarme a muerte.

200

XLIX

Qu mujer ms espantosa. Tena el aspecto de haber hervido en leche demasiado tiempo. Llevaba la indumentaria completa, con el velo blanco de bordes prpura que lucan en los sacrificios y los dos cordones sujetos bajo la doble papada con el broche especial de las vestales. Reconoc su silueta y su porte porque la haba visto en el teatro y en algunas fiestas. Tena una figura bien perfilada, como la de una estatua, con unas facciones que evocaban autnticamente las de la Gorgona. Toda ella rezumaba devocin religiosa. Esta vez, el ara del sacrificio la ocupara un informante capturado y tal perspectiva la complaca visiblemente. Un hombre! Qu hacas aqu? exclam con sarcasmo mal disimulado. Dej a Constanza fuera del asunto. Estaba, sin ms, contemplando la escena. Cuatro vrgenes menores haban aparecido en la sala y se arremolinaban detrs de su superiora con aire excitado y ojos como platos. Constanza era la que destacaba por el reborde amarillo que colgaba bajo la tnica blanca que deba de haberse echado por encima de la ropa de andar por casa. Slo quera hacerle una pregunta vital a Terencia Paula respond. Ninguna de las presentes pareca identificable como Terencia. sta ya se haba jubilado de su servicio como vestal, de modo que tena permitido verse con hombres; de todos modos, le bastaba con decir que no haba conseguido dar con ella. Me descalificara ese argumento? Presente tambin en mi humillacin estaba un destacamento completo de lictores con su otra presa, Camilo Eliano. Este ciudadano, hijo de un respetable senador, dice que vio a alguien que acechaba sospechosamente, seora. Y es ste el feln que t viste? No, no. El que yo vi era un hombre rubio, alto y atractivo. Buen intento, me dije. Gracias por exonerarme, pero si no me consideras atractivo, permteme que te recomiende a un oculista competente. Has profanado la casa de Vesta dijo la superiora de las vestales. Algo en su parsimonia en el hablar hizo que sus declaraciones empezaran a atraer mi atencin. Supongo que, despus de mi visita a Constanza, debera haber estado preparado para cualquier cosa. La superiora era una cuarentona, dura como el hierro y recatada, con una imagen dictatorial de pureza moral. Y una cosa ms, por Jpiter! Tena los prpados flojos de una llorona melanclica que le haba estado dando al nfora del vino. La demostracin palpable estaba en su aliento. Inspeccionada de cerca, todo el mundo poda darse cuenta de que era, en secreto, una devota de Baco, vacilante y ebria, una bebedora impenitente. Para qu andarme con tapujos? La superiora de las vestales era una borrachina. En el tiempo que tardaban los pensamientos de la mujer en recorrer el camino saturado de uva entre el cerebro y la lengua, consegu inventar y probar varias dbiles protestas acerca del carcter oficial de mi misin, de los apoyos de altsimo nivel a los que poda recurrir y a la urgencia de encontrar a Gaya Laelia, no importaba lo heterodoxo de los mtodos que empleara. Me califiqu de autntico servidor de las vestales, en aquella bsqueda. Reducido a la mxima humillacin, incluso murmur la vieja y penosa disculpa de que no se haba producido ningn mal. Todo ello, sin duda, era malgastar saliva.

201

Y entonces sali Eliano con un argumento convincente. Seora... empez a decir con tono sumiso y respetuoso. Era evidente que saba actuar. Jams lo habra imaginado, pues Eliano siempre se haba mostrado irritable y estirado. Slo soy un observador que asiste a esta escena por casualidad No te pases, Aulo!, me dije, pero este hombre tiene, al parecer, una misin oficial. Su necesidad de recoger informacin era urgente y desesperada. Sus esfuerzos en favor de esa chiquilla son verdaderamente bienintencionados. Si sus motivos tambin lo son, puedo apelar a ti? No tengo razn en que, si una virgen vestal se encuentra con un delincuente, tiene, por una antigua tradicin, la facultad de interceder para que se suspenda provisionalmente la pena a la que deba ser condenado? No te equivocas, joven. La superiora de las vestales inspeccion a Eliano a travs de sus prpados entornados. Sin embargo, existe una condicin que limita esa facultad o, de lo contrario, las vestales estaran sometidas al acoso constante de los condenados. Tiene que demostrarse que el encuentro entre el delincuente y la virgen ha sido pura coincidencia. Se volvi hacia m con aire triunfal. Irrumpir en la casa de las vestales con escaleras hace que este encuentro no sea en absoluto una coincidencia. Llevadlo a la crcel Mamertina! A la celda de los condenados! El de Eliano haba sido un buen intento, pero comprend la posicin de Constanza. Sin ms aspavientos, los lictores y sus escuderos me rodearon y me llevaron con ellos. Qu mujer ms terrible! Segu la mxima de mostrarme siempre amistoso con los guardianes. A veces le buscan a uno una celda mejor. El lictor personal de la superiora de las vestales me dirigi una mirada socarrona. Encantadora, verdad? Me golpe la espinilla contra un caballete de los albailes. Estn de obras? Parece que se progresa despacio, verdad? Acaso Vespasiano se resiste a pagar? La superiora de las vestales tiene toda una serie de esbozos de trabajo para una remodelacin completa. Esperar. Algn da conseguir exactamente lo que quiere. Me gustara verlo. Qu lstima! replicaron mientras me conducan por la Va Sacra, sabedores de que apenas me quedaba un da de vida. Cuando llegamos al pie de las Gemonias, esas famosas escalinatas en la cuesta del monte Capitalino, tardaron horas en encontrar al custodio, que ya no esperaba clientela. Sin embargo, muy pronto estuve instalado en la mazmorra que normalmente alberga a los extranjeros que se han rebelado contra la autoridad romana, un agujero desnudo y pestilente cerca del Tabulado, del cual el ejecutor pblico saca a sus vctimas para que paguen el precio final y fatal por ser enemigos de Roma. Mi llegada decepcion al carcelero, quien normalmente saca una pequea fortuna a base de mostrar a los turistas las celdas donde los brbaros son arrojados por poco tiempo al trmino de un triunfo. El hombre seguira admitiendo apuestas, pero se daba cuenta de que, durante el breve perodo en que yo ocupara el lugar antes de ser ajusticiado, esperaba que nos repartiramos las propinas. El hombre regres, sombro, al rincn donde estaba disfrutando cuando lo haban mandado llamar. La crcel Mamertina se compone de una serie de calabozos horribles. Unos firmes muros de piedra encierran unas celdas irregulares que un da fueron parte de una cantera y por las cuales corren regatas de agua. El desinters del carcelero signific, por lo menos, que me encerrasen en una de las celdas del piso superior en lugar de ser arrojado por el hueco del suelo a las temibles profundidades inferiores. La celda estaba negra como el betn. Y helada. Era un lugar solitario y deprimente.

202

Y todava quedaban ocho das para los idus de junio. Dejaba atrs el da ms largo del que tena recuerdo y, al final del mismo, me encontraba enfrentado a la muerte. Hice algunos planes de fuga no muy serios. En otro momento habra probado fortuna con alguno: el problema de ser el conocido caballero procurador de los gansos y pollos sagrados era que nunca ms podra sumergirme en el anonimato. Si consegua escapar, no podra tener nunca una vida normal, ni siquiera en el Aventino, o alguien me reconocera y terminara otra vez en una de aquellas celdas. En ausencia de algo ms optimista que contemplar, me envolv en la toga y me ech a dormir.

203

El amanecer ti de rosa el Palatino y el Capitolio, inaugurando el sptimo da previo a los idus de junio. Por fin. Seguro que no sera tan agotador y deprimente como el octavo. Con un poco de suerte, el camino hasta la laguna Estigia sera breve y sencillo. De haberme encontrado en casa, el calendario me habra recordado que era la fecha de inicio de las Vestalias. En esta jornada Vespasiano presidira el sorteo de la nueva sacerdotisa. El sorteo, en efecto, se llevara a cabo segn el orden previsto, pero no antes de un frentico retoque a la lista de favoritas por parte de los escribientes con cargos pontificales, para tener en cuenta la ausencia de Gaya Laelia. Durante el da, quizs alguien le hablara de mi situacin al emperador. O quiz no. Yo era historia. En el agujero de mi calabozo apenas penetraba un poco de luz. Las paredes, empapadas de agua, no tenan un solo mensaje de anteriores prisioneros. Nadie alcanzaba a ver lo suficiente como para grabar un mensaje suplicando ayuda. Y nadie permaneca all el tiempo suficiente para hacerlo. El hedor era abrumador. Despert entumecido y helado. Era muy fcil sentirse horrorizado. Dej mi marca cuando alivi mis necesidades en un rincn. No haba otro sitio donde hacerlo y resultaba evidente que no era el primero que lo haca. A aquellas alturas, Helena ya sabra perfectamente dnde estaba. Me pregunt qu habra hecho su hermano despus de que los lictores me llevaran prisionero. Seguramente lo haban inducido a efectuar una declaracin formal. Y luego? Probablemente le habra contado a su padre lo sucedido. Los Camilos estaban al corriente. Helena tambin deba de estarlo. Sin duda alguna, no sera ejecutado sin que antes se armara un buen alboroto en los salones de suelos de mrmol donde trabajaban los funcionarios. Quizs incluso los gansos sagrados soltaran algn graznido de protesta. Helena acudira a Tito y se pondra a su merced. Lo hara aunque las ltimas palabras que le haba dirigido en la Casa Dorada haban sido deliberadamente rudas. Tito tena fama por su buen carcter. La visin de aquella mujer desesperada borrara cualquier inquina que sintiera hacia ella. Pero no estaba al alcance de Tito ayudarla. Nadie poda sacarme de aquel trance. Haba ofendido a las vestales y, por tanto, era hombre muerto. Alguien despertaba al carcelero. Yo tambin me despert y adormilado an prest atencin. Las negociaciones para que se abriera la puerta y se franqueara el paso me pareci que tardaban siglos. Me pregunt si el agente que haba acudido a interesarse por m andara corto de dinero. Al parecer, no era as; sencillamente, se trataba de un aficionado. Eliano! La ltima persona que esperabas ver, supongo... Como todos en su familia, el muchacho poda ser muy irnico. No soy un simple chico malcriado, Falco. En fin, me atrevera a decir que incluso t tienes alguna buena cualidad que ocultas bajo una capa de modestia. Estar en este calabozo ya es suficiente castigo. No necesito que, encima, vengas ni t ni nadie con comentarios mordaces. Calla, pues, antes de que te abra la cabeza a golpes. Un puado ms de monedas cambi de mano y, aunque el carcelero senta curiosidad por lo que hablbamos, acept dejarnos a solas. Eliano encendi una lmpara de aceite, mir a su alrededor y se estremeci.

204

Yo continu hablando para evitar que me castaetearan los dientes. Bien, eres muy amable al venir a visitarme en este momento de afliccin. Debes de tenerle mucho miedo a tu hermana! T no? Bajo la luz de la pattica lamparilla, el joven y noble Camilo pareca incmodo; no se haba percatado de que, cuando el carcelero se march, l tambin haba quedado encerrado. Llevaba una tnica limpia y elegante, de color granate, con tres lujosas tirillas con un diseo de grecas llamativas. Vas muy elegante. A m me gusta la gente que prefiere la ropa informal. Sobre todo cuando visitan la celda de un condenado a muerte. Es un recordatorio de la normalidad y significa un detalle muy considerado. Siempre tienes una buena rplica, un comentario oportuno... Eliano estaba plido y tenso, agitado por algo que esperaba con impaciencia. Aquello estaba fuera de lugar. Era yo quien afrontaba una ardua jornada, al trmino de la cual me esperaba un atad y una urna. Estbamos juntos en este asunto aadi pomposamente. Est claro que debo hacer todo cuanto pueda para librarte de esto. Te he trado algo. Espero que lo consigas, te lo aseguro. Y los regalos tradicionales son una espada para matar al carcelero y un gran aro repleto de llaves maestras. Un plan de rescate bien organizado incluye adems un pasaporte y algo de dinero en efectivo. Me haba trado un pastelillo de canela. El desayuno murmur, irascible, al ver mi expresin. No respond. Si no lo quieres, puedo comrmelo yo. Me digo y me repito que no estoy soando todo esto. Falco, he estado movindome toda la noche para ayudarte. Espero que todo salga segn lo previsto. Pronto vendr alguien. Quin? Un vendedor de hojas de parra rellenas? Un especialista en guisantes? Eliano tena la mirada fija en el pastelillo. Lo cog y di cuenta de l. Apenas me haba quitado las migas de los labios con una punta de la toga cuando percibimos unas reverberaciones producidas por una lmpara mortecina y el apagado ruido de unas recias botas. Eliano se levant de un salto. No vi que hubiese ninguna urgencia. La ejecucin poda tardar todo el tiempo del mundo en producirse. Sin embargo, no haba esperanza de retrasar mi cita con la Fortuna. El carcelero volvi a asomar su feo rostro y yo fui trasladado de mi minscula celda a la cruel luz del da. Ya en el exterior, al principio, no hice sino seguir estremecindome hasta que el dbil calorcillo del sol matinal que baaba el Foro empez a revitalizarme. Mis ojos tuvieron tiempo de acostumbrarse de nuevo a la luz hiriente de la maana. Luego me di cuenta de que mi escolta de honor era la mejor que hubiese podido pedir: un destacamento pequeo pero extraordinariamente aguerrido de la guardia pretoriana. Esto s que es categora, Aulo! Me alegro de que te guste. Aqu est nuestro contacto. Un minuto ms tarde, estuve a punto de devolver mi sabroso desayuno y derramarlo por las Gemonias. Acompaando a los imponentes pretorianos de relucientes cascos con plumas, distingu a Ancrites. Derecha! Ancrites tena mucho descaro, incluso si se dedicaba a dar rdenes... Bien, como jefe de espas, siempre se haba sentido muy prximo a la guardia pretoriana. La misin de Ancrites, como la de la guardia, consista en proteger al emperador. En la estricta jerarqua de palacio, Ancrites estaba incorporado a dicha guardia, aunque apenas haca mencin de ello y nunca le haba visto ejercer sus derechos pretorianos. Y, desde luego, los guardias no lo haban invitado nunca a sus cenas de confraternizacin. Aunque, bien mirado, a quin convocaban?.

