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Mi dulce Roni
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Libro electrónico200 páginas3 horas

Mi dulce Roni

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Información de este libro electrónico

Roni es una mujer muy especial que no lo ha tenido fácil en su vida. Nació en un cuerpo que no le pertenecía y esto la ha llevado por un camino lleno de piedras… Y de amor. 
En la universidad se enamoró perdidamente de Ewan, fueron pareja y se amaron como nadie. Nada parecía separarlos, hasta que la distancia truncó su idílica historia de amor. 
Ocho años más tarde Roni tiene treinta años, sigue siendo esa chica dulce, cariñosa y de eterna sonrísa que pese a todo tiende a ver lo mejor de la gente y espera volver a amar como una vez amó a Ewan, lo que no espera es que este reaparezca en su vida…y que tenga una futura mujer. ¿Podrá seguir adelante con su vida y enamorarse de nuevo teniendo a su gran amor tan cerca? 
¿Podrá Ewan olvidar lo mucho que quiso a su dulce Roni?
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 feb 2021
ISBN9788408237563
Mi dulce Roni
Autor

Moruena Estríngana

Moruena Estríngana nació el 5 de febrero de 1983. Desde pequeña ha contado con una gran imaginación, pero debido a su problema de dislexia no podía escribir bien a mano. Por eso solo escribía pequeñas poesías o frases en sus libretas mientras su mente no dejaba de viajar a otros mundos. Dio vida a esos mundos con dieciocho años, cuando su padre le dejó usar un ordenador por primera vez, y encontró en él un aliado para dar vida a todas esas novelas que estaban deseando ser tecleadas. Empezó a escribir su primera novela antes de haber acabado de leer un solo libro, ya que hasta los diecisiete años no supo que si antes le daba ansiedad leer era porque tenía un problema: la dislexia. De hecho, escribía porque cuando leía sus letras no sentía esa angustia y disfrutaba por primera vez de la lectura. Sus primeros libros salieron de su mente sin comprender siquiera cómo debían ser las novelas, ya que no fue hasta los veinte años cuando cogió un libro que deseaba leer y empezó a amar la lectura sin que su problema la apartara de ese mundo. Desde los dieciocho años no ha dejado de escribir. El 3 de abril de 2009 se publicó su primer libro en papel, El círculo perfecto, y desde entonces no ha dejado de luchar por sus sueños sin que sus inseguridades la detuvieran y demostrando que las personas imperfectas pueden llegar tan lejos como sueñen. Actualmente tiene más de cien textos publicados, ha sido número uno de iTunes, Amazon y Play Store en más de una ocasión y no deja de escribir libros que poco a poco verán la luz. Su libro Me enamoré mientras mentías fue nominado a Mejor Novela Romántica Juvenil en los premios DAMA 2014, y Por siempre tú a Mejor Novela Contemporánea en los premios DAMA 2015. Con esta obra obtuvo los premios Avenida 2015 a la Mejor Novela Romántica y a la Mejor Autora de Romántica. En web personal cuenta sus novedades y curiosidades, ya cuenta con más de un millón de visitas à http://www.moruenaestringana.com/ Sigue a la autora en redes: Facebook   https://www.facebook.com/MoruenaEstringana.Escritora X  https://X.com/moruenae?lang=es Instagram  https://www.instagram.com/moruenae/?hl=es

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    Mi dulce Roni - Moruena Estríngana

    9788408237563_epub_cover.jpg

    Índice

    Portada

    Portadilla

    Dedicatoria

    Prólogo

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

    Capítulo 24

    Capítulo 25

    Capítulo 26

    Capítulo 27

    Capítulo 28

    Capítulo 29

    Epílogo

    Agradecimientos

    Biografía

    Créditos

    Ediciones Click

    Gracias por adquirir este eBook

    Visita Planetadelibros.com y descubre una

    nueva forma de disfrutar de la lectura

    Mi dulce Roni

    Moruena Estríngana

    Para todas las personas que luchan por ser uno mismo incluso a contracorriente.