205

Encadenadlo. Ancrites mostraba autntico entusiasmo a la hora de vejarme y humillarme. Ponedle los grilletes. Todos los que queris, no importa que no pueda caminar con ellos. Lo llevaremos a rastras. Mientras me inmovilizaban, tuve ocasin de replicar: Podra preguntar a dnde me llevis? Guarda silencio, Falco. Ya has causado suficientes problemas. Dirig una mirada colrica al joven Eliano. Hazme un favor, chico. Pregunta a tu hermana dnde vive mi madre y, cuando todo esto haya terminado, asegrate de decirle que ha sido su traicionero inquilino quien ha enviado a su destino a su ltimo hijo an vivo. Preparados? Ancrites hizo odos sordos a mis palabras y, por alguna razn, se dirigi a Eliano en voz baja. Yo puedo llevarlo, pero de hablar tendrs que encargarte t, Camilo. No quiero que este suceso aparezca nunca en mi expediente personal! Mi visin de aquella extraa situacin se ti de autntico asombro. Vamos, muchachos. Seguidme. Llevad al Palatino a este tipejo impresentable. Haba dormido a pierna suelta y me haban ofrecido un desayuno delicioso. Me limit, pues, a seguirles la corriente. Cuando me pusieron de pie frente al templo de Concordia Augusta, donde la hermandad de los arvales llevaba a cabo sus elecciones, an era demasiado temprano para la mayora de la gente. El Foro estaba vaco, slo un borracho dorma la cogorza en los peldaos del templo de Saturno. Las calles an mostraban los desperdicios de la noche anterior, ms que la promesa del da que se preparaba. Un montn de guirnaldas aplastadas nos impeda el paso mientras avanzbamos bajo el arco de Tiberio hacia el Vicus Jugario. Unos ptalos sueltos se pegaron a una de mis botas y, mientras pataleaba para librarme de ellos, los guardias casi me alzaron en vilo y me trasladaron sin tocar el suelo. Pens que nos encaminbamos a la zona de administracin del palacio, pero me equivocaba. Si hubiramos subido al Arx o al Capitolio, habra sospechado que el plan consista en arrojarme desde la cima de la roca Tarpeya, como se haca con los traidores. Sin embargo, la tortura que me esperaba, fuera cual fuese, sera ms refinada. Luego me pareci que nos acercbamos a una casa privada. Todo el Palatino haba sido de propiedad pblica durante muchos aos. Augusto tuvo la fortuna de nacer all en los tiempos en que cualquier rico poda poseer una mansin privada en lo mejor de las Siete Colinas; ms adelante adquiri todas las dems casas y emple todo el Palatino para labores oficiales. Entre los templos se alzaba su propia residencia, una finca supuestamente pequea en la que deca vivir de forma muy modesta, aunque nadie se llamaba a engao al respecto. Haba otra vivienda sumamente lujosa, el recinto de las mujeres de la familia imperial, que llevaba el nombre de la emperatriz viuda, Livia. Y tambin estaba la flaminia, residencia oficial del flamen diales en ejercicio, una casa de aspecto ordinario aunque afectada por extraos convenios rituales de tal forma que el fuego de su interior no poda salir del hogar, salvo con propsitos religiosos. De pronto, Ancrites se envolvi los delgados hombros con la toga. Eliano tambin despleg una. A continuacin, entraron en la flaminia mientras los pretorianos me llevaban, levantado por los hombros, como el asado principal de un banquete. La escena que sigui result curiosa. Fuimos conducidos enseguida a presencia del flamen y de su majestuosa esposa. Rodeado por todas partes de pretorianos, me depositaron en el suelo. Varios fmulos vestidos de blanco se alineaban junto a las paredes de la estancia con aire respetuoso. Unas vaharadas de aceites perfumados emanaban de una ptera con la que acababa de realizarse un brindis a los dioses. El flamen vesta ropas tejidas a mano idnticas a las que haba visto llevar a

206

Numentino, rematadas con el bonete y con la peineta de madera de olivo. Sostena en la mano el cuchillo para los sacrificios y mantena a distancia al pueblo con su larga vara. Su esposa tambin llevaba un cuchillo, un vestido de tela gruesa y diseo antiguo y luca un tocado ms complicado que el de las vestales. A juego con el casquete de cuero tena otro cnico, de color prpura, cubierto con un velo. Como yo bien saba, la mujer estaba sometida casi a tantas restricciones como su marido, incluida la que deca que no deba subir nunca ms de tres peldaos (para que nadie pudiera verle los tobillos). Quizs hubiera sido una mujer atractiva, pero no sent la menor tentacin de comrmela con la mirada. El flamen dialis pareca estar ligeramente nervioso. Por lo menos, tena la ventaja de conocer el plan. La pareja sacerdotal ocupaba sendas sillas curules, esos asientos plegables sin respaldo y de patas curvas que utilizan formalmente los magistrados superiores como smbolo de su cargo. Cerca del flamen se haba colocado un tercer asiento. Junto a ste haba una figura familiar; era Laelio Numentino, aunque por una vez no llevaba sus ropajes de sacerdote. Quizs una visita al hogar de su sucesor lo haba convencido finalmente de la conveniencia de abandonar su gloria perdida. Tena la cabeza descubierta. Unos cabellos canosos rodeaban un crneo calvo. Cuando lo reconoc, me llev una gran sorpresa. Mir rpidamente a Eliano. l tambin haba reconocido al anciano altivo que los dos habamos visto salir de la casa del maestro de la hermandad de los arvales cuando acudimos para informar del hallazgo de un cadver. Era el hombre que creamos que haba entrado para convencerlos de que mantuvieran el silencio en torno a la muerte; el hombre que considerbamos que era un pariente cercano de la asesina. No haba tiempo para indagaciones. Todos parecan esperarnos. Habamos entrado en la estancia con pocas formalidades. Yo an estaba retenido por los pretorianos. Ancrites intent fundirse con el fresco de la pared, como si formara parte de un bodegn. El joven Eliano dio un paso adelante. A un gesto de cabeza del flamen, inici un breve parlamento que traa preparado. Era muy parecido a la splica de clemencia que haba efectuado ante la superiora de las vestales la noche anterior. Con ms tiempo para reflexionar sobre lo que haca, se haba vuelto ms vacilante, pero consigui expresarse bastante bien. Antes de responder, el flamen dialis se inclin hacia Numentino como para confirmar su asentimiento. En esta ocasin, tras intercambiar unos murmullos en voz baja, los dos asintieron. Los pretorianos se apartaron un poco y el flamen dialis, con un gesto afectado, fingi darse cuenta en aquel instante de mi presencia. Con un respingo se cubri los ojos con gesto teatral. Luego, con una inesperada mueca de horror, exclam en voz alta: Un hombre encadenado! Quitadle los grilletes como manda el ritual! Creo que, a veces, los delincuentes son liberados formalmente de sus cadenas mandando llamar a un herrero para que rompa los eslabones. Debe de haber una forma de liberacin que resulte satisfactoria. Pero Ancrites siempre haba sido un tacao (aunque no era culpa suya; su trabajo conllevaba siempre la escasez de recursos). Al principio, haba asegurado los grilletes con un candado y, siguiendo rdenes del flamen, los abri con la llave adecuada para guardarlos hasta la siguiente ocasin. Retiraron las cadenas de la estancia y todos esperamos en silencio hasta que omos el tintineo metlico al ser arrojadas desde lo alto del tejado de la flaminia. Despus se oyeron nuevos ruidos metlicos cuando los eslabones fueron recogidos sigilosamente. Ancrites gui un ojo a los pretorianos, que le dedicaron un saludo marcial al unsono y se retiraron con un retumbar de botas sobre los tablones del suelo. La flaminia torci

207

el gesto, hinc la rodilla y aplic cera de abeja con sus propias manos. Tal vez era un ritual. O tal vez era slo el gesto de un ama de casa que cuida con respeto las maderas nobles y antiguas. Ests libre confirm el flamen dialis. Gracias dije a todos. Mientras me frotaba las extremidades doloridas, el nuevo flamen habl con voz grave desde la silla curul. Marco Didio Falco, he decidido que recibas una explicacin de ciertos asuntos. Indic a los criados que abandonaran la estancia, donde permanecieron l y su esposa, junto con Numentino y yo, claro. Tambin se qued Camilo Eliano, a un gesto del flamen. Eliano se acerc y se detuvo a mi lado. Pareca satisfecho de s mismo y no se lo ech en cara. Por involuntario respeto al otro hombre que me haba ayudado a salvar la vida, murmur: Me gustara que Ancrites tambin escuchara esto. Ancrites fue autorizado a quedarse. Se mantuvo en segundo plano, con aire humilde. Bien, todo lo humilde que uno puede mostrarse cuando es un espa de la peor ralea. El flamen dialis se dirigi a Eliano y a m. Los dos habis intentado descubrir la identidad del hermano arval asesinado en el bosque sagrado de la diosa Da. No rechistamos. Se llamaba Ventidio Silano. Menos experimentado que yo, Eliano estuvo a punto de replicar que ya lo sabamos. Lo sujet del brazo discretamente. Fue Laelio Numentino, con la vista perdida, quien nos explic lo que yo ya haba deducido por mi cuenta: Ventidio Silano estaba casado con Terencia Paula, la hermana de mi difunta esposa. Me pareci oportuno no hacer comentario alguno; habra sido difcil hacerlo con suficiente tacto, de buen principio. Exhal un suspiro, despacio; despus consegu pasar por alto los aspectos escandalosos del asunto y dije con tono respetuoso: Te presentamos nuestras condolencias, seor. Respir de nuevo. Eso nos da en qu pensar. Sin embargo, con todo respeto, tampoco cambia la urgente necesidad de encontrar a tu pequea nieta. Espero que sigas aceptando nuestra ayuda para buscarla... Numentino inclin rgidamente su cabeza canosa. Luego, me apresurar a ir a casa para ver a mi esposa. Cuando me haya quitado el hedor de la prisin, volver a tu casa y continuar donde lo dej ayer. Nadie coment lo que era obvio segn lo que nos haba llevado a creer. El maestro de la hermandad de los arvales, Terencia Paula, la viuda del difunto Ventidio, era una loca asesina. Significaba eso que la loca tambin haba matado a la pequea Gaya?

208

LI

En el exterior de la flaminia, los tres nos detuvimos a recuperar el aliento. Le tend la mano a Ancrites y nos sujetamos del brazo como hermanos de sangre del ejrcito. Gracias. Me has salvado la vida. Ahora estamos en paz, Falco. Te estar siempre agradecido, Ancrites. Lo mir. l me devolvi la mirada. Jams estaramos en paz. Estrech tambin la mano de Eliano y a continuacin, dado que prcticamente podamos considerarnos cuados, le di un abrazo. Me mir con sorpresa, aunque no tanta como la que me llev yo al descubrirme hacindolo. Ha sido idea tuya, Aulo? Has organizado t todo esto? Si una maniobra sale mal una vez, se puede repetir otra vez con entusiasmo e inspiracin hasta que se consiga. Eso me suena a las fantasiosas bobadas que sueltan los informantes! Eliano se ech a rer. Ancrites ha sugerido que me estaba saliendo tan bien la cosa que debera seguir trabajando contigo. Dice que, cuando me hayas enseado unas cuantas cosas, habr un puesto para m en los servicios de seguridad a su lado. Habra podido comentarme aquello ms tarde, en la intimidad, que es lo que yo habra hecho de haber estado en su lugar. Ancrites y yo nos miramos con ira. Los dos nos dbamos cuenta de que Eliano planteaba lo de su puesto de trabajo en presencia de ambos deliberadamente. El joven no era el pelele por el que lo habamos tomado. Ancrites intent tomarse el asunto a la ligera. Te dejo que lo tengas t primero, Falco. Pero piensas aprovechar la experiencia que yo le proporcione, no? Yo lo instruyo y t lo explotas... Ahora ests en deuda conmigo... No te debo nada, Ancrites! exclam, y me volv hacia Eliano. Y en cuanto a ti, bribn, no finjas que quieres dejar aparte tus orlas prpura para dedicarte a vagar y a divertirte por los barrios bajos. Eliano no crea realmente que tuviera algo que ensearle; si vena conmigo, su nico deseo era ensearme a hacer mi trabajo superndome sin esfuerzo. Se supone que formo sociedad con tu hermano... cuando se digne aparecer. Eliano sonri. l me birl a mi chica, yo le robar su puesto. Bien, es justo coment, citando sus palabras en otro contexto. Al cabo de un momento, todos nos reamos. Nos calmamos. Esos comentarios dispersos respecto a Ventidio... empec a decir. En aquel momento, los tres caminbamos despacio hacia el rincn del Palatino en el que se alza el Circo, desde donde descenda un camino serpenteante. Supongo que, a estas alturas, ya os habrn contado toda la historia murmur Ancrites. A veces, el tipo no era tan estpido. Lo dudo. Lo suficiente como para quitrnoslo de encima. Pero lo que hemos odo nos aclara muchas cosas. La ex vestal se cas con un hombre que result ser un mujeriego tan descarado y vicioso que incluso se insinu a una de sus propias parientes, Cecilia Paeta, la mujer de su sobrino; la propia Cecilia me lo cont. Ahora, el resto encaja: Terencia, probablemente, se enter de lo sucedido. Puede que se lo contara

209

Cecilia, o la otra, Laelia, la hija del ex flamen. Entonces, Terencia se vuelve loca y mata a Ventidio en el bosque sagrado, le raja la garganta y lo deja desangrar como si fuera el animal destinado al sacrificio religioso. Eliano tom la narracin en aquel punto: A los hermanos arvales esto debi de parecerles un doble espanto. El cadver era una imagen terrible, de eso estoy seguro, pero esa noche tambin deba de parecer como si toda ceremonia de la antigua religin quedara manchada por el escndalo: los propios arvales, las vestales, incluso el colegio de los flmines... Exacto asent. El muerto era un arval y el hecho tuvo lugar en el bosque sagrado. Y la asesina era una vestal. Ventidio haba sido, adems, amante de la anterior flaminia. Esto pareca ser de conocimiento pblico en Roma. Desde luego, la mayora de las mujeres estaba al corriente. Y para colmo y como remate, toda esa gente est emparentada con la nia que ha sido escogida como prxima vestal. Por eso se acord tan fcilmente encubrir lo sucedido? apunt Ancrites. Por influencia? Nos detuvimos a la altura de la as llamada, aunque slo supuesta, Cabaa de Rmulo, cuidadosamente conservada (es decir, reconstruida por entero). Eso parece dije. Decididamente, Numentino acosaba a los arvales respecto a algn asunto; la noche siguiente estaba en la casa del maestro y los dems no parecan muy contentos de saberlo. Y todava estaban menos contentos respecto a nosotros. Todo habra salido de perlas, probablemente, si Eliano y yo no hubiramos empezado a meter la nariz. El cadver fue hecho desaparecer y se celebr un funeral en la mayor intimidad. Terencia tiene que ser atendida y protegida; sin duda, al final, ha de serlo en su propia casa, aunque supongo que, en un primer momento, la habrn llevado a la de Laelio Numentino, tal vez en consideracin a su difunta esposa. Terencia ha estado alojada all en una habitacin de invitados, aunque cuando estuve all para investigar ya haba recogido sus brtulos y se haba marchado a toda prisa a la casa de las vestales, desapareciendo de la escena. Las vestales, sin duda, deban de haberla acogido como una ms. Explicara su presencia por qu Numentino no quera que los vigiles entraran a buscar a la nia desaparecida? pregunt Ancrites. Te has enterado de eso? Mantengo mis contactos... respondi, ufano. Los vigiles podan olerse el escndalo, y eso explica esa tontera que me cont Laelio Escauro respecto a que su ta quera un tutor legal. Como ex vestal, no necesitaba tenerlo, pero en aquel momento eran fundamentales los acuerdos. Probablemente la haban declarado furiosa, es decir, loca de atar. Alguien debe hacerse responsable de sus asuntos. Puede escogerlo ella? pregunt Eliano. Si tiene momentos de lucidez, por qu no? Pero sigue siendo peligrosa? Debe de serlo, a juzgar por el modo en que mat a Ventidio. No era el simple acto de una esposa colrica, que agarra el cuchillo ms a mano y lo apuala. No se puede decir que fuera un acto impremeditado que no repetir nunca ms. La mujer planific el acto, llev lo necesario al bosque, se visti una indumentaria religiosa, asesin a ese hombre y, a continuacin, llev a cabo una extraordinaria secuencia de acciones con su sangre... Eliano se estremeci. Recuerdas lo que te cont dijo del pao que cubra el rostro del muerto? Ahora que conozco los rituales que se llevaron a cabo, creo que deba de ser uno de esos velos que llevan las sacerdotisas cuando asisten a un sacrificio.

210

Y las vestales apunt. En realidad seal Ancrites, siempre atento a los detalles, las vestales nunca se encargan de degollar animales personalmente. Pues parece que sta aprendi a hacerlo tan pronto como tuvo marido. Es una advertencia para todos nosotros. Oh! murmur framente, pensando en Maya. As pues, andas pensando en casarte, Ancrites? Se limit a rerse como les gusta hacerlo a los espas, y adopt una expresin turbadora. Ancrites nos dej cuando llegamos al Aventino. Por lo menos, iba a congraciarse con mi madre dndole a entender que el rescate de su hijo haba sido idea suya de cabo a rabo. Ya tendra ocasin de rectificar lo que l le contara, aunque mi madre difcilmente me prestara atencin pudiendo decantarse por creer a Ancrites. Adems, el jefe de espas tena otro plan: Mientras t vuelves a casa de Laelio, yo me acercar a la casa de las vestales para ver si se puede sacar algo en limpio sobre Trencia Paula. Las vrgenes no te dejarn entrar. S que me dejarn replic l, pavonendose. Soy el jefe de los espas! Llev conmigo a Eliano pero, cuando llegamos a la plaza de la Fuente, le ped que hiciera cola en el tenderete que Casio, el panadero, abra de madrugada para comprar unos panecillos para el desayuno. Prefera subir a casa primero y ver a Helena sin compaa. Eliano lo comprendi. Helena deba de haberse quedado despierta toda la noche. Estaba sentada en su silla de mimbre, junto a la cuna de la nia, y sostena a Julia en el regazo como si acabara de amamantarla. Las dos estaban profundamente dormidas. Con mucha suavidad, tom al beb de brazos de Helena. Julia se despert, sin saber si rer o llorar, y luego me salud con un sonoro grito de Perro!. Por el Olimpo, su primera palabra! Cree que soy Nux! Sobresaltada por la exclamacin de la nia, Helena despert a su vez. Conoce a la perra pero su padre es un extrao para ella. De todos modos, estoy decepcionada. Haba puesto tanto empeo en ensearle a decir filosofa aristotlica... Dnde has estado, Marco? Es una larga historia. Empieza en la casa de las vestales y termina en la celda de los reos de muerte de la crcel Mamertina. Ah!, nada de qu preocuparse, entonces... Coloqu a Julia en la cuna. Helena ya estaba de pie y se abrazaba a m ms tranquila. Yo me as a ella como si fuera un nufrago a punto de ahogarse y ella, el nico tabln flotante en todo el ocano. Pensaba que no volvera a verte! Yo tambin, querida. Al cabo de un buen rato, Helena se apart entre sollozos. Durante un momento, pens que estaba llorando, pero aqul era un tpico riesgo del trabajo de detective. Lo siento. Debo de apestar a crcel. S respondi ella con un tono de voz especial. Ya algo ms. S que te gusta probar las lociones para la piel que te parecen prometedoras, cario, pero desde cundo te aplicas aceite de lirio detrs de las orejas? An deba de estar bastante cansado. Me temo que es lo que se pone la virgen Constanza cuando no est de servicio. Vaya. Embriagador, pero persistente. Sobrevive incluso a una noche de crcel en la celda

211

ms asquerosa. No te preocupes; yo no ando persiguiendo mujeres. No necesitas hacerlo. Supongo que ellas te persiguen a ti! Y te atrapan, yo dira... Fue una verdadera suerte que el querido hermano de Helena llegara en aquel momento, pues me libr de aquel apuro. Pareca saber qu se requera. Como ayudante, Camilo Eliano estaba progresando de forma soberbia. Comimos, bebimos agua fresca y al final me limpi. Me desped de Helena con un beso y ella volvi la cara, aunque no la apart de m. Nux, que no tena dudas acerca de mi fidelidad, subi ladrando y me trajo, expectante, la cuerda que a veces utilizaba a modo de correa. Acept su splica para demostrarle a Helena que saba responder al buen trato. Cuando descendamos las escaleras camino de la calle, vi acercarse a Maya. Iba vestida de blanco, muy recatada, con los rizos bien atados con cintas. Llevaba de la mano a Cloelia, ataviada tambin como una ofrenda religiosa. Marco! Ahora mismo vamos a presenciar el sorteo. Hemos decidido que podamos asistir al espectculo, por soso que sea. Creemos que los refrescos, al menos, sern fantsticos, verdad, Cloelia? Has encontrado a Gaya? me pregunt sta, con una expresin ceuda ante la frivolidad de su madre. Todava no. Pronto reemprender la bsqueda. Cloelia quiere decirte algo dijo Maya, esta vez ms seria. De qu se trata? To Marco, le ha sucedido algo a Gaya? Espero que no, pero eso me tiene muy preocupado. Sabes algo que pudiera ayudarme? Gaya me dijo que no lo contara, pero creo que ya es hora de hacerlo. Gaya cree que una de sus tas est loca. Esa ta dijo que la matara. Gaya se lo cont a su madre y a su abuelo, pero parece que nadie la cree. Eso te sirve de algo? S. Gracias, Cloelia. Sirve de mucho, Algo ms? No, to Marco. Petronio Longo acababa de salir de la lavandera camino del trabajo y se cruz con nosotros. Maya! Quieres que te acompae alguien, hoy? S que no puedes esperar apoyo de ese hermano tuyo, en quien tan poco se puede confiar. No, gracias le respondi Maya con frialdad. He estado casada bastantes aos y estoy muy acostumbrada a ocuparme de los asuntos familiares yo sola. Maya se march y Petronio la mir, ceudo. Rubela ha enviado a algunos de nuestros hombres a detener a ese Escauro me inform con voz apagada. Debera estar contigo esta maana, Falco. Dentro de un rato. Lo habitual respond. Una ta que se vuelve loca. Caso resuelto. Pero, por desgracia, no tenemos el cuerpo... Si tenemos un caso con un cuerpo, no hay prisa. Los vigiles deben de tener un aspecto brutal. De modo que una ta loca? No me sorprende. Con esa actitud tan esnob y esos requisitos tan estrictos para casarse, los colegios sacerdotales estn emparentados entre s hasta el punto de la locura completa. Es un hecho bien sabido. Petronio contempl a Eliano de pies a cabeza. Ni siquiera se molest en tratarlo con brusquedad. Se limit a mirarme y comentar: Hazme saber cundo ests preparado para que intervengan los especialistas. Muy bien repliqu, irnico. Pero no esperamos ningn incendio. A Petronio le irritaba que slo se le considerase un miembro de la brigada de

212

bomberos. Acompaado de Eliano y de la perra, me encamin por ltima vez a casa de los Laelios.

213

LII

Hoy el incienso huele a rancio, como tantas de las relaciones de los ocupantes de esta casa. Los albailes han vuelto, como atrados por arte de magia, porque segn comentarios habra problemas y ellos queran presenciarlos. Llevaban consigo al contratista de obras, esa figura mtica que, normalmente, no encarga a tiempo los materiales y con la que nunca puedes hablar porque siempre est en una obra ms importante. A fin de poder justificar el hecho de orlo y verlo todo, los obreros se afanaban en terminar la parte del atrio. Los dos tercios inferiores del recoleto recinto tenan forma de armario de cocina con dos puertas, que reciban ahora el abrillantado final. La parte superior representaba un templo, con columnas corintias profusamente talladas a cada lado. Alguien haba colocado ya los lares y los penates, unos pobres dioses de bronce que tendran mucho trabajo para traer buena fortuna en aquel miserable hogar. En las estanteras del armario inferior se guardaban lmparas, vasijas y una coleccin de objetos de culto: gorros de repuesto de la flaminia, vasos, jarras y cuencos para las ceremonias. A un lado, estaban los objetos que tenan que guardarse como reliquias de la fallecida flaminia: su bonete de color prpura y su cuchillo de sacrificar. Alc el cuchillo. Tena un mango grueso en forma de cabeza de guila y ese diseo especial, con una ancha y gruesa hoja de bronce, cuyos dos lados estaban ligeramente curvados, casi en forma de paleta de albail. No hay funda coment Eliano. De sobras saba yo a qu se refera. Se ha perdido terci uno de los trabajadores. Debi de ocurrir cuando se mudaron de casa. Hubo un buen escndalo cuando lo echaron en falta. Claro que aadi, disimulando sus pretensiones encontramos la cuchilla. Pero vosotros no tenais nada que ver con eso, verdad? Yo saba que no. Eliano cogi el cuchillo con sumo cuidado. Estaba muy afilado, como si an se usara a menudo. Uno pensara que degollar animales no es trabajo de mujeres. Enseguida te acostumbras a ello. Nos volvimos, sorprendidos, y vimos que Estatilia Laelia nos estaba mirando. Mi madre me lo contaba. Siempre bromeaba con que puedes distinguir a una sacerdotisa sacrifcadora en cualquier lugar porque ese tipo de mujeres desarrolla unos antebrazos muy fuertes. Siempre haba credo que las flaminias tienen un ayudante que les degella los animales dije. Las mujeres son mucho menos melindrosas de lo que crees, Falco replic Laelia con una sonrisa. Se volvi para marcharse pero se detuvo de repente. Por Juno! Qu es eso? Un perro? Nux mova la cola. Aqu no pueden entrar perros, Falco. He trado a la perra para buscar a Gaya otra vez. Quien tenga una objecin ritual que no aparezca aqu en todo el da. La perra se queda. Laelia se march corriendo, probablemente a quejarse a su marido o a su padre. Nux se sent en el atrio y se dedic a rascarse. Con cuidado, Eliano dej el cuchillo en su sitio. Alguien le ha hecho una buena limpieza, verdad, Falco? Realmente lo han encontrado en muy buen estado convino el albail. A diferencia de nosotros, no saba que, probablemente, lo que haban hecho era limpiar la sangre del asesinado Ventidio Silano.