    Prólogo

    Roni tardó en comprender por qué era diferente, por qué le gustaban cosas que no estaban marcadas para el cuerpo con el que cargaba desde que nació.

    Entender cómo era y aceptarlo no fue un proceso fácil.

    Enfrentarse a un mundo que no entiende que el alma nace sin sexo, tampoco.

    Una vida justificando sus acciones y una vida demostrando que era igual al resto.

    Un camino lleno de aprendizaje y de descubrimiento, sobre todo hacia ella misma, porque hacía años descubrió que en esta vida solo se hiere a quien se deja.

    Ella era una mujer. Una mujer lista, perfecta, única y maravillosa como todas las demás; y no pensaba dejar que nadie la hiciera sentirse de menos solo por no comprenderla.

    En esta vida de lucha encontró al amor de su vida: Ewan.

    Desde que Roni y Ewan se miraron, algo cambió entre los dos. Dos almas destinadas a ser una contra todo y todos. Hasta que un día la distancia los separó para que, desde ese momento, cada uno viviera su historia sin el otro…

    O no…

    Capítulo 1

    Roni

    Me miro al espejo mientras me preparo para un nuevo día de trabajo tras unas vacaciones de verano.

    Me dejo el pelo cobrizo suelto y me maquillo lo justo para realzar mis rasgos sin ir demasiado maquillada. Una vez lista, recojo mis cosas y me marcho para trabajar al colegio donde doy clases desde hace varios años; desde que acepté hacer las prácticas aquí y eso me separó del gran amor de mi vida, Ewan.

    Pensar en él siempre me crea tristeza.

    Fue el primer chico que me miró a mí y nada más. Me quería por lo que era yo como persona, sin importar que tuviera la desgracia de haber nacido en un cuerpo equivocado.

    Cuando era niño tenía rasgos afeminados, que hacían que la gente, de bebé, siempre me confundiera con una niña; cuando crecí, mi ropa dejaba claro que era un niño, pero mi cara había adoptado los rasgos femeninos de mi padre y mi madre. Pero, aunque todo en ti diga que eres una niña y tu forma de ser también, la gente pone el grito en el cielo cuando das el paso de decir lo que sientes, de comprender años y años de sentirte mal y no entender bien la razón, de sentirte un bicho raro incomprendido.

    Entonces llega el momento en que te sientes libre y la gente quiere con sus comentarios meterte una y otra vez en la jaula de los incomprendidos. Nunca he odiado tanto los adjetivos como en ese tiempo. La gente no me miraba a mí. Yo era la transexual, y punto. Daba igual si era simpática, dulce, cariñosa o amiga de mis amigos hasta la muerte… Para la gran mayoría era solo eso.

    Eso provocó que estudiara en una universidad lejos de todos esos prejuicios, y fue agradable sentirme libre. Ser solo yo. Enamorarme…

    Ewan me quiso sin saber que escondía un secreto. Uno que me separó de él por miedo a que me mirara como tantos novios antes y lo dejé. Cuando la verdad se supo, Ewan no me miró de manera diferente; me seguía queriendo, pero sintió que al dejarlo sin más, al juzgarlo como a los demás, le estaba haciendo pagar los platos rotos del resto.

    Al final el amor nos unió de nuevo y tuve a su lado una historia de película.

    Hasta que nuestra graduación nos separó.

    A Ewan le hicieron una buena oferta de trabajo al otro lado del mundo. A mí una aquí, donde vivo ahora.

    Planteamos la relación a distancia. Lo intentamos…, pero nos echábamos tanto de menos que era horrible vivir separados.

    Al final decidimos dejarlo antes de que la distancia estropeara lo bonito de nuestra historia y más cuando a Ewan le ofrecieron pasar directamente a plantilla. Volver quedó descartado y yo no quería estar muy lejos de mi familia y mis amigos.

    Dejarlo fue lo más duro que he hecho en mi vida.