214

Llevamos a Nux al dormitorio de la pequea Gaya. La dej husmear en el cuarto y luego le ense un zapato de la nia. Nux se tumb con la cabeza entre las patas como si esperase que se lo tirara. Esto no funcionar se burl mi nuevo ayudante. Tena mucho que aprender; para empezar, saber cundo tena que callar. Le di el zapato a la perra, y se avino a llevarlo en la boca mientras bajbamos hasta el jardn del peristilo. Los albailes trabajaban en la piscina pero, al verme, abandonaron felizmente su chapuza para observarme. Llev a la perra a la columnata. Eso le gust. Olisque todas las columnas con inters. La solt, dej caer el zapato y fue corriendo a husmear las bolsas en las que los trabajadores guardaban el almuerzo. La llam y regres de mala gana. Eres un desastre, Nux. Helena es mucho mejor sabueso que t. Me gustara haberla trado a ella y no a ti. Quieres un perro cazador autntico para este trabajo? pregunt Eliano en tono burln. Conoces a alguien que tenga uno? Conozco a mucha gente que lo tiene. Aqu en Roma? No, claro que no. La gente caza en el campo. Bien, entonces qudate callado hasta que tengas algo til que ofrecer. Mostr a Nux las ramas con las que Gaya haba jugado mientras simulaba limpiar el templo de las vestales. Asombrada, Nux las cogi con los dientes y luego las dej caer, a la espera de un juego distinto. Esa mocosa tena una fregona mejor que sa. Le hice yo una de verdad con pelo de caballo, como las que usan las vestales coment uno de los albailes. Dnde estaba? Dej que Eliano hablara con los trabajadores sobre el da en que desapareci Gaya, aunque era de suponer que, si hubieran tenido algo til que decir, lo habran dicho cuando se dio la voz de alarma. Dej a mi desastre de perra cazadora en el otro jardn. Sin la correa, aquel zarrapastroso matojo de pelos empez a correr, cavando el suelo, oliendo hojas y mirndome, para ver qu esperaba de ella. Todava tena el zapato de Gaya en la mano y se lo tir lo ms lejos que pude a los matorrales. Nux desapareci corriendo y yo me sent en un banco, a esperar que se aburriera. Aquel da no haba all ningn jardinero. Estaba yo completamente solo. A veces no tienes ni idea de cmo ests avanzando en la resolucin de un caso. Otras veces parece que est todo aclarado y, sin embargo, te invade la sensacin de que lo que parece simple no puede serlo tanto. Me pregunt continuamente qu me estaba pasando por alto en aquel caso. La historia tena vacos, unos vacos tan bien disfrazados que no los veas y mucho menos podas llenarlos. Saba que no iba por buen camino pero no saba por qu. Todava era temprano, pero haca mucho ms calor que cuando me sacaron de la crcel Mamertina. El azul del cielo se intensificaba gradualmente. Las abejas libaban en las pocas flores que quedaban. Un mirlo revoloteaba sobre unas macetas verticales, echando a un lado con desenfreno las hierbas que no quera. Aprovech uno de esos momentos en los que tendra que estar ocupado para descansar, con la esperanza de que mi espritu se revitalizara y se me ocurriera una brillante idea. De todas formas, qu otra cosa poda hacer? Todo el da anterior me lo haba pasado trabajando lo mejor que saba. De la casa sali una mujer. Era alguien a quien no haba visto nunca. Iba sola. Era

215

una mujer de mediana edad, alta y delgada, vestida de gris, con una tnica larga y una elegante estola. Vino directa a m y se sent en el banco. Llevaba un anillo de casada. T debes de ser Falco. No respond, pero la mir de soslayo con incomodidad, a la espera de refuerzos. La mujer tena un rostro sin maquillaje pero, probablemente, bien cuidado, que haca tiempo que haba dejado atrs la juventud. Su piel era todava firme y sus movimientos fciles. Sus ojos grises me miraron con aire de desafo y astucia. No le daban miedo los hombres. Eso sugera que nunca haba tenido miedo de nada, pero la valenta tambin es una forma de locura. Y, naturalmente, la mujer que mat a Ventidio Silano tena que haber sido valiente y estar loca a la vez.

216

LIII

Por extrao que parezca, la mujer estaba perfectamente cuerda. Me estudi de pies a cabeza con ojos lcidos y serenos visiblemente inteligentes. Las mujeres que han desempeado con xito cargos pblicos adquieren cierta majestuosidad. Estaba acostumbrada a tomar decisiones, a hablar en pblico y a oficiar ceremonias. Tal vez todo dependa del punto de partida. Tal vez, a nuestra manera, todos estemos locos. Pero muy pocos pueden degollar a otro ser humano fuera del campo de batalla y a sangre fra. S que anoche, Falco, corriste un gran riesgo a fin de poder hablar conmigo. Asent con la cabeza. Era, en definitiva, la ex vestal Terencia. Vaya informador! Nunca me encontraste, nunca lograste acercarte a m. No me disculp. Supongo que, en cambio, veras a la otra jovencita. Su comentario me confundi. Constanza, ya sabes a quin me refiero. S, la vi. Y qu te pareci? Una joven con mucho talento. Llegar lejos. O acabar mal! replic Terencia con desagrado. Una Postumia de nuestros das! Postumia? No conoces su historia? Fue juzgada por inmoral. Llevaba trajes demasiado elegantes y hablaba con demasiada libertad e ingenio. El pontfice mximo la absolvi de la acusacin de delito sexual, pero se le advirti que se comportara con ms decoro, que dejara de contar chistes y que vistiera de una manera menos llamativa. Me dejas pasmado. Eres un payaso, Falco. Esta maana ha venido a molestarme otro tipo gru Terencia. Ese hombre horrible llamado Ancrites. Lo has recibido? Por supuesto que no. Sal por la otra puerta y vine directamente hacia aqu. Yo no me trato con espas. Lo cual habr supuesto un buen golpe a su autoestima. Te seguir al fin del mundo. Probablemente. Pareca menos loca que mis tas, unas brujas pendencieras con tendencia a lanzar ollas calientes a la cabeza de la gente. De todas formas, y tal vez debido a lo de mis queridas tas, no me relaj. Puedo hablar contigo? pregunt con humildad. No soy un espa, solo el procurador de los gansos sagrados. Me llamo Terencia Paula, como bien sabes. Se deca que los lunticos crean ser Julio Csar, pens. En el caso de Terencia, sta daba rdenes como un autntico dictador. Y en cuanto a ti, despus de tu escapada a la casa de las vestales, te ser conveniente dimitir de tu cargo como cuidador de las aves. No, no. Defender mi puesto. Ha llegado a gustarme. Vespasiano sacrificar tu prebenda en la prxima tanda de recortes presupuestarios. Estoy de acuerdo, es una posibilidad. Yo misma se lo sugerir dijo Terencia con toda la majestuosidad de una ex

217

vestal. Bueno, eso me ahorrara tener que dimitir. Empezaba a alegrarme que la hija de Maya no fuera a hacerse sacerdotisa de Vesta. No sera nada agradable que, al cabo de treinta aos, Cloelia volviera a casa tan mandona y provocadora. Con mis recin inauguradas credenciales en peligro, decid ponerme duro. Si no es de mala educacin preguntarlo, podras decirme por qu te casaste con Ventidio? Es de mala educacin. Me cas con l porque me lo pidi. Era un hombre atractivo, corts, divertido, con muchsimo dinero. Haba sido, como estoy segura que sabes, el amante de mi hermana durante mucho tiempo. No te dio miedo enojar a tu hermana? Tengo que admitir que eso era realmente lo que pretenda. Intent disimular mi asombro. Entend por qu Julia Justa, la madre de Helena, una de las mujeres ms racional y socialmente discretas, haba hablado de Terencia con aversin no disimulada. La ex virgen no slo era rara sino que haca lo posible por ser desagradable. Mi hermana me restreg por las narices su conquista y se empe excesivamente en contarme sus detalles, sealando cmo contrastaban sus actividades de alcoba con mi casta vida. Olvid que mis treinta aos de votos terminaran un da. Estatilia Paula estaba enferma. Ella no estaba al corriente de que yo lo saba pero, cuando se anunci nuestro compromiso, advert que no iba a dejarla sin amante por mucho tiempo. Terencia hizo una pausa. Y, sin embargo, tena que haber sido ms largo de lo que fue. La enfermedad avanz muy deprisa? No, Falco. Se cort las venas en el bao. Mi hermana se suicid. Lo dijo en un tono muy prosaico. Se trataba de la sinceridad cruel de una mujer demente o era simplemente que, como una mujer extremadamente cuerda, no quera que yo metiera las narices en el asunto? En cualquier caso, significaba que otra crisis, otra tragedia, haba destrozado aquella terrible familia. Empec a comprender por qu el ex flamen hablaba como lo haca de la muerte de su esposa; habra muerto de todas maneras pero, deliberadamente, lo haba privado de su posicin antes de tiempo. Entonces prosigui Terencia en voz baja, me cas con Ventidio. No tena otra opcin. Por qu? No lo ves? Pens que podra controlarlo. Antes de ponerse enferma, mi hermana lo haba conseguido. No comprendo. Era un viejo amigo de la familia. El muy amigo to Tiberio, me han contado dije secamente. Terencia me lanz una mirada de odio. Sobreviv. Haba que vigilar estrechamente a Ventidio explic, de lo contrario se hubiera pasado todo el tiempo por ah. Galanteando? Exactamente. De sobras saba yo que Numentino no rompera con Ventidio a la muerte de Estatilia, despus de cmo haba tolerado hasta entonces el comportamiento de ese hombre. No quera ver que las chicas corran peligro. Qu estpido. No vea hasta qu punto era necesario que actuase. Necesario, por qu? Eso ya lo sabes. Porque Ventidio empez a sentirse sexualmente atrado por Cecilia? Por Cecilia y mucho ms por Laelia. Cecilia admite que tuvo que rechazar a Ventidio. Laelia niega que l la tocase

218

nunca. Entonces replic Terencia con energa, Laelia te ha mentido. Por recato, sin lugar a dudas murmur, pensando que una vestal aprobara aquella postura ma. Necesita mentir? Eso lo necesitamos todos! Por un momento, Terencia dio la impresin de cansancio. Entonces murmur dndole vueltas al asunto, t sabas que Ventidio iba por las otras dos? Puedo preguntarte quin te inform de ello? Laelia me confes que Cecilia se lo haba confiado. Comunicarlo le dio ms placer de lo normal. Antes de eso, yo ya le haba advertido a l que dejase en paz a Laelia. Ventidio ya llevaba mucho tiempo jugando con ella, que es muy inmadura y se lo tomaba en serio. Escauro, su hermano, lo descubri y me lo dijo al final. Ventidio disfrutaba pensando que tena el privilegio de acostarse con ms de una generacin. As consigui jugar con Laelia durante mucho tiempo? Me resulta difcil de creer. T juzgas mal a todo el mundo, Falco. Despus de machacarme para su satisfaccin, sigui con las explicaciones. Me temo que Laelia se lo permiti enseguida de muy buen grado. Siempre haba sido una mujer difcil, pero una vez lo supe, se acab. Qu quieres decir?, que Laelia era promiscua? No demasiado. Nunca tuvo muchas oportunidades. Los hijos de un flamen dialis crecen aislados. Comprendo que eso la converta en presa fcil para un omnipresente amigo de la familia. Por qu haba sido difcil? Por qu? Terencia pareca asombrada de que lo preguntase. Cmo quieres que lo sepa? Era as, eso es todo. Los nios nacen con rasgos inherentes de carcter, voluntariosos. Voluntarioso es la ltima palabra que habra usado para designar a la pastosa hija del ex flamen. Me record de nuevo que lo que estaba oyendo lo deca una supuesta demente. Su madre tena demasiado trabajo con mimar a Escauro para darse cuenta... a menos que Estatilia se sintiera impotente para tratar con Laelia. El chico y la chica formaban una pareja extraa y tortuosa, pasaban muchos ratos solos. A veces se golpeaban con verdadera violencia; otras, estaban extraamente quietos, con las cabezas juntas, como si conspirasen. Como eran los hijos de un flamen, supongo que se les mantena alejados de otros nios y, hasta cierto punto, de los adultos. S, algo que en mi opinin result fatal dijo Terencia en tono crptico. Nunca aprendieron la conducta normal? No. Desde muy pequeos aceptaron bien sus deberes religiosos, pero desarrollaron una autosuficiencia tan grande que eso no pudo hacerles ningn bien. Ahora parecen un tanto tmidos coment. Ambos tienen un temperamento incontrolable cuando se les contradice. Incuban odios, descargan el mal genio, carecen de tolerancia y de freno... Hay nios que no necesitan compaa para ser criaturas dulces. Mira a Gaya, tambin es una nia que se ha criado en soledad. Un poco mimada materialmente, no? suger. La culpa es de Laelia dijo Terencia en un tono cortante. No tiene sentido de la decencia. Siempre compra regalos sin decrselo a Cecilia y se los da a Gaya a escondidas. Y una vez le ha dado juguetes o vestidos, es muy difcil quitrselos de nuevo. As que Laelia quiere mucho a su sobrinita Gaya... De repente advert que, all, la verdadera ta era Laelia y que Terencia era la ta abuela. Es un amor consistente o

219

puede perjudicar a la nia? El amor de Laelia es una emocin voltil coment Terencia. Pero estaba loca. Cmo poda valorar las emociones? Amenazara a Gaya con la misma facilidad con que la mima? Terencia hizo un pequeo gesto de asentimiento como felicitndome porque, finalmente, haba descubierto la verdad. Hicimos por Laelia todo lo que pudimos. Cuando tuvo edad para casarse, suger a Ariminio... un cambio total, sangre nueva. A l le halag mucho que le pidieran unirse a una familia de tan alta posicin. Y, todo hay que decirlo, es muy bueno con Laelia. Yo haba entrevistado a Ariminio y a su esposa, por decisin conjunta, o slo de l? Lo ms probable era que intentase protegerse de indiscreciones por parte de la mujer. Desde luego, no haba recibido ninguna insinuacin respecto a que Laelia le hubiese seguido deliberadamente el juego al to Tiberio. Parece que forman un buen matrimonio intervine, en defensa del pomonalis y su mujer, sin revelar que saba que l quera separarse. Te engaan con tanta facilidad! se burl Terencia. Para ser un hombre con un sello de aprobacin por parte de un emperador ms eficiente de lo que suele ser habitual, esperaba algo mejor. Ariminio ha llegado a su lmite. Ya no aguanta ms. Ha solicitado el divorcio. S, eso encajaba con sus comentarios de la tarde anterior mientras buscbamos a Gaya. Me dijo que anhelaba la libertad. En realidad me haba hablado de desercin. Eso encajaba con el hecho de que su mujer diera la sensacin de ser una mujer inestable. Tan inestable era Laelia?. Yo pensaba que el matrimonio de un flamen es para toda la vida. Quieres decir que tendr que renunciar a su puesto en el colegio sacerdotal? Exacto. Precisamente por eso he intentado arreglar la cuestin de la custodia formal. Si hay divorcio, Laelia volver a su familia natural. Numentino se est volviendo viejo y no se puede confiar en l indefinidamente. Escauro me asegur que t queras que fuese tu tutor! Yo? Me mir fijamente. Por qu iba a necesitar yo eso? En serio? Ese chico es imbcil. Yo pensaba que lo apreciabas mucho, Terencia Paula. Apreciarlo? Aprecio no es la palabra. Esos dos nios se criaron ignorantes y necesitados de control. Escauro es un estpido y yo intento protegerlo de la vergenza pblica. se era el tipo de locura que yo comprenda: una mujer que haba sido declarada furiosa convencindose a s misma e intentando convencerme a m de que sus protectores necesitaban proteccin. S, haba llegado el momento de que me replanteara el esquema de todo aquel problema. Terencia Paula, aqu el nico que ha dado muestras de cierta iniciativa ha sido tu sobrino, al negarse a que lo dominen las tradiciones familiares; al irse de casa, quiero decir. Tonteras. Impaciente, su encantadora ta se golpe la mano con el puo. Tienes la evidencia delante de tus narices, Falco. Qu te habr contado del asunto de la custodia! Por qu tena que contarte algo tan estpido? Lo nico que se le deba ocurrir es decir la verdad: que haba venido a Roma por negocios legales. Saba que todo el asunto tena que ser confidencial y, cuando se encontr contigo, su padre y yo decidimos que era incapaz de hacerse cargo de su hermana. Tambin se le explic muy claro que no se le ocurriese abrir la boca. Pero, en lugar de eso, organiza una

220

complicada fantasa y est a punto de hacer que te la creas... Quieres decir que Escauro es un poco corto? Corto? Mi pobre sobrino s que necesita un tutor. Cuando le habl de su hermana, me di cuenta de que no haba nada que hacer y lo largu de casa. Nos deja sin solucin, pero con la esperanza puesta en Ariminio. Me qued pensativo unos instantes. Por qu no ayudar a Ariminio a divorciarse con una gran pensin, si es posible, y pedirle que asuma la custodia de Laelia? Todava puede hacerlo. Y puede ser til en una crisis. Lo siento aad. Comprendo que esa pensin se pagara con tu dinero y tal vez no te guste drselo a Laelia. Mi idea dijo Terencia con deleite es utilizar el dinero de mi marido despus de heredar. El que caus todo esto fue Ventidio. Es l quien debe alguna compensacin a la familia. Su fortuna puede hacer feliz a Ariminio Mdulo y pagar el cuidado futuro de Laelia. Y qu pasa con Escauro? No ha llegado a flamen por su falta de inteligencia? Pues claro. En teora, poda optar a los puestos ms altos, pero nombrarlo habra sido catico. Incluso su padre lo admiti. Escauro no sera capaz de recordar uno solo de los rituales aunque hubiese hecho acopio de coraje para intentarlo. Cuando se casaron, Cecilia Paeta crey que podra ayudarlo en ese aspecto, pero enseguida perdi toda esperanza. Los rituales tienen que hacerse con suma precisin. Ah, la vieja religin! gru. Aplacar a los dioses con la repeticin absurda de palabras y ceremonias rituales sin sentido hasta que se dignen enviarnos buenas cosechas slo porque estn hartos de aguantar todos esos rezos y el olor de los pasteles de trigo quemado. Eres un blasfemo, Falco. S, lo soy. Estaba orgulloso de ello. Terencia decidi pasar por alto mi exabrupto. No s cmo el marido de mi sobrina y la mujer de mi sobrino han aguantado tanto. Ariminio cuidar de s mismo cuando est preparado para hacerlo. A fin de cuentas, tiene motivos suficientes para marcharse. Quise preguntarle qu quera decir, pero la mujer hablaba por los codos, acostumbrada a que no la interrumpieran. Hace tres aos, Cecilia sufri una depresin y tuvo que ser exonerada de la carga de su matrimonio, pero Numentino no quera afrontar el problema. Tuve que poner a Escauro en la granja para que no hiciera dao y una de mis sensatas chicas cuida de l. La seductora Meldina? Te equivocas de nuevo, Falco. Meldina est felizmente casada y tiene tres nios. Para convencerla de que haga esto tengo que acomodar tambin al marido y a la familia. Ah!, pero, perdona, y Numentino no desempea ningn papel en todo esto? T has asumido responsabilidades, pero el estricto ex flamen acepta que te ocupes de sus hijos por l? Lo contempla todo con apata, se queja y con eso ya tiene bastante. Para l sus hijos son una gran decepcin por lo que, en vez de intentar arreglar las cosas, se abstrae implorando a los dioses. Tiene una excusa: todas las horas de su tiempo las ocupaba con sus deberes para con Jpiter cuando era flamen dialis. Mi hermana no le iba a la zaga. En momentos de crisis lo que se dice serias, ambos se dedicaban a mascar hojas de laurel y entraban en trance hasta que otra persona se dignaba solucionar los problemas. Doy gracias a los dioses porque, como vestal, pude ejercer cierta autoridad sobre ellos. Todo lo que Terencia Paula estaba diciendo poda ser verdad... o ser una distorsin psictica de la verdad. Era realmente una entregada salvadora de aquel desastre de personas, o su constante interferencia fantica iba ms all de lo que poda creerse? Era

221

un lastre intolerable del que no podan librarse? Segu recordando que el maestro de los arvales haba dado a entender que aquella mujer se haba vuelto loca y haba descuartizado a su marido como si fuera un animal dispuesto para el sacrificio. Cuanto ms hablaba, en aquel tono airado aunque controlado, ms fcil resultaba creer que poda haber matado a su marido, si haba decidido que era necesario hacerlo. Y, en cambio, ms difcil resultaba imaginarla convirtiendo la muerte en una escena teatral realizada en pleno ataque de demencia. Seguro que Terencia habra querido que fuese algo rpido, limpio y pulcro. La intuicin me deca que ella habra hecho indetectable aquel crimen (o que, al menos, habra ocultado al autor). Aunque el asesino tuviera la inteligencia y el valor necesarios para sacar adelante su plan, quedaba Terencia Paula. Incluso si lo hubiera hecho y, con sus modales altivos, hubiese decidido reconocerlo, supongo que habra esperado junto al cuerpo y habra hecho una confesin rpida y sistemtica. La escena que haba descrito el maestro de los arvales, en la que una mujer enloquecida y baada en sangre era detenida y, acto seguido, obligada a confesar, no encajaba en absoluto en esta mujer. Como tampoco encajaba esta mujer fra con la que estaba hablando en la descripcin de una criatura pattica que requera los cuidados de otras por su estado de demencia. Y qu hay de Gaya? pregunt con muchsima delicadeza. Esa pequea es la estrella radiante de la familia. Gaya ha adquirido una inteligencia y una fuerza de carcter que no s de dnde la ha sacado. De mi familia, probablemente; de la parte de su madre incluso, tal vez. Pero t ests muy en contra de que siga tus pasos y se haga vestal, no es as? Tal vez sea hora de que por lo menos un miembro de la familia lleve una vida normal de adulto respondi Terencia. Por una vez, fue rpida en contestar. Me pareci que cualquier rplica estara fuera de lugar. Me gustara ver algunos cambios, Falco. Gaya ser aplicada, no importa qu papel decida emprender en la vida. Hizo una pausa y continu: Adems, como vestal, debo tener en consideracin la orden de las vrgenes. No puedo aprobar, conocindolo, el modo de seleccionarla. Las posibilidades de un escndalo son demasiado grandes. Es una mala eleccin para Vesta y la carga sera intolerable para la propia Gaya si llegara a conocimiento pblico un asesinato tan espantoso. El sorteo ya debe de estar celebrndose ahora mismo dije. Gaya no participar. Si alguien la ha escondido para evitar que la elijan, ya la puede liberar seguro de haberlo conseguido. No lo ha hecho nadie. Y tampoco le han hecho dao deliberadamente. Tampoco me asegur Terencia. Me gustara preguntar a Gaya qu opina de todo esto. Una vez conocido el peligro, yo estaba en posicin de protegerla. Protegerla? De quin? Primero hay que encontrarla. sa, si me permites recordrtelo, Falco, es tu principal responsabilidad. Decid arriesgarme y apunt: Segn mi sobrina, Gaya Laelia tiene una ta loca que ha amenazado con matarla. Terencia no movi un solo msculo. Si poda, seguira manteniendo el encubrimiento hasta el final. Volv a probar: Gaya me cont, y lo mismo le confirm a Constanza, la vestal, que alguien de su familia deseaba verla muerta. Perdname continu, sin alzar la voz, pero tengo que tomarme esto en serio, sobre todo si tiene un pariente que ha sido asesinado recientemente. Podra considerarse que el asesino ha golpeado dos veces. Tampoco esta vez hubo reaccin. Terencia, el maestro de la hermandad de los arvales me

222

inclin a creer que Ventidio Silano muri a manos de su esposa. Est chiflado. Terencia Paula alz la vista al cielo con la cabeza echada para atrs. Luego se inclin hacia delante, con el rostro entre ambas manos, y se frot los ojos. Eran aquellos los ojos de una mujer desquiciada? O sencillamente los de una persona que se siente abrumada ante la exhibicin de incompetencia masculina? Refunfu para s con un ruido grave, desesperado, que surga de lo ms profundo de la garganta, pero me sent extraamente sereno. Si el maestro tiene razn, hay que ver lo valiente que eres apunt ella con sarcasmo al cabo de un momento. Estar aqu sentado, a solas conmigo... Yo no he matado a Ventidio ni a Gaya. Quiero muchsimo a esa nia y ella lo sabe. No soy ms que la hermana de su abuela que, terca y benevolente, siempre ha intentado ayudarla. Observ detenidamente a la mujer. Deba de estar bajo una gran tensin. Las preguntas que le estaba haciendo pondran tenso a cualquiera, incluso al inocente. Especialmente a l. Terencia saba que no poda acusarme sin ms de ser un informador impertinente. Si aceptaba la insinuacin del maestro, la mujer estaba acusada de un crimen terrible. Si Terencia Paula era una persona que se desmoronaba y actuaba alocadamente, ste era el momento de demostrarlo. Me mir a su vez con arrogancia, ardiendo en ira y con gran irona femenina. No le faltaban ganas de enfurecerse conmigo; golpearme incluso, probablemente. Pero no se inmut lo ms mnimo. No fui yo dijo. No fui yo quien mat a mi marido. Cuando fue capturada, toda manchada de sangre, la autora del crimen le asegur al maestro que ella era la esposa del muerto y, en esta ocasin, el maestro la crey. Los hombres no son nada observadores y resulta fcil sugestionarlos. Adems, si sabes algo de matrimonio, lo que la mujer deca pareca rotundamente factible. Ms tarde, por supuesto, fingir que lo haba matado una esposa pareci un buen medio de disuadiros, a ti y al Camilo, de seguir husmeando. Sin embargo, ella no era ms que una antigua vctima de Ventidio, al que haba dejado, ante mi insistencia, y que se pona furiosa cuando se senta rechazada. Entonces, no fuiste t? le confirm con un hilo de voz. No, no fui yo. Nunca podra hacer algo as. Naturalmente, todos los asesinos arrinconados entre la espada y la pared recurren en ese argumento. Con gesto apenado, asent para demostrarle a Terencia que no habra modo de obligarme a proteger al verdadero asesino. No, mientras hubiera la menor duda sobre el destino de la pequea Gaya. Entonces sucedieron dos cosas. Mi perra se acerc a m. De pronto, Nux apareci a toda carrera de entre los espesos matorrales, ladrando aunque sus gaidos quedaban sofocados por algo que traa en la boca. Me present el objeto y vi que se trataba de un pedazo de madera blanca sin vetas, un bastn nuevo al que se haban claveteado largos mechones de crin para convertirlo en una especie de enorme pincel. Y de la casa sali Eliano. Cuando vio a Terencia, puso expresin de sobresalto, pero lo que tena que decir era demasiado urgente como para posponerlo. Debes venir conmigo, Falco. Al instante, me puse de pie. Los vigiles acaban de llegar aqu con Escauro y todo el mundo est absolutamente fuera de s. Parece algo ms que una simple pelea. Si no hay modo de detenerlos, me temo que alguien resulte muerto. Cog en volandas a la perra y ech a correr.

223

LIV

El revuelo se estaba produciendo en el mismo atrium. Muy tradicional. El centro de una autntica casa romana. El hogar, el estanque (todava seco, en este caso) y los dioses familiares. Haba gente por todas partes. El primero al que reconoc fue a Ancrites, que intentaba en vano conducir a un grupo de esclavos y de albailes lejos del alboroto mientras ellos, por su parte, intentaban escabullirse no sin antes echar un vistazo. Eliano se uni al jefe de espas para enviar al grupo hacia un pasadizo. Ancrites! Qu ha sucedido? La locura. Los vigiles han trado al hijo... A Escauro? S. Yo acababa de llegar e intentaba que me permitieran ver a la ex vestal... Sus ojos se clavaron en Terencia unos segundos. El viejo se haba presentado para discutir conmigo. Cuando vio al hijo, al parecer detenido, fue como si ya lo esperase. Se ha puesto furioso. Se ha lanzado sobre Escauro con insultos, proclamando que su hijo slo tena que hacer lo que se le haba mandado y todo el asunto habra terminado sin embrollos. No s qu rdenes tena... Tena orden de guardar silencio! intervino Terencia. Despus, aadi muy irritada: Numentino podra haber hecho lo propio. Ancrites identific a la mujer nada ms verla. Podra decirse que adivinaba quin era y que segua considerndola la loca que haba matado a Ventidio. Lo not nervioso; yo ya no lo estaba. No tena tiempo de explicarme. En stas estbamos cuando sin ms ni ms se present una mujer me dijo. El hijo la trat a gritos, exigiendo que le dijera qu haba contado para que lo llevaran all de aquella manera. Ella se puso histrica... Falco... terci Terencia con tono vehemente. Es Laelia... S, entiendo. La mir fijamente. No necesitaba or ms. Dej a la perra en brazos de Ancrites. Si Nux lo morda, mejor. Me encamin al atrium a toda prisa. Terencia Paula me sigui pisndome los talones. All estaban todos. Numentino pareca haber sufrido un ataque de alguna consideracin. Cecilia Paeta estaba encorvada sobre el anciano e intentaba abanicarle el rostro con las manos. Ariminio yaca en el suelo, en medio de un charco de sangre, aunque no alcanc a ver dnde estaba herido. Segua vivo, aunque enroscado sobre s mismo y jadeante; necesitaba ayuda urgentemente. Un par de vigiles intentaban arrastrar a Escauro a lugar seguro mientras su hermana, Laelia, empuaba el cuchillo ritual de los sacrificios de la difunta flaminia. Laelia deba de haberlo cogido de la capilla y me maldije por haberlo dejado all. Atin, la cara de caballo, la niera de la pequea Gaya, hizo una demostracin de valenta para detener a Laelia; adems de las tareas de atender a la nia, Atin deba de compartir la tarea de cuidar y proteger a la demente. Aunque corra un grave riesgo ella misma, se mantuvo firme y plant cara a Laelia pese a que sta le responda con obscenidades y violencia. Cuando me acerqu, Laelia empez a golpear a la niera (por fortuna, con la mano libre y no con la que blanda el arma). Atin acab con nuevas contusiones, adems de las que ya tena cuando la interrogu, pero encaj el castigo con paciencia. Cada vez que sus movimientos la llevaban cerca de Escauro, Laelia le asestaba una pualada al azar. En lugar de retroceder, Escauro agitaba los brazos y llamaba su atencin a gritos. Estaba avivando la agitacin de la mujer. Casi pareca un acto deliberado.

224

Uno de los vigiles inmoviliz por ambos brazos a Escauro y lo habra forzado a retirarse, pero una feroz cuchillada de Laelia le hizo un profundo corte en el antebrazo y el hombre solt a Escauro, entre juramentos, derramando un chorro de sangre. Otro vigil corri a apoyar a su colega herido y lo apart del peligro. Cecilia Paeta vio en aquel momento lo que suceda. Con una exclamacin, que era un aullido, dej al viejo y corri hacia su marido, al tiempo que le gritaba a Escauro que se quedara quieto antes de que lo mataran. Sin hacer el menor caso, Escauro slo estaba concentrado en provocar a su hermana. sta tena un aspecto radiante y le lanzaba sonrisas exultantes, animndolo a arriesgarse y ponerse al alcance de las cuchilladas que poda asestarle con la espantosa arma de bronce. Cecilia apart a un lado a Atin; la pobre chica se derrumb pesadamente y, mientras me abra paso entre la multitud, le indiqu que se mantuviera a distancia. Cecilia se haba cogido a las ropas de Escauro e intentaba disuadirlo de que no se acercara a su hermana porque estaba chiflada. Con gran determinacin, su esposa, todava fiel, se colg de l y lo retuvo. Nadie ms pareca dispuesto a ayudar. Por todos los dioses, vaya lo! Yo siempre llevaba una daga en la bota. La mayor parte del tiempo no la necesitaba y en aquel momento no servira de gran cosa. Era el nico de los presentes que dispona de un arma de cualquier tipo salvo, posiblemente, Ancrites, y ste todava andaba mal de salud y no era de fiar en un tumulto. Aqulla era una familia de sacerdotes; para ellos, las espadas eran lo que los hroes antiguos colgaban en los lugares ms santos de los templos, bellamente adornadas con ramitas de laurel. Incluso los vigiles, como tropas civiles, iban desarmados. As pues, de m dependa. En aquel momento, Laelia estaba desvariando de verdad. Salvo los esfuerzos de Atin y de Cecilia, slo la mana incontrolable de su hermana haba salvado a Escauro de sufrir un dao irreparable. Nadie se atrevi a acercarse a ella, pero Laelia no dispona de ningn objetivo y apenas si tena un propsito. Unas vetas de espuma asomaban en la comisura de sus labios y en su rostro sofocado se dibujaba la mueca de una sonrisa bobalicona y simple. La mujer se balanceaba ya sobre un pie, ya sobre el otro, al tiempo que pasaba el cuchillo de una mano a otra. De momento no pareca que quisiera autolesionarse, pero me di cuenta de que poda ocurrrsele cuando ms distrados estuviramos. Por supuesto, yo soy un romano correcto. No me peleo con mujeres. Aquello significaba un problema. Tendra que desarmar a Laelia y luego, sin darle tiempo para nada, inmovilizarla. La loca asa el cuchillo con tal fuerza que tena los nudillos blancos. Cruc la sala a toda prisa, saltando sobre el estanque seco, en direccin al punto en el que los obreros haban dejado sus herramientas y materiales. Agarr un palo de madera sin pulir que probablemente utilizaban para montar los andamios. Al percibir una novedad en la situacin, Laelia empez a gritar. La gente gritaba tambin. Escauro dej de debatirse repentinamente y Cecilia lo solt. Escauro avanz con los brazos abiertos, como si quisiera abrazar a Laelia. sta, de pronto, se detuvo y permaneci inmvil. Cortarle la garganta no fue suficiente le dijo a Escauro. Su calma era an ms inquietante que la violencia anterior. Era como si hubiese estado explicando las razones de que hubiese cambiado de panadero. El resto de los presentes permaneci paralizado y horrorizado. Deberan haberse examinado las entraas para interpretar los augurios. Y el hgado debera haber sido ofrecido a los dioses. Empec a avanzar hacia ella. Entonces, fuiste t quien mat a to Tiberio? le pregunt en un intento por

225

distraerla. Por qu lo hiciste, Laelia? Ella se volvi hacia m. Porque dej de quererme. Ta Terencia lo hizo mantenerse a distancia. Y no debera haberlo hecho. Era yo quien tena el cuenco! exclam. Empez a cobrar sentido algo que hasta entonces no haba dejado de inquietarme. Me doy cuenta de lo difcil que tuvo que resultar le dije mientras buscaba el modo de acercarme ms a ella. Ventidio se revolvera en un intento de escapar, cay fuera de la tienda tras romper la lona, fue a dar con sus huesos en la hierba y... Y el resto resultara sumamente embarazoso... No dej de avanzar aunque poco a poco. Ya estaba cerca de ella. Ya lo sabes, no? me pregunt Laelia. No se parece en nada a sacrificar a un animal, verdad? En cualquier caso, el sacerdote tiene sus ayudantes. Tiberio yaca en el suelo y resultaba muy difcil ponerle el cuenco bajo la garganta... Era imposible que lo hiciera una persona sola. En el sacrificio ritual de Ventidio Silano, tenan que oficiar dos personas necesariamente. Cuando repar en ello, el descubrimiento deba de reflejarse en mi rostro. Mientras Laelia me observaba detenidamente, Escauro decidi saltar sobre ella. Mantente a distancia le advert con voz imperiosa. La mirada de Laelia pas velozmente de uno a otro; Escauro titube. Los observadores se haban quedado mudos de espanto y, al menos, estaban todos muy quietos, mirando. Djame a m este asunto. Laelia se volvi, me mir fijamente y declar con toda claridad: Yo no podra haberlo hecho. Nunca me han enseado a realizar el sacrificio ritual. En cambio, mi hermano s ha sido instruido en los deberes de un flamen, de modo que l s que sabe. Segn Escauro, cuanto ms afilado est el cuchillo, ms fcil resulta. Escauro lleg hasta ella antes que yo y la agarr por la mueca. Todo el mundo deca que aquel hombre era idiota y all me lo demostr. Haba agarrado la mueca ms prxima a l, y no la que sostena el arma. Laelia se dio la vuelta en redondo; el hecho de que la tuviera asida del otro brazo incluso le facilit el movimiento. Con la mano libre intent descargar una cuchillada en el cuello de Escauro. Ella tambin estaba desesperada. Le hizo sangre en el hombro, pero el hombre se apart de un salto y se puso a salvo. De pronto, tuve la oportunidad de pasar a la accin. A salvo del alcance del arma, descargu con todas mis fuerzas un golpe con el palo en la mano con la que Laelia empuaba el cuchillo. El arma salt de sus dedos y se desliz por el mosaico de la sala. Dio la impresin de que Laelia apenas se enteraba y lanz su mano libre como si quisiera rajarme el cuello con un pual intangible. En aquel momento, no era capaz de reconocernos; era evidente que su mente divagaba. Llegu hasta ella. Segua empuando el bastn como si pretendiera mantenerla a raya con l. Consegu extender un extremo ms all de Laelia en el instante en que Escauro se agachaba y recuperaba el cuchillo ritual de su madre. Yo estaba preparado para cualquier imprevisto. Alargu un brazo hasta Laelia y la apart de Escauro por la fuerza. Nadie ms pareca tener idea del peligro que corra la mujer. Y ella, menos que nadie; aquello era lo que haca an ms peligroso el trance del que ramos espectadores. De repente, entre sollozos incontenibles, Laelia me agarr el bastn y me dificult los movimientos. Mientras la obligaba a soltarse, alguien pas por detrs de m en una masa confusa y gris. Terencia Paula pas ante su sobrina demente en el momento en que Escauro, tan loco como ella, decida dar muerte a Laelia. T! exclam Terencia con absoluta exasperacin. Ya era suficientemente

226

malo pensar que lo haba matado tu ridcula hermana... pero t fuiste su cmplice! Ventidio era un animal respondi Escauro. Empuj a Laelia y la envi todo lo lejos de m que pude. Despus, me di la vuelta para proteger a Terencia. No fue necesario. La furiosa ex vestal solt a su sobrino un directo de derecha y enseguida o cmo le cruja la mandbula y cmo llevaba hacia atrs la cabeza. Escauro mir al techo bruscamente. Despus, se derrumb.

227

LV

Todo el mundo se lanz sobre las diferentes vctimas. Yo le murmur a Terencia, por lo bajo: Puedo preguntarte dnde has aprendido a lanzar esos derechazos? De alguno de los lictores de las vestales, mientras te preparabas para la vida de matrimonio con Ventidio? Es intuicin solt ella. Yo puedo encargarme de esto. T, Falco, ve a buscar a Gaya. La mujer se volvi hacia donde estaba Ancrites, todava quieto con mi perra en brazos. Nux, en un acto inslito en ella, segua mostrando inters por uno de sus trofeos. Sus dientes blancos mordan con fuerza el pequeo estropajo de cerdas de caballo. Sin duda, era la escoba que el artesano haba hecho para Gaya. Ancrites se sinti ridculo; dej a la perra en el suelo y el animal corri a sentarse delante de m, agitando el antihiginico mun de la cola contra el mosaico del suelo. Qu sucede, Nux? Me agach y cog el estropajo de entre sus dientes. Como era propio de Nux, se mantuvo agarrada al objeto un buen rato, sin querer soltarlo, entre felices gruidos y saltando tras l cuando lo hube recuperado a tirones. Entonces se puso a ladrar. Buena chica... Cuando la perra comprob que yo estaba dispuesto a advertir su presencia, empez a correr delante de m describiendo amplios crculos. Continu adelante. Nux sali a la carrera y desanduvo el camino que habamos hecho desde el jardn. Cada vez que llegaba a una esquina del pasadizo, se detena y ladraba. Era un ladrido spero, insistente y muy agudo con el que pretenda llamar mi atencin. Nada que se pareciera a sus insulsos gaidos habituales. Al salir tras los pasos de mi excitado animal, haba dejado atrs a todo el mundo. Nux avanz por el pasadizo y cruz un umbral tras otro sin dejar de olisquear. De vez en cuando se detena y miraba atrs para comprobar si an segua con ella. Buena chica! Busca, Nux. La perra sali al patio de la cocina y pas ante el asiento en el que haca muy poco haba estado hablando con Terencia. Cruz los surcos recin arados para la plantacin, pas bajo las prgolas saqueadas, se intern entre las zarzas y se li entre las enmaraadas enredaderas que cubran el alto muro de piedra. Se supona que el da anterior habamos buscado por todas partes, especialmente all. Esclavos con hoces haban desembarazado las enredaderas y yo mismo haba batido una zona de matorrales. Tambin le haba indicado a alguno de los siervos que se introdujera entre las zarzas a gatas para mirar bien. No era suficiente, me dije. Haba un punto en el que la pared del recinto formaba un ngulo que casi la dejaba fuera de la vista. ltimamente, los matorrales lo resguardaban, pero en otro tiempo haba tenido un propsito. Para ser justo, debo reconocer que el da anterior haba visto a una persona explorar la zona. Pero nunca resulta seguro confiar en los subordinados. En una emergencia comprometida, uno debe comprobar cuantas veces sean precisas personalmente palmo a palmo el terreno. No importa que los ayudantes se irriten porque da la impresin de que no se confa en ellos. No importa si uno termina exhausto. Nadie merece ms confianza que uno mismo; ni siquiera cuando, como en este caso, los colaboradores saben que est en riesgo la vida de una nia. Nux ya estaba volvindose loca. Haba llegado a un pequeo claro donde los muros de piedra haban desafiado a los matorrales invasores. All era donde Nux deba de

228

haber encontrado el estropajo. Decididamente, Gaya haba estado jugando all y, de algn modo, haba conseguido encender una fogata. Para ello tal vez haba pasado horas enteras frotando los palillos o, ms probablemente, haba cogido unas brasas del fuego donde ardan los rastrojos y desperdicios de los campos ms prximos a la casa. Las cenizas de su falso fuego vestal, fras a estas alturas, por supuesto, formaban un visible crculo. Eran muy diferentes de los grandes montones de csped recortado y rastrillado y, si alguien me las hubiera enseado el da anterior, habra seguido el rastro de la nia inmediatamente. Distingu una jarra de cocina, volcada de costado. Nux corri hasta ella, la olfate, sigui adelante a toda velocidad y se tumb con el morro entre las patas, entre frenticos gaidos. Bien hecho, Nux; ya voy... Imagin lo que haba sucedido. Unas manitas haban retirado una cortina de malas hierbas y haban dejado a la vista un viejo tramo de cuatro o cinco peldaos de piedra de escasa altura. Los helechos crecan en las grietas y un limo verde asomaba en los peldaos inferiores. Cualquiera que entendiera algo de fuentes se dara cuenta de que aquello haba sido en otro tiempo un manantial, aunque deba de quedar a una distancia poco conveniente de la casa. Incluso una chiquilla de seis aitos, si era despierta y capaz, identificara lo que haba descubierto; luego, como tena prohibido molestar al personal de las dependencias de la cocina, tal vez haba probado a llenar all su jarra. Los peldaos conducan al murete del brocal de un pozo. Al quedar fuera de uso, debieron de cubrirlo con tablones que, con el paso de los aos, haban empezado a descomponerse. As, cuando Gaya intent moverlos o caminar sobre ellos, algunos tablones cedieron y cayeron al fondo. Gaya deba de haber cado con ellos. Me arrodill en el borde, me asom demasiado y un brusco desprendimiento de piedras me asust; el borde estaba desmoronndose peligrosamente y en el fondo no distingu ms que la oscuridad. Llam a la nia. Silencio. Gaya se haba ahogado o se haba matado en la cada. Nux dio rienda suelta a una nueva serie de ladridos, mezclada con una terrible sarta de aullidos. Agarr a la perra, la retuve y not su respiracin, tan jadeante y acelerada como la ma bajo su clida caja torcica. Mi corazn estaba a punto de estallar. Gaya! volv a gritar, y el pozo me devolvi el eco de mi propia voz. Y entonces, desde la oscuridad impenetrable, me respondi un dbil gemido.

229

LVI

Todava estaba pensando en cmo conseguir ayuda cuando una voz pronunci mi nombre en las cercanas del pozo. Aulo! Por aqu..., deprisa! Mi nuevo socio quiz fuera un arisco y malcriado hijo de senador, pero saba seguir de cerca el trabajo ms urgente que tena entre manos. A solas entre la multitud que llenaba el atrium, se haba dignado seguirme. Lo o echar mil maldiciones mientras vena hacia m entre los matorrales, desgarrndose la tnica que vesta o hacindose rasguos en la piel con las espinas. Despacio le advert en voz baja. Luego me volv hacia el pozo y grit: Gaya! No te muevas! Ya estamos aqu. Eliano haba llegado a mi lado y se hizo cargo de la situacin rpidamente. Seal hacia abajo con el ndice en un gesto que vena a preguntar si era all donde estaba la pequea; despus hizo una mueca en silencio. Necesitamos ayuda dije con un gruido. Necesitamos a Petronio Longo. Slo los vigiles estn preparados para algo as. Quiero que vayas a buscarlo. Yo me quedar con la nia e intentar calmarla. Cuntale la situacin a Petronio... Me asom al hueco para examinarlo. Dile que el pozo parece profundo, que se oye a la nia como si estuviera muy abajo y que est viva, pero muy dbil. Supongo que lleva ah abajo ms de dos das. Habr que bajar a buscarla y este pozo parece la boca de un lobo. Ser muy difcil? dijo Eliano en una interpretacin escrupulosa de mis palabras. Sobre todo necesitamos cuerdas, pero tambin todo el equipo til que los vigiles puedan traer consigo. Y luces apunt l. S. Pero, sobre todo, necesitamos todo eso enseguida. Es cierto Eliano inici la retirada. Eliano, escucha: quiero que vayas personalmente. No dejes que te detengan en la puerta. No voy a ir por ah respondi. Aydame a subir y saltar el muro. De este modo alcanzar enseguida la calle directamente, sin que nadie me vea. Buena idea. Estamos muy cerca del cuartel de la TV cohorte. Empec a indicarle el camino mientras, con mi ayuda, se encaramaba sobre el elevado muro que cerraba la finca. No era ningn peso ligero; la prxima vez que escogiera un socio, me decidira por uno delgado con ms hambre que un maestro de escuela. Por Jpiter, Falco! A lo que parece, este trabajo tuyo consiste por completo en entrar y salir de sitios escalando muros... Tras algunos gruidos y quejas, Eliano salt. Le o caer pesadamente al otro lado y, al instante, capt sus pisadas cuando se alejaba. Desde luego, estaba en forma. Deba de hacer ejercicio en alguna parte, en algn gimnasio para ricos con una cuota de inscripcin muy elevada y con un instructor fsico que pareciera un dios griego embadurnado de aceite. Debera haber sabido que otra persona no se perdera en una crisis como aquella. El siguiente en aparecer fue Ancrites. Le ense el plano, le aconsej que no provocara el pnico y le ped que volviera adentro y trajera unas antorchas. Y unas cuerdas, claro. Si puedes encontrarlas. Pero no esperes gran cosa porque el flamen dialis tiene prohibida la visin de cualquier objeto que indique unin. Pero pide a los albailes que saquen todos los tablones de que dispongan que puedan utilizarse para soportes.

230

Ancrites fue a ocuparse del asunto. A veces se comportaba con sensatez. En un par de horas, quiz me encontrase una lmpara de aceite y un pedazo de cuerda. Me sent junto al pozo y Nux aguard a mi lado, impaciente; empec a hablar con voz tranquilizadora a la invisible Gaya. No respondas, encanto. Slo voy a hablarte para que sepas que estoy aqu. Ya han ido a buscar lo necesario para sacarte. Empec a preguntarme cmo lo haramos. Cuantas ms vueltas le daba a la situacin, ms difcil me pareca. O la voz de Petronio Longo al otro lado del muro instantes antes de que Ancrites volviera. Pareca haber transcurrido un siglo. Pronto los vigiles izaron unas escaleras. Ancrites les dirigi unos gritos y acudi a mi lado. Estbamos en el ltimo peldao, unos tres palmos por encima del nivel del suelo. El jefe de espas haba trado un par de antorchas, que prendi enseguida, y un cabo corto de cuerda sucia que los albailes haban utilizado para algn propsito sin inters. Sin reparar en nada, at una de las antorchas al extremo de la cuerda e intent bajarla por el pozo. Para ello tuve que ponerme de pie e inclinarme hacia delante sobre el hueco. Ancrites se qued tendido a mi lado, con la mirada en el lgamo de los escalones. El muro interior se encuentra en mal estado. Continuad anim a los vigiles. La luz parpadeante slo dej a la vista una pequea zona del pozo. Cuando la cuerda qued totalmente desenrollada, segua sin verse a Gaya. No hay buenas noticias me murmur Ancrites en voz baja. Volvi a incorporarse hasta quedar sentado all, donde permaneci sin moverse con la tnica manchada de barro, dispuesto para otro intento. Mi madre le echara una buena bronca cuando volviera a casa. De todos modos, Ancrites poda decir que haba estado fuera con el pcaro de su hijo. Petronio apareci detrs de m, casi en silencio. No salud a nadie, ni brome. Anduvo hasta el otro extremo y nos mir con aire de suficiencia. Luego emiti un silbido muy bajo, casi para s mismo. Por ltimo, se levant, permaneci quieto y valor la situacin. Algunos de sus hombres formaron tras l. Tambin apareci Eliano, que me pas ms cuerda, la cual at a su vez a la que llevaba sujeta la antorcha. Luego continu bajndola despacio, ante la mirada de los dems. Quieto ah orden Ancrites, tumbado en el suelo otra vez, boca abajo. Me detuve. Ancrites se acerc ms al pozo y se asom hasta donde le result posible. Petronio murmur una advertencia. Eliano se agach, dispuesto para agarrar por el cinto a Ancrites si ste resbalaba. Ancrites se movi, tendido sobre el brocal. Estpidamente, tal vez, alarg la mano y se sostuvo contra la pared del pozo. Veo algo. Solt un par de dedos de cuerda. Alto. Vas a darle... Psala por este lado indic Petronio. Tir de la cuerda ligeramente y me inclin para darle el extremo libre, mientras agarraba la parte tensa con la otra mano. Cuando Petronio la tuvo bien asida, solt poco a poco y con suavidad. Eh, espera! Se balancea de mala manera! A la derecha. Suelta un poco ms. S, ah est la nia. No se mueve. El entablado se ha encajado ah abajo y la pequea est colgada de l. Muy bien, Gaya, ya te vemos! Maldita sea! Demasiado tarde. La antorcha se ha apagado. Ancrites abandon su posicin, suspendido en el hueco, y lo ayudamos a retirarse. Se puso de pie, muy plido, nos mir y sacudi la cabeza. Es un milagro que quedara colgada ah... y que haya conseguido mantenerse donde est. Un movimiento en falso y todo eso hubiera cado an ms abajo. No se alcanza a ver el fondo del pozo... Petronio cobr vida:

231

Hemos de intentarlo, estamos? De hecho, no esper la respuesta. Iba a poner todo su empeo en el rescate, no importaba qu pensaran los dems. Bien, muchachos; ste es un trabajo de portadores y de apuntalamiento les dijo a sus hombres. Pondremos puntos de anclaje para las cuerdas y la boca del pozo tambin precisar que se refuerce. No pienso enviar a nadie ah abajo para ver cmo el hroe y la chica son barridos por las piedras y los restos que se desprenden del brocal. El tiempo que dediquemos a estabilizar la boca del pozo no ser tiempo perdido. El problema era un trabajo fsico, logstico, de equipo. Era natural que los vigiles se encargaran de todo. Ellos tenan experiencia en alcanzar lugares inaccesibles rpidamente. Intervenan cuando se derrumbaba un edificio o cuando haba un incendio. En una ocasin, yo trabaj en una mina, en Britania, pero slo estuve picando en la superficie. E incluso all, los expertos haban diseado e instalado los puntales del entibado en los filones. Desde el momento mismo en que Petronio apareci, se amontonaron all tambin diversos materiales. Sus hombres se pusieron manos a la obra sin aspavientos: planificaron cmo abordar el trabajo, fueron a buscar ms materiales fuera de la casa y mandaron a otros a buscar los restantes. Ancrites, que se haba nombrado a s mismo legado encargado de la iluminacin, dijo que se iba a buscar las codiciadas linternas. Aquello lo mantendra fuera durante un rato. Empec a medir la longitud de las cuerdas que haban trado los vigiles y a comprobar su fuerza. Eliano observ y, luego, me ayud. Una lona! exclam uno de los vigiles. Es ms rpido que el maderamen para forrar el brocal. Tenemos? pregunt Petronio, bastante serio, a mi entender. En las tiendas. Ser fcil conseguirla en tanto vamos colocando vigas en el brocal. Si no, limitaos a traer esteras de esparto resolvi Petronio. Siempre haba sido receptivo a las ideas de los otros y rpido en adaptarse. En cualquier caso, slo tenemos tiempo para cubrir los primeros palmos. De todos modos, no podemos arriesgarnos a tocar demasiado material suelto, no vaya a caer sobre la nia. De vez en cuando alguien llamaba la atencin y se haca el silencio. Uno de nosotros se colocaba sobre el pozo y diriga unas palabras de nimo a Gaya. La chiquilla haba dejado de responder. Cuando Ancrites volvi, o con l unas voces femeninas. Mala noticia. Se haba visto obligado a llevar con l a Cecilia Paeta, que exiga ver dnde estaba su hija. Con ella vena Terencia y la niera, Atin. Sin que fuera necesario dar rdenes, los vigiles que no participaban en la tarea inmediata de construir una plataforma apuntalada sobre el pozo se dispusieron en un discreto cordn de seguridad para mantener a distancia a las visitantes. Los vigiles estaban habituados a quitar de en medio a los mirones. Su respuesta poda ser brutal aunque, cuando lo requera la ocasin, podan proteger su punto de inters con un tacto sorprendente. Me acerqu a las mujeres. Est bien. Cecilia Paeta es muy sensata. Por una vez, el truco dio resultado. Cecilia, que haba dado muestras de creciente histeria, decidi apaciguarse. Escucha, te llevar cerca y podrs hablar con Gaya y decirle que mam est aqu. Procura aparentar tranquilidad e intenta animarla pero, sobre todo, que mantenga la calma. No debe agitarse, no vaya a moverse y... Cecilia recuper la compostura y asinti. Su esposo acababa de ser acusado de asesinato; su cuada, loca de atar, no tena remedio; estaba atrapada en casa de un suegro tirnico, e incluso Terencia, la otra fuerza de su existencia, era una engreda. Gaya Laelia era lo nico que la pobre mujer tena para consolarse. No poda culparla si

232

perda la calma y se echaba a llorar y a gemir, pero no poda arriesgarme a permitir que lo hiciera. La mantuve asida con fuerza. Los hombres hicieron una pausa, aunque estaba claro que no les agradaba que los detuvieran. Cecilia se qued donde yo le indiqu, un lugar desde el cual poda ver poco del pozo en realidad. Observ en ella un ligero temblor. Tal vez tena ms imaginacin de la que yo le haba supuesto. Pronunci el nombre de Gaya. Tras un dbil intento, volvi a probarlo con voz ms alta y ms firme. Estoy aqu mismo, cario. Estos hombres tan buenos te sacarn de ah muy pronto. Se oblig a mantener la voz firme aunque las lgrimas le corran por el rostro. Por fin quedaban borradas las exaltaciones de los derechos de nacimiento y las vocaciones religiosas. Por una vez, tenamos ante nosotros a una madre de carne y hueso que tema por la vida de su hijita de carne y hueso. Si, gracias a algn milagro, conseguamos rescatar con vida a la nia, las cosas podan ir mejor para las dos en el futuro. Uno de los hombres situados junto al brocal levant el brazo para llamar nuestra atencin. La he odo! Quieta, pequea! Ya llegamos. T qudate quieta! El hombre y sus colegas retomaron el trabajo de inmediato. Cecilia Paeta se volvi hacia m. Su mirada transmita que entenda lo escassimas que eran nuestras oportunidades de recuperar a Gaya sana y salva. Demasiado horrorizada como para pedir mi opinin, permaneci muda. Habra preferido verla gemir y retorcerse. La valenta silenciosa era difcil de encajar. La conduje de nuevo junto a Terencia. Id a casa. Esto llevar algn tiempo. Hemos de tener mucho cuidado, ya ves por qu. Te informaremos si sucede algo. No respondi Cecilia. Se cruz de brazos, se arrebuj bajo la estola y se qued plantada. Me quedar cerca de Gaya. Incluso Terencia se sorprendi ante tan inesperada determinacin. Me qued con ellas un momento. Todo anda bien en la casa, ahora? Mis sobrinos estn sedados y puestos bajo custodia me inform Terencia sin alzar la voz. Ariminio se ha vendado la herida y el doctor espera por si se vuelve a necesitar su intervencin. Y el anciano? No le ha dado un sncope? Como de costumbre, Laelio Numentino consigui recuperarse tan pronto como pas la crisis respondi Terencia con aspereza. Veo que lo tienes todo controlado... Pero t tendrs que hacer lo necesario aqu coment la ex vestal y seal el pozo con un gesto de cabeza, en un suave reconocimiento de que no era competente en todo. Dej a las mujeres y volv con mis colegas. Encima del brocal del pozo se haba instalado una plataforma improvisada. Desde all podamos trabajar seguros. No cedera. Las botas se agarraran a la madera. Se haba organizado un armazn de recias vigas que actuaran de soporte de las cuerdas. Y otros las llevaron y las tejieron a travs de los bordes de las esteras de esparto, ese spero vegetal que utilizaban los vigiles para apagar los fuegos. Tales esteras haban sido colgadas del revs dentro del pozo, donde los laterales eran ms inestables y donde iba a haber ms contratiempos una vez empezase la operacin de rescate. Not que los miembros de la IV cohorte entraban en creciente nmero. Aqul era el gran asunto del momento. Los hombres duros tienen corazones notablemente tiernos cuando andan por medio nios pequeos. Todos los vigiles recin llegados se