    Nuestra última noche juntos estuvo marcada por las lágrimas y cientos de besos donde sabíamos que pronto llegaría el último.

    En la despedida solo me pidió una cosa:

    —Nunca te conformes. Tú puedes conseguirlo todo en la vida. Sobre todo otro gran amor —cuando dijo esas palabras se le rompió la voz.

    Nos besamos de nuevo y ese beso con sabor a despedida me partió el corazón.

    Se marchó y, mientras lo veía alejarse, tuve claro que si volvía a estar con alguien sería por amor. Ya sabía lo que era ser amada y no pensaba conformarme con menos.

    No he visto a Ewan desde hace ocho años y, como tenemos amigos en común, les pedí que no me contaran nada de él. Por eso no sé qué es de su vida, pero espero que sea feliz.

    Desde entonces lo he intentado con un par de chicos.

    A uno de ellos lo conocí en un certamen de belleza al que me animaron a apuntarme.

    Lo hice por probar algo nuevo. Los encargados del certamen sabían de mi nacimiento y no lo vieron impedimento. Uno de los que lo organizaban se interesó mucho por mí sin importarle mi condición.

    Gané el concurso de belleza y casi no me lo pude creer; y empecé a salir con ese miembro de la organización. Pero al poco tuve que dejarlo, porque sentí que no era amor.

    También dejé los concursos y el modelaje. No eran para mí, aunque de esa experiencia me llevé muy buenos amigos y entre ellos mi ex, Chase, con el que sigo quedando de vez en cuando.

    Me centré en mi trabajo en el colegio y doy lo mejor de mí en mis clases.

    Hace poco cumplí treinta años y, la verdad, siempre pensé que cuando llegara a esta edad estaría sola. Tal vez no tenga una familia propia, pero la vida me ha regalado cientos de buenos amigos a los que quiero y, lo más importante, he llegado a esta edad sin tener que sentir que debo pedir perdón al mundo por nacer en un cuerpo equivocado.

    Desde hace tiempo ya solo pido perdón por mis acciones. Algo que desgraciadamente no siempre ha sido así.

    Vivía en un pueblo con mi hermana Holly y mi madre. Mi madre, en esa época, estaba perdida. Se daba a la bebida y a las drogas, y yo pensaba que en realidad no me quería, que no me entendía.

    Holly siempre fue más una madre para mí y por eso, cuando un idiota trató de hacerle daño, salí a buscar ayuda con lo que llevaba puesto, que era ropa de mujer. Al salir a la calle encontré ayuda y también que todo el mundo supiera mi verdad: que era una niña atrapada en un cuerpo que no era el mío.

    Desde ese día decidí no esconderme más.

    Mi madre se empezó a tratar y mi amiga Nora nunca me dejó sola; es como una hermana para mí. Ella y Holly siempre estuvieron a mi lado.

    Me tocó lidiar con los odiosos adjetivos y las malas caras. Costaba avanzar en un lugar donde no eran capaces de mirarme a mí sin más.

    Lo pasé mal. Fue horrible. La ansiedad, el miedo a sentirme culpable por algo que no era mi culpa… La pregunta de por qué a mí me pasa esto. El no saber qué hacer para convencer a la gente de que yo era perfecta.

    No deseo a nadie algo así. El vivir cada día sabiendo que alguien tratará de matar tu espíritu, con la ansiedad por las burlas y el miedo a que un día no fueran solo palabras y alguien acabara pegándome, como más de una vez amenazaban.

    Es horrible vivir con miedo.

    Las operaciones no fueron fáciles. La del pecho se me infectó y me tocó pasar varias veces por el quirófano. He tenido que recibir tratamientos para que mi cuerpo siga siendo el de una mujer.

    Una realidad que cuesta, pero lo peor siempre han sido las críticas.

    En la universidad, cuando todo se supo, me di cuenta de lo fuerte que era y que ya estaba cansada de pedir perdón.