233

mantuvieron a distancia, silenciosos, con la paciencia de quienes entendan lo que estaban viendo y saban que el pronstico no era bueno. Se haba montado un armazn con correajes de cuerda. Petronio, que se haba mantenido aparte mientras sus expertos montaban el artilugio, tom el mando a partir de ese momento. l se encargara de supervisar el descenso. Yo saba que, de haber podido, habra bajado l mismo. Todos lo miramos. Soy demasiado grueso dijo. El comentario era una llamada a que se presentara algn voluntario. Hasta entonces, yo haba sido un observador silencioso, pero en esta ocasin di un paso adelante. Ir yo. Esto es asunto nuestro, Falco. Esto es asunto para un idiota respond. Para alguien duro, pero no demasiado voluminoso ni demasiado pesado. Te sientes capaz? S. Adems, tena cierta deuda con Gaya. Le di una palmadita en el brazo y aad: Pero me gustara saber que t te encargas de una de las cuerdas. Desde luego. Lucio Petronio me ofreci el arns, pero antes dijo: Hay algo en lo que tal vez no hayas pensado... No, no, ya s de qu se trata repliqu con un suspiro. El pozo es demasiado estrecho y, en cualquier caso, los tablones en los que se sostiene la nia bloquean el hueco. Es imposible que me descuelgue por debajo de ella. Para tener alguna posibilidad de cogerla cuando est suficientemente cerca, tengo que descender boca abajo. Muy perspicaz! Petronio empez a sujetar las cuerdas en torno a mis tobillos. Bien, Marco, viejo amigo, espero que lleves un taparrabos o ya puedes prepararte para or unas cuantas bromas obscenas, cuando te pongamos del revs sobre la boca del pozo. Dioses benditos! Enva a uno de tus hombres para que la ex vestal se aleje un poco ms. No he llevado taparrabos desde que cumpl un ao. Sujet la tnica entre las piernas lo mejor que pude y recog las puntas, metindolas bajo el cngulo. Pens en asegurarlas con alfileres pero no me sedujo gran cosa la idea de colocar un tosco imperdible en aquella zona tan sensible. Perfecto dijo Petronio muy tranquilo. Yo lo haba tratado con ese mismo estado de nimo en otras ocasiones; por fuera, daba la impresin de hacer caso omiso de la dificultad de la situacin, pero yo confiaba en l. He aqu el plan. Primero, bajamos el candil para que tengas luz mientras desciendes. No ser mucha, pero una antorcha lo ms probable es que te quemara. El aire puede estar enrarecido y es mejor que no aadamos ms humo. Creemos que tres cuerdas sern suficientes para sujetarte. La tercera ir fijada al arns y enrollada a tu cintura como recurso de emergencia. sta se mantendr floja. Todas las cuerdas estarn aseguradas. Tenemos un montn de hombres que tirarn de los extremos sueltos. Me sujet por ambos hombros y me mir fijamente: Estars seguro. Confa en m. No es eso lo que les dices a todas esas novias tuyas? Deja de jugar. Intentaremos no dejarte caer. Ser mejor as repliqu. Si lo hacis, tendrs que darle explicaciones a Helena... En ese caso, creo que saltar al maldito pozo de cabeza detrs de ti. Siempre tan buen camarada... Tendrs las manos libres, pero al principio djanos a nosotros el trabajo. Guarda

234

las fuerzas para cuando llegues hasta la nia. Para entonces la sangre se te agolpar en la cabeza. Limtate a agarrarla, da un grito para que lo sepamos y, luego, resiste y basta. Eliano se adelant y pidi ser uno de los que dirigieran el descenso de las cuerdas. Ancrites pidi conducir la otra. Bien, bien. Trata siempre bien a tus socios. Un da puedes encontrarte suspendido boca abajo sobre un agujero sin fondo, con tres de tus amistosos colegas sujetando las cuerdas y controlando tu destino.

235

LVII

Siempre he odiado los pozos. La parte peor era que primero tenan que situarte. Cabeza arriba habra podido introducirme en el agujero y bajar paulatinamente por l. Con la cabeza abajo, se supone que hay momentos en que se est colgado en el vaco. Si no hubiera coleccionado pesadillas suficientes a lo largo de los aos, sa habra sido la que me habra hecho gritar en mis sueos durante mucho tiempo. Hicieron lo que pudieron para meterme dentro sin problemas. Despus de empujarme ms all de las primeras vigas, cuando sent que me faltaban las manos que me ayudaban y mi peso tensaba las cuerdas que me ataban por los tobillos, lleg un momento tan difcil que me balance descontroladamente. Habra gritado de terror, pero estaba demasiado ocupado intentando no rozar la pared. O ruidos desesperados arriba y, por fin, recuperaron el control. Yo tena los brazos para protegerme el cuerpo y controlar los movimientos laterales. Intent separar los pies todo el tiempo, olvidando que cargaban el peso del cuerpo. As, el descenso era ms suave pero, si me soltaban inesperadamente, me causara terribles rasguos en las manos. Solt una maldicin para mis adentros. Para aquella parte del trabajo, habramos necesitado estibadores. Tal como iban las cosas, estaba a punto de descubrir cmo se siente un saco que, por descuido, se rompe y cae al muelle. Enderezaron la direccin. Di gracias a los dioses por ello. Iban cogiendo el tranquillo. Tal vez yo tambin estaba aprendiendo. Aprendiendo a confiar en ellos, aunque francamente, en esa posicin, uno nunca llega a confiar del todo. En adelante, el descenso se fue realizando despacio. Pese a la luz que me preceda en el descenso, el hueco estaba oscuro como boca de lobo. Me sent como una cabra atada, pero sin el apoyo de un poste fijo. Petronio tena razn. La sangre se me haba retirado de las piernas y los pies. Tena muchsimo calor, las orejas me silbaban, los ojos estaban sometidos a una mxima tensin, tena los brazos hinchados y notaba que las manos se me hacan enormes. Los regueros de sudor que corran por el pecho bajo la tnica me llegaban a la cara y me goteaban en los ojos. Mirar hacia abajo era difcil. Mantuve la cabeza erguida a excepcin de unos ocasionales intentos para ver si estaba cerca de la nia. Era como si las cuerdas se estiraran. Mejor no pensar en ello. Intent no pensar en nada. Estaba ya tan abajo que los de arriba no podan controlarme. Con frecuencia me rozaba contra los lados y utilic las manos lo mejor que pude, pero eso haca que se cayeran piedras al fondo. Las paredes del pozo eran hmedas y, en ocasiones, mis manos resbalaban en la pared resbaladiza. Si Gaya haca algn ruido, yo estaba demasiado ocupado para orlo. Dejaron de bajarme. Estaba atrapado. Fui presa del pnico a pesar de que all, colgado en el vaco, intent mantener la calma y estar quieto. Falco! Era Petronio. Si puedes gritar, di arriba o abajo. Su voz se oa apagada y, sin embargo, resonaba como un eco a mi alrededor. Mi ansiedad aument. Enseguida estara tan asustado que no podra hacer nada. Abajo! No ocurri nada. No me haban odo. Al cabo de unos instantes, soltaron ms cuerda. Gracias, chicos. Si hubiera gritado arriba, lo habran odo? De repente, me pareci or un gemido y por fin vi el dbil brillo de una luz. Supe que haban conseguido situar la lmpara frente a Gaya. Ech la cabeza hacia atrs y me golpe contra algo. Por todos los dioses! Las tablas!

236

Alargu la mano a ciegas y encontr algo. Lo agarr y era una tela. Tir de ella, not peso y me llev un golpe en el ojo, pero no la solt. O fuertes ruidos a mi alrededor. Haba cado exactamente contra las tablas, que se haban soltado y se desplomaban por el agujero. Por un momento, me pareci caer con ellas. Ms abajo, el hondo agujero estaba lleno de barro y de trozos de madera. Son un atronador ruido y cre escuchar un chapoteo. O unos dbiles gritos cuya procedencia no pude localizar y, como era de temer, se apag la luz. Todo qued en silencio y yo dej de girar sobre m mismo. Probablemente, Petronio y los dems debieron de intentar ayudarme para que me quedara quieto, pues sent que me tiraban de la pierna izquierda desde la cadera. El arns se me clavaba en los hombros y en la cintura con mucha fuerza, por lo que deban de estar utilizando la cuerda de seguridad. Yo sufra lo indecible pero, en esos instantes, tena el peso de una nia contra el pecho. Sus cabellos me haban rozado la mejilla. Me agarr deprisa a sus ropas, forzando las manos hacia dentro para estrecharla contra m al tiempo que separaba los codos para protegerla y que no se aplastara contra las accidentadas paredes del pozo. Arriba! Arriba! Si el descenso fue horrible, la subida fue an peor. Fueron los minutos ms largos que haya vivido nunca. Los chicos tuvieron que tirar con toda la fuerza posible y debieron de alzarme lo ms deprisa que se atrevan, pero a m me pareci interminable. No poda mantener el equilibrio y varias veces me golpe con las piedras de los lados. Parad! La nia se haba movido y se me escapaba. Mientras resbalaba, consegu agarrarla de nuevo pero estaba mucho ms abajo, sujeta a mi cuello, no a mi pecho. Me resultaba imposible moverla. En cualquier momento la perdera. No me atreva a agarrarla mejor por miedo a que se soltara de nuevo. La cog con fuerza y cuando me pas por delante de la cara su vestido, clav los dientes en l. Ya no poda gritar. Los dems decidieron tirar de m otra vez. O a Petronio que, desde arriba pero ya ms cerca, me daba nimos y me tranquilizaba aunque sus palabras sonaban tensas. Tal vez ya me vea, pero era como si quisiera calmar a la nia. Podra haber hecho lo mismo conmigo. Concentr mi atencin en su voz y esper la muerte o el rescate. Cualquier cosa era posible, cualquiera sera un alivio. Cuando unas manos me agarraron por los tobillos, di un salto tan grande que casi lo ech todo a rodar. De repente, me balance tan deprisa que habra perdido a Gaya de no ser porque los otros ya la haban cogido. Recuerdo que abr la boca y not que unas manos me agarraban por todo el cuerpo para que no cayera otra vez al pozo. Ya deba de estar a salvo porque o que Petronio murmuraba: Vaya luna llena ms hinchada! S, lo peor ya haba pasado. En aquellos instantes era m tnica lo que me torturaba ya que se haba soltado y haba dejado al descubierto mi cuerpo de cintura para abajo al tiempo que me sofocaba. Las bromas y los chistes gruesos surgieron enseguida. Y todo este lo para esto? Tengo que decir que muchas mujeres han sido muy fieles... Cuando uno pasa por un trago como ste, seguro que se encoge un poco. No me import. Me haban sacado. Aquellos hijos de puta que me insultaban eran fuertes y magnficos. Me desplom como un saco, me cogieron, me alzaron de lado y me depositaron cuidadosamente en el suelo. El aire me azot el rostro. El brillante sol de junio me ceg. Las cuerdas se aflojaron. El dolor se hizo ms intenso mientras la

237

sangre volva ms deprisa a sus canales habituales. O que Nux ladraba como una histrica. Debi de escapar de quien la sujetaba porque, al instante, una lengua caliente me lami la cara con pasin. Mir frenticamente a ambos lados y s, vislumbr a la nia. Estaba plida como la cera, llevaba la ropa sucia y tena los cabellos enmaraados. Los vigiles le daban masajes en los brazos y las piernas con vigor y luego la envolvieron en una manta. Uno de ellos la tom en brazos y sali corriendo hacia la casa. As que pensaban que estaba viva... Me haban tumbado de lado y alguien me daba un enrgico masaje en las espinillas y las pantorrillas. De repente, fui consciente de mi dolor. Tena tanto fro que, de cintura para abajo, haba perdido toda sensibilidad. Volva a tener libres los pies y estaban quitndome las botas para curarme los grandes moratones provocados por las cuerdas. Pude descansar y dej de tener miedo. Mientras recuperaba el aliento, mi cerebro dej de temer que fuese a estallar. Gaya... Est viva. La han llevado al mdico. Buen trabajo. Cerr los ojos y, paulatinamente, el mundo volvi a parecerme normal. Quieres algo, Falco? Paz. Mrito entre mis iguales. Moderacin de los dioses. El amor de una buena mujer, de una mujer en concreto, por cierto. Que los Azules machaquen a los Verdes y los manden al Hades. Un cochinillo asado con romero y piones y una jarra grande de vino tinto. Quera que uno u otro me dijeran que peda demasiado, pero tambin deban de estar destrozados. Estoy seguro de que podremos prepararte el cochinillo se ofreci Eliano tras un instante de silencio. Su voz son cansada y distante. Y traerte el vino dijo Petronio en tono interesado. Tambin podramos traerle a esa mujer terci Ancrites, ms amable de lo que en l era habitual. Suponiendo que quiera venir. Me tumb boca arriba y los mir a los tres. Estaban todos sentados en la hierba, a mi alrededor. Pese a sus bromas, se les vea exhaustos. Las manos con las que haban tirado de la cuerda estaban al rojo vivo, flcidas sobre sus rodillas. Tenan la cabeza hundida de cansancio. Sus rostros tenan el aspecto fatigado y consumido de los hombres que han estado demasiado cerca de la muerte de otro ser humano. Me devolvieron la mirada, incapaces de otra cosa. Gracias, socios dije con ternura. Me alegro de que no me dejarais ah abajo. No habra querido ser un peso en vuestras conciencias. De nada respondi uno de ellos, sonriendo. Ni siquiera recuerdo cul de los tres fue.

238

También podría gustarte