    Soy preciosa, soy libre, soy mujer y quien no lo sepa ver, es quien tiene el problema. Yo no. No hago daño a nadie.

    Al fin estaba a gusto con mi cuerpo, conmigo, y empecé a crecer como persona. La oscuridad se iba alejando y los adjetivos dejaban de afectarme.

    En mi trabajo nadie lo sabe salvo el director. Hace tiempo que me cansé de dar explicaciones. De tener que explicar a todos mi pasado, porque este es mío y no tengo por qué contarlo a menos que sea mi pareja, a la que se lo confesaría antes de enamorarme de él y así descubriría si tiene prejuicios.

    Nada más.

    El cartelito me lo quité hace tiempo. Ahora solo soy Roni y punto.

    Y me toca correr si no quiero llegar tarde al trabajo.

    Capítulo 2

    Roni

    Entro en la cafetería del colegio y saludo al amable camarero antes de pedirle un café recién hecho con tostadas. Le salen deliciosas.

    Me las sirve y las disfruto. ¡Qué placer!

    —Ya estás comiendo —me dice Ada, que es también profesora de Infantil y una de mis buenas amigas.

    Me da un abrazo antes de sentarse a mi lado.

    —Ya sabes que me pierden estas tostadas.

    —Lo sé y por eso vine a buscarte aquí. ¿Lista para un nuevo año lectivo?

    —Sí, claro. Este año mis pequeños son más mayores.

    Empiezo con los niños en el primer curso, cuando tienen entre tres y cuatro años. Les doy clase hasta que se van a Primaria y luego paso a otro grupo. Siempre me cuesta decirles adiós. Aunque sé que solo se van al edificio de al lado, me da pena no ser parte de su vida cada día.

    —Te irá bien. Yo comienzo con un grupo nuevo de pequeños y tengo muchas ganas de conocerlos a todos.

    Nuestra jornada empieza antes de que lleguen los niños. Preparamos todo y así, cuando comience el curso, estará lista toda la programación. En unos días tengo una reunión con los padres para explicarles lo que daremos este año.

    —Por cierto —me dice tras quitarme un trozo de tostada y comérsela—, el director tuvo un amago de infarto este verano y, como le han recomendado calma, ha decidido ceder el puesto a su hija, que, como ya sabes, era jefa de estudios en otro colegio.

    —Esa es la que decía que se parecía a mí, ¿no?

    —Sí, pero es menos guapa que tú. En serio, ya quisiera tus curvas. —Se señala su pecho plano.

    —Sabes que son operadas. En mi caso era plana. Tú estás preciosa. —No sabe nada más de mí, pero sí que pasé por el quirófano para ponerme pecho—. Si puedes, evita pasar por el quirófano.

    Es algo que no recomiendo a nadie. Si sale bien, genial, pero en mi caso no fue así. Sufrí infecciones por el rechazo de los implantes mamarios. Los dolores eran horribles, y todo cuando tenía solo dieciséis años. Me operé con el consentimiento y apoyo de mi madre tras pasar por psicólogos y personas especializadas que me ayudaron en todo el proceso para saber si de verdad mi cuerpo no estaba acorde con lo que yo sentía. Pasas por un tratamiento hormonal, que es ya de por vida, para tener algo de pecho y sobre ello empezar con las operaciones. Es un proceso largo durante el cual tienes que tener mucho apoyo para poder superarlo. Yo he tenido la suerte de no estar sola nunca y de contar con personas que me han guiado y entendido sin querer obligarme a pensar algo diferente una vez di el paso de reconocer cómo me sentía en verdad y de entender por qué me sentía diferente.

    Al principio odiaba mi nuevo pecho debido a los dolores, pero luego lo vi como una guerra ganada más.

    Al igual que la otra operación que necesitaba para ser una mujer en todos los sentidos, tras la cual hay que pasar por un proceso de adaptación.

    Hay muchas lágrimas tras mi cambio y muchos momentos en los que el dolor me impedía recordar cuál era mi fin. No ha sido un camino fácil y entiendo

